UBRARY OF PRINCETON
SEP 2 7 2004
THEOLOGICAL SEMINARY
PER BX1472.A1 B68
Boletnm eclesiástico.
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in 2015
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BOLETIN ECLESIASTICO
ORGANO INFORMATIVO DE LA ARQUIDIOCESIS DE QUITO
AÑO XCIX OCT., NOV. Y DICIEMBRE DE 1992 • Nos. 10, 11 y 12
I
Imagen de la Sma. Virgen María que se venera en el Templo de la
recientemente eregida Parroquia Eclesiástica de San José de Ayora.
BOLETIN ECLESIASTICO
ORGANO INFORMATIVO DE LA ARQUIDIOCESIS DE QUITO
AÑO XCIX OCT., NOV. Y DICIEMBRE DE 1992 • Nos. 10, 11 y 12
EDITORIAL Pág.
• Medio Milenio de la Evangelización de Amóica 423
DOCUMENTOS DE LA SANTA SEDE
• De la Desesperación a la Esperanza
(Familia y Toxicodependencia) 429
- L El Fenómeno de la Toxicodependencia 431
- n. Tarea Específica de la Iglesia 436
- ni. Presencia Evangelizadora de la Iglesia 441
• Mensajes del Santo Padre JUAN PABLO II,
en su tercCTa visita a la República Dominicana 450
• Apertura de la IV Conferencia General
Episcopal Latinoamericana 456
- L Jesucristo ayer, hoy y siempre 457
- n. Nueva Evangelización 460
- ni. Promoción Humana 465
- r/. Cultura Cristiana 470
DIRECTOR: - V. Una Nueva era bajo el Signo de la Esperanza 473
Rvmo. Sr. * &icuentro con una representación de indígenas. 478
Héctor Soria S. ' ^^^'¡^ a los indígenas 479
Telf • 2 1 0 703 ' Encuentro con una representación de afroamericanos 484
Apañado 17-01-00106 ' ^^^'^^J^ ^ afroamericanos 485
DOCL'MENTOS DEL CELAM
ADMINISTRADORA: ' '^^n^aje a los pueblos de América Latina y el Caribe 491
Hna. Regina Cóidova DOCUMENTOS DE
Telf.: 214 429 LA CONFERENCU EPISCOPAL ECUATORUNA
Apartado 17-01-00106 ' Medidas Económicas. Declaración del Consejo Permanente de
la Conferencia Episcopal Ecuatoriana 503
Suscripción anual DOCL'MENTOS ARQLIDIOCESANOS
dentro del país ' Celebremos el "Día del Papa" 509
S/SOOOoo • Beatificación de Narcisa de Jesús 510
Fuera del país ' ^'^"^ Nuestra Señora de la Presentación de El Quinche 513
US S 40 00 ' '^^''^"-ación de la Sierva de Dios
Madre Francisca de Sales Aviat 519
• Día de laño violencia contra la mujer 525
SE ACEPTAN ADMINISTRACION ECLESIASTICA
CANJES . Nombramientos 527
• DecTctos 528
INFORMACION ECLESIAL
• En el Ecuador 534
• En el mundo 534
Efemérides de la Evangelización de América Latina 540
Editorial
\ . Medio Milenio de la Evangelización
de América
£1 12 de Octubre de este año mil novecientos
noventa y dos hemos celebrado una fecha del
todo singular en la historia de la humanidad; el
' , Quinto Centenario del Descubrimiento del Nuevo Mundo
y del inicio de la Evangelización de América.
Es cierto que se ha discutido acerca del mismo nombre de
descubrimiento y se ha hablado de "encuentro de dos
mundos", de choque de culturas, de invasión de las tierras
del continente americano por parte de los europeos. Re-
saltando los aspectos negativos de la conquista que siguió
al descubrimiento, se ha hablado también de genocidio,
de dominación y esclavitud o de quinientos años de resis-
tencia de nuestros pueblos aborígenes.
En todo caso, el doce de Octubre de mil cuatrocientos
noventa y dos, fecha en que la pequeña flota comandada
por Cristóbal Colón llega a una pequeña isla del Caribe
y descubre la existencia del continente americano, marca
; para la humanidad de finales del siglo quince un enorme
salto hacia el conocimiento de la forma y dimensión más
exactas del planeta tierra y hacia el descubrimiento de la
verdadera "ecumene" o universalidad de la humanidad.
La llegada de Colón a América significó para la Iglesia
Católica la apertura de nuevos e inmensos campos para
la evangelización. Efectivamente, la Iglesia, apoyada ofi-
cialmente por las monarquías católicas de España y Por-
tugal, emprendió de inmediato la tarea de evangelizar y
cristianizar a los habitantes de las islas y tierra firme que
aquellos reinos iban descubriendo y conquistando en la
amplia geografía del nuevo mundo. Numerosos misio-
neros, clérigos y miembros de las órdenes religiosas,
fueron enviados para la evangelización del nuevo mundo.
Los misioneros procuraron aprender las lenguas abo-
rígenes para enseñar la doctrina cristiana a los indígenas.
De inmediato se establecieron doctrinas y parroquias,
hospitales y escuelas y, algunos decenios después, se
erigen las primeras diócesis. De entre los misioneros y
obispos surgen también los primeros defensores de los
indios de la explotación, injusticias y opresión de los con-
quistadores. La Iglesia, en la medida en que se va esta-
bleciendo en América, se organiza y desarrolla su labor
evangelizadora, despliega una amplia labor educativa
que llega hasta la creación de célebres universidades y se
constituye en la modeladora de las nuevas nacionalidades
que se forman en América Latina.
Por esta labor evangelizadora en el nuevo mundo, a la
Iglesia de América Latina no le interesa tanto celebrar los
quinientos años del descubrimiento y conquista de
América, cuanto el inicio de la evangelización de nuestro
subcontinente. El Papa Juan Pablo II, con especial
clarividencia, le ha exhortado a la Iglesia de América
Latina a celebrar los "Quinientos años del inicio de la
Evangelización de América". Y la mejor forma de cele-
brar estos quinientos años consiste en que la Iglesia que
peregrina en América Latina se empeñe en una nueva
evangelización, evangelización nueva en su ardor, en sus
métodos y en su expresión.
El acto o acontecimiento eclesial más importante con que
hemos celebrado el "Quinto centenario del inicio de la
evangelización de América" ha sido la "FV Conferencia
del Episcopado Latinoamericano", que se ha llevado a
cabo en Santo Domingo, RepúblicaDominicana, desde el
12 hasta el 28 de octubre de este año de 1992. El misrruy
Papa Juan Pablo II ha estado presente una vez más en
América Latina para inaugurar personalmente esta
Cuarta Conferencia. Como un acto significativo de que la
evangelización de América Latina ha producido también
en estos cinco siglos frutos maduros de santidad y
perfección cristiana, Juan Pablo II canonizó, al inicio de
la Corferencia General, a Fr. Ezequiel Moreno, quienfue
un Obispo misionero en Pasto, Colombia.
La Cuarta Conferencia General del Episcopado Lati-
noamericano reflexionó sobre "La nueva evangelización,
promoción humana y cultura cristiana", "Cristo ayer,
hoy y siempre".
Todas las Iglesias particulares de América Latina, al
recordar y celebrar la primera evangelización iniciada
hace siglos, deben empeñarse en una nueva evange-
lización, que influya efectivamente en la promoción
humana de nuestros pueblos y que penetre en las culturas
autóctonas de nuestras etnias, en la cultura mestiza más
generalizada y en la cultura adveniente de América
Latina, para que con la inculturación del Evangelio,
nuestra cultura sea verdaderamente cristiana.
En todas las Iglesias particulares de América Latina de-
beremos actualizar nuestros planes de pastoral, a fin de
asumir en ellos y llevar a la práctica todos los compromi-
sos y orientaciones pastorales dados por la "Cuarta Con-
ferencia General del Episcopado Latinoamericano" .
«««•Ni*»:
^^^^
DOCUMENTOS
«4
m DE LA SANTA SEDE
COLLANA «DOCUMENTI VATICANI»
PONTIHCIO CONSIGLIO PER LA FAMIGLIA
De la Desesperación
a la Esperanza
Familia y Toxicodependencia
INTRODUCCION
La dependencia de la droga ha sido considerada, en diversas ocasiones por el Santo
Padre, en su solicitud pastoral. La asignación del fenómeno de la droga, como
competencia específica, al Pontificio Consejo para la Familia, subraya la atención
con la cual la Iglesia mira tales problemáticas y a sus funestas y dramáticas
consecuencias para la vida de la familia y para el crecimiento de los jóvenes.
En el amplio y complejo fenómeno de la droga y de la toxicodependencia, no son
pocos los temas sobre los cuales se puede reflexionar. Hemos elegido uno de
particular importancia: la relación entre Familia y Toxicodependencia. ^
El tema de la toxicodependencia preocupa y atrae el interés de varias instancias
sociales y pastorales. Del 21 al 23 de noviembre de 199 1 , por ejemplo, el Pontificio
Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, convocó en Roma una Confe-
rencia Internacional con el título específico de «Contra spem in spem: droga y
Otros aspectos son los problemas ligados a la producción, elaboración y comercio de la droga en
un mercado internacional siempre más amplio, así como aquellos derivantes del consumo de la
droga que llega a ser el estímulo para una demanda siempre creciente. Hay al respecto una
oríeniación ética y pastoral que la Iglesia debe ofrecer y que es[>eramos sea posible estudiar en una
próxima ocasión.
BOLETIN ECLESIASTICO
429
alcohol contra la vida», donde no faltaron contributos de gran realce de las diversas
facetas del fenómeno de la droga y de la familia.^
La reflexión que ahora nos disponemos a presentar es el fruto del encuentro de
trabajo realizado durante los días 20, 21 y 22 de junio de 1991. Fueron examinados
documentos, investigaciones y material diverso sobre este argumento. El encuentro
ha sido llamado «en el vértice» tanto por el número restringido de los participantes,
como por el hecho de que se trata de personas casi todas empeñadas en el contacto
directo con los toxicodependientes.
No es nuestra intención suministrar un trato exhaustivo del problema droga (existen
numerosos y serios estudios al respecto). Queremos solamente poner en evidencia
algunos aspectos concernientes a nuestra misión educativo-pastoral y participar,
además, a la opinión pública, una preocupación largamente condividida y una
esperanza que anima a todos, agregando algunas consideraciones sobre la inter-
vención de cuantos, en nombre de la Iglesia, trabajan activamente en el ámbito de
la toxicodependencia.
Fuimos convocados como expertos en cuanto que, a través de nuestras diversas
actividades y profesiones, acompañamos de hecho, en una exp)eriencia cotidiana y
de cercanía continua, a las víctimas de un grave flagelo, del cual el recurso a la droga
es solo signo y síntoma.
Hemos podido constatar en tantos casos, que es la esperanza valiente de una real
liberación a empujamos, como creyentes y miembros de la Iglesia, a sacar adelante,
no obstante las dificultades, este servicio en favor de los hermanos necesitados de
solidaridad, de comprensión, de confianza y de ayuda.
Durante nuestro encuentro tuvimos la alegría de saludar al Santo Padre Juan Pablo
II, paternalmente cercano a nuestra acción pastoral, y de recibir su bendición
A los partic¡f>antes en esta Conferencia, el Santo Padre ha precisado la diferencia entre el recurso
a la droga y el recurso al alcohol: «... mientras, en efecto, un uso moderado de éste (alcohol) como
bebida no va contra prohibiciones morales, y es de condenar solamente el abuso, el drogarse, al
contrarío, es siempre ilícito, puesto que comp>orta una renuncia injuslifícada e irracional a pensar,
querer y actuar como personas libres. Para los demás, el mismo recurso bajo indicaciones médicas
a sustancias psicotrópicas para mitigar, en bien determinados casos, sufrimientos físicos o
psíquicos, ha de atenerse a críteríos de gran prudencia, para evitar peligrosos hábitos y otras formas
de dependencia» (Discurso del Santo Padre a los participantes en la VI Conferencia Internacional
promovida por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitaríos, 4).
430
BOLETIN ECLESIASTICO
apostólica. El Sucesor de Pedro nos ha hablado: ha definido este servicio eclesial
como un camino «de la desesperación a la esperanza». No hubiéramos podido
encontrar una expresión mejor! Por esto la hemos tomado como título, realista y
alentador, de nuestro trabajo.
I. EL FENOMENO
DE LA TOXICODEPENT)ENCL\
Indicamos algunos aspectos de un fenómeno complejo y preocupante. En concreto,
queremos referirnos ahora a ¡os siguientes puntos: la persona, la familia, la
sociedad.
a) La persona
I La droga no es el problema principal del toxicodependiente. El consumo de droga
es solo una respuesta falaz a la falta de sentido positivo de la vida. Al centro de la
loxicodependencia se encuentra el hombre, sujeto único e irrepetible, con su
interioridad y específica personalidad, objeto del amor del Padre que, en su plan
salvífico, llama a cada uno a la sublime vocación de hijo en el Hijo. Sin embargo,
la realización de tal vocación es -junto a la felicidad en este mundo- gravemente
comprometida por el uso de la droga, porque ella, en la persona humana, imagen de
Dios (cfr. Gen 1 ,27), influye en modo deletéreo sobre la sensibilidad y sobre el recto
ejercicio del intelecto y de la voluntad.
Un gran número de cuantos hacen uso de la droga está constituido p)or jóvenes, y la
edad de acercarse al problema desciende siempre más. Hay, sin embargo, hoy
también numerosos adultos (35-44 años) entre los consumidores de droga y esto
• constituye un cambio importante en este campo. Existen además toxicodependien-
tes fuertemente dependientes de las sustancias estupefacientes y otros que hacen uso
esporádico; personas marginadas, y otras aparentemente bien integradas en la
sociedad. Como es fácil deducir, se está ante un conjunto complejo de un fenómeno
diferenciado y articulado.
Los episodios de violencia, que se registran entre lo> loxicodependientes, indican
que no nos encontramos de frente al engañoso e ilusorio «viaje pacífico» de una vez,
promovido por la manipulación de masa de la cultura juvenil en los años sesenta, sino
de frente a un realidad violenta y a la caída del carácter moral como efecto del uso
BOLETIN ECLESIASTICO
431
de la droga.
Los motivos personales al origen de la toma de sustancias estupefacientes, son
tantos. Pero, en todos los toxicodependientes, prescindiendo de la edad y de la
frecuencia con que las usan, se constata un motivo constante y fundamental: la
ausencia de valores morales y una falta de armonía interior de la persona. En todo
toxicodependiente pueden verificarse diversas combinaciones de acuerdo con las
fragilidades personales que lo hacen incapaz de vivir una vida normal. Se crea en él
un estado de ánimo «inmotivado» e «indiferente» que desencadena un desequilibrio
interior moral y espiritual del cual resulta un carácter inmaduro y débil que empuja
la persona a asumir comportamientos inestables de frente a las propias responsabili-
dades.
De hecho, la droga no entra en la vida de una persona como un rayo con el cielo
sereno, sino que como la semilla echa raíces en un terreno por largo tiempo
preparado.
La mujer toxicodependiente, a diferencia del hombre, es herida más profundamente
en su identidad y dignidad de mujer, sobre todo si es madre y por esto las
consecuencias negativas pueden ser peores.
Quien hace uso de la droga vive en una condición mental equiparada a una
adolescencia interminable, como es señalado por algunos especialistas. Tal estado
de inmadurez tiene origen y se desarrolla en el contexto de una falta de educación.
La persona inmadura proviene con frecuencia de familias que, también indepen-
dientemente de la voluntad de los padres, no consiguen transmitir los valores, sea por
la falta de una adecuada autoridad, sea porque viven en una sociedad «pasiva», con
un estilo de vida consumístico y permisivo, secularizado y sin ideales. Fundamen-
talmente el toxicodependiente es un «enfermo de amor»; no ha conocido el amor;
no sabe amar en el modo justo porque no ha sido amado en el modo justo.
La adolescencia interminable, característica del toxicodependiente, se manifiesta
frecuentemente en el temor del futuro o en el rechazo de nuevas responsabilidades.
El comportamiento de los jóvenes es con frecuencia revelador de un doloroso
descontento debido a la falta de confianza y de espectativas frente a estructuras
sociales en las cuales ya no se reconocen. ¿A quién atribuir la responsabilidad si
muchos jóvenes parecen no desear llegar a ser adultos y rehusan crecer? ¿Les han
sido ofrecidos motivos suficientes para esperar en el mañana, para invertir en el
presente mirando al futuro, para mantenerse firmes sintiendo como propias las raíces
432
BOLETIN ECLESIASTICO
del pasado? Detrás de comportamientos desconcertantes, frecuentemente aberran-
tes e inaceptables, se puede percibir un rayo de ideas y de esperanza.
b) La familia
Entre los factores personales y ambientales que favorecen de hecho el uso de la droga
es, sin duda, el principal, la falta absoluta o relativa de la vida familiar, porque la
familia es elemento clave en la formación del carácter de una persona y de sus
actitudes hacia la sociedad. Detengámonos en algunos factores de mayor importan-
cia.
El toxicodependiente viene frecuentemente de una familia que no sabe reaccionar
al stress porque es inestable, incompleta o dividida. Hoy van en preocupante
aumento las salidas negativas de las crisis matrimoniales y familiares: facilidad de
separación y de divorcio, convivencias, incapacidad de ofrecer una educación
integral para hacer frente a problemas comunes, falta de diálogo, etc. Pueden
preparar una elección de la droga, el silencio, el miedo de comunicar, la competi-
tividad, el consumismo, el stress como resultado de excesivo trabajo, el egoísmo,
etc.; en síntesis, una incapacidad de impartir una educación abierta e integral. En
muchos casos los hijos se sienten no comprendidos y se encuentran sin el apoyo de
la familia. Además, la fe y los valores del sufrimiento, tan importante para la
madurez, son presentados como antivalores. Padres no a la altura de su tarea, cons-
tituyen una verdadera laguna para la formación del carácter de los hijos.
¿Y qué decir de algunos comportamientos distorsionados o desviados en el campo
sexual de ciertos núcleos familiares?
En no pocos casos las familias sufren las consecuencias de la toxicodependencia de
los hijos (por ejemplo, violencias, robos, etc.), pero sobre todo deben compartir las
penas psicológicas o físicas. La vergüenza, las tensiones y los conflictos interperso-
nales, los problemas económicos y otras graves consecuencias, pesan sobre la
familia, debilitando y resquebrajando la «célula fundamental» de la sociedad.
Junto a la familia de origen, ha de ser tenida en cuenta también la familia que crean
los toxicodependientes. Se trata no raramente de parejas en las que ambos son
drogadictos. Muchos, aun siendo todavía jóvenes, son ya separados o divorciados,
o también conviven unidos de hecho. En este contexto adquieren importancia los
problemas de los hijos de los toxicodependientes, sobre todo bajo el aspecto
BOLETIN ECLESIASTICO
433
educativo, como también los problemas de los hijos de toxicodependientes ya
fallecidos.
Merecen particular atención las mujeres toxicodependientes en embarazo: muchas
son madres solteras o de cualquier modo abandonadas a sí mismas. Por desgracia,
en vez de salir a su encuentro con una concreta solidaridad y asistencia para que
puedan acoger y respetar la vida del no nacido, se les propone, como soluciónn más
oportuna, el aborto. ^
c) La sociedad
La toxicodependencia, tan ampliamente difundida, es índice del estado actual de la
sociedad. Hoy la persona y la familia se encuentran en una sociedad «pasiva», es
decir, sin ideales, permisiva, secularizada, donde la búsqueda de evasiones se
manifiesta en tantos modos diversos, del cual uno es la fuga en la toxicodependen-
cia.
Nuestra época exalta una libertad que «no se ve positivamente como una tensión
hacia el bien. . . sino. . . como una emancipación de todos los condicionamientos que
impiden a cada uno seguir su propia razón».* Se exalta el utilitarismo y el hedonismo,
y con ellos el individualismo y el egoísmo. La búsqueda de un bien ilusorio, bajo la
marca del máximo placer, termina por privilegiar a los más fuertes, creando en la
mayoría de los ciudadanos condiciones de frustración y de dependencia. Y así, la
referencia a los valores morales y a Dios mismo son cancelados en la sociedad y en
la relación entre los hombres.
Se ha afianzado en la sociedad actual un consumismo artificial, contrario a la salud
y a la dignidad del hombre, que favorece la difusión de la droga (cfr. CA, 36). Tal
consumismo, creando falsas necesidades, empuja al hombre, y en particular a los
Un gran número de especialistas nos dicen que no todos los niños nacidos de madres sieropositi-
vas y que resultan, también ellos, sieropositivos, están por esto contaminados del virus HTV. En
efecto, la contaminación es difícilmente diagnosticable en el momento del nacimiento puesto que
no es posible distinguir entre los anticuerpos matemos y los del niño. Los anticuerpos matemos
desaparecen solamente cuando el niño alcanza la edad de 12-18 meses. Del 12 al 24 por ciento de
los niños nacidos de madres sieropositivas resultan tener solo anticuerpos matemos, y por tanto no
están contaminados por el virus.
Intervención del Cardenal Joseph Ratzinger en el Consistorio de los cardenales sobre «Las ame-
nazas contra la vida», 4-7 de abríl de 1991.
434
BOLETIN ECLESIASTICO
jóvenes, a buscar satisfacciones solo en las cosas materiales, causando una depen-
dencia de ellas. Además, una cierta explotación económica de los jóvenes se difunde
fácilmente, precisamente en este contexto materialístico y consumístico. En diver-
sas regiones, además, la desocupación de los jóvenes favorece la difusión de la
toxicodependencia.
A ningún atento observador escapa que la sociedad actual favorece la promoción de
un hedonismo desenfrenado y un desordenado sentido de la sexualidad. Se ha se-
parado el ejercicio de la sexualidad de la comunión conyugal y de su intrínseca
orientación procreativa, permaneciendo en un superficial gozo al cual, con frecuen-
cia, se subordina incluso la dignidad de las personas.
En una sociedad que busca la gratificación inmediata y la propia comodidad a toda
costa, en la cual se está más interesado en «teneD> que en «ser», no sorprende la
cultura de la muerte que considera el aborto y la eutanasia como bienes y derechos.
Se ha perdido el sentido de la vida, y se vacía la persona de su dignidad, llevándola
a la fiustración y a la vía de la autodestrucción. En una sociedad así descrita, la droga
es una fácil e inmediata, pero mentirosa, respuesta a la necesidad humana de
satisfacción y de verdadero amor.
Hoy la familia comparte la tarea de la educación con tantas otras instituciones y
agencias educativas, pero faltan entre estas muchas veces, la necesaria unión y
coordinación. De esto resulta una falta de claridad y de coherencia entre los valores
propuestos. Dicha incoherencia en la educación de los jóvenes es, en gran parte,
responsable de la crisis de los valores que genera confusión. De hecho, son
propuestos a los jóvenes ideales no solo desarticulados sino contradictorios.
Los mass media ejercen un influjo con frecuencia negativo respecto de la mentalidad
que favorece la difusión de la toxicodepencia, sobre todo en el mundo juvenil. Con
mensajes directos e indirectos, y a través de la industria del espectáculo para los
jóvenes, crean modelos, proponen ídolos y defienden la «normalidad» por medio de
un sistema de pseudo-valores. No conviene olvidar además, la violencia cotidia-
namente suministrada al público por medio de ciertos video cassettes.
Algunos de nosotros, participantes al encuentro, consideramos que existe el riesgo,
por parte de los mass media, de presentar una imagen del toxicodependiente que
induce solamente a criminalizarlo como el único culpable. No se pueden negar los
talentos, la inteligencia y otras capacidades de tantos jóvenes toxicodependientes;
y conviene mas bien tenerlas en cuenta para toda iniciativa de recuperación.
BOLETIN ECLESIASTICO
435
Ha sido además subrayada la responsabilidad del Estado en aquello que concierne
la organización de los medios de comunicación, y más en general, del entero sistema
legal que tutela a los ciudadanos de la amenaza proveniente de la distribución y del
consumo de la droga.
Hablando de responsabilidad no conviene olvidar, dadas las implicaciones religio-
sas de los problemas ligados a la droga, algunos silencios, faltas e insuficencias
todavía presentes en la pastoral de la Iglesia.
El fenómeno de la droga, considerado en la persona, en la familia y en la sociedad,
hace evidente la necesidad urgente de «sabiduría» para recuperar la conciencia del
primado de los valores morales de la persona como tal. «Volver a comprender el
sentido último de la vida y de sus valores fundamentales», afirma el Santo Padre,
Juan Pablo II, «es el gran e importante cometido que se impone hoy día para la
renovación de la sociedad. . . La educación de la conciencia moral que hace a todo
hombre capaz de juzgar y de discernir los modos adecuados para realizarse según
su verdad original, se convierte así en una exigencia prioritaria e irrenunciable» (FC,
8). Con la ayuda de esta sabiduría la nueva cultura emergente «no apartará a los
hombres de su relación con Dios, sino que los conducirá a ella de manera más plena»
(Ibid., 8). Este es el auténtico «nuevo humanismo», que no puede dejar de ser «un
auténtico humanismo familiap>, al que pertenece una «nueva mentalidad. . . esen-
cialmente positiva, inspirada en los grandes valores de la vida del hombre».'
II TAREA ESPECIFICA DE LA IGLESIA
¿Cuál es la tarea específica de la Iglesia frente al fenómeno de la toxicodependen-
cia?
a) La Iglesia y la evangelización
La Iglesia, enviada como «sacramento universal de salvación» (LG, 48; AG, 1), es
el pueblo misionero de Dios. El compromiso misionero de la Iglesia, su actividad
evangelizadora, cae sobre todos los miembros de este pueblo, cada uno en
proporción de sus posibilidades (cfr. AG, 23): «A todos los fieles... es impuesto el
noble honor de trabajar con el fin de que el divino mensaje de la salvación, sea
conocido y aceptado por todos los hombres, sobre toda la tierra» (AA, 3).
¡nsegnamenti di Giovanni Paolo II, VII, 2, p. 348
436
BOLETIN
ECLESIASTICO
La Iglesia es «experta en humanidad» (PP, 1 3). Al centro de sus preocupaciones está
el hombre, objeto del amor creador, redentor y santificador de Dios, Uno y Trino.
Jesucristo, «propter nos homines et propter nostram salutem» («por nosotros los
hombres y por nuestra salvación»), ha bajado del cielo, se ha encamado, ha muerto
y ha resucitado.
El mensaje de la Iglesia se dirige a toda la sociedad y a todos los hombres para señalar
la alta vocación de Dios al hombre. Hace parte, sin embargo, de este mensaje, el
hecho de que el hombre redimido lleva en sí mismo las heridas del pecado original
y por tanto inclinaciwi a la dependencia y a la esclavitud del pecado.
La Iglesia anuncia que Dios salva al hombre en Cristo, revelándole su vocación,
inscrita en la verdad sobre el hombre y desvelada plenamente en Cristo Jesús (cfr.
GS, 22). En esta luz, lodos tienen derecho a conocer que la vida es un SI a Dios y a
la santidad, no simplemente un NO al maL
La persona está llamada a vivir en («ex sistere») comunión con Dios, consigo
mismo, con el prójimo, con el ambiente (cfr. GS, 13). Vivir tales relaciones, en
especial aquella con los otros, hacen evidente la plena e integral valoración de la
cwporeidad masculina y femenina, que desvela el sentido profundo de la vida
humana, como vocación al amor {ct. FC, 11). Pero el pecado influye en estas
relaciones. Para %ivir los valores humanos y cristianos en modo auténtico, además
de la indispensable aj-uda de la gracia divina, son necesarios: la libertad del espíritu
contra el materialismo y el consumismo, la verdad sobre el bien y sobre el hombre
contra el utilitarismo y el subjetivismo ético, la grandeza del amor, que busca
siempre el bien del otro a través también de la donación de sí, contra la banalización
de la sexualidad y el hedonismo.
El amor misericordioso de Dios mira en modo especial a quienes necesitan más de
su acción compasiva y liberadora. El Señor ha dicho que son los enfermos los que
tienen necesidad del médico (cfr. Mt 9, 12; Me 2, 17; Le 5, 31).
Al toxicodependiente se dirigen la soücitud y las actividades de muchas personas e
instituciones. También diversas ciencias y disciplinas se ocupan de sus problemas.
¿Bajo qué aspecto, entonces, la Iglesia se pone al ser. icio de quienes se encuentran
bajo el >'ugo de esta nueva forma de esclavitud?
En su actitud decididamente pastoral, empleando los instrumentos ofrecidos por las
ciencias, la Iglesia se acerca al toxicodependiente con su radiante concepción de la
BOLETIN ECLESIASTICO
437
verdad sobre Cristo, sobre sí misma y sobre el hombre *
Ella propone una respuesta específica en cuanto poseedora de los valores morales
humano-cristianos, que miran a todos y son disponibles para todos con métodos
abiertos a todos: creyentes o no creyentes, toxicodependientes o personas con riesgo
de serlo, jóvenes o ancianos, sujetos provenientes de familias «sanas» o sin familia.
Se trata de valores de la persona como tal. La propuesta de la Iglesia es un proyecto
evangélico sobre el hombre. Anuncia a cuantos viven el drama de la toxicodepen-
dencia y sufren una existencia miserable, el amor de Dios que no quiere la muerte
sino la conversión y la vida (cfi". Ez 18, 23). Aquí se trata de la vida plena, de la vida
eterna, proclamada en medio de situaciones que la ponen en peügro o la amenazan.
Al toxicodependiente, carente fundamentalmente de amor, hay que hacer conocer
y experimentar el amor de Cristo Jesús. En medio de una desazón atormentada, en
el vacío profundo de la propia existencia, el itinerario hacia la esperanza pasa por el
renacer de un ideal auténtico de vida. Todo esto se manifiesta plenamente en el
misterio de la revelación del Señor Jesús. Quien toma sustancias estupefacientes
debe saber que, con la gracia de Dios, es capaz de abrirse a quien es «el camino, la
verdad y la vida» {Jn 14, 6).
Puede así comenzar un itinerario de liberación descubriendo que él es imagen de
Dios, en la realidad de Hijo, que debe crecer en la similitud de la imagen por
excelencia que es Cristo mismo (cfr. Col. 1,15).
La Iglesia, con su contribución específica, interviene en el problema de la toxicode-
pendencia, ya para prevenir el mal, ya para ayudar a los toxicodependientes en su
recuperación y reinserción social.
Así, nosotros somos testigos de que el prisionero de la droga, con la ayuda de la
Iglesia, puede iniciar un nuevo camino y asumir una actitud que lo abra hacia una
siempre y mayor plenitud de vida nueva.
Cfr. Discurso de Juan Pablo 11 en la IH Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en
Puebla de los Angeles, enero 28 de 1979. En L' Osservatore Romano año CXIX, enero 29-30, n.
23
438
BOLETIN ECLESIASTICO
b) La Iglesia de frente a la toxicodependencia
La respuesta de la Iglesia al fenómeno de la toxicodependencia es un mensaje de
esperanza y un servicio que, más allá de los síntomas, va al centro mismo del hombre;
no se limita a eliminar el mal, sino que propone rumbos de vida. Sin ignorar ni
despreciar las otras soluciones, ella se sitúa a un nivel superior y global de
intervención que tiene en cuenta su precisa visión del hombre y en consecuencia
indica nuevas propuestas de vida y de valores. Su tarea es evangélica: anunciar la
Buena Nueva. No asume una especie de función sustitutiva respecto de otras
instituciones e instancias humanas. Su servicio está, en efecto, en la misma «escuela
evangélica» hecha a través de formas concretas de acogida que son la traducción de
su propuesta de vida, de su mensaje de amor.
Es precisamente en la misma actividad evangelizadora de la Iglesia que se coloca su
intervención sobre el problema de la toxicodependencia. Tal actividad, sea aquella
dirigida «ad intra» que «ad extra», lleva a «servir al hombre revelándole el amor de
Dios, que se ha manifestado en Jesucristo» (RM, 2). Este anuncio «mira a la
conversión cristiana, es decir, a la adhesión plena y sincera a Cristo y a su Evangelio
mediante la fe» (Ibid., n. 46): «Convertios y creed en el Evangelio» (Me 1, 15). Se
trata de una conversión que «significa aceptar, con decisión personal, la soberanía
de Cristo y llegar a ser sus discípulos» (RM, 46). Solo en El toda persona puede
encontrar el verdadero tesoro, la verdadera y definitiva razón de toda sus existencia.
Adquieren un maravilloso significado respecto a los toxicodependientes las pala-
bras de Cristo: «Venid a mí todos los que estéis cansados y agobiados que yo os
aliviaré» (Mí 11,28).
El Evangelio une la proclamación de la Buena Nueva a las buenas obras, como por
ejemplo, a la curación de «toda enfermedad y toda dolencia» (Mt 4, 23). La Iglesia
es «fuerza dinámica», «signo y animadora de los valores evangélicos entre los
hombres» (RM, 20). Por tanto, la Iglesia, «teniendo siempre firme la prioridad de las
realidades trascendentes y espirituales, premisas de la salvación escatológica», ha
ofrecido siempre su testimonio evangelizador junto a sus actividades: diálogo,
promoción humana, compromiso por la justicia y la paz, educación y atención de los
enfermos, asistencia a los pobres y a los pequeños (cfr. Ibid.). Sin embargo, ha de
estar muy claro que en la proclamación de la Buena Nueva del amor de Dios, ella
no coarta la libertad humana: se detiene ante el sagrario de la conciencia; propone,
pero no impone nada (cfr. Ibid.)
El Santo Padre recuerda que el testimonio evangelizador de la Iglesia consiste en
BOLETIN ECLESIASTICO
439
proclamar la Buena Nueva, como quien ha reconocido en Jesucristo la meta del
propio destino y la razón de toda su esperanza.'
Refiriéndose al toxicodependiente, el Sumo Pontífice afirma que es necesario
«llevarlo al descubrimiento o al redescubrimiento de la propia dignidad de hombre;
ayudarlo a hacer resurgir y crecer, como un sujeto activo, aquellos recursos
personales que la droga había sepultado, mediante una confiada reactivación de los
mecanismos de la voluntad, orientada hacia seguros y nobles ideales».* Siguiendo
esta línea de la formación del carácter del toxicómano, el Santo Padre continúa: «Ha
sido concretamente probada la posibilidad de recuperación y de redención de la
pesante esclavitud. . . con métodos que excluyen rigurosamente cualquier concesión
a la droga, legal o ilegal, con carácter sustitutivo».' Luego concluye: «La droga no
se vence con la droga».^°
¿Pero diales son los «seguros y nobles ideales» necesarios para el crecimiento del
toxicodependiente como sujeto activo?. Son aquellos que responden a la necesidad
extrema del hombre de «saber si hay un por qué que justifique su existencia
terrena»." Por este motivo, «es necesaria la luz de la Trascendencia y de la
Revelación cristiana. La enseñanza de la Iglesia, anclada en la palabra ¡defectible de
Cristo, da una respuesta iluminadora y segura a los interrogantes sobre el sentido de
la vida, enseñando a constituirla sobre la roca de la certeza doctrinal y sobre la fuerza
moral que proviene de la oración y de los sacramentos. La serena convicción de la
inmortalidad del alma, de la futura resurrección de los cuerpos y de la responsabili-
dad eterna de los propios actos es el método más seguro también para prevenir el mal
terrible de la droga, para curar y rehabilitar sus pobres víctimas, para fortalecerlas
en la perseverancia y en la firmeza sobre las vías del bien».^^
Hoy, con la vasta difusión de la droga, la Iglesia se encuentra frente a un nuevo reto:
debe evangelizar tal situación concreta. Por esto indica: 1. el anuncio del amor
' Cfr. JUAN PABLO H. Homilía en la Plaza Soidello en Mantova, junio 23 de 1991.
' ínsegnamenti di Giovanni Paolo II, VII, 2, p. 347.
'fbid.
"Ibid. p. 349.
" Ibid. p. 350.
" Ibid.
440
BOLETIN ECLESIASTICO
paterno de Dios para salvar al hombre, un amor que supera todo sentido de culpa;
2. la denuncia de los males personales y de los males sociales, que causan y
favorecen el fenómeno de la droga; 3. el testimonio de aquellos creyentes que se
dedican a la atención de los toxicodependientes según el ejemplo de Cristo Jesús, que
no ha venido para ser servido, sino para servir y dar la vida (cfr. Mt 20, 28; Fit 2, 7).
Esta triple actividad comporta:
- Una tarea de anuncio y profecía que presenta la visión evangélica original del
hombre;
- Una tarea de servicio humilde a imagen del Buen Pastor que da su vida por sus
ovejas.
- Una tarea de formación moral hacia las personas, las familias y las comunidades
humanas, a través de los principios naturales y sobrenaturales para llegar al
hombre pleno y total.
m PRESENCIA EVANGELIZADORA DE LA IGLESIA
Después de haber examinado cuál es la misión específica de la Iglesia frente al
fenómeno de la droga, deseamos considerar los sujetos llamados a intervenir en la
atención pastoral de la Iglesia en combatir el mal de la toxicodependencia y ayudar
a las víctimas.
a) Presencia en la familia
La Iglesia siente el deber de reservar una atención privilegiada a la familia, núcleo
central de toda estructura social, y debe «anunciar con alegría y convicción la Buena
Nueva sobre la familia» (FC, 86) para promover una auténtica cultura de la vida.
Aunque la familia es asediada por tantos peligros hoy en una sociedad secularizada,
hay que tener confianza en ella. «La familia -afirma Juan Pablo 11- posee y comunica
todavía hoy energías formidables capaces de sacar al hombre del anonimato, de
mantenerlo consciente de su dignidad personal , de enriquecerlo con profunda huma-
nidad y de inserirlo activamente con su unicidad e irrepetibilidad en el tejido de la
sociedad» (FC, 43).
Más aún, según el Santo Padre, la Iglesia debe tener una particular solicitud pastoral
«hacia los individuos cuyas existencias están marcadas por tragedias personales y
devastadoras y hacia las sociedades que se encuentran ame el deber dominar un
BOLETIN ECLESIASTICO
441
fenómeno siempre más peligroso» como es la toxicodependenciaJ
La familia es un núcleo vital e imprescindible de la misma existencia humana, dado
que el hombre es a la vez sujeto personal y comunitario (reflejo del Dios Uno y
Trino). Ahora bien, si la Iglesia quiere hacer frente de modo eficaz al fenómeno de
la droga, debe centrar en la familia su prioridad pastoral: «el futuro de la humanidad
se fragua en la familia! » (FC, 86). La familia es «La primera estructura fundamental
a favor de la ecología humana» ... y «Santuario de la vida» (CA, 39), célula crucial
de la sociedad, porque en ella se reflejan en el bien y en el mal, los diversos aspectos
de la vida y de la cultura.
No obstante el desinterés, los perjuicios y hasta la hostilidad que hoy amenazan la
institución familiar, la experiencia de cuantos trabajan con especial competencia en
el mundo de la toxicodependencia (Psiquiatras, psicólogos, sociólogos, médicos,
asistentes sociales, etc.), confirma en modo unánime que el modelo cristiano de la
familia permanece como el punto de referencia prioritario sobre el cual insistir en
toda acción de prevención, recuperación e inserción de la vitalidad del individuo en
la sociedad.
Este modelo radica en el amor auténtico: único, fiel, indisoluble de los cónyuges. Es
necesario volver a la concepción cristiana del matrimonio como comunidad de vida
y de amor, porque de otra manera se cae en modelos de egoísmo e individualismo.
Esto exige una educación en el don recíproco y en la generosidad junto a una
constante educación espiritual y religioso-moral.
Somos bien conscientes que tal proyecto divino choca contra la actual cultura
narcisística, autosuficiente y efímera. Es entonces indispensable una estrategia de
sostenimiento, de solidaridad, de apertura entre las diversas familias, en una obra de
paciente y recíproca acogida.
En el esfuerzo de prevención y en la lucha contra la droga, la familia debe hacer un
llamado, frente a las dificultades de la vida cotidiana, a los recursos interiores de
todos sus miembros. Desde la primera adolescencia los hijos miran a los padres y a
la familia como modelos de vida. Luego tienden a separarse y casi a oponerse a ellos,
para buscar una propia y autónoma realización fuera de la familia, siguiendo mode-
los con frecuencia en contraste con aquellos famiUares. La familia, debe regresar a
" ínsegnamenti di Giovanni Paolo II, WU, 1 . 1984. p. 1 15.
442
BOLETIN ECLESIASTICO
ser el lugar donde ellos puedan tener la experiencia de la unidad que los refuerza en
su peculiar personalidad. Las familias deben ser objeto y sujeto de educación en la
solidaridad y en el amor-don.
Es necesario recuperar el sentido de la vida de cada día; por tanto la familia debe
reaccionar ante los grandes llamados publicitarios que falsean la perspectiva de la
vida.
La acción pastoral de la Iglesia, centrada en la prioridad de la familia, interesa a todos
y no solamente a aquellos que trabajan en tantos sectores de «malestar social». La
pastoral familiar constituye la mejor prevención porque se interesa de la educación,
informa la catequesis, orienta los cursos de preparación al matrimonio, da vida a ins-
titutos de formación familiar, suscita grupos de reflexión y de oración, promueve
formas concretas de empeño como el voluntariado, implicando a todo componente
de la comunidad cristiana.
La familia, «Iglesia Doméstica» (cfr. LG, 1 1), es capaz de afrontar todo a la luz de
la Palabra de Dios interpretada por el Magisterio, y si Dios ocupa realmente el primer
puesto, llega a ser el lugar del crecimiento y de la esperanza pues en ella cada día se
reconstruye la vida cristiana con amor, fe, paciencia y oración. El Magisterio afirma
que «la familia, como la Iglesia, debe ser un espacio en el cual el Evangelio es trans-
mitido y de donde el Evangelio se irradia» (EN, 71).
La familia crea «un ambiente de vida en el cual el niño puede nacer y desarrollar sus
potencialidades, hacerse consciente de su dignidad y prepararse a afrontar su destino
único e irrepetible» (CA, 39). En ella los adultos descubren su papel educativo para
la formación del carácter de los hijos, y el niño se presenta a la vida y aprende a amar.
El hombre recibe «las primeras nociones sobre la verdad y el bien; aprende qué
quiere decir amar y ser amado y, por consiguiente qué quiere decir en concreto ser
una persona» {Ibid). Los adultos son educados en respetar los hijos como personas
únicas e irrepetibles, con sus dones y una propia vocación. Deben formarlos en la
autoestima, en el descubrimiento de sus propias capacidades para discernir los va-
lores-morales. La familia debe continuamente sensibilizarles en modo formativo
sobre el fenómeno de la droga y los peligros del descarrilamiento. Recuérdese sin
embargo que «educar» no es solo «informar»: la sola información podría despertar
el deseo de probar, la curiosidad" y la imitación. En el proceso formativo es
importante tener presente las diversas etapas del desarrollo de la personalidad del in-
dividuo que se ha de educar. Si la familia, posteriormente, descubre que está
directamente impücada en el drama de la toxicodependencia no debe absolutamente
BOLETIN ECLESIASTICO
443
cerrarse, ni tener miedo de hablar de manera clara de lo que está viviendo. Debe tener
el valor de pedir ajuda a quien está en grado de ayudar y puede válidamente
aconsejarla. Cerrándose, en efecto, en la propia pena a causa de una malentendida
vergüenza, terminaría por hacer el juego del toxicodependiente.
Todo esto no es fácil. Pero solamente se crece a través de la superación de las
dificultades, en un entrenamiento constante, hecho también de derrotas. En este caso
los padres ven el sufrimiento y los sacrificios como sinvalores, pero no es así. El
sufrimiento y los sacrificios a>Tidan a crecer y a madurar, reforzando la voluntad y
el carácter. Nos lo ha enseñado quien, a través del sufrimiento, ha redimido la hu-
manidad. A veces los padres deben saber tomar decisiones dolorosas para a>ajdar al
hijo toxicodependiente. Decisiones que, sin embargo, nunca están despro\istas de
afecto. Y de afecto tienen ciertamente necesidad también los padres. Cuánto es
elocuente la observación de tantos padres cuando manifiestan que les es necesario
ante todo cargarse ellos de afecto para poderío luego dar a sus hijos tan necesitados
de amor!
b) Presencia en la parroquia
El trabajo pasüxal de la parroquia coopera en edificar la Iglesia, comunidad de
salvación, y en sanar el corazón del hombre. Y a esto tiende a través de toda su
actividad.
Ante todo, en el anuncio de la Palabra de Dios: un anuncio fuerte y comprometido
en todas sus formas (catequesis, homüía, enseñanza de la religión en la escuela, etc.)
que favorece el crecimiento de la fe. La palabra proclamada, cuando es acogida,
renueva al hombre y lo convierte en verdadero testigo del Evangelio. En el Evangelio
se aprende la caridad de Cristo, reveladora de la justicia y de la misericordia del
Padre celeste, evitando así, juzgar al propio hermano (cfr. Sant. 4, 11 -12). Se forman
además conciencias críticas respecto a los falsos valores y a los ídolos propuestos
por la sociedad consumista y hedonista. Se comprende mejor que las vías para una
calidad de vida digna del hombre, no son aquellas que hacen de la eficiencia y del
suceso el primer y absoluto criterio, sino aquellas que presentan al hombre propues-
tas exigentes y empeños valerosos, abriéndolo al horizonte de la verdadera libertad,
lejos de las abundantes dependencias y placeres que lo hacen ev. lavo. La palabra de
Dios da a los jóvenes valor, fuerza, comprensión y esperanza.
En la liturgia se hace presente el misterio salvífico de Cristo. Toda comunidad, al
celebrarla gozosamente, recibe los dones de su Redentor, y descubre las indigencias
444
BOLETIS ECLESIASTICO
de los necesitados y de los pobres.
Al recibir en la Eucaristía al Señor, descubre la exigencia de abrirse a los hermanos.
La Iglesia, además, medita el ejemplo de Cristo que no vino a buscar los sanos sino
a los enfermos, a llamar no a los justos, sino a los pecadores a la conversión (cfr. Me
2, 15. 17). Esto implica, para las comunidades eclesiales, la disponibilidad a prestar
una atención concreta a las diversas formas de pobreza presentes en su propio
ámbito. Hacerse cargo de estas pobrezas en nombre de la solidaridad activa, es la
primera vía para prevenir estas desgracias y dar sentido a la vida.
La pastoral de la prevención es para la parroquia una prioridad pues ella es
comimidad educadora. Los adultos deberían sentirse en la comunidad educadores
y corresponsables de la formación de cada hijo, de cada joven. En este ámbito debe
revalorizarse la corrección firatema como recíproco estímulo al bien y a lo mejor. A
la base de todo está el amor abierto a todo hombre, especialmente a los más pobres.
Este amor se manifiesta en la solidaridad.
En cuanto a los jóvenes es necesaria una pastoral exigente:
- En el plan espiritual del crecimiento en la santidad;
- En el adiestramiento al servicio gratuito y generoso;
- En las actividades de formación juvenil y en general de «educación a la vida
sana», bajo el aspecto deportivo, sanitario, cultural y espiritual.
La presencia de toxicodependientes llama toda la parroquia al empeño que sobre-
pasa la simple ayuda económica o la fácil delegación a las estructuras especializadas.
En la comunidad cristiana, deberían las familias o los grupos de familias, hacerse
disponibles para acoger o asistir un toxicodependiente en la fase de reinserción
social o laborativa. Así pues, deberán surgir, como ya se está dando de hecho,
comunidades educativas de voluntariado abiertas al territorio (parroquia, barrio,
municipio). Toma cuerpo de tal manera un servicio evangélico y se ofrece un
mensaje de esperanza, concretizado por medio de precisos gestos de acogida y de
amor.
c) Presencia en las comunidades para la atención de
los toxicodependientes
En la Iglesia existen también múltiples iniciativas para la prevención, la acogida y
BOLETIN ECLESIASTICO
445
la recuperación de los toxicodependientes, y su reinserción social. Mientras su
fuente de inspiración es única, diversas son las capacidades creativas de quienes la
concretizan. Pero si la fuente es el Evangelio, y su servicio es un mensaje de amor
y de esperanza, todas estas iniciativas no pueden ser sino de comunión, teniendo
como punto de referencia la regeneración de la persona y de la familia y la llamada
del hombre a vivir en relación.
La comunidad para la atención de los toxicodependientes no es solamente una
estructura, sino un estilo de vida que debe encamarse en todas partes: en casa, por
la calle, en la escuela, en el trabajo, en la diversión. El elemento indispensable, y
punto de fuerza del empeño eclesial en este campo, permanece la recuperación del
hombre mediante una acción inspirada por una propuesta evangélica que se hace
posible a través de varias formas de acogida en la cual se hace concreto el mensaje
de amor y de salvación de la Iglesia.
Somos conscientes, desde luego, de cómo, en tantas comunidades, personas que han
superado la toxicodep>endencia se convierten en apoyos válidos y testigos creíbles
para otros; son como maestros de prevención con el ejemplo de esperanza y de
recuperación positiva. Los ex-toxicodependientes llegan a ser especialistas en
afrontar el problema de la droga puesto que han vivido en su propia piel el sufri-
miento; han sabido aceptar la propuesta evangélica, y por consiguiente son los más
adecuados para transmitir cuanto han recibido a quien está en la situación en la que
ellos mismos se encontraban.
Otras características específicas de las comunidades para la recuperación de los
toxicodependientes se confían a la creatividad y a los diversos carismas y con-
cepciones de cuantos participan en ella. En el respeto de las diversas formas de
iniciativa, la Iglesia por medio de tales estructuras, ofrece un servicio eficaz a los
toxicodependientes permaneciendo siempre fiel a la propia misión; y exige una
propuesta de clara coherencia a cuantos pretenden seguirla. Ante estas múltiples
obras e iniciativas, la Iglesia tiene también la tarea del discernimiento. La adhesión
al Evangelio y al Magisterio de la Iglesia, constituye el parámetro para definir la
identidad cristiana de cada comunidad, que tal pretende ser.
En un texto de esta naturaleza, no podemos adentramos en valorar la variedad de los
métodos utilizados en la atención de las víctimas de la toxicodependencia. Estas
dependen también del contexto cultural de las naciones, del estado particular de las
familias y de los toxicodependientes mismos. í*uedcn existir acentuaciones, de
446
BOLETIN ECLESIASTICO
acuerdo con el grado de secularización, de presencia de los valores cristianos en la
comunidad y en la persona, víctima de esta esclavitud.^*
La Iglesia, respetando la autonomía de las ciencias, y su propia metodología, se
interesa más en el esfuerzo de la evangelización, sobre todo cuando el trabajo se
desarrolla en las instituciones que pertenecen o que son puestas bajo la inspiración
y la dirección de agentes pastorales de la Iglesia. La verdad sobre el hombre y sobre
Cristo debe estar en el centro de una recuperación integral. Es necesario leer con
atención la afirmación del Santo Padre, Juan Pablo II: «Los hombrea tienen
necesidad de la verdad; tienen la necesidad absoluta de saber por qué viven, mueren,
sufren! Pues bien, vosotros sabéis que la verdad es Jesucristo!. El mismo lo ha
afirmado categóricamente: «Yo soy la verdad» (Jn 14, 6). «Yo soy la luz del mundo:
quien me sigue, no camina en las tinieblas» (JnS, 12). Amad, pues, la verdad! Llevad
la verdad al mundo! Testimoniad la verdad que es Jesús, con toda la doctrina
revelada por El mismo y enseñada por la Iglesia divinamente asistida e inspirada. Es
la verdad que salva nuestros jóvenes: la verdad toda entera, iluminadora y exigente,
como es! No tengáis miedo de la verdad y oponed solo y siempre a Jesucristo ante
tantos maestros del absurdo y del recelo, que puedan tal vez fascinar, pero que luego
llevan fatalmente a la destrucción».**
d) Presencia en la cultura
Existe una interdependencia entre el perfeccionamiento de la persona humana y el
desarrollo de la misma sociedad (cfir. GS, 25). Desde el momento en que el hombre
y la sociedad tienden, en el interior del orden temporal, al bien común, por medio de
la cultura, de manera especial, el desarrollo y la transmisión de esta se encuentran
entre los principales campos de servicio a la humanidad en la que la Iglesia debe estar
presente.
La cultura contribuye al desarrollo y a la perfección de las capacidades del hombre,
" Se ha hecho referencia, entre otros, al método empleado por Víctor Frankl, llamado logoterapia.
Este subraya los valores que dan sentido a la vida. Tiene, pues, un fuerte contenido ético y puede
ayudar en el proceso de recuperación. En un cierto momento puede ser conveniente abrirse hacia
una evangelización explícita, donde el centro es Cristo Logos. Así podremos también hablar de
Logos-lerapia (Palabra del Padre).
" Homilía de Juan Pablo 11 al Centro Italiano de Solidaridad, 9 agosto de 1980, en L'Osservalore
Romano, año CXX, n. 185/10-Vin-80.
BOLETIN ECLESIASTICO
447
tanto mentales como físicas. A través de la cultura el hombre promueve el bien
común de la sociedad creando aquellas condiciones sociales aptas para satisfacer
con facUidad sus necesidades y sus legítimos deseos. Tales condiciones sociales, si
quieren corresponder a la verdadera vocación del hombre, deben basarse en la
eminente dignidad de la persona humana que puede ser completamente com-
prendida solo a la luz de la trascendencia de la revelación cristiana.
Por esto la Iglesia debe «evangelizar -no de manera decorativa, a semejanza de un
barniz superficial, sino de modo vital, en profundidad y hasta las raíces- la cultura
y las culturas del hombre. . . , partiendo siempre de la persona y regresando a las
relaciones de las personas entre ellas y con Dios» (EN, 20). A través de esta
evangelización, la Iglesia mira a la conversión, es decir, a la transformación de las
conciencias, sea individuales que colectivas. Al hacer esto, la Iglesia no destruye,
sino que transforma interiormente la cultura, regenerando «los criterios de juicio, los
valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes
inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la
Palabra de Dios y con el diseño de salvación» (EN, 19).
Por otra parte, la toxicodependencia es el resultado de una cultura que, vacía de
tantos valores humanos, compromete la promoción del bien común y, por tanto, la
auténtica promoción de la persona. De aquí el empeño que pide el Santo Padre a los
laicos en promover el ámbito del bien común que protege la solidez de tantas
personas en el bien. Es por tanto la misión de la Iglesia reevangilizar esta cultura y
animar este orden temporal que la hace posible. Esto es sobre todo tarea de los fieles
laicos en su participación en el orden social en sus diversos aspectos (cfr. CL, 42).
Es necesaria la presencia evangelizadora de la Iglesia en los puestos privilegiados
de la cultura como las instituciones educativas (escuela, universidad, etc.), para una
eficaz acción de prevención. Tales centros son también lugares fundamentales para
la formación del carácter donde los educadores son llamados a detectar a tiempo
aquellos que pueden ser víctimas de la droga. La escuela debe obrar siempre en
estrecha colaboración con los padres en cuanto participa, en modo subsidiario, en la
formación de los jóvenes.
Dada la importancia de los medios de comunicación social, sea para la formación
que para la transmisión de la cultura, no puede faltar la presencia de la Iglesia en este
campo. La Iglesia evangelizadora debe hacer una obra de prevención promoviendo,
a través de ellos, un «nuevo humanismo» (cfr. FC, 7).
448
BOLETIN ECLESIASTICO
CONCLUSION
Estas páginas, fruto del encuentro de personas con muchos años de experiencia,
proponen algunas reflexiones para el trabajo de prevención de la toxicodependencia
y la recuperación de los toxicodependientes. Objetivo final del presente estudio es
que el hombre, dejando a un lado las falaces dependencias, reencuentre la verdadera
libertad en la dependencia filial del Padre celestial.
Al concluir, nos dirigimos a la Madre de Dios, que ha vivido en modo armonioso sus
relaciones fundamentales de acuerdo con el querer de Dios. Ayude, María, a cuantos
son amenazados por el azote de la droga y a aquellos que han llegado a ser sus
víctimas, guiándolos al Padre en el conocimiento y en el amor de su Hijo, Jesucristo.
El, Señor de la vida, haga pasar tantas personas, esclavas de la droga, de la
desesperación a la esperanza.
ALFONSO Cardenal TRUJILLO
Presidente
t JEAN-FRANCOIS ARRIGHI
Vice-P residente
Obispo titular de Vico Equense
BOLETIN ECLESIASTICO
449
Mensajes del Santo Padre
JUAN PABLO II
En su Tercera visita a la República Dominicana
Faro a Colón
Santa Misa
"Levántate y resplandece, pues ha llegado tu luz" (Is 60,1)-
1. La conmemoración del V Centenario el comienzo de la evangelización del
Nuevo Mundo, es un día grande para la Iglesia. Como sucesor del Apóstol Pedro
tengo la dicha de celebrar esta Eucaristía junto con mis Hermanos Obispos de toda
América Latina, así como miembros de otros Episcopados invitados, en esta bendita
tierra, que hace ahora quinientos años, recibió a Cristo, luz de las naciones, y fue
marcada con el signo de la Cruz salvadora.
Desde Santo Domingo quiero hacer llegar a todos los amadísimos hijos de América
mi saludo entrañable con las palabras del apóstol San Pablo: "Que la gracia y la paz
sea con vosotros de parte de Dios Padre y de Nuestro Señor Jesucristo" (Gál 1, 3).
Al conmemorar el 12 de Octubre de 1492, una de las fechas más importantes en la
historia de la humanidad, mi pensamiento y mi afecto se dirigen a todas y cada una
de las Iglesias particulares del continente americano. Que a pesar de la distancia
llegue a todas mi voz y la cercanía de mi presencia.
2. Voz que abraza en el Señor a las Iglesias en el Cono Sur: Chile, y Argentina,
Uruguay y Paraguay.
Voz de fraterno amor en Cristo a la Iglesia de Brasil, a las Iglesias de los Países
andinos: Boüvia y Perú, Ecuador y Colombia.
Voz de afectuosa comunión en la fe a la Iglesia en Venezuela, en Surinam, en las
Antillas, en República Dominicana y Haití, en Cuba, Jamaica y Puerto Rico.
Voz de paz en el Señor a las Iglesias de América Central y Panamá, de México y
América del Norte.
450
BOLETIN ECLESIASTICO
Junto con el abrazo fraterno a mis Hermanos en el Episcopado, deseo presentar mi
cordial y deferente saludo al Señor Presidente de la República y demás Autoridades
que nos acompañan.
3 . Las palabras de Isaías, proclamadas en la primera lectura, "levántate y resplan-
dece, pues ha llegado tu luz" (Is 60, 1), nos presentan la gloria de la nueva
Jerusalén. El profeta, a distancia de siglos, anuncia a Aquel que él ve como Luz del
mundo. De Jerusalén viene la aurora que resplandecerá en la plenitud del Misterio
divino diseñado desde toda la eternidad. S u claridad se extenderá a todas las naciones
de la tierra.
En efecto, hoy, reunidos en tomo al altar, celebramos en Santo Domingo, en rendida
acción de gracias a Dios, la llegada de la luz que ha alumbrado con esplendor de vida
y esperanza el caminar de los pueblos que, hace ahora quinientos años, nacieron a
la fe cristiana. Con la fuerza del Espúitu Santo la obra redentora de Cristo se hacía
presente por medio de aquella multitud de misioneros que, urgidos por el mandato
del Señor de "predicar la Buena Nueva a toda criatura" (Me 16, 15), cruzaron el
océano para anunciar a sus hermanos el mensaje de salvación. Junto con mis
Hermanos Obispos de América, doy gracias a la Santísima Trinidad porque "los
confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios" (Sal 98, 3). Las
palabras del profeta se han hecho verdad y vida en este continente de la esperanza;
por ello, con gozo incontenible, podemos hoy proclamar de nuevo: América
"levántate y resplandece, pues ha llegado tu luz, y la gloria del Señor sobre ti ha
amanecido" (Is 60, 1).
4. Y ¿qué mayor timbre de gloria para América que el de poder presentar a todos
aquellos testimonios de santidad que a lo largo de estos cinco siglos han hecho
vida en el Nuevo Mundo el mensaje de Jesucristo? Ahí están esa admirable pléyade
de santos y beatos que adornan la casi totalidad de la geografía americana, cuyas
vidas representan los más sazonados frutos de la evangelización y son modelo y
fuente de inspiración para los nuevos evangelizadores.
En este marco de santidad se sitúa la presente canonización del Beato Ezequiel
Moreno, que en su vida y obra apostólica compendia admirablemente los elementos
centrales de la efemérides que celebramos. En efecto, en la reseña de su vida santa,
así como de los méritos y gracias celestiales con que el Señor quiso adornarle -que
hemos oído hace unos momentos al solicitar oficialmente su canonización- aparecen
España, Filipinas y América Latina como los lugares en que desarrolló su
incansable labor misionera este hijo insigne de la Orden Agustina Recoleta. Como
BOLETIN ECLESIASTICO
451
obispo de Pasto, en Colombia, se sintió particularmente urgido por el celo apostólico
que, como hemos oído en la segunda lectura de esta celebración litúrgica, hace
exclamar a San Pablo: "Cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Cómo
creerán en aquel a quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique?" (Rom
10, 14).
5 . El nuevo Santo se nos presenta ante todo como modelo de evangelizador, cuyo
incontenible deseo de anunciar a Cristo guió todos los pasos de su vida. En
Casanare, Arauca, Pasto, Santafé de Bogotá y tantos otros lugares se entregó sin
reserva a la predicación, al sacramento de la reconciliación, a la catcquesis, a la
asistencia a los enfermos. Su inquembrantable fe en Dios, alimentada en todo
momento por una intensa vida interior, fue la gran fuerza que le sostuvo en su
dedicación al servicio de todos, en particular de los más pobres y abandonados.
Como Pastor profundamente espiritual y vigilante, dio vida a diversas asociaciones
religiosas; y a donde no podía llegar en persona procuraba hacerse presente mediante
la publicación, el periódico, la carta particular.
San Ezequiel Moreno, con su vida y obra de evangelizador, es modelo para los
Pastores, especialmente de América Latina, que bajo la guía del Espíritu quieren
responder con nuevo ardor, nuevos métodos y nueva expresión a los grandes
desafíos con que se enfrenta la Iglesia latinoamericana, la cual, llamada a la santidad,
que es la más preciada riqueza del cristianismo, ha de proclamar sin descanso a
"Jesucristo ayer, hoy y siempre" (Heb 13, 8). El Señor Jesús, que fue anunciado por
primera vez a los pueblos de este continente hace quinientos años, nos trae la
salvación, pues solo El tiene palabras de vida eterna (cf. Jn 6,69). "Tanto amó Dios
al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en El no perezca, sino
que tenga vida eterna" {Jn, 3, 16 ). Es el Dios que ama al hombre hasta entregar su
vida por él. Es el Dios encamado, que muere y resucita. ¡Es el Dios Amor!
Hoy, junto con toda la Iglesia, elevamos nuestra acción de gracias pwr los cinco
siglos de evangelización. En verdad se cumplen las palabras del profeta Isaías, que
hemos escuchado: "Se estremecerá y se ensanchará tu corazón porque vendrán a ti
los tesoros del mar" (Is 60, 5). Son las riquezas de la fe, de la esperanza, del amor.
Son "las riquezas de las naciones" flbid.): sus valores, sus conocimientos, su cultura.
La Iglesia, que a lo largo de su historia ha conocido pruebas y divisiones, se siente
enriquecida por Aquel que es el Señor de la historia.
6. América, ¡abre de par en par las puertas a Cristo! Deja que la semilla plantada
hace cinco siglos fecunde todos los ámbitos de tu vida: los individuos y las
452
BOLETIN ECLESIASTICO
familias, la cultura y el trabajo, la economía y la política, el presente y el futuro.
En esta solemne efemérides, quiero dirigir mi mensaje de paz y esperanza a todos
los hombres y mujeres de buena voluntad que en este bendito continente caminan
entre gozos y las tristezas del presente y aspiran a un porvenir más justo y fraterno.
A quienes tienen la responsabilidad del gobierno de las Naciones, con deferencia y
respeto hacia las funciones que ejercen, les invito a un renovado empeño a favor de
la justicia y la paz, de la libertad y el desarrollo integral. Que no ahorren esfuerzos
para potenciar los valores fundamentales de la convivencia social: el respeto a la
verdad, los vínculos de solidaridad, la tutela de los derechos humanos, la honestidad,
el diálogo, la participación de los ciudadanos a todos los niveles. Que el imperativo
ético sea un constante punto de referencia en el ejercicio de sus funciones. Los
principios cristianos que han informado la vida de sus pueblos, inspirando muchas
de sus instituciones, serán factor determinante en la consecución de la deseada
integración latinoamericana e infundirán viva esperanza y nuevo dinamismo que les
lleve a ocupar el puesto que les corresponde en el concierto de las Naciones.
7. A los representantes del mundo de la cultura, les aliento a una generosa puesta
en común de inteligencias, voluntades y trabajo creador ante el reto con que
enfrenta América Latina en el momento actual. Motivando y estimulando la
capacidad moral y espiritual de las personas, sois, en gran medida, corresponsables
en la construcción de una nueva sociedad. América Latina ha de consolidar su
identidad cultural y debe hacerlo desde sí misma, siendo fiel a sus raíces más
genuinas en las que a lo largo de estos cinco siglos se han encamado los valores
cristianos. La cultura, como instrumento de acercamiento y participación, de
comprensión y solidaridad, ha de abrir nuevos caminos de progreso y sentar las bases
de un auténtico humanismo integral que eleve la dignidad del hombre a su verdadera
e irrenunciable dimensión de hijo de Dios. Hago, pues, un apremiante llamado a los
responsables de la cultura de América Latina para que intensifiquen sus esfuerzos
en favor de la educación, que es llave maestra del futuro, alma del dinamismo social,
derecho y deber de toda persona.
8. A los trabajadores y empresarios -desde sus respectivas responsabilidades en
la sociedad- no puedo por menos de exhortarles a la solidaridad real y eficiente.
Vuestro desafío en las actuales circunstancias ha de tener como objetivo común el
de servir al hombre latinoamericano en sus impostergables necesidades: luchar
contra la pobreza y el hambre, el desempleo y la ignorancia; transformar los recur-
sos potenciales de la naturaleza con inteligencia, laboriosidad y constancia; aumen-
BOLETIN ECLESIASTICO
453
tar la producción y promover el desarrollo; humanizar las relaciones laborales
poniendo siempre a la persona humana, su dignidad y derechos, por encima de los
egoísmos e intereses de grupo. Mirando el actual panorama de América Latina y,
más aún, las perspectivas de futuro, se hace necesario sentar las bases para la
creación de una economía solidaria. Hay que sentir la pobreza ajena como propia
y convencerse de que los pobres no pueden esperar. Por su parte, los poderes
públicos han de salir al paso de injustas diferencias que ofenden la condición humana
de los hombres, hermanos e hijos de un mismo Padre y copartícipes de los dones que
el Creador puso en manos de todos. Aunque la Iglesia no pretende en ningún
momento ofrecer soluciones técnicas, sí alienta la creación de un proyecto
económico a nivel continental que, superando los aislacionismos, pueda presentarse
como interlocutor válido en la escena internacional y mundial. Por otra parte, no
puedo por menos de dirigir un urgente llamado a las naciones desarrolladas para que
enfrenten su responsabilidad moral ante la dramática situación de pobreza de
millones de seres humanos en América Latina.
9. A las familias de América, santuarios del amor y de la vida, las exhorto a ser
verdaderas "iglesias domésticas", lugar de encuentro con Dios, centro de
irradiación de la fe, escuela de vida cristiana, donde se construyan los sóüdos
fundamentos de una sociedad más íntegra, fraterna y solidaria. Que en su seno, los
jóvenes, la gran fuerza y esperanza de América, puedan hallar ideales altos y nobles
que satisfagan las ansias de sus corazones y les aparte de la tentación de una cultura
insoüdaria y sin horizontes que conduce irremediablemente al vacío y al desaliento.
Deseo en esta ocasión rendir particular homenaje a la mujer latinoamericana que,
generación tras generación, ha sido como el ángel custodio del alma cristiana de este
Continente.
Finalmente, mi pensamiento y mi plegaria a Dios se dirige a los enfermos, a los
ancianos, a los marginados, a las víctimas de la violencia, a los que no tienen empleo
ni vivienda digna, a los desplazados y encarcelados; en una palabra, a cuantos sufren
en el cuerpo o en el espíritu. Que la conciencia del dolor y de las injusticias infligidas
a tantos hermanos, sea, en este V Centenario, ocasión propicia para pedir humilde-
mente perdón por las ofensas y crear las condiciones de vida individual, familiar y
social que permitan un desarrollo integral y justo í)ara todos, pero particularmente
para los más abandonados y desposeídos. Vienen a mi mente aquellas palabras de
Santo Toribio de Mogrovejo, Patrono del Episcopado Latinoamericano, en las que
se declara profundamente dolido porque "no solo en tiempos pasados se les ha hecho
a estos pobres indios tantos agravios y con tanto exceso, sino que también en el día
de hoy muchos procuran hacer lo mismo". Los sentimientos y la solicitud pastoral
454
BOLETIN ECLESIASTICO
que reflejan estas palabras, pronunciadas por Santo Toribio en el m Concilio
Provincial de Lima de 1582, conservan hoy plena actualidad, queridos Hermanos
Obispos de América Latina, que maiíana iniciaréis los trabajos de la IV Conferencia
General. Era el mandato del Señor, de predicar el evangelio a toda criatura ( cf, A/c
16, 15) lo que movía al Santo Arzobispo a entregarse sin límites al anuncio del
mensaje de salvación y a la defensa de los pobres. Hoy, los sucesores de los
Apóstoles en esta tierra fértil, qüe recibió hace cinco siglos la palabra de Dios, se
enfrentan a nuevos y apremiantes retos, pero sienten en su alma de Pastores las
urgentes interrogantes de San Pablo, que hemos escuchado en la segunda lectura:
"¿Cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Cómo creerán en aquel a quien
no han oído? ?Cómo oirán sin que se les predique? Y ¿cómo predicarán si no son
enviados?" (Rom 10, 14-15).
10. Se trata, amadísimos Hermanos en el Episcopado, de interrogantes funda-
mentales que interpelan a los Pastores de la Iglesia de todas las épocas. Res-
ponder a tales urgencias y desafíos, antiguos y nuevos, es ciertamente vuestra tarea
prioritaria en el Continente de la esperanza y el objetivo esencial de la importante
reunión eclesial que os disponéis a celebrar. Estamos congregados frente a ese Faro
a Colón, que con su forma de cruz quiere simbolizar la Cruz de Cristo plantada en
esta tierra en 1492. Con ello, se ha querido también rendir homenaje al gran
Almirante que dejó escrito como voluntad suya: "Poned cruces en todos los caminos
y senderos, para que Dios os bendiga".
¡"Jesucristo ayer, hoy y siempre"! {Heb 13, 8). El es nuestra vida y nuestro único
guía. Solo en El está puesta nuestra esperanza. Su Espíritu ilumina los senderos de
la Iglesia, que hoy como ayer, le proclama Salvador del mundo y Señor de la historia.
Nos sostiene la sólida certeza de que El no nos abandona: "Yo estoy con vosotros
siempre hasta el fin del mundo" {Mt 28, 20), fueron sus últimas palabras antes de
ascender a su gloria. Jesucristo, luz del mundo, "camino, verdad y vida" (/« 14, 6),
nos guía por los senderos que pasan por el corazón de los hombres y por la historia
de los pueblos para que en todo tiempo y todas las generaciones "vean la salvación
de nuestro Dios" {Sal 97, 3).
Amén
BOLETÍN ECLESIASTICO
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Apertura IV Conferencia General
Episcopado Latinoamericano
Tema: "Nueva Evangelización, Promoción humana. Cultura cristiana. "Jesucristo
ayer, hoy y siempre" (Heb 13, 8).
Queridos Hermanos en el Episcopado, amados sacerdotes, religiosos, religiosas y
laicos:
1. Bajo la guía del Espíritu, al que hemos invocado fervientemente para que
ilumine los trabajos de esta importante asamblea eclesial, inauguramos la JV
Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, poniendo nuestros ojos y
nuestro corazón en Jesucristo, "el mismo ayer, hoy y siempre" {Heb 13, 8). El es el
Principio y el Fin, el Alfa y la Omega (Ap 21,6), la plenitud de la evangelización,
"el primero y más grande evangelizador. Lo ha sido hasta el final, hasta la perfección,
hasta el sacrificio de su existencia terrena" (Evangelii nuntiandi, 7).
En este encuentro eclesial sentimos muy viva la presencia de Jesucristo, Señor de la
historia. En su nombre se reunieron los Obispos de América Latina en las anteriores
Asambleas -Río de Janeiro en 1955; Medellín en 1968; Puebla en 1979-, y en su
mismo nombre nos reunimos ahora en Santo Domingo, para tratar el tema "Nueva
Evangelización, Promoción humana. Cultura cristiana", que engloba las grandes
cuestiones que, de cara al futuro, debe afrontar la Iglesia ante las nuevas situaciones
que emergen en Latinoamérica y en el mundo.
Es ésta, queridos Hermanos, una hora de gracia para todos nosotros y para la Iglesia
en América. En realidad, para la Iglesia universal, que nos acompaña con su plegaria,
con esa comunión profunda de los corazones que el Espíritu Santo genera en todos
los miembros del único cuerpo de Cristo. Hora de gracia y también de gran
responsabihdad. Ante nuestros ojos se vislumbra ya el tercer milenio. Y si la
Providencia nos ha convocado para dar gracias a Dios por los quinientos años de fe
y de vida cristiana en el continente americano, acaso podemos decir con más razón
aún que nos ha convocado también a renovamos interiormente, y a "escrutar los
signos de los tiempos" (cf. Mt 16, 3). En verdad, la llamada a la nueva evangelización
es ante todo una llamada a la conversión. En efecto, mediante el testimonio de una
Iglesia cada vez más fiel a su identidad y más viva en todas sus manifestaciones, los
456
BOLETIN ECLESIASTICO
hombres y los pueblos de América Latina, y todo el mundo, podrán seguir
encontrando a Jesucristo, y en El la verdad de su vocación y su esperanza, el camino
hacia una humanidad mejor.
Mirando a Cristo, "fijando los ojos en el que inicia y completa nuestra fe: Jesús" (Heb
12, 2), seguimos el sendero trazado por el Concilio Vaticano II, del que ayer se
cumplió el XXX aniversario de su solemne inauguración. Por ello, al inaugurar esta
magna Asamblea, deseo recordar aquellas sentidas palabras pronunciadas por mi
venerable predecesor, el Papa Pablo VI, en la apertura de la segunda sesión conciliar:
"¡Cristo!
Cristo, nuestro principio.
Cristo, nuestra vida y nuestro guía.
Cristo, nuestra esperanza y nuestro término...
Que no se cierna sobre esta asamblea otra luz
que no sea la de Cristo, luz del mundo.
Que ninguna otra verdad atraiga nuestra mente
fuera de las palabras del Señor, único Maestro.
Que no tengamos otra aspiración que la de serle absolutamente fieles.
Que ninguna otra esperanza nos sostenga, si no es aquella que, mediante su palabra,
conforta nuestra debilidad. . .".
I. JESUCRISTO AYER, HOY Y SIEMPRE
2. Esta Conferencia se reúne para celebrar a Jesucristo, para dar gracias a Dios
por su presencia en estas tierras de América, donde hace ahora 500 años comenzó
a difundirse el mensaje de la salvación; se reúne para celebrar la implantación de la
Iglesia, que durante estos cinco siglos tan abundantes frutos de santidad y amor ha
dado en el Nuevo Mundo.
Jesucristo es la Verdad eterna que se manifestó en la plenitud de los tiempos. Y
precisamente, para transmitir la Buena Nueva a todos los pueblos, fundó su Iglesia
con la misión específica de evangelizar: "Id por todo el mundo y proclamad el
evangelio a toda creatura" (Me 16, 15). Se puede decir que en estas palabras está
contenida la proclama solemne de la evangelización. Así pues, desde el día en que
los Apóstoles recibieron el Espíritu Santo, la Iglesia inició la gran tarea de la
evangelización. San Pablo lo expresa en una frase lapidaria y emblemática:
"Evangelizare lesum Christum", "anunciar a Jesucristo" {Gál 1, 16). Esto es lo que
han hecho los discípulos del Señor, en todos los tiempos y en todas las latitudes del
BOLETIN ECLESIASTICO
457
mundo.
3. En este proceso singular el año 1492 marca una fechi clave. En efecto, el 12
de Octubre -hace hoy exactamente cinco siglos- el Almirante Cristóbal Colón,
con las tres carabelas procedentes de España, llegó a estas tierras y plantó en ellas
la cruz de Cristo. La evangelización propiamente dicha, sin embargo, comenzó con
el segundo viaje de los descubridores, a quienes acompañaban los primeros misio-
neros. Se iniciaba así la siembra del don precioso de la fe. Y ¿cómo no dar gracias
a Dios por ello, junto con vosotros, queridos Hermanos Obispos, que hoy hacéis
presentes en Santo Domingo a todas las Iglesias particulares de Latinoamérica?
¡Cómo no dar gracias por los abundantes frutos de la semilla plantada a lo largo de
estos cinco siglos por tantos y tan intrépidos misioneros!
Con la llegada del Evangelio a América se ensancha la historia de la salvación, crece
la familia de Dios, se multiplica "para gloria de Dios el número de los que dan
gracias" (2 Cor 4, 15). Los pueblos del Nuevo Mundo eran "pueblos nuevos...
totalmente desconocidos para el Viejo Mundo hasta el año 1492", pero "conocidos
por Dios desde toda la eternidad y por El siempre abrazados con la paternidad que
el Hijo ha revelado en la plenitud de los tiempos (cf. Gál 4, 4)" (Homilía, 1 de enero
1992). En los pueblos de América, Dios se ha escogido un nuevo pueblo, lo ha
incorporado a su designio redentor, lo ha hecho partícipe de su espíritu. Mediante
la evangelización y la fe en Cristo, Dios ha renovado su alianza con América Latina.
Damos, pues, gracias a Dios por la pléyade de evangelizadores que dejaron su patria
y dieron su vida para sembrar en el Nuevo Mundo la vida nueva de la fe, la esperanza
y el amor. No los movía la leyenda de "El Dorado", o intereses personales, sino el
urgente llamado a evangelizar a unos hermanos que aún no conocían a Jesucristo.
Ellos anunciaron "la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres" {Tit
3, 4) a unas gentes que ofrecían a sus dioses incluso sacrificios humanos. Ellos tes-
timoniaron, con su vida )' con su palabra, la humanidad que brota del encuentro con
Cristo. Por su testimonio y su predicación, el número de hombres y mujeres que se
abrían a la gracia de Cristo se multiplicaron" como las estrellas del cielo, incontables
como las arenas de las orillas del mar" {Heb 11, 12).
4. Desde los primeros pasos de la evangelización, la Iglesia católica, movida por
la fidelidad al Espíritu de Cristo, fue defensora infatigable de los indios, pro-
tectora de los valores que había en sus culturas, promotora de humanidad frente a los
abusos de colonizadores a veces sin escrúpulos. La denuncia de las injusticias y
atropellos por obra de Montesinos, Las Casas, Córdoba, fray Juan del Valle y tantos
458
BOLETIN ECLESIASTICO
otros, fue como un clamor que propició una legislación inspirada en el recono-
cimiento del valor sagrado de la persona. La conciencia cristiana afloraba con
valentía profética en esa cátedra de dignidad y de libertad que fue, en la Universidad
de Salamanca, la Escuela de Vitoria, (cf. Discurso, 14 de mayo 1992), y en tantos
eximios defensores de los nativos, en España y en América Latina. Nombres que son
bien conocidos y que con ocasión del V Centenario han sido recordados con
admiración y gratitud. Por mi parte, y para precisar los perfiles de la verdad histórica
poniendo dereUeve las raíces cristianas y la identidad católica del Continente, sugerí
que se celebrara un Simposio Internacional sobre la Historia de la Evangelización
de América, organizado por la Pontificia Comisión para América Latina. Los datos
históricos muestran que se llevó a cabo una válida, fecunda y admirable obra
evangelizadora y que, mediante ella, se abrió camino de tal modo en América la
verdad sobre Dios y sobre el hombre que, de hecho, la evangeUzación misma
constituye una especie de tribunal de acusación para los responsables de aquellos
abusos.
De la fecundidad de la semilla evangélica depositada en estas benditas tierras he
podido ser testigo durante los viajes apostólicos que el Señor me ha concedido
realizar a vuestras Iglesias particulares. ¡Cómo no manifestar abiertamente mi
ardiente gratitud a Dios, porque me ha dado a conocer de cerca la realidad viva de
la Iglesia en América Latina! En mis viajes al Continente, así como durante vuestras
visitas "adLimina" y en otros diversos encuentros -que han robustecido los vínculos
de la colegialidad episcopal y la corresponsabilidad en la solicitud pastoral por toda
la Iglesia- he podido comprobar repetidamente la lozanía de la fe de vuestras
comunidades eclesiales y también medir la amplitud de los desafíos para la iglesia,
ligada indisolublemente a la suene misma de los pueblos del Continente.
5. La presente Conferencia General se reúne para perfilar las líneas maestras de
una acción evangelizadora que ponga a Cristo en el corazón y en los labios de
todos los latinoamericanos. Esta es nuestra tarea: hacer que la verdad sobre Cristo
y la verdad sobre el hombre penetren aún más profundamente en todos los estratos
de la.sociedad y la transformen (cf. Discurso a la Pont. Comisión para América
Latina, 14 de junio 1991).
En sus deliberaciones y conclusiones, esta Conferencia ha de saber conjugar los tres
elementos doctrinales y pastorales, que constituyen como las tres coordenadas de la
nueva evangelización: Cristología, Eclesiología y Antropología. Contado con una
profunda y sólida Cristología, basados en una sana antropología y con una clara y
recta visión eclesiológica, hay que afrontar los retos que se plantean hoy a la acción
BOLETIN ECLESIASTICO
459
evangelizadora de la Iglesia en América.
A continuación deseo compartir con vosotros algunas reflexiones que, siguiendo la
pauta del enunciado de la Conferencia y como signo de profunda comunión y co-
rresponsabilidad eclesial, os ayuden en vuestro ministerio de Pastores enti^egados
generosamente a la grey que el Señor os ha confiado. Se trata de presentar algunas
prioridades doctrinales y pastorales desde la perspectiva de la nueva evangelización.
II. NUEVA EVANGELIZACION
6. La nueva evangelización es la idea central de toda la temática de esta
Conferencia.
Desde mi encuentro en Haití con los Obispos del CELAM en 1983 he venido
poniendo particular énfasis en esta expresión, para despertar así un nuevo fervor y
nuevos afanes evangelizadores en América y en el mundo entero; esto es, para dar
a la acción pastoral "un impulso nuevo, capaz de crear tiempos nuevos de
evangelización, en una Iglesia todavía más arraigada en la fuerza y en el poder
perennes de Pentecostés" (Evangelli nuntiandi, 2).
La nueva evangelización no consiste en un "nuevo evangelio", que surgiría siempre
de nosotros mismos, de nuestra cultura, de nuestros análisis de las necesidades del
hombre. Por ello, no sería "evangelio", sino mera invención humana, y no habría en
él salvación. Tampoco consiste en recortar del Evangelio todo aquello que parece
difícilmente asimilable para la mentalidad de hoy. No es la cultura la medida del
Evangelio, sino Jesucristo la medida de toda cultura y de toda obra humana. No, la
nueva evangelización no nace del deseo "de agradar a los hombres" o de "buscar su
favor" {Gál 1, 10), sino de la responsabilidad para con el don que Dios nos ha hecho
en Cristo, en el que accedemos a la verdad sobre Dios y sobre el hombre, y a la
posibilidad de la vida verdadera.
La nueva evangelización tiene, como punto de partida, la certeza de que en Cristo
hay una "inescrutable riqueza" (£/3, 8), que no agota ninguna cultura, ni ninguna
época, y a la cual podemos acudir siempre los hombres para enriquecemos (cf.
Asamblea especial para Europa del Sínodo de los Obispos, Declaración final 3). Esa
riqueza es, ante todo, Cristo mismo, su persona, porque El mismo es nuestra
salvación. Los hombres de cualquier tiempo y de cualquier cultura podemos,
acercándonos a El mediante la fe y la incorporación a su Cuerpo, que es la Iglesia,
hallar respuesta a esas preguntas, siempre antiguas y siempre nuevas, con las que los
460
BOLETIN ECLESIASTICO
hombres afipontamos el misterio de nuestra existencia y que llevamos indeleble-
mente grabadas en nuestro corazón desde la creación y desde la herida del pecado.
7. La novedad no afecta al contenido del mensaje evangélico que es inmutable,
pues Cristo es "el mismo ayer, hoy y siempre". Por esto, el evangelio ha de ser
predicado en plena fidelidad y pureza, tal como ha sido custodiado y transmitido por
la Tradición de la Iglesia. Evangelizar es anunciar a una persona, que es Cristo. En
efecto, "no hay evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre, la
doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazareth, Hijo de
Dios" (Evangelii nuntiandi, 22). Por eso, las cñstologías redutivas, de las que en
diversas ocasiones he señalado sus desviaciones (cf. Discurso Inaugural de la
Conferencia de Puebla, 28 de enero 1979, 1, 4), no pueden aceptarse como
instrumentos de la nueva evangelización. Al evangelizar, la unidad de la fe de la
Iglesia tiene que resplandecer no solo en el magisterio auténtico de los Obispos, sino
también en el servicio a la verdad por parte de los pastores de almas, de los teólogos,
de los catequistas y de todos los que están comprometidos en la proclamación y
predicación de la fe.
A este respecto, la Iglesia estimula, admira y respeta la vocación del teólogo, cuya
"función es lograr una comprensión cada vez más profunda de la palabra de Dios
contenida en la Escritura inspirada y transmitida por la Tradición viva de la Iglesia"
(Instrucción de la Congregación para la doctrina de la Fe sobre la vocación eclesial
del teólogo, 24 de mayo de 1990, 6). Esta vocación noble y necesaria, surge en el
interior de la Iglesia y presupone la condición de creyente en el mismo teólogo, con
una actitud de fe que él mismo debe testimoniar en la comunidad. "La recta
conciencia del teólogo católico supone consecuentemente la fe en la Palabra de Dios
(...) el amor a la Iglesia de la que ha recibido su misión y el respeto al Magisterio
asistido por Dios" (Ihid. 38). La teología está llamada, pues, a prestar un gran
servicio a la nueva evangelización.
8. Ciertamente es la verdad la que nos hace lita-es (cf. Jn 8, 32). Pero no podemos
por menos de constatar que existen posiciones inaceptables sobre lo que es la
verdad, la libertad, la conciencia. Se llega incluso a justificar el disenso con el
recurso "al pluralismo teológico, llevado a veces hasta un relativismo que pone en
peligro la integridad de la fe". No faltan quienes piensan que "los documentos del
Magisterio no serían sino el reflejo de una teología opinable" (Ibid. 34); y "surge así
una especie de 'magisterio paralelo' de los teólogos, en oposición y rivalidad con el
Magisterio auténtico" (ibid. ). Por otra parte, no podemos soslayar el hecho de que
las "actitudes de oposición sistemática a la Iglesia, que llegan incluso a constituirse
BOLETIN ECLESIASTICO
461
en grupos organizados" , la contestación y la discordia, al igual que "acarrean graves
inconvenientes a la comunión de la Iglesia", son también un obstáculo para la
evangelización (cf. Ibid., 32).
La confesión de fe "Jesucristo ayer, hoy y siempre" de la Carta de los Hebreos -que
es como el telón de fondo del tema de esta FV Conferencia- nos lleva a recordar las
palabras del versículo siguiente: "No os dejéis seducir por doctrinas varias y
extrañas" (Heb 13,9). Vosotros, amados Pastores, tenéis que velar sobre todo por
la fe de la gente sencilla que, de lo contrario, se vería desorientada y confundida.
9. Todos los evangelizadores han de prestar también una atención especial a la
catequesis. Al comienzo de mi Pontificado quise dar nuevo impulso a esta labor
pastoral mediante la Exhortación Apostólica Catechesi tradendae, y recientemente
he aprobado el Catecismo de la Iglesia Católica, que presento como el mejor don
que la Iglesia puede hacer a sus Obispos y a todo el Pueblo de Dios. Se trata de un
valioso instrumento para la nueva evangelización, donde se compendia toda la
doctrina que la Iglesia ha de enseñar.
Confío asimismo que el movimiento bíblico continúe desplegando su benéfica labor
en América Latina y que las Sagradas Escrituras nutran cada vez más la vida de los
fíeles, para lo cual se hace imprescindible que los agentes de pastoral profundicen
incansablemente en la Palabra de Dios, viviéndola y transmitiéndola a los demás con
fidelidad, es decir, "teniendo muy en cuenta la unidad de toda la Escritura, la
tradición viva de toda la Iglesia y la analogía de la fe". (Dei Verbum, 12). Igualmente,
el movimiento litúrgico ha de dar renovado impulso a la vivencia íntima de los
misterios de nuestra fe, llevando al encuentro con Cristo Resucitado en la Uturgia de
la Iglesia. Es en la celebración de la Palabra y de los Sacramentos, pero sobre todo
en la Eucaristía, culmen y fuenic de la vida de la Iglesia y de toda la evangelización,
donde se realiza nuestro encuentro salvífico con Cristo, al que nos unimos
místicamente formando su Iglesia (cf. Lumen gentium, 7). Por ello os exhorto a dar
un nuevo impulso a la celebración digna, viva participada de las asambleas
litúrgicas, con ese profundo sentido de la fe de la contemplación de los misterios de
la salvación, tan arraigados en vuestros pueblos.
10. La novedad de la acción evangclizadora a que hemos convocado afecta a la
actitud, al estilo, al esfuerzo y a la programación o, como propuse en Haití, al
ardor, a los métodos y a la expresión, (cf. Discurso a los Obispos del CELAM, 9 de
marzo 1983). Una evangelización nueva en su ardor supone una fe sólida, una
caridad pastoral intensa y una rica fidelidad que, bajo la acción del Espítiru, generen
462
BOLETIN ECLESIASTICO
una mística, un incontenible entusiasmo en la Tarea de anunciar el Evangelio. En
lenguaje neotestamentario es la "parresía" que inflama el corazón del apóstol (cí.Act
5, 28-29; cf. Redemptoris missio, 45). Esta "parresía" ha de ser también el sello de
vuestro apostolado en América. Nada puede haceros callar, pues sois heraldos de la
verdad. La verdad de Cristo ha de iluminar las mentes y los corazones con la activa,
incansable y pública proclamación de los valores cristianos.
Por otra parte, los nuevos tiempos exigen que el mensaje cristiano llegue al hombre
de hoy mediante nuevos métodos de apostolado, y que sea expresado en lenguaje y
formas accesibles al hombre latinoamericano, necesitado de Cristo y sediento del
evangelio: ¿Cómo hacer accesible, penetrante, válida y profunda la respuesta al
hombre de hoy, sin alterar o modificar en nada el contenido del mensaje evangélico?
¿Cómo llegar al corazón de la cultura que queremos evangelizar? ¿Cómo hablar de
Dios en un mundo en el que está presente un proceso creciente de secularización?
11. Como lo habéis manifestado en los encuentros y conversaciones que hemos
tenido a lo largo de estos años, tanto en Roma como en mis visitas a vuestras
Iglesias particulares, hoy la fe sencilla de vuestros pueblos sufre el embate de la
secularización, con el consiguiente debihtamiento de los valores religiosos y
morales. En los ambientes urbanos crece una modalidad cultural que, confiando solo
en la ciencia y en los avances de la técnica, se presenta como hostil a la fe. Se
transmiten unos "modelos" de vida en contraste con los valores del evangelio. Bajo
la presión del secularismo, se llega a presentar la fe como si fuera una amenaza a la
libertad y autonomía del hombre.
Sin embargo, no podemos olvidar que la historia reciente ha mostrado que cuando,
al amparo de ciertas ideologías, se niegan la verdad sobre Dios y la verdad sobre el
hombre, se hace imposible construir una sociedad de rostro humano. Con la caída
de los regímenes del llamado "socialismo real" en Europa oriental cabe esperar que
también en este continente se saquen las deducciones pertinentes en relación con el
valor efímero de tales ideologías. La crisis del colectivismo marxista no ha tenido
solo raíces económicas, como he puesto en relieve en la Encíclica Centesimus annus
(n. 41), pues la verdad sobre el hombre está íntima y necesariamente ligada a la
verdad sobre Dios.
La nueva evangelización ha de dar, pues, una respuesta integral, pronta, ágil, que
fortalezca la fe católica, en sus verdades fundamentales, en sus dimensiones
individuales, familiares y sociales.
BOLETIN ECLESIASTICO
463
12. A ejemplo del Buen Pastor, habéis de apacentar el rebaño que os ha sido
confiado y defenderlo de los lobos rapaces. Causa de división y discordia en
vuestras comunidades eclesiales son -lo sabéis bien- las sectas y movimientos
"pseudo-espirituales" de que habla el Documento de Puebla (n. 628), cuya expresión
y agresividad urge afrontar.
Como muchos de vosotros habéis señalado, el avance de las sectas pone de relieve
un vacío pastoral, que tiene frecuentemente su causa en la falta de formación, lo cual
mina la identidad cristiana y hace que grandes masas de católicos sin una atención
religiosa adecuada -entre otras razones, por falta de sacerdotes-, queden a merced de
campañas de proselitismo sectario muy activas. Pero también puede suceder que los
fieles no hallen en los agentes de pastoral aquel fuerte sentido de Dios que ellos
deberían transmitir en sus vidas. "Tales situaciones pueden ser ocasión de que
muchas personas pobres y sencillas, -como por desgracia está ocurriendo- se
conviertan en fácil presa de las sectas, en las que buscan un sentido religioso de la
vida que quizás no encuentran en quienes se lo tendrían que ofrecer a manos llenas"
(Carta Apostólica Los Caminos del Evangelio, 20).
Por otra parte, no se puede infravalorar una cierta estrategia, cuyo objetivo es
debilitar los vínculos que unen a los Países de América Latina y minar así las fuerzas
que nacen de la unidad. Con este objeto se destinan importantes recursos
económicos para subvencionar campañas proselitistas, que tratan de resquebrajar
esta unidad católica.
Al preocupante fenómeno de las sectas hay que responder con una acción pastoral
que ponga en el centro de todo a la persona, su dimensión comunitaria y su anhelo
de una relación personal con Dios. Es un hecho que allí donde la presencia de la
Iglesia es dinámica, como es el caso de las parroquias en las que se imparte una
asidua formación en la Palabra de Dios, donde existe una liturgia activa y partici-
pada, una sólida piedad mariana, una efectiva solidaridad en el campo social, una
marcada solicitud pastoral por la familia, los jóvenes y los enfermos, vemos que las
sectas o los movimientos para-religiosos no logran instalarse o avanzar.
La arraigada religiosidad popular de vuestros fieles, con sus extraordinarios valores
de fe y de piedad, de sacrificio y de solidaridad, convenientemente evangelizada y
gozosamente celebrada, orientada en tomo a los misterios de Cristo y de la Virgen
María, puede ser, por sus raíces eminentemente católicas, un antídoto contra las
sectas y una garantía de fidelidad al mensaje de la salvación.
464
BOLETIN ECLESIASTICO
ra. PROMOCION HUMANA
13. Puesto que la iglesia es consciente de que el hombre -no el hombre abstracto,
sino el hombre concreto e histórico- "es el primer camino que ella debe recorrer
en el cumplimiento de su misión" {Redemptor hominis, 14), la promoción humana
ha de ser consecuencia lógica de la evangelización, la cual tiende a la liberación
integral de la persona (cf. Evangelii nuntiandi, nn. 29-39).
Mirando a ese hombre concreto, vosotros. Pastores de la Iglesia, constatáis la difícil
y delicada realidad social por la que atraviesa hoy América Latina, donde existen
ampüas capas de población en la pobreza y la marginación. Por ello, solidarios con
el clamor de los pobres, os sentís llamados a asumir el papel del buen saman taño (cf .
Le 10, 25-37), pues el amor a Dios se muestra en el amor a la persona. Así nos lo re-
cuerda el apóstol Santiago con aquellas graves palabras: "Si un hermano o una
hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice:
'Idos en paz, calentaos y hartaos', pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de
qué sirve?" {Sant 2, 15-16).
La preocupación por lo social "forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia"
{Sollicitudo rei sociatis, 41) y es también "parte esencial del mensaje cristiano, ya
que esta doctrina expone sus consecuencias directas en la vida de la sociedad y
encuadra incluso el trabajo cotidiano y las luchas por la justicia en el testimonio de
Cristo Salvador" {Centesimas annus, 5).
Como afirma el Concilio Vaticano II en la Constitución pastoral Gaudium et spes,
el problema de la promoción humana no se puede considerar al margen de la relac ión
del hombre con Dios (cf. nn. 43-45). En efecto, contraponer la promoción
auténticamente humana y el proyecto de Dios sobre la humanidad es una grave
distorsión, fruto de una cierta mentahdad de inspiración secularista. La genuina
promoción humana ha de respetar siempre la verdad sobre Dios y la verdad sobre el
hombre, los derechos de Dios y los derechos del hombre.
14. Vosotros, amados Pastores, tocáis de cerca la situación angustiosa de tantos
hermanos que carecen de lo necesario para una vida auténticamente humana. No
obstante el avance registrado en algunos campos, persiste e incluso crece el
fenómeno de la pobreza. Los problemas se agravan con la pérdida del poder
adquisitivo del dinero, a causa de la inflación, a veces incontrolada, y del deterioro
de los términos de intercambio, con la consiguiente disminución de los precios de
ciertas materias primas con el peso insoportable de la deuda internacional de la que
BOLETIN ECLESIASTICO
465
se derivan tremendas consecuencias sociales. La situación se hace todavía más
dolorosa con el grave problema del desempleo creciente, que no permite llevar el pan
al hogar e impide el acceso a otros bienes fundamentales (cf . Laborem exercens, 18).
Sintiendo vivamente la gravedad de esta situación, no he dejado de dirigir apre-
miantes llamados en favor de una activa, justa y urgente solidaridad internacional.
Es éste un deber de justicia que afecta a toda la humanidad, pero sobre todo a los
países ricos que no pueden eludir su responsabilidad hacia los países en vías de
desarrollo. Esta soüdaridad es una exigencia del bien común universal que ha de ser
respetado por todos los integrantes de la familia humana (cf. Gaudium et spes, 26).
15. El mundo no puede sentirse tranquilo y satisfecho ante la situación caótica
y desconcertante que se presenta ante nuestros ojos: naciones, sectores de po-
blación, familias e individuos cada vez más ricos y privilegiados frente a pueblos,
familias y multitud de personas sumidas en la pobreza, víctimas del hambre y las en-
fermedades, carentes de vivienda digna, de servicios sanitarios, de acceso a la cul-
tura. Todo ello es testimonio elocuente de un desorden real y de una injusticia ins-
titucionalizada, a lo cual se suman a veces el retraso en tomar medidas necesarias,
la pasividad y la imprudencia, cuando no la transgresión de los principios éticos en
el ejercicio de las funciones administrativas, como es el caso de la corrupción. Ante
todo esto, se impone un "cambio de mentalidad, de comportamiento y de estructu-
ras" (Centesimus annus, 60), en orden a superar el abismo existente entre los países
ricos y los países pobres (cf.Lúiéore/nej^ercení, 16; C ente simus annus, 14), así como
las profundas diferencias existentes entre ciudadanos de un mismo país. En una
palabra: hay que hacer valer el nuevo ideal de solidaridad frente a la caduca voluntad
de dominio.
Por otra parte, es falaz e inaceptable la solución que propugna la reducción del
crecimiento demográfico sin importarle la moralidad de los medios empleados para
conseguirlo. No se trata de reducir a toda costa el número de invitados al banquete
de la vida; lo que hace falta es aumentar los medios de distribuir con mayor justicia
la riqueza para que todos puedan participar equitativamente de los bienes de la
creación.
Hay que buscar soluciones a nivel mundial, instaurando una verdadera economía de
comunicación y participación de bienes, tanto en el orden internacional como
nacional. A este propósito, un factor que puede contribuir notablemente a superar los
apremiantes problemas que hoy afectan a este continente es la integración latino-
americana. Es grave responsabilidad de los gobernantes el favorecer el ya iniciado
466
BOLETIN ECLESIASTICO
prcx^eso de integración de unos pueblos a quienes la misma geografía, la fe cristiana,
la lengua y la cultura han unido definitivamente en el camino de la historia.
16. En continuidad con las Conferencias de Medelb'n y Puebla, la Iglesia
reafirma la opción preferencial en favor de los pobres. Una opción no exclusiva
ni excluyente, pues el mensaje de la salvación está destinado a todos. "Una opción,
además, basada esencialmente en la Palabra de Dios y no en criterios aportados por
ciencias humanas o ideologías contrapuestas, que con frecuencia reducen a los
pobres a categorías sociopoh'ticas económicas abstractas. Pero una opción firme e
irrevocable" (Discurso a los Cardenales y Prelados de la Curia Romana, 21 di-
ciembre 1984, 9).
Como afirma el Documento de Puebla, "acercándonos al pobre para acompañarlo
y servirlo, hacemos lo que Cristo nos enseñó haciéndose hermano nuestro, pobre
como nosotros. Por eso, el servicio a los pobres es la medida privilegiada, aunque
no excluyente, de nuestro seguimiento de Cristo. El mejor servicio al hermano es la
evangelización que lo dispone a realizarse como Hijo de Dios, lo libera de las
injusticias y lo promueve integralmente" (Puebla, 1145). Dichos criterios
evangélicos de servicio al necesitado evitarán cualquier tentación de connivencia
con los responsables de las causas de la pobreza, o peligrosas desviaciones
ideológicas, incompatibles con la doctrina y misión de la Iglesia.
La genuina praxis de liberación ha de estar siempre inspirada por la doctrina de la
Iglesia según se expone en las dos Instrucciones de la Congregación para la Doctrina
de la Fe (Libertatis muntius, 1984; Libertatis conscientia, 1986), que han de ser
tenidas en cuenta cuando se aborda el tema de las teologías de la liberación. Por otra
parte, la Iglesia no puede en modo alguno dejarse arrebatar por ninguna ideología
o corriente política la bandera de la justicia, lo cual es una de las primeras exigencias
del evangelio y, a la vez, fruto de la venida del Reino de Dios.
17. Como ya lo señaló la Conferencia de Puebla, existen grupos humanos par-
ticylarmente sumidos en la pobreza; tal es el caso de los indígenas (cf. n. 1265).
A ellos, y también a los afroamericanos, he querido dirigir un mensaje especial de
solidaridad y cercam'a, que entregaré mañana a un grupo de representantes de sus
respectivas comunidades. Como gesto de solidaridad, la Santa Sede ha creado re-
cientemente la Fundación "Populorum Progressio", que dispone de un fondo de
ayuda en favor de los campesino, indios y demás grupos humanos del sector rural,
particularmente desprotegidos en América Latina.
BOLETIN ECLESIASTICO
467
En esta misma línea de solicitud pastoral por las categorías sociales más desprote-
gidas, esta Conferencia General podría valorar la oportunidad de que, en un futuro
no lejano, pueda celebrarse un Encuentro de representantes de los Episcopados de
todo el Continente Americano, -que podría tener también carácter sinodal- en orden
a incrementar la cooperación entre las diversas Iglesias particulares en los distintos
campos de la acción pastoral y en el que, dentro del marco de la nueva evangelización
y como expresión de comunión episcopal, se afronten también los problemas
relativos a la justicia y la solidaridad entre todas las Naciones de América. La Iglesia,
ya a las puertas del tercer milenio cristiano y en unos tiempos en que han caído
muchas barreras y fronteras ideológicas, siente como un deber ineludible unir
espiritualmente aún más a todos los pueblos que forman este gran Continente y, a
la vez, desde la misión religiosa que le es propia, impulsar un espíritu solidario entre
todos ellos, que permita, en modo particular, encontrar vías de solución a las
dramáticas situaciones de amplios sectores de población que aspiran a un legítimo
progreso integral y a condiciones de vida más justas y dignas.
18. No existe auténtica promoción humana, verdadera liberación, ni opción
preferencial por los pobres, si no se parte de los fundamentos mismos de la
dignidad de la persona y del ambiente en que tiene que desarrollarse, según el
proyecto del Creador. Por eso entre los temas y opciones que requieren toda la
atención de la Iglesia no puedo dejar de recordar el de la familia y el de la vida: dos
realidades que van estrechamente unidas, pues la "familia es como el santuario de
la vida" (Centesimus annus, n. 39). En efecto, "el futuro de la humanidad se fragua
en la familia; por consiguiente, es indispensable y urgente que todo hombre de buena
voluntad se esfuerce por salvar y promover los valores y exigencias de la familia"
(Familiar is consortio, 86).
No obstante los problemas que en nuestros días asedian al matrimonio y la
institución familiar, ésta, como "célula primera y vital de la sociedad" (Apostolicam
actuasitatem, 1 1) puede generar grandes energías, que son necesarias para el bien
de la humanidad. Por eso, hay que "anunciar con alegría y convicción la Ijuena
nueva' sobre la familia" (cf. Familiaris consortio, 86). Hay que anunciarla aquí, en
América Latina, donde, junto al aprecio que se tiene por la familia, prolifcran por
desgracia las uniones consensúales libres. Ante este fenómeno y ante las crecientes
presiones divorcistas urge promover medidas adecuadas en favor del núcleo
familiar, en primer lugar para asegurar la unión de vida y el amor estable dentro del
matrimonio, según el plan de Dios, así como una idónea educación de los hijos.
En estrecha conexión con los problemas señalados se encuentra el grave fenómeno
468
BOLETIN ECLESIASTICO
de los niños que viven permanentemente en las calles de las grandes ciudades
latinoamericanas, minados por el hambre y la enfermedad, sin protección alguna,
sujetos a tantos peligros, no excluida la droga y la prostitución. He aquí otra cuestión
que ha de apremiar vuestra solicitud pastoral, recordando las palabras de Jesús:
"Dejad que los niños vengan a mí" (Mt 19, 14).
La vida, desde su concepción en el seno materno hasta su término natural, ha de ser
defendida con decisión y valentía. Es necesario, pues, crear en América una cultura
de la vida que contrarreste la anticultura de la muerte, la cual -a través del aborto,
la eutanasia, la guerra, la guerrilla, el secuestro, el terrorismo y otras formas de
violencia o explotación- intenta prevalecer en algunas naciones. En este espectro de
atentados a la vida ocupa un lugar de primer orden el narcotráfico, que las instancias
competentes han de contrarrestar con todos los medios lícitos a disposición.
19. ¿Quién nos librará de estos signos de muerte? La experiencia del mundo
contemporáneo ha mostrado más y más, que las ideologías son incapaces de
derrotar aquel mal que tiene al hombre sujeto a servidumbre. El único que puede
librar de este mal es Cristo. Al celebrar el V Centenario de la Evangelizacióri,
volvemos los ojos, conmovidos, a aquel momento de gracia en el que Cristo nos ha
sido dado de una vez para siempre. La dolorosa situación de tantas hermanas y
hermanos latinoamericanos no nos lleva a la desesperanza. Al contrario, hace más
urgente la tarea que tiene la Iglesia ante sí: reavivar en el corazón de cada bautizado
la gracia recibida. "Te recomiendo -escribía San Pablo a Timoteo- que reavives la
gracia de Dios que está en ti" (2 Tim 1,6).
Como de la acogida del Espúitu en Pentecostés nació el pueblo de la Nueva Alianza,
solo esta acogida hará surgir un pueblo capaz de generar hombres renovados y libres,
conscientes de su dignidad. No podemos olvidar que la promoción integral del
hombre es de capital importancia para el desarrollo de los pueblos de Latinoamérica.
Pues, "el desarrollo de un pueblo no deriva primariamente del dinero, ni de las
ayudas materiales, ni de las estructuras técnicas, sino más bien de la formación de
las conciencias, de la madurez de la mentalidad y de las costumbres. Es el hombre
el protagonista del desarrollo, no el dinero ni la técnica" (Redemptoris missio, 58).
La mayor riqueza de Latinoamérica son sus gentes. La Iglesia, "despertando las
conciencias con el Evangelio", contribuye a despertar las energías dormidas para
disponerlas a trabajar en la construcción de una nueva civilización (cf. Ibid.).
BOLETIN ECLESIASTICO
469
IV. CULTURA CRISTIANA
20. Aunque el Evangelio no se identifica con ninguna cultura en particular, sí
debe inspirarlas, para de esta manera transformarlas desde dentro, enrique-
ciéndolas con los valores cristianos que derivan de la fe. En verdad, la evange-
lización de las culturas representa la forma más profunda y global de evangelizar a
una sociedad, pues mediante ella el mensaje de Cristo penetra en las conciencias de
las personas y se proyecta en el "ethos" de un pueblo, en sus actitudes vitales, en sus
instituciones y en todas las estructuras (cf. Discurso a los intelectuales y al mundo
universitario, Medellín 5 de julio 1.986, 2).
El tema "cultura" ha sido objeto de particular estudio y reflexión por parte del
CELAM en los últimos años. También la Iglesia toda dirige su atención a esta
importante materia "ya que la nueva evangelización ha de proyectarse sobre la
cultura" 'adveniente', sobre todas las culturas, incluidas las culturas indígenas" (cf.
Angelus, 28 de junio 1992). Anunciar a Jesucristo en todas las culturas es la
preocupación central de la Iglesia y objeto de su misión. En nuestros días, esto exige,
en primer lugar, el discernimiento de las culturas como realidad humana a evange-
lizar y, consiguientemente, la urgencia de un nuevo tipo de colaboración entre todos
los responsables de la obra evangelizadora.
21. En nuestros días se percibe una crisis cultural de proporciones insos-
pechadas. Es cierto que el sustrato cultural actual presenta un buen número de
valores positivos , muchos de ellos fruto de la evangelizac ión ; pero, al mismo tiempo,
ha eliminado valores religiosos fundamentales y ha introducido concepciones
engañosas que no son aceptables desde el punto de vista cristiano.
La ausencia de esos valores cristianos fundamentales en la cultura de la modernidad
no solamente ha ofuscado la dimensión de lo trascendente, abocando a muchas
personas hacia el indiferentismo religioso -también en América Latina-, sino que,
a la vez, es causa determinante del desencanto social en que se ha gestado la crisis
de esta cultura. Tras la autonomía introducida por el racionalismo, hoy se tiende a
basar los valores sobre todo en consensos sociales subjetivos que, no raramente,
llevan a posiciones contrarias incluso a la misma ética natural. Piénsese en el drama
del aborto, los abusos en ingeniería genética, los atentados a la vida y a la dignidad
de la persona.
Frente a la pluralidad de opciones que hoy se ofrecen, se requiere una profunda
renovación pastoral mediante el discernimiento evangélico sobre los valores domi-
470
BOLETIN ECLESIASTICO
nantes, las actítudes, los comportamientos colectivos, que frecuentemente represen-
tan un factor decisivo para optar por el bien como por el mal. En nuestros días se hace
necesario un esfuerzo y un tacto especial para incul turar el mensaje de Jesús, de tal
manera que los valores cristianos puedan transformar los diversos núcleos cultu-
rales, piuificándolos, si fuera necesario y haciendo posible el afianzamiento de una
cultura cristiana que renueve, amplíe y unifique los valores históricos pasados y
presentes para responder así en modo adecuado a los desafíos de nuestro tiempo (cf.
Redemptoris missio, 52). Uno de estos retos a la evangelización es el de intensificar
el diálogo entre las ciencias y la fe, en orden a crear un verdadero humanismo
cristiano. Se trata de mostrar que la ciencia y la técnica contribuyen a la civilización
y a la humanización del mundo en la medida en que están penetradas por la sabiduría
de Dios. A este propósito, deseo alentar vivamente a las Universidades y Centros de
Estudios Superiores, especialmente los que dependen de la Iglesia, a renovar su
empeño en el diálogo entre fe y ciencia.
22. La Iglesia mira con preocupación la fractura existente entre los valores
evangélicos y las culturas modernas, pues éstas corren el riesgo de encerrarse
dentro de sí en una especie de involución agnóstica y sin referencia a la dimensión
moral (cf. Discurso al Pont. Consejo para la Cultura, 18 de enero 1983). A este
respecto, conservan pleno vigor aquellas palabras del Papa Pablo VI: "La ruptura
entre evangelio y cultura es sin duda alguna el drama de nuestro tiempo, como lo fue
también en otras épocas. De ahí que haya que hacer-todos los esfuerzos con vistas
auna generosa evangelización de la cultura, o más exactamente de las culturas. Estas
deben ser regeneradas por el encuentro con la Buena Nueva" (Evangelii nuntiandi,
n. 20).
La Iglesia, que considera al hombre como su "camino" (cf. Redemptor hominis. 14),
ha de saber dar una respuesta adecuada a la actual crisis de la cultura. Frente al
complejo fenómeno de la modernidad, es necesario dar vida a una alternativa
cultiiral plenamente cristiana. Si la verdadera cultura es la que expresa los valores
universales de la persona, ¿quién puede proyectar más luz sobre la realidad del
hombre, sobre su dignidad y razón de ser, sobre su libertad y destino que el evangelio
de Cristo?
En este hito histórico del medio milenio de la evangelización de vuestros pueblos,
os invito pues, queridos Hermanos, a que, con el ardor de la nueva evangelización,
animados por el Espíritu del Señor Jesús, hagáis presente la Iglesia en la encrucijada
cultural de nuestro tiempo, para impregnar con los valores cristianos las raíces
mismas de la cultura "adveniente" y de todas las culturas ya existentes. A este
BOLETIN ECLESIASTICO
471
respecto, particular atención habréis de prestar a las culturas indígenas y ctfroameri-
canas, asimilando y poniendo de relieve todo lo que en ellas hay de profundamente
humano y humanizante. Su visión de la vida, que reconoce la sacralidad del ser
humano, su profundo respeto a la naturaleza, la humildad, la sencillez, la solidaridad
son valores que han de estimular el esfuerzo por llevar a cabo una auténtica
evangelización inculturada, que sea también promotora de progreso y conduzca
siempre a la adoración a Dios "en espíritu y en verdad" (Jn 3, 23). Más, el recono-
cimiento de dichos valores no os exime de proclamar en todo momento que "Cristo
es el único Salvador de la humanidad, el único en condiciones de revelar a Dios y
de guiar hacia Dios" (Redemptoris missio, 5).
"La evangelización de la cultura es un esfuerzo por comprender las mentalidades y
las actitudes del mundo actual e iluminarlas desde el evangelio. Es la voluntad de
llegar a todos los niveles de la vida humana para hacerla más digna" {Discurso al
mundo de la cultura, Lima 15 de mayo 1988, 5). Pero este esfuerzo de comprensión
e iluminación debe estar siempre acompañado del anuncio de la Buena Nueva (cf.
Redemptoris missio, 40), de tal manera que la penetración del evangelio en las
culturas no sea una simple adaptación externa, sino un "proceso profundo y global
que abarque tanto el mensaje cristiano, como reflexión y la praxis de la Iglesia"
(Ibid., 52), respetando siempre las características y la integridad de la fe.
23. Al ser la comunicación entre las personas un importante elemento generador
de cultura, los modernos medios de comunicación social revisten en este terreno
una importancia de primer orden. Intensificar la presencia de la Iglesia en el mundo
de la comunicación ha de ser ciertamente una de vuestras prioridades. Vienen a mi
mente las graves palabras de mi venerado predecesor el Papa Pablo VI: "La Iglesia
se sentiría culpable ante Dios si no empleara esos poderosos medios, que la
inteligencia humana perfecciona cada vez más" {Evangelii nuntiandi, 45).
Por otra parte, se ha de vigilar también sobre el uso de los medios de comunicación
social en la educación de la fe y en la difusión de la cultura religiosa. Una
responsabilidad que incumbe sobre todo a las casas editoriales dependientes de
instituciones católicas que deben "ser objeto de particular solitud por parte de los
Ordinarios de lugar, a fin de que sus publicaciones sean siempre conformes a la
docü-ina de la Iglesia y contribuyan eficazmente al bien de las almas" {Instrucción
de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre algunos aspectos relativos al
uso de los instrumentos de comunicación social en la promoción de la doctrina de
la fe, 30 de marzo 1992, 15, 2).
472
BOLETIN ECLESIASTICO
Ejemplos de inculturación del evangelio lo constituyen también ciertas manifes-
taciones socioculturales que están surgiendo en defensa del hombre y de su entorno,
y que han de ser iluminadas por la luz de la fe. Es el caso del movimiento ecologista
en favor del respeto debido a la naturaleza y contra la explotación desordenada de
sus reciu"sos, con el consiguiente deterioro de la calidad de vida. La convicción de
que "Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todo el género
humano" (Gaudium et spes, 69) ha de inspirar un sistema de gestión de los recursos
más justo y mejor coordinado a nivel mundial. La Iglesia hace suya la preocupación
por el medio ambiente e insta a los gobiernos para que protejan este patrimonio según
los criterios del bien común (cf. Mensaje para la XXV Jornada Mundial de la Paz.
1° enero 1992).
24. El desafío que representa la cultura "adveniente" no debilita sin embargo
nuestra esperanza, y damos gracias a Dios porque en América Latina el don de
la fe católica ha penetrado en lo más hondo de sus gentes, conformando en estos
quinientos años el alma cristiana del Continente e inspirando muchas de sus
instituciones. En efecto. La Iglesia en Latinoamérica ha logrado impregnar la
cultura del pueblo, ha sabido situar el mensaje evangélico en la base de su pensar,
en sus principios fundamentales de vida, en sus criterios de juicio, en sus normas de
acción.
Se nos presenta ahora el reto formidable de la continua inculturación del evangelio
en vuestros pueblos, temas que habréis de abordar con clarividencia y profundidad
durante los próximos días. América Latina, en Santa María de Guadalupe, ofrece
un gran ejemplo de evangelización perfectamente inculturada. En efecto, en la figura
de María -desde el principio de la cristianización del Nuevo Mundo y a la luz del
evangelio de Jesús- se encamaron auténticos valores culturales indígenas. En el
rostro mestizo de la Virgen del Tepeyac se resume el gran principio de la incul-
turación: la íntima transformación de los auténticos valores culturales mediante la
integración en el cristianismo y el enraizamiento del cristianismo en las varias
culturas (cf. Redemptoris missio, 52).
V. UNA NUEVA ERA BAJO EL SIGNO DE LA ESPERANZA
25. He ahí, queridos hermanos y hermanas, algunos de los desafíos que se
presentan a la Iglesia en esta hora de la nueva evangelización. Ante este pa-
norama cargado de interrogantes, pero también grávido de promesas, hemos de
preguntamos cuál es el camino que debe seguir la Iglesia en América Latina para que
su misión dé en la próxima etapa de su historia los frutos que espera el Dueño de la
BOLETIN ECLESIASTICO
473
mies (cf. Le 10, 2; A/c 4, 20). Vuestra Asamblea habrá de delinear el rostro de una
Iglesia viva y dinámica que crece en la fe, se santifica, ama, sufre, se compromete
y espera en su Señor, como nos recuerda el Concilio Ecuménico Vaticano II, punto
obligado de referencia en la vida y misión de todo Pastor (cf. Gaudium et spes, 2).
La tarea que os aguarda durante las próximas jomadas es ardua, pero marcada por
el signo de la esperanza que viene de Cristo Resucitado. Misión vuestra es la de ser
heraldos de la esperanza, de que nos habla el apóstol Pedro (cf . / Fe 3 , 1 5) : esperanza
que se apoya en las promesas de Dios, en la fidelidad a su palabra y que tiene como
certeza inquebrantable la resurrección de Cristo, su victoria definitiva sobre el
pecado y la muerte, primer anuncio y raíz de toda evangelización, fundamento de
toda promoción humana, principio de toda auténtica cultura cristiana, que no puede
por menos de ser la cultura de la resurrección y de la vida, vivificada por el soplo del
Espíritu de Pentecostés.
Amados Hermanos en el Episcopado, en la unidad de la Iglesia local, que brota de
la Eucaristía, se encuentra todo el Colegio Episcopal con el Sucesor de Pedro a la
cabeza, como perteneciente a la misma esencia de la Iglesia particular (cf. Carta de
la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre algunos aspectos de la Iglesia
entendida como comunión, 14). En tomo al Obispo y en perfecta comunión con él
tienen que florecer las parroquias y comunidades cristianas como células pujantes
de vida eclesial. Por eso, la nueva evangelización requiere una vigorosa renovación
de toda la vida diocesana. Las parroquias, los movimientos apostólicos y asocia-
ciones de fieles, y todas las comunidades eclesiales en general, han de ser siempre
evangelizadas y evangelizadóras. En particular, las Comunidades eclesiales de base
deben caracterizarse siempre por una decidida proyección universalista y misionera,
que les infunda un renovado dinamismo apostólico (cf. Evangelii nuntiandi, 58;
Puebla, 640-642). Ellas, -que han de estar marcadas por una clara identidad eclcsial-
debcn tener en la Eucaristía, que preside el sacerdote, el centro de la vida y comunión
de sus miembros, en estrecha unión con sus pastores y en plena sintonía con el
Magisterio de la Iglesia.
26. Condición indispensable para la nueva evangelización es poder contar con
evangelizadorcs numerosos y cualificados. Por ello, la prorrwción de las vo-
caciones sacerdotales y religiosas, así como de otros agentes de pastoral, ha de ser
una prioridad de los Obispos y un compromiso de todo el Pueblo de Dios. Hay que
dar, en toda América Latina, un impulso decisivo a la pastoral vocacional y afrontar,
con criterios acertados y con esperanza, lo referente a los Seminarios y Centros de
formación de los religiosos y rcligio.sas, así como el problema de la formación
474
BOLETIN ECLESIASTICO
permanente del Clero y de una mejor distribución de los sacerdotes entre las diversas
Iglesias locales, en las que hay que considerar también la apreciada labor de los
diáconos permanentes. Para todo esto se encuentran orientaciones apropiadas en la
Exhortación Apostólica Postsinodal Pastores dabo vobis.
Por lo que se refiere a los religiosos y religiosas, que en América Latina llevan el
peso de una pane considerable de la acción pastoral, deseo hacer mención de la Carta
Apostólica Lo j Caminos del Evangelio, que les dirigí con fecha 29 de junio de 1990.
También quiero recordar aquí a los Institutos Seculares, con su pujante vitalidad en
medio del mundo, y a los miembros de las Sociedades de Vida Apostólica, que
desarrollan una gran actividad misionera.
En la hora presente, los miembros de los Institutos religiosos, tanto masculinos como
femeninos, han de centrarse más en la labor específicamente evangelizadora
desplegando toda la riqueza de iniciativas y tareas pastorales que brotan de sus
diversos carismas. Fieles al espíritu de sus Fundadores, les debe caracterizar un
profundo sentido de Iglesia y el testimonio de una estrecha y fiel colaboración en la
pastoral, cuya dirección compete a los Ordinarios diocesanos y, en determinados
aspectos, a las Conferencias Episcopales.
Como recordé en mi Carta a las contemplativas de América Latina ( 1 2 de diciembre
1989), la acción evangelizadora de la Iglesia está sostenida por esos santuarios de
la vida contemplativa, tan numerosos en todo el Continente, que constituyen un
testimonio de la radicalidad de la consagración a Dios, que tiene que ocupar siempre
el primer puesto en nuestras opciones.
27. En la Exhortación Apostólica Postsinodal Christifideles laici sobre la
"vocación y la misión de los laicos en la Iglesia", he querido poner parti-
cularmente de relieve que en la "grande, comprometedora y magnífica empresa" de
la nueva evangelización es indispensable la labor de los seglares, en especial de los
catequistas y "delegados de la Palabra". La Iglesia espera mucho de todos aquellos
laicos que, con entusiasmo y eficacia evangélica, operan a través de los nuevos
movimientos apostólicos, que han de estar coordinados en la pastoral de conjunto y
que responden a la necesidad de una mayor presencia de la fe en la vida social. En
esta hora en que he convocado a todos a trabajar con ardor apostólico en la viña del
Señor, sin que nadie quede excluido, "los fieles laicos han de sentirse parte viva y
responsable de esta empresa (de la nueva evangelización), llamados como están a
anunciar y a vivir el evangelio en el servicio de los valores y a las exigencias de las
personas y de la sociedad" (n. 64). Digna de todo elogio, como transmisora de la fe.
BOLETIN ECLESIASTICO
475
es la mujer latinoamericana, cuyo papel en la Iglesia y en la sociedad hay que poner
debidamente de relieve (cf. Carta Apostólica Mulieris dignitatem). Particular
solicitud pastoral se ha de prestar a los enfermos, en vista también de la fuerza
evangelizadora del sufrimiento (cf. Carta Apostólica Salvifici doloris, sobre el
sentido cristiano del sufrimiento humano, 1 1 de febrero 1984).
Hago una llamada especial a los jóvenes de América Latina. Ellos -tan numerosos
en un Continente joven- habrán de ser protagonistas en la vida de la sociedad y de
la Iglesia en el nuevo milenio cristiano ya a las puertas. A ellos hay que presentar en
su propio lenguaje la belleza de la vocación cristiana y ofrecerles ideales altos y
nobles, que les sostengan en sus aspiraciones de una sociedad más justa y fraterna.
28. Todos están llamados a construir la civilización del amor en este Continente
de la esperanza. Es más, América Latina, que ha sido receptora de la fe trans-
mitida por las Iglesias del Viejo Mundo, ha de prepararse a difundir el mensaje de
Cristo en el mundo entero dando "desde su pobreza" (cf. Mensajes al III y IV
Congresos Misioneros Latinoamericanos, Saniafé de Bogotá 1987 y Lima 1991).
"Ha llegado el momento de dedicar todas las fuerzas eclesiales a la nueva
evangelización y a la misión ad gentes. Ningún creyente en Cristo, ninguna
institución de la Iglesia puede eludir este deber supremo: anunciar a Cristo a todos
los pueblos" (Redemptoris missio, 3). Este momento ha llegado también para
América Latina. "¡La fe se fortalece dándola! La nueva evangelización de los
pueblos cristianos", también en las Iglesias de América, "hallará inspiración y apoyo
en el compromiso por la misión universal" (Ibid., 2). Para América Latina, que
recibió a Cristo hace ahora quinientos años, el mayor signo del agradecimiento por
el don recibido, y de su vitalidad cristiana, es empeñarse ella misma en la misión.
29. Queridos Hermanos en el Episcopado, como sucesores de los Apóstoles
debéis dedicar todos vuestros desvelos a la grey "en medio de la cual os ha puesto
el Espíritu Santo para pastorear la Iglesia de Dios" (Act 20, 28). Por offa parte, como
miembros del Colegio Episcopal, en estrecha unidad afectiva y efectiva con el
Sucesor de Pedro, estáis llamados a mantener la comunión y preocupación por toda
la Iglesia. Y, en esta circunstancia, como miembros de la IV Conferencia General
del Episcopado Latinoamericano, os incumbe una responsabilidad histórica.
En virtud de la misma fe, de la Palabra revelada, de la acción del Espíritu y por medio
de la Eucaristía que preside el Obispo, la Iglesia particular tiene con la Iglesia
Universal una peculiar relación de mutua interioridad, porque en ella se encuentra
y opera verdaderamente la Iglesia de Cristo que es Una, Santa, Católica y Apostólica
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BOLETIN ECLESIASTICO
(cf. Christus Dominus. 1 1). En ella ha de resplandecer la santidad de vida a la que
todo evangelizador está llamado, dando testimonio de una intensa vivencia del
misterio de Jesucristo, sentido y experimentado fuertemente en la Eucaristía, en la
asidua escucha de la Palabra, en la oración, en el sacrificio, en la entrega generosa
al Señor, que en los sacerdotes y las demás personas consagradas se expresa de modo
especial mediante el celibato.
No hay que olvidar que la primera forma de evangelización es el testimonio (cf.
Remptoris missio, 42-43), es decir, la proclamación del mensaje de salvación
mediante las obras y la coherencia de vida, llevando a cabo así su encamación en la
historia cotidiana de los hombres. La Iglesia, desde los orígenes, se hizo presente y
operante no solo mediante el anuncio explícito del evangelio de Cristo sino también,
y sobre todo, mediante la irradiación de la vida cristiana. Por eso la nueva
evangelización exige coherencia de vida, testimonio compacto de la caridad, bajo
el signo de la unidad, para que el mundo crea (cr. Jn 17, 23).
30. Jesucristo, el Testigo fiel, el Pastor de los pastores, está en medio de nosotros,
pues nos hemos reunido en su nombre (cf. Mí 18, 20). Con nosotros está el
Espíritu del Señor que guía la Iglesia a la plenitud de la verdad y la rejuvenece con
la palabra revelada, como en un nuevo Pentecostés.
En la comunión de los Santos velan sobre los trabajos de este importante encuentro
eclesial una pléyade de Santos y Santas latinoamericanos, que evangelizaron este
Continente con su palabra y sus virtudes, y -muchos de ellos- lo fecundaron con su
sangre. Ellos son los frutos más excelsos de la evangelización.
Como en el Cenáculo de Pentecostés nos acompaña la Madre de Jesús y Madre de
la Iglesia. Su presencia entrañable en todos los rincones de Latinoamérica y en los
corazones de sus hijos es garantía del sentido profético y del ardor evangélico que
deben acompañar vuestros trabajos.
3J . ¡ "Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá"!
{Le 1, 45). Estas palabras, que Isabel dirige a María, portadora de Cristo, son
aplicables a la Iglesia, de la que la Madre del Redentor es tipo y modelo. ¡Dichosa
tú, América, Iglesia de América, portadora de Cristo también, que has recibido el
anuncio de la salvación y has creído en "lo que te ha dicho el Señor" ! La fe es tu dicha,
la fuente de tu alegría. ¡Dichosos vosotros, hombre y mujeres de América Latina,
adultos y jóvenes, que habéis conocido al Redentor! Junto con toda la Iglesia, y con
María, vosotros podéis decir que el Señor "ha puesto los ojos en la humildad de su
BOLETIN ECLESIASTICO
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sierva" (Le 1, 148), ¡dichosos vosotros, los pobres de la tierra porque ha llegado a
vosotros el Reino de Dios!
"Lo que te ha dicho el Señor se cumplirá". ¡Sé fiel a tu bautismo, reaviva en este
Centenario la inmensa gracia recibida, vuelve tu corazón y tu mirada al centro, al
origen, a Aquel que es fundamento de toda dicha, plenitud de todo! ¡Abrete a Cristo,
acoge el Espíritu, para que en todas tus comunidades tenga lugar un nuevo
Pentecostés! Y surgirá de ti una humanidad nueva, dichosa; y experimentarás de
nuevo el brazo poderoso del Señor, y "lo que te ha dicho el Señor se cumplirá". Lo
que te ha dicho, América, es su amor por ti, es su amor por tus hombres, por tus
familias, por tus pueblos. Y ese amor se cumplirá en ti, y te hallarás de nuevo a ti
misma, hallarás tu rostro, "te proclamarán bienaventurada todas las generaciones"
(Le 1,48).
Iglesia de América, el Señor pasa hoy a tu lado. Te llama. En esta hora de gracia,
pronuncia de nuevo tu nombre, renueva su alianza contigo. ¡Ojalá escuchases su voz,
para que conozcas la dicha verdadera y plena, y entres en su descanso! (cf. Sal 94,
7-11).
Terminemos invocando a María, Estrella de la primera y de la nueva evan-
gelización. A ella, que siempre esperó, confiamos nuestra esperanza. En sus manos
ponemos nuestros afanes pastorales y todas las tareas de esta Conferencia, enco-
mendando a su corazón de Madre el éxito y la proyección de la misma sobre el futuro
del Continente. Que Ella nos ayude a anunciar a su Hijo.
¡"Jesucristo ayer, hoy y siempre"!
Amén.
Encuentro con una representación de
Indígenas
Es para mí motivo de particular gozo daros mi más cordial y afectuosa bienvenida,
representantes de diversas emias indígenas del Continente Americano, que habéis
querido venir a Santo Domingo para tener este encuentro con el Papa.
Mi ferviente deseo era el de celebrar el V Centenario de la llegada del Evangelio al
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Nuevo Mundo reunido con multitud de hermanos y hermanas indígenas en Yucatán,
cuna de gloriosas cilivilizaciones de vuestros antepasados. Pero por razones que son
bien conocidas, ha sido necesario reducir los actos de la programación inicial,
confiando que el Señor me permita en un futuro no lejano poder encontrarme con los
hijos e hijas de los nobles pueblos indígenas para, juntos, celebrar una vez más la fe
cristiana que inspira a vuestras comunidades y alienta vuestros esfuerzos por lograr
condiciones de vida más digna y justa.
En esta tierra, donde fiie plantada la cruz de Cristo hace ahora cinco siglos, os hago
entrega del Mensaje de paz y amor que dirijo a todas las personas y grupos éüiicos
amerindios. Sed, pues, portadores de mis palabras de aliento y del profundo afecto
que siento por todos los hermanos y hermanas indígenas, a quienes encomiendo a
la maternal protección de Nuestra Señora de Guadalupe para que la efemérides que
conmemoramos les corrobore en su fe cristiana y sostenga sus legítimas aspiraciones
por conseguir el puesto que les corresponde en la sociedad y en la Iglesia.
A los aquí presentes, a vuestras familias, a vuestros pueblos y naciones bendigo en
el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Mensaje a los indígenas
Amadísimos hermanos y hermanas indígenas del Continente Americano:
1. En el marco de la conmemoración del V Centenario del inicio de la
evangelización del Nuevo Mundo, lugar preferente en el corazón y el afecto del
Papa ocupan los descendientes de los hombres y mujeres que poblaban este
Continente cuando la cruz de Cristo fue plantada aquel 12 de Octubre de 1492.
Desde la República Dominicana, donde he tenido el gozo de encontrarme con
algunos de vuestros representantes, dirijo mi mensaje de paz y amor a todas las
personas y grupos étnicos indígenas, desde la Península de Alaska hasta la Tierra del
Fuego. Sois continuadores de los pueblos tupi-guaram', aymará, maya, quechua,
chibcha, nahualt, mixteco, araucano, yanomani, guajiro, inuit, apaches y tantísimos
otros que se distinguen por su nobleza de espíritu, que se han destacado en sus
valores autóctonos culturales, como las civilizaciones azteca, inca, maya, y que
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pueden gloriarse de poseer una visión de la vida que reconoce la sacralidad del
mundo y del ser humano. La sencillez, la humildad, el amor a la libertad, la
hospitalidad, la solidaridad, el apego a la familia, la cercanía a la tierra y el sentido
de la contemplación son otros tantos valores que la memoria indígena de América
ha conservado hasta nuestros días y constituyen una aportación que se palpa en el
alma latinoamericana.
2. Hace ahora 500 años el Evangelio de Jesucristo llegó a vuestros pueblos. Pero
ya antes, y sin que acaso lo sospecharan, el Dios vivo y verdadero estaba presente
iluminando sus caminos. El apóstol San Juan nos dice que el Verbo, el Hijo de Dios,
"es la luz verdadera que ilumina a todo hombre que llega a este mundo" {Jn 1 , 9). En
efecto, las "semillas del Verbo" estaban ya presentes y alumbraban el corazón de
vuestros antepasados para que fueran descubriendo las huellas del Dios Creador en
todas sus criaturas: el sol, la luna, la madre tierra, los volcanes y las selvas, las
lagunas y los ríos.
Pero, a la luz de la Buena Nueva, ellos descubrieron que todas aquellas maravillas
de la creación no eran sino un pálido reflejo de su Autor y que la persona humana,
por ser imagen y semejanza del Creador, es muy superior al mundo material y está
llamada a un destino trascendente y eterno. Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios hecho
hombre, con su muerte y resurección, nos ha liberado del pecado, haciéndonos hijos
adoptivos de Dios y abriéndonos el camino hacia la vida que no tiene fin. El mensaje
de Jesucristo les hizo ver que todos los hombres son hermanos porque tienen un
Padre común: Dios. Y todos están llamados a formar parte de la única Iglesia que el
Señor ha fundado con su sangre (cf. Act 20, 28).
A la luz de la revelación cristiana las virtudes ancestrales de vuestros antepasados
como la hospitalidad, la solidaridad, el espíritu generoso, hallaron plenitud en el gran
mandamiento del amor, que ha de ser la suprema ley del cristiano. La persuasión de
que el mal se idenfíca con la muerte y el bien con la vida, les abrió el corazón a Jesús
que es "el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 14, 6).
Todo esto, que los Padres de la Iglesia llaman las "semillas del Verbo", fue
purificado, profundizado y completado por el mensaje cristiano, que proclama la
fraternidad universal y defiende la justicia. Jesús llamó bicnaveturados a los que
tienen sed de justicia (cf. Mí 5, 6). ¿Qué otro motivo sino lapredicación de los ideales
evangélicos movió a tantos misioneros a denunciar los atropellos cometidos contra
los indios en la época de la conquista? Ahí están para demostrarlo la acción
apostóUca y los escritos de Bartolomé de Las Casas, Fray Antonio de Montesinos,
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BOLETIN ECLESIASTICO
Vasco de Quiroga, Juan del Valle, Julián Garcés, José de Anchieta, Manuel de
Nóbrega y de tantos otros hombres y mujeres que dedicaron generosamente su vida
a los nativos, y a los que el documento de Puebla llama "intrépidos luchadores por
la justicia, evangelizadores de la paz" (n. 8).
3. En esta conmemoración del V Centenario, deseo repetir cuanto os dije durante
mi primer viaje pastoral a América Latina: "El Papa y la Iglesia están con
vosotros y os aman: aman vuestras personas, vuestra cultura, vuestras tradiciones;
admiran vuestro maravilloso pasado, os alientan en el presente y esperan tanto en el
porvenir" {Discurso en Cuilapan, 29. 1. 1979, n. 5). Por eso, quiero también hacerme
eco y portavoz de vuestros más profundos anhelos.
Sé que queréis ser respetados como personas y como ciudadanos. Por su parte, la
Iglesia hace suya esta legítima aspiración, ya que vuestra dignidad no es menor que
la de cualquier otra persona o raza. Todo hombre o mujer ha sido creado a imagen
y semejanza de Dios (cf. Gén 1 , 26-27). Y Jesús, que mostró siempre su predilección
por los pobres y abandonados, nos dice que todo lo que hagamos o dejemos de hacer
"a uno de estos mis hermanos menores", a él se lo hicimos (cf. Mt 25, 40). Nadie que
se precie del nombre de cristiano puede despreciar o discriminar por motivos de raza
o cultura. El apóstol Pablo nos amonesta al respecto: "Porque en un mismo Espíritu
hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos,
esclavos y libres" (I Cor 12, 13).
La fe, queridos hermanos y hermanas, supera las diferencias entre los hombres. La
fe y el bautismo dan vida a un nuevo pueblo: el pueblo de los hijos de Dios. Sin
embargo, aún superando las diferencias, la fe no las destruye sino que las respeta.
La unidad de todos nosotros en Cristo no significa, desde el punto de vista humano,
uniformidad. Por el contrario, las comunidades eclesiales se sienten enriquecidas al
acoger la múltiple diversidad y variedad de todos sus miembros.
4. Por eso, la Iglesia alienta a los indígenas a que conserven y promuevan con
legítimo orgullo la cultura de sus pueblos: las sanas tradiciones y costumbres, el
idioma y los valores propios. Al defender vuestra identidad, no solo ejercéis un
derecho, sino que cumplís también el deber de transmitir vuestra cultura a las
generaciones venideras, enriqueciendo de este modo a toda la sociedad. Esta
dimensión cultural, con miras a la evangelización, será una de las prioridades de la
IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, que se desarrolla en
Santo Domingo y que he tenido el gozo de inaugurar como acto preeminente de mi
viaje con ocasión del V Centenario.
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La tutela y respeto de las culturas, valorando todo lo que de positivo hay en ellas, no
significa, sin embargo, que la Iglesia renuncia a su misión de elevar las costumbres,
rechazando todo aquello que se opone o contradice la moral evangélica. "La Iglesia
-afirma el Documento de Puebla- tiene la misión de dar testimonio del "verdadero
Dios y único Señor" . Por lo cual, no puede verse como un atropello la evangelización
que invita a abandonar las falsas concepciones de Dios, conductas antinaturales y
aberrantes manipulaciones del hombre por el hombre" (nn. 405-406).
Elemento central en las culturas indígenas es el apego y cercam'a a la madre tierra.
Amáis la tierra y queréis permanecer en contacto con la naturaleza. Uno mi voz a la
de cuantos demandan la puesta en acto de estrategias y medios eficaces para proteger
y conservar la naturaleza creada por Dios. El respeto debido al medio ambiente ha
de ser siempre tutelado por encima de intereses exclusivamente económicos o de la
abusiva explotación de recursos en tierras y mares.
5. Entre los problemas que aquejan a muchas de las comunidades indígenas están
los relacionados con la tenencia de la tierra. Me consta que los Pastores de la
Iglesia, desde la exigencia del Evangelio y en consonancia con el magisterio social,
no han dejado de apoyar vuestros legítimos derechos favoreciendo adecuadas refor-
mas agrarias y exhortando a la solidaridad como camino que conduce a la justicia.
También conozco las dificultades con que tenéis que enfrentaros en temas como lá
seguridad social, el derecho de asociación, la capacitación agrícola, la participación
en la vida nacional, la formación integral de vuestros hijos, la educación, la salud,
la vivienda y tantas otras cuestiones que os preocupan. A este propósito, vienen a mi
mente las palabras que, hace algunos aiíos, dirigí a los indígenas en el inolvidable
encuentro de Quetzaltenango: "La Iglesia conoce, queridos hijos, la marginación
que sufirís; las injusticias que soportáis; las serias dificultades que tenéis para
defender vuestras tierras y vuestros derechos; la frecuente falta de respeto hacia
vuestras costumbres y tradiciones. Por ello, al cumplir su tarea evangelizadora, ella
quiere estar cerca de vosotros y elevar su voz de condena cuando se viole vuestra
dignidad de seres humanos e hijos de Dios; quiere acompañaros pacíficamente como
lo exige el Evangelio, pero con decisión y energía, en el logro del reconocimiento
y promoción de vuestra dignidad y de vuestros derechos como personas" (Discurso
en Quetzaltenango, 7, III. 1983, n. 4).
Dentro de la misión religiosa que le es propia, la Iglesia no ahorrará esfuerzos en
continuar fomentando todas aquellas iniciativas encaminadas a promover el bien
común y el desarrollo integral de vuestras comunidades. Muestra de esta decidida
voluntad de colaboración y asistencia es la reciente erección por parte de la Santa
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BOLETIN ECLESIASTICO
Sede de la Fundación "Populorum Progressio", que dispone de un fondo de ayuda
para los grupos indígenas y poblaciones campesinas menos favorecidas de América
Latina.
Os aliento, pues, a un renovado empeño a ser también protagonistas de vuestra
propia elevación espiritual y humana mediante el trabajo digno y constante, la
fidelidad a vuestras mejores tradiciones, la práctica de las virtudes. Para ellos contáis
con los genuinos valores de vuestra cultura, acrisolada a lo largo de las generaciones
que os han precedido en esta bendita tierra. Pero, sobre todo, contáis con la mayor
riqueza que, por la gracia de Dios, habéis recibido: vuestra fe católica. Siguiendo las
enseñanzas del Evangelio, lograréis que vuestros pueblos, fíeles a sus legítimas
tradiciones, progresen tanto en lo material como en lo espiritual. Iluminados por la
fe en Jesucristo, veréis en los demás hombres, por encima de cualquier diferencia de
raza o cultura, a hermanos vuestros. La fe agrandará vuestro corazón para que
quepan en él todos vuestros conciudadanos. Y esa misma fe llevará a los demás a
amaros, a respetar vuestra idiosincrasia y a unirse con vosotros en la construcción
de un futuro en el que todos sean parte activa y responsable, como corresponde a la
dignidad cristiana.
6. Acerca del puesto que os corresponde en la Iglesia exhorto a todos a fomentar
aquellas iniciativas pastorales que favorezcan una mayor integración y parti-
cipación de las comunidades indígenas en la vidaeclesial. Para ello, habrá que hacer
un renovado esfuerzo en lo que se refiere a la inculturación del EvangeUo, pues "una
fe que no se hace cultura es una fe no plenamente acogida, ni totalmente pensada,
ni fielmente vivida" {Discurso al mundo de la cultura, Lima 15. V. 1988) Se trata,
en definitiva, de conseguir que los católicos indígenas se conviertan en los prota-
gonistas de su propia promoción y evangeüzación. Y ello, en todos los terrenos,
incluidos los diversos ministerios. ¡Qué inmenso gozo el día en que vuestras
comunidades puedan estar servidas por misioneros y misioneras, por sacerdotes y
obispos que hayan salido de vuestras propias familias y os guíen en la adoración a
Dios "en espíritu y en verdad" (Jn 4, 23)!
El mensaje que hoy os entrego en tierras americanas, conmemorando cinco siglos
de presencia del Evangelio entre vosotros, quiere ser una llamada a la esperanza. La
Iglesia, que durante estos quinientos años os ha acompañado en vuestro caminar,
hará cuanto esté en su mano para que los descendientes de los antiguos pobladores
de América ocupen en la sociedad y en las comunidades eclesiales el puesto que les
corresponde. Soy consciente de los graves problemas y dificultades con que habéis
de enfrentaros. Pero estad seguros de que nunca os va a faltar el auxilio de Dios y
BOLETIN ECLESIASTICO
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la protección de su Santísima Madre, como un día, en la colina del Tepeyac le fue
prometido al indio Juan Diego, un insigne hijo de vuestra misma sangre a quien tuve
el gozo de exaltar al honor de los altares: "Oye y ten entendido, hijo mío el más
pequeño, que es nada lo que te asusta y aflije; no se turbe tu corazón; no temas esa
enfermedad ni otra enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No
estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo?"
(Nican Mopohua)!
Que Nuestra Señora de Guadalupe os proteja a todos, mientras os bendigo de
corazón en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Dado en Santo Domingo, el día 12 de octubre de 1992, V Centenario de la Evangelización de América.
Encuentro con una representación
de Afroamericanos
Amadísimos hermanos y hermanas:
Me es muy grato poder tener este encuentro con vosotros, representantes de las
comunidades afroamericanas de este continente, con motivo de cumplirse el V
Centenario de la llegada del Evangelio.
Como bien sabéis, era mi ferviente deseo haber tenido una celebración litúrgica
especialmente dedicada a los descendientes de aquellos hombres y mujeres que, tras
el descubrimiento de América, fueron forzados a abandonar el Continente Africano
y trasladados a las nuevas tierras.
Por vuestro medio, deseo hacer llegar mi Mensaje de saludo y aliento a todas las
personas y comunidades afroamericanas del Nuevo Mundo, en especial a los hijos
e hijas de la Iglesia católica, que en acción de gracias a Dios, conmemoran los
quinientos años de presencia de la fe cristiana en el continente de la esperanza.
Os agradezco vivamente vuestra visita y os ruego que, junto con mi palabra, seáis
portadores de mi saludo entrañable a vuestras familias y comunidades en todo el
Caribe, en Brasil, en las costas atlánticas y pacífica, en todo el continente. Decidles
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que el Papa les ama y que quiere estar cercano a quienes más lo necesitan: a los
pobres, a los enfermos, a cuantos sufren en el cuerpo o en el espíritu.
Sed en todo momento fieles a la Iglesia de Cristo, al mandamiento del amor fraterno.
Que en vuestras manifestaciones de religiosidad y piedad popular, plenamente
inculturales en vuestra idiosincrasia, resplandezca siempre la vitalidad del mensaje
cristiano, la pureza de su doctrina, la devoción eucarística y mariana. Todo ello será
garantía de profunda y sólida vida cristiana y os defenderá también del proselitismo
de las sectas.
Mientras encomiendo a todos a la maternal protección de la Santísima Virgen, os
imparto de corazón la Bendición Apostólica.
Mensaje a los Afroamericanos
Amadísimos hermanos y hermanas Afroamericanos:
1. El V Centenario de la Evangelización del Nuevo Mundo es ocasión propicia
para dirigiros, desde la ciudad de Santo Domingo, mi mensaje de aliento que
acreciente vuestra esperanza y sostenga vuestro empeño cristiano en dar renovada
vitalidad a vuestras comunidades, a las que, como Sucesor de Pedro, envío un saludo
entrañable y afectuoso con las palabras del apóstol San Pablo: "Que la gracia y la paz
sea con vosotros de parte de Dios Padre y de Nuestro Señor Jesucristo" {Gál 1 , 3).
La evangelización de América es motivo de profunda acción de gracias a Dios que,
en su infinita misericordia, quiso que el mensaje de salvación llegara a los habitantes
de estas benditas tierras, fecundadas por la cruz de Cristo, que ha marcado la vida
y la historia de sus gentes, y que tan abundantes frutos de santidad y virtudes ha dado
a lo largo de estos cinco siglos.
La fecha del 12 de Octubre de 1942 señala el inicio del encuentro de razas y culturas
que configurarían la historia de estos quinientos años, en los que la penetrante mirada
cristiana nos permite descubrir la intervención amorosa de Dios, a pesar de las
limitaciones e infidelidades de los hombres. En efecto, en el cauce de la historia se
da una confluencia misteriosa de pecado y de gracia, pero, a lo largo de la misma,
la gracia triunfa sobre el poder del pecado. Como nos dice San Pablo: "donde abundó
el pecado, sobreabundó la gracia" {Rom 5, 20).
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2. En las celebraciones de este V Centenario no podía faltar mi mensaje de
cercanía y vivo afecto a las poblaciones afroamericanas, que representan una
parte relevante en el conjunto del continente y que con sus valores humanos y
cristianos, y también con su cultura, enriquecen a la Iglesia y a la sociedad en tantos
países. A este propósito, vienen a mi mente aquellas palabras de Simón Bolívar
afirmando que "América es el resultado de la unión de Europa y Africa con
elementos aborígenes. Por eso, en ella no caben los prejuicios de raza y, si cupiesen,
América volvería al caos primitivo".
De todos es conocida la gravísima injusticia cometida contra aquellas poblaciones
negras del continente africano, que fueron arrancadas con violencia de sus tierras,
de sus culturas y de sus tradiciones, y traídos como esclavos a América. En mi
reciente viaje apostólico a Senegal no quise dejar de visitar la Isla de Corea, donde
se desarrolló parte de aquel ignominioso comercio, y quise dejar constancia del
firme repudio de la Iglesia con las palabras que ahora deseo recordar nuevamente:
"La visita a la Casa de los Esclavos nos trae a la memoria esa trata de negros que Pío
II, en una carta dirigida a un misionero que partía hacia Cuinea califica de "crimen
enorme". Durante todo un período de la historia del continente africano, hombres,
mujeres y niños fueron traídos aquí, arrancados de su tierra y separados de sus
familias para ser vendidos como mercancías. Estos hombres y mujeres han sido
víctimas de un vergonzoso comercio en el que han tomado parte personas bautizadas
que no han vivido según su fe. ¿Cómo olvidar los enormes sufrimientos inflingidos
a la población deportada del continente africano, despreciando los derechos huma-
nos más elementales? ¿Cómo olvidar las vidas humanas aniquiladas por la esclavi-
tud? Hay que confesar con toda verdad y humildad este pecado del hombre contra
el hombre" (Discurso en la Isla de Gorea, 21, II, 1992).
3. Mirando la realidad actual del Nuevo Mundo, vemos pujantes y vivas
comunidades afroamericanas que, sin olvidar su pasado histórico, aportan la
riqueza de su cultura a la variedad multiforme del continente. Con tenacidad no
exenta de sacrificios contribuyen al bien común integrándose en el conjunto social
pero manteniendo su identidad, usos y costumbres. Esta fidelidad a su propio ser y
patrimonio espiritual es algo que la Iglesia no solo respeta sino que alienta y quiere
potenciar, pues siendo el hombre -todo hombre- creado a imagen y semejanza de
Dios (cf. Gén 1 , 26-27), toda realidad auténticamente humana es expresión de dicha
imagen, que Cristo ha regenerado con su sacrificio redentor.
Gracias a la redención de Cristo, amados hermanos y hermanas afroamericanos,
todos los hombres hemos pasado de las tinieblas a la luz, de ser "no-mi-pueblo" a
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llamamos "hijos-de-Dios-vivo" (cf. Os 2,1). Como "elegidos de Dios" formamos un
solo cuerpo que es la Iglesia (cf. Col 3, 12, 15) en la cual, en palabras de San Pablo,
"no hay griegos y judíos; circuncisión e incircucisión; bárbaro, escita, esclavo, libre,
sino que Cristo es todo en todos" (Col 3, 1 1). En efecto, la fe supera las diferencias
entre los hombres y da vida a un pueblo nuevo que es el pueblo de los hijos de Dios.
Sin embargo, aún superando las diferencias en la común condición de cristianos, la
fe no las destruye sino que las respeta y dignifica.
Por eso, en esta conmemoración del V Centenario, os aliento a defender vuestra
identidad, a ser conscientes de vuestros valores y hacerlos fructificar. Pero, como
Pastor de la Iglesia, os exhorto sobre todo a ser conscientes del gran tesoro que, por
la gracia de Dios, habéis recibido: vuestra fe catóhca. A la luz de Cristo, lograréis
que vuestras comunidades crezcan y progresen tanto en lo espiritual como en lo ma-
terial, difundiendo así los dones que Dios os ha otorgado. Iluminado por la fe
cristiana, veréis a los demás hombres, por encima de cualquier diferencia de raza o
cultura, como a hermanos vuestros, hijos del mismo Padre.
4. La solicitud de la Iglesia por vosotros y vuestras comunidades con miras a la
nueva evangelización, promoción humana y cultura cristiana, será puesta de
manifiesto en la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano que ayer
tuve la dicha de inaugurar. Sin olvidar que muchos valores evangélicos han
penetrado y enriquecido la cultura, la mentalidad y la vida de los afroamericanos, se
desea potenciar la atención pastoral y favorecer los elementos específicos de las
comunidades eclesiales con rostro propio.
La obra evangelizadora no destruye, sino que se encama en vuestros valores, los
consolida y fortalece; hace crecer las semillas esparcidas por el "Verbo de Dios, que
antes de hacerse carne para salvarlo todo y recapitularlo todo en El, estaba en el
mundo como luz verdadera que ilumina todo hombre" (Gaudium et spes, 57). La
Iglesia, fiel a la universalidad de su misión, anuncia a Jesucristo e invita a los
hombres de todas las razas y condición a aceptar su mensaje. Como afirmaron los
Obispos latinoamericanos en la Conferencia General de Puebla de los Angeles, "la
Iglesia tiene la misión de dar testimonio del verdadero Dios y del único Señor. Por
lo cual, no puede verse como un atropello la evangelización que invita a abandonar
falsas concepciones de Dios, conductas antinaturales y aberrantes manipulaciones
del hombre por el hombre" (n. 406). En efecto, con la evangelización, la Iglesia
renueva las culturas, combate los errores, purifica y eleva la moral de los pueblos,
fecunda las tradiciones las consolida y restaura en Cristo (cf. Gaudium et spes, 58).
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5. Sé que la vida de muchos afroamericanos en los diversos países no está exenta
de dificultades y problemas. La Iglesia, bien consciente de ello, comparte
vuestros sufrimientos y os acompaña y apoya en vuestras legítimas aspiraciones en
una vida más justa y digna para todos. A este propósito, no puedo por menos de
expresar viva gratitud y alentar la acción apostólica de tantos sacerdotes, religiosos
y religiosas que ejercen su ministerio con los más pobres y necesitados. Pido a Dios
que en vuestras comunidades cristianas surjan también numerosas vocaciones
sacerdotales y religiosas, para que los afroamericanos del continente puedan contar
con ministros que hayan salido de vuestras propias familias.
Mientras os encomiendo a la maternal protección de la Santísima Virgen, cuya
devoción está tan arraigada en la vida y prácticas cristianas de los católicos
afroamericanos, os bendigo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
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DOCUMENTOS
DEL CELAM
Mensaje a los pueblos de
América Latina y el Caribe
I. PRESENTACION
1 . Convocados por el Santo Padre Juan Pablo II a la IV Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano y presididos por él en su inauguración, nos hemos
reunido en Santo Domingo, representantes de los episcopados de América Latina y
del Caribe y colaboradores del Papa en la Curia Romana. Participaron también otros
obispos invitados de diversas partes del mundo e igualmente sacerdotes, diáconos,
religiosos, religiosas y laicos, además de observadores pertenecientes a otras igle-
sias cristianas.
2. Una significativa efemérides ha surgido la fecha de esta IV Conferencia: los
500 años del inicio de la evangelización del nuevo mundo. Desde entonces, la
Palabra de Dios fecundó las culturas de nuestros pueblos llegando a ser parte
integrante de su historia. Por eso, tras una larga preparación que incluyó una novena
de años inaugurada aquí mismo en Santo Domingo por el Santo Padre, nos hemos
congregado con actitud asumida por el mismo Santo Padre, a saber, con la humildad
de la verdad dando gracias a Dios por las muchas y grandes luces y pidiendo perdón
por las innegables sombras que cubrieron este período.
3. La IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano ha querido
perfilar las h'neas fundamentales de un nuevo impulso evangelizador que ponga
a Cristo en el Corazón y en los labios, en la acción y la vida de todos los latinoameri-
canos. Esta es nuestra tarea: hacer que la verdad sobre Cristo, la Iglesia y el hombre
penetren más profundamente en todos los estratos de la sociedad en búsqueda de su
progresiva transformación. La NUEVA EVANGELIZACION ha sido la
preocupación de nuestro trabajo.
4. Nuestra reunión está en estrecha relación y continuidad con las anteriores de
la misma naturaleza: la primera celebrada en Río de Janeiro en 1955; la siguiente
en Medellín en 1968, y la tercera en Puebla en 1979. Reasumimos plenamente las
opciones que enmarcaron aquellos encuentros y encamaron sus conclusiones más
sustanciales.
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491
5. Estos eventos constituyen una valiosa experiencia eclesial de la cual procede
una rica enseñanza episcopal, útil a las Iglesias y a la sociedad de nuestro
Continente. A estas orientaciones se suma ahora el compromiso evangelizador que
emerge de la presente reunión, y que ofrecemos con humildad y alegría a nuestros
pueblos.
6. La presencia maternal de la Virgen María, unida entrañablemente a la fe
cristiana en Latinoamérica y el Caribe, ha sido desde siempre, y en especial en
estos días, guía de nuestro camino de fe, aliento en nuestros trabajos y estímulo frente
a los desafíos pastorales de hoy.
II. AMERICA LATINA Y EL CARIBE;
ENTRE EL TEMOR Y LA ESPERANZA
7. Grandes mayorías de nues&os pueblos, padecen condiciones dramáticas en
sus vidas. Así lo hemos comprobado en las diarias tareas pastorales, y lo hemos
expresado con claridad en muchos documentos. Así cuando sus dolores nos apre-
mian, resuena en nuestros oídos la palabra que dijo Dios a Moisés: "He visto la
aflicción de mi pueblo, he oído sus gritos de dolor. Conozco muy bien sus
sufrimientos. Por eso he bajado para hacerlo subir a la tierra espaciosa y fértil"
(Exodo 3, 7-8).
8. Esas condiciones podrían cuestionar nuestra esperanza. Pero la acción del
Espíritu Santo nos proporciona un motivo vigoroso y sólido para esperar: la fe
en Jesucristo, muerto y resucitado, quien cumple su promesa de estar con nosotros
siempre (Cf. Mateo 28, 20). Esta fe nos lo muestra atento y solícito a toda necesidad
humana. Nosotros buscamos realizar lo que El hizo y enseñó: asumir el dolor de la
humanidad y actuar para que se convierta en camino de redención.
9. Vana sería nuestra esperanza si no fuera actuante y eficaz. Falaz sería el
mensaje de Jesucrito si permitiera una disociación entre el creer y el actuar.
Exhortamos a quienes sufren a abrir sus corazones al mensaje de Jesús, que tiene el
poder de dar un sentido nuevo a sus vidas y dolores. La fe, unida a la esperanza y a
la caridad en el ejercicio de la actividad apostóhca tiene que traducirse en "Tierra
espaciosa y fértil" para quienes hoy sufren en latinoamérica y el Caribe.
10. La hora presente nos hace evocar el episodio evangélico del paralítico que
estaba desde hacía treinta y ocho años junto a la piscina de la curación pero que
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BOLETIN ECLESIASTICO
no tenía quien le introdujese en ella. Nuestro quehacer evangelizador quiere
actualizar la palabra de Jesús al hombre inválido "Levántate, toma tu camilla y anda"
(Cf. Jn 5, 1-8).
11. Deseamos convertir nuestros afanes evangelizadores en acciones concretas
que hagan posible a las personas superar sus problemas y sanar sus dolencias
-tomar sus camillas y caminar- siendo protagonistas de sus propias vidas, a partir del
contacto salvífico con el Señor.
m. UNA ESPERANZA QUE SE CONCRETA EN MISION
1 . La Nueva Evangelización
12. Desde la visita del Santo Padre a Haití en 1983 nos hemos sentido animados
por un impulso alentador para una renovada y más eficaz acción pastoral en
nuestras iglesias particulares. A ese proyecto global que auspicia un nuevo
Pentecostés, se le da el nombre de Nueva Evangelización. (Cf. Discurso Inaugural,
Juan Pablo 11, nro 6 y 7).
13 . El episodiode los discípulos de Emaús, relatado por el evangelista Lucas, nos
presenta a Jesús resucitado anunciando la Buena Nueva. Puede ser también un
modelo de la Nueva Evangelización.
2 . Jesucristo Ayer, Hoy y Siempre: Jesús sale al encuentro de la humanidad que
camina (Le 24.13-17).
14. Mientras los discípulos de Emaús desconcertados y tristes caminaban de
regreso a su aldea, el Maestro se les acerca para acompañarlos en su camino,
Jesús busca las personas y camina con ellas para asumir las alegrías y esperanzas,
las dificultades y tristezas de la vida.
15. Hoy también nosotros, como pastores de la Iglesia en América Latina y el
Caribe, en fidelidad al Divino Maestro, queremos renovar su actitud de cercanía
y de acompañamiento a todos nuestros hermanos y hermanas; proclamamos el valor
y la dignidad de cada persona, y procuramos iluminar con la fe su historia, su camino
de cada día. Este es un elemento fundamental de la Nueva Evangelización.
BOLETIN ECLESIASTICO
493
3. Promoción Humana: Jesús comparte el camino de los seres humanos. (Le
24.17-24).
16. Jesús no solamente se acerca a los caminantes. Va más allá: Se hace camino
para ellos (cf. Jn 14, 6), penetra en la vivencia profunda de la persona, en sus
sentimientos, en sus actitudes. Por medio de un diálogo sencillo y directo conoce sus
preocupaciones inmediatas. El mismo Cristo Resucitado acompaña los pasos, las as-
piraciones y búsquedas, los problemas y dificultades de sus discípulos cuando estos
se dirigen a su aldea.
17. Aquí Jesús pone en práctica con sus discípulos cuanto enseñara un día a un
doctor de la ley: las heridas y gemidos del hombre apaleado y moribundo que
yacía al borde del camino constituyen las urgencias del propio caminar, (cf. Le, 10,
25-37). La parábola del Buen Samaritano nos concierne directamente frente a todos
nuestros hermanos, especialmente a los pecadores por los cuales Jesús derramó su
sangre. Recordamos en particular a todos los que sufren: los enfermos, los ancianos
que viven en soledad, los niños abandonados. Miramos también a los que son
víctima de la injusticia: los marginados, los más pobres, los habitantes de los
suburbios de las grandes ciudades, los indígenas y afroamericanos, los campesinos,
los sin tierra, los desempleados, los sin techo, las mujeres desconocidas en sus
derechos. Nos interpelan también otras formas de opresión: la violencia, la
pornografía, el tráfico y el uso de drogas, el terrorismo, el secuestro de personas, y
otros muchos problemas acuciantes.
4. La cultura: Jesús ilumina con las Escrituras el camino de los hombres. (Le
24, 25-28).
18. La presencia del Señor no se agota en una simple solidaridad humana. El
drama interior de los dos caminantes era que habían perdido toda esperanza. Ese
desencanto se iluminó por la explicación de las Escrituras. La Buena Nueva que
oyeron de Jesús transmitía el mensaje recibido de su Padre.
19. Explicándoles las Escrituras, Jesús corrige los errores de un mesianismo
puramente temporal y de todas las ideologías que esclavizan al hombre. Ex-
plicándoles las Escrituras, les ilumina su situación y les abre horizontes de espe-
ranza.
20. El camino que Jesús recorre al lado de sus discípulos está marcado con las
huellas del designio de Dios sobre cada una de las criaturas y sobre el acontecer
494
BOLETIN ECLESIASTICO
humano.
21. Exhortamos a todos los agentes pastorales a profundizar en el estudio y la
meditación de la Palabra de Dios para poder vivirla y transm itirla a los demás con
fidelidad.
22. Reiteramos la necesidad de encontrar nuevos métodos para que a los cons-
tructores de la sociedad pluralista les lleguen las exigencias éticas del Evan-
gelio, sobre todo en el orden social. La Doctrina Social de la Iglesia forma parte
esencial del mensaje cristiano. Su enseñanza, difusión, profundización y aplicación
son exigencias imprescindibles para la nueva evangelización de nuestros pueblos.
5. Un nuevo ardor: Jesús se da a conocer en la fracción del pan. (Le 24, 2S-32)
23. Pero la explicación de la Escritura no fue suficiente para abrirles los ojos y
hacerles ver la realidad desde la perspectiva de la fe. Es cierto que hizo arder sus
corazones pero el gesto definitivo para que pudieran reconocerle vivo y resucitado
de entre los muertos fue el signo concreto de partir el pan.
24. En Emaús se abrió además un hogar para Alguien que andaba peregrino.
Cristo reveló su intimidad a los compañeros de camino y en su actitud de
compartir reconocieron al que durante su vida no hizo más que darse a los hermanos
y quien selló con su muerte en la cruz la entrega de toda su vida.
25. Concluidos estos días de oración y de reflexión volvemos a los hogares que
forman nuesttas iglesias particulares para compartir con los hermanos, con
quienes construimos lo cotidiano de la vida; en especial con quienes participan más
de cerca en nuestro ministerio: nuestros presbíteros y diáconos a quienes deseamos
expresar un particular afecto y gratitud. Que la celebración eucarística inflame
siempre más sus corazones para llevar a la práctica la Nueva Evangelización, la
promoción humana y la cultura cristiana.
6. Misión: Jesús es anunciado por los discípulos. (Le 24, 33-35)
26. El cncucnu-o entre el Maestro y los discípulos ha terminado, Jesús desaparece
de su vista. Pero ellos impulsados por un nuevo ardor, salen gozosos a emprender
su tarea misionera. Abandonan la aldea y van en busca de los otros discípulos. La
vivencia de la fe se realiza en comunidad. Por eso los discípulos regresan a Jcrusalcn
a encontrarse con sus hermanos y comunicarles el encuentro con el Señor. A partir
BOLETIN ECLESIASTICO
495
de la fe, vivida en comunidad, ellos se convierten en pregoneros de una realidad
totalmente nueva: "El Señor ha resucitado y está de nuevo entre nosotros". La fe en
Jesús lleva consigo la misión.
27. "Para América Latina y el Caribe que recibió a Cristo hace ahora quinientos
años, el mayor signo de agradecimiento por el don recibido, y de su vitalidad
cristiana, es empeñarse ella misma en la misión" (Discurso Inaugural, Juan Pablo II,
nro. 28), sea en su interior, sea más allá de sus fronteras.
IV. LINEAS PASTORALES PRIORITARIAS
28. La rv Conferencia propone, con grandes esperanzas y teniendo en cuenta
los meritorios aportes recibidos de las Conferencias Episcopales y de tantas otras
instancias de la Iglesia, las siguientes líneas de acción pastoral. Para guiar nuestros
trabajos hemos tenido la orientación y el apoyo del Santo Padre, quien desde mucho
tiempo atrás ha estado motivando a esta IV Conferencia.
29. Ante todo, proclamamos la adhesión en la fe de la Iglesia en América latina
y en el Caribe a Jesucristo, El mismo, ayer, hoy y siempre (Cf. Hebr, 13, 8).
30. Para que Cristo esté en medio de la vida de nuestros pueblos, convocamos
a todos los fíeles a una Nueva Evangelización y llamamos especialmente a los
laicos, y entre ellos a los jóvenes. Y en esta hora confiamos que muchos jóvenes,
ayudados por una eficaz pastoral vocacional, puedan responder al llamado del Señor
para el sacerdocio y la vida consagrada.
- Una catcquesis renovada y una liturgia viva, en una Iglesia en estado de misión,
serán los medios para acercar y santificar más a todos los cristianos y, en
particular, a los que están lejos y son indiferentes.
- La Nueva Evangelización intensificará una pastoral misionera en todas nuestras
Iglesias y nos hará sentir responsables de ir más allá de nuestras fronteras para
llevar a otros pueblos la fe que hace 500 años llegara hasta nosotros.
3 1 . Como expresión de la Nueva Evangelización nos comprometemos también
a trabajar por una promoción integral del pueblo latinoamericano y caribeño,
teniendo como preocupación que sus principales destinatarios sean los más pobres.
- En esta promoción humana ocupa un lugar privilegiado y fundamental la familia,
donde se origina la vida. Hoy es necesario y urgente promover y defender la vida,
496
BOLETIN ECLESIASTICO
por los múltiples ataques con que la amenazan sectores de la sociedad actual.
32. Debemos alentar una evangelización que penetre en las raíces más hondas de
la cultura común de nuestros pueblos, teniendo una especial preocupación por
la creciente cultura urbana.
- Nos ha merecido una particular atención ocupamos de una auténtica encamación
del Evangelio en las culturas indígenas y afroamericanas de nuestro continente.
- Para toda esta inculturación del Evangelio es muy importante desarrollar una
eficaz acción educativa y utilizar los medios modemos de comunicación.
V. SALUDOS Y VOTOS
33. No deseamos concluir este Mensaje sin dirigir una palabra afectuosa a
algunas personas y grupos sobre quienes gravitan una particular responsabilidad
eclesial o social.
34. Un saludo especial dirigimos a nuestros presbíteros y diáconos, solícitos
colaboradores de nuestra misión episcopal, que han estado presentes todos los
días en nuestro recuerdo y oración. Alimentamos la esperanza de que , como siempre,
nos ayudarán a llevar al pueblo de nuestras Iglesias particulares las conclusiones de
esta conferencia. Reciban ellos la expresión de nuestro afecto paterno y fraterno y
nuestra gratitud por su sacrificio e infatigable compromiso en el ministerio.
35. Con igual solicitud tenemos presentes a los religiosos y religiosas, miembros
de institutos seculares, agentes de pastoral, catequistas, animadores de comu-
nidades, miembros de comunidades eclesiales de base, de movimientos eclesiales y
ministros extraordinarios que ciertamente recibirán de los contenidos de la IV
Conferencia renovado ánimo para su quehacer eclesial.
36. Va nuestro pensamiento agradecido a los numerosos misioneros y misio-
neras que desde la primera hora, en condiciones de gran dificultad y con mucha
renuncia hasta el sacrificio de la vida, anunciaron el Evangelio en nuestro continente.
37. Fue para nosotros causa de aliento y alegría tener en nuestro Encuentro
observadores pertenecientes a Iglesias cristianas hermanas. A ellos, y por su
medio a todas estas Iglesias con las cuales compartimos la fe en Jesucristo Salvador,
llegue nuestro saludo fraterno, unido a la oración, a fin de que, en la hora que Dios
BOLETIN ECLESIASTICO
497
señale, podamos realizar el testamento espiritual de Jesucristo: "que todos sean uno
para que el mundo crea" (Jn 17, 21).
38. A los pueblos indígenas, habitantes originarios de estas tierras, poseedores
de innumerables riquezas culturales, que están en la base de nuestra cultura
actual, y a los descendientes de millares de familias venidas de varias regiones del
Africa manifestamos nuestra estima y el deseo de servirles como ministros del
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.
39. Nos unimos a los constructores y dirigentes de la sociedad -gobernantes,
legisladores, magistrados, jefes políticos y militares, educadores, empresarios,
responsables sindicales y tantos otros- y a todos los hombres de buena voluntad que
trabajan por la promoción y defensa de la vida, en la exaltación y dignidad del
hombre y la mujer, en la custodia de sus derechos, en la búsqueda y afianzamiento
de la paz, alejada toda forma de carrera armamentística. Desde esta IV Conferencia
les exhortamos a que, en el ejercicio de su respetable misión al servicio de los
pueblos, se empeñen en favor de la justicia, de la solidaridad y del desarrollo integral,
guiados por el indispensable imperativo ético en sus decisiones.
40. De un modo especial deseamos que las enseñanzas que entregamos de parte
del Señor resuenen en el interior de las familias latinoamericanas y caribeñas. A
ellas, que son el santuario de la vida, se les pide que hagan germinar el Evangelio en
el corazón de sus hijos por medio de una adecuada educación. En un momento en
que la cultura de muerte nos amenaza encontrarán aquí una "fuente que salta hasta
la vida eterna". Los padres, con su ejemplo y su palabra son los grandes evangeli-
zadores de su "Iglesia doméstica" y de ellos depende, en buena parte, que esta
Conferencia de Santo Domingo dé sus frutos. Por eso junto con saludarles
quisiéramos expresarles nuestra cercanía y apoyo.
41. A los representantes del mundo de la cultura les alentamos a que intensi-
fiquen sus esfuerzos en favor de la educación, que es llave maestra del futuro;
alma del dinamismo social, derecho y deber de toda persona, para sentar las bases
de un auténtico humanismo integral (Juan Pablo II. Misa Faro a Colón, N° 7).
42. Cordialmente invitamos a todos los comunicadores sociales a ser voceros
incansables de reconciliación, firmes promotores de los valores humanos y
cristianos, defensores de la vida y animadores de la esperanza, de la paz y de la
solidaridad entre los pueblos.
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BOLETIN ECLESIASTICO
VI. CONCLUSION
43. Entregamos pues llenos de confianza este mensaje al Pueblo de Dios en
América Latina y el Caribe. Lo entregamos con igual sentimiento a todos los
hombres y a todas las mujeres, especialmente a los jóvenes del continente llamados
a ser protagonistas en la vida de la sociedad y de la Iglesia en el nuevo milenio
cristiano ya a las puertas (D.I., 27). También a quienes sin participar de nuestra fe
cristiana y católica se adhieren al mensaje de esta Asamblea de Santo Domingo por
reconocer en ella una llamada al humanismo cristiano y evangélico que ellos esti-
man y viven.
44. A los hermanos en la fe, este mensaje desea trazarles una expHcita profesión
de fe en Jesucristo y en su Buena Nueva. En este Jesús, "el mismo ayer, hoy y
siempre" (Hb. 8, 13), tenemos la certeza de encontrar inspiración, luz y fuerza para
un renovado espíritu evangelizador. En El se encuentran también motivos y orien-
taciones para nuevos esfuerzos en vista de la auténtica promoción humana de casi
quinientos millones de latinoamericanos. Es El igualmente quien nos ayudará a
infundir en los valores culturales propios de nuestra gente su marca cristiana, su
identidad, la riqueza de la unidad en medio de la variedad.
45. A todos queremos proponer el contenido de la Conferencia de Santo
Domingo como premisa para el permanente rejuvenecimiento del ideal de
nuestros próceres sobre la Patria Grande. Estamos efectivamente persuadidos de que
el encuentro con las raíces cristianas y católicas comunes a nuestros países dará a
América Latina la unidad deseada.
46. Hay en América, fermentos de división muy activos. Falta mucho en nuestra
tierra americana para ser el continente unificado que deseamos. Ahora, además
de su objetivo primariamente religioso, la Nueva Evangelización lanzada por la
Cuarta Conferencia General ofrece los elementos necesarios para el surgimiento de
la Patria Grande:
- la indispensable reconciliación gracias a la cual, en la lógica del PADRE
NUESTRO se superan antiguas y nuevas discordias, se dará el perdón mutuo a
los antiguos y nuevos agravios, se limarán antiguas y nuevas ofensas, se
restaurará la paz;
- la solidaridad, ayuda de unos para volver soportable el peso de otros y para
compartir con los otros los propios logros: "Hay que hacer valer el nuevo ideal
BOLETIN ECLESIASTICO
499
de solidaridad frente a la caduca voluntad de dominio" (Discurso Inaugural, Juan
Pablo II, N« 15).
- la integración de nuestros países unos con los otros, vencidas las barreras de
aislamiento, de las discriminaciones y de los desintereses recíprocos: "Un factor
que puede contribuir notablemente a superar los apremiantes problemas que hoy
afectan a este continente es la integración latinoamericana" (Discurso Inaugural,
Juan Pablo II, N« 15 y también N° 17).
- la profunda comunión desde la Iglesia en tomo a la voluntad política de progreso
y de bienestar.
47. Que el patrimonio social y espiritual contenido en estas cuatro palabras
claves: -reconciliación, solidaridad, integración y comunión- se transforme
en la mayor riqueza de América Latina. Son estos los votos y las oraciones de los
obispos integrantes de la Cuarta Conferencia General del Episcopado Latinoameri-
cano. Sea también el mejor regalo que la Gracia de Dios nos conceda. Pensamos
que tal patrimonio es tarea y obligación de todos y cada uno.
48. A Nuestra Señora de Guadalupe, Estrella de la Nueva Evangelización
confiamos nuestros trabajos. Ella ha caminado con nuestros pueblos desde el
primer anuncio de Cristo. A Ella le suplicamos hoy que llene de ardor nuestros
corazones para proclamar con nuevos métodos y nuevas expresiones que Jesucristo
es el mismo Ayer, Hoy y Siempre (Hebreos 13, 8).
500
BOLETIN ECLESIASTICO
' DOCUMENTOS DE LA
CONFERENCIA EPISCOPAL
f ECUATORIANA
Quito, septiembre 17 de 1992
MEDIDAS ECONOMICAS
Declaración del Consejo Permanente de
la Conferencia Episcopal Ecuatoriana
El Gobierno Nacional, para hacer frente a la grave crisis económica que afecta al
país, dictó hace pocos días medidas económicas orientadas a dar un nuevo rumbo al
Ecuador.
Como a Pastores, nos preocupa el grave impacto que las medidas han producido en
el pueblo ecuatoriano. Viendo las medidas desde la realidad de la mayoría del
pueblo, integrada, entre otros, por los que no tienen ni pequeños salarios fijos, ni
seguridad social, los jubilados, los artesanos, los campesinos e indígenas y otros
ecuatorianos en general, reconocemos que las medidas son severas.
Sin embargo, una vez que han sido dictadas por un Gobierno democráticamente
elegido, el bien común nos exige a todos que colaboremos y garanticemos el éxito,
porque está en juego nuestro futuro. Tengamos en cuenta, para comprender a
nuestros gobernantes, que un país solo no puede librarse de las exigencias de la
economía mundial ni cambiar el espíritu que la guía.
Todos, desde nuestra responsabilidad específica, hemos de buscar el éxito. Gober-
nantes y gobernados hemos de poner lo mejor de nosotros para lograr el éxito de estas
medidas.
El Gobierno que nos preside ha demostrado tener capacidad para evaluar sus actos
y para, si es necesario, rectificarlos. La aplicación de éstas medidas exigirá
evaluaciones periódicas , guiadas por el principio irrenunciable de la dignidad de
toda persona humana, a cuyo servicio ha de estar la economía. En la evaluación de
las medidas el Gobierno deberá también atender a los más pobres, procurando que
el costo social de las medidas sea menos grave. Las medidas se proponen generar
recursos. Hay que evaluar el costo social para no llegar en momento alguno a amasar
recursos con las lágrimas de los desposeídos. Y hay que informar objetivamente a
los ciudadanos acerca del uso de los recursos.
BOLETIN ECLESIASTICO
503
Para que el pueblo apoye aún con dolor la aplicación de las medidas, es necesaria
la moral administratatíva. Deberá demostrarse periódicamente que los gobernantes
logran subordinar sus intereses personales, que pueden estar en contraste con el bien
común que han jurado defender. La austeridad, que se expresa en supresión de gas-
tos supérfluos, es una condición del éxito de las medidas. Reiteramos que el
ciudadano acepta con menor resistencia las privaciones, cuando son compartidas; la
austeridad se ha de expresar, también, en la superación de situaciones de privilegio.
Lo que afecta gravemente a la situación económica del pueblo es el cáncer social de
la especulación. Reprobamos enérgicamente como grave pecado el hecho de que
muchos comerciantes quieran lucrar injustamente con las necesidades del pueblo.
Los ciudadanos hemos de colaborar con la dedicación seria a nuestras funciones
específicas, conscientes de que hay que "ganar el pan con el sudor de la frente".
Hemos de colaborar con la solidaridad y el espíritu comunitario para ayudamos
mutuamente en nuestro trabajo y en la consecución de lo necesario para la vida. No
podremos hacer frente a la grave crisis económica, sino a base de esfuerzo, de trabajo
y de unión en un ambiente de orden y paz social.
Asimismo hay que estudiar en concreto la amplitud de la tarea del Estado. Es verdad
que, según el principio de subsidiaridad, el Estado no ha de realizar una tarea, que
la pueden realizar las personas o entidades privadas. Sin embargo, para aplicar
adecuadamente el principio, hay que examinar la real capacidad de las personas y
de las entidades privadas y el origen y significación social concreta de las entidades
que se proponen privatizar. Por ejemplo, hay que tener en cuenta que el petróleo, por
ser un recurso natural con el que se financia más del cincuenta por ciento del
presupuesto nacional, y que las infraestructuras del ENECEL, por representar un
ingente ahorro de todos y para todos, son uno de los sustentos de la identidad de
nuestro pueblo. Además, recordemos que también empresas privadas han sido mal
administradas y que su rescate ha sido pagado por todos.
La solución de nuestro problema económico no vendrá principalmente de un
sistema, sino de la ética personal y social y de la laboriosidad de todos.
Rogamos a Nuestra Madre, la Virgen María, que nos ayude en la hora presente a
todos los ecuatorianos, a dar testimonio de fe, siguiendo a su hijo Jesús desde la
opción preferencial por los pobres, inspirados en el canto del Magníficat.
Quito, 17 de septiembre de 1992
504
BOLETIN ECLESIASTICO
EL CONSEJO PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL
t Pablo Cardenal Muñoz Vega,
ARZOBISPO EMERITO DE QUTTO
Presidente de Honor de la Conferencia
Episcopal Ecuatoriana
t Juan Larrea Holguín,
ARZOBISPO DE GUAYAQUIL
Vicepresidente de la Conferencia
Episcopal Ecuatoriana
t Antonio González Zumárraga.
ARZOBISPO DE QUITO
Presidente de la Conferencia
Episcopal Ecuatoriana
t Luis Alberto Luna Tobar,
ARZOBISPO DE CUENCA
Miembro del Consejo Permanente
t Raúl López Mayorga,
OBISPO DE LATACUNGA
Presidente de la Comisión
Episcopal Magisterio de la Iglesia
t Raúl Vela Chiriboga,
OBISPO CASTRENSE DEL ECUADOR
Presidente de la Comisión
Episcopal Función Santificadora
de la Iglesia
t Néstor Herrera Heredia,
OBISPO DE MACHALA
Presidente de la Comisión
Episcopal Pueblo de Dios
t José Mario Ruiz Navas,
OBISPO DE PORTO VIEJO
Presidente de la Comisión
Episcopal de Pastoral Social
t Vicente Cisneros Durán, t Antonio Arregui Yarza,
OBISPO DE AMBATO OBISPO AUXILIAR DE QUITO
Secretario General de la Conferencia Secretario Adjunto de la Conferencia
Episcopal Ecuatoriana Episcopal Ecuatoriana
BOLETIN ECLESIASTICO
505
LA CONFERENCIA EPISCOPAL ECUATORIANA
Considerando
Que la Santísima Virgen María "cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía
peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la patria
bienaventurada" (LG. N° 62);
Que bajo la advocación de Nuestra Señora de La Merced se ha manifestado con
especial vigor el maternal amparo de María, especialmente en la Fundación de la
Orden de la Merced, nacida para la liberación de los cristianos cautivos;
Que Nuestra Señora de la Merced se hace presente en la misma Fundación de Quito
y después en muchos de los acontecimientos más notables de la vida del País, siendo
invocada por la piedad cristiana en todo el Ecuador.
Que bajo su inspiración y mediación maternal, la Provincia Mercedaria del Ecuador
atiende las Capellanías de los Centros de Rehabilitación Social, para ayudar a los
presos en la vivencia de la fe y la esperanza;
Que el 24 de Septiembre de 1965, mediante Auto Episcopal de S.E. Mons. Pablo
Muñoz Vega, S.J., Obispo Coadjutor Sedi datus de Quito, Nuestra Señora de La
Merced es declarada patrona y Celestial Protectora de las Cárceles de la
Arquidiócesis de Quito;
Art. 1 Declara a Nuestra Señora de La Merced como Patrona y Celestial Protectora
de los presidios y cárceles del Ecuador.
Art. 2 Celebrar la fiesta de Nuestra Señora de La Merced en todas las cárceles del
Ecuador el día 24 de Septiembre!
Dado en Quilo, a los veinte y cuatro días del mes de Septiembre de mil novecientos
noventa y dos.
t Antonio González Zumárraga t Vicente Cisneros Durán
DECRETA
ARZOBISPO DE QUITO
Presidente de la Conferencia
Episcopal Ecuatoriana
OBISPO DE AMBATO
Secretario General de la Conferencia
Episcopal Ecuatoriana
506
BOLETIN ECLESIASTICO
DOCUMENTOS
ARQUIDIOCESANOS
Celebremos el
DIA DEL PAPA"
Al Vble. Cabildo Metropolitano, al Consejo de Presbiterio, a los Vbles.
párrocos y rectores de iglesia y a los fieles de la Arquidiócesis de Quito.
Vbles. hermanos y estimados fieles:
Su Santidad el Papa Juan Pablo II, que fiie elegido al Sumo Pontificado el 16 de
octubre de 1978, dio inicio solemne a su ministerio de Pastor universal de la Iglesia
el 22 de octubre de aquel mismo año 1978. Por este motivo, el 22 de octubre de cada
año se celebra en la Iglesia Católica el "Día del Papa". En este año el "Día del Papa"
será el jueves 22 de octubre de 1992.
Como debo participar en la IV Conferencia General del Episcopado Latinoameri-
cano de Santo Domingo, no me encontraré en Quito el 22 de este mes de octubre y
por ello no podré presidir personalmente el "Te Deum" que suele celebrarse en la
Catedral Metropolitana de Quito con ocasión del "Día del Papa".
Pero es necesario que en la Arquidiócesis de Quito se celebre el "Día del Papa", a
fin de que los fieles de nuestra Iglesia particular den un especial testimonio de su
amor filial y de su adhesión al Vicario de Jesucristo.
Invito, pues, a los Vbles. párrocos, capellanes y rectores de iglesia de la Arqui-
diócesis de Quito a solemnizar, en este año, el "Día del Papa" con una Misa especial
que celebrarán en su respectiva parroquia e iglesia, el domingo 25 de octubre, a las
18 horas.
En esa Misa, que puede ser la que el Misal trae "Por el Papa" , todos los fieles daremos
gracias a Dios por el beneficio del fecundo ministerio de Pastor universal de la
Iglesia que el Papa Juan Pablo II viene ejerciendo en estos catorce años . En la hom il ía
los celebrantes pondrán de relieve la especial preocupación pastoral del Papa Juan
Pablo II en favor de la Iglesia que peregrina en América Latina, pues una vez más
Juan Pablo II ha venido a América Latina para inaugurar la IV Conferencia General
del Episcopado Latinoamericano, iniciada en Santo Domingo el 12 de octubre de
1992. Juan Pablo II nos ha invitado también a los católicos de América Latina a
celebrar los quinientos años del inicio de la evangelización de América, cmpe-
BOLETIN ECLESIASTICO
509
ñándonos en una "Nueva Evangelización", en la promoción humana y en la cultura
cristiana de nuesti"os pueblos.
En esta Misa del 25 de octubre, pediremos a Dios por la salud y bienestar del Santo
Padre, a fin de que Juan Pablo II siga sirviendo a la Iglesia como Pastor universal y
Maestro infalible por muchos años.
Con ocasión del "Día del Papa", todos los católicos debemos renovar nuestra leal
obediencia al Pastor supremo, nuestra sincera adhesión al Maestro de la verdad y
nuestro amor filial al Padre bondadoso, que es el centro de la unidad de la Iglesia.
Afino, en Cristo,
t Antonio J. González Z.,
ARZOBISPO DE QUITO
Beatificación de
NARCISA DE JESUS
A los Vbles. párrocos y rectores de Iglesia de la Arquidiócesis de Quito.
Estimados hermanos en el Señor:
El Domingo 25 de octubre de 1992, Su Santidad el Papa Juan Pablo II beatificará,
en Roma, a la ecuatoriana Sierva de Dios, Narcisa de Jesús Martillo Morán. Con esta
beatificación Dios concede al Ecuador un nuevo don espiritual, el de presentar ante
la Iglesia un nuevo modelo de perfección cristiana que imitar y una nueva intercesora
ante Dios. Esta beatificación permite también el culto público a la nueva beata en
ciertos lugares de la Iglesia, como en el Ecuador.
Es, pues, necesario que en las misas del domingo 25 de octubre los fieles de la
Arquidiócesis de Quito nos unamos espiritualmente a la ceremonia de beatificación
de Narcisa de Jesús, que ese mismo día se llevará a cabo en el Vaticano.
A fin de que los celebrantes de las misas del domingo 25 de octubre hagan alusión,
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en la homilía, a la beatificación de Narcisa de Jesús, les proporciono algunos datos
de su vida:
Nació Narcisa de Jesús Martillo Morán en Nobol, un pequeño pueblo ubicado entre
Guayaquil y Daule en el territcaio de la Arquidiócesis de Guayaquil, a finales del año
1832 o principios de 1833. Fue hija de Pedro Martillo y de Josefa Morán, piadosos
agricultores de ese lugar. Desde temprana edad se dedicó a la oración, al retiro y a
penitencias voluntarias. Al quedar totalmente huérfana, todavía adolescente, se
radicó en Guayaquil, en donde trábajó como costiu^ra en la casa de una honorable
señora. Desde muy joven se distinguió por la práctica de la humildad, de una
fervorosa piedad y de una rigiirosa penitencia. En sus penitencias y mortificaciones
fue imitadora de Santa Mariana de Jesús. El sacerdote Padre Medina afirma: "Todos
sus confesores dan testimonio de que sus penitencias voluntarias eran severas:
llevaba continuamente puestos cilicios; todos los días se flagelaba hasta derramar
sangre; dedicaba muchas horas diarias a la oración. Constantemente soportaba en su
cuerpo la crucifixión del Señor y padecía acerbos dolores. Todas las noches hacía
cuatro horas de oración, coronada de agudas espinas, suspendida en una cruz con
algunos clavos. Domua en el suelo sobre una tabla con aceradas púas, que para ese
fin había preparado expresamente. Sus médicos estaban admirados y se pregunta-
ban cómo podía vivir con tan poco alimento". Quiso ser víctima para consolar al
Corazón de Jesús y reparar los pecados de todos los hombres, particularmente los de
su nación.
Por algún tiempo vivió en la misma casa junto con la beata Mercedes de Jesús Molina
(+ 1883). Al rededor del año 1867 viajó a Cuenca acompañando a su confesor
gravemente enfermo de tuberculosis pulmonar. Una vez que él falleció, regresó a
Guayaquil, de donde viajó a Lima, hacia el año de 1868, buscando la dirección
espiritual del P. Pedro Gual. En Lima fue recibida en el Monasterio del Patrocinio,
habitado por la Comunidad de las Terciarias Dominicas. Aún cuando estaba como
simple huésped, sin embargo observaba fielmente la Regla del Monasterio y
participaba en la vida común. Con todo fervor mantuvo la vida de oración y
contemplación y siguió practicando la mortificación y penitencia. En su cuanito
trabajaba por la Iglesia y por los pobres, de quienes tenía siempre especial cuidado.
Generosa y dihgentemente atendía a las Terciarias enfermas. El empeño de repro-
ducir en sí misma la imagen de Cristo Crucificado estaba unido a un constante gozo
y notoria alegría de su espíritu, de modo que su rostro aparecía continuamente
tranquilo y sereno. Diariamente participaba en la Santa Misa y recibía la Sagrada
Comunión, con fervorosa piedad daba culto a la Eucaristía y al Sagrado Corazón de
Jesús. Para mejor entregarse a su Amado, formuló varios votos, entre ellos los de
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perpetua virginidad, pobreza y obediencia, en los que perseveró hasta la muerte.
Practicaba también una filial devoción a la Sma. Virgen María, a la que honró
particularmente con la piadosa recitación del Rosario. Para recorrer con seguridad
el camino de la perfección cristiana, se atenía sumisamente a los consejos de
prudentes sacerdotes, con los cuales modelaba su alma.
El Señor, generoso con los humildes y limpios de corazón, le otorgó gracias y dones
extraordinarios y le concedió conocer anticipadamente el día de su muerte. La
víspera, al retirarse a su celda para descansar, se despidió de todas las Terciarias,
diciéndoles que iba a realizar un largo viaje. Todas pensaron que decía estas cosas
por broma, pero toda la noche su celda estuvo iluminada con un gran resplandor y
perfumada con un grato olor, que se expandía intensamente en el lugar. La Priora del
Monasterio, al abrir la puerta de la celda en donde descansaba la Sierva de Dios, no
solo vio el fulgor, sino que percibió el intenso perfume y se dio cuenta deque Narcisa
había fallecido. Era el 8 de diciembre de 1869.
Su cuerpo p>ermaneció inexplicablemente incorrupto y flexible. Su rostro mantenía
el color de una persona sana. En esos mismos días algunos enfermos recobraron la
salud por intercesión de la Sierva de Dios. Estos sucesos contribuyeron a crear y
propagar la fama de santidad, que había conseguido durante su vida.
Su cuerpo fue traído de Lima a Guayaquil y actualmente se venera en su santuario
de Nobol.
En la Eucaristía de este domingo, demos gracias a Dios por el don de una nueva Beata
que concede a su Iglesia y al Ecuador, resolvámonos a imitar la humildad, la piedad
y el espíritu de penitencia de la Beata Narcisa de Jesús y por su intercesión pidamos
a Dios que proteja al Ecuador, remedie sus necesidades y ayude a sus gobernantes
a trabajar por la justicia, la unión y la paz de nuestro pueblo.
Afmo. en Cristo
+ Antonio J. González Z.
ARZOBISPO DE QUITO
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Fiesta de Nuestra Señora de
La Presentación de El Quinche
"El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su
nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de
generación en generación" (Le. 1, 49-50)
Estimados hermanos, devotos de la Sma. Virgen de El Quinche: La fiesta de la
Presentación de la Sma. Virgen María en el templo y, por tanto, la fiesta anual que
se celebra en este Santuario Nacional en honor de la Sma. Virgen de El Quinche, el
21 de noviembre, coincide en este año de 1992 con la celebración del Quinto
Centenario del Descubrimiento de América y del inicio de la evangelización en
nuestro Continente. El Quinto Centenario del inicio de la evangelización de América
ha sido celebrado solemnemente, el 12 de octubre de 1992, con la presencia del
Vicario de Jesucristo en República Dominicana, tierra en la cual plantó Colón, por
vez primera, el signo de la Cruz redentora en nuestro Continente. El Papa Juan Pablo
II solemnizó este Quinto Centenario, inaugurando, con un importante discurso, la IV
Conferencia General del Episcopado. Latinoamericano, que se celebró en la ciudad
de Santo Domingo hasta el 28 de octubre de este año.
Por coincidir, en este año, la celebración de la fiesta de Nuestra Señora de El Quinche
con la conmemoración del V Centenario del inicio de la evangelización de América,
hemos querido celebraren la Arquidiócesis de Quito la "Semana Nacional del indio"
en coincidencia con la Novena preparatoria de la fiesta de Nuestra Señora de El
Quinche, a fin de que esa Semana del indio concluya en este Santuario Mariano con
esta solemne celebración Eucarístíca. Ha habido razones poderosas para hacer
coincidir la celebración de la Semana del indio con la fiesta de Nuestra Señora de
la Presentación de El Quinche. Esas razones son las siguientes: 1.- La Sma. Virgen
María ha sido la "Estrella de la evangelización" del indio en América Latina; y, 2.-
Influencia de la Sma. Virgen María en la evangelización de nuestros pueblos
indígenas del Ecuador.
1. La Sma. Virgen María ha sido la "Estrella de la evangelización" del indio
en América Latina.
En el inicio de la evangelización de América, evangeUzación que comenzó con los
viajes de Colón, descubridor del Nuevo Mundo, ocupó un puesto importante y
decisivo la Sma. Virgen María. María vino a tierras del Nuevo Mundo en el nombre
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de la nave capitana de la expedición descubridora, la "Santa María". La Sma. Virgen
María era invocada diariamente por la tripulación comandada por Colón con el canto
vespertino del himno, "Salve, Regina", con el que María era invocada por los ma-
rianos como Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Cuando
Hernán Cortez conquistó en México el imperio de los Aztecas, él demostró su
devoción a la Sma. Virgen María, llevando su imagen en el estandarte que precedía
a los combatientes.
La presencia e influencia decisiva de María en el inicio de la evangelización de
América se hizo sensible y patente en las apariciones de la Madre de Dios al indio
mexicano, el Beato Juan Diego. El hecho se inició un sábado, 12 de diciembre de
1531. Juan Diego iba muy de madrugada del pueblo en que residía a Tlatelolco,
actual ciudad de México, a tomar parte en el culto divino y a escuchar la Palabra de
Dios. Esta actitud de Juan Diego es signo de la docilidad con que los indígenas del
Nuevo Mundo aceptaron el Evangelio. María Sma. se le apareció al indio Juan Diego
en la cima del Tepeyac. El diálogo sostenido por la Virgen María con Juan Diego nos
da a conocer claramente la influencia decisiva de María en la evangelización de
América. El hecho guadalupano es también señal y prueba de que, desde el principio,
se dio la inculturación del Evangelio en nuestros aborígenes. La evangelización es
la proclamación de la Buena Nueva de que Dios salva a la humanidad por medio de
su Hijo Jesucristo, muerto y resucitado, y de que esta salvación consiste en hacer al
hombre partícipe de la vida divina de Cristo resucitado, mediante nuestra
incorporación, por medio de los sacramentos, a la comunidad cristiana, la Iglesia,
que es el Cuerpo Místico de Jesucristo y sacramento, es decir, signo e instrumento
de salvación para el género humano. Cuando María Santísima habló a Juan Diego
en el Tepeyac, se le presentó como la "siempre Virgen María, Madre del verdadero
Dios por quien se vive". Por tanto, María se presentó como Madre de Jesucristo, el
Hijo de Dios hecho hombre en su seno virginal, María le anunció a Juan Diego la
Buena Nueva de que Jesucristo es nuestro Salvador por el misterio de su muerte y
resurrección, de que Jesucristo es el Hijo del Dios vivo y verdadero. Pero además la
Sma. Virgen María dio a conocer a Juan Diego el especial amor que ella profesaba
a los aborígenes de estas tierras. Le habló con cariño, le dijo: "Hijo mío el más
pequeño. . . No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás tú bajo mi sombra? ¿No
estás, por ventura, en mi regazo?". La Virgen María dio a conocer a Juan Diego su
maternidad espiritual sobre todos los cristianos, sobre toda la Iglesia. Por orden de
la Virgen se construye junto al Tepeyac el Santuario Mariano de Nuestra Señora de
Guadalupe, que se ha constituido para México y para toda América Latina en centro
de irradiación del Evangelio y de una tierna y cordial devoción a la Madre de Dios.
Con razón Puebla dice lo siguiente: "El Evangelio encamado en nuestros pueblos los
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congrega en una originalidad histórica cultural que llamamos América Latina. Esa
identidad se simboliza muy luminosamente en el rostro mestizo de María de Guada-
lupe, que se yergue al inicio de la Evangelización" (P. 446). "En nuestros pueblos,
el Evangelio ha sido anunciadí^presentando a la Virgen María como su realización
más alta. Desde los orígenes -en su aparición y advocación de Guadalupe- María
constituyó el gran signo, de rostro maternal y misericordioso de la cercanía del Padre
y de Cristo con quienes ella nos invita a entrar en comunión" (P. 282).
Desde el Santuario de Guadalupe la presencia de María influyó eficazmente en la
evangelización de los demás países de América Latina. En cada país se hizo sensible
la presencia maternal de María en célebres santuarios que se fueron erigiendo como
prolongación del de Guadalupe: el de Nuestra Señora de Alta Gracia de Igüey en
República Dominicana; el de Nuestra Señora de los Angeles de Cartago en Costa
Rica; el de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre en Cuba; el de Nuestra Señora
de Coromoto en Venezuela; el de Chiquinquirá o Las Lajas en Colombia; el de
Nuestra Señora de la Presentación de El Quinche o el Cisne en nuestro Ecuador; el
de la Aparecida en Brasil; el de Copacabana en Solivia; el de Maipú o de Nuestra
Señora de AndacoUo en Chile; el de Luján en Argentina. Todos estos santuarios, en
los que se ha cultivado la devoción mariana de nuestros pueblos de América Latina,
han contribuido a la evangelización y fortalecimiento de la fe cristiana y al cultivo
de una positiva religiosidad popular en nuestras Iglesias. Acertadamente afirma el
documento de Puebla: "María fue también la voz que impulsó a la unión entre los
hombres y los pueblos. Como el de Guadalupe, los otros santuarios marianos del
Continente son signos del encuentro de la fe de la Iglesia con la Historia Lati-
noamericana" (P. 282). La IV Conferencia General del episcopado Latinoamericano
de Santo Domingo reccmoce que "María es el sello distintivo de la cultura de nuestro
Continente. Madre y educadora del naciente pueblo latinoamericano, en Santa
María de Guadalupe, a través del Beato Juan Diego, se "ofrece un gran ejemplo de
Evangelización perfectamente inculturada" (DI 24). Nos ha precedido en la
peregrinación de la fe y en el camino a la gloria y acompaña a nuestros pueblos que
la invocan con amor hasta que nos encontremos definitivamente con su Hijo. . . Por
eso la invocamos como Estrella de la Primera y de la Nueva Evangelización". (S.
Dgo. 15).
2. Influencia de la Sma. Virgen María en la evangelización de nuestros
pueblos indígenas.
La Sma. Virgen María, con sus imágenes y santuarios de Nuestra Señora de la
Presentación de El Quinche y de Nuestra Señora de El Cisne, ha influido de manera
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eficaz en la evangelización de los pueblos indígenas del Ecuador. Por eso convenien-
temente concluimos la "semana del indio" en la Arquidiócesis de Quito con la
celebración de la fiesta de Nuestra Señora de El Quinche aquí en su Santuario. La
bella imagen de la Sma. Virgen María, que hoy conocemos como "Nuestra Señora
de la Presentación de El Quinche", fue tallada en Quito por el escultor toledano,
Diego de Robles, hacia 1588, a petición de una comunidad indígena, la de Lumbisí.
Los indios de Lumbisí, lugar perteneciente al pueblo de Cumbayá, desearon tener
una copia, lo más exacta posible, de la bellísima imagen de Nuestra Señora de
Guápulo, que ya era venerada cerca de Quito. A este fin contrataron con el mismo
escultor de la imagen de Nuestra Señora de Guápulo, Diego de Robles, que les
trabajara un trasunto de aquella imagen. El escultor, que era muy hábil y entendido,
realizó admirablemente la obra que se le había pedido. Hizo la segunda efigie del
mismo tamaño y facciones que la primera y tanto o quizá más hermosa que la
primera. Los indígenas de Lumbisí o no quisieron o no pudieron pagar a Diego de
Robles el precio convenido por la confección de la imagen. Por este motivo el
escultor se trasladó con la imagen de la Virgen María a la lejana comarca de
Oyacachi, pequeño caserío perdido en las estribaciones de la cordillera oriental de
los Andes y la entregó, a cambio de tablas y madera, a los indígenas de aquel caserío.
Esta bendita imagen de Nuestra Señora de la Presentación de El Quinche, con-
feccionada a petición de una comunidad indígena, comenzó a ser venerada por otra
comunidad indígena, la de Oyacachi, entre 1590 y 1 59 1 . La bella imagen de María
fue acomodada en la hendidura de una peña o cueva antes de que se construyera una
capilla. Por este motivo esta sagrada imagen de María al principio fue conocida
como la Virgen de Oyacachi, la Virgen de la Peña o la Virgen de la Cueva. La
preciosa imagen de la Madre de Dios permaneció en Oyacachi durante unos quince
años. En 1604 la sagrada imagen fue trasladada desde Oyacachi al pueblo de El
Quinche, en cumplimiento de una orden que había dado el cuarto Obispo de Quito,
el limo. Fr. Luis López de Solís. La imagen de la Sma. Virgen entró triunfalmenle
en El Quinche el 10 de marzo de 1604. Desde entonces a la Sagrada Imagen se la
conoce como "Nuestra Señora de la Presentación de El Quinche" y se ha venido
celebrando su fiesta el 21 de noviembre de cada año. A principios del siglo XVII
indígenas de Chuquiribamba, de la provincia de Loja, pidieron al mismo Diego de
Robles que les labrara una imagen de la Sma. Virgen María según el modelo de la
imagen de la Virgen de Guápulo. La imagen hecha para los indios de Chuquiribamba
es la actual bella imagen de la Sma. Virgen de El Cisne, que se venera en el grandioso
Santuario de la población de El Cisne y cuya fiesta anual se celebra ell 5 de agosto.
Estas venerandas imágenes de la Sma. Virgen de El Quinche y de El Cisne influyeron
eficazmente en la evangelización de nuestro pueblo ecuatoriano y especialmente de
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de nuestros indígenas. Esa evangelización consistió en la presentación y
proclamación, hecha a nuestros aborígenes, de la existencia de un Dios vivo y
verdadero y de su Enviado, Jesucristo. En estas imágenes, la Iglesia presenta a
Jesucrito a nuestros aborígenes como el bello Niño, Hijo de Dios hecho hombre e
Hijo de la Virgen María, que nos es presentado en brazos de su Madre. Por eso
podemos afirmar que los habitantes del Ecuador y especialmente los indígenas
llegaron a conocer a Jesús, el Salvador, el Hijo de Dios hecho hombre, porque les
fue presentado por su Madre, la siempre Virgen María. Por eso podemos afirmar que
la presencia de María en sus imágenes, como la de la Virgen de El Quinche, la de
la Virgen de El Cisne o la de la Virgen de Baños o de Chilla, ha sido evangelizadora
de nuestro pueblo ecuatoriano, ha sido evangelizadora de nuestros indios. Cuán
acertadamente nos dice el Papa Juan Pablo II: "Las palabras, los gestos y hasta los
milagros de Jesús se manifiestan de algún modo en la Virgen de Nazareth y resuenan
en su corazón "por haber creído". "Más aún, cuando ella nos muestra a su Hijo, nos
está señalando a la vez a la Iglesia y su origen, esto es, a la misma persona de Cristo".
Por otra parte, María Santísima ha evangelizado y evangeliza a nuestro pueblo,
porque se ha presentado ante él como modelo de quien escucha la palabra de Dios
y la cumple. Juan Pablo II eleva su plegaria al Señor, por intercesión de la Sma.
Virgen, para que el pueblo fiel ecuatoriano no vea desfallecer nunca su fe ante el
ejemplo de María. "María, con su fe y obediencia, está señalando el camino" para
una consolidación de la fe católica de todos los ecuatorianos. Para concebir a Jesús,
ella escuchó la Palabra de Dios y recibió el don del Espíritu Santo que fue
alimentando su gozo en el único Dios salvador!" "Bienaventurada la que ha creído
(Le. 1 , 45) hasta hacer de la dócil esclava del Señor la más distinguida entre quienes
"oyen la Palabra de Dios y la cumplen" (Le. 8, 21) (Cfr. Carta de S.S. Juan Pablo II
al Arzobispo de Quito, en el IV Centenario del culto a la Sma. Virgen de El Quinche).
Termino esta homiUa de la fiesta de Nuestra Señora de la Presentación de El Quinche
con estas palabras del mensaje a los indígenas de América Latina dirigido por el Papa
Juart Pablo II desde Santo Domingo, el 1 3 de octubre de este año: "Os aliento, pues,
a un renovado empeño a ser también protagonistas de vuestra propia elevación
espiritual y humana mediante el trabajo digno y constante. Para ello contáis con los
genuinos valores de vuestra cultura, acrisolada a lo largo de las generaciones que os
han precedido en esta bendita tierra. Pero sobre todo, contáis con la mayor riqueza
que, por la gracia de Dios, habéis recibido: vuestra fe católica. Siguiendo las
enseñanzas del Evangelio, lograréis que vuestros pueblos, fieles a sus legítimas
tradiciones, progresen tanto en lo material como en lo espiritual. Iluminados por la
fe en Jesucristo veréis en los demás hombres, por encima de cualquier diferencia de
raza o cultura, a hermanos vuestros. La fe agrandará vuestro corazón para que
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quepan en él todos vuestros conciudadanos. Y esa misma fe llevará a los demás a
amaros, respetar vuestra idiosincrasia y a unirse con vosotros en la construcción de
un futuro en el que todos sean parte activa y responsable, como corresponde a la
dignidad cristiana". . . "Estad seguros de que nunca os va a faltar el auxilio de Dios
y la protección de su Santísima Madre, como un día, en la colina de Tepeyac le fue
prometido al indio Juan Diego, un insigne hijo de vuestra misma sangre a quien tuve
el gozo de exaltar al honor de los altares".
Así sea.
(Homilía pronunciada porMons. Antonio J. González Z. , Arzobispo de Quito, en la
fiesta de la Sma. Virgen de El Quinche, el 21 de noviembre de 1992).
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Beatificación de la Sierva de Dios
Madre Francisca de Sales Aviat
En este último daningo del año litúrgico, en que celebramos la solemnidad de
Jesucristo, Rey del universo, la Palabra de Dios que se proclama en la segunda
lectura de esta Misa nos invita a dar gracias a Dios Padre, porque nos ha hecho
capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz y porque nos ha sacado
del dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de la santidad y de la gracia
de su Hijo Jesucristo. Por el bautismo fuimos sacados del dominio de las tinieblas
del pecado y entramos a formar parte del pueblo santo en la luz de la santidad y de
la gracia. Los cristianos tenemos una vocación a la Santidad en la Iglesia. Hoy
celebramos esta Eucaristía como acción de gracias de la comunidad de hermanas
Oblatas de San Francisco de Sales de la Región de Ecuador y Colombia y de esta
iglesia particular de la Arquidiócesis de Quito por la beatificación de la Fundadora
de esta Congregación religiosa, la Madre Francisca de Sales Aviat Esta
beatificación fue una proclamación solemne, hecha por el Vicario de Jesucristo, de
que la Madre Francisca de Sales Aviat correspondió efectivamente a la vocación
universal a la santidad en la Iglesia y ha sido presentada como modelo de perfección
cristiana al pueblo de Dios y como su intercesora ante Dios.
En efecto, en la mañana del domingo 27 de septiembre de este año de 1992, a las 10
de la mañana. Su Santidad el Papa Juan Pablo II presidió, por vez primera después
del período de su enfermedad y convalecencia, la solemne ceremonia de
beatificación de veintiún siervos de Dios, entre ellos de la Madre Francisca de Sales
Aviat. La ceremonia se llevó a cabo en la Plaza de San Pedro en Roma, la que volvió
a llenarse de miles de peregrinos de diversas partes del mundo y también del
Ecuador, de donde acudieron algunas representantes de las hermanas Oblatas de San
Francisco de Sales.
Después de escuchar una breve biografía de la Sierva de Dios pronunciada, junto con
la petición de beatificación, por Mons. Ennio Antonelli, Arzobispo de Perugia-Cittá
della Pieve, Su Santidad el Papa pronunció en latín la siguiente fórmula de
beatificación: "Nos, acogiendo el deseo de nuestros hermanos. . . Ennio Antonelli,
Arzobispo de Perugia-Cittá delle Pieve. . . así como de otros muchos hermanos en el
Episcopado y de numerosos fieles, después de haber escuchado el parecer de la
Congregación para las causas de los santos, con nuestra autoridad apostólica
concedemos que la venerable Sierva de Dios Leonie Francoise de Sales Aviat sea
llamada beata y se pueda celebrar su fiesta todos los años en los lugares y del modo
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establecido por el Derecho, ellO de enero. En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo". La Asamblea prorrumpió en un gran aplauso, en señal de alegría
espiritual, mientras en los balcones de la fachada de la Basílica de San Pedro se
descubrirían los tapices con la efigie de los nuevos beatos.
Hoy también con gran alegría e intenso fervor nos congregamos en esta Catedral
Metropolitana de Quito, para celebrar esta solemne Eucaristía con la que festejamos
la beatificación de la Madre Leonie Francisca de Sales Aviat y damos gracias a Dios
por el beneficio de conceder a la iglesia y en especial al Instituto Religioso de las
hermanas Oblatas de San Francisco de Sales un modelo de virtudes cristianas que
imitar y una intercesora a quien encomendarse. Con esta Eucarisüa damos gracias
a Dios Padre, porque a la Beata Francisca de Sales Aviat le ha hecho compartir la
herencia del pueblo santo en la luz de la gloria celestial y la ha trasladado al reino
de la santidad y de la gracia.
En esta homilía recordemos algunos datos de la vida de la nueva Beata y reparemos
en los rasgos característicos de su espiritualidad.
Datos de la vida de la Beata Francisca de Sales Aviat
El nombre de pila de la Madre Francisca de Sales Aviat es Leonie Aviat. Nació en
la población francesa de Sézanne, en la Champagne, el 16 de septiembre de 1844.
Hija del negociante Teodoro Aviat y de madame Aviat, que tenían un almacén en
Sézanne, en donde una buena clientela le ha permitido a la familia obtener una
situación económica cómoda y aquella notoriedad reservada a los negociantes
honorables. Dado el ambiente religioso de una familia cristiana, Leonie recibe el
sacramento del bautismo al día siguiente de su nacimiento, el 17 de septiembre de
1844 en la Iglesia parroquial de Saint-Denis. Cuando Leonie tiene once años de
edad, en el otoño de 1855, sus padres la conducen al Pensionado de la Visitación de
Troyes, en donde deberá realizar sus estudios bajo la dirección de la Superiora del
Monasterio de la Visitación de Troyes, Madre María de Sales Chappuis, y del
capellán L'Abbé Louis Brisson. El 2 de julio de 1856 recibe con gran fervor la
primera comunión y comienza a recibir una esmerada dirección esp.iritual del P,
Brisson, que ejerce sobre ella una influencia decisiva. Formada en la espiritualidad
de San Francisco de Sales, Leonie se prepara para su misión futura: la fundación de
una Congregación Religiosa que, con la espiritualidad de San Francisco de Sales, se
dedicará a la cvangelización de la juventud obrera. En la segunda mitad del siglo XIX
se realiza la revolución industrial. El desarrollo de la gran industria atrae hacia la
ciudad mano de obra barata procedente del campo. Tal es el caso de Troyes, en donde
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las fábricas textiles enganchan para el trabajo a muchas niñas y jóvenes venidas del
campo. El Padre Luis Brisson, apóstol de corazón ardiente y precursor del gran
movimiento social de fines del siglo XIX, había abierto en 1858 en la ciudad de
Troyes, una casa de acogida para las jóvenes obreras, a fin de asegurarles refugio
contra los peligros y una educación humana y cristiana indispensable. La casa estuvo
ubicada en la "rué des Terrasses" y la fundación se denominó "Oeuvres Ouvrieres".
Ante la imposibilidad de encontrar para este "Hogar de jóvenes obreras", que luego
se denominó "Obra de San Francisco de Sales" una dirección y encauzamiento es-
tables, el P. Brison decide, con inspiración divina, fundar una Congregación
religiosa. El P. Brison encuentra en la joven Leonie Aviat una colaboradora eficaz,
en la que descubre, por otra parte, signos de vocación religiosa. Leonie al principio
estuvo atraída hacia el Monasterio de la Visitación, venciendo la oposición de sus
padres, que querían para ella el partido de un buen matrimonio. Luego, ante la
propuesta del P. Brison, y al ver la situación de las jóvenes trabajadoras en fábricas,
siente en su corazón brotar ardiente la llama del celo apostólico. Después de un retiro
realizado en la Visitación, el 18 de abril de 1866 Leonie entra a la "Obra de San
Francisco de Sales", con una de sus antiguas compañeras de la Visitación, Lucía
Canuet. El nuevo Instituto religioso de las hermanas Oblatas de San Francisco de
Sales está fundado. El nuevo Instituto se pone bajo la protección del santo Obispo
deGinebra y adopta su espiritualidad y pedagogía. El 30 de octubre de 1 868, la joven
fundadora recibe, con el hábito religioso, el significativo nombre de Sor Francisca
de Sales. Formula los votos de su profesión religiosa el 11 de octubre de 1871. El 5
de junio de 1872 el Instituto obtiene el breve laudatorio del Papa Pío IX. El 20 de
septiembre de ese mismo año 1872 Madre Francisca de Sales es constituida primera
Superiora General del naciente Instituto. Bajo su gobierno la Comunidad crece, las
obras en favor de las jóvenes obreras se desarrollan. Al mismo tiempo, se abren en
las parroquias escuelas primarias y en París comienza a funcionar el Primer
Pensionado de Jóvenes, que la Madre Francisca de Sales Aviat dirigirá durante ocho
años. El apostolado de las Oblatas de San Francisco de Sales se extiende de esta
mánera a las diferentes clases sociales y a todas las formas de educación y también,
desde los años de la fundación, a las misiones "ad gentes".
Después de un período de ocultamiento, que pone de relieve su gran humildad.
Madre Francisca de Sales es nuevamente elegida Superiora General de su Instituto
en 1893 y este cargo ocupará hasta su muerte con repetidas reelecciones en 1899, en
1905 y en 1912. Como Superiora General se emplea a fondo al desarrollo del
Instituto de las Hermanas de San Francisco de Sales, que extiende su presencia y sus
obras en Europa, en Africa del Sur y en el Ecuador. En mayo de 1890 obtiene del
Papa León XIII la aprobación decenal de las Constituciones de la Congregación. El
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mismo Papa León Xm la recibe en audiencia el 4 de abril de 1894. Varias veces se
entrevista con el Papa San Pío X, la primera vez el 22 de mayo de 1 904, luego en abril
y diciembre de 1906, el 4 de abril de 1911 Pío X da la aprobación definitiva de las
constituciones de las Oblatas de San Francisco de Sales. En 1903 Madre Francisca
de Sales Aviat debe hacer ft-ente a la persecución religiosa que se desata en Francia,
procura mantener las casas que se pueden y transfiere la Casa Madre a Perugia en
Italia. El diez de enero de 19 14 muere en Perugia en un ambiente de serenidad y aban-
dono total en las manos de Dios, permaneciendo fiel hasta el último momento de su
vida a la resolución hecha en su profesión religiosa: "Moublier entierement"
"Olvidarme completamente de mí misma".
Rasgos de la espiritualidad de la Beata Francisca de Sales Aviat
Cumplir apasionadamente bien la misión que Dios le ha confiado sin apartarse de
su deber cotidiano, desde el principio de su vida religiosa hasta su muerte, esto
constituyó para Madre Francisca de Sales una marcha ascendente hacia la santidad.
De dónde ha sacado la fuerza necesaria para no desfallecer ni un momento? ¿Cuál
es la característica de su espiritualidad? Siguiendo la espiritualidad de San Francisco
de Sales, ella ha sabido "amar igualmente a Dios en todas las cosas". Gracias a su
formación recibida durante sus años de estudio en la Visitación, Leonie Aviat se ha
impregnado de la espiritualidad de San Francisco de Sales y en esa espiritualidad ha
encontrado el camino directo y seguro. El nombre de Sor Francisca de Sales que le
dio el Obispo de Ginebra, Monseñor Mermillod, el día de su toma de hábito, el 30
de octubre de 1 868 se convierte para ella en un programa de vida. Amor a Dios. Ella
se dona, se ofrece en oblación a Dios y al mismo tiempo pone los fundamentos de
una nueva familia religiosa. Madre Francisca de Sales enseña a sus hijas de todos los
tiempos a ofrecerse en una oblación continua de sí mismas a Dios y al prójimo. Ellas
"se dedicarán a la perfección del divino Amor", según la expresión salesiana, ellas
serán "oblatas", ofrecidas, enroladas bajo la bandera de San Francisco de Sales "No
es por la grandeza de nuestras acciones por la que agradamos a Dios -escribe S . Fran-
cisco de Sales- sino por el amor con el que las hacemos. . . Es el amor el que da la
perfección y el valor a nuestras obras". Madre Aviat adopta totalmente para sí esta
concepción del amor. Ella escribe en sus notas íntimas, durante su noviciado, en
1869: "Intenciones particulares para todos los días: ofrecer todas mis respiraciones,
mis movimientos, mis palabras, mis pasos, mis gestos y mis pensamientos, como
otros tantos actos de amor y de sumisión a la Voluntad de Dios, queriendo decir y
repetir cada vez: "Señor, yo soy toda tuya, haz de mí lo que te plazca". Amar a Dios
es para ella cumplir enteramente su voluntad, aún en los pequeños deberes de la vida
cotidiana: "Dios mío -escribe el martes santo de 1870- dame, te lo pido, el espíritu
522
BOLETIN ECLESIASTICO
de resignación, la plena conformidad con tu voluntad en todas las cosas, a fin de que
llegue a ser tu imitadora, que yo aspire a unirme a ti por el sacrificio". Amar a Dios
es despojarse totalmente de sí misma para unise más de cerca a El. Madre Francisca
de Sales comienza su vida religiosa, anotando en su cuaderno de retiro en abril de
1866: "Oh! Qué dulce es despojarse de todo por Jesucristo!". Y cuando escribe la
víspera de su profesión religiosa, en 1871: "NToublier entiérement", es decir,
"Olvidarme completamente de mí misma", no se trata de una resolución tomada
circunstancialmente, sino de una orientación de toda su vida. Ella quiere dar
testimonio de su amor a Dios hasta la aceptación de la Cruz, pues, según lo que
escribe San Francisco de Sales en el Tratado del Amor a Dios (1. IX, c. 2): "Amar
el sufrimiento y las aflicciones es el punto más alto de la santa caridad, porque en
esto nada hay de amable que la sola voluntad divina". Leonie Aviat entrará
plenamente en esta vía del Amor puro, pues toma esta firme determinación, cuando
comienza su vida religiosa: "Yo no rehusaré a mi Dios la cruz que El me presente
y, a su ejemplo, quiero llevarla con amor, animándome con este pensamiento: por
Dios es preciso sufrir, sufrir todo hasta la muerte, para ganar la eternidad".
El amor al prójimo
"Amar igualmente a Dios en todas las cosas" es también amarle en todo prójimo,
doble e inseparable amor que produce el celo por. el apostolado. Madre Aviat ha
vivido admirablemente esta doble dimensión de la caridad. Guiada y animada por
el P. Brisson, ella ha hecho el objetivo y fundamento de su Congregación la siguiente
intención general del Directorio Espiritual de San Francisco de Sales: "Que toda su
vida y ejercicios sean para unirse con Dios, para ayudar con la oración y buenos
ejemplos a la Santa Iglesia y a la salvación del prójimo" . Ella misma ha vivido el ideal
de la oblata de San Francisco de Sales, al proponerlo a sus hijas: "La inteligencia de
la caridad se adquiere, al practicar la humildad -les dice-. Esta máxima llena de
sabiduría dicta al apóstol la actitud interior que debe guiar su acción: desconfiar de
sí mismo, confiar en Dios hasta el abandono total entre sus manos, no considerarse
sino como un instrumento del que el Señor se puede servir a su agrado. Madre Aviat
ejercita la caridad para con el prójimo, considerándolo como muy amable y amado,
hasta el punto de que Jesús muere por él. Ella escribe a una de sus hermanas: "Piense
a menudo en lo que vale un alma y en lo que San Francisco de Sales hubiese hecho
por ayudarla y salvarla". En la práctica del amoral prójimo, ella se considera humilde
mediadora entre Dios y las almas: conducir las almas a Dios y dar a Dios a las almas,
según este grito que sale de su corazón: "Oh Jesús, sé conocido, sé amado, sé
glorificado por todos los corazones" (abril de 1 866). Cuando ella escribe estas líneas,
tiene 21 años de edad y desde el día siguiente ella comienza su misión. "Todos los
BOLETIN ECLESIASTICO
523
corazones" , cuáles serán en concreto para ella todos los corazones" En primer lugar,
los de las jóvenes obreras, los de los niños de las ecuelas populares de Troyes. Pero
el amor engendra el celo misionero: la fundadora desea que, según el mandato del
Maestro, el Evangelio sea proclamado a todas las naciones y penetre en todas las
clases sociales. Por eso envía ella a las Oblatas a ciunplir su misión en otras regiones
de Francia, en varios países de Europa y hasta las lejanas tierras de Africa del Sur
y de América Latina, como el Ecuador. Ella sigue repitiendo a sus hijas de todos los
tiempos: "Trabajemos en hacer la felicidad de los otros".
"Olvidarme completamente de mí misma": de esta resolución tan propia de la Beata
Francisca de Sales Aviat sus hijas han hecho su divisa, su lema. ¿No podría ser
también su mensaje para nuestro mundo de hoy?
Olvidamos de nosotros mismos para ir contra corriente del egoísmo y de los placeres
fáciles. Olvidamos completamente de nosotros mismos, para abrimos a las necesi-
dades sociales y espirituales de nuestro tiempo, para sacrificamos por nuestros
hermanos más necesitados, para hacer efectiva la opción preferencial por los pobres.
Olvidamos completamente de nosotros mismos para servir a Dios con un corazón
libre, ofreciéndole cada instante de nuestra vida cotidiana, con sus fatigas, sus
pmebas y sus alegrías, a fin de que Dios nos encuentre siempre dispuestos a acoger
su gracia, pues nos recuerda Madre Francisca de Sales Aviat: "El momento presente
contiene la luz que es preciso seguir y los auxilios necesarios en cada circunstancia".
Así sea.
Homilía pronunciada por Mons. Antonio J. González Z. , Arzobispo de Quito, en la
Misa de Acción de Gracias por la Beatificación de la Madre Francisca de Sales
Aviat, Fundadora de las Hermanas Oblatas de San Francisco de Sales, el domingo
22 de noviembre de 1992, en la Catedral Metropolitana.
524
BOLETIN ECLESIASTICO
Día de la no violencia contra la mujer
Miércoles 25 de noviembre de 1992
A los Vbles. Sres. Párrocos y Rectores de la Iglesia de la Arquidiócesis de Quito.
Amados hermanos en el Señor:
El miércoles 25 de noviembre de 1992 se celebra en el Ecuador el "Día de la no
violencia contra la mujer" con un programa organizado por las Organizaciones de
mujeres y la Dirección Nacional de la Mujer, DINAMU, del Ministerio de Bienestar
Social, bajo el lema " La violencia contra la mujer viola los derechos humanos" .
Los objetivos que persigue esta campaña son los siguientes:
- Sensibilización de la sociedad y del Estado sobre los problemas de la
violencia en contra de la mujer;
- Orientación de la opinión pública a la luz de los principios de convivencia
humana y cristiana;
- Motivación a la ONU para que incluya en la Declaración Universal, la
próxima Cumbre de 1993, la no violencia en contra de la mujer,
- Apoyo del proceso organizativo de las mujeres y del rol de la Dirección
Nacional de la Mujer, DINAMU.
Esta clase de campañas por la No violencia en contra de la Mujer parte de la
constatación de una realidad concreta que lamentablemente se da en el Ecuador y en
el mundo. En efecto, existen en contra de la mujer:
• La violencia conyugal
• El maltrato doméstico
• La violación
• El incesto
• El hostigamiento sexual especialmente en los centros de trabajo y en las
entidades educativas
• La prostitución
• La violencia sexual contra las mujeres detenidas y presas.
Todas estas violencias deben ser consideradas como transgresiones de la Ley de
Dios, de las normas fundamentales que rigen el convivir humano y cristiano y de los
derechos humanos de la mujer.
BOLETIN ECLESIASTICO
525
En vista de que la Dirigencia de las Organizaciones de Mujeres del Ecuador y la
Dirección Nacional de la Mujer, DINAMU, del Ministerio de Bienestar Social han
solicitado la colaboración de la Iglesia para el éxito de esta Campaña de la no
violencia en contra de la Mujer, pido a los Vbles. Sres. Párrocos y Rectores de la
Iglesia de la Arquidiócesis de Quito lo siguiente:
1 . Que en las homih'as del domingo 29 de noviembre o del domingo 6 de diciembre
hablen a los fieles sobre el contenido y el lema de esta campaña, invitándoles a
tomar conciencia de que su compromiso cristiano incluye el respeto y cuidado
de la dignidad de la mujer.
2. Que en los programas ordinarios de evangelización y catcquesis incluyan el tema
de la "No violencia en contra de la mujer".
Afectísimo en el Señor,
Quito, noviembre de 1992.
t Antonio J. González Z.,
ARZOBISPO DE QUITO
526
BOLETIN ECLESIASTICO
ADMINISTRACION ECLECIASTICA
Nombramientos
A partir del mes de septiembre de 1992, el Excmo. Mons. Antonio J. González Z.,
Arzobispo de Quito, ha extendido los siguientes nombramientos:
SEPTIEMBRE
Al Rvdo. P. Alberico Zanella, CSJ., Párroco y Síndico de San Sebastián
01
01
01
03
03
03
03
14
21
21
de Pifo.
Al Rvdo. P. Renzo Sartori, CSJ., Vicario Parroquial de San Sebastián de
Pifo.
Al Rvdo. P. Marcos Camaglia, CSJ., Vicario Parroquial de San Sebastián
de Pifo.,
Al Rvdo. P. Segundo Jiménez Sánchez, Párroco y Síndico del Espíritu
Santo (San Bartolo).
Al Rvdo. P. José Mesías Herrera Baroja, Párroco y Síndico de San José
de Calderón.
Al Rvdo. P. José Miguel Asimbaya Moreno, Párroco y Síndico de San
Martín de Porres (Ferroviaria Alta).
Al Rvdo. P. José Miguel Asimbaya Moreno, Director de la Escuela
"Isabel Tobar N» 2".
Al Rvdo. P. Ramiro Rodríguez Escobar, Párroco y Síndico de Chi-
Uogallo.
Al Rvdo. Padre Nelson Alfonso García Chacón, Vicario Parroquial de El
Carmelo.
Al Rvdo. P. Marcelo Vicente Sarmiento, OCD., Vicario Parroquial de
Santa Teresita.
BOLETIN ECLESIASTICO
527
OCTUBRE
A la Rvda. Hna. Flor María Prócel Valarezo, religiosa franciscana
misionera de la Inmaculada, Juez Instructor del Tribunal Arquidiocesano
de Primera Instancia para las Causas Matrimoniales.
NOVIEMBRE
Al Rvdo. P. Luis A. Cruz, S J., Confesor Ordinario de la Comunidad del
Monasterio de la Visitación de Santa María.
Al Rvdo. P. José Mauricio Sanango Palaguachi, Párroco y Síndico de
Jesús del Gran Poder de Palma Real.
Al Rvdo. Padre José Mauricio Sanango Palaguachi, Vicario Parroquial
de Ntra. Sra. de la Paz.
A Mons. Gustavo Naranjo Soto, Capellán del Monasterio de la Inmacu-
lada Concepción.
Al Rvdo. P. Luis Emilio Chacón Padilla, S.J., Párroco de San Ignacio de
Loyola (Solanda).
Al Rvdo. Padre Luis Bayas, S.J., Vicario Parroquial de San Ignacio de
Loyola (Solanda).
DECRETOS
SEPTIEMBRE
08
08
Decreto de creación de la Residencia Juvenil "María Inmaculada" de la
Congregación de Religiosas de María Inmaculada en la ciudad de Quito.
Decreto de erección de una Capilla privada en casa de los esposos José
Luis Sancho y Beatriz Arias.
528
BOLETIN ECLESIASTICO
OCTUBRE
Q2 Decreto de erección de la Parroquia eclesiástica de San José de Ayora.
Qj Decreto de erección de la Parroquia eclesiástica de Jesús del Gran Poder
de Palma Real.
NOVIEMBRE
04
Decreto de erección del Noviciado "Nuestra Señora de Nazaret" de la
Provincia Josefina de Ecuador y Colombia en la parroquia eclesiástica de
San Sebastián de Pifo.
I Decreto de erección del Noviciado de la Congregación de Hermanas
Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora en la ciudad de Quito.
DECRETO
DE ERECCION DE LA PARROQLTA ECLESIASTICA
DE SAN JOSE DE AYORA
t Antonio J. González Z.,
Por la gracia de Dios y de la Sede Apostólica
Arzobispo de Quito,
CONSIDERANDO:
1. Que la parroquia civil de Ayora ha experimentado un notable crecimiento
demográfico, de manera que es urgente proveerle de un cuidado pastoral más
permanente y esmerado;
2. Que la parroquia civil de Ayora dispone de una Iglesia propia para la celebración
BOLETIN ECLESIASTICO
529
del culto divino y de una casa parroquial adecuada para habitación del párroco
y provista de un local apto para despacho parroquial y para las reuniones de la
comunidad;
3. Que no se puede atender debidamente al bien espiritual de los fieles de la
parroquia civil de Ayora si no es con la erección de una nueva parroquia
eclesiástica; y
4. Que las autoridades, dirigentes barriales, animadores y numerosos moradores de
Ayora Nos han dirigido, con fecha 15 de agosto de 1992, una respetuosa e
insistente solicitud, pidiendo la erección canónica de Ayora como parroquia
eclesiástica.
Oído el parecer favorable del Consejo de Presbiterio, hechas las respectivas
consultas y en uso de las facultades que Nos competen según el can. 515, párrafo 2,
del Código de Derecho Canónico vigente.
ERIGIMOS Y CONSTITUIMOS EN PARROQUIA ECLESIASTICA LA
PARROQUIA CIVIL DE AYORA.
El Patrono de la nueva parroquia eclesiástica de Ayora será San José, el cual será,
al mismo tiempo, el Titular de la Iglesia parroquial.
Los límites de la nueva parroquia eclesiástica de San José de Ayora coincidirán con
los límites de la parroquia civil:
POR EL NORTE: El Nudo de Cajas, Yanahuaico, El Rodadero y Púliza;
POR EL SUR: El Río Blanco;
POR EL ESTE: Los páramos de la hacienda Santo Domingo; y
POR EL OCCIDENTE: El Río Granobles en parte, luego el Upayacu y una que-
brada que, bajando desde el Nudo del Cajas, divide las
haciendas "Tupigachi" y "Florencia" y se encuentran con
el callejón de Tupigachi que continúa hacia el sur hasta el
"Upayacu".
530
BOLETIN ECLESIASTICO
La Iglesia de San José de Ayora será tenida en adelante como PARROQUIAL y
gozará, por lo mismo, de todos los privilegios que el Derecho concede a las iglesias
parroquiales, por lo cual tendrá fuente bautismal y podrán celebrarse en ella todas
las funciones parroquiales. Junto a la Iglesia funcionará el despacho parroquial.
La parroquia de San José de Ayora deberá ser el centro de coordinación y de
animación de las comunidades menores, de los grupos y de los movimientos
parroquiales (Cf. Puebla 644 y 648 a 653), de tal manera que propenda sin cesar a
la edificación de la Iglesia, mediante la entrega de la Palabra de Dios, la celebración
de la Eucaristía y demás sacramentos de la fe, y la práctica de la caridad, de modo
que la evangelización comprenda la promoción humana y el desarrollo integral de
la gente que vive en la parroquia de Ayora.
El Párroco de San José de Ayora coordinará sus actividades pastorales con el Equipo
Sacerdotal de Cayambe y Tabacundo y con la Zona Pastoral del mismo nombre.
Damos, pues, por erigida y constituida la nueva parroquia eclesiástica de San José
de Ayora y ordenamos que el presente Decreto de erección sea leído públicamente
en la nueva parroquia y en la parroquia de San Pedro de Cayambe.
Dado en Quito, en el Palacio Arzobispal, a los 2 días del mes de octubre del año del
Señor de 1992.
ARZOBISPO DE QUITO
t Antonio J. González Z.
Héctor Soria S.,
CANCILLER
BOLETIN ECLESIASTICO
531
DECRETO
DE ERECCION DE LA PARROQUIA ECLESIASTICA DE JESUS
DEL GRAN PODER DE PALMA REAL
t Antonio J. González Z.,
por la gracia de Dios y de la Sede Apostólica
ARZOBISPO DE QUITO,
CONSIDERANDO:
1 . Que la zona de Palma Real y Meridiano, perteneciente a la parroquia eclesiástica
de San José de Minas, ha experimentado un notable crecimiento demográfico,
de manera que es urgente proveerle de im cuidado pastoral más permanente y
esmerado;
2. Que dicha zona dispone de una Iglesia propia para la celebración del culto divino
y de una casa adecuada para la habitación del párroco y provista de un local apto
para despacho parroquial y para las reuniones de la comunidad cristiana;
3. Que no se puede atender debidamente al bien espiritual de los fíeles de la zona
de Palma Real y Meridiano si no es con la erección de una nueva parroquia
eclesiástica; y
4. Que los moradores de la zona de Palma Real y Meridiano Nos han solicitado
insistentemente la erección de una nueva parroquia eclesiástica en dicho sector.
Oído el parecer favorable del Consejo de Presbiterio, consultado el Rvdo. Padre
Párroco de San José de Minas y en uso de las facultades que Nos competen según
el can. 515, párrafo 2, del Código de Derecho Canónico vigente.
ERIGIMOS Y CONSTITUIMOS EN PARROQUIA ECLESIASTICA
LA ZONA DE PALMA REAL Y MERIDIANO
El Patrono de la nueva parroquia eclesiástica será Jesús del Gran Poder, el cual será,
al mismo tiempo, el Titular de la Iglesia parroquial.
Los límites de la nueva parroquia eclesiástica de Jesús del Gran Poder de Palma Real
serán los siguientes:
POR EL NORTE: El Río Pamplona, desde su confluencia con el Río Guay-
llabamba, aguas arriba, hasta la quebrada de San Francisco
532
BOLETIN ECLESIASTICO
y, siguiendo el curso de ésta, hasta los párannos de
Cambugán;
POR EL OESTE: El Río Cambugán, aguas abajo, desde su nacimiento en los
páramos de Cambugán;
POR EL SUR Y EL OESTE: El Río Cambugán y el Río Guayllabamba, desde su
confluencia con el Río Cambugán, aguas abajo, hasta su
confluencia con el Río Pamplona.
La iglesia de Jesús del Gran Poder de Palma Real será tenida en adelante como
PARROQUIAL y gozará, por lo mismo, de todos los privilegios que el Derecho
concede a las iglesias parroquiales, por lo cual tendrá fuente bautisma' y podrán
celebrarse en ella todas las funciones parroquiales. Junto a la Iglesia funcionará el
despacho parroquial.
La parroquia eclesiástica de Jesús del Gran Poder de Palma Real deberá ser el centro
de coordinación y de animación de las comunidades menores, de los grupos y de los
movimientos parroquiales (Cf. Puebla 644 y 648 a 653), de tal manera que propenda
sin cesar a la edificación de la Iglesia, mediante la entrega de la Palabra de Dios, la
celebración de la Eucaristía y demás sacramentos de la fe, de modo que la
evangelización comprenda la promoción humana y el desarrollo integral de la gente
que vive en la zona de Palma Real y Meridiano.
El Párroco de Jesús del Gran Poder de Palma Real coordinará sus actividades
pastorales con el Equipo Sacerdotal de la Zona Peruchana y con la Zona Pastoral del
mismo nombre.
Damos, pues, por erigida y constituida la nueva parroquia eclesiástica de Jesús del
Gran Poder de Palma Real y ordenamos que el presente Decreto de erección sea leído
públicamente en la nueva parroquia y en la parroquia de San José de Minas.
Dado en Quito, en el Palacio Arzobispal, a los 7 días del mes de octubre del año del
Señor de 1992, día de Nuestra Señora del Rosario.
t Antonio J. González Z., Héctor Soria S.,
ARZOBISPO DE QUITO CANCILLER
BOLETIN ECLESIASTICO
533
INFORMACION ECLESIAL
En el Ecuador
Seminario de religiosos sobre la
IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano
Desde el lunes 1 7 hasta el sábado 22 de
agosto de 1992, se realizó en Quito, en
el local del Colegio Marista "Pedro Pablo
Borja" N° 2, un Seminario sobre la IV
Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano.
Este Seminario fue organizado por el
Departamento de Vida Consagrada del
CELAM (DEVICON) y por la Conferen-
cia Ecuatoriana de Religiosos. Objeto
de estudio en este Seminario fue el
"Instrumento de Trabajo" que el CELAM
ha preparado para la IV Conferencia
General del Episcopado Latinoameri-
cano que se celebrará en Santo Domin-
go desde el 1 2 de octubre hasta el 28 del
mismo mes de este año.
Este Seminario, para el que vinieron
expositores del CELAM, despertó gran
interés en las Comunidades religiosas
del Ecuador, de tal manera que en él
participaron al rededor de trecientos
religiosos y religiosas. Más hubo religio-
sas que religiosos.
El sábado 22 de agosto Mons. Antonio J.
González, Arzobispo de Quito y Presi-
dente de la Conferen. Episcopal Ecua-
toriana, presidió la celebración de la
Eucaristía de clausura del Seminario.!
II Congreso Nacional de Catequesis del Ecuador
En los días miércoles 2, jueves 3 y
viernes 4 de septiembre de 1992, se
realizó en Quito el II Congreso Nacional
de Catequesis del Ecuador. El Primer
Congreso Nacional de Catequesis se
había celebrado en la ciudad de Ibarra
hace más de veinticinco años.
Se celebró este II Congreso Nacional de
Catequesis como un acto importante de
la celebración del medio milenio del ini-
cio de la evangelización de América y en
vista déla celebración de la IV Conferen-
cia General del Episcopado Lati-
noamericano que se iniciará el 12 de
octubre en Santo Domingo.
Este II Congreso Nacional de Cateque-
sis, convocado por la Conferencia Epis-
copal Ecuatoriana fue organizado por el
Departamento de Catequesis del área
pastoral del Magisterio de la iglesia.
El Congreso se inició con el Pregón de
Inauguración, que estuvo a cargo de
Mons. Antonio J. González Z.,
Arzobispo de Quito y Presidente de la
Conferencia Episcopal Ecuatoriana.
534
BOLETIN ECLESIASTICO
Luego se desarrollaron las siguientes
ponencias: "Catequesis y Nueva Evan-
gelización" por Mons. Javier Lozano,
Obispo de Zacatecas y Presidente del
Departamento de Catequesis del
CELAM; "Catequesis y Biblia" por el P.
Ernesto Bravo, S.J., Director del Depar-
tamentode Fe y Ecumenismo de la Con-
ferencia Episcopal Ecuatoriana; "Cate-
quesis y Comunidad" por Mons. Jesús
Martínez de Ezquerecocha; Prelado de
Los Ríos y Presidente del Departamento
de Catequesisde laC.E.E.;"Catequesis
y Familia" por el P. Luis Richiardi,
S.D.B.; "Catequesis e Inculturación" por
el P. Diego Irarrázaval, SSCC y "Cate-
quesis hacia el año 2.000" por el Lic.
Ricardo Grzona, Secretario Ejecutivo
del DECAT.
Participaron en este II Congreso Nacio-
nal de Catequesis cerca de dos mil cate-
quistas de las distintas circunscripcio-
nes eclesiásticas del Ecuador. El Con-
greso se desarrolló en el Coliseo de la
Pontifica Universidad Católica del Ecua-
dor. Se clausuró el Congreso con una
Eucaristía presidida por el señor Carde-
nal Pablo Muñoz Vega, Eucaristía en
cuyo ofertorio fueron presentados los
compromisos que asumieron los partici-
pantes de las diversas Iglesias particu-
lares del Ecuador. Durante el Congreso
reinó entre los participantes mucha
unión, entusiasmo en el trabajo, alegría
y una grata expriencia de fraternidad.*
Superiora General de Dominicas visitó el Ecuador
La Muy Rvda. Madre María Inmaculada
Hervé, Superiora General de la Con-
gregación de Dominicas de la Inmacu-
lada Concepción llegó al Ecuador, a
principios del mes de septiembre de
1992, para realizar la visita canónica a
las casas de las provincias del Ecuador
de la Congregación de Dominicas.
El lunes 7 de septiembre, la Superiora
General de Dominicas visitó al Arzo-
bispo de Quito, antes de iniciar la visita
canónica, la que durará más de tres
meses, pues la Muy Rvda. Madre María
Inmaculada Hervé piensa permanecer
en el Ecuador hasta fines de diciembre
de este año.B
Se inauguró el Instituto Andi
La CLATo Confederación Latinoameri-
cana de Trabajadores, que tiene su
sede en Venezuela, ha establecido en la
ciudad de Quito el "Instituto Andino de
Estudios Sociales" (INANDES). Este
Instituto, que estará dedicado espe-
cialmente al estudio de la Doctrina So-
cial de la Iglesia y que estará al servicio
de los dirigentes laborales de Bolivia,
Colombia, Chile, Ecuador, Perú y Vene-
zuela, funcionará en Quito, en la
no de Estudios Sociales
Avenida Coruña y Salazar N- 530.
El día sábado 28 de agosto de 1992,
Mons. Antonio J. González Z.,
Arzobispo de Quito, bendijo el local en el
que funcionará "INANDES". Con
ocasión de la inauguración del INAN-
DES se llevó a cabo una sesión so-
lemne, en el salón "Jorge Icaza" de la
Casa de la Cultura Ecuatoriana. ■
BOLETIN ECLESIASTICO
535
Nueva Visitadora Provincial de las
Hijas de la Caridad en el Ecuador
Sor Alba Arreaga Rivas terminó su
período de Visitadora Provincial de las
Hijas de la Caridad en el Ecuador, el día
27 de septiembre de 1 992, festividad de
San Vicente de Paúl. De acuerdo a las
Constituciones y Estatutos que rigen la
vida de las Hijas de la Caridad, el Muy
Rvdo. P. Robert Maloney, Superior
General de Lazaristas, ha nombrado
Visitadora de la provincia del Ecuador a
Sor Fausta Montesdeoca Cedeño,
quien tomó posesión de su cargo el
mismo 27 de septiembre de 1992.
Auguramos a Sor Fausta Montesdeoca
Cedeño pleno éxito en su servicio a las
Hijas de la Caridad de la provincia del
Ecuador.!
Religiosas de María Inmaculada se establecieron en Quito
Las Religiosas de María Inmaculada,
fundadas en España y que se hallan ya
establecidas en América Latina, en Perú
y en Colombia, llegaron también a Quito,
en donde adquirieron una casa en la
Avenida América intersección con la
Cuero y Caicedo. En este edificio, Mons.
Antonio J. González Z., Arzobispo de
Quito, erigió canónicamente la Primera
Casa Religiosa de la Congregación de
Religiosas de María Inmaculada. Esta
casa será dedicada a un hogar de
jóvenes, especialmente estudiantes. ■
Primer Encuentro de la Asamblea del Pueblo de Dios
En la semana del lunes 14 hasta el
sábado 19 de septiembre de 1992 se
realizó en Quito (Ecuador), en la casa
"Vida Nueva" de La Merced, en el valle
de los Chillos, el Primer Encuentro de la
"Asamblea del Pueblo de Dios", Se
llamó "Asamblea del Pueblo de Dios" a
una reunión de más de cuatrocientos
hermanos y hermanas creyentes de var-
ias confesiones cristianas -católicos y
evangélicos- y de varias religiones no
cristianas, representantes de veinte
países especialmente de América
Latina. Se reunieron con ocasión del
Quinto Centenario del Descubrimiento
de América, para dar testimonio, como
creyentes, de su fe en el Dios de la vida
y para comprometerse con el caminar
liberador de ios pueblos de América
Latina.
Participaron en este Encuentro de la
"Asamblea del Pueblo de Dios" obispos,
sacerdotes y miembros de comuni-
dades eclesiales de base de la iglesia
Católica.
536
BOLETIN ECLESIASTICO
Los participantes en este Encuentro
renovaron los siguientes compromisos:
• Ck>mpromiso por la afirmación de la
identidad indígena, negra y mestiza
de América Latina;
• Compromiso en el proyecto popular
de la conquista de la tierra y de una
vida digna para todos;
• Compromiso en la lucha organizada
de nuestros pueblos y de los demás
pueblos del Tercer Mundo;
• Compromiso en la creatividad alterna-
tiva de los procesos con que nuestros
pueblos están construyendo la otra
democracia, la de las hijas e hijos de
Dios, hermanados entre si. ■
Participantes del Ecuador en la iV Conferencia General
del Episcopado Latinoamericano
Participaron en la IV Conferencia del
Episcopado Latinoamericano de Santo
Domingo por parte del Ecuador: el señor
Cardenal Pablo Muñoz Vega, Mons.
Antonio J. González Z., Arzobispo de
Quito y Presidente de la Conferencia
Episcopal Ecuatoriana. Fueron elegidos
por la Conferencia Episcopal: Mons.
Juan Larrea Holguín, Arzobispo de
Guayaquil; Mons. Luis Alberto Luna T.,
Arzobispo de Cuenca; Mons. Raúl
López M., Obispo de Latacunga; Mons.
José Mario Ruiz N., Obispo de Portovie-
jo; Mons. Vicente Cisneros, Obispo de
Ambato y Secretario General de la
C.E.E.; Mons. Antonio Arregui Yarza,
Obispo Auxiliar de Quito; Mons. Bernar-
dino Echeverría Ruiz, Administrador
Apostólico de Ibarra, fue nombrado por
el Papa Juan Pablo I! miembro de la IV
Conferencia. Asistió también el P. Angel
Heredia, presbítero de la Arquidiócesis
de Quito; Mons. José Vicente Eguigu-
ren, como Presidente de Cáritas Inter-
nacional para América Latina. Como
representante de religiosos, participó la
Hna. Cecilia Guarderas, Presidenta de
la CER; la Superiora General de las
Mañanitas fue invitada por S.S. el Papa
Juan Pablo II; como representante de
los seglares, participó en la IV Conferen-
cia el señor José Cachimuel, del Depar-
tamento de Pastoral indígena. En fin, el
P. Dr. Julio Terán Dutari, participó como
Experto de la IV Conferencia. El Episco-
pado Ecuatoriano llevó a Santo Domin-
go, como su experto particular, al Rvdo.
P. Angel Salvatierra. ■
Quinto Congreso Nacional Mariano
Por disposición de la Conferencia Epis-
copal Ecuatoriana, se celebró en la
ciudad de Ibarra el "Quinto Congreso
Nacional Mariano" del Ecuador. El tema
del Congreso fue el siguiente: "La Fe de
María y la Nueva Evangelización". Se
celebró este Congreso Mariano como
uno de los últimos actos de la
celebración del Quinto Centenario del
Inicio de la Evangelización de América y
para conmemorar el Centenario de la
Consagración del Ecuador al Inmacu-
BOLETIN ECLESIASTICO
537
lado Corazón de María, que se realizó
en julio y agosto de 1 892.
El Cardenal Eduardo Pironio, Presi-
dente del Consejo Pontificio para lo:
Laicos, fue nombrado Enviado Especia
del Papa Juan Pablo II para las celebra
clones de este Congreso Mariano. ■
Curso de preparación de Instructoras
Con el auspicio del señor Arzobispo de
Quito Monseñor Antonio González Z.,
se realizó un Curso de Preparación de
Instructores de Paternidad Respon-
sable por el Método Billengs, con asis-
tencia de quince participantes de las
parroquias de la Magdalena, Cara-
pungo, Carcelón, Quito Sur, y Mi-
raflores.
El Seminario se realizó en la Casa de
Retiros Nuestra Señora de El Quinche,
los días 7, 8, 9 y 1 0 de agosto de 1 992.
En el Mundo
IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano
Para conmemorar el V Centenario del
Inicio de la Evangelización de América,
se celebró, en Santo Domingo,
República Dominicana, la IV Conferen-
cia General del Episcopado Lati-
noamericano. Las cuatro Conferencias
Generales anteriores fueron: la primera
en Río de Janeiro en 1955; la segunda
en Medellín, Colombia, en 1968; la ter-
cera en Puebla de los Angeles, México,
en 1979. Esta IV Conferencia General
se ha celebrado, trece años después de
la tercera, desde el 1 2 de octubre hasta
el 28 del mismo mes de 1 992.
Su Santidad el Papa Juan Pablo II vino
a Santo Domingo para inaugurar la IV
Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano y para canonizar al
Obispo misionero Ezequiel Moreno.
El tema de esta IV Conferencia Genera
fue el siguiente: "Nueva Evangelización,
Promoción Humana y Cultura Cris-
tiana". "Cristo ayer, hoy y siempre" (Cfr.
Hb. 13. 8).
Más de trecientos miembros partici-
paron en esta Conferencia, que fue
presidida por el Cardenal Angelo Se-
daño, Secretario de Estado, el Cárdena
Nicolás de Jesús López R., Arzobispo
de Santo Domingo y Presidente del
CELAM, y por Mons. Serafín Fernández
de Araujo, Arzobispo de Belo Horizonte
Se espera el documento conclusivo d(
esta IV Conferencia, a fin de que la;
Iglesias particulares de América Latín;
asuman en sus planes de pastoral la
orientaciones de Santo Domingo. ■
538
BOLETIN ECLESIASTICO
Donativo del Papa para la población de Somalia
El Papa Juan Pablo II pasó los úKImos
días de agosto en un período de reposo
y de convalecencia en la zona monta-
ñosa de Lorenzago de Cadore. En el
Angelus de un domingo en la plaza
central del pueblo de Domee de Cadore,
rodeada de las montañas de los Dolomi-
tas, el Papa dijo: "En estos días de con-
valecencia y descanso he caminado por
los bosques de vuestras montañas,
apreciando las bellezas naturales y ad-
mirando los paisajes majestuosos del
Cadore y, sobre todo, he podido rezar
por la iglesia y el mundo.
Juan Pablo II, profundamente entris-
tecido por los tremendos sufrimientos
del pueblo de Somalia y después de sus
reiterados llamamientos en favor de
esta población extenuada por el hambre
y las enfermedades, ha enviado un
donativo de cien mil dólares (U.S.
$1 00,000) para apoyar las iniciativas de
socorro. El Santo Padre ha enviado este
don a través del Consejo Pontificio "Cor-
unum". ■
El Cardenal Tomko enviado especial del
Papa a la isla de San Salvador
El Santo Padre Juan Pablo II nombró al
Cardenal Jozef Tomko, prefecto de la
Congregación para la Evangelización
de los pueblos, enviado especial suyo
para las celebraciones que se realizaron
en la isla de San Salvador, Diócesis de
Nassau, los días 17y 18 de octubre, con
ocasión del V Centenario déla Evangeli-
zación de América.
Cristóbal Colón puso el nombre de San
Salvador a la isla a la que llegó el 1 2 de
octubre de 1 492. ■
Encuentro Internacional para
se celebró en Bruselas
Se celebró en Bruselas, del 13 al15 de
septiembre de 1992, un Encuentro Inter-
nacional para pedir por la Paz. Lo or-
ganizó la Comunidad de San Egidio, en
colaboración con la Arquidiócesis de
Manilas-Bruselas, como continuación
de la histórica jornada de oración in-
terreligiosa por la paz, promovida por el
Papa Juan Pablo II y celebrada en Asís
en octubre de 1 986.
Autoridades eclesiásticas cristianas,
pedir por la paz,
judías, islámicas, budistas e hinduístas
han reflexionado sobre el tema actual:
"Europa, religiones y paz".
El Papa Juan Pablo II se unió al Encuen-
tro con un mensaje enviado al Cardenal
Edward Idris Cassidy, Presidente del
Consejo Pontificio para la Promoción de
la Unidad de los Cristianos, en el que
afirmó que el subdesarrollo representa
una amenaza creciente para la paz. ■
BOLETIN ECLESIASTICO
539
Religiosos colombianos fueron beatificados
El 25 de octubre de 1 992 fueron beatifi-
cados siete religiosos colombianos,
miembros de la orden Hospitalaria de
San Juan de Dios, que fueron martiri-
zados durante la Guerra Civil española
por las milicias republicanas anticleri-
cales. Los siete jóvenes religiosos ase-
sinados en odio de la fe son: Juan Bau-
tista Velásquez, Eugenio Ramírez,
Rubén de Jesús López, Melquíades
Ramírez, Esteban Maya, Gaspar Páez y
Arturo Ayala. Estos jóvenes religiosos
colombianos de la Orden Hospitalaria
de "San Juan de Dios" fueron enviados
a España para reforzar el personal de la
Orden, y se ocuparon de la atención a
los enfermos en el Hospital de Ciem-
pozuelos, cerca de Madrid.
Estos siete religiosos serán los primeros
beatos colombianos, que serán venera-
dos por la Iglesia. ■
Efemérides de la Evangelización de
América Latina
Con ocasión de los quinientos años del inicio de la evangelización de América,
recordamos las siguientes efemérides:
1492 Cristóbal Colón llega a tierras del Nuevo Mundo.
1493 El Papa Alejandro VI, por las bulas "Inter Coetera", del 3 y 4 de mayo,
concede a la Corona Española las nuevas tierras y el encargo de la
cristianización del Nuevo Mundo, y delimita las zonas de influencia de
España y de Portugal.
1 503 Femando de Aragón obtiene del Papa Julio II la promulgación de la Bula de
la Concesión del "Patronato Regio", por el cual la Iglesia del Nuevo Mundo
depende para todos los asuntos disciplinares de la Corona Española.
1508 Se erigen las primeras diócesis americanas de Santo Domingo, La
Concepción, en la isla Española, y de San Juan en la Isla de Puerto Rico.
540
BOLETIN ECLESIASTICO
1546 El Papa crea las provincias eclesiásticas de Santo Domingo, de México y de
Lima y eleva estos obispados a la categoría de Arquidiócesis.
1601 IV Concilio Provincial de Lima, convocado por el Arzobispo Toribio de
Mogrovejo.
1602 Fundación del Primer Hospital en Caracas.
1603 Fundación de las universidades de Quito y Lima.
1617 Muere Santa Rosa de Lima. Ella fue beatificada en 1672.
1634 La Corona prohibe el comercio de esclavos en el Pacífico.
1651 Nace Sor Inés de la Cruz, primera poetisa de lengua española (1651-1695).
1674 Decreto concerniente a la libertad de los esclavos.
1687 Fundación de las reducciones de la Santa Trinidad, de San Ignacio, de San
Francisco Xavier y de San Francisco de Borja (1687-1793).
1720 Cédula Real, que suprime las encomiendas..
1722 Publicación del primer periódico mexicano "La Gaceta de México" e "Infor-
maciones sobre la Nueva España",
1724 Fundación en México del Convento de "Corpus Christi" para religiosas
indígenas.
1737 Concordato entre la Santa Sede y Felipe V.
1767 Expulsión de la Compañía de Jesús y propuesta de reforma de las Ordenes
religiosas en América.
1776 Independencia de los Estados Unidos de América.
1 898 Primer Concilio Plenario Latinoamericano en Roma.
BOLETIN ECLESIASTICO
541
1955 Primera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Río de
Janeiro (Brasil)
1968 Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medeilín
(Colombia).
1 979 Tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Puebla de
los Angeles (México).
1992 Cuarta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Santo
Domingo (República Dominicana).
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542
BOLETIN ECLESIASTICO
INDICE GENERAL DE 1992
EDITORIALES: NUMEROS PAG.
• Proyecciones del Primer Congreso
Latinoamericano de Doctrina Social de la iglesia 1 , 2 y 3 3
• La formación de los sacerdotes en la situación actual 4 y 5 1 27
• Un importante Centenario 6 y 7 203
• El Catecismo de la Iglesia Católica 8 y 9 359
• Medio Milenio de la Evangelización de América 10, 11 y 12 423
DOCUMENTOS DE LA SANTA SEDE
• Carta de la Sta. Sede a los Presidentes
Rodrigo Borja y Alberto Fujimori 1 , 2 y 3 9
• Carta de Juan Pablo II 10
• Mensaje del Santo Padre Juan Pablo II para la
VII Jornada Mundial de la Juventud 11
• Desarrollo de la Pastoral de las Vocaciones en
las Iglesias Particulares 17
- Tema e intenciones 18
Capítulo I • Aspectos generales y estudio de situaciones 22
Capítulo II • Urgencias de carácter doctrinal 27
Capítulo III • Opciones de la pastoral de las vocaciones 32
Capítulo IV • Responsabilidades de personas y comunidades 35
Capítulo V • Pastoral juvenil y pastoral de las vocaciones 39
Capítulo VI • Aspectos organizativos 51
- Conclusiones 55
• Mensaje Cuaresmal 1992 65
• Instrucción pastoral del pontificio Consejo para las
Comunidades Sociales «Aetatis novae» 4y5 133
- I. Contexto de las comunicaciones sociales
para el proceso electoral 135
- II. Tarea de las comunicaciones 138
- III. Retos actuales 143
- IV. Prioridades Pastorales y medios de respuesta 145
- V. Necesidades de una planificación pastoral 147
• ANEXO
- Elementos de un plan pastoral de comunicaciones 149
• Erección de la Fundación Autónoma
"Populorum Progressio" 156
• Estatutos de la Fundación Populorum Progressio 157
• Carta del Santo Padre JUAN PABLO II
BOLETIN ECLESIASTICO
543
NUMEROS PAG.
a los sacerdotes para el jueves Santo de 1 992 1 61
• Mensaje del Santo Padre para la
XXIX Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones 1 63
• Exhortación Apostólica Postsinodal «Pastores dabo vobis» 209
- CAPITULO I. Tomado de entre los hombres 214
- CAPITULO II. Me ha ungido y me ha enviado 223
- CAPITULO III. El espíritu del Señor está sobre mí 234
- CAPITULO IV. Venid y lo veréis 255
- CAPITULO V. Instituyó Doce para que estuvieran con El 269
- L Dimensiones de la formación sacerdotal 271
- II. Ambientes propios de la formación sacerdotal 295
- III. Protagonistas de la formación sacerdotal 301
- CAPITULO VI. Te recomiendo que reavives
el carisma de Dios que está en ti 308
- Conclusión 327
• Alocución del Papa a la hora del "Angelus" 365
• Textos del Mensaje del Papa Juan Pablo II
para el "DOMUND" de 1 992 367
• De la Desesperación a la Esperanza
(Familia y Toxicodependencia) 10, 11 y 12 429
- I. El Fenómeno de la Toxicodependencia 431
- II. Tarea Específica de la Iglesia 436
- III. Presencia Evangelizadora de la Iglesia 441
• Mensajes del Santo Padre JUAN PABLO II,
en su tercera visita a la República Dominicana 450
• Apertura de la IV Conferencia General
Episcopal Latinoamericana 456
- I. Jesucristo ayer, hoy y siempre 457
- II. Nueva Evangelización 460
- III. Promoción Humana 465
- IV. Cultura Cristiana 470
- V. Una Nueva era bajo el Signo de la Esperanza 473
• Encuentro con una representación de indígenas 478
• Mensaje a los indígenas 479
Encuentro con una representación de afroamericanos 484
Mensaje a los afroamericanos. 485
DOCUMENTOS DEL CELAM
• Congreso Ecuménico Iberoamericano 1,2y3 69
I Congreso Latinoamericano de Jóvenes 73
Primer Congreso Latinoamericano de Pastoral
544
BOLETIN ECLESIASTICO
NUMEROS PAG.
de Santuarios Getsemaní Quito - Ecuador 8 y 9 373
• Conferencia Episcopal Peruana 377
• Mensaje a los pueblos de América Latina
y el Caribe. 10, 11 y 12 491
DOCUMENTOS DE LA C. EPISCOPAL ECUATORIANA
Declaración de la C. Episcopal Ecuatoriana ante
la visita del señor Presidente del Perú 1 , 2 y 3 79
Orientaciones pastorales de la
C. Episcopal Ecuatoriana para el proceso electoral 83
Declaración de la Conferencia Episcopal
sobre la "Marcha Indígena" 6 y 7 333
Condecoración "Iglesia y Servicio"
al Dr. Rodrigo Borja Cevallos 8 y 9 381
El "Domund" de 1992 386
Medidas Económicas. Declaración del Consejo
Permanente de la Conferencia
Episcopal Ecuatoriana 10, 11 y 12 503
DOCUMENTOS ARQUIDIOCESANOS
• Eucaristía en la Sesión de Clausura
del Proceso de Beatificación y Canonización dé
la sierva de Dios Francisca de las Llagas Cornejo 1 , 2 y 3 89
La mediación Papal en el conflicto de límites 95
El Santo Hermano Miguel Pebres Cordero 107
"Compartir es amar" 111
Centenario de la Congregación de
Hermanas Oblatas de los CC.SS. 4 y 5 1 69
Jueves Santo, día del Sacerdocio Ministerial 175
VII Jornada Mundial de la Juventud 1 80
Mensaje de Pascua de Mons. Antonio J. González Z.,
Arzobispo de Quito y Presidente de la
Conferencia Episcopal Ecuatoriana 184
Semana Vocacional en la Arquidiócesis de Quito 186
Puesto de María en la Evangelización
pasada y presente 6 y 7 337
El Obolo de San Pedro 348
Fiesta del Nuevo Beato Josemaría Escriva de Balaguer 8 y 9 391
Oración Gratulatoria 396
Primer Centenario de la Consagración del Ecuador
BOLETIN ECLESIASTICO
545
NUMEROS
PAG.
al Inmaculado Corazón de María
402
• Celebremos el "Día del Papa"
10. 11 y 12
509
• Beatificación de Narcisa de Jesús
510
• Fiesta de Nuestra Señora de la Presentación de
El Quinche
513
• Beatificación de la Sierva de Dios
Madre Francisca de Sales Aviat
519
• Día de la no violencia contra la mujer
525
ADMINISTRACION ECLESIASTICA
• Nombramientos
1,2y3
113
4y 5
190
6y 7
349
8y 9
406
10, 11 y 12
527
• Ordenaciones
1.2y3
114
4y 5
190
8y 9
407
• Decretos
1,2y3
116
4y 5
191
6 V 7
349
8y 9
409
10, 11 y 12
528
INFORMACION ECLESIAL EN EL ECUADOR
• En el Ecuador
1,2y3
117
4y 5
192
6y 7
350
8y 9
410
10. 11 y 12
534
• En el mundo
1, 2y3
120
4y 5
195
6y 7
353
8y 9
415
10. 11 y 12
538
Efemérides de la Evangelización de América Latina
540
Indice general de 1992.
543
546
BOLETIN ECLESIASTICO
La Dirección
y
Administración
del
BOLETIN ECLESIASTICO
DE LA ARQUIDIOCESIS
DE QUITO
Saludan cordialmente a sus
suscriptores y anhelan que la
paz y la alegría de la Navidad
se prolonguen a lo largo
del año 1993.
RADIO
CATOLICA
NACIONAL
FUNDACION ECUATORIANA
JUAN PABLO II
FM
AM
OC
94.1
880
5055
Mhz
Khz
Khz
CONFERENCIA EPISCOPAL ECUATORIANA
Av. América y Mercadillo
APTDO - 540A
Télex 2427 CONFER - ED
Quito - Ecuador
Telfs.: 239 736 y 541 557
1 1012 01458 8984
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