'Vi
boletín
DE
Bosques, Pesca i Caza
TOMO
1913-1914
^ 5fí 5&
Directores. Federico Albert, Ernesto Maldonado i Carlos Sage
LIBRARY
«EW YÜKK
UOTANIlaL
SANTIAGO DE CHILE
IMP. SUD-AMERICANA, DE RODRÍGUEZ E IRIARTE
==^= 1914 ^=
índice
ARREG-LADO POR MATERIAS
Artículos Jenerales
PAjs.
Un año de labor. — La Redacción 1 a 3
Migraciones observadas en la fauna i flora de Chile.
— L. Castillo 224 » 253
Bosques, Pesca i Caza en el Congreso Agrícola de
Concepción. — La Redacción 231 » 323
Un paso adelante. El Proyecto de Lei de Bosques,
Pesca i Caza en la tabla del Senado.— La Redac-
ción 377 » 380
Leyes, Decretos i Ordenanzas sobre Bosques i Plan-
tíos, Pesca i Caza. — C. Sage 410 a 421 i contie- 410 » 421
ne: Lejislaciou de Bosques 411 a 421. — Pesca. 584 » 601
— Caza i ordenanzas 601 » 604
Don Carlos Maira f. — La Redacción 426 » 427
Nuestro Boletín. — Su aparición futura 606
BOSQUES
Los Bosques, su conservación, esplotacion i fomento.
— F. Albert, 4 » 46
De las Claras en la dasonomía moderna 57 a 62 í... 112,» 116
Algo sobre los bosques de los territorios de Neuquen
i Río Negro. — Humberto Giovanelli 104 » 112
La plantación en el balneario t j Pichilemu. — Evaristo
S. Merino C 116 » 121
Rol que desempeñan los macizos forestales i su im-
^ portancia. — Osear Bravo L 121 » 126
''•Aluviones, su relación con los bosques. — Daniel Ze-
lada 153 » 156
^ La Madera.— E. Maldonado 160» 187
Arboricultura forestal en el valle d'el Huasco. — C. Na-
zarít 188 » 191
IV
PÁJS.
El Congreso Forestal Internacional de Paris. — Ramón
Elzo Baquedano 291 a 303
Bosques Andinos.— Lejislacion Forestal. — Humberto
Giovanelli .' 304 » 313
Asociación Forestal Mediterránea. — R. Elzo Baque-
dano 313 » 320
Conveniencia de formar una Unión Central de Inte-
reses Madereros. — F. Albert 323 » 330
Los bosques i los manantiales. — Los bosques i las 367 » 371
aguas. — Huffel por H. Novion, 405 a 409, 453
a 456 i 470 » 486
El Pimiento de Bolivia. (Schinus molle).— F. Albert. 381 » 386
El Nogal Negro. (Juglans nigra).— F. Albert 386 » 390
Ei Pino Blanco Americano. (Pinus strobus). — F. Al-
bert 428 » 433
El Chiprés Calvo. (Taxodium distichum).— F. Albert. 433 » 487
Influencia climatérica de las repoblaciones forestales
en el valle del Huasco i sus alrededores. — J. E.
Ibarra, 451 a 452 i 572 » 573
Alerce del Ja[)on. (Fjarix leptolepis). — F. Albert 457 » 462
El Hikori Blanco. (Hicoria ovata o Carya alba). — F.
Albert 462 » 466
Reglamento para los viveros dependientes de la Sec-
ción de Bosques destinados a la venta de árboles. 491 » 494
Lista de precios de los árboles en venta en los vive-
ros 494 » 499
El primer paso de Francia en su era forestal. — C.
Bravo E 499 » 508
Nuestros bosques de araucarias. — R. El/o Baquedano 509 » 524
Nuevos ensayos sobre preservación de maderas. — Ra-
món A. Cabrera 527 » 533
Los Bosques de Chile. — F. Albert 533 » 541
Casas de madera sin elaborar. Indicaciones ienerales
para su construcción. — A. Veloso i Ramón A.
Cabrera 542 » 554
Micelánea de Bosques
La e.seasez do maderas para celulosa 127
Una organización moderna del servicio forestal en
Grecia ]^28
Servicio de teléfono en los incendios de bosques 128
Árbol transformado en diario 191 a 192
ün hermoso ejemplo 253
El Consejo Superior de Bosques de Alemania 254 » 255
PÁJS-
El Distrito forestal de Aquisgran en Alemania 255
Los peligros déla destrucción de los bosques 255
La protección i el fomento de bosques en Korea im-
plantada por los japoneses 320
Otro bosque petrificado 320
Primas i premios para las plantaciones de bosques en
Westfalia (Alemania) 372 » 378
La plantación de pinos en terrenos agrícolas en Ale-
mania 373
La plantación de bosques enarénales 373 » 374
Los derechos de importación que pagan las made-
ras en Alemania 374 » 376
Saludo de bienvenida 421 » 422
El aumento de valor por el crecimiento de los bos-
ques en Alemania... 422 » 423
El agotamiento de los bosques en Finlandia 423
Bosques suburbanos 486 » 487
Un árbol peligroso 487
Un nuevo método para conservar maderas., 488
Una nueva estación de ensayos químicos de las ma-
deras 488
Trabajos forestales en Marruecos 524
Acarreo de maderas en las ciudades 559
Encarecimiento del álamo en Francia 559
Edad de los árboles multiseculares 560
Precio de un bosque 607
Destrucción de bosques en Honduras 607
Impregnación eléctrica de la madera 608
Los bosques en P^estina 609
Pesca i Caza
El Problema Pesquero, en Chile: — F. Albert.— 47 a 56,
69 a 104, 132 a 152, 198 a 223, 259 a 288, i 330
a348 , 47 a 348
Contiene: Idea Jeneral 47 a 51, La Influencia de la
pesquería en el bienestar de la Nación 51a 56, La
materia prima 69 a 104, La pesquería en aguas flu-
viales 132 a 152, La pesquería costanera 198 a 223,
La pesquería territorial 259 a 277, La pesquería en
alta mar 277 a 288, Industrias derivadas de la pesca
330 a 343, La conservación i el fomento de la pes-
quería 343 a 348.
El Congreso Internacional de Pesca. — La Redac-
ción 65 » 68
VI
PÁJS-
La clausura de la Caza. — La Redacción 129 a 132
Los permisos de caza de lobos. — L. Castillo 156 » 160
Lejislacion i Jíeglamentacion urjentes en el ramo de
caza. — La Redacción 193 » 197
Veda de la pesca. — La Redacción 257 » 259
La hijiene de la caza.— C,. Silva Ch 288 >. 291
Descripción de los peces mas convenientes para el
cultivo artificial en el pais. — P. Golusda 348 » 367
Piscicultura.— P. Golusda 390 » 405
Estudios prácticos de pesquería en la costa norte del
pais.— S. Nakashima 437 » 450
Cultivo de especies salmonídeas.^ — P. Golusda 466 » 470
Poblaciones i Puertos Pesqueros. — La Redacción ... 489 » 490
La vijilancia de la caza. — La Redacción 525 » 527
La perdiz chilena. — Rafael Barros. — 554 a 558 i . ... 574 » 584
El Proyecto de Lei de Poblaciones i Puertos Pes-
queros.—F. Albert 561 » 571
Miscelánea de Pesca i Caza
Disposiciones que se refieren al ejercicio de la pesca
en Chile ' 63
El aceite de hígado de bacalao 63
La industria de las conservas de pescados i maris-
cos 64
Nuevo vagón frigorífico 127
La prolifidad de los peces 255 a 256
El oríjen de las perlas finas 372
Reglamentación de la venta del pescado en Santiago 423 » 424
Un pueblo comedor de pescado 424
Conservas de nuestras aves de caza nacionales, pesca-
dos i mariscos 605 » 606
^ ^ boletín
Bosq
ues, Pesca i Casa
TOMO II-NTJM. I
JULIO 1913 ==
DiKBCTORBs: Federico Albert, Ernesto Blaldonado, Carlos Sage
i Félix Piuto Ovalle.
SUMARIO
Pájs.
Un año de labor. — bditokial 1
Los Bosques, su conservación, esplotacion i fomento. — Federico Al-
bert 4
El Problema pesquero en Chile. — lederico Albert 47
De las Claras en la dasonomía moderna.— De La Revista de Montes,
Madrid 57
MiscBLÁNBA.— Disposiciones del Código Civil que se refieren al ejerci-
cio de la pesca en Chile.— El aceite de hígado de bacalao. — La
industria de las conservas de pescados i mariscos.
»8» ■
SANTIAGO DE CHILE
IMPRENTA KOSMOS
(antigua cbuvantes)
Pelicias, 1805
XQ13
«■*
Tomo 11.
Santiago, Julio de 1913.
Núiu. 1
UN AÑO DE LABOR
Nos es mui grato, al iniciar con el presente número el segundo
tomo del Boletín de Bosques Pesca i Caza, manifestar que el
éxito de esta publicación sobrepasa en mucho las espectativas
que nos indujeron a su creación.
Del éxito iiunca dudam.os, pues bien sabíamos que un órga-
no de publicidad de amplia fcirculacion, mayor que la acostumbra-
da en publicaciones oficiales de otro jénero, era indispensable co-
mo elemento de pi"opaganda en todo el pais para apoyar la obra
de conservación i restauración de las valiosas riquezas natura-
les en que estii empeñada des le muchos años la Sección de Aguas
i Bosques del Ministerio de Industiia i su sucesora la actual Ins-
pección Jencral de Bosques, Pesca i Caza.
Algún bien nos halagamos de haber hecho al pais con las nu-
merosas publicaciones sueltas dadas a luz por la Sección nombra-
da, llamando la atención de todos a la necesidad de resguardar i
esplotar racionalmente lo que aun nos queda de nuestras riquezas
naturales, que se pueden valorizar todavía en muchos centenares
de millones, después de haber malgastado i destruido, desde los
tiempos de la colonia hasta nuestros dias, por valor de miles de
millones, que es lo que valdría hoi día nuestro territorio en el es-
tado en que fué presa de ávidos e impi'evisores conquistadores.
Palabras de estímulo i de aliento han recompensado i fortale-
cido nuestros esfuerzos i los de nuesti'os colaboradores cada vez
que hemos propuesto una medida destinada a corre j ir algún mal
o a propender a alguna mejora, estímulos i alientos que se hacían
mas valiosos en medio de la indiferencia con que jonei'almente se
mira en el pais las cuestiones relacionadas con nuestro suelo i sus
producciones.
A fin de hacer mas activa i eficaz nuestra campañi, no quedar*
a medio camino i asegurar el éxito final i definitivo de las tareas
empezadas, ai.r.iyéndonos el apoyo moral de todos los que miran
ante todo el bienestar i el porvenir del pais, que son m.is de lo
que se cree, era indispeiísable que l;i Oficina encargada de velar
sobre la conservación, esplotacion racional i fomento de esas ri-
.quezas tuviera su órgano de prédica i de propiganda destinado a
2 boletín de bosques, pesca i caza
afirmar a los convencidos i convencer a los incrédulos, i asi na-
ció un año ha el presente Boletín.
Que sus prédicas i su propaganda han tenido .iceptacion i han
sido eficaces, sobradamente lo demuestran las numerosas felicita-
ciones i adhesiones que han llegado a esta Inspección Jeneral de
todas pirtes del pais i del estranjero, encareciéndonos no desma-
yar en las no siempre gratas campañas emprendidas en pro del
bien de toda la comunidad.
En estas tareas cada éxito ha costado una lucha, una lucha te-
naz contra los prejuicios i preocupaciones, tan arraigados aun
entre la jente ilustrada. Plantar árboles para convertirlos en ta-
blas medio siglo después, criar peces que demoran años en llegar
a todo su desarrollo, aunque sean jigantes comparados con los
que nos dotara la naturaleza, se ha calificado de ilusiones, como
so ha considerado inútil o poco pi'áctico vijilar ¡jor la conserva-
ción de lo existente i refrenar en lo posible su bárbara destrucción,
como lo hemos procurado con leyes, decretos i ordenanzas relati-
vas a la esplotacion de los productos del mar i de nuestros rios.
Pero ahora las opiniones están cambiando visiblemente. La
perspectiva de una ruina próxima i total, si se continúa desoyendo
los consejos de un grupo cada dia creciente de prudentes i de
previsores, hace abrir los ojos a los mas indiferentes i obstinados,
i cábenos la inmensa i patriótica satisfacción fie ver aumentar,
lenta pero constantemente, el circulo de apoyadores que nos rodea.
Hemos logrado demostrar que se puede plantar árboles i for-
mar bosques en arenales inútiles o en dunas movedizas i peligro-
sas, aun en nuestras provincias centrales abrasadas por un estío
que dura los dos tercios del año, legando asi a la otra jeneracion
una mejora i una riqueza. Hemos demostrado que mientras po-
damos repoblar nuestros rios con los esifuisitos aunque diminutos
peces indíjenas, trin merra idos por los bárbaros proco liinientos
de pesca usuales en casi todo el pais, so ha podido suplirlos con
éxito con peces de mayor porte, mas rápido desarrollo i calidad
mui superior. Hemos manifestado, i seguimos manifestando que
estos i otros buenos resultados serian aun mucho mayores si tu-
viéramos una lejislacion eficaz. Nuestra porfia, pesada para algu-
nos, los indiferentes, despeja poco a poco el camino hacia el fin
que se persigue i lleva a muchos ánimos, arriba i abajo, entre di-
rij-íntes i dirijidos, el convencimiento de que ha llegado la hora
de secundarnos en la tarea, modesta al parecer pero do vastos al-
cances, que hemos emprendido.
boletín de bosques, pesca i caza
La publicidad en su mejor fcrraa, la publicidad periódica diri-
jida a todos i al alcance de todos, tal como creemos haberla ini-
ciado, ha sido poderoso factor a este halagador resultado. Con
nuestro Boletín hemos obtenido en un año lo que sin él no se
habia conseguido en diez. Tenemos una poderosa cátedra para
mostrar el mal i proponer su remedio.
La aceptación jeneral que ha encontrado en todo el pais nues-
tro Boletín, aceptación que se hace mas manifiesta con cada nú-
mero publicado, en forma de nuevos pedidos, resultado de la pro-
paganda que le hacen los primeros lectores, ha hecho insuficiente
el tiraje actual de 4 000 ejemplares i hemos resuelto elevarlo a
5 000 desde el presente número, a fin de prevenir el agotamiento
ds los ejemplares, como ha sucedido con el primer número, ya to-
talmente agotado i que habrá necesidad de reimprimir, para aten-
der pedidos de aquí i del estranjero que es indispensable satisfa-
cei-, i como pronto sucederá con los números siguientes, cuyo
reparto raui apesar nuesti'o nos vemos obligados a restrinjir.
Para compensar este aumento de costo de la impiesion, nos'
vei-emos obligados a disminuir ocacionalmente, siempie que esto
se pueda sin perjuicio del material por publicar, el número de
pajinas del Boletín, reduciéndolos siquiera en ocho pajinas, obli-
gados por la economía que impone forzosamente el reducido pre-
supuesto i los grandes gastos que demandan las ilustraciones, in-
dispensables en una publicación de esta índole para fomentar su
lectura i asegurar así su mas vasta popularización.
El material que formará el presente tomo no desmerecerá, lo
esperamos, del que formó el primero. A mas de la cooperación
del personal de la Oficina i de los establecimientos de su depen-
dencia, seguiremos contando seguramente con la colaboración de
las personas amantes de los ramos que son objeto de nuestros es-
tudios, i aun contaremos con la honrosa colaboración de distin-
guidos especialistas estranjeros, como lo prueba la que iniciamos
en el presente número.
Asegurada asi la importancia creciente i la prosperidad del
Boletín, se afianzará también la seguridad de llegar a los prin-
cipales fines que persigue: convertir con el tiempo un servicio
que impone forzosamente gastos, aquí como en todas partes, en
una valiosa fuente de entradas para el Erario Nacional, i contri-
buir al mejoramiento de la situación jeneral.
La Kedaccion.
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
LOS BOSQUES, Sü CONSERVACIÓN
ESPLOTACION I FOMENTO
INTRODUCCIÓN
Las naciones nuevas pueden compararse a los niños. Débiles
i torpes, espuestos a mil accidentes en los primeros tiempos de su
vida, v^an adquiriendo poco a poco la esperiencia necesaria para
evitarlos. Pero esta esperiencia, tanto en unos como en otras, es el
fruto, a veces caramente adquirido, de lesiones i males que desem-
peñan el rol de duros maestros. Algunos la adquieren pronto,
otros después i otros mui tardíamente, cuando los resultados de
su falta de juicio o de su imprevisión son imposibles o mui difíci-
les de remediar.
Casi todas las naciones nuevas se han precipitado con afán a
la esplotacion inconsiderada, a la destrucción desmedida de las
riquezas naturales con que las dotara la naturaleza, sin impor-
tarles mucho, al parecer, las consecuencias que esa cieg*a imprevi-
sión debia traei- a las jeneraciones futuras. En la esplotacion de
los bosques, o mejor dicho, en su destrucción, se ha desplegado un
verdadero ensañamiento en el nuevo mundo.
No siempre ha sido así. Las poblaciones primitivas o aboríjenes
del mundo entero ya conocían los beneficios i la importancia de
los bosques. Por eso veneraban i veneran hoi día los árboles. Así
vemos en el Japón celebrar todavía como sagrada la Cryptomeria,
en la China el Gingko, en la India el Ciprés i la Higuera relijiosa,
en Siberia el Abedul, en Asia menoi- el Ciprés siempre verde, en
Gricia, Italia i España el Pino piñón, en Suiza la Picea, en Aus
tria, Alemania i Francia la Encina, en Noruega i Suecia el Abeto,
en Arabia i Ejipto el Cedro, en el Norte de África el Alcornoque^
en Arjentina el Ombú, en Australia el Pino Kauri, en Estados
Unidos la Wellingtonia, en Cliile la Araucaria i el Canelo,
etc., etc.
Las naciones nuevas han sido desti'uctoras de bosques a medida
que invadían nuevos territorios para formarse i establecerse. Los
boletín de bosques, pesca i caza
romanos esterrainaron los bosques de Sicilia para sembrarla de
trigo, llegando a ser el granero del Imperio, para verla luego
después convertida en laderas de terrenos áridos i desérticos,
haciéndose necesario llevar la tea de los incendios a los bosques
del centro i norte de Europa pai-a conquistai'se nuevos dominios
i hacerlos tributarios i sostenedores de su vida de lujo i molicie.
Los hunos asolaron la Europa meridional, los ingleses los Esta-
do Unióos, Australia e India, los españoles los bosques de Chile,
etc., etc.
Todos los grandes jenios de las naciones se han empeñado en
oponer una valla a la destrucción de los bosques. En los tiempos
antiguos se declararon sagracíos ciertos árboles i también inmen-
sas ostensiones de bosques; en la Edad Media se tomaron las pri-
meras disposiciones lejisiativas continuadas hasta hoi i así se desta-
can a nuestra vista grandes figuras como Carlomagno, Pedro el
Grande, Federico el Grande, Napoleón, Guillermo I, Bismark,
Guillermo II, Roosevelt, etc., etc.
¡Cuántos íírboles de la paz i del progreso no se han plantado en
el mundo entero a raíz de una des-ruccion ilimitada o de una de-
cadencia nacional manifiesta!
¡Cuántas contradicciones no tiene la vida de las naciones! En
aras de la guerra, minería i agricultura se han destruido muchos
bosques en el mundo entero i en aras de la estratejia militar i de
las necesidades mas apremiantes de la minería i agricultura se
han gastado injentes sumas para volverlos a plantar.
¡Cuánto no han sufrido la industria i el comercio del mundo
entero por haber sido la causa directa o indirecta de la rápida
destrucción o esplotacion defectuosa délos bosques, con la escasez
o la mala calidad de las materias primas en que se fundaba su
existencia o prosperidad!
De este círculo vicioso no se escapa ni la misma industria ma-
derera, ya por el desarrollo escesivo que se le dio i que primero
orijina la sobreproducción i después el repentino agotamiento,
como sucede hoi dia en Noruega i Suecia, donde de repente se
han paralizado muchas esplotaciones madereras, ya por la mala
elaboración i mezcla de especies buenas con otras de inferior cali
dad, qué orijínó en años pasados la casi completa paralización de
la esportacion de las maderas de Australia, como contribuyó en
Chile a aumentar el rechazo de las buenas maderas nacionales en
el comercio interior del país, como también su esportacion.
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
De allí viene el afán de cada estado medianarnentQ organizado
de conservar i plantar bosques i velar por la buena esplotacion
de los mismos. De alli viene el afán de cada estado de reservar
para si lo que le ha quedado de riquezas forestales, como lo hace
hoi dia la Aijentina.
En Chile ha pasado lo mismo que en todas las demás naciones
en formación; los antiguos habitantes, los indios, no arrasaron
como no arrasan hoi los bosques, pero si los conquistadores, colo-
nizadores i aun los colonos de hoi dia, que se han ensañado i se
ensañan en la destrucción de los bosques. Toca ahora a la Nación
despertar i velar por su porvenir.
Los daños hechos a la Nación ya son demasiado palpables i en
unos pocos años mas será imposible enmendarlos, pues al Estado
ya no le pei'tenecerá una pulgada de terrenos cubiertos con bos-
ques i necesitará muchos centenares de 'millones de pesos no
solo para comprar a oro los terrenos destruidos, que antes ha re-
partido gratuitamente cubiertos con todas las riquezas forestales,
sino también para hacer frente al emboscamiento de las dunas, a
la repoblación de los terrenos áridos, de las hoyas hidrográficas,
de las vertientes, la corrección de los cerros i torrentes, como a
todos los demás problemas forestales, que ninguno de los esta-
dos organizados ha podido dejar de la mano sin atenderlos.
LA CONSERVACIÓN
La conservación de los bosques es una necesidad imperiosa
para la agricultura, pues los terrenos que no se prestan para un
cultivo agrícola continuado, una vez despojados de la vejetacioii
arbórea llegan a ser con frecuencia perjudiciales no solo para las
tierras fértiles vecinas sino también para las lejanas.
Las laderas accidentadas son lavíidas de la capa vejetal por las
lluvias, que descubren el suelo mineral, siempre estéril. Este se
rasga, se agrieta i se derrumba, sepultando los terrenos fértiles
vecinos; los torrentes invernales arrastran el material a los ríos,
que se embancan como el Biobio, i lo llevan al mar, que lo vuelve
a, botar a la playa en forma de arenas volantes que después for-
man las dunas que sepultan los tsrrenos de la costa. Quiere decir
esto que las laderas accidentadas de la coi'dillera son verdaderas
fábricas de dunas; la cordillera andina contribuye con mas
de dos tercios del total de las dunas existentes en el pais,
boletín de bosques, pesca i caza
pues 555 kilómetros corridos de costa están cubiertas con
arenas volantes provenientes de la alta cordillera, i solo 250 kiló-
metros de costa dunosa provienen de la cordillera de la costa i
del interior. No para aquí el perjuicio ocasionado por las laderas
accidentadas, agrietadas i zanjoneadas, pues éstas siguen destiu-
yéndose hasta la cumbre aflorando la tosca o la roca viva con el
trascurso de los años, inutilizando asi aun para la plantación de
árboles terrenos que antes no podian calificarse de desérticos. No
bastando con haber embancados los rios i puertos, haber fomenta-
do la formación de dunas, haber disminuido la superficie cultiva
ble forestalmente, todavía se ha causado al país el perjuicio de in-
crementar los torrentes, las rápidas creces de los rios, las inun-
daciones i la destrucción de los ricos suelos agrícolas en
ambas riberas de los cursos ' agua. El agua de lluvia corre
sobre los faldeos desnudos (jomo sobre un tejado i estos no
absorben ni la cuarta parte del agua de lluvia que habrían deteni-
do al ser cubiertos con bosques.
La existencia de las vertientes que sirven para el agua pota-
potable, la bebida de los anímales, el riego de los campos i la
fuerza motriz, está íntimamente ligada a la existencia de los bos-
ques. Estos detienen, condensan i absorben les neblinas con su
ramaje cubierto de hojas, del cual gotea i corre a lo largo del
tronco la humedad recojida í la guía por medio de las raíces í del
rastrojo a la profundidad, apareciendo mas tarde como vertiente
bienhechora cuando cesan las lluvias.
Sobre las montañas cubiertas de bosques tupidos puede llover
fuerte durante dos horas sin que corra una sola gota al fondo de
la quebrada, fomentándose asi la abundancia de los manantiales,
disminuyéndose los estragos que causa la rápida acumulación de
los torrentes invernales, que arrastran con todo i que destruyen
no solo las vias de comunicación, i mas fácilmente las nuestras
tan primitivas, sino también las tierras fértiles colindantes.
Los climas se suavizan, siendo menos calorosos en el verano i me-
nos fríos en el invierno; las lluvias no se presentan como tempo-
rales furiosos en los cuales cae en un día el agua de lluvia de un
mes entero, sino que caen en forma de aguaceros mas moderados
i bienechores, que llenan de gusto los ojos i de dinero el bolsillo
de los agricultores.
La humedad atmosférica no desaparece casi totalmente en el vera,
no, causando la sequía de los pastos de rulo, pues los bosques lan-
8 boletín de bosques, pesca i caza
zan todo el dia al aii'e la humedad que han recojido del subsuelo
i refj'escan con ella el ambiente necesario para la vejetacion agrí-
cola.
Todo lo dicho anteriormente ya lo habrá observado cada uno
de los presentes en mas de un caso, pero talvez no se hayan dado
cuenta de la importancia que puede tener pai"a todo el pais. Pues
si bien no tendría importancia para el pais entero que un dueño
quiera aminorar el valor de su fundo destruyendo un manantial
o causando el desbarranco de una ladera para ejecutar una o dos
siembras, disminuyendo la humedad del aire en una estension dada,
etc., etc., tiene esto una importancia capital para el pais si todos
hacen lo mismo, pues se convierte los ricos suelos agrícolas en pára-
mos estériles.
Un caso de viruela no importa nada para la vida de una repú-
blica de tnillones de habitantes; pero como la enfermedad es conta-
jiosa, al desatender este caso se contamina a cientos i miles de
habitantes, infestando rápidamente departamentos i provincias
enteras.
Es asi como la rica Mesopotamia, donde corría leche i miel, se
ha convertido en la rejion desolada de hoi dia a causa de la des-
trucción de los bosques.
Es asi como nuestro desierto del norte avanza triunfalmente liá.
cia el sur de la República. Los tamarugos, chañares, algarrobillos
algarrobos, quillayes, espinos, robles, raulíes, etc., ya no se produ-
cen en tanta abundancia por semillas caídas naturalmente ni reto-
ñan tan bien del tronco como antes. Los retoños de lingue, radal^
avellano, etc., ya no vuelven a ser áiboles gi'andes como en épo-
cas pasadas. De Talca al norte ya no se puede plantar ni los ár-
boles indijenas sin riego sino en situaciones especialísimas, cuando
antes se producían espontáneamente en abundancia. Como se ve
los desiertos van avanzando i es preciso detenerlos.
Mirando desde el punto de vista industrial, Chile tampoco puede
vivir a costilla de la existencia maderera actual de otras nació,
nos. Australia continúa aumentando el número de las especies
cuya esportacíon de maderas se prohibe en absoluto porque la
existencia no basta para su propio consumo. Las industrias ma-
dereras de Suecia i Noruega estaa en el suelo por la escasez de la
materia prima. Los Estados Unidos de Norte América ya han
repoblado mas de 75 000 hectáreas con bosques para evitar en
algo los perjuicios que ya les causa la escasez en alguna rejiones,^
boletín DK bosques, pesca 1 CAZA
Inglaterra, que toda su vida se ha surtido de los bosques de otras
naciones europeas, como Turquía, Austria, Portugal, Francia, Ale-
mania, Suecia, Noruega i que después ha ido a buscar maderas a
Estados Unidos, India i Australia, está convencida que ahora debe
plantar bosques en gran escala, i se propone comprar los teri-e-
nos agrícola de escasa o mediana fertilidad para plantar el año
200 UOO hectáreas de bosques hasta completar un areal nuevo de
4 millones de hectáreas. Alemania, que desde Federico el Grande
ha cuidado la conservación i el tomento de los bosques i que en los
últimos decenios ha comprado i plantado de 5 a 8 mil hectáreas
al año, se ha visto en la necesidad de empezar a establecer primas
para los particulares que dediquen suelos agrícolas de mediana
fertilidad a la plantación de bosques.
Chile no puede esponerse a sufrir en lo futuro una importación
anual de madera por valor de 600 millones de pesos como Ingla-
terra o tener que dedicar anualmente 100 millones de pesos de su
presupuesto a la compra de terrenos i a la plantación de bosques
del Estado.
Según nos dicen, el estado financiero del país es tan angustioso
que no se puede atender en debida forma ni a la conservación de
los escasos bosques que todavía son fiscales, ni a la plantación de
bosques protectores en defensa contra las dunas, los torrentes in-
vernales, etc., ni en beneficio de las vias fluviales, aguas de riego
i potables.
Toca por consiguiente aquí a cada'uno de los dueños de fundos
hacer de su parte lo posible para aminorar con su buen criterio i
esfuerzo personal los daños que ya se han causado al pais i que
en lo futuro pueden agravarse enormemente, emprendiendo al
mismo tiempo un negocio que de año en año será mas lucrativo a
medida que el pais permita i aun fomente la destrucción de los
bosques, lo que causa el alza rápida de los precios de la madera.
El Presidente Roosevelt dijo a este respecto: «Uds. hacen a la
América pobre a viva fuerza, cuando vuestra cautela por el bie-
nestar del pais se limita solo a vuestro bienestar actual». I el
Director .leneral de Bosques de Estados Unidos, señor Gifford
Pinchot, dijo a la Asociación Nacional de Elaboradores de Made
ra: «La conservación de los bosques solamente puede ser próspera
i practicable en la proporción en que los dueños de bosques to-
men la iniciativa i se ayuden a sí mismos».
Al hacer nuestras las opiniones emitidas, rogamos a todos los
10 boletín de bosques, pesca i caza
dueños de bosques que nos ayuden a enmendar las faltas cometi-
das en la entreg'a de los terrenos fiscales i que hagan en sus pro-
piedades aun tardíamente la aparta de los terrenos forestales de
los agrícolas, o sea los que realmente es provechoso dedicar a un
cultivo rotativo para dedicar el resto al cada día mas lucrativo
negocio de los bosques.
Se deben apartar como suelos forestales:
1) Las laderas i crestas mui accidentadas;
2) Las parcialidades de las hoyas hidrográficas que afectan a
las vertientes;
3) Una faja angosta a orillas de las aguas corrientes naturales
para evitar que destruyan terrenos fértiles en los meses en que
se vuelven torrentes; i
4) Los terrenos mui rocallosos, pedregosos, arenosos o de esca-
sa profundidad.
A todos estos habría que agregar todavía, según conveniencia
de cada dueño, fajas de 10 a 50 metros de ancho que atraviesen
los fundos i atajen los fuertes vientos del invierno o verano, en
ángulo recto en cuanto sea posible, i finalmente sean abrigo para
los animales en cada potrero.
No somos partidarios de dejar en los potreros árboles disemi-
nados en todas partes en distancias de 10 a 3() metros en cada
sentido, pues así establecen solo un abrigo mediocre i en cambio
merman mucho el rendimiento del pasto o de la siembra. Reco-
mendamos conservar un rincón del potrero con bosque tupido, al
cual se puede dar mayor estension cuando puede formar el cru-
zamiento de varios potreros, i entonces se habrá conseguido un
abrigo bueno que a la vez puede utilizarse de comedero en vez
de tapar partes del potrero con la paja que se da en tiempo de
invierno a los animales.
Seria el ideal de la ciencia agrícola 1 forestal que un dueño de
fundo pueda hacer esta aparta de suelos agrícolas i forestales en
terrenos de bosques vírjenes, pues haría el papel de los estados
previsores que conservan los bosques donde son necesarios, para
evitar en lo futuro los gastos crecidos de las grandes obras que
se necesitará para las aguas de bebida, de riego, de desagües, etc.
Fácil es dejar destruir, mui costoso es reconstruir.
Ya definido que partes se conservarán de bosques, se necesita
cercarlas para evitar la entrada de los animales, que consumirían
boletín de bosques, pesca i caza u
i
todos los arbolitos nuevos que brotan del suelo, los ramonean, les
<3ortan las flechas i quebran los troncos delgados.
La conservación de bosques encierra en si la necesidad de cor-
tarlos i esplotarlos, a pesar de lo estraño que parezca a primn
facie. Para conservar se tiecesita cortar:
1) Todo lo seco, tanto en los contornos como en el interior,
para aminorar la posibilidad de que salten tizones ardientes de
rozas vecinas i destruyan todo i también para evitar que se pro-
paguen tanto los hongos e insectos dañinos a los árboles.
2) Los árboles podridos en el interior i los de aspecto enfermi-
zo o avejentado, pues ocupan espacio, pierden de año en año su
aprovechamiento industrial, a mas de que sirven para propagar
los hongos e insectos que atacan a las maderas.
3) Todas 1, malezas forestales i los árboles de especies poco
comerciales .e pueden estorbar a la formación de ái'boles útiles,
pero se con :3rvará las malezas que han quedado debajo de es-
pecies industriales, pues éstas fomentan la frescura del suelo i le
allegan un abono distinto; con el nombre de maleza se entiende
forestalmente toda planta leñosa que no llega a crecer a la di-
mensión de árboles grandes; por consiguiente, entran aquí no solo
la quila, colihue, maqui, coralillo, murta, etc., sino también en
ciertas rejiones el lingue, canelo, radal, avellano, etc., que en
ciertas situaciones no pasan de ser simples arbustos.
4) Se cortará del renoval de un tronco paulatinamente todos
los brotes escepto el mas grande i derecho cuando ya tiene unos
3 a 4 metros de altura, para que se desarrolle libremente i mas
lijero; es un error creer que desde el primer año se puede quitar
de los troncos todos los retoños que posee, pues con esto se reduce
enormemente la champa de raices; es preciso ejecutar esta labor
paulatinamente en el trascurso de los años para que se desarro-
llen mas lijero los retoños i no se sequen gran parte de las raices
del árbol primitivo.
5) Se cortará los árboles grandes i robustos cuando han llegado
casi al máximo de su desarrollo, porque después ya no crecen
con la misma rapidez, se avejentan i su madera pierde en cali-
dad. Mas o menos sucede eso con troncos de 80 crats. en los ro-
bles, raulies, coihues, araucarias, etc.; de 70 cmts. en los mañíus,
lleuques i villahuales; de 60 cmts. en los lingues, laureles i hua-
huanes; de 50 cmts. en los radales, avellanos, canelos i arrayanes;
de 40 cmts. en las lumas; los cipreses i alerces son de vida mucho
12 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
mas larga i hai conveniencia en conservarlos hasta que su vege-
tación acuse un próximo agotamiento. Las medidas que indicamos
en centimetros no valen para todas las rejiones, pero sí pueden
servir de guía en la mayor parte de los casos.
6) Los bosques grandes se subdividirán con fajas cruzadas en
las cuales se cortará toda vejetacion arbórea i se plantará aro-
mos de Australia (Acacia Melanoxylon) para atajar el fuego de
los incendios que pueden producirse.
Las cortas enumeradas en los números 2 i 5 se prepararán con
un año de anticipación, suprimiendo las malezas forestales en los
contornos de los árboles de especies apreciadas que están avejen-
tadas, a fin de que estas asemillen i puedan formar así una repro
duccion natural por semillas caídas, que es la mas económica. La
corta misma debe ejecutarse jeneralmente en tiempo de invierno
cuando se trata de especies cuyo cultivo se quiera continuar, i en
tiempo de verano cuando se quiere esterminar la especie.
Ya antes de las cortas indicadas habrán existido algunos claros
de mayor o menor estension que no tenían árboles i con las cor-
tas estos habrán aumentado en número i estension i hoi día se
hace necesario plantarlos para mejorar la calidad délos árboles
vecinos i dar mayor sombra al bosque.
Cuando los claros existentes] son menores de lo metros de día-
metro en todo sentido, contando solo el tubo de luz que deja el
ramaje de los árboles grandes, entonces es preciso recurrir a la
plantación de cipreses. Sí es mayor se podrá poner en su centro
eucaliptos í si es mayor de 30 metros se podrá emplear los diez
o mas meti'os del centro en la plantación de pinos.
Como se ve, el espíritu de simple conservación de los bosques
vírjenes del país, sin otra mira, nos ha llevado a la descripción
paulatina de un cultivo rotatorio llamado forestalraente: .Método
de beneficio por cortas de entresaca (Pliinter Schlag Betríeb).
Este método de beneficio no es en absoluto el ideal de la selvi-
cultura, pues mantiene árboles de todas edades en el mismo terre-
no, estorbando los grandes a los chicos, produciéndose madera
menos recta i mas nudosa, dando así en ol curso de 80 a 100 años
menor cantidad e inferior calidad de madera, pero sí es el cultivo
mas económico al principio, que permite todos los años una cose-
cha moderada en el mismo terreno, que eterniza la existencia del
bosque formado a la vista de un modo continuado; por esto es la
rotación forestal mas recomendable para situaciones muí espues-
boletín de bosques, pesca i caza 13
tas a los vientos fuertes, crestas i laderas muí accidentadas, hoyas
hidrográficas de las vertientes i orillas de los rios.
Al'principio, al tomar posesión de bosques'vírjenes, siempre sciá
necesario en todo caso, para su mejor conservación, recurrir al
método de beneficio por cortas por entresaca para suprimir lo
seco, lo podrido i lo avejentado, esplotando lo poco útil que les
quede de madera i quemando los desperdicios a fin de aminorar
los peligros de incendios i destruir los hongos e insectos que
atacan la madera i que pasan de los árboles enfermos a los
sanos.
Los mismos piincipios descritos para los bosques virjenes rijen
también en los ya rozados a fuego i en los renovales. Por muchos
que sean los árboles secos que hai en pié en una roza antigua,
hai que suprimii'los esplotando lo útil i quemando el resto a fin
de evitar que los troncos al caer maten la vejetacion nueva i que
ésta sea atacada pronto por hongos e insectos,
En seguida, convendría establecer fajas cortafuegos con aromo
de Australia, suprimirlos arbustos, las especies de escaso valor in
dustrial, malezas, etc., dejar los retoños con el trascurso de los
años de un solo pié, plantar cipreses en los claros chicos, tratan-
do que los árboles queden en distancias de 1.25X1-25 o a lo mas
de 1,50X1,50 en cada sentido para que produzcan madera de
primera clase. Cuando los claros son mas grandes, se puede
plantar manchones de eucaliptos, pinos, encinas, etc., como ya di-
jimos.
Como se ve, la esplotacion i conservación de los bosques está
intimamente ligada con la plantaciori i restauración de los mon-
tes i al tratarlas aun superficialmente no es posible separar una
cosa de otra sin tener que ligarlas nuevamente a cada paso para
hacer ver siquiera las reglas mas rudira3ntar¡a3 de la ciencia fo-
restal, las que se atropellan en el pais sin ninguna consideración
i en perjuicio no solo de la comunidad sino también del propio
dueño del fundo que manda ejecutar estas labores.
Los dueños de fundos que tienen a lo menos 103 hectáreas de
bosques que necesitan conservar i que no están en situaciones
como las indicadas anteriormente, que les obligue a mantener el
método de beneficio por cortas de entresaía, harán bien en par
celarlos con el tiempo en 80 a lOü fracciones para esplotar anual-
mente una parcela por el método de beneficio por cortas a mata-
rrasa (Kahlschlag Betrieb) i establecer asi una rotación de cultivo
14 boletín de bosques, pesca i caza
por 80 a 100 años. T.a corta a matarrasa tiene la ventaja de que
al ban-er con todo se puede cambiar un cultivo en otro, f ornen-
tnndo las especies útiles, suprimiendo las inútiles i plantando las
que se quiei-a añadir. A esto debe preceder 1 o 2 años antes una
corta diseminatona (Samenschlag) en la cual se cortarcín todas
las especies entre árboles, arbustos i malezíis que no se quiera
tener en el bosque i ademas se dejará de las especies útiles un
ái'bol cada 15 o 20 metros o sean unos 2J a 50 árboles por hectá-
rea para que asemillen i siembren por sí un nuevo bosque, para
cuyo mejor éxito se recomienda arar i remover la superiicie del
suelo para que reciba mejor la semilla. Solo después, cuando se
vea la multitud de plantas nuevas formando una especie de tapiz^
se cortan los árboles grandes que se habia dejado. Las partes que
hablan quedado ralas o desnudas se plantan con el esceso que hai
€11 otras partes o intercalando otras especies.
Por ejemplo, si tenemos un bosque de coihue, huahuan, laurela,
roble, liiigue, i'aulí, canelo, radal, avellano, tique o palo muerto,
patagua, maqui, arrayan, quila, colihue, romerillo, etc., dejaremos
en pié solo los raulíes i robles en las distancias indicadas; a estos
añadiremos lingue i radal en caso que allá llegan a ser árboles i
el resto se corta a barrer. Se ara i se deja asemillar los ái'boles.
A la vuelta del año se cortará las malezas forestales que haya i
se repartirá mejor los brinzales (Sámlinge) o sea las plantas nue-
vas por medio de la plantación. Si la reproducción natural por
semillas caldas no ha sido suficiente, se puede dejar los árboles
un año mas en pié, se recoje semilla i se siembra.
La corta de especies útiles se hace mejor en tiempo de invierno,
para que i-etoñeii bien; la de las malezas forestales se hace en el
verano para que no retoñen o retoñen mal. A la vuelta de unos 3
o 4 años sei'á necesario dar otro repaso a las malezas para que no
maten las especies útiles.
Naturalmente es la primera condición, sine qua non, que el te-
rreno esté bien cercado i se evite en absoluto el acceso de los ani-
males, pues estos consumirían con preferencia los arbolitos útiles
i dejarían cuidadosamente las malezas forestales en pié.
Por mala suerte, no es así como se ha procedido con los bosque»
nacionales. El fuego ha consumido todo i las especies que mejor
retoñan o cuyas semillas duran mas tiempo en el suelo, como el
maqui, avellano, canelo, huahuan, coihue, patagua, etc., han to-
mado posesión de los bosques anteriores de roble i raulí.
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA 15
En otias rejiones se sacó priraercimente los raulíes del monte
tupido sin dejarlos aseniilhir, años después se hizo lo mismo con los
robles i hoi dia tenemos una gran existencia de malezas foresta-
les en pié que en realidad no sirven mas que para el fuego.
No por esto debe destruirse esta vejetacion, sino que debe cui-
darse relijiosamente en todos los terrenos forestales, pues no solo
presta utilidad a la comunidad sino en primera línea al dueño del
fundo: sin ella tendrá un clima local mas seco, tendrá que regar
mas seguido, helará mas i hará mas calor, se agrietarán los sue-
los i habrá menos pasto en las laderas enteramente desnudas de
vejetacion leñosa.
Ya que no hemos sido capaces de cuidar lo útil, ahora nos toca
la urjente necesidad de cuidar lo inútil, so pena de entrar en ma-
yores gastos o ver disminuir notablemente nuestras entradas.
Toda vejetacion leñosa, por ruin que sea, es una base preciosa
para las futuras repoblaciones.
No podemos concluir este capítulo sin hacer un llamado espe-
cial a la conservación de nuestros quillayes i lingues, cuyas cor-
tezas industriales son la base de un lucrativo comercio i a pesar
de esto no se cuida su conservación, pues en vez de cortar los
árboles en época conveniente, para que retoñen, i aprovechar
así la corteza, la madera i la leña, conservando la vitalidad de la
raíz i del cuello del árbol, solo sacan la corteza en tiras hasta
donde alcanza el operario, o si corlan el árbol lo hacen en verano,
cuando ya no retoña. Ademas de esto, no tenemos noticias de que
persona alguna se preocupe de plantarlos. La sacadura de la cor-
teza por tiras orijina que entren insectos en el tronco, aunque se le
pinte con alquitrán, destruyen la madera i secan el árbol.
El Estado ya no posee reservas de quillayes con las cuales po-
dría auxiliar a la industria i a la esportacion, i por esto se nece-
sita que los dueños de fundos se preocupen solos de esta mateiia,
tan lucrativa i tan necesaria, para mantener el equilibrio que ne-
cesitan las industrias nacionales para su bienestar.
ESPLOTACION
No hai esplotacion posible sin tener los medios para el ti'as-
porte de maderas, ya sea en forma de resbaladeros en suelos ac-
cidentados, canales con o sin agua corriente, ríos habilitados para
el flotamiento de las maderas, caminos, ferrocarriles i puertos flu-
16 boletín de bosques, pesca i caza
viales madereros. A pesar de eso el Estado no ha hecho casi nada
en ese sentido i de allí viene el orijen i el pretesto de las rozas a
fuego para habilitar suelos agrícolas i para esplotar los bosques.
Si no se puede trasportar los productos económicamente, entonces
solo se sacará los mas valiosos o se quemará todo pai-a dedicar
el tei'reno a la crianza de animales, aunque sea en mediocres con-
diciones.
La roza a fuego debe tolerarse como medio mas económico para
habilitar terrenos agiícolas donde no hai ningún ínteres en con-
servar bosques, aunque el fuego reduce en mucho la cantidad de
metios cúbicos de madera de construcción que se puede sacar de
una superficie dada. Si cada uno de los dueños de fundo sacíise
bien la cuenta de cuantas pulgadas de madera pierde a causa de
la roza, tal vez no rozaría ninguno, sino que todos cortarían a hacha
i sierra los árboles esplotables i solo después prenderían fuego a
los desperdicios. Así se habría alejado también el peligro de los
grandes incendios que arrasan no solo los bosques propios sino
también los vecinos, con instalaciones de aserraderos i aun casas
de habitación.
En terrenos forestales es enteramente condenable la roza a
fuego tal cual se ejercita, pues se cortan los árboles delgados
hasta cuarenta o mas centímetros de diámetro en tiempo de in-
vierno i de la primavera i se quema la roza entre Diciembre i Abril,
cuando los troncos están llenos de savia azucarada, que llega a
hervir en la madera con el calor del fuego, acelera la pudriciou
de la misma, aumenta las condiciones higrométricas i llama su
destrucción por los hongos e insectos. Solo cuando la roza ha sido
delgada i los árboles en pié han escapado al fuego con vida, pue
den dar madera de pi'imera clase cuando son cortados después en
el tiempo mas favorable de su esplotacíon.
'':i Es jeneralmente una simple ilusión creer que los árboles que
se han dejado en pié no perecen con la roza a fuego. Basta reco
rrer las inmensas estensíones de suelos eiizados de palos secos
calcinados para convencerse de que se necesitaría mucho tino
para evitar que se sequen. Nada útil debe esperarse de estos palos
parados que tienen la savia cocida, resecada en el interioi', las fi
bras alteradas por los hongos i la madera apolillada, como la ve-
mos continuamente en los mercados madereros de las grandes
ciudades.
Mejor madera se obtenía cuando al talar con hacha en el tiempo
boletín de bosques, pesca i caza 17
debido se sacaba a cada árbol grueso que se dejaba en pié una
f;ija anular de mas o menos 25 centímetros de ancho por 5 cen-
tímetros de espesor de albura para que, junto con los árboles cor-
tados, se secasen los que habían quedado en pié i entonces no ha.
bia inconveniente, para la calidad de la madera, prender la roza
en el verano. De todos modos hai en cada roza a fuego una fuerte
pérdida de metros cúbicos de madera, pero esta sería mayor aun
si se cortasen también los árboles maderables en tiempo de in-
vierno i se prendiese fuego a todos los árboles volteados.
Como ya hemos demostrado en «El problema forestal en Chile»,
no se puede limitar la estension que va a tomar un incendio, i se
convierten los bosques de raulí, roble, etc., en renovales de espe-
cies menos apreciadas o totalmente inútiles. En terrenos foresta-
les, es eso enteramente condenable i la ruina de la industria ma-
derera futura, porque ésta deberá resignarse a producir mys tarde
madera de inferior calidad i leña de 2.« o 3.<i clase.
Junto con la esplotacion debe ir la conservación i la repo-
blación.
En los terrenos forestales se debe parcelar los bosques i some-
terlos a un cultivo rotativo tal cual se describió en el capítulo an-
terior, so pena de que pronto llegue el día en que se acabe la
industiia maderera, primero en un fundo, después en otro i así
sucesivamente por departamentos i provincias enteras, como ha
sucedido de Talca al Bio-bío i como sucede ahora del Bio-bio a
Puerto Montt.
Mr, M. C. Moore, secretario de la «National Cooperage Manu-
-facturers Association» de Estados Unidos, dice a este respecto:
«Estoi muí desconsolado al tener que decir que los elaboradores
de madera en América no mii-an, por regla jeneral, mas allá del
largo de su propia vida o de su carrera activa en su negocio, li.ista
,que al fin la desaparición de los árboles maderables sea un hecho
xionsumado; pues bien, creo firmemente que esto no debe ser así!»
El secretario de Agricultura de la misma nación, señor James
^Wilson dice: «El vasto areal de bosques maderables de los Esta-
dos Unidos está principalmente en manos de los madereros, quo
tienen en su poder el hacer permanente la industria madei'ora
, efectuando en sus tierras un cultivo forestal rotatorio, pero ellos
.310 quieren hacer nada para conseguirlo».
Lo mismo i mucho mas se debe decir de nuestros esploi;adore3
18 boletín de bosques, pesca i caza
que son mas destructores que elaboi adoras. Todos confían en la
inagotabilidad de los bosques, mientras que la historíanos enseña
que cuarenta años han bastado para concluir con la riqueza fores-
tal de Talca al Biobío i en el valle central de San Rosendo a
Llanquihue,
En la corta debería darse preferencia a las especies poco co-
merciales i a las inútiles, las que podrían cortarse uno o dos años
antes de la esplotacíon de las especies útiles, para que éstas que-
den mas asoleadas, asemillen i produzcan asi un bosque natural
de mejor calidad que el que se había formado espontáneamente o
silvestre.
La corta misma de todos los árboles debe hacerse al ras del
suelo i no a una altura de medio a un metro, porque el resto del
tronco estorba a los renuevos paia formar un nuevo árbol 1 a me-
dida que estos crecen se pudre el tronco i los hongos e insectos-
pasan a la madera sana del retoño destruyéndolo antes de tiempo,
si los vientos no han dado cuenta de él a causa de su base falsa,
lietoños sanos i robustos se obtienen solo a flor de tierra sobre el
cuello de las laíces, pues así no tienen que luchar con descolló de
un tronco grueso, cuyo macizo de madera no les sirve de nada
para su alimentación, les estorba para formar un tronco nuevo
es el nidal de todos los achaques que les pueden sobrevenir. Por^
esto conviene gastar un poco mas en la corta i exijir que sea he-
cha al ras del suelo, que los cortes sean mas bien varios, de pla-
nos ascendentes i lisos i que no se lastime la coiteza para que los
retoños sean robustos. Jeneralmente pagará con creces el mayor
largo que se obtenga del tronco el mayor costo de la volteadura,
que oiijina la corta a flor de tierra. '
El empleo de sierras no es recomendable en todas las especies-
nacionales que retoñan, porque los troncos se pudren con mas fa-
cilidad i la corteza molida dificulta el brote.
En las especies que no retoñan i en los bosques que se piensa
destruir, de todos modos es preferible elejir la sierra. Con este
objeto, se hace primero un corte con hacha en la dirección en que
se quiere dejar caer el árbol, el que no debe entrar mas que a la
cuarta o quinta parte del grueso del tronco. En seguida se intro-
duce la sierra en el lado opuesto i a medida que ésta avanza se
encaja una cuña, la que facilita el corte i hace caer el árbol
Nos ha estrañado también que no se hayan jeneralizado toda-
vía las máquinas de sierras combinadas, tanto a vapor como a
boletín de bosques, pesca i caza 19
mano, que facilitan cortar horizontal i verticalmente i sirven
tanto para voltear como para trozar.
Desde los tiempos de Plinio hasta la fecha ha sido objeto de
ranchas discusiones la época en que deben cortarse los árboles.
Hoi dia se ve mas claro en este asunto, pero a pesar de las reglas
jenerales existentes se ha visto que según la especie i el clima de
la rejion uno debe apartarse en algo de las líneas jenerales.
En Chile no se ha hecho ningún estudio sobre esta materia i
como la Inspección Jeneral de Bosques, Pesca i Caza solo hace
poco tiene bosques nacionales, no ha podido dedicarse antes a es-
tos estudios; en consecuencia, hoi dia debemos atenernos a hxs re-
glas jenerales existentes, las que mas tarde habrá que modificar
talvez en algo en cada una de las especies.
En las coniferas se considera completamente indiferente el mes
en que se hayan cortado para su durabilidad, resistencia i demás
cualidades. En el pais valdría esta regla para los alerces, cipre-
ses, cedros, araucarias, mañius, villahuales i Ueuques, lo que será
una noticia mui grata para los madereros.
A los árboles cuyas cortezas se esplotan para fines industriales,
corresponde la corta a fines del invierno i principio de la prim¿i-
vera, o sea mas o menos del 1." de Agosto hasta el 15 de Setiem-
bre, pues es entonces cuando retoñan bien, se suelta la corteza
con facilidad i se obtiene mas sustancias tánicas i mas saponina.
Aprovechamos la oportunidad para decir que no son los árboles
gruesos cuyas cortezas son mas tánicas, sino los delgados de 10 a
25 centímetros de diámetro. Quiere decir esto que el quillai, lin-
gue, canelo, peumo, muermo, aromo de Australia i la encina,
habría que cortarlos con este objeto en el mes de Agosto i en la
primera quincena de Setiembre.
La utilización de las maderas para la fabricación de mueblen
arqueados i también sunchos, grandes canastos i para ciertos mé-
todos de impregnación, etc., exije que la corta se efectúe en los
meses de verano, porque si nó se quebran con facilidai o no se
doblan de un modo parejo.
Las maderas nacionales que se prestan mas a la arqueadura
serían en orden de facilidad: la tiaca, el coihue, el língue i algunos
otros.
Todas las demás especies nacionales deben ser cortadas en los
meses de Junio i .Julio para que sean mas durables, mas resisten-
tes, menos higrométricas i se arqueen, tuerzan i apolillen menos.
20 boletín de bosques, pesca i caza
Entran aquí el roble, raulí, radal, laurel, avellano, ciruelillo, coi-
liue, huahuan, luma, tiaca, teníu, tique, huinque, avellanillo,
terau, ineli, peumo, litre, algarrobo, etc. i también los canelos,
ling'ues, muermos, aromos i encinas, cuando se esplotan para
maderas.
Talvez se podrá hacer aquí una variante en lo futuro para el
roble, raulí i para alguna otra especie nacional, elijiendo para su
corta los meses de Agosto i Setiembre, dejando a los árboles vol-
teados todas las ramas, manteniendo el tronco libre del contacto
con el suelo por medio de palos o piedras, hasta que las ramas
hayan brotado nuevas hojas i éstas se hayan vuelto a secar, pues
así consumen la savia del tronco i dejan la madera en mejores
condiciones.
Otro método para mejorar la calidad de la madera es sacar al
árbol en pié una faja anular, como dijimos anteriormente, lo que
llaman vulgarmente capar el árbol, para que se seque en pié 1
solo después voltearlo. Así consumen las hojas la savia i aumen-
tan la durabilidad i la resistencia de la madera, no se arquea, ni
se tuerce ni se apolilla.
A fin de evitar que la madera se descolore, se pudra o se apo-
lille debajo de la corteza se usa mucho sacar a los árboles en pié
listas i placas de corteza en otoño para cortarlos después en el
invierno.
En la volteadura misma de los árboles hai que observar las si-
guientes reglas:
1) El árbol debe caer en la dirección en que menos perjuicio
hace a los demás árboles en pié o a las plantas nuevas (brinzales);
jeneralmente, convendrá cortar primero los ganchos i después el
tronco despejado de ramas.
2) Cada árbol debe voltearse en la dirección en que menos su-
fra en la caida, lo que será cerro arriba en las laderas suaves i
cerro abajo en las raui accidentadas, para evitar desgracias a los
trabajadores; el piso en que va a caer el árbol debe ser lo mas
plano posible, porque si cae sobre un suelo disparejo se quebra
con facilidad.
3) Al cortar se debe tratar de provocar la caida en una direc-
ción que facilite en cuanto sea posible su futuro trasporte.
4) Cuando sopla viento fuerte no se debe cortar, porque no hai
seguridad donde va a caer el árbol i peligra también la vida de
los trabajadores.
boletín de bosques, pesca i caza 21
5) Arboles delgados que han sido ladeados por la caída de un
tronco se enderezarán luego i si han sido dañados demasiado o
tronchados se cortan a flor de tierra para que retoñen.
6) El tronco debe cortarse a flor de tierra o a una altura no
mayor de un tercio del diámetro del tronco.
En la trozadura de los troncos se debe observar las siguientes
reglas:
1) Se debe dar preferencia a la formación de grandes piezas
para altas construcciones.
2) En seguida se troza para piezas mas chicas i tablas.
3) Las medidas deben ser exactas i parejas i no se debe tolerar
escesos i faltas en éstas.
4) La madera normal debe apartarse cuidadosamente de la de-
fectuosa i no se debe tratar de encubrir desperfectos en el modo
de trozar.
Los demás detalles dependerán de la facilidad del acarreo de
las piezas grandes, de las exijencias de las industrias i del mer-
cado local, según la momentánea ventaja en la comerciabilidad de
las piezas.
Es de mucha importancia la selección en la trozadura de los
árboles, pues si los cálculos están mal hechos o no se les toma
en consideración, se convierte fácilmente los trozos de madera de
primera clase en otra de segunda i tercera clase, en perjuicio del
resultado económico de la empresa.
Si los trozos no se trasportan i elaboran inmediatamente es ne-
cesario poner algo debajo de ellos para que no tengan contacto
con el suelo i quitarles placas o listas de cortezas para que la ma-
dera no se descolore per el ataque de hongos o se apolille deba-
Jo de la corteza.
Al descortezarlos totalmente, como sucede por ejemplo con
el lingue, seria preciso taparlos con ramas para aminorar las
rajaduras causadas por un secamiento disparejo. Por la m'sma
razón se recomienda en los trozos que no se elaboran luego un-
tarlos en los cortes con alquitrán, parafina, aceites, grasas, car-
bolineo, barro, etc. También suelen taparlos con placas de corte-
zas o pedazos de tablas clavadas. Menos eficaz es fijar en lus
cortes fierros en forma de S, cuadrados, cruces, abrazade-
ras, etc.
Desaguando los troncos o la madera elaborada un par de me-
ses en agua corriente, pierden parte de la savi¿i, pero también
22 boletín de bosques, PESCA I CAZA
parte de su color o resistencia seguti la especie (el roble gana en
color, el lingue i el aromo de Australia lo pierden); en cambio,
son menos higrométricos i se arquean i tuercen menos después al
secarlos totalmente, ya sea al aire libre o al aire caliente, pues sí
no se hace esto son menos durables en contacto con el suelo,
siempre se arquean i se tuercen i como leña dan menos ca-
lorías.
Es mui interesante este tema, pues implica también el flota-
miento de las maderas como medio de trasporte, pues si no se se-
can bien las maderas trasportadas por agua antea de su venta,
entonces llegan a ser de inferior calidad en comparación con la
que no ha pasado por agua.
Hai aquí todavía un ancho campo de estudio de las especies
nacionales al cual habríamos podido dedicarnos si nos hubiese
sido posible convencer al país de que se necesita establecer bos-
ques nacionales i hacer ensayos de esplotacion de todo jénero pa-
ra poder señalar a la industria por medio de la práctica lo que le
conviene hacer.
Poco debe esperarse aquí de la iniciativa particular, ya que se
sabe que de los tantos métodos ensayados en el estranjero solo
uno puede ser el mas conveniente para cada una de las especies
del país i que todos los demás son gastos i tiempo perdidos.
La división de los trozos de madera en piezas de escuadría se
hace solo aisladamente a mano con corvina. En la mayoría de los
casos se hace con máquina a vapor de sierra circular, escaso es
el empleo de las máquinas de marcos con sierras múltiples i mas
escaso aun es el uso de la sierra de huincha para división de los
grandes trozos de los árboles.
Asi como no se fija el dueño de un bosque en la gran pérdida
de la madera que le ocasiona la roza a fuego, tampoco se ñja en
la pérdida de madera que le ocasiona el grueso de la sierra, a pe-
sar de que esto no deja de tener su influencia en el resultado eco
nómico de la industria.
El acarreo del trozo cortado de la seh^a vírjen a la máquina
aserradora no deja de costar dinero i mientras mayor sea la dis-
tancia o la dificultad de acarrear mayor será el gasto, que al fin
llega a hacer antieconómica la esplotacion.
Por esto es preciso fijarse en el mayor rendimiento en madera
elaborada que se puede obtener de un trozo dado con cada una de
his máquinas aserradoras existentes. A esto hai que agregar to-
boletín de bosques, pesca i caza
23
davía la estabilidad, firmeza i durabilidad de la máquina, que si
está calculada para elaborar maderas blandas i livianas co-
mo álamo i pino no se debe esperar de ella buenos resultados pa-
ra la elaboración de maderas duras i pesadas, como roble, coi-
hue, lingue, etc. De alli viene el descontento jeneral por las má-
quinas inservibles o de poca duración, causado solo por la falta
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'■u^ .,^^tt,f0Ü'W^^'^^<¡¿
Sierra circular
de pericia del compi-ador que ha comprado una aseriadora que
no es para los usos a que quiere destinarla.
Para la partidura de los trozos i la fabricación de maderas de
construcción hai que tomar en consideración:
1) El banco aserrador con sierra circular;
2) La sieira de huinchas para trozos; i
3) La sierra alternativa.
1) La sierra circular es la mas usada en Chile, importada je-
neralmente de los Estados Unidos. Su diámetro varia de 40 a 60
pulgadas; casi todas son de dientes postizos i tienen en la circun-
ferencia una velocidad de 40 metros por segundo. Para producir
un corte liviano sin fricción se recalcan o traban los dientes, de
lo que resulta que el ancho del corte es mayor que el grueso de
la sierra, el que aumenta aun mas por la cimbra de ésta. Se-
gún el tamaño de los dientes varia su ancho de 8 a 10 milímetros
i el del corte mismo de 10 a 12 milímetros. Depende de la proli-
jidad del palanquero reducir esta pérdida de madera en los cortes,
revisando bien los descansos del eje i en especial teniendo cuida-
do de que el ancho de todos los dientes sea exactamente el mismo
24 boletín de bosques, PESCA I CAZA
en su parte cortante i que sus puntas estén exactamente en ef
mismo círculo.
El trozo de madera está tendido i afianzado en un carro espe-
cial que corre sobre rieles, el que se erapujct hacia la sierra en
movimiento jeneral nente con una velocidad de 30 metros por
minuto para produ'iir el corte. El retroceso del carro es mas
lijero.
Para producir un corte mas liso es indispensable también fijar-
se en que la sierra tenga las evoluciones necesarias i que el carro
se empuje con la menor o mayor velocidad que requiere el mayor
o menor grueso del trozo.
Sin estas precauciones se producen cortes tan disparejos que
Sierra de huincha para tioucos'
ocasionan una segunda pérdida considerable de madera al acepi"
llar las piezas cortadas.
Las ventajas que tienen los bancos aserradores de sierra circu-
lar son: su construcción sencilla, su relativo escaso costo (por
término medio $ 2000 oro, inclusive la hoja de la sierra), la ba-
ratura de los cimientos (en Chile casi sin escepcion de pilotaje de
madei-a), la facilidad del manejo, un trabajo lijero, la posibilidad
de desarmar la máquina fácilmente i armarla en otro punto.
Las desventajas son: el desgaste rápido de la maquinaria que-
boletín de bosques, pesca i caza
25
orijina una cuota de amortización mui subida, un gasto grande i
muí disparejo de fuerza, una gran pérdida de madera en cada
corte i una superficie mui áspera en el corte que causa otra pér-
dida al acepillarla.
La pérdida de madera importa en tablas de una pulgada un 30
por ciento del trozo, en tablas de tres cuartos de pulgadas un 36
por ciento i en tablas de media pulgada un 43 por ciento.
2) La sierra de huincha para trozos hace el corte por medio de
una hoja sin fin de 6 a 8 pulgadas de ancho, que se mueve con
^^rí'f^^í^^^^.'ííí-^
traquina para enderezar la huincha
gran velocidad sobre dos poleas de 1.20 a 1.80 metro de diá-
metro.
"El grueso de la hoja de la sierra es jeneralmente de media lí-
nea i al recalcar los dientes queda el ancho del corte en una i me-
dia linea.
Lo mismo que en la sierra circular es de gran importancia que
los dientes sean igualmente anchos i que sus puntas estén en la
misma línea.
Con la sierra de huincha se puede obtener resultados sobresa-
lientes, siempre partiendo de la base que la hoja de la sierra esté
bien preparada. Con la afiladura de los dientes con lima o lija de
esmeril i con la recalcadura posterior de las puntas de los mis-
boletín de bosques, pesca i caza
mos, se alarga la hoja de la sierra en el lado de los dientes; por
consiguiente, el corte ya no formarla una línea recta sino una cui--
va, cuya línea esterior serian las puntas de los dientes. Se necesita,
por consiguiente, estirar la parte no dentada de la hoja con gol-
pes de martillo o con un laminador hasta que esté derecha otra
vez. La circunstancia de que con la sierra de huincha solo se
consiguen resultados sobresalientes cuando la sierra está en buen
estado i se posee un personal idóneo ha dificultado mucho su in-
troducción en el país, donde se está acostumbrado a trabajar mas
bien con peones que con mecánicos.
Las ventajas de la sierra de huincha son: que el gasto de fuer-
za es un poco menor que en la sierra circular, el corte es mucho
mas parejo i mas liso, su gran rendimiento, el mínimo de pérdida
de madera en el corte mismo i en la acepilladura, pues con ella
es solo de un 12 por ciento al cortar tablas de una pulgada de un
trozo, de 15 por ciento en tablas de tres cuartos i un 18 por cien-
to en tablas de media pulgada, lo que no se alcanza a obtener con
ninguna otra sierra.
Las desventajas son: el alto precio de su adquisición ($ 8000 a
$ 9000 oro jenei'almente), fundaciones caras, las dificultades de
tener un buen mecánico i palanquero i de la buena conservación
de la sierra.
3) La sierra alternativa se compone de un marco en el cual
están fijadas una serie de sierras que se mueven de ariiba abajo
al mismo tiempo, asi es que mientras en la sierra circular i en la
de huincha el trozo de madera debe moverse muchas veces hacia
adelante i hacia atrás para cortarlo en tablas, aquí hace solo una
vez el camino atravesando las sierras colocadas en los espacios
fijos del grueso que se quiere dar a las tablas. Quiere decir esto
que la sierra alternativa es especialmente adecuada para cortar
tablas de cualquiera dimensión de trozos de madera. Las hojas se
asemejan a las de un serrucho, sierra a mano o corvina. La. afila-
dura i recalcadura de los dientes exijen también cierta prolijidad
pero no es la mitad tan difícil como en la sierra de huincha i la
puede hacer cualquier operario de mediana intelijencia. La pér-
dida de madera en el corte i en la acepilladura es casi tan insig-
nificante como en la sierra de huincha, las tablas producidas son
tan parejas i lisas que en muchos casos pueden ser empleadas sin
acepillar. El manejo de la sierra alternativa es sencillo, el avan-
ce puede alterarse fácilmente, aun durante el corte, el número de
boletín de bosques, pesca i caza
27
las sierras que se pueden emplear al mismo tiempo puede llegar
a 24, asi es que con una sola pasada del trozo pueden producir 23
tablas. A pesar de esto la productibilidad es un poco menor que
en la sierra de huincha i en la circular; en cambio es menor ei
gasto de fuerza para producirlas tablas i mayor la segui'idaddela
Sierra alternativa
■esplotacion. El precio de una sierra alternativa con 24 hojas
fluctúa entre $ 5000 a 6000 oro jeneralmente.
Sería un prejuicio recomendar una sola clase de máquina como
la única apreciable, pues se necesita elejii' para cada caso la má-
quina que mejor convenga. Para las circunstancias existentes en
i'8
boletín dp;: bosques, pesca i caza
el pais deben tomarse en consideración en primera línea los enor-
mes £?astos de trasporte de los trozos de las selvas vírjenes al
aserradero i de la madera elaborada de éste a la estación próxima
i a los centros de consumo, los que se agravan mas en Chile por
el completo abandono en que se ha dejado toda clase de medios
de trasportes madereros en el pais.
En los casos en que trata de cortar madera de construcción de
f:^^ ..
Sierra de huincha partidora
grandes dimensiones, traviesas i durmientes de ferrocarril, tablo.
nes, etc., siempre será ventajoso emplear un banco aserrador con
sierra circular.
Donde se cortan principalmente tablas será recomendable usar
al lado de la sierra circular otra alternativa. Los trozos se partirán
boletín de bosques, pesca i caza 29
entonces con la circular i se seguirá cortando las piezas grandes
en tablas con la alternativa. En vez de ésta también puede usarse
una sierra de huincha repartidora. El manejo de una máquina de
este jénero es mucho mas fácil i sencillo que el de una sierra de
huincha para trozos, porque las hojas de sierra no pasan de 4 pul-
gadas de ancho como máximo. La sierra de huincha repartidora
representada en la lámina adjunta, por ejemplo, tiene por térmi
no medio una productibilidad de 30 a 35 metros corridos por mi
ñuto, lo que no deja ser ventajoso, sobre todo tomando en consi-
deración el corte parejo i liso que produce.
ün factor mas en el mejor aprovechamiento de los trozos es el
trazado de división de cada uno de ellos, pues una o dos piezas
mas que salgan de cada uno no deja de tener su importancia para
el resultado económico de la empresa, ya que esta entrada puede
superar al costo del acarreo de la selv^a vírjen al aserradero.
Un buen palanquero i mecánico es indispensable para obtener
él resultado que se espera del aserradero, pues un peón incompe-
tente no cuida, aceita ni limpia las máquinas, de repente estas se
desperfeccionan, se inutilizan piezas, etc., lo que signiñca dinero
en la compra de los repuestos. La Escuela de Arte i Oficios de
Santiago puede hacer aquí mucho para enmendar este mal, edu-
cando operarios económicos cuyos salarios no recarguen de un
modo escesivo ios gastos de producción.
El maquinista es jeneralmente también el contratista del ase-
rradero i se le paga por pulgada elaborada, apurándose éste pai'a
obtener cuanto antes el número fijo pai'a lo cual se le ha contra
tado o para llevar la cifra de las pulgadas al máximo posible del
año para sacar mas plata, sin fijarse en la calidad de la madera
que saca de cada trozo. Un trozo puede dar, por ejemplc, tres
piezas de escuadría grande de primera clase i una cuarta de ter-
cera clase, o quince piezas de escuadría chica de primera clase í
una de ínfima clase, i a causa de la mala o ninguna atención i se-
lección se sacan de él 2 piezas grandes i 8 piezas chicas de torce
,ra clase i solo el resto de madera de primera clase.
Una sierra circular algo caldeada aumenta considerablcnivíiite
los desperdicios en aserrín i lo que desperfecciona las medida^ le
las piezas redunda en pérdidas de pulgadas poi" trozo.
El mal manejo de la máquina puede ocasionar desperfocti s en
las medidas que llegan a ñuctuar en una sola pulgada entr '4 p.
30
boletín de bosques, pesca i caza
i pulgada i media i llega a convertir asi la madera de primera
clase en su totalidad en otra de cuarta clase.
La falta de exactitud en las medidas de las piezas ha hecho pre-
leiir a muchos injenieros i arquitectos el empleo del pino oregon
' «, t'^,'*'
Máquina para afilar los dieiitcr* de la Sierra de huincha
aunque este sea de menor resistencia i durabilidad que el roble
lejítimo bien esplotado i elaborado.
Con el nombre de madeía de 1.-'', 2.'^ i 3/^ clase se entiende je-
neralmente la que reúne las siguientes condiciones:
A la 1.''^ clase corresponden las piezas de todas dioaensiones-
que sean derechas i tengan escuadrías perfectas en todas sus ca"
ras, inclusas sus estremidades.
En el grueso i ancho de las maderas se permitirá una toleran-
cia de 2% como máximum sobre las medidas de las piezas pero
esto no rejirá en el largo; serán de fibras continuadas i uniformes
de un estremo a otro de su largo en el medio de la pieza, sin fibras
trasversales pronunciadas, sin nudos o que estos no sean de un
boletín de bosques, pesca i caza 31
diámetro mayor de un 3 por ciento del ancho de la pieza, ni tam-
poco mas de un 3 por ciento del grueso de la misma en los nudos
del canto, desprovista completamente de tarugos; no deberán
estar dañadas por insectos u hongos; ni torcidas, arqueadas, ras-
gadas, carcomidas por el fuego u otro defecto apreciable a la
vista.
En esta categoría no habiá tolerancia de ¿ilbura, cuando se tra-
ta de tablas o tablones de duramen o pellin; cuando se trate
de durmientes o traviesas i piezas de escuadría se Itolerará que
en los ángulos tengan hasta un 10 por ciento de albura del ancho
o grueso de la pieza, pero no en su superficie; i un 2 por ciento
para los palos redondos
A la 2.'^ clase corresponden las piezas de toda dimensiones que
sean derechas i tengan escuadrías perfectas en todas sus caras
inclusas sus estremidades.
En el grueso i ancho de las maderas se permitirá uua toleracia
de 2 por ciento como máximum sobre las medidas de las piezas,
pero esto no rejirá en el largo; serán de fibras continuadas i uni-
formes por lo menos en los 2/3 del lai'go de la pieza, sin fibras
trasversales pronunciadas, sin nudos, o que estos no sean de un
diámetro superior al 10 por ciento del ancho de la pieza, ni tam-
poco mas de un 10 por ciento del grueso de la misma en los nudos
del canto; sin tarugos o que no escedan éstos del 5 por ciento del
ancho o grueso; no deberán estar dañadas por insectos u hongos,
no torcidas, arqueadas, carcomidas por el fuego; las rasgaduras
no deben internarse en cada estremo mas idel 5 por ciento
del largo de la pieza
En esta categoría no habrá tolerancia de albura cuando se trate
de tablas o tablones de duramen o pellin; cuaado se trate de dur-
miente o traviesas i piezas de escuadría, se tolerará que en los
ángulos tengan hasta un 15 por ciento de albura del ancho o grue
so de la pieza, pero no en su superficie, i un 5 por ciento para los
palos redondos.
A la 3.''^^ clase corresponden las piezas de todas dimenciones que
sean derechas i tengan escuadrías perfectas en todas sus caras
inclusas sus estremidades.
En el grueso i ancho de las maderas se permitirá una toleran-
cia de 2 por ciento como máximum sobre las medidas de las pie-
zas, pero esto no rejirá en el largo; serán de fibras continuadas '
uniforme por lo menos hasta la mitad del largo de la pieza, sin
boletín de bosques, pesca i caza
fibras travesales pronunciadas, sin nudos o que éstos no sean de
diámetro superior al 20 por ciento del ancho de la pieza, ni tam-
poco mas de un 20 por ciento del grueso de la misma en los nudos
del canto; sin tarugos o que no escedan éstos del 10 por ciento
del ancho o grueso; no deberán estar dañadas por insectos u hon-
gos, ni torcidas, arqueadas, carcomidas por el fuego; las rasgadu-
ras no deben internarse en cada estremo mas del 10 por ciento
del laigo.
En esta categoría no habrá tolerancia de albura cuando se trate
de tabla o tablones de duramen; cuando se trate de dumientes o
traviesas i piezas de escuadría se tolerará que en los ángulos ten-
gan hasta un 20 por ciento de albura del ancho o grueso de la pie-
za, pero no en su superficie, i un 10 por ciento para los palos re-
dondos.
La falca de uno solo de los requisitos enumerados en cualquie-
ra de las categorías será suficiente para rebajar la pieza a la cla-
se que admita este defecto.
El resto de las maderas cuyos defectos sean superiores a los
máximos indicados en la 3.^, categoría, o que no se encuadren en
los límites fijados, se considerará como madera de á.^ clase o de
deshecho, i servirá únicamente para usos inferiores.
De esta clasificación se desprende cuan fácil es convertir trozos
i piezas de primei-a en oti os de 4.^ clase o deshecho en la confec-
ción de los trozos i de las piezas.
Asi como han influido estas circunstancias, la época de la corta
i el modo de guardar los trozos en la calidad de la madera, tam-
bién influye el tratamiento que se le da hasta su venta en estado
perfectamente seco.
Ya que hai en el país un sfocl' de madejas elaboradas de 2 i 3
años de edad será fácil proceder al secamiento natural i paulatino
de las piezas encastillándolas en tiempo de verano protejidas del
sol o a la sombra de los árboles, en el invierno bajo techo, pro-
curando que la secadura sea lenta i uniforme, que la base de los
castillos sea plana i horizontal, que estos sean bien aireados, que
circule el aire, pero que no sufra la madera directamente dc|
sol i de la lluvia, pues los dos últimos factores son los mayores
causante de la arqueadura, torcedura i 'rasgadura de las maderas
que la desperfeccionan tanto. La lenta i pareja secadura de la*
maderas aumenta su resistencia i durabilidad a la vez que evita
los defectos señalados.
boletín de bosques, pesca i caza 33
La vida rápida de los negocios lia hecho inventar máquinas
esjDcciales para acelerar la secadura de las maderas a la vez que
se ha tratado de mejorar con estos sistemas sus cualidades.
La secadura a vapor se hace en un recipiente grande, herméti-
camente cerrado, en el cual se inyecta vapor caliente durante
algunos dias, con lo que se consigue que gran parte de la savia
sea lavada i aparezca en el desagüe con la condensación del vapor
en forma de un líquido gomoso, azucarado i jeneralmente algo
hediondo. Se espera que este líquido de desagüe se vuelva agua
clara, se estrae el aire húmedo i finalmente se seca la madera bajo
galpón. Este procedimiento de lavadura i secadura demora solo
dos o tres semanas, a la vez que disminuye notablemente la sen-
sibilidad higrométrica, arqueadura i tercedura de la madera, pero
esta puede sufrir descoloraciones en las especies donde esto se
produce fácilmente.
El sistema alemán de Zappert consiste en un recipiente herméti-
camente cerrado en el cual se produce una corriente constante
de aire a 30 centígrados i provisto de aspiradores para estraer
el aire húmedo. Así se secan maderas blandas en 6 a 8 dias i ma-
deras duras en 12 a 15 dias, sin que sufran en su color, elastici-
dad, consistencia, etc.
Otro alemán, el señor Schaffenius, modificó este sistema en el
sentido de enrarecer el aire por medio del aumento de los aspira-
dores i consiguió así un secamiento mas rápido aun, sin perjudi-
car a la calidad de la madera.
Tanto de estas instalaciones como también de la mayor parte
de las impregnaciones no hai catálogos, pues las casas comerciales
de Europa hacen los presupuestos para cada caso reparado, según
los detalles, condiciones climatéricas locales, especies, etc., etc.
A fin de evitar que la madera elaborada se rasgue en las estre-
midades, se pega en éstas un pedazo de papel. Las maderas tro-
picales mas preciosas vienen a veces totalmente forradas de pa-
pel en todas sus cai-as. También se puede emplear los métodos
citados para los troncos i los que se ha publicado en el Boletín de
Bosques, Pesca i Caza.
Una mayor tenacidad i flexibilidad de la madera se obtiene con
el tratamiento a vapor estando esta húmeda i caliente todavía^
un menor peso se obtiene solo con el secamiento al vap)r i al
.aire seco. Todas las sustancias estrailis que se puede emplear
3
34 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
para hacerla mas liviana, la hacen también mucho menos dura,
resistente i durable, por eso hai que desistir de estos propósitos.
La durabilidad de la madera se puede aumentar carbonizando
la superficie con una llama de soplete, pero no con fuego abierto
que produce rasgaduras que mas bien sirven para acelerar la
pudricion.
Otro método con igual fin es el ideado por el alemán K. Rene
en Stettin, que seca la madera al aire caliente, hace el vacío en el
espacio cerrado, inyecta oxijeno en el mismo i en seguida hace
saltar chispas eléctricas que trasforman el oxijeno en ozono que
oxida a la savia i la convierte en terebena, creosota, etc.
El sistema Haskins consiste en encerrar la madera en calderos
grandes, inyectar aire calentado a 300 o 500 centigiados por un
par de horas i dejar enfriar el caldero, conservando una presión
de 3 a 5 atmósferas.. Con la temperatura alta se trasforma el
azúcar, la goma, el tanino, la proteina i el almidón de la savia en
líquidos antisépticos como ácido acético, alcohol metílico, fenol,
creosota, etc., los que jeneralmente representan un 12 por ciento
del peso de la madera.
La impregnación de la madera con sustancias que aumentan su
durabilidad, cambian su aspecto, etc., es de una importancia mui
grande para el país, pero como su descripción seria mui larga, no
haré mas que citar algunos datos sin entiar en detalles.
La durabilidad se aumenta con impregnaciones de sulfato de
cobre con presión liidi'ostática o con bombas de 20 atmósferas de
presión, i tambiei] creosota, petróleo, aceites, alquitrán, carbolíneo,
jabón de resina, boratos, alcalisilicatos, cloruro de mercurio o
de zinc, soda o potasa, alumbre, etc., etc.
La incombustibilidad se aumenta con lechadas de cal o impreg-
naciones de potasa, alumbre, vidrio soluble, sulfato de fierro, clo-
ruro de mercurio, etc.
La fabricación de carbón, celulosa, alcohol metílico, vinagre,
brea, alquitrán, resinas, esencias, tanino, etc., lo mismo que la im-
pregnación para imitar vetados, el aprovechamiento de desperdi-
cios, como hojas, ramillas, aserrín, etc., debe dejarse para trabajos
especiales sobre estas materias.
Como se ve, hai mucha tela que cortar en la esplotacion de los
bosques. Consideramos de capital importancia para el comercio i
las industrias:
1. Que la madera de cada especie se venda con su nombre
boletín de bosques, pesca i caza 35
propio, o sea, roble pellín por roble pellín, coihue por coihue, oli-
villo por olívíllo;
2. Que la madera sea enteramente seca;
3. Que las piezas sean de medidas exactas i en peifecta es.
cuadria;
4. Que se aparten las clases primera de segunda i^tercera i no
se vendan mas revueltas;
5. Que se inicie siquiera la impregnación de las maderas para
durmientes, postes, etc., i
6. Que se reglamente las épocas de la corta i la esplotacion
de los árboles, sobre todo en los terrenos forestales.
Mucho puede hacer aquí la iadastria particular al marcar la
producción de la madera con la marca del fundo, garantizando al
comprador la veracidad de la especie, del pellín, estado de seque-
dad i la calidad de la madera, dividiéndola con exactitud en
1.a, 2.'% 3.''^ i 4.'"^ clase o deshecho. Hai a este respecto en el Minis-
terio de Industria un proyecto de marca oficial de la madera pen-
diente, que todavía no se ha podido despachar, que no solo faci-
litará el comercio interior sino que tambíen^es la única base sólida
en la cual se puede cimentar la esportacion segura de nuestras
maderas.
La época de la corta i la rotación del cultivo que debe darse a
los bosques en los terrenos forestales es de capital importancia no
sólo para la calidad de la madera sino también para la existencia
permanente de los bosques, que son la base fundamental de la in-
dustria maderera nacional. Sí ya no hai bosques, ya no hai in-
dustria nacional i se puede vender como ñerro viejo las instala-
ciones costosas de aserraderos que se han adquirido, al mismo
tiempo que se necesita dedicar in jen tes sumas al fomento de los
bosques, tanto de parte del Estado como de los mismos dueños de
fundos.
Urje aquí el pronto despacho de la lei de bosques, pesca i caza
que está pendiente en el Honorable Senado.
EL FOMENTO DE LOS BOSQUES
Como el Estado todavía no ha sentido la necesidad de conser-
var bosques, ni ha tenido la voluntad de hacerlo, tampoco ha sen-
tido la necesidad de reponer parte de las inmensas riquezas
forestales a cuya destrucción ha contribuido, ni ha tenido la firme
36 boletín de bosques, PESCA I CAZA
voluntad de emprender de un modo serio el combate de las dunas
que sepultan los terrenos agrícolas del pais ni de iniciar siquiera
algunos de los temas que abarca el tan complicado i tan impor-
tante problema forestal.
Se necesita, por consiguiente, hoi por lioi, prescindir de la ayu-
da del Estado i salvar los propios intereses con la propia iniciativa.
Muí laudables son en este sentido los trabajos empezados por las
Compañías de Lota i Coronel, Curanilahue i Lebu, como también
por los señores J. Bunster, en Angol; Martin Petit, en Carahue;
Agustín Ross, en San Vicente, etc., etc., pero en comparación de
las verdaderas necesidades de la rejion del sur son una gota de
agua en el mar. *
No es que los demás dueños de fundos no hayan sentido la ne-
cesidad de plantar bosques en defensa de sus propios intereses,
ya sea en bien de sus cultivos agrícolas o para su comodidad per-
sonal, pues aun rodeado de bosques vírjenes hemos visto plantados
el gomero azul, el pino de Monterei i mas escasamente algunas
otras especies.
No es esta la causa, sino la falta de comprensión de los dueños
de fundos, de que no solo para la ganadería, la minería, la como-
didad personal i el adorno del territorio se necesitan bosques, sino
que es urjente su existencia en las vastas estensiones de terrenos
forestales par^i obtener de ellos todos los demás beneficios, a la
vez que se conseguirá hacer permanente la industria maderera
en el pais.
Mejor habría sido conservar la existencia de bosques en los
terrenos forestales i donde la aconsejaban la agricultura, la mi-
nería, etc., esplotándolos por un réjimen forestal, pues esto habría
sido cien veces mas económico que plantarlos después otra vez
€on especies de muí inferior calidad a las maderas nacionales,
como sucede, por ejemplo, con el gomero azul.
No podemos reemplazar el roble, raulí, lingue, quíUaí, con nin-
guna especie estranjera que tenga exactamente las mismas cali-
dades i sería preciso modificar los métodos de edificación i nues-
tros hábitos industriales. Por esto es necesario no solo conservar-
las sino también cultivar las existentes i fomentarlas por medio
de la siembra i de la plantación.
Donde hai todavía troncos mal retoñados o cuyos brotes hayan
sido comidos por los anímales, se recomienda volverlos a cortar
^ flor de tierra en tiempo de invierno para que broten con mas
boletín de bosques, pesca i caza 37
f uei'za i establecer cierros que eviten en absoluto el acceso de los
animales.
Cuando los retoños ya teng'an un metro de alto se comenzará a
suprimir algunos todos los años, hasta dejar uno solo cuando ten-
gan un alto de 3 a 4 metros. Es contraproducente cortar desde el
principio todos los brotes escepto uno, pues cada uno de ellos co-
rresponde a una raiz con vida que respira por él i al suprimirlos
todos ya no tienen los medios indispensables para su vida i se
secan, atrasándose así el crecimiento del brote único que se dejó.
Si en los terrenos que se quiere dedicar a bosques toda vi a hai
árboles grandes de especies útiles, es recomendable aislar éstos
por medio de la corta, para que estén bien aireados i asoleados i
puedan florecer i asemillar bien. Se remueve la superficie del te-
rreno poco antes que caiga la semilla i entonces encontrará ésta
el medio mas a propósito para echar raices, lo que forestalmente
se llama reproducción natural por semilla i que es la base mas
económica para reconstituir un bosque.
Los claros sin plantas que queden se pueblan por medio de la
siembra directa de semillas recojidas de otros árboles o por la
plantación de árboles criados.
La recolección de las semillas es mui sencilla en los lingues,
laureles, araucarias, encinas, nogales negros, etc., que tienen el
fruto grande, pues no hai mas que recojerlos del suelo apenas
hayan caido de los árboles. En los cipreses, alei'ces, pinos, aro-
mos, acacia blanca, etc., es preciso recojer los conos i vainas del
árbol cuando están maduros, lo que sucede jeneralniente al fin del
verano i en el otoño, se les estiende en cajones forrados con papel
o encima de jénero o entablados espuestos al calor del sol o al
calor artificial hasta que suelten la semilla, lo que se facilita al
revolverlas periódicamente.
Las semillas livianas de raulí, roble, coihue, arce, etc., se ob-
tienen mas económicamente al estender una sábana o una tela
grande debajo del árbol cuando los frutos están por caer, tomar
una varilla i golpear con ella suavemente las ramas cubiertas de
frutos para que éstos caigan encima de las lonas estendidas, labor
que sólo puede hacerse en dias sin viento. Esto también suele ha-
cerse para aromos, acacia blanca, arces, fresnos, cedros, etc.
En los eucaliptos es necesario cortar las ramitas con frutos an-
tes que éstos se sequen, se estienden a la sombra aireada, pero
no al sol directo, en cajones bajos forrados con papel, hasta que
ó'i boletín de bosques, pesca i caza
se sequen i suelten la semilla. Lo mismo puede hacerse con e
rauli, roble, coihue, como también con aromo, acacia blanca, etc ,
pero los últimos citados no temen los rayos solares.
Las semillas obtenidas se limpian por medio de arneros; una
corriente de viento o se les sopla i se saca a mano las materias
estrañas i los animalitos que podrían conáumir la semilla.
Las encinas, acacias blancas, aromos, castaños, nogales, etc.,
dan semilla madura desde el primer año que dan fruto; los arces,
fresnos, etc., un par de años después; los nogales, las caobas de
vegas (Eucalyptus robustaj a los 5 o 6 años de edad; los quilla-
yes, lingues, laureles, las caobas rojas (Eucalyptus resinífera),
araucarias del Brasil (Araucaria ¡brasiliensis), los pinos maríti-
mos, etc., a los 8 o 12 años de su edad; los pinos Tea de las Ca-
narias (Pinus canariensis), los gomeros de Maná (Eucalyptus vi-
minalis), los karris (Eucalyptus di versicolor), etc., entre los 12 a
35 años; los cipreses, los pinos de Monterei (Pinus insignis), arau-
carias del pais, coihaes i otros entre los 15 a 20 años; los gomeros
azules (Eucalyptus globulus), abetos, piceas, cedros, pinos colora-
dos (Sequoya sempervivens), raulíes, robles, alerces, etc., a los 20
i mas años.
Estos datos no son matemáticamente exactos, puesto que en
suelos pobres espuestos al sol maduran antes i en otros fértiles
sombreados mucho mas tarde. Muchas especies dan frutos a los
pocos años de su vida, pero la semilla es total o parcialmente
vana o muí raquítica.
Los frutos deben recojerse de los árboles derechos i robustos,
pues si se toman de plantas raquíticas, ganchudas o torcidas, un
gran porcentaje de los hijos vuelve a tener las mismas malas ca-
lidades.
Las plantas provenientes de árboles de climas templados i a
poca altura sobre el mar, crecen jeneralraentemas lijero que otras
provenientes de climas ásperos i de mucha altura.
Las semillas de las encinas, castaños i araucarias empiezan a
perder la facultad de jerminar ya desde los quince días a un mes
después de su caída si no se guardan en arena seca o cubiertas
Con el mismo rastrojo del bosque que las puede conservar por
unos 3 o 4 meses; por esto conviene sembrarlas a medida que
caen del árbol. Las de los raulíes, robles, coihues, quillayes, ave-
llanos, alerces del pais, pinos colorados, pinos Oregon (Pseudo-
tsuga taxifolia, Abíes douglasii, etc.,), arces, abetos (Abies), cedros,
boletín de bosques, pesca i caza 39
€te., pierden la facultad de jerminar a los 3 a 6 meses; las do los
lingues, laureles, fresnos, alerces estranjeros (Larix), etc., mas o
menos después del primer año; las de los aromos, cipreses, euca-
liptos, piceas, pinos, acacia blanca, nogales, etc., sólo entre los 2
a 5 años en caso que se las haya guardado en un embalaje i cuar-
to aireado, seco, fresco i sombrío.
La siembra directa de las semillas en el terreno que se quiere
dedicar a bosques, ya es viable de Talca al Bio-bio en situaciones
favorables, pero es mas segura del Bio-bio al sur, i depende del
costo de la semilla si le conviene o no al dueño del fundo.
Antes de sembrar se necesita arar i lo mismo que en cualquier
cultivo agrícola se obtendrá mejor resaltado cuanto mejor se haya
preparado el suelo. La siembra al voleo es mas gastadora de se-
milla, por esto casi siempre habrcá conveniencia de sembrar en
surcos.
Si el dueño del fundo no quiere hacer el gasto de arar toda la
superficie, entonces debe hacerlo a lo menos en las líneas que se
piensa sembrar. Cuanto antes se abra el suelo, mejor será para
que se airee bien la tierra.
Los surcos se harán horizontales cuando se quiera aprovechar
mejor el agua de lluvia i diagonales o verticales cuando se quiera
dar preferencia a la facilidad del acarreo en lo futuro. Se les tra-
zará a distancias de 1 a 1.50 metro uno de otro i las semillas se
pondrán en número de 2 a 10 a lo menos a distancia de 0.5Ci a
1.50 metro sobre los surcos, correspondiendo las medidas mas
cortas a los terrenos mas accidentados, poco profundos, muí es
puestos al viento, mas arenosos o susceptibles de correrse, i las
medidas mas largas a suelos mas fértiles i menos accidentados o
espuestos a los vientos.
Distancias mayores ya no convienen porque los árboles crecen
fnui ganchudos i producirían sólo madera de segunda o cuarta
clase.
Es un error querer enmendar esta falta con la poda de las ra-
mas cada par de años, lo que se ve con frecuencia en los pinos i
cipreses, pues ésta atrasa el crecimiento de los árboles en 1,2 i
mas años, a mas de ser un costo mayoi' que la plantación a dis-
tancia corta.
Si hai temores de que las lauchas, ratones, hormigas u otros in-
sectos coman las semillas, se remojarán éstas con agua i se seca-
rán con óxido de plomo (minio o azarcón) antes de la siembra. Si
40 boletín de bosques, pesca i caza
hai temor de que sean destruidas por hongos, anguilulas, etc., se
las remojará con una solución de S^/o de sulfato de cobre.
La siembra directa prestare! mayores utilidades en las encinas,
castaños, araucarias i nogales, con dos a cinco semillas en cada
punto (los piñones se entierran de punta dejando una cuarta o
quinta parte de su largo fuera de tierra;;, aromos, acacias blancas,
arces, fresnos con 5 a 10 semillas; la siembra será siempre buena
en los lingues, laureles, avellanos i pinos, cuyas semillas se pue-
den obtener baratas, empleando 5 a 15 semillas; en los raulies, ro-
bles, coihues, quillayes i cipreses se necesitarán unas 15 a 20
semillas por la cantidad enorme de semillas vanas que contienen i
por consiguiente será discutible la conveniencia, i en el resto de
los árboles será preferible, de hacer almacigos. Las semillas se
enterrarán por regla jeneral mas o menos el doble del grueso
que tienen.
Cada siembra directa debe darse por fracasada antes de hacer-
la, si no se piensa protejer a los arbolitos en su primera juventud
contra el pasto i las demás malezas que pueden ahogarlos.
Los almacigos se hacen jeneralmente en los meses de otoño
para las encinas, castaños, araucarias i nogales, a medida que
caen los frutos de los árboles. Después se hacen los de raulies,
robles, coihues, quillayes, avellanos, alerces del pais, pinos colo-
rados, pinos Oregon, arces, abetos i cedros. Los siete últimos pue-
den dejarse también para mediados de invierno, cuando se hacen
los almacigos de lingues, laureles, fresnos (el fresno euiopeo solo
jermina en el segundo año), alerces estranjeros, piceas, pinos i ci-
preses. Los de los cipreses también pueden hacerse a la salida del
Invierno. En Agosto i Setiembre se hacen los de los aromos i aca-
cias blancas, cuyas semillas duras conviene remojar una noche
antes en agua tibia para que jerminen mas pronto. En Setiembre
i Octubre se hacen los almacigos de los eucaliptos abrigándolos
contra las heladas tardías.
La tierra para el almacigo debe ser bien arneada, tanto mas
fina cuanto mas chica sea la semilla. Se compone de una palada
de humus o mantillo o sea tierra de hoja, de cerca o era, etc., una
palada de tierra común i una o dos paladas de arena, a fin de pro-
ducir una tierra lijera, suelta i desmenuzable con los dedos. Se
empareja bien la superficie del almacigo i se siembra las encinas,
nogales, arces, fresnos, lingues, laureles, mañius, a distancias de
10 a 20 centímetros; aromos i pinos de 2 a 3 centímetros; cipre-
boletín de bosques, pesca i caza 41
Sea, abetos, piceas, alerces i eucaliptos de 1 a 2 centímetros en
cada sentido. Estas distancias pueden alargarse o acortarse mas,
según la época del trasplante que quiera hacerse mas tarde. Pero
liai que saber que cada trasplante es una seguridad mas de
que el árbol no se va a perder al plantailo en el terreno definitivo.
Sembrada la semilla se tapa mas o menos con el doble de su
espesor de tierra compuesta o de mantillo, con escepcion de las
araucarias.
Las encinas, nogales, arces, fresnos, acacias blancas, raulies, ro
bles, etc., se cultivan mejor en mesas o platabandas de 0.80 a 1
metro de ancho al aire libre. Las dernas especies necesitan que se
les haga un sombreadero o ramada para que no sufran el sol di-
i-ecto i constante en su primera juventud, solo mas tarde se les
dejará todo el sol para que se crien robustas.
Si los almacigos no son grandes o se piensa trasladai'los a otra
parte mas tarde', ya sea para su venta o plantación, será mejor
placerlos en cajones o barriles partidos en el medio, con escepcion
de las encinas, etc., que se cultivan al aire libre.
La superficie de los almacigos debe mantenerse siempre fresca,
pero ni seca ni empapada en agua. Mas fina es la semilla, mas
fina debe ser la lluvia de la regadera, para que no se desentierre
aquella.
Apenas se nota una enfermedad que mata a los arbolitos se
procede al trasplante de iodo el almacigo a tierra nueva para
evitar el contajio, que es lo mas eficaz en todos los casos.
Los árboles de hoja caediza no se trasplantan en el verano, las
demás apenas tengan 5 centímetros mas o menos de altura.
El trasplante se efectúa a la sombra profunda de una ramada tu-
pida o galpón, regando los árboles inmediatamente después, colo-
cándolos en seguida por 15 días a la sombra, después por otros
15 días a medio sol i al final a todo sol.
De plantas sembradas en almacigo i nunca trasplantadas siem-
pre se pierde un fuerte tanto por ciento al colocarlas en el terreno
definitivo, pues pierden con frecuencia el único brote profundiza-
dor de la raíz, mientras que con cada trasplante aumenta el nú-
mero de raicillas i se asegura mas su arraigamiento.
No todas las especies de áiboles conviene criar de semillas i
en este caso está el pino colorado (Sequoya sempervirens), porque
a veces sale de un kilo nada mas que una planta, mientras quede
gancho arraiga muí bien en los meses de Mayo a Agosto.
42 boletín de bosques, PESCA I CAZA
I
Los álamos, ya sea el negTo cornuu, el de la Carolina o el Suizo
rejenerado, que son los mejores, se dan casi solamente por estaca
en el pais, ya que es escasísimo el número de los árboles hembras
que existen en Chile.
Para la plantación de los árboles vale lo mismo lo que hemos in-
dicado para la siembra directa: mejor i mas temprano se haya
preparado el terreno, mas lijero crecerán las plantas nuevas. Las
distancias mas convenientes para producir madera de construc-
ción de primera clase son de 1,25 X 1>25 a 1,50 X 1>50 metros
en cada sentido, en caso de que no se trate de situaciones mui es
puestas al viento, dunas volantes, etc., que necesitan que se plante
mas tupido. Distancias mayores implican el desmejoramiento de
la madera. Los gomeros azules (Eucalyptus globulus) i gomeros
de maná (Eucalyptus viminalis) exijen una plantación de 3 X 5
metros para obtener de ellos el máximo posible de leña, pues de
otro modo engruesan poco.
Un hoyo de 50 X '^0 centímetros bien cavado siempre es lo
mejor para plantar bien un árbol; la pala de hoyo, la pala de tor
nillo, la de cuchara, etc., i mucho mas la pala de barreta o de
cuña, trabajan mucho mas lijero que la pala común, pero al usar-
las se debe saber que por cada pulgada que se achica el hoyo, se
sacrifica algo del crecimiento de los árboles en los primeros años
de su vida. Por consiguiente debe dejarse para las empresas gran-
des el empleo de las herramientas especiales i la barreta i la pala
común para el pequeño plantador. No se debe intentar nunca
plantar en tierra seca, porque será a pura pérdida.
La mejor época para la plantación de árboles de hoja caediza
es el otoño, cuando recientemente han perdido las hojas, porque
las raices brotan aun en tiempo de invierno i entonces las plantas
ya están medio arraigadas cuando viene la primavera i pueden
brotar con mas fuerza. Para los eucaliptos que se hielan, como el
gomero azul i el karri, hai dos épocas de plantación, la primera
en otoño, unos quince días a un mes antes que caigan las heladas,
i la segunda en la primavera después de las heladas fuertes. To-
das las demás especies es preferible plantarlas a fines de otoño o
principio del invierno.
La plantación de raiz desnuda es posible de Talca al Bio bio
en todas las especies, teniendo un poco de cuidado; la de charapa
es menos espuesta, pero la mas segura es la de macetero. Del Bio-
bío al sur se puede hacerlo siempre a raiz desnuda sin sufrir
boletín de bosques, pesca i caza 43
grandes pérdidas; solo en los eucaliptos i pinos canariense es
esto mas delicado.
Se puede prescindir del riego de Talca al Bio-bío en muchos
casos, mientras que hacia el norte es de imprescindible necesidad
a lo menos en los primeros años, i al sur del Bio-bio son contados
los casos en que se necesita recurrir al riego para no perder lo
plantado. Es esta una gran ventaja económica que hace mas ape-
tecible a los dueños de fundos dedicarse seriamente a la planta-
ción de árboles en gran escala, ya que continúa la destrucción com-
pleta do los bosques naturales libremente, sin que haya nadie
suficientemente autorizado para atajarla i que el Estado no tiene
los fondos necesarios pai'a dedicarse a este negocio para hacerse
de fuertes rentas permanentes en beneficio propio i de la comuni-
dad, mientras que los precios de la madera han ido subiendo con
el trascurso de los años.
No debe plantarse árboles de cualquiera especie por plantar
bosques, sino que se debe pensar cual es la madera que hará mas
falta en la rejion i en el pais entero. No debemos desechar las
especies buenas que nos ha regalado la naturaleza, como el rauli,
roble, lingue, ete., sino que debemos tratar de restablecer en parte
siquiera la gran área que antes ocuparon.
De las especies estranjeras sabemos que el pino de Monterei
es el mas rústico i crecedor hasta la fecha, pero no es durable i
tiene poco mas de la mitad de la resistencia del pino Oregon, por
consiguiente es un sustituyente aceptable del álamo.
El pino marítimo es mas lento, menos derecho, casi 'igualmente
rústico, su madera no resinada cede poco en resistencia al pino
Oregon, sobre todo en su variedad hamiltoni, ademas de que nos
puede proporcionar los muchos millones de pesos que importamos
anualmente en resinas, trementinas i sus derivados, como agua-
rrás, colofonia, grasa de pino, etc.
El pino tea de Jas Canarias habria sido el ideal por los escelen-
tes resultados que se obtienen con él en los potreros regados del
centro del pais, pero en el sur no se le puede plantar de raiz des-
nuda sino de champa o macetero i talvez como árbol de dos años
con 2 o 3 trasplantes i de raiz desnuda. Su madera es superior al
pino Oregon porque es incorruptible i astilla mucho menos, siéndole
en resistencia igual o superior. A esto se une su crecimiento ente-
ramente derecho, su talla mayor al Pinus insignis, etc., etc.
El verdadero pino Oregon (Pseudotsuga taxifolia) es de crecí-
44 boletín de bosques, PESCA I CAZA
miento mas lento que el canariense, pues solo da ('.50 a 0.80
metro i raras veces mas por año en otros paises, pero puede ser
que si lo empleamos en mayor escala nos de mejores resultados en
algunas rejiones de Chile.
El gomero azul es el mas usado porque se introdujo primero en
Chile. Ya hai muchos árboles que dan buena semilla i economizan
al cultivador comprarla, siendo tan cara, i ya que es la especie
mas conocida al momento siempre tiene mayor venta. La madera
sirve mas bien para leña, muebles pesados o parquets cuando tie-
ne mas de 70 años, pero para madera de construcción se necesi-
taría casi siempre impregnarla por su poca duríibilidad.
El gomero de Maucí, crece mas que el globulus en los suelos
frescos, tanto aislado como en hileras, se hiela mucho raénos, pro-
yecta menos sombra sobre los potreros i la madera es un poco
mejor que la del globulus.
La caoba roja es uno de los árboles mas apetecibles por su raa
dera de construcción, incorruptible de los 35 a 45 años de edad, de
color rojo oscuro i que no se tuerce ni se raja; es mas rústico aun i
se hiela menos que el globulus, puede ser cultivado en los bosques
tupidos, los que talvez le vengan mejor, resiste mas a la sequedad
i crece mejor que este en terrenos mui apretados, polvillentos, ve-
gosos, etc.
El Karri se hiela mas que el globulus i por esto habrá pocas
partes en donde se pueda cultivarlo, a pesar de su madera esce-
lente i de su rápido crecimiento.
La caoba' de vega se hiela menos que el globulus, crece mas
despacio, su madera colorada oscura es menos durable que la del
resinífera i en la mayor parte de las vegas i dunas será ventajoso
reemplazarla por el resinífera.
De las encinas es preferible la encina europea (Quercus pedun-
culata) como madera i el alcornoque (Quercus súber) para la pro-
ducción de corcho.
Los aromos de Australia (Acacia melanoxylon) se necesitarán
siempre para fajas cortafuegos i también para sustituir con la
madera nueva al fresno i con la adulta la del nogal negro, ade-
mas que es un material espléndido para la fabricación de sillas
vienesas i que la corteza sirve para curtir.
De los cipreses se puede recomendar especialmente el Cupres-
sus macrocarpa, Cupressus torulosa i Cupressus glauca, siendo el
primero mejor en la costa i los dos últimos en la cordillera. Eo
boletín de bosques, pesca i caza 45
€íil¡dad de madera de construcción i durabilidad son mas o menos
iguales, con escepcion del torulosa que se considera casi inco
rruptible cuando adulto. Todos crecen bien en bosques tupidos i
sufren bien la sombra de otros carboles, por lo cual se prestan
para ser intercalados en bosques ya existentes o para establecer
mezclas.
. La mezcla de distintas especies en el mismo terreno es necesa
na para aprovechar mejor las diversas clases i situaciones de
suelos, para replantar los vacíos de bosques ya existentes, para
dar mayor frescura al suelo, allegarle una distinta clase de abo-
no, ^como protección contra los vientos i heladas i para producir
diversas maderas en el mismo terreno, lo que aumenta el número
de esplotaciones i en diferentes épocas del año.
Recomendamos especialmente establecer fajas de eucaliptos
para protejer mas los pinos i cipreses contra el viento para que
crezcan mas lijero.
Especies que se helarían no se hielan o se helarían mucho me-
nos al plantarlas en forma de manchones de montes o pequeños
rodales en bosques ya existentes.
Alternando o mezclando de vez en cuando se puede plantar
los cipreses al mismo tiempo o también después con todos los
eucaliptos, que son tan agotadores de los suelos, pinos de Monte -
rei, aromos de Australia i acacia blanca. Solo unos 2 a 4 años
después se podrían poner entre las demás especies, para que no
los ahoguen en lo futuro.
Con todo lo espuesto no estamos al fin todavía, pues casi nada
han hecho los particulares del Sur ni el Estado en aclimatar una
multitud de especies forestales para seleccionar en seguida las
que mas bien vienen para estas rejiones i cuyas maderas necesi-
tamos. A causa de esa desidia en esta materia, solo ae ha introduci-
do en el sur las clases de árboles que se dan bien en el centro del
pais. De allí se desprende que mientras ten.eraos en el centro
nuestro i'eemplazante del pino Oregon, ventajosa i económica-
mente en el Pinus canariensis, no se puede decir lo mismo en el
sur del pais i recomendamos con este objeio hacer ensayos con la
Pseudotsuga taxífolia por ser el verdadero pino Oregon. Con mas
o menos ventaja se podrían ensayar en primera línea: Pínus pon-
derosa rBull Pine, altura 70 metros) i el Pinus jeffreyi (Jeffrey
Pine, altura 60 metros), en seguida los Pitch Pines, Pinus echi-
nata (mítis), palustris (australís) i rígida, i después los Pinus chí-
46 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
huana, coulteri, densiflora, divaricata (banksiana), heterophylla
(cubensis), laricio (corsica, nigra, pyrenaica i táurica), longifolia^
massoniaca (sinensis), montezuraae, muricata,, raurrayana, resino-
sa, silvestris, teocote, tliunbergi i otros que dan todos buena ma-
dera de construcción, pero cuya altura no pasa jeneralmente de
30 metros.
A estos habria que agregar los pinos blancos; Pinus ayacahuite,
excelsa, lambertiana, montícola, strobiformis i strobus.
Como maderas de construcción livianas se necesita ensayar
la Tsuga canadensis, heterophylla i raertensiana; los alerces es-
tranjeros: Larix europfea, laricina (americana) i leptolepis; las
piceas: Picea canadensis (alba), engelmanni, excelsa, morinda,
parryana (pungens) i sitchensis; los abetos: Abies concolor, gran-
dis, magnifica, nobilis, pectinata i pindrow (webbiana); 'los ce-
dros: Cedrus atlántica, deodara, libani; los Chamaecyparis: lawso-
iiiana, etc.
En los eucaliptos tampoco se han agotado los ensayos en el sur
del pais i conviene esperimentar en las cordilleras la resistencia
al frió de '.osEucalyptus coriácea i E. pauciílora. En todo el sur se
necesita hacer trabajos de aclimatación con los eucaliptos que
dan una madera mui pesada, amarilla aceitosa i que se conside-
ran como los mejores durmientes del mundo entero, como: E. cre-
bra, E. gomphocephala, E. microcorys i aun E. corynocalyx; final-
mente habrá que hacer observaciones si los eucaliptos: E. leu-
coxylon (sideroxylon), paniculata, redunca i ' salmonophroia,
ofrecen en la práctica algunas ventajas sobre el Eucalyptus resi-
nífera.
Asusta la larga lista de las especies que hai por ensayar, pero
no es difícil hacerlas venir en pequeñas cantidades del estranjero,
ya sea directamente o por intermedio de las casas comerciales
del pais. Tampoco se necesita plantar con ellas grandes superfi-
cies, sino solo manchones en los potreros, parques i jardines, pues
como son exóticas siempre pueden servir de adorno aun en los
jardines mas lujosos i entonces saldremos una vez de las dudas
que hoi nos afectan. Finalmente no precisa que cada uno de los
dueilos de fundos tome sobre si la pesada carga de ensayarlo to-
do, sino solo la fracción que le interese mas i entonces con el con-
junto entre todos siempre se habrá conseguido el objeto que se
•perseguía.
A pesar de que ya tenemos algunas especies aclimatadas i es-
boletín de bosques, pesca i caza 47
periraentadas para reconstruir nuestros bosques destruidos, queda
aquí todavía un anclio campo de estudio que solo a la vuelta de
muchos años nos puede comprobar si debemos cambiar algunas
especies por otras, o si solo debemos agregar unas 3 o 4 especies
mas a las que se cultivan hoi dia, para satisfacer las necesidades
de la industria del pais.
Tampoco se ha comprobado todavía de un modo definitivo en
qué condiciones pueden crecer las especies aclimatadas mas lije-
ro que las nacionales. Al contrario, se ha podido comprobar en
muchos casos que los renovales de los bosques nacionales han su-
bido mas lijero que las plantaciones con especies exóticas. De
aquí se desprende una vez mas que no debemos mirar en menos
las especies indíjenas que tenemos, ni mucho menos seguir el ca-
mino de querer desprestijiai'las injustamente.
La gran labor que nos está reservada solo se ha señalado aquí
con un dedo i como el Estado hoi dia no tiene ni tiempo ni fondos
para dedicarse en debida forma a un asunto de tanta importancia
para el bienestar futuro del pais, toca a la iniciativa particular
dedicarse al desai-rollo de los distintos problemas forestales, con
la seguridad de que ésta será premiada con el provecho pecunia-
rio, no solo de los hijos sino también de la vida propia a la vuelta
de los años i la satisfacción moral deque junto con hacer un bien
a la comunidad se ha labrado su propia fortuna.
Fedekico Albert.
EL PROBLEMA PESQUERO EN CHILE
]DEA JENEKAL
Desde muchos años atrás ha sido constante preocupación nues-
tra todo lo que se relaciona con la pesca en el pais, en vista de
que la considerábamos i la consideramos hoi dia mas que nunca
como un medio eficaz de abaratar los artículos de consumo de
48 boletín de bosques, PESCA 1 CAZA
primera necesidad i suplir la falta de carne, cuya carestía ya la
ha puesto fuer¿i del alcance de la Jente .pobre. Desde 1898 hasta
la fecha han salido a luz con este objeto 16 folletos de nuestra
parte sin haber podido conseguir el fin que nos habiaaios propues
to. I^a exhibición de Silvicultura i Pesquería que hicimos en 11)06
movió momentáneamente la opinión pública, como también las
múltiples conferencias que dimos desde 1898 en la Sociedad Cien-
tífica de Chile, en el Centro Industrial i Agrícola, en la Exhibición
antes citada, en Concepción, Valdivia, Temuco i otras partes?
pero apenas pasado un corto tiempo volvió a caer todo nueva-
mente en el olvido. La propagación de la langosta de Juan Fer-
nandez en la costa de la provincia de Valparaíso en 1899 se llevó
a efecto con poco centenares de ejemplares en vez de los cientos
de railes que se debiera haber empleado durante 5 años en la cos-
ta de la provincia de Coquimbo, con lo cual se esplica natural-
mente que hoí día se encuentren solo unos pocos ejemplares en
la costa de Valparaíso, sin que jamas se haya tomado precaución
alguna para protejerlas, ni medidas tendentes a incrementar la
existencia.
La introducción i aclimatación de los salmones, estudiada en
190J por encargo del Exmo. señor Presidente don Jerman Riesco
i llevada a efecto el año 1905, después de muchos tropiezos, con
la mitad de ios fondos que habrían sido necesarios para un modes-
to ensayo, ha dado los mas lisonjeros resultados. A pesar de que
solo se ha trabajado con cientos de miles de pececíllos en vez de
los millones que debieran haberse empleado i de la necesidad que
hubo de esponerlos en muchos ríos, para convencer al país que es
vasta la rejion que se puede dedicar a esta lucrativa industria i
no tener que luchar en lo futuro con la misma desconfianza por
cada uno de los ríos.
La leí de Fomento de pesca, ideada patrióticamente por el señor
Ministro don José Ramón Gutiérrez i llevada a la práctica por él
en 1906, tuvo al principio por resultado la organización de muchas
empresas nacionales en el país para acojerse a los beneficios de
la leí. Pero casi todas ellas fueron basadas en la rápida especula-
ción con acciones i hubo sociedades que no habían comprado una
embarcación todavía cuando ya se cotizaron las acciones con 3 a
ÍJ puntos de premio. Tan rápido como fué el entusiasmo, asi se
desvaneció, dejando clavadas a muchas familias con papeles que
ya, no tuvieron valor. Algunas otras sociedades que se basaron en
boletín de bosques, pesca i caza 49
la iiidustria misma fracasaron en algunos años por mala dirección
i falta de los conocimientos mas rudimentarios para poderse
dedicar a esta industria. Solo con el trascurso de los años se han
formado sociedades serias encabezadas por estranjeros/como sei-,
vascos, asturianos, canadenses, franceses, noruegos, suecos, italianos
etc., que poco a poco van surjiendo a fuerza de su propio trabajo i
espaldeados por la lei en cuanto esta puede serles útil. Estamos en
vísperas de ver trabajar a una fuerte sociedad japonesa de pes-
quería en los mares de nuestro litoral i solo contemplando el gran
beneficio que les traerá esta industria, comprenderá el país que
habría hecho bien en no desoír durante tantos años lo que se le
predicaba en todos los tonos posibles.
Muchas son las causas que han producido el estado actual en
que se encuentra esta importante industria i tendremos que ocupar-
nos mas adelante muchas veces de esta materia.
Llevamos ya 18 años de continua propaganda i lucha en este sen-
tido, sin poder conseguir que una vez por todas se le dé la impor-
tancia que le corresponde a esta industria, pues, si bien no suce-
derá con ella lo mismo que con la existencia de bosques que de
hoi a mañana pueden todos ser impunemente destruidos matando
de un golpe para siempre la industria maderera, no se puede
tampoco abandonar impunemente a una industria importante, sin
esponerse a desequilibrar la importación i esportacion, o a dejar
que se aprovechen estranjeros de la circunstancia del mas com-
pleto abandono, para fundar en él su prosperidad propia, que bien
puede redundar en beneficio secundario de la patria, como tam-
bién puede suceder que no sea asi i que hayamos hecho nada mas
que incrementar las riquezas de otros países, de los cuales llega-
ríamos a ser simples factorías pesqueras en vez de fomentar el
bienestar de la Nación.
El mar es libre para todas las naciones escepto uua angosta
faja de tres millas a orillas de las costas. Por consiguiente es li
cito que subditos estranjeros se instalen en los mares fuera del
alcance de esta linea, donde pueden fácilmente estraer las riquezíii>
pesqueras a la vista de los habitantes en tierra que no tienen me-
dio legal alguno para impedirlo.
Los barcos grandes estranjeros no necesitan tocar en puerto
alguno de Chile, pues bien pueden hacer viajes de ida i vuelta
no solo a los puertos del Perú i Arjentina sino también a los d<>
4
50 boletín de bosques, pesca i caza
Estados Unidos de Norte América, Suecia i Noruega, sin necesi-
dad de haber tomado siquiera agua para la bebida en territorio
chileno, lo que ya ocurre frecuentemente con la industria ballenera
i lobera en nuestros mares australes.
Asi podemos encontrarnos en un caso idéntico al ocurrido en
España i Portugal, donde son subditos estranjeros los que espío-
tan la riqueza de sus mares por intermedio de sociedades que tie-
nen su domicilio en Francia,* Alemania, Inglaterra, Suecia i No-
ruega i que mandan sus naves de arrastre a los fondos de pesca
de los mares vecinos de ambos paises, a cuyos puertos arri-
ban solo en caso de accidentes, cuando necesitan pedir ausilios;
pero por regla jeneral no tocan ni para tomar agua i se surten
de alimentos i mercaderías de sus propios paises, trasportando
hi producción de pescados í mariscos portugueses a los puertos
do donde salieron las naves de pesca, no atendiéndose a ningu-
na clase de reglamentes ni prohibiciones que existen para la pes-
ca por empresas nacionales de España o Portugal. Grandes son
los sacrificios que ambos paises hacen hoi dia para levantar su
industria pesquera, a fin de que los pescadores nacionales tengan
participación importante en la cosecha jeneral de pescados i ma-
riscos criados en sus costas i que forzosamente caen en manos de
los estranjeros sin provecho alguno para estas naciones, que
ademas deben presenciar como se atropellan sin ninguna consi-
deración los reglamentos i prohibiciones que rijen para ellos.
Muí bien dijo el honoi-able senador señor Eliodoro Yañez en la
sesión del 29 de Agosto del corriente año, con relación a la arbo-
ricultura frutal, lo siguiente:
«El capital estranjeio, dijo el honorable senador, ha acapara-
do la casi totalidad de los negocios salitreros i empieza a hacerlo
con los mineros, lo que importa la desnacionalización de las in-
dustrias del pais, i la Cámara sabe que un pais que so desnaciona-
liza, pierde su importancia económica i se debilita como nación.
De manera que es una medida de previsión proceder en el sentido
de que una industria de tanta importancia como la de la arbori-
cultura frutal quede en poder de los chilenos i del capital chileno.»
Estas palabras, dichas para la arboricultura frutal, son a mi
juicio aplicables con mucha mas razón todavía a la industria de la
pesquería, pues su fomento i nacionalización equivalen al abara-
tamiento de muchas materias primas de primera necesidad, al
aumento de la riqueza pública i prepara al mismo tiempo un con-
boletín de bosques, pesca i caza. 51
tinjente valiosísimo déjente de mar, cuya cooperaciones indispen,
sable en caso de guerra esterior. Su abandono, por el contrario^
significa la carestía de los productos marítimos, la falta de incre-
mento de la esportacion i la inseguridad territorial, ya que en caso
de un conflicto armado habrá muchos estranjeros que conozcan
mejor en sus detalles i particularidades los mares de las diversas
rejiones que los mismos chilenos.
Es este uno de los principales puntos que se debe tener presente
al tratar del bienestar i de la seguridad de la nación.
LA INFLUENCIA DE LA PESQUERÍA EN EL
BIENESTAR DE LA NACIÓN
El bienestar de la Nación está intimamente ligado con el desa-
rrollo de las industi'ias de las cuales una de las mas importantes,
es sin duda la de la pesquería. Hasta la fecha ha sido casi total
mente abandonada, mientras que a otras de menor importancia se;
las ha atendido en debida forma. Citaremos aquí solo algunas^
como la fabricación de fósforos, que con la protección que se le
otorga, ha conseguido en un espacio de 10 años mas o menos, dis-
minuir su importación por valor de | 600 000 anuales. Ii^n inferio-
res condiciones se encuentran las fábricas de tejidos, pues hacen
venir los hilos del estranjeros i ocupan solo algunos centenares
de obreros, mientras que todos los habitantes tienen que sufrir las
consecuencias del alza de los derechos aduaneros. En peores con-
diciones económicas se proteje a las refinerías de azúcar, que se
basan hoi día esclusivamente en una materia prima que no puede
producirse en el país, como la caña de azúcar, encareciendo así un
artículo de primera necesidad en beneficio de unos pocos indus-
triales.
La industria pesquera es mucho mas importante para el país
que las citadas, ya que implica el sosten de mas o menos cuati'o
mil pescadores pobres, cuyo número fácilmente puede decuplicarse,,
i la alimentación barata de todos los habitantes de escasos recursos
que viven a lo largo de la vecindad de la costa donde no hai puer
tos ni balnearios que encarezcan indebidamente este artículo,,
como ocurre actualmente en algunos pueblos i piincipalraente en
las ciudades populosas. La carestía déla carne, que es mundial, se
trata de aliviar en todos los países civilizados con el fomento de
la pesquería, cuyos productos sanos i baratos son la base de la
b'¿ boletín de bosques, pesca i caza
la aliuientacioM para un siaiiúmero de habitantes de escasos
recursos.
La importación de productos de pesca en Chile ha subido desde
1901, de 1000 000 de pesos, a 2250 000 pesos en el año pasado, sin
que se haj'a alarmado nadie (i sin que el aumento de población
corresponda en absoluto a estas cifras), aun viéndola comprobada
indiscutiblemente con la estadística comercial, cuando en realidad
hai razones para alarmarse mucho mas que 'por la importación
de unos $ 800 000 en fósforos en 1901, pues estamos en un país
que tiene 4 400 kilómetros de costas corridas i mas o menos 100 OOO
kilómetros cuadrados de fondos de mas o menos de 100 metros de
profundidad, de los cuales 20 000 están de (Constitución al norte i
80 000 desde este punto al sur.
Los productos de la pesca, lejos de pesar a favor de la impor-
tación en la balanza comercial, debieran ser un fuerte peso en la
esportacion, que aliviai'a en unos 20 o 30 millones de pesos la carga
forzosa de importaciones que tenemos.
Junto con protejer i fomentar la industria pesquera nos procu-
raríamos el número de hombres indispensables que necesitamos
para nuestra defetisa nacional en los dreadnougts, blindados, ci'u-
ceros, torpederos, sub-marinos, etc., que^exijen un personal sufri-
do a toda intemperie, acostumbrado a luchar contra las tempes-
tades i a jugar su vida en cualquier momento. Las tripulaciones
de nuestra marina de guerra suman actualmente 7 000 hombres en
tiempo de paz í se eleva aproximadamente 110 000 en caso de gue
rra. ^íPodemos reunir esta cifra con el número de pescadores que
tenemos hoi día en todo el litoral de la República"? Evidentemen-
te que nó, i mucho menos si tomamos en consideración que de
cuatro mil mas o menos a que asciende el número de pescadores en
nuestras costas, solo unos 800 están en estado de cargar armas,
pues la mayor parte se recluta hoi dia de¡hombres deedad i niños,
pues los jóvenes robustos encuentran su bienestar en anejores
condiciones i con menos sacrificios en cualquiera otra ocupación.
Será necesario para tripular la marina en caso de una moviliza-
ción, echar mano de los habitantes no acostumbrados a esta vida
azarosa i por consiguiente no prestarán a la nacion^los mismos
servicios que se pueden esperar de la verdadera jente de mar.
La marina mercante, si algún día el país tuviera la voluntad
de levantarla como lo exijen las necesidades de nuestro comercio,
¿en donde encontraiía personal mas preparado? ¿en la jente de
boletín de bosques, pesca i CA^A 5a
mar o en habitantes raediterráneos? Es indiscutible que debe dar-
se preferencia a la Jente de mar, pero .:como darle preferencia si
existe en el pais en tan escaso número i con casi ninguna instruc-
ción? ¿Quién puede conocer mejor las sinuosidades de nuestra
costa en todos sus detalles de arrecifes, bajíos, bancos, barras,
etc. que los pescadores de cada rejion que han nacido en estos
parixjes i han pasado la mayor parte de su vida activa sobre el
vaivén de las olas?
De allí viene que es de los piíeblos pescadores cuyos parajes
están mas espuestos a los temporales i bravezas de mar i que ma-
yor dificultad presentan a la navegación, de donde se saca
las mejores tripulaciones para las marinas de guerra i mercante.
La alimentación barata del pueblo ha sido en todos los países
europeos materia de vastos estudios i ha redundado siempre en
medidas de fomento a la pesca, de trasporte rápido i barato de
sus productos i de su conservación i venta en primera mano, difi-
cultando la intervención de una multitud de ajenies acaparadores
i revendedores que encarecen estos artículos i están listos para
formar monopolios de venta.
Es así como se ha conseguido en Europa suministrar al puebla
pescado fresco, en salmuera i ahumado de 20 a 35 centímetros de
largo al precio de cinco a diez centavos cada uno, mientras que en
Chile es preciso pagar cinco a diez veces mas i dificilmente se
encuentra en estado fresco.
Un kilogramo de pescado vale por término medio en los cen-
tros de consumo que se espresan, i equivalente a papel chileno,
lo siguiente: en Canadá 35 centavos, en Rusia 34, en Noruega39, en
Austria29, en Italia 27 i 18en Estados Unidos. El pescado ordina-
rio se vende a 15, 14, 12, 11, 10 i 8 centavos por kilogramo, mien-
tras aqui estamos regocijándonos al oír hablar que por medio
de franquicias déla ilustre Municipalidad talvez se consiga obte-
ner las pescadas, sardinas i fureles a 60 centavos por kilógram o,
la lisa, corvímlla i cabínza a 50 centavos, el congrio i el
lenguado a un peso i los pejerreyes a un peso veinte centavos
por kilogramo.
Si bien los productos baratos de la pesca son una necesidad im-
periosa para la jente de pocos recursos, no dejan de ser un artícu-
lo de regalo para las personas acomodadas i de ¿la alta sociedad
que en cualquier forma lo prefieren a muchos otros artículos de
alimentación.
54 boletín de bosques, PESCA I CAZA
Mientras mas corapuestcaes una conserva de productos marítimos,
mayor número de niños, mujeres i hombres ocupa, [lo cual sig-
nifica un aumento de población i el bienestar de las familias
obreras cuyos miembros de todas edades i sexos encuentran en
esta industria el sustento i porvenir asegurados.
La fabricación de conservas de pescado nos puede ahorrar hoi
dia la importación de mas de un par de millones de pesos al año,
i en lo futuro los 20 o ííO millones de pesos que se importarían en
época relativamente próxima si nada se hiciera por llevar esta
industria a la altura que le corresponde.
La industria pesquera significa no solo la conquista del mar
sino también el bienestar de la Nación. Inglaterra por ejemplo,
tiene hoi dia cerca de ,38 OOÜ barcos de pesca que ocupan cerca
de 110 000 hombres i que producen anualmente de 1300 000 a
1 500 000 toneladas de pescado por valor de 250 a 300 millones
de pesos, correspondiendo a cada habitante un consumo anual de
20 kilogramos de pescado.
Alemania tiene cerca de 16 500 barcos de pesca que ocupan al
rededor de 54 000 hombres, que producen anualmente 740 000
toneladas de pescado con un valor de 130 000 000 de pesos.
De aquellos, 260 son vapores de pesca de los cuales 209 trabajan
con redes de arrastre i hai ademas 210 veleros con motor de hé-
lice auxiliar. La producción de arenques ha subido de 1885 a 1909
de 1 1 357 a 440 000 barriles por un valor de 9 000 000 de pesos
mientras que la importación de este mismo pescado solo ha subi-
do de 1885 a 1909 de 1 031 989 a 1 252 433 barriles con un valor
de 22 000 000 de pesos, que vienen de Inglaterra, Holanda, No-
ruega i Suecia. A pesar de la gran obra de fomento a la pesque-
ría en Alemania, se han importado en 1909 todavía, 2 500 000
toneladas de arenques i de anchoas frescas provenientes
de Dinamarca, Inglaterra, Noruega, Suecia, Béljica, Holanda i
Francia; 3 00 0000 de toneladas de pescado fresco de agua
dulce provenientes de Rusia, Austria-Hungría, Suiza, Italia, Sue-
cia, Holanda, Inglaterra, Dinamarca i Béljica; 166 000 tone
das de pescado ahumado i en escabéchese importaron de Estados
Unidos, Colonia del Cabo, Portugal, Noruega, Holanda, Italia,
Francia, Dinamarca i Béljica; i 21 000 toneladas de pescado seco
provenientes de Noruega, Holanda i Dinamarca. ¿A. cuanto no
habría subido la importación de los productos de pesca en Ale-
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA 55
mania si el Estado no hubiese tomado tan enérjicas i costosas me-
didas para el fomento de la industria pesquera nacional?
Francia tiene 27 913 barcos de pesca que ocupan 97 000 hom-
bres i 'producen anualmente 150 a 170 mil toneladas de pescado
por un valor de 13U a 150 millones de pesos.
El pequeño reino de Suecia produce de 18 a 22 millones de pe-
sos al año en sus puertos de pesca de Grotenburg'o, Bohus Laen,
Malmoehus i Blekinge Laen.
Nuestra madre patria, España, también ha desatendido el fo-
mento de la pesquería como nosotros i por eso solo produce hoi
dia de 60 a 70 millones de pesos al año en productos de pesca,
mientras que importa estos artículos en gran escala de otros paí-
ses a los cuales paga anualmente un tributo de 95 a 100 millones
de pesos.
La nueva república de Portugal, que no se supone mui adelan-
tada industrialmente considerada, tiene 10^327 barcos de pesca,
de los cuales 62 son vapores de alta mar. pcupa hoi dia 35 652
hombres en esta industria i produjo el año pasado 72 millones de
toneladas de pescado por un valor de 30 millones de pesos de los
cuales 27 560 000 corresponden a la pesca de alta mar i el resto
a la pesca de los estuarios.
No solo del mar se sacan riquezas sino también de los rios i
basta citar el hecho de que en la rejion del rio Volga en Rusia se
han esportado a Alemania en 191 ) productos de pesca por valor
de 2 688 072 rublos.
En Alaska se han sacado desde 1878 hasta la fecha mas de 100
millones de dólars en salmones. 'En 1908 subió el valor de los sal-
mones pescados a 11 847 433 dólars, que fueron elaborados por
48 empresas que ocupan 13 125 hombres i que produjeron dos i
medio millones de cajones de 24 kilogramos cada uno de conser-
vas de salmón.
Es conocido que Noruega, Japón i otros estados viven casi es-
elusivamente de la pesca i recomendamos la lectura de los datos
relativos a estos i otros paises como la Colonia del Cabo, Nueva
Zelanda, Australia, etc, que hemos publicado en trabajos anterio-
res. A estos se podrían agregar otros de casi todas las rejiones del
mundo, pero seria cansado enumerarlas i concluimos haciendo
mención de los esfuerzos mas o menos recientes que gastan Méjico,
Brasil, Uruguai i Arjentina para levantar la industria pesquera sin
56 boletín de bosques, PESCA I CAZA
miramiento alguno de los gravámenes que representan para el
fisco.
De todo lo citado se desprende la enorme influencia que tiene
esta industria en el bienestar de las naciones, lo que justifica los
fuertes desembolsos que hacen tanto los países viejos como las
repúblicas nuevas del lado del Atlántico de Sud-Améric.i para
levantarla.
Es natural preguntar porqué no sucede lo mismo en Chile, si
no hai materia prima que se puede aprovechar, cuales son las
medidas de fomento que han adoptado otros paises para llegar a
resultados tan benéficos, que es lo que debe hacerse en nuestro
pais, en cuanto debe intervenir el Estado, que es lo que se puede
dejar a la industria privada, etc, etc.
Fácil es formular las preguntas pero es dificil contestarlas, por-
que el problema es complejo i nos ocuparemos de los distintos de-
talles señalando solo someramente que es lo que se hace i que es
lo que debe hacerse.
Se puede dejar una industria nacional eternamente en el mas
completo abandono, pero debe hacerse esto a sabiendas del mal
que se produce para cada uno de los habitantes, que redunda tam-
bién en grave perjuicio de la comunidad, que tiene que sufrir las
consecuencias de la dejación, que se manifiesta en una constante
creciente de la importación i en la desnacionalización de una in-
dustria que por conveniencia táctica, económica i comercial, debe
ser nacional.
Veremos modo de correjir los daños que ya se han causado al
país i de los mayores que todavía se le puede acarrear, por medio
de la iniciativa i del buen sentido particular, ya que el estado
ruinoso de las finanzas del país no le permiten atender en debida
forma a las necesidades mas apremiantes de esta importante
industria.
{Continuará).
Federico Albert,
Inspector Jeneral de Bosques. Pesca i Caza.
BOLETÍN DK BOSQUES, PESCA I CAZA 57
DE LAS CLARAS EN LA DASONOMÍA MODERNA
Do «La Kevista de Montes», Madrid.
INSTRUCCIONES PARA LA EJECUCIÓN DE ENSAYOS DE
CLARAS ORDINARIAS I DE AISLAMIENTOS (LICH-
TUNGEN). '
(Acordado por la Asoeiacioii de Institutos alemanes de Espevimentacion
forestal en 12 de Setiembre de 1912.)
1.
Los ensayos tienen por objeto determinar la influencia que
ejercen las distintas clases i los distintos grados de intensidad de
la clara ordinaria i de la clara de aislamiento:
1.0 En el crecimiento total de un rodal, en la distribución del
crecimiento entre el vuelo que queda i el que desaparece, i en las
distintas clases de tronco, por lo que resta al número, al desarro-
llo del diámetro í de la altura i a la forma.
2.'^ En el estado del suelo.
I. — Fundamentóla
2.
Los troncos de un rodal pueden distinguirse como sigue:
L Troncos dominantes. — Estos comprenden todos los troncos
que toman parte en la cubierta superior de las copas, o sea:
1.0 IVoncos con desarrollo normal de copa i buena forma de
tronco.
2.0 Troncos con desarrollo anormal de copa, o mala forma de
tronco.
Se comprenden en éstos:
a) Troncos apretados {eingeMemmte).
h) Troncos mal formados i de crecimiento adelantado ( Vor-
wüchse).
c) Los demás troncos de forma defectuosa, especialmente lo»
ahorquillados.
58 boletín de bosques, PESCA I CAZA
d) Los troncos llamados Weitscher (1).
e) Troncos enfermos por cualquier causa.
II. TRONCob DOMINADOS.— Estos Comprenden todos los troncos
que no toman parte en la cubierta superior de las copas. En este
grupo hai que incluir:
3.0 Troncos retrasados, pero / Estos se tienen en cuenta para
todavía descubiertos. \ los cuidados culturales del sue-
4.0 Troncos dominados i to- j lo i del vuelo,
davía cubiertos.
5.0 Troncos secos i muertos, que no se tienen ya en cuenta para
los cuidados culturales del suelo i del vuelo.
También corresponden a este grupo las latas (2) encorvadas.
Las claras ordinarias se estienden teóricamente a la estra.ccion
de troncos secos i muertos, de crecimiento decadente, enfermos o
no formados con regularidad, tanto en su copa como en el fuste,
o también de aquellos que, a pesar de su buena forma de fuste i
copa, influyen perjudicialmente sobre los troncos mas valiosos o
de mas esperanzas que se dejan. Estraen, por consiguiente, los
troncos de las clases 5 hasta 2 en parte o totalmente i solo escep-
cionalmente los troncos de la clase 1 sin llegar, sin embargo,
a una interrupción duradera de la cubierta.
Las claras de aislamiento, por el contrario, estraen, ademas de
los troncos de la clase 2 hasta la 5, teóricamente también troncos
de buen crecimiento, sanos e inofensivos para los inmediatos que
se dejan; por consiguiente, se cortan porciones, ya mayores o me-
nores, de la clase 1 de troncos, i tienen por objeto la interrupción
duradera de la cubierta. Esta interrupción debe continuar jene-
ralmente durante toda la vida del rodal o estenderse por lo me-
nos a un período largo, como por ejemplo en el tratamiento de
cortas aclaradoras de Seehach.
En la clara ordinaria se distinguen las siguientes clases i
grados'.
(1) Troncos perjiídiciales a los que los rodean cuando son ajitados por el
viento. — (2). Piezas largas i delgadas.
boletín de bosques, pesca i caza 59
I. CLArA baja (NrEDEKDURCHFOKSTLTNG)
1.0 Clara débil (grado A). — Esta queda limitada a la estraccion
de los troncos muertos i mui enfermos, así como de las latas en-
corvadas (clase 5) i troncos enfermos, i tiene solamente por
objeto suministrar materiales para estudios epidométricos compa
rativos.
2.0 Clara moderada (grado B). — Esta se estiende a los troncos
muertos i secos encoi"vados, oprimidos, a los Peitscher, a los Vor-
züilchse adelantados, de mui mala forma, a los mas peligrosos
siempre que no se puedan hacer inofensivos por la poda, i a los
troncos enfermos (clase 5, 4 i una parte de la 2).
3.0 Clara fuerte (grado C). — Esta estrae poco a poco todos los
troncos de las clases 2 a 5, así como también algunos de la clase
1, de modo que solo queden los troncos con desarrollo normal en
su copa i buena forma del fuste, en distribución lo mas igual po-
sible, que tengan por todos lados espacios para el libre desarrollo
de sus copas, pero sin que se produzca una interrupción duradera
de la cubierta.
Para los grados B i C se aplican todavía los siguientes prin-
cipios:
a) En todos los casos en que por la estraccion de los troncos
dominantes de oríjen huecos, pueden dejarse allí troncos domina-
dos o retrasados, cuando existan.
b) En la estraccion de troncos sanos de la clase 2 con mal de •
sarroUo de copa o forma de fuste, hai que proceder con la caute-
la exijida por la buena conservación de esta i cubierta de todo el
rodal.
11. CLARA ALTA (NACHDURCHFORSTUNG)
Esta es una corta en el piso dominante, que tiene por objeto el
cuidado especial de futuros troncos cortables, bajo el principio de
respetar una parte de los troncos dominados. Aquí hai que distin-
guir dos grados:
4.° Clara alta débil.— Esta se limita a la corta de los troncos
muertos i secos, encorvados, ademas de los mal formados i enfer-
mos, de los ahorquillados, árboles achaparrados, Peistcher, así
como de aquellos troncos que deben ser estraidos para la separa-
60 boletín de bosques, pesca i caza
cion de grados do troncos de igual valor. Se separa, por consi-
guiente, la clase 5, una gran parte de la 2 i algunos troncos de la
1. Para evitar la interrupción demasiado fuerte de la cubierta,
puede distribuirse entre varias claras la separación áeVorwüchse
mal formados i de los detnas troncos con forma defectuosa de fus-
te, en especial de los ahorquillados, cuando estos troncos existen
en gran número. También se recomienda hacer provisionalmente
inofensivos por poda o supresión de brazos ahorquillados los tron-
cos de esta clase que se dejan en la primera clara. Este grado es
aplicable principalmente a los rodales jóvenes.
5.0 Clara alta fuerte. — Este grado aspira inmediatamente al cui-
dado de un número variablemente calculado de troncos cortables.
Con este objeto se estrae, ademas de los troncos muertos, secos,
encorvados i enfermos, también todos aquellos que impidan el
buen desarrollo de la copa de los troncos cortables; por consi-
guiente, la clase 5 i troncos de las clases 1 i 2.
Este grado resulta apropiado para los rodales viejos.
5.
(Lichtung)
Los ensayos sobre la influencia de las claras de aislamiento
(Lichtungshíebe), relativos a las determinaciones sobre el creci-
miento en volumen, tienen por objeto fijar si son capaces, i hasta
donde, las interrupciones duraderas de la cubierta de aumentare!
crecimiento del rodal entero, o de un individuo del rodal todavía
mas allá de la medida conseguida por medio del grado mas inten-
so de clara, e investigar, ademas, desde donde comienza a descen-
der el crecimiento a consecuencia de la disminución demasiado
grande del número de troncos i donde encuentra su limite el au-
mento del crecimiento del tronco.
Con este objeto se recomienda, aparte de otros ensayos especia-
les, por ejemplo, sobre el tratamiento de Seebach, distinguir dos
giados de clara de aislamiento:
1.0 Clara de aislamiento débil (grado L. I.)-
2.0 Clara de aislamiento fuerte (grado L. II.).
Aquella estrae del 20 al 30 por 100; ésta, del 30 al 50 por 100
de la superficie de bases de tronco de la parcela comparativa-
aclarada según el grado C.
boletín de bosques, pesca 1 CAZA 61
La clara de aislamiento fuerte debe pasar, en todo caso, del
grado de aclareo en el cual se presenta el máximo del crecimiento
total, i puede, por consiguiente, en caso necesario, aumentarse
mas allá de la cifra indicada. Cuando falten parcelas comparati-
vas del grado C, debe desde luego aclararse según este grado hi
parcela destinada al ensayo e inventariarse.
El tránsito del estado cubierto al claro debe efectuarse poco a
poco.
6
Con el grado mas fuerte de la clara ordinaria (clara baja) (C),
asi como de la clara de aislamiento, pueden combinarse ensayos
sobre la influencia de un j;¿«o inferior e intermedio, creado artifi
cialraente u orijinado por via natural, en el crecimiento en volú
men i en las condiciones del suelo.
Con este fin deben aparearse parcelas de ensayo igualmente
tratadas, una de las cuales se repuebla i la otra no. Cuando ya
existe piso inferior, se suprime éste en una de las parcelas corres-
pondientes.
Ademas de las parcelas de ensayo, que son tratadas uniforme
mente durante toda la vida del rodal, se recomienda también dis-
poner otras, que permitan reconocer en comparación con éstas, la
influencia de las cortas que poco a poco aumentan, según la clase i
grado.
II. -Ejecución de los ensayos.
8
Pueden destinarse a los ensayos tanto rodales puros como mez-
clados. Al elejirlos debe procurarse que no estén mui espuestos a
daños por la caza, hurto, ruptura por la escarcha, nieve i viento.
También deben evitarse rodales situados a la orilla.
9
Las parcelas de ensayos deben tener en los ensayos de claias
f)or lo menos una cabida de 0.25 hectárea; en los ensayos de cía-
62 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
ras de aislamiento no deben ser, por regla Jeneral, inferiores a
0.5 hectárea i tener una forma lo mas cuadrada posible.
10
Cada parcela de ensayo debe separarse, por regla jeneral, de
otra o del rodal circundante, por una faja de cercos, cuyo ancho
lia de ser 10 metros en los ensayos de claras ordinarias i 15 metros
en los de claras de aislamiento. Esta faja ha de tratarse del mis-
mo modo que la correspondiente parcela de ensayo, i tiene por
objeto suprimir la influencia perturbadora de la penetración de
las raices i de la proyección de sombra.
11
El número de parcelas de ensayo que se establecen dentro de^
mismo rodal escojido para las esperiencias i que se reúnen para
formar una serie de ellos, depende, por una parte, de la estension
i estado del rodal, así como por otra del objeto del ensayo.
Por lo que se refiere a lo primero, puede servir de guia la in-
condicional necesidad de que las parcelas sean comparables, tí) nto
por su creación, tratamiento i actual estado del vuelo, cuanto
también por su situación.
También debe coincidir próximamente la edad de los rodales de
ensayos correspondientes.
Debe evitarse, como principio, separar entre sí por grandes
espacios las parcelas correspondientes a una serie de ensayos. En
laderas de montaña deben estar situadas las parcelas correspon-
dientes aproximadamente entra las mismas curvas de nivel i
siempre con igual esposicion.
En series de ensayos sobre la influencia de la clara ordinaria
(clara baja) deben considerarse comparables con respecto al vuelo
las distintas parcelas, cuando después de practicado el grado mas
débil do claras representado en los ensayos, se elevan las diferen.
cias en todas las parcelas con respecto a las superficies de bases
de tronco, a lo sumo a un 10 por 100; con respecto a la altura
media, a lo sumo a un 15 por 100, i con respecto al número de
troncos, a lo sumo a un 20 por 100.
{Continuará).
boletín de bosques, pesca i caza (ja
MISCElrAl^EA
Disposiciones del Código Civil que se reíieren al
ejercicio de la pesca en Chile.— Art. 611. Se podrá pescar
libremente en los mares; pero en el mar territorial solo podrán
pescar los chilenos i los estranjeros domiciliados.
Se podrá también pescar libremente en los rios i en los lagos
de uso público.
Art. 612. Los pescadores podrán hacer de las playas del mar
el uso necesario para la pesca, construyendo cabanas, sacando a
tierra sus barcas i utensilios i el prod'ucto de la pesca, secando
sus redes, etc.; guardándose empero de hacer uso alguno de los
edificios o construcciones que allí hubiere, sin permiso de sus due-
ños, o de embarazar el uso lejitimo de los demás pescadores.
Art. 613. Podrán también para los espresados menesteres ha-
cer uso de las tierras contiguas, hasta la distancia de ocho me-
tros de la playa; pero no tocarán a los edificios o construcciones
que dentro de esa distancia hubiere, ni atravesarán las cercas, ni
se introducii'án en las arboledas, plantíos o siembras.
Art. 614. Los dueños de las tierras contiguas a las playas no
podrán poner cercas, ni hacer edificios, construcciones o cultivos
dentro de los dichos ocho metros, sino dejando de trecho en tre^
cho suficientes i cómodos espacios para los menesteres de la
pesca.
En caso contrario ocurrirán los pescadores a las autoridades
locales para que pongan el conveniente remedio.
El aceite de hígado de bacalao. — Aunque los mas proli-
jos análisis de los aceites medicinales preparados del hígado de los
peces establecen que su constitución química difiere cuantitativa-
mente con la especie, dicho análisis establece también para todos
los aceites que tienen esa procedencia una igualdad cualitativa
en sus sustancias principales.
Las propiedades medicinales de estos aceites está por esto en
relación principal con su grado de pureza o de refinamiento in-
dustrial.
De todas las operaciones industriales a que son sometidos los
aceites que provienen del hígado de los peces, una de las mas im-
portantes es la descoloracion artificial, mediante la cual se consi-
gue uniformarlos para el comercio, dándoles a todos ellos un mis-
mo tono cromático favorable a su espendio. El aceite medicinal
64 boletín de bosques, PESCA I CAZA
típico debe apenas tener un color amarillo pálido i dorado, no debe
poseer gusto particular, i su coeficiente de acidez debe ser infe-
rior a 1. 5.
Las i'ejiones que se consideran como pi'oductoras del aceite
jenuino de bacalao son por orden de importancia: I.» Bergen (No-
ruega), Islandia, el Báltico, las islas Lofoden, Finmark, 2.í> el
mar del Norte, o.» Terranova, 4.'^' Canadá i Japón.
El mérito comercial de los aceites de higado está en razón
opuesta a su color. Tienen el mayor precio los aceites incoloros,
a ellos siguen los de color amarillo pálido obtenidos por feí'men-
tacion, en tercer término los de color amarillo intenso obtenidos
por cocción, i poi' último los de color negro obtenidos por cocción
de los residuos que provienen de la fabricación de los anieriores.
Tomando en cuenta el gran consumo mundial de este artículo
i el hecho de que para obtener 200 litros de aceite se requiera es-
plotarde 8 a 12 000 hígados, se puede deducir fácilmente que la
mayor parte del aceite que se espende con el nombre de aceite de
hígado de bacalao, no puede proceder solamente de este pez.
En efecto, el vasto grupo de rayas i escualos, de los que la fau-
na ictiolójica de'Chile posee numerosas especies, es en realidad el
que procura a la industria del aceite de bacalao el mayor porcen-
taje de materia prima, sin que ella desmerezca por sus cualidades
físicas i medicinales del mérito consagrado al aceite jenuino de
bacalao.
La iiidiiistria de las conservas de pescados i Biiaris-
eos.— Hai en Chile establecidas hasta la fecha 11 fábricas de
conservas de pescados i mariscos, cuyo capital social es de
$7 896 685.Estasumasedistribuyeasi: Enpropiedades,$ 1 315 925;
en maquinarias, $ 2 279 660; i en jiro comercial, $ 4 301 100.
La materia prima elaborada por esas .11 fábricas es avaluada
por sus propietarios en la suma de $ 3 199 880, de la que corres
ponde a la materia prima nacional $ 2 959 419 i a la estianjera,
I 64 150.
La producción fué estimada en 1911 en la suma de $ 5 355 105.
Los operarios que ocupan dichas fábricas suman en total 645 in-
dividuos, de los cuales la casi totalidad son chilenoá. De ellos 452
son hombres, 121 mujeres i 72 niños. El trabajo diario en las fá-
bricas de conservas es de diez horas i los dias hábiles del año
291. El salario es por término medio de $ 4.70 al día por hom
bre, de $ 2 por niño i de $ 1.50 por mujer.
BOLlilTlN
DE
OSC& I
TOMO II-NXJM. 2
= AGOSTO 1913 =
DníKCTORKs: Federico Albert, Ernesto Maldonado, Carlos Sage
i Félix Pinto Ovalle.
STJM^I^10
Pájs.
El Congreso Internacional de Pesca. — Editorial 65
El Problema Pesquero en Chile. — Fbdeuico Albert 69
Algo sobre los Bosques de los Territorios de Neuquen i Rio Negro
(Colaboración). —Humberto Giovanblli j. 104
De Ir.r Claras en la Dasonomía Moderna. — De «La Revista de Mon-
tes» Madrid 112
Las Plantaciones en el Balneario de Pichilemu (Colaboración). -Eva-
risto S. Merino C 116
Rol que desenpeñan los macizos forestales i su importancia. — (Cola-
boración). - Óscar Bravo L 121
Miscelánea. - La escasez de maderas para celulosa. — Nuevo vagón
frigorífico.— Una organización moderna del servicio forestal en
Grecia,— Servicios de teléfono eu los incendios de Bosques.
SANTIAGO i)& CHILE
IMPRENTA KOSMOS
(ANTIGUA CBKVANTES)
Pelicias, 1805
1Q13
ANUNCIOS
El Boletin aparece una vez al mes i se imprime eu 5,000 ejemplaires.
Colaboraciones i avisos deben dirijirse a Claras 198.
Este Boletin se reparte gratuitamente a las personas que manden su
dirección exacta a la Inspección Jeneral de Bosqaes, Pesca i Caza.
SANTIAGO. — Claras 108.
SUMARIO DE JULIO
Un año de labor. — bditokial 1
Los Bosques, su conservación, esplotacion i fomento. — Federico Al-
bert 4
El Problema pesquero en Chile. - Federico Albert 47
De las Claras en la dasonomía moderna. — De La Revista de Montes,
Madrid 57
MiscHLÁNHA. — Disposiciones del Código Civil que se reñerea al ejerci-
cio de la pesca en Chile. — El aceite de hígado de bacalao.— La
industria de las conservas de pescados i mariscos.
DE SOSODIS, mí ! m
Tomo II.
Santiago, Agosto de 1913.
Niiiu. 2
EL CONGRESO INTERNACIONAL DE PESCA
A mediados del presente mes de agosto se celebra en Béljica,
en el puerto de Ostende, el sesto Congreso internacional de
Pesca.
Dada la importancia que siempre han tenido estos congresos
por los progresos que han traído a las industrias pesqueras, la
Inspección Jeneral de Bosques, Pesca i Caza consideró necesario
que nuestro pais fuera representado en él, i así lo manifestó opor-
tunamente al Supremo Gobierno.
- A este efecto, una vez conocida por la Inspección Jeneral la fe-
cha de inauguración del Congreso, se hizo la presentación del ca-
so al Sr. Ministro de Industria i Obras Públicas, proponiéndole en
la forma mas priictica i económica posible la manera de hacer
participar a nuestro pais en esa gran asamblea, a la cual habrían
de concurrir eminentes especialistas de todas naciones.
«Considerando de la- mayor importancia que Chile, cuyo pro-
greso pesquero preocupa tanto en la actualidad a los poderes pú-
blicos, se decía en la espresada comunicación, tenga representa-
ción en esta reunión de dicho Congreso, al cual han participado
siempre casi la totalidad de liis naciones del mundo entero, ten-
go el honor de manifestar a US. la conveniencia de designar a al-
guna persona de representación para el caso, que podría ser, por
ejemplo, el Sr. Cónsul Jeneral de Chile en Béljica.
«Si esta idea que tengo el honor de proponer fuera de la acep-
tación del Sr, Ministro de Relaciones exteriores, convendría que se
indicara al Delegado de Chile la conveniencia de tomar nota de
los puntos de interés para nuestro pais que se discutan en el Con-
greso i remitir a la Inspección Jeneral de Bosques Pesca í Caza
las actas de sesiones i las publicaciones que haga el Congreso,
por ser seguramente de ínteres para nosotros las cuestiones técni-
cas, industriales, lejislativas i administrativas que allí se han de
tratar, como en los congresos anteriores. -D. g. a US.— F
JVlbert».
66 boletín de bosques, PESCA 1 CAZA
Aceptada por los SS, Ministros de Industrias i de Relaciones^
Esteriores la proposición i la base de programa presentada por la
Inspección Jeneral, se trascribió por cable al Sr. Cónsul Jeneral
de Chile en Béljica la designación hecha en él por el Supremo Go-
bierno para que representara en Chile en el importante congreso
de pesca e industrias derivadas que había de celebrarse en el pin-
toresco puerto i concurrido balneario, centro de reunión de la
gran sociedad europea.
Un punto de capital importancia tiene para nosotros el asiento
del próximo congreso, por ser las costas vecinas a Ostende una
de las pi'incipales localidades marítimas del mundo donde se ha
dado gran desariollo a la industria del cultivo de la ostra, habien-
do adquirido desde años atrás la de esa procedencia una fama
que puede calificarse de mundial. Ahora que hemos abordado el
problema de la nmltiplicacion artificial de la ostra chilena, para
salvar de la ruina los bancos naturales del pais, amenazados de
estincion próxima por la esplotacion irracional i desmedida de
que siempre han sido objeto, como todas las riquezas naturales
en nuestro pais, será ésta la ocasión de hacer resaltar una vez
mas cuanto puédela intelijente i previsora intervención del hom.
bre para hacer inagotable una fuente de recursos, que por una es-
plotacion codiciosa i exajerada pronto queda reducida a nada.
La pesca en gran escala, que también se está iniciando en el
pais por empresi'S bien dirijidas i secundadas con capitales sufi-
cientes, persiguiendo el ideal de combatir el gran encarecimiento
de la carne con el abaratamiento del pescado, para poner este
alimento de prinun^ orden al alcance de todas las clases sociales,
también será esioisamente tratada en el Congreso de Ostende^
que podrá traernos ideas nuevas i prácticas al respecto. Permíta-
senos recordar que este humanitario fin, tan anhelado por todos i
al cual han cooperado en la medida de sus atribuciones nuestras
autoridades administrativas i municipales, es debido en gran par-
te a la iniciativa de la Inspección Jeneral de Bosques, Pesca i Ca-
za, que no ha omitido ni omitirá medios de que llegue pronto a
ser una feliz realidad.
Ya la gran empresa pesquera de la isla Santa María ha esta-
blecido cuatro puestos de pescado i marisco en la capital, donde
se espende esos artículos de alimentación en condiciones de cali-
dad, conservación i precio notablemente ventajosas, comparadas
con los acostumbrados, i poco a poco se ampliará este beneficioso-
boletín de bosques, pesca i caza 67
servicio a las principales ciudades de la República, en condiciones
mas favorables aun para el público consumidor, a medida que la
empresa amplíe sus incipientes operaciones.
A principios del próximo año iniciará sus operaciones la gran
empresa de pesca japonesa, con una flotilla de vaporcitos i vele-
ros construidos especialmente para la pesca de alta mar, total-
mente desconocida en el pais. Esta empresa, que establecerá su
centro de operaciones en el puerto de Coquimbo e islas vecinas,
beneficiará a las principales poblaciones escalonadas a lo largo
del ferrocarril lonjitudinal entre ese puerto i la capital, en la
misma forma en que lo hará la otra empresa mencionada desde
el puerto de Talcahuano.
Aunque los directores de una i otra empresa han demostrado
ante esta Inspección Jeneral ser eminentemente prácticos en el ra-
mo que ejercitamos, por lo que ella los ha secundado en lo posible
para su mejor éxito, a fin de que formen escuela a nuestros esfor-
zados pero rutinarios pescadores nacionales, también podrá el
Congreso darnos algunas luces sobre el importante i vasto proble-
ma de la pesca de alta mar, completamente nuevo para nosotros,
como ya dijimos.
Al lado de los congresos de pesca no es posible dejar de mencio-
nar los Congresos del frió, mas nuevos aun que aquellos i que son
su complemento indispensable, pues el pescado i el marisco son
de conservación mucho mas delicada que la carne i su consumo en
mal estado es mucho mas perjudicial. En esos congresos, además
de sus múltiples aplicaciones científicas e industriales, se estudia
también, con preferente atención, el empleo siempre creciente i
mas i mas simplificado i barato del frío a la conservación de
los artículos de alimentación para su trasporte a largas distancias
de sus puntos de producción.
Una sección importante de los Congresos de pesca se ha ocupado
siempre de este interesante capítulo, i el de Ostende no desmere-
cerá de los anteriores a este respecto. En nuestros ferrocarriles i
en algunos mercados este asunto es atendido en condiciones acep-
tables para las circunstancias actuales, pero resultarán deficientes
cuando la pesquería de mar, de ríos i de lagos haya adquirido el
desarrollo que necesariamenue deben tener en un pais dotado de
las favorables condiciones del nuestro, desarrollo que no puede
tardar, porque cada día es de mas apremiante necesidad.
El problema no es difícil. Hemos dotado al pais de una lejisla-
68 boletín de bosques, PESCA I CAZA
cion pesquera suficiente para la época, que necesitará solo ser
algo ampliada i sobre todo dotada de medios de acción i de viji-
lancia que no le han sido concedidos todavía. En esto estamos co-
locados todavía en la categoría de países atrasados, comparados
con las tres Repúblicas del Atlántico, que hace tiempo han puesto
resueltamente manos a la obra.
La gran República vecina, sobre todo, dotada talvez de menos
reglamentación en la pesca, ha hecho en este ramo mayores pro-
gresos que nosotros, sin necesitar mayores esfuerzos, hai que de-
cirlo, dadas las facilidades sin par que en esto, como en tantos
otros casos, le brindan las condiciones tan especiales de su terri-
torrio.
En el Congreso que se prepara podrá la República [hermana,
que tan amistosamente envidiamos, exhibir como honroso título
haber iniciado, conjuntamente con el Uruguai, la protección in-
ternacional de los lobos marinos de piel fina, proponiendo un acuer-
do con Chile para ese objeto. Doloroso nos es recordar que en
nuestro país la protección de ese valioso animal, próximo a desa
parecer por la bárbara persecución de que constantemente es ob-
jeto, fué obtenida oficialmente por medio de una ordenanza que
fué puesta en vigor durante algunos años i que luego fué aban-
donada.
Es nuestra aspiración que la labor reglamentaría i lejislativa
del Congreso de Ostende allegue algunos elementos de refuerzo a
los que ya hemos aportado i que contituyen un capítulo importante
de la Lei de Bosques Pesca í Caza, que ha elevado a los poderes
públicos la Inspección Jeneral, que ha merecido la aceptación del
Ejecutivo, el cual lo ha sometido a la aprobación del Soberano
Congreso, a quien corresponde convertirlo cuanto antes en Lei de
la República, para colocar a ésta en el rango que por esta mate-
ria le corresponde tener entre las naciones adelantadas.
La Redacción
boletín de bosques, pesca i caza
69
EL PROBLEMA PESQUERO EN CHILE
{Confinuaciotí
LA MATERIA PKIMA
Aunque la configuración i la inmensa estension de nuestra cos-
ta hace presumir que se puede fundar en gran parte el bienestar
de la Nación en la pesquería, i aunque se ve vararse muchas ve-
ces inmensos cardúmenes de peces en nuestras playas, se sabe
mui poco i en muchos casos nada o casi nada, de la materia pri-
ma que puede servir de base a la gran industria pesquera.
Podria suponerse que por lo menos de los grandes bajos i fior-
dos del sur existiesen datos precisos, pero no ocurre asi, sino que
por el contrario, es de allá donde no se sabe nada o mui poco.
Así como en años pasados el Almirantazgo ingles tenia las me-
jores cartas de la costa chilena, a las cuales se debia recurrir para
tener datos precisos de nuestros bajos i arrecifes, antes que se
diera a la marina nacional la importancia que ahora tiene, así
también ocurre hoi en la materia prima que debe servir de
base a la gran industria pesquera. Son los buques hidrógrafos ,
los hombres de ciencia de Inglaterra, Estados Unidos, Francia,
Alemania, Noruega, [etc. los que han recorrido nuestras costas i
mares para estudiar nuestra fauna i flora marítima, i si hoi día se
quiere empezar el estudio de ellas en el país, es preciso recurrir
al Museo Británico de Londres, a los Museos norte americanos, al
Museo de Reconocimiento de loa Mares de Berlín, al Museo Ocea-
nógrafico de Monaco, etc. para estar en aptitud de poder empezar
tan importante estudio para el pais.
Jamas se ha puesto a disposición del servicio de pesca un es-
campavía de la marina nacional para estudios oceanógraficos, a
pesar de que se ha solicitado este servicio indispensable, en repe-
tidas ocasiones, por la Inspección Jeneral de Bosques, Pesca i Caza.
Jamas se ha conseguido que se consulte en la lei de presupues-
tos un ítem especial para la construcción i mantenimiento de un
vaporcito de pesca, que pueda servir eficazmente para reconocer
70 boletín de bosques, pesca i caza
los fondos pesqueros del pais, su esplotabilidad industrial i las
condiciones biolójicas de nuestra fauna, a pesar de que el servi-
cio de pesca lo ha pedido durante cuatro años.
Así como es necesario hoi dia preguntar a los españoles, italia-
nos noruegos, etc. domiciliados en Chile, para saber algo de los
pequeños fondos de pesca que esplotan, así también se necesitará
mañana consultar al señor Juio Oka para imponerse de los fondos
de pesca i de las condiciones biolójicas de nuestra fauna marítima
desde Tacna a Valparaíso.
Lo que pasa en el mar ocurre también en nuestros ríos i lagu-
nas, pues ni en éstos sabemos cuantas especies tenemos i cuales
son sus condiciones biolójicas.
El malogrado Dr. señor Federico T. Delfín, cuya laboriosidad
es un modelo, tomó sobre si la carga de juntar la mayor parte de
las publicaciones hechas en el estranjero sobre nuestra fauna
acuática, i basado en ellas publicó en 1901 su famoso Catálogo
DE LOS PECES DE Chile en el cual trae la sinonimia de la mayor
parte de los conocidos hasta ahora. Como es natural, este catálo-
go adolece de defectos, pero hasta la fecha lleva la gloria de ser
la única recopilación de los peces chilenos que ha sido publicada,
con las clasificaciones modernas, lo que permitirá profundizar la
materia en lo futuro. Estos defectos de que adolece el catálogo
citado no son causados por el autor i por consiguiente el cargo no
cae sobre él, sino sobre los naturalistas que han descrito estas
especies. Muchas de éstas son tan mal descritas, que será difícil
reconocer que peces han servido para describirlas. Algunas ha
sido imposible volver a encontrarlas, ya sea por este motivo o por
tratarse de peces de alta mar. Otras veces ha ocurrido que no se
ha podido identificar la verdadera procedencia del pescado i asi
puede suceder que se hayan citado ejemplares procedentes de
Chile, cuando en realidad lo son del Perú o de la Arjentina. En
otros casos los individuos que se describieron han podido sufrir
alteraciones por el modo de conservarlos, o por el estado de putre-
facción en que llegaron al poder del clasificador.
La mayor parte de las descripciones científicas se han basado
en un solo ejemplar i de allí viene que el macho nuevo i la hem-
bre nueva, el macho i la hembra adultos, el macho i la hembra con
su colorido especial en la época de la procreación, individuos cre-
cidos en condiciones estraordinarias, etc., etc. han servido de base
no solo para formar nuevas especies, sino también nuevos jéne-
boletín de bosques, pesca i caza 71
ros. Asi también ha sucedido que la misma especie haya servido
para describir ocho distintas, pertenecientes a dos jéneros diversos.
Fácil es describir una nueva especie, pero tarea dificil es compro-
bar científicamente que se trata de un simple sinónimo, pues
para esto se necesita estudiar muchas veces un sinnúmero de in-
dividuos.
Los perjuicios que se han causado i se causan todavía a la pes-
queria, por defectos de la clasificación i de la ignoranccia de la
distribución jeográfica, sus viajes migratorios i demás condiciones
biolójicas, son múltiples. Asi ocurre que se consume la cria de al-
gunos peces, como el (nmofe» de los pejereyes, cuya pesca era
legalmente autorizada, destruyendo en una tortilla, un gi'an car-
dumen de futuros peces grandes. Si no se- conoce la biolojia ¿como
puede protejerse una especie?; ¿en que se basaría una lejislacion?;
¿que medidas pueden tomarse para fomentar su abundancia o
su aclimatación en otras rejiones? ¿que industria se atrevería a
lanzarse comercialmente a lo desconocido, como sucede con la
pesca de alta mar o costas profundas, que es la forma en que esta
industria llega a producir muchos millones de pesos anualmente,
cuando no se sabe que especies pueden encontrarse, en que sitios se
hallan en cada época del año, sus viajes migratorios de norte a
sur o vice-versa, costa, alta mar, superficie, fondo, etc.? Es aquí
donde se aprecian mejor los perjuicios de la falta de estudios bio
lójicos i del reconocimiento de los fondos de pesca por medio de
una embarcación adecuada i dirijida por un biólogo que conozca
a cuales debe darse preferencia.
Algo se sabe de los habitantes de nuestro litoral i de los pesca-
dores con escasa o ninguna instrucción primaria, como también
de los países estranjeros que tienen parte de las especies que ha-
bitan nuestros mares, pero estos datos solo nos pueden servir de
guia i no tienen aplicación directa, ya que de poco les sirve a
nuestros pescadores saber del extranjero, por ejemplo, que un pez
se halla en Enero frente al puerto Talbot, en Mayo mas al norte
ea alta mar, en el grado tanto de latitud i lonjitud í en Setiembre
en el litoral de Sidney, etc.
Recopilando los datos que tenemos sobre nuestros peces, vemos
que el laborioso Dr. Delfín redujo en su catálogo las especies cono-
cidas a 242. No hace mención de mas c menos 12, o cuya literatui'a
no pudo obtener, o que se han descrito en el estranjero con posterio-
ridad. A estos hai que agregar las diez especies i variedades de
7'í boletín de bosques, pesca i caza
peces de agua dulce i de mar que hemos aclimatados con éxito
en Chile i cuyos nombres son; salmón del Rin (Salmo salar);
salmón de cabeza de acero (Salmo gairdneri); salmonete arco iris^
(Salmo irideus); trucha salmonada, (Salmo trutta); trucha de los
Alpes (Salmo fario); trucha de las fuentes (Salmo fontinalis);
tenca (Tinca tinca); glano americano (Amiurus nebulosus) i las
variedades de carpas linas de crecimiento rápido, Cyprinus ma-
crolepidotus i Cyprinus nudus. Este número aumenta todavía con
las tres especies introducidas o procreadas por la (Quinta Normal
que son: la carpa común (Cyprinus carpió), el carasino (Carassius
vulgaris) i el pescado colorado o pez dorado (Carassius auratus).
Asi obtenemos un número total de 267 peces conocidos hasta la
fecha, siempre ignorandp que otras clases puedan encontrarse
todavía, tanto en el mar territorial como en alta mar i aun en el
litoral i en los rios i lagunas al sur de Concepción.
Ue estas 267 especies descritas habrá que borrar con el tiempo
talvez 58 por tratarse de sinónimos, de acuerdo con las observa-
ciones hechas anteriormente. En esta reducción habrá que bajar
talvez el número de especies del jénero: Alopias de 2 a 1; Atheri-
nichthys de 7 a 5; Bovlchthys de 2 a 1; Callorhynchus de 2 al;
Carcharhlnus de 5 a 2; Cllnus de 7 a 4; Clupea de 7 a 5; Dlscopy-
ge de 2 a 1; Doydlxodon de 2 a 1; Eleglnus de 2 a 1; Galaxias de
9 a 2; Haplochlton de 2 a 1; Haplodactylus de 3 a 1; Hemlgaleus
de 2 a 1; Lamna de 2 a 1; Mendosoma de 3 a 2: Mlxodes de 2 a 1;
Mugll de 3 a 2; Muraena de 4 a 2; Notothenla de 7 a 3; Ophich-
thus de 4 a 2; Phucocoetes de 3 a 2; Porichthys de 2 a 1; Raja de
9 a 2; Salarlas de 7 a 4; Scorpaena de 3 a 2; Squalus de 4 a 3;
Trlchomycterus de 7 a 2; Trlgla de 2 a 1; I Umbrlna de 3 a 2.
SI disminuimos la cifra de las especies de dudosa realidad del
total de las escritas, entonces llegamos solo a 208 peces distintos
i si admitimos que algunas especies se podran restablecer I se po-
drán encontrar otras no conocidas todavía, será prudente calcu-
lar mas o menos en 220, el número redondo de las especies exis-
tentes en el país.
Dejamos por ahora la reducción minuciosa i científica de las
especies conocidas hasta la fecha a su verdadero número a traba-
jos posteriores, ya que en cada caso habría necesidad de latos
estudios, i nos concretaremos hoi solo a citar nuestra fauna I flora
en las distintas rejiones, en cuanto puede ser de ínteres para las
personas que quieran dedicarse a esta industria i para demostrar
boletín de bosques, pesca i caza
la importancia que puede tener para el pais, sin fijarnos si cita-
mos sinónimos o no.
Lam.iteria prima que se encuentra en nuestras aguas fluviales
es la que a continuación se esplica.
Aguas fluviales del nokte.
Animales comestibles
bagre de agua dulce (Nematogenys inermis)
bagre (Trichomycterus areolatus)
carpa (Cyprinus carpió)
cauque (Atherinichthys regia laticlavia)
lisa (Mugil cephalus, M. curema i M. rammelsbergi)
pejerei común (Atherinichthys regia microlepidota)
pejerei de Iquique (Atherinichthys affinis)
rana grande (Calyptocephalus gayi)
camarón de rio del norte (Bithynis chilensis i B. gaudichaudi)
Animales poco útiles'.
bagre chico (Trichomycterus nigricans i C. maculatus)
pescado colorado (Carassius auratus)
pocha común (Percichthys melanops)
Aguas fluviales del centro
Animales comestibles'.
bagre grande (Nematogenys inermis)
bagre (Trichomycterus areolatus)
carpa común (Cyprinus carpió) con sus híbridos.
carpa de escama grande (Cyprinus c. macrolepidotus)
carpa sin escama (Cyprinus c. nudus)
corvina (Cilus montti)
cauque (Atherinichthys regia laticlavia)
glano americano (Amiurus nebulosus)
lisa (Mugil cephalus i j\I. rammelsbergi)
pejerei Atherinichthys regia microlepidota i A. brevianalis)
robalo (Eleginus maclovinus)
74 boletín de bosques, PESCA I CAZA
salmón cabeza de acero (Salmo gairdneri)
salmonete arco iris (Salmo irideus)
tenca (Tinca tinca)
trucha común (Percichthys trucha)
trucha de las vertientes (Salmo fontinalis)
trucha de los alpes (Salmo fario;
camarón de rio del norte (Bithynis chilensis i B. gaudichaudi)
camarón de rio del sur (Parastacus chilensis i P. hassleri)
camarón chico del sur (Parastacus nicoletti)
choro deag'ua dulce (Unió chilensis)
rana (Calyptocephalus gayi)
Animales poco útiles:
bagre chico (Trichomycterus nigricans, T. marmoratus, T. ma-
craei, T. maculatus, T. pallens i T, tigrinum)
carasino (Carassius vulgaris) con sus híbridos
pez colorado o dorado (Carassius auratus) con sus híbridos
pocha común (Percichthys melanops)
pocha del sur (Percilia gilliesii)
tollo de agua dulce (Diplomystes papillosus)
Aguas fluviales del sur.
Animales comeítib/es:
bagre de agua dulce (Nematogenys inermis)
bagre (Trichomycterus areolatus)
carpa común (Cyprinus carpió) con sus híbridos
carpa de escama grande (Cyprinus c. macrolepidotus)
carpa sin escamas (Cyprinus c. nudus)
castañeta, boquilla i frailecito (Chromis crusma)
cauque (Atherinichthys regia latida via)
farionela, peladillo (Haplochiton taeniatus i H. zebra)
lamprea (Geotria chilensis)
lamprea, anguila (Mordacia raordax)
lisa (Mugil cephalus i M. rammelsbergi)
peladilla (Galaxias alpinus,G. attenuatus G. delfini, G. gi-aci-
llimus, G. grandis, G. maculatus, G. minutus, G. platel, G. punc-
tatus.
pejerei (Atherinichthys regia microlepidota i A. mauleanum)
boletín de bosques, pesca i caza 75
pejerei de Magallanes (Atherinichthys nigricans)
pui o puye (Atherinichthys gracilis)
robalo (Eleginus maclovinus)
salmón del Rin (Salmo salar)
salmonete arco iris (Salmo irideus)
tenca (Tinca tinca)
trucha del pais (Percichthys trucha)
trucha de las vertientes (Salmo fontinalis)
trucha de los alpes (Salmo fario.)
trucha salmonada (Salmo trutta)
«amaron de rio del sur (Parastacus chilensis i P. hassleri)
camarón chico del sur (Parastacus nicolettij
choro de agua dulce (Unió chilensis)
rana (Calyptocephalus gayi)
Animales poco útiles:
bagre chico (Trichomycterus nigricans i T. maculatus)
pez dorado o pez colorado (Carassius auratus)
pocha (Percilia gilliesii)
tollo de agua dulce (Diplomystes papillosus)
i los peces sin nombre común:
Chaestostomus erinaceus
Cheirodon pisciculus
Como se ve, somos mas ricos en peces de agua dulce a medida
que nos trasladamos de norte a sur, lo que se debe tanto al clima
como a las aguas salobres de los ríos i a la escasez de su caudal,
muchos de los cuales se cortan totalmente. En el norte, puede ser
que se encuentren especies nuevas todavía en las aguas cordilla
ranas o que se compruebe allá la existencia de otros animales del
centro del pais, lo que haria mucha luz sobre la formación de
nuestro pais i las alteraciones climatéricas que ha sufrido con el
trascurso del tiempo.
El cauque (A. laticlavia) i el pejerei (^4. microlepidota) los con-
sidera'el profesor sueco señor Smitt como una sola especie, ya que
existen muchas formas intermediarias entre ellos. Nosotros opina-
mos que aqui se trata de dos especies diferentes, de las cuales el
cauque es propio del mar i de su vecindad i el pejerei pro
pió de los rios del valle interior, pero que se trata de dos especies
mui semejantes en sus formas i condiciones biolójicas, que con
76 boletín de bosques, PESCA I CAZA
facilidad se hibridan produciendo las formas intermedias de las
cuales habla el señor Smitt. Si estos híbiidos son o no fecundos
en todo los casos, tratándose de machos o hembras del pejereí, sí
vuelven a reproducir la misma variedad, o si se trata solo de una
especie (lo que es menos probable) que según el medio en que ha
vivido adquiere con el tiempo las formas distintas, i si es posible
fijar variedades de rápido crecimiento i gran desarrollo como los
pejeroyes del rio Mataquito, todo estoes materia de estudio, tanto
para los piscicultores como también para el biólogo que tenemos,,
los que deben dedicar su labor a estas materias, siempre que el
Estado les dé facilidades para hacerlo.
Cosa rara pasa también con los camarones de rio, BitJiynis i
Parastacus, del norte i sur del pais, que son una rica pesca cuando
viven en rios i lagunas, donde adquieren un gran tamaño, i que son
altamente perjudiciales a la agricultura cuando se encuentran en
vegas o potreros frescos donde abren sus galerías subterráneas.
Estos últimos son de porte ínfimo, escasa comida i se llaman ca-
marones de vega. ¿Se trata aquí realmente solo de dos especies o
de tres o cuatro? ¿Porque no hai entonces en todos los rios cama-
rones grandes sino en mui determinados? ¿Son variedades o espe-
cies fijas que ya se pueden aclimatar de un rio a otro, o nece-
sitan condiciones especialísimas para que se den grandes?
También son estas materias de estudio de indiscutible impor-
tancia para los piscicultores i el biólogo i es necesario darles faci-
lidades para poder hacer un estudio serio que permita llegar a
conclusiones científicas i de utilidad práctica inmediata.
La peladilla o farionela [Galaxias i HaplocMton) peces ricos, de
lujo para la mesa, también requieren un estudio serio para su ola»-
sificacion, aclimatabilidad i demás condiciones biolójicas.
Nuevas especies o la rectificación de las existentes, debemos
esperar todavía de los estudios del personal nacional, ya que ho^
se basa el conocimiento científico de estas rejiones i especialmente
el de la fauna, solo en el estudio de las espediciones enviadas a
nuestras tierras desde los paises estranjeros.
Finalmente debemos dejar constancia que hemos citado las lisas
(Mugil) i robalos (Eleginus) entre las especies de agua dulce por
tratarse de peces que, si bien pasan la mayor parte de su vida en
el mar, no dejan de subir a los estuarios i cursos inferiores de los
)ios paia desovar, i los peces nuevos se crian aquí hasta un tama-
ño ya comestible. Cosa parecida pasa también con las lampreas i
boletín de bosques, pesca i caza 77
.anguilas (G-eotria i Mordacia) de las cuales la última £ube mas en
los rios, i que en el resto de su vida, frecuentan mas bien las ve-
cindades de los estuarios en el mar.
El salmón del Rin [Salmo mlstr) necesita subir del mar a la
alta cordillera; el salmón cabeza de acero [Salmo gairdneñ) i el
salmonete arco iris [Salmo irideus) que se consideran algunas veces
^omo simples variedades, como también la ti'ucha salmonada (Sal
mo trutta) bajan al mar cuando pueden, pero no es una necesidad
impeiiosa pai'a su vida o desarrollo. Las truchas [Salmo fario i S.
fontinalis) no bajan nunca al mar i perecerían en él.
La castañeta [Chromis] se ha hecho figurar también en la lista
de los peces de aguas fluviales, apesar de que son casi esclusiva-
mente del litoral del mar, porque suelen encontrarse en los estua-
rios i aun en algunas lagunas que tienen comunicación con el mar
como las de Vichuquen i Bucalemu. Lo mismo pasa con la corvina
{Giluí^) en la costa del centro del país, donde se halla también en
condiciones semejantes.
Concluimos con esto la lista de los animales comestibles de las
vias fluviales i entramos en la repartición de los elementos marí-
timos en: mar litoral, mar territorial i alta mar, del norte, centro
i sur de la República, dividiéndolos en cada caso en: peces comes-
tibles, peces poco útiles, peces incomibles, peces poco conocidos,
crustáceos comestibles, crustáceos poco útiles, equinodermos co-
mestibles, vermes comestibles, moliiscos comestibles, moluscos
poco útiles, tunicados comestibles, celenterados comestibles, algas
comestibles i algas industriales. No hacemos mención de los cora-
les porque las especies que tenemos son de mui poca utilidad in^
dustrial i no pueden servir de base a un gran negocio lucrativo.
Advertimos con anticipación que mucho de los peces, crustáceos,
i moluscos que calificamos de poco útiles hoi dia por tener poca
comida, no existir el hábito de consumirlos o nese^itar preparado ■
nes especiales poco conocidas en el pais, etc, son sin embai'go la
base de grandes industrias en el estranjero i nos pueden servir en
lo futuro si no para el consumo en el interior del pais, a lo menos
para fomentar nuestra esportacion.
Los peces poco conocidos son los que no tienen nombres vul-
gares, pero son casi en su totalidad peces comestibles, que talvez
-en su mayor pai'te habitan los fondos del mar territorial i de alta
mai-, que hoi dia no se esplotan i que pueden ser la base de grau-
.des industrias en lo futuro.
78 boletín de bosques, PESCA I CAZA
Mar litoral del norte
Feces comestibles
anchoa o anchoveta (Engraulis ringens)
atún (Thyrsites atún).
bagre (Porichthys porosus).
bilagai (Cheilodactylus antonii),
blanquillo (Latilus jugularis),
bonito (Sarda chilensis).
cabrilla común (Serranus humeralis).
cabrilla española (Sebastodes darwini).
cauque (Atherinichthys regia l.Uiclavia).
corvina (Cilus montti).
furel o jurel (Trachurus trachnrus i Tr. picturatus).
jerguilla (Haplodactylus guttíitus).
lisa (Mugil cephalus, M. raramelsbergi i M. curema).
lenguado (Paralichthys kingii)
machete (Clupea notacanthus).
machuelo (Clupea maculata).
pampanito (Stromateus maculatus).
pejerei (Atherinichthys regia microlepidota).
pejerei de Iquique (Atherinichthys affinis).
pescada común (Merluccius gayi).
pichihuén (Umbrina ophicephala)
rollizo (Pinguipes chilensis).
sardina (Lycengraulis grossidí-iis).
sardina española (Clupea sagax).
sierra (Thyí'sitops lepidopoides).
tollo (Galeorhinus mentó).
vieja colorada (Sebastodes chilensis).
vieja negra (Graus nigra).
Peces poco útiles
anguila de mar (Homea polythrema).
anguila negra (Myxine glutinosa i M. australis).
castañeta, boquilla, frailecito (Chromis crusma).
chanchito (Agriopus peruvianus).
doncella (Mixodes viridis).
boletín de bosques, pesca i caza 7»
peje perro (Piroelometopon darwini i P. maculatus).
peje sapo (Gobiesox marmoratus).
peje sapo (Sicyasis chilensis i S. sanguineus).
pintadilla (Cheilodactylus variegatus).
pinta roja (Scyllorhinus chilensis).
remora (Remora remora).
tembladera (Discopyg'e tschudii i D, limbata).
torpedo (Torpedo chilensis).
trambollo (Clinus crinitus).
Peces poco conocidos
Abudefduf latifrons.
Acanthistius pictus.
Anthias peruanus.
Doydixodon freminvillei.
Doydixodon laevifrons.
Eleotris tubinaris.
Leirus peruanus.
Pomadasys bipunctatus.
Pomodon macrophtalmus.
Salarias gigas.
Salarias eques.
Peces incomibles
aguja de mar (Syngnathus blainvillei).
Crustáceos comestibles
camarón (Rhynchocinetes typus).
jaiva blanca (Platyonichus purpurea i Ovalipes bipustulatus).
jaiva común o jaiva mora (Xantho planus)
jaiva morada (Platycarcinus dentatus).
jaiva peluda grande (Cáncer plebejus).
jaiva talicuna (Epialtus dentatus Inachus mitis).
pico grande (Balanus psittacus).
Crustáceos poco útiles
ermitaño (Paguristes hirtus Pagurus gayi, P. perlatus, etc.)
«o boletín de bosques, pesca i caza
jaiva chica (Xantho gaudichaudi).
pulga de mar (Hippa emérita)
Equinodermos comestibles
erizo fStrongylocentrotus albus)
Moluscos comestibles
choro grande (Mytilus choru i M. conceptionis).
loco (Concholepas peruviana).
chaperina o Cliape (Fissurella picta).
macha (Mesodesma donacia)
ostión (Pectén purpura tus).
taca (Venus peruviana).
traquilla (Mactra coquimbensis).
Afohiscos jjoco útiles
jibia fOramastotrephes gigas).
lapa (Siphonaria lessoni i S. peruviana)
lapa (Patella clypeaster i P. parasítica).
raaico (Mytilus granulatus)
pulpo (Octopus l'ontainei).
Tunicados
piure (Ascidia chilensis; comestible.
piure (Pyura molinae). poco útil.
Celenterndo de poca utilidad
anémona o poto de mar (Actinia cleraatis).
Algas comestibles
cochayuyo (d'ü viHaea utilis).
luche (Ulva lati^sima).
huilte o huiro (Macrocysti pyrifera).
Algas industricdes
Las algas coloradas pertenecientes a ios jéneros: Laurentia, Gi-
gartina, Chondnts, Laminaria, etc.
boletín de bosques, pesca ] CAZA SI
MAli LITOKAL DEL CENTlíO
Peces comestibles
anchoa, anchoveta (Engraulis ringens).
atún (Thyi'sytes atún).
bagre (Poiichthys porosns i P. foneki).
bilngai (Cheilodactylus antonii).
blanquillo (Latilus jugularis).
bonito (Sarda chilensis).
cabrilla (Senanus humeralis).
cabrilla española (Sebastodes oculatus i S. dar^vini).
casinova> cojinova i lasar (Sei'ioleila porosa).
cabinza (Mendosoma coerulescens i i\I. lineatum).
cauque (Atherinichthys regia laticlavia).
corvina (Cilus niontti).
furel o jurel (Tj-achuius trachurus i T. picturatus).
hachita (SerioleHa violácea).
jerguilla (Haplodactylus guttatus, H. punctatus i H. vermicu-
latus).
lenguado (Paralichthys kingii).
lisa (Mugil cephalus i ]\I. lamnielsbergi).
machete o machuelo (Clupea notacantha).
machuelo (Clupea maculata, 01. coerulea i Cl. advena).
pampanito (Stromateus maculatus).
pejerei (Atherinichthys regia microlepidota i A. brevianalis).
pescada común (Merliiccius gayi).
robalo (Eleginus maclovinus i E. punctipennis).
salmón cabeza de acero (Salmo gairdneri).
salmonete arco iris (Salmo irideus).
sardina (Lycengraulis grossidens).
sardina española (Clupea sagax).
sierra (Thyrsitops lepidopoides).
tollo (Galeorhinus mentó),
vieja colorada (Sebastodes chilensis).
vieja negra (Graus nigra)
82 boletín de bosques, PESCA 1 CAZA
Peces poco útiles
anguila de mar (Hornea polytrerna).
anguila negra (jMyxine glutinosa i M. australis).
anjel de mar (Squatina armata).
boirachilla (Salarias concolor, S. modestus i S. viridis\
castañeta, boquilla, frailecito (Chrorais crusma),
chanchito (Agriopus alboguttatus i A. peruvianus).
doncella (Mixodes cristatus i M. viridis).
mucoso (Blennius sordiaus).
peje perro (Pimelometopon maculatus).
peje sapo (Gobiesox marmoratus).
peje sapo (Sicyasis chilensis i S. sanguineus).
pintadilla (Cheilodactylus variegatus).
pintaroja (Scyllorhinus chilensis i Se. brevicoUis).
remora (Remora remora).
tembladera (Discopyge tschudii i D. limbata).
torito (Bovichthys diacanthus i B. minutus).
torito o chalaco (Petroscirtes biocellatus i P. fasciatus).
torpedo (Torpedo chilensis).
tramboUo (Clinus crinitus, Cl.microcirrhis, Cl. pliilipii, Cl. vario-
losus).
vieja (Clinus gcniguttatus).
Peces incomibles
aguja de mar (Syngnathus blainvillei i S. acicularis).
caballito de mar (Acmonotus chilensis).
Peces poco conocidos
Antillas peruanus.
Clinus guttulatus.
Clinus niger.
Eleotris tubinaris.
Emmtlichthys cianescens.
SpratcUoides albui ñus.
Trachyptc-rus altivelis.
liOLETJN DE BOSQUES, PESCA I CAZA 83
Crustáceos comestibles
camarón (Rhyncliocinetes typus).
jaiva blanca (Platyoniclms purpurea i Ovalipes bipustulatus).
jaiva común o mora (Xantho planus).
jciiva morada (Platycarcinus dentatus).
jaiva peluda grande (Cáncer plebejus).
jaiva talicuna (Epialtus dentatus e Inachus mitis).
pico (Balanus psittacus).
Crustáceos poco útiles
ermitaño (Paguristes liirtu?, Pagurus gayi, P, perlatus, etc.).
jaiva araña (Eui-ypodius audouini)
jaiva chica (Xantho gaudichaudi).
pulga de mar (Hippia emérita),
Equ inodermos comestibles
erizo (Strongylocentrotus albus).
pepino de mar (Holothuria platel i Polyphorus chilensis).
Moluscos comestibles
calamar (Loligo gahi).
caracol (Monoceros crassilabrura i Trochus araucanus).
chape (Fissurella máxima)
chapelina (Fissurella pieta).
choro (Mytilus chilensis, M. chorus i M. conceptionis).
jibia (Ommastotrephes gigas).
loco (Concholepas peruviana).
macha (Mesodesma donacia i Solen macha).
melonhué (Trochus ater).
pulpo (Octupus fontainei).
taca (Venus thaca i V. peruviana).
Moluscos poco útiles
colle (Acrarea scurra i A. scutum).
huepo, navajuda (Solen gaudichaudi).
lapa (Patella clypeaster i P. parasítica).
84 boletín de bosques, PESCA I CAZA
lapa (Siphonaria lessoni).
jilehuen (Tuibo nigei- i T. propinquus).
maico (Mytilus granulatus).
iiavajuela, quivi (Solenocurtus dorabeyi).
piquilhue (Voluta magellanica).
taquilla (jMactra bicolor i M. coquimbensis)
Tunicados
piure (Ascidia chilensis), comestible,
piure ( Pyura molina^), poco útil.
Cehiiferado, de poca utilidad
anémona o poto de mar (Actinia clematis).
Algas comestibles
cochayuyo (d'Urviliea utilis).
luche (Ulva latissima).
liuilte o huiro (Macrocystis pyrifera).
Algas industriales
Las algas coloradas pertenecientes a los jéneros: Laurentia
Gigaitina, Chondrus, Laminaria, etc.
Mar litoral del sur
Peces comestibles
anchoa, anchoveta (Engraulis ringens),
anguila de la arena (Gnathophis punctus).
atún (Thyrsytes atún).
bagre (Porichthys porosus i P. foncki).
casinova, cojinova i lasar (Seriolella porosa).
cauque común (Atherinichthys regia laticlavia).
congrio colorado (Genypterus blacodes).
congiio negro (Genypterus chilensis).
corvina (Cilus montti).
farionela, peladillo (Haplochiton taeniatus i H. zebra).
furel o jurel (Trachurus trachurus i T. picturatus).
boletín de bosques, pesca i caza 85
jerguilla (Haplodactylus guttatus).
lamprea (Geotria chilensis).
lamprea (Mordacia mordax).
lenguado (Paralichthys kingii)
lisa (Mugíl cephalus).
machuelo (Clupea maeulata, Cl. arcuata i 01. fuegensis).
pampanito (Stromateus maculatus).
pejerei (Atherinichthys regia microlepidota i A. mauleana).
pejerei de Magallanes (Atherinichthys nigricans).
peladilla (Galaxias alpinus, G. attenuatus, G. delfini, G. graci-
lliraus, G. grandis, G. maculatus, G. minutus, G. platel, G.
punctatus\
pescada común (Merlucius gayi).
pul o puye (Atherinichthys gracilis).
robalo (Eleginus maclovinus i E. punctipennis).
salmón del Rin (Salmo salar),
salmonete arco iris (Salmo irideus).
sardina (Lycengraulis grossidens).
sardina española (Clupea sagax).
sierra (Thyrsitops lepidopoides).
tollo (Galeorhinus mentó),
trucha salmonada (Salmo trutta).
vieja colorada (Sebastodes chilensis).
Peces 'poco útiles
anguila de mar (Hornea polytrema).
anguila negra (Myxine glutinosa i M. australis).
castañeta, boquilla, frailecito (Chromis crusraa).
chanchito (Agriopus alboguttatus i A. hispidus).
doncella (Mixodes foncki i M. viridis).
mucoso (Blennius sordidus).
peje sapo (Gobiesox marmoratus).
peje sapo (Sicyasis chilensis i S. sanguineus).
pintaroja (Scyllorhinus chilensis).
remora (Remora remora).
tembladera (Discopyge tschudü i D. limbata).
tollo (Squalus acanthias i S. lebruni).
torito (Bovichthys diacanthus i B. minutus). '
torito (Petroscirtes biocellatus i P. fasciatus).
66 boletín DR bosques, PESCA I CAZA
trambollo (Clinus crinitUíj, ^ . ínícrocirrhis i Cl. variolosus).
trompetero (Latris hecateia).
vieja (Clinus geiiiguttatus\
Peces incomibles
aguja de mar (Syngnathus blainvillei i S. acicularís).
caballito de mar (Acmonotus ohilensis).
Peces poco conocidos
Anthias peruanus.
Dissostichus elcginoides.
Eleotris tubinaris.
Chsonichthys esox.
Chíetostomus eiinaceus.
Cheirodon piscieulus.
Gobiosoraa ophicephalum,
Gobius chüoensis.
Salilota australis.
(^nistá.eos comestibles
camarón (Rhynchocinetes typus).
centolla (Litliodes antárctica).
jaiva blanca (Platyonichus purpurea i Ovalipes bipustulatus).
jaiva común o mora (Xantho planus).
jaiva morada (Platycarcinus dentatus).
jaiva peluda grande (Cáncer plebejus).
jaiva talícuna (Epialtus dentatus e Inachus mitis).
pico grande (Balanus psittacuí-).
Crustáceos 'ppco útiles
ermitaño (Paguristes liirtus, i Pagurus gayi, P. perlatus, etc).
jaiva ai'aña (Eurypodius audouini).
jaiva chica (Xantho gaudichaudi).
pulga de mar (Hippia emérita).
Equinodermos comestibles
erizo (Strongylocentiotus albus).
pepino de mar (Plolothuria platel i Polyphorus chilensis)
boletín de bosques, pesca i caza 8/
Vermes cojiiestibles
pinuca (Pinuca edulis).
Moluscos comestibles
calamar (Loligo gahi).
caracol (Trochus araucanus i Monoceros ciassilabrum).
cholga (Mytilus raagelianicus).
choro (Mytilus chorus i M. conceptionis).
comes (Pholas chiloensis).
jibia (Ommastotrephesgig-as).
loco (Concholepas peiTiviana).
macha (Mesodesma donacia i Solen macha).
molonhué (Trochus atei-).
navajuda, quivi (Soleuocurtus dombeyi).
ostión (Pectén patagonicus).
palupalu (Fusus sulcatus).
pulpo (Octopus fontainei)
quihnahue (Mytikis dactyliformis).
taca (Venus thaca).
Moluscos poco útiles
coUe (Aemiea scurra).
huepo, navajuda (Solen gaudichaudi).
lapa (Patella clypeaster i P. parasítica),
lapa (Siphonaria lessoni).
lilehuen (Turbo niger i T, propiuquus).
maleo (Mytilus granulatus).
. piquilhue (Voluta raagdlanica).
taquilla (Mactra bicolor).
Tunicados
piure (Ascidia chileusis), comestible,
piure (Pyura moliiuej, poco útil.
Celenterados comestibles
anémona o poto de mar (Actinia clematis)
88 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
Algas comestibles
cochayuyo (d'Urvillea utilis).
huilte o huiro (Macrocystis pyriEera).
luche (Ulva latissima i U. k\ctuca).
Algas industriales
Las algas coloradas pertenecientes a los jéneros: Laurentia, Gi-
gartina, Chondrus, Laminaria, etc.
MAR TEliKlTOUIAL DEL NOKTE
Peces comestibles ,
albacora (Lichia albacora).
anchoa (Engraulis ringens).
anguila de mar (Ophichthus oeellatus i O. pacifici).
atún (Thyrsytes atún).
bagre de mar (Porichthys porosus).
bilagai (Cheilodactylüs antonii).
blanquillo i cabrilla (Latilus jugularis).
bonito (Sarda chilensis).
cabinza (Isacia conceptionis).
cabrilla común (Serranus humeralis).
cabrilla española (Sebastodes darwini i S. oculatus).
congrio colorado (Genypterus blacodes)
congrio negro (Genypterus chilensis).
corvina (Cilus montti).
hacha (Brama chilensis).
jerguilla (Haplodactylus guttatusj.
íurel (Trachurus trachurus i T. picturatus).
lenguado (Paralichthys kingii).
machete (Clupea nothacantha).
machuelo (Clupea maculata).
mojari'illa (kSerranus conceptionis).
peje gallo (Callorhynchus callorhynchus).
pescada (Merlucius gayi).
raya (Raja chilensis i R. steindachneri).
robalo (Eleginus maclovinus i E. punctipennis).
boletín de bosques, pesca i caza 89
rollizo (Pinguipes cliileiisis).
sardina (Lycengraulis grossidens).
sardina española (Clupea sagax).
siei-ra (Thyrsitops lepidopoidcs).
tollo (Hetraopterus granulosas).
tollo (Galeoiiiinus mentó),
vieja colorada (Sebastodes cliilensis).
vieja negi'a (Graus nigra).
Peces poco útiles
águila de mar (TMyliobatis chilensis).
anguila de mar (Hornea poly trema i IMyxine glutinosa).
anjel de mar (Squatina armata).
azulejo (Lamna liuidobrii i L. pliilippii).
peje chancho (Agriopus peruvianas).
]:)intadilla (Cheilodactylus variegatus). ^^'
tembladera (Discopyge tschudii i D. limbata).
torpedo (Torpedo chilensis).
tiburón (Carcharlas brachyrhynchus i C. robustus).
traquino cornudo (Trachinus cornutus).
traquino dragón (Trachinus di'aco).
Peces incomibles
aguja de mar (Syngnathus blainvillei).
Peces poco conocidos
Aodon tarapacana,
Acanthistius pictus.
Anthias peruanus.
Dovdixodon freminviilei.
Doydixodon laevifrons.
Pomadasys bipunctatus.
Pomatomus saltatrix.
Pomodon macropthalmus.
Sciícna fasciata.
Crustáceos comestibles
esquila (Pseudosquilla lessoni i Squila mouoceros).
langostín (Galathea monodon).
90 boletín de bosques, pesca i caza
Moluscos poco útiles
jibia (Omraastotrephes gigas).
pulpo (Octopus fontainei).
MAR TERRITORIAL DEL CENTltO
Peces comestibles
albacora (Lichia albacora).
anchoa (Etigraulis ringens).
anguila de mar (Ophichthus ater, O. dicellurus, O. ocellatus,
O. pacifici),
atún (Thyrsytes atún).
bagre de mar (Porichthys foncki i P. porosus).
bilagai (Cheilodactylus antonii).
blanquillo i cabrilla (Latilus jugularis).
bonito (Sarda chilensis).
cabinza (Isacia conceptionis).
cabrilla común (Serranus huraeralis).
cabrilla española (Sebastodes oculatus i S. darwiui).
casinova (Seriolella porosa),
congrio colorado (Genypterus blacodes).
congrio negro (Genypterus chilensis).
corvina (Cilus montti).
corvina falsa (Micropogon fournieri).
furel (Trachurus trachurus i T. pícturatus).
hacha (Brama chilensis).
hachita (Seriolella violácea),
jerguilla (Haplodactylus guttatus, 11. punctatus i H. vermi'
culatus).
lenguado (Paralichthys kingii).
machete (Clupea notacantha).
machuelo (Clupea advena, C. coerulea i C. maculata).
mojarrilla (Serranus conceptionis).
peje gallo (Calljrhynchus argenteus, C. callorhynchus).
pescada (Meilucius gayi).
raya (Raja acanthostyla, R. rtavirosti'is, R. lima, R. oxyptera,
R. svnosbatus).
raya falsa (Psaramobatis rudis).
boletín de bosques, pesca i caza 91
robalo (Eleginus maclovinus i E. punctipennis).
rollizo (Pinguipes chilensis).
sardina (Lycengraulis grossidens).
sardina española (Clupea sagaxj.
sierra (Thyrsitops lepidopoides).
tollo (Galeorhinus mentó).
vieja colorada (Sebastodes chilensis).
vieja negra (Graus nigra).
Peces poco útiles
águila de mar (j\[yliobatis chilensis).
anguila de mar (Hornea poly trema).
anjel de mar (Squatiiia armata).
azulejo"(Carcharhiuus pugte).
azulejo (Lamna huidobrii i L. philipii).
cazón (Galeorhinus chilensis).
chanchito (Agriopus alboguttatus).
peje chancho (Agriopus peruvianus).
pintadilla (Cheilodactylus variegatus).
tembladera (Discopyge tsehudii i i), limbata).
tiburón (Carcharhinus icthiops i C. gracilis).
tiburón (Carcharodon rondeleti).
tiburón (Hemigaleus heterodus i H. isodus).
tiburón (Heptanchus ferox).
tiburón (Hexanchus vulgaris).
tollo (Hetrnopterus granulo?us).
torpedo (Torpedo chilensis).
traquino cornudo (Trachinus cornutus).
traquino dragón (Trachinus draco).
Peces incomibles
aguja de mar (Syngnathus acicularis i S. blainvillei).
caballito de mar (Acmonotus chilensis).
Peces poco conocidas
Agonopsis chiloensis.
Anthias peruanus.
Emmelitchthys cianescens.
Pomatomus saltatrix.
(. ■)
boletín de bosques, pesca 1 CAZA
Sciieim fasciata.
Spratelloides alburnus.
Ui'olophus marraoratüs.
Crustáceos comestibles
esquilla (Pseudosquilla lessoni i Squila raonoceros).
langostiii (Galathea monodon).
Moluscos poco útiles
jibia (Ommastotrephes gigas).
palpo (Octopus fontainei).
Algas
hüilte o huiro (Macrocystis pyrifera).
Mak territorial del sur
Peces comestibles
albacoi'a (Lichia albacora).
anchoa (Engraulis ringens).
anguila de mar (Gymnelis pictus).
anguihi de mar (Iluocoetes firabriatus).
anguila de mar (Maynea patagónica).
anguila de mar (Ophichthus ater).
anguila de mar (Phucocoetes latitans, Ph. platel i Ph. varie-
gatus.
anguila de mar (Platea insigáis),
atún íThyrsytes atún),
bagre de mar (Porichthys porosus).
blanquillo i cabrilla (Latilus jugularis).
cabinza (Isacia conceptionis).
casinova (Seriolella porosa),
congi'io colorado i Genypterus blacodes).
congrio negro (Genypterus chilensis).
corvina (Cilus montti).
furel (Trachurus trachurus i T. picturatus).
hacha (Brama chilensis;.
boletín de bosques, pesca i caza 93
jerguilla (Haplodactylus guttatus).
lenguado (Paralichthys jordani i P. kingii).
lenguado falso (Thysanopsetta nai'esi).
machuelo (Clupea maculata, C. arcuata i C. fuegensis).
peje gallo (Callorhynchus callorhynchus).
pescada común (Merlucius gayi).
raya (Raja brachyura i R. magellanica).
robalo (Eleginus raaclovinus i E. punctipennis).
robalo de piedra, robalo negro i trama (Nototlienia portei i).
rollizo (Pinguipes cliilensis).
sardina (Lycengraulis grossidens).
sardina española (Clupea sagax).
sierra (Thyrsitops lepidopoides).
tollo (Galeorhinus mentó).
vieja colorada (Sebastodes chilensis).
vieja negra (Graus nigia).
Peces iDoco útiles
águila de mar (Myliobatis chilensis),
anguila (Homea polytrema).
chanchito (Agriopus alboguttatus i A. hispidus).
tembladera (Discopyge tschudii).
tiburón (Carcharodon rondeleti).
tollo (Squalus acanthias i S. lebrunii).
tollo (Hetmopterus granulosus).
tí-aquino cornudo (Trachinus cornutus).
traquino dragón (Trachinus draco).
Peces incomibles
aguja de mar (Syngnathus acicularis i blainvillei).
caballito de mar (Acmonotus chilensis).
Peces poco conocidos
Agonopsis ohiloensis.
Anlhias peruanus.
Cottoperca gobio.
Dissostichus eleginoides.
Harpagifer bispennis.
Hippoglossina raicrops.
boletín de bosques, pesca i caza
Macruronus novae zelanda3.
Notothenia acuta.
Notothenia cornucola.
Notothenia elegans.
Xotothenia macrocephala.
Notothenia modesta.
Notothenia tessalata.
Pomatomus saltatrix.
Salilota austi'alis.
Crustáceos comestibles
esquihi (Pseudosquilla lessoni i Squtla monoceros).
langostin (Galathea raonodon).
Moluscos poco útiles
jibia (Oramastotrephes gigas).
pulpo (Octopus fontainei).
Algas
huilte o huiro (Maerocystis pyrifera).
ALTA MAR DEL NORTE
Peces comestibles
atún (Thyrsytes atún).
bonito (Sarda ehilensis).
caballa (Scomber colias).
cabinza (Isacia conceptionis).
cabrilla (Sebastodes darwini).
culebra de mar (Muraena ocellata).
dorado (Elacate ehilensis),
escorpena (Scorpaena histrio)
furel (Trachurus trachurus i T. picturatus),
lenguado (Paralichthys kingii).
pampanito (Scorpis ehilensis).
peje gallo (Callorhynchus callorhynchus i C. argenteus).
pescada (Merlucius gayi).
pez aguja (Histiophorus audax).
boletín de bosques, pesca i caza 95
pez espada (Xiphias giadius).
pez volador (Exocoetuscliilensis).
raya (Raja chilensis, R. lima, R. steirdachneri).
robalo (Eleginus maclovinus i E. punctipennis).
sieiTa (Tliyrsitops lepidopoides).
tollo (Hetmopterus granulosus i Galeorhinus mentó).
vieja colorada (Sebastodes chilenSis).
Peces j)Oco íltiles.
peje chancho (Agriopus peruvianus).
peje zorro (Alopias barrai).
peje zorro i peje sable (Alopias vulpes).
pez martillo (Sphyrna peruana).
torpedo (Torpedo chilensis).
tiburón (Carcharhinus brachyrhynchus, C. pugae, C. robustus)^
traquino cornudo (Trachinus cornutus).
traquino dragón (Trachinus draco)
Peces incomibles.
pez luna (Mola mola).
pez sol o pez emperador (Mola euryptera).
puerco espin (Diodon hystrix).
Crustáceos comestibles.
esquila (Pseudosquilla lessoni).
langostín (Galathea monodon).
ALTA MAR DEL CENTEO
Peces comestibles.
atún (Thyrsytes atún),
bonito (Sarda chilensis).
caballa (Scombor colias),
cabinza (Isacia conceptionis),
cabrilla española (Sebastodes oculatus).
casinova (Seriolella porosa).
culebra de mar (Mur^ena appendiculata, M. modesta, M. oce-
llata).
96 boletín de bosques, PESCA I CAZA
doi'ado (Elacatecliilensis).
escorpena (Scoi p^ena histrio).
furel í'Trachui'us ti'achuius i T. picturatus).
hacliita (Sen'olella violácea ).
lenguado (Paraliehtliys kingii).
pampanito de Juan Fernandez (Scorpis cliileiisisj.
peje gallo (Callorhynchus callorhyíichus i C. argenten?).
pescada (Merlucius g'ayi).
pez espada íXiphias gladins).
pez volador (Exocrptus cbilensis).
raya (Raja lima, R. acanthostyla, R. ílavirostris, R. oxyptera i
R. synosbatus).
robalo (Eleg'inus maclovinus i E. punctipeniiis).
sieri'a (Thyísitops lepidopoides)
tollo (Galeoihinus raento).
vieja colorada, cbancharro, pez colorado (Sebastodeschilensis;.
Peces poco i'itih-'^.
peje chancho o chanchito (Ag-riopus peruvianas i A. albogut-
tatus).
peje zorro (Alopias bai-rai i A, vulpes).
azulejo (Carcharhinus pugíc).
tibui'on (Carcharhinus aethiops i C. gracilis).
tiburón (Heptanchus ferox).
tiburón (Hexanchus vulg'aris).
torpedo (Torpedo chilensis).
traquino cornudo (Trachinus coi'nutus).
traquino dragón (Ti'achinus dracoj.
Peces incomihles.
peje sol o peje emperador (Mola euryptera).
pez luna (Mola mola).
puerco espin (Diodon hystrix),
Peces poco conocidos.
Aganopsis chiloensis.
boletín de bosques, pesca i caza 97
Crustáceos comestibles
esquila (Pseudosquilla lessoni).
]ang-ostin (Galathea monodon).
Alta mar del sur
Peces comestibles
atún (Thyrsy tes atún),
caballa (Scomber colias).
cabinza (Isacia conceptionis).
casinova (Seriolella poi-osa).
chanchito (Agriopus alboguttatus i A. hispidas).
culebra de mar (Muraena ocellatus).
dorado (Elacate chilensis).
furel (Trachurus trachurus i T. argenteus).
lenguado (Paralichthys jordani i P. kingii).
peje gallo (Caüorhynchus callorhynchus i C. argenteus).
pez espada (Xiphiasgladius).
raya (Raja lima, R. brachyura i R. raagellanica).
robalo (Eleginusraaclovinus i E. punctipennis).
pescada (Merluccius gayi).
sierra (Thyrsitops lepidopoides).
tollos (Squalus acanthias i S. lebrunii).
vieja colorada, pez colorado, chancharro (Sebastodes cliilensis).
Peces poco úti/es
chanchito (Agriopus alboguttatus i A. hispidus).
peje zorro (Alopias barrai i A. vulpes).
traquino cornu'Jo (Trachinus cornutus).
traquino dragón (Trachinus draco).
Peces incomibles
pez luna (Mola mola),
puerco espin (Diodon hystrix).
Peces poco conocidos
^ganopsis chiloensis.
7
98 boletín de bosques, PESCA I CAZA
Crustáceos comestibles
esquila (Pseudosquilla lessoiii).
langostín (Galathea monodon).
A estas listas hai que agregar todavía la de los peces de las
islas de Juan Fernandez, Mas Afuera, San Félix, San Ambrosio i
Pascua en cuanto se trate de especies distintas de las ya citadas i
como no reconocidas todavía en el mar continental de la Repú-
blica, siendo posible que un gran número de ellos habite los fon-
dos marítimos del centro i norte de Chile. Los señalamos por aho-
ra en la siguiente clasificación, añadiendo a la vez si se han en-
contrado en el mar litoral, territo'iial i alta mar de las citadas
islas.
Mares isleños del cektro i norte
Peces comestibles
bacalao (Polyprion oxigénelos), litoral i territorial,
breca (Cheilodactylus monodactylus), lit. i teiTÍt.
culebra de mar (Muraena porphyrea), térrit.
cabrilla listada i torito (Gilbei'tia semicincta), lit. i territ.
cavínza (Mendosoma fernandeziana), lit.
furel (Caranx chilensis), lit, terrii. i alta mar.
, lenguado (Paralichthys coeruleosti'cta), lit. i territ.
palometa (Caranx georgianus), terf it. i alta mar.
pampanito (Seriolella coerulea), ] ., territ. i alta mar.
pescada (Lotella rhacinus), lit. i tcirít.
pez volador (Exoccetus fernandezianus), territ. i alta mar,
pichihuén (Umbrina reedi), lit. i territ.
tollo (Squalus fernandezianus), lit., territ. i alta mar.
vidriola (Pelamys chilensis), lit., territ. i alta mar.
Peces poco útiles
borrachína (Salarias cuvieri), lit.
corvina (Malacopterus reticulatus), lit.
gungungo (Cheilodactylus bicornis), lit. i territ.
jerguilla (Girella albostriata), lit. i territ.
pez áspero (Trachichthys fernandezianus), lit. i territ.
boletín de bosques, pesca 1 CAZA 9^
trigla (Trig-la guttata i T. picta), territ. i alta mar.
torito (Salarias rubropunctatus), lit.
vieja (Labrichthys gayi), lit.
Peces poco conocidos
Callanthias platel, lit. i territ.
Caprodon longimanus, lit. i territ.
Centriscus fernandezianus, lit i territ.
Hemirhamphus phurcatus, lit. i territ.
Scombresox aeqiiirostrum, lit. i territ.
Scorpaena fernaiideziaiiu--, territ. i alta mar.
Scorpaena thomsoiii, territ. i alta mar.
Triaenoton nigricaiis, lit. i territ.
Crustáceos comestibles
langosta (Palinurus frontalis), lit. i territ.
No citamos mas crustáceos, moluscos i animales de otro orden^
por no existir un catálogo de ellos i por no haberse terminado
siquiera su clasificación pero nos consta, que es mucho mayor el
número de los animales aprovechables que los citados.
En la distribución que hemos hecho de la materia prima que
puede servir para la pesca, no se debe considerar los limites es-
tablecidos de norte, centro, sur, mar litoral, territorial i alta mar,
como separados por lineas infranqueables, sino como zonas cen-
trales que son invadibles por los distintos individuos en número
reducido. Sobre todo las divisiones mar territorial i alta mar son
mas bien imajinarias que reales. ¿Que conocemos nosotros de la
que pasa en nuestros mares territoriales i mucho menos en alta
mar? Poco o casi nada! Jamas se ha tenido a bien ordenar el estu-
dio de la oceanografía de nuestros mares, porque hasta la fecha
no se ha comprendido la importancia enorme que tiene para el
bienestar de la Nación.
Asi sucede que el estudio que presentamos se funde solamente
en los datos proporcionados por naciones estranjeras, las ob.-^er-
vaciones hechas por algunos atrevidos i mal ilustrados pescado-
res i las pocas personas instruidas que han dedicado parte de su
vida a este trascendental estudio. '
Por esto rogamos que nos sea perdonado cuanto hemos podido
errar en los detalles de este modesto estudio, ya que no es núes-
100 boletín de bosques, pesca i caza
tra la culpa de esta ignorancia. Si bien no se puede tratar aquí de
un trabajo perfecto, siempre servirá este de base en lo futuro para
investigaciones mas serias, cuando venga una jeneracion que
comprenda sus propias conveniencias.
Como ya lo dijimos, los límites de las rejiones indicadas no aon
infranqueables para los peces. Si esa separación rije para la ma-
yorías de ellos, los hai también, con gran frecuencia, como tibu-
rones por ejemplo, que recorren las distancias de la costa a las is-
las de Juan Fernandez en hora i media. Aun los peces de mas lento
andar, como los peces sol i luna, salvan estas distancias a paso de
tortuga i de este modo se han conquistado el mundo. Peces acos-
tumbrados a vivir en bandadas en ciertas rejiones de alta mar,
como la vidriola (Pelarays chilensis), aparecen aislada i ocasional-
mente en los puertos de Valparaíso, Zapallar, Papudo i Pichidan-
gui, dando ocasión a que los diarios de la República alarmen al
público con las noticias sensacionales de que ricos salmones de
Alaska o de California se han alejado i perdido hasta llegar a
nuestras costas, fundándose en el error de que aqui no tenemos
peces de carne roja. Otras veces sucede que las apancoras
que consumen nuestros congrios en el fondo del mar territorial,
del cual no se alejan, son arrojadas a la playa por una braveza
de mar debiéndose a estos acontecimientos marítimos las únicas
informaciones que tenemos sobre su existencia.
Si circunstancias estrañas no nos ayudaran de un modo eficaz,
no sabríamos de muchas especies nacionales que en realidad exis-
ten, pero estas apariciones casuales debieran ser para nosotros
un estímulo, para ir al encuentro de ellas i aprovecharnos de las
riquezas no esplotadas de nuestros mares.
Sabemos raui bien que habría sido mejor, en vez de citar las
subdivisiones que hemos establecido, hacer figurar cada especie
^ion su distribución jeográfica exacta i decir hasta cuantos metros
de profundidad se acerca a la costa i cuantos metros baja al fondo
del mar, si vive en la profundidad o en la superficie, si existe
sobre fondos de arena, piedras, rocas o fango, en que meses i se-
manas del año se muda de una residencia a otra, de que se ali-
menta, como se pesca, etc, si hubiese sido posible hacerlo, pues
esto es necesario para levantar la pesca; pero ¿como se podía ha-
cerlo, si no sabemos casi nada sobre esta materia? Ni siquiera el
congrio i la pescada están todavía suficientemente estudiados, i
como ya lo dijimos, ni las subdivisiones rejionales tan rudíraenta-
boletín de bosques, pesca i caza 101
rias que hemos establecido son del todo exactas ni bien definidas.
Esto no quiere s'gnificar que la industria pesquera nacional no
sea susceptible de ser esplotada a medida que se avanza en el
estudio de ella,
Tampoco debemos creer que la materia prima que tenemos en
nuestro litoral no sirve para fundar el bienestar de muchos habi-
tantes por medio de su esplotacion, porque aqui nos vendrian a
desmentir las grandes empresas estranjeras que han fundado su
negocio en la esplotacion de las mismas especies i de otras mui
semejantes en la Arjentina, la Colonia del Cabo, Nueva Gales del
Sur, Nueva Zelanda, Tasmania, Japón, etc.
Para comprobar lo dicho basta citar algunas listas de peces de
las especies nuestras que se hallan también en tierras lejanas.
Empezamos con la Arjentina, nuestro amigo al otro lado de la
cordillera, que siempre nos ha gustado traer como primera com-
paración con Chile, que posee grandes i varias sociedades de pes-
ca, con vapores, cámaras frigoríficas propias, etc. Ellas esplotan
muchos pescados finos como: casinova (S. porosa), congrio colora-
do (G. blacodes), parapanito (S. maculatus), robalo (E. maclovi-
nus), sardina (L. grossidens) i sierra (Th. lepidopoides); los de se-
gunda clase como: la caballa (S. colias), culebra de mar (M. ocel-
latus), furel (T. picturatus), machuelo (C. arcuata i C. fuegensis),
pejegalío (C. callorhynchus), pescada (M. gayi), raya (R. brachyu-
ra); los de tercera clase: tembladera (D. tschudii), tollo (S. blain-
villei i S. acanthias) i torito (B. diacanthus); los que consideramos
mas bien como poco útiles como el águila de mar (M, chilensis),
anguila de mar (H. polytrema) i pintaroja (S. chilensis); los que to-
davía no tienen nombres vulgares en Chile como: Cottoperca go-
bio, Hippoglossina microps, Maynea patagónica, Micropogon fur-
nieri, Notothenia cornucola, i Pomatomus saltatrix. A estos hai que
agregar los cosmpolitas, que no volveremos a citar mas, i que son:
el furel (T. trachurus), pez espada (X. gladius), pez luna ( M. mo-
la), peje zorro (A. vulpes), pueico espin (D. hystrix) i traquino
dragón (T. draco). Ademas existen en las aguas fluviales de la
Arjentina: el bagre de agua dulce (T. areolatus), las peladillas (G.
alpinus i G. maculatus), el pejerei común (A. regia), el pejerei
de Magallanes (A. nigricans), i la trucha (P. trucha). Al enumerar
las especies iguales se nos pueden haber escapado algunas, pero
creemos haber citado el mayor número de ellas.
En el Uruguai i Brasil tenemos de nuestros peces todavía los
102 boletín de bosques, pesca i caza
siguientes: casiiiova (S. porosa), culebra de mar (M. ocellat-us),
congrio colorado (G. blacodes), corvina falsa (M. fournieri), f urel (T.
picturatus), lisa (M. curemá), pampanito (St. maculatus), pam
panito de Juan Fernandez (Se. chilensis), peje gallo (C. callorhyn-
chus), sardina (L. grossidens), sierra (T. lepidopoides), torito (B.
diacanthus), tollo (Sq. acanthias i Sq. blainvillei) i el Pomatomus
saltatrix. Ademas existen todavía los peces de agua dulce el ba-
gre (Tr, nigricans) i el pejerei (A. regia).
Mas al norte en la costa del Atlántico hasta Méjico, i aun en
parte hasta Estados Unidos de Norte América, siguen: la casino-
va, corvina falsa, culebra de mar, furel, lisa, pejegallo, pam-
panito de Juan Fernández, tollo i el Pomatomus.
En Europa meridional encontramos todavía nuestra caballa (Se.
colias), la lisa (M, cephalus) i los tollos (Sq. acanthias i Sq. blain.
villei).
Las islas Malvinas tienen: la caballa, culebra de mar (M. oce
llatus), furel, peladilla (Gr. attenuatus i G. maculatus), pejegallo,
pintaroja, robalo, sardina, sierra, tollo (Squalus), Notothenia cor-
jiucola, Harpagifer bispennís i Pucocoetes variegatus.
En la Colonia del Cabo i Sud-Africa en jeneral existen: el atún
(Th. atún), caballa, furel, lisa (M. cephalus), pejegallo, robalo (E.
maclovinus), sierra (Th. lepidopoides), tsataki (Ch. esox), Poma-
tomus saltatrix llamado alia «Elft», í representantes de los jéneros
Clupea (Machuelo), Genypterus, Merluccius, Pomadasys, Sciaena,
Sebastodes, Stroraateus, Umbrina, etc. i ademas langostas (Pali.
nurus), lobos finos, etc. semejantes a los nuestros.
En el Perú, nuestro vecino del norte, tenemos las mismas espe
cíes de nuestras: anchoa (E. riíigens), anguila de mar (O. ocellatus
í O. pacifici), cabinza (í. conceptionis), caballa (Se. colias), cabri.
lia común (S. humeralis), congrio colorado (G. blacodes), congrio
negro (G. chilensis) culebra de mar (M. ocellatus), furel (T. pictu-
ratus), lisa (M. cephalus i M. rammelsbergi), machete (C. nota-
canthus), mojarrilla (S. conceptionis) pampanito de Juan Fer^
nández (Se. chilensis), pez martillo (Sph. peruana), pintadilla (Ch.
variegatus), pinta roja (Ss. chilensis), sardina (L. grossidens), sar-
dina española (C. sagax\ tembladera (D. tschudii), tollo (G. mentó),
trambollo (Cl. microcirrhis í Cl. philippii), las especies que aquí
notienen nombre común todavía como: Acanthistius pictus, Anthías
peruanus, Doydixodon fremin villei i D. laevifrons, Leirus perua-
nus, Pomodon macrophtalmus, Sciaena fasciata i otros. De las
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA 103
especies de agua dulce solo tenemos noticia de la lamprea (G.
cliilensis).
Hasta las islas Galápagos, la costa de California i talvez mas al
norte todavía suben: la caballa, cabrilla común, culebra de mar,
escorpena (S. histrio), furei, lisa, pampanito de Juan Fernandez,
pejegallo, pez martillo, pintaroja, sardina, sardina española, tollo,
Pimelotopon darwinii, Doydixodon freminvillei i algunos otros.
En Australia o sea en Nueva Zelanda, Tasmania, Nueva Ho-
landa, Nueva Gales del Sur, i aun en Queensland, volvemos a
encontrar de nuestros peces los siguientes: atún (Th. atún), baca-
lao de Juan Fernandez (P. oxygeneios), bonito (S. chilensis), ca-
balla (Se. eolias), cabrilla listada (G. semicincta), casinova (S.
porosa), congrio colorado (G. blacodes), Furel (T. picturatus), pa-
lometa (C. georgianus), pescada común (M. gayi), pescada de
Juan Fernandez (L. rhacinus), trompetero (L, hecateia), Caprodon
longimanus (Longfin), ^Macruronus novae zelandiae, Notothenia
cornucola, Pomatomus saltatrix (Tailer), las lampreas (G. chilensis
i M. mordax) i la peladilla (G. attenuatus) que son también de
agua dulce, i representantes de los jéneros ¡existentes en Chile de
Cheilodactylus, Haplodactylus, Hemirhamphus, Mugil, Piíralich-
thys, Piatycephalus, Pomadasis, Sciaena, Scorpaena, Trachino-
tus, etc.
Hasta el Japón i la China alcanza nuestra caballa (Scomber
colias), donde también se encuentra la anguila de mar (Ophichthys
ocellatus), la sardina española (Ciupea sagax) i algunas otr¿is espe-
cies mas todavía. -
En las publicaciones nuevas de los peces de los países citados
ya no figuran muchos de los nombres que nosotros hemos citado,
porque ya han hecho la corrección de las verdaderas especies que
tienen i han hecho engrosar en la lista de los sinónimos o bajo
otros jéneros los peces nombrados, lo que aqui hemos vuelto a
evitar para no aumentar la confusión producida en Chile i de la
cual deslindamos toda responsibilidad de nuestra parte.
Aparentamente no tiene ninguna lazon de ser que hayamos
citado los peces nuestros que habitan otras rejiones de nuestro
orbe, pero no pasa de ser asi, porque sin tomar en consideración
que aqui se trata de preciosos argumentos científicos, que com-
prueban las alteraciones que ha sufrido la superficie de nuestra
tierra, ae trata ademas de un precioso material para el estudio de
nuestros peces territoriales i de alta mar. Entre estos no figuran
104 boletín de bosques, pesca i caza
muchas de las especies nuestras en las condiciones citadas i hai
mucha probalidad que las encontremos en vastas lejiones de
nuestro mar territorial i alta mar. A la vez nos sirve, por medio
de los estudios hechos en estos paises, para facilitar el entendí,
miento de sus condiciones biolójicas en Chile. Ademas nos ense-
ñará esto el modo de pescarlos i de apreciarlos industrialmente,
como se hace eñ oti'os paises, i demostrar por via de comparación
que es lo que debe esperar en lo futuro nuestra industria pes-
quera de la materia prima que tenemos, i de la cual tendremos
que hacer mención en los capítulos siguientes, que tratarán de:
«la pesquería en aguas fluviales», «la pesquería costanera» i «la
pesquería en alta mar». Igualmente nos servirá para estudiar las
medidas de protección lejislativa i de fomento que deben tomar-
se, i el aprovechamiento industrial que se puede sacar de la ma.
teria prima, en beneficio del consumo interior del pais, como so-
bre todo para la esportacion, que es la llamada a equilibrar el
movimiento comercial de la Nación.
Al último no deja deser útil haber publicado las listasde los pe-
ces nuestros que existen en otros paises para llamar a empresas
estranjeras a nuestras costas, para que esploten nuestras riquezas
marítimas, ya que los nacionales por regla jeneral la estiman en
menos i los pocos que comprenden su importancia no saben es-
plotarlas. Pues no se puede atrasar iupuneraente una industria de
capital importancia poi'que se quiso hacerlo.
(Cofitinuará).
Federico Albeht.
ALGO SOBRE LOS BOSQUES
DE LOS
TERRITORIOS DE NEUQUEN I RIO NEGRO
(Colaboración)
Por ser la cuenca del lago Nahuelhuapi una de las mas típicas
de la zona austral, la describiré sumariamente.
Está situada entre los paralelos 41 i 42 i 71 a 72° de lonjituda
boletín de bosques, pesca i caza 105
720 metros sobre el nivel del mar, con alturas que no esceden de
3200 mts. i es formada de varios lagos menores, que siendo de-
presiones aluvionales i de oríjeti volcánico mui reciente forman
estos característicos torrentes i rios, que jeneralmente nacen en
los contrafuertes o cordones cordilleranos i que desaguan en el
gran bacino del lago Nahuelhuapi, que en araucano quiere decir
Isla del Tigre o tigre malo.
Los principales lagos secundarios del Norte son los: Cerrentoso,
Espejo, Totoral i algunas lagunitas menores, i los rios Huemul,
Bonito, Estaca, Pedregoso, del Medio i otros; del Oeste son: L.
Frió, L. Campana, L. Cántai'os, etc. i los rios Machete, Blanco,
Negro, Frió, i otros menores; del Sur son: L. Gutiérrez, L. Mas-
cardi, L. Guillermo, L. Mesa, i los rios Mireco, Seribao, etc.
En la ribera de estos lagos tributarios del océano Athi utico por
el rio Limai, que en su curso tortuoso recibe otras cuencas i en
los faldeos de los cordones cordilleranos hasta la altura de InOO
a 1000 mts. i en las islas predominan las florestas primitivas,
tipleas por sus especies mezcladas por esencias i edades, escasean-
do en las esposiciones del Este por el azote del viento casi cons-
tante, por la altitud, por la proximidad del océano Pacífico i por
la rarefacción del aire sobre las grandes superficies de estos
lagos.
El área boscosa se podrá determinar con exactitud relativa una
vez sean confeccionados los planos que están relevando varias
comisiones de Estudios Hidrolójicos del M. de Obras Públicas.
Como he demostrado en vai'ias relaciones, el estado actual de
los bosques de la zona austral o antartica es mui poco satisfacto-
rio para el técnico, que ve perderse poco a poco el encanto de
estas agrupaciones desordenadas de plantas eminentemente socia-
les, que atraen por las variedades de las especies mezcladas.
Estos . montes son caracterizados por las siguientes familias:
Coniferas (pináceas), Taxíiceas, Cupulíferas (fagáceas). Mirtáceas,
Proteáceas, Ramnáceas, Flacourtiáceas, Anacardiáceas, Monimiá-
ceas, Rosáceas, Sinanteráceas, Verbenáceas,- etc.
La primera categoría es la mas esplotada por su madera liviana,
blanca, compacta i fiexíble; las únicas especies que tenemos en
esta zona son: el ciprés (Líbocedrus chilensís), el Alence (Fitzro-
ya patagónica), el Pino (Araucaria imbiicata).
De la segunda categoría. Taxáceas, el ]\lañíu (Podocarpus nubi-
gena).
lOi boletín de bosques, pesca i caza
De la tercera categoría, madera mas pesada i menos esplotada,
tenemos: el Coihue (Notofagus Dombeyi), el Roble (N. obliqua), el
Raulí (N. Procera), el Lengue o Loda (N. pumilio), el Ñires (N.
antárctica).
De la cuarta categoría, Mirtáceas, tenemos: el Arrayan (Eugenia
patagónica), el Tineo (Weinmannia trichosperma), el Patngua
(Mirtus planipes), el Luma (Eugenia Proba), el Tepú (Tepualia
stipularis).
De la quinta categoría, Proteáceas, tenemos: el Ciruelillo (Era-
bothrium lanceolata), el Raral (Lomatia obliquaj.
De las Anacardiáceas, el Lauria o Litre (Schinus crenata).
De las Ramnáceas, el Chacai (Discaria foliosa).
De las Flacourtiáceas, el Cincin (Azara microphyla).
De las Moniniiáceas, el Huahuan (Laurelia sempervirens).
De las Rosáceas, el Manzano (Pyrus malus).
De las Celastráceas, el Maiten (Maytenus boaria).
De las Sinanteráceas, el Palo santo (Floto vía stifftiodes).
De las Verbenáceas, el Retamo (Lippia júncea).
Ademas hai un sub-bosque variadísimo de arbustos i enredade-
ras de las mas hermosas, i como predominantes a tan variadas
especies, la Graminácea, el Colihue o quila, que ocupa en algunas
partes gran estension de la superficie del monte.
El valor intrínseco i comercial de estos montes es hoi muí rela-
tivo, porque hai que tener en cuenta los coeficientes pasivos, que
se oponen a una esplotacion lucrosa i racional.
Citaré algunas de las principales causas:
I.'* La dificultad de la estraccion de los productos forestales.
2.''^ La distancia de los centros poblados i de los mercados.
^.^ La escasez de obreros competentes.
Son innumerables los fracasos i las desilusiones sufridas hasta
la fecha por esplotadores poco espertos de estos montes, que sin
calcular los obstáculos que hai que franquear, el percentual de
los árboles poco maderables, antiguos o enfermos; el material que
se pierde por desfiladeros abruptos, que acaban en abismos de
profundidades asombrosas, la inclemencia de la estación, pudién-
dose tiabajar solamente 4 o 5 meses del año; i como consecuencia
de la falta de caminos, se carece de la maquinaria pesada que estos
trabajos exijen, la falta de brazas, de forrajes, las provisiones a
precios escepeionales, la falta de remolcadores, etc., todo esto pro-
boletín de bosques, pesca i caza 107
duce el fracaso de cualquiera empresa, o da lugar a una esplota-
cion errónea, irracional i vandálica.
Es mi opinión que el Supremo Gobierno no se dio cuenta de la
importancia técnica i científica que tienen estos bosques, porque
en el año 1903 ubicaba una colonia pastoril entre los montes ribe-
reños de los lagos Nahuelhuapi i Gutiérrez i ahora se está come-
tiendo el mismo error, haciendo repartir las riberas de los lagos
Lacar i Lolog.
Creo que el Superior Gobierno no se daba cuenta del valor de
esta rejiou boscosa cuando en 1{>06 hacia subdividir i entregar la
reserva de la península S. Pedro, rejion donde predominan los
bosques mas tupidos, i la entregó a pobladores sin recursos, en
jeneral chilotes, o a turcos, como en el lote 107, los que no supie-
ron hacer un rancho entre un monte faldeo hermosísimo, Joven i
parejo de cipreses que viste el gran macizo de la sierra de la
Ventana, en el lago Gutiérrez.
Creo que el Superior Gobierno no conocía el valor de la isla
Victoria, con superficie de mas de cien kilómetros cuadrados, en
su totalidad boscosa, cuando la entregaba con decreto en el año
1907 a usufructo a un particular, que devastó los bosques de la
mitad de esla isla, cortando una sola especie de árbol (el ciprés) i
en un solo lado, el del Nor-oeste, siendo precisamente este el lado
mas inadecuado i que podría haber servido para bosques ampara-
dores de la selección natural de las especies indíjenas.
Ademas la zona andina de los territorios del Sur es la mas co-
diciada i preferida por la fertilidad del suelo, por la salubridad
del clima i por la abundancia de las aguas, asi que los montes de
estas precordilleras sufren la misma evolución que sufrieron todas
las rejiones boscosas del mundo. No hai entonces que estrañar,
no habiendo leyes severas i amparadoras, que los intrusos de
aquí destruyan los bosques como los indios, como los australianos,
como los canadenses, si el hombre de todo el mundo, por sus prin-
cipios atávicos i por su haraganería instintiva, ha esplotado siem-
pre todo lo que ha caído bajo su mano, con medios brutales, para
gastar menos trabajo i sacar mas pronto provecho.
El intruso o colono de aquí conoce í conjuga un solo verbo,
«destruir», i lo hace, repito, con el mínimo gasto, con menos tra-
bajo i en tiempo mas rápido. Aquí no se cultiva la tierra para que
la agricultura rinda, no se conoce tampoco lo que aquí da mas, i
las desilusiones se acumulan instigadas por el aiskxmiento, la falta
103 boletín de bosques, pesca i caza
(le caminos i con ésta la falta de tráfico, la completa ausencia de
los límites de las propiedades i la liberalidad i facilidad de disfru-
tar i poblar cualquier valle o ribera de estos hermosísimos lag'os.
Estos coeficientes hacen desaparecer el sentimiento de cariño
al hogar, la especulación honesta, el cultivo racional, el cuidado
a los bosques limítrofes i todas las industrias de la agricultura i
selvicultura.
Queman centenares de árboles magníficos por encontrar un pe-
dazo de tierra virjen, húmeda i humífera, porque saben que con
poco trabajo les da abundante cosecha, i cuando ésta al cabo de
dos o tres años está cansada, destruyen otro pedazo de monte
para repetir la misma rutina.
Los faldeos de los cerros se desmoronan siempre mas, los ma-
nantiales se secan, las tierras se hacen mas áridas, secas i estéri-
les; entonces la destrucción de los árboles se hace una necesidad;
casi un afán, para buscar tierras mas ricas, i como consecuencia
despueblan los centros, las colonias, i es triste notar en estos aban-
donos la huella del poco cariño, del ningún vínculo, del ningún
afecto entre el hombre i la tierra.
I de los árboles en los antiguos i majestuosos bosques solo que-
dan los que están en las rocas abruptas, inaccesibles; parece que
huyen del flajelo para refujiarse en abras i valles apartados, don,
de levantan su copa al cielo sepultados entre rocas i peñascos-
pero tranquiloc i aislados del eterno enemigo, el hombre.
Una floresta que está ardiendo presenta un cuadro horroroso.
Son centenares de árboles que chisporrotean, que se tuercen, que
se quebran, i cuyas ascuas empujadas por el viento caen a va-
rios metros de distancia e incendian nuevos manchones de árboles,
A tratarse de un bosque en que predominan las coniferas, la re-
sina se acumula por contracción de las fibras dilatadas por ej
fuego en la base de los gajos o en algunas lastimaduras de la cor-
teza i cuando vence la resistencia de los tejidos, sale silbando en
un chorro incandescente a distancia asombrosa, salpicando de go-
tas, como lluvia de fuego, todo el rededor.
Jeneralmente estos árboles tienen de 15 a 20 metros de altura
i muchos de ellos están ya secos i carcomidos de muchos años; asi
es suficiente una salpicadura de resina inflamada o una brasíta o
chispa para incendiar todo un monte.
En la poblada Europa i en Norte América, donde hai cuerpos
enteros de guardas forestales, no -pasa semana que no ocurra, en
boletín de bosques, pesca i caza 109
verano, incendios de bosques, que a veces destruyen pueblos en-
teros, i eso sucede en pueblos cultivados, cercados, atendidos, de-
fendidos por guardas-forestales, tropa i aldeanos; así no es de
estrañar si aquí, con una escasísima población i en su mayoría nó-
made, sin vijilancia, sin comunicaciones rápidas en una zona de
miles de kilómetros cuadrados de floresta vírjen i de boscaje de
colihue i de enredaderas resinosísimas (los indios usan el colihue
como velas) no se produzcan incendios colosales.
Hai también que tener en cuenta que los mas grandes incendios
provienen de Chile, encontrando una corriente de viento conti-
nua de Oeste a Este.
Esta nación es típica por los incendios: sé que desde siglos es
• casi un hábito local destruir con el fuego lr>8 montes para tener
tierra i abono.
Es de consecuencia que el inmigrante chileno, ademas de llevar
una bolsita de trigo tostado i molido para hacerse el ñaco, trae el
hacha para abrirse camino i la costumbre atávica de destruir los
montes que cruza, al menor obstáculo.
Cito brevemente otra agravante: estos bosques están casi todos
cruzados por sendas de un metro mas o menos de ancho que ser-
pentean en los desfiladeros i cañadones, subiendo i bajando por
esquivar peñascos i obstáculos insurmontables. Estos son los ca-
minos internacionales donde se arrean anualmente miles de vacu-
nos, novilladas ariscas, en tropas de 100 a 200 animales, que se
importan a Chile.
He observado, en tantos años de recorridas en la cordillera, que
el estravío de algún animal entre los matorrales o cañaverales es
la causa de que se prenda fuego al monte para que salga el ani-
mal estraviado.
¿Quién vi^la estos caminos? Quién cuida los bosques?Quién da
;parte de los incendios al producirse para empezar la estincion?
A veces algún intruso, que vive a inmediaciones del bosque i
-que nov^enta veces sobre cien hace de encubridor o prepara un
.alibi (coartada) al incendiario.
A.|uí es necesario decir que la causa principal de estos males
-es la falta de personal en las oficinas encargadas de estos servicios
i la poca retribución del mismo, deficiencias peculiares a estas re-
púl)licas, que en esto no quieren imitar a las naciones mas adelan-
tadas, donde la protección del suelo i de sus riquezas piima
.sobre toda otra cosa.
lio boletín de bosques, pesca i caza
¿Cuáles son los remedios a tan desastroso estado de cosas?
1. Guardas-forestales destacados (en la sola cuenca de Nahuel-
huapi precisan 4 con puestos fijos) i en puntos estratéiicos, recorrien-
do continuamente.
2. Deslindar i amojonar las reservas forestales i poner avisos
gráficos que indique al viajero que la Lei castiga al incendiario-
En cada reserva será estudiada su densidad forestal, sus especies,
i su valor, haciéndose casi un inventario, clasificando los árbo-
les según su valor comercial. Con el tiempo se podrá hacer un
raleo racional i una poda de las plantas jóvenes poniéndose a lici-
tación los productos forestales que es necesario estiaer para la
conservación del monte.
3. Nombrar un cuerpo de corresponsales forestales ad honorem^
escojidos entre los vecinos mas caractei'izados < n los varios
centros de poblaciones fronterizas. Estos corresponsales contro-
larían la acción de los guardas i darian cuenta ár los perjuicios
i de las especulaciones clandestinas que se iniciase a daño délos
montes inmediatos.
4. Seria necesario se caducase todas las concesiones forestales
concedidas para esplotaciones comerciales i las concesiones de
tierras que se encuentren entre montes, siempre que los conce-
sionarios no tengan titulo de propiedad.
5. El Decreto Reglamentario de bosques (art. 1.'') pone el réji-
men forestal a los montes del Estado i a los particnlares que lo
solicitan. Creo sea necesario poner el réjimen forest i obligatorio
a todas las propiedades que se encuentran entre res:'rvas fores-
tales o colindantes con estas, porque es súmame lo peligroso
que por ignorancia, descuido o maldad de un colono este pueda
producir incendios que damnifiquen zonas boscosas de propiedad
fiscal. »
6. Seleccionar los pobladores; a los buenos, aquellos que reú-
nan potencialidad económica (recursos), potencialidad dinámica
(familia numerosa), intelijencia i actividad, darles posesión inme-
diata con su título definitivo, para que se arraiguen i sean elemento
de progreso i de fomento agrícola de la zona cordillerana. A los
intrusos, molestos i dañinos, sin ningún tráhiite espulsarlos. Aquí
cae oportuno observar que la causa de la enajenación de tierras
con montes, o entre montes, es la poca escrupulosidad de agri-
mensores, que no consideran la importancia de los montes i los
perjuicios que pueden ocasionar los concesionarios de tierras con
boletín de bosques, pesca i caza 111
bosques en parajes donde escasea la madera o donde la destiuc-
cion de esta pueda producir serios perjuicios al porvenir de la
región misma.
Deficientes son también el Código Rural, la Justicia Letrada i la
Poücia, que no castigan a los incendiarios, escusándose por falta
de pruebas, i asi no atienden las reclamaciones o absuelven a los
incendiarios (Véase archivo).
/. Obligar a los colonos que viven a proximidad de montes fis ■
ciiies que los cultivos sean efectuados bajo las siguientes formas:
a). Que los montes de las riberas de los lagos i rios sean deja-
dos intactos en todas las estensiones de la? propiedades en un
ancho de 50 metros de la mayor creciente,
b , Oejar fajas o cortinas de árboles con minimo de 20 metros de
ancho en dirección conveniente (en este paraje de Norte a Sur)
para que atajen los vientos predominantes i sirvan de amparo a los
montecitos en formación, que jeneralmsnte tienen la dirección del
viento, siendo casi todas las especies de árboles indijenas de se-
millas anémobolas. Dichas cortinas tendrán las distancias máxi-
mas de 150 metros.
c). Prohibir absolutamente que en verano se quemen los des-
perdicios o roce de ramaje seco, arbustos, cepas, cañas etc.
Es mi opinión que si la quema se hace pocos dias antes de arcir
o sea a fin de otoño, toda la parte activa de la ceniza (álcali, po-
taba, etc.) se une ala tierra i con las lluvias de invierno se disuel-
ve i abona; si al opuesto se quema en verano, ademas de los gran-
des perjuicios que ocasiona el fuego, el que hace inútiles todas las
luchas para combatirlo, el viento i el agua esportan las sustancias
antes citadas, que efectivamente son la parte útil de la ceniza, i
quedan solo cuerpos insolubles i de poca utilidad.
Quemándose las ramas chicas en montecitos aislados se deberá
encenderlas por la mañana i por el lado opuesto al viento, de ma-
nera que se quemen paulatinamente, formándose una corriente cir-
cular i evitándose las llamaradas altísimas, que empujadas por el
viento tienen un poder radiante tremendo i abrasan un trecho es-
tensísimo.
Si se tratase de un rozado en pendientes, es bueno aislar estos
montecitos con zanjas arriba del faldeo, para poder cortar el fuego
al primer signo de propagación.
Con los datos que acabo de esponer, la Dirección de Bosques
podria desde ya tomar un cierto número de medidas capaces de
112 boletín de bosques, pesca i caza
subáanar en parte los inconvenientes indicados i facilitar al mis-
mo tiempo las funciones de los empleados que dependen de ella
i que se hallan desterrados en aquellos lejanos páramos.
Humberto Giovanelli,
Ex-Inspector de Bosques de la Arjentina.
DE LAS CLARAS EN LA DASONOMÍA MODERNA
De «La Revista de Montes», Madrid
{G ontinuacion)
En series de ensayos que contienen también, o esclusivamente,
parcelas sobre la influencia de la clara alta, deben las mediciones
relativas a la posibilidad de su comparación referirse al estado
■del vvelo antes del comienzo del ensayo. Ademas, es también ad-
misible en este caso una ampliación adecuada de la diferei-cia
máxima espresada.
12
Deben medirse exactamente las parcelas de ensayo, así como
señalarse permanentemente por signos de límite en los vértices i
■el perímetro.
Hai que añadir al rejistro un croquis sobre la situación de cada
parcela.
13
Al establecerse las parcelas de ensayo, debe hacerse su descrip-
ción con arreglo a las instrucciones para la descripción de la es-
tación en la esperimentacion forestal, utilizando el formulario
destinado para ello. En cada inventariacion posterior deben apun-
tarse en el cuaderno de la misma, por lómenos, indicaciones sobre
la naturaleza de la cubierta del suelo i desarrollo del vuelo (lim-
pieza de los fustes, ramas chuponas, crecimiento achaparivado,
■etc.,), asi como otros fenómenos notables.
boletín de bosques, pesca i caza 113
14
Es conveniente que con los estudios sobre la influencia de dis-
^tintas clases i grados de claras i claras de aislamiento en el creci-
miento en volumen se combinen también otros sobre la influencia
en el estado físico i químico del suelo.
15
Las parcelas de ensayo de claras i claras de aislamiento necesi-
ftan por término medio cada cinco años una revisión i nueva in-
ventariacion (24), aun cuando no deba realizarse una nueva clara
.0 clara de aislamiento.
III. — Toma de datos isobre la marcha del crecimiento.
10
Las inventariaciones del vuelo se estienden solamente a las
fparcelas verdaderamente de ensayo pero no a las fajas de cerco.
17.
Al establecerse las parcelas de ensayo deben señalarse, desde
luego, los troncos que han de estraerse inmediatameate por las
-cortas de mejora i medirse su diámetro con forcípula a 1,3 metros
de altura sobre el suelo. Se determina su volumen según los pun-
tos de vista indicados mas adelante (22).
Después de esto se señala por medio de una cruz, con pintura
al óleo, la altura de medición en el vuelo que se deja en todos los
troncos, según la misma dirección. En el vuelo arbóreo hai que
señalar también, en ángulo recto, el punto donde se aplica la re-
gla métrica de l.i forcípula en la medición del segundo diámetro*
En laderas de ¡nontaña se efectúa la determinación de la altura
-de medición por el lado de la montaña.
En el caso de que algún tronco estuviese a 1,S metros de altura
una forma irreiiular, debe trasladarse él punto de medición a un
iSitio regularmente formado.
8
114 boletín de bosques, pesca 1 CAZA
18.
Deben numerarse los troncos a fin de determinar con mayor
seguridad el crecimiento de su base. Debe sentarse como princi.
pió que la numeración ha de ser seguida, tronco por tronco; en
iatizales de pequeño diámetro, asi como en el relativamente es-
caso vuelo dominado de rodales de mayor diámetro, se recomien-
da la numeración, según clases diamétricas, marchando de centí-
metro en centímetro, cuando la sumaria medición con forcípula
sin numeración no haga posible el necesario grado de exac-
titud.
La numeración por clases debe pasar .■; medida que aumenta
el diámetro del vuelo, lo mas pronto posible a la numeración por
ti'oncos.
En ínteres de su mayor dui ación, debe evitarse en lo posible el
empleo del lado espueeto a los vientos dominantes para poner los
números de los troncos i la cruz de medición.
19.
Durante la medición con forcípula se miden en número entero
de milímetros en cada tronco dos diámetros en cruz sobre los
sitios fijados del modo antes indicac j i se les apunta en un re-
jistro.
Para el cálculo de las sumas de áreas circulareá pueden en
rodales de 10 centímetros en adelante de diámetro medio'ser re-
dondeados en centímetros enteros los diámetros tomados en milí-
metros.
Se recomienda indicar en el rejistro de troncos, con ocasión de
la primera inventaríacion, i mas adelante, talvez cada diez
años, para cada tronco, la clase del raism.o (2) a que pertenece,
para troncos de la segunda clase también la denominación es-
pecial de la forma del árbol, utilizando las abreviaturas allí em*
picadas.
20.
El procedimiento para la determinación del volumen del vuelo
que queda i del que se segrega se deja al criterio de cada Institu-
to de Esperimentacion.
boletín de bosques, pesca i caza lii>
21.
Al determinar con mayor [seguridad el crecimiento en volu-
men, se recomienda emplear en las peticiones de la determina-
ción del volumen del vuelo que se deja en pié, un ¡procedimiento
de corrección, que permita aprovechar los resultados de las ante-
riores mediciones de troncos de prueba para aumentar el grado
de exactitud.
22.
Para determinar el volumen del rodal que se segrega no basta
el apilamiento, según el procedimiento usual en la práctica, sino
que es necesario para ésto, siempre que no tenga lugar una me-
dición completa, emplear en todo caso un procedimiento mas
exacto.
Esas determinaciones de volumen en el vuelo que se deja, sola-
mente pueden efectuarse en grandes intervalos, teniendo en cuenta
la dificultad de proporcionarse los necesarios troncos de prueba,
sobre todo en rodales viejos.
Para la fijación de la marcha del crecimiento en volumen, bas-
ta, sin embargo, estar determinado cuando se aprecia cuidadosa-
mente el volumen del vuelo que se va segregando.
24.
Las mediciones de las bases de tronco del vuelo que se deja en
pié i la toma de datos sobre la magnitud del vuelo que se segrega
tienen lugar, por término medio, cada cinco años, con ocasión de
las revisiones periódicas de las parcelas de ensayo (lo).
25.
Para determinar la influencia de los distintos cuidados cultura-
les *ii] la forma del tronco, se calculan en cada inventariacion
del \o:iimen del vuelo que se deja en pié, los coeficientes mórficos
del De^'hhoh masa leñosa gruesa, masa leñosa aérea que pasa de
7 centímtUts de diámetro, incluyendo la corteza i escluyendo el
116 boletín de bosques, pesca i caza
tocón que queda al derribar el árbol, así como también los cocien-
tes de la forma:
Diámetro a la mitad de la altura del fuste S
Diámetro a la altura de medición d
de los troncos de prueba.
Ademas, deben ejecutarse con igual objeto análisis de troncos,
por lo menos a la conclusión del ensayo; pero su ejecución es tam-
bién conveniente en las demás ocasiones que se ofrezcan.
LAS PLANTACIONES EN £L BALNEARIO
DE PICHILEMÜ
(CoL.boracion)
Hace tiempo ofrecí al Boletín una descripción de los árboles que
aquí he plantado, promesa que le cumplo hoi pero muí a la lijera»
porque mis quehaceres no me dejan todo el tiempo que deseara
dedicarle a este asunto.
Principiaré por decirle que llegué a esta empresa el 20 de Di-
ciembre de 1900, sin encontrar vestí jios de vejetacion arbórea i
que mí primera preocupación fué plantar en el invierno de 1901
algunos árboles, como ser: álamos, sauces, acacias blancas, maite-
nes, espinos i cuantos árboles encontré en los fundos cerca-
nos. Escusado me es decir que todos ellos se secaron por la mala
■calidad del terreno i por el desabrigo de esta especie de desierto
de ese entonces. Yo deseaba tener árboles, fueran los que fueran,
porque me oprimía el alma encontrarme en este campo tan árido
que a mi juicio se prestaba para convertirlo en algo agrada,ble*
Cansado con raí primera intentona, recurrí a la compra de se
millas a un negocio de Santiago, que por desgracia fué poco for'
mal i me vendió unas ya viejas i perdí con esto el año de 1902
Al año siguiente conseguí algunas buenas de Cupressus raacro'_
carpa, Eucalyptus globulus, Pinus ínsignis i Acacia melanoxylon^
de las cuales obtuve un regular número de plantas que puse en la
boletín de bosques, pesca i caza IIT
tierra i que, aunque prendieron en su mayor parte, perdí, porque
los cierros no estaban mui buenos i los animales de los vecinos
dieron cuenta íntegramente de ellas. El año 1904, salvado este
inconveniente con buenos cierros, hice otro almacigo de los mis-
mos árboles i planté los primeros que, aunque mui destruidos por
los veraneantes, hoi los tengo de 10 i 12 metros de alto. Los pri-
meros árboles me costaron muchos sacrificios porque tuve que lu-
char contra la ignorancia de esta jente i la maldad de los vecinos.
que me rompían los cercos para echar a pastar de noche sus ani-
males.
Con lo ya espuesto, entro hacer un detalle de los árboles que
he plantado i continúo con buen éxito, pero primeramente debo
decir que para conseguir este resultado he dividido los cierros en
pequeños cuartelitos de 40, 50, 60, 80 i 100 metros con c eróos de
ramas, con el objeto de abrigar los arbolitos en sus tres primeros
años; así he conseguido ver arraigar el 95o/o de los que planto,
haciendo saber de paso que tierra mas mala dificulto se encuentre
en otra parte. Me olvidaba, indicar que en el terreno que voi a
plantar, hago los hoyos de 40 centímetros por 50 de.profundidad
el año anterior i antes de principiar las primeras lluvias comien-
zo la plantación i los hago regar a mano hasta que vienen las
aguas del tiempo, que aquí son pocas desde 1904.
Los cupressus 7nacrócarpa se desarrollan bien por lo jeneral
pero prefieren terreno un poquito fresco i se producen espléndi-
damente en los sueltos i algo separados, aunque esto último es
aquí mui relativo. Arboles plantados en 1905 tienen hasta 9 me.
tros de alto.
El pinus insignis se desarrolla bien en toda clase de terreno
pero en las partes muí desabrigadas crece con mas lentitud; de
estos tengo hasta de 15 metros de alto, plantados igualmente en
1905. De este árbol planto ya mui poco, i solamente lo pongo
donde veo que otros no prenderían; difícilmente creo que haya
otro árbol mas rústico.
Pinus canariensis es el gran árbol para las partes secas, í aun-
que muí lento hasta el tercer año, crece lijero en los años sucesi-
vos',, de estos tengo gran cantidad, pero los mas grandes solo tie-
nen un metro de alto. Este árbol requiere aquí mas reparo que ej
anterior i es asombroso como resiste la sequedad mas absoluta.
Yo los planto de 10 centímetros en el invierno próximo al que se
sacaron del almacigo i naturalmente todos de maceteros.
118 boletín de bosques, pesca i caza
Pinus tuherculata. — Hace cuatro años que vengo haciendo al-
macigos de este árbol, raui delicado en su principio, aparentemente
se seca al ser puesto al macetero, estado que manifiesta hasta des-
pués de 10 meses de esta operación, pero pasado ese primer tiempo
i plantándolo a la entrada del invierno se desarrolla admirable-
mente, resistiendo la mas absoluta sequedad i en terreno que es
casi piedra pura i donde hasta el pinus insignis se pierde por la
escasez de tierra vejetal; requiere al principio un pequeño reparo
pero no gran cosa. Tengo de este árbol mas o menos unos diez mil,
de diez, veinticinco i hasta de cincuenta centíraetos de alto.
Pimís austríaca. — De este árbol tengo unos ochocientos pero
mui chicos, creo se desarrollarán bien por el buen estado en que se
mantienen.
Pmus pillaste)'. —El desarrollo de este es demasiado lento i
aunque lo he plantado en el mejor terreno no he conseguido ha-
cerlo crecer mas de dos metros en los 9 años que tienen hasta la
fecha, verdad es que está en suelo firme i no en dunas. Aunque
este inconveniente me molesta un poco, continúo plantándolo por
resistir mui bien las brisas marinas.
Acacia melanoxylon. —He plantado bastante de este árbol, se
desarrolla bien en terrenos algo frescos, pero crece igualmente en
los terrenos mui secos, siempre que se les dé un poquito de riego
hasta el tercer año una vez al mes. Tengo árboles de 6, 4, 3, i 1
metro de alto de 5, 3 i 2 años de edad. Cuando hice el primer al-
macigo, vi que salieron varias otras plantas de Acacia longifolia i
Acacia latif olia que se diferenciaban bastante de la melanoxylon i
como manifestaron desde ^un principio mayor resistencia a loa
vientos salinos, las coloqué en las partes mas desabrigadas i en
mala calidad de terreno, i a pesar de esto se han desarrollado es-
pléndidamente. Aunque no son árboles de primera calidad, siem-
pre son útiles para cubrir malos suelos. Florecen desde fines de
Junio hasta fines del presente mes. Su crecimiento es irregular,
pues algunos ejemplares crecen rectos i vigorosos i otros aunque
robustos se doblegan lo que es tipico en estas especies. La flor es
amarilla en racimos alargados de una pulgada, pero un poquito
pálida, i las hojas largas i un tanto desiguales. Ejtos árboles pro-
ducen ya semillas i he plantado de ellas un gran número. He plan-
tado otras especies de Acacia que no he esperimentado aun por
estar poco tiempo plantadas, i de las cuales daré cuenta mas tarde.
Eucaliptos. — En jeneral tienen buen desarrollo i son árboles es-
boletín de bosques, pesca i caza 119
pléndidos para terrenos como estos que están r.ui próximos al mar.
Eucalyptos glohulus.— Es uno de los que se desarrolla mas rápi-
damente, crece en toda clase de terrenos, aunque en los raui secos
es naturalmente mas tardío su crecimiento i en los mui húmedos
lo desarraigan los fuertes temporales del invierno, pero se evita
este contratiempo cortándolos al tercer año a un metro de altura.
El crecimiento de estos ha llegado hasta dos metros por año des-
pués del cuarto año. Los plantados en 1905 tienen mas de 12 i 15
metros de altura.
Euccdyptus /•o&i¿.s'¿a.— Espléndido, tanto para terrenos húmedos
como para los mas secos; se ha desarrollado entre 50 i 60 centí-
metros por año i ya tengo hasta de tres metros de alto, resistiendo
mui bien los fuertes vientos i las brisas marinas.
Eucalyptus Golosea.— ^q desarrolla admirablemente en toda clase
de suelos i crece casi tanto como el Globulus. Tengo de 4 i 5 metros
de alto sin haber sufrido nada con los fuertes vientos i sin que le
hagan nada los salinos. A este i al anterior le doi buena preferen-
cia.
Eucalyptus viminalís. - Tiene buen desarrollo, pero crece mal, tor-
cido, lo queman los vientos salinos i por este motivo he dejado de
plantarlo i por ser poco resistente a la sequedad.
Eucalyptus citriodor a.— ^Q desarrolla bien en partes abrigadas
pero lo queman los temporales fuertes del invierno i aunque tiene
«ste inconveniente continúo plantándolo, mezclado con las demás
variedades por ser uno de los mas bonitos, de rápido crecimiento
i rústico.
Eucalyptus polianthema. — Tiene buen desarrollo i crece en todo
terreno, tengo de poco mas de dos años i tienen un metro de alto.
Eucalyptus tereticornis. — Buen desarrollo i crece en terrenos
secos, tienen poco mas de un año i 50 centímetros de alto.
Eucalyptus físifolia. — Crece en todo terreno i tiene espléndido
desarrollo, no lo queman las brisas marinas i tienen tres metros
de alto e igual número de años.
Eucalyptus coriacia ¿ pauc/flora. — Rústicos, crecen torcidos, len-
tos en su desarrollo, tienen 5 años i poco mas de dos metros de
alto.
Eucalyptus resinífera. —Este es el gran árbol para la costa; para
él todos los terrenos son buenos, ni brisas marinas, ni temporales,
sequedad aun hasta la destrucción intencional poco le importa,
porque retoña con fuerza estraordinaria, pero desgraciadamente
120 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA 1 CAZA
solamente tengo de dos años a esta parte i de dos metros de alto^
Este invierno planté alrededor de 25 000 i están espléndidamente.
Entre cipreses, pinos, aromos, eucaliptos i otros árboles que na
detallo por estar estos recién plantados, tengo ya como 370 000 i
para el año venidero pasaré de setecientos mil con los que plan-
taré en Cáhuil.
Hace mas o menos 6 años planté 3 ejemplares de Quercus sú-
ber que conseguí de un almacigo que hice [aqui i hoi dia una
de esas plantas tiene ya corcho como de tres cuarto de pulgada.
En vista de que ese árbol se desarrolla aqui mui bien, he re--
suelto para este otro invierno venidero plantar un regular núme-
ro de ellos. Mi proyecto es hacer un cerco de diez cuadras i plan-
tarlo todo con esos árboles; para esto tengo pedida la semilla i
lo haré en Cáhuil en una hondonada mui reparada de los vientos.
La espeiiencia adquerida i el Boletín de Bosques, Pesca i Caza
me han decidido.
Otro árbol que se desarrolla mui bien es el Fiscuselástica en'
partes abrigada. Yo tuve una planta que compré chiquita a don
Julio MoUer i puse al reparo de los eucaliptos, pero los vecinos
le cortaron muchas veces con cortaplumas i le sacaban la corteza
hasta que por falta total de esta se secó. La tuve 5 años i su cre-
cimiento llegó a mas de 3 metros, i su diámetro a mas de una pulgada.
Si ésta planta no fuera tan cara yo tendría ya un buen niimero de
ella.
Entre los árboles frutales se desarrollan mui bien i dan abun-
dante frutos: el olivo, el damasco, el almendro, limón i peral; este
último carga de un modo asombroso i sus frutos son doblemente me-
jores que en la parte central delpais. Los 4 primeros requieren un
poco de abrigo i pequeño riego el limón. El membrillo, durazno^
higueras requieren lugares mui abrigados para que den bueno®
frutos, pero la maduración es tardía. La parra se produce bien,
pero es necesario que sea mui precoz para que madure. El palto se
desarrolla bien en partes bastantes abrigadas al reparo de otros
árboles. El nogal da bastante fruto teniendo algún reparo i se de-
sarrolla con lentitud. Las tunas se producen bien en partes es-
puestas al norte i si tienen un pequeño abrigo.
El olivo i limón tienen aquí la ventaja que se producen mas
tarde, cuando en el centro del país ya se ha hecho la cosecha de
estos i por lo mismo se puede obtener mejor precio.
Para el año entrante, o sea en el invierno, plantaré 6tO olí"
boletín de bosques, pesca i caza 121
vos i 150 limoneros; esto lo haré en Cáhuil donde hai terreno apro-
pósito i abrigado.
Muchas cosas tendría que decir sobre los árboles, pero lo dejo-
para una ocasión próxima.
Evaristo S. Merino C.
ROL QUE DESEMPEÑAN LOS MACIZOS:
FORESTALES I SU IMPORTANCIA
(Colaboración)
«Suinmun munus
hominis datum.»
Si nos detenemos por un instante en dar una mirada retrospec-
tiva en la existencia de nuestro planeta, hasta llegar a la época
en que solo era constituido por una inmensa superficie rocosa,
nos encontraremos con la n > existencia de ningún ser viviente.
Con el trascurso de los tiempos i de los fenómenos que ha tenido
que sufrir en aquella época de cataclismos, llega un momento en
que se encuentra en condiciones favorables para el desarrollo de
una vejetacion que no exija un suelo especial: ellos fueron los Li-
qúenes, que empezaron su obra benefactora, en cooperación con
los fenómenos meteorolójicos, físicos i químicos, trasformando
aquella superficie estéril, en tierra apropiada para la vida i desa-
rrollo de los vejetales superiores.
Constituida en esta forma la primera capa vejetal, nacieron las
especies arbóreas, constituyendo verdaderos laboratorios para la
elaboración del oxíjeno, purificando la atmósfera de aquellos
tiempos, que era irrespirable.
Las conmociones sísmicas estaban en su apojeo, i a causa de
ellas desaparece la flora de aquella época, siendo sepultada por
los solevantamientos, dando lugar a la formación de los grandes
depósitos de hulla. Como se ve, los beneficios que nos diera la fo-
12 ¿ boletín de bosques, pesca i caza
resta natural, desde el primer momento, tranformando la atmós-
fera de aquella época en respirable, no era suficiente, sino que
mas tarde sus despojos vienen a fomentar la industria proporcio-
nándolos el combustible.
Con estos cataclismos desaparece la flora primitiva i viene una
nueva, semejante a la que puebla en la actualidad los suelos de
la India, dominando las palmeras i siguiendo después los Laurá-
ceos i otros que desaparecen paulatinamente del polo i rejiones
australes, para reunirse en las rejiones templadas i tropical, sien-
do provocada dicha inmigración por los cambios de temperatura
que empezaron a suírir aquellas rejiones.
Estos cambios climatolójicos dieron oríjen a la aparición de di-
versos climas, i con ello a dis''ersas especies forestales de hojas
caducas, las que continuaron la labor iniciada por sus antepasa-
dos en cuanto se refiere a la purificación del aire. En este período
tiene lugar la aparición del hombre.
Con la aparición del hombre empieza la esplotacion de los bos-
ques; es a él a quien recurre desde sus primeros pasos en busca
de un abrigo con las inclemencias del tiempo; a él va en busca
de sus alimentos, i él es su primer Dios a quien adora. Con la
marcha del tiempo, con el desarrollo de sus necesidades a la fo-
resta le pide el material que le es necesario para sus primeras
«rucas»; en el bosque encuentra la lumbre a fin de calentar sus
músculos entumecidos; aquí encuentra cuanto quiere para la cons-
trucción de sus instrumentos de labranza i comodidades del
hogar.
Al bosque se debe, asimismo, el grado de desarrollo que han
alcanzado las artes í la industria i no solo esto exije su existencia,
sino que la hijiene, para lá salubridad de los pueblos, reclaman
con existencia el fomento de los macizos forestales de los que ob-
tenemos cuanto deseamos.
Ahora bien, si examinamos la inñueacia de los bosques sobre
el clima de una rejion, que quede sometida bajo su radio de ac-
ción, podremos ver que estas rejiones boscosas regularizan la
temperatura, aumentan la frecuencia de las lluvias, combaten de
una manera eficaz la influencia perniciosa de los vientos domi-
nantes, purifican el aire i mejoran las rejiones vecinas desde el
punto de vista climatolójico jeneral.
Para aclarar la influencia de los bosques en la temperatura, nos
vamos a referir a esperiencias realizadas en la Escuela Forestal
boletín de bosques, pesca i caza 123
de Nancy, durante mas de quince años, con lo que se llegó a cons-
tatar que la temperatura media obtenida en los alrededores de
los bosques era medio grado mas bajo que en aquellas rejiones
que no quedan sometidas bajo la acción de ellos. Las diferencias
de temperaturas tomadas dentro de un bosque es: de 0^,98 para
la mínima i de lo,89 para la máxima, en comparación con las que
se obtuvieron en suelos despoblados i no sometidos a las influen-
cias de los bosques.
El por qué de este fenómeno, mui fácil de esplicar, se compren-
de si examinamos una foresta en su conjunto. Un macizo forestal
forma, al juntar su follaje, una cubierta que impide el paso a los
rayos solares, los que irian a elevar la temperatura, i después,
que siendo los árboles por su follaje un centro de evaporación
mui activa, la baja de temperatura tendí'á que producirse a causa
de que este fenómeno para que se realice necesita i absorve una
parte del calor del aire, disminuyendo el grado de la temperatura
ambiente.
Si continuamos nuestra observación sobre el fenómeno ante-
riormente descrito, podremos esplicarnos el cómo actúa la foresta
sobre la regularizacion de las lluvias. Disminuyendo la tempera-
tui'a atmosférica, se produce el fenómeno de condensación del va-
por de agua, si es que él se encuentra en cantidad suficiente para
saturar la atmósfera; pero, si esto no sucediera, el continjente que
suministra la traspiración logra este objeto produciéndose la llu-
via. Si esto no fuera suficiente para producir la lluvia, tenemos
una lei física que nos confirma la influencia de los bosques en la
regularizacion de las lluvias.
Suponiendo una corriente de aire cargada de humedad, i que
llega a un macizo forestal, éste le opondrá resistencia a su paso,
viéndose obligada esa corriente a levantarse sobre el bosque, en-
contrándose con capas frías de aire, i como ese choque ha provo-
cado una conmoción en toda la maza aérea de la corriente, i al
mismo tiempo una dilatación súbita por el choque, se produce la
condensación del vapor de agua que encerraba i como consecuen-
cia su precipitación en forma de lluvia.
El rol de la foresta, no se detiene aquí, sino que él se hace ex-'
tensivo, a mas de otros, a las corrientes de aire e influencia direc-
tamente en la composición del aire atmosférico.
Para demostrar con hechos palpables los efectos de un macizo •
forestal en las corrientes de aire, obrando como barreras, consí-
124 boletín de bosques, PESCA I CAZA
deraremos antes que nada el caso anteriormente citado i que se
refiere a la formación de las lluvias; i para citar un caso mas
práctico en la vida ordinaria, citaremos la trasformacion que ha
esperiraentado una inmensa estension de terreno que vecina al
rio Escaut, Béljica, que se encontraba completamente desolada,
sin vejetacion, a causa, de loa continuos vientos dominantes. Se
tuvo la idea, i se llevó a la práctica, de efectuar plantaciones de
árboles, en hileras, a fin de presentarle un obstáculo a los vientos
i hoi, se ve en aquellos campos estériles de otros tiempos, una
campiña fértil i productiva. ¿Se quiere aun una prueba mas con-
vincente de la influencia de los bosques en las corrientes de'
aire?
Si miramos i nos detenemos a estudiar sin profundizar dema-
siado el fenómeno fisiolójico de la respiración de las plantas, po-
dremos inmediatamente darnos cuenta de como actúa el árbol en
la purificación del aire atmosférico fijando, del ácido carticriso,.
el carbono para la formación de sus tejidos poniendo en libertad
el oxijeno haciendo, de una atmósfera viciada, una propia para la
vida.
En el último Congreso Científico.— que se celebró en Temuco
en el mes de Febrero del presente año, en una de sus secciones?
tuvo lugar una interesante discusión i que versaba sobre la in-
fluencia que tienen los bosques en el réjimen de las aguas, teoría
que fué defendida por el Sr. Ernesto Maldonado i rebatida por el in-
teresante estudio hidráulico que nos diera a conocer elSr. Valeria^
no Guzman. Estando de acuerdo con el Sr. Maldonado i para con-
firmar una vez mas la teoría que en aquel entonces defendiera di-
cho señor, voí a dar a conocer el cómo esplica dicha influencia ej
Sr. Demorlaine Inspector de Aguas í Bosques del Servicio forestal
de Francia i profesor de Economía Forestal en el Instituto Nacio-
nal Agronómico de París. — Dice:
« La lluvia, que es debida a la precipitación del vapor de agua
« contenida en la atmósfera, es en jeneral producida por el en-
« fríamiento de los vientos húmedos que nos vienen del Océano^
« Cuando estas corrientes húmedas encuentran a su paso un lugar
« en donde la temperatara es mas baja que lo necesario para
« mantener el agua, al estado de vapor, que ellas contienen, se
« condensa éste i se precipita en forma de lluvia. La presencia
■« de bosques como la de montañas, tienen como deber bajar la
« . temperatura i como consecuencia, aumentar la abundancia de
boletín de bosques, pesca i caza 1l'5
^ lluvias. Todas estas circunstancias hacen que las lluvias sean
^ de mayor abundancia en una rejion poblada de árboles que en
« una pradera. Este fenómeno se encuentra mas comprobado en
« las rejiones cálidas por numerosos ejemplos. Monsieur Buusi^-
« nault informa que en la rejion comprendida entre la bahia de
« Cupica i el Golfo de Guayaquil, rejion cubierta de bosques, las
« lluvias son mui frecuentes. Monsieur Blanqué dice que en
« Malta las lluvias son mui raras a causa de haber hecho desapa
« recer los árboles para destinar el suelo al cultivo del algodón,
*. Las grandes sequías que desoían las islas de Cabo Verde se de -
« ben atribuir a la desaparición de los macizos forestales. En la
« isla de Santa Elena se ha constatado que las lluvias han aumen-
« tado gracias a la formación de bosques, i en el Ejipto, gracias
« a los macizos forestales, se ha logrado producir la lluvia en re-
« jiones en que era completamente desconocida».
Creemos que esta sola cita es suficiente para convencer a mu-
'Chos que aun dudan de la influencia de los macizos forestales en
el réjimen de las aguas. En cuanto a la influencia que ejerce el
bosque en la distribución de las aguas caldas es también de una
gran importancia lo que nos induce a entrar a estudiar dicha in-
fluencia.
El agua que cae en forma de lluvia se distribuye de diferentes
maneras: una parte se escurre sobre el suelo yendo a alimentar
los cursos de agua directamente; esta forma de distribución le ha
valido el nombre de «aguas de escurrimiento» . Otra parte del agua
lluvia caida, se evapora algunos instantes después i se la ha lla-
mado «agua de evaporación» , i por frió, una tercera clase que es
la absoi'vida por el suelo o sea el «agua de absorción» .
De una importancia manifiesta para el manteniento de los cur-
sos de agua son la primera i tercera forma, mientras que la se-
,gunda no juega ningún rol en la alimentación de dichos cursos.
El agua de escurrimiento solo tiene lugar en terrenos desnudos»
rocosos o arcillosos compactos. El continjente del mantenimiento
del caudal de los cursos de agua es mui irregular el que solo se
opera en épocas de lluvias o derretimientos de las nieves, arras-
trando consigo cuanto pueda llevar en su maza. Al contrario si el
suelo es permeable como el suelo de un macizo forestal, éste ab
;fiorverá todo el agua que caiga hasta que se sature, siendo solo en
-este momento cuando se puede producir el escurrimiento, pues
^^ste fonómeno no es de las mismas consecuencias que aquél que
126 boletín de bosques, PESCA I CAZA
se puede producir en terrenos áridos. En este segundo caso el es-
currimiento es mas lento, la velocidad de marcha es mucho me-
nos, i no llevando material en suspencion, el cause del curso de
agua será suficiente para recibir dicho continjente sin producirse
el desbordamiento.
En Jeneral, es el agua de escurrimiento en suelos desnudos, las
que provocan las inundaciones que tanto perjuicio causan en la
agricultura riberana, efectos que se combaten con la repoblación
de la hoya hidrográfica del curso de agua.
En cuanto al agua de absorción, es ella la que alimenta los
fuertes naturales, i las corrientes de un modo constante, escurrién-
dose, bajo el suelo, sobre las capas impermeables que encuentra
a su paso hasta salir a la superficie del suelo. Esta forma de agua
no es de ningún modo peligrosa para la agricultura riberana, sino
que al contrario le rinde magníficos beneficios en las épocas de
sequías
Hasta aquí uno de los muchos factores que hacen a los bosques
necesarios i dignos de hacer que se fomente su conservación i que
se replanten aquellos suelos despoblados que no son terrenos-
agrícolas sino terrenos forestales.
París.— lO/VII/913
OscAK Bravo L.
lujeiiiero Agrónomo
MISCELíAXJEA
lia escasez de maderas i>ara celulosa. — En el mundo
entero vuelve a manifestarse nuevamente en las cotizaciones
comerciales de Noruega. La existencia de maderas para celulosa
es escasísima, las fábricas de celulosa trabajan despacio, algunas
otras han cerrado sus puertas, los fardos de celulosa húmeda
valen 35 a 06 coronas i los de celulosa seca de 78 a 80 coronas.
Parece, al fin de cuentas, que se ha dado demasiado desarrollo a
esta industria i que no guarda relación con la existencia de Ios-
bosques de piceas i abetos.
boletín de bosques, pesca i caza 1.'7
Nuevo vagón frigorífico. — Siempre será de gran interés
para anotar no tanto lo relacionado con esto, cifrados como esta-
mos en la espectativa del fácil trasporte o abaratamiento del
pescado, cosas que ya no debemos esperar de la carne.
El injeniero sueco Nilson ha ideado un nuevo tipo de vagones
frigoríficos para lagos trayectos, los que están en uso desde de
un año para trasportar carne i pesca a Alemania, Suiza i aun a
Italia. Uno de esos vagones salió de Malmoe, en Suecia, con oca-
sión del Segundo Congreso del Frió celebrado en Tolosa en Se-
tiembre del año pasado, con 3 500 kilos de carne de buei o de
cerdo, recorriendo 3 500 kilómetros en siete dias. Los congresistas
comprobaron que la carne, que en parte habia sido vendida la
víspera en Paris después de seis dias de viaje, estaba en escelente
estado de conservación, con el hígado i los pulmones adheridos,
de acuerdo con el reglamento. La carne enviada a Tolosa, menos
un trozo servido en el banquete del Congreso, fué conservada en
el vagón i repartida en Paris después de diez dias de su salida del
lugar de su procedencia i de un trayecto de 3 200 kilómetros.
Esa carne habia sido conservada por un lijero enfriamiento a
mas de 5» i tena al fin de ese trascurso de tiempo todas las cali-
dades de la carne fresca, lo cual demuestra el buen funciona-
miento del nuevo sistema de vagón en que habia sino traspor-
tada.
Este nuevo sistema de vagón, que su inventor denominó frig ato r,
es un término medio entre los vagones frigoríficos ordinarios i los
vagones jeneradores del fric. Tienen como aquellos un depósito
de hielo, pero en menor cantidad, el que no se emplea directa,
mente en la refrijeracion, i como las segundas, producen el frió
por enerjia mecánica trasmitida por un eje del carro, siendo tam-
bién para la fuerza motiiz ucí^esaria, algunos décimos de caballo
en vez de algunos caballos.
La maquinaria, encerrada en una especie de armario situado en
un estremo del vagón, es mui sencilla i poco voluminosa, redu-
ciéndose a una pequeña bomba i a una máquina reguladora. El
enfriamiento del vagón se produce por tubos dispuestos bajo te-
cho, en los cuales circula, impulsada por la pequeña bomba mo
vida por trasmisiones del eje, agua salada fria. Esta es enfriada
pasando al través de una mezcla de sal marina i hielo, que pro-
duce, como es mui sabido un enfriamiento hasta de 18° bajo cero.
Esta mezcla f i igorifica es alimentada por un depósito de V^ tone-
128 boletín de bosques, PESCA I CAZA
lada de sal colocado al lado dentro de 3/4 tonelada de hielo, que
se cargan arabos por aberturas de la cubierta del vagón.
Gracias a la fuerte potencia frigorífica de la mezcla, su perfecto
aislamiento del aire esterior i el perfecto i continuo desagüe del
agua de fusión, su acción es completa i durable, por lo que basta
cargar el depósito de hielo cada 3 o 4 dias i con menos frecuen-
cia aun el de sal, manteniendo la temperatura del vagón a 2 o 3
grados bajo cero, muí conveniente para trasportar el pescado.
Una organización moderna del servicio forestal en
Grecia. — Se está estudiando i ejecutando desde el fin del año
pasado a pesar de la guerra en que se encuentra, en vista de la
necesidad de rejenerar el pais i llevarlo a la altura de los princi-
pales estados de Europa. Se ha contratado al consejero forestal
Dr. A. Itengel, del Ministerio de Agricultura de Austria, que ^des-
pués de orientarse del estado en que se encuentran los bosques de
Grecia, ha pedido i conseguido la contratación de muchos técni-
cos i prácticos forestales de Austria, que han emprendido la tras-
formacion completa de los bosques de Grecia.
Servicios de teléfono en los incendios de bosqnes. —
Apesar de la rejion fria i lluviosa en que se encuentra Alemania,
el Gobierno Prusiano ha resuelto instalar también teléfonos en to-
das partes donde se encuentran empleados forestales, como en los
servicios de bosques de Portugal, Suiza, España, Austria, etc. a
fin de poder prestarse auxilios oportunamente en los incendios de
bosques o en otros casos estraordinarios. Asi se facilitará también
la supervijilancia de los jefes de servicios, la tramitación de ór-
denes i esplicaciones de un empleado a otro, etc.
Estos teléfonos estarán unidos con la red central para poderse
comunicar con los pueblos i ciudades próximas para poder ejer-
citar una vijilancia estricta i un auxilio eficaz. La administración
del correo imperial dará toda clase de facilidades para la insta-
lación de estos servicios.
¿Cuándo tendremos en Chile un servicio análogo en los bosques
nacionales i privados, que prestarla grandes servicios en la estin-
cion de los incendios, la persecución de bandidos, la vijilancia
aduanera, etc?
BOLETÍN
DE
TOMO II-ISrTJM. 3
= SETIEMBRE 1913 =
DiKBCTORFis: Federico Albert, Ernesto Maldonado, Cár^s Sage
i Félix Pinto Ovalle.
SUMARIO
Pájs.
La Clausura de la Caza. — Editorial 129
La Pesquería en Aguas Fluviales. — Í"hderico Albbut 132
Los Aluviones — Su relación con los bosques.— Daniel Zblada 153
Los Permisos de Caza de Lobos. — Luis Castillo 156
La Madei-a — (Continuación). — Ernesto Maldonado 160
Alboricultura Forestal en el Valle del Huasco. — Caklos Nazarit 188
Miscelánea. — Árbol trasformado en diario.
SANTIAÜO m CHILE
IMPRENTA KOSMOS
(antigua Cervantes)
pecicias, 1805
1013
ANUNCIOS
El Boletiu aparece una vez al raes i se imprime eu 5,000 ejemplares.
Colaboraciones i avisos deben dirijirse a Claras 198.
Este Boletín se reparte gratuitamente a las personas que manden su
dirección exacta a la Inspección Jeneral de Bosques, Pesca i Caza.
SAIVTIAOO, — Claras 108.
SUMARIO DE JULIO
Un año de labor.— editorial 1
Los Bosques, su conservación, esplotacion i fomento. — íederico Al-
bert 4
El Problema pesquero en Chile. -Federico Albert 47
De las Claras en la dasonomía moderna.— De La Revista de Montes,
Madrid 57
MiscHLÁNHA. — Disposiciones del Código Civil que se refieren al ejerci-
cio de la pesca en Chile. —El aceite de hígado de bacalao. — La
industria de las conservas de pescados i mariscos.
SUMARIO DE AGOSTO
El Congreso Internacional de Pesca.— Editorial 65
El Problema Pesquero en Chile. — Federico Albídrt 69
Algo sobre los Bosques de los Territorios de Neuquen i Rio Negro
(Colaboración). —Humberto Giovanblli 104
De las Claras en la Dasonomía Moderna. — De «La Revista de Mon-
tes» Madrid 112
Las Plantaciones en el Balneario de Pichilemu (Colaboración). — Eva-
risto S. Merino C 116
Rol que desenpeñan los macizos forestales i su importancia — (Cola-
boración). - Óscar Bravo L... 121
Miscelánea. — La escasez de maderas para celulosa. — Nuevo vagón
frigorífico. — Una organización moderna del servicio forestal en
Grecia.— Servicios de teléfono en los incendios de Bosques.
lOLETii DI m\m, mi i m
Tomo II.
Santiago, Setiembre de 1913.
Niim. 3
LA CLAUSURA DE LA CAZA
Desde el primero del presente, como es sabido, queda prohibida
todos los años en las provincias centrales del pais, i por un perío-
do de medio año, la caza de aves silvestres comestibles, su venta
en las poblaciones, como también la de sus huevos i la destruc-
ción de sus nidos.
Aunque esta disposición protectora es una de las que mejor se
cumplen, entre las pocas que tenemos tendentes a impedir la des
truccion de recursos alimenticios natui'ales, sufre, como es de su-
poner, numerosas infracciones, apesar de la facilidad de su viji-
lanciii.
Los vendedores furtivos han desaparecido de los mercados,
donde las instalaciones no permiten como antes la ocultación de
mercadería de contrabando, que se oErecia sijilosamente a las ca-
seras conocidas, pero no así de las calles, gi'acias a la complici-
dad de los compradores.
No es raro el caso de ver figurar en plena primavera, en la
época del nidaje i de la incubación, perdices, avecasinas i otras
aves finas en las mesas opulentas, cuyo anfitrión, por su situación
social, debería ser el primero en prohibir ese número del menú,
haciendo respetar las leyes ante todo en su hogar.
Ese acto de golosina ilegal trae apai-ejado también un acto de
ci'ueldad, inconsciente si se quiere, pues el satisfecho pero infrac-
tor aficionado ni siquiera piensa en los infelices polluelos que es.
peran en vano en el nido el regreso de los padres que les traen el
alimento i que lentamente mueren piando de hambre.
Con tan bárbaro sistema no debe estrañar la efcasíz cada año
creciente de las aves de caziisu consiguiente encarecimiento,
males debido es alusivamente al egoísmo i a la indiferencia, pues
sin la complicidad del cliente cesai'ia el abuso de lo? infractores.
Actualmente, como es demasiado sabido, las aves de caza han
desaparecido totalmente de muchns localidades donde antes eran
abundantes, i hai que ir a buscai'las a largas distancí is, muchas
ICO boletín de bosques, pesca i caza
veces con mediocres resultados, con lo que se han maleado un
sport útil i agradable i un oficio que daba pingües i fáciles pro-
vechos.
Antes que el mal se estienda i que la destrucción pase de las
cercanías de las grandes poblaciones a los confines de las provin-
cias, la Inspección Jeneral de Bosques Pesca i Caza se ha preocu-
pado de obtener el mejor cumplimiento de las ordenanzas vijen-
tes i de hacerlas estensivas a las rejiones del pais en que aun no
han sido dictadas.
Cuando hablábamos de las provincias centrales, pecábamos de
optimistas, pues en realidad ni en la mitad de ellas se ha tomado
las medidas tendentes a conservar estos recursos naturales de
alimentación que tan pródigamente brindara la naturaleza a la
población, tan inclinada al abuso imprevisor.
Dictada la primera ordenanza en 1868 para el departamento
de Santiago, con la firma del Presidente don José Joaquín Pérez,
lo ha sido solamente para ocho departamentos mas en la vasta
zona comprendida entre las provincias de Valparaíso i de Concep-
ción, quedando muchas mas sin adoptar tan sabias medidas en
esa vasta estension de nuestro territorio.
En el mismo año de la promulgación de la ordenanza dictada
para Santiago, siguieron el ejemplo del departamento de la caj^i-
tal cuatro departamentos mas, pocos años después revivieron la
misma o análoga medida otros tres mas, i mas tarde, en 1880, uno
de la provincia de Concepción, i esto fué todo.
En aquella época, de escasa población nacional e ínfima pobla-
ción estranjera, que es la principal consumidora de aves de caza
fina, análoga a la de sus países nativos, el mal era menos sensible
al menos no tenia carácter alarmante. Pero ahora las circunstan
cías han cambiado por completo i hai que arbitrar medidas sal-
vadoras.
La Inspección Jeneral, persiguiendo siempre la protección de
lo que aun nos queda de las producciones naturales de nuestro
suelo, a fin de salvarlas de una total i próxima destrucción, ha
sometido a la consideración del Supremo Gobierno la convenien-
cia de hacer ostensiva a todo el territorio nacional la reglamen-
tación de la caza, salvo en las rejiones donde no sea necesaria,
ya por no existir aquella, ya por ser todavía abundantes i aun
perjudiciales las aves de caza, como en Chiloé.
Con este fin, se propone fijar períodos de veda variables con la
boletín de bosques, pesca i caza 131
localidad i se insiste mas en las multas en dinero que en la pena-
lidad de prisión, a fin de fomentar ingresos a las municipalidades,
a las que corresponderá también las armas i utensilios decomi-
sados. Las especies confiscadas lo serán en provecho de las insti-
tuciones de beneficencia.
Así creemos hacer viable un proyecto que cada año reviste ca-
racteres de mayor urjencia, como medida provisoria, mientras se
cuenta con elementos para realizar un plan de protección mas
vasto i eficaz, que nos evite los justos reproches de la jeneracion
venidera de imprevisores i de esterminadores.
Ya hemos tenido que poblar los rios del país con peces exóticos
de mayor multiplicación que nuestros esquisitos pero indefensos
peces de agua dulce nacionales, a fin de contrarrestar en parte
siquiera el bárbaro i destructor sistema de pesca con dinamita,
tan jeneralizado en el pais. Que no llegue el caso de tener que re-
poblar también nuestros campos con aves importadas, cuya con-
servación i multiplicación seria costoso vijilar.
La mejor policía es la honradez individual. Que se considere
delito, no una simple jugada, una infracción a las leyes, cosa tan
corriente entre nosotros, i que el comprador de un artículo pro-
hibido sea considerado tan culpable como el vendedor i sea pe-
nado como él.
Privémosnos todos, i no solo algunos, de consumir caza en pri-
mavera i en verano, i pesca de rios en la primera estación, i en
todo tiempo cuando se conozca que el pescado lo ha sido con malas
artes, i habremos contribuido a suprimirlos delicuentes i a levan-
tar en algo el nivel moral jeneral.
A muchos podrán parecer nimiedades estas preocupaciones, por
la indiferencia jeneral que nos domina para todo lo que es útil.
Pero en otras partes no es así: con estas i otras nimiedades se
engrandecen otras naciones.
En otras pajinas de este Boletín hemos hecho ver como en Es-
tados Unidos, el país de la libertad, la reglamentación de todo lo
que atañe a las liquezas del suelo llega a estreñios que nos pa-
recen CEcesivos. Es que allá la libertad se entiende solo para ha-
cer el bien, i los elementos nocivos son eliminados o impedidos de
dañar. El resultado se traduce por el aflujo de oro i el abarata-
miento de la vida. Lo mismo puede decirse de las naciones mas
civilizadas del viejo mundo.
Como ya dijimos, las medidas que ha pi opuesto la Inspección
132 boletín de bosques, PESCA I CAZA
Jeneral al Supremo Gobierno son provisionales, dado su carácter
de urjencia i la necesidad de hacerlas fácilmente aplicables a la
brevedad posible. En poco tiempo mas, cuando sea Lei de la Re
pública el proyecto de Lei de Bosques Pesca i Caza que esta Ins-
pección Jeneral ha elaborado, que ha sido aceptado por el Supre-
mo Gobierno i que está pendiente de la consideración del Hono-
lable Senado, entonces tendremos en la mano elementos de
protección i fomento de todas nuestras riquezas naturales, que
dejarán de ser bárbaramente esplotadas como hoi dia i pasarán
a ser importante fuente de entradas para el Erario.
Ademas de esta importante mejora conquistada, que se tradu
eirá como en la gran República del norte en oro i pan, habremos
merecido mayor prestijio en, el estranjero. Doloroso es decirlo,
pero hai que decirlo i repetirlo: nuestro país es uno de los pocos
en que todavía se mira con indiferencia los mas interesances
problemas, los que mas se relacionan con el mejoramiento i el
bienestar de la comunidad.
Entre esos problemas están los del mejoramiento de la subsis-
tencia, problema que reviste carácter agudo hoi dia en el pais i
que preocupa preferentemente a la Inspección Jeneral de Bosques
Pesca i Caza. Désele con una lei los medios de acción que le ha-
len falta, i los beneficios no se harán esperar.
La Redacción.
EL PROBLEMA PESQUERO EN CHILE
[Continuación)
LA PESQUERÍA EN AGUAS FLUVIALES
Esta no solo ha sido abandonada sino también perjudicada des-
de un pi'incipio. La antigua abundancia de pejereyes, truchas i
bagres comestibles en nuestras aguas fluviales, ha llegado a ser
un mito.
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA 133
Los rios Aconcagua, Maipo, Mapocho, etc., que eran las fuentes
de donde se surtía Santiago de pescados frescos, baratos, de buen
tamaño i en abundancia, están hoi dia casi despoblados de peces
i los que aun quedan son por regla jeneral solo de un tamaño
chico, que no debiera salir al mercado, por no haberse dado tiem-
po a la especie de procrearse. De aquí viene que los precios de
los pejereyes, truchas i bagres han subido de 1900 a 1913 de $ 0.80
a $ 3.50, de $ 0.50 a | 2 i de $ 0.40 a $ 2 por kilogramo respecti;
varaente.
Es este un perjuicio no solo para los habitantes de Santiago
sino para la jente pobre del campo a cuyo alcance no está el con-
sumo de la carne i que por medio de la pesca dominical podían
hacerse de un alimento sano i barato, a la vez que su venta le»
proporcionaba una pequeña entrada que algo aliviaba su situa-
ción. Al examinar concienzudamente cuales son las causas que
nos han acarreado este mal, veremos que es la pesca con dina-
mita, la malla fina de las redes, la pesca sin veda, la introducción
del pescado colorado, del carasino i de la carpa i «last not least»
la construcción de los canales para el riego, fuerza motriz i agua
potable.
La pesca con dinamita, que es en muchas rejíones casi el único
método de esplotacion en uso i que tantas desgracias personales
ha causado, destruye no solo los peces grandes i chicos sino tam-
bién toda la mícrofauna i flora que sirven a los peces para su ali-
mentación; de aquí viene que es doblemente perjudicial, pues
convierte las aguas pobladas de seres útiles en aguas muertas e
inútiles por mucho tiempo, que solo lentamente vuelven a po-
blarse.
Ijas mallas escesivamente finas de las redes sacan los pejere-
yes i truchas chicas que todavía no se han podido propagar i es-
terminan así la especie. Igual cosa sucede con la pesca incesante
sin veda que se acostumbra en toda la República.
La aclimatación de los espinudos pescados colorados i carasi-
nos, como también la propagación de la carpa en aguas torren-
ciales, donde dejenera por no poder encontrarlos medios apropia-
dos para crecer i engordar con rapidez, han orijinado la destruc-
ción de los huevitos i de la cría de los pejereyes i truchas, que
recejen con avidez.
La construcción de los canales de riego i de fuerza motriz seca
totalmente el agua de los rios, esteros i vertientes en varios pe-
134
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
ríodos del año i se abonan nuestros campos con los pecesillos nue-
vos que contiene el agua de riego.
Es así como por todos los medios posibles se ha ido agotando
el alimento sano i rico que nos presentan los peces fluviales.
Se impone aqui la prohibición i aplicación de severas multas i
penas para la pesca con dinamita; la
reglamentación de las mallas de las re-
des i demás aparatos i métodos de pes-
ca; establecer períodos de veda en
tiempo de la procreación, que tiene lu-
gar en los meses de Setiembre a No-
viembre; fijar los tamaños mínimos
con que se permite la venta de cada
especie; tener medidas de precaución
tendentes a que se deje siquiera un
hilo de agua en cada lecho i evitar que
se riegue el campo (ion la cria de los
peces. Donde se captan muchos cien-
tos de regadores i aun en las partes
donde sean escasamente mas de diez,
importa poco perder uno o dos rega-
dores para dejar en los lechos de los ríos i esteros un hilo de agua
que forme pozas i lagunas naturales en las cuales se pueden criar
i desarrollar los animales acuáticos.
En las bocatomas i caídas de agua, ya sean naturales o artifi-
ciales, conviene establecer los llam^idos caminos i escalas para
peces o sean canaletas inclinadas i en zig zag, con pequeños tabi-
ques que forman remansos chicos para que los peces puedan subir
o bajar con comodidad sobre los grandes obstáculos artificiales i
naturales. Encada canal debe ponerse rejillas en forma de planos
inclinados en los puntos donde se saca agua para el riego i antes
de la entrada de las aguas a las turbinas o de los tubos que con •
ducen aellas, para impedir que los animales acuáticos se puedan
meter en ellos.
En el norte, centro i centro sur del país careceremos en lo fu-
turo por completo de los alimentos ricos i sanos de nuestras aguas
fluviales si no se toman medidas para protejerlos, ya que tanto
la agricultura como la industria exijen aprovechar las aguas para
el riego o la fuerza motriz. Así como el réjimen de las aguas se
vuelve totalmente artificial con el tiempo, del mismo modo la
Surtidor de agua para lagu-
nas, cuando se quiere evitar la
entrada de peces i crustáceos
estraños.
boletín de bosques, pesca i caza
13b
crianza de los aniraates acuáticos, que hoi áiu es silvestre, debe
trocarse con preferencia en la crianza cautiva, para lo cual nos
pueden servir los canales i tranques que se establecen.
No se debe mirar en menos la crianza cautiva de los peces, ya
^ue una hectárea de superficie constante de agua no? puede pro-
porcionar de 200 a 400 kilogramos de pescado al año indiferente-
Surtidor de agua de una laguna cuando se quiere facilitar la entrada a los
peces silvestres i evitarla salida délos existentes en la laguna.
mente si se trata de canales o de tranques, siempre contando que
tengan agua la ma\ or parte del año.
No está demás hacer aquí lijeras observaciones sobre la fauna
acuática nacional, en cuanto tenemos datos recojidos de ella i
sobre las especies aclimatadas para facilitar el uso que se pue-
de hacer de las obras artificiales.
El pejerei de agua dulce tiene escamas mui chicas i mide
2ü a 38 cms.; vive mejor en aguas corrientes aunque sean ver-
tientes chicas i lagunas de regular porte a lo menos; no existe en
pozas chicas de aguas detenidas, ni se da bien en pequeñas lagu-
nas; parece que necesita a lo menos poder hacer pequeños viajes
migratorios; se alimenta de vermes, zancudos, larvas, plancton
(microfauna i microfiora), etc, que recoje generalmente en con-
junto de pequeños fragmentos de plantas acuáticas. En cautividad
^n un acuario especial hemos podido observar que come con avi
dez sesos i pana molida, con menos gusto carne triturada i raras
veces pan rayado; parece necesitar temperaturas entre 12 a 24
centígrados sobre cero; se le encuentra desde el mar hasta unos
136
boletín de bosques, pesca i caza
700 a 800 metros de altui-a en la cordillera (jamas lo hemos en-
contrado a mayor altura); hace lardos viajes migratorios del mar
a la cordillera i vice-versa; se procrea por primera vez con un ta-
maño de 13 a 15 cms. mas o menos, soltando los huevitos de Se-
tiembre a Noviembre sobre plantas acuáticas en las cuales se pe-
gan mui pronto, hasta que a la vuelta de unos 5 a 8 dias salen los
peces nuevos; es mui difícil trasportarlos vivos, ya sean grandes o
Rejilla para impedir el paso de los peces a la acequia regadora
o a la turbina.
chicos, porque cada agarradura les hace mal, se asustan de cual-
quier sonido del envase en que se recojen i se estrellan contra
las paredes; sin embargo nos ha sido posible pescarlos con canas-
tos i trasportarlos en un simple balde enlozado desde la Angos-
tura hasta Santiago i mantenerlos aquí 3 meses en un acuario con
alimentación artificial; se les puede pescar con anzuelo con car-
nada de pequeñas lombrices, larvas, queso i pan; también se pes-
can con canastos, pero mas usadas son las redes, cuyas mallas no
deben ser menores de 18 milímetros de nudo a nudo para permi^
tir su procreación. Dado lo espuesto es fácil comprender que e
pejerei de agua dulce no se presta para ser trasportado vivo, sino
con grandes dificultades, i mucho menos para ser vendido vivo
en estanques de agua; su trasporte para propagarlo debe ser en
estado de huevitos recien fecundados; no se le puede criar en la-
gunas chicas de aguas detenidas, ni en aguas que se calientan o
enfrian demasiado ni a mucha altura sobre el nivel del mar, sino
solo en cursos de agua, cañales, lagunas grandes o de aguas co-
rrientes.
boletín de bosques, pesca i caza
137
El pejerei de mar o cauque, que tiene escamas mas gran-
des que el anterior i es de un tamaño mas o menos iguala
frecuenta el mar, los estuarios i las aguas fluviales vecinas a la
costa, se da aun en aguas mas mansas que el anterior, es de gusto
inferior, jeneralraente algo barroso, no sube ni al valle central ni
a la cordillera, parece ser menos migratorio, pei'o su pesca, ali-
mentación, procreación i la dificultad de trasportarlo i maute
nerlo cautivo es la misma del pejerei de agua dulce.
Ramas colgantes fijadas en una laguna para dar a los peces como
pejerreyes, truchas, tencas, etc., una superficie limpia en que pue-
den pegar les huevitos.
El pejerei de Iqitique i también q\ pejerei de Magallanes, que
tiene un porte hasta de 40 a 55 cms., tienen mas o menos las mis-
mas condiciones de vida del cauque. El pejerei de Magallanes
no solo se vende en estado fresco sino también conservado en
jugo i escabeche en tarros de hoja lata, presentando así un plato
esquislto i una materia de esportacion de primer orden.
El piii o puye de las aguas fluviales del sur i de las islas de
Juan Fernandez, que tiene de 3 a 6 cms. de largo, vive en los le*
mansos o hilos de aguas, se alimenta de zancudos, vermes, larvas
plancton; se le pesca con canastos i redes a mano de mallas finas
o de linón; se le consume en tortillas i dejamos para estudios
posteriores si aquí se trata realmente de una especie fija, que no
se puede desarrollar mas, o solo de los pecesitos nuevos de las es-
pecies corrientes de los pejereyes, como todas las observaciones
existentes parecen comprobarlo.
La trucha, que adquiere un tamaño de 30 a 60 cms., habita los
ríos i esteros en las partes de poca corriente i existe aun en las
lagunas de aguas detenidas, pero no en lagunas chicas que no tie-
138
boletín de bosques, pesca 1 GAZA
iiea renovación del agua; en la cordillera no sube mas que a 600
metros de altura mas o menos i baja hasta los estuarios de los
ríos; no es un pez migratorio sino mas bien nómade, que se ali-
menta de pequeños crustáceos, moluscos i toda clase de animali-
tos chicos; se le pesca con arjzuelOj pero Jeneralmente con red; la
carne es rica cuando proviene
de rios pero de gusto a fango
cuando proviene de estuarios o
de aguas detenidas; no es tan de-
licada como el pejerei en los
trasportes i bien podría ser ven.
dida viva en estanques con agua;
se puede ensayar de propagarla
recojiendo cria de uno a tres
años i soltando peces grandes
en el invierno en condiciones
adecuadas para que desoven so-
bre plantas acuáticas en tiempo
de la primavera, pero no tenemos
todavía dato alguno sóbrela po-
sibilidad de criarla en estanques
artificiales.
La ijocha común tiene solo 5 a
12 centímetros i la pocha del sur
10 a 20; se las encuentra en todas
partes, aun en las aguas totalmente detenidas, su alimentación
i demás condiciones de vida i pesca son iguales a la trucha, pero
por su pequeño porte i su carne espinuda e insípida son poco apre-
ciadas: para el cultivador pueden tener solo el interés de criar
alimento para peces de mayor tamaño.
El bagre grande (Nematogenys) adquiere un porte de 40 a 60
centímetros, el bagi'e común (Trichornycterus) 30 a 50 centíme-
tros, los bagres chicos 10 a 20 centímetros i el tollo de agua dulce
15 a 25 centímetros; todas las especies citadas son de cuero pela-
do, viven en el valle central i en la costa en el fondo de las aguas
detenidas o de poca corriente, bajo ch^impas o en fango; solo el
bagre común parece preferir los rios; se alimentan de crustáceos,
peces, fango i toda clase de animales que pueden tragar, no es-
cluyendo ni las ranas, sapos, ratones nuevos, etc.; se les pesca
con anzuelo de fondo, nasas, redes i canastos, corriéndolos con
Desagüe especial para lagunas, llamado
«monje», con una rejilla que impide el
paso de los peces.
boletín de bosques, pesca i caza
139
palos de sus escondrijos; la carne es rica cuando han crecido en
agua algo correntosas i con un gusto a barro cuando provienen
de pozas chicas o de aguas detenidas o fango. En ellos tendríamos
un material propicio para poblar muchos tranques chicos que no
se desaguan completamente.
La farionela o el peladillo (Haplochiton), de 25 a 40 centíme-
f^ Colocación del monje en el tranque: 1 i 3 hileras de tahlius para mantener el
agua a la altura que se quiere; 2 relleno con greda para hacer el atajo impermeable; 4 i
b curso del desagüe ; 6 tranque ; 7 nivel constante de la laguna que se obtiene.
tros i talvez mas, es el pariente mas cercano de los salmónides
que tenemos en el pais, i como éstos es de nos i aguas conientes,
lagunas bien aireadas, estuarios i mar; emigra del mar a la alta
cordillera i vice versa, desova en lechos de arena a principios de
la primavera; se alimenta de peces chicos, crustáceos, vermes
larvas e insectos; se le pesca con red i sobre todo con anzuelo; su
■carne blanca, lijeramente rojiza en tiempo del desove, es rica; lo
conocemos del rio Cautin al sur i creemos que vale la pena de
hacer ensayos de aclimatación en los rios un poco mas al norte,
como también de su mayor propagación en el sur, por el estilo de
la crianza artificial i en cautividad como la empleamos hoi dia
para los salmónides.
Las peladillas (Galaxias), de 25 a 45 centímetros mas o menos,
habitan las aguas ñuviales del sur, pasando una vida semejante a
la de los bagres, siendo igual el método de pescarlas; su carne es
rica cuando provienen de aguas algo aireadas; también constitui-
rían talvez una materia prima para poblarlos estanques artificia-
les del sur que sean de aguas detenidas.
Las lampreas i anguilas del sur viven en el fondo fangoso i are-
,41080 de los rios, estuarios i mar, todas son migratorias; muchas
40
boletín de bosques, pesca i caza
de ellas hacen escursiones fuera del agua; consumen lo que pue-
den tragar, se pescan con anzuelo, nasas, canastos, a palo i a
raano, su carne es rica i se prestaría admirablemente para ser
ahumada o preparada con jelatina o en escabeche en tarros de
lata.
Nada podemos decir de los demás peces de nuestros ríos i la
gunas del sur, ya que no se ha estudiado todavía sus condiciones
biolójicas e industriales.
Debemos hacer mención todavía de las lisas, corvinas, robalos
i castañetas, que entran en los estuarios para desovar i perma-
necen allí mucho tiempo, talvez acostumbrándose a la nueva ali-
í
Laguna hecha en un brazo de estero; A acequias para poder desa-
guar bien la laguna; (' pozo para recojer los peces delante del
monje; D tn/nque; DI tranque adicional; S surtidores de agua_
mentación, pero su carne desmejora mucho en calidad con su per-
manencia en las vías fluviales, tomando luego un gusto abarro. La
cría de ellos suele obtener un tamaño de 20 a 25 centímetros en
los estuarios i se les pesca frecuentemente vendiéndola muchas
veces con el nombre depejereyes i truchas apesar de su aspecto
tan distinto i de su inferior calidad.
A fin de concluir pronto con la descripción de los animales acuá-
ticos indíjenas, citaremos la rana grande, de 20 a 30 centímetros
desde el hocico hasta la cola, que habita las oiillas de los ríos,
lagunas i aun vegas; es muí voraz i se alimenta de crustáceos, pe-
ces, huevos de pescados, vermes, larvas, insectos, moluscos i aun
de aves nuevas i guano de animales; se la pesca con canastos, re-
des a mano, palos, a mano, con anzuelos i otras veces suele salir
en algún lance; su carne es rica i se vende a precio subido, a ve--
boletín de bosques, pesca i caza 141
^es entera, pero jeneralmente nada mas que las patas descue-
ladas.
El camarón de rio del norte tiene de 15 a 35 centímetros desde
la punta de la frente hasta la punta de la cola en algunos lios i en
otros solo de 10 a 15 centímetros; vive en aguas corrientes i algo
detenidas (i también en vegas cuando nuevos), no hace castillos,
pero cuevas que le sirven de escondrijo; se alimenta de crustáceos,
peces chicos, larvas, vermes, insectos, moluscos i cualquiera clase
de carne en lijera descomposición; se le pesca jeneralmente con
canastos, redes a mano, palitos i a ma.io, raras veces con tijeras
de alambre i nasas; su carne llega a ser tan rica como langostín
Trampa para pescar anguilas i bagres.
cuando es grande i proviene de orillas de ríos; como ya diji-
mos anteriormente no se sabe todavía si se debe atribuir las di-
ferencias de tamaño i aspecto a variedades i especies diversas o
íi las distintas condiciones biolójicas en que ha vivido. Su tras-
porte en agua o en seco es mucho mas delicado que el de los ca-
marones europeos i no tenemos noticias de que en alguna parte
se haya acertado con una propagación en algún punto donde
no existia antes.
El camarón de rio del sur tiene solo de 15 a 25 centímetros, ha
bita las orillas de los ríos i lagunas; sus condiciones de vida, pes-
ca i trasporte son mas o menos las mismas del anterior, pero ha-
bita rejiones mas frías.
El camarón chico del sm% que es de 8 a 12 centímetros, vive no
solo en las orillas de las aguas sino también en las vegas i teri'e-
jios frescos, donde causa muchos perjuicios horadando las pire-
des de los canales i tranques, haciendo castillos con la tierra que
saca; jeneralmente tienen escasa comida i gusto a barro; se pes-
can comunmente con un palito i a mano.
El choro de agua dulce vive sobre el fondo de arena i algo fan-
.^080 de las aguas de poca corriente i aun algo detenidas, se ali-
142
boletín de bosques, pesca i caza
menta de pequeñísimas algas acuáticas con preferencia; se le pes-
ca ¡i mano, raras veces con algún utensilio; la carne es acuosa i
algo desabrida; tiende a desaparecer en los rios cuyas aguas se
secan con el riego; su consumo es peligroso- en aguas no entera-
mente limpias, donde llega a convertirse fácilmente en vehículo
de infección de las enfermedades contajiosas.
Como se ve, somos pobres en peces comestibles en nuestras
aguas fluviales, sobre todo en el centro; las especies nacionaleS-
Trampa para pescar camarones
no suben a mas de 500, 60U i 700 metros o poco mas. Los canales
destruyen los peces en el valle central i en la costa, i como no es
posible dejar la población sin pescado de agua dulce, se hizo ne-
cesario buscar medios para evitarlo.
La Quinta Normal buscó la solución del problema en la aclima-
tación i propagación de especies que pueden vivir en aguas dete-
nidas de escasa dimensión, cuyo trasporte era fácil hacer hasta
en un vaso de agua, aunque su carne fuera de inferior calidad
que la de los nacionales, ya que su consumo era destinado mas
bien a la jente de campo i a las peonadas que a las personas de
mas recursos que pueden pagar precios subidos por los pescados
nacionales. Así aclimató i propagó en el acuario el pez colorado,
que a la vez sirve de adorno, el carasino i la carpa, especies to-
das que fácilmente se hibrídan entre si.
El pez colorado es de 25 a 40 cms,, el carasino, de 15 a 20 cms.
i la carpa de 60 cms. a mas de un metro con un peso de 15 a 20
kilos como máximo. Todas estas especies tenían que escaparse al-
guna vez de las lagunas en que se las tenía i tuvieron que arribar
a nuestros rios torrentosos, donde se hibridaron i dejeneraron, por
carecer de los medios necesarios a su vida en las aguas muí co-
rren tosas; de por si espinudos se vuelven casi incomibles i oUeju-
dos en algunas épocas del año; su fecundidad i resistencia de vida
boletín de bosques, pesca i caza
143
en pozas chicas de aguas detenidas es mucho mayor que la de las
especies nacionales i como carecían de los alimentos necesarios
para ellos se dedicaron con voracidad a la destrucción de los hue-
vos i de la cria de los peces nacionales, llegando a ser una verda-
dera calamidad en los rios de mucha corriente, como ya habia su-
cedido anteriormente en Califoinia i varias otras partes de Estados
Unidos, Australia i Sud África.
Nosotros hemos buscado la solución del problema en la pobla-
ción de las aguas torrentosas de nues-
tros rios con especies de carne rica
quesuben amas de 2500 metros en la
cordillera, donde están al abrigo de las
bocatomas de los canales i nunca po-
drán ser-destiuidos totalmente, a mas
de que bajan hasta el valle central
cuando las aguas son fi'ias. Estas con-
diciones reúnen los salmónides.
La trucha de los Alpes {^í\\vl\o fario),
de 40 a 80 cms. con un peso de 1 a 10
kgrs., que se puede consumir de 25
a 30 cms. para aniba sin perjuicio; sus
estiemos de temperatura de agua son
de 1 a 15 centígrados, pero alcanza a
resistir de 18 a 20, i no baja nunca al
mar.
La trucha de las vertientes (Salmo
fontinalis), de 50 a 70 cms. con un peso
de 6 a 8 kgis, que se puede consumir
desde que tiene 25 a 30 cms, que vive
en aguas de 1 a 12 centígrados i re- platillo para pescar camarones
Siste hasta 22 i no baja nunca al mar. que se clavan bien en el suelo para
'. . , que puedan entrar los camarones.
M ibalmonete arco tris (balmo iri-
deus) i el salmón de cabeza de acero
(Salmo gairdneri), de 50 a 70 cms, con un peso de 3 a 7 kgrs.,
que vive en aguas de 1 a 15° i soportan aun 25 a 26» si estos no
se mantienen varios meses; bajan al mar si pueden, pero no nece-
sitan hacerlo para desarrollarse. Tuvimos especial cuidado en es-
tas especies, ya que muchas bocas de nuestros rios se cierran
temporalmente cada año.
A estas especies habia que añadir otras que se crian en la cor-
144
boletín de bosques, pesca i caza
di llera, bajan al mar para desarrollarse i vuelven a subir en
tiempo del invierno para desovar. Con este objeto elejimos:
La trucha salmonada (Salmo trutta), de 40 a 80 cms i mas, con
W^
W^
Espinel anoliido con una
piedra, con muchos anzue-
los en el cordel a di'-tintas
alturas para pescar distin-
tas clases de peces. Se ha
amarrado el espinel en una
estaca enterrada en la ori-
lla para levantarle s.)lo de
Vez en cuando.
boletín de bosques, pesca i caza
145
un peso de 5 a 10 kgrs i mas, vive en aguíis de 1 a 15^ i sufre aun
las de 16 a 22o; baja al mar, pero puede vivir aun solo en agua
dulce.
El salmón del Rin (Salmo salar), de 40 cms. a 1.50 mt. con un
peso de 4 a 15 kgrs, vive en aguas de 1 a 16» i puede sufrir
temporalmente temperaturas de 18 a 20^; necesita bajar al mar i
volver a subir a los rlo3 en el invierno hasta la cordillera. Es la
«specie de la cual se preparan las conservas mas caras, tanto ahu-
madas como en tarros de lata. Ya haienTemuco tres particulares
que se dedican a ahumar salmones.
Ya que se habia desarrollado el tema de buscar especies que
fueran menos afectadas por los riegos i que puedan subir en nues-
tros torrentes cordilleranos, se hacia necesario también buscar
peces de carne mas apreciada
que pudieran vivir en aguas
mas detenidas, como las de
nuestros tranques. Con este
propósito se tr¿ijo las siguien-
tes clases;
La Tenca (Tinca tinca), de
30 a 70 cms con un peso 0.5 a 6
kgrs, vive en aguas detenidas
i tibias, en las cuales es mas
resistente que la carpa; puede
vivir en la cordillera a 1000
ms.; la carne es rica i después
de los salmones la mas cara
de los peces de agua dulce; su
trasporte vivo i su venta en
depósitos de agua es facilmen- Buitrón o red de mano.
te realizable; se alimenta de algas, vermes, sanguijuelas i de
la microfauna de las aguas detenidas. No se híbrida con el pez co-
lorado, el carasino, la carpa i ningún pez indijena, ni necesita un
cultivo especial.
El glano americano (Amiurus nebulosus), de 20 a 30 cms. con
un peso de 0.5 a I kgr, vive en lagunas i aguas tibias detenidas
donde se esconde entre las raices; se alimenta de vermes, caraco
les, aun algas, i la microfauna en jenei-al de aguas detenidas; la
carne es rica i por esto se le aclimató en Europa, donde se le
10
146 boletín de bosques, PESCA I CAZA
raantiene en estanques artificiales; su trasporte i venta en estado
vivo es fácil.
Ya que la carpa se había introducido i la jente se acostumbró a
comerla, apesar de estar tan dejenerada e hibridada con el pez
colorado i el carasino, se hizo necesario traer razas finas de Euro-
pa para reemplazar las malas existentes en el pais i enseñar
su cultivo en Chile. Con este propósito trajimos la carpa sin es-
camas (Cyprinus c. nudus), /a carpa de escama grande (Cyprinus c.
macrolepidotus) i la raza mas lijera i gorda de la carpa común
Nasa, trampa o becabunga para cojer peces.
(Cyprinus carpió). Todas estas variedades necesitan un cultivo es-
pecial o aguas tibias de poca corriente i abundantes en animalillos
acuáticos o uiia, alimentación artificial con granos, legumbres,
pescados i desperdicios de cocina triturados para crecer i engor-
dar rápidamente con menos espinas que las otras, so pena de que
vuelvan a dejenerar. Una carpa de raza fina i bien cultivada pro-
duce en el primer año desde el huevo hasta el invierno peces de
30 a 100 gramos, en el segundo año hasta de 1.250 kgr, en el
tercer año hasta 1.5 kgr, i con los años llega a un desarrollo
máximo de cerca de 1 metro, con un peso de 15 a 20 kgrs.
En jeneral la mayoría de nuestros peces de agua dulce en esta-
do silvestre pueden obtener tamaños mayores por medio de un cul-
tivo adecuado, projeneran, pero igualmente puedan dejenerar con
facilidad si estos peces projenerados se abandonan a su estado
silvestre, sobre tolo cuando se les quita el medio adecuado para
criarse, crecer i engordar rápidamente como sucede hoi día.
Es por esto que en el pais se debe pensar en crearles nuevos
medios de vivir que sean a la vez mas apropiados i que sirvanpa-
ra formar razas de mas lijero desarrollo i mayor rendimiento. No
boletín de bosques, pesca i caza
147
debiera liaber en Chile un solo fundo que no emplee sus canales
para la piscicultura, tanto para los peces indíjenas como aclimata,
dos, ya que una superficie
de una hectárea de agua
puede producir unos 200 a
400 kilogramos de pescado
al año, cuando está bien
atendida. Hai muchos fun-
dos donde no habí La incon-
veniente en ensancharlos
uno o dos metros mas para
darles mayor superücie de
agua, poner rejillas en am-
bos estremos que eviten que
se arranquen los peces i
dedicarlos a la crianza i en-
gorda de estos. En otros,
cortaron los canales peque-
ños trozos de terreno, ya
sea en un faldeo o en el
plan, que no se pueden
aprovechar bien para la
siembra o como potrero i
que convertidos en lagunas
con o sin tranque pueden
proporcionar al dueño un
alimento nuevo, sano i fres-
co para su consumo o para
la venta. Muchos terrenos
pobres son fáciles de con-
vertir en lagunas i produ-
cirían una renta mayor que
su esplotacion agrícola. Los
tranques existentes servi-
rían muchas veces de por
sí para engordar peces o si
se vacian completamente
cada par de dias será posi-
ble darles 0.50 a 0.80 metro mas de profundidad para aprove-
char doblemente su existencia. Con tal que solo en el verano es-
Nasa, trampa o becabunga de dos alas
para cojer peces.
148
boletín de bosques, pesca i gaza
tuviesen con agua servirían siempre para la engorda de peces i
su venta en el invierno.
¿Cuántos brazos de esteros no se podrían aprovechar en la Re-
pública en la crianza i engorda de tan sano i lucrativo aliroento?
El primer paso está dado. La piscicultura de la Dehesa con sus
estanques de aguas tibias se dedica a la multiplicación i crianza
de tencas, glanos americanos i razas finas de carpas que vende a
los particulares a ra-
zon de 8, 9 i 10 pesos
el ciento i'espectiva-
raente; la piscicultura
de Rio Blanco, con sus
estanques de aguas
frias, se dedica a la
multiplicación i crian-
za de salmónides, de
trucha de los Alpes,
trucha de las vertien-
tes i salmonete arco
iris, que vende a los
particulares a razón
de 10 pesos el ciento.
Es preciso que los dueños de fundos se aprovechen ahora de
las facilidades que se les da, dirijiéndose a la Inspección Jeneral
de Bosques, Pesca i Caza en Santiago, calle Claras número 198,
para obtener la venta i trasporte de los peces a sus propiedades,
ya sea para tener un nuevo recurso para la mesa o para la venta
futura.
Falta todavía establecer una tercera piscicultura fiscal a orillas
del rio Cautin, para que se dedique a la multiplicación i crianza
de los salmónides citados, de la trucha salmonada, del salmón del
Rin i de la Farionela nacional, lo que esperamos ver realizado
en el año en curso.
Hacemos un llamado aquí sobre las publicaciones nuestras í de
los señores piscicultores Pedro Golusda i Hugo Seifert, sobre la
crianza, pesca i trasportes de pescados, tanto en este Boletín como
en folletos por separado, para que los interesados pidan que se les
remita gratuitamente.
Nos permitimos también traer aquí algunos modelos de rejillas
para impedir el paso a los peces, surtidores de agua, desagües, la-
Pedazo de una red de bolsones en los cuales
se enredan los peces.
boletín de bosques, pesca 1 CAZA
149
gunas artificiales, etc., usados en Europa, dejando a la iraajina.
clon del lector modificarlos según sus propias necesidades, que en
cada caso han de ser diversas.
No menos importante que la piscicultura es la pesca nacional
de nuestras aguas fluviales en vez del funesto i tan peligroso era.
pleo de la dinamita. El estado tan ruin de la pesca fluvial i el
empleo tan jeneral i en muchas rejiones esclusivo de la dinamita
se debe en su mayor parte a los dueños de fundos. El pescador de
profesión es en concepto de ellos el «paria de la creación» al cual
hai que perseguir no solo con los inquilinos sino también con la
policía i los jendarmes i sí es po
sible maltratarlo o llevarlo preso
por haber ejercido su profesión.
Si no es posible permitir jente
estrafia en el fundo ¿porque no
se les toma como inquilinos i se
les permite ejercitar su profesión
los Domingos? Si no hai jente
entendida en la pesca i no hai
elementos apropiados ¿con qué se
pesca sino con dinamita? Harían
un gran bien a sí mismos los
dueños de fundo al proporcionar
los aparatos o materias primas
necesarias a varios de los inqui-
,. , ,. , Espaiavelored de tiroamano, que
Irnos pcii «- 4Ue se dediquen a la gg ^^/^ totaltrente e&tendida sobre los
pesca dcminical, lo que les sirve cardúmenes de peces i que se cierra con
, . . el peso de los plomos al levantarla.
de mejor entretención que fre-
cuentar las cantinas í faltar los dias lunes i martes en el trabajo,
a la vez que asi se les aliviaría en algo su situación precaria i
el dueño del fundo tendría un aumento de platos en su mesa.
Muí útil seria fomentar en el país los siguientes aparatos de
pesca, a mas de los ya descritos en las pajinas 628 a 630 del
tomo I de este Boletín i que sirven también para la pesca de es-
pecies nacionales.
El espinel, que consta de muchos anzuelos fijados cada uno en
hilos de 20 a 50 o mas centímetros de largo, los que están anuda-
dos a un largo cordel mas firme a distancias de uno o mas metros.
El último está provisto con corchos o materias livianas en cortas
distancias para hacerlo flotar en la superficie cuando se quiere
150
boletín de bosques, pesca i caza
obtener peces que nadan cerca de la superficie del agua o afianza-
do con piedras o plomos de trecho en trecho para cojer los peces
que se mantienen cerca del fondo.
Red de tiro o lance.
Se puede usar sujeto en la mano o se amarra en un palo ente-
rrado para levantar el espinel poco rato después o dejarlo toda la
noche en el agua.
boletín de bosques, pesca i caza
151
Las nasas o trampas, que seg'un su forma sirven para pescar los
camarones, ang-uilas, bagres i toda otra clase de pesca, pero hai
que fijarse que estén bien clavadas en el lecho del agua, que la
Red de tiro a lance con saco o bolsón grande.
boca sea dirijida, según la especie que se quiere pescar, contra o a
favor de la dirección de la corriente i que el cebo sea adecúa-
152 boletín de bosques, PESCA I CAZA
do en caso que éste sea necesario. Las nasas se calan jeneral'
mente de noche i se levantan en la mañana; se pueden emplear
también en el dia pero no con el mismo éxito.
El esparavel o red de tiro a mano, que consiste en una especie de
embudo de red, cuyo borde está provisto de plomos, i que se tira
con la mano totalmente estendido i abierto en el aire, lanzándolo
sobre los cardúmenes de peces, los que encierra juntándose los
plomos.
Las redes de tiro o de lance con o sin saco, que sirven para ce-
rrar el paso a los peces i sacarlos a la ribera del agua.
La red de bolsos en que se enredan los peces i que se cala o se
tira.
La red de paño que se cala, la red a mano, el platillo para ca.
marones que debe asentarse bien en el fondo para que éstos pue-
dan entrar, etc., etc.
El uso de botes angostos i puntiagudos hechos solo de tres tablas
i manejados con palos firmes redondos i largos para empujar la
embarcación, se recomienda en las aguas de mucha corriente,
donde en vano se trabaiaria aon remos.
El trasporte i venta de peces vivos como truchas, bagres i los pe-
ces aclimatados en los mercados, seria viable con simples barriles
chatos o con los aparatos descritos en las pajinas 407 a 412 del
tomo I de este Boletín siempre que los ferrocarriles diesen las
mismas facilidades que en Europa. Todavía hai muchas personas
en el pais que desestiman los pescados vivos o frescos i los en-
cuentran sin saboi' porque su paladar está desacostumbrado a co-
merlos frescos a causa de los tardíos trasportes por ferrocarril, i
se necesita que sean medios descompuestos i olientes para que
les tomen el gusto al pescado, apesar de que se esponen a sufrir
una intoxicación o a lo menos una fuerte indijestion.
Ademas hace falta en el pais que los libros de cocina traigan
mas diversos modos de preparar los pescados, ya que los fritos,
asados o en fuentes no son siempre los métodos adecuados i can-
san a cualquiera mui pronto.
Finalmente seria mui útil que se estableciesen en el pais cursos
volantes periódicos en las distintas rejiones para inducir a los in-
teresados en el cultivo de los peces i crustáceos, su pesca, tras-
porte i utilización industrial i comercial, para lo cual pueden ser-
vir los piscicultores que tenemos i que podrian demostrarlo con
esplicaciones verbales, cuadros murales, modelos i escursiones-
prácticas.
Federico Albert.
{Continuará).
boletín de BOSQQES, pesca i caza 153
ALUVIONES
su RELACIÓN CON LOS BOSQUES
Se conoce con este nombre a los terrenos o depósitos formados
por las aguas.
Distínguense los aluviones antiguos i los modernos; su forma-
ción, apesar de reconocer la intervención del agua, no es en am-
bos de la misma índole científica.
Los primeros se deben a grandes solevantaraientos o trastor-
nos que haesperimentado el globo terrestre a consecuencia de la
fuerza subterránea desarrollada con el calor del interior de la
tierra, i debido a los cuales los mares han cambiado de forma i si-
tuación, produciéndose con el movimiento de sus aguas i su nue-
va ocupación los terrenos llamados diluvianos; es un hecho indis-
cutible que la mayor parte de los continentes han sido en otra
época mares, i que el fondo del mar ha sido solevantado en 2, 3,
4 i 5 mil metros de altura sobre el nivel del mar actual.
Ejemplos notables de solevantaraiento son la cordillera de los
Alpes en Europa al norte de Italia, i la de los Andes en la Amé-
rica del sur; la ciudad de París, las pampas de la República Ar-
jentina, el valle deChil?, etc. eran lechos marinos, i debido a tras-
tornos jeolójicos de la época diluviana constituyen hoi terrenos
de esta formación.
Los hai tanto en el antiguo como en el nuevo continente i su
constitución varia según los lugares, las épocas i las causas que
han influido en su formación. Los tenemos limosos de gran ferti-
lidad, arenosos, areno-arcillosos, arenosos conteniendo conchas
marinas, areno-arcillosos con guijarros o piedras, areno-arcillo-
calcáreos, etc.
Recordada a la li jera la formación de estos terrenos, haremos la
descripción de los aluviones modernos, o sea de los depósitos en
formación actual.
Los sedimentos que los esteros i rios arrastran délas partes ele-
vadas i desnudas para depositarlos en la entrada de los mares, son
un depósito de formación moderna. Las aguas, al hallarse deteni-
das por el encuentro con las corrientes marinas, depositan en esa.
154 boletín de bosques, PESCA I CAZA
parte las materias en suspensión que arrastran, i su acumula -
miento constante constituye el fenómeno conocido con el nombre
de barra o delta, según que la desembocadura se efectúe en un
mai" tranquilo o ajitado, hondo o bajo. Estos depósitos aumentan
de año en año en todas las partes en que se producen desmontes;
su formación quita naturalmente al mar una parte de su esten-
sion, i pueden observarse en el Ródano, elMississippi, el Nilo, etc;
los aluviones del Eufrates en el golfo pérsico avanzan 19 metros
por año, el Iluang-ho deposita anualmente en el mar Amarillo
cerca de 700 millones de metros cúbicos de tierra, el Ródano i el
Po han ganado al mar ya varios kilómetros.
Puede suceder también que los depósitos se efectúen en el cauce
mismo de los ríos, o bien que los llanos atravesados por éstos ocu-
pen un nivel mas bajo; entonces, produciéndose los desbordes en
las creces, los sedimentos se depositan en sus inmediaciones, exis.
tiendo en este caso a veces la favorable circunstancia de que si se
trata de aguas cargadas de mantillo se produce un relleno útil a
la agricultura, tanto mas si los terrenos cubiertos eran impro-
ductivos o demasiado arenosos, pedregosos, etc.
Las arenas que se observan a lo largo de la costa del país i que
en parte constituyen grandes i prolongadas masas i montículos
conocidos con el nombre de dimas, no son otra cosa que depósitos
de la formación estudiada i provienen, parte de las materias de
sagregadas en las cimas desnudas por la. acción de las aguas de
lluvia o del derretimiento de las nieves i arrastradas por los ríos
al mar, i parte de la desagregación de las locas de las costas por
la acción mecánica i química de las olas marinas.
Las proporciones que éstas han alcanzado en todas partes son
considerables, se las observa en diferentes puntos del globo,
con caracteres alarmantes a veces; en el país se conocen las de
S. Vicente, Chanco, Constitución, Llico i otras. El avance mayor
o menor hacia el interior de los continentes es de marcado per-
juicio para la agricultura del pais o lugar en que se encuentran
cubriendo terrenos fértiles i en muchos casos ciudades enteras o
parte de ellas. Su constante amenaza no reconoce otro remedio
eficaz que el arbolado; el árbol, i junto con él los procedimientos i
medios de estratejia conocidos, es lo único que puede detener i
fijar esas estensiones movedizas i estériles haciéndolas al propio
tiempo útiles, pues en poco tiempo constituirán una gran fuente
de riqueza forestal.
boletín de bosques, pesca i caza 155
Con respecto a los sedimentos desprendidos por las aguas de
las partes elevadas i desnudas, ejerce en esta parte también el ar-
bolado una importancia suma.
En los terrenos desnudos las aguas de lluvia, al caer, se desli ■
zan libremente por el suelo, i solo una parte mui pequeña se in-
filtra; las aguas lavan el terreno i arrastran consigo sus partes
constitutivas. Las fuertes pendientes, los qarainos i senderos, como
los suelos filtrantes, sueltos i casquijosos, se prestan notablemente
para la producción del frecuente arrastre con las lluvias torren.
-ciosas;la falta de cal en los terrenos del sur i de la costa facili-
ta también su producción, ya que su presencia proporcionaría
cierta cohesión, propia. en los terrenos que la contienen; ciertas
deformidades o depresiones del terreno en peadiente i que reúnen
el agua caida, dan nacimiento a pequeñas erosiones que con el
trascurso de los años aumentan i profundizan hasta formar gran-
des barrancos, que no son otra cosa que socavamientos producidos
por el agua de lluvia en terrenos inclinados, faldeos, lomas i ce-
rros desprovistos de vejetacion, i que constituyen, a mas de un
serio peligro para los animales, no despreciables fuentes produc-
toras de sedimentos.
Otra causa que favorece el desarrollo del fenómeno en cuestión
es la derivada de las especulaciones zootécnicas, engordas, le-
cherías, etc., cuando se practican en escala apreciable en relación
con la superficie de terreno que ocupan; el pastoreo exajerado ta-
la completamente la yerba i deja el terreno en descubierto i es-
puesto a la acción del fenómeno meteórico lluvia. La remoción
del terreno por los pies del ganado i los senderos que este esta-
blece i esplota son causas de la misma índole i conviene tenerlas
mui en cuenta. Los arriendos prolongados o a perpetuidad son la
mayor parte de las veces inconvenientes, porque la ejercitacion
amplia de las especulaciones nombradas concluyen pronto i por
completo con el monte i con la yerba, los caminos aumentan, las
escavaciones siguen su curso, i por fin la vijilancia. . .no existe.
Las diversas clases de tierras permiten un arrastre diferente, es
decir en mayor o menor grado según sea su constitución o la re-
lación que guarden entre sí sus elementos físicos, arena, arcilla,
cal, yeso, mantillo, piedras, etc.
Conocidas las causas que obran en el desarrollo del fenómeno
analizado, no queda la menor duda de que la repoblación forestal
es la llamada a detener i prevenir las consecuencias perniciosas
He boletín de bosques, pesca i caza
del arrastre, i toda tentativa o esfuerzo que tienda a establecerla-
será siempre oportuna i de positivas ventajas.
En los suelos cubiertos de vejetacion el fenómeno mencionado
no existe, por cuanto las aguas, detenidas por las ramas, troncos
i hojas, en vez de deslizarse sobre la superficie, se infiltran en la
masa terrea i se van a acumular en las capas profundas para sa.
lir lentamente siguiendo los declives del terreno i forrear manan-
tiales que alimentan paulatinamente los arroyos i rios.
La presencia del árbol es, pues, de indiscutible mérito para re-
gularizar i mantener duraderos los cursos de agua, i a la vez im-
pedir o evitar el erosionamiento constante i progiesivo'que se ope-
i'a en las cimas i faldeos descubiertos.
Mientras esto se lleva a cabo, o bien simultáneamente, puede
recurrirse a los enfajinados, que se ejecutarán en los cursos de
íigua en que se note el arrastre, con estacones i ramas entreteji-
das horizontalmente, de 50 cm. de alto i a distancias cuyo des-
nivel sea de un metro o un poco menos. En los barrancos se eje-
cutarán procediendo desde su base, o sea de abajo hacia arrioa.
Sin embaí go, puede suceder en e-tos que la erosión o crecimiento
£6 detengan por sí solos, nace entonces el musgo i la yerba, cre-
cen algunos árboles o arbustos nacidos de semillas o bien de
champas desprendidas i caídas a su interioi'. En esta situación no
haí nada que hacer, i sí solo completar su repoblación con espe
cíes forestales útiles.
Danikl Zelaüa.
Conservador de bosques
LOS PERMISOS DE CAZA DE LOBOS
A pesar de que la industria de la caza de lobos marinos está"
actualmente entregada al libre ejercicio de los ciudadanos chile-
nos i de los estranjeros que se domicilian en Chile, no faltan
quienes, ignorando esta circunstancia, piensen que para cazar lo-
bos necesitan un permiso del Ministerio de Industria i Obras Pú--
blicas.
boletín de bosques, pesca i CAZiA 157
Con este motivo, la Inspección de Bosques, Pesca i Cíiza ha
debido informar varias peticiones de este jénero, las cuales se
presentan ordiuai'iamente a las Gobernaciones Marítimas del pais
para seguir desde esas oficinas un larg-o e indispensable trámite
reglamentario hasta que vuelven a poder de' los interesados. Solo
entonces éstos, al conocer el resultado de su petición, se convencen
de la inutilidad de su trabajo.
En otras ocasiones el derecho de cazar lobos marinos se entor-
pece con la intromisión de ciertas personas que están en posesión
de un permiso de caza otorgado en una época en que esta indus-
tria se encontraba restringida por una reglamentación caduca i
que ha sido por último derogada en todas sus partes.
Para evitar una i otra cosa, e informar al propio tiempo a las
autoridades marítimas, a los que se les remite invariablemente es-
ta publicación oficial, hemos creído útil dar a conocer en este ar-
tículo la jénesis por que ha pasado la lejislacion de caza de lobos
marinos, señalando la situación actual en que se encuentra dicha
industria i por fin lo que podría hacerse al servicio de ella i de
los intereses del Erario Nacional.
En efecto, la ordenanza que reglamentaba la caza o pesca de
focas o lobos marinos, nutrias i chungungos en las costas, islas i
mares territoriales de Chile, de fecha 17 de Agosto de 1892, fué
modificada en 12 de Febrero de 1903, dejándola vijente para los
lobos finos i aboliendo la prohibición de pescar el lobo ordinario
(Otaria jubata) por considerársele un animal mui nocivo para la
pesca.
En 24 de Diciembre de 1903, por decreto núm. 2834, fué total-
mente derogada dicha ordenanza.
El decreto en referencia dice así:
Sección 1.% núm. 2834. - Santiago, 24 de Diciembre de 1903.—
Vistos estos antecedentes i considerando que el Director Jeneral
de la Armada, de acuerdo con el Consejo Naval, hace presente a
este Ministerio en oficio número 1511, de 17 de Junio último, la
conveniencia de derogar en todas sus partes la ordenanza sobre
caza o pesca de lobos, nutrias i chungungos, de 17 de Agosto de
1892, dejando a esta industria reglamentada solo por las pres-
cripciones jenerales del título IV del libro 2.0 del Código Civil,
por cuanto siando imposible ejercer por ahora en esas rejiones
una vijilancia eficaz, cualquiera puede burlar i burla sus disposi-
ciones, que vienen así a perjudicar solo al comercio honrado i
15S boletín de bosques, pesca i caza
desviar todo ese tráfico de Punta Arenas a las Malvinas, Ushuaia
i Gallegos; i que la misma opinión ha raanifiestado también al
Gobierno el Consejo de Defensa Fiscal en informe de 7 de Se-
tiembre próximo pasado; de acuerdo con el Consejo de Estado, he
acordado i decreto:
Derógase la Ordenanza de 17 de Agosto de 1892, sobre caza o
pesca de lobos, nutrias i chungungos.
Tómese razón, etc.— Riesgo. — Maximiliano Espinoza Pica.
En consecuencia, la caza de lobos marinos es en Chile de libre
ejercicio tanto para los chilenos como para ios estranjeros que se
domicilian en el pais. No tiene otra restricción que la que le se-
ñalan los gobernadores marítimos para evitar que los lobos mari-
nos sean beneficiados en los puertos en donde la descomposición
del cadáver infestaria la población.
Para esplicar las razones que se tomaron en cuenta al derogar
la ordenanza citada, precisa dar a conocer algunos hábitos bioló-
jicos de los lobos chilenos.
En el pais viven dos especies de lobos llamados comunmente
lobo de un pelo (Otaria jubata) i lobo fino o de dos pelos (Callo-
ihiiius faldklandicus o Arctocephalus australis).
El primero vive en toda la costa del pais aporcentándose pe-
riódicamente en los cantiles de las islas i en las puntillas que
forma la costa continental que el mar invade parcial o totalmen-
te. Solo cuando intervienen condiciones escepcionales de refujio
para estos animales, las deyecciones que dejan en esos sitios o
«loberías», se amasan con el tráfico de sus moradores i llegan a
constituir yacimientos de guano de algún valor comercial. I en
esto consiste solamente toda la utilidad que este animal le pro-
porciona en vida al hombre.
En cambio, el consumo que hace de pescados lo coloca en el
rango de ser el animal mas perjudicial para la pesca, sin que sea
necesaiio considerar para calificarlo asi los destrozos que ocasio-
na con frecuencia en los aparejes de pesca i los peces capturados
por dichos aparejos que el animal devora cuando merodea cerca
de la playa.
Muchos autoies están de acuerdo en considerar que el produc,
to que se obtiene de un lobo de ocho años vendiendo su piel i su
aceite, es inferior al precio medio de los peces que consume du-
rante un dia.
Los hábitos biolójicos del lobo fino, con ser mas o menos los
boletín de bosques, pesca 1 CAZA 15^
mismos que los del lobo ordinario, no se traducen sin embargo en
los mismos resultados para la industria de la pesca, pues el lobo
fino vive al sur del paralelo 46 de latitud sur, i solo se acerca por
temporadas, fuera de su área de población, a las islas de Juan
Fernandez, San Ambrosio i San Félix, donde se le caza en corta
escala.
La piel de este animal, conservada en sal, se esporta a Ingla-
terra por el precio medio de £ 5 cada una, pero esta esportacion
no se rejistra por la aduana chilena, por lo que no puede ser
apreciada en su monto ni en su valor.
Es de suponer sin embargo que la cantidad de pieles de lobos
finos que se remiten desde Chile a Inglaterra para ser allí curti-
das i vendidas en el mercado mundial de pieles radicado en Lon-
dres sea considerable, a juzgar por las numerosas empresas de
caza de toda nacionalidad que merodean en los mares australes
de Chile i las crecientes demandas de que es objeto la «piel de
nutria sudamericana» con que es conocido este artículo en los
mercados europeos.
En mérito de estas consideraciones i tomando en cuenta los
abusos a que se pi'estaban los permisos concedidos en otra época
para la caza de estos animales, el Gobierno derogó la ordenanza
que la prohibía, impecido también por la imposibilidad que había
de hacerla efectiva en la rejion austral, donde la falta de vijilan-
cia hacia ilusoria la prohibición establecida.
Si hai razones de sobra para declarar de libre ejercicio la caza
del lobo ordinario o de un pelo, como lo está en la actualidad, no
las hai en cambio para hacer estensiva esta libertad de caza al
lobo fino o de dos pelos, en consideración al gran valor que tiene
su piel, a la ninguna influencia que tiene su réjimen de alimenta-
ción en la industria pesquera, por la residencia a que está confi-
nado, i finalmente porque de esta industria lucrativa ningún
provecho obtiene el Estado ni obtienen tampoco sus habitantes.
Por tal motivo el Gobierno de Chile, conjuntamente con el de
Ar jen tina, jestíona en la actualidad su adhesión a la convención
celebrada entre los gobiernos de Japón, Estados Unidos, Inglate-
rra i Rusia sobre prohibición de caza de lobos finos por el térmi-
no 20 años, de modo que en caso de hacerse estensiva esta pro-
hibición para los mares australes, en Chile quedará abolida la li-
bertad de cazar este animal por el plazo indicado.
En caso contrario, o sea si el Gobierno de Chile no adhiriere a
160 boletín de bosques, pesca i caza
la convención aludida, habria lleg-ado la oportunidad de dar en
arrendamiento i por subasta pública las zonas loberas a quienes
las soliciten, quedando el arrendatario sometido a un contrato que
garantice la conservación de la especie i el pago de un derecho
por cada pieza que capture.
Luis Castillo,
Biólogo de ¡a Sección de Pesca i Caza
LA MADERA
En el número 6 de este mismo boletín comenzamos un estudio
con este mismo titulo i en él manifestamos que la estructura ana
tóraica de una madera es bien diversa según que se trate de una
especie u otra i que aun tratándose de un mismo ejemplar el pro
ducto maderable era bien diverso, según la edad i la situación
en que habia crecido la muestra por ensayar.
Con motivo del impuesto al pino oregon, la opinión pública ha
sido sorprendida con una serie de informaciones mas o menos
erróneas que tendían a desprestijiar o enzalzar las cualidades de
las maderas nacionales; hemos creído por lo tanto de interés con
tinuar estudiando los principios constitutivos del tejido leñoso a
fin de evitar falsas apreciaciones sobre este asunto tan debatido.
Nos proponemos pues estudiar, en el curso de este artículo, la
composición del tejido leñoso i las cualidades que pueden des-
prenderse de la mayor o menor cantidad en que se encuentran
estos principios constitutivos.
Las paredes de las celdillas, vasos, fibras i demás elementos
orgánicos de la madera están formadas por celulosa siempre
acompañada de otras materias incrustantes; en la madera tierna
o de albura estas celdillas i vasos están ocupados por agua i otros
principios orgánicos variables según la especie vejetal. En este
número se cuentan materias nitrojenadas, algunas resinas, gomas,
azúcares, alcaloides, aceites i grasas, no siendo raro también en-
boletín de bosques, pesca i caza 161
■contiar algunas materias colorantes i sustancias tánicas. Aten-
diendo a la composición química, la fórmula jeneral de la madera
puede espresarse por C^e U.22 022 con la adición de 0.01 de ni-
trójeno cuando la madera está enteramente formada, i 0.01 de
hidrójeno libre cuando el tejido está aun en formación.
Sin embargo la proporción de los distintos elementos antes in-
dicados varia dentro de límites considerables según que se anali-
ce maderas de una especie botánica u otra o bien que se trate de
muestras tomadas en el tronco o en las ramas del vejeta!. Asi por
ejemplo se sabe que la madera de las ramas deja siempre mayor
cantidad de ceniza que la del tronco, debido a que la savia está
concentrada siempre en la cima del árbol.
Mediante la fuerza vital, los árboles tienen dentro del cuerpo
leñoso una cantidad mas o menos considerable de líquidos, los
cuales se evaporan con mayor o menor presteza tan pronto como
ha sido cortado el ejemplar o cesa su vida por otra causa estraña.
Esta evaporación o eliminación de los líquidos es sumamente
rápida luego después de la corta, pero va decreciendo poco a
poco, i llega un momento en que la cantidad de agua contenida
en la materia leñosa permanece estacionaria, o aumenta i dismi-
nuye con la humedad o la sequía del paraje en donde se la coloca.
Este fenómeno es debido a que la madera contiene sustancias
higrométricas que retienen con gran enerjia la humedad. Si se
observa un trozo de roble pellín se verá que el tejido maderable
retiene con gran enerjia el agua, motivo por el cual es sumamen-
te difícil secar esta madera cuando está cortada en trozos de gran
escuadría; por el contrario sí se observa una pieza de lingue se
verá que la retención del agua es insignificante i que la deseca-
ción del tejido se hace con bastante rapidez. Esta es a nuestro
juicio la única causa que determina la poca adaptación de algunas
maderas de nuestra rejion austral a la zona norte, en donde el
aire es raui seco durante el día i húmedo i cargado de sales duran-
te la noche. La pérdida de líquido i la absorción i-ápida de ellos
produce en el tejido un desequilibrio que determina la poca dura-
bilidad i principalmente la facilidad de descomposición superfi-
cial de la madera. Las partes internas de un trozo de madera
con gran poder higroscópico no está directamente influenciada
|)or las variaciones atmosféricas i por lo tanto se conserva du-
11
162 boletín de bosques, PESCA I CAZA
rante muchísimo tiempo en perfecto estado, sufriendo solo en la
periferia.
Se puede apreciar la mayor o menor desecación de una madera
por las variaciones de su peso, considerándosela completamentg
seca cuando solo varia este en proporción con los cambios clima-
téricos. Sin embai'go, debe tenerse presente que siempre queda en
la madera cierta proporción de agua higrométrica que no partici-
pa de estas influencias esteriores. Hai que distinguir, pues, el
agua libre o sea aquella que no desaparece de la madera p'«r la
acción atmosférica, del agua que embebe ios tejidos mismos, la
que no se separa de ellos sino mediante una temperatura de loO<*
como mínimun.
El tejido raadei'able tiene una proporción de agua que varía se-
gún la especie: así por ejemplo la madera de sauce tiene un 26 ''Za-
de su peso, mientras la encina llega a un 34 o/o i el álamo a un
5ü«/o.
Según las esperiencias de Haitig, la proporción de agua varía
también con las épocas del año, diminuye en el verano i se incre-
menta enormemente dui'ante el período invernal.
La existencia de la corteza en un árbol que ha sido cortado
dificulta la evaporación en una forma considerable, de allí que
sea recomendable proceder a la descortezadura luego después de
la corta a fin de activar la pérdida de los líquidos lo mas posible-
La mejor marlera no es sin duda la que se ha secado por pi'oce-
dimientos mecánicos sino la que ha ido perdiendo poco a poco el
esceso de líquido. La desecación do las maderas por este sistema
no será posible en nuestro pais mientras la industria maderera
no acostumbre guardar sus productos bajo techo, pues tal como
se hace la conservación hoi en dia, lejos de mejorar la madera la
perjudica enormemente.
Numerosas son las trasformaciones que esperimenta la made-
ra en presencia de algunos reactivos. El cloro la blanquea sin lle-
gar a alterarla ni disolverla; el ácido nítrico concentrado destru-
ye su cohesión, convirtiéndola en ácido oxálico, procedimiento-
que se emplea para obtener este producto químico del aserrín; el
ácido clorhídrico la ennegrece sin llegar a hacerla soluble; el ácido
sulfúrico la carboniza i si se deja que obre en frío durante un
tiempo mas o menos largo, la trasforraa en goma, la que diluida
en agua se trasForma en glucosa; la potasa obrando ayudada
por la acción del calor disuelve la madera quedando como resul
boletín de bosques, pesca i caza 163
tante un líquido pardo que contiene ácido oxálico, ácido acético i
ácido úlmico.
Podemos referir los principios constitutivos de la madera a dos
agrupaciones: la primera comprende el tejido leñoso propiamente
dicho o sea la celulosa i las materias incrustantes; i la segunda
aquellos principios que se estraen de los vejetales, variables se-
gún las especies, como son los jugos i las savias, en los que se en-
cuentran sustancias hidrocarbonadas tales como gomas, féculas,
azúcar, otras sustancias acidas i alcaloides vejetales.
La celulosa es el componente principal del tejido leñoso de los
vejetales. Se la encuentra en todos los órganos, aunque en diver-
so estado de agregación, lo cual modifica las propiedades físicas
que ella tiene para resistir la acción de los ajen tes químicos; en
las raíces i en el tallo es donde la celulosa se presenta con mayor
compacidad.
Cuando está pura la celulosa es blanca, trasparente, inodora e
insípida, insoluble en alcohol, éter i amoníaco. El óxido de cobre
amoniacal permite precipitarla después de una disolución comple-
ta, lias disoluciones alcalinas poco concentradas de potasa no-
atacan la celulosa, pero sí activamente muí concentradas. Eí
ácido sulfúrico ayudado por la acción del calor trasforma la ce-
lulosa en azúcar a condición de que se sature por la creta. El áci-
do nítrico hirviendo la convierte en ácido oxálico i carbónico; su-
merjiéndola pocos minutos en ácido nítrico se obtiene la piroxili-
na o algodón pólvora, sustancia sumamente inflamable que una
vez disuelta en una mezcla de 8 partes de alcohol i 100 de éter
produce el colodión. La celulosa unida a las materias azoadas
que siempre la acompañan en el organismo vejetal sufre una
combustión lenta que la convierte en una sustancia pulverulenta
amarillo-pardusca que se conoce con el nombie de podredumbre.
A esta descomposición coopera el desarrollo de una cantidad de
jérraenes microscópicos que se alimentan preferentemente de las
sustancias azoadas que abundan principalmente en los sitios en
donde se forman estas pudriciones.
Con el nombre de lignina se comprende las materias incrus-
tantes que se encuentran llenando los intersticios celulares. Estas
ligninas se presentan con mas frecuencia en las maderas duras i
su composición es variable según las especies que se consideren.
Los principios constitutivos de la lignina se distinguen con los
164 boletín de bosques, PESCA I CAZA
nombres de lignosa, ligiiona i ligtiinosa, cuerpos todos estos iiiso-
lubles en el agua.
La albúmina se encuentra también entre las sustancias incrus-
tantes, pi'incipalmente en las semillas oleajinosas i en los cei'ea-
les. Se disuelve en el agua tomando el líquido ur.a forma viscosa;
si se calienta la disolución a 70" se coagula, convirtiéndose en un
cuerpo sólido, blanco i opaco. Cuando se somete la albúmina a
una temperatura que no esceda de 70», se coagula convirtiéndose
en una masa amarillenta i trasparente que tiene el aspecto de
una goma. Los ácidos en jeneral coagulan la albúmina a escepcion
del fosfórico i del acético.
Casi todas las sales metálicas precipitan la albúmina, como tam-
bién el tanino i la infusión de agallas. Se supone que la presencia
de la albúmina en las maderas es la causa de alteración en los
tejidos una vez que han perdido sus condiciones vitales. La albú-
mina orijina i propaga la putrefacción de las madei-as cortadas i
sirve de alimento a las criptógamas que sobre ellas suelen desa-
rrollarse proporcionando el alimento a un gran número de insec-
tos que contribuyen también a la destrucción del tejido maderable.
Es mui grande la acción del calor sobre la madei'a. La mayor
parte de los elementos orgánicos que hemos mencionado ante-
riormente forman diversas combinaciones una vez que pierden el
agua higrométrica a causa del calor ambiente, i en ciertos casos
estas combinaciones contribuyen a que se inicien algunas descora-
posiciones que poco a poco van destruyendo la madera.
La potencia caloiiflca desarrollada por la combustión de las
maderas depende de la cantidad de agua que ellas contengan. Se
admite, en términos jenerales, que cada kilo de madera al arder,
desprende 3000 a 3500 calorías si está perfectamente seca, i si
no lo está solo se obtiene de 2600 a 2700.
Cuando se calienta la madera en vasos cerrados, fuera del
acceso del aire, se descompone dando oríjen a productos gaseosos
como hidrójeno, ácido cai'bónico, óxido de carbono; una masa
sólida denominada carbón, que conserva la misma forma que te-
nia la madera, queda como lesíduo de dicho calentamiento.
La potencia calorífica del carbón de leña varía también según
la especie del árbol que lo produce. Como término medio se pue-
de fijai- de 6000 a 6200 calorías.
Como residuo queda también un líquido formado por tres capas;
boletín de bosques, pesca i caza 165
la superior aceitosa, la intermedia acuosa i la inferior lijeraraonte
consistente i que se denomina brea.
De la parte líquida se estrae una cantidad de cuerpos mui usa-
dos, tales como ácido acético o vinagre de madera, ácido piroleño-
so, acetona, raetileno, creosota, naftalina, picamara i otra sei'ie de
aceites erapireumáticos. Destilando la brea se recojen varios pro-
ductos tales como la creosota, eupiota i picamara.
El aire atmosférico no ejerce acción sobre la madera si no está
auxiliado por el calor, como lo demuestra perfectamente la con-
servación de las aimaduras que están espuestas al aire siempre
que no estén en contacto con los rayos directos del sol.
Hai sin embargo algunas maderas cuya conservación se hace
perfectamente cuando quedan protejidas por otros materiales i
lejos de la acción directa del aire; como sucede por ejemplo con
enmaderados interiores de edificios i tabiques.
Las maderas constantemente sumerjidas en el agua poseen una
gran durabilidad, pero se descomponen con bastante rapidez
cuando se las lleva a un paraje mui seco o bien cuando sufren
constantemente alternativas de humedad i sequia.
El color de la madera puede decirse que varia según que los
árboles hayan crecido aislados o en medio de la espesura de una
montaña. Las especies crecidas en terrenos secos tienen una ma-
dera mas coloreada que aquellas crecidas en suelos húmedos. Se
ha constatado también que en un mismo árbol la madera del
tronco es mas oscura que la de las raíces i ramas. La mayor par-
te délas especies maderables tienuí coloreada la madera del du-
ramen i por el contrario blanca o casi blanca la de la albura, a
causa de que la primera está impregnada de lignina, cuerpo que
por lo jeneral se presenta acompañado de sustancias colorantes.
Hai sin embargo algunos árboles cuyas maderas no están colorea-
das, como sucede por ejemplo con el tilo, con los abetos y los sau-
ces. Como tipo de las segundas, es decir de aquellas cuyo dura-
men difiere por su color de la albura, tenemos el roble, el coihue
i el espino.
Debe tenerse presente que hai ciertas enfermedades que suelen
ir acompañadas por un cambio decoloren las maderas, como acon-
tece por ejemplo con la pudricion negra en el álamo, que propor-
ciona al tejido maderable un color pardo oscuro bastante intenso.
Otra de las propiedades físicas de la madera es la elasticidad,
o sea la propiedad que tiene de recobrar su forma piimitíva cuan-
166 boletín de bosques, PESCA I CAZA
do cesa la fuerza que la ha modificado. Entre las maderas elásticas
merece especial mención la de los arces i encinas i la de algunos
álamos como el temblón.
La flexibilidad, o sea la mayor o menor facilidad con que se
puede encorvar algunas maderas sin perder su cohesión, es otra
propiedad física raui estimada en la industria, pues mediante esta
cualidad se puede hacer tomar a las maderas formas curvas deter-
minadas según los diferentes usos. Asi por ejemplo la madera de
sófora, de alerce, de fresno i de nogal son bastante flexibles, mien-
tras por el contrario las de encina i abedul tienen raui poca flexi-
bilidad.
La contracción i dilatación de las maderas permite su adapta-
ción a ciertas industrias.
Al secarse los elementos de la madera, celdillas, fibras, va-
sos, canales, disminuyen notablemente de volumen, resultando
en consecuencia una contracción en todas las piezas, las ^ue vuel-
ven a tomar sus dimensiones normales una vez que se les resti-
tuye la humedad que han perdido.
Tanto la contracción como la dilatación de las maderas no se
efectúa de un modo uniforme en todas direcciones. Hai algunas
que se dilatan solo lonjitudinalmente, como sucede por ejemplo
con la madera de peral i de haya, mientras otras, como la de aca-
cia i cedro, se dilatan en sentido radial.
Por lo jeneral se puede decir que la dilatación es casi siempre
impQrceptible en el sentido lonjitudinal, mientras por el contrario
en la sección trasversal varia notablemente. Por esto, al secarse
la madera de un modo brusco, contrayéndose mucho los tejidos de
la circunferencia i en proporción muchísimo menor los radios^
no tardan en producirse grietas al esterior que perjudican mucho
la resistencia de las piezas.
La conservación de la forma i dimensiones de la madera depende
de varias causas. Cuanto menos compactos son los tejidos mas se
contrae la madera al secarse; por lo tanto las piezas contruidas
con madera de duramen sufren menos modificaciones que las que
se hacen de madera de albura o tejido tierno. Para que un trozo
de madera no sufra contracción, debe secársele en un sitio abri-
gado de la luz i del calor i preservado también de las corrientes
de aire.
Las maderas porosas absorben i evaporan fácilmente la hume
dad del medio ambiente variando constantemente de volumen,
boletín de bosques, pesca i caza 167
-mientras las maderas impregnadas por principios resinosos ape-
nas si sufren modificación en su estructura. Esto esplica el por
-que es conveniente pintar o barnizar las maderas tan pronto como
se puede, pues interponiendo una capa que impida la influencia
■de las variaciones higroraétricas se evita la penetración de la hu-
medad al interior de los tejidos maderables.
La duración de las maderas es una cualidad que depende no
solo de la especie sino también de las condiciones en que se con-
serva después de elaborada. Cuando los tejidos han sido pri-
vados de los jugos i humedad en debida forma, se conservan
muchísimo mejor que cuando han sido abandonados a su propia
fuerza, como acontece en Chile, en donde las cortas se hacen aun
en épocas inoportunas, i como lo decíamos anteriormente, se dejan
los productos a la intemperie hasta su aprovechamiento.
Las maderas mas durables son las que están impregnadas por
materias antisépticas como la cepa, por ejemplo; luego después
siguen en durabilidad las que tienen los canales obstruidos, como
.acontece con el alerce de Europa; luego después siguen las que
tienen tanino, como la encina, el lingue i el castaño, i finalmente
las que no tienen ninguna sustancia preservante.
Las maderas, como todas las sustancias orgánicas, son suscepti-
bles de esperimentar la putrefacción aun cuando la poca cantidad
de nitrójeno que se encuentra en ella hacen que resista mas que
otros cuerpos a los ajentes ordinarios que producen su descom-
posición, entre los cuales figura en primer término la acción del
oxíjeno, del aire i de la humedad. El agua obra como disolvente de
ciertos principios constitutivos de la madera i facilita las reaccio-
nes entre los distintos elementos que la forman. En ciertos casos
se descompone en oxíjeno e hidrójeno para facilitar la formación
de amoníaco i ácido carbónico.
Las materias en estado de putrefacción, cuando están en contacto
con las maderas, obran como ajentes de descomposición.
Una de las causas que mas contribuye a que entren con suma
facilidad en fermentación ciertos principios constitutivos, es la gran
afinidad que tienen el nitrójeno i el hidrójeno para formar amo-
níaco.
Modificando la acción de los ajentes que ya hemos visto que
contribuyen a la descomposición délas maderas, se puede amino-
rar grandemente las probabilidades de esce accidente. Asi pues
^as maderas bien secas i privadas de la acción de aire mediante
Ib8 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
una capa resinosa de pintura que las cubra, se conservan muchí-
simo mas que aquellas espuestas al aire i a la humedad.
Los trozos de madera constantemente sumerjidos en agua se
pudren difícilmente. En nuestro país tenemos esperiencias bien
concluyentes al respecto con el alerce, cuya madera se conserva
decenios bajo el agua en espléndidas condiciones. Parece sin em-
bargo que la consei-vacion de maderas en el agua requiere que
ésta esté cambiándose constantemente.
Las alternativas de sequedad i humedad disminuyen considera-
blemente la durabilidad de las maderas. Resisten mejor estos
cambios los productos madeiables estraidos de esencias resinosas.
Esto justificaria la poca durabilidad de la mayor parte de las
maderas de nuestra rejion austral cuando se las trasporta ai
Centro i Norte, pues como es sabido tenemos muí pocos represen-
tantes en la flora indíjena que peitenezcan a la familia de las co-
niferas.
Puede prolongarse la duración de las maderas bien sea priván-
dolas de la savia por desecamiento o bien eliminándola por la
inmersión en aguas corrientes que arrastren i disuelvan la savia.
Es sumamente difícil señalar de un modo absoluto la densidad
de las maderas, por cuanto ella varia de un individuo a otro i de
una parte a otra de un mismo ejemplar, dependiendo de la calidad
del suelo, del clima i del estado de espesura en que se ha criado
el árbol.
El peso especifico del tejido celular, descontando la savia que
en él puede haber, es sensiblemente constante en todas las espe-
cies i ha sido fijado por Rumford en 1.49. Pero como esta sustancia
solo constituye las paredes de los órganos elemeniales, resulta que
la densidad efectiva de la madera es sumamente compleja, pues
depende de la proporción de savia, agua o aire que llena las peque-
ñas cavidades del tejido maderable. Por esta causa siempre es
menor que la de la sustancia leñosa i pocas veces escede de la
cifra 1, que es la densidad del agua.
La apreciación de la densidad de una madera es bastante im-
portante para averiguar la potencia calorífica, la dureza i aun la
resistencia, pero de ella no depende la elasticidad, la duración ni
otras propiedades físicas que también dan valor al producto made-
rable para ciertas aplicaciones. De allí pues que el peso de una
madera pueda ser en ciertos casos un defecto i la líjereza una ven-
taja según el uso.
boletín de bosques, pesca i caza ir,9.
Entre las capas leñosas de una misma especie arbórea, el tejido
de otoño es mas denso que el de primavera i la madera de los ár-
boles viejos es también muchísimo mas pesada que la de los jóve-
nes, debiéndose esto a la distribución de los poros en cada cre-
cimiento i a la diferente proporción de sustancias incrustantes
que contienen los tejidos en diversas edades. Parece que la latitud
en que vejeta un árbol inñuye en el peso específico de su madera.
Ensayos practicados con madera de encina en el Norte de Ale-
mania i en el Sur de Italia, crecidas en igualdad de condiciones i de
la misma edad, han acusado densidades distintas.
La madera de las coniferas tiene siempre menos densidad que
las que provienen de esencias de hoja plana i en un mismo árbol
siempre es mas densa la madera de la rejion inferior cuando se
trata de una planta i'esinosa, mientras que por el contrario es mas
densa la de la parte superior cuando proviene de árbol de hoja
plana.
La humedad aumenta considerablemente el peso de la madera.
Una madera verde tiene aproximativamente de .38o/o a áO^jo peso
éste que disminuye de un 15o/o a 20o|o a los quince días des-
pués de cortado el árbol. La época del año en que se corta un ár-
bol tiene también su influencia sobre el peso déla raadeía. Las es-
pecies frondosas tienen el máximum de su peso en los meses de
invierno mientras las conífei'as, por el contrario, tienen este mis-
mo máximum en los meses de verano.
ENFERMEDADES I DEFECTOS DE LAS MADERAS
Cuando se trata de materias homojéneas, como acontece con los
minerales, todos los elementos sufren iguales trasformaciones bajo
la acción de una misma fuei'za; i observando esos efectos se pue-
de establecer una leí jenei-al aplicable a todas las materias de
igual naturaleza i composición. Las maderas i en jeneral todos
aquellos cuerpos oigánicos compuestos por el contrario de elemen-
tos heterojéneos i que están agrupados en forma irregulai-, espe-
rimentan en conjunto efectos bien diversos bajo la acción de una
misma fuerza; así, pues, si se observa la acción del calor o de la
humedad sobre un trozo de madera, se verá que en determinados
puntos de ella se presentan trasformaciones o accidentes mas o
menos graves, de naturaleza variable, según la forma i agrupa-
ción de los tejidos que constituye la madera: la capa leñosa for-
170 boletín de bosques, pesca i caza
mada, por ejemplo, en un año seco i cálido, difiere de otra produ-
cida en el mismo árbol durante un año lluvioso i frió, no solo en
estructura sino también en su composición; por esta causa
es imposible establecer una lei jeneral que defina con exactitud la
acción que ejercen las fuerzas naturales sobre los tejidos madera-
bles de un árbol, pudiéndose tan solo indicar en términos jenera-
les cuales son las variaciones que corrientemente sufren los teji-
dos leñosos.
Las enfermedades de las plantas son orijinadas por las pertur-
baciones atmosféricas, por la naturaleza del suelo en que viven, o
por la influencia de parásitos animales o vejetales o por otras causas,
como accidentes momentáneos, etc. Los ajentes meteorolójicos
Madera con entrecasco i corazón abierto
ocasionan muchisiraos daños a la vejetacion cuando se presentan
con una intensidad superior al limite de resistencia que tienen los
diversos tejidos.
El frió intenso produce, en algunos casos, el entorpecimiento i
en otros la paralización de las funciones vitales. Los jugos nutri-
tivos que circulan dentro del cuerpo vejetal bajo la influencia del
frió suelen conjelarse, aumentando por consiguiente, de volumen i
acarreando la desorganización de los tejidos, lo cual se manifiesta
por defectos bien notables en la madera.
El calor escesivo deseca los órganos delicados de las plantas,
produciendo la languidez de los brotes tiernos, muchos de los cua-
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA 1 CAZA 171
les no pueden sobrevivir i mueren en primavera. En los árboles
de cierta edad la insolación directa produce a veces el despren-
dimiento de la corteza; se nota este defecto principalmente en los
árboles que crecen sobre terrenos delgados i áridos. La mayor
dificultad con que se tropieza al tratar de repoblar con especies
forestales los cerros de la rejion central, consiste en la escesiva
sequedad del aire durante los meses de verano i en la escesiva
iluminación que reciben las plantas tiernas cuando se las coloca
en terrenos enteramente despejados, en donde la esplotacion de
las leñas ha agotado hasta la vejetacion arbustiva que podria pro
tejerlas.
Del estudio de la topografía del terreno, las observaciones rae-
teorolójicas i el conocimiento de las necesidades i cuidados cultu-
rales que requiere cada especie arbórea, se deducen los antece-
dentes neLiesarios para aplicar las reglas que la silvicultura acon-
seja en cada caso particular.
El esceso de la luz determina un crecimiento en altura que no
guarda relación con el crecimiento en diámetro, resultando ár-
boles desproporcionados, que no pueden luchar con el medio am-
biente i que no tardan en perecer bajo la influencia de los me-
teoros. Por el contrario, la falta de luz ocasiona desviaciones en el
eje vejetal o bien abultamientos en un sentido determinado, produ-
ciéndose en este caso las llamadas maderas asimétricas o sea de
crecimiento irregular. El agua en esceso produce tejidos abulta-
dos de mui poca consistencia i cuando se trata de especies resino-
sas, este producto es de pésima clase. Cuando el esceso de hu-
medad permanece estacionario sobre un suelo, suele ocasionar la
putrefacción de la raices i la muerte del vejetal.
Cuando las aguas -están cargadas de sustancias minerales en
una pioporcion inconveniente, acarrean también el debilitamiento
o la muerte de la planta. Este caso se presenta con demasiada
frecuencia en Chile, pues los rios de réjimen torrencial, ai desa-
gregar los suelos arrastran enormes masas de estas sustancias que
son tóxicas no solo para los vejetales sino también para los ani-
males que habitan estas corrientes.
En los rios de Atacama, los arrastres de sales de potasa i de
soda dificultan la jerrainacion de muchas semillas i acarrean la
muerte de algunas plantas forestales cuyo arraigamiento sufre con
la proporción de sal. Otro tanto podríamos decir dt las aguas que
pasan por sitios donde se benefician metales.
172
boletín de bosques, pesca i caza
Los vapores amoniacales o sulfurosos que exhalan las salas de-
productos químicos o que se producen por la combustión de car-
bones minerales, producen también desventajosos resultados so-
bre la vejetacion arbórea. Los bosques plantados por la Com-
pañia de Lota han sufrido la consecuencia de esos vapores
sulfurosos i se ven algunas plantaciones colocadas en sitios es-
puestas a los vientos cargados de ellos enteramente aniquiladas.
Las emanaciones del gas de alumbrado que se escapa de las ca-
ñerías en las avenidas i calles determinan también la muerte dé-
los árboles en ellas colocados.
Los vicios o defectos que presentan las maderas pueden refe-
Tronco de raulí con rajadura lineal, efecto del golpe sufrido
al botar el árbol
rirse a una alteración química de sus tejidos o bien a su organi-
zación física. En el primer caso, se trata de una enfermedad cuya
característica siempre es la suma facilidad con que se incrementa
i se propaga al resto de la madera, llegando a ocasionar su des
truccion completa o bien la muerte del ejemplar cuando
está en vida; en el segundóla alteración depende de circunstancias
eventuales i limitadas que al cesar de obrar dejan circunscrito sus
efectos a los daños que hasta entonces se hubiesen producido en
los tejidos. Así por ejemplo, la desgarradura producida por un
golpe produce en la madera una marca enteramente delimitada,
cuyos contornos cicatrizan sin que la pieza sufra posterior per-
juicio.
La acción de los ajentes atmosféricos puede ser causa de que
dejenere un defecto en otro de mayor intensidad; así por ejemplo,.
boletín de bosques, pesca i caza 173
-si después de un golpe sufrido por un árbol sobreviene una hela-
da intensa, podrá producirse la descomposición de los tejidos da-
ñados, los cuales no tardarán en trasmitir a las partes vecinas la
desorganización sufrida. Hai algunos defectos que aparecen en
las maderas después de cortadas; en la jeneralidad de los casos,
ellos son debidos a jérmenes que existían en la planta con ante
rioridad a la corta; en cambio otros, como las grietas por ejemplo,
son defectos puramente físicos, que pueden sin embargo trasfor
marse en otros vicios de mayor importancia que lleguen a alterar
la constitución química de la madera.
Los principales defectos de las maderas son los siguientes:
Liqúenes i musgos. — Estas plantas, que se desarrollan adheridas
al tronco de los árboles en tal abundancia, que algunas veces lle-
gan a cubrir la totalidad del tronco, perjudican a los tejidos ma-
derables por cuanto mantienen una humedad constante o bien
cierran los estomas de las coi'tezas, dificultando la respiración.
Ademas, impiden el libre crecimiento del tronco, en el cual trazan
profundos surcos que modifican los tejidos superficiale?. Hai algu-
nos liqúenes de gran fuerza vejetativa que ocasionan verdaderas
deformaciones en las plantas en que viven.
Trepadoras o enredaderas. — Estas plantas ocasionan también
deformaciones en las maderas, pues las fibras, oprimidas por el
tallo de las trepadoras, afectan laforma espiral. En Chileel voqui,
la canelilla, por ejemplo, sumamente abundantes en las selvas vír-
jenes, determinan la estrangulación de algunos troncos.
Heridas^ mutilaciones, quebraduras, desgarraduras, etc. — Estos
accidentes, causados por la mordedura de animales, vientos
fuertes i otros ajentes mecánicos, son causa de la pérdida de
una cantidad considerable de madera, sobre todo cuando estos
daños se producen a enti'adas de invierno, pues el agua lluvia
•que penetra en los tejidos dañados no tarda en producir descom
posiciones mas o menos graves. La forma con que en Chile se bo-
ta ios árboles determina estos accidentes con suma frecuencia,
pues un árbol al caer libremente arrastra con su follaje uno o
ímas ganchos de los vecinos.
Rozadura o frotadura. — Se produce este defecto siempre que
por una causa mecánica se desprende una parte mas o menos
grande de la corteza de un tronco interesando en algo el líber.
Sobre la herida se forma una capa de tejido esponjoso, jeneral-
jnente de un color verdoso pardusco. Este vicio hace que las ma-
174
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I. CAZA
deras sean de mui poca resistencia tanto a la flexión como a la-
compresión.
Entrecorteza. — Este es un defecto cuya existencia se conoce
a simple vista, aunque siempre es difícil precisar su estenslon.
Se produce por la unión de dos ramas entre si, las que se sueldan
sin dejar rastro alguno aparente al esterior. El tejido de soldadu-
ra, jeneralraente fofo, hace disminuir la resistencia de la madera.
Jeneralmente padecen de entrecorteza los árboles de crecimiento
rápido i de anillos anuales mui gruesos.
Nudos. — Se da este nombre a los discos que se encuentran in-
crustados en el cuerpo del tejido leñoso como residuo de alguna
rama que fué rodeada por el crecimiento anual del tronco. Por lo
jeneral, el nudo no está soldado con las capas formadas a su alre-
dedor, lo que produce una falla en la resistencia de la pieza. Los
nudos son fácilmente separables, dejando en ese caso un hueco
en la tabla o pieza donde estaba. Sucede comunmente que la base
de una rama al ser separada del tronco, bien sea por la muerte
natural, por un accidente o por la poda, muei-e i los tejidos veci-
nos, al continuar su
crecimiento, reabsor-
ben el tacón hacia el
interior. En algunos
casos, junto con esta
reabsorción hai un es-
trangulamiento que
puede producir una
descomposición de los
tejidos. En este caso
el nudo constituye un
accidente grave que
hace desmejorar mu
chísirao el valor de la
madera; pero cuando
el nudo no tiene manchas blancas en su alrededor ni tejido al-
guno descompuesto, se puede estimar como un accidente de se-
gunda importancia.
Los nudos, por lo jeneral, son de un color mas oscuro que el
resto de la madera, lo que hace desmejorar los tejidos que tienen
este defecto para la confección de muebles, entablados de pisos, i
en jeneral todas las enmaderaciones que deben quedar al natural.
Madera de roble con heladura leudada
boletín de bosques, pesca i caza 175
El tamaño, forma i ubicación de los nudos influyen tnrabien en el
valor de la madera. Así, pof ejemplo, cuando se presentan varios
nudos en un mismo plano, formando una especie de corona o ro-
seta, debe desechai'se la pieza, porque ignorándose la profundidad
de ellos puede disminuir enormemente la resistencia.
En las construcciones navales en Inglaterra se desechan todas
aquellas maderas que tienen nudos, principalmente si estos son
de la cacegoría que ya hemos indicado como peligrosos por tener
en su alrededor tejidos esponjosos.
Las maderas que se producen en las selvas vírjenes están siem-
pre plagadas de este defecto, po'-que como ya lo hemos manifes-
tado en otras ocasiones, en estas selvas no interviene el hombre
que con sus labores culturales puede impedir, hasta cierto punto,
la formación de nudos o tacones.
Rape.-- Con este nombre se conoce un vicio mui frecuente en
los tejidos maderables que consiste en la descomposición completa
de uí\i\ sección, la que se convierte en una sustancia blanca i es-
ponjosa. En esa parle se desarrolla la pudricion en sentido radial,
al jededor del punto en que se inició. El hupe es mui frecuente
en los árboles de duramen blanco, como acontece por ejemplo
con los álamos i sauces. Jeneralmente se presenta este defecto e\\
la parte interior del tronco. La madera azumagada por este de-
fecto toma un colorido pai'do oscuro i exhala un fuerte olor a hu-
medad. I .a madera descompuesta por el hupe se quema con mucha
rapidez, por lo cual se la busca para encandilar fuego.
Ojo de perdiz. — Estíi enfermedad suele señalarse con la presen-
cia (U' un puiíto mas oscuí'o en el centro o costado de un nudo.
Cuan<lo aparece es un indicio casi infalible de que una vez partido
el ridiico, aparecerá al interior el hupe.
Verrugas i tumores.- Eslos defectos son producidos por vicios
locales que altei-an la organización del líber orijinando la acumu
lacioii de la savia en un punto detei minado, lo que acarrea como
consecuencia abultamientoa o prominencias en el tronco. Las pi-
cadur-as de ciertos insectos, las heridas hechas por los instrumen-
tos d«^ labranza o herramientas de poda, la succión de plantas
parasitarias i otras causas varias, son las que dan oi'ijen a este
defecio. El tronco con verrugas o tum( res pierde muchísimo de
su vi.loi, poi-que ellos destruyen la uniformidad i regularidad de
las fibras leñosas. La poda mal hecha con instrumentos de filo de-
ficnnie suele acarrear la formación de verrugas; a esta causa se
176
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA 1 GAZA
debe la presencia de este defecto en los olmos, fresnos i álamos.
Son muí corrientes los tumores en la acacia robinia i entre los
árboles nacionales los robles i coihues tienen por lo regular gran-
des tumores de forma redondeada, i jeneralmente cerrados.
Cuando el tumor está abierto, se acumulan en su interior resi-
duos vejetales taUs como hojas, pequeñas ramillas, etc., que con
el agua lluvia entran en fermentación i producen la descoraposi
cion de las ramas. El roble pellin tiene tumores de enormes di-
^ («:JV''-^»í^í^spR™'r«5»«'í!5ft^^^^
'^~vnyr~n'ífp'^^Sn^^
"Típi
Tronco de madera con doble albura
mensiones; asi hemos podido ver ejemplares con este vicio cuya
circunferencia pasaba de 0.95m.
Fibras torcidas-. Con esta denominación se califican las maderas
cuyas fibras describen hélices al rededor del eje del áibol, circuns-
tancia que disminuye su lesistencia cuando se emplean como
piezas rectas i asei'i'adas. En los árboles en pié se distingue este
defecto a la simple vista, porque jeneíalmente la torsión de las ti
bras intei'iores corresponde a una desviación en el tejido de la
corteza. Entre nuestras especies nacionales ha i algunos árboles
propensos a este defecto;^ asi por ejemplo rl mañiu i el ciprés pre--
sen tan esta anomalía con relativa fiecuencia.
Madera de gran albura. Cuando un árbol crece en terrenos
iiúinedos, la abundancia de jugos acarrea la formación de una es-
boletín de bosques, pesca i caza 177
traordinaria cantidad de tejidos fofos i blandos que no llegan nun-
ca a adquirir buenas condiciones como material de contruccion.
Este defecto, mas corriente entre los árboles de maderas blancas,
como son por ejemplo los álamos, tilos i sauces, se suele presentar
taml)ien en los de duramen coloreado, en cuyo caso este tiene un
xolor mas pálido i una densidad muchísimo menor que la que co-
rresponde a la especie. La construcción naval repudia siempre la
madera de gran albura, sea de duramen coloreado o nó.
Doble albura.— Se conoce bajo esta denominación a la zona cir
cular formada por algunas capas anuales que tienen un color di-
verso mas claro o mas oscuro que el de los anillos contiguos. La
madera que presenta esta característica es mui propensa a ser
atacada por los insectos i a entrar en putiefaccion; por esta causa
debe escluirsela en las construcciones. Si el defecto abraza toda
la lonjitud del tronco, se presenta de un color blanco rojizo o ne
grusco.
La intensidad del mal en su marcha progresiva presenta los si-
guientes aspectos: 1.» La capa dañada se diferencia del resto de la
madera tan solo por su color mas claro; 2.o Las capas de doble al
bura son formadas por anillos mui estrechos i porosos; 3.°. La
parte superior del tronco dañado está constituida por un tejido
poroso blando e impregnado de una savia de color pardo.
Entre los álamos que se cultivan en la lejion central de Chile
es mui corriente encontrar la doble albura, sin que se escluya de
la elaboración de tablas la madera que tiene este defecto i que por
cierto no tarda en descomponerse, perjudicándolas construcciones
en que se emplea.
Maderas recalentadas. -Asi se denominan aquellas cuya savia,
por no haber podido circular libremente, entró en fermentación en
un momento dado. La madera se presenta con manchas rojas o
negruzcas que exhalan un fuerte olor ácido. Esta clase de madera
no debe jamas emplearse porque es imposible destruir el princi-
pio de putrefacción que contiene. En las barracas de Santiago
hemos podido constatar un gran número de tablas de raulí i lin
gue con este defecto; no es de estrañar pues, que se pudian con
suma facilidad estas tablas una vez que se las emplea en los pisos.
A nuestro juicio otra de las principales causas del recalenta
miento de las maderas chilenas, es el pernicioso sistema de rozar
.a fuego como método de esplotar las selvas. Los jugos nutritivos
12
178 boletín de bosques, pesca i caza
se detienen súbitamente por efecto del fue^'o eaterior, dando lu!,^ar
íi multitud de fermentaciones que aparecen en el aserradero una
vez que el tronco se ha reducido a tablas. Aunque no hemos podi-
do con-latar a la fecha la presencia de este mal en todo los casos
en que se practica la roza a fuego, sin embargo nos atrevemos a
asegui-ar que el recalentamiento de la savia por el motivo espues-
to es una de las principales causas de la poca durabilidad de
'^"~^°'*°WlliMilllllHBIP— °'™°'^^" •' tm:»^' •■/'k"íTí»jmm:
M i
-~ sí^tsf^., í. -^j»Kt«»ijí:iaí*jE»Vv'a
i\L;idi*ra recalentada por efecto de la^ rozas a fuego
nuestras maderas nacioiudes. No es efectivo pues lo asegurado
por miidereros prácticos, los que creen que la roza a fuego benefi.
ci;i i no perjudicíi lis cualidades de las mad^r is.
Mítdera quemada. —[jos trozos afectados por este defecto pre-
sentan manchas negras i pequeños puntos de color pardo que dan
a la tabla el aspecto de azumagada.
Según las esperieiicias de Macliel, en Italia, este daño es pro-
ducido también por la detención súi^ita do la savia, cuando el
árbol muere por el efecto del fuego. H'^nos observado enere nues-
tras maderas nacionales con muchísima frecuencia este daño en
el laurel, ciiya madera toma un tinte morado oscuio cuando está
recien acepillada, coloración estaque va tornándose cada vez ma&
pai'da hasta quedar de color briniu poco antes de que principie la-
putiefaccion de la i)arte afectada.
boletín de bosques, pesca 1 CAZA 179
Madera negra — Hai algunas especies que presentan con fre-
cuencia vetas de color negro que por cierto no corresponden a
la coloración natural del tejido. Este defecto de segunda impor.
tancia puede acarrear, sin embargo, cuando ^es raui intenso, la
descomposición del tejido, después de dos o tres años.
Madera roja.— Con este nombre se conoce ciertas maderas
cuya savia ha entrado en fermentación; sobre la superficie plana
de una tabla con este defecto se observan pequeños puntos rojos
diseminados siguiendo los tejidos de primavera. Por lo jeneral,
'.'^'* "MW^'Ji»' '-^lU,' yi^lfeJBmu
£,_,.
■^_ j- j«'. -
]\[adera con griseta i pudricion negra,
esta madera tiene grandes poros i no debe nunca emplearse en
inuebleria, porque es especialmente atacada por las polillas.
Madera decrépita. — Los árboles como los animales tienen
1 n periodo de formación i otro de decrepitud. Cuando pasan d&
cierta edad, principia a decrecer la fuerza vejetativa i el acenso
de la savia hacia arriba se efectúa con suma dificultad; por
esta causa se produce una acumulación de jugos nutritivos en la
parte inferior del vejetal, los que dan oríjen a la formación de
tejidos abultados i fofos que van dificultando cada vez mas el
paso de la savia hasta que sobreviene la muerte. Esta clase
de madera pierde su elasticidad i es sumamente difícil de labrar
180
boletín de bosques, pesca i caza
oponiendo resistencia a los instrumentos cortantes. Se pone su-
mamente quebradiza i toma un color pardu3Co de aspecto poeo
agradable.
Grittas— Cuando después de años lluviosos se suceden otros se-
cos de verano mui ardiente se producen grietas en la madera, las
que algunas veces están dispuestas en el sentido de las fibras. Es-
tas agrietaduras dejan las capas del líber espuestas a la acción
del sol, produciéndose en ese caso descomposiciones que aca-
rrean la destrucción de las capas inmediatas a la grieta o fenda,
Acebolíadura. — Este vicio se presenta, como su nombre lo
•íu
Madera con muestra de heladura o pasmadura
indica, formando una solución de continuidad entre dos capas
contiguas, lo que da a la madera el aspecto que se obtiene [al
cortar trasversalraente un bulbo o cebolla. En la madera acebo-
ilada suele penetrar con facilidad el agua, produciéndose la des-
composición de las partes afectadas.
Parece que este vicio se debe a la acción mecánica que ejercen
los fuertes vientos al sacudir la copa de un árbol.
Segnn algunos autores, este vicio de la madera es debido tam-
bién al choque que esperimenta el tronco cuando se le corta
i cae sobre terrenos duros.
Madera pasmada i madera helada. — Consiste este defecto en
una hendidura que abarca desde la periferia hasta el inte-
rior del tronco, siguiendo la dirección de los radios medulares.
boletín de bosques, pesca i caza
181
Cuando la hendidura llega hasta el esterior se cicatriza por me-
dio de un rebolde de color oscuro, reconocible a la siniple vista.
La desigual dilatación de los tejidos producida por los grandes
vientos o fuertes calores, parece que es la causa determinante de
estas hendiduras. En nuestros bos
ques virjenes es mui común en-
contrar maderas pasmadas o hela
das, de preferencia entre los lingues,
laureles i avellanos.
Llcej-as, caries i chancros.— Las
úlceras son el resultado de las he-
ridas no cicatrizadas oportuna-
mente, en las cuales el aire i la
humedad atmosférica han produ-
cido la desorganización de algunos
tejidos. La savia que afluye a los
bordes délas úlceras se altera, tras-
formándose en un líquido pardo i
de sabor acre que impide la cicatri-
zación de la herida i la formación
de una capa de corteza protectora,
suspendiéndose en dicho sitio la for-
mación de capas corticales, i resul-
tando como consecuencia un agu-
jero que nunca se cierra i que cons-
tituye el defecto conocido con el
nombre de carie.
Cuando una úlcera se forma en la
axila de una rama se denomínala
grimal, porque por ella constante-
mente se está escuriiendo la savia.
En los bosques vii'jenes es mui frecuente encontrar estas úlce
ras como resultado de los desgajes que se producen con motivo
de les incendios i rozas a fuego.
Cuando las úlceras están situadas en la parto inferioi'del tronco
o mas bien en el aVianque de las raices principales, toman el
nombre de chancles. Les ái boles afectados se desarrollan en malas
condiciones, poique la savia no puede circular normalmente
debido a la presencia de estos chancros.
Goteras o grisetas.— Se conoce con este nombre el efecto produ-
Tronco con úlceras i chancros
182
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
cido por la filtración de las aguas lluvias en el interior del tronco
de un árbol.
La descomposición de la madera en las grisetas se caracteriza
por el color negro verduzco que presenta el árbol en la corteza-
A medida que el mal se desarrolla, la gi'iseta o descomposicior»
del leño va tomando coloraciones diversas: primero se pone roja
para tornarse después en una coloración pardo blanquizca. Estos
diferentes colores parece que tienen su orijen en el mayor o menor
Srado de descomposición de las sustancias albuminoideas i de la
celulosa.
En Chile se presentan con bastante frecuencia las grisetas en
ias maderas de coihue i lingue, i solo por escepcion en la de raulí.
La presencia de la griseta en la madera es de bastante gravedad,
porque por lo jeneral el daño
se propaga con suma rapi-
dez, haciendo la madera ente-
ramente inadecuada para las
construcciones.
Pndricion - Se presenta je-
neralmente este vicio por grie
tas que partiendo del corazón,
se dirijen en sentido radial
hacia la perifeiia del tronco.
Poi- lo jeneral, un árbol ataca-
do de pudricion no tiene en el
esterior signo alguno, pues ve-
jeta en buenas condiciones i la
Tronco de roble con pudricion interior coi'teza se mantiene intacta.
Sin embargo, al cortarse se
encuentra el tronco completamente descompuesto en la sec-
ción del duramen, haciendo perder las espectativas de aprove-
chamiento que se habia :_tenido antes de esplotarlo. Por regla
jeneral, la pudricion del corazón se presenta en ejemplares decré-
pitos, bien sea por efecto de una edad mui avanzada o por haber
vejetado en suelos demasiado áridos o pobres en sustancias mi-
nerales. Siempre la pudricion comienza d« abajo hacia arriba i
abarca una zona en forma cónica.
En nuestros bosques nacionales, posiblemente es el loble el
árbol que padece con mayor frecuencia de la pudricion; los leña-
dores tienen gran práctica i reconocen por el sonido apagado i
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
183
poco sonoro que emite el tronco al ser ^-olpeado con el hacha si
el árbol está o no afectado por la pudrlcion. Una de las caracte
i'ísticas de la pudricion es la .-^^spir-'-'^-j'— - -^ - -
propensión que tienen los ejeni- "'""^i
piares enfei mos a cubrirse de . <
vejetacion en toda la estension ^^0^m
del tronco, priiicipalraente en -
la parte baja. '
Madera picada.— hd,^ larvas /
de numerosos insectos cons-
ti'uyen galerías dentro de las ;
maderas produciendo la des-
composición i putrefacción de ^ .
ellas. En Chile hai un gran nú-
mei'o de insectos que hacen
este trabajo, principalmente
en la rejion comprendida en-
tre el rio Valdivia i el sur déla
isla de Chiloé.
Algunas de estas larvas pre
fieren como habitación las ma-
deras secas mientras otras, por
al contrario, viven sobre las
maderas vivas, fomentando su
descomposición i putrefacción*
J¡r
l..,4l.
Madera de roble atacada por la larva del Polycaou chilensis
184
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
En las selvas vírjenes de nuestro país son muí comunes los
estragos que causan las larvas de los siguientes insectos: Bostii-
choleus scabratus, conocido con el nombre vulgar de polilla;
Chiasmus liniae; Polycaon chilensÍ3,Calydon submetallicum, Phy-
phines huraeralis, Phyphines raallei, Lophotus superciliosus, Hl-
11 pus tuberosus. Esta última larva construye preferentemente sus
galerías en la araucaria o pehuen.
La Estación de Patolojía vejetal tiene actualmente en estudio
algunos insectos que perjudican la madera en nuestras selvas na-
cionales i en poco tiempo mas el director de ese servicio, señor
Ciírlos Camacho, publicará un interesante estudio sobre esta ma-
leiia.
Las maderas suraerjidas están espuestas al ataque de un pe-
queño molusco que se alimenta de los tejidos leñosos construyen-
Madera de coiliue atacada por la broma (Teredo navalis)
do galerías mediante un trabajo de barrenaje hecho con la cabeza
la que está protejida por dos piezas mui consistentes. A medida
que va profundizando el cuerpo del animal va ocupando la gale-
ría abierta con su cabeza.
A veces el número de estos pequeños moluscos es tan conside-
rable que las maderas pierden por completo su resistencia, produ-
ciéndose en ese caso la ruptura de las piezas. Estos "pequeños
boletín de bosques, PFSCA i caza 185
raoluscos, el Pholas gibbosa que habita en Valparaíso i el Teredo
navalis que vive en toda la costa de la República i conocidos
vulgarmente con el nombre de bromas, prefieren para su tra.
bajo aquellos sitios en donde las maderas quedan durante algu
ñas horas del dia en contacto con el aire atmosférico. Las bromas
ocasionan grandes perjuicios a las obras navales: muelles, male-
cones, etc., i en los astilleros de Inglaterra se toman especiales
precauciones para evitar el ataque de estos pequeños moluscos.
Estas precauciones consisten en depositar las maderas de cons-
trucción en sitios donde desagüen aguas dulces, o bien enterrando
en el fango las piezas que se desea conservar.
Cuando la broma ataca algunas piezas de un depósito de made-
ra o alguna construcción naval, se estiende con una sorpren
der.te rapidez pues, este molusco posee una fecundidad mui
grande.
Hemos examinado a la lijera los vicios mas frecuentes de la
madera, es decir aquellos que dificultan su aplicación en las
contrucciones. Creemos que no estará de mas completar este so-
mero estudio haciendo ver cuales son los medios que conducen a
evitai' la propagación de estos daños.
Las causas que proceden de la mala composición de los terre-
nos son difíciles de correjir en los bosques porque seria para ello
necesario modifícar la composición química i las cualidades físi-
cas del terreno, i como se comprenderá es enteramente antieconó-
mico e imposible de realizar. Las causas que proceden de la esce-
siva humedad o de la demasiada sequedad del terreno pueden corre-
jirse: en el primer caso dando una dirección conveniente a las
aguas, modificando las pendientes o abriendo drenes para llegar
al desecamiento de las capas en donde viven los árboles; en el
segundo caso, se puede proporcionar el agua procurando riegos
metódicos a través de las plantaciones; pero por regla jenei'al,
tanto los trabajos de drenaje como lo de irrigación resultan difíci-
les i dispendiosos cuando se trata de cultivos forestales. Aquellos
daños que hemos visto que proceden de la falta de luz debida a
la espesura en que viven los árboles se pueden remediar median-
te cortas o claras bien determinadas, cuidando de que no sea de-
masiado brusco el paso de la luz débil a que antes se hallaban
sometidos los árboles a la luz intensa que reciben por la corta o
entresaca del arbolado. Conviene pues ir entresacando poco a po.
00 a fin de que el ejemplar se acostumbre, por decirlo asi, a la
186
boletín de bosques, pesca i caza
nueva insolación que se le desee dar. Las afecciones debidas al
esceso o falta de temperatura son sumamente diftciles rambien de
correjir en un bosque; los
medios usados para mo-
dificar los cambios brus-
cos, fáciles de aplicar tra-
tándose de árboles pe
queños, resultan antieco-
nómicos en el cultivo de
bosques.
Las afecciones que
dependen déla demasiada
abundancia de jugos ab-
sorbidos por las raíces
se *pueden correjir cor-
tando un cierto número
de ellas, pero este trabajo
también es dispendioso i
eolo se puede practicar
cuando se trata de espe-
cies valiosísimas. Las
afecciones que dependen
de la escasez de jugos,
se pueden modificar me
diante la ayuda de la po-
da, convenientemente
practicada. Los defectos
debidos a lesiones sufri-
das en el tronco, las ra-
mas i raíces, tales como
las grisetas, los chancros,
se pueden correjir cortan-
do la parte enferma i
cubriendo las heridas con
sulfato de cobre al lO^/o
o alguna sustancia cáus-
tica que evite el contacto
con el aire de la herida
producida por el corte.
Carpinteros, macho i hembra, aves que consumen Medíante CSa proteccion
grannAmero de larvas perjudiciales a las madera» ^^ fe^^^e^.t^eíones se de*
boletín de bosques, pesca i caza
187
ienen i los tejidos de cicatrización no tardan en lecubrir la
parte afectada. Los efectos de las verrugas i otras escrecencias
del tronco i las ramas se remedian
también cortándolas i cubriéndolas
con sustancias cáusticas o conserva-
doras.
La presencia de musgos i plantas
parasitarias se debe por regla jene
ral a la escesiva humedad del te-
rreno o de la atmósfera del bosque;
basta para hacerlas desaparecer las
cortas aclai'atorias que modifican el
medio ambiente. En términos jene-
rales se puede decir que es suma
mente difícil correjir con procedi-
mientos económicos las afecciones
que sufren las maderas, tanto mas
si se trata de bosques incultos, como
acontece con la casi totalidad de
las selvas chilenas. La naturaleza
sin embargo se encarga de evitar
los perjuicios que ocasionan los ene-
migos de las plantas. Así por ejem-
plo: en nuestras selvas tenemos
una cantidad de aves insectívoras
tales como el Carpintero (Campo,
philus magellinicus) el Pitihue (Co-
laptes pitius), el Colilarga del sur
(Sylviorthohynchus desmursi) el
Runrún (Lichenops puspicillata) i
el Cachudíto (Anaereíes parulus), que se alimentan de las lar-
vas evitando la multiplicación de los insectos que viven a espen-
-sas de los tejidos maderables.
Trabajo lieclio })0i- la polilla
en la madera de roble.
Ernesto Maldonado.
Jefe de la Sección Bosques.
183 boletín de busques, PESCA I CAZA
ARBORICÜLTURA FORESTAL EN EL
VALLE DEL HÜASCO
Sin pecar de exajeríidos, podemos decir que arboricultura fo-
restal en el valle del Huasco no hai, pues no podria dársele este
nombre a la reducidísima existencia de algunos ejemplares de
sauces, olmos, pimientos i gomeros o eucaliptos.
El valle cuenta con antiguos i hermosos fundos de gran esten-
sion, como también numerosos de creación reciente; pero en todos
ellos, principalmente en los últimos, se nota desde el primer mo-
mento la pobreza casi absoluta de árboles forestales. En honor
de la verdad debemos decir que ello se debe a causas completa-
mente ajenas a la voluntad de sus propietarios, pues todos o su
gran mayoría se encuentran animados de mui buenos propósitos
al respecto.
Casi todas las propiedades agrícolas se dedican a la industria
del pasto aprensado i a la alimentación del ganado en sus prade-
ras. Esta última circunstancia, sin tomar en cuenta por el mo-
mento las demás ventajas de laarborizacion, es mas que suficiente
para inducir a los propietarios de esos fundos a efectuar plan-
taciones en los deslindes, divisiones de potreros, etc , para que
ellas sirvan de pi-oteccioii al ganado contra las rigurosidades del
clima.
La falta de esas protecciones es la que obliga a los internadores
de ganado arjentino a dar preferencia a los fundos próximos a la
costa para pastorear sus ganados durante las estaciones de pri
mavera i verano, época en que ellos pasan la cordillera con sus
animales.
Las plantaciones a que nos estamos refiriendo son las que pu-
diera haber en terrenos que están bajo riego; en las de rulo pasa
algo igual, sino peor, pues la existencia de árboles en los cerros,
faldeos, cordilleras, etc., está reducida a algunos arbustos i arbus
tillos que no alcanzan a desarrollarse o a engrosar, porque luego-
Bon aprovechados como combustible. Sin embargo, en parte, se ha
salvado un importantísimo arbusto, el algarrobillo, paro como en
boletín de bosques, pesca i caza 189
■otra ocasión lo hemos visto, su disminución están sensible i rápida,
que si luego no viene una lei a protejer su conservación i multi-
plicación, talvez no esté lejano el dia que desaparezca.
De suerte, pues, que la rejion del valle del Huasco, tanto en sus
estensiones de rulo como de riego, se encuentra en la actualidad
casi completamente desprovista de árboles forestales.
En nuestros Poderes Públicos se nota ya una corriente favora-
ble para todo aquello que tenga relación con la cuestión forestal,
a la que, hoi en dia, no se le puede dar el impulso que se desea i
merece, debido únicamente a la crisis económica actual. Así, ve-
mos que se ha destinado i seguirá apartándose importantes es-
tensiones boscosas, en el sur del pais, para Reservas Forestales
Nacionales; se efectúan, con resultados mas que halagadores, nu-
merosas plantaciones en algunas dunas de nuestro litoral; se inicia
ia replantacion en las hoyas hidrográficas de los rios o esteros que
surten de agua potable a algunas ciudades de la República; se
mantienen Viveros Forestales en diferentes rejiones del pais, para
fomentar las plantaciones entre los particulares; i refiriéndonos al
caso concreto del valle del Huasco, tenemos que el anexo de Va-
llenar, de reciente creación, cuenta ya con un crecido número de
plantas que servirán para hacer las primeras plantaciones en gran
escala en los terrenos fiscales de «Las Tablas».
Analicemos ahora, aunque a la lijera, si a lo largo del Huasco
hai terrenos apropiados para llevar a cabo plantaciones forestaleo.
Desde luego, vemos que hai grandes estensiones de rulo que po-
drían servir a este fin; pero, desgraciadamente, hoi por hoi, debido
a la escasez de lluvias, es imposible hacer plantaciones, i decimos
imposible en el sentido de ser antieconómicas. Sin embargo, cree-
mos mui interesante hacer algunos ensayos de plantaciones en
terrenos de esa naturaleza, por cuenta fiscal, aun cuando para su
ministrarles humedad hubiera que trasportar el agua desde lejV s
i a lomo de muía; en este caso, no importa que sea anti económica,
pues se trata de ensayos que se hacen en pequeña escala.
No siendo posible hacer plantaciones en rulo, veamos si existen
en el valle estensiones de relativa importancia que, estando bajo
riego e inadecuadas para otros fines, pudieran servir al objeto in-
dicado. Creemos inoficioso decir que todos aquellos terrenos que
están dedicados a praderas, huertos, chacarería, hortaliza, etc., i
.-ísus resultados normales son satisfactorios, no deben destinarse a
antaciones. Existen, sí, estensiones considerables en que no se
190 boletín de bosques, pesca i caza
pueden efectuar cultivos agrícolas por las condiciones del terreno,
o que su esplotacion es anti-econórnica por las propiedades físicas
de esos suelos, en los cuales se obtiene a lo sumo un escasísimo
pasto en primavei-a, si son faldeos, laderas, etc., o uno duro i de
ningún valor alimenticio si se trata de terrenos vegosos.
Estos suelos que no dan ningún beneficio a sus propietarios i
que se prestan admirablemente para las plantaciones forestales,
les hemos agrupado en categorías, a saber:
1.* Los faldeos, laderas i partes de las quebi'adas que quedan
dentro de los fundos que se han formado en las planicies de los
cordones o cejas vecinas al rio Huasco. Hai estensos i hermosos
fundos, como Nicf lasa, por ejemplo, de propiedad del acaudalado
e ilustrado agricultor señor Marambio Montt, de Valparaíso, del
activoeíntelijente injeniero agrónomo señor Alberto Gallo, i mu-
chos mas que seria largo enumerai-, que cuentan con grandes es-
tensiones de suelos de esta natuialeza i que daiian cabida para un
crecidísimo número de plantas forestales, tei-renos quesus propie-
taiios están deseosos de aprovechar de esta manera.
2.* Los caminos interiores, deslindcvs, divisorias de potreros,
curso de canales, etc., que una vez plantados podrían abastecerse
de humedad, después del tercer o cuarto año i talvez antes, con
el sobrante del riego de las pradeías. Estas plantaciones, ademas
de su valoi' como tales, serviiYin do resguaido al ganado de pas-
toreo. Existiendo eslcnsiones considerai^les de las señaladas, se
aprovechai'án muí bien con plantaciones.
3.'"^ Todos los fundos e hijuelas íiberanas al Huasco tienen te-
rrenos vegosos, húmedos i humedecidos, los cuales, en conjunto
forman una superficie bastante considerable. Estos suelos no dan
sino un mal pasto que únicamente aprovechan los asnales.
Aun cuando solo somei amenté hemos tocado la cuestión riego,
la hemos tomado muí en cuenta, pues sabemos perfectamente el
valor que tiene el agua riego en ese valle. En todos los casos se-
ñalados se puede notar que, por estar situadas las plantaciones
en teri'enos mas bajos o al mismo nivel que bis praderas, se dis
traerá relativamente poca agua en riegos especiales para ellas; i
que para los teirenos humedecidos el gasto de agua queda redu
cida a los liegos de plant;icion, aun cuando en una pequeña es-
períencia hemos creído notar cieíta conveniencia en regar estas
plantaciones hasta que tengan, por lo menos, un año en el terre-
no definitivo.
En resumen de todo lo espuesto vemos que, hoí en día, el valle
boletín de bosques, pesca i caza 191
del Huasco se encuentia sumamente pobre en plantaciones fores-
tales; que existen grandes estensiones de suelos que son inade-
cuados para los cultivos agrícolas o es anti-econóraica su esplota-
cion; que los agricultores están dispuestos a emprender trabajos
de plantaciones en sus propiedades, pues conocen perfectamente
el sinnúmero de ventajas que estas dan al valle en jeneral i a
ellos en particular; i, que existiendo el servicio de repoblaciones
en la rejion, éste podrá suministrar plantas a los particulares, en
uno o dos años mas, a precios módicos i en cantidades aprecia
bles.
En estas condiciones los resultados que se obtendrán no podrán
ser sino mui satisfactorios, por cuanto los laboriosos agricultores
de ese valle tendrán dentro de. poco lo que ellos luice mucho
tien.po anhelaban, es decir, que el Fisco pusiera a su disposición,
en buenas condiciones i a precios bajos, la planta necesaria para
efectuar esos trabajos,
Si hoi decimos que el valle del Huasco no tiene arboricultura
forestal, mañana diremos que esta se inicia en magníficas condi-
ciones, porque tenemos la seguridad da que allí la iniciativa par-
ticular correrá parejas con la físcal i creemos que aquella la su-
peraría si no estuviera circunscrita a ésta. En algunos años mas
se podrá decir, para orgullo de los hijos de Atacama, que gracias
a su constancia e intelijencia clara, han sabido comprender las
ventajas que reporta el distraer una parte de sus capitales, depo-
sitándolos en esas Cajas de Ahorro que se llaman plantaciones
foi estales, las que, junto con elevadísirao interés que ellas pagan,
sei'án i'ecibidas por sus descendientes i jeneraciones venideras,
como un medio de proseguir la obra de sus antecesores i empren-
der, a la vez, los trabajos de gran aliento que darán, como ya lo
han dado, inmensas riquezas al país i a la rejion en especial.
C. Nazakit.
Inspector de Bosques.
Arljol tranformado eii diario. — Al mismo tiempo que una
hazaña industrial, lo que sigue hace ver cuánto vale un árbol i
qué barbarie hai en quemarlo o en destruirlo.
192 boletín de bosques, PESCA I CAZA
El señor Menzel, propietario de la gran fábrica de pasta de
madera i de papel de Elsenthal, hizo el esperimento de precisar
el tiempo mínimo, estrictamente necesario, con una maquinaria
perfecta como la que posee, para trasformar en papel impreso un
vigoroso árbol en pié.
En presencia de un ministro de fé, se volteó a las 7 1/2 de la
mañana, en un bosque próximo al establecimiento, tres árboles
que fueron trozados i trasportados a éste i alli descortezados e
inmediatamente metidos a las máquinas desfibradoras i tritura-
doras, que luego los devolvieron i»educidos poco menos que a
polvo. Con esto terminó la parte mecánica i comenzó la parte quí-
mica de la operación.
El aserrín i virutilla pasaron a los cubos de los disolventes i
reactivos donde se convirtieron esos detritos en pasta de papel,
la cual, estendida automáticamente sobre los secadores movibles
i sin fin del departamento siguiente, llegó al final de éste conver-
tida en rollo de papel.
En una imprenta vecina esperaba una prensa con su composi-
ción, clisés, etc., listos a punto de imprimir, i a pocos segundos,
colocado el papel en el porta carretel, rujia la prensa i a las 9 1/2
aparecía el periódico impreso, dos horas después de cortado el ár-
bol que le sirvió de materia prima.
Esta sujestiva demostración se habia hecho anteriormente i en
Alemania mismo, pero nunca en el corto tiempo indicado, que
constituye un record de presteza, que no tan luego podrá ser su-
perado.
En el viejo mundo plantan bosques propios en sus inmediacio
nes las fábricas de papel. Aquí no nos preocupamos de nimieda
des industriales i luego concluiremos a puro fuego con los pocos
áiboles que aun nos quedan.
BOLETÍN
DE
Bosques, Pesca i Casa
TOMO TI-ISTUM. 4
= OCTUBRE 1913 ==
Directores: Federico A Ibert, Ernesto Maldonado, Carlos Sage
i Félix Pinto O valle.
SUMARIO
Pijs.
Lejíslacion i reglamentación vijente en el ramo de Caza. — Editorial... 19S
El Problema pesquero en Chile. — F. Albbrt 198
Migraciones observadas en la Fauna i Floi-a de Chile. — L. Castillo,
J. Dht J 224
Miscelánea. — Un hermoso ejemplo. — El Consejo Superior de Bosques
de Alemania. — El distrito forestal de Aquisgran en Alemania. —
Los peligros de la destrucción de los bosques. — La prolifidad de
los peces.
M^^^taia'w^'XM^i^^^^^^k^X^V
SANTIAGO DK CHILE
IMPRENTA KOSMOS
(antiqua Cervantes)
Pblicias, 1805
1©13
ANUNCIOS
El Boletín aparece una vez al mes i se imprime en 5,000^ejemplares.
Colaboraciones i avisos deben dirijirse a Claras 198.
Este Boletín se reparte gratuitamente a las personas que manden su
dirección exacta a la Inspección Jeneral de Bosques, Pesca i Caza.
SAXTIAOO, — Claras 198.
SUMARIO DE JULIO
Un año de labor. — bditorial 1
Los Bosques, su conservación, esplotacion i fomento. — JFederico Al-
bert 4
El Problema pesquero en Chile. —i' eder ico Albert 47
De las Claras en la dasonomía moderna. — De La Revista de Montes,
Madrid 57
MiscBLÁNBA.— Disposiciones del Código Civil que se refieren al ejerci-
cio de la pesca en Chile. — El aceite de hígado de bacalao. — La
industria de las conservas de pescados i mariscos.
SUMARIO DE AGOSTO
La Clausura de la Caza. — Editorial 129
La Pesquería en Aguas Fluviales.— Federico Albert 132
Los Aluviones— Su relación con los bosques. — Daniel Zelada 153
Los Permisos de Caza de Lobos. — Luis Castillo 156
La Madera — (Continuación).— Ernesto Maldonado 160
Alboricultura Forestal en el Valle del Huasco.— Carlos Nazarit 188
Miscelánea. — Árbol trasformado en diario.
SUMARIO DE SETIEMBRE
El Congreso Internacional de Pesca.- Editorial ,,, 65
El Problema Pesquero en Chile. — Federico Albhjrt 69
Algo sobre los Bosques de los Territorios de Neuquen i Río Negro
(Colaboración). -Humberto Giovanelli 104
De las Claras en la Dasonomía Moderna. — De «La Revista de Mon-
tes» Madrid ]j[2
Las Plantaciones en el Balneario de Pichilemu (Colaboración). —Eva-
risto S. Merino C 116
Rol que desenpeñan los macizos forestales i su importancia— (Cola- "~
boracion). - Óscar Bravo L 121
Miscelánea. - La escasez de maderas pai-a celulosa. — Nuevo vagón
frigorífico. —Una organización moderna del servicio forestal en
Grecia.— Servicios de teléfono en los incendios de Bosques.
ni II lop, Mi
Tomo II.
Santiago, Octubre de 1913.
Núm. 4
LEJISLACION I REGLAMENTACIÓN URJENTES EN EF.
RAMO DE CAZA
El ejercicio de la. caza, considerado como sport de Ínteres i cc-
rao industria digna de atención, está reglamentado en Chile desde
casi medio siglo, mas o menos en la forma en que lo está en todos
los paises civilizados. Iniciada en el departamento do Santiago
con la ordenanza de 1868, promulgada por el Presidente señor
José Joaquín Pérez, fué estendida en ios años siguientes a otros
departamentos de las provincias centrales, desde la de Valpaiaiso
hasta la de Concepción, donde se promulgó para el departamento
de Talcahuano en 1880, con la firma del Presidente Sr. A. Pinto.
Esas diversas ordenanzas, nacidas la primera i escalonadas a
intervalos mas o menos largos, son bastante completas, pues a,
mas de prescribir un periodo de veda de seis meses, primavera i
verano, a fin de protejer las especies en la época de la reproduc
cion, consultan penas no solo para los infractores, multas, pri-
siones i confiscaciones de especies i de utensilios, sino también
para los asociados de aquellos en el delito, o sea, los vendedores
i aun, rigor raro en nuestra lejislacion, para los compradores.
Esas ordenanzas no son cumplidas con todo rigor, escusado eí>
decirlo, pero al fin son, entre las muchas disposiciones que rijen
nuestra vida social, una de las que mejor se cumplen, tanto por
la facilidad de su vijüancia como por la evidencia de su necesi-
dad, que disuade fácilmente al menos culto de la veleidad de co-
meter el delito, aun con la impunidad segura.
Las preocupaciones de uaa guerra csterior i los acontecimien
tos sobrevenidos después paralizaron la ampliación espontánea
de la ordenanza central a otras provincias del pais, i aun en mu
chas de las contempladas no se aplicó en toda su estension, pues
en esa larga zona del pais, solo nueve departamentos la hiciei'on
suya, con lijeras variantes en las disposiciones i en las penas.
Resultado de esto fué que no se aseguró la completa eficacia
194 boletín de bosques, pesca i caza
que £6 habí iu cbtciiido con una leglameiítacion jenei'al para toda
la República. En algunos departamentos las aves de caza queda-
ron mas o raénos protejidas i en otras completamente abandona-
das a la saña de los cazadores, grandes i chicos, que no han res-
petado ni vidas, ni especies, ni crias, tan irresistible es la
tendencia, en el neófito sobre todo, de disparar [sobre cuanto ser
vivo ve ante si, aprovechable o no, úiil o dañino.
Las consecuencias no se han hecho esperar. En las rejiones no
amparadas, i aun en algunas que lo son, bien sabido es que las
aves de caza se han hecho mas i mas raras, hasta desaparecer en
absoluto en localidades donde no hace muchos años se las encon-
traba en una abundancia que causaba la admiración de los aficio-
nados estranjeros. Los precios fabulosos que se pide por las tres
o cuatro especies de aves de caza que suelen venderse en las
calles de la capital escusan esplicaciones.
La Lispeccion Jeneral de Bosques, Pesca i Caza, en cumpli-
miento de su programa de propender por todos los medios posi-
bles a la salvación de io que aun nos queda de las riquezas natu-
rales que tan pródigamente nos favoreció la naturaleza, insiste
ante los podeies públicos en la apremiante necesidad de que la
caza sea reglamentada en toda la estension del territorio nacio-
nal, donde convenga hacerlo luego, i ha sometido recientemente a
la consideración del Supremo Gobierno un proyecto de ordenanza
de caza, calcado sobre la vijente en el centro del pais, i aplicable
a todas las zonas comprendidas entre la parte sur de la provincia
de Atacama hasta la de Llanquihue, con las variantes requeridas
por las diferencias de latitud.
Para facilitar la aplicación de esta reglamentación, propuesta
en el carácter de provisoria, en vista de su urjencia, se ha escluido
las rejiones donde las aves de caza son una escepcion i, por el
contrario, aquellas donde su abundancia debe hacerlos considerar
mas bien como perjudiciales para la agricultura, si este nombre
puede darse a los reducidos i primitivos cultivos de la rejion
insular.
Con el mismo propósito no hemos contemplado en este primer
paso adelante las aves de adorno, tanto o mas perseguidas que
las aves comestibles en el pais, ni las avecillas ausiliares del
agricultor, que escasean mas i mas por la destrucción de sus ni-
dos, a que es tan propensa la población infantil de los campos, de la
boletín de bosques, pesca i caza 195
que estamos palpando los fatales resultados en la proliferación
de los insectos i larvas destructoras de chacras i ai'boledas.
Pero no solamente las aves silvestres comestibles, insectívoras
o de plumaje ornamental necesitan que se vijile su esplotacion si
no queremos ver estinguida luego una fuente valiosa de alimen-
tación o de dinero. Tenemos en el pais varios animales de pieles
finas mui buscadas por los proveedores de la moda i que no tar-
darán en pasar a la categoría de recuerdo si no se refrena a
tiempo la constante e infatigable persecución de los cazadores,
siempre solicitados por pedidos i precios cada dia crecientes.
La chinchilla, ese simpático roedor, cuya incomparable piel es
siempre proferida por las reinas de la moda, ha conseguido por
fin, después de quince años de infructuosos esfuerzos de parte de
esta Oficina, un comienzo de protección con la lei recientemente
aprobada en la Cámara de Diputados, gracias a la iniciativa de
uno de los mas ilustrados de sus miembros, que hizo revivir un
proj-ecto, aprobado en Comisión, presentado quince años ha i que
otros asuntos hicieron olvidar. Si no viene luego la promulgación
de la lei, ya se habrá hecho inútil, pues es cosa de pocos años la
estincion total de la chinchilla, que se esportó hace años por va-
lor de 3/^ de millón de pesos i se esporta ahora solo por algunos
miles, a pesar de los precios exorbitantes que pagan los peleteros
europeos.
Lo mismo diremos del lobo marino de piel fina o de dos pelos,
que fué protejido por una ordenanza durante pocos años i, abro-
gada ésta por consideraciones que no nos cabe apreciar, nueva-
mente abandonado al encarnizamiento de los cazadores, cuyo
jiúmero debe haberse centuplicado en las costas de nuestra rejion
insular, con motivo de la prohibición absoluta de cazar los ani-
males similares existentes en los mares árticos, acordada por las
naciones intei'esadas, mas sabias que la nuestra.
Para contrarrestar ese inevitable aflujo de los cazadores de píe-
les del otro hemisferio, obligados a parar su obra de destrucción, a
ambas costas del estremo sur de nuestro continente, último refujio
del desventurado anfibio, esta Inspección Jeneral ha recomendíido
con apremio al Supremo Gobierno la cooperación a la iniciativa
del Ui-uguai, ya aceptada por la Arjentina, de promover un acuerdo
con Chile a fin de seguir el ejemplo dado por las grandes poten-
cias circumpolares del hemisferio norte: Rusia i Estados Unidos,
acompañadas por Inglaterra i Japón.
190 boletín de busques, pesca i caza
El asunto está encomendado ahora a las jestiones diplomáticas
i es de esperar que nuestro pais saldrá airoso en esta proposición
en la que es el principal interesado, i que no so volverá a alegar,
para salvar de la destrucción una que podrá ser gran fuente de
entrada para el Erario, la falta de elementos i de dinero!
Igualmente abandonados han quedado, con esta inaceptable
caducacion de la ordenanza en cuestión, las nutrias de rios i de
mar que tenemos en el pais, el huillín o el chungungo, no inferio-
res en calidad de piel a sus similares de otros paises, i que mere-
cen ser protejidos al mismo título que el lobo marino fino, pues
todos compensan crecidamente, por sus valiosos productos, su
gran consumo de peces, daño poco sensible en las riberas i costas
desiertas que habitan.
La ballena, que según unos se caza, aunque otros dicen que se
pesca, es otro ser de la creación que luego habrá hecho desapa
recer de los mares la insaciable codicia del hombre, como ha de-
saparecido en nuestra costa, por la misma causa, la foca jigante,.
el elefante maiino, si no se atiende al pedido de protección que
ha elevado en su favor nuestra Oficina. Al paso que van las seis
empresas «beneficiadoras» existentes en el pais, dotadas de ele-
mentos modernos i rápidos de esplotacion, sin hablar de los ba
lleneros estranjeros que esplotan nuestros mares australes, tam-
bién se habrá hecho innecesaria en pocos años mas, para vergüen
za nuestra, la protección que en forma de concesiones por zonas
de costas, como lo hemos propuesto, procurará indefinidamente
al Erario nacional una mui apreciable fuente de entrada, deduci
dos los gastos de vijilancia,
¿Para qué estendernos mas sobre estos asuntos, de cu>a impor
tancia estamos todos penetrados, i cuyo abandono se esplica úni
camente por nuestra inveterada indiferencia por todo lo que na
es provecho fácil e inmediato. Los males que lamentamos los
sentirán nuestros hijos i nietos, a quienes legaremos un páramo
desierto, sin árboles i sin agiía, sin aves i sin peces, todo talado,
quemado, estei minado báibara eimprevisoramente: ¡qué importa!
dicen algunos optimistas i acomodadizos egoístas,
¡Pues no! Los mas no podemos aceptar tan fácil acomodo, e
invocamos el concurso de los hombres de corazón i patriotas pai a
que nos ayuden a dar fin a la tarea empezada de salvar, junto
con nuestro presíijio, el patrimonio a que tienen derecho nuestros
boletín de bosques, pesca i caza 197
descendientes. No basta que tengamos una leí de bosques, ya an-
ticuada i deficiente, una lei de pesca que nuevas necesidades
obligan a completar, i decretos, ordenanzas i simples bandos, como
los ya citados i la lei que prohibe la bárbara i destructora pesca
-con dinamita, que también hemos completado con la prohibición
de vender pescados dinamitados i la reglamentación de la venta
de esplosivus. \'a es hora que todas esas disposiciones, dictadas
según las necesidades del momento, vean reCorzadas su jenerali-
zacion i su eficacia con su incorporación a una lei que dé elemen-
tos de acción i de pi'opaganda a los encargados de la noble labor
de mejorar la vida i la mansión en que vivimos, labor encamina-
da mas que ninguna otra ai bien de la comunidad i que por con-
siguiente debe primar sobre todas las demás.
La Reüaccion.
198 boletín de bosques. PESCA I CAZA
EL PROBLEMA PESQUERO ES CHILE
( Continuación)
Liíi pesquería costanera
Cosa parecida a la pesquería en aguas fluviales pasa tarabiert
en la pesquería costanera. En años pasados era mas frecuente en-
contrar pescadores profesionales diseminados en la costa, i en
ciertos puntos, como San Vicente, Talcahuano, Constitución, Ma-
tanza, San Antonio, Valparaíso, Quintero, l'aitencillo, Zapallar,„
Papudo, Picliidangui, los Vilos, Tongoi, etc., había como colonias
de pescadores en las cuales uno de ellos hacia las veces de cabe-
za i cuyos consejos eran oídos í respetados, aunque no existia
una subordinación directa ni arreglos comerciales enti'e ellos. Con
el trascurso del tiempo esta situación ha cambiado, los dueños de
fundos de costa interrumpieron en diversos puntos el tráfico con
sus cercas hasta la orilla del mar, atropeüando el Código Civil, i
desalojaron a los pescadores de sus pobres viviendas, quemándo-
las en muchos casos. Hasta liol día nadie quiere tener pescadores^
en las playas fiscales i vecinas a su propiedad í siguen los atro-
pellos de todo jénero, muchas veces ayudados por la policía local^
que por regla jeneral secunda al poderoso dueño del fundo i no-
ampara el justo derecho del pobre pescador. Solo desde que exis-
tió el servicio de Aguas i Bosques, hoi día Inspección Jeneral de
Bosques, Pesca i Caza, ha sido posible obligar a esas policías que-
amparen los derechos de los pescadores contra los usurpadores de
terrenos fiscales i eviten que sus ranchos sean destruidos nueva-
mente, lo que ya significa un adelanto, aunque no se haya conse-
guido todavía que los dueños de fundos indemnicen o a lo menos
reconstruyan por su cuenta la3 modestas viviendas que injusta-
mente les han destruido. A este mal evitable se une otro todavía^,
que es inevitable, como el desalojamiento de las aldeas pescadoras
en las bahías de San Vicente, Talcahuano, Valparaíso i otros pun-
tos donde la estratejía militar así lo aconseja, obligando a la jente
pobre, pescadores i amantes del terruño en que han nacido, a
buscar nuevas residencias.
Todo esto ha contribuido a producir el estado actual, en que-
boletín DE BOSQQES, PESCA I CAZA
lO'j
hai pocos pescadores profesionales i muchísima jente costina que
hoi se ocupa en pescar en un punto, mañana en otro, después se
hacen fleteros, carg'adores, peones, etc., vagando de un estremo a
otro de la costa de la República, dedicándose muchas veces al pi-
llaje ocasional, a los desórdenes o a una vida totalmente desa-
rreglada.
Es natural que un estado íisí debe producir un decaimiento de
la industria i un mercailo inseguro, en el cual abundan los pro-
ductos de la pesca hoi i mañana faltan por completo. No debemos
admirarnos tampoco de que los aparejos de pe^ca se reemplazan
muchas veces por la dinamita, i casi no hai dia en que se vea
Desear públicamente con dinamita, a veces aun en las mismas
bahías í vecindades de Corra,!, Valdivia, San Vicente, Talcahua-
110, Constitución, San Antonio, Valparaíso, Quintero, Coquimbo,
etc. En algunas partes sucede aun a la vista de las autoi'idades,
que no tienen los elementos para perse-
guir a los infractores de la lei ni están
investidos del poder suficiente para apli
caries directamente la multa o la pena
correspondiente i necesitan ir a un juicio
oídinario de difícil aplicación.
Ya dijimos en pajinas anteriores que
la pesca con dinamita destruye no solo los
peces grandes, sino también la cría, los
huevitos, i toda la fauna i flora acuática
que sirven de alimento a los peces pro-
duciendo espacios desérticos que solo con
el trascurso del tiempo vuelven a po-
blarse.
La pesca con la vara con puntas de fierro, rastras con fondo de
cuero, la cola de cables deshílachados i otros métodos perjudicia-
les, como también la pesca escesiva i en todo tiempo en los bancos
de choros i ostras, ha destruido i agotado totalmente muchos de
ellos i otros han sido sepultados bajo las inmensas cantidades de
arenas que arr¿T,stran los ríos al mar. La existencia de camarones
de mar, jaivas, picos, locos i aun de luche ha mermado mucho en
algunas rejiones a causa de la persecución constante i escesiva de
que ha sido objeto.
A fin de enrielar nuevamente la industria costanera es preciso
dar en arrendamiento la mitad de los bancos de moluscos exis-
Canasto con dos san-
chos para recojer caniH-
roñes, centolla», jaivas, i
langostas de Juan Fer-
nandez.
00
boletín de bosques, pesca i caza
tentes en subasta pública i poi- un período no menor de veinte
años para evitar su agotamiento, oblig'aiido a los conc3sionanos
a atender su repoblamiento.
Formar colonias pescadoras en puntos aparentes en la costa
donde es fácil dar abrigo a sus flotilUs de botes i donde existen
medios constantes i baratos de trasporte a los centros de consu-
mo. Ademas se necesita procurarles instrucción primaria i la del
manejo de las redes i aparatos de pesca, el mejor aprovechamien-
to de la misma, etc. Uur vez arraigados los pescadores i norma
lizada su vida industrial, familidr i moral, tanto la marina nació
nal como la comei'cial podrán esperai' en lo futuro encontrar en
ellos el número suíi-
ciente de marineros
íitrevidos, sufridos i
de buena conducta que
se necesita paraol ma-
nejo de buques i em-
barcaciones.
Para convencernos
que existe la base ne-
cesaria para levantar
la industria de la pes-
queiía costanera, no
está demás agregar a
"] las listas de las mate-
rias primas que tenemos en las distintas rejiones, algunos detalles
biolójicos e industriales de las especies mas conocidas, en cuanto
ésto sea posible, apesar de la ignorancia en que estamos hasta
la fecha, para darnos una lijera idea de lo que debe esperarse de
esta industria en lo futuro, cuales son las mejoras que pueden
introducirse i cuales son los vacíos que deben llenarse a medida
que las fuerzas i el tiempo lo permitan.
Pondremos los animales con sus nombres vulgares solamente,
haciendo caso omiso de los científicos en cuanto sea posible, sin
que se preste a equivocaciones perjudiciales páralos industriales,
•empleando siempre el orden alfabético i las subdivisiones en pe-
ces comestibles, poco útiles i poco conocidos; crustáceos comesti-
bles i pocos útiles; moluscos comestibles i poco útiles, etc, hacien-
do ver el tamaño corriente i máximo con que suele obtenérselos,
si se les ha encontrado en bandadas o solos, los fondos donde tg.
Buitrón o red a mono.
BOLEriN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
201
aieraos conocimiento que se hayan encontr¿ido con los eleaieatos
rudimentarios con que se han pescado, los escasos datos que teñe •
TOos de su alimentación, que son la base para elejir las carnadas
mas apropiadas, los aparatos de pesca con que se obtienen hoi
'día, la calidad de su carne i los usos industriales probables que so
podría hacer de ella según nuestros cálculos.
La anchoa o anchoveta (Engraulis), de 8 a 10 eras., nada en gran-
des bandadas que suelen vararse en la playa en número enorme
La pesca con anzuelo de fundo.
■€n la primavera i el verano, habita los fondos arenosos i fangosos;
se alimenta de animalillos chicos; se pesca con redes de tiro, re-
des de trampas, red a mano i en canastos; la carnees blanca i
aceitosa; es una verdadera anchoa que puede ser preparada en
salmuera, escabeche, aceite, ahumada, en tarros de lata en vez de
importarla, i es consum ida en estado frcbco
El atún (Thyrsites), de 80 a 200 eras., nada en bandadas, habi-
ta los fondos arenosos, fangosos i ripiosos; se alimenta de peces,
crustáceos i moluscos, se pesca con anzuelo, red de tiro i de calar;
la carne es algo dura, rojiza i aceitosa: es el mismo atún italiano I
202 boletín de BOSQUES, PESCA i CAZA
se consume fresco, ahumado, en salmuera i en aceite en tarros de
lata, pero las conservas no se fabrican en el pais todavia sino qut^
SG importan de Italia.
El bacalao de Juan Fernandez (Polyprion) de 80 a 140 cmv,.
vive en bandadas; habita los fondos arenosos, fangosos, ripiosos
i pedregosos; se alimenta de peces i crustáceos, sobre todo de lan
gostas; se pesca con anzuelos i red de tiro; la carne es blanca i
aceitosa; no tiene nada de común con el bacalao de Europa cuya
carne es seca, por esto nunca dará un bacalao bueno; se consume
fresco i seco, pero se recomienda ensayar deahuraarlo i preparar-
lo en jugo i jalea en tarros de lata.
El bagre de mar (Porichthys) de 20 a 35 eras., vive en banda-
das chicas i sólo, habita los fondos arenosos, fangosos i pedrego-
sos; se alimenta de peces, crustáceos i algas; se pesca con red de
tilo o de calar i a veces con anzuelo; la carne es blanca i aceitosa;
se consume fresco.
El bilagai (Cheilodactylus), de 50 a 8í) cms, vive en bandadas;,
habita los fondos arenosos i ripiosos, se alimenta de crustáceos,
moluscos i algas; se pesca con anzuelo, redes de tiro i de calar; la
carne es buena, rojiza i aceitosa; se consume fresco, pero pOdi'i¿i
ahumarse.
El blanquillo [\ jO-ÚIuís), de 20 a 35 eras, vive en bandadas; habita
los fondos arenosos i fangosos; se alimenta de crustáceos i otros
animalillos; se pesca con anzuelo doble (balancín), i sale a veces
en redes de tiro i de calar; la carne es blanca i algo aceitosa; se
consume fresco i ahumado; convendría dar mas desarrollo a la
aliuraacion de este rico pescado i esportarlo.
El bonito (Sarda), de 80 a 120 cms., vive en bandadas i solo:
habita los fondos arenosos, fangosos i ripiosos; se alimenta de
peces i crustáceos; se pesca con anzuelo, red de tiro i de calar; la
carne es rojiza i aceitosa; se consume fresco, pero podría ensayarse
su ahumacion.
L i breca de Juan Fernandez (Cheilodactylus), de 35 a 50 cms.^
vive en bandadas, habita los fondos arenosos, ripiosos i rocallo-
sos; se pesca con anzuelo i red; la carne es blanca, algo espinuda
i aceitosa, se consume fresco i podría ensayarse de prepararla en
escabeche.
La cabinsa común (Isacia), de 20 a 40 cms., vive en bandad.is;
habita los fondos arenosos, fangosos, ripiosos i pedregosos; se ali
menta de crustáceos, moluscos i algas; se pesca con anzuelo, red
boletín de bosques, pesca 1 CA^A
2oa
de tiro i de calar; la carne es algo rojiza i aceitosa; se consume
fresco, conviene ensayar su ahumacion.
La cahinza o trompetero (Mendosoma), de 20 a 30 cuis., vive en
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bandadas; habita los fondos rocallosos, pedregosos i arenosos; se
alimenta de crustáceos i moluscos; la carne es buena pero niui
espinuda; se consume fresca.
La cahinza de Juan Fernandez (Mendosoma) de 20 a 40 cms..
tiene las mismas particularidades.
•201 boletín de bosques, pesca i caza
La cabrilla común (Serranus), de 20 a 20 eras., vive en banda-
das chicas i sola; habita fondos de toda clase; se alimenta de pe-
ces i crustáceos; se pesca con anzuelo i red de tiro; la carne es
blanca; se consume fresca.
La cabrilla española (Sebastodes), de 20 a 35 eras., vive en ban-
dadas chicas i sola; habítalos fondos rocallosos, pedregosos, ripio-
sos i arenosos; se alimenta de peces i crustáceos; se pesca con
anzuelo, red de tiro i de calar; la carne ss blanca, espinuda i acei-
tosa; se consume fresca.
Fm cabrilla listada o torito de Juan Fernandez (Gilbertia), de 10
a 30 cms., vive en bandadas; habita los fondos arenosos; se ali-
menta de peces i crustáceos; se pesca con anzuelo i red de tiro; la
carnees algo espinuda; se consume fresca i ahumada.
La casinova o cojinova (Seriolella), de 20 a 30 cms,, vive en
bandadas; habita los fondos arenosos, fangosos i ripiosos; se ali-
menta de peces chicos; se pesca con anzuelo i red de tiro i de ca-
lar; la carne es rojiza i aceitosa; se come fresca i convendría
ensayar ahumarla i prepararla en escabeche.
El congrio colorado (Genyptevix^), de 80 a 150 cms., vive en ban-
dadas i solo; habita los fondos pedregosos, rocallosos i arenosos;
a pesar de ser también del mar territorial, se acerca en Chiloé i
Llanquihue a la misma playa, donde aun se le puede recojer con
la mano dando vuelta a las piedras grandes en la baja marea; se
alimenta de crustáceos; se pesca con anzuelo de fondo i suele salir
en redes de tiro; la carne es blanca, algo seca, se consume fresca
i seca.
El congrio negro íTjenypterus), de 80 a !30 cms., vive en ban-
dadas; habita los fondos pedregosos, ripiosos, arenosos! sobre todo
los fangosos; se alimenta de crustáceos i peces; se encuentra mas
cejca de la costa por regla jeneral que el congrio colorado i en el
sur se acerca mas a la playa; se le pesca con anzuelo i espinel,
suele salir también en redes de tiro; la carne es blanda, blanca i
acuosa; se consume fresco i seco.
La corvina (Cilus), de 40 a 120 eras,, vive en bandadas i sola;
habita los fondo arenosos, fangosos i ripiosos i estuarios de los
rios; se alimenta de peces, moluscos, crustáceos, vermes i otros
animalillos; se pesca con fisga o fija, anzuelo, red de tiro i de ca-
lar; la carne blanca es seca, p8ro la oscura en la superficie es
aceitosa; se consume fresca i seca, pero al secarla se debiera cor-
tar la capa aceitosa; conviene ensayar la ahumacion.
boletín de bosques, pesca 1 CAZA
205
ElfiireJ (Trachurus), de 50 a 70 cnis., vive en bandadas grandes
i chicas; habita los fondos arenosos, fangosos i ripiosos; se alimen-
ta de peces, principalmente de sardinas; se pesca con anzuelos,
red de tiro i de calar; la carne es rojiza i aceitosa; se consume
fresco; es el mismo maquerel (Maquereau) de Francia que r-ecibi-
mos ahumado, preparado en salsas i en escabeche en tarros de
lata a razón de $ 3.50 la cajita.
El furel de Juan Fernandez (Caranx), de 25 a 35 eras., vive en
bandadas; habita los fondos arenosos, fangosos i ripiosos; se ali-
menta de peces i algunos crustáceos; se pesca con anzuelo i red:
la carne es rojiza i aceitosa; se consume fi'esco i podría ahumarse
i prepararlo en tarros de lata.
La hacJiita (Seriolella), de 20 a 30 cms., vive en bandadas; ha-
wt/yv,.-/;>'"
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Pesca coE cspne) de fondo.
bita los fondos pedregosos, arenosos i ripiosos; se alimenta de pe-
ces; se pesca con anzuelo i raras veces con red; la carne es blan-
ca, algo espinuda; se consume fresca.
La jerguilla (Haplodactylus), de 40 a 55 cms., vive en banda-
das; habita los fondos arenosos, fangosos i ripiosos; se alimenta
de crustáceos, moluscos i algas; se pesca con anzuelo, red de tiro
i de calar; la carne es blanca, blanda, algo espinuda i aceitosa; se
consume fresca.
E¿ lenguado (Paralichthys), de 60 a 1 10 cms., vive en bandadas;
habítalos fondos arenosos, fangosos i ripiosos; se alimenta sobre
todo de peces; se pesca con fija i red de tiro; la carne es blanca i
se seca-, se consume fresca, pero se prestaría para secarla.
El lenguado de Juan Fernandez (Paralichthys), de 40 a 80 eras.,
tiene las mismas particularidades.
La lisa (Mugíl), de 30 a 50 cms,, vive en bandadas; habita los
fondos arenosos, fangosos, ripiosos, pedregosos i estuarios de los
rios; se alimenta de crustáceos, peces, fango i aniraalillos chicos;
•20G BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
se pesca con anzuelo, red de tiro i de calar; la carne es buena i
aceitosa; se consume fresca, pero se prestaría para ahumarla i
pi'epararla en escabeche i en tarros de lata.
EJ machete (Clupea), de 20 a 80 cms., vive en bandadas; habita
los fondos arenosos i ripiosos; se alimenta de peces i crustáceos;
se pesca con anzuelo, led de tiro i con preferencia de calar; la
carne es espinuda i aceitosa; se consume fresco i ahumado, pero
se podría escabechar i talvez prepararlo en salmuera.
El machueJo (Clupea), de 25 a 35 cms., tiene raas o menos las
mismas particularidades i aplicaciones industriales.
La palometa de Juan Fernandez (Caranx), de 20 a 30 cms., vive
en bandadas; habita los fondos arenosos, fangosos i ripiosos; se
alimenta de peces i algunos otros animalillcs; se pesca con an-
zuelo i red; la carne es rojiza i aceitosa; se consume fresca i se
ahuma.
El pampanito (Stromateus), de 25 a 30 eras., vive en bandadas
chicas i grandes; habita los fondos arenosos, fangosos i ripiosos;
se alimenta de crustáceos i anirailillos; se pesca con anzuelo i
red de tiro; la carne blanca, espinuda i algo aceitosa, se consume
fresca i ahumada.
El pampanito de Juan Fernandez (Seriolella), de 25 a 30 cms.,
vive en bandadas; habita los fondos arenosos, fangosos i ripiosos-
se alimenta de peces i animalillos; se pesca con anzuelo i red; la
carne es rojiza i aceitosa; se consume fresca i se ahuma.
La pescada común (Merlucius), de 50 a 120 cms., vive en ban-
dadas grandes; habita los fondos arenosos, fangosos i ripiosos; se
alimenta de peces i crustáceos; ss pesca con anzuelo, red de tiro
i de calar; la carne es blanca i seca; se consume fresca i mal secada;
es casi igual a la merluza de España, i el pariente mas cercano del
bacalao que tenemos; se prestarla admirablemente para producir
un buen bacalao i un buen aceite de bacalao.
La pescada de Juan Fernandez (Lotella), de 30 a 60 eras., vive
en bandadas; habita los fondos arenosos, fangosos i ripiosos; se
alimenta de peces i crustáceos; se pesca con anzuelo i red; la car-
ne es blanca i seca; se consuma fresca; podría secarse muí bien
por perter.ecer a la familia de los gados.
El pichihuén (Umbrína), de 45 a 80 cms., vivé en bandadas; ha-
bita los fondos pedregosos, rocallosos, ripiosos i arenosos; se
alimenta de ci'ustáceos, peces i moluscos; se pesca con anzuelo,
BOLETÍN DE EOSQüES, PESCA I CAZA
207
red de lii o i do calni'; la c.inie es blnnca, algo espinuda i algo acei-
To?n; se consume fresca,
EJ j.ichihuen de Juan Fernandez. (Urabrina) de 50 a 75 cms.,
tiene mas o menos las mismas i)a!ticularidades del anterior.
El robalo comun (Eleginus), de 30 a 35 cms., vive en bandadas;
liabita ¡os fondos arenosos, ripiosos, pedregosos i estuarios derios;
se alimenta de peces, crustáceos, vermes, animalillos chicos i algas;
se pesca con anzuelo, redes de tiio i de calar; la carne es buena
i seca; se consume fresca i ahumada pero se prestarla pa'n secarla.
El rollizo (Pingnipes), de 50 a 80 cms., vive en bandadas i solo;
habita ios fondos de todas clases; se alimenta de crustáceos i mo-
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Red calada en la niiperficie; de tres ))« ños paralelos que forman bolsos al pasar los peces.
luscos; se pesca con anzuelo i redes de tiro i de calar; la carne es
blanca i algo dura i seca; se consume fresca, pero podria mui
bien secarse i aun prepararse en tarros de lata i en escabeche.
La sardina (Lycengraulis), de 8 a 12 cms.. vive en bandadas
grandes; habita los fondos arenosos, fangosos i ripiosos, raras ve-
ces los pedregosos; se alimenta de todas clases de animalillos chi-
cos; se pesca con led de tiro, en canastos i se vara; la carne es
rojiza i aceitosa; se consume fresca, seca i en aceite i jugo de
tomate en cajitas de lata; es el pariente mas cercano que tenemos
de la sardina europea que allá está acabándose i podria ser un
gran artículo de esportacion en vez de importarla si se dorase i
tostase un poco mas antes de ponerla en cajas; también se puede
ahumar bien i venderla en cajitas de madera o de lata.
La sardina esjjaiiola (Clupea) de \b a 25 cms., vive en banda-
das; habita los fondos arenosos, fangosos i algo ripiosos; se ali-
menta de animalillos chicos; se pesca con red de tiro; la carne es
^8 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA 1 CAZA
buena i aceitosa; se consume fresca i seca, pero se prestariu muí
bien pai'a prepararla en salmuera, en escabeche i ahumarla, como
los arenques, ya que es un lepresentante del mismo jénero i de
esquisita calidad, que bien puede pi-epararse como «arenques em-
peradores» o de «Bismark» como en x\lemania.
La sierra (Thyrsitops), de 80 a 140 cms., vive en bandadas i
3ola; habita los fondos arenosos, fangosos i ripiosos; se alimenta
de peces, i crustáceos; se pesca con anzuelo, red de tiro i de calar;
la carne es blanda, rojiza i aceitosa; se consume fresca, pero se
podria ahumar mui bien.
El tollo común (Galeorhinus) de 70 a 120 cms., vive en banda-
das; habita toda clase de fondos; se alimenta de peces i crustáceos;
se pesca con anzuelo i red de tiro; la carne es algo dura, blanca i
un poco aceitosa; se consume fresca i seca; del higado grande se
hace desde tiempo inmemorial el aceite de bacalao de los pobres;
cortada la carne en trozos i ahumada como la de los tollos euro-
peos, se podria introducir en el comercio a buen precio con un
nombre de batalla; el hígado grande i rico en aceite, podria ser la
base de una gran industria, pues ya se ha ensayado con éxito en
Chile.
El tollo de Juan Fernandez (Squalus) de 55 a 110 cms, tiene
mas o menos las mismas particularidades.
La vieja colorada, c/iancharro i cahrilla (Sebastodes), de 25 a 35
cms., vive en bandadas; habita los fondos arenosos, ripiosos, pe-
dregosos i rocallosos; se alim^enta de peces i crustáceos; se pesca
con anzuelo, red de tiro i de calar; la carne es blanca, espinuda i
algo aceitosa; se consume fresca.
La vieja negra (Graus), de 60 a 110 cms., viv^e mas bien sola-
habita todos los fondos; se alimenta de crustáceos i moluscos i tai-
vez también de algas; se pesca con fija, anzuelo i i"ed de tiro; la
carne es blanca, blanda i aceito^ja; se consume fresca, pero se po-
dria también ensavar ahumarla.
La vidriola (Pelamys), de 60 a 120 cms., llega temporalmente a
las costas de Juan Fernandez; vive en bandadas i sola; habita los
fondos arenosos, ripiosos i fangosos; se pesca con anzuelo i red de
tiro; la carne es i'ojiza oscura i aceitosa en ciertas épocas; se con-
sume fresca i se prepara en tarros de lata; convendría mucho
ahumarla i también prepararla en tarros al estilo de los salmones;
de los cuales se diferencia en la calidad de su carne.
No hemos hecho mención aquí de los peces de aguas fluviales
que también se encuentran en agua salada de la costa, jenei'al
boletín de bosques, pesca 1 CAZA
20'J
mente cerca de los estuarios, como las anguilas, las cauques, las
farionelas, las lampreas, las peladillas, los pejerreyes, los salmo-
nes del Rin, salmonetes arco iris, truchas salmonadas, etc., por ha-
berlos tratado ya en el capítulo de la pesquería en aguas flu-
viales.
Suele suceder que llegan de vez en cuando a la costa tambier;
la caballa (Scombei'), la corvina falsa (Micopogon), el lenguado
falso ^Thysanopsetta), mojarrilla (Serranus), la murena (Muraena),
el pejegallo (Callorhynchus), la raya (Raja), la raya falsa (Psa-
nimobatis), el robalo de piedia (Notothenia), el peje chancho
Red calada entre dos aguas.
Las mallas finas son para la pe^oa de anchoasi sardinas.
(Agriopus), i algunas otras especies que traeremos en los capí-
tulos siguientes.
De los peces poco útiles debemos hacer mención a los siguientes
La. anguila ríe mar (Hornea) de 45 a 60 cms., i la an (juila ne
gra (Myxine), de 20 a 25 cms., viven en bandadas i solas; habitaií
los fondos arenosos i sobre todo fangosos; se alimeutnn de peceí*
aun mucho mas grandes que ellos fijándose en ellos i horadáiidolop?
rápidamente; se pescan con red de tiro i anzuelo; la carne e»
blanquizca i aceitosa; suelen comerse frescas i se prestarían para
prepararlas en escabeche; son odiada por los pescadores porque
consumen los pescados en la red i en los anzuelos; si no come)>
estas anguilas debieran a lo menos llevarlas a la costa o matarlas
en vez de botarlas vivas al mar, poi' el daño que causan.
IJ thrjel (Id mar (Squntinn\ de 1 a 2.50 cnis., vive solo; habita
14
-10 BOLETJN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
los fondos íiienosos i fangosos; se alimenta de peces sobre todo de
lenguados i aun ci ustáceos; se pesca con anzuelo i red de tiro; en
Eutopa se le cortan las paites carnosas i se ahuman; el cuero sirve
para levestir los mangos de cuchillos i otros objetos.
La hotrachiUa común (Salarias^ de 20 a 35 cms., i la horrachiUa
(h Juan Fernandez (Salai'ias), de 15 a 25 cms,, viven en bandadas
i solas; habitan los fondos rocallosos i pedregosos; se alimentan
de ci ustáceos, moluscos, animalillos i algas; se pescan con anzuelo;
la carne es blanca, espinuda i seca; se consume fresca pero sirve
mas bien de carnada.
La castañeta (Chromis), de 18 a 25 cms., vive en bandadas; ha-
bita los fondos locallosos, fangosos i los estuarios de los rios i la-
gunas; se alimenta de crustáceos, pecesiotio3 animalillos; se
pesca con anzuelo, red de tiro i de calar; la carne es espinuda i
aceitosa; se consume fresca i sirve de carnada.
El chanchito (Agiiopus), de 15 a 30 cms., vive en bandadas; ha-
bita los fondos locallosos, pedregosos i aienosos donde hai algas;
se alimenta de peces, crustáceos, otros animalillos i talvez tam-
bién algas; se pesca con red i anzuelo: la carne es espinuda i seca;
se consume fresca.
/ a corvina de Juan Fernandez (Walacopterus), de 15 a 25 cms.,
vive en bandadas chicas i sola: habita los fondos rocallosos i
pedregosos; se alimenta de crustáceos, moluscos i animalillos; se
pesca con anzuelo; la carne es espinuda; se consume fresca.
Lft doncella (Mixodes), de 15 a 25 cms., vive en bandadas; habita
los fondos rocallosos i pedregosos, raras veces arenosos; se ali-
menta de crustáceos, moluscos, animalillos i algas; se pesca con
anzuelo i red; la carne es blanca, espinuda i seca; se consume fres-
ca, pero sirve mas bien de carnada.
El gmigungo de Juan Fernandez (Cheilodactylus), de 25 a 35 eras.,
vive en bandadas; habita los fondos arenosos, fangosos i ripiosos;
se alimenta de crustáceos i moluscos; se pesca con anzuelo i red;
la carne es blanca, espinuda i seca; se consume fresca, pero sirve
mas bien de carnada.
El mucoso (Blennius), de 15 a 20 cms., vive en bandadas; habi-
ta los fondos rocallosos i pedregosos; se alimenta de peces, crus-
táceos, animalillos i algas; se pesca con anzuelo; la carne es bue-
na, blanca, algo espinuda i poco aceitosa; se consume fresca i sirve.
de carnada.
La jerguilla de Juan Fernandez (Girella), de 40 a 60 eras., vive
BOLETIN^DE BOSQUES, PESCA I CAZA
211
'en bandadas chicas i sola; habita los fondos rocallosos, pedrego-
sos i arenosos; se alimenta de peces, crustáceos, moluscos,,. aninia-
lillos i algas; se pesca con anzuelo; la carne es blanca, algQ «sf^i-
nuda i algo aceitosa, se consume fresca. , . _
El peje perro fPimelometopon), de 60 a 100 cms., vive en ba.n,da-
das, habita los fondos rocallosos, pedregosos i arenosos; se alimen.-
ta de moluscos, crustáceos i otros animalillos i sobre todo de algasj
se pesca con anzuelo i red de tiro; la carne es blanda, algo ilesas
brida i acuosa; se consume frita lasada. . , v
El peje sapo (Gobiesox), de 10 a 25 cms. i peje sapo (Sicyasig)
<ie 20 a. 35 cms., viven solos; habitan los fondos locallosos i pedi;e,
— ¿e^ "
Red calada en el foudo del mar.
gosos, se alimentan de ci'ustáceos, moluscos, animalillos i algas*
se pescan con anzuelos i fijas; la carne es blanca, buena i aceitosa;^
se consumen frescos. ;
El pez áspero de Juan Feniandez (Trachichthys), de 15 a 25 cms
vive en bandadas chicas i solo, habita los fondos rocallosos i pe-
dregosos: se alimenta de crustáceos, moluscos, animalillos i algas;
se pesca con anzuelo; la carne es buena, algo espinuda i algo acei-
tosa; se consume fresca.
La pinfadiUa (Cheilodactylus), de 25 a 35 cms., vive mas bien
sola, habítalos fondos arenosos, fangosos i ripiosos; se alimenta-
de crustáceos i moluscos, se pesca con anzuelo i red de tiro; la
carne es buena, blanca, pero espinuda i seca, se consume fres-
ca.
La pintaroja (Scylloihinus), de 60 a 100 cms. vive sola, habita
ios fondos rocallosos, ripiosos i arenosos; se alimenta de peces, se
212 boletín de bosques, PESCA I CAZA
pesca con anzuelo, red de tiro i de calar; la carne es rojiza i acei^
tosa; se consume fresca en pequeña escala, pero cortándole las-
partes carnosas i ahumándola talvez tendría mayor comercio.
La remora, (Remora) de 25 a 40 cms., vive sola, habita los fon-
dos rocallosos i pedregosos; se alimenta de crustáceos, moluscos^
animalillos i algas, se pesca con anzuelo i fija; la carne es algo ro-
jiza i aceitosa; se consume fresca i se puede ahumar.
La tembladera (Discopyge), de 40 a 50 cms., vive en bandadas-
chicas, habita los fondos arenosos, fangosos i ripiosos, da golpes^
eléctricos, se alimenta de peces, crustáceos i animalillos; se pesca
con red de tiro; la carne es blanca i aceitosa, casi no se come, pero
podría tener aceptación cortada en pedazos i ahumada.
El tollo (Squalus), de 80 a 120 cms., vive en bandadas grandes^,
habita todos los fondos, se alimenta de peces i crustáceos; se pes-
ca con anzuelo i red de tiro; la carne es algo dura, un poco aceito,
sa, se consume fresca i seca, ahumándola podría tener mayor ven.
ta ya que es así como se consume en Alemania; el hígado grande
esmui lico en aceite de bacalao i se usa con este mismo fin en
Europa.
El torito común (Bovichthys), de 20 a 30 cms., vive solo; habita
los fondos rocallosos, pedregosos i ripiosos; se alimenta de anima-
lillos i algas; se pesca con anzuelo i suele salir en las redes de ti-
ro; la carne es blanca, espinuda i seca; casi no se come,.
El torito i chalaco (Petroscii tes), de 25 a 30 eras., vive solo; habi-
ta los fondos rocallosos i pedregosos, se alimenta de moluscos,
animalillos i algas; se pesca con anzuelo i red; la carne es blanca;
i buena; se consume fresca pero poco.
El torito de Jtian Fernandez (Salarias), de 25 a 35 cms., vive so~
lo, habita los fondos rocallosos i pedregosos; se alimenta de crus-
táceos, moluscos i algas, se pesca con anzuelo; la carne es blanca
espinuda i seca; casi no se puede comer.
. El torijedo (Torpedo), de 35 a 50 cms., vive solo, habita los fon-
dos arenosos, fangosos i ripiosos; da fuertes golpes eléctricos; se
alimenta de peces i crustáceos; se pesca con red de tiro; la carne
es rojiza i algo aceitosa; no se come, pero podría tener venta cor-
tada en pedazos i ahumada.
El tramhollo (Ciinus), de 25 a 35 cms., vive solo; habita los fon-
dos rocallosos, pedregosos i arenosos; se alimenta de peces, crus.
táceos, n.jluscos i otros animalillos; se pesca con anzuelo, red de
tiro i de calar; la carne es algo aceitosa, se consume fresca.
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
213
EZ trompetero (Latris), de 35 a 150 eras., vive en bandadas; habi-
ta los fondos arenosos, fangosos i ripiosos, se alimenta de crustá-
•ceos, moluscos i otros aniraalillos i talvez también de algas; se
pesca con anzuelo i red; la carne es mui estimada en Australia;
-en Chile apenas tenemos conocimiento que existe en nuestros ma-
res australes.
La vieja común (Clinus), de 40 a bO cms., vive sola, habita los
íondos rocallosos, pedregosos i arenosos; se alimenta de peces,
•crustáceos i moluscos; se pesca con anzuelo; raras veces sale en
redes de tiro: la carne es regular i aceitosa; se consume frita i
^sada.
La vieja de Juan Fernandez (Labrichtys), de 40 a 100 cms. (?^
--1
Almadraba o armazón de re les sostenida por estacas, ¡para la pesca del atún,
sierra i demás peces de alta mar cuando se acercan a la costa
Tive sola (?) habita los fondos arenosos i pedregosos (?), se ali-
menta de crustáceos i moluscos (?), la carne es blanca, blanda i
algo aceitosa, talvez sea un pescado mui comestible i abundante
^n los mares territoriales i alta mar de Chile, pero hasta ahora
no sabemos casi nada de él.
Concluimos con esta la lista de los peces mas o menos conocí-
•dos, con nombres vulgares siquiera, que habitan nuestro mar lito,
ral, pero sabiendo que mas tarde habrá que e specilizai- mucho
mas las condiciones biolójícas, industriales i comerciales de ellos
para que puedan servir de base a una gran industria pesquera^
■como necesita tenerla el país. T/'aei'oraos aquí todavía algunos da-
tos del estranjero sobre algunas especies chilenas que han encon-
trado comisiones científicas estranjeras en nuestros mares i que
«ñas tarde talvez sean un gran auxilio en nuestra pesquería.
Ahudefduf Idfifi'ons es un pariente de la castañeti.
canthistias pictus, pariente de la trucha, tiene hista 35 í 40
214
boletín de bosques, pesca i caza
cms., vive en bandadas en las costas rocallosas 1 arenosas, se pés-
ela con red i anzuelo i es un pescado coraei'ciable en Australia.
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Antillas per uanus es un pariente del bacalao de Juan Fernaii
dez i de la cabrilla; se come en el Perú.
CaJ/cm filias platel, vive en bandadas i es comestible.
BOLETÍN DE BOSQUES, PP:SCA I CAZA 21. S
GUnm niger, de 40 a 70 eras. (?) es un pariente de la vieja i del
traraboUo.
I }issosticiiS -eleginoides, de 30 a 50 cms. ("?), es el pariente mas
cercano de nuestro blanquillo; carne de primera c'ase.
Doydixodon, pertenece a una familia vecina a nuestra corvina;
se come en el Perú.
Eleotris, de 20 a 50 cm3.(?), vive en bandadas grandes; carne
blanca i sabrosa.
Eiumeliclithijs, entre el pichihuén i elbilagai; vive en bandadas.
Leirm, pariente del pampanito, vive en bandadas.
Pomadads, de 40 a 50 cms.(?), vive en bandadas; pariente de
la corvina; carne buena.
Pomodon, vive en bandadas, se come en el Perú.
Salilota, de 60 a 120 cms., una clase de los verdaderos bacalaos
europeos.
De las demás especies de peces chilenos no tenemos casi dato
alguno, a pesar de que bien valdi'ia la pena preocuparse de ellos.
No está de mas aqui hacer ver en que épocas del año se acer-
can los peces mas a la costa, ya que de esto depende su pesca en
el litoi'al i la colocación de armazones de redes i de cualquier
aparato de pesca. Como no existe hasta la fecha ningún estudio
serio sobie tan importante materia, ni siquiera de un solo puerto,
indicando con exactitud las semanas i meses en que se acercan a
cada uno de los puntos, no podemos indicar mas que las épocas
del año i aun en esto erraremos en muchos puntos, ya que no
existen datos suficientes i que aun las épocas son algo distinta^,
en el norte, centro i sur de la República.
Sin embargo haremos aquí el estudio a sabiendas que tiene des-
perfectos para que sirva siquiera de guia jeneral a los industiia
les i lo puedan modificar.
En el invierno se acercan mas a la costa; el bonito (Sarda), la,
cabinza común (Isacia), la cabinza o ti'ompetero (Mendosoma), la
cabiilla común (Serranus), el congrio colorado (Genypterus) i el
congrio negro (Genypterus) en algunas partes de la costa, la coi-
vina (Cilus), la jerguilla (Haplodactylus), la lisa (Mugil), la moja-
rrilla (Serranus), el robalo común (Eieginus),el rollizo (Pinguipes\
i la vieja negra (Graus).
En la jyrimavera se acercan mas a la costa: el atún (Thyrsites) ,
el bagre de mar(Porichthys),elpampanito iStroraateus) i el pichi
buen (Umbrina), el último mas bien a principios del verano.
t>í6 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I GAZA
En el verano se acercan mas a la costa: la anchoa (Engraulis),
el bilagai (Cheilodactylus), el blanquillo (Latilus), la cabiilla es
pañola (Sebcistodes), la casinova (Serioleila) los congrios colorado
i negro (Genypterus) el furel (Trachurus), la hachita (Serioleila)^
el lenguado (Paralichthys), el machete (Clupea), el machuelo (Clu
pea), la pescada (Merlucius), la sai-dina (Lycengraulis) la sardina
española (Clupea), el tollo (Galeorhynus, Squalus, etc.), i la vieja
colorada (Sebastodes).
En el otoño solo tenemos noticias que se acerque a la costa la
sierra (Thyrsitops) i la anchoa (Kiigraulis) pero en otras regiones
es a principio del invierno.
No hemos hecho mención de las especies secundarias para no
alargar mas estas lista?.
De los crustáceos comestibles tenemos el camarón de mar, de 5
a 12 cms.; la centolla, de 20 a 35 cms., medidos desde la puntct de
la frente hasta la punta de la cola; el chanchito de mar de 3 a 6 m.
la Jaiva blanca, de 10 a 15 cms.; la jaiva común o jaiva mora, de 12
a 20 cms.; la jaiv^a murada, de 15 a 20 cms.; la jaiva peluda gran-
de, de 10 a 22 cms.; la jaiva talicuna, de 10 a 13 cms.; la langosta
de Juan Feí-nandez, de 40 a 80 cms.; el langostín de 12 a 18 cms.
i el pico grande, de 10 a 30 cms. Todos ellos llevan una vida
mas o menos migratoi'ia de los fondos rocallosos i pedregosos a los
arenosos, con escepeíon del pico, que está pegado en las pie-
dras después de su primera juventud; todos se pescan a manos,
con palos, tijeras de alambre i canastos (menos el pico); todos se
comen cocidos, siendo mas estimados el camarón, la centolla, la
jaiva mora, la langosta i el pico; todos pueden prepararse en con-
servas, pero hoi dia no se hacen sino de la langosta, la centolla i
el pico.
De los crustáceos poco útiles, debemos citar los ermitaños, de
6 a 10 cms., que viven en conchas de caracoles: se comen cocidos
i darian una rica conserva en tai-ros; las jaivas arañas de 10 a 15
C:Tis., i la jaiva chica, de 8 a 12 cms., que llevan una vida migra-
toria, tienen poca comida pero podrían prepararse en conservas,
lo mismo que la pulga de mar, el limai de G a tí cms., que se en-
tierra en playas arenosas i que se aprovecha para sopas.
De los moluscos sin concha, tenemos el calamar, de 20 a 25 cms.
'sin contar los brazos; la jibia, de 60 a 100 cms., i el pulpo, de 15 a
22 cms., que se consumen cocidos i secos i que también podrían
conservarse en tarros como se hace en Europa.
boletín de bosques, pesca i caza
217
De los moluscos con concha tenemos los caracoles, de 3 a 6 cms ;
los cliapes, de 10 a 12 cms.; las chapelinas, de 5 a 10 cms.; las
-cholgas, de 10 a 15 cms,; los choros grandes, de 15 a 22 eras.; los
choros chicos, de 6 a 9 cms; los colles, de 3 a 5 cms; los comes, de
10 a 15 cms.; las lapas, de 10 a 5 eras.; los locos, de 10 a 17 cms.;
los lilehuenes, de 5 a 8 eras.; las machas, de 8 a 12 cms.; los mai-
cos, de 2 a 4 cms.; los melonhues de 3 a 5 cms.; las navajudas
c3
tí
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J-i
-5
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P5
218 boletín de bosques, PESCA I CAZA
grandes o huepos, de 15 a 22 ctns.; las navajuelas chicas o quivi^ .
de 8 a 12 cms.; las ostras, de 6 a 15 cms.; los ostiones del norte^
de 10 a 17 cms.; los ostiones del sur, de 4 a 8 cms.; los palupalus,.
do 4 a 8 c ns.; los piquilliues, de 15 a 25 cms.; los quilmahues, de
4 a 6 cms.; las tacas, de 4 a 8 cms-; las taquillas, de 4 a 6 i 8 cen-
tímetros, etc.
Todos existen en abundancia en la costa i aun podríamos haber
agregado una docena mas; todos son comestibles mas o menos
estimados; todos ganarían en méritos i serian de mas fácil tras-
porte, consumo interior i espoitacion, si todos se preparasen en
conservas de tarros; los choros i las ostras debieran dar orijen a
grandes industrias pesqueras, tanto para su pesca como también
para su ci'ianza artiñcial i preparación en conserva. Ya tenemos
algunos principios de esas, pero no están todavía a la altura en
que deben estar í tendremos que preocuparnos mas de esta materia
en trabajos especíales sobre tan importante tema que puede-
mover muchos millones de pesos en todo su conjunto.
De animales comestibles de otros órdenes que habitan nuestras
costas, debemos citar todavía los erizos, de 10 a 20 cms., que se
consumen crudos, cocidos de diversas maneras i en conservas on
tarros; los pepinos chicos de mar (Holotharia) de 10a 17 cms, i
los pepinos grandes de mar (Phylophorus), de 15 a 25 eras., que
se comen cocidos; las pinucas, de 15 a 25 cms., que se comen co-
cidas; los piures blancos (Piura), de 10 a 15 cms.; los piures colo-
rados (Ascidia), de 8 a 12 cms., que se comen crudos, cocidos i se-
cos; i las anémonas o potos de mar, de 4 a 10 cms., que se comen
cocidos í se secan.
De algas comestibles tenemos el cochayuyo, cuyo tallo se con-
sume crudo i cocido, i el resto de la planta que se seca, se cuece
i se tuesta; el huiro, cuyo tallo llamado huilte o ultri se come crudo,
i el luche, que se seca i se cuece; a éstas debemos agregar todavía
las algas coloradas, que blanqueadas al sol dan un buen carraguen
para la clarificación de la cerveza i del vino i la fabricación de la
jelatina veje'tal, pues contienen según los análisis hechos en el la-
boratorio químico municipal de Santiago, hace 15 aíios atrás, un
65 "^/o de jelatina vejetal. Llamamos la atención de las industrias
a su fabricación en el país para trocar su importación en esporta -
cion, ya que estas algas son tan abundantes en Chile.
Pasando asi revista a las riquezas que pueblan nuestro mar li-
toral, talvez se consiga llamar la atención de los dueños de fun-
boletín de bosques, pesca 1 CAZA
•219
dos vecinos de la costa, de los que hoi dia se ocupan en la pesca,
de los industriales i comerciantes del pais, i talvez también del
Estado sobre el abandono en que se encuentra la industria pes-
quera i la conveniencia de cada uno de que scta bien atendida,
ya para bas.ir su propio bienestar en ella, ya para tener una en-
trada anexa, ya para gozar de alientos sanos, baratos í muí va-
riados.
Sobre todo los dueños de fundos, lejos de pei'seguir a los maris
•''^i..
Red'para pescar í-aidiiias i Hiiclioas; so s-umerje i se tiía (rava pre-a deí^he-
cha de pescadas u otro cebo molido al punto donde está la red para que suban
los peces i una vez adetitro se tiran las plomadas con los cordeles para cerrar
la red.
cadores i pescadores, mas bien deben alentarlos a que se dediquen
a esta industria, puesto que los primeros son casi esclusivaraente
mujeres i niños i aun entro los segundos se ocupan muchos niños
i viejos que en la agricultura no dan tanto provecho en los traba-
jos de fuerza. Hai aquí al lado de los fundos de costa otra hacien-
da en el mar donde se cosecha sin haber labrado, sembrado i cul-
tivado el terreno. Bien valdría la pena de tener cuadrillas maris-
cacadoras i pescadoras a las cuales el fundo les comprarla los
productos, sea en estado fresco, seco, en salmuera o ahuinailc,
para trasportarlos a los centros de consumo en beneficio propio i
de los habitantes del interior que están ansiosos de tener un ali-
mento tan variado, sano i barato.
Si estas cuadrillas dependieran del fundo, servirían también
220 BOLETÍN Dlí BOS(¿UES, PESCA I CAZA
para alejar a la jente vagante que solo dice que son pescadores, i
se podria establecer asi colonias propias donde reina el orden i el
trabajo, tal como las que existían en tiempos pasados cuando aun
no se perseguía a garrotazos a los pescadores de la costa.
Asi seria fácil también mejorar los aparatos i elementos de
pesca hoí en uso para obtener mayor rendimiento. Al mariscar
siempre serán las manos de mujeres i niños que harán mayor
trabajo, armados de cochillos, palos, latas i sunchos cortantes
cuando üG trata de recojer los moluscos pegados en las piedras,
tijeras lai'gas de alambre para sacar las jaivas de sus escondrijos,
ledes de canastos con cebos para pescarlas i anzuelos sencillos para
cojer peces.
La fija o fissa i la vara son elementos de pesca prohibidos en
todos los países civilizados, porque destruyen i hieren peces i mo-
luscos sin aprovecharse de ellos.
Para la pesca de camarones, jaivas i langostas es útil emplear
platillos o canastos de dos sunchos, de porte i de mallas mas chi-
cas o mas grandes, según el tamaño de la especie, para evitar que
se escapen los animales al subir el aparato de pesca. Estas redes
se manejan con la mano o se fondean poniéndoles una botella flo-
tante, lo que es raojor h.i;',er para langostas, jaivas, centollas, etc.
Entre los anzuelos hai que distinguir entre los flotantes para
Cüjor los peces de la superflcie, los que flotan entre dos aguas por
medio de plomo i corcho para los peces que nadan en cierta pro-
fundidad i los anzuelos de fondo que llevan un peso para recojer
los peces del fondo.
Los espineles consisten en michos anzuelos fijados ea largos
cordeles que están arreglados de modo que se mantienen a cierta
distancia sobre el fondo o bajo de la superficie.
Las redes de paño se calan afirmadas en palos enterrados o se
fondean con piedras i plomos poniéndoles boyas flotantes. Estos
paños se calan a mayor o menor distancia de la superficie o del
fondo según los peces que quiera obtenerse. Las mallas dependen
del mayor o menor porte de los peces.
La red de bolsas consia de ti-es paños próximos i paralelos de
los cuales los esteriores son de mallas muí grandes i el interior de
mallas finas, enredándose los peces en una foi-ma de bolsa al
querer atravesarlos. La hechura de corrales de piedras, ramas o
palos es muí recomendable en las costas donde la marea baja
mucho, porque allí entran los peces con la alta marea i quedan en
boletín de bosques, pesca i caza 2 1
seco o en mui poco fondo con las bajas mareas, de donde es fácil
recojerlos a mano con un buitrón o red a ¡nano
Los armazones de redes o alniailrabas llevan el mismo ñu i con-
sisten en palos entei lados que sirven de apoyo a un paño de red,
que se interna mucho en el mar i conduce a los peces por medio
de vueltas i esquinas hasta una especie de bolsón o cuarto chico
de donde t^e recojen. Si este cuarto está siempre debajo de agua
se necesita poneiie abajo un fondo de red, jeneralmente con mar-
cos de palos i plomos que los mantiene en el fondo, el que se
levanta con cordeles para subir la pesca i recojerla periódica-
mente.
.En el pais no hemos vistos usar estos armazones, pero se em-
plean mucho en Eui'opa, Estados Unidos, Australia i Sud África-
Se hacen de grandes dimensiones de 100 a 1000 metros, obtenién-
dose mui buenos resultados, i hai también almadrabas flotantes^
de idéntica disposición. Estimamos que su uso en el pais significa-
ría un gran adelanto, sobre todo para la pesca del atún.
Las redes de tiro o de lance.son de una sola malla cuando son
de tamaño chico i de varias mallas cuando son grandes; en sus
estremos llevan un palo amarrado para que no se junten dema-
siado. Se usan estas redes con o sin sacos i llevan grandes cables
cuando son de grandes dimensiones. Se tienden con o sin botes i
se recojen en la playa o en uno o dos de los botes que maniobran.
Tampoco se usan todavía redes de tiro de grandes dimensiones
en el pais i seria deseable que se ensayasen.
La pesca de la sardina se hace con una especie de red de tubo
que está abierto en el fondo. Se llama a las sardinas con carnada
fina sobre todo huevítos i detritus picados de otros peces, siendo
el mas eficaz la rasa o caviar dé bacalao tan usado en el Atlán-
tico Norte, í una vez que están dentro de la red se cierra el fondo
i se sube la pesca. Otro método son el empleo de las redes de tiro
a mano descritas en el capitulo anterior í las redes flotantes de
paño que vemos en las láminas adjuntas.
Los choros, erizos i ostras se recojen mejor a buzos, donde los
bancos no estén a mucha profundidad, pero se debe emplear la
rastra con mallas de cordel í brocal o boca de fierro cuando ya
pasan de mas de ló metros de fondo.
No hemos agotado con esto la descripción de todas las redes
recomendables pero sí hemos hecho ver a grandes rasgos los
principales principios de las distintas clases de redes í aparatos
2¿-2
bOLpyriN DE BOSQUKS, l'ESCA I CAZA
de pesca; cada interesado debe buscar las modificaciones que debe'
hacer para cada caso, para lo cual le pueden servir de base tanto
las láminas de este capítulo como las que hemos mostrado en el
capitulo que trata de la pesquería en aguas fluviales.
Llamamos también la atención hacia el folleto: .«La pesca en
la costa de Galicia i Cantabria» por el señor don Ernesto Maldo-
nado, actual jefe de la Secccion Bosques, que contiene muchos
aparatos i redes de pesca de la costa.
Ya que hemos tratado lijeramente los principales puntos de la
pesquería costanera, nos es ahoi-a mas fácil hacer deducciones que
puedan redundar en beneficio de la industi'ia i de los consumido-
i'es.
Tenemos verdaderas anchoas, sardinas, el atún que importamos
Motor Evinnide fijado en una chalupa, que se puede quitar
i poner en cualquiera embarcación.
a tan subido precio de Italia i España, varios representantes de
la familia de los bacalaos en la pescada común, pescadas de Juan
Fernandez, etc., la sardina común, la sardina española como
arenque empeíador de Alemania, el furel, que es el maquerel de
Francia, un ¡E^ran acopio de peces ricos i abundantes nacionales de
mejor calidad que muchos de los paises europeos; nuestros peces
poco estimados como rayas, tollo?, etc., son allá materia de un
boletín de bosques, pesca i caza 223
^'laii comercio lucrativo. Nuestros mariscos como ostras, choros,
ostiones, camarones, centollas, jaivas, langostas, etc , son iguales
€n calidad a los mejores del mundo, i muchos otros como los
<^rizos, picos, etc., no se encuentran tan buenos en otros paises.
A pesar de esto, la pesca costanei'a languidece i lleva una vida
de letargo, ninguna persona influyente se preocupa en levantarla
i aitn los dueños de fundos de costa la miran como a un mal al
i;ual hai que hacer la guerra i matarlo, en vez de levantarla i de
-.•lyudarla por todos los medios posibles, ya sea en beneficio propio
i si no lo quieren, a lo menos en beneficio del pais entero i con el
justo derecho de cada uno de que se le permita ejercer su profe-
sión libremente.
I n este^capítulo solo hemos querido señalar el estado actual i
el camino que hai que seguii-, para tratar los distintos detalles
mas detenidamente en los capítulos que tratarán de: «Las indus-
trias derivadas de la pesca» i de «La conservación i el fomento de
la pesquería en el pais
Concluimos haciendo ver someramente que sobre todo se nece
sita arraigar a los pescadores, darles instrucciones primaria i de
pesca, unirlos entre sí para que tengan el pequeño capital i la
jente necesaria para poder trabajar con los aparatos i elementos
mas indispensables, allegarles comerciantes e industriales de poco
i mucho capital para facilitar el trasporte de los productos en
estado fresco o conservado a los centros de consumo i establecer
su venta de primera mano para evitar los monopolios que existen
hoi día en perjuicio de los productores i consumidores.
( Continuará)
F. Albert.
224 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
MIGRACIONES OBSERVADAS EN LA
FAUNA I FLORA DE CHILE
sumario:
1. Consideraciones jenerales.
2. Vecindad de las formas afines.
3. Agrupación de los organismos de
coní'ormidad con la inestabilidad
de su residencia.
4. Migraciones pasivas.
5. Migraciones instintivas.
6 Migraciones activas.
7. Influencia de la reproducción i de
los cambios de clima en las mi-
graciones.
8. Consideraciones finales.
I.
Aquel que ha tenido ocasión de intimar con la naturaleza,
mas que por los libros por el contacto directo con ella, habrá be-
bido en sus fuentes inagotables, siempre abiertas a los que la
aman i la buscan, todo un tesoro de hechos i observaciones que
le hacen fructífera la soledad amistosa, que lo lleva de la duda a
la investigación i de la investigación a esa verdad que no podria
confirmar lejos de la esfera en que palpita i bulle la vida silves-
tre.
Cierto es que el que estudia en la naturaleza misma encuentra
una gran cantidad de problemas cuya solución tarda muchas ve-
ces en presentarse, pero estas dificultades obran sobre el espíritu
entusiasta como un excitante que le obliga a empeñarse con carino
en la consecución de sus fines.
Uno de estos problemas demasiado vasto i demasiado interesan-
tes preocupa desde un principio al que estudia las ciencias bio-
jójicas: tal es el de la distribución jeográfica actual de los seres,.
boletín de bosques, pesca i caza 225
la causa que han influido en ella, los medios de conquista i las mi-
graciones que en pasadas épocas debieron efectuar.
La oscuridad que todavía envuelve el orijen de las especies i
la falta de datos primitivos que arrojen luz sobre estos puntos
llevan lentamente a la sorpresa cuando comparamos las especies
salvajes de dos continentes como Australia i Sud América Se ve
entonces que en igualdad de latitudes i bajo la influencia de unas
mismas condiciones climatéricas, viven plantas i animales que
respectivamente no guardan entre si grandes semejanzas. A pesar
del gran paralelismo jeográfico i biolójico que ¡ofrecen Europa i
Sud América, no hai un solo mamífero ni un solo árbol europeo
común para arabos continentes.
Si esto ocurre ello no se debe a que esos mamíferos i esos ár-
boles no encuentren en América condiciones de vida aptas a su
aclimatación i propagación. El conejo i la zarzamora no solo han
hallado en Chile fácil aclimatación, sino también se han vuelto
silvestres de modo imprevisto por sus introductores hasta el es
tremo de convertirse en seres altamente perjudiciales para la
agricultura.
Las condiciones climatéricas tan invocadas como una de las
principales palancas que impelen a los seres a trasformarse, ale
jándose de sus formas orijenes, fallan en este caso como fallan
también cuando rejiones entre si diferentes por sus condiciones
vitales, están pobladas por seres cuya organización guarda gran-
des afinidades.
En este caso el poder de las condiciones esteriores está contra-
rrestado por la mayor o menor facilidad que encuentran los or-
ganismos para relacionarse, asociarse i confundirse en una fauna
o en una flora común i así como las diferdncias morfolójicas [de
los seres son tanto mas profundas cuanto mas enérjicas i persirf
tentes han sido los ajen tes que sobre ellos han influido, así tam
bien las diferencias jenerales de una fauna o de una flora con res-
-pecto a otras son tanto mas apreciables cuanto mas infranquea
bles son las barreras que aislan una porción de otra en el orbe.
Por ejemplo África i Sud Araéi'ica ofrecen en sus floras i en sus
faunas muchas diferencias de consideración i sin embargo, no son
relativa o proporcionalniente tan diverjentes como dos rejiones
.de este último continente.
Entre los mamíferos hai órdenes enteros como el de los Edén-
15
226 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
tados i el de los Paquidermos que, representados en Arjentina
con numerosos jéneros i especies, no tienen representación en
Chile. El orden de lo Quirópteros con siete especies insectívoras
en Chile i ocho en Arjentina solo tiene dos formas comunes para
ambos continentes siendo esclusivas para Chile las dos especies
chupadoras de sangre, el vampiro (Stenoderma chilensis) i el piu-
chén (Desmodus d'Orbigny).
Si comparamos en cambio la fauna marítima de Chile con la de
otros países de la tierra veremos que los peces chilenos, por ejem
pío, no guardan con los del Perú i la Arjentina tanta afinidad
como con los que viven en los lejanos mares que azotan las costas
del África Austral i Nueva Zelanda. Las especies chilenas como
el furel (Trachurus trachurus), la sierra (Thyrsitops lepidopoi-
des), el bonito (Sarda chilensis) i la cabinza (Scomber colias) se
encuentran con profusión no solo en los mares de la Colonia del
Cabo sino también en Nueva Zelanda i en Australia.
La pi'oporcion numérica entre las especies comunes a dos o
mas rejiones de las comparadas es siempre mayor entre las espe-
cies marítimas que entre las terrestres i mayor también, dentro
délas especies maiítimas, cuando las zonas que se comparan es-
tan bañadas por un mismo océano que cuando no lo están.
Para el caso de Chile esto equivale a decir que, en proporción
a las distancias jeográíicas que lo separan de los demás países de
la tierra, el porcentaje de formas comunes entre Chile i Nueva
Zelanda es mayor que el que existe entre Chile i la Arjentina.
La carencia de obstcáculos marinos, la uniformidad i constancia
del clima oceánico, reforzadas en este caso por un comprobado
paralelismo entie las densidades i temperaturas comparadas de
estos mares, contribuyen aquí a las espresadas semejanzas.
Para algunas comarcas brasileras i uruguayas son muí comunes
entre los árboles de mayor talla la Quillaja brasiliensis i la Arau-
cania brasiliensis que en Chile están representados por el quillai
(Quillaja saponaria) i el pehuen (Araucaria imbricata) í en esto
consiste solamente todo el parentesco que mantiene la flora arbo-
i'ea de Chile con la de Uruguai i Brasil.
De los árboles chilenos que vejetan también en la Arjentina,
los únicos que no han sido introducidos intencionalraente son la
palma (Jubaea spectabilis), el guayacan (Porliera hygrometríca),
el maiten de Magallanes (Maitenus magallaníca), el espino (Acá-
boletín de bosques, pesca i caza 227
cia cavenia), el chiquillo (Escallonia rubra) i la ubilla (Ribes glaii-
dulosum).
De todas estas especies arbóreas comunes para ambos paises
hai que descontar primero el maiten del sur. Hacia el estremo de
Sud América las barreras jeográficas casi desaparecen i ya en la
latitud del paralelo 40 el que cruza la cordillera no se da cuenta
de la separación jeográfica sino por los signos convencionales que
lo indican. No hai allí altas cumbres i la vejetacion difiere por lo
tanto raui poco entre ambas faldas andinas. En las riberas de los
lagos Llanquihue i Nahuelhuapi son comunes los coigües (Notho-
fagus dombeyi) los mañios (Podocarpus nubigena) i los laureles
(Laurelia serrata) i otras especies arbóreas i esta comunidad de
especies va, por el hecho apuntado, acentuándose a medida que
se avanza hacia el estrecho de Magallanes donde la cordillera
propiamente tal desaparece.
Deben ademas descontarse de estas formas comunes al espino
cuyas legumbres , indehicentes i flotadoras han debido ser tras-
portadas por las corrientes oceánicas desde las playas arjentinas
i uruguayas hasta las de Chile. En cuanto a las otras, con escep-
cion de la palma, han podido ser trasportadas desde Chile a la Ar-
jen tina en estado de jérraenes o semillas por las pocas aves
arjentinas que cruzan la cordillera periódicamente.
Queda en consecuencia como único ejemplo de árbol común
para ambos paises, la palma inpropiamente haraada de Chile pues
vejeta espontáneamente también en Arjentina i Bolivia, árbol
que representa una vejetacion jeolójica remotísima anterior a la
época terciaria. Contemporáneos de ella fueron los edentados fó-
siles descubiertos al otro lado de los Andes i un gran paquidermo
chileno del que se encuentra por doquier sus esqueletos: el masto-
donte. Dicha palma vejeta en Chile en las faldas de la cordillera de
la costa i en Arjentina i Bolivia en terrenos de la misma edad que
dicha cordillera. Jamas se la encuentra al estado silvestre en ios
terrenos propiamente andinos de lo cual se infiere que es antece-
sora de la cordillera de los Andes, uno de los poquísimos sobi'e-
vivientes de una flora remota, propia de un época en que el clima
de la tierra toda entera era . mas uniforme i de carácter tropical.
Los trozos de la alta cordillera que separan actualmente las
áreas de vejetacion que tiene esta palma debieron constituir en una
época lejana barreras de otro jénero, como ser mares o lagos o lo
que es mas aceptable, todavía, golfos de los que nos quedan sus
228 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
documentos, sus vestijios inanimados, en las formas fósiles de
animales marinos encontrados a miles de metros de altitud en las
cordilleras de las provincias centrales.
Todos estos hechos nos indican por consiguiente que los obstá-
culos que median entre las rejiones trasandinas i cisandinas son
mas poderosos para los seres terrestres que los que median entre
Sud América i otro continente cualquiera para los seres ma-
rítimos.
Ahora, si solo tomamos en consideración nuestro territorio
nacional, veremos que en el existe un conjunto de seres cuvr
uniformidad en las especies apenas se altera de una provincia a
otras por pequeñas diferenciaciones tan graduales que imposibi-
litan la tarea de fijar el límite de población o vejetacion entre
una i otra especie autóctoma.
La homojeneidad biolójica del suelo chileno hace por esta cau-
sa necesario dividirlo apenas en tres zonas que se confunden a
pesar de todo por sus estreñios i que se conocen con el nombre
convencional de setentrional o norte, central o media i meridio-
nal o austral (sur).
Mucho mas precisas que estas zonas trasversales de nuestro
territorio son del pimto de vista biolójico de la fauna i flora chile-
nas las zonas lonjitudinales en que mas comunmente es dividido.
Se distinguen asi una zona litoral o marítima, una zona central o
lonjitudinal i una zona cordillerana o andina.
Queda pues fuera de duda que en la distribución de los seres
influyen en primei- término las barreras que la naturaleza opone
a los oi'ganismos para que indefinidamente estiendan el área de
sus dominios. Estos obstáculos son antagónicos con el jénero de vi-
da: son terrestres para los organismos acuáticos i acuáticos para
los organismos terresties. De análoga manera los seres que habi.
tan las planicies vecinas a la costa encuentran abstáculos inven-
cibles en las altas cumbres i ios que están habituados a las grandes
altitudes, en los valles i desiertos que los separan de las altitudes
vecinas.
Sin embargo se sabe que estas barreras no han existido siera-
dre en el mundo, tanto en su número como en su forma, situa-
ción i estension que al presente ofrecen. Un rio puede, como se ha
observado muchas veces en Chile (1) cambiar de curso, un de-
fl). — La maynria délos rios de Chile un desembocan en la actualidad
alende lo han hecho antes a juzgar por las huellas encontradas de sus leclios
boletín de bosques, pesca i caza 229
sierto puede poblarse poco a poco de vejetacion (2) o cuando me-
nos disminuir su supeiñcie desértica a espensas de los bosques
inmediatos que le ganan terreno. Puede también ocurrir el caso
contrario; donde hoi se estiende un par¿ije árido en otro tiempo
se han levantado hermosos bosques i estendido exuberantes pra-
deras (3).
La zona desértica de la provincia de Atacama que abraza la
provincia de Antofagasta i continúa en la de Tarapacá con el
nombre Pampa del Tamarugal, es considerada hoi dia como lugar
de muerte i esterminio para los organismos superiores i con su
agreste sello fíja hoi el limite entre la vejetacion del Perú i la de
Chile. Sin embargo, no constituye a vez el límite de separación
de la flora i fauna peruanas i'especto de las chilenas. Poco al norte
i poco al sur de esta zona disértica viven unos mismos animales
i unas mismas plantas, lo que quiere decir que la fauna i la flora
de las provincias de Tacna, Tarapacá i Antofagasta mantienen es-
trecha similitud i parentesco con la fauna i flora de la provincia
de Arequipa.
De un modo mui diferente se demuestra la cordillera de los
Andes para con la flora i fauna de Bolivia i Ai'jentina compara-
das con las de Chile. Esta inmensa muralla rocosa con sus picos
nevados sube hasta cuatro mil i mas metros i a pesar de sus hie-
los i sus peligros hai algunas aves que desafian todas las aventuias
de una travesía i llegan a Chile desde la Arjentina buscando en
este pais un nuevo horizonte a su actividad.
primitivos. Algunos otros cambian de curso en su desembocadura en cada
invierno riguroso. El Caranpangue, que se encuentra en este caso, tiene
fluctuaciones en su desembocadura de una estension de costa de 2 klms.
(2). — En este caso se incluyen las dunas detenidas o médanos, como los
que cruza la via férrea central desde el pueblo de Yumbel hasta las márje-
nes del rio Laja. La repoblación de los médados se realiza tanto mas rápi-
damente cuanto mayor es la riqueza foi'estal de sus vecindades.
(3).— Los bosques de tamarugos (Prosopis tamarugo) sepultados bajo las
arenas de la Pampa del Tamarugal i que se encuentran al estado semi-fósil,
demuestran que esa árida estension de nuestro territorio estuvo antes pobla-
da por un bosque compacto. El plano que de dicha rejion levantó el injeniero
O'Brien por encargo del virrei del Perú, hacia fines del siglo XVIII, demues-
tra que en una época relativamente cercana, como que no alcanza sino a un
siglo, los oasis de tamarugos tenian sesenta veces a lo menos la estensiou
que tienen ahora.
230 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
En el verano la golondrina (Progne fuácata) i el zorzal arjen ti-
no (Molothus bonaeriénsis) comparten con el tordo cuyano (Me-
rula fuscata) su visita al suelo chileno, los dos primeros al acer-
carse el verano i este último en la época de siembras.
Entre los vejetales son también rarísimos los casos en que unas
mismas especies, sobre todo entre los árboles, vejeten a uno i
otro lado de los elevados cordones andinos. Aqui encontramos
por lo tanto un límite jeográfico animal i vejetal que no solo abar.
caá las poblaciones animales i vejetales apreciadas en su conjun-
to i que se esparraman desde los A.ndes al Atlántico i desde los
Andes al Pacífico, separadas por elevada i blanca barrera de per-
petuas nieves, sino también un desligamiento de parentesco que
hace que las plantas como los animales arjentinos encuentren sus
vínculos en la flora i fauna de Bolivia, Paraguai, Brasil i Uruguai
i que solo por escep?.ion las encuentran en las de Chile.
Esto nos indica por consiguiente que la edad jeolójica del de-
sierto setentrional de Chile es muchísima, menor que la de la cor
dillera andina.
El desierto ha debido formarse cuando ya existían en toda su
superficie los animales i las plantas que ahora lo circundan, por
lejanos que se hallen desde su estrerao norte a su estremo sur.
A medida que el desierto se estendia, debió ^producirse una con-
centración de población hacia las rejiones habitables i este hecho
repitiéndose incesantemente, i acentuándose de año en año debió
orijinar cambios periódicos de residencia que convirtiéronse mas
tarde en verdaderas migraciones.
I cuando se observa la falta de una forma de transición, o sea
un eslabón perdido en la cadena de organismos que viven desde
el Caplina al Huasco debemos verla con la iraajinacion sepultada
en las arenas del desierto como lo están en realidad los estensos
bosques de tamarugos cuyos escombros petrificados alternan con
los pocos oasis que se encuentran en pie desafiando a la natura-
leza.
En cambio, la formación de la cordillera andina desde el punto
de vista jeográfico vejetal i jeográfico animal de la América del
Sur, es anterior a la flora i fauna actuales o a lo menos contem-
poránea de ellas. Las pocas especies que viven o vejetan a uno
u otro lado de sus elevadas crestas aparecieron seguramente en
la América cuando el cordón andino se levantaba i escalaba atre-
vidamente la atmósfera hasta las capas enrarecidas que mantie-
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
2'¿í
lien eternamente las nieves, de manera que los organismos que
viven solamente en sus faldas aparecieron cuando las grandes
altitudes con su riguroso clima impidiéronles estender hacia la
otra vertiente su área de población.
En virtud de estas mismas consideraciones i a medida que se
avanza al sur, el descenso gradual de la cordillera permite las
relaciones de los seres i su permanencia a uno i otro lado de las
cumbres de tal modo que allá, por la latitud del estrecho de Maga-
llanes, la comunidad de formas es tan acentuada que no es posi-
ble lijar la nacionalidad de un animal o de una planta.
El huemul (Cariacus chilensis) i el cóndor (Sarcorhamphus
griphus), que en nuestro escudo simbolizan la fauna chilena, pue-
den también considerarse ahora como animales arjentinos, dada
la enorme estension de la Patagonia cedida por Chile a la Arjen-
tina i en donde el número de huemules i de cóndores es infinita-
mente superior a los que viven aquende los Andes.
II
El estudio de la distribución jeográfica que tienen las especies
existentes establece el hecho siguiente: que la gran mayoría de
ellas tiene una área de población interrumpida, por lo cual se
llega a la conclusión de que las especies orgánicas han debido
232 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
aparecer en una sola i determinada zona de la tierra. Solo por
escepcion se observa el caso contrario de que una especie habita
o vejeta en diferentes puntos separados entre si por tales obstá-
culos que se hace difícil creer que los hayan franqueado por la
migración. Los ejemplos mas notables de estas escepciones lo
constituyen el cosmopolitismo i la universalidad de los organis-
mos del agua dulce.
Estos hechos los esplica hipotéticamente Darwin diciendo que
«los cambios jeográficos i climatolójicos que ciertamente han
ocurrido dentro de períodos jeolójicos recientes, deben haber roto
la distribución primitiva continua de muchas especies» (1).
Interponiéndose un obstáculo o una barrera que antes no exis-
tia, es evidente que una especie orgánica tomada en todo su con-
junto ha debido dividirse sin conservar una parte de ella relacio-
nes biolójicas con el resto.
En otros casos, que van haciéndose de dia en día mas frecuen-
tes, el cosmopolitismo i la universalidad déla fauna i flora mis-
croscópicas se esplica así por simple falta de observaciones al
respecto. Nos estrañamos de saber que la lechuza vive igual,
mente en los continentes como en las mas lejanas islas oceánicas
i que algunos liqúenes comunes a las rejiones politices vejetan
también en las altas cumbres de las cordilleras tropicales, pero
la observación biolójica, enriqueciéndose cada dia mas con nuevos
i valiosos documentos, arroja mucha luz sobre estos hechos, dán-
donos a conocer numerosos medios de migración desconocidos an-
riormente i que pertenecen a la vastísima categoría de las migra-
ciones inactivas, en las que no toman participación los aconteci-
mientos jeolójicos de otro tiempo, invocados por Darwin, ni la
voluntad o las necesidades de las especie cosmopolita para am-
pliar su área de población.
La rejion primitiva desde la cual una especie ha enviado como
radiaciones de si misma las avanzadas que la han hecho dueña
o compartir mas estensos dominios se llama un centro de disper-
sión. Desde este centro los seres que forman una especie avanzan
lentamente impulsados por una tendencia innata de ensanchar el
campo de su actividad como los círculos que se forman en el agua
a la caida de un objeto i la fuerza que activa este fenómeno bio-
lójico no es otra que la competencia vital. Como consecuencia de
(1) Carlos R. Darwin. «El oríjen de las especies» Tomo 3, páj. 103.
boletín de bosques, pesca 1 CAZA 23Í
esto, las especies afines habitan áreas vecinas, mientras que las
especies diferentes viven apartadas unas de otras a veces por gran-
des distancias-
Ejemplos de esta lei de la vecindad de las formas afines lo
ofrecen las familias de las Cactáceas, Bromeliaceas i Nolanaceas
propias esclusivamente de América.
Las Cactáceas han tenido su centro de dispersión en Méjico; las
Bromeliaceas en Colombia, según unos botánicos i en el Perú se
gun otros; el hecho es que estas plantas existen en todos los paí-
ses americanos, mientras que fuera del Nuevo Mundo no tienen
ningún representante indijena, debido a la falta de medios para
vencer las barreras topográficas i cliraatolójicas que se han opues-
to a su distribución por el orbe.
En este caso las migraciones inactivas qne datan de reciente
época nos esplican el aparecimiento de algunas bromeliaceas epí-
fitas en las selvas africanas litorales i el cosmopolitismo cada año
mas acentuado que toma una Nolanácea de las playas: la doca
(Messembrianteraum chilensis).
Entre los animales, los picaflores no faltan en ningún pais de
América ni aun en las islas adyacentes como Juan Fernández i
Galápagos; fuera de esta área no vive ninguna especie silvestre
de toda la familia de los Troquílidos.
Análogo ejemplo ofrecen los monos catirrinos, con 32 dientes,
esclusivos del viejo mundo, mientras que en el nuevo solo encon-
tramos monos platirrinos con 36 dientes i cola prehensil.
La familia de los Dasipódidos o quirquinchos entre los edenta-
dos i la de los Didelfidos entre los Marsupiales, pertenecen única-
mente a América, el vastísimo resto de este último orden está
confinado a la Australia a islas vecinas.
Con algunos ¡eneros nacionales se cumple también la lei de la
vecindad de las formas afines. Asi por ejemplo, el jénero chileno
Nothofagus con ocho especies se halla escalonado de norte a sur
de la República en el siguiente orden: el roble colorado (Nothofa-
gus megalocarpa), el roble pellín (Nothofagus obliqua), el coigüe
(Nothofagus Dombeyi), el rauli (Nothofagus procera) el roble de
Chiloé (Nothofagus nítida), el ñirie (Nothofagus pumílio), el ro-
ble de Patagonía (Nothofagus betuloides), i el roble de Magallanes
(Nothofagus antartica).
Los Terotóquidos chilenos, curiosas avecillas de ribera que sal-
234
boletín de bosques, pesca i caza
tan i corren con la cola levantada, están igualmente distribuidos
en el siguiente orden jeográfico: el chui'rin del norte (Scy talapus
obscurus), el tococo (Pteroptochus paradoxus), el chucao (Pterop-
tochus rubecula), el cuez-cuez de Chiloé (Hyiactes castaneus), i
por fin el cuez-cuez de Magallanes (Hyiactes tarnii).
III
Tomando en cuenta la estabilidad de la residencia de los orga-
nismos chilenos pueden estos dividirse en tres grandes i graduales
categorías: la primera comprenderla las especies sedentarias, la
segunda las especies nómades o viajeras, i la tercera las migra-
torias.
Sedentarias son las que permanentemente pueblan una rejion
como la gaviota (Larus dominicanus), el coipo (Myocastor coypus)
i la anguila (Ophictus ocellatus).
Como nómades o viajeras se consideran todas las que como el
choroi (Henicognathus leptorhynchus), el pericote (Mus decuma-
nus) i el congrio (Oenypterus blacodes) cambian irregularmente
boletín de bosques, pesca i caza 235
de residencia, pudiendo regresar pronto al punto de partida, ale-
jarse de él solo por algunos años, o dejarlo indefinidamente.
Por último, migratorias son aquellas especies que, como la tor-
caza (Columba araucana) el cachalote (Physeter macrocephalus) i
el bonito (Sarda chilensis) se alejan periódicamente del lugar en
que por largo tiempo han vivido para regresar a él en época de-
terminada.
Esta manera de apreciar la estabilidad de la residencia de los
organismos, tiene entre otros defectos, el grave inconveniente de
ser tan gradual que no permite señalar el límite que separa una
categoría de otra hasta el punto de no poderse muchas veces de-
cir con precisión si tal ave, tal mamífero, o tal pez es sedentario
o es nómade, o bien si es nómade o migratorio.
En efecto, hai aves i peces sedentarios que cambian de residen-
cia dentro de una zona de relativaestension como suele serlo una
montaña, un lago o una bahía, sin efectuar largos viajes ni mi-
graciones duraderas o sea migraciones propiamente tales en el
sentido que jeneralmente se dá a esta palabra entendiéndose con
ella los cambios de residencia que ae manifiestan en cierta época
del año i que el animal realiza por una -causa biolójica bien de -
terminada, ya sea por la necesidad de alinientarse, por la de de-
fenderse o por la de reproducirse.
De todos modos, por imperfecta que sea esta manera de apre-
ciar la estabilidad de la residencia entre los organismos, ella tiene
un mérito que consiste en darnos a conocer la jénesis de estos
cambios. Se supone, i con razón, que el estado sedentario ha prece-
dido al nómade i este al estado migratorio. Es lójico. Migraciones
históricas como la de muchos roedores que se realizan aun en
nuestros días confirman esta suposición. Lo que quiere decir que
el estado primitivo del mundo orgánico fué de gran quietud. Solo
después, i a medida que se incrementaban en el planeta la pobla-
ción animal i vejetal en conformidad a la leí de Malthus, las es-
pecies fueron poco a poco invadiendo las zonas contiguas a sus
primitivas áreas de población cambiando también de jénero de
existencia.
Las numerosas causas que han inñuido i siguen influyendo para
que los organismos pierdan su carácter de sedentarios i que
Darwin llamó con el nombre colectivo de «lucha por la vida»
sepáranse en dos grupos, uno es inherente a los organismos, i el
^otro, estraño a ellos.
236 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
Entre los primeros señálase por su importancia la trofomaquia
que es la lucha que mantienen los organismos entre sí, por dispu-
tarse el alimento i la gamomaquia que es la lucha que entablan
los machos de una misma especie, por disputarse las hembras para
satisfacer sus instintos sexuales.
Si comparamos en sus efectos estas dos causas principales i las
relacionamos con las consecuencias que pudieran acarrear a la
distribución de las especies, notamos desde luego que la trofoma-
quia, actuando incesantamente sobre la vida del individuo ha
debido acasionar la migi-acion colectiva de una especie cuando
otra especie siguiendo el mismo réjimen de alimentación le dis-
putaba el alimento.
Entre tanto la ganicnaquia ha debido ocasionar el celibato for-
zado de muchos machos los que para mantener su descendencia
han tenido forzosa necesidad de cruzarse con las hembras de
otras especies afines, contribuyendo asi a la formación de las ra-
zas híbridas o bastardas, que aparecen siempre en la naturaleza
hacia los estremos de las áreas de población de las especies
puras.
Si a estas causas esternas, por decirlo así, e inherentes a laa
especies, se agregan las causas internas o ajenas a ellas, entonces
el estado sedentario se hace mas inestable todavía. Los cambios
de clima que sufrió la tierra i de ios que en Chile mismo encon-
tramos los vestí jios han debido ocasionar en toda la tierra gran-
des invasiones.
Tomando en consideración estas causas esteriores a los orga-
nismos podemos presumir que muchas de estas especies invasoras
debieron encontrar en las comarcas invadidas las condiciones
por ellas requeridas En tal caso no tuvieron necesidad de aban-
donarlas i de nómades o accidentalmente migratorias se convir-
tieron en especies sedentarias.
Otras, solo por algún tiempo habrán podido encontrar en esaa
mismas comarcas invadidas los elementos indispensables a su
subsistencia i en esta eventualidad habrán tenido también que
abandonarlas para volver periódicamente a ellas formando asi
especies nómades i migratorias.
No se puede tampoco apreciar los cambios de residencia to-
mando en consideración la causa que los orijina. Si se adoptase
este criterio las especies sedentarias no tendrían ninguna carac-
terística i al juzgar las que no lo fueran se tropezaría con el in-
boletín de bosques, pesca i caza
237
conveniente de buscar la causa principal de las muchas que pue-
den actuar en la inestabilidad de la residencia. Aunque en la
mayoría de los casos los cambios de clima, las fluctuaciones esta-
cionales de temperatura o humedad atmosférica influyen mani-
fiestamente en las migraciones de los organismos, estos fenómenos
naturales van siempre acompañados de cambios de recursos
alimenticios para las especies migratorias.
Así por ejemplo, la golondrina (Hirundo lustica) que se ali-
menta casi esclusivamente de mosquitos, se aleja de las provincias
australes i después de las centrales del pais, cuando termina el
periodo de vida volante de estas plagas i regresan tan pronto
como los calores de la primavera favorece el desarrollo de las
larvas, principalmenta de las acuáticas, de las que por metamor-
fosis se foiman los imagos o formas voladoras que les sirven de
.alimento.
I cuando no es la ontomaquia o sea la lucha por la conservación
■individual la que provoca los cambios periódicos de residencia,
238 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
como ea caso aludido puede serlo i con mas frecuencia todavía la
filomaqiiia o lucha por la conservación de la especie que com-
prende también la necesidad de procurarle a la cria el alimento
que esta no en contraria en la rejion abandonada.
Así, el caso de las aves que se alejan de Chile al comienzo del
invierno para emigrar a las zonas tórridas, podria esplicarse por
la poca duración del dia invernal que no les permite a los padres
encontrar la superalimentación o los recursos que exije la con-
servación individual de la cria.
Por todas estas consideraciones se juzga ahora i se agrupan los
cambios de residencia que efectúan las especies silvestres desde
el punto de vista de la mayor o menor participación que en ellos
tienen la voluntad del organismo.
IV.
De lo dicho hasta aquí, se ve que todos los seres cambian mas
o menos residencia, ya sea por una tendenaia que depende de
sus organismos o por obediencia ciega a ajentes estraños. En el
primer caso las migraciones son activas provocadas por una de-
terminación del organismo. En el segundo las migraciones son
pasivas o involuntarias, lo cual no quiere decir que siempre sean
automáticas, cuando se piensa que en esta vasta categoría entran
todos los organismos sedentarios, cuyos jérmenes poseen la facul-
tad de independizai'se para llevar durante un período de tiempo
vida independiente. Es este el caso de la ostra, de los comles i
otios animales que en su forma perfecta i adulta llevan vida se-
dentaria i que 6)1 estado de jérmenes se mueven independiente-
mente alejándose hasta mui largas distancias de sus formas pro-
jenitoras. En análoga situación encuéntranse también muchísimas
plantas como ocurre con las algas cloroficeas i conyugadas i las
hongos zoomicetes. Los jérmenes de tales plantan nadan a ma-
nera de los protozoos flajelados i ciliados, mediante apéndices
propulsores de la natación, pudiendo de este modo ampliar enor-
memente el "área de vejetacion que dichas plantas tienen.
Las migraciones de los jérmenes vejetales que poseen movi-
mientos propios i espontáneos considéranse como pasivas en
razón de que son efectuadas durante un período embrional.
Las migraciones pasivas piopiamente tales o sean las que efec-
túan los seres en estado adulto, afectan a casi todos los seres de
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA 239
la naturaleza i los ajentes principales que actúan en ellos son las
corrientes aéreas i aun las propias migraciones activas de todos
los organismos que conducen involuntariamente ya a otros seres
en estado adulto o a sus jérmenes que guardan latentes las cua-
lidades de sus projenitores.
Así por ejemplo, los rios chilenos arrastran con sus aguas los
frutos de mucliisimos árboles i cuando la nieve derretida aumenta
el caudal i el empuje de sus corrientes, no solo arrastran los fru ■
tos sino también árboles enteros que ellos desarraigan i llevan
hasta mui largas distanciáis de sus centros de dispersión. Muchos
ganan tierra firme i en ella arraigan anormalmente embellecien-
do las riberas i los islotes formados con las materias que acarrea
el agua, El lun (Escallonia revoluta) el bollen (Kageneckia oblon-
ga) i el olivillo (Kagenekia angustifolia) estienden asi por el
curso de los rios el área de su vejetacion^esclusivamente andina.
Los frutos del espino (Acacia cávenla) siguen el curso de los es-
teros i llegan a los rios a io largo de cuyas riberas van quedando
rezagados, cuando no llegan hasta el mar que los ¿arroja a la
playa con la fuerza de las olas.
Otros árboles poseen frutos impermeables adaptados a la ac-
ción de las corrientes acuáticas que los- trasportan a distancias
casi inverosímiles como pasa con las legumbres del pelú (So-
phora tetraptera) que favorecidas por una cubierta de corcho son
trasportadas por las corrientes acéanicas de las costa de Sud
América hasta las islas de Juan Fernandez, Pascua i Nueva Ze-
landa.
Los árboles i animales inertes que fletan a merced de las olas
conducen consigo una gran cantidad de organismos de escasa
talla; musgos, liqúenes, lombrices i jérmenes diminutos, huevos de
peces, larvas de insectos, semillas, etc. algunas de las cuales en-
cuentran después de largos viajes condiciones favorables para
desarrollarse, vivir i propagarse.
El viento, viajero incansable que recorre todos los mares i
todas las zonas de oriente a poniente i de un polo a otro, recoje
i al mismo tiempo esparce a muchísimos seres principalmente
en estado de quistes, es decir a organismos microscópicos pro-
vistos de una envoltura resistente que les permite esperar sin
perecer las condiciones necesarias para desarrollarse esteudiendo
de este modo el área de sus dominios.
Un gran número de plantas con semillas aladas (sámaras) o
24a BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
con semillas provistas de un aparato pilosos como el vilano (pa-
pus), délas compuestas se diseminan por el globo únicamente con
ayuda del viento.
Entre los árboles chilenos, el quillai (Quillaja saponaria), el ci-
ruelillo (Embothrium coccineum) el avelianillo (Lomatia dentata),
el huinque (Lomatia ferrujinea) i muchos otros poseen semillas
adaptadas a la diseminación por el viento. Así también, un gran
número de árboles cultivados como les olmos, tilos, pinos, fi'es-
nos i bicomoros peseen semillas adornadas de membranas que fa-
cilitan su suspensión i su trasporte.
Las tormentas de verano forman verdaderas nubes en que se
mezclan las simientes voladoras. En Chiloé, por ejemplo, las se-
millas del laurel (Laurelia aromática) contribuyen a menudo en
la corta estación del calor a la formación de estas nubéculas i es
por psto que este árbol es uno de los mas abundantes en esa
rejion, encontrándose desde las riberas marítim>iS hasta lo mas
emboscado de las islas.
Algunas aves frujivoras intervienen también como medios de
trasporte en algunas migraciones pasivas. Ellas comen los frutos
de algunos árboles i son incapaces de dijerir las semillas que, a
pesar de atravesac el tubo dijestivo, no pierden sus facultades jer-
minativas. Podría decirse sin exajeracion que estas plantas ve-
jetan donde viven las aves que se encargan de sembrarlas. Es lo
que pasa con el maquí (Aristotelia maqui), la zarzamora (Rubus
uímifolius) cuya diseminación está intimamente relacionada con
la alimentación del zoizal (Turdus faldklandícus). La tenca (Mi-
mus thenca) desempeña el mismo papel del zorzal con las se-
millas del quíseo (Cereus chilensis) i del quintral que viven eu
esta cactácea (Phrigilanthus aphiUus). En todos estos casos las
aves frujivoras del pais han contribuido en primer grado a darle
el carácter particular que poseen algunas formaciones vejetales
i a hacer que con ellas migren pasivamente las especies vejetales
que las nutren.
Las aves nadadoras i de ribera trasportan juntamente con sus
parásitos gran número de seres acuáticos que se adhieren con el
barro, ya a su plumaje ya a sus piernas, seres que contribuyen
poco a poco a aumentar la población de los ríos i de los lagos que
con frecuencia son visitados por estas aves.
Hai también un gi'an número de semillas i frutos adaptados al
pelaje de los animales; así emigra el fruto del clonquí (Xanthiura
boletín de bosques, pesca 1 CAZA 241
espinosum), el de la hualputa (Medicago raaculata) i el de los ca-
dillos o amores secos del jénero Acoeiia, tan comunes en nuestra
suelo.
Por fin, el hombre ha hecho, consciente e inconscientemente
variar la flora i fauna de los países del giobo. Con los animales
domésticos ha introducido los parásitos de éstos ademas de los
suyos, con las plantas de cultivo, las malezas hortícolas i demás
organismos que directa o indirectamente dependen de ellos.
Algunas de estas malezas han llegado a ser cosmopolitas como el
nilhue (Sonchus olerácea) i la bolsíta del pastor (Capsella bursa
pastoris).
Un interesante ejemplo de migración pasiva ofrece el dedal de
oro (Scholtzia calífornica), papaverácea orijinaria de Norte Amé-
rica como su nombre lo indica.
Llegó a Chile junto con los que volvían felices o desalentados
después de haber ido a buscar fortuna en los famosos lavaderos
de oro de California. Desembarcó con ellos en Valparaíso i desde
este puerto ha ido avanzando poco a poco hacia el Sur, aprove-
chando para vejetar el terraplén removido de la línea férrea, don-
de la ausencia de plantas silvestres no ofrecíale resistencias a su
invasión. Ayudada por esta circunstancia i por las trombas de vien-
to que los trenes forman en su veloz carrera, la Scholtzia llegaba
en 1905 hasta Tiltil. Por esta misma época, aparecía en Talcahua-
no desde donde invadía la provincia de Concepción i le ha basta-
do a esta rústica planta tres años de lucha para suplantar a todas
las yerbas autóctonas que crecían a ambos lados de la via férrea
hasta la confluencia del Bio Bio con el Laja.
En 1908 llegaba hasta Temuco vejetando de trecho en trecho^
precisamente en aquellos parajes donde la remoción del terraplén
demostraba recientes reparaciones hechas en la vía. En la ac-
tualidad, i por la misma causa apuntada, ha llegado hasta Valdi-
via donde la naturaleza avasalladora de la rejion austral la ha
detenido señalándole ahí el límite sur de sus conquistas.
IG
242 boletín de BOSQUES, PESCA 1 CAZA
V
Mucho mas interesantes del punto de vista biolójico son las mi-
graciones activas o voluntarias en las que actúa manifiestamente
la determinación de cambiar de residencia que demuestran algu-
nos organismos.
Como intermedias o migraciones de transición entre las franca-
mente voluntarias i las involuntarias o pasivas se consideran
aquellas que podrían llamarse impulsivas o instintivas por no ser
fácilmente observables los fenómenos de decisión i de resolución
que preceden a estas migraciones para considerarlas como actos
derivadas de la voluntad. Pero debe observarse que como tales se
consideran por muchos zoóbgos todas las migraciones animales
con escepcion de las que realiza el hombre. Mas, a medida que se
profundiza el estudio de los fenómenos de la voluntad entre los
animales se ve que la irracionalidad va estrechando sus límites
hasta el estremo de poderse juzgar hoi dia los hábitos biolójicos
como grados de perfeccionamiento de un mismo proceso univer-
sal para todos los seres de un mismo reino orgánico.
Siguiendo este criterio, el instinto vendría a ser el jérrnen déla
voluntad individual peipetuado por la herencia, i las migraciones
instintivas una simple faz de las migj-aciones francamente volun-
tarias.
Entre tales se consideran el alejamiento colectivo i violento de
algunas aves sociales de los parajes amenazados por epidemias
que específicamente no las afectan.
Se puede observar el retardo con que a Santiago llega la golon-
drina común (Hirundo rustica) en los años en que la viruela se
mantiene hasta la primavera, i el alejamiento intempestivo de
esta avecilla cuando la epidemia aparece en pleno verano. Lo
mismo ocurre con muchas otras aves en casos análogos en que
una epidemia altera los hábitos migratorios.
En 1848, cuando en Rusia, Alemania, Francia e Italia estalló
una epidemia de cólera, dice el doctor Laverau, las golondrinas i
los garriones como otras avecillas alejáronse en masa de los luga-
res infestados para regresara ellos solo cuando la epidemia habia
sido combatida.
Las observaciones que se han hecho en otras partes sobre estas
migraciones instintivas confirman por completo el hecho. Asi, en
boletín de bosques, pesca i caza *243
Siria donde son comunes los paludismos en rejiones pantanosas
i'icas en mosquitos, las golondrinas i otras aves insectívoras mi-
gratorias los esquivan en sus viajes i cuando la peste estalla en
un lugar determinado las golondrinas que viven hasta a 28 kilo-
ínetros de distancia se alejan del punto.
Si la viruela i otras epidemias que atacan al hombre sin atacar
n las aves ni a los insectos que le sirven de alimento no tienen
inñuencia directa para provocar un cambio repentino e inusitado
-de residencia, no pueden constituir tampoco para las aves un pe-
ligro bilójico que las obligue a cambiar sus hábitos regulares. El
fenómeno, en consecuencia, puede quedar comprendido entre los
voluntarios como entre los involuntarios. De aquí que el instinto
que i'esuelva cómodamente estas dificultades de interpretación i
que permite sin extraviar la investigación humana, proseguir las
investigaciones que faltan para darles a estas migi'acíones el carác-
ter francamente voluntario que deben tener.
En este caso se encuentran también los loros de Chile que aban-
donan en edad mui tempi-ana el lugar de su nacimiento en busca
de otros parajes que favorezcan su conservación individual i con
ella la de su descendencia, desconociendo muchas veces los contra-
tiempos que encontraran en la rejion invadida como ser por ejem-
plo la falta de alimento que los entorpece facilitando ocasional-
mente su caza.
244 boletín de bosques, pesca i caza
VI
Las migraciones activas son francamente voluntarias i la causa,
principal que las provoca es siempre la necesidad de alimen-
tarse.
Por dicha necesidad las aves esclusivamente frujíveras son pa-
ra Chile las que con mayor regularidad cambian de residencia.
La torcaza (Columba araucana), llega en estas peregrinaciones-
hasta Chiloé i es tal el carácter migratorio que esta ave tiene^
que dentro de esta provincia realiza migraciones locales desde el
litoral de las islas a los centros montañosos. En el mes de No-
viembre se acerca a las playas o sea a las partes cultivadas, don-
de crece el calafate (Berberís buxifolia) de cuyas jugosas bayas^
se alimenta por esa época. En Febrero va al interior i hasta muí
al sur en d<.nde las mirtáceas le ofrecen la magnífica ofrenda de
sus sabrosas i aromáticas drupas, entre las cuales las preferidas
son el mitao i el cauchao, frutos de la Myrceugenia planipes i de
la IMyrceugenia luma, respectivamente.
En Abril parte al norte, deteniéndose en las provincias centra-
les en pleno inviei'no, cuando fructifica el peumo (Cryptocaria
peumus) i el lingue (Peisea lingue). Al comienzo de la primavera
se le encuentra en mayor cantidad en las provincias de Valpa-
raíso, Aconcagua i Coquimbo, coincidiendo este hecho con la fruc-
tificación del chequen (Eugenia chequen).
Así como la torcaza, los loros chilenos i principalmente el cho-
ro! (Henicognatus leptorhinchus) se localizan en las provincias
chilenas en los períodos de fructificación de los árboles que los
nutren. Con este motivo, el choroi llega a Chiloé en el mes de
Enero, cuando comienza el período de fructificación de las pro-
teáceas i a Arauco, Malleco i Cautín cuando, a mediados de in-
vierno maduran los piñones.
De los peces de alta mar, la pescada, seguida de la sierra i del
furel, se acercan desde el mes de Setiembre hasta Marzo a las
playas del país en persecución de la anchoveta (Engranllis rigens)
acosándola con tanta avidez, que muchos de sus persiguídores se
varan en la arena de las playas.
En términos jenerales puede decirse que los peces que viven
ordinaiiaraente lejos de la costa, se acercan a ella por este motivo,
aunque a él va ligado estrechamente el fenómeno de la reproduc-
boletín de bosques, pesca i caza 245
■cion, pues, cuando no es el pez adulto el que se acerca a la playa
«n busca de su alimento, es la alimentación de la cria la que pro-
voca en él este acercamiento.
En otras palabras se puede decir que en las migraciones acti-
vas prima siempre la ontotropía o lucha por la conservación indi-
vidual sobre la filotropia o lucha por la conservación de la espe-
cie. Así se esplica que muchas golondrinas atrasadas en la
incubación, abandonen sus crias a una muerte segura, para seguir
las bandas migratorias que se alejan en busca de otras localida-
des mas pródigas en recursos alimenticios. Tan imperiosa es en
la vida salvaje la necesidad de alimentarse.
El sueño invernal viene por eso a salvar a muchas especies sal-
vajes de esta grave amenaza i asi por ejemplo, los murciélagos,
marmotas i tortugas no necesitan migrar durante los períodos de
escasez de sus alimentos, porque el exceso de alimentación alma-
<íenado durante el período de abundancia, en forma de grasa, les
sirve de reserva dui'ante el letargo.
Según esto, el almacenamiento de grasa debe ser proporcional
a la duración del sueño invernal i en efecto lo es. T cuando el pe
ríodo de escasez se prolonga demasiado para alguno? de estos
animales como ser los que viven en Uis zonas frías, el almacena-
miento de grasa por considerable que fuera se agotaría antes de la
llegada del período de abundancia. En tal caso, como ocurre con
los murciélagos de Magallanes, estos anímales emigran para in-
vernar en una zona de clima mas propicio a la duración de su
5ueño.
La necesidad de alimentarse actúa también i muí de manifiesto
-en los cambios de residencia de todos los seres que llevan una
alimentación mas o menos constante. Por tal motivo no afecta a
algunas especies chilenas oranífagas. Así la diuca (Üiuca gris ""a) i
la perdiz (Nothoprocta perdicaría) que llevan durante el verano
i el otoño alimentación esclusivamente granívora, alternan esta
alimentación durante el invierno i la primavera con muchos otros
recursos que les dispensa la naturaleza sin ponerlas en el caso de
tener que cambiar de residencia i si se examinan las visceras de
•esas aves duraiite el invierno, se vería que con frecuencia no hai
^n ellas ni una sola semilla. Por la misma razón el tiuque (Milva-
go chimango) i otros rapaces que siguen al campesino en sus
faenas agrícolas que exijen la remoción del suelo, en busca de las
larvas i lombrices que el arado i la pala pone en descubierto,
246 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
abaaidona los suelos cultivados para ir a establecer sus cuarteles,
de. primavera a lo largo de las playas en busca de los animales
que la ola abandona sobre la ar-^na, para volver de nuevo al.
punto de partida en la época de siembras o de cosechas.
De no mediar esta circunstancia migraria el tiuque como migra
el tordo en busca do su alimento predilecto. Pero a la mayor rus-
ticidad de este rapaz se agrega el mérito de su intelijencia para
procurarse el alimento que no encuentra transitoriamente en los
suelos de cultivo. Cuando encuentra en las playas moluscos o
crustáceos mayores que no puede por si mismo destrozar a pico-
tazos, provoca con sus gritos el auxilio de las gaviotas que, mas
diestras en esta tarea, se remontan en el aire con la presa i la
dejan caer sobre una roca para que se parta al chocar con ella.
Ll tiuque se limita entonces a espiar la maniobra i posándose en
la cercania de la roca elejida por la gaviota, aguarda la calda del
crustáceo o del molusco, i luego que se destroza, coje la mejor
presa i se aleja velozmente.
VII
A pesar de que la fagomaquia es casi siempre la causa princi-
pal que actúa en las migraciones voluntarias, el instinto que lleva
a la perpetuidad de la especie o gamomaquia, influye de tal modo
a veces que dominadas por él, muchísimas especies cambian com-
pletamente su réjimen de vida soportando condiciones que sin
este requisito les se:ian mortal es como a otras especies aunes.
Los salmones cuyo desarrollo se llev^a acabo en aguas fluviales,,
buscan en la edad adulta las aguas marítimas para vivir, pero
llegada la época del desove recuerdan las aguas dulces en que
nacieron, remontan las coriientes de los rios i van a confiar a
ellos los jérmenes de los cuales nacerán sus descendientes pai-a
vivir en sus aguas hasta la edad adulta.
boletín de bosques, pesca i GAZ,A 247
En este caso, la alimentación individual de la forma adalta en
nada influye, porque los salmones que reraotan los rios paia de-
sovar comen mui poco o no comen hasta que regresan al mar,
pero puede en este caso influir la alimentación de la descendencia,
como en el caso de los insectos que elijen las larvas de otros in-
sectos para en ellas depositar sus huev'^os i conseguir asi que su
decendencia se alimente de la larva mesonera a la que devora to-
talmente, hecho lo cual se conviei'te en ninfa, i de ninfa inactiva
en crisálida voladora.
La verdad es que el instinto sexual influye al fin i comunmente
de un modo mui manifiesto en las migraciones.
Algunas aves como el pollo del campo (Oreophilus ruficollis)
habita la mayor parte del año en las cercanías de la costa de las
provincias centrales; pero, llegado el verano, asciende la cordille
ra hasta su altura media (2.000 metros), alhí forma su nido i em-
polla i cuando los hijuelos pueden volar, vuelve inmediatamente
a las comarcas donde pasa el resto del año.
Las ballenas de Chile emigran en piños al norte; inician las
emigraciones la alfauará (Balaenoptera musculus) i la albaqui
(Megaptera nodosa) i cierra el período la raituel (Balaena glacialis).
Algunas alcanzan hasta el trópico i ahí se estacionan por el tiem-
po indispensable para reproducirse mas tarde, a mediados de pri-
mavera vuelven al sur seguidas do sus crias que llevan a remol-
que prendidas a su seno del cual se separan breves instantes para
voltejear en torno de la madre. En esta época llegan hasta las re-
jiones antarticas en busca de temperatura mas fria hasta que, a
los siete meses el ballenato puede encontrar su vida por sí solo.
Que estas migraciones de las ballenas obedecen principalmente
a la necesidad de reproducirse, puede probarse con el hecho de
que no todas se alejan, pues la jestacion que dura de 16 a 17 me
ses hace que muchas se queden en los mares árticos i las que re-
gresan desde los trópicos, perseguidas por los barcos balleneros,
con mui raras escepciones vienen siempre con cria.
A escepcion de las especies sedentarias que son las que produ-
cen anualmente el menor numero de jéi'menes sexuales, todos los
demás peces marítimos i fluviales son de tal prolifidad que la re-
producción constituye para ellos el período mas crítico de su vida,
durante el cual esperimentan un desgaste físico de su enerjía que
no les permite comer libremente en la forma acostumbrada. Du-
rante esa época, los peces de fondo que se capturan con anzuelos
248 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
cebados, son estraordinariamente escasos en el mercado por la
causa apuntada. A pesar de eso, este periodo de inercia i de absti-
nencia es, llegado el término de la reproducción, interrumpido
por una actividad intempestiva que los impele a cambiar de resi-
dencia, que ninguna relación tiene con la alimentación del pez
adulto i que encuentra su esplicacion en 1-a fuerza con que actúa
el instinto sexual que lo lleva en demanda de localidades maríti-
mas mas aptas a la conservación de su descendencia.
Las migraciones de los peces cuyo campo de operaciones abar-
ca el mar i las corrientes fluviales pueden ser ascendentes o des-
cendentes respecto de estas. En el primer caso los peces que las
remontan como ser el salmón, la lamprea, el esturión i la alosa,
reciben el nombre de ajiddromos. En caso contrario, o sea cuando
los peces descienden los ríos pai-a desovar en el raai-, como lo
hace la anguila, los bienios, los gobios etc. reciben el nombre de
cafádromos.
Un ejemplo chileno de anadromia lo ofrece el Salmón de Rhin
(Salmo salar) introducido por la Sección de Aguas i Bo=!ques, i
que ha encontrado en los ríos australes del país condiciones favo-
rables para propagarse. Como tal puede considerarse también al
pejerrfi (Atherinichtys regia) que se aleja definitivamente de las
aguas fluviales para seguir viviendo i reproducirse en el mar sin
que pueda observarse todavía su regreso temporal o definitivo
hacia los ríos, de conformidad con la vida exclusivamente fluvial
que llevan muchos individuos de la misma especie.
Los otros peces anádromos como el robalo (Eleginus maclovinus)
remontan los estuarios en la primera edad, pero lo hacen solo en
busca de su alimento individual.
Los peces catádromos de Chile son la lisa (Mugil cephalus) í el
pichiguen fUrabrína ophicephala) pero, obsérvase respecto del
primero de ellos que pierde este hábito en el curso de su existen-
cia para entregarse a la vida esclusivamente marítima.
La influencia de los cambios de clima se deja sentir también
en las migraciones invernales de ios animales chilenos. Todos los
troquílidos o picaflores con escepcion del de Juan Fernandez,
(Eustephauus fernandensis) son migratorios i se alejan de la loca-
lidad en que viven la mayor parte del año i en la que se reprodu-
cen, con la llegada de los fríos invernales. El picaflor grande (Pa-
tagona gigas) a pesar de su nombre jenéiico es de nacionalidad
peruano-boliviana por el hecho de pasar la mayor parte del año
boletín de BOSQQES, pesca i caza 249
«n Bolivia i en el Perú. A Chile solo llega a mediados de la prima-
vera para regresar a fines del verí^no. Con la llegada de esta es-
pecie a las provincias centrales coincide el alejamiento de ellas
-del picaflor chico (Eustephanus galerito) que en el verano llega
hasta el límite sur de la República para regresar de allá en invier-
no, hasta la provincia de Coquimbo AUi se encuentran por esta
época con el picaflor del norte (Rodophis atacamensis) el que lue-
go emigra también al Perú.
En estas migraciones causadas por las diferencias de clima que
Chile comparte con todos los países continentales, las fluctuaciones
-anuales son tan considerables que se orijina también un cambio
periódico de residencia en sentido trasversal o sea desde la cordi-
llera al mar o vice- versa.
El picaflor de la cordillera (Oreotrochilus leucopleurus), el piu-
quen Chloaphagamelanoptera) i como ellos muchas aves andinas
abandonan las alturas perseguidas por la nieve en busca de un
clima mas benigno, i se mantienen en el valle central de Chile
durante todo el invierno.
Por esta causa se habrá notado que la caza invernal es inmen-
samente mas variada que la de verano. Grupos numerosos de
aves como las zancudas de cordillera solo se ven en los mercados
de la capital desde el Otoño para desaparecer en el verano.
La perdiz de cordillera (Attagis gayi), el anjelito (Pegornis mit-
chelli), el cojon (Thinocorus Orbignianus) i la perdicíta (Tliinoco-
rus rumicivorus) se ponen al alcance de las escopetas de los es-
cursionistas únicamente cuando la nieve los ahuyenta de las
rejiones del frió i del silencio andinos. El guanaco (Lama guanacus)
i a continuación de él, el cóndor (Sarcorhamphus grypus) siguen
esta ruta señalada por los pasajeros andinos para quedarse en el
invierno, el primero en la falda de la cordillera i el cóndor en las
playas marítimas donde encuentra abundancia de peces i maris-
cos arrojados por los temporales.
El cachudito (Anaéretes párulus) i el queltehue (Belonopterus
cayennensis) llegan en sus peregrinaciones invernales hasta las
Islas de Juan Fernandez, situadas a 360 i 450 millas de la costa,
observándose que estas migraciones son mab notables por el nú-
mero de los invasores i la época en que se inicia, durante los in-
viernos mas rigurosos del continente.
A la inversa, las aves marinas que como el cuervo o cormorán
{Phalacrocorax brasilianus) necesitan sumerjirse para atrapar su
250
boletín de bosques, pesca i caza
alimento, se alejan de la costa durante el invierno por la escasez.
de peces menores i regresan a ella en primavera cuando se acer-
ca la anchoveta, la saidina, i con esos peces, sus perse,^uidores.
La escasez de alimento invernal se agrava para estas aves con la
violencia del oleaje i entonces, impelidas por estos factores bioló-
jicos se establecen en los ríos, esteros i higos en demanda de los
peces fluviales que por esta época remontan las corrientes para
desovar.
Hai también otros seres especialmente filósofos, lijeramente lla-
mados insociables, a los cuales no agrada la compañía del hom-
bre. Entre ellos el alcatraz (Pelecanus, molinae) que busca la vida
de las playas en los sitios de veraneo solo cuando el hombre se ha
alejado de ellos llevándose el bullicio de la civilización i dejando
en cambio de sus notas perturbadoras la majestad muda pero im-
ponente del mar con la que dicha ave está habituada. La parrilla
(Phoenicopterus andinus) desciende con las sombras nocturnas-
hasta las orillas pobladas de los rios i de los lagos, pero, con los-
primeros destellos del dia vuelve a sus parajes cordilleranos,,
alumbrados de lleno por el sol i salpicados de reflejos por la nieve.
boletín de bosques, pesca i caza 2ó1
8
Henos al fin de este trabajo.
Vemos, en resumen, que el carácter de la ñora i de la fauna de
una comarca no depende tanto de las condiciones climatéricas del
lugar como de las facilidades de acceso que han encontrado sus
habitantes.
Chile se encuentra desde el punto de vista biolójico de sus plan-
tas i animales indíjenas, en un aislamiento jeográfico que le da,
como a muí pocas comarcas de la tierra, caracteres especiales a
sus organismos, embelleciendo sus especies silvestres con sello de
orijinalidad que las ha hecho en todo tiempo objeto de predilecto
i detenido estudio para algunos naturalistas de universal noni
bradía.
A pesar de que, como lo hemos visto, algunas especies chilenas
son nómades i migratorias dentro del pais i que oti'as pocas entre
peces, aves i cetáceos, efectúan migraciones hasta mas allá délos
límites jeográficos de la República, la fauna i la flora chilena tie-
nen un marcado sello sedentario.
Este aislamiento jeográfico que confina a las especies netamen-
te chilenas a los estrechos límites del suelo pati'io, les asegura
larga vida. Na la hace temer por su desaparición ante la invasión
de especies exóticas amparadas por el hombre, pues solo se han
visto amenazadas de estincion completa por las armas que el
hombre esgrime incesantemente contra ellas.
De manera que hai en Chile campo para que prosperen los se-
res que se desee aclimatar sin que ello implique un perjuicio para
nuestra vejetacion i población animal. No les aciiri'irá a nuestros
animales i plantas la triste suerte que ha corrido el indio arauca-
no. La natui'aleza del suelo chileno los ampara i hai de parte del
Estado ínteres en conservarlos por una estudiada lejislacion que
ha pasado ya por eí tamiz de la investigación bíolójica, no fal-
tándole sino vaciarla en el molde de las leyes para que adquieía
su forma definitiva i nos dé sus apetecidos frutos.
Pero, fuera de su valor biolójico, ¿tienen estas investigaciones
sobre los cambios de residencia de los seres chilenos, algún otro
mérito de carácter práctico que pueda servir de orientación a las
industrias nacionales?
-252 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
Como queda dicho, ellas sirven primeramente de información a
los lejisladores, pues gracias a esta investigación se logra precisar
los períodos de veda mas apropiados a la conservación de las es-
pecies útiles, reglamentcíndose la pesca i la caza de acuerdo con
los hábitos que tienen dichas especies.
Desde este punto de vista algunos seres como los peces migra>-
torios del mar, se defienden por sí solos de la persecusion de que
son objeto, pues durante el período mas crítico de su vida se ale-
jan de la costa i esquivan con su abstinencia los aparejos con que
el hombi'e los captui'a. Otros, en cambio, como las aves andinas se
esponen en sus migraciones a los riesgos de una caza inmoderada
cuando, perseguidas por la nieve, se acercan en masa a los cen-
tros de población .
La llegada a Chile de las aves insectívoras que cambian de re-,
sidencia debe en virtud de la gran utilidad que ellas prestan al
hombre, constituir el período de su veda absoluta. En otros casos
esta veda debiera ser relativa, como por ejemplo para los salmo-
nes, en razón desús migraciones fluviales que corresponden al pe
ríodo de desove que es el que da vida a la industria de la piscicul-
tura del salmón i en la que muchos individuos solojse ocupa.^ del
desove artificial de estos peces i de la crianza en doraesticidad de
su descendencia.
Ademas, ¿(íómo no ha de ser útil i hasta indispensable a la in-
dustria ballenera i a las industrias pesqueras de todo jénero, que
se sepa cuando una especie, susceptible de algún aprovechamien-
to, se acei'ca a las playas del pais precisándose la época en que
periódicamente se aleja?
I si se logra señalar, como ya lo son en los países europeos, las
causas a que obedecen estas continuas peregrinaciones ¿no es
acaso obra provechosa preparar oportunamente las faenas indus-
triales que tienen asiento en la playa marítima al primer signo
biolójico que augure su éxito?
Por otra parte, la caza, considerada esportiva o industrialmen-
te para el que se inicia en ella, como para el que cambia de cam-
po de operaciones, no requiere acaso una guia biolójica, un calen-
dario por decirlo así, que indique las buenas presas de la estación
o el sitio donde se las encuentra?
Es así como de un simple hecho biolójico, que a primera vista,
o por lijera suficiencia tomamos por especulación meramente cíen-
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
tífica, se deriva con mucha frecuencia un hecho práctico que da
oríjen a una labor utilitaria, a una industria, con su cortejo
de operarios i sus provechosos resultados a la vida social del
hombre, i en la que con rarísimas escepciones, los beneficiados
por ella saben reconocer la importancia de la investig'acion cien-
tífica que la ha impulsado.
L. Castillo. J. Dey J.
MISCEIiAXEA
Un heriiioí^o ejemplo de conservación i cariño hacia los
árboles que forma contraste con la destrucción a outrance de
nuesti'os bosques, ha dado el pueblo Hohen Kuhusdorf en Alema-
nia. Hai allí un tilo viejo de cerca de 1 000 años de edad cuya
circunfeiencia es de 8,60 metros, que estaba hueco en el interior
i amenazaba caerse de un dia a otro. Para favorecerle los habi-
tantes le sacaron cuidadosamente todo lo podrido i lo reemplaza-
ron con obras muertas. Es interesante saber que en los huecos del
tronco entraron 2 600 ladrillos, 2 ^carretadas de cal, 3 carretadas
de piedras, i 3 carretadas d( greda. En los huecos de las ramas en-
traron 2 30U kgrs. de cemento armado. Por medio de este prolija
2 ó 4: boletín de bosques, pesca i caza
i costoso trabujo se ha conseguido conservar un árbol, que agra-
decidos sigue creciendo, peifuraando el vecindario con su ai'onia
i dándole amplia sombra.
ESI Consejo Superior de Bo^quejii <1e Alemania. —
J>eutsclie Forstwirtschafts anuncia que abrió una oficina especial
en la cual se observará sistemáticamente, se recopilará, se estu-
diai'á, se comprará i se dará a conocer al Gobierno i a los parti-
culares, el estado actual de todo lo referente a bosques, sus nece-
sidades, las mejoras que deben introducirse u obtenerse i los re*
sultados conseguidos, mediante el empleo de diversos métodos i de
circunstancias especiales. Eatran aquí la plantación i cultivo de
bosques, Ins cortas i esplotaciones, la elaboi'acion de la madera,
los medios de trasporte, el comercio interior i estertor de las ma-
deras, sus aplicaciones iudustriales, la celulosa, la utilización de
ios desperdicios, alcohol notílico, acido acético, etc., los derechos
aduaneros de importación i esportacion, el consumo de maderas,
el movimiento de los precios, el estudio de las costimibres comer-
ciales, la estadística forestal, maderera, comercial e industrial.
El Consejo Superioi* de Bosques solicita coa este objeto la coo-
peración de los servicios forestales, i otras autoi'idades adminis-
ti'ativas de los comerciantes e industriales madereros, cultivado-
res de bosques i toda clase de instituciones i particulares que
pueden dar luz a datos sobre alguna de las matejias que pueden
tener relación con bosques i maderas. El Consejo cree poder estar
luego en situación de proporcionar datos completos, proponer
nuevos rumbos i poder conseguir un mejoramiento i levantamien-
to rápido de todo lo referente a lo citado anteriormente.
Con verdadero júbilo se ha visto en Alemania esta centrali-
zación, a la cual han acudido todos para agregar su grano de
arena. Especialmente la Union Central de Interesen Madereros de
Alemania^ que abarca todo el pais, ha hecho una fuerte campaña
para que todos sus socios cooperen eficazmente con los datos que
poseen.
La unión es la fuerza i la cooperación de todos encabezados
por personas patrióticas, tiene que traer grandes beneficios i será
irresistible lo oposición retrógrada de algunos individuos que
pudiesen interponerse a su camino, dado el caso que allá las tu-
viera.
Deseamos al Consejo Superior de Bosques de Alemania el mas
boletín de bosques, pesca i caza 255
lisonjero éxito en su patriótica labor, i abrigamos la esperanza
•que el Consejo Superior de Bosques, Pesca i Caza de Chile, seg'ui-
rá tan noble ejemplo.
El distrito forestal de Aqiiisgraii en Alemania posee
tina superficie de 35.747,406 hectáreas de las cuales 34.472,636
«stán cubiertas de bosques; laesplotacion de 1912 produjo 110,722
metros cúbicos macizos de madera de construcción i 22,194 de
leña; la entrada bruta subió a 1.638,009 de la madera, 17,070 de
talajes, etc., i 12,236 por derechos de caza. Los gastos totales fue-
ron de 866,009 marcos, de los cuales 313,065 corresponden a suel-
dos i 469,358 a trabajos prácticos, quedando una utilidad líquida
de 772,000 marcos.
Como se desprende de lo anteriormente espuesto se ve otra vez
que un servicio forestal bien organizado pi'oduce una renta al
Estado casi del doble de los fondos invertibles, de los cua es co-
rresponden un 40 por ciento, mas o menos, al pago de los sueldos
del personal i solo un 60 por ciento ai gasto de los trabajos prác-
ticos de plantaciones, caminos, construcciones, etc.
L(OS peligros de la destrucción €!e ios bosques.— Bajo
«ste titulo publicó el Dr. Graentz un trabajo en el cual comprueba
que la destrucción de los bosques no solo afecta a la importación;
esportacion, estado climatérico, etc., de un pais i su productibili
dad agrícola, sino que constituye un desmejoramiento tan notable
de los suelos que son lavados por las lluvias en un par de años,
convirtiéndose los suelos ricos, aptos para la plantación de enci-
nas, hayas i arcos, rápidamente en suelos excesivamente pobres
-en los cualos prosperan nada mas que los pinos, que son menos
exijentes i donde ya es muí difícil cultivar abetos, piceas i alerce.
El estudio cimentado en muchos datos estadísticos i prácticos
forestales de todos los paises europeos, viene a ser una voz de
alarma para Chile que abre los ojos a los dueños de fundos, pues
lo mismo pasa aqui con los suelos accidentados en los cuales se
ha destruido la vejetacion arbórea, convirtíéndolos en especies úti-
les que nos brindaba la naturaleza bienhechora espontáneamente.
Lia prolifidad de los peces. — A pesar de que la población
de los marcis es mucho mas densa que la de la tieira firme i la de
la atmósfera, los peligros que amenazan a los seres acuáticos son
*256 boletín de BOSQUES, PESCA 1 CAZA
siempre mui superiores i actúan mas constantemente sobre el
ser amenazado que aquellos otros a que están sometidos los orga-
nismos terrestres.
Esto se traduce, por lo tanto, en una mortandad diaria de or-
ganismos acuáticos que corresponde a un múltiplo de gran valor
sobre la mortandad que se produce fuera de los mares.
La Naturaleza, sin embargo, compensa con creces estos riesgos
de estincion, dotando a los seres de una prolifidad tanto mayor,
cuanto mas grandes sean los peligros que los amenazan.
Lo dicho para los seres acuáticos respecto de los terrestres, se
cumple también entre los primeros, según sea el campo que habi'
tan. Asi, los peces de mar, que tienen que luchar por su existen-
cia con mas rigor que los peces de agua dulce, producen a su vez^
un número de jérmenes mui superior al que producen estos úl-
timos.
Por regla jeneral, el número de estos huevos está en razón,
opuesta al tamaño de los peces. Los huevos de los peces mas pro-
liflcos son los mas chicos. La Melva bulgaris de los mares euro-
peos, produce en cada fresa 28 millones de huevos de cuatro dé-
cimos de milímetro; en cambio, los huevos del salmón del Rhin
que solo produce 15 000 al año, alcanzan un diámetro de 5 a 6
milímetros.
Otros ejemplos de prolifidad entre los peces lo ofrecen el roda-
ballo i el bacalao, que producen 9 i 6 millones de huevos por
añot, respectivamente.
La estremada persecución de que son objeto estos jérmenes de
parte de otros animales de mar de todo orden, hace que de esas,
cifras tan considerables, solo alcancen a la edad adulta los anima-
les suficientes para mantener mas o menos estable la actual po-
blación de los mares.
Por el contrario, los huevos de fecundación interna, como los
de los tiburones, que alcanzan en muchos casos a un decímetro de
diámetro, nunca exceden de una centena para las especies ma&
prolificas, que son por otra parte las mejor dotadas de medios de-
fensivos i agresivos de que carecen las demás.
BOLKTIN
osques, Pesca i Caza
TOMO II -ISTXJM. S
= NOVIEMBRE 1913 =
Directores: Federito Albert, Ernesto^Mahlonado, Carlos Sage
i Félix Pinto Ovalle.
SITMA^I^IO
, Pájs.
Veda de la pesca. — Necesidad de estremar su vijilanaia. — Editorial. 257
La pesquería territorial (continuación) por Federico Albert 259
La hijiene'de la caza por O. Silva Ch 288
El Congreso forestal maderero de Paiis por E. Elzo Baqubdano... 29í
Bosques andinos por Humberto Giovanelli 804
Asociación forestal mediterránea por R. Elzo Baqubdano SIS
Miscelánea. — La protección i fomento de bosques en Kovea implan-
tado por los japoneses, — Otro bosque petrificado.
SANTIAGO Ülí CHILK
IMPRENTA KOSMOS
(ANTIGUA Cervantes)
psLiciAs, 1805
IQIS
ANUNCIOS
El Boletín aparece una vez al mes i se imprimo ea 5,00Q ejemplares.
Colaboraciones i avisos deben dirijirse a Claras 198.
Este Boletin se reparte gratuitamente a las personas que manden su
áireceion exacta a la Inspección Jeneral de Bosques, Pesca i Caza.
SAXTIAOO. — Clara» 198.
SUMARIO DE JULIO
Un año de labor. —bditoriae 1
Loa Bosques, su conservación, esplotacion i fomento. — Federico Al-
bert 4
El Problema pesquero en Chile. ~ Federico Alhert 47
De las Claras en la dasonomía moderna. — De La Revista de Montes,
Madrid 57
-MiscHLÁNEJA. —Disposiciones del Código Civil que se refieren al ejerci-
cio de la pesca en Chile. —El aceite de hígado de bacalao. — La
industria de las conservas de pescados i mariscos.
SUMARIO DE AGOSTO
La Clausura de la Caza. — Editorial 129
La Pesquería en Aguas Fluviales. —Federico Albbrt 132
Los Aluviones — Su relación con los bosques. - Daniel Zhlada 153
Los Permisos de Caza de Lobos. — Luis Castillo 156
La Madera — (Continuación). — Ernesto Maldonado 160
Alboricultura Forestal en el Valle del Haasco.— Caklos Nazarit 188
Miscelánea. — Árbol trasformado en diario.
SUMARIO DE SETIEMBRE
El Congreso Internacional de Pesca. — Editorial , ..« 65
El Problema Pesquero en Chile. — Federico Albbrt 69
Algo sobre los Bosques de los Territorios de Neuquen i Rio Negro
(Colaboración). Humberto Giovanelli 104
De las Claras en la Dasonomía Moderna. — De «La Revista de Mon-
tes» Madrid 112
Las Plantaciones en el Balneario de Pichilemu (Colaboración).— Eva-
risto S. Merino C ,.... 116
Rol que desen peñan los macizos forestales i su importancia - (Cola-
boración). — Óscar Bravo L 121
jttiscelánea. — La escasez de maderas para celulosa. — Nuevo vagón
frigorífico. — Una organización moderna del servicio forestal en
Grecia. — Servicios de teléfono en los incendios de Bosques.
SUMARIO DE OCTUBRE
Lejislaciou i reglamentación vijente en el ramo de Caza. — Editorial .. 193
El Problema pesquero en Chile. — F. Albert 198
Migraciones observadas en la Fauna i Flora de Chile. — L. Castillo,
J. Dey J 224
Miscelánea. — Un hermoso ejemplo. — El Consejo Superior de Bosques
de Alemania. — El distrito forestal de Aquisgran en Alemania. —
Los peligros de la destniccion de los bosques. — La prolifidad de
los peces.
wm II m^, mi i m
Tomo II. Santiago, Noviembre de 1913. Núm. 5
VEDA DE LA PESCA lihr
NLCESIDAl) DE ESTK.EMAR SU ViJlLANCIA BÜTAIV
La veda de la caza, promulgada por ordenanza administrativa
-én varios depaitamentos de las provincias centrales, con una du
ración de medio año, primavera i verano meteorolójicos Íntegros,
es, como observábamos en un artículo anterior, satisfactoriamente
acatada, al menos en los recintos urbanos, a pesar de su larga
durncion, a causa de la facilidad de su vijilancia i de las sancio-
nes efectivas que contempla aquella, a saber: prisión o multa i
confiscación de armas i especies.
No sucede lo mismo con la veda o mejor dicho las vedas de la
pesca. Fijada por la Lei de Pesca de 1907 con igual precisión que
la de caza i con mayor rigor en cuanto a penas, i no siendo mas
difícil su vijilancia, en atención a la naturaleza del artículo en
venta, son objeto de una infracción, por decii'lo así, permanente,
■favorecidos los infractores por una inesplicable impunidad.
Seguramente nadie se imajina que nuestros esquisitos peces de
agua dulce, la trucha i el pejerrei, están protejidos por una corta
veda de tres meses, que abarca próximamente la duración de la
primavera astronómica, o sea desde medio Setiembre a medio
Diciembre, con el propósito de permitirles dedicarse tranquila-
mente a la leproduccion de la especie.
En los meses de veda, se vende i se consume uno i otro pez lo
mismo que en cualquier otro mes del año en que su pesca es lícita
i no perjudicial, sin que arredre a los infractores la cuantía de una
multa que saben no se les aplicará i sin que suscite el menor es-
ciúpulo en el comprador el corto período de tiempo en que debe,
por propia conveniencia siquiera, refrenar sus gustos gastronómi
eos, ya que esos peces son de mejor sabor i de mas fácil dijestion
en las otras estaciones.
Tampoco se sospecha, al ver el diminuto tamaño de los peces
apilados en las mesas de los mercados o llevados poi" los atnbu-
¿lantes en las calles de las ciudades, que ese tamaño es reglamen-
258 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
tado por la citada lei, que fija como tamaño mínimo permitido 20
i 18 centímetros de largo respectivamente, porque corresponde a
su adultez i evita que un pez sea consumido sin haberse reprodu-
cido.
Si a esto se agrega que los esquisitos peces nombrados son casi
en su totalidad pescados con el báibaio procedimiento de la dina-
mita, también prohibido por una lei, sancionada también por se<
veías penas, pero que también es constantemente infrinjida de un
esti-emo a otro del país, con el inevitable i-esultado que se presu-
me: el despueble creciente de niiesti-os ríos i el aumento también
ci'eciente del precio de nuestros peces indíjenas.
Todas esas sabias» i pievisoras disposiciones son letra muerta.
Desde en los grandes clubs hasta, en los mas modestos restaurants,
en todo tiempo puede pedir tanto el elegante comensal como el
modesto parroquiano el apetecido plato con la seguridad de ser
atendido.
Lo que pasa con el pescado sucede igualmente con el maiisco,
con la circunstancia atenuante que de los moluscos mas apeteci-
dos, choi'cs i ostras, hai que abstenerse mas de medio año. Peio la
prevención que hai contra este marisco en la estación calorosa
ai'i'edra mas que las prescripciones de una lei.
Digamos de paso que so pretesto de viveros flotantes se sigue
espendiendo marisco mucho tiempo después del día en que debe
cesar su pesca. Admir-a ver lacantidadde ostras, jaivas i langostas
que permiten almacenar i conservar vivas casi hasta la enti'ada
del vei'ano los modestos depósitos anclados en el vecino puerto.
Un poco de vijilancia evitaría fácilmente estos inocentes subter-
fujios.
En resumen, si las ordenanzas de caza i'eciben en las rejiones
donde han sido dictadas, cierto gi'ado de cumplimiento, la reciente
lei de pesca i la anticuada lei de bosques, parecen en absoluto
desconocidos, tanto de los mandatarios como de los adminis-
trados.
Como ya lo dijimos al hablar de la caza: si las leyes son impo-
tentes par-a refr'enar los malos hábitos, como tiene que suceder
cuando junto con dictarlas no se. les procur*a medios eficaces de
sanción, la honradez i el civismo, deberían suplir las deficiencias
de aquellas. Tan culpables son en los delitos que contemplamos los
usufructuadores como los inf tactores, i éstos no existirían sin los-
boletín de bosques, pesca i caza 2b'^
primeros, que se hallan en todas las clases sociales, casi tan in-
conscientes una cómo otra.
¿Por qué no se enseña en la escuela, junto con el amor a la
naturaleza, el conocimiento de las leyes que propenden a preser-
varla de una completa desvastacion por la destructora mano del
hombre? ¿No valdría mas esta enseñanza que la de muchos otros
ramos de poca o ninguna aplicación práctica en la vida?
A estos i otros beneficiosos resultados para toda la comunidad
propende la acción de la Inspección Jeneral de Bosques, Pesca i
Caza. Pero a la fecha no se le ha dado ningún elemento de acción
para asegurar la ejecución de su programa. Sin la Lei de Bosques,
Pesca i Caza que ha presentado i ha meiecido la aprobación del
Poder Ejecutivo, faltándole solo la del Lejislativo, seguinín los
males i los clamores i no veremos la aplicación de los remedios.
La Redacción.
EL PROBLEMA PESQUERO EN CHILE
( Cont'muacio7i)
La pesquería territorial
Para formarnos una idea de lo que significa el mar territorial
sobre el cual nuestra República puede ejercer actos de dominio
es necesario dejar establecido que según el derecho internacional
tiene solo el ancho de 3 millas de 1852 ms. cada una o sean 5555
metros igual a una legua marina, o sea un equivalente al ancho
de la babia de Chañara], de Quintero a la punta de las Ventanas,
el ancho de la bahia de San Vicente cerca de Talcahuano, de la
población de Ancud a la punta Chaicura, etc., etc.
Solo en esta estension podemos ejercer dominios ilimitados; el
resto del mar, aunque lo abarque mui bien nuestra vista, es libre
i se puede pescar i navegar en él sin sujetarse a nuestras leyes
nacionales, salvo en lo que se refiere a vijilancia i policía, que
puede ejércese en una estension de tres leguas mas.
260 boletín de BOSQUES, PESCA I GAZA
La madre de la cual nace la pesquería territorial es la pesca
costanera i si hemos abandonado i perjudicado a ésta, es natural
(Que en mayor escala hemos abandonado i perjudicado a la pesque- .
ria territorial i por consecuencia ya entramos en un terreno mu-
' cho menos conocido que el anterior en el cual ya andábamos a
tientas.
Si ya hubo omisiones de peces, crustáceos i moluscos en el ca-
pítulo anterior, aqui debe notarse mas esta falta, si antes no era
posible establecer de un modo siquiera aproximado en qué épocas
del año arriban ciertos peces a las distintas rejíones de nuestra
costa, aquí sabemos menos i de allí se desprende que debe sucedei-
lo que hoí día sucede, que una embarcación de pesca no encuen-
tre en un día un t^olo congrio i que quince dias dei^puéfi en el mismo
¡junto casi se hunde la embarcación porque rebalsa de los congrio>t
pescados
¿Cómo puede existir i mantenerse una industria si ignora casi
en absoluto qué materia prima encuentra en cada uno de los pun-
tos en los distintos meses i semanas del año, i adonde debe
dirijírse para encontrar la misma materia prima otra vez?
Se necesita aquí con urjencia que se levanten los fondos de pesca
i se estudie los viajes migratorios de los peces de la costa al inte
rior del mar i de norte a sur, porque los pequeños capitales no re
sisten mucho tiempo a loa fracasos seguidos que deben producirse
foi'zosamente. Mientras el país se convenza de esta necesidad no
se podrá levantar esta industria.
La pesca costanera se ocupa en recojer lo que llega a su alean -
■ce, pero la pesca teri-ítorial va en busca de las especies que toda
vía no llegan a la costa o que empiezan a abandonarla, que son
propias de fondos mayores, i de los que se acercan de alta mar
periódicamente.
1)3 aquí viene que dispone de una materia prima mucho mns
abundante i mucho mas numerosa en especies que la pesca costa
ñera i por consiguiente es mucho mas importante para el bienes-
tai* de la Nación, pero que nace de la primera i necesita mayor
capital i mayor personal que ella.
Al ocuparnos de las especies con que puede contar esta indus
tria, seguiremos el mismo cam'no trazado en el capítulo anterior
enumerando los datos mas rudimentarios en los anímales que to-
davía no han figurado i citando solamente los que ya se han
tratado anteriormente.
boletín de bosques, Pesca i caza
2(\¥
Empezamos nuevamente con los peces comestibles.
La alhacora (Lichia), de 60 a 150 cms., vive en bandadas; habi-
ta los fondos arenosos, fangosos i ripiosos; se alimenta sobre todo
de peces; se pesca con arpón, anzuelo i suele salir con red de tiro;
la carne es buena, rojiza i algo aceitosa; se consume fresca pero
seria una buena base comercial prepararla en escabeche con o sin
Jelatina i ahumarla.
La anchoa (Engraulis) se vuelve a encontrar aqui, pero será
^WJH^wwcw^
Veleros de pesca.
preferible emplear redes flotantes i redes de tiro como las indica-
das en el capítulo anterior.
La anguila de mar (Ophichthus), de 80 a 130 cms., viven en
bandadas; habitan los fondos arenosos i fangosos; se alimentan de
peces i también de crustáceos i otros animalillos; se pescan con
anzuelo i suelen salir en la red de tiro; la carne es mui buena i
aceitosa; raras veces se consume fresca, se recomienda ahuma ila,
prepararla en escabecha con o sin jelatina en tarros de lata i des'
tinarla al consumo interior i a la esportacion.
La anguila de mar (?) de WLagallanes (Gymaelis), de 40 a SO cms.,
(Iluoccetus) de 30 a 50 cms. (?), (Maynea) de 25 cms. ("?), (Phuco
coetus) de 50 cms. (?), i (Platead de 20 cms. (?) de la familia de las
Zoarcidas; viven en bandadas; su aspecto es parecido al congrio;
habitan los fondos arenosos, fangosos i ripiosos; se alimentan de
peces, crustáceos i otros animalillos; la carne es algo rojiza i algo
aceitosa; se consumen frescas, pero podría ensayarse de ahumar-
las como a otros representantes de la familia.
El atún (Thyrsites) llega a ser aquí mas frecuente que en la
costa.
El har.alao de Juan Fernandez (Polyprion) está en su verdadero'
elemento
M'l BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
El bagre de mar (Porichthys) ya se pone mucho mas escaso.
El hilagaí (Cheilodactylus) ha de ser mas escaso.
El blanquillo (Latilus) debe¿ser mucho mas común i constante
que en la costa.
El bonito (Sarda) debe ser mucho mas frecuente.
La breca de Jtian Fernandez (Cheilodactylus) talvez sea mas es
■casa.
La caballa (Scomber), de 30 a 50 ems., vive en bandadas mui
grandes i chicas; habita los fondos arenosos i fangosos; se alimen-
ta sobre todo de peces, pero también^ de crustáceos; se pesca con
anzuelo, red de tiro i redes de calar; la carne es rojiza i aceitog^^
r \ ■
i
ÍSiS*'.-
-^ '^::í^:--Z3f-^£¿:..::^- --¿¡¿¡ik^
he . Si'"''':
Velero con iin:i red flotante degiaiides dimeiií-ioiies
se consume fresca; es un verdadero «maquerel* i debiera ahuniir-
se o prepararlas en salsas con o sin jelatina en tarros, como se
hace en Alemania i Francia con el nombre de «maqueraux» don-
de es un articulo mui apreciado, i la base de grandes industrias
que mandan sus conservas hasta Chile. Suele acercarse también
bastante a la costa.
La cabinza común (Isacia) todavía debe ser abundante.
Zrt cabinza o trompetero (Mendosoma) debe ser mas escasa.
La cabinza de Juan Fernandez ['isle.Víáomnvá) '¿ú^o q^q,ü.bíi también _
La cabrilla común (Serranus) debe ser común.
La'^^cabrilla espaTiola (Sebastodes) ya es mui escasa.
boletín de bosques, pesca 1 CAZA
203
La cabrilla listada de Juan Fernandez (Gilbertia) todavía se
en cu en tía.
La caninova o cojinova (Seriolella) es mucho mas frecuente que
en la costa.
El congrio colorado (Genypterus) es mucho mas abundante que
en la copta del centro i del norteen los fondos que le corresponden.
El congrio negro (Genypterus) abundante en los fondos que le
son propios.
La corvina común (Cilus) talvez mas escasa.
La corvina falsa (Micropogon), de 40 a 80 cms. (?;; vive en ban-
dadas i sola; habita los fondos pedregosos i arenosos; se alimenta
de peces i crustáceos; se pesca con anzuelos i red de tiro; la carne
fcWEí
Levantanclo una red flotante para arenques.
es blanca, algo espinuda i algo aceitosa; se consume fresca
Se acerca también mas a la costa como en San Antonio, etc.
La culebra de mar de Juan Fernandez (Mui'aena), de 100 a 150
cra.§., vive en bandadas; habita los fondos arenosos i fangosos; se
alimenta de crustáceos, moluscos i muchos otros animalillos; se
pesca con anzuelo, red de tiro i led de canasto; la carne es blanca,
sabrosa i acejtosa; se consume poco en estado fresco; convendiia
.ahumarla i prepararla en escabeche con o sin Jelatina i en tari'os.
Se encuentra también en alta mar.
El fur el común (Trachurus) temporalmente.
El furel de Juan Fernandez (Caranx) talvez abundante.
264 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
La hachita (Seriolella) ya en menor esf^ala.
El lenguado común (Paralychthys) está aqui en su verdadero te-
rreno.
El lenguado de Juan Fernandez (Paralychthys) debe ser muí'
abundante.
El lenguado falso (Thysanopsetta), de 40 a 80 cnis. (?) vive eu
bandadas; habita los fondos arenosos; se alimenta de peces; se
pesca con red de tiro; la carne es i'ica; se consume fresca. Es mui
probable que periódicamente se acerque mas a la costa.
El machete (Clupea) debe ser abundante i debe poderse pescar
entre dos aguas.
El machuelo (Clupea) debe de tener las mismas condiciones.
La mojarrilla (Seri'anus), de 20 a 40 cms., vive en bandadas;
habita los fondos arenosos, fangosos i pedregosos; se alimenta de
peces i crustáceos; se pesca con anzuelo i red de tiro; la carne es
blanca; se consume fresca. Debe acercarse también mas a la costa.
La palometa de Juan Fernandez (Caranx) debe ser mui abun-
dante.
El pamjuinito de Juan Fernandez (Seriolellaj ha de ser fre-
cuente.
El peje- gallo (Callorhynchus), de f)0 a 80 cms., i tal vez mas;
vive en bandadas; habita toda ciase de fondos, pero es mas abun-
dante en los arenosos, fangosos i ripiosos; se alimenta de peces i
crustáceos; se pesca con anzuelo, red de tiro i de calar; la carne
es buena, algo plomiza i aceitosa; se consume fresca, pero se po-
dría ahumar.
La pescada común (Merluclus) es tal vez el pescado mas abun-
dante en el mar territorial, donde obtiene mayores dimensiones.
La pescada de Juan Fernandez (JljOíqW^) debe ser mui común.
El pez volador de Juan Fernandez (Exocoetus), de 40 a 60 cms.,
vive en bandadas grandes; habita los fondos arenosos i fangosos,
llevándose entre dos aguas, en la superficie i sobre ésta; se ali
menta de peces, crustáceos, fisalias i otros animal'llos; se pesca
con i'ed de tiro i de calar; la carne es buena, algo espinuda i
algo aceitosa; se consume fresca, pero se podría ahumar i salar
mui bien. Es mas bien un pez de alta mar, pero se le encuentra
en Juan Fernandez también en el mar territorial.
El pichihuén de Juan Fernandez (Umbiina) todavía se en«-
cuentra.
La raya común (Raja), de 60 a 130 cms., vive en bandadas i
BOLETÍN DK BOSQUES, PESCA 1 CAZA 265
habita los fondos arenosos i fangosos; se alimenta de crustáceos,
moluscos i muchos otros animaliUos; se pesca con red de tiro; la
carne es blanquizca i algo aceitosa; se consumo en trozos frescos,
pero mui bien podrían éstos ahumarse i venderlos con un nombre
de batalla a un precio subido como se hace en Euiopa, donde se
la estima mucho en esta forma. Suele vararse en la play;i, sobre
todo cuando nueva, i cerca de ésta se la pesca con fisg i o fija.
La raya falsa (Psammobatis), de 80 a 150 cins., tiene mas o me-
nos las mismas pai'ticularidades que la anterioi'; la carne es algo
■■^-^J
Dos veleros pesen ndo con nua red de tiio.
rosada i algo aceitosa; su consumo es igual. Tanibicii suele vararse
en la playa i se la pesca con fisga.
El robalo (Eleginus) se pesca con regularidad.
El robalo de piedra, robalo negro i trama (Notothenia), de 30 a
40 cms., vive en bandadas; habita los fondos arenosos i pedi-ego
sos; se alimenta sobre todo de crustáceos, pero también de otros
animales; se pesca con anzuelo i led de tiro; la carne es blanca,
algo aceitosa; se consume fresca, pero se podría ensayar de ahu-
marla. También suele encontrarse mas hacia la costa.
EL rollizo (Pinguipes) se encuentra con fi'ecuencia.
La sardina (Lycengraulis) debe ser abundante en el fondo i en-
266
boletín de bosques, pesca 1 CAZA
tre dos a^uas, donde se podria pescarla tal vez mejor con paños
flotantes'de i edes de mallas fínas.
La sardina española (Clupea) tal vez sea un pez mui común en
ciertos período?, que dé facilidades de eojerlo en redes flotantes
cerca^de la superficie o a mayor profundidad.
La sien-a (Thyrsitops) está en el mar tenitorial en el terreno
que le>corresponde.
Los tollos (Galeorhinus i ¡Squalus) se encontraián siempre en
mayor o menor abundancia.
El tollo (Hetmopterus), de 100 a 150 cms., vive en bandadas 1
solo; habita todos los fondos; se alimenta sobre todo de peces; se
r
Velero pescando con una gran red de tiro para cuj(3r camarones
de mar.
pesca con anzuelo i led de liio; la carne es algo duia i algo seca;
se come fresca i hecha charqui; el hígado grande contiene mucho
aceite análogo al de bacalao. Suele acercarse a la costa.
La vieja colorada^ ehancharro i cabrilla (Sebastodes) se encon-
trará siempi'e en algunos puntosa.
La vieja negra /'Graus) ge hallará mas seguido pero en ejempla-
res aislados.
La vidriola (Pelamys) está en el terreno que le cori'osponde.
Á estos habrá que agregar de vez en cuando: la culebra de
boletín de bosques, pesca i caza 267
«iiiar (]\Iuraena), el dorado (Elacate), la escorpena (Scorpaena), el
pez aguja (Histiophorus), el pez espada (Xiphias), el pez volador
(Exocdítus) i algunos otros.
De peces poco útiles debemos citar los siguientes:
El águila de mar (Myliobatis), de 100 a 150 cms., vive solo; ha-
bita los fondos arenosos i fangosos; se alimenta de peces, crustá-
ceos, moluscos i otros animales; se pesca con red de tiro; la carne
es rojiza i algo aceitosa; raras veces se consume fresca, pero los
trozos gruesos de carne se podrían ahumar como en Europa, donde
tienen fácil venta; el hígado grande es estimado por su aceite ana
logo al de bacalao.
La anguila de mar (Hornea) i la anguila negra (Myxine) son fre-
cuentes.
El ánjel de mar (Squatina) se encontrará siempre aisladamente.
Motor auxiliar' Cudell fijable en cualquier embarcación
menor, de la CudelKMotoren-G. m. b. H., BerlinN. Rei-
iiickendorferstr. 4'i.
Los azulejos (Carcharinus), de 200 a 300 cms., i (Lamna), de 300
a 400 cms., viven mas bien solos; habitan todoslos fondos; se- ali-
mentan de peces; se pescan con anzuelos, arpón i escepcional-
mente con red de tiro; la carne es dura i no se come, el hígado,
mui grande, es rico en aceite, la piel se emplea como lija i sirve
para revestir objetos, de la columna vertebral se hacen bastones,
los dientes se emplean en objetos de adorno.
El cazón (Galeorhinus), de 150 a 200 cms., viven en bandadas i
solos; habitan todos los fondos; se alimentan de peces i también
de crustáceos; se pescan con anzuelo i red de tiro; la carne es
dura, blanca i poco aceitosa, pero menos comestible que la de los
tollos (Galeorhinus), el hígado grande es rico en aceite medicinal.
Eí chanchiío (Agriopus) ya se hará escaso.
268 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
El giingungo de Juan Feríiandez (Cheilodactylus) todavía se en-
cuentra.
La jerguilla de Juan Fernandez (Gii"ella) también suele encon-
trarse.
El peje chancho (Agriopus), de 30 a 35 cms., vive en bandadas
chicas i solo habita los fondos rocallosos, pedregosos i arenosos
donde salen algas; se alimenta de peces, crustáceos, otros anima-
lillos i tal vez también de algas; se pesca con redes de calar i de
tiro; la carne es seca i espinuda i sirve mas bien de carnada. Suele
hallarse también en la costa de Chile.
M pez áspero de Juan Fernandez (Trachichthys) ya será bas-
tante escaso.
La pintadilla (Cheilodactilus) estará en regular número.
La tembladera (Discopyge) existe aisladamente.
Los tiburones (Cai'charias), de 100 a 200 cms. íCarcharhinus),
de 200 a 300 i aun 400 cms. (como el C. robustus) del cual dicen que
ataca a los hombres, (Carcharodon), de 200 a 250 cms. (Hemiga-
leus), que son especies mui dudosas, (Heptanchus) de 100 a
180 cms., i (Hexanchus) de 150 a 200 cms., viven mas bien solos;
habitan todos los fondos; se alimentan sobre todo de peces pero
también todo lo que pueden tragar; se pesca con anzuelo i ar-
pen; la carne es dura i no se come; el hígado grande tiene mucho
aceite; de la espina dorsal se hacen bastones, la piel sirve de lija,
los dientes para objetos de adorno.
El Torpedo (Toi'pedo) se encuentra de vez en cuando.
EL traquino cornudo i el traquino dragón (Trachinus), de 15 a
20 cms., viven mas bien solos; habitan los fondos fangosos; se ali-
mentan de pecesillos, crustáceos, vermes i otros animalillos; se
pescan con red de tiro i con anzuelo; sirven mas bien de curiosi-
dades i de carnada.
La Trigla (Trigla), de 25 a 35 cms., vive sola, habita fondos
arenosos; se alimenta de moluscos, crustáceos i otros animalillos;
se pesca con red do tiro i anzuelo; la carne es comestible, pero
también sirve mas bien de curiosidad o de carnada.
De los numerosos peces pocos conocidos de los cuales solo
existen en parte los nombres científicos, citaremos los siguientes,
Acanthisfius pictus que so encontrará todavía.
Anthias peruarius talvez sea aquí mas frecuente.
Gallanthins platel debe de haber en mayor abui.dancia.
Doiidixodon debe ser mas fiecuente.
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
269
Emmblichthys puede ser mas abundante.
Hi'ppoglossina microps, especie de lenguado de carne rica, debe
ser frecuente.
Las Notothenid, que son parecidos a los bagres.
Pomadasis puede sei" que se encuentre en mayor número.
Pomatomus saltatrt'x, de 30 a 80 eras., vive en grandes banda-
■das; habita los fondos arenosos, fagosos i ripiosos; suele acercarse
a la costa; se alimenta sobre todo de peces; se pesca con an-
zuelos i red de tiro; la carne es buena algo aceitosn; se consume en
Australia, donde le llaman «Taller» fresca, ahumada, i en escabe-
Kalucho pesquer-j (^Wadenboot)
<che; es alhi un artículo de gran comercio i puede seilo tam-
bién en Chile.
Pomodon puede ser que sea mas frecuente.
Salilota australis, una especie de bacalao que vive siempre en
grandes bandadas, puede ser artículo de comercio cuando se le prin-
cipia a pescar.
Sciaena fasciata, pez de mas de un metro, vive en bandadas;
habita los fondos arenosos; se pesca con anzuelo i red de tiro; es
comestible; La Sciaena en Australia es de gran importancia en
ia pesquería i puede serlo aquí también en lo futuro.
Spratelloides alburnus pertenece a la familia de los arenques i
■«s probable que se encuentre en mucha abundancia.
270
boletín de bosques, pesca i caza
Concluímos con este la relación de los peces no pescados indus-
trialmente en Chile todavía i hacemos mención al último de los
crustáceos siguientes:
la esquila gr mi de (Pseudosquilla) de 15 a 25 eras., desde la
punta de la frente a la cola; i la esquila chica íSquilla), de 10 a 15
eras., que habitan los fondos profundos; se les pesca con red de
tiro; cocidas o preparados en tarros son de excelente gusto i de
valor comercial.
El langostín (Galathea), de 15 a 25 cms., habita igualmente los
fondos profundos; se pesca con red de tiro; la carne es mui deli-
cada, cocida o preparada en tarros es en Europa una delicade-
za que llega al comercio bajo el nombre de «Camarón Empera-
dor» i obtiene subidos precios; en Chile existe en abundancia es-
te langostín nacional, suele llegar al mercado bajo el nombre de
langosta nueva, no se le prepara en conserva todavía.
Balandra pesquera con quilla fija (Kielquase).
Por último no debemos olvidar aqui tampoco la esplotacion de
los bancos de ostras i choros quealgunas veces suelen distar bas-
tante de la costa i que entonces se pueden esplotar casi esclusiva-
mente con rastras por la profundidad en que se encuentran, la que
varia en otros países entre 20 a 50 metros i es casi seguro que en lo
futuro nos encontraremos con vastas riquezas naturales de este
boletín de bosques, pesca i caza
271
jénero una vez que el Estado disponga el levantamiento jenei'alde
los fondos de pesca en nuestros mares territoriales.
Los aparatos i elementos de pesca que se usan en estos mares,
tienen que cambiar naturalmente por completo, basados siempre
en los principios piimitivos de la pesca fluvial i costanera, pero
tomando proporciones mucho mayores. No se puede salir a pes-
car al mar con un bote chico i unos pocos anzuelos, por el tiempo
que se gasta en ir i volver, por el oleaje mayor i los vientos fuer-
tes, los tempoi'ales a quese capónela tripulación, etc., i es preciso
recurrir a veleros de mayor o menor porte, goletas, pailebotes,
cuters, etc. ausiliados con motores o máquinas a vapoi' en cuanto
sea posible, ya sea para escapar do los temporales, sah ar la de-
Goleta pesquera con quilla iiiuVible. (^tScuwtsi L^.-íiStí).
tención causada por una calma larga o para llegar mas pronta
con los productos al puerto i a los mercados próximos.
En los últimos años se ha progresado mucho en la construcción
de motores i se ha podido couseguir que resistan bien al empuje i
balance de las grandes olas. Los hai adaptables a cualquiera cha-
Jupa i hasta los cuters mas grandes i seria deseable que las peque-
ñas comunidades de pescadores se unan para adquirir estos ele-
mentos por medio de los astilleros i casas comerciales del pais.
Un mayor gasto en la tripulación i embarcación exije natural-
mente una producción mayor i para a tenderla es preciso decuplar
272
boletín üebosques, pesca i caza
los elementos de pesca. Asi vemos que los anzuelos simples se
trasformanen espineles debOO, 1000 i mas anzuelos unido por cor»
deles de igual o mayor número de metros de largo. Los paños de
re Íes flotantes de 30 a 100 metros de largo, se unen entre sí para
formar paredes flotantes de 100 a 1000 metros de largo.
Las redes de tiro con bocas de 10 a 20 metros se trasforman en
otrasde25a35 raetrose impulsadas por la vela o el motor, recorren
.muchos kilómetros con ellas levantándolas de vez en cuando para
escojer la pesca, echarla seleccionada, destripada, i lavada a sus
anchas bodegas con o sin hielo, para conducirla mas tarde al puer-
to que mas les corivenga.
,
^
' .1^ -r ■:
.^
^
Cuier dtí pe^ca.
Empro^ías así, por raui modestas que sean, no pueden estable
-cerse con un capital menor de 20,000 pesos i otras de regular ini-
portancií!. ya implican una inversión de mas de 300,000 pesos.
Estas iiidustrias llevan una vida lánguida si no son conocedo-
res sus operarios de los fondor de pesca, o sean las partes donde
ha: muchos peces en el mar durante una época del año i a dónde
emigran éstos en otros peiíodos; pueri si bien obtienen exelentes
resultados durante un par de meses en un radio dado, de repente
les falta la materia prima, no hai entradas i los gastos siguen co-
boletín de bosques, pesca i caza 273
rriendo, consumiendo a veces no solo las entradas habidas sino
también el capital invertido; arrastrando la empresa en su ruina
a las personas que le han dado crédito o le han proporcionado
capitales. A la mayor parte de las pequeñas empresas pesqueras
del pais, les pasa esto i por eso no pueden prosperar, i desacredi-
tan la gran industria pesquera que tiene una base tan vasta i
segura en el pais, hasta que el Supremo Gobierno se resuelva a
imitar la resolución de los paises estranjeros i tomar gobre sí el
estudio de los mares nacionales i dar a conocer los sitios en que
se encuentran las diferentes especies en los distintos meses del
año.
Mientras tanto, nosotros nos hemos preocupado derecojer datos
de distintos puntos para posesionarnos de los viajes migratorios
de los peces siquiera en sus líneas jenerales, pero a pesar de que
no podemos responder de su exactitud, por no haberlos adquirido
todos en el campo de la^ráctica, creemos siempre necesario dar
a luz siquiera algunas reglas jenerales, que si bien no sirven
para todos los casos, ya pueden servir de base para los futuros
estudios serios.
Ya sabemos en gran parte del capítulo anterior, que en el in.
vierno se acercan mas a la costa: la albacora (Lichia), el bonito
(Sarda), la cabinza común (Isacia), lacabinza o trompetero (Men.
dosoma), la cabrilla común (Serranus), el congrio colorado (Genyp-
terus) i el congrio negro (Genypterus), en algunos puntos de la cos-
ta, la corvina (Cilus), el dorado (Elacate), la jerguilla (Haplodac-
tylus), la lisa (Mujil), (mas bien fin de invierno i principios de
primavera), la mojarrilla (Serranus), el robalo común (Eleginus)^
el rollizo (Pinguipes) i la vieja negra (Graus).
En la primavera se acercan mas a la costa: la hacha (Brama),
lisa (Mujil) esta última mas bien a principios de la primavera, i
pampanito (Stromateus) mas bien a fin de la misma.
En el. verano se acercan mas a la costa: la anchoa (Engraulis),
la anguila (Ophichtus), el bilagai (Cheilodactylus), el blanquillo
(Latilus), la caballa (Sconber), la cabrilla española (Sebastodes),
la casinova (Seriolella), el congrio colorado (Genypterus) i el con-
grio negro (Genypterus), el furel (Trachurus), el lenguado fParali-
chthys), el machete (Clupea), el machuelo (Clupea), el peje-galla
(Callorhynchus), la pescada común (Merlucius), el pez aguja (His-
tiophorus), el pez espada (Xiphias), el pez volado;- (Exoceetus)^
18
274
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
el pichihuén (Umbrina), la raya (Raja), el robalo de piedra (Noto-
thenia), la sardina (Lyeengraulis), la sardina española (Clupea), ei
tollo (Galeorhinus Squalus, etc.), la vidriola (Pelamis) i la vieja
colorada (Sebastodes).
En el otoño solo tenemos noticias que se acercan mas a la costa-,
la sierra (Thyrsitops) i también la anchoa (Engraulis) que suelen
llegar también a principios de invierno.
Los viajes de sur a norte de los distintos peces son mucho mas
V
i. '
Cúter, con motor auxiliar de última construcción, para la pesca territorial i de alta
mar; visto del costado; largo mayor 23,45 m; de sistema J. Jacobsen de la Gas-
motoren-fabrik Dcutzzu Coln-üeutzen Alemania.
difíciles de precisar, pero creemos que mas o menos se pueden
establecer los siguientes límites:
Viajan mucho de norte a siiv i vice«versa: la anguila (Ophich-
thus), el atún (Thyrsites), el bilagai, (Cheilodactylus), el blanqui_
lio (Latilus), el bonito (Sarda), la caballa (Scomber), la cabinza.
común (Isacia), el congrio colorado (Genypterus), el congrio ne-
gro (Genypterus), la corvina (Cilus), el fai-el, (Trachurus), el len-
guado (Paralichthys), el machuelo (Clupea), el peje-gallo (Callo-
boletín de bosques, pesca i caza
275
rhynchus), la pescada común (Merlucius), el pez-aguja (Histio-
pliorus), el pez espada (Xiphias), el pez volador (Exocoetus), la
raya (Raja), el robalo común (Eleginus), el rollizo (Pinguipes), la
sardina española-(Clupea), la sierra (Thyrsitops), el tollo (Graleorhi-
iius, Squalus), etc., la vidriola, (Pelamys) i la vieja negra (Graus).
Viajan regularmente de norte a sur i vice-versa: la albacora
(Lichia), la anchoa (Engraulis), la cabrilla española (Sebastodes),
la casinova (Seriolella), la hacha (Brama), la hachita (Seriolella)-
el machete (Clupea) el pampanito (Stromateus), el pichihuén (Um-
brina), el robalo de piedra (Notothenia), la sardina (Lycengrau-
iis) i la vieja colorada (Sebastodes).
Viajan poco de norte sur i viceversa: el bagre de mar (Porich.
El mismo cúter de la lamina auterioi: cortes lonjitudinal i trasversal; vistos de la
cubierta i del interior; largo mayor 23, 45 m, largo a flor de agua 20 m, ancho 6,20m,
-altura del costado 3, 47 m ; calado 2, 7 m ; sistema J. Jacobsen.
thys), la cabinza o trompetero (Mendosoma), la cabrilla comua
(Serranus). la jerguilla (Haplodactylus), la lisa (Mugil), i la moja-
rrilla (Serranus).
Grandes viajes de la costa a alta mar i vice -vei'sa, etectúaiv. la an.
güila (Ophychthus), el atún (Thyrsites), el blanquillo (Latilus), e^
bonito (Sarda), la caballa (Scomber), la cabinza (Isacia), la casinova
(Seriolella), el dorado (Elacate), el furel (Trachurus), la hachita
{Seriolella), el lenguado (Paralichthys), el'pampanito de Juan Fer-
276 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
nández (Scorpis), el peje gallo (Callorhynchus), la pescada común
(Merlucius), el pez-aguja (Histiophorus), el pez espada (Xiphias
gladius), el pez volador (Exocoetus), la raya (Raja), el robalo (Elegi-
iius), la sierra (Thyrsitops), el tollo (Galeorhiiius, Squalus, etc.)
la vieja colorada (Sebastodes) i la vieja negra (Graus nigra).
Viajes regulares de oesteaeste i vice-versa,hacen:la anchoa (En-
graulis), la albacora (Lichia), el bilagai (Cheilodactylus), la cabrilla
española (Sebastodes), el congrio colorado (Genypterus) la hacha
(Brama), el machete (Clupea), el machuelo (Clupea), el robalo de
piedra (Notothenia), el rollizo (Pinguipes), la sardina (Lycengrau-
lis) i la sardina española (Clupea).
Viajes pequeños de la costa al interior del mar, o sea de este a
oeste, hacen: el bagre de mar (Porichthys porosus), la cabrilla co.
mun (Serranus), la corvina (Cilus), la jerguilla (Haplodactylus)
la lisa (Mujil), la mojarrilla (Serranus)?, el pampanito (Stroma-
teus)? i el pichihuén (Umbrina).
No hemos hecho figurar muchas especies importantes para
el pais, en este estudio, por carecer de datos suficientes, ya que
aun en los citados hemos tenido que emplear signos interrogati-
vos. Tampoco hemos hecho mención a los peces considerados por
el vulgo como poco útiles, para no alargar demasiado estas listas.
Importantísimo es también saber en qué profundidad viven
todas las especies chilenas en los distintos meses del año, pues no
hai ninguna que en todo el tiempo de su vida permanezca en una
profundidad dada, si no a mas de viajar de norte a sur i de este a
oeste i vice-versa, pasan también en distintas profundidades que
pueden fluctuar de 1 a 150 i mas metros, tanto en el mar litoral
como en el territorial i también alta mar, pero como tenemos tan
escasos datos a este respecto, no nos atrevemos hoi dia a traer las
bases jenerales de todas las especies, i dejamos mas bien este
estudio para publicaciones futuras ya que por ahora tendria que
salir demasiado trunco o imperfecto; pero no hemos querido dejar
de mencionarlo, en vista de su gran importancia para la pes-
quería. Disimuladamente hemos hecho mension a las profundida-
des en que viven nuestros peces con la distribución hecha en mar
litoralj territorial i alta mar.
En otros países están tan bien estudiados los viajes migratorios
de los peces, que se puede precisar de semana en semana casi en
dónde se encuentran, mientras que aquí no podemos ni fijar bien
las épocas del año, ya que los que arriban en primavera a la.
boletín de bosques, pesca i caza 277
costa del norte de Chile suelen arribar solo en el verano a las cos-
tas del sur del pais.
Como se ve, hai aquí todavía mucha tela que cortar para evi -
tar fuertes pérdidas a los industriales i asegurarles la prosperidad
de sus negocios, pero estos estudios no pueden hacerse encerrado
en las cuatro paredes de una oficina, sino andando en un vapor
especial para estudios oceanógraficos.
Otro punto mui importante es la construcción de puertos de
pesca por parte del Estado, lo que hasta la fecha ha sido total-
mente olvidado i sin lo cual no es posible ejercer esa industria en
muchas partes, por carecer de los medios para abrigar las embar-
caciones contra los temporales.
A esto se une el tr^isporte del pescado fresco por ferrocarril en
carros frigoríficos, lo que llega a ser muchas veces una dificultad
insuperable, por la escasez de carros, la falta de poder de arrastre
de las locomotoras i los privilejios clandestinos de los empleados
subalternos del ferrocarril que dan facilidades a unos empresa-
rios i las dificultan a otros.
Se necesita, por consiguiente, que cada empresa pesquera ten-
ga su mayor o menor cámara frigorífica, i en mayor o menor esca-
la también sus instalaciones para secar, ahumar i preparar en
salmuera i escabeche.
Finalmente, entra aquí también la conveniencia de fabricar
aceite de bacalao i utilizar los desperdicios, secándolos i molién-
dolos para venderlos como guano de pescado que es mui estimado
<en la agricultura.
L<a pesquería en alta mar
Esta es la gran industria que por medio de sus cúters i goletas
con hélice ausíliadora o vapores de pesca con un andar de 10 a
15 millas por hora pueden recorrer la costa de un estremo a otro
de la República o alejarse de ella hasta perderla de vista por mu-
cho tiempo. Estas embarcaciones se dedican esclusivamente a la
pesca con espineles, redes flotantes i redes de tiro, o llevan tam-
4DÍen a remolque en su ausilio pequeños veleros i chalupas gran-
278 boletín de BOSQUES, PESCA 1 CAZA
des que dejan en determinados puntos del mar. Otros vapores se
destinan esclusivamente al remolque de embarcaciones de pesca
en alta mar, las dejan estacionadas allá por una temporada, lle-
vándoles víveres de vez en cuando i recojiendo el producto de
pesca periódicamente, ya sea en estado fresco, ya seco, en sal-
muera, escabeche, ya arreglados en barriles, cajones i fardos al
propósito.
Son estas las empresas que necesitan mucha abnegación de los
operarios, pero que se recompensa con la mayor ganancia, a la
vez que se les facilita en muchos casos llevar sus familias para
que les ayuden en sus tareas, estableciendo así temporalmente en
el mar libre para todas las naciones, verdaderas colonias flotantes
de pescadores.
Los vapores veleros que se dedican propiamente a la pesca en
alta mar son jeneralmente de 25 a 400 toneladas, hacen viajes de
2 a 30 días, tienen frigoríficos con hielo o máquina refrijeradora
cuando se ocupan en el ramo de pescados frescos e instalaciones
para secar, escabechar, etc., cuando su negocio es el del pescado
en conserva.
Las redes i espineles que usan son ya de tamaños jigantescos
i abarcan de uno a ocho kilómetros cuando se trata de paños de
redes notantes o espineles, mientras que las redes de arrastre se
estienden por cientos de metros de largo con sus cables i recorren
diariamente entre 15 i 25 millas. Es natural que aquí se necesitan
maquinarias para largar i recojer^estos inmensos aparatos de pes-
ca. Nosotros, que hemos trabajado prácticamente con los citados
aparatos, hemos podido observar cuán^lucrativas son las empresas
de este jénero, que por la mañana están a pocas millas de la costa
i en la tarde ni la divisan persiguiendo los cardúmenes de peces^
hoi a la vista de Dinamarca i un par de días después a la vista de
Noruega o Suecia, para volver mas tarde a las costas de Alemania.
Los viajes de los vapores de pesca radicados en los puertos de
Alemania i que se dedican al pescado fresco, se estienden de Groen,
landia hasta el norte de África o sea una distancia equivalente-
del Ecuador al Cabo de Hornos.
Estas empresas pesqueras no pueden trabajar con un capital
menor de 300, 000 a 15, 000, 000 pesos, a pesar de esto, creemos,,,
en vista de los estudios comparativos que hemos hecho, que en
Chile son no solo viables sino mui lucrativas, siempre que sean,
rejentadas por personas espertas en la industria o que tengan su-
boletín de bosques, pesca i caza 279
ficiente sentido común para dejarse guiar por especialistas inte-
resados en el negocio.
Los peces comestibles de alta mar con que podrian contar em-
presas de este jénero en Chile son, a nuestro juicio, los siguientes:
El atún (Thyrsites), siempre en número regular.
Elhonito (Sarda), tal vez temporalmente en abundancia.
La caballa (Scomber), siempre algunos i a veces en grandes
bandadas.
La cahinza (Isacia), eecasamente.
La cabrilla española (Sebastodes), en corto número i mui raras
veces.
I . Vi i j*^
'i^^p^^p'*^^^
V
*9!^3(í^*í^
EmbarcacioDes para la pesca ea alta mar.
La casinova (Seriolella), de vez en cuando.
El chanchito (Agriopus), de tarde en tarde.
La culebra de mar (Muraena), de 80 a 150 eras., vive en banda
das, habita los fondos fangosos i arenosos; se alimenta sobre todo
de peces i también de muchos otros animalillos; se pesca con red
de tiro i anzuelo; la carne es blanca i aceitosa; se consume fresca,
pero podria ahumarse o prepararse en escabeche con o sin jelati-
na, en tarros. Se acercan de vez en cuando a la costa.
El dorado (Elacate), de 80 a 140 cms., vive en bandadas i solo,
habita los fondos fangosos i ripiosos; se alimenta de peces i crus-
280 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
táceos; se pesca con red de tiro i anzuelo i aun con red de calar-
la carne es sabrosa, blanca i poco aceitosa; se le considera como
uno de los mejores^ peces de Chile; se consume fresco, pero se po-
I
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cu
O
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dria ahumar o pi-epai-ar en escabeche. Suele acercarse temporal-
mente más a la costa.
La escorpena (Scorpaena), de 30 a 50 cms., vive mas bien sola;
habita los fondos profundos, rocallosos, pedregosos i arenosos; se
alimenta de crustáceos i moluscos; se pesca con anzuelo, raras ve-
BOLETÍN ^DE BOSQUES, PESCA I CAZA
281
tjes con red; la carne es blanquizca, algo aceitosa i acuosa, se
consume fresca. Suele a'-:ercarse a la costa.
El furel co7nim (Trachuvus), tñlvGZ se encuentra mas aislada-
mente i otras veces en bandadas grandes.
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E¿ fiirel de Juan Fernández, tal vez con regularidad en ban"
dadas.
La hachita (Seriolella), puede ser escasamente.
El lenguado (Paralichthys), casi seguramente frecuente.
282
boletín de bosques, pesca i caza
La palometa de Juan Fernández (Caranx), en bandadas tempo-^
raímente.
El panipanito de Juan Fernández (Scorpis) tal vez frecuente. ' ;
El pejegallo (Callorhynchus), de vez en cuando
algunos.
La pescada común (Merlucius), siempre abundante.
La pescada de Juan Fernández (Lotella), tempo-
ralmente,
if.El pez aguja (Histíophorus), de 200 a 350 eras*
con espada i cola, vive en bandadas i solo; habita
todos los fondos; se alimenta de peces i ataca aun a
las ballenas, toninas i lobos; se pesca con arpón; la
carne es dura, rojiza i aceitosa, pero se come; suele
acercarse mas a la costa.
El pez espada (Xiphias), de 300 a 600 cms., con
espada i cola; vive solo; habita todos los fondos; se
alimenta de peces, pero ataca también a las ballenas,
toninas i lobos; se pesca con arpón; la carne rojiza
es dura i aceitosa; a pesar de esto se come,
El pez volador (Exoccetus), de 30 a 40 cms.; vive
en bandadas; habita los fondos arenosos i fangosos;
£6 alimenta de peces, crustáceos i muchos otros ani-
malillos; se pesca con red de tiro i de calar i con
anzuelo; la carne es blanca, algo espinuda i algo
aceitosa; se consume fresca i podria ahumarse o
prepararse en salmuera o escabeche.
El pez volador de Juan Fernández (Exocostus), a
veces mui frecuente.
La raya, (Raja), siempre en número corriente.
El robalo (Eleginus), tal vez temporalmente abun-
dante.
La sierra (Thyrsitops), temporalmente puede ser
frecuente.
El tollo (Galeorhinus, Squalus, etc.,) de uno a
seis, raras veces mas.
La vidriola (Pelamys), debe ser frecuente por
temporadas.
La vieja colorada (Sebastodes), escasamente.
A éstos habria que agregar talvez la albacora,.
águila de mar, anguila de mar, bacalao de Juan
d
Vapor de
pesca con red
de tiro. Nóte-
se laestension
larga de los
cables del
aparejo.
boletín de bosques, pesca i caza
283
Fernández, el blanquillo, algún congrio, machete, machuelo, ro-
llizo, sardina española i la vieja negra.
De peces poco útiles volveríamos a^encontrar pero siempre en
escaso número, el peje-chancho i el chanchito (Agriopus), peje
zorro (Alopias), azulejo (Carcharhinus), etc., tiburones, torpedos
'■■■ "¡eT.i '^m'^.
%
Vapor de pesca, Senator Refardt con instalación de telégrafo sin hilos.
traquinos i triglas, como los peces incomibles: puerco-espin (Dio-
don), peje-sol (Mola) i pez-luna (Mola).
Es probable también que aquí se encuentren en abundancia los
peces comestibles que solo conocemos por medio de las espedicio-
nes científicas estranjeras, como ser Acanthistius pictus, Anthias
284 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
peruanus, Callanthias platei, Dissosticus elegMnoides,Hippog'lossina
mici'ops, Pomatomus saltatrix, Salilota australis, Seisena fas-
ciata, etc., que viven todos en bandadas i de las cuales algunas
son la base de industrias prósperas en el estranjero, a pesar de
que aquí casi ni tenemos noticias de que existan.
De los crustáceos habria que hacer mención de las esquilas
(Pseudosquilla) i langostinos (Galathea), que se encontrarcín casi
cada vez que se levante una red de tiro i que son de un guste es-
quisito.
Con lo espuesto, tenemos mas o menos determinada la materia
v4
Puerto pesquero de AaleMiud, con baleos de pesca que aoiib:iii de volver de
Oroeiilaiidia con pescadoH frescos; en la playa grandes bodegas para guardar los
productos de la pesca.
prima que se encuentra en el mar frente a Chile, al alejarse hasta
donde sea posible pescar con redes de arrastre o sean unos 150
metros de profundidad aproximadamente, lo que representa un
ancho de 5 a 20 kilómetros de Valparaíso a Tacna, de 45 kilóme-
tros de Valparaíso a Talcahuano, de 50 a 75 kilómetros de Talca-
huano a Valdivia, de 40 a 160 kilómetros de Valdivia al Territo-
rio de Magallanes, donde vuelve a decaer a unos 40 a 120 kiló-
metros.
Como se ve, no faltan fondos de pesca en Chile, sino verdaderas
i numerosas empresas pesqueras. Ahora se comprende el gran
error cometido por la Sociedad Nacional de Pesquería de Juan
Fernandez, al hacer pescar con su vapor al norte de Valparaíso,
donde tenia menos campo de acción, error que fué aumentado
enormemente al botar unos 200 cajones de pescado para no ven-
derlo barato ni preocuparse de fabricar bacalao seco i por último
disgustarse voluntariamente con la jente esperta que traía i con-
boletín de bosques, pesca i caza 285
vertir un vapor de pesca con red de tiro en un estanque flotante
para el acarreo de langostas vivas. ¿Cuántas lágrimas no 1 abrá
hecho correr a la jentc pobre que metió sus economías en un ne-
gocio tan mal dirijido? Igual cosa ha pasado con las 10 otras so-
ciedades de pesca en el resto del pais que solo han sido una espe-
culación prematura con acciones que en parte eran ficticias.
No es cosa tampoco de llegar i lanzar la red al mar, puesto que
i
i
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1
%
i
1
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%.f^¿.-v*^'^^'^
Embalaje de pescado con canasto, con papel grueso, paja i hielo;
el mas práctico en Europa. Canasto abiertx) con su tapa.
el Estado no ha hecho el reconocimiento de los fondos de pesca i
se necesita todavía que cada empresario haga estos trabajos por
su propia cuenta. Los de escasos recursos no lo pueden hacer,
pero sí sociedades grandes como la que pretende traer el señor
Juro Oka.
La red de tiro solo puede trabajar en fondos arenosos, fangosos
i aun ripiosos, pero se tropieza con la rotura de la costosa red en
los pedregosos i aun con la pérdida total de ella en las rocas sub-
marinas que puede encontrar, aunque sean aisladas. Es por esto
que no bastan los centenares de sondajes hechos por la marina
nacional en rejiones limitadas, pues son varios miles los que se
necesitan en un radio relativamente pequeño, para poder lanzar
por primera vez una red de tiro. Es indudable que se enriquece
con este aparato de pesca mucho mas lijero que con cualquier
otro, pero es preciso saberlo manejar i no lanzarlo a lo descono-
286
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
cido, al por si acaso, si no se quiere esponer a perderlo todo for-
tuitamente.
Mientras el vapor va sondando para reconocer el terreno, se
puede dedicar chalupas i veleros pequeños a la colocación de es-
pineles de distintas clases, redes flotantes de tamaño relativa-
mente pequeño que se fondean a diversas profundidades. Solo des-
pués de haberse dado cuenta cabal del fondo del mar i del conte-
nido de las aguas sobre las cuales se navega se puede atrever un
empresario a lanzar su red de arrastre al agua, en caso de que el
resultado de sus esperiencias haya sido satisfactorio para este mé-
.0
I Spef per^^min
<?/<?
Hieh
H/q/o
Hie/o
Embalaje de'pescado en canasto para envíos a largas distancias
en ferrocarril. Canasto cerrado.
todo de pesca, i en caso contrario debe contentarse con manejar
en estas rejiones solo espineles, redes flotantes, i armazones de re-
des o almadrabas flotantes, i venir de vez en cuando con el vapor
para recojer la pesca.
No es posible imajinarse una empresa pesquera, aun modesta,
que no piense desde el principio en instalar, junto con el encargo
de un vapor de pesca, una cámara frigorífica para poder guardar
el pescado fresco unos 15 a 25 dias a lo menos, ya que no es posi-
ble votar de repente a los mercados de Valparaíso, Santiago, etc.,
diariamente media docena de toneladas de productos de pesca.
Igualmente se necesita desde el principio instalaciones'para secar,
salar, ahumar o preparar en escabeche el sobrante de la venta
BOLETIK DE BOSQUES, PESCA I CAZA
287
diaria i los productos de pesca que de otro modo no tienen mer
cado lucrativo.
Aquí no se puede hablar del peligro de un exeso de producción,
ya_^que Chile impoita anualmente productos de pesca por valor de
mas de tres millones de pesos, i que el consumo interior puede
fácilmente decuplarse sin¡tomar en consideración que los peces
ahumados pueden fácilmente^ viajar de Chile al Perú, Bolivia,
Instalación moderna de venta de pescado. A la derecha muestrario fresco en la
vidriera de la calle, a la izquierda el mostrador, detras de él el estante frigorífico,
•^n el fondo estanques con aguas i entre ellos pesas cómodas para peces vivos.
Ecuador, Arjentina, Brasil i Uruguai; los preparados en salmuera
1 en escabeche con o sin jelatina a todos los paises sudamerica-
nos, i los pescados secos i conservas en tarros hasta Europa, donde
tienen colocación los productos que elaboran con las mismas es-
pecies nuestras la colonia del Cabo i los estados de Australia.
Tampoco debe descuidar una sociedad de pesca de tener sus
carros frigoríficos propios, de construcción económica, de peso li-
viano i seguridad de poder conservar el pescado fresco durante
una semana, ya que el Estado no posee sino carros pesados o mal
improvisados, i que no hai esperanza alguna de que alguna vez
suceda que por economía no se vuelva otra vez a suspender en-
cargos por diez carros frigoríficos como ha sucedido repetidas
veces.
288 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
Otra dificultad es la venta de los productos, pues si una empresa-
no tiene sus ventas propi;is, al menudeo ya sea en las plazas de
abasto, o en locales particulares, no podrá romper los cercos esta-
blecidos de privilejios esclusivos i verá revender sus productos
malbaratados a precios exorbitantes, con los cuales es imposible
tener un gran consumo, ya que la jente rica es escasa en todos
los paises.
Empresas tal como las hemos descrito no necesitan limitarse a
la pesca a gran distancia de la costa, sino que tienen un ancho
radio de acción para moverse en los mares territoriales de Valpa-
raíso a Arauco i Ancud, etc., i vender su pescado fresco aun en
Callao, Lima, La Paz, etc., o vice versa, para arraigarse en Callao
i vender su producto fresco en Santiago, a mucho menor precio
que los que rijen actualmente en el mercado central.
Habríamos deseado que estas empresas que significan un gran
adelanto para el pais fueran nacionales, pero ya que no nos ha
sido posible convencer a nadie en este sentido, nos resta hoi dia
nada mas que abrir las puertas de par en par, para que entren
sociedades estran jeras i darles toda clase de facilidades para ase-
gurarles su porvenir i bienestar, ya que no es posible que la gran
masa del pueblo pobre sufra de la carestía de alimentos sanos i
baratos por la simple razón de que no se han juntado un par de
capitalistas nacionales para aprovecharse de los estudios hechos
en el pais.
Federico Albert.
{Continuará).
LA HIJIENE DE LA CAZA
Aunque no nos hallamos en plena temporada permitida de caza,
sport que cuenta entre nosotros tantos aficionados como profe-
sionales, nacionales casi todos estos últimos , i pertenecientes a
los mas distinguidos miembros de las colonias estranjeras los
primeros, pero tan entusiastas unos como otros, creemos de utili-
dad para los lectores del Bcjletin que son al mismo tiempo fer-
vientes discípulos de S. Huberto, trascribir, estractándolos lije.
boletín de bosques, pesca i caza 289
ramente, algunos párrafos sobre la hijiene del cazador que halla-
mos en una revista ilustrada.
Conio todos los ejercicios, el de la caza es un ejercicio excelente,
con tal que se sepa utilizar a la vez como diversión provechosa
i como ejercicio hijiénico.
Algunos cazadores, por mucho gusto que encuentren en prac-
ticar semejante sport, no tardan en abandonarlo completamente,
ya que un exceso de fatiga es todo lo que les reporta. Otros, exce-
sivamente pusilámines, sienten algún dolor producido por el can-
sancio, i, temiendo la gota, el reuma, se abstienen asimismo de
cazar. Oíros, finalmente, se hacen superiores a la fatiga, cazan
con todo tiempo i llega un dia en que les da un ataque a tal o
cual órgano.
En realidad se ha comprobado con frecuencia que los excesos de
gota aumentan con la apertura de la caza para disminuir luego
Pues bien, hai un medio de cazar sin que sean de temer acciden-
tes, si el individuo sabe conducirse con prudencia.
El punto capital para evitar molestias semejantes es irse ejer-
citando progresivamente. Nadie vaya de sopetón a rendirse de
fatiga, ni luego en la noche, a fin de reponerse, como tampoco
una cena copiosa enriquecida con lo que mató tres dias antes. La
fatiga, los buenos manjares, la intoxicación por efecto de la caza
manida, son tres condiciones inmediatas del acceso de gota, del
cual rara vez se libra el goloso, si las acumula atolondradamente.
Si por el contrario se obra progresivamente, no se esperimenta
fatiga. Del ejercicio progresivo resulta precisamente el perder la
sensación de cansancio que suele esperimentarse tras una activi-
dad violenta de los músculos.
En la vida ordinaria están regulados los músculos para un
pequeño trabajo. Si de repente se les obliga a una exajerada
tarea como es una larga caminata, «e fatigan. Pero, secundai'ia-
mente, se desai'rollan i pronto se regulan para un trabajo muyor.
Entonces podrá imponérseles una caminata mas considerable, sin
que en ellos se note el menor desarreglo. Ya están acostumbra
dos. Este desarrollo muscular, esta costumbre de fatiga, pueden
adquirirse con ejercicios moderados, repetidos con frecuencia i
progresivos, e igualmente con esfuerzos desmesurados impuestos
bruscamente.
En el primer caso, no se esperimenta fatiga; en el segundo se
19
290 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
produce una laxitud suma; a maj^or abundamiento, el trabajo
muscular esparce en la economía productos de desperdicio que
van a intoxicarle lijeraraente, i esta intoxicación conduce a la gota
o al cólico nefrítico. De él resulta que el cazador inesperto, asus-
tado por una fatiga insólita, o abatido por un mal doloroso, de
grado o poi" fuerza abandona un sport, que practicado con cuidado
i perspicacia mayores, le hubieran fortalecido la salud. Para un
cazador, todo se resume en evitai' las continuadas fatigas i en
acostumbrarse progresivamente a las largas caminatas.
El réjimen del cazador debe ser sustancioso, pero sobrio al
mismo tiempo. Como por el ejercicio se producen en su organismo
muchas sustancias nocivas, debe eliminarlas, i para ello es menes-
ter que beba mucho; claro está que, si una gran cantidad de
líquido débilmente alcoholizado equivaldría a una cantidad de
líquido pequeña alcoholizada fuertemente, debe abstenerse de
toda bebida alcohólica. La bebida del cazador, en particular sí
este es gotoso, debe ser el agua. Debe bebería, no tan solo en sus
comidas, sino entre ellas, a fin de aumentar en lo posible la es-
crecion urinaria.
El cazador no debe comei' el producto que caza mientras la prac.
tique como no sea algo délo que haya muerto durante el mismo
día. Por otra parte, debe ser reservado con respecto a todas las
carnes; cuando se practica un ejercicio muscular violento, basta
con poca carne; no que haya de suprimirse por completo, pero si
puede omitirse en una de las comidas o bien tomarla en cada una
de ellas en pequeña cantidad. Las legumbres i los huevos. deben
constituir el principal alimento del cazador; las papas, la fruta
cocida i al ari'oz le son necesarios parar reparar sus fatigados
músculos i suministrarles la materia para desarrollarse.
El cazador debe abrigarse mucho, no debe andar nunca en
ayunas, ni detenerse mucho en un mismo sitio sin moverse: gríicias
a esta precaución, puede arrostrar sin daño los grandes fríos i las
lluvias.
Finalmente el cazador no debe salir a caza hallándose con algu-
na indisposición; el esfuerzo inusitado de este sport, aun cuando se
haya tomado alguna costumbre, puede agravar una enfermedad
incipiente o un lijero malestar.
Por el contrario, el cazador que observe toda estas precauciones:
adiestramiento pi'ogresivo, sobriedad i buen réjimen, se encon-
trará bien con ellas. Los obesos podrán enflaquecer un poco, los
boletín de bosques, pesca i caza 291
flacos podrán engordar, pues condición de la hijiene es volver al
estado normal a las personas que de él se apartan en uno u otro
sentido. ¿Cuántos dispépticos se mejoran durante los meses de
invierno cazando con regularidad? Cuántos estreñimientos se
regularizan con este ejercicio saludable! Cazadores, no abando-
néis la caza; piacticadla, sin embargo, con prudencia, poniendo
vuestra salud por encima de las piezas que pudierais matar.
Cierto es que con el abuso que en nuestro pais se ha cometido
con la caza, como con todas las producciones naturales del suelo,
aquella ha desaparecido por completo de muchas localidades
vecinas a la capital i en lugares mas distantes escasea tanto que
cada perdiz a tiro cuesta una larga caminata. Eazon mas para
saber medirse i resolverse a volver a casa con una caza mode-
rada i no esponerse, por pasar como en Nemrod consumado, a
quedar enterrado e inhábil la mitad de la semana, a mas de to-
marle fastidio a un sport que alegra el hogar como el cazador,
cuando regresa este trayendo manjares extras para variar la
mesa, después de haber dejado en ios campos i cerros al mal
humor i las monótonas preocupaciones de la vida,
O. Silva Cíl
EL CONGRESO FORESTAL INTERNACIONAL
DE PARÍS
16 de Junio de 1913;
Infokme que presenta el Injemiero Ageónomo don Ramón
Elzo Baquedano, nombkalo Delegado oficial del Gobier-
no DE Chile, sobre las conclusiones a que se arribó en,
DICHO Congreso.
En desempeño de la honrosa comisión que me fué conferida por
el Supremo Gobierno, según decreto de fecha 28 de Enero del
presente año, para asistir como delegado de Chile ante el Con-
292 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
greso Forestal Internacional de París, rae trasladé de Madrid a
esta ciudad a fin de dar el debido cumplimiento a mi cometido.
En efecto, el dia 16 de Junio, a las 10 A. M., nos encontrába-
mos reunidos en los salones de la Sociedad Científica de Paris
mas de cuatrocientas personas, entre las cuales veintiséis tenía-
mos el carácter oficial, siendo el resto compuesto de forestales de
diferentes nacionalidades i franceses propietarios de montes que
a manera de adherentes tomaban parte de este Congreso.
La sesión de apertura fué solemne; a ella asistió el señor Mi-
nistro de Agricultura de Francia, Monsieur Clémentel, quien en
un brillante discurso declaró oficialmente abierto el Congreso. En
ese discurso saludó, en primer término, al Touring Club de Fran-
cia organizador de tan importante torneo, a las naciones estran-
jeras que participaban de él en la persona de sus delegados, i a
los diversos representantes del servicio forestal i forestales ahí
reunidos.
Hizo a continuación una reseña retrospectiva de lo que fueron
los montes franceses, por las crisis que han debido atravesar, el
papel que desempeñan en la vida i civilización de los pueblos, i
el estado en que hoi se les encuentra.
Agregó a continuación mas o menos las siguientes palabras:
«Durante siglos se ha desvastado sin consideración los dominios
forestales haciéndoles esplotaciones mayores de lo que pueden
producir, lo que amenaza hoi a varios países de Europa con una
próximo ruina de maderas de construcción».
«Si las naciones privilejiadas de la Europa septentrional i la
parte Oriental de la América del Norte que tienen todavía gran-
des reservas forestales no prohiben las esplotaciones irracionales,
si los países ya empobrecidos no concentran sus esfuerzos para
reconstituir lo que la imprevisión i la ignorancia les ha hecho di-
lapidar, podiemos estar seguros del clamor de las jeneraciones
venideras i de la crisis mundial que aun será mas grave, pues
que ella tendrá que influir directamente sobre la vida misma de
nuestro planeta».
«Después de las inundaciones de 1910, ha sobreVenido en nues-
tro pais un verdadero grito de dolor, pero si miramos impasibles
la obra de la destrucción, si no nos esforzamos en restablecer el
equilibrio de las fuerzas de la naturaleza i dejamos a la tierra
que se desnude lentamente, seguramente llegará el momento eu
que le demos la razón a Chateaubriand que dijo: «los bosques
boletín de bosques, pesca 1 CAZA 293
preceden los pueblos i el desierto les sigue», i aun a lo que es-
presó Colbert: «no solamente la Francia, sino el mundo civilizado
perecerá por falta de bosques»,
«He pedido al Ministro de Finanzas, gran amigo de los bos-
ques,— i espero que será concedido — de hacer figurar en el presu-
puesto del año 1914 i sucesivos, un millón de francos para la ad-
quisición por el Estado de los montes particulares despoblados
que pueden ser comprados fácilmente a un precio reducido».
«Ayudar a la conservación de los montes, a la defensa de las
plantas nuevas, no solamente en el campo sino alrededor de las
poblaciones, es enriquecer a la Francia, saneándola i embellecién-
dola».
Ensalzó la obra benéfica del Touring Club i concluyó espe-
rando que en el porvenir se podrá apreciar los acuerdos i conclu-
siones a que se arribará en el Congreso como fruto de la discusión
i estudio de los temas que tantas i tan importantes materias
abarcan.
Después de los trámites de costumbre, dio lectura el secretario
jeneral al orden en que debian celebrarse las sesiones i los temas
que en cada una serian materia de estudio.
Para lo que a nuestro pais respecta, estimé conveniente asistir
a las sesiones en que se leyesen i discutiesen los temas mas rela-
cionados con nuestros trabajos en ejecución o en proyecto. De la
importancia de las materias tratadas i de las conclusiones a que
se llegó, haremos a continuación una lijera reseña.
Enseñama forestal. — Esta materia fué objeto de largo i deba-
tido estudio. Se hizo primeramente una relación de la enseñanza
forestal de otros tiempos i se comparó con la que los pueblos po-
seen hoi en dia, gracias a la perseverancia del Gobierno i del em-
peño de los particulares en la divulgación de los conocimientos
forestales. En un principio los elementos populares i aun los cul-
tos tenían ideas de lo mas erróneas; luego los trabajos prácticos
realizados con base científica i las conferencias organizadas en
diferentes pueblos de la rejion montañosa ha operado un cambio
radical, a tal punto que existen en Béljica cursos volantes de sel-
vicultura dados por forestales de reconocida competencia en unas
20 o 30 lecciones; al final de ellas después de un previo examen,
reciben los alumnos aprobados el diploma correspondiente. Estos
cursos han dado excelentes resultados, pues es como llevar la es-
2íí4 boletín de bosques, PESCA I CAZA
cuela hasta la casa misma de los individuos cuyas faenas están
precisamente en los terrenos boscosos en esplotacion.
Otro medio de educación es el sistema de carteles instructivos
fijados debidamente en los montes que son del dominio público.
Se citó como ejemplo la obra realizada por los empleados de
Aguas i Montes de Fontineblau, Copiegne, Estérol, etc., cuyos je-
fes organizan i llevan a cabo escursiones con los turistas que pa-
san algún tiempo en esas comarcas; en esas escursiones se dan
conferencias sobre los trabajos que se visitan; lo que es mui pro-
vechoso para los interesados, pues tienen a la vista el resultado i
las observaciones del tema de que se trata.
Otro de los medios de fomentar la instrucción forestal sobre
todo en las escuelas públicas consiste en la celebración anual de
la pesta del drhol, en donde se dan conferencias a los alumnos
sobre el significado de la fiesta, lo que constituye el primer paso
en esa materia. Estas fiestas deben ser celebradas con el mayor
esplendor posible i a ellas deben de concurrir los alumnos de am-
bos sexos.
Como fruto de los trabajos leidos i latamente discutidos, se llegó
a las siguientes conclusiones:
1.''' Que la Administración de Aguas i Montes organice con el
concurso del Touring Club, en las rejiones frecuentadas por los
turistas, co7iferencias paseos en donde se de al público nociones
exactas de la constitución de los bosques i de las diversas opera-
ciones de selvicultura.
2.'*^ Que la prensa dé facilidades para la publicación de artícu-
los encaminados a la propaganda hecha por la oficina de Aguas i
Montes.
o.^ Que se establezca un acuerdo entre el Ministerio de Agri-
cultura e Instrucción Pública para que mediante él la Administra-
ción de Montes sea invitada a ayudar a la celebración de la fiesta
del árbol i de las sociedades forestales escolares.
4.a Que la enseñanza silvícola no esté recluida solamente a las
escuelas de agricultura, sino que sea estendida a las escuelas nor-
males en donde anualmente un forestal del Cuerpo de Montes, dé
conferencias; i hacer constar esos estudios en el diploma si el alum-
no es juzgado con los conocimientos necesarios.
La introducción de espacies exóticas. — En un notable trabajo leí-
do por Mr. Hikel, Inspector de Aguas i Montes, desarrolló amplia-
mente el tema relacionado con los ensayos i plantaciones de esen-
boletín de bosques, pesca i caza 295
cias forestales exóticas. Hizo ver en su «rapport» la resistencia
que los particulares oponen a la introducción de especies exóticas
por creer que ellas vendrán a reemplazar las nacionales con un
grave perjuicio de las últimas. Pero Mr. Hikel refuta esa teoría i
demuestra palpablemente que existen esa lucha entre el haya i el
roble (encina), ambas especies nacionales, en la cual es menester
la intromisión del hombre para evitar que el haya reemplace a
aquel.
No ve la necesidad que puede haber para un pais el introducir
esencias forestales exóticas cuando cuenta con las nacionales cu-
yos crecimientos i maderas son excelentes; pero tampoco vacila en
recomendar su introducción en aquellas rejiones cuyos elementos
nacionales han desaparecido o no cuentan con ellos de buena cla-
se. En este caso, es indiscutible el beneficio que presta la intro"
duccion de esencias forestales exóticas que viene a reemplazar
una flora pobre de elementos naturales deficientes.
Por otra parte, puede ser motivo de la introducción de esencias
forestales exóticas, el mercado de semillas i hace notar el confe-
renciante que el Pinus marítima tiene literalmente consquistado
el mundo entero. Hace en seguida una crítica analítica desde el
momento de haber comenzado en Francia la introducción de las
esencias exóticas hasta nuestros días, llegando a las siguientes
conclusiones que fueron aprobadas por los congresistas asistentes
a esta sección:
1^ Que la introducción de esencias forestales exóticas en las
plantaciones i repoblaciones forestales sea estimulada: por el pa-
go de subvensiones en dinero, i por recompensas i primas en dinero
asignadas en los concursos rejionales.
2^ Que los parques forestales donde han sido hechas las planta-
ciones de árboles exóticos puedan servir de estudio para el em-
pleo de esas mismas esencias en los grandes trabajos de repobla-
ción, siendo en cambio exhonerados durante 10 o 20 años de todo
impuesto a condición de que ellos sean abiertos a los profesores
de agricultura í a los ajentes forestales u otras personas oficial-
mente acreditadas en los estudios dendrolójicos, botánicos i fores-
tales.
S'*^ Que el Estado entre de lleno a la cultura de las esencias fo-
restales exóticas en los sitios que sea necesaria su introducción.
296 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
El agua i los montes. El presente tema dio motivo para largos i
bien consabidos estudios; merece figurar en primera línea el leido
por Mr. Peyrelongue, Inspector Ayudante de Aguas i Montes. Citó
primeramente la famosa oración de M. Reclus hecha en su obra
Manual del Agua «El agua es el árhol, el árbol es el agua» i entró
de lleno a hacer el análisis de los beneficios que el arbolado re-
porta a los terrenos en pendientes, tanto en el orden de la lenta
escursion de las aguas lluvias, como de las erociones que en su
corriente torrencial éstas producen. Prueba con cifras i datos pre.
cieos que los terrenos dedicados a la agricultura favorecen de una
manera mui superior las inundaciones que los pone en condiciones
normales de un arbolado cualquiera, en terrenos de fuertes pen-
dientes.
Hizo alucion el conferenciante a diferentes estudios comparti-
vos sobre trabajos realizados en EE-UU. en diferentes rios i por
espacio de treinta i siete años, i llegándose a establecer que: en la
cuenca de recepción de un terreno montañoso de taludes embos-
cados, las crecidas pierden su carácter repentino i torrencial, co-
mo se observa en aquellas cuya hoya está despoblada de su arbo-
lado. Hace ver también, la necesidad de ejecutar trabajos comple-
mentarios para la regulación de las corrientes en el lecho mismo
de los rios, pues una vez el agua en el cauce, el arbolado no pue-
de ejercer influencia alguna sobre ella.
Las conclusiones a que se arribó después de este interesante
estudio, fueron las siguientes: Que los montes ejercen una acción
reguladora de las aguas, reteniendo gran parte de las lluvias i en-
tregándolas poco a poco a las cuencas de deyección.
Que los trabajos farestales, i en primera línea las laderas de
las cuencas de recepción de los rios, deben de ser repobladas por
ser las partes que están mas amenazadas de las erosiones ocasio-
nadas por las lluvias.
Que en Francia i en el estranjero se hagan esperiencias sucesi-
vas i metódicas tendientes a determinar la influencia del arbolado
en el réjimen i gastos de las aguas.
Estado actual de la restauración de montañas i estudios anteriores
a su ejecución. Desde hace mas de 50 años, la obra de restauración
de montañas se ejecuta en Fi-ancia; a ella han consagrado los fo-
boletín de bosques, pesca i caza 297
réstales todas sus enerjías hasta llegar a vencer las dificultades
que a su ejecución se oponían.
La práctica ha demostrado que no se pueden sentar reglas jene-
i-ales sobre la manera de operar en las diferentes i'ejiones de un
país, pues la mayor pai'te de los procedimientos empleados son
de carácter local cuyas prácticas i esperiencias se continúan i
transmite a los sucesoí'es que dirijen las obras. Por esta causa, los
métodos actualmente vijentes pueden ser perfeccionados utilizan-
do los conocimientos modernos de que dispones la jeografia física
i la botánica, esta última sobre todo, dando a conocer las necesi"
dades de los vejetales que debemos emplear para hacer la restau-
ración de la hierba en las sitios de fuertes pendientes i cuya pre-
sencia es indispensable para la repoblación de los suelos.
Para hecer la repoblación de las montañas débese, en primer,
lugar, de tratarse de volver al mismo estado natural, es decir,
precederse al encespedamiento de los terrenos que debido a su
gran pendiente, impide la ejecución de las obras forestales, como
también a la corrección de las depresiones que a causa de las llu-
vias se vienen produciendo i que al no poner remedio, concluirán
por transformar completamente el aspecto topográfico de la mon-
taña. Estos trabajos pueden consistir en las obras de enfajinados
i enrocados; los primeros pueden ser empleados con muí buen
éxito contra las erupciones de fondo de los torrentes, como tam-
bién los segundos, pero ya son obras de un valor muy superior i
de mas lenta ejecución.
La restauración de la vejetacion i el estudio retrospectivo de la
vejetacion es una cuestión meramente botánica, como asimismo
el establecimiento de los actuales cultivos sobre tipos de planeas
determinadas; este estudio de las plantas debe ir ligado a la flora
forestal con que deben repoblarse aquellos terrenos, la vuelta a
las especies primitivas que los poblaban i que seria el ideal del
problema, no es posible en muchos de los casos por haber cambia-
do las condiciones de clima i suelo a tal,punto que no permiten
que vivan allí las plantas que en un principio existieron.
Es entonces cuando se nesesita del estudio del arbolado que
debe ocupar el terreno cedido por aquél, i que solo podrá estable-
cerse por un estudio botánico del ciclo evolutivo i de asociación
de las plantas, como también la marcha, progresos vejetativos i
cambios en un mismo tiempo i condiciones. Este es un método
muí conocido por los forestales, que emplean corrientemente i que
298 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
han llamado esencias transitorias, que juegan un papel de suma
importancia, produciendo primeramente el abrigo del suelo i sir-
viendo después al desenvolvimiento de la vejetacion que luego los
ha de reemplazar.
Un punto raui importante que debe ser tratado en primer tér
mino, es el de las esencias forestales que debemos emplear en el
repoblado i sobre la cual, jeneralmente el forestal, no se preo-
cupa o no le da la debida importancia; se trata del oríjen de las
-semil/as que (Uhen emplearse en el repoblado; se cree que las espe-
cies botánicas son homojéneas i no preocupan de su procedencia^
siendo que tiene un interés capital para la seguridad del forestal.
Inútil es pretender cultivar plantas delicadas i exijentes en terre-
nos secos i pobres; las semillas producidas por plantas de un clima
determinado producen individuos de mas o menos de las mismas
cualidades de las plantas de donde provienen. Es esta la causa dg
muchos fracasos, sobre todo a aquellas personas que, guiadas por
el espíritu de la causa forestal, plantan árboles llevados de climas
diversos o semillas provenientes de terrenos húmedos, en suelos
secos o condiciones climatolójicas diamestralmente opuestas.
El mejoramiento de los bosques de escaso rendimiento con la in-
troducción de frondosas. — Cuando se comparan los rendimientos
en dinero de los bosques de plantas frondosas con los de resinosas,
se ve claramente que la balanza se inclina del lado de los segun-
dos; esta superioridad es en ciertos paises tan pronunciada que no
se ha vacilado en reemplazar las hayas por los pina vetes, pues
cuando el rendimiento de las primeras era de cuatro o cinco fran-
cos por hectárea, las resinosas daban de ochenta a ciento.
Es sabido que las coniferas son en Jeneral mas rústicas que las
plantas frondosas, i es por eso que las aventajan en crecimientos;
pues se ve a menudo que en terrenos pobres en donde si acaso
pueden resistir i vivir débilmente las frondosas, las resinosas se
desarrollan normalmente, mostrando claramente que ellas son
susceptible de aprovechar los suelos en los cuales sus conjéneres
de hoja caduca no producen el valor que económicamente se
desea.
Son dignos de elojio los resultados obtenidos en Alemania i
Suiza con la trasformacion del monte bajo de escaso rendimiento,
en monte alto de resinosas; para llegar a ese resultado se han
tenido que sostener las luchas consiguientes contra los elementos
boletín de bosques, pesca 1 CAZA 299
amantes de sus especies aun con menoscabo de sus propios in-
tereses.
Los abonos en las plantas forestales. —Hace mas de 30 años que
los abonos forman una parte muí importante en la agricultura sin
-que nadie, hasta hace poco, se hubiese preocupado de ellos i su
aplicación en la selvicultura. Su aplicación en los criaderos de
plantas ha dado siempre resultados verdaderamente sorprendentes
por los desarrollos alcanzados por las plantas nuevas, pero ahora
falta saber si esos mismos resultados se pueden obtener con su
aplicación en las plantas que tienen que luchar contra la pobreza
del suelo i de los elementos.
Por las esperiencias practicadas sobre plantas de acacia, se ha
podido comprobar los benéficos resultados de su aplicación; las
plantas abonadas se ban desarrollado de un modo visiblemente
superior a las plantas dejadas como testigos de estos ensayos,
llegándose a estimar que las abonaduras de las plantas puestas en
terrenos pobres son casi de necesidad absoluta.
Para calcular las cantidades de abonos que es menester aplicar
en los terrenos embos( ados, es preciso saber primeramente los
componente del suelo i las plantas que componen el arbolado, para
en seguida i conforme a las exijencias de esas plantas, proceder a
la aplicación en las cantidades que cada una de las esencias nece
sita. Esto es en el caso de que el monte esté sometido a la servi-
dumbre de pastos, ieñas, hierbas i hojas, como existen muchos, i
que, naturalmente, no queda en el suelo ningún residuo vejetal
que pueda después de la descomposición reemplazar los abonos
que es preciso aplicar.
Utilización de las maderas niinudas. — La superficie de montes
en explotación con que cuenta actualmente la Francia es de cinco
i medio a seis millones de hectáreas. La esplotacion anual es en
cifras redondas de 300,000 hectáreas que producen alrededor de
10.000,000 de toneladas de leña, que reducida a carbón da sola
mente un resultado líquido de beneficio de $ 0.20 por cada metro
cúbico. Por otra parte, el producto medio de una corta sometida a
un turno de 17 a 20 años, es de 3,000/odelas de leña, pesando cada
una entre seis i si siete kilos por término medio. Esta leña, la mitad
es por lo jeneral vendida, quedando el resto en el mismo terreno de
corta por falta de demanda i utilización.
Para evitar estas pérdidas que dejan las esplotaciones de monte
bajo, han peisado los propietarios dejar envejecer los árboles i
300 boletín de bosques, pesca i caza
hacer las cortas como madera de obra de fácil salida i a precios
remunarativos; pero como esto solo lo pueden hacer las personas
que tienen dinero, la mayor parte tienen que seguir esplotando-
sus bosques i produciendo carbón i leña que no les es absoluta-
mente remunerativo.
En vista de esta crisis porque atraviesa la madera de quemar i
el carbón, i que a fin de dar otras aplicaciones a los productos
derivados de los árboles, los químicos se han preocupado empe-
ñosamente en encontrar una aplicación práctica que sea remune-
rativa i que permita aprovechar hasta las partes mas pequeñas de
las maderas.
Después de una serie de estudios i de varios años de trabajo,
se ha conseguido encontrar el medio económico de utilizar hasta
las partes fuera de valor, como son las virutas i el aserrín. Se
trata pues, de la destilación de esas materias trasformándolas en
alcohol etílico.
Este alcohol que se puede clasificar entre los productos menu-
dos del bosque, ha encontrado aplicación en los mismos usos que
los alcoholes que se estraen de la destilación de betarraga, pata-
tas, tubérculos en jeneral, i aun hasta del de uva mismo.
Hasta la fecha solo se destilan los aserrines, virutas i maderas
menudas convenientemente trituradas, provenientes de las plan-
tas resinosas; pero dado el empeño que gastan los hombres de
ciencia para llegar a tener un aprovechamiento económico de los
menudos productos de las plantas no resinosas en jeneral, nos
induce a creer que no tardaremos en ver que la destilación de
las maderas de las frondosas es una cosa enteramente resuelta.
No pasaremos por alto las palabras del señor Ministro de Agri-
cultura, Mr. Clémentel, en su discurso de inauguración de las se-
siones del Congreso que nos ocupa, por ser ellas muí significativas
i porque del proyecto de leí a que se refiere encierra muchas dis-
posiciones que bien nosotros podríamos aprovechar en nuestra
futura lejislacion forestal.
En ese discurso dijo el Sr. Ministro mas o menos lo siguiente:
«Me encuentro feliz de haber depositado en la Secretaria del
Congreso, un acta lejislativa que desde ayer debemos de saludar
con júbilo, ya que ella abrirá una nueva era para nuestras cues-
boletín de bosques, pesca i caza 301
tiones forestales: es la Lei que acaba de ser votada por ambas
<]!ámaras.
«Esta Lei permitirá someter los bosques a las reglas de selvi-
cultura, a menudo desconocidas por los propietarios, sea porque
ellos no alcanzan a medir el alto interés que encierran, sea por-
que los consejos de los técnicos les perjudicaban.
«Vuestras indicaciones i consejos (refiriéndose a los congresales)
me serán preciosos para la elaboración de los reglamentos admi-
nistrativos i su aplicación».
La Lei que acaba de ser aprobada, dice asi:
«El Congreso,
«Considerando que la conservación délos montes existentes en
las rejionés eleva las i en las dunas necesitan medidas escepcio-
nales i que la lejislacion actual represiva del desmonte no es sufi-
ciente para asegurar el mantenimiento de esos montes.
«Es de opinión que una lejislacion especial de los montes de pro-
tección es susceptible de evitar los funestos resultados de su desa-
parición; esta lejislacion preventiva que debe tomar en cuenta la
situación económica i la organización administrativa de los diver-
sos paises, estando comprendidas todas las servidumbres que gra-
van a los propietarios, quienes deben de ser recompensados con
algunas ventajas, tales como subvenciones i escepciones de im-
puestos, presta su aprobación al siguiente proyecto de Lei:
«Art. Lo— Serán declarados como montes de utilidad pública:
los montes, bosques i praderas boscosas, cualquiera que sean sus
propietarios i que su conservación sea indispensable: 1), pa-
ra sostener la tierra en las montañas o pendientes; 2) para la de-
fensa del suelo contra las erosiones e invasiones fluviales, ríos,
arroyos o torrentes; 3), para la existencia i salubridad de los ma-
nantiales; 4), para la protección contra las crecidas estremas de
las aguas; 5), para la protección contra las avalanchas de nieves i
movimiento de los glaciares; 6), para la protección de las dunas i
de las costas contra las erosiones del mar i de las invasiones de
las arenas; 7), para la defensa del territorio; 8), para la salubridad
pública; i 9), parala protección contra las influencias climatéricas
nocivas.
Art. 2.0 -La clasificación se hará de tal manera que abarquen
las zonas llamadas de protección, teniendo en lo posible límites
naturales: los montes, bosques i praderas boscosas que queden
comprendidas en esos límites, serán consideradas como montes
302 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
de utilidad pública. El perímetro de estas zonas será fijado des-
pués de una información que se fijará en unalei especial; i la ma-
nera de llevar a cabo la información o estudio será determinado
por un reglamento de la Administración Pública.
Art. 3.0 — Las disposiciones de escepcion del artículo 224 del
Código Forestal, no serán aplicadas a los montes de utilidad pú-
blica.
Art. 4.0 — Los montes de utilidad pública' pertenecientes a los
municipios o establecimientos públicos quedan sometidos siempre
al réjimen forestal, sin que la escepcion fundada en la imposibili-
dad de ordenación o de esplotacion regular pueda, en ningún ca-
so, ser opuesta a estas disposiciones.
Art. 5.0 — Ningún particular podrá ejercitar el derecho de es-
plotai- los bosques que le pertenecen situados en la zona de pro-
tección, sin haber solicitado previamente un permiso especial de
la Conservación de Aguas i Bosques, por lo menos con dos meses
de anticipación. Este pedido debe de contener los datos que seña-
lan la posición del monte, i la cantidad de maderas que se piensa
estraer. La administración de Aguas i Montes deberá en ese pe-
ríodo de tiempo dar la autorización para esplotar, indicando las
prescripciones de corta i las precauciones juzgadas necesarias
que permiten a los montes, bosques i praderas boscosas, jugar el
rol para el cual así se les ha clasificado
Art. 6.0 — Todas las esplotaciones efectuadas contrariamente
a estas disposiciones serán consideradas como delitos forestales i
penados como tales. Las infracciones que sean constatadas serán
perseguidas por la Administración de Aguas i Montes.
Art. 7.0 — Los montes de utilidad pública pertenecientes a par-
ticulares serán, cuando ellos lo pidan i por un período mínimum
de diez años, administrados por la oficina de Aguas í Montes, en
la misma forma i condiciones que los montes comunales o de es-
tablecimientos públicos. Estos montes pueden ser delimitados i
amojonados, siguiendo las reglas de los montes sometidos al réji-
men forestal. Los propietarios cuyos montes sean declarados de
uso público serán indemnizados preferentemente con otros terre-
nos forestales emboscados o por repoblar situados fuera del perí-
metro de restauración, según la leí de 4 de Abril de 1884, por las
delimitaciones, parcelas, enclavados i servidumbres. Los montee
de utilidad pública quedan exhonerados de todo impuesto o con-
tribuciones del Estado, a excepción de los derechos de costas de
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA 303
las jestiones administrativas de Aguas i Montes, si tienen lugar.
Art. 8.0 — Los montes de pi'oteccion no clasificados de utilidad
pública; quedan sometidos a las disposiciones del título XV del
Código Forestal contra el desmonte.
Art. 9.0— El ai'ticulo 221 del Código forestal se completará así;
El ejercicio del pastoreo después de la esplotacion, podas o in-
cendios, que acarrean como consecuencia la destrucción del todo
o parte del monte en que se practican, serán después de previa
notificación al propietario, consideradas como los desmontes i pe-
nadas como tales.
Art. IQo — La presente leí se aplicará a Francia, Aljeria i las
Colonias.
El último día de las sesiones i formando la parte final del pro.
grama del Congieso, estaba anunciada una conferencia por el
propagandista de la República Arjentina, Mr. Thai. En efecto, ese
día i ante una numerosa concurrencia desarrolló su tema forestal
de reclame para aquel pais, el que ilustró con buen número de
proyecciones fotográficas de vistas tomadas en la Arjentina, Chile
i países vecinos.
Presentó el conferenciante diversas proyecciones sobre montes
vírjenes i en esplotacion, trabajos forestales en dunas, i restau-
ración de cerros secos en Chile, como también otras vistas que
mostraban los montes quemados i desolados después de una roza
a fuego en la parte austral de nuestro pais. Al presentar las vistas
chilenas apenas se hizo mención del pais que eran orijinarias, i
luego al presentar las de las rozas a fuego recalcó lo salvaje del
sistema i lo en boga que se encontraban, llevando la desolación a
veces hasta las campos arjentinos mismos después de haber dea-
vastado miles de hectáreas en Chile i atravesado la Cordillera de
los Andes.
Los congresistas fuimos en varias ocasiones invitados a recep-
ciones oficiales i escursiones a montes; estas últimas tuvieron só-
lo el carácter de paseos, por lo que me abstengo de dar detalles.
L. Elzo Baquedano.
304 boletín de bosques, pesca i caza
BOSQUES ANDINOS
LEJISLACION FORESTAL
{Colaboración)
Los que cruzan la pampa árida i desierta desde Neuquen a
caballo o en coche, llegan a las primeras remiflcaciones de los
cordones cordilleranos temblando, helados, sufriendo continuos
vendavales, sin trej^ua dia i noche, observan la continua lucha
entre la vida i los elementos. Algunas jerofilias, algunos arbustos
enanos i espinosos constituye la flora de este inmenso desierto.
Llegando a la rejion andina el clima se modifica; aun seco, es
fresco, los valles umbrosos, los cerros cubierto de un manto fron-
doso, los lagos alimentados por las nieves perpetuas forman un
panorama encantador, estamos en la Suiza arjentina.
Pero el observador se pregunta si el Gobierno piensa seria-
mente en este eficiente del progreso del pais i si prevé el enorme
valor que tienen estos bosques en relación a la escasez del mate-
rial que es necesario para la vida i si hai en fin una lejislacion
severa que impida la devastación forestal cultivando estos bos-
ques, haciendo viveros con las esencias indíjenas o mistas que
mas se adapten a las zonas desprovistas i que se quieran unifor-
mar o enriquecer.
Creo que mucho sobre este tópico fué escrito: T^as comisiones
injenieros para la demarcación de limites, después injenieros
topopgráflcos i agrimensores de la División de Tierras, naturalistas,
Jefes de rejimientos, inspectores de Tierras i Colonias, correspon-
sales, turistas, todo el mundo quedó admirado de las exelsas cum-
bres, todos vieron la necesidad que este problema de trascendental
importancia sea tomado en consideración i que la buena voluntad
de unos pocos encuentre válido a[)oyo en el Gobierno a fin de
que se establezca una lejislacion severa, que asegure a la Nación
su riqueza natural, sus bosques milenarios.
Decia el Presidente Rooseveit en el Congreso Forestal celebrado
en 1906 en Washington: «Los problemas de los bosques i del agua
boletín de bosques, pesca i caza 305
son talvez las cuestiones interiores mas vitales de los Estados
Unidos».
En el primer Congreso Científico Pan-Americano (Sección
Agronomía) reunido en Santiago (Chile) en diciembre de 1908 el
señor José A. Alfonso propuso las siguientes conclusiones, que
fueron aprobadas unánima mente: '
«1.0 Los bosques por sus múltiples e incalculables beneficios
desempeñan un papel ti-ascendental en la economía i bienestar de
las Naciones.
«2.0 La devastación forestal es en consecuencia un peligro
gravísimo.
«3.0 Debe proveerse a la^^plantacion forestal desde un punto
de vista técnico o científico o sea tomando en cuenta los distintos
factores que constituyen los beneficios de los bosques i muí espe-
cialmente los que proveen a mantener la humedad i la regulari-
dad de las corrientes de agua.
«4.Ó Para este último efecto deben estudiarse atentamente en
las montañas las hoyas hidrográficas de estas corrientes.
<'5.o La replantacion forestal como obra de previsión a largo
plazo i de bienestar o seguridad nacional, es mas obra del Estado
que de los particulares.
«6.0 Debe sin embargo proveerse a incitar el celo de los parti-
culares, por medios de prima de plantación, exención de impues-
tos etc. a fin de que cooperen a la acción del Estado i eficazmente
la completen.
7.0 Con este mismo objeto i para ilustrar la opinión pública
jeneralmente ignorante en lo que se refiere a los trascendentales
incalculables beneficios de los bosques, debe hacerse una ince-
sante propaganda social, principiando por las escuelas, siguiendo
con las conferencias, fiestas públicas, como la interesantísima del
árbol, i valiéndose también de la propaganda relijiosa por medio
de la cátedra sagrada de tanta infiuencia en el pueblo».
Estas fueron las conclusiones aprobada por el Congreso i por
la Nación vecina que su flora es mas rica i tiene menos necesidad^
teniendo^ menor superficie desprovista de monte, de conservar los
bosques andinos.
Pero antes de examinar detenidamente las causas i aconsejar
aquellos remedios que a mi parecer son necesarios, estudiemos el
estado actual de nuestros bosques cordilleranos.
20
306 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
NATURALEZA DE LOS BOSQUES ANDINOS
Las faldas de las precordilleras i de las cordilleras hasta una
altitud de 1700 a 1800 metros sobre el nivel del mar i desde la
máximas cumbres hasta el centro, como faja de cinco leguas
aproximadamente de ancho (término medio) que empieza desde
el paralelo 38f' hasta el 54" se hallan revestidas de bosques de un
modo mui irregular; esta irregularidad es debida a múltiples cau-
sas, pero de un modo mas especial a la acción de los vientos, que
en la selección natural tienen un rol mui importante tratándose de
semillas, en la mayoría de las especies anemóbolas.
Donde el aire es tranquilo i hai reparo, las plantas se crian ro-
bustas i hei mosas, pero no asi en los parojes azotados por los venda-
vales en los cuales la vejetacion queda raquítica i arbustiva cuan
do no se vuelve del todo erbácea, notándose a menudo hasta la
total ausencia de plantas i apareciendo las rocas desnudas en los
puntos mas azotados.
Por lo jeneral, estos bosques se hallan constituido por varias
esencias mezcladas caprichosamente, acompañadas de arbustos i
enredaderas maso menos abundantes e invadidos de quila. Sin
embaí go, no faltan especies que constituyen colonias esclusivas,
lo que se observa especialmente en los pinos, los alerces i loscipre-
ses, que suelen formar pinaies, alerzales i cipresales a pesar de
hallarse con frecuencia aislados en los montes de otras clases mez-
cladas.
Lo que llama la atención de esta localidad es la falta de zonas
hipsométricas.
En los demás continentes i ra¿is especialmente en Europa, cada
altura está determinada por una esencia, teniéndoae así la zona
del roble, la del haya, la del abeto, la del pino, etc. Aquí no,
escepcion hecha por el LeTigue(Nothofagus) que empieza a mas de
1000 metros hasta 1500 próximamente; la misma esencia algo
modificada en su estatura la hallamos a alturas las mas diferentes,
tanto vejetan a nivel del lago como en los vallecitos de las que-
bradas mas elevadas.
Estos bosques completamente silvestres no presentan ninguna
ordenación: las plantas criadas en masas en los lugares mas pro-
picios luchan, se combaten, se tuercen quitándose continuamente
la luz i el terreno con peí-juicio de todos, i en lugar de admirar
boletín de bosques, pesca i caza 307
lindos troncos derechos, majestuosos, vemos tallos torcidos, raquí-
ticos, enmarañados, formando un conjunto desagradable i de un
^alor mui roducido. Agregúese que todas esas plantas parece que
«o tengan una vida mui larga, de modo que a cada paso se tropie-
:zsL con troncos carcomidos o podridos que sirven de semtlíeras a
falanje de parásitos vejetales i animales, los que, una vez carco-
'mido el tronco derribado, inician su obra destructora en otros
troncos sanos i derechos. A mas que en los bosques de esposicion
oeste i sur (que son casi todos) constituidos de varias especies de
Nothofagus, perteneciendo éstos a las ombrívagas, viviendo por
■consiguiente en el suelo mas húmedo, se nota que el bosque es
mas sucio porque a mas de estar lleno de plantas bajas arbustosas
-cuyas ramas se entrelazan con varias especies de enredaderas, la
-quila con sus rizomas poderosísimos gana cada día mas los espacios
libres, formando una barrera infranqueable i quitando la vida a
tniles i miles de plantitas que nacerían de las semillas caídas.
Como he espuesto anteriormente, en estos bosques mistos i de
varias edades, por escepcion seculares, que mejer seria llamarlos
florestas, hai dos o tres esencias dominantes i por sus esposicioues
i situaciones tienen un efecto moderador del agua e influyen ven
tajosamente sobre los vientos.
Las corrientes atmosféricas son tan fuertes i continuas en di-
rección oeste a este, que deforman completamente los árboles,
^sí que en toda la zona andina la agricultura está a la discreción
muí poco oportuna de este flajelo.
Se calcula en este paraje, según el anemómetro de Bariloche,
*tma velocidad de 122 kilómetros por hora.
En el estado actual, los bosques cordilleranos tienen un valor
Telativamente rejucido, i en la esplotacion no tan solo se hallan
inconvenientes grandes i numerosos, sino que el desperdicio llega
tuuchas veces a ser mayor de lo que se aprovecha ya sea para
hacer cancha a los pies a derribarse como para la estraccion de
los ejemplares volteados.
ENEMIGOS DE LOS BOSQUES
a) Montaraces. — En los bosques andinos vive una población
«lui especial, levantisca, i que no acata, por su ignorancia i atavis-
mo, fácilmente la lei; criada entre los matorrales i las breñas,
■atraídas allí por la facilidad la tranquilidad de vivir, no piensa
308 boletín de BUSQUES, PESCA I CAZA
sino en satisfacer sus necesidades, sin darse cuenta de los per-
juicios que puede ocasionar. Lo que le incomoda lo suprime del
modo mas rápido i de menor trabajo, sin preocuparse de lo&
árboles, de los bosques, ni del Gobierno.
h) Incendios. — Ya varias veces he denunciado la plaga de los
incendios; plaga que ha dejado i deja constantemente huellas terri-
bles i que si siguiese por algún tiempo, acabarla por dar fin a to-
des los bosques.
Estos incendios son históricos: Frai Francisco Menéndez en su
diaiio, pajina 19, dice: «27 Enero 1784, por el lado del lago Mas-
cardi, hubo una antigua quemazón.»
«26 Diciembre 1786. Cerca de Vuriloche (hoi Bariloche) encon-
tró un cerro mediano adonde estaba el monte ardiendo.»
I mucho mas antes, en el año 1670, el padre Nicolás Mascardi^
italiano, cerca del rio Corcovado encontró un lago con los bosques
de su ribera quemados.
Son causados a veces por la ignorancia, otras son frutos de ma-
los instintos, de vandalismo no solamente del montañés o del pai-
sano sino de personas^ cultas, provocando combustiones, que abar-
can millares de hectáreas i duran semanas i meses, ardiendo
también el suelo mismc, consumiéndose así todo el material orgá-
nico i quedando una tierra floja de aspecto ceniciento. En las
pendientes algo inclinadas las nieves de invierno por su propio
peso i las lluvias arrastran estos terrenos flojos dejando en parte
al descubierto la roca misma.
PORVENIR DE LOS BOSQUES
Hasta ahora los bosques andinos separados del litoral i de la
rejion poblada por el inmenso desierto de la pampa tenian un
valor dudoso i solo apreciable para los pocos pobladores locales
cuyo consumo es mui limitado. Sin embargo, estos tiempos van
pasando, el desierto pampeano se convierte paulatinamente en
una fértil i poblada llanura i los nuevos colonos hallarán mas
fácil utilizar las maderas indíjenas de los faldeos andinos antes
que hacer venir las maderas estranjeras del litoral, mucho mas
lejano i costoso. Los bosques hasta hoi desquiciados i considera-
dos casi inútiles adquirirán con el tiempo la importancia debida
i todo su valor; entonces las previsiones del suscrito se harári
boletín de bosques, pesca i caza 30?
efectivas i se resolverá cuan justas i previsoras fueron las medi-
das reclamadas.
Aquí me gusta reproducir la opinión de un amig-o de los bos-
que, el señor Carlos Guerrero, que tantos estudios i comparacio-
nes hizo en un ponderado artículo aparecido en «La Prensa» del
19 de Marzo 1909. El progreso del país reclamará, tarde o tem-
prano, una acción decisiva en pro de los bosques. Si se inicia
ahora la labor resultará mas eficaz i menos onerosa.
Los beneficios de los bosques, directos o indirectos, son puede
decirse limitados. Me detendré a demostrar algunos de impres-
cindible importacia:
Cortan los vientos. — Es probado de los interesantes estudios del
prof. Schwappach de la Academia Forestal de Eberswalde (Ale-
mania) que los efectos calmantes sobre la velocidad i la fuerza
del viento se notan a una distancia de 150 a 200 metros del linde
situado en la dirección del viento i llega hasta uno o dos kilóme-
tros sobre los llanos adyacentes. De mis observaciones hechas, los
vientos aquí son constantes, pero bajos i de una velocidad que,
€omo lo dije antes, el anemómetro la señala en 122 kilómetros por
hora.
Así, cuál no seria el protector abrigo que daría la plantación de
fajas relativamente delgadas, las cuales se repitiesen a intervalos
de 1 a 2 kilómetros.
Vuelvo últimamente sobre los beneficios intrínsecos de los bos-
ques o sea su enorme riqueza aun en el estado anormal en que se
encuentran i lo que ellos importan, dada la grande zona boscosa
i las esencias múltiples de que como los bosques de la zona austral
están compuestas.
La madera va escaseando mas en todas partes i en todos los
países. Especialmente en Europa se nota la escasez de la madera
gruesa, precisamente aquella que proviene de la destrucción de
ios árboles seculares que desaparecen cada día mas sin ser reem-
plazados.
En el «Times» de Londres se observaba últimamente que en 25
o 30 años llegará un período de grande escasez de papel como con •
secuencia de la destrucción de los bosques.
Con este propósito observo que nuestros inmensos bosques de
los Territorios de Neuquen, Rio Negro, Chubut hasta Usuaía por
sus variadas familias de los Nothofagusi coniferas podría dar co-
310 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
mo producto bruto en la formación de pasta o pulpa de madera
(celulosa) millones i millones de libras esterlinas. No es de olvidar
tampoco que los paises mas boscosos son los que aumentan ma&
rápidamente su población i en consecuencia su poder.
MEDIDAS QUE SE IMPONEN PAKA SU CONSERVACIÓN
Ya que estamos en la Suiza arjentina, copiémoslo que dice el
artículo 24 del Estatuto Orgánico Suizo. «La (Confederación tiene
el dei'echo de suprema vijilancia sobre la seguridad i formación,
de los bosques en las rejiones elevadas». ^;So ha preocupado nues-
tro Gobierno en la forma que debiera de repoblar de arboledas sus
montañas? ¿De salvar siquiera la riqueza forestal existente? Res-
pondo con la negativa absoluta, nó . . . .
1. Los bosques andinos reclaman urjentementela intervención
del hombre, pero una intervención seria i científica, una rotura-
ción meditada i racional que saque o destruya los restos descom-
puestos, que ralee o aclare los puntos demasiado tupidos, que se-
lecciónelas esencias en lucha, suprimiendo los ejemplares de las-
especies de poco valor o de mala conformación para que dejen
crecer los fuertes i valiosos. I por fin que llene los claros deter-
minando los perímetros de ios teri'enos amparadores o fomenta
dores de bosques (según las necesidades) declarándolos todos «Re-
servas forestales o Parques nacionales».
2. Abrir caminos de un modo definitivo i permanente, teniendo-
presente que no hai un solo camino internacional en la rejion del
sur i la3 sendas actuales se prestan a que en los arreos de anima-
les se destruyan los bosques limítrofes.
El 31 Diciembre 1906 aconsejaba poner a los costados de lo&
caminos internacionales i a la distancia de 3 a 5 Klm. chapas de
zinc con la siguiente inscripción: Reserva Forestal iV.o «La
leí prohibe que se ocupen o incendien los bosques bajo la pena de
3 a 10 años de prisión (Art. 210 del O. P.)
Seria necesario hacei' comprender al viajero que entra en esta
Nación que hai una Lei que prohibe i castiga adecuadamente.
3. En Enei-o del año 190b aconsejaba que en los bosques de la
zona austral, estensísimos i que mas se prestan a .ser destruidos
dada su posición orográflca, topográfica e hidrográfica de esta
Cordillera i los principios atávicos de destrucción délos inmigran,
tes, establecer varios repartos forestales vinculados los unos coiía
boletín de bosques, pesca i caza 311
los otros i bajo el control del Inspector Territorial. Estos repartos
forestales tendrían una vijilancia i estudios de 20 leguas de cordi-
llera i serian cuidados por un guardabosques i un cabo.
A mas varios correspondíales honorarios forestales elejidos en-
tre las personas serias i entendidas.
4. El Superior Gobierno dictó un Decreto reglamentario sobre
la esplotacion forestal, pero no es completo, ni es adaptable para
ias diferentes zonas bosquivas.
Hai que seguir cumpliendo la obra rejenadora i dictar un Có-
digo Forestal bien claro i esplícito, que deslinde atribuciones en
cada caso e invista de su plena autoridad a los Inspectores Fores-
tales i a los Guardabosques dándoles medios para cumplir la mi-
sión que les es confiada.
5. Formar un cuerpo de guardabosques bien seleccionado, tanto
bajo el punto de vista moral como físico i nombrar para el desem-
peño de tales atribuciones a- jente Joven, activa í práctica de la
cordillera. . .
6. Las atribuciones forestales no deben ser delegadas ni a la
policía territorial, ni a los elementos militares de una localidad,
ni a nadie, sino a porsonas competentes en la materia.
Los guardabosques equiparados en todos a la policía deberán
solicitar i ser atendidos en caso de resistencia armada por parte
de los infractores de los bosques.
7. Aumentar el número de los inspectores i guardabosques i
agregar a cada oficina destacada en la zona andina un arboricul-
tor encargado de la fundación i manutención del criadero de plan-
tas indíjenas i exóticas que mas se prestan bajo la dirección de la
Inspección, dándole un lote de tierra, los animales e instrumentos
rurales i si fuera posible un modesto sueldo que le permita vivii'
discretamente, con la obligación de entregar anualmente un de-
terminado número de plantas de ciertos números de especies.
8. Hai necesidad de hacer un plano forestal i estadístico de cada
rejion para demostrar la riqueza forestal de cada territorio (algu-
nos planos los presenté en el año 1904 i fueron muí ponderados
por la Honorable Comisión Forestal Asesora del Ministerio de
Agricultura). Dicha estadística haría equilibrar la esplotacion i la
riqueza entre los territorios de la zona austral con relación a su
superficie, a la hidrografía i orografía, poniendo en evidencia la
necesidad de aumentar los bosques.
312 boletín de bosques. PESCA I CAZA
Cumplo con mi deber el repetir lo siguiente: En seis años de
recorridos por estas florestas cordilleranas (que según los itinera-
rios de viajes dan una media de 4 500 kilómetros anuales) he ob-
servado que raros son los montes que hoi se prestan a una espío -
tacion provechosa. Por su ubicación ante todo, por la falta de me-
dios rápidos a los mercados; por la dificultad de estraccion de la
madera bruta, debiéndose utilizar el único, arriesgado i primitivo
medio, o sea por agua; por la mínima percentual de los ejempla-
res sanos i típicos.
En las actuales condiciones no pudiendo conseguirse los benefi-
cios que un bosque puede dar es mejor desilucionar al Gobierno
i pobladores i hacer respetar lo poco que se tiene, hasta el dia
que todos los coeficientes antes citados sean favorables a la espío
tacion i al consiguiente e inmediato aumento del bosque. Los te-
rritorios hoi están en el período de la pastoricia; apurar la evolu-
ción para hacerlos agricolos e industriales creo sea un fracaso.
¿Solamente los tiempos i la fuerte inmigración, el ferrocarril, etc.
podrán transformarlos. Entonces el Gobierno debe prever desde
ahora i dar a la nueva jeneracion uno de los dos medios mas ne-
cesarios a la vida, leña i agua, o las consiguientes industrias que
de la madera i de la agricultura se derivan.
Nadie sino la Nación tiene el deber de defender i protejer loa
bosques existentes i ocuparse de aumentarlos.
Los bosque dan poco a la jeneracion presente, también a la
primera que le sucederá, pero cuáles serán los beneficios en el
porvenir i por esto debe tomar la iniciativa el Gobierno ante todo
con una seria lejislacion forestal basada en un plan vasto, com-
pleto, racional a ejecutarse gradualmente con un personal selecto
i con recursos financieros proporcionados i adecuados para resol-
ver tan importante cuestión; i ante todo, no proceder con leyes
o principios jenerales sino con determinado estudio de
una entera cuenca de un lago o valle de un rio; estudiando toda
la hidrografía de la misma, determinai el curso, la orientación i
la rapidez de la corriente, la máxima i mínima también de las
corrientes atmosféricas i compilar un plano de cultivo, gobierno,
conservación i aumento de los montes comprendidos en tal perí-
metro i de la cuenca hidrolójica contemplada.
La estadística de la importación demuestra que esta gran Na-
ción es hoi tributaria, por la madera que se utiliza en la capital i
boletín de bosques, pesca i caza 31S
€n casi todas las provincias i en el litoral hasta Tierra del Fuego,
de otras Naciones.
Si en lugar de beneficiar las finanzas estranjeras con una im-
portación por millones i millones de esterlinas, se utilizará la mitad
de esta suma para protejer, defender i cultivar el único producto
natural, los montes fiscales, ¿cuánto ganarla el progreso de los te-
rritorios, cuánto el porvenir, cuánto la Nación?
Concluyo: hoi jeneralmente las rentas que puede dar un bosque
son poco elevadas porque se esplotan sin reglas i sin medidas i a
mas se trabaja con productos ofrecidos de una vejetacion espon-
tánea. Nadie hasta ahora se preocupó en ninguna manera de in-
tervenir para hacer favorables las condiciones al desarrollo de las
selvas naturales.
Se comprende entonces que el producto es escaso en compara-
ción a la estension boscosa, a la cantidad de ejemplares, a mas de
ser deficiente por su calidad, insignificante por su valor.
Pero sí en el cuidado de los bosques se cumple con todo su rigor
con aquellas reglas que la ciencia enseña i se transforma paulati.
ñámente, las actuales florestas con un sistema de cultura ra-
cional, esplotando los árboles maduros e inútiles i dejando los
"viveros naturales i formando nuevos con las semillas de las plan-
tas indicadas, cubriendo de bosques los faldeos que diariamente
se desmoronan sacando provecho de todas las circunstancias, de
cualquier elemento o factor que pueda contribuir al desarrollo, a
la producción de nuevos ejemplares, entonces los bosques andinos
abastecerán la escasa necesidad del presente i aun fomentarán
todas aquellas industrias forestales que en una mañana no lejana
nuestros hijos nos pedirán.
Humberto Giovanelli
ex-inspector de bosques de la Arjentina,
ASOCIACIÓN FORESTAL MEDITERRÁNEA
Del 1 al 7 de Mayo de 1911 reunióse en Madrid el IX Congreso
Internacional de Agricultura al cual concurrieron delegaciones
forestales de todos los países europeos, pues según acuerdo de un
314 boletín de bosques, PESCA I CAZA
anterior congreso se convino en fundir bajo esta sola denomina-
ción a estas asambleas que hasta entonces se celebraban separada-
mente como Congresos de Selvicultura i de Agricultura.
Los injenieros de montes europeos, con el laudable i sano pro-
pósito de cambiar ideas relativas a solucionar los complejos pro-
blemas de los montes, que con mui justificada razón ha venido
preocupando la atención de los hombres de ciencia i gobernantes
de todas las naciones, presentáronse animosos a este torneo; leyé-
ronse interesantes trabajos relacionados con la repoblación de los
terrenos que forman la cuenca mediterránea tanto de Europa co-
mo del noi'te de África, repoblación en jeneral, etc.
En una de esas sesiones, el ilustre forestal francés, Mr. Hijkel,
dio lectura a un brillante estudio en el que hizo la historia de lo
que han sido i lo que son los terrenos del mediodia de Europa, la
semejanza que tienen con los africanos, lo difícil i costosas que
resultan hoi las repoblaciones debido a la tala de los montes, al
rigor del clima, etc., i concluyó proponiendo un proyecto para la
formación de una «Asociación Forestal Mediterránea», idea que
mereció la unánime aprobación de todos los delegados, procedién-
dose al nombramiento de una comisión encargada de estudiar i
dar forma al referido proyecto, i llegar a establecer de este modo, el
lazo de unión que debe existir entre los forestales de los divei'sos
paises.
El discurso del Sr. Hickel es el siguiente:
«Voi a permitirme hablaros en español, para ver si logro ser
comprendido por mis compañeros españoles de Congreso, ya que
los si'es. franceses pueden conocer mis ideas por la memoria im-
presa que he presentado.
«Creo que no se encuentra aqui ninguno de nuestros colegas de
Italia, pero puedo deciros que mi amigo el Sr. Caballero, Director
de la Academia Forestal de Italia, está totalmente de acuerdo
conmigo.
«Por lo tanto, señores, {continuando su discurso en francés) pido
a los que habláis mi idioma que me escuseis si leo en español al-
gunos trozos de mi comunicación. Comprendereis la razón que
me asiste para proceder asi pues habéis de convenir en que cons-
tituimos aqui una minoria.
«Como he dicho hace un momento, de ningún modo tengo la
pretensión de resolver el problema propuesto.
boletín de bosques, pesca i caza 315
«Es evidente que en la cuenca del Mediterráneo la solución de
este problema es de gran importancia, pero también hai que reco-
nocer que es mui difícil. No he pretendido, pues, resolver la cues-
tión sino que he querido únicamente llamar vuestra atención so-
bre las analojias grandísimas que unen a todos los pueblos que
tienen, por decirlo así, una ventana al Mediterráneo. Para no mo-
lestar a nadie es necesario limitar la cuestión a todos los pueblos
del mediodía, es decir, a España, Portugal, mediodía de Francia
sur del Mediterráneo, Marruecos i sur de Italia.
«Conviene esclarecer ante todo un punto de vista de importan-
cia. Sin que se me tache de tener prejuicio alguno, puedo decir
que si existían métodos forestales bastante perfeccionados al fi-
nalizar el siglo XVIII, no había entonces hombre capaz de coordi-
nar los métodos que había a la sazón i ya suficientes para formar
lo que hoí llamaríamos un tratado de selvicultura.
«Ha habido hombres eminentes en el estudio de la Historia Na-
tural en Francia i en España, Buffon, por ejemplo, p3i-o no eran
injenieros de montes, ni escribían tratados de selvicultura. Tal
tratado convendréis conmigo en que solo lo puede escribir un
hombre perito en la materia. Ocurrió que por efecto de las relacio-
nes estrechas entre Francia i las rejiones del otro lado del Rín,
los fundadores de la enseñanza superior forestal francesa sacaron
estos primeros datos de esa rejíon, esto es, de Alemania, i resultó
de ello una impresión particular sobre la que no insisto, pero que
se puede resumir diciendo que la luz i la ciencia forestal, luz que
debe irradiar a los demás continentes, a las Indias, a América, al
Canadá, han sido aplicadas en países cuyos terrenos no se prestan
a la repoblación, no pudiendo ésta llevarse a cabo mas que ven-
ciendo grandísimas dificultades.
«En Arjelía, principalmente, es donde hemos "esperimentado
estas primeras dificultades. Se creyó encontrar allí una panacea
universal plantando el eucalipto. Ahora bien, sin duda os habréis
dado cuenta de las propiedades i condiciones de este árbol i os
habréis convencido, por lo tanto, de que no resolverá la cuestión
forestal, i no es preciso por esta causa que hable de él. Se puede
decir que esta clase de plantaciones ha fracasado en todos los
pueblos que yo considero como mediterráneos, es decir, en la re-
jion de oriente, en el Lauretum, como dicen los alemanes, en que
se destruyó la selva i en la que se encuentran grandes dificulta-
des para reconstituirla.
S16 boletín de bosques, pesca i caza
Tampoco se trata de hacer grandes plantaciones que sean de un
rendimiento inmediato i renuraerador del capital empleado: se
pretende solo desandar paso a paso un camino recorrido en senti-
do inverso.
«Después de llamar vuestra atención acerca de las analojias
que existen entre los paises mediterráneos, hai otra cuestión, por
cierto mas interesante para vosotros los españoles i también pa-
ra los arjelinos i acerca de la cual ruego me permitáis decir
íilgunas palabras.
«Pertenezco desde hace muchos tiempo al ramo de montes de
Arjelia i estoi en disposición de poder informaros sobre la prin-
cipal preocupación Je nuestras poblaciones. Permitid que os lea
integras mis notas respecto a este particular. <^En. lo que se refie-
le a la mentalidad de los pueblos, tal vez podrían esplicarse las
analojias existentes, al menos en gran parte, por el hecho de que
varios paises de la rejion mediterránea han sido teatro de las mis-
mas luchas seculares. Primero la invasión de los bárbaros, los vi-
sigodos, quienes después de haber devastado la Italia, se estable-
eieron en la parte meridional de Francia i en España: los vándalos,
•que se perdieron i fundieron con los pueblos del norte de África.
«El podeiío romano sucumbió en las luchas con los bárbaros i
•con él se hundieron las espléndidas obras de conducción de agua
principalmente, cuyas ruinas inútiles se alzan aun aquí i allá en
España, Francia i África. Después, a través de Argelia, siguieron
Mai'ruecos, la invasión musulmana en Europa i los ochos siglos de
lucha.
«De esta ajitaciou, de esta mezcla de pueblos tan diversos sensi-
blemente los mismos en todos los sitios, parece que las masas han
■íi'Jquirido una mentalidad uniforme, que podria llamarse mentali-
dad mediterránea, mentalidad de pastores, pues uno de sus carac-
teres distintivos es un apego atávico a la vida pastoral. I para
el bosque, sobre todo para el bosque joven, el pastor es el
mayor enemigo. Que la cabra o la oveja sea conducida por un
pastor español, siciliano, provenzal, árabe o cábila, esto no es mas
que una cuestión de forma, todos tienen la misma mentalidad pas-
toral i el mismo desprecio por el bosque, i si los dientes de sus
rebaños no bastan para impedir el desarrollo de los montes, el
fuego puede hacerlo».
«Hago abstracción de lo que sigue i deseaba únicamente leer
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA 1 CAZA 31 7
testualmente el pasaje que habéis oído, para señalar con claridad'
un punto de analojía entre las diferentes naciones mediterráneas.
«En cuanto a los métodos particulares empleados para la repo
blacion de estas selvas, escepcionalmente difíciles, no he hecho-
mas que indicarlos i he dicho testualmente lo siguiente:
«La ruina de los montes sigue en caca punto un proceso deter-
minado, a medida que desaparece el abrigo de las grandes espe-
cies, el suelo se seca i disminuye el número de especies capace*
de resistir a las nuevas condiciones. El monte espeso da paso al
monte claro, el monte claro al raso entremezclado con árboles,
después el raso pelado i cada paso hecho en este camino es una
facilidad que se ofrece al ganado para precipitar la obra retrógra-
da. A los árboles del claro suceden finalmente algunos arbolillos
raros, que pronto desaparecen, ¡i he aquí e] desierto!
«Solo el estudio del bosque que muere, de las diversas fases de
su agonía, puede servirnos, en un punto determinado de guia para
su reconstitución. Conociendo bien estas diversas etapas, podre-
mos rehacerlas en sentido inverso, algunas veces quemando algu-
nos i comenzando, si el estado avanzado de la degradación lo exi-
je, por los arbustos mas humildes».
«Permitidme, señores, añadir que el estudio de las diferentes^
faces de la destrucción de los montes ha sido espuesto de una
manera majistral por uno de mis colegas franceses, refiriéndose
a la provincia de Oran.
«No insisto sobre las especies que pueden emplearse con prefe-
rencia en la repoblación de estas porciones mas especialmente
destruidas de los montes, i quiero únicamente insistir sobre un
punto que es el que en la elección de las especies que empleamos
en estas condiciones estraordinariamente difíciles nunca hemos
de mirar al norte (sur de nuestro país) sino siempre al mediodía,
permitiendo recordar á este propósito la frase con que termina el
opúsculo de D, Miguel del Campo relativo al pino silvestre:» No
caer en el error de buscar en el país de la. luz semillas para los
paises nebulosos.»
«Nada mas he de decir respecto a la elección de especies.
«Quizas cabria hacer algún pedido a la zona africana, pues ya
sabéis cuan poco difiere la flora española de la de África. Tenéis-
en España un monumento magnífico, la obra del Si'. Laguna, que-
yo consulto casi todos los días i por su lectura podréis comprobar
a 18 boletín de bosques, pesca i caza
que la flora del norte de África no se distingue mas que por pe-
queños detalles de la de España. Al Sr. Laguna le sorprendió mu-
cho esta semejanza cuando visitó en Marruecos los montes de Sie-
ira Bullones, de cuyo estudio estaba encargado, i decia de esta
rejion que no le parecía otra cosa que un pedazo de Andalucía
separado de España por el estrecho de Gibraltar.
El Sr. Laguna ha hecho las mismas comprobaciones en otras
rejiones, pareciéndole las de la Argelia jemelas en absoluto de las
de España. A mi mismo me sorprendieron grandemente estas ana-
iojías i tuve ocasión hace diez i ocho años de visitar una parte de
Andalucía, luego otra de Estremadura, i de reconocer un alcorno-
cal en los alrededores del castillo de Azagala cerca de Albuquer-
que. Recien desembarcado de Arjelia, vi con sorpresa las estre-
chas analojías que desde el punto de vista de la flora i la fauna
hai entre el pais que acababa de abandonar i aquel en que enton-
ces me encontraba, i lo que me admiraba entre ocras cosas era
ver dibujado en el azul del cielo el pájaro conocido de los argeli-
nos con el nombre del maratú.
«Resulta en concreto de lo que he dicho hasta aquí, i esta es mi
conclusión, que os ha de parecer oportuno crear entre los tipos
nuevos de repoblación de bosques lo que podria llamar la sel-
vicultura del norte, i que es absolutamente necesario crear nuevos
métodos, tanto para la siembra como para las plantaciones, por-
que las dificultades son de un orden completamente desconocido.
Se puede decir que todo son facilidades para los del norte (sur
nuestro) i que sucede todo lo contrario en los paises mediterráneos,
«Importa, pues, agrupar las fuerzas mediterráneas, crear su
unidad.
- «Es necesario que las jentes de la península ibérica, del medio-
día de Francia, del litoral de Italia i del oorte de África se unan
para comunicarse sus observaciones i sus estudios respecto a ese
punto, i de este modo podremos llegar quizás a un resultado prác.
tico. Para ello es preciso crear una especie de Liga hispano-fran.
co latina, sí os parece bien la denominación. Acaso sea esta fór-
mula demasiado restrictiva, pues hai poblaciones mediterráneas
que no son latinas i que no admitirían, por lo tanto, esta denomi-
nación. Esta Liga debería tener un órgano especial de carácter
internacional bilingüe, si os parece bien, a ñn de facilitar nuestra
comunicación.
boletín de bosques, pesca i caza 319
«Tal es la conclusión que someto a vuestro acuerdo».
Reunidos el siguiente dia los congresistas de la Sección bajo la
presidencia del Sr. L. Vilraorin i después de haber dirijido
este un elocuente saludo al Congreso, se trató de la unión de todos
los pueblos de la cuenca mediterránea para la resolución de los
problemas forestales planteados en la misma, que se reconoció
que tienen carácter jeneral i con li jeras variaciones rejionales,
acordándose q^iie se estableciera esa unión, limitándola a los técni-
cos i a los que por su ilustración pudieran considerarse como pro-
fesionales, i nombrándose para llevar a cabo este pensamiento una
comisión compuesta de los señores: Hickel, por Francia; Peronná,
por Italia; Ferreira Borges, por Portugal; i del Campo (don Miguel),
por España,
Conocidas ya las bellísimas ideas emitidas por el Sr. Hickel, i
tratando de hacer que los beneficios de estas asambleas no queden
limitados a los paises mediterráneos sino que traspasen el inmen-
so océano, e inducido por el cariño que a los paises latino ameri-
canos profesa, especialmente al nuestro, el preclaro hombre de
ciencias, actual sub-director i profesor de la Escuela de Injenie-
ros de Montes del Escorial (España), don Miguel del Campo, tiene
el propósito, que ya ha comunicado al Sr. Hickel, quien lo ha
acojido favorablemente, de hacer formar parte de esa Asociación
a Chile por su semejanza de suelo, clima, orografía, etc., i las rela-
ciones forestales que se han establecido con ésta nuesti'a «Vieja
Patria».
Estimo inútil entrar a analizar la gran significación de la inicia-
tiva del Sr. del Campo, pues que con ella se abrirá la puerta de
entrada a nuestros forestales para llegar a tener una representa-
ción oficial al lado de ese núcleo de hombres de ciencia que se
empeñan en la divulgación del saber, que abordan cuanto proble-
ma forestal es digno de ser estudiado i resuelto, i, en fin, que pro-
penden al intercambio de conocimientos científicos prácticos naci-
dos de las observaciones de cada cual dentro de su esfera de ac-
ción. Ademas, se establecriria el contacto del pensamiento escrito
por intermedio del Boletín oficial que nos llevaría la última palabra
en estas materias, como también habría motivo para celebrar pe-
riódicas asambleas en que se haría amplía luz a los temas mas
trascendentales . I por último, nuestro pais entraría a figuiar en
el concierto de las naciones que, sin mas armas que la ciencia, la
320 ' boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
simiente i la a^ada, conquistan dia a dia i paso a paso un nuevo
palmo de territorio perdido, i lo trasforraan de improductivo i
desolado en hermosos montes i arbolados, futuro bienestar i rique-
za para la patria!
R. Elzo Baquedano,^
Injeniero Agrónomo.
Escorial, Marzo 12 de 1913.
MIíSCEliAXEA
L<a protección i el fomento de bosques en Korea
implantado por los japoneses.— Hace un par de años el
Gobierno japones ha hecho presión imperiosa sobre el de Korea i
ha conseguido de éste que se normalice la esplotacion i corta de
los bosques, que se establezcan resei'vas forestales i se organice
un servicio forestal que ya ha instalado grandes criaderos de
árboles i ha empezado grandes plantaciones de bosques. En Suwen
se ha abierto una escuela forestal i cursos especiales. Está pen-
diente de la consideración del Gobierno una lei de bosques i caza.
¿Cuándo llegaremos a obtener un servicio bien instalado con
fondos para grandes plantaciones, escuelas forestales i una lei de
bosques, pesca i caza?
Otro bosque petrifícado. —Ha sido encontrado en Arizona,
Estados Unidos, i es uno de los fenómenos naturales mas grandes
de este jénero, pues abarca varios centenares de hectáreas. A cau-
sa de la petrificación i de la influencia de catástrofes volcánicas i
de vertientes calientes se han formado piedras preciosas en los
mismos troncos, como ser amatista, jaspe, rojo i amarillo, calca-
donia de todos colores, topacios, ónix, carneol i ágatas. Los bos-
ques que deben haber tenido un alto de 70 metros, puesto que to-
davía es frecuente encontrar troncos intactos de 50 metros de
largo entre una multitud de trozos de 5, 10, 20 i 30 metros i de
todos los gruesos imajinables. Hoi dia están entregados a los mar-
tillazos i dinamitazos de los buscadores de piedras preciosas.
BOLETÍN
DR
Bosques, Pesca i Caía
TOMO TI -NXJM. e
== DICIEMBRE 1913 ==
DiKHCTORBs: Federico Albert, Ernesto Maldonado, Carlos Sage
i Félix Pinto Ovalle.
STJMARTO
Pájs.
Bosques, pesca i caza en el Congreso Agrícola de Concepción, Editorial
por la Redacción 321
Conveniencia de formar una «TTnion central de intereses madereros». —
F. Albkrt 323
El problema pesquero en Chile (conclusión). — F. xVlbbrt 330
Descripción de los peces mas convenientes para el cultivo artificial en
el país.- P. GoLUSDA 348
Los bosques i los manantiales 367
miscelánea. — El oríjen de las perlas finas.— Primas i premios para las
plantaciones de bosques en Westfalia.— La plantación de pinos
en terreíios agrícolas en Alemania. — La plantación de bosques
en arenales. — Los derechos de importación de las maderas en
Alemania 372
SANTIAÍ») DE UHILE
IMPRENTA KOSMOS
(antigua cbuvantjbs)
Pblicias, 1805
1613
ANUNCIOS
El Boleliii aparece una, vez al tnes i se impritue en 5,00C ejemplares.
Colaboraciones i avisos deben dirijirse a Claras 198,
Este Boletiu se reparte gratuitamente a las personas que inaadeu su
dirección exacta a la Inspección Jeneral de Bosques, Pesca i Caza.
SAIVTÍ A€tO — Claras 198.
SUMARIO DE JULIO
Un año de labor. —editorial 1
Los Bosques, su conservación, esplotacion i iomento.— I eder ico Al-
bert , 4
El Problema pesquero en Chile. — Jeíí^ríco Albert 47
De las Claras en la dasonomía moderna. — De La Revista de Montes,
Madrid 57
MiscBLÁNBA. —Disposiciones del Código Civil que se refieren al ejerci-
cio de la pesca en Chile. — El aceite de hígado de bacalao. — La
industria de las conservas de pescados i mariscos.
SUMARIO DE AGOSTO
La Clausura de la Caza. — Editorial V¿^
La Pesquería en Aguas Fluviales. — Federico Albert 132
Los Aluviones —Su relación con los bosques. — Daniel Zblada 153
Los Permisos de Caza de Lobos. — Luis Castillo 156
La Madera — (Continuación). — Ernesto Maldonado 160
Alboricultura Forestal en el Valle del Huasco.— Caklos Nazarit 188
Miscelánea.— Árbol trasformado en diario.
I SUMARIO DE SETIEMBRE
El Congreso Internacional de Pesca. — Editorial 65
El Problema Pesquero en Chile.— Federico Albert 69
Algo sobre los Bo.sques de los Territorios de Neuquen i Rio Negro
(Colaboración). Humberto Gíovanblli 104
De las Claras en la Dasonomía Moderna. — De «La Revista de Mon-
tes» Madrid 112
Las Plantaciones en el Balneario de Pichilemu (Colaboración).— Eva-
risto S. Merino C 116
Rol que desenpeñan los macizos forestales i su importancia. — (Cola-
boración). - Óscar Bravo L 121
Miscelánea. - La escasez de maderas pira celulosa. — Nuevo vagón
frigorííico. — Una organización moderna del servicio forestal en
Grecia. — Servicios de teléfono en los incendios de Bosques.
SUMARIO DE OCTUBRE
Lejislacion i reglamentación vijente en el ramo de Caza. — Editorial... 193
El Problema pesquero en Chile. — F. Albert 198
Migraciones observadas en la Fauna i Flora de Chile. — L. Castillo,
J. Dby J 224
Miscelánea. — Un hermoso ejemplo. — El Consejo Superior de Bosques
de Alemania. — El distrito forestal de Aquisgran en Alemania. —
Los peligros de la destrucción de los bosques. — La prolifidad de
los neces.
lOLETii OS wm ¡m i m
Tomo II.
¡Santiago, Üicieiiibie de 1913.
Núm. 6
BOSQUES, PESCA 1 CAZA
EN EL CONGRESO AGRÍCOLA DE CONCEPCIÓN
L
Eii los últimos días del raes de octubre i primeros del pasado se
reunió en Concepción el primero de los Congresos agrícolas qim
por decisión suprema deben celebrarse periódicam(3nte en las ca-
pitales de pi'ovincias do la República.
Liaugurado por el Sr. Ministro de Industria i Obras Públicas,
con la asistencia de la sociedad de las principales ciudades de la
provinci¿i, agricultores i hombres de estudio, inició desde el dia
siguiente sus labores, que correspondieron dignamente a la im-
portanc'a que de por sí tenía el Congreso.
A los temas especiales i profesionales, tales como laboreo de
tierras, regalía, abonos, cultivos i tara )¡en de enseñanza agrícola,
instrucción priraaria rural, eré lito agrícola i otros nuevos para
nosotros, que resultaron brillantemente tratados en el Congreso,
el Comité oi'ganizador había juzgado convo dente agregar los que
son de la especialidad de esta Inspección Jenoral.
Así fué coino el Jefe del Servicio i los jefes de las Secciones de
Bosques i de Pesca i Caz i fueron invitados a tora ir parte en las
conferencias del Congreso i en sus deliberaciones, con los tem.is:
Los bosques, su conservación, esplotacion i fomento; Las facilida
des que debe dar el Supremo Gobierno para el ti'asporte de las
maderas; i La pesquería en el país i su fomeu to.
La idea fué raui bien fundada, puesca la día se evidencia mas i
mas la estrecha arraonia que liga a la agricultura con los bosques
i las aguas, hasta el punto de que no eí aventurado pi'edecif que
en porverur cercano la esplotacion de uno de estos ramos no
podrá ir sin la utilización de los otros.
Las conclusiones presentadas por los tres encardados de las es-
presadas conferencias fueron discutí las por loscongresales i asis-
tentes i aprobadas en la forma en que fueron presentadas, osea
322 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
de votos para que los poderes públicos atiendan como meiecen
tan valiosos ramos de nuestras industrias estractivas.
En los trabajos relativos a regadíos se hizo manifiesta la con-
veniencia de ampliar la labor iniciada por la Inspección Jeneral
de Bosques Pesca i Caza de utilizar hasta donde sea posible todas
las aguas fluviales i de regadío del pais en la crianza de peces en
gran escala, afín de completar su utilización como regadío i como
fuerza raoti'iz. sacando de ellas un aprovechamiento mas, en bien
úe la alimentación nacional, tan necesitada hoi dia con motivo
del creciente encarecimiento de los elementos de subsistencia.
En un tema de sociolojía rural en que se tocó el punto de la
emigración de las poblaciones rurales a las ciudades, mal que
afecta desde mucho ti( mpo a los piincipales países del antiguo
mundo i que comienza a hacei- sentir sus efectos en las repúblicas
sudamericanas i principalmente en nuestro pais, se hizo resaltar
el atiactivo, el medio de retención de los pobladores a la tierra
natal, que constituirá el desarrollo que debe dai'se a las industrias
selvícola, piscícola i de la caza en todas sus formas.
I así podriamos seguir enumeíando los numerosos puntos que
forzosamente enlazan todas las industi ias estiactivas del suelo
i del agua, que confiíraarian mas i mas el conocido aforismo: sin
bosques no hai agua i sin agua no hai nada, que envuelve la im-
portancia capital, de vida o muei te podríamos decir, que para
nuestio pais tienen las labores iniciadas por la Inspección Jeneral
de Bosques, Pesca i Caza de repoblar las montañas, lagos i ríos,
impievisoramente devastados en la forma que todos lamentamos.
Ahora, con la atención que con justo acierto se quiere dar a las
obras de irrigación jenei al, estas cmpiesas de jep(^blací(,n se am-
pliarán forzozamente en gian proporción, en forma que ni una
sola represa, ni un solo canal de regadío rosean también aprove-
chados para sacar de ellos toda la utilidad que sean capaces de-
reportar en los ti es asj ectos contemplados anteiioi mentó.
Todo esto no será obra de un dia, por cieito, i habrá que dedicar
a ello fueites sumas de dinero. Pero esto no debe anedrar a na-
die, pues no hai inveision mas productiva que esta de aumentar
el valor del suelo aumentando al mismo tiempo el bienestar de la
población.
En el Congreso Agrícola de Concepción nos halagamos de haber
evidenciado estas conveniencias, e insistiremos en ellas, mientras-
boletín de bosques, pesca i caza 323:
Bea necesario, en los Congresos agiícolas rejion^les que en otras
ciudades han de celebiaise, para llevar a todos los ánimos el con-
vencimiento de que es preciso dar mas vigor a las labores empe-
zadas, a fin de no quedar en tan importantes materias mas tiempo
atrasados en comparación de otras naciones.
La Redacción
CONVENIENCIA DE FORMAR
UNA '^ UNION CENTRAL
DE INTERESES MADEREROS"
Es de todos bien sabido que en Chile poseemos riquezas fores-
taUs por valor de miles de millones de pefos, situados en su ma-
yor parte al sur del Bio bio. Tenemos maderas valiosas para cons-
trucciones terrestres i navales, de gran resistencia i durabilidad,
ya a toda intemperie ya bajo abrigo; para la carpintería, carre-
tería, carrocería, mueblería, tanto de piezas derechas como ar-
queadas, toinejía, enchapaduia, cbanisteiía, etc.
La casi totalidad de los habitantes del país están convencidos
de que mas de la mitad de nuestros bosques han crecido en terre-
nos agí ícelas, que deben despejarse para dar lugar a les cultivos
que les son propios. De aquí se desprende que por muchos años
los dueños de iundos boscosos del sur tendrán imprescindible ne-
cesidad de destiuir los be sques donde mas les estoiben i cuanto
antes. La desti uccion, si bien implica en muchos casos la mayor
valoiízacion inmediata del teireno, no deja de importar para lo
futuro una considei able de svalorizacion, no solo del terreno mis-
mo, sino de la riqueza jública de la Nación, de la cual pende el
bienestar individual i colectivo desús habitantes.
El negocio de la índustjia madeieía era biillante hace algún
tiempo, porque existía en el país una verdadera fiebre de ediñca-
cicn i esto, unido a la construcción de grandes ferrocarriles i otras-
324 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA 1 CAZA
obras públicas de importancia, trajo de por sí un gran desarrollo
de dicha industria, que pedia vender con gran facilidad aun las
piezas mal elaboradas, verdes, o pasando una especie por otra,
siempre que fuera posible hacerlas llegar a los centros de consu-
mo. Se dedicaron a la esplotaeion, no solo Jos capitales propios,
sino también los prestados i se trabajó aun, en vasta escala, con
maquinarias compradas a crédito.
La primera dificultad que se opuso a la marcha tan rápida de
los negocios, fué la falta de capacidad de los ferrocarriles para
trasportar los productos, incapacidad que fué aumentando a me-
dida que la esplotaeion de los bosques avanzaba hacia el sur, ale-
jándose de los centros de consumo.
Esta dificultad coincidió con la facilidad de trasportes desde
Valparaíso a Santiago i de California a los puertos del ceiítro i
noite de la República, i con la desconfianza i el descrédito de la
calidad de las maderas nacionales i de su elaboración i venta, que
hizo dar preferencia a las madenis estranjeras, estado lamentable
al cual no habría llegado la industria maderera nacional si desde
el principio se hubiese empeñado en producir maderas secas, de
dimensiones exactas, bien clasificadas según su calidad i vendién-
dolas con el nombre de las especies a que corresponden. Proce-
diendo así, lejos de perder parte del consumo en el país, se habría
acertado en las tentativas de esportacion llevadas a efecto con
tan equívoco criterio que causaron también el desprestijio de las
«laderas nacionales en el estranjero, cerrándose la válvula de se-
guridad que habiíamos tenido para echar por ella todo el esceso
de producción que hoi no se puede colocar en el comercio, con lo
cual tampoco se habría producido la actual crisis de la industria
maderera.
Sobrevino en seguida la decadencia jeneral de los negocios, que
hizo paralizar la fiebre de construcciones i arrastró a la indus
tria maderera a la mas grande de las crisis por las cuales haya
pasado hasta la fecha, arruinando a innumerables empresas desde
Llanquihue hasta Concepción. Muchos millones de pesos de la ri-
queza nacional se han perdido i miles de hogares han quedado
en la miseria o entregados al dudoso vaivén de una situación ar-
tificial ya insostenible.
¿Cuáles son las consecuencias futuras para el pais?
El languideciraiento de la industria madeiei-a, la rápida des-
trucción i desmejoramiento o semiabandono de esta industria pa-
boletín de bosques, pesca i caza '0-25
la dedicar los terrenos a la ganadería o a la ag'ricuitura en suelos
nial preparados; el derroche i la destrucción de las riquezas natu-
mles del pais; su próximo agotamiento; el futuro i considerable
aumento de la importación de pioductos forestales i la situación
difícil de todas las industrias que necesitan de esta materia prima
para su sosten.
No basta aquí la protección del Estado por medio del alza de los
derechos de internación i las facilidades de trasporte que puede
proporcionar, porque con esto no aumentará el consumo interior
a tal escremo que pueda absorber en poco tiempo la sobreproduc-
ción de productos forestales que siempre exijirá la rápida habili-
tación de los suelos agrícolas, i vendrá la imprescindible necesi-
dad de buscar la salvación en la esportacion de las maderas como
válvula de seguridad parala constante prosperidad de la indus-
tria nacional.
Con la protección del Estado tampoco se desterrará la escesiva
internación de maderas estran jeras, i toda facilidad por parte del
Gobierno no dará resultados eminentemente prácticos si no mejo-
ramos nuestros productos; si no se formaliza el comercio maleado
de los mismos i si subsidiariamente no nos dedicamos a plantar
bosques con especies que produzcan maderas blandas i livianas,
como los pinos, i duelas, como las que dan las encinas, etc., que la
naturaleza no nos ha dado espontáneamente. Tampoco debemos
olvidar que la distancia mata a la industria i que los trasportes
por vía terrestre o marítima desde Magallanes a Tacna i Arica,
equivalen ala importación desde Suecia i Noruega a España, Por-
tugal o Italia. El costo del acarreo impide el aprovechamiento co-
mercial e industrial de ciertos productos forestales, encarece i di-
ficulta la existencia de todas las demás industrias que se relacio-
nan con ellos, i de aquí nace la necesidad de que en un futuro
mas o menos próximo, cada rejion del pais pueda producir la ma-
teria prima que necesite para sus industrias, en cuanto no existan
inconvenientes climatéricos invencibles que impidan su cultivo.
Para aboi'dar i resolver una situación tan compleja, no se debe
esperar la intervención del Estado, máxime cuando éste no está
preparado aun para dar la debida importancia a problemas de es-
ta naturaleza, i se debe confiar solo en -la iniciativa propia para
salvar los intereses de cada ^cual, pues son también en este caso
los de la Nación entera.
Los intereses aislados de una empresa particular solo pueden
4J26 boletín de BOSQUES, PESCA I GAZA.
estar totalmente garantidos si esta dispone de capitales tan fuer-
tes que su radio de acción pueda estenderse no solo de uno a otro
esti'enao del país, sino también al estranjero, i si cuenta con ele-
mentos propios de elaboración i de trasporte que le permitan hacer
frente a las dificultades que se puedan presentar, donde quiera
quesea. No hai, ni podiá haber en Chile hasta muchos años, una
empresa nacional maderera de tanta magnitud, ni habría base para
establecerla todavía, ya que la mayor parte de los bosques de fá-
cil acceso han sido destruidos i no está lejano el tiempo en que
lleguemos a carecer de maderas tan útiles como el raulí i el
lingue.
Una sola persona o empresa no puede hacer frente en las ac-
tuales circunstancias a cualquiera situación, pero sí puede hacer-
lo la unión de los interesados en maderas diseminados en todo el
pais, ya sean dueños de bosques vírjenes, esplotadores, elaborcido-
res, acarreadores, comerciantes, como también los que se dedican
al cultivo i plantación de bosques. Tendrán sus intereses vincula-
dos en una unión de este jénero, tanto los propietarios de bosques
como los colonos, dueños de aserraderos, grandoa o pequeños co-
merciantes en maderas, ajentes comisionistas, barraqueros, irapor
tadoresi esportadores, injenieros, arquitectos, constructores, car-
pinteros, mueblistas, ebatiistas, torneros, toneleros, carroceros,
curtidores, etc, como también los pequeños i grandes plantadores,
empleados;de los servicios forestales del EUado, profesores de la
Universidad o de otros establecimientos de enseñanza o fomento,
empleados del servicio de estadística, Oflciiía del Trabajo, Cáma-
ras de Comercio, etc.
f" De una «Union Central de Intereses Mariereros» que abarcara
todo Chile, se puede esperar no solo el resurjimiento déla industria
maderera, sino también su progreso constante i el afi inzamiento
de su existencia i estabilidad a perpetuidad. De ella debe esperar
el pais primero la disminución de las importaciones i el abasteci-
miento propio en lo relativo a productos forestales, i también
un considerable aumento en la esportacion jeneral, que lleve a la
Nación, por medio de la independencia económica, al camino del
progreso i bienestar de sus habitantes, sobre todo tomando en con*
sideración que para los próximos diez años a lo menos habrá un
esceso de productos forestales por la forzosa i rápida habilitación
de los suelos agrícolas, de la cual no puede prescindir el pais '
que exijirá una fuerte esportacion.
boletín de bosques, pesca i caza 327
Como la Union Central de Intereses Madereros de Alemania
(Zentralverband Deutscher Holzinteressenten) ha hecho surjir i
mantener en constante progreso esta industria, uniendo i ligando
los intereses de todas las profesiones citadas .'interiormente, nor-
malizando las fuertes importaciones i estimulando las esportacio-
nes de productos forestales; como la Sociedad Nacional de Agri-
cultura en Chile ha orijinado la evolución rápida i constante del
progreso agrícola del pais; asi la Union Central de Intereses Ma-
dereros de Chile vendría a levantar la industria hoi dia abatida,
impulsarla i mantenerla ala altura que le corresponde.
El trabajo que vendiia desarrollar una institución de este jéne-
ro podría resumirse en los siguientes puntos:
1) Velar en jeneral por el progreso i la estabilidad de las in-
dustrias, comercio i cultivos que tengan relación con los produc-
tos forestales.
2) Unir los intereses madereros de todo el pais, admitiendo i
buscando socios de todas las profesiones i ocupaciones que tengan
que hacer directa o indirectamente con los productos forestales.
3) Crear dependencias en todas las provincias que informen
periódicamente sobre his necesidades de cada una de ellas, nom-
brando delegados departamentales i provinciales que estimularán
la formación de sociedades rejionales.
4) Poner a los socios en contacto unos con otros para facilitar
el comercio entre ellos i trabajar por el progreso de las indus-
trias.
5) Interponer sus influencias para que los adherentes den sus
preferencias en las relaciones comerciales a los socios déla Union
Central, en igualdad de precios, calidad i tiempo de entrega, en
cuanto sea posible.
6) Facilitar la formación de comunidades, sociedades, asocia-
ciones i sindicatos de todo jénero para fomentar la plantación,
(.ultivo, esplotacion, acarreo, comercio, elaboración i fabricación
de productos químicos, industriales i manufactureros que se basen
en los bosques.
7) Establecer la valorización de los árboles en pié en las tasa-
ciones de terrenos.
8) Facilitar la formaciotí del crédito forestal i del movimiento
comercial, por medio de un Banco Maderero, ferias de productos
forestales, depósitos madereros, etc.
9) Propender al establecimiento de seguros mutuos contra in-
328 boletín de BOSQUES, PESCA 1 CAZA
cendios de bosq\ies, depósitos de maderas i establecimientos m
dustriíiles.
10) Llevar un rejistro de las marcas i direcciones comerciales.
11) Estudiar i fíicilitar el aumento de los medios de trasporte.
12) Trabajar por el mayor consumo i mejor aprovechamiento
de los productos forestales.
13) Establecer la productibilidad del paisen las distintas clases
de maderas i productos, i el área cultural que deben ocupar los
bosques para satisfacer las exijencias futuras
14) Estudiar la calidad de las maderas nacionales i otros pro-
ductos forestales, su empleo mas conveniente por medio de la im-
prejínacion u otros tratamientos.
15) Propender al mejoi-amiento de los productos i al aprove-
chamiento económico de las materias primas.
16) Difundir los mejores métodos de esplotacion i elaboración
17) Hacer propaganda a favor de la fabricación en el pais de
manufacturas de productos forestales nacionales.
18) Estudiar el aprovechamiento de la madera delgada o corta
que sale en los ralea mientes i esplotaciones de bosques culti-
vados.
19) Dar a conocer el aprovechamiento de los productos de esca-
so valor comercial i de los desperdicios de elaboración para la
fabricación de la celulosa, papel, alcohol industrial, resinas, alqui-
trán, ácido acético, bi-iquetiis, pisos siti juntura, etc.
20) Estdblecei" relaciones con instituciones que tengan igual o
semejante carácter que la Union Central.
21) Tomar informaciones de los Cónsules sobre el comercio de
productos forestales i las bases en que se funda.
22j Remitir muestrarios a nuestros Cónsules paia la colocación
de los productos nacionales en el estranjero.
23) Establecer las bases comerciales del intercambio de loa
productos en el pais i con el estranjero.
24) Preparar las bases de tratados comerciales i cuestionar el
abaratamiento de los fletes i el acarreo constante de los pro-
ductos.
2ó) Buscar empresas o capitales estranjeros para nuevas insta-
laciones en el pais o el engrandecimiento de las existentes.
^6) Dar informaciones sobre las industrias establecidas en el
pais.
27) Hacer propaganvia para la conservación i fomento de las
boletín de bosques, pesca i caza 329
especies nacionales que producen maderas preciosas u otros pro-
ductos estimables, paia conservar indefinidamente esta industria.
28) Fomentar el cultivo de las especies exóticas cuyas maderas
u otros productos reclaman nuestras industrias.
29) Encabezar exhibiciones i esposiciones periódicas de pro-
ductos forestales en bruto, elaboiados i sus derivados, incluyendo
también las maquinarias e instalaciones para su producción.
30) Acumular fondos para el estudio de los productos forestales
i demás cuestiones de importancia para los intereses madereros.
31) Facilitar la adquisición de maquinarias e instalaciones com-
pletas, dando informaciones sobre ellas.
32) Atender las consultas de los socios.
33) Editar un Boletín que mantenga el interés de los socios so-
bre las distintas materias implicadas, los adelantos de las indus-
trias i cultivos, el movimiento comercial i todos los demás detalles
que sean necesarios para el progreso de las materias en cuestión
una vez que se crea llegado el momento de darle forma práctica.
Hoi la población no tiene la suficiente densidad que permita la
formación en cada provincia de una sociedad rejional, pero sí se
encontrará en todo el pais un grupo de hombres suficientemente
numeroso i animado de los mas sanos propósitos para levantar
las industrias. Podria formarse un pequeño Directorio en Santia-
go, nombrando delegados en todas las provincias i departamentos
i foimando poco a poco la red que uniera el interés colectivo, i
que con bases equitativas, impulsarla el engrandecimiento de las
industrias con beneficio inmediato de sus asociados i del progreso
i bienestar jeneral de la Nación.
El propósito que nos guia al esbozar estas ideas es demostrar
a los grandes i pequeños industriales i comerciantes del pais, la
conveniencia de aunar los intereses de todas las rejiones, indus-
trias i cultivos en una Union Central de Inteieses Madereros de
Chile, que vendría a beneficiar en forma práctica a sus asociados,
impulsando al mismo tiempo el progreso industrial i comercial
del pais en todos sus órdenes.
Seria un motivo de justa satisfacción nuestra, si esta idea en-
contrara acojida en los interesados que son los llamados a tomar la
iniciativa en el sentido indicado, desentendiéndose un poco si se
quiere de preocupaciones esclusivas, para ponerse al servicio de
una causa que habria de traer consigo una reacción beneficiosa en
330 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
industrias de tan indiscutible importancia, i a las cuales se en-
cuentran ligados o relacionados la casi totalidad de los intereses
comerciales e industriales de los pueblos.
F. Albekt.
EL PROBLEMA PESQUERO EN CHILE
{Conclusión)
Industrias derivadas de la pesca
Casi ningún pescador o mariscador con domicilio fijo i mucho
menos una empresa pesquera por modesta que sea puede vivir
sin una industria anexa derivada de la pesca para aprovechar
mejor sus productos, subsanar las dificultades de trasporte que se
presentan a cada paso, asegurar la venta del pescado fresco exac-
tamente en el númei'o necesario i apreciar la conveniencia de
ti'asformar productos poco api'eciados en otros que tienen muí
buena venta en el pais i que pueden servir para la esportacion a
otros paises sud-americanos i aun a Europa.
Desde el cochayuyo, piures i machas, recojidos en la playa,
hasta la pescada, congrio, etc, es preciso preocuparse no solo de
su venta inmediata en estado fresco sino de su conservación i ven-
ta futura.
Por esto nos hemos preocupado seriamente en los distintos pai-
ses europeos no solo de visitar, sino también de trabajar práctica-
mente en las distintas faenas de la consei'vacion de los productos
de la pesca tanto en pequeña como en grande eácala. No es posi-
ble traer aqui un verdadero testo de enseñinza sobre la materia,
por esto debemos limitarnos aquí a hacer algunas observaciones
lijeras sobre cada uno de los puntos.
La recojida de las algas marítimas ya obliga a lavar el cochayu-
yo en agua dulce i secarlo colgado sobre cordeles o varillas ai
sol. El luche ex'ijie a mas del lavado su secadura sobre esteras de
boletín de bosques, pesca i caza 331
totora o varillas al acceso del aire libre, pero mejor al abrigo
del sol para que conserve su color de un verde fresco. Las algas
coloradas [pardas oscuras, que sirven para la producción de «carra
guen», al contrario necesitan ser blanqueadas por el sol regándo-
las con agua dulce hasta que se ponen albas i después se secan a
la sombi'a i al airelibre corriente para que el sol ñolas ponga ama-
rillas i las tueste, lo que disminuye la solubilidad de la jelatina
que contienen. Se venden ensacadas al peso. Cociendo las algas
blanqueadas se obtiene desde luego la jelatina vejetal, que se cue-
la i vierte en moldes en capas delgadas i se seca al aire corriente.
Las anémonas de -mar i las pinucxs se cuecen i se secan al sol.
Los pepinos de mar se destripan, se lavan, se cuecen al fuego leu
to, se secan i se ahuman un poco sobre rejillas con fuego abierto
chico durante el dia o se seeaii al s)l en unos 2 a 3 días; mas p.í
lidos que queden, mejores se consideran.
■ Los p'mres, todos los moluscos de concha i aun los crustáceos (in-
clusa la langosta de Juan Fernandez) se cuecen, sq les saca laa
cascaras, se les atraviesa con un hilo o cordelillo i se secan col-
gados al aire corriente. Los moluscos cocidos se preparan con ju-
go, en escabeche o con aceite en algún envase, jeneralmente tarro
de lata, pero también de vidrio o loza.
Los erizos se preparan cocidos en tarros de lata.
Los crustáceos cocidos i puestos en envase de vidrio o loza con
jelatina en aspic o sea con vinagre o mejor jugo de limón, hoja de
laurel, clavo de olor etc., pueden dui-ar mucho tiempo i ser envia-
dos a larga distancia sin descomponerse. La conservación en jugo
i tarro es la corriente.
El pescado seco es la preparación mas sencilla que se puede ha-
cer de los peces i sirven para este objeto mejor todas las especies
de carne seca como por ejemplo: la pescada, el tollo, lenguado,
congrio negro, cazón, etc., son preferibles los que la tienen media-
namente blanda, son algo inferiores las duras i menos adecuadas
las muí blandas; ya no son tan buenos los de carne algo aceitosa
ino se pueden emplear los de carne aceitosa, porque el aceite se
pone rancio. Es esta la razón porque el llamado bacalao de Juan
Fernandez no sirve bien para fabricar bacalao. La preparación
de bacalao seco consiste en cortar la cabeza del pescado (la que se
echa en un barril o tina para estraerle el aceite o hacerla harina
o guano) i partirlo en el medio en el lado del vientre hasta la pun-
ta de la cola; se les lava bien con agua de mar i amarrados en pa-
33 J
boletín de bosques, pesca 1 CAZA
res por las colas, se cuelgan en cordeles (lo que se hace a bordo
de los grandes veleros) i asi secarlos al sol.
La merluza seca o bacalao de roca se disting-ue del anterior en
que se la ha partido en medio del dorso, se la ha colocado 1 a 2
horas en salmuera i secado sobre las rocas del litoral (que ayudan
a concentrar el caloi) o sobre i ejillas.
El baCdJao en filetes o bacalao sin espina se hace descuerándolos
pescados grandes, se les coi'tan las partes carnudas, se saca las
espinas, se pone los filetes en una salmuera en la cual alcanzan a
flotar algunos pednzos de pescado, lo que significa ¿u mejor pro-
porción de sal; se dejan en este caldo hasta que los filetes se van
todos al fondo o sea en 1 a 2 horas, en seguida se sacan, se les es-
La prepaiaciou del |)escado stco.
piime un poco el agua (con o mejor sin prensa), se ponen al sol a
blanquear i secar; una vez blanqueados totalmente se siguen se-
cando a la sombra i al aire corriente para que el sol no tueste í
oscuresca otra vez la superficie, hasta que tengan la consistencia
siempre algo húmeda de los filetes frescos de bacalao en los ca-
joncitos en que llegan. Todos estos productos de pescado seco, he
chos con especies mui semejantes a las nuestras i aun del mismo
jénero viajan del Japón, Sud África, Australia etc., a los distintos-
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
333
poiaes europeos por valor de muchas docenas de millones de pe-
eos. ¿Por qué no participa Chile en este negocio? ¡porque no quiere
hasta ia fecha i prefiere importar corno medio millón de kilos al
año!
Harina d e 'pescado para comer se hace de carne seca de pesca
dos secos, sin espinas, se muele i se arnea. Al consumii'lo cocido
en guisos, pierde totalmente el p¡'usto a pescado seco i lecibe otro
muclio massuave i agiadable. Esta harina posee cuatro veces mas
valor alimenticio que la carne de vaca i puedo guardarse varios
años i esportarla a los paises del mundo entero.
EL bacalao salado o laherdan se prepara cortándole la cabeza;
se destripa, se parte en el medio, se descuera o no, se corta en file»
tes o no, se pone en bañil con salmuera i se vende así.
La preparaciou del pescado eu salmuera.
El pescado en sa^mnera, para lo cn;il sii'ven los de ca?-ne algo
aceitosa, se prepara como sigue: se corta la cabeza a los pescados
grandes i'msjor también a loschicos, se escaman, se destripan de
jándoles la freza i la lechaza adentro, se lavan, se espolvorean
con sal i se ponen en una tina; después de uno o dos dias se sacan
se vuelven a espolvorear con sal i se acomodan en un barril porca-
pa 3 parejas alternando la colocación de cabezas i colas según
334 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
mejor convenga dada la forraa del pescado; una vez lleno el ba-
rril se le pone una tabla con una piedra encima o no. Al dia si-
guiente i aveces también al subsiguiente se hunden los pesca-
dos un poco i se llenan los barriles con pescados de otras tinas
o barriles que tengan la misma edad de preparación. Cuando
ya no se hunden mas los pescados se cierra el barril, se llena
por el tarugo del tapón con la salmuera de las tinas o barriles,
o con otra fresca. Se calcula que dos toneladas de pescado con-
sumen una tonelada de sal. En unas preparaciones se bota cons-
tantemente la salmuera que se produce, reemplazándola por
otra fresca preparada especialmente; se vuelve a sacar aun
esta, se hierve i se vuelve a poner una vez fria, con o sin le-
chaza desleída de pescado, otros suelen agregar un poco d&
pimienta enteía, hoja de lauíel, etc. Estas preparaciones se man-
tienen en buen estado de un año para otro, pero iio sufren el paso
de los tiópicos i por esto llegan todos los arenques i demás pesca-
dos preparados en Europa a Chile en mal estado i debieran niíis
bien botarse en vez de venderse. En Europa mueven estas indus-
trias anualmente cientos de millones de pesos. ¿Por qué no las te-
nemos aquí i abastecemos no solo el consumo interior sino tam-
bién el de los demás países sud- americanos?
Las anchoasí en salmuera se les corta la cabeza, se sacan los in-
testinos i la piel, se salan en pequeños baiiiles, rellenándolos en
los primeros días, se cieiran estosen seguida con una tapa con
un taiugo i tapón de coicho, por el cual se llena con. salmueía,
se cubre el tarugo con unatablita proviso) lamente i se espone el
barrilito al sol hasta que empiece una especie de fermentación
que sirve para darles gusto i conservarlas mejoi; en seguida se
tapa el baiiilito con el corcho i está listo para la venta o su tras-
lado a otio envase (vidiio o loza) definitivo. Esta conserva se
prepara en Europa por valor de muchos centenares de miles de pe-
sos i se remite en el comeicio a todos los paises.
El caviar italiano o hularca se prepaia de la fieza de la lisa que
se pone en arneros de crir, se bale con varillas para des-hacer las
membranas e hilachas, que se saca con los dedos i se hace pasar
los huevitos limpios por el arnero con agua; se penen éstos por
tres cuartos de hora en una salmueía de un 4 a W por ciento de
sal, i finalmente se envasa. El caviar fino se hace del esturión, que
no es aclimatable en Chile, pero en Europa se le imita no solo con
la lisa sino también con la carpa, el sollo i ctros peces. En
boletín de bosques, pesca i caza
335
Chile se podría hacer ensayos ademas con otras especies que ten-
gan huevos mas o menos del tamaño del caviai', blancos, grises,
colorados i negros.
Queso de pescado, se hace de las frezas con huevitos de los pes-
cados, salándolas un poco, secándolas algo al sol, ya sea enteras o
cortadas, se aprensan, se consumen asi o cortadas en tajadas tinas
con vinagre i aceite.
Colapez i cola de pencado^ se hace de la vejiga aérea, no solo de
los esturiones, sino también de muchos otros peces de muchos
otros paises. En Chile no sabemos todavía cuales son las especies
La preparación de pescado en escaoeche.
que se prestan mas para este objeto. Se fabrica lavando las veji-
gas con agua, con un poco de leche de cal, abriéndolas a lo largo
con cuchillo, se limpian con agua, se secan a medias, se les saca
el pellejo esterior, i el interior se estira i se clava en tablas, se
seca totalmente, se blanquea con azufre i se vende en hojis o ti-
ras. Haciendo hervir la colapez en agua, se obtiene la jelatina
llamada cola de pescado.
El pescado en escabeche, para lo cual sirven los de carne solo algo
aceitosa cuando se hace la salsa delgada sin jelatina i en envase
grande, i los de carne un poco mas aceitosa cuando se hacen con
jelatina i en envase chico, se prepara del modo siguiente: se les
corta la cabeza, se destripan, escaman, lavan i desaguan bien de la
sangre, ya sean enteros o cortados en filetes, se salan o se ponen en
salmuera en tinas, se sacan de allí i se ponen en barriles chicos o
grandes poniendo una tabla con una piedraencima pai a aprensarlos
336
boletín dr bosques, pesca i caza
mejor i se vuelve a llenar (i\ envase con pescados de la misma edad
de preparación hasta que ya no se hundan mas. La salsa se hace
en la misma salmuera o se saca esta i se hace otra para hervirla
con salitre, un poco de azúcar, buen vinagre de vino, pimienta,
pimiento o ají, cominos, cilantro, clavo, moscada, macis, jugo o cas-
cara de limón, bayas de enebro, ajedrea, estragón, orégano, mejora-
na, alucema, laurel, perejil, apio, zanahoria, chalota, porrón, cebolla
i otros condimentos a los cuales, al último, se le agrega la lechaza
Modelo de homo ahumador traí<portal)le, de plan-
chas de fierro. En los listones se sostienen la^^ va-
rillas de fierro con los pescados ensartados.
desleída del pescado. Es de importancia aquí sacar cuidadosa-
mente el aceite del pescado de la superficie de la salsa, porque en-
ranciai'ia la preparación. Productos de este jénero duran un año
mas o menos, pero se echan a perder jeneralmente en el paso de
los trópicos, como sucede con las conservas que recibimos de Eu-
boletín de bosques, pesca 1 CAZA 337
a^opa, donde se venden por muchos millones de pesos. ¿Por qué no
surte Chile a Sud-América con estos productos?
El pescado frito en escabeche aumenta notablemente la duración
de estas preparaciones, friendo los pescados enteros i en pedazos
■.envueltos en harina primero (chuletas de pescado) i una vez f rios
escabecharlos en seguida sin prensarlos i ponerlos en barrilitos
o mejor tarros do lata. Conserv^as arregladas asi pueden pasar dos
veces los trópicos sin echarse a p'ítder, como lo han demostrado
las esperiencias prácticas de la gran Sociedad Pesquera Norden-
haní, en Alemania, con sus remisiones de ida i vuelta a las colonias
;íilGmanas de África. Lo mismo se puede ensayar en Chile.
Eí 'pescado ahumado exije que de por sí sea de carne algo acei-
tosa o aceitosa; se escaman, destripan, lavan enteros, los muí
grandes partidos en el medio o en trozos o filetes (aquí entran
tanibien los fureles, las rayas, peje-gallos, peces águilas, peces án-
jeles, eolios, etc., cuya carne de escaso mercado se trueca en un
producto que se arrebatan las familias de la sociedad poniéndoles
nombres de guerra). Se ponen en una salmuera en que ftotan los
.pedazos apenas una hora o dos hasta quese hunden, en seguida se
sacan, se lavan i se principia a ahumarlos. Se distinguen dos
métodos: la humazon fria donde no se deja subir la temperatura
a mas de 20 a 22^ i que produce pescados medio salados i medio
ahumados, de poca duración, i la humazon en caliente, que con-
siste en secar los pescados ensartados en varillas a fuego lento,
después dorarlos a fuego mas vivo, cocerlos al vapor echando
agua sobre el fuego, i por último, ahumarlos con mucho humo,
echando leña de ramas húmedas, aserrín, etc. No está demás ad-
vertir aquí que para ahumar se necesita una leña cuyo humo no
despida un mal olor, sino al contrario, agregue al producto un (^ro-
ma especial. En Europa se usa la leña de encina, haya i fresno i
aquí habría conveniencia en tomar la de espino, maqui, colliguai,
roble, etc. Hai muchos métodos diversos de ahumar el pescado
i se necesita práctica para producir un pescado bien cocido, ahu-
mado i sabroso, cuya duración varia de un mes a un año. Los que
recibimos de Europa son echados a perder, resecos i de mal gusto
i en parte podridos por el paso délos trópicos; por esto no pueden
servir de modelo ni como muestra de los pescados ahumados, ri-
.quisimos en Europa, que se consumen por valor de cientos de
22
338
boletín de bosques, pesca i caza
millones de pesos, i son la base de industrias caseras i de grandes
establecimientos. Los mal ahumados blanquillos i anguilas de mar
en Chile se encuentran rarísimas veces en el comercio i cuanda
los hai son a precios exoi'bitantes. Si tuviésemos siquiera peque-
ñas industrias de este jénero, ya tendríamos un articulo de espor-
tacion para los países sudamericanos cuyo monto puede pasüi' a
cerca de un millón de pesos. La humazon de pescados puede ha-
cerse igualmente con los elementos mas rudimentarios como un
Interior de una fábrica de conservas de pescado en tarro.
barril mojado sin fondo ni tapa cubierto con un saco mojado,
hasta en grandes hornos de material sólido con muchos depaita-
meutos.
El pescado en aceite tiene por base los de cai'ne de por si algo o
muí aceitosa, i sale mejor cuando se prepara pocas horas después
de la pesca; debe limpiárseles bien, escamai'los, destriparlos, cor-
tar las cabezas i las cohis que á;\\\ a la conserva un gusto amargo,
lavaílos i ponerlos un corto tiempo en salmuera; se vuelven a
lavar lijeramente, se ponen sobre lejillas pai'a que se sequen un
poco, se secan totalmente i se doian en una estufa; otras veces se
someten antes al vapor por poco tiempo, en seguida se colocan en
rejillas de alambre i se cuecen en aceite por medio del baño maria
o al vapor con una temperatura de 160 a 170° durante 45 a SO'
segundos, en seguida se sacan i se colocan en el envase. Este mé-
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
339
todo se usa tanto para peces chicos como para pedazos grandes.
Tenemos en Chile muchas anchoas, sardinas, atunes i otros que
pueden servir para este objeto, no solo para evit;(rnos la impor-
tación de varios millones de pesos sino también para producir
una esportacion por mucho valor al mundo entero. Cierto sí que
habrá que dorar i cocer mejor las sardinas que hoi dia se fabrican
Etcuelade pescaenel bnqi:edevela cK'arzumwenden'i) del gobierno alemán
en el pais, dar mas desarrollo i mayor protección a la industria
pesquera, i también plantar olivares en el pais, para tener la raa
teria prima de primera mano i de primera clase.
Recomendamos con este objeto la plantación en vasta escala de
olivares de las variedades que dan aceite abundante de primera
calidad, que son fructíferos desde el tercer o cuarto año i resis-
tentes a la sequedad cuando se basan en árboles criados de semi-
llas e injertados de parches o púas de: Leccino, Italiano, Piangen-
te, Einpeltre i Ascolano. Todos son de fruto chico pero mui abun-
dantes i rendidores de aceite fiuo, a escepcioii del Ascolano, que
tiene el fruto grande i redondo cuya variedad prisca sirve tam-
bién para la fabricación de la aceituna rellena con anchoas, etc.
Al atún en aceite (recordamos aquí que tenemos el verdadero
atún en el país) se corta la cabeza i la cola, se desti'ipa, se cuece
en salmuera de 25 grados durante 3 horas mas o menos, después
se le saca la piel i las espinas, i se le seca un poco a la sombra
3iO BOLETÍN DE BOSQnp]S, PHISCA I CAZA
íiire caliente, se corta en trozos separando las superfícies oscuras,
i se prepara en el envase con aceite.
ha. fabricación de conservas en tarros^ de moluscos, crustáceos i
pescados, se basa sobre los mismos principios de las conservas de
carne i frutas, con la diferencia que exije aun mas aseo, una lata
mejor estañada, un baño-raaría de mayor presión, i ma\ or proliji-
dad, porque con facilidad se desarrollan ácidos i gases amoniaca-
les que atacan a la lata i destruyen la conserva.
Muchas combinaciones se pueden hacer de los métodos de con-
servación de los productos de pesca que hemos citado, como por
ejemplo los pescados salados i ahumados puestos en aceite, lo
que se hace con los salmones, sardinas, anchoas, etc., pero deja-
mos todo esto a elección del industrial que se dedique a éstas
materias, ya que las bases jeneíales están dadas.
Aceite de bacalao se fabiica mejor de hígados frescos enteros o
triturados que se someten al agua caliente a una temperatuía de
70 centígrados o al vapor con esclusion del aire en cuanto sea
posible; el aceite casi albo que flota en la superficie se saca, se
deja decantai- i se fíltra; este es el aceite mas estimado. En segui-
da se agrega mas agua i se aumenta la temperatura i sale el acei-
te amarillo; al lUtimo se esprimen los i'esiduos, se les vuelve a
agregar agua caliente i se vuelven a esprimir obteniéndose así el
aceite bruno amarillento. Mas sencillo pero con productos de in-
feíior calidad es el método de poner los barriles llenos de hígados
a fermentar a todo sol, se saca el aceite de color amarillo a medi-
da que nota en la superíicie, se agrega después agua hirviendo,
se vuelve a sacar el aceite ya de color amarillo algo bruno, i al
último se espriraen los residuos que dan el aceite bruno oscuro:
<iomo anteriormente se def.anta i filtra los líquidos obtenidos. Al
principio se usaba solo los hígados relativamente chicos de la fa-
milia de los gádidos, o sean bacalaos, pescadas, etc.; pero desde
muchos años atrás se ha visto que el aceite de hígado del tollo,
pez ánjel i de la mayor parte de los peces, no se distingue del an-
teiioi', i hoi día todos los aceites de hígados de bacalao proceden
de los hígados de casi toda clase de peces. Chile importa anual-
mente de 80 a 90 000 kilos de aceite de bacalao por valor de 90 a
110 000 P3S0S de avaliio de la aduana.
¿Poj' qué no esportamos por valor de medio millón de pesos a
lo menos en vez de importarlo? ya que los ensayes prácticos han
dado escelentes resultados!
BOLKTIN l)K BOSQUES, PESCA I CAZA
341
Harina de pescado para engordar animales se obtiene de todos
los desjDerdicios como ser cabezas, colas, aletas, pedazos inútiles,
etc. que deja el aprovechaniiento iudiisti'ial de los pescados, i de
los residuos de los hígados; todas estas materias se secan i tues-
tan, jeneralmente con grandes máquinas secadoras, se muelen, se
estrae el aceite con éter o bencina, se arnean a harina de distin-
ta finui'a, i se venden según el grueso de la molienda para la
eng rda de peces cautivos en lagunas i pisciculturas, de pollos,
gallinas, pavos, perros, chanchos, etc. La harina mas gruesa, que
contiene muchos huesos triturados, se vende mas bien como guano
de pescado.
Guano sei'o de pencodo se saca de todos los desperdicios de pes-
r
Escuela de pesca eu Béljica en el vapor de estudios oceanógraficos
«Ibis V» de 45 m. de largo, 7 m. de ¡tn.^bo i 400 t: máquina de 400 cab.
andar 11.5 millas; rí^frijeradcjr de 45 t; estanque de aguapara vivero, labo-
ratorio con acuarios i b blioteca; tri]iulacion 1« marinfroS; alumnos
40 a 60.
cados, crustáceos, jibias, moluscos, estrellas de mai-, i otros ani-
males del mar, como también pescados, etc., que ya no se pueden
vender por haber entrado en putrefacción. Se secan estas mate-
rias al sol o en máquina jenor.ilmente, otras veces se cuecen an-
tes i se les trata por el ácido sulfúrico, se muelen o trituran, se
estrae el aceite con éter o bencina i se venden después como
guano seco de pescado, que contiene, según la diferente mate-
ria primn, de 3 a 16«/o de ácido fosfórico, de b a 12 o/o de ázoe,
do O 5 "/o a l..ó"7u de potasa i ul resto de cal i otras sustancias.
342
boletín de bosques, pesca i caza
Como guano es mucho mas eficaz i mas lijero que el guano co-
rriente i se paga a precios mas subidos.
Guano f renco marino se llama toda clase de algas, huiros, lamas,
i animales que bota la ola a la playa; en otros paises se emplean
redes de tii'o con preferencia en las vecindades de la desemboca-
dura de los rios para sacaí las algas, jaivas, jibias, caracoles, i
otros animales de escaso valor, se amontonan i se llevan en ca-
rreta, ferrocarril o buques al interior o se esporta esta masa que
luego entra en putrefacción al estranjero. No está de mas citar
que Portugal esporta anualmente a Inglaterra cargamentos ente-
ros por valor de 300 000 francos aproximadamente i en Francia
la cosecha i utilización del varec constituve una gran industria
«Grampus» uno de los vapores oceanógraficos de los Estados Unidos,
vista de arriba.
¿Cuánto no ganaría nuestra agricultura si los dueños de fundos
vecinos del mar recojiesen cuidadosamente las varazones de es-
tas materias de la playa que bota la ol.i para fertilizar sus cara-
pos tan pobres en materias orgánicas en vez de dejarlas podrirse
en la playa hasta que se disuelvan con el agua del mar?
Finalmente hacemos una lijera mención de las industrias peque-
ñas que api'ovechan las escamas, dientes, huesos i pieles de pes-
cados para obi'as de arte i bisutería; las columnas vertebrales de
los tiburones para bastones, su piel para forros de objetos i lija;
las conchas de moluscos i las escamas de jaivas, erizos, estrellas,
soles, etc. para obras de arte; los ojos de jibias para joyas i su
tinta para sepia, etc., etc.
Por la esposicion ya larga que hemos hecho, se ve (¿ue aquí se
desarrolla un nuevo porvenir de Chile, no solo para abastecerse a sí
mismo, sino para una espoftacion ilimitada que podrá llegar a mum
fíhos millones de pesos que representarán trabajo i sustento para las
familias de los pescadores i ganancia para la pequeña i la gran
industria. Lo que falta aquí es solo empezar a salir una vez del
boletín de bosques, pesca i caza 343
•estado de crisálida i abo;dar resueltamente las medidas de con-
fiervacioii i fomento de la pesqueiía que deben tomarse.
fia coiiiservacion i el fomento de la pesquería
Fuera de la aclimatación de los salraónides, tencas i glanos ame-
ricanos, que necesitábamos para llenar las futuras necesidades de
lapesqueria en aguas fluviales; déla lei de fomento déla pesca
del señor ex ministro José Ramón Gutiérrez, i del arriendo de los
bancos de choros de la isla Santa Maria, no se ha hecho nada en
el pais para la conservación i el fomento de la pesquería, i a
pesar de nuestros esfuerzos tememos que pueda suceder que una
nueva lei de pesca suprima aun las deficientes franquicias estable-
cidas en la vijente, i se vuelvan ahorrar de un momento a otro los
demás pequeños pasos que hemos dado.
En vista del criterio indiferente actualmente reinante creemos
llenar de sobra nuestra labor al enumerar nueva i simplemente
las medidas que deben tomarse como último saludo a nuestra
bandera cuya utilidad estamos empeñados en hacer comprender
al pais.
La conservación de nuestros recursos naturales de pesca exije
hoi mas que ayer se dicte una lei que prohiba bajo severas penas,
aplicables prácticamente, la pesca con dinamita, i faculte regla-
mentar i hacer efectivas las épocas de vedas, el uso de ciertos mé-
todos de pescar, el tamaño de las mallas de las redes i el porte
mínimo de los peces i la venta de los pescados i mariscos, so pena
de ver desaparecer totalmente los ricos peces i camarones gran-
des que pueblan nuestras aguas fluviales i que ya en muchas par-
tes se ha llegado a estinguir totalmente, como también los ricos
choros i ostras, muchos de cuyos bancos se ha destruido com-
pletamente.
Tanto las ostras como los choros, picos, erizos i las langostas
de Juan Fernandez, necesitan ademas que se arriende en subasta
pública a lo menos la mitad délos bancos i rejiones de pesca don-
de existen, incluyendo la competencia de los estranjeros, que son
los únicos entendidos en esta materia, i que en el resto de los ban-
cos de pesca se determine la cantidad máxima que se puede
estraer anualmente para evitar el completo agotamiento.
El fomento de la pesquería en aguas fluviales exije no solo la
conservación sino también la multiplicación del número de pisci-
344
boletín de bosques, pesca i caza
culturas existentes, la protección, radicación e instrucción de los
pescadores a orillas de aguas fluviales fiscales, la hechura de ca-
minos para peces donde la naturaleza o las obras artificiales im-
piden su paso, la instalación de rejillas i trampas que eviten se
diseminen los peces en los campos con el riego i sean destruidos
con la utilización do las aguas para fuerza motriz. A esto debe
añadirse la multiplicación de los peces i crustáceos nacionales i
de los peces aclimatados como también la propaganda en favor
de la utilización anexa de los canales i tranques para, la crianza i
engorda de peces, e igualmente la construcción de lagunas en te-
rrenos pobres con el mismo objeto. Se debe primara pisciculturas
pi'ivadas que se dediquen a la crianza. A todo esto debe agregar-
se la instalación de cuisos de pesca i piscicultura.
El fomento de la pesquería marítima exije obligar a los que es-
ploten bancos de ostras o de choros que se aumente la supeificie
«Grampus»; corte trasversal.
de ellos por medio de sistemas económicos de ciianza, como ser la
sumersión de ramas con pesos, de conchas limpias, tejas, pedazos
de ladrillos, empalizadas, etc., en que pueda adherirse la cria, tra-
bajo que se ejecuta durante el tiempo de'la procreación,! distribuir
los moluscos que se han fijado en los objetos citados al cabo de
uno o dos años en los puntos ya agotados o mui escasos.
La protección decidida del Estado a los pescadores arraigados
contia la persecución continuada de los vecinos es de urjente ne-
cesidad, como también la radicación definitiva de nuevos pesca-
dores en la costa, la formación definitiva de aldeas pescadoras a
las cuales el Estado debe contribuir con facilidades para la coiis-
tiuccion de casas i elementos de pesca, el acarreo de los produc-
tos a los centros de consumo i la formación de pequeños puertos
especiales de pesca. Se impone la instrucción primaria, la educa-
ción moral i la enseñanza de los métodos, elementos i aparatos
de pesca, el aprovechamiento de los productos de la misma etc.
Incitar a los pescadores para que se unan en pequeñas comunida-
des con 5 o mas embarcaciones, etc., para poder primailes tanto-
HÜLKTIN DK ÜOSÜLIES, PESCA 1 CAZA
345
el tonelaje de sus embarcaciones como el del producto de la pesca,
en mayor escala de lo que debe bacet se para las industrias de po-
co o mucbo capital. El Estado debe establecer cajas de ahorros
especiales para pescadores, cajas contra accidentes que sean a lo
menos obligatorias para los dueños de empresas de pesca i de
venta de sus productos. Se necesita establecer medios especiales
para el salvataje de los pescadores. La supervijilancia de los pes-
cadores por medio de los guardapescas que a la vez les puedan
cJ;\T los cursos volantes de enseñanza que se necesitan.
Muestra del levantamiento de los fondos de pesca. Distribución de las distintas
especies de peces en el mes d-^ Enero entre Helgoiand, Norderney i Caxlia-ven, etc,
levantada por el «Poseidon», tino deles vapores de estudií s oceanógraficos del
gobierno alemán.
La instalación de escuelas de pesca tanto en la costa como en
veleros i vapores de pesca producirla profesionales dotados desde
el principio de un espíritu disciplinado i que daría a la marina
nacional i mercante un personal incomparable.
Se debe levantar los fondos de pesca de la República por me-
dio del biólogo, auxiliado por un vapor especial oceanogriiíico cu-
ya adquisición la hemos pedido incesantemente desde la funda-
ción del servicio de Aguas i Bosques, para poder determinar de
un modo fíjo las especies industriales que tenemos i la utilización
346 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
que puede dárseles, los fondos que habitan, las distintas profun-
didades en que se encuentran, los viajes migratorios de norte a
sur i de este a oeste o vice versa que efectúan en los distintos me-
ses del año, dando a conocer después de cada viaje las especies
que se han encontrado en cada uno de los puntos, el grado de
abundancia i la época del año, los fondos de pesca aptos para el
empleo de redes de tiro, redes flotantes, almadrabas i espineles
respectivamente. Debe híiber ademas una estación biolójica que
puede ser dirijida por el mismo biólogo encargada de completar
ios estadios del vapor oceanógrafico; que suelte peces marcados
en distintos puntos para imponerse de los viajes migratorios pri
mando con $ 0.50 a. $ i la recojida de las marcas con los datos
que se exijan; que se dedique al estudio de las condiciones bioló-
jicas de cada especie, sus hábitos, procreación, alimentación, etc.
La aclimatación de la ostra italiana en el centro i norte del
pais seria un gran beneficio para esas rejiones donde no se puede
reproducir la ostra nacional; de la alosa, shad o maiflsch (Alosa
vulgaris) de dos o tres kilos, que vive en alta mar i se acerca a
principios de mayo a la costa en grandes masas para remontar los
tíos, que ha sido trasportada i aclimatada con éxito en Estados
Unidos del océano Atlántico al Pacifico i que podria habitar los
mares del centro i sur de Chile; asi como del homar europeo
(Homarus vulgaris) de 40 a 50 centímetros de largo con un peso
de o a 5 kilos, que se cria artificialmente en Europa i Estados Uni-
dos i se daria bien en Chile de Constitución al sur.
El Estado debe prestar mayor atención no solo a la construc-
ción de puertos i muelles sino también a pequeños puertos para
pescadores i no debiera confeccionar ningún estudio de puerto de-
finitivo de la República sin incluir una caleta especial de pesca-
dores, como se hace eñ todos los paises civilizados, incluyendo a la
vez la construcción de cámaras frigoríficas, mercados con remates
especiales i desvíos de feí'rocarril para el trasporte de los produc-
tos de pesca al intei'ior del pais.
En cada espropiacion de terrenos para la formación de puertos
debe destinarse, desde el principio, una superficie que sea suficien-
te parala formación de una aldea definitiva de pescadores, dán-
doles facilidades de acojerse a la leí vijente sobre habitaciones
para obreros.
Al mismo tiempo debe liberarse de los derechos de internación
las embarcaciones de pesca que actualmente los pagan, como
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA 1 CAZA 347
también los materiales i útiles para la fabricación de los pro-
ductos derivados de la pesca.
A esto debe agregarse un servicio de carros frigorincos livia.
nos que dé la mayor facilidad posible para el uso de los distintos
embalajes que sean preferibles en cada caso. Se debe contemplar
la necesidad de abaratar los fletes i el rápido i constante despacho
de los productos de la pesca.
Las municipalidades debieran contribuir a esto con el arriendo
mas barato de los locales en las plazas de abasto a los productores
directos sin fijarles traba alguna, en vez de encarecer los arrien-
dos i dificultarlos por todos los medios posibles, protejiendo a los
privilejios esclusivos de tres o cuatro revendedoi'es que encarecen
.£on su intervención abusiva tan barato i sano alimento.
Si vemos lo que hacen otros estados mas civilizados en favor
de la pesquería nos convenceremos que es mucho mas de lo citado
por nosotros, pues habiia que agregar todavía los asilos, hospita
les, hospedajes económicos, centros pesqueros, oficinas de engan.
che de pescadores, los premios anuales para la mejor embarca-
ción a remo, a vela, a motor i a vapor, para la mejor tripulación,
las regatas oficiales de embarcaciones de pesca; la protección de
la industria nacional por buques de la Armada, en las rejiones
australes ie Chile, contra la esplotacion de buques de naciones
estran jeras; la formación decursos culinarios en las ciudades del
interior que propendan al fomento del consumo de pescados i ma-
riscos; el consumo obligatorio de productos de pesca, dos a tres
veces por semana, del ejército, de la marina i de los estableci-
mientos de beneficencia e instrucción costeados por el Estado;
fuertes derechos de importación sobre los productos de pesca en
estado conservado que recibimos del estranjero; la nacionaliza-
ción forzosa de las empresas pesqueras estranjeras existentes en
Chile; los préstamos fiscales para adquisiciones nuevas de un 75**/o
del valor de las embarcaciones menores i de un 509^ de las me-
dianas i mayores; préstamos para reparaciones de embarcaciones
existentes; préstamos para la compra e instalación de motores i
máquinas a vapor; préstamos para la adquisición de aparatos, re-
des i otros aparejos de pesca; préstamos para la formación de pe-
queñas comunidades de pesca, etc. etc.
Siempre tenemos que oír que para cualquiera de las medidas
.que propusimos en este capítulo «e¿ pais no está ¡)reparado»; pero
ü PODKMOS TAMPOCO IMAJINAIÍNOS QUE EL PAÍS SE HA PREPARA-
31S boletín de bosques, pesca i caza
DO PARA DEJAU ESTA INDUSTRIA TAN IMPORTANTE PARA EL KIEN'
ESTAR DE LA NACIÓN EN EL ABANDONO MAS COMPi^ETO, enCíire-
ciendo enormemente el consumo de estos artículos alimenticios de
primera necesidad i fomentando anualmente su importación por
valor de muchos millones de pesos, en vez de desarrollar la indus-
tria una vez por todas i trocar la importación actual por valor de
.') millones de pesos en una esportacion por valor de 20 a 30 mi-
llones de pesos, con la cual habríamos equilibrado en algo siquie-
ra la desproporción en que se encuentra actualmente.
Sea como fuere lo que se haga en lo futuro, hemos abierto los
ojosa la Nación, como era nuestra obligación hacerlo. Correspon-
de a ésta oírnos i no dejarnos simplemente la satisfacción de ha-
ber cumplido con lo que consideramos nuestro deber.
F. Albeht,
DESCRIPCIÓN DE LOS PECES
MAS CONVENIENTES PARA EL CULTIVO ARTIFICIAL EN El. FAIS
f^^aliiion del Hin (Salmo salar)
Este pez, como las tres especies descritas mas adelante, perte-
necen a la subclase feJeósteos, orden fisóstomos, familia salmó-
nidos.
Entre los salmónidos introducidos en el país es ésta la especie
que alcanza mayor desarrollo. Su tamaño máximo es de 1.50 me-
tro, alcanzando un peso de 45 kilogramos; pero el tamaño común
es de 80 centímetros con un peso de 10 a 15 kilos. Su cuerpo es
alargado, de costado comprimido, de cabeza relativamente peque-
ña, hocico delgado i prolongado, sobre todo la mandíbula inferior.
El color del dorso es gris azulado, los costados plateados i la parte
inferior blanca, las dos aleta.s dorsales i la caudal son oscuras
siendo las^demas algo mas pálidas. En la parte superior del cos-
tado, como asimismo en la primera'aleta "dorsal i en la caudal,
tiene unas manchitas negruzcas en forma de estrellas, que son
Rejjroducimos esta pai-te, por haber sido publicada con algunas omisiones
en un número anterior del Boletín.
boletín de bosques, pesca i caza
349
mas intensas en el tiempo de procreación, época en que también
aparecen unas manchas rojas.
La patria del salmón común son las aguas de los rios i maies
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del norte de Europa. No aparece en el Mediterráneo ni en los lios
que desembocan en éste. Según su edad i estado habita este pez
350 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
en aguas dulces o saladas. Nace en agua dulce (ríos) donde per-
manece hasta la edad de un año i medio mas o menos, para irse
en seguida al mar, donde permanece hasta la edad de reproduc-
ción, lo que sucede a los tres años.
Cuando se acerca esta época, los salmones se aproximan a las
desembocaduras de ¡os rios, permaneciendo en seguida en las
aguas mistas (dulces i saladas) durante varias semanas, segura-
mente para acostumbrarse de nuevo al agua dulce. Se ha compro-
bado que el salmón no resiste el cambio brusco de una clase de
agua a otra, es decir, de agua salada a dulce i viceversa.
Miéntias mas se aproxima el tiempo del desove, mas intensos
se ponen sus colores; se oscurecen tanto el dorso como las man-
chas de los costados i aparecen ademas en éstos manchitas i'ojas.
Entonces se reúnen los salmones en grupos para subir así a las-
vertientes de los rios. El grupo forma jeneralmente un ángulo
agudo encabezado por uno de los individuos mas grandes i vigo
rosos. Si por alguna causa se interrumpe esta formación, todo el
grupo se detiene para formarse nuevamente i seguir su viaje.
Aunque el sahnon es un nadador rápido, demora en este viaje,
que emprende en la primavera, todo el verano, lleg?tndo al punto
de término o sea el lugar del desove en otoño.
Durante el trayecto de subida, el salmón no teme ningún obs-
táculo, venciendo corrientes i saltos de agua hasta de tres metros
de altura con relativa facilidad, i aunque éstos sean mayores, na
deja de hacer intentos para salvarlos por medio de saltos formi-
dables, a pesar de que muchas veces son inútiles todos sus esfuer
zos i frecuentemente los paga con su propia vida chocando a^
caer contra alguna piedra.
Lagos atravesados por aquellos rios en que suben los salmones
no les presentan ninguna dificultad, pues los peces siguen su
marcha sin interrupción i con mucho tino siempre aguas arriba.
Llegado al punto que estiman conveniente, la hembia elije el
lugar para el desove, encontrándolo en partes guijarrosas donde
pasa una corriente suave de agua. Allí la hembra hace por medio
de movimientos rápidos do la cola una especie de concavidad
baja i bastante estensa. La hembra es acompañada siempre por
un macho grande, que la vijila durante la operación, ahuyentan
do a todos los competidores que se acercan i manteniendo na
pocas veces con éstos una lucha que frecuentemente tiene un fin
funesto para uno de ellos. A mas del macho grande en la mayo*
boletín de bosques, pesca i caza H51
ría de los casos persiguen a la hembra varios machos nuevos re
cien llegados al estado adulto; pero de éstos no se preocupa el ma-
cho grande.
La hembra, después de concluido el «nido» principia a deposi-
car sus huevos por partidas pequeñas, las que, inmediatamente
después de salir del vientre materno, son fecundadas por el macho
esparciendo sobre ellos el Jugo espermático. El desove completo
demora varios dias, repitiendo los reproductores la operación
mencionada. Después de puesto el total de las ovas i hecha la fe-
cundación, la hembra cubi'e el nido con una lijera capa de arena.
La opei'acion de reproducción debilita a estos peces a tal estre-
mo que después de este acto no son capaces de nadar. Se dejan
arrastrar por la coi'riente del agua basta una parte mas honda i
con poca corriente, donde parecen descansar algunos dias, si-
guiendo después su viaje al mar. No toman casi ningún alimento
durante la época del desove, lo que contribuye mucho al decai-
miento de sus fuerzas i sucede que muchos ejemplares sucumben
en el viaje.de regreso al mar, sobi-e todo cuando el trayecto de
vuelta es raui largo. Pero los peces que alcanzan a llegar al mar
se reponen mui pronto, demostrando una actividad estrema para
devorar todo lo que tengan a su alcance. La mayor parte de los
salmones jeneralmente quedan solo dos meses en el mar, durante
los cuales engordan considerablemente, para entonces volver a
subir a los ríos con el objeto ya espresado.
Fl salmón llega al estado de reproducción a los tres años
de edad.
El desari'ollo del embrión en ei huevo demora, según la tempe-
ratura del agua, de 2 a 4 meses, teniendo el agua 10 a 2° C. res-
pectivamente.
Los pececillos recien nacidos llevan consigo una especie de ve
jiguilla, llamada versícuhi umbilical, la que alimenta al pez hasta
4 semanas mas o menos desapareciendo poco a poco. Desde en-
tonces comienza a comer la microfauna que encuentra, crustá-
ceos, larvas, insectos i aun otros peces que pueda atacar. Es
esclusivamente carnívoro, aunque a veces se encuentra en su es-
tómago algunas algas, pero éstas las devoia solamente junto con
algún animalillo que se encontraba sobre ellas.
Su crecimiento durante el primer año es relativamente lento
alcanzando solo a 10 centímetros, pero desde esta edad, cuando
35 i
boletín de bosques, pesca i caza
puede tragar comida mas gruesa, crece rápidamente, alcanzando
en el segundo año hasta 4(> centiínetros.
La temperatura del agua favorita para el salmón es de 12<' C.
raas o menos, pero puede soportar temperaturas de 2" a 20'^. Para
la cria pequeña la temperatura mejor es de 2 a 8" i mas tarde de
8 a 12'\
La carne del salmón antes del desove es de color rojizo i de
mui buen gusto i sabor; después es de un blanco ceniciento i casi
inservible para el consumo.
Esta especie de salmón se presta mui bien para el cultivo arti
ficial desde el huevo hasta la edad de un año, en que se debe sol-
tar al j"io (es prefei'ible hacerlo antes aun, talvez a los 4 o 6 me
ses) para que alli se alimente mas a su gusto i pueda ir al mar
cuando se lo pida su instinto. Advierto que no es de absoluta ne-
cesidad que el salmón vaya al mar, pero si es conveniente, pues
teniéndolo constantemente en agua dulce crece mui despacio, no
se reproduce i dejenera.
Debido a que no se puede criar este pez en agua dulce hasta
su completo desarrollo, no tiene particular importancia en un
establecimiento de piscicultura privado. Solo se puede contribuir
a la mayor multiplicación del pez, lo cual, por ciei'to, es unagi'an
ventaja, no para el particular sino para la comunidad.
Triielaa «le los Alpes (Salmo fario)
Trucha délos Alpes (Salmo fario), macho
Este es el pez raas estimado entre los peces europeos de agua
dulce por su carne sabrosa i delicada i es por eso que un gran
número de establecimientos se dedican esclusivamente a su cul-
tivo. Sin embargo, a pesar de ésto su precio siempre es bastante
subido i ñuctúa jenei'almente entre 6 a 10 francos por kilo, según
la abundancia con que aparece en los mercados.
boletín de bosques, pesca i caza :V) t
La trucha alcanza un largo máximo de 90 centímetros con un
peso hasta 10 kilos, pero el tamaño común es de 40 a 50 cent, con
un peso de 2 kilos. El cuerpo es macizo, algo comprimido en los
costados. La dentadura, especialmente la del macho, es mui nume
rosa (dos filas) i bien desarrollada. Sus colores no son fijos; varia n
según los alimentos, la edad i los medios en que se encuentra. Asi
por ejemplo se pued'e observar, colocando un ejemplar de color
bastante oscuro, recien sacado de un estanque, en un depósito
blanco, que su color cambia en menos de media hora, poniéndose
bastante claro. Por lo jeneral se pueden fijar los siguientes colores
para esta especie: el dorso es gris olivado con manchas negruscas,
los costados amarillo verdosos con estrellitas encarnadas a veces
rojas, azules i blancas, la parte inferior es blanquisca cenicient?»,
la aleta anal es amarilla, la dorsal bordada pálida. Los colores de
los ojos cambian de amarillo a rojo o oscuro.
También la carne varia de colores según la época, alimento i
lugar en que se cria, de anaranjado hasta blanco. Por lo jeneríil
se puede decir que produce carne blanca cuando se cria en lagu-
nas comiendo alimento pobre o artificial; produce carne rosadií,
criándose en rios con corriente con abundancia de alimento natu-
ral que consiste en crustáceos, larvas, lombrices, caracoles, insec-
tos; devora peces, huevos de éstos i hasta sus propios huevos i
cria. Antes del desove la carne es rosada, después de éste es blan-
ca. Su carne es mejor en los meses de verano.
La patria de la trucha es toda la Europa i el Asia menor. Pie-
ñere vertientes i rios cerrentosos con aguas cristalinas i frias i
fondo guijarroso. También se encuentra en lagos con aguas frins
(como los de los Alpes) i algunos afluentes. Finalmente tambieit
se puede cultivar perfectamente bien en estanques con agua fría
i renovada constantemente. La temperatura mas favorable para la
trucha es de 10 a 15 C, pudiendo soportar temperaturas de 2 a 20".
El tiempo de desove de estos peces es a fines del otoño i princi-
pios de invierno. Llegan a la edad de reproducción a los 3 años,.
sin embargo no son raros los ejemplares que se encuentran con
ovas ya a la edad de 2 años.
Los huevos son de un diámetro de 4 a 5 mm. El color de éstos
es de rosado-araarillento hasta blanquisco.
No hace viajes de desove tan largos como el salmón común.
Sube un corto trayecto rio arriba en busca de arroyos pequeños
354
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
donde desova con piefei'encia, lo que verifica de un modo parecida
a este último. La incubación de las ovas es algo mas corta que la
de su palíente ya descrito, pero el nacimiento de los pececillos i
mas tarde su alimentación es mas o menos igual.
La trucha de los Alpes es mui huraña. Durante el dia jeneral-
mente se pasa escondida para salir al anochecer en busca de su
alimento. En un lugar apropiado se pone en un punto fijo, soste-
niéndose contra la coiriente del agua con movimientos débiles de
las aletas i así espera la llegada de alguna presa sobre la cual se
precipita con suma rapidez i solo rai'as veces sucede que ésta se
le escapa.
Como ya he dicho, es éste uno de los salmónidos que mejor se
adapta al cultivo artificial.
Mas adelante haré una lijera descripción de él.
Salmonete arco-iris (Salmo irideiis)
Salmonete arco-iris (Salmo irideus)
Pertenece a la misma familia que las especies anteriores. Alcan-
za uu largo máximo de 70 centímetros con un peso hasta 7
kilos. Su tamaño común es de 40 a oH era con un peso de 3 a 4
kilos. El cuerpo es algo macizo; tiene un color plateado brilloso,
«iendo el dorso mas oscuro i algo verdoso. En los costados tiene
una faja de colores arco iris que alcanzan desde la cabeza hasta
la cola. La paite superior del cuerpo como asimismo las aletas
dorsales i caudal son cubiertas con pintas negruscas. En el tiempo
de desove se ponen los colores mas intensos, especialmente el
arco-iris; la parte abdominal del macho adquiere un color gris.
La patria de este pez es el Oeste de Norte América, donde vive
boletín de BOSQQES, pesca i caza 355
"Qii los afluentes del Pacífico. Actualmente ya se encuentra aclima-
tado en toda Norte América i en Europa, encontrándose en algu-
nas partes ya en estado silvestre.
Se alimenta de crustáceos, dafnias, larvas, caracoles, lombrices,
insectos, batraquios i peces pequeños, pero en todo caso prefiere
ílos primeros. No es tan voraz como la trucha de los Alpes.
Desova a fines de invierno i principios de primavera, según la
temperatura del agua. Prefiere para el acto partes arenosas o
ripiosas donde pasa alguna corriente de agua. Desova de un modo
■igual a la jeneralidad de los salmones. Llega a la edad de repro-
ducción a los 3 años. Una hembra de un peso de V2 kilo pone de
-oOU a 2000 huevos. Estos tienen un diámetro de 5 a 6 mm.
La carne de esta especie es, según algunos, de un gusto inferior
a la trucha de los Alpes, mientras que otros sostienen que es
igual. Yo por mi parte doi preferencia a la primera. El color de la
carne es desde blanco hasta colorado, según alimento, época i
lugar donde se cria. Los ejemplares grandes de 2 a 5 kilos dan
carne de mejor gusto i sabor que los pequeños, justamente lo
contrario de la trucha de los Alpes, que es de mejor gusto siendo
pequeña.
El cultivo de este salmonete es mas fácil que el de las demás
especies salmonídeas i jeneralmente también mas lucrativo. Fácil,
porque este pez no es tan exijente con respecto ai alimento i sobre
todo a las cualidades del agua. Se cria bastante bien en lagunas de
carpas, soportando perfectamente temperaturas hasta 26» C. La
incubación de las ovas i la cria pequeña exijen una temperatura
^inferior a 15 grados. Lucrativo, porque crece, en comparación con
otros salmónidos, mas rápido, alcanzando en año i medio hasta
^00 gramos i en el siguiente hasta l'/a kilo.
8aliiioii íle esteroH (Salmo fontinalis)
Pertenece a la misma familia que las especies anteriores. Al-
-canza un tamaño hasta 70 centímetros con un peso de 7 kilos. Su
-color del dorso es gris-plateado-verdoso hasta anaranjado mate.
'Los costados son algo mas claros i la parte inferior es casi blanca.
El dorso i las aletas de esta parte i la caudal son pintadas con
manchas alargadas irregulares de color claro o amarillo. En el
■tiempo del desove los colores son mas intensos, adquiriendo la
356
boletín de bosques, pesca i caza
parte inferior del cuerpo i sus aletas, especialmente en el machOj,
un color rojizo.
Salmón de esteros (Salmo fontinalis)
La patria de este pez es el Este de Norte-América, pero ya se
encuentra aclimatado tanto en todas las demás partes de este
continente como también en Europa. Prefiere rios i arroyos co-
rrentosos con fondo pedregoso i arenoso; vive también en lagunas
profundas de aguas frías i cristalinas. Su temperatura favorita es
de 8 a 12° C, pudiendo soportar temperaturas pasajeras hasta de
22°. Sus alimentos son los mismos de la trucha de los Alpes: crus-
táceos, caracoles, larvas, lombrices, insectos, peces pequeños i
huevos de éstos; por lo demás es bastante voraz.
Desova en otoño, o a mas tardar a principios de invierno; lo
verifica de un modo igual a la jeneralidad de los salmones. Llega
a la edad de reproducción a los 3 años, habiendo sin embargo
ejemplares que tienen ovas ya a los 2 años de edad. Los huevos
tienen un diámetro de 4 a 5 mm. Una hembra de ^ kilo pone 800
a 1500 huevos.
La carne del salmón de esteros es de un color blanco hasta
anaranjado, según su alimento, época i lugar en que se cria. Es
de mui buen gusto, igual al de la trucha de los Alpes. Su cultiva
es mui recomendablo por su crecimiento rápido.
I^a Cari>a (Cyprinus carpió)
Pertenece este pez a la sub-clase: Teleósteos; orden: Fisóstomos-
familia: Ciprínidos, como también los dos siguientes.
El Cyprinus carpió i sus variedades tiene su patria en el cen-
tro i norte de Europa, aunque muchos sostienen que ha sido traí-
do por los romanos del Asía. Se ha podido comprobar por los
hallazgos de fósiles que este pez existia en Europa ya desde antes
del último período glacial. Es cierto que en aquel tiempo fué es-
boletín de bosques, pesca i caza
357
tinguido en el Noi'te de Europa, donde se ha \aielto a introducir
solo en la era del cristianismo; pero jamas ha faltado, se puede
comprobar, en el centro de Europa. Por el solo hecho de que en
la China ha existido i se ha cultivado desde tiempos remotos, no
^^iÁ¿4é¿
La Carpa (OypriuQos carpió)
se puede afirmar la idea que desde aquel pais haya sido introdu-
cido a Europa, pues no se encuentra ninguna comprobación de
-esto.
Desde tiempos antiguos existen distintas variedades de la car-
pa, aunque algunas solamente transitorias, las que han inducido
-a diversos autores a darles nombres distintos, creyendo que se-
rian especies diferentes. Algunas de ellas son:
Cyprinus cirrosus (Schaeffer 1760)
nudus (Bloch 1782-84)
Rex cyprinorum ( » » » )
Cyprinus macrolepidotus (Harmann 1798)
elatus (Bonaparte 1832 34)
¡> regina ( » 1832-41)
» hungaricus (Cuvier i Valenciennes 1842)
Carpió vulgaris (Rapp 1854))
Cyprinus acuminatus (Heckel i Kner 1858)
i otros mas.
Como nombre definitivo ha sido aceptado el de Lineo (1766)
«Cyprinus carpió». En los demás nombres el adjetivo solo espre-
sa mayormente alguna cualidad especial del pez, que éste con el
derapo ha adquirido, ya por influencias del clima o del agua o
alimento, i aun no todos de ellos podemos considerar como sim-
358
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
pies variedades, pues no reúnen las condicionris necesarias para^
ser una variedad fija.
El nombre «Cyprinus» es derivado del griego «Kuprinos», el
que a su vez se deriva de «Kupris» (un sobrenombre de Venus)
encontrando su esplicaeion seguramente en su gran fecundidad.
Este nombre mas tarde ha sido aceptado como nombre de familia
también por Lineo. La palabra «carpió^» algunos la derivan tam-
bién del griego «karpos» que significa «fruto», mientras que otros
creen encontrar su procedencia en el alemán «Karpf, Karpfen»,
donde el pez tiene este nombre desde tiempos mui antiguos.
Como variedades del Cyprinus carpió realmente aceptables sola
mencionaremos: Cyprinus mudus i Cyprinus macrolepidotus pues
son éstos los únicos que se lian mantenido sin digresión durante-
muchos años en distintas partes i con distintos alimentos.
Cyprinus nudus (Carpa lisa) i
Cyx>r¡mis macrolepidotus (Carpa de espejuelos)
Carpa lisa (Cyprinus nudus)
La primera se llama «Nudus», porque es desnuda, es decir no-
posee escamas, i la segunda «macrolepidotus» porque posee esca-
mas grandes, las que no son distribuidas por todo el cuerpo sino-
boletín de bosques, pesca i caza
359
que la tapan parcialmente, a saber: una hilera irregular en cada
costado i una hilera irregular en cada lado de la parte inferior del
Carpí de espejuelos (Cyprinu? macrolepidotus)
cuerpo. A esta vaiiedad Bloch lo la el nombre de «R,3X cyprino-
rum» (rei de las carpas). Todos los demás nombres antes mencio-
nados solo espresan, como ya he diclio, alguna cialidad o carác
íer especial del pez quejlo ha adquirido por inM lencias del clima,
agua, alimento, etc, i que se piorde fácilmente, cambiando alguno
de estos factores.
Hasta la fecha no se ha podido comprobar la edad que puedo
alcanzar la carpa, ni tampoco podemos fijar el tamaño i peso
máximos que puede llegar a tener. Las opiniones a este respecto
son muí diversas, llegando algunas hasta la cifra fabulosa que es-
tos peces pueden adquirir un peso hasta 100 kilogramos; pei'o
advierto desde luego que no se encuentra un comprobante que
atestigüe su veracidad. Pero sí hai la seguridad do que en Alema,
nia se ha pescado en el siglo pasado una carpa de algo mas de un
metro de largo con un peso de 26 kilos.
El crecimiento de la carpa es bastante rápido. Alcanza en esta-
do silvestre en el primer año basta 30 gramos, en el segundo hasta
150 gramos, en el tercero hasta 600 i en el cuarto año hasta 1000
gramos, desarrollando después de esta edad i en condiciones nor-
males un crecimiento mas lento, lo que da lugar a atribuirles a
los ejemplares grandes una edad bastante subida.
El color de la carpa es en el dorso gris oscuro, en los costados
gris amarillento, algunas gris azulejo i en la parte hiferior uncj
lor blanco sucio o amarillento; su cuerpo es macizo, siendo el
:3G0 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
Cuerpo dos a tres veces mas largo que alto. El labio superior está
provisto de cuatro pequeños apéndices, como especie de tentáculos.
La carpa prefiere lagunas bajas con aguas estancadas i fondo
blando, espuestas al sol i con bastante vejetacion. La temperatura
puede subir hasta 38*^' c, siendo la mas favorable una de 18 a 28
grados. Huye este pez de aguas correntosas con fondo pedregoso,
] ara vez se encuentra en rios de cori'iente mediana, jaraab en
arroyos con aguas frias.
Hasta hace poco se ha tenido la creencia de que la cai-pa era
liei'bívora, es decir que se alimentaba de la vejetacion acuática;
pero hoi dia está comprobado que su alimento predilecto es la car-
ne, se alimenta en estado silvesti'e de toda clase de gusanos que
llegan a su alcance, crustáceos, vermes i toda microfauma que en
el agua encuentra, las ovas de otros peces i aun sus propias, asi
como también los insectos que encuentra en i sobre el agua, aunque
también devora yerbas como algas i otras plantas tiernas. En bus
ca de su alimento escudiiña el suelo con el hocico, dejando tras sí
huellas mui visibles. En muchos casos devoran hasta tierra (arci-
lla) i parece que la aprovechan como alimento. En el cultivo arti-
ficial se les proporciona otros alimentos mas que consisten en gra-
nos i carne.
La carpa llega a la madurez de reproducción en el cuarto año,
rara vez a los tres años de edad. Una hembra de regular tamaño
pone 100 0»)0 a 200 000 huevos i no son raros los casos de una pro'
duccion de 300 000. Hacia el tiempo del desove aparecen en la
superficie del cuerpo de los reproductores unos nuditos blanquis-
cos, abundantemente sobre todo en la parte superior de losopércu-
los de los machos.
Desovan en la pi'imavera cuando el agua alcanza una tempera-
tura superior a 18 grados. Eli jen para este acto partes bajas, aso-
leadas i con vejetacion baja i tierna. No encontrando lugar apro-
piado para el desove en sus alrededores, se ponen en marcha a
buscarlo. Van siempre aguas arriba i desplegan mucha actividad,
venciendo cascadas hasta de un metro de altura por medio de
saltos. En caso que no encuentren algún lugar apropiado dejan
de desovar por completo.
El acto mismo de desove lo verifican con preferencia en noches
Ijochornosas, manifestándolo al observador por la viveza estraor-
dinaria con que cruzan las aguas. La hembra, siempre perseguida
por los machos, suelta por fin, sobre nadando, una parte de sus
boletín de bosques, pesca i caza 361
huevos, los que inmedicitamente después son fecundados por és-
tos. Al clarear el dia, los peces se ponen en sosiego para seguir
hasta el desove completo, en las noches siguientes. La carpa no
desova do una vez por completo sino que en dos o tres veces con
intervalos hasta de cuatro semanas.
Los huevos poseen una sustancia pegajosa, por medio de la cual,
al hundirse hacia el fondo, quedan pegados en los objetos que en-
cuentran a su paso, que consisten sobre todo en la vejetacion del
fondo. Los que caen en éste i que no son pocos si la vejetacion es
escasa, se pueden considerar como perdidos por faltarles el suíi
cíente calor o porque quedan tapados con fango. Ademas se pier-
den muchos por la circunstancia que no alcanzan a ser fecundados.
El calor es un factor mui impoitante en la incubación de los hue-
vos, i según la temperatura demoia el pececillo de 4 a 8 dias en
salir del huevo. Al nacer lleva consigo una pequeña vejiguilla de
la cual se alimenta durante la primera semana consumiéndola
poco apoco. Durante este período los pececillos son mui torpes en
sus movimientos; no son capaces de nadar, loque se debe al estor-
bo causado por la vejiguilla i a su debilidad; jeneralmente al dia
siguiente después de haber nacido se agarran con la boca a alguna
yerba donde permanecen pegados hasta que absorben la vejiguilla.
Desde este momento empiezan a buscarse su alimento, que consis-
te al principio en la microfauna del agua.
Muchas veces se ha observado que en algunos años las carpas
no desovan aunque no les falte lugar apropiado para el objeto.
Esto se debe jeneralmente a influencias desfavorables del tiempo.
La carpa es el pez que mas se cultiva en Europa, debido a su
desarrollo rápido. Su carne es bastante apreciada, i por su pre-
cio relativamente bajo, está también al alcance del menos acomo-
dado. El pez posee, siendo bien cultivado i proviniendo de raza
fina, carne sabrosa i mui saludable, con relativamente pocas espi"
ñas, condiciones que lo hacen tan apetecido en los mercados euro-
peos, a cuyo abastecimiento en varios paises contribuye, en lo
que se refiere a pescado de agua dulce, con mas de la mitad del
total en venta.
Siendo así este pez de mucha importancia para los estableci-
mientos de piscicultura, le dedicaremos mas tarde algunos artícu-
?los especiales relativos a su cultivo.
> -o
boletín de bosques, pesca i caza
Jja Tenca (Tinca tinca)
Pertenece como la especie anterior a la familia Ciprínidos. Su
patria es Europa, estando distribuida en todo este continente
Ademas existe en Siberia i en Asia menor. Aunque se le encuen.
tra en alturas hasta mas de mil metros, se puede decir que es un
pez de las llanuras i aguas estancadas. Alcanza un tamaño máxi-
mo de 70 centímetros con un peso hasta 6 kilogramos.
El cuerpo es cubierto por una capa jelatinosa, trasparente i al-
go tenaz, debajo de la cual se encuentran las pequeñas escamas
de color amarillento. El color del pez es un verde olivo, desde
raui oscuro hasta claro, dándole las escamas un brillo amarillento.
la tenoa (Tinca tinca)
Este pez prefiere, como ya he dicho, aguas estancadas i tran-
quilas, con fondo bajo que tenga abundante vejetacion blanda i
que sea de temperatura bastante elevada (20 a 35o c.). Periódi-
camente puede pasar en aguas mas frias.
Se mantiene jeneralmente en el fondo, escudriñando el fango
en busca de alimento. Solo de vez en cuando, especialmente en
las noches bochornosas o en el tiempo de reproducción, suele
aparecer en la superficie del agua. A pesar de que su mansión
favorita son aguas bajas i cálidas, se le encuentra también en la-
gos i ríos grandes i profundos, pero jamas en correntosos.
Su alimento en jeneral consiste en caracoles, larvas, crustáceos,
como todo animalejo blando i pequeño; también come algunas al
gas i otras plantas tiernas. Especialmente aprovecha mejor la fau-
na del fondo que los demás peces, por cuya causa se le coloca.
liüLElIN DE BOSQUES, PESCA I CAZA 36
o
junto con otras especies, aprovechando así integramente el ali-
mento que produce el estanque.
Se reproducen a fines de la primavera i a principios del vera-
no, según la temperatura del agua que las rodea; ésta debe ser
superior a 20 centígrados. Durante el acto de desove permanecen,
contrariamente a las carpas, mas o menos tranquilas, aunque se
ponen algo mas vivas que de costumbre. Una hembra pone hasta
200 000 ovas, las que se pegan, iguala las de la carpa, en las
plantas i otros objetos. Los huevos son mui pequeños, como na-
turalmente también la cría resultante. Crecen mas lento que las
carpas, alcanzando a los 3 años, en caso favorable, un peso de
500 gramos.
Por causas que se relacionan con supersticiones la carne de es-
te pez era antes poco estimada, pero actualmente es mui solicita-
da, puesto que es mui superior .a la de la carpa. Se prefiere para
el consumo cuando todavía es relativamente pequeña (de 125 a
500 gramos) pues, a mas de ser entonces su carne mui tiei'na i sa-
brosa, se puede guisar sin quitarle la capa jelatinosa i escamas
las que, alcanzando el pez mayor edad se ponen duras i se hace
indispensable quitarlas.
La tenca es conocida como un pez huraño i perezoso. En in-
vierno, cuando desciende mucho la temperatura, se entierra en
el fango pasando allí inmóvil durante toda esta estación. Igual
cosa se ha observado cuando la temperatura se eleva a mas de
350 c. Entierran la cabeza en el fango i permanecen inmóviles
hasta que desciende la temperatura.
El pejerrei (Atherinichthys regia)
Pertenece este pez a la sub clase de los teleósteos, orden de los
acanto pterijios, familia de los ateiínidos.
Según la mayoría es éste el pez que posee la mejor carne entre
los peces de agua dulce naturales del país. Por lo tanto le debe
corresponder la primacía en su protección i cultivo. Hasta la fe-
cha no he tenido^ocasion de observar su vida natural con la debi-
da minuciosidad i doi a continuación solo los datos que me fué
dado estudiar.
La forma del pejerrei se asemeja a una espiga de donde se de-
duce su nombre. Su cuerpo es redondo i alargado; empezando con
un hocico bastante delgado, va engrosando hacia la mitad, desde-
^3G4 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
donde va en disminución hacia la aleta caudal. Posee dentadura
fína, ojos bien desarrollados i relativamente grandes. De las dos
aletas dorsales la primera es raui pequeña, de radios espinosos;
la segunda se encuentra eu la parte opuesta a la aleta anal i su
tamaño es igual a ésta. El color del dorso es gris verdoso oscuro,
los costados son mas claros i recorridos por una faja plateada que
alcanza de los opérenlos bástala aleta caudal. La parte abdomi-
nal es blanca. En jeneral el color os mas oscuro viviendo el pez
(>ii aguas estancadas con fondo blando i mas claro si vive en
aguas con corriente. S:i tamaño medio es de 25 a 30 centímetros
l)ero se rae dice que se lian visto ejemplares hasta 55 centímetros.
Por lo demás puedo agregar que los pejerreyes de nuestros rios
centrales ya están mas o menos dejenerados.
El pejerrei jeneralmente se encuentra nadando en la superficie
del agua, donde toma mayor parte de su alimento, que consiste en
el plancton que allí encuenti-a i una gran parte también en los in-
sectos que flotan i vuelan sobre el agua, los que coje saltando
hasta un píe fuera de su elemento, lo que muchas veces he po-
dido observar. Así por ejemplo, al examinar su estómago en cier-
tas épocas del año, se encuentran en él casi ^esclusivamente patas
de insectos. Suelen tomar también algunas algas, las que, como
parece, no le sirven de alimento, sino que simplemente le ayudan
íi la dijestion. Asi he observado quedándoles, por ejemplo carne
fresca i blanda, no toman algas; i contrariamente, dándoles ali-
mentos secos, consumen también algunas algas. Comen ademas
toda clase de granos. En el establecimiento de piscicultura de La
Dehesa se les alimenta con afrecho, trigo i maíz triturados i remo-
jados con un día de anticipación, fréjoles i lentejas cocidas i mo-
lidas. Al echarse estos alimentos al agua los peces los toman úni-
camente durante su trayecto hacia el fondo, i no recejen nada del
fondo mismo. Pero sucede, que al pasar alguno de los peces na-
dando por encima de los restos alimenticios que se han aposenta-
do en el fondo, éstos se elevan por medio de la fuerza que ejerce
el agua en movimiento sobre ellos, quedan flotando por algunos
momentos i en esta situación los peces los recejen de nuevo.
El pejerrei, según he podido observar, prefiere i crece mas rá
pido en aguas estancadas, aunque se le encuentra también en es-
teros i rios cerrentosos.
Para la postura de sus huevos el pez busca aguas bajas, bastan-
te asoleadas, cuyo fondo debe tener alguna vejetacion- Encima de
boletín de bosques, pesca i caza 365^
ésta esparce la hembra su producto i el macho se encai-ga de fe
cundarlo en el mismo momento. Las ovas quedan pegadas, poi-
medio de una sustancia jelatinosa, en las plantas i aun en pie-
dras. Después de una incubación de 8 a 15 dias (según la tempe-
ratura del agua) nacen los pececillos, que al principio son muí
pequeños i vistos de alguna distancia solo se alcanza a divisar la
cabecita, pues el cuerpo esmui delgado i trasparente. Nacen con
una vejiguilla alimenticia, la que absorben en una semana mas o
menos. Durante este tiempo los pececillos ya se han robustecida
bastante i nadan alegremente en la superficie del agua, siempre
en cardúmenes grandes. Su alimento es la microfauna que, sin
ayuda de un lente, no se alcanza a distinguir.
En el primer verano alcanzan a un tamaño de 8 centímetros, en
el segundo 12 a 15 i en el tercer verano a 20 centímetros con un
peso de 70 gramos. Estos crecimientos son observados en un este-
ro con bastante corriente i abundancia de alimento natural, te-
niendo el agua una temperatura de 8 a 26° c.
El pejerrei soporta temperaturas bastante elevadas; asi por
ejemplo en aguas de 30» c se encuentra perfectamente bien. E&
raui delicado en relación al cambio brusco de temperatura; toda
clase de heridas le sonmui peligrosas. Una simple contusión o el
arranque de una sola escama fácilmente le puede orijinar alguna
enfermedad. El cambio brusco de una temperatura elevada a una
mas baja le causa un resfriado, el cual a su vez puede motivar di-
versas enfermedades, como ataques por distintos parásitos, etc. Al
trasportar pejerreyes vivos es preciso tener mucho cuidado para
que no sufran ningún golpe i evitar, al cambiarlos de un medio a
otro, que los dos elementos no tengan diferencia sensible en su
temperatura. Es opinión jeneral que el trasporte del pejerrei viva
es mui difícil, atribuyéndolo a la poca resistencia del pez en agua
poco oxijenada; pero, según he podido observar, no es esa la cau-
sa verdadera, sino que es la poca resistencia contra golpes, heri-
das i cambios bruscos de temperatura. Contrariamente he podido
constatar su gran resistencia en agua poco oxijenada, habienda
tenido varios ejemplares colocados en lavatorios con un solo litra
de agua (de aun ejemplar encada lavatorio) espuestos durante
el día al sol, donde resistieron algunos hasta 4 dias, testimonia
eficaz por cierto para afirmar lo antedicho.
-■3ri6 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
Trucha del pai8 (Percichthys trucha)
Pertenece este pez a la sub clase de los teleósteos, orden de los
íicantopteiijios i familia de los serránidos.
Este pez, que ocupa en cuanto a estimación el segundo lugar
entre los peces de agua dulce del pais, se encuentra difundido en los
lios i lagos, tanto del centro como del Sur de la República. En
jeneral he podido observar ejemplares mas grandes en las aguas
del Sur que en las del centro. Fuera de unas manchitas oscuras,
que se encuentran distribuidas en la parte superior de los costa-
dos, no tiene nada parecido a la verdadera trucha (como la de
los Alpes i otras). Sus formas i su modo de vivir acusan en ella
una especie de perca i seria propio que se la llamara «perca-tru-
cha» para asi no confundirla con la trucha verdadera.
Su color, cuando recien nacida, es gris, adquiriendo mas tarde
un color verde-oscuro en el dorso i mas claro, algo plateado, en
los costados con unas manchitas oscuras. Estas últimas disminu-
yen en su intensidad o casi desaparecen, cuando el pez llega a la
edad de reproducción.
La perca-trucha vive, como ya sabemos, en lagos i rios con
bastante corriente. Soporta temperaturas de 5 a 30° centígrados i
mas aun. Se alimenta de crustáceos, dafnias, larvas, caracoles e
insectos; devora también huevos de sapos i peces i sapos peque-
ños; es mui voraz i ejerce un verdadero canibalismo entre sus se-
mejantes.
Desova en primavera, debiendo tener el agua una temperatura
mínima de 15 centígrados. Para este objeto busca una parte are-
nosa o ripiosa, donde hace, por medio de movimientos de la cola,
una cavidad que se asemeja a un gran lavatorio bajo. Allí depo-
sita en seguida sus huevos, los que, después de fecundados, que-
dan pegados en el ripio o en las raices pequeñas que hubiere en
este sitio. Hecho ésto, uno de los peces padres queda siempre vi-
jilando las ovas i renovándoles el agua por m3Íio de movimien-
tos de la cola.
Pasados 10 días mas o menos, principian a nacer los pececillos;
pronto después desaparece la cria en la? profundidades. En días
calorosos vuelve a aparecer en la superficie del agua, siempre en
un cardumen i vijilada por uno de los peces-padres.
Su crecimiento es bastante rápido; alcanza en el primer año
hasta 12 centímetros i en el segundo hasta 20 centímetros, con un
boletín de bosques, pesca 1 CAZA
367
peso de un cuarto de kilo mas o menos, tamaño i edad ya apro-
piados pai'a el consumo.
El glano o bagie norte americano (Amiiirns nebulosas)
Glano (Amiurus nebulofus)
Pertenece al orden de los fisóstomos i a la familia de los silúri-
dos.
Su patria es Norte-América. Alcanza un tamaño hasta 35 cen-
tímetros con un peso hasta 1 kilo. Su color es café verdoso i ama-
rillento. Posee 8 palpos labiales; cuatro de ellos en el labio supe-
lior i otros cuatro en el inferior. La aleta dorsal está provista de
una espina aguda como asimismo también las aletas pectorales;
éstas le sirven como especie de defensa contra sus enemigos.
Vive con preferencia en lagunas con fondo blando i fangoso,
que tenga mucha vejetacion tierna. Su alimento es la fauna pe-
queña del agua. Se reproduce en primavera en aguas que tengan
una temperatura superior a 18^ c. Prepara su nido entre raices
blandas. Crece en el primer año hasta 8cm. i en el segundo hasta
15 cm. Su carne es bastante gorda i mui tierna, por lo que es muí
apreciado entre los consumidores.
Pedro Golüsda,
Piscicultor 1.° de la Sección Pesca i Caza.
LOS BOSQUES I LOS MANANTIALES
LOS MANANTIALES I SU ORIJEN
Antes de abordar la difícil i discutida cuestión de la influencia
de los bosques sobre la alimentación de los manantiales, conviene
S68 boletín de BUSQUES, PESCA I CAZA
precisar bien que se entiende por manantial i cual es el orijen de
esta palabra.
Un manantial, dice Littré, «es el agua que surje de la tierra en
el orijen de una corriente de agua»; el diccionario de Hatzfeld,
Darmestetter i Thomas, nos demuestra que «source» viene de
sourse, participio sustantivo del verbo sonreiré (surtir o brotar), lo
que indica que esto es un pequeño hilo de agua que da orijen a
una corriente de agua en el lugar donde empieza a brotar de la
tierra.
Que los manantiales son alimentados por la infiltración de las
aguas provenientes de la atmósfera, es de conocimiento universal.
Se ha calculado (1) que la cantidad total de las aguas de los prin-
cipales rios del globo no fluctúan ni siquiera alrededor de las o
sétimas partes del agua que cae de la atmósfera; el agua de las
lluvias basta para alimentar los cursos de agua sin que sea nece-
sario buscar, como hacia Descartes, otra fuente de aprovisiona-
miento.
La infiltración es la penetración lenta, a través de las rasga
duras e intersticios del suelo, del agua que proviene de las lluvias^
del derretimiento de las nieves, de la condensación de los vapo-
res atmosféricos sobre la superficie de los vejetales o en las par
tes superficiales del suelo.
Las aguas que penetran en el suelo acaban por acumularse
dando orijen a las capas de infiltración. En efecto, a medida que
aquellas penetran en la tierra van siendo poco a poco menos ac
cesibles a la evaporación i concluyen por pasar en profundidad
la zona drenada i absorbida de agua por las raices de los ve
jétales. Es asi como pueden constituirse por debajo de esta zona,
en jeneral, las napas subterráneas que cada vez que su nivel es
alterado por una depresión del suelo se desbordan hacia afuera en
forma de manantial (2).
El nivel de la capa subterránea en los terrenos permeables es
mas o menos bajo, según que las lluvias hayan sido mas o menos
abundantes o recientes. La evaporación le impide mantenerse ha-
bitualmente a la misma altura del suelo; el efecto, una deseca-
ción i aspiración de las raices de los vejetales impide igual
(1) Elíseo Reclus, La Tierra.
(2) Ver el tratado de .Teolojía de M. de Lappnrent, 4.» ed., 1900; un vo-
himen, páj. 195 i siguientes.
boletín de bosques, pesca i caza 369
mente la saturación de la zona mas o menos espesa i mas o me-
nos profundamente situada en razón de la naturaleza de la flora.
Por eso es que debajo de un bosqu.e, la superficie del suelo cruza-
da por las raices es sensiblemente mas profunda que bajo un te-
rreno cubierto de vejetales agrícolas.
En iguales condiciones i en diversos lugares, la superficie de
las aguas jJí'éáííCíls (1) (mas próximas a la superficie terrestre)
será mas baja según:
que el suelo sea mas permeable;
que las lluvias sean menos abundantes o mas lejanas;
que la evaporación sea mas intensa; i
que el espesor desecado por la acción de las raicea vejetalea
sea mas profundo.
Para darse cuenta exacta de la formación de los manantiales
hai que distinguirlos en tres clases: los de terrenos permeables o
de thalwegs, los de los terrenos estratificados i los de loa terrenos
agrietados.
Tenemos el caso de una superficie de terreno permeable perfec-
tamente horizontal; las aguas de infiltración formarán aquí una
capa cuya superficie será horizontal i mas o menos cerca del
nivel del suelo, según que las precipitaciones han sido mas abun-
dantes o mas recientes.
Considerado esto, si dicha capa llega a ser encajonada por un
valle, se producirá aquí un efecto de drenaje, deprimiéndose de
manera que su nivel será mas bajo mientras mas aproximada
esté al valle. Si por el fondo de este valle se desliza una corrien-
te de agua, esta será alimentada por la capa de agua subterránea;
es así, pues, que en todos los valles de terrenos permeables se en-
cuentra de derecha a izquierda del lecho del rio capas de agua
que las alimentan i que no siempre provienen, como se cree a
menudo, de la filtración de sus mismas aguas (2),
(1) Daubrée en "Las aguas subterráneas", tomo 1.°, páj. 19, ha intro-
ducido este téraiiuo par¿x designar la capa de agua subterránea que está mas
cerca de la superficie de la tierra i que es la que alimenta los pozos.
(2) La dirección ordinaria del movimiento de las aguas subterráneas há
cia el rio puede ser invertida cuando éstas entran a un período de gran
crece. Esto es lo que Daubrée ha puesto bien en evidencia a propósito
de la napa subterránea que se estiende a lo largo del curso del Rin e.i Al-
sacia (op. cit.)
24
370 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
Si la superñcie del terreno es accidentadü, la capa do agua sub-
terránea tendrá una superlicie ondulada, aunque de ondulaciones
mas suaves, semejantes a la del suelo.
Se observa que en un terreno parejo la profundidad de los po-
zos será mayor en los terrenos mas altos i mínima en los thalwegs,
Esto es lo que se verifica perfectamente en el Sahara, por ejem-
plo, en las arenas i en las llanuras de terrenos permeables del
lecho del Sena.
Todo el tiempo que las depresiones del suelo no alcanzan a
la capa de infiltración, sucederá que ésta queda sin escurrimiento
posible. Pero desde que se pone en contacto con el fondo de un
thalweg se desliza por los manantiales, que en los terrenos de esta
naturaleza no se encuentran mas que en los thalwegs. Estos
manantiales, llamados «sommes» en Champagne, son mui raras
veces perennes. Ellos recorren los valles en lonjitudes que llegan
a muchos kilómetros siguiendo las oscilaciones o movimientos de
la capa de infiltración. En Picardía, pais eminentemente permeable,
los manantiales se abrian paso anteriormente en puntos mui ale-
jados i mas altos que los de su actual surjimiento, lo que se atri-
buye jeneralmente a la influencia del desmonte.
Consideremos ahora el caso de un terreno estratificado, formado
de capas de diferente permeabilidad. Este caso es a la vez el mas
frecuente i el mas sencillo.
Después de haber atravesado las capas permeables las aguas
se detendrán sobre las que no lo son o son permeables en menor
grado. Si la superñcie de contacto de los dos terrenos viene a ser
cortada por un valle, habrá agua en toda la lonjitud de la linea
de intersección, a lo que se da el nombre de nivel de manan-
tiales. Si las capas de terreno están inclinadas hacia cierto lado,
los manantiales serán mas numerosos sobre la vertiente de la
montaña correspondiente al mismo lado. Suijirán en los puntos
en que esta línea que separa las capas de terreno forme un replie-
gue o en los puntos en que esta línea esté interceptada por un
thalweg o una quebrada. Se ve fácilmente que se pueden formar
asi muchos niveles de manantiales a lo largo de las pendientes
de una misma ladera; basta para esto que las capas de terreno
sean cada vez menos permeables, salvo el caso en que otros ac-
cidentes jeolójicos puedan alterar el réjimen de ios manantiales .
Nada es mas variable que el réjinaen hidrolójico de las forma-
ciones que no deben su permeabilidad mas que a las grietas o
boletín de bosques, pesca i caza 371
hendiduras del terreno (1). En los terrenos calcáreos i en las are-
niscas mas porosas de la superficie, se constata que a mas pro-
fundidad la roca es compacta. El agua no puede formar napas
continuas; se concentra en los hoyos o en las rasgaduras. La eva-
cuación no ocurre a lo largo de las lineas como en los demás terre-
nos sino por puntos verdaderamente escojidos. Los manantiales
tienen casi siempre un curso subterráneo sumamente estendido.
Ellos reúnen las aguas infiltradas sobre vastas mesetas i son jene-
ralmente alimentados por una serie de depósitos comunicados
entre sí. Por eso tienen a veces derramamientos o salidas consi-
derables i constantes. Esta clase de manantiales es mui común en
las rejiones de Jura; los manantiales de la Cuisance, del Lizon í
otro gran número se podrían citar como ejemplos. La célebre
fuente de Vaucluse pertenece a este mismo jénero.
No hai necesidad de ocuparse aquí de esta última categoría de
manantiales que, propiamente hablando, no entran en la defini-
ción dada mas arriba porque ellos no son sino vertientes de un
lago o de una serie de lagos subtemineos.
OBSERVACIONES DIRECTAS DE LA ACCIÓN DE LOS BOSQUES
SOBRE LOS MANANTIALES
¿Los bosques favorecen en realidad la alimentación de los ma-
nantiales? Antiguamente no se dudaba que esto sucediese. Nues-
tros antepasados han considerado siempre a las aguas í los bos-
ques como solidarios i Buffon ha dicho (2): «Un país es mas pobre
enagua mientras sea mas despoblado de bosques». El Código Fo-
restal de 1827 no ha hecho mas que consagrar la opinión jeneral
ds la época cuando él autoriza en sus disposiciones a los ajentes
forestales a oponerse a los desmontes de los bosques teniendo en
vista el interés de protejer la existencia de los manantiales (3).
Es preciso reconocer que una creencia tan antigua, tan jeneral í
constante constituye una fuerte presunción a favor de la acción
útil de los bosques; en materia semejante la opinión común no
puede ser mas que resultado de las constataciones hechas.
(1) De Lapparent, op. cit., páj. 199.
(2) Historia do la Real Academia do Francia, 1739. IMomoria sobro o.l ros-
tableci miento i la conservación de los bosqnes.
(3) Art. 220.
[Continuará).
372 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
MISCEIiAl^EA
El oríjeii de las perlas finas.— Se ha podido observaí-, co-
mo lo ha hecho Mr. L. Diguet, que las perlas se forman por con-
creciones calcáreas segregadas por glándulas del manto, que
rodean jeneralmente un cuerpo estraño, o bien suele suceder que
la formación no tenga lugar hacia la parte esterna del manto o
membrana que cubre totalmente el cuerpo del molusco i en la que
se secreta el nácar i se asocia a las domas sustancias calizas que
proporciona el agua salobre en la formación de las conchas. En
el primer caso, un granulo de arena, una burbuja de aire u otro
corpúsculo, sirve de núcleo de formación a la perla, i ésta recibe
en el comercio el nombre de perla de nácar. En el segundo caso,
se forma una perla fina i su aparición en las visceras internas del
animal 'es el producto de una calcificación patolójica efectuada en
la masa misma de los tejidos i por un proceso singular en el que
no toma ninguna participación el manto ni la concha, como en la
formación de la perla de nácar u ordinaria. No es, pues, el depó-
sito de nácar el que enjendra la formación de una perla fina, sino
una operación físiolójica que tiene por objeto enquistar o cubrir
de cal, para eliminarlo después del organismo, un parásito o una
causa cualquiera que provoque irritación en los ói-ganos internos
del molusco.
En los mares de Chile, como en todos los demás del globo, estas
perlas se forman del mismo modo i los animales que mas comun-
mente las forman son las ostras i los choros i entre estos últimos
el llamado vulgarmente quilmahue. En él, como en los demás
moluscos perlíferos, las perlas de nácaí- suelen con muchísima
frecuencia estar adheiidas a las conchas por su parte interna, lo
cual nunca ocurre con las perlas finas del animal, que se hallan
alojadas en los órganos mas internos i cuya presencia solo se re-
vela al tiempo de ser consumido o ;ü destrozarlo intencionalmen-
te para asi conservar la perla sin los efectos que en ella produce
el cocimiento del marisco i que le hace perder todo su valor.
Priiiia§ i premios para las plantaciones de bosques en
Westfalia (Alemania).— La cámaia agiícola de Westfaliaha
resuelto pagar anualmente V2Q0O marcos eú primas a los agricul-
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA 373
toies de escaso capital que plantan bosques i facilitarles crédito
para el incremento de las plantaciones sin tomar en consideración
si se trata de terrenos forestales o agí ícelas. Ademas seestableceft
premios para las plantaciones que han dado mejor resultado i los
cultivos debosquesmejormantenidos. Seria deseable que en Chile
tuviésemos alguna vez facilidades del mismo jénero.
Estas i otras informaciones análog-as que hemos publicado sobre,
el impulso que se da en Alemania a los cultivos forestales
hace ver que esa previsora nación precave a tiempoel posible
esceso de importación de maderas, que desde años ha comenzado a
recibir de todos los paises forestales, desde el mas distante, Aus-
tralia, hasta Rusia su vecina, de la cual recibió el año pasado ma-
deras por valor de 156 millones de rublos.
T^a plantación de pinoisen terrenos a^rí<'o1as en Ale*
manía. — Vuelve a ser fomentada nuevamente en todos los terreno^
de lomajes de la rejion del '^Sauerland" en vista de la constante
alza del precio i escasez de la madera de pino. Mientras anterior-
mente han empleado solo los terrenos accidentados i pobres para
este objeto, hoi dia Alemania se ve obligada a dar mayor esten-
aion a las plantaciones grandes de bosques, aun en los suelos de
mediana fertilidad'para la agricultura, para abastecerse déla ma'
teria prima maderera que leclaman sus industrias. Esta prevención
nos puede servir de enseñanza para que desde luego nos dedique-
mos a plantar con pinos nuestros suelos netamente forestales, en
vez de dejarlos enteramente abandonados, ya que tarde o tempra-
no nos pueden tocar las mismas circunstancias i que no es posible
plantar los pinos hoi para cortai'los mafíana, pues se necesita es-
perar decenios para poderlos esplotar.
La plantaciois fie bos<|iies en arenales.- En vista deque
los árboles plantados en los arenales de Luneburg i en numerosos
distritos forestales de Alemania empezai'on a secarse cuando tenían
una altura de 3 a 5 metros, el Ministerio de Agricultura encargó a
nuestro amigo el profesor Dr. R. Albert, célebre especialista en en-
fermedades de los árboles forestales de la Academia Forestal de
Eberswalde, el estudio de la pérdida de estoa árboles. Después de
lai'gas investigaciones i ensayos el pi'ofesor Albert llegó a la con-
clusión de que en suelos arenosos es conveniente arar solo super-
ficialmente, mas o menos unos 20 cms., porque los arenales trata-
dos así conducen mejor i con mas regularidad el agua al subsuelo,
374 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
el calor se trasmite mas moderada i uniformemente, a la vez que
los árboles aprovechan mejor el humus que se forma, i se contri-
buye así a formar a los árboles un medio mejor para su desarrollo
que con una aradura profunda. Esta aradura superficial se ejecuta
en las dunas de Chanco aun en los arenales totalmente desprovis-
tos de vejetacion con los resultados mas satisfactorios.
l^os derechos de importación qne pagan las made-
ras en Alemania.— No dejan de ser de interés para el pais, ya
que hoi día se trata de elevar el impuesto sobre el pino oregon
en Chile. Tenemos a nuestra vista lasjtarifas aduaneras de Alema-
nia, desde 1879 hasta el último proyecto de 1913 lo que permite a
la vez estudiar el incremento que ha tomado en el curso de los
años i las ración ales medidas adoptadas por el Gobierno de Ale-
mania para protejer la industria maderera nacional sin llegar a
lo inaceptable, como lo comprueba el primero de los cuadros que
van a continuación.
Un metro cúbico macizo es traducible a 900 kilogramos en las
maderas duras i pesadas, a 800 kilogramos en las maderas duras
restantes i a 600 kilogramos en las maderas blandas. Bajo el nom-
bre de maderas blandas se entiende todas las coniferas, abedul,
alno, tilo, álamo, castaño de la India, tulipero, arce i sauce; todas
las demás especies se clasificarán de duras.
Como se ve se han triplicado i mas que cuadruplicado los de-
rechos de aduana sobre las maderas en rollo en el curso de 15
años; se han gravado de 10 a 12 veces mas las maderas labradas
con hacha i 6 a 8 veces mas las maderas labradas en bruto i sin
acepillar. Las maderas acepilladas ya entran en la categoría de
los artefactos i manufacturas que tienen precios mucho mas ele-
vados i variables.
Sí comparamos los derechos de aduana que se cobran hoi día
en Chile por las maderas importadas con lo que pagarían en lo
sucesivo según lo propuesto en el proyecto de lei, entonces llega-
Tíamos al segundo de los cuadros que van a la vuelta.
Como se ve el derecho de aduana que pesa hoi dia sobre el pino
oregon en Alemania, que es productor de pinos, es el doble mas
caro que el de Chile, pero con el proyecto de leí pendiente en la
Honorable Cámara do Diputados, seria al rovos.
boletín de bosques, pesca i caza
375
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SUMARIO DE NOVIEMBRE
Veda de la pesca. — Necesidad de estremar su vi jilancia.— Editorial,. 257
La pesquería temtorial (continuación).— Federico Albbrt 259
Lahijiene'-de la caza.— O. Silva Ch '^88
El Congreso forestal maderero de Paris.— L. Elzo Baquedano... 291
Bosques andinos por Humberto Giovanelli 304
Asociación forestal mediterránea.— R. Elzo ^Baqubdano 313
Miscelánea. — La protección i fomento de bosques en Korea implan-
tado por los japoneses.— Otro bosque petrificado.
BOLÜTlISr
DE
Bosques, Pesca i Caza
TOMO TINXJM. 7
=:z ENERO 1914 =
Dir»otoki»í: KedMMro Albeit, Ernesto Maldonado, i Cárloi!< Sage
SUMARLO
Pájs.
Un paso adelante: el proyecto de lei de Bosques, Pesca i Caza en la
tabla del Senado. Editorial— La khdaggion 377
El pimiento de Bolivia (Schinus molle). — P. Albbut '681
El nogal negro (Juglans nigra). — F. Álbert 386
Piscicultura, Lagunas i su construcción. — P. Golusda 390
Los bosques i los manantiales (continuación) 405
Leyes, decretos i ordenanzas sobre bosques, plantíos, pesca i casa. —
C. Sagb 410
Miscelánea: —Saludo de bienvenida a la comisión forestal arjentina. —
El aumento de valor por el crecimiento de los bosques en Alemania.
— El agotamiento de los bosques en Finlandia. — Reglamentación de
la venta del pescado en Santiago. - Un pueblo comedor de pes-
cado , 421
SANTIAUO UK OHILK
IMPRENTA CERVANTES
Primicias, 1805
ANUNCIOS
El BoieLiiH aparece una. vez al mes i se imprime en 5,00C ejomplaies.
Colaboraciones i aviaos delien dii*ijirse a Claras 198.
Este Boletín se reparte gríitaitaineute a ia^í persona,!» (jue uianden su
dirección exacta a la inspección .Tenend de liosqnes, PescA i Cana.
Í5UMAK10 Dli JULIO
Uu año de labor. —bditokial 1
Loa Bosques, su conservación, esplotacion i fomento. ~- federico Al-
bert ,. 4
El Problema pesquero eu Chile. Federico Albert 47
De las Claras en la dasonomía moderna. — iJe La Revista de Montea,
JVladrid . 57
MiscKLÁNKA.- Disposiciones dwl Código Civil que se refieren al ejerci-
cio de la pesca en Chile. - Kl aceite de hígado de bacalao. — La
industria de las conservas ¿(i pescados i mariscos.
SUMAKIO DE AGOSTO
La Clítusura de k Caza.— Eüjtouial 12»
La Peí^queiía en Aguas Fluviahs. Fbdbrjco Albert 132
Los Aluviones— Su relación con los bosques. Daniel Zblada 153
Los Permisos de Caza de Lobos. — Lujs Castillo — 156
La Aiadtríi- (Continuación).— Ehkksto Maldonado 160
Alboricultura Forestal en el Valle dei Hu«sco.- Caiílüs Nazakit 188
JJiííeláBca.— Árbol tissícniíado en dijirio.
SUMARIO DE SETIEMBRE
El Congreso Internacional de Pesca. Editorial 65
El Problema Pesquero en Chile. — Í'edbkico Albrrt 6y
Algo sobre los Bosques de los Territorios de Neuquen i Rio Negro
(Colaboración). Humbjskto Giovanblli 104
De las Claras en la Dasonomía Moderiía.— De «La Revista de Mon-
tes» Madrid 112
Las Plantaciones en el Balneario de Pichilemu (Colaboración). Eva-
risto S. Mbriuo C... 116
Rol que desenpen.nn los macizos forestales i su importancia - (Cola-
boración).—OcjCAr Bravo L 121
Mifccelánea.— La escasez de maderas para celulosa. — Nuevo vagón
frigorífico. — Una organización modeiTia del servicio forestal en
Grecia.— Servicios de teléfono en los incendios de Bosques.
*~" : SUMARIO DE OCTUBRE
Lejislacion i reglanientstion vijente en el ramo de Caza. — Editorial-.- 193
El Problema pesquero en Chile.— F. Albert 198
Migraciones observadas en la Fauna i Flora de Chile. — L. Castillo,
J. Dby J.. 224
Jlisfelánea.— Un hermoso ejemplo.- El Consejo Superior de Bosques
de Alemania.— El distrito forestal de Aquisgran en Alemania. —
1.08 peligros de la destiiiccion de los bosques. — La prolifidad de
los necee.
IHE
Tomo 11. Santiago, Enero de 1914. Núni. 7
UN PASO ADELANTE
EL PROYECTO DE LEÍ DE BOSQUES, PESCA I CAZA
EN LA TABLA DEL SENADO
Habrá causado gran satisfacción entre los que se interesan por
el porvenir de la patria la noticia de haber sido incluida en la
tabla del actual período de sesiones del Senado, i en lugai" prefe-
rente, el proyecto de Lei de Bosques, Pesca i Caza, ya aprobado
por la Comisión informante de esa alta corporación.
Con esto, esa aspiraciosi jeneral del pais de tener una lei que
venga a reformar los procedimientos absurdos de esplotacion de
nuestras riquezas naturales, cuya destrucción avanza rápidamen.
te en todo nuestro territorio, va en camino de ser pronto una be
neficiosa realidad.
Todos se dan cuenta de que los males que todos lamentan, que
la prensa nos denuiicia con frecuencia cada día mas alarmante,
son debidos única i esclusivamente a la falta de una lei jeneral
para todo el pais, que lleve en sí sus medios de rápida sanción i
ejecución, sin los cuales, dados nuestios hábitos, son letra muerta
las mejores disposiciones.
Las aterradoras proporciones de loa últimos incendios de las
selvas australes, la creciente escasez en algunas provincias i la
desaparición total en otras de las aves de caza i de adorno, los
verdaderos atentados cometidos día a dia en toda la estension del
territorio con la pesca a dinamita, en el mar i mas aun en los ríos,
que han traído el completo despoblamiento de algunos i la dismi-
nución de productos en otros, son males que deben cesar pronto,
antes que sean sin remedio.
No podemos asistir impasibles a la destrucción ciega e impre-
visora, causada únicamente por el afán de lucro inmediato, de ri.
quezas que nos han legado nuestros padres con la obligación
378 boletín de BOSQUES, PE8CA T CAZA
moral de trasmitirlas siquiera sin mermas, ya que no mejoradas, a
la jeneracion que nos seguirá.
Tenemos una lei de corta de bosques, ya anticuada i que co-
rrespondió solo a las necesidades de su tiempo: tenemos una leí
de pesca moderna i buena, pero que no contempló los rápidos
progresos que hizo en el pais la piscicultura artificial i el éxito
obtenido en la propagación de nuevas especies de peces introduci-
dos para contrarrestar el despoblamiento de nuestros rios; tene-
mos una lei especial que castiga severamente la pesca con dina-
mita, pero solo después de una tramitación judicial que la hace
inaplicable; tenemos, por fin, buenas ordenanzas de caza, pero
solo en una restiinjida estension del territorio i que la Inspección
Jeneral de los ramos nombrados se empeña en hacer ostensivas a
las demás provincias del pais donde se hacen necesarias.
La aplicación de estas diversas disposiciones, leyes, decretos^
reglamentos, ordenanzas, etc., confiada a las autoridades de mas
diversa índole, es, bien lo sabemos, las mas veces irrisoria. I^
falta de vijilancia hace que sea escepcionalmente fácil la comi-
sión clandestina de un delito, i aun habido el infractor, las leyes
importan trámites fastidiosos para su Ciistigo, lo que hace cerrar
los ojos a las autoridades encargadas de su cumplimiento.
En el ramo de pesca especialmente, son por decirlo así perma-
nentes las infracciones a las leyes. Los mercados i ambulantes
venden peces i mariscos todos los meses del año, aun en aquellos
prohibidos por la lei para asegurar la reproducción de aquellosj
venden los mismos de todas edades i tama^los, aun los no permi.
tidos para evitar la muerte de un ser que todavía no se ha repro-
ducido. Finalmente, el pescado de rio i aun el del mar que se
ofrece en venta es las mas de las veces capturado a dinamitazos^
como lo manifiesta frecuentemente su aspecto; pero la lei que pro-
hibe pescar con dinamita no prohibe vender ni comprar el pesca-
do dinamitado.
Todo esto trae graves males de los cuales seremos responsa-
bles ante la posteridad, si nosotros los causantes no aplicamos los
remedios. No solo los rios i lagos estamos dejando despoblar; el
mal se está estendiendo aun a esa fuente creida inagotable cora©
ha sido siempre considerado el mar. Los bancales de moluscos,
ostras i choros, esplotados sin tasa ni medida, han concluido por
agotarse, confio los de Quiriquina i de Ancud, i los otros se haw
BQLET IN DE BOSQUES, PESCA I CAZA 37^
librado de la misma suerte por haberse obtenido a tiempo su viji-
laiifia o su esplotacion reglamentada por la Oficina encargada de
estos servicios. El camarón está desapareciendo de la bahía de
Valparaíso, donde era no hace muchos años estremadamente
abundante, a tal punto que un pescador recojía en una hora, en
un tramo de pocos metros del malecón, lo que no obtiene hoí en
un día en mas espacio i con mas elementos. I qué decir de la lan-
gosta de Juan Fernandez, el esquisito crustáceo, superior a sus
similares del estranjero, del cual se nos avisa que se nota una
S'íusíble disminución en la cantidad que se pesca. Indicada por es-
ta Oficina ia conveniencia de turnar por años las costas de la isla
donde pueda pescarse, a fin de darle en cada localidad el tiempo
de reproducirse.! desarrollarse, no se sabe aun si será convenien-
te su aplicacioíi.
Estas contemporizaciones, estas demoras son las que han traí-
do antes males que sentimos hoí día i que son imposibles o muí
difíciles de remediar. El elefante de mar, especie de otaria o lobo
marino de gran tamaño, poseedor de una grande i valiosa piel i
gran productor de aceite, ha sido concluido de esterminar en el
último medio siglo, en forma tan absoluta que se sabe a ciencia
cierta, por las empeñosas rebuscas que de él han hecho natura-
listíis i viajeros, que no queda un solo individuo en ambas costas
del estremo de nuestro continente, donde era abundante, i lo seria
aun sin la ciega saña de los cazadores.
;.Qué falta para que suceda lo mismo con otro animal indíjena
de nuestro país, diminuto pero el mas valioso, la chinchilla? Su
eatincion absoluta, lo hemos hecho ver en cuanta ocasión se ha
presentado, es cuestión de poco tiempo mas si no salva los últi
mos representantes de la especie el pronto despacho de la leí pre-
sentada doce añ'>s ha al Sobei-ano Congreso i de cuyo olvido la
sacó un meritorio lejislador, cuyo reciente e inesperado desapare-
cimiento lamentaremos muchos años.
Por esos i otros capítulos veremos, cuando nos decidamos a re-
glamentar la esplotacion de lo que nos quede de nuestras rique-
zas naturales, cuantos millones anuales habremos perdido por in-
dolencia, por el dejar hacer, o por presunto respeto de derechos
ajenos no siempie dignos de respeto. Pero las lamentaciones serán
inútiles i no habrá mas remedio que gastar millones en leponer
380 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
lo que con unos pocos miles se habría podido conservar i eáplo-
tar racional e indefinidamente.
Los puntos espuestos anteriormente manifiestan corao nuc?8tra
lejislacion protectora de nuestras riquezas natuiales, edificada
por etapas, sin ilación entre sus diversas disposiciones, a medida
que la previsión de los gobernantes les hacia ver su necesidad, se
resiente, ademas de los defectos va aludidos, de una incoherencia
que fácilmente se esplica i que debilita naturalmente su aplica-
ción. Es este un inconveniente inherente a'estas leves sueltas, frac-
clonadas, salidas de otras tantas plumas i í^i lateros i desiguales
intervalos.
Estos son los males que se quiere evitar con la nueva leí. Abar-
cará, refundiéndolas en un conjunto homojéneo, reforzadas con
medidas que nuevas necesidades hacen sen ti i, todas las disposi-
ciones anteriores, completadas en la forma i simplificadas en su
tiamitacion, persigiiiéndose el ideal de una leí sencilla i de fácil
aplicación.
Podemos dar esperanzas de que las etapas con que marchará
la nueva lei serán mas cortas que las que distanciaron laB anti-
guas, pues en menos de medio año ha sido definitivamente forma-
da i estudiada por la Oficina respectiva a pedido del vSupremo
Gobierno, aceptada con lijeras enmiendas por éste i por el Conse-
jo de Estado, quien la presentó poco modificada al Honorable Se
nado, cuya comisión informante no tardó en pronunciarse favora-
blemente sobre la lei, que ha de ser estudiada por la respectiva
rama del Congreso.
Es de esperar que seguiíá recorriendo en la misma forma el ca-
mino tan felizmente empezado hasta llegar a su término i que
pronto tengamos una lei tan anhelada, tan necesaria, como lo e®
la de bosques. Pesca i Caza, una lei que poseen muchas naciones
menos adelantadas i sobre todo menos necesitadas.
La Redacción.
boletín de bosques, pesca i caza 381
EL PIMIENTO DE BOLIVIA (SCHÍNÜS MOLLE)
Núrnhres vidgarei^. — Fimenteira, bastarda en Portugal; Aroeiía
en Brasil; Pimentero falso en Méjico i España; MoUe o Pepe en
Italia; Poivrier d'Amérique o Faux Poivrier en Francia: Pepper-
tree en Inglaterra; Pfefferbaura en Alemania; Pimiento o Molle de
Bolivia en Chile.
Sinónimo: Schinus aroeira, fjineo.
Patña. — Y)Q Méjico i Centro América al Sui' del Brasil i Uru-
gnai; tal vez también la cordillei'a de Bolivia i Perú; aclimatado
con éxito en el Sur de Europa, Norte i Sur de África, Sur de Asia,
Centro norte i Centro-sur de América, Australia i algunas islas de
la Oceania.
Descripción. — Tronco grueso, derecho, algo torcido" en espiral^
luego interrumpido por muchos ganchos robustos e irregulares
asemejándose en su disti'ibucion a las encinas aisladas; ramas
delgadas, colgantes, ñexibles i mas tarde quebradizas; corteza bru-
na cenicienta algo violada, profundamente agrietada lonjitudinal
i diagonalmente, formando placas algo fibrosas; raiz mui profun-
da con ramificaciones gruesas desparramadas; hojas con oloi' a
pimienta, gubdivididas en 7 a 13 pares de hojuelas sésiles, lineales
lanceoladas agudas, con el borde dentado ir regularmente o entero,
la hojuela impar de la punta bastante mas grande que las otras
en las plantas nuevas; inflorescencia en racimos sueltos con nume-
rosas flores monoicos de 5 pétalos i 10 estambres; frutos drupas
globosas rojizas que permanecen mucho tiempo en las ramas;
semillas casi redondas de 3 a 4 milímetros de diámetro.
Dimensiones. — Árbol de 15 a 2.5 metios con un diámetro de
0.80 a 1.5 metro; raras veces se encuentran ejemplares mas gran-
des i de un diámetro de 2 a 3 metros: en situaciones elevadas o
frias alcanza solo a un tamafio de 8 a 10 metros.
Crecimiento. —En el norte de Chile lijero, en el centro regular
i en el sur algo lento. .Jeneralmente se eleva mui pronto en los
primeros 8 a 10 años, pero después disminuye notablemente en
su desarrollo anual.
382
boletín de bosques, pesca i cazil
En el centro del país obtiene los siguientes crecimientos en te-
rrenos regados.
Edad eu añas
Altui-a ea metros
Diámetro eti oeatí metro*
5
4 a 6
6 a 10
10
8 a 12
10 a 25
15
11 a 16
20 a 35
20
15 a 20
27 a 50
25
18 a 23
35 a 65
En el norte del pais (Copiapo^i vecindades) hemos visto ejem-
plares de 30 a 35 años de edad de 24 a 25 metros de alto con un
diámetro de 0.80 a 1.10 metro.
Madera: — Albura blanca, duramen ceniciento rojizo, al fin pardo
Pimiento de Bolivia
oscuro, regulai mente pesada i dura, de fibra tupida, algo torcida
i quebradiza, mui durable en contacto con la húmeda^ i debajo
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA 1 CAZA 383
del agua; se trabaja i se pule bien, fácil de partir i difícil de
trozar.
í7*o«.— Da buenos postes i podria ser empleada para durmien-
tes; se estima en la mueblería i carpintería i es buena para leña
i carbón.
El tronco trasuda una especie de resina llamada mástic ame-
ricano, que se usa en medicina como purgante; igualmente se em-
plean las hojas i la corteza en medicina. Las ramas sirven para
hacer mas durables las redes i cordeles por la resina i el tanino
que poseen. Se tiñe de amarillo con las hojas; las flores dan mu-
cha miel a las abejas i los frutos dulces se usan para la fabrica-
ción de orchatas, jarabes, chicha i vinagre.
En Méjico se cultiva el pimiento de Bolivia también para criar
una especie de cochinilla que produce la sustancia llamada
ajea en tintorería.
Tcrrewo. —Le convienen los faldeos de cerros rocallosos, pedre-
gosos, algo sueltos, permeables i un poco secos; se da bien en los
algo arenosos, pobres, aun un poco salobres o salitrosos, vejeta
en los muí apretados i en los humíferos. Necesita cierta sequeda 1,
se produce también en los frescos o regados con aguas corrientes,
pero se resiente mucho donde hai humedad detenida periódica-
mente por poca quesea i perece en los vegosos. Es uno de los ár-
boles que viven mejor cerca de la orilla del mar. Empleado en las
dunas de Chanco no ha dado resultados satisfactorios.
C/¿wa. — Prefiere los climas templados a cálidos, donde sean
frecuentes las neblinas, camanchacas i rocíos, i resiste en estas
condiciones en las rejiones mas secas, donde llueve solo una o dos
veces al año. Es bastante exijente en la temperatura pues se hiela
con— 3 a— 5» i donde baja el termómetro con frecuencia se avejen-
ta muí luego. Lo que mas le conviene son las fluctuaciones de 10 a
27», pero sufre bien los calores de 40 i mas grados. La lluvia debe
ser mas bien escasa i cuando pasa de un metro al año, parece que
raas bien le perjudica. Es uno de los árboles mas adecuados para
aprovechar la humedad del aire, pues el rocío cae en gotas gi'ue-
sas de sus ramas i hojas delgadas colgantes i humedece asi con-
venientemente las raicillas que forma en su contorno. Sube desde
la costa hasta mas de 2000 metros en la cordillera siempre que
el clima le sea favorable.
La rejion cultural abarca desde el estremo norte hasta Valdivia
384
BOLETÍN DF. BOSQUí:S, PESCA I CAZA
ps-
i aun mas al sur, pero la verdaderamente recomendable es soP
del rio Aconcagua al norte. En el resto del centro del pais ya su-
fre algo de las heladas, se desarrolla mas lentamente í exije si-
tuaciones algo abrigadas.
La .semilla se produce ya en árboles de 5 a 6 años de edad i es
servible desde el
primer momento
Puede permane-
cer varios meses
en los árboles,
perojeneralmen-
te es luego con-
sumida por los
pajarillos. Un
kilogramo de se-
milla contiene
de 25 a 30 0(X)
granos que con.
servan la facul-
tad de jerminar
poí' dos i mas
años.
Los almacigo.^
se hacen en Oc-
tubre en almaci-
fe-
güeras prepara-
das o cajones pa-
la obtener plan-
tas de 40 a 60
cms. de alto en
otoño, ya de ca-
jón o macetero.
En Enero o prin-
cipio de Febreio
^__^ sesiembran para
Pinojento de Bolivia. — Hojas e inflorescencia. i nHlltaciones
de cerros de secano para tener^ plantas de 10 a 20 centímetios en
Mayo, pero 'en tónces es preferible lemojar las semillas una no-
che Qñ agua para que jerminen mas luego. Se puede cultivar
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA íj.^f»
eí pimiento de Bolivia en surcos de platabanda pero entonces se
necesita repica i'lo mas taide.
Ei i'epiqne debe hacerse cuando ya tiene un alto de 10 a 20 cen-
tímetros, pero es preferible hacei-lo antes, porque las raices pro.
fundizan niui luego i se i'esienten las plantas cuando estas se
maltratan.
Lft^/rtw¿rtc¿oH puede llevarse a e'ecto poi- siembra directa, de
raiz desnuda, champa i macetero. La siembi*a directa conviene en
terrenos de secano, de poco pasto, en surcos i ho\'os. Con raiz des
nuda se plantan mejor árboles de 5 a 20 cms. de alto porque
plantas de mayoi" tamaño están espuestas a secarse o avejentarse
en los faldeos de rulo, aunque sean de champa o macetero. Tan-
to las siembras como las plantaciones en secano deben ejecutarse
en los meses de Mayo a Julio, mientras que en terreno regado
pueden atrasarse hasta Setiembre, i no hai ningún inconveniente
en poner plantas de macetei'o duiante todo el año en los suelos
de riego.
La distancia que se usa en avenidas varia de 2 a 5 metros, pero
cuando se quiere poneilos en grupos de mayor estension es pre-
ferible colocarlos a 3X3, 3X4, 4X4, 4X5 i 5X5 metros, porque
el pimiento de Bolivia reclama tanto como el quillai i el maiten
ámpüa luz de arriba i de costados. 8e arruina i se avejenta cu an-
do no se le proporciona entera libertad pai-a desarrollarse. De
aquí viene que silvestre no se halla en grandes bosques sino en
grupos mas o menos reducidos i en forma aislada aunque abar-
que grandes estensiones.
Mezclas. — Puede ser empleado ventajosamente en forma de raan^
chas intercalado entre los cultivos de bosques donde ya no prospe-
ran bien otras especies, siempre que la estension no sea menor de
media hectái'ea o que se cubran con él los caminos u orillas de
los mismos que se necesite establecer. En espacios pequeños está
espuesto a ser oprimido por los árboles de mas lijero creci-
miento.
Las labores culturales son solo la vijilancia de la cerca (pues
hemo.5 visto planteles enteros arruinados por los animales, a pe»
sar de que las hojas jeneralmente no les sirven de forraje), i la
replantacion de lo seco.
La corta de limpia solo tiene lugar en planteles a coi-ta distan-
cia, ío Fnisrao que las cortas de ralea/niento.
386 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
La corta final se ejecuta en cultivos para la producción de pos.
tes apenas tengan el grueso suficiente, pero para la esplotacíon de
la leña conviene atrasarla hasta los 15 a 25 años de edad. Made.
ra para la mueblería solo se obtiene entre los 60 a 80 años del
cultivo, cuando se quiere aprovechar tablas anchas de color bru-
no negruzco.
La reproducción natural por retoños es la mas económica, pero
donde esta no es satisfactoria conviene recurrir a la plantación o
siembra dilecta.
Conclusiones. — El pimiento de Bolivia es un gran recurso para
las rejiones del norte del pais como productor de postes, leña i
aun madeía, donde ya no se darian otras especies, pues es allá
donde se desarrolla mejor. En el centro del pais ya pierde impor-
tancia i mas al sur es un simple adorno para las avenidas.
F. Al,BEKT.
'^^á5%\^?fí:?<^
EL NOOAL NEGRO (JÜGLANS NIGRA)
Nombres vulgares.— Bláck walnut, Walnut tree i Dentaoo kwa-
none (nombre indíjena)en Estados Unidos; Noyer noir d'Amérique
en Francia; Schwarze Wallnuss en Alemania.
Nombre botánico: Juglans nigra Lineo.
Hai una variedad, Juglans nigra boliviensis, proveniente de
Bolivia, que es de desarrollo mas rápido.
P«ína. — Desde el sur de Ontario hasta Florida, centro de Ala-
ba ma i Míssissipi i al oeste al través del sur de Michigan, Wiscon-
sin i Minnesota a Nebraska, Kansas i Texas.
Descripción}. — Tronco derecho i libre de ganchos hasta una al-'
tura de 15 a 20 metros en bosques tupidos; aislado es igual en
forma al nogal ccmun; coiteza al principio bruna pálida, cubierta
de placas chicas, en la vejez bruna oscura con rajaduras profun-
das que forman placas mas o menos redondeadas; hojas verdes
boletín de bosques, pesca 1 CAZA 387
amarillentas algo lustrosas, de 30 a BO centímetros de largo con
15 a 23 hojuelas ovalado lanceoladas, de 7.5 a 9 centímetros de
líirgo i 2.5 a 3.5 centímetros de ancho, de punta alargada, borde
dentado, los nervios centrales i laterales provistos de un vello fino;
floreas en amentos de 7.5 a 12.5 centímetros de largo; fruto solita-
rio o de a dos, globoso o algo oblongo, verde amarillento, en for-
ma de nuez ovalado -oblonga de 3.5 a 5 centímetros de largo por
3 a 4 de grueso, con rugosidades mas o menos profundas e irre-
gulares, cuya cascara no se rompe.
Dimensiones.— AñqniévQ jeneralmente un alto de 25 a 30 me-
tros con un diámetro de 0.80 a 1.30 metro, pero en los bosques
vírjenes se encuentran ejemplares hasta de 50 metros con un
diámetro de 2 metros.
Crecimiento.— Islü^ bien lento en los 8 primeros años, mas tarde
mas lijero. En los Estados Unidos el desarrollo es muí lento en
bosques tupidos, pues obtienen en 20 años solo un diámetro de
4.5 a 8 centímetros; en 60 de 13 a 30 centímetros; en 100 de 33 a
70 centímetros i en 192 años de 67 a 105 centímetros; pero en si-
tuaciones mas desahogadas i en terreno favorable crecen mucho
mas lijero.
En el centro de Chile, en terreno fértiles i frescos o regados,
apuntamos los siguientes crecimientos;
Edad en años
A* 1 tura en metros
DiámetroH en centímetros
5
3 a 5
4a6
10
8 a 12
10 a 15
15
15 a 20
18 a 25
20
22 a 29
26 a 35
25
25 a 35
30 a 45
La variedad de Bolivia da crecimientos aun mas favorables,
Madera. — Albura amarillenta cenicienta, jeneralmente solo de
1 a 2 centímetros de grueso, duramen o pellín bruno oscuro algo
violado i negruzco, sobre todo las vetas son casi negras; pesada,
dura, resistente, densa, mui durable en contacto con el suelo, se
pule i se trabaja bien, los vetados son mui apreciados en el co-
mercio. Peso específico de 0.85 a 0.96.
í/jí(wr.— Al principio ha sido esplotado en Estados Unidos en
38H boletín de bosques, PESCA I CAZA
vasta escala para durmientes de ferrocarril, postes, botes i bu-
ques, pero a medida que la existencia ha disminuido notablemen-
te, se usa casi solo en la muebleiia, tornería i carpintería de lu-
jo, cajas de fusiles, enchapados, etc. i se estima mas que la made
ra de sus conjéneres por su color negruzco i los lindos vetados
que suele tener. Un metro cúbico de nogal negro en bruto vale
hoi día mas o ménoo 200 marcos en Alemania.
T'ii'reno. — Pi-efiere el de los bajos fértiles de los rios i quebra-
das, mas humífero, profundo i fresco, i mientras mas permeable
sea el suelo mejor es para el desarrollo. Crece bien en los faldeos
de cerros, en las tierras sueltas, arenas arcillosas, humiferas i cal-
cáreas: se da en los compactos, arcillosos i gredosos, frescos i aun
en los algo secos, pero no sufre los mui apretados secos, los areno-
sos, pedregosos, pobres i secos, ni los húmedos vegosos de sub-
suelos impomeables.
Clima. — Es propio de los bajos, planos i faldeos fértiles, no se
acerca mucho a la costa ni sube a grandes alturas en la cordillei'a.
Le conviene mas un clima suave i algo húmedo, pero se hiela solo
con 12 a 15 grados bajo cero i resiste bien calores de 37 i mas
grados. La lluvia anual puede variar de 600 a 1700 milímetros,
pero cuando es poca necesita un suelo fresco o riego.
La r ejión cultural en Chile es vasta, poi-que va del norte a
Llanquihue elijiendo los climas i terrenos que le convienen.
Las .semillas se dan a los 8 o 10 años del árbol i son féi'tiles des-
de la primera temporada, cayendo al suelo en otoño. 1 kg. posee
de 60 a. 80 nueces, que pierden la facultad de jerminar en 1/2 a 1
año cuando se secan totalmente, pero guardándolas conveniente-
mente pueden durar dos a cuatro años.
Los almacigos se hacen mejor estratificando las nueces después
de la recolección i poniéndolas después en sui'cos de 20 a 40
eras., empleando para el riego el agua corriente.
La plantación se efectúa mejor por la siembra directa porque
la raiz vertical ya posee al fin del primer año un largo de 50 a 70
eras, i de 0.80 a 1 metro al fin del segundo, estando las raicillas
secundai'ias mas desarrolladas hacia la punta. De allí se despren-
de también que árboles de dos i mas años de edad se avejentan
mucho con el trasplante i se secan con frecuencia. Se plantan casi
esclusivamente de raíz desnuda, pero se puede hacei-lo de charapa.
El repique o trasplante no se usa forestalmente.
boletín de bosques, pesca i caza 389
Distancia. — En avenidas se pueden poner de 2 a 10 metros uno
de otro i se recomienda especialmente su empleo pava este objeto,
pues facilita mejor la formación de los vetados; los árboles no dan
sombra a los caminos en invierno, por ser de hoja caduca, i se
ci ía así una madera valiosa sin grandes sacrificios, a la vez que
sombrea i es ornamental. Se puede emplear en las mismas condi-
ciones para divisiones de potreros en 1 a 3 hileras en distancias
de 2 a 4 metros.
En bosques se planta en Europa i instados Unidos a 2x2, 3x3
14x4 metros, raras veces mas tupidos.
Mezclas.— Tnnto en Europa como en Norte Araei'ica se planta
en forma de mezcla en los bosques ya mui raleados de pinos, ha-
yas i encinas. También se usa en siembras directas con havas
pero si puede sufrir bien una junta lateral mui pronunciada, no
pasa lo mismo con la protección superior. Al princinio crece mui
bien a la sombra escasa de pocos árboles, pero mas tarde es exi
jente en luz. Intercalado en forma de pequeñas manchas en otros
bosques da mejor resultado. Eji el pais vendría bien como cultivo
limpio, mezclado con encinas, abetos, piceas i tuias (suprimien.
do estas cuando lo ahogan) i en los claros de los bosques natura-
les del pais.
Las labores cidturahs se leducen a replantai- lo seco e interca-
lar tuias donde se crea conveniente para refrescar mas el suelo.
Las cortas de limpia i raleamiento sirven para la producción de
postes, pero es preferible atrasarlas hasta que se pueda qortar ta-
blas mas o menos anchas.
La corta para asemillar se efectúa 2 a 3 años antes de la coita
final i esta última se ejecuta en Noite América con árboles de 40
a 60 años de edad, rotación del cultivo que se puede anticipar en
el pais cortándolos a los 25 a 35 años dado el desanollo lelativa-
mente lijero en el centro i la madera oscura que se produce.
La reproanccion natural es por semilla, arando el suelo en tiem-
po del invierno.
Co7?c/2f8¿í)?íe.s.— Comparándolo con sus conjéneres se debe decir
que la madera del nogal negro es mas oscura, dura i valiosa que
la del nogal común (Juglans regia) i del nogal cem'ciento (Juglans
cinérea) a mas de ser de crecimiento mas lijero que ambos i que
las especies: nogal acorazonado (Juglans cordiforrais), nogal de
Siebold (Juglans sieboldiana), nogal de las rocas (.Juglans rupes-
390 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
tris), nogal de Manchuria (Juglans raandach úrica) i nogal de Cali-
fornia (Juglans californica). Solo en el centro del pais lo supera
en crecimiento la variedad llamada nogal de Bolivia.
Chile importa anualmente enchapados para muebles i enchapa-
dos hechos por valor de $ 40000, que se componen casi esclusiva-
mente de nogal negro, i a pesar de que el aromo de Australia
(Acacia melanoxylon) produce una madera mui parecida i no es
exijente en calidad del suelo, no lo reemplaza completamente, por
su color algo distinto.
De lo espuesto anteriormente se deduce que el cultivo del no-
gal negro (Juglans nigra) es conveniente i aun necesario en el
pais.
F. Albeht.
PISCICULTURA
LAGUNAS I SU CONSTRUCCIÓN
Las lagunas usadas en establecimientos de piscicultura soia
cavidades hechas en la tierra, de estension determinada, que &e
pueden llenar con agua i vaciar a voluntad. No hai lagunas natu-
rales que desde luego tengan ese requ.sito, así es que todas las
lagunas en los establecimientos de piscicultura son construidas
artificialmente, unas con mas trabajo i otras con menos; su nom-
bre pi'opio seria por consiguiente el de estanque.
lia mayor paite del gasto de instalación de un establecimiento
de piscicultura lo demanda la construcción de los estanques. Este
gasto sería subidísimo sí la construcción se hiciera en terrenos
poco adecuados para el objeto i por consiguiente su utilidad sería
mui pequeña o quizás negativa. Por lo tanto, para que la esplo-
tacion comercial de un establecimiento de piscicultura sea lucra-
tiva, es necesario que el gasto de su instalación sea pioporcio-
nado. EJsto solamente se puede conseguir haciendo los estatiques
en terrenos adecuados para su construcción. La construcción mas
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA 301
barata será la de formar estanques por raedio de represas cons •
truidas a través de esteros o arroyos, elijiendo para la colocación
del tranque ei sitio mas adecuado, tratando siempre de obtener un
estanque de estension i profundidad proporcionada con el menor
gasto posible.
Se construj^en estanques desde un área hasta 100 hectárea?,
pero la estension mas apropiada es, salvo casos especiales, de V2
a 5 hectáreas. Asi por ejemplo, para la crianza de especies salmo
nideas que se piensa alimentar artificialmente, se usan con pre-
ferencia estan(iues pequeños, o sea de una hasta 100 áreas. La
construcción de estanques pequeños demanda proporcionalmente
gastos mayores que la. de estanques grandes, pei'o estos últimos
al ser muí estensos, tienen la desventaja de que los peces pues-
tos en crianza son mas difíciles de vijilar, i por otra parte, al
vaciarlos para sacar los peces, los trabajos son mas dificultosos
i muchas veces no se pueden atendei- debidamente.
La profundidad mas ventajosa es de 30 cm. a 2 metros. Profun-
didades mayores de 4 metros ya son casi inútiles, pues como sabe-
mos son las orillas i partes bajas las que producen la gran mayo-
ría de la fauna acuática, alimento capital de los peces, mientras
en profundidades mayores de 4 metros la producción de la fauna
es insignificante. Sin embargo, en casoa dados también se constru-
yen estanques en que, por consideraciones económicas, se dejan
partes de mayoi- profundidad que la indicada.
Las llanuras suavemente inclinadas, recorridas por algún este-
ro, formado ya por manantiales ya por derrames de regadío, mu-
chas yeces se prestan mui bien para la formación de uno o ruaa
estanques por medio de represas con gasto relativamente pequeño.
'•' v ""'i ■• "".'^ -,••■;"-, •'./,^'. "Z' ^r l^-'" '<.-'* 'ii':*," ■ '*"■'' • ■-' ' ^kíÁ^ " ' ' •■ ■' ' '',
■ - - - ' I" . ' ' ./ - - - \ , í i/ - ■ — - — ---i^'' ' ' •-'•
% - - - v^
^-—^
Ubicación de tranques.
Como nos muestra la figura, el estero tiene unas sinuosidades
i partes mas anchas mientras que en otras se aproximan las doí
orillas una a otra. Allí es donde se debe construir un tranque de
392 boletín DK BOSQUES, PESCA I CAZA
represa, cuya construcción, por 3er tan corto, demandará poco
íiaato. Luego haciendo elevarse el nivel del agua por medio d t la
represa, se inundan las partes bajas i se forma un estenso estilo-
que. En nuestro grabado son las partes señaladas por b, c id dom-
de dt^be construirse las represas.
Esta clase de estanques suelen ser mui productivos, pues ios de-
rrames de los riegos i lluvias acarrean animalillos e insecto» de
toda clase en gran abundancia, los que constituyen un escelente
alimento páralos peces. Pero al mismo tiempo estos estanques tie-
nen algunos inconvenientes, los que pueden acarrear grandes per-
juicios si no se tiene con ellos el cuidado suficiente. Como están si-
tuados en la parte mas baja de los teri-enos vecinos, el estero
o arroyo sobre el cual están construidos arrastra, en casos de
grandes lluvias, un caudal de agua mucho mayor que de costum-
bre, i si el desagüe con que se ha provisto al estanque no alcaraza
a dar paso a todo el caudal que viene, es natural que las aguas
vayan creciendo hasta pasar al fin por encima del tranque. Priu-
cipian a ariastrar consigo la tierra de este, lentamente al coraien
zo, pero cuando alcancen a hacer un surco en el coronamiento
del tranque, desde este momento la destrucción avanza rápida-
mente i en pocos momentos mas el agua habrá roto el ttanque
hasta su fondo primitivo. Ahora con mas razón los estanques si-
tuados mas abajo coiien igual suerte i acaso en pocas horas «na
buena serie de estanques con todo su contenido habrá desapa-
recido.
Pero aun cuando el desagüe desde el principio se hubiese coo»-
truido bastante amplio para poder dar paso a todo el caudal que
venga, siempre tiene su inconveniente. Como el desagüe está
situado en la parte mas baja del estanque, es por consiguiente allí
donde el agua tiene la mayor presión i al precipitaise el i^vmi
caudal de agua al hueco del desagüe, produce en la superficie una
fuerte corriente con remolinos que poco a poco airastra consigo
la tierra del tranque i lo debilita; finalmente al caer el agua por
el Lubo de desagüe produce por su peso estremecimientos contí,
DÚOS, los que fácilmente pueden ocasionar desperfectos en el tran-
que. Mas, habiendo peces en el estanque, se comprende que el de.
sagüe debe estar provisto de alguna rejilla, la que debe dar paso
ai agua i retener los peces. En casos de avenidas los esteros 8ue.
len traer una buena cantidad de materias estraiias, como hojaa^
BOTETIN DE BOSQUES, PESCA 1 CAZA
89S
yerbas, raices, etc., las que quedan detenidas en la rejilla mencio-
nada, tapando su?^ agujeros e impidiendo en consecuencia el paso
del agua. Si ahora no hai alguna persona que limpie constante,
mente la rejilla sucede lo mismo que hemos visto mas arriba.
Por las causas espuestas estamos obligados a recurrir a otro
medio, i este es tan sencillo como eíicaz: la colocación de i'cbasa
deros o la construcción de canales de circunvalación, según lo que
aconsejen las circunstancias del caso.
El rebasa dero se constiuye de madera o de material sólido en
; ,
^ 1
%i
i„;*_*^¿¿.; » vi'*- jíii .-' , / .*"
Estanques de tercer orden con rebasadero
la cima del tranque, quedando unos .30 centímetros mas abajo que
éste; preferible aun es, si se puede, colocarlo en un esti'emo del
tranque, cavando entonces sencillamente una especie de canal en
tierra tiiino. Conviene hacer los icbasaderos bastante anchos, para
que cuando las aguas lleguen a pasar por sobre ellos, lo hagan
en una capa delgada, pues para mayor seguridad no se les provee
de reja algima i si pasara por sobi'c ellos un grueso caudal de
agua, los peces también pasarían; pero si al contrai'io el agua pasa
en una capa delivida, los peces temen el paso i serán pocos los
que por allí se escapen. El canal de circunvalación tiene por ob-
jeto recojer las aguas sobrantes i guiai'las por Cuera de los están-
(jues hasta algún punto donde yn no pueden hacei- pei'juicios.
Otro incoí! veniente do esta clase do estanques es la posición do
ellos. En caso ijuc en los estanques supei'íores se ])rodir/('a alguna
enfermedad ontro los ])ecefl, fácilmente se pueden contamina!' los
(pie se encuentran en Ins estanques infei'iores, poi- cuanto el agua,
que ha recorrido el estanque infestado alimejitaa los infei'iores, pii-
diendo airastrai' consigo los mici'obios de la enfei'medad.
Tainbien en el caso d(^ (¡no se deseo secar un estanque que está
situado en medio de los demás, hai sus dificultades, puesto que lo<9
26
3 94 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
que estíin situados mas abajo de éste dependen de él en su alimen-
tación, no pudiendo por lo tanto secarse nunca por completo el pri-
mero.
Algo mejor que la clase de estanques ya descrita, es la que nos
señala el grabado.
^J
\
•%-- -
\i
V-v
.- - ■ v-
■Al.
Estaiiqnps de setfnndo i'irdfn
Un estero recorre una llanura con inclinación del punto A hacia
el punto B. En el punto A se coloca una repiesa por medio de la
cual se pueda inundar los terrenos situados entre los puntos A^
B i C. Luego, fo! mando un tranque a lo largo del estero, queda el
agua detenida entre éste i los puntos A i C, formando una laguna.
En^el punto B, es decir, en el punto mas bajo, se coloca un desa-
güe i el estanque está hecho. Si el terreno inundado es de mucha
estensio)!, se le divide por medio de tranques trasversales en
tantos estanques como sea conveniente. En estos tranques diviso-
i'ios se coloca en los puntos marcados con flecha i aS unos cañones
o surtidores, por medio de los cuales se pioveen de agua los es-
ta iques inferiores. En la parte mas baja de cada uno do ellos se
coloca el desagüe correspondiente.
Esta clase de estanques no corren peligro alguno en las creces
del estero; en este caso solo habría que abrir la represa i graduar
convenientemente el n.'vcl del agua. Pero si son varios los estan-
ques dependientes uno de otro en su alimentación, quedan subsis-
tentes los inconvenientes que ya hemos conocido en los estanques
de tercer orden.
Los mejores estanques, que no flaquean con ninguno de los in-
convenientes anteiioi'es, son los que nos muestra la íigura adjunta.
De un estero que recorre una llanura con alguna inclinación,
se saca un canal a semejanza de los canales do regadío. En los te-
rrenos entre el canal i el estero se construye los estanques desea-
boletín de bosques, pesca i caza 395
dos, cada uno provisto de su propio surtidor de agua i desagüe.
Esta clase de estanques no están sujetos en sus funciones uno al
otro, sino que cada uno trabaja, diremos, por su propia cuenta. Se
'^";
n-;
Estanques de primer orden
les puede lar, a cada uno aparte, mayor o menor renovación de
agua, lo que es de mucha importancia en la crianza de las diferen-
tes especies; también se les puede secar cada uno independiente-
mente sin perturbar ni perjudicar en nada al estanque vecino.
Llegamos a la definitiva construcción de los estanques.
Una vez medido el terreno i repartida la supeiTicie en determi-
nado número de estanques, se procede a la demarcación de los
tranques.
Perfilanncntn lie un tnir (jue
El ancho i la íinnoza quo so debo dar al trnnqu.o depende do
la profiniílida I i ostensión dol estanque. Por roíala jeneral la base
de un ti"au(.jue d(>b(í tenei", como niiniínuin, un ancho tres voces
mayor que. s.i ;iliura, ni is el a,iicliod<íl coronaniioiito. Si, por ejem-
plo, el tranqu(í en construcción debe tener una altura de 1.50 me-
tro i uu coronamiento ig^ial, la base debe tener un ancho de 6
396 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
metrc'8. El ancho de la corona no debe tener menos de 1 metro
en estanques de una estension mayor de 4 áreas, i de 1.50 m. si
el estanque mide media hectárea o mns.
El terieno donde se coloca el tranque debe ser suelto i limpio
de toda raiceria, piedras, etc. También es mui conveniente cavar
a lo largo u))a especie de surco por medio del cual se afií'ma me-
jor la tierra. Como material paia tranques se debe emplear tierra
buena, no cascajo, ni arena pura, i debe desecharse en absoluto to-
do material putrescible.
Tranqiiesconstruidos de cualquier otro material, como cemento,
piedra o madera, son completamente inadecuados para estanques
de piscicultuias, poi' el hrclio de que no pi'oducen sino una escasa
cantidad de plancton ('fauna ;.cuálica diminuta), que es el oiíjen
de la mayoi' o menor rendición del estanque. VA alimento artifi-
cial sustituye al natural solo de una manera deficiente i a la vez
costosa, por cuya causa siempre debemos ti'alar de pi'oporcionar-
no3 estanques que produzcan la mayor cantidad posible de planc-
ton i de animalillos, o sea el alimento natural de los peces.
Antes de empiender los t?'abajos de movimiento de tierras, se
coloca el desagüe en su lug-ar correspondiente, para que el ti'an-
que, que en este punto dobe soportar la mayor presión del agua,
se pueda apretar lo mas sólidamente posible. (En capítulo
aparte trataré déla construcción de un desagüe).
íja pendiente interior del tranque, es decir la que está en con-
tacto con el agua, debe spr mas tendida que la esteiior, para que
asi resista mejci- a la pi'csion de agua i al oleaje.
El tranque debe consti'uírse un lO'*/,, mas alto de su altura dcíí
nitiva, pues la tierra se asienta un tanto con el tiempo.
Para que el fondo del estanque se pueda sr-ear do, un modo lA
pido i completo ííe hace en él uiui, red decanajrs que consta de un
canal piincipal i de canales trasvorsales. El primero leeorre el
estanque .a lo laigo en su parte mas baja, rccibinido como
afluentes a los segundos. .Dolante del desagiie se liaco, poi' medio
de ensanchamiento i profundüzacion dol canal principal, una fo¡^'a
pesqiura en la cual se i'eunen los peces al hacer el secamiento del
estanque, i de donde pueden ser sacados fácilmente con una
manga.
Estanques nnii csiensos debon pioveerse en caso necesario de
boletín de bosques, pesca i caza
397
varios desagües, debioiido tener cada uno de ellos su red de cana-
les correspondiente.
A lo largo del tranque, dentro del estanque, también se hace un
canal i esto principalmente para aprovechar el material que de
allí sale i que es el mas cercano paiii la construcción del tranque;
con este mismo objeto se api'ovecha el material que se saca de la
red de canales.
■v'
líf d de canales de un estanque
'JI^^^MS^
■iiliui,
%¡:m^^
Se aconseja emploai' en la baso del tranque el material mis só-
lido, que impida por completo toda lilti'iicion de agua, como es
jeneralmente laai'cilla, arena arcillosa i toda tierra que sea bue-
na pava la agricultura.
Desde el principio, la tierra que se está amontonando para el
tranque se va apretando con un pisón para evitar que se formen
huecos en el interior. P;ira mayor ñrmeza de los tranques convie-
ne poner, una vez terminados, en toda la superñcie placas de
champa de pnsto i si no se tiene estas a disposición, es necesaiio
empastarlos por medio de siembra. También se aíirma mucho por
medio de una plantación de sauce-mimbre, el que se debe cortar
anualmente; peio a la vez presenta un buen escondite pai'a toda
clase de enemigos de los peces. Los estanques no se deben llenar
antes de sentarse bien los tranques.
El surtidor de agua del estanque so provee, para que los peces
no puedan salir, con una rejilla, cuyas mallas deben corresponder
al tamaño do los peces encerrados. Estanques en que no se dispo'
ne de suüciente desnivel en la entrada de agua, se proveen jene.
raimeuto cou una reja vertical; pero ésta tiene la dcovctaja de
398
boletín de bosques, pesca i caza
taparse muí fácilmente con materias estrañas que impiden el pa-
so del agua. Preferibles son las rejas horizontales, que poi- la
gran superficie que presentan, dejan pasar un gran caudal de
agua, manteniéndose a la vez limpias por mayor espacio de tiem-
Rejilla horizontal vista da encima
po, pues la corriente del agua 'se encarga de arrastrar las mate-
rias estrañas al estremo de las rejas, de donde mas tarde pueden
retirarse con facilidad.
En jeneral, para la construcción de estanques no se puede for-
mar un plan definitivo sin previos estudios sobre el particular en
el propio sitio donde se han de hacer, pues ello depende déla con-
formación del terreno.
Rejilla horizontal (corte a lo largo)
Para la crianza de las diferentes especies piscícolas se constru-
ye con ventaja diferentes formas de estanques. Para las especies
sabnonideas se prefiere estanques angostos i lai'gos, mas bien pa"
recidos a canales. Deben ser recorridos por el agua á lo largo,
evitando que haya lugares «ni'iertos», es decir con aguas comple-
tamente estancadas, lo q-'e corresponde a la exijencia de estas es-
pecies, que requieren aguas con corriente. Para las demás espe-
cies se construyen estanques anchos, tratando de conseguir partes
con aguas completameute reposadas. J^a carpa dejenera en aguas
boletín de bosques, pesca i caza
399
corrientes i la tenca no solo cl-jciieía sino que se estingue poco a
poco.
Los mejores estanques son aquellos que producen la mayor
Cíxnlidaii de plancton i aniuialillos, o sea el alimento natui'al de
los peces. Este se dosai rolla con mas nhimdaücia en las parles
bajas, i'cposadas i íisoleadas. Tauíliien influye mucho la calidad
del toi'i'euo de que está compuesto el fondo d'il estanque. Tierra
buena produce masque ticri'a pobie.
KL UESAGÜlí
En los diferentes establecimientos se han usado i se'usan toda-
vía diferentes instalaciones de desagüe. El que hasta lioi día ha
'!t,
¡'^■-
11
3 , ^
-j8
1^ '?,;■
Desagüu Hámulo (cmoiíjc))
dado los mejores i-esuUados i por consiguiente es también de ma-
yor uso, es el llamado monje. Su construcción i manejo son mui
sencillos.
Consta de dos partes: la Ciija de represa i el canon de desagüe.
400 boletín de bosques, pesca i caza
Este último vn colocado en el fondo a través del tranque con una
pequeña inclinación hacia el osterior. La caja de represa, en po*
sicion vertical, se conecta coíi el canon, debiendo ajustar rau^
bien con éste. Tiene solo tres paredes; el frente está abierto, i las
dos paredes laterales están provistas, en su lado interior, de una
hasta tres illas de ranurns de listones que sirven para la coloca-
ción de las tablillas represorias o compuertas, por medio de las cua-
les so eleva o se baja el nivel del agU:i. liai monjes sencillos, do-
bles i triples, llamados así según las íilis de i'anuras i de lablilhia
represorias que poseen. ÍjOS mas usadus son los dobles. En la pii
mera fila solo se encajan unas pocas tablillas para colocar enci.
ma de ellas una rejilla que permita la salida del agua impidiendo
la de los peces. En la segunda ñla se colocan las tablillas necesa-
i'ias para mantener el nivel deseado de agua. En caso de que las
tablillas, por no ajustar bien, dejen escapar un poco de agua, se
X <
X
Monje en función
echa entre las dos filas tierra pura o mezclada con aserrín, con lo
cual la presión del agua se encarga de tap.ir las rendijas exis-
tentes.
La dimensión del monje tiene que estar en proporción con la
cantidad de agua a que debe dar paso; prefei'ible es que sea mas
bien grande que chico.
La i-ejilla de los monjes se hace con preferencia de zinc peifo-
i'ado, debiendo corresponder el tamaño de los agujeros al de los
peces que hai en el esfaníiue. Las rejas sondo diversas formas.
La mas sencilla es un marco que se coloca vei'ticahnente en l;i
primera ranura del monje. Pero esta forma tiene la desventaja de
presentar poca superficie al agua, dejando pasai- por lo tanto solo
una escasa cantidad; ademas se tapa niui fácilmente con las ma
terias estraüas que acarrea el agua.
boletín de bosques, pesca i caza 401
Otra forma de rejilla mas ventajosa es la llamada nariz de mon-
je. Esta es una especie de caja de reja, abierta hacia el interior
del monje. Da paso a mucha can-
tidad de agua porque tiene mu-
cha superficie. M\
/"i.t
Para evitar que se acerquen a ■ - "\
la reja materias estiañas tiotan- ■
tes, como hojas, pasto, etc., se co- , ■ '
locan delante del monje dos pa- ; ;■
los flotantes en ángulo agudo, los /•"-.;; .
queconducen las mateiias nom- ,...:...■..', .V:
bradas a las orillas. -/:}ci^?" -•■'•'- -^
Los monjes pueden construirse - - - "..••-.
de madein, do cal i ladrillo o ' < y
do concreto, siendo las dos últi- ^
mas clases mas ventajosas por su Nariz de monje
solidez.
Se debe tener un cuidado especial en la colocación de los mon-
jes. Alrededor del canon de desagüe se emplea el mejor material
debiendo unirse éste mui bien con las paredes del cañón. Debe te-
nerse en cuenta que en este lugar la presión del agua es mui
grande i la menor flltracijn podria causar posterioi'mcnte una
ruptura del tranque.
APARATOS I SALA DE INCUBACIÓN
En el primer tiempo, cuando se descubrió la fecundación artifi-
cial de las ovas del salmón, en muchas ocasiones los pisciculto-
res se limitaban a hacer solamente e^ti opoi-aítoa i colocaban en
seguida los hue-
vos en el lecho
de algún estero
para su incuba-
ción; peio pion-
tose vio que este
pi'oceder te n i a
Aparato do iuciibiiciuu de Jacobi SObreUl rcprOi
duccion natural
únicamente la ventaja que la fecundación se hacía ma3 comple-
ta, pero en seguida quedaban subsistentes los inconvenientes
402
boletín de bosques, pesca í caza
que tiene la incubación enaguas libres. Poi' esa causa, luego des-
pués se ideó aparatos en los cuales se debía llevar a efecto la in-
cubación de las ovas bajo el cuidado del hombre. Ya el inventor
de la reproducción artificial del salrnou, Esteban L. Jacobí, hiibia
construido tales aparatos.
Es una caja de unos 3 metios de largo, 50 centímetros de ancho
i 20 de alto, provisto de una tapa. Dos lados opuestos son de reji-
lla, por los cuales entra i sale el agua, paiM cuyo ün el aparato se
coloca en un estero. El fondo so cubro con unos 5 cta. de ripio so-
bre el cual so esparcen bis ovas.
\/¡^m^:::^
"^J^^
.^í.
:-3^
Cajas de corrientes de Ja££c con su me^a i tapas
Hasta la fecha se han usado un sinnúmero de diferentes apara-
tos i aun hoi día so usan muchos tipos diferentes, correspondien-
do cada uno de ellos, cuaimas cual menos, a las exijencias de las
instalaciones en que se emplean. Como los mas usados hoi dia se
pueden considerar los llamados Gaja de corriente deJaffé i Caja
incuhndoi'/i de üaHíomia.
Aqui en el pais usamos un tipo de invención propia, que se ase-
meja al aparato de corriente larga de Jaffé. Es raui sencillo, de
fácil construcción i permite una fcicil i completa vijilancia de las
ovas que en él se incuban.
El material para la confección de uno de estos aparatos son
dos tablillas redondeadas en los cantos ád la parte inferior, las
que forman las dos paredes laterales del aparato. Las dos paredes
boletín de bosques, pesca i caza
403
trasversales i el fondo, sobre el cual mas tarde se colocan las
ovas, son de una pieza de lata de zinc perforíido. Las dimensio
ncs de los agujei'os deben cori-espondcr al tamaño de las ovas, o
sea IV2 a 2 milímeiros.
Estos aparatos van colocados en una mesa incubadora, que es
una especie de
caja que puede
ser consti uida
de madera, o de
material sólido.
Duiante la incu-
ba c i o n de las
ovas pasa cons-
tantemente por
la mesa una co-
rriente de agua.
ilí . , ^
.c.^
-;!'
Caja incubadora de California
la que proviene de un surtidor que se encuentra en la cabecera
de la mesa; en seguida atiaviopa los aparatos incubadores,
para salii* íinalmente, ya como agua imUil para los efectos del
criadero, en la parle inl'erioi' de la mesa.
Para dar a comprender mas fácilmente la disposición de una
instalación de este jénero, haré una lijsra descripción de la sala
incubadora de Rio Blanco.
Se compone de mesas dobles, dispuestas como indica la fígura
Caja incubadora usada en el pais
La mesa superior es alimentada por los surtidores d(3 agua
i esta a su vez alimenta a la inferior. Cada una de estas mesas es
dividida a lo largo por medio de una pared en dos cajas; éstas tie-
nen un ancho de 50 centímetros cada, una, el largo de la mesa es
de 2.50 metros. En cada caja van colocados cuatro aparatos incu-
badores de 50X50 cm. de los que cada uno da cabida a 10 030
ovas. Asi que una mesa, que contiene 8 aparatos incubadores,
puede ser ocupada en condiciones normales con 80 000 huevos.
La mesa inferior, que es alimentada por la primera, tiene la mis-
404
boletín de bosques, pesca i caza
raa disposición que ésta; luego una mesa doble puede incubar
160 000 ovas. Cada una de ellas es alimentada por 8 llaves: cua-
tro de ellas proporcionan agua de una canoa i las otras cuatro vie-
nen de una cañería de agua potable. Estas 8 llaves dan 208 litros
de agua por minuto.
El establecimiento de Rio Blanco soba dotado con dor> suitido-
Sala incubadora de Eio BLiiico
res: uno de ellos es un sistema completo de cañerías i el otro es
un canal. El agua de cada uno de estos pasa primeíamenic por su
respectivo filtro, donde quedan retenidas todas las mateiias estra-
ñas que ella contenga, como ser hojas, crustáceos i otros aniína-
iillos acuáticos i una gran porción de tierra.
El agua que ha servido en las mesas incubadoras va a caer a
un canal que la lleva afuera de allí: esta agua no debe usarse en
el establecimiento para alimentar los estanquen de los peces, pues
es mui seguro que arrastre consigo los microbios de las enferme -
dades que recibe de las ovas enfermas al pasar por las m3sas.
Una sala de incubación debe estar siempre en completa limpie-
za: las mesas i aparatos de incubación en cad i período deb^n se r
desinfectados con perminganato de potasa. Todos los años se de.
be recubrir los apai'atos con una capa de buen barniz negro (bar
niz de asfalto).
El agua que se usa para la incubación debe ser constante tanto
en volumen como en temperatui'a. Esta no debe subir de 15 cen-
tígrados, siendo lo prefeiible de 2 a 8 grados. Es necesario que
sea limpia i saturada de aire. Agua tomada directamente de algún
manantial jeneralmente viene limpia pero cai-ece de o.KÍjeno; se
puede hacer apta para los efectos de incubación haciéndola reco-
rrer alguna distancia en un canal tortuoso al aire libre. El agua
de río jeneralmente está bien saturada de aire, pero machas veces
boletín de bosques, pesca 1 CAZA 405
no corresponde a las exijencias en cnanto se refiere a la limpieza
i se hace necesario hacerla pasar poi- algún cstntique olarificndor
o filtro, que puede ser de i'ipio, esponja, jóncro u otro material
aparente para el objeto.
Pedko Gíjlusüa,
Piscicnitf r l.o de la Sección Pesca i Caza.
LOS BOSQUES I LOS MANANTIALES
[Con fhuí ación)
Últimamente es cuando soba comenzado a emitir dudas sobre
el particular. Se ha citado casos en los cuales la repoblación de
los bosques habia producido la merma de las aguas délos manan-
tiales. Poi- otra parte se ha visto terrenos pantanosos perder su
agua supeifícial con motivo délas i'epoblacionea i se ha llegado al
término de que el bosque obra como una bomba para aspirar
en masa, por conducto de sus i'aices, el agua libre del suelo i
volverla a depositai- en la atmósfeía por la evaporación produ-
cida en sus hojas. So podria sin embai'go objetar en este último
caso que es igualmente admisible que el bosque pueda hacer dcFa-
parecer las aguas ñupeificiales estancadas favoreciendo su infil-
tración.
Es estremadamente uifíeil i delicado constatar, con la obsei'va-
cion dilecta, la influencia de la plantación i desmonte del terreno
sobre la salida de un manantial. En efecto, en este caso es mui
eventual i-econocer exactamente el lugar donde se filtran las
aguas que se ven reaumar en un punto dado; la lioya de i-ecep-
cion de Inñ aguas puede estar bastante apartada del lugar
donde ellas aparecen al aire libre i ser separadas por las valles,
40í> boletín de bosques, pesca i caza
altui'as, etc, (1). íja deñiüciori exacta de la fuente de alimentación
de un m;»nantial es a veces un problema bastante delicado, que
tiende por naturaleza a obstaculizar bx jeolojia especialista
mns espcrinicntad;!. Kl léjinicn (1.3 Ics manantifiles es frecuente-
mente aitciüiio poi' di\eráos Ii'uIj;iJ')h, tales como la al)ci"tura de
zanjas para caniini'S o \í is féii'oas, í;\dcrias de minas, etc , pi'ac-
ticarias bastante lejos del |)iinto donde las aj^-iias apaiecen visibles.
Ciei'tos in iM.-intialcs son en lal forma- superíiciales que, a causa de
escavacioncs poco pr('finidas o simples di'enajes agrícolas pueden
desviar a las aguas del lugar de su destino. Ilii fin el producto ac-
tual de un maiianiial depende sobre todo de las lluvias del año co-
j-riente, factor cuya iiHiiencia es tan preponderante en la misma
época como en cualquiera otra. Seguridad pobre esto no podria
existir mas que en el caso en que las repobhiciones o bien los des-
montes praciicados en grande habrían afectado en forma perma-
nente i notable el producto de todos los manantiales de una rejion.
A menudo se ha asegurado que tal era el caso i se ha querido pro-
bar que el nivel jeneral de las coríientes de agua habria bajado
en miK-lios paises a medida del aumento de los desmontes; pero
es preciso reconocer que las obsei'vaciones publicadas en gran
m'imeio están lejos do ser siempre entei'amente convincentes e
ii'i'epi'Ofhables (l^).
(\) Es asi corno, pnr.a tío cifar inns qn<' iiii < j(Mn|)]o, las n^^nias infiltratlas
('II la arona verdosa de la lioya df.l i\ft>usa sf viu-lveii a ciicoiitrar en
l'.iiis a r> IS III. de i)roriiiidi.lad (pozo artesiano de, í ii-ciieHe) o a TiSO m.
(\Ki/.() (le. i*ass\) i fxicJoii iinii I)i('ii icaparcci r ( ii la !-n|)(',i íici(; ci» puntos
mas alejados.
(■-') No podeiiio-; dcjai' de t rascrihir ar|iií lui^nio una peipieña parte d(d
conjiiiilo (le, oliservacioiies mas o \n{" os prec sas licidias ;d respecto. l!ii j;Tan
núiiiero de ellas se eiiciicht ran iiiseit.is en la colección délos perió.lico.s
foreí-tales i especialmente en la K i\i.->t'i de Ajiíins i Hos(|iies (vore.n particu-
lar los volúmenes de los años 18(10, l<Sii7 i 18(18). lln injeniero stiizo, R.
Lanterfiini;-. ciíado por .M. Wehrr ( ii la Enciclopedia l^'orpslal de Lorej,
afirma que las desli'ucciones de los ho.-(|ues el'« ctuadas en el centro de
Tesino. principalmente duianle la pM-iiinua mitad dcd si^lo XÍX, lialiiaii re
dncido en mas de una enana par'e el prodii'to mínimo d.d A h'^e en la
época de, la ha ja de las a^'iias. \hi femimeno aná'o<;o liahria tenido luji'ar e>i
el í'o. Las obsci-vaciones hedías con el mayor (u dado en l'rusia por AI. (i.
Haj^-en (citado ])or M. Ltdir en el <'Hamlbiicli der Eorsiwissensdiari » parecen
establecer de una mam'ra cierta una icduccidn d(d producto de la ma^'or
parte^de las corrientes de aj^-uas es-ludiadas (Klba, Alósela, OJei-, Vístula,
Pregel, Alemel), en el curso Je la s( guuda mitiid. del iiglo último; pero nada
boletín de bosques, pesca i caza 407
Cuiílesquiera quesean las dificultades de laesperinieutaeiou i de
la acción de los bosques sobre la alimeiitacioíi de los manantiales,
nos encontramos sin embargo oblig;idos, por diversas circunstan-
cas, a arrojar alguna luz sobre esta cuestión.
Las diversas tentativas hechas no han sido todas igualmente
felices; un escesivo i úmero (en particular las que han sido prac-
ticadas paia medir dii'cctamcnte la cantidad do agua q!ie atravie-
sa los terrenos cubiertos do voj'taciones vai'iadap) no parecen
poseer sino un débil valor demostrativo. No es conveniente discu-
tirlos aquí; nosotros haremos solamente notar que todas las men-
suras o pesadas ejecutadas en el laboratorio no pueden dar mas
luz sobre la materia.
Este problema no será resuelto sino por esperiencias practica-
das en grande i en veidaderos bosques. Este honor debei'á ca.
borle a la estación suiza de informaciones que ha iniciado estos
esperimentos gracias a la iniciativa de su laboiioso director. < \
profesor j\r. liougeois (1).
M. Boui'geois ha escojido en el Emmental, valle fresco reverde-
ciente, himdido en las últimas cadenas de montañas setentriona-
les de los Alpes, dos pequeños cursos de agua, el Rappengiabli i
el Sperbelgraben (2), afluentes secundarios del Emme, cuyas fuer,
tes de recepción superiores no pueden prestarse mejor a las in-
vestigaciones que él se proponía emprender. De una estension de
80 o 100 hectáreas, ellas tienen la forma de circos casi cerrados,
en forma de herradura. La orientación jen era I del thalweg es
nos prueba q no, esto, ffiióino.no eslé 1í^;íh1o a los dcsniontps ((Uf, liahrian sido
ejocutados paralídainen te. M. ITo.iiiy, profo.sor do la FJ^íc•ue]a Nacional
de Aguas i Bosque?, tamljicn lia vounido cierto in'imcio do, heclios inte-
resantes i bien constutados en una coiiimiicacion lieclia en lt)01 ahí Socie-
dad de Ciencias de Nancy hijo el título df\ «El rol de los bosqu(s en la cir-
culación de las ,'iji;uas». El periódico suizo de Economia Forestal (18H8)
contiene las obsevA-aciones de M. de Rollienbach ([ue establecen de una ma-
nera clara i precisa la influencia de los bosques sobre la abundancia de las
aj^uas de los nianautiales que alinientau la ciudad de Berna, etc. etc.
(1) Una muerte siíbita lia arrebatado prematuramente a M. Bourg-eois al
afecto de sus amigos i a la ciencia forestal, que de él tenía mucho que es-
perar, el 8 de Setiembre de 1901. Habla cumplido ajieiias 4 0 años. Su obra
de TEinmental será continuada por su digno siicesor el profesor M. P^ngler;
ningún resultado ha sido todavía publicado en este dia (Julio de 1903).
(2) Ver la hoja 11)7 de la carta del Estado jMayor de Suiza, al
1/25000. El sitio délas esperiencias se encuentra a vuelo de jiájaro a .')!
kilómetros próximamente al Este de Berna, en el cantón de este mismo nom-
bre, entre 47"1' de latitud uoite i 5<'B2' de loiijitud Ebte de Paris.
408 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
igual (hacia el S O.) i asimismo la naturaleza del terieno i la alluia
que varia de 980 a 1230 metros para el Rnppengi'abli, i de 900 a
1200 metros para el Speibelgraben.
El primero es casi en su totalidad de pastos i no tiene mas que,
18 centesimos de bosque dispuesto eu una angosta cinta a lo
largo del arroyo, en el thah\'eg; el segundo (el Speibelgraben), es-
tá cubierto en los 91 centesimos de su ostensión de bellas plan-
taciones de abetos.
Con el concujso de la Oficina Hidi'omótica Federal se ha insta-
lado sobre los dos cursos de agua en referencia, en el punto don-
de ellos salen de las hoyas casi cei'radas que constituyen su valle
superioi"^ una disposición que peimito medir su fuerza con toda la
exactitud deseable. Por otra parte, los pluviómetros establecidos
a divei'sas alturas indican de una manera precisa la cantidad de
agua pluvial que cae en las dos hoyas (1).
Las observaciones se llevan a cabo cotidianamente i han em-
pezado en el año 1900.
Sin duda alguna hai esperanza de que puedan ser modificadas
en lo futuro, simplificando la disposición empleada para la men-
sui-a del caudal; se jDodiia sustituir poi- ejemplo por aparatos
rejisti'adores las mediciones intermitentes efectuadas ahoi'a úl-
timo (2). También se puede dudar do que los dos pequeños lia-
chuelos puedan exactamente despachar poi- la paite visible de su
curso toda el agua infiltrada en sus fuente?. En verdad e^to es muí
probable; pero nadie puede asegurai' que no exista alguna hendi-
dura subterránea donde se acumulan o poi' la cual se introducen
(1) Los ajtaralos ile aroramicufo linn sido insfalndns l»ajo la diroocion deJ
inje.iifiín jefe do Movlot, i sogiiii los plniío-. del injoiiiern M. Kjiiifi-, dol 8pr-
vicio Fedojíil. Ciiandi"» el j))odiic'to es déln'l s(- )(> determina diif.ctairn'^iiíf' di-
i'ijiciido las ag'uas a un •■ftajiquo alorado i ('l)^('i\ando la masa dp ap;na re-
cojida 011 un tionri|io d&do: cuando las a^ufts son f'hnndantcs se, las liaco, prcu-
vrir |ini' uno, dos o tres canales t-iiiiina ios por orilicios de. i'onna reclanoular,
dondo socálenla el producto se^nn la iVifinulii indicada por el injeniero fran-
cés ,\r. Baziii (Anales de Tuentes i ('aiiiiiios, tomos X\'I, 1888 i XIX,
iS'Jt)), en rídacion dtl espesor de la lámina de n^'ua rpie pasa soljre el desa-
guadero,
(i) Con placer dejamos constan<-ia que liemos ohlenido noticias de halierse
llevado a electo esta última sustitución, cosa que nosotros j)iopuf>imos d(>sde
nuestra |nimei'a visita al Mnniieiital en 1900. lui d mes de Abril c\o. \9(K\,
loa apaiatos de rejistro automático lian sido instalados sobre los dos riaclnie-
los ai mismo tiempo que se jierleccioiiaban los aparatos pluviomótricos desti-
nados a medirla caida del agua i de la nieve en sus estanques de locepcion.
boletín de bosques, pesca i caza 401)
masas de agua que escapan a una simple observación. La insta-
lación do los pluviómetros en la rejion poblada de árboles será
también mui delicada, si se quiere recojer toda el agua estraida
de la atmósfera' por la condensación en los follajes, agua que lle-
ga en parte al suelo deslizándose a lo largo de los troncos.
Nos queda a lo menos la convicción de que las esperiencias de
Emmental constituyen una tentativa de mui alto interés en vis.
ta del desarrollo de este asunto tan importante como discutido.
Su instalación hará época en la ciencia forestal i debe dejarse
constancia del reconocimiento que merece el profesor M. Bour-
geois por su iniciativa, que esperamos no caiga en la indiferencia.
Con una curiosidad impaciente nosotros esperamos los resulta-
dos que suministrarán las mediciones efectuadas en los dos peque"
ños depósitos del Emmental.
Ante la dificultad que presenta el estudio directo de la influen-
cia del bosque sobre la alimentación de la fuente, se ha tratado de
simplificar la cuestión buscando el oríjen de como la presencia de
macizos boscosos modifica los diferentes factores de los cuales de-
pende la abundancia de los manantiales.
Esta resulta evidentemente:
K<^ De la cantidad de agua que llega al suelo;
2.0 De la proporción de esta agua que, encontrándose infiltrada
alcanza a la napa subterránea de la cual los manantiales son de-
saguaderos aparentes.
Nuestro estudio se encuentra aquí naturalmente diviiido en dos
partes.
La primera se refiere a lo que se sabe de la influencia del bos-
que sobre la cantidad de agua que llega al suelo.
La segunda está consagrada a la influencia del bosque sobre la
proporción de esta agua que penetra hasta la napa subterránea.
Estos dos elementos de la cuestión serán tratados en los dos
capítulos siguientes.
( Continuar d)
27
410 boletín de bosques, pesca i caza
LEYES, DECRETOS 1 ORDENANZAS SOBRE
BOSQUES 1 PLANTÍOS, PESCA I CAZA
ADVERTENCIA
Las disposiciones que rijen la esplotaeion o la tala de los bos-
ques, las plantaciones de los mismos, i el ejercicio de la caza i de
la pesca, para permitir el mayor provecho de todas estas indus-
trias en forma que aseguren su conservación sin comprometer el
porvenir, andan tan dispersas que creemos será raro el funciona-
rio que las conozca todas. De allí vienen seguramente su falta de
aplicación i la consiguiente impunidad en la destrucción de nues-
tras riquezas naturales, que antes causaban por su abundancia la
admiración del viajeio i hoi se acercan rápidamente a su fin, el
que pronto llegará si no se adoptan las medidas protectoras re-
clamadas desde tantos años por la Oficina encargada de velar so-
bre estos ramos.
A facilitar esta vijilancia i hacer cumplir las disposiciones vi-
jentes en estas materias por las autoridades celosas del cumpli-
miento de su deber tiende esta pequeña recopilación, que sin mas
méritos que el de la copia fiel, creemos será de gran utilidad. Só-
lo en algunas ocasiones hemos creído conveniente ilustrar una
lei o un decreto con algunas observaciones sobre su fundamento o
su aplicación.
La natural falta de homojeneidad de estas distintas disposicio-
nes hará manifiesta la conveniencia de completarlas i refundirlas
en un solo cuerpo, armonizándolas con las necesidades del dia {
la urjencia de salvar lo que aun nos queda de nuestras antiguas
riquezas naturales. Son muchas las naciones que nos aventajan
en esto sin haber tenido motivos de urjencia como nosotros. Te-
nemos derecho de exijir este paso adelante de parte de los pode-
res públicos. A este respecto, la Inspección Jeneral de Bosques,
Pesca i Caza, con la presentación que ha hecho al Supremo Go
bierno de un proyecto de lei que tiene los requisitos espresados^
ha cumplido su deber.
boletín de bosques, pesca i caza 411
KOSQUE8
Corta fiel alerce, diineiü^iones reglamcntariaii
(Decreto del Ministerio de Hacienda de 2 de Julio de 1859)
Vistas las observaciones hechas por los Intendentes de Chiloé i
Llanquihue, i considerando:
1.0 Que entretanto se dicta un reglamento jeneral para el corte
de los bosques, el Gobierno debe tomar providencias para que no
se destruyan los de su pertenencia, con perjuicio de los intereses
fiscales;
2.0 Que esta consideración tiene mas importancia en las pro-
vincias de Chiloé i Llanquihue, por cuanto el corte de los alerces
-que se hallan principalmente en terrenos fiscales constituye la
mas importante industria de aquellas provincias;
3." Que mientras exista la libertad absoluta que ha habido hasta
ahora para cortar en los bosques fiscales las maderas conforme al
capricho de los trabajadores, los particulares no pueden estable-
cer en los bosques de su propiedad las dimensiones de las made
ras que se corten en conformidad a su utilidad i a los intereses
del comercio; he venido en decretar:
Artículo primero. Nadie podrá cortar en los bosques fiscales
de la provincia de Chiloé i territorio de Llanquihue tablas de
alerce que tengan menos de 2.09 metros o 2 Vl- varas de largo,
0.1625 metro o 7 pulgadas de ancho i 0.0171 metro o % pulgada
de canto o espesor.
Art. 2.0 Los tablones deberán medir por lo menos 2.o metros o
2% varas de largo, 0.185 metro u 8 pulgadas de ancho i 0.035
inetro o IV2 pulgada de canto.
Art. 3.0 El que cortare tablas o tablones con dimensiones me
ñores que las espresadas, sin permiso especial del Gobernador ,
del departamento coi'respondiente, perderá las especies que se en"
centraren en este caso.
Art. 4.0 Las maderas perdidas o su valor, de que habla el artí-
culo anterior, pertenecerán por mitad a la Municipalidad i al de.
nunciante, con obligación de no poder enajenar la madera sino
emplearla en construcciones de su propio uso.
412 boletín de bosques, PESCA 1 CAZA
Art. 5.0 Los Intendentes de Chiloé i Llanquihue dictarán las-
providencias necesarias para hacer efectivas las disposiciones de
este decreto en el respectivo territorio de su jurisdicción.
Tómese razón, etc. — 'Montt.— Matías OvaJIe.
Son las anteriores mui acertadas disposiciones para evi:ar ol derroche d^'
un árbol tan valioso como el alerce. Por cierto que hoi dia nadie las conoce?
i ahora como antes los alerceros chilotes llaman con toda propiedad astille-
ros las canchas donde, sin mas herramientas que hachas i cuijas, trozan en
pequeñas tablillas el coloso de los altos bosques australes, perdiendo ea
astillas, al cortar a hacha en muchos i mui pequeños trozos el inmenso-
tronco derribado, talvez un veinte por ciento de su madera.
Debe tenerse piesente, a propósito del decreto copiado mas arriba, que
todos los alerzales que hai todavía en el pais se hallan esclusivamente en te-
írenos fiscales.
Denuncios de bosques. Se deroga lo dispuesto en lasi ordenanzas
de minas.
(Lei de lo de Juh'o de 1871.)
Por cuanto el Congreso Nacional ha prestado su aprobación al'
siguiente proyecto de lei:
Artículo único. Se deroga las ordenanzas de minas en cuanto-
autorizan los denuncios de bosques.
I por cuanto, etc. — .José .Joaquín Pérez. — José A. Gandari-^
lias.
Corta de bosques.
(Lei de 13 de Julio de 1872).
Por cuanto el Congreso Nacional ha prestado su acuerdo al si
guíente proyecto de leí:
Artículo 1.0 Los denuncios de bosques heclios con anterioridad
a la presente lei facultan a los denunciantes que tengan hornos-
en labor para continuar ejercitando sus dereclios, con arreglo a
ordenanza, por el término de tres años, contados desde la pro-
mulgación de esta leí, pudíendo solo cortar los árboles que se con-
suman durante ese término.
Quedan exentos de toda espropiacion forzada los montes ante-
riores cortados í aquellos en que no se hubiesen planteado aun
los establecimientos para que se solicitaron.
boletín de bosques, pesca i caza 415
Art. 2.0 Se prohibe el corte de los árboles i arbustos en los lu-
-^ares en que existen o aparecieren vertientes.
Esta prohibición i-ejirá con todos los árboles i arbustos silves-
tres situados a menos de cuatrocientos metros arriba i a menos de
doscientos metros a cada lado de los manantiales; pero no rejirá
■con los árboles i arbustos cerca de los manantiales que nacen en
terrenos planos regados.
Art. 3.0 El Presidente de la República dictará un reglamento
que determine las reglas a que ha de someterse la esplotacion de
los bosques en cada departamento, pudiendo prohibir el corte de
los árboles en los cerros hasta una altura que evite la destruc-
•cion del terreno vejetal.
Art. 4.0 Esta lei comenzará a rejir desde el dia de su promul-
gación. I por cuanto, etc. — Federico Ekkázuriz. — Ramón Barros
Luco.
Corta de bosqnes$
(Reglamento de 3 de Mayo de 1873)
Visto el proyecto presentado por la comisión nombrada para la
ireglamentacion de la corta de bosques i en uso de las facultades
que me concede el articulo 3.o de la lei de 13 de Julio de 1872,
He acordado i decreto:
Art. 1.0 Queda prohibido en toda la República, tanto en los fun-
dos pertenecientes al Estado como en los pertenecientes a particu-
lares:
1.0 Cortar los árboles i arbustos silvestres situados a menos de
cuatrocientos metros sobre los manantiales que nazcan en los ce-
■rros i los situados a menos de doscientos de sus orillas, desde el
punto en que la vertiente tenga oríjen hasta aquel en que llegue
al plan;
2.0 Cortar o destruir de cualquier modo los árboles situados a
menos de doscientos metros de radio de los manantiales que naz-
can en terrenos planos no regados;
3. o Cortar o destruir los árboles que existan sobre cerros desde
la medianía de sus faldas hasta la cima.
El propietario calculará por sí mismo la línea medianera, i no
incurrirá en la multa que lleva consigo la infracción de la prohi-
¿bicion, sino en el caso de que se le pruebe haber destruido el
414 boletín de bosques, PESCA I CAZA
monte o cortado árboles mas arriba déla línea que marque las dos=^
terceras partes de la altura de las faldas del cerro.
En las cordilleras de los Andes, para el efecto de la determina-
ción de la altura, se considerará como cima la línea horizontal de
las mas bajas nieves perpetuas.
La prohibición establecida en este inciso no rejirá con los árbo-
les situados en cerros cuya elevación no alcance a sesenta metros-
desde su base:
4.0 La roza de los bosques por medio del fuego desde el límite-
norte de la República hasta el Bio bio.
En las comarcas situadas al sur de este rio, podrá hacerse la-
roza a fuego, previo el permiso del Gobernador, quien lo concederá
cuando se trate únicamente de habilitar terrenos para la agricul-
tura, sin peí juicio de las prohibiciones establecidas en los tres inci-
sos precedentes i exijiendo las garantías convenientes para evitar
mayor destrucción que la se pretende i todo perjuicio a tercero..
Art. 2.0 La esplotacion de los bosques pertenecientes al Estado,,
que fuesen esplotados de conformidad con las prescripciones del
articulo anterior, se hará por medio de arrendamientos, los que
se efectuarán en conformidad a las leyes. El Intendente de la
provincia en cuyo territorio se encuentra el bosque fijará las con-
diciones de cada contrato i lo firmará en representación del Es-
tado, debiendo ademas someterlo a la aprobación del Gobierno.
Art. 3.0 Habrá un Inspector .leneral de Bosques, un inspector
en cada departamento i un guarda en cada subdelegacion.
Corresponde al inspector:
Lo Impartir a los inspectores las instrucciones que considere
convenientes para formar la estadística de los bosques de la Re-
pública i para hacer nuevas plantaciones, remitiéndoles al efecto
plantas i semillas;
2.0 Dar cuenta al Gobierno de las necesidades i abusos que
note en el ramo de bosques, i proponerle los medios oportunos
para remediarlos;
3.0 Administrar los fondos que se destinen al fomento de plan-
taciones.
Los inspectores cuidai'án en sus respectivos departamentos de
cumplir las instiucciones que les imparta el Inspector Jeneral i
de suministrar a éste cuantos datos les pida o juzguen ellos con-
ducentes a la conservación i fomento de los bosques.
boletín de bosques, pesca i caza 415
Los guardas obrarán eu conformidad a las órdenes e instruc-
ciones que reciban de los inspectores.
Art. 4.0 Toda persona tiene el derecho de denunciar la infrac-
ción de las disposiciones contenidas en el artículo l.o de este re-
glamento, ante el inspector respectivo. Este, oyendo al dueño del
fundo, podrá suspender provisoriamente la corta, remitiendo los
antecedentes al juez letrado del lugar i dando aviso al procura-
dor municipal para que se haga parte en el juicio.
Art. 5.*^ La multa en que incurrii'á el infractor de las prohibi-
ciones contenidas en el articulo l.o será de cincuenta a quinientos
pesos, determinándola el juez según la gravedad de la infracción.
De la cantidad a que la multa ascienda se harán cuatro partes,
dos de las cuales percibirá la Municipalidad, una será para el
procurador municipal i la otra para el denunciante.
Las Municipalidades que durante el curso del año hubieren re-
cibido alguna cantidad proveniente de multas impuestas a los in-
fractores de este reglamento, enviarán en el mes de diciembre la
mitad de lo que por esa causa hubieren percibido al Inspector
Jeneral de Bosques, quien la aplicará al objeto indicado en los
números 1 i 3 del primer inciso del artículo o.»
Art. 6.0 Los jueces letrados, cada vez que tengan noticias de
algún incendio ocurrido en los montes del territorio de su juridis-
cion, levantarán de oficio un sumario indagatorio a fin de averi-
guar si el hecho ha sucedido fortuita o intencionalmente i proce-
der en consecuencia.
Art. 7.0 Por ahora i mientras el Gobierno no disponga otra co-
sa, el Presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura desem-
peñará las funciones de Inspector Jeneral de los bosques, los go-
bernadores departamentales las correspondientes a los inspecto-
res, i los subdelegados las de guardas de sus respectivas subdele-
gaciones.
Tómese razón i publíquese. — Erkázuuiz. — Ramón Barros Ltíco.
Reser%a de bosques fiscales
(Decreto de IG de enero de 1879).
Siendo conveniente prevenir oportunamente ios males que se
orijinan con la destrucción completa de los bosques, decreto:
En las ventas de terrenos fiscales que en lo sucesivo se efee-
416 boletín de bosques, PESCA I CAZA
túen en el departamento de Angol, Valdivia i Llanquihue, se re-
servará una faja de montaña que no baje de diez kilómetros de
espesor, partiendo de la parte oriental del primer cordón de ce-
rro de la cordillera de los Andes hacia el poniente o valle cen.
tral i en toda su estension de norte a sur.
Esta faja de montaña se demarcará por un camino de veinte
metros de ancho, que se irá abriendo a proporción que el Gobier-
no disponga de aquellos campos para su venta u otro uso cual-
quiera.
En la cordillera de la costa u otros cerros cubiertos de bosques
que se encuentran en los tei'ritorios designados, se reservará
igualmente un kilómetro de bosque en todos sus costados i a par-
tir de la mayor altura.
Solo el Estado podrá hacer uso de los bosques que se reserva
i bajo ningún titulo permitirán las autoridades que los particulares
hagan uso de las maderas ni ejerzan ningún acto de dominio o po-
sesión sobre esos campos, tomando en consecuencia las medidas
necesarias para que se cumpla esta disposición.
Comuniqúese, etc. — Fi'í^to. — Alejandro Fierro.
Servicio de bosques
(í-ei He ( rganizacion i atribuciones de las Municipalidades de
24 de Diciembre de 18ítl )
Título 4, ait. 26. Como encaigadas de promover. . . la agricul-
tura, industria i comercio,. . . corresponde especialmente a las
municipalidades:
4." Reglamentar la corta de bosques i aibolados, i la quema de
bosques, rastrojos u otros productos de la tierra.
La primera lei de organización i atribuciones de las Municipalidades, de
1854, decía en el título Íj, artículo 26: «Como encargadas del adelantamien-
to de la localidad les corresponde:... 4." Promoverlas mejoras en la agri-
cultura,..- las empresas de canales de riego, la plantación de bosques, di-
fundiendo conocimientos prácticos sobre estos ramos». La segunda, de 12 de
Setiembre de 1887, no contiene disposición alguna referente a bosques, cu-
ya atención había pasado al Ministerio de Industrias por lei de 21 de Junio
del mismo año. Mas adelante veremos como en los servicios de pesca i caza
se ha seguido distinto camino.
boletín de bosques, pesca 1 CAZA 417
Enipleo (le madera»; nacionales en los ferrocarrile!»
(Decreto de 19 de Abril de 1899)
Considerando:
1.0 Que en las especificaciones técnicas que han rejido hasta la
fecha para la ejecución de las obras de construcción de ferroca-
riiles se consulta jeneralmente la obligación de que se use made-
ra de pino oregon; i
2.^ Que en el pais existen maderas de primera clase que pue-
den usarse con ventaja a las estranjeras en dichos trabajos,
decreto:
En lo sucesivo la madera que se use en la construcción de fe-
rrocarriles deberá ser del pais.
En los casos en que por circunstancias locales sea necesario
usar pino oregon o madera estranjera de cualquiera clase que sea,
se recabará ante todo la aprobación del Gobierno i en seguida se
dará a conocer esta condición en las especificaciones que se for-
men para la ejecución de las obras.
Tómese razón, etc. — Ekkázuriz. — Ai'fíiro AJessandri.
füi^propiacion de terrenos particulares sitiiadoii en
bosques fiscales
(Lei de 19 de Octubre de 1908)
Artículo único. — Se declaran de utilidad pública los terrenos que
resulten de propiedad particular dentro de la estension de bos
ques fiscales comprendida en el decreto del Presidente de la Re-
pública, espedido por el Ministro de Colonización, bajo el número
1858, el 30 de Noviembre de 1907, hasta enterar la cantidad de
80 000 hectáreas autorizada por la lei número 1768, de 31 de oc-
tubre de 1905, para la esplotacion de la industria siderúrjica.
Las espropiaciones se harán en conformidad a la lei de 18 de
junio de 1857.
Apesar de tratarse de una lei de a})licacion particular creemos conve-
niente consignarla aquí como antecedente para casos análogos, sea en conce -
ciones industriales, sea en la formación de reservas forestales.
418 boletín de bosques, PESCA 1 CAZA
Liberación de derechos de duelas de roble i encina
(Lei de 28 de junio de 1911.)
Artículo Único. Se declaran libres de derecho de internación ^
por el término de diez años, las duelas de roble i encina elabora-
das para vasijas.
PLANTÍOS
Plantación particular de árboles en los caminos
(Lei sobre caminos, canales, puentes i calzadas de 17 de diciembre de 1842. )
Art. 26. Los vecinos que quieran plantar árboles lo harán a la
orilla esterior de las zanjas i serán dueños de ellos; pero para
cortarlos darán aviso al Gobierno o subdelegado respectivo, quie-
nes solo concederán el permiso con arreglo alas instrucciones que
hubieren recibido de la junta provincial.
Plantaííiones de árboles cerca de las vías férreas
(Lei de ferrocarriles de í3 de agosto de 1862)
Art. 6. Tampoco se podrá:
2.0 Hacer plantaciones de árboles a menos de 12 metros (de
la vía).
3.0 Ejercer el derecho de cortar los árboles plantados a esa
distancia, sin permiso de la autoridad gubernativa del departa-
mento, concedido con previa audiencia de la Empresa. Lo mismo
se observará para la corta de los árboles situados a menor dis-
tancia que existieren al tiempo de construirse el ferrocarril.
Art. 7. Las demás plantaciones i cualquiera otra operación de
cultivo no podrán ejecutarse de manera que perjudiquen a los
cerramientos, muros de sostenimiento o cualquiera otra obra de
los ferrocarriles, ni de modo que entorpezcan los desagües del ca-
mino, cieguen las zanjas o remuevan la tierra de los terraplenes.
Art. 11. Los que contraviniendo a lo prescrito en los artículos
. . .6.0 i 7*^ ejecutaren los trabajos.. . . plantaciones i demás actos
que en dichos artículos se enumeran, sufrirán una multa de 5 a
boletín de bosques, Pesca i caza 4i9
1 00 pesos, i serán ademas obligados a destruir lo hecho i a res-
tablecer el suelo al mismo estado que tenia.
Si en el término perentorio que señalare el gobernador depar-
tamental ante quien deba establecerse la queja, no se hubiese
destruido la obra construida o restablecido el terreno a su estado
anterior, podrá la Empresa, autorizada por el mismo gobernador^
proceder a ejecutar les trabajos de cuenta del propietario del te
rreno. La cuenta del costo visada por la autoridad tendrá él ca-
rácter de documento ejecutivo para exijir el pago.
Queda ademas el que hubiere contravenido a los artículos cita-
dos, responsable por todos los daños que de la contravención pu-
dieran seguirse a la Empresa.
Art. 12. La distancia de que se habla en los artículos. . . i 6
se medirá horizontalmente desde el medio del foso o zanja del
camino i a falta de esta desde una línea que corra paralela i a
metro i medio de distancia del riel esterior.
Art. 13. Las distancias fijadas en conformidad del artículo que
precede podrán disminuirse a solicitud de los propietarios siem-
pre que, atendida la naturaleza del suelo por que corre el ferro-
carril, las construcciones. . .i demás trabajos prohibidos no per-
judiquen a la seguridad del camino ni al libre tr¿xnsito. El gober-
nador departamental, ante quien debe hacerse esa solicitud, no
podrá acceder a ella sin audiencia de la Empresa.
Estas disposiciones ro aparecen en la leí jeneral de los ferrocan-iles de
Estado de 7 de enero de 1884, pero no se espresa en ésta (yae ha3'an sida
derogadas i deben por consiguiente tenerse como vijentes.
Diüpoi^ieioiies cíe ios Código*^ sobre 1>os4ines i plautíois
CÓDIGO CIVIL
Art. 669. El dueño del terreno en que otra persona sin su con-
sentimiento, hubiere edificado, plantado o sembrado, tendrá el
derecho de hacer suyo el edificio, plantación o sementera, median-
te las indemnizaciones prescritas a favor de los poseedores de
buena o mala fé en el título de la reinvindícacion o de obligar al
que edificó o plantó a pagarle el justo precio del terreno con los
intereses legales por todo el tiempo que estuvo en su poder, i al
que sembró a pagarle la renta i a indemnizarle los pei-juieios.
420 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
Si se ha edificado, plantado o sembrado a ciencia i paciencia del
dueño del tei'reno, será este obligado, para recobrarlo, a pagar el
valor del edificio, plantación o sementera.
Art. 783. El goce del usufructuario de una heredad se estiende
a los bosques i arbolados, pero con el cargo de conservarlos en un
ser, reponiendo los árboles que derribe, i respondiendo de su mo-
noscabo, en cuanto no dependa de accidentes naturales o acci-
dentes fortuitos.
Alt. 906. El poseedor de mala fé, es responsable de los dete-
rioros que por su hecho o culpa ha sufrido la cosa. El poseedor de
buena fé, mientras permanece en ella no es responsable de estos
deterioros, sino en cuanto se hubiere aprovechado de ellos; por
ejemplo, destruyendo un bosque i arbolado i vendiendo la madera
o leña, o empleándola en beneficio suyo.
Art. 1980. El colono es particularmente obligado a la conserva-
ción de lo3 árboles i bosques, limitando el goce de ellos a los
términos estipulados.
No habiendo estipulación, se limitará el colono a usar del bos-
que en los objetos que conciernan al cultivo i beneficio del mismo
fundo; peio no podrá cortarlo para la venta de madera, leña o
carbón.
Art. 1981. La facultad que tenga el colono para sembrar o
plantar no incluye la de derribar los árboles para aprovecharse
del lugar ocupado por ellos, salvo que asi se haya espresado en el
contrato.
Para no alargar esta pequeña i-ecopilacion, hemos omitido algunos párra-
fos del Código Civil mas remotamente relacionados con los bosques, i otros,
como el artículo (J4t>, por ser de razón tan evidente que estraña haya sido
codificada
CÓDIGO PENAL
Art. 476. Se castigará con presidio mayor en cualquiera de sus
grados:
.3.0 Al que incendiare miesss, pastos, montes, cierros o plantíos.
Art. 482. El culpable de incendio o estragos no se eximirá de las
penas de los artículos anteriores, aunque para cometer el delito
hubiere incendiado o destruido bienes de su pertenencia.
Pero no incurrirá en tales penas el que rozare a fuego, inceu.
diare rastrojos u otros objetos, en tiempo i con circunstancias que
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA 421
manifiestamente eseluyan todo propósito de propagación i obser-
vando los reglamentos que se dicten sobre esta materia.
Art. 495. Serán castigados con prisión en sus grados mínimo a
medio conmutable en multa de uno a sesenta pesos:
11. El que infrinjiere las reglas establecidas para la quema de
de bosques, rastrojos u otros productos de la tierra.
12. El que infrinjiere los reglamentos sobre corta de bosques o
arbolados.
Presidio mayor: 5 a 20 años, con trabajo obligatorio, siendo de 5 anos
mas cada grado; prisión: uno a sesenta dias, siendo de 20 dias mas cada gra-
do. Penas duras, tanto la del crimen como la de la falta en las disposiciones
anteriores, i asimismo la qxie contempla en su reglamento la lei de corta de
bosques de 13 de julio de 1872, Por suerte, i de mas está decirlo, tienen
rarísima aplicación en nuestro pais.
CÓDIGO DE MINERÍA
Art. 6, párrafo 2. Los fundos superficiales no cultivados o ce-
rrados quedan ademas sujetos al uso de las leñas que se emplea-
ren para los trabajadores de la mina, pero el derecho de cortarlas
cesa si el propietario del fundo las entregas cortadas.
Una de las muchas servidumbres que las leyes imponen al daeño del suelo
en beneficio del de la mina, con el bueno aunque exajerado propósito de
fomento de la minería. Véase, relacionado con este asunto, la lei de 15 de
Julio de 1871, reproducida en pajina anterior.
(Continuará).
C. Sage.
MISCEr.AXEA
fSaluclo de bienvenitla.— Ha llegado a Santiago una Comi-
sión del servicio forestal de la república vecina para estudiar Ja
organización del mismo servicio en nuestro pais, el estado actual
de los bosques i de las reservas forestales en Chile i lo que se ha
hecho i se está haciendo para reponer lo que hemos perdido por
422 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
falta de tino i de previsión en la esplotacion de nuestra anterior
riqueza foiestal.
Forman dicha Comisión los señores Eduardo A- Holmberg, jefe
de la Oficina de bosques i yerbales, Max Rothkugel, jefe' de la
sección de los bosques del sur, Alfredo E. Carbone, auxiliar técni-
co, i Félix Fernandez, administrador de bosques.
Después de una corta estadía en la capital, que la Comisión de-
dicó a estudiar la organización i servicios de la Inspección Jene-
ral, emprendió viaje a las provincias australes a fin de imponerse
de la importancia de los bosques existentes allí, de la forma de su
esplotacion^ i de la estension i administración de las reservas fo-
restales.
Durante su permanencia en la Oficina central llamaron la aten-
ción de los señores delegados arjentinos los datos que recojieron
sobre el plan seguido aquí en la plantación de cerros secos, dunas
i arenales con árboles productores de maderas, que en lo futuro
serán una fuente de entradas para el erario. Lamentaron que el
itinerario que seles ha fijado no les permitiera ir a hacer estudios
completos en el terreno, por quedar esas plantaciones muí lejos
de su camino.
Por cierto que aquí se les dio todas las facilidades para que hi-
cieran su viaje de estudio en las mejores condiciones posibles, con-
eiderando altamente honrosa para Chile la decisión del gobiei'no
de la República hermana de mandar un grupo de sabios especia-
listas a estudiar aquí ramos en los cuales están allá bastante ade-
lantos.
El aumento de valor por el crecimiento de los bos-
ques en Alemania no deja de ser importante, a pesar del lento
crecimiento de los árboles, en un país tan frió. Una prueba indis-
cutible de esto nos da un proceso de partición de herederos, pues
un bosque de pinos adquirido en 1892 por el padre de la familia
en 1500 marcos produjo en la realización de la herencia en 1911
la suma de 10 121 marcos, a pesar de que en el trascurso de los
20 años el padre no había plantado un árbol i al contrario habia
ejecutado varias cortas de raleamíento que le produjeron una uti-
lidad cuyo monto no se puede establecer.
Es esta una enseñanza bien práctica para los dueños de terre-
nos en Chile que quieran dejar una fortuna para sus hijos, pues
si les dejan bosques plantados conseguirán que mientras se
boletín de bosques, pesca i caza 423
eduquen los hijos les crezca una lierencia en los bosques que mas
tarde les pueden servir de capital inicial para su¡3 f utuios trabajos,
en caso que las plantaciones hayan sido de pequeña estension, i el
sosten cómodo de ellos sin trabajo alguno, en caso que el padre
haya alcanzado a plantar una superficie de mayor estension. Es
esta también una lección mui práctica para los padres de familia,
sobre todo tomando en consideración el crecimiento de 2 a 4 ve-
ces mas lijero que tienen los árboles en Chile en comparación con
Europa.
El agotamiento de los bosques en Finlandia, que era
una de las riquiezas forestales mas grandes en Europa, ya está a
la vista, porque las plantaciones de bosques no guardan relación
con la esplotacion, que sobrepasa al crecimiento en 6 000 000 de
metros cúbicos macizos al año. Se esportan de Finlandia anual-
mente maderas por valor de 200 millones de marcos i la conser-
vación de los bosques ha llegado a ser allá una cuestión vital.
Fuera de las medidas administrativas i de fomento del gobierno
se busca particulai'mente la solución en el fomento de las estufas
i cocina de coque i el reemplazo de las cercas de madero por cer-
cas vivas, de alambre etc. La importancia de las últimas se com-
prende al saber que con el largo de ellas se puede dar vuelta al
mundo entero 18 veces.
Reglamentación de la venta del pescado en San-
tiago.— Atendiendo las indicaciones de la Inspección Jeneral
de Bosques Pesca i Caza, el Alcalde de la capital Sr. Ismael Val-
des Vergara, con el celo i empeño que pone en todos los servicios
públicos, principalmente en los de la alimentación, decretó el
cumplimiento rigoroso de la lei de pesca de 1907 en cuanto se
refiere a la época i al tamaño en que pueden ser vendidos los
peces i mariscos, para evitar enfermedades en los consumidores
i la disminución de las especies. Yendo mas allá de la lei, con
mui buen espíritu jeneralizó las penas que ésta contemplaba solo
para algunas infracciones, i previa aprobación del Municipio
decidió poner en vijencia estas útiles medidas desde el primer
dia del año actugl, librando a los consumidores de las indijestio-
nes causadas por ostras lechosas, i de la urticaria provocada por
los choros comidos en época de reproducción i de calor, como
también protejiendo la conservación de las especies impidiendo
424 BOLETm DE BOSQUES, PESCA I CAZA
la venta de pecesillos diminutos pescados antes de haberse repi'o
ducido o a tiros de dinamita. Pero los pescaderos de los mercados^
creyéndose dañados por estas disposiciones, encontraron apoyo en
un municipal que declaró i obtuvo que, por una simple cuestión
de formas, el proyecto del Alcalde debia ser sometido al estudio
del Congreso, i se puede presumir que este estudio nerá de alguna
duración, con grave peijuicio de los productos del mar i de los
rios i daño del público consumidor.
Vn pueblo comedor de pescado. -Dijimos una vez que
Chile, el pais mas marítimo por su conñg'uracion, es el pais que
come menos pescado. Otro pais muí marítimo, tanto o mas como
el nuestro, es por el contrario el mayor consumidor de pescado del
mundo. En el Japón, pais de nuestra referencia, se comía casi es-
clusivaraente, hasta hace no muchos años, primero arroz i después
pescado, marisco i cuanto comestible produce el mar. El pescado
era allí el plato del día i de todos los días; pero servido simple
mente después de hervido en agua, nunca guisado, necesitaba
condimentos, entre otros'la salsa llamada chojú, con base de un
destilado de porotos fermentados. Escepcionalmente figuraba en
algunas mesas prívílejíadas la caza (patos silvestres, faisanes) i
algunas legumbres
Hoi dia, sin haber disminuido su predilección por esos con-
tados alimentos nacionales, el japonés come carne mas que antes
i comienza a usar el pan, siguiendo el ejemplo de los europeos.
Pero la base de sus comidas es siempre el arroz i el pescado. El
primero llega a dar su nombre a las comidas: el desayuno se
llama arroz de la mañana, el almuerzo arroz de medio día, etc.,
i en una, sino dos de estas comidas, el eterno arroz va acompa
nado del inevitable pescado o de marisco i seguido de algún plato
de algas o de caracoles marinos. Este réjimen no debemos mirarlo
en menos, pues en el Japón el estado sanitai'io de la población es
tan satisfactorio como el de las naciones mas civilizadas, i por
cierto muí superior al de las repúblicas bañadas por el océano
Pacifico del sur.
SUMARIO DE NOVIEMBRE
Veda de la pesca. — Necesidad de estremar su vijilancia. — Editorial. 257
La pesquería territorial (continuación). — Fbderico AiíBEKt,., 259
La hijiene de la caza. — O. Silva Cn..... 288
El Congreso forestal maderero de Paris.— L. Elzo Baqubdano... 291
Boeques andinos por Humberto Giovanelli 304
Asociación , forestal mrditerráneá. — R. Elzo Baqubdano 313
MÍÉ¡ceIánea. — La protección i fomento de bosques en Korea implan-
tado por los japoneses.— Otro]^l)Osque petrificado.
SUMARIO DE DICIEMBRE
Bosques, pesca i caza en el Congreso Agrícola de Concepción, Editorial
por la Redacción 321
Conveniencia de formar una «Union central de intereses madereros».—
F. Albbrt 323
El problema pesquero en Cbile (conclusión). — F. Albbrt 330
Descripción de los peces mas convenientes para el ciiltivo artificial en
el pais.— P. GoLUSDA 348
Los bosques i los manantiales.. 367
Higcelánea. — El oríjen de las perlas finas. — Primas i premios para las
plantaciones de bosques en ViTestfalia. — La plantación de pinos
en terrenos agrícolas en Alemania. — La plantación de bosques
en arenales.— Los derechos de importación de las" maderas en
Alemania 372
BOLETÍN
DE
Bosquos, ?$soa i Caza
TOMO II -NUM. 8
= FEBRERO 1914 =
DiRHCTORKs: Federico Alhert, Ernesto Maldonado i Carlos Sage
SUMARIO
Páis.
Don Carlos Maira. Editorial. — La redacción '125
El pino blanco americano (Pinus strobusj.— F. Albert 428
El ciprés calvo (Taxodium distichum). — F. Alrhrt 433
Estudios pi'áctitios de pesquería en la costa norte del país. — S. Nakas-
HIMA 437
Influencia climatérica de las repoblaciones forestales en el valle del
Huasco i sus alrededores 451
Los bosques i las aguas. — S. Noviok 453
SANTIAGO ÜE CHILE
IMPRENTA CERVANTES
pauíciAs, 1805
1914:
ANUNCIOS
El Boletiu aparece uuá vez al mes i ^e impriine en 5,00C ejemplares.
Colaboraciones i avisos deben diiijirse a Claras 198.
Este Boletiu se reparte gratuitamente a las personas que manden su
dirección exacta a la Inspección Jeneral de Bosques, Pesca i Caza.
SANTIACÍO. — Claras 198.
SmiARIO DE JULIO
Un año de labor. — editorial 1
Los Bosques, su conservación, esplotacion i fomento. —i'edertco Al-
bert .4
El Problema pesquero en Chile.- lederlco Albert 47
De las Claras en la dasonomía moderna. — Le La Revista de Montes,
Madrid 57
MisCKLÁNBA. — Disposiciones del Código Civil que se refieren al ejerci-
cio de la pesca en Chile. - El aceite de hígado de bacalao. — -La
industria de las consei*vas de pescados i mariscos.
SUMARIO DE AGOSTO
La Clausura de la Caza. — Editorial.... l'¿\i
La Pesquería en Aguas Fluviales.— I pjDfORjco Albert 132
Los Aluviones— Su relación con los bosques.- Daniel Zblada 153
Los Permisos de Caza de Lobos. — Luis Castillo 156
La Madera— (Continuación). — Epkksto Maldonadí) 160
Alboricultura Forestal en el Valle del Huasco.^CAHLOS Nazakit. 188
Miscelánea. — Árbol trasformado en diario. * '
SUMARIO DE SETIEMBRE
El Congreso Internacional de Pesca. Editorial 65
El Problen a Pesquero en Chile. — Fpjdekico Albkkt 6í)
Algo sobre los Bosques de los Territorios de Neuquen i Rio Negro
(Colaboración). - Humbert(» Giovanelli 104
De las Clarfis en la Dí-sonoinía Moderna.— De «La Revista de Mon-
tes» Madrid 112
Las Plantaciones en el Balneario de Pichilemu (Colaboración). -Eva-
risto S. Merino C 116
Rol que. desenpefian los macizos forestales i su importancia- (Cola-
boración).- O&CAR Bravo L 121
Miscelánea.— La escasez de niíideras para celulosa. — Nuevo vagón
fi'igorífico.— Una organizaci<)n moderna del servicio forestal en
Grecia.— Servicios de teléfono en los incendios de Bosques.
SUMARIO DE OCTUBRE
Lejislacion i reglamentación vi]ei te en el ramo de Caza. — Editorial-.. 193
El Problema pesquero en Chile.— F. Albert. 198
Migraciones observadas en la Fauna i Flora de Chile.— L. Castillo,
J. Dey J 224
Miscelánea.— Un hernioso ejemplo. — El Consejo Superior de Bosques
de Alemania. — El distrito forestal de Aquisgran en Alemania. —
Los peligros de la destrucción de los bosqxies. — La proliíidad d©
los neces.
1
raH lE EOSQDES, M 1 m
Tomo 2
Santiago, Febrero de 1914
Núm 8
D. CaULOS ^ÍAIRA
Diputado, mioml)!o del <Consejo Superior de Büsqiiefi, Pesen \ Csaa».
«
s
DON CARLOS MAIRA
El 26 de Diciembre pasado falleció repentinamente, en plena
juventud i en pleno vigor intelectual, cuando nada hacia presa-
jinr tan doloroso acontecimiento, el Honorable Diputado por el
dcpaitamento de Itata i Miembro del Consejo Superior do Bos-
ques, Pesca i Caza, don Carlos Maii-a.
426 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
Todavía afectados con la impresión causada por esta inespera
da desaparición de un ilustrado e intelijente colaborador de núes
tras tareas, no acuden a nuestra mente palabras para espresar
como querríamos nuestro sentimiento. Nunca con mas propiedad
que ahora se puede decir que el desaparecido ha dejado un vacio
difícil de llenar, tanto en el afecto sincero de sus conciudadanos,
como en las corporaciones lejislativas i centros administrativos
de que foi'mó parte, pi'incipalmente el nuestro, en todos los cuales
dejarán recuerdos inolvidables sus altas cualidades morales e in-
telectuales.
No es ríe nosotros hacer aquí la apolojía de este hombre de bien
i del meritorio ciudadano. Lo que podríamos decir seria pálido al
lado de los honrosos conceptos i de las señales de profundo duelo
que manifestó a su fallecimiento la prensa entera de la capital i
de todo el país, sin distinción de colores políticos. Un hombre de
bien como Carlos Maira no tuvo sino amigos aun entre los que no
militaban en su bando político, pues aun entre sus adversarios se
captó siempre jenerales i profundas simpatías.
Estas simpatías, estas consideraciones de corroiijionarios i ad-
versarios se las captó Maira con el espíritu sereno e imparcial
que dominó siempre en todos sus actos. De él nunca se pudo decir
que sus opiniones políticas o sus preferencias personales hayan
influido en lo mas mínimo en un voto o en una decisión: no tuvo
en su vida mas norma que el honor i la conciencia.
Del imperecedero rastro que ha dejado en este mundo como
patriota, filántropo i dirijente, nada podríamos decir que no fuera
mera repetición de lo que se dijo en la prensa i en los centros so-
ciales al esparcirse la noticia de su lamentado fallecimiento. Que
remos, sí, recordar su actuación como encargado por el Supremo
Gobierno de cooperar a la labor de la Inspección Jeneral de Bos-
ques, Pesca i Caza.
Como lo dijo mui bien uno de los que fueron a despedirlo en la
mansión del eterno reposo, una de tantas virtudes que adornaban
este gran corazón fué su grande amor a la naturaleza, a las belle.
zas con que ha adornado nuestro suelo. Carlos Maira profesaba
sobretodo un verdadero culto al bosque, por su poesía a la vez
que por sus beneficios, i nadie mas que él ha lamentado la profa-
nable destrucción de que es objeto, con poriía ciega e impreviso-
ra, nuestra gran selva austral, futura gran riqueza nacional que
ahora se va en humo.
boletín de bosques, pesca 1 CAZA 427
Su gran aspiración era ver convertida pronto en realidad la
nueva leí que debe protejer i fomentar la industria foiestal en
nuestro pais; i su entusiasmo por esta medida de progreso, cuyos
beneficios veia él bien claro, nos alentaba en nuestros esfuerzos,
haciéndonos ver en nuestro ilustrado consejero el futuro campeón
de este gran paso adelante en la Cámara de Diputados.
Los seres animados que aun pueblan nuestro suelo i que son
útiles al hombre no merecieron menor interés a este convencido
protector de los bienes nacionales. Los dos valiosos animales de
pieles existentes aquí, terrestre uno i marino el oti'o, numerosísi-
mos pocos años há i ahora casi estinguidos, podrían ser, debida-
mente protejidos, fuentes de riquezas para los industriales i de
entradas pai a el Erario. Esto no pasó inadvertido para Maira i
fué para él obra de pocos momentos exhumar i hacer aprobar en
la Cámara un Proyecto de Leí presentado años antes por la Sec-
ción de Aguas i Bosques para reglamentar i protejer la caza i la
crianza de la chinchilla, el animal de mas valiosa piel, hoi día
casi estinguido por la abusiva esplotacion de que ha sido víctima
i cuyos últimos individuos podrán ser salvados con la promulga-
ción de la lei.
El mismo amparo necesitan el lobo de piel fina, hoi día también
envía de estincion, debido a la inconsulta abi'ogacion de la. dispo-
sición que lo protejia; las aves de caza o de adorno i las aves
auxiliares de la agricultura, cuya destrucción constante o la de
sus nidos permite el aumento de los insectos dañinos a los culti
vos, i tantos otros seres victimas de la imprevisión o de la igno-
rancia del hombre. Todas estas cuestiones de utilidad práctica
tenían el don de interesar a nuestro malogrado consejero, i su
gran deseo era verlas lejisladas como en los países mas civiliza-
dos, a lo que comenzó a consagrar sus esfueizos i su influencia.
Su ejemplo nos servirá de estimulo para perseverar en la labor
iniciada, i el mejor culto que podremos rendir a su memoria será
trabajar en pro de la realización de sus anhelos de hombre pa-
triota i de hombre de progreso, cuya actuación en esta vida pue-
de recomendarse como un modelo para todos los que quieran me-
recer el titulo de ciudadano cuyo paso por esta vida ha sido un
bien para el país.
La Redacción.
4-28
boletín de bosque^, pesca 1 CAZA
El. PINO BLANCO AMERICANO
(liNÜS RTROBÜS)
Nomhres ?;^í7í/rt>•<'.<f— White Pine, WcymouthPiíio, Soft Fine, Nor-
thern Fine i Spruce Fine en Estados Unidos; Weymouths Kiefcr i
Strobe en Alemania; Fin du Lord i Fin Weymouth en Francia;
Fino blanco americano, Fino estrobo i Fino de Lord Weymouth
en Chile.
>}nónimoíi. — Fiíius strobus; variedades: Pinus strobus brevifc
lia Loud; F. str. umbracnlUera Knighl; F. str. mínima Beissn; F.
str. fastigiata Beissn; P. str. vii'idis Cai'i-; P. str. gracilifolia,
Sudn; F. str. nivea C.irr; P. str. aui'ea Cai'r; F. str. varieí^nta
Carr: P. str. zebrina Beissn; F. str. prostrata Hort; F. str. unifo-
lia, Tub; P. str. nana Horl; P. str. pygmaea Ilort; P. str. compres
sa Booth; i P. str. pumila Hort. Todas las vaiiedades citadas con-
vienen mas bien en parques, pero no en cultivos de bosques.
Patria. -DeTerranova a lo largo de la costa del golfo San Lo
renzo, al norte de Ontario i sur de Manitoba; al sur a tiaves del
norte i eate'de Minnesota, noreste i este de lowa, norte de^IUinois,
boletín de bosques, Pesca i caza 429
orilla sur del lago Michigan, sur de Michigan, noreste i este de
Ohio, i a lo largo do la coidillera Aileghany hasta el norte de
Georgia.
Se ha aclimatado bien en Alemania, Francia, Suiza, Austria o
Inglaterra, donde ya hai bosques grandes de ciertas dimensiones;
se cultiva en pequeños grupos en el norte de Italia, Poitugal i
España. Se ha llevado al sur de África i Australia con resultados
no del todo satisfactorios.
fJe.^cripcion.- 'Lronco recto, algo grueso, libre de ganchos en
bosquci-; la raíz profundiza mas que muchos otros pinos i abarca
bastante superficie; corteza cuando nueva lisa, lustrosa, vei'dosa
teñida de rojizo; adulta cenicienta, biuna purpúrea, rayada lonji-
tudinalmente i con placas gruesas de 2,5 a 5 cm de espcsoí; ra-
mas horizontales i largas curvadas hacia arriba en la punta, cu-
bren completamente el tronco en situaciones aisladas; copa pira-
midal al principio, en la vejez horizontal, de forma irregular i
algo desparramada; hojas de a cinco en cada tubo, blanda-, veri
des azulejas, con 3 a 5 listas blanquizcas en el lado venlra!, del-
gadas, liexibles, de 6 a 10 cm de largo, permanecen de 2 a 3 ¿uios
en el ái'bol; nemas o brotes ovalados agudos con escamas roji^ías
amaiillentas jeneralmcn-
te rociadas de i'e¿ina; flor ; 4..
mascuhna en amentos S^^^^
amarillentos, con esca ' , ■ .
mas beldadas de purpú- %
reo; conos de I a 3, cilín- ^'■^.
drices, algo alargados i
agudos hacia la punta, ,__ _• ■ i ''^
con pedúnculos de 2a' ^,.,
3 cm, color al principio
verdoso, después bruno
violado oscuro; largo del
cono de 10 a 15 cm. por
un ancho de 4 cm, madu-
ran en el segundo año;
semillas mas cortas que
las alas, de la cuaita par-
te del largo de estas, de
430
boletín de bosques, pesca i caza
color rojo bruno jaspeado con negro, ovaladas; de 5 a 6 mm de
largo i 4 mm de ancho, lustrosas en un lado; las alas de 18 a 20
mm. de largo.
Dimensiones. — 3 eneva]mente llega el árbol a una altura de 35
a 50 metros con un diámetro de 1 a 1,25 metió escepcionalmcn-
te se encuentran árboles hasta de 82 metros do altura con un diá-
metro de 3,5 metros.
Crecimiento.— Arboles de 38 metros de alto i de un metro de
diámetro tienen en Estados Unidos jeneralmente una edad de 200
a 250 años, con troncos libres de ramas en los primeros 20 me-
tros; en 80 años llegan a 25 metros con un diámetro de 60 cm;
las flechas anuales son jeneralmente de sesenta cm i el engrosa-
miento en su mejor período de 2 cm por año; en suelos mui fres-
cos i humiferos crece mucho mas rápidamente i suele dar brotes
de 1 a 1,5 metro, pei'o ki madera es de calidad algo inferior.
En Alemania en, situación aislada tiene en 30 años 20 metros
con un diámetio de 1,5 mctio. En Austria crece en bosques en 50
años 38;5 metros con un diámetro de 42 cm.
En terrenos frescos o regados del centi'o de la República obtie-
ne jeneralmente los siguientes crecimientos:
EJad en
año
altura en metros
diámttro en centímetros
5
3a 5
4a 6
10
7 a 9
8 a 11
15
11 a 13
13 a 17
20
15 a 17
18 a 25
En el sur del pais se puede esperar mejores desarrollos que los
espresados.
Madera. -Albura blanca, de 4 a 9 cm de ancho, duramen (o pe-
llín) bruno pálido algo rojizo o ceniciento, liviano, de grano mui
fino, blando, no resistente, se encoje i se hincha mucho menos que
casi todas las demás coniferas, mui fácil de trabajar i pulirlo, no
se raja ni se tuerce, i es durable en contacto con la humedad i aun'
boletín de bosques, pesca i caza 431
debajo del agua; 100 gr de madera contienen 7.4 gr de resina só-
lida; el peso específico es de 0.31 a 0.42.
Lsos. — Donde se estima mas es para la confección de modelos
de precisión i no ha sido posible reemplazarla con ventaja sn Eu-
ropa con otra madera importada. En Estados Unidos se usa sobre
todo para la conclusión interior de los edificios (puertas, venta-
nas, zócalos, barandas, etc)., pero también en armazones de los
edificios donde no se requiere mucha resistencia; se estima mucho
en la mueblería, la fabricación de fósforos i celulosa para papel.
Usos especiales son: tejuelas, listones, artesas para panaderías,
cubas, cajones, etc. Suele usarse también para nicístiles livianos
de embarcaciones, etc. La leña es de escaso valor. Sometido al re-
sinaje produce una resina blanca apreciada, pero en mucho me-
nor escala que el pino marítimo (Pinus marítima).
Terreno. — Le convienen mas los gi'edosos algo arenosos, humí-
feros i bastante frescos; se da bien en los greJosos húmedos donde
el agua del subsuelo está a un decímetro de profundidad, pero
perece en los de humedades estancadas. Crece en los faldeos i
quebradas rocallosos, pedregosos, silicosos, menos en los calcá-
reos i rnui apretados; se da en los arenales poco humíferos de la
vecindad de los ríos i de la costa, aun en los algo turbosos, pero
perece en los algo salobres.
C/ima.— Las situaciones mas favorables en un clima suave,
son los fondos de las quebradas, orillas de ríos i lagunas, donde
existe cierta humedad en el aire i llueve con alguna frecuencia.
Resiste unos 38» de calor i 17» de frío, peio se halla mejor con
una tempeíatura media anual que fluctúe entre 10 a 15". La lluvia
mas favorable es entre 1000 a 1700 milímetros al año, pero re-
siste también con menos o mas. Sube desde la vecindad de la
costa hasta a 1200 metros en la cordillera.
La rejiou cultural en el pais se estiende desde Aconcagua hasta
el territorio de Magallanes, pero solo es recomendable en la parte
comprendida entre Arauco i Llanquihue.
La semilla de buena calidad se obtiene solo de árboles de 30
años, pero se produce ya en menos de la tercera parte de este
tiempo; 1 kg contiene de 60 a 70000 granos que conservan la fa-
cultad de jerráinar durante 2 a 3 años, pero desde el primer mo-
mento solo el 40% de los granos es servible.
-£t;s airwácigros se hacen mejor en los meses de Junio a. Agosto
432 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
en cajones o almacigueras bien preparadas. La semilla brota
unas 3 a 4 semanas después de la siembra con 7 a 11 cotiledones.
Se debe tratar que la tierra de loa almacigos sea bastante fil-
trante i mezclada con maicillo, pues de otro modo se pierde la
mayor par te de las plantas.
El repique se efectúa cuando ya se nota el segundo brote i se
hace al macetero, cajón o platabanda.
ha plantación por siembra directa es todavía anti-económica i
es preferible tomar plantas de raiz desnuda de 15 a 25 cm de
alto, de charapa de 20 a 30 cm o de macetero de 30 a 40 cm de
alto.
La distancia en avenidas puede ser de 1 a 6 metros, pero en
grupos o bosques no debe esceder de 1.5 a 2 metros sin que se
peijudique la calidad de la madera.
3Ie2clas. — En Estados Ujiidos se halla mezclado sobre todo con
Eralock (Tsuga) pino oregon (Pseudotsuga) en los faldeos de
cerros, mientras que en los llanos se encuentra con el pino resi-
noso (Pinus resinosa) i árboles de hojas caducas, donde se desa-
rrolla mejor mezclado con alnos (Alnus). Establece un término
medio de los áiboles exijentes en luz i los sufridos a la sombra.
Por eso se presta mucho para mezclarlo en forma de grupos mas
o menos pequeños entre pinos oregon (Pseudotsuga taxifolia),
tuias jigantes (Thuya plicata), encinas europeas (Quercus pedun-
culata) i sobre todo intercalado en los renovales de nuestros bos-
ques naturales de coihue, canelo, lingue, raulí, etc., porque sufre
bien la junta lateral de las ramas i produce así mejor madera.
Las labores cultarales^ la corta de l/jjipía, las de raleamiento i la
final se ejecutan en las condiciones comunes.
La reproducción 7/atural por semilla es muí satisfactoria, pero
conviene ayudarla con aradura superficial.
Concl lisio nei\ El cultivo del pino blanco americano tiene su
i'azon de ser para producir la madera de pino blanco que recibi-
mos de los Estados Unidos i que no puede ser reemplazada satis-
factoriamente por el pino de Monterei (Pinus insignis) ni por el
álamo común.
Comparándolo con el pino blanco del Himalaya (Pinus excelsa)
se debe decir que éste es de mas fácil producción en el centro i
centro sur del pais, resiste mas a la sequedad en vega, sube a
mayor altura en la cordillera i posee una madera igualmente es
boletín de bosques, pesca i caza
433
timable. Sólo en climas i suelos especiales para él supera el Pi-
ñus strobus al Pinus excelsa en crecimiento.
De aquí se desprende que al cultivo del Pinus strobus solo con-
viene dedicar la rejion mas favorable de Arauco i Llanquihue i
que en el resto del pais debe preferirse el Pinus excelsa.
F. Albert.
EL CJPRES CALVO
TAXODIUM DISTICHQM
Nombren vulgares.— Bd\á Cypress, White Cypress, Black Cy-
press, Red Cypress, Swamp Cypress, Deciduous Cypress i Southern
Cypress en Estados Unidos de
Norte América; Taxodier dis-
tique, Cyprés Chauve i Cyprés
de Louisiane en Francia;
SumpfCypresse en Alemania;
Ciprés calvo o Ciprés de pan-
tano en Chile.
Sinónimos.— Tsixoáium dis-
tichum Rich; Schubertia dis-
tricha Mirb; Cupressus virp;i-
niana ti'adescanti Ray; Cu
pressus americana Catesb i
Cupressus disticha. Tiene mu-
chas variedades culturales que
forestalmente son de ningún
valor.
Paírirt. — Estados Unidos, del
sur de Delaware a Florida; al
oeste en la rejion de la costa
del Golfo a Texas; al norte a
través de Luisiana, Arkansas
i al este del Missisippi i del
Tennessee, sureste de Alissouri"' oeste i noroeste de Kentucky, sur
de Illinois i suroeste do Indiana,
434
boletín de bosques, pesca i CAZA
Descripción. — Tronco cónico, recto en bosque?, corteza roja bru-
na pálida con rajaduras largas i superficiales; copa al principio
piramidal, mas tarde cónica redondeada, en la vejez casi hoii-
zontal; raices en la juventud pi'ofundizadoras, después rastreras,
que producen escrecencias globosas leñosas hasta de un metro
de altura; ramas gruesas, horizontales, ai&l ido permanecen
muchos años en el tronco, en bosques delgadas i escasas; ho-
jas dísticas, alternadas, tupidas, lineales, agudas, derechas o al-
go arqueadas, de color verde fresco, se tiñen de cobre en otoflo
i se caen junto con las ramitas secundarias; largo de las hojas 10
a 17 mm, ancho mas o menos 1 mm, las de las puntas de las ra-
raitas muchas veces en forma de escamas; flores en panículos de
10 a 12 cm de largo i 4 a 5 cm de ancho; conos casi sésiles, en
forma de bola ovalada, de 20 a 32 mm de largo por 18 a 28 de
ancho; escamas 10 a 12 colocadas espiralraente, con punta en el
dorso, en el borde ondulados, debajo de la escena, a 2 semillas
maduras; .semí//rt de forma irregular de 1,4 a 1,8 mra de largo por 6
a 9 de grueso.
/>'í'7ue^,s'¿ong.s'. —Árbol jeneralmente de 30 a 40 metros de alto
con un diámetro do 1,5 a 2 metros, raras veces se ven ejemplares
de 46 a 50 metros con un diámetro de 2,5 a 3,20 metros i hasta
de 2000 años de edad.
Crecimientos.— Rq^wXsíV al principio, mas tarde lijero. En Esta-
dos Unidos produce en los primeros años brotes de 50 a 60 cm, en
los siguientes de 0.80 a 1,20 metro. En terrenos fértiles regados
del país da las siguientes dimensiones según la edad:
Edad en año
Altura en metros
Diámetro en centímetros
5
3a 6
4a 8
10
8 a 15
12a 28
15
15 a 20
20 a 35
20 .
20 a 28
30 a 45
En terrenos apretados en 8 años 2,5 a 3,5 metros.
boletín de bosques, pesca i caza
435
■r
»/^;j<#y; V/'
No lo hemos visto en el pais plantado en pantanos o terrenos mo-
vedizos.
Madera. — Albura blanquisca cenicienta mas o menos de 4 a 5
cm de ancho; pellin de bruno ceniciento a bruno negruzco, livia
no, de fibra fina, blanda, no resistente, pero mui durable en con-
tacto con el suelo, no se tuerce ni se ra-ja, fácil para ti'abajarla.
En terreno fértiles da una madera fofa i de fibras sueltas como
estopa apretada que no se puede acepillar bien, mui distinta de
la que da en vegas. Peso especifico 0.30 a 0.45.
Usos. — Se emplea para
postes, topes de los vagones ~ .——__-
de fcrrocari'i!, en el interior
de los edificios, barriles,
muebieiía, carpintería, te
juelas i obras hidráulicas;
las escrecencias huecas de
las raices se usan paia ca-
labazos i aun para colme-
nas de abejas. *
Terreno. — Se encuentra
en suelos arenosos, algo
aicilloEos i mui húmedos,
pero tiene su niejoi' desarro
lio en los bajos húmedos de
los rios i lagunas, en las
vegas i pantanos movedi
zos que son mas bien acce-
sibles por medio de botes;
se da aun en aguas estan-
cadas i tei'renos húmedos i
turbosos; vejeta en los algo
secos, pero no se da en los
salobres, ealcái'eos, apreta-
dos, rocallosos i secos.
CZww.-Esuna de las especies mas sufridas a las diversida-
des de temperatura, porque aunque se hiela algo cuando nue-
va, resiste frios de 19 grados bajo cero, como también calores
de 40 grados. Sube de la vecindad de la costa hasta 2 000 metros
en la cordilleía, siempre que el terreno le convenga.
436 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
La re] ion cu/tur a¿ ahar ca, todo el pais, con escepcion del Terri-
torio de Magallanes, hacia la cordillera i el cstremo austral; pero
la que raas le conviene es de Coquimbo al sur de Llanquihue.
Semilla. — Aun los árboles de 30 años de edad no dan buena
semilla a pesar de que ya se produce entre los 12 a 15 años i es
preciso hacerla venir del estranjero. Pierde la fac-ultad de jermi-
nar mui luego, por lo que se debe semblar apenas se recibe. Un
kilogramo de semilla contiene de 18 a 20,000 granos, de los cua-
les jeiminan talvez mil. La planta nueva sale con seis cotile-
dones triangulares i después se forma una ramita de hojuelas
comunes.
Almacigos. — i^e hacen cuando se recibe la semilla i se protejen
algo conti'a el sol. Se le puede criar de champa i de macetero.
Repique. — Se hace de plantas de 5 a lU centímetros en mejores
condiciones.
Plantación. — Se puede remitir i plantar con raiz desnuda i
champa abriendo hoyos; solo en los teirenos mas tiempo anega-
dos o donde sube el agua a mucha altura es necesario formar
montículos de tierra para que no se ahoguen con el aniego.
Distancia. — En avenidas se ponen de 2 a 6 metros, pero en
bosques es preferible emplear distancias cortas de 1,5 a 2 metros
en todo sentido para obtener troncos mas derechos, ya que sufre
mui bien la junta lateral.
Mezclas. — Al querer mezclar los ci preses calvos con otros árbo-
les de vegas como el Eucalyptus robusta (la caoba de las vegas)
es preciso intercalarlos en forma de manchas de V4 ^ 1 hectárea,
porque si bien resiste la sombra al piincipio, necesita la luz de
arriba para su desarrollo.
Las labores culturales son solo la vijilancia de la cerca i la le-
plantacion de lo seco; si los árboles ya son demasiado grandes se
leplantará con Tuias jigantes donde éstas se dan, i si no con
Eucalyptus robusta.
Las cor/as de limpias i d; ralenndento pueden haceise en bos-
ques tupidos a los lo a 15 anos i en los otros mas tarde. El pro-
ducto sirve para postes, tejuelas, etc.
La corta para asemillar se efectúa un año antes de la corta
ñnal o sea entre los 25 a 40 años, según objeto.
La reprodiucion naíund se hace satisfactoriamente de semillas
BOLETÍN DE tíOSC¿UES, PK8CA I CAZA 437
i de retoños del tronco i de la raiz, siempre que la corta final se
ejecute en tiempo de invierno.
Conclusiones'. Comparando el Taxodium distichum con los ver
daderos cipreses (Cupressua) i las Tuias (Thuya gigantea) se debe
decir que posee la madera menos resistente, mas blanda, pero
igualmente durable en contacto con la humedad, i crece en los
terrenos pantanosos donde éstos ya no se darían. Es de creci-
miento mucho mas lento que el Eucalyptus robusta (caoba de las
vegas) pero produce una madera liviana i blanda mientras que
éste la tiene dura, pesada resistente, ademas se da' el Taxo-
dium en los climas filos donde se hiela el Eucalyptus robusta
con^8° C.
De lo espuesto anteriormente se deduce que el ciprés calvo
es una especie forcstalmento necesaria, pues hace productivas
las vegas i pantanos inútiles que tenemos en el sur del pais i
mas al norte sirve para la producción de madera blanda en lus
pantanos.
F. Albeht.
ESTUDIOS PRÁCTICOS DE PESQUERÍA
EN LA COSTA NORTE DEL PAÍS
Acompañante, en calidad de encargado de estudios zoolójicos
relacionados con la pesca, del señor Juro Oka, comisionado poi"
una empresa pesquera Japonesa de que es presidente, para impo-
nerse del estado de la pesquería en los principales puntos del lici-
te de Chile, voi a condensar los datos mas interesantes recojidos
en esa jira (1)
(1) El señor Nakashiina obsequió a la Inspección Jeneral de Bosque.',
Pesca i Caza una copia de las anotaciones quQ hizo en su viaje a algunos
puertos de las provincias del norte, las que reproducimos aquí lijeramente
estractadas, corrijiendo sus naturales faltas de leng'uaje, convirtiendo los pe.
sos i medidas usados por él en las legales del pais i haciendo otros cambios
de menor importancia.
438 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
Clianaral.— Salidos el 12 de Setiembre de 1913 del puerto de
Coquimbo, donde proyecta hacer su primera instalación la empre
sa pesquera del señor Oka, llegamos el 14 al de Chañaral, donde
debíamos comenzar nuestros estudios.
Situación i veüini>ades.— Chañaral, situado 220 millas al nor-
te de Coquimbo, es la capital del departamento de su nombre, de
la provincia de Atacama, i tiene 2000 habitantes. Su comercio
está ahora un poco decaído comparativamente a lo que era hace
algunos años, a causa de la menor esplotacion de los minerales
situados en el interioi'.
El puerto está abierto al oeste i al norte, i su orilla es cabi toda
rocosa i escarpada, dejando solo en la parte norte una playa siem.
pre batida por un fuerte oleaje, por lo que debe considerarse me-
diocre como fondeadero. Pero desde el punto de vista pesquero es
digno de atención. Al norte, a distancia de 12 millns, se halla la
caleta Pan de Azúcar, con mui buen fondeadero, i 14 millas al sur
una caleta despoblada llamada Flamenco, en cuyas cercanías
abundan los peces.
Servicios públicos.— En Chañaral hai correo, telégrafo, telé-
fono, aduana, gobernación maiítima, policía i un establecimiento
de desiilacioñ de agua de mar para el consumo de la población
que en toda esta rejion se llama agua resacada. En jenei-al el agua
de pozos o de vertientes, cuando los hai, no sirve para la bebida
por las sales que contiene en disolución.
Vías de comunicación.— Hacia el sur corre un ferrocarril que
llega hasta Ovalle pasando por Huasco i Vallenar, i hacia el nor-
te hasta Antofagasta; pero la vía está en terminación i no hai to-
davía servicios de trenes regulares para carga i pasajeros. Por
mar el servicio está asegurado por vapores de itinerario fijo que
tocan dos veces por semana tanto en dirección al norte como al
sur, i dos veces al mes cuando menos pasa aquí un vapor de los
llamados caleteros que hacen escala en caletas i puertos pequeños
donde no tocan los grandes vapores de la cajTera.
Medios de suBSisrENCiA.- Tanto en este como en otros pueitos
del norte de Chile no se encuentra agua natural o es de mala cali
dad i la población consume, como se ha dicho, agua de mar resa-
cada, que se vende aquí al precio de 25 centavos la medida lla-
mada ari'oba, equivalente a )>5 litros. Los artículos de alimenta-
ción son mas o menos caros, sobre todo la carne; el arroz varía
boletín de bosques, pesca i caza 439
entre 28 i 35 pesos los 100 kilos, pero las verduras, traídas del
sur, se venden a precios muí subidos; un repollo ordinario cuesta
80 centavos i una coliflor 40. En el interior hai estensos depósitos
de sal, que aquí vale en trozos mas o menos 8 a 9 pesos el quin-
tal métrico. El carbón de piedra, procedente déla Australia, so
vende aquí a 7 pesos la misma medida, i el carbón de leña 8 pC'
gcs el quintal español de 46 kilos. Las maderas de construcción
deben pedirse a la barraca de Coquimbo. Los jornaleros ganan 4
a 5 pesos í los carpinteros 7 u 8 al día.
Clima.— Se le puede calificar de templado en toda época del
año, pero el aire es muí seco. Desde cinco años no llueve, i cuau'
do esto sucede es muí poca cosa. En estos días la tempei'atura del
aii'e llegó en la tarde a 24 grados centigiados í a 16 la del mar.
El viento sopla del sur en verano i del norte o del interior en in-
vierno. En jeneral en la mañana no hai viento, en la larde viene
del sur i del norte en la noche.
Fauna marítima.— En la bahía i vecindades se encuentra la
sardina, la anchoa, la cabrilla, el pejeperro, la pescada, la angui-
la, el furel, la cabínza, la papaña (pámpano?), el rollizo, el con"
grio, la corvina, etc. Estos dos últimos son los mas abundantes i
los pescadores se dedican esclusivamente a su pesca.
El congrio es menos abundante en invierno que en verano,
pero aun en esta última estación no abunda aquí como en el sur
del país. Con el aparejo llamado espinel, de 2500 a 3000 anzuelos,
se pesca comunmente en cantidad de 150 a 200 piezas. Un ejem-
plar ordinario pesa poco mas de 2 kilos. El cebo o carnada em-
plead.o para capturarlo es de sardina, anchoa o lobo (?) obtenidos
en cantidad con un tiro de dinamita, medio pronto í fácil pero
muí bárbaro. Su área de población (de pesca) alcanza hasta 15
millas al sur i al norte del puerto, í se le encuentra en mas abun-
dancia en las cercanías de la caleta Flamenco, donde peimanecen
los pescadores mas de dos meses en la época de mas abundante
pesca para pescarlo en gran cantidid i secarlo en la plnya misma,
para venderlo después a 60 pesos el quintal español. Al estado
fresco una sarta vale mas o menos 1 peso .50 centavos. En esta
época suele venir de Antofagasta un destróyer viejo adquiíido
por un particular, con el objeto de llevar congrio fresco a ese
puerto pagándolo aquí al precio de 50 pesos el ciento. Entre am-
bos puertos hai una distancia de 160 millas.
440 boletín de bosques, pesca 1 GAZA
La corvina abunda mucho en verano en la bahía (el verano
dura en esta rejion desde setiembre hasta mayo). Se la pesca en
cantidad de 50 ejemplares cada vez con la red llamada corvine-
ro (1), que tiene mallas de 4 dedos, fiO metros de largo i 6 de
ancho.
Taltal. — Salimos do Chañaral con rumbo al norte el 16 a las 8
de la noche i llegamos a Taltal el dia siguiente a las 6 de la ma-
ñana, para salir otra vez en dirección al norte a las 10 de la no-
che del mismo dia.
Situación. — Taltal, capital del depai'tamento de su nombre,
con 15 000 habitantes, está situado 60 millas al norte de Chañaral
i 280 al norte de Coquimbo. Es, viniendo del sui-, el primer pijer-
to dedicado a la espoi'tacion de salitre i tiene gran movimiento
comercial.
Skuvicios públicos. — Hai aquí los mismos que en el puerto de
Chañaral, tiene ademas un establecimiento de luz eléctrica, i es
asiento de una importante municipalidad.
Vías de comunicación. — Un ferrocarril perteneciente a una
empresa inglesa une este puerto a 12 establecimientos salitreros
en los cuales viven mas de 20 000 habitantes. Diariamenfe sale
un tren al interior, el cual dentro de 12 horas ha llegado a todas
las oficinas, como las llaman, prestando un gran servicio al aca-
rreo de pescado fresco. Dos veces al día (a la semana?) hai en-
trada í salida de vapores.
Medios de suhsistkncia. — Una tonelada de agua resacada
vale 5.60 $ i de cañería 4.50 $. En la fábrica de resacar hai
también una máquina fiigorífica con capacidad para fabricar dia-
riamente 5 toneladas de hielo, el cual se vende por mayor a
150 pesos la tonelada. Una tonelada de carbón de piedi'a vale 50
pesos. Los artículos de alimentación cuestan talvez un poco me-
nos que en Chañaial.
Fauna marí riMA.— Es la misma que en este último puerto,
agregando la albacora. Hai aquí 30 pescadores con 18 embarca-
ciones. El pescado fresco se espende en el puerto i el interior (la
pampa) por 20 vendedores. Los pescadores de esta localidad usan
(1) Llamará la íitencion que las vedes son masciilinas entre los pescado-
i'PS de las provincias dei norte.
boletín de bosques, pesca i caza 441
el anzuelo número 7 i una red de mallas de 3 a 4 dedos con 38 a
77 metros de lai'g-o i mqtro i medio de ancho, i salen a pescar
hasta 30 millas al norte i al sur del puci'to.
El congrio se pesca en todo tiempo, aunque es mas abundante
do mayo a setiembre. Un bote con dos tripulantes trae en término
medio en toda época 250 cabezas en cada salida, empleando 240U
a 2800 anzuelos. Un ejemplar ordinario pesa 1 Va kilo i su precio
es de 1.50 $. (Una libra de carne de vaca cuesta un peso).
Sobre la venta de pescado en Taltal puedo decir, segun infor-
maciones de los pescadores, que aqui se consume mucho i toda
clase de pescado. Cualquiera que sea la cantidad traida, se vende
toda i pronto, en vista de su reducido precio. Diariamente se re-
mite al interior mas o menos dos toneladas de pescado i marisco.
El flete por ferrocarril es de 2.25 pesos el quintal métrico de
pescado fresco para un trayecto hasta de 104 kilómetros i 1.85 pe-
sos por el pescado seco. Aquí como en otros puertos que visita-
mos noté que la jente del norte aprecia mas el pescado que la del
sur. Aquí el espendio casi nunca alcanza para el consumo.
Tocopilla. — Este puerto, situado a 100 millas al norte de Anto-
fagasta i 480 de Coquimbo, es la capital del departamento de su
nombre, de la provincia de Antofagasta. Tiene 5000 habitantes
i es de mucha importancia por la esportacion de salitre.
Vías de comunicación. — Una línea férrea de propiedad de una
empresa inglesa sale de este puerto hacia el interior i es recorri-
da por un tren diario que toca en diez oficinas salitreras, donde
viven 20000 habitantes. La última estación, llamada Santa Fé,
dista 115 kilómetros del puerto. El flete del pescado es de 2.53 pe-
sos el quintal métrico por todo este trayecto. Los vapores tocan
también aquí dos veces por semana.
Medios de subsistencia. — La empresa ferrocarrilera posee
una máquina frigorífica i otra para resacar el agua del mar; ac-
tualmente fabrica 50 toneladas mensuales de hielo, que e3 vendi-
do a 170 pesos la tonelada. El agua resacada cuesta 27 centavos
una medida de 42 litros, una tonelada de carbón de piedra vale
50 pesos i 7 un saco de carbón de leña que pesa un quintal espa-
ñol. Los jornaleros ganan 5 a 6 pesos diarios en tierra i 15 a 21
a bordo.
Clima. — En esta época del año, o sea la enti'ada de la prima-
442 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
veía astronómica, la temperatura del aire llega en la tarde a 21®
i la del mar a 16".
Fauna mauítima. — Congrio colorado, cabrilla, sardina, cabinza,
corvina, furel, bonito, machuelo, tollo, albacora, etc. Se les pesca
en todo tiempo en la zona comprendida entre Pantalena i Huasi-
11o (caletas Punta Arenas i Guanillo, situadas unas 25 i 20 mi-
llas al norte i al sur de Tocopilla'?).
El congrio se pesca en cantidad de 50 sartas término medio
por bote i por viaje, con 2500 anzuelos, en cualquiera época del
año.
La temporada de la albacora comienza en marzo para decaer
en noviembre; se la encuenti'a sobretodo de marzo a julio. Para
captuiarla los pescadores salen a alta mar, de 6 a 20 millas de la
costa, i permanecen allí dos o tres dias. Cada bote con dos tiipu
lantes caza con la lanza dos o tres albacoras. Además de este pez
abundan en la misma rejion i en la misma época el tiburón, el
tollo i el azulejo.
El precio del pescado en Tocopilla es el siguiente: una sarta
(casi 2 kilos) de congrio se vende a 5 o 6 pesos, la de corvina a 3,
de cabinza a 1.30 i de cabrilla a 1.20. La albacora, que pesa 4
quintales españoles (185 kilos) se vende a 70 u 80 pesos.
Para satisfacer el consumo de pescado en este puerto, donde el
artículo tiene mucha demanda, el Sr. Llanson, comerciante esta-
blecido aquí i muí dedicado a la industria de la pesca, la que ejei-
cita con una embarcación de motoi', proyecta adquirir otra para
ir hasta Gatico, situado 25 millas al sur, a recojer la colecta de los
pescadores de esa localidad.
Hai en Tocopilla nueve individuos que se dedican a este oficio,
con siete embarcaciones; en la población se encargan del espendio
del pescado tres vendedores.
í(iui(iue. — Capital de la provincia de Tarapacá, tiene 45 000
habitantes i está situada 120 millas al noite de Antofagasta i 600
de Coquimbo. Este puerto es famoso por ser el de la gran esporta-
cioii de salitre i su comercio progresa notablemente día a dia.
Ilai aquí toda clase de establecimientos públicos, comerciales e
industriales, i me es particularmente grato consignar aquí que el
Japón tiene en Iquique un cónsul honorario i que ha sido nom
boletín de bosques, pesca i caza 443
brado recientemente para este cargo el distinguido abogado don
Horacio Mujica.
Vías de comunicación.— Numerosos ramales de ferrocarril de
una empresa inglesa unen este puerto con 91 oficinas salitreras, a
la mas lejana de las cuales se puede llegar en siete horas. Esta
red da muchas facilidades a la conducción del pescado fresco,
■que se distribuye entre mas de 40 000 habitantes del interior.
Medios dr subsistencia. — La misma empresa atiende los ser-
vicios de agua potable i de alumbrado eléctrico. Un metro cúbico
<ie agua cuesta 3.75 pesos i la corriente eléctrica 75 centavos por
volt. Hai tres establecimientos fiigoríficos, pero actualmente solo
trabaja uno, que elabora diariamente diez toneladas de hielo i lo
espende al precio de 75 pesos la tonelada.
En el centro de la ciudad está el mercado municipal, en cuyos
altos hai 30 mesas destinadas a la venta de pescado i marisco.
Cada mesa es de un metió cuadrado i se arrienda en 60 centavos
al dia. El precio del pescado i otros artículos es el siguiente: con-
grio colorado 2 a3 pesos el kilo; lenguado 1.80 a 2; machuelo 1.50
a 2.50; congrio negro 1.50 a 2; bonito 80 centavos a un peso; alba-
cora 90 centavos; choros 80 centavos docena; pulpo 50 centavos
kilo; carne de cerdo 2.40 pesos el kilo; carne de vaca 1.60 a 2;
una gallina regular 8 pesos i 1.50 un repollo común.
Las verduras vienen de Arica i alrededores i su precio es en
jeneral tres veces mayor que en Coquimbo.
Clima.— En Iquique i cercanías el clima todavía se puede lla-
mar templado. En la época de nuestra estadía, el termómetro mar-
caba a las 3 de la tarde 23» en el aire i 19» en el mar. En verano
corre viento del suri en invierno del norte i de tierra. El verano,
como ya dije, es desde setiembre hasta abril i el invierno desde
mayo hasta agosto; pero no hai gran diferencia entre las dos es-
taciones, i en la mayor parte del año el tiempo es mui variable.
Mar afuera se encuentra casi siempre olas altas como en toda
esta zona de la costa del país.
Fauna marítima. — Los peces principales son los siguientes: la
corvina, el pejerrei, el lenguado, la cabinza, el bonito, el furel, la
sardina, la albacora, el tollo, etc.
Voi a ocuparme de la albacora. Este gran pez, se encuentra en
toda la costa del país al norte de Taltal i mas abundantemente en
la zona comprendida entre Iquique i Antofagasta. Se acerca a la.
44i BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
costa en febrero para alejarse en octubre, i alcanza a 3 metros de-
largo sin contar la espada. Se le caza enalta mar desde 3 hasta
30 millas de la costa con la lanza, especie de arpón de punta es-
pecial asegurada en una corta asta de medio metí o de largo que
lleva la línea de retension i va enchufada dentro del mango o
asidero, mas largo i mas grueso, del cual se desprende al lanzar el
arpón. Un viaje de pesca puede demorar de uno a siete dias, según
la distancia i la escasez del pez, regresando cuando se ha captu-
rado 2 a 4 ejemplares, según tamaño. El consumo de este
pez está mui jeneralizadoen el norte los precios valían entre 80 i
160 pesos el ejemplar.
En esta parte de la costa también abunda el tollo, que alcanza
a un gran tamaño, no siendo raro vci' ejemplares hasta de 3 me-
tros de largo. De su hígado se estrae un aceite medicinal análogo
al del bacalao i al parecer de los mismos buenos efectos.
Pescadores. — Forman aqui un gremio importante i numeroso^,
repartido en tres agrupaciones: Cav ancha. Morro i Malecón. Los
primeros i últimos usan la red i los segundos el espinel. En total
hai 175 pescadores i 95 embarcaciones. Merece un estudio espe-
cial la pesca en cada localidad.
Cavancha es una caleta situada una milla al sur de la ciudad,
con una pistoresca población construida a orilla del mar i unida
con Iquique por un tranvía. Residen aquí 60 pescadores que po.
seen 35 embarcaciones, i debo mencionar especialmente al señor
Antonio Silva, que posee un bote de motor con el cual se dedica
a la pesca en alta mar, i dos botes mas a remo.
Las ledes mas usadas son: el pejerreyero, de hilo número 8 con
malla de 25 a 26 milímetros, de 40^2 metros de largo i 2 a 2 ^,2
de ancho. Cada bote con dos pescadores lleva una a cuatro redes.
i saca 40 a 80 docenas de pejerreyes, que por mayor se venden
de oO a 80 centavos la docena, según la época. Aunque se les pes-
ca en todo tiempo, abundan mas desde setiembre hasta mayo.
El cabincero, con malla de 15 centímetros, 40% metros de lar-
go i 50 mallas de ancho. Un bote lleva tres o cuatro de estas re-
des i puede sacar en un viaje 100 a 150 cabinzas, que abundan
en verano, cuando persiguen a las sardinas. Una sarta de tres ca-
binzas de 25 centímetros de largo vale de 30 centavos a 3 pesos,
según estación.
El corvinero, con malla de 10 a 15 centímetros, de 40^2 metros.
boletín de bosques, pesca i caza [ L
de largo i de 35 mallas de ancho, sirve para la pesca de la cor-
vina, del bonito, del furel, etc. La primera se encuentra en ma
yor abundancia desde octubre hasta abril i un ejemplar ordinai'io
vale de 2 a 5 pesos.
En el mar próximo a Cavancha se encuentran la sardina espa-
ñola i la anchoa, en mayor abundancia la primera, sobre todo en
verano, aunque en esta estación es de menor tamaño; pero se la
ve todo el año. Se pesca con el sardinero, de mallas de 2.5 centí -
metros, i se entrega a los vendedores de pescado del mercado al
precio de 20 centavos la docena. Hace poco tiempo se ha instala-
do aquí una fábrica de sardinas en aceite, pero es de poca impor-
tancia.
La anchoa se pesca también con cierta frecuencia i se entrega
a los mismos vendedores del mercado al precio de 8 a 10 pesos
un canasto que pesa poco menos de un quintal español. Arenque
me han asegurado los pescadores que existe en este mar pero
<iveo que toman como a tal a la sardina.
En el Morro los pescadores tienen 40 botes a los cuales está des-
tinado el fondeadero del muelle (molo?) del puerto. Esta agrupa-
ción de pescadores se dedica esclusivamente a la pesca del con-
grio con el espinel. Cada uno de estos aparejos, del largo que cabe
en un canasto ordinario, tiene 350 a 500 anzuelos i cada bote van
los necesarios hasta enterar 2 a 3000 anzuelos. En verano cada
bote pesca en término medio 200 sartas de congrio i 100 en in-
vierno; cada sarta pesa casi dos kilos i se vende 2 a 5 pesos a los
revendedores. Se pesca este apreciado pez en el tramo de costa
comprendido entre la punta Arena al sur i Chirquilla i caleta Bue
na al norte. Como carnada usan sardinas, anchoas, furel, jibia,
etc. TjOs pescadores salen a pescar 3 o 4 veces por semana en ve-
rano i 2 o 3 en invierno.
En el Malecón, situado en el estrerao norte de la ciudad, hai
v35 pescadores con 20 embarcaciones, los que se ocupan en las
mismas faenas de pesca que los pescadores de Cavancha.
EsPENDiü I CONSUMO DEL PESCADO EN Iquique. La autoridad
de esta ciudad prohibe estrictamente vender el pescado fresco sin
ser examinado por los inspectores. Solo después de ser reconocido
por estos se entrega a la venta, de lo cual se encargan 20 vende-
dores del mercado i de la calle. Apesar de que el espendío no al-
canza a satisfacer el consumo, los pescadores no trabajan como
446 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
podrían hacerlo, se entregan periódicamente a la bebida i solo
vaelven a sus faenas cuando no les queda un centavo. Los habi-
tantes de la pampa salitrera mui rara vez logran comer pescado
fresco, aun los industriales mas acaudalados, que no miran en
gastos para conseguirlo haciéndolo traer de Iquique. En el mer-
cado apenas llega el pescado desaparece luego de las mesas i a
medio día no queda uno solo, como me lo aseguraron el adminis-
trador í los vendedores. Esto no se ve en ninguna ciudaddel sur
i es mui natural que suceda aquí, donde el agua es escasa, la
lluvia rarísima, el pasto desconocido, i por consiguiente no puede-
haber ganadería. La jente maniñesta entonces predilección por el
pescado fresco i no se limita a comer unas pocas especies coma
en el sur. En los hoteles se sirve pescado dos veces al día en todo
el año, i no hai duda que en Iquique se consume cuatro i medía
veces mas pescado que en Valparaíso, aunque es tres veces mas
caro, pues allá no hai mas de 300 pescadores para 300 000 habi-
tantes mientras aquí hai 218 para 45 000. Actuahnente la Munici-
palidad de Iquique, siguiendo el deseo del Supremo Gobierno, se
preocupa de buscar los medios de aumentar la producción de la
pesca i su abaratamiento en beneficio de la población. Un día
tuve ocasión de hablar con el alcalde i cambiar ideas con él sobren
este importantísimo asunto. Se comprometió a dar toda clase de
facilidades en caso de que nuestra sociedad empezara la venta
del pescado aquí, entre otras la de concedernos un local en el
primer piso del mercado.
Aiitofagasta. — Capital de la provincia de su nombre, tiene 4.5 000
habitantes, está 100 millas al norte de Taltal i 480 al norte de Co-
quimbo. Es uno de los mas importantes puertos destinados a la
esportacion de salitre i metales i su comercio es mas activo que-
el de Iquique. Hai toda clase de establecimientos públicos i nume-
rosas i notables casas de comercio e industrias manifiestan gran
prosperidad i porvenir.
Vías de comunicación. — De este puerto parte la larga vía.
férrea a Bolivia que llega hasta la Paz, capital de este pais, pa-
sando por Oruro, i despide ocho ramales que la unen con numero-
sas oficinas salitreras i minerales del interior, donde viven unos
50000 habitantes. Estos trenes internacionales recorren 1162
kilómetros entre Antofagasta i la Paz (850o0 habitantesj en 42^
boletín de bosques, pesca i caza 447
lloras i 925 kilómetros entre Antofagasta i Oruro en 34 horas. Se
puede esportar el pescado fresco a Bolivia sin pagar derechos,
pero el seco o conservado paga 20 centavos bolivianos por kilo
con 150/0 de recargo. El flete es de 2V2 centavos oro por quintal
métrico i por kilómetro, asi que hasta Oruro un quintal paga
20.70 $ i hasta la Paz 26.60. Diariamente (semanalmente?) ha i
dos veces entrada i salida de vapores.
Hai aquí dos fábricas frigoríficas, pero en la época de nuestra
pasada solo una estaba en trabajo. Una barra de hielo (casi 50
kilos) se vende de 2.50 a 8 pesos. Un metro cúbico de agua pota-
ble vale 2.80 pesos.
Hai en Antofagasta 30 pescadores i 18 embarcaciones, que se
dedican a la pesca del congrio, corvina, albaeora, cabrilla, car-
binza, pejeperro, vieja, furel, bonito, machuelo, sardina, etc., en
todas épocas del año.
El congrio de esta rejion es casi todo colorado i su área de pesca
para este pueblo alcanza hasta Mejillones al norte i Taltal al sur.
La mejor época para su pesca comienza en mayo i dura hasta
fines de noviembre, pero también se le pesca en los otros meses.
La carnada es la sardina, furel, jibia, lobo, etc. En una salida un
bote con 3000 anzuelos del número 7 pesca 150 cabezas término
medio de todo el año; un ejemplar ordinario pesa IV2 kilo.
La albaeora se encuentra en alta mar de 3 a 10 millas de la
costa desde mayo hasta noviembre. Un bote con dos tripulantes
regresa con dos o tres piezas, que se venden, las grandes a 130
pesos i las chicas a 40. El tollo abunda pero los pescadores lo
desdeñan.
Por mayor, vale el pescado en Antofagasta: una sarta de con-
grios (casi un kilo), un peso; una corvina (2 a 5 kilos) 1 a 5 pe-
sos; una docena do sardinas, 20 a 80 centavos; media docena de
cabrillas, 80 centavos; media docena de cabinzas, 80 centavos;
una docena de pejerreyes, 40 centavos; un pejeperro, 80 centavos;
una sarta de furel (2 o 3 cabezas), 1.20 a 1.40 peso; un canasto
regular de mochuelos, 4 a 5 pesos.
Como (lato comparativo anotaié que un kilo de carne de vaca
vale 2 pesos; un kilo de carne de chancho, 1.50 a 2.50; una gallina,
5 a 8; el ciento de lechugas, 8; un repollo, 1 a 2 pesos.
Sobre el espendio del pescado en Antofagasta, diré desde luego
que esta ciudad, no obstante .su iraportanciíi, no tiene mercado,
418 boletín de bosques, pesca i caza
iii municipal ni particular. Pero actualmente la Municipalidad
proyecta la ejecución de un servicio tan indispensable a la hijiene
pública como remuneradora para la caja municipal.
Por esto, el pescado i el marisco, tan pronto como es desem-
barcado, es distribuido inmediatamente, pi'évia inspección de la
íiutoridad, entre unos veinte vendedores que se reparten en la
ciudad.
Debido al escaso número de pescadoi'es, lo traído por éstos es
poco i poco variado, i no es fácil comprar lo que uno desea. Para
remediar esta deficiencia, va de vez en cuando, como dije antes,
un destróyer de piopiedad paiticular hasta Taltal a ti'aer un su-
plemento de pescado. Se está foimando aquí una sociedad de
pesca por las principales personas de la localidad para salvar esta
falta de producción. Pero aun en las malas condiciones actuales
el valoi- del pescado consumido aquí pasa de 40000 pesos men-
suales, cifra que fácilmente podría ser quintuplicada si una em-
presa se dedicara a pescar en gran escala para abastecer satis-
factoriamente a la población e internar el sobrante a la pampa i
a Bolivia.
También en esta ciudad hallé mucha buena voluntad de parte
de la autoridad municipal para el caso de llegar a este puerto la
acción de nuestra sociedad.
Mejilioiies. — Está situado 35 millas en línea recta i 57 navegan-
do al norte de Antofagasta i 530 de Coquimbo. Es un puerto nue-
vo constiuido por el capital ingles hace ocho años para la espor-
tacion de salitre i hoi sus habitantes son mas de 7000. Cuenta
con todos servicios i residen aquí unos diez soldados.
Hai una fábi'ica frigorífica con capacidad de producir 10 tone
ladas de hielo al dia i agua resacada; una tonelada de agua cues-
ta 5 pesos oro i 10 una de hielo. Se está instalando una cañería
de agua potable que deberá estar colocada en el curso del año i
que dará el agua a 1.25 peso el metro cúbico.
Mejillones está unido a Antofagasta con una vía férrea de 137
kilómetros que es recorrida en cinco horas por el tren que sale
diariamente de cada uno de estos pueitos i los comunica con todas
las oficinas salitreras del interíoi-.
j\[ejíllones, con su vasta bahía abrigada al oeste por la punta
Angamos i formada al sur i al este poi' una estensa i suave playa
de arena, que encierra un mar tan tranquilo que no se nota el
boletín de bosques, pesca i caza 44 <»
menor oleaje, con una hondura regulai' que no pasa de 40 a 80
inetros a P/s milla de la orilla, es seguramente el mejor puerto
■de Chile. El calor suele ser grande: a media tarde observé 35» en
el aire i 19" en el mar.
Unos cuantos millones (millares?) de aves marinas que se dejan
<?aer todas a la vez como una avalancha sobre el agua cubi-iendo
toda la bahía, garantizan la abundancia de la fauna marítima en
<ísta rejion. Es muí frecuente encontrar en la playa un montón
<le sardinas vaiadas por una ola.
Viven aquí diez pescadores que poseen seis embarcaciones í se
^ledícan a la pesca de congrio, corvina lenguado, albacora, pe-
japerro, lisa, sardina, etc., con el mismo material que en los otros
puertos vecinos que hemos visitado. La zona mas abundante en
"Congrio es la comprendida entre 30 millas al norte i al sui' de
la bahía. Un bote con 3000 anzuelos coje por término medio 200
cabezas en cada salida. La pesca es entregada a tres vendedo •
res que la distribuyen en la población i eñ la pampa vecina.
A Antofagasta se suele remitir pescado para suplir la deficiencia
ya anotada, pagando un flete de 3.42 pesos oro por quintal métrico.
El precio del pescado es el siguiente: congrio 2 a 2.b0 $ kilo,
corvina 2.50 a 3 $, lenguado L80 $, lisa 60 centavos. La carne
de vaca vale 2 $ el kilo i 3 la de chancho, una. gallina regular
íS $, un repollo 0.80 a 1 $. Una tonelada de carbón de piedra
70 $, un saco carbón de leña P. Los jornales varian entre 8 i 10
pesos diarios.
La sardina se encuentra aquí durante todo el año, pero en mas
-abundancia desde agosto hasta mayo i de un tamaño en jeneral
muí uniforme, sin que falten ejemplares de gran largo, hasta de
28 centímetros. Se la pesca con red de 2V2 a 2=^4 centímetros, de
22 raeti'os de largo i IV2 de ancho. Una embarcación con dos
redes de esta clase estrae con frecuencia 8 a 10 quintales españo-
les de sardinas en un día.
La albacora se encuentra en mayor abundancia desde abril
hasta agosto de 3 a 15 millas de la costa. Lo& pescadores de ésta
bahía se dedican tanto como los de Antofagasta i Tocopilla a la
captura de este pez, raui apreciado en el norte. Un bote puede
traer hasta cuatro i su precio fluctúa entre 40 i 70 pesos. En todo
tiempo abundan los tollos, jeneralmente mui grandes, de 4 a 5
metros de largo.
450 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
ALGO SOBRE LA SARDINA EN CHILE
En la costa de Chile que he recorriio durante este viaje he en-
contrado dos clases de sardina, la sardina española i la anchoa,
llamadas respectivamente seguro i maiwashi en el Japón. Por lo
jeneral la sardina de Chile es mas grande que la de los mares del
Japón, pues su tamaño suele llegar a 25 centímetros i aun a 30.
Abunda mas en la costa norte del pais, porque en esa rejion la
temperatura del agua se mantiene entre 15» i 21», favorable a
este pez estacional, que se encuentra todo el año cerca de la
orilla, perseguido constantemente por otros peces migratorios,
especialmente el furel, la sierra, etc.
Es lástima ver como en Chile se descuida este pez tan abun-
dante i aprovechable, cuya conserva en aceite, comparada con la
de otros peces es tan sencilla, a la vez que apetitosa i alimenti-
cia. Hai en el pais dos o tres fcibricas de sardinas, que no alcan-
zan a afectar a la importación europea, mui considerable i que
aumenta cada año, al punto que en 1911 alcanzó a 1 735 181 kilos,
avaluado el kilo a 60 centavos oro en aduana Desde algunos años
se trae de España i de Italia cierta cantidad de sardina salada
que se vende de 1.20 a 1.60 | la docena, precio al por menor.
Creo quesería una industria mui remuneradora aprovechar la
inmensa cantidad de sardina var;ida qiíe se pierde i también la
que fácilmente podría pescarse para fabiúcar guano de pescado
que podria esportarse en grande escahí al Japón, donde es mui
usado este abono. Con el mismo objeto podria emplearse el ma-
chuelo, el arenque ('?), etc. La sardina es un pez nómade, que en
verano se acerca a la costa en enorme cantidad. En agosto pa
sado se remitió al Japón por via de ensayo once cajones de dicho
pescado salado por nuesti-a sociedad.
Atendido lo dicho, es evidente que el puerto de Mejillones es el
mas conveniente para instalar la fábrica de conserva de la sar-
dina, alíñenos desde el punto de vista de la abundancia de la
pesca. Otras consideraciones, entre ellas lo subido de los jorna-
les, contrapesan esa ventaja.
S. NáKASIIlMA.
boletín Dií^ BOSQUES, PESCA 1 CAl^A 451
INFLUENCIA CLIMATÉRICA
DE LAS REPOBLACIONES FORESTALES EN EL
VALLE DEL HUASCO I SUS ALREDEDORES
[Continuación]
Todo lo anteriormente espuesto, se refiere a las modificaciones
que las grandes masas de arbolados pueden ejercer sobre la tem
peratura i las corrientes aéreas; diremos ahora algunas palabi-as
aunque superficialmente, sobre la influencia que esas mismas ma-
sas puedan tener sobre las precipitaciones atmosféricas.
Nada de estraño tiene decir aqui que el año es malo, esto es,
que faltan las lluvias, porque se está habituado a carecer de
ellas. Son tantos los años de sequia, que las lluvias pueden consi-
derarse como un acontecimiento poco común.
Si todas Jas causas que determinan la precipitación de las llu-
vias, obedecen a fenómenos completamente ajenos a la influencia
de los bosques, ¿porqué no caen en esta rejion abundantes agua
ceros, cuyos suelos tanto lo necesitan? La meteorolojía nos dice;
la cantidad de agua caida anualmente aumenta desde los polos al
ecuador; ¿porqué no sucede lo mismo aquí?
Observamos algunos dias, todos los caracteres atmosféricos que
preceden a una lluvia, parece que solamente es cuestión de minu-
tos lo que demorará en caei'; sin embargo, todo dejenera cuando
mas en unos cuantos goterones, disip¿\ndose los nublados para de-
jar un dia de verdadero verano.
Es indudable entonces que en el ambiente hai alguna causa
que entorpece la precipitación de la lluvia, o mejor dicho, falta
un estado especial para determinar su caida.
Si damos una mirada a los terrenos que rodean el valle, todos
los que a nuestra vista se nos presentan, son suelos secos cubier-
tos de piedra i guijairos que reverberean el calor del sol i una
que otra matita de algún arbustillo seco o próximo a secarse.
452 BOLKTIÍí DE BOSQUES, PESCA I CAZA
Está admitido que las lluvias se producen por la condensación
brusca de una masa de aire cargada de humedad. Antericrmente
hemos dicho que por la traspiración de las plantas, estas abando-
nan al espacio por intermedio de las hojas, el exceso de agua ab-
sorbida del suelo, en cuyo fenómeno se ocupa parte del calor del
sol; entonces, evidentemente el aire que cubre los bosques tiene
que ser mas frió i húmedo, que un terreno desprovisto de vejeta-
cion arbórea.
Si por encima de un bosque pasa entonces una corriente de
aire colmada de humedad, encontrando aquí un ambiente mas
fríj, el vapor de agua tendrá que condensai'se i precipitarse al
suelo en forma de lluvia.
Esplicamos también anteriormente, la manera cómo se encuen-
tío por encim 1 de los bosques, una columna de aire mas húmedo
que en un terreno desnudo de esa clase de vejetacion. Suponga-
mos que esa humedad llegue a su punto de saturación, i pase
en ese tiempo una corriente de aire frío, naturalmente que ese
vapor se condensará para caer al suelo en forma de gotitas de
agua, i si la superficie ocupada por los bosques es considerable,
^;porqué no en forma de lluvia mas o menos prolongada?
Refiriéndonos ahor;i a la influencia que puedan tener sobre las
iieladas, sobre todo las primaverales que causan tantos perjuicios
en las siembras tempranas; diremos que, por la tendencia que
poseen las grandes masas de arbolados a uniformar la tempera -
tura, estas heladas son mas raras en los bosques i sus alrededo-
res, q;ie en un campo donde falta la vejetacion arbórea.
En resumen, hemos visto la manera cómo los bosques pueden
influenciar grandemente sobre la climatolojía local de una rejion;
pero, para que esas variaciones sean dignas de tomarse en cuen-
ta, es necesario también que las superficies cubiertas por ellas,
sean de una magnitud digna de llamar la atención.
Conocidos los beneficios que por este lado nos proporcionan los
bosques, es evidente que nadie se negará a prestar su concurso
en la tarea de la repoblación de los terrenos forestales, que ocu-
pan tan grandes estensiones en esta rejion.
José a. Ibarra.
Continuco'á).
BOLETÍN DE BOSQUES, PESO A 1 CAZA
LOS BOSQUES 1 LAS AGUAS
'%
INFLUENCIA DE LOS BOSQUES SOBRE LA CANTIDAD DE AGUA ATMOS
FÉRICA LLEGADA AL SUELO.
El agua que llega a la tierra proviene de tres fuentes princi-
pales:
1." De las lluvias, nevadas, granizadas, etc., que formándose en
las capas superiores de la atmósfera, se precipitan sobic el suelo;
2 o De las condensaciones del vapor en la superfície de los ve-
jetales cuando estos son mas frios que el aire; el agua asi con-
densada llega a la tierra en estado sólido o en estado líquido i en
este último caso, sea cayendo a través del aire, sea deslizándose
a lo largo de los tallos o troncos;
3.0 De las condensaciones que se operan en las partes supeiti-
ciales del suelo mismo o en su cubierta de hojas secas cuando el
suelo está arbolado.
Nosotros empezaremos por aislar esta última fuente de alimen
tacion del suelo en agua, no porque ella sea sin importancia sino
porque es completamente desconocida (1).
En el capitulo precedente se ha visto i con detalle que la pre-
sencia del bosque aumenta mui sensiblemente la humedad del si-
tio donde él se encuentra.
Este resultado se adquirió incontestablemente a lo menos para
el caso (único, es cierto observado por la oficina de Investi-
gaciones de Nancy (2). Durante 33 años consecutivos, sin ninguna
(1) Giseler, citado por M. Ney (der AVald und die Quellbildung, Metz,
1901), ha constatado que en un tubo de vidrio mantenido a cero grado i colo-
cado en una pieza cuya temperatura quedaba uniformemente igual a -4,5° se
condensaba en un año una cantidad de agua correspondiente a una capa de
lluvia de 35 centímetros de espesor.
Es superfino hacer notar aquí que esta esperiencia no da mejores i-esulta-
dos que tantas otras efectuadas en materia de agronomía en los laboratorios,
i no ha aportado luz sobre la materia. Las cosas pasan de otro modo en la na-
turaleza que en las condiciones donde están obligados a colocarse los esperi-
mentadores.
(^) Nuevas esperiencias han sido emprendidas bajo nuestra iniciativa
desde el l.o de Enero de 1903, sobre diferentes puntos de los Vo?gos france-
ses, a fin de comprobar la jeneralidad de los hechos observados en los alrede-
dores de Nancy.
454 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
diverjencia, se ha conatatado que mientras en el centro del
bosque de Haye (7000 hectáreas de hayas, olmos i encinas) cae
anualmente en terreno desnudo, sobre un terreno descuajado de
algunas hectáreas, 848.7 milímetros de agua, no caen mas que
796.9 en la orilla del bosque i solamente 650.6 en terreno semejan
te pero distanciado del bosque; se recuerda que esta diferencia es
en el mism o sentido todos los años i en todas las estaciones,
cualquiera que sea la dirección de los vientos i, sin ser invertida
sufre solo una lijera alteración por la variación de las lluvias
anuales.
Las mediciones de M. Fautrat, igualmente espuestas aquí, como
las de M. de Pons en la selva de Tron9a¡s (AUier) aunque me-
nos concluyentes porque se estienden sobre un número menos
largo de años, muchas otras proseguidas todavía en Alemania,
Austria, Rusia e Indias Inglesas, etc., permiten creer en la jenerali-
dad del fenómeno.
Si las cimas de los macizos son mas regadas que los campos
vecinos ¿sucederá lo mismo en un suelo forestal?
Aquí las observaciones irreprochables son mucho mas raras.
No es suficientes, en efecto, para tener una idea, aun aproxi-
mada, de la cantidad de agua que llega a un suelo forestal, colocar
un pluviómetro bajo la cubierta de los árboles. Como lo hacia no-
tar ya Mathieu hace mas de treintaaños, la cantidad de agua reco-
jida variará singularmente según que el pluviómetro sea colocado
al abrigo de la red de las grandes ramas o bajo una abertura co-
locada en la cima o bien debajo de la mitad de una rama o en la
estremidad, que obrará como una gotera inclinándose, i le echará
todar-el agua i toda la nieve caídas sobre su superficie i sobre
las ramas superiores. M. Hoppe (1) ha demostiado que los plu-,
viómetros colocados a muí pequeñas distancias los unos de los
otros bajo un mismo árbol, recibían cantidades de agua que va-
riaban en proporciones verdaderamente increíbles. En fin un
procedimiento parecido que no toma en cuenta la cantidad de
agua que llega al suelo deslizándose a lo largo de los troncos en
proporción que pueda alcanzar a 15 o 20 por ciento, puede ser
desfavorable para la caída anual, sea que esta agua provenga de
(1) Eegenviessungen unter Baumkroneti, núm. 11 de los Mitteilungeu
aus dem forsüichen Versuchswesen Oestevreichs, Viena, 1896.
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA 455
las lluvias, sea que ella haya sido ti'asegada de la atmósfera por
via de condensación sobre las hojas o los tallos.
Es por esta razón que no se hará aquí ninguna mención de los
resultados obtenidos en Francia o en el estranjero mediante los
pluviómetros ordinarios colocados bajo los árboles. Los únicos da-
tos verdaderamente demostrativos son los obtenidos por el dispo-
sitivo tan simple i tan perfecto ideado por Mathieu en 1867 i que
ha sido conservado por la Estación de Investigaciones de Nancy
durante 32 años de observaciones. He aquí su descripción tomada
del autor (1).
«La estación de Cinq Tranchées, situada alrededor de 8 kilóme-
tros al Oeste de la ciudad de Nancy, a la altitud de 860 metros,
está situada en el centro de una vasta i-ejion boscosa, laHaye, que
forma el asiento calcáreo de la oolita inferior. Dos pluviómetros
se han colocado: el uno en pleno bosque bajo un grupo de hayas
medianamente tupidas, de 40 años de edad en 1866; el otro a poca
distancia del anterior, en medio de un espacio descubierto de
varias hectáreas vecino a la casa forestal de Cínq-Ti'anchées.
«La cantidad de agua pluvial que recibe un pluviómetro coloca-
do en una selva, puede variar con la posición del instrumento se-
gún que ella corresponda a los llenos o a los ralos del follaje. Pa-
ra evitar esta causa de error el pluviómetro de la selva es de
construcción especial: está provisto de un receptor de gran dimen-
sión cuya superficie circular es exactamente igual a la proyección
de la copa de uno de los áiboles del macizo (2). El tronco de uno
estos lo atraviesa en su centro i está rodeado por una golilla o
cono invertido ajustado al tronco; gracias a esta disposición se
puede recojer el agua que se escurre a lo largo de aquel, sea a
consecuencia de una lluvia prolongada o de una garúa intensa,
sea después de un deshielo que produce la fusión de la nieve fi-
jada sobre las ramas.
Comenzadas en 1867, las observaciones han sido proseguidas
hasta 1898, en que un accidente acaecido a uno de los aparatos im-
pidió continuarlas. Ellas abarcan pues un periodo de 32 años.
(1) Météorologie comparée ngricole et forestiére, informe al subsecreta-
rio de estado, 1678, en el c\va\ Mathieu da cuenta de los resultados de los
once primeros años de observaciones.
(2) Este árbol era uu carpe de 41 años al iniciarse las observaciones, de
forma regular i de copa tupida.
456 boletín de BUSQUES, PESCA I CAZA
INFLUENCIA DE LOS BOSQUES SOBRE LA INFILTRACIÓN
DE LAS AGUAS
Se conoce la influencia del estado arborizado sobie la cantidad-
de agua atmosférica Cciida al suelo. Conviene examinar ahora
cómo los bosques modifícan las condiciones de alimentación de
los manantiales obrando sobre la infiltración profunda de estas-
aguas hasta las napas subteri'ííneas que dan orijen a las ver-
tientes.
De las aguas que caen al suelo una parte so escurre en la su
perficie i llega directamente a los cursos de agua por escurrimien-
tos. Se llama aguus bravas a las que se deslizan así en la superficie
sin penetrar en el suelo i coeficiente de escurrimiento el numera
que espresa su importancia relativa.
Una segunda parte vuelve directamente a la atmósfera en esta-
do gaseoso a consecuencia del fenómeno de la evaporación física.
Una tercera parte, después de haber penetrado en las capas
superficiales del suelo, es absorbida perlas raices, que la llevan ai
cuerpo de la planta. Esta agua es parcialmente utilizada para for-
mar los tejidos de los vejetales, pero la mayor parte vuelve a la
atmósfera en forma gaseosa por los poros o estomas de las hojas-
después de haber depositado en ellas ios elementos minerales ne
cesai'ios para el crecimiento i desarrollo de las plantas.
Este importante fenómeno se llama evaporación jisiolójica i reti-
ra del suelo cantidades considerables de agua que había ya pene-
trado a profundidades mas o menos intensas conforme a las con
dicíones de los vejetales.
Se concibe que la zona así desecada está necesariamente muí
cerca de la superficie del terreno en los casos de yerbas o cereales
de raices superficiales o próximas al suelo, mientras que podrá
ser muí profunda en los casos de árboles de bosques cuyas raíces
penetran a mucha profundidad especialmente en los suelos per-
meables,
{Conthniard).
SUMARIO DE NOVIEMBRE
Veda de la pesca. — Necesidad de esiromar su vijilancia.— Editorial. 257
La pesquería territorial (coiitinuacion). — Federico Albert 259
La hijiene de la caza. — O. Silva Ch 288
El Congreso forestal maderero de Paris. — L. Elzo Baquedano... 291
Bosques andinos por Humberto Giovanelli 304
Asociación forestal mediterránea. — R. Elzo Baquedano 313
Miscelánea. — La protección i fomento de bosques en Korea implan-
tado por los japoneses.— Otro bosque petrificado.
SUMARIO DE DICIEMBRE
Bosques, pesca i caza en el Congreso Agrícola de Concepción, Editorial
por la Redacción 321
Conveniencia de forrnar una «Union central de intereses madereros». —
F. Albhrt 323
El problema pesquero en Chile (conclusión). — F. Albbrt 330
Descripción de los peces mas convenientes para el cultivo artificial en
el pais. — P. Golusda 348
Los bosques i los manantiales 367
Miscelánea. — El oríjen de las perlas finas. — Primas i premios para las
plantaciones de bosques en Westfalia.; — La plantación de pinos
en terrenos agrícolas en Alemania. — La plantación de bosques
en arenales. - Los derechos de importación de las maderas en
Alemania 372
SUMARIO DE ENERO
Un paso adelante: el proyecto de lei de Bosques, Pesca i Caaa en la
tabla del Senado. Editorial.— La redacción 377
El pimiento de Bolivia (Schinus molle). — F. Albert 381
El nogal negro (Juglans nigra). — F. Albbrt 386
Piscicultura, Lagunas i sü construcción. — P. Golusda 390
Los bosques i los manantiales (continuación) 405
Leyes, decretos i ordenanzas sobre bosques, plantíos, pesca i caza. —
C. Sagb 410
^Miscelánea: — Saludo de bienvenida a la comisión forestal arjentina. —
El aumento de valor por el crecimiento de los bosques en Alemania.
— El agotamiento de los bosques en Finlandia. — Reglamentación de
la venta del pescado en Santiago. - Un pueblo comedor de pes-
cado , 421
BOLJETIN
ÜE
Bosques, ?esca i Caza
TOMO II -]NraM. e >
MARZO 1914 i==
DiniocTORKs: Federko Albert, Ernesto Maldonado i Carlos Sage
k:
STJMAI^IO
Pájs.
Alerce del Japón (Larix leptolepis). — F. Albert 457
El hikori blanco. Hicoria ovata o Carya alba. — F. Albbrt 462
Cultivo de especies salmonídeas. — P. Golcsda 466
Los bosques i las aguas.— H. Novion. 470
Mií?celánea. — Bosques suburbanos.— Un árbol peligroso. — Un nuevo
método para conservar maderas. — Una nueva estación de ensa-
yos químicos de fes maderas 486
SANTIAGO ÜECHILIÍ
IMPRENTA CERVANTES
PELICIAS, 1805
iei4
. ANUNCIOS
El Boletín aparece una vez al mes i se impriintt eu 5,00C ejemplares.
Colaboraciones i avisos deben dirijirse a Claras 198.
Este Boletiu se reparte gratuitauíetite a las persouaa que maudeu su
dirección exacta a la Inspección Jeneral de Bosques, Pesca i Caza.
SANTIACtO. — Ciaran 108.
~ SUMARIO DE JULIO
Un año de labor. — editorial 1
,Lo8 Bosques, su conservación, esplotacion i fomento. — Federico Al-
bert é 4
El Problema pesquero en Chile. - Fedarico Albert 47
De las Claras en la dasonomía moderna. — üe La Revista de Montes,
Madrid 57
MisCHLÁNBA. — Disposiciones del Código Civil que se refieren al ejerci-
cio de la pesca en Chile. —El aceite de hígado de bacalao. — La
industria de las conservas de pescados i mariscos.
SUMARIO DE AGOSTO
La Clausura de la Caza. — Editorial 129
La Pesquería en Aguas Fluviales.— Fbdidrico Albert 132
Los Aluviones — Su relación con los bosques.— Daniel Zblada 153
Los Permisos de Caza de Lobos. — Luis Castillo •••••.• 156
La Madera — (Continuación). — Ernesto Maldonado ....1. 160
Alboricultura Forestal en el Valle del Huasco. — Carlos Nazarit 188
Miscelánea. — Árbol trasformado en diario.
SUMARIO DE SETIEMBR
ii.
El Congreso Internacional de Pesca.- Editorial 65
El Problema Pesquero en Chile. — Federico Albf.rt 69
Algo sobre los Bosques de los Territorios de Neuquen i Rio Negro*
(Colaboraciojí). —Humberto Giovanelli 104
De las Claras en la Dasonomía Moderna, — De «La Revista de Mon-
tes.» Madrid 1 12
Las Plantaciones en el Balneario de Pichilemu (Colaboración), —Eva-
risto S. Merino C — 116
Rol que desenpeñan los macizos forestales i su importancia — (Cola-
boración), - Óscar Bravo L 121
Miscelánea. — La escasez de maderas para celulosa, — Nuevo vagón
frigorífico. — Una organización moderna del servicio forestal en
Grecia. — Servicios de teléfono en los incendios de Bosques.
^ SUMARIO DE OCTUBRE
Lejislacion i reglamentación vijente en el ramo de Caza. — Editorial... 193
El Problema pesquero en Chile. — F. Albert 198
Migraciones observadas en la Fauna i Flora de Chile. — L. Castillo,
J. Dev J 224
Oliscelánea. — Un hermoso ejemplo. — El Consejo Superior de Bosques
de Alemania. — El distrito forestal de Aquisgran en Alemania. —
Los peligros de la destrucción de los bosques. — La prolifidad de
los oeces. -
mil II eosfoss, m i cízí
Tomo 2
Santiago, Marzo de 1914
Niíni. 9
ALRIICE DEL JAPÓN
(LARIX í,Kl'T01,l':iMS)
Nombres vulgares. -Kaia raatsu i Fusi matsu, en el Japcii; Ja-
pauisclie Litrehe, en Alemania; Méléze du Japón, en Francia; Ja-
pan ese Larch, en Inglaterra; Aleice del Japón, en España i Chile.
*S¿»ó?iímo.s". — Larix leptolepis Murr; Larix japónica Carr; í.arix
sieboldi Zuce; Abies leptolepis Sieb; Piniis leptolepis Endl; Larix
leptolopis minor Hort; i Larix murrayana Maxim.
Patria. -Japón desde el grado 35 al 41, en la cordillera de la isla
Nipón, mui común en las islas Yeso i Karafta, Aclimatado con
éxito en Europa, Süd África, Sud iVustralia i China.
Descripción. —Tronco raüi derecho i liso; corteza al principio ceni-
cienta, en la vejez algo rajada, de color rojo bruno; copa pirami-
^ ¿al, mas Larde cónica redondeada, raíz mui profunda i abarcado-
2 ■
03 '
45S
boletín de bosques, pesoa i caza
ra; ramas horizontales, con una corteza roja bruna, no están colo-
cadas verticiladas; brotes lustrosos brunos oscuros, que salen de
las raraitas secundarias en forma de protuberancias; hojas caducas
1,3 a 3,5 centímetros de largo; 0,5 a 1 metro de ancho, lineales,
blandas, en la punta obtusas, en la base adelgazadas, verdes azu-
lejas a verdes frescas, en la cara inferior con dos líneas blanquiz-
cas azulejas; flor femenina verde amarillenta con escamas borda-
das purpiireas; conos ovalados, redondeados, peimanecen abiertos
muchos años en los árboles, a veces casi en forma de bolas; esca-
mas ovaladas, redondas, muí delgadas i débiles, de color rojizo
brumo pálido, borde en la punta algo escotado i doblado, en el
dorso lijeramente listado i provisto de pelos, bracteas ovaladas
redondas o lanceoladas agudas, brunas rojizas, apenas de la mitad
del largo de la escama; semilla ovalada redonda, bruna pálida, 3
a 4 milímetros de largo; 2 milímetros de ancho, alas brunas lustro-
sas del largo de la escama i doblada como ésta.
Dimensiones. — Árbol de 30
metros de altura, con un diá-
metro de 1 a 1.20 metro, raras
i ' veces 35 metros de alto con
un diámetro de 1,5 metro.
(7rm/»¿e?i#o.— Regularmente
lijero; obtiene en Alemania,
jeneralmente, en un año 0.15
metros, en 5 años 2,5 metros,
en 10 años 6 metros i en '15
años 10 metros; en Biesenthal
en 12 años 10 metros; de diá-
metro 11 centímetros; en Cho-
rin en 9 años 11 metros, 20
años 23 metros, 25 años 29
metros. Lo que mas llama la
atención que forma desde el
principio un tallo recto i único.
En Portugal (Bussaco\ ob-
tiene en 40 años 28 metros
con un diámetro de 45 centí-
metros.
En Australia crece en 2 años 0.35 metro; 3 años 0.75 metro; 4
boletín DK bosques, pesca i caza 459
añ08 J,28 metros; 5 años 2,20 metros; 6 años 3,5 metros; 7 años
4,4 metros; 15 años 10 metros.
En Chile talvez podremos esperar de el mas o menos los si-
guientes desarrollos:
Ediid en año.s Aliara cu niotros Diámetro en ewntímctros
10
6 a 12
20
15 a 21
30
20 a 25
4U
25 a 30
7 a 12
15 a 22
20 a 28
25 a 35
Los ensayos hechos demuestran su mayor rusticidad i mejor
crecimiento, que el alerce europeo (Larix europaeii).
Madera. — Albura delgada, blanquizca amarillenta; dür¿imen ro-
jizo amarillento, los anillos anuales bien marcados; olorosa, regu-
larmente liviana, lustrosa, poco flexible pero elástica, resistente i
mui durable en contacto con la humedad i debajo del agua, fácil
de partir, algo resinosa; el peso especifico es jeneralraente de
0.47 gramos, pero varía de 0.45 a 0.66; 100 gramos de madera
poseen de 2 a 3,7 gramos do resina.
Usos. — Se estima mucho en toda clase de construcciones, ya
sean navales, terrestres o hidráulicas, lo mismo en la mueblería,
carpintería, torneria, etc.; leña infei'ior. El tronco suda una espe-
cie de maná; la resina ya no se esplota; raras veces se usa la cor-
teza nueva para curtir.
Jer/'e?io.— Prefiere los suelos profundos arcillosos i maicillosos,
algo humíferos i frescos; se encuentra en el Japón, sobre todo en
las rocas volcánicas descompuestas, en cascajos, rodados antiguo %
etcétera. Se da bien en los gredosos, graníticos, pizarrosos, calcá-
reos, algo secos i apretados, arenosos, etc.; no esmui exijente en hx
calidad del suelo, pero necesita, sobre todo, un terreno permeable;
no se da bien en los suelos de poca profundidad; perece en iuiinc-
dades algo detenidas, por pocas que sean.
Clima.— Sq da mejor en los faldeos, lomas i crestas de coi'ros,
aun donde domina un aire húmedo [SOYo) i donde las lluvias anua-
les no pasen de 306 milímetros. Un clima templado fresco a frió i
alpino es lo que prefiere en el .hipon, con una temperatura media
de 12 a 15^6 en el verano i una media anual de 4 a 7"; resiste
calores de 38'^ i fríos de 15 i mas; no se hiela en Alemania.
4C0 íiOl.KTLN DI-: r.OSQUKS, ÍM'SCA 1 CAZA
Lluvias anuales de 800 a 2.500 milímetros i mas aceleran el creci-
miento. Se halla sobro todo en alturas de 1. 500 a 2 70<) metros
sobre el mar, pero existe en los planos i a mucha mayor altura
en la cordillera.
La rejion cultural se csticnde de Coquimbo al Territorio de ]\[a
^a llanos, pero la conveniente es solo do Aconcagua a Chiloé, con
pief srencia de Colchagua a Puerto Montt. Por su lento desarrollo
en comparación con otras coniferas solo se recomienda su cultivo
de Concepción al sur o en situaciones frías.
La semilla se da a los 10 a 12 años de edad del árbol, pero je-
neralmente es solo servible a los 14 o 15 años, malura en otoño i
se cspaice en el suelo en la primavera; 1 kilo posee de 150 a 1(30,000
granos ciue pieiden la facultad de jerminar comunmente a los 8 o
4 años.
Zo.s* almacigos se hacen apenas se reciba la semilla a la sombra
de una ramada en los meses de Enero a Febrero para avanzar un
año de crecimiento; pero comunmente se hace de Junio a Agosto.
.Termina 4 a 5 semanas después de la siembra con 6 (raras ve-
ces de 5 a 7) cotiledones coitos, débiles, voi-des azulejos. La plan-
ta llega a 15 centímetros en la primera temporada.
EL repique se efecti'ia al fin del primer año a macetero, cajón o
planta banda.
La plantación se hace mejor con árboles de 2 años de edad de
20 a 30 centímetros de alto, porque la raiz profundiza muí lijero
i dificulta la trasplantación cuando posee mayor desarrollo; árbo-
les de mas de 3 años de edad se avejetan con facilidad al em-
plearlos.
Se puede usar la siembra directa, pero es antieconómica. Con
raiz desnuda, de champa i de macetero se da bien, pero es mejor
la plantación con raiz desnuda.
Tjas distancias pueden ser de 1 x 1,25 hasta do2 x 2 metros, pero
es preferible elejir un término medio de 1,5X1,5 o de 1,5x2, por-
que no sufre bien las uniones esti'echas i necesita que la copa cslé
bastante aireada.
En avenidas puede ser colocado en intervalos de 1 a 4 metros.
La re2)roducaon natural QS muí snt\s[a.ctor\ñ en situaciones altea-
das i asoleadas, pero insignifícante en la sombra o con un exceso
de protección superior.
Mezclas. — El alerce del Japón se encuentra mezclado en la re-
BOLETÍN DE BOSQUES, Í'ESCA 1 CÁ^^A 06!
jion templada abrigada con encinas (Quercus), hayas (Fagus), ol-
mos (Ulmus), castaños (Castanea), nogales (Juglans), etc.; pero en
estos caeos ocupa el alerce siempre his situaciones dominantes en
íoima de manchas, como ser lomas de colinas, etc. En la rejion
templada fria, ya se halla el alei'ce mezclado en mayor o menor
número con tpugas o hemlock (Tsuga divcrsifolia), piceas (Picea),
abetos (Abies) i algunas pocas clases de pinos (Pinu?). En \n. 1 ejión
fria i alpina abundan los Larix a vece? en bosques limpios de bas-
tante estension i se hallan mezclados con aiboliios de hoja caduca,
pinos (Pinus punn'lla) i píceas (Picea).
El alerce del Japón es uno de los árboles forestales mas exijen-
tes en luz; desde la primera juventud no sufre una protección
superioi' i se avejenta con ella; tampoco se mantiene bien en
uniones mui estrechas i lehusa una protección latei'al mui pic-
nunciada.
Necesita una situación sobresaliente o sei' mezclado el dia de la
plantación con especies de mas lento desarrollo (como piceas i
abetos) paia que la copa esté bien aireada i asoleada. De otro
modo languidece, se avejenta i pere^-e.
Al intercalai lo en la vejetacion natural del i»ais del)e ser tomado
(SO preferentemente en considci'acion i debe dcdicáiscle mas bien
manciuis en situaciones elevadas.
Labores cnltarahs.— iSou la re[ lanlacion de lo seco i la ] o la de
h s letoños de áiboles o ai bustos nacionales, que le quitan la luz
i el aire.
Las cojtas de limpia , raJcamicnto. etc., sen las conniücs.
Conclusiones. — Al comparai' el alerce del .Japón (Laiix lepto-
lepis) con el alarce europeo (Lai'ix europaea) se debe decir que el
piimero se eleva mas rápidamente i mas derecho en los primeros
decenios, es mas sufrido al calor i a la sequedad; vejeta bien en
los planos; sufre menos de enfermedades criptogámicas, es de cul-
tivo mas rústico en el país i produce una madera igualmente
apreciada que la del alerce europeo.
Según las pocas esperiencias hechas en el pais, siempre debe
darse preferencia al Larix leptolepis, lo mismo como le sucede
actualmente en Alemania comparado con el alerce europeo en
igualdad de terrenos i situaciones.
La madera de arabos alerces se estima mucho mas como resis-
tencia que la de las piceas i abetos, i es algo superior a este res
4G2
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
pecto al pino oregon que recibimos de Estados Unidos, a mas de
ser de crecimiento parecido a él.
Al compararlo con ciertos pinos, como el pino de Canarias i el
pino maiítimo, solo lo recomendamos de Concepción aLlanquiliue
i Chiloó donde ya disminuye el crecimiento de los pinos, tanto que
llega a ser ventajoso emplear el alerce del Japón o donde los pii-
meros se helarían.
Consideramos necesario el cultivo de los alerces en el pais por
la madera de construcción de primera clase que producen i que
puede darse relativamente lijero en las lejiones del sur.
F. AlJJEHT.
EL HIKOIU BLAMX)
HKORIA OVATA O CARTA ALBA
Nonihreíi 7'uJgareí^. — El mas común es Shagbark Ilickory, pero
también le dan los nombies Shellbaí k Hickory, Upland Hickoiy,
Scalybark Hickory, White Walnut, White Ilickory, Shagbark
Walnut, Sweet Walnut, Redheart Hickory, en Norte América; No-
yer blanc d'Amerique, en Francia; Weisse Hickory, en Alemania;
Hikori blanco, Carya blanca o Nogal blanco, en Chile-
BOLETÍN DE B0SC,)UE8, PESCA I CAZA 463
Sinónimos. — Hicoiia ovat¿i Btitton i Ocirya albaNuttal.
Patria. — Sur de Maiiie i Quebec hasta Delawai e i siguiendo
las montañas Appalachian hasta Florida, el norte de Alabama i
Missisippi; al oeste atraviesa el sur de Michigan hasta el centro
de Minnesota i noreste de Nebraska, centro de Kansas, Indiana i
este de Texas.
Aclimatado en muchos paises por la calidad de su madera i cul-
tivado forestalmente en Alemania, Suiza, Austria i también en
Fj-ancia.
Descripción. — Tronco parecido al nogal común con tendencias a
ramificarse, pero derecho en bosques tupidos, mas bien delgado,
solo los árboles seculares gruesos; corteza cenicienta pálida, que
cae de vez en cuando en tiras de 30 a 50 centímetros; raiz vertical
profunda, las laterales poco desarrolladas; hojas, con 5 hojuelas,
(raras veces con 7) con el borde dentado, derechas i cubiertas de
un vello fino; flores, aparecen después de las hojas, en amentos de
10 a 12 centímetros de lai'go; fruto solitario o de a dos nueces, de
cascara verde lisa de 1 centímetro de grueso, con 4 surcos pro-
fundos; nuez amarillenta pálida con 4 a 6 cantos i punta alargada,
casi redondeada, de unos 2 centímetros de diámetro.
Dimensiones. — Árbol de 20 a 30 metros con un diámetro de 0.70
a ] metro, raras veces se encuentran ejemplares de 40 metros con
un grueso de 1.30 metros en los bosques vírjenes de Norte América.
Crecimiento.- Muí lento en los pi-imeros 10 años, mas tarde algo
mas lijcro. Arboles de 10 años tienen jeneralmente de 2 a 4 me-
tros i de 20 años 9 a 12 metros. Pasado los primeros 10 años hace
brotes de 0.80 a 0.90 metros. En los bosques víi'jenes se han
encontrado troncos de 50 centímetros de diámetro que tenían
233 años.
En Alemania crece en 7 años 3 metros i en 14 años 7.5 metros
con un diámetro de 8 centímetros.
En el centro de Chile en terrenos fértiles i regados alcanza a
los siguientes desarrollos.
Edarl en
años
Altura en motros
D
lámetro en centímetro
5
1.2 a 2
1 a 2
10
3,5 ;; 5 .
3.5 ;i 5 5
15
G a 10
6 a 10
464
boletín de bosque ^ BESCA I CAZA
Madera. -Albura blanca, con layitas oscuras, de 4 a 4,5 centí
metros de grueso, pelliu bruno pálido, pesada i muí dura, de grano
fino, densa, flexible, elástica, mui resistente, se pudre en contacto
con la humedad; el peso especifico es O 82 a ('.84; i un metió
cúbico vale de 17o a 225 marcos.
C/SO.S'.— Es mui estimada para máquinas agrícolas, carrocería,
carretería, vagones de ferrocarril, mangos de lierramient¿is, ca-
nastos, leña i carbón. Todavía no hai otra madera mas resistente
en comparación con el peso que posee i de las dimensiones delga-
das que se pueden emplear en la industria.
BOLETÍN l)[>: BOSQUES, PESCA I CAZA 465
La corteza sirve para curtir. Las nueces son dulces, de un
aroma i gusto fino, pero mas difíciles de partir que la nuez de
nogal común.
Terreno. — Los mas fértiles i frescos son los mejores para su cul-
tivo. En Estados Unidos se halla en los suelos sueltos, humi-
feros i frescos, se da también en las tierras mezcladas con arena,
maicillo i arcilla, como en los algo húmedos i bajos fértiles de los
rios. Huye los suelos apretados, calcáreos, secos, vegosos i
salobres.
Clima.— Frecüentii los faldeos frescos délas colinas i los llanos
donde se halla, sobre todo, mezclado con otras especies de hoja
caiuca (encinas, arces, olmos, álamos, acacia blanca, nogal negro,
etcétera ) Se hiela con 10 a 15" c, cuando chica, mas tarde es mas
resistente; calores de 35° no le hacen daño. Las lluvias anuales
que puede recibir varian de 800 a 1,700 milímetros i aun mas.
La rejion cultural. — Se estiende de Illapel a Llanquihue, pero,
le conviene mas desde Maule a Chiloé en las condiciones
indicadas.
La semilla. — Se obtiene ya de árboles de 10 a 15 años de edad;
1 kilogramo posee de 200 a 250 nueces, que pierden su fuerza jer-
niinativa cuando se secan, peí o convenientemente guardadas
duian hasta 3 i 5 años.
Almacigos. — Se estratifican las semillas porque si no suelen de-
morarse de 1 a 3 nños en jerminar. Las semillas esti'atificadas se
siembran en surcos a distancia de 2U a 40 centimetros, a la
sombra de árboles vecinos.
La plantación. — Es mejor efectuarla por medio de la siembra di-
recta, pero se puede tomar también plantas chicas de 1 a 2 años.
Arboles de mayor tamaño no se desarrollan bien, porque la raiz
vertical posee en el primer año un largo de 30 a 40 centímetros i
en el segundo de 40 a 60 centimetros.
Distancias. — En cultivos limpios se plantaría de 2 x 2 metros i
aun el doble, pero lo mas conveniente son las mezclas poique
necesita cierta sombra en los primeros 10 años para su mejor
crecimiento.
Mezclas.Suh'e mejor la sombi'a que muchos otros árboles de
hoja caduca, pero mejor es no excederse en ella. En bosques de
encinas, eucaliptos, aromos de Australia, acacia blanca, etc., que
no estén colocados en distancias cortas puede ser empleado como
406 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZyi
protección del suelo a distancias de 3 a 6 metros con el propósito
de cortar los bosques primitivos entre los 10 a 20 años o raleados,
t.mto que no perjudiquen el desarrollo futuro de los hikoris.
Las labores culturales. — S^n solo la replantacion de lo seco. Las
cortas de limpia^ raUamiento, i la final dependen del cultivador,
porque se emplea para los usos industriales igualmente la albura
que el pellin i a veces se prefieren los árboles delgados para man-
gos, rayos, etc.
Conclusiones.— Oom.'^-á.Vixnáo la Hicoria ovata con sus conjéne
res se debe decir que la H. glabra (Carya porcina) se da en terre-
nos algo menos fértiles i mas secos; la H. mínima (Carya amara)
es exijente en calidad del suelo; la II. alba (Carya tomentosa) se
da en algo mas seco, pero es lenta; la H. lacíniosa (Carya sulcata)e3
es mui exijente en la calidad del suelo i clima; la H. aquatica (Carya
aquatica) so da en los terrenos algo mas húmedos; la H. pecan
(Caiya olivaeformis) crece mas lijero i es mas rústica; pero en ca-
lidad de madera solo se considera la H. laciniosa i H. alba igual a
la Hicoria ovata, siendo una de las menos apreciadas la H. pecan.
Se impone el cultivo de los Hikoris blancos en las condiciones
indicadas en el pais, porque donde se necesita madera mui delga-
da, resistente i elástica, que no sea demasiado pesada, no es posi-
ble reemplazarla por otra; de allí viene su alto precio en el comer-
cio i la circunstancia que Australia, a pesar de sus maderas
resistentes, importa anualmente 30,238 pies superficiales dé hikori
por valor de 709 libras esterlinas.
Chile importa al año en madera para carrocería fina por valor
de % 5,000, i siendo el pais relativamente favorable al cultivo del
Hikori blanco, debemos cultivarlo.
';
F. Albekt.
CULTIVO DE ESPECIES SALMONÍDEAS
El cultivo de éstas especies debemos tratarlo aparte, pues se
procede de distinta manera que en el de otras familias piscícolas.
Desde luego, son éstos los únicos peces a los cuales se les estrae
artificialmente sus ovas i se les fecunda e incuba del mismo modo,
boletín de bosques, pesca i caza 467
mientras que en las otras familias solo se les a^'uda en su repro-
ducción proporcionándoles lugares adecuados para el objeto i pro-
tejiéndoles contra sus enemigos; pero el acto del desove i fecun-
dación lo vei'ifican los mismos peces. De paso sea dicho que la
estraccion, fecundación e incubación de las ovas de estas últimas
especies por la vía artificial no es imposible; al contrallo, se han
hecho muchos ensayos en este sentido; pero sin lograr resultados
satisfactorios. Únicamente en la familia salraonídea se ha visto
ventajoso el proceder artificial en la reproducción.
La jeneralidad de las especies pertenecientes a la familia sal-
monídea llegan a la edad de reproducción a los tres años. Las es-
pecies introducidas en el pais desovan a fines de otoño i princi-
pios de invierno, con escepcion del Salmo irideus que desova a
fines de invierno o a principios de primavera.
Sucede que los ejemplares que se han desarrollado mui rápida-
mente llegan mas tarde a la madurez de reproducción que aque-
llos que se han desarrollado normalmente.
Es difícil distinguir los sexos en estos peces, sobre todo en los
ejemplares vírjenes, es decir en aquellos que todavía no han deso-
vado. En la hembra el poro sexual tiene una forma redonda, mien-
tras que en el macho se divisa en el mismo lugar, al apretar un
poco, un apéndice mui pequeño que acaba en punta. En el tiem-
po del desove el aparato jenital de la hembra se hincha i es mas
sobiesaliente.
Aproximándose la época del desove loi peces adquieren colores
mas intensos, lo cual se acentúa aun mas en los machos; en éstos
la punta de la mandíbula inferior se arquea hacia arriba.
IjOS ovarios, que en su principio son dos pequeños saquitos au-
gostos i largos, situados a ambos lados debajo de la espina dorsal,
se agrandan considerablemente. El vientre del pez es al principio
duro i tenso, pero después de haberse roto el saquito que con-
tenia las ovas i éstas han caído sueltas dentro del abdomen, éste
se ablanda i cede al contacto del dedo; es ésta la época de su com-
pleta madurez i las ovas están aptas para ser estraidas.
•Se ha podido observar, que en algunas especies de la familia
salmonídea, especialmente en el Salmo farío, una temperatui'a
baja provoca madurez mas pronta de las ovas, mientras que una
temperatura elevada la ati-asa. Así, por ejemplo, los arroyos ele-
vados, donde las aguas son mui fría?, los peces desovan hasta dos
468 boletín de BOSQUES, PESCA 1 CA¿A
meses antes que en los rios o lagos de las llanuras, donde la tem-
peratura es mas elevada que en los primeros. Pero como también
se ha podido observar, en algunos riachuelos manantiales don-
de, corno es sabido, la temperatura en esta estación es ra is
elevada que en los rios i lagos de la llanura, dichos peces han doso
vado antes que en estos últiaio^, se cree también que la corrie;;-
te del agua ejerce alguna influencia sobre el adelanto en la ma
durez de las ovas. En otras especies, como por ejemplo en el Sal
mo iriJeus se observa siempre efectos contrarios; es decir, una
temperatura elevada acelera la madurez délas oviis, mientras que
una tempcratui'a baja la atrasa. Pero en todas la,s especies coin-
cide el hecho de que una temperatura elevada apresura la jermina-
cion de las ovas, una vez puestas, provocando efectos contrarios
una temperatura b^ja.
Los huevos desde su salida del vientre materno hasta el naci-
miento del pez pasan un periodo de incubación mis o menos pro
longado según la temperatura del agua. La temperatura mascón-
veniente para la incubación es de 2 a 10" centígrados, siendo el
término medio el preferible. La duración de la incubación de las
ovas de aquellos salniónides que desovan en invierno se calcula
aproximadamente en 450 «dias-centígrados», es decir, si el agua
tiene por término medio una temperatura de 5 grados, la incuba-
ción demora 90 dias, o sea 450 dias centígrados; i si solamente ti. ■-
no 3 grados la incubación durarla 150 dins. Supongamos que una
hembra de Salmo furio desova en un lio en las nUuras cordille-
ranas el dia 15 de Mayo; !a incubación, bajo las temperaturas su
puestas, duraiia:
Mayo 16 días a tetnp. media de 4 grados
Junio .")( ) » >> » » » •> »
.Julio 'n\ » » » » » 4 »
Agosto oí » » » » » 5 »
Setiembie 3 » » >> » ^ O »
Total
Nacerían los peces a principios de Setiembre. Naturalmente,
algunos huevos se adelantan i otros se atrasan en la jerminacion
i puede haber asi una diferencia de mas de 15 dias entre el
01
(lias
'.)()
121
155
18
451
dicis
BOLETíSí Í)R BOSOURS, PKSCA 1 CAZA 400
nacimiento do los primeros i últimos. Este cálculo solamente se
puede aplicar en temperaturas medias, o sea entre 3 a 9 gradop.
Suele suceder a voces que los huevos de los salmónides dejene-
ran antes de llegar a la madurez. Hai diversas dejenei'aciones:
una de ellas es la reabsorción de los huevos. Consiste en que las
ovas, principiando las de atrás, se reabsorben poco a poco, que-
dando al final únicamente las membranas vacías. Este fenómeno
no se ha observado nunca en peces que viven silvesties en aguas
libres, sino en peces cultivados en estanques, i es orijinado por
alimentación estcmporánea. Los reproductores no deben tomar ali-
mento desde dos meses antes del desove. En su vida silvestre por
instinto se abstienen de alimento. Podría creerse que lo hai'ian
también estando en estanques, pero no sucede asi, pues llevan
vida i por consiguiente costumbres diversas en las distintas par-
tes. En aguas libres (ilos i lagos) el alimento de los peces es, poco
antes i durante la época del desove, que como sabemos se verifica
en invierno, bastante escaso, 1 tenemos en ello una causa natujal
de la abstención de alimento. Por el contrario, en los estanques
los peces están acostumbrados a recibir su alimento a horas fijas
i si se sigue proporcionándoselo antes i dui-ante el desove, ellos
siempre lo aprovechan. Entonces durante la dijestion se les con-
centrará la sangre en los órganos intestinales, quedando mientras
tanto el desarrollo de las ovas paralizado, lo que mas tarde se
traducirá en la dejeneracion ya conocida.
También pueden causar una reabsorción de los huevos alimen-
tos inadecuados, como por ejemplo el consumo de carnes en des'
composición.
Otra dejeneracion de ovas podemos observar en el producto de
hembras mui gordas. Sus huevos, al parecer, son buenos; solo un
ojo esperto alcanza a distinguirlos de los i'ealmente buenos por
una pequeña diferencia en el coor. Mientras que estos últimos
son trasparentes, de un coloi' amarillo hasta anai'anjado, los pri-
meros son algo opacos, de color blanquisco mate. Gran parte de
estas ovas son iniecnndables i de las que realmente llegan a
fecundarse, sucumbe la mayoría de los embriones durante la in-
cubación.
En algunos salmónides sucede también que el espernia de los
machos queda inservible parala fecundación. Así podemos obser.
var este fenómeno en el Salmo irideus, teniéndolo antes del desove
470 BOLETIX DE ROSQURS, PESCA T CAZA
algún tiempo en aguas completamente estancadas i de una tem-
peratura muí elevada. El esperraa se retroforma convirtiéndose
en un agua lechosa azuleja.
Antes del desove las hembras deben estar separadas de los ma-
chos, pero si se quiere apresurar la llegada del desove, se colocan
los dos sexos juntos en un estanque, llegando asi las ovas mas
pronto a su madurez.
Pedro Golusda.
Pisiscultor 1,"
LOS BOSQUES Y LAS AGUAS
{Continuación)
Una cuarta parte en fin, hallándose infiltrada, gracias a la pet
raeabilidad del terreno, llega a sobrepasar a la zona de profundi-
dad donde las raices de los vejetales pueden aspirarla o de la cual
ella puede elevarse por capilaridad hasta la rejion en donde las
raices son mas activas. Ella penetra cada vez mas profundamente
en el terreno hasta que encontrando el obstáculo de una capa
impermeable se acumula para constituir una napa subterránea úq
agualibre. Esta napa es la que, desbordándose hacia afuera, forma
los manantiales cuando son llenadas las condiciones espuestas en
el párrafo 1.'^ de este capítulo. Si la configuración del terreno es
tal que las aguas no pueden aparecer al aire libre, la napa subte-
rránea es entonces esplotada por medio de pozos. Se ha llamado
en algunos casos napa preática a la capa mas pi'óxima de la su-
perficie del suelo, porque es ella laque alimenta los pozos por me-
dio de los cuales se circunscribe naturalmente la profundidad a
un nivel que no sobrepasa, en jeneral, a la parte mas superficial
de la napa.
Antes de ir mas lejos sobre este punto, conviene establecer aquí
una distinción esencial entre los manantiales de las rejiones mon-
tañosas i los de llanuras o terrenos planos.
En las montañas, el escurrimiento desempeña un papel tan pre-
BOLSríN DE B03i¿aE3, PS^GA I CAZA 471
ponderante que el asunto que nos preocupa puede ser tratado
tomando en consideración solo este fenómeno, prescindiendo de la
evaporación i de la permeabilidad.
La inñuencia de la pérdida debida a las aguas bravas supera
a todas las otras. Este caso especial, el mas simple, es el único sobi e
el cual se puede formular conclusiones absolutamente ciertas. La
continuación de esto es también importante: los manantiales son
infinitamente mas numerosos, mas abundantes i mas útiles en las
montañas que en las llanui'as. Los manantiales de llanura o bien
son alimentados por aguas infiltradas en la montaña o no tienen
influencia alguna sobre el réjimen de las aguas a causa de su débil
salida o pi'oduccion.
La caida del agua en las rejiones de poca altura es en realidad
insuficiente para que después de la i-educcion hecha por la vejeta'
cion, Jeneralmente agrícola, pueda quedar una parte considerable
para alimentar a los manantiales.
A menudo los terrenos planos producen cosechas que, pai'a for.
mai'se, absoiben mas agua que la que producen las pi'ccipitaciones
locales, siendo el resto alimentado por la irrigación natural o ar.
tificial por medio del escedente de zonas mas elevadas.
En las llanuras, al contiario, el escurrimiento no existe i la ali-
mentación de la napa subterránea depende de las condiciones de
permeabilidad del suelo i de la evaporación.
INFLUENCIA DE LOS BOSQUES .SOBRE LA INFILTRACIÓN
DE LAS AGUAS EX MONTAÑAS
La fracción de escurrimiento aumenta con relación a la pen-
diente del tei'reno i según la rapidez mas o menos grande con que
cae la lluvia o se derrite la nieve sobre los declives. Ella puede
llegar a ser estremadamente elevada. M. Imbeaux (1) en un estu-
dio sobre el réjimen de la Dui'ance, ha encontrado que «por las tres
escepcionales crecidas del 27 de Octubre de 1882, de Octubre de
1886 i de Noviembre del mismo año, la fracción de escurrimiento
había sido en Mirabeau de 0.33,0.39 i 0.42, o sea mas de un tcr-
(1) Programa preliminar de liidrolojía, por el Dr. Imbeaxix, injeniero de
puentes i calzadas, publicado en la Zeitschrift fiir Oeiuüsserkunde, 1898 i
1899.
J7.' BOLETÍN DE liü«(^L'ES, PE!S(Jx\ 1 GAZ.\
cío de la lluvia caída, habiendo descendido a 0.27 para las crecidas
raénos intensas i aun a 0.23 i 0.18 para medianas i pequeñas cre-
cidas, probando con esto la lei de su decrecimiento o disrainu
clon paralela a la intensidad de la lluvia». Para el Danubio en
Vieiía, la Oficina Central Hidrográfica de esta ciudad ha encontra-
do, aplicando el mismo método, 42.1"/o para el período del 28 de
Julio al 14 de Agosto de 1897. (1) Otros autores (l)emontzey i ]\r.
Ney) han constatado que la fracción de escurriniiento puede al-
canzar de 40 a 50"/o de la caída pluvial en las pendientes desmon-
tadas. El mismo Demontzey cita un caso en que la fracción de
escurrimíento ha llegado a elevarse a las tres cuaitas partes del
agua derramada por una tempestad sobre la hoya de uu torrente
estendida hasta mas de 800 hectáreas.
La acción de los bosques sobre la reducción de las aguas bra-
vas es tan conocida, tan uníversalmento aceptada, que creemos
supérfluo insistir sobre este punto. Nosotros recordaremos solamen-
te que de ella resulta: 1.» que gracias al obstáculo formado por la
copa de los árboles, el agua no llega al suelo mas que con una ve-
locidad casi nula; 2." que las lluvias son mas frecuentes i menos
violentas en el bosque i sobre todo que la licuación de las nieves es
mucho menos rápida en el bosque, donde duran de 15 dias a un
mes mas que en terrenos descubiertos; i 3.'^ el obstáculo opuesto
por los troncos i las raices de los árboles a las corrientes de agua
i en ñn la absorción de una cantidad considerable de agua por el
musgo o la cubierta vcjetal seca del terreno.
Se ha calculado que una capa de hojas secas o de musgo retiene
por su higroscopicidad (facultad de recojer la humedad de la
atmósfera) una lámina pluvial de setenta i cuatro milímetros de
espesor caída en uu día antes de su escurrimíento (2). Lo mismo
sucede cuando la superficie está saturada, la cual no deja escapar
el agua mas que gota a gota de manera que el suelo puede impreg-
narse completamente con gran beneficio para la napa subterránea*
Se puede decir que el escurrimíento es casi completamente supii
(1) Die ITochwasser Katastrophe des Jahres 1897 ii\ Oesterreich, Beitrii-
ge ziir Ilydi-ogrfipliie Oe^torroit lis, 1'98.
(2) Ebeiniiayer [Din ¡jesammte Lehre der IVidstveu, Berlín, 1876) dice
que el musgo puede absorber casi 3 veces su peso de agua. Los sphognums
i íx\gnuoíi hyijnums pueden almacenar 4 1/2 litros do agua por metro cua-
drado de terreno cubierto con ellos. Las hojas secas de haya retienen mas
del doble de si; peso en agua, i las de pino algo mas de su peso.
boletín de EOSQIJES, pesca i caza 473
mido sobre las pendientes cubiertas de bosques en buen estado.
Nosotros no podríamos resumí i' mejor lo que concierne a la ac-
ción del bosque sobre la alimentación délos manantiales en mon-
tañas, sino poi' la cita tomada de la pluma tan autorizada del
profesor M. Henry [i). «Las montañas pobladas de árboles ati'aen
a las lluvias; es aquí donde las precipitaciones atmosféricas alcan-
zan su máximun; es aquí donde se efectúan los grandes depósi-
tos de agua; es aquí donde se encuentran casi todos los manantia-
les. Los bosques tendidos sobre las montañas, sobre todo aquellos
cuya situación es perpendicular a la dirección de los vientos hú.
medos determinan la piecipitacion de la mayor parte del vapor de
agua que estos contienen. Para convencerse de esto basta dar
una mirada a un mapa pluviométrico. Las montañas desnudas
diremos calvas, no tienen en este caso mas que un efecto muí dé-
bil; esto es lo que nos demuestran de una manera irredargüible
las comarcas que rodean el Adriático, i asi mismo una parte del
Mediterráneo, las cuales son conocidas por su falta de humedad.
Privadas de bosques estas montañas, les falta el medio do re.
frescar el aire que las rodea i pi'oducir así la precipitación del va-
por que aquel contiene. El suelo desnudo, espuesto al calor inten-
so del sol cuando miran al Oeste o alSui' oeste, no posee por cierto
esa propiedad.
«Una segunda diferencia consiste en la enorme disminuoion so-
bre las montañas pobladas de árboles de la fracción de escurrí,
miento, comparada con la que se produce sobre las mismas pen-
dientes desnudas- Las aguas, en lugar de precipitarse en el thal-
weg provocando inundaciones súbitas i desastrosas, penetran len-
tamente en las cubiertas i en el suelo, que ellas impregnan profun
damente. Por eso consideramos incontestable i nosotros creemos
incontestado que los bosques de montañas favorecen en jeneral
la producción de los manantiales».
Se i'efoizaria nuestro razonamiento si los bosques de montañas
crecieran bajo un clima cálido donde la evaporación física es
considerable.
(1) Comunicación al Congreso internacional de Silvicultura de París en
1900.
474 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
INFLUENCIA DE LOS BOSQUES SOBRE LA INFILTRACIÓN DE LAS
AGUAS EN LLANURAS
La influencia del escui rimiento queda completamente descartada
en el caso de los bosques de llanuras. La alimentación de la napa
subterránea no dependerá aqui mas que de la ev^apo ración fí
sica o fisiolójica i de la peimeabilidad del suelo. Examinemos des-
de luego la acción de los bosques sobre esta permeabilidad del
suelo.
El terreno forestal en buen estado es naturalmente blando.
Las raices de los árboles lo penetran profundamente hasta tres
o cuatro metros i a veces mas, i engrosando hacen el efecto de
cuñas que dividen mecánicamente el suelo. Cuando los árboles
son deriibados las raices se descomponen i queda en su lugar una
serie de canales repletos de una materia higroscópica que condu.
ce el agua directamente a profundidad mui intensa.
A lo largo de las raices de los árboles en pié, sobi'e todo en la
proximidad del tronco, quedan entre la tierra i la corteza vacios
provenientes de las oscilaciones del árbol balanceado por el vien-
to; el agua de la lluvia que se ha deslizado a lo largo de los tron-
cos penetra poi" ahí directamente, mejor dicho instantáneamente
en el §uelo. Por último la vejetaeion forestal favoiece la división
del suelo por la acción de las lombrices.
La temperatura del suelo forestal es sensiblemente mas eleva
da en invierno que la de los terrenos descubiertos. Resulta a me.
nudo que durante la estación fria, la caida de las lluvias i el derre
timiento de las nieves se efectúan sobre un terreno helado i por
consiguiente impermeable en la superficie, de manera que toda el
agua desaparece por escurrimiento. El suelo menos frió en el
bosque puede no ser helado i absorber el agua caida.
Es una cosa evidente que la evaporación física del agua del
suelo es menor bajo el bosque qu3 en un terreno agrícola. El bos
que recubi'e el terreno de una doble pantalla protectora: desde
luego la capa de hojas secas, sustancias eminentemente higroscó.
picas, siempre fresca, que, superpuesta inmediatamente al terreno,
se opone con grandes enerjías a la evaporación. Mas arriba, la cú-
pula del follaje, de múltiples formas, adquiere su densidad máxi-
ma en verano en la época en que la evaporación es mas fuerte-
boletín de bosques, pesca i caza 475
La temperatura del aire es también mas baja en verano, sobre to-
do bajo el bosque que fuera de él. Es un estorbo poderoso para la
«vaporación. La temperatura mas baja del terreno forestal en ve-
rano obra también en el mismo sentido.
En fin, la evaporación es mucho mas favorecida en campo raso
por el viento, que renueva constantemente las capas saturadas del
-aire en contacto inmediato con el suelo.
Se ha tratado de medir la importancia comparada de la evapo-
ración bajo el bosque i fuera de él, determinando la cantidad de
liquido perdida, por medio de recipientes llenos de agua dispues-
to bajo el bosque o a todo campo.
En estas condiciones el agua se evapora de dos a cinco i hasta
ocho veces, en término medio tres veces mas en terreno descu •
bierto que bajo el macizo. Pero estos esperimentos son pocos sig-
nificativos, aun si los recipientes llenos de agua fueran reem-
plazados por cajas impermeables llenas de tierra: las condicio
nes artificíeles en que se opera son mui distintas de las condicio
íies naturales.
Nos queda que comparar el bosque con los terrenos agrícolas,
desde el punto de vista de la cantidad de agua estraida del suelo
por la vejetacion.
Se ignora en absoluto, por decir verdad, cual es la cantidad de
agua necesaria para la formación de las cosechas agrícolas o fo-
restales.
Un observador, Wollny, ha emprendido en 1879 i 1880 medicio-
nes directas de la cantidad de agua consumida por diversos veje
tales (cebada, avena, trébol encarnado, césped, centeno, etc.) que
él habia sembrado en cajones de vejetacion estancos. Habia
determinado la cantidad de agua encerrada en la tierra al princi-
pio delesperimento i agregándole la cantidad de agua suministrada
durante la permanencia de esta, sea por la lluvia, sea por el riego i
suprimiendo la que habia filtrado a través de la tierra i que habia
sido cuidadosamente recojida, se obtenía el dato exacto del con-
sumo en agua. En realidad las cantidades medidas son superiores
a este consumo, porque ellas comprenden, ademas, la parte queso
ha perdido con la evaporación del suelo o con la evaporación del
agua pegada a las hojas i a los tallos. Las esperiencias de Wollny
han durado de 106 a 155 días de la época de la vejetacion. El con-
476 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
sumo en agua ha sido en término medio de 43 millones de kilógra
mos por hectárea; la cifra máxima del consumo ha sido alcanzada
por el trébol cuya proporción llegó a 54 millones de kilogramos.
Estas cifras representan en término medio por hectárea i por día
durante la estación de vejetacion, un consumo de agua de 34 a 35^
metros cúbicos mas o menos.
Un autor mas antiguo, Risler en 1870 i 1871, habia encontrado
que el término medio del consumió diurno por hectárea durante la
estación de vejetacion es de 52 metros cúbicos para la alfalfa i
los prados, de 44 para la avena i de 23 para el centeno, etc; en
término medio 32.5 para los vejetales cultivados, mientras que es^
te no alcanzarla mas que a 8 metros cúbicos para el pino i a 6
para la encina. Es bastante sensible que nosotros seamos incapa-
ces de apreciar el valor de estas cifras ignorando como han sido
obtenidas.
Combinando las cifras de Wollny i de Risler, V. Ney (1) calcula
que los vejetales agrícolas, en jeneral, consumen jjor hectárea
500O metros cúbicos de agua durante la época de la vejetacion.
Un esperimentador austríaco, von Hohnel, ha medido direc-
tamente la cantidad de vapor de agua emitida por las hojas de
diferentes árboles desde el l.o de Junio hasta el 1.® de Octubre, ha-
biendo encontrado que durante este período las hojas de abedul
emitieron 680/0 de su propio peso en vapor de agua.
Fresno = 57"/'o
Carpe • 56 »
Haya 47 »
Encina 28 »
Picea 6 »
Pino silvestre 6 »
Abeto 3 »
Basándose en estos datos M. Ney calcula que el consumo de-
agua por hectárea, durante la estación vejetal, seria de:
27 400 000 kilogramos para la haya (11 ms por día).
21 100 000 kilogramos para la picea (9 m por dia).
7 300 000 kilogramos para el pino silvestre (3 m*
por dia).
(1) Der Wald und die Quellen, Tubingixe, 1894.
boletín de bosques, pesca i caza 477
Es preciso observar que estas cantidades no comprenden el
agua incorporada en los tejidos de los árboles para el desarrollo
de su crecimiento, sino solamente la emitida por la evaporación
<le las hojas (1).
Otros datos que han sido publicados por T. Hartig-, von
Hohnel i Wollny, difieren tanto de los arriba citados que uno se
ve obligado a dudar del valor de los resultados obtenidos. Como
lo hace notar con justicia M. Henry: «si es fácil determinar por
las pesadas la evaporación de un arbusto en macetero o de un
cuadro de almacigos forestales, de césped o de trigo; si se puede,
en rigor, calcular según estos resultados, sin temor de equivocar-
se, la evaporación de una hectárea llena de césped, de trigo o de
almacigos forestales de una misma altura, seria bastante teme-
rario estender los resultados obtenidos sobre un arbusto culti
vado aisladamente a un bosque lleno de árboles de copas enma-
rañadas i superpuestas, cuyas hojas mas o menos sombreadas
funcionan con intensidades mui diferentes».
En el estado actual de la ciencia no es pues posible determinar,
por comparación, de una manera suficientemente aproximativa, el
volumen del agua que viene a alimentar a las napas subterráneas
bnjo los bosques i fuera de estos.
En presencia del mui alto interés de la cuestión i de la diversi-
dad de opiniones sobre la materia, se han hecho los mas grandes
esfuerzos para llegar de un modo indirecto a obtener datos segu-
ros de la acción de los macizos arbolados sobre la alimentación
de la napa subterránea.
Una primera serie de investigaciones ha sido emprendida con
el objeto de determinar comparativamente la cantidad de agua
que filtra a través de una capa de tierra encerrada en un com-
partimento estanco i cubierta en su superficie de diversas vejeta-
€Íones.
Se ha comprobado que el terreno desnudo deja pasar mas agua
que el que está cubierto de vejetacion o de hojas secas, musgos u
otras materias; este es mas o menos el único resultado establecido i
que aun puede ser discutido. Nosotros no insistimos sobre estas es-
(l) La cantidad de agua fijada anualmente en los tejidos de los árboles
puede ser avaluada en 3000 kilos por hectcárea.
478 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
periencias que no pueden ilustrarnos en nada, como en mucha»
otras cosas qué pasan en la naturaleza.
Se ha ensayado medir directamente la cantidad de agua con-
tenida en el suelo bajo bosques i fuera de ellos, a diversas pi'o-
fundidades.
Los trabajos efectuados en Alemania i en Rusia han puesto en
evidencia los siguientes hechos que parecen haber sido bien com-
probados.
La humedad del suelo forestal, mui intensa en la superficie, dis-
minuye con rapidez hasta una profundidad variable que en todo
caso no escederá de ochenta centímetros bajo las plantaciones de
piceas, según Ebermayer, i que alcanzaría a tres o cuatro metros
según las observaciones obtenidas en esperiencias rusas. Por de-
bajo de este nivel el contenido en agua va aumentando con rela-
ción a la profundidad del terreno.
Existe, pues, en el suelo una zona seca, mas o menos espesa i
profunda, comprendida entre la rejion húmeda de la superficie i la
rejion húmeda de la profundidad.
Se ve aquí de una manera bien clara la influencia de la absor
cion del agua por las raices en la rejion donde son mas activas o
en la inmediatamente inferior a la parte donde el agua puede ele-
varse por capUaridad o adhesión después. del desecamiento de la
capa mas elevada (1).
Este caso es aplicable a todos los terrenos cubiertos de veje-
tacion; ellos presentan una capa de tierra seca, mas o me-
nos alejada de la superficie según la profundidad i estension de
las raices de los árboles que la cubren. Siendo esta profun-
didad mayor pira los vejetales forestales que para los otros,
se puede comprobar como en ciertas rejíones i a un mismo nivel
(1) La profundidad de las raices de los grandes árboles es mucho ma-
yor a la generalmente admitida. En una tempestad que desarraigó en los
Vosgos una cantidad de abetos de todas edades, hemos podido determinar
la profundidad hasta la cual se habrían enterrado en el suelo arenoso de
esa rejion las raíces entonces visibles. Esta varió entre 1.5 i 3.5 metros;
pero si se atiende que los estrenaos de las raicillas tenían que haber que-
dado en el suelo, se puede admitir que esos árboles iban a buscar el sus»
lento hasta 4 i talves 5 metros de profundidad.
boletín de bosques, PEaCA I CAZA 479
el suelo forestal es mas pobre ea agua que el terreno agrícola (1).
Se llega en este caso a la conclusión de que el bosque absorbe
mas agua por su vejetacion que los otros terrenos cultivados, per-
judicando con ello la alimentación de las napas preáticas.
Es preciso reconocer que no se percibe relación evidente i ne
cesarla entre la humedad del terreno en su parte superficial i la
alimentación de la napa subterránea. Esta napa depende no del
grado de frescura del terreno sino mas bien de la permeabilid;¿d
de éste. Una capa de arena espesa dejai'á filtrar con facilidad i ra
pidez el agua pluvial, mientras que una capa de arcilla, por mui
fina que sea, la mantendrá estancada en la superficie i no la libra-
rá de la evaporación. I sin embargo la arena quedará seca mien-
rras que la arcilla contendrá siempre agua higroscópica.
Un hecho en estremo interesante i que creemos pueda dar luz
sobre las relaciones del estado arborizado de la superficie terres-
tre con la alimentación de las aguas preáticas, ha sido puesto en
evidencia hace poco.
Por eso consideramos que es un deber nuestro detenernos so-
bre este punto, recurriendo para ello a las últimas publicaciones
de nuestro sabio colega M. Henry.
La Sociedad libre imperial de Economía, de San Petersburgo,
emprendió en 1895 en los bosques i estepas de la Rusia meridio-
nal una serie de investigaciones sóbrela hidrolojia subterránea»
cuya dirección fué concedida a M. Ototzky, Conservador del IMu-
seo Mineralójico de aquella capital.
Los sondajes efectuados en el bosque de Chipoff (provincia de
Veronez) i en la Selva Negra (estado de Cherson) han inducido a
M. Ototzky a formular en 1897 la constatación de que, en igua-
les condiciones físico jeográficas, el- nivel de las aguas preáticas
(1) Estas investi,^aciones, miii delicadas de por si, solo son demostrativas
cuando se prosiguen simultáneamente, bajo bosque i a campo abierto du-
rante mucho tiempo. Si se observa el suelo inmediatamente después de un
aguacero se le verá saturado desde la superficie en xm espesor mas o menos
grande. Cesada la lluvia, el íigua penetra poco a poco en el suelo, por la
acción de la pesantez, saturando una zona mas i mas profunda, dejando so-
bre esta una capa de terreno que se deseca de nuevo, hasta llegar a la ^apa
preática i levantar su nivel. Fácil es presumir que se llegue, en cuanto a la
proporción de agua en el suelo para una estación i una profundidad dadas,
a resultados mui variables según la fecha i la fuerza de las últimas lluvias,
es docir según circunstancias fortuitas que los observadores no parecen haber
tomade en cuenta hasta la fecha.
•180 BDÍ.l'rriiV DS BÜSUUES, PESCA I CAZA
en los bosques de la zona de estepas es mas bajo qje en un espa-
cio libre vecino a éstas. En apoyo de sus razonamientos, inacep-
tados entonces, M. Ototzky publicaba los resultados do una serie
de sondnjes, de éntrelos cuales algunos verdaderamente no pare-
cen bien puestos al abrig'o de toda objeción (1).
En 181)7, el mismo profesor fué encargado por la Sociedad im-
pei'ial mas arriba mencionada para efectuar nuevas investigacio-
nes, pero esta vez en la provincia misma de San Petei'sburgo, en
60" de latitud Norte, en una rejion mas lluviosa que la de las es-
tepas donde se hablan hecho en 1895 los mismos esperimentos
(60 centímetros de caida anual en lugar de 30 centímetros).
Allí constató de nuevo que, bajo los bosques reconocidos,
la ii;ipa pieática se encuentra deprimida con relación a lo
. que está en los terrenos cultivados vecinos. La diferencia de
nivel era bastante sensible i variaba de 0.5 a 1.15 metro.
El 1.'^ de Julio de 1899, M. Henry, profesor de la Escuela Na-
cional de Aguas i Bosques, por solicitud suya fué autorizado para
emprender, a costa del presupuesto de la Administración de Aguas
i Bosques, sondajes a fin de verificar i completar los datos sumi-
nistrados por las oficinas rusas.
El bosque de Mondón, cerca de Lunéville (Meurthe et Moselle),
fué el señalado pai'a estas investigaciones. Dicho bosque forma
un grnn macizo de dos mil hectáreas de terreno horizontal (la al-
tura varia de doscientos cuarenta i seis a doscientos sesenta i seis
metros). El teiieno está constituido por capas de arena, casquijos
i guijarros provenientes de los antiguos aluviones de la Meurthe
i de la Vezouse, en la confluencia de cuvos rios se encuentra si-
tuado el referido bosque. Las capas ncuífei'as o acuosas se encuen-
tian a poca profundidad, estando su nivel superior a una profun.
didad de dos a cinco metros mas o menos.
(1) Es evidente qii esolo conviene operai- en terrenos liorizontales en la
sii[>erficie i horaojéneos hasta grandes prot'iuididades, para evitar la influen-
cia de la configuración de la superficie i del nivel superior de las capas im-
permeables profundas, pudiendo esta ser mui distinta de aquella. En los te-
rrenos estratificados, de cqias alternativamente mas o menos permeables, el
réjimen de las aguas subterráneas depende únicamente de la disposiciones
de esas capas i no puede darnos noción alguna sobre la influencia de la ve-
jctacion superficial. Desgraciadamente los terrenos en que operó primero
Ototzky pai'ecen ser mui poco liomojéneos, puesto que allí existen, amenos
de 15 metros de prolundidad, hasta tres niveles bien caractizados de ma-
nantiales.
boletín de bosques, pesca i caza 481
Mas abajo, a partir de siete metros o mas, se encuentra una ar
cilla impermeable contra la cual se detienen la infiltraciones. Es-
tas diversas capas, especialmente la última, parecen estar en po-
sición horizontal.
La altura de agua caída sobre el bosque fué de setenta i un
<íentímetros en 1900 i de ochenta i nueve centímetros en 1901. La
temperatura media anual es de 9.4" con un término medio de 1.43»
i'w invierno i de 17.70" en verano.
El bosque está poblado de encinas, hayas i carpes; es esplotada
fomo talar cubierto con una rotación de 35 años en la mayor
parte de su estension. También contiene ademas algunas parcelas
de pinos silvestres provenientes de la repoblación de los antiguos
vacios del bosque.
Desde 1900 se hicieron en el suelo diez hoyos con sonda de
0.05 m. de diámetro con la ayuda de la sonda jeolójica belga;
i se forró estos hoyos con tubos de zinc horadados por peque-
ñas aberturas i provistos en su estremidad inferior de un cono
perforado en la misma forma. Se impedia así que la tierra se de-
rrumbara i cubriera el fondo de los pozos o recipientes. Las nu-
merosas aberturitas hechas en el metal permitían al agua tomar
fácilmente su nivel por la presión del aire.
Cinco hoyos fueion cavados en terreno desnudo, en partes
desmontadas por el uso í el tiempo, en los planteles, en los te-
rrenos de pastos comunales, pero siempre en las inmediaciones
del bosque; el mas distante no estaba a mas de cien metros de
éste.
Otros cinco hoyos, destinados a ser comparados con los anterio-
res, se hicieron bajo los macizos inmediatos, en las condiciones
mas comparables que se pudieron hacer. Había pues cinco pares
de sondas.
Las observaciones de estos esperimentos han sido tomadas una
vez por mes, desde el 4 de Mayo de "1900 hasta el 24 de Agosto
de 1902.
El nívelaje lo hicieron los alumnos de la Escuela Forestal, en
Mayo de 1900 i en Mayo de 1901, tomando por punto de partida
la altura de la estación de Maraínvillers, que es de 240.82 metros-
Nosotros podemos afirmar que, después de las mediciones efec-
tuadas cada mes, desde el 4 de lifayo de 1900 al 24 de Agosto de
1902, en ocho sondajes hechos al azar, sea bajo el macizo, sea en
482 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
los terrenos desnudos vecinos al bosque señorial de Mond.ou
(Meurthe-etMoselle) el nivel de las aguas subterráneas es en cual-
quiera estación, tres decímetros a lo menos mas profimdo bajo el bos
que que fuera de él.
Las esperiencias de M. Henry, emprendidas sin interrupción
durante veintiocho meses, han puesto en evidencia los siguientes
hechos, absolutamente desconocidos:
La oscilación del nivel de las aguas preáticas es menor bajo el
bosque que fuera de él. La infiltración es también mas lenta en el
bosque; la máxima i la minima se producen con retardos de un
mes mas o menos en comparación a lo que se ha observado fuera
del bosque.
Aquí se ve a este desempeñar el mismo papel regulador i cofjT>
pensador que se le conocía ya con relación a la temperatura.
Las últimas i recientes esperiencias de M. Tolsky, publicadas
en lengua rusa, en el cuarto cuaderno de 1902 de la Revista la
«Pedologie», i cuya traducción al francés se debe a M. A. de Lo
bedef, agregado al Ministerio del Interior en San Petersburgo^
vienen todavía a confirmar mas estos hechos. Las observaciones
de ]\[. Tolsky han sido efectuadas en la Escuela Forestal de
Staraia Rossa (Estado de Novgorod) en el grado 58 de latitud
norte, cerca del lago limen.
Se ha llegado al caso de aseguiar, dice M. Tolsky al fin de su
estudio, que el nivel del agua subterránea, tanto en invierno coma
en verano, es mas bajo en el bosque que en las zonas esplota-
das, i que sus oscilaciones son menores.
En suma, parece indudable que en los bosques de llanura con
climas templados o frios (1), cuyo suelo está formado de capas
horaojéneas de estratificaciones horizontales, la napa subterránea
es inmóvil:
1.0 El nivel de las aguas preáticas, en cualquiera época del año
es mas bajo en el bosque que fuera de él;
2." I^a depresión parece ser mas intensa en las rej iones de es-
casas lluvias que en aquellas donde llueve mucho;
(1) En las rejiones tropicales es la evaporación física del suelo la que tie-
ne ün rol preponderante, mientras la evaporación fisiolójica no aumenta con
la temperatura. Puede suceder entonces que el nivel de las aguas subterrá
neas sea mas elevado bajo bosque. Esto lia sido observado por Ribbeutrop
cerca de Madras.
boletín de bosques, pesca i caza 483
3.0 Las oscilaciones del nivel son considerablemente reducidas
i moderadas por la presencia del bosque.
Volviendo otra vez a nuestro asunto ¿podremos nosotros estar
seguros de que el bosque perjudica a la alimentación de la napa
subterránea en llanura i bajo climas templados?
Esto es seguramente probable. Se puede esplicaí' por la intensi-
dad de la evaporación fisiolójica este descenso tan curioso de la
napa de agua bajo el bosque. Esta será mas baja, es decir menos
espesa (si se admite que la capa impermeable contia la cual se
detienen las aguas infiltradas es horizontal) porque el bosque,
debido a su desarrollo, sustrae mas agua a la infiltración que los
terrenos vecinos.
Sin embargo hai una duda al lespecto. Un esperimento nos ha
demostrado que la depresión de la napa sub forestal es mas nota-
ble durante la estación del reposo de la vejetacion que durante la
estación del verano. Este hecho se constató en todos los pares de
sondas i en todo el curso de las observaciones.
Se podria llegar a la conclusión de que íio es la vejetacion de
los árboles la que provoca la desnivelación.
¿Estaremos nosotros aquí delante de la nueva consecuencia de
que, bajo el bosque, la zona esplotada por las raices, la zona secii
del suelo, está a un nivel mucho mas inferior que en el terieno
cultivado?
Cualquiera que sea la respuesta, si el hecho de la depresión del
nivel de las aguas subterráneas parece indudable bajo los maci-
zos, su interpretación lo es menos i quedaremos indecisos respec-
to de la influencia, con todas las compensaciones hechas, del ma-
cizo arborizado sobre la alimentación de los manantiales en te-
rrenos de llanura.
Este primer estudio estaba en prensa cuando nosotros hemos
recibido, en Marzo de 1904, el acta oficial del cuarto Congreso
de la Asociación Internacional de las Oficinas de Informaciones
Forestales celebrado en el mes de Setiembre de 1903.
En esta reunión, M. Hattmann, injeniero del Estado de Eaviera,
ha espuesto los resultados de sus investigaciones emprendidas en
colaboración con el Servicio Forestal para el servicio real hi-
drotécnico, teniendo en vista el estudio comparado de las oscila-
ciones del nivel de la napa de agua subterránea en terreno arbo-
rizado o no arborizado. Las observaciones han sido hechas
484 BOLETA DE BOSQUES, PESCA I CAZA
en dos puntos, El primer punto elejido, Mindelheim, a 614 me-
tros de altura, se encuentra en terreno casi perfectamente l.ori-
zontal en la superficie (pendiente seis por mil) constituido por
los aluviones del rio Mindel, afluente directo de la ribera derecha
del Danubio. El bosque ocupa una estension de cuarenta hectáreas,
aislado en medio del terreno, poblado de encinas, pinos silvestres
i piceas de noventa ¿(ños de edad mas o menos.
El segundo punto, Wendelstein, se encuentra en los alrededo-
res de Nurembei'g.
M. Hartmann cree poder deducir de sus investigaciones que
el bosque no ejerce ninguna acción sobre el nivel de la napa subte-
rránea.
Eáta napa no es estancada (como ha sido considerada desde
hace mucho tiempo) pues presenta un curso mas o menos rápido
según la pendiente de la superficie del subsuelo, el espesor de la
napa en movimiento i el grado de permeabilidad del terreno en
el cual ella se mueve. Las diferencias considerables del nivel de
las aguas subterráneas constatadas en Baviera en puntos mui
aproximados de un terreno horizontal i homojéneo en la superfi-
cie, no se esplicarian sino por las condiciones de la configuración
del subsuelo así como por las rapideces i profundidades consecu-
tivamente variables del rio o corriente subterránea.
En realidad, en Mindelheim, la napa subterránea está mas cer-
ca do la superficie terrestre bajo el bosque que fuera de él. M.
Hartmann cree que el bosque no ejerce influencia sensible en ello
pero que también podría suceder lo conti-ario.
CONCLUSIONKS
En el curso de este largo estudio de la influencia de los bosques
sobre la alimentación de los manantiales, nosotros hemos insisti-
do particularmente sobre aquellos puntos que, conocidos ahora
último, no han sido tratados mas que en memorias orijinales
siendo por esto casi desconocidos e ignorados por la mayor par-
te de los lectores. Llegado a su término, este capítulo comporta
mas de una conclusión.
1. Hem^s visto que el bosque tiene la particularidad de au-
mentar la abundancia i la frecuencia de las precipitaciones
atmosféricas. Esta acción, comprobada por numerosos datos plu-
boletín de bosques, If:SCA I CAZ\
viométricos obtenidos en Francia i otros países durante mas de
treinta años, debe considerarse bien establecida, a pesar de que
ciertos autores, sin desmentirla en absoluto, la han declarado in-
completa o lo que es lo mismo tan débil que no puede ser consta-
tada con nuestros pluviómetros ordinarios, por falta de preci-
sión suficiente de estos aparatos.
La mayor cantidad de riego procurada por el bosque alcanza a
230/0 como término medio, durante un periodo de 33 años de ob-
servaciones consecutivas hechas por la Estación de investigaciones
de Nancy. Este acrecentamiento parece aumentar con la altu»a
del lugar donde crece el bosque,
2. Por adherencia el bosque retiene en las copas i en las ra-
mas una parte del agua caida, la que vuelve a la atmósfera por
evaporación dilecta. En cambio estas mismas copas i ramas,
constantemente i a menudo notablemente mas frias que el aire
ambiente, condensan a veces grandes cantidades de vapor de agua
que llevan al suelo en estado líquido.
Así pues, no es raro, en invierno sobre todo, ver que el suelo
cubierto por el ramaje dé un áibol, recibe mas agua que cual-
quier sitio vecino del terreno forestal donde el macizo está inte-
rrumpido. Resulta de hecho que la pérdida de agua proveniente
de la adherencia en las copas es inferior a la mayor cantidad
de riego procurado por el bosque.
El caso está plenamente comprobado por las plantaciones fron-
dosas de Nancy, i parece ser mas confirmado aun por las plan-
taciones de pinos silvestres, alerces i piceas. Se puede, pues,
admitir que el suelo forestal recibe, en jeneial a lo menos, a pesar
de la pantalla de las copas i ramas, mas agua que el terreno
agrícola vecino a él.
3. El bosque disminuye enormemente la evaporación física i su-
prime casi por completo el escurriraiento. Por esto, en el caso
probable de que uno de estos fenómenos (i con tanta mayor razón
cuando son los dos) desempeña un papel preponderante, como
sucede en las rejiones cálidas i en los terrenos inclinados o con
pendientes, se debe admitir sin restricción el hecho de que el
bosque favorece la alimentación de la napa subteiránea i, por
consiguiente, la de los manantiales,
4. En el estado actual de nuestros conocimientos sobre la mate-
ria, no se puede asegurar que el bosque favorezca o perjudique la
486 boletín de BOSQUES, PESCA í CAZA
alimentación de las aguas su-bterráneas, en terreno horizontal i
bajo climas frios o templados.
En efecto, se ignora si la vejetacion del bosque estrae o no al
suelo mas agua que las vejetaciones agrícolas, como parece indi-
carlo el descenso observ'^ado del nivel de las aguas preáticasbajo el
macizo. Se concibe como semejante acrecentamiento de con-
sumo pueda compensar el mayor aumento del riego de suelo i la
reducción de la evaporación fisica, cuando estos dos últimos fac-
tores son poco importantes (por ejemplo a escasas alturas i bajo
climas frios).
Los hechos observados son al fin i al cabo contradictorios; se
cita el caso de manantiales agotados por efecto de la despoblación
de árboles de un bosque, lo mismo que se observa desecaciones
superficiales del suelo con motivo de las replantaciones.
La duda se impone, pues, en los casos particulares; la acción
del bosque sobre la alimentación de los manantiales es incierta
i ella probablemente varia según cii'cunstancias que quedan por
esplicar.
.5. Es preciso, sin embargo, hacer presente que los manantia-
les solo son numerosos e importantes en la montaña i allí
la influencia del bosque les es evidentemente favorable.
En llanura los manantiales son raros i de una fuerza o salida
débil. Es justo repetir entonces, como lo declararon nuestros an-
tepasados, que el bosque es el padre de los rios; los trabajos de la
ciencia moderna no han hecho mas que confirmar este parentesco,
reconocido en todo tiempo i por todos, como el lazo que une al
manantial con el árbol que le presta su sombra.
Estractado de la obra de Huffel
por H. Novion
Bosques suburbanos. — Santiago debería tener plantados en
bosques todos los pedregales que lo circundan en varios puntos, i
también los cerros mas próximos. Esto nos traería por lo pronto
suavidad de las temperaturas en las estaciones estremas i meno-
res^transiciones de temperatura entre el dia i la noche. El bosque
es casi tan buen regulador de la temperatura como el mar.
LOLETIN DE BC^QUES, PESCA I CAZA 487
Aquí se comenzó con el bosque Santiago al norte de la capital,
por vía de ensayo. Este salió bien, pero por falta de fondos no se
puede hacer lo mismo en otros puntos del contorno. Lo harán
nuestros hijos, renegando de nuestra incuria.
En otros paises estas cosas, a las cuales no se da aquí impor-
tancia, son consideradas como de preferencia para la atención de
los gobernantes. Mr. Hutchins, presidente de una asociación fo-
restal inglesa, en una alocución pronunciada recientemente en un
banquete, entusiasmó a los concurrentes con la idea de rodear a
Londres con una ancha faja de bosques para celulosa i madera,
«splotables dentro de 50 a 60 años!
Aun los terrenos agrícolas que rinden poco, i todos los pasto
reos pobres que hai cerca de Londres producirían mas esplotán
dolos en leña, madera i pulpa, asegura Mr. Hutchins, con la ven
taja de ocupar mayor número de brazos queei pastoreo. El Estado,
que siempre encuentra dinero a bajo ínteres, haría allí una exce
lente operación comercial, a largo plazo es cierto, pero mas re-
muneradora i con menos riesgos que otra cualquiera.
Un árbol peligroso ha sido descrito recientemente por los
viajeros naturalistas Leichhard, Semon i Lumhols. Es orijinario
<le Australia, se llama Stringingtree (Laportea gigas) i es allá el
horror de los colonizadores. El señor Semon dice de él: «Me llamó
la atención un hermoso árbol derecho de una altura de 15 metros
€uyo ramaje verde fresco me recordaba a nuestros bosques de
árboles de hoja caduca en Alemania; pero mi compañero me ad
virtió de lejos que me cuidase de él, porque no es mas que una
ortiga .ligante. Su líquido urente es mucho mas cáustico que en
las ortigas conocidas; un roce intenso con sus hojas, que tienen en
ambas caras pelos, ortigantes produce violentas inflamaciones de
los tejidos linfáticos i en ciertas condiciones puede hacer peligrar
la vida. Donde toca el veneno los tejidos mucosos produce una
afección aguda, que sentimos en fuertes ^estornudos que nos pro-
dujo el solo hecho que a larga distancia describimos un arco para
evitar su contacto, pero como el viento venia de esta dilección
sufrimos su efecto. Los ejemplares mas jóvenes de la altura de
arbustos son naas peligrosos aun, porque el Dr. Leichhard perdió
los mejores caballos en una ocasión; al ser ortigados se volvieron
locos revolcándose en el suelo i por consiguiente refregándose
mas i mas en los árboles; al fin les dio calambres i murieron ma-
nifestando grandes sufrimientos.
488 BOLETÍN DE BOSQUES, FKSCA I CAZA
Un nuevo nsétodo para conservar maderas lia inven-
tado el señor Carlos Wolman en Idawoiclie, O. S. (Dilección fo-
restal) i obtenido un privilejio esclusivo en Alemania. Es sabido
que la impregnación de maderas con soluciones lesinosas i acei-
tosas aumenta el peligro de los incendios, mientras que el uso de
sulfates de metales lo disminuye en mayor o menor escala. El
método del señoi- Wolman consiste en disolver sulfato de fierro
(caparrosa verde) i sulfato de alúmina (alumbre) en un poco de
aííua caliente; se agrega una solución concentiada de fluoruro de
sodio 1 se diluye esta mezcla con agua hasta obtener una solución
delgada, en la cual se echa limadura o viiuta de fierro, recortes
sobrantes de latas i alambres de fierro i se calienta todo para que
se neutralice parcialmente la formación del ácido sulfúrico. En
seguida está el líquido en estado de ser utilizado, ya sea caliente o
fiio (lo primero es lo mejor) en calderos de presión o en simples
depósitos abiertos. Maderas tratadas con este líquido ganan dece
nios en duración a la vez que pierden gran parte de su fácil com-
bustión por el fuego.
Una nueva estación de ensayos químicos fie las
maderas se ha establecido como anexo a la Academia Forestal
de Eberswalde en Alemania. Esta nueva sección de la Academia
se ocupa en su laboratorio especial del estudio de las celulosa?^
química maderera, conservación de la madera, envejecimiento i
coloración artificial de la misma, evitar su encojimiento, la utili-
zación del aserrín i otros desperdicios de la corta i elaboración,
la estraccion de resinas, sustancias tánicas, etc.
Con esta nueva instalación hai tres establecimientos análogos
en los servicios forestales de Alemania, que se ocupan en los
mismos trabajos que los «Forest Products Laboratories» del ser-
vicio forestal de Estados Unidos.
Ya que sería talvez prematuro pedir una sola instalación de
este jénero para nuestro servicio forestal, aprovechemos al menos
la ocasión de volver a recordar a los dueños de bosques que los
hemos invitado a contribuir con la remisión de maderas para es-
tudiar su resistencia a la flexión i compresión, su durabilidad,
peso específico i demás condiciones industriales en el Boletín,
tom. I, páj. 771, donde se trata de las bases de estudio de las made-
ras nacionales i aclimatadas.
SUMARIO DE N0VIEMBR5E
Veda de la pesca. — Necesidad de estremar su vijiliancia.— Editorial. 257
La pesquería territorial (continuación). — Fbdeeico Albbbt»». 259
La hijiene de la caza. — O. Silva Ch 288
El Congreso forestal maderero de París. — L. Elzo Baqubdako... 291
Bosques andinos por Humberto Giovanelli 304
Asociación forestal mediterránea. — R. Elzo Baquedano 313
Miscelánea. — La protección i fomento de bosques en Korea implan-
tado por los japoneses.— Otro bosque petrificado.
SUMARIO DE DICIEMBRE
Bosques, pesca i caza en el Congreso Agrícola de Concepción, Editorial
por la Redacción .' 321
Conveniencia de formar una «Union central de intereses madereros». —
F. Albhrt 323
El ptoblema pesquero en Chile (conclusión). — F. Albbrt 330
Descripción de los peces mas convenientes para el cultivo artificial en
el pais. — P. GoLuspA 348
Los bosques i los manantiales , 367
Miscelánea. — El oríjen de las perlas finas. — Primas i premios para las
plantaciones de bosques en Westfalia. — La plantación de pinos
en terrenos agrícolas en Alemania. — La plantación de bosques
en arenales.— Los derechos de importación de las maderas en
Alemania 372
SUMARIO DE ENERO .
Un paso adelante: el proyecto de lei de Bosque?, Pesca i Caza en la
tabla del Senado. Editoríal.— La redacción.. 377
El pimiento de Solivia (Schinus molle). — F. Albbut 381
El nogal negro (Juglans nigx-a). — F. Albbrt 386
Piscicultura, Lagunas i su construcción. — P. Golusda 390
Los bosques i los manantiales (continuación) 405
Leyes, decretos i ordenanzas sobre bDsques, plantíos, pesca i caza. —
C. Sagb 410
Miscelánea: — Saludo de bienvenida a la comisión forestal arjentina. —
El aumento de valor por el crecimiento de los bosques en Alemania.
— El agotamiento de los bosques en Finlandia. — Reglamentación de
la venta del pescado en Santiago. — Un pueblo comedor de pes-
cado 421
SUMARIO DE FEBRERO
Don Carlos Maira. Editorial. — La redacción....... 425
El pino blanco americano (Pinus strobusj. — ^F. Albbrt 428
El ciprés calvo (Taxodium d^stichum). -F. Albbrt 433
Estudios prácticos de pesquería eri la costa norte del pais. — S. Nakas-
mMA 437
Influencia climatérica de las repoblaciones forestales en el valle del
Huasco i sus alrededores 451
Los bosques i las aguas. — -S. Novion 453
boletín
DE
hm i Daza
TOMO II— NUM. 10
ABRIL 1914
DíRETOREs: Federico Albert, Ernesto Maldonado i Carlos Sage
SUMARIO
Pájs.
PoblaLiones i puertos pesqueros. — Eoitorial — L.v Redaccioit.,
Reglamento para los viveros dependientes de la Sección de Bosques des-
tinados a la venta de árboles, aprobado por Decreto Supremo
número 904 de 30 de Marzo de 1911
Lista de precios de los árboles en venta en los viveros dependientes de la
Sección de Bosques
El primer paso de Francia en su era forestal.— OsCAE Bravo E
Nuestros bosques de araucarias. Valor de la madera i dificultades dé es-
tracción '
Miscelánea. — Trabajos forestales en marruecos — Acarreo de maderas
en las ciuda'ies
489
491
494
499
509
524
SANTIAGO DE CHILE
IMPRENTA SUD - AMERICANA
ARTURO PRAT, 1122
1914
ANUNCIOS
t
El Boletín aparece una vez al mes i se imprime en 5,000 ejempla-
res. Colaboraciones i avisos deben dirijirse a Claras 198.
Este Boletin re repcrte gratuitamente a las personas que manden
su dirección exacta a k Inspección Jeneral de Bosques, Pesca i, Caza
SANTIAGO— Claras 198
SUMARIO DE JULIO ^
Un afío de labor.— Editobial ... 1
Los Bosques, su conservación, explotación i fomento. — Fedeeico Albert 4
El problema pesquero en Chile. — Fkdekico Albeet 47
De las Claras en la dasonomía moderna. — De La Revista de Moktes,
Madrid 57
Miscelánea. — Disposiciones del Código Civil que ee refieren al ejercicio
de la pesca en Chiie^— El aceite de hígado de bacalao. — La indus-
tria de las conservas de pescados i mariscos.
SUMARIO HE AGOSTO
La clausura déla Caza. — Editorial ... ... 129
La perquería en Aguas Fluviales. — Fedekico Albeet 132
Los Aluviones. — Su relación con los bosques. — Daíüel Zelada 153
Los Permisos de Caza de Lobos. — Luis Castillo. — 156
La Madera. — (Continuación)- — Ernesto Maldonado 160
Alboricultura Forestal en el Valle del Huasco. — Cáelos Nazaeit 188
Miscelánea. — Árbol transformado en diario.
SUMARIO DE SETIEMBRE
El Congreso Internacional de Pesca. — Editorial 65
El Problema pesquero en Chile. — Federico Albert 69
Algo sobre los Bosques de los Territorios de Neuquen i Rio Negro (Colabo-
ración).— Humberto Giova:;blli 104
De las Claras en la Desanomía Moderna De «La Revista de Montkcí»
Madrid 112
Las Plantaciones en el Balneario de Pichilemu (Colaboración). — Evaristo
S. Merino C 116
Rol que desempeñan los macizos forestales i su importancia (Colaboración)
— Óscar Bravo L 121
Miscelánea. — La escasez de maderas para celulosa — Nuevo vagón frigorí-
fico.— Una organización moderna del servicio forestal en Grecia,
— Servicio de teléfonos en los incendios de Boeqpcs.
SUMARIO DE OCTUBRE
Lejislacion i reglamentación vijente en el ijamo de Caza. — Editorial ... 193
El Problema pesquero en Chile.^ — F. Albeet... .' 198
Migraciones observadas en la Fauna i Flora de Chile. — L. Castillo
J. Dey J 224
Miscelánea. — Un hermoso ejemplo. — El Consejo Superior de Bosques de
Alemania. — El distrito Forestal de Aquiegran en Alemania. — Los
peligros de la destrutcion de loa bosques. — la proliñdad de los
peces.
Tomo II Santiago, Abril de 1914 Núm. lO
POBLACIONES I PUERTOS PESQUEROS
Entre las diversas medidas propuestas al Supremo Gobierno
para el fomento de la industria pesquei'a i el levantamiento material
del interesante gremio que a ella se dedica, nos es grato reconocer
que el proyecto de lei de poblaciones i puertos pesqueros que he-
mos presentado hace un año a la consideración del Ministro de
Industrias ha merecido la mas favorable acojida.
Medida esta de capital necesidad en un [¡ais marítimo como el
nuestro, que solo saca una pequeña parte de sa sustento del mar
que baña su dilatada costa, siendo que deberla ser este su princi-
pal fuente de alimentación, no podía menos que tener la aceptación
con que fué favorecido.
Estudiado en seguida por un grupo de senadores i después por
otro de diputados invitados particularmente con este objeto, fué
aceptado unánimemente por los señores congresales, qué vieron
en él una segura espectativa de mejoramiento i de progreso.
En los principales países del antiguo mundo, donde se ha sabi-
do desde tiempo atrás dar a las cosas su verdadero valor, ha
merecido siempre atención preferente por parte de los gobernantes
el ejercicio de la pesca i el amparo de los pescadores.
En Alemania, Francia, Inglaterra i demás países mas adelanta-
dos de Europa, la pesca tiene sus centros numerosos i bien repar-
tidos a lo largo de las costas, con las facilidades requeridas para
hacer cómodas i seguras las faenas profesionales i asegurar a los
pescadores i a sus familias un hogar tan confortable como sea po-
sible, para compensar los azares i rigores de la industria.
Así es como se da a los pescadores, al mismo tiempo que refu-
jios seguros para sus embarcaciones i elementos de desembarque i
trasporte rápido de los productos de su trabajo, habitaciones sanas
i alegres, con todos los agregados necesarios a mejorar la existen-
cia.
Deseosos de aplicar estos beneficios a las numerosas familias de
pescadores que pueblan nuestra costa, hemos querido hacer con
490 boletín de bosques, PESCA I CAZA
ellos lo que el Supremo Gobierno ha comenzado a hacer con los
obreros, procurarles habitaciones propias que los ponga al abrigo
de las continjencias del arriendo i los dignifique haciéndolos pro-
pietarios.
La Lei de habitaciones obreras, tal conao ha sido promulgada,
habria sido altamente beneficiosa para nuestros pescadores, en la
forma práctica o filantrópica en que se la aplica, pero una dificultad
de forma se oponía a ello: los pescadores no son obreros, son in-
dustriales.
De allí nació el proyecto de leí de poblaciones i puertos pesqueros
que con tanto agrado hemos elaborado i, seanos permitida la sa-
tisfacción de decirlo aquí, ha encontrado en la prensa la misma
unánime aceptación que entre nuestros mandatarios i lejislado-
res.
Inspirada en su forma en la lei aludida mas arriba, i aplicable
en la misma forma que ella, su ejecución será igualmente poco o
nada gravosa para el Erario, consideración de capital importan-
cia.
Eliminado así el único obstáculo para su implantación, la aproba-
ción de la Lei de poblaciones i puertos pesqueros no podrá hallar
dificultad ante nuestros lejisladores i es seguro que pronto será
lei de la República.
Entonces será grato para nosotros ver mejoradas, mas que en
ninguna otra corporación social, las condiciones de vida i de tra-
bajo del pescador i de su familia, haciéndole mas fácil i menos aza-
rosa la conquista del sustento i contribuyendo al mismo tiempo a
difundir en toda la población del pais un articulo de alimentación
el mas sano de todos i el que debería ser el mas barato, el pes-
cado, cuyo consumo hai que fomentar por todos los medios posibles
para contrarestar el precio siempre creciente, ya inabordable, de la
carne, no mucho mas alimenticia que el pescado; pero con inconve-
nientes que éste no tiene.
Un poco de decisión, i habremos dado, talvez por primera vez,
un brillante ejemplo a las demás naciones de nuestro continente,
en una empresa al mismo tiempo industrial i humanitaria, para lo
cual estamos mas preparados i tenemos mas facilidades que ninguna
de ellas.
La Redacción.
boletín de bosques, pesca i caza 491
REGLAMENTO
Para los viveros dependientes de la Sección de Bos-
ques destinados a la venta de árboles, aprobado por
Decreto Supremo número 904 de 30 de marzo de
1911.
Santiago, 30 de marzo de 1911.
S. E. decreto hoi lo que sigue:— Sección 1.", N.» 904. — Vista la
nota que precede,
Decreto:
Apruébase el siguiente reglamento para los viveros dependientes
de la Sección de Bosques destinados a la venta de árboles:
Disposiciones jenerales
Artículo 1/' Para fomentar las plantaciones particulares, la Sec-
ción de Bosques mantendrá en las ciudades de La Serena, San Fer-
nando i Linares, i donde lo estime conveniente el Supremo Gobierno,
viveros de árboles destinados a la multiplicación de aquellas especies
forestales cuyo cultivo sea apropiado para la rejion en que se en-
cuentren estos establecimientos (1).
Art. 2.° Los viveros antes indicados i los que con igual objeto se
creen, o sea todos aquellos que no estén afectos a una repoblación
forestal, deberán costearse a sí mismos, para cuyo objeto el jefe de
la Sección de Bosques formará anualmente el resumen de las entra-
das percibidas durante el año.
Art. 3.*^ El valor que por la venta de plantas en dinero efectivo
i por declaración de abono resultare anualmente, será el monto que
se tomará como base para formular el presupuesto de los respectivos
establecimientos para el año subsiguiente.
Art. 4.° Cuando las entradas de algunos de los viveros no fue-
ran suficientes para su correcta mantención, se decretará su clausura
con un año de anticipación.
Art. 5." Los viveros atenderán gratuitamente las consultas de los
(1) El vivero de Valienar reemplaza al dé Serena.
492 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
particulares única i esclusivamente sobre temas forestales, ya sean
verbales o por escrito, sin derecho a remuneración especial, fijándo-
se para las consultas verbales los dias hábiles de 2 a 4 p. m.
Del Administrador
Art. 6." Para obtener los puestos de administradores de los vi-
veros, los interesados deberán presentarse a concurso, exhibiendo
todos aquellos documentos que acrediten su competencia i honora-
bilidad, debiendo al mismo tiempo rendir una fianza equivalente a
un año del sueldo asignado a éstos empleos.
Art. 1.^ Son obligaciones del administrador:
1." Velar por el fiel cumplimiento de todas las disposiciones con-
tenidas en el presente reglamento.
2.° Residir en el vivero mismo.
3.*' Atender i dirijir diariamente la faena del vivero dentro de las
siguientes horas: 8 a 11 a. m. i de 1 a 6 p. m.
4." Llevar la contabilidad del establecimiento de acuerdo con los
libros que se indican mas adelante.
5.° Remitir dentro de los ocho primeros dias de los meses de abril,
julio i octubre una memoria trimestral detallada por duplicado i den-
tro de los ocho primeros dias del mes de enero de cada año, una
memoria anual por duplicado.
B." Remitir asimismo al jefe de la Sección de Bosques dentro de
los ocho primeros dias del mes de marzo, el detalle de los gastos
que el vivero tendrá en el año siguiente, de acurdo con las entradas
que hubiere tenido en el pasado. Se acompañará ademas la inversión
trimestral que se dará a estos fondos.
Art. 8."^ Los administradores podrán, previa autorización del jefe
de la Sección de Bosques, visitar propiedades particulares, siendo de
cuenta de los interesados los gastos de viaje i demás asignaciones
que en justicia deban pagarse.
AsT. 9.0 Son de responsabilidad absoluta de los administradores
tanto los trabajos i gastos que ejecuten, como asimismo la calidad de
los materiales i herramientas que adquieran.
Art. 10. o Los viveros fiscales venderán plantas única i esclusiva-
mente al contado i en dinero efectivo, o por órdenes ministeriales
que recibirán por conducto del jefe de la Sección de Bosques.
Art. 11.° Los precios de venta serán fijados anualmente por el
BOLKTIN DE BOSQUES, PESCA í CAZA 493
Ministerio fie Industria i no podrán ser alterados por ningún mo-
tivo sin previa autorizárcion suprema.
AuT. 12.° Estos precios en jeneral se entenderán sin maceteros i
sin embalaje, siendo estos gastos de cuenta del interesado. Sin em-
bargo quedan autorizados los administradores para vender maceteros
u otras especies de acuerdo con los precios que fije el Ministerio de
Industi'ia.
Art. 18.° Para las ventas al contado, el administrador dará una
orden al interesado para que éste cancele directamente en la Teso-
rería Fiscal respectiva el valor de las especies compradas, no pudien-
do entregarse éstas mientras no se presente el correspondiente reci-
bo de depósito.
Para este objeto en todos los viveros se llevará un libro talonario
especial.
Art. 14.° Facultativamente i tomando sobre sí la responsabili-
dad, los administradores podrán correr con el embalaje i demás
operaciones que tengan relación con el trasporte de plantas fuera
del vivero.
Art. 15.° Los pedidos que importen una orden ministerial debe-
rán ser retirados del vivero por una persona debidamente autoriza-
da, siendo los gastos de embalaje i trasporte de cuenta esclusiva del
interesado.
Art. 16.° Queda prohibido a los administradores hacer entregas
de esta naturaleza por su cuenta i sin que haya sido firmada por el
interesado la orden correspondiente.
Art. 17.° Del total de las ventas al contado que tenga cada vi-
vero el Ministerio de Industria recabará anualmente la autorización
lejislativa para destinar un cinco por ciento como asignación a los
respectivos administradores.
Art. 18.° El administrador de cada vivero llevará la contabilidad
del establecimiento de acuerdo con los siguientes libros: Diario, Ca-
ja, Inventario i Ventas.
Art. 19.° Los administradores remitirán mensualmente al jefe de
la Sección de Bosques los siguient-cs datos: a) un estado del movi-
miento de fondos con sus documentos comprobantes correspondien-
tes; b) un estado estadístico del movimiento de plantas habido du-
rante el mes i la existencia en estado de venta; c) las órdenes de
entrega a que se refiere el artículo 10.
494
BOLETIÍ^ DE BOSQUES, PESCA I CAZA
Art. 20.° Todas estas obligaciones que importen remisión de
datos deberán estar en poder de la Sección de Bosques entre el 1.^
i el 8 de cada mes, dando lugar el no cumplimiento de esta disposi-
ción a una multa de diez pesos por cada dia de atraso que se hará
efectiva por medio de la Tesorería Fiscal correspondiente.
Artículos transitorios
1.*^ Para los efectos de las medidas contempladas en los artículos
3.0, 4.0 i 17.° de este reglamento, se tomará como base la producción
del presente año.
2.° En todas sus demás disposiciones el presente reglamento co-
menzará a rejir desde esta fecha.
Tómese razón, comuniqúese, publíquese e insértese en el Boletin
de las Leyes i Decretos de Gobierno.
BARROS LUCO.
J. Gandarillas.
LISTA DE PRÍCIIS 0[ LOS MM El fEiíll El LIS M
DEPENDIENTES DE LA
SECCIÓN DE BOSQUES
Arboles de hoja caduca
Altura
en metros
El
ciento
El
mil
Acer (Arce) en todas SUS variedades 0.50 a 1.00 10
id. ... 1.10 a 2.40 20
id. ... 2.50 a 3.50 60
Aesculus (Castaño de la India) 0.50 a 1.00 30
id. ... 1.10 a 2.40 50
id. ... 2.50 a 8.50 80
Alnus (Aliso) 0.50 a 1.00 10
id. ... 1. 10 a 2.40 25
Betula alba (Abedul) 0.50 a l.(X) 50
id. ... 1.10 a 2.40 80
Carpinus betulus (Carpe) 0.50 a 1.00 10
id. ... 1.10 a -2.40 30
í)0
180
boletín de bosques, pesca i caza 495
Altura
en metros
Caria o Hicoria en todas sus variedades... O ñ() a 1.00
id. ... 1.10 a 2.50
Catalpa en todas sus variedades 0.50 a 1.00
id. ... 1.10 a 2.40
id. ■ ... 2.50 a 3.50
Celtis (Almez) 0.50 a 1.00
id. ... 1.10 a 2.40
Crathaegus (Obepin, majuelo) en todas sus
variedades 0.50 a 1.00
id. ... 1.10 a 2.40
Fraxinus (Fresno) en todas sus variedades 0.50 a 1.00
id. ... 1.10 a 2.40
id. ... 2.50 a .3.50
Gleditschia (Acacia espinuda) 0.50 a 1.00
id. ... 1.10 a 2.40
id. ... 2.50 a 8.50
Juglans (Nogal) en todas sus variedades.. 0.50 a 1.00
id. ... 1.10 a 2.40
id. ... 2.50 a 3.50
Larix (Alerce) en todas sus variedades. ... 0.25 a 0.50
id. ... 0,60 a 0.90
id. ... 1.00 a 1.50
Liriodendron (Tulipero) 0.50 a 1.00
id. ... 1.10 a 2.00
id. ... 2.10 a 3.00
Madura (Naranjillo) 0.50 a 1.00
id. ... 1.10 a 2.00
Melia azederach (árbol del paraiso) 0.50 a 1.00
id. ... 1.10 a 2.00
Morus (Morera) en todas sus variedades.. 0.50 a l.ÓO
id. ... 1.10 a 2.00
id. ... 2.10 a 3.00
Paliurus aculeatus 0.50 a 1.00
id. ... 1.10 a 2.00
Paulownia imperialis 0.50 a 1.00
id. ... 1.10 a 2.40
id. ... 2.50 a 3.50
El
ciento
$
30
El
mil
$
60
10
30
60
■ 10
20
10
25
10
90
20
180
60
10
95
30
250
70
20
190
40
70
20
190
40
350
100
20
50
80
8
75
15
140
15
40
10
95
40
350
80
10
30
15
40
80
Kl
ciento
$
20
El
mil
$
11)0
40
850
80
10
80
40
250
70
650
10
190
50
50
550
80
680
30
250
60
500
20
50
70
4 96 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
Altura
en metros
Platanus (Plátano) en todas SUS variedades 0.50 a 1.00
id. ... 1.10 a 2.40
id. ... 2.50 a 3.50
Quercus (Encina) en todas sus variedades. 0.50 a 1.00
.id. ... 1.10 a 2.40
id. ... 2.50 a 3.50
Khus (Sumaque) 0.50 a 1.00
id. ... 1.10 a 2.00
Robinia (Acacia blanca) 2.10 a 3.00
id. 3.10 a 4.00
Taxodinm (Ciprés calvo) ( ).50 a 1 .00
id."' ... !.10 a 2.00
Especies que no figuran en esta lista se
venderán a los siguientes precios 0.50 a 1.00
id. ... 1.10 a 2.00
id. ... 2.10 a 3.00
Arboles de hoja perenne
(Criados en maceteros)
Alturn El E!
en metros ciento mil
Abies (Abeto) en todas sus variedades. ... 0.20 a 0.40 30 —
id. ... 0.50 a 0.80 60 —
id. de champa ■• ... 1.00 a 1.50 200 —
Acacia melanoxylon (Aromo de Australia). 0.30 a 0.40 8 75
id. ... 0.50 a 0.80 10 90
id. ... 0.90 a 1.20 15 140^
id. encajono de raiz desnuda 0.30 a 0.80 5 50
id. de champa 1.10 a 2.00 50 —
id. .. 2.10 a 3.00 80 —
Acacia (Aromo) de las demás especies 0.30 a 0.40 10 90
id. .. 0.50 a 0.80 15 140
id. ... 0.90 a 1.20 20 180
id. en cajón o de raiz desnuda 0.30 a 0.80 5 50
id. de champa 1.10 a 2.00 50 —
id. ... 2.10 a 3.50 80 —
boletín de bosques, PES(\\ i caza 497
Altura
en metros
Araucaria (Piñón) en todas sus variedades 0.20 a 0.40
id. ... 0.50 a 0.80
id. ... 0.90 a 1.20
Casuarinas en todas sus variedades 0.30 a 0.50
id. .... 0.60 a 1.00
id. de champa 1.10 a 2.00
id. ... 2.10 a 3.10
Cedrus (Oedro) en todas sus variedades.. 0.20 a 0.40
id. ... 0.60 a 0.80
id. ... 1.00 a 1.50
Ceratonia silicua (Algarrobo europeo). '0.20 a 0.40
id. ... 0.50 a 0.80
id. ... 1.00 a 1.50
Chamaecyparis en todas sus variedades... 0.30 a 0.50
id. ... 0.60 a 0.90
id. ... 1.00 a 1.40
Citrus trifoliata 0.20 a 0.50
id. ... 0.60 a 1.00
Crjq^thomena en todas sus variedades 0.30 a 0.50
id. ... 0.60 a 1.00
Cu|)ressus (Ciprés) en todas sus var 0.30 a 0.50
id. ... 0.60 a 0.80
id. ... 0.90 a 1.20
id. en cajón o de raiz desnuda 0.20 a 0.60
id. de champa 1.10 a 2.00
id. ... 2.10 a 3.00
Eucalyptus (Eucahpto) en todas sus var... 0.30 a 0.50
id. _ ... 0.60 a 0.80
id. ... 0.90 a 1.20
id. en cajón o de raiz desnuda 0.20 a 0.50
Grevillea robusta 0.50 a 0.80
id. ... 1.00 a 1.50
id. ' ... 1.60 a 2.50
Leptospermun en todas sus variedades 0.20 a 0.50
id. ... 0.60 a 0.90
id. ... 1.00 a i 50
Melaleuca en todas sus variedades 0.20 a 0.50
El
ciento.
$
15
El
mil
$
30
100
---
10
90
12
1 20
40
80
30
60
150
10
90
15
20
—
30
50
120
30
60
30
50
8
SO
10
90
15
140
5
50
70
100
10
90
12
110
15
145
5
15
40
100
30
50
100
30
498 boletín de BOSQUES, PESCA 1 CAZA
Altura El El
en metros oieuto mil
« <K
Melaleuca eii todas sus variedades 0.60 a 0.90 • 50 —
id. ... 1.00 a 1.50 100 —
Myoporum en todas sus variedades 0.20 a 0.50 30 —
id. de champa 0.90 a J .50 100 —
id. ... 1.60 a 2.00 150 —
id. de estaca sin raiz — — 20 —
Olea (Olivo) de semilla sin injertar 0.30 a 1,00 30 —
id. injertados 1.00 a 2.00 150 —
Pícea en todas sus variedades 0.20 a 0.40 50 —
id. ... 0,^0 a 0.80 100 —
Pinus marítima en todas sus variedades... 0.20 a 0.50 10 90
id. ... 0.60 a 0.80 20 195
id. ... 0.90 a 1.10 25 240
id. en cajón o de raiz desnuda 0.20 a 0.50 5 50
id. de champa 1.00 a 1.50 50 —
Pinus (Pino) de otras variedades 0.20 a 0.50 15 140
id. ... 0.60 a 0.80 25 240
id. ■ ... 0.90 a 1.10 30 290
id. en cajón o de raiz desnuda 0.20 a 0.60 5 50
id. otras variedades de champas 1.10 a 1.50 50 —
Pitosporo 0.30 a 0.60 15 —
id. ... 0.70 a 1.00 30 —
id. de champa 1.00 a 1.50 60 —
Pseudotsuga (Pino Oregon) 0.20 a 0.40 25 —
id. ... 0.50 a 0.90 50 —
Schinus (Pimiento de BoHvia) 0.30 a 0.50 20 —
id. ... 0.60 a 0.90 30 —
id. de champa 1.00 a 1.50 50 —
Sequoya sempervirens (Pino colorado) 0.30 a 0.40 20 —
id. ... 0.50 a 0.90 30 —
id. de champa 1,00 a 1.50 50 —
Sterculea o Brachichiton 0.50 a 1.00 30 —
id. de champa 1.00 a 2.00 50 —
Thuya (Tuia) en todas sus variedades 0,20 a 0.40 10 —
id, , ... 0,50 a 1.00 30 —
id, de champa 1. 10 a 2.00 100 —
Tsuga en todas sus variedades 0.20 a 0.40 30 —
boletín de bosques, pesca 1 CAZA 499'
Altura El El
en metros ciento mil
$ $
Tsuga en todas sus variedades 0.50 a 1.00 100 —
Las demás especies que no ñguran en esta
lista se venderán a los siguientes jire-
cios 0.20 a 0.40 20 —
0.50 a 0.90 30 —
1.00 a 1.50 60 —
De champa 1.10 a 2.00 60 —
id. ... 2.10 a 3.00 80 —
EL PRIMER PASO DE FRANCIA EN SU ERA
FORESTAL
Después de las grandes inundaciones ocurridas en 1856, el go-
bierno comisionó a un injeniero de gran esperiencia, Mr. Culmann,
para que emprendiera un estudio jeneral de los torrentes de Suiza.
Este injeniero recorrió todos los valles i llegó hasta los altos Alpes,
estudiando detenidamente uno tras otro los cauces de los torrentes
destructores que poco antes habian arrastrado praderas i poblacio-
nes, arruinando a industriales i agricultores.
Creyendo de gran interés dar a conocer la autorizada opinión del
inieniero nombrado, copiamos en seguida un oárrafo de su infor-
me, que encontramos en la obra de M . Cézanne, injeniero de puen-
tes i calzadas de Francia,
«A cualquier lado que dirijamos nuestras miradas apena el áni-
mo el espectáculo de la ruina de lo que antes fué una rejion prós-
pera i feliz. Se preguntará sin duda, porqué nos hemos detenido tan-
largo tiempo aquí, i en que un departamento estranjero interesa a
la Suiza. No hemos creido terminar mejor nuestra descripción de
los torrentes sino mostrando como una rejion se arruina poco a po-
co cuando su población no hace nada por conservarla, cuando ella
se limita a consumir los productos del suelo, i cuando no busca por
ningún medio natural o artificial el reparar sus péixlidas o siquiera
conservar su poder pi-oductor.»
500 boletín de bosques, pesca i caza
I en otra parte el mismo informe dice, dirijiendose a la Suiza:
«Considérese ese estado de cosas, ahora que aun es tiempo, ahora
que nadie replicará, a fin de que nunca lleguemos a él. Si se sigae
descuidando la rejion, su población marchará a la ruina, hasta di-
ferenciarse mui poco a ser idéntica a la que acabamos de describir».
La opinión de este informe, que fué publicado en dos idiomas,
francés i alemán, i dado a conocer en toda Europa, picó el amor
propio de los franceses, a quienes vino a confirmar el grito de alar-
ma lanzado por Surell en 1841, a propósito del estado de las monta-
ñas de esa época.
Esa voz atrajo la atención pública i de los hombres de gobierno,
los cuales, convencidos por los razonamientos lójicos i las praebas
irrefutables que él presentaba en su obra, logró formar una corrien-
te de opinión en favor de la montaña para librarla de la ruina que
la amenazaba.
La obra de Surell vino a poner fin al desarrollo de la era torren-
cial, favorecida por la ignorancia del hombre, i desde esa fecha,
1841, se inició para la f rancia la nueva era que llamaremos era fo-
restal.
Apoyado por la opinión pública y por el Gobierno, el cuerpo fo-
restal obtuvo que se nombrara una comisión para estudiar las cau-
sas que [)roducian la ruina de las montañas.
Como todo servicio, tuvo este que vencer numerosas dificultades
en sus principios, i aunque ya existia la Sociedad de Bosques, de-
pendiente del departamento de Agricultura, la comisión nombrada,
limitada a sus propios elementos, solo después de mucho tiempo
pudo reunir los datos necesarios i presentar su informe oficial.
En poder éste del Gobierno, se encomendó al jefe del Servicio
de Aguas i Bosques la elaboración del respectivo proyecto de lei, el
cual fué presentado en 1847 alas Cámaras, donde, después de un
•prolongado estudio, fué rechazado. A consecuencia de este resulta-
do, hasta el año 1860 los asuntos forestales siguieron 'ejislados por
la lei de 1807, denominada corrientemente Código de Obras Pá-
blicas.
Ni la acción particular, ni la opinión pública fueron suficiente-
mente poderosas para mover favorablemente el espíritu de los lejis-
ladores. Fué necesario que se reprodujeran, en 1859, desastres to-
rrenciales que redujeron a la nada villorrios, aldeas i ciudades i que
boletín pe bosques, pesca i caza 501
causaron la muerte de centenares de personas, para que naciera la
lei de J8 de julio de 1860.
Después de imponerse personalmente de esas calamidades, el em-
perador Napoleón ordenó al Ministro de Hacienda, del cual depen-
día entonces el departamento de Agricultura, dispusiera nuevos es-
tudios para completar los anteriormente hechos, lo que trajo como
resultado la presentación de un nuevo proyecto de lei el 2 de mar-
zo de 1860 i su despacho el 18 de julio del mismo año.
Esta es la lei llamada Lei de repoblación de montañas , cuyo tes-
to copiamos a continuación, tomándolo de la obra de Surell.
Artículo 1. Subvenciones pueden ser acordadas a las comunas, a
los establecimientos públicos i a los particulares, por la repoblación
de los terrenos situados en las cumbres o en las faldas de las mon-
tañas.
Artículo 2. Esas subvenciones consistirán ya en entrega de arbo-
lillos o semillas, ya en dinero, i se acordarán en razón de las uti-
lidades de los trabajos desde el punto de vista del interés jeneral
i teniendo en consideración, para las comunas i establecimientos
públicos, sus recursos, sus sacrificios i sus necesidades; i también
las sumas acordadas por los consejos jenerales para la repoblación.
Artículo 3. Las primas en dinero acordadas a particulares no po-
drán ser entregadas sino después de la ejecución de los trabajos.
Artículo 4. En los casos de exijir el interés público que los tra-
bajos de la repoblación sean declarados obligatorios, a consecuen-
cia del estado del suelo i de los peligros que resulten para los te-
rrenos inferiores, se procederá en la forma siguiente;
Artículo 5. Un decreto imperial, acordado en Consejo de Estado,
declarará la utilidad pública de los trabajos, ñjará el perímetro de
los terrenos en los cuales sea necesario ejecutar la repoblación i el
tiempo de ejecución. Ese decreto irá precedido: 1.° de una informa-
ción hecha en cada comuna interesada; 2.° de la opinión de los con-
sejos municipales de esas comunas; '6.'^ del informe de una comi-
sión especial compuesta del prefecto del departamento o de su de-
legado, de un miembro del Consejo jeneral, de un miembro del
Consejo de circunscripción, de uninjeniero de puentes i calzadas o
de minas, do un ájente forestal i de dos propietarios de las comu-
nas interesadas; 4.<* del informe del Consejo de circunscripción i
del informe del Consejo jeneral.
El acta de reconocimiento de los terrenos, el plano de los mis-
502 boletín de BOSQUES, PESCA I OAZA
mos i el ante proj^ecto de los trabajos, preparados por la adminis-
tración forestal con el concurso de un injeniero de puentes i cal-
zadas o de minas, quedarán depositados en la Alcaldia durante la
información sub siguiente, cuyo término se fija en un mes, periodo
de tiempo que se contará a partir de la publicación del decreto
prefectoral que prescriba la apertura del informe i la convocación
del Consejo Municipal.
Artículo 6. El decreto imperial será publicado i fijado en car-
teles en las comunas interesadas. El prefecto hará a demás notificar
a las comunas, a los establecimientos públicos i a los particulares
un estracto del decreto imperial conteniendo las indicaciones rela-
tivas a los terrenos que le pertenecen.
El acta de notificación dará a conocer el tiempo dentro del cual
deberán ser ejecutados los trabajo i, si hubiese lugar, los ofreci-
mientos de subvenciones de la Administración o de los anticipos
que esté dispuesta a otorgar.
Artículo 7. Si en el perímetro determinado por el decreto impe-
rial para ejecutar los trabajos hai terrenos de particulares, estos de-
berán de declarar si piensan replantarlos, i en este caso estai'án
obligados a terminar los trabajos en el tiempo fiiado por el de-
creto.
En caso de negativa o de no ejecución de un compromiso, se
podrá proceder a la espropiacion por razón de utilidad pública,
cumpliendo las formalidades prescritas en los títulos 2 i siguientes
de la leí de 3 de mayo de 1841.
El propietario espropiado en cumplimiento del presente artículo
tiene derecho a la devolución de su propiedad después de la replan-
tacion, restituyendo la indemnización recibida i el valor de los
trabajos efectuados mas los intereses. Podrá eximirse de lo segun-
do cediendo en compensación la mitad de la propiedad.
El propietario que quiera obtener devolución de terrenos deberá
declararlo a la sub prefectura en los cinco años siguientes a la no-
tificación que se le hubiere hecho de la determinación de los tra-
bajos de replantacion, so pena de perdida de sus derechos.
Artículo 8. Si las comunas o establecimientos públicos no qui-
sieran replantar los terrenos de su propiedad o si estuvieran en
la imposibilidad de hacerlo en todo o en parte, el Estado podrá
adquirir, con la voluntad de aquellos, la parte de los terrenos
(jue no quieran o no puedan replantar para hacerlo el mismo, o
boletín de bosques, pesca i caza 503
solo esto último sin la transferencia del terreno. En este último
caso tendrá la administración i el goce de los terrenos repoblados
hasta ser reembolsado de sus anticipos con los intereses. Sin em-
bargo lo comuna gozará del derecho de pastoreo en los terrenos
repoblados.
Artículo 9. Las comunas i establecimientos públicos podrán en
cualquier tiempo exonerarse de toda reclamación del Estado ce-
diendo a este la mitad de los terrenos repoblados. La cesión de-
berá ser hecha, so pena de pérdida de todo derecho, en el plazo
de 10 años a partir de la notificación del fin de los trabajos.
Artículo 10. Las siembras o plantaciones no podrán hacerse
anualmente en cada comuna en mas de la vijésima parte de los te-
rrenos destinado a ese objeto, a menos que un acuerdo del consejo
municipal autorice hacerlo en mayor ostensión.
Articulo 11. Los guarda bosques del Estado podrán ser autoriza-
dos para vijilar las siembras i plantaciones en los perímetros fijados
por decretos imperiales. Los delitos constatados por esos guardas
en las replantaciones serán perseguidos como los delitos cometidos
en los bosques sometidos al réjimen forestal, i su sanción se persi-
guirá en conformidad a los artíqulos 211 i 212 i a los 1 i 2 del ar-
tículo 210 del Código forestal.
Artículo 12. El primer párrafo del artículo 224 del Código fores-
tal no es aplicable a las replantaciones hechas con subvenciones o
primas acordadas por el Estado en ejecución de la presente lei.
Los propietarios de terrenos re|)lantados con primas o subvención
del Estado no podrán hacer pastar allí sus animales sin autorización
especial del admininistrador de bosques hasta que los árboles ha-
yan sido reconocidos ínacatables por dicha administración.
Artículo 13. Un reglamento de administración pública determi-
nará:
1. Las medidas para la fijación del perímetro indicado en el ar-
tículo 5 de la presente lei.
2 Las reglas para la ejecución i la conservación de los trabajos
de repoblación.
3. El modo de entregar los anticipos del Estado i de asegurar su
reembolso con intereses i de recibir los terrenos que el artículo 9
autoriza a las comunas a ceder al Estado.
Artículo 14. Una suma de diez millones de francos será destina-
504 boletín de BOSQUES, PESCA I C!AZA
da al pago de los gastos autorizados por la presente lei, hasta la
cantidad de un millón por año.
El ministro de hacienda queda autorizado para vender, con facul-
tad de esplotarlos si hubiera lugar, bosques del Estado hasta por va-
lor de cinco millones de francos.
Esos bosques so-i los indicados en el cuadro anexo a la presente
lei, i su venta se hará sucesivamente en un plazo que no podrá es-
ceder de diez años a partir del I.'* de enero de 1861.
El Ministro queda igualmente autorizado para vender a las comu-
nas, sobre tasación de ambas partes i en las condicicnes que deter-
mina un reglamento de administración pública, los bosques mencio-
nados.
Se completará una saina de cinco millones de francos para satis-
facer los gastos que orijine la presente leí por medio de cuotas es-
traordinarias, i en caso necesario, acudiendo a los recursos ordina-
rios del presupuesto.
Analizando esta lei se ve que comprende dos puntos principales.
Uno corresponde a los trabajos facultativos que pueden ser hechos
por el "dueño de los terrenos que haya designado la Sección de
Aguas i Bosques como perímetros que deben beneficiarse con las
plantaciones, correcciones i defensas. El otro corresponde a los tra-
bajos obligatorios, los cuales deberán ejecutarse en las rejiones
montañosas mas urjentemente necesitadas i que podrán exijir una
atención incesante.
Esta lei, la primera relacionada directamente con los bosques, en
su espíritu de estimular a los propietarios ofrece en su artículo 1
subvenciones a los que hagan trabajos de repoblación en las cumbres
i faldas de las montañas, subvenciones que podrán consistir, según
el artículo 2 en semillas, plantas o dinero. Estas -facilidades, como
se comprende, tuvieron por objeto el fomento de las repoblaciones i
eran concedidas cuando los trabajos eran considerados de interés je-
neral.
Desgraciadamente siendo el propietario de tierras el mismo en
todas partes por su manera de pensar, al ver el ínteres que manifes-
taba el Gobierno por el mejoramiento del suelo, creyó que esta in-
tervención se traduciría mas tarde en una alza de las contribuciones
a los propietarios de terrenos mejorados.
La lei, previendo este obstáculo, autorizaba la espropiacion, la
que debia efectuarse en vista de un informe de hi comisión de fo-
boletín de bosques, pesca i caza 505
réstales, declarando la necesidad de los trabajos de protección (mise
en défense), el trazado del perímetro i la forma de los trabajos, ya
fueran facultativos ú obligatorios. Esa comisión era nombrada por
la Sección de Aguas i Bosques.
Una vez fijado el perímetro, el propietario puede ejecutar los tra-
bajos obligatorios, si le place; en caso contrario el Estado los toma
de su cuenta concediendo a los propietarios la facultad de recupe-
rar sus terrenos en un plazo de cinco años contados a partir del
dia en que se notifica la terminación de los trabajos, debiendo
reembolsar al fisco el valor de la espropiacion o el capital inver-
tido con sus intereses. Esta recuperación puede también efectuarse
cediendo de una manera definitiva al Estado la mitad de la osten-
sión repoblada, pasando el propietario a tomar posesión definitiva
del resto sin ningún reembolso.
Teniendo en consideración la división política de Francia,
se puede decir de una manera jeneral que la montaña pertenece a
las comunas. En este caso, siendo la comuna propietaria de las
tierras que deben beneficiarse con la protección o mise en défense,
si ella se negara a efectuar los trabajos, el Estado los hace por su
cuenta i goza de los beneficios que produce el suelo repoblado, que
él administra hasta completa recuperación de su capital mas los in-
tereses, cesando desde ese momento su administración i dejando
sometido el terreno mejorado a la dirección de su lejítimo propieta-
rio, la comuna.
El objeto de esta lei, ampliamente completada por reglamentacio-
nes i decretos posteriores, fué solo asegurar el éxito de la causa
que le dio orijen i el buen resultado dé los trabajos que fuera nece-
sario efectuar, sin hacer diferencia entre los denominados faculta-
tivos i obligatorios, es decir entre aquellos concernientes a los par-
ticulares o al Estado. Todo suelo repoblado quedaba de hecho
sometido al rejimen forestal i toda contravención castigada según el
artículo 199 del Código forestal.
Si por un lado esta lei fomentaba la repoblación de las montañas,
en cambio en su artículo 14, párrafo segundo, autorizaba al Ministro
dé Hacienda para vender, con derecho de esplotacion, los bosques
comunales o nacionales, hasta por una suma de cinco millones de
francos, la que sería empleada en los gastos que impusiera el cum-
plimiento de la lei.
Esta mala interpretación i luego la constitución forzada de los
boletín de b. b
V
506 boletín de bosques, pesca i caza
perímetros que debían sobrellevar los trabajos de protección produ-
jeron una protesta jeneral entre los interesados, que creyeron ver
atacados sus derechos de propietarios cuando se les prohibía el
pastoreo i viendo en este acto solamente la ruina de la industria
pastoril.
Ese clamoreo, que se produjo en cada centro en que se aplicaba
la lei, no pudo ser desoído por los lejisladores i el Gobierno se vio
en la imperiosa necesidad de nombrar una nueva comisión, la que
presentó otro proyecto de lei que fué votado el 8 de junio de
1864. Conocida jeneralmente con el nombre de Lei de empastamientn
de las montañas, contenía aun algunos defectos, pero tuvo el buen
resultado de calmar las protestas que levantó la anterior.
Esta nueva lei, siendo el complemento de la que hemos estudiado
anteriormente, creemos que también será de utilidad darla a cono-
cer tomándola del libro titulado Código de la lejislacion forestal, por
Ch. Guyot, 1904. Dicha lei, abrogada por la del 4 de abril de 1882,
que estudiaremos en un próximo artículo, es como sigue:
Artículo 1. Los terrenos de montaña donde la congolidacion, según
los términos de la lei de 28 de julio de 1860, sea reconocida nece-
saria, a consecuencia del estado del suelo i de los peligros que de
allí resulten para los terrenos inferiores, podrán ser, según lo exija
el interés público, empastados en toda su estension, empastados en
parte i replantados eu otra o replantados en totalidad.
Artículo 2. Son aplicables a los trabajos de empastamiento aque-
llos que no contraríen a la presente lei i a los artículos 1 a 8 i 11 de
la lei de 28 de julio de 1860 sobre la repoblación de montañas. Sin
embargo, en los terrenos comprendidos en los perímetros de repo-
blación obligatoria, anteriormente a la promulgación de la presente
lei, la administración de bosques está autorizada, según acuerdo de
los consejos municipales de las comunas interesadas, a sustituir los
trabajos de empastamiento por los de replantacion en la medida que
ella juzgue conveniente.
Las comunas, los establecimientos públicos i los particulares po-
drán proponer esta sustitución. En caso de rechazo por la adminis-
tración forestal, será el prefecto quien decida en consejo de prefec-
tura, después de cumplidas las formalidades ordenadas por los nú-
meros 3 i 4 del inciso 2 del artículo 5 de la lei de 28 de julio
de 1860.
boletín de bosques, pesca i caza 507
La decisión del prefecto será trasmitida al Ministro de Hacienda,
quien decidirá, después de conocer la opinión de la sección de fi-
nanzas del Consejo de Estado.
Artículo 3. Las comunas i ios establecimientos públicos podrán,
en cualquier caso, eximirse de toda reclamación del Estado cediendo
a éste el aprovechamiento de la mitad o mas del terreno empastado,
durante el tiempo necesario para pagarle el capital con sus intereses
de los anticipos que él haya hecho por trabajos útiles, o, a su elec-
ción, por el abandono de la propiedad de una parte de esos terrenos,
la cual no deberá esceder en ningún caso de la cuarta parte.
Artículo 4. Los trabajos de protección i plantación no podrán te-
ner lugar al mismo tiempo en toda la ostensión del terreno designa-
do en cada comuna sino en un tercio a lo mas de la superficie por
empastar, a no ser que un acuerdo del consejo municipal los autori-
ce en mayor estension.
Articulo 5. Los propietarios espropiados en ejecución de la pre-
sente leí tendrán el derecho de la devolución de su propiedad des-
pués de efectuado el empastamiento, con la obligación de restituir
el pago de la espropiacion i el valor de los trabajos mas los intere-
ses respectivos, i podrán eximirse del reembolso del valor de los
trabajos cediendo una cuarta parte de su propiedad.
Artículo 6. Un reglamento de administración pública determi-
nará:
1. Las medidas necesarias para la designación de los terrenos in-
dicadas en el artículo 1 de la presente lei.
2. Las reglas para la ejecución i la conservación de los terrenos
de empastamiento.
3. E-l modo de contratación do los avances hechos por el Estado,
las medidas propias para asegurar el reembolso del capital i sus in-
tereses i las reglas para la cesión o abandono de goce o de propie-
dad de terrenos que podrían ser hechos por el Estado.
4. El modo de fijación de las indemnizaciones que, según las cir-
cunstancias podrán ser acordadas a las comunas en caso de privación
temporal de pastoreo en los terrenos comunales que sean objeto de
trabajos de replantacion o de empastamiento.
Artículo 7. Una suma de cinco millones se destinará al pago de
los gastos autorizados por la presente lei, con inversión de 500
mil francos anuales. Esta suma se obtendrá por medio de cortas es-
508 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
traordinarias en los bosques del Estado, i en caso necesario de los
recursos ordinarios del presupuesto.
Esta lei, como la anterior, permite la formación de perímetros de
empastamiento en aquellos terrenos de montañas donde esta sola
operación sea suficiente para asegurar la estabilidad del suelo. Sien-
do pocas las diferencias entre la lei de 1960 i la de 1964, se puede
decir que todas las disposiciones de la primera son aplicables a la
segunda, salvo solo que los propietarios puedan recuperar sus terre-
nos espropiados cediendo al Estado no ya la mitad sino la cuarta
parte de la estension total, a fin de cubrir los gastos hechos en la
ejecución de los trabajos.
Como los bosques i empastados creados en las montañas queda-
ban espuestos a los abusos de los montañeses, que podian esplotarlos
de una manera escesiva, la administración dictó varios decretos i
ordenanzas para reglamentar la esplotacion, de manera que ésta se
hiciera racional i previsoramente. Con estas nuevas disposiciones
se aseguró el éxito de la lei i se sometió de hecho a esos terrenos
al réjimen pastoral i forestal.
Conocido el primer paso que dieron los forestales de Francia en
1860 i 1^64, cabe preguntar: asi como nosotros, para nuestro Có-
digo civil, hemos tomado como fundamento o base el código de
Napoleón ¿no podríamos también tomar como base, adaptando en
lo que fuera posible sus disposiciones a nuestro réjimen político, el
Código forestal francés, para uniformar i vigorizar la acción que
nos urje emprender para salvar de la ruina al bosque i a la mon-
taña i por consiguiente a la agricultura i a varias industrias, hacien-
do la vida mas llevadera desde el punto de vista económico?
Esta fué la idea que me induio a dar a conocer en nuestro pais las
dos leyes trascritas en las pajinas anteriores, las primeras, las avan-
zadas en el resuriimiento de la era forestal, que hoi dia enorgullece
a las Francia i mui especialmente a sus forestales. Esas disposi-
ciones sirven ahora de guias para las demás naciones cuando se
vean en la necesidad de emprander la dura i costosa labor de rear-
bolar i reempastar sus montañas desnudadas por la imprevisión e
indiferencia de la jeneracion anterior.
Grenoble (TFrancia), 1914.
OscAR Bravo E.,
Injeniero agrónomo.
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA 509
NUESTROS BOSQUES DE ARAUCARIAS
VALOR DE LA MADERA I DIFICULTADES
DE ESTRACCION
(Memoria pasada por el Conservador de Bosques al Jefe de la Sección respectiva)
I
Señor Jefe: En cumplimiento de la orden recibida de Ud. de ha-
cer un reconocimiento i valorización rápida de los bosques de arau-
carias o piñón chileno existentes en las provincias de Bio-Bio i Ma-
lleco, en la zona comprendida entre los rios Laja por el norte i
Cautín por el sur, desde su aparición espontánea en los primeros
contrafuertes de la cordillera de los Andes por el Oeste i la linea
divisoria con la República Arj entina por el Este, me trasladé el 19
del mes de Diciembre pasado a esa rejion. para dar debido cumpli-
íniento a ese cometido.
A fin de hacer mas provechoso el viaie i guiado por el conoci-
miento que temamos de la zona en que crecen los árboles de nues-
tra referencia, dimos principio a este estudio comenzando por los
Bosques Nacionales de Malleco, en donde hicimos un prolijo reco-
nocimiento de toda su área de vejetacion natural, anotando las alti-
tudes en que principia su distribución, las dimensiones a que alcan-
cía el fuste maderable i su desarrollo total, sus diferentes diámetros,
edad, terrenos en que vive, sus productos naturales, su esplotacion
maderable, etc.
Antes de entrar a esplayar estas materias, creemos oportuno ha-
cer una reseña botánica de la planta que nos ocupa ja que sobre
ella tanto se ha escrito i debatido últimamente.
LA ARAUCARIA CHILENA (ARAUCARIA IMBRICATA)
Sinónimos: pino chileno, piñón i pehuen. — Familia de las coniferas.
Descripción. — Árbol siempre verde, de aspecto robusto, de forma
piramidal cuando se encuentra aislado i la de un paraguas abierto
cuando se halla asociado a otras especies o se presenta en masas
510 boletín de bosques, pesca i caza
algo espesas, Posee raices fuertes i de un desarrollo desmesurado,
que pasan muchas veces de 20 i mas metros de largo; dichas raices
afloran la superficie del suelo cuando encuentran sub-suelo pedre-
goso i de difícil penetración.
Tronco fuerte i casi cilindrico en toda su lonjitud, con escasa di-
ferencia entre el diámetro de la base tomado a 1,30 metro sobre el
suelo i el de la parte superior donde comienza el ramaje. Su creci-
miento es completamente perpendicular, encontrándose solo por
anomalía algún ejemplar cuyo fuste se desvie de la vertical.
Cubre el tronco una corteza gris oscura, coriácea, agrietada for-
mando figuras jeométricas mui variadas, ya. mosaico, ya políganos
irregulares que le dan un aspecto mui hermoso. Esta corteza, a cau-
sa de las heridas producidas esteriormente i de las picaduras de
los insectos, derrama una resina de la cual hablaremos mas adelante.
Las ramas se presentan formando verticilos uniformes produci-
dos regularmente cada cierto número de años.
Las hojas son sésiles, imbricadas, coriáceas, óvalo-lanceoladas,
gruesas, fuertes i terminadas en una punta mui punzante. Su color
es verde intenso i están colocadas de manera que envuelven com-
pletamente las ramas i también el tronco.
Las flores son dioicas, encontrándose cada sexo en árboles sepa-
rados; las masculinas se presentan en forma de amentos con estam-
bres escamiformes; son terminales, derechas i mas j)equeñas que las
femeninas, que son carpelos abiertos en forma de escamas agrupa-
das en conos; estos son redondeados, ovalados i de un tamaño con-
siderable, diez a quince centímetros de grueso en su parte mas an-
cha por quince a veinte de largo.
Las escamas que forman los conos son fuertes, coriáceas, leñosas
i en forma de cuñas. Las semillas son alargadas, cuneiformes i cu-
biertas de un tegumento coriáceo, de color pardo claro i llevan un
par de alas. Estas semillas son comestibles, mui nutritivas i consti-
tuyen un alimento mui apreciado por los montañeses.
CONSIDERACIONES FORESTALES
Área natural. — La araucaria de Chile ocupa como patria natural
la zona comprendida entre el volcan Antuco por el norte i el de Vi-
llarrica por el sur en la cordillera andina, i ademas una pequeña es-
tension en la cordillera del Nahuelbuta. Su zona de esparcimiento
boletín de bosques, pesca i caza
511
natural está comprendida entre 800 i 1 800 metros sobre el nivel
del mar. En estas altitude ocupa los cordones de la cordillera, las
planicies, las ondulaciones del terreno i las quebradas, donde forma
bosques de cierta importancia o se presenta en ejemplares aisla-
dos o agrupados en pequeños bosqucillos.
La araucaria chilena es la escencia natural maderable que remon-
ta a mayor altitud; en cier-
tas partes la hemos en-
contrado asociada con ro-
bles, raulíes i coihues,
pero mas allá de 1 500
metros solo la acompañan
los ñires i las lenas, que
son los árboles andinos
que remontan mas en las
i-ejiones donde no hai
araucarias, pero que lle-
gan a estas altitudes co-
mo árboles enanos i de
una importancia forestal
secundaria. Por este mo-
tivo, la araucaria vive en
las grandes alturas for-
mando bosques entera-
mente puros.
Suelo i clima. — La arau-
caria crece en terrenos
permeables i de fuertes
pendientes, prefiriendo los arenosos, arcillo-arenosos, las montañas
llenas de piedras eruptivas, las laderas formadas por piedras graní-
ticas sueltas, i es corriente encontrarla en suelos rocosos en que las
piedras cubren la superficie i en donde la tierra es mui escasa.
En las condiciones apuntadas el sistema radicular toma un de-
senvolvimiento exajerado, viéndose a menudo que las raices ' salen
a la superficie de' suelo para salvar las rocas que interrumpen su
crecimiento i luego volver a tomar tierra e interponerse en ella.
A pesar de vejetar en alturas tan considerables, es uno de los ár-
boles indíjenas cuyo eje central toma mayores dimensiones i sobre
Campo de arttucarias
512
boletín de bosques, pesca i caza
todo cuyo tronco es casi siempre recto i único, pues solo se ramifi-
ca por escepcion.
La araucaria chilena es planta, de clima frío, elevado, húmedo,
donde la nieve sube durante el invierno a varios metros de espesor
i donde el suelo permanece cubierto por ella de tres a seis meses
del año. En estas condiciones las temperaturas invernales pasan de
6 i mas grados bajo cero. Ademas las rejiones altas están constan-
temente azotadas por huracanes i vientos fuertes i frios que preci-
samente tienen que influir en el débil crecimiento de la vejetacion.
Dimensiones. — Tjas que alcanza este árbol son mui variables se-
gún la situación en que
vejeta i la cahdad del sue-
lo. A las alturas en que
termina su zona de veje-
tacion natural, los creci-
mientos son reducidos, no
pasando de 5 a 10 me-
tros, pero en la zona me-
dia, sobre todo cuando
ocupa hondonadas de las
sierras, de terrenos pro-
fundos i permeables, i lo
mismo cuando se halla
en montañas de forma-
ción areniscosa, qué son
mui comunes en esas reji-
ones, su fuste alcanza a
dimensiones importan-
tes. En esas condiciones,
su altura media llega a
20 o 25 metros, i aun he-
mos medido con nuestro
hij)sómetro ejemplares de crecimientos escepcionales cuyas alturas
eran de 45 metros.
IjOs diámetros son aun mas variables; se encuentran muchos ár-
boles que teniendo 12 a 15 metros de alto, solo tienen 30 centíme-
tros de diámetro i otros que, con el mismo alto, miden de 70 a 90
centímetros. Para el caso especial que nos ocupa, podemos decir
sin t-)mor de eiiuivocacuos que el diámetro medio de la sección
Araucarias en mezcla de otros árboles
boletín de bosques, pesüa i caza.
513
maderable sstá comprendido entre 40 i 80 centímetros en Jas plan-
tas que se hallan en estado de explotación. Hai sin embargo, ejem-
plares mui viejos cuyo diámetro medio alcanza hasta 1,20 metro.
Como ya- hemos dicho, el diámetro del fuste de la sección made-
rable, a la inversa de lo que pasa en la jenerahdad de los árboles,
es casi el mismo en la base que en la parte superior, sin presentar
esteriormente huella alguna de las ramas que lo cubrieron en la
juventud.
Edad de reproducción. — La araucaria, como todas las plantas que
viven en climas fríos, de
suelos pobres i a grandes
alturas sobre el nivel del
mar, tiene un crecimiento
lento i tarda muchos años
en llegar a su completo
estado de desarrollo. Por
esta causa no nos sorpren-
de encontrar ejemplares
de pequeña talla 15 me-
tros de alto i 30 centíme-
tros dé diámetro, cuya
edad es superior a 150
años según atestiguan los
anillos.
Los árboles gruesos de
grandes dimensiones
cuentan a veces con eda-
des superiores a 300 años,
lo que demuestra palpa-
blemente la lentitud del
crecimiento vejetativo.
La determinación de la edad i diámetros a que deben someterse
las esplotaciones es materia de primordial importancia que deberá
estudiarse prolijamente a fin de establecer con datos precisos el nú-
mero de años a que han de ser sometidos los turnos de las futuras
esplotaciones que permitan perpetuar la existencia de este útil i her-
moso árbol.
La araucaria se multiplica únicamente por semillas; éstas jerminan
mui bien, alcanzando las plantitas de 10 a 15 centímetros el primer
Araucarias en su forma típica
514
BOLETm DE BOSQUES, PESCA I CAZA
año, 15 a 20 el segundo i asi sucesivamente hasta el séptimo u octa-
vo año; después los crecimientos son mayores, pasando a veces de
40 centímetros por año, pero una vez que se corona la planta el cre-
cimiento anual es insignificante.
Las semillas conservadas estractit'icadas en arena u otro material
análogo mantienen mas de un año su facultad jerminativa, pero si
se las deja en contacto del aire no tarda eu secarse el embrión, per-
diendo su jérmen después de cuatro o seis meses.
Corteza, resina, frutos. — Como lo hemos espresado al liacecr la
Araucarias en espesura cerrada
reseña botánica, cubre el tallo una corteza gruesa, fuerte, de color
gris oscuro i de un espesor variable entre 5 i 20 centímetros. En ella,
se distingue fácilmente dos partes bien marcadas: la sección esterior
o muerta, que es mas o menos la mitad en las plantas viejas i una
tercera parte en las jóvenes, i la interior o viva, que está fuerte-
mente adherida a la madera i que presenta la particularidad de se-
boletín de bosques, pesca i caza 515
cretar una sustancia resinosa cuando se produce una herida en el
tronco o ramas principales.
Ese producto lo secretan una cantidad de canales capilares que
al ser rotos por un corte trasversal dan salida a un líquido blanca
amarillento que se coagula a medida que se pone en contacto del
aire. A ese producto resinoso le atribuyen los campesinos i natura-
les del pais grandes propiedades medicinales, al mismo tiempo que
lo usan en reducida escala para la fabricación de bujías que emplean
en el alumbrado doméstico.
Los vasos portadores de la resina se encuentran principalmente
en la zona viva de la cortesa, pues las incisiones practicadas en la
madera no la producen sino en proporción insignificantes. Por otra
parte, siendo esos canales tan finos i coagulándose la sustancia que
fluye a medida que se pone en contacto del aire, las insiciones de
diferentes formas hechas siguiendo los procedimientos empleados
en la resignación de pinos en Europa, dieron una cantidad de re-
sina mui pequeña.
Después de las observaciones que hemos llevado a cabo, que aun
no son del todo concluyentes, es de creer que la resina secreta por
las araucarias no darán márjen a una esplotacion industrial debido
a su escasa reproducción; pero estimamos interesante continuar el
estudio de esta materia, para cuj'o objeto recojimos muestras qae
nos proponemos analizar en el laboratorio de la Sección Bosques.
Otro producto que se obtiene de las araucanas, a la fecha el mas
importante de todos, es el de sus frutos, los pillanes, que son de
un sabor semejante al de la castañas ida gran valor alimenticio, a
tal punto que con ellas se preparan harinas mui recomendables en
la alimentación i en la medicina doméstica. Dichos frutos tardan 2
años en llegar a su completa formación i madurez.
Los conos suelen contener 200 o mas semillas, i su cosecha se
hace en el mes de Marzo. Se juntan en gran númei-o los campesinos,
se dirijen a los pinares, en donde pasan semanas enteras dedica-
dos a la tarea de recolectar semillas que caen naturalmente al suelo.
Mui pocos son los que se atreven a trepar a les árboles por temor
a las picaduras que les ocasionan las ríjidas i punzantes hojas de
que está guarecida la planta entera.
En la época de la madurez de los piñores remontan la cordillera
grandes bandadas de choroyes que aculen a comer est" fruto; di-
516
boletín de bosques, pesca i caza
chas aves pican los conos i basta que una sola semilla haya sido
quitada, para que se desgrane completamente el cono.
Las semillas recolectadas, a mas de formar una de las provisio-
nes de invierno mas importante de la rejion montañosa, son lleva-
das a las ciudades i vendidas a precios mui remunerativos. El saco
de piñones vale en la frontera ocho a diez pesos i en Santiago se
cotiza entre diciocho i veinte.
Madera. — Con la madera producida por las araucarias sucede al-
go análogo a lo que pasa con todas las especies maderables chilenas,
esto es, se han usado en
construcciones e indus-
trias sin tener otros ante,
cedentes que las operacio-
nes practicas deducidas
de su empleo. No es raro,
pues, que se diga a cada
paso i se citen como bue-
nas algunas que adolecen
de graves defectDS para
la edificación, debido a
que no cultivándose los
bosques en C-hile, nos ve-
mos obligados a usar los
productos de las selvas
vi rj enes, ciiyas maderas
de diferentes edades tie-
nen que dar forzosamente
materiales de mui diver-
sas cualidades.
La madera de arauca-
ria es de color amarillo
El peso medio de la madera secada al aire es de 5G6 kilos por
metro cúbico, siendo el del pino oregón en las mismas condiciones
de 420 kilos, lo que dá una diferencia de peso a favor de la lijere-
za de la madera de pino oregon de 146 kilos por metro cúbico.
Hasta la fecha no se hace ningún uso industrial de esta madera,
ni se cotiza en los mercados del pais; pero se ha hecho activas jes-
tiones oor algunos propietarios que tienen en sus fundos bosques de
este árbol para introducirla en los centros comerciales i se ha llega-
Araucarias en terreno pedregoso
boletín de bosques, pesca i caza
517
claro i se podría clasificar entre las de peso medio, de fibras bien
marcadas pero finas, i de radios medulares casi imperceptibles a la
sixnple vista.
do a proponerla como reemplazante del pino oregon, madera esta
última que por sus cualidades de peso, resistencia i forma irrepro-
chable de elaboración con que nos llega, ha hecho que los construc-
tores la prefieran en sus
trabajos de importancia
a todas las maderas nacio-
nales.
Tenemos conocimiento.
de que se ha fabricado
con madera de araucaria
puertas i ventanas con
buenos resultados. He-
mos sabido también que
se ha hecho algunos en-
sayos de resistencia a la
compresión i flexión, a
los cuales no les atribui-
mos gran valor científi-
co, por no haberse docu-
mentado los anteceden-
tes relacionados con el
ejemplar que ha produci-
do la madera; por esta
causa nos abstenemos de
anotar cifras que podrian
llevar conceptos erróneos favorables o contrarios a la madera de
araucaria, aun desconocida i que es indispensable estudiar.
Hemos visto ademas usarla en puentes rústicos i aun en cons-
trucciones de galpones i casas, i como en ninguno de los casos ob-
servados hai documentos suficientes que atestigüen su durabilidad,
preferimos no avanzar opiniones sobre la de esta madera.
En resumen creemos que la madera de araucaria es buena i que
se presta para toda clase de trabajos, pero creemos también ilusorio
por ahora pretender reemplazar con ella sin graves desventajas al
pino oregon que nos llega del estranjero.
Superficie. — El área ocupada por las araucarias en la rejion de
Araucarias en montañas pedregosas
de fuerte pendiente
518
boletín de bosques, pesca i caza
nuestra visita es bien difícil de calcular, tanto por la irregularidad
del terreno como por la poca homojeneidad que guarda el arbola-
do: tan pronto está formando macizos de cierta importancia con
una vejetacion uniforme, como lo vimos en rodales claros, aislados
o mezcladas con otras especies indíjenas.
En el primero de los casos, el número de plantas contenidas en
una hectárea era de 500 a 100 en espesura mas o menos normal,
i en otros, que es la mayor superficie, liabia de 1 a 100 por hec-
tárea. Como para el caso que nos ocupa, en que queremos estable-
cer la existencia aproximada, no debemos tomar la superficie que
cubre estas plantas con
el espaciamiento natural
desordenado en que las
encontramos, sino que de-
bemos hacerlo tomandc»
en cuenta el espaciamien-
to normal, el que se ob-
tiene mediante las fór-
mulas usadas en la orien-
tación de bosques.
Para mayor claridad
acompañamos a este es-
tudio una carta topográ-
fica de las provincias de
5k- i Bio-Bio i Malleco, en la
que aparecen hachurados
los cordones de montañas
en que vejetan las arau-
carias. Recorridos esos
terrenos haciendo obser-
vaciones de los detalles
en que se encuentran las
plantas, su manera de vejetar, i apreciando de visn las superficies
parciales que ocupan los pinai-es, llegados a formarnos una idea
de su espaciamiento natural, que reducido al espaciamiento nor-
mal, si las plantas estuvieran colocadas a distancias convenientes a
su vejetacion, es decir ni en espesura ni presentando calveros,
nos dará la cabida por hectárea.
Tomando en cuenta el desarrollo de los árboles, su modo de
Araucarias en cumbres rocosas
boletín de bosques, pesca i caza
519
vejetacion, su situación, etc., estimamos que es de 800 a 1 20(3
plantas la cabida por hectárea. En atención a ella se puede cal-
cular mui aproximadamente que en las montañas de las provincias
a que nos hemos referido, la superficie ocupada por las arauca-
rias , tomándolas con su espaciamiento natural en que se encuen-
tran.
AvahiO de la madera. — La densidad maderable de la araucaria,
en la rejion comprendida entre los rios Laja, Cautín i Pahue has-
ta su desembocadura en el Bio-Bio, tomando en cuenta el término
medio del área de espa-
ciamiento natural i el nú-
mero de las plantas eu es-
tado de esplotacion en
los diversos bosques de
espaciamiento mas o me-
nos cerrado i próximo al
normal, arrojó las siguien-
tes cantidades por hectá-
rea: 70 150 245, i como
máximo 300.
A los árboles que he-
mos tomado como made-
rables, les asignamos un
diámetro mínimo de 40
centímetros, diámetro ca.
paz de producir tablas i
pies derecho de las dimen-
siones corrientes, i des-
contamos aquellas que
por efecto de su corta o
escesiva edad quedaban fuera de esta designación.
Pues bien, tomando un término medio de los árboles que se
hallín en condiciones de ser esplotados, resulta un promedio de
190 plantas por hectárea, que reducidas a su espaciamiento normal
daría como máximo el doble o sea 380.
Los diámetros constatados de la sección maderable de los ar-
boles aptos para la esplotacion varían de 40 centímetros a 1 20 me-
tro, lo que da un diámetro medio de 0 80 metro por árbol ma-
derable.
Bosques de araucarias quemados
520
boletín de bosques, pesca i caza
Las alturas son aun mas variables, pues fluctúan entre 5 i 30
metros, lo que da un promedio de 17 50 metros de fuste made-
rable.
De lo anterior se desprende: que la superficie ocupada por las
araucarias en la zona antedicha es de 30 a 40 000 hectáreas; que
cada hectárea de arbolado normal contiene 380 plantas en estado
de esplotacion, o sea un total de 13 300 000 plantas; que cada ár-
bol tiene un diámetro medio de O 80 metro; i una altura media
de 17 50 metros; que el
volumen aproximado de
Ja madera de cada árbol
es de 8 00 metros cábicos;
que en cada hectárea nor-
mal hai una existencia de
3 300 metros cúbicos de
madera, lo que en las
35 000 hectáreas calcula-
das daria una existenci^^
aproximada dé 1 1 7 000 000
de metros cúbicos.
Esplotaeion. — Hasta es-
te momento nos hemos
concretado solamente a
hacer una redeña del ár-
bol, sus cualidades, etc.
i entraremos ahora a la
parte principal, la esplo-
tacion. Dadas las condi-
Efectos de una roza en un bosque de araucarias cJones especiales de veie
tacion de esta esencia, que siempre ocupa las altas cumbres i los
sidos escarpados de las cordilleras de los Andes i de la Costa, donde
no existen medios de trasportes son actualmente penosísimos los
viajes a caballo, ocupando estas plantas alturas tan considerables
i no formando macizos cerrados sino en mui pocas partes, estima-
mos que la esplotacion de esta riqueza maderable tendrá que tro-
pezar con muchos i serios inconvenientes antes de constituir un
buen negocio, económicamente hablando.
Para proceder a la esplotacion hai que pensar - primeramente en
la existencia de productos por esplotar, tiempo que demandará la
B(3LETIN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
521
esplotacion, medios de trasportes para los productos, i mercado pa-
ra ellos.
Desde luego vemos que la existencia la constituye una cantidad
de plantas relativamente reducida para la enrme área en que se en-
cuentran diseminadas, lo que hará alargar mucho los caminos i en-
carecer el precio de los productos, i que si se esplota siguiendo el
mismo salvaje procedimiento de las rozas a fuego, tan en boga en
la época actual por los destructores del arbolado, muchos de los
Araucarias en montañas de grandes alturas
cuales se creen industriales madereros cuando en reahdad merece-
rían el calificativo de dendrófobos, las existencias se estinguirian
en un tiempo mui reducido i el arbolado se concluirá totalmente
ya que esta planta solo se reproduce por semillas. Si por el contra-
rio, se sigue un procedimiento racional para la esplotacion, habrá
existencia maderable para muchos años, asegurando indefinidamen-
te la producción de esa madera.
Debemos manifestar que para la estraccion de la madera de aran--
caria habrá que habilitar caminos especiales de muchos kilómetros
de largo.
BOLKTÍ.V DE B. . C
522 BOr.F/riN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
El costo de esos caminos, dadas las circunstancias especiales de
la esplotacion, en que deben obtenerse piezas de grandes dimen-
siones, necesitan pendientes mínimas i anchas en relación con las
dimensiones de éstas No se puede pensar en aprovechar los me-
dios naturales de trasporte por las vías fluviales, por no existir i"ios
caudalosos con agua suficiente, pues todos son torrentes de poco
caudal, llenos de miles, de saltos i cascadas; tampoco puede pensar-
se en el tias[)orte aéreo por medio del cable-carriles, pues por este
sistema no se podria tras[)ortar piezas de grandes dimensiones. Por
último, las faenas de esplotacion serian solo {)üsible durante un cor-
to tiempo, Noviembre a Abril, o sea seis meses en el año; pues el
resto de tiempo los cerros están cubiertos total o parcialmente por
las nieves.
Los bosques de araucaria, como todos los que se encuentran en
estado vírjen, distan mucho de ser regulares. En ellos se observan
por iriles los ejemplares envejecidos, secos, enfermos, etc. i por lo
tanto inaprópiados |)ara la esplotacion. Ademas en muchos de los
casos esos bosques están mezclados con esencias nacionales de poco
o ningún valor maderable.
Resulta a los ojos del visitante el escaso número de plantas nue-
vas, motivado por el esceso de la recolección de las semillas hecha
por los Iwibitantes de las comarcas vecinas i la voraz destrucción
del fuego que de tiempo en tiempo las abrasa totalmente. Tal esta-
do de cosas traerá como resultado que después de producirse las
primeras esplotaciones habrá mui poco arbolado que venga reem-
plazar al que se haya cortado.
Tomando en cuenta los puntos enumerados, sin entrar en ma-
yores comentarios, cualquiera persona medianamente conocedora
de la topografía de nuestras cordilleras i de las condiciones en que
vejetan las araucarias, podrá percatarse de ellas i apreciar debida-
mente los inconvenientes apuntados, reconociendo que es ib sorio
fundar espectativas de grandes especulaciones sobre la manera que
en este momento estudiamos.
Rozas a friego. — Sobre la existencia de madera dada anteriormen-
te, tienen una influencia mui marcada las rozas a fuega, tan comu-
nes en el sur del pais i que destruyen anualmente una gran parte
de esta riqueza natural. En nuestra escursiou hemos podido cons-
tatar el menosprecio que se tiene por el arbolado; el fuego devasta
anualmente miles de hectáreas de hermosos i valiosos bosques. Sin
embargo esos mismos destructores, para quienes no vale nada el
boletín de bosques, pesca i caza 523
árbol en pié, son los que gritan en todos los tonos imajinables pi-
diendo protección para los productos que dan esos desgraciados po-
bladores de nuestras selvas.
Interrogado un individuo que se dedicaba a la vandálica tarea
de quemar un bosque de araucaria, sostuvimos el diálogo siguiente:
— Dígame, buen hombre ¿qué es lo que hace Ud?
— Señor, nos dijo, desde esta mañana trabajo por que el fuego to-
me cuerpo i se quemen estos bosques.
— ¿Quien le mandó a ejecutar esta obra de destrucción'^
— El administrador, Señor, i sé que el patrón (refiriéndose al due-
ño) ha dicho de quemar todo lo que quiera.
— ¿I qué beneficio persigue con las rozas?
— Hai que quemar los pinares para aumentar los campos para
el ganado; después viene el coirón, * i también para que el ganado
no se nos esconda en el momento de hacer el rodeo.
Otro dato curioso sobre la conversación de esta especie, es que
todos los bosques de araucarias que se hayan en poder de los arau-
canos están en muí buen estado de conservación; en casi ninguno
hai huellas de rozas i si se han producido el fuego a llegado siempre
de afuera, pues ellos cuidan esmeradamente el árbol que les dá los
Piñones, los cuales constituyen uno de sus mas predilectos alimentos,
Esto nos hace pensar en la conveniencia que habría de radicar a es-
tos infelices dentro de las reservas fiscales de bosques porque esta-
mos seguros que ellos desempeñarían admirablemente el papel de
guardianes de las selvas.
La degradación de la^' montañas. — Quepa aun otro punto sobre
el cual no podemos pasar sin negociarlo, la degradación de las mon-
tañas. Es un hecho mui conocido de cuantos tienen someras nocio-
nes forestales i sobre el cual se ha escrito innumerables obras, de
cuyo tema se preocuparon muchos años los hombres de ciencia hasta
llegar a sentar teorías inamovibles como estas: «Las montañas se
descalzan de sus elementos constitutivos debido a lu acción de las
lluvias, nieves i vientos; los materiales provenientes del arrastre son
basados a las partes bajas con perjuicio directo de la agricultura.
El único elemento capaz de contener estos desastres es el arbo-
lado».
Los países europeos, conocedores de estas cuestiones, atienden
* Planta herbácea de la familia de las gramíneas que sirve de alimento al ga-
nado durante ios meses de Febrero a Abril.
524 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
con especial cuidado la conservación del arbolado de las montañas i
mui particularmente de sus cumbres i aguadas.
I en Chile ¿qué se hace? Vergonzoso es decirlo: se quema i des-
truye solo por el gusto de destruir, sin beneficio para nadie, pero si
con perjuicio del pais i de las generaciones venideras que podran
sentir con mayor intensidad la obra vandálica i criminal que hoi se
ejecuta en nombre del interés agrícola de rej iones donde hai gran-
des superficies de suelos inapropiados para la esplotacion agraria.
No somos enemigos de la esplotacion maderable de las araucarias
mui al contrario, estamos de acuerdo que debe llevarse a cabo pero
bien entendido que se haga en la forma científico-práctica que per-r
mita la conservación i mejora del arbolado al mismo tiempo que se
trate de aumentar su aerea natural con el cultivo artificial, i se casti-
gue con mano firme las rozas a fuego, que en la época actual ame-
nazan de muerte la existencia de esta jigante, preciosa i útil planta
de nuestra rejion andina.
Acompañamos a la presente un plano de 1/1,000,000 en que se
indica el aerea de dispersión de las araucarias i una colección de fo-
tografias tomadas en los bosques mismos que servirán para ilustrar
el testo de este informe.
Saluda atentamente a Ud.
R. Elzo Baquedano.
MISCBLANBA
Trabajos forestales eu Marruecos. — 'En este imperio, conside-
rado bajo varios puntos de vista todavía en estado de barbarie,
se preocupa sin embargo su gobierno del problema forestal, tan
desdeñado en otros países que se precian de civilizados. En el
presupuesto de este año (pues Marruecos se está civilizando i
ahora tiene presupuestos) se consulta, entre otros ítems de servi-
cios forestales, según leemos en «Le Bois» de 12 de Marzo, una
suma de dos millones de francos (2.000,000) para repoblar i en-
tregar a la esplotacion una estension de solo 150,000 hectáreas
mén^s que nuestra gran reserva forestal de Villarríca, de bosques
valiosos de los cuales se ha sacado hasta hoi mui poco provecho por
abandono e incuria de las autoridades marroquíes. En esos bosques,
situados en el valle de la Mamora, predomina el alcornoque, cuya
esplotacion bien dirijida, a mas de salvarlo de la destrucccion,
proporcionará una buena entrada al erario del sultán. Hai allí, ve-
nido de abajo, un buen ejemplo que imitar.
áUMARIO DE NOVIEMBRE
Veda de la pesca. — Necesidad de eatremar su vijilancia.— EiJitokial 257
La pesquería territorial (continuación). — Fkdkbico Albbbt 259
La hijiene de la caza.— O. Silva Ch 288
El Congreso forestal maderero de Paris. — L. EIzo Baquedano 291
Bosques andinos por Humberto Giovanklli 304
Asociación forestal mediterránea. — R. Elzo Baquedano 313
Miscelánea. — ^^La protección i fomento de bosques en Korea implantado
por loa japoneses. — Otro bosque petrificado.
SUMARIO DE DICIEMBRE
Bosques, pesca i caza en el Congreso Agrícola de Oonsepcion, Editorial por
la Redacción ... 321
Conveniencia de formar una «Union centrail de intereses madereros». —
F. Albeet ... • 323
El problema pesquero en Chile (conclusión). — F. Albeet ;. .. 330
Descripción de los peces mas convenientes para el cultivo artificial en el
pais. — P. GoLUSDA 348
Los bosques i los manantiales 367
Miscelánea. — El orí jen délas perlas finas — Primas i premios paralas plan-
taciones de bosques en Westfalia — La plantación de pinos en
terrenos agrícolas en Alemania. — La pkñitacion de bosques en
arenales. —Los derechos de iI^>o^tacion de las maderas en
Alemania 372
SUMARIO DE ENERO
Un paso adelante: el proyecto de lei de Bosques, Pesca i Caza en la tabla
del Señado, — Editorial. — La Redacción 377
El pimiento de Bolivia (Schinus mol le). — F. Albeet 381
El nogal negro (Juglans nigra). — F. Albeet ... 386
Piscicultura, Lagunas i su construcción. — P. Golusda , 390
Los bosques i los manantiales (continuación) 405
Leyes, decretos i ordenanzas sobre bosques, plantíos, pesca i caza — C.
vSage ' 410-
Miscelánea. — Saludo de bienvenida a la comisión forestal arjentina. — El
aumento de valor por el crecimiento de los bosques en Alemania.
— El agotamiento de los bosques en Finlandia. — Reglamentación
de la venta del pescado en Santiago. Un pueblo comedor de pes-
cado 421
SUMARIO DE FEBRERO
Don Carlos Maira. EoiTOEiAL— La Redacción ...I ... 425
El pino blanco americano (^Pinus strobus).— F. Albeet 428
El ciprés calvo (Laxodium distichum). — F. Albeet 433
Estudios prácticos de pesquería en la costa norte del pais — S. Nakashima 437
Influencia climatérica de las repoblaciones forestales en el vaíle del Huas-
co i sus alrededores ... ... 451
Los bosques i las aguas. — S, Novion ... 453
SUMARIO DE MARZO
Alerce del Japón (Larix leptolepis) — F. Albeet 457
El hikori blanco. Hicoria ovata o Carya alba. — F, Albeet 462
Celtivo de especies salmonídeas. — P. Golusda 466
Lea bosques i las aguas. — H. Novion ... 470
Miscelánea. — ^Bosquea suburbanos. — Un árbol peligroso.^ — Un nuevo mé-
todo para conservar maderas. — Una nueva estación de ensayos
químicos de las maderas ... 486
boletín
DE
Bosques, Pesca i Caza
TOMO II— NUM. II
zzmizizzzi: mayo 1914 zzzzzzzz zi
DiRETOREs: Federico Albert, Ernesto Maldonado i Carlos Sagc
SUMARIO
Faje.
l>a vijilancia de la Caza — Editoeial — La Redacción..;
Nuevos ensayos sobre preservación de maderas— Ramox A. Cabiiera ...
Los Bosques de Chile. — Fbdektco Albert
Casas de madera sin elaborar. — Indicaciones para su conetruccion — A. Ve-
LOBO I Ramok A. Cabrera
La perdiz chilena — Protección e incremento de los recursos de la casia de
pluma — Rafael Barros
Miscelánea. — Acarreo de maderas en las ciuladee. — Encarecimiento del
álamo en Francia. — E lad délos árboles rau-f ¡seculares
527
542
5.74
^59
SANTIAGO DE CHILE
IMPRENTA SUD - AMERICANA
ARTURO PRAT, 1122
1 91 4
ANUNCIOS
El Boletín aparece una vez al mes i se imprime en 5,000 ejempla-
res. Colaboraciones i avisos deben dirijirse a Claras 198.
Este Boletin re reparte gratuitamente alas personas que manden
su dirección exacta a la Inspección Jeneral de Bosques, Pesca i Caza
SANTIAGO-Claras 198
SUMARIO DE JULIO
Un año de labor.— Editorial 1
Los Boequea, su conservación, explotación i fomento. — Fedkbico Albkbt 4
El problema pesquero en Chile. — Federico Albeet 47
De las Claras en la dasonomía moderna. — De La Revista de Moktks,
Madrid 57
Miscelánea. — Diaposiciones del Código Civil que se refieren al ejercicio
de la pesca en Chile. — El aceite de hígado de bacalao. — La indus-
tria de las conservas de pescados i mariscos.
SUMARIO DE AGOSTO
La clausura de la Caza.— Editorial 120
La pesquería en Aguas Fluviales. — Federico Albert 132
Los Aluviones — Su relación con los bosques. — Daniel Zelada 153
Los Permisos de Caza de L( boa. — Luis Castillo. — 15G
LaMadera. — (Continuación)— Ernesto Maldonado 169
Alboricuitura Forestal en el Valle del Huasco. — Carlos Nazabit 188
Miscelánea. — Árbol transformado en diario.
SUMARIO DE SETIEMBRE
El Congreso Internacional de Pesca. — Editorial 65
El Problema pesquero en Chile. — Federico Albert 69
Algo sobre los Bosques de los Territorios de Neuquen i Rio Negro (Colabo-
ración).—Humberto Giova:;blli 104
De las Ciaras en la Desanomía Moderna De «La Revista de MoNTEd»
Madrid 112
Las Plantaciones en el Balneario de Pichilemu (Colaboración). — Evaristo
S. Merino C 116
Rol que desempeñan los macizos forestales i su importancia (Colaboración)
— Óscar Bkavo L 121
Miscelánea.— La escasez de maderas para celulosa — Nuevo vagón frigorí-
ñvo. — Una organización moderna del servicio forestal en Grecia.
— Servicio de teléfonos en les incendios de Bosques.
SUMARIO DE OCTUBRE
Lejielacion i reglamentación vijente en el ramo de Caza.— Editorial ... 193
El Problema pesquero en Chile.' — F. Albert...' 7 198
Migraciones observadas en la Fauna i Flora de Chile. — L. Castillo
J. DeyJ 224
Miscelánea. — Un hermoso ejemplo. — El Consejo Superior de Bosques de
Alemania. — El distrito Forestal de Aquisgran en Alemania. — Los
peligros de la destrucción de los bosques. — la proliíidad de los
peces,
OSQUES. PESCA I CAZA
Tomo II Santiago, Mayo de 1914 Núm. 11
LA VIJILANCIA DE LA CAZA
Todos los años en esta época se repiten las lamentaciones de los
cazadores, tanto profesionales como añcionados, sobre la disrainu-
fion siempre creciente, cada año mas visible, de las aves de caza
de nuestro pais, principalmente en las provincias centrales, i sobre
todo en las inmediaciones de las grandes poblaciones, como es na-
tural.
El mal no es reciente, por cierto, pues hace muchos años que nos
es dado oir las constantes quejas de los cazadoi-es aficionados, ca-
tegoría que se interesa mas que la otra en la conservación de nues-
tras aves de caza, no obstante que para esta última la caza es un
recurso de subsistencia i no un simple sport como para la primera.
Pero a la fecha esas quejas se están convirtiendo en un verdade-
ro clamoreo, i son muchos los fervientes del arte venatorio que acu-
den a la Inspección Jeneral de Bosques, Pesca i Caza a hacer pre-
sente el aniquilamiento completo de la caza en rejiones donde hace
un cuarto de siglo las aves silvestres se veian en cantidades exhu-
berantes i donde en pocas horas el cazador daba por terminada su
jornada i podia regresar luego llevando abundante i esquisito ah-
mento a su hogar o a la venta.
¿Qué se han hecho, reclaman, esas bandadas de perdices que era
dable cazar en los mismos suburbios de la capital, en los potreros
abiertos, en los chircales de los terrenos pedregosos, en los mato-
rrales de las lomas mas próximas? Cómo es posible que haya que
recorrer ahora leguas de leguas para obtener ningún resultado, sal-
vo el mui apreciable del ejercicio mas saludable que se conozca?
En ningún otro pais se podria citar casos de depredaciones seme-
jantes, que revelan gran imprevisión tanto por parte de los cul-
pables como de los gobernantes.
Anticipémonos a declarar que el final del último de los cargos
no es muy justificado. La caza está mui sabiamente reglamentada
en el pais, sino en su totalidad, al menos en gran parte de él, en
forma absolutamente lójica, penando por igual al infractor, a sus
526 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
cómplices los veruledores i aun a sus encubridores, los^compradores,
los verdaderos culpables, sin los cuales no existirían los primeros.
Las mismas ordenanzas prohiben también mui cuerdamente la
destrucción de los nidos de las aves de caza i la venta de sus hue-
vos. Por este último capítulo se hace un inmenso mal a la caza,
mucho mas que por el abuso de la escopeta. Pero son pocos los
que prestan oído a la voz de la razón, i las amonestaciones i adver-
tencias de las personas sensatas se estrellan ante la indiferencia
jeneral.
I sin embargo, en este ramo lo mismo que al tratarse de los bos-
ques, el delito que cometemos al tolerar impasibles la destrucción
de nuestras riquezas rejionales es algo mas grave que simple in-
curia o imprevisión, es un verdadero desfalco cometido contra los
derechos de las próximas jeneraciones, a quienes estamos moralmen-
te obligados a trasmitir, tales cuales las hemos recibido, no nos
cansaremos de repetirlo, las bellezas i las riquezas del suelo patrio
que nos legaron nuestros padres, a quienes debemos los bienes de
que disfrutamos.
Cierto es que las condiciones sociales han cambiado. El acrecen-
tamiento de la población i el consiguiente encarecimiento de la vi-
da hacen mas difícil para nosotros que para nuestros padres la
conservación del legado dejado por estos. Pero esta misma cir-
cunstancia nos obliga a ser mas estremados en la vijilancia del apro-
vechamiento de dicho legado.
Esta Inspección Jeneral se ha empeñado en ampliar a las pro-
vincias apai'tadas la protección de la caza vijente en las centrales,
antes que en ellos se haga sentir el mal con la gravedad que en
las últimas. No siempre corresponde el éxito a sus esfuerzos, pero
esto no es razón para desistir. El avance es lento pero apreciable.
Bástenos decir que la llamada Frontera, sinónimo de barbarie ha-
ce apenas un cuarto ds siglo, ya conoce los beneficios de la pro-
tección de los seres útiles al hoi^bre, procurándose así su conser-
vación. '
La falta de una lejislacion jeneral para toda la República es el
principal obstáculo que impide llegar luego al fin deseado. El pro-
yecto de lei de Bosques, Pesca i Caza que pende de la considera-
ción del Soberano Congreso será, una vez aprobada i eficaz para
hacer cumplir las disposiciones protectoras que contempla en bien
de nuestro territorio, de sus pobladores actuales i venideros.
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA 527
No es posible que nos quedemos mayor tiempo mas atrasados a
este respecto que otras naciones que marchan a la par que nosotros
en el grado de civilización. Es este un punto de vista tan impor-
tante como el anterior para convencer a los mas optimistas que ur-
je en Chile una lejislacion protectora.
La Redacción.
NUEVOS ENSAYOS SOBRE PRESERVACIÓN
DE MADERAS
La necesidad de protejer las maderas de construcción contra los
defectos de la humedad se ha hecho sentir en todo tiempo i mas des-
de que se ha jeneralizado su empleo en la edificación bajo los mas
variados climas. Desde las materias bituminosas en bruto empleadas
por los antiguos [)ueblos del oriente hasta los derivados de esas
mismas materias por destilación, o los sacados de los residuos de
la destilación de la ulla i de la madera, innumerables son los
materiales químicos que en todos tiempos han sido empleados
para preservar la madera de los efectos destructores de la hume-
dad del suelo o de la atmósfera, como también de la carcoma de-
bida a seres animados o a parásitos ve jétales i casi siempre favo-
recida por aquella.
Desde el primitivo sistema de la carbonización superficial, bastante
eficaz, pero con detrimento de la solidez de las piezas, hasta la mo-
derna impregnación a fondo, por presión o por vacio, de las gran-
des piezas de escuadría, con productos piroleñosos o pirocarbonosos,
suman talvez un centenar los medios ensayados, con mayor o me-
nar resultado, para conseguir ese ideal de una manera inalterable
por la acción del tiempo o de los aj entes climatéricos. Esa misma
multiplicidad de ensayos dará idea de la insuficiencia de los resulta-
dos obtenidos.
En varias ocasiones se han hecho en diversos países ensayos de
carácter oficial, i que llamaremos de conjunto, o sea una revisión de
todos los incrustantes, impregnantes, etc., conocidos. Estos esperi-
mentos, que necesariamente duran muchos años, o mas propia-
mente la espera de sus resultados, no parecen concordantes en los
528 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
diversos países en qae han sido practicados, i aun en cada uno de
ellos no han sido conclujentes, dado que en un mismo pais han sido
repetidos a intervalos de no muchos años.
Una prueba palpable de estos desesperantes fracasos en un asun-^
to que a primera vista parece de fácil solución la estamos viendo
con frecuencia en las calles de la capital. ¿A quién no ha llamado
la atención la prolijidad, el esmero con que se procede a la preser-
vación de la base o parte enterrada de los gigantescos postes tele-
fónicos de la parte central de la ciudad, donde converjen los gran-
des manojos de hilos que han ido agrupándose desde los alrede-
dores? Manos sucesivas de brea, sobre estas un forro de zinc cui-
dadosamente ajustado, el todo metido en un grueso revestimiento
de concreto de cemento i piedra en iguales proporciones. No hai
via posible de penetración para la humedad i el empinado madero
parece destinado a desafiar inmutable el trascurso del tiempo sobre
su base inconsumible. Nada! No pasan diez años sin que uno de
ellos, con un regular temblor de tieira o un viento poco mas fuerte
que el normal, sea tronchado al ras de tierra, dejando ver convertida
en corcho, pulpa o upe la hermosa i compacta madera de pocos años
atrás.
El plan de ensayos mas"^ completo i mas metódico de los que he-
)nos conocido es el que ha, sido emprendido recientemente por la
Estación de ensayos de Dinamarca. En esta ocasión se estudió no
solamente el valor relativo de los diferentes procedimientos cono-
cidos de preservación de las maderas, sino que se prestó especial
atención a diversas investigaciones conexas, a saber: influencia en
la duración de los postes, del sentido de su plantación (normal o
invertida; influencia, en el árbol, de la esposicion sobre la caUdad
de la madera; duración relativa de las maderas en el aire húmedo i
en el suelo húmedo; duración relativa, en igualdad de condiciones,
de las maderas de coniferas de mas frecuente empleo, como ser la
pícea danesa i la pícea blanca, el pino sueco i el pino montes.
El Grobierno danés manifestó especial interés por estos estudios
de carácter tan práctico i obtuvo del Rigsdag una subvención de
7,000 francos, que permitió a la comisión encargada de aquellos,
compuesta de ocho miembros, entre ellos un técnico forestal, de lle-
varlos progresivamente a cabo, desde el año 1904 hasta 1911 inclu-
sives, con todo el método i toda la precisión deseables, para arribar
a las muí interesantes conclusiones que esponemos mas adelante.
boletín de bosques, pesca i caza 529
De un folleto de 28 pajinas, con ilustraciones, publicado el año
pasado por la Estación de eusa3^os nombrada, i que encontramos
prolijamente analizado en la sección bibliográfica de la conocida
Revue des eaux et foréts de 15 de marzo del presente, estractamos
casi sin variación los datos relativos a esta importante cuestión.
Los árboles destinados a los esperimentos, elejidos tan iguales
como fué posible, fueron cortados durante el invierno de 1903-1904.
Los pinos i las píceas fueron escuadrados i nuevamente aserrados
en cuatro cuartones, siguiendo los planos noreste-sureste i noroeste-
sureste del tronco en pié, de suerte que los prismas de base cuadra-
da asi obtenidos correspondían a las partes del árbol orientados ha-
cia los puntos cardinales.
De cada una de esas piezas se sacó una larga i otra menor de 1.9
i 1.2 metros de largo por 6 centímetros de cara, de manera que cada
árbol dio un lote de cuatro prismas cortos, el cual se tomó como
unidad esperimental. Algunas piezas de encina de iguales dimensio-
nes fueron preparadas para servir de puntos de comparación, pero
como veremos, dieron resultados sin valor a consecuencia de la mala
calidad de la madera, reconocida posteriormente. Por fin, postes del-
gados o estacones de pino montes i de pícea blanca fueron emplea-
dos en estado natural para cercar el campo de esperiencias. Todas
las maderas nombradas eran nacionales, con escepcion de los pinos
silvestres, procedentes de la Suecia meridional.
En junio de 1904, después de tres meses de desecación al aire
libre bajo galpones, las piezas de muestra fueron preparadas, unas
por la Estación de ensayos, otras bajo su inmediata inspección, con
todos los productos i con todos los procedimientos que se presenta-
ron al concurso. Lina amplia publicidad previa había permitido a la
Comisión juntar mas de 80 antisépticos o procedimientos distintos.
Un prisma largo del norte i un prisma corto del este de cada árbol
fueron reservados como testigos: los otros fueron tratados por un-
tura, baño, inyección u otros sistemas no incluidos en algunos de
los anteriores. En cada ensayo entró un lote de pino i otro de
pícea.
Se empleó, en la untura, diversos alquitranes, carbonilos, creo-
sotas o materias similares; aceites con un contenido de cobre (?);
productos solubles en el agua: microsol, antinonina, fluoruro de
zinc; pinturas al aceite, pinturas -con caucho, materias emulsio-
530 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
nadas en agua, o sea lo que llamamos lechadas; asbestina, caseína
i otras.
Los baños o inmerpiones de piezas fueron generalmente efectua-
dos en caliente, con alquitranes, carbolíneo, sublimado, cloruro de
zinc, i las inyecciones con defensol (variedad de carbolíneo), creo-
sota, sulfato de cobre, mistura de Rütger (creosota i cloruro de zinc,
De los demás procedimientos esperimentados, los únicos interesan-
tes son la carbonización superficial i la protección con lata de fierro
o de zinc.
La aplicación de todas esas preparaciones quedó terminada en se-
tiembre de 1904 i se procedió inmediatamente a colocar las 1300
piezas de madera preparados al efecto en el sitio de esperimentacio-
nes, que era un terreno pastoso de 2000 metros cuadrados facilitado
por la injenieria militar en la parte occidental de Copenhague.
De cada unidad o lote esperimental, los prismas largos fueron en-
terrados hasta media altura en. los centros de cuadrados de 70 cen-
tímetros de lado, colocados unos en su dirección vertical normal i
otros invertidos o cabeza para abajo en relecion con la situación que
tenian en el árbol; su éstremidad superior, cortada en bisel, estaba
protejida por una placa de zinc que rebasaba un poco las aristas.
Los prismas cortos, por pares de un prisma preservado i uno al esta-
do natural para servir de testigo, fueron colocados la mitad de ellos
en la superficie del suelo i la mitad a 38 centímetros de profundi-
dad, en el interior de los cuadrados determinados por los prismas
largos. Estos cuadrados distaban unos de otros de centr»-' a centro,
1.5 metro en dirección norte-sur i 2.2 metro en la dirección perpen-
dicular.
Así dispuestas las cosas, se dejó al todo abandonado durante siete
años, habiéndose podido notar que las maderas no preparadas fue-
ron atacadas muí luego por la podedumbre, en los plazos siguien-
tes: a los 3 años los postes de pino montes, a los 4 años los de pícea
blanca, a los 5 i 6 años los de pino silvestre i de pícea danesa. Eu
el trascurso del verano de 1911 todo el material fué recojido i deja-
do cierto tiempo en locales secos i aireados, con una temperatura de
16 a 18 grados centígrados. En seguida se procedió al examen de
los prismas, conviniéndose en designarlos con las cifras 5 al, la
primera para marcar las piezas que no presentaron alteración apa-
rente, i rebajando hasta dejar el 1 para las piezas muí atacadas. Al
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I OAZa 531
mismo tiempo se tomó nota de los c.-unbios ocurridos en el peso de
]hs maderas i en la consistencia á,e las mismas.
Los resultados detallados de estas interesantes investigaciones
fueron condensados en estenios estudios especiales que no tendrían
cabida en este corto trabajo. Lis anotaciones de los prismas testi-
gos varían considerablemente, pero para cada procedimiento estu-
diado pueden sin embargo servir de puntos de comparación. Algunos
de los productos empleados han dado resultados opuestos a los que
se esperaba de ellos; otros se han mostrado escelentes para una de
dos esencias consideradas i mediocres o malos para la otra,
En jeneral la pícea danesa ha obtenido mejores notas que el pino,
salvo para las muestras enterradas; éstas, por otra parte, tuvieron
una cota media sensiblemente igual a la de las muestras de la super-
ficie, las cuales a su vez sobrepasan mui poco la de los prismas
verticales, En la pícea danesa i en el pino, los prismas del sur pare-
cen algo mejor conservados que los otros i las piezas plantadas en
su posición normal dieron notas lijeramente superiores a las de las
pie^^as plantadas cabeza abajo.
En lo que respecta a las conclusiones especiales de cada ensayo,
se puede hacer las observaciones siguientes. Da los productos em-
pleados en unturas o embadurnamientos, los alquitranes o breas
(los de madera fueron algo inferiores a los otros), los carbonilos, las
creosotas i las pinturas al aceite han dado los mejores resultados, con
notas de 4 a 5; los aceites con un contenido de cobre, las emulsio-
nes o lechadas, los óxidos de plomo han salido mediocres; las sus-
tancias solubles en el aguí resultaron mui variables: el micrasol,
principalmente, ha dado la nota 2.6 con el pino i 3.8 con la picea
danesa; la antinonina 1 con el pino i 4.4 con la pícea; el fluoruro
de zinc 4.4 con el pino i 2.8 con la pícea; las pinturas con base de
caucho, el misto pardo de Hatcbett (sulfato de cobre seguido de
ferrocianuro de potasio) han producido un efecto satisfactorio.
Las maderas sumerjidas en alquitrán, carbolíneo, creosota, etc., no
resultaron mejor conservad -is que las piezas simplemente embidur-
nadas con las mismas, sustancias; las que habían sido tratadas con
sublimado en solución al 1 por 150 en baños fríos durante 10 días
estaban en perfecto estado; el cloruro de zinc al 3*^/q obtuvo la nota
5 con la pícea i 3.2 con el pino.
Todos los procedimientos por inyección, salvo la de sulfato de
cobre al lO^/^, ha preservado superiormente las muestras de made-
532 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
ra tratadas por ellos. Por último, la carbonización superficial, que
dio 5 con la pícea i 2.2 con el pino, i en algunos casos la protección,
con una hoja de fierro o de zinc, son procedimientos que merecen
ser tomados en cuenta.
En resumen, los productos que han obtenido notas mas elevadas
son los alquitranes, el carbonilo, las creosotas i también el solicum
o pintura con base de caucho i el misto pardo de Hatchett.
Un conocimiento de alto interés i poco conocido ha resultado de
las investigaciones de que damos cuenta: la acción tan diferente de
un mismo preservativo para distintas especies de maderas, lo cual
indica de una manera evidente que cada clase de madera tiene su
preservativo especial, eficaz con una i nulo con la otra. Este resul-
tado imprevisto viene á indicar el camino que deberán seguir nue-
vas i necesarias esperimentaciones, tomando en cuenta al mismo
tiempo otras condiciones, como el factor tan importante i curioso del
sector del tronco donde ha sido labrada la pieza, la posición normal
o invertida de esta , etc, i otras novedades interesantes que han he-
cho resaltar las conclusiones de la comisión de investigaciones.
La comisión informante no ha creido útil establecer el costo de
los diversos métodos de preservaciones, pero el que quiera puede ha-
cerlo fácilmente, pues las cantidades necesarias para un metro cua-
drado i para un metro cúbico de madera, según el procedimiento sea
inj'eccion o untura, están indicadas en un párrafo especial del in-
forme. Tiene éste por consiguiente un alcance eminentemente prác-
tico, acrecentado aun por la facilidad dada a todos los que se inte-
resen por estos asuntos de examinar , durante un año, el material
cjue ha servido para los enjajos.
El folleto a que hemos hecho referencia, en el cual están espuestos
con todos los detalles los resultados que hemos condensado anterior-
mente, confirma muchas nociones ya conocidas, desvanece otras que
deben por tanto ser tenidas por erróneas i evitará nue>'OS ensayos i
tanteos. Lástima es que esos estudios hayan sido hechos C(»n unas
pocas especies de maderas, las mas usadas en la construcciones da-
nesas i de rejiones vecinas. Pero agregados a otros ya hechos ante-
riormente, reunidos, en la conocida obra del profesor Henry, los
completará útilmente.
En Chile se han hecho en algunas ocasiones ensayos parciales,
en pequeña escala i por iniciativa particular, relativamente a la du-
lación de |:)Ostes i pilotajes de maderas del pais, pero sin plan bien
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA 1 CAZA 533
determinado i sin el control indispensable. En cuanto a estudios de
preservativos químicos, casi nada se ha hecho; bástenos decir que
aun no sabemos si es o nó práctico i económico creosotar los dar-
mientes de ferrocarriles en las húmedas rejiones del sur.
La Lispeccion jeneral de Bosques Pesca i Caza tiene el proyecto
de iniciar estudios de esta naturaleza i podremos asegurar que ten-
drán el doble interés de la utilidad i de la novedad. Cuando llegue
el caso de hacerlo, si a la Sección de Bosques se le dan los medios
de ejecución nos permitimos aconsejar la adopción del método tan
rigurosamente científico seguido por el Gobierno de Dinamarca. En-
tonces podremos escalonara con certeza nuestras numerosas i valió
sas maderas en orden de durabilidad en su estado natural, desde
el alerce, de madera eterna, que nadie ha visto podrida, haita el ti-
que, de efímera duración, pero no podrá ser rehabilitada i algu-
nas mas, por la acción de los preservativos químicos. Eso es lo
que hai que estudiar.
Ramón A. (Cabrera.
Injeniero ayudante de la Inspección
Jeneral de Bosques, Pesca i caza
LOS BOSQUES DE CHILE
De las 75 244 300 hectáreas que comprende la superficie terri-
torial de Chile, hai 15 744 840 con bosques. Estos están distribui-
dos de un modo mui desigual en el país, lo que se comprende mejor
al dividirlo en 6 rejiones forestales repartidas del modo siguiente.
] .* rejion forestal, desde el límite norte de la República hasta Tal-
tal comprende las provincias de Tacna, Tarapacá i Antofagasta, figu-
ra solo con el 0,01 al 0,03 ^¡q cubierto con bosques, o sea un total de
2 100 hectáreas compuestas de las especies: tamarugo (Prosopis ta-
marugo), carbón (Cordia decandra) i otras especies de menor impor-
tancia.
La 2.^ rejion forestal, desde Taltal hasta el rio Choapa comprende
las provincias de Atacama i Coquimbo tiene solo el 0,3 al 2,5 % cu-
bierto con bosques o sea un total de 91 700 hectáreas, comouestas
534 boletín de BOSQUES, PESCA 1 CAZA
de chañar (Gourliea decorticans) algarrobillo (Caesalpinia brevifolia)
guayacan (Porliera hygrometrica), carbón, etc.
La S.^ rejion forestal, donde el rio Maule, comprende las provin-
cias de Aconcagua, Valparaíso, Santiago, 0,Higgins, Colchagua, Cu-
ricó i Talca, con un total de 701 000 hectáreas de bosques. Si bien en
las primeras no pasa la superficie de estosdel 5 al 8,5 O/q, sube el por-
centaie al 12 i aun al 17 ^/q en las tres restantes debido a que en las
primeras solo hai espino común (Acacia cavenia), bollólo (Bellota
miersii), quillai (Quillaja saponaria), maiten (Maitenus boaria), litre
(Litrea caustica), boldo (Boldoa fragans), peumo (Cryptocarya peu-
mus), canelo (Drymis winteri). Algarrobo (Prosopis siliquastrum) i
otras especies secundararias, mientras que en las últimas tres j?i.
figuran el roble de Colchagua (Nothofagus macrocarpa) el roble pe-
llin (Nothofagus obliqua), el coihue (Nothofagus dombeci). el ave-
llano (Guevina avellana), el ciprés (Libocedrus chilensis) i otros de
menor importancia.
La 4:^ rejion forestal desdo el rio Maule hasta el rio Valdivia,
comprende las provincias de Linares, Maule, Nuble, Concepción,
Arauco, Bio Bio, Malleco, Cautin i gran parte de Valdivia, con un to-
tal de 2300 000 hectáreas de bosques. Aqui el porcentaje sube del
17, 5 al]35, 5 7o' sieudo las mas abundantes en bosques las siguien-
tes en el orden citado: Valdivia, Bio Bio, Malleco i Nuble. Entran
aqui como especies esplotables hasta el rio Bio Bio el espino común
quillai, maiten, litre, boldo, peumo, canelo, roble peUin, coihue,
avellano, lingue (Persea lingue), i al sur del Bio Bio los mismos con
escepcion del espino común i quillai, pero existen ademas el radal
(Lomatia dentata), arrayan (Myrceugenia apiculata), mañiu (Podo-
carpus andina), lleuque (Prumnmopytis elegans) araucaria o piñón
Prummopytis (Araucaria imbricata), rauli (Nothofagus procera),
laurel (Laurelia aromática), luma (Myrceugenia luma), nirre (No-
thofagus pumila), ciprés (Libocedrus tetragona), temu (M^^rceugenia
multiflora, i otros de menor importancia.
La 5.^ re /ion forestal, desde el rio Valdivia hasta la península Tai-
tao, comprende las provincias de Valdivia (parte sur), Chloé i Llan-
quihue, con un total de 4 510 000 hectáreas de bosques. Estos ocu-
pan el 40 7o ^^1 total de la superficie; ya no hai araucaria, rauli ni
laurel; el roble pellin, maiten, ciprés común, coihue, lingue i mañiu
del norte (Podocarpus andina) no pasan el canal de Chacao i en
cambio aparecen el ciruelillo (Embothrium coccineum), tiaca (Cald-
boletín de bosques, pesca i caza 535
cluvia paniculata), teniu (Weinmannia trichosperma), pelú (Sopliora
Weinmania tetraptera), melí (Myrceugenia meli), peta (Myrceugenia
planipes), tepu (Tepualia stipularis), maiten de Magallanes (Maitenus
magelknicus), roble de chiloé (Nothofagus nítida), roble de Ma-
gallanes (Nothofagus betuloides), ciprés de Guaitecas (Libocedrus
tetragona), alerce (Fitzrohya patagónica), huahuan o laurela (Lau-
relia serrata;, ulmo o muermo (Eucryphia cordifolia), luañiu del sur
(Podocarpns chilina), Iminque (Lomatia ferruginea) i otras espe-
cies en escaso número.
La 6 ^ rejion foresta comprende todo el territorio de Magalla-
nes hasta la Tierra del Fuego, con 8 100 000 hectáreas de bosques,
lo que significa mas o menos un 30 0/q de la superficie total del te-
rritorio, que se compone de las especies citadas al sur del canal de
Chacao, con escepcion del roble de Chiloé i del rada), pero poco a
poco disminuyen todas las especies en tamaño i se pierden por com-
pleto hasta que casi no quedan mas que el roble i maitenes de Ma-
gallanes i algunas especies de Myrceugenia en forma arbustiva.
Si bien el pais posee mas de 15 ^ millones de hectáreas en bos-
ques, se debe descontar 3 604 900 hectáreas de bosques de pasta-
jes, 7 517 550 hectáreas de bosques solo productores de leña, i
2 465 330 hectáreas de bosques esplotables para postes i madera
delgada. Nos restan así solo 2 024 210 hestáreas de bosques esplo-
tables para maderas industriales de grandes dimensiones.
Un factor mui grande también que se debe tomar especialmente
en consideración, es que de los 15 i medio millones de h^ctáreis
cubiertos con bosques, 8 millones existen en terrenos agrícolas;
casi 3 millones en tallares i pastajes de ambigua clasificación i
solo 4 600 000 en terrenos verdaderamente forestales que antes es-
taban cubiertos por bosques i que hoi dia se presentan completa-
mente desnudos, en su mayor parte lavados por las lluvias i
agrietados, que pronto pasarán a la categoría de terrenos desérti-
cos. Se debe a esta circunstancia, causada por la desmedida des-
trucción de la vejetacion leñosa por el fuego i la absoluta falta de
criterio de los dueños de suelos al arar ios terrenos inclinados es-
puestos a correrse con las lluvias, la existencia actual de las 62
rail hectáreas de dunas i la escasez de las aguas de riego, bebi-
das i aseos de la primavera al otoño.
Lis 8 millones de hectáreas de bosques existentes eu suelos agrí-
colas exijen su pronta habilitación para el cultivo, reclnmado por el
536 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
pueblo entero por la continua alza de los artículos alimenticios de
primera necesidad. Para despajar esta inmensa superficie es preciso
esplotar estos miles de millones de metros cúbicos de madera i no
seguir quemando i malgastando estas inmensas riquezas en aras del
progi-eso agrícola, como se ha hecho hasta la fecha.
La esplotacion exije medios de trasportó, como la habilitación de
rios, construcciones de caminos i vías farreas de trocha angosta.
Solo empresas de mucho capital (que no tenemos' en el pais) pue-
den dedicarse a trabajos de este jónero, ya que el Estado no posee
los fondos necesarios para hacerlo por su cuenta. Se necesita pues
que grandes industriales estranjeros con fuertes capitales se trasla-
den a Chile, donde encontrarán ancho campo para desarrollar esa
industi'ia i obtener buenas ganancias.
Jeneralmente se vende en Chile la madera húmeda, de árboles
recien cortados i mal elaborada, que se encastilla a toda intemperie,
por lo que llega torcida, raiada i deformada al comercio. Solo una
que otra empresa ^tiene máquinas secadoras, i es necesario fomen-
tar estas para presentar las maderas en las mejores condiciones de
poderlas esportar, porque el pais no tiene el consumo suficiente pa-
ra absorber la enorme cantidad de metros cúbicos que deben salir
en los próximos años de sus bosques. La esportacion de maderas
debe basarse en el acarrreo por velero, que es mucho mas econó-
mica, ya que hasta la fecha no ha sido posible bajar los precios tan
subidos del flete por vapor de 30 a 35 chelines por metro cúbico de
Chile a Europa.
Las primeras dos r ejiones forestales son netamentes importadoras,
pero hai base de espertar las vainas del algarrobillo, que poseen
de 35 a SO^/q de tanino, tiñen de un amarillo leonado i curten
blanco. El carbón, que ya es escaso, tiene una madera bruna ama-
rillenta con lindos vetados negros i puede servir para enchapados
preciosos. Para grabados en madera se puede utilizar la madera
verdosa del guayacan.
La tercera rejion forestal igualmente importadora de maderas,
produce la cascara de quillai, que tiene de 15 a 25^/o de saponina i
se esporta en vasta escala . Para mueblería podrían servir las ma-
deras del bellote, maíten i canelo; para la ebanistería i e.nohapa-
duras el algarrobo, cuya madera se asemeja al carbón, pero ya es
mui escaso; del espino común se podrían hacer lindos objetos de
adorno, pero jeneralmeute se em4)lea para carbón, leña i en la
boletín de bosques, pesca i caza 537
carrreteria, lo mismo que el litre i el algarrobo. Las hojas del bol-
do i su extracto, la tan afamada «boldoina» para combatir las en-
fermedades del hígado, vias dijestivas i los parásitos internos, de-
bieran ser un artículo de vasta esportacion. Las existencias de ro-
ble pellín, roble de Colchagua i ciprés no satisfacen ya ni las
mas imperiosas necesidades de la rejion.
La cuarta rejion forestal, en su parte al norte del rio Bio-Bio
solo es esportadora de cascara de quillai i ya no puede abastecer-
se a si misma de maderas de construcción i mueblería i las traen
de las provincias al sur de este rio. Estas últimas, jeneralmente
llamadas- «la frontera» comprenden la riqueza forestal mas grande de
la República. En primera línea se debe citar aquí:
El roble pellín, de madera roja oscura , dura i pesada, que dura
20 i mas años en el suelo , mas resistents que la mayor parte de
los pinos, tiene un vasto consumo para durmientes, vigas, embar-
caciones marítimas, postes etc.
El coihue, cuando tiene pellín (duramen o corazón) rojo oscuro
con un lijero viso rojizo amarillento, es tan durable como el roble
pero un poco mas duro, i se confunde en el comercio con el ro-
ble pellín. El coihue rosado es de escasa duración i el coihue blan-
co, que abarca las mas bastas ostensiones seria por su bajo pre-
cio la materia prima mas preciosa para la fabricación de la celulo-
sa por procedimientos químicos, ya que su dureza haría dudoso su
beneficio por el procedimiento mecánico con cilindros.
El raulí de madera roja oscura con un lijero viso violado, es
algo mas blando que el roble, durable, se trabaja i se pule bien,
no astilla i es la base de las partes interiores de los edificios, co-
mo pisos, escalas i para los usos citados es de díficíl reemplazo
por su buena cualidad; puertas, ventanas i muebles hechos de
raulí son de duración eterna, se emplea mucho para vasijas de
vino corriente i en la tonelería en jeneral. Es talvez la madera
mas preciosa que tiene el país en los sentidos citados.
El laurel, madera amarillenta, cenicienta, a veces manchada i
vetada oscura, se tuerce i no es muí durable en la humedad, se
usa mucho para el interior de edificios i en la mueblería, con bue-
nos resultados.
El li ligue, madera rojiza, rosada o amarillenta, a veces con lin-
dos vetados oscuros, pesada, dura, elástica i fibrosa, se presta pa-
ra tallados, muebles arqueados, para imitar nogal, caoba, etc, por-
538 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
que fija todos los colores; se usa para parqués, pisos, muebles,
puertas, marcos de cuadros, en la carpintería, torneria, ebanistería,
carrocería, caireteria, remos, postes etc. Con razón es una madera
muí apreciada en el país.
El mañíu, de color amarillento alimonado, mas blando i liviano
<iue los anteriores, se emplea en el interior de edificios, sobre todo
pisos i embarcaciones, mueblería i carpintería. No es muí abun-
dante.
El ciprés, de madera blanquizca amarillenta, líjeramente vetada
de bruno pálido, en el interior algo rojizo, liviana, fibrosa, elástica,
olorosa, incorruptible, se emplea en construcciones de todo jénero,
mueblería, carpintería, durmientes, postes, remos, etc. Es mui
apreciado en el país, pero de difícil esplotacion por su situación
en laderas distantes de las vías de comunicación.
l/a luma, de madera rojiza oscura, pesada, muí dura, elástica,
incoi'ruptible, se emplea en carretería, carpintería, sobre todo paní,
pértigos, rayos de ruedas, postes, etc., donde presta mucha utili-
dad.
La araucaria o píiion, de madera blanquizca algo amarillenta,
regularmente liviana, dura, durable, se podría emplear en construc-
ciones de todo jénero, mueblería, postes, aun durmientes, pero su
situación en las crestas alejadas de las montañas solo recientemente
ha permitido comenzar su esplotacion. Sus semillas grandes son
por un largo período del año la alimentación de la jente del campo.
Maderas de mueblería, enchapados, parquets, etc., do mucho va-
lor {)ara el uso del país i del estranjero por sus lindos vetados i
jaspeados serían: el avellano, radal,lleuque, i canelo, pero a causa
de la moda de otras maderas estranjeras no se les dá en el país
la importancia debida hasta que la futura esportacion nos de-
muestre cuanto se apreciarán en el estranjero i cuantas riquezas
nacionales no hemos estimado en su justo valor.
Materia de una gran esplotacion son i pueden ser mayor aun
las ricas cortezas tánicas (del 15 al 30%) del canelo, língue, i cuya
riqueza en sustancias curtientes es mayor cuanto mas delgada es
la corteza i cuando se ha sacado a fines de invierno o principio
de la primavera. Las mejores i mas bien teñidas suelas se obtie-
nen con estas cascaras.
La quinta rejion forestal, a pesar de su abundancia de bosques,
importa algo de roble pellín, raulí i lingue de la cuarta rejion,
boletín de bosques, pesca i caza 539
pero esporta ciprés, luma, alerce, mañiu, un poco de teniu, tiaca,
pelú. melí, tepú, ulmo i laurela. Sus demás especies no son cono-
cidas i estudiadas todavia o no son de utilidad industrial sufi-
ciente.
El alerce, de madera roja clara o morena rojiza, mui liviana,
blanda pero firme, fibrosa, casi sin nudos, es incorruptible, fácil
de partir (requiere clavos mui delgados), no se tuerce, ni se agrieta,
ni se apelilla; se emplea en obras de todo jénero, mueblería, car-
pinteria, toneloria, instrumentos de música, cajones delgados, sobre
todo para construcciones en el sur, tinglados, tabiques, tejuelas i
se esporta también al estranjero. Con razón es una madera mui
estimada pero que no se usa lo suficiente por la falta de medios
de trasporte desde las altas montañas donde están los colosos de
esta especie.
El ciprés de Guaitecas i el mañiu del sur reemplazan a las
especies semejantePde mas al norte en calidad de sus maderas.
No asi los robles de Magallanes i de Ohiloé al roble pellin de la
Frontera, con el cual no tienen mas semejanza que el nombre
vulgar, pues se pudren, se rajan, se tuercen i se apolillan. Tam-
poco reemplaza la laurela o huahuan al laurel de la Frontera
porque se raja, se tuerce i se apelilla mas qse éste a mas de ser de
menos duración i de tener un olor fuerte.
El ulmo o muermo tiene una madera rojiza oscura, dura, pesada,
resistente, incorruptible bajo el agua i putresible en contacto coe
el suelo; se usa en construcciones de edificios, sobre todo en el
interior, carpintería i mueblería, también se ha usado en pilotes
de muelles con resultados variables, para remos, postes, carrete-
ría, etc.
La corteza del ulmo curte duro i tiene igual o mas tanino que
la del lingue.
Para parquets i mueblería de lujo pueden servir el huinque, ci-
ruelillo, pelú, tepú i los antes nombrados como ser avellano, radal,
canelo, etc,
Buenos durmientes dan la tiaca i el teniú; buenos postes los
nombrados i el pelú, melí i tepú; para construcciones bajo teclio sir-
ven el Ueuque, avellano, ciruelillo, tique, peta, pitra, maiten; en la
carrocería i carretería se usan el melí, huinque i pelú; el escaso
curam reemplaza mas o menos en sus usos al raulí; buen carbón se
540 BOLF/riN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
obtiene de la luma, tiaca, teiiiú, pelú, melí/tepú i siendo mas es-
plotados para esto los dos últimos.
Todo esto sería mui satisfactorio, pero hai que tomar en consi-
deración que las especies menos útiles son las que mas abundan i
que mayor talla tienen, mientras que las mas útiles son las mas
escasas i de menor porte, con escepcion de la luma i del melí que
son bastante abundantes pues alcanzan a un 6 a 9^/q de la existen.
cia de los bosques mientras que los otros figuran solo con un 0,5
a 2^Iq cuando mas de la existencia total.
La sesta rejion forestal importa ya mucho mas maderas de roble
pellin, raulí i lingue que la quinta rejion, a pesar de que figura
con la mitad de la existencia total de los bosques de la República,
i recibe también en pequeña escala maderas de ciprés, alerce,
teniu. tiaca, melí, tepú i otras de la quinta rejion forestal, a pesar
de que en su mayor parte tiene las mismas especies pero sin vias
de comunicación i debido a que el porte i la regularidad de forma
de los árboles disminuye mucho cuanto mas se acercan al sur,
desapareciendo las especies paulatinamente.
Hai aquí ancho campo de esplotacion i comercio de las maderas
nacionales, que comprenderá talvez un 400/q de los bosques exis-
tentes en Magallanes, pero' hai que tomar en consideración que
la falta de vias de comunicación, lo escarpado de los terrenos, la
multitud de nuevas marcas desconocidas en el comercio maderero
i la carestía presente i aun futura de los fletes, exijen que solo gran-
des industriales se dediquen a la esplotacion de estas riquezas na-
turales.
Del estudio de las maderas nacionales se desprende que en el
pais hai mui escasa existencia de maderas blandas i livianas como
el alerce i los cipreces, que abundan las duras i pesadas, i que falta
una equivalente a la encina que sirve para la fabricación de vacijas
para vinos finos. Esto esplica la importación de 160,000 metros cú-
bicos de madera de pino (en su mayor parte pino oregon, Pseu-
dotsuga taxifolia) en 1912 por un valor total de cuatro millones de
pesos o francos, correspondiendo un 91*^/0 de Estados Unidos i
solo un escaso 90/q de Europa. Lo mismo pasa con las duelas de
encina, de las cuales se importaron 1.600,000 kilogramos j)or un
valor de 200,000 $ o francos, casi esclusivamente de los Estados
Unidos.
El total de importación de maderas elaboradas i en bruto en 1912
boletín de bosques, pesca i caza 541
ha sido por valor de 6 327 304 pesos o francos, cuando con una
buena política forestal i administrativa podria ésta subir de mas de
veinte millones de pesos, con gran beneficio del estado financiero
del pais.
La falta de maderas blandas se trata de suplir en Chile con la
plantación de hileras de álamos, pero éstos en sus aplicaciones ge-
nerales no alcanzan nunca a reemplazar la madera de pino. La
misma plantación de pinos en vasta escala solo la ejecutan algunas
minas de carbón como Lota i Curanilahue, i en pequeña escala
algunos particulares que tienen miras raas elevadas que la jenera-
lidad. Lo que planta el Estado en las dunas de Chanco es una gota
de agua para las necesidades actuales del pais i mucho menos para las
futuras. La casi totalidad de los plantadores se dedican al álamo
(jeneralmente Populus nigra), Piuus insignis i Eucalyptus globulus,
prefiriendo la mas rápida producción, aunque sea de maderas
inferiores, al cultivo razonable de especies que producen buena ma-
dera como el Pinus canariensis, Pinus marítima, Eucalyptus diver-
sicolor, Eucalyptus resinifera, Cupressus macrocarpa, Capressus
torulosa, Acacia melanoxylon, Quercus pedunculata, Pinus excelsa.
Pinus ponderosa, Pinus mitis, Abies, Picea, Larix, etc., etc.
Bien valdría la pena que se formasen también en Chile comuni-
dades i sociedades nacionales i estranjeras con fuertes capitales, que
se dediquen a la conservación, buena esplotaciori i repoblación de
los terrenos forestales de la República, tomando como base las me-
jores especies nacionales i la plantación de las exóticas que se han
aclimatado i tienen crecimientos superiores que en los paises de
orijen.
La falta de previsión en cuanto a la conservación, esplotacion i
plantación de bosques es tan grande en el pais, que cualquiera in-
dustria forestal que se emprenda de un modo serio, tiene su porve-
nir asegurado, ya que casi nadie en el pais piensa en las necesida-
des del futuro i apenas en las del presente.
Federico Albert.
boletín de b. d
542 BOLCTIN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
CASAS DE MADERA SIN ELABORAR
INDICACIONES JENERALES PARA SU CONSTRUCCIÓN
Convencido el Supremo Gobierno de la urjente necesidad de sal-
var de una destrucción segura i a breve plazo lo que aun queda
de lo que fué no hace mucho nuestra gran riqueza forestal, que
todos los años i en proporción siempre creciente es disipada en hu-
mo, ha dispuesto entregar a la Inspección Jeneral de Bosques, Pes-
ca i Caza, para la formación de reservas forestales, los terrenos bos-
cosos qvie por su situación, suelo estéril o accidentado, etc.. no sean
susceptibles de cultivo.
A la fecha se ha podido salvar así de la bárbara e inútil des-
trucción por el fuego una ostensión aproximada de 650 000 hectá-
reas, distribuidas en ocho reservas, escalonadas, las mayores de
ellas, en la cordillera del Bio-bio a Llanquihue, siendo probable que
esta ostensión se triplique en algunos años mas, siguiendo el plan
adoptado.
Toda reserva implica vijilancia, tanto por parte del personal de
la Sección Bosques de la Inspección Jeneral como del personal
subalterno de guardería, que la ejerce directamente con residencia
en los terrenos mismos de las reservas, con el doble fin de salvar
a éstas de la destrucción o de ocupaciones indebidas.
La primera medida que se impone es dar un buen albergue a
los guardianes de estos valiosos bienes nacionales; pero el proble-
ma no es siempre sencillo. Situadas jeneralmente las reservas en
rejiones apartadas, sin caminos i en difíciles condiciones de comu-
nicación, construcciones de la forma usual serian costosísimas i a
veces imposibles. Por esto se ha ocupado la Oficina central de es-
tudiar un sistema de construcciones que no demandan grandes
gastos ni mucho trabajo i serán sin embargo cómodas, hijiénicas
i tan alegres como sea posible para los que han de ser sus habi-
tadores.
boletín de BOSüUES, pesca i caza 543
En Europa, en las rejiones forestales, es mui común el siste-
ma de casas de guarderías hechas únicamente con troncos de ár-
boles al natural o apenas elaborados i a medio secar, tanto en los
muros esteriores como en la techumbre i en la tabicacion interior,
eliminando todo trabajo de aserradero i cuanto material de fierro
sea posible, para ahorrar tiempo, trabajo i trasporte. A primera
vista se comprende que este sistema es el mas económico, por cuan-
to en el bosque la materia prima nada cuesta i se puede elejir de
la calidad i dimensiones convenientes, sin mas trabajo que la cor-
ta i el acarreo a la obra, donde se elabora en la forma somera i sen-
cilla que basta para esta clase de construcciones, que podrán ejecu-
tar los encargados de las guarderías, sin otra remuneración que su
sueldo de guardianes de la selva, de modo que el gasto quedará re-
ducido a la compra de unas pocas herramientas, que por otra par-
te toda guardería debe 'ener como dotación de trabajo. Como es-
tos empleos los ocupan individuos de modesta condición, las espe-
cificaciones que siguen se han confeccionado para que ellos puedan
ejecutarlas con medios que siempre estarán a su alcance.
La disposición que se da a las diversas piezas que entran en la
construcción está estudiada para eliminar todo material que no
sea madera, i madera poco o nada elaborada. Hasta los clavos í
otras piezas de consolidación son sustituidos cuando sean necesa-
rias por tarugos o espigas de madera, persiguiendo el ideal de le-
vantar una confortable habitación con las herramientas mas ele-
mentales, hacha, sierra, mazo i escoplo. Sin mas se puede tener
la casa de guardería con sus anexos, almacén i pesebrera.
La pubhcacion de estas indicaciones tienen principalmente en
vista que hai muchos propietarios de la rejion sur del país que por
falta de caminos tienen completamente sin vijilancia las zonas
apartadas de sus grandes propiedades, por no poder hacer cons-
trucciones rápidas i económicas. Es evidente que hai utilidad en
fomentar el sistema que proponemos en todas partes donde abunda
la madera i sea costoso el acarreo de materiales.
Trabajo preliminar. — Lo primero es elejir la mejor ubicación
de la casa, que responda a las siguientes condiciones: hallarse en
un calvero o claro del bosque donde haya agua, pasto i terreno
para siembras, porque todo guarda debe tener animales i hacer los
cultivos necesarios para su subsistencia i la de su familia.
El lugar mas apropiado para hacer la construcción será natural-
544
boletín de bosques, pesca i caza
mente un punto elevado del terreno, donde no haya humedad i de
donde se escurra fácilmente el agua de lluvia hasta buena distancia,
para evitar pozas perjudiciales en las inmediaciones.
Un punto importante que deberá tomarse en consideración es la
orientación de la casa, que deberá en cuanto sea posible estenderse
de este a oeste, para tener así un costado fresco en verano i el
opuesto asoleado en invierno, tratando de conciliar esta disposición
boletín de bosques, pesca i caza 545
cou cierto abrigo de los vientos reinantes; pero esto viltimo será
secundaj'io.
Elejido el terreno en estas condiciones, se le nivelará convenien-
temente si tiene alguna inclinación, después de marcar en él con un
procedimiento cualquiera las líneas de contorno de la construcción.
Al mismo tiempo que estos trabajos preliminares se elejirá en el
bosque vecino los árboles mas adecuados, marcando los que sean
mas derechos i menos ramificados i al mismo tiempo mas próximos
al sitio de la construcción, i se les cortará de las dimensiones indi-
cadas mas adelante.
Los trozos A B, C D, E F, A' B', C D' i E' F' (fig. 1) consti-
tuyen lo que podremos llamar los cimientos o la base de la cons-
trucción, e irán metidos en zanjitas o surcos de 30 i 10 centímetros
de hondura respectivamente. Estos palos serán los de mayor diáme-
tro, cuyas dimensiones serán espresadas mas adelante. En seguida
se irá colocando las piezas menores gruesas, dado el caso de que
no sean todas iguales, lo cual seria preferible si así puede hacerse,
hasta llegar a la altura que tendrá la techumbre, o sean 3^ a 4 me-
tros sobre el suelo.
He aquí el modo de elaborar estos palos, tomando como ejemplo
el trozo A B, que servirá de norma para los demás (fig.4.)
A partir^de A se aplica la huincha i se marca con tiza una raya en
las distancias 0.50, 1, 2.25, 3, 3.25, 3.50, 4, 7 i 7.50 metros. En
las marcas L* i 2.^ 5.*^ i 6,*, 7.* i 8.*^ se cortará con la sierra has-
ta la profundidad de 12.5 centímetros, i en las 3.^ i 4.* hasta 20
■centímetros. En seguida se volará a mazo i escoplo las partes com-
prendidas entre los trazos de sierra indicados hasta las profundida-
des espresadas.
Las mismas operaciones se repetirán en los demás palos, con la
diferencia siguiente, que se puede observar en varias de las lámi-
nas, a saber: que si los palos A B, C D, E F están entallados a un
cuarto de tronco en un solo lado, los palos A' B', C' D', E' F' Ip
están en ambos. Para los palos C D i E F, A, B, i C, D, lo único
que variará será las distancias tomadas a partir de un estremo, se-
gún se ve en la fig. 1, por la situación de puertas i ventanas, pero
sin que esto afecte a la situación de las entalladuras mismas, que es
la misma para todos los palos.
Una vez preparados éstos en la forma espresada, se colocará los
palos A B, , C D i E F en los heridos correspondientes, a escuadra
546
boletín de bosques, pesca i caza
i bien acondicionados con las entalladuras hacia arriba por medio
de cuñas i trozos de piedra. En seguida se colocará los palos A' B',
C' D' i E' F', entallados a un cuarto de tronco por ambos lados,
haciendo calzar bien los entallados de su lado inferior con los corres-
pondientes de los palos ya colocados.
En seguida se colocará los palos 1 sobre los A' B', CD i E F,
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los que encajarán por sus entalladuras con los A' B', C D' i E' F\.
Estos quedarán con un cuarto de madera hacia arriba, donde irán
embutidos los 1' que deben quedar sobre A' B', C' D' i E' FS De-
esta manera se seguirá alternando las hiladas hasta llegar a los pa-
los 9', que irán colocados sobre los palos 9. Estos, ademas de las
boletín de bosques, pesca i caza 547
tres entalladuras que indica el número 4 de la figura 4, tienen una
ranura lonjitudinal en la forma que indica el número 6 de la mis-
ma figura, ranura que tiene por objeto ofrecer un encaje de fijación
a los tijerales que alli han de ir apo3^ados, mediante una muesca de
un cuarto de círculo entallada en ellos.
Lo que llamamos aquí tijeral no es sino una continuación de \)a-
los de las dimensiones indicadas en las especificaciones i que yendo
colocados uno al lado del otro desempeñan el rol de cielo de la
construcción. Estos palos están tallados en la forma que indica el
número 5 de la figura 4 en sus dos estremidades. En la superior
lleva un sacado i una perforación que los atraviesa de un lado a
otro por la cual pasará un tarugo de 2.5 centímetros de diámetro.
En el estremo inferior tiene una escopladura en forma de cuarto de
círculo que llegará a la mitad del madero siguiendo el radio de la
sección, como lo manifiesta el número 6 de la fig. 4.
Sobre esta continuación de palos irá una lona alquitranada o
una tela impermeable cualquiera,. después de rellenar los interva-
los entre palos con plantas de forma a propósito para colchar o ca-
lafatear, como ser las llamadas barbas de monte (Tillandsia usneoi-
des, Usnea barbata i otros parásitos o seudoparásitos de los árbo-
les), que deben su nombre a su forma filamentosa que los hace mui
a propósito para el objeto. Muchos musgos i líquedes serán también
mui adecuados para estos rellenos, i asimismo las pequeñas gramí-
eas o ciperáceas cespitosas. Esto tiene por objeto que la cubierta
no forme entre palo i ángulos entrantes demasiado hundidos don-
de aquella podría quebrajarse i quedar inútil como resguardo, sino
lijeras ondulaciones que aseguren el escurrimiento uniforme de la
lluvia en toda la superficie de la techumbre.
Los muros de la construcción podrán también ser colchados o
calafateados dé la manera que mas convenga, ya con materias ve-
jetales análogas a las anteriores, ya con barro bien trabado con pa-
ja u otro material picado colocado como un embutido delgado en
el fondo de la ranura que dejan entre sí los palos, en las asperi-
dades de cuya corteza encontrarán firme adhesión los materiales
empleados.
La casa tendrá una puerta esterior de un metro de ancho por
2^ de alto, i cuatro interiores de las mismas dimensiones para co-
municar las piezas, situadas en el eje de estas o solo dos de ellas
i las otras dos al ras de uno de los muros interiores o tabiques, si
548
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
se quiere ahorrar un poco de la obra de mano en estos. Esas puer-
tas deberán ser de madera elaborada en el terreno mismo de los
troncos escuadrados al hacha, valiéndose de la sierra, sin mayor
preparación si la clase de madera lo permite, persiguiendo siempre
el fin de la mayor rusticidad i el menor trabajo posibles en la cons-
trucción.
Las puertas serán también lo mas sencillas que sea posible, for-
CoC/>Ot -pCX/XOL ¡^LUXX-bcL - dhcXy^tC/:} .
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madas únicamente de un marco i un travesano medio sobre los
cuales irán clavadas las tablas. La esterior se abrirá hacia afuera i
las interiores en la forma que indica la figura, es decir con las vi-
sagras i la cerradura al mismo lado en todas ellas, siempre con el
objeto de simplificar i uniformar los detalles de la construcción.
Cada pieza interior, es decir las que no tienen puerta al esterior,
o a lo menos el mayor número de ellas, deberá llevar una venta-
boletín de bosques, pesca i caza 549
na de un metro de ancho por 1.75 de alto, con un postigo de nna
sola hoja hecho en la misma forma que la puerta, i afuera tendrá
un cierro de vidrios compuesto de dos partes, una superior fija i
la inferior levadiza a modo de guillotina.
Espuesta asi la idea jeneral de las construcciones, vamos a entrar
en algunos detalles, teniendo en cuenta que los encargados de eje-
cutarlas, los guardabosques, serán personas que las mas veces no
tendrán nociones ni indumentarias del arte de construir, auii en
la forma elemental de que se trata.
Con el objeto de simplificar la demarcación de las diversas pie-
zas, las hemos llamado con su número de orden algunas i con le-
tras otras, i acompañadas por el signo ' las piezas colocadas per-
pendicularmente a las que tienen letras o cifras sin distintivo, re-
firiéndonos únicamente, para mayor sencillez aun, siempre" que
podamos sin peligro de la claridad, a uno solo de dos costados
paralelos del edificio. En las especificaciones se seguirá siempre
estas denominaciones.
Antes de trabajar los trozos de madera convendrá ordenarlos
frente al sitio en que han de quedar colocados definitivamente i en
su orden de colocación, mas cerca las piezas inferiores i mas dis-
tantes las superiores, para facilitar su colocación, teniendo en cuen-
ta que muchas de ellas, por su volumen i peso, no serán de fácil
manipulación.
Al mismo tiempo se tendrá mui en cuenta que siendo jeneral-
mente los palos de mayor diámetro en la base que en su punta su-
perior, habrá que alternarlos en forma de que a un estremo delga-
do corresponda un estremo grueso del palo siguiente, para conser-
var la horizontabilidad de la construcción.
Los palos A B, 1,2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 i 9 tendrán, en el tipo de
construcción que proponemos, 8 metros de largo i 40 centímetros
de diámetro, menos el A B i el 1 que tendrán 50 i 45 respectiva-
mente. Estos diámetros son máximos, en vista de asegurar la ma-
yor duración posible de la casa. Pero en algunos casos, según lo
requieran las circunstancias, o cuando los brazos sean insuficientes,
se podrá fijar grosores mas reducidos.
Antes de su colocación se podrá hacerles solamente las escoplea-
duras indicadas anteriormente a partir de su estremo izquierdo,
dejando si se quiere los cortes correspondientes a las puertas i ven-
tanas hasta la colocación del palo 5, en que se procederá a cortar,
550
boletín de bosques, pesca i caza
con la gran sierra de mano, siguiendo los marcos de nn hilo aplomo,
los trozos que corresponden a las aberturas. Para un constructor
de mediocre habilidad normal, esto dará un corte mucho mas uni-
forme que uno hecho trozo por trozo antes de la colocación.
Los palos 1' 2' i 9', colocados sobre A' B'... tendrán unos i otros
6c)eCaíPc^
•£-
B.*.
9 metros de largo i 40 centímetros de diámetro. Los marcos irán,
a partir del estremo que convencionalmente hemos llamado izquier-
do, a las distancias de 0.5, i, 4.5, 7.5 i 8 metros. Como en los
palos anteriores, los cortes que corresponden a las puertas i venta-
nas podrán dejarse para hacerlos de una sola vez cuando la cons-
boletín de bosques, pesca i caza 551
truccioii liaya llegado al palo que va a ser colocado a la altura del din-
tel. Los palos a h c o vigas del sotechado, serán del mismo diámetro
que los anteriores i llevarán los mismos marcos i los mismos cor-
tes qué los inmediatamente inferiores, o sea el tallado del número
4 de la figura 4.
Los palos 9, tienen, como se dijo anteriormente, las dimensiones
jenerales; pero ademas de los cortes de los que están debajo, llevan
un sacado en forma de ángulo entrante que los recorre en toda su
lonjitud, en el cual se afirman mediante una muesca de forma aná-
loga pero trasversal los palos qae constituyen el cielo o techumbre
de la casa.
El palo 10, podrá ser del mismo diámetro que los anteriores, pe-
ro su largo, como se ve en la figura, es menor, i sus estreñios están
cortados en forma de biseles dados por la inclinación jeneral del
techo. Esta inclinación se ha calculado para rej iones donde suelen
caer nevazones de cierta consideración, como los pinares, i resulta
de una altura de la cúspide de 2.75 metros sobre los maderos 8.
Para cortar esos palos 9 a 16, se procederá de la manera siguien-
te: se les tenderá en el suelo en el orden en que han de ir coloca
dos uno bien al lado del otro, i desde el medio del 9 se le levantará
una perpendicular sobre la cual i a partir del lado inferior del palo
se medirá una distancia de 2.75 metros. A ambos lados de esta per-
pendicular se marcará en él una distancia de 4,2 metros i se unirá
estos puntos con el estremo de la perpendicular por medio de una
lienza frotada con tiza o carbón i clavada bien tirante, a fin de que
con un chasquido deje marcada la línea oblicua en que deberán ser
cortados los palos.
Estos podrán tener los siguientes diámetros, siguiendo nuestro
plan, pero podrán ser proporcionalmente menores en las circuns-
tancias espresadas anteriormente: el 9 i el 10, 40 centímetros, i los
.11 a 16, 30 centímetros. Para el tallado del 9 se tendrá en cuenta lo
que se dijo anteriormente i considerar que ademas de las escoplea-
duras que llevan los otros palos tendrán tres mas en un lado, las
que corresponden a los palos a, b i c.
Los palos 11 a 16 llevan todos en un lado desbastaduras en la
forma del número 3 de la pajina 4, hechas a un cuarto de madera i
a una distancia de 20 i 30 centímetros de los estreñios izquierdo i
derecho respectivamente. Para su colocación, se cuidará que los pa-
los d.,, J, del mismo diámetro que los anteriores siendo la ensambla-
552 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
dura por entabladura a un cuarto de madera, puedan introducirse
entre ellos, cuidando que cada dos de los 11 a 16 se encuentre con
uno de los d... j.
Ademas de las labores mencionadas, todos los palos de la cons-
trucción deberán ir perforados por una barrenadura de 2.5 centíme-
tros de diámetro cerca de sus estremidades, para dar paso a un ta-
rugo del mismo diámetro destinado a solidarizar los palos de dos
en dos para asegurar la firmeza de la construcción. En esta forma se-
rá fácil este requisito, mui necesario si no indispensable de la cons-
trucción, ya que un tarugo común, por cierto preferible, seria difícil
de ejecutar, pues el mas mínimo error en uno solo de ellos inutili-
zaría a todos los situados debajo, fuera de que esto requeriría para
el tarugo un mayor diámetro i una madera de resistencia escepcio-
nal.
Los maderos íí...\y servirán para dar apoyo a los palos que for-
marán la techumbre. Su diámetro será de unos 30 centímetros i se-
rán labrados en la forma que indica el número 4 de la figura 4, a
distancias de 50, 80,... centímetros a partir de ambos estremos i a
ambos lados de la pieza.
Los palos que formarán la techumbre de la casa tendrán un diá-
metro máximo de 20 centímetros, un largo de 5.25 metros e irán
tallados en la forma que indica el número 5 de la figura ya citada,
i a distancias de 0.25 i 4.05 metros de su estremos izquierdo o in-
ferior.
Estos palos, mas que ninguno de los que entran en una construc-
ción de esta especie, deberán ser elejidos entre los mas derechos que
se pueda encontrar en el bosque, a fin de que ajusten lo mas posi-
ble unos con otros i evitar el paso del agua cuando falle en algún
punto el revestimiento protector de la techumbre.
Ya hemos es[)licado la manera de tallar los palos 9' i según la
respectiva figura esplicativa se comprenderá fácilmente como se ta-
llan los palos que corresponden al techo. Como el largo total de
la construcción es de 9 metros, serán necesarios 45 palos para
completarlo.
En atención a la posición especial que ocupa el palo 9, es conve-
veniente dar algunas instrucciones sobre él. Este palo desempeña por
decirlo así el rol de una quilla, de una quilla invertida sí se quiere,
sobre la cual van apoyados los palos que constituyen la techumbre,
i como es indispensable que todas las piezas de esta sean mas rectas
boletín de bosques, pesca i caza 553
aun si es posible que las otras de la construcción, i mui principal-
mente la pieza de la cúspide, esta parte merecerá una atención pre-
ferente en la elección de las maderas. La pieza g habrá de ser rec-
ta i uniforme tanto como sea posible, de contestura homojénea, sin
defectos ni nudos.
Según se ve en el dibujo, los palos que forman el conjunto de
la techumbre están cortados en bisel en su estremo superior, i deben
ir bien ajustados por sus caras contiguas, para lo cual se les des-
bastará lijeramente donde sea necesario. En esa parte superior ten-
drán un agujero de 2.5 centímetros de diámetro por el cual ha de
pasar vm tarugo bien ajustado.
Como estos ajustes no podrán ser tan perfectos que se obtenga
con ellos una impermeabilidad absoluta, se calafeteará las junturas
con los materiales de producción espontánea i abundante en nues-
tros bosques a que nos hemos referido anteriormente, a fin de uni-
formar un poco la superficie de la techumbre.
Terminada con esto toda la enmaderación i trabajos accesorios,
se procederá a colocar la tela de cubierta que ha de garantizar la
completa impermeabilidad de la techumbre. Esa tela será lona de
liilo de la empleada para el velamen de los buques u otra de calidad
igual, de un metro de ancho jeneralmente.
Se la cortará en tiras de 11.5 metros de largo, en número sufi-
ciente para cubrir la anchura total de las dos aguas de la techum-
bre, i se procederá a coserlas unas con otras con costura doble
hecha con el cuidado necesario para que resulte firme i estanca.
Hecho esto se colocará la tela bien estirada sobre la techumbre i
las dos orillas pendientes serán clavadas en el corte o estremo infe-
rior de los palos que forman dicha techumbre. El clavado se hará
primero con una estaquilla en cada palo i en seguida se clavará
con espigones de palo duro un listón de madera del largo de la casa
que cubra la fila de estaquillas i sujete el borde de la tela en toda
su estension de manera a impedir que se rompa.
Terminada esta operación, se dará tres manos de brea o alquitrán
a toda la superficie de la tela, tanto para aumentar su impermeabi-
lidad como para asegurar su conservación, obteniéndose así un re-
sultado inmejorable con menos trabajo i menos costo que con cual-
quiera clase de tejidos impermeables preparados, no todos de fácil
colocación i de difícil trasporte por su peso.
Por no ofrecer diferencias con la usual en cualquiera construcción
554 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
no liemos querido entrar en detalles de algunos trabajos, como ser
colocación de puertas i ventanas, colocación de pisos cuando sea
necesario, no de otros trabajos no indispensables que requieren he-
rramientas especiales i que quitarían a la construcción que acabamos
de describir su carácter principal, la sencillez.
I con esto está lista la casa, de cuatro palos elaborados sin mas
que otras tantas sencillas herramientas, pero que constituirá una
habitación firme, sana i confortable, adecuada para formar un hogar
atrayente donde sea grato el reposo al fatigado guarda, después de
sus corridas de vijilancia en la rejion confiada a su cuidado.
A. Veloso, Ramón A, Cabrera,
ínjeniero. Ayudante.
LA PERDIZ CHILENA
PROTECCIÓN E INCREMENTO DE LOS RECURSOS DE LA
CAZA DE PLUMA
La afición por la caza ha aumentado en Chile de modo niui no-
table en los últimos veinte años. De las ciudades, especialmente de
Santiago, parten todos los domingos i dias festivos a los campos
cercanos, verdaderos rejimientos de cazadores, que vuelven por
las tardes, felices, con sus morrales provistos de diversos volátiles.
También hai cazadores de profesión, que se dedican de lleno a
la caza, empleando todo su tiempo para satisfacer con su trabajo la
demanda siempre creciente del público, en favor de los productos
de la caza. En nuestro país se ha notado una marcada evolución en
el deporte de la caza: de simple distracción que era antes ha llegado a
ser para muchos una lucrativa industria, cuyos productos siempre
se hacen escasos; nunca están en cantidad suficiente en el mercado;
su precio siempre se mantiene subido, demasiado subido. Es mui
sensible no poder dar a conocer el número de cazadores que hai en
Chile, así como el número de piezas vendidas en los mercados, poi-
que no hai estadísticas al respecto.
La importancia de esta industria, que nadie podrá negar, si se juz-
ga por los datos asombrosos de lo que suman sus productos en otra.s
boletín de bosques, pesca i caza 555
naciones, como Francia, Alemania, Austria-Hungría, Estados Uni-
dos, etc., donde su resultado pecuniario se cuenta por decenas de
millones de pesos, hace que requiera medidas de protección que de-
berían llamar la atención del Supremo Gobierno i principalmente de
los agricultores, que no deben esperarlo todo de aquél. Ellos deben
obrar por iniciativa propia; es lo que mas les conviene, sobre todo
en este caso en que se trata de la defensa de sus intereses.
Para que se vea la importancia económica que tiene la industria
de la caza, me bastará decir que en el año 1908, además de abaste-
tecer el consumo nacional, se exportaron de Austria-Hungría pro-
ductos de la caza de pluma i pelo por valor de 12,042,626 coronas
o sea $ 12,283,478 de 10 peniques, de los cuales importó Franci-
mas de un tercio, pues su producción, que es enorme, no alcanza a
abastecer el consumo. En 1908 habia en Francia 537 mil cazadores
con permiso i este número se elevaba a mas de 600000 en 1911,
que pagaban al Estado i alas municipalidades por arriendos, dere-
chos i permisos de caza mas de 4.000000 de francos, i gastaban en pól-
vora i en perros de muestra una suma asombrosa, que se elevaba a
mas de 14 millones 500 mil francos. (1)
En estas modestas líneas solo trataré de la defensa de la perdiz
común, quizás la mas interesante de las aves de Chile, haciendo ob-
servar de paso que la misma conveniencia existe en protejer las de-
mas aves, a escepcion de aquellas que son verdaderamente perju-
diciales, como la rara {Phi/totoma rara Mol), que se alimenta úni-
camente de vejetales: brotes i hojas tiernas, haciendo gran perjui-
cio en los sembrados i en algunos árboles frutales: el cuervo mari-
no o pato yeco {Phalacrocorax hrasilianus Gm) el cual destruye
enormes cantidades de peces; etc. Muchos agricultores consideran
dañinas a ciertas aves porque comen algunas frutas o semillas, i no
toman en cuenta los inapreciables servicios que prestan, al destru-
ir muchos insectos perjudiciales i semillas de malezas, al mismo
tiempo que proporcionan sabrosa carne. Los pequeños perjuicios
que causan representan una contribución insignificante que cobran
por sus servicios. En este número podría citar las loicas, tencas,
tordos, zorzales, etc. En los primeros dias de Marzo del presente
año tuve ocasión de examinar el contenido de los estómagos de
(1) — En el tomo I de este Boletín (páj 287), se dan interesantes datos sobre
la caza en Alemania.
556 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
dos tencas, cazadas en una viña de la costa de Curicó; en una en-
contré que más del 50^/q estaba compuesto [)or insectos diversos, el
resto se componía de uva i de semillas; en la otra casi la totalidad
del contenido lo formaban hormigas ¡T la tenca es el ave mas perju-
dicial de las viñas!
Entre las aves de caza que contribuyen al aprovisionamiento de
las buenas mesas, probablemente ningunas son tan estimadas como
las gallináceas: faisanes, perdices, codornices etc. Son las que pro-
porcionan la carne más fina i delicada, de as]:tecto mas atrayente
i seductor, lo que influye para que su [)recio en los mercados se
mantenga siempre alto.
Para no complicar el presente estudio, que me hago un honor
en dedicar a los agricultores del País, seguiré considerando como
gallináceas las perdices europeas, las codornices i aun la perdiz de
Chile. No quiero hablar de estas hermosas aves haciendo las dis-
tinciones que entre ellas establecen los zoólogos; mi único fin al
escribir es procurar llamar la atención de los señores agricultores
hacia un asunto de mucha importancia, pero del cual desgraciada-
mente, hasta ahora, nadie se ha ocupado en debida forma: la pro-
tección i multiplicación de las perdices.
Los hacendados en jeneral, aunque entusiastas por el deporte de
la caza, no defienden como conviene sus derechos, no impiden la
clandestina o la desordenada i peligrosa a que se entregan muchos
aficionados, destructores i no esplotadores de la caza.
Pero lo mas lamentable es que la inmensa mayoría de los agri-
cultores no se preocupan en absoluto de las vedas i no toman me-
didas para impedir la de4rucci6n de los nidos. En casi todos los fun-
dos i haciendas, los muchachos de los inquiliuos se dedican a la
busca de los huevos. Pero no sólo los agricultores no se preocupan,
de las vedas; las autoridades bien poco caso hacen de ellas: así
durante todo el mes de Setiembre se ve a muchos vendedores am-
bulantes que impunemente venden aves de caza, en Santiago i
otras ciudades. (1) Si se decomisase esa mercadería ilícita i se apli-
casen multas a los cazadores, se establecería una protección eficaz
en favor de los pájaros.
(1) Hai cierta exajeracion en este aserto, dictado por un buen propósito. Son
raras las infracciones a la ordenanza de caza en la capital i bien quisiéramos ver
cumplidas las disposiciones de la lei de pesca como lo son las de la citada orde-
nai.za. — (Nota de í,a Redacción).
boletín de BdSQüEH, PESCA I CAZA 557
Una de las consecuencias naturales de este lamentable estado de
cosas es que en gran parte del valle central hayan desaparecido
casi por completo las perdices, no encontrando yn los cazadores en
que eiereitar su destreza en el manejo de la escopeta, fuera de algu-
nas aves menores, como los zorzales, tencas, tórtolas, etc., pues,
nuestra fauna de caza es poco abundante en especies, sobre todo
en el valle central de las provincias del Centro. ¡I cazadores hay
que después de haber recorrido el campo durante un día entero,
tornan fatigados a sus hogares, donde esperan las perdices, tra-
yendo en sus morrales solamente algunas pencas de cardo!... No
han encontrado nada que matar!...
No seria dificil a los hacendados, con un poco de trabajo i perse-
verancia, hacer cambiar la actual siti7acion. Para ello bastarla im-
pedir que se cazase en el tiempo de la procreacion(que, en muchas
localidades i para varias especies, principia en la primera quin-
cena de Agosto, i aun para el queltehue {Vanellus chilensis Mol)
empieza en la provincia de Santiago, en la segunda quincena de
Julio, pues el 18 de Agosto del presente año he visto treiles nue-
vos bien desarrollados; i sobretodo impedir la destrucción de los
nidos. Por su parte las autoridades municipales podrían contribuir
a la protección de las aves, siendo inflexibles con los contravento-
res de las ordenanzas de caza. Los maestros de escuela que tie-
nen a su cargo la formación del corazón i cerebro del niño, de-
berían inculcarle el amor a los pájaros; los de las escuelas rura-
les podrían hacer una labor muí fructífera con el fin de impedir
que los niños roben los nidos.
Perdiz común chilena. — Nuestra hermosa perdiz común (Notho-
procta perdícaria Kittl) no pertenece precisamente al grupo que los
zoólogos designan con ese nombre; se diferencia por machos pun-
tos de las verdaderas perdices, principalmente en que éstas tienen
plumas rectrices, plumas largas de la cola, careciendo de ellas la chi-
lena, que pertenecen al grupo de las coli-ocultas o aves de rabadi-
lla (crípturos), su pico es alargado i curvo en vez de ser corto i
fuerte como el de las perdices verdaderas.
Los colores de la perdiz chilena son abigarrados: la garganta
blanquizca grísea, la pechuga cenicienta, el vientre amarillento, la
perte superior de la cabeza i del cuerpo es color gris con rayitas i
manchitas transversales onduladas mas oscuras, casi negras i otras
boletín de b. e
558 í30LP:TIN DE BOSQUES, PESCA 1 CAZA
café rojizas i i'ayitas amarillentas en sentido contrario; las remijias
primarias son oscuras, pero en el borde inferior tienen manchitas
blanquizcas amarillentas que hacen ver el ala coreo listada de café
oscuro i blanco; las rectrices secundarias i las tectrices alares cam
bian el color claro por el café rojizo. Las patas son amarillentas, su
dedo posterior mui pequeño i débil no toca al suelo; los ojos son
oscuros; el pico tiene la mandíbula superior oscura i la inferior ama-
rillenta; el macho i la hembra son de igual color.
El cuerpo de esta gallinácea es bien musculado, abultado, de for-
mas redondeadas, contribuyendo a esto el gi-an desarrollo de la pe-
chuga i de los muslos, el cuello regularmente largo, la cabeza pe-
queña, el pico delgado, casi tan largo como la cabeza i algo encor-
vado. La carne es de hermoso color claro, mui atrayente; su cali-
dad es buena, no obstante de ser una carne algo seca i sin el aroma
que tanto api-ecian los conocedores, en las perdices europeas. El
cuerpo desde la punta del pico hasta el extremo de la rabadilla mi-
de 23 cm. de largo, las plumas de la cola 4 cm., la lonjitud del ala
plegada es de 17 cm. i la envergadura de 55 centímetros.
La perdiz común habita en Chile en el Norte, Centro i Sur, tan
to en las partes planas, en los valles come en las faldas de los ce-
rros, pero en ellos no sube a mucha altura, i desde las orillas del
mar hasta los valles i faldas bajas de la cordillera de los Andes. A
causa de la persecución encarnizada de que ha sido objeto, casi se
ha estinguido en el valle central, solo se halla en abundancia en la
rejion de la costa. Prefiere los sembrados de trigo, cebada i arvejas
i le gusta vivir también en los campos de pastos crecidos, en los te-
rrenos cubiertos de matorrales i en las viñas, donde puede ocultar-
se con facilidad. Su alimento lo componen los granos i semillas,
come también hojas i brotes tiernos de pasto i destruye muchos in-
sectos i larvas. Hace algunos perjuicios en los sembrados de trigo;
cebada arvejas, lentejas, etc., i en los sandiales, picando algunas
sandias tiernas; en las viñas bajas, de sarmientos arrastrados, cuyos
racimos tocan la tierra, suele ocasionar daños insignificantes: no co-
me la uva, pero separa los granos del racimo i por la abertura que
queda en ellos se come sus semillas. Todos estos perjuicios son tan
pequeiios que bien pueden no tomarse en cuenta; en cambio pres-
ta grandes servicios proporcionando una carne mui estimada.
(Conf4nuoráJ.
. boletín de bosques, pesca i caza 559
MISCELÁNEA
Acarreo de maderas en las ciudades, — En la misma revista
maderera leemos que el prefecto de policía de Paris ha promulgado
la siguiente sabia ordenanza:
Los vehículos destinados al trasporte de maderas, leñas i otros
materiales sueltos i pesados cuya caida puede causar accidentes,
deterioros en la via pública, o estorbar el tráfico, no deberán ir car-
gados mas arriba de las barandas o costados de aquellos.
En ningún caso las bai^andas podrán ser reempl'Bzadas por made-
ros o estacones verticales con el objeto de sujetar el cargamento,
vayan fijados en el armazón del vehículo, o sean trozos largos de
leña, cuando de ésta sea la carga del vehículo.
Los carreteros tendrán cuidado de que las cadenas u otras ama-
rras destinadas a asegurar la estabilidad del cargamento vayan
bien tiesas i seguras i no quede un cabo libre que arrastre en
tierra.
Muí necesaria seria aquí una medida análoga, siquiera para impe-
dir tramitar en nuestras calles esas enormes cargas de maderas,
leña i otros materiales que suman siempre mas de medio centenar de
quintales i a los cuales no hai pavimento que resista, aunque sea
de buena calidad. *
Encarecimiento del álamo en Francia. — Hemos visto en un
artículo anterior como se despuebla en álamos la Francia, por la
doble razón que es fácil presumir. Consecuencia natural de esto es
el encarecimiento de esa madera, irreemplazable para ciertos usos.
Un ejemplo que no puede ser mas demostrativo ocurrió reciente-
mente. Una comuna de Auvernia puso en subasta pública una corta
parcial de plantaciones de álamos, pues en Europa los municipios
plantan, cuidan i esplotan bosques, i fijó para las posturas un mí-
nimum que después se consideró mui subido i se rebajó. Efectuado
el remate, hubo oferta por el doble de la tasación que se habia con-
siderado excesiva.
Planten todos, [)articulares i municipios, aconseja «Le B»is, ála-
mos en los terrenos que le son apropiados, aluviones a orillas de
los ríos, terrenos en alto que conviene afirmar, deslindes i divisio.
nes de pastoreos, i háganlos espacios superiores, como el álamo-eu-
caliptus. el álamo suizo, o el álamo carolino, dejando el álamo común
560 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
o italiano, sujeto a defectos en su madera q al ataque de bichos en
su follaje, como la temible oruga lamie, que tantos estragos ha cau-
sado en ciertas rejiones, aruinando plantaciones enteras.
Edad de los árboles multiseculares. — El maestro real de bosques
de Alemania ha hecho un estudio prolijo de la edad de los árboles
en Alemania i ha llegado a la conclusión de que es pura presunsion
que las especies forestales alemanas puedan tener una edad de mi-
les de años. Sus estudios demuestran que aun los árboles históricos
no tienen mas de 700 a 800 años i que ninguno llega a tenerlos en
buen estado de conservación. Arboles dé esta clase siempre son
huecos en el interior, podridos hasta cerca de la corteza i llevan
mas bien una vida de ruinas. Respecto a la sanidad i vigor de los
árboles tienen un límite muchomas corto que difiere según el cli-
ma i la composición del suelo. La edad máxima a que puede llegar
un árbol sano es menor en las especies de hojas caducas que en
las coniferas. Contando los anillos anuales se encuentra que la ma-
yor edad en estado sano entre losSOO a 700 años las tienen las
píceas (Pícea exelsa) en los bosques de Bohemia i los pinos (Pinus
ilvestriss) en Finlandia i Suecia, Después .siguenlos abetos (Abies pe-
ctinata) en Bohemia con 430 años. El alerce europeo (Larix europea)
solo alcanza a una edad de 274años en Baviera en estado sano.
De los árboles de follaje son de mas larga vida las encinas sésiles
(Quercus sessiliflora) de las cuales existen ejemplares sanos de 420
años en diversas partes de Europa; pei'o en cambio hai muchos
otros ejemplares de 315 a 320 años que están casi totalmente podri-
dos én el interior. En las hayas (Fagus silvática) se han encontra-
do árboles completamente sanos solo hasta una edad de 226 a 245
años.
El límite del estado sano de los demás árboles forestales se halla
en los fresnos (Fraxinus excelsior) a los 170 años, olmos (Ulmus
campestris) a los 130 años en Silesia, abedul (Beiula alba) 160 a 200
años, alno (Alnus glutinosa) a los 145 años en Finlandia, arce (Acer
campestris) a los 224 años en Baviera, etc.
El mas viejo i célebre de los tilos históricos (Tilia grandifolia)
en Neustadt en Wurtenberg se calcula solo en 730 años su edad.
La máxima rentabilidad en el cultivo de bosques se halla por
consiguiente según especie entre los 80 a 200 años de edad i así
se esplica la poca venta en relación con la superficie que da la
esplotacion de bosques vírjenes en los países nuevos donde exis-
ten todas las edades en un mismo terreno i donde debe hacerse
por tanto un fuerte descuento en los cálculos de aprovechamien-
to, debido a los árboles jigantes que ya no son esplotables.
SUMARIO DE NOVIEMBRE
Veda d& la pesca. — Necesidad de estremar su vijilancia. — Editobial 257
l^a pesquería territorial (continuación).— Federico Aibeet 259
La hijiene de la caza.— O. Silva Ch 288
VA Congreso forestal maderero de Paris.— L. Elzo Baquedano 291
Bosques andinos por Humberto Giovanelli 304
Asociación forestal mediterránea. — R. Elzo Baquedano 313
JNIísCELÁNEA.— La protección i fomento de bosques en Korea implantado
por los japoneses. — Otro bosque petrificado.
. SUMARIO DE DICIEMBRE
Bosques, pesca i caza en el Congrego Agrícola de Consepcion, Editorial por
la Redacción 32-1
Conveniencia de formar una «Union central de intereses madereros». —
F. Albeet 323
El problema pesquero en Chile (conclusión). — F. Albeet 33U
Descripción de los peces mas convenientes para el cultivo artitícial en el
pais. — P. Golusda 348
Los bosques i los manantiales 367
Miscelánea. — El oríjen délas perlas ñnas — Primas i premios paralas plan-
taciones de bosques en Westfalia — La plantación de pinos en
terrenos agrícolas en Alemania. — La plantación de bosques en
arenales. —Los derechos de inportacion de las maderas en
Alemania 372
SUMARIO DE ENERO
Un paso adelante: el proyecto de lei de Bosques, Pesca i Caza en U tabla
del Senado, — Editorial.— La Redacción 377
P"l pimiento de Bolivia (Schinus molle).—F. Albeet 381
Kl nogal negro (Jnglans nigra)—F. Albeet 38G
Piscicultura^' Lagunas i su construcción. — P. Golusda 39(9
Los bosques i los manantiales (continuación) 4®5
"Leyes, decretos i ordenanzas sobre bosques, plantíos, pesca i caza — C.
Sage 410
Miscelánea — Saludo de bienvenida a la comisión forestal arjeutica. — El
aumento de valor por el crecimiento de los bosques en Alemania.
— El agotamiento de los bosques en Finlandia. — Reglamentación
de la venta del pescado en Santiago. Un pueblo comedor de pes-
cado 421
SUMARIO DE FEBRERO
Don Carlos Malra, Editorial— La Redacción 425
El pino blanco americano (^Pinus strobuH)i—F Albeet 428
El ciprés calvo (Laxodium distichutn), — F. Albeet 43.3
Estudios prácticos de pesquería en la costa norte de! pais— S. Nakashima 437
Influencia climatérica de las repoblaciones forestales en el valle del Huas-
co i sus alrededores 451
Los bosques i las aguas. — S. Novion 453
SUMARIO DE MARZO
Alerce del Japón (Larix leptolepis) — F. Albert 457
El hikori blanco. Hicoria ovata o Carya alba. — F. Albeet 462
Celtivo de especies salmonídeas. — P. Golusda 466
Los bosques i las aguas. — H. Novion 470
Miscelánea. — -Bosques suburbanos. — Un árbol peligroso. — Un nuevo mé-
todo para conservar maderas. — Una nueva estación de ensayos
químicos de las maderas 486
SUMARIO DE ABRIL
»
Poblaciones i paertoe pesqueros. — Editokial — La Redacción., 489
Reglamento para los viveros dependientes de la Sección de Bosques des-
tinados a la venta de árboles, aprobado por Decreto Supremo
número 904 de 30 de Marzo de 1911 491
Lista de precios de los árboles en venta en los viveros dependientes de la
Sección de Bosques 494
El primer paso de Francia en BU era forestal. — Oscae Ebavo E 499
Nuestros bosques de araucarias. Valor de la madera i dificultades de es-
traccion 509
Miscelánea. — Trabajos forestales en marruecos — Acarreo de maderas
en las ciudades 524
boletín
DE
hm í Caza
TOMO II— NUM. 12
~ JUNIO 1914 =
Directores: Federico Altoert, Ernesto Maldonado i Carlos Sage
SUMARIO
* Paja.
Proyecto de Lei de Poblaciones i puertos pesqueros. — F. Albeet 561
Influencia climatérica de las repoblaciones forestales en el valle del Huas-
co i sus alrededores— (Conclusión) — José A. Ibarha ... 572
La perdiz chilena— (Conclusión) — Rafael Bakbos V.... 574
Leyes, decretos i ordenanzas sobre bosques i plantíos, pesca i caza — (Con-
clusión)—C. Sage 584
Miscelánea, — Conservas de nuestras aves de caza nacionales, pescados i
mariscos. — Nuestro Boletin. Su aparición futura — Precio de un
bosque. — Destrucción de bosques en Honduras. — Impregnación
eléctrica de la madera — Los bos quea en Palestina 605
SANTIAGO DE CHILE
¡IMPRENTA SUD - AMERICANA
ARTURO PRAT, 1122
1 914
BOLEÍIH DE BOSQUES, PESCIl I M
Tomo II Santiago, Junio de 1914 Núm. 12
PROYECTO DE LEÍ
DE
POBLACIONES I PUERTOS PESQUEROS
Desde 1897 en calidad de «Encargado de los estudios marítimos»
hasta la fecha nos hemos ocupado en tocar los resortes que es-
taban a nuestro alcance para levantar la industria de la pesquería
en el pais lo que consta de las múltiples notas pasadas al Supre-
mo Gobierno como también de los folletos publicados i de las
conferencias dadas en las distintas ciudades i corporaciones. Cita-
remos aquí solo los siguientes trabajos publicados: La Zoolojía i
Botánica aplicadas, de 1900; La Pesquería i Piscicultura del Pais,
de 1900; Medios para mejorar la pesquería i piscicultura del pais,
de 1902; La pesquería comparada en la Colonia del Cabo i Chile, de
1903; Los Servicios de Aguas i Bosques, de 1906; La Organización
que se debe dar en lo futuro a los servicios de Aguas i Bosques,
de 1910; el Proyecto de Leí de Bosques, Pesca i Caza, de 1911; Mi
opinión profesional sobre los bosques, la pesca í la caza en el país,
de 1912; La esplotacíon de la pesca i sus productos en Noruega,
de 1912; La lejislacíon de la pesca marítima del Japón i sus efec-
tos, de 1912; El Problema Pesquero en Chile, de 1913, i muchos
otros.
A pesar de la actividad que hemos tratado de desarrollar para
levantar la industria pesquera bien poco es lo que hemos conse-
guido, fuera de la aclimatación de los salmónidos para las aguas
frías i de las tencas i glanos para aguas tibias, la leí de Fomento
de la Pesca de 1907 i algunas reglamentaciones, no nos ha sido
posible hacernos oír, ni para conseguir la aprobación del Proyecto
de leí de Bosques, Pesca i Caza, que está pendiente del Honorable
Senado, la que a mas de tender a la conservación de nuestras ri-
quezas pesqueras, viene en auxilio de los pescadores pobres con
562 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
primas, franquicias, protecciones, facilidades de acarreo, etc. Si
bien no será hoi dia el momento propicio para conseguir que dicha
lei sea aprobada tal como la presentó el servicio, no creemos que ,
pase lo mismo con el proyecto de Lei de Poblaciones i Puertos
pesqueros, que hemos elevado al Supremo Gobierno en el curso de
este año.
Puede ser rnui difícil la situación por la cual tiene que pasar el
pais, i de la cual no se ve salida sino a la vuelta de varios años,
pero esto es una razón mas para que la Nación se preocupe en le-
vantar sus industrias sobre todo en el caso actual en que se trata, a
la vez de: .
1) abaratar i fomentar la producción de un alimento tan sano
como el pescado, que debiera ser el sosten de la jente pobre;
2) aumentar el número de los pescadores i coadyuvarles en sus
tareas; i
3) dar trabajo a muchos obreros i empleados que hoi dia están
desocupados.
No se trata aquí de fuertes desembolsos del Estado en dinero
sino de la simple autorización de emitir bonos del S^/q de interés i
del P/q de amortización que son garantidos por la propiedad raiz
de las habitaciones que se construyan, en forma semejante a la
lei de habitaciones obreras, que crian aglomeraciones de pequeños
ahorros, que en su conjunto forman nuevas riquezas i bienestares de
poblaciones que el pais no tenia antes.
Tampoco se trata aquí de uno de los tantos proyectos que a la
lijera se confeccionan i se presentan en vista de la aflictiva situa-
ción de todos, como tantos otros proyectos que nos trae la prensa
diaria, sino que se trata de una modesta proposición, que ha ma-
durado con el trascurso del tiempo i que ya el .año pasado tomó la
forma de proyecto de lei que fué sometido i largamente discutido
por muchos señores congresales de ambas Cámaras i de todos los
partidos, que tuvieron la amabilidad de aceptar nuestra invitación
de reunirse periódicamente en nuestra oficina con este objeto i a los
cuales nos es grato darles en público nuestros mas sentidos agrade-
cimientos por el celo i patriotismo que han demostrado. Solo a me-
diados de este año se consideró que el proj^ecto de lei ya tenia la
forma deseable que era necesario darle para poder ser presentado
al Supremo Gobierno i después de un último retoque nos permiti-
mos lanzarlo hoi dia a la publicidad.
boletín de bosques, pesca i caza 563
Todos ios países que han levantado sus industrias pesqueras han
tenido que recurrir a la formación de colonias pescadoras i a la
construcción de caletas i puertos pesqueros. Nada se consigue al te-
ner mas de 3000 pescadores inscritos en los rejistros marítimos,
cuando éstos están diseminados en la costa i que tan bien se ocupan
hoi en la pesca como mañana se emplean de fleteros, peones ga-
ñanes, corteros, etc., o van vagando de un estremo de la República
a otro sin fijar una residencia definitiva.
Es preciso reunirlos en puntos determinados de la costa con fá-
cil comunicación i no en islas apartadas, donde siempre quedarían a
merced de unos u otros compradores o fletadores de pescados i ma-
riscos. Una vez reunidos primero en simples grupos de casas, que
mas tarde se vuelven aldeas i comunas autónomas, se podi-á conse-
guir que tengan residencia fija, ya que sus intereses están enclavados
en el suelo que pisan, i les será fácil de asociarse unos con otros con
varios botes i chalupas para formar sus pequeñas comunidades, que
a medida que se asocian aprenden mejor su industria, la sacan ma-
yor provecho i pronto estarán en situación de adquirir en conjunto
pequeños i mayores veleros, con o sin máquina auxiliadora, que los
pone en aptitud de dedicarse mas tarde a la gran industria que
da mayores rentas i proporciona alimentos mas baratos para la jente
pobre del pais que hoi dia carece de él.
No basta dar habitaciones a nuestros pescadores, es preciso tam-
bién proporcionarles caletas i puertos abrigados en los cuales
pueden refujiarse con sus embarcaciones, muelles de atraque, luces,
pequeños refrijeradores i otras facilidades a medida que sus necesi-
dades así lo reclaman, en vez de dejarlos arrojados a la playa a
merced de las ímpestivas olas de las fuertes marejadas. Por eso son
inseparables las habitaciones pesqueras, de las caletas i puertos pes-
queros.
Son estos en líneas jenerales los motivos que nos han guiado para
confeccionar el siguiente proyecto cuyos artículos e incisos esplican
de por sí los detalles a que se refieren i nos evitan hacer largas es-
plicaciones.
Traemos aquí la nota N.° 185 que mandamos al Ministerio de In-
dustria con fecha 5 de Junio de 1914, las bases para un mensaje
del Ejecutivo i el proyecto de leí, tal como fué aprobado por los
señores Congresales que tuvieron el patriotismo de ayudarnos, aña-
564 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
diendo al final un artículo mas que estimamos igualmente de urjente
necesidad.
Núm. 185
Santiago, S de Junio de I9l4
Señor Ministro:
Tengo el honor de someter a la consideración de US. un pro-^
yecto de Lei de Poblaciones i Puertos pesqueros, a fin de que,
previa aceptación de US. se sirva, si lo tiene a bien, someterlo a
la aprobación del Congreso Nacional.
Su aceptación es segura, en vista de su evidente utilidad, pues
propende al mismo tiempo al levantamiento moral i material del
numeroso gremio de pescadores, tan protejidos por los poderes pú-
blicos en otros paises i tan abandonados en el nuestro, i también
al abaratamiento i jeneralizacion de los artículos de alimentación
que estraemos del mar i cuyo consumo se debe fomentar en la ma-
yor escala posible, ya que los productos de la tierra encarecen mas
i mas.
Este proyecto de lei ha sido estudiado detenidamente en varias
reuniones de senadores i diputados convocados por el infrascrito
desde el mes de Setiembre del año pasado i aceptado por todos ellos
sin escepcioii, por considerarlo de gran importancia industrial i so^
cial a la vez.
Han tomado parte en el estudio de esta lei los senadores señores
Eliodoro Yañez, Guillermo Rivera, Carlos Aldunate Solar, Juan
I^uis Sanfuentes, Alfredo Barros Errázuriz, Anjel Guarello, i los di-
putados señores Guillermo Bañados, Nolasco Cárdenas, Manuel Fós-
ter Recabárren, Guillermo Bahamonde, Víctor Prieto Valdes, En-<
rique Bermudez, Ramón Corbalan Melgarejo, Alejandro Rosselot,
Enrique Barboza i otros.
Todos han manifestado su simpatía al proyecto de lei, le han
dedicado atención i estudio i han manifestado su propósito de apo-
yarlo.
Con estos antecedentes creo poder asegurar a US. que no ofrece-
rá dificultades la aprobación de este proyecto de lei, que no trae
grav^ámen directo e inmediato al Erario Nacional, pudiendo lle-
gar a ser luego una beneficiosa lei de la República.
Dios gue. a US.
Firmado. — F. Albert.
Señor Ministro de Industria i Obras Públicas.
boletín de bosques, pesca i caza 565
BASES DE UN MENSAJE DEL PROYECTO DE LEÍ DE
POBLACIONES I PUERTOS PESQUEROS
Una de las causas que mas contribuyen al poco progreso que
ha hecho en el pais la industria de la pesca i al subido precio que
alcanzan sus productos, es el atraso en que viven los que a ella se
dedican, tanto en hábitos como en conocimientos profesionales,
pues no son constantes en el trabajo por falta de constancia i de
sobriedad, ni sacan de él todo el provecho que pudieran, por los
procedimientos rutinarios que emplean, su falta habitual de re-
cursos, motivada por su modo de vivir i por carecer del espíritu de
asociación, que en otros paises ha llevado a la pesquería a un alto
grado de prosperidad.
Por otra parte, a pesar de las garantías i franquicias que les
otorga el Código Civil, es rara la localidad donde dis*f rutan am-
pliamente de ellas, i, por el contrario, se ven estorbados en el li-
bre ejercicio de su profesión por muchos dueños de fundos de
costas que, desconociendo esas prescripciones del Código, manifies-
tan una inesplicable mala voluntad hacia los pescadores i les ponen
toda clase de trabas en sus faenas de playa, hasta el punto de des-
truirles sus viviendas i sus embarcaciones.
Aun las autoridades, por consideraciones de policía o de segu-
ridad nacional, se ven obligadas a restrinjir las facilidades que
otorgan las leyes a los pescadores, como sucede con la prohibición
de pescar en el fondeadero de los buques, o bien con la prohibi-
ción de acercarse a las fortificaciones, llegando el caso de haberse
inhabilitado para ellos una estensa bahía, como la de Talcahuano.
Consecuencias de esos i otros tropiezos e inconvenientes, es la
vida azarosa e incierta que lleva la mayoría de los que se dedican
a la profesión de pescador, que muchos abandonan para ejercer
temporal o definitivamente, otro oficio tal vez menos remunerador,
pero también con menos continjencias. El espíritu novedoso o aven-
turero de nuestra raza entra por mucho en esta determinación,
que se presenta con frecuencia, con detrimento del gremio i de la
comunidad.
El mejor medio de cambiar este estado de cosas seria, radicar a
los pescadores en poblaciones esclusivamente para ellos, situadas
en o muí cerca de los puertos de su residencia, i construirles allí
566 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
habitaciones sanas, alegres i baratas, como se hace en otros paises.
Allí se habilitará una caleta pescadora, o a falta de una caleta na-
tural de buenas condiciones, se construirá un pequeño puerto, abri-
gado i dotado de los mas indispensables elementos.
En las poblaciones se les proporcionará, costeado sin gravamen
para ellos mismos, todos los anexos que requieren las faenas pes-
queras i la mejor forma de despacho rápido i económico, o bien,
de almacenaje i conservación del pescado, o sea, astilleros de re-
paración de embarcaciones, depósitos frigoríficos, secadores de re-
des i de pescado, hornos de humazon, etc.; i también centros de
instrucción i de recreo para ellos i sus famiHas, donde perderian los
malos hábitos que tienen algunos i se instruirían con el conocimien-
to de los adelantos que en otros paises adquiere constantemente el
arte de la pesca, el que mas conocimientos i práctica requiere.
Se advierte aquí que este proyecto de mejora social e industrial
na será gravoso para el Estado, pues su realización se hará, como
en la lei de habitaciones obreras, mediante una emisión gradual de
bonos, en la misma forma que la lei citada, i preiáendo el argumen-
to de que podría aplicarse a los pescadores los beneficios de esa
lei, hai que decir aquí que los pescadores no son obreros, sino in-
dustríales libres, i que las construcciones e instalaciones que en
el proyecto de lei se contempla para ellos, son de iiaturaleza tan
especial que no hai asimilación posible.
A levantar así el nivel moral i profesional del pescador; a dis-
minuir las continj encías que hacen de su profesión la mas azarosa
de todas i a traer el bienestar en un gremio numeroso, hasta la fe-
cha abandonado a sí mismo, i que es digno de todo amparo, tien-
de el proyec-.to de lei que tengo el honor de someter a la considera-
ción de US., que traerá como importante resultado el abaratamien-
to i el mayor consumo de un artículo de sustento de uso restrin-
jido, debiendo ser por el contrario, en un país marítimo como el
nuestro, un alimento de uso principal i al alcance de todos»
boletín de bosques, BESCA i caza , 567
Proyecto de Lei
B0BLA(3I0NES I PUERTOS PESQUEROS
I.- -su OBJETO
Artículo 1.^ A Un de propender al mejoramiento de la industria,
pesquera i al amparo de las personas que a ella se dedican, el Go-
bierno dispondrá lá creación de poblaciones i caletas pesqueras en
los puertos de la República, con el objeto de proporcionar habita
cienes hijiónicas i baratas a los pescadores, resguardo para sus em-
barcaciones i facilidades para sus faenas marineras.
Art. 2.^ Con este objeto habrá un Consejo Central de poblacio-
nes pesqueras, domiciliado en Valparaiso, que lo será también de
este puerto i de la costa de su jurisdicción i que se compondrá: del
Director del Territorio Marítimo que lo presidirá, i de cuatro miem-
bros mas, designados: uno por la Inspección Jeneral de Bosques,
Pesca i Caza, otro por la Junta Central de Puertos, otro por el
Consejo Local de Hijiene, i otro por la Junta de Beneficencia,
debiendo ser los tres últimos, miembros de las corporaciones res-
pectivas.
En los demás puertos habrá Consejos locales, bajo la dirección
del Consejo Central i que se compondrán: del Gobernador Marí-
timo, Subdelegado Marítimo, o Capitán de Puerto, que lo presidi-
rá, i de tres miembros mas designados por las corporaciones aná-
logas a lap que deben integrar el Consejo Central, que en el puer-
to existan, o en su defecto por otras instituciones de mejora-
miento social, o vecinos caracterizados.
Los Consejos designarán un Secretario encargado de los trabajos
de oficina.
Art. 3.° Serán atribuciones de los Consejos de Poblaciones
Pesqueras:
1.° Proponer al Supremo Gobierno, por intermedio del Consejo
Central de Valparaiso, la construcción de poblaciones i la habili-
tación de puertos i caletas pesqueras donde se estime conv^enien-
te, indicando para este objeto preferentemente los terrenos de pro-
piedad fiscal, o en su defecto la compra de los mas adecuados
por su situación, condiciones i precios.
568 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
2.^ Formar planos i presupuestos de las poblaciones, con es-
pecificaciones del valor del terreno, de las construcciones i demás
anexos que estime conveniente instalar.
3.° Formar un presupuesto especial de los servicios de las pobla-
ciones, a saber: agua potable i desagües, cuando los tenga la ciu-
dad en que se funda la población pesquera, o sea fácil dárselos
propios, alumbrado público, pavimentación i plantaciones.
4.° Determinar el orden en que serán agraciados los pescadores
i sus familias en atención a sus necesidades i a sus cualidades per-
sonales de laboriosidad, sobriedad i buena conducta en su hogar i
en público.
b.° Serán atribuciones especiales del CJonsejo Central: a) informar
anualmente al Supremo Gobierno de lo ejecutado en el año anterior,
resumiendo las informaciones que en el mismo períddo le remitan los
Consejos locales; b) ejercer la supervijilancia de los trabajos enco-
mendados por él a los Consejos locales i de las rendiciones de cuen-
tas, i suministrarles las instrucciones e informaciones que necesiten.
TI. — Condiciones de opción i de adquisición de las habitaciones
Art. 4.<» Para tener opción a una habitación se requerirá:
1.'' Ser pescador profesional i residente en la localidad desde
tres años a lo menos, con ejercicio constante i esclusivo de la profe-
sión. Para los estranjeros se requerirá un certificado de la autoridad
marítima mas próxima del lugar de su oríjen, visado por un Cón-
sul de Chi'e, en que conste haber ejercido la industria de la pesca
durante cinco años consecutivos.
2." Ser dueño de una embarcación de pesca a lo menos, con todos
sus aparejos de navegación i útiles de pesca, en buen estado de
conservación i uso.
3.'^ Ser casado legalmente.
Art. 5.*^ Para adquirir la habitación el agraciado podrá optar:
I.*' Arrendar la casa par cánones mensuales, no pudiendo esce-
der el anúendo anual del 8% del valor de la habitación con su
terreno, pasando a ser propietario una vez cubierto el valor de la
propiedad con los cánones de arriendo.
2." Pagarla por amortizaciones mensuales, trimestrales o semes-
trales anticipadas. En este caso los pagos se harán por dividendos
mensuales, trimestrales o semestrales que se formarán con el S^/q
boletín de bosques, pesca i caza 569
de interés sobre el capital que represente el inmueble i un 4"/q de
amortización acumulativa como mínimum.
3.° Pagarla al contado a precio de costo, no tomando en consi-
deración el valor del terreno en caso que éste haya sido antes de
propiedad fiscal.
III. — Puertos pesqueros
Art. 6.° En todas las localidades donde la disposición de la costa
i del terreno adyacente lo permitan, se habilitará una caleta, o se
construirá un pequeño puerto esclusivamente dedicado al servicio
de la pesca i de los pescadores, de las siguientes condiciones:
1.° Capacidad para un número de embarcaciones por lo menos
doble de las existentes a la fecha del proyecto, i con una profun-
didad que llegue en una cuarta parte de su estension a dos metros
en bajamar a lo menos.
2° Hacer un pequeño muelle en cuyo estremo puedan atracar
en bajamar buques de dos metros de calado a lo menos.
3.° Cuando la configuración de la costa lo permita, el muelle
será reemplazado por un pequeño malecón de atraque i de tráfico,
que tenga a su pié la profundidad indicada anteriormente.
4.° Accesoriamente se construirá en los puertos o caletas pes-
queras, molos o espigones de abrigo para resguardar el fondeadero
de las embarcaciones en las caletas abiertas o desabrigadas.
5.° Provisionalmente podrá prescindirse de las obras anteriores
en las caletas o ensenadas de buenas condiciones i que tengan
playa adecuada para varadero.
6." En todo puerto o caleta pesquera habrá un farol de luz roja
con un alcance mínimo de tres millas, encendido toda la noche.
7.° También deberá tener todo puerto pesquero los elementos
de salvamento mas indispensables, como también los de primera
necesidad para la asistencia de heridos y náufragos, etc.
Art. 7.° En todo proyecto de obra portuaria se consultará siem-
pre, cuando la población pescadora llegue a diez familias, un puerto
de pesca de las condiciones espresadas, i los proyectos jsl aproba-
dos podrán ser modificados de acuerdo con este artículo.
Si a la fecha del proyecto de las obras de las obras de puerto no
hai en éste una población pescadora fija o apreciable, siempre se
consultará en dicho proyecto la ubicación de una población i un
570 boletín de bosques, pesca i caza
puerto pesquero para su ejecución futura, de la estension mínima
fijada en el artículo anterior.
AaT. 8.° Las construcciones de las poblaciones i de los puertos
pesqueros se hará por licitación pública en la forma i con los ma-
teriales que esprese el reglamento complementario de esta lei, va-
riables según las zonas en que serán establecidos.
IV. — Disposiciones jenerales
Art. 9.° Esta lei concierne solo a los pescadores libres; las em-
presas pesqueras quedan obligadas a construir por su cuenta habi-
taciones para los operarios que trabajen para ellos.
Art. 10. o Se autoriza al Consejo Central para contratar paralas
construcciones de poblacioues posqueras un empréstito hasta de
cinco millones de pesos en bonos del 8% de interés i l^/o de amor-
tización, garantidos por el Estado, emitidos con intervención de la
Dirección del Tesoro i que serán vendidos en licitación pública a
medida que lo requiera la construcción de las poblaciones pesqueras.
Art. 11,° Las entradas que provengan de esta lei serán inver-
tidas en hacer ostensiva su aplicación a toda la República.
Art. 12." El Presidente de la República dictará los reglamentos
necesarios a la ejecución i cumplimiento de esta lei.
Art. 13.° Esta lei comenzará a rejir desde su pubhcacion en el
«Diario Oficial».
Insistiremos en que éntrelos artículos 11 y 12 del presente proyec-
to de lei se intercale el siguiente:
Art. lia Anualmente se consultará en los presupuestos de la
Nación los fondos necesarios para la construcción de caletas i puer-
tos pesqueros.
Pues no es posible recargar en demasía el valor de las habita-
ciones pesqueras con los gastos anexos de rompe olas, muelles male-
cones etc. que son obras públicas cuya ejecución i gasto correspon-
den al Estado i no a la construcción de casitas pesqueras, tampoco es
admisible que se ejecuten obras de puertos de muchos millones de
pesos i se arrojen a las playas lejanas i desprovistas de refujio a los
pescadores, que antes tenían como varadero las partes mas abriga-
das de las caletas i de los puertos, como ha sucedido en distintas
ocasiones.
No es necesario, ni ha sido el propósito nuestro, de fomentar la
BOLETIÍÍ DE BOSQUES, PESCA I CAZA 571
construcción demasiado sólida i costosa de habitaciones, como ha pa-
sado en algunas empresas que tenian propósitos semejantes, i que
después resulta que solo los acaudalados pueden pagar los arriendos
i amortizaciones; sino al revés se trata de establecer habitaciones de
construcción lijera, i chicas, pero que sean hijieuicas, i cómodas i
les den la facilidad de guardar sus útiles de pesca, i donde sea desea-
ble también de poder instalar sus pequeñas industrias de salazón i
ahumacion de sus productos.
Tampoco se ha pensado de proyectar desde luego grandes puer-
tos pesqueros, sino al revés se trata primero de darles los elementos
mas indespensables para su vida i mejorarlos a medida que sea nece-
sario. Ninguna metrópolis ha nacido como tal, sino como simple ca-
sucha de campo de la cual ha pasado a aldea, pueblo, etc., hasta que
por fin tomó el desarrollo que le correspondia.
Eso si, i en esto insistimos, que a la vez que se confeccionen estu-
dios de obras portuarias i se construyen, se consulten desde luego
las caletas i puertos pesqueros que sean necesarios i que guarden
proporción con los millones de pesos que se inviertan, porque sería
mal hecho desatender a la pesquería, que está llamada a proporcio-
narnos en lo futuro alimentos baratos en beneficio de la jente de es-
casos recursos.
No pedimos todavía que el Estado vaya tan allá en su protección
de los pescadores que les preste el 50^/q del valor de chalupas, ve-
leros, vapores, aparejos, les prime las embarcaciones mejor manteni-
das, etc, etc. como se hace en Aletnania, Francia e Inglaterra, tal
como lo hemos esplicado en nuestro Problema Pesquero en el último
capítulo, porque el pais no está preperado todavía para estos adelan-
tos, pero empecemos por algo, i por lo que menos arriezgue los fon-
dos fiscales.
Empecemos por lo primordial de radicar a nuestros pescadores en
puntos determinados de la costa. jConfeccionemosles los medios
mas indispensables de su vida! El amor que les nacerá al terruño
propio de la tierra, será la mejor estrella de esperanza, que les guiará
en sus faenas de pesca i de allí nacerá el despertar i el engrandeci-
miento de la industria pesquera, que hoi día mas que nunca nos
liace tantc^ falta para la alimentación de los pobres.
Si este proyecto de leí se hubiese llevado a efecto hace años atrás,,
no presenciaríamos hoi día las miserias que tanto nos aflijen!
Federico Albert.
572 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
INFLUENCIA CLIMATÉRICA
DE LAS REPOBLACIONES FORESTALES EN EL VALLE
DEL HUASCO I SUS ALREDEDORES
{Conclusión)
En la primera parte de este artículo, hemos visto la influencia
que ejercen los bosques en la formación de las corrientes aéreas; al
mismo tiempo el papel que desempeñan en la aproximación de las
temperaturas esternas.
Siendo que los árboles producen una modificación bien liechora
de esta naturaleza en las partes donde se encuentran, es lójico que
para efectuar un cambio favorable del clima de una localidad, nada
habría mas apropiado que cubrir esas partes con plantaciones.
Otro punto en que se pueden apreciar los beneficios de los bos-
ques, es con la influencia que pueden tener sobre las precipitacio-
nes atmosféricas. Este punto tiene gran importancia en esta zona,
ja que la falta de lluvias se deja sentir por períodos demasiado pro-
longados.
Las lluvias son causadas por los vapores de aguas suspendidos en
la atmósfera, que se precipitan al suelo por efecto de su condensa-
ción.
Los vapores de agua, pueden tener distintos orijenes; unos pro-
vienen de la evaporación del agua de los mares, lagos, rios, etc, etc.
Podemos citar también aquí, los que previenen de la evaporación que
efectúan las hojas de los árboles, que son tanto mas abundantes,
cuanto mayor sea la superficie arbolada.
Los vapores de agua asi formados, pueden precipitarse en forma
de lluvia, llovizna, roció, helada etc., según sea la cantidad de ellos
i el fenómeno que obra en su precipitación.
Las masas de aire cargadas de humedad, al pasar por rejiones
mas frias, se condensan; también puede efectuar esta condensación
algunas corrientes frias que pasan por rejiones híimedas. Una vez el
vapor de agua condensado, tiene que precipitarse al suelo en forma
de lluvias.
Las capas de aire que se encuentran en los alrededores i sobre una
boletín de bosques, pesca i caza 573
superficie cubierta de árboles, son. mas frias i húmedas que las de
los terrenos desprovistos de vejetacion. Esto se debe al calor que ab -
sorbe el vejetal para efectuar el proceso de la asimilación i, la hume-
dad proviene del exceso de agua despedido por la planta.
Una corriente de aire que está muí cerca al punto de saturación,
al pasar por el ambiente como el de las proximidades de un bosque,
puede llegar a condensarse por efecto de la menor temperatura i
precipitarse en forma de algún hidrometeoro.
Por otra parte tenemos, que si una corriente de aire frió pasa
por encima de un bosque, el vapor de agua despedido por las ho-
jas, puede llegar a condensarse i caer al suelo en forma de llo-
vizna, roció etc.
La magnitud de las precipitaciones de esta naturaleza depende-
rán como es natural, de la mayor o menor superficie cubierta por
los bosques i también de la proporción de las corrientes húmedas o
frias .
Con todo lo espuesto, hemos visto de una manera concisa, algún
beneficio que nos proporcionan las superficies cubiertas por bosques.
Conviene decir al mismo tiempo, que las pequeñas plantaciones
no tienen beneficios apreciables sobre el clima de una rejion. Para
que su influencia se haga sentir con alguna intensidad, es necesa-
rio que los terrenos ocupados por los bosques, sean de gran os-
tensión.
En las partes donde faltan los arbolados, como es el valle de
que nos ocupamos; podrían plantarse muchos suelos que hoi dia
no prestan servicio alguno.
No se puede exijir que se repueblen con árboles de una sola
vez todos los terrenos apropiados; cada uno puede gradualmente
hacer ' plantaciones conforme al plan que las circunstancias le fi-
jen, pudiendo así aumentar poco a poco las superficies arboladas.
Estas plantaciones no solamente se tomarán en cuenta como mo-
dificadoras del clima de la comarca, pues ellas son una fuente de
riqueza inagotable, si su esplotacion se efectúa de una manera
racional.
José A. Ibarra.
Conservador de bosques.
^ « «
574 BOLF/riN DE BOSQUES, PESCA I CAZA'
LA PERDIZ CHILENA
PROTECCIÓN E INCREMENTO DE LOS RECURSOS DE LA
CAZA DE PLUMA
{Conclusión)
Nuestras perdices comunes no forman bandadas como las de Eu-
ropa, casi siempre viven por pares i es mui raro encontrar grupos
de mas de cuatro individuos Son aves sedentarias i se alejan poco
del lugar en que se han establecido; no les gusta mucho volar; se
puede decir que solamente lo hacen en caso de peligro, volando en-
tonces por bajo, es mui raro que se eleven a mas de 20 metros; se
trasladan de una parte a otra del campo mas bien caminando, lo
que hacen con gran celeridad i muchas precauciones; corren rápida-
mente manteniendo el cuerpo erguido, echado un poco hacia ade-
lante el cuello levantado i erizadas las ])lumas de la parte superior
de líi cabeza, en su carrera se van deteniendo de trecho en trecho
para mirar si hai algún peligro, i cuando son sorprendidas se ocul-
tan entre las matas i después escapan corriendo para ir a volar
mas lejos, o bien se agachan, siendo sumamente difícil notarlas,
aun para el ojo mas acostumbrado, a causa de su colorido protector;
enseguida vuelan en el momento menos pensado. Cada perdiz duer-
me en una misma parte, cuando menos por algún tiempo; estable-
ce su dormitorio en campo abierto o entre las matas i arbustos, al
que vuelve todas las tardes para pasar la noche; consiste en una
concavidad del suelo o simplemente en un retacito sin pasto.
A fines de invierno las perdices se aparean i principian a po-
ner (en la provincia de Curicó) en la primera quincena de Seti-
embre, continuando la puesta hasta ñnes de Enero i aun hasta
Febrero; pero la mayor abundancia de las posturas es en el mes de
Noviembre. En el tiempo de la reproducción es cuando las perdi-
ces dejan oir con mas frecuencia su voz, sobretodo en la mañana i
en la tarde al ponerse el sol; consiste en un grito penetrante, me-
tálico, una especie de silbido que repiten a intervalos, el cual po-
dría imitarse aproximadamente por: fuifi, teniendo la u el sonido de
boletín de bosques, pesca i caza 575
esa letra en francés; a veces repiten tres, cuatro o cinco gritos se-
guidos en escala descendente: fui fi fui, fui... Este canto, a pesar
de no ser variado, es mui agradable i contribuye a dar animación
a los campos.
La hembra establece su nido entre las yerbas o al pie de una
mata o arbusto, ayudándole el macho a buscar el lugar conve-
niente; es fácil conocer cuando está anidando por la frecuencia
con que deja oir su canto. Consiste el nido en una concavidad
que el ave hace en el suelo escarbando y que nuestros campesinos
llaman taza, la cual es recubierta por hebras ñnas de pasto. La
Perdiz cenicienta
puesta es de diez a dieciseis huevos i comunmente doce a catorce.
Se puede considerar que cuando el número de huevos pasa de
dieciseis, es porque en el mismo nido han puesto otras perdices;
suele comprobarse a veces que vienen a poner al mismo nido hasta
tres y cuatro, cuando son numerosas. Sus huevos son de un color no
fácil de definir: ceniciento, azulejo-morado oscuro, o bien chocolate
oscuro, de matiz un poquito variable entre los de una i otra perdiz,
son lisos, casi tan gruesos en un estremo como en el otro, recubier-
tos como por un esmalte mui brillante 'en el que no se notan los
poros de la cascara; su tamaño es bastante grande, un poquito me-
nor que el de un huevo de polla común; su sabor mui agrada-
ble. Los campesinos sacan estos huevos con un palito, porque si
576 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
se toca el nido con la mano, la perdiz lo abandona i va a anidar
en otra parte; mientras pone tienen cuidado de dejarle dos o tres
huevos. Desde que principia a poner la perdiz se arranca plumas i
las coloca en el nido; durante la incubación las plumas están en él
en tal abundancia, que la hembra tiene parte del pecho i vientre
casi desnudos. Mientras dura la incubación el macho se mantiene en
las inmediaciones del sitio en que se halla el nido, aunque algunos
suelen abandonar a su consorte.
Casi todas las perdicitas de una nidada nacen al mismo tiempo;
he encontrado nidadas en el momento de la eclosión en que todos
los huevos estaban picados; luego que los poUuelos salen del casca-
ron i están sudados, la madre abandona el nido i los conduce con
mucho cuidado para buscarles su alimento, consistente al principio
en mosquitos, larvas, semillas pequeñas, etc.; el padre le ayuda en
esta tarea. En caso de necesidad las perdices defienden a su pro-
jeme con verdadero coraje. Los polluelos de perdiz desde su naci-
miento son mui vivos i ajiles, corren con facilidad i se esconden
admirablemente. Antes de una semana ya las perdicitas tienen sus
alas guarnecidas de remijias débiles y pueden emprender vuelos
cortos. Las perdices nuevas se mantienen cerca de sus padres mien-
tras necesitan de sus amorosos cuidados; luego que pueden vivir
independientemente se separan i viven aisladas hasta la primavera
siguiente, en que la naturaleza hace sentir en ellas su imperioso lla-
mado, i se reúnen por parejas para la procreación; probablemente
estas uniones duran por toda la vida.
A pesar de la gran fecundidad de nuestra perdiz, su multiplica-
ción no está en relación con ella; son muchos los enemigos que
tiene esta ave i el peor de todos es el hombre que en vez de pro-
tejerla hace lo posible por descubrir su nido para robarle los hue-
vos, i en tiempo de caza la persigue de modo encarnizado. Entre
los animales carnívoros el único que debe tomarse en cuenta se-
riamente, es el zorro; hace sus mayores depredaciones durante el
tiempo de la reproducción de las perdices, destruye las nidadas i
aun logra sorprender a la hembra en el nido. Las aves de rapiña
también se ensañan en las perdices; pero son mucho mas escasas en
Chile que en Europa. '
Es algo difícil acostumbrar las perdices adultas a la cautividad,
aun las nuevas sufren mucho i con frecuencia perecen cuando se
las aprisiona; pero obteniendo los huevos i haciéndolos empollar
boletín de bosques, pesca i caza
)77
por gallinas, es sumamente fácil criarlas en pajarera de malla de
alambre; es preciso encerrarlas con su nodriza inmediatamente
después de la eclosión: si se dejasen en libertad se escaparían
en el acto perdiéndose todas. Hace seis años tuve ocasión de
ver en la casa de un conocido abogado de San Fernando una
pajarera con once perdices de mas de un año de edad; una galliua
habia incubado los huevos i criado las perdicitas; ninguna se ha-
bía muerto i no se habia esperimentado dificultad alguna en su
crianza.
La crianza artificial de las perdices, según el método que acabo
de indicar, podria ser un medio mui sencillo i práctico para repoblar
:??
Perdiz común de Chile
los fundos, en que han desaparecido por las causas ya citadas: la
reprobable destrucción de los huevos i la caza desordenada. Bastaría
que soltasen al campo a la edad de dos o tres meses, las perdices
criadas por gallinas. Con mui pocos gastos i precnpándose de de-
fender los nidos, los hacendados del centro volverían a tener esta
magnífica ave con la cual distraerse en el mas hermoso de los depor-
tes, en el que proporciona las mas atrayentes emociones, cual es el
de la caza.
La perdiz se caza de diversos modos, ya sea por medio de
trampas o lazos, que en nuestros campos denominan huaches i man-
BOLETIN DE B. G
578 boletín de BOSQUES, PESCA T CAZA
gas llamadas también arañuelos, según el sistema adoptado, que
uo describo por no apartarme del espíritu de este trabajo; o bien
por medio de perros comunes acostumbrados a rastrear, que des-
cubren la pista i hacen volar la perdiz; las personas que conducen
el perro observan donde para, volviendo a colocarlo de nuevo sobre
el rastro. Por lo jeneral al tercer vuelo ya el ave está estenuada, i
no pudiondo volar lo único que hace para defenderse es correr i
esconderse; pero el perro la descubre i puede cojerse a mano. Estos
sistemas de caza solo los usa la jente pobre, los trabajadoras del
campo.
En tiempos de la Colonia i hasta hace 40 o 50 años, muchos ha-
cendados usaban halcones para cazar las perdices; ahora nadie
piensa en ellos.
Esos métodos rudimentarios se han sustituido casi en todas partes
por la caza con escopeta. El verdadero cazador usa perro perdiguero
o de muestra, que descubre, persigue por el rastro i detiene la per
diz, que se agacha i queda inmóvil delante del perro, el cual a una,
orden del cazador la hace volar; éste le dispara a una distancia
comprendida por lo jeneral entre doce i cuarenta metros, ya sea por
detrás o de atravieso, según la dirección en que vuele, con relación
al cazador.
El vuelo de la perdiz común chilena es bastante rápido, pero pe-
sado i con esfuerzo; el ave se eleva hasta diez, doce, quince i mas
metros, moviendo aceleradamente las alas, después vuela recta
manteniendo las a'as estendidas, que como las de las demás galli^
náceas son cortas, redondeadas i ahuecadas, i toma de vez en
cuando nuevo impulso con algunos golpes de ala. Por lo común
no franquea de un vuelo mas de dos a tres cuadras. Al empren-
derlo lanza un silbido agudo i repetido que se puede imitar por:
ji — fififiHfi — fififififi — fifififiti... cuya nota mas alta i prolongada e;s
la primera, i las demás aceleradas, son lanzadas por grupos como
se indica, van disminuyendo de intensidad hasta apagarse por com-
pleto. Este grito penetrante es el que muchas veces desconcierta al
cazador, sobre todo al principiante lo pone tan nervioso que no acier-
ta tiro.
Fomento de los recursos de caza. — En diversos paises europeos i
en Estados Unidos existen jardines de aclimatación que sirven para
el estudio de especies exóticas, para examinar si conviene o no su
aclimatación en esos paises; principalmente los estudios se dirijen
boletín de bosques, pesca i caza 579
a las especie.s de animales i aves- que pueden contribuir a aumentar
la producción de carne. Por su parte los grandes propietarios tienen
a honor] el poseer campos de caza bien provistos, i para lograrlo
establecen crianzas de faisanes, perdices i otras aves que dejan en
libertad cuando están bien desarrolladas. La lejislacion de la caza»
su reglamentación, impiden por otra parte la destrucción i agota-
miento de sus recursos en esos paises, al mismo tiempo que propor-
cionan a los gobiernos i municipalidades grandes entradas por
derechos, arriendos i permisos de caza.
En Chile se podria intentar directamente, sin necesidad de un
*4 '
.'.-^í-íiwítae.j' :>
Perdiz roja
establecimiento especial i con poco costo, la aclimatación de nuevas
especies para aumentar nuestros escasos recursos de caza; bien po-
drian traerse i colocarse en campo seguro las perdices i codornices
de Europa, diversas palomas silvestres i otras interesantísimas aves,
como el gallo de los brezos, que encontrarían en nuestro pais con-
diciones favorables de clima i alimentación. Ya se han hecho ensa-
yos en pequeña escala, con escelentes resultados: en la caza de peló
se ha importado la liebre cuya multiplicación ha sido rápida, aunque
en el mercado todavia es escasa, pagándose por cada pieza siete i
mas pesos; en la caza de pluma tenemos la hermosa codorniz de
California {Lophorty.r raUfornianus), traida de San Francisco de
California como ave de adorno. Un hacendado de Quillota mui afi-
580 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
cionado a la caza i que ya habia destruido las perdices en su hacien-
da, decidió repoblarla con codornices i al efecto soltó doce pares; la
propagación fué mui rápida i abundante; pronto las codornices se
encontraron en toda la provincia de Valparaiso i en la de Aconca-
gua, i siguieron hacia el Sur por la rejion occidentada de la costa,
porque esta ave vive en las partes secas, accidentadas i cubiertas por
matorrales. En su avance hacia el Sur ha llegado hasta la provincia
de Curicó; se la encuentra en los alrededores de Santa Cruz, Ohé-
pica, etc., pero todavia no se la ha visto en el valle de Nilahue. Pro-
bablemente no se propagará mucho mas al Sur de la provincia de
Curicó a causa del clima. Por el Norte la codorniz se ha estendido
hasta la provincia de Atacama, siendo mui abundante en la de Co.
quimbo. (1)
La codorniz de California ha sido aclimatada en Francia i se han
hecho ensayos para conseguir lo mismo en Alemania. Esta ave ha
sido una escelente adquisición para Chile; los pequeños perjuicios
que puede ocasionar en los sembrados, están ampliamente compen-
pados por la esquisita carne que proporciona.
Con el fin de despertar un poco de interés en los hacendados por
la aclimatación de nuevas aves de caza en el país, voi a dar a cono-
cer someramente las dos principales especies de perdices de Europa:
la gris i la roja, ayudándome para ello con datos tomados de Buffon,
Brehm, etc. Ojalá el Gobierno se interese también por este impor-
tante asunto, que bien podria contribuir al abaratamiento de la
carne i a dar mayor riqueza i mas atractivo a nuestros campos.
Perdiz CENICIENTA. — La perdiz gris (Starna cinérea Lath), es pro-
pia de las rejiones templadas i algo frias de Europa (Norte de Espa-
ña, Francia, Inglaterra, Alemania,, Norte de Italia, etc.); también
se la encuentra en algunas partes del Asia central i occidental.
Esta área jeográfica corresponde probablemente, en cuanto al clima,
a las rejiones que en Chile se estienden desde la provincia de Acon-
cagua a la de Chiloé inclusive. Prefiere las llanuras, los campos cul-
tivados, etc., porque allí encuentra con mayor facilidad su alimen-
tación, que se compone de granos, hojas nuevas i brotes tiernos;
pero en su réjimen alimenticio tienen mui importante lugar las ma-
(1) Después «le esciito lo anterior he tenido noticias, sin poder comprobar su
exactitud, de que un caballero inglés soltó algunas en los alrededores de Co-
quimbo hace ya varios años. Por mi parte acabo de colocar cuatro pares en el
valle de Nilahue, en Ranguilí.
boletín de bosques, pesca 1 CAZA 581
terias de oríjen animal: destruye muchos insectos i larvas dañinas,
por lo cual ha de considerarse como un ave mui benéfica a la
agricultura, pues, ademas de la carne abundante i de superior cali-
dad que proporciona, contribuye a la destrucción de los peores
enemigos del agricultor. Creo que no se debe argumentar en su
contra los perjuicios que pueda causar en las sementeras de trigo,
porque éstos solamente serian de alguna importancia en el caso de
que las perdices se multiplicasen de un modo estraordinario, para
lo cual habría que renunciar a cazarlas, i no hai necesidad de de-
mostrar que esto es imposible.
La perdiz cenicienta o gris, es una de las aves de caza mas esti-
madas de Europa; la carne que proporciona es esquisita, posee un
aroma especial mui estimado. El tamaño de esta gallinácea es un
poquito menor que el de la perdiz común de Chile.
La sociabilidad es un carácter mui notable en la perdiz ceni-
cienta; vive en bandadas a las que los franceses dan el nombre de
compañías; jeneralmente están compuestas de una o dos famihas;
pero a veces se reúnen varías í forman bandadas numerosas. Las
compañías solo se disuelven cuando llega el tiempo de la reproduc-
ción, en que se aparean machos i hembras, volviendo a reunirse en
bandadas luego que pasa ese período.
A fines de invierno se forman las parejas i un mes o mes i medio
después comienza la puesta; a la formación de las parejas preceden
violentos combates entre los machos pretendientes. Las hembras
no se preocupan mucho de la confección del nido, el que con fre-
cuencia colocan en un simple hueco formado por la pisada de
algún animal grande, formándolo con algunas briznas de yerba.
La perdiz cenicienta es estraordínariamente fecunda. La puesta
común de las que han llegado al máximum de su producción es
de quince a a einte huevos i es frecuente hallar nidadas que llegan
a veinticinco i mas, aunque no faltan autores que piensan que los
nidos donde se encuentran mas de diecisiete huevos pertenecen a
mas de una hembra; los huevos son lisos, de color amarillento
pálido. La hembra sola se encarga de su incubación, i durante ésta
gran parte de las plumas del vientre se le caen, o se las arranca,
como sucede en la perdiz chilena. Las perdices grises son verdade-
ros modelos de amor conyugal; mientras la hembra empolla el
macho se mantiene cerca del nido sin abandonarla; después que los
582 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
poUuelos salen del cascaron ayuda a la madre a cuidarlos i protejer-
los, i defiende a su hembra i a su cria con mucho valor.
Esta perdiz no canta, solo da gritos monótonos, ásperos i repeti-
dos, que semejan al ruido producido por la sierra al cortar madera;
unos gritos son penetrantes, otros roncos; por medio de ellos se lla-
man, sedan voces de alarma, indican temor, regocijo, etc., teniendo pa-
ra cada una de esas diversas circunstancias un grito especial. A este
respecto Brehm en su obra majistral «Las Maravillas de la Natura-
leza» se espresa del siguiente modo: «El grito ordinario de la per
diz gris es fuerte, resonante i se espresa por girrhik: lo hace oir
volando i cuando está posada. Los machos viejos cambian este gri-
to de llamada por girrhatk, que lanzan para llamar a su compañe-
ra o a sus pequeñuelos, lo mismo que para provocar a un rival al
combate. Cuando están asustadas, las perdices grises tienen un
grito penetrante; ripripriprijr, o un giito ronco." taert. Los nuevos
pian como los pollitos; mas tarde gritan: tupeyuirr tup. Su voz es
fácil de distinguir de la de los viejos. El grito de alegria es: Jcurru^k
el de atención: Icurr».
La caza de la perdiz cenicienta constituye uno de los'deportes mas
provechosos i apasionantes. El perro perdiguero que acompaña al
cazador descubre, detiene i hace volar la perdiz para que este le
dispare. Su vuelo es bastante rápido, pero con esfuerzo; al volar
hace ruido con las alas; nunca franquea grandes distancias de un
vuelo, corre rápidamente i se esconde mui bien entre las matas i
arbustos, agachándose i confundiéndose con el color del suelo; en
caso necesario nada, con facilidad.
La multiplicación de la perdiz cenicienta en Chile seria mui fá-
cil i sumamente provechosa; según Bréhm en Suecia fué aclimata-
da hace mas de 250 años i se encuentra allá en abundancia.
Perdiz roja. — La perdiz yo]bí i^Perdix rubra Briss), debe el nombre
al color rojo vivo de sus patas i de su pico; también es de los
paises templados del viejo mundo; pero avanza más que la cenicien-
ta hacia los paises cálidos. Se la encuentra en los paises del sur
oeste de Europa (Península Ibérica, Francia) i en las rejiones mon-
ñcsas del Norte de África (Berbería) ha sido aclimatadas con mui
buen éxito en Inglaterra, (Considerando el clima de esta área, co-
nesponderia en Chile a las rejiones que se estienden desde Copia-
j)ó a Valdivia i aun mas al sur.
Esta ave prefiere las partes montañosas, los cerros no mui eleva-
boletín de bosques, pesca i caza 583
dos i cubiertos por matorrales; pero también se la encuentra en
las llanuras. Al contrario de la gris, la perdiz roja suele posarse
en los árboles, sobretodo cuando es perseguida; es bastante astuta
i se defiende bien del cazador, corriendo largo trecho i volando
después cuando ya está lejos, o bien agachándose entre las raatas
o en campo raso; el cazador puede pasar a su lado sin notarla, por
ejercitada que tenga la vista, porque se confunde con la tierra por
el color ceniciento de su cabeza, alas ^i cola; si liai algún árbol o
arbusto cerca de donde se encuentra, al ser sorprendida corre ha-
cia allí por entre las yerbas i lo interpone entre ella i el cazador
para defender su vuelo; el perro perdiguero la para bien, pero no
con tanta facilidad como a la perdiz chilena. Para guarecerse cuan-
do se ve mui perseguida busca los barrancos, rocas i laderas abrup-
tas; cuando se le sersigue en las faldas de los cerros, suele ganar
mayores alturas o bien se lanza hacia el llano; en las partes planas
vuela recta i con bastante rapidez, calculándose esta, según Roque
Sánchez, en más o menos 60 kilómetros por hora, o sea 16 metros
por segundo, sus vuelos no son largos i después de tres o cuatro
seguidos queda tan rendida que se puede cojerla a mano.
La perdiz roja también vive en pequeñas bandadas o compañías,
pero es menos sociable que la cenicienta i más pendenciera, los
machos no acompañan tanto a sus hembras ni cuidan tanto de sus
hijos como los de la otra especie; muchas veces abandonan a su
consorte cuando está empollando i van en busca de nuevas aven-
turas amorosas.
El plumaje de esta perdiz es más elegante que el de la cenicien-
ta; pero la calidad de su carne es inferior, sin dejar por esto de ser
mui buena; la multiplicación también es más escasa; su tamaño es
un poco mayor, más o menos del tamaño de la perdiz chilena. La
hembra hace su nido en cualquier cavidad del suelo i su puesta es
de doce a dieciseis huevos de color amarillo-rojizo claro, con man-
chitas oscuras mui numerosas.
El véjimen alimenticio de la perdiz roja es casi el mismo de la
otra especie: granos, semillas, yerbas insectos, babosas (limazas).
etc., es decir, es un ave omnívora, come de todo,
Esta especie de perdiz, según Buffon, fué introducida en la is-
la de Anape donde se multiplicó mucho. En tiempos más recien-
tes, aunque ya hace más de cien años, fué aclimatada con mui
b. en éxito en Inglaterra. Ojalá se intentase multiplicaren Chile es-
584 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
ta hermosa ave, cuya aclimatación seria aquí mucho más fácil
aun.
Resumiendo lo anterior i como conclusión diré:
1.° Que es absolutamente necesario que nuestros hacendados to-
men medidas para protejer las aves, principalmente en el periodo
de la procreación. Está en sus manos el hacerlo, porque en iene-
ral son sus subordinados los que se dedican a destruir los nidos.
2.° Las autoridades pueden contribuir con su poderosa ayuda, a
la labor de los agricultores en este sentido.
d.° La caza debería hacerse con método para que constituya una
verdadera explotación industrial, i no una destrucción inmoderada
e irracional de las aves.
4.° Seria mui conveniente la formación de clubes i sociedades de
cazadores entre los hacendados, que tomasen a su cargo la protec-
ción i el fomento de la caza.
5.° Muí de desear sería que el Gobierno í los hacendados procu-
rasen introducir i multiplicar nuevas especies para acrecentar nues-
tros recursos de caza. Pequeñísimos serían los gastos que esto exi-
jiría i mui grandes las ventajas que habría de reportar al país.
Rafael Barros V.
Agiónomo, ayudante de la clase de Zootecnia
de la Universidad Católica
LEYES, DECRETOS I ORDENANZAS SOBRE
BOSQUES I plantíos, PESCA I CAZA
(Conclusión)
PESCA
Reglamentación del uso de playas
(Senado-consulto de 8 de Octubre de 1819)
Teniendo presente lo dispuesto por la leí 4, título 28, partida 3,
declara que los dueños de fundos i heredades a quien correspondan
boletín de bosques, pesca i caza 585
los puntos destinados para la pesca, no deben impedir el ubre uso
que la misma lei concede a los pescadores, por ser la ribera del
mar del uso común según la lei 3 del mismo título i partida. En
esa virtud i para evitar disputas entre pescadores i propietarios de
las riberas en que es pe]mitida la pesca, deberán unos i otros estar
obligados a la observancia del siguiente reglamento:
En la ciudad de Santiago de Chile, a veinte i seis dias del mes
de Setiembre de mil ochocientos diez i nueve años: hallándose el
Excmo. Senado en su sala de acuerdo i en sesiones estraordinarias,
se vio el recurso del procurador de pobres reclamando por los pes-
cadores de la costa de Bucalemu la libertad de la pesca, i la declara-
ción de los derechos que por ella le corresponde en las riberas de
la laguna de Bucalemu i boca de Rapel: i teniendo S. E. a la
vista lo dispuesto en la lei 4, titulo 28 partida 3, declaró que
los dueños de los fundos i heredades a que corresponden los pun-
tos destinados para la pesca no deben impedir el libre uso que la
misma lei concede a los pescadores en fuerza de ser la ribera del
mar del uso común según lo prevenido en la lei 3 del mismo tí-
tulo i partida. En esta virtud i para quitar las disputas que puedan
suscitarse entre los pescadores i propietarios contiguos a las riberas
en que está permitida la pesca, acordó S. E. se estableciera un re-
glamento que designara las facultades i los privilejios de estos
recomendables abastecedores del público, i correrá bajo los siguien-
tes artículos:
Artículo primero. La ribera del mar como correspondiente al uso
común, puede ocuparse eu la pesca i sin perjuicio de la comunidad,
es arbitrio a los pescadores formar las posesiones necesarias para
su habitación i ejercicio a que se hayan contraído.
Art. 2.0 Los propietarios de fundos colindantes con la ribera no
podrán destinarla a usos particulares ni en su beneficio con perjui-
cio de la comunidad.
Art. 3.*^ Tampoco podrán impedir el franco ejercicio de la pesca-
dería.
Art, 4.0 Estos propietarios no serán arbitros para embarazar el
tránsito de los arrieros conductores de pescado i mariscos.
Art. 5.0 Por ribera deberá entenderse el distrito de ochenta va~
ras de playa desde la mas alta marea.
Art. G.o En ese espacio podrán los pescadores formar sus posesio-
nes i hacer los sembrados que convengan a su conservación.
586 boletín de bosques, PESCA I CAZA
Art. 7. o Los hacendados deberán quitar los arrendatarios que
hubiesen colocado en todo el término de la ribera.
Art. 8.0 Deberá elejirse un juez de playa para las respectivas ri-
beras, en quien deberán concurrir las calidades de imparcialidad,
integridad i patriotismo, para que al paso de cuidar del cumpli-
miento de este reglamento, deslinde los negocios i las concurrencias
de los pescadores.
Art. 9. o El juez de playa formará una matrícula del número de
pescadores en su distrito con la denominacien de los peones i
arrieros conductores.
Art. 10.° A cada pescador deberán designarle cinco peones i así
aquel como éstos estarán escentos de toda reclusa como destina-
dos al abasto publico.
Imprímase i circúlese para su observancia. — Palacio Directorial
de Santiago de Chile, 8 de Octubre de 1819. — Bernardo O'Hig-
CtIns. — Joaquín Echeverría.
Muchas d« las disposiciones anteriores han caducado, i no en beneficio de los
que se dedican a la industria de la pesca, i de las que han quedado vijentes bien
pocas son recordadas i aplicadas.
Reglamentación de la venta de pescado i marisco
(Reglamento-lei de AVjastos de 1824, Capítulo III)
Articulo primero. Todo pescador deberá vender sus pescados i
mariscos precisamente en las plazas públicas.
Art 2.° Ninguna persona del pueblo, sea de la calidad que fuere,
tiene título para exijir preferencia en el despacho del pescado i
marisco; a todos i sin distinción se debe vender el que hai en las
.plazas.
Art. 3.0 No obstante que los reglamentos antiguos, i que aun
hoi se practican, tienen fijado el precio i peso del pescado, deseando
como es justo aumentar i protejer el ejercicio de la pesca, que a
mas de proporcionar un alimento apetecido multiplica las jentes
de mar que al fin sirven de marineros en los buques nacionales,
que tanto necesitan de ellos, se declara enteramente libre la venta
de pescados i mariscos en las plazas públicas de esta ciudad, donde
precisa i necesariamente han de venderlos a solo los consumidores
que en manera alguna envíen sospechas de ser regatones o reven-
dedores, sobre lo que se encarga al .Juez de Abastos la mas in-
boletín de bosques, pesca i caza 587
ílexible severidad para perseguir i ausentar en todo mercado a
estos pillos mal entretenidos, u ociosos que viven sin trabajo de la
sustancia del pueblo.
Art. 4.° Nadie podrá vender pescado ni marisco por las calles i
a los que se encontraren en este prohibido ejercicio, a mas de per-
der lo que vendan, serán puestos en la cárcel o por un mes en el
j)residio.
Art. 5.^ Ninguno podrá vender en sus cuartos o bodegones pes-
cados frescos ni permitir que en ellos los vendan los pescadores,
porque estos perderán todo el que hayan traido i aquellos sufrirán
la multa de cuatro pesos o un mes de presidio; sin embargo, se
permite que puedan por granjeria vender pescado frito o guisado,
como acostumbran.
Art. 6.° Celarán los jueces de abastos que en las plazas no se-
venda pescados salados o lavados que hayan estado antes podri-
dos, cuyo daño se disiinula frecuentemente con estos beneficios.
Por tanto ordeno que se publique por lei insertándose en el Bo-^
letin. — Dado en el palacio directorial de Santiago, a 15 de Enero-
de 1824. — Errázuriz. — Mariano Egaña.
A simple título de documento curioso hemos insertado la anterior disposición,
que demuestra el celo que han manifestado los primeros gobiernos de la Repú-
blica, en fomentar i vijilar el espendio del pescado, beneficiosa medida que fué
descuidada después i revivida solo en los últimos años por iniciativa de la Ins-
pección Jeneral de Bosques, Pesca i Caza.
Liberación de derechos de internación i esportacion de pro-
ductos de pesca que se haga en buques nacionales
(Lei de 18 de Octubre de 1832)
El Presidente de la República, etc., etc.
Por cuanto el Congreso Nacional con fecha 16 del corriente, ha,
sancionado la siguiente lei:
Artículo primero. Serán libres de derechos de importación i es-
portacion los productos en bruto de cualquiera clase de pesca que se
haga en buque nacional.
Art. 2.* De igual libertad gozarán a su esportacion para puertos
estranjeros los mismos productos manufacturados en el pais.
A.rt. S.** El Gobierno dictará las reglas que considere justas
para evitar todo fraude contra la Hacienda Pública en el jiro que
esta lei proteje.
588 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
Por cuanto ordeno i mando se publique i circule para su cumpli-
miento.— Palacio del Gobiei^no en Santiago, 18 de Octubre de 1832.
— Joaquín Prieto. — Manuel Renjifo.
Deseable sería reviviera esta medida, a fin de que siquiera la mitad de la im-
portación i esportacion de los productos de la pesquería nacional, mas o menos
dos millonee en importación i un millón en esportacion (aceite, barbas i esper-
uia de ballena) fueron acarreados en buques nacionales, para coadyuvar al xe-
surjimiento de nuestra antes tan ñoreciente marina mercante.
Terrenos abandonados por el mar. A quien pertenecen. Uso
de las riberas del mar
(Le! de 8 de Agosto de 1849)
Por cuanto el Congreso Nacional ha acordado el siguiente pro-
yecto de lei:
Artículo primero. Los terrenos abandonados por el mar, acrecen
las propiedades colindantes en toda la estension de las costas del
Estado. Esceptúase los que el mar abandonare en los puertos i
caletas habilitadas para el comercio, los cuales son para el domi-
nio público. Los propietarios riberanos ne podrán ejercer derecho
sino sobre la parte comprendida dentro de sus muros, linderos o
mensuras.
Art. 2.° Se autoriza al Presidente de la República para que dicte
con faerza de lei, i a la mayor brevedad, las providencias necesa-
rias, i que cada localidad exije, para la buena policía de los puertos,
prohibiendo todo lo que directa o indirectamente perjudique a la
capacidad, comodidad i limpieza de los fondeaderos.
Art. 3.° Las riberas del mar son de uso público, entendiéndose
por tales todo lo que bañan las olas del mar, hasta donde llegan en
la mas alta marea.
Art. 4.0 Podrán construirse edificios i otras obras en las liberas
i en el mismo mar, con permiso previo del Intendente de la pro-
vincia, quien deberá concedolo o negarlo, arreglándose a las dispo-
siciones de esta lei i a los reglamentos dictados por el Gobierno.
Pero en los puertos i en las caletas habilitadas para el comercio,
solo podrán construirse en las riberas o en el mar, edificios u otras
obras que fuesen de reconocida utilidad pública, calificada por el Go-
bierno.
Los edificadores tendrán solo el uso i goce de los edificios i no
la propiedad del suelo.
boletín de bosques, pesca i caza 589
Art. 6° Los pescadores podrán usar libremente las riberas del
mar que no estuvieren ocupadas. Podrán asimismo servirse para
los menesteres de su peculiar industria, de los terrenos contiguos
al mar, aunque sean de propiedad particular, con tal que no estén
actualmente habitados, cultivados o empleados en otro jénero de
industria, i sin que puedan internarse mas de veinte varas contadas
desde la mas alta marea.
Art. 6.0 Los particulares que antes que la promulgación de esta
lei, hubieren construido edificios u otras obras en terrenos aban-
donados por el mar, i que tuvieren títulos auténticos de merced,
donación, compra, testamento u otros sobre dichos terrenos o sobre
los predios colindantes, tendrán la propiedad, uso i goce de di-
chos terrenos en la forma determinada por la presente lei.
I por cuanto oido el Consejo de Estado, he tenido a bien apro-
barlo i sancionarlo; por tanto dispongo se promulgue i lleve a efecto
en todas sus partes como lei de la República. — Manuel Búlnes. —
José Joaquín Pérez,
Se notará como esta lei restrinje notablemente las franquicias que otorgaba
a los pescadores el Senado-consulto de 1819; pero es todavía muí liberal compa-
rada con las disposiciones del Código Civil.
Disposiciones del Código Civil relativas a pesca i caza
Art. 593. El mar adyacente, hasta la distancia de una legua ma-
rina, medida desde la línea de mas baja marea, es mar territorial
i de dominio nacional; pero el derecho de policía, para objetos con-
cernientes a la seguridad del pais i a la observancia de las leyes
fiscales, se estiende hasta la distancia de cuatro leguas marinas
medidas de la misma manera.
La legua marina tiene tres millas marinas de 1852 metros (exactamente
1851.8 metros), de manera que la primera distancia mencionada es de 5 555 me-
tres i la segunda 22 222 metros. Esta faja de tres leguas marinas situada afuera
del mar territorial es con mas propiedad el mar adyacente i así suele llamarse
ahora en jurispruíiencia marítima. Tendrá importancia su delimitación cuando
esté implantada i lejislada en el pais la pesca de alta mar.
Art. 594. Se entiende jíZr/i/rt fZe mar la estension de tierra que las
olas bañan i desocupan alternativamente hasta donde llegan en las
mas altas mareas.
Por mas baja marea i mas alta marea, a que ae reñeren los dos artículos, debe
entenderse las mareas de equinoxio (marzo i setiembre) olas próximas a un equi-
590 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
noxio cuando así coincidan con un gran perijeo (distancia mínima de la tierra a
la luna), circunstancia que ocasiona una mayor amplitud de las mareas.
En realidad, lo que el Código designa en este artículo con el nombre de playa,
es lo que se llama corrientemente «desplaye».
Art. 595. Los rios i todas las aguas que corren por cauces natu-
rales son bienes nacionales de uso público. Esceptúause las vertien-
tes que nacen i mueren dentro de una misma heredad; su propie-
dad, uso i goce pertenecen a los dueños de las riberas.
En la práctica, desde la promulgación del Código Civil, se ha restrinjido el
alcance de este artículo. El propietario de las dos orillas de un curso de agua
es también propietario de éste, cualquiera que sea su caudal i aunque salga de
los límitps de la propiedad. Esto ha sido sancionado por decisiones jurídicas.
Art. 596. Los grandes lagos que pueden navegarse por buques
de mas de cien toneladas son bienes nacionales de uso público.
Tampoco puede ser aceptada en absoluto en la práctica esta disposición. Cual
quier lagunaje es navegable por buques de cien i mas toneladas, que podrán no
calar, aun en agua dulce, ni un par de metros. Si la laguna está situada toila
dentro de una misma propiedad, el propietario de ésta lo es también de la laguna,
cualquiera que sea su estension.
Art. 407. La caza i la pesca son especies de ocupación por las
cuales se adquiere el dominio de los animales bravios.
Art. 608, Se llaman animales bravios o salvajes los que viven
naturalmente libres e independientes del hombre, como las íiei-as i
los peces; domésticos, etc. i domesticados los que sin embargo de sei
bravios por su naturaleza se han acostumbrado a la domesticidad i
reconocen en cierto modo el imperio del hombre.
Estos últimos, mientras conservan la costumbre de volver al am-
paro o dependencia del hombre, siguen la regla de los animales do-
mésticos, i perdiendo esta costumbre vuelven a la clase de los ani-
males bravios.
Art. 609. No se puede cazar sino en tierras propias, o en las
ajenas con permiso del dueño. Pero no será necesario este permiso
si las tierras no estuvieren cercadas, ni plantadas o cultivadas, a
menos que el dueño haya prohibido espresaraente cazar en ellas i
notificado la prohibición,
Art. 610. Si alguno cazare en tierras ajenas sin permiso del dueño,
cuando por lei estaba obligado a obtenerlo, lo que caze será para el
dueño, a quien además indemnizará de todo perjuicio.
Art. 6n. Se podrá pescar libremente en los mares, pero en el
boletín de bosques, pesca i caza 591
mar territorial solo podrán pescar los chilenos i los estranjeros domi-
ciliados. Se podrá también pescar libremente en los rios i en los
lagos de uso público.
Art. Los pescadores podrán hacer de las playas del mar el uso
necesario para la pesca, construyendo cabanas, sacando a tierra sus
barcas i utensilios i el producto de la pesca, secando sus redes,
etc., guardándose empero de hacer uso alguno de los edificios o
construcciones que alli hubiere sin permiso de sus dueños, o de
embarazar el uso lejítimo de los demás pescadores.
Art. 613. Podrán también para los espresados menesteres hacer
uso de las tierras contiguas hasta la distancia de ocho metros de
la pla3^a; pero no tocarán a los edificios o construcciones que dentro
de esa distancia hubiere, ni atravesarán las cercas, ni se introdu-
cirán en las arboledas, plantíos o siembras.
Art. 614. Los dueños de las tierras contiguas a la playa no
podrán poner cercos, ni hacer edificios, construcciones o cultivos
dentro de los dichos ocho metros, sino dejando de trecho en tre-
cho suficientes i cómodos espacios para los menesteres de la pesca.
En caso contrario ocurrirán los pescadores a las autoridades loca-
les para que pongan el conveniente remedio.
Art. 615, A los que pesquen en rios i lagos no será lícito hacer
uso alguno de los edificios í terrenos cultivados en las riberas ni
atravesar los cercos.
Art. 616. La disposición del artículo 610 se estiende al que pesca
en aguas ajenas.
Art. 617. Se entiende que el cazador o pescador se apodera del
animal bravio i lo hace suyo desde el momento que lo ha herido
gravemente, de manera que ya no le sea fácil escapar, i mientras
persiste en perseguirlo; o desde el momento que el animal ha
caido en sus trampas o redes, con tal que las haya armado o ten-
dido en paraje donde le sea lícito cazar o pescar.
Si el animal herido entra en tierras ajenas donde no es lícito cazar
sin permiso del dueño, podrá éste hacerlo suyo.
Art. 618. No es lícito a un cazador o pescador perseguir al ani-
mal bravio que es ya perseguido por otro cazador o pescador; si
lo hiciere sin su consentimiento i se apoderare del animal, podrá
el otro reclamarlo como suyo.
Art. 622. En lo demás el ejercicio de la caza i de la pesca estará
sujeto a las ordenanzas especiales que sobre esta materia se dicten.
592 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
No se podrá pues cazar o pescar sino en lugares, en temporadas,
con armas i procederes que no estén prohibidas,
Art. 650. El suelo que el agua ocupa i desocupa alternativamente
en sus creces i bajas periódicas, forma parte de la ribera o del cauce
i no accede mientras tanto a las heredades contiguas.
Art. 656. Acerca de las nuevas islas, etc.:
l.*^ La nueva isla se mirará como parte del cauce o lecho mientras
fuere ocupada i desocupada alternativamente por las aguas en sus
creces i bajas periódicas, i no accederá entretanto a las heredados
riberanas.
El artículo anterior i la regla 1.a del artículo 656, relativos a la accesión del
suelo, tienen interés en el ejercicio de la pesca en cuanto al derecho de ocupa-
ción transitoria o temporal para las faenas de pesca fluvial, cuyo ejercicio vienen
a favorecer.
Art. 732. El dominio puede ser limitado de varios modos:
3.*' Por las servidumbres.
Título 9. Del derecho de usufructo.
El artículo 764 i siguientes pueden ser de frecuentes aplicaciones
en el ramo do caza i aun en el de pesca.
Título 11. De las servidumbres.
El artículo 820 i siguientes merecen la misma observación anterior, i varios
de ellos interesan a los establecimientos de piscicultura.
CÓDIGO PENAL
Art. 494. Sufrirán la pena de prisión en sus grados medio a
máximo, o multa de diez a cien pesos:
3.° El que sin licencia de la autoridad competente cargare armas
prohibidas por la leí o por los reglamentos jenerales.
21.° El que con violencia en las cosas entrare a cazar o pescar
en lugar cerrado, o en lugar abierto contra espresa prohibición inti-
mada personalmente.
La falta contemplada en el último artículo es contra la persona, lo que justi-
fica la mayor pena que en las faltas contra cosas o reglamentos, como en los
siguiente?:
Art. 496. Sufrirán la pena de prisión en su grado mínimo 1-20 días
conmutable en multa de uno a treinta pesos:
J30LETIN DE BOSQUES, PESCA I CAZA 593
Si.*' El que entrare sin violencia a cazar o pescar en sitio vedado
o cerrado.
36.^ El que inf rinjiere los reglamentos de caza o pesca en el modo
i tiempo de ejecutar una u otra o de vender sus productos.
Se notará la mayor benevolencia del Código Penal, comparado con las Orde
nanzas de caza vijentes en las provincias centrales, en cuanto a las penas mí
nimas, no así en el máximo de las multas.
Prohibición de pesca con dinamita
(Lei de 6- de Junio de 1898)
Leí núm. 1050. — Por cuanto el Congreso Nacional ha prestado
su aprobación al siguiente proyecto de lei:
Articulo único. Prohíbese la pesca con dinamita, bajo la pena
de cincuenta a quinientos pesos de multa o de cuarenta a sesenta
dias de prisión.
I por cuanto, oido el Consejo de Estado, he tenido a bien apro-
barlo i sancionarlo; por tanto, promiilguese i llévese a efecto como
lei de la República, -Federico Errázuriz. — Emilio Bello Codecido.
Esta beneficiosa lei, o que debería serlo, es seguramente la mas infrinjida
en el pais, sin que hasta la fecha haya logrado la Inspección de Bosques, Pesca
i Caza hacer aprobar su indispensable reglamento complementario, sin el cual
se hace tan difícil su sanción como si no existiera. Recientemente rechazó un
reglamento presentado al Supremo Gobierno el Consejo de Defensa Fiscal, por
escrúpulos legales que no deberian primar, a nuestro juicio, sobre medidas tan
prácticas i de necesidad tan urjente como las que proponíamos, sobre las cuales ,
como es natural, hemos vuelto a insistir.
Fomento de la pesquería
(Lei núm. 1949 de 27 de Junio de 1907)
Artículo primero. Desde la fecha de la promulgación de la pre-
sente lei, se concede a las embarcaciones de bandera nacional, que
se ocupen esclusivamente en el servicio de la pesquería, una pri-
ma anual de quince pesos por tonelada de desplazamiento, i de diez
pesos por tonelada de peces i mariscos frescos que internen para
el consumo del pais.
El monto total de esta prima no podrá esceder de doscientos
boletín de b. h
594 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
mil pesos al año, pero si las primas que hubieren de pagarse fue-
ren mayores que la suma indicada, ésta se distribuirá a prorrata
del tonelaje total de las naves i del tonelaje de pesca que corres-
ponda a cada embarcación.
Las primas que establece este artículo se pagarán íntegramente
durante diez años; en los cinco años siguientes se pagará un cin-
cuenta por ciento, i un veinticinco por ciento en los cinco últimos
años.
Art. 2.° Para los efectos de la prima de tonelaje de desplazamien-
to, sólo se tomarán en cuenta embarcaciones de quince a doscientas
cincuenta toneladas.
Art. 3.** Queda autorizado el empleo de redes de arrastre para
las embarcaciones que se ocupen en la pesca.
Art. 4.*^ Para instalar i esplotar criaderos de moluscos, el Presi-
dente de la República podrá dar en arrendamiento, hasta por vein-
te años, playas o partes de mar, en secciones que no escedan de
cuatro hectáreas.
El arrendatario dejará siempre espedito el tráfico.
Podrá asimismo dar én arrendamiento, en subasta pública, por
un término que no esceda de veinte años, hasta la mitad de los
bancos de moluscos existentes, con la obligación de renovarlos.
Art. 5.° El pescado, el marisco i su embalaje se considerarán
como carga de cuarta clase para los efectos de la tarifa que rije
actualmente en los Ferrocarriles del Estado; i tendrá un recargo de
veinticinco por ciento cuando el trasporte se efectúe por trenes or-
dinarios de pasajeros.
Si se modificaren las tarifas actuales de la Empresa, la carga an-
tedicha se clasificará en la categoría que corresponda al flete de cuar-
ta clase antes indicado.
Art. 6.'^ El Presidente de la República dictará las disposiciones
necesarias para reglamentar la pesquería, el fomento de esta indus-
tria, el pago de las primas i las medidas que aseguren el cumpli-
miento de esta lei.
Derógase en lo que fuere contrario a esta lei lo dispuesto en
la organización i atribuciones de las Municipalidades de 22 de Di-
ciembre de 189Lv
BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA 595
Reglamento para el pago de las primas establecidas en la
lei Núm. 1949 de 24 Junio de 1907
Del pago de las primas
Artículo 1° Las primas a que se refiere el artículo 1.^ de la lei
púmero 1949 de 24 de Junio último, serán pagadas anualmente
por el Ministerio de Industria i Obras Públicas, a contar desde el
L<> de Enero del año próximo en conformidad a las prescripciones
,que establece el presente reglamento.
Los interesados deberán presentarse con los certificados corres-
pondientes en el mes de Enero de cada año.
De las primas por tonelaje
Art. 2." Las naves destinadas a la pesca, que se acojan a los be-
neficios de esta lei, deberán inscribirse en un rejistro especial lleva-
do por la Dirección Jeneral de la Armada en conformidad a lo
dispuesto en las leyes de 24 de Junio de 1878 i 1060 de 10 de
Agosto de 1898.
Art. 3.° El tonelaje o desplazamiento de las naves destinadas a
la pesca, se acreditará con el certificado de la matrícula espedido
por la autoridad indicada en el artículo anterior.
Art. 4.° Se prohibe a las naves destinadas a la pesca dedicarse
al trasporte de materiales o mercaderías de cualquiera otra natura-
leza. La infracción a esta disposición hará perder a la nave todo
derecho a la prima por tonelaje.
Art. 5.° No se pagará la prima por tonelaje a las naves que no
acrediten haber estado empleadas en la pesca por lo menos las dos
terceras partes del año.
Este hecho se comprobará con el certificado de las gobernaciones
marítimas o funcionarios que hagan sus veces, del lugar o lugares
en que hubiere estado pescando la nave.
Para este efecto las naves deberán dar aviso de su llegada i sali-
da en cada puerto de arribada a las autoridades indicadas, las que
dejarán constancia del tiempo intermedio.
596 BOLRTIN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
De las primas por toneladas de peces i mariscos
Art. 6.° Para el pago de las primas por tonelada de peces i ma-
riscos, sólo se tomarán en cuenta los peces i mariscos comestibles
i entre estos últimos, únicamente las ostras, los choros, las chol-
gas, las machas, los ostiones, los piares, las jaivas, los cangrejos i
los camarones.
Art. 7.° El desembarco de los peces i mariscos, para los efectos
del presente reglamento, sólo podrá efectuarse en los puertos ma-
yores en que exista Comandante de Resguardo con nombramiento
de tal.
Art. 8.° La cantidad de peces i mariscos que se desembarque en
cada arribada se acreditará por medio del certificado espedido por
el funcionario indicado en el articulo precedente, o quien haga sus
veces.
En el certificado se dejará constancia del nombre del interesado
i de la nave en que se hubiere traido la pesca.
Art. 9:° Los bultos que contengan la pesca se presentarán al
Resguardo destapados para su examen i deberán tener un peso ne-
to de 50 kilogramos.
El Resguardo estará facultado para rectificar el peso de los bul-
tos i rejistrar su contenido, pudiendo admitirse una tolerancia de 5
kilogramos por bulto.
Si la falta de peso fuere menor que la tolerancia indicada en el
inciso anterior, el pescador perderá el derecho al certificado en to-
da la partida en que se notare la falta.
Si el peso del bulto fuere mayor de 50 kilogramos, la diferencia
no se tomará en cuenta para los efectos del certificado.
Art. 10. Cuando el Resguardo sorprendiere que en una partida
se han introducido materias estrañas con el objeto de aumentar el
peso de los bultos, no se dará el certificado i la partida será con-
siderada como contrabando, en conformidad a la lei.
Art. 11. Las ostras no podrán ser desembarcadas para el consu-
mo antes de haber permanecido en viveros naturales o lanchas es-
peciales, por lo menos ocho dias después de su arribada.
El Resguardo deberá cerciorarse de esta circunstancia antes de
dar el certificado correspondiente.
Art. 12. Se prohibe la pesca en los periodos de tiempo que a
continuación se indican:
boletín^ de bosques, pesca i caza 597
1° Para las truchas, pejerreyes i pichihuenes, desde el 15 de
Setiembre hasta el 15 de Diciembre.
2.° -Para los choros i ostras, desde el l.»^ de Setiembre hasta el
1.0 de Abril.
3.° Para los ostiones, desde el 1.» de Marzo hasta el \° de Mayo.
4." Para las langostas de Juan Fernández, jaivas, camarones de
mar i de rio, desde el 1.*' de Octubre hasta el 31 de Diciembre.
Art, 13. Los Comandantes de Resguardo no darán certificados
a que se refiere este reglamento en los períodos de veda indicados
en el artículo anterior.
Tampoco darán el certificado correspondiente cuando se constate
en una partida la existencia de peces o mariscos que no cumplan
con las siguientes exijencias:
1.° Los pejerreyes que tengan un tamaño menor de 18 cm. i las
truchas menor de 20 cm. en medidas tomadas desde la boca hasta
el estremo de la cola.
2.° Las ostras menores de 5 cm. i los ostiones menores de 8 cm.
en diámetro.
3.° Los choros i las cholgas menores de 10 cm. de largo.
4." Las langostas de Juan Fernández menores de 25 cm. de lar-
go, los camarones de río menores de 12 cm. i de mar menores de 6
cm. en medidas tomadas desde la punta del caparazón hasta la
raíz de las aletas caudales.
De los criaderos i yacimientos de ostras
Art. 14. Las solicitudes de arriendo para instalar criaderos de
moluscos serán presentadas al Ministerio de Industria i Obras Pú-
blicas el que se pronunciará sobre ellas oyendo a la Dirección Jene-
ral de la Armada.
Los interesados deberán acompañar a su solicitud un croquis del
puerto con indicación del trozo o porción de costa cuyo arriendo
se solicita.
El arriendo se concederá previo depósito a la orden del Ministerio
de Industria i Obras Públicas de una suma equivalente al diez por
ciento del valor total de los cánones.
Este depósito será devuelto al interesado una vez terminado el
contrato, si él se hubiere cumplido en la forma estipulada.
Art. 15. La subasta de los yacimientos ostreros a que se refiere
598 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
el artículo 4." de la lei se llevará a efecto ante la autoridad marí^
tima del puerto mas cercano al lugar del yacimiento i en conformi-
dad a un plano que levantará la Sección de Aguas i Bosques.
Se dará aviso de la subasta durante cinco dias i a lo menos con
un mes de anticipación.
Art. 16. El rematante rendirá una fianza análoga a la establecida
en el artículo 14 de este Reglamento i se sujetará a las condiciones'
que fije el contrato respectivo.
Art. 17. Se prohibe el uso de las rastras ostreras con fondo de
cuero. Ija dimensión de las mallas de las rastras será de 5 cm. de
nudo a nudo, a lo menos.
Art. 18. Se prohibe, asimismo, la pesca de moluscos i el lavado
de los peces en las vecindades de los desagües de población u otros
parajes inadecuados para estos usos por razones de hijiene i de
salubridad.
Art. 19. La observancia de las disposiciones contenidas en los
dos artículos que preceden será vijilada por las autoridades marí-
timas dependientes de la Dirección Jeneral de la Armada,
Disposiciones jenerales
Art. 20. Las naves destinadas a la pesca deberán llevar un ga-
llardete o banderola de la forma i dimensiones que indique la Di-
rección .Jeneral de la Armada, que permita distinguirlas de cuales-
quiera otra.
Art. 21. Serán deuunciables por cualquier interesado las infrac-
ciones que se cometan de los artículos 12, 17 i 18 del presente Re-
glamento.
El denuncio se hará ante el Gobernador Marítimo del punto mas
cercano al lugar en que se cometiere la infracción.
El infractor será penado con una multa de $ 20 a $ 100, de la
cual la mitad será a beneficio del denunciante i la otra mitad a
beneficio fiscal.
El infractor que se negare a pagar la multa a que fuere conde-
nado, perderá todo derecho a las primas que hubiere devengado i
se le cancelará el permiso para pescar.
Art. 22. El trasporte por ferrocarril de los peces i mariscos podrá
hacerse en los mismos bultos que han servido para su desembar-
que, aplicándose la tarifa establecida en el articulo 5.^ de la lei.
boletín de BOSQLTES, pesca 1 CAZA 599
El flete de retorno de los bultos vacíos al lugar de su proceden-
cia se cobrará al peso, aplicándose la misma tarifa indicada en el
inciso anterior.
Art. 23. Los pescadores que se acojan a los beneficios de esta
lei tendrán el libre acceso a las playas i tierras contiguas de uso
público en toda la estension que fuere necesaria para los menesteres
de la industria, sin otras limitaciones que las que les impongan las
autoridades marítimas respectivas en conformidad al Reglamento de
Policía Marítima.
Las mismas autoridades velarán porqué se respete el derecho de
los pescadores al uso de las playas i tierras contiguas de cualquier
dominio en conformidad a lo dispuesto en los artículos 612 i 613
del Código Civil.
Art. 24. Los resguardos despacharán de preferencia la carga i
los certificados a que se refieren los artículos B.** i 9.° del presente
Reglamento.
Tómese razón, comuniqúese, publíquese e insértese en el Boletín
de las Leyes i Decretos del Gobierno. — Montt. — Gonzalo Urrejola.
Como toda disposición nueva, esta lei i su reglamento, mui bien inspirados,
han encontrado en su aplicación algunas dificultades o inconvenientes que no
era dable prever i que han sido subsanados en el proyecto de lei de Bosques,
Pesca i Caza presentado al Supremo Gobierno, que pende de la aprobación del
Honorable Congreso, i cuya promulgación traerá grandes beneficios a las indus-
trias forestal i pesquera, tan necesitadas i que tanto necesitamos.
Reglamento sobre pesca de choros
(Decretos de 8 de Julio de 1910 i de 17 de Abril de 1913)
Apruébase el sigaiente Reglamento propuesto por la Sección de
Aguas i Bosques con la aprobación de la Dirección Jeneral de la Ar-
madr, para la pesca de choros en la costa del pais:
Articulo primero. El arriendo de los bancos de choros i la subas-
ta de ellos, se hará conforme a lo establecido en los arts. 14, 15 i
16 del Reglamento de Pesca aprobado por decreto núm. 3003, de
25 de Octubre de 1907.
Art. 2.« Se prohibe el uso del candelero o vara con puntas me-
tálicas como medio de pesca para la esplotacion de los bancos de
choros.
Art. 3.* Las embarcaciones destinadas a la esplotacion de los
600 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
bancos de choros existentes en los puertos habilitados para el co-
mercio, solo podrán dedicarse a la pesca desde la hora de apertura
de los puertos, señalada en el art. 45 del Reglamento Jeneral de
Policía Marítima, hasta la puesta del sol.
Los mariscadores, ya sean rematantes de bancos o mariscadores
libres, deberán, en todo caso, presentarse a la autoridad marítima
mas cercana con el producto de su pesca, a fin de comprobar que
han cumplido con lo dispuesto en el art. 13 del Reglamento citado
de 25 de Octubre de 1907. Se dará al interesado un certificado que
acredite esta circunstancia, sin cuyo requisito no podrá venderse
el marisco.
Art. 4.° La infracción de las dispociones anteriores serán denun-
ciadas ante la autoridad marítima mas próxima al lugar en que se
hubiere cometido. El producto de las multas señaladas en el regla-
mento indicado en el artículo anterior se dividirá por mitad entre
el denunciante i el Fisco.
Art. 5.° En caso de resistencia al pago de las multas, el G-obier-
no podrá cancelar el contrato de esplotacion si se tratare de rema-
tantes de bancos, i si fueren mariscadores libres serán puestos por
la autoridad marítima respectiva a disposición de la Justicia ordina-
naria, para que se les haga efectiva la multa corrrespondieute. Si
la falta fuere céntralo dispuesto en el inciso 3.'' del art. 13 del Re-
glamento de 25 de Octubre de 1907, se arrojará al mar el producto
de la pesca.
Art. 6.° Se considerarán como parte integrante del presente Re-
glamento todas las disposiciones del Reglamento .Jeneral de Pesca
de 25 de Octubre de 1907 que no sean contrarias a este Decreto.
Tómese razón, comuniqúese, publíquese e insértese en el Boletín
de Leyes i Decretos del Gobierno. — Montt. — Fidel Muñoz R.
Franquicias a las embarcaciones pesqueras
(Decreto del Ministerio de Hacienda)
Santiago, 14 de Setiembre de 1907. — Se declara:
1." Que las naves dedicadas esclusivamente a la pesca están
exentas de las obligaciones que imponen a las naves mercantiles
los artículos 1, 4, 248, .353 i 354 i de las demás disposiciones del
Reglamento de Aduanas que se refieren a manifiestos i rejistros
boletín DE BOSQUES, PESCA I CAZA 601
de mercaderías, licencia de libre plática con tierra al fondear i a licen-
cias i fianzas de salida;
2.0 Que no obstante lo dispuesto en el número anterior, las auto-
ridades marítimas i aduaneras tienen derecho a aplicar a dichas
naves, cuando lo estimen necesario, las mismas restricciones a que
están sujetas las naves mercantes respecto de policía, sanidad i
vijilancia;
3.° Que los capitanes de las naves pescadoras deben comprobar
que se dedican a este tráfico, con el certificado de su respectiva ma-
trícula, siempre que para ello sean requeridos por las autoridades
marítimas o aduaneras.
Tómese razan, etc. — Montt. — Ouillermo Subercaseaux.
CAZA
Ordenanza de caza en las provincias centrales
Santiago, 14 de Mayo de 18G8
De acuerdo con el Consejo de Estado he tenido a bien aprobar
la siguiente Ordenanza que reglamenta el ejercicio de la caza en
el Departamento de Santiago.
r Artículo 1." Entre el período comprendido entre el 1.° de Se-
tiembre i el 1.° de Marzo, queda prohibida en todo el departamen-
to de Santiago la destrucción de las aves de caza, cualesquiera que
sean las armas i medio que para ellos /"'" 'empleen.
Art. 2.° Dentro del mismo períodd*'^,^^^^^ igualmente prohibida
la destrucción de los huevos i de los nidos que forman aquellas
aves en su incubación.
Art. 3.° Prohíbese igualmente, dentro de aquel término, la com-
pra i venta de aves de caza en las calles i mercados públicos de la
población.
Art. 4,0 La infracción de cualquiera de las disposiciones conte-
nidas en los tres artículos precedentes, será penada con una multa
de cinco a veinte pesos, i en su defecto con una prisión de cinco
a veinte dias.
La mitad de la multa corresponderá al denunciante.
Art. 5° Los infractores al artículo I.** perderán también la pro-
602 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
piedad de las armas o instrumentos que llevaren para la caza, los
que corresponderán a los subdelegados o inspectores f[ue los apren-
dieren u ordenaren su aprensión.
Los que infrinjan el artículo 3.° perderán ademas las aves que
trataren de vender, las que serán recojidas por la policía.
Art. Q° La presente Ordenanza empezará a rejir quince dias
después de su publicación.
Tómese razón, etc. — Pérez. — F. Vargas Fontecilla.
Esta misma ordenanza se ha dictado también para los departamentos siguien
tes: San Fernando, el 16 de Diciembre de 1888; Valparaiso, 17 de Diciembre
de 1868;Victoria, el 18 de Diciembrede 1868; Rancagua, el 19 de Diciembre de
1858; Limache, el 24 de Marzo del873; Talca, el 28 de Octubre de 1876.
Por acuerdo municipal de 7 de .Julio de 1899 se ha prorogado la veda en
Valparaíso al mes de Marzo.
Ordenanza de caza en el departamento de Lautaro
(Santiago, l.^de Diciembre de 1876.)
Artículo 1.'^ En el período comprendido entre el l.°de Setiem-
bre i 1.° de Marzo, queda prohibida en todo el departamento de
Lautaro la destrucción de las aves de caza, cualesquiera que sean
las armas o medios que para ellos se empleen.
Art: 2.0 Se prohibe igualmente dentro del espresado término, la
compra i venta de las aves de caza en las calles i mercados públi-
cos de las poblaciones del departameiito.
Art. 3." La infracción de cualquiera de las disposiciones conte-
nidas en los artículos precedentes, será penada con una multa de
uno a cinco pesos, o en su defecto, con una prisión de uno a cin-
co di AS,
La mitad de la multa corresponderá al denunciante i la otra mi-
tad se aplicará a fondos municipales.
Art. 4.0 Los infractores al artículo 1.° perderán también la pro-
piedad de las armas o instrumentos de que se sirvieren para la
caza, los cuales corresponderán a las municipalidades. Los infrac-
tores del articulo 2.° perderán también las aves que trataren ven-
der, que serán recojidas por la policia.
Art. b.° Esta Ordenanza comenzará a rejir un mes después d©
su promulgación.
Tómese razón, etc. — Pinto. — José Victorino Lastarria.
boletín de bosques, pesca i caza 603
Ordenanza de caza en el departamento de Talcahuano
(Santiago, 21 de Julio de 1880)
Artículo primero. En el período comprendido entre el 1° de Se-
tiembre i el l.o de Marzo, queda prohibida en todo el departamen-
to de Talcahuano la destrucción de las aves de caza, cualesquiera
que sean las armas o medios que para ello se empleen.
Art. 2.^ Se prohibe igualmente dentro del espresado término, la
compra venta de las aves de caza en las calles i mercados píiblicos
de las poblaciones del departamento.
Art. S.° La infracción de cualquiera de las disposiciones conteni-
das en los artículos precedentes, será penada con una multa de uno
a cinco pesos, o en su defecto con una prisión de uno a cinco dias.
La mitad de la multa corresponderá al denunciante, i la otra mi-
tad se aplicará a fondos municipales.
Art. 4.° Los insfractores del artículo 2.° perderán las aves qu&
trataren de vender, las que serán recojidas por la policía.
Art, 5.^ Esta Ordenanza comenzará a rejir un mes después de-,
su publicación.
Tómese razón, etc. — Pinto. — Manuel Recaharren.
g Varias municipalidades de las provincias del sur a instancias de la propagan-
da constante de la Inspección Jeneral de Bosques Pesca i caza han adoptado las,
ordenanza que a continuación proponemos como modelo, La de Torneé entre,
otras lo ha adoptado con mucho acierto a esa localidad-
PROYECTO DE ORDENANZA DE CAZA
(Para las rejiones que aun no la tengan)
Artículo l.*^ En los de Setiembre a Febrero inclusives de Octu-
bre a Marzo inclusive para las provincias australes, se prohibe en
la provincia (o departamento o territorial municipal) la destruc-
ción de aves de caza, cualesquiera que sean las armas o medios
que para ellos se empleen, como también la destuccion de huevos
i nidos.
604 BOLETÍN DE BOSQUES, PESCA I CAZA
Art. 2/' Prohíbese igualmente dentro del mismo poríodo, la ven-
ta i compra de aves de caza i de sus huevos.
Art. 3.'^ Las insfracciones o cualesquiera de las disposiciones an-
teriores será penada con multa de cinco a veinte pesos, o en su
defecto con prisión de tres a diez dias, correspondiendo la mitad
de la multa al denunciante i la otra mitad a la Municipalidad.
Art, 4.0 Los infractores del art. L^ sufrirán también la confis-
cación de las armas o instrumentos que empleen en la caza, los
que también pasarán a beneficio municipal.
Art. 5.° Los infractores al art. 2:° sufrirán también la confisca-
ción de las aves que tengan en venta, las que serán llevadas al es-
tablecimiento de beneficencia mas próximo.
Art. 6.° Esta ordenanza empezará a rejir quince dias (o un mes
según la localidad) después de su promulgación.
Apesar que por la Lei de Mucipalidades de 1891 corresponde a estos la regla-
mentación de la caza, pueden los intendentes i gobernadores tomar la iniciati-
va de proponer esta medida de imperiosa necesidad, a fin de hacerla estensivas
€uando menos a un departamento entero, sino a una provincia, a fin de que no
se produzca la anomalía de ser permitida la caza en todo tiempo en una comu-
na i no en la vecina. La Inspección Jeneral de Bosques Pesca i Caza ruega a
las autoridades de provincias cooperar en la implancion de medidas protecto-
ras que son cada dia mas urjentes, mientras ella tenga poder suficiente para
estenderlas a todo el pais con la promulgación de la Lei de Bosques, Pesca i ca-
za que pende de la consideración del Soberano Congreso.
Las modificaciones a las ordenanzas vij entes i sus motivos son
los siguientes, cuya conveniencia es fácil apreciar.
Al Art. 2.° Estender la prohibición de venta de aves i huevos
afuera de las ciudades i poblaciones.
Al Art. 3.° Atribuir a las municipalidades la mitad de las mul-
tas i reducir los dias de prisión respecto de las multas, en atención
a la despreciacion de la moneda también para favorecer las cajas
municipales.
Al Art. 4.° Atribuir también a las municipalidades las armas i
utensilios confiscados para ser vendidos en los remates que regla-
mentariamente hacen aquellas.
C. Saqe.
boletín de bosques, pesca i caza 605
MISC£LAN£A
Conservas de nuestras aves de caza nacionales, pescados i
mariscos. — Tenemos ooticias que existen en el pais dos fábricas
de conservas no solo de pescados i mariscos sino también de aves
de caza que son tan esquisitos i que por esto se persiguen aun en
los tiempos de veda para que no falte esta delicadeza en la mesa,
con lo cual se causa grandes daños a la existencia de nuestras
especies nacionales. Nos pusimos en campaña para informarnos
sobre la efectividad de la existencia de dicha fábrica i de la calidad
de sus productos. En el lejano Puerto Saavedra a orillas del rio
Imperial dimos con ella, que lleva la firma A. Winter i Cía. Según
hemos podido saber posee una instalación completa para la fabrica-
ción de los tarros de lata, la preparación i la esterilización de las
conservas. '
Hicimos venir algunos tarros que son de lata de buena clase i
sin soldadura como se preparan las conservas modernas hoi dia.
El contenido está perfectamente conservado i condimentado, de
gusto esquisito que puede ponerse al lado de cualesquiera conserva
estranjera. El surtido que fabrica se compone a la fecha de jilgueri-
tos en salsa a $ 20 la docena de tarros; becasinas rellenas i asadas
$ 36; tórtolas rellenas i asadas $ 24; zorzales rellenos i asados $ 24;
f. pato silvestre en salmí $ 26; torcaza escabechada $ 24; torcaza en
salsa $ 24; perdiz en jalea $ 30, i ademas las aves de corral pollo
al natural $ 26; pavo asado $ 26, i ganso en jalea $ 24. De pescados
conservan corbina i lisa al natural a $ 10, la docena de tarros que
es un precio mui módico; i de los mariscos preparan hasta la fecha
solo machas al natural i picadillo de macha a razón de $ 8 la doce-
na de tarros.
Esta fábrica está llamada a llenar un gran vacío en el pais, sobre
todo en tiempo de . abultad i carestía de fletes marítimos, pues nos
reemplaza las conservas que recibimos del estranjero i puede servir
para ayudar a refrenar en algo la persecución de las aves de caza
en tiempo de la veda, ya que ahora es posible comer estos manjares
en todo tiempo sin ocasionar la destrucción de especies tan esquisi-
tas en tiempo de cria.
Nos dijeron que las conservas de aves de caza han encontrado
fácil colocación (ya lo creemos), pero no así las corvinas i lizas lo
€06 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
que se esplica, ya que damos preferencia a todo lo estranjero i mi-
ramos en menos a todo lo nacional, a tal estremo que preferimos
mas bien comprar los arenques en su mayor podridos que nos lle-
gan de Europa antes que adquirir conservas de nuestros peces na-
cionales, que son de buena calidad como las citadas i las que traen
Recart i Doñiez en Valparaíso de las Islas de Juan Fernández.
Pretendemos escribir en un futuro un capitulo completo sobre la
fabricación de toda clase de conservas de pescados, mariscos i aves
de caza en el pais i rogamos a nuestros lectores que nos den no-
ticia de las que conocen, para que no se nos escape ninguna em-
presa por pequeña i alejada que sea, porque servirá al pais de
mostrarle lo que debe hacer, para abastecerse así mismo primero i
para ir a la esportacion después.
Mucha culpa de la dificultad de colocar los productos nacionales
tiene no solo la preferencia que nuestra sociedad a todo lo estran-
jero, sino también la falta de actividad comercial i de propagan-
da de nuestras industrias. Un pequeño botón de muestra tenemos
en el hecho que la fábrica de Winter i Cia. tiene un solo ájente en
el pais en los señores Tello i González en Valparaíso, i si hace po-
co no llegamos a descubrir las conservas por casualidad, habríamos
ignorado por completo que existe tal fábrica.
En un próximo número daremos datos sobre una fábrica análoga
que existe en Temuco del señor Laurant i Cia. Recien instalada,
no ha adquirido aun la amplitud de la de Puerto Saavedra, pero
creemos que podrá surjir como ella con la protección del públi-
co, pues responden a una verdadera necesidad nacional, para con-
trapesar laimportacion estranjera.
Nuestro Boletín. Su aparición futura. — En vista de la gran cri-
sis financiera que atraviesa nuestra administración pública i de la
cual no se ve el fin todavía, se hace necesario trasformar nuestro
Boletín mensual en otro trimestral hasta que mejoren los tiempos
i nos permitan editarlo nuevamente mas seguido.
Hemos llegado al fin del Tomo II en buenas condiciones a pe-
sar de la crisis, empesaremos el Tomo JII en los primeros meses de
1915 con la primera edición trimestral, que esperamos sea aumen-
tada i mejorada en volumen de entrega, como también en calidad del
contenido, ya que medía un tiempo mayor de entrega a entrega, lo
que facilita mas la selección del material i el pulimiento del mismo.
boletín de bosques, pesca i caza 607
Precio de un bosque. — Aquí se cree que un bosque poco o
nada vale. No hace muchos años se concedía una estension cual-
quiera a quien la pedia, o se la tomaba sin pedirla, i so pretesto
de colonizar i cultivar se prendía fuego donde mas acomodaba i
éste seguía su marcha hasta donde quería. Ahora no se usurpa
como antes terrenos al fisco i no se destruye con la indiferencia
musulmana de antes, gracias a la incansable propaganda del servi-
cio encargado de velar por la conservación de nuestras riquezas
naturales, que va logrando convencer que es una insensatez redu-
cir a ceniza i humo, para tener un poco de pasto o cosechar algunos
granos, grandes estensiones de selvas que en pocos años mas, dota-
das de vias de comunicación, darían un rendimiento superior a
cualquier cultivo.
En otros países se cuida el bosque i se le aprecia en su ver-
dadero valor, que suele ser mui crecido. Como ejemplo, citaremos
el caso de la venta de un bosque hecha por el Estado, en Fran-
cia, a la Municipalidad de la ciudad de Salles d'Olonne. Ese bos-
que, de una estension mui reducida, 48 hectáreas, i situado parte
en la comuna compradora i parte en una comuna vecina, fué ce-
dido por el Estado por el bonito precio de 880,000 francos, o sea
en número redondo 8,000 francos la hectárea, precio a que no al-
canzaría aquí el mejor terreno agrícola. Felices países esos donde
los municipios tienen dinero hasta para comprar bosc{ues i donde
Til Estado tiene valiosos bosques que vender.
Destrucción de bosques en Honduras, — La pequeña república
de Honduras está formada en su mayor parte por un suelo mui
montañoso con grandes i profundos valles que le ha hecho dar
su nombre por los conquistadores, i está, o mejor dicho estaba,
casi totalmente cubierta de jigantescos bosques. Pero allá como aquí
la mano del hombre hace mas daño que bien. Hasta hace poco
la esplotacion se limitaba a la proximidad de In costa i a las orillas
de los ríos i se hacía de una manera racional, cortando los árboles
para utilizar sns valiosas maderas que constituían un importante
capítulo de esportacion; pero luego llegó el gran enemigo de la
selva, el agricultor, i comenzó la devastación por el fuego. El solo
cultivo del maíz ha sido causa de rozas desmedidas i desproporcio-
nadas con las cosechas obtenidas, pues ese cereal es mui agotador
del suelo i hai que cambiar de terreno cada año, sistema mas fá-
608 boletín de BOSQUES, PESCA I CAZA
cil que abonarlo. Así se siguen las quemas año a año i se con-
vierte en ceniza los cedros, los ébanos, las caobas i cantidad de
otras maderas de lujo. Mas tarde también se lamentará allá la desa-
parición de riquezas que habrían durado siglos si no se las hubiera
destruido el afán de sacar de golpe una mediocre utilidad.
Impregnación eléctrica de la madera. — Como dijimos en otra par-
te del B letin, hablando de la impregnación de las maderas para
hacerlas durables e incombustibles, distamos mucho aun de la solu-
ción eficaz. En el siguiente procedimiento electrolítico, no ideado
como dicen las revistas, si no mejorado por los srs. Nodon i Bre-
tonneau, fundan estos muchas esperanzas.
Los trozos se introducen en largos cubos de madera forrados con
plomo i llenas de una solución de sulfato de magnesia al 2% que
se entibia por medio del vapor. Este Hquido está en comunicación
con uno de los polos de un jenerador eléctrico, dinamo u otro, i los
maderos con el otro polo mediante una disposición sencilla. Así las
cosas se hace pasar una coniente de unos cien volts durante ocho o
doce horas, según su intensidad, cambiando cada hora su dirección,
o sea la conexión de los polos.
La impregnación preservadora de la madera se hace por cam-
bios electroliticos entre las sales orgánicas de la savia i la sal mine-
ral del baño, que pasa a aumentar i modificar las materias inscrus-
tantes de la madera. Fórmanse así en la masa leñosa nuevos com-
puestos minerales i combinaciones preservativas que impedirán el
desarrollo ulterior de los jérmenes de la putricion i el ataque de
los insectos xilófagos o comedores de madera. En seguida la madera
se seca por los procedimientos conocidos, al aire libre o en estu-
fas o en secaderos con ventiladores.
La principal ventaja del procedimiento descrito, al decir de los in-
ventores, es que la albura de ciertas especies presenta, después de
la acción electrolítica, el mismo aspecto i la misma dureza que el
duramen; además, no cambia el color natural de la madera i pare-
ce aumentar su cohesión, como lo indica el aumento de su leñosi-
(lad. Por fin este procedimiento electrolítico es mas económico que
todos los empleados hasta ahora, según lo han demostrado los en-
sayos hechos en el laboratorio de la sociedad de senilizacion de ma-
deras en Aubervilliers, cerca de París.
La incombustibilidad de la madera se obtiene de un modo ana-
boletín de bosques, pesca i caza 609
logo. Como aquí se trata de piezas elaboradas para las construccio-
nes, de menores dimensiones que las piezas de escuadría, las cubas
son también de menores dimensiones i la corriente eléctrica nece-
saria es de menor potencia, si bien de mayor duración su aplica-
cacion, 48 horas. La composición del baño es, por 100 partes de
agua, 80 de sulfato de amoniaco i 20 de borato de la misma ba-
se. En los ensayos de combustión, hechas en las mas desfavorables
condiciones que pueden producirse en un incendio, la madera así
preparada ha resistido perfectamente a la acción del fuego.
Las bosques en Palestina. — Un consejero alemán forestal que
acaba de regresar de Palestina se espresa del modo siguiente: «Los
bosques de ese país desminuyen de año en año a causa de que
allá no existe ninguna idea de su necesidad. Los peores enemigos
son los ganaderos, cuidadores de ganados e importadores de ma-
deras leña i carbón. Para ganar pastos para los animales se que-
man los bosques mas hermosos. Donde hai que cortar árboles, no se
hace esto razonable i cultural, sino del modo mas cómodo para
el hachero, cortándolo a la altura del pecho en vez de cor-
tarlo al raz del suelo, para evitar la incomodidad de agacharse.
Cuando el árbol está cortado i se ve que no dará mucho produc-
to, se le deja botado en el suelo i se sigue cortando otro. En caso
j^e haber sucedido alguna vez que alguien haya plantado árboles,
entonces se puede estar seguro de que poco tiempo después no que-
da nada mas que los tallos secos i arbustos enanos, que no ha po-
dido destruir el ganado por completo, pero que ya nunca serán
árboles.
Las consecuencias de esta desvastacion creciente de los bosques
no se han dejado esperar i se notan ya de un modo desgraciado
en las fuertes alteraciones de las temperaturas en cada dia del
año, la seca de las vertientes i la escasez de agua, la necesidad
de gastar ini entes sumas en tranques i otras obras de regadío,
calamidades que acarrean a los mismos agricultores los mayores
perjuicios. Este desatino es mas lamentable cuanto que el suelo
de Palestina se presta mas para la plantación i el cultivo de bos-
ques. Las plantaciones que se han hecho de parte de colonos alemanes
i judíos dan derecho a las espectativas mas hermosas. El Carmelo,
por ejemplo, era hace 40 años tan desnudo como los otros cerros
de Palestina i ahora se ven en él los mas lindos bosques de Pi-
610 boletín de bosques, pesca i caza
ñus pinea (Pino piñón). Igualmente el bosque de encinas de Har-
dije, cerca de las colonias alemanas Waldhein i Betlehem, que
pertenece en su major parte a alemanes, tiene un desarrollo mui
satisfactorio. Ademas hai mui lindos bosques de encinas en el mon-
te Tabor que pertenecen a un monasterio franciscano. Se ve por los
ejemplos citados lo que se puede hacer con un cultivo i esplotacion
racional, pero para levantar el cultivo forestal en jeneral en Pales-
tina, se necesita en primera linea una guardería forestal que sea efi-
caz. También se necesita que se ilustre a los habitantes sobre las
funestas consecuencias culturales ¡ que acarrea irremediablemente la
destrucción de los bosques. Ademas se puede detener el despobla-
miento de los cerros por medio de la repoblación obligatoria por los
dueños de los fundos, cuja infracción se pena con el doble del
costo de la plantación i ejecutar esta con un personal fiscal por
cuenta de los propietarios. La venta barata de los árboles criados
facilitaría la ejecución de las medidas propuestas.
En el territorio de Jerusalem parece que ya se ha empezado con
instalaciones de este j enero, estableciendo un criadero de árboles
que reparte las plantas gratuitamente. Igualmente se ha ocupado
el Gobernador en decretar la prohibición de la corta de bosques,
que solo llegará a ser eficaz cuando se establezcan las suficientes
guarderías forestales fiscales para su cumplimiento.
Las dunas en los distritos de Jafa i de Gaza que cubron muchos
miles de hectáreas i sepultan los suelos agrícolas vecinos, se pien-
sa hoi dia entregarlas a los colonos judios para su plantación con
bosques. Muchos mejores resultados se obtendrían si el Estado to-
mase esclusivamente a su cargo la defensa i plantación de las du-
nas. Solamente la iniciativa del Estado en establecer plantaciones i
lejislar sobre bosques puede protejer a la Palestina contra su com-
completa desvastacion i puede restablecer en un tiempo mas o me-
nos lejano los bosques que necesita para la protección de la agri-
cultura.
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Repuebla las montañas i ensancharás en pacífica conquista el
suelo de la patria.
Si retienes la gota de agua en las alturas habrás vencido la
inundación en el valle, trasformando a la vez el escaso manantial
en fuente copiosa.
Para legar integro a tus hijos el capital monte, aprovecha su
renta por medio de acertadas cortas.
Si contemplas el valle fecundo i surcado por mansas corrientes,
eleva la vista i hallarás el monte poblado de árboles.
Cultiva el monte i fortalecerás el cuerpo i el espíritu.
No hurtes ramas a los árboles, ni mantillo al suelo, ni persigas
pájaros, ni mates reptiles, pues con ello mermarías salud i vida a
tí i a tu descendencia.
No hai agricultura posible sin montes, ni montes sin el amor
de los pueblos a los arbolados.
El árbol es la hermosura del campo, la defensa de los cauces i
la providencia de las montañas.
El grado de civilización de un pais se mide por el estado desús
montes.
Como tributo a la patria, deja siquiera un árbol plantado por
tu m iiio.
La contemplación de la naturaleza en la soledad del monte,
enaltece el alma acercándola a su Creador.
Ricardo Codorntu,
Jefe del servicio hidrolójico forestal
en España.
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ANUNCIOS
El Boletín aparece una vez al mes i se imprime en 5,000 ejempla-
res. Colaboraciones i avisos deben dirijirse a Claras 198.
Este Eoletin se reparte gratuitamente a las personas que manden
su dirección exacta a la Inspección Jeneral de Bosques, Pesca i Caza
SANTIAGO— Claras 198
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