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Full text of "Boletn de bosques, pesca i caza"

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'Vi 


boletín 

DE 


Bosques,  Pesca  i  Caza 


TOMO 


1913-1914 

^   5fí   5& 

Directores.  Federico  Albert,  Ernesto  Maldonado  i  Carlos  Sage 


LIBRARY 

«EW  YÜKK 
UOTANIlaL 


SANTIAGO    DE   CHILE 

IMP.   SUD-AMERICANA,    DE   RODRÍGUEZ  E    IRIARTE 

==^=     1914     ^= 


índice 


ARREG-LADO    POR  MATERIAS 


Artículos  Jenerales 


PAjs. 


Un  año  de  labor. — La  Redacción 1  a       3 

Migraciones  observadas  en  la  fauna  i  flora  de  Chile. 

— L.    Castillo 224  »  253 

Bosques,    Pesca  i  Caza    en  el  Congreso   Agrícola  de 

Concepción. — La   Redacción 231   »  323 

Un  paso  adelante.  El  Proyecto  de  Lei  de  Bosques, 
Pesca  i  Caza  en  la  tabla  del  Senado.— La  Redac- 
ción         377   »  380 

Leyes,  Decretos  i  Ordenanzas  sobre  Bosques  i  Plan- 
tíos, Pesca  i  Caza. — C.  Sage  410  a  421  i  contie-       410  »  421 
ne:  Lejislaciou  de    Bosques  411   a  421. — Pesca.       584  »  601 
— Caza  i  ordenanzas 601   »   604 

Don  Carlos  Maira  f. — La  Redacción 426  »  427 

Nuestro  Boletín. — Su  aparición  futura 606 

BOSQUES 

Los  Bosques,  su  conservación,  esplotacion  i  fomento. 

— F.    Albert, 4   »     46 

De  las  Claras  en  la  dasonomía  moderna  57  a  62  í...        112,»   116 
Algo  sobre  los  bosques  de  los  territorios  de  Neuquen 

i  Río  Negro. — Humberto  Giovanelli 104  »   112 

La  plantación  en  el  balneario  t  j  Pichilemu. — Evaristo 

S.  Merino  C 116  »   121 

Rol  que  desempeñan  los  macizos  forestales  i  su  im- 

^  portancia. — Osear  Bravo  L 121  »   126 

''•Aluviones,  su  relación  con  los  bosques. — Daniel  Ze- 

lada 153   »   156 

^     La  Madera.— E.  Maldonado 160»   187 

Arboricultura  forestal  en  el  valle  d'el  Huasco. — C.  Na- 

zarít 188  »   191 


IV    

PÁJS. 

El  Congreso  Forestal  Internacional  de  Paris. — Ramón 

Elzo  Baquedano 291  a  303 

Bosques  Andinos.—  Lejislacion  Forestal. — Humberto 

Giovanelli .' 304  »   313 

Asociación  Forestal    Mediterránea. — R.  Elzo  Baque- 

dano 313  »  320 

Conveniencia  de  formar  una  Unión  Central  de  Inte- 
reses Madereros. — F.  Albert 323  »  330 

Los    bosques  i  los  manantiales. — Los  bosques  i  las       367   »  371 
aguas. — Huffel  por  H.  Novion,  405  a  409,  453 
a  456  i 470  »  486 

El  Pimiento  de  Bolivia.  (Schinus  molle).— F.  Albert.       381   »  386 

El  Nogal  Negro.  (Juglans  nigra).— F.   Albert 386  »  390 

Ei  Pino  Blanco  Americano.  (Pinus  strobus). — F.  Al- 
bert        428  »  433 

El  Chiprés  Calvo.  (Taxodium  distichum).— F.   Albert.       433   »  487 

Influencia  climatérica  de  las  repoblaciones  forestales 
en  el  valle  del  Huasco  i  sus  alrededores. — J.  E. 
Ibarra,  451  a  452  i 572   »   573 

Alerce  del  Ja[)on.  (Fjarix  leptolepis). — F.   Albert 457   »   462 

El  Hikori  Blanco.  (Hicoria  ovata  o   Carya  alba). — F. 

Albert 462  »  466 

Reglamento  para  los  viveros  dependientes  de  la  Sec- 
ción de  Bosques  destinados  a  la  venta  de  árboles.       491    »   494 

Lista  de  precios  de  los  árboles  en  venta  en  los  vive- 
ros         494  »  499 

El  primer  paso   de   Francia  en    su   era  forestal. — C. 

Bravo  E 499   »   508 

Nuestros  bosques  de  araucarias. — R.  El/o  Baquedano       509   »  524 

Nuevos  ensayos  sobre  preservación  de  maderas. — Ra- 
món A.  Cabrera 527   »  533 

Los  Bosques  de  Chile. — F.  Albert 533  »  541 

Casas  de  madera  sin  elaborar.  Indicaciones  ienerales 
para  su  construcción. — A.  Veloso  i  Ramón  A. 
Cabrera 542  »   554 

Micelánea  de  Bosques 

La  e.seasez  do  maderas  para  celulosa 127 

Una  organización    moderna   del  servicio  forestal  en 

Grecia ]^28 

Servicio  de  teléfono  en  los  incendios  de  bosques 128 

Árbol  transformado  en  diario 191  a  192 

ün  hermoso  ejemplo 253 

El  Consejo  Superior  de  Bosques  de  Alemania 254  »   255 


PÁJS- 

El   Distrito  forestal  de  Aquisgran   en  Alemania 255 

Los  peligros  déla  destrucción  de  los  bosques 255 

La  protección  i  el  fomento  de  bosques  en  Korea   im- 
plantada por  los  japoneses 320 

Otro  bosque  petrificado 320 

Primas  i  premios  para  las  plantaciones  de  bosques  en 

Westfalia  (Alemania) 372  »   378 

La  plantación  de  pinos  en  terrenos  agrícolas  en  Ale- 
mania   373 

La  plantación  de  bosques  enarénales 373  »  374 

Los  derechos  de  importación   que  pagan  las    made- 
ras en  Alemania 374  »  376 

Saludo  de  bienvenida 421   »  422 

El  aumento   de  valor  por  el  crecimiento    de  los  bos- 
ques en  Alemania... 422  »  423 

El  agotamiento  de  los  bosques    en   Finlandia 423 

Bosques  suburbanos 486  »   487 

Un  árbol  peligroso 487 

Un  nuevo  método  para  conservar  maderas., 488 

Una  nueva  estación  de  ensayos  químicos  de  las  ma- 
deras   488 

Trabajos  forestales  en   Marruecos 524 

Acarreo  de  maderas  en  las  ciudades 559 

Encarecimiento  del  álamo  en  Francia 559 

Edad  de  los  árboles  multiseculares 560 

Precio  de  un  bosque 607 

Destrucción  de  bosques  en  Honduras 607 

Impregnación  eléctrica  de  la  madera 608 

Los  bosques  en  P^estina 609 

Pesca  i  Caza 

El  Problema  Pesquero,  en  Chile: — F.  Albert.— 47  a  56, 
69  a  104,  132  a  152,  198  a  223,  259  a  288,  i  330 

a348 , 47  a  348 

Contiene:  Idea  Jeneral  47  a  51,  La  Influencia  de  la 
pesquería  en  el  bienestar  de  la  Nación  51a  56,  La 
materia  prima  69  a  104,  La  pesquería  en  aguas  flu- 
viales 132  a  152,  La  pesquería  costanera  198  a  223, 
La  pesquería  territorial  259  a  277,  La  pesquería  en 
alta  mar  277  a  288,  Industrias  derivadas  de  la  pesca 
330  a  343,  La  conservación  i  el  fomento  de  la  pes- 
quería 343  a  348. 

El    Congreso    Internacional    de    Pesca.  —  La  Redac- 
ción          65  »     68 


VI    

PÁJS- 

La  clausura  de  la  Caza. — La    Redacción 129  a  132 

Los  permisos  de  caza  de  lobos. — L.  Castillo 156   »    160 

Lejislacion  i  Jíeglamentacion  urjentes  en  el  ramo  de 

caza. — La  Redacción 193   »   197 

Veda  de  la  pesca. — La  Redacción 257   »   259 

La  hijiene  de  la  caza.— C,.  Silva  Ch 288  >.  291 

Descripción  de  los    peces  mas  convenientes  para   el 

cultivo  artificial  en  el  pais. — P.  Golusda 348   »  367 

Piscicultura.— P.   Golusda 390  »  405 

Estudios  prácticos  de  pesquería  en  la  costa  norte  del 

pais.— S.  Nakashima 437  »  450 

Cultivo  de  especies    salmonídeas.^ — P.  Golusda 466  »  470 

Poblaciones  i  Puertos  Pesqueros. — La  Redacción  ...  489  »  490 

La  vijilancia  de  la  caza. — La  Redacción 525  »  527 

La  perdiz  chilena. — Rafael  Barros. — 554  a  558  i  .  ...  574  »  584 
El  Proyecto  de  Lei   de    Poblaciones  i  Puertos  Pes- 
queros.—F.    Albert 561   »  571 

Miscelánea  de  Pesca  i  Caza 

Disposiciones  que  se  refieren  al  ejercicio  de  la  pesca 

en  Chile ' 63 

El  aceite  de  hígado  de  bacalao 63 

La  industria  de  las  conservas   de  pescados  i  maris- 
cos   64 

Nuevo  vagón  frigorífico 127 

La  prolifidad  de  los  peces 255  a  256 

El  oríjen  de  las  perlas  finas 372 

Reglamentación  de  la  venta  del  pescado  en  Santiago  423  »  424 

Un  pueblo  comedor  de  pescado 424 

Conservas  de  nuestras  aves  de  caza  nacionales,  pesca- 
dos i  mariscos 605  »   606 


^  ^  boletín 


Bosq 


ues,  Pesca  i  Casa 


TOMO   II-NTJM.    I 
JULIO  1913  == 


DiKBCTORBs:    Federico  Albert,  Ernesto  Blaldonado,  Carlos  Sage 

i  Félix  Piuto  Ovalle. 

SUMARIO 

Pájs. 

Un  año  de  labor. — bditokial 1 

Los  Bosques,  su  conservación,  esplotacion  i  fomento. — Federico  Al- 
bert        4 

El  Problema  pesquero  en  Chile. — lederico  Albert 47 

De  las  Claras  en  la  dasonomía  moderna.— De  La  Revista  de  Montes, 

Madrid 57 

MiscBLÁNBA.— Disposiciones  del  Código  Civil  que  se  refieren  al  ejerci- 
cio de  la  pesca  en  Chile.— El  aceite  de  hígado  de  bacalao. — La 
industria  de  las  conservas  de  pescados  i  mariscos. 


»8»  ■ 


SANTIAGO  DE  CHILE 

IMPRENTA  KOSMOS 
(antigua  cbuvantes) 
Pelicias,  1805 

XQ13 


«■* 


Tomo  11. 


Santiago,  Julio  de  1913. 


Núiu.  1 


UN  AÑO  DE  LABOR 


Nos  es  mui  grato,  al  iniciar  con  el  presente  número  el  segundo 
tomo  del  Boletín  de  Bosques  Pesca  i  Caza,  manifestar  que  el 
éxito  de  esta  publicación  sobrepasa  en  mucho  las  espectativas 
que  nos  indujeron  a  su  creación. 

Del  éxito  iiunca  dudam.os,  pues  bien  sabíamos  que  un  órga- 
no de  publicidad  de  amplia  fcirculacion,  mayor  que  la  acostumbra- 
da en  publicaciones  oficiales  de  otro  jénero,  era  indispensable  co- 
mo elemento  de  pi"opaganda  en  todo  el  pais  para  apoyar  la  obra 
de  conservación  i  restauración  de  las  valiosas  riquezas  natura- 
les en  que  estii  empeñada  des  le  muchos  años  la  Sección  de  Aguas 
i  Bosques  del  Ministerio  de  Industiia  i  su  sucesora  la  actual  Ins- 
pección Jencral  de  Bosques,  Pesca  i  Caza. 

Algún  bien  nos  halagamos  de  haber  hecho  al  pais  con  las  nu- 
merosas publicaciones  sueltas  dadas  a  luz  por  la  Sección  nombra- 
da, llamando  la  atención  de  todos  a  la  necesidad  de  resguardar  i 
esplotar  racionalmente  lo  que  aun  nos  queda  de  nuestras  riquezas 
naturales,  que  se  pueden  valorizar  todavía  en  muchos  centenares 
de  millones,  después  de  haber  malgastado  i  destruido,  desde  los 
tiempos  de  la  colonia  hasta  nuestros  dias,  por  valor  de  miles  de 
millones,  que  es  lo  que  valdría  hoi  día  nuestro  territorio  en  el  es- 
tado en  que  fué  presa  de   ávidos  e   impi'evisores   conquistadores. 

Palabras  de  estímulo  i  de  aliento  han  recompensado  i  fortale- 
cido nuestros  esfuerzos  i  los  de  nuesti'os  colaboradores  cada  vez 
que  hemos  propuesto  una  medida  destinada  a  corre j ir  algún  mal 
o  a  propender  a  alguna  mejora,  estímulos  i  alientos  que  se  hacían 
mas  valiosos  en  medio  de  la  indiferencia  con  que  jonei'almente  se 
mira  en  el  pais  las  cuestiones  relacionadas  con  nuestro  suelo  i  sus 
producciones. 

A  fin  de  hacer  mas  activa  i  eficaz  nuestra  campañi,  no  quedar* 
a  medio  camino  i  asegurar  el  éxito  final  i  definitivo  de  las  tareas 
empezadas,  ai.r.iyéndonos  el  apoyo  moral  de  todos  los  que  miran 
ante  todo  el  bienestar  i  el  porvenir  del  pais,  que  son  m.is  de  lo 
que  se  cree,  era  indispeiísable  que  l;i  Oficina  encargada  de  velar 
sobre  la  conservación,  esplotacion  racional  i  fomento  de  esas  ri- 
.quezas  tuviera  su  órgano  de  prédica  i  de  propiganda  destinado  a 


2  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

afirmar  a  los  convencidos  i  convencer  a  los  incrédulos,  i  asi  na- 
ció un  año  ha  el  presente  Boletín. 

Que  sus  prédicas  i  su  propaganda  han  tenido  .iceptacion  i  han 
sido  eficaces,  sobradamente  lo  demuestran  las  numerosas  felicita- 
ciones i  adhesiones  que  han  llegado  a  esta  Inspección  Jeneral  de 
todas  pirtes  del  pais  i  del  estranjero,  encareciéndonos  no  desma- 
yar en  las  no  siempre  gratas  campañas  emprendidas  en  pro  del 
bien  de  toda  la  comunidad. 

En  estas  tareas  cada  éxito  ha  costado  una  lucha,  una  lucha  te- 
naz contra  los  prejuicios  i  preocupaciones,  tan  arraigados  aun 
entre  la  jente  ilustrada.  Plantar  árboles  para  convertirlos  en  ta- 
blas medio  siglo  después,  criar  peces  que  demoran  años  en  llegar 
a  todo  su  desarrollo,  aunque  sean  jigantes  comparados  con  los 
que  nos  dotara  la  naturaleza,  se  ha  calificado  de  ilusiones,  como 
so  ha  considerado  inútil  o  poco  pi'áctico  vijilar  ¡jor  la  conserva- 
ción de  lo  existente  i  refrenar  en  lo  posible  su  bárbara  destrucción, 
como  lo  hemos  procurado  con  leyes,  decretos  i  ordenanzas  relati- 
vas a  la  esplotacion  de  los  productos  del  mar  i  de   nuestros    rios. 

Pero  ahora  las  opiniones  están  cambiando  visiblemente.  La 
perspectiva  de  una  ruina  próxima  i  total,  si  se  continúa  desoyendo 
los  consejos  de  un  grupo  cada  dia  creciente  de  prudentes  i  de 
previsores,  hace  abrir  los  ojos  a  los  mas  indiferentes  i  obstinados, 
i  cábenos  la  inmensa  i  patriótica  satisfacción  fie  ver  aumentar, 
lenta  pero  constantemente,  el  circulo  de  apoyadores  que  nos  rodea. 

Hemos  logrado  demostrar  que  se  puede  plantar  árboles  i  for- 
mar bosques  en  arenales  inútiles  o  en  dunas  movedizas  i  peligro- 
sas, aun  en  nuestras  provincias  centrales  abrasadas  por  un  estío 
que  dura  los  dos  tercios  del  año,  legando  asi  a  la  otra  jeneracion 
una  mejora  i  una  riqueza.  Hemos  demostrado  que  mientras  po- 
damos repoblar  nuestros  rios  con  los  esifuisitos  aunque  diminutos 
peces  indíjenas,  trin  merra  idos  por  los  bárbaros  proco  liinientos 
de  pesca  usuales  en  casi  todo  el  pais,  so  ha  podido  suplirlos  con 
éxito  con  peces  de  mayor  porte,  mas  rápido  desarrollo  i  calidad 
mui  superior.  Hemos  manifestado,  i  seguimos  manifestando  que 
estos  i  otros  buenos  resultados  serian  aun  mucho  mayores  si  tu- 
viéramos una  lejislacion  eficaz.  Nuestra  porfia,  pesada  para  algu- 
nos, los  indiferentes,  despeja  poco  a  poco  el  camino  hacia  el  fin 
que  se  persigue  i  lleva  a  muchos  ánimos,  arriba  i  abajo,  entre  di- 
rij-íntes  i  dirijidos,  el  convencimiento  de  que  ha  llegado  la  hora 
de  secundarnos  en  la  tarea,  modesta  al  parecer  pero  do  vastos  al- 
cances, que  hemos  emprendido. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


La  publicidad  en  su  mejor  fcrraa,  la  publicidad  periódica  diri- 
jida  a  todos  i  al  alcance  de  todos,  tal  como  creemos  haberla  ini- 
ciado, ha  sido  poderoso  factor  a  este  halagador  resultado.  Con 
nuestro  Boletín  hemos  obtenido  en  un  año  lo  que  sin  él  no  se 
habia  conseguido  en  diez.  Tenemos  una  poderosa  cátedra  para 
mostrar  el  mal  i  proponer  su  remedio. 

La  aceptación  jeneral  que  ha  encontrado  en  todo  el  pais  nues- 
tro Boletín,  aceptación  que  se  hace  mas  manifiesta  con  cada  nú- 
mero publicado,  en  forma  de  nuevos  pedidos,  resultado  de  la  pro- 
paganda que  le  hacen  los  primeros  lectores,  ha  hecho  insuficiente 
el  tiraje  actual  de  4  000  ejemplares  i  hemos  resuelto  elevarlo  a 
5  000  desde  el  presente  número,  a  fin  de  prevenir  el  agotamiento 
ds  los  ejemplares,  como  ha  sucedido  con  el  primer  número,  ya  to- 
talmente agotado  i  que  habrá  necesidad  de  reimprimir,  para  aten- 
der pedidos  de  aquí  i  del  estranjero  que  es  indispensable  satisfa- 
cei-,  i  como  pronto  sucederá  con  los  números  siguientes,  cuyo 
reparto  raui  apesar  nuesti'o  nos  vemos  obligados  a   restrinjir. 

Para  compensar  este  aumento  de  costo  de  la  impiesion,  nos' 
vei-emos  obligados  a  disminuir  ocacionalmente,  siempie  que  esto 
se  pueda  sin  perjuicio  del  material  por  publicar,  el  número  de 
pajinas  del  Boletín,  reduciéndolos  siquiera  en  ocho  pajinas,  obli- 
gados por  la  economía  que  impone  forzosamente  el  reducido  pre- 
supuesto i  los  grandes  gastos  que  demandan  las  ilustraciones,  in- 
dispensables en  una  publicación  de  esta  índole  para  fomentar  su 
lectura  i  asegurar  así  su  mas  vasta  popularización. 

El  material  que  formará  el  presente  tomo  no  desmerecerá,  lo 
esperamos,  del  que  formó  el  primero.  A  mas  de  la  cooperación 
del  personal  de  la  Oficina  i  de  los  establecimientos  de  su  depen- 
dencia, seguiremos  contando  seguramente  con  la  colaboración  de 
las  personas  amantes  de  los  ramos  que  son  objeto  de  nuestros  es- 
tudios, i  aun  contaremos  con  la  honrosa  colaboración  de  distin- 
guidos especialistas  estranjeros,  como  lo  prueba  la  que  iniciamos 
en  el  presente  número. 

Asegurada  asi  la  importancia  creciente  i  la  prosperidad  del 
Boletín,  se  afianzará  también  la  seguridad  de  llegar  a  los  prin- 
cipales fines  que  persigue:  convertir  con  el  tiempo  un  servicio 
que  impone  forzosamente  gastos,  aquí  como  en  todas  partes,  en 
una  valiosa  fuente  de  entradas  para  el  Erario  Nacional,  i  contri- 
buir al  mejoramiento  de  la  situación  jeneral. 


La  Kedaccion. 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


LOS  BOSQUES,  Sü  CONSERVACIÓN 

ESPLOTACION    I  FOMENTO 


INTRODUCCIÓN 


Las  naciones  nuevas  pueden  compararse  a  los  niños.  Débiles 
i  torpes,  espuestos  a  mil  accidentes  en  los  primeros  tiempos  de  su 
vida,  v^an  adquiriendo  poco  a  poco  la  esperiencia  necesaria  para 
evitarlos.  Pero  esta  esperiencia,  tanto  en  unos  como  en  otras,  es  el 
fruto,  a  veces  caramente  adquirido,  de  lesiones  i  males  que  desem- 
peñan el  rol  de  duros  maestros.  Algunos  la  adquieren  pronto, 
otros  después  i  otros  mui  tardíamente,  cuando  los  resultados  de 
su  falta  de  juicio  o  de  su  imprevisión  son  imposibles  o  mui  difíci- 
les de  remediar. 

Casi  todas  las  naciones  nuevas  se  han  precipitado  con  afán  a 
la  esplotacion  inconsiderada,  a  la  destrucción  desmedida  de  las 
riquezas  naturales  con  que  las  dotara  la  naturaleza,  sin  impor- 
tarles mucho,  al  parecer,  las  consecuencias  que  esa  cieg*a  imprevi- 
sión debia  traei-  a  las  jeneraciones  futuras.  En  la  esplotacion  de 
los  bosques,  o  mejor  dicho,  en  su  destrucción,  se  ha  desplegado  un 
verdadero  ensañamiento  en  el  nuevo  mundo. 

No  siempre  ha  sido  así.  Las  poblaciones  primitivas  o  aboríjenes 
del  mundo  entero  ya  conocían  los  beneficios  i  la  importancia  de 
los  bosques.  Por  eso  veneraban  i  veneran  hoi  día  los  árboles.  Así 
vemos  en  el  Japón  celebrar  todavía  como  sagrada  la  Cryptomeria, 
en  la  China  el  Gingko,  en  la  India  el  Ciprés  i  la  Higuera  relijiosa, 
en  Siberia  el  Abedul,  en  Asia  menoi-  el  Ciprés  siempre  verde,  en 
Gricia,  Italia  i  España  el  Pino  piñón,  en  Suiza  la  Picea,  en  Aus 
tria,  Alemania  i  Francia  la  Encina,  en  Noruega  i  Suecia  el  Abeto, 
en  Arabia  i  Ejipto  el  Cedro,  en  el  Norte  de  África  el  Alcornoque^ 
en  Arjentina  el  Ombú,  en  Australia  el  Pino  Kauri,  en  Estados 
Unidos  la  Wellingtonia,  en  Cliile  la  Araucaria  i  el  Canelo, 
etc.,  etc. 

Las  naciones  nuevas  han  sido  desti'uctoras  de  bosques  a  medida 
que  invadían  nuevos  territorios  para  formarse  i  establecerse.  Los 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


romanos  esterrainaron  los  bosques  de  Sicilia  para  sembrarla  de 
trigo,  llegando  a  ser  el  granero  del  Imperio,  para  verla  luego 
después  convertida  en  laderas  de  terrenos  áridos  i  desérticos, 
haciéndose  necesario  llevar  la  tea  de  los  incendios  a  los  bosques 
del  centro  i  norte  de  Europa  pai-a  conquistai'se  nuevos  dominios 
i  hacerlos  tributarios  i  sostenedores  de  su  vida  de  lujo  i  molicie. 
Los  hunos  asolaron  la  Europa  meridional,  los  ingleses  los  Esta- 
do Unióos,  Australia  e  India,  los  españoles  los  bosques  de  Chile, 
etc.,  etc. 

Todos  los  grandes  jenios  de  las  naciones  se  han  empeñado  en 
oponer  una  valla  a  la  destrucción  de  los  bosques.  En  los  tiempos 
antiguos  se  declararon  sagracíos  ciertos  árboles  i  también  inmen- 
sas ostensiones  de  bosques;  en  la  Edad  Media  se  tomaron  las  pri- 
meras disposiciones  lejisiativas  continuadas  hasta  hoi  i  así  se  desta- 
can a  nuestra  vista  grandes  figuras  como  Carlomagno,  Pedro  el 
Grande,  Federico  el  Grande,  Napoleón,  Guillermo  I,  Bismark, 
Guillermo  II,  Roosevelt,  etc.,  etc. 

¡Cuántos  íírboles  de  la  paz  i  del  progreso  no  se  han  plantado  en 
el  mundo  entero  a  raíz  de  una  des-ruccion  ilimitada  o  de  una  de- 
cadencia nacional  manifiesta! 

¡Cuántas  contradicciones  no  tiene  la  vida  de  las  naciones!  En 
aras  de  la  guerra,  minería  i  agricultura  se  han  destruido  muchos 
bosques  en  el  mundo  entero  i  en  aras  de  la  estratejia  militar  i  de 
las  necesidades  mas  apremiantes  de  la  minería  i  agricultura  se 
han  gastado  injentes  sumas  para  volverlos  a  plantar. 

¡Cuánto  no  han  sufrido  la  industria  i  el  comercio  del  mundo 
entero  por  haber  sido  la  causa  directa  o  indirecta  de  la  rápida 
destrucción  o  esplotacion  defectuosa  délos  bosques,  con  la  escasez 
o  la  mala  calidad  de  las  materias  primas  en  que  se  fundaba  su 
existencia  o  prosperidad! 

De  este  círculo  vicioso  no  se  escapa  ni  la  misma  industria  ma- 
derera, ya  por  el  desarrollo  escesivo  que  se  le  dio  i  que  primero 
orijina  la  sobreproducción  i  después  el  repentino  agotamiento, 
como  sucede  hoi  dia  en  Noruega  i  Suecia,  donde  de  repente  se 
han  paralizado  muchas  esplotaciones  madereras,  ya  por  la  mala 
elaboración  i  mezcla  de  especies  buenas  con  otras  de  inferior  cali 
dad,  qué  orijínó  en  años  pasados  la  casi  completa  paralización  de 
la  esportacion  de  las  maderas  de  Australia,  como  contribuyó  en 
Chile  a  aumentar  el  rechazo  de  las  buenas  maderas  nacionales  en 
el   comercio  interior  del  país,  como  también  su  esportacion. 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


De  allí  viene  el  afán  de  cada  estado  medianarnentQ  organizado 
de  conservar  i  plantar  bosques  i  velar  por  la  buena  esplotacion 
de  los  mismos.  De  alli  viene  el  afán  de  cada  estado  de  reservar 
para  si  lo  que  le  ha  quedado  de  riquezas  forestales,  como  lo  hace 
hoi  dia  la  Aijentina. 

En  Chile  ha  pasado  lo  mismo  que  en  todas  las  demás  naciones 
en  formación;  los  antiguos  habitantes,  los  indios,  no  arrasaron 
como  no  arrasan  hoi  los  bosques,  pero  si  los  conquistadores,  colo- 
nizadores i  aun  los  colonos  de  hoi  dia,  que  se  han  ensañado  i  se 
ensañan  en  la  destrucción  de  los  bosques.  Toca  ahora  a  la  Nación 
despertar  i  velar  por  su  porvenir. 

Los  daños  hechos  a  la  Nación  ya  son  demasiado  palpables  i  en 
unos  pocos  años  mas  será  imposible  enmendarlos,  pues  al  Estado 
ya  no  le  pei'tenecerá  una  pulgada  de  terrenos  cubiertos  con  bos- 
ques i  necesitará  muchos  centenares  de  'millones  de  pesos  no 
solo  para  comprar  a  oro  los  terrenos  destruidos,  que  antes  ha  re- 
partido gratuitamente  cubiertos  con  todas  las  riquezas  forestales, 
sino  también  para  hacer  frente  al  emboscamiento  de  las  dunas,  a 
la  repoblación  de  los  terrenos  áridos,  de  las  hoyas  hidrográficas, 
de  las  vertientes,  la  corrección  de  los  cerros  i  torrentes,  como  a 
todos  los  demás  problemas  forestales,  que  ninguno  de  los  esta- 
dos organizados  ha  podido  dejar  de  la  mano  sin  atenderlos. 

LA  CONSERVACIÓN 

La  conservación  de  los   bosques   es  una  necesidad  imperiosa 
para  la  agricultura,  pues  los   terrenos  que  no  se  prestan  para  un 
cultivo  agrícola  continuado,   una  vez  despojados  de  la  vejetacioii 
arbórea  llegan  a  ser  con  frecuencia  perjudiciales  no  solo  para  las 
tierras  fértiles  vecinas  sino  también  para  las  lejanas. 

Las  laderas  accidentadas  son  lavíidas  de  la  capa  vejetal  por  las 
lluvias,  que  descubren  el  suelo  mineral,  siempre  estéril.  Este  se 
rasga,  se  agrieta  i  se  derrumba,  sepultando  los  terrenos  fértiles 
vecinos;  los  torrentes  invernales  arrastran  el  material  a  los  ríos, 
que  se  embancan  como  el  Biobio,  i  lo  llevan  al  mar,  que  lo  vuelve 
a,  botar  a  la  playa  en  forma  de  arenas  volantes  que  después  for- 
man las  dunas  que  sepultan  los  tsrrenos  de  la  costa.  Quiere  decir 
esto  que  las  laderas  accidentadas  de  la  coi'dillera  son  verdaderas 
fábricas  de  dunas;  la  cordillera  andina  contribuye  con  mas 
de   dos   tercios   del  total    de   las  dunas   existentes  en   el    pais, 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


pues  555  kilómetros  corridos  de  costa  están  cubiertas  con 
arenas  volantes  provenientes  de  la  alta  cordillera,  i  solo  250  kiló- 
metros de  costa  dunosa  provienen  de  la  cordillera  de  la  costa  i 
del  interior.  No  para  aquí  el  perjuicio  ocasionado  por  las  laderas 
accidentadas,  agrietadas  i  zanjoneadas,  pues  éstas  siguen  destiu- 
yéndose  hasta  la  cumbre  aflorando  la  tosca  o  la  roca  viva  con  el 
trascurso  de  los  años,  inutilizando  asi  aun  para  la  plantación  de 
árboles  terrenos  que  antes  no  podian  calificarse  de  desérticos.  No 
bastando  con  haber  embancados  los  rios  i  puertos,  haber  fomenta- 
do la  formación  de  dunas,  haber  disminuido  la  superficie  cultiva 
ble  forestalmente,  todavía  se  ha  causado  al  país  el  perjuicio  de  in- 
crementar los  torrentes,  las  rápidas  creces  de  los  rios,  las  inun- 
daciones i  la  destrucción  de  los  ricos  suelos  agrícolas  en 
ambas  riberas  de  los  cursos  '  agua.  El  agua  de  lluvia  corre 
sobre  los  faldeos  desnudos  (jomo  sobre  un  tejado  i  estos  no 
absorben  ni  la  cuarta  parte  del  agua  de  lluvia  que  habrían  deteni- 
do al  ser  cubiertos  con  bosques. 

La  existencia  de  las  vertientes  que  sirven  para  el  agua  pota- 
potable,  la  bebida  de  los  anímales,  el  riego  de  los  campos  i  la 
fuerza  motriz,  está  íntimamente  ligada  a  la  existencia  de  los  bos- 
ques. Estos  detienen,  condensan  i  absorben  les  neblinas  con  su 
ramaje  cubierto  de  hojas,  del  cual  gotea  i  corre  a  lo  largo  del 
tronco  la  humedad  recojida  í  la  guía  por  medio  de  las  raíces  í  del 
rastrojo  a  la  profundidad,  apareciendo  mas  tarde  como  vertiente 
bienhechora  cuando  cesan  las  lluvias. 

Sobre  las  montañas  cubiertas  de  bosques  tupidos  puede  llover 
fuerte  durante  dos  horas  sin  que  corra  una  sola  gota  al  fondo  de 
la  quebrada,  fomentándose  asi  la  abundancia  de  los  manantiales, 
disminuyéndose  los  estragos  que  causa  la  rápida  acumulación  de 
los  torrentes  invernales,  que  arrastran  con  todo  i  que  destruyen 
no  solo  las  vias  de  comunicación,  i  mas  fácilmente  las  nuestras 
tan  primitivas,  sino  también  las  tierras  fértiles  colindantes. 

Los  climas  se  suavizan,  siendo  menos  calorosos  en  el  verano  i  me- 
nos fríos  en  el  invierno;  las  lluvias  no  se  presentan  como  tempo- 
rales furiosos  en  los  cuales  cae  en  un  día  el  agua  de  lluvia  de  un 
mes  entero,  sino  que  caen  en  forma  de  aguaceros  mas  moderados 
i  bienechores,  que  llenan  de  gusto  los  ojos  i  de  dinero  el  bolsillo 
de  los  agricultores. 

La  humedad  atmosférica  no  desaparece  casi  totalmente  en  el  vera, 
no,  causando  la  sequía  de  los  pastos  de  rulo,  pues  los  bosques  lan- 


8  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


zan  todo  el  dia  al  aii'e  la  humedad  que  han  recojido  del  subsuelo 
i  refj'escan  con  ella  el  ambiente  necesario  para  la  vejetacion  agrí- 
cola. 

Todo  lo  dicho  anteriormente  ya  lo  habrá  observado  cada  uno 
de  los  presentes  en  mas  de  un  caso,  pero  talvez  no  se  hayan  dado 
cuenta  de  la  importancia  que  puede  tener  pai"a  todo  el  pais.  Pues 
si  bien  no  tendría  importancia  para  el  pais  entero  que  un  dueño 
quiera  aminorar  el  valor  de  su  fundo  destruyendo  un  manantial 
o  causando  el  desbarranco  de  una  ladera  para  ejecutar  una  o  dos 
siembras,  disminuyendo  la  humedad  del  aire  en  una  estension  dada, 
etc.,  etc.,  tiene  esto  una  importancia  capital  para  el  pais  si  todos 
hacen  lo  mismo,  pues  se  convierte  los  ricos  suelos  agrícolas  en  pára- 
mos estériles. 

Un  caso  de  viruela  no  importa  nada  para  la  vida  de  una  repú- 
blica de  tnillones  de  habitantes;  pero  como  la  enfermedad  es  conta- 
jiosa,  al  desatender  este  caso  se  contamina  a  cientos  i  miles  de 
habitantes,  infestando  rápidamente  departamentos  i  provincias 
enteras. 

Es  asi  como  la  rica  Mesopotamia,  donde  corría  leche  i  miel,  se 
ha  convertido  en  la  rejion  desolada  de  hoi  dia  a  causa  de  la  des- 
trucción de  los  bosques. 

Es  asi  como  nuestro  desierto  del  norte  avanza  triunfalmente  liá. 
cia  el  sur  de  la  República.  Los  tamarugos,  chañares,  algarrobillos 
algarrobos,  quillayes,  espinos,  robles,  raulíes,  etc.,  ya  no  se  produ- 
cen en  tanta  abundancia  por  semillas  caídas  naturalmente  ni  reto- 
ñan tan  bien  del  tronco  como  antes.  Los  retoños  de  lingue,  radal^ 
avellano,  etc.,  ya  no  vuelven  a  ser  áiboles  gi'andes  como  en  épo- 
cas pasadas.  De  Talca  al  norte  ya  no  se  puede  plantar  ni  los  ár- 
boles indijenas  sin  riego  sino  en  situaciones  especialísimas,  cuando 
antes  se  producían  espontáneamente  en  abundancia.  Como  se  ve 
los  desiertos  van  avanzando  i  es  preciso  detenerlos. 

Mirando  desde  el  punto  de  vista  industrial,  Chile  tampoco  puede 
vivir  a  costilla  de  la  existencia  maderera  actual  de  otras  nació, 
nos.  Australia  continúa  aumentando  el  número  de  las  especies 
cuya  esportacíon  de  maderas  se  prohibe  en  absoluto  porque  la 
existencia  no  basta  para  su  propio  consumo.  Las  industrias  ma- 
dereras de  Suecia  i  Noruega  estaa  en  el  suelo  por  la  escasez  de  la 
materia  prima.  Los  Estados  Unidos  de  Norte  América  ya  han 
repoblado  mas  de  75  000  hectáreas  con  bosques  para  evitar  en 
algo  los  perjuicios  que  ya  les  causa  la  escasez  en  alguna  rejiones,^ 


boletín  DK  bosques,  pesca  1  CAZA 


Inglaterra,  que  toda  su  vida  se  ha  surtido  de  los  bosques  de  otras 
naciones  europeas,  como  Turquía,  Austria,  Portugal,  Francia,  Ale- 
mania, Suecia,  Noruega  i  que  después  ha  ido  a  buscar  maderas  a 
Estados  Unidos,  India  i  Australia,  está  convencida  que  ahora  debe 
plantar  bosques  en  gran  escala,  i  se  propone  comprar  los  teri-e- 
nos  agrícola  de  escasa  o  mediana  fertilidad  para  plantar  el  año 
200  UOO  hectáreas  de  bosques  hasta  completar  un  areal  nuevo  de 
4  millones  de  hectáreas.  Alemania,  que  desde  Federico  el  Grande 
ha  cuidado  la  conservación  i  el  tomento  de  los  bosques  i  que  en  los 
últimos  decenios  ha  comprado  i  plantado  de  5  a  8  mil  hectáreas 
al  año,  se  ha  visto  en  la  necesidad  de  empezar  a  establecer  primas 
para  los  particulares  que  dediquen  suelos  agrícolas  de  mediana 
fertilidad  a  la  plantación  de  bosques. 

Chile  no  puede  esponerse  a  sufrir  en  lo  futuro  una  importación 
anual  de  madera  por  valor  de  600  millones  de  pesos  como  Ingla- 
terra o  tener  que  dedicar  anualmente  100  millones  de  pesos  de  su 
presupuesto  a  la  compra  de  terrenos  i  a  la  plantación  de  bosques 
del  Estado. 

Según  nos  dicen,  el  estado  financiero  del  país  es  tan  angustioso 
que  no  se  puede  atender  en  debida  forma  ni  a  la  conservación  de 
los  escasos  bosques  que  todavía  son  fiscales,  ni  a  la  plantación  de 
bosques  protectores  en  defensa  contra  las  dunas,  los  torrentes  in- 
vernales, etc.,  ni  en  beneficio  de  las  vias  fluviales,  aguas  de  riego 
i  potables. 

Toca  por  consiguiente  aquí  a  cada'uno  de  los  dueños  de  fundos 
hacer  de  su  parte  lo  posible  para  aminorar  con  su  buen  criterio  i 
esfuerzo  personal  los  daños  que  ya  se  han  causado  al  pais  i  que 
en  lo  futuro  pueden  agravarse  enormemente,  emprendiendo  al 
mismo  tiempo  un  negocio  que  de  año  en  año  será  mas  lucrativo  a 
medida  que  el  pais  permita  i  aun  fomente  la  destrucción  de  los 
bosques,  lo  que  causa  el  alza  rápida  de  los  precios  de  la  madera. 

El  Presidente  Roosevelt  dijo  a  este  respecto:  «Uds.  hacen  a  la 
América  pobre  a  viva  fuerza,  cuando  vuestra  cautela  por  el  bie- 
nestar del  pais  se  limita  solo  a  vuestro  bienestar  actual».  I  el 
Director  .leneral  de  Bosques  de  Estados  Unidos,  señor  Gifford 
Pinchot,  dijo  a  la  Asociación  Nacional  de  Elaboradores  de  Made 
ra:  «La  conservación  de  los  bosques  solamente  puede  ser  próspera 
i  practicable  en  la  proporción  en  que  los  dueños  de  bosques  to- 
men la  iniciativa  i  se  ayuden  a  sí  mismos». 

Al  hacer  nuestras  las  opiniones  emitidas,  rogamos  a  todos  los 


10  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

dueños  de  bosques  que  nos  ayuden  a  enmendar  las  faltas  cometi- 
das en  la  entreg'a  de  los  terrenos  fiscales  i  que  hagan  en  sus  pro- 
piedades aun  tardíamente  la  aparta  de  los  terrenos  forestales  de 
los  agrícolas,  o  sea  los  que  realmente  es  provechoso  dedicar  a  un 
cultivo  rotativo  para  dedicar  el  resto  al  cada  día  mas  lucrativo 
negocio  de  los  bosques. 

Se  deben  apartar  como  suelos  forestales: 

1)  Las  laderas  i  crestas  mui  accidentadas; 

2)  Las  parcialidades  de  las  hoyas  hidrográficas  que  afectan  a 
las  vertientes; 

3)  Una  faja  angosta  a  orillas  de  las  aguas  corrientes  naturales 
para  evitar  que  destruyan  terrenos  fértiles  en  los  meses  en  que 
se  vuelven  torrentes;  i 

4)  Los  terrenos  mui  rocallosos,  pedregosos,  arenosos  o  de  esca- 
sa profundidad. 

A  todos  estos  habría  que  agregar  todavía,  según  conveniencia 
de  cada  dueño,  fajas  de  10  a  50  metros  de  ancho  que  atraviesen 
los  fundos  i  atajen  los  fuertes  vientos  del  invierno  o  verano,  en 
ángulo  recto  en  cuanto  sea  posible,  i  finalmente  sean  abrigo  para 
los  animales  en  cada  potrero. 

No  somos  partidarios  de  dejar  en  los  potreros  árboles  disemi- 
nados en  todas  partes  en  distancias  de  10  a  3()  metros  en  cada 
sentido,  pues  así  establecen  solo  un  abrigo  mediocre  i  en  cambio 
merman  mucho  el  rendimiento  del  pasto  o  de  la  siembra.  Reco- 
mendamos conservar  un  rincón  del  potrero  con  bosque  tupido,  al 
cual  se  puede  dar  mayor  estension  cuando  puede  formar  el  cru- 
zamiento de  varios  potreros,  i  entonces  se  habrá  conseguido  un 
abrigo  bueno  que  a  la  vez  puede  utilizarse  de  comedero  en  vez 
de  tapar  partes  del  potrero  con  la  paja  que  se  da  en  tiempo  de 
invierno  a  los  animales. 

Seria  el  ideal  de  la  ciencia  agrícola  1  forestal  que  un  dueño  de 
fundo  pueda  hacer  esta  aparta  de  suelos  agrícolas  i  forestales  en 
terrenos  de  bosques  vírjenes,  pues  haría  el  papel  de  los  estados 
previsores  que  conservan  los  bosques  donde  son  necesarios,  para 
evitar  en  lo  futuro  los  gastos  crecidos  de  las  grandes  obras  que 
se  necesitará  para  las  aguas  de  bebida,  de  riego,  de  desagües,  etc. 
Fácil  es  dejar  destruir,  mui  costoso  es  reconstruir. 

Ya  definido  que  partes  se  conservarán  de  bosques,  se  necesita 
cercarlas  para  evitar  la  entrada  de  los  animales,  que  consumirían 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  u 

i 

todos  los  arbolitos  nuevos  que  brotan  del  suelo,  los  ramonean,  les 
<3ortan  las  flechas  i  quebran  los  troncos  delgados. 

La  conservación  de  bosques  encierra  en  si  la  necesidad  de  cor- 
tarlos i  esplotarlos,  a  pesar  de  lo  estraño  que  parezca  a  primn 
facie.  Para  conservar  se  tiecesita  cortar: 

1)  Todo  lo  seco,  tanto  en  los  contornos  como  en  el  interior, 
para  aminorar  la  posibilidad  de  que  salten  tizones  ardientes  de 
rozas  vecinas  i  destruyan  todo  i  también  para  evitar  que  se  pro- 
paguen tanto  los  hongos  e  insectos  dañinos  a  los  árboles. 

2)  Los  árboles  podridos  en  el  interior  i  los  de  aspecto  enfermi- 
zo o  avejentado,  pues  ocupan  espacio,  pierden  de  año  en  año  su 
aprovechamiento  industrial,  a  mas  de  que  sirven  para  propagar 
los  hongos  e  insectos  que  atacan  a  las  maderas. 

3)  Todas  1,  malezas  forestales  i  los  árboles  de  especies  poco 
comerciales  .e  pueden  estorbar  a  la  formación  de  ái'boles  útiles, 
pero  se  con  :3rvará  las  malezas  que  han  quedado  debajo  de  es- 
pecies industriales,  pues  éstas  fomentan  la  frescura  del  suelo  i  le 
allegan  un  abono  distinto;  con  el  nombre  de  maleza  se  entiende 
forestalmente  toda  planta  leñosa  que  no  llega  a  crecer  a  la  di- 
mensión de  árboles  grandes;  por  consiguiente,  entran  aquí  no  solo 
la  quila,  colihue,   maqui,   coralillo,   murta,   etc.,  sino  también  en 

ciertas  rejiones  el  lingue,  canelo,   radal,    avellano,   etc.,  que  en 
ciertas  situaciones  no  pasan  de  ser  simples  arbustos. 

4)  Se  cortará  del  renoval  de  un  tronco  paulatinamente  todos 
los  brotes  escepto  el  mas  grande  i  derecho  cuando  ya  tiene  unos 
3  a  4  metros  de  altura,  para  que  se  desarrolle  libremente  i  mas 
lijero;  es  un  error  creer  que  desde  el  primer  año  se  puede  quitar 
de  los  troncos  todos  los  retoños  que  posee,  pues  con  esto  se  reduce 
enormemente  la  champa  de  raices;  es  preciso  ejecutar  esta  labor 
paulatinamente  en  el  trascurso  de  los  años  para  que  se  desarro- 
llen mas  lijero  los  retoños  i  no  se  sequen  gran  parte  de  las  raices 
del  árbol  primitivo. 

5)  Se  cortará  los  árboles  grandes  i  robustos  cuando  han  llegado 
casi  al  máximo  de  su  desarrollo,  porque  después  ya  no  crecen 
con  la  misma  rapidez,  se  avejentan  i  su  madera  pierde  en  cali- 
dad. Mas  o  menos  sucede  eso  con  troncos  de  80  crats.  en  los  ro- 
bles, raulies,  coihues,  araucarias,  etc.;  de  70  cmts.  en  los  mañíus, 
lleuques  i  villahuales;  de  60  cmts.  en  los  lingues,  laureles  i  hua- 
huanes;  de  50  cmts.  en  los  radales,  avellanos,  canelos  i  arrayanes; 
de  40  cmts.  en  las  lumas;  los  cipreses  i  alerces  son  de  vida  mucho 


12  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

mas  larga  i  hai  conveniencia  en  conservarlos  hasta  que  su  vege- 
tación acuse  un  próximo  agotamiento.  Las  medidas  que  indicamos 
en  centimetros  no  valen  para  todas  las  rejiones,  pero  sí  pueden 
servir  de  guía  en  la  mayor  parte  de  los  casos. 

6)  Los  bosques  grandes  se  subdividirán  con  fajas  cruzadas  en 
las  cuales  se  cortará  toda  vejetacion  arbórea  i  se  plantará  aro- 
mos de  Australia  (Acacia  Melanoxylon)  para  atajar  el  fuego  de 
los  incendios  que  pueden  producirse. 

Las  cortas  enumeradas  en  los  números  2  i  5  se  prepararán  con 
un  año  de  anticipación,  suprimiendo  las  malezas  forestales  en  los 
contornos  de  los  árboles  de  especies  apreciadas  que  están  avejen- 
tadas, a  fin  de  que  estas  asemillen  i  puedan  formar  así  una  repro 
duccion  natural  por  semillas  caídas,  que  es  la  mas  económica.  La 
corta  misma  debe  ejecutarse  jeneralmente  en  tiempo  de  invierno 
cuando  se  trata  de  especies  cuyo  cultivo  se  quiera  continuar,  i  en 
tiempo  de  verano  cuando  se  quiere  esterminar  la  especie. 

Ya  antes  de  las  cortas  indicadas  habrán  existido  algunos  claros 
de  mayor  o  menor  estension  que  no  tenían  árboles  i  con  las  cor- 
tas estos  habrán  aumentado  en  número  i  estension  i  hoi  día  se 
hace  necesario  plantarlos  para  mejorar  la  calidad  délos  árboles 
vecinos  i  dar  mayor  sombra  al  bosque. 

Cuando  los  claros  existentes]  son  menores  de  lo  metros  de  día- 
metro  en  todo  sentido,  contando  solo  el  tubo  de  luz  que  deja  el 
ramaje  de  los  árboles  grandes,  entonces  es  preciso  recurrir  a  la 
plantación  de  cipreses.  Sí  es  mayor  se  podrá  poner  en  su  centro 
eucaliptos  í  si  es  mayor  de  30  metros  se  podrá  emplear  los  diez 
o  mas  meti'os  del  centro  en  la  plantación  de  pinos. 

Como  se  ve,  el  espíritu  de  simple  conservación  de  los  bosques 
vírjenes  del  país,  sin  otra  mira,  nos  ha  llevado  a  la  descripción 
paulatina  de  un  cultivo  rotatorio  llamado  forestalraente:  .Método 
de  beneficio  por  cortas  de  entresaca  (Pliinter  Schlag  Betríeb). 

Este  método  de  beneficio  no  es  en  absoluto  el  ideal  de  la  selvi- 
cultura, pues  mantiene  árboles  de  todas  edades  en  el  mismo  terre- 
no, estorbando  los  grandes  a  los  chicos,  produciéndose  madera 
menos  recta  i  mas  nudosa,  dando  así  en  ol  curso  de  80  a  100  años 
menor  cantidad  e  inferior  calidad  de  madera,  pero  sí  es  el  cultivo 
mas  económico  al  principio,  que  permite  todos  los  años  una  cose- 
cha moderada  en  el  mismo  terreno,  que  eterniza  la  existencia  del 
bosque  formado  a  la  vista  de  un  modo  continuado;  por  esto  es  la 
rotación  forestal  mas  recomendable  para  situaciones  muí  espues- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  13 


tas  a  los  vientos  fuertes,  crestas  i  laderas  muí  accidentadas,  hoyas 
hidrográficas  de  las  vertientes  i  orillas  de  los  rios. 

Al'principio,  al  tomar  posesión  de  bosques'vírjenes,  siempre  sciá 
necesario  en  todo  caso,  para  su  mejor  conservación,  recurrir  al 
método  de  beneficio  por  cortas  por  entresaca  para  suprimir  lo 
seco,  lo  podrido  i  lo  avejentado,  esplotando  lo  poco  útil  que  les 
quede  de  madera  i  quemando  los  desperdicios  a  fin  de  aminorar 
los  peligros  de  incendios  i  destruir  los  hongos  e  insectos  que 
atacan  la  madera  i  que  pasan  de  los  árboles  enfermos  a  los 
sanos. 

Los  mismos  piincipios  descritos  para  los  bosques  virjenes  rijen 
también  en  los  ya  rozados  a  fuego  i  en  los  renovales.  Por  muchos 
que  sean  los  árboles  secos  que  hai  en  pié  en  una  roza  antigua, 
hai  que  suprimii'los  esplotando  lo  útil  i  quemando  el  resto  a  fin 
de  evitar  que  los  troncos  al  caer  maten  la  vejetacion  nueva  i  que 
ésta  sea  atacada  pronto  por  hongos  e  insectos, 

En  seguida,  convendría  establecer  fajas  cortafuegos  con  aromo 
de  Australia,  suprimirlos  arbustos,  las  especies  de  escaso  valor  in 
dustrial,  malezas,  etc.,  dejar  los  retoños  con  el  trascurso  de  los 
años  de  un  solo  pié,  plantar  cipreses  en  los  claros  chicos,  tratan- 
do que  los  árboles  queden  en  distancias  de  1.25X1-25  o  a  lo  mas 
de  1,50X1,50  en  cada  sentido  para  que  produzcan  madera  de 
primera  clase.  Cuando  los  claros  son  mas  grandes,  se  puede 
plantar  manchones  de  eucaliptos,  pinos,  encinas,  etc.,  como  ya  di- 
jimos. 

Como  se  ve,  la  esplotacion  i  conservación  de  los  bosques  está 
intimamente  ligada  con  la  plantaciori  i  restauración  de  los  mon- 
tes i  al  tratarlas  aun  superficialmente  no  es  posible  separar  una 
cosa  de  otra  sin  tener  que  ligarlas  nuevamente  a  cada  paso  para 
hacer  ver  siquiera  las  reglas  mas  rudira3ntar¡a3  de  la  ciencia  fo- 
restal, las  que  se  atropellan  en  el  pais  sin  ninguna  consideración 
i  en  perjuicio  no  solo  de  la  comunidad  sino  también  del  propio 
dueño  del  fundo  que  manda  ejecutar  estas  labores. 

Los  dueños  de  fundos  que  tienen  a  lo  menos  103  hectáreas  de 
bosques  que  necesitan  conservar  i  que  no  están  en  situaciones 
como  las  indicadas  anteriormente,  que  les  obligue  a  mantener  el 
método  de  beneficio  por  cortas  de  entresaía,  harán  bien  en  par 
celarlos  con  el  tiempo  en  80  a  lOü  fracciones  para  esplotar  anual- 
mente una  parcela  por  el  método  de  beneficio  por  cortas  a  mata- 
rrasa  (Kahlschlag  Betrieb)  i  establecer  asi  una  rotación  de  cultivo 


14  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


por  80  a  100  años.  T.a  corta  a  matarrasa  tiene  la  ventaja  de  que 
al  ban-er  con  todo  se  puede  cambiar  un  cultivo  en  otro,  f ornen- 
tnndo  las  especies  útiles,  suprimiendo  las  inútiles  i  plantando  las 
que  se  quiei-a  añadir.  A  esto  debe  preceder  1  o  2  años  antes  una 
corta  diseminatona  (Samenschlag)  en  la  cual  se  cortarcín  todas 
las  especies  entre  árboles,  arbustos  i  malezíis  que  no  se  quiera 
tener  en  el  bosque  i  ademas  se  dejará  de  las  especies  útiles  un 
ái'bol  cada  15  o  20  metros  o  sean  unos  2J  a  50  árboles  por  hectá- 
rea para  que  asemillen  i  siembren  por  sí  un  nuevo  bosque,  para 
cuyo  mejor  éxito  se  recomienda  arar  i  remover  la  superiicie  del 
suelo  para  que  reciba  mejor  la  semilla.  Solo  después,  cuando  se 
vea  la  multitud  de  plantas  nuevas  formando  una  especie  de  tapiz^ 
se  cortan  los  árboles  grandes  que  se  habia  dejado.  Las  partes  que 
hablan  quedado  ralas  o  desnudas  se  plantan  con  el  esceso  que  hai 
€11  otras  partes  o  intercalando  otras  especies. 

Por  ejemplo,  si  tenemos  un  bosque  de  coihue,  huahuan,  laurela, 
roble,  liiigue,  i'aulí,  canelo,  radal,  avellano,  tique  o  palo  muerto, 
patagua,  maqui,  arrayan,  quila,  colihue,  romerillo,  etc.,  dejaremos 
en  pié  solo  los  raulíes  i  robles  en  las  distancias  indicadas;  a  estos 
añadiremos  lingue  i  radal  en  caso  que  allá  llegan  a  ser  árboles  i 
el  resto  se  corta  a  barrer.  Se  ara  i  se  deja  asemillar  los  ái'boles. 
A  la  vuelta  del  año  se  cortará  las  malezas  forestales  que  haya  i 
se  repartirá  mejor  los  brinzales  (Sámlinge)  o  sea  las  plantas  nue- 
vas por  medio  de  la  plantación.  Si  la  reproducción  natural  por 
semillas  caldas  no  ha  sido  suficiente,  se  puede  dejar  los  árboles 
un  año  mas  en  pié,  se  recoje  semilla  i  se  siembra. 

La  corta  de  especies  útiles  se  hace  mejor  en  tiempo  de  invierno, 
para  que  i-etoñeii  bien;  la  de  las  malezas  forestales  se  hace  en  el 
verano  para  que  no  retoñen  o  retoñen  mal.  A  la  vuelta  de  unos  3 
o  4  años  sei'á  necesario  dar  otro  repaso  a  las  malezas  para  que  no 
maten  las  especies  útiles. 

Naturalmente  es  la  primera  condición,  sine  qua  non,  que  el  te- 
rreno esté  bien  cercado  i  se  evite  en  absoluto  el  acceso  de  los  ani- 
males, pues  estos  consumirían  con  preferencia  los  arbolitos  útiles 
i  dejarían  cuidadosamente  las  malezas  forestales  en  pié. 

Por  mala  suerte,  no  es  así  como  se  ha  procedido  con  los  bosque» 
nacionales.  El  fuego  ha  consumido  todo  i  las  especies  que  mejor 
retoñan  o  cuyas  semillas  duran  mas  tiempo  en  el  suelo,  como  el 
maqui,  avellano,  canelo,  huahuan,  coihue,  patagua,  etc.,  han  to- 
mado posesión  de  los  bosques  anteriores  de  roble  i  raulí. 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  15 

En  otias  rejiones  se  sacó  priraercimente  los  raulíes  del  monte 
tupido  sin  dejarlos  aseniilhir,  años  después  se  hizo  lo  mismo  con  los 
robles  i  hoi  dia  tenemos  una  gran  existencia  de  malezas  foresta- 
les en  pié  que  en  realidad  no  sirven  mas  que  para  el  fuego. 

No  por  esto  debe  destruirse  esta  vejetacion,  sino  que  debe  cui- 
darse relijiosamente  en  todos  los  terrenos  forestales,  pues  no  solo 
presta  utilidad  a  la  comunidad  sino  en  primera  línea  al  dueño  del 
fundo:  sin  ella  tendrá  un  clima  local  mas  seco,  tendrá  que  regar 
mas  seguido,  helará  mas  i  hará  mas  calor,  se  agrietarán  los  sue- 
los i  habrá  menos  pasto  en  las  laderas  enteramente  desnudas  de 
vejetacion  leñosa. 

Ya  que  no  hemos  sido  capaces  de  cuidar  lo  útil,  ahora  nos  toca 
la  urjente  necesidad  de  cuidar  lo  inútil,  so  pena  de  entrar  en  ma- 
yores gastos  o  ver  disminuir  notablemente  nuestras  entradas. 

Toda  vejetacion  leñosa,  por  ruin  que  sea,  es  una  base  preciosa 
para  las  futuras  repoblaciones. 

No  podemos  concluir  este  capítulo  sin  hacer  un  llamado  espe- 
cial a  la  conservación  de  nuestros  quillayes  i  lingues,  cuyas  cor- 
tezas industriales  son  la  base  de  un  lucrativo  comercio  i  a  pesar 
de  esto  no  se  cuida  su  conservación,  pues  en  vez  de  cortar  los 
árboles  en  época  conveniente,  para  que  retoñen,  i  aprovechar 
así  la  corteza,  la  madera  i  la  leña,  conservando  la  vitalidad  de  la 
raíz  i  del  cuello  del  árbol,  solo  sacan  la  corteza  en  tiras  hasta 
donde  alcanza  el  operario,  o  si  corlan  el  árbol  lo  hacen  en  verano, 
cuando  ya  no  retoña.  Ademas  de  esto,  no  tenemos  noticias  de  que 
persona  alguna  se  preocupe  de  plantarlos.  La  sacadura  de  la  cor- 
teza por  tiras  orijina  que  entren  insectos  en  el  tronco,  aunque  se  le 
pinte  con  alquitrán,  destruyen  la  madera  i  secan  el  árbol. 

El  Estado  ya  no  posee  reservas  de  quillayes  con  las  cuales  po- 
dría auxiliar  a  la  industria  i  a  la  esportacion,  i  por  esto  se  nece- 
sita que  los  dueños  de  fundos  se  preocupen  solos  de  esta  mateiia, 
tan  lucrativa  i  tan  necesaria,  para  mantener  el  equilibrio  que  ne- 
cesitan las  industrias  nacionales  para  su  bienestar. 

ESPLOTACION 

No  hai  esplotacion  posible  sin  tener  los  medios  para  el  ti'as- 
porte  de  maderas,  ya  sea  en  forma  de  resbaladeros  en  suelos  ac- 
cidentados, canales  con  o  sin  agua  corriente,  ríos  habilitados  para 
el  flotamiento  de  las  maderas,  caminos,  ferrocarriles  i  puertos  flu- 


16  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

viales  madereros.  A  pesar  de  eso  el  Estado  no  ha  hecho  casi  nada 
en  ese  sentido  i  de  allí  viene  el  orijen  i  el  pretesto  de  las  rozas  a 
fuego  para  habilitar  suelos  agrícolas  i  para  esplotar  los  bosques. 
Si  no  se  puede  trasportar  los  productos  económicamente,  entonces 
solo  se  sacará  los  mas  valiosos  o  se  quemará  todo  pai-a  dedicar 
el  tei'reno  a  la  crianza  de  animales,  aunque  sea  en  mediocres  con- 
diciones. 

La  roza  a  fuego  debe  tolerarse  como  medio  mas  económico  para 
habilitar  terrenos  agiícolas  donde  no  hai  ningún  ínteres  en  con- 
servar bosques,  aunque  el  fuego  reduce  en  mucho  la  cantidad  de 
metios  cúbicos  de  madera  de  construcción  que  se  puede  sacar  de 
una  superficie  dada.  Si  cada  uno  de  los  dueños  de  fundo  sacíise 
bien  la  cuenta  de  cuantas  pulgadas  de  madera  pierde  a  causa  de 
la  roza,  tal  vez  no  rozaría  ninguno,  sino  que  todos  cortarían  a  hacha 
i  sierra  los  árboles  esplotables  i  solo  después  prenderían  fuego  a 
los  desperdicios.  Así  se  habría  alejado  también  el  peligro  de  los 
grandes  incendios  que  arrasan  no  solo  los  bosques  propios  sino 
también  los  vecinos,  con  instalaciones  de  aserraderos  i  aun  casas 
de  habitación. 

En  terrenos  forestales  es  enteramente  condenable  la  roza  a 
fuego  tal  cual  se  ejercita,  pues  se  cortan  los  árboles  delgados 
hasta  cuarenta  o  mas  centímetros  de  diámetro  en  tiempo  de  in- 
vierno i  de  la  primavera  i  se  quema  la  roza  entre  Diciembre  i  Abril, 
cuando  los  troncos  están  llenos  de  savia  azucarada,  que  llega  a 
hervir  en  la  madera  con  el  calor  del  fuego,  acelera  la  pudriciou 
de  la  misma,  aumenta  las  condiciones  higrométricas  i  llama  su 
destrucción  por  los  hongos  e  insectos.  Solo  cuando  la  roza  ha  sido 
delgada  i  los  árboles  en  pié  han  escapado  al  fuego  con  vida,  pue 
den  dar  madera  de  pi'imera  clase  cuando  son  cortados  después  en 
el  tiempo  mas  favorable  de  su  esplotacíon. 

'':i  Es  jeneralmente  una  simple  ilusión  creer  que  los  árboles  que 
se  han  dejado  en  pié  no  perecen  con  la  roza  a  fuego.  Basta  reco 
rrer  las  inmensas  estensíones  de  suelos  eiizados  de  palos  secos 
calcinados  para  convencerse  de  que  se  necesitaría  mucho  tino 
para  evitar  que  se  sequen.  Nada  útil  debe  esperarse  de  estos  palos 
parados  que  tienen  la  savia  cocida,  resecada  en  el  interioi',  las  fi 
bras  alteradas  por  los  hongos  i  la  madera  apolillada,  como  la  ve- 
mos continuamente  en  los  mercados  madereros  de  las  grandes 
ciudades. 

Mejor  madera  se  obtenía  cuando  al  talar  con  hacha  en  el  tiempo 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  17 

debido  se  sacaba  a  cada  árbol  grueso  que  se  dejaba  en  pié  una 
f;ija  anular  de  mas  o  menos  25  centímetros  de  ancho  por  5  cen- 
tímetros de  espesor  de  albura  para  que,  junto  con  los  árboles  cor- 
tados, se  secasen  los  que  habían  quedado  en  pié  i  entonces  no  ha. 
bia  inconveniente,  para  la  calidad  de  la  madera,  prender  la  roza 
en  el  verano.  De  todos  modos  hai  en  cada  roza  a  fuego  una  fuerte 
pérdida  de  metros  cúbicos  de  madera,  pero  esta  sería  mayor  aun 
si  se  cortasen  también  los  árboles  maderables  en  tiempo  de  in- 
vierno i  se  prendiese  fuego  a  todos  los  árboles  volteados. 

Como  ya  hemos  demostrado  en  «El  problema  forestal  en  Chile», 
no  se  puede  limitar  la  estension  que  va  a  tomar  un  incendio,  i  se 
convierten  los  bosques  de  raulí,  roble,  etc.,  en  renovales  de  espe- 
cies menos  apreciadas  o  totalmente  inútiles.  En  terrenos  foresta- 
les, es  eso  enteramente  condenable  i  la  ruina  de  la  industria  ma- 
derera futura,  porque  ésta  deberá  resignarse  a  producir  mys  tarde 
madera  de  inferior  calidad  i  leña  de  2.«  o  3.<i  clase. 

Junto  con  la  esplotacion  debe  ir  la  conservación  i  la  repo- 
blación. 

En  los  terrenos  forestales  se  debe  parcelar  los  bosques  i  some- 
terlos a  un  cultivo  rotativo  tal  cual  se  describió  en  el  capítulo  an- 
terior,  so  pena  de  que  pronto  llegue  el  día  en  que  se  acabe  la 
industiia  maderera,  primero  en  un  fundo,  después  en  otro  i  así 
sucesivamente  por  departamentos  i  provincias  enteras,  como  ha 
sucedido  de  Talca  al  Bio-bío  i  como  sucede  ahora  del  Bio-bio  a 
Puerto  Montt. 
Mr,  M.  C.    Moore,  secretario  de  la  «National  Cooperage  Manu- 

-facturers  Association»  de  Estados  Unidos,  dice  a  este  respecto: 
«Estoi  muí  desconsolado  al  tener  que  decir  que  los  elaboradores 
de  madera  en  América  no  mii-an,  por  regla  jeneral,  mas  allá  del 
largo  de  su  propia  vida  o  de  su  carrera  activa  en  su  negocio,  li.ista 

,que  al  fin  la  desaparición  de  los  árboles  maderables  sea  un  hecho 

xionsumado;  pues  bien,  creo  firmemente  que  esto  no  debe  ser  así!» 

El  secretario   de  Agricultura  de  la  misma  nación,  señor  James 

^Wilson  dice:  «El  vasto  areal  de  bosques  maderables  de  los  Esta- 
dos Unidos  está  principalmente  en  manos  de  los  madereros,  quo 
tienen  en  su    poder   el    hacer  permanente  la  industria  madei'ora 

, efectuando  en  sus  tierras  un    cultivo   forestal  rotatorio,  pero  ellos 

.310  quieren  hacer  nada  para  conseguirlo». 

Lo  mismo  i  mucho  mas  se  debe  decir  de  nuestros  esploi;adore3 


18  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

que  son  mas  destructores  que  elaboi  adoras.  Todos  confían  en  la 
inagotabilidad  de  los  bosques,  mientras  que  la  historíanos  enseña 
que  cuarenta  años  han  bastado  para  concluir  con  la  riqueza  fores- 
tal de  Talca  al  Biobío  i  en  el  valle  central  de  San  Rosendo  a 
Llanquihue, 

En  la  corta  debería  darse  preferencia  a  las  especies  poco  co- 
merciales i  a  las  inútiles,  las  que  podrían  cortarse  uno  o  dos  años 
antes  de  la  esplotacíon  de  las  especies  útiles,  para  que  éstas  que- 
den mas  asoleadas,  asemillen  i  produzcan  asi  un  bosque  natural 
de  mejor  calidad  que  el  que  se  había  formado  espontáneamente  o 
silvestre. 

La  corta  misma  de  todos  los  árboles  debe  hacerse  al  ras  del 
suelo  i  no  a  una  altura  de  medio  a  un  metro,  porque  el  resto  del 
tronco  estorba  a  los  renuevos  paia  formar  un  nuevo  árbol  1  a  me- 
dida que  estos  crecen  se  pudre  el  tronco  i  los  hongos  e  insectos- 
pasan  a  la  madera  sana  del  retoño  destruyéndolo  antes  de  tiempo, 
si  los  vientos  no  han  dado  cuenta  de  él  a  causa  de  su  base  falsa, 
lietoños  sanos  i  robustos  se  obtienen  solo  a  flor  de  tierra  sobre  el 
cuello  de  las  laíces,  pues  así  no  tienen  que  luchar  con  descolló  de 
un  tronco  grueso,  cuyo  macizo  de  madera  no  les  sirve  de  nada 
para  su  alimentación,  les  estorba  para  formar  un  tronco  nuevo 
es  el  nidal  de  todos  los  achaques  que  les  pueden  sobrevenir.  Por^ 
esto  conviene  gastar  un  poco  mas  en  la  corta  i  exijir  que  sea  he- 
cha al  ras  del  suelo,  que  los  cortes  sean  mas  bien  varios,  de  pla- 
nos ascendentes  i  lisos  i  que  no  se  lastime  la  coiteza  para  que  los 
retoños  sean  robustos.  Jeneralmente  pagará  con  creces  el  mayor 
largo  que  se  obtenga  del  tronco  el  mayor  costo  de  la  volteadura, 
que  oiijina  la  corta  a  flor  de  tierra.    ' 

El  empleo  de  sierras  no  es  recomendable  en  todas  las  especies- 
nacionales  que  retoñan,  porque  los  troncos  se  pudren  con  mas  fa- 
cilidad i  la  corteza  molida  dificulta  el  brote. 

En  las  especies  que  no  retoñan  i  en  los  bosques  que  se  piensa 
destruir,  de  todos  modos  es  preferible  elejir  la  sierra.  Con  este 
objeto,  se  hace  primero  un  corte  con  hacha  en  la  dirección  en  que 
se  quiere  dejar  caer  el  árbol,  el  que  no  debe  entrar  mas  que  a  la 
cuarta  o  quinta  parte  del  grueso  del  tronco.  En  seguida  se  intro- 
duce la  sierra  en  el  lado  opuesto  i  a  medida  que  ésta  avanza  se 
encaja  una  cuña,  la  que  facilita  el  corte  i  hace  caer  el  árbol 

Nos  ha  estrañado  también  que  no  se  hayan  jeneralizado  toda- 
vía las  máquinas  de  sierras  combinadas,  tanto   a    vapor   como  a 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  19 

mano,   que   facilitan   cortar   horizontal  i  verticalmente  i  sirven 
tanto  para  voltear  como  para  trozar. 

Desde  los  tiempos  de  Plinio  hasta  la  fecha  ha  sido  objeto  de 
ranchas  discusiones  la  época  en  que  deben  cortarse  los  árboles. 
Hoi  dia  se  ve  mas  claro  en  este  asunto,  pero  a  pesar  de  las  reglas 
jenerales  existentes  se  ha  visto  que  según  la  especie  i  el  clima  de 
la  rejion  uno  debe  apartarse  en  algo  de  las  líneas  jenerales. 

En  Chile  no  se  ha  hecho  ningún  estudio  sobre  esta  materia  i 
como  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i  Caza  solo  hace 
poco  tiene  bosques  nacionales,  no  ha  podido  dedicarse  antes  a  es- 
tos estudios;  en  consecuencia,  hoi  dia  debemos  atenernos  a  hxs  re- 
glas jenerales  existentes,  las  que  mas  tarde  habrá  que  modificar 
talvez  en  algo  en  cada  una  de  las  especies. 

En  las  coniferas  se  considera  completamente  indiferente  el  mes 
en  que  se  hayan  cortado  para  su  durabilidad,  resistencia  i  demás 
cualidades.  En  el  pais  valdría  esta  regla  para  los  alerces,  cipre- 
ses,  cedros,  araucarias,  mañius,  villahuales  i  Ueuques,  lo  que  será 
una  noticia  mui  grata  para  los  madereros. 

A  los  árboles  cuyas  cortezas  se  esplotan  para  fines  industriales, 
corresponde  la  corta  a  fines  del  invierno  i  principio  de  la  prim¿i- 
vera,  o  sea  mas  o  menos  del  1."  de  Agosto  hasta  el  15  de  Setiem- 
bre, pues  es  entonces  cuando  retoñan  bien,  se  suelta  la  corteza 
con  facilidad  i  se  obtiene  mas  sustancias  tánicas  i  mas  saponina. 
Aprovechamos  la  oportunidad  para  decir  que  no  son  los  árboles 
gruesos  cuyas  cortezas  son  mas  tánicas,  sino  los  delgados  de  10  a 
25  centímetros  de  diámetro.  Quiere  decir  esto  que  el  quillai,  lin- 
gue,  canelo,  peumo,  muermo,  aromo  de  Australia  i  la  encina, 
habría  que  cortarlos  con  este  objeto  en  el  mes  de  Agosto  i  en  la 
primera  quincena  de  Setiembre. 

La  utilización  de  las  maderas  para  la  fabricación  de  mueblen 
arqueados  i  también  sunchos,  grandes  canastos  i  para  ciertos  mé- 
todos de  impregnación,  etc.,  exije  que  la  corta  se  efectúe  en  los 
meses  de  verano,  porque  si  nó  se  quebran  con  facilidai  o  no  se 
doblan  de  un  modo  parejo. 

Las  maderas  nacionales  que  se  prestan  mas  a  la  arqueadura 
serían  en  orden  de  facilidad:  la  tiaca,  el  coihue,  el  língue  i  algunos 
otros. 

Todas  las  demás  especies  nacionales  deben  ser  cortadas  en  los 
meses  de  Junio  i  .Julio  para  que  sean  mas  durables,  mas  resisten- 
tes, menos  higrométricas  i  se  arqueen,   tuerzan  i  apolillen  menos. 


20  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

Entran  aquí  el  roble,  raulí,  radal,  laurel,  avellano,  ciruelillo,  coi- 
liue,  huahuan,  luma,  tiaca,  teníu,  tique,  huinque,  avellanillo, 
terau,  ineli,  peumo,  litre,  algarrobo,  etc.  i  también  los  canelos, 
ling'ues,  muermos,  aromos  i  encinas,  cuando  se  esplotan  para 
maderas. 

Talvez  se  podrá  hacer  aquí  una  variante  en  lo  futuro  para  el 
roble,  raulí  i  para  alguna  otra  especie  nacional,  elijiendo  para  su 
corta  los  meses  de  Agosto  i  Setiembre,  dejando  a  los  árboles  vol- 
teados todas  las  ramas,  manteniendo  el  tronco  libre  del  contacto 
con  el  suelo  por  medio  de  palos  o  piedras,  hasta  que  las  ramas 
hayan  brotado  nuevas  hojas  i  éstas  se  hayan  vuelto  a  secar,  pues 
así  consumen  la  savia  del  tronco  i  dejan  la  madera  en  mejores 
condiciones. 

Otro  método  para  mejorar  la  calidad  de  la  madera  es  sacar  al 
árbol  en  pié  una  faja  anular,  como  dijimos  anteriormente,  lo  que 
llaman  vulgarmente  capar  el  árbol,  para  que  se  seque  en  pié  1 
solo  después  voltearlo.  Así  consumen  las  hojas  la  savia  i  aumen- 
tan la  durabilidad  i  la  resistencia  de  la  madera,  no  se  arquea,  ni 
se  tuerce  ni  se  apolilla. 

A  fin  de  evitar  que  la  madera  se  descolore,  se  pudra  o  se  apo- 
lille  debajo  de  la  corteza  se  usa  mucho  sacar  a  los  árboles  en  pié 
listas  i  placas  de  corteza  en  otoño  para  cortarlos  después  en  el 
invierno. 

En  la  volteadura  misma  de  los  árboles  hai  que  observar  las  si- 
guientes reglas: 

1)  El  árbol  debe  caer  en  la  dirección  en  que  menos  perjuicio 
hace  a  los  demás  árboles  en  pié  o  a  las  plantas  nuevas  (brinzales); 
jeneralmente,  convendrá  cortar  primero  los  ganchos  i  después  el 
tronco  despejado  de  ramas. 

2)  Cada  árbol  debe  voltearse  en  la  dirección  en  que  menos  su- 
fra en  la  caida,  lo  que  será  cerro  arriba  en  las  laderas  suaves  i 
cerro  abajo  en  las  raui  accidentadas,  para  evitar  desgracias  a  los 
trabajadores;  el  piso  en  que  va  a  caer  el  árbol  debe  ser  lo  mas 
plano  posible,  porque  si  cae  sobre  un  suelo  disparejo  se  quebra 
con  facilidad. 

3)  Al  cortar  se  debe  tratar  de  provocar  la  caida  en  una  direc- 
ción que  facilite  en  cuanto  sea  posible  su  futuro  trasporte. 

4)  Cuando  sopla  viento  fuerte  no  se  debe  cortar,  porque  no  hai 
seguridad  donde  va  a  caer  el  árbol  i  peligra  también  la  vida  de 
los  trabajadores. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  21 

5)  Arboles  delgados  que  han  sido  ladeados  por  la  caída  de  un 
tronco  se  enderezarán  luego  i  si  han  sido  dañados  demasiado  o 
tronchados  se  cortan  a  flor  de  tierra  para  que  retoñen. 

6)  El  tronco  debe  cortarse  a  flor  de  tierra  o  a  una  altura  no 
mayor  de  un  tercio  del  diámetro  del  tronco. 

En  la  trozadura  de  los  troncos  se  debe  observar  las  siguientes 
reglas: 

1)  Se  debe  dar  preferencia  a  la  formación  de  grandes  piezas 
para  altas  construcciones. 

2)  En  seguida  se  troza  para  piezas  mas  chicas  i  tablas. 

3)  Las  medidas  deben  ser  exactas  i  parejas  i  no  se  debe  tolerar 
escesos  i  faltas  en  éstas. 

4)  La  madera  normal  debe  apartarse  cuidadosamente  de  la  de- 
fectuosa i  no  se  debe  tratar  de  encubrir  desperfectos  en  el  modo 
de  trozar. 

Los  demás  detalles  dependerán  de  la  facilidad  del  acarreo  de 
las  piezas  grandes,  de  las  exijencias  de  las  industrias  i  del  mer- 
cado local,  según  la  momentánea  ventaja  en  la  comerciabilidad  de 
las  piezas. 

Es  de  mucha  importancia  la  selección  en  la  trozadura  de  los 
árboles,  pues  si  los  cálculos  están  mal  hechos  o  no  se  les  toma 
en  consideración,  se  convierte  fácilmente  los  trozos  de  madera  de 
primera  clase  en  otra  de  segunda  i  tercera  clase,  en  perjuicio  del 
resultado  económico  de  la  empresa. 

Si  los  trozos  no  se  trasportan  i  elaboran  inmediatamente  es  ne- 
cesario poner  algo  debajo  de  ellos  para  que  no  tengan  contacto 
con  el  suelo  i  quitarles  placas  o  listas  de  cortezas  para  que  la  ma- 
dera no  se  descolore  per  el  ataque  de  hongos  o  se  apolille  deba- 
Jo  de  la  corteza. 

Al  descortezarlos  totalmente,  como  sucede  por  ejemplo  con 
el  lingue,  seria  preciso  taparlos  con  ramas  para  aminorar  las 
rajaduras  causadas  por  un  secamiento  disparejo.  Por  la  m'sma 
razón  se  recomienda  en  los  trozos  que  no  se  elaboran  luego  un- 
tarlos en  los  cortes  con  alquitrán,  parafina,  aceites,  grasas,  car- 
bolineo,  barro,  etc.  También  suelen  taparlos  con  placas  de  corte- 
zas o  pedazos  de  tablas  clavadas.  Menos  eficaz  es  fijar  en  lus 
cortes  fierros  en  forma  de  S,  cuadrados,  cruces,  abrazade- 
ras, etc. 

Desaguando  los  troncos  o  la  madera  elaborada  un  par  de  me- 
ses en  agua  corriente,   pierden  parte  de   la  savi¿i,  pero  también 


22  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

parte  de  su  color  o  resistencia  seguti  la  especie  (el  roble  gana  en 
color,  el  lingue  i  el  aromo  de  Australia  lo  pierden);  en  cambio, 
son  menos  higrométricos  i  se  arquean  i  tuercen  menos  después  al 
secarlos  totalmente,  ya  sea  al  aire  libre  o  al  aire  caliente,  pues  sí 
no  se  hace  esto  son  menos  durables  en  contacto  con  el  suelo, 
siempre  se  arquean  i  se  tuercen  i  como  leña  dan  menos  ca- 
lorías. 

Es  mui  interesante  este  tema,  pues  implica  también  el  flota- 
miento de  las  maderas  como  medio  de  trasporte,  pues  si  no  se  se- 
can bien  las  maderas  trasportadas  por  agua  antea  de  su  venta, 
entonces  llegan  a  ser  de  inferior  calidad  en  comparación  con  la 
que  no  ha  pasado  por  agua. 

Hai  aquí  todavía  un  ancho  campo  de  estudio  de  las  especies 
nacionales  al  cual  habríamos  podido  dedicarnos  si  nos  hubiese 
sido  posible  convencer  al  país  de  que  se  necesita  establecer  bos- 
ques nacionales  i  hacer  ensayos  de  esplotacion  de  todo  jénero  pa- 
ra poder  señalar  a  la  industria  por  medio  de  la  práctica  lo  que  le 
conviene  hacer. 

Poco  debe  esperarse  aquí  de  la  iniciativa  particular,  ya  que  se 
sabe  que  de  los  tantos  métodos  ensayados  en  el  estranjero  solo 
uno  puede  ser  el  mas  conveniente  para  cada  una  de  las  especies 
del  país  i  que  todos  los  demás  son  gastos  i  tiempo  perdidos. 

La  división  de  los  trozos  de  madera  en  piezas  de  escuadría  se 
hace  solo  aisladamente  a  mano  con  corvina.  En  la  mayoría  de  los 
casos  se  hace  con  máquina  a  vapor  de  sierra  circular,  escaso  es 
el  empleo  de  las  máquinas  de  marcos  con  sierras  múltiples  i  mas 
escaso  aun  es  el  uso  de  la  sierra  de  huincha  para  división  de  los 
grandes  trozos  de  los  árboles. 

Asi  como  no  se  fija  el  dueño   de  un   bosque  en  la  gran  pérdida 
de  la  madera  que  le  ocasiona  la  roza  a  fuego,  tampoco   se  ñja  en 
la  pérdida  de  madera  que  le  ocasiona  el  grueso  de  la  sierra,  a  pe- 
sar de  que  esto  no  deja  de  tener  su  influencia  en  el  resultado  eco 
nómico  de  la  industria. 

El  acarreo  del  trozo  cortado  de  la  seh^a  vírjen  a  la  máquina 
aserradora  no  deja  de  costar  dinero  i  mientras  mayor  sea  la  dis- 
tancia o  la  dificultad  de  acarrear  mayor  será  el  gasto,  que  al  fin 
llega  a  hacer  antieconómica  la  esplotacion. 

Por  esto  es  preciso  fijarse  en  el  mayor  rendimiento  en  madera 
elaborada  que  se  puede  obtener  de  un  trozo  dado  con  cada  una  de 
his  máquinas  aserradoras  existentes.    A  esto  hai   que  agregar  to- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


23 


davía  la  estabilidad,  firmeza  i  durabilidad  de  la  máquina,  que  si 
está  calculada  para  elaborar  maderas  blandas  i  livianas  co- 
mo álamo  i  pino  no  se  debe  esperar  de  ella  buenos  resultados  pa- 
ra la  elaboración  de  maderas  duras  i  pesadas,  como  roble,  coi- 
hue,  lingue,  etc.  De  alli  viene  el  descontento  jeneral  por  las  má- 
quinas inservibles  o  de  poca  duración,  causado   solo  por  la  falta 


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Sierra  circular 

de  pericia  del  compi-ador   que   ha   comprado  una  aseriadora  que 
no  es  para  los  usos  a  que  quiere  destinarla. 

Para  la  partidura  de  los  trozos  i  la  fabricación  de  maderas  de 
construcción  hai  que  tomar  en  consideración: 

1)  El  banco  aserrador  con  sierra  circular; 

2)  La  sieira  de  huinchas  para  trozos;  i 

3)  La  sierra  alternativa. 

1)  La  sierra  circular  es  la  mas  usada  en  Chile,  importada  je- 
neralmente  de  los  Estados  Unidos.  Su  diámetro  varia  de  40  a  60 
pulgadas;  casi  todas  son  de  dientes  postizos  i  tienen  en  la  circun- 
ferencia una  velocidad  de  40  metros  por  segundo.  Para  producir 
un  corte  liviano  sin  fricción  se  recalcan  o  traban  los  dientes,  de 
lo  que  resulta  que  el  ancho  del  corte  es  mayor  que  el  grueso  de 
la  sierra,  el  que  aumenta  aun  mas  por  la  cimbra  de  ésta.  Se- 
gún el  tamaño  de  los  dientes  varia  su  ancho  de  8  a  10  milímetros 
i  el  del  corte  mismo  de  10  a  12  milímetros.  Depende  de  la  proli- 
jidad del  palanquero  reducir  esta  pérdida  de  madera  en  los  cortes, 
revisando  bien  los  descansos  del  eje  i  en  especial  teniendo  cuida- 
do de  que  el  ancho  de  todos  los  dientes  sea  exactamente  el  mismo 


24  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 


en  su  parte  cortante  i  que  sus  puntas  estén  exactamente  en  ef 
mismo  círculo. 

El  trozo  de  madera  está  tendido  i  afianzado  en  un  carro  espe- 
cial que  corre  sobre  rieles,  el  que  se  erapujct  hacia  la  sierra  en 
movimiento  jeneral  nente  con  una  velocidad  de  30  metros  por 
minuto  para  produ'iir  el  corte.  El  retroceso  del  carro  es  mas 
lijero. 

Para  producir  un  corte  mas  liso  es  indispensable  también  fijar- 
se en  que  la  sierra  tenga  las  evoluciones  necesarias  i  que  el  carro 
se  empuje  con  la  menor  o  mayor  velocidad  que  requiere  el  mayor 
o  menor  grueso  del  trozo. 

Sin  estas  precauciones  se  producen   cortes   tan   disparejos  que 


Sierra  de  huincha  para  tioucos' 

ocasionan  una  segunda  pérdida  considerable  de  madera  al  acepi" 
llar  las  piezas  cortadas. 

Las  ventajas  que  tienen  los  bancos  aserradores  de  sierra  circu- 
lar son:  su  construcción  sencilla,  su  relativo  escaso  costo  (por 
término  medio  $  2000  oro,  inclusive  la  hoja  de  la  sierra),  la  ba- 
ratura de  los  cimientos  (en  Chile  casi  sin  escepcion  de  pilotaje  de 
madei-a),  la  facilidad  del  manejo,  un  trabajo  lijero,  la  posibilidad 
de  desarmar  la  máquina  fácilmente  i  armarla  en  otro  punto. 

Las  desventajas  son:  el  desgaste  rápido   de  la  maquinaria  que- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


25 


orijina  una  cuota  de  amortización  mui  subida,  un  gasto  grande  i 
muí  disparejo  de  fuerza,  una  gran  pérdida  de  madera  en  cada 
corte  i  una  superficie  mui  áspera  en  el  corte  que  causa  otra  pér- 
dida al  acepillarla. 

La  pérdida  de  madera  importa  en  tablas  de  una  pulgada  un  30 
por  ciento  del  trozo,  en  tablas  de  tres  cuartos  de  pulgadas  un  36 
por  ciento  i  en  tablas  de  media  pulgada  un  43  por  ciento. 

2)  La  sierra  de  huincha  para  trozos  hace  el  corte  por  medio  de 
una  hoja  sin  fin  de  6  a  8  pulgadas   de  ancho,  que   se   mueve  con 


^^rí'f^^í^^^^.'ííí-^ 


traquina  para  enderezar  la   huincha 


gran  velocidad  sobre  dos  poleas  de  1.20  a  1.80  metro  de  diá- 
metro. 

"El  grueso  de  la  hoja  de  la  sierra  es  jeneralmente  de  media  lí- 
nea i  al  recalcar  los  dientes  queda  el  ancho  del  corte  en  una  i  me- 
dia linea. 

Lo  mismo  que  en  la  sierra  circular  es  de  gran  importancia  que 
los  dientes  sean  igualmente  anchos  i  que  sus  puntas  estén  en  la 
misma  línea. 

Con  la  sierra  de  huincha  se  puede  obtener  resultados  sobresa- 
lientes, siempre  partiendo  de  la  base  que  la  hoja  de  la  sierra  esté 
bien  preparada.  Con  la  afiladura  de  los  dientes  con  lima  o  lija  de 
esmeril  i  con  la  recalcadura  posterior  de  las   puntas  de  los  mis- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


mos,  se  alarga  la  hoja  de  la  sierra  en  el  lado  de  los  dientes;  por 
consiguiente,  el  corte  ya  no  formarla  una  línea  recta  sino  una  cui-- 
va,  cuya  línea  esterior  serian  las  puntas  de  los  dientes.  Se  necesita, 
por  consiguiente,  estirar  la  parte  no  dentada  de  la  hoja  con  gol- 
pes de  martillo  o  con  un  laminador  hasta  que  esté  derecha  otra 
vez.  La  circunstancia  de  que  con  la  sierra  de  huincha  solo  se 
consiguen  resultados  sobresalientes  cuando  la  sierra  está  en  buen 
estado  i  se  posee  un  personal  idóneo  ha  dificultado  mucho  su  in- 
troducción en  el  país,  donde  se  está  acostumbrado  a  trabajar  mas 
bien  con  peones  que  con  mecánicos. 

Las  ventajas  de  la  sierra  de  huincha  son:  que  el  gasto  de  fuer- 
za es  un  poco  menor  que  en  la  sierra  circular,  el  corte  es  mucho 
mas  parejo  i  mas  liso,  su  gran  rendimiento,  el  mínimo  de  pérdida 
de  madera  en  el  corte  mismo  i  en  la  acepilladura,  pues  con  ella 
es  solo  de  un  12  por  ciento  al  cortar  tablas  de  una  pulgada  de  un 
trozo,  de  15  por  ciento  en  tablas  de  tres  cuartos  i  un  18  por  cien- 
to en  tablas  de  media  pulgada,  lo  que  no  se  alcanza  a  obtener  con 
ninguna  otra  sierra. 

Las  desventajas  son:  el  alto  precio  de  su  adquisición  ($  8000  a 
$  9000  oro  jenei'almente),  fundaciones  caras,  las  dificultades  de 
tener  un  buen  mecánico  i  palanquero  i  de  la  buena  conservación 
de  la  sierra. 

3)  La  sierra  alternativa  se  compone  de  un  marco  en  el  cual 
están  fijadas  una  serie  de  sierras  que  se  mueven  de  ariiba  abajo 
al  mismo  tiempo,  asi  es  que  mientras  en  la  sierra  circular  i  en  la 
de  huincha  el  trozo  de  madera  debe  moverse  muchas  veces  hacia 
adelante  i  hacia  atrás  para  cortarlo  en  tablas,  aquí  hace  solo  una 
vez  el  camino  atravesando  las  sierras  colocadas  en  los  espacios 
fijos  del  grueso  que  se  quiere  dar  a  las  tablas.  Quiere  decir  esto 
que  la  sierra  alternativa  es  especialmente  adecuada  para  cortar 
tablas  de  cualquiera  dimensión  de  trozos  de  madera.  Las  hojas  se 
asemejan  a  las  de  un  serrucho,  sierra  a  mano  o  corvina.  La.  afila- 
dura i  recalcadura  de  los  dientes  exijen  también  cierta  prolijidad 
pero  no  es  la  mitad  tan  difícil  como  en  la  sierra  de  huincha  i  la 
puede  hacer  cualquier  operario  de  mediana  intelijencia.  La  pér- 
dida de  madera  en  el  corte  i  en  la  acepilladura  es  casi  tan  insig- 
nificante como  en  la  sierra  de  huincha,  las  tablas  producidas  son 
tan  parejas  i  lisas  que  en  muchos  casos  pueden  ser  empleadas  sin 
acepillar.  El  manejo  de  la  sierra  alternativa  es  sencillo,  el  avan- 
ce puede  alterarse  fácilmente,  aun  durante  el  corte,  el  número  de 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


27 


las  sierras  que  se  pueden  emplear  al  mismo  tiempo  puede  llegar 
a  24,  asi  es  que  con  una  sola  pasada  del  trozo  pueden  producir  23 
tablas.  A  pesar  de  esto  la  productibilidad  es  un  poco  menor  que 
en  la  sierra  de  huincha  i  en  la  circular;  en  cambio  es  menor  ei 
gasto  de  fuerza  para  producirlas  tablas  i  mayor  la  segui'idaddela 


Sierra    alternativa 

■esplotacion.    El  precio  de   una  sierra   alternativa   con  24   hojas 
fluctúa  entre  $  5000  a  6000  oro  jeneralmente. 

Sería  un  prejuicio  recomendar  una  sola  clase  de  máquina  como 
la  única  apreciable,  pues  se  necesita  elejii'  para  cada  caso  la  má- 
quina que  mejor  convenga.  Para  las  circunstancias   existentes  en 


i'8 


boletín  dp;:  bosques,  pesca  i  caza 


el  pais  deben  tomarse  en  consideración  en  primera  línea  los  enor- 
mes £?astos  de  trasporte  de  los  trozos  de  las  selvas  vírjenes  al 
aserradero  i  de  la  madera  elaborada  de  éste  a  la  estación  próxima 
i  a  los  centros  de  consumo,  los  que  se  agravan  mas  en  Chile  por 
el  completo  abandono  en  que  se  ha  dejado  toda  clase  de  medios 
de  trasportes  madereros  en  el  pais. 

En  los  casos  en  que  trata  de  cortar  madera  de  construcción  de 


f:^^ .. 


Sierra  de  huincha  partidora 

grandes  dimensiones,  traviesas  i  durmientes  de  ferrocarril,  tablo. 
nes,  etc.,  siempre  será  ventajoso  emplear  un  banco  aserrador  con 
sierra  circular. 

Donde  se  cortan  principalmente  tablas  será  recomendable  usar 
al  lado  de  la  sierra  circular  otra  alternativa.  Los  trozos  se  partirán 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  29 

entonces  con  la  circular  i  se  seguirá  cortando  las  piezas  grandes 
en  tablas  con  la  alternativa.  En  vez  de  ésta  también  puede  usarse 
una  sierra  de  huincha  repartidora.  El  manejo  de  una  máquina  de 
este  jénero  es  mucho  mas  fácil  i  sencillo  que  el  de  una  sierra  de 
huincha  para  trozos,  porque  las  hojas  de  sierra  no  pasan  de  4  pul- 
gadas de  ancho  como  máximo.  La  sierra  de  huincha  repartidora 
representada  en  la  lámina  adjunta,  por  ejemplo,  tiene  por  térmi 
no  medio  una  productibilidad  de  30  a  35  metros  corridos  por  mi 
ñuto,  lo  que  no  deja  ser  ventajoso,  sobre  todo  tomando  en  consi- 
deración el  corte  parejo  i  liso  que  produce. 

ün  factor  mas  en  el  mejor  aprovechamiento  de  los  trozos  es  el 
trazado  de  división  de  cada  uno  de  ellos,  pues  una  o  dos  piezas 
mas  que  salgan  de  cada  uno  no  deja  de  tener  su  importancia  para 
el  resultado  económico  de  la  empresa,  ya  que  esta  entrada  puede 
superar  al  costo  del  acarreo  de  la  selv^a  vírjen  al  aserradero. 

Un  buen  palanquero  i  mecánico  es  indispensable  para  obtener 
él  resultado  que  se  espera  del  aserradero,  pues  un  peón  incompe- 
tente no  cuida,  aceita  ni  limpia  las  máquinas,  de  repente  estas  se 
desperfeccionan,  se  inutilizan  piezas,  etc.,  lo  que  signiñca  dinero 
en  la  compra  de  los  repuestos.  La  Escuela  de  Arte  i  Oficios  de 
Santiago  puede  hacer  aquí  mucho  para  enmendar  este  mal,  edu- 
cando operarios  económicos  cuyos  salarios  no  recarguen  de  un 
modo  escesivo  ios  gastos  de  producción. 

El  maquinista  es  jeneralmente  también  el  contratista  del  ase- 
rradero i  se  le  paga  por  pulgada  elaborada,  apurándose  éste  pai'a 
obtener  cuanto  antes  el  número  fijo  pai'a  lo  cual  se  le  ha  contra 
tado  o  para  llevar  la  cifra  de  las  pulgadas  al  máximo  posible  del 
año  para  sacar  mas  plata,  sin  fijarse  en  la  calidad  de  la  madera 
que  saca  de  cada  trozo.  Un  trozo  puede  dar,  por  ejemplc,  tres 
piezas  de  escuadría  grande  de  primera  clase  i  una  cuarta  de  ter- 
cera clase,  o  quince  piezas  de  escuadría  chica  de  primera  clase  í 
una  de  ínfima  clase,  i  a  causa  de  la  mala  o  ninguna  atención  i  se- 
lección se  sacan  de  él  2  piezas  grandes  i  8  piezas  chicas  de  torce 
,ra  clase  i  solo  el  resto  de  madera  de  primera  clase. 

Una  sierra  circular  algo  caldeada  aumenta  considerablcnivíiite 
los  desperdicios  en  aserrín  i  lo  que  desperfecciona  las  medida^  le 
las  piezas  redunda  en  pérdidas  de  pulgadas  poi"  trozo. 

El  mal  manejo  de  la  máquina  puede  ocasionar  desperfocti  s  en 
las  medidas  que  llegan  a  ñuctuar  en  una  sola  pulgada  entr       '4  p. 


30 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


i  pulgada  i  media  i  llega  a  convertir  asi  la  madera   de   primera 
clase  en  su  totalidad  en  otra  de  cuarta  clase. 

La  falta  de  exactitud  en  las  medidas  de  las  piezas  ha  hecho  pre- 
leiir  a  muchos  injenieros  i  arquitectos  el  empleo  del  pino  oregon 


' «,  t'^,'*' 


Máquina  para  afilar  los  dieiitcr*  de  la  Sierra  de  huincha 


aunque  este  sea  de  menor  resistencia  i  durabilidad  que  el  roble 
lejítimo  bien  esplotado  i  elaborado. 

Con  el  nombre  de  madeía  de  1.-'',  2.'^  i  3/^  clase  se  entiende  je- 
neralmente  la  que  reúne  las  siguientes  condiciones: 

A  la  1.''^  clase  corresponden  las  piezas  de  todas  dioaensiones- 
que  sean  derechas  i  tengan  escuadrías  perfectas  en  todas  sus  ca" 
ras,  inclusas  sus  estremidades. 

En  el  grueso  i  ancho  de  las  maderas  se  permitirá  una  toleran- 
cia de  2%  como  máximum  sobre  las  medidas  de  las  piezas  pero 
esto  no  rejirá  en  el  largo;  serán  de  fibras  continuadas  i  uniformes 
de  un  estremo  a  otro  de  su  largo  en  el  medio  de  la  pieza,  sin  fibras 
trasversales  pronunciadas,  sin  nudos  o   que   estos  no  sean  de  un 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  31 

diámetro  mayor  de  un  3  por  ciento  del  ancho  de  la  pieza,  ni  tam- 
poco mas  de  un  3  por  ciento  del  grueso  de  la  misma  en  los  nudos 
del  canto,  desprovista  completamente  de  tarugos;  no  deberán 
estar  dañadas  por  insectos  u  hongos;  ni  torcidas,  arqueadas,  ras- 
gadas, carcomidas  por  el  fuego  u  otro  defecto  apreciable  a  la 
vista. 

En  esta  categoría  no  habiá  tolerancia  de  ¿ilbura,  cuando  se  tra- 
ta de  tablas  o  tablones  de  duramen  o  pellin;  cuando  se  trate 
de  durmientes  o  traviesas  i  piezas  de  escuadría  se  Itolerará  que 
en  los  ángulos  tengan  hasta  un  10  por  ciento  de  albura  del  ancho 
o  grueso  de  la  pieza,  pero  no  en  su  superficie;  i  un  2  por  ciento 
para  los  palos  redondos 

A  la  2.'^  clase  corresponden  las  piezas  de  toda  dimensiones  que 
sean  derechas  i  tengan  escuadrías  perfectas  en  todas  sus  caras 
inclusas  sus  estremidades. 

En  el  grueso  i  ancho  de  las  maderas  se  permitirá  uua  toleracia 
de  2  por  ciento  como  máximum  sobre  las  medidas  de  las  piezas, 
pero  esto  no  rejirá  en  el  largo;  serán  de  fibras  continuadas  i  uni- 
formes por  lo  menos  en  los  2/3  del  lai'go  de  la  pieza,  sin  fibras 
trasversales  pronunciadas,  sin  nudos,  o  que  estos  no  sean  de  un 
diámetro  superior  al  10  por  ciento  del  ancho  de  la  pieza,  ni  tam- 
poco mas  de  un  10  por  ciento  del  grueso  de  la  misma  en  los  nudos 
del  canto;  sin  tarugos  o  que  no  escedan  éstos  del  5  por  ciento  del 
ancho  o  grueso;  no  deberán  estar  dañadas  por  insectos  u  hongos, 
no  torcidas,  arqueadas,  carcomidas  por  el  fuego;  las  rasgaduras 
no  deben  internarse  en  cada  estremo  mas  idel  5  por  ciento 
del  largo  de  la  pieza 

En  esta  categoría  no  habrá  tolerancia  de  albura  cuando  se  trate 
de  tablas  o  tablones  de  duramen  o  pellin;  cuaado  se  trate  de  dur- 
miente o  traviesas  i  piezas  de  escuadría,  se  tolerará  que  en  los 
ángulos  tengan  hasta  un  15  por  ciento  de  albura  del  ancho  o  grue 
so  de  la  pieza,  pero  no  en  su  superficie,  i  un  5  por  ciento  para  los 
palos  redondos. 

A  la  3.''^^  clase  corresponden  las  piezas  de  todas  dimenciones  que 
sean  derechas  i  tengan  escuadrías  perfectas  en  todas  sus  caras 
inclusas  sus  estremidades. 

En  el  grueso  i  ancho  de  las  maderas  se  permitirá  una  toleran- 
cia de  2  por  ciento  como  máximum  sobre  las  medidas  de  las  pie- 
zas, pero  esto  no  rejirá  en  el  largo;  serán  de  fibras  continuadas  ' 
uniforme  por  lo  menos  hasta  la  mitad  del  largo  de   la   pieza,   sin 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


fibras  travesales  pronunciadas,  sin  nudos  o  que  éstos  no  sean  de 
diámetro  superior  al  20  por  ciento  del  ancho  de  la  pieza,  ni  tam- 
poco mas  de  un  20  por  ciento  del  grueso  de  la  misma  en  los  nudos 
del  canto;  sin  tarugos  o  que  no  escedan  éstos  del  10  por  ciento 
del  ancho  o  grueso;  no  deberán  estar  dañadas  por  insectos  u  hon- 
gos, ni  torcidas,  arqueadas,  carcomidas  por  el  fuego;  las  rasgadu- 
ras no  deben  internarse  en  cada  estremo  mas  del  10  por  ciento 
del  laigo. 

En  esta  categoría  no  habrá  tolerancia  de  albura  cuando  se  trate 
de  tabla  o  tablones  de  duramen;  cuando  se  trate  de  dumientes  o 
traviesas  i  piezas  de  escuadría  se  tolerará  que  en  los  ángulos  ten- 
gan hasta  un  20  por  ciento  de  albura  del  ancho  o  grueso  de  la  pie- 
za, pero  no  en  su  superficie,  i  un  10  por  ciento  para  los  palos  re- 
dondos. 

La  falca  de  uno  solo  de  los  requisitos  enumerados  en  cualquie- 
ra de  las  categorías  será  suficiente  para  rebajar  la  pieza  a  la  cla- 
se que  admita  este  defecto. 

El  resto  de  las  maderas  cuyos  defectos  sean  superiores  a  los 
máximos  indicados  en  la  3.^,  categoría,  o  que  no  se  encuadren  en 
los  límites  fijados,  se  considerará  como  madera  de  á.^  clase  o  de 
deshecho,  i  servirá  únicamente  para  usos  inferiores. 

De  esta  clasificación  se  desprende  cuan  fácil  es  convertir  trozos 
i  piezas  de  primei-a  en  oti  os  de  4.^  clase  o  deshecho  en  la  confec- 
ción de  los  trozos  i  de  las  piezas. 

Asi  como  han  influido  estas  circunstancias,  la  época  de  la  corta 
i  el  modo  de  guardar  los  trozos  en  la  calidad  de  la  madera,  tam- 
bién influye  el  tratamiento  que  se  le  da  hasta  su  venta  en  estado 
perfectamente  seco. 

Ya  que  hai  en  el  país  un  sfocl'  de  madejas  elaboradas  de  2  i  3 
años  de  edad  será  fácil  proceder  al  secamiento  natural  i  paulatino 
de  las  piezas  encastillándolas  en  tiempo  de  verano  protejidas  del 
sol  o  a  la  sombra  de  los  árboles,  en  el  invierno  bajo  techo,  pro- 
curando que  la  secadura  sea  lenta  i  uniforme,  que  la  base  de  los 
castillos  sea  plana  i  horizontal,  que  estos  sean  bien  aireados,  que 
circule  el  aire,  pero  que  no  sufra  la  madera  directamente  dc| 
sol  i  de  la  lluvia,  pues  los  dos  últimos  factores  son  los  mayores 
causante  de  la  arqueadura,  torcedura  i 'rasgadura  de  las  maderas 
que  la  desperfeccionan  tanto.  La  lenta  i  pareja  secadura  de  la* 
maderas  aumenta  su  resistencia  i  durabilidad  a  la  vez  que  evita 
los  defectos  señalados. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  33 

La  vida  rápida  de  los  negocios  lia  hecho  inventar  máquinas 
esjDcciales  para  acelerar  la  secadura  de  las  maderas  a  la  vez  que 
se  ha  tratado  de  mejorar  con  estos  sistemas  sus  cualidades. 

La  secadura  a  vapor  se  hace  en  un  recipiente  grande,  herméti- 
camente cerrado,  en  el  cual  se  inyecta  vapor  caliente  durante 
algunos  dias,  con  lo  que  se  consigue  que  gran  parte  de  la  savia 
sea  lavada  i  aparezca  en  el  desagüe  con  la  condensación  del  vapor 
en  forma  de  un  líquido  gomoso,  azucarado  i  jeneralmente  algo 
hediondo.  Se  espera  que  este  líquido  de  desagüe  se  vuelva  agua 
clara,  se  estrae  el  aire  húmedo  i  finalmente  se  seca  la  madera  bajo 
galpón.  Este  procedimiento  de  lavadura  i  secadura  demora  solo 
dos  o  tres  semanas,  a  la  vez  que  disminuye  notablemente  la  sen- 
sibilidad higrométrica,  arqueadura  i  tercedura  de  la  madera,  pero 
esta  puede  sufrir  descoloraciones  en  las  especies  donde  esto  se 
produce  fácilmente. 

El  sistema  alemán  de  Zappert  consiste  en  un  recipiente  herméti- 
camente cerrado  en  el  cual  se  produce  una  corriente  constante 
de  aire  a  30  centígrados  i  provisto  de  aspiradores  para  estraer 
el  aire  húmedo.  Así  se  secan  maderas  blandas  en  6  a  8  dias  i  ma- 
deras duras  en  12  a  15  dias,  sin  que  sufran  en  su  color,  elastici- 
dad, consistencia,  etc. 

Otro  alemán,  el  señor  Schaffenius,  modificó  este  sistema  en  el 
sentido  de  enrarecer  el  aire  por  medio  del  aumento  de  los  aspira- 
dores  i  consiguió  así  un  secamiento  mas  rápido  aun,  sin  perjudi- 
car a  la  calidad  de  la  madera. 

Tanto  de  estas  instalaciones  como  también  de  la  mayor  parte 
de  las  impregnaciones  no  hai  catálogos,  pues  las  casas  comerciales 
de  Europa  hacen  los  presupuestos  para  cada  caso  reparado,  según 
los  detalles,    condiciones   climatéricas   locales,  especies,  etc.,  etc. 

A  fin  de  evitar  que  la  madera  elaborada  se  rasgue  en  las  estre- 
midades,  se  pega  en  éstas  un  pedazo  de  papel.  Las  maderas  tro- 
picales mas  preciosas  vienen  a  veces  totalmente  forradas  de  pa- 
pel en  todas  sus  cai-as.  También  se  puede  emplear  los  métodos 
citados  para  los  troncos  i  los  que  se  ha  publicado  en  el  Boletín  de 
Bosques,  Pesca  i  Caza. 

Una  mayor  tenacidad  i  flexibilidad  de  la  madera  se  obtiene  con 

el  tratamiento  a  vapor  estando  esta  húmeda   i   caliente    todavía^ 

un  menor  peso  se  obtiene   solo   con   el   secamiento  al  vap)r  i  al 

.aire  seco.  Todas  las  sustancias  estrailis    que  se  puede    emplear 

3 


34  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

para  hacerla  mas   liviana,  la  hacen  también  mucho  menos  dura, 
resistente  i  durable,  por  eso  hai  que  desistir  de   estos   propósitos. 

La  durabilidad  de  la  madera  se  puede  aumentar  carbonizando 
la  superficie  con  una  llama  de  soplete,  pero  no  con  fuego  abierto 
que  produce  rasgaduras  que  mas  bien  sirven  para  acelerar  la 
pudricion. 

Otro  método  con  igual  fin  es  el  ideado  por  el  alemán  K.  Rene 
en  Stettin,  que  seca  la  madera  al  aire  caliente,  hace  el  vacío  en  el 
espacio  cerrado,  inyecta  oxijeno  en  el  mismo  i  en  seguida  hace 
saltar  chispas  eléctricas  que  trasforman  el  oxijeno  en  ozono  que 
oxida  a  la  savia  i  la  convierte  en  terebena,  creosota,  etc. 

El  sistema  Haskins  consiste  en  encerrar  la  madera  en  calderos 
grandes,  inyectar  aire  calentado  a  300  o  500  centigiados  por  un 
par  de  horas  i  dejar  enfriar  el  caldero,  conservando  una  presión 
de  3  a  5  atmósferas..  Con  la  temperatura  alta  se  trasforma  el 
azúcar,  la  goma,  el  tanino,  la  proteina  i  el  almidón  de  la  savia  en 
líquidos  antisépticos  como  ácido  acético,  alcohol  metílico,  fenol, 
creosota,  etc.,  los  que  jeneralmente  representan  un  12  por  ciento 
del  peso  de  la  madera. 

La  impregnación  de  la  madera  con  sustancias  que  aumentan  su 
durabilidad,  cambian  su  aspecto,  etc.,  es  de  una  importancia  mui 
grande  para  el  país,  pero  como  su  descripción  seria  mui  larga,  no 
haré  mas  que  citar  algunos  datos  sin  entiar  en  detalles. 

La  durabilidad  se  aumenta  con  impregnaciones  de  sulfato  de 
cobre  con  presión  liidi'ostática  o  con  bombas  de  20  atmósferas  de 
presión,  i  tambiei]  creosota,  petróleo,  aceites,  alquitrán,  carbolíneo, 
jabón  de  resina,  boratos,  alcalisilicatos,  cloruro  de  mercurio  o 
de  zinc,  soda  o  potasa,  alumbre,  etc.,  etc. 

La  incombustibilidad  se  aumenta  con  lechadas  de  cal  o  impreg- 
naciones de  potasa,  alumbre,  vidrio  soluble,  sulfato  de  fierro,  clo- 
ruro de  mercurio,  etc. 

La  fabricación  de  carbón,  celulosa,  alcohol  metílico,  vinagre, 
brea,  alquitrán,  resinas,  esencias,  tanino,  etc.,  lo  mismo  que  la  im- 
pregnación para  imitar  vetados,  el  aprovechamiento  de  desperdi- 
cios, como  hojas,  ramillas,  aserrín,  etc.,  debe  dejarse  para  trabajos 
especiales  sobre  estas  materias. 

Como  se  ve,  hai  mucha  tela  que  cortar  en  la  esplotacion  de  los 
bosques.  Consideramos  de  capital  importancia  para  el  comercio  i 
las  industrias: 

1.  Que  la  madera  de  cada  especie  se  venda  con  su   nombre 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  35 


propio,  o  sea,  roble  pellín  por  roble  pellín,  coihue  por  coihue,  oli- 
villo  por  olívíllo; 

2.  Que  la  madera  sea  enteramente  seca; 

3.  Que  las   piezas  sean  de  medidas  exactas  i  en  peifecta  es. 
cuadria; 

4.  Que  se  aparten  las  clases  primera  de  segunda  i^tercera  i  no 
se  vendan  mas  revueltas; 

5.  Que  se  inicie  siquiera  la  impregnación  de   las  maderas  para 
durmientes,  postes,  etc.,  i 

6.  Que  se  reglamente  las  épocas  de  la  corta  i  la  esplotacion 
de  los  árboles,  sobre  todo  en  los  terrenos  forestales. 

Mucho  puede   hacer  aquí  la  iadastria  particular  al  marcar  la 
producción  de  la  madera  con  la  marca  del  fundo,  garantizando  al 
comprador  la  veracidad  de  la  especie,  del  pellín,  estado  de  seque- 
dad  i   la  calidad  de  la  madera,  dividiéndola  con  exactitud   en 
1.a,  2.'%  3.''^  i  4.'"^  clase  o  deshecho.  Hai  a  este  respecto  en  el  Minis- 
terio de  Industria  un  proyecto  de  marca  oficial  de  la  madera  pen- 
diente, que  todavía  no  se  ha  podido  despachar,  que  no  solo  faci- 
litará el  comercio  interior  sino  que  tambíen^es  la  única  base  sólida 
en  la  cual  se  puede  cimentar  la  esportacion  segura   de  nuestras 
maderas. 

La  época  de  la  corta  i  la  rotación  del  cultivo  que  debe  darse  a 
los  bosques  en  los  terrenos  forestales  es  de  capital  importancia  no 
sólo  para  la  calidad  de  la  madera  sino  también  para  la  existencia 
permanente  de  los  bosques,  que  son  la  base  fundamental  de  la  in- 
dustria maderera  nacional.  Sí  ya  no  hai  bosques,  ya  no  hai  in- 
dustria nacional  i  se  puede  vender  como  ñerro  viejo  las  instala- 
ciones costosas  de  aserraderos  que  se  han  adquirido,  al  mismo 
tiempo  que  se  necesita  dedicar  in  jen  tes  sumas  al  fomento  de  los 
bosques,  tanto  de  parte  del  Estado  como  de  los  mismos  dueños  de 
fundos. 

Urje  aquí  el  pronto  despacho  de  la  lei  de  bosques,  pesca  i  caza 
que  está  pendiente  en  el  Honorable  Senado. 

EL   FOMENTO   DE   LOS   BOSQUES 

Como  el  Estado  todavía  no  ha  sentido  la  necesidad  de  conser- 
var bosques,  ni  ha  tenido  la  voluntad  de  hacerlo,  tampoco  ha  sen- 
tido la  necesidad  de  reponer  parte  de  las  inmensas  riquezas 
forestales  a  cuya  destrucción  ha  contribuido,  ni  ha  tenido  la  firme 


36         boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

voluntad  de  emprender  de  un  modo  serio  el  combate  de  las  dunas 
que  sepultan  los  terrenos  agrícolas  del  pais  ni  de  iniciar  siquiera 
algunos  de  los  temas  que  abarca  el  tan  complicado  i  tan  impor- 
tante problema  forestal. 

Se  necesita,  por  consiguiente,  hoi  por  lioi,  prescindir  de  la  ayu- 
da del  Estado  i  salvar  los  propios  intereses  con  la  propia  iniciativa. 
Muí  laudables  son  en  este  sentido  los  trabajos  empezados  por  las 
Compañías  de  Lota  i  Coronel,  Curanilahue  i  Lebu,  como  también 
por  los  señores  J.  Bunster,  en  Angol;  Martin  Petit,  en  Carahue; 
Agustín  Ross,  en  San  Vicente,  etc.,  etc.,  pero  en  comparación  de 
las  verdaderas  necesidades  de  la  rejion  del  sur  son  una  gota  de 
agua  en  el  mar.  * 

No  es  que  los  demás  dueños  de  fundos  no  hayan  sentido  la  ne- 
cesidad de  plantar  bosques  en  defensa  de  sus  propios  intereses, 
ya  sea  en  bien  de  sus  cultivos  agrícolas  o  para  su  comodidad  per- 
sonal, pues  aun  rodeado  de  bosques  vírjenes  hemos  visto  plantados 
el  gomero  azul,  el  pino  de  Monterei  i  mas  escasamente  algunas 
otras  especies. 

No  es  esta  la  causa,  sino  la  falta  de  comprensión  de  los  dueños 
de  fundos,  de  que  no  solo  para  la  ganadería,  la  minería,  la  como- 
didad personal  i  el  adorno  del  territorio  se  necesitan  bosques,  sino 
que  es  urjente  su  existencia  en  las  vastas  estensiones  de  terrenos 
forestales  par^i  obtener  de  ellos  todos  los  demás  beneficios,  a  la 
vez  que  se  conseguirá  hacer  permanente  la  industria  maderera 
en  el  pais. 

Mejor  habría  sido  conservar  la  existencia  de  bosques  en  los 
terrenos  forestales  i  donde  la  aconsejaban  la  agricultura,  la  mi- 
nería, etc.,  esplotándolos  por  un  réjimen  forestal,  pues  esto  habría 
sido  cien  veces  mas  económico  que  plantarlos  después  otra  vez 
€on  especies  de  muí  inferior  calidad  a  las  maderas  nacionales, 
como  sucede,  por  ejemplo,  con  el  gomero  azul. 

No  podemos  reemplazar  el  roble,  raulí,  lingue,  quíUaí,  con  nin- 
guna especie  estranjera  que  tenga  exactamente  las  mismas  cali- 
dades i  sería  preciso  modificar  los  métodos  de  edificación  i  nues- 
tros hábitos  industriales.  Por  esto  es  necesario  no  solo  conservar- 
las sino  también  cultivar  las  existentes  i  fomentarlas  por  medio 
de  la  siembra  i  de  la  plantación. 

Donde  hai  todavía  troncos  mal  retoñados  o  cuyos  brotes  hayan 
sido  comidos  por  los  anímales,  se  recomienda  volverlos  a  cortar 
^  flor  de  tierra  en  tiempo   de   invierno   para  que  broten  con  mas 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  37 

f uei'za  i  establecer  cierros  que  eviten  en  absoluto  el  acceso  de  los 
animales. 

Cuando  los  retoños  ya  teng'an  un  metro  de  alto  se  comenzará  a 
suprimir  algunos  todos  los  años,  hasta  dejar  uno  solo  cuando  ten- 
gan un  alto  de  3  a  4  metros.  Es  contraproducente  cortar  desde  el 
principio  todos  los  brotes  escepto  uno,  pues  cada  uno  de  ellos  co- 
rresponde a  una  raiz  con  vida  que  respira  por  él  i  al  suprimirlos 
todos  ya  no  tienen  los  medios  indispensables  para  su  vida  i  se 
secan,  atrasándose  así  el  crecimiento  del  brote  único  que  se  dejó. 

Si  en  los  terrenos  que  se  quiere  dedicar  a  bosques  toda  vi  a  hai 
árboles  grandes  de  especies  útiles,  es  recomendable  aislar  éstos 
por  medio  de  la  corta,  para  que  estén  bien  aireados  i  asoleados  i 
puedan  florecer  i  asemillar  bien.  Se  remueve  la  superficie  del  te- 
rreno poco  antes  que  caiga  la  semilla  i  entonces  encontrará  ésta 
el  medio  mas  a  propósito  para  echar  raices,  lo  que  forestalmente 
se  llama  reproducción  natural  por  semilla  i  que  es  la  base  mas 
económica  para  reconstituir  un  bosque. 

Los  claros  sin  plantas  que  queden  se  pueblan  por  medio  de  la 
siembra  directa  de  semillas  recojidas  de  otros  árboles  o  por  la 
plantación  de  árboles  criados. 

La  recolección  de  las  semillas  es  mui  sencilla  en  los  lingues, 
laureles,  araucarias,  encinas,  nogales  negros,  etc.,  que  tienen  el 
fruto  grande,  pues  no  hai  mas  que  recojerlos  del  suelo  apenas 
hayan  caido  de  los  árboles.  En  los  cipreses,  alei'ces,  pinos,  aro- 
mos, acacia  blanca,  etc.,  es  preciso  recojer  los  conos  i  vainas  del 
árbol  cuando  están  maduros,  lo  que  sucede  jeneralniente  al  fin  del 
verano  i  en  el  otoño,  se  les  estiende  en  cajones  forrados  con  papel 
o  encima  de  jénero  o  entablados  espuestos  al  calor  del  sol  o  al 
calor  artificial  hasta  que  suelten  la  semilla,  lo  que  se  facilita  al 
revolverlas  periódicamente. 

Las  semillas  livianas  de  raulí,  roble,  coihue,  arce,  etc.,  se  ob- 
tienen mas  económicamente  al  estender  una  sábana  o  una  tela 
grande  debajo  del  árbol  cuando  los  frutos  están  por  caer,  tomar 
una  varilla  i  golpear  con  ella  suavemente  las  ramas  cubiertas  de 
frutos  para  que  éstos  caigan  encima  de  las  lonas  estendidas,  labor 
que  sólo  puede  hacerse  en  dias  sin  viento.  Esto  también  suele  ha- 
cerse para  aromos,  acacia  blanca,  arces,  fresnos,  cedros,  etc. 

En  los  eucaliptos  es  necesario  cortar  las  ramitas  con  frutos  an- 
tes que  éstos  se  sequen,  se  estienden  a  la  sombra  aireada,  pero 
no  al  sol  directo,  en  cajones  bajos  forrados   con   papel,  hasta  que 


ó'i  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

se  sequen  i  suelten   la   semilla.  Lo   mismo  puede  hacerse  con  e 
rauli,  roble,  coihue,  como  también  con  aromo,  acacia  blanca,  etc  , 
pero  los  últimos  citados  no  temen  los  rayos  solares. 

Las  semillas  obtenidas  se  limpian  por  medio  de  arneros;  una 
corriente  de  viento  o  se  les  sopla  i  se  saca  a  mano  las  materias 
estrañas  i  los  animalitos  que  podrían  conáumir  la  semilla. 

Las  encinas,  acacias  blancas,  aromos,  castaños,  nogales,  etc., 
dan  semilla  madura  desde  el  primer  año  que  dan  fruto;  los  arces, 
fresnos,  etc.,  un  par  de  años  después;  los  nogales,  las  caobas  de 
vegas  (Eucalyptus  robustaj  a  los  5  o  6  años  de  edad;  los  quilla- 
yes, lingues,  laureles,  las  caobas  rojas  (Eucalyptus  resinífera), 
araucarias  del  Brasil  (Araucaria  ¡brasiliensis),  los  pinos  maríti- 
mos, etc.,  a  los  8  o  12  años  de  su  edad;  los  pinos  Tea  de  las  Ca- 
narias (Pinus  canariensis),  los  gomeros  de  Maná  (Eucalyptus  vi- 
minalis),  los  karris  (Eucalyptus  di  versicolor),  etc.,  entre  los  12  a 
35  años;  los  cipreses,  los  pinos  de  Monterei  (Pinus  insignis),  arau- 
carias del  pais,  coihaes  i  otros  entre  los  15  a  20  años;  los  gomeros 
azules  (Eucalyptus  globulus),  abetos,  piceas,  cedros,  pinos  colora- 
dos (Sequoya  sempervivens),  raulíes,  robles,  alerces,  etc.,  a  los  20 
i  mas  años. 

Estos  datos  no  son  matemáticamente  exactos,  puesto  que  en 
suelos  pobres  espuestos  al  sol  maduran  antes  i  en  otros  fértiles 
sombreados  mucho  mas  tarde.  Muchas  especies  dan  frutos  a  los 
pocos  años  de  su  vida,  pero  la  semilla  es  total  o  parcialmente 
vana  o  muí  raquítica. 

Los  frutos  deben  recojerse  de  los  árboles  derechos  i  robustos, 
pues  si  se  toman  de  plantas  raquíticas,  ganchudas  o  torcidas,  un 
gran  porcentaje  de  los  hijos  vuelve  a  tener  las  mismas  malas  ca- 
lidades. 

Las  plantas  provenientes  de  árboles  de  climas  templados  i  a 
poca  altura  sobre  el  mar,  crecen  jeneralraentemas  lijero  que  otras 
provenientes  de  climas  ásperos  i  de  mucha  altura. 

Las  semillas  de  las  encinas,  castaños  i  araucarias  empiezan  a 
perder  la  facultad  de  jerminar  ya  desde  los  quince  días  a  un  mes 
después  de  su  caída  si  no  se  guardan  en  arena  seca  o  cubiertas 
Con  el  mismo  rastrojo  del  bosque  que  las  puede  conservar  por 
unos  3  o  4  meses;  por  esto  conviene  sembrarlas  a  medida  que 
caen  del  árbol.  Las  de  los  raulíes,  robles,  coihues,  quillayes,  ave- 
llanos, alerces  del  pais,  pinos  colorados,  pinos  Oregon  (Pseudo- 
tsuga  taxifolia,  Abíes  douglasii,  etc.,),  arces,  abetos  (Abies),  cedros, 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  39 


€te.,  pierden  la  facultad  de  jerminar  a  los  3  a  6  meses;  las  do  los 
lingues,  laureles,  fresnos,  alerces  estranjeros  (Larix),  etc.,  mas  o 
menos  después  del  primer  año;  las  de  los  aromos,  cipreses,  euca- 
liptos, piceas,  pinos,  acacia  blanca,  nogales,  etc.,  sólo  entre  los  2 
a  5  años  en  caso  que  se  las  haya  guardado  en  un  embalaje  i  cuar- 
to aireado,  seco,  fresco  i  sombrío. 

La  siembra  directa  de  las  semillas  en  el  terreno  que  se  quiere 
dedicar  a  bosques,  ya  es  viable  de  Talca  al  Bio-bio  en  situaciones 
favorables,  pero  es  mas  segura  del  Bio-bio  al  sur,  i  depende  del 
costo  de  la  semilla  si  le  conviene  o  no  al  dueño  del  fundo. 

Antes  de  sembrar  se  necesita  arar  i  lo  mismo  que  en  cualquier 
cultivo  agrícola  se  obtendrá  mejor  resaltado  cuanto  mejor  se  haya 
preparado  el  suelo.  La  siembra  al  voleo  es  mas  gastadora  de  se- 
milla, por  esto  casi  siempre  habrcá  conveniencia  de  sembrar  en 
surcos. 

Si  el  dueño  del  fundo  no  quiere  hacer  el  gasto  de  arar  toda  la 
superficie,  entonces  debe  hacerlo  a  lo  menos  en  las  líneas  que  se 
piensa  sembrar.  Cuanto  antes  se  abra  el  suelo,  mejor  será  para 
que  se  airee  bien  la  tierra. 

Los  surcos  se  harán  horizontales  cuando  se  quiera  aprovechar 
mejor  el  agua  de  lluvia  i  diagonales  o  verticales  cuando  se  quiera 
dar  preferencia  a  la  facilidad  del  acarreo  en  lo  futuro.  Se  les  tra- 
zará a  distancias  de  1  a  1.50  metro  uno  de  otro  i  las  semillas  se 
pondrán  en  número  de  2  a  10  a  lo  menos  a  distancia  de  0.5Ci  a 
1.50  metro  sobre  los  surcos,  correspondiendo  las  medidas  mas 
cortas  a  los  terrenos  mas  accidentados,  poco  profundos,  muí  es 
puestos  al  viento,  mas  arenosos  o  susceptibles  de  correrse,  i  las 
medidas  mas  largas  a  suelos  mas  fértiles  i  menos  accidentados  o 
espuestos  a  los  vientos. 

Distancias  mayores  ya  no  convienen  porque  los  árboles  crecen 
fnui  ganchudos  i  producirían  sólo  madera  de  segunda  o  cuarta 
clase. 

Es  un  error  querer  enmendar  esta  falta  con  la  poda  de  las  ra- 
mas cada  par  de  años,  lo  que  se  ve  con  frecuencia  en  los  pinos  i 
cipreses,  pues  ésta  atrasa  el  crecimiento  de  los  árboles  en  1,2  i 
mas  años,  a  mas  de  ser  un  costo  mayoi'  que  la  plantación  a  dis- 
tancia corta. 

Si  hai  temores  de  que  las  lauchas,  ratones,  hormigas  u  otros  in- 
sectos coman  las  semillas,  se  remojarán  éstas  con  agua  i  se  seca- 
rán con  óxido  de  plomo  (minio  o  azarcón)  antes  de  la  siembra.  Si 


40  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


hai  temor  de  que  sean  destruidas  por  hongos,  anguilulas,   etc.,  se 
las  remojará  con  una  solución  de  S^/o  de  sulfato  de  cobre. 

La  siembra  directa  prestare!  mayores  utilidades  en  las  encinas, 
castaños,  araucarias  i  nogales,  con  dos  a  cinco  semillas  en  cada 
punto  (los  piñones  se  entierran  de  punta  dejando  una  cuarta  o 
quinta  parte  de  su  largo  fuera  de  tierra;;,  aromos,  acacias  blancas, 
arces,  fresnos  con  5  a  10  semillas;  la  siembra  será  siempre  buena 
en  los  lingues,  laureles,  avellanos  i  pinos,  cuyas  semillas  se  pue- 
den obtener  baratas,  empleando  5  a  15  semillas;  en  los  raulies,  ro- 
bles, coihues,  quillayes  i  cipreses  se  necesitarán  unas  15  a  20 
semillas  por  la  cantidad  enorme  de  semillas  vanas  que  contienen  i 
por  consiguiente  será  discutible  la  conveniencia,  i  en  el  resto  de 
los  árboles  será  preferible,  de  hacer  almacigos.  Las  semillas  se 
enterrarán  por  regla  jeneral  mas  o  menos  el  doble  del  grueso 
que  tienen. 

Cada  siembra  directa  debe  darse  por  fracasada  antes  de  hacer- 
la, si  no  se  piensa  protejer  a  los  arbolitos  en  su  primera  juventud 
contra  el  pasto  i  las  demás  malezas  que  pueden  ahogarlos. 

Los  almacigos  se  hacen  jeneralmente  en  los  meses  de  otoño 
para  las  encinas,  castaños,  araucarias  i  nogales,  a  medida  que 
caen  los  frutos  de  los  árboles.  Después  se  hacen  los  de  raulies, 
robles,  coihues,  quillayes,  avellanos,  alerces  del  pais,  pinos  colo- 
rados, pinos  Oregon,  arces,  abetos  i  cedros.  Los  siete  últimos  pue- 
den dejarse  también  para  mediados  de  invierno,  cuando  se  hacen 
los  almacigos  de  lingues,  laureles,  fresnos  (el  fresno  euiopeo  solo 
jermina  en  el  segundo  año),  alerces  estranjeros,  piceas,  pinos  i  ci- 
preses. Los  de  los  cipreses  también  pueden  hacerse  a  la  salida  del 
Invierno.  En  Agosto  i  Setiembre  se  hacen  los  de  los  aromos  i  aca- 
cias blancas,  cuyas  semillas  duras  conviene  remojar  una  noche 
antes  en  agua  tibia  para  que  jerminen  mas  pronto.  En  Setiembre 
i  Octubre  se  hacen  los  almacigos  de  los  eucaliptos  abrigándolos 
contra  las  heladas  tardías. 

La  tierra  para  el  almacigo  debe  ser  bien  arneada,  tanto  mas 
fina  cuanto  mas  chica  sea  la  semilla.  Se  compone  de  una  palada 
de  humus  o  mantillo  o  sea  tierra  de  hoja,  de  cerca  o  era,  etc.,  una 
palada  de  tierra  común  i  una  o  dos  paladas  de  arena,  a  fin  de  pro- 
ducir una  tierra  lijera,  suelta  i  desmenuzable  con  los  dedos.  Se 
empareja  bien  la  superficie  del  almacigo  i  se  siembra  las  encinas, 
nogales,  arces,  fresnos,  lingues,  laureles,  mañius,  a  distancias  de 
10  a  20  centímetros;  aromos  i  pinos  de  2  a  3  centímetros;   cipre- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  41 

Sea,  abetos,  piceas,  alerces  i  eucaliptos  de  1  a  2  centímetros  en 
cada  sentido.  Estas  distancias  pueden  alargarse  o  acortarse  mas, 
según  la  época  del  trasplante  que  quiera  hacerse  mas  tarde.  Pero 
liai  que  saber  que  cada  trasplante  es  una  seguridad  mas  de 
que  el  árbol  no  se  va  a  perder  al  plantailo  en  el  terreno  definitivo. 

Sembrada  la  semilla  se  tapa  mas  o  menos  con  el  doble  de  su 
espesor  de  tierra  compuesta  o  de  mantillo,  con  escepcion  de  las 
araucarias. 

Las  encinas,  nogales,  arces,  fresnos,  acacias  blancas,  raulies,  ro 
bles,  etc.,  se  cultivan  mejor  en  mesas  o  platabandas  de  0.80  a  1 
metro  de  ancho  al  aire  libre.  Las  dernas  especies  necesitan  que  se 
les  haga  un  sombreadero  o  ramada  para  que  no  sufran  el  sol  di- 
i-ecto  i  constante  en  su  primera  juventud,  solo  mas  tarde  se  les 
dejará  todo  el  sol  para  que  se  crien  robustas. 

Si  los  almacigos  no  son  grandes  o  se  piensa  trasladai'los  a  otra 
parte  mas  tarde',  ya  sea  para  su  venta  o  plantación,  será  mejor 
placerlos  en  cajones  o  barriles  partidos  en  el  medio,  con  escepcion 
de  las  encinas,  etc.,  que  se  cultivan  al  aire  libre. 

La  superficie  de  los  almacigos  debe  mantenerse  siempre  fresca, 
pero  ni  seca  ni  empapada  en  agua.  Mas  fina  es  la  semilla,  mas 
fina  debe  ser  la  lluvia  de  la  regadera,  para  que  no  se  desentierre 
aquella. 

Apenas  se  nota  una  enfermedad  que  mata  a  los  arbolitos  se 
procede  al  trasplante  de  iodo  el  almacigo  a  tierra  nueva  para 
evitar  el  contajio,  que  es  lo  mas  eficaz  en  todos  los  casos. 

Los  árboles  de  hoja  caediza  no  se  trasplantan  en  el  verano,  las 
demás  apenas  tengan  5  centímetros  mas  o  menos  de  altura. 
El  trasplante  se  efectúa  a  la  sombra  profunda  de  una  ramada  tu- 
pida o  galpón,  regando  los  árboles  inmediatamente  después,  colo- 
cándolos en  seguida  por  15  días  a  la  sombra,  después  por  otros 
15  días  a  medio  sol  i  al  final  a  todo  sol. 

De  plantas  sembradas  en  almacigo  i  nunca  trasplantadas  siem- 
pre se  pierde  un  fuerte  tanto  por  ciento  al  colocarlas  en  el  terreno 
definitivo,  pues  pierden  con  frecuencia  el  único  brote  profundiza- 
dor  de  la  raíz,  mientras  que  con  cada  trasplante  aumenta  el  nú- 
mero de  raicillas  i  se  asegura  mas  su  arraigamiento. 

No  todas  las  especies  de  áiboles  conviene  criar  de  semillas  i 
en  este  caso  está  el  pino  colorado  (Sequoya  sempervirens),  porque 
a  veces  sale  de  un  kilo  nada  mas  que  una  planta,  mientras  quede 
gancho  arraiga  muí  bien  en  los  meses  de  Mayo  a  Agosto. 


42      boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

I 

Los  álamos,  ya  sea  el  negTo  cornuu,  el  de  la  Carolina  o  el  Suizo 
rejenerado,  que  son  los  mejores,  se  dan  casi  solamente  por  estaca 
en  el  pais,  ya  que  es  escasísimo  el  número  de  los  árboles  hembras 
que  existen  en  Chile. 

Para  la  plantación  de  los  árboles  vale  lo  mismo  lo  que  hemos  in- 
dicado para  la  siembra  directa:  mejor  i  mas  temprano  se  haya 
preparado  el  terreno,  mas  lijero  crecerán  las  plantas  nuevas.  Las 
distancias  mas  convenientes  para  producir  madera  de  construc- 
ción de  primera  clase  son  de  1,25  X  1>25  a  1,50  X  1>50  metros 
en  cada  sentido,  en  caso  de  que  no  se  trate  de  situaciones  mui  es 
puestas  al  viento,  dunas  volantes,  etc.,  que  necesitan  que  se  plante 
mas  tupido.  Distancias  mayores  implican  el  desmejoramiento  de 
la  madera.  Los  gomeros  azules  (Eucalyptus  globulus)  i  gomeros 
de  maná  (Eucalyptus  viminalis)  exijen  una  plantación  de  3  X  5 
metros  para  obtener  de  ellos  el  máximo  posible  de  leña,  pues  de 
otro  modo  engruesan  poco. 

Un  hoyo  de  50  X  '^0  centímetros  bien  cavado  siempre  es  lo 
mejor  para  plantar  bien  un  árbol;  la  pala  de  hoyo,  la  pala  de  tor 
nillo,  la  de  cuchara,  etc.,  i  mucho  mas  la  pala  de  barreta  o  de 
cuña,  trabajan  mucho  mas  lijero  que  la  pala  común,  pero  al  usar- 
las se  debe  saber  que  por  cada  pulgada  que  se  achica  el  hoyo,  se 
sacrifica  algo  del  crecimiento  de  los  árboles  en  los  primeros  años 
de  su  vida.  Por  consiguiente  debe  dejarse  para  las  empresas  gran- 
des el  empleo  de  las  herramientas  especiales  i  la  barreta  i  la  pala 
común  para  el  pequeño  plantador.  No  se  debe  intentar  nunca 
plantar  en  tierra  seca,  porque  será  a  pura  pérdida. 

La  mejor  época  para  la  plantación  de  árboles  de  hoja  caediza 
es  el  otoño,  cuando  recientemente  han  perdido  las  hojas,  porque 
las  raices  brotan  aun  en  tiempo  de  invierno  i  entonces  las  plantas 
ya  están  medio  arraigadas  cuando  viene  la  primavera  i  pueden 
brotar  con  mas  fuerza.  Para  los  eucaliptos  que  se  hielan,  como  el 
gomero  azul  i  el  karri,  hai  dos  épocas  de  plantación,  la  primera 
en  otoño,  unos  quince  días  a  un  mes  antes  que  caigan  las  heladas, 
i  la  segunda  en  la  primavera  después  de  las  heladas  fuertes.  To- 
das las  demás  especies  es  preferible  plantarlas  a  fines  de  otoño  o 
principio  del  invierno. 

La  plantación  de  raiz  desnuda  es  posible  de  Talca  al  Bio  bio 
en  todas  las  especies,  teniendo  un  poco  de  cuidado;  la  de  charapa 
es  menos  espuesta,  pero  la  mas  segura  es  la  de  macetero.  Del  Bio- 
bío  al  sur  se  puede   hacerlo    siempre  a  raiz  desnuda  sin  sufrir 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  43 

grandes  pérdidas;   solo   en   los   eucaliptos  i   pinos  canariense  es 
esto  mas  delicado. 

Se  puede  prescindir  del  riego  de  Talca  al  Bio-bío  en  muchos 
casos,  mientras  que  hacia  el  norte  es  de  imprescindible  necesidad 
a  lo  menos  en  los  primeros  años,  i  al  sur  del  Bio-bio  son  contados 
los  casos  en  que  se  necesita  recurrir  al  riego  para  no  perder  lo 
plantado.  Es  esta  una  gran  ventaja  económica  que  hace  mas  ape- 
tecible a  los  dueños  de  fundos  dedicarse  seriamente  a  la  planta- 
ción de  árboles  en  gran  escala,  ya  que  continúa  la  destrucción  com- 
pleta do  los  bosques  naturales  libremente,  sin  que  haya  nadie 
suficientemente  autorizado  para  atajarla  i  que  el  Estado  no  tiene 
los  fondos  necesarios  pai'a  dedicarse  a  este  negocio  para  hacerse 
de  fuertes  rentas  permanentes  en  beneficio  propio  i  de  la  comuni- 
dad, mientras  que  los  precios  de  la  madera  han  ido  subiendo  con 
el  trascurso  de  los  años. 

No  debe  plantarse  árboles  de  cualquiera  especie  por  plantar 
bosques,  sino  que  se  debe  pensar  cual  es  la  madera  que  hará  mas 
falta  en  la  rejion  i  en  el  pais  entero.  No  debemos  desechar  las 
especies  buenas  que  nos  ha  regalado  la  naturaleza,  como  el  rauli, 
roble,  lingue,  ete.,  sino  que  debemos  tratar  de  restablecer  en  parte 
siquiera  la  gran  área  que  antes  ocuparon. 

De  las  especies  estranjeras  sabemos  que  el  pino  de  Monterei 
es  el  mas  rústico  i  crecedor  hasta  la  fecha,  pero  no  es  durable  i 
tiene  poco  mas  de  la  mitad  de  la  resistencia  del  pino  Oregon,  por 
consiguiente  es  un  sustituyente  aceptable  del  álamo. 

El  pino  marítimo  es  mas  lento,  menos  derecho,  casi  'igualmente 
rústico,  su  madera  no  resinada  cede  poco  en  resistencia  al  pino 
Oregon,  sobre  todo  en  su  variedad  hamiltoni,  ademas  de  que  nos 
puede  proporcionar  los  muchos  millones  de  pesos  que  importamos 
anualmente  en  resinas,  trementinas  i  sus  derivados,  como  agua- 
rrás, colofonia,  grasa  de  pino,  etc. 

El  pino  tea  de  Jas  Canarias  habria  sido  el  ideal  por  los  escelen- 
tes  resultados  que  se  obtienen  con  él  en  los  potreros  regados  del 
centro  del  pais,  pero  en  el  sur  no  se  le  puede  plantar  de  raiz  des- 
nuda sino  de  champa  o  macetero  i  talvez  como  árbol  de  dos  años 
con  2  o  3  trasplantes  i  de  raiz  desnuda.  Su  madera  es  superior  al 
pino  Oregon  porque  es  incorruptible  i  astilla  mucho  menos,  siéndole 
en  resistencia  igual  o  superior.  A  esto  se  une  su  crecimiento  ente- 
ramente derecho,  su  talla  mayor  al  Pinus  insignis,  etc.,  etc. 
El  verdadero  pino  Oregon   (Pseudotsuga  taxifolia)  es  de  crecí- 


44  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

miento  mas  lento  que  el  canariense,  pues  solo  da  ('.50  a  0.80 
metro  i  raras  veces  mas  por  año  en  otros  paises,  pero  puede  ser 
que  si  lo  empleamos  en  mayor  escala  nos  de  mejores  resultados  en 
algunas  rejiones  de  Chile. 

El  gomero  azul  es  el  mas  usado  porque  se  introdujo  primero  en 
Chile.  Ya  hai  muchos  árboles  que  dan  buena  semilla  i  economizan 
al  cultivador  comprarla,  siendo  tan  cara,  i  ya  que  es  la  especie 
mas  conocida  al  momento  siempre  tiene  mayor  venta.  La  madera 
sirve  mas  bien  para  leña,  muebles  pesados  o  parquets  cuando  tie- 
ne mas  de  70  años,  pero  para  madera  de  construcción  se  necesi- 
taría casi  siempre  impregnarla  por  su  poca  duríibilidad. 

El  gomero  de  Maucí,  crece  mas  que  el  globulus  en  los  suelos 
frescos,  tanto  aislado  como  en  hileras,  se  hiela  mucho  raénos,  pro- 
yecta menos  sombra  sobre  los  potreros  i  la  madera  es  un  poco 
mejor  que  la  del  globulus. 

La  caoba  roja  es  uno  de  los  árboles  mas  apetecibles  por  su  raa 
dera  de  construcción,  incorruptible  de  los  35  a  45  años  de  edad,  de 
color  rojo  oscuro  i  que  no  se  tuerce  ni  se  raja;  es  mas  rústico  aun  i 
se  hiela  menos  que  el  globulus,  puede  ser  cultivado  en  los  bosques 
tupidos,  los  que  talvez  le  vengan  mejor,  resiste  mas  a  la  sequedad 
i  crece  mejor  que  este  en  terrenos  mui  apretados,  polvillentos,  ve- 
gosos, etc. 

El  Karri  se  hiela  mas  que  el  globulus  i  por  esto  habrá  pocas 
partes  en  donde  se  pueda  cultivarlo,  a  pesar  de  su  madera  esce- 
lente  i  de  su  rápido  crecimiento. 

La  caoba'  de  vega  se  hiela  menos  que  el  globulus,  crece  mas 
despacio,  su  madera  colorada  oscura  es  menos  durable  que  la  del 
resinífera  i  en  la  mayor  parte  de  las  vegas  i  dunas  será  ventajoso 
reemplazarla  por  el  resinífera. 

De  las  encinas  es  preferible  la  encina  europea  (Quercus  pedun- 
culata)  como  madera  i  el  alcornoque  (Quercus  súber)  para  la  pro- 
ducción de  corcho. 

Los  aromos  de  Australia  (Acacia  melanoxylon)  se  necesitarán 
siempre  para  fajas  cortafuegos  i  también  para  sustituir  con  la 
madera  nueva  al  fresno  i  con  la  adulta  la  del  nogal  negro,  ade- 
mas que  es  un  material  espléndido  para  la  fabricación  de  sillas 
vienesas  i  que  la  corteza  sirve  para  curtir. 

De  los  cipreses  se  puede  recomendar  especialmente  el  Cupres- 
sus  macrocarpa,  Cupressus  torulosa  i  Cupressus  glauca,  siendo  el 
primero  mejor  en  la  costa  i  los  dos   últimos  en  la  cordillera.   Eo 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  45 


€íil¡dad  de  madera  de  construcción  i  durabilidad  son  mas  o  menos 
iguales,  con  escepcion  del  torulosa  que  se  considera  casi  inco 
rruptible  cuando  adulto.  Todos  crecen  bien  en  bosques  tupidos  i 
sufren  bien  la  sombra  de  otros  carboles,  por  lo  cual  se  prestan 
para  ser  intercalados  en  bosques  ya  existentes  o  para  establecer 
mezclas. 

.  La  mezcla  de  distintas  especies  en  el  mismo  terreno  es  necesa 
na  para  aprovechar  mejor  las  diversas  clases  i  situaciones  de 
suelos,  para  replantar  los  vacíos  de  bosques  ya  existentes,  para 
dar  mayor  frescura  al  suelo,  allegarle  una  distinta  clase  de  abo- 
no, ^como  protección  contra  los  vientos  i  heladas  i  para  producir 
diversas  maderas  en  el  mismo  terreno,  lo  que  aumenta  el  número 
de  esplotaciones  i  en  diferentes  épocas  del  año. 

Recomendamos  especialmente  establecer  fajas  de  eucaliptos 
para  protejer  mas  los  pinos  i  cipreses  contra  el  viento  para  que 
crezcan  mas  lijero. 

Especies  que  se  helarían  no  se  hielan  o  se  helarían  mucho  me- 
nos al  plantarlas  en  forma  de  manchones  de  montes  o  pequeños 
rodales  en  bosques  ya  existentes. 

Alternando  o  mezclando  de  vez  en  cuando  se  puede  plantar 
los  cipreses  al  mismo  tiempo  o  también  después  con  todos  los 
eucaliptos,  que  son  tan  agotadores  de  los  suelos,  pinos  de  Monte - 
rei,  aromos  de  Australia  i  acacia  blanca.  Solo  unos  2  a  4  años 
después  se  podrían  poner  entre  las  demás  especies,  para  que  no 
los  ahoguen  en  lo  futuro. 

Con  todo  lo  espuesto  no  estamos  al  fin  todavía,  pues  casi  nada 
han  hecho  los  particulares  del  Sur   ni  el  Estado  en  aclimatar  una 
multitud  de   especies   forestales   para  seleccionar   en  seguida  las 
que  mas  bien  vienen  para  estas   rejiones  i  cuyas  maderas  necesi- 
tamos. A  causa  de  esa  desidia  en  esta  materia,  solo  ae  ha  introduci- 
do en  el  sur  las  clases  de  árboles  que  se  dan  bien  en  el  centro  del 
pais.  De  allí   se   desprende   que   mientras    ten.eraos   en  el  centro 
nuestro   i'eemplazante  del   pino    Oregon,    ventajosa  i  económica- 
mente en  el  Pinus  canariensis,    no  se   puede  decir  lo  mismo  en  el 
sur  del  pais  i  recomendamos  con  este  objeio  hacer  ensayos  con  la 
Pseudotsuga  taxífolia  por  ser  el  verdadero  pino  Oregon.  Con  mas 
o  menos  ventaja  se  podrían  ensayar  en  primera  línea:  Pínus  pon- 
derosa rBull  Pine,  altura  70  metros)   i  el   Pinus   jeffreyi   (Jeffrey 
Pine,  altura  60   metros),  en   seguida   los  Pitch  Pines,  Pinus  echi- 
nata  (mítis),  palustris  (australís)  i  rígida,  i  después  los  Pinus  chí- 


46  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


huana,  coulteri,  densiflora,  divaricata  (banksiana),  heterophylla 
(cubensis),  laricio  (corsica,  nigra,  pyrenaica  i  táurica),  longifolia^ 
massoniaca  (sinensis),  montezuraae,  muricata,,  raurrayana,  resino- 
sa, silvestris,  teocote,  tliunbergi  i  otros  que  dan  todos  buena  ma- 
dera de  construcción,  pero  cuya  altura  no  pasa  jeneralmente  de 
30  metros. 

A  estos  habria  que  agregar  los  pinos  blancos;  Pinus  ayacahuite, 
excelsa,  lambertiana,  montícola,  strobiformis  i  strobus. 

Como  maderas  de  construcción  livianas  se  necesita  ensayar 
la  Tsuga  canadensis,  heterophylla  i  raertensiana;  los  alerces  es- 
tranjeros:  Larix  europfea,  laricina  (americana)  i  leptolepis;  las 
piceas:  Picea  canadensis  (alba),  engelmanni,  excelsa,  morinda, 
parryana  (pungens)  i  sitchensis;  los  abetos:  Abies  concolor,  gran- 
dis,  magnifica,  nobilis,  pectinata  i  pindrow  (webbiana);  'los  ce- 
dros: Cedrus  atlántica,  deodara,  libani;  los  Chamaecyparis:  lawso- 
iiiana,  etc. 

En  los  eucaliptos  tampoco  se  han  agotado  los  ensayos  en  el  sur 
del  pais  i  conviene  esperimentar  en  las  cordilleras  la  resistencia 
al  frió  de  '.osEucalyptus  coriácea  i  E.  pauciílora.  En  todo  el  sur  se 
necesita  hacer  trabajos  de  aclimatación  con  los  eucaliptos  que 
dan  una  madera  mui  pesada,  amarilla  aceitosa  i  que  se  conside- 
ran como  los  mejores  durmientes  del  mundo  entero,  como:  E.  cre- 
bra,  E.  gomphocephala,  E.  microcorys  i  aun  E.  corynocalyx;  final- 
mente habrá  que  hacer  observaciones  si  los  eucaliptos:  E.  leu- 
coxylon  (sideroxylon),  paniculata,  redunca  i '  salmonophroia, 
ofrecen  en  la  práctica  algunas  ventajas  sobre  el  Eucalyptus  resi- 
nífera. 

Asusta  la  larga  lista  de  las  especies  que  hai  por  ensayar,  pero 
no  es  difícil  hacerlas  venir  en  pequeñas  cantidades  del  estranjero, 
ya  sea  directamente  o  por  intermedio  de  las  casas  comerciales 
del  pais.  Tampoco  se  necesita  plantar  con  ellas  grandes  superfi- 
cies, sino  solo  manchones  en  los  potreros,  parques  i  jardines,  pues 
como  son  exóticas  siempre  pueden  servir  de  adorno  aun  en  los 
jardines  mas  lujosos  i  entonces  saldremos  una  vez  de  las  dudas 
que  hoi  nos  afectan.  Finalmente  no  precisa  que  cada  uno  de  los 
dueilos  de  fundos  tome  sobre  si  la  pesada  carga  de  ensayarlo  to- 
do, sino  solo  la  fracción  que  le  interese  mas  i  entonces  con  el  con- 
junto entre  todos  siempre  se  habrá  conseguido  el  objeto  que  se 
•perseguía. 

A  pesar  de  que  ya  tenemos  algunas  especies  aclimatadas  i  es- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza         47 

periraentadas  para  reconstruir  nuestros  bosques  destruidos,  queda 
aquí  todavía  un  anclio  campo  de  estudio  que  solo  a  la  vuelta  de 
muchos  años  nos  puede  comprobar  si  debemos  cambiar  algunas 
especies  por  otras,  o  si  solo  debemos  agregar  unas  3  o  4  especies 
mas  a  las  que  se  cultivan  hoi  dia,  para  satisfacer  las  necesidades 
de  la  industria  del  pais. 

Tampoco  se  ha  comprobado  todavía  de  un  modo  definitivo  en 
qué  condiciones  pueden  crecer  las  especies  aclimatadas  mas  lije- 
ro  que  las  nacionales.  Al  contrario,  se  ha  podido  comprobar  en 
muchos  casos  que  los  renovales  de  los  bosques  nacionales  han  su- 
bido mas  lijero  que  las  plantaciones  con  especies  exóticas.  De 
aquí  se  desprende  una  vez  mas  que  no  debemos  mirar  en  menos 
las  especies  indíjenas  que  tenemos,  ni  mucho  menos  seguir  el  ca- 
mino de  querer  desprestijiai'las  injustamente. 

La  gran  labor  que  nos  está  reservada  solo  se  ha  señalado  aquí 
con  un  dedo  i  como  el  Estado  hoi  dia  no  tiene  ni  tiempo  ni  fondos 
para  dedicarse  en  debida  forma  a  un  asunto  de  tanta  importancia 
para  el  bienestar  futuro  del  pais,  toca  a  la  iniciativa  particular 
dedicarse  al  desai-rollo  de  los  distintos  problemas  forestales,  con 
la  seguridad  de  que  ésta  será  premiada  con  el  provecho  pecunia- 
rio, no  solo  de  los  hijos  sino  también  de  la  vida  propia  a  la  vuelta 
de  los  años  i  la  satisfacción  moral  deque  junto  con  hacer  un  bien 
a  la  comunidad  se  ha  labrado  su  propia  fortuna. 

Fedekico  Albert. 


EL  PROBLEMA  PESQUERO  EN  CHILE 


]DEA  JENEKAL 


Desde  muchos  años  atrás  ha  sido  constante  preocupación  nues- 
tra todo  lo  que  se  relaciona  con  la  pesca  en  el  pais,  en  vista  de 
que  la  considerábamos  i  la  consideramos  hoi  dia  mas  que  nunca 
como  un  medio  eficaz  de  abaratar  los  artículos  de  consumo   de 


48  boletín  de  bosques,  PESCA  1  CAZA 


primera  necesidad  i  suplir  la  falta  de  carne,  cuya  carestía  ya  la 
ha  puesto  fuer¿i  del  alcance  de  la  Jente  .pobre.  Desde  1898  hasta 
la  fecha  han  salido  a  luz  con  este  objeto  16  folletos  de  nuestra 
parte  sin  haber  podido  conseguir  el  fin  que  nos  habiaaios  propues 
to.  I^a  exhibición  de  Silvicultura  i  Pesquería  que  hicimos  en  11)06 
movió  momentáneamente  la  opinión  pública,  como  también  las 
múltiples  conferencias  que  dimos  desde  1898  en  la  Sociedad  Cien- 
tífica de  Chile,  en  el  Centro  Industrial  i  Agrícola,  en  la  Exhibición 
antes  citada,  en  Concepción,  Valdivia,  Temuco  i  otras  partes? 
pero  apenas  pasado  un  corto  tiempo  volvió  a  caer  todo  nueva- 
mente en  el  olvido.  La  propagación  de  la  langosta  de  Juan  Fer- 
nandez en  la  costa  de  la  provincia  de  Valparaíso  en  1899  se  llevó 
a  efecto  con  poco  centenares  de  ejemplares  en  vez  de  los  cientos 
de  railes  que  se  debiera  haber  empleado  durante  5  años  en  la  cos- 
ta de  la  provincia  de  Coquimbo,  con  lo  cual  se  esplica  natural- 
mente que  hoí  día  se  encuentren  solo  unos  pocos  ejemplares  en 
la  costa  de  Valparaíso,  sin  que  jamas  se  haya  tomado  precaución 
alguna  para  protejerlas,  ni  medidas  tendentes  a  incrementar  la 
existencia. 

La  introducción  i  aclimatación  de  los  salmones,  estudiada  en 
190J  por  encargo  del  Exmo.  señor  Presidente  don  Jerman  Riesco 
i  llevada  a  efecto  el  año  1905,  después  de  muchos  tropiezos,  con 
la  mitad  de  ios  fondos  que  habrían  sido  necesarios  para  un  modes- 
to ensayo,  ha  dado  los  mas  lisonjeros  resultados.  A  pesar  de  que 
solo  se  ha  trabajado  con  cientos  de  miles  de  pececíllos  en  vez  de 
los  millones  que  debieran  haberse  empleado  i  de  la  necesidad  que 
hubo  de  esponerlos  en  muchos  ríos,  para  convencer  al  país  que  es 
vasta  la  rejion  que  se  puede  dedicar  a  esta  lucrativa  industria  i 
no  tener  que  luchar  en  lo  futuro  con  la  misma  desconfianza  por 
cada  uno  de  los  ríos. 

La  leí  de  Fomento  de  pesca,  ideada  patrióticamente  por  el  señor 
Ministro  don  José  Ramón  Gutiérrez  i  llevada  a  la  práctica  por  él 
en  1906,  tuvo  al  principio  por  resultado  la  organización  de  muchas 
empresas  nacionales  en  el  país  para  acojerse  a  los  beneficios  de 
la  leí.  Pero  casi  todas  ellas  fueron  basadas  en  la  rápida  especula- 
ción con  acciones  i  hubo  sociedades  que  no  habían  comprado  una 
embarcación  todavía  cuando  ya  se  cotizaron  las  acciones  con  3  a 
ÍJ  puntos  de  premio.  Tan  rápido  como  fué  el  entusiasmo,  asi  se 
desvaneció,  dejando  clavadas  a  muchas  familias  con  papeles  que 
ya,  no  tuvieron  valor.  Algunas  otras  sociedades  que  se  basaron  en 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  49 

la  iiidustria  misma  fracasaron  en  algunos  años  por  mala  dirección 
i  falta  de  los  conocimientos  mas  rudimentarios  para  poderse 
dedicar  a  esta  industria.  Solo  con  el  trascurso  de  los  años  se  han 
formado  sociedades  serias  encabezadas  por  estranjeros/como  sei-, 
vascos,  asturianos,  canadenses,  franceses,  noruegos,  suecos,  italianos 
etc.,  que  poco  a  poco  van  surjiendo  a  fuerza  de  su  propio  trabajo  i 
espaldeados  por  la  lei  en  cuanto  esta  puede  serles  útil.  Estamos  en 
vísperas  de  ver  trabajar  a  una  fuerte  sociedad  japonesa  de  pes- 
quería en  los  mares  de  nuestro  litoral  i  solo  contemplando  el  gran 
beneficio  que  les  traerá  esta  industria,  comprenderá  el  país  que 
habría  hecho  bien  en  no  desoír  durante  tantos  años  lo  que  se  le 
predicaba  en  todos  los  tonos  posibles. 

Muchas  son  las  causas  que  han  producido  el  estado  actual  en 
que  se  encuentra  esta  importante  industria  i  tendremos  que  ocupar- 
nos mas  adelante  muchas   veces  de  esta  materia. 

Llevamos  ya  18  años  de  continua  propaganda  i  lucha  en  este  sen- 
tido, sin  poder  conseguir  que  una  vez  por  todas  se  le  dé  la  impor- 
tancia que  le  corresponde  a  esta  industria,  pues,  si  bien  no  suce- 
derá con  ella  lo  mismo  que  con  la  existencia  de  bosques  que  de 
hoi  a  mañana  pueden  todos  ser  impunemente  destruidos  matando 
de  un  golpe  para  siempre  la  industria  maderera,  no  se  puede 
tampoco  abandonar  impunemente  a  una  industria  importante,  sin 
esponerse  a  desequilibrar  la  importación  i  esportacion,  o  a  dejar 
que  se  aprovechen  estranjeros  de  la  circunstancia  del  mas  com- 
pleto abandono,  para  fundar  en  él  su  prosperidad  propia,  que  bien 
puede  redundar  en  beneficio  secundario  de  la  patria,  como  tam- 
bién puede  suceder  que  no  sea  asi  i  que  hayamos  hecho  nada  mas 
que  incrementar  las  riquezas  de  otros  países,  de  los  cuales  llega- 
ríamos a  ser  simples  factorías  pesqueras  en  vez  de  fomentar  el 
bienestar  de  la  Nación. 

El  mar  es  libre  para  todas  las  naciones  escepto  uua  angosta 
faja  de  tres  millas  a  orillas  de  las  costas.  Por  consiguiente  es  li 
cito  que  subditos  estranjeros  se  instalen  en  los  mares  fuera  del 
alcance  de  esta  linea,  donde  pueden  fácilmente  estraer  las  riquezíii> 
pesqueras  a  la  vista  de  los  habitantes  en  tierra  que  no  tienen  me- 
dio legal  alguno  para  impedirlo. 

Los  barcos  grandes  estranjeros  no   necesitan  tocar  en    puerto 
alguno  de  Chile,  pues  bien  pueden   hacer   viajes  de   ida  i  vuelta 
no  solo  a  los  puertos  del   Perú  i  Arjentina  sino  también  a  los  d<> 
4 


50  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

Estados  Unidos  de  Norte  América,  Suecia  i  Noruega,  sin  necesi- 
dad de  haber  tomado  siquiera  agua  para  la  bebida  en  territorio 
chileno,  lo  que  ya  ocurre  frecuentemente  con  la  industria  ballenera 
i  lobera  en  nuestros  mares  australes. 

Asi  podemos  encontrarnos  en  un  caso  idéntico  al  ocurrido  en 
España  i  Portugal,  donde  son  subditos  estranjeros  los  que  espío- 
tan  la  riqueza  de  sus  mares  por  intermedio  de  sociedades  que  tie- 
nen su  domicilio  en  Francia,*  Alemania,  Inglaterra,  Suecia  i  No- 
ruega i  que  mandan  sus  naves  de  arrastre  a  los  fondos  de  pesca 
de  los  mares  vecinos  de  ambos  paises,  a  cuyos  puertos  arri- 
ban solo  en  caso  de  accidentes,  cuando  necesitan  pedir  ausilios; 
pero  por  regla  jeneral  no  tocan  ni  para  tomar  agua  i  se  surten 
de  alimentos  i  mercaderías  de  sus  propios  paises,  trasportando 
hi  producción  de  pescados  í  mariscos  portugueses  a  los  puertos 
do  donde  salieron  las  naves  de  pesca,  no  atendiéndose  a  ningu- 
na clase  de  reglamentes  ni  prohibiciones  que  existen  para  la  pes- 
ca por  empresas  nacionales  de  España  o  Portugal.  Grandes  son 
los  sacrificios  que  ambos  paises  hacen  hoi  dia  para  levantar  su 
industria  pesquera,  a  fin  de  que  los  pescadores  nacionales  tengan 
participación  importante  en  la  cosecha  jeneral  de  pescados  i  ma- 
riscos criados  en  sus  costas  i  que  forzosamente  caen  en  manos  de 
los  estranjeros  sin  provecho  alguno  para  estas  naciones,  que 
ademas  deben  presenciar  como  se  atropellan  sin  ninguna  consi- 
deración los  reglamentos  i  prohibiciones  que  rijen  para  ellos. 

Muí  bien  dijo  el  honoi-able  senador  señor  Eliodoro  Yañez  en  la 
sesión  del  29  de  Agosto  del  corriente  año,  con  relación  a  la  arbo- 
ricultura  frutal,  lo  siguiente: 

«El  capital  estranjeio,  dijo  el  honorable  senador,  ha  acapara- 
do la  casi  totalidad  de  los  negocios  salitreros  i  empieza  a  hacerlo 
con  los  mineros,  lo  que  importa  la  desnacionalización  de  las  in- 
dustrias del  pais,  i  la  Cámara  sabe  que  un  pais  que  so  desnaciona- 
liza, pierde  su  importancia  económica  i  se  debilita  como  nación. 
De  manera  que  es  una  medida  de  previsión  proceder  en  el  sentido 
de  que  una  industria  de  tanta  importancia  como  la  de  la  arbori- 
cultura  frutal  quede  en  poder  de  los  chilenos  i  del  capital  chileno.» 

Estas  palabras,  dichas  para  la  arboricultura  frutal,  son  a  mi 
juicio  aplicables  con  mucha  mas  razón  todavía  a  la  industria  de  la 
pesquería,  pues  su  fomento  i  nacionalización  equivalen  al  abara- 
tamiento de  muchas  materias  primas  de  primera  necesidad,  al 
aumento  de  la  riqueza  pública  i  prepara  al  mismo  tiempo  un  con- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza.  51 


tinjente  valiosísimo  déjente  de  mar,  cuya  cooperaciones  indispen, 
sable  en  caso  de  guerra  esterior.  Su  abandono,  por  el  contrario^ 
significa  la  carestía  de  los  productos  marítimos,  la  falta  de  incre- 
mento de  la  esportacion  i  la  inseguridad  territorial,  ya  que  en  caso 
de  un  conflicto  armado  habrá  muchos  estranjeros  que  conozcan 
mejor  en  sus  detalles  i  particularidades  los  mares  de  las  diversas 
rejiones  que  los  mismos  chilenos. 

Es  este  uno  de  los  principales  puntos  que  se  debe  tener  presente 
al  tratar  del  bienestar  i  de  la  seguridad  de  la  nación. 

LA  INFLUENCIA  DE  LA  PESQUERÍA  EN  EL 
BIENESTAR  DE  LA  NACIÓN 

El  bienestar  de  la  Nación  está  intimamente  ligado  con  el  desa- 
rrollo de  las  industi'ias  de  las  cuales  una  de  las  mas  importantes, 
es  sin  duda  la  de  la  pesquería.  Hasta  la  fecha  ha  sido  casi  total 
mente  abandonada,  mientras  que  a  otras  de  menor  importancia  se; 
las  ha  atendido  en  debida  forma.  Citaremos  aquí  solo  algunas^ 
como  la  fabricación  de  fósforos,  que  con  la  protección  que  se  le 
otorga,  ha  conseguido  en  un  espacio  de  10  años  mas  o  menos,  dis- 
minuir su  importación  por  valor  de  |  600  000  anuales.  Ii^n  inferio- 
res condiciones  se  encuentran  las  fábricas  de  tejidos,  pues  hacen 
venir  los  hilos  del  estranjeros  i  ocupan  solo  algunos  centenares 
de  obreros,  mientras  que  todos  los  habitantes  tienen  que  sufrir  las 
consecuencias  del  alza  de  los  derechos  aduaneros.  En  peores  con- 
diciones económicas  se  proteje  a  las  refinerías  de  azúcar,  que  se 
basan  hoi  día  esclusivamente  en  una  materia  prima  que  no  puede 
producirse  en  el  país,  como  la  caña  de  azúcar,  encareciendo  así  un 
artículo  de  primera  necesidad  en  beneficio  de  unos  pocos  indus- 
triales. 

La  industria  pesquera  es  mucho  mas  importante  para  el  país 
que  las  citadas,  ya  que  implica  el  sosten  de  mas  o  menos  cuati'o 
mil  pescadores  pobres,  cuyo  número  fácilmente  puede  decuplicarse,, 
i  la  alimentación  barata  de  todos  los  habitantes  de  escasos  recursos 
que  viven  a  lo  largo  de  la  vecindad  de  la  costa  donde  no  hai  puer 
tos  ni  balnearios  que  encarezcan  indebidamente  este  artículo,, 
como  ocurre  actualmente  en  algunos  pueblos  i  piincipalraente  en 
las  ciudades  populosas.  La  carestía  déla  carne,  que  es  mundial,  se 
trata  de  aliviar  en  todos  los  países  civilizados  con  el  fomento  de 
la  pesquería,    cuyos   productos  sanos  i  baratos  son  la  base  de  la 


b'¿  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

la  aliuientacioM   para   un   siaiiúmero  de  habitantes  de   escasos 
recursos. 

La  importación  de  productos  de  pesca  en  Chile  ha  subido  desde 
1901,  de  1000  000  de  pesos,  a  2250  000  pesos  en  el  año  pasado,  sin 
que  se  haj'a  alarmado  nadie  (i  sin  que  el  aumento  de  población 
corresponda  en  absoluto  a  estas  cifras),  aun  viéndola  comprobada 
indiscutiblemente  con  la  estadística  comercial,  cuando  en  realidad 
hai  razones  para  alarmarse  mucho  mas  que  'por  la  importación 
de  unos  $  800  000  en  fósforos  en  1901,  pues  estamos  en  un  país 
que  tiene  4  400  kilómetros  de  costas  corridas  i  mas  o  menos  100  OOO 
kilómetros  cuadrados  de  fondos  de  mas  o  menos  de  100  metros  de 
profundidad,  de  los  cuales  20  000  están  de  (Constitución  al  norte  i 
80  000  desde  este  punto  al  sur. 

Los  productos  de  la  pesca,  lejos  de  pesar  a  favor  de  la  impor- 
tación en  la  balanza  comercial,  debieran  ser  un  fuerte  peso  en  la 
esportacion,  que  aliviai'a  en  unos  20  o  30  millones  de  pesos  la  carga 
forzosa  de  importaciones  que  tenemos. 

Junto  con  protejer  i  fomentar  la  industria  pesquera  nos  procu- 
raríamos el  número  de  hombres  indispensables  que  necesitamos 
para  nuestra  defetisa  nacional  en  los  dreadnougts,  blindados,  ci'u- 
ceros,  torpederos,  sub-marinos,  etc.,  que^exijen  un  personal  sufri- 
do a  toda  intemperie,  acostumbrado  a  luchar  contra  las  tempes- 
tades i  a  jugar  su  vida  en  cualquier  momento.  Las  tripulaciones 
de  nuestra  marina  de  guerra  suman  actualmente  7  000  hombres  en 
tiempo  de  paz  í  se  eleva  aproximadamente  110  000  en  caso  de  gue 
rra.  ^íPodemos  reunir  esta  cifra  con  el  número  de  pescadores  que 
tenemos  hoi  día  en  todo  el  litoral  de  la  República"?  Evidentemen- 
te que  nó,  i  mucho  menos  si  tomamos  en  consideración  que  de 
cuatro  mil  mas  o  menos  a  que  asciende  el  número  de  pescadores  en 
nuestras  costas,  solo  unos  800  están  en  estado  de  cargar  armas, 
pues  la  mayor  parte  se  recluta  hoi  dia  de¡hombres  deedad  i  niños, 
pues  los  jóvenes  robustos  encuentran  su  bienestar  en  anejores 
condiciones  i  con  menos  sacrificios  en  cualquiera  otra  ocupación. 
Será  necesario  para  tripular  la  marina  en  caso  de  una  moviliza- 
ción, echar  mano  de  los  habitantes  no  acostumbrados  a  esta  vida 
azarosa  i  por  consiguiente  no  prestarán  a  la  nacion^los  mismos 
servicios  que  se  pueden  esperar  de  la  verdadera  jente  de  mar. 

La  marina  mercante,  si  algún  día  el  país  tuviera  la  voluntad 
de  levantarla  como  lo  exijen  las  necesidades  de  nuestro  comercio, 
¿en  donde  encontraiía  personal  mas   preparado?   ¿en  la   jente  de 


boletín  de  bosques,  pesca  i  CA^A  5a 


mar  o  en  habitantes  raediterráneos?  Es  indiscutible  que  debe  dar- 
se preferencia  a  la  Jente  de  mar,  pero  .:como  darle  preferencia  si 
existe  en  el  pais  en  tan  escaso  número  i  con  casi  ninguna  instruc- 
ción? ¿Quién  puede  conocer  mejor  las  sinuosidades  de  nuestra 
costa  en  todos  sus  detalles  de  arrecifes,  bajíos,  bancos,  barras, 
etc.  que  los  pescadores   de  cada  rejion    que  han   nacido  en    estos 

parixjes  i  han  pasado  la  mayor  parte  de  su  vida  activa  sobre  el 
vaivén  de  las  olas? 

De  allí  viene  que  es  de  los  piíeblos  pescadores  cuyos  parajes 
están  mas  espuestos  a  los  temporales  i  bravezas  de  mar  i  que  ma- 
yor dificultad  presentan  a  la  navegación,  de  donde  se  saca 
las  mejores  tripulaciones  para  las  marinas  de  guerra  i  mercante. 

La  alimentación  barata  del  pueblo  ha  sido  en  todos  los  países 
europeos  materia  de  vastos  estudios  i  ha  redundado  siempre  en 
medidas  de  fomento  a  la  pesca,  de  trasporte  rápido  i  barato  de 
sus  productos  i  de  su  conservación  i  venta  en  primera  mano,  difi- 
cultando la  intervención  de  una  multitud  de  ajenies  acaparadores 
i  revendedores  que  encarecen  estos  artículos  i  están  listos  para 
formar  monopolios  de  venta. 

Es  así  como  se  ha  conseguido  en  Europa  suministrar  al  puebla 
pescado  fresco,  en  salmuera  i  ahumado  de  20  a  35  centímetros  de 
largo  al  precio  de  cinco  a  diez  centavos  cada  uno,  mientras  que  en 
Chile  es  preciso  pagar  cinco  a  diez  veces  mas  i  dificilmente  se 
encuentra  en  estado  fresco. 

Un  kilogramo  de  pescado  vale  por  término  medio  en  los  cen- 
tros de  consumo  que  se  espresan,  i  equivalente  a  papel  chileno, 
lo  siguiente:  en  Canadá 35  centavos, en  Rusia  34,  en  Noruega39,  en 
Austria29,  en  Italia  27  i  18en Estados  Unidos.  El  pescado  ordina- 
rio se  vende  a  15,  14,  12, 11,  10  i  8  centavos  por  kilogramo,  mien- 
tras aqui  estamos  regocijándonos  al  oír  hablar  que  por  medio 
de  franquicias  déla  ilustre  Municipalidad  talvez  se  consiga  obte- 
ner las  pescadas,  sardinas  i  fureles  a  60  centavos  por  kilógram  o, 
la  lisa,  corvímlla  i  cabínza  a  50  centavos,  el  congrio  i  el 
lenguado  a  un  peso  i  los  pejerreyes  a  un  peso  veinte  centavos 
por  kilogramo. 

Si  bien  los  productos  baratos  de  la  pesca  son  una  necesidad  im- 
periosa para  la  jente  de  pocos  recursos,  no  dejan  de  ser  un  artícu- 
lo de  regalo  para  las  personas  acomodadas  i  de  ¿la  alta  sociedad 
que  en  cualquier  forma  lo  prefieren  a  muchos  otros  artículos  de 
alimentación. 


54  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 


Mientras  mas  corapuestcaes  una  conserva  de  productos  marítimos, 
mayor  número  de  niños,  mujeres  i  hombres  ocupa,  [lo  cual  sig- 
nifica un  aumento  de  población  i  el  bienestar  de  las  familias 
obreras  cuyos  miembros  de  todas  edades  i  sexos  encuentran  en 
esta  industria   el  sustento  i   porvenir  asegurados. 

La  fabricación  de  conservas  de  pescado  nos  puede  ahorrar  hoi 
dia  la  importación  de  mas  de  un  par  de  millones  de  pesos  al  año, 
i  en  lo  futuro  los  20  o  ííO  millones  de  pesos  que  se  importarían  en 
época  relativamente  próxima  si  nada  se  hiciera  por  llevar  esta 
industria  a  la  altura  que  le  corresponde. 

La  industria  pesquera  significa  no  solo  la  conquista  del  mar 
sino  también  el  bienestar  de  la  Nación.  Inglaterra  por  ejemplo, 
tiene  hoi  dia  cerca  de  ,38  OOÜ  barcos  de  pesca  que  ocupan  cerca 
de  110  000  hombres  i  que  producen  anualmente  de  1300  000  a 
1  500  000  toneladas  de  pescado  por  valor  de  250  a  300  millones 
de  pesos,  correspondiendo  a  cada  habitante  un  consumo  anual  de 
20  kilogramos  de  pescado. 

Alemania  tiene  cerca  de  16  500  barcos  de  pesca  que  ocupan  al 
rededor  de  54  000  hombres,  que  producen  anualmente  740  000 
toneladas  de  pescado  con  un  valor  de  130  000  000  de  pesos. 
De  aquellos,  260  son  vapores  de  pesca  de  los  cuales  209  trabajan 
con  redes  de  arrastre  i  hai  ademas  210  veleros  con  motor  de  hé- 
lice auxiliar.  La  producción  de  arenques  ha  subido  de  1885  a  1909 
de  1 1  357  a  440  000  barriles  por  un  valor  de  9  000  000  de  pesos 
mientras  que  la  importación  de  este  mismo  pescado  solo  ha  subi- 
do de  1885  a  1909  de  1  031  989  a  1  252  433  barriles  con  un  valor 
de  22  000  000  de  pesos,  que  vienen  de  Inglaterra,  Holanda,  No- 
ruega i  Suecia.  A  pesar  de  la  gran  obra  de  fomento  a  la  pesque- 
ría en  Alemania,  se  han  importado  en  1909  todavía,  2  500  000 
toneladas  de  arenques  i  de  anchoas  frescas  provenientes 
de  Dinamarca,  Inglaterra,  Noruega,  Suecia,  Béljica,  Holanda  i 
Francia;  3  00  0000  de  toneladas  de  pescado  fresco  de  agua 
dulce  provenientes  de  Rusia,  Austria-Hungría,  Suiza,  Italia,  Sue- 
cia, Holanda,  Inglaterra,  Dinamarca  i  Béljica;  166  000  tone 
das  de  pescado  ahumado  i  en  escabéchese  importaron  de  Estados 
Unidos,  Colonia  del  Cabo,  Portugal,  Noruega,  Holanda,  Italia, 
Francia,  Dinamarca  i  Béljica;  i  21  000  toneladas  de  pescado  seco 
provenientes  de  Noruega,  Holanda  i  Dinamarca.  ¿A.  cuanto  no 
habría  subido  la  importación  de  los  productos  de   pesca   en   Ale- 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  55 


mania  si  el  Estado  no  hubiese  tomado  tan  enérjicas  i  costosas  me- 
didas para  el  fomento  de  la  industria  pesquera  nacional? 

Francia  tiene  27  913  barcos  de  pesca  que  ocupan  97  000  hom- 
bres i  'producen  anualmente  150  a  170  mil  toneladas  de  pescado 
por  un  valor  de  13U  a  150  millones  de  pesos. 

El  pequeño  reino  de  Suecia  produce  de  18  a  22  millones  de  pe- 
sos al  año  en  sus  puertos  de  pesca  de  Grotenburg'o,  Bohus  Laen, 
Malmoehus  i  Blekinge  Laen. 

Nuestra  madre  patria,  España,  también  ha  desatendido  el  fo- 
mento de  la  pesquería  como  nosotros  i  por  eso  solo  produce  hoi 
dia  de  60  a  70  millones  de  pesos  al  año  en  productos  de  pesca, 
mientras  que  importa  estos  artículos  en  gran  escala  de  otros  paí- 
ses a  los  cuales  paga  anualmente  un  tributo  de  95  a  100  millones 
de  pesos. 

La  nueva  república  de  Portugal,  que  no  se  supone  mui  adelan- 
tada industrialmente  considerada,  tiene  10^327  barcos  de  pesca, 
de  los  cuales  62  son  vapores  de  alta  mar.  pcupa  hoi  dia  35  652 
hombres  en  esta  industria  i  produjo  el  año  pasado  72  millones  de 
toneladas  de  pescado  por  un  valor  de  30  millones  de  pesos  de  los 
cuales  27  560  000  corresponden  a  la  pesca  de  alta  mar  i  el  resto 
a  la  pesca  de  los  estuarios. 

No  solo  del  mar  se  sacan  riquezas  sino  también  de  los  rios  i 
basta  citar  el  hecho  de  que  en  la  rejion  del  rio  Volga  en  Rusia  se 
han  esportado  a  Alemania  en  191  )  productos  de  pesca  por  valor 
de  2  688  072  rublos. 

En  Alaska  se  han  sacado  desde  1878  hasta  la  fecha  mas  de  100 
millones  de  dólars  en  salmones.  'En  1908  subió  el  valor  de  los  sal- 
mones pescados  a  11  847  433  dólars,  que  fueron  elaborados  por 
48  empresas  que  ocupan  13  125  hombres  i  que  produjeron  dos  i 
medio  millones  de  cajones  de  24  kilogramos  cada  uno  de  conser- 
vas de  salmón. 

Es  conocido  que  Noruega,  Japón  i  otros  estados  viven  casi  es- 
elusivamente  de  la  pesca  i  recomendamos  la  lectura  de  los  datos 
relativos  a  estos  i  otros  paises  como  la  Colonia  del  Cabo,  Nueva 
Zelanda,  Australia,  etc,  que  hemos  publicado  en  trabajos  anterio- 
res. A  estos  se  podrían  agregar  otros  de  casi  todas  las  rejiones  del 
mundo,  pero  seria  cansado  enumerarlas  i  concluimos  haciendo 
mención  de  los  esfuerzos  mas  o  menos  recientes  que  gastan  Méjico, 
Brasil,  Uruguai  i  Arjentina  para  levantar  la  industria  pesquera  sin 


56  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

miramiento  alguno  de  los  gravámenes  que  representan  para  el 
fisco. 

De  todo  lo  citado  se  desprende  la  enorme  influencia  que  tiene 
esta  industria  en  el  bienestar  de  las  naciones,  lo  que  justifica  los 
fuertes  desembolsos  que  hacen  tanto  los  países  viejos  como  las 
repúblicas  nuevas  del  lado  del  Atlántico  de  Sud-Améric.i  para 
levantarla. 

Es  natural  preguntar  porqué  no  sucede  lo  mismo  en  Chile,  si 
no  hai  materia  prima  que  se  puede  aprovechar,  cuales  son  las 
medidas  de  fomento  que  han  adoptado  otros  paises  para  llegar  a 
resultados  tan  benéficos,  que  es  lo  que  debe  hacerse  en  nuestro 
pais,  en  cuanto  debe  intervenir  el  Estado,  que  es  lo  que  se  puede 
dejar  a  la  industria  privada,  etc,  etc. 

Fácil  es  formular  las  preguntas  pero  es  dificil  contestarlas,  por- 
que el  problema  es  complejo  i  nos  ocuparemos  de  los  distintos  de- 
talles señalando  solo  someramente  que  es  lo  que  se  hace  i  que  es 
lo  que  debe  hacerse. 

Se  puede  dejar  una  industria  nacional  eternamente  en  el  mas 
completo  abandono,  pero  debe  hacerse  esto  a  sabiendas  del  mal 
que  se  produce  para  cada  uno  de  los  habitantes,  que  redunda  tam- 
bién en  grave  perjuicio  de  la  comunidad,  que  tiene  que  sufrir  las 
consecuencias  de  la  dejación,  que  se  manifiesta  en  una  constante 
creciente  de  la  importación  i  en  la  desnacionalización  de  una  in- 
dustria que  por  conveniencia  táctica,  económica  i  comercial,  debe 
ser  nacional. 

Veremos  modo  de  correjir  los  daños  que  ya  se  han  causado  al 
país  i  de  los  mayores  que  todavía  se  le  puede  acarrear,  por  medio 
de  la  iniciativa  i  del  buen  sentido  particular,  ya  que  el  estado 
ruinoso  de  las  finanzas  del  país  no  le  permiten  atender  en  debida 
forma  a  las  necesidades  mas  apremiantes  de  esta  importante 
industria. 

{Continuará). 

Federico  Albert, 

Inspector  Jeneral  de  Bosques.  Pesca  i  Caza. 


BOLETÍN  DK  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  57 


DE  LAS  CLARAS  EN  LA  DASONOMÍA  MODERNA 

Do  «La  Kevista  de  Montes»,  Madrid. 


INSTRUCCIONES  PARA  LA  EJECUCIÓN  DE  ENSAYOS  DE 
CLARAS  ORDINARIAS  I  DE  AISLAMIENTOS  (LICH- 
TUNGEN).  ' 

(Acordado  por  la  Asoeiacioii  de  Institutos   alemanes  de  Espevimentacion 
forestal  en  12  de  Setiembre  de  1912.) 

1. 

Los  ensayos  tienen  por  objeto  determinar  la  influencia  que 
ejercen  las  distintas  clases  i  los  distintos  grados  de  intensidad  de 
la  clara  ordinaria  i  de  la  clara  de  aislamiento: 

1.0  En  el  crecimiento  total  de  un  rodal,  en  la  distribución  del 
crecimiento  entre  el  vuelo  que  queda  i  el  que  desaparece,  i  en  las 
distintas  clases  de  tronco,  por  lo  que  resta  al  número,  al  desarro- 
llo del  diámetro  í  de  la  altura  i  a  la  forma. 

2.'^  En  el  estado  del  suelo. 

I. — Fundamentóla 

2. 

Los  troncos  de  un  rodal  pueden  distinguirse  como  sigue: 

L  Troncos  dominantes. — Estos  comprenden  todos  los  troncos 
que  toman  parte  en  la  cubierta  superior  de  las  copas,  o  sea: 

1.0  IVoncos  con  desarrollo  normal  de  copa  i  buena  forma  de 
tronco. 

2.0  Troncos  con  desarrollo  anormal  de  copa,  o  mala  forma  de 
tronco. 

Se  comprenden  en  éstos: 

a)  Troncos  apretados  {eingeMemmte). 

h)  Troncos  mal  formados  i  de  crecimiento  adelantado  ( Vor- 
wüchse). 

c)  Los  demás  troncos  de  forma  defectuosa,  especialmente  lo» 
ahorquillados. 


58  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 


d)  Los  troncos  llamados  Weitscher  (1). 

e)  Troncos  enfermos  por  cualquier  causa. 

II.  TRONCob  DOMINADOS.— Estos  Comprenden  todos  los  troncos 
que  no  toman  parte  en  la  cubierta  superior  de  las  copas.  En  este 
grupo  hai  que  incluir: 

3.0  Troncos  retrasados,  pero  /  Estos  se  tienen  en  cuenta  para 
todavía  descubiertos.  \     los  cuidados  culturales  del  sue- 

4.0  Troncos  dominados  i  to-     j     lo  i  del  vuelo, 
davía  cubiertos. 

5.0  Troncos  secos  i  muertos,  que  no  se  tienen  ya  en  cuenta  para 
los  cuidados  culturales  del  suelo  i  del  vuelo. 

También  corresponden  a  este  grupo  las  latas  (2)  encorvadas. 


Las  claras  ordinarias  se  estienden  teóricamente  a  la  estra.ccion 
de  troncos  secos  i  muertos,  de  crecimiento  decadente,  enfermos  o 
no  formados  con  regularidad,  tanto  en  su  copa  como  en  el  fuste, 
o  también  de  aquellos  que,  a  pesar  de  su  buena  forma  de  fuste  i 
copa,  influyen  perjudicialmente  sobre  los  troncos  mas  valiosos  o 
de  mas  esperanzas  que  se  dejan.  Estraen,  por  consiguiente,  los 
troncos  de  las  clases  5  hasta  2  en  parte  o  totalmente  i  solo  escep- 
cionalmente  los  troncos  de  la  clase  1  sin  llegar,  sin  embargo, 
a  una  interrupción  duradera  de  la  cubierta. 

Las  claras  de  aislamiento,  por  el  contrario,  estraen,  ademas  de 
los  troncos  de  la  clase  2  hasta  la  5,  teóricamente  también  troncos 
de  buen  crecimiento,  sanos  e  inofensivos  para  los  inmediatos  que 
se  dejan;  por  consiguiente,  se  cortan  porciones,  ya  mayores  o  me- 
nores, de  la  clase  1  de  troncos,  i  tienen  por  objeto  la  interrupción 
duradera  de  la  cubierta.  Esta  interrupción  debe  continuar  jene- 
ralmente  durante  toda  la  vida  del  rodal  o  estenderse  por  lo  me- 
nos a  un  período  largo,  como  por  ejemplo  en  el  tratamiento  de 
cortas  aclaradoras  de  Seehach. 


En   la   clara    ordinaria   se   distinguen   las   siguientes   clases  i 
grados'. 


(1)  Troncos  perjiídiciales  a  los  que  los  rodean  cuando  son  ajitados  por  el 
viento. — (2).  Piezas  largas  i  delgadas. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  59 


I.    CLArA   baja   (NrEDEKDURCHFOKSTLTNG) 

1.0  Clara  débil  (grado  A).  — Esta  queda  limitada  a  la  estraccion 
de  los  troncos  muertos  i  mui  enfermos,  así  como  de  las  latas  en- 
corvadas (clase  5)  i  troncos  enfermos,  i  tiene  solamente  por 
objeto  suministrar  materiales  para  estudios  epidométricos  compa 
rativos. 

2.0  Clara  moderada  (grado  B). — Esta  se  estiende  a  los  troncos 
muertos  i  secos  encoi"vados,  oprimidos,  a  los  Peitscher,  a  los  Vor- 
züilchse  adelantados,  de  mui  mala  forma,  a  los  mas  peligrosos 
siempre  que  no  se  puedan  hacer  inofensivos  por  la  poda,  i  a  los 
troncos  enfermos  (clase  5,  4  i  una  parte  de  la  2). 

3.0  Clara  fuerte  (grado  C). — Esta  estrae  poco  a  poco  todos  los 
troncos  de  las  clases  2  a  5,  así  como  también  algunos  de  la  clase 
1,  de  modo  que  solo  queden  los  troncos  con  desarrollo  normal  en 
su  copa  i  buena  forma  del  fuste,  en  distribución  lo  mas  igual  po- 
sible, que  tengan  por  todos  lados  espacios  para  el  libre  desarrollo 
de  sus  copas,  pero  sin  que  se  produzca  una  interrupción  duradera 
de  la  cubierta. 

Para  los  grados  B  i  C  se  aplican  todavía  los  siguientes  prin- 
cipios: 

a)  En  todos  los  casos  en  que  por  la  estraccion  de  los  troncos 
dominantes  de  oríjen  huecos,  pueden  dejarse  allí  troncos  domina- 
dos o  retrasados,  cuando  existan. 

b)  En  la  estraccion  de  troncos  sanos  de  la  clase  2  con  mal  de  • 
sarroUo  de  copa  o  forma  de  fuste,  hai  que  proceder  con  la  caute- 
la exijida  por  la  buena  conservación  de  esta  i  cubierta  de  todo  el 
rodal. 

11.    CLARA   ALTA    (NACHDURCHFORSTUNG) 

Esta  es  una  corta  en  el  piso  dominante,  que  tiene  por  objeto  el 
cuidado  especial  de  futuros  troncos  cortables,  bajo  el  principio  de 
respetar  una  parte  de  los  troncos  dominados.  Aquí  hai  que  distin- 
guir dos  grados: 

4.°  Clara  alta  débil.— Esta  se  limita  a  la  corta  de  los  troncos 
muertos  i  secos,  encorvados,  ademas  de  los  mal  formados  i  enfer- 
mos, de  los  ahorquillados,  árboles  achaparrados,  Peistcher,  así 
como  de  aquellos  troncos  que  deben  ser  estraidos  para  la  separa- 


60  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


cion  de  grados  do  troncos  de  igual  valor.  Se  separa,  por  consi- 
guiente, la  clase  5,  una  gran  parte  de  la  2  i  algunos  troncos  de  la 
1.  Para  evitar  la  interrupción  demasiado  fuerte  de  la  cubierta, 
puede  distribuirse  entre  varias  claras  la  separación  áeVorwüchse 
mal  formados  i  de  los  detnas  troncos  con  forma  defectuosa  de  fus- 
te, en  especial  de  los  ahorquillados,  cuando  estos  troncos  existen 
en  gran  número.  También  se  recomienda  hacer  provisionalmente 
inofensivos  por  poda  o  supresión  de  brazos  ahorquillados  los  tron- 
cos de  esta  clase  que  se  dejan  en  la  primera  clara.  Este  grado  es 
aplicable  principalmente  a  los  rodales  jóvenes. 

5.0  Clara  alta  fuerte. — Este  grado  aspira  inmediatamente  al  cui- 
dado de  un  número  variablemente  calculado  de  troncos  cortables. 
Con  este  objeto  se  estrae,  ademas  de  los  troncos  muertos,  secos, 
encorvados  i  enfermos,  también  todos  aquellos  que  impidan  el 
buen  desarrollo  de  la  copa  de  los  troncos  cortables;  por  consi- 
guiente, la  clase  5  i  troncos  de  las  clases  1  i  2. 

Este  grado  resulta  apropiado  para  los  rodales  viejos. 

5. 

(Lichtung) 

Los  ensayos  sobre  la  influencia  de  las  claras  de  aislamiento 
(Lichtungshíebe),  relativos  a  las  determinaciones  sobre  el  creci- 
miento en  volumen,  tienen  por  objeto  fijar  si  son  capaces,  i  hasta 
donde,  las  interrupciones  duraderas  de  la  cubierta  de  aumentare! 
crecimiento  del  rodal  entero,  o  de  un  individuo  del  rodal  todavía 
mas  allá  de  la  medida  conseguida  por  medio  del  grado  mas  inten- 
so de  clara,  e  investigar,  ademas,  desde  donde  comienza  a  descen- 
der el  crecimiento  a  consecuencia  de  la  disminución  demasiado 
grande  del  número  de  troncos  i  donde  encuentra  su  limite  el  au- 
mento del  crecimiento  del  tronco. 

Con  este  objeto  se  recomienda,  aparte  de  otros  ensayos  especia- 
les, por  ejemplo,  sobre  el  tratamiento  de  Seebach,  distinguir  dos 
giados  de  clara  de  aislamiento: 

1.0  Clara  de  aislamiento  débil  (grado  L.  I.)- 

2.0  Clara  de  aislamiento  fuerte  (grado  L.  II.). 

Aquella  estrae  del  20  al  30  por  100;  ésta,  del  30  al  50  por  100 
de  la  superficie  de  bases  de  tronco  de  la  parcela  comparativa- 
aclarada  según  el  grado  C. 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA  61 


La  clara  de  aislamiento  fuerte  debe  pasar,  en  todo  caso,  del 
grado  de  aclareo  en  el  cual  se  presenta  el  máximo  del  crecimiento 
total,  i  puede,  por  consiguiente,  en  caso  necesario,  aumentarse 
mas  allá  de  la  cifra  indicada.  Cuando  falten  parcelas  comparati- 
vas del  grado  C,  debe  desde  luego  aclararse  según  este  grado  hi 
parcela  destinada  al  ensayo  e  inventariarse. 

El  tránsito  del  estado  cubierto  al  claro  debe  efectuarse  poco  a 
poco. 

6 

Con  el  grado  mas  fuerte  de  la  clara  ordinaria  (clara  baja)  (C), 
asi  como  de  la  clara  de  aislamiento,  pueden  combinarse  ensayos 
sobre  la  influencia  de  un  j;¿«o  inferior  e  intermedio,  creado  artifi 
cialraente  u  orijinado  por  via  natural,  en  el  crecimiento  en  volú 
men  i  en  las  condiciones  del  suelo. 

Con  este  fin  deben  aparearse  parcelas  de  ensayo  igualmente 
tratadas,  una  de  las  cuales  se  repuebla  i  la  otra  no.  Cuando  ya 
existe  piso  inferior,  se  suprime  éste  en  una  de  las  parcelas  corres- 
pondientes. 


Ademas  de  las  parcelas  de  ensayo,  que  son   tratadas  uniforme 
mente  durante  toda  la  vida  del  rodal,  se   recomienda  también  dis- 
poner otras,  que  permitan  reconocer  en  comparación  con  éstas,  la 
influencia  de  las  cortas  que  poco  a  poco  aumentan,  según  la  clase  i 
grado. 

II. -Ejecución  de  los  ensayos. 

8 

Pueden  destinarse  a  los  ensayos  tanto  rodales  puros  como  mez- 
clados. Al  elejirlos  debe  procurarse  que  no  estén  mui  espuestos  a 
daños  por  la  caza,  hurto,  ruptura  por  la  escarcha,  nieve  i  viento. 
También  deben  evitarse  rodales  situados  a  la  orilla. 

9 

Las  parcelas  de  ensayos  deben  tener  en  los  ensayos  de  claias 
f)or  lo  menos  una   cabida  de  0.25  hectárea;  en  los  ensayos  de  cía- 


62  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

ras  de  aislamiento  no  deben   ser,    por   regla  Jeneral,   inferiores  a 
0.5  hectárea  i  tener  una  forma  lo  mas  cuadrada  posible. 

10 

Cada  parcela  de  ensayo  debe  separarse,  por  regla  jeneral,  de 
otra  o  del  rodal  circundante,  por  una  faja  de  cercos,  cuyo  ancho 
lia  de  ser  10  metros  en  los  ensayos  de  claras  ordinarias  i  15  metros 
en  los  de  claras  de  aislamiento.  Esta  faja  ha  de  tratarse  del  mis- 
mo modo  que  la  correspondiente  parcela  de  ensayo,  i  tiene  por 
objeto  suprimir  la  influencia  perturbadora  de  la  penetración  de 
las  raices  i  de  la  proyección  de  sombra. 

11 

El  número  de  parcelas  de  ensayo  que  se   establecen  dentro  de^ 
mismo  rodal  escojido  para   las   esperiencias  i  que  se  reúnen  para 
formar  una  serie  de  ellos,  depende,  por  una  parte,  de  la  estension 
i  estado  del  rodal,  así  como  por  otra  del  objeto  del  ensayo. 

Por  lo  que  se  refiere  a  lo  primero,  puede  servir  de  guia  la  in- 
condicional necesidad  de  que  las  parcelas  sean  comparables,  tí) nto 
por  su  creación,  tratamiento  i  actual  estado  del  vuelo,  cuanto 
también  por  su  situación. 

También  debe  coincidir  próximamente  la  edad  de  los  rodales  de 
ensayos  correspondientes. 

Debe  evitarse,  como  principio,  separar  entre  sí  por  grandes 
espacios  las  parcelas  correspondientes  a  una  serie  de  ensayos.  En 
laderas  de  montaña  deben  estar  situadas  las  parcelas  correspon- 
dientes aproximadamente  entra  las  mismas  curvas  de  nivel  i 
siempre  con  igual  esposicion. 

En  series  de  ensayos  sobre  la  influencia  de  la  clara  ordinaria 
(clara  baja)  deben  considerarse  comparables  con  respecto  al  vuelo 
las  distintas  parcelas,  cuando  después  de  practicado  el  grado  mas 
débil  do  claras  representado  en  los  ensayos,  se  elevan  las  diferen. 
cias  en  todas  las  parcelas  con  respecto  a  las  superficies  de  bases 
de  tronco,  a  lo  sumo  a  un  10  por  100;  con  respecto  a  la  altura 
media,  a  lo  sumo  a  un  15  por  100,  i  con  respecto  al  número  de 
troncos,  a  lo  sumo  a  un  20  por  100. 

{Continuará). 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  (ja 


MISCElrAl^EA 


Disposiciones  del  Código  Civil  que  se  reíieren  al 
ejercicio  de  la  pesca  en  Chile.— Art.  611.  Se  podrá  pescar 
libremente  en  los  mares;  pero  en  el  mar  territorial  solo  podrán 
pescar  los  chilenos  i  los  estranjeros  domiciliados. 

Se  podrá  también  pescar  libremente  en  los  rios  i  en  los  lagos 
de  uso  público. 

Art.  612.  Los  pescadores  podrán  hacer  de  las  playas  del  mar 
el  uso  necesario  para  la  pesca,  construyendo  cabanas,  sacando  a 
tierra  sus  barcas  i  utensilios  i  el  prod'ucto  de  la  pesca,  secando 
sus  redes,  etc.;  guardándose  empero  de  hacer  uso  alguno  de  los 
edificios  o  construcciones  que  allí  hubiere,  sin  permiso  de  sus  due- 
ños, o  de  embarazar  el  uso  lejitimo  de  los  demás  pescadores. 

Art.  613.  Podrán  también  para  los  espresados  menesteres  ha- 
cer uso  de  las  tierras  contiguas,  hasta  la  distancia  de  ocho  me- 
tros de  la  playa;  pero  no  tocarán  a  los  edificios  o  construcciones 
que  dentro  de  esa  distancia  hubiere,  ni  atravesarán  las  cercas,  ni 
se  introducii'án  en  las  arboledas,  plantíos  o  siembras. 

Art.  614.  Los  dueños  de  las  tierras  contiguas  a  las  playas  no 
podrán  poner  cercas,  ni  hacer  edificios,  construcciones  o  cultivos 
dentro  de  los  dichos  ocho  metros,  sino  dejando  de  trecho  en  tre^ 
cho  suficientes  i  cómodos  espacios  para  los  menesteres  de  la 
pesca. 

En  caso  contrario  ocurrirán  los  pescadores  a  las  autoridades 
locales  para  que  pongan  el  conveniente  remedio. 

El  aceite  de  hígado  de  bacalao. —  Aunque  los  mas  proli- 
jos análisis  de  los  aceites  medicinales  preparados  del  hígado  de  los 
peces  establecen  que  su  constitución  química  difiere  cuantitativa- 
mente con  la  especie,  dicho  análisis  establece  también  para  todos 
los  aceites  que  tienen  esa  procedencia  una  igualdad  cualitativa 
en  sus  sustancias  principales. 

Las  propiedades  medicinales  de  estos  aceites  está  por  esto  en 
relación  principal  con  su  grado  de  pureza  o  de  refinamiento  in- 
dustrial. 

De  todas  las  operaciones  industriales  a  que  son  sometidos  los 
aceites  que  provienen  del  hígado  de  los  peces,  una  de  las  mas  im- 
portantes es  la  descoloracion  artificial,  mediante  la  cual  se  consi- 
gue uniformarlos  para  el  comercio, dándoles  a  todos  ellos  un  mis- 
mo tono   cromático  favorable  a  su  espendio.  El  aceite  medicinal 


64  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

típico  debe  apenas  tener  un  color  amarillo  pálido  i  dorado,  no  debe 
poseer  gusto  particular,  i  su  coeficiente  de  acidez  debe  ser  infe- 
rior a  1.  5. 

Las  i'ejiones  que  se  consideran  como  pi'oductoras  del  aceite 
jenuino  de  bacalao  son  por  orden  de  importancia:  I.»  Bergen  (No- 
ruega), Islandia,  el  Báltico,  las  islas  Lofoden,  Finmark,  2.í>  el 
mar  del  Norte,  o.»  Terranova,  4.'^'  Canadá  i  Japón. 

El  mérito  comercial  de  los  aceites  de  higado  está  en  razón 
opuesta  a  su  color.  Tienen  el  mayor  precio  los  aceites  incoloros, 
a  ellos  siguen  los  de  color  amarillo  pálido  obtenidos  por  feí'men- 
tacion,  en  tercer  término  los  de  color  amarillo  intenso  obtenidos 
por  cocción,  i  poi'  último  los  de  color  negro  obtenidos  por  cocción 
de  los  residuos  que  provienen  de  la  fabricación  de  los  anieriores. 

Tomando  en  cuenta  el  gran  consumo  mundial  de  este  artículo 
i  el  hecho  de  que  para  obtener  200  litros  de  aceite  se  requiera  es- 
plotarde  8  a  12  000  hígados,  se  puede  deducir  fácilmente  que  la 
mayor  parte  del  aceite  que  se  espende  con  el  nombre  de  aceite  de 
hígado  de  bacalao,  no  puede  proceder  solamente  de  este  pez. 

En  efecto,  el  vasto  grupo  de  rayas  i  escualos,  de  los  que  la  fau- 
na ictiolójica  de'Chile  posee  numerosas  especies,  es  en  realidad  el 
que  procura  a  la  industria  del  aceite  de  bacalao  el  mayor  porcen- 
taje de  materia  prima,  sin  que  ella  desmerezca  por  sus  cualidades 
físicas  i  medicinales  del  mérito  consagrado  al  aceite  jenuino  de 
bacalao. 

La  iiidiiistria  de  las  conservas  de  pescados  i  Biiaris- 
eos.— Hai  en  Chile  establecidas  hasta  la  fecha  11  fábricas  de 
conservas  de  pescados  i  mariscos,  cuyo  capital  social  es  de 
$7  896  685.Estasumasedistribuyeasi:  Enpropiedades,$  1  315  925; 
en  maquinarias,  $  2  279  660;  i  en  jiro  comercial,  $  4  301 100. 

La  materia  prima  elaborada  por  esas  .11  fábricas  es  avaluada 
por  sus  propietarios  en  la  suma  de  $  3  199  880,  de  la  que  corres 
ponde  a  la  materia  prima  nacional  $  2  959  419  i  a  la  estianjera, 
I  64  150. 

La  producción  fué  estimada  en  1911  en  la  suma  de  $  5  355  105. 
Los  operarios  que  ocupan  dichas  fábricas  suman  en  total  645  in- 
dividuos, de  los  cuales  la  casi  totalidad  son  chilenoá.  De  ellos  452 
son  hombres,  121  mujeres  i  72  niños.  El  trabajo  diario  en  las  fá- 
bricas de  conservas  es  de  diez  horas  i  los  dias  hábiles  del  año 
291.  El  salario  es  por  término  medio  de  $  4.70  al  día  por  hom 
bre,  de  $  2  por  niño  i  de  $  1.50  por  mujer. 


BOLlilTlN 

DE 


OSC&  I 


TOMO   II-NXJM.   2 
=  AGOSTO  1913  = 


DníKCTORKs:    Federico  Albert,   Ernesto  Maldonado,  Carlos  Sage 

i  Félix  Pinto  Ovalle. 

STJM^I^10 

Pájs. 

El  Congreso  Internacional  de  Pesca. — Editorial 65 

El  Problema  Pesquero  en  Chile. — Fbdeuico  Albert 69 

Algo  sobre  los  Bosques  de  los  Territorios  de  Neuquen  i  Rio  Negro 

(Colaboración).  —Humberto  Giovanblli j. 104 

De  Ir.r  Claras  en  la  Dasonomía  Moderna. — De  «La  Revista  de  Mon- 
tes» Madrid 112 

Las  Plantaciones  en  el  Balneario  de  Pichilemu  (Colaboración).  -Eva- 
risto S.  Merino  C 116 

Rol  que  desenpeñan  los  macizos  forestales  i  su  importancia.  —  (Cola- 
boración). -  Óscar  Bravo  L 121 

Miscelánea.  -  La  escasez  de  maderas  para  celulosa. — Nuevo  vagón 
frigorífico.— Una  organización  moderna  del  servicio  forestal  en 
Grecia,— Servicios  de  teléfono  eu  los  incendios  de  Bosques. 


SANTIAGO  i)&   CHILE 

IMPRENTA  KOSMOS 

(ANTIGUA    CBKVANTES) 
Pelicias,    1805 

1Q13 


ANUNCIOS 

El  Boletin  aparece  una  vez  al  mes  i  se  imprime  eu  5,000  ejemplaires. 
Colaboraciones  i  avisos  deben  dirijirse  a  Claras  198. 

Este  Boletin  se  reparte  gratuitamente  a  las  personas  que  manden  su 
dirección  exacta  a  la  Inspección  Jeneral  de  Bosqaes,  Pesca  i  Caza. 

SANTIAGO.  —  Claras  108. 


SUMARIO  DE  JULIO 

Un  año  de  labor. — bditokial 1 

Los   Bosques,  su  conservación,  esplotacion   i  fomento. — Federico  Al- 

bert 4 

El  Problema  pesquero  en  Chile.  -  Federico  Albert 47 

De  las  Claras  en  la  dasonomía  moderna. — De  La  Revista  de  Montes, 

Madrid 57 

MiscHLÁNHA. — Disposiciones  del  Código  Civil  que  se  reñerea  al  ejerci- 
cio de  la  pesca  en  Chile. — El  aceite  de  hígado  de  bacalao.— La 
industria  de  las  conservas  de  pescados  i  mariscos. 


DE  SOSODIS,  mí !  m 


Tomo  II. 


Santiago,  Agosto  de  1913. 


Niiiu.  2 


EL  CONGRESO  INTERNACIONAL  DE  PESCA 


A  mediados  del  presente  mes  de  agosto  se  celebra  en  Béljica, 
en  el  puerto  de  Ostende,  el  sesto  Congreso  internacional  de 
Pesca. 

Dada  la  importancia  que   siempre  han   tenido  estos   congresos 
por  los  progresos  que  han    traído   a  las    industrias  pesqueras,    la 
Inspección  Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i    Caza  consideró  necesario 
que  nuestro  pais  fuera  representado  en  él,  i  así  lo  manifestó  opor- 
tunamente al  Supremo  Gobierno. 

-  A  este  efecto,  una  vez  conocida  por  la  Inspección  Jeneral  la  fe- 
cha de  inauguración  del  Congreso,  se  hizo  la  presentación  del  ca- 
so al  Sr.  Ministro  de  Industria  i  Obras  Públicas,  proponiéndole  en 
la  forma  mas  priictica  i  económica  posible  la  manera  de  hacer 
participar  a  nuestro  pais  en  esa  gran  asamblea,  a  la  cual  habrían 
de  concurrir  eminentes  especialistas  de  todas  naciones. 

«Considerando  de  la- mayor  importancia  que  Chile,  cuyo  pro- 
greso pesquero  preocupa  tanto  en  la  actualidad  a  los  poderes  pú- 
blicos, se  decía  en  la  espresada  comunicación,  tenga  representa- 
ción en  esta  reunión  de  dicho  Congreso,  al  cual  han  participado 
siempre  casi  la  totalidad  de  liis  naciones  del  mundo  entero,  ten- 
go el  honor  de  manifestar  a  US.  la  conveniencia  de  designar  a  al- 
guna persona  de  representación  para  el  caso,  que  podría  ser,  por 
ejemplo,  el  Sr.  Cónsul  Jeneral  de  Chile  en  Béljica. 

«Si  esta  idea  que  tengo  el  honor  de  proponer  fuera  de  la  acep- 
tación del  Sr,  Ministro  de  Relaciones  exteriores,  convendría  que  se 
indicara  al  Delegado  de  Chile  la  conveniencia  de  tomar  nota  de 
los  puntos  de  interés  para  nuestro  pais  que  se  discutan  en  el  Con- 
greso i  remitir  a  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques  Pesca  í  Caza 
las  actas  de  sesiones  i  las  publicaciones  que  haga  el  Congreso, 
por  ser  seguramente  de  ínteres  para  nosotros  las  cuestiones  técni- 
cas, industriales,  lejislativas  i  administrativas  que  allí  se  han  de 
tratar,  como  en  los  congresos  anteriores. -D.  g.  a  US.— F 
JVlbert». 


66  boletín  de  bosques,  PESCA  1  CAZA 

Aceptada  por  los  SS,  Ministros  de  Industrias  i  de  Relaciones^ 
Esteriores  la  proposición  i  la  base  de  programa  presentada  por  la 
Inspección  Jeneral,  se  trascribió  por  cable  al  Sr.  Cónsul  Jeneral 
de  Chile  en  Béljica  la  designación  hecha  en  él  por  el  Supremo  Go- 
bierno para  que  representara  en  Chile  en  el  importante  congreso 
de  pesca  e  industrias  derivadas  que  había  de  celebrarse  en  el  pin- 
toresco puerto  i  concurrido  balneario,  centro  de  reunión  de  la 
gran  sociedad  europea. 

Un  punto  de  capital  importancia  tiene  para  nosotros  el  asiento 
del  próximo  congreso,  por  ser  las  costas  vecinas  a  Ostende  una 
de  las  pi'incipales  localidades  marítimas  del  mundo  donde  se  ha 
dado  gran  desariollo  a  la  industria  del  cultivo  de  la  ostra,  habien- 
do adquirido  desde  años  atrás  la  de  esa  procedencia  una  fama 
que  puede  calificarse  de  mundial.  Ahora  que  hemos  abordado  el 
problema  de  la  nmltiplicacion  artificial  de  la  ostra  chilena,  para 
salvar  de  la  ruina  los  bancos  naturales  del  pais,  amenazados  de 
estincion  próxima  por  la  esplotacion  irracional  i  desmedida  de 
que  siempre  han  sido  objeto,  como  todas  las  riquezas  naturales 
en  nuestro  pais,  será  ésta  la  ocasión  de  hacer  resaltar  una  vez 
mas  cuanto  puédela  intelijente  i  previsora  intervención  del  hom. 
bre  para  hacer  inagotable  una  fuente  de  recursos,  que  por  una  es- 
plotacion codiciosa  i  exajerada  pronto  queda  reducida  a  nada. 

La  pesca  en  gran  escala,  que  también  se  está  iniciando  en  el 
pais  por  empresi'S  bien  dirijidas  i  secundadas  con  capitales  sufi- 
cientes, persiguiendo  el  ideal  de  combatir  el  gran  encarecimiento 
de  la  carne  con  el  abaratamiento  del  pescado,  para  poner  este 
alimento  de  prinun^  orden  al  alcance  de  todas  las  clases  sociales, 
también  será  esioisamente  tratada  en  el  Congreso  de  Ostende^ 
que  podrá  traernos  ideas  nuevas  i  prácticas  al  respecto.  Permíta- 
senos recordar  que  este  humanitario  fin,  tan  anhelado  por  todos  i 
al  cual  han  cooperado  en  la  medida  de  sus  atribuciones  nuestras 
autoridades  administrativas  i  municipales,  es  debido  en  gran  par- 
te a  la  iniciativa  de  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i  Ca- 
za, que  no  ha  omitido  ni  omitirá  medios  de  que  llegue  pronto  a 
ser  una  feliz  realidad. 

Ya  la  gran  empresa  pesquera  de  la  isla  Santa  María  ha  esta- 
blecido cuatro  puestos  de  pescado  i  marisco  en  la  capital,  donde 
se  espende  esos  artículos  de  alimentación  en  condiciones  de  cali- 
dad, conservación  i  precio  notablemente  ventajosas,  comparadas 
con  los  acostumbrados,  i  poco  a  poco  se  ampliará  este  beneficioso- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  67 


servicio  a  las  principales  ciudades  de  la  República,  en  condiciones 
mas  favorables  aun  para  el  público  consumidor,  a  medida  que  la 
empresa  amplíe  sus  incipientes  operaciones. 

A  principios  del  próximo  año  iniciará  sus  operaciones  la  gran 
empresa  de  pesca  japonesa,  con  una  flotilla  de  vaporcitos  i  vele- 
ros construidos  especialmente  para  la  pesca  de  alta  mar,  total- 
mente  desconocida  en  el  pais.  Esta  empresa,  que  establecerá  su 
centro  de  operaciones  en  el  puerto  de  Coquimbo  e  islas  vecinas, 
beneficiará  a  las  principales  poblaciones  escalonadas  a  lo  largo 
del  ferrocarril  lonjitudinal  entre  ese  puerto  i  la  capital,  en  la 
misma  forma  en  que  lo  hará  la  otra  empresa  mencionada  desde 
el  puerto  de  Talcahuano. 

Aunque  los  directores  de  una  i  otra  empresa  han  demostrado 
ante  esta  Inspección  Jeneral  ser  eminentemente  prácticos  en  el  ra- 
mo que  ejercitamos,  por  lo  que  ella  los  ha  secundado  en  lo  posible 
para  su  mejor  éxito,  a  fin  de  que  formen  escuela  a  nuestros  esfor- 
zados pero  rutinarios  pescadores  nacionales,  también  podrá  el 
Congreso  darnos  algunas  luces  sobre  el  importante  i  vasto  proble- 
ma de  la  pesca  de  alta  mar,  completamente  nuevo  para  nosotros, 
como  ya  dijimos. 

Al  lado  de  los  congresos  de  pesca  no  es  posible  dejar  de  mencio- 
nar los  Congresos  del  frió,  mas  nuevos  aun  que  aquellos  i  que  son 
su  complemento  indispensable,  pues  el  pescado  i  el  marisco  son 
de  conservación  mucho  mas  delicada  que  la  carne  i  su  consumo  en 
mal  estado  es  mucho  mas  perjudicial.  En  esos  congresos,  además 
de  sus  múltiples  aplicaciones  científicas  e  industriales,  se  estudia 
también,  con  preferente  atención,  el  empleo  siempre  creciente  i 
mas  i  mas  simplificado  i  barato  del  frío  a  la  conservación  de 
los  artículos  de  alimentación  para  su  trasporte  a  largas  distancias 
de  sus  puntos  de  producción. 

Una  sección  importante  de  los  Congresos  de  pesca  se  ha  ocupado 
siempre  de  este  interesante  capítulo,  i  el  de  Ostende  no  desmere- 
cerá de  los  anteriores  a  este  respecto.  En  nuestros  ferrocarriles  i 
en  algunos  mercados  este  asunto  es  atendido  en  condiciones  acep- 
tables para  las  circunstancias  actuales,  pero  resultarán  deficientes 
cuando  la  pesquería  de  mar,  de  ríos  i  de  lagos  haya  adquirido  el 
desarrollo  que  necesariamenue  deben  tener  en  un  pais  dotado  de 
las  favorables  condiciones  del  nuestro,  desarrollo  que  no  puede 
tardar,  porque  cada  día  es  de  mas  apremiante  necesidad. 

El  problema  no  es  difícil.  Hemos  dotado  al  pais  de  una  lejisla- 


68  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

cion  pesquera  suficiente  para  la  época,  que  necesitará  solo  ser 
algo  ampliada  i  sobre  todo  dotada  de  medios  de  acción  i  de  viji- 
lancia  que  no  le  han  sido  concedidos  todavía.  En  esto  estamos  co- 
locados todavía  en  la  categoría  de  países  atrasados,  comparados 
con  las  tres  Repúblicas  del  Atlántico,  que  hace  tiempo  han  puesto 
resueltamente  manos  a  la  obra. 

La  gran  República  vecina,  sobre  todo,  dotada  talvez  de  menos 
reglamentación  en  la  pesca,  ha  hecho  en  este  ramo  mayores  pro- 
gresos que  nosotros,  sin  necesitar  mayores  esfuerzos,  hai  que  de- 
cirlo, dadas  las  facilidades  sin  par  que  en  esto,  como  en  tantos 
otros  casos,  le  brindan  las  condiciones  tan  especiales  de  su  terri- 
torrio. 

En  el  Congreso  que  se  prepara  podrá  la  República  [hermana, 
que  tan  amistosamente  envidiamos,  exhibir  como  honroso  título 
haber  iniciado,  conjuntamente  con  el  Uruguai,  la  protección  in- 
ternacional de  los  lobos  marinos  de  piel  fina,  proponiendo  un  acuer- 
do con  Chile  para  ese  objeto.  Doloroso  nos  es  recordar  que  en 
nuestro  país  la  protección  de  ese  valioso  animal,  próximo  a  desa 
parecer  por  la  bárbara  persecución  de  que  constantemente  es  ob- 
jeto, fué  obtenida  oficialmente  por  medio  de  una  ordenanza  que 
fué  puesta  en  vigor  durante  algunos  años  i  que  luego  fué  aban- 
donada. 

Es  nuestra  aspiración  que  la  labor  reglamentaría  i  lejislativa 
del  Congreso  de  Ostende  allegue  algunos  elementos  de  refuerzo  a 
los  que  ya  hemos  aportado  i  que  contituyen  un  capítulo  importante 
de  la  Lei  de  Bosques  Pesca  í  Caza,  que  ha  elevado  a  los  poderes 
públicos  la  Inspección  Jeneral,  que  ha  merecido  la  aceptación  del 
Ejecutivo,  el  cual  lo  ha  sometido  a  la  aprobación  del  Soberano 
Congreso,  a  quien  corresponde  convertirlo  cuanto  antes  en  Lei  de 
la  República,  para  colocar  a  ésta  en  el  rango  que  por  esta  mate- 
ria le  corresponde  tener  entre  las  naciones  adelantadas. 

La  Redacción 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


69 


EL  PROBLEMA  PESQUERO  EN  CHILE 

{Confinuaciotí 


LA    MATERIA  PKIMA 


Aunque  la  configuración  i  la  inmensa  estension  de  nuestra  cos- 
ta hace  presumir  que  se  puede  fundar  en  gran  parte  el  bienestar 
de  la  Nación  en  la  pesquería,  i  aunque  se  ve  vararse  muchas  ve- 
ces inmensos  cardúmenes  de  peces  en  nuestras  playas,  se  sabe 
mui  poco  i  en  muchos  casos  nada  o  casi  nada,  de  la  materia  pri- 
ma que  puede  servir  de  base  a  la  gran  industria  pesquera. 

Podria  suponerse  que  por  lo  menos  de  los  grandes  bajos  i  fior- 
dos del  sur  existiesen  datos  precisos,  pero  no  ocurre  asi,  sino  que 
por  el  contrario,  es  de  allá   donde  no   se   sabe  nada  o  mui  poco. 

Así  como  en  años  pasados  el  Almirantazgo  ingles  tenia  las  me- 
jores cartas  de  la  costa  chilena,  a  las  cuales  se  debia  recurrir  para 
tener  datos  precisos  de  nuestros  bajos  i  arrecifes,  antes  que  se 
diera  a  la  marina  nacional  la  importancia  que  ahora  tiene,  así 
también  ocurre  hoi  en  la  materia  prima  que  debe  servir  de 
base  a  la  gran  industria  pesquera.  Son  los  buques  hidrógrafos  , 
los  hombres  de  ciencia  de  Inglaterra,  Estados  Unidos,  Francia, 
Alemania,  Noruega,  [etc.  los  que  han  recorrido  nuestras  costas  i 
mares  para  estudiar  nuestra  fauna  i  flora  marítima,  i  si  hoi  día  se 
quiere  empezar  el  estudio  de  ellas  en  el  país,  es  preciso  recurrir 
al  Museo  Británico  de  Londres,  a  los  Museos  norte  americanos,  al 
Museo  de  Reconocimiento  de  loa  Mares  de  Berlín,  al  Museo  Ocea- 
nógrafico de  Monaco,  etc.  para  estar  en  aptitud  de  poder  empezar 
tan  importante  estudio  para  el  pais. 

Jamas  se  ha  puesto  a  disposición  del  servicio  de  pesca  un  es- 
campavía de  la  marina  nacional  para  estudios  oceanógraficos,  a 
pesar  de  que  se  ha  solicitado  este  servicio  indispensable,  en  repe- 
tidas ocasiones,  por  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i  Caza. 

Jamas  se  ha  conseguido  que  se  consulte  en  la  lei  de  presupues- 
tos un  ítem  especial  para  la  construcción  i  mantenimiento  de  un 
vaporcito  de  pesca,  que  pueda  servir  eficazmente  para  reconocer 


70  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


los  fondos  pesqueros  del  pais,  su  esplotabilidad  industrial  i  las 
condiciones  biolójicas  de  nuestra  fauna,  a  pesar  de  que  el  servi- 
cio de  pesca  lo  ha  pedido  durante  cuatro  años. 

Así  como  es  necesario  hoi  dia  preguntar  a  los  españoles,  italia- 
nos noruegos,  etc.  domiciliados  en  Chile,  para  saber  algo  de  los 
pequeños  fondos  de  pesca  que  esplotan,  así  también  se  necesitará 
mañana  consultar  al  señor  Juio  Oka  para  imponerse  de  los  fondos 
de  pesca  i  de  las  condiciones  biolójicas  de  nuestra  fauna  marítima 
desde  Tacna  a  Valparaíso. 

Lo  que  pasa  en  el  mar  ocurre  también  en  nuestros  ríos  i  lagu- 
nas, pues  ni  en  éstos  sabemos  cuantas  especies  tenemos  i  cuales 
son  sus  condiciones  biolójicas. 

El  malogrado  Dr.  señor  Federico  T.  Delfín,  cuya  laboriosidad 
es  un  modelo,  tomó  sobre  si  la  carga  de  juntar  la  mayor  parte  de 
las  publicaciones  hechas  en  el  estranjero  sobre  nuestra  fauna 
acuática,  i  basado  en  ellas  publicó  en  1901  su  famoso  Catálogo 
DE  LOS  PECES  DE  Chile  en  el  cual  trae  la  sinonimia  de  la  mayor 
parte  de  los  conocidos  hasta  ahora.  Como  es  natural,  este  catálo- 
go adolece  de  defectos,  pero  hasta  la  fecha  lleva  la  gloria  de  ser 
la  única  recopilación  de  los  peces  chilenos  que  ha  sido  publicada, 
con  las  clasificaciones  modernas,  lo  que  permitirá  profundizar  la 
materia  en  lo  futuro.  Estos  defectos  de  que  adolece  el  catálogo 
citado  no  son  causados  por  el  autor  i  por  consiguiente  el  cargo  no 
cae  sobre  él,  sino  sobre  los  naturalistas  que  han  descrito  estas 
especies.  Muchas  de  éstas  son  tan  mal  descritas,  que  será  difícil 
reconocer  que  peces  han  servido  para  describirlas.  Algunas  ha 
sido  imposible  volver  a  encontrarlas,  ya  sea  por  este  motivo  o  por 
tratarse  de  peces  de  alta  mar.  Otras  veces  ha  ocurrido  que  no  se 
ha  podido  identificar  la  verdadera  procedencia  del  pescado  i  asi 
puede  suceder  que  se  hayan  citado  ejemplares  procedentes  de 
Chile,  cuando  en  realidad  lo  son  del  Perú  o  de  la  Arjentina.  En 
otros  casos  los  individuos  que  se  describieron  han  podido  sufrir 
alteraciones  por  el  modo  de  conservarlos,  o  por  el  estado  de  putre- 
facción en  que  llegaron  al  poder  del  clasificador. 

La  mayor  parte  de  las  descripciones  científicas  se  han  basado 
en  un  solo  ejemplar  i  de  allí  viene  que  el  macho  nuevo  i  la  hem- 
bre  nueva,  el  macho  i  la  hembra  adultos,  el  macho  i  la  hembra  con 
su  colorido  especial  en  la  época  de  la  procreación,  individuos  cre- 
cidos en  condiciones  estraordinarias,  etc.,  etc.  han  servido  de  base 
no  solo  para  formar  nuevas  especies,   sino  también  nuevos  jéne- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  71 

ros.  Asi  también  ha  sucedido  que  la  misma  especie  haya  servido 
para  describir  ocho  distintas,  pertenecientes  a  dos  jéneros  diversos. 
Fácil  es  describir  una  nueva  especie,  pero  tarea  dificil  es  compro- 
bar científicamente  que  se  trata  de  un  simple  sinónimo,  pues 
para  esto  se  necesita  estudiar  muchas  veces  un  sinnúmero  de  in- 
dividuos. 

Los  perjuicios  que  se  han  causado  i  se  causan  todavía  a  la  pes- 
queria,  por  defectos  de  la  clasificación  i  de  la  ignoranccia  de  la 
distribución  jeográfica,  sus  viajes  migratorios  i  demás  condiciones 
biolójicas,  son  múltiples.  Asi  ocurre  que  se  consume  la  cria  de  al- 
gunos peces,  como  el  (nmofe»  de  los  pejereyes,  cuya  pesca  era 
legalmente  autorizada,  destruyendo  en  una  tortilla,  un  gi'an  car- 
dumen de  futuros  peces  grandes.  Si  no  se- conoce  la  biolojia  ¿como 
puede  protejerse  una  especie?;  ¿en  que  se  basaría  una  lejislacion?; 
¿que  medidas  pueden  tomarse  para  fomentar  su  abundancia  o 
su  aclimatación  en  otras  rejiones?  ¿que  industria  se  atrevería  a 
lanzarse  comercialmente  a  lo  desconocido,  como  sucede  con  la 
pesca  de  alta  mar  o  costas  profundas,  que  es  la  forma  en  que  esta 
industria  llega  a  producir  muchos  millones  de  pesos  anualmente, 
cuando  no  se  sabe  que  especies  pueden  encontrarse,  en  que  sitios  se 
hallan  en  cada  época  del  año,  sus  viajes  migratorios  de  norte  a 
sur  o  vice-versa,  costa,  alta  mar,  superficie,  fondo,  etc.?  Es  aquí 
donde  se  aprecian  mejor  los  perjuicios  de  la  falta  de  estudios  bio 
lójicos  i  del  reconocimiento  de  los  fondos  de  pesca  por  medio  de 
una  embarcación  adecuada  i  dirijida  por  un  biólogo  que  conozca 
a  cuales  debe  darse  preferencia. 

Algo  se  sabe  de  los  habitantes  de  nuestro  litoral  i  de  los  pesca- 
dores con  escasa  o  ninguna  instrucción  primaria,  como  también 
de  los  países  estranjeros  que  tienen  parte  de  las  especies  que  ha- 
bitan nuestros  mares,  pero  estos  datos  solo  nos  pueden  servir  de 
guia  i  no  tienen  aplicación  directa,  ya  que  de  poco  les  sirve  a 
nuestros  pescadores  saber  del  extranjero,  por  ejemplo,  que  un  pez 
se  halla  en  Enero  frente  al  puerto  Talbot,  en  Mayo  mas  al  norte 
ea  alta  mar,  en  el  grado  tanto  de  latitud  i  lonjitud  í  en  Setiembre 
en  el  litoral  de  Sidney,  etc. 

Recopilando  los  datos  que  tenemos  sobre  nuestros  peces,  vemos 
que  el  laborioso  Dr.  Delfín  redujo  en  su  catálogo  las  especies  cono- 
cidas a  242.  No  hace  mención  de  mas  c  menos  12,  o  cuya  literatui'a 
no  pudo  obtener,  o  que  se  han  descrito  en  el  estranjero  con  posterio- 
ridad. A  estos  hai  que  agregar  las  diez  especies  i  variedades  de 


7'í      boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

peces  de  agua  dulce  i  de  mar  que  hemos  aclimatados  con  éxito 
en  Chile  i  cuyos  nombres  son;  salmón  del  Rin  (Salmo  salar); 
salmón  de  cabeza  de  acero  (Salmo  gairdneri);  salmonete  arco  iris^ 
(Salmo  irideus);  trucha  salmonada,  (Salmo  trutta);  trucha  de  los 
Alpes  (Salmo  fario);  trucha  de  las  fuentes  (Salmo  fontinalis); 
tenca  (Tinca  tinca);  glano  americano  (Amiurus  nebulosus)  i  las 
variedades  de  carpas  linas  de  crecimiento  rápido,  Cyprinus  ma- 
crolepidotus  i  Cyprinus  nudus.  Este  número  aumenta  todavía  con 
las  tres  especies  introducidas  o  procreadas  por  la  (Quinta  Normal 
que  son:  la  carpa  común  (Cyprinus  carpió),  el  carasino  (Carassius 
vulgaris)  i  el  pescado  colorado  o  pez  dorado  (Carassius  auratus). 
Asi  obtenemos  un  número  total  de  267  peces  conocidos  hasta  la 
fecha,  siempre  ignorandp  que  otras  clases  puedan  encontrarse 
todavía,  tanto  en  el  mar  territorial  como  en  alta  mar  i  aun  en  el 
litoral  i  en  los  rios  i  lagunas  al  sur  de  Concepción. 

Ue  estas  267  especies  descritas  habrá  que  borrar  con  el  tiempo 
talvez  58  por  tratarse  de  sinónimos,  de  acuerdo  con  las  observa- 
ciones hechas  anteriormente.  En  esta  reducción  habrá  que  bajar 
talvez  el  número  de  especies  del  jénero:  Alopias  de  2  a  1;  Atheri- 
nichthys  de  7  a  5;  Bovlchthys  de  2  a  1;  Callorhynchus  de  2  al; 
Carcharhlnus  de  5  a  2;  Cllnus  de  7  a  4;  Clupea  de  7  a  5;  Dlscopy- 
ge  de  2  a  1;  Doydlxodon  de  2  a  1;  Eleglnus  de  2  a  1;  Galaxias  de 
9  a  2;  Haplochlton  de  2  a  1;  Haplodactylus  de  3  a  1;  Hemlgaleus 
de  2  a  1;  Lamna  de  2  a  1;  Mendosoma  de  3  a  2:  Mlxodes  de  2  a  1; 
Mugll  de  3  a  2;  Muraena  de  4  a  2;  Notothenla  de  7  a  3;  Ophich- 
thus  de  4  a  2;  Phucocoetes  de  3  a  2;  Porichthys  de  2  a  1;  Raja  de 
9  a  2;  Salarlas  de  7  a  4;  Scorpaena  de  3  a  2;  Squalus  de  4  a  3; 
Trlchomycterus  de  7  a  2;  Trlgla  de  2  a  1;  I  Umbrlna  de  3  a  2. 

SI  disminuimos  la  cifra  de  las  especies  de  dudosa  realidad  del 
total  de  las  escritas,  entonces  llegamos  solo  a  208  peces  distintos 
i  si  admitimos  que  algunas  especies  se  podran  restablecer  I  se  po- 
drán encontrar  otras  no  conocidas  todavía,  será  prudente  calcu- 
lar mas  o  menos  en  220,  el  número  redondo  de  las  especies  exis- 
tentes en  el  país. 

Dejamos  por  ahora  la  reducción  minuciosa  i  científica  de  las 
especies  conocidas  hasta  la  fecha  a  su  verdadero  número  a  traba- 
jos posteriores,  ya  que  en  cada  caso  habría  necesidad  de  latos 
estudios,  i  nos  concretaremos  hoi  solo  a  citar  nuestra  fauna  I  flora 
en  las  distintas  rejiones,  en  cuanto  puede  ser  de  ínteres  para  las 
personas  que  quieran  dedicarse  a  esta  industria  i  para  demostrar 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


la  importancia  que   puede  tener  para  el  pais,    sin  fijarnos  si  cita- 
mos sinónimos    o    no. 

Lam.iteria  prima  que  se  encuentra  en  nuestras   aguas  fluviales 
es  la  que  a  continuación  se  esplica. 

Aguas  fluviales  del  nokte. 

Animales  comestibles 

bagre  de  agua  dulce  (Nematogenys  inermis) 

bagre  (Trichomycterus  areolatus) 

carpa  (Cyprinus  carpió) 

cauque  (Atherinichthys  regia  laticlavia) 

lisa  (Mugil  cephalus,  M.  curema  i  M.  rammelsbergi) 

pejerei  común  (Atherinichthys  regia  microlepidota) 

pejerei  de  Iquique  (Atherinichthys  affinis) 

rana  grande  (Calyptocephalus  gayi) 

camarón  de  rio  del  norte  (Bithynis  chilensis  i   B.  gaudichaudi) 

Animales  poco  útiles'. 

bagre  chico  (Trichomycterus   nigricans  i  C.  maculatus) 
pescado  colorado  (Carassius  auratus) 
pocha  común  (Percichthys  melanops) 

Aguas  fluviales  del  centro 

Animales  comestibles'. 

bagre  grande  (Nematogenys  inermis) 

bagre  (Trichomycterus  areolatus) 

carpa  común  (Cyprinus  carpió)  con  sus  híbridos. 

carpa  de  escama  grande  (Cyprinus  c.  macrolepidotus) 

carpa  sin  escama  (Cyprinus  c.  nudus) 

corvina  (Cilus  montti) 

cauque  (Atherinichthys  regia  laticlavia) 

glano  americano  (Amiurus  nebulosus) 

lisa  (Mugil  cephalus  i  j\I.  rammelsbergi) 

pejerei  Atherinichthys  regia  microlepidota  i  A.  brevianalis) 

robalo  (Eleginus  maclovinus) 


74  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

salmón  cabeza  de  acero  (Salmo  gairdneri) 

salmonete  arco  iris  (Salmo  irideus) 

tenca  (Tinca  tinca) 

trucha  común  (Percichthys  trucha) 

trucha  de  las  vertientes  (Salmo  fontinalis) 

trucha  de  los  alpes  (Salmo  fario; 

camarón  de  rio  del  norte  (Bithynis  chilensis  i   B.  gaudichaudi) 

camarón  de  rio  del  sur  (Parastacus  chilensis   i  P.  hassleri) 

camarón  chico  del  sur  (Parastacus  nicoletti) 

choro  deag'ua  dulce  (Unió  chilensis) 

rana  (Calyptocephalus  gayi) 

Animales  poco  útiles: 

bagre  chico  (Trichomycterus  nigricans,  T.  marmoratus,   T.  ma- 

craei,   T.  maculatus,   T.  pallens  i  T,  tigrinum) 

carasino  (Carassius  vulgaris)  con  sus  híbridos 

pez  colorado  o  dorado  (Carassius  auratus)  con  sus  híbridos 

pocha  común  (Percichthys  melanops) 

pocha  del  sur  (Percilia  gilliesii) 

tollo  de  agua  dulce  (Diplomystes  papillosus) 

Aguas  fluviales  del  sur. 

Animales  comeítib/es: 

bagre  de  agua  dulce  (Nematogenys  inermis) 

bagre  (Trichomycterus  areolatus) 

carpa  común  (Cyprinus  carpió)  con  sus  híbridos 

carpa  de  escama  grande  (Cyprinus  c.  macrolepidotus) 

carpa  sin  escamas  (Cyprinus  c.  nudus) 

castañeta,  boquilla  i  frailecito  (Chromis  crusma) 

cauque  (Atherinichthys  regia  latida via) 

farionela,  peladillo  (Haplochiton  taeniatus  i  H.  zebra) 

lamprea  (Geotria  chilensis) 

lamprea,  anguila  (Mordacia  raordax) 

lisa  (Mugil  cephalus  i  M.  rammelsbergi) 

peladilla  (Galaxias    alpinus,G.  attenuatus  G.  delfini,    G.    gi-aci- 

llimus,  G.  grandis,  G.  maculatus,  G.  minutus,  G.  platel,  G.  punc- 

tatus. 

pejerei  (Atherinichthys  regia  microlepidota  i  A.  mauleanum) 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  75 


pejerei  de  Magallanes  (Atherinichthys  nigricans) 

pui  o  puye  (Atherinichthys  gracilis) 

robalo  (Eleginus  maclovinus) 

salmón  del  Rin  (Salmo  salar) 

salmonete  arco  iris  (Salmo  irideus) 

tenca  (Tinca  tinca) 

trucha  del  pais  (Percichthys  trucha) 

trucha  de  las  vertientes  (Salmo  fontinalis) 

trucha  de  los  alpes  (Salmo  fario.) 

trucha  salmonada  (Salmo  trutta) 

«amaron  de  rio  del  sur  (Parastacus  chilensis  i  P.  hassleri) 

camarón  chico  del  sur  (Parastacus  nicolettij 

choro  de  agua  dulce  (Unió  chilensis) 

rana  (Calyptocephalus  gayi) 

Animales  poco  útiles: 

bagre  chico  (Trichomycterus  nigricans  i  T.  maculatus) 

pez  dorado  o  pez  colorado  (Carassius  auratus) 

pocha  (Percilia  gilliesii) 

tollo  de  agua  dulce  (Diplomystes  papillosus) 
i  los  peces  sin  nombre  común: 

Chaestostomus  erinaceus 

Cheirodon  pisciculus 

Como  se  ve,  somos  mas  ricos  en  peces  de  agua  dulce  a  medida 
que  nos  trasladamos  de  norte  a  sur,  lo  que  se  debe  tanto  al  clima 
como  a  las  aguas  salobres  de  los  ríos  i  a  la  escasez  de  su  caudal, 
muchos  de  los  cuales  se  cortan  totalmente.  En  el  norte,  puede  ser 
que  se  encuentren  especies  nuevas  todavía  en  las  aguas  cordilla 
ranas  o  que  se  compruebe  allá  la  existencia  de  otros  animales  del 
centro  del  pais,  lo  que  haria  mucha  luz  sobre  la  formación  de 
nuestro  pais  i  las  alteraciones  climatéricas  que  ha  sufrido  con  el 
trascurso  del  tiempo. 

El  cauque  (A.  laticlavia)  i  el  pejerei  (^4.  microlepidota)  los  con- 
sidera'el  profesor  sueco  señor  Smitt  como  una  sola  especie,  ya  que 
existen  muchas  formas  intermediarias  entre  ellos.  Nosotros  opina- 
mos que  aqui  se  trata  de  dos  especies  diferentes,  de  las  cuales  el 
cauque  es  propio  del  mar  i  de  su  vecindad  i  el  pejerei  pro 
pió  de  los  rios  del  valle  interior,  pero  que  se  trata  de  dos  especies 
mui  semejantes  en  sus  formas  i  condiciones  biolójicas,  que  con 


76  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

facilidad  se  hibridan  produciendo  las  formas  intermedias  de  las 
cuales  habla  el  señor  Smitt.  Si  estos  híbiidos  son  o  no  fecundos 
en  todo  los  casos,  tratándose  de  machos  o  hembras  del  pejereí,  sí 
vuelven  a  reproducir  la  misma  variedad,  o  si  se  trata  solo  de  una 
especie  (lo  que  es  menos  probable)  que  según  el  medio  en  que  ha 
vivido  adquiere  con  el  tiempo  las  formas  distintas,  i  si  es  posible 
fijar  variedades  de  rápido  crecimiento  i  gran  desarrollo  como  los 
pejeroyes  del  rio  Mataquito,  todo  estoes  materia  de  estudio,  tanto 
para  los  piscicultores  como  también  para  el  biólogo  que  tenemos,, 
los  que  deben  dedicar  su  labor  a  estas  materias,  siempre  que  el 
Estado  les  dé  facilidades  para  hacerlo. 

Cosa  rara  pasa  también  con  los  camarones  de  rio,  BitJiynis  i 
Parastacus,  del  norte  i  sur  del  pais,  que  son  una  rica  pesca  cuando 
viven  en  rios  i  lagunas,  donde  adquieren  un  gran  tamaño,  i  que  son 
altamente  perjudiciales  a  la  agricultura  cuando  se  encuentran  en 
vegas  o  potreros  frescos  donde  abren  sus   galerías   subterráneas. 

Estos  últimos  son  de  porte  ínfimo,  escasa  comida  i  se  llaman  ca- 
marones de  vega.  ¿Se  trata  aquí  realmente  solo  de  dos  especies  o 
de  tres  o  cuatro?  ¿Porque  no  hai  entonces  en  todos  los  rios  cama- 
rones grandes  sino  en  mui  determinados?  ¿Son  variedades  o  espe- 
cies fijas  que  ya  se  pueden  aclimatar  de  un  rio  a  otro,  o  nece- 
sitan condiciones  especialísimas  para  que  se  den  grandes? 

También  son  estas  materias  de  estudio  de  indiscutible  impor- 
tancia para  los  piscicultores  i  el  biólogo  i  es  necesario  darles  faci- 
lidades para  poder  hacer  un  estudio  serio  que  permita  llegar  a 
conclusiones  científicas  i  de  utilidad  práctica  inmediata. 

La  peladilla  o  farionela  [Galaxias  i  HaplocMton)  peces  ricos,  de 
lujo  para  la  mesa,  también  requieren  un  estudio  serio  para  su  ola»- 
sificacion,  aclimatabilidad  i  demás  condiciones  biolójicas. 

Nuevas  especies  o  la  rectificación  de  las  existentes,  debemos 
esperar  todavía  de  los  estudios  del  personal  nacional,  ya  que  ho^ 
se  basa  el  conocimiento  científico  de  estas  rejiones  i  especialmente 
el  de  la  fauna,  solo  en  el  estudio  de  las  espediciones  enviadas  a 
nuestras  tierras  desde  los  paises  estranjeros. 

Finalmente  debemos  dejar  constancia  que  hemos  citado  las  lisas 
(Mugil)  i  robalos  (Eleginus)  entre  las  especies  de  agua  dulce  por 
tratarse  de  peces  que,  si  bien  pasan  la  mayor  parte  de  su  vida  en 
el  mar,  no  dejan  de  subir  a  los  estuarios  i  cursos  inferiores  de  los 
)ios  paia  desovar,  i  los  peces  nuevos  se  crian  aquí  hasta  un  tama- 
ño ya  comestible.  Cosa  parecida  pasa  también  con  las  lampreas  i 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  77 

.anguilas  (G-eotria  i  Mordacia)  de  las  cuales  la  última  £ube  mas  en 
los  rios,  i  que  en  el  resto  de  su  vida,  frecuentan  mas  bien  las  ve- 
cindades de  los  estuarios  en  el  mar. 

El  salmón  del  Rin  [Salmo  mlstr)  necesita  subir  del  mar  a  la 
alta  cordillera;  el  salmón  cabeza  de  acero  [Salmo  gairdneñ)  i  el 
salmonete  arco  iris  [Salmo  irideus)  que  se  consideran  algunas  veces 
^omo  simples  variedades,  como  también  la  ti'ucha  salmonada  (Sal 
mo  trutta)  bajan  al  mar  cuando  pueden,  pero  no  es  una  necesidad 
impeiiosa  pai'a  su  vida  o  desarrollo.  Las  truchas  [Salmo  fario  i  S. 
fontinalis)  no  bajan  nunca  al  mar  i  perecerían  en  él. 

La  castañeta  [Chromis]  se  ha  hecho  figurar  también  en  la  lista 
de  los  peces  de  aguas  fluviales,  apesar  de  que  son  casi  esclusiva- 
mente  del  litoral  del  mar,  porque  suelen  encontrarse  en  los  estua- 
rios i  aun  en  algunas  lagunas  que  tienen  comunicación  con  el  mar 
como  las  de  Vichuquen  i  Bucalemu.  Lo  mismo  pasa  con  la  corvina 
{Giluí^)  en  la  costa  del  centro  del  país,  donde  se  halla  también  en 
condiciones  semejantes. 

Concluimos  con  esto  la  lista  de  los  animales  comestibles  de  las 
vias  fluviales  i  entramos  en  la  repartición  de  los  elementos  marí- 
timos en:  mar  litoral,  mar  territorial  i  alta  mar,  del  norte,  centro 
i  sur  de  la  República,  dividiéndolos  en  cada  caso  en:  peces  comes- 
tibles, peces  poco  útiles,  peces  incomibles,  peces  poco  conocidos, 
crustáceos  comestibles,  crustáceos  poco  útiles,  equinodermos  co- 
mestibles, vermes  comestibles,  moliiscos  comestibles,  moluscos 
poco  útiles,  tunicados  comestibles,  celenterados  comestibles,  algas 
comestibles  i  algas  industriales.  No  hacemos  mención  de  los  cora- 
les porque  las  especies  que  tenemos  son  de  mui  poca  utilidad  in^ 
dustrial  i  no  pueden  servir  de  base  a  un  gran    negocio    lucrativo. 

Advertimos  con  anticipación  que  mucho  de  los  peces,  crustáceos, 
i  moluscos  que  calificamos  de  poco  útiles  hoi  dia  por  tener  poca 
comida,  no  existir  el  hábito  de  consumirlos  o  nese^itar  preparado  ■ 
nes  especiales  poco  conocidas  en  el  pais,  etc,  son  sin  embai'go  la 
base  de  grandes  industrias  en  el  estranjero  i  nos  pueden  servir  en 
lo  futuro  si  no  para  el  consumo  en  el  interior  del  pais,  a  lo  menos 
para  fomentar  nuestra  esportacion. 

Los  peces  poco  conocidos  son  los  que  no  tienen  nombres  vul- 
gares, pero  son  casi  en  su  totalidad  peces  comestibles,  que  talvez 
-en  su  mayor  pai'te  habitan  los  fondos  del  mar  territorial  i  de  alta 
mai-,  que  hoi  dia  no  se  esplotan  i  que  pueden  ser  la  base  de  grau- 
.des  industrias  en  lo  futuro. 


78  boletín  de  bosques,   PESCA  I  CAZA 


Mar  litoral  del  norte 
Feces  comestibles 

anchoa  o  anchoveta  (Engraulis  ringens) 

atún  (Thyrsites  atún). 

bagre  (Porichthys  porosus). 

bilagai  (Cheilodactylus  antonii), 

blanquillo  (Latilus  jugularis), 

bonito  (Sarda  chilensis). 

cabrilla  común  (Serranus  humeralis). 

cabrilla  española  (Sebastodes  darwini). 

cauque  (Atherinichthys  regia  l.Uiclavia). 

corvina  (Cilus  montti). 

furel  o  jurel  (Trachurus  trachnrus  i  Tr.  picturatus). 

jerguilla  (Haplodactylus  guttíitus). 

lisa  (Mugil  cephalus,  M.  raramelsbergi  i  M.  curema). 

lenguado   (Paralichthys  kingii) 

machete  (Clupea  notacanthus). 

machuelo  (Clupea  maculata). 

pampanito  (Stromateus  maculatus). 

pejerei  (Atherinichthys  regia  microlepidota). 

pejerei  de  Iquique  (Atherinichthys  affinis). 

pescada  común  (Merluccius  gayi). 

pichihuén  (Umbrina  ophicephala) 

rollizo  (Pinguipes  chilensis). 

sardina  (Lycengraulis  grossidí-iis). 

sardina  española  (Clupea  sagax). 

sierra  (Thyí'sitops  lepidopoides). 

tollo  (Galeorhinus  mentó). 

vieja  colorada  (Sebastodes  chilensis). 

vieja  negra  (Graus  nigra). 

Peces  poco   útiles 

anguila  de  mar  (Homea  polythrema). 
anguila  negra  (Myxine  glutinosa  i  M.  australis). 
castañeta,  boquilla,  frailecito  (Chromis  crusma). 
chanchito  (Agriopus  peruvianus). 
doncella  (Mixodes  viridis). 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  7» 

peje  perro  (Piroelometopon  darwini  i  P.  maculatus). 

peje  sapo  (Gobiesox  marmoratus). 

peje  sapo  (Sicyasis  chilensis  i  S.  sanguineus). 

pintadilla  (Cheilodactylus  variegatus). 

pinta  roja  (Scyllorhinus  chilensis). 

remora  (Remora  remora). 

tembladera  (Discopyg'e  tschudii  i  D,  limbata). 

torpedo  (Torpedo  chilensis). 

trambollo  (Clinus  crinitus). 

Peces  poco  conocidos 

Abudefduf  latifrons. 
Acanthistius  pictus. 
Anthias  peruanus. 
Doydixodon  freminvillei. 
Doydixodon  laevifrons. 
Eleotris  tubinaris. 
Leirus  peruanus. 
Pomadasys  bipunctatus. 
Pomodon  macrophtalmus. 
Salarias  gigas. 
Salarias  eques. 

Peces  incomibles 
aguja  de  mar  (Syngnathus  blainvillei). 

Crustáceos  comestibles 

camarón  (Rhynchocinetes  typus). 

jaiva  blanca  (Platyonichus  purpurea  i  Ovalipes   bipustulatus). 

jaiva  común  o  jaiva  mora  (Xantho  planus) 

jaiva  morada  (Platycarcinus  dentatus). 

jaiva  peluda  grande   (Cáncer  plebejus). 

jaiva  talicuna  (Epialtus  dentatus  Inachus  mitis). 

pico  grande  (Balanus  psittacus). 

Crustáceos  poco  útiles 
ermitaño  (Paguristes  hirtus  Pagurus  gayi,  P.  perlatus,  etc.) 


«o  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

jaiva  chica  (Xantho  gaudichaudi). 
pulga  de  mar  (Hippa  emérita) 

Equinodermos  comestibles 

erizo  fStrongylocentrotus  albus) 

Moluscos   comestibles 

choro  grande  (Mytilus  choru  i  M.  conceptionis). 

loco  (Concholepas  peruviana). 

chaperina  o  Cliape  (Fissurella  picta). 

macha  (Mesodesma  donacia) 

ostión  (Pectén  purpura  tus). 

taca  (Venus  peruviana). 

traquilla  (Mactra  coquimbensis). 

Afohiscos  jjoco   útiles 

jibia  fOramastotrephes  gigas). 

lapa  (Siphonaria  lessoni  i  S.    peruviana) 

lapa  (Patella  clypeaster  i  P.   parasítica). 

raaico  (Mytilus  granulatus) 

pulpo  (Octopus  l'ontainei). 

Tunicados 

piure  (Ascidia  chilensis;  comestible. 
piure  (Pyura  molinae).  poco  útil. 

Celenterndo  de  poca  utilidad 

anémona  o  poto  de  mar  (Actinia  cleraatis). 

Algas  comestibles 

cochayuyo  (d'ü  viHaea  utilis). 

luche  (Ulva  lati^sima). 

huilte  o  huiro  (Macrocysti  pyrifera). 

Algas  industricdes 

Las  algas  coloradas  pertenecientes  a  ios  jéneros:  Laurentia,  Gi- 
gartina,  Chondnts,  Laminaria,  etc. 


boletín  de  bosques,  pesca  ]   CAZA  SI 


MAli    LITOKAL    DEL    CENTlíO 

Peces   comestibles 

anchoa,  anchoveta  (Engraulis  ringens). 

atún  (Thyi'sytes  atún). 

bagre  (Poiichthys  porosns  i  P.  foneki). 

bilngai  (Cheilodactylus  antonii). 

blanquillo  (Latilus  jugularis). 

bonito  (Sarda  chilensis). 

cabrilla  (Senanus  humeralis). 

cabrilla  española  (Sebastodes  oculatus  i  S.  dar^vini). 

casinova>  cojinova  i  lasar  (Sei'ioleila  porosa). 

cabinza  (Mendosoma  coerulescens  i  i\I.  lineatum). 

cauque  (Atherinichthys  regia  laticlavia). 

corvina  (Cilus  niontti). 

furel  o  jurel  (Tj-achuius  trachurus  i  T.  picturatus). 

hachita  (SerioleHa  violácea). 

jerguilla  (Haplodactylus  guttatus,  H.  punctatus  i  H.  vermicu- 

latus). 
lenguado  (Paralichthys  kingii). 
lisa  (Mugil  cephalus  i  ]\I.  lamnielsbergi). 
machete  o  machuelo  (Clupea  notacantha). 
machuelo  (Clupea  maculata,  01.  coerulea  i  Cl.  advena). 
pampanito  (Stromateus  maculatus). 

pejerei  (Atherinichthys  regia   microlepidota   i  A.   brevianalis). 
pescada  común  (Merliiccius  gayi). 
robalo  (Eleginus  maclovinus  i  E.  punctipennis). 
salmón  cabeza  de  acero  (Salmo  gairdneri). 
salmonete  arco  iris  (Salmo  irideus). 
sardina  (Lycengraulis  grossidens). 
sardina  española  (Clupea  sagax). 
sierra  (Thyrsitops  lepidopoides). 
tollo  (Galeorhinus  mentó), 
vieja  colorada  (Sebastodes  chilensis). 
vieja  negra  (Graus  nigra) 


82  boletín  de  bosques,  PESCA  1  CAZA 


Peces  poco  útiles 

anguila  de  mar  (Hornea  polytrerna). 

anguila  negra  (jMyxine  glutinosa  i  M.  australis). 

anjel  de  mar  (Squatina  armata). 

boirachilla  (Salarias  concolor,  S.  modestus  i  S.  viridis\ 

castañeta,  boquilla,  frailecito  (Chrorais  crusma), 

chanchito  (Agriopus  alboguttatus  i  A.  peruvianus). 

doncella  (Mixodes  cristatus  i  M.  viridis). 

mucoso  (Blennius  sordiaus). 

peje  perro  (Pimelometopon  maculatus). 

peje  sapo  (Gobiesox  marmoratus). 

peje  sapo  (Sicyasis  chilensis  i  S.  sanguineus). 

pintadilla  (Cheilodactylus  variegatus). 

pintaroja  (Scyllorhinus  chilensis  i  Se.  brevicoUis). 

remora  (Remora  remora). 

tembladera  (Discopyge  tschudii  i  D.  limbata). 

torito  (Bovichthys  diacanthus  i  B.  minutus). 

torito  o  chalaco  (Petroscirtes  biocellatus  i  P.  fasciatus). 

torpedo  (Torpedo  chilensis). 

tramboUo  (Clinus  crinitus,  Cl.microcirrhis,  Cl.  pliilipii,  Cl.  vario- 

losus). 
vieja  (Clinus  gcniguttatus). 

Peces   incomibles 

aguja  de  mar  (Syngnathus  blainvillei  i  S.  acicularis). 
caballito  de  mar  (Acmonotus  chilensis). 

Peces  poco   conocidos 

Antillas  peruanus. 
Clinus  guttulatus. 
Clinus  niger. 
Eleotris  tubinaris. 
Emmtlichthys  cianescens. 
SpratcUoides  albui  ñus. 
Trachyptc-rus  altivelis. 


liOLETJN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  83 

Crustáceos   comestibles 

camarón  (Rhyncliocinetes  typus). 

jaiva  blanca  (Platyoniclms  purpurea  i  Ovalipes   bipustulatus). 

jaiva  común  o  mora  (Xantho  planus). 

jciiva  morada  (Platycarcinus  dentatus). 

jaiva  peluda  grande  (Cáncer  plebejus). 

jaiva  talicuna  (Epialtus  dentatus  e  Inachus  mitis). 

pico  (Balanus  psittacus). 

Crustáceos  poco  útiles 

ermitaño  (Paguristes  liirtu?,  Pagurus  gayi,  P,  perlatus,  etc.). 
jaiva  araña  (Eui-ypodius  audouini) 
jaiva  chica  (Xantho  gaudichaudi). 
pulga  de  mar  (Hippia  emérita), 

Equ  inodermos   comestibles 

erizo  (Strongylocentrotus  albus). 

pepino  de  mar  (Holothuria  platel  i  Polyphorus  chilensis). 

Moluscos   comestibles 

calamar  (Loligo  gahi). 

caracol  (Monoceros  crassilabrura  i  Trochus  araucanus). 

chape  (Fissurella  máxima) 

chapelina  (Fissurella  pieta). 

choro  (Mytilus  chilensis,   M.  chorus  i  M.  conceptionis). 

jibia  (Ommastotrephes  gigas). 

loco  (Concholepas  peruviana). 

macha  (Mesodesma  donacia  i  Solen  macha). 

melonhué  (Trochus  ater). 

pulpo  (Octupus  fontainei). 

taca  (Venus  thaca  i  V.  peruviana). 

Moluscos  poco   útiles 

colle  (Acrarea  scurra  i  A.  scutum). 
huepo,  navajuda  (Solen  gaudichaudi). 
lapa  (Patella  clypeaster  i  P.  parasítica). 


84  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

lapa  (Siphonaria  lessoni). 

jilehuen  (Tuibo  nigei-  i  T.  propinquus). 

maico  (Mytilus  granulatus). 

iiavajuela,  quivi  (Solenocurtus  dorabeyi). 

piquilhue  (Voluta  magellanica). 

taquilla  (jMactra  bicolor  i  M.  coquimbensis) 

Tunicados 

piure  (Ascidia  chilensis),  comestible, 
piure  (  Pyura  molina^),  poco  útil. 

Cehiiferado,  de  poca  utilidad 

anémona  o  poto  de  mar  (Actinia  clematis). 

Algas  comestibles 

cochayuyo  (d'Urviliea  utilis). 

luche  (Ulva  latissima). 

liuilte  o  huiro  (Macrocystis  pyrifera). 

Algas   industriales 

Las  algas  coloradas  pertenecientes  a  los  jéneros:  Laurentia 
Gigaitina,  Chondrus,  Laminaria,  etc. 

Mar  litoral  del  sur 

Peces   comestibles 

anchoa,  anchoveta  (Engraulis  ringens), 

anguila  de  la  arena  (Gnathophis  punctus). 

atún  (Thyrsytes  atún). 

bagre  (Porichthys  porosus  i  P.  foncki). 

casinova,  cojinova  i  lasar  (Seriolella  porosa). 

cauque  común  (Atherinichthys  regia  laticlavia). 

congrio  colorado  (Genypterus  blacodes). 

congiio  negro  (Genypterus  chilensis). 

corvina  (Cilus  montti). 

farionela,   peladillo  (Haplochiton  taeniatus  i  H.  zebra). 

furel  o  jurel  (Trachurus  trachurus  i  T.  picturatus). 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  85 

jerguilla  (Haplodactylus  guttatus). 

lamprea  (Geotria  chilensis). 

lamprea  (Mordacia  mordax). 

lenguado  (Paralichthys  kingii) 

lisa  (Mugíl  cephalus). 

machuelo  (Clupea  maeulata,  Cl.  arcuata  i  01.  fuegensis). 

pampanito  (Stromateus  maculatus). 

pejerei  (Atherinichthys  regia  microlepidota  i  A.  mauleana). 

pejerei  de  Magallanes  (Atherinichthys  nigricans). 

peladilla  (Galaxias  alpinus,  G.  attenuatus,  G.  delfini,   G.   graci- 

lliraus,  G.   grandis,  G.    maculatus,   G.   minutus,  G.  platel,  G. 

punctatus\ 
pescada  común  (Merlucius  gayi). 
pul  o  puye  (Atherinichthys  gracilis). 
robalo  (Eleginus  maclovinus  i  E.  punctipennis). 
salmón  del  Rin  (Salmo  salar), 
salmonete  arco  iris  (Salmo  irideus). 
sardina  (Lycengraulis  grossidens). 
sardina  española  (Clupea  sagax). 
sierra  (Thyrsitops  lepidopoides). 
tollo  (Galeorhinus  mentó), 
trucha  salmonada  (Salmo  trutta). 
vieja  colorada  (Sebastodes  chilensis). 

Peces  'poco  útiles 

anguila  de  mar  (Hornea  polytrema). 

anguila  negra  (Myxine  glutinosa  i  M.  australis). 

castañeta,  boquilla,  frailecito  (Chromis  crusraa). 

chanchito  (Agriopus  alboguttatus  i  A.  hispidus). 

doncella  (Mixodes  foncki  i  M.  viridis). 

mucoso  (Blennius  sordidus). 

peje  sapo  (Gobiesox  marmoratus). 

peje  sapo  (Sicyasis  chilensis  i  S.  sanguineus). 

pintaroja  (Scyllorhinus  chilensis). 

remora  (Remora  remora). 

tembladera  (Discopyge  tschudü  i  D.  limbata). 

tollo  (Squalus  acanthias  i  S.  lebruni). 

torito  (Bovichthys  diacanthus  i  B.  minutus).  ' 

torito  (Petroscirtes  biocellatus  i  P.  fasciatus). 


66  boletín  DR  bosques,  PESCA  I  CAZA 


trambollo  (Clinus  crinitUíj,    ^  .  ínícrocirrhis  i  Cl.  variolosus). 
trompetero  (Latris  hecateia). 
vieja  (Clinus  geiiiguttatus\ 

Peces  incomibles 

aguja  de  mar  (Syngnathus  blainvillei  i  S.  acicularís). 
caballito  de  mar  (Acmonotus  ohilensis). 

Peces  poco  conocidos 

Anthias  peruanus. 
Dissostichus  elcginoides. 
Eleotris  tubinaris. 
Chsonichthys  esox. 
Chíetostomus  eiinaceus. 
Cheirodon  piscieulus. 
Gobiosoraa  ophicephalum, 
Gobius  chüoensis. 
Salilota  australis. 

(^nistá.eos  comestibles 

camarón  (Rhynchocinetes  typus). 

centolla  (Litliodes  antárctica). 

jaiva  blanca  (Platyonichus  purpurea  i  Ovalipes  bipustulatus). 

jaiva  común  o  mora  (Xantho  planus). 

jaiva  morada  (Platycarcinus  dentatus). 

jaiva  peluda  grande  (Cáncer  plebejus). 

jaiva  talícuna  (Epialtus  dentatus  e  Inachus  mitis). 

pico  grande  (Balanus  psittacuí-). 

Crustáceos  'ppco  útiles 

ermitaño  (Paguristes  liirtus,  i  Pagurus  gayi,  P.  perlatus,  etc). 
jaiva  ai'aña  (Eurypodius  audouini). 
jaiva  chica  (Xantho  gaudichaudi). 
pulga  de  mar  (Hippia  emérita). 

Equinodermos   comestibles 

erizo  (Strongylocentiotus  albus). 

pepino  de  mar  (Plolothuria  platel  i  Polyphorus  chilensis) 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  8/ 


Vermes   cojiiestibles 

pinuca  (Pinuca  edulis). 

Moluscos  comestibles 

calamar  (Loligo  gahi). 

caracol  (Trochus  araucanus  i  Monoceros  ciassilabrum). 

cholga  (Mytilus  raagelianicus). 

choro  (Mytilus  chorus  i  M.  conceptionis). 

comes  (Pholas  chiloensis). 

jibia  (Ommastotrephesgig-as). 

loco  (Concholepas  peiTiviana). 

macha  (Mesodesma  donacia  i  Solen  macha). 

molonhué  (Trochus  atei-). 

navajuda,  quivi  (Soleuocurtus  dombeyi). 

ostión  (Pectén  patagonicus). 

palupalu  (Fusus  sulcatus). 

pulpo  (Octopus  fontainei) 

quihnahue  (Mytikis  dactyliformis). 

taca  (Venus  thaca). 

Moluscos  poco  útiles 

coUe  (Aemiea  scurra). 
huepo,  navajuda  (Solen  gaudichaudi). 
lapa  (Patella  clypeaster  i  P.  parasítica), 
lapa  (Siphonaria  lessoni). 
lilehuen  (Turbo  niger  i  T,  propiuquus). 
maleo  (Mytilus  granulatus). 
.  piquilhue  (Voluta  raagdlanica). 
taquilla  (Mactra  bicolor). 

Tunicados 

piure  (Ascidia  chileusis),  comestible, 
piure  (Pyura  moliiuej,  poco  útil. 

Celenterados  comestibles 

anémona  o  poto  de  mar  (Actinia  clematis) 


88  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


Algas  comestibles 

cochayuyo  (d'Urvillea  utilis). 

huilte  o  huiro  (Macrocystis  pyriEera). 

luche  (Ulva  latissima  i  U.  k\ctuca). 

Algas  industriales 

Las  algas  coloradas  pertenecientes  a  los  jéneros:  Laurentia,  Gi- 
gartina,  Chondrus,  Laminaria,  etc. 

MAR   TEliKlTOUIAL   DEL   NOKTE 

Peces  comestibles       , 

albacora  (Lichia  albacora). 

anchoa  (Engraulis  ringens). 

anguila  de  mar  (Ophichthus  oeellatus  i  O.  pacifici). 

atún  (Thyrsytes  atún). 

bagre  de  mar  (Porichthys  porosus). 

bilagai  (Cheilodactylüs  antonii). 

blanquillo  i  cabrilla  (Latilus  jugularis). 

bonito  (Sarda  chilensis). 

cabinza  (Isacia  conceptionis). 

cabrilla  común  (Serranus  humeralis). 

cabrilla  española  (Sebastodes  darwini  i  S.  oculatus). 

congrio  colorado  (Genypterus  blacodes) 

congrio  negro  (Genypterus  chilensis). 

corvina  (Cilus  montti). 

hacha  (Brama  chilensis). 

jerguilla  (Haplodactylus  guttatusj. 

íurel  (Trachurus  trachurus  i  T.  picturatus). 

lenguado  (Paralichthys  kingii). 

machete  (Clupea  nothacantha). 

machuelo  (Clupea  maculata). 

mojari'illa  (kSerranus  conceptionis). 

peje  gallo  (Callorhynchus  callorhynchus). 

pescada  (Merlucius  gayi). 

raya  (Raja  chilensis  i  R.  steindachneri). 

robalo  (Eleginus  maclovinus  i  E.  punctipennis). 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  89 

rollizo  (Pinguipes  cliileiisis). 
sardina  (Lycengraulis  grossidens). 
sardina  española  (Clupea  sagax). 
siei-ra  (Thyrsitops  lepidopoidcs). 
tollo  (Hetraopterus  granulosas). 
tollo  (Galeoiiiinus  mentó), 
vieja  colorada  (Sebastodes  cliilensis). 
vieja  negi'a  (Graus  nigra). 

Peces  poco  útiles 

águila  de  mar  (TMyliobatis  chilensis). 

anguila  de  mar  (Hornea  poly trema  i  IMyxine  glutinosa). 

anjel  de  mar  (Squatina  armata). 

azulejo  (Lamna  liuidobrii  i  L.  pliilippii). 

peje  chancho  (Agriopus  peruvianas). 

]:)intadilla  (Cheilodactylus  variegatus).  ^^' 

tembladera  (Discopyge  tschudii  i  D.  limbata). 

torpedo  (Torpedo  chilensis). 

tiburón  (Carcharlas  brachyrhynchus  i  C.  robustus). 

traquino  cornudo  (Trachinus  cornutus). 

traquino  dragón  (Trachinus  di'aco). 

Peces  incomibles 

aguja  de  mar  (Syngnathus  blainvillei). 

Peces  poco  conocidos 

Aodon  tarapacana, 
Acanthistius  pictus. 
Anthias  peruanus. 
Dovdixodon  freminviilei. 
Doydixodon  laevifrons. 
Pomadasys  bipunctatus. 
Pomatomus  saltatrix. 
Pomodon  macropthalmus. 
Sciícna  fasciata. 

Crustáceos  comestibles 

esquila  (Pseudosquilla  lessoni  i  Squila  mouoceros). 
langostín  (Galathea  monodon). 


90  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


Moluscos  poco  útiles 

jibia  (Omraastotrephes  gigas). 
pulpo  (Octopus  fontainei). 

MAR   TERRITORIAL   DEL   CENTltO 

Peces  comestibles 

albacora  (Lichia  albacora). 
anchoa  (Etigraulis  ringens). 
anguila  de  mar  (Ophichthus  ater,  O.  dicellurus,   O.   ocellatus, 

O.  pacifici), 
atún  (Thyrsytes  atún). 

bagre  de  mar  (Porichthys  foncki  i  P.  porosus). 
bilagai  (Cheilodactylus  antonii). 
blanquillo  i  cabrilla  (Latilus  jugularis). 
bonito  (Sarda  chilensis). 
cabinza  (Isacia  conceptionis). 
cabrilla  común  (Serranus  huraeralis). 
cabrilla  española  (Sebastodes  oculatus  i  S.  darwiui). 
casinova  (Seriolella  porosa), 
congrio  colorado  (Genypterus  blacodes). 
congrio  negro  (Genypterus  chilensis). 
corvina  (Cilus  montti). 
corvina  falsa  (Micropogon  fournieri). 
furel  (Trachurus  trachurus  i  T.  pícturatus). 
hacha  (Brama  chilensis). 
hachita  (Seriolella  violácea), 
jerguilla  (Haplodactylus   guttatus,  11.    punctatus  i  H.  vermi' 

culatus). 
lenguado  (Paralichthys  kingii). 
machete  (Clupea  notacantha). 

machuelo  (Clupea  advena,  C.  coerulea  i  C.  maculata). 
mojarrilla  (Serranus  conceptionis). 
peje  gallo  (Calljrhynchus  argenteus,  C.  callorhynchus). 
pescada  (Meilucius  gayi). 
raya  (Raja  acanthostyla,  R.  rtavirosti'is,   R.  lima,  R.  oxyptera, 

R.  svnosbatus). 
raya  falsa  (Psaramobatis  rudis). 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  91 

robalo  (Eleginus  maclovinus  i  E.  punctipennis). 

rollizo  (Pinguipes  chilensis). 

sardina  (Lycengraulis  grossidens). 

sardina  española  (Clupea  sagaxj. 

sierra  (Thyrsitops  lepidopoides). 

tollo  (Galeorhinus  mentó). 

vieja  colorada  (Sebastodes  chilensis). 

vieja  negra  (Graus  nigra). 

Peces  poco  útiles 

águila  de  mar  (j\[yliobatis  chilensis). 

anguila  de  mar  (Hornea  poly  trema). 

anjel  de  mar  (Squatiiia  armata). 

azulejo"(Carcharhiuus  pugte). 

azulejo  (Lamna  huidobrii  i  L.  philipii). 

cazón  (Galeorhinus  chilensis). 

chanchito  (Agriopus  alboguttatus). 

peje  chancho  (Agriopus  peruvianus). 

pintadilla  (Cheilodactylus  variegatus). 

tembladera  (Discopyge  tsehudii  i  i),  limbata). 

tiburón  (Carcharhinus  icthiops  i  C.  gracilis). 

tiburón  (Carcharodon  rondeleti). 

tiburón  (Hemigaleus  heterodus  i  H.  isodus). 

tiburón  (Heptanchus  ferox). 

tiburón  (Hexanchus  vulgaris). 

tollo  (Hetrnopterus  granulo?us). 

torpedo  (Torpedo  chilensis). 

traquino  cornudo  (Trachinus  cornutus). 

traquino  dragón  (Trachinus  draco). 

Peces  incomibles 

aguja  de  mar  (Syngnathus  acicularis  i  S.  blainvillei). 
caballito  de  mar  (Acmonotus  chilensis). 

Peces  poco  conocidas 

Agonopsis  chiloensis. 
Anthias  peruanus. 
Emmelitchthys  cianescens. 
Pomatomus  saltatrix. 


(.  ■) 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA 


Sciieim  fasciata. 
Spratelloides  alburnus. 
Ui'olophus  marraoratüs. 

Crustáceos  comestibles 

esquilla  (Pseudosquilla  lessoni  i  Squila  raonoceros). 
langostiii  (Galathea  monodon). 

Moluscos  poco  útiles 

jibia  (Ommastotrephes  gigas). 
palpo  (Octopus  fontainei). 

Algas 
hüilte  o  huiro  (Macrocystis  pyrifera). 

Mak  territorial  del  sur 

Peces  comestibles 

albacoi'a  (Lichia  albacora). 

anchoa  (Engraulis  ringens). 

anguila  de  mar  (Gymnelis  pictus). 

anguihi  de  mar  (Iluocoetes  firabriatus). 

anguila  de  mar  (Maynea  patagónica). 

anguila  de  mar  (Ophichthus  ater). 

anguila  de  mar  (Phucocoetes  latitans,   Ph.  platel   i    Ph.   varie- 

gatus. 
anguila  de  mar  (Platea  insigáis), 
atún  íThyrsytes  atún), 
bagre  de  mar  (Porichthys  porosus). 
blanquillo  i  cabrilla  (Latilus  jugularis). 
cabinza  (Isacia  conceptionis). 
casinova  (Seriolella  porosa), 
congi'io  colorado  i  Genypterus  blacodes). 
congrio  negro  (Genypterus  chilensis). 
corvina  (Cilus  montti). 
furel  (Trachurus  trachurus  i  T.  picturatus). 
hacha  (Brama  chilensis;. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  93 

jerguilla  (Haplodactylus  guttatus). 

lenguado  (Paralichthys  jordani  i  P.  kingii). 

lenguado  falso  (Thysanopsetta  nai'esi). 

machuelo  (Clupea  maculata,  C.  arcuata  i  C.  fuegensis). 

peje  gallo  (Callorhynchus  callorhynchus). 

pescada  común  (Merlucius  gayi). 

raya  (Raja  brachyura  i  R.  magellanica). 

robalo  (Eleginus  raaclovinus  i  E.  punctipennis). 

robalo  de  piedra,  robalo  negro  i  trama  (Nototlienia  portei  i). 

rollizo  (Pinguipes  cliilensis). 

sardina  (Lycengraulis  grossidens). 

sardina  española  (Clupea  sagax). 

sierra  (Thyrsitops  lepidopoides). 

tollo  (Galeorhinus  mentó). 

vieja  colorada  (Sebastodes  chilensis). 

vieja  negra  (Graus  nigia). 

Peces  iDoco  útiles 

águila  de  mar  (Myliobatis  chilensis), 

anguila  (Homea  polytrema). 

chanchito  (Agriopus  alboguttatus  i  A.  hispidus). 

tembladera  (Discopyge  tschudii). 

tiburón  (Carcharodon  rondeleti). 

tollo  (Squalus  acanthias  i  S.  lebrunii). 

tollo  (Hetmopterus  granulosus). 

tí-aquino  cornudo  (Trachinus  cornutus). 

traquino  dragón  (Trachinus  draco). 

Peces  incomibles 

aguja  de  mar  (Syngnathus  acicularis  i  blainvillei). 
caballito  de  mar  (Acmonotus  chilensis). 

Peces  poco  conocidos 

Agonopsis  ohiloensis. 
Anlhias  peruanus. 
Cottoperca  gobio. 
Dissostichus  eleginoides. 
Harpagifer  bispennis. 
Hippoglossina  raicrops. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


Macruronus  novae  zelanda3. 
Notothenia  acuta. 
Notothenia  cornucola. 
Notothenia  elegans. 
Xotothenia  macrocephala. 
Notothenia  modesta. 
Notothenia  tessalata. 
Pomatomus  saltatrix. 
Salilota  austi'alis. 

Crustáceos  comestibles 

esquihi  (Pseudosquilla  lessoni  i  Squtla  monoceros). 
langostin  (Galathea  raonodon). 

Moluscos  poco  útiles 

jibia  (Oramastotrephes  gigas). 
pulpo  (Octopus  fontainei). 

Algas 

huilte  o  huiro  (Maerocystis  pyrifera). 

ALTA  MAR   DEL  NORTE 

Peces  comestibles 

atún  (Thyrsytes  atún). 

bonito  (Sarda  ehilensis). 

caballa  (Scomber  colias). 

cabinza  (Isacia  conceptionis). 

cabrilla  (Sebastodes  darwini). 

culebra  de  mar  (Muraena  ocellata). 

dorado  (Elacate  ehilensis), 

escorpena  (Scorpaena  histrio) 

furel  (Trachurus  trachurus  i  T.  picturatus), 

lenguado  (Paralichthys  kingii). 

pampanito  (Scorpis  ehilensis). 

peje  gallo  (Callorhynchus  callorhynchus  i  C.  argenteus). 

pescada  (Merlucius  gayi). 

pez  aguja  (Histiophorus  audax). 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  95 

pez  espada  (Xiphias  giadius). 

pez  volador  (Exocoetuscliilensis). 

raya  (Raja  chilensis,  R.  lima,  R.  steirdachneri). 

robalo  (Eleginus  maclovinus  i  E.  punctipennis). 

sieiTa  (Tliyrsitops  lepidopoides). 

tollo  (Hetmopterus  granulosus  i  Galeorhinus  mentó). 

vieja  colorada  (Sebastodes  chilenSis). 

Peces  j)Oco  íltiles. 

peje  chancho  (Agriopus  peruvianus). 

peje  zorro  (Alopias  barrai). 

peje  zorro  i  peje  sable  (Alopias  vulpes). 

pez  martillo  (Sphyrna  peruana). 

torpedo  (Torpedo  chilensis). 

tiburón  (Carcharhinus  brachyrhynchus,  C.  pugae,  C.  robustus)^ 

traquino  cornudo  (Trachinus  cornutus). 

traquino  dragón  (Trachinus  draco) 

Peces  incomibles. 

pez  luna  (Mola  mola). 

pez  sol  o  pez  emperador  (Mola  euryptera). 

puerco  espin  (Diodon  hystrix). 

Crustáceos  comestibles. 

esquila  (Pseudosquilla  lessoni). 
langostín  (Galathea  monodon). 

ALTA  MAR  DEL  CENTEO 

Peces  comestibles. 

atún  (Thyrsytes  atún), 
bonito  (Sarda  chilensis). 
caballa  (Scombor  colias), 
cabinza  (Isacia  conceptionis), 
cabrilla  española  (Sebastodes  oculatus). 
casinova  (Seriolella  porosa). 

culebra  de  mar  (Mur^ena  appendiculata,  M.  modesta,  M.  oce- 
llata). 


96  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

doi'ado  (Elacatecliilensis). 

escorpena  (Scoi  p^ena  histrio). 

furel  í'Trachui'us  ti'achuius  i  T.  picturatus). 

hacliita  (Sen'olella  violácea ). 

lenguado  (Paraliehtliys  kingii). 

pampanito  de  Juan  Fernandez  (Scorpis  cliileiisisj. 

peje  gallo  (Callorhynchus  callorhyíichus  i  C.  argenten?). 

pescada  (Merlucius  g'ayi). 

pez  espada  íXiphias  gladins). 

pez  volador  (Exocrptus  cbilensis). 

raya  (Raja  lima,  R.  acanthostyla,  R.  ílavirostris,  R.  oxyptera   i 

R.  synosbatus). 
robalo  (Eleg'inus  maclovinus  i  E.  punctipeniiis). 
sieri'a  (Thyísitops  lepidopoides) 
tollo  (Galeoihinus  raento). 
vieja  colorada,  cbancharro,  pez  colorado  (Sebastodeschilensis;. 

Peces  poco  i'itih-'^. 

peje  chancho  o  chanchito  (Ag-riopus   peruvianas    i  A.    albogut- 

tatus). 
peje  zorro  (Alopias  bai-rai  i  A,  vulpes). 
azulejo  (Carcharhinus  pugíc). 
tibui'on  (Carcharhinus  aethiops  i  C.  gracilis). 
tiburón  (Heptanchus  ferox). 
tiburón  (Hexanchus  vulg'aris). 
torpedo  (Torpedo  chilensis). 
traquino  cornudo  (Trachinus  coi'nutus). 
traquino  dragón  (Ti'achinus  dracoj. 

Peces  incomihles. 

peje  sol  o  peje  emperador  (Mola  euryptera). 

pez  luna  (Mola  mola). 

puerco  espin  (Diodon  hystrix), 

Peces  poco  conocidos. 
Aganopsis  chiloensis. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  97 


Crustáceos  comestibles 

esquila  (Pseudosquilla  lessoni). 
]ang-ostin  (Galathea  monodon). 

Alta  mar  del  sur 

Peces  comestibles 

atún  (Thyrsy  tes  atún), 

caballa  (Scomber  colias). 

cabinza  (Isacia  conceptionis). 

casinova  (Seriolella  poi-osa). 

chanchito  (Agriopus  alboguttatus  i  A.  hispidas). 

culebra  de  mar  (Muraena  ocellatus). 

dorado  (Elacate  chilensis). 

furel  (Trachurus  trachurus  i  T.  argenteus). 

lenguado  (Paralichthys  jordani  i  P.  kingii). 

peje  gallo  (Caüorhynchus  callorhynchus  i  C.  argenteus). 

pez  espada  (Xiphiasgladius). 

raya  (Raja  lima,  R.  brachyura  i  R.  raagellanica). 

robalo  (Eleginusraaclovinus  i  E.  punctipennis). 

pescada  (Merluccius  gayi). 

sierra  (Thyrsitops  lepidopoides). 

tollos  (Squalus  acanthias  i  S.  lebrunii). 

vieja  colorada,  pez  colorado,  chancharro  (Sebastodes  cliilensis). 

Peces  poco  úti/es 

chanchito  (Agriopus  alboguttatus  i  A.  hispidus). 
peje  zorro  (Alopias  barrai  i  A.  vulpes). 
traquino  cornu'Jo  (Trachinus  cornutus). 
traquino  dragón  (Trachinus  draco). 

Peces  incomibles 

pez  luna  (Mola  mola), 
puerco  espin  (Diodon  hystrix). 


Peces  poco  conocidos 


^ganopsis  chiloensis. 

7 


98  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 


Crustáceos  comestibles 

esquila  (Pseudosquilla   lessoiii). 

langostín  (Galathea  monodon). 

A  estas  listas  hai  que  agregar  todavía  la  de  los  peces  de  las 
islas  de  Juan  Fernandez,  Mas  Afuera,  San  Félix,  San  Ambrosio  i 
Pascua  en  cuanto  se  trate  de  especies  distintas  de  las  ya  citadas  i 
como  no  reconocidas  todavía  en  el  mar  continental  de  la  Repú- 
blica, siendo  posible  que  un  gran  número  de  ellos  habite  los  fon- 
dos marítimos  del  centro  i  norte  de  Chile.  Los  señalamos  por  aho- 
ra en  la  siguiente  clasificación,  añadiendo  a  la  vez  si  se  han  en- 
contrado en  el  mar  litoral,  territo'iial  i  alta  mar  de  las  citadas 
islas. 

Mares  isleños  del  cektro  i  norte 
Peces  comestibles 

bacalao  (Polyprion  oxigénelos),  litoral  i  territorial, 
breca  (Cheilodactylus  monodactylus),  lit.  i  teiTÍt. 
culebra  de  mar  (Muraena  porphyrea),  térrit. 
cabrilla  listada  i  torito  (Gilbei'tia  semicincta),  lit.  i  territ. 
cavínza  (Mendosoma  fernandeziana),  lit. 
furel  (Caranx  chilensis),  lit,  terrii.  i  alta  mar. 
,  lenguado  (Paralichthys  coeruleosti'cta),  lit.  i  territ. 
palometa  (Caranx  georgianus),  terf  it.  i  alta  mar. 
pampanito  (Seriolella  coerulea),  ]    .,  territ.  i  alta  mar. 
pescada  (Lotella  rhacinus),  lit.  i  tcirít. 
pez  volador  (Exoccetus  fernandezianus),  territ.  i  alta  mar, 
pichihuén  (Umbrina  reedi),  lit.  i  territ. 
tollo  (Squalus  fernandezianus),  lit.,  territ.  i  alta  mar. 
vidriola  (Pelamys  chilensis),  lit.,  territ.  i  alta  mar. 

Peces  poco  útiles 

borrachína  (Salarias  cuvieri),  lit. 

corvina  (Malacopterus  reticulatus),  lit. 

gungungo  (Cheilodactylus  bicornis),  lit.  i  territ. 

jerguilla  (Girella  albostriata),  lit.  i  territ. 

pez  áspero  (Trachichthys  fernandezianus),  lit.  i  territ. 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA  9^ 

trigla  (Trig-la  guttata  i  T.  picta),  territ.  i  alta  mar. 
torito  (Salarias  rubropunctatus),  lit. 
vieja  (Labrichthys  gayi),  lit. 

Peces  poco  conocidos 

Callanthias  platel,  lit.  i  territ. 
Caprodon  longimanus,  lit.  i  territ. 
Centriscus  fernandezianus,  lit  i  territ. 
Hemirhamphus  phurcatus,  lit.  i  territ. 
Scombresox  aeqiiirostrum,  lit.  i  territ. 
Scorpaena  fernaiideziaiiu--,  territ.  i  alta  mar. 
Scorpaena  thomsoiii,  territ.  i  alta  mar. 
Triaenoton  nigricaiis,  lit.  i  territ. 

Crustáceos  comestibles 

langosta  (Palinurus  frontalis),  lit.  i  territ. 

No  citamos  mas  crustáceos,  moluscos  i  animales  de  otro  orden^ 
por  no  existir  un  catálogo  de  ellos  i  por  no  haberse  terminado 
siquiera  su  clasificación  pero  nos  consta,  que  es  mucho  mayor  el 
número  de  los  animales  aprovechables  que  los  citados. 

En  la  distribución  que  hemos  hecho  de  la  materia  prima  que 
puede  servir  para  la  pesca,  no  se  debe  considerar  los  limites  es- 
tablecidos de  norte,  centro,  sur,  mar  litoral,  territorial  i  alta  mar, 
como  separados  por  lineas  infranqueables,  sino  como  zonas  cen- 
trales que  son  invadibles  por  los  distintos  individuos  en  número 
reducido.  Sobre  todo  las  divisiones  mar  territorial  i  alta  mar  son 
mas  bien  imajinarias  que  reales.  ¿Que  conocemos  nosotros  de  la 
que  pasa  en  nuestros  mares  territoriales  i  mucho  menos  en  alta 
mar?  Poco  o  casi  nada!  Jamas  se  ha  tenido  a  bien  ordenar  el  estu- 
dio de  la  oceanografía  de  nuestros  mares,  porque  hasta  la  fecha 
no  se  ha  comprendido  la  importancia  enorme  que  tiene  para  el 
bienestar  de  la  Nación. 

Asi  sucede  que  el  estudio  que  presentamos  se  funde  solamente 
en  los  datos  proporcionados  por  naciones  estranjeras,  las  ob.-^er- 
vaciones  hechas  por  algunos  atrevidos  i  mal  ilustrados  pescado- 
res i  las  pocas  personas  instruidas  que  han  dedicado  parte  de  su 
vida  a  este  trascendental  estudio.    ' 

Por  esto  rogamos  que  nos  sea  perdonado  cuanto  hemos  podido 
errar  en  los  detalles  de  este   modesto  estudio,  ya  que  no  es  núes- 


100  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


tra  la  culpa  de  esta  ignorancia.  Si  bien  no  se  puede  tratar  aquí  de 
un  trabajo  perfecto,  siempre  servirá  este  de  base  en  lo  futuro  para 
investigaciones  mas  serias,  cuando  venga  una  jeneracion  que 
comprenda  sus  propias  conveniencias. 

Como  ya  lo  dijimos,  los  límites  de  las  rejiones  indicadas  no  aon 
infranqueables  para  los  peces.  Si  esa  separación  rije  para  la  ma- 
yorías de  ellos,  los  hai  también,  con  gran  frecuencia,  como  tibu- 
rones por  ejemplo,  que  recorren  las  distancias  de  la  costa  a  las  is- 
las de  Juan  Fernandez  en  hora  i  media.  Aun  los  peces  de  mas  lento 
andar,  como  los  peces  sol  i  luna,  salvan  estas  distancias  a  paso  de 
tortuga  i  de  este  modo  se  han  conquistado  el  mundo.  Peces  acos- 
tumbrados a  vivir  en  bandadas  en  ciertas  rejiones  de  alta  mar, 
como  la  vidriola  (Pelarays  chilensis),  aparecen  aislada  i  ocasional- 
mente en  los  puertos  de  Valparaíso,  Zapallar,  Papudo  i  Pichidan- 
gui,  dando  ocasión  a  que  los  diarios  de  la  República  alarmen  al 
público  con  las  noticias  sensacionales  de  que  ricos  salmones  de 
Alaska  o  de  California  se  han  alejado  i  perdido  hasta  llegar  a 
nuestras  costas,  fundándose  en  el  error  de  que  aqui  no  tenemos 
peces  de  carne  roja.  Otras  veces  sucede  que  las  apancoras 
que  consumen  nuestros  congrios  en  el  fondo  del  mar  territorial, 
del  cual  no  se  alejan,  son  arrojadas  a  la  playa  por  una  braveza 
de  mar  debiéndose  a  estos  acontecimientos  marítimos  las  únicas 
informaciones  que  tenemos  sobre  su  existencia. 

Si  circunstancias  estrañas  no  nos  ayudaran  de  un  modo  eficaz, 
no  sabríamos  de  muchas  especies  nacionales  que  en  realidad  exis- 
ten, pero  estas  apariciones  casuales  debieran  ser  para  nosotros 
un  estímulo,  para  ir  al  encuentro  de  ellas  i  aprovecharnos  de  las 
riquezas  no  esplotadas  de  nuestros  mares. 

Sabemos  raui  bien  que  habría  sido  mejor,  en  vez  de  citar  las 
subdivisiones  que  hemos  establecido,  hacer  figurar  cada  especie 
^ion  su  distribución  jeográfica  exacta  i  decir  hasta  cuantos  metros 
de  profundidad  se  acerca  a  la  costa  i  cuantos  metros  baja  al  fondo 
del  mar,  si  vive  en  la  profundidad  o  en  la  superficie,  si  existe 
sobre  fondos  de  arena,  piedras,  rocas  o  fango,  en  que  meses  i  se- 
manas del  año  se  muda  de  una  residencia  a  otra,  de  que  se  ali- 
menta, como  se  pesca,  etc,  si  hubiese  sido  posible  hacerlo,  pues 
esto  es  necesario  para  levantar  la  pesca;  pero  ¿como  se  podía  ha- 
cerlo, si  no  sabemos  casi  nada  sobre  esta  materia?  Ni  siquiera  el 
congrio  i  la  pescada  están  todavía  suficientemente  estudiados,  i 
como  ya  lo  dijimos,  ni  las  subdivisiones  rejionales  tan  rudíraenta- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  101 


rias  que  hemos  establecido  son  del  todo  exactas  ni  bien  definidas. 

Esto  no  quiere  s'gnificar  que  la  industria  pesquera  nacional  no 
sea  susceptible  de  ser  esplotada  a  medida  que  se  avanza  en  el 
estudio  de  ella, 

Tampoco  debemos  creer  que  la  materia  prima  que  tenemos  en 
nuestro  litoral  no  sirve  para  fundar  el  bienestar  de  muchos  habi- 
tantes por  medio  de  su  esplotacion,  porque  aqui  nos  vendrian  a 
desmentir  las  grandes  empresas  estranjeras  que  han  fundado  su 
negocio  en  la  esplotacion  de  las  mismas  especies  i  de  otras  mui 
semejantes  en  la  Arjentina,  la  Colonia  del  Cabo,  Nueva  Gales  del 
Sur,  Nueva  Zelanda,  Tasmania,  Japón,  etc. 

Para  comprobar  lo  dicho  basta  citar  algunas  listas  de  peces  de 
las  especies  nuestras  que  se  hallan  también  en  tierras  lejanas. 

Empezamos  con  la  Arjentina,  nuestro  amigo  al  otro  lado  de  la 
cordillera,  que  siempre  nos  ha  gustado  traer  como  primera  com- 
paración con  Chile,  que  posee  grandes  i  varias  sociedades  de  pes- 
ca, con  vapores,  cámaras  frigoríficas  propias,  etc.  Ellas  esplotan 
muchos  pescados  finos  como:  casinova  (S.  porosa),  congrio  colora- 
do (G.  blacodes),  parapanito  (S.  maculatus),  robalo  (E.  maclovi- 
nus),  sardina  (L.  grossidens)  i  sierra  (Th.  lepidopoides);  los  de  se- 
gunda clase  como:  la  caballa  (S.  colias),  culebra  de  mar  (M.  ocel- 
latus),  furel  (T.  picturatus),  machuelo  (C.  arcuata  i  C.  fuegensis), 
pejegalío  (C.  callorhynchus),  pescada  (M.  gayi),  raya  (R.  brachyu- 
ra);  los  de  tercera  clase:  tembladera  (D.  tschudii),  tollo  (S.  blain- 
villei  i  S.  acanthias)  i  torito  (B.  diacanthus);  los  que  consideramos 
mas  bien  como  poco  útiles  como  el  águila  de  mar  (M,  chilensis), 
anguila  de  mar  (H.  polytrema)  i  pintaroja  (S.  chilensis);  los  que  to- 
davía no  tienen  nombres  vulgares  en  Chile  como:  Cottoperca  go- 
bio, Hippoglossina  microps,  Maynea  patagónica,  Micropogon  fur- 
nieri,  Notothenia  cornucola,  i  Pomatomus  saltatrix.  A  estos  hai  que 
agregar  los  cosmpolitas,  que  no  volveremos  a  citar  mas,  i  que  son: 
el  furel  (T.  trachurus),  pez  espada  (X.  gladius),  pez  luna  (  M.  mo- 
la), peje  zorro  (A.  vulpes),  pueico  espin  (D.  hystrix)  i  traquino 
dragón  (T.  draco).  Ademas  existen  en  las  aguas  fluviales  de  la 
Arjentina:  el  bagre  de  agua  dulce  (T.  areolatus),  las  peladillas  (G. 
alpinus  i  G.  maculatus),  el  pejerei  común  (A.  regia),  el  pejerei 
de  Magallanes  (A.  nigricans),  i  la  trucha  (P.  trucha).  Al  enumerar 
las  especies  iguales  se  nos  pueden  haber  escapado  algunas,  pero 
creemos  haber  citado  el  mayor  número  de  ellas. 

En  el  Uruguai  i  Brasil  tenemos  de  nuestros  peces  todavía  los 


102  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

siguientes:  casiiiova  (S.  porosa),  culebra  de  mar  (M.  ocellat-us), 
congrio  colorado  (G.  blacodes),  corvina  falsa  (M.  fournieri),  f urel  (T. 
picturatus),  lisa  (M.  curemá),  pampanito  (St.  maculatus),  pam 
panito  de  Juan  Fernandez  (Se.  chilensis),  peje  gallo  (C.  callorhyn- 
chus),  sardina  (L.  grossidens),  sierra  (T.  lepidopoides),  torito  (B. 
diacanthus),  tollo  (Sq.  acanthias  i  Sq.  blainvillei)  i  el  Pomatomus 
saltatrix.  Ademas  existen  todavía  los  peces  de  agua  dulce  el  ba- 
gre (Tr,  nigricans)  i  el  pejerei  (A.  regia). 

Mas  al  norte  en  la  costa  del  Atlántico  hasta  Méjico,  i  aun  en 
parte  hasta  Estados  Unidos  de  Norte  América,  siguen:  la  casino- 
va,  corvina  falsa,  culebra  de  mar,  furel,  lisa,  pejegallo,  pam- 
panito de  Juan  Fernández,  tollo  i  el  Pomatomus. 

En  Europa  meridional  encontramos  todavía  nuestra  caballa  (Se. 
colias),  la  lisa  (M,  cephalus)  i  los  tollos  (Sq.  acanthias  i  Sq.  blain. 
villei). 

Las  islas  Malvinas  tienen:  la  caballa,  culebra  de  mar  (M.  oce 
llatus),  furel,  peladilla  (Gr.  attenuatus  i  G.  maculatus),  pejegallo, 
pintaroja,  robalo,  sardina,  sierra,  tollo  (Squalus),  Notothenia  cor- 
jiucola,  Harpagifer  bispennís  i  Pucocoetes  variegatus. 

En  la  Colonia  del  Cabo  i  Sud-Africa  en  jeneral  existen:  el  atún 
(Th.  atún),  caballa,  furel,  lisa  (M.  cephalus),  pejegallo,  robalo  (E. 
maclovinus),  sierra  (Th.  lepidopoides),  tsataki  (Ch.  esox),  Poma- 
tomus saltatrix  llamado  alia  «Elft»,  í  representantes  de  los  jéneros 
Clupea  (Machuelo),  Genypterus,  Merluccius,  Pomadasys,  Sciaena, 
Sebastodes,  Stroraateus,  Umbrina,  etc.  i  ademas  langostas  (Pali. 
nurus),  lobos  finos,  etc.  semejantes  a  los  nuestros. 

En  el  Perú,  nuestro  vecino  del  norte,  tenemos  las  mismas  espe 
cíes  de  nuestras:  anchoa  (E.  riíigens),  anguila  de  mar  (O.  ocellatus 
í  O.  pacifici),  cabinza  (í.  conceptionis),  caballa  (Se.  colias),  cabri. 
lia  común  (S.  humeralis),  congrio  colorado  (G.  blacodes),  congrio 
negro  (G.  chilensis)  culebra  de  mar  (M.  ocellatus),  furel  (T.  pictu- 
ratus), lisa  (M.  cephalus  i  M.  rammelsbergi),  machete  (C.  nota- 
canthus),  mojarrilla  (S.  conceptionis)  pampanito  de  Juan  Fer^ 
nández  (Se.  chilensis),  pez  martillo  (Sph.  peruana),  pintadilla  (Ch. 
variegatus),  pinta  roja  (Ss.  chilensis),  sardina  (L.  grossidens),  sar- 
dina española  (C.  sagax\  tembladera  (D.  tschudii),  tollo  (G.  mentó), 
trambollo  (Cl.  microcirrhis  í  Cl.  philippii),  las  especies  que  aquí 
notienen  nombre  común  todavía  como:  Acanthistius  pictus,  Anthías 
peruanus,  Doydixodon  fremin villei  i  D.  laevifrons,  Leirus  perua- 
nus,  Pomodon  macrophtalmus,  Sciaena  fasciata  i  otros.    De  las 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  103 

especies  de  agua  dulce   solo  tenemos  noticia  de  la  lamprea  (G. 
cliilensis). 

Hasta  las  islas  Galápagos,  la  costa  de  California  i  talvez  mas  al 
norte  todavía  suben:  la  caballa,  cabrilla  común,  culebra  de  mar, 
escorpena  (S.  histrio),  furei,  lisa,  pampanito  de  Juan  Fernandez, 
pejegallo,  pez  martillo,  pintaroja,  sardina,  sardina  española,  tollo, 
Pimelotopon  darwinii,  Doydixodon  freminvillei  i  algunos  otros. 

En  Australia  o  sea  en  Nueva  Zelanda,  Tasmania,  Nueva  Ho- 
landa, Nueva  Gales  del  Sur,  i  aun  en  Queensland,  volvemos  a 
encontrar  de  nuestros  peces  los  siguientes:  atún  (Th.  atún),  baca- 
lao de  Juan  Fernandez  (P.  oxygeneios),  bonito  (S.  chilensis),  ca- 
balla (Se.  eolias),  cabrilla  listada  (G.  semicincta),  casinova  (S. 
porosa),  congrio  colorado  (G.  blacodes),  Furel  (T.  picturatus),  pa- 
lometa (C.  georgianus),  pescada  común  (M.  gayi),  pescada  de 
Juan  Fernandez  (L.  rhacinus),  trompetero  (L,  hecateia),  Caprodon 
longimanus  (Longfin),  ^Macruronus  novae  zelandiae,  Notothenia 
cornucola,  Pomatomus  saltatrix  (Tailer),  las  lampreas  (G.  chilensis 
i  M.  mordax)  i  la  peladilla  (G.  attenuatus)  que  son  también  de 
agua  dulce,  i  representantes  de  los  jéneros  ¡existentes  en  Chile  de 
Cheilodactylus,  Haplodactylus,  Hemirhamphus,  Mugil,  Piíralich- 
thys,  Piatycephalus,  Pomadasis,  Sciaena,  Scorpaena,  Trachino- 
tus,  etc. 

Hasta  el  Japón  i  la  China  alcanza  nuestra  caballa  (Scomber 
colias),  donde  también  se  encuentra  la  anguila  de  mar  (Ophichthys 
ocellatus),  la  sardina  española  (Ciupea  sagax)  i  algunas  otr¿is  espe- 
cies mas  todavía.  - 

En  las  publicaciones  nuevas  de  los  peces  de  los  países  citados 
ya  no  figuran  muchos  de  los  nombres  que  nosotros  hemos  citado, 
porque  ya  han  hecho  la  corrección  de  las  verdaderas  especies  que 
tienen  i  han  hecho  engrosar  en  la  lista  de  los  sinónimos  o  bajo 
otros  jéneros  los  peces  nombrados,  lo  que  aqui  hemos  vuelto  a 
evitar  para  no  aumentar  la  confusión  producida  en  Chile  i  de  la 
cual  deslindamos  toda  responsibilidad  de  nuestra  parte. 

Aparentamente  no  tiene  ninguna  lazon  de  ser  que  hayamos 
citado  los  peces  nuestros  que  habitan  otras  rejiones  de  nuestro 
orbe,  pero  no  pasa  de  ser  asi,  porque  sin  tomar  en  consideración 
que  aqui  se  trata  de  preciosos  argumentos  científicos,  que  com- 
prueban las  alteraciones  que  ha  sufrido  la  superficie  de  nuestra 
tierra,  ae  trata  ademas  de  un  precioso  material  para  el  estudio  de 
nuestros  peces  territoriales  i  de  alta  mar.   Entre  estos  no  figuran 


104  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

muchas  de  las  especies  nuestras  en  las  condiciones  citadas  i  hai 
mucha  probalidad  que  las  encontremos  en  vastas  lejiones  de 
nuestro  mar  territorial  i  alta  mar.  A  la  vez  nos  sirve,  por  medio 
de  los  estudios  hechos  en  estos  paises,  para  facilitar  el  entendí, 
miento  de  sus  condiciones  biolójicas  en  Chile.  Ademas  nos  ense- 
ñará esto  el  modo  de  pescarlos  i  de  apreciarlos  industrialmente, 
como  se  hace  eñ  oti'os  paises,  i  demostrar  por  via  de  comparación 
que  es  lo  que  debe  esperar  en  lo  futuro  nuestra  industria  pes- 
quera de  la  materia  prima  que  tenemos,  i  de  la  cual  tendremos 
que  hacer  mención  en  los  capítulos  siguientes,  que  tratarán  de: 
«la  pesquería  en  aguas  fluviales»,  «la  pesquería  costanera»  i  «la 
pesquería  en  alta  mar».  Igualmente  nos  servirá  para  estudiar  las 
medidas  de  protección  lejislativa  i  de  fomento  que  deben  tomar- 
se, i  el  aprovechamiento  industrial  que  se  puede  sacar  de  la  ma. 
teria  prima,  en  beneficio  del  consumo  interior  del  pais,  como  so- 
bre todo  para  la  esportacion,  que  es  la  llamada  a  equilibrar  el 
movimiento  comercial  de  la  Nación. 

Al  último  no  deja  deser  útil  haber  publicado  las  listasde  los  pe- 
ces nuestros  que  existen  en  otros  paises  para  llamar  a  empresas 
estranjeras  a  nuestras  costas,  para  que  esploten  nuestras  riquezas 
marítimas,  ya  que  los  nacionales  por  regla  jeneral  la  estiman  en 
menos  i  los  pocos  que  comprenden  su  importancia  no  saben  es- 
plotarlas.  Pues  no  se  puede  atrasar  iupuneraente  una  industria  de 
capital  importancia  poi'que  se  quiso  hacerlo. 

(Cofitinuará). 

Federico  Albeht. 


ALGO  SOBRE  LOS  BOSQUES 


DE    LOS 


TERRITORIOS  DE  NEUQUEN  I  RIO  NEGRO 


(Colaboración) 


Por  ser  la  cuenca  del  lago  Nahuelhuapi  una  de  las  mas  típicas 
de  la  zona  austral,  la  describiré  sumariamente. 
Está  situada  entre  los  paralelos  41  i  42  i  71  a  72°  de  lonjituda 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  105 

720  metros  sobre  el  nivel  del  mar,  con  alturas  que  no  esceden  de 
3200  mts.  i  es  formada  de  varios  lagos  menores,  que  siendo  de- 
presiones aluvionales  i  de  oríjeti  volcánico  mui  reciente  forman 
estos  característicos  torrentes  i  rios,  que  jeneralmente  nacen  en 
los  contrafuertes  o  cordones  cordilleranos  i  que  desaguan  en  el 
gran  bacino  del  lago  Nahuelhuapi,  que  en  araucano  quiere  decir 
Isla  del  Tigre  o  tigre  malo. 

Los  principales  lagos  secundarios  del  Norte  son  los:  Cerrentoso, 
Espejo,  Totoral  i  algunas  lagunitas  menores,  i  los  rios  Huemul, 
Bonito,  Estaca,  Pedregoso,  del  Medio  i  otros;  del  Oeste  son:  L. 
Frió,  L.  Campana,  L.  Cántai'os,  etc.  i  los  rios  Machete,  Blanco, 
Negro,  Frió,  i  otros  menores;  del  Sur  son:  L.  Gutiérrez,  L.  Mas- 
cardi,  L.  Guillermo,  L.  Mesa,  i  los  rios  Mireco,  Seribao,  etc. 

En  la  ribera  de  estos  lagos  tributarios  del  océano  Athi utico  por 
el  rio  Limai,  que  en  su  curso  tortuoso  recibe  otras  cuencas  i  en 
los  faldeos  de  los  cordones  cordilleranos  hasta  la  altura  de  InOO 
a  1000  mts.  i  en  las  islas  predominan  las  florestas  primitivas, 
tipleas  por  sus  especies  mezcladas  por  esencias  i  edades,  escasean- 
do en  las  esposiciones  del  Este  por  el  azote  del  viento  casi  cons- 
tante, por  la  altitud,  por  la  proximidad  del  océano  Pacífico  i  por 
la  rarefacción  del  aire  sobre  las  grandes  superficies  de  estos 
lagos. 

El  área  boscosa  se  podrá  determinar  con  exactitud  relativa  una 
vez  sean  confeccionados  los  planos  que  están  relevando  varias 
comisiones  de  Estudios  Hidrolójicos  del  M.  de  Obras  Públicas. 

Como  he  demostrado  en  vai'ias  relaciones,  el  estado  actual  de 
los  bosques  de  la  zona  austral  o  antartica  es  mui  poco  satisfacto- 
rio para  el  técnico,  que  ve  perderse  poco  a  poco  el  encanto  de 
estas  agrupaciones  desordenadas  de  plantas  eminentemente  socia- 
les, que  atraen  por  las  variedades  de  las  especies  mezcladas. 

Estos .  montes  son  caracterizados  por  las  siguientes  familias: 
Coniferas  (pináceas),  Taxíiceas,  Cupulíferas  (fagáceas).  Mirtáceas, 
Proteáceas,  Ramnáceas,  Flacourtiáceas,  Anacardiáceas,  Monimiá- 
ceas,  Rosáceas,  Sinanteráceas,  Verbenáceas,- etc. 

La  primera  categoría  es  la  mas  esplotada  por  su  madera  liviana, 
blanca,  compacta  i  fiexíble;  las  únicas  especies  que  tenemos  en 
esta  zona  son:  el  ciprés  (Líbocedrus  chilensís),  el  Alence  (Fitzro- 
ya  patagónica),  el  Pino  (Araucaria  imbiicata). 

De  la  segunda  categoría.  Taxáceas,  el  ]\lañíu  (Podocarpus  nubi- 
gena). 


lOi  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


De  la  tercera  categoría,  madera  mas  pesada  i  menos  esplotada, 
tenemos:  el  Coihue  (Notofagus  Dombeyi),  el  Roble  (N.  obliqua),  el 
Raulí  (N.  Procera),  el  Lengue  o  Loda  (N.  pumilio),  el  Ñires  (N. 
antárctica). 

De  la  cuarta  categoría,  Mirtáceas,  tenemos:  el  Arrayan  (Eugenia 
patagónica),  el  Tineo  (Weinmannia  trichosperma),  el  Patngua 
(Mirtus  planipes),  el  Luma  (Eugenia  Proba),  el  Tepú  (Tepualia 
stipularis). 

De  la  quinta  categoría,  Proteáceas,  tenemos:  el  Ciruelillo  (Era- 
bothrium  lanceolata),  el  Raral  (Lomatia  obliquaj. 

De  las  Anacardiáceas,  el  Lauria  o  Litre  (Schinus  crenata). 

De  las  Ramnáceas,  el  Chacai  (Discaria  foliosa). 

De  las  Flacourtiáceas,  el  Cincin  (Azara  microphyla). 

De  las  Moniniiáceas,  el  Huahuan  (Laurelia  sempervirens). 

De  las  Rosáceas,  el  Manzano  (Pyrus  malus). 

De  las  Celastráceas,  el  Maiten  (Maytenus  boaria). 

De  las  Sinanteráceas,  el  Palo  santo  (Floto vía  stifftiodes). 

De  las  Verbenáceas,  el  Retamo  (Lippia  júncea). 

Ademas  hai  un  sub-bosque  variadísimo  de  arbustos  i  enredade- 
ras de  las  mas  hermosas,  i  como  predominantes  a  tan  variadas 
especies,  la  Graminácea,  el  Colihue  o  quila,  que  ocupa  en  algunas 
partes  gran  estension  de  la  superficie  del  monte. 

El  valor  intrínseco  i  comercial  de  estos  montes  es  hoi  muí  rela- 
tivo, porque  hai  que  tener  en  cuenta  los  coeficientes  pasivos,  que 
se  oponen  a  una  esplotacion  lucrosa  i  racional. 

Citaré  algunas  de  las  principales  causas: 

I.'*  La  dificultad  de  la  estraccion  de  los  productos  forestales. 

2.''^  La  distancia  de  los  centros  poblados  i  de  los  mercados. 

^.^  La  escasez  de  obreros  competentes. 

Son  innumerables  los  fracasos  i  las  desilusiones  sufridas  hasta 
la  fecha  por  esplotadores  poco  espertos  de  estos  montes,  que  sin 
calcular  los  obstáculos  que  hai  que  franquear,  el  percentual  de 
los  árboles  poco  maderables,  antiguos  o  enfermos;  el  material  que 
se  pierde  por  desfiladeros  abruptos,  que  acaban  en  abismos  de 
profundidades  asombrosas,  la  inclemencia  de  la  estación,  pudién- 
dose tiabajar  solamente  4  o  5  meses  del  año;  i  como  consecuencia 
de  la  falta  de  caminos,  se  carece  de  la  maquinaria  pesada  que  estos 
trabajos  exijen,  la  falta  de  brazas,  de  forrajes,  las  provisiones  a 
precios  escepeionales,  la  falta  de  remolcadores,  etc.,  todo  esto  pro- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  107 


duce  el  fracaso  de  cualquiera  empresa,  o  da  lugar  a  una  esplota- 
cion  errónea,  irracional  i  vandálica. 

Es  mi  opinión  que  el  Supremo  Gobierno  no  se  dio  cuenta  de  la 
importancia  técnica  i  científica  que  tienen  estos  bosques,  porque 
en  el  año  1903  ubicaba  una  colonia  pastoril  entre  los  montes  ribe- 
reños de  los  lagos  Nahuelhuapi  i  Gutiérrez  i  ahora  se  está  come- 
tiendo el  mismo  error,  haciendo  repartir  las  riberas  de  los  lagos 
Lacar  i  Lolog. 

Creo  que  el  Superior  Gobierno  no  se  daba  cuenta  del  valor  de 
esta  rejiou  boscosa  cuando  en  1{>06  hacia  subdividir  i  entregar  la 
reserva  de  la  península  S.  Pedro,  rejion  donde  predominan  los 
bosques  mas  tupidos,  i  la  entregó  a  pobladores  sin  recursos,  en 
jeneral  chilotes,  o  a  turcos,  como  en  el  lote  107,  los  que  no  supie- 
ron hacer  un  rancho  entre  un  monte  faldeo  hermosísimo,  Joven  i 
parejo  de  cipreses  que  viste  el  gran  macizo  de  la  sierra  de  la 
Ventana,  en  el  lago  Gutiérrez. 

Creo  que  el  Superior  Gobierno  no  conocía  el  valor  de  la  isla 
Victoria,  con  superficie  de  mas  de  cien  kilómetros  cuadrados,  en 
su  totalidad  boscosa,  cuando  la  entregaba  con  decreto  en  el  año 
1907  a  usufructo  a  un  particular,  que  devastó  los  bosques  de  la 
mitad  de  esla  isla,  cortando  una  sola  especie  de  árbol  (el  ciprés)  i 
en  un  solo  lado,  el  del  Nor-oeste,  siendo  precisamente  este  el  lado 
mas  inadecuado  i  que  podría  haber  servido  para  bosques  ampara- 
dores de  la  selección  natural  de  las  especies  indíjenas. 

Ademas  la  zona  andina  de  los  territorios  del  Sur  es  la  mas  co- 
diciada i  preferida  por  la  fertilidad  del  suelo,  por  la  salubridad 
del  clima  i  por  la  abundancia  de  las  aguas,  asi  que  los  montes  de 
estas  precordilleras  sufren  la  misma  evolución  que  sufrieron  todas 
las  rejiones  boscosas  del  mundo.  No  hai  entonces  que  estrañar, 
no  habiendo  leyes  severas  i  amparadoras,  que  los  intrusos  de 
aquí  destruyan  los  bosques  como  los  indios,  como  los  australianos, 
como  los  canadenses,  si  el  hombre  de  todo  el  mundo,  por  sus  prin- 
cipios atávicos  i  por  su  haraganería  instintiva,  ha  esplotado  siem- 
pre todo  lo  que  ha  caído  bajo  su  mano,  con  medios  brutales,  para 
gastar  menos  trabajo  i  sacar  mas  pronto  provecho. 

El  intruso  o  colono  de  aquí  conoce  í  conjuga  un  solo  verbo, 
«destruir»,  i  lo  hace,  repito,  con  el  mínimo  gasto,  con  menos  tra- 
bajo i  en  tiempo  mas  rápido.  Aquí  no  se  cultiva  la  tierra  para  que 
la  agricultura  rinda,  no  se  conoce  tampoco  lo  que  aquí  da  mas,  i 
las  desilusiones  se  acumulan  instigadas  por  el  aiskxmiento,  la  falta 


103  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


(le  caminos  i  con  ésta  la  falta  de  tráfico,  la  completa  ausencia  de 
los  límites  de  las  propiedades  i  la  liberalidad  i  facilidad  de  disfru- 
tar i  poblar  cualquier  valle  o  ribera  de  estos  hermosísimos  lag'os. 

Estos  coeficientes  hacen  desaparecer  el  sentimiento  de  cariño 
al  hogar,  la  especulación  honesta,  el  cultivo  racional,  el  cuidado 
a  los  bosques  limítrofes  i  todas  las  industrias  de  la  agricultura  i 
selvicultura. 

Queman  centenares  de  árboles  magníficos  por  encontrar  un  pe- 
dazo de  tierra  virjen,  húmeda  i  humífera,  porque  saben  que  con 
poco  trabajo  les  da  abundante  cosecha,  i  cuando  ésta  al  cabo  de 
dos  o  tres  años  está  cansada,  destruyen  otro  pedazo  de  monte 
para  repetir  la  misma  rutina. 

Los  faldeos  de  los  cerros  se  desmoronan  siempre  mas,  los  ma- 
nantiales se  secan,  las  tierras  se  hacen  mas  áridas,  secas  i  estéri- 
les; entonces  la  destrucción  de  los  árboles  se  hace  una  necesidad; 
casi  un  afán,  para  buscar  tierras  mas  ricas,  i  como  consecuencia 
despueblan  los  centros,  las  colonias,  i  es  triste  notar  en  estos  aban- 
donos la  huella  del  poco  cariño,  del  ningún  vínculo,  del  ningún 
afecto  entre  el  hombre  i  la  tierra. 

I  de  los  árboles  en  los  antiguos  i  majestuosos  bosques  solo  que- 
dan los  que  están  en  las  rocas  abruptas,  inaccesibles;  parece  que 
huyen  del  flajelo  para  refujiarse  en  abras  i  valles  apartados,  don, 
de  levantan  su  copa  al  cielo  sepultados  entre  rocas  i  peñascos- 
pero  tranquiloc  i  aislados  del  eterno  enemigo,  el  hombre. 

Una  floresta  que  está  ardiendo  presenta  un  cuadro  horroroso. 
Son  centenares  de  árboles  que  chisporrotean,  que  se  tuercen,  que 
se  quebran,  i  cuyas  ascuas  empujadas  por  el  viento  caen  a  va- 
rios metros  de  distancia  e  incendian  nuevos  manchones  de  árboles, 

A  tratarse  de  un  bosque  en  que  predominan  las  coniferas,  la  re- 
sina se  acumula  por  contracción  de  las  fibras  dilatadas  por  ej 
fuego  en  la  base  de  los  gajos  o  en  algunas  lastimaduras  de  la  cor- 
teza i  cuando  vence  la  resistencia  de  los  tejidos,  sale  silbando  en 
un  chorro  incandescente  a  distancia  asombrosa,  salpicando  de  go- 
tas, como  lluvia  de  fuego,  todo  el  rededor. 

Jeneralmente  estos  árboles  tienen  de  15  a  20  metros  de  altura 
i  muchos  de  ellos  están  ya  secos  i  carcomidos  de  muchos  años;  asi 
es  suficiente  una  salpicadura  de  resina  inflamada  o  una  brasíta  o 
chispa  para  incendiar  todo  un  monte. 

En  la  poblada  Europa  i  en  Norte  América,  donde  hai  cuerpos 
enteros  de  guardas  forestales,  no  -pasa  semana  que  no   ocurra,  en 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  109 


verano,  incendios  de  bosques,  que  a  veces  destruyen  pueblos  en- 
teros, i  eso  sucede  en  pueblos  cultivados,  cercados,  atendidos,  de- 
fendidos por  guardas-forestales,  tropa  i  aldeanos;  así  no  es  de 
estrañar  si  aquí,  con  una  escasísima  población  i  en  su  mayoría  nó- 
made, sin  vijilancia,  sin  comunicaciones  rápidas  en  una  zona  de 
miles  de  kilómetros  cuadrados  de  floresta  vírjen  i  de  boscaje  de 
colihue  i  de  enredaderas  resinosísimas  (los  indios  usan  el  colihue 
como  velas)  no  se  produzcan  incendios  colosales. 

Hai  también  que  tener  en  cuenta  que  los  mas  grandes  incendios 
provienen  de  Chile,  encontrando  una  corriente  de  viento  conti- 
nua de  Oeste  a  Este. 

Esta  nación  es  típica  por   los  incendios:  sé  que  desde  siglos  es 
•  casi  un  hábito  local  destruir  con  el  fuego  lr>8  montes  para  tener 
tierra  i  abono. 

Es  de  consecuencia  que  el  inmigrante  chileno,  ademas  de  llevar 
una  bolsita  de  trigo  tostado  i  molido  para  hacerse  el  ñaco,  trae  el 
hacha  para  abrirse  camino  i  la  costumbre  atávica  de  destruir  los 
montes  que  cruza,  al  menor  obstáculo. 

Cito  brevemente  otra  agravante:  estos  bosques  están  casi  todos 
cruzados  por  sendas  de  un  metro  mas  o  menos  de  ancho  que  ser- 
pentean en  los  desfiladeros  i  cañadones,  subiendo  i  bajando  por 
esquivar  peñascos  i  obstáculos  insurmontables.  Estos  son  los  ca- 
minos internacionales  donde  se  arrean  anualmente  miles  de  vacu- 
nos, novilladas  ariscas,  en  tropas  de  100  a  200  animales,  que  se 
importan  a  Chile. 

He  observado,  en  tantos  años  de  recorridas  en  la  cordillera,  que 
el  estravío  de  algún  animal  entre  los  matorrales  o  cañaverales  es 
la  causa  de  que  se  prenda  fuego  al  monte  para  que  salga  el  ani- 
mal estraviado. 

¿Quién  vi^la  estos  caminos?  Quién  cuida  los  bosques?Quién  da 
;parte  de  los  incendios  al  producirse  para  empezar  la  estincion? 

A  veces  algún  intruso,  que  vive  a  inmediaciones  del  bosque  i 
-que  nov^enta  veces  sobre  cien  hace  de  encubridor  o  prepara  un 
.alibi  (coartada)  al  incendiario. 

A.|uí  es  necesario  decir  que  la  causa  principal  de  estos   males 
-es  la  falta  de  personal  en  las  oficinas  encargadas  de  estos  servicios 
i  la  poca  retribución  del  mismo,  deficiencias  peculiares  a  estas  re- 
púl)licas,  que  en  esto  no  quieren  imitar  a  las  naciones  mas  adelan- 
tadas, donde   la  protección  del  suelo   i  de  sus  riquezas  piima 
.sobre  toda  otra  cosa. 


lio  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

¿Cuáles  son  los  remedios  a  tan  desastroso  estado  de  cosas? 

1.  Guardas-forestales  destacados  (en  la  sola  cuenca  de  Nahuel- 
huapi  precisan  4  con  puestos  fijos)  i  en  puntos  estratéiicos,  recorrien- 
do continuamente. 

2.  Deslindar  i  amojonar  las  reservas  forestales  i  poner  avisos 
gráficos  que  indique  al  viajero  que  la  Lei  castiga  al  incendiario- 
En  cada  reserva  será  estudiada  su  densidad  forestal,  sus  especies, 
i  su  valor,  haciéndose  casi  un  inventario,  clasificando  los  árbo- 
les según  su  valor  comercial.  Con  el  tiempo  se  podrá  hacer  un 
raleo  racional  i  una  poda  de  las  plantas  jóvenes  poniéndose  a  lici- 
tación los  productos  forestales  que  es  necesario  estiaer  para  la 
conservación  del  monte. 

3.  Nombrar  un  cuerpo  de  corresponsales  forestales  ad  honorem^ 
escojidos  entre  los  vecinos  mas  caractei'izados  <  n  los  varios 
centros  de  poblaciones  fronterizas.  Estos  corresponsales  contro- 
larían la  acción  de  los  guardas  i  darian  cuenta  ár  los  perjuicios 
i  de  las  especulaciones  clandestinas  que  se  iniciase  a  daño  délos 
montes  inmediatos. 

4.  Seria  necesario  se  caducase  todas  las  concesiones  forestales 
concedidas  para  esplotaciones  comerciales  i  las  concesiones  de 
tierras  que  se  encuentren  entre  montes,  siempre  que  los  conce- 
sionarios no  tengan  titulo  de  propiedad. 

5.  El  Decreto  Reglamentario  de  bosques  (art.  1.'')  pone  el  réji- 
men  forestal  a  los  montes  del  Estado  i  a  los  particnlares  que  lo 
solicitan.  Creo  sea  necesario  poner  el  réjimen  forest  i  obligatorio 
a  todas  las  propiedades  que  se  encuentran  entre  res:'rvas  fores- 
tales o  colindantes  con  estas,  porque  es  súmame  lo  peligroso 
que  por  ignorancia,  descuido  o  maldad  de  un  colono  este  pueda 
producir  incendios  que  damnifiquen  zonas  boscosas  de  propiedad 
fiscal.  » 

6.  Seleccionar  los  pobladores;  a  los  buenos,  aquellos  que  reú- 
nan potencialidad  económica  (recursos),  potencialidad  dinámica 
(familia  numerosa),  intelijencia  i  actividad,  darles  posesión  inme- 
diata con  su  título  definitivo,  para  que  se  arraiguen  i  sean  elemento 
de  progreso  i  de  fomento  agrícola  de  la  zona  cordillerana.  A  los 
intrusos,  molestos  i  dañinos,  sin  ningún  tráhiite  espulsarlos.  Aquí 
cae  oportuno  observar  que  la  causa  de  la  enajenación  de  tierras 
con  montes,  o  entre  montes,  es  la  poca  escrupulosidad  de  agri- 
mensores, que  no  consideran  la  importancia  de  los  montes  i  los 
perjuicios  que  pueden  ocasionar  los  concesionarios  de  tierras  con 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  111 


bosques  en  parajes  donde  escasea  la  madera  o  donde  la  destiuc- 
cion  de  esta  pueda  producir  serios  perjuicios  al  porvenir  de  la 
región  misma. 

Deficientes  son  también  el  Código  Rural,  la  Justicia  Letrada  i  la 
Poücia,  que  no  castigan  a  los  incendiarios,  escusándose  por  falta 
de  pruebas,  i  asi  no  atienden  las  reclamaciones  o  absuelven  a  los 
incendiarios  (Véase  archivo). 

/.  Obligar  a  los  colonos  que  viven  a  proximidad  de  montes  fis  ■ 
ciiies  que  los  cultivos  sean  efectuados  bajo  las  siguientes  formas: 

a).  Que  los  montes  de  las  riberas  de  los  lagos  i  rios  sean  deja- 
dos intactos  en  todas  las  estensiones  de  la?  propiedades  en  un 
ancho  de  50  metros  de  la  mayor  creciente, 

b  ,  Oejar  fajas  o  cortinas  de  árboles  con  minimo  de  20  metros  de 
ancho  en  dirección  conveniente  (en  este  paraje  de  Norte  a  Sur) 
para  que  atajen  los  vientos  predominantes  i  sirvan  de  amparo  a  los 
montecitos  en  formación,  que  jeneralmsnte  tienen  la  dirección  del 
viento,  siendo  casi  todas  las  especies  de  árboles  indijenas  de  se- 
millas anémobolas.  Dichas  cortinas  tendrán  las  distancias  máxi- 
mas de  150  metros. 

c).  Prohibir  absolutamente  que  en  verano  se  quemen  los  des- 
perdicios o  roce  de  ramaje  seco,  arbustos,  cepas,  cañas  etc. 

Es  mi  opinión  que  si  la  quema  se  hace  pocos  dias  antes  de  arcir 
o  sea  a  fin  de  otoño,  toda  la  parte  activa  de  la  ceniza  (álcali,  po- 
taba, etc.)  se  une  ala  tierra  i  con  las  lluvias  de  invierno  se  disuel- 
ve i  abona;  si  al  opuesto  se  quema  en  verano,  ademas  de  los  gran- 
des perjuicios  que  ocasiona  el  fuego,  el  que  hace  inútiles  todas  las 
luchas  para  combatirlo,  el  viento  i  el  agua  esportan  las  sustancias 
antes  citadas,  que  efectivamente  son  la  parte  útil  de  la  ceniza,  i 
quedan  solo  cuerpos  insolubles  i  de  poca  utilidad. 

Quemándose  las  ramas  chicas  en  montecitos  aislados  se  deberá 
encenderlas  por  la  mañana  i  por  el  lado  opuesto  al  viento,  de  ma- 
nera que  se  quemen  paulatinamente,  formándose  una  corriente  cir- 
cular i  evitándose  las  llamaradas  altísimas,  que  empujadas  por  el 
viento  tienen  un  poder  radiante  tremendo  i  abrasan  un  trecho  es- 
tensísimo. 

Si  se  tratase  de  un  rozado  en  pendientes,  es  bueno  aislar  estos 
montecitos  con  zanjas  arriba  del  faldeo,  para  poder  cortar  el  fuego 
al  primer  signo  de  propagación. 

Con  los  datos  que   acabo  de   esponer,  la   Dirección  de  Bosques 
podria  desde  ya  tomar  un  cierto  número    de  medidas  capaces  de 


112  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

subáanar  en  parte  los  inconvenientes  indicados  i  facilitar  al  mis- 
mo tiempo  las  funciones  de  los  empleados  que  dependen  de  ella 
i  que  se  hallan  desterrados  en  aquellos  lejanos  páramos. 

Humberto  Giovanelli, 

Ex-Inspector  de  Bosques  de  la  Arjentina. 


DE  LAS  CLARAS  EN  LA  DASONOMÍA  MODERNA 

De    «La  Revista  de  Montes»,  Madrid 


{G  ontinuacion) 


En  series  de  ensayos  que  contienen  también,  o  esclusivamente, 
parcelas  sobre  la  influencia  de  la  clara  alta,  deben  las  mediciones 
relativas  a  la  posibilidad  de  su  comparación  referirse  al  estado 
■del  vvelo  antes  del  comienzo  del  ensayo.  Ademas,  es  también  ad- 
misible en  este  caso  una  ampliación  adecuada  de  la  diferei-cia 
máxima  espresada. 

12 

Deben  medirse  exactamente  las  parcelas  de  ensayo,  así  como 
señalarse  permanentemente  por  signos  de  límite  en  los  vértices  i 
■el  perímetro. 

Hai  que  añadir  al  rejistro  un  croquis  sobre  la  situación  de  cada 
parcela. 

13 

Al  establecerse  las  parcelas  de  ensayo,  debe  hacerse  su  descrip- 
ción con  arreglo  a  las  instrucciones  para  la  descripción  de  la  es- 
tación en  la  esperimentacion  forestal,  utilizando  el  formulario 
destinado  para  ello.  En  cada  inventariacion  posterior  deben  apun- 
tarse en  el  cuaderno  de  la  misma,  por  lómenos,  indicaciones  sobre 
la  naturaleza  de  la  cubierta  del  suelo  i  desarrollo  del  vuelo  (lim- 
pieza de  los  fustes,  ramas  chuponas,  crecimiento  achaparivado, 
■etc.,),  asi  como  otros  fenómenos  notables. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  113 


14 

Es  conveniente  que  con  los  estudios  sobre  la  influencia  de  dis- 
^tintas  clases  i  grados  de  claras  i  claras  de  aislamiento  en  el  creci- 
miento en  volumen  se  combinen  también  otros  sobre  la  influencia 
en  el  estado  físico  i  químico  del  suelo. 

15 

Las  parcelas  de  ensayo  de  claras  i  claras  de  aislamiento  necesi- 
ftan  por  término  medio  cada  cinco  años  una  revisión  i  nueva  in- 
ventariacion  (24),  aun  cuando  no  deba  realizarse  una  nueva  clara 
.0  clara  de  aislamiento. 


III.  — Toma  de  datos  isobre  la  marcha  del  crecimiento. 

10 

Las  inventariaciones  del  vuelo  se  estienden  solamente  a  las 
fparcelas  verdaderamente  de  ensayo  pero  no  a  las  fajas  de  cerco. 

17. 

Al  establecerse  las  parcelas  de  ensayo  deben  señalarse,  desde 
luego,  los  troncos  que  han  de  estraerse  inmediatameate  por  las 
-cortas  de  mejora  i  medirse  su  diámetro  con  forcípula  a  1,3  metros 
de  altura  sobre  el  suelo.  Se  determina  su  volumen  según  los  pun- 
tos de  vista  indicados  mas  adelante  (22). 

Después  de  esto  se  señala  por  medio  de  una  cruz,  con  pintura 
al  óleo,  la  altura  de  medición  en  el  vuelo  que  se  deja  en  todos  los 
troncos,  según  la  misma  dirección.  En  el  vuelo  arbóreo  hai  que 
señalar  también,  en  ángulo  recto,  el  punto  donde  se  aplica  la  re- 
gla métrica   de  l.i  forcípula  en  la  medición  del  segundo  diámetro* 

En  laderas  de  ¡nontaña  se  efectúa  la  determinación  de  la  altura 
-de  medición  por  el  lado  de  la  montaña. 

En  el  caso  de  que  algún  tronco  estuviese  a  1,S  metros  de  altura 
una  forma  irreiiular,  debe  trasladarse  él  punto  de  medición  a  un 
iSitio  regularmente  formado. 

8 


114  boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA 


18. 

Deben  numerarse  los  troncos  a  fin  de  determinar  con  mayor 
seguridad  el  crecimiento  de  su  base.  Debe  sentarse  como  princi. 
pió  que  la  numeración  ha  de  ser  seguida,  tronco  por  tronco;  en 
iatizales  de  pequeño  diámetro,  asi  como  en  el  relativamente  es- 
caso vuelo  dominado  de  rodales  de  mayor  diámetro,  se  recomien- 
da la  numeración,  según  clases  diamétricas,  marchando  de  centí- 
metro en  centímetro,  cuando  la  sumaria  medición  con  forcípula 
sin  numeración  no  haga  posible  el  necesario  grado  de  exac- 
titud. 

La  numeración  por  clases  debe  pasar  .■;  medida  que  aumenta 
el  diámetro  del  vuelo,  lo  mas  pronto  posible  a  la  numeración  por 
ti'oncos. 

En  ínteres  de  su  mayor  dui  ación,  debe  evitarse  en  lo  posible  el 
empleo  del  lado  espueeto  a  los  vientos  dominantes  para  poner  los 
números  de  los  troncos  i  la  cruz  de  medición. 

19. 

Durante  la  medición  con  forcípula  se  miden  en  número  entero 
de  milímetros  en  cada  tronco  dos  diámetros  en  cruz  sobre  los 
sitios  fijados  del  modo  antes  indicac  j  i  se  les  apunta  en  un  re- 
jistro. 

Para  el  cálculo  de  las  sumas  de  áreas  circulareá  pueden  en 
rodales  de  10  centímetros  en  adelante  de  diámetro  medio'ser  re- 
dondeados  en  centímetros  enteros  los  diámetros  tomados  en  milí- 
metros. 

Se  recomienda  indicar  en  el  rejistro  de  troncos,  con  ocasión  de 
la  primera  inventaríacion,  i  mas  adelante,  talvez  cada  diez 
años,  para  cada  tronco,  la  clase  del  raism.o  (2)  a  que  pertenece, 
para  troncos  de  la  segunda  clase  también  la  denominación  es- 
pecial de  la  forma  del  árbol,  utilizando  las  abreviaturas  allí  em* 
picadas. 

20. 

El  procedimiento  para  la  determinación  del  volumen  del  vuelo 
que  queda  i  del  que  se  segrega  se  deja  al  criterio  de  cada  Institu- 
to de  Esperimentacion. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  lii> 


21. 

Al  determinar  con  mayor  [seguridad  el  crecimiento  en  volu- 
men, se  recomienda  emplear  en  las  peticiones  de  la  determina- 
ción del  volumen  del  vuelo  que  se  deja  en  pié,  un  ¡procedimiento 
de  corrección,  que  permita  aprovechar  los  resultados  de  las  ante- 
riores mediciones  de  troncos  de  prueba  para  aumentar  el  grado 
de  exactitud. 

22. 

Para  determinar  el  volumen  del  rodal  que  se  segrega  no  basta 
el  apilamiento,  según  el  procedimiento  usual  en  la  práctica,  sino 
que  es  necesario  para  ésto,  siempre  que  no  tenga  lugar  una  me- 
dición completa,  emplear  en  todo  caso  un  procedimiento  mas 
exacto. 

Esas  determinaciones  de  volumen  en  el  vuelo  que  se  deja,  sola- 
mente pueden  efectuarse  en  grandes  intervalos,  teniendo  en  cuenta 
la  dificultad  de  proporcionarse  los  necesarios  troncos  de  prueba, 
sobre  todo  en  rodales  viejos. 

Para  la  fijación  de  la  marcha  del  crecimiento  en  volumen,  bas- 
ta, sin  embargo,  estar  determinado  cuando  se  aprecia  cuidadosa- 
mente el  volumen  del  vuelo  que  se  va  segregando. 

24. 

Las  mediciones  de  las  bases  de  tronco  del  vuelo  que  se  deja  en 
pié  i  la  toma  de  datos  sobre  la  magnitud  del  vuelo  que  se  segrega 
tienen  lugar,  por  término  medio,  cada  cinco  años,  con  ocasión  de 
las  revisiones  periódicas  de  las  parcelas  de  ensayo  (lo). 

25. 

Para  determinar  la  influencia  de  los  distintos  cuidados  cultura- 
les *ii]  la  forma  del  tronco,  se  calculan  en  cada  inventariacion 
del  \o:iimen  del  vuelo  que  se  deja  en  pié,  los  coeficientes  mórficos 
del  De^'hhoh  masa  leñosa  gruesa,  masa  leñosa  aérea  que  pasa  de 
7  centímtUts  de  diámetro,  incluyendo  la  corteza  i  escluyendo  el 


116        boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

tocón  que  queda  al  derribar  el  árbol,  así  como  también  los  cocien- 
tes de  la  forma: 

Diámetro  a  la  mitad  de  la  altura  del  fuste  S 


Diámetro  a  la  altura  de  medición  d 

de  los  troncos  de  prueba. 

Ademas,  deben  ejecutarse  con  igual  objeto  análisis  de  troncos, 
por  lo  menos  a  la  conclusión  del  ensayo;  pero  su  ejecución  es  tam- 
bién conveniente  en  las  demás  ocasiones  que  se  ofrezcan. 


LAS  PLANTACIONES  EN  £L  BALNEARIO 

DE  PICHILEMÜ 

(CoL.boracion) 

Hace  tiempo  ofrecí  al  Boletín  una  descripción  de  los  árboles  que 
aquí  he  plantado,  promesa  que  le  cumplo  hoi  pero  muí  a  la  lijera» 
porque  mis  quehaceres  no  me  dejan  todo  el  tiempo  que  deseara 
dedicarle  a  este  asunto. 

Principiaré  por  decirle  que  llegué  a  esta  empresa  el  20  de  Di- 
ciembre de  1900,  sin  encontrar  vestí jios  de  vejetacion  arbórea  i 
que  mí  primera  preocupación  fué  plantar  en  el  invierno  de  1901 
algunos  árboles,  como  ser:  álamos,  sauces,  acacias  blancas,  maite- 
nes,  espinos  i  cuantos  árboles  encontré  en  los  fundos  cerca- 
nos. Escusado  me  es  decir  que  todos  ellos  se  secaron  por  la  mala 
■calidad  del  terreno  i  por  el  desabrigo  de  esta  especie  de  desierto 
de  ese  entonces.  Yo  deseaba  tener  árboles,  fueran  los  que  fueran, 
porque  me  oprimía  el  alma  encontrarme  en  este  campo  tan  árido 
que  a  mi  juicio  se  prestaba  para  convertirlo  en  algo  agrada,ble* 
Cansado  con  raí  primera  intentona,  recurrí  a  la  compra  de  se 
millas  a  un  negocio  de  Santiago,  que  por  desgracia  fué  poco  for' 
mal  i  me  vendió  unas  ya  viejas  i  perdí  con  esto  el  año  de  1902 
Al  año  siguiente  conseguí  algunas  buenas  de  Cupressus  raacro'_ 
carpa,  Eucalyptus  globulus,  Pinus  ínsignis  i  Acacia  melanoxylon^ 
de  las  cuales  obtuve  un  regular  número  de  plantas  que  puse  en  la 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  IIT 


tierra  i  que,  aunque  prendieron  en  su  mayor  parte,  perdí,  porque 
los  cierros  no  estaban  mui  buenos  i  los  animales  de  los  vecinos 
dieron  cuenta  íntegramente  de  ellas.  El  año  1904,  salvado  este 
inconveniente  con  buenos  cierros,  hice  otro  almacigo  de  los  mis- 
mos árboles  i  planté  los  primeros  que,  aunque  mui  destruidos  por 
los  veraneantes,  hoi  los  tengo  de  10  i  12  metros  de  alto.  Los  pri- 
meros árboles  me  costaron  muchos  sacrificios  porque  tuve  que  lu- 
char contra  la  ignorancia  de  esta  jente  i  la  maldad  de  los  vecinos. 
que  me  rompían  los  cercos  para  echar  a  pastar  de  noche  sus  ani- 
males. 

Con  lo  ya  espuesto,  entro  hacer  un  detalle  de  los  árboles  que 
he  plantado  i  continúo  con  buen  éxito,  pero  primeramente  debo 
decir  que  para  conseguir  este  resultado  he  dividido  los  cierros  en 
pequeños  cuartelitos  de  40,  50,  60,  80  i  100  metros  con  c  eróos  de 
ramas,  con  el  objeto  de  abrigar  los  arbolitos  en  sus  tres  primeros 
años;  así  he  conseguido  ver  arraigar  el  95o/o  de  los  que  planto, 
haciendo  saber  de  paso  que  tierra  mas  mala  dificulto  se  encuentre 
en  otra  parte.  Me  olvidaba,  indicar  que  en  el  terreno  que  voi  a 
plantar,  hago  los  hoyos  de  40  centímetros  por  50  de.profundidad 
el  año  anterior  i  antes  de  principiar  las  primeras  lluvias  comien- 
zo la  plantación  i  los  hago  regar  a  mano  hasta  que  vienen  las 
aguas  del  tiempo,  que  aquí  son  pocas  desde  1904. 

Los   cupressus  7nacrócarpa  se  desarrollan  bien  por  lo  jeneral 
pero  prefieren  terreno  un  poquito  fresco   i  se  producen  espléndi- 
damente en  los  sueltos  i  algo  separados,   aunque  esto  último  es 
aquí  mui  relativo.   Arboles  plantados  en  1905  tienen  hasta  9  me. 
tros  de  alto. 

El  pinus  insignis  se  desarrolla  bien  en  toda  clase  de  terreno 
pero  en  las  partes  muí  desabrigadas  crece  con  mas  lentitud;  de 
estos  tengo  hasta  de  15  metros  de  alto,  plantados  igualmente  en 
1905.  De  este  árbol  planto  ya  mui  poco,  i  solamente  lo  pongo 
donde  veo  que  otros  no  prenderían;  difícilmente  creo  que  haya 
otro  árbol  mas  rústico. 

Pinus  canariensis  es  el  gran  árbol  para  las  partes  secas,  í  aun- 
que muí  lento  hasta  el  tercer  año,  crece  lijero  en  los  años  sucesi- 
vos',, de  estos  tengo  gran  cantidad,  pero  los  mas  grandes  solo  tie- 
nen un  metro  de  alto.  Este  árbol  requiere  aquí  mas  reparo  que  ej 
anterior  i  es  asombroso  como  resiste  la  sequedad  mas  absoluta. 
Yo  los  planto  de  10  centímetros  en  el  invierno  próximo  al  que  se 
sacaron  del  almacigo  i  naturalmente  todos  de  maceteros. 


118  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

Pinus  tuherculata. — Hace  cuatro  años  que  vengo  haciendo  al- 
macigos de  este  árbol,  raui  delicado  en  su  principio,  aparentemente 
se  seca  al  ser  puesto  al  macetero,  estado  que  manifiesta  hasta  des- 
pués de  10  meses  de  esta  operación,  pero  pasado  ese  primer  tiempo 
i  plantándolo  a  la  entrada  del  invierno  se  desarrolla  admirable- 
mente, resistiendo  la  mas  absoluta  sequedad  i  en  terreno  que  es 
casi  piedra  pura  i  donde  hasta  el  pinus  insignis  se  pierde  por  la 
escasez  de  tierra  vejetal;  requiere  al  principio  un  pequeño  reparo 
pero  no  gran  cosa.  Tengo  de  este  árbol  mas  o  menos  unos  diez  mil, 
de  diez,  veinticinco  i  hasta  de  cincuenta  centíraetos  de  alto. 

Pimís  austríaca. — De  este  árbol  tengo  unos  ochocientos  pero 
mui  chicos,  creo  se  desarrollarán  bien  por  el  buen  estado  en  que  se 
mantienen. 

Pmus  pillaste)'.  —El  desarrollo  de  este  es  demasiado  lento  i 
aunque  lo  he  plantado  en  el  mejor  terreno  no  he  conseguido  ha- 
cerlo crecer  mas  de  dos  metros  en  los  9  años  que  tienen  hasta  la 
fecha,  verdad  es  que  está  en  suelo  firme  i  no  en  dunas.  Aunque 
este  inconveniente  me  molesta  un  poco,  continúo  plantándolo  por 
resistir  mui  bien  las  brisas  marinas. 

Acacia  melanoxylon.  —He  plantado  bastante  de  este  árbol,  se 
desarrolla  bien  en  terrenos  algo  frescos,  pero  crece  igualmente  en 
los  terrenos  mui  secos,  siempre  que  se  les  dé  un  poquito  de  riego 
hasta  el  tercer  año  una  vez  al  mes.  Tengo  árboles  de  6,  4,  3,  i  1 
metro  de  alto  de  5,  3  i  2  años  de  edad.  Cuando  hice  el  primer  al- 
macigo, vi  que  salieron  varias  otras  plantas  de  Acacia  longifolia  i 
Acacia  latif olia  que  se  diferenciaban  bastante  de  la  melanoxylon  i 
como  manifestaron  desde  ^un  principio  mayor  resistencia  a  loa 
vientos  salinos,  las  coloqué  en  las  partes  mas  desabrigadas  i  en 
mala  calidad  de  terreno,  i  a  pesar  de  esto  se  han  desarrollado  es- 
pléndidamente. Aunque  no  son  árboles  de  primera  calidad,  siem- 
pre son  útiles  para  cubrir  malos  suelos.  Florecen  desde  fines  de 
Junio  hasta  fines  del  presente  mes.  Su  crecimiento  es  irregular, 
pues  algunos  ejemplares  crecen  rectos  i  vigorosos  i  otros  aunque 
robustos  se  doblegan  lo  que  es  tipico  en  estas  especies.  La  flor  es 
amarilla  en  racimos  alargados  de  una  pulgada,  pero  un  poquito 
pálida,  i  las  hojas  largas  i  un  tanto  desiguales.  Ejtos  árboles  pro- 
ducen ya  semillas  i  he  plantado  de  ellas  un  gran  número.  He  plan- 
tado otras  especies  de  Acacia  que  no  he  esperimentado  aun  por 
estar  poco  tiempo  plantadas,  i  de  las  cuales  daré  cuenta  mas  tarde. 

Eucaliptos. — En  jeneral  tienen  buen  desarrollo  i  son  árboles  es- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  119 


pléndidos  para  terrenos  como  estos  que  están  r.ui  próximos  al  mar. 

Eucalyptos  glohulus.— Es  uno  de  los  que  se  desarrolla  mas  rápi- 
damente, crece  en  toda  clase  de  terrenos,  aunque  en  los  raui  secos 
es  naturalmente  mas  tardío  su  crecimiento  i  en  los  mui  húmedos 
lo  desarraigan  los  fuertes  temporales  del  invierno,  pero  se  evita 
este  contratiempo  cortándolos  al  tercer  año  a  un  metro  de  altura. 
El  crecimiento  de  estos  ha  llegado  hasta  dos  metros  por  año  des- 
pués del  cuarto  año.  Los  plantados  en  1905  tienen  mas  de  12  i  15 
metros  de  altura. 

Euccdyptus  /•o&i¿.s'¿a.— Espléndido,  tanto  para  terrenos  húmedos 
como  para  los  mas  secos;  se  ha  desarrollado  entre  50  i  60  centí- 
metros por  año  i  ya  tengo  hasta  de  tres  metros  de  alto,  resistiendo 
mui  bien  los  fuertes  vientos  i  las  brisas  marinas. 

Eucalyptus  Golosea.— ^q  desarrolla  admirablemente  en  toda  clase 
de  suelos  i  crece  casi  tanto  como  el  Globulus.  Tengo  de  4  i  5  metros 
de  alto  sin  haber  sufrido  nada  con  los  fuertes  vientos  i  sin  que  le 
hagan  nada  los  salinos.  A  este  i  al  anterior  le  doi  buena  preferen- 
cia. 

Eucalyptus  viminalís.  -  Tiene  buen  desarrollo,  pero  crece  mal,  tor- 
cido, lo  queman  los  vientos  salinos  i  por  este  motivo  he  dejado  de 
plantarlo  i  por  ser  poco  resistente  a  la  sequedad. 

Eucalyptus  citriodor a.— ^Q  desarrolla  bien  en  partes  abrigadas 
pero  lo  queman  los  temporales  fuertes  del  invierno  i  aunque  tiene 
«ste  inconveniente  continúo  plantándolo,  mezclado  con  las  demás 
variedades  por  ser  uno  de  los  mas  bonitos,  de  rápido  crecimiento 
i  rústico. 

Eucalyptus  polianthema. — Tiene  buen  desarrollo  i  crece  en  todo 
terreno,  tengo  de  poco  mas  de  dos  años  i  tienen  un  metro  de  alto. 

Eucalyptus  tereticornis. — Buen  desarrollo  i  crece  en  terrenos 
secos,  tienen  poco  mas  de  un  año  i  50  centímetros  de  alto. 

Eucalyptus  físifolia. — Crece  en  todo  terreno  i  tiene  espléndido 
desarrollo,  no  lo  queman  las  brisas  marinas  i  tienen  tres  metros 
de  alto  e  igual  número  de  años. 

Eucalyptus  coriacia  ¿  pauc/flora. — Rústicos,  crecen  torcidos,  len- 
tos en  su  desarrollo,  tienen  5  años  i  poco  mas  de  dos  metros  de 
alto. 

Eucalyptus  resinífera.  —Este  es  el  gran  árbol  para  la  costa;  para 
él  todos  los  terrenos  son  buenos,  ni  brisas  marinas,  ni  temporales, 
sequedad  aun  hasta  la  destrucción  intencional  poco  le  importa, 
porque  retoña  con  fuerza  estraordinaria,    pero  desgraciadamente 


120  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  1  CAZA 


solamente  tengo  de  dos  años  a  esta  parte  i  de  dos  metros  de  alto^ 
Este  invierno  planté  alrededor  de  25  000  i  están  espléndidamente. 

Entre  cipreses,  pinos,  aromos,  eucaliptos  i  otros  árboles  que  na 
detallo  por  estar  estos  recién  plantados,  tengo  ya  como  370  000  i 
para  el  año  venidero  pasaré  de  setecientos  mil  con  los  que  plan- 
taré en  Cáhuil. 

Hace  mas  o  menos  6  años  planté  3  ejemplares  de  Quercus  sú- 
ber que  conseguí  de  un  almacigo  que  hice  [aqui  i  hoi  dia  una 
de  esas  plantas  tiene  ya  corcho  como  de  tres  cuarto  de  pulgada. 

En  vista  de  que  ese  árbol  se  desarrolla  aqui  mui  bien,  he  re-- 
suelto  para  este  otro  invierno  venidero  plantar  un  regular  núme- 
ro de  ellos.  Mi  proyecto  es  hacer  un  cerco  de  diez  cuadras  i  plan- 
tarlo todo  con  esos  árboles;  para  esto  tengo  pedida  la  semilla  i 
lo  haré  en  Cáhuil  en  una  hondonada  mui  reparada  de  los  vientos. 
La  espeiiencia  adquerida  i  el  Boletín  de  Bosques,  Pesca  i  Caza 
me  han  decidido. 

Otro  árbol  que  se  desarrolla  mui  bien  es  el  Fiscuselástica  en' 
partes  abrigada.  Yo  tuve  una  planta  que  compré  chiquita  a  don 
Julio  MoUer  i  puse  al  reparo  de  los  eucaliptos,  pero  los  vecinos 
le  cortaron  muchas  veces  con  cortaplumas  i  le  sacaban  la  corteza 
hasta  que  por  falta  total  de  esta  se  secó.  La  tuve  5  años  i  su  cre- 
cimiento llegó  a  mas  de  3  metros,  i  su  diámetro  a  mas  de  una  pulgada. 
Si  ésta  planta  no  fuera  tan  cara  yo  tendría  ya  un  buen  niimero  de 
ella. 

Entre  los  árboles  frutales  se  desarrollan  mui  bien  i  dan  abun- 
dante frutos:  el  olivo,  el  damasco,  el  almendro,  limón  i  peral;  este 
último  carga  de  un  modo  asombroso  i  sus  frutos  son  doblemente  me- 
jores que  en  la  parte  central  delpais.  Los  4  primeros  requieren  un 
poco  de  abrigo  i  pequeño  riego  el  limón.  El  membrillo,  durazno^ 
higueras  requieren  lugares  mui  abrigados  para  que  den  bueno® 
frutos,  pero  la  maduración  es  tardía.  La  parra  se  produce  bien, 
pero  es  necesario  que  sea  mui  precoz  para  que  madure.  El  palto  se 
desarrolla  bien  en  partes  bastantes  abrigadas  al  reparo  de  otros 
árboles.  El  nogal  da  bastante  fruto  teniendo  algún  reparo  i  se  de- 
sarrolla con  lentitud.  Las  tunas  se  producen  bien  en  partes  es- 
puestas al  norte  i  si  tienen  un  pequeño  abrigo. 

El  olivo  i  limón  tienen  aquí  la  ventaja  que  se  producen  mas 
tarde,  cuando  en  el  centro  del  país  ya  se  ha  hecho  la  cosecha  de 
estos  i  por  lo  mismo  se  puede  obtener  mejor  precio. 

Para  el  año  entrante,  o  sea   en   el   invierno,   plantaré  6tO   olí" 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  121 


vos  i  150  limoneros;  esto  lo  haré  en  Cáhuil  donde  hai  terreno  apro- 
pósito  i  abrigado. 

Muchas  cosas  tendría  que  decir  sobre  los  árboles,  pero  lo  dejo- 
para  una  ocasión  próxima. 

Evaristo  S.  Merino  C. 


ROL  QUE  DESEMPEÑAN  LOS  MACIZOS: 

FORESTALES  I  SU  IMPORTANCIA 

(Colaboración) 


«Suinmun  munus 
hominis  datum.» 

Si  nos  detenemos  por  un  instante  en  dar  una  mirada  retrospec- 
tiva en  la  existencia  de  nuestro  planeta,  hasta  llegar  a  la  época 
en  que  solo  era  constituido  por  una  inmensa  superficie  rocosa, 
nos  encontraremos  con  la  n  >  existencia  de  ningún  ser  viviente. 
Con  el  trascurso  de  los  tiempos  i  de  los  fenómenos  que  ha  tenido 
que  sufrir  en  aquella  época  de  cataclismos,  llega  un  momento  en 
que  se  encuentra  en  condiciones  favorables  para  el  desarrollo  de 
una  vejetacion  que  no  exija  un  suelo  especial:  ellos  fueron  los  Li- 
qúenes, que  empezaron  su  obra  benefactora,  en  cooperación  con 
los  fenómenos  meteorolójicos,  físicos  i  químicos,  trasformando 
aquella  superficie  estéril,  en  tierra  apropiada  para  la  vida  i  desa- 
rrollo de  los  vejetales  superiores. 

Constituida  en  esta  forma  la  primera  capa  vejetal,  nacieron  las 
especies  arbóreas,  constituyendo  verdaderos  laboratorios  para  la 
elaboración  del  oxíjeno,  purificando  la  atmósfera  de  aquellos 
tiempos,  que  era  irrespirable. 

Las  conmociones  sísmicas  estaban  en  su  apojeo,  i  a  causa  de 
ellas  desaparece  la  flora  de  aquella  época,  siendo  sepultada  por 
los  solevantamientos,  dando  lugar  a  la  formación  de  los  grandes 
depósitos  de  hulla.  Como  se  ve,  los  beneficios  que  nos  diera  la  fo- 


12  ¿  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

resta  natural,  desde  el  primer  momento,  tranformando  la  atmós- 
fera de  aquella  época  en  respirable,  no  era  suficiente,  sino  que 
mas  tarde  sus  despojos  vienen  a  fomentar  la  industria  proporcio- 
nándolos el  combustible. 

Con  estos  cataclismos  desaparece  la  flora  primitiva  i  viene  una 
nueva,  semejante  a  la  que  puebla  en  la  actualidad  los  suelos  de 
la  India,  dominando  las  palmeras  i  siguiendo  después  los  Laurá- 
ceos i  otros  que  desaparecen  paulatinamente  del  polo  i  rejiones 
australes,  para  reunirse  en  las  rejiones  templadas  i  tropical,  sien- 
do provocada  dicha  inmigración  por  los  cambios  de  temperatura 
que  empezaron  a  suírir  aquellas  rejiones. 

Estos  cambios  climatolójicos  dieron  oríjen  a  la  aparición  de  di- 
versos climas,  i  con  ello  a  dis''ersas  especies  forestales  de  hojas 
caducas,  las  que  continuaron  la  labor  iniciada  por  sus  antepasa- 
dos en  cuanto  se  refiere  a  la  purificación  del  aire.  En  este  período 
tiene  lugar  la  aparición  del  hombre. 

Con  la  aparición  del  hombre  empieza  la  esplotacion  de  los  bos- 
ques; es  a  él  a  quien  recurre  desde  sus  primeros  pasos  en  busca 
de  un  abrigo  con  las  inclemencias  del  tiempo;  a  él  va  en  busca 
de  sus  alimentos,  i  él  es  su  primer  Dios  a  quien  adora.  Con  la 
marcha  del  tiempo,  con  el  desarrollo  de  sus  necesidades  a  la  fo- 
resta le  pide  el  material  que  le  es  necesario  para  sus  primeras 
«rucas»;  en  el  bosque  encuentra  la  lumbre  a  fin  de  calentar  sus 
músculos  entumecidos;  aquí  encuentra  cuanto  quiere  para  la  cons- 
trucción de  sus  instrumentos  de  labranza  i  comodidades  del 
hogar. 

Al  bosque  se  debe,  asimismo,  el  grado  de  desarrollo  que  han 
alcanzado  las  artes  í  la  industria  i  no  solo  esto  exije  su  existencia, 
sino  que  la  hijiene,  para  lá  salubridad  de  los  pueblos,  reclaman 
con  existencia  el  fomento  de  los  macizos  forestales  de  los  que  ob- 
tenemos cuanto  deseamos. 

Ahora  bien,  si  examinamos  la  inñueacia  de  los  bosques  sobre 
el  clima  de  una  rejion,  que  quede  sometida  bajo  su  radio  de  ac- 
ción, podremos  ver  que  estas  rejiones  boscosas  regularizan  la 
temperatura,  aumentan  la  frecuencia  de  las  lluvias,  combaten  de 
una  manera  eficaz  la  influencia  perniciosa  de  los  vientos  domi- 
nantes, purifican  el  aire  i  mejoran  las  rejiones  vecinas  desde  el 
punto  de  vista  climatolójico  jeneral. 

Para  aclarar  la  influencia  de  los  bosques  en  la  temperatura,  nos 
vamos  a  referir  a  esperiencias  realizadas  en  la  Escuela  Forestal 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  123 

de  Nancy,  durante  mas  de  quince  años,  con  lo  que  se  llegó  a  cons- 
tatar que  la  temperatura  media  obtenida  en  los  alrededores  de 
los  bosques  era  medio  grado  mas  bajo  que  en  aquellas  rejiones 
que  no  quedan  sometidas  bajo  la  acción  de  ellos.  Las  diferencias 
de  temperaturas  tomadas  dentro  de  un  bosque  es:  de  0^,98  para 
la  mínima  i  de  lo,89  para  la  máxima,  en  comparación  con  las  que 
se  obtuvieron  en  suelos  despoblados  i  no  sometidos  a  las  influen- 
cias de  los  bosques. 

El  por  qué  de  este  fenómeno,  mui  fácil  de  esplicar,  se  compren- 
de si  examinamos  una  foresta  en  su  conjunto.  Un  macizo  forestal 
forma,  al  juntar  su  follaje,  una  cubierta  que  impide  el  paso  a  los 
rayos  solares,  los  que  irian  a  elevar  la  temperatura,  i  después, 
que  siendo  los  árboles  por  su  follaje  un  centro  de  evaporación 
mui  activa,  la  baja  de  temperatura  tendí'á  que  producirse  a  causa 
de  que  este  fenómeno  para  que  se  realice  necesita  i  absorve  una 
parte  del  calor  del  aire,  disminuyendo  el  grado  de  la  temperatura 
ambiente. 

Si  continuamos  nuestra  observación  sobre  el  fenómeno  ante- 
riormente descrito,  podremos  esplicarnos  el  cómo  actúa  la  foresta 
sobre  la  regularizacion  de  las  lluvias.  Disminuyendo  la  tempera- 
tui'a  atmosférica,  se  produce  el  fenómeno  de  condensación  del  va- 
por de  agua,  si  es  que  él  se  encuentra  en  cantidad  suficiente  para 
saturar  la  atmósfera;  pero,  si  esto  no  sucediera,  el  continjente  que 
suministra  la  traspiración  logra  este  objeto  produciéndose  la  llu- 
via. Si  esto  no  fuera  suficiente  para  producir  la  lluvia,  tenemos 
una  lei  física  que  nos  confirma  la  influencia  de  los  bosques  en  la 
regularizacion  de  las  lluvias. 

Suponiendo  una  corriente  de  aire  cargada  de  humedad,  i  que 
llega  a  un  macizo  forestal,  éste  le  opondrá  resistencia  a  su  paso, 
viéndose  obligada  esa  corriente  a  levantarse  sobre  el  bosque,  en- 
contrándose con  capas  frías  de  aire,  i  como  ese  choque  ha  provo- 
cado una  conmoción  en  toda  la  maza  aérea  de  la  corriente,  i  al 
mismo  tiempo  una  dilatación  súbita  por  el  choque,  se  produce  la 
condensación  del  vapor  de  agua  que  encerraba  i  como  consecuen- 
cia su  precipitación  en  forma  de  lluvia. 

El  rol  de  la  foresta,  no  se  detiene  aquí,  sino  que  él  se  hace  ex-' 
tensivo,  a  mas  de  otros,  a  las  corrientes  de  aire  e  influencia  direc- 
tamente en  la  composición  del  aire  atmosférico. 

Para  demostrar  con  hechos  palpables  los  efectos  de  un  macizo  • 
forestal  en  las  corrientes  de  aire,  obrando  como  barreras,  consí- 


124  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

deraremos  antes  que  nada  el  caso  anteriormente  citado  i  que  se 
refiere  a  la  formación  de  las  lluvias;  i  para  citar  un  caso  mas 
práctico  en  la  vida  ordinaria,  citaremos  la  trasformacion  que  ha 
esperiraentado  una  inmensa  estension  de  terreno  que  vecina  al 
rio  Escaut,  Béljica,  que  se  encontraba  completamente  desolada, 
sin  vejetacion,  a  causa,  de  loa  continuos  vientos  dominantes.  Se 
tuvo  la  idea,  i  se  llevó  a  la  práctica,  de  efectuar  plantaciones  de 
árboles,  en  hileras,  a  fin  de  presentarle  un  obstáculo  a  los  vientos 
i  hoi,  se  ve  en  aquellos  campos  estériles  de  otros  tiempos,  una 
campiña  fértil  i  productiva.  ¿Se  quiere  aun  una  prueba  mas  con- 
vincente de  la  influencia  de  los  bosques  en  las  corrientes  de' 
aire? 

Si  miramos  i  nos  detenemos  a  estudiar  sin  profundizar  dema- 
siado el  fenómeno  fisiolójico  de  la  respiración  de  las  plantas,  po- 
dremos inmediatamente  darnos  cuenta  de  como  actúa  el  árbol  en 
la  purificación  del  aire  atmosférico  fijando,  del  ácido  carticriso,. 
el  carbono  para  la  formación  de  sus  tejidos  poniendo  en  libertad 
el  oxijeno  haciendo,  de  una  atmósfera  viciada,  una  propia  para  la 
vida. 

En  el  último  Congreso  Científico.— que  se  celebró  en  Temuco 
en  el  mes  de  Febrero  del  presente  año,  en  una  de  sus  secciones? 
tuvo  lugar  una  interesante  discusión  i  que  versaba  sobre  la  in- 
fluencia que  tienen  los  bosques  en  el  réjimen  de  las  aguas,  teoría 
que  fué  defendida  por  el  Sr.  Ernesto  Maldonado  i  rebatida  por  el  in- 
teresante estudio  hidráulico  que  nos  diera  a  conocer  elSr.  Valeria^ 
no  Guzman.  Estando  de  acuerdo  con  el  Sr.  Maldonado  i  para  con- 
firmar una  vez  mas  la  teoría  que  en  aquel  entonces  defendiera  di- 
cho señor,  voí  a  dar  a  conocer  el  cómo  esplica  dicha  influencia  ej 
Sr.  Demorlaine  Inspector  de  Aguas  í  Bosques  del  Servicio  forestal 
de  Francia  i  profesor  de  Economía  Forestal  en  el  Instituto  Nacio- 
nal Agronómico  de  París. —  Dice: 

«  La  lluvia,  que  es  debida  a  la  precipitación  del  vapor  de  agua 
«  contenida  en  la  atmósfera,  es  en  jeneral  producida  por  el  en- 
«  fríamiento  de  los  vientos  húmedos  que  nos  vienen  del  Océano^ 
«  Cuando  estas  corrientes  húmedas  encuentran  a  su  paso  un  lugar 
«  en  donde  la  temperatara  es  mas  baja  que  lo  necesario  para 
«  mantener  el  agua,  al  estado  de  vapor,  que  ellas  contienen,  se 
«  condensa  éste  i  se  precipita  en  forma  de  lluvia.  La  presencia 
■«  de  bosques  como  la  de  montañas,  tienen  como  deber  bajar  la 
«  .  temperatura  i  como  consecuencia,  aumentar  la  abundancia  de 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  1l'5 

^  lluvias.  Todas  estas  circunstancias  hacen  que  las  lluvias  sean 
^  de  mayor  abundancia  en  una  rejion  poblada  de  árboles  que  en 
«  una  pradera.  Este  fenómeno  se  encuentra  mas  comprobado  en 
«  las  rejiones  cálidas  por  numerosos  ejemplos.  Monsieur  Buusi^- 
«  nault  informa  que  en  la  rejion  comprendida  entre  la  bahia  de 
«  Cupica  i  el  Golfo  de  Guayaquil,  rejion  cubierta  de  bosques,  las 
«  lluvias  son  mui  frecuentes.  Monsieur  Blanqué  dice  que  en 
«  Malta  las  lluvias  son  mui  raras  a  causa  de  haber  hecho  desapa 
«  recer  los  árboles  para  destinar  el  suelo  al  cultivo  del  algodón, 
*.  Las  grandes  sequías  que  desoían  las  islas  de  Cabo  Verde  se  de  - 
«  ben  atribuir  a  la  desaparición  de  los  macizos  forestales.  En  la 
«  isla  de  Santa  Elena  se  ha  constatado  que  las  lluvias  han  aumen- 
«  tado  gracias  a  la  formación  de  bosques,  i  en  el  Ejipto,  gracias 
«  a  los  macizos  forestales,  se  ha  logrado  producir  la  lluvia  en  re- 
«  jiones  en  que  era  completamente  desconocida». 

Creemos  que  esta  sola  cita  es  suficiente  para  convencer  a  mu- 
'Chos  que  aun  dudan  de  la  influencia  de  los  macizos  forestales  en 
el  réjimen  de  las  aguas.  En  cuanto  a  la  influencia  que  ejerce  el 
bosque  en  la  distribución  de  las  aguas  caldas  es  también  de  una 
gran  importancia  lo  que  nos  induce  a  entrar  a  estudiar  dicha  in- 
fluencia. 

El  agua  que  cae  en  forma  de  lluvia  se  distribuye  de  diferentes 
maneras:  una  parte  se  escurre  sobre  el  suelo  yendo  a  alimentar 
los  cursos  de  agua  directamente;  esta  forma  de  distribución  le  ha 
valido  el  nombre  de  «aguas  de  escurrimiento» .  Otra  parte  del  agua 
lluvia  caida,  se  evapora  algunos  instantes  después  i  se  la  ha  lla- 
mado «agua  de  evaporación» ,  i  por  frió,  una  tercera  clase  que  es 
la  absoi'vida  por  el  suelo  o  sea  el  «agua  de  absorción» . 

De  una  importancia  manifiesta  para  el  manteniento  de  los  cur- 
sos de  agua  son  la  primera  i  tercera  forma,  mientras  que  la  se- 
,gunda  no  juega  ningún  rol   en  la   alimentación  de  dichos  cursos. 

El  agua  de  escurrimiento  solo  tiene  lugar  en  terrenos  desnudos» 
rocosos  o  arcillosos  compactos.  El  continjente  del  mantenimiento 
del  caudal  de  los  cursos  de  agua  es  mui  irregular  el  que  solo  se 
opera  en  épocas  de  lluvias  o  derretimientos  de  las  nieves,  arras- 
trando consigo  cuanto  pueda  llevar  en  su  maza.  Al  contrario  si  el 
suelo  es  permeable  como  el  suelo  de  un  macizo  forestal,  éste  ab 
;fiorverá  todo  el  agua  que  caiga  hasta  que  se  sature,  siendo  solo  en 
-este  momento  cuando  se  puede  producir  el  escurrimiento,  pues 
^^ste  fonómeno  no  es  de  las   mismas  consecuencias  que  aquél  que 


126  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

se  puede  producir  en  terrenos  áridos.  En  este  segundo  caso  el  es- 
currimiento  es  mas  lento,  la  velocidad  de  marcha  es  mucho  me- 
nos, i  no  llevando  material  en  suspencion,  el  cause  del  curso  de 
agua  será  suficiente  para  recibir  dicho  continjente  sin  producirse 
el  desbordamiento. 

En  Jeneral,  es  el  agua  de  escurrimiento  en  suelos  desnudos,  las 
que  provocan  las  inundaciones  que  tanto  perjuicio  causan  en  la 
agricultura  riberana,  efectos  que  se  combaten  con  la  repoblación 
de  la  hoya  hidrográfica  del  curso  de  agua. 

En  cuanto  al  agua  de  absorción,  es  ella  la  que  alimenta  los 
fuertes  naturales,  i  las  corrientes  de  un  modo  constante,  escurrién- 
dose, bajo  el  suelo,  sobre  las  capas  impermeables  que  encuentra 
a  su  paso  hasta  salir  a  la  superficie  del  suelo.  Esta  forma  de  agua 
no  es  de  ningún  modo  peligrosa  para  la  agricultura  riberana,  sino 
que  al  contrario  le  rinde  magníficos  beneficios  en  las  épocas  de 
sequías 

Hasta  aquí  uno  de  los  muchos  factores  que  hacen  a  los  bosques 
necesarios  i  dignos  de  hacer  que  se  fomente  su  conservación  i  que 
se  replanten  aquellos  suelos  despoblados  que  no  son  terrenos- 
agrícolas  sino  terrenos  forestales. 


París.— lO/VII/913 


OscAK  Bravo  L. 

lujeiiiero  Agrónomo 


MISCELíAXJEA 


lia  escasez  de  maderas  i>ara  celulosa. — En  el  mundo 
entero  vuelve  a  manifestarse  nuevamente  en  las  cotizaciones 
comerciales  de  Noruega.  La  existencia  de  maderas  para  celulosa 
es  escasísima,  las  fábricas  de  celulosa  trabajan  despacio,  algunas 
otras  han  cerrado  sus  puertas,  los  fardos  de  celulosa  húmeda 
valen  35  a  06  coronas  i  los  de  celulosa  seca  de  78  a  80  coronas. 
Parece,  al  fin  de  cuentas,  que  se  ha  dado  demasiado  desarrollo  a 
esta  industria  i  que  no  guarda  relación  con  la  existencia  de  Ios- 
bosques  de  piceas  i  abetos. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  1.'7 

Nuevo  vagón  frigorífico. —  Siempre  será  de  gran  interés 
para  anotar  no  tanto  lo  relacionado  con  esto,  cifrados  como  esta- 
mos en  la  espectativa  del  fácil  trasporte  o  abaratamiento  del 
pescado,  cosas  que  ya  no  debemos  esperar  de  la  carne. 

El  injeniero  sueco  Nilson  ha  ideado  un  nuevo  tipo  de  vagones 
frigoríficos  para  lagos  trayectos,  los  que  están  en  uso  desde  de 
un  año  para  trasportar  carne  i  pesca  a  Alemania,  Suiza  i  aun  a 
Italia.  Uno  de  esos  vagones  salió  de  Malmoe,  en  Suecia,  con  oca- 
sión del  Segundo  Congreso  del  Frió  celebrado  en  Tolosa  en  Se- 
tiembre del  año  pasado,  con  3  500  kilos  de  carne  de  buei  o  de 
cerdo,  recorriendo  3  500  kilómetros  en  siete  dias.  Los  congresistas 
comprobaron  que  la  carne,  que  en  parte  habia  sido  vendida  la 
víspera  en  Paris  después  de  seis  dias  de  viaje,  estaba  en  escelente 
estado  de  conservación,  con  el  hígado  i  los  pulmones  adheridos, 
de  acuerdo  con  el  reglamento.  La  carne  enviada  a  Tolosa,  menos 
un  trozo  servido  en  el  banquete  del  Congreso,  fué  conservada  en 
el  vagón  i  repartida  en  Paris  después  de  diez  dias  de  su  salida  del 
lugar  de  su  procedencia  i  de  un  trayecto  de  3  200  kilómetros. 

Esa  carne  habia  sido  conservada  por  un  lijero  enfriamiento  a 
mas  de  5»  i  tena  al  fin  de  ese  trascurso  de  tiempo  todas  las  cali- 
dades de  la  carne  fresca,  lo  cual  demuestra  el  buen  funciona- 
miento del  nuevo  sistema  de  vagón  en  que  habia  sino  traspor- 
tada. 

Este  nuevo  sistema  de  vagón,  que  su  inventor  denominó  frig ato r, 
es  un  término  medio  entre  los  vagones  frigoríficos  ordinarios  i  los 
vagones  jeneradores  del  fric.  Tienen  como  aquellos  un  depósito 
de  hielo,  pero  en  menor  cantidad,  el  que  no  se  emplea  directa, 
mente  en  la  refrijeracion,  i  como  las  segundas,  producen  el  frió 
por  enerjia  mecánica  trasmitida  por  un  eje  del  carro,  siendo  tam- 
bién para  la  fuerza  motiiz  ucí^esaria,  algunos  décimos  de  caballo 
en  vez  de  algunos  caballos. 

La  maquinaria,  encerrada  en  una  especie  de  armario  situado  en 
un  estremo  del  vagón,  es  mui  sencilla  i  poco  voluminosa,  redu- 
ciéndose a  una  pequeña  bomba  i  a  una  máquina  reguladora.  El 
enfriamiento  del  vagón  se  produce  por  tubos  dispuestos  bajo  te- 
cho, en  los  cuales  circula,  impulsada  por  la  pequeña  bomba  mo 
vida  por  trasmisiones  del  eje,  agua  salada  fria.  Esta  es  enfriada 
pasando  al  través  de  una  mezcla  de  sal  marina  i  hielo,  que  pro- 
duce, como  es  mui  sabido  un  enfriamiento  hasta  de  18°  bajo  cero. 
Esta  mezcla  f  i  igorifica  es  alimentada  por  un  depósito  de  V^  tone- 


128  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

lada  de  sal  colocado  al  lado  dentro  de  3/4  tonelada  de  hielo,  que 
se  cargan  arabos  por  aberturas  de  la  cubierta  del  vagón. 

Gracias  a  la  fuerte  potencia  frigorífica  de  la  mezcla,  su  perfecto 
aislamiento  del  aire  esterior  i  el  perfecto  i  continuo  desagüe  del 
agua  de  fusión,  su  acción  es  completa  i  durable,  por  lo  que  basta 
cargar  el  depósito  de  hielo  cada  3  o  4  dias  i  con  menos  frecuen- 
cia aun  el  de  sal,  manteniendo  la  temperatura  del  vagón  a  2  o  3 
grados  bajo  cero,  muí  conveniente  para  trasportar  el  pescado. 

Una  organización  moderna  del  servicio  forestal  en 
Grecia. — Se  está  estudiando  i  ejecutando  desde  el  fin  del  año 
pasado  a  pesar  de  la  guerra  en  que  se  encuentra,  en  vista  de  la 
necesidad  de  rejenerar  el  pais  i  llevarlo  a  la  altura  de  los  princi- 
pales estados  de  Europa.  Se  ha  contratado  al  consejero  forestal 
Dr.  A.  Itengel,  del  Ministerio  de  Agricultura  de  Austria,  que  ^des- 
pués de  orientarse  del  estado  en  que  se  encuentran  los  bosques  de 
Grecia,  ha  pedido  i  conseguido  la  contratación  de  muchos  técni- 
cos i  prácticos  forestales  de  Austria,  que  han  emprendido  la  tras- 
formacion  completa  de  los  bosques  de  Grecia. 

Servicios  de  teléfono  en  los  incendios  de  bosqnes. — 
Apesar  de  la  rejion  fria  i  lluviosa  en  que  se  encuentra  Alemania, 
el  Gobierno  Prusiano  ha  resuelto  instalar  también  teléfonos  en  to- 
das partes  donde  se  encuentran  empleados  forestales,  como  en  los 
servicios  de  bosques  de  Portugal,  Suiza,  España,  Austria,  etc.  a 
fin  de  poder  prestarse  auxilios  oportunamente  en  los  incendios  de 
bosques  o  en  otros  casos  estraordinarios.  Asi  se  facilitará  también 
la  supervijilancia  de  los  jefes  de  servicios,  la  tramitación  de  ór- 
denes i  esplicaciones  de  un  empleado  a  otro,  etc. 

Estos  teléfonos  estarán  unidos  con  la  red  central  para  poderse 
comunicar  con  los  pueblos  i  ciudades  próximas  para  poder  ejer- 
citar una  vijilancia  estricta  i  un  auxilio  eficaz.  La  administración 
del  correo  imperial  dará  toda  clase  de  facilidades  para  la  insta- 
lación de  estos  servicios. 

¿Cuándo  tendremos  en  Chile  un  servicio  análogo  en  los  bosques 
nacionales  i  privados,  que  prestarla  grandes  servicios  en  la  estin- 
cion  de  los  incendios,  la  persecución  de  bandidos,  la  vijilancia 
aduanera,  etc? 


BOLETÍN 

DE 


TOMO   II-ISrTJM.    3 
=  SETIEMBRE  1913  = 


DiKBCTORFis:    Federico  Albert,  Ernesto  Maldonado,  Cár^s  Sage 

i  Félix  Pinto  Ovalle. 

SUMARIO 

Pájs. 

La  Clausura  de  la  Caza. — Editorial 129 

La  Pesquería  en  Aguas  Fluviales. — Í"hderico  Albbut 132 

Los  Aluviones — Su  relación  con  los  bosques.— Daniel  Zblada 153 

Los  Permisos  de  Caza  de  Lobos. — Luis  Castillo 156 

La  Madei-a — (Continuación). — Ernesto  Maldonado 160 

Alboricultura  Forestal  en  el  Valle  del  Huasco. — Caklos  Nazarit 188 

Miscelánea. — Árbol  trasformado  en  diario. 


SANTIAÜO  m   CHILE 

IMPRENTA  KOSMOS 

(antigua  Cervantes) 
pecicias,  1805 


1013 


ANUNCIOS 

El  Boletiu  aparece  una  vez  al  raes  i  se  imprime  eu  5,000  ejemplares. 
Colaboraciones  i  avisos  deben  dirijirse  a  Claras  198. 

Este  Boletín  se  reparte  gratuitamente  a  las  personas  que  manden  su 
dirección  exacta  a  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i  Caza. 

SAIVTIAOO,  —  Claras  108. 


SUMARIO  DE  JULIO 

Un  año  de  labor.— editorial 1 

Los   Bosques,  su  conservación,  esplotacion  i  fomento. — íederico  Al- 

bert 4 

El  Problema  pesquero  en  Chile.  -Federico  Albert 47 

De  las  Claras  en  la  dasonomía  moderna.— De  La  Revista  de  Montes, 

Madrid 57 

MiscHLÁNHA. — Disposiciones  del  Código  Civil  que  se  refieren  al  ejerci- 
cio de  la  pesca  en  Chile.  —El  aceite  de  hígado  de  bacalao. — La 
industria  de  las  conservas  de  pescados  i  mariscos. 

SUMARIO  DE  AGOSTO 

El  Congreso  Internacional  de  Pesca.— Editorial 65 

El  Problema  Pesquero  en  Chile. — Federico  Albídrt 69 

Algo  sobre  los  Bosques  de  los  Territorios  de  Neuquen  i  Rio  Negro 

(Colaboración).  —Humberto  Giovanblli 104 

De  las  Claras  en  la  Dasonomía  Moderna. — De  «La  Revista  de  Mon- 
tes» Madrid 112 

Las  Plantaciones  en  el  Balneario  de  Pichilemu  (Colaboración).  — Eva- 
risto S.   Merino  C 116 

Rol  que  desenpeñan  los  macizos  forestales  i  su  importancia  —  (Cola- 
boración). -  Óscar  Bravo  L... 121 

Miscelánea.  —  La  escasez  de  maderas  para  celulosa. — Nuevo  vagón 
frigorífico. — Una  organización  moderna  del  servicio  forestal  en 
Grecia.— Servicios  de  teléfono  en  los  incendios  de  Bosques. 


lOLETii  DI  m\m,  mi  i  m 


Tomo  II. 


Santiago,  Setiembre  de  1913. 


Niim.  3 


LA  CLAUSURA  DE  LA  CAZA 


Desde  el  primero  del  presente,  como  es  sabido,  queda  prohibida 
todos  los  años  en  las  provincias  centrales  del  pais,  i  por  un  perío- 
do de  medio  año,  la  caza  de  aves  silvestres  comestibles,  su  venta 
en  las  poblaciones,  como  también  la  de  sus  huevos  i  la  destruc- 
ción de  sus  nidos. 

Aunque  esta  disposición  protectora  es  una  de  las  que  mejor  se 
cumplen,  entre  las  pocas  que  tenemos  tendentes  a  impedir  la  des 
truccion  de  recursos  alimenticios  natui'ales,  sufre,  como  es  de  su- 
poner, numerosas  infracciones,  apesar  de  la   facilidad  de  su  viji- 
lanciii. 

Los  vendedores  furtivos  han  desaparecido  de  los  mercados, 
donde  las  instalaciones  no  permiten  como  antes  la  ocultación  de 
mercadería  de  contrabando,  que  se  oErecia  sijilosamente  a  las  ca- 
seras conocidas,  pero  no  así  de  las  calles,  gi'acias  a  la  complici- 
dad de  los  compradores. 

No  es  raro  el  caso  de  ver  figurar  en  plena  primavera,  en  la 
época  del  nidaje  i  de  la  incubación,  perdices,  avecasinas  i  otras 
aves  finas  en  las  mesas  opulentas,  cuyo  anfitrión,  por  su  situación 
social,  debería  ser  el  primero  en  prohibir  ese  número  del  menú, 
haciendo  respetar  las  leyes  ante  todo  en  su  hogar. 

Ese  acto  de  golosina  ilegal  trae  apai-ejado  también  un  acto  de 
ci'ueldad,  inconsciente  si  se  quiere,  pues  el  satisfecho  pero  infrac- 
tor aficionado  ni  siquiera  piensa  en  los  infelices  polluelos  que  es. 
peran  en  vano  en  el  nido  el  regreso  de  los  padres  que  les  traen  el 
alimento  i  que  lentamente  mueren  piando  de  hambre. 

Con  tan  bárbaro  sistema  no  debe  estrañar  la  efcasíz  cada  año 
creciente  de  las  aves  de  caziisu  consiguiente  encarecimiento, 
males  debido  es  alusivamente  al  egoísmo  i  a  la  indiferencia,  pues 
sin  la  complicidad  del  cliente  cesai'ia  el  abuso  de   lo?  infractores. 

Actualmente,  como  es  demasiado  sabido,  las  aves  de  caza  han 
desaparecido  totalmente  de  muchns  localidades  donde  antes  eran 
abundantes,  i  hai  que  ir  a  buscai'las  a  largas   distancí  is,   muchas 


ICO  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

veces  con  mediocres  resultados,  con  lo  que  se  han  maleado  un 
sport  útil  i  agradable  i  un  oficio  que  daba  pingües  i  fáciles  pro- 
vechos. 

Antes  que  el  mal  se  estienda  i  que  la  destrucción  pase  de  las 
cercanías  de  las  grandes  poblaciones  a  los  confines  de  las  provin- 
cias, la  Inspección  Jeneral  de  Bosques  Pesca  i  Caza  se  ha  preocu- 
pado de  obtener  el  mejor  cumplimiento  de  las  ordenanzas  vijen- 
tes  i  de  hacerlas  estensivas  a  las  rejiones  del  pais  en  que  aun  no 
han  sido  dictadas. 

Cuando  hablábamos  de  las  provincias  centrales,  pecábamos  de 
optimistas,  pues  en  realidad  ni  en  la  mitad  de  ellas  se  ha  tomado 
las  medidas  tendentes  a  conservar  estos  recursos  naturales  de 
alimentación  que  tan  pródigamente  brindara  la  naturaleza  a  la 
población,  tan  inclinada  al  abuso  imprevisor. 

Dictada  la  primera  ordenanza  en  1868  para  el  departamento 
de  Santiago,  con  la  firma  del  Presidente  don  José  Joaquín  Pérez, 
lo  ha  sido  solamente  para  ocho  departamentos  mas  en  la  vasta 
zona  comprendida  entre  las  provincias  de  Valparaíso  i  de  Concep- 
ción, quedando  muchas  mas  sin  adoptar  tan  sabias  medidas  en 
esa  vasta  estension  de  nuestro  territorio. 

En  el  mismo  año  de  la  promulgación  de  la  ordenanza  dictada 
para  Santiago,  siguieron  el  ejemplo  del  departamento  de  la  caj^i- 
tal  cuatro  departamentos  mas,  pocos  años  después  revivieron  la 
misma  o  análoga  medida  otros  tres  mas,  i  mas  tarde,  en  1880,  uno 
de  la  provincia  de  Concepción,  i  esto  fué  todo. 

En  aquella  época,  de  escasa  población  nacional  e  ínfima  pobla- 
ción estranjera,  que  es  la  principal  consumidora  de  aves  de  caza 
fina,  análoga  a  la  de  sus  países  nativos,  el  mal  era  menos  sensible 
al  menos  no  tenia  carácter  alarmante.  Pero  ahora  las  circunstan 
cías  han  cambiado  por  completo   i   hai  que  arbitrar  medidas  sal- 
vadoras. 

La  Inspección  Jeneral,  persiguiendo  siempre  la  protección  de 
lo  que  aun  nos  queda  de  las  producciones  naturales  de  nuestro 
suelo,  a  fin  de  salvarlas  de  una  total  i  próxima  destrucción,  ha 
sometido  a  la  consideración  del  Supremo  Gobierno  la  convenien- 
cia de  hacer  ostensiva  a  todo  el  territorio  nacional  la  reglamen- 
tación de  la  caza,  salvo  en  las  rejiones  donde  no  sea  necesaria, 
ya  por  no  existir  aquella,  ya  por  ser  todavía  abundantes  i  aun 
perjudiciales  las  aves  de  caza,  como  en  Chiloé. 

Con  este  fin,  se  propone  fijar  períodos  de  veda  variables  con  la 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  131 

localidad  i  se  insiste  mas  en  las  multas  en  dinero  que  en  la  pena- 
lidad de  prisión,  a  fin  de  fomentar  ingresos  a  las  municipalidades, 
a  las  que  corresponderá  también  las  armas  i  utensilios  decomi- 
sados. Las  especies  confiscadas  lo  serán  en  provecho  de  las  insti- 
tuciones de  beneficencia. 

Así  creemos  hacer  viable  un  proyecto  que  cada  año  reviste  ca- 
racteres de  mayor  urjencia,  como  medida  provisoria,  mientras  se 
cuenta  con  elementos   para  realizar   un   plan  de  protección  mas 
vasto  i  eficaz,  que  nos  evite  los  justos  reproches  de  la  jeneracion 
venidera  de  imprevisores  i  de  esterminadores. 

Ya  hemos  tenido  que  poblar  los  rios  del  país  con  peces  exóticos 
de  mayor  multiplicación  que  nuestros  esquisitos  pero  indefensos 
peces  de  agua  dulce  nacionales,  a  fin  de  contrarrestar  en  parte 
siquiera  el  bárbaro  i  destructor  sistema  de  pesca  con  dinamita, 
tan  jeneralizado  en  el  pais.  Que  no  llegue  el  caso  de  tener  que  re- 
poblar también  nuestros  campos  con  aves  importadas,  cuya  con- 
servación i  multiplicación  seria  costoso  vijilar. 

La  mejor  policía  es  la  honradez  individual.    Que  se   considere 
delito,  no  una  simple  jugada,  una  infracción  a  las  leyes,  cosa  tan 
corriente  entre  nosotros,  i  que   el  comprador  de  un  artículo  pro- 
hibido sea  considerado  tan  culpable  como  el  vendedor  i  sea  pe- 
nado como  él. 

Privémosnos  todos,  i  no  solo  algunos,  de  consumir  caza  en  pri- 
mavera i  en  verano,  i  pesca  de  rios  en  la  primera  estación,  i  en 
todo  tiempo  cuando  se  conozca  que  el  pescado  lo  ha  sido  con  malas 
artes,  i  habremos  contribuido  a  suprimirlos  delicuentes  i  a  levan- 
tar en  algo  el  nivel  moral  jeneral. 

A  muchos  podrán  parecer  nimiedades  estas  preocupaciones,  por 
la  indiferencia  jeneral  que  nos  domina  para  todo  lo  que  es  útil. 
Pero  en  otras  partes  no  es  así:  con  estas  i  otras  nimiedades  se 
engrandecen  otras  naciones. 

En  otras  pajinas  de  este  Boletín  hemos  hecho  ver  como  en  Es- 
tados Unidos,  el  país  de  la  libertad,  la  reglamentación  de  todo  lo 
que  atañe  a  las  liquezas  del  suelo  llega  a  estreñios  que  nos  pa- 
recen CEcesivos.  Es  que  allá  la  libertad  se  entiende  solo  para  ha- 
cer el  bien,  i  los  elementos  nocivos  son  eliminados  o  impedidos  de 
dañar.  El  resultado  se  traduce  por  el  aflujo  de  oro  i  el  abarata- 
miento de  la  vida.  Lo  mismo  puede  decirse  de  las  naciones  mas 
civilizadas  del  viejo  mundo. 

Como  ya  dijimos,   las   medidas  que  ha  pi  opuesto  la  Inspección 


132  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

Jeneral  al  Supremo  Gobierno  son  provisionales,  dado  su  carácter 
de  urjencia  i  la  necesidad  de  hacerlas  fácilmente  aplicables  a  la 
brevedad  posible.  En  poco  tiempo  mas,  cuando  sea  Lei  de  la  Re 
pública  el  proyecto  de  Lei  de  Bosques  Pesca  i  Caza  que  esta  Ins- 
pección Jeneral  ha  elaborado,  que  ha  sido  aceptado  por  el  Supre- 
mo Gobierno  i  que  está  pendiente  de  la  consideración  del  Hono- 
lable  Senado,  entonces  tendremos  en  la  mano  elementos  de 
protección  i  fomento  de  todas  nuestras  riquezas  naturales,  que 
dejarán  de  ser  bárbaramente  esplotadas  como  hoi  dia  i  pasarán 
a  ser  importante  fuente  de  entradas  para  el  Erario. 

Ademas  de  esta  importante  mejora  conquistada,  que  se  tradu 
eirá  como  en  la  gran  República  del  norte  en  oro  i  pan,  habremos 
merecido  mayor  prestijio  en,  el  estranjero.  Doloroso  es  decirlo, 
pero  hai  que  decirlo  i  repetirlo:  nuestro  país  es  uno  de  los  pocos 
en  que  todavía  se  mira  con  indiferencia  los  mas  interesances 
problemas,  los  que  mas  se  relacionan  con  el  mejoramiento  i  el 
bienestar  de  la  comunidad. 

Entre  esos  problemas  están  los  del  mejoramiento  de  la  subsis- 
tencia, problema  que  reviste  carácter  agudo  hoi  dia  en  el  pais  i 
que  preocupa  preferentemente  a  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques 
Pesca  i  Caza.  Désele  con  una  lei  los  medios  de  acción  que  le  ha- 
len falta,  i  los  beneficios  no  se  harán  esperar. 

La  Redacción. 


EL  PROBLEMA  PESQUERO  EN  CHILE 

[Continuación) 
LA   PESQUERÍA   EN    AGUAS   FLUVIALES 

Esta  no  solo  ha  sido  abandonada  sino  también  perjudicada  des- 
de un  pi'incipio.  La  antigua  abundancia  de  pejereyes,  truchas  i 
bagres  comestibles  en  nuestras  aguas  fluviales,  ha  llegado  a  ser 
un  mito. 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  133 

Los  rios  Aconcagua,  Maipo,  Mapocho,  etc.,  que  eran  las  fuentes 
de  donde  se  surtía  Santiago  de  pescados  frescos,  baratos,  de  buen 
tamaño  i  en  abundancia,  están  hoi  dia  casi  despoblados  de  peces 
i  los  que  aun  quedan  son  por  regla  jeneral  solo  de  un  tamaño 
chico,  que  no  debiera  salir  al  mercado,  por  no  haberse  dado  tiem- 
po a  la  especie  de  procrearse.  De  aquí  viene  que  los  precios  de 
los  pejereyes,  truchas  i  bagres  han  subido  de  1900  a  1913  de  $  0.80 
a  $  3.50,  de  $  0.50  a  |  2  i  de  $  0.40  a  $  2  por  kilogramo  respecti; 
varaente. 

Es  este  un  perjuicio  no  solo  para  los  habitantes  de  Santiago 
sino  para  la  jente  pobre  del  campo  a  cuyo  alcance  no  está  el  con- 
sumo de  la  carne  i  que  por  medio  de  la  pesca  dominical  podían 
hacerse  de  un  alimento  sano  i  barato,  a  la  vez  que  su  venta  le» 
proporcionaba  una  pequeña  entrada  que  algo  aliviaba  su  situa- 
ción. Al  examinar  concienzudamente  cuales  son  las  causas  que 
nos  han  acarreado  este  mal,  veremos  que  es  la  pesca  con  dina- 
mita, la  malla  fina  de  las  redes,  la  pesca  sin  veda,  la  introducción 
del  pescado  colorado,  del  carasino  i  de  la  carpa  i  «last  not  least» 
la  construcción  de  los  canales  para  el  riego,  fuerza  motriz  i  agua 
potable. 

La  pesca  con  dinamita,  que  es  en  muchas  rejíones  casi  el  único 
método  de  esplotacion  en  uso  i  que  tantas  desgracias  personales 
ha  causado,  destruye  no  solo  los  peces  grandes  i  chicos  sino  tam- 
bién toda  la  mícrofauna  i  flora  que  sirven  a  los  peces  para  su  ali- 
mentación; de  aquí  viene  que  es  doblemente  perjudicial,  pues 
convierte  las  aguas  pobladas  de  seres  útiles  en  aguas  muertas  e 
inútiles  por  mucho  tiempo,  que  solo  lentamente  vuelven  a  po- 
blarse. 

Ijas  mallas  escesivamente  finas  de  las  redes  sacan  los  pejere- 
yes i  truchas  chicas  que  todavía  no  se  han  podido  propagar  i  es- 
terminan así  la  especie.  Igual  cosa  sucede  con  la  pesca  incesante 
sin  veda  que  se  acostumbra  en  toda  la  República. 

La  aclimatación  de  los  espinudos  pescados  colorados  i  carasi- 
nos,  como  también  la  propagación  de  la  carpa  en  aguas  torren- 
ciales, donde  dejenera  por  no  poder  encontrarlos  medios  apropia- 
dos para  crecer  i  engordar  con  rapidez,  han  orijinado  la  destruc- 
ción de  los  huevitos  i  de  la  cría  de  los  pejereyes  i  truchas,  que 
recejen  con  avidez. 

La  construcción  de  los  canales  de  riego  i  de  fuerza  motriz  seca 
totalmente  el  agua  de  los  rios,  esteros  i  vertientes  en   varios  pe- 


134 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


ríodos  del  año  i  se  abonan  nuestros  campos  con  los  pecesillos  nue- 
vos que  contiene  el  agua  de  riego. 

Es  así  como  por  todos  los  medios  posibles  se  ha  ido  agotando 
el  alimento  sano  i  rico  que  nos  presentan  los  peces  fluviales. 
Se  impone  aqui  la  prohibición  i  aplicación  de  severas  multas  i 

penas  para  la  pesca  con  dinamita;  la 
reglamentación  de  las  mallas  de  las  re- 
des i  demás  aparatos  i  métodos  de  pes- 
ca; establecer  períodos  de  veda  en 
tiempo  de  la  procreación,  que  tiene  lu- 
gar en  los  meses  de  Setiembre  a  No- 
viembre; fijar  los  tamaños  mínimos 
con  que  se  permite  la  venta  de  cada 
especie;  tener  medidas  de  precaución 
tendentes  a  que  se  deje  siquiera  un 
hilo  de  agua  en  cada  lecho  i  evitar  que 
se  riegue  el  campo  (ion  la  cria  de  los 
peces.  Donde  se  captan  muchos  cien- 
tos de  regadores  i  aun  en  las  partes 
donde  sean  escasamente  mas  de  diez, 
importa  poco  perder  uno  o  dos  rega- 
dores para  dejar  en  los  lechos  de  los  ríos  i  esteros  un  hilo  de  agua 
que  forme  pozas  i  lagunas  naturales  en  las  cuales  se  pueden  criar 
i  desarrollar  los  animales  acuáticos. 

En  las  bocatomas  i  caídas  de  agua,  ya  sean  naturales  o  artifi- 
ciales, conviene  establecer  los  llam^idos  caminos  i  escalas  para 
peces  o  sean  canaletas  inclinadas  i  en  zig  zag,  con  pequeños  tabi- 
ques que  forman  remansos  chicos  para  que  los  peces  puedan  subir 
o  bajar  con  comodidad  sobre  los  grandes  obstáculos  artificiales  i 
naturales.  Encada  canal  debe  ponerse  rejillas  en  forma  de  planos 
inclinados  en  los  puntos  donde  se  saca  agua  para  el  riego  i  antes 
de  la  entrada  de  las  aguas  a  las  turbinas  o  de  los  tubos  que  con  • 
ducen  aellas,  para  impedir  que  los  animales  acuáticos  se  puedan 
meter  en  ellos. 

En  el  norte,  centro  i  centro  sur  del  país  careceremos  en  lo  fu- 
turo por  completo  de  los  alimentos  ricos  i  sanos  de  nuestras  aguas 
fluviales  si  no  se  toman  medidas  para  protejerlos,  ya  que  tanto 
la  agricultura  como  la  industria  exijen  aprovechar  las  aguas  para 
el  riego  o  la  fuerza  motriz.  Así  como  el  réjimen  de  las  aguas  se 
vuelve  totalmente  artificial  con  el  tiempo,   del   mismo   modo  la 


Surtidor  de  agua  para  lagu- 
nas, cuando  se  quiere  evitar  la 
entrada  de  peces  i  crustáceos 
estraños. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


13b 


crianza  de  los  aniraates  acuáticos,  que  hoi  áiu  es  silvestre,  debe 
trocarse  con  preferencia  en  la  crianza  cautiva,  para  lo  cual  nos 
pueden  servir  los  canales  i  tranques  que  se  establecen. 

No  se  debe  mirar  en  menos  la  crianza  cautiva  de  los  peces,  ya 
^ue  una  hectárea  de  superficie  constante  de  agua  no?  puede  pro- 
porcionar de  200  a  400  kilogramos  de  pescado  al  año  indiferente- 


Surtidor  de  agua  de  una  laguna  cuando  se  quiere  facilitar  la  entrada  a  los 
peces  silvestres  i  evitarla  salida  délos  existentes  en  la  laguna. 

mente  si  se  trata  de  canales  o  de  tranques,  siempre  contando  que 
tengan  agua  la  ma\  or  parte  del  año. 

No  está  demás  hacer  aquí  lijeras  observaciones  sobre  la  fauna 
acuática  nacional,  en  cuanto  tenemos  datos  recojidos  de  ella  i 
sobre  las  especies  aclimatadas  para  facilitar  el  uso  que  se  pue- 
de hacer  de  las  obras  artificiales. 

El  pejerei  de  agua  dulce  tiene  escamas  mui  chicas  i  mide 
2ü  a  38  cms.;  vive  mejor  en  aguas  corrientes  aunque  sean  ver- 
tientes chicas  i  lagunas  de  regular  porte  a  lo  menos;  no  existe  en 
pozas  chicas  de  aguas  detenidas,  ni  se  da  bien  en  pequeñas  lagu- 
nas; parece  que  necesita  a  lo  menos  poder  hacer  pequeños  viajes 
migratorios;  se  alimenta  de  vermes,  zancudos,  larvas,  plancton 
(microfauna  i  microfiora),  etc,  que  recoje  generalmente  en  con- 
junto de  pequeños  fragmentos  de  plantas  acuáticas.  En  cautividad 
^n  un  acuario  especial  hemos  podido  observar  que  come  con  avi 
dez  sesos  i  pana  molida,  con  menos  gusto  carne  triturada  i  raras 
veces  pan  rayado;  parece  necesitar  temperaturas  entre  12  a  24 
centígrados  sobre  cero;  se  le  encuentra  desde  el  mar  hasta  unos 


136 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


700  a  800  metros  de  altui-a  en  la  cordillera  (jamas  lo  hemos  en- 
contrado a  mayor  altura);  hace  lardos  viajes  migratorios  del  mar 
a  la  cordillera  i  vice-versa;  se  procrea  por  primera  vez  con  un  ta- 
maño de  13  a  15  cms.  mas  o  menos,  soltando  los  huevitos  de  Se- 
tiembre a  Noviembre  sobre  plantas  acuáticas  en  las  cuales  se  pe- 
gan mui  pronto,  hasta  que  a  la  vuelta  de  unos  5  a  8  dias  salen  los 
peces  nuevos;  es  mui  difícil  trasportarlos  vivos,  ya  sean  grandes  o 


Rejilla  para  impedir  el  paso  de  los  peces  a  la  acequia  regadora 

o  a  la  turbina. 


chicos,  porque  cada  agarradura  les  hace  mal,  se  asustan  de  cual- 
quier sonido  del  envase  en  que  se  recojen  i  se  estrellan  contra 
las  paredes;  sin  embargo  nos  ha  sido  posible  pescarlos  con  canas- 
tos i  trasportarlos  en  un  simple  balde  enlozado  desde  la  Angos- 
tura hasta  Santiago  i  mantenerlos  aquí  3  meses  en  un  acuario  con 
alimentación  artificial;  se  les  puede  pescar  con  anzuelo  con  car- 
nada de  pequeñas  lombrices,  larvas,  queso  i  pan;  también  se  pes- 
can con  canastos,  pero  mas  usadas  son  las  redes,  cuyas  mallas  no 
deben  ser  menores  de  18  milímetros  de  nudo  a  nudo  para  permi^ 
tir  su  procreación.  Dado  lo  espuesto  es  fácil  comprender  que  e 
pejerei  de  agua  dulce  no  se  presta  para  ser  trasportado  vivo,  sino 
con  grandes  dificultades,  i  mucho  menos  para  ser  vendido  vivo 
en  estanques  de  agua;  su  trasporte  para  propagarlo  debe  ser  en 
estado  de  huevitos  recien  fecundados;  no  se  le  puede  criar  en  la- 
gunas chicas  de  aguas  detenidas,  ni  en  aguas  que  se  calientan  o 
enfrian  demasiado  ni  a  mucha  altura  sobre  el  nivel  del  mar,  sino 
solo  en  cursos  de  agua,  cañales,  lagunas  grandes  o  de  aguas  co- 
rrientes. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


137 


El  pejerei  de  mar  o  cauque,  que  tiene  escamas  mas  gran- 
des que  el  anterior  i  es  de  un  tamaño  mas  o  menos  iguala 
frecuenta  el  mar,  los  estuarios  i  las  aguas  fluviales  vecinas  a  la 
costa,  se  da  aun  en  aguas  mas  mansas  que  el  anterior,  es  de  gusto 
inferior,  jeneralraente  algo  barroso,  no  sube  ni  al  valle  central  ni 
a  la  cordillera,  parece  ser  menos  migratorio,  pei'o  su  pesca,  ali- 
mentación, procreación  i  la  dificultad  de  trasportarlo  i  maute 
nerlo  cautivo  es  la  misma  del  pejerei  de  agua  dulce. 


Ramas  colgantes  fijadas  en  una  laguna  para  dar  a  los  peces  como 
pejerreyes,  truchas,  tencas,  etc.,  una  superficie  limpia  en  que  pue- 
den pegar  les  huevitos. 


El  pejerei  de  Iqitique  i  también  q\  pejerei  de  Magallanes,  que 
tiene  un  porte  hasta  de  40  a  55  cms.,  tienen  mas  o  menos  las  mis- 
mas condiciones  de  vida  del  cauque.  El  pejerei  de  Magallanes 
no  solo  se  vende  en  estado  fresco  sino  también  conservado  en 
jugo  i  escabeche  en  tarros  de  hoja  lata,  presentando  así  un  plato 
esquislto  i  una  materia  de  esportacion  de  primer  orden. 

El  piii  o  puye  de  las  aguas  fluviales  del  sur  i  de  las  islas  de 
Juan  Fernandez,  que  tiene  de  3  a  6  cms.  de  largo,  vive  en  los  le* 
mansos  o  hilos  de  aguas,  se  alimenta  de  zancudos,  vermes,  larvas 
plancton;  se  le  pesca  con  canastos  i  redes  a  mano  de  mallas  finas 
o  de  linón;  se  le  consume  en  tortillas  i  dejamos  para  estudios 
posteriores  si  aquí  se  trata  realmente  de  una  especie  fija,  que  no 
se  puede  desarrollar  mas,  o  solo  de  los  pecesitos  nuevos  de  las  es- 
pecies corrientes  de  los  pejereyes,  como  todas  las  observaciones 
existentes  parecen  comprobarlo. 

La  trucha,  que  adquiere  un  tamaño  de  30  a  60  cms.,  habita  los 
ríos  i  esteros  en  las  partes  de  poca  corriente  i  existe  aun  en  las 
lagunas  de  aguas  detenidas,  pero  no  en  lagunas  chicas  que  no  tie- 


138 


boletín  de  bosques,   pesca  1  GAZA 


iiea  renovación  del  agua;  en  la  cordillera  no  sube  mas  que  a  600 
metros  de  altura  mas  o  menos  i  baja  hasta  los  estuarios  de  los 
ríos;  no  es  un  pez  migratorio  sino  mas  bien  nómade,  que  se  ali- 
menta de  pequeños  crustáceos,  moluscos  i  toda  clase  de  animali- 
tos  chicos;  se  le  pesca  con  arjzuelOj  pero  Jeneralmente  con  red;  la 

carne  es  rica  cuando  proviene 
de  rios  pero  de  gusto  a  fango 
cuando  proviene  de  estuarios  o 
de  aguas  detenidas;  no  es  tan  de- 
licada como  el  pejerei  en  los 
trasportes  i  bien  podría  ser  ven. 
dida  viva  en  estanques  con  agua; 
se  puede  ensayar  de  propagarla 
recojiendo  cria  de  uno  a  tres 
años  i  soltando  peces  grandes 
en  el  invierno  en  condiciones 
adecuadas  para  que  desoven  so- 
bre plantas  acuáticas  en  tiempo 
de  la  primavera,  pero  no  tenemos 
todavía  dato  alguno  sóbrela  po- 
sibilidad de  criarla  en  estanques 
artificiales. 

La  ijocha  común  tiene  solo  5  a 
12  centímetros  i  la  pocha  del  sur 
10  a  20;  se  las  encuentra  en  todas 
partes,  aun  en  las  aguas  totalmente  detenidas,  su  alimentación 
i  demás  condiciones  de  vida  i  pesca  son  iguales  a  la  trucha,  pero 
por  su  pequeño  porte  i  su  carne  espinuda  e  insípida  son  poco  apre- 
ciadas: para  el  cultivador  pueden  tener  solo  el  interés  de  criar 
alimento  para  peces  de  mayor  tamaño. 

El  bagre  grande  (Nematogenys)  adquiere  un  porte  de  40  a  60 
centímetros,  el  bagi'e  común  (Trichornycterus)  30  a  50  centíme- 
tros, los  bagres  chicos  10  a  20  centímetros  i  el  tollo  de  agua  dulce 
15  a  25  centímetros;  todas  las  especies  citadas  son  de  cuero  pela- 
do, viven  en  el  valle  central  i  en  la  costa  en  el  fondo  de  las  aguas 
detenidas  o  de  poca  corriente,  bajo  ch^impas  o  en  fango;  solo  el 
bagre  común  parece  preferir  los  rios;  se  alimentan  de  crustáceos, 
peces,  fango  i  toda  clase  de  animales  que  pueden  tragar,  no  es- 
cluyendo  ni  las  ranas,  sapos,  ratones  nuevos,  etc.;  se  les  pesca 
con   anzuelo   de   fondo,   nasas,  redes  i  canastos,  corriéndolos  con 


Desagüe  especial  para  lagunas,  llamado 
«monje»,  con  una  rejilla  que  impide  el 
paso  de  los  peces. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


139 


palos  de  sus  escondrijos;  la  carne  es  rica  cuando  han  crecido  en 
agua  algo  correntosas  i  con  un  gusto  a  barro  cuando  provienen 
de  pozas  chicas  o  de  aguas  detenidas  o  fango.  En  ellos  tendríamos 
un  material  propicio  para  poblar  muchos  tranques  chicos  que  no 
se  desaguan  completamente. 

La  farionela  o  el  peladillo  (Haplochiton),  de   25    a  40  centíme- 


f^  Colocación  del  monje  en  el  tranque:  1  i  3  hileras  de  tahlius  para  mantener  el 
agua  a  la  altura  que  se  quiere;  2  relleno  con  greda  para  hacer  el  atajo  impermeable;  4  i 
b  curso  del  desagüe ;  6  tranque ;  7  nivel  constante  de  la  laguna  que  se  obtiene. 

tros  i  talvez  mas,  es  el  pariente  mas  cercano  de  los  salmónides 
que  tenemos  en  el  pais,  i  como  éstos  es  de  nos  i  aguas  conientes, 
lagunas  bien  aireadas,  estuarios  i  mar;  emigra  del  mar  a  la  alta 
cordillera  i  vice  versa,  desova  en  lechos  de  arena  a  principios  de 
la  primavera;  se  alimenta  de  peces  chicos,  crustáceos,  vermes 
larvas  e  insectos;  se  le  pesca  con  red  i  sobre  todo  con  anzuelo;  su 
■carne  blanca,  lijeramente  rojiza  en  tiempo  del  desove,  es  rica;  lo 
conocemos  del  rio  Cautin  al  sur  i  creemos  que  vale  la  pena  de 
hacer  ensayos  de  aclimatación  en  los  rios  un  poco  mas  al  norte, 
como  también  de  su  mayor  propagación  en  el  sur,  por  el  estilo  de 
la  crianza  artificial  i  en  cautividad  como  la  empleamos  hoi  dia 
para  los  salmónides. 

Las  peladillas  (Galaxias),  de  25  a  45  centímetros  mas  o  menos, 
habitan  las  aguas  ñuviales  del  sur,  pasando  una  vida  semejante  a 
la  de  los  bagres,  siendo  igual  el  método  de  pescarlas;  su  carne  es 
rica  cuando  provienen  de  aguas  algo  aireadas;  también  constitui- 
rían talvez  una  materia  prima  para  poblarlos  estanques  artificia- 
les del  sur  que  sean  de  aguas  detenidas. 

Las  lampreas  i  anguilas  del  sur  viven  en  el  fondo  fangoso  i  are- 
,41080  de  los  rios,  estuarios  i  mar,  todas   son  migratorias;    muchas 


40 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


de  ellas  hacen  escursiones  fuera  del  agua;  consumen  lo  que  pue- 
den tragar,  se  pescan  con  anzuelo,  nasas,  canastos,  a  palo  i  a 
raano,  su  carne  es  rica  i  se  prestaría  admirablemente  para  ser 
ahumada  o  preparada  con  jelatina  o  en  escabeche  en  tarros  de 
lata. 

Nada  podemos  decir  de  los  demás  peces  de  nuestros   ríos   i   la 
gunas  del  sur,  ya  que  no  se  ha  estudiado   todavía  sus  condiciones 
biolójicas  e  industriales. 

Debemos  hacer  mención  todavía  de  las  lisas,  corvinas,  robalos 
i  castañetas,  que  entran  en  los  estuarios  para  desovar  i  perma- 
necen allí   mucho  tiempo,  talvez  acostumbrándose  a  la  nueva  ali- 


í 


Laguna  hecha  en  un  brazo  de  estero;  A  acequias  para  poder  desa- 
guar bien  la  laguna;  ('  pozo  para  recojer  los  peces  delante  del 
monje;  D  tn/nque;  DI  tranque  adicional;  S  surtidores  de  agua_ 


mentación,  pero  su  carne  desmejora  mucho  en  calidad  con  su  per- 
manencia en  las  vías  fluviales,  tomando  luego  un  gusto  abarro.  La 
cría  de  ellos  suele  obtener  un  tamaño  de  20  a  25  centímetros  en 
los  estuarios  i  se  les  pesca  frecuentemente  vendiéndola  muchas 
veces  con  el  nombre  depejereyes  i  truchas  apesar  de  su  aspecto 
tan  distinto  i  de  su  inferior  calidad. 

A  fin  de  concluir  pronto  con  la  descripción  de  los  animales  acuá- 
ticos indíjenas,  citaremos  la  rana  grande,  de  20  a  30  centímetros 
desde  el  hocico  hasta  la  cola,  que  habita  las  oiillas  de  los  ríos, 
lagunas  i  aun  vegas;  es  muí  voraz  i  se  alimenta  de  crustáceos,  pe- 
ces, huevos  de  pescados,  vermes,  larvas,  insectos,  moluscos  i  aun 
de  aves  nuevas  i  guano  de  animales;  se  la  pesca  con  canastos,  re- 
des a  mano,  palos,  a  mano,  con  anzuelos  i  otras  veces  suele  salir 
en  algún  lance;  su  carne  es  rica  i  se  vende  a  precio  subido,  a  ve-- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  141 


^es  entera,   pero  jeneralmente   nada  mas   que  las  patas  descue- 
ladas. 

El  camarón  de  rio  del  norte  tiene  de  15  a  35  centímetros  desde 
la  punta  de  la  frente  hasta  la  punta  de  la  cola  en  algunos  lios  i  en 
otros  solo  de  10  a  15  centímetros;  vive  en  aguas  corrientes  i  algo 
detenidas  (i  también  en  vegas  cuando  nuevos),  no  hace  castillos, 
pero  cuevas  que  le  sirven  de  escondrijo;  se  alimenta  de  crustáceos, 
peces  chicos,  larvas,  vermes,  insectos,  moluscos  i  cualquiera  clase 
de  carne  en  lijera  descomposición;  se  le  pesca  jeneralmente  con 
canastos,  redes  a  mano,  palitos  i  a  ma.io,  raras  veces  con  tijeras 
de  alambre  i  nasas;  su  carne  llega  a  ser   tan   rica  como  langostín 


Trampa  para  pescar  anguilas  i  bagres. 

cuando  es  grande  i  proviene  de  orillas  de  ríos;  como  ya  diji- 
mos anteriormente  no  se  sabe  todavía  si  se  debe  atribuir  las  di- 
ferencias de  tamaño  i  aspecto  a  variedades  i  especies  diversas  o 
íi  las  distintas  condiciones  biolójicas  en  que  ha  vivido.  Su  tras- 
porte en  agua  o  en  seco  es  mucho  mas  delicado  que  el  de  los  ca- 
marones europeos  i  no  tenemos  noticias  de  que  en  alguna  parte 
se  haya  acertado  con  una  propagación  en  algún  punto  donde 
no  existia  antes. 

El  camarón  de  rio  del  sur  tiene  solo  de  15  a  25  centímetros,  ha 
bita  las  orillas  de  los  ríos  i  lagunas;  sus  condiciones  de  vida,  pes- 
ca i  trasporte  son  mas  o  menos  las  mismas  del  anterior,  pero  ha- 
bita rejiones  mas  frías. 

El  camarón  chico  del  sm%  que  es  de  8  a  12  centímetros,  vive  no 
solo  en  las  orillas  de  las  aguas  sino  también  en  las  vegas  i  teri'e- 
jios  frescos,  donde  causa  muchos  perjuicios  horadando  las  pire- 
des  de  los  canales  i  tranques,  haciendo  castillos  con  la  tierra  que 
saca;  jeneralmente  tienen  escasa  comida  i  gusto  a  barro;  se  pes- 
can comunmente  con  un  palito  i  a  mano. 

El  choro  de  agua  dulce  vive  sobre  el  fondo  de  arena  i  algo  fan- 
.^080  de  las  aguas  de  poca  corriente  i  aun  algo   detenidas,  se  ali- 


142 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


menta  de  pequeñísimas  algas  acuáticas  con  preferencia;  se  le  pes- 
ca ¡i  mano,  raras  veces  con  algún  utensilio;  la  carne  es  acuosa  i 
algo  desabrida;  tiende  a  desaparecer  en  los  rios  cuyas  aguas  se 
secan  con  el  riego;  su  consumo  es  peligroso-  en  aguas  no  entera- 
mente limpias,  donde  llega  a  convertirse  fácilmente  en  vehículo 
de  infección  de  las  enfermedades  contajiosas. 

Como  se  ve,    somos   pobres   en   peces    comestibles  en  nuestras 
aguas  fluviales,  sobre  todo  en  el   centro;  las   especies   nacionaleS- 


Trampa  para  pescar  camarones 


no  suben  a  mas  de  500,  60U  i  700  metros  o  poco  mas.  Los  canales 
destruyen  los  peces  en  el  valle  central  i  en  la  costa,  i  como  no  es 
posible  dejar  la  población  sin  pescado  de  agua  dulce,  se  hizo  ne- 
cesario buscar  medios  para  evitarlo. 

La  Quinta  Normal  buscó  la  solución  del  problema  en  la  aclima- 
tación i  propagación  de  especies  que  pueden  vivir  en  aguas  dete- 
nidas de  escasa  dimensión,  cuyo  trasporte  era  fácil  hacer  hasta 
en  un  vaso  de  agua,  aunque  su  carne  fuera  de  inferior  calidad 
que  la  de  los  nacionales,  ya  que  su  consumo  era  destinado  mas 
bien  a  la  jente  de  campo  i  a  las  peonadas  que  a  las  personas  de 
mas  recursos  que  pueden  pagar  precios  subidos  por  los  pescados 
nacionales.  Así  aclimató  i  propagó  en  el  acuario  el  pez  colorado, 
que  a  la  vez  sirve  de  adorno,  el  carasino  i  la  carpa,  especies  to- 
das que  fácilmente  se  hibrídan  entre  si. 

El  pez  colorado  es  de  25  a  40  cms,,  el  carasino,  de  15  a  20  cms. 
i  la  carpa  de  60  cms.  a  mas  de  un  metro  con  un  peso  de  15  a  20 
kilos  como  máximo.  Todas  estas  especies  tenían  que  escaparse  al- 
guna vez  de  las  lagunas  en  que  se  las  tenía  i  tuvieron  que  arribar 
a  nuestros  rios  torrentosos,  donde  se  hibridaron  i  dejeneraron,  por 
carecer  de  los  medios  necesarios  a  su  vida  en  las  aguas  muí  co- 
rren tosas;  de  por  si  espinudos  se  vuelven  casi  incomibles  i  oUeju- 
dos  en  algunas  épocas  del  año;  su  fecundidad  i  resistencia  de  vida 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


143 


en  pozas  chicas  de  aguas  detenidas  es  mucho  mayor  que  la  de  las 
especies  nacionales  i  como  carecían  de  los  alimentos  necesarios 
para  ellos  se  dedicaron  con  voracidad  a  la  destrucción  de  los  hue- 
vos i  de  la  cria  de  los  peces  nacionales,  llegando  a  ser  una  verda- 
dera calamidad  en  los  rios  de  mucha  corriente,  como  ya  habia  su- 
cedido anteriormente  en  Califoinia  i  varias  otras  partes  de  Estados 
Unidos,  Australia  i  Sud  África. 

Nosotros  hemos  buscado  la  solución  del  problema  en  la  pobla- 
ción de  las  aguas  torrentosas  de  nues- 
tros rios  con  especies  de  carne  rica 
quesuben  amas  de  2500  metros  en  la 
cordillera,  donde  están  al  abrigo  de  las 
bocatomas  de  los  canales  i  nunca  po- 
drán ser-destiuidos  totalmente,  a  mas 
de  que  bajan  hasta  el  valle  central 
cuando  las  aguas  son  fi'ias.  Estas  con- 
diciones reúnen  los  salmónides. 

La  trucha  de  los  Alpes  {^í\\vl\o  fario), 
de  40  a  80  cms.  con  un  peso  de  1  a  10 
kgrs.,  que  se  puede  consumir  de  25 
a  30  cms.  para  aniba  sin  perjuicio;  sus 
estiemos  de  temperatura  de  agua  son 
de  1  a  15  centígrados,  pero  alcanza  a 
resistir  de  18  a  20,  i  no  baja  nunca  al 
mar. 

La  trucha  de  las  vertientes  (Salmo 
fontinalis),  de  50  a  70  cms.  con  un  peso 
de  6  a  8  kgis,  que  se  puede  consumir 
desde  que  tiene  25  a  30  cms,  que  vive 

en  aguas  de  1     a  12   centígrados    i    re-      platillo  para  pescar  camarones 

Siste  hasta  22  i  no    baja  nunca  al  mar.  que  se  clavan  bien  en  el  suelo  para 

'.    .        ,  que  puedan  entrar  los  camarones. 

M  ibalmonete  arco  tris   (balmo    iri- 

deus)    i  el  salmón  de   cabeza    de    acero 

(Salmo  gairdneri),  de  50  a  70  cms,  con  un  peso  de  3  a  7  kgrs., 
que  vive  en  aguas  de  1  a  15°  i  soportan  aun  25  a  26»  si  estos  no 
se  mantienen  varios  meses;  bajan  al  mar  si  pueden,  pero  no  nece- 
sitan hacerlo  para  desarrollarse.  Tuvimos  especial  cuidado  en  es- 
tas especies,  ya  que  muchas  bocas  de  nuestros  rios  se  cierran 
temporalmente  cada  año. 
A  estas  especies  habia  que  añadir  otras  que  se  crian  en  la  cor- 


144 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


di  llera,    bajan   al    mar  para  desarrollarse  i  vuelven  a  subir   en 
tiempo  del  invierno   para  desovar.  Con  este  objeto  elejimos: 
La  trucha  salmonada  (Salmo  trutta),  de  40  a  80  cms  i  mas,  con 


W^ 
W^ 


Espinel  anoliido  con  una 
piedra,  con  muchos  anzue- 
los en  el  cordel  a  di'-tintas 
alturas  para  pescar  distin- 
tas clases  de  peces.  Se  ha 
amarrado  el  espinel  en  una 
estaca  enterrada  en  la  ori- 
lla para  levantarle  s.)lo  de 
Vez  en  cuando. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


145 


un  peso  de  5  a  10  kgrs  i  mas,  vive  en  aguíis  de  1  a  15^  i  sufre  aun 
las  de  16  a  22o;  baja  al  mar,  pero  puede  vivir  aun  solo  en  agua 
dulce. 

El  salmón  del  Rin  (Salmo  salar),  de  40  cms.  a  1.50  mt.  con  un 
peso  de  4  a  15  kgrs,  vive  en  aguas  de  1  a  16»  i  puede  sufrir 
temporalmente  temperaturas  de  18  a  20^;  necesita  bajar  al  mar  i 
volver  a  subir  a  los  rlo3  en  el  invierno  hasta  la  cordillera.  Es  la 
«specie  de  la  cual  se  preparan  las  conservas  mas  caras,  tanto  ahu- 
madas como  en  tarros  de  lata.  Ya  haienTemuco  tres  particulares 
que  se  dedican  a  ahumar  salmones. 

Ya  que  se  habia  desarrollado  el  tema  de  buscar  especies  que 
fueran  menos  afectadas  por  los  riegos  i  que  puedan  subir  en  nues- 
tros torrentes  cordilleranos,  se  hacia  necesario  también  buscar 
peces  de  carne  mas  apreciada 
que  pudieran  vivir  en  aguas 
mas  detenidas,  como  las  de 
nuestros  tranques.  Con  este 
propósito  se  tr¿ijo  las  siguien- 
tes clases; 

La  Tenca  (Tinca  tinca),  de 
30  a  70  cms  con  un  peso  0.5  a  6 
kgrs,  vive  en  aguas  detenidas 
i  tibias,  en  las  cuales  es  mas 
resistente  que  la  carpa;  puede 
vivir  en  la  cordillera  a  1000 
ms.;  la  carne  es  rica  i  después 
de  los  salmones  la  mas  cara 
de  los  peces  de  agua  dulce;  su 
trasporte  vivo  i   su  venta  en 

depósitos  de  agua  es  facilmen-  Buitrón  o  red  de  mano. 

te  realizable;  se  alimenta  de  algas,  vermes,  sanguijuelas  i  de 
la  microfauna  de  las  aguas  detenidas.  No  se  híbrida  con  el  pez  co- 
lorado, el  carasino,  la  carpa  i  ningún  pez  indijena,  ni  necesita  un 
cultivo  especial. 

El  glano  americano  (Amiurus  nebulosus),  de  20  a  30  cms.  con 
un  peso  de  0.5  a  I  kgr,  vive  en  lagunas  i  aguas  tibias  detenidas 
donde  se  esconde  entre  las  raices;  se  alimenta  de  vermes,  caraco 
les,  aun  algas,  i  la  microfauna  en  jenei-al  de  aguas  detenidas;  la 
carne  es  rica  i  por  esto  se  le  aclimató  en  Europa,  donde  se  le 
10 


146  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

raantiene  en  estanques  artificiales;  su  trasporte  i  venta  en  estado 
vivo  es  fácil. 

Ya  que  la  carpa  se  había  introducido  i  la  jente  se  acostumbró  a 
comerla,  apesar  de  estar  tan  dejenerada  e  hibridada  con  el  pez 
colorado  i  el  carasino,  se  hizo  necesario  traer  razas  finas  de  Euro- 
pa para  reemplazar  las  malas  existentes  en  el  pais  i  enseñar 
su  cultivo  en  Chile.  Con  este  propósito  trajimos  la  carpa  sin  es- 
camas (Cyprinus  c.  nudus),  /a  carpa  de  escama  grande  (Cyprinus  c. 
macrolepidotus)  i  la  raza  mas  lijera   i   gorda  de  la  carpa  común 


Nasa,  trampa  o  becabunga  para  cojer  peces. 

(Cyprinus  carpió).  Todas  estas  variedades  necesitan  un  cultivo  es- 
pecial o  aguas  tibias  de  poca  corriente  i  abundantes  en  animalillos 
acuáticos  o  uiia,  alimentación  artificial  con  granos,  legumbres, 
pescados  i  desperdicios  de  cocina  triturados  para  crecer  i  engor- 
dar rápidamente  con  menos  espinas  que  las  otras,  so  pena  de  que 
vuelvan  a  dejenerar.  Una  carpa  de  raza  fina  i  bien  cultivada  pro- 
duce en  el  primer  año  desde  el  huevo  hasta  el  invierno  peces  de 
30  a  100  gramos,  en  el  segundo  año  hasta  de  1.250  kgr,  en  el 
tercer  año  hasta  1.5  kgr,  i  con  los  años  llega  a  un  desarrollo 
máximo  de  cerca  de  1  metro,  con  un  peso  de  15  a  20  kgrs. 

En  jeneral  la  mayoría  de  nuestros  peces  de  agua  dulce  en  esta- 
do silvestre  pueden  obtener  tamaños  mayores  por  medio  de  un  cul- 
tivo adecuado,  projeneran,  pero  igualmente  puedan  dejenerar  con 
facilidad  si  estos  peces  projenerados  se  abandonan  a  su  estado 
silvestre,  sobre  tolo  cuando  se  les  quita  el  medio  adecuado  para 
criarse,  crecer  i  engordar  rápidamente  como  sucede  hoi  día. 

Es  por  esto  que  en  el  pais  se  debe    pensar   en    crearles  nuevos 
medios  de  vivir  que  sean  a  la  vez  mas  apropiados  i  que  sirvanpa- 
ra  formar  razas  de  mas  lijero  desarrollo  i  mayor  rendimiento.  No 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


147 


debiera  liaber  en  Chile  un  solo  fundo  que  no  emplee  sus  canales 
para  la  piscicultura,  tanto  para  los  peces  indíjenas  como  aclimata, 
dos,  ya  que  una  superficie 
de  una  hectárea  de  agua 
puede  producir  unos  200  a 
400  kilogramos  de  pescado 
al  año,  cuando  está  bien 
atendida.  Hai  muchos  fun- 
dos donde  no  habí  La  incon- 
veniente en  ensancharlos 
uno  o  dos  metros  mas  para 
darles  mayor  superücie  de 
agua,  poner  rejillas  en  am- 
bos estremos  que  eviten  que 
se  arranquen  los  peces  i 
dedicarlos  a  la  crianza  i  en- 
gorda de  estos.  En  otros, 
cortaron  los  canales  peque- 


ños trozos  de  terreno,  ya 
sea  en  un  faldeo  o  en  el 
plan,  que  no  se  pueden 
aprovechar  bien  para  la 
siembra  o  como  potrero  i 
que  convertidos  en  lagunas 
con  o  sin  tranque  pueden 
proporcionar  al  dueño  un 
alimento  nuevo,  sano  i  fres- 
co para  su  consumo  o  para 
la  venta.  Muchos  terrenos 
pobres  son  fáciles  de  con- 
vertir en  lagunas  i  produ- 
cirían una  renta  mayor  que 
su  esplotacion  agrícola.  Los 
tranques  existentes  servi- 
rían muchas  veces  de  por 
sí  para  engordar  peces  o  si 
se  vacian  completamente 
cada  par  de  dias  será  posi- 
ble darles  0.50  a  0.80  metro  mas  de  profundidad  para  aprove- 
char doblemente  su  existencia.   Con  tal  que  solo  en  el  verano  es- 


Nasa,  trampa  o  becabunga  de  dos  alas 
para  cojer  peces. 


148 


boletín  de  bosques,  pesca  i  gaza 


tuviesen  con  agua  servirían  siempre  para  la  engorda  de  peces  i 
su  venta  en  el  invierno. 

¿Cuántos  brazos  de  esteros  no  se  podrían  aprovechar  en  la  Re- 
pública en  la  crianza  i  engorda  de  tan  sano  i  lucrativo   aliroento? 

El  primer  paso  está  dado.  La  piscicultura  de  la  Dehesa  con  sus 
estanques  de  aguas  tibias  se  dedica  a  la  multiplicación  i  crianza 
de  tencas,  glanos  americanos  i  razas   finas  de  carpas  que  vende  a 

los  particulares  a  ra- 


zon  de  8,  9  i  10  pesos 
el  ciento  i'espectiva- 
raente;  la  piscicultura 
de  Rio  Blanco,  con  sus 
estanques  de  aguas 
frias,  se  dedica  a  la 
multiplicación  i  crian- 
za de  salmónides,  de 
trucha  de  los  Alpes, 
trucha  de  las  vertien- 
tes i  salmonete  arco 
iris,  que  vende  a  los 
particulares  a  razón 
de  10  pesos  el  ciento. 
Es  preciso  que  los  dueños  de  fundos  se  aprovechen  ahora  de 
las  facilidades  que  se  les  da,  dirijiéndose  a  la  Inspección  Jeneral 
de  Bosques,  Pesca  i  Caza  en  Santiago,  calle  Claras  número  198, 
para  obtener  la  venta  i  trasporte  de  los  peces  a  sus  propiedades, 
ya  sea  para  tener  un  nuevo  recurso  para  la  mesa  o  para  la  venta 
futura. 

Falta  todavía  establecer  una  tercera  piscicultura  fiscal  a  orillas 
del  rio  Cautin,  para  que  se  dedique  a  la  multiplicación  i  crianza 
de  los  salmónides  citados,  de  la  trucha  salmonada,  del  salmón  del 
Rin  i  de  la  Farionela  nacional,  lo  que  esperamos  ver  realizado 
en  el  año  en  curso. 

Hacemos  un  llamado  aquí  sobre  las  publicaciones  nuestras  í  de 
los  señores  piscicultores  Pedro  Golusda  i  Hugo  Seifert,  sobre  la 
crianza,  pesca  i  trasportes  de  pescados,  tanto  en  este  Boletín  como 
en  folletos  por  separado,  para  que  los  interesados  pidan  que  se  les 
remita  gratuitamente. 

Nos  permitimos  también  traer  aquí  algunos  modelos  de  rejillas 
para  impedir  el  paso  a  los  peces,  surtidores  de  agua,  desagües,  la- 


Pedazo  de  una  red  de  bolsones  en  los  cuales 
se  enredan  los  peces. 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA 


149 


gunas  artificiales,  etc.,  usados  en  Europa,  dejando  a  la  iraajina. 
clon  del  lector  modificarlos  según  sus  propias  necesidades,  que  en 
cada  caso  han  de  ser  diversas. 

No  menos  importante  que  la  piscicultura  es  la  pesca  nacional 
de  nuestras  aguas  fluviales  en  vez  del  funesto  i  tan  peligroso  era. 
pleo  de  la  dinamita.  El  estado  tan  ruin  de  la  pesca  fluvial  i  el 
empleo  tan  jeneral  i  en  muchas  rejiones  esclusivo  de  la  dinamita 
se  debe  en  su  mayor  parte  a  los  dueños  de  fundos.  El  pescador  de 
profesión  es  en  concepto  de  ellos  el  «paria  de  la  creación»  al  cual 
hai  que  perseguir  no  solo  con  los  inquilinos  sino  también  con  la 
policía  i  los  jendarmes  i  sí  es  po 
sible  maltratarlo  o  llevarlo  preso 
por  haber  ejercido  su  profesión. 
Si  no  es  posible  permitir  jente 
estrafia  en  el  fundo  ¿porque  no 
se  les  toma  como  inquilinos  i  se 
les  permite  ejercitar  su  profesión 
los  Domingos?  Si  no  hai  jente 
entendida  en  la  pesca  i  no  hai 
elementos  apropiados  ¿con  qué  se 
pesca  sino  con  dinamita?  Harían 
un  gran  bien  a  sí  mismos  los 
dueños  de  fundo  al  proporcionar 
los  aparatos  o  materias  primas 
necesarias  a  varios  de  los   inqui- 

,.                                        ,     ,.                   ,  Espaiavelored  de  tiroamano,  que 

Irnos   pcii  «-   4Ue  se    dediquen    a  la  gg  ^^/^  totaltrente  e&tendida  sobre  los 

pesca  dcminical,  lo  que  les  sirve  cardúmenes  de  peces  i  que  se  cierra  con 

,            .                             .  el  peso  de  los  plomos  al  levantarla. 

de  mejor   entretención   que  fre- 
cuentar las  cantinas  í  faltar  los  dias  lunes  i  martes  en  el  trabajo, 
a  la  vez   que  asi  se  les  aliviaría   en  algo   su   situación  precaria  i 
el  dueño  del   fundo  tendría   un   aumento  de   platos  en  su    mesa. 

Muí  útil  seria  fomentar  en  el  país  los  siguientes  aparatos  de 
pesca,  a  mas  de  los  ya  descritos  en  las  pajinas  628  a  630  del 
tomo  I  de  este  Boletín  i  que  sirven  también  para  la  pesca  de  es- 
pecies nacionales. 

El  espinel,  que  consta  de  muchos  anzuelos  fijados  cada  uno  en 
hilos  de  20  a  50  o  mas  centímetros  de  largo,  los  que  están  anuda- 
dos a  un  largo  cordel  mas  firme  a  distancias  de  uno  o  mas  metros. 
El  último  está  provisto  con  corchos  o  materias  livianas  en  cortas 
distancias  para  hacerlo  flotar  en  la  superficie  cuando  se  quiere 


150 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


obtener  peces  que  nadan  cerca  de  la  superficie  del  agua  o  afianza- 
do con  piedras  o  plomos  de  trecho  en  trecho  para  cojer  los  peces 
que  se  mantienen  cerca  del  fondo. 


Red  de  tiro  o  lance. 


Se  puede  usar  sujeto  en  la  mano  o  se  amarra  en  un  palo  ente- 
rrado para  levantar  el  espinel  poco  rato  después  o  dejarlo  toda  la 
noche  en  el  agua. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


151 


Las  nasas  o  trampas,  que  seg'un  su  forma  sirven  para  pescar  los 
camarones,  ang-uilas,  bagres  i  toda  otra  clase  de  pesca,  pero  hai 
que  fijarse   que   estén  bien  clavadas  en  el  lecho  del  agua,  que  la 


Red  de  tiro  a  lance  con  saco  o  bolsón  grande. 

boca  sea  dirijida,  según  la  especie  que  se  quiere  pescar,  contra  o  a 
favor  de  la  dirección  de  la  corriente  i  que  el  cebo  sea  adecúa- 


152  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

do  en  caso  que  éste  sea  necesario.  Las  nasas  se  calan  jeneral' 
mente  de  noche  i  se  levantan  en  la  mañana;  se  pueden  emplear 
también  en  el  dia  pero  no  con  el  mismo  éxito. 

El  esparavel  o  red  de  tiro  a  mano,  que  consiste  en  una  especie  de 
embudo  de  red,  cuyo  borde  está  provisto  de  plomos,  i  que  se  tira 
con  la  mano  totalmente  estendido  i  abierto  en  el  aire,  lanzándolo 
sobre  los  cardúmenes  de   peces,  los  que   encierra   juntándose  los 

plomos. 

Las  redes  de  tiro  o  de  lance  con  o  sin  saco,  que  sirven  para  ce- 
rrar el  paso  a  los  peces  i  sacarlos  a  la  ribera  del  agua. 

La  red  de  bolsos  en  que  se  enredan  los  peces  i  que  se  cala  o  se 
tira. 

La  red  de  paño  que  se  cala,  la  red  a  mano,  el  platillo  para  ca. 
marones  que  debe  asentarse  bien  en  el  fondo  para  que  éstos  pue- 
dan entrar,  etc.,  etc. 

El  uso  de  botes  angostos  i  puntiagudos  hechos  solo  de  tres  tablas 
i  manejados  con  palos  firmes  redondos  i  largos  para  empujar  la 
embarcación,  se  recomienda  en  las  aguas  de  mucha  corriente, 
donde  en  vano  se  trabaiaria  aon  remos. 

El  trasporte  i  venta  de  peces  vivos  como  truchas,  bagres  i  los  pe- 
ces aclimatados  en  los  mercados,  seria  viable  con  simples  barriles 
chatos  o  con  los  aparatos  descritos  en  las  pajinas  407  a  412  del 
tomo  I  de  este  Boletín  siempre  que  los  ferrocarriles  diesen  las 
mismas  facilidades  que  en  Europa.  Todavía  hai  muchas  personas 
en  el  pais  que  desestiman  los  pescados  vivos  o  frescos  i  los  en- 
cuentran sin  saboi' porque  su  paladar  está  desacostumbrado  a  co- 
merlos frescos  a  causa  de  los  tardíos  trasportes  por  ferrocarril,  i 
se  necesita  que  sean  medios  descompuestos  i  olientes  para  que 
les  tomen  el  gusto  al  pescado,  apesar  de  que  se  esponen  a  sufrir 
una  intoxicación  o  a  lo  menos  una  fuerte  indijestion. 

Ademas  hace  falta  en  el  pais  que  los  libros  de  cocina  traigan 
mas  diversos  modos  de  preparar  los  pescados,  ya  que  los  fritos, 
asados  o  en  fuentes  no  son  siempre  los  métodos  adecuados  i  can- 
san a  cualquiera  mui  pronto. 

Finalmente  seria  mui  útil  que  se  estableciesen  en  el  pais  cursos 
volantes  periódicos  en  las  distintas  rejiones  para  inducir  a  los  in- 
teresados en  el  cultivo  de  los  peces  i  crustáceos,  su  pesca,  tras- 
porte i  utilización  industrial  i  comercial,  para  lo  cual  pueden  ser- 
vir los  piscicultores  que  tenemos  i  que  podrian  demostrarlo  con 
esplicaciones  verbales,  cuadros  murales,  modelos  i  escursiones- 
prácticas. 

Federico  Albert. 
{Continuará). 


boletín  de  BOSQQES,  pesca  i  caza  153 

ALUVIONES 

su  RELACIÓN  CON  LOS  BOSQUES 


Se  conoce  con  este  nombre  a  los  terrenos  o  depósitos  formados 
por  las  aguas. 

Distínguense  los  aluviones  antiguos  i  los  modernos;  su  forma- 
ción, apesar  de  reconocer  la  intervención  del  agua,  no  es  en  am- 
bos de  la  misma  índole  científica. 

Los  primeros  se  deben  a  grandes  solevantaraientos  o  trastor- 
nos que  haesperimentado  el  globo  terrestre  a  consecuencia  de  la 
fuerza  subterránea  desarrollada  con  el  calor  del  interior  de  la 
tierra,  i  debido  a  los  cuales  los  mares  han  cambiado  de  forma  i  si- 
tuación, produciéndose  con  el  movimiento  de  sus  aguas  i  su  nue- 
va ocupación  los  terrenos  llamados  diluvianos;  es  un  hecho  indis- 
cutible que  la  mayor  parte  de  los  continentes  han  sido  en  otra 
época  mares,  i  que  el  fondo  del  mar  ha  sido  solevantado  en  2,  3, 
4   i  5   mil   metros  de  altura  sobre  el  nivel  del  mar  actual. 

Ejemplos  notables  de  solevantaraiento  son  la  cordillera  de  los 
Alpes  en  Europa  al  norte  de  Italia,  i  la  de  los  Andes  en  la  Amé- 
rica del  sur;  la  ciudad  de  París,  las  pampas  de  la  República  Ar- 
jentina,  el  valle  deChil?,  etc.  eran  lechos  marinos,  i  debido  a  tras- 
tornos  jeolójicos  de  la  época  diluviana  constituyen  hoi  terrenos 
de  esta  formación. 

Los  hai  tanto  en  el  antiguo  como  en  el  nuevo  continente  i  su 
constitución  varia  según  los  lugares,  las  épocas  i  las  causas  que 
han  influido  en  su  formación.  Los  tenemos  limosos  de  gran  ferti- 
lidad, arenosos,  areno-arcillosos,  arenosos  conteniendo  conchas 
marinas,  areno-arcillosos  con  guijarros  o  piedras,  areno-arcillo- 
calcáreos,  etc. 

Recordada  a  la  li  jera  la  formación  de  estos  terrenos,  haremos  la 
descripción  de  los  aluviones  modernos,  o  sea  de  los  depósitos  en 
formación  actual. 

Los  sedimentos  que  los  esteros  i  rios  arrastran  délas  partes  ele- 
vadas i  desnudas  para  depositarlos  en  la  entrada  de  los  mares,  son 
un  depósito  de  formación  moderna.  Las  aguas,  al  hallarse  deteni- 
das por  el  encuentro  con  las  corrientes  marinas,  depositan  en  esa. 


154  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

parte  las  materias  en  suspensión  que  arrastran,  i  su  acumula - 
miento  constante  constituye  el  fenómeno  conocido  con  el  nombre 
de  barra  o  delta,  según  que  la  desembocadura  se  efectúe  en  un 
mai"  tranquilo  o  ajitado,  hondo  o  bajo.  Estos  depósitos  aumentan 
de  año  en  año  en  todas  las  partes  en  que  se  producen  desmontes; 
su  formación  quita  naturalmente  al  mar  una  parte  de  su  esten- 
sion,  i  pueden  observarse  en  el  Ródano,  elMississippi,  el  Nilo,  etc; 
los  aluviones  del  Eufrates  en  el  golfo  pérsico  avanzan  19  metros 
por  año,  el  Iluang-ho  deposita  anualmente  en  el  mar  Amarillo 
cerca  de  700  millones  de  metros  cúbicos  de  tierra,  el  Ródano  i  el 
Po  han  ganado  al  mar  ya  varios  kilómetros. 

Puede  suceder  también  que  los  depósitos  se  efectúen  en  el  cauce 
mismo  de  los  ríos,  o  bien  que  los  llanos  atravesados  por  éstos  ocu- 
pen  un  nivel  mas  bajo;  entonces,  produciéndose  los  desbordes  en 
las  creces,  los  sedimentos  se  depositan  en  sus  inmediaciones,  exis. 
tiendo  en  este  caso  a  veces  la  favorable  circunstancia  de  que  si  se 
trata  de  aguas  cargadas  de  mantillo  se  produce  un  relleno  útil  a 
la  agricultura,  tanto  mas  si  los  terrenos  cubiertos  eran  impro- 
ductivos o  demasiado  arenosos,  pedregosos,  etc. 

Las  arenas  que  se  observan  a  lo  largo  de  la  costa  del  país  i  que 
en  parte  constituyen  grandes  i  prolongadas  masas  i  montículos 
conocidos  con  el  nombre  de  dimas,  no  son  otra  cosa  que  depósitos 
de  la  formación  estudiada  i  provienen,  parte  de  las  materias  de 
sagregadas  en  las  cimas  desnudas  por  la.  acción  de  las  aguas  de 
lluvia  o  del  derretimiento  de  las  nieves  i  arrastradas  por  los  ríos 
al  mar,  i  parte  de  la  desagregación  de  las  locas  de  las  costas  por 
la  acción  mecánica  i  química  de  las  olas  marinas. 

Las  proporciones  que  éstas  han  alcanzado  en  todas  partes  son 
considerables,  se  las  observa  en  diferentes  puntos  del  globo, 
con  caracteres  alarmantes  a  veces;  en  el  país  se  conocen  las  de 
S.  Vicente,  Chanco,  Constitución,  Llico  i  otras.  El  avance  mayor 
o  menor  hacia  el  interior  de  los  continentes  es  de  marcado  per- 
juicio para  la  agricultura  del  pais  o  lugar  en  que  se  encuentran 
cubriendo  terrenos  fértiles  i  en  muchos  casos  ciudades  enteras  o 
parte  de  ellas.  Su  constante  amenaza  no  reconoce  otro  remedio 
eficaz  que  el  arbolado;  el  árbol,  i  junto  con  él  los  procedimientos  i 
medios  de  estratejia  conocidos,  es  lo  único  que  puede  detener  i 
fijar  esas  estensiones  movedizas  i  estériles  haciéndolas  al  propio 
tiempo  útiles,  pues  en  poco  tiempo  constituirán  una  gran  fuente 
de  riqueza  forestal. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  155 


Con  respecto  a  los  sedimentos  desprendidos  por  las  aguas  de 
las  partes  elevadas  i  desnudas,  ejerce  en  esta  parte  también  el  ar- 
bolado una  importancia  suma. 

En  los  terrenos  desnudos  las  aguas  de  lluvia,  al  caer,  se  desli  ■ 
zan  libremente  por  el  suelo,  i  solo  una  parte  mui  pequeña  se  in- 
filtra; las  aguas  lavan  el  terreno  i  arrastran  consigo  sus  partes 
constitutivas.  Las  fuertes  pendientes,  los  qarainos  i  senderos,  como 
los  suelos  filtrantes,  sueltos  i  casquijosos,  se  prestan  notablemente 
para  la  producción  del  frecuente  arrastre  con  las  lluvias  torren. 
-ciosas;la  falta  de  cal  en  los  terrenos  del  sur  i  de  la  costa  facili- 
ta también  su  producción,  ya  que  su  presencia  proporcionaría 
cierta  cohesión,  propia. en  los  terrenos  que  la  contienen;  ciertas 
deformidades  o  depresiones  del  terreno  en  peadiente  i  que  reúnen 
el  agua  caida,  dan  nacimiento  a  pequeñas  erosiones  que  con  el 
trascurso  de  los  años  aumentan  i  profundizan  hasta  formar  gran- 
des barrancos,  que  no  son  otra  cosa  que  socavamientos  producidos 
por  el  agua  de  lluvia  en  terrenos  inclinados,  faldeos,  lomas  i  ce- 
rros desprovistos  de  vejetacion,  i  que  constituyen,  a  mas  de  un 
serio  peligro  para  los  animales,  no  despreciables  fuentes  produc- 
toras de  sedimentos. 

Otra  causa  que  favorece  el  desarrollo  del  fenómeno  en  cuestión 
es  la  derivada  de  las  especulaciones  zootécnicas,  engordas,  le- 
cherías, etc.,  cuando  se  practican  en  escala  apreciable  en  relación 
con  la  superficie  de  terreno  que  ocupan;  el  pastoreo  exajerado  ta- 
la completamente  la  yerba  i  deja  el  terreno  en  descubierto  i  es- 
puesto a  la  acción  del  fenómeno  meteórico  lluvia.  La  remoción 
del  terreno  por  los  pies  del  ganado  i  los  senderos  que  este  esta- 
blece i  esplota  son  causas  de  la  misma  índole  i  conviene  tenerlas 
mui  en  cuenta.  Los  arriendos  prolongados  o  a  perpetuidad  son  la 
mayor  parte  de  las  veces  inconvenientes,  porque  la  ejercitacion 
amplia  de  las  especulaciones  nombradas  concluyen  pronto  i  por 
completo  con  el  monte  i  con  la  yerba,  los  caminos  aumentan,  las 
escavaciones  siguen  su  curso,  i  por  fin  la  vijilancia. .  .no  existe. 
Las  diversas  clases  de  tierras  permiten  un  arrastre  diferente,  es 
decir  en  mayor  o  menor  grado  según  sea  su  constitución  o  la  re- 
lación que  guarden  entre  sí  sus  elementos  físicos,  arena,  arcilla, 
cal,  yeso,  mantillo,  piedras,  etc. 

Conocidas  las  causas  que  obran  en  el  desarrollo  del  fenómeno 
analizado,  no  queda  la  menor  duda  de  que  la  repoblación  forestal 
es  la  llamada  a  detener  i  prevenir  las   consecuencias   perniciosas 


He  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


del  arrastre,  i  toda  tentativa  o  esfuerzo   que  tienda  a  establecerla- 
será  siempre  oportuna  i  de  positivas  ventajas. 

En  los  suelos  cubiertos  de  vejetacion  el  fenómeno  mencionado 
no  existe,  por  cuanto  las  aguas,  detenidas  por  las  ramas,  troncos 
i  hojas,  en  vez  de  deslizarse  sobre  la  superficie,  se  infiltran  en  la 
masa  terrea  i  se  van  a  acumular  en  las  capas  profundas  para  sa. 
lir  lentamente  siguiendo  los  declives  del  terreno  i  forrear  manan- 
tiales que  alimentan  paulatinamente  los  arroyos  i  rios. 

La  presencia  del  árbol  es,  pues,  de  indiscutible  mérito  para  re- 
gularizar i  mantener  duraderos  los  cursos  de  agua,  i  a  la  vez  im- 
pedir o  evitar  el  erosionamiento  constante  i progiesivo'que  se  ope- 
i'a  en  las  cimas  i  faldeos  descubiertos. 

Mientras  esto  se  lleva  a  cabo,  o  bien  simultáneamente,  puede 
recurrirse  a  los  enfajinados,  que  se  ejecutarán  en  los  cursos  de 
íigua  en  que  se  note  el  arrastre,  con  estacones  i  ramas  entreteji- 
das horizontalmente,  de  50  cm.  de  alto  i  a  distancias  cuyo  des- 
nivel sea  de  un  metro  o  un  poco  menos.  En  los  barrancos  se  eje- 
cutarán procediendo  desde  su  base,  o  sea  de  abajo  hacia  arrioa. 
Sin  embaí go,  puede  suceder  en  e-tos  que  la  erosión  o  crecimiento 
£6  detengan  por  sí  solos,  nace  entonces  el  musgo  i  la  yerba,  cre- 
cen algunos  árboles  o  arbustos  nacidos  de  semillas  o  bien  de 
champas  desprendidas  i  caídas  a  su  interioi'.  En  esta  situación  no 
haí  nada  que  hacer,  i  sí  solo  completar  su  repoblación  con  espe 
cíes  forestales  útiles. 

Danikl  Zelaüa. 

Conservador  de   bosques 


LOS  PERMISOS  DE  CAZA  DE  LOBOS 


A  pesar  de  que  la  industria  de  la  caza  de  lobos  marinos  está" 
actualmente  entregada  al  libre  ejercicio  de  los  ciudadanos  chile- 
nos i  de  los  estranjeros  que  se  domicilian  en  Chile,  no  faltan 
quienes,  ignorando  esta  circunstancia,  piensen  que  para  cazar  lo- 
bos necesitan  un  permiso  del  Ministerio  de  Industria  i  Obras  Pú-- 
blicas. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  CAZiA  157 

Con  este  motivo,  la  Inspección  de  Bosques,  Pesca  i  Cíiza  ha 
debido  informar  varias  peticiones  de  este  jénero,  las  cuales  se 
presentan  ordiuai'iamente  a  las  Gobernaciones  Marítimas  del  pais 
para  seguir  desde  esas  oficinas  un  larg-o  e  indispensable  trámite 
reglamentario  hasta  que  vuelven  a  poder  de' los  interesados.  Solo 
entonces  éstos,  al  conocer  el  resultado  de  su  petición,  se  convencen 
de  la  inutilidad  de  su  trabajo. 

En  otras  ocasiones  el  derecho  de  cazar  lobos  marinos  se  entor- 
pece con  la  intromisión  de  ciertas  personas  que  están  en  posesión 
de  un  permiso  de  caza  otorgado  en  una  época  en  que  esta  indus- 
tria se  encontraba  restringida  por  una  reglamentación  caduca  i 
que  ha  sido  por  último  derogada  en  todas  sus  partes. 

Para  evitar  una  i  otra  cosa,  e  informar  al  propio  tiempo  a  las 
autoridades  marítimas,  a  los  que  se  les  remite  invariablemente  es- 
ta publicación  oficial,  hemos  creído  útil  dar  a  conocer  en  este  ar- 
tículo la  jénesis  por  que  ha  pasado  la  lejislacion  de  caza  de  lobos 
marinos,  señalando  la  situación  actual  en  que  se  encuentra  dicha 
industria  i  por  fin  lo  que  podría  hacerse  al  servicio  de  ella  i  de 
los  intereses  del  Erario  Nacional. 

En  efecto,  la  ordenanza  que  reglamentaba  la  caza  o  pesca  de 
focas  o  lobos  marinos,  nutrias  i  chungungos  en  las  costas,  islas  i 
mares  territoriales  de  Chile,  de  fecha  17  de  Agosto  de  1892,  fué 
modificada  en  12  de  Febrero  de  1903,  dejándola  vijente  para  los 
lobos  finos  i  aboliendo  la  prohibición  de  pescar  el  lobo  ordinario 
(Otaria  jubata)  por  considerársele  un  animal  mui  nocivo  para  la 
pesca. 

En  24  de  Diciembre  de  1903,  por  decreto  núm.  2834,  fué  total- 
mente derogada  dicha  ordenanza. 
El  decreto  en  referencia  dice  así: 

Sección  1.%  núm.  2834.  -  Santiago,  24  de  Diciembre  de  1903.— 
Vistos  estos  antecedentes  i  considerando  que  el  Director  Jeneral 
de  la  Armada,  de  acuerdo  con  el  Consejo  Naval,  hace  presente  a 
este  Ministerio  en  oficio  número  1511,  de  17  de  Junio  último,  la 
conveniencia  de  derogar  en  todas  sus  partes  la  ordenanza  sobre 
caza  o  pesca  de  lobos,  nutrias  i  chungungos,  de  17  de  Agosto  de 
1892,  dejando  a  esta  industria  reglamentada  solo  por  las  pres- 
cripciones jenerales  del  título  IV  del  libro  2.0  del  Código  Civil, 
por  cuanto  siando  imposible  ejercer  por  ahora  en  esas  rejiones 
una  vijilancia  eficaz,  cualquiera  puede  burlar  i  burla  sus  disposi- 
ciones, que  vienen  así  a  perjudicar  solo  al  comercio  honrado  i 


15S  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

desviar  todo  ese  tráfico  de  Punta  Arenas  a  las  Malvinas,  Ushuaia 
i  Gallegos;  i  que  la  misma  opinión  ha  raanifiestado  también  al 
Gobierno  el  Consejo  de  Defensa  Fiscal  en  informe  de  7  de  Se- 
tiembre próximo  pasado;  de  acuerdo  con  el  Consejo  de  Estado,  he 
acordado  i  decreto: 

Derógase  la  Ordenanza  de  17  de  Agosto  de  1892,  sobre  caza  o 
pesca  de  lobos,  nutrias  i  chungungos. 

Tómese  razón,  etc.— Riesgo. — Maximiliano  Espinoza  Pica. 

En  consecuencia,  la  caza  de  lobos  marinos  es  en  Chile  de  libre 
ejercicio  tanto  para  los  chilenos  como  para  ios  estranjeros  que  se 
domicilian  en  el  pais.  No  tiene  otra  restricción  que  la  que  le  se- 
ñalan los  gobernadores  marítimos  para  evitar  que  los  lobos  mari- 
nos sean  beneficiados  en  los  puertos  en  donde  la  descomposición 
del  cadáver  infestaria  la  población. 

Para  esplicar  las  razones  que  se  tomaron  en  cuenta  al  derogar 
la  ordenanza  citada,  precisa  dar  a  conocer  algunos  hábitos  bioló- 
jicos  de  los  lobos  chilenos. 

En  el  pais  viven  dos  especies  de  lobos  llamados  comunmente 
lobo  de  un  pelo  (Otaria  jubata)  i  lobo  fino  o  de  dos  pelos  (Callo- 
ihiiius  faldklandicus  o  Arctocephalus  australis). 

El  primero  vive  en  toda  la  costa  del  pais  aporcentándose  pe- 
riódicamente en  los  cantiles  de  las  islas  i  en  las  puntillas  que 
forma  la  costa  continental  que  el  mar  invade  parcial  o  totalmen- 
te. Solo  cuando  intervienen  condiciones  escepcionales  de  refujio 
para  estos  animales,  las  deyecciones  que  dejan  en  esos  sitios  o 
«loberías»,  se  amasan  con  el  tráfico  de  sus  moradores  i  llegan  a 
constituir  yacimientos  de  guano  de  algún  valor  comercial.  I  en 
esto  consiste  solamente  toda  la  utilidad  que  este  animal  le  pro- 
porciona en  vida  al  hombre. 

En  cambio,  el  consumo  que  hace  de  pescados  lo  coloca  en  el 
rango  de  ser  el  animal  mas  perjudicial  para  la  pesca,  sin  que  sea 
necesaiio  considerar  para  calificarlo  asi  los  destrozos  que  ocasio- 
na con  frecuencia  en  los  aparejes  de  pesca  i  los  peces  capturados 
por  dichos  aparejos  que  el  animal  devora  cuando  merodea  cerca 
de  la  playa. 

Muchos  autoies  están  de  acuerdo  en  considerar  que  el  produc, 
to  que  se  obtiene  de  un  lobo  de  ocho  años  vendiendo  su  piel  i  su 
aceite,  es  inferior  al  precio  medio  de  los  peces  que  consume  du- 
rante un  dia. 

Los  hábitos  biolójicos  del  lobo  fino,   con   ser  mas  o  menos  los 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA  15^ 

mismos  que  los  del  lobo  ordinario,  no  se  traducen  sin  embargo  en 
los  mismos  resultados  para  la  industria  de  la  pesca,  pues  el  lobo 
fino  vive  al  sur  del  paralelo  46  de  latitud  sur,  i  solo  se  acerca  por 
temporadas,  fuera  de  su  área  de  población,  a  las  islas  de  Juan 
Fernandez,  San  Ambrosio  i  San  Félix,  donde  se  le  caza  en  corta 
escala. 

La  piel  de  este  animal,  conservada  en  sal,  se  esporta  a  Ingla- 
terra por  el  precio  medio  de  £  5  cada  una,  pero  esta  esportacion 
no  se  rejistra  por  la  aduana  chilena,  por  lo  que  no  puede  ser 
apreciada  en  su  monto  ni  en  su  valor. 

Es  de  suponer  sin  embargo  que  la  cantidad  de  pieles  de  lobos 
finos  que  se  remiten  desde  Chile  a  Inglaterra  para  ser  allí  curti- 
das i  vendidas  en  el  mercado  mundial  de  pieles  radicado  en  Lon- 
dres sea  considerable,  a  juzgar  por  las  numerosas  empresas  de 
caza  de  toda  nacionalidad  que  merodean  en  los  mares  australes 
de  Chile  i  las  crecientes  demandas  de  que  es  objeto  la  «piel  de 
nutria  sudamericana»  con  que  es  conocido  este  artículo  en  los 
mercados  europeos. 

En  mérito  de  estas  consideraciones  i  tomando  en  cuenta  los 
abusos  a  que  se  pi'estaban  los  permisos  concedidos  en  otra  época 
para  la  caza  de  estos  animales,  el  Gobierno  derogó  la  ordenanza 
que  la  prohibía,  impecido  también  por  la  imposibilidad  que  había 
de  hacerla  efectiva  en  la  rejion  austral,  donde  la  falta  de  vijilan- 
cia  hacia  ilusoria  la  prohibición  establecida. 

Si  hai  razones  de  sobra  para  declarar  de  libre  ejercicio  la  caza 
del  lobo  ordinario  o  de  un  pelo,  como  lo  está  en  la  actualidad,  no 
las  hai  en  cambio  para  hacer  estensiva  esta  libertad  de  caza  al 
lobo  fino  o  de  dos  pelos,  en  consideración  al  gran  valor  que  tiene 
su  piel,  a  la  ninguna  influencia  que  tiene  su  réjimen  de  alimenta- 
ción en  la  industria  pesquera,  por  la  residencia  a  que  está  confi- 
nado, i  finalmente  porque  de  esta  industria  lucrativa  ningún 
provecho  obtiene  el  Estado  ni  obtienen    tampoco  sus  habitantes. 

Por  tal  motivo  el  Gobierno  de  Chile,  conjuntamente  con  el  de 
Ar  jen  tina,  jestíona  en  la  actualidad  su  adhesión  a  la  convención 
celebrada  entre  los  gobiernos  de  Japón,  Estados  Unidos,  Inglate- 
rra i  Rusia  sobre  prohibición  de  caza  de  lobos  finos  por  el  térmi- 
no 20  años,  de  modo  que  en  caso  de  hacerse  estensiva  esta  pro- 
hibición para  los  mares  australes,  en  Chile  quedará  abolida  la  li- 
bertad de  cazar  este  animal  por  el  plazo  indicado. 

En  caso  contrario,  o  sea  si  el  Gobierno  de  Chile  no  adhiriere  a 


160  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

la  convención  aludida,  habria  lleg-ado  la  oportunidad  de  dar  en 
arrendamiento  i  por  subasta  pública  las  zonas  loberas  a  quienes 
las  soliciten,  quedando  el  arrendatario  sometido  a  un  contrato  que 
garantice  la  conservación  de  la  especie  i  el  pago  de  un  derecho 
por  cada  pieza  que  capture. 

Luis  Castillo, 

Biólogo  de  ¡a  Sección  de  Pesca  i  Caza 


LA  MADERA 


En  el  número  6  de  este  mismo  boletín  comenzamos  un  estudio 
con  este  mismo  titulo  i  en  él  manifestamos  que  la  estructura  ana 
tóraica  de  una  madera  es  bien  diversa  según  que  se  trate  de  una 
especie  u  otra  i  que  aun  tratándose  de  un  mismo  ejemplar  el  pro 
ducto  maderable  era  bien  diverso,  según  la  edad  i  la  situación 
en  que  habia  crecido  la  muestra  por  ensayar. 

Con  motivo  del  impuesto  al  pino  oregon,  la  opinión  pública  ha 
sido  sorprendida  con  una  serie  de  informaciones  mas  o  menos 
erróneas  que  tendían  a  desprestijiar  o  enzalzar  las  cualidades  de 
las  maderas  nacionales;  hemos  creído  por  lo  tanto  de  interés  con 
tinuar  estudiando  los  principios  constitutivos  del  tejido  leñoso  a 
fin  de  evitar  falsas  apreciaciones  sobre  este  asunto  tan  debatido. 

Nos  proponemos  pues  estudiar,  en  el  curso  de  este  artículo,  la 
composición  del  tejido  leñoso  i  las  cualidades  que  pueden  des- 
prenderse de  la  mayor  o  menor  cantidad  en  que  se  encuentran 
estos  principios  constitutivos. 

Las  paredes  de  las  celdillas,  vasos,  fibras  i  demás  elementos 
orgánicos  de  la  madera  están  formadas  por  celulosa  siempre 
acompañada  de  otras  materias  incrustantes;  en  la  madera  tierna 
o  de  albura  estas  celdillas  i  vasos  están  ocupados  por  agua  i  otros 
principios  orgánicos  variables  según  la  especie  vejetal.  En  este 
número  se  cuentan  materias  nitrojenadas,  algunas  resinas,  gomas, 
azúcares,  alcaloides,  aceites  i  grasas,  no  siendo  raro  también  en- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  161 


■contiar  algunas  materias  colorantes  i  sustancias  tánicas.  Aten- 
diendo a  la  composición  química,  la  fórmula  jeneral  de  la  madera 
puede  espresarse  por  C^e  U.22  022  con  la  adición  de  0.01  de  ni- 
trójeno  cuando  la  madera  está  enteramente  formada,  i  0.01  de 
hidrójeno  libre  cuando  el  tejido  está  aun  en  formación. 

Sin  embargo  la  proporción  de  los  distintos  elementos  antes  in- 
dicados varia  dentro  de  límites  considerables  según  que  se  anali- 
ce maderas  de  una  especie  botánica  u  otra  o  bien  que  se  trate  de 
muestras  tomadas  en  el  tronco  o  en  las  ramas  del  vejeta!.  Asi  por 
ejemplo  se  sabe  que  la  madera  de  las  ramas  deja  siempre  mayor 
cantidad  de  ceniza  que  la  del  tronco,  debido  a  que  la  savia  está 
concentrada  siempre  en  la  cima  del  árbol. 

Mediante  la  fuerza  vital,  los  árboles  tienen  dentro  del  cuerpo 
leñoso  una  cantidad  mas  o  menos  considerable  de  líquidos,  los 
cuales  se  evaporan  con  mayor  o  menor  presteza  tan  pronto  como 
ha  sido  cortado  el  ejemplar  o  cesa  su  vida  por  otra  causa  estraña. 
Esta  evaporación  o  eliminación  de  los  líquidos  es  sumamente 
rápida  luego  después  de  la  corta,  pero  va  decreciendo  poco  a 
poco,  i  llega  un  momento  en  que  la  cantidad  de  agua  contenida 
en  la  materia  leñosa  permanece  estacionaria,  o  aumenta  i  dismi- 
nuye con  la  humedad  o  la  sequía  del  paraje  en  donde  se  la  coloca. 
Este  fenómeno  es  debido  a  que  la  madera  contiene  sustancias 
higrométricas  que  retienen  con  gran  enerjia  la  humedad.  Si  se 
observa  un  trozo  de  roble  pellín  se  verá  que  el  tejido  maderable 
retiene  con  gran  enerjia  el  agua,  motivo  por  el  cual  es  sumamen- 
te difícil  secar  esta  madera  cuando  está  cortada  en  trozos  de  gran 
escuadría;  por  el  contrario  sí  se  observa  una  pieza  de  lingue  se 
verá  que  la  retención  del  agua  es  insignificante  i  que  la  deseca- 
ción del  tejido  se  hace  con  bastante  rapidez.  Esta  es  a  nuestro 
juicio  la  única  causa  que  determina  la  poca  adaptación  de  algunas 
maderas  de  nuestra  rejion  austral  a  la  zona  norte,  en  donde  el 
aire  es  raui  seco  durante  el  día  i  húmedo  i  cargado  de  sales  duran- 
te la  noche.  La  pérdida  de  líquido  i  la  absorción  i-ápida  de  ellos 
produce  en  el  tejido  un  desequilibrio  que  determina  la  poca  dura- 
bilidad i  principalmente  la  facilidad  de  descomposición  superfi- 
cial de  la  madera.  Las  partes  internas  de  un  trozo  de  madera 
con  gran  poder  higroscópico  no  está  directamente  influenciada 
|)or  las  variaciones   atmosféricas  i   por    lo    tanto  se  conserva  du- 

11 


162  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

rante  muchísimo  tiempo   en  perfecto    estado,  sufriendo  solo  en  la 
periferia. 

Se  puede  apreciar  la  mayor  o  menor  desecación  de  una  madera 
por  las  variaciones  de  su  peso,  considerándosela  completamentg 
seca  cuando  solo  varia  este  en  proporción  con  los  cambios  clima- 
téricos. Sin  embai'go,  debe  tenerse  presente  que  siempre  queda  en 
la  madera  cierta  proporción  de  agua  higrométrica  que  no  partici- 
pa de  estas  influencias  esteriores.  Hai  que  distinguir,  pues,  el 
agua  libre  o  sea  aquella  que  no  desaparece  de  la  madera  p'«r  la 
acción  atmosférica,  del  agua  que  embebe  ios  tejidos  mismos,  la 
que  no  se  separa  de  ellos  sino  mediante  una  temperatura  de  loO<* 
como  mínimun. 

El  tejido  raadei'able  tiene  una  proporción  de  agua  que  varía  se- 
gún la  especie:  así  por  ejemplo  la  madera  de  sauce  tiene  un  26 ''Za- 
de su  peso,  mientras  la  encina  llega  a  un  34  o/o  i  el  álamo  a  un 
5ü«/o. 

Según  las  esperiencias  de  Haitig,  la  proporción  de  agua  varía 
también  con  las  épocas  del  año,  diminuye  en  el  verano  i  se  incre- 
menta enormemente  dui'ante  el  período  invernal. 

La  existencia  de  la  corteza  en  un  árbol  que  ha  sido  cortado 
dificulta  la  evaporación  en  una  forma  considerable,  de  allí  que 
sea  recomendable  proceder  a  la  descortezadura  luego  después  de 
la  corta  a  fin  de  activar  la  pérdida  de  los  líquidos  lo  mas  posible- 

La  mejor  marlera  no  es  sin  duda  la  que  se  ha  secado  por  pi'oce- 
dimientos  mecánicos  sino  la  que  ha  ido  perdiendo  poco  a  poco  el 
esceso  de  líquido.  La  desecación  do  las  maderas  por  este  sistema 
no  será  posible  en  nuestro  pais  mientras  la  industria  maderera 
no  acostumbre  guardar  sus  productos  bajo  techo,  pues  tal  como 
se  hace  la  conservación  hoi  en  dia,  lejos  de  mejorar  la  madera  la 
perjudica  enormemente. 

Numerosas  son  las  trasformaciones  que  esperimenta  la  made- 
ra en  presencia  de  algunos  reactivos.  El  cloro  la  blanquea  sin  lle- 
gar a  alterarla  ni  disolverla;  el  ácido  nítrico  concentrado  destru- 
ye su  cohesión,  convirtiéndola  en  ácido  oxálico,  procedimiento- 
que  se  emplea  para  obtener  este  producto  químico  del  aserrín;  el 
ácido  clorhídrico  la  ennegrece  sin  llegar  a  hacerla  soluble;  el  ácido 
sulfúrico  la  carboniza  i  si  se  deja  que  obre  en  frío  durante  un 
tiempo  mas  o  menos  largo,  la  trasforraa  en  goma,  la  que  diluida 
en  agua  se  trasForma  en  glucosa;  la  potasa  obrando  ayudada 
por  la  acción  del  calor  disuelve  la  madera   quedando  como  resul 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza       163 


tante  un  líquido  pardo  que  contiene  ácido  oxálico,  ácido  acético  i 
ácido  úlmico. 

Podemos  referir  los  principios  constitutivos  de  la  madera  a  dos 
agrupaciones:  la  primera  comprende  el  tejido  leñoso  propiamente 
dicho  o  sea  la  celulosa  i  las  materias  incrustantes;  i  la  segunda 
aquellos  principios  que  se  estraen  de  los  vejetales,  variables  se- 
gún las  especies,  como  son  los  jugos  i  las  savias,  en  los  que  se  en- 
cuentran sustancias  hidrocarbonadas  tales  como  gomas,  féculas, 
azúcar,   otras  sustancias  acidas  i  alcaloides  vejetales. 

La  celulosa  es  el  componente  principal  del  tejido  leñoso  de  los 
vejetales.  Se  la  encuentra  en  todos  los  órganos,  aunque  en  diver- 
so estado  de  agregación,  lo  cual  modifica  las  propiedades  físicas 
que  ella  tiene  para  resistir  la  acción  de  los  ajen  tes  químicos;  en 
las  raíces  i  en  el  tallo  es  donde  la  celulosa  se  presenta  con  mayor 
compacidad. 

Cuando  está  pura  la  celulosa  es  blanca,  trasparente,  inodora  e 
insípida,  insoluble  en  alcohol,  éter  i  amoníaco.  El  óxido  de  cobre 
amoniacal  permite  precipitarla  después  de  una  disolución  comple- 
ta, lias  disoluciones  alcalinas  poco  concentradas  de  potasa  no- 
atacan  la  celulosa,  pero  sí  activamente  muí  concentradas.  Eí 
ácido  sulfúrico  ayudado  por  la  acción  del  calor  trasforma  la  ce- 
lulosa en  azúcar  a  condición  de  que  se  sature  por  la  creta.  El  áci- 
do nítrico  hirviendo  la  convierte  en  ácido  oxálico  i  carbónico;  su- 
merjiéndola  pocos  minutos  en  ácido  nítrico  se  obtiene  la  piroxili- 
na  o  algodón  pólvora,  sustancia  sumamente  inflamable  que  una 
vez  disuelta  en  una  mezcla  de  8  partes  de  alcohol  i  100  de  éter 
produce  el  colodión.  La  celulosa  unida  a  las  materias  azoadas 
que  siempre  la  acompañan  en  el  organismo  vejetal  sufre  una 
combustión  lenta  que  la  convierte  en  una  sustancia  pulverulenta 
amarillo-pardusca  que  se  conoce  con  el  nombie  de  podredumbre. 
A  esta  descomposición  coopera  el  desarrollo  de  una  cantidad  de 
jérraenes  microscópicos  que  se  alimentan  preferentemente  de  las 
sustancias  azoadas  que  abundan  principalmente  en  los  sitios  en 
donde  se  forman  estas  pudriciones. 

Con  el  nombre  de  lignina  se  comprende  las  materias  incrus- 
tantes que  se  encuentran  llenando  los  intersticios  celulares.  Estas 
ligninas  se  presentan  con  mas  frecuencia  en  las  maderas  duras  i 
su  composición  es  variable  según  las  especies  que  se  consideren. 
Los  principios  constitutivos   de   la   lignina   se  distinguen  con  los 


164  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

nombres  de  lignosa,  ligiiona  i  ligtiinosa,  cuerpos  todos  estos  iiiso- 
lubles  en  el  agua. 

La  albúmina  se  encuentra  también  entre  las  sustancias  incrus- 
tantes, pi'incipalmente  en  las  semillas  oleajinosas  i  en  los  cei'ea- 
les.  Se  disuelve  en  el  agua  tomando  el  líquido  ur.a  forma  viscosa; 
si  se  calienta  la  disolución  a  70"  se  coagula,  convirtiéndose  en  un 
cuerpo  sólido,  blanco  i  opaco.  Cuando  se  somete  la  albúmina  a 
una  temperatura  que  no  esceda  de  70»,  se  coagula  convirtiéndose 
en  una  masa  amarillenta  i  trasparente  que  tiene  el  aspecto  de 
una  goma.  Los  ácidos  en  jeneral  coagulan  la  albúmina  a  escepcion 
del  fosfórico  i  del  acético. 

Casi  todas  las  sales  metálicas  precipitan  la  albúmina,  como  tam- 
bién el  tanino  i  la  infusión  de  agallas.  Se  supone  que  la  presencia 
de  la  albúmina  en  las  maderas  es  la  causa  de  alteración  en  los 
tejidos  una  vez  que  han  perdido  sus  condiciones  vitales.  La  albú- 
mina orijina  i  propaga  la  putrefacción  de  las  madei-as  cortadas  i 
sirve  de  alimento  a  las  criptógamas  que  sobre  ellas  suelen  desa- 
rrollarse proporcionando  el  alimento  a  un  gran  número  de  insec- 
tos que  contribuyen  también  a  la  destrucción  del  tejido  maderable. 

Es  mui  grande  la  acción  del  calor  sobre  la  madei'a.  La  mayor 
parte  de  los  elementos  orgánicos  que  hemos  mencionado  ante- 
riormente forman  diversas  combinaciones  una  vez  que  pierden  el 
agua  higrométrica  a  causa  del  calor  ambiente,  i  en  ciertos  casos 
estas  combinaciones  contribuyen  a  que  se  inicien  algunas  descora- 
posiciones  que  poco  a  poco  van  destruyendo  la  madera. 

La  potencia  caloiiflca  desarrollada  por  la  combustión  de  las 
maderas  depende  de  la  cantidad  de  agua  que  ellas  contengan.  Se 
admite,  en  términos  jenerales,  que  cada  kilo  de  madera  al  arder, 
desprende  3000  a  3500  calorías  si  está  perfectamente  seca,  i  si 
no  lo  está  solo  se  obtiene  de  2600  a  2700. 

Cuando  se  calienta  la  madera  en  vasos  cerrados,  fuera  del 
acceso  del  aire,  se  descompone  dando  oríjen  a  productos  gaseosos 
como  hidrójeno,  ácido  cai'bónico,  óxido  de  carbono;  una  masa 
sólida  denominada  carbón,  que  conserva  la  misma  forma  que  te- 
nia la  madera,  queda  como  lesíduo  de  dicho  calentamiento. 

La  potencia  calorífica  del  carbón  de  leña  varía  también  según 
la  especie  del  árbol  que  lo  produce.  Como  término  medio  se  pue- 
de fijai-  de  6000  a  6200  calorías. 

Como  residuo  queda  también  un  líquido  formado  por  tres  capas; 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  165 


la  superior  aceitosa,  la  intermedia  acuosa  i  la  inferior  lijeraraonte 
consistente  i  que  se  denomina  brea. 

De  la  parte  líquida  se  estrae  una  cantidad  de  cuerpos  mui  usa- 
dos, tales  como  ácido  acético  o  vinagre  de  madera,  ácido  piroleño- 
so,  acetona,  raetileno,  creosota,  naftalina,  picamara  i  otra  sei'ie  de 
aceites  erapireumáticos.  Destilando  la  brea  se  recojen  varios  pro- 
ductos tales  como  la  creosota,  eupiota  i  picamara. 

El  aire  atmosférico  no  ejerce  acción  sobre  la  madera  si  no  está 
auxiliado  por  el  calor,  como  lo  demuestra  perfectamente  la  con- 
servación de  las  aimaduras  que  están  espuestas  al  aire  siempre 
que  no  estén  en  contacto  con  los  rayos  directos  del  sol. 

Hai  sin  embargo  algunas  maderas  cuya  conservación  se  hace 
perfectamente  cuando  quedan  protejidas  por  otros  materiales  i 
lejos  de  la  acción  directa  del  aire;  como  sucede  por  ejemplo  con 
enmaderados  interiores  de  edificios  i  tabiques. 

Las  maderas  constantemente  sumerjidas  en  el  agua  poseen  una 
gran  durabilidad,  pero  se  descomponen  con  bastante  rapidez 
cuando  se  las  lleva  a  un  paraje  mui  seco  o  bien  cuando  sufren 
constantemente  alternativas  de  humedad  i  sequia. 

El  color  de  la  madera  puede  decirse  que  varia  según  que  los 
árboles  hayan  crecido  aislados  o  en  medio  de  la  espesura  de  una 
montaña.  Las  especies  crecidas  en  terrenos  secos  tienen  una  ma- 
dera mas  coloreada  que  aquellas  crecidas  en  suelos  húmedos.  Se 
ha  constatado  también  que  en  un  mismo  árbol  la  madera  del 
tronco  es  mas  oscura  que  la  de  las  raíces  i  ramas.  La  mayor  par- 
te délas  especies  maderables  tienuí  coloreada  la  madera  del  du- 
ramen i  por  el  contrario  blanca  o  casi  blanca  la  de  la  albura,  a 
causa  de  que  la  primera  está  impregnada  de  lignina,  cuerpo  que 
por  lo  jeneral  se  presenta  acompañado  de  sustancias  colorantes. 
Hai  sin  embargo  algunos  árboles  cuyas  maderas  no  están  colorea- 
das, como  sucede  por  ejemplo  con  el  tilo,  con  los  abetos  y  los  sau- 
ces. Como  tipo  de  las  segundas,  es  decir  de  aquellas  cuyo  dura- 
men difiere  por  su  color  de  la  albura,  tenemos  el  roble,  el  coihue 
i  el  espino. 

Debe  tenerse  presente  que  hai  ciertas  enfermedades  que  suelen 
ir  acompañadas  por  un  cambio  decoloren  las  maderas,  como  acon- 
tece por  ejemplo  con  la  pudricion  negra  en  el  álamo,  que   propor- 
ciona al  tejido  maderable  un  color  pardo  oscuro  bastante  intenso. 

Otra  de  las  propiedades  físicas  de  la  madera  es  la  elasticidad, 
o  sea  la  propiedad  que  tiene  de  recobrar  su  forma  piimitíva  cuan- 


166  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

do  cesa  la  fuerza  que  la  ha  modificado.  Entre  las  maderas  elásticas 
merece  especial  mención  la  de  los  arces  i  encinas  i  la  de  algunos 
álamos  como  el  temblón. 

La  flexibilidad,  o  sea  la  mayor  o  menor  facilidad  con  que  se 
puede  encorvar  algunas  maderas  sin  perder  su  cohesión,  es  otra 
propiedad  física  raui  estimada  en  la  industria,  pues  mediante  esta 
cualidad  se  puede  hacer  tomar  a  las  maderas  formas  curvas  deter- 
minadas según  los  diferentes  usos.  Asi  por  ejemplo  la  madera  de 
sófora,  de  alerce,  de  fresno  i  de  nogal  son  bastante  flexibles,  mien- 
tras por  el  contrario  las  de  encina  i  abedul  tienen  raui  poca  flexi- 
bilidad. 

La  contracción  i  dilatación  de  las  maderas  permite  su  adapta- 
ción a  ciertas  industrias. 

Al  secarse  los  elementos  de  la  madera,  celdillas,  fibras,  va- 
sos, canales,  disminuyen  notablemente  de  volumen,  resultando 
en  consecuencia  una  contracción  en  todas  las  piezas,  las  ^ue  vuel- 
ven a  tomar  sus  dimensiones  normales  una  vez  que  se  les  resti- 
tuye la  humedad  que  han  perdido. 

Tanto  la  contracción  como  la  dilatación  de  las  maderas  no  se 
efectúa  de  un  modo  uniforme  en  todas  direcciones.  Hai  algunas 
que  se  dilatan  solo  lonjitudinalmente,  como  sucede  por  ejemplo 
con  la  madera  de  peral  i  de  haya,  mientras  otras,  como  la  de  aca- 
cia i  cedro,  se  dilatan  en  sentido  radial. 

Por  lo  jeneral  se  puede  decir  que  la  dilatación  es  casi  siempre 
impQrceptible  en  el  sentido  lonjitudinal,  mientras  por  el  contrario 
en  la  sección  trasversal  varia  notablemente.  Por  esto,  al  secarse 
la  madera  de  un  modo  brusco,  contrayéndose  mucho  los  tejidos  de 
la  circunferencia  i  en  proporción  muchísimo  menor  los  radios^ 
no  tardan  en  producirse  grietas  al  esterior  que  perjudican  mucho 
la  resistencia  de  las  piezas. 

La  conservación  de  la  forma  i  dimensiones  de  la  madera  depende 
de  varias  causas.  Cuanto  menos  compactos  son  los  tejidos  mas  se 
contrae  la  madera  al  secarse;  por  lo  tanto  las  piezas  contruidas 
con  madera  de  duramen  sufren  menos  modificaciones  que  las  que 
se  hacen  de  madera  de  albura  o  tejido  tierno.  Para  que  un  trozo 
de  madera  no  sufra  contracción,  debe  secársele  en  un  sitio  abri- 
gado de  la  luz  i  del  calor  i  preservado  también  de  las  corrientes 
de  aire. 

Las  maderas  porosas  absorben  i  evaporan  fácilmente  la  hume 
dad  del  medio  ambiente  variando  constantemente   de   volumen, 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  167 

-mientras  las  maderas  impregnadas  por  principios  resinosos  ape- 
nas si  sufren  modificación  en  su  estructura.  Esto  esplica  el  por 
-que  es  conveniente  pintar  o  barnizar  las  maderas  tan  pronto  como 
se  puede,  pues  interponiendo  una  capa  que  impida  la  influencia 
■de  las  variaciones  higroraétricas  se  evita  la  penetración  de  la  hu- 
medad al  interior  de  los    tejidos  maderables. 

La  duración  de  las  maderas  es  una  cualidad  que  depende  no 
solo  de  la  especie  sino  también  de  las  condiciones  en  que  se  con- 
serva después  de  elaborada.  Cuando  los  tejidos  han  sido  pri- 
vados de  los  jugos  i  humedad  en  debida  forma,  se  conservan 
muchísimo  mejor  que  cuando  han  sido  abandonados  a  su  propia 
fuerza,  como  acontece  en  Chile,  en  donde  las  cortas  se  hacen  aun 
en  épocas  inoportunas,  i  como  lo  decíamos  anteriormente,  se  dejan 
los  productos  a  la  intemperie  hasta  su  aprovechamiento. 

Las  maderas  mas  durables  son  las  que  están  impregnadas  por 
materias  antisépticas  como  la  cepa,  por  ejemplo;  luego  después 
siguen  en  durabilidad  las  que  tienen  los  canales  obstruidos,  como 
.acontece  con  el  alerce  de  Europa;  luego  después  siguen  las  que 
tienen  tanino,  como  la  encina,  el  lingue  i  el  castaño,  i  finalmente 
las  que  no  tienen  ninguna  sustancia  preservante. 

Las  maderas,  como  todas  las  sustancias  orgánicas,  son  suscepti- 
bles de  esperimentar  la  putrefacción  aun  cuando  la  poca  cantidad 
de  nitrójeno  que  se  encuentra  en  ella  hacen  que  resista  mas  que 
otros  cuerpos  a  los  ajentes  ordinarios  que  producen  su  descom- 
posición, entre  los  cuales  figura  en  primer  término  la  acción  del 
oxíjeno,  del  aire  i  de  la  humedad.  El  agua  obra  como  disolvente  de 
ciertos  principios  constitutivos  de  la  madera  i  facilita  las  reaccio- 
nes entre  los  distintos  elementos  que  la  forman.  En  ciertos  casos 
se  descompone  en  oxíjeno  e  hidrójeno  para  facilitar  la  formación 
de  amoníaco  i  ácido  carbónico. 

Las  materias  en  estado  de  putrefacción,  cuando  están  en  contacto 
con  las  maderas,  obran  como  ajentes  de  descomposición. 

Una  de  las  causas  que  mas  contribuye  a  que  entren  con  suma 
facilidad  en  fermentación  ciertos  principios  constitutivos,  es  la  gran 
afinidad  que  tienen  el  nitrójeno  i  el  hidrójeno  para  formar  amo- 
níaco. 

Modificando  la  acción  de  los  ajentes  que  ya  hemos  visto  que 
contribuyen  a  la  descomposición  délas  maderas,  se  puede  amino- 
rar grandemente  las  probabilidades  de  esce  accidente.  Asi  pues 
^as  maderas  bien  secas  i  privadas  de  la  acción  de  aire  mediante 


Ib8  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

una  capa  resinosa  de  pintura  que  las  cubra,  se  conservan  muchí- 
simo mas  que  aquellas  espuestas  al  aire  i  a  la  humedad. 

Los  trozos  de  madera  constantemente  sumerjidos  en  agua  se 
pudren  difícilmente.  En  nuestro  país  tenemos  esperiencias  bien 
concluyentes  al  respecto  con  el  alerce,  cuya  madera  se  conserva 
decenios  bajo  el  agua  en  espléndidas  condiciones.  Parece  sin  em- 
bargo que  la  consei-vacion  de  maderas  en  el  agua  requiere  que 
ésta  esté  cambiándose  constantemente. 

Las  alternativas  de  sequedad  i  humedad  disminuyen  considera- 
blemente la  durabilidad  de  las  maderas.  Resisten  mejor  estos 
cambios  los  productos  madeiables  estraidos  de  esencias  resinosas. 
Esto  justificaria  la  poca  durabilidad  de  la  mayor  parte  de  las 
maderas  de  nuestra  rejion  austral  cuando  se  las  trasporta  ai 
Centro  i  Norte,  pues  como  es  sabido  tenemos  muí  pocos  represen- 
tantes en  la  flora  indíjena  que  peitenezcan  a  la  familia  de  las  co- 
niferas. 

Puede  prolongarse  la  duración  de  las  maderas  bien  sea  priván- 
dolas de  la  savia  por  desecamiento  o  bien  eliminándola  por  la 
inmersión  en  aguas  corrientes  que  arrastren  i  disuelvan  la  savia. 

Es  sumamente  difícil  señalar  de  un  modo  absoluto  la  densidad 
de  las  maderas,  por  cuanto  ella  varia  de  un  individuo  a  otro  i  de 
una  parte  a  otra  de  un  mismo  ejemplar,  dependiendo  de  la  calidad 
del  suelo,  del  clima  i  del  estado  de  espesura  en  que  se  ha  criado 
el  árbol. 

El  peso  especifico  del  tejido  celular,  descontando  la  savia  que 
en  él  puede  haber,  es  sensiblemente  constante  en  todas  las  espe- 
cies i  ha  sido  fijado  por  Rumford  en  1.49.  Pero  como  esta  sustancia 
solo  constituye  las  paredes  de  los  órganos  elemeniales,  resulta  que 
la  densidad  efectiva  de  la  madera  es  sumamente  compleja,  pues 
depende  de  la  proporción  de  savia,  agua  o  aire  que  llena  las  peque- 
ñas cavidades  del  tejido  maderable.  Por  esta  causa  siempre  es 
menor  que  la  de  la  sustancia  leñosa  i  pocas  veces  escede  de  la 
cifra  1,  que  es  la  densidad  del  agua. 

La  apreciación  de  la  densidad  de  una  madera  es  bastante  im- 
portante para  averiguar  la  potencia  calorífica,  la  dureza  i  aun  la 
resistencia,  pero  de  ella  no  depende  la  elasticidad,  la  duración  ni 
otras  propiedades  físicas  que  también  dan  valor  al  producto  made- 
rable para  ciertas  aplicaciones.  De  allí  pues  que  el  peso  de  una 
madera  pueda  ser  en  ciertos  casos  un  defecto  i  la  líjereza  una  ven- 
taja según  el  uso. 


boletín  de  bosques,   pesca   i   caza  ir,9. 

Entre  las  capas  leñosas  de  una  misma  especie  arbórea,  el  tejido 
de  otoño  es  mas  denso  que  el  de  primavera  i  la  madera  de  los  ár- 
boles viejos  es  también  muchísimo  mas  pesada  que  la  de  los  jóve- 
nes, debiéndose  esto  a  la  distribución  de  los  poros  en  cada  cre- 
cimiento i  a  la  diferente  proporción  de  sustancias  incrustantes 
que  contienen  los  tejidos  en  diversas  edades.  Parece  que  la  latitud 
en  que  vejeta  un  árbol  inñuye  en  el  peso  específico  de  su  madera. 
Ensayos  practicados  con  madera  de  encina  en  el  Norte  de  Ale- 
mania i  en  el  Sur  de  Italia,  crecidas  en  igualdad  de  condiciones  i  de 
la  misma  edad,  han  acusado  densidades  distintas. 

La  madera  de  las  coniferas  tiene  siempre  menos  densidad  que 
las  que  provienen  de  esencias  de  hoja  plana  i  en  un  mismo  árbol 
siempre  es  mas  densa  la  madera  de  la  rejion  inferior  cuando  se 
trata  de  una  planta  i'esinosa,  mientras  que  por  el  contrario  es  mas 
densa  la  de  la  parte  superior  cuando  proviene  de  árbol  de  hoja 
plana. 

La  humedad  aumenta  considerablemente  el  peso  de  la  madera. 
Una  madera  verde  tiene  aproximativamente  de  .38o/o  a  áO^jo  peso 
éste  que  disminuye  de  un  15o/o  a  20o|o  a  los  quince  días  des- 
pués de  cortado  el  árbol.  La  época  del  año  en  que  se  corta  un  ár- 
bol tiene  también  su  influencia  sobre  el  peso  déla  raadeía.  Las  es- 
pecies frondosas  tienen  el  máximum  de  su  peso  en  los  meses  de 
invierno  mientras  las  conífei'as,  por  el  contrario,  tienen  este  mis- 
mo máximum  en  los  meses  de  verano. 

ENFERMEDADES     I     DEFECTOS    DE    LAS     MADERAS 

Cuando  se  trata  de  materias  homojéneas,  como  acontece  con  los 
minerales,  todos  los  elementos  sufren  iguales  trasformaciones  bajo 
la  acción  de  una  misma  fuei'za;  i  observando  esos  efectos  se  pue- 
de establecer  una  leí  jenei-al  aplicable  a  todas  las  materias  de 
igual  naturaleza  i  composición.  Las  maderas  i  en  jeneral  todos 
aquellos  cuerpos  oigánicos  compuestos  por  el  contrario  de  elemen- 
tos heterojéneos  i  que  están  agrupados  en  forma  irregulai-,  espe- 
rimentan  en  conjunto  efectos  bien  diversos  bajo  la  acción  de  una 
misma  fuerza;  así,  pues,  si  se  observa  la  acción  del  calor  o  de  la 
humedad  sobre  un  trozo  de  madera,  se  verá  que  en  determinados 
puntos  de  ella  se  presentan  trasformaciones  o  accidentes  mas  o 
menos  graves,  de  naturaleza  variable,  según  la  forma  i  agrupa- 
ción de  los  tejidos  que  constituye  la  madera:   la  capa  leñosa  for- 


170  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


mada,  por  ejemplo,  en  un  año  seco  i  cálido,  difiere  de  otra  produ- 
cida en  el  mismo  árbol  durante  un  año  lluvioso  i  frió,  no  solo  en 
estructura  sino  también  en  su  composición;  por  esta  causa 
es  imposible  establecer  una  lei  jeneral  que  defina  con  exactitud  la 
acción  que  ejercen  las  fuerzas  naturales  sobre  los  tejidos  madera- 
bles de  un  árbol,  pudiéndose  tan  solo  indicar  en  términos  jenera- 
les  cuales  son  las  variaciones  que  corrientemente  sufren  los  teji- 
dos leñosos. 

Las  enfermedades  de  las  plantas  son  orijinadas  por  las  pertur- 
baciones atmosféricas,  por  la  naturaleza  del  suelo  en  que  viven,  o 
por  la  influencia  de  parásitos  animales  o  vejetales  o  por  otras  causas, 
como  accidentes  momentáneos,  etc.    Los  ajentes  meteorolójicos 


Madera  con  entrecasco  i  corazón  abierto 

ocasionan  muchisiraos  daños  a  la  vejetacion  cuando  se  presentan 
con  una  intensidad  superior  al  limite  de  resistencia  que  tienen  los 
diversos  tejidos. 

El  frió  intenso  produce,  en  algunos  casos,  el  entorpecimiento  i 
en  otros  la  paralización  de  las  funciones  vitales.  Los  jugos  nutri- 
tivos que  circulan  dentro  del  cuerpo  vejetal  bajo  la  influencia  del 
frió  suelen  conjelarse,  aumentando  por  consiguiente,  de  volumen  i 
acarreando  la  desorganización  de  los  tejidos,  lo  cual  se  manifiesta 
por  defectos  bien  notables  en  la  madera. 

El  calor  escesivo  deseca  los  órganos  delicados  de  las  plantas, 
produciendo  la  languidez  de  los  brotes  tiernos,  muchos  de  los  cua- 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  1  CAZA  171 

les  no  pueden  sobrevivir  i  mueren  en  primavera.  En  los  árboles 
de  cierta  edad  la  insolación  directa  produce  a  veces  el  despren- 
dimiento de  la  corteza;  se  nota  este  defecto  principalmente  en  los 
árboles  que  crecen  sobre  terrenos  delgados  i  áridos.  La  mayor 
dificultad  con  que  se  tropieza  al  tratar  de  repoblar  con  especies 
forestales  los  cerros  de  la  rejion  central,  consiste  en  la  escesiva 
sequedad  del  aire  durante  los  meses  de  verano  i  en  la  escesiva 
iluminación  que  reciben  las  plantas  tiernas  cuando  se  las  coloca 
en  terrenos  enteramente  despejados,  en  donde  la  esplotacion  de 
las  leñas  ha  agotado  hasta  la  vejetacion  arbustiva  que  podria  pro 
tejerlas. 

Del  estudio  de  la  topografía  del  terreno,  las  observaciones  rae- 
teorolójicas  i  el  conocimiento  de  las  necesidades  i  cuidados  cultu- 
rales que  requiere  cada  especie  arbórea,  se  deducen  los  antece- 
dentes neLiesarios  para  aplicar  las  reglas  que  la  silvicultura  acon- 
seja en  cada  caso  particular. 

El  esceso  de  la  luz  determina  un  crecimiento  en  altura  que  no 
guarda  relación  con  el  crecimiento  en  diámetro,  resultando  ár- 
boles desproporcionados,  que  no  pueden  luchar  con  el  medio  am- 
biente i  que  no  tardan  en  perecer  bajo  la  influencia  de  los  me- 
teoros. Por  el  contrario,  la  falta  de  luz  ocasiona  desviaciones  en  el 
eje  vejetal  o  bien  abultamientos  en  un  sentido  determinado,  produ- 
ciéndose en  este  caso  las  llamadas  maderas  asimétricas  o  sea  de 
crecimiento  irregular.  El  agua  en  esceso  produce  tejidos  abulta- 
dos de  mui  poca  consistencia  i  cuando  se  trata  de  especies  resino- 
sas, este  producto  es  de  pésima  clase.  Cuando  el  esceso  de  hu- 
medad permanece  estacionario  sobre  un  suelo,  suele  ocasionar  la 
putrefacción  de  la  raices  i  la  muerte  del  vejetal. 

Cuando  las  aguas  -están  cargadas  de  sustancias  minerales  en 
una  pioporcion  inconveniente, acarrean  también  el  debilitamiento 
o  la  muerte  de  la  planta.  Este  caso  se  presenta  con  demasiada 
frecuencia  en  Chile,  pues  los  rios  de  réjimen  torrencial,  ai  desa- 
gregar los  suelos  arrastran  enormes  masas  de  estas  sustancias  que 
son  tóxicas  no  solo  para  los  vejetales  sino  también  para  los  ani- 
males que  habitan  estas  corrientes. 

En  los  rios  de  Atacama,  los  arrastres  de  sales  de  potasa  i  de 
soda  dificultan  la  jerrainacion  de  muchas  semillas  i  acarrean  la 
muerte  de  algunas  plantas  forestales  cuyo  arraigamiento  sufre  con 
la  proporción  de  sal.  Otro  tanto  podríamos  decir  dt  las  aguas  que 
pasan  por  sitios  donde  se  benefician  metales. 


172 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


Los  vapores  amoniacales  o  sulfurosos  que  exhalan  las  salas  de- 
productos químicos  o  que  se  producen  por  la  combustión  de  car- 
bones minerales,  producen  también  desventajosos  resultados  so- 
bre la  vejetacion  arbórea.  Los  bosques  plantados  por  la  Com- 
pañia  de  Lota  han  sufrido  la  consecuencia  de  esos  vapores 
sulfurosos  i  se  ven  algunas  plantaciones  colocadas  en  sitios  es- 
puestas a  los  vientos  cargados  de  ellos  enteramente  aniquiladas. 
Las  emanaciones  del  gas  de  alumbrado  que  se  escapa  de  las  ca- 
ñerías en  las  avenidas  i  calles  determinan  también  la  muerte  dé- 
los árboles  en  ellas  colocados. 

Los  vicios  o  defectos  que  presentan  las   maderas  pueden  refe- 


Tronco  de  raulí  con  rajadura  lineal,  efecto  del  golpe  sufrido 

al  botar  el  árbol 


rirse  a  una  alteración  química  de  sus  tejidos  o  bien  a  su  organi- 
zación física.  En  el  primer  caso,  se  trata  de  una  enfermedad  cuya 
característica  siempre  es  la  suma  facilidad  con  que  se  incrementa 
i  se  propaga  al  resto  de  la  madera,  llegando  a  ocasionar  su  des 
truccion  completa  o  bien  la  muerte  del  ejemplar  cuando 
está  en  vida;  en  el  segundóla  alteración  depende  de  circunstancias 
eventuales  i  limitadas  que  al  cesar  de  obrar  dejan  circunscrito  sus 
efectos  a  los  daños  que  hasta  entonces  se  hubiesen  producido  en 
los  tejidos.  Así  por  ejemplo,  la  desgarradura  producida  por  un 
golpe  produce  en  la  madera  una  marca  enteramente  delimitada, 
cuyos  contornos  cicatrizan  sin  que  la  pieza  sufra  posterior  per- 
juicio. 

La  acción  de  los  ajentes   atmosféricos  puede  ser  causa  de  que 
dejenere  un  defecto  en  otro  de  mayor  intensidad;  así  por  ejemplo,. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  173 

-si  después  de  un  golpe  sufrido  por  un  árbol  sobreviene  una  hela- 
da intensa,  podrá  producirse  la  descomposición  de  los  tejidos  da- 
ñados, los  cuales  no  tardarán  en  trasmitir  a  las  partes  vecinas  la 
desorganización  sufrida.  Hai  algunos  defectos  que  aparecen  en 
las  maderas  después  de  cortadas;  en  la  jeneralidad  de  los  casos, 
ellos  son  debidos  a  jérmenes  que  existían  en  la  planta  con  ante 
rioridad  a  la  corta;  en  cambio  otros,  como  las  grietas  por  ejemplo, 
son  defectos  puramente  físicos,  que  pueden  sin  embargo  trasfor 
marse  en  otros  vicios  de  mayor  importancia  que  lleguen  a  alterar 
la  constitución  química  de  la  madera. 

Los  principales  defectos  de  las  maderas  son  los  siguientes: 

Liqúenes  i  musgos. — Estas  plantas,  que  se  desarrollan  adheridas 
al  tronco  de  los  árboles  en  tal  abundancia,  que  algunas  veces  lle- 
gan a  cubrir  la  totalidad  del  tronco,  perjudican  a  los  tejidos  ma- 
derables por  cuanto  mantienen  una  humedad  constante  o  bien 
cierran  los  estomas  de  las  coi'tezas,  dificultando  la  respiración. 
Ademas,  impiden  el  libre  crecimiento  del  tronco,  en  el  cual  trazan 
profundos  surcos  que  modifican  los  tejidos  superficiale?.  Hai  algu- 
nos liqúenes  de  gran  fuerza  vejetativa  que  ocasionan  verdaderas 
deformaciones  en  las  plantas  en  que  viven. 

Trepadoras  o  enredaderas. — Estas  plantas  ocasionan  también 
deformaciones  en  las  maderas,  pues  las  fibras,  oprimidas  por  el 
tallo  de  las  trepadoras,  afectan  laforma  espiral.  En  Chileel  voqui, 
la  canelilla,  por  ejemplo,  sumamente  abundantes  en  las  selvas  vír- 
jenes,  determinan  la   estrangulación  de  algunos  troncos. 

Heridas^  mutilaciones,  quebraduras,  desgarraduras,  etc.  —  Estos 
accidentes,  causados  por  la  mordedura  de  animales,  vientos 
fuertes  i  otros  ajentes  mecánicos,  son  causa  de  la  pérdida  de 
una  cantidad  considerable  de  madera,  sobre  todo  cuando  estos 
daños  se  producen  a  enti'adas  de  invierno,  pues  el  agua  lluvia 
•que  penetra  en  los  tejidos  dañados  no  tarda  en  producir  descom 
posiciones  mas  o  menos  graves.  La  forma  con  que  en  Chile  se  bo- 
ta ios  árboles  determina  estos  accidentes  con  suma  frecuencia, 
pues  un  árbol  al  caer  libremente  arrastra  con  su  follaje  uno  o 
ímas  ganchos  de  los  vecinos. 

Rozadura  o  frotadura. —  Se  produce  este  defecto  siempre  que 
por  una  causa  mecánica  se  desprende  una  parte  mas  o  menos 
grande  de  la  corteza  de  un  tronco  interesando  en  algo  el  líber. 
Sobre  la  herida  se  forma  una  capa  de  tejido  esponjoso,  jeneral- 
jnente  de  un  color  verdoso  pardusco.  Este  vicio  hace  que  las  ma- 


174 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I. CAZA 


deras  sean  de  mui  poca  resistencia   tanto  a  la  flexión   como  a  la- 
compresión. 

Entrecorteza. — Este  es  un  defecto  cuya  existencia  se  conoce 
a  simple  vista,  aunque  siempre  es  difícil  precisar  su  estenslon. 
Se  produce  por  la  unión  de  dos  ramas  entre  si,  las  que  se  sueldan 
sin  dejar  rastro  alguno  aparente  al  esterior.  El  tejido  de  soldadu- 
ra, jeneralraente  fofo,  hace  disminuir  la  resistencia  de  la  madera. 
Jeneralmente  padecen  de  entrecorteza  los  árboles  de  crecimiento 
rápido  i  de  anillos  anuales  mui  gruesos. 

Nudos. — Se  da  este  nombre  a  los  discos  que  se  encuentran  in- 
crustados en  el  cuerpo  del  tejido  leñoso  como  residuo  de  alguna 
rama  que  fué  rodeada  por  el  crecimiento  anual  del  tronco.  Por  lo 
jeneral,  el  nudo  no  está  soldado  con  las  capas  formadas  a  su  alre- 
dedor, lo  que  produce  una  falla  en  la  resistencia  de  la  pieza.  Los 
nudos  son  fácilmente  separables,  dejando  en  ese  caso  un  hueco 
en  la  tabla  o  pieza  donde  estaba.  Sucede  comunmente  que  la  base 
de  una  rama  al  ser  separada  del  tronco,  bien  sea  por  la  muerte 
natural,  por  un  accidente  o  por  la  poda,  muei-e  i  los  tejidos  veci- 
nos, al  continuar  su 
crecimiento,  reabsor- 
ben el  tacón  hacia  el 
interior.  En  algunos 
casos,  junto  con  esta 
reabsorción  hai  un  es- 
trangulamiento  que 
puede  producir  una 
descomposición  de  los 
tejidos.  En  este  caso 
el  nudo  constituye  un 
accidente  grave  que 
hace  desmejorar  mu 
chísirao  el  valor  de  la 
madera;  pero  cuando 
el  nudo  no  tiene  manchas  blancas  en  su  alrededor  ni  tejido  al- 
guno descompuesto,  se  puede  estimar  como  un  accidente  de  se- 
gunda importancia. 

Los  nudos,  por  lo  jeneral,  son  de  un  color  mas  oscuro  que  el 
resto  de  la  madera,  lo  que  hace  desmejorar  los  tejidos  que  tienen 
este  defecto  para  la  confección  de  muebles,  entablados  de  pisos,  i 
en  jeneral  todas  las  enmaderaciones  que  deben  quedar  al  natural. 


Madera  de  roble  con  heladura  leudada 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  175 

El  tamaño,  forma  i  ubicación  de  los  nudos  influyen  tnrabien  en  el 
valor  de  la  madera.  Así,  pof  ejemplo,  cuando  se  presentan  varios 
nudos  en  un  mismo  plano,  formando  una  especie  de  corona  o  ro- 
seta, debe  desechai'se  la  pieza,  porque  ignorándose  la  profundidad 
de  ellos  puede  disminuir  enormemente  la  resistencia. 

En  las  construcciones  navales  en  Inglaterra  se  desechan  todas 
aquellas  maderas  que  tienen  nudos,  principalmente  si  estos  son 
de  la  cacegoría  que  ya  hemos  indicado  como  peligrosos  por  tener 
en  su  alrededor  tejidos  esponjosos. 

Las  maderas  que  se  producen  en  las  selvas  vírjenes  están  siem- 
pre plagadas  de  este  defecto,  po'-que  como  ya  lo  hemos  manifes- 
tado en  otras  ocasiones,  en  estas  selvas  no  interviene  el  hombre 
que  con  sus  labores  culturales  puede  impedir,  hasta  cierto  punto, 
la  formación  de  nudos  o  tacones. 

Rape.-- Con  este  nombre  se  conoce  un  vicio  mui  frecuente  en 
los  tejidos  maderables  que  consiste  en  la  descomposición  completa 
de  uí\i\  sección,  la  que  se  convierte  en  una  sustancia  blanca  i  es- 
ponjosa. En  esa  parle  se  desarrolla  la  pudricion  en  sentido  radial, 
al  jededor  del  punto  en  que  se  inició.  El  hupe  es  mui  frecuente 
en  los  árboles  de  duramen  blanco,  como  acontece  por  ejemplo 
con  los  álamos  i  sauces.  Jeneralmente  se  presenta  este  defecto  e\\ 
la  parte  interior  del  tronco.  La  madera  azumagada  por  este  de- 
fecto toma  un  colorido  pai'do  oscuro  i  exhala  un  fuerte  olor  a  hu- 
medad. I  .a  madera  descompuesta  por  el  hupe  se  quema  con  mucha 
rapidez,  por  lo  cual  se  la  busca  para  encandilar  fuego. 

Ojo  de  perdiz.  — Estíi  enfermedad  suele  señalarse  con  la  presen- 
cia (U'  un  puiíto  mas  oscuí'o  en  el  centro  o  costado  de  un  nudo. 
Cuan<lo  aparece  es  un  indicio  casi  infalible  de  que  una  vez  partido 
el  ridiico,  aparecerá  al  interior  el  hupe. 

Verrugas  i  tumores.-  Eslos  defectos  son  producidos  por  vicios 
locales  que  altei-an  la  organización  del  líber  orijinando  la  acumu 
lacioii  de  la  savia  en  un  punto  detei minado,  lo  que  acarrea  como 
consecuencia  abultamientoa  o  prominencias  en  el  tronco.  Las  pi- 
cadur-as  de  ciertos  insectos,  las  heridas  hechas  por  los  instrumen- 
tos d«^  labranza  o  herramientas  de  poda,  la  succión  de  plantas 
parasitarias  i  otras  causas  varias,  son  las  que  dan  oi'ijen  a  este 
defecio.  El  tronco  con  verrugas  o  tum(  res  pierde  muchísimo  de 
su  vi.loi,  poi-que  ellos  destruyen  la  uniformidad  i  regularidad  de 
las  fibras  leñosas.  La  poda  mal  hecha  con  instrumentos  de  filo  de- 
ficnnie   suele  acarrear  la  formación   de  verrugas;  a  esta  causa  se 


176 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  1  GAZA 


debe  la  presencia  de  este  defecto  en  los  olmos,  fresnos  i  álamos. 

Son  muí  corrientes  los  tumores  en  la  acacia  robinia  i  entre  los 
árboles  nacionales  los  robles  i  coihues  tienen  por  lo  regular  gran- 
des tumores  de  forma  redondeada,  i  jeneralmente  cerrados. 

Cuando  el  tumor  está  abierto,  se  acumulan  en  su  interior  resi- 
duos vejetales  taUs  como  hojas,  pequeñas  ramillas,  etc.,  que  con 
el  agua  lluvia  entran  en  fermentación  i  producen  la  descoraposi 
cion  de  las  ramas.    El    roble  pellin  tiene  tumores    de  enormes  di- 


^  («:JV''-^»í^í^spR™'r«5»«'í!5ft^^^^ 


'^~vnyr~n'ífp'^^Sn^^ 


"Típi 


Tronco  de  madera  con  doble  albura 


mensiones;  asi  hemos  podido   ver  ejemplares   con  este  vicio  cuya 
circunferencia  pasaba  de  0.95m. 

Fibras  torcidas-.  Con  esta  denominación  se  califican  las  maderas 
cuyas  fibras  describen  hélices  al  rededor  del  eje  del  áibol,  circuns- 
tancia que  disminuye  su  lesistencia  cuando  se  emplean  como 
piezas  rectas  i  asei'i'adas.  En  los  árboles  en  pié  se  distingue  este 
defecto  a  la  simple  vista,  porque  jeneíalmente  la  torsión  de  las  ti 
bras  intei'iores  corresponde  a  una  desviación  en  el  tejido  de  la 
corteza.  Entre  nuestras  especies  nacionales  ha  i  algunos  árboles 
propensos  a  este  defecto;^ asi  por  ejemplo  rl  mañiu  i  el  ciprés  pre-- 
sen  tan  esta  anomalía  con  relativa  fiecuencia. 

Madera   de   gran  albura.  Cuando  un  árbol  crece   en    terrenos 
iiúinedos,  la  abundancia  de  jugos  acarrea  la  formación  de  una  es- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  177 

traordinaria  cantidad  de  tejidos  fofos  i  blandos  que  no  llegan  nun- 
ca a  adquirir  buenas  condiciones  como  material  de  contruccion. 
Este  defecto,  mas  corriente  entre  los  árboles  de  maderas  blancas, 
como  son  por  ejemplo  los  álamos,  tilos  i  sauces,  se  suele  presentar 
taml)ien  en  los  de  duramen  coloreado,  en  cuyo  caso  este  tiene  un 
xolor  mas  pálido  i  una  densidad  muchísimo  menor  que  la  que  co- 
rresponde a  la  especie.  La  construcción  naval  repudia  siempre  la 
madera  de  gran  albura,  sea  de  duramen  coloreado  o  nó. 

Doble  albura.— Se  conoce  bajo  esta  denominación  a  la  zona  cir 
cular  formada  por  algunas  capas  anuales  que  tienen  un  color  di- 
verso mas  claro  o  mas  oscuro  que  el  de  los  anillos  contiguos.  La 
madera  que  presenta  esta  característica  es  mui  propensa  a  ser 
atacada  por  los  insectos  i  a  entrar  en  putiefaccion;  por  esta  causa 
debe  escluirsela  en  las  construcciones.  Si  el  defecto  abraza  toda 
la  lonjitud  del  tronco,  se  presenta  de  un  color  blanco  rojizo  o  ne 
grusco. 

La  intensidad  del  mal  en  su  marcha  progresiva  presenta  los  si- 
guientes aspectos:  1.»  La  capa  dañada  se  diferencia  del  resto  de  la 
madera  tan  solo  por  su  color  mas  claro;  2.o  Las  capas  de  doble  al 
bura  son  formadas  por  anillos  mui  estrechos  i  porosos;  3.°.  La 
parte  superior  del  tronco  dañado  está  constituida  por  un  tejido 
poroso  blando  e  impregnado  de  una  savia  de  color  pardo. 

Entre  los  álamos  que  se  cultivan  en  la  lejion  central  de  Chile 
es  mui  corriente  encontrar  la  doble  albura,  sin  que  se  escluya  de 
la  elaboración  de  tablas  la  madera  que  tiene  este  defecto  i  que  por 
cierto  no  tarda  en  descomponerse,  perjudicándolas  construcciones 
en  que  se  emplea. 

Maderas  recalentadas.  -Asi  se  denominan  aquellas  cuya  savia, 
por  no  haber  podido  circular  libremente,  entró  en  fermentación  en 
un  momento  dado.  La  madera  se  presenta  con  manchas  rojas  o 
negruzcas  que  exhalan  un  fuerte  olor  ácido.  Esta  clase  de  madera 
no  debe  jamas  emplearse  porque  es  imposible  destruir  el  princi- 
pio de  putrefacción  que  contiene.  En  las  barracas  de  Santiago 
hemos  podido  constatar  un  gran  número  de  tablas  de  raulí  i  lin 
gue  con  este  defecto;  no  es  de  estrañar  pues,  que  se  pudian  con 
suma  facilidad  estas  tablas  una  vez  que  se  las  emplea  en  los  pisos. 

A  nuestro  juicio  otra  de    las    principales    causas  del  recalenta 
miento  de  las  maderas  chilenas,  es  el  pernicioso  sistema  de  rozar 
.a  fuego  como  método  de  esplotar  las  selvas.  Los  jugos  nutritivos 
12 


178  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


se  detienen  súbitamente  por  efecto  del  fue^'o  eaterior,  dando  lu!,^ar 
íi  multitud  de  fermentaciones  que  aparecen  en  el  aserradero  una 
vez  que  el  tronco  se  ha  reducido  a  tablas.  Aunque  no  hemos  podi- 
do con-latar  a  la  fecha  la  presencia  de  este  mal  en  todo  los  casos 
en  que  se  practica  la  roza  a  fuego,  sin  embargo  nos  atrevemos  a 
asegui-ar  que  el  recalentamiento  de  la  savia  por  el  motivo  espues- 
to es  una  de  las   principales  causas    de   la    poca  durabilidad  de 


'^"~^°'*°WlliMilllllHBIP— °'™°'^^"    •'  tm:»^'  •■/'k"íTí»jmm: 


M   i 


-~  sí^tsf^.,  í.  -^j»Kt«»ijí:iaí*jE»Vv'a 


i\L;idi*ra  recalentada  por  efecto  de  la^  rozas  a  fuego 

nuestras  maderas  nacioiudes.  No  es  efectivo  pues  lo  asegurado 
por  miidereros  prácticos,  los  que  creen  que  la  roza  a  fuego  benefi. 
ci;i  i  no  perjudicíi  lis  cualidades  de  las  mad^r  is. 

Mítdera  quemada. —[jos  trozos  afectados  por  este  defecto  pre- 
sentan manchas  negras  i  pequeños  puntos  de  color  pardo  que  dan 
a  la  tabla  el  aspecto  de  azumagada. 

Según  las  esperieiicias  de  Macliel,  en  Italia,  este  daño  es  pro- 
ducido también  por  la  detención  súi^ita  do  la  savia,  cuando  el 
árbol  muere  por  el  efecto  del  fuego.  H'^nos  observado  enere  nues- 
tras maderas  nacionales  con  muchísima  frecuencia  este  daño  en 
el  laurel,  ciiya  madera  toma  un  tinte  morado  oscuio  cuando  está 
recien  acepillada,  coloración  estaque  va  tornándose  cada  vez  ma& 
pai'da  hasta  quedar  de  color  briniu  poco  antes  de  que  principie  la- 
putiefaccion  de  la  i)arte  afectada. 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA  179 


Madera  negra — Hai  algunas  especies  que  presentan  con  fre- 
cuencia vetas  de  color  negro  que  por  cierto  no  corresponden  a 
la  coloración  natural  del  tejido.  Este  defecto  de  segunda  impor. 
tancia  puede  acarrear,  sin  embargo,  cuando  ^es  raui  intenso,  la 
descomposición  del  tejido,  después  de  dos  o  tres  años. 

Madera  roja.—  Con  este  nombre  se  conoce  ciertas  maderas 
cuya  savia  ha  entrado  en  fermentación;  sobre  la  superficie  plana 
de  una  tabla  con  este  defecto  se  observan  pequeños  puntos  rojos 
diseminados  siguiendo  los   tejidos  de  primavera.  Por    lo  jeneral, 


'.'^'*    "MW^'Ji»'    '-^lU,'    yi^lfeJBmu 


£,_,. 


■^_  j-  j«'.  - 


]\[adera  con  griseta  i  pudricion  negra, 

esta  madera  tiene   grandes  poros  i  no   debe  nunca  emplearse  en 
inuebleria,  porque  es  especialmente  atacada  por  las  polillas. 

Madera  decrépita. —  Los  árboles  como  los  animales  tienen 
1  n  periodo  de  formación  i  otro  de  decrepitud.  Cuando  pasan  d& 
cierta  edad,  principia  a  decrecer  la  fuerza  vejetativa  i  el  acenso 
de  la  savia  hacia  arriba  se  efectúa  con  suma  dificultad;  por 
esta  causa  se  produce  una  acumulación  de  jugos  nutritivos  en  la 
parte  inferior  del  vejetal,  los  que  dan  oríjen  a  la  formación  de 
tejidos  abultados  i  fofos  que  van  dificultando  cada  vez  mas  el 
paso  de  la  savia  hasta  que  sobreviene  la  muerte.  Esta  clase 
de  madera  pierde  su  elasticidad   i  es  sumamente  difícil  de  labrar 


180 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


oponiendo  resistencia  a  los  instrumentos  cortantes.  Se  pone  su- 
mamente quebradiza  i  toma  un  color  pardu3Co  de  aspecto  poeo 
agradable. 

Grittas— Cuando  después  de  años  lluviosos  se  suceden  otros  se- 
cos de  verano  mui  ardiente  se  producen  grietas  en  la  madera,  las 
que  algunas  veces  están  dispuestas  en  el  sentido  de  las  fibras.  Es- 
tas agrietaduras  dejan  las  capas  del  líber  espuestas  a  la  acción 
del  sol,  produciéndose  en  ese  caso  descomposiciones  que  aca- 
rrean   la  destrucción  de  las  capas   inmediatas  a  la  grieta  o  fenda, 

Acebolíadura. —  Este  vicio    se  presenta,    como    su    nombre    lo 


•íu 


Madera  con  muestra  de  heladura  o  pasmadura 

indica,  formando  una  solución  de  continuidad  entre  dos  capas 
contiguas,  lo  que  da  a  la  madera  el  aspecto  que  se  obtiene  [al 
cortar  trasversalraente  un  bulbo  o  cebolla.  En  la  madera  acebo- 
ilada  suele  penetrar  con  facilidad  el  agua,  produciéndose  la  des- 
composición de  las  partes  afectadas. 

Parece  que  este  vicio  se  debe  a  la  acción  mecánica  que  ejercen 
los  fuertes  vientos  al   sacudir  la  copa  de  un  árbol. 

Segnn  algunos  autores,  este  vicio  de  la  madera  es  debido  tam- 
bién al  choque  que  esperimenta  el  tronco  cuando  se  le  corta 
i  cae  sobre  terrenos  duros. 

Madera  pasmada  i  madera  helada.  —  Consiste  este  defecto  en 
una  hendidura  que  abarca  desde  la  periferia  hasta  el  inte- 
rior del  tronco,  siguiendo   la  dirección  de   los   radios   medulares. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


181 


Cuando  la  hendidura  llega  hasta  el  esterior  se  cicatriza   por  me- 
dio de  un  rebolde  de  color  oscuro,  reconocible  a  la   siniple  vista. 

La  desigual  dilatación  de  los  tejidos  producida  por  los  grandes 
vientos  o  fuertes  calores,  parece  que  es  la  causa  determinante  de 
estas   hendiduras.   En  nuestros  bos 
ques   virjenes   es  mui    común   en- 
contrar maderas  pasmadas   o  hela 
das,  de  preferencia  entre  los  lingues, 
laureles  i  avellanos. 

Llcej-as,  caries  i  chancros.—  Las 
úlceras  son  el  resultado  de  las  he- 
ridas no  cicatrizadas  oportuna- 
mente, en  las  cuales  el  aire  i  la 
humedad  atmosférica  han  produ- 
cido la  desorganización  de  algunos 
tejidos.  La  savia  que  afluye  a  los 
bordes  délas  úlceras  se  altera,  tras- 
formándose  en  un  líquido  pardo  i 
de  sabor  acre  que  impide  la  cicatri- 
zación de  la  herida  i  la  formación 
de  una  capa  de  corteza  protectora, 
suspendiéndose  en  dicho  sitio  la  for- 
mación de  capas  corticales,  i  resul- 
tando como  consecuencia  un  agu- 
jero que  nunca  se  cierra  i  que  cons- 
tituye el  defecto  conocido  con  el 
nombre  de  carie. 

Cuando  una  úlcera  se  forma  en  la 
axila  de  una  rama   se  denomínala 
grimal,  porque  por   ella  constante- 
mente se  está  escuriiendo   la  savia. 

En  los  bosques  vii'jenes  es  mui  frecuente  encontrar   estas  úlce 
ras  como  resultado  de  los  desgajes  que  se  producen    con  motivo 
de  les  incendios  i  rozas  a  fuego. 

Cuando  las  úlceras  están  situadas  en  la  parto  inferioi'del  tronco 
o  mas  bien  en  el  aVianque  de  las  raices  principales,  toman  el 
nombre  de  chancles.  Les  ái  boles  afectados  se  desarrollan  en  malas 
condiciones,  poique  la  savia  no  puede  circular  normalmente 
debido  a  la  presencia  de  estos  chancros. 

Goteras  o  grisetas.—  Se  conoce  con  este  nombre  el  efecto  produ- 


Tronco  con  úlceras  i  chancros 


182 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


cido  por  la  filtración  de  las  aguas  lluvias  en  el  interior  del  tronco 
de  un  árbol. 

La  descomposición  de  la  madera  en  las  grisetas  se  caracteriza 
por  el  color  negro  verduzco  que  presenta  el  árbol  en  la  corteza- 
A  medida  que  el  mal  se  desarrolla,  la  gi'iseta  o  descomposicior» 
del  leño  va  tomando  coloraciones  diversas:  primero  se  pone  roja 
para  tornarse  después  en  una  coloración  pardo  blanquizca.  Estos 
diferentes  colores  parece  que  tienen  su  orijen  en  el  mayor  o  menor 
Srado  de  descomposición  de  las  sustancias  albuminoideas  i  de  la 
celulosa. 

En  Chile  se  presentan  con  bastante  frecuencia  las  grisetas  en 
ias  maderas  de  coihue  i  lingue,  i  solo  por  escepcion  en  la  de  raulí. 
La  presencia  de  la  griseta  en  la  madera  es  de  bastante  gravedad, 

porque  por  lo  jeneral  el  daño 
se  propaga  con  suma  rapi- 
dez, haciendo  la  madera  ente- 
ramente inadecuada  para  las 
construcciones. 

Pndricion  -  Se  presenta  je- 
neralmente  este  vicio  por  grie 
tas  que  partiendo  del  corazón, 
se  dirijen  en  sentido  radial 
hacia  la  perifeiia  del  tronco. 
Poi-  lo  jeneral,  un  árbol  ataca- 
do de  pudricion  no  tiene  en  el 
esterior  signo  alguno,  pues  ve- 
jeta en  buenas  condiciones  i  la 
Tronco  de  roble  con  pudricion  interior     coi'teza    se  mantiene    intacta. 

Sin  embargo,  al  cortarse  se 
encuentra  el  tronco  completamente  descompuesto  en  la  sec- 
ción del  duramen,  haciendo  perder  las  espectativas  de  aprove- 
chamiento que  se  habia  :_tenido  antes  de  esplotarlo.  Por  regla 
jeneral,  la  pudricion  del  corazón  se  presenta  en  ejemplares  decré- 
pitos, bien  sea  por  efecto  de  una  edad  mui  avanzada  o  por  haber 
vejetado  en  suelos  demasiado  áridos  o  pobres  en  sustancias  mi- 
nerales. Siempre  la  pudricion  comienza  d«  abajo  hacia  arriba  i 
abarca  una  zona  en  forma  cónica. 

En  nuestros  bosques  nacionales,  posiblemente  es  el  loble  el 
árbol  que  padece  con  mayor  frecuencia  de  la  pudricion;  los  leña- 
dores tienen   gran  práctica  i  reconocen    por  el    sonido  apagado  i 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA    I   CAZA 


183 


poco  sonoro  que  emite  el  tronco  al  ser  ^-olpeado  con    el  hacha  si 
el  árbol  está  o  no  afectado  por  la  pudrlcion.  Una   de   las  caracte 

i'ísticas  de   la  pudricion    es  la         .-^^spir-'-'^-j'— -  -^  -  -  

propensión  que  tienen  los ejeni-  "'""^i 

piares   enfei  mos  a  cubrirse  de       .  < 

vejetacion  en  toda  la  estension  ^^0^m 

del  tronco,  priiicipalraente   en  - 

la  parte  baja.  ' 

Madera  picada.— hd,^  larvas        / 
de  numerosos  insectos    cons- 

ti'uyen  galerías   dentro  de  las  ; 

maderas  produciendo  la  des- 
composición i  putrefacción  de  ^  . 
ellas.  En  Chile  hai  un  gran  nú- 
mei'o  de  insectos  que  hacen 
este  trabajo,  principalmente 
en  la  rejion  comprendida  en- 
tre el  rio  Valdivia  i  el  sur  déla 
isla  de  Chiloé. 

Algunas  de  estas  larvas  pre 
fieren  como  habitación  las  ma- 
deras secas  mientras  otras,  por 
al  contrario,  viven  sobre  las 
maderas  vivas,  fomentando  su 
descomposición  i  putrefacción* 


J¡r 


l..,4l. 


Madera  de  roble  atacada  por  la  larva   del  Polycaou  chilensis 


184 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


En  las  selvas  vírjenes  de  nuestro  país  son  muí  comunes  los 
estragos  que  causan  las  larvas  de  los  siguientes  insectos:  Bostii- 
choleus  scabratus,  conocido  con  el  nombre  vulgar  de  polilla; 
Chiasmus  liniae;  Polycaon  chilensÍ3,Calydon  submetallicum,  Phy- 
phines  huraeralis,  Phyphines  raallei,  Lophotus  superciliosus,  Hl- 
11  pus  tuberosus.  Esta  última  larva  construye  preferentemente  sus 
galerías  en  la  araucaria  o  pehuen. 

La  Estación  de  Patolojía  vejetal  tiene  actualmente  en  estudio 
algunos  insectos  que  perjudican  la  madera  en  nuestras  selvas  na- 
cionales i  en  poco  tiempo  mas  el  director  de  ese  servicio,  señor 
Ciírlos  Camacho,  publicará  un  interesante  estudio  sobre  esta  ma- 
leiia. 

Las  maderas  suraerjidas  están  espuestas  al  ataque  de  un  pe- 
queño molusco  que  se  alimenta  de  los  tejidos  leñosos  construyen- 


Madera  de  coiliue  atacada  por  la  broma  (Teredo  navalis) 

do  galerías  mediante  un  trabajo  de  barrenaje hecho  con  la  cabeza 
la  que  está  protejida  por  dos  piezas  mui  consistentes.  A  medida 
que  va  profundizando  el  cuerpo  del  animal  va  ocupando  la  gale- 
ría abierta  con  su  cabeza. 

A  veces  el  número  de  estos  pequeños  moluscos  es  tan  conside- 
rable que  las  maderas  pierden  por  completo  su  resistencia,  produ- 
ciéndose en  ese  caso  la  ruptura  de  las  piezas.  Estos  "pequeños 


boletín  de  bosques,  PFSCA  i  caza  185 

raoluscos,  el  Pholas  gibbosa  que  habita  en  Valparaíso  i  el  Teredo 
navalis  que  vive  en  toda  la  costa  de  la  República  i  conocidos 
vulgarmente  con  el  nombre  de  bromas,  prefieren  para  su  tra. 
bajo  aquellos  sitios  en  donde  las  maderas  quedan  durante  algu 
ñas  horas  del  dia  en  contacto  con  el  aire  atmosférico.  Las  bromas 
ocasionan  grandes  perjuicios  a  las  obras  navales:  muelles,  male- 
cones, etc.,  i  en  los  astilleros  de  Inglaterra  se  toman  especiales 
precauciones  para  evitar  el  ataque  de  estos  pequeños  moluscos. 
Estas  precauciones  consisten  en  depositar  las  maderas  de  cons- 
trucción en  sitios  donde  desagüen  aguas  dulces,  o  bien  enterrando 
en  el  fango  las  piezas  que  se  desea  conservar. 

Cuando  la  broma  ataca  algunas  piezas  de  un  depósito  de  made- 
ra  o   alguna  construcción  naval,  se  estiende   con  una  sorpren 
der.te  rapidez    pues,   este   molusco   posee   una   fecundidad   mui 
grande. 

Hemos  examinado  a  la  lijera  los  vicios  mas  frecuentes  de  la 
madera,  es  decir  aquellos  que  dificultan  su  aplicación  en  las 
contrucciones.  Creemos  que  no  estará  de  mas  completar  este  so- 
mero estudio  haciendo  ver  cuales  son  los  medios  que  conducen  a 
evitai'  la  propagación  de  estos  daños. 

Las  causas  que  proceden  de  la  mala  composición  de  los  terre- 
nos son  difíciles  de  correjir  en  los  bosques  porque  seria  para  ello 
necesario  modifícar  la  composición  química  i  las  cualidades  físi- 
cas del  terreno,  i  como  se  comprenderá  es  enteramente  antieconó- 
mico  e  imposible  de  realizar.  Las  causas  que  proceden  de  la  esce- 
siva  humedad  o  de  la  demasiada  sequedad  del  terreno  pueden  corre- 
jirse:  en  el  primer  caso  dando  una  dirección  conveniente  a  las 
aguas,  modificando  las  pendientes  o  abriendo  drenes  para  llegar 
al  desecamiento  de  las  capas  en  donde  viven  los  árboles;  en  el 
segundo  caso,  se  puede  proporcionar  el  agua  procurando  riegos 
metódicos  a  través  de  las  plantaciones;  pero  por  regla  jenei'al, 
tanto  los  trabajos  de  drenaje  como  lo  de  irrigación  resultan  difíci- 
les i  dispendiosos  cuando  se  trata  de  cultivos  forestales.  Aquellos 
daños  que  hemos  visto  que  proceden  de  la  falta  de  luz  debida  a 
la  espesura  en  que  viven  los  árboles  se  pueden  remediar  median- 
te cortas  o  claras  bien  determinadas,  cuidando  de  que  no  sea  de- 
masiado brusco  el  paso  de  la  luz  débil  a  que  antes  se  hallaban 
sometidos  los  árboles  a  la  luz  intensa  que  reciben  por  la  corta  o 
entresaca  del  arbolado.  Conviene  pues  ir  entresacando  poco  a  po. 
00  a  fin  de  que  el  ejemplar  se  acostumbre,  por   decirlo  asi,  a  la 


186 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


nueva  insolación  que  se  le  desee  dar.   Las   afecciones   debidas  al 
esceso  o  falta  de  temperatura  son  sumamente  diftciles  rambien  de 

correjir  en  un  bosque;  los 
medios  usados  para  mo- 
dificar los  cambios  brus- 
cos, fáciles  de  aplicar  tra- 
tándose de  árboles  pe 
queños,  resultan  antieco- 
nómicos  en  el  cultivo  de 
bosques. 

Las    afecciones    que 
dependen  déla  demasiada 
abundancia  de   jugos  ab- 
sorbidos por    las   raíces 
se  *pueden  correjir    cor- 
tando   un  cierto  número 
de  ellas,  pero  este  trabajo 
también  es  dispendioso  i 
eolo   se  puede   practicar 
cuando  se  trata  de  espe- 
cies    valiosísimas.     Las 
afecciones  que  dependen 
de  la   escasez   de  jugos, 
se  pueden   modificar  me 
diante  la  ayuda  de  la  po- 
da,    convenientemente 
practicada.  Los   defectos 
debidos  a  lesiones  sufri- 
das en  el  tronco,   las  ra- 
mas i  raíces,  tales   como 
las  grisetas,  los  chancros, 
se  pueden  correjir  cortan- 
do  la    parte     enferma  i 
cubriendo  las  heridas  con 
sulfato  de  cobre  al  lO^/o 
o  alguna  sustancia  cáus- 
tica que  evite  el  contacto 
con  el  aire   de   la  herida 
producida   por  el   corte. 

Carpinteros,  macho  i  hembra,  aves  que  consumen  Medíante  CSa    proteccion 
grannAmero  de  larvas  perjudiciales  a  las  madera»  ^^    fe^^^e^.t^eíones  se  de* 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


187 


ienen  i  los  tejidos  de  cicatrización  no  tardan  en  lecubrir  la 
parte  afectada.  Los  efectos  de  las  verrugas  i  otras  escrecencias 
del  tronco  i  las  ramas  se  remedian 
también  cortándolas  i  cubriéndolas 
con  sustancias  cáusticas  o  conserva- 
doras. 

La  presencia  de  musgos  i  plantas 
parasitarias  se  debe  por  regla  jene 
ral  a  la  escesiva  humedad  del  te- 
rreno o  de  la  atmósfera  del  bosque; 
basta  para  hacerlas  desaparecer  las 
cortas  aclai'atorias  que  modifican  el 
medio  ambiente.  En  términos  jene- 
rales  se  puede  decir  que  es  suma 
mente  difícil  correjir  con  procedi- 
mientos económicos  las  afecciones 
que  sufren  las  maderas,  tanto  mas 
si  se  trata  de  bosques  incultos,  como 
acontece  con  la  casi  totalidad  de 
las  selvas  chilenas.  La  naturaleza 
sin  embargo  se  encarga  de  evitar 
los  perjuicios  que  ocasionan  los  ene- 
migos de  las  plantas.  Así  por  ejem- 
plo: en  nuestras  selvas  tenemos 
una  cantidad  de  aves  insectívoras 
tales  como  el  Carpintero  (Campo, 
philus  magellinicus)  el  Pitihue  (Co- 
laptes  pitius),  el  Colilarga  del  sur 
(Sylviorthohynchus  desmursi)  el 
Runrún  (Lichenops  puspicillata)  i 
el  Cachudíto  (Anaereíes  parulus),  que  se  alimentan  de  las  lar- 
vas evitando  la  multiplicación  de  los  insectos  que  viven  a  espen- 
-sas  de  los  tejidos  maderables. 


Trabajo  lieclio  })0i-    la  polilla 
en  la  madera  de  roble. 


Ernesto  Maldonado. 

Jefe  de  la  Sección  Bosques. 


183  boletín  de  busques,  PESCA  I  CAZA 

ARBORICÜLTURA  FORESTAL  EN  EL 
VALLE  DEL  HÜASCO 


Sin  pecar  de  exajeríidos,  podemos  decir  que  arboricultura  fo- 
restal en  el  valle  del  Huasco  no  hai,  pues  no  podria  dársele  este 
nombre  a  la  reducidísima  existencia  de  algunos  ejemplares  de 
sauces,  olmos,  pimientos  i  gomeros  o  eucaliptos. 

El  valle  cuenta  con  antiguos  i  hermosos  fundos  de  gran  esten- 
sion,  como  también  numerosos  de  creación  reciente;  pero  en  todos 
ellos,  principalmente  en  los  últimos,  se  nota  desde  el  primer  mo- 
mento la  pobreza  casi  absoluta  de  árboles  forestales.  En  honor 
de  la  verdad  debemos  decir  que  ello  se  debe  a  causas  completa- 
mente ajenas  a  la  voluntad  de  sus  propietarios,  pues  todos  o  su 
gran  mayoría  se  encuentran  animados  de  mui  buenos  propósitos 
al  respecto. 

Casi  todas  las  propiedades  agrícolas  se  dedican  a  la  industria 
del  pasto  aprensado  i  a  la  alimentación  del  ganado  en  sus  prade- 
ras. Esta  última  circunstancia,  sin  tomar  en  cuenta  por  el  mo- 
mento las  demás  ventajas  de  laarborizacion,  es  mas  que  suficiente 
para  inducir  a  los  propietarios  de  esos  fundos  a  efectuar  plan- 
taciones en  los  deslindes,  divisiones  de  potreros,  etc ,  para  que 
ellas  sirvan  de  pi-oteccioii  al  ganado  contra  las  rigurosidades  del 
clima. 

La  falta  de  esas  protecciones  es  la  que  obliga  a  los  internadores 
de  ganado  arjentino  a  dar  preferencia  a  los  fundos  próximos  a  la 
costa  para  pastorear  sus  ganados  durante  las  estaciones  de  pri 
mavera  i  verano,  época  en  que  ellos  pasan  la  cordillera  con   sus 
animales. 

Las  plantaciones  a  que  nos  estamos  refiriendo  son  las  que  pu- 
diera haber  en  terrenos  que  están  bajo  riego;  en  las  de  rulo  pasa 
algo  igual,  sino  peor,  pues  la  existencia  de  árboles  en  los  cerros, 
faldeos,  cordilleras,  etc.,  está  reducida  a  algunos  arbustos  i  arbus 
tillos  que  no  alcanzan  a  desarrollarse  o  a  engrosar,  porque  luego- 
Bon  aprovechados  como  combustible.  Sin  embargo,  en  parte,  se  ha 
salvado  un  importantísimo  arbusto,  el  algarrobillo,  paro  como  en 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  189 


■otra  ocasión  lo  hemos  visto,  su  disminución  están  sensible  i  rápida, 
que  si  luego  no  viene  una  lei  a  protejer  su  conservación  i  multi- 
plicación, talvez  no  esté  lejano  el  dia  que  desaparezca. 

De  suerte,  pues,  que  la  rejion  del  valle  del  Huasco,  tanto  en  sus 
estensiones  de  rulo  como  de  riego,  se  encuentra  en  la  actualidad 
casi  completamente  desprovista  de  árboles  forestales. 

En  nuestros  Poderes  Públicos  se  nota  ya  una  corriente   favora- 
ble para  todo  aquello  que  tenga  relación  con  la   cuestión  forestal, 
a  la  que,  hoi  en  dia,  no  se  le  puede  dar  el  impulso  que  se  desea  i 
merece,    debido  únicamente  a  la  crisis  económica  actual.  Así,  ve- 
mos que  se  ha  destinado  i  seguirá  apartándose  importantes  es- 
tensiones  boscosas,  en  el  sur  del   pais,  para  Reservas  Forestales 
Nacionales;  se  efectúan,  con  resultados  mas  que  halagadores,  nu- 
merosas plantaciones  en  algunas  dunas  de  nuestro  litoral;  se  inicia 
ia  replantacion  en  las  hoyas  hidrográficas  de  los  rios  o  esteros  que 
surten  de  agua  potable  a  algunas  ciudades  de  la  República;  se 
mantienen  Viveros  Forestales  en  diferentes  rejiones  del  pais,  para 
fomentar  las  plantaciones  entre  los  particulares;  i  refiriéndonos  al 
caso  concreto  del  valle  del  Huasco,  tenemos  que  el  anexo  de  Va- 
llenar,  de  reciente  creación,  cuenta  ya  con  un  crecido  número  de 
plantas  que  servirán  para  hacer  las  primeras  plantaciones  en  gran 
escala  en  los  terrenos  fiscales  de  «Las  Tablas». 

Analicemos  ahora,  aunque  a  la  lijera,  si  a  lo  largo  del  Huasco 
hai  terrenos  apropiados  para  llevar  a  cabo  plantaciones  forestaleo. 
Desde  luego,  vemos  que  hai  grandes  estensiones  de  rulo  que  po- 
drían servir  a  este  fin;  pero,  desgraciadamente,  hoi  por  hoi,  debido 
a  la  escasez  de  lluvias,  es  imposible  hacer  plantaciones,  i  decimos 
imposible  en  el  sentido  de  ser  antieconómicas.  Sin  embargo,  cree- 
mos mui  interesante  hacer  algunos  ensayos  de  plantaciones  en 
terrenos  de  esa  naturaleza,  por  cuenta  fiscal,  aun  cuando  para  su 
ministrarles  humedad  hubiera  que  trasportar  el  agua  desde  lejV  s 
i  a  lomo  de  muía;  en  este  caso,  no  importa  que  sea  anti  económica, 
pues  se  trata  de  ensayos  que  se  hacen  en  pequeña  escala. 

No  siendo  posible  hacer  plantaciones  en  rulo,  veamos  si  existen 
en  el  valle  estensiones  de  relativa  importancia  que,  estando  bajo 
riego  e  inadecuadas  para  otros  fines,  pudieran  servir  al  objeto  in- 
dicado. Creemos  inoficioso  decir  que  todos  aquellos  terrenos  que 
están  dedicados  a  praderas,  huertos,  chacarería,  hortaliza,  etc.,  i 
.-ísus  resultados  normales  son  satisfactorios,  no  deben  destinarse  a 
antaciones.  Existen,   sí,   estensiones  considerables  en  que  no  se 


190  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

pueden  efectuar  cultivos  agrícolas  por  las  condiciones  del  terreno, 
o  que  su  esplotacion  es  anti-econórnica  por  las  propiedades  físicas 
de  esos  suelos,  en  los  cuales  se  obtiene  a  lo  sumo  un  escasísimo 
pasto  en  primavei-a,  si  son  faldeos,  laderas,  etc.,  o  uno  duro  i  de 
ningún  valor  alimenticio  si  se  trata  de  terrenos  vegosos. 

Estos  suelos  que  no  dan  ningún  beneficio  a  sus  propietarios  i 
que  se  prestan  admirablemente  para  las  plantaciones  forestales, 
les  hemos  agrupado  en  categorías,  a  saber: 

1.*  Los  faldeos,  laderas  i  partes  de  las  quebi'adas  que  quedan 
dentro  de  los  fundos  que  se  han  formado  en  las  planicies  de  los 
cordones  o  cejas  vecinas  al  rio  Huasco.  Hai  estensos  i  hermosos 
fundos,  como  Nicf lasa,  por  ejemplo,  de  propiedad  del  acaudalado 
e  ilustrado  agricultor  señor  Marambio  Montt,  de  Valparaíso,  del 
activoeíntelijente  injeniero  agrónomo  señor  Alberto  Gallo,  i  mu- 
chos mas  que  seria  largo  enumerai-,  que  cuentan  con  grandes  es- 
tensiones  de  suelos  de  esta  natuialeza  i  que  daiian  cabida  para  un 
crecidísimo  número  de  plantas  forestales,  tei-renos  quesus  propie- 
taiios  están  deseosos  de  aprovechar  de  esta  manera. 

2.*  Los  caminos  interiores,  deslindcvs,  divisorias  de  potreros, 
curso  de  canales,  etc.,  que  una  vez  plantados  podrían  abastecerse 
de  humedad,  después  del  tercer  o  cuarto  año  i  talvez  antes,  con 
el  sobrante  del  riego  de  las  pradeías.  Estas  plantaciones,  ademas 
de  su  valoi'  como  tales,  serviiYin  do  resguaido  al  ganado  de  pas- 
toreo. Existiendo  eslcnsiones  considerai^les  de  las  señaladas,  se 
aprovechai'án  muí  bien  con  plantaciones. 

3.'"^   Todos  los  fundos  e  hijuelas  íiberanas  al   Huasco  tienen  te- 
rrenos vegosos,  húmedos  i  humedecidos,    los   cuales,  en  conjunto 
forman  una  superficie  bastante  considerable.    Estos  suelos  no  dan 
sino  un  mal  pasto  que  únicamente  aprovechan  los  asnales. 

Aun  cuando  solo  somei  amenté  hemos  tocado  la  cuestión  riego, 
la  hemos  tomado  muí  en  cuenta,  pues  sabemos  perfectamente  el 
valor  que  tiene  el  agua  riego  en  ese  valle.  En  todos  los  casos  se- 
ñalados se  puede  notar  que,  por  estar  situadas  las  plantaciones 
en  teri'enos  mas  bajos  o  al  mismo  nivel  que  bis  praderas,  se  dis 
traerá  relativamente  poca  agua  en  riegos  especiales  para  ellas;  i 
que  para  los  teirenos  humedecidos  el  gasto  de  agua  queda  redu 
cida  a  los  liegos  de  plant;icion,  aun  cuando  en  una  pequeña  es- 
períencia  hemos  creído  notar  cieíta  conveniencia  en  regar  estas 
plantaciones  hasta  que  tengan,  por  lo  menos,  un  año  en  el  terre- 
no definitivo. 

En  resumen  de  todo  lo  espuesto  vemos  que,  hoí  en  día,  el  valle 


boletín    de  bosques,  pesca  i  caza  191 

del  Huasco  se  encuentia  sumamente  pobre  en  plantaciones  fores- 
tales; que  existen  grandes  estensiones  de  suelos  que  son  inade- 
cuados para  los  cultivos  agrícolas  o  es  anti-econóraica  su  esplota- 
cion;  que  los  agricultores  están  dispuestos  a  emprender  trabajos 
de  plantaciones  en  sus  propiedades,  pues  conocen  perfectamente 
el  sinnúmero  de  ventajas  que  estas  dan  al  valle  en  jeneral  i  a 
ellos  en  particular;  i,  que  existiendo  el  servicio  de  repoblaciones 
en  la  rejion,  éste  podrá  suministrar  plantas  a  los  particulares,  en 
uno  o  dos  años  mas,  a  precios  módicos  i  en  cantidades  aprecia 
bles. 

En  estas  condiciones  los  resultados  que  se  obtendrán  no  podrán 
ser  sino  mui  satisfactorios,  por  cuanto  los  laboriosos  agricultores 
de  ese  valle  tendrán  dentro  de.  poco  lo  que  ellos  luice  mucho 
tien.po  anhelaban,  es  decir,  que  el  Fisco  pusiera  a  su  disposición, 
en  buenas  condiciones  i  a  precios  bajos,  la  planta  necesaria  para 
efectuar  esos  trabajos, 

Si  hoi  decimos  que  el  valle  del  Huasco  no  tiene  arboricultura 
forestal,  mañana  diremos  que  esta  se  inicia  en  magníficas  condi- 
ciones, porque  tenemos  la  seguridad  da  que  allí  la  iniciativa  par- 
ticular correrá  parejas  con  la  físcal  i  creemos  que  aquella  la  su- 
peraría si  no  estuviera  circunscrita  a  ésta.  En  algunos  años  mas 
se  podrá  decir,  para  orgullo  de  los  hijos  de  Atacama,  que  gracias 
a  su  constancia  e  intelijencia  clara,  han  sabido  comprender  las 
ventajas  que  reporta  el  distraer  una  parte  de  sus  capitales,  depo- 
sitándolos en  esas  Cajas  de  Ahorro  que  se  llaman  plantaciones 
foi  estales,  las  que,  junto  con  elevadísirao  interés  que  ellas  pagan, 
sei'án  i'ecibidas  por  sus  descendientes  i  jeneraciones  venideras, 
como  un  medio  de  proseguir  la  obra  de  sus  antecesores  i  empren- 
der, a  la  vez,  los  trabajos  de  gran  aliento  que  darán,  como  ya  lo 
han  dado,  inmensas  riquezas  al  país  i  a  la  rejion  en  especial. 

C.  Nazakit. 

Inspector  de  Bosques. 


Arljol  tranformado  eii  diario. — Al  mismo  tiempo  que  una 
hazaña  industrial,  lo  que  sigue  hace  ver  cuánto  vale  un  árbol  i 
qué  barbarie  hai  en  quemarlo  o  en  destruirlo. 


192  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

El  señor  Menzel,  propietario  de  la  gran  fábrica  de  pasta  de 
madera  i  de  papel  de  Elsenthal,  hizo  el  esperimento  de  precisar 
el  tiempo  mínimo,  estrictamente  necesario,  con  una  maquinaria 
perfecta  como  la  que  posee,  para  trasformar  en  papel  impreso  un 
vigoroso  árbol  en  pié. 

En  presencia  de  un  ministro  de  fé,  se  volteó  a  las  7  1/2  de  la 
mañana,  en  un  bosque  próximo  al  establecimiento,  tres  árboles 
que  fueron  trozados  i  trasportados  a  éste  i  alli  descortezados  e 
inmediatamente  metidos  a  las  máquinas  desfibradoras  i  tritura- 
doras, que  luego  los  devolvieron  i»educidos  poco  menos  que  a 
polvo.  Con  esto  terminó  la  parte  mecánica  i  comenzó  la  parte  quí- 
mica de  la  operación. 

El  aserrín  i  virutilla  pasaron  a  los  cubos  de  los  disolventes  i 
reactivos  donde  se  convirtieron  esos  detritos  en  pasta  de  papel, 
la  cual,  estendida  automáticamente  sobre  los  secadores  movibles 
i  sin  fin  del  departamento  siguiente,  llegó  al  final  de  éste  conver- 
tida en  rollo  de  papel. 

En  una  imprenta  vecina  esperaba  una  prensa  con  su  composi- 
ción, clisés,  etc.,  listos  a  punto  de  imprimir,  i  a  pocos  segundos, 
colocado  el  papel  en  el  porta  carretel,  rujia  la  prensa  i  a  las  9  1/2 
aparecía  el  periódico  impreso,  dos  horas  después  de  cortado  el  ár- 
bol que  le  sirvió  de  materia  prima. 

Esta  sujestiva  demostración  se  habia  hecho  anteriormente  i  en 
Alemania  mismo,  pero  nunca  en  el  corto  tiempo  indicado,  que 
constituye  un  record  de  presteza,  que  no  tan  luego  podrá  ser  su- 
perado. 

En  el  viejo  mundo  plantan  bosques  propios  en  sus  inmediacio 
nes  las  fábricas  de  papel.  Aquí  no  nos  preocupamos  de  nimieda 
des  industriales  i  luego  concluiremos  a  puro  fuego  con  los  pocos 
áiboles  que  aun  nos  quedan. 


BOLETÍN 

DE 


Bosques,  Pesca  i  Casa 


TOMO   TI-ISTUM.   4 
=  OCTUBRE  1913  == 


Directores:    Federico  A  Ibert,   Ernesto  Maldonado,  Carlos  Sage 

i  Félix  Pinto  O  valle. 

SUMARIO 

Pijs. 

Lejíslacion  i  reglamentación  vijente  en  el  ramo  de  Caza. — Editorial...  19S 

El  Problema  pesquero  en  Chile. —  F.  Albbrt 198 

Migraciones  observadas  en  la  Fauna  i  Floi-a  de  Chile. — L.  Castillo, 

J.  Dht  J 224 

Miscelánea. — Un  hermoso  ejemplo. — El  Consejo  Superior  de  Bosques 

de  Alemania. — El  distrito  forestal  de  Aquisgran  en  Alemania. — 

Los  peligros  de  la  destrucción  de  los  bosques. — La  prolifidad  de 

los  peces. 


M^^^taia'w^'XM^i^^^^^^k^X^V 


SANTIAGO  DK  CHILE 

IMPRENTA  KOSMOS 
(antiqua  Cervantes) 
Pblicias,  1805 

1©13 


ANUNCIOS 

El  Boletín  aparece  una  vez  al  mes  i  se  imprime  en  5,000^ejemplares. 
Colaboraciones  i  avisos  deben  dirijirse  a  Claras  198. 

Este  Boletín  se  reparte  gratuitamente  a  las  personas  que  manden  su 
dirección  exacta  a  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i  Caza. 

SAXTIAOO,  —  Claras  198. 


SUMARIO  DE  JULIO 

Un  año  de  labor. — bditorial 1 

Los   Bosques,  su  conservación,  esplotacion   i  fomento. — JFederico  Al- 

bert 4 

El  Problema  pesquero  en  Chile. —i' eder ico  Albert 47 

De  las  Claras  en  la  dasonomía  moderna. — De  La  Revista  de  Montes, 

Madrid 57 

MiscBLÁNBA.— Disposiciones  del  Código  Civil  que  se  refieren  al  ejerci- 
cio de  la  pesca  en  Chile. — El  aceite  de  hígado  de  bacalao. — La 
industria  de  las  conservas  de  pescados  i  mariscos. 

SUMARIO  DE  AGOSTO 

La  Clausura  de  la  Caza. — Editorial 129 

La  Pesquería  en  Aguas  Fluviales.— Federico  Albert 132 

Los  Aluviones— Su  relación  con  los  bosques.  — Daniel  Zelada 153 

Los  Permisos  de  Caza  de  Lobos. — Luis  Castillo 156 

La  Madera — (Continuación).— Ernesto  Maldonado 160 

Alboricultura  Forestal  en  el  Valle  del  Huasco.— Carlos  Nazarit 188 

Miscelánea. — Árbol  trasformado  en  diario. 

SUMARIO  DE  SETIEMBRE 

El  Congreso  Internacional  de  Pesca.-  Editorial ,,,     65 

El  Problema  Pesquero  en  Chile. — Federico  Albhjrt 69 

Algo  sobre  los  Bosques  de  los  Territorios  de  Neuquen  i  Río  Negro 

(Colaboración).  -Humberto  Giovanelli 104 

De  las  Claras  en  la  Dasonomía  Moderna. — De  «La  Revista  de  Mon- 
tes» Madrid ]j[2 

Las  Plantaciones  en  el  Balneario  de  Pichilemu  (Colaboración). —Eva- 
risto S.  Merino  C 116 

Rol  que  desenpeñan  los  macizos  forestales  i  su  importancia— (Cola-  "~ 
boracion).  -  Óscar  Bravo  L 121 

Miscelánea.  -  La  escasez  de  maderas  pai-a  celulosa. — Nuevo  vagón 
frigorífico.  —Una  organización  moderna  del  servicio  forestal  en 
Grecia.— Servicios  de  teléfono  en  los  incendios  de  Bosques. 


ni  II  lop,  Mi 


Tomo  II. 


Santiago,  Octubre  de  1913. 


Núm.  4 


LEJISLACION  I  REGLAMENTACIÓN  URJENTES  EN  EF. 

RAMO  DE  CAZA 


El  ejercicio  de  la.  caza,  considerado  como  sport  de  Ínteres  i  cc- 
rao  industria  digna  de  atención,  está  reglamentado  en  Chile  desde 
casi  medio  siglo,  mas  o  menos  en  la  forma  en  que  lo  está  en  todos 
los  paises  civilizados.  Iniciada  en  el  departamento  do  Santiago 
con  la  ordenanza  de  1868,  promulgada  por  el  Presidente  señor 
José  Joaquín  Pérez,  fué  estendida  en  ios  años  siguientes  a  otros 
departamentos  de  las  provincias  centrales,  desde  la  de  Valpaiaiso 
hasta  la  de  Concepción,  donde  se  promulgó  para  el  departamento 
de  Talcahuano  en  1880,  con  la  firma  del  Presidente  Sr.    A.  Pinto. 

Esas  diversas  ordenanzas,  nacidas  la  primera  i  escalonadas  a 
intervalos  mas  o  menos  largos,  son  bastante  completas,  pues  a, 
mas  de  prescribir  un  periodo  de  veda  de  seis  meses,  primavera  i 
verano,  a  fin  de  protejer  las  especies  en  la  época  de  la  reproduc 
cion,  consultan  penas  no  solo  para  los  infractores,  multas,  pri- 
siones i  confiscaciones  de  especies  i  de  utensilios,  sino  también 
para  los  asociados  de  aquellos  en  el  delito,  o  sea,  los  vendedores 
i  aun,  rigor  raro  en  nuestra  lejislacion,  para  los  compradores. 

Esas  ordenanzas  no  son  cumplidas  con  todo  rigor,  escusado  eí> 
decirlo,  pero  al  fin  son,  entre  las  muchas  disposiciones  que  rijen 
nuestra  vida  social,  una  de  las  que  mejor  se  cumplen,  tanto  por 
la  facilidad  de  su  vijüancia  como  por  la  evidencia  de  su  necesi- 
dad, que  disuade  fácilmente  al  menos  culto  de  la  veleidad  de  co- 
meter el  delito,  aun  con  la  impunidad  segura. 

Las  preocupaciones  de  uaa  guerra  csterior  i  los   acontecimien 
tos  sobrevenidos  después  paralizaron    la    ampliación   espontánea 
de  la  ordenanza  central  a  otras  provincias  del  pais,  i  aun  en  mu 
chas  de  las  contempladas  no  se  aplicó  en  toda  su  estension,  pues 
en  esa  larga  zona  del  pais,  solo  nueve  departamentos  la  hiciei'on 
suya,  con  lijeras  variantes  en  las  disposiciones  i  en  las  penas. 
Resultado  de  esto  fué  que  no  se  aseguró    la   completa   eficacia 


194  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


que  £6  habí iu  cbtciiido  con  una  leglameiítacion  jenei'al  para  toda 
la  República.  En  algunos  departamentos  las  aves  de  caza  queda- 
ron mas  o  raénos  protejidas  i  en  otras  completamente  abandona- 
das a  la  saña  de  los  cazadores,  grandes  i  chicos,  que  no  han  res- 
petado ni  vidas,  ni  especies,  ni  crias,  tan  irresistible  es  la 
tendencia,  en  el  neófito  sobre  todo,  de  disparar  [sobre  cuanto  ser 
vivo  ve  ante  si,  aprovechable  o  no,  úiil  o  dañino. 

Las  consecuencias  no  se  han  hecho  esperar.  En  las  rejiones  no 
amparadas,  i  aun  en  algunas  que  lo  son,  bien  sabido  es  que  las 
aves  de  caza  se  han  hecho  mas  i  mas  raras,  hasta  desaparecer  en 
absoluto  en  localidades  donde  no  hace  muchos  años  se  las  encon- 
traba en  una  abundancia  que  causaba  la  admiración  de  los  aficio- 
nados estranjeros.  Los  precios  fabulosos  que  se  pide  por  las  tres 
o  cuatro  especies  de  aves  de  caza  que  suelen  venderse  en  las 
calles  de  la  capital  escusan  esplicaciones. 

La  Lispeccion  Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i  Caza,  en  cumpli- 
miento de  su  programa  de  propender  por  todos  los  medios  posi- 
bles a  la  salvación  de  io  que  aun  nos  queda  de  las  riquezas  natu- 
rales que  tan  pródigamente  nos  favoreció  la  naturaleza,  insiste 
ante  los  podeies  públicos  en  la  apremiante  necesidad  de  que  la 
caza  sea  reglamentada  en  toda  la  estension  del  territorio  nacio- 
nal, donde  convenga  hacerlo  luego,  i  ha  sometido  recientemente  a 
la  consideración  del  Supremo  Gobierno  un  proyecto  de  ordenanza 
de  caza,  calcado  sobre  la  vijente  en  el  centro  del  pais,  i  aplicable 
a  todas  las  zonas  comprendidas  entre  la  parte  sur  de  la  provincia 
de  Atacama  hasta  la  de  Llanquihue,  con  las  variantes  requeridas 
por  las  diferencias  de  latitud. 

Para  facilitar  la  aplicación  de  esta  reglamentación,  propuesta 
en  el  carácter  de  provisoria,  en  vista  de  su  urjencia,  se  ha  escluido 
las  rejiones  donde  las  aves  de  caza  son  una  escepcion  i,  por  el 
contrario,  aquellas  donde  su  abundancia  debe  hacerlos  considerar 
mas  bien  como  perjudiciales  para  la  agricultura,  si  este  nombre 
puede  darse  a  los  reducidos  i  primitivos  cultivos  de  la  rejion 
insular. 

Con  el  mismo  propósito  no  hemos  contemplado  en  este  primer 
paso  adelante  las  aves  de  adorno,  tanto  o  mas  perseguidas  que 
las  aves  comestibles  en  el  pais,  ni  las  avecillas  ausiliares  del 
agricultor,  que  escasean  mas  i  mas  por  la  destrucción  de  sus  ni- 
dos, a  que  es  tan  propensa  la  población  infantil  de  los  campos,  de  la 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  195 


que  estamos  palpando  los  fatales  resultados   en    la    proliferación 
de  los  insectos  i  larvas  destructoras  de  chacras  i  ai'boledas. 

Pero  no  solamente  las  aves  silvestres  comestibles,  insectívoras 
o  de  plumaje  ornamental  necesitan  que  se  vijile  su  esplotacion  si 
no  queremos  ver  estinguida  luego  una  fuente  valiosa  de  alimen- 
tación o  de  dinero.  Tenemos  en  el  pais  varios  animales  de  pieles 
finas  mui  buscadas  por  los  proveedores  de  la  moda  i  que  no  tar- 
darán en  pasar  a  la  categoría  de  recuerdo  si  no  se  refrena  a 
tiempo  la  constante  e  infatigable  persecución  de  los  cazadores, 
siempre  solicitados  por  pedidos  i  precios  cada  dia  crecientes. 

La  chinchilla,  ese  simpático  roedor,  cuya  incomparable  piel  es 
siempre  proferida  por  las  reinas  de  la  moda,  ha  conseguido  por 
fin,  después  de  quince  años  de  infructuosos  esfuerzos  de  parte  de 
esta  Oficina,  un  comienzo  de  protección  con  la  lei  recientemente 
aprobada  en  la  Cámara  de  Diputados,  gracias  a  la  iniciativa  de 
uno  de  los  mas  ilustrados  de  sus  miembros,  que  hizo  revivir  un 
proj-ecto,  aprobado  en  Comisión,  presentado  quince  años  ha  i  que 
otros  asuntos  hicieron  olvidar.  Si  no  viene  luego  la  promulgación 
de  la  lei,  ya  se  habrá  hecho  inútil,  pues  es  cosa  de  pocos  años  la 
estincion  total  de  la  chinchilla,  que  se  esportó  hace  años  por  va- 
lor de  3/^  de  millón  de  pesos  i  se  esporta  ahora  solo  por  algunos 
miles,  a  pesar  de  los  precios  exorbitantes  que  pagan  los  peleteros 
europeos. 

Lo  mismo  diremos  del  lobo  marino  de  piel  fina  o  de  dos  pelos, 
que  fué  protejido  por  una  ordenanza  durante  pocos  años  i,  abro- 
gada ésta  por  consideraciones  que  no  nos  cabe  apreciar,  nueva- 
mente abandonado  al  encarnizamiento  de  los  cazadores,  cuyo 
jiúmero  debe  haberse  centuplicado  en  las  costas  de  nuestra  rejion 
insular,  con  motivo  de  la  prohibición  absoluta  de  cazar  los  ani- 
males  similares  existentes  en  los  mares  árticos,  acordada  por  las 
naciones  intei'esadas,  mas  sabias  que  la  nuestra. 

Para  contrarrestar  ese  inevitable  aflujo  de  los  cazadores  de  píe- 
les del  otro  hemisferio,  obligados  a  parar  su  obra  de  destrucción,  a 
ambas  costas  del  estremo  sur  de  nuestro  continente,  último  refujio 
del  desventurado  anfibio,  esta  Inspección  Jeneral  ha  recomendíido 
con  apremio  al  Supremo  Gobierno  la  cooperación  a  la  iniciativa 
del  Ui-uguai,  ya  aceptada  por  la  Arjentina,  de  promover  un  acuerdo 
con  Chile  a  fin  de  seguir  el  ejemplo  dado  por  las  grandes  poten- 
cias circumpolares  del  hemisferio  norte:  Rusia  i  Estados  Unidos, 
acompañadas  por  Inglaterra  i  Japón. 


190  boletín  de  busques,  pesca  i  caza 

El  asunto  está  encomendado  ahora  a  las  jestiones  diplomáticas 
i  es  de  esperar  que  nuestro  pais  saldrá  airoso  en  esta  proposición 
en  la  que  es  el  principal  interesado,  i  que  no  so  volverá  a  alegar, 
para  salvar  de  la  destrucción  una  que  podrá  ser  gran  fuente  de 
entrada  para  el  Erario,  la  falta  de  elementos  i  de  dinero! 

Igualmente  abandonados  han  quedado,  con  esta  inaceptable 
caducacion  de  la  ordenanza  en  cuestión,  las  nutrias  de  rios  i  de 
mar  que  tenemos  en  el  pais,  el  huillín  o  el  chungungo,  no  inferio- 
res en  calidad  de  piel  a  sus  similares  de  otros  paises,  i  que  mere- 
cen ser  protejidos  al  mismo  título  que  el  lobo  marino  fino,  pues 
todos  compensan  crecidamente,  por  sus  valiosos  productos,  su 
gran  consumo  de  peces,  daño  poco  sensible  en  las  riberas  i  costas 
desiertas  que  habitan. 

La  ballena,  que  según  unos  se  caza,  aunque  otros    dicen  que  se 
pesca,  es  otro  ser  de  la  creación  que   luego   habrá  hecho  desapa 
recer  de  los  mares  la  insaciable  codicia  del  hombre,   como  ha  de- 
saparecido  en  nuestra  costa,  por  la   misma  causa,  la  foca  jigante,. 
el  elefante  maiino,  si  no   se  atiende  al   pedido  de   protección  que 
ha  elevado  en  su  favor  nuestra  Oficina.  Al  paso  que  van   las  seis 
empresas  «beneficiadoras»    existentes   en  el  pais,  dotadas  de  ele- 
mentos modernos  i  rápidos  de   esplotacion,    sin   hablar  de  los  ba 
lleneros  estranjeros  que   esplotan   nuestros  mares  australes,  tam- 
bién se  habrá  hecho  innecesaria  en  pocos  años  mas,  para  vergüen 
za  nuestra,  la  protección  que  en  forma  de  concesiones  por  zonas 
de  costas,  como  lo  hemos  propuesto,   procurará   indefinidamente 
al  Erario  nacional  una  mui  apreciable  fuente  de  entrada,  deduci 
dos  los  gastos  de  vijilancia, 

¿Para  qué  estendernos  mas  sobre  estos  asuntos,  de  cu>a  impor 
tancia  estamos  todos  penetrados,  i  cuyo  abandono  se  esplica  úni 
camente  por  nuestra  inveterada  indiferencia  por  todo  lo  que  na 
es  provecho  fácil  e  inmediato.  Los  males  que  lamentamos  los 
sentirán  nuestros  hijos  i  nietos,  a  quienes  legaremos  un  páramo 
desierto,  sin  árboles  i  sin  agiía,  sin  aves  i  sin  peces,  todo  talado, 
quemado,  estei minado  báibara  eimprevisoramente:  ¡qué  importa! 
dicen  algunos  optimistas  i  acomodadizos  egoístas, 

¡Pues  no!  Los  mas  no  podemos  aceptar  tan  fácil  acomodo,  e 
invocamos  el  concurso  de  los  hombres  de  corazón  i  patriotas  pai  a 
que  nos  ayuden  a  dar  fin  a  la  tarea  empezada  de  salvar,  junto 
con  nuestro  presíijio,  el  patrimonio  a  que  tienen  derecho  nuestros 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  197 

descendientes.  No  basta  que  tengamos  una  leí  de  bosques,  ya  an- 
ticuada i  deficiente,  una  lei  de  pesca  que  nuevas  necesidades 
obligan  a  completar,  i  decretos,  ordenanzas  i  simples  bandos,  como 
los  ya  citados  i  la  lei  que  prohibe  la  bárbara  i  destructora  pesca 
-con  dinamita,  que  también  hemos  completado  con  la  prohibición 
de  vender  pescados  dinamitados  i  la  reglamentación  de  la  venta 
de  esplosivus.  \'a  es  hora  que  todas  esas  disposiciones,  dictadas 
según  las  necesidades  del  momento,  vean  reCorzadas  su  jenerali- 
zacion  i  su  eficacia  con  su  incorporación  a  una  lei  que  dé  elemen- 
tos de  acción  i  de  pi'opaganda  a  los  encargados  de  la  noble  labor 
de  mejorar  la  vida  i  la  mansión  en  que  vivimos,  labor  encamina- 
da mas  que  ninguna  otra  ai  bien  de  la  comunidad  i  que  por  con- 
siguiente debe  primar  sobre  todas  las  demás. 

La  Reüaccion. 


198  boletín  de  bosques.  PESCA  I  CAZA 


EL  PROBLEMA  PESQUERO  ES  CHILE 


(  Continuación) 
Liíi  pesquería  costanera 

Cosa  parecida  a  la  pesquería  en  aguas  fluviales  pasa  tarabiert 
en  la  pesquería  costanera.  En  años  pasados  era  mas  frecuente  en- 
contrar pescadores  profesionales  diseminados  en  la  costa,  i  en 
ciertos  puntos,  como  San  Vicente,  Talcahuano,  Constitución,  Ma- 
tanza, San  Antonio,  Valparaíso,  Quintero,  l'aitencillo,  Zapallar,„ 
Papudo,  Picliidangui,  los  Vilos,  Tongoi,  etc.,  había  como  colonias 
de  pescadores  en  las  cuales  uno  de  ellos  hacia  las  veces  de  cabe- 
za i  cuyos  consejos  eran  oídos  í  respetados,  aunque  no  existia 
una  subordinación  directa  ni  arreglos  comerciales  enti'e  ellos.  Con 
el  trascurso  del  tiempo  esta  situación  ha  cambiado,  los  dueños  de 
fundos  de  costa  interrumpieron  en  diversos  puntos  el  tráfico  con 
sus  cercas  hasta  la  orilla  del  mar,  atropeüando  el  Código  Civil,  i 
desalojaron  a  los  pescadores  de  sus  pobres  viviendas,  quemándo- 
las en  muchos  casos.  Hasta  liol  día  nadie  quiere  tener  pescadores^ 
en  las  playas  fiscales  i  vecinas  a  su  propiedad  í  siguen  los  atro- 
pellos de  todo  jénero,  muchas  veces  ayudados  por  la  policía  local^ 
que  por  regla  jeneral  secunda  al  poderoso  dueño  del  fundo  i  no- 
ampara  el  justo  derecho  del  pobre  pescador.  Solo  desde  que  exis- 
tió el  servicio  de  Aguas  i  Bosques,  hoi  día  Inspección  Jeneral  de 
Bosques,  Pesca  i  Caza,  ha  sido  posible  obligar  a  esas  policías  que- 
amparen  los  derechos  de  los  pescadores  contra  los  usurpadores  de 
terrenos  fiscales  i  eviten  que  sus  ranchos  sean  destruidos  nueva- 
mente, lo  que  ya  significa  un  adelanto,  aunque  no  se  haya  conse- 
guido todavía  que  los  dueños  de  fundos  indemnicen  o  a  lo  menos 
reconstruyan  por  su  cuenta  la3  modestas  viviendas  que  injusta- 
mente les  han  destruido.  A  este  mal  evitable  se  une  otro  todavía^, 
que  es  inevitable,  como  el  desalojamiento  de  las  aldeas  pescadoras 
en  las  bahías  de  San  Vicente,  Talcahuano,  Valparaíso  i  otros  pun- 
tos donde  la  estratejía  militar  así  lo  aconseja,  obligando  a  la  jente 
pobre,  pescadores  i  amantes  del  terruño  en  que  han  nacido,  a 
buscar  nuevas  residencias. 

Todo  esto  ha  contribuido  a   producir  el  estado  actual,   en  que- 


boletín  DE  BOSQQES,  PESCA  I  CAZA 


lO'j 


hai  pocos  pescadores  profesionales  i  muchísima  jente  costina  que 
hoi  se  ocupa  en  pescar  en  un  punto,  mañana  en  otro,  después  se 
hacen  fleteros,  carg'adores,  peones,  etc.,  vagando  de  un  estremo  a 
otro  de  la  costa  de  la  República,  dedicándose  muchas  veces  al  pi- 
llaje ocasional,  a  los  desórdenes  o  a  una  vida  totalmente  desa- 
rreglada. 

Es  natural  que  un  estado  íisí  debe  producir  un  decaimiento  de 
la  industria  i  un  mercailo  inseguro,  en  el  cual  abundan  los  pro- 
ductos de  la  pesca  hoi  i  mañana  faltan  por  completo.  No  debemos 
admirarnos  tampoco  de  que  los  aparejos  de  pe^ca  se  reemplazan 
muchas  veces  por  la  dinamita,  i  casi  no  hai  dia  en  que  se  vea 
Desear  públicamente  con  dinamita,  a  veces  aun  en  las  mismas 
bahías  í  vecindades  de  Corra,!,  Valdivia,  San  Vicente,  Talcahua- 
110,  Constitución,  San  Antonio,  Valparaíso,  Quintero,  Coquimbo, 
etc.  En  algunas  partes  sucede  aun  a  la  vista  de  las  autoi'idades, 
que  no  tienen  los  elementos  para  perse- 
guir a  los  infractores  de  la  lei  ni  están 
investidos  del  poder  suficiente  para  apli 
caries  directamente  la  multa  o  la  pena 
correspondiente  i  necesitan  ir  a  un  juicio 
oídinario  de  difícil  aplicación. 

Ya  dijimos  en  pajinas  anteriores  que 
la  pesca  con  dinamita  destruye  no  solo  los 
peces  grandes,  sino  también  la  cría,  los 
huevitos,  i  toda  la  fauna  i  flora  acuática 
que  sirven  de  alimento  a  los  peces  pro- 
duciendo espacios  desérticos  que  solo  con 
el  trascurso  del  tiempo  vuelven  a  po- 
blarse. 

La  pesca  con  la  vara  con  puntas  de  fierro,  rastras  con  fondo  de 
cuero,  la  cola  de  cables  deshílachados  i  otros  métodos  perjudicia- 
les, como  también  la  pesca  escesiva  i  en  todo  tiempo  en  los  bancos 
de  choros  i  ostras,  ha  destruido  i  agotado  totalmente  muchos  de 
ellos  i  otros  han  sido  sepultados  bajo  las  inmensas  cantidades  de 
arenas  que  arr¿T,stran  los  ríos  al  mar.  La  existencia  de  camarones 
de  mar,  jaivas,  picos,  locos  i  aun  de  luche  ha  mermado  mucho  en 
algunas  rejiones  a  causa  de  la  persecución  constante  i  escesiva  de 
que  ha  sido  objeto. 

A  fin  de  enrielar  nuevamente  la  industria  costanera  es  preciso 
dar  en  arrendamiento  la  mitad  de   los   bancos  de  moluscos   exis- 


Canasto  con  dos  san- 
chos para  recojer  caniH- 
roñes,  centolla»,  jaivas,  i 
langostas  de  Juan  Fer- 
nandez. 


00 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


tentes  en  subasta  pública  i  poi-  un  período  no  menor  de  veinte 
años  para  evitar  su  agotamiento,  oblig'aiido  a  los  conc3sionanos 
a  atender  su  repoblamiento. 

Formar  colonias  pescadoras  en    puntos    aparentes  en  la   costa 
donde  es  fácil  dar  abrigo  a  sus  flotilUs  de    botes  i  donde   existen 
medios  constantes  i  baratos  de    trasporte  a  los  centros    de  consu- 
mo. Ademas  se  necesita  procurarles  instrucción  primaria  i  la  del 
manejo  de  las  redes  i  aparatos  de  pesca,  el  mejor  aprovechamien- 
to  de  la  misma,  etc.  Uur  vez  arraigados   los  pescadores  i  norma 
lizada  su  vida  industrial,  familidr  i  moral,  tanto  la   marina  nació 
nal  como  la  comei'cial  podrán   esperai'  en  lo   futuro  encontrar  en 

ellos  el  número  suíi- 
ciente  de  marineros 
íitrevidos,  sufridos  i 
de  buena  conducta  que 
se  necesita  paraol  ma- 
nejo de  buques  i  em- 
barcaciones. 

Para  convencernos 
que  existe  la  base  ne- 
cesaria para  levantar 
la  industria  de  la  pes- 
queiía  costanera,  no 
está  demás  agregar  a 
"]  las  listas  de   las  mate- 

rias primas  que  tenemos  en  las  distintas  rejiones,  algunos  detalles 
biolójicos  e  industriales  de  las  especies  mas  conocidas,  en  cuanto 
ésto  sea  posible,  apesar  de  la  ignorancia  en  que  estamos  hasta 
la  fecha,  para  darnos  una  lijera  idea  de  lo  que  debe  esperarse  de 
esta  industria  en  lo  futuro,  cuales  son  las  mejoras  que  pueden 
introducirse  i  cuales  son  los  vacíos  que  deben  llenarse  a  medida 
que  las  fuerzas  i  el  tiempo  lo  permitan. 

Pondremos  los  animales  con  sus  nombres  vulgares  solamente, 
haciendo  caso  omiso  de  los  científicos  en  cuanto  sea  posible,  sin 
que  se  preste  a  equivocaciones  perjudiciales  páralos  industriales, 
•empleando  siempre  el  orden  alfabético  i  las  subdivisiones  en  pe- 
ces comestibles,  poco  útiles  i  poco  conocidos;  crustáceos  comesti- 
bles i  pocos  útiles;  moluscos  comestibles  i  poco  útiles,  etc,  hacien- 
do ver  el  tamaño  corriente  i  máximo  con  que  suele  obtenérselos, 
si  se  les  ha  encontrado  en  bandadas  o  solos,  los  fondos    donde  tg. 


Buitrón  o  red  a  mono. 


BOLEriN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


201 


aieraos  conocimiento  que  se  hayan  encontr¿ido  con  los  eleaieatos 
rudimentarios  con  que  se  han  pescado,  los  escasos  datos  que  teñe  • 
TOos  de  su  alimentación,  que  son  la  base  para  elejir  las  carnadas 
mas  apropiadas,  los  aparatos  de  pesca  con  que  se  obtienen  hoi 
'día,  la  calidad  de  su  carne  i  los  usos  industriales  probables  que  so 
podría  hacer  de  ella  según  nuestros  cálculos. 

La  anchoa  o  anchoveta  (Engraulis),  de  8  a  10  eras.,  nada  en  gran- 
des bandadas  que  suelen  vararse   en  la  playa  en  número  enorme 


La   pesca  con  anzuelo  de  fundo. 


■€n  la  primavera  i  el  verano,  habita  los  fondos  arenosos  i  fangosos; 
se  alimenta  de  animalillos  chicos;  se  pesca  con  redes  de  tiro,  re- 
des de  trampas,  red  a  mano  i  en  canastos;  la  carnees  blanca  i 
aceitosa;  es  una  verdadera  anchoa  que  puede  ser  preparada  en 
salmuera,  escabeche,  aceite,  ahumada,  en  tarros  de  lata  en  vez  de 
importarla,  i  es  consum  ida  en  estado  frcbco 

El  atún  (Thyrsites),  de  80  a  200  eras.,  nada  en  bandadas,  habi- 
ta los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos;  se  alimenta  de  peces, 
crustáceos  i  moluscos,  se  pesca  con  anzuelo,  red  de  tiro  i  de  calar; 
la  carne  es  algo  dura,  rojiza  i  aceitosa:  es  el  mismo  atún  italiano  I 


202  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  i   CAZA 

se  consume  fresco,  ahumado,  en  salmuera  i  en  aceite  en  tarros  de 
lata,  pero  las  conservas  no  se  fabrican  en  el  pais  todavia  sino  qut^ 
SG  importan  de  Italia. 

El  bacalao  de  Juan  Fernandez  (Polyprion)  de  80  a  140  cmv,. 
vive  en  bandadas;  habita  los  fondos  arenosos,  fangosos,  ripiosos 
i  pedregosos;  se  alimenta  de  peces  i  crustáceos,  sobre  todo  de  lan 
gostas;  se  pesca  con  anzuelos  i  red  de  tiro;  la  carne  es  blanca  i 
aceitosa;  no  tiene  nada  de  común  con  el  bacalao  de  Europa  cuya 
carne  es  seca,  por  esto  nunca  dará  un  bacalao  bueno;  se  consume 
fresco  i  seco,  pero  se  recomienda  ensayar  deahuraarlo  i  preparar- 
lo en  jugo  i  jalea  en  tarros  de  lata. 

El  bagre  de  mar  (Porichthys)  de  20  a  35  eras.,  vive  en  banda- 
das chicas  i  sólo,  habita  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  pedrego- 
sos; se  alimenta  de  peces,  crustáceos  i  algas;  se  pesca  con  red  de 
tilo  o  de  calar  i  a  veces  con  anzuelo;  la  carne  es  blanca  i  aceitosa; 
se  consume  fresco. 

El  bilagai  (Cheilodactylus),  de  50  a  8í)  cms,  vive  en  bandadas;, 
habita  los  fondos  arenosos  i  ripiosos,  se  alimenta  de  crustáceos, 
moluscos  i  algas;  se  pesca  con  anzuelo,  redes  de  tiro  i  de  calar;  la 
carne  es  buena,  rojiza  i  aceitosa;  se  consume  fresco,  pero  pOdi'i¿i 
ahumarse. 

El  blanquillo  [\ jO-ÚIuís),  de  20  a  35  eras,  vive  en  bandadas;  habita 
los  fondos  arenosos  i  fangosos;  se  alimenta  de  crustáceos  i  otros 
animalillos;  se  pesca  con  anzuelo  doble  (balancín),  i  sale  a  veces 
en  redes  de  tiro  i  de  calar;  la  carne  es  blanca  i  algo  aceitosa;  se 
consume  fresco  i  ahumado;  convendría  dar  mas  desarrollo  a  la 
aliuraacion  de  este  rico   pescado  i  esportarlo. 

El  bonito  (Sarda),  de  80  a  120  cms.,  vive  en  bandadas  i  solo: 
habita  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos;  se  alimenta  de 
peces  i  crustáceos;  se  pesca  con  anzuelo,  red  de  tiro  i  de  calar;  la 
carne  es  rojiza  i  aceitosa;  se  consume  fresco,  pero  podría  ensayarse 
su  ahumacion. 

L  i  breca  de  Juan  Fernandez  (Cheilodactylus),  de  35  a  50  cms.^ 
vive  en  bandadas,  habita  los  fondos  arenosos,  ripiosos  i  rocallo- 
sos; se  pesca  con  anzuelo  i  red;  la  carne  es  blanca,  algo  espinuda 
i  aceitosa,  se  consume  fresco  i  podría  ensayarse  de  prepararla  en 
escabeche. 

La  cabinsa  común  (Isacia),  de  20  a  40  cms.,  vive  en    bandad.is; 
habita  los  fondos  arenosos,  fangosos,  ripiosos  i  pedregosos;  se  ali 
menta  de  crustáceos,  moluscos  i  algas;  se  pesca  con  anzuelo,  red 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CA^A 


2oa 


de  tiro  i  de  calar;  la  carne  es  algo  rojiza  i  aceitosa;   se  consume 
fresco,  conviene  ensayar  su  ahumacion. 

La  cahinza  o  trompetero  (Mendosoma),  de  20  a  30  cuis.,  vive  en 


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bandadas;  habita  los  fondos  rocallosos,  pedregosos  i  arenosos;  se 
alimenta  de  crustáceos  i  moluscos;  la  carne  es  buena  pero  niui 
espinuda;  se  consume  fresca. 

La  cahinza  de  Juan  Fernandez  (Mendosoma)  de  20  a  40  cms.. 
tiene  las  mismas  particularidades. 


•201  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

La  cabrilla  común  (Serranus),  de  20  a  20  eras.,  vive  en  banda- 
das chicas  i  sola;  habita  fondos  de  toda  clase;  se  alimenta  de  pe- 
ces i  crustáceos;  se  pesca  con  anzuelo  i  red  de  tiro;  la  carne  es 
blanca;  se  consume  fresca. 

La  cabrilla  española  (Sebastodes),  de  20  a  35  eras.,  vive  en  ban- 
dadas chicas  i  sola;  habítalos  fondos  rocallosos,  pedregosos,  ripio- 
sos i  arenosos;  se  alimenta  de  peces  i  crustáceos;  se  pesca  con 
anzuelo,  red  de  tiro  i  de  calar;  la  carne  ss  blanca,  espinuda  i  acei- 
tosa; se  consume  fresca. 

Fm  cabrilla  listada  o  torito  de  Juan  Fernandez  (Gilbertia),  de  10 
a  30  cms.,  vive  en  bandadas;  habita  los  fondos  arenosos;  se  ali- 
menta de  peces  i  crustáceos;  se  pesca  con  anzuelo  i  red  de  tiro;  la 
carnees  algo  espinuda;  se  consume  fresca  i  ahumada. 

La  casinova  o  cojinova  (Seriolella),  de  20  a  30  cms,,  vive  en 
bandadas;  habita  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos;  se  ali- 
menta de  peces  chicos;  se  pesca  con  anzuelo  i  red  de  tiro  i  de  ca- 
lar; la  carne  es  rojiza  i  aceitosa;  se  come  fresca  i  convendría 
ensayar  ahumarla  i  prepararla  en  escabeche. 

El  congrio  colorado  (Genyptevix^), de  80  a  150  cms.,  vive  en  ban- 
dadas i  solo;  habita  los  fondos  pedregosos,  rocallosos  i  arenosos; 
a  pesar  de  ser  también  del  mar  territorial,  se  acerca  en  Chiloé  i 
Llanquihue  a  la  misma  playa,  donde  aun  se  le  puede  recojer  con 
la  mano  dando  vuelta  a  las  piedras  grandes  en  la  baja  marea;  se 
alimenta  de  crustáceos;  se  pesca  con  anzuelo  de  fondo  i  suele  salir 
en  redes  de  tiro;  la  carne  es  blanca,  algo  seca,  se  consume  fresca 
i  seca. 

El  congrio  negro  íTjenypterus),  de  80  a  !30  cms.,  vive  en  ban- 
dadas; habita  los  fondos  pedregosos,  ripiosos,  arenosos!  sobre  todo 
los  fangosos;  se  alimenta  de  crustáceos  i  peces;  se  encuentra  mas 
cejca  de  la  costa  por  regla  jeneral  que  el  congrio  colorado  i  en  el 
sur  se  acerca  mas  a  la  playa;  se  le  pesca  con  anzuelo  i  espinel, 
suele  salir  también  en  redes  de  tiro;  la  carne  es  blanda,  blanca  i 
acuosa;  se  consume  fresco  i  seco. 

La  corvina  (Cilus),  de  40  a  120  eras,,  vive  en  bandadas  i  sola; 
habita  los  fondo  arenosos,  fangosos  i  ripiosos  i  estuarios  de  los 
rios;  se  alimenta  de  peces,  moluscos,  crustáceos,  vermes  i  otros 
animalillos;  se  pesca  con  fisga  o  fija,  anzuelo,  red  de  tiro  i  de  ca- 
lar; la  carne  blanca  es  seca,  p8ro  la  oscura  en  la  superficie  es 
aceitosa;  se  consume  fresca  i  seca,  pero  al  secarla  se  debiera  cor- 
tar la  capa  aceitosa;  conviene  ensayar  la  ahumacion. 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA 


205 


ElfiireJ  (Trachurus),  de  50  a  70  cnis.,  vive  en  bandadas  grandes 
i  chicas;  habita  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos;  se  alimen- 
ta de  peces,  principalmente  de  sardinas;  se  pesca  con  anzuelos, 
red  de  tiro  i  de  calar;  la  carne  es  rojiza  i  aceitosa;  se  consume 
fresco;  es  el  mismo  maquerel  (Maquereau)  de  Francia  que  r-ecibi- 
mos  ahumado,  preparado  en  salsas  i  en  escabeche  en  tarros  de 
lata  a  razón  de  $  3.50  la  cajita. 

El  furel  de  Juan  Fernandez  (Caranx),  de  25  a  35  eras.,  vive  en 
bandadas;  habita  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos;  se  ali- 
menta de  peces  i  algunos  crustáceos;  se  pesca  con  anzuelo  i  red: 
la  carne  es  rojiza  i  aceitosa;  se  consume  fi'esco  i  podría  ahumarse 
i  prepararlo  en  tarros  de  lata. 

La  hacJiita  (Seriolella),  de  20  a  30  cms.,  vive  en  bandadas;  ha- 


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Pesca  coE  cspne)  de  fondo. 


bita  los  fondos  pedregosos,  arenosos  i  ripiosos;  se  alimenta  de  pe- 
ces; se  pesca  con  anzuelo  i  raras  veces  con  red;  la  carne  es  blan- 
ca, algo  espinuda;  se  consume  fresca. 

La  jerguilla  (Haplodactylus),  de  40  a  55  cms.,  vive  en  banda- 
das; habita  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos;  se  alimenta 
de  crustáceos,  moluscos  i  algas;  se  pesca  con  anzuelo,  red  de  tiro 
i  de  calar;  la  carne  es  blanca,  blanda,  algo  espinuda  i  aceitosa;  se 
consume  fresca. 

E¿  lenguado  (Paralichthys),  de  60  a  1 10  cms.,  vive  en  bandadas; 
habítalos  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos;  se  alimenta  sobre 
todo  de  peces;  se  pesca  con  fija  i  red  de  tiro;  la  carne  es  blanca  i 
se  seca-,  se  consume  fresca,  pero  se  prestaría  para  secarla. 

El  lenguado  de  Juan  Fernandez  (Paralichthys),  de  40  a  80  eras., 
tiene  las  mismas  particularidades. 

La  lisa  (Mugíl),  de  30  a  50  cms,,  vive  en  bandadas;  habita  los 
fondos  arenosos,  fangosos,  ripiosos,  pedregosos  i  estuarios  de  los 
rios;  se  alimenta  de  crustáceos,  peces,  fango  i  aniraalillos  chicos; 


•20G  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

se  pesca  con  anzuelo,  red  de  tiro  i  de  calar;  la  carne  es  buena  i 
aceitosa;  se  consume  fresca,  pero  se  prestaría  para  ahumarla  i 
pi'epararla  en  escabeche  i  en  tarros  de  lata. 

EJ  machete  (Clupea),  de  20  a  80  cms.,  vive  en  bandadas;  habita 
los  fondos  arenosos  i  ripiosos;  se  alimenta  de  peces  i  crustáceos; 
se  pesca  con  anzuelo,  led  de  tiro  i  con  preferencia  de  calar;  la 
carne  es  espinuda  i  aceitosa;  se  consume  fresco  i  ahumado,  pero 
se  podría  escabechar  i  talvez  prepararlo  en  salmuera. 

El  machueJo  (Clupea),  de  25  a  35  cms.,  tiene  raas  o  menos  las 
mismas  particularidades  i  aplicaciones  industriales. 

La  palometa  de  Juan  Fernandez  (Caranx),  de  20  a  30  cms.,  vive 
en  bandadas;  habita  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos;  se 
alimenta  de  peces  i  algunos  otros  animalillcs;  se  pesca  con  an- 
zuelo i  red;  la  carne  es  rojiza  i  aceitosa;  se  consume  fresca  i  se 
ahuma. 

El  pampanito  (Stromateus),  de  25  a  30  eras.,  vive  en  bandadas 
chicas  i  grandes;  habita  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos; 
se  alimenta  de  crustáceos  i  anirailillos;  se  pesca  con  anzuelo  i 
red  de  tiro;  la  carne  blanca,  espinuda  i  algo  aceitosa,  se  consume 
fresca  i  ahumada. 

El  pampanito  de  Juan  Fernandez  (Seriolella),  de  25  a  30  cms., 
vive  en  bandadas;  habita  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos- 
se  alimenta  de  peces  i  animalillos;  se  pesca  con  anzuelo  i  red;  la 
carne  es  rojiza  i  aceitosa;  se  consume  fresca  i  se  ahuma. 

La  pescada  común  (Merlucius),  de  50  a  120  cms.,  vive  en  ban- 
dadas grandes;  habita  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos;  se 
alimenta  de  peces  i  crustáceos;  ss  pesca  con  anzuelo,  red  de  tiro 
i  de  calar;  la  carne  es  blanca  i  seca;  se  consume  fresca  i  mal  secada; 
es  casi  igual  a  la  merluza  de  España,  i  el  pariente  mas  cercano  del 
bacalao  que  tenemos;  se  prestarla  admirablemente  para  producir 
un  buen  bacalao  i  un  buen  aceite  de  bacalao. 

La  pescada  de  Juan  Fernandez  (Lotella),  de  30  a  60  eras.,  vive 
en  bandadas;  habita  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos;  se 
alimenta  de  peces  i  crustáceos;  se  pesca  con  anzuelo  i  red;  la  car- 
ne es  blanca  i  seca;  se  consuma  fresca;  podría  secarse  muí  bien 
por  perter.ecer  a  la  familia  de  los  gados. 

El  pichihuén  (Umbrína),  de  45  a  80  cms.,  vivé  en  bandadas;  ha- 
bita los  fondos  pedregosos,  rocallosos,  ripiosos  i  arenosos;  se 
alimenta  de  ci'ustáceos,   peces  i  moluscos;  se  pesca  con  anzuelo, 


BOLETÍN  DE  EOSQüES,  PESCA  I  CAZA 


207 


red  de  lii  o  i  do  calni';  la  c.inie  es  blnnca,  algo  espinuda  i  algo  acei- 
To?n;  se  consume  fresca, 

EJ  j.ichihuen  de  Juan  Fernandez.  (Urabrina)  de  50  a  75  cms., 
tiene  mas  o  menos  las  mismas  i)a!ticularidades  del  anterior. 

El  robalo  comun  (Eleginus),  de  30  a  35  cms.,  vive  en  bandadas; 
liabita  ¡os  fondos  arenosos,  ripiosos,  pedregosos  i  estuarios  derios; 
se  alimenta  de  peces,  crustáceos,  vermes,  animalillos  chicos  i  algas; 
se  pesca  con  anzuelo,  redes  de  tiio  i  de  calar;  la  carne  es  buena 
i  seca;  se  consume  fresca  i  ahumada  pero  se  prestarla  pa'n  secarla. 

El  rollizo  (Pingnipes),  de  50  a  80  cms.,  vive  en  bandadas  i  solo; 
habita  ios  fondos  de  todas  clases;  se  alimenta  de  crustáceos  i  mo- 


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Red  calada  en  la  niiperficie;  de  tres  ))«  ños  paralelos  que  forman  bolsos  al  pasar  los  peces. 


luscos;  se  pesca  con  anzuelo  i  redes  de  tiro  i  de  calar;  la  carne  es 
blanca  i  algo  dura  i  seca;  se  consume  fresca,  pero  podria  mui 
bien  secarse  i  aun  prepararse  en  tarros  de  lata  i  en  escabeche. 

La  sardina  (Lycengraulis),  de  8  a  12  cms..  vive  en  bandadas 
grandes;  habita  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos,  raras  ve- 
ces los  pedregosos;  se  alimenta  de  todas  clases  de  animalillos  chi- 
cos; se  pesca  con  led  de  tiro,  en  canastos  i  se  vara;  la  carne  es 
rojiza  i  aceitosa;  se  consume  fresca,  seca  i  en  aceite  i  jugo  de 
tomate  en  cajitas  de  lata;  es  el  pariente  mas  cercano  que  tenemos 
de  la  sardina  europea  que  allá  está  acabándose  i  podria  ser  un 
gran  artículo  de  esportacion  en  vez  de  importarla  si  se  dorase  i 
tostase  un  poco  mas  antes  de  ponerla  en  cajas;  también  se  puede 
ahumar  bien  i  venderla  en  cajitas  de  madera  o  de  lata. 

La  sardina  esjjaiiola  (Clupea)  de  \b  a  25  cms.,  vive  en  banda- 
das; habita  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  algo  ripiosos;  se  ali- 
menta de  animalillos  chicos;  se  pesca  con  red  de  tiro;  la  carne  es 


^8  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  1  CAZA 

buena  i  aceitosa;  se  consume  fresca  i  seca,  pero  se  prestariu  muí 
bien  pai'a  prepararla  en  salmuera,  en  escabeche  i  ahumarla,  como 
los  arenques,  ya  que  es  un  lepresentante  del  mismo  jénero  i  de 
esquisita  calidad,  que  bien  puede  pi-epararse  como  «arenques em- 
peradores» o  de  «Bismark»  como  en  x\lemania. 

La  sierra  (Thyrsitops),  de  80  a  140  cms.,  vive  en  bandadas  i 
3ola;  habita  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos;  se  alimenta 
de  peces,  i  crustáceos;  se  pesca  con  anzuelo,  red  de  tiro  i  de  calar; 
la  carne  es  blanda,  rojiza  i  aceitosa;  se  consume  fresca,  pero  se 
podria  ahumar  mui  bien. 

El  tollo  común  (Galeorhinus)  de  70  a  120  cms.,  vive  en  banda- 
das; habita  toda  clase  de  fondos;  se  alimenta  de  peces  i  crustáceos; 
se  pesca  con  anzuelo  i  red  de  tiro;  la  carne  es  algo  dura,  blanca  i 
un  poco  aceitosa;  se  consume  fresca  i  seca;  del  higado  grande  se 
hace  desde  tiempo  inmemorial  el  aceite  de  bacalao  de  los  pobres; 
cortada  la  carne  en  trozos  i  ahumada  como  la  de  los  tollos  euro- 
peos, se  podria  introducir  en  el  comercio  a  buen  precio  con  un 
nombre  de  batalla;  el  hígado  grande  i  rico  en  aceite,  podria  ser  la 
base  de  una  gran  industria,  pues  ya  se  ha  ensayado  con  éxito  en 
Chile. 

El  tollo  de  Juan  Fernandez  (Squalus)  de  55  a  110  cms,  tiene 
mas  o  menos  las  mismas  particularidades. 

La  vieja  colorada,  c/iancharro  i  cahrilla  (Sebastodes),  de  25  a  35 
cms.,  vive  en  bandadas;  habita  los  fondos  arenosos,  ripiosos,  pe- 
dregosos i  rocallosos;  se  alim^enta  de  peces  i  crustáceos;  se  pesca 
con  anzuelo,  red  de  tiro  i  de  calar;  la  carne  es  blanca,  espinuda  i 
algo  aceitosa;  se  consume  fresca. 

La  vieja  negra  (Graus),  de  60  a  110  cms.,  viv^e  mas  bien  sola- 
habita  todos  los  fondos;  se  alimenta  de  crustáceos  i  moluscos  i  tai- 
vez  también  de  algas;  se  pesca  con  fija,  anzuelo  i  i"ed  de  tiro;  la 
carne  es  blanca,  blanda  i  aceito^ja;  se  consume  fresca,  pero  se  po- 
dria también  ensavar  ahumarla. 

La  vidriola  (Pelamys),  de  60  a  120  cms.,  llega  temporalmente  a 
las  costas  de  Juan  Fernandez;  vive  en  bandadas  i  sola;  habita  los 
fondos  arenosos,  ripiosos  i  fangosos;  se  pesca  con  anzuelo  i  red  de 
tiro;  la  carne  es  i'ojiza  oscura  i  aceitosa  en  ciertas  épocas;  se  con- 
sume fresca  i  se  prepara  en  tarros  de  lata;  convendría  mucho 
ahumarla  i  también  prepararla  en  tarros  al  estilo  de  los  salmones; 
de  los  cuales  se  diferencia  en  la  calidad  de  su  carne. 

No  hemos   hecho  mención  aquí  de  los  peces  de  aguas  fluviales 
que  también  se  encuentran  en  agua  salada  de  la  costa,  jenei'al 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA 


20'J 


mente  cerca  de  los  estuarios,  como  las  anguilas,  las  cauques,  las 
farionelas,  las  lampreas,  las  peladillas,  los  pejerreyes,  los  salmo- 
nes del  Rin,  salmonetes  arco  iris,  truchas  salmonadas,  etc.,  por  ha- 
berlos tratado  ya  en  el  capítulo  de  la  pesquería  en  aguas  flu- 
viales. 

Suele  suceder  que  llegan  de  vez  en  cuando  a  la  costa  tambier; 
la  caballa  (Scombei'),  la  corvina  falsa  (Micopogon),  el  lenguado 
falso  ^Thysanopsetta),  mojarrilla  (Serranus),  la  murena  (Muraena), 
el  pejegallo  (Callorhynchus),  la  raya  (Raja),  la  raya  falsa  (Psa- 
nimobatis),    el    robalo    de  piedia    (Notothenia),    el  peje   chancho 


Red  calada  entre  dos  aguas. 
Las  mallas  finas  son  para  la  pe^oa  de  anchoasi  sardinas. 

(Agriopus),  i  algunas   otras   especies  que   traeremos  en  los   capí- 
tulos siguientes. 

De  los  peces  poco  útiles  debemos  hacer  mención  a  los  siguientes 
La. anguila  ríe  mar  (Hornea)  de  45  a  60  cms.,  i  la  an (juila  ne 
gra  (Myxine),  de  20  a  25  cms.,  viven  en  bandadas  i  solas;  habitaií 
los  fondos  arenosos  i  sobre  todo  fangosos;  se  alimeutnn  de  peceí* 
aun  mucho  mas  grandes  que  ellos  fijándose  en  ellos  i  horadáiidolop? 
rápidamente;  se  pescan  con  red  de  tiro  i  anzuelo;  la  carne  e» 
blanquizca  i  aceitosa;  suelen  comerse  frescas  i  se  prestarían  para 
prepararlas  en  escabeche;  son  odiada  por  los  pescadores  porque 
consumen  los  pescados  en  la  red  i  en  los  anzuelos;  si  no  come)> 
estas  anguilas  debieran  a  lo  menos  llevarlas  a  la  costa  o  matarlas 
en  vez  de  botarlas  vivas  al  mar,  poi'  el  daño  que  causan. 

IJ  thrjel  (Id  mar  (Squntinn\  de  1  a  2.50  cnis.,  vive  solo;  habita 
14 


-10  BOLETJN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

los  fondos  íiienosos  i  fangosos;  se  alimenta  de  peces  sobre  todo  de 
lenguados  i  aun  ci  ustáceos;  se  pesca  con  anzuelo  i  red  de  tiro;  en 
Eutopa  se  le  cortan  las  paites  carnosas  i  se  ahuman;  el  cuero  sirve 
para  levestir  los  mangos  de  cuchillos  i  otros  objetos. 

La  hotrachiUa  común  (Salarias^  de  20  a  35  cms.,  i  la  horrachiUa 
(h  Juan  Fernandez  (Salai'ias),  de  15  a  25  cms,,  viven  en  bandadas 
i  solas;  habitan  los  fondos  rocallosos  i  pedregosos;  se  alimentan 
de  ci  ustáceos,  moluscos,  animalillos  i  algas;  se  pescan  con  anzuelo; 
la  carne  es  blanca,  espinuda  i  seca;  se  consume  fresca  pero  sirve 
mas  bien  de  carnada. 

La  castañeta  (Chromis),  de  18  a  25  cms.,  vive  en  bandadas;  ha- 
bita los  fondos  locallosos,  fangosos  i  los  estuarios  de  los  rios  i  la- 
gunas; se  alimenta  de  crustáceos,  pecesiotio3  animalillos;  se 
pesca  con  anzuelo,  red  de  tiro  i  de  calar;  la  carne  es  espinuda  i 
aceitosa;  se  consume  fresca  i  sirve  de  carnada. 

El  chanchito  (Agiiopus),  de  15  a  30  cms.,  vive  en  bandadas;  ha- 
bita los  fondos  locallosos,  pedregosos  i  aienosos  donde  hai  algas; 
se  alimenta  de  peces,  crustáceos,  otros  animalillos  i  talvez  tam- 
bién algas;  se  pesca  con  red  i  anzuelo:  la  carne  es  espinuda  i  seca; 
se  consume  fresca. 

/  a  corvina  de  Juan  Fernandez  (Walacopterus),  de  15  a  25  cms., 
vive  en  bandadas  chicas  i  sola:  habita  los  fondos  rocallosos  i 
pedregosos;  se  alimenta  de  crustáceos,  moluscos  i  animalillos;  se 
pesca  con  anzuelo;  la  carne  es  espinuda;  se  consume  fresca. 

Lft  doncella  (Mixodes),  de  15  a  25  cms.,  vive  en  bandadas;  habita 
los  fondos  rocallosos  i  pedregosos,  raras  veces  arenosos;  se  ali- 
menta de  crustáceos,  moluscos,  animalillos  i  algas;  se  pesca  con 
anzuelo  i  red;  la  carne  es  blanca,  espinuda  i  seca;  se  consume  fres- 
ca, pero  sirve  mas  bien  de  carnada. 

El  gmigungo  de  Juan  Fernandez  (Cheilodactylus),  de  25  a 35  eras., 
vive  en  bandadas;  habita  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos; 
se  alimenta  de  crustáceos  i  moluscos;  se  pesca  con  anzuelo  i  red; 
la  carne  es  blanca,  espinuda  i  seca;  se  consume  fresca,  pero  sirve 
mas  bien  de  carnada. 

El  mucoso  (Blennius),  de  15  a  20  cms.,  vive  en  bandadas;   habi- 
ta los  fondos  rocallosos  i  pedregosos;  se  alimenta  de  peces,  crus- 
táceos, animalillos  i  algas;  se  pesca  con  anzuelo;  la  carne  es  bue- 
na, blanca,  algo  espinuda  i  poco  aceitosa;  se  consume  fresca  i  sirve. 
de  carnada. 

La  jerguilla  de  Juan  Fernandez  (Girella),  de  40  a  60  eras.,  vive 


BOLETIN^DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


211 


'en  bandadas  chicas  i  sola;  habita  los  fondos  rocallosos,  pedrego- 
sos i  arenosos;  se  alimenta  de  peces,  crustáceos,  moluscos,,. aninia- 
lillos  i  algas;  se  pesca  con  anzuelo;  la  carne  es  blanca,  algQ  «sf^i- 
nuda  i  algo  aceitosa,  se  consume  fresca.   ,  .    _ 

El  peje  perro  fPimelometopon),  de  60  a  100  cms.,  vive  en  ba.n,da- 
das,  habita  los  fondos  rocallosos,  pedregosos  i  arenosos;  se  alimen.- 
ta  de  moluscos,  crustáceos  i  otros  animalillos  i  sobre  todo  de  algasj 
se  pesca  con  anzuelo  i  red  de  tiro;  la  carne  es  blanda,  algo  ilesas 
brida  i  acuosa;  se  consume  frita  lasada.  .    ,  v 

El  peje  sapo  (Gobiesox),  de  10  a  25  cms.  i  peje  sapo  (Sicyasig) 
<ie  20  a. 35  cms.,  viven  solos;  habitan  los  fondos  locallosos  i  pedi;e, 

— ¿e^  " 


Red  calada  en  el  foudo  del  mar. 


gosos,  se  alimentan  de  ci'ustáceos,  moluscos,  animalillos  i  algas* 
se  pescan  con  anzuelos  i  fijas;  la  carne  es  blanca,  buena  i  aceitosa;^ 
se  consumen  frescos.  ; 

El  pez  áspero  de  Juan  Feniandez  (Trachichthys),  de  15  a  25  cms 
vive  en  bandadas  chicas  i  solo,  habita  los  fondos   rocallosos   i  pe- 
dregosos: se  alimenta  de  crustáceos,  moluscos,  animalillos  i  algas; 
se  pesca  con  anzuelo;  la  carne  es  buena,  algo  espinuda  i  algo  acei- 
tosa; se  consume  fresca. 

La  pinfadiUa  (Cheilodactylus),  de  25  a  35  cms.,  vive  mas  bien 
sola,  habítalos  fondos  arenosos,  fangosos   i  ripiosos;  se  alimenta- 
de  crustáceos  i  moluscos,  se  pesca  con   anzuelo   i  red  de   tiro;   la 
carne    es  buena,    blanca,  pero    espinuda  i  seca,  se  consume  fres- 
ca. 

La  pintaroja  (Scylloihinus),  de   60  a  100  cms.  vive  sola,  habita 
ios  fondos  rocallosos,  ripiosos  i  arenosos;  se  alimenta  de  peces,  se 


212  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

pesca  con  anzuelo,  red  de  tiro  i  de  calar;  la  carne  es  rojiza  i  acei^ 
tosa;  se  consume  fresca  en  pequeña  escala,  pero  cortándole  las- 
partes  carnosas  i  ahumándola  talvez  tendría  mayor  comercio. 

La  remora,  (Remora)  de  25  a  40  cms.,  vive  sola,  habita  los  fon- 
dos rocallosos  i  pedregosos;  se  alimenta  de  crustáceos,  moluscos^ 
animalillos  i  algas,  se  pesca  con  anzuelo  i  fija;  la  carne  es  algo  ro- 
jiza i  aceitosa;  se  consume  fresca  i  se  puede  ahumar. 

La  tembladera  (Discopyge),  de  40  a  50  cms.,  vive  en  bandadas- 
chicas,  habita  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos,  da  golpes^ 
eléctricos,  se  alimenta  de  peces,  crustáceos  i  animalillos;  se  pesca 
con  red  de  tiro;  la  carne  es  blanca  i  aceitosa,  casi  no  se  come,  pero 
podría  tener  aceptación  cortada  en  pedazos  i  ahumada. 

El  tollo  (Squalus),  de  80  a  120  cms.,  vive  en  bandadas  grandes^, 
habita  todos  los  fondos,  se  alimenta  de  peces  i  crustáceos;  se  pes- 
ca con  anzuelo  i  red  de  tiro;  la  carne  es  algo  dura,  un  poco  aceito, 
sa,  se  consume  fresca  i  seca,  ahumándola  podría  tener  mayor  ven. 
ta  ya  que  es  así  como  se  consume  en  Alemania;  el  hígado  grande 
esmui  lico  en  aceite  de  bacalao  i  se  usa  con  este  mismo  fin  en 
Europa. 

El  torito  común  (Bovichthys),  de  20  a  30  cms.,  vive  solo;  habita 
los  fondos  rocallosos,  pedregosos  i  ripiosos;  se  alimenta  de  anima- 
lillos i  algas;  se  pesca  con  anzuelo  i  suele  salir  en  las  redes  de  ti- 
ro; la  carne  es  blanca,  espinuda  i  seca;  casi  no  se  come,. 

El  torito  i  chalaco  (Petroscii  tes),  de  25  a  30  eras.,  vive  solo;  habi- 
ta los  fondos  rocallosos  i  pedregosos,  se  alimenta  de  moluscos, 
animalillos  i  algas;  se  pesca  con  anzuelo  i  red;  la  carne  es  blanca; 
i  buena;  se  consume  fresca  pero  poco. 

El  torito  de  Jtian  Fernandez  (Salarias),  de  25  a  35  cms.,  vive  so~ 
lo,  habita  los  fondos  rocallosos  i  pedregosos;  se  alimenta  de  crus- 
táceos, moluscos  i  algas,  se  pesca  con  anzuelo;  la  carne  es  blanca 
espinuda  i  seca;  casi  no  se  puede  comer. 

.  El  torijedo  (Torpedo),  de  35  a  50  cms.,  vive  solo,  habita  los  fon- 
dos arenosos,  fangosos  i  ripiosos;  da  fuertes  golpes  eléctricos;  se 
alimenta  de  peces  i  crustáceos;  se  pesca  con  red  de  tiro;  la  carne 
es  rojiza  i  algo  aceitosa;  no  se  come,  pero  podría  tener  venta  cor- 
tada en  pedazos  i  ahumada. 

El  tramhollo  (Ciinus),  de  25  a  35  cms.,  vive  solo;  habita  los  fon- 
dos rocallosos,  pedregosos  i  arenosos;  se  alimenta  de  peces,  crus. 
táceos,  n.jluscos  i  otros  animalillos;  se  pesca  con  anzuelo,  red  de 
tiro  i  de  calar;  la  carne  es  algo  aceitosa,  se  consume  fresca. 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


213 


EZ  trompetero  (Latris),  de  35  a  150  eras.,  vive  en  bandadas;  habi- 
ta los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos,  se  alimenta  de  crustá- 
•ceos,  moluscos  i  otros  aniraalillos  i  talvez  también  de  algas;  se 
pesca  con  anzuelo  i  red;  la  carne  es  mui  estimada  en  Australia; 
-en  Chile  apenas  tenemos  conocimiento  que  existe  en  nuestros  ma- 
res australes. 

La  vieja  común  (Clinus),  de  40  a  bO  cms.,  vive  sola,  habita  los 
íondos  rocallosos,  pedregosos  i  arenosos;  se  alimenta  de  peces, 
•crustáceos  i  moluscos;  se  pesca  con  anzuelo;  raras  veces  sale  en 
redes  de  tiro:  la  carne  es  regular  i  aceitosa;  se  consume  frita  i 
^sada. 

La  vieja  de  Juan  Fernandez  (Labrichtys),    de  40   a  100  cms.  (?^ 


--1 


Almadraba  o  armazón  de  re  les  sostenida  por  estacas,  ¡para  la  pesca  del  atún, 
sierra  i  demás  peces  de  alta  mar  cuando  se  acercan  a  la  costa 

Tive  sola  (?)  habita  los  fondos  arenosos  i  pedregosos  (?),  se  ali- 
menta de  crustáceos  i  moluscos  (?),  la  carne  es  blanca,  blanda  i 
algo  aceitosa,  talvez  sea  un  pescado  mui  comestible  i  abundante 
^n  los  mares  territoriales  i  alta  mar  de  Chile,  pero  hasta  ahora 
no  sabemos  casi  nada  de  él. 

Concluimos  con  esta  la  lista  de  los  peces  mas  o  menos  conocí- 
•dos,  con  nombres  vulgares  siquiera,  que  habitan  nuestro  mar  lito, 
ral,  pero  sabiendo  que  mas  tarde  habrá  que  e  specilizai-  mucho 
mas  las  condiciones  biolójícas,  industriales  i  comerciales  de  ellos 
para  que  puedan  servir  de  base  a  una  gran  industria  pesquera^ 
■como  necesita  tenerla  el  país.  T/'aei'oraos  aquí  todavía  algunos  da- 
tos del  estranjero  sobre  algunas  especies  chilenas  que  han  encon- 
trado comisiones  científicas  estranjeras  en  nuestros  mares  i  que 
«ñas  tarde  talvez  sean  un  gran  auxilio  en  nuestra  pesquería. 

Ahudefduf  Idfifi'ons  es  un  pariente  de  la  castañeti. 
canthistias  pictus,  pariente   de  la    trucha,  tiene  hista   35  í  40 


214 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


cms.,  vive  en  bandadas  en  las  costas  rocallosas  1  arenosas,  se  pés- 
ela con  red  i  anzuelo  i  es  un  pescado  coraei'ciable  en  Australia. 


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Antillas  per uanus  es  un  pariente  del   bacalao  de   Juan    Fernaii 
dez  i  de  la  cabrilla;  se  come  en  el  Perú. 

CaJ/cm filias  platel,  vive  en  bandadas  i  es  comestible. 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PP:SCA  I  CAZA  21. S 

GUnm  niger,  de  40  a  70  eras.  (?)  es  un  pariente  de  la  vieja  i  del 
traraboUo. 

I }issosticiiS -eleginoides,  de  30  a  50  cms.  ("?),  es  el  pariente   mas 
cercano  de  nuestro  blanquillo;  carne  de  primera  c'ase. 

Doydixodon,  pertenece  a  una  familia  vecina  a  nuestra  corvina; 
se  come  en  el  Perú. 

Eleotris,  de  20  a  50  cm3.(?),  vive  en  bandadas  grandes;  carne 
blanca  i  sabrosa. 

Eiumeliclithijs,  entre  el  pichihuén  i  elbilagai;  vive  en  bandadas. 

Leirm,  pariente  del  pampanito,  vive  en  bandadas. 

Pomadads,  de  40  a  50  cms.(?),  vive  en  bandadas;  pariente  de 
la  corvina;  carne  buena. 

Pomodon,  vive  en  bandadas,  se  come  en  el  Perú. 

Salilota,  de  60  a  120  cms.,  una  clase  de  los  verdaderos  bacalaos 
europeos. 

De  las  demás  especies  de  peces  chilenos  no  tenemos  casi  dato 
alguno,  a  pesar  de  que  bien  valdi'ia  la  pena  preocuparse  de  ellos. 

No  está  de  mas  aqui  hacer  ver  en  que  épocas  del  año  se  acer- 
can los  peces  mas  a  la  costa,  ya  que  de  esto  depende  su  pesca  en 
el  litoi'al  i  la  colocación  de  armazones  de  redes  i  de  cualquier 
aparato  de  pesca.  Como  no  existe  hasta  la  fecha  ningún  estudio 
serio  sobie  tan  importante  materia,  ni  siquiera  de  un  solo  puerto, 
indicando  con  exactitud  las  semanas  i  meses  en  que  se  acercan  a 
cada  uno  de  los  puntos,  no  podemos  indicar  mas  que  las  épocas 
del  año  i  aun  en  esto  erraremos  en  muchos  puntos,  ya  que  no 
existen  datos  suficientes  i  que  aun  las  épocas  son  algo  distinta^, 
en  el  norte,  centro  i  sur  de  la  República. 

Sin  embargo  haremos  aquí  el  estudio  a  sabiendas  que  tiene  des- 
perfectos para  que  sirva  siquiera  de  guia  jeneral  a  los  industiia 
les  i  lo  puedan  modificar. 

En  el  invierno  se  acercan  mas  a  la  costa;  el  bonito  (Sarda),  la, 
cabinza  común  (Isacia),  la  cabinza  o  ti'ompetero  (Mendosoma),  la 
cabiilla  común  (Serranus),  el  congrio  colorado  (Genypterus)  i  el 
congrio  negro  (Genypterus)  en  algunas  partes  de  la  costa,  la  coi- 
vina  (Cilus),  la  jerguilla  (Haplodactylus),  la  lisa  (Mugil),  la  moja- 
rrilla (Serranus),  el  robalo  común  (Eieginus),el  rollizo  (Pinguipes\ 
i  la  vieja  negra  (Graus). 

En  la  jyrimavera  se  acercan  mas  a  la  costa:  el  atún  (Thyrsites) , 
el  bagre  de  mar(Porichthys),elpampanito  iStroraateus)  i  el  pichi 
buen  (Umbrina),  el  último  mas  bien  a  principios  del  verano. 


t>í6  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  GAZA 


En  el  verano  se  acercan  mas  a  la  costa:  la  anchoa  (Engraulis), 
el  bilagai  (Cheilodactylus),  el  blanquillo  (Latilus),  la  cabiilla  es 
pañola  (Sebcistodes),  la  casinova  (Serioleila)  los  congrios  colorado 
i  negro  (Genypterus)  el  furel  (Trachurus),  la  hachita  (Serioleila)^ 
el  lenguado  (Paralichthys),  el  machete  (Clupea),  el  machuelo  (Clu 
pea),  la  pescada  (Merlucius),  la  sai-dina  (Lycengraulis)  la  sardina 
española  (Clupea),  el  tollo  (Galeorhynus,  Squalus,  etc.),  i  la  vieja 
colorada  (Sebastodes). 

En  el  otoño  solo  tenemos  noticias  que  se  acerque  a  la  costa  la 
sierra  (Thyrsitops)  i  la  anchoa  (Kiigraulis)  pero  en  otras  regiones 
es  a  principio  del  invierno. 

No  hemos  hecho  mención  de  las  especies  secundarias  para  no 
alargar  mas  estas  lista?. 

De  los  crustáceos  comestibles  tenemos  el  camarón  de  mar,  de  5 
a  12  cms.;  la  centolla,  de  20  a  35  cms.,  medidos  desde  la  puntct  de 
la  frente  hasta  la  punta  de  la  cola;  el  chanchito  de  mar  de  3  a  6  m. 
la  Jaiva  blanca,  de  10  a  15  cms.;  la  jaiva  común  o  jaiva  mora,  de  12 
a  20  cms.;  la  jaiv^a  murada,  de  15  a  20  cms.;  la  jaiva  peluda  gran- 
de, de  10  a  22  cms.;  la  jaiva  talicuna,  de  10  a  13  cms.;  la  langosta 
de  Juan  Feí-nandez,  de  40  a  80  cms.;  el  langostín  de  12  a  18  cms. 
i  el  pico  grande,  de  10  a  30  cms.  Todos  ellos  llevan  una  vida 
mas  o  menos  migratoi'ia  de  los  fondos  rocallosos  i  pedregosos  a  los 
arenosos,  con  escepeíon  del  pico,  que  está  pegado  en  las  pie- 
dras después  de  su  primera  juventud;  todos  se  pescan  a  manos, 
con  palos,  tijeras  de  alambre  i  canastos  (menos  el  pico);  todos  se 
comen  cocidos,  siendo  mas  estimados  el  camarón,  la  centolla,  la 
jaiva  mora,  la  langosta  i  el  pico;  todos  pueden  prepararse  en  con- 
servas, pero  hoi  dia  no  se  hacen  sino  de  la  langosta,  la  centolla  i 
el  pico. 

De  los  crustáceos  poco  útiles,  debemos  citar  los  ermitaños,  de 
6  a  10  cms.,  que  viven  en  conchas  de  caracoles:  se  comen  cocidos 
i  darian  una  rica  conserva  en  tai-ros;  las  jaivas  arañas  de  10  a  15 
C:Tis.,  i  la  jaiva  chica,  de  8  a  12  cms.,  que  llevan  una  vida  migra- 
toria, tienen  poca  comida  pero  podrían  prepararse  en  conservas, 
lo  mismo  que  la  pulga  de  mar,  el  limai  de  G  a  tí  cms.,  que  se  en- 
tierra  en  playas  arenosas  i  que  se  aprovecha  para  sopas. 

De  los  moluscos  sin  concha,  tenemos  el  calamar,  de  20  a  25  cms. 
'sin  contar  los  brazos;  la  jibia,  de  60  a  100  cms.,  i  el  pulpo,  de  15  a 
22  cms.,  que  se  consumen  cocidos  i  secos  i  que   también    podrían 
conservarse  en  tarros  como  se  hace  en  Europa. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


217 


De  los  moluscos  con  concha  tenemos  los  caracoles,  de  3  a  6  cms  ; 
los  cliapes,  de  10  a  12  cms.;  las  chapelinas,  de  5  a  10  cms.;  las 
-cholgas,  de  10  a  15  cms,;  los  choros  grandes,  de  15  a  22  eras.;   los 


choros  chicos,  de  6  a  9  cms;  los  colles,  de  3  a  5  cms;  los  comes,  de 
10  a  15  cms.;  las  lapas,  de  10  a  5  eras.;  los  locos,  de  10  a  17  cms.; 
los  lilehuenes,  de  5  a  8  eras.;  las  machas,  de  8  a  12  cms.;  los  mai- 
cos,  de  2  a  4  cms.;  los  melonhues  de  3  a  5  cms.;   las  navajudas 


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218  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

grandes  o  huepos,  de  15  a  22  ctns.;  las  navajuelas  chicas  o  quivi^ . 
de  8  a  12  cms.;  las  ostras,  de  6  a  15  cms.;  los  ostiones  del  norte^ 
de  10  a  17  cms.;  los  ostiones  del  sur,  de  4  a  8  cms.;  los  palupalus,. 
do  4  a  8  c  ns.;  los  piquilliues,  de  15  a  25  cms.;  los  quilmahues,  de 
4  a  6  cms.;  las  tacas,  de  4  a  8  cms-;  las  taquillas,  de  4  a  6  i  8  cen- 
tímetros, etc. 

Todos  existen  en  abundancia  en  la  costa  i  aun  podríamos  haber 
agregado  una  docena  mas;  todos  son  comestibles  mas  o  menos 
estimados;  todos  ganarían  en  méritos  i  serian  de  mas  fácil  tras- 
porte, consumo  interior  i  espoitacion,  si  todos  se  preparasen  en 
conservas  de  tarros;  los  choros  i  las  ostras  debieran  dar  orijen  a 
grandes  industrias  pesqueras,  tanto  para  su  pesca  como  también 
para  su  ci'ianza  artiñcial  i  preparación  en  conserva.  Ya  tenemos 
algunos  principios  de  esas,  pero  no  están  todavía  a  la  altura  en 
que  deben  estar  í  tendremos  que  preocuparnos  mas  de  esta  materia 
en  trabajos  especíales  sobre  tan  importante  tema  que  puede- 
mover  muchos  millones  de  pesos  en  todo  su  conjunto. 

De  animales  comestibles  de  otros  órdenes  que  habitan  nuestras 
costas,  debemos  citar  todavía  los  erizos,  de  10  a  20  cms.,  que  se 
consumen  crudos,  cocidos  de  diversas  maneras  i  en  conservas  on 
tarros;  los  pepinos  chicos  de  mar  (Holotharia)  de  10a  17  cms,  i 
los  pepinos  grandes  de  mar  (Phylophorus),  de  15  a  25  eras.,  que 
se  comen  cocidos;  las  pinucas,  de  15  a  25  cms.,  que  se  comen  co- 
cidas; los  piures  blancos  (Piura),  de  10  a  15  cms.;  los  piures  colo- 
rados (Ascidia),  de  8  a  12  cms.,  que  se  comen  crudos,  cocidos  i  se- 
cos; i  las  anémonas  o  potos  de  mar,  de  4  a  10  cms.,  que  se  comen 
cocidos  í  se  secan. 

De  algas  comestibles  tenemos  el  cochayuyo,  cuyo  tallo  se  con- 
sume crudo  i  cocido,  i  el  resto  de  la  planta  que  se  seca,  se  cuece 
i  se  tuesta;  el  huiro,  cuyo  tallo  llamado  huilte  o  ultri  se  come  crudo, 
i  el  luche,  que  se  seca  i  se  cuece;  a  éstas  debemos  agregar  todavía 
las  algas  coloradas,  que  blanqueadas  al  sol  dan  un  buen  carraguen 
para  la  clarificación  de  la  cerveza  i  del  vino  i  la  fabricación  de  la 
jelatina  veje'tal,  pues  contienen  según  los  análisis  hechos  en  el  la- 
boratorio químico  municipal  de  Santiago,  hace  15  aíios  atrás,  un 
65 "^/o  de  jelatina  vejetal.  Llamamos  la  atención  de  las  industrias 
a  su  fabricación  en  el  país  para  trocar  su  importación  en  esporta  - 
cion,  ya  que  estas  algas  son  tan  abundantes  en  Chile. 

Pasando  asi  revista  a  las  riquezas  que  pueblan  nuestro  mar  li- 
toral, talvez  se  consiga  llamar  la  atención  de  los  dueños  de  fun- 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA 


•219 


dos  vecinos  de  la  costa,  de  los  que  hoi  dia  se  ocupan  en  la  pesca, 
de  los  industriales  i  comerciantes  del  pais,  i  talvez  también  del 
Estado  sobre  el  abandono  en  que  se  encuentra  la  industria  pes- 
quera i  la  conveniencia  de  cada  uno  de  que  scta  bien  atendida, 
ya  para  bas.ir  su  propio  bienestar  en  ella,  ya  para  tener  una  en- 
trada anexa,  ya  para  gozar  de  alientos  sanos,  baratos  í  muí  va- 
riados. 

Sobre  todo  los  dueños  de  fundos,  lejos  de  pei'seguir  a  los  maris 


•''^i.. 


Red'para  pescar  í-aidiiias  i  Hiiclioas;  so  s-umerje  i  se  tiía  (rava  pre-a  deí^he- 
cha  de  pescadas  u  otro  cebo  molido  al  punto  donde  está  la  red  para  que  suban 
los  peces  i  una  vez  adetitro  se  tiran  las  plomadas  con  los  cordeles  para  cerrar 
la  red. 


cadores  i  pescadores,  mas  bien  deben  alentarlos  a  que  se  dediquen 
a  esta  industria,  puesto  que  los  primeros  son  casi  esclusivaraente 
mujeres  i  niños  i  aun  entro  los  segundos  se  ocupan  muchos  niños 
i  viejos  que  en  la  agricultura  no  dan  tanto  provecho  en  los  traba- 
jos de  fuerza.  Hai  aquí  al  lado  de  los  fundos  de  costa  otra  hacien- 
da en  el  mar  donde  se  cosecha  sin  haber  labrado,  sembrado  i  cul- 
tivado el  terreno.  Bien  valdría  la  pena  de  tener  cuadrillas  maris- 
cacadoras  i  pescadoras  a  las  cuales  el  fundo  les  comprarla  los 
productos,  sea  en  estado  fresco,  seco,  en  salmuera  o  ahuinailc, 
para  trasportarlos  a  los  centros  de  consumo  en  beneficio  propio  i 
de  los  habitantes  del  interior  que  están  ansiosos  de  tener  un  ali- 
mento tan  variado,  sano  i  barato. 

Si  estas  cuadrillas  dependieran  del  fundo,   servirían    también 


220  BOLETÍN  Dlí  BOS(¿UES,  PESCA  I  CAZA 

para  alejar  a  la  jente  vagante  que  solo  dice  que  son  pescadores,  i 
se  podria  establecer  asi  colonias  propias  donde  reina  el  orden  i  el 
trabajo,  tal  como  las  que  existían  en  tiempos  pasados  cuando  aun 
no  se  perseguía  a  garrotazos  a  los  pescadores  de  la  costa. 

Asi  seria  fácil  también  mejorar  los  aparatos  i  elementos  de 
pesca  hoí  en  uso  para  obtener  mayor  rendimiento.  Al  mariscar 
siempre  serán  las  manos  de  mujeres  i  niños  que  harán  mayor 
trabajo,  armados  de  cochillos,  palos,  latas  i  sunchos  cortantes 
cuando  üG  trata  de  recojer  los  moluscos  pegados  en  las  piedras, 
tijeras  lai'gas  de  alambre  para  sacar  las  jaivas  de  sus  escondrijos, 
ledes  de  canastos  con  cebos  para  pescarlas  i  anzuelos  sencillos  para 
cojer  peces. 

La  fija  o  fissa  i  la  vara  son  elementos  de  pesca  prohibidos  en 
todos  los  países  civilizados,  porque  destruyen  i  hieren  peces  i  mo- 
luscos sin  aprovecharse  de  ellos. 

Para  la  pesca  de  camarones,  jaivas  i  langostas  es  útil  emplear 
platillos  o  canastos  de  dos  sunchos,  de  porte  i  de  mallas  mas  chi- 
cas o  mas  grandes,  según  el  tamaño  de  la  especie,  para  evitar  que 
se  escapen  los  animales  al  subir  el  aparato  de  pesca.  Estas  redes 
se  manejan  con  la  mano  o  se  fondean  poniéndoles  una  botella  flo- 
tante, lo  que  es  raojor  h.i;',er  para  langostas,  jaivas,  centollas,  etc. 

Entre  los  anzuelos  hai  que  distinguir  entre  los  flotantes  para 
Cüjor  los  peces  de  la  superflcie,  los  que  flotan  entre  dos  aguas  por 
medio  de  plomo  i  corcho  para  los  peces  que  nadan  en  cierta  pro- 
fundidad i  los  anzuelos  de  fondo  que  llevan  un  peso  para  recojer 
los  peces  del  fondo. 

Los  espineles  consisten  en  michos  anzuelos  fijados  ea  largos 
cordeles  que  están  arreglados  de  modo  que  se  mantienen  a  cierta 
distancia  sobre  el  fondo  o  bajo  de  la  superficie. 

Las  redes  de  paño  se  calan  afirmadas  en  palos  enterrados  o  se 
fondean  con  piedras  i  plomos  poniéndoles  boyas  flotantes.  Estos 
paños  se  calan  a  mayor  o  menor  distancia  de  la  superficie  o  del 
fondo  según  los  peces  que  quiera  obtenerse.  Las  mallas  dependen 
del  mayor  o  menor  porte  de  los  peces. 

La  red  de  bolsas  consia  de  ti-es  paños  próximos  i  paralelos  de 
los  cuales  los  esteriores  son  de  mallas  muí  grandes  i  el  interior  de 
mallas  finas,  enredándose  los  peces  en  una  foi-ma  de  bolsa  al 
querer  atravesarlos.  La  hechura  de  corrales  de  piedras,  ramas  o 
palos  es  muí  recomendable  en  las  costas  donde  la  marea  baja 
mucho,  porque  allí  entran  los  peces  con  la  alta  marea  i  quedan  en 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  2  1 

seco  o  en  mui  poco  fondo  con  las  bajas  mareas,  de   donde  es  fácil 
recojerlos  a  mano  con  un  buitrón  o  red  a  ¡nano 

Los  armazones  de  redes  o  alniailrabas  llevan  el  mismo  ñu  i  con- 
sisten en  palos  entei  lados  que  sirven  de  apoyo  a  un  paño  de  red, 
que  se  interna  mucho  en  el  mar  i  conduce  a  los  peces  por  medio 
de  vueltas  i  esquinas  hasta  una  especie  de  bolsón  o  cuarto  chico 
de  donde  t^e  recojen.  Si  este  cuarto  está  siempre  debajo  de  agua 
se  necesita  poneiie  abajo  un  fondo  de  red,  jeneralmente  con  mar- 
cos de  palos  i  plomos  que  los  mantiene  en  el  fondo,  el  que  se 
levanta  con  cordeles  para  subir  la  pesca  i  recojerla  periódica- 
mente. 

.En  el  pais  no  hemos  vistos  usar  estos  armazones,  pero  se  em- 
plean mucho  en  Eui'opa,  Estados  Unidos,  Australia  i  Sud  África- 
Se  hacen  de  grandes  dimensiones  de  100  a  1000  metros,  obtenién- 
dose mui  buenos  resultados,  i  hai  también  almadrabas  flotantes^ 
de  idéntica  disposición.  Estimamos  que  su  uso  en  el  pais  significa- 
ría un  gran  adelanto,  sobre  todo  para  la  pesca  del  atún. 

Las  redes  de  tiro  o  de  lance.son  de  una  sola  malla  cuando  son 
de  tamaño  chico  i  de  varias  mallas  cuando  son  grandes;  en  sus 
estremos  llevan  un  palo  amarrado  para  que  no  se  junten  dema- 
siado. Se  usan  estas  redes  con  o  sin  sacos  i  llevan  grandes  cables 
cuando  son  de  grandes  dimensiones.  Se  tienden  con  o  sin  botes  i 
se  recojen  en  la  playa  o  en  uno  o  dos  de  los  botes  que  maniobran. 
Tampoco  se  usan  todavía  redes  de  tiro  de  grandes  dimensiones 
en  el  pais  i  seria  deseable  que  se  ensayasen. 

La  pesca  de  la  sardina  se  hace  con  una  especie  de  red  de  tubo 
que  está  abierto  en  el  fondo.  Se  llama  a  las  sardinas  con  carnada 
fina  sobre  todo  huevítos  i  detritus  picados  de  otros  peces,  siendo 
el  mas  eficaz  la  rasa  o  caviar  dé  bacalao  tan  usado  en  el  Atlán- 
tico Norte,  í  una  vez  que  están  dentro  de  la  red  se  cierra  el  fondo 
i  se  sube  la  pesca.  Otro  método  son  el  empleo  de  las  redes  de  tiro 
a  mano  descritas  en  el  capitulo  anterior  í  las  redes  flotantes  de 
paño  que  vemos  en  las  láminas  adjuntas. 

Los  choros,  erizos  i  ostras  se  recojen  mejor  a  buzos,  donde  los 
bancos  no  estén  a  mucha  profundidad,  pero  se  debe  emplear  la 
rastra  con  mallas  de  cordel  í  brocal  o  boca  de  fierro  cuando  ya 
pasan  de  mas  de  ló  metros  de  fondo. 

No  hemos  agotado  con  esto  la  descripción  de  todas  las  redes 
recomendables  pero  sí  hemos  hecho  ver  a  grandes  rasgos  los 
principales  principios  de  las  distintas  clases  de  redes  í  aparatos 


2¿-2 


bOLpyriN   DE  BOSQUKS,  l'ESCA  I  CAZA 


de  pesca;  cada  interesado  debe  buscar  las  modificaciones  que  debe' 
hacer  para  cada  caso,  para  lo  cual  le  pueden  servir  de  base  tanto 
las  láminas  de  este  capítulo  como  las  que  hemos  mostrado  en  el 
capitulo  que  trata  de  la  pesquería  en  aguas  fluviales. 

Llamamos  también  la  atención  hacia  el  folleto:  .«La  pesca  en 
la  costa  de  Galicia  i  Cantabria»  por  el  señor  don  Ernesto  Maldo- 
nado,  actual  jefe  de  la  Secccion  Bosques,  que  contiene  muchos 
aparatos  i  redes  de  pesca  de  la  costa. 

Ya  que  hemos  tratado  lijeramente  los  principales  puntos  de  la 
pesquería  costanera,  nos  es  ahoi-a  mas  fácil  hacer  deducciones  que 
puedan  redundar  en  beneficio  de  la  industi'ia  i  de  los  consumido- 
i'es. 

Tenemos  verdaderas  anchoas,  sardinas,  el  atún  que  importamos 


Motor  Evinnide  fijado  en  una  chalupa,  que  se  puede  quitar 
i  poner  en  cualquiera  embarcación. 


a  tan  subido  precio  de  Italia  i  España,  varios  representantes  de 
la  familia  de  los  bacalaos  en  la  pescada  común,  pescadas  de  Juan 
Fernandez,  etc.,  la  sardina  común,  la  sardina  española  como 
arenque  empeíador  de  Alemania,  el  furel,  que  es  el  maquerel  de 
Francia,  un  ¡E^ran  acopio  de  peces  ricos  i  abundantes  nacionales  de 
mejor  calidad  que  muchos  de  los  paises  europeos;  nuestros  peces 
poco  estimados  como  rayas,  tollo?,  etc.,  son  allá  materia  de  un 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  223 

^'laii  comercio  lucrativo.  Nuestros  mariscos  como  ostras,  choros, 
ostiones,  camarones,  centollas,  jaivas,  langostas,  etc ,  son  iguales 
€n  calidad  a  los  mejores  del  mundo,  i  muchos  otros  como  los 
<^rizos,  picos,  etc.,  no  se  encuentran  tan  buenos  en  otros  paises. 

A  pesar  de  esto,  la  pesca  costanei'a  languidece  i  lleva  una  vida 
de  letargo,  ninguna  persona  influyente  se  preocupa  en  levantarla 
i  aitn  los  dueños  de  fundos  de  costa  la  miran  como  a  un  mal  al 
i;ual  hai  que  hacer  la  guerra  i  matarlo,  en  vez  de  levantarla  i  de 
-.•lyudarla  por  todos  los  medios  posibles,  ya  sea  en  beneficio  propio 
i  si  no  lo  quieren,  a  lo  menos  en  beneficio  del  pais  entero  i  con  el 
justo  derecho  de  cada  uno  de  que  se  le  permita  ejercer  su  profe- 
sión libremente. 

I  n  este^capítulo  solo  hemos  querido  señalar  el  estado  actual  i 
el  camino  que  hai  que  seguii-,  para  tratar  los  distintos  detalles 
mas  detenidamente  en  los  capítulos  que  tratarán  de:  «Las  indus- 
trias derivadas  de  la  pesca»  i  de  «La  conservación  i  el  fomento  de 
la  pesquería  en  el  pais 

Concluimos  haciendo  ver  someramente  que  sobre  todo  se  nece 
sita  arraigar  a  los  pescadores,  darles  instrucciones  primaria  i  de 
pesca,  unirlos  entre  sí  para  que  tengan  el  pequeño  capital  i  la 
jente  necesaria  para  poder  trabajar  con  los  aparatos  i  elementos 
mas  indispensables,  allegarles  comerciantes  e  industriales  de  poco 
i  mucho  capital  para  facilitar  el  trasporte  de  los  productos  en 
estado  fresco  o  conservado  a  los  centros  de  consumo  i  establecer 
su  venta  de  primera  mano  para  evitar  los  monopolios  que  existen 
hoi  día  en  perjuicio  de  los  productores  i  consumidores. 

(  Continuará) 

F.  Albert. 


224  BOLETÍN  DE   BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


MIGRACIONES  OBSERVADAS    EN   LA 
FAUNA  I  FLORA  DE  CHILE 


sumario: 

1.  Consideraciones  jenerales. 

2.  Vecindad  de  las  formas  afines. 

3.  Agrupación  de  los  organismos  de 

coní'ormidad  con  la  inestabilidad 
de  su  residencia. 

4.  Migraciones  pasivas. 

5.  Migraciones  instintivas. 
6    Migraciones  activas. 

7.  Influencia  de  la  reproducción  i  de 

los  cambios  de  clima  en  las  mi- 
graciones. 

8.  Consideraciones  finales. 


I. 

Aquel  que  ha  tenido  ocasión  de  intimar  con  la  naturaleza, 
mas  que  por  los  libros  por  el  contacto  directo  con  ella,  habrá  be- 
bido en  sus  fuentes  inagotables,  siempre  abiertas  a  los  que  la 
aman  i  la  buscan,  todo  un  tesoro  de  hechos  i  observaciones  que 
le  hacen  fructífera  la  soledad  amistosa,  que  lo  lleva  de  la  duda  a 
la  investigación  i  de  la  investigación  a  esa  verdad  que  no  podria 
confirmar  lejos  de  la  esfera  en  que  palpita  i  bulle  la  vida  silves- 
tre. 

Cierto  es  que  el  que  estudia  en  la  naturaleza  misma  encuentra 
una  gran  cantidad  de  problemas  cuya  solución  tarda  muchas  ve- 
ces en  presentarse,  pero  estas  dificultades  obran  sobre  el  espíritu 
entusiasta  como  un  excitante  que  le  obliga  a  empeñarse  con  carino 
en  la  consecución  de  sus  fines. 

Uno  de  estos  problemas  demasiado  vasto  i  demasiado  interesan- 
tes preocupa  desde  un  principio  al  que  estudia  las  ciencias  bio- 
jójicas:  tal  es  el  de  la  distribución  jeográfica   actual  de  los  seres,. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  225 

la  causa  que  han  influido  en  ella,  los  medios  de  conquista  i  las  mi- 
graciones que  en  pasadas  épocas  debieron  efectuar. 

La  oscuridad  que  todavía  envuelve  el  orijen  de  las  especies  i 
la  falta  de  datos  primitivos  que  arrojen  luz  sobre  estos  puntos 
llevan  lentamente  a  la  sorpresa  cuando  comparamos  las  especies 
salvajes  de  dos  continentes  como  Australia  i  Sud  América  Se  ve 
entonces  que  en  igualdad  de  latitudes  i  bajo  la  influencia  de  unas 
mismas  condiciones  climatéricas,  viven  plantas  i  animales  que 
respectivamente  no  guardan  entre  si  grandes  semejanzas.  A  pesar 
del  gran  paralelismo  jeográfico  i  biolójico  que  ¡ofrecen  Europa  i 
Sud  América,  no  hai  un  solo  mamífero  ni  un  solo  árbol  europeo 
común  para  arabos  continentes. 

Si  esto  ocurre  ello  no  se  debe  a  que  esos  mamíferos  i  esos  ár- 
boles no  encuentren  en  América  condiciones  de  vida  aptas  a  su 
aclimatación  i  propagación.  El  conejo  i  la  zarzamora  no  solo  han 
hallado  en  Chile  fácil  aclimatación,  sino  también  se  han  vuelto 
silvestres  de  modo  imprevisto  por  sus  introductores  hasta  el  es 
tremo  de  convertirse  en  seres  altamente  perjudiciales  para  la 
agricultura. 

Las  condiciones  climatéricas  tan  invocadas  como  una  de  las 
principales  palancas  que  impelen  a  los  seres  a  trasformarse,  ale 
jándose  de  sus  formas  orijenes,  fallan  en  este  caso  como  fallan 
también  cuando  rejiones  entre  si  diferentes  por  sus  condiciones 
vitales,  están  pobladas  por  seres  cuya  organización  guarda  gran- 
des afinidades. 

En  este  caso  el  poder  de  las  condiciones  esteriores  está  contra- 
rrestado por  la   mayor  o  menor  facilidad  que  encuentran   los  or- 
ganismos para  relacionarse,  asociarse  i  confundirse  en  una  fauna 
o  en  una  flora  común  i  así  como  las   diferdncias   morfolójicas  [de 
los  seres  son  tanto  mas   profundas  cuanto  mas   enérjicas  i  persirf 
tentes  han   sido  los  ajen  tes  que  sobre  ellos  han  influido,   así  tam 
bien  las  diferencias  jenerales  de  una  fauna  o  de  una  flora  con  res- 
-pecto  a  otras  son  tanto   mas  apreciables   cuanto  mas  infranquea 
bles  son  las  barreras  que  aislan  una  porción  de  otra  en  el  orbe. 

Por  ejemplo  África  i  Sud  Araéi'ica  ofrecen  en  sus  floras  i  en  sus 
faunas  muchas  diferencias  de  consideración  i  sin  embargo,  no  son 
relativa  o   proporcionalniente   tan  diverjentes  como    dos  rejiones 
.de  este  último  continente. 

Entre  los  mamíferos   hai  órdenes  enteros  como  el  de  los   Edén- 
15 


226  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

tados  i  el  de  los  Paquidermos  que,  representados  en  Arjentina 
con  numerosos  jéneros  i  especies,  no  tienen  representación  en 
Chile.  El  orden  de  lo  Quirópteros  con  siete  especies  insectívoras 
en  Chile  i  ocho  en  Arjentina  solo  tiene  dos  formas  comunes  para 
ambos  continentes  siendo  esclusivas  para  Chile  las  dos  especies 
chupadoras  de  sangre,  el  vampiro  (Stenoderma  chilensis)  i  el  piu- 
chén (Desmodus  d'Orbigny). 

Si  comparamos  en  cambio  la  fauna  marítima  de  Chile  con  la  de 
otros  países  de  la  tierra  veremos  que  los  peces  chilenos,  por  ejem 
pío,  no  guardan  con  los  del  Perú  i  la  Arjentina  tanta  afinidad 
como  con  los  que  viven  en  los  lejanos  mares  que  azotan  las  costas 
del  África  Austral  i  Nueva  Zelanda.  Las  especies  chilenas  como 
el  furel  (Trachurus  trachurus),  la  sierra  (Thyrsitops  lepidopoi- 
des),  el  bonito  (Sarda  chilensis)  i  la  cabinza  (Scomber  colias)  se 
encuentran  con  profusión  no  solo  en  los  mares  de  la  Colonia  del 
Cabo  sino  también  en  Nueva  Zelanda  i  en  Australia. 

La  pi'oporcion  numérica  entre  las  especies  comunes  a  dos  o 
mas  rejiones  de  las  comparadas  es  siempre  mayor  entre  las  espe- 
cies marítimas  que  entre  las  terrestres  i  mayor  también,  dentro 
délas  especies  maiítimas,  cuando  las  zonas  que  se  comparan  es- 
tan  bañadas  por  un  mismo  océano  que  cuando  no  lo  están. 

Para  el  caso  de  Chile  esto  equivale  a  decir  que,  en  proporción 
a  las  distancias  jeográíicas  que  lo  separan  de  los  demás  países  de 
la  tierra,  el  porcentaje  de  formas  comunes  entre  Chile  i  Nueva 
Zelanda  es  mayor  que  el  que  existe  entre  Chile  i  la  Arjentina. 

La  carencia  de  obstcáculos  marinos,  la  uniformidad  i  constancia 
del  clima  oceánico,  reforzadas  en  este  caso  por  un  comprobado 
paralelismo  entie  las  densidades  i  temperaturas  comparadas  de 
estos  mares,  contribuyen  aquí  a  las  espresadas  semejanzas. 

Para  algunas  comarcas  brasileras  i  uruguayas  son  muí  comunes 
entre  los  árboles  de  mayor  talla  la  Quillaja  brasiliensis  i  la  Arau- 
cania  brasiliensis  que  en  Chile  están  representados  por  el  quillai 
(Quillaja  saponaria)  i  el  pehuen  (Araucaria  imbricata)  í  en  esto 
consiste  solamente  todo  el  parentesco  que  mantiene  la  flora  arbo- 
i'ea  de  Chile  con  la  de  Uruguai  i  Brasil. 

De  los  árboles  chilenos  que  vejetan  también  en  la  Arjentina, 
los  únicos  que  no  han  sido  introducidos  intencionalraente  son  la 
palma  (Jubaea  spectabilis),  el  guayacan  (Porliera  hygrometríca), 
el  maiten  de  Magallanes  (Maitenus  magallaníca),  el  espino    (Acá- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  227 

cia  cavenia),  el  chiquillo  (Escallonia  rubra)  i  la  ubilla  (Ribes  glaii- 
dulosum). 

De  todas  estas  especies  arbóreas  comunes  para  ambos  paises 
hai  que  descontar  primero  el  maiten  del  sur.  Hacia  el  estremo  de 
Sud  América  las  barreras  jeográficas  casi  desaparecen  i  ya  en  la 
latitud  del  paralelo  40  el  que  cruza  la  cordillera  no  se  da  cuenta 
de  la  separación  jeográfica  sino  por  los  signos  convencionales  que 
lo  indican.  No  hai  allí  altas  cumbres  i  la  vejetacion  difiere  por  lo 
tanto  raui  poco  entre  ambas  faldas  andinas.  En  las  riberas  de  los 
lagos  Llanquihue  i  Nahuelhuapi  son  comunes  los  coigües  (Notho- 
fagus  dombeyi)  los  mañios  (Podocarpus  nubigena)  i  los  laureles 
(Laurelia  serrata)  i  otras  especies  arbóreas  i  esta  comunidad  de 
especies  va,  por  el  hecho  apuntado,  acentuándose  a  medida  que 
se  avanza  hacia  el  estrecho  de  Magallanes  donde  la  cordillera 
propiamente  tal  desaparece. 

Deben  ademas  descontarse  de  estas  formas  comunes  al  espino 
cuyas  legumbres  ,  indehicentes  i  flotadoras  han  debido  ser  tras- 
portadas por  las  corrientes  oceánicas  desde  las  playas  arjentinas 
i  uruguayas  hasta  las  de  Chile.  En  cuanto  a  las  otras,  con  escep- 
cion  de  la  palma,  han  podido  ser  trasportadas  desde  Chile  a  la  Ar- 
jen  tina  en  estado  de  jérraenes  o  semillas  por  las  pocas  aves 
arjentinas  que  cruzan  la  cordillera  periódicamente. 

Queda  en  consecuencia  como  único  ejemplo  de  árbol  común 
para  ambos  paises,  la  palma  inpropiamente  haraada  de  Chile  pues 
vejeta  espontáneamente  también  en  Arjentina  i  Bolivia,  árbol 
que  representa  una  vejetacion  jeolójica  remotísima  anterior  a  la 
época  terciaria.  Contemporáneos  de  ella  fueron  los  edentados  fó- 
siles descubiertos  al  otro  lado  de  los  Andes  i  un  gran  paquidermo 
chileno  del  que  se  encuentra  por  doquier  sus  esqueletos:  el  masto- 
donte. Dicha  palma  vejeta  en  Chile  en  las  faldas  de  la  cordillera  de 
la  costa  i  en  Arjentina  i  Bolivia  en  terrenos  de  la  misma  edad  que 
dicha  cordillera.  Jamas  se  la  encuentra  al  estado  silvestre  en  ios 
terrenos  propiamente  andinos  de  lo  cual  se  infiere  que  es  antece- 
sora de  la  cordillera  de  los  Andes,  uno  de  los  poquísimos  sobi'e- 
vivientes  de  una  flora  remota,  propia  de  un  época  en  que  el  clima 
de  la  tierra  toda  entera  era  .  mas  uniforme  i  de  carácter  tropical. 

Los  trozos  de  la  alta  cordillera  que  separan  actualmente  las 
áreas  de  vejetacion  que  tiene  esta  palma  debieron  constituir  en  una 
época  lejana  barreras  de  otro  jénero,  como  ser  mares  o  lagos  o  lo 
que  es  mas  aceptable,  todavía,  golfos  de   los  que  nos  quedan  sus 


228  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

documentos,  sus  vestijios  inanimados,  en  las  formas  fósiles  de 
animales  marinos  encontrados  a  miles  de  metros  de  altitud  en  las 
cordilleras  de  las  provincias  centrales. 

Todos  estos  hechos  nos  indican  por  consiguiente  que  los  obstá- 
culos que  median  entre  las  rejiones  trasandinas  i  cisandinas  son 
mas  poderosos  para  los  seres  terrestres  que  los  que  median  entre 
Sud  América  i  otro  continente  cualquiera  para  los  seres  ma- 
rítimos. 

Ahora,  si  solo  tomamos  en  consideración  nuestro  territorio 
nacional,  veremos  que  en  el  existe  un  conjunto  de  seres  cuvr 
uniformidad  en  las  especies  apenas  se  altera  de  una  provincia  a 
otras  por  pequeñas  diferenciaciones  tan  graduales  que  imposibi- 
litan la  tarea  de  fijar  el  límite  de  población  o  vejetacion  entre 
una  i  otra  especie  autóctoma. 

La  homojeneidad  biolójica  del  suelo  chileno  hace  por  esta  cau- 
sa necesario  dividirlo  apenas  en  tres  zonas  que  se  confunden  a 
pesar  de  todo  por  sus  estreñios  i  que  se  conocen  con  el  nombre 
convencional  de  setentrional  o  norte,  central  o  media  i  meridio- 
nal o  austral  (sur). 

Mucho  mas  precisas  que  estas  zonas  trasversales  de  nuestro 
territorio  son  del  pimto  de  vista  biolójico  de  la  fauna  i  flora  chile- 
nas las  zonas  lonjitudinales  en  que  mas  comunmente  es  dividido. 
Se  distinguen  asi  una  zona  litoral  o  marítima,  una  zona  central  o 
lonjitudinal  i  una  zona  cordillerana  o  andina. 

Queda  pues  fuera  de  duda  que  en  la  distribución  de  los  seres 
influyen  en  primei-  término  las  barreras  que  la  naturaleza  opone 
a  los  oi'ganismos  para  que  indefinidamente  estiendan  el  área  de 
sus  dominios.  Estos  obstáculos  son  antagónicos  con  el  jénero  de  vi- 
da: son  terrestres  para  los  organismos  acuáticos  i  acuáticos  para 
los  organismos  terresties.  De  análoga  manera  los  seres  que  habi. 
tan  las  planicies  vecinas  a  la  costa  encuentran  abstáculos  inven- 
cibles en  las  altas  cumbres  i  ios  que  están  habituados  a  las  grandes 
altitudes,  en  los  valles  i  desiertos  que  los  separan  de  las  altitudes 
vecinas. 

Sin  embargo  se  sabe  que  estas  barreras  no  han  existido  siera- 
dre  en  el  mundo,  tanto  en  su  número  como  en  su  forma,  situa- 
ción i  estension  que  al  presente  ofrecen.  Un  rio  puede,  como  se  ha 
observado  muchas  veces   en   Chile    (1)  cambiar  de  curso,  un  de- 


fl).  — La  maynria  délos  rios  de   Chile  un    desembocan  en  la  actualidad 
alende  lo  han  hecho  antes  a  juzgar  por  las  huellas  encontradas  de  sus  leclios 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  229 

sierto  puede  poblarse  poco  a  poco  de  vejetacion  (2)  o  cuando  me- 
nos disminuir  su  supeiñcie  desértica  a  espensas  de  los  bosques 
inmediatos  que  le  ganan  terreno.  Puede  también  ocurrir  el  caso 
contrario;  donde  hoi  se  estiende  un  par¿ije  árido  en  otro  tiempo 
se  han  levantado  hermosos  bosques  i  estendido  exuberantes  pra- 
deras (3). 

La  zona  desértica  de  la  provincia  de  Atacama  que  abraza  la 
provincia  de  Antofagasta  i  continúa  en  la  de  Tarapacá  con  el 
nombre  Pampa  del  Tamarugal,  es  considerada  hoi  dia  como  lugar 
de  muerte  i  esterminio  para  los  organismos  superiores  i  con  su 
agreste  sello  fíja  hoi  el  limite  entre  la  vejetacion  del  Perú  i  la  de 
Chile.  Sin  embargo,  no  constituye  a  vez  el  límite  de  separación 
de  la  flora  i  fauna  peruanas  i'especto  de  las  chilenas.  Poco  al  norte 
i  poco  al  sur  de  esta  zona  disértica  viven  unos  mismos  animales 
i  unas  mismas  plantas,  lo  que  quiere  decir  que  la  fauna  i  la  flora 
de  las  provincias  de  Tacna,  Tarapacá  i  Antofagasta  mantienen  es- 
trecha similitud  i  parentesco  con  la  fauna  i  flora  de  la  provincia 
de  Arequipa. 

De  un  modo  mui  diferente  se  demuestra  la  cordillera  de  los 
Andes  para  con  la  flora  i  fauna  de  Bolivia  i  Ai'jentina  compara- 
das con  las  de  Chile.  Esta  inmensa  muralla  rocosa  con  sus  picos 
nevados  sube  hasta  cuatro  mil  i  mas  metros  i  a  pesar  de  sus  hie- 
los i  sus  peligros hai algunas  aves  que  desafian  todas  las  aventuias 
de  una  travesía  i  llegan  a  Chile  desde  la  Arjentina  buscando  en 
este  pais  un  nuevo  horizonte  a  su  actividad. 


primitivos.  Algunos  otros  cambian  de  curso  en  su  desembocadura  en  cada 
invierno  riguroso.  El  Caranpangue,  que  se  encuentra  en  este  caso,  tiene 
fluctuaciones  en  su  desembocadura  de  una  estension  de  costa  de  2  klms. 

(2). — En  este  caso  se  incluyen  las  dunas  detenidas  o  médanos,  como  los 
que  cruza  la  via  férrea  central  desde  el  pueblo  de  Yumbel  hasta  las  márje- 
nes  del  rio  Laja.  La  repoblación  de  los  médados  se  realiza  tanto  mas  rápi- 
damente cuanto  mayor  es  la  riqueza  foi'estal  de  sus  vecindades. 

(3).— Los  bosques  de  tamarugos  (Prosopis  tamarugo)  sepultados  bajo  las 
arenas  de  la  Pampa  del  Tamarugal  i  que  se  encuentran  al  estado  semi-fósil, 
demuestran  que  esa  árida  estension  de  nuestro  territorio  estuvo  antes  pobla- 
da por  un  bosque  compacto.  El  plano  que  de  dicha  rejion  levantó  el  injeniero 
O'Brien  por  encargo  del  virrei  del  Perú, hacia  fines  del  siglo  XVIII,  demues- 
tra que  en  una  época  relativamente  cercana,  como  que  no  alcanza  sino  a  un 
siglo,  los  oasis  de  tamarugos  tenian  sesenta  veces  a  lo  menos  la  estensiou 
que  tienen  ahora. 


230  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

En  el  verano  la  golondrina  (Progne  fuácata)  i  el  zorzal  arjen ti- 
no (Molothus  bonaeriénsis)  comparten  con  el  tordo  cuyano  (Me- 
rula  fuscata)  su  visita  al  suelo  chileno,  los  dos  primeros  al  acer- 
carse el  verano  i  este  último  en  la  época  de  siembras. 

Entre  los  vejetales  son  también  rarísimos  los  casos  en  que  unas 
mismas  especies,  sobre  todo  entre  los  árboles,  vejeten  a  uno  i 
otro  lado  de  los  elevados  cordones  andinos.  Aqui  encontramos 
por  lo  tanto  un  límite  jeográfico  animal  i  vejetal  que  no  solo  abar. 
caá  las  poblaciones  animales  i  vejetales  apreciadas  en  su  conjun- 
to i  que  se  esparraman  desde  los  A.ndes  al  Atlántico  i  desde  los 
Andes  al  Pacífico,  separadas  por  elevada  i  blanca  barrera  de  per- 
petuas nieves,  sino  también  un  desligamiento  de  parentesco  que 
hace  que  las  plantas  como  los  animales  arjentinos  encuentren  sus 
vínculos  en  la  flora  i  fauna  de  Bolivia,  Paraguai,  Brasil  i  Uruguai 
i  que  solo  por  escep?.ion  las  encuentran  en  las  de  Chile. 

Esto  nos  indica  por  consiguiente  que  la  edad  jeolójica  del  de- 
sierto setentrional  de  Chile  es  muchísima,  menor  que  la  de  la  cor 
dillera  andina. 

El  desierto  ha  debido  formarse  cuando  ya  existían  en  toda  su 
superficie  los  animales  i  las  plantas  que  ahora  lo  circundan,  por 
lejanos  que  se  hallen  desde  su  estrerao  norte  a  su  estremo  sur. 
A  medida  que  el  desierto  se  estendia,  debió  ^producirse  una  con- 
centración de  población  hacia  las  rejiones  habitables  i  este  hecho 
repitiéndose  incesantemente,  i  acentuándose  de  año  en  año  debió 
orijinar  cambios  periódicos  de  residencia  que  convirtiéronse  mas 
tarde  en  verdaderas  migraciones. 

I  cuando  se  observa  la  falta  de  una  forma  de  transición,  o  sea 
un  eslabón  perdido  en  la  cadena  de  organismos  que  viven  desde 
el  Caplina  al  Huasco  debemos  verla  con  la  iraajinacion  sepultada 
en  las  arenas  del  desierto  como  lo  están  en  realidad  los  estensos 
bosques  de  tamarugos  cuyos  escombros  petrificados  alternan  con 
los  pocos  oasis  que  se  encuentran  en  pie  desafiando  a  la  natura- 
leza. 

En  cambio,  la  formación  de  la  cordillera  andina  desde  el  punto 
de  vista  jeográfico  vejetal  i  jeográfico  animal  de  la  América  del 
Sur,  es  anterior  a  la  flora  i  fauna  actuales  o  a  lo  menos  contem- 
poránea de  ellas.  Las  pocas  especies  que  viven  o  vejetan  a  uno 
u  otro  lado  de  sus  elevadas  crestas  aparecieron  seguramente  en 
la  América  cuando  el  cordón  andino  se  levantaba  i  escalaba  atre- 
vidamente la  atmósfera  hasta   las  capas   enrarecidas  que  mantie- 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


2'¿í 


lien  eternamente  las  nieves,  de  manera  que  los  organismos  que 
viven  solamente  en  sus  faldas  aparecieron  cuando  las  grandes 
altitudes  con  su  riguroso  clima  impidiéronles  estender  hacia  la 
otra  vertiente  su  área  de  población. 

En  virtud  de  estas  mismas  consideraciones  i  a  medida  que  se 
avanza  al  sur,  el  descenso  gradual  de  la  cordillera  permite  las 
relaciones  de  los  seres  i  su  permanencia  a  uno  i  otro  lado  de  las 
cumbres  de  tal  modo  que  allá,  por  la  latitud  del  estrecho  de  Maga- 
llanes, la  comunidad  de  formas  es  tan  acentuada  que  no  es  posi- 
ble lijar  la  nacionalidad  de  un  animal  o  de  una  planta. 

El  huemul  (Cariacus  chilensis)  i  el  cóndor  (Sarcorhamphus 
griphus),  que  en  nuestro  escudo  simbolizan  la  fauna  chilena,  pue- 
den también  considerarse  ahora  como  animales  arjentinos,  dada 
la  enorme  estension  de  la  Patagonia  cedida  por  Chile  a  la  Arjen- 
tina  i  en  donde  el  número  de  huemules  i  de  cóndores  es  infinita- 
mente superior  a  los  que  viven  aquende  los  Andes. 


II 


El  estudio  de  la  distribución  jeográfica  que  tienen  las  especies 
existentes  establece  el  hecho  siguiente:  que  la  gran  mayoría  de 
ellas  tiene  una  área  de  población  interrumpida,  por  lo  cual  se 
llega  a  la  conclusión  de  que  las  especies   orgánicas   han   debido 


232  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


aparecer  en  una  sola  i  determinada  zona  de  la  tierra.  Solo  por 
escepcion  se  observa  el  caso  contrario  de  que  una  especie  habita 
o  vejeta  en  diferentes  puntos  separados  entre  si  por  tales  obstá- 
culos que  se  hace  difícil  creer  que  los  hayan  franqueado  por  la 
migración.  Los  ejemplos  mas  notables  de  estas  escepciones  lo 
constituyen  el  cosmopolitismo  i  la  universalidad  de  los  organis- 
mos del  agua  dulce. 

Estos  hechos  los  esplica  hipotéticamente  Darwin  diciendo  que 
«los  cambios  jeográficos  i  climatolójicos  que  ciertamente  han 
ocurrido  dentro  de  períodos  jeolójicos  recientes,  deben  haber  roto 
la  distribución  primitiva  continua  de  muchas  especies»  (1). 

Interponiéndose  un  obstáculo  o  una  barrera  que  antes  no  exis- 
tia, es  evidente  que  una  especie  orgánica  tomada  en  todo  su  con- 
junto ha  debido  dividirse  sin  conservar  una  parte  de  ella  relacio- 
nes biolójicas  con  el  resto. 

En  otros  casos,  que  van  haciéndose  de  dia  en  día  mas  frecuen- 
tes, el  cosmopolitismo  i  la  universalidad  déla  fauna  i  flora  mis- 
croscópicas  se  esplica  así  por  simple  falta  de  observaciones  al 
respecto.  Nos  estrañamos  de  saber  que  la  lechuza  vive  igual, 
mente  en  los  continentes  como  en  las  mas  lejanas  islas  oceánicas 
i  que  algunos  liqúenes  comunes  a  las  rejiones  politices  vejetan 
también  en  las  altas  cumbres  de  las  cordilleras  tropicales,  pero 
la  observación  biolójica,  enriqueciéndose  cada  dia  mas  con  nuevos 
i  valiosos  documentos,  arroja  mucha  luz  sobre  estos  hechos,  dán- 
donos a  conocer  numerosos  medios  de  migración  desconocidos  an- 
riormente  i  que  pertenecen  a  la  vastísima  categoría  de  las  migra- 
ciones inactivas,  en  las  que  no  toman  participación  los  aconteci- 
mientos jeolójicos  de  otro  tiempo,  invocados  por  Darwin,  ni  la 
voluntad  o  las  necesidades  de  las  especie  cosmopolita  para  am- 
pliar su  área  de  población. 

La  rejion  primitiva  desde  la  cual  una  especie  ha  enviado  como 
radiaciones  de  si  misma  las  avanzadas  que  la  han  hecho  dueña 
o  compartir  mas  estensos  dominios  se  llama  un  centro  de  disper- 
sión. Desde  este  centro  los  seres  que  forman  una  especie  avanzan 
lentamente  impulsados  por  una  tendencia  innata  de  ensanchar  el 
campo  de  su  actividad  como  los  círculos  que  se  forman  en  el  agua 
a  la  caida  de  un  objeto  i  la  fuerza  que  activa  este  fenómeno  bio- 
lójico  no  es  otra  que  la  competencia  vital.  Como  consecuencia  de 


(1)  Carlos  R.  Darwin.   «El  oríjen  de  las  especies»  Tomo  3,  páj.  103. 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA  23Í 


esto,  las  especies  afines  habitan  áreas  vecinas,  mientras  que  las 
especies  diferentes  viven  apartadas  unas  de  otras  a  veces  por  gran- 
des distancias- 
Ejemplos  de  esta  lei  de  la  vecindad  de  las  formas  afines  lo 
ofrecen  las  familias  de  las  Cactáceas,  Bromeliaceas  i  Nolanaceas 
propias  esclusivamente  de  América. 

Las  Cactáceas  han  tenido  su  centro  de  dispersión  en  Méjico;  las 
Bromeliaceas  en  Colombia,  según  unos  botánicos  i  en  el  Perú  se 
gun  otros;  el  hecho  es  que  estas  plantas  existen  en  todos  los  paí- 
ses americanos,  mientras  que  fuera  del  Nuevo  Mundo  no  tienen 
ningún  representante  indijena,  debido  a  la  falta  de  medios  para 
vencer  las  barreras  topográficas  i  cliraatolójicas  que  se  han  opues- 
to a  su  distribución  por  el  orbe. 

En  este  caso  las  migraciones  inactivas  qne  datan  de  reciente 
época  nos  esplican  el  aparecimiento  de  algunas  bromeliaceas  epí- 
fitas en  las  selvas  africanas  litorales  i  el  cosmopolitismo  cada  año 
mas  acentuado  que  toma  una  Nolanácea  de  las  playas:  la  doca 
(Messembrianteraum  chilensis). 

Entre  los  animales,  los  picaflores  no  faltan  en  ningún  pais  de 
América  ni  aun  en  las  islas  adyacentes  como  Juan  Fernández  i 
Galápagos;  fuera  de  esta  área  no  vive  ninguna  especie  silvestre 
de  toda  la  familia  de  los  Troquílidos. 

Análogo  ejemplo  ofrecen  los  monos  catirrinos,  con  32  dientes, 
esclusivos  del  viejo  mundo,  mientras  que  en  el  nuevo  solo  encon- 
tramos monos  platirrinos  con  36  dientes  i  cola  prehensil. 

La  familia  de  los  Dasipódidos  o  quirquinchos  entre  los  edenta- 
dos  i  la  de  los  Didelfidos  entre  los  Marsupiales,  pertenecen  única- 
mente a  América,  el  vastísimo  resto  de  este  último  orden  está 
confinado  a  la  Australia  a  islas  vecinas. 

Con  algunos  ¡eneros  nacionales  se  cumple  también  la  lei  de  la 
vecindad  de  las  formas  afines.  Asi  por  ejemplo,  el  jénero  chileno 
Nothofagus  con  ocho  especies  se  halla  escalonado  de  norte  a  sur 
de  la  República  en  el  siguiente  orden:  el  roble  colorado  (Nothofa- 
gus  megalocarpa),  el  roble  pellín  (Nothofagus  obliqua),  el  coigüe 
(Nothofagus  Dombeyi),  el  rauli  (Nothofagus  procera)  el  roble  de 
Chiloé  (Nothofagus  nítida),  el  ñirie  (Nothofagus  pumílio),  el  ro- 
ble de  Patagonía  (Nothofagus  betuloides),  i  el  roble  de  Magallanes 
(Nothofagus  antartica). 

Los  Terotóquidos  chilenos,  curiosas  avecillas  de  ribera  que  sal- 


234 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


tan  i  corren  con  la  cola  levantada,  están  igualmente  distribuidos 
en  el  siguiente  orden  jeográfico:  el  chui'rin  del  norte  (Scy  talapus 
obscurus),  el  tococo  (Pteroptochus  paradoxus),  el  chucao  (Pterop- 
tochus  rubecula),  el  cuez-cuez  de  Chiloé  (Hyiactes  castaneus),  i 
por  fin  el  cuez-cuez  de  Magallanes  (Hyiactes  tarnii). 


III 


Tomando  en  cuenta  la  estabilidad  de  la  residencia  de  los  orga- 
nismos chilenos  pueden  estos  dividirse  en  tres  grandes  i  graduales 
categorías:  la  primera  comprenderla  las  especies  sedentarias,  la 
segunda  las  especies  nómades  o  viajeras,  i  la  tercera  las  migra- 
torias. 

Sedentarias  son  las  que  permanentemente  pueblan  una  rejion 
como  la  gaviota  (Larus  dominicanus),  el  coipo  (Myocastor  coypus) 
i  la  anguila  (Ophictus  ocellatus). 

Como  nómades  o  viajeras  se  consideran  todas  las  que  como  el 
choroi  (Henicognathus  leptorhynchus),  el  pericote  (Mus  decuma- 
nus)  i  el  congrio  (Oenypterus  blacodes)  cambian  irregularmente 


boletín    de  bosques,  pesca  i  caza  235 

de  residencia,  pudiendo  regresar   pronto  al  punto  de  partida,  ale- 
jarse de  él  solo  por  algunos  años,  o  dejarlo  indefinidamente. 

Por  último,  migratorias  son  aquellas  especies  que,  como  la  tor- 
caza (Columba  araucana)  el  cachalote  (Physeter  macrocephalus)  i 
el  bonito  (Sarda  chilensis)  se  alejan  periódicamente  del  lugar  en 
que  por  largo  tiempo  han  vivido  para  regresar  a  él  en  época  de- 
terminada. 

Esta  manera  de  apreciar  la  estabilidad  de  la  residencia  de  los 
organismos,  tiene  entre  otros  defectos,  el  grave  inconveniente  de 
ser  tan  gradual  que  no  permite  señalar  el  límite  que  separa  una 
categoría  de  otra  hasta  el  punto  de  no  poderse  muchas  veces  de- 
cir con  precisión  si  tal  ave,  tal  mamífero,  o  tal  pez  es  sedentario 
o  es  nómade,  o  bien  si  es  nómade  o  migratorio. 

En  efecto,  hai  aves  i  peces  sedentarios  que  cambian  de  residen- 
cia dentro  de  una  zona  de  relativaestension  como  suele  serlo  una 
montaña,  un  lago  o  una  bahía,  sin  efectuar  largos  viajes  ni  mi- 
graciones duraderas  o  sea  migraciones  propiamente  tales  en  el 
sentido  que  jeneralmente  se  dá  a  esta  palabra  entendiéndose  con 
ella  los  cambios  de  residencia  que  ae  manifiestan  en  cierta  época 
del  año  i  que  el  animal  realiza  por  una  -causa  biolójica  bien  de  - 
terminada,  ya  sea  por  la  necesidad  de  alinientarse,  por  la  de  de- 
fenderse o  por  la  de  reproducirse. 

De  todos  modos,  por  imperfecta  que  sea  esta  manera  de  apre- 
ciar la  estabilidad  de  la  residencia  entre  los  organismos,  ella  tiene 
un  mérito  que  consiste  en  darnos  a  conocer  la  jénesis  de  estos 
cambios.  Se  supone,  i  con  razón,  que  el  estado  sedentario  ha  prece- 
dido al  nómade  i  este  al  estado  migratorio.  Es  lójico.  Migraciones 
históricas  como  la  de  muchos  roedores  que  se  realizan  aun  en 
nuestros  días  confirman  esta  suposición.  Lo  que  quiere  decir  que 
el  estado  primitivo  del  mundo  orgánico  fué  de  gran  quietud.  Solo 
después,  i  a  medida  que  se  incrementaban  en  el  planeta  la  pobla- 
ción animal  i  vejetal  en  conformidad  a  la  leí  de  Malthus,  las  es- 
pecies fueron  poco  a  poco  invadiendo  las  zonas  contiguas  a  sus 
primitivas  áreas  de  población  cambiando  también  de  jénero  de 
existencia. 

Las  numerosas  causas  que  han  inñuido  i  siguen  influyendo  para 

que   los    organismos   pierdan    su   carácter   de   sedentarios  i  que 

Darwin  llamó   con   el  nombre  colectivo   de  «lucha   por   la  vida» 

sepáranse  en  dos  grupos,  uno  es  inherente  a  los  organismos,  i  el 

^otro,  estraño  a  ellos. 


236  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

Entre  los  primeros  señálase  por  su  importancia  la  trofomaquia 
que  es  la  lucha  que  mantienen  los  organismos  entre  sí,  por  dispu- 
tarse el  alimento  i  la  gamomaquia  que  es  la  lucha  que  entablan 
los  machos  de  una  misma  especie,  por  disputarse  las  hembras  para 
satisfacer  sus  instintos  sexuales. 

Si  comparamos  en  sus  efectos  estas  dos  causas  principales  i  las 
relacionamos  con  las  consecuencias  que  pudieran  acarrear  a  la 
distribución  de  las  especies,  notamos  desde  luego  que  la  trofoma- 
quia, actuando  incesantamente  sobre  la  vida  del  individuo  ha 
debido  acasionar  la  migi-acion  colectiva  de  una  especie  cuando 
otra  especie  siguiendo  el  mismo  réjimen  de  alimentación  le  dis- 
putaba el  alimento. 

Entre  tanto  la  ganicnaquia  ha  debido  ocasionar  el  celibato  for- 
zado de  muchos  machos  los  que  para  mantener  su  descendencia 
han  tenido  forzosa  necesidad  de  cruzarse  con  las  hembras  de 
otras  especies  afines,  contribuyendo  asi  a  la  formación  de  las  ra- 
zas híbridas  o  bastardas,  que  aparecen  siempre  en  la  naturaleza 
hacia  los  estremos  de  las  áreas  de  población  de  las  especies 
puras. 

Si  a  estas  causas  esternas,  por  decirlo  así,  e  inherentes  a  laa 
especies,  se  agregan  las  causas  internas  o  ajenas  a  ellas,  entonces 
el  estado  sedentario  se  hace  mas  inestable  todavía.  Los  cambios 
de  clima  que  sufrió  la  tierra  i  de  ios  que  en  Chile  mismo  encon- 
tramos los  vestí jios  han  debido  ocasionar  en  toda  la  tierra  gran- 
des invasiones. 

Tomando  en  consideración  estas  causas  esteriores  a  los  orga- 
nismos podemos  presumir  que  muchas  de  estas  especies  invasoras 
debieron  encontrar  en  las  comarcas  invadidas  las  condiciones 
por  ellas  requeridas  En  tal  caso  no  tuvieron  necesidad  de  aban- 
donarlas i  de  nómades  o  accidentalmente  migratorias  se  convir- 
tieron en  especies  sedentarias. 

Otras,  solo  por  algún  tiempo  habrán  podido  encontrar  en  esaa 
mismas  comarcas  invadidas  los  elementos  indispensables  a  su 
subsistencia  i  en  esta  eventualidad  habrán  tenido  también  que 
abandonarlas  para  volver  periódicamente  a  ellas  formando  asi 
especies  nómades  i  migratorias. 

No  se  puede  tampoco  apreciar  los  cambios  de  residencia  to- 
mando en  consideración  la  causa  que  los  orijina.  Si  se  adoptase 
este  criterio  las  especies  sedentarias  no  tendrían  ninguna  carac- 
terística i  al  juzgar  las  que  no  lo  fueran   se   tropezaría   con  el  in- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


237 


conveniente  de  buscar  la  causa  principal  de  las  muchas  que  pue- 
den actuar  en  la  inestabilidad  de  la  residencia.  Aunque  en  la 
mayoría  de  los  casos  los  cambios  de  clima,  las  fluctuaciones  esta- 
cionales de  temperatura  o  humedad  atmosférica  influyen  mani- 
fiestamente en  las  migraciones  de  los  organismos,  estos  fenómenos 
naturales  van  siempre  acompañados  de  cambios  de  recursos 
alimenticios  para  las  especies  migratorias. 

Así  por  ejemplo,  la  golondrina  (Hirundo  lustica)  que  se  ali- 
menta casi  esclusivamente  de  mosquitos,  se  aleja  de  las  provincias 
australes  i  después  de  las  centrales  del  pais,  cuando  termina  el 
periodo  de  vida  volante  de  estas  plagas  i  regresan  tan  pronto 
como  los  calores  de  la  primavera  favorece  el  desarrollo  de  las 
larvas,  principalmenta  de  las  acuáticas,  de  las  que  por  metamor- 
fosis se  foiman  los  imagos  o  formas  voladoras  que  les  sirven  de 
.alimento. 


I  cuando  no  es  la  ontomaquia  o  sea  la  lucha  por  la  conservación 
■individual  la  que  provoca    los   cambios  periódicos  de  residencia, 


238  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


como  ea  caso  aludido  puede  serlo  i  con  mas  frecuencia  todavía  la 
filomaqiiia  o  lucha  por  la  conservación  de  la  especie  que  com- 
prende también  la  necesidad  de  procurarle  a  la  cria  el  alimento 
que  esta  no  en  contraria  en  la  rejion  abandonada. 

Así,  el  caso  de  las  aves  que  se  alejan  de  Chile  al  comienzo  del 
invierno  para  emigrar  a  las  zonas  tórridas,  podria  esplicarse  por 
la  poca  duración  del  dia  invernal  que  no  les  permite  a  los  padres 
encontrar  la  superalimentación  o  los  recursos  que  exije  la  con- 
servación individual  de  la  cria. 

Por  todas  estas  consideraciones  se  juzga  ahora  i  se  agrupan  los 
cambios  de  residencia  que  efectúan  las  especies  silvestres  desde 
el  punto  de  vista  de  la  mayor  o  menor  participación  que  en  ellos 
tienen  la  voluntad  del  organismo. 

IV. 

De  lo  dicho  hasta  aquí,  se  ve  que  todos  los  seres  cambian  mas 
o  menos  residencia,  ya  sea  por  una  tendenaia  que  depende  de 
sus  organismos  o  por  obediencia  ciega  a  ajentes  estraños.  En  el 
primer  caso  las  migraciones  son  activas  provocadas  por  una  de- 
terminación del  organismo.  En  el  segundo  las  migraciones  son 
pasivas  o  involuntarias,  lo  cual  no  quiere  decir  que  siempre  sean 
automáticas,  cuando  se  piensa  que  en  esta  vasta  categoría  entran 
todos  los  organismos  sedentarios,  cuyos  jérmenes  poseen  la  facul- 
tad de  independizai'se  para  llevar  durante  un  período  de  tiempo 
vida  independiente.  Es  este  el  caso  de  la  ostra,  de  los  comles  i 
otios  animales  que  en  su  forma  perfecta  i  adulta  llevan  vida  se- 
dentaria i  que  6)1  estado  de  jérmenes  se  mueven  independiente- 
mente alejándose  hasta  mui  largas  distancias  de  sus  formas  pro- 
jenitoras.  En  análoga  situación  encuéntranse  también  muchísimas 
plantas  como  ocurre  con  las  algas  cloroficeas  i  conyugadas  i  las 
hongos  zoomicetes.  Los  jérmenes  de  tales  plantan  nadan  a  ma- 
nera de  los  protozoos  flajelados  i  ciliados,  mediante  apéndices 
propulsores  de  la  natación,  pudiendo  de  este  modo  ampliar  enor- 
memente el  "área  de  vejetacion  que  dichas  plantas  tienen. 

Las  migraciones  de  los  jérmenes  vejetales  que  poseen  movi- 
mientos propios  i  espontáneos  considéranse  como  pasivas  en 
razón  de  que  son  efectuadas  durante  un  período  embrional. 

Las  migraciones  pasivas  piopiamente  tales  o  sean  las  que  efec- 
túan los  seres  en  estado  adulto,  afectan   a   casi  todos  los  seres  de 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  239 


la  naturaleza  i  los  ajentes  principales  que  actúan  en  ellos  son  las 
corrientes  aéreas  i  aun  las  propias  migraciones  activas  de  todos 
los  organismos  que  conducen  involuntariamente  ya  a  otros  seres 
en  estado  adulto  o  a  sus  jérmenes  que  guardan  latentes  las  cua- 
lidades de  sus  projenitores. 

Así  por  ejemplo,  los  rios  chilenos  arrastran  con  sus  aguas  los 
frutos  de  mucliisimos  árboles  i  cuando  la  nieve  derretida  aumenta 
el  caudal  i  el  empuje  de  sus  corrientes,  no  solo  arrastran  los  fru  ■ 
tos  sino  también  árboles  enteros  que  ellos  desarraigan  i  llevan 
hasta  mui  largas  distanciáis  de  sus  centros  de  dispersión.  Muchos 
ganan  tierra  firme  i  en  ella  arraigan  anormalmente  embellecien- 
do las  riberas  i  los  islotes  formados  con  las  materias  que  acarrea 
el  agua,  El  lun  (Escallonia  revoluta)  el  bollen  (Kageneckia  oblon- 
ga) i  el  olivillo  (Kagenekia  angustifolia)  estienden  asi  por  el 
curso  de  los  rios  el  área  de  su  vejetacion^esclusivamente  andina. 
Los  frutos  del  espino  (Acacia  cávenla)  siguen  el  curso  de  los  es- 
teros i  llegan  a  los  rios  a  io  largo  de  cuyas  riberas  van  quedando 
rezagados,  cuando  no  llegan  hasta  el  mar  que  los  ¿arroja  a  la 
playa  con  la  fuerza  de  las  olas. 

Otros  árboles  poseen  frutos  impermeables  adaptados  a  la  ac- 
ción de  las  corrientes  acuáticas  que  los-  trasportan  a  distancias 
casi  inverosímiles  como  pasa  con  las  legumbres  del  pelú  (So- 
phora  tetraptera)  que  favorecidas  por  una  cubierta  de  corcho  son 
trasportadas  por  las  corrientes  acéanicas  de  las  costa  de  Sud 
América  hasta  las  islas  de  Juan  Fernandez,  Pascua  i  Nueva  Ze- 
landa. 

Los  árboles  i  animales  inertes  que  fletan  a  merced  de  las  olas 
conducen  consigo  una  gran  cantidad  de  organismos  de  escasa 
talla;  musgos,  liqúenes,  lombrices  i  jérmenes  diminutos,  huevos  de 
peces,  larvas  de  insectos,  semillas,  etc.  algunas  de  las  cuales  en- 
cuentran después  de  largos  viajes  condiciones  favorables  para 
desarrollarse,  vivir  i  propagarse. 

El  viento,  viajero  incansable  que  recorre  todos  los  mares  i 
todas  las  zonas  de  oriente  a  poniente  i  de  un  polo  a  otro,  recoje 
i  al  mismo  tiempo  esparce  a  muchísimos  seres  principalmente 
en  estado  de  quistes,  es  decir  a  organismos  microscópicos  pro- 
vistos de  una  envoltura  resistente  que  les  permite  esperar  sin 
perecer  las  condiciones  necesarias  para  desarrollarse  esteudiendo 
de  este  modo  el  área  de  sus  dominios. 

Un  gran  número  de  plantas   con  semillas   aladas    (sámaras)  o 


24a  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

con  semillas  provistas  de  un  aparato  pilosos  como  el  vilano  (pa- 
pus),  délas  compuestas  se  diseminan  por  el  globo  únicamente  con 
ayuda  del  viento. 

Entre  los  árboles  chilenos,  el  quillai  (Quillaja  saponaria),  el  ci- 
ruelillo  (Embothrium  coccineum)  el  avelianillo  (Lomatia  dentata), 
el  huinque  (Lomatia  ferrujinea)  i  muchos  otros  poseen  semillas 
adaptadas  a  la  diseminación  por  el  viento.  Así  también,  un  gran 
número  de  árboles  cultivados  como  les  olmos,  tilos,  pinos,  fi'es- 
nos  i  bicomoros  peseen  semillas  adornadas  de  membranas  que  fa- 
cilitan su  suspensión  i  su  trasporte. 

Las  tormentas  de  verano  forman  verdaderas  nubes  en  que  se 
mezclan  las  simientes  voladoras.  En  Chiloé,  por  ejemplo,  las  se- 
millas del  laurel  (Laurelia  aromática)  contribuyen  a  menudo  en 
la  corta  estación  del  calor  a  la  formación  de  estas  nubéculas  i  es 
por  psto  que  este  árbol  es  uno  de  los  mas  abundantes  en  esa 
rejion,  encontrándose  desde  las  riberas  marítim>iS  hasta  lo  mas 
emboscado  de  las  islas. 

Algunas  aves  frujivoras  intervienen  también  como  medios  de 
trasporte  en  algunas  migraciones  pasivas.  Ellas  comen  los  frutos 
de  algunos  árboles  i  son  incapaces  de  dijerir  las  semillas  que,  a 
pesar  de  atravesac  el  tubo  dijestivo,  no  pierden  sus  facultades  jer- 
minativas.  Podría  decirse  sin  exajeracion  que  estas  plantas  ve- 
jetan  donde  viven  las  aves  que  se  encargan  de  sembrarlas.  Es  lo 
que  pasa  con  el  maquí  (Aristotelia  maqui),  la  zarzamora  (Rubus 
uímifolius)  cuya  diseminación  está  intimamente  relacionada  con 
la  alimentación  del  zoizal  (Turdus  faldklandícus).  La  tenca  (Mi- 
mus  thenca)  desempeña  el  mismo  papel  del  zorzal  con  las  se- 
millas del  quíseo  (Cereus  chilensis)  i  del  quintral  que  viven  eu 
esta  cactácea  (Phrigilanthus  aphiUus).  En  todos  estos  casos  las 
aves  frujivoras  del  pais  han  contribuido  en  primer  grado  a  darle 
el  carácter  particular  que  poseen  algunas  formaciones  vejetales 
i  a  hacer  que  con  ellas  migren  pasivamente  las  especies  vejetales 
que  las  nutren. 

Las  aves  nadadoras  i  de  ribera  trasportan  juntamente  con  sus 
parásitos  gran  número  de  seres  acuáticos  que  se  adhieren  con  el 
barro,  ya  a  su  plumaje  ya  a  sus  piernas,  seres  que  contribuyen 
poco  a  poco  a  aumentar  la  población  de  los  ríos  i  de  los  lagos  que 
con  frecuencia  son  visitados  por  estas  aves. 

Hai  también  un  gi'an  número  de  semillas  i  frutos  adaptados  al 
pelaje  de  los  animales;  así  emigra  el  fruto  del  clonquí   (Xanthiura 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA  241 

espinosum),  el  de  la  hualputa  (Medicago  raaculata)  i  el  de  los  ca- 
dillos o  amores  secos  del  jénero  Acoeiia,  tan  comunes  en  nuestra 
suelo. 

Por  fin,  el  hombre  ha  hecho,  consciente  e  inconscientemente 
variar  la  flora  i  fauna  de  los  países  del  giobo.  Con  los  animales 
domésticos  ha  introducido  los  parásitos  de  éstos  ademas  de  los 
suyos,  con  las  plantas  de  cultivo,  las  malezas  hortícolas  i  demás 
organismos  que  directa  o  indirectamente  dependen  de  ellos. 
Algunas  de  estas  malezas  han  llegado  a  ser  cosmopolitas  como  el 
nilhue  (Sonchus  olerácea)  i  la  bolsíta  del  pastor  (Capsella  bursa 
pastoris). 

Un  interesante  ejemplo  de  migración  pasiva  ofrece  el  dedal  de 
oro  (Scholtzia  calífornica),  papaverácea  orijinaria  de  Norte  Amé- 
rica como  su  nombre  lo  indica. 

Llegó  a  Chile  junto  con  los  que  volvían  felices  o  desalentados 
después  de  haber  ido  a  buscar  fortuna  en  los  famosos  lavaderos 
de  oro  de  California.  Desembarcó  con  ellos  en  Valparaíso  i  desde 
este  puerto  ha  ido  avanzando  poco  a  poco  hacia  el  Sur,  aprove- 
chando para  vejetar  el  terraplén  removido  de  la  línea  férrea,  don- 
de la  ausencia  de  plantas  silvestres  no  ofrecíale  resistencias  a  su 
invasión.  Ayudada  por  esta  circunstancia  i  por  las  trombas  de  vien- 
to que  los  trenes  forman  en  su  veloz  carrera,  la  Scholtzia  llegaba 
en  1905  hasta  Tiltil.  Por  esta  misma  época,  aparecía  en  Talcahua- 
no  desde  donde  invadía  la  provincia  de  Concepción  i  le  ha  basta- 
do a  esta  rústica  planta  tres  años  de  lucha  para  suplantar  a  todas 
las  yerbas  autóctonas  que  crecían  a  ambos  lados  de  la  via  férrea 
hasta  la  confluencia  del  Bio  Bio  con  el  Laja. 

En  1908  llegaba  hasta  Temuco  vejetando  de  trecho  en  trecho^ 
precisamente  en  aquellos  parajes  donde  la  remoción  del  terraplén 
demostraba  recientes  reparaciones  hechas  en  la  vía.  En  la  ac- 
tualidad, i  por  la  misma  causa  apuntada,  ha  llegado  hasta  Valdi- 
via donde  la  naturaleza  avasalladora  de  la  rejion  austral  la  ha 
detenido  señalándole  ahí  el  límite  sur  de  sus  conquistas. 


IG 


242  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  1  CAZA 


V 

Mucho  mas  interesantes  del  punto  de  vista  biolójico  son  las  mi- 
graciones activas  o  voluntarias  en  las  que  actúa  manifiestamente 
la  determinación  de  cambiar  de  residencia  que  demuestran  algu- 
nos organismos. 

Como  intermedias  o  migraciones  de  transición  entre  las  franca- 
mente voluntarias  i  las  involuntarias  o  pasivas  se  consideran 
aquellas  que  podrían  llamarse  impulsivas  o  instintivas  por  no  ser 
fácilmente  observables  los  fenómenos  de  decisión  i  de  resolución 
que  preceden  a  estas  migraciones  para  considerarlas  como  actos 
derivadas  de  la  voluntad.  Pero  debe  observarse  que  como  tales  se 
consideran  por  muchos  zoóbgos  todas  las  migraciones  animales 
con  escepcion  de  las  que  realiza  el  hombre.  Mas,  a  medida  que  se 
profundiza  el  estudio  de  los  fenómenos  de  la  voluntad  entre  los 
animales  se  ve  que  la  irracionalidad  va  estrechando  sus  límites 
hasta  el  estremo  de  poderse  juzgar  hoi  dia  los  hábitos  biolójicos 
como  grados  de  perfeccionamiento  de  un  mismo  proceso  univer- 
sal para  todos  los  seres  de  un  mismo  reino  orgánico. 

Siguiendo  este  criterio,  el  instinto  vendría  a  ser  el  jérrnen  déla 
voluntad  individual  peipetuado  por  la  herencia,  i  las  migraciones 
instintivas  una  simple  faz  de  las  migj-aciones  francamente  volun- 
tarias. 

Entre  tales  se  consideran  el  alejamiento  colectivo  i  violento  de 
algunas  aves  sociales  de  los  parajes  amenazados  por  epidemias 
que  específicamente  no  las  afectan. 

Se  puede  observar  el  retardo  con  que  a  Santiago  llega  la  golon- 
drina común  (Hirundo  rustica)  en  los  años  en  que  la  viruela  se 
mantiene  hasta  la  primavera,  i  el  alejamiento  intempestivo  de 
esta  avecilla  cuando  la  epidemia  aparece  en  pleno  verano.  Lo 
mismo  ocurre  con  muchas  otras  aves  en  casos  análogos  en  que 
una  epidemia  altera  los  hábitos  migratorios. 

En  1848,  cuando  en  Rusia,  Alemania,  Francia  e  Italia  estalló 
una  epidemia  de  cólera,  dice  el  doctor  Laverau,  las  golondrinas  i 
los  garriones  como  otras  avecillas  alejáronse  en  masa  de  los  luga- 
res infestados  para  regresara  ellos  solo  cuando  la  epidemia  habia 
sido  combatida. 

Las  observaciones  que  se  han  hecho  en  otras  partes  sobre  estas 
migraciones  instintivas  confirman  por  completo  el  hecho.   Asi,  en 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza       *243 

Siria  donde  son  comunes  los  paludismos  en  rejiones  pantanosas 
i'icas  en  mosquitos,  las  golondrinas  i  otras  aves  insectívoras  mi- 
gratorias los  esquivan  en  sus  viajes  i  cuando  la  peste  estalla  en 
un  lugar  determinado  las  golondrinas  que  viven  hasta  a  28  kilo- 
ínetros  de  distancia  se  alejan  del  punto. 

Si  la  viruela  i  otras  epidemias  que  atacan  al  hombre  sin  atacar 
n  las  aves  ni  a  los  insectos  que  le  sirven  de  alimento  no  tienen 
inñuencia  directa  para  provocar  un  cambio  repentino  e  inusitado 
-de  residencia,  no  pueden  constituir  tampoco  para  las  aves  un  pe- 
ligro bilójico  que  las  obligue  a  cambiar  sus  hábitos  regulares.  El 
fenómeno,  en  consecuencia,  puede  quedar  comprendido  entre  los 
voluntarios  como  entre  los  involuntarios.  De  aquí  que  el  instinto 
que  i'esuelva  cómodamente  estas  dificultades  de  interpretación  i 
que  permite  sin  extraviar  la  investigación  humana,  proseguir  las 
investigaciones  que  faltan  para  darles  a  estas  migi'acíones  el  carác- 
ter francamente  voluntario  que  deben  tener. 

En  este  caso  se  encuentran  también  los  loros  de  Chile  que  aban- 
donan en  edad  mui  tempi-ana  el  lugar  de  su  nacimiento  en  busca 
de  otros  parajes  que  favorezcan  su  conservación  individual  i  con 
ella  la  de  su  descendencia,  desconociendo  muchas  veces  los  contra- 
tiempos que  encontraran  en  la  rejion  invadida  como  ser  por  ejem- 
plo la  falta  de  alimento  que  los  entorpece  facilitando  ocasional- 
mente su  caza. 


244  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


VI 

Las  migraciones  activas  son  francamente  voluntarias  i  la  causa, 
principal  que  las  provoca  es  siempre  la  necesidad  de  alimen- 
tarse. 

Por  dicha  necesidad  las  aves  esclusivamente  frujíveras  son  pa- 
ra Chile  las  que  con  mayor  regularidad  cambian  de  residencia. 

La  torcaza  (Columba  araucana),  llega  en  estas  peregrinaciones- 
hasta  Chiloé  i  es  tal  el  carácter  migratorio  que  esta  ave  tiene^ 
que  dentro  de  esta  provincia  realiza  migraciones  locales  desde  el 
litoral  de  las  islas  a  los  centros  montañosos.  En  el  mes  de  No- 
viembre se  acerca  a  las  playas  o  sea  a  las  partes  cultivadas,  don- 
de crece  el  calafate  (Berberís  buxifolia)  de  cuyas  jugosas  bayas^ 
se  alimenta  por  esa  época.  En  Febrero  va  al  interior  i  hasta  muí 
al  sur  en  d<.nde  las  mirtáceas  le  ofrecen  la  magnífica  ofrenda  de 
sus  sabrosas  i  aromáticas  drupas,  entre  las  cuales  las  preferidas 
son  el  mitao  i  el  cauchao,  frutos  de  la  Myrceugenia  planipes  i  de 
la  IMyrceugenia  luma,  respectivamente. 

En  Abril  parte  al  norte,  deteniéndose  en  las  provincias  centra- 
les en  pleno  inviei'no,  cuando  fructifica  el  peumo  (Cryptocaria 
peumus)  i  el  lingue  (Peisea  lingue).  Al  comienzo  de  la  primavera 
se  le  encuentra  en  mayor  cantidad  en  las  provincias  de  Valpa- 
raíso, Aconcagua  i  Coquimbo,  coincidiendo  este  hecho  con  la  fruc- 
tificación del  chequen  (Eugenia  chequen). 

Así  como  la  torcaza,  los  loros  chilenos  i  principalmente  el  cho- 
ro! (Henicognatus  leptorhinchus)  se  localizan  en  las  provincias 
chilenas  en  los  períodos  de  fructificación  de  los  árboles  que  los 
nutren.  Con  este  motivo,  el  choroi  llega  a  Chiloé  en  el  mes  de 
Enero,  cuando  comienza  el  período  de  fructificación  de  las  pro- 
teáceas  i  a  Arauco,  Malleco  i  Cautín  cuando,  a  mediados  de  in- 
vierno maduran  los  piñones. 

De  los  peces  de  alta  mar,  la  pescada,  seguida  de  la  sierra  i  del 
furel,  se  acercan  desde  el  mes  de  Setiembre  hasta  Marzo  a  las 
playas  del  país  en  persecución  de  la  anchoveta  (Engranllis  rigens) 
acosándola  con  tanta  avidez,  que  muchos  de  sus  persiguídores  se 
varan  en  la  arena  de  las  playas. 

En  términos  jenerales  puede  decirse  que  los  peces  que  viven 
ordinaiiaraente  lejos  de  la  costa,  se  acercan  a  ella  por  este  motivo, 
aunque  a  él  va  ligado  estrechamente  el  fenómeno  de  la  reproduc- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  245 

■cion,  pues,  cuando  no  es  el  pez  adulto  el  que  se  acerca  a  la  playa 
«n  busca  de  su  alimento,  es  la  alimentación  de  la  cria  la  que  pro- 
voca en  él  este  acercamiento. 

En  otras  palabras  se  puede  decir  que  en  las  migraciones  acti- 
vas prima  siempre  la  ontotropía  o  lucha  por  la  conservación  indi- 
vidual sobre  la  filotropia  o  lucha  por  la  conservación  de  la  espe- 
cie. Así  se  esplica  que  muchas  golondrinas  atrasadas  en  la 
incubación,  abandonen  sus  crias  a  una  muerte  segura,  para  seguir 
las  bandas  migratorias  que  se  alejan  en  busca  de  otras  localida- 
des mas  pródigas  en  recursos  alimenticios.  Tan  imperiosa  es  en 
la  vida  salvaje  la  necesidad  de  alimentarse. 

El  sueño  invernal  viene  por  eso  a  salvar  a  muchas  especies  sal- 
vajes de  esta  grave  amenaza  i  asi  por  ejemplo,  los  murciélagos, 
marmotas  i  tortugas  no  necesitan  migrar  durante  los  períodos  de 
escasez  de  sus  alimentos,  porque  el  exceso  de  alimentación  alma- 
<íenado  durante  el  período  de  abundancia,  en  forma  de  grasa,  les 
sirve  de  reserva  dui'ante  el  letargo. 

Según  esto,  el  almacenamiento  de  grasa  debe  ser  proporcional 
a  la  duración  del  sueño  invernal  i  en  efecto  lo  es.  T cuando  el  pe 
ríodo  de  escasez  se  prolonga  demasiado  para  alguno?  de  estos 
animales  como  ser  los  que  viven  en  Uis  zonas  frías,  el  almacena- 
miento de  grasa  por  considerable  que  fuera  se  agotaría  antes  de  la 
llegada  del  período  de  abundancia.  En  tal  caso,  como  ocurre  con 
los  murciélagos  de  Magallanes,  estos  anímales  emigran  para  in- 
vernar en  una  zona  de  clima  mas  propicio  a  la  duración  de  su 
5ueño. 

La  necesidad  de  alimentarse  actúa  también  i  muí  de  manifiesto 
-en  los  cambios  de  residencia  de  todos  los  seres  que  llevan  una 
alimentación  mas  o  menos  constante.  Por  tal  motivo  no  afecta  a 
algunas  especies  chilenas  oranífagas.  Así  la  diuca  (Üiuca  gris  ""a)  i 
la  perdiz  (Nothoprocta  perdicaría)  que  llevan  durante  el  verano 
i  el  otoño  alimentación  esclusivamente  granívora,  alternan  esta 
alimentación  durante  el  invierno  i  la  primavera  con  muchos  otros 
recursos  que  les  dispensa  la  naturaleza  sin  ponerlas  en  el  caso  de 
tener  que  cambiar  de  residencia  i  si  se  examinan  las  visceras  de 
•esas  aves  duraiite  el  invierno,  se  vería  que  con  frecuencia  no  hai 
^n  ellas  ni  una  sola  semilla.  Por  la  misma  razón  el  tiuque  (Milva- 
go  chimango)  i  otros  rapaces  que  siguen  al  campesino  en  sus 
faenas  agrícolas  que  exijen  la  remoción  del  suelo,  en  busca  de  las 
larvas  i  lombrices  que  el   arado   i   la   pala  pone  en  descubierto, 


246  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


abaaidona  los  suelos  cultivados  para  ir  a  establecer  sus  cuarteles, 
de. primavera  a  lo  largo  de  las  playas  en  busca  de  los  animales 
que  la  ola  abandona  sobre  la  ar-^na,  para  volver  de  nuevo  al. 
punto  de  partida  en  la  época  de  siembras  o  de  cosechas. 

De  no  mediar  esta  circunstancia  migraria  el  tiuque  como  migra 
el  tordo  en  busca  do  su  alimento  predilecto.  Pero  a  la  mayor  rus- 
ticidad de  este  rapaz  se  agrega  el  mérito  de  su  intelijencia  para 
procurarse  el  alimento  que  no  encuentra  transitoriamente  en  los 
suelos  de  cultivo.  Cuando  encuentra  en  las  playas  moluscos  o 
crustáceos  mayores  que  no  puede  por  si  mismo  destrozar  a  pico- 
tazos, provoca  con  sus  gritos  el  auxilio  de  las  gaviotas  que,  mas 
diestras  en  esta  tarea,  se  remontan  en  el  aire  con  la  presa  i  la 
dejan  caer  sobre  una  roca  para  que  se  parta  al  chocar  con  ella. 
Ll  tiuque  se  limita  entonces  a  espiar  la  maniobra  i  posándose  en 
la  cercania  de  la  roca  elejida  por  la  gaviota,  aguarda  la  calda  del 
crustáceo  o  del  molusco,  i  luego  que  se  destroza,  coje  la  mejor 
presa  i  se  aleja  velozmente. 


VII 

A  pesar  de  que  la  fagomaquia  es  casi  siempre  la  causa  princi- 
pal que  actúa  en  las  migraciones  voluntarias,  el  instinto  que  lleva 
a  la  perpetuidad  de  la  especie  o  gamomaquia,  influye  de  tal  modo 
a  veces  que  dominadas  por  él,  muchísimas  especies  cambian  com- 
pletamente su  réjimen  de  vida  soportando  condiciones  que  sin 
este  requisito  les  se:ian  mortal  es  como  a  otras  especies  aunes. 

Los  salmones  cuyo  desarrollo  se  llev^a  acabo  en  aguas  fluviales,, 
buscan  en  la  edad  adulta  las  aguas  marítimas  para  vivir,  pero 
llegada  la  época  del  desove  recuerdan  las  aguas  dulces  en  que 
nacieron,  remontan  las  coriientes  de  los  rios  i  van  a  confiar  a 
ellos  los  jérmenes  de  los  cuales  nacerán  sus  descendientes  pai-a 
vivir  en  sus  aguas  hasta  la  edad  adulta. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  GAZ,A  247 

En  este  caso,  la  alimentación  individual  de  la  forma  adalta  en 
nada  influye,  porque  los  salmones  que  reraotan  los  rios  paia  de- 
sovar comen  mui  poco  o  no  comen  hasta  que  regresan  al  mar, 
pero  puede  en  este  caso  influir  la  alimentación  de  la  descendencia, 
como  en  el  caso  de  los  insectos  que  elijen  las  larvas  de  otros  in- 
sectos para  en  ellas  depositar  sus  huev'^os  i  conseguir  asi  que  su 
decendencia  se  alimente  de  la  larva  mesonera  a  la  que  devora  to- 
talmente, hecho  lo  cual  se  conviei'te  en  ninfa,  i  de  ninfa  inactiva 
en  crisálida  voladora. 

La  verdad  es  que  el  instinto  sexual  influye  al  fin  i  comunmente 
de  un  modo  mui  manifiesto  en  las  migraciones. 

Algunas  aves  como  el  pollo  del  campo  (Oreophilus  ruficollis) 
habita  la  mayor  parte  del  año  en  las  cercanías  de  la  costa  de  las 
provincias  centrales;  pero,  llegado  el  verano,  asciende  la  cordille 
ra  hasta  su  altura  media  (2.000  metros),  alhí  forma  su  nido  i  em- 
polla i  cuando  los  hijuelos  pueden  volar,  vuelve  inmediatamente 
a  las  comarcas  donde  pasa  el  resto  del  año. 

Las  ballenas  de  Chile  emigran  en  piños  al  norte;  inician  las 
emigraciones  la  alfauará  (Balaenoptera  musculus)  i  la  albaqui 
(Megaptera  nodosa)  i  cierra  el  período  la  raituel  (Balaena  glacialis). 
Algunas  alcanzan  hasta  el  trópico  i  ahí  se  estacionan  por  el  tiem- 
po indispensable  para  reproducirse  mas  tarde,  a  mediados  de  pri- 
mavera vuelven  al  sur  seguidas  do  sus  crias  que  llevan  a  remol- 
que prendidas  a  su  seno  del  cual  se  separan  breves  instantes  para 
voltejear  en  torno  de  la  madre.  En  esta  época  llegan  hasta  las  re- 
jiones  antarticas  en  busca  de  temperatura  mas  fria  hasta  que,  a 
los  siete  meses  el  ballenato  puede  encontrar  su  vida  por  sí  solo. 

Que  estas  migraciones  de  las  ballenas  obedecen  principalmente 
a  la  necesidad  de  reproducirse,  puede  probarse  con  el  hecho  de 
que  no  todas  se  alejan,  pues  la  jestacion  que  dura  de  16  a  17  me 
ses  hace  que  muchas  se  queden  en  los  mares  árticos  i  las  que  re- 
gresan desde  los  trópicos,  perseguidas  por  los  barcos  balleneros, 
con  mui  raras  escepciones  vienen  siempre  con  cria. 

A  escepcion  de  las  especies  sedentarias  que  son  las  que  produ- 
cen anualmente  el  menor  numero  de  jéi'menes  sexuales,  todos  los 
demás  peces  marítimos  i  fluviales  son  de  tal  prolifidad  que  la  re- 
producción constituye  para  ellos  el  período  mas  crítico  de  su  vida, 
durante  el  cual  esperimentan  un  desgaste  físico  de  su  enerjía  que 
no  les  permite  comer  libremente  en  la  forma  acostumbrada.  Du- 
rante esa  época,  los  peces  de  fondo  que  se  capturan  con  anzuelos 


248  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


cebados,  son  estraordinariamente  escasos  en  el  mercado  por  la 
causa  apuntada.  A  pesar  de  eso,  este  periodo  de  inercia  i  de  absti- 
nencia es,  llegado  el  término  de  la  reproducción,  interrumpido 
por  una  actividad  intempestiva  que  los  impele  a  cambiar  de  resi- 
dencia, que  ninguna  relación  tiene  con  la  alimentación  del  pez 
adulto  i  que  encuentra  su  esplicacion  en  1-a  fuerza  con  que  actúa 
el  instinto  sexual  que  lo  lleva  en  demanda  de  localidades  maríti- 
mas mas  aptas  a  la  conservación  de  su  descendencia. 

Las  migraciones  de  los  peces  cuyo  campo  de  operaciones  abar- 
ca el  mar  i  las  corrientes  fluviales  pueden  ser  ascendentes  o  des- 
cendentes respecto  de  estas.  En  el  primer  caso  los  peces  que  las 
remontan  como  ser  el  salmón,  la  lamprea,  el  esturión  i  la  alosa, 
reciben  el  nombre  de  ajiddromos.  En  caso  contrario,  o  sea  cuando 
los  peces  descienden  los  ríos  pai-a  desovar  en  el  raai-,  como  lo 
hace  la  anguila,  los  bienios,  los  gobios  etc.  reciben  el  nombre  de 
cafádromos. 

Un  ejemplo  chileno  de  anadromia  lo  ofrece  el  Salmón  de  Rhin 
(Salmo  salar)  introducido  por  la  Sección  de  Aguas  i  Bo=!ques,  i 
que  ha  encontrado  en  los  ríos  australes  del  país  condiciones  favo- 
rables para  propagarse.  Como  tal  puede  considerarse  también  al 
pejerrfi  (Atherinichtys  regia)  que  se  aleja  definitivamente  de  las 
aguas  fluviales  para  seguir  viviendo  i  reproducirse  en  el  mar  sin 
que  pueda  observarse  todavía  su  regreso  temporal  o  definitivo 
hacia  los  ríos,  de  conformidad  con  la  vida  exclusivamente  fluvial 
que  llevan  muchos  individuos  de  la  misma  especie. 

Los  otros  peces  anádromos  como  el  robalo  (Eleginus  maclovinus) 
remontan  los  estuarios  en  la  primera  edad,  pero  lo  hacen  solo  en 
busca  de  su  alimento  individual. 

Los  peces  catádromos  de  Chile  son  la  lisa  (Mugil  cephalus)  í  el 
pichiguen  fUrabrína  ophicephala)  pero,  obsérvase  respecto  del 
primero  de  ellos  que  pierde  este  hábito  en  el  curso  de  su  existen- 
cia para  entregarse  a  la  vida  esclusivamente  marítima. 

La  influencia  de  los  cambios  de  clima  se  deja  sentir  también 
en  las  migraciones  invernales  de  ios  animales  chilenos.  Todos  los 
troquílidos  o  picaflores  con  escepcion  del  de  Juan  Fernandez, 
(Eustephauus  fernandensis)  son  migratorios  i  se  alejan  de  la  loca- 
lidad en  que  viven  la  mayor  parte  del  año  i  en  la  que  se  reprodu- 
cen, con  la  llegada  de  los  fríos  invernales.  El  picaflor  grande  (Pa- 
tagona gigas)  a  pesar  de  su  nombre  jenéiico  es  de  nacionalidad 
peruano-boliviana  por  el  hecho  de   pasar  la  mayor  parte  del  año 


boletín  de  BOSQQES,  pesca  i  caza  249 

«n  Bolivia  i  en  el  Perú.  A  Chile  solo  llega  a  mediados  de  la  prima- 
vera para  regresar  a  fines  del  verí^no.  Con  la  llegada  de  esta  es- 
pecie a  las  provincias  centrales  coincide  el  alejamiento  de  ellas 
-del  picaflor  chico  (Eustephanus  galerito)  que  en  el  verano  llega 
hasta  el  límite  sur  de  la  República  para  regresar  de  allá  en  invier- 
no, hasta  la  provincia  de  Coquimbo  AUi  se  encuentran  por  esta 
época  con  el  picaflor  del  norte  (Rodophis  atacamensis)  el  que  lue- 
go emigra  también  al  Perú. 

En  estas  migraciones  causadas  por  las  diferencias  de  clima  que 
Chile  comparte  con  todos  los  países  continentales,  las  fluctuaciones 
-anuales  son  tan  considerables  que  se  orijina  también  un  cambio 
periódico  de  residencia  en  sentido  trasversal  o  sea  desde  la  cordi- 
llera al  mar  o  vice- versa. 

El  picaflor  de  la  cordillera  (Oreotrochilus  leucopleurus),  el  piu- 
quen  Chloaphagamelanoptera)  i  como  ellos  muchas  aves  andinas 
abandonan  las  alturas  perseguidas  por  la  nieve  en  busca  de  un 
clima  mas  benigno,  i  se  mantienen  en  el  valle  central  de  Chile 
durante  todo  el  invierno. 

Por  esta  causa  se  habrá  notado  que  la  caza  invernal  es  inmen- 
samente mas  variada  que  la  de  verano.  Grupos  numerosos  de 
aves  como  las  zancudas  de  cordillera  solo  se  ven  en  los  mercados 
de  la  capital  desde  el  Otoño  para  desaparecer  en  el  verano. 

La  perdiz  de  cordillera  (Attagis  gayi),  el  anjelito  (Pegornis  mit- 
chelli),  el  cojon  (Thinocorus  Orbignianus)  i  la  perdicíta  (Tliinoco- 
rus  rumicivorus)  se  ponen  al  alcance  de  las  escopetas  de  los  es- 
cursionistas  únicamente  cuando  la  nieve  los  ahuyenta  de  las 
rejiones  del  frió  i  del  silencio  andinos.  El  guanaco  (Lama  guanacus) 
i  a  continuación  de  él,  el  cóndor  (Sarcorhamphus  grypus)  siguen 
esta  ruta  señalada  por  los  pasajeros  andinos  para  quedarse  en  el 
invierno,  el  primero  en  la  falda  de  la  cordillera  i  el  cóndor  en  las 
playas  marítimas  donde  encuentra  abundancia  de  peces  i  maris- 
cos arrojados  por  los  temporales. 

El  cachudito  (Anaéretes  párulus)  i  el  queltehue  (Belonopterus 
cayennensis)  llegan  en  sus  peregrinaciones  invernales  hasta  las 
Islas  de  Juan  Fernandez,  situadas  a  360  i  450  millas  de  la  costa, 
observándose  que  estas  migraciones  son  mab  notables  por  el  nú- 
mero de  los  invasores  i  la  época  en  que  se  inicia,  durante  los  in- 
viernos mas  rigurosos  del  continente. 

A  la  inversa,  las  aves  marinas  que  como  el  cuervo  o  cormorán 
{Phalacrocorax  brasilianus)  necesitan  sumerjirse  para  atrapar  su 


250 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


alimento,  se  alejan  de  la  costa  durante  el  invierno  por  la  escasez. 
de  peces  menores  i  regresan  a  ella  en  primavera  cuando  se  acer- 
ca la  anchoveta,  la  saidina,  i  con  esos  peces,  sus  perse,^uidores. 
La  escasez  de  alimento  invernal  se  agrava  para  estas  aves  con  la 
violencia  del  oleaje  i  entonces,  impelidas  por  estos  factores  bioló- 
jicos  se  establecen  en  los  ríos,  esteros  i  higos  en  demanda  de  los 
peces  fluviales  que  por  esta  época  remontan  las  corrientes  para 
desovar. 

Hai  también  otros  seres  especialmente  filósofos,  lijeramente  lla- 
mados insociables,  a  los  cuales  no  agrada  la  compañía  del  hom- 
bre. Entre  ellos  el  alcatraz  (Pelecanus,  molinae)  que  busca  la  vida 
de  las  playas  en  los  sitios  de  veraneo  solo  cuando  el  hombre  se  ha 
alejado  de  ellos  llevándose  el  bullicio  de  la  civilización  i  dejando 
en  cambio  de  sus  notas  perturbadoras  la  majestad  muda  pero  im- 
ponente del  mar  con  la  que  dicha  ave  está  habituada.  La  parrilla 
(Phoenicopterus  andinus)  desciende  con  las  sombras  nocturnas- 
hasta  las  orillas  pobladas  de  los  rios  i  de  los  lagos,  pero,  con  los- 
primeros  destellos  del  dia  vuelve  a  sus  parajes  cordilleranos,, 
alumbrados  de  lleno  por  el  sol  i  salpicados  de  reflejos  por  la  nieve. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  2ó1 


8 


Henos  al  fin  de  este  trabajo. 

Vemos,  en  resumen,  que  el  carácter  de  la  ñora  i  de  la  fauna  de 
una  comarca  no  depende  tanto  de  las  condiciones  climatéricas  del 
lugar  como  de  las  facilidades  de  acceso  que  han  encontrado  sus 
habitantes. 

Chile  se  encuentra  desde  el  punto  de  vista  biolójico  de  sus  plan- 
tas i  animales  indíjenas,  en  un  aislamiento  jeográfico  que  le  da, 
como  a  muí  pocas  comarcas  de  la  tierra,  caracteres  especiales  a 
sus  organismos,  embelleciendo  sus  especies  silvestres  con  sello  de 
orijinalidad  que  las  ha  hecho  en  todo  tiempo  objeto  de  predilecto 
i  detenido  estudio  para  algunos  naturalistas  de  universal  noni 
bradía. 

A  pesar  de  que,  como  lo  hemos  visto,  algunas  especies  chilenas 
son  nómades  i  migratorias  dentro  del  pais  i  que  oti'as  pocas  entre 
peces,  aves  i  cetáceos,  efectúan  migraciones  hasta  mas  allá  délos 
límites  jeográficos  de  la  República,  la  fauna  i  la  flora  chilena  tie- 
nen un  marcado  sello  sedentario. 

Este  aislamiento  jeográfico  que  confina  a  las  especies  netamen- 
te chilenas  a  los  estrechos  límites  del  suelo  pati'io,  les  asegura 
larga  vida.  Na  la  hace  temer  por  su  desaparición  ante  la  invasión 
de  especies  exóticas  amparadas  por  el  hombre,  pues  solo  se  han 
visto  amenazadas  de  estincion  completa  por  las  armas  que  el 
hombre  esgrime  incesantemente  contra  ellas. 

De  manera  que  hai  en  Chile  campo  para  que  prosperen  los  se- 
res que  se  desee  aclimatar  sin  que  ello  implique  un  perjuicio  para 
nuestra  vejetacion  i  población  animal.  No  les  aciiri'irá  a  nuestros 
animales  i  plantas  la  triste  suerte  que  ha  corrido  el  indio  arauca- 
no. La  natui'aleza  del  suelo  chileno  los  ampara  i  hai  de  parte  del 
Estado  ínteres  en  conservarlos  por  una  estudiada  lejislacion  que 
ha  pasado  ya  por  eí  tamiz  de  la  investigación  bíolójica,  no  fal- 
tándole sino  vaciarla  en  el  molde  de  las  leyes  para  que  adquieía 
su  forma  definitiva  i  nos  dé  sus  apetecidos  frutos. 

Pero,  fuera  de  su  valor  biolójico,  ¿tienen  estas  investigaciones 
sobre  los  cambios  de  residencia  de  los  seres  chilenos,  algún  otro 
mérito  de  carácter  práctico  que  pueda  servir  de  orientación  a  las 
industrias  nacionales? 


-252        BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

Como  queda  dicho,  ellas  sirven  primeramente  de  información  a 
los  lejisladores,  pues  gracias  a  esta  investigación  se  logra  precisar 
los  períodos  de  veda  mas  apropiados  a  la  conservación  de  las  es- 
pecies útiles,  reglamentcíndose  la  pesca  i  la  caza  de  acuerdo  con 
los  hábitos  que  tienen  dichas  especies. 

Desde  este  punto  de  vista  algunos  seres  como  los  peces  migra>- 
torios  del  mar,  se  defienden  por  sí  solos  de  la  persecusion  de  que 
son  objeto,  pues  durante  el  período  mas  crítico  de  su  vida  se  ale- 
jan de  la  costa  i  esquivan  con  su  abstinencia  los  aparejos  con  que 
el  hombi'e  los  captui'a.  Otros,  en  cambio,  como  las  aves  andinas  se 
esponen  en  sus  migraciones  a  los  riesgos  de  una  caza  inmoderada 
cuando,  perseguidas  por  la  nieve,  se  acercan  en  masa  a  los  cen- 
tros de  población . 

La  llegada  a  Chile  de  las  aves  insectívoras  que  cambian  de  re-, 
sidencia  debe  en  virtud  de  la  gran  utilidad  que  ellas  prestan  al 
hombre,  constituir  el  período  de  su  veda  absoluta.  En  otros  casos 
esta  veda  debiera  ser  relativa,  como  por  ejemplo  para  los  salmo- 
nes, en  razón  desús  migraciones  fluviales  que  corresponden  al  pe 
ríodo  de  desove  que  es  el  que  da  vida  a  la  industria  de  la  piscicul- 
tura del  salmón  i  en  la  que  muchos  individuos  solojse  ocupa.^  del 
desove  artificial  de  estos  peces  i  de  la  crianza  en  doraesticidad  de 
su  descendencia. 

Ademas,  ¿(íómo  no  ha  de  ser  útil  i  hasta  indispensable  a  la  in- 
dustria ballenera  i  a  las  industrias  pesqueras  de  todo  jénero,  que 
se  sepa  cuando  una  especie,  susceptible  de  algún  aprovechamien- 
to, se  acei'ca  a  las  playas  del  pais  precisándose  la  época  en  que 
periódicamente  se  aleja? 

I  si  se  logra  señalar,  como  ya  lo  son  en  los  países  europeos,  las 
causas  a  que  obedecen  estas  continuas  peregrinaciones  ¿no  es 
acaso  obra  provechosa  preparar  oportunamente  las  faenas  indus- 
triales que  tienen  asiento  en  la  playa  marítima  al  primer  signo 
biolójico  que  augure  su  éxito? 

Por  otra  parte,  la  caza,  considerada  esportiva  o  industrialmen- 
te  para  el  que  se  inicia  en  ella,  como  para  el  que  cambia  de  cam- 
po de  operaciones,  no  requiere  acaso  una  guia  biolójica,  un  calen- 
dario por  decirlo  así,  que  indique  las  buenas  presas  de  la  estación 
o  el  sitio  donde  se  las  encuentra? 

Es  así  como  de  un  simple  hecho  biolójico,  que  a  primera  vista, 
o  por  lijera  suficiencia  tomamos  por  especulación  meramente  cíen- 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


tífica,  se  deriva  con  mucha  frecuencia  un  hecho  práctico  que  da 
oríjen  a  una  labor  utilitaria,  a  una  industria,  con  su  cortejo 
de  operarios  i  sus  provechosos  resultados  a  la  vida  social  del 
hombre,  i  en  la  que  con  rarísimas  escepciones,  los  beneficiados 
por  ella  saben  reconocer  la  importancia  de  la  investig'acion  cien- 
tífica que  la  ha  impulsado. 

L.  Castillo.  J.  Dey  J. 


MISCEIiAXEA 


Un  heriiioí^o  ejemplo  de  conservación  i  cariño  hacia  los 
árboles  que  forma  contraste  con  la  destrucción  a  outrance  de 
nuesti'os  bosques,  ha  dado  el  pueblo  Hohen  Kuhusdorf  en  Alema- 
nia. Hai  allí  un  tilo  viejo  de  cerca  de  1  000  años  de  edad  cuya 
circunfeiencia  es  de  8,60  metros,  que  estaba  hueco  en  el  interior 
i  amenazaba  caerse  de  un  dia  a  otro.  Para  favorecerle  los  habi- 
tantes le  sacaron  cuidadosamente  todo  lo  podrido  i  lo  reemplaza- 
ron con  obras  muertas.  Es  interesante  saber  que  en  los  huecos  del 
tronco  entraron  2  600  ladrillos,  2  ^carretadas  de  cal,  3  carretadas 
de  piedras,  i  3  carretadas  d(  greda.  En  los  huecos  de  las  ramas  en- 
traron 2  30U  kgrs.  de  cemento  armado.  Por  medio   de  este  prolija 


2 ó 4:  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


i  costoso  trabujo  se  ha  conseguido  conservar  un  árbol,  que  agra- 
decidos sigue  creciendo,  peifuraando  el  vecindario  con  su  ai'onia 
i  dándole  amplia  sombra. 

ESI    Consejo    Superior   de   Bo^quejii   <1e   Alemania. — 

J>eutsclie  Forstwirtschafts  anuncia  que  abrió  una  oficina  especial 
en  la  cual  se  observará  sistemáticamente,  se  recopilará,  se  estu- 
diai'á,  se  comprará  i  se  dará  a  conocer  al  Gobierno  i  a  los  parti- 
culares, el  estado  actual  de  todo  lo  referente  a  bosques,  sus  nece- 
sidades, las  mejoras  que  deben  introducirse  u  obtenerse  i  los  re* 
sultados  conseguidos,  mediante  el  empleo  de  diversos  métodos  i  de 
circunstancias  especiales.  Eatran  aquí  la  plantación  i  cultivo  de 
bosques,  Ins  cortas  i  esplotaciones,  la  elaboi'acion  de  la  madera, 
los  medios  de  trasporte,  el  comercio  interior  i  estertor  de  las  ma- 
deras, sus  aplicaciones  iudustriales,  la  celulosa,  la  utilización  de 
ios  desperdicios,  alcohol  notílico,  acido  acético,  etc.,  los  derechos 
aduaneros  de  importación  i  esportacion,  el  consumo  de  maderas, 
el  movimiento  de  los  precios,  el  estudio  de  las  costimibres  comer- 
ciales, la  estadística  forestal,    maderera,  comercial  e  industrial. 

El  Consejo  Superioi*  de  Bosques  solicita  coa  este  objeto  la  coo- 
peración de  los  servicios  forestales,  i  otras  autoi'idades  adminis- 
ti'ativas  de  los  comerciantes  e  industriales  madereros,  cultivado- 
res de  bosques  i  toda  clase  de  instituciones  i  particulares  que 
pueden  dar  luz  a  datos  sobre  alguna  de  las  matejias  que  pueden 
tener  relación  con  bosques  i  maderas.  El  Consejo  cree  poder  estar 
luego  en  situación  de  proporcionar  datos  completos,  proponer 
nuevos  rumbos  i  poder  conseguir  un  mejoramiento  i  levantamien- 
to rápido  de  todo  lo  referente  a  lo  citado  anteriormente. 

Con  verdadero  júbilo  se  ha  visto  en  Alemania  esta  centrali- 
zación, a  la  cual  han  acudido  todos  para  agregar  su  grano  de 
arena.  Especialmente  la  Union  Central  de  Interesen  Madereros  de 
Alemania^  que  abarca  todo  el  pais,  ha  hecho  una  fuerte  campaña 
para  que  todos  sus  socios  cooperen  eficazmente  con  los  datos  que 
poseen. 

La  unión  es  la  fuerza  i  la  cooperación  de  todos  encabezados 
por  personas  patrióticas,  tiene  que  traer  grandes  beneficios  i  será 
irresistible  lo  oposición  retrógrada  de  algunos  individuos  que 
pudiesen  interponerse  a  su  camino,  dado  el  caso  que  allá  las  tu- 
viera. 

Deseamos  al  Consejo  Superior  de   Bosques  de  Alemania  el  mas 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  255 


lisonjero  éxito  en  su  patriótica  labor,  i  abrigamos  la  esperanza 
•que  el  Consejo  Superior  de  Bosques,  Pesca  i  Caza  de  Chile,  seg'ui- 
rá  tan  noble  ejemplo. 

El  distrito  forestal  de  Aqiiisgraii  en  Alemania  posee 
tina  superficie  de  35.747,406  hectáreas  de  las  cuales  34.472,636 
«stán  cubiertas  de  bosques;  laesplotacion  de  1912  produjo  110,722 
metros  cúbicos  macizos  de  madera  de  construcción  i  22,194  de 
leña;  la  entrada  bruta  subió  a  1.638,009  de  la  madera,  17,070  de 
talajes,  etc.,  i  12,236  por  derechos  de  caza.  Los  gastos  totales  fue- 
ron de  866,009  marcos,  de  los  cuales  313,065  corresponden  a  suel- 
dos i  469,358  a  trabajos  prácticos,  quedando  una  utilidad  líquida 
de  772,000  marcos. 

Como  se  desprende  de  lo  anteriormente  espuesto  se  ve  otra  vez 
que  un  servicio  forestal  bien  organizado  pi'oduce  una  renta  al 
Estado  casi  del  doble  de  los  fondos  invertibles,  de  los  cua  es  co- 
rresponden un  40  por  ciento,  mas  o  menos,  al  pago  de  los  sueldos 
del  personal  i  solo  un  60  por  ciento  ai  gasto  de  los  trabajos  prác- 
ticos de  plantaciones,  caminos,  construcciones,  etc. 

L(OS  peligros  de  la  destrucción  €!e  ios  bosques.— Bajo 
«ste  titulo  publicó  el  Dr.  Graentz  un  trabajo  en  el  cual  comprueba 
que  la  destrucción  de  los  bosques  no  solo  afecta  a  la  importación; 
esportacion,  estado  climatérico,  etc.,  de  un  pais  i  su  productibili 
dad  agrícola,  sino  que  constituye  un  desmejoramiento  tan  notable 
de  los  suelos  que  son  lavados  por  las  lluvias  en  un  par  de  años, 
convirtiéndose  los  suelos  ricos,  aptos  para  la  plantación  de  enci- 
nas, hayas  i  arcos,  rápidamente  en  suelos  excesivamente  pobres 
-en  los  cualos  prosperan  nada  mas  que  los  pinos,  que  son  menos 
exijentes  i  donde  ya  es  muí  difícil  cultivar  abetos,  piceas  i  alerce. 
El  estudio  cimentado  en  muchos  datos  estadísticos  i  prácticos 
forestales  de  todos  los  paises  europeos,  viene  a  ser  una  voz  de 
alarma  para  Chile  que  abre  los  ojos  a  los  dueños  de  fundos,  pues 
lo  mismo  pasa  aqui  con  los  suelos  accidentados  en  los  cuales  se 
ha  destruido  la  vejetacion  arbórea,  convirtíéndolos  en  especies  úti- 
les que  nos  brindaba  la  naturaleza  bienhechora  espontáneamente. 

Lia  prolifidad  de  los  peces. — A  pesar  de  que  la  población 
de  los  marcis  es  mucho  mas  densa  que  la  de  la  tieira  firme  i  la  de 
la  atmósfera,  los  peligros  que  amenazan  a  los  seres  acuáticos  son 


*256  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  1  CAZA 

siempre  mui  superiores  i  actúan  mas  constantemente  sobre  el 
ser  amenazado  que  aquellos  otros  a  que  están  sometidos  los  orga- 
nismos terrestres. 

Esto  se  traduce,  por  lo  tanto,  en  una  mortandad  diaria  de  or- 
ganismos acuáticos  que  corresponde  a  un  múltiplo  de  gran  valor 
sobre  la  mortandad  que  se  produce  fuera  de  los  mares. 

La  Naturaleza,  sin  embargo,  compensa  con  creces  estos  riesgos 
de  estincion,  dotando  a  los  seres  de  una  prolifidad  tanto  mayor, 
cuanto  mas  grandes  sean  los  peligros  que  los  amenazan. 

Lo  dicho  para  los  seres  acuáticos  respecto  de  los  terrestres,  se 
cumple  también  entre  los  primeros,  según  sea  el  campo  que  habi' 
tan.  Asi,  los  peces  de  mar,  que  tienen  que  luchar  por  su  existen- 
cia con  mas  rigor  que  los  peces  de  agua  dulce,  producen  a  su  vez^ 
un  número  de  jérmenes  mui  superior  al  que  producen  estos  úl- 
timos. 

Por  regla  jeneral,  el  número  de  estos  huevos  está  en  razón, 
opuesta  al  tamaño  de  los  peces.  Los  huevos  de  los  peces  mas  pro- 
liflcos  son  los  mas  chicos.  La  Melva  bulgaris  de  los  mares  euro- 
peos, produce  en  cada  fresa  28  millones  de  huevos  de  cuatro  dé- 
cimos de  milímetro;  en  cambio,  los  huevos  del  salmón  del  Rhin 
que  solo  produce  15  000  al  año,  alcanzan  un  diámetro  de  5  a  6 
milímetros. 

Otros  ejemplos  de  prolifidad  entre  los  peces  lo  ofrecen  el  roda- 
ballo i  el  bacalao,  que  producen  9  i  6  millones  de  huevos  por 
añot,  respectivamente. 

La  estremada  persecución  de  que  son  objeto  estos  jérmenes  de 
parte  de  otros  animales  de  mar  de  todo  orden,  hace  que  de  esas, 
cifras  tan  considerables,  solo  alcancen  a  la  edad  adulta  los  anima- 
les suficientes  para  mantener  mas  o  menos  estable  la  actual  po- 
blación de  los  mares. 

Por  el  contrario,  los  huevos  de  fecundación  interna,  como  los 
de  los  tiburones,  que  alcanzan  en  muchos  casos  a  un  decímetro  de 
diámetro,  nunca  exceden  de  una  centena  para  las  especies  ma& 
prolificas,  que  son  por  otra  parte  las  mejor  dotadas  de  medios  de- 
fensivos i  agresivos  de  que  carecen  las  demás. 


BOLKTIN 


osques,  Pesca  i  Caza 


TOMO   II  -ISTXJM.    S 
=  NOVIEMBRE  1913  = 


Directores:    Federito  Albert,  Ernesto^Mahlonado,  Carlos  Sage 

i  Félix  Pinto  Ovalle. 

SITMA^I^IO 

,  Pájs. 

Veda  de  la  pesca. — Necesidad  de  estremar  su  vijilanaia. — Editorial.  257 

La  pesquería  territorial   (continuación)  por  Federico  Albert 259 

La  hijiene'de  la  caza  por  O.  Silva  Ch 288 

El  Congreso  forestal  maderero  de  Paiis  por  E.  Elzo  Baqubdano...  29í 

Bosques  andinos  por  Humberto  Giovanelli 804 

Asociación  forestal  mediterránea  por  R.  Elzo  Baqubdano SIS 

Miscelánea. — La  protección  i  fomento  de  bosques  en  Kovea  implan- 
tado por  los  japoneses, — Otro  bosque  petrificado. 


SANTIAGO  Ülí   CHILK 

IMPRENTA  KOSMOS 
(ANTIGUA  Cervantes) 
psLiciAs,  1805 

IQIS 


ANUNCIOS 

El  Boletín  aparece  una  vez  al  mes  i  se  imprimo  ea  5,00Q  ejemplares. 
Colaboraciones  i  avisos  deben  dirijirse  a  Claras  198. 

Este  Boletin  se  reparte  gratuitamente  a  las  personas  que  manden  su 
áireceion  exacta  a  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i  Caza. 

SAXTIAOO.  —  Clara»  198. 


SUMARIO  DE  JULIO 

Un  año  de  labor. —bditoriae 1 

Loa   Bosques,  su  conservación,  esplotacion   i  fomento. — Federico  Al- 

bert 4 

El  Problema  pesquero  en  Chile.  ~ Federico  Alhert 47 

De  las  Claras  en  la  dasonomía  moderna. — De  La  Revista  de  Montes, 

Madrid 57 

-MiscHLÁNEJA.  —Disposiciones  del  Código  Civil  que  se  refieren  al  ejerci- 
cio de  la  pesca  en  Chile.  —El  aceite  de  hígado  de  bacalao. — La 
industria  de  las  conservas  de  pescados  i  mariscos. 

SUMARIO  DE  AGOSTO 

La  Clausura  de  la  Caza. — Editorial 129 

La  Pesquería  en  Aguas  Fluviales. —Federico  Albbrt 132 

Los  Aluviones — Su  relación  con  los  bosques.  -  Daniel  Zhlada 153 

Los  Permisos  de  Caza  de  Lobos. — Luis  Castillo 156 

La  Madera — (Continuación). — Ernesto  Maldonado 160 

Alboricultura  Forestal  en  el  Valle  del  Haasco.— Caklos  Nazarit 188 

Miscelánea. — Árbol  trasformado  en  diario. 

SUMARIO  DE  SETIEMBRE 

El  Congreso  Internacional  de  Pesca. — Editorial , ..«     65 

El  Problema  Pesquero  en  Chile. — Federico  Albbrt 69 

Algo  sobre  los  Bosques  de  los  Territorios  de  Neuquen  i  Rio  Negro 

(Colaboración).     Humberto  Giovanelli 104 

De  las  Claras  en  la  Dasonomía  Moderna. —  De  «La  Revista  de  Mon- 
tes» Madrid 112 

Las  Plantaciones  en  el  Balneario  de  Pichilemu  (Colaboración).— Eva- 
risto S.   Merino  C ,....  116 

Rol  que  desen peñan  los  macizos  forestales  i  su  importancia  -  (Cola- 
boración). —  Óscar  Bravo  L 121 

jttiscelánea.  —  La  escasez  de  maderas  para  celulosa. — Nuevo  vagón 
frigorífico. — Una  organización  moderna  del  servicio  forestal  en 
Grecia. — Servicios  de  teléfono  en  los  incendios  de  Bosques. 

SUMARIO  DE  OCTUBRE 

Lejislaciou  i  reglamentación  vijente  en  el  ramo  de  Caza. — Editorial  ..  193 

El  Problema  pesquero  en  Chile. — F.  Albert 198 

Migraciones  observadas  en  la  Fauna  i  Flora  de  Chile. — L.  Castillo, 

J.  Dey  J 224 

Miscelánea. — Un  hermoso  ejemplo. — El  Consejo  Superior  de  Bosques 
de  Alemania. — El  distrito  forestal  de  Aquisgran  en  Alemania. — 
Los  peligros  de  la  destniccion  de  los  bosques. — La  prolifidad  de 
los  peces. 


wm  II  m^,  mi  i  m 


Tomo  II.  Santiago,  Noviembre  de  1913.  Núm.  5 


VEDA  DE  LA  PESCA  lihr 

NLCESIDAl)    DE    ESTK.EMAR    SU    ViJlLANCIA  BÜTAIV 

La  veda  de  la  caza,  promulgada  por  ordenanza  administrativa 
-én  varios  depaitamentos  de  las  provincias  centrales,  con  una  du 
ración  de  medio  año,  primavera  i  verano  meteorolójicos  Íntegros, 
es,  como  observábamos  en  un  artículo  anterior,  satisfactoriamente 
acatada,  al  menos  en  los  recintos  urbanos,  a  pesar  de  su  larga 
durncion,  a  causa  de  la  facilidad  de  su  vijilancia  i  de  las  sancio- 
nes efectivas  que  contempla  aquella,  a  saber:  prisión  o  multa  i 
confiscación  de  armas  i  especies. 

No  sucede  lo  mismo  con  la  veda  o  mejor  dicho  las  vedas  de  la 
pesca.  Fijada  por  la  Lei  de  Pesca  de  1907  con  igual  precisión  que 
la  de  caza  i  con  mayor  rigor  en  cuanto  a  penas,  i  no  siendo  mas 
difícil  su  vijilancia,  en  atención  a  la  naturaleza  del  artículo  en 
venta,  son  objeto  de  una  infracción,  por  decii'lo  así,  permanente, 
■favorecidos  los  infractores  por  una  inesplicable  impunidad. 

Seguramente  nadie  se  imajina  que  nuestros  esquisitos  peces  de 
agua  dulce,  la  trucha  i  el  pejerrei,  están  protejidos  por  una  corta 
veda  de  tres  meses,  que  abarca  próximamente  la  duración  de  la 
primavera  astronómica,  o  sea  desde  medio  Setiembre  a  medio 
Diciembre,  con  el  propósito  de  permitirles  dedicarse  tranquila- 
mente a  la  leproduccion  de  la  especie. 

En  los  meses  de  veda,  se  vende  i  se  consume  uno  i  otro  pez  lo 
mismo  que  en  cualquier  otro  mes  del  año  en  que  su  pesca  es  lícita 
i  no  perjudicial,  sin  que  arredre  a  los  infractores  la  cuantía  de  una 
multa  que  saben  no  se  les  aplicará  i  sin  que  suscite  el  menor  es- 
ciúpulo  en  el  comprador  el  corto  período  de  tiempo  en  que  debe, 
por  propia  conveniencia  siquiera,  refrenar  sus  gustos  gastronómi 
eos,  ya  que  esos  peces  son  de  mejor  sabor  i  de  mas  fácil  dijestion 
en  las  otras  estaciones. 

Tampoco  se  sospecha,  al  ver  el  diminuto  tamaño  de  los  peces 
apilados  en  las  mesas  de  los  mercados  o  llevados  poi"  los  atnbu- 
¿lantes  en  las  calles  de  las  ciudades,   que  ese  tamaño  es  reglamen- 


258  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

tado  por  la  citada  lei,  que  fija  como  tamaño  mínimo  permitido  20 
i  18  centímetros  de  largo  respectivamente,  porque  corresponde  a 
su  adultez  i  evita  que  un  pez  sea  consumido  sin  haberse  reprodu- 
cido. 

Si  a  esto  se  agrega  que  los  esquisitos  peces  nombrados  son  casi 
en  su  totalidad  pescados  con  el  báibaio  procedimiento  de  la  dina- 
mita, también  prohibido  por  una  lei,  sancionada  también  por  se< 
veías  penas,  pero  que  también  es  constantemente  infrinjida  de  un 
esti-emo  a  otro  del  país,  con  el  inevitable  i-esultado  que  se  presu- 
me: el  despueble  creciente  de  niiesti-os  ríos  i  el  aumento  también 
ci'eciente  del  precio  de  nuestros  peces  indíjenas. 

Todas  esas  sabias»  i  pievisoras  disposiciones  son  letra  muerta. 
Desde  en  los  grandes  clubs  hasta,  en  los  mas  modestos  restaurants, 
en  todo  tiempo  puede  pedir  tanto  el  elegante  comensal  como  el 
modesto  parroquiano  el  apetecido  plato  con  la  seguridad  de  ser 
atendido. 

Lo  que  pasa  con  el  pescado  sucede  igualmente  con  el  maiisco, 
con  la  circunstancia  atenuante  que  de  los  moluscos  mas  apeteci- 
dos, choi'cs  i  ostras,  hai  que  abstenerse  mas  de  medio  año.  Peio  la 
prevención  que  hai  contra  este  marisco  en  la  estación  calorosa 
ai'i'edra  mas  que  las  prescripciones  de  una  lei. 

Digamos  de  paso  que  so  pretesto  de  viveros  flotantes  se  sigue 
espendiendo  marisco  mucho  tiempo  después  del  día  en  que  debe 
cesar  su  pesca.  Admir-a  ver  lacantidadde  ostras,  jaivas  i  langostas 
que  permiten  almacenar  i  conservar  vivas  casi  hasta  la  enti'ada 
del  vei'ano  los  modestos  depósitos  anclados  en  el  vecino  puerto. 
Un  poco  de  vijilancia  evitaría  fácilmente  estos  inocentes  subter- 
fujios. 

En  resumen,  si  las  ordenanzas  de  caza  i'eciben  en  las  rejiones 
donde  han  sido  dictadas,  cierto  gi'ado  de  cumplimiento,  la  reciente 
lei  de  pesca  i  la  anticuada  lei  de  bosques,  parecen  en  absoluto 
desconocidos,  tanto  de  los  mandatarios  como  de  los  adminis- 
trados. 

Como  ya  lo  dijimos  al  hablar  de  la  caza:  si  las  leyes  son  impo- 
tentes par-a  refr'enar  los  malos  hábitos,  como  tiene  que  suceder 
cuando  junto  con  dictarlas  no  se.  les  procur*a  medios  eficaces  de 
sanción,  la  honradez  i  el  civismo,  deberían  suplir  las  deficiencias 
de  aquellas.  Tan  culpables  son  en  los  delitos  que  contemplamos  los 
usufructuadores  como  los  inf tactores,  i  éstos   no  existirían  sin  los- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  2b'^ 


primeros,  que  se  hallan  en  todas  las  clases  sociales,  casi  tan  in- 
conscientes una  cómo  otra. 

¿Por  qué  no  se  enseña  en  la  escuela,  junto  con  el  amor  a  la 
naturaleza,  el  conocimiento  de  las  leyes  que  propenden  a  preser- 
varla de  una  completa  desvastacion  por  la  destructora  mano  del 
hombre?  ¿No  valdría  mas  esta  enseñanza  que  la  de  muchos  otros 
ramos  de  poca  o  ninguna  aplicación  práctica  en  la  vida? 

A  estos  i  otros  beneficiosos  resultados  para  toda  la  comunidad 
propende  la  acción  de  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i 
Caza.  Pero  a  la  fecha  no  se  le  ha  dado  ningún  elemento  de  acción 
para  asegurar  la  ejecución  de  su  programa.  Sin  la  Lei  de  Bosques, 
Pesca  i  Caza  que  ha  presentado  i  ha  meiecido  la  aprobación  del 
Poder  Ejecutivo,  faltándole  solo  la  del  Lejislativo,  seguinín  los 
males  i  los  clamores  i  no  veremos   la  aplicación  de  los  remedios. 

La  Redacción. 


EL  PROBLEMA  PESQUERO  EN  CHILE 

( Cont'muacio7i) 
La  pesquería  territorial 

Para  formarnos  una  idea  de  lo  que  significa  el  mar  territorial 
sobre  el  cual  nuestra  República  puede  ejercer  actos  de  dominio 
es  necesario  dejar  establecido  que  según  el  derecho  internacional 
tiene  solo  el  ancho  de  3  millas  de  1852  ms.  cada  una  o  sean  5555 
metros  igual  a  una  legua  marina,  o  sea  un  equivalente  al  ancho 
de  la  babia  de  Chañara],  de  Quintero  a  la  punta  de  las  Ventanas, 
el  ancho  de  la  bahia  de  San  Vicente  cerca  de  Talcahuano,  de  la 
población  de  Ancud  a  la  punta  Chaicura,  etc.,  etc. 

Solo  en  esta  estension  podemos  ejercer  dominios  ilimitados;  el 
resto  del  mar,  aunque  lo  abarque  mui  bien  nuestra  vista,  es  libre 
i  se  puede  pescar  i  navegar  en  él  sin  sujetarse  a  nuestras  leyes 
nacionales,  salvo  en  lo  que  se  refiere  a  vijilancia  i  policía,  que 
puede  ejércese  en  una  estension  de  tres  leguas  mas. 


260  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  GAZA 

La  madre  de  la  cual   nace   la   pesquería  territorial  es  la  pesca 

costanera  i  si  hemos   abandonado  i  perjudicado  a  ésta,  es  natural 

(Que  en  mayor  escala  hemos  abandonado  i  perjudicado  a  la  pesque- . 

ria  territorial  i  por  consecuencia   ya  entramos  en  un  terreno  mu- 

'  cho  menos  conocido  que  el  anterior  en  el  cual  ya  andábamos  a 

tientas. 

Si  ya  hubo  omisiones  de  peces,  crustáceos  i  moluscos  en  el  ca- 
pítulo anterior,  aqui  debe  notarse  mas  esta  falta,  si  antes  no  era 
posible  establecer  de  un  modo  siquiera  aproximado  en  qué  épocas 
del  año  arriban  ciertos  peces  a  las  distintas  rejíones  de  nuestra 
costa,  aquí  sabemos  menos  i  de  allí  se  desprende  que  debe  sucedei- 
lo  que  hoí  día  sucede,  que  una  embarcación  de  pesca  no  encuen- 
tre en  un  día  un  t^olo  congrio  i  que  quince  dias  dei^puéfi  en  el  mismo 
¡junto  casi  se  hunde  la  embarcación  porque  rebalsa  de  los  congrio>t 
pescados 

¿Cómo  puede  existir  i  mantenerse  una  industria  si  ignora  casi 
en  absoluto  qué  materia  prima  encuentra  en  cada  uno  de  los  pun- 
tos en  los  distintos  meses  i  semanas  del  año,  i  adonde  debe 
dirijírse  para  encontrar  la  misma  materia  prima  otra  vez? 

Se  necesita  aquí  con  urjencia  que  se  levanten  los  fondos  de  pesca 
i  se  estudie  los  viajes  migratorios  de  los  peces  de  la  costa  al  inte 
rior  del  mar  i  de  norte  a  sur,  porque  los  pequeños  capitales  no  re 
sisten  mucho  tiempo  a  loa  fracasos  seguidos  que  deben  producirse 
foi'zosamente.  Mientras  el  país  se  convenza  de  esta  necesidad  no 
se  podrá  levantar  esta  industria. 

La  pesca  costanera  se  ocupa  en  recojer  lo  que  llega  a  su  alean - 
■ce,  pero  la  pesca  teri-ítorial  va  en  busca  de  las  especies  que  toda 
vía  no  llegan  a  la  costa  o  que  empiezan   a  abandonarla,  que  son 
propias  de  fondos  mayores,  i  de  los  que  se  acercan  de  alta  mar 
periódicamente. 

1)3  aquí  viene  que  dispone  de   una  materia  prima  mucho  mns 
abundante  i  mucho  mas  numerosa  en  especies  que  la  pesca  costa 
ñera  i  por  consiguiente  es  mucho  mas  importante  para  el  bienes- 
tai*  de  la  Nación,    pero  que  nace  de  la   primera  i  necesita  mayor 
capital  i  mayor  personal  que  ella. 

Al  ocuparnos  de  las  especies  con  que   puede  contar  esta  indus 
tria,  seguiremos  el  mismo  cam'no  trazado  en  el  capítulo  anterior 
enumerando  los  datos  mas  rudimentarios  en   los  anímales  que  to- 
davía no  han  figurado  i   citando  solamente    los  que  ya  se  han 
tratado  anteriormente. 


boletín  de  bosques,  Pesca  i  caza 


2(\¥ 


Empezamos  nuevamente  con  los  peces  comestibles. 

La  alhacora  (Lichia),  de  60  a  150  cms.,  vive  en  bandadas;  habi- 
ta los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos;  se  alimenta  sobre  todo 
de  peces;  se  pesca  con  arpón,  anzuelo  i  suele  salir  con  red  de  tiro; 
la  carne  es  buena,  rojiza  i  algo  aceitosa;  se  consume  fresca  pero 
seria  una  buena  base  comercial  prepararla  en  escabeche  con  o  sin 
Jelatina  i  ahumarla. 

La   anchoa   (Engraulis)    se    vuelve  a  encontrar  aqui,  pero  será 


^WJH^wwcw^ 


Veleros  de  pesca. 

preferible  emplear  redes  flotantes  i  redes  de  tiro  como   las  indica- 
das en  el  capítulo  anterior. 

La  anguila  de  mar  (Ophichthus),  de  80  a  130  cms.,  viven  en 
bandadas;  habitan  los  fondos  arenosos  i  fangosos;  se  alimentan  de 
peces  i  también  de  crustáceos  i  otros  animalillos;  se  pescan  con 
anzuelo  i  suelen  salir  en  la  red  de  tiro;  la  carne  es  mui  buena  i 
aceitosa;  raras  veces  se  consume  fresca,  se  recomienda  ahuma ila, 
prepararla  en  escabecha  con  o  sin  jelatina  en  tarros  de  lata  i  des' 
tinarla  al  consumo  interior  i  a  la  esportacion. 

La  anguila  de  mar  (?)  de  WLagallanes  (Gymaelis),  de  40  a  SO  cms., 
(Iluoccetus)  de  30  a  50  cms.  (?),  (Maynea)  de  25  cms.  ("?),  (Phuco 
coetus)  de  50  cms.  (?),  i  (Platead  de  20  cms.  (?)  de  la  familia  de  las 
Zoarcidas;  viven  en  bandadas;  su  aspecto  es  parecido  al  congrio; 
habitan  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  ripiosos;  se  alimentan  de 
peces,  crustáceos  i  otros  animalillos;  la  carne  es  algo  rojiza  i  algo 
aceitosa;  se  consumen  frescas,  pero  podría  ensayarse  de  ahumar- 
las como  a  otros  representantes  de  la  familia. 

El  atún  (Thyrsites)  llega  a  ser  aquí  mas  frecuente  que  en  la 
costa. 

El  har.alao  de  Juan  Fernandez  (Polyprion)  está  en  su  verdadero' 
elemento 


M'l  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

El  bagre  de  mar  (Porichthys)  ya  se  pone  mucho  mas  escaso. 

El  hilagaí  (Cheilodactylus)  ha  de  ser  mas  escaso. 

El  blanquillo  (Latilus)  debe¿ser  mucho  mas  común  i  constante 
que  en  la  costa. 

El  bonito  (Sarda)  debe  ser  mucho  mas  frecuente. 

La  breca  de  Jtian  Fernandez  (Cheilodactylus)  talvez  sea  mas  es 
■casa. 

La  caballa  (Scomber),  de  30  a  50  ems.,  vive  en  bandadas  mui 
grandes  i  chicas;  habita  los  fondos  arenosos  i  fangosos;  se  alimen- 
ta sobre  todo  de  peces,  pero  también^  de  crustáceos;  se  pesca  con 
anzuelo,  red  de  tiro  i  redes  de  calar;  la  carne  es  rojiza  i  aceitog^^ 

r     \  ■  

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ÍSiS*'.- 


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he  .     Si'"''': 


Velero  con  iin:i  red  flotante  degiaiides  dimeiií-ioiies 

se  consume  fresca;  es  un  verdadero  «maquerel*  i  debiera  ahuniir- 
se  o  prepararlas  en  salsas  con  o  sin  jelatina  en  tarros,  como  se 
hace  en  Alemania  i  Francia  con  el  nombre  de  «maqueraux»  don- 
de es  un  articulo  mui  apreciado,  i  la  base  de  grandes  industrias 
que  mandan  sus  conservas  hasta  Chile.  Suele  acercarse  también 
bastante  a  la  costa. 

La  cabinza  común  (Isacia)  todavía  debe  ser  abundante. 

Zrt  cabinza  o  trompetero  (Mendosoma)  debe  ser  mas  escasa. 

La  cabinza  de  Juan  Fernandez  ['isle.Víáomnvá) '¿ú^o  q^q,ü.bíi  también  _ 

La  cabrilla  común  (Serranus)  debe  ser  común. 

La'^^cabrilla  espaTiola  (Sebastodes)  ya  es  mui  escasa. 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA 


203 


La  cabrilla  listada  de  Juan  Fernandez  (Gilbertia)  todavía  se 
en  cu  en  tía. 

La  caninova  o  cojinova  (Seriolella)  es  mucho  mas  frecuente  que 
en  la  costa. 

El  congrio  colorado  (Genypterus)  es  mucho  mas  abundante  que 
en  la  copta  del  centro  i  del  norteen  los  fondos  que  le  corresponden. 

El  congrio  negro  (Genypterus)  abundante  en  los  fondos  que  le 
son  propios. 

La  corvina  común  (Cilus)  talvez  mas  escasa. 

La  corvina  falsa  (Micropogon),  de  40  a  80  cms.  (?;;  vive  en  ban- 
dadas i  sola;  habita  los  fondos  pedregosos  i  arenosos;  se  alimenta 
de  peces  i  crustáceos;  se  pesca  con  anzuelos  i  red  de  tiro;  la  carne 


fcWEí 


Levantanclo  una  red  flotante  para  arenques. 

es  blanca,  algo  espinuda  i  algo  aceitosa;  se  consume  fresca 
Se  acerca  también  mas  a  la  costa  como  en  San  Antonio,  etc. 

La  culebra  de  mar  de  Juan  Fernandez  (Mui'aena),  de  100  a  150 
cra.§.,  vive  en  bandadas;  habita  los  fondos  arenosos  i  fangosos;  se 
alimenta  de  crustáceos,  moluscos  i  muchos  otros  animalillos;  se 
pesca  con  anzuelo,  red  de  tiro  i  led  de  canasto;  la  carne  es  blanca, 
sabrosa  i  acejtosa;  se  consume  poco  en  estado  fresco;  convendiia 
.ahumarla  i  prepararla  en  escabeche  con  o  sin  Jelatina  i  en  tari'os. 

Se  encuentra  también  en  alta  mar. 

El  fur el  común  (Trachurus)  temporalmente. 

El  furel  de  Juan  Fernandez  (Caranx)  talvez  abundante. 


264  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

La  hachita  (Seriolella)  ya  en  menor  esf^ala. 

El  lenguado  común  (Paralychthys)  está  aqui  en  su  verdadero  te- 
rreno. 

El  lenguado  de  Juan  Fernandez  (Paralychthys)  debe  ser  muí' 
abundante. 

El  lenguado  falso  (Thysanopsetta),  de  40  a  80  cnis.  (?)  vive  eu 
bandadas;  habita  los  fondos  arenosos;  se  alimenta  de  peces;  se 
pesca  con  red  de  tiro;  la  carne  es  i'ica;  se  consume  fresca.  Es  mui 
probable  que  periódicamente  se  acerque  mas  a  la  costa. 

El  machete  (Clupea)  debe  ser  abundante  i  debe  poderse  pescar 
entre  dos  aguas. 

El  machuelo  (Clupea)  debe  de  tener  las  mismas  condiciones. 

La  mojarrilla  (Seri'anus),  de  20  a  40  cms.,  vive  en  bandadas; 
habita  los  fondos  arenosos,  fangosos  i  pedregosos;  se  alimenta  de 
peces  i  crustáceos;  se  pesca  con  anzuelo  i  red  de  tiro;  la  carne  es 
blanca;  se  consume  fresca.  Debe  acercarse  también  mas  a  la  costa. 

La  palometa  de  Juan  Fernandez  (Caranx)  debe  ser  mui  abun- 
dante. 

El  pamjuinito  de  Juan  Fernandez  (Seriolellaj  ha  de  ser  fre- 
cuente. 

El  peje- gallo  (Callorhynchus),  de  f)0  a  80  cms.,  i  tal  vez  mas; 
vive  en  bandadas;  habita  toda  ciase  de  fondos,  pero  es  mas  abun- 
dante en  los  arenosos,  fangosos  i  ripiosos;  se  alimenta  de  peces  i 
crustáceos;  se  pesca  con  anzuelo,  red  de  tiro  i  de  calar;  la  carne 
es  buena,  algo  plomiza  i  aceitosa;  se  consume  fresca,  pero  se  po- 
dría ahumar. 

La  pescada  común  (Merluclus)  es  tal  vez  el  pescado  mas  abun- 
dante en  el  mar  territorial,  donde  obtiene   mayores  dimensiones. 

La  pescada  de  Juan  Fernandez  (JljOíqW^)  debe   ser  mui   común. 

El  pez  volador  de  Juan  Fernandez  (Exocoetus),  de  40  a  60  cms., 
vive  en  bandadas  grandes;  habita  los  fondos  arenosos  i  fangosos, 
llevándose  entre  dos  aguas,  en  la  superficie  i  sobre  ésta;  se  ali 
menta  de  peces,  crustáceos,  fisalias  i  otros  animal'llos;  se  pesca 
con  i'ed  de  tiro  i  de  calar;  la  carne  es  buena,  algo  espinuda  i 
algo  aceitosa;  se  consume  fresca,  pero  se  podría  ahumar  i  salar 
mui  bien.  Es  mas  bien  un  pez  de  alta  mar,  pero  se  le  encuentra 
en  Juan  Fernandez  también  en  el  mar  territorial. 

El  pichihuén  de  Juan  Fernandez  (Umbiina)  todavía  se  en«- 
cuentra. 

La  raya  común  (Raja),  de  60  a  130  cms.,  vive  en  bandadas  i 


BOLETÍN  DK  BOSQUES,  PESCA   1  CAZA  265 

habita  los  fondos  arenosos  i  fangosos;  se  alimenta  de  crustáceos, 
moluscos  i  muchos  otros  animaliUos;  se  pesca  con  red  de  tiro;  la 
carne  es  blanquizca  i  algo  aceitosa;  se  consumo  en  trozos  frescos, 
pero  mui  bien  podrían  éstos  ahumarse  i  venderlos  con  un  nombre 
de  batalla  a  un  precio  subido  como  se  hace  en  Euiopa,  donde  se 
la  estima  mucho  en  esta  forma.  Suele  vararse  en  la  play;i,  sobre 
todo  cuando  nueva,  i  cerca  de  ésta  se  la  pesca  con  fisg  i  o  fija. 

La  raya  falsa  (Psammobatis),  de  80  a  150  cins.,  tiene  mas  o  me- 
nos las  mismas  pai'ticularidades  que  la  anterioi';  la  carne   es  algo 


■■^-^J 


Dos  veleros  pesen ndo  con  nua  red  de  tiio. 


rosada  i  algo  aceitosa;  su  consumo  es  igual.  Tanibicii  suele  vararse 
en  la  playa  i  se  la  pesca  con  fisga. 

El  robalo  (Eleginus)  se  pesca  con  regularidad. 

El  robalo  de  piedra,  robalo  negro  i  trama  (Notothenia),  de  30  a 
40  cms.,  vive  en  bandadas;  habita  los  fondos  arenosos  i  pedi-ego 
sos;  se  alimenta  sobre  todo  de  crustáceos,  pero  también  de  otros 
animales;  se  pesca  con  anzuelo  i  led  de  tiro;  la  carne  es  blanca, 
algo  aceitosa;  se  consume  fresca,  pero  se  podría  ensayar  de  ahu- 
marla. También  suele  encontrarse  mas  hacia  la  costa. 

EL  rollizo  (Pinguipes)  se  encuentra  con  fi'ecuencia. 

La  sardina  (Lycengraulis)  debe  ser  abundante  en  el  fondo  i  en- 


266 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA 


tre  dos  a^uas,  donde  se  podria  pescarla  tal  vez  mejor  con  paños 
flotantes'de  i  edes  de  mallas  fínas. 

La  sardina  española  (Clupea)  tal  vez  sea  un  pez  mui  común  en 
ciertos  período?,  que  dé  facilidades  de  eojerlo  en  redes  flotantes 
cerca^de  la  superficie  o  a  mayor  profundidad. 

La  sien-a  (Thyrsitops)  está  en  el  mar  tenitorial  en  el  terreno 
que  le>corresponde. 

Los  tollos  (Galeorhinus  i  ¡Squalus)  se  encontraián  siempre  en 
mayor  o  menor  abundancia. 

El  tollo  (Hetmopterus),  de  100  a  150  cms.,  vive  en  bandadas  1 
solo;  habita  todos  los  fondos;  se  alimenta  sobre  todo  de  peces;  se 

r 


Velero  pescando  con  una  gran  red  de  tiro  para  cuj(3r  camarones 

de  mar. 


pesca  con  anzuelo  i  led  de  liio;  la  carne  es  algo  duia  i  algo  seca; 
se  come  fresca  i  hecha  charqui;  el  hígado  grande  contiene  mucho 
aceite  análogo  al  de  bacalao.  Suele  acercarse  a  la  costa. 

La  vieja  colorada^  ehancharro  i  cabrilla  (Sebastodes)  se  encon- 
trará siempi'e  en  algunos  puntosa. 

La  vieja  negra  /'Graus)  ge  hallará  mas  seguido  pero  en  ejempla- 
res aislados. 

La  vidriola  (Pelamys)  está  en  el  terreno  que  le  cori'osponde. 

Á  estos  habrá  que   agregar  de  vez  en   cuando:   la   culebra   de 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  267 


«iiiar  (]\Iuraena),  el  dorado  (Elacate),  la  escorpena  (Scorpaena),  el 
pez  aguja  (Histiophorus),  el  pez  espada  (Xiphias),  el  pez  volador 
(Exocdítus)  i  algunos  otros. 

De  peces  poco  útiles  debemos  citar  los  siguientes: 

El  águila  de  mar  (Myliobatis),  de  100  a  150  cms.,  vive  solo;  ha- 
bita los  fondos  arenosos  i  fangosos;  se  alimenta  de  peces,  crustá- 
ceos, moluscos  i  otros  animales;  se  pesca  con  red  de  tiro;  la  carne 
es  rojiza  i  algo  aceitosa;  raras  veces  se  consume  fresca,  pero  los 
trozos  gruesos  de  carne  se  podrían  ahumar  como  en  Europa,  donde 
tienen  fácil  venta;  el  hígado  grande  es  estimado  por  su  aceite  ana 
logo  al  de  bacalao. 

La  anguila  de  mar  (Hornea)  i  la  anguila  negra  (Myxine)  son  fre- 
cuentes. 

El  ánjel  de  mar  (Squatina)  se  encontrará  siempre  aisladamente. 


Motor  auxiliar'  Cudell  fijable  en  cualquier  embarcación 
menor,  de  la  CudelKMotoren-G.  m.  b.  H.,  BerlinN.  Rei- 
iiickendorferstr.  4'i. 

Los  azulejos  (Carcharinus),  de  200  a  300  cms.,  i  (Lamna),  de  300 
a  400  cms.,  viven  mas  bien  solos;  habitan  todoslos  fondos;  se- ali- 
mentan de  peces;  se  pescan  con  anzuelos,  arpón  i  escepcional- 
mente  con  red  de  tiro;  la  carne  es  dura  i  no  se  come,  el  hígado, 
mui  grande,  es  rico  en  aceite,  la  piel  se  emplea  como  lija  i  sirve 
para  revestir  objetos,  de  la  columna  vertebral  se  hacen  bastones, 
los  dientes  se  emplean  en  objetos  de  adorno. 

El  cazón  (Galeorhinus),  de  150  a  200  cms.,  viven  en  bandadas  i 
solos;  habitan  todos  los  fondos;  se  alimentan  de  peces  i  también 
de  crustáceos;  se  pescan  con  anzuelo  i  red  de  tiro;  la  carne  es 
dura,  blanca  i  poco  aceitosa,  pero  menos  comestible  que  la  de  los 
tollos  (Galeorhinus),  el  hígado  grande  es  rico  en  aceite  medicinal. 

Eí  chanchiío  (Agriopus)  ya  se  hará  escaso. 


268  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


El  giingungo  de  Juan  Feríiandez  (Cheilodactylus)  todavía  se  en- 
cuentra. 

La  jerguilla  de  Juan  Fernandez  (Gii"ella)  también  suele  encon- 
trarse. 

El  peje  chancho  (Agriopus),  de  30  a  35  cms.,  vive  en  bandadas 
chicas  i  solo  habita  los  fondos  rocallosos,  pedregosos  i  arenosos 
donde  salen  algas;  se  alimenta  de  peces,  crustáceos,  otros  anima- 
lillos  i  tal  vez  también  de  algas;  se  pesca  con  redes  de  calar  i  de 
tiro;  la  carne  es  seca  i  espinuda  i  sirve  mas  bien  de  carnada.  Suele 
hallarse  también  en  la  costa  de  Chile. 

M  pez  áspero  de  Juan  Fernandez  (Trachichthys)  ya  será  bas- 
tante escaso. 

La  pintadilla  (Cheilodactilus)  estará  en  regular  número. 

La  tembladera  (Discopyge)  existe  aisladamente. 

Los  tiburones  (Cai'charias),  de  100  a  200  cms.  íCarcharhinus), 
de  200  a  300  i  aun  400  cms.  (como  el  C.  robustus)  del  cual  dicen  que 
ataca  a  los  hombres,  (Carcharodon),  de  200  a  250  cms.  (Hemiga- 
leus),  que  son  especies  mui  dudosas,  (Heptanchus)  de  100  a 
180  cms.,  i  (Hexanchus)  de  150  a  200  cms.,  viven  mas  bien  solos; 
habitan  todos  los  fondos;  se  alimentan  sobre  todo  de  peces  pero 
también  todo  lo  que  pueden  tragar;  se  pesca  con  anzuelo  i  ar- 
pen; la  carne  es  dura  i  no  se  come;  el  hígado  grande  tiene  mucho 
aceite;  de  la  espina  dorsal  se  hacen  bastones,  la  piel  sirve  de  lija, 
los  dientes  para  objetos  de  adorno. 

El  Torpedo  (Toi'pedo)  se  encuentra  de  vez  en  cuando. 

EL  traquino  cornudo  i  el  traquino  dragón  (Trachinus),  de  15  a 
20  cms.,  viven  mas  bien  solos;  habitan  los  fondos  fangosos;  se  ali- 
mentan de  pecesillos,  crustáceos,  vermes  i  otros  animalillos;  se 
pescan  con  red  de  tiro  i  con  anzuelo;  sirven  mas  bien  de  curiosi- 
dades i  de  carnada. 

La  Trigla  (Trigla),  de  25  a  35  cms.,  vive  sola,  habita  fondos 
arenosos;  se  alimenta  de  moluscos,  crustáceos  i  otros  animalillos; 
se  pesca  con  red  do  tiro  i  anzuelo;  la  carne  es  comestible,  pero 
también  sirve  mas  bien  de  curiosidad  o  de  carnada. 

De  los  numerosos  peces  pocos  conocidos  de  los  cuales  solo 
existen  en   parte  los  nombres  científicos,  citaremos  los  siguientes, 

Acanthisfius  pictus  que  so  encontrará  todavía. 

Anthias  peruarius  talvez  sea  aquí  mas  frecuente. 

Gallanthins  platel  debe  de  haber  en  mayor  abui.dancia. 

Doiidixodon  debe  ser  mas  fiecuente. 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA   I  CAZA 


269 


Emmblichthys  puede  ser  mas  abundante. 

Hi'ppoglossina  microps,  especie  de  lenguado  de  carne  rica,  debe 
ser  frecuente. 

Las  Notothenid,  que  son  parecidos  a  los  bagres. 

Pomadasis  puede  sei"  que  se  encuentre  en  mayor  número. 

Pomatomus  saltatrt'x,  de  30  a  80  eras.,  vive  en  grandes  banda- 
■das;  habita  los  fondos  arenosos,  fagosos  i  ripiosos;  suele  acercarse 
a  la  costa;  se  alimenta  sobre  todo  de  peces;  se  pesca  con  an- 
zuelos i  red  de  tiro;  la  carne  es  buena  algo  aceitosn;  se  consume  en 
Australia,  donde  le  llaman  «Taller»  fresca,   ahumada,  i  en  escabe- 


Kalucho  pesquer-j  (^Wadenboot) 


<che;  es  alhi  un  artículo  de  gran  comercio  i  puede  seilo  tam- 
bién en  Chile. 

Pomodon  puede  ser  que  sea  mas  frecuente. 

Salilota  australis,  una  especie  de  bacalao  que  vive  siempre  en 
grandes  bandadas,  puede  ser  artículo  de  comercio  cuando  se  le  prin- 
cipia a  pescar. 

Sciaena  fasciata,  pez  de  mas  de  un  metro,  vive  en  bandadas; 
habita  los  fondos  arenosos;  se  pesca  con  anzuelo  i  red  de  tiro;  es 
comestible;  La  Sciaena  en  Australia  es  de  gran  importancia  en 
ia  pesquería  i  puede  serlo  aquí  también  en  lo  futuro. 

Spratelloides  alburnus  pertenece  a  la  familia  de  los  arenques  i 
■«s  probable  que  se  encuentre  en  mucha  abundancia. 


270 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


Concluímos  con  este  la  relación  de  los  peces  no  pescados  indus- 
trialmente  en  Chile  todavía  i  hacemos  mención  al  último  de  los 
crustáceos  siguientes: 

la  esquila  gr  mi  de  (Pseudosquilla)  de  15  a  25  eras.,  desde  la 
punta  de  la  frente  a  la  cola;  i  la  esquila  chica  íSquilla),  de  10  a  15 
eras.,  que  habitan  los  fondos  profundos;  se  les  pesca  con  red  de 
tiro;  cocidas  o  preparados  en  tarros  son  de  excelente  gusto  i  de 
valor  comercial. 

El  langostín  (Galathea),  de  15  a  25  cms.,  habita  igualmente  los 
fondos  profundos;  se  pesca  con  red  de  tiro;  la  carne  es  mui  deli- 
cada, cocida  o  preparada  en  tarros  es  en  Europa  una  delicade- 
za que  llega  al  comercio  bajo  el  nombre  de  «Camarón  Empera- 
dor» i  obtiene  subidos  precios;  en  Chile  existe  en  abundancia  es- 
te langostín  nacional,  suele  llegar  al  mercado  bajo  el  nombre  de 
langosta  nueva,  no  se  le  prepara  en  conserva  todavía. 


Balandra  pesquera  con  quilla  fija  (Kielquase). 


Por  último  no  debemos  olvidar  aqui  tampoco  la  esplotacion  de 
los  bancos  de  ostras  i  choros  quealgunas  veces  suelen  distar  bas- 
tante de  la  costa  i  que  entonces  se  pueden  esplotar  casi  esclusiva- 
mente  con  rastras  por  la  profundidad  en  que  se  encuentran,  la  que 
varia  en  otros  países  entre  20  a  50  metros  i  es  casi  seguro  que  en  lo 
futuro  nos   encontraremos  con   vastas  riquezas  naturales  de  este 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


271 


jénero  una  vez  que  el  Estado  disponga  el  levantamiento  jenei'alde 
los  fondos  de  pesca  en  nuestros  mares  territoriales. 

Los  aparatos  i  elementos  de  pesca  que  se  usan  en  estos  mares, 
tienen  que  cambiar  naturalmente  por  completo,  basados  siempre 
en  los  principios  piimitivos  de  la  pesca  fluvial  i  costanera,  pero 
tomando  proporciones  mucho  mayores.  No  se  puede  salir  a  pes- 
car al  mar  con  un  bote  chico  i  unos  pocos  anzuelos,  por  el  tiempo 
que  se  gasta  en  ir  i  volver,  por  el  oleaje  mayor  i  los  vientos  fuer- 
tes, los  tempoi'ales  a  quese  capónela  tripulación,  etc.,  i  es  preciso 
recurrir  a  veleros  de  mayor  o  menor  porte,  goletas,  pailebotes, 
cuters,  etc.  ausiliados  con  motores  o  máquinas  a  vapoi'  en  cuanto 
sea  posible,  ya  sea  para  escapar    do  los  temporales,  sah  ar  la  de- 


Goleta  pesquera  con  quilla  iiiuVible.  (^tScuwtsi  L^.-íiStí). 


tención  causada  por  una  calma  larga  o  para  llegar  mas  pronta 
con  los  productos  al  puerto  i  a  los  mercados  próximos. 

En  los  últimos  años  se  ha  progresado  mucho  en  la  construcción 
de  motores  i  se  ha  podido  couseguir  que  resistan  bien  al  empuje  i 
balance  de  las  grandes  olas.  Los  hai  adaptables  a  cualquiera  cha- 
Jupa  i  hasta  los  cuters  mas  grandes  i  seria  deseable  que  las  peque- 
ñas comunidades  de  pescadores  se  unan  para  adquirir  estos  ele- 
mentos por  medio  de  los  astilleros  i  casas  comerciales  del  pais. 

Un  mayor  gasto  en  la  tripulación  i  embarcación  exije  natural- 
mente una  producción  mayor  i  para  a  tenderla  es  preciso  decuplar 


272 


boletín  üebosques,  pesca  i  caza 


los  elementos  de  pesca.  Asi  vemos  que  los  anzuelos  simples  se 
trasformanen  espineles  debOO,  1000  i  mas  anzuelos  unido  por  cor» 
deles  de  igual  o  mayor  número  de  metros  de  largo.  Los  paños  de 
re  Íes  flotantes  de  30  a  100  metros  de  largo,  se  unen  entre  sí  para 
formar  paredes  flotantes  de  100  a  1000  metros  de  largo. 

Las  redes  de  tiro  con  bocas  de  10  a  20  metros  se  trasforman  en 
otrasde25a35  raetrose  impulsadas  por  la  vela  o  el  motor,  recorren 
.muchos  kilómetros  con  ellas  levantándolas  de  vez  en  cuando  para 
escojer  la  pesca,  echarla  seleccionada,  destripada,  i  lavada  a  sus 
anchas  bodegas  con  o  sin  hielo,  para  conducirla  mas  tarde  al  puer- 
to que  mas  les  corivenga. 


, 


^ 


'  .1^  -r  ■: 


.^ 


^ 


Cuier  dtí  pe^ca. 


Empro^ías  así,  por  raui  modestas  que  sean,   no  pueden  estable 
-cerse  con  un  capital  menor  de  20,000  pesos  i  otras  de  regular  ini- 
portancií!.  ya  implican  una  inversión  de  mas  de  300,000  pesos. 

Estas  iiidustrias  llevan  una  vida  lánguida  si  no  son  conocedo- 
res sus  operarios  de  los  fondor  de  pesca,  o  sean  las  partes  donde 
ha:  muchos  peces  en  el  mar  durante  una  época  del  año  i  a  dónde 
emigran  éstos  en  otros  peiíodos;  pueri  si  bien  obtienen  exelentes 
resultados  durante  un  par  de  meses  en  un  radio  dado,  de  repente 
les  falta  la  materia  prima,  no  hai  entradas  i  los  gastos  siguen  co- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  273 


rriendo,  consumiendo  a  veces  no  solo  las  entradas  habidas  sino 
también  el  capital  invertido;  arrastrando  la  empresa  en  su  ruina 
a  las  personas  que  le  han  dado  crédito  o  le  han  proporcionado 
capitales.  A  la  mayor  parte  de  las  pequeñas  empresas  pesqueras 
del  pais,  les  pasa  esto  i  por  eso  no  pueden  prosperar,  i  desacredi- 
tan la  gran  industria  pesquera  que  tiene  una  base  tan  vasta  i 
segura  en  el  pais,  hasta  que  el  Supremo  Gobierno  se  resuelva  a 
imitar  la  resolución  de  los  paises  estranjeros  i  tomar  gobre  sí  el 
estudio  de  los  mares  nacionales  i  dar  a  conocer  los  sitios  en  que 
se  encuentran  las  diferentes  especies  en  los  distintos  meses  del 
año. 

Mientras  tanto,  nosotros  nos  hemos  preocupado  derecojer  datos 
de  distintos  puntos  para  posesionarnos  de  los  viajes  migratorios 
de  los  peces  siquiera  en  sus  líneas  jenerales,  pero  a  pesar  de  que 
no  podemos  responder  de  su  exactitud,  por  no  haberlos  adquirido 
todos  en  el  campo  de  la^ráctica,  creemos  siempre  necesario  dar 
a  luz  siquiera  algunas  reglas  jenerales,  que  si  bien  no  sirven 
para  todos  los  casos,  ya  pueden  servir  de  base  para  los  futuros 
estudios  serios. 

Ya  sabemos  en  gran  parte  del  capítulo  anterior,  que  en  el  in. 
vierno  se  acercan  mas  a  la  costa:  la  albacora  (Lichia),  el  bonito 
(Sarda),  la  cabinza  común  (Isacia),  lacabinza  o  trompetero  (Men. 
dosoma),  la  cabrilla  común  (Serranus),  el  congrio  colorado  (Genyp- 
terus)  i  el  congrio  negro  (Genypterus),  en  algunos  puntos  de  la  cos- 
ta, la  corvina  (Cilus),  el  dorado  (Elacate),  la  jerguilla  (Haplodac- 
tylus),  la  lisa  (Mujil),  (mas  bien  fin  de  invierno  i  principios  de 
primavera),  la  mojarrilla  (Serranus),  el  robalo  común  (Eleginus)^ 
el  rollizo  (Pinguipes)  i  la  vieja  negra  (Graus). 

En  la  primavera  se  acercan  mas  a  la  costa:  la  hacha  (Brama), 
lisa  (Mujil)  esta  última  mas  bien  a  principios  de  la  primavera,  i 
pampanito  (Stromateus)  mas  bien  a  fin  de  la  misma. 

En  el.  verano  se  acercan  mas  a  la  costa:  la  anchoa  (Engraulis), 
la  anguila  (Ophichtus),  el  bilagai  (Cheilodactylus),  el  blanquillo 
(Latilus),  la  caballa  (Sconber),  la  cabrilla  española  (Sebastodes), 
la  casinova  (Seriolella),  el  congrio  colorado  (Genypterus)  i  el  con- 
grio negro  (Genypterus),  el  furel  (Trachurus),  el  lenguado  fParali- 
chthys),  el  machete  (Clupea),  el  machuelo  (Clupea),  el  peje-galla 
(Callorhynchus),  la  pescada  común  (Merlucius),  el  pez  aguja  (His- 
tiophorus),  el  pez  espada  (Xiphias),  el  pez  volado;-  (Exoceetus)^ 
18 


274 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


el  pichihuén  (Umbrina),  la  raya  (Raja),  el  robalo  de  piedra  (Noto- 
thenia),  la  sardina  (Lyeengraulis),  la  sardina  española  (Clupea),  ei 
tollo  (Galeorhinus  Squalus,  etc.),  la  vidriola  (Pelamis)  i  la  vieja 
colorada  (Sebastodes). 

En  el  otoño  solo  tenemos  noticias  que  se  acercan  mas  a  la  costa-, 
la  sierra  (Thyrsitops)  i  también  la  anchoa  (Engraulis)  que  suelen 
llegar  también  a  principios  de  invierno. 

Los  viajes  de  sur  a  norte  de  los  distintos  peces  son  mucho  mas 


V 

i.  ' 


Cúter,  con  motor  auxiliar  de  última  construcción,  para  la  pesca  territorial  i  de  alta 
mar;  visto  del  costado;  largo  mayor  23,45  m;  de  sistema  J.  Jacobsen  de  la  Gas- 
motoren-fabrik  Dcutzzu  Coln-üeutzen  Alemania. 


difíciles  de   precisar,  pero   creemos  que  mas  o  menos  se  pueden 
establecer  los  siguientes  límites: 

Viajan  mucho  de  norte  a  siiv  i  vice«versa:  la  anguila  (Ophich- 
thus),  el  atún  (Thyrsites),  el  bilagai,  (Cheilodactylus),  el  blanqui_ 
lio  (Latilus),  el  bonito  (Sarda),  la  caballa  (Scomber),  la  cabinza. 
común  (Isacia),  el  congrio  colorado  (Genypterus),  el  congrio  ne- 
gro (Genypterus),  la  corvina  (Cilus),  el  fai-el,  (Trachurus),  el  len- 
guado (Paralichthys),  el  machuelo   (Clupea),  el   peje-gallo  (Callo- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


275 


rhynchus),  la  pescada  común  (Merlucius),  el  pez-aguja  (Histio- 
pliorus),  el  pez  espada  (Xiphias),  el  pez  volador  (Exocoetus),  la 
raya  (Raja),  el  robalo  común  (Eleginus),  el  rollizo  (Pinguipes),  la 
sardina  española-(Clupea),  la  sierra  (Thyrsitops),  el  tollo  (Graleorhi- 
iius,  Squalus),  etc.,  la  vidriola,  (Pelamys)  i  la  vieja  negra  (Graus). 

Viajan  regularmente  de  norte  a  sur  i  vice-versa:  la  albacora 
(Lichia),  la  anchoa  (Engraulis),  la  cabrilla  española  (Sebastodes), 
la  casinova  (Seriolella),  la  hacha  (Brama),  la  hachita  (Seriolella)- 
el  machete  (Clupea)  el  pampanito  (Stromateus),  el  pichihuén  (Um- 
brina),  el  robalo  de  piedra  (Notothenia),  la  sardina  (Lycengrau- 
iis)  i  la  vieja  colorada  (Sebastodes). 

Viajan  poco  de  norte  sur  i  viceversa:  el  bagre  de  mar  (Porich. 


El  mismo  cúter  de  la  lamina  auterioi:  cortes  lonjitudinal  i  trasversal;  vistos  de  la 
cubierta  i  del  interior;  largo  mayor  23,  45  m,  largo  a  flor  de  agua  20  m,  ancho  6,20m, 
-altura  del  costado  3,  47  m ;  calado  2,  7  m ;  sistema  J.  Jacobsen. 


thys),  la  cabinza  o  trompetero  (Mendosoma),  la  cabrilla  comua 
(Serranus).  la  jerguilla  (Haplodactylus),  la  lisa  (Mugil),  i  la  moja- 
rrilla (Serranus). 

Grandes  viajes  de  la  costa  a  alta  mar  i  vice -vei'sa,  etectúaiv.  la  an. 
güila  (Ophychthus),  el  atún  (Thyrsites),  el  blanquillo  (Latilus),  e^ 
bonito  (Sarda),  la  caballa  (Scomber),  la  cabinza  (Isacia),  la  casinova 
(Seriolella),  el  dorado  (Elacate),  el  furel  (Trachurus),  la  hachita 
{Seriolella),  el  lenguado  (Paralichthys),  el'pampanito  de  Juan  Fer- 


276  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


nández  (Scorpis),  el  peje  gallo  (Callorhynchus),  la  pescada  común 
(Merlucius),  el  pez-aguja    (Histiophorus),  el  pez  espada   (Xiphias 
gladius),  el  pez  volador  (Exocoetus),  la  raya  (Raja),  el  robalo  (Elegi- 
iius),  la  sierra  (Thyrsitops),  el  tollo  (Galeorhiiius,  Squalus,  etc.) 
la  vieja  colorada  (Sebastodes)  i  la  vieja  negra  (Graus  nigra). 

Viajes  regulares  de  oesteaeste  i  vice-versa,hacen:la  anchoa (En- 
graulis),  la  albacora  (Lichia),  el  bilagai  (Cheilodactylus),  la  cabrilla 
española  (Sebastodes),  el  congrio  colorado  (Genypterus)  la  hacha 
(Brama),  el  machete  (Clupea),  el  machuelo  (Clupea),  el  robalo  de 
piedra  (Notothenia),  el  rollizo  (Pinguipes),  la  sardina  (Lycengrau- 
lis)  i  la  sardina  española  (Clupea). 

Viajes  pequeños  de  la  costa  al  interior  del  mar,  o  sea  de  este  a 
oeste,  hacen:  el  bagre  de  mar  (Porichthys   porosus),  la  cabrilla  co. 
mun  (Serranus),  la  corvina  (Cilus),  la  jerguilla   (Haplodactylus) 
la  lisa  (Mujil),   la  mojarrilla  (Serranus)?,    el  pampanito  (Stroma- 
teus)?  i  el  pichihuén  (Umbrina). 

No  hemos  hecho   figurar    muchas   especies   importantes   para 
el  pais,   en  este   estudio,  por  carecer  de  datos  suficientes,  ya  que 
aun  en  los  citados  hemos  tenido  que  emplear  signos  interrogati- 
vos. Tampoco  hemos  hecho  mención  a  los  peces  considerados  por 
el  vulgo  como  poco  útiles,  para  no  alargar  demasiado  estas  listas. 
Importantísimo   es   también  saber  en    qué  profundidad  viven 
todas  las  especies  chilenas  en  los  distintos  meses  del  año,  pues  no 
hai  ninguna  que  en  todo  el  tiempo  de  su  vida  permanezca  en  una 
profundidad  dada,  si  no  a  mas  de  viajar  de  norte  a  sur  i  de  este  a 
oeste  i  vice-versa,  pasan   también  en  distintas  profundidades  que 
pueden  fluctuar  de  1  a  150  i  mas  metros,  tanto   en  el  mar  litoral 
como  en  el  territorial  i  también  alta  mar,  pero  como  tenemos  tan 
escasos  datos  a  este  respecto,  no  nos  atrevemos  hoi  dia  a  traer  las 
bases  jenerales  de  todas  las  especies,  i  dejamos  mas  bien   este 
estudio  para  publicaciones  futuras  ya  que  por  ahora  tendria  que 
salir  demasiado  trunco  o  imperfecto;  pero  no  hemos  querido  dejar 
de  mencionarlo,  en  vista  de  su  gran   importancia  para  la  pes- 
quería. Disimuladamente  hemos  hecho  mension  a  las  profundida- 
des en  que  viven  nuestros  peces  con  la  distribución  hecha  en  mar 
litoralj  territorial  i  alta  mar. 

En  otros  países  están  tan  bien  estudiados  los  viajes  migratorios 
de  los  peces,  que  se  puede  precisar  de  semana  en  semana  casi  en 
dónde  se  encuentran,  mientras  que  aquí  no  podemos  ni  fijar  bien 
las  épocas  del  año,  ya  que  los  que  arriban  en  primavera  a  la. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  277 


costa  del  norte  de  Chile  suelen  arribar  solo  en  el  verano  a  las  cos- 
tas del  sur  del  pais. 

Como  se  ve,  hai  aquí  todavía  mucha  tela  que  cortar  para  evi  - 
tar  fuertes  pérdidas  a  los  industriales  i  asegurarles  la  prosperidad 
de  sus  negocios,  pero  estos  estudios  no  pueden  hacerse  encerrado 
en  las  cuatro  paredes  de  una  oficina,  sino  andando   en  un  vapor 
especial  para  estudios  oceanógraficos. 

Otro  punto  mui  importante  es  la  construcción  de  puertos  de 
pesca  por  parte  del  Estado,  lo  que  hasta  la  fecha  ha  sido  total- 
mente  olvidado  i  sin  lo  cual  no  es  posible  ejercer  esa  industria  en 
muchas  partes,  por  carecer  de  los  medios  para  abrigar  las  embar- 
caciones contra  los  temporales. 

A  esto  se  une  el  tr^isporte  del  pescado  fresco  por  ferrocarril  en 
carros  frigoríficos,  lo  que  llega  a  ser  muchas  veces  una  dificultad 
insuperable,  por  la  escasez  de  carros,  la  falta  de  poder  de  arrastre 
de  las  locomotoras  i  los  privilejios  clandestinos  de  los  empleados 
subalternos  del  ferrocarril  que  dan  facilidades  a  unos  empresa- 
rios i  las  dificultan  a  otros. 

Se  necesita,  por  consiguiente,  que  cada  empresa  pesquera  ten- 
ga su  mayor  o  menor  cámara  frigorífica,  i  en  mayor  o  menor  esca- 
la también  sus  instalaciones  para  secar,  ahumar  i  preparar  en 
salmuera  i  escabeche. 

Finalmente,  entra  aquí  también  la  conveniencia  de  fabricar 
aceite  de  bacalao  i  utilizar  los  desperdicios,  secándolos  i  molién- 
dolos para  venderlos  como  guano  de  pescado  que  es  mui  estimado 
<en  la  agricultura. 


L<a  pesquería  en  alta  mar 


Esta  es  la  gran  industria  que  por  medio  de  sus  cúters  i  goletas 
con  hélice  ausíliadora  o  vapores  de  pesca  con  un  andar  de  10  a 
15  millas  por  hora  pueden  recorrer  la  costa  de  un  estremo  a  otro 
de  la  República  o  alejarse  de  ella  hasta  perderla  de  vista  por  mu- 
cho tiempo.  Estas  embarcaciones  se  dedican  esclusivamente  a  la 
pesca  con  espineles,  redes  flotantes  i  redes  de  tiro,  o  llevan  tam- 
4DÍen  a  remolque  en  su  ausilio  pequeños  veleros  i  chalupas  gran- 


278  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  1  CAZA 

des  que  dejan  en  determinados  puntos  del  mar.  Otros  vapores  se 
destinan  esclusivamente  al  remolque  de  embarcaciones  de  pesca 
en  alta  mar,  las  dejan  estacionadas  allá  por  una  temporada,  lle- 
vándoles víveres  de  vez  en  cuando  i  recojiendo  el  producto  de 
pesca  periódicamente,  ya  sea  en  estado  fresco,  ya  seco,  en  sal- 
muera, escabeche,  ya  arreglados  en  barriles,  cajones  i  fardos  al 
propósito. 

Son  estas  las  empresas  que  necesitan  mucha  abnegación  de  los 
operarios,  pero  que  se  recompensa  con  la  mayor  ganancia,  a  la 
vez  que  se  les  facilita  en  muchos  casos  llevar  sus  familias  para 
que  les  ayuden  en  sus  tareas,  estableciendo  así  temporalmente  en 
el  mar  libre  para  todas  las  naciones,  verdaderas  colonias  flotantes 
de  pescadores. 

Los  vapores  veleros  que  se  dedican  propiamente  a  la  pesca  en 
alta  mar  son  jeneralmente  de  25  a  400  toneladas,  hacen  viajes  de 
2  a  30  días,  tienen  frigoríficos  con  hielo  o  máquina  refrijeradora 
cuando  se  ocupan  en  el  ramo  de  pescados  frescos  e  instalaciones 
para  secar,  escabechar,  etc.,  cuando  su  negocio  es  el  del  pescado 
en  conserva. 

Las  redes  i  espineles  que  usan  son  ya  de  tamaños  jigantescos 
i  abarcan  de  uno  a  ocho  kilómetros  cuando  se  trata  de  paños  de 
redes  notantes  o  espineles,  mientras  que  las  redes  de  arrastre  se 
estienden  por  cientos  de  metros  de  largo  con  sus  cables  i  recorren 
diariamente  entre  15  i  25  millas.  Es  natural  que  aquí  se  necesitan 
maquinarias  para  largar  i  recojer^estos  inmensos  aparatos  de  pes- 
ca. Nosotros,  que  hemos  trabajado  prácticamente  con  los  citados 
aparatos,  hemos  podido  observar  cuán^lucrativas  son  las  empresas 
de  este  jénero,  que  por  la  mañana  están  a  pocas  millas  de  la  costa 
i  en  la  tarde  ni  la  divisan  persiguiendo  los  cardúmenes  de  peces^ 
hoi  a  la  vista  de  Dinamarca  i  un  par  de  días  después  a  la  vista  de 
Noruega  o  Suecia,  para  volver  mas  tarde  a  las  costas  de  Alemania. 
Los  viajes  de  los  vapores  de  pesca  radicados  en  los  puertos  de 
Alemania  i  que  se  dedican  al  pescado  fresco,  se  estienden  de  Groen, 
landia  hasta  el  norte  de  África  o  sea  una  distancia  equivalente- 
del  Ecuador  al  Cabo  de  Hornos. 

Estas  empresas  pesqueras  no  pueden  trabajar  con  un  capital 
menor  de  300,  000  a  15,  000,  000  pesos,  a  pesar  de  esto,  creemos,,, 
en  vista  de  los  estudios  comparativos  que  hemos  hecho,  que  en 
Chile  son  no  solo  viables  sino  mui  lucrativas,  siempre  que  sean, 
rejentadas  por  personas  espertas  en  la  industria  o  que  tengan  su- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  279 

ficiente  sentido  común  para  dejarse  guiar  por  especialistas  inte- 
resados en  el  negocio. 

Los  peces  comestibles  de  alta  mar  con  que  podrian  contar  em- 
presas de  este  jénero  en  Chile  son,  a  nuestro  juicio,  los  siguientes: 

El  atún  (Thyrsites),  siempre  en  número  regular. 

Elhonito  (Sarda),  tal  vez  temporalmente  en  abundancia. 

La  caballa  (Scomber),  siempre  algunos  i  a  veces  en  grandes 
bandadas. 

La  cahinza  (Isacia),  eecasamente. 

La  cabrilla  española  (Sebastodes),  en  corto  número  i  mui  raras 
veces. 


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EmbarcacioDes  para  la  pesca  ea  alta  mar. 

La  casinova  (Seriolella),  de  vez  en  cuando. 

El  chanchito  (Agriopus),  de  tarde  en  tarde. 

La  culebra  de  mar  (Muraena),  de  80  a  150  eras.,  vive  en  banda 
das,  habita  los  fondos  fangosos  i  arenosos;  se  alimenta  sobre  todo 
de  peces  i  también  de  muchos  otros  animalillos;  se  pesca  con  red 
de  tiro  i  anzuelo;  la  carne  es  blanca  i  aceitosa;  se  consume  fresca, 
pero  podria  ahumarse  o  prepararse  en  escabeche  con  o  sin  jelati- 
na,  en  tarros.    Se  acercan  de  vez  en  cuando  a  la  costa. 

El  dorado  (Elacate),  de  80  a  140  cms.,  vive  en  bandadas  i  solo, 
habita  los  fondos  fangosos  i  ripiosos;  se  alimenta  de  peces  i  crus- 


280  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

táceos;  se  pesca  con  red  de  tiro  i  anzuelo  i  aun  con  red  de  calar- 
la carne  es  sabrosa,  blanca  i  poco  aceitosa;  se  le  considera  como 
uno  de  los  mejores^ peces  de  Chile;  se  consume  fresco,  pero  se  po- 


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dria  ahumar  o  pi-epai-ar  en  escabeche.  Suele  acercarse  temporal- 
mente más  a  la  costa. 

La  escorpena  (Scorpaena),  de  30  a  50  cms.,  vive  mas  bien  sola; 
habita  los  fondos  profundos,  rocallosos,  pedregosos  i  arenosos;  se 
alimenta  de  crustáceos  i  moluscos;  se  pesca  con  anzuelo,  raras  ve- 


BOLETÍN  ^DE    BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


281 


tjes  con  red;   la   carne  es  blanquizca,  algo  aceitosa  i  acuosa,  se 
consume  fresca.  Suele  a'-:ercarse  a  la  costa. 

El  furel  co7nim  (Trachuvus),  tñlvGZ  se  encuentra  mas  aislada- 
mente i  otras  veces  en  bandadas  grandes. 


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E¿  fiirel  de  Juan  Fernández,   tal  vez  con  regularidad  en  ban" 
dadas. 

La  hachita  (Seriolella),  puede  ser  escasamente. 

El  lenguado  (Paralichthys),  casi  seguramente  frecuente. 


282 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


La  palometa  de  Juan  Fernández  (Caranx),  en  bandadas  tempo-^ 
raímente. 

El  panipanito  de  Juan  Fernández  (Scorpis)  tal  vez  frecuente.  '  ; 

El  pejegallo  (Callorhynchus),  de  vez  en  cuando 
algunos. 

La  pescada  común  (Merlucius),  siempre  abundante. 

La  pescada  de  Juan  Fernández  (Lotella),  tempo- 
ralmente, 

if.El  pez  aguja  (Histíophorus),  de  200  a  350  eras* 
con  espada  i  cola,  vive  en  bandadas  i  solo;  habita 
todos  los  fondos;  se  alimenta  de  peces  i  ataca  aun  a 
las  ballenas,  toninas  i  lobos;  se  pesca  con  arpón;  la 
carne  es  dura,  rojiza  i  aceitosa,  pero  se  come;  suele 
acercarse  mas  a  la  costa. 

El  pez  espada  (Xiphias),  de  300  a  600  cms.,  con 
espada  i  cola;  vive  solo;  habita  todos  los  fondos;  se 
alimenta  de  peces,  pero  ataca  también  a  las  ballenas, 
toninas  i  lobos;  se  pesca  con  arpón;  la  carne  rojiza 
es  dura  i  aceitosa;  a  pesar  de  esto  se  come, 

El  pez  volador  (Exoccetus),  de  30  a  40  cms.;  vive 
en  bandadas;  habita  los  fondos  arenosos  i  fangosos; 
£6  alimenta  de  peces,  crustáceos  i  muchos  otros  ani- 
malillos;  se  pesca  con  red  de  tiro  i  de  calar  i  con 
anzuelo;  la  carne  es  blanca,  algo  espinuda  i  algo 
aceitosa;  se  consume  fresca  i  podria  ahumarse  o 
prepararse  en  salmuera  o  escabeche. 

El  pez  volador  de  Juan  Fernández  (Exocostus),  a 
veces  mui  frecuente. 

La  raya,  (Raja),  siempre  en  número  corriente. 

El  robalo  (Eleginus),  tal  vez  temporalmente  abun- 
dante. 

La  sierra  (Thyrsitops),  temporalmente  puede  ser 
frecuente. 

El  tollo  (Galeorhinus,  Squalus,  etc.,)  de  uno  a 
seis,  raras  veces  mas. 

La  vidriola  (Pelamys),  debe  ser  frecuente  por 
temporadas. 

La  vieja  colorada  (Sebastodes),  escasamente. 

A  éstos  habria  que  agregar  talvez  la  albacora,. 
águila  de  mar,  anguila   de  mar,  bacalao   de  Juan 


d 


Vapor  de 
pesca  con  red 
de  tiro.  Nóte- 
se laestension 
larga  de  los 
cables  del 
aparejo. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


283 


Fernández,   el  blanquillo,  algún   congrio,  machete,  machuelo,  ro- 
llizo,  sardina   española  i  la  vieja  negra. 

De  peces  poco  útiles  volveríamos  a^encontrar  pero  siempre  en 
escaso  número,  el  peje-chancho  i  el  chanchito  (Agriopus),  peje 
zorro  (Alopias),  azulejo  (Carcharhinus),  etc.,   tiburones,  torpedos 


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Vapor  de  pesca,  Senator  Refardt  con  instalación  de  telégrafo  sin  hilos. 

traquinos  i  triglas,  como  los  peces  incomibles:  puerco-espin  (Dio- 
don),  peje-sol  (Mola)  i  pez-luna  (Mola). 

Es  probable  también  que  aquí  se  encuentren  en  abundancia  los 
peces  comestibles  que  solo  conocemos  por  medio  de  las  espedicio- 
nes  científicas  estranjeras,  como  ser  Acanthistius  pictus,  Anthias 


284  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

peruanus,  Callanthias  platei,  Dissosticus  elegMnoides,Hippog'lossina 
mici'ops,  Pomatomus  saltatrix,  Salilota  australis,  Seisena  fas- 
ciata,  etc.,  que  viven  todos  en  bandadas  i  de  las  cuales  algunas 
son  la  base  de  industrias  prósperas  en  el  estranjero,  a  pesar  de 
que  aquí  casi  ni  tenemos  noticias  de  que  existan. 

De  los  crustáceos  habria  que  hacer  mención  de  las  esquilas 
(Pseudosquilla)  i  langostinos  (Galathea),  que  se  encontrarcín  casi 
cada  vez  que  se  levante  una  red  de  tiro  i  que  son  de  un  guste  es- 
quisito. 

Con  lo  espuesto,  tenemos  mas  o  menos  determinada  la  materia 


v4 


Puerto  pesquero  de  AaleMiud,  con  baleos  de  pesca  que  aoiib:iii  de  volver  de 
Oroeiilaiidia  con  pescadoH  frescos;  en  la  playa  grandes  bodegas  para  guardar  los 
productos  de  la  pesca. 

prima  que  se  encuentra  en  el  mar  frente  a  Chile,  al  alejarse  hasta 
donde  sea  posible  pescar  con  redes  de  arrastre  o  sean  unos  150 
metros  de  profundidad  aproximadamente,  lo  que  representa  un 
ancho  de  5  a  20  kilómetros  de  Valparaíso  a  Tacna,  de  45  kilóme- 
tros de  Valparaíso  a  Talcahuano,  de  50  a  75  kilómetros  de  Talca- 
huano  a  Valdivia,  de  40  a  160  kilómetros  de  Valdivia  al  Territo- 
rio de  Magallanes,  donde  vuelve  a  decaer  a  unos  40  a  120  kiló- 
metros. 

Como  se  ve,  no  faltan  fondos  de  pesca  en  Chile,  sino  verdaderas 
i  numerosas  empresas  pesqueras.  Ahora  se  comprende  el  gran 
error  cometido  por  la  Sociedad  Nacional  de  Pesquería  de  Juan 
Fernandez,  al  hacer  pescar  con  su  vapor  al  norte  de  Valparaíso, 
donde  tenia  menos  campo  de  acción,  error  que  fué  aumentado 
enormemente  al  botar  unos  200  cajones  de  pescado  para  no  ven- 
derlo barato  ni  preocuparse  de  fabricar  bacalao  seco  i  por  último 
disgustarse  voluntariamente  con  la  jente  esperta  que  traía  i  con- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  285 

vertir  un  vapor  de  pesca  con  red  de  tiro  en  un  estanque  flotante 
para  el  acarreo  de  langostas  vivas.  ¿Cuántas  lágrimas  no  1  abrá 
hecho  correr  a  la  jentc  pobre  que  metió  sus  economías  en  un  ne- 
gocio tan  mal  dirijido?  Igual  cosa  ha  pasado  con  las  10  otras  so- 
ciedades de  pesca  en  el  resto  del  pais  que  solo  han  sido  una  espe- 
culación prematura  con  acciones  que  en  parte  eran  ficticias. 
No  es  cosa  tampoco  de  llegar  i  lanzar  la  red  al  mar,  puesto  que 


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Embalaje  de  pescado  con  canasto,  con  papel  grueso,  paja  i  hielo; 
el  mas  práctico  en  Europa.    Canasto  abiertx)  con  su  tapa. 

el  Estado  no  ha  hecho  el  reconocimiento  de  los  fondos  de  pesca  i 
se  necesita  todavía  que  cada  empresario  haga  estos  trabajos  por 
su  propia  cuenta.  Los  de  escasos  recursos  no  lo  pueden  hacer, 
pero  sí  sociedades  grandes  como  la  que  pretende  traer  el  señor 
Juro  Oka. 

La  red  de  tiro  solo  puede  trabajar  en  fondos  arenosos,  fangosos 
i  aun  ripiosos,  pero  se  tropieza  con  la  rotura  de  la  costosa  red  en 
los  pedregosos  i  aun  con  la  pérdida  total  de  ella  en  las  rocas  sub- 
marinas que  puede  encontrar,  aunque  sean  aisladas.  Es  por  esto 
que  no  bastan  los  centenares  de  sondajes  hechos  por  la  marina 
nacional  en  rejiones  limitadas,  pues  son  varios  miles  los  que  se 
necesitan  en  un  radio  relativamente  pequeño,  para  poder  lanzar 
por  primera  vez  una  red  de  tiro.  Es  indudable  que  se  enriquece 
con  este  aparato  de  pesca  mucho  mas  lijero  que  con  cualquier 
otro,  pero  es  preciso  saberlo  manejar  i  no  lanzarlo  a  lo  descono- 


286 


BOLETÍN  DE   BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


cido,  al  por  si  acaso,  si  no  se  quiere  esponer   a  perderlo  todo  for- 
tuitamente. 

Mientras  el  vapor  va  sondando  para  reconocer  el  terreno,  se 
puede  dedicar  chalupas  i  veleros  pequeños  a  la  colocación  de  es- 
pineles de  distintas  clases,  redes  flotantes  de  tamaño  relativa- 
mente pequeño  que  se  fondean  a  diversas  profundidades.  Solo  des- 
pués de  haberse  dado  cuenta  cabal  del  fondo  del  mar  i  del  conte- 
nido de  las  aguas  sobre  las  cuales  se  navega  se  puede  atrever  un 
empresario  a  lanzar  su  red  de  arrastre  al  agua,  en  caso  de  que  el 
resultado  de  sus  esperiencias  haya  sido  satisfactorio  para  este  mé- 


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Embalaje  de'pescado  en  canasto  para  envíos  a  largas  distancias 
en  ferrocarril.  Canasto  cerrado. 

todo  de  pesca,  i  en  caso  contrario  debe  contentarse  con  manejar 
en  estas  rejiones  solo  espineles,  redes  flotantes,  i  armazones  de  re- 
des o  almadrabas  flotantes,  i  venir  de  vez  en  cuando  con  el  vapor 
para  recojer  la  pesca. 

No  es  posible  imajinarse  una  empresa  pesquera,  aun  modesta, 
que  no  piense  desde  el  principio  en  instalar,  junto  con  el  encargo 
de  un  vapor  de  pesca,  una  cámara  frigorífica  para  poder  guardar 
el  pescado  fresco  unos  15  a  25  dias  a  lo  menos,  ya  que  no  es  posi- 
ble votar  de  repente  a  los  mercados  de  Valparaíso,  Santiago,  etc., 
diariamente  media  docena  de  toneladas  de  productos  de  pesca. 
Igualmente  se  necesita  desde  el  principio  instalaciones'para  secar, 
salar,  ahumar  o  preparar  en  escabeche  el  sobrante  de  la  venta 


BOLETIK    DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


287 


diaria  i  los  productos  de  pesca  que  de  otro  modo  no  tienen  mer 
cado  lucrativo. 

Aquí  no  se  puede  hablar  del  peligro  de  un  exeso  de  producción, 
ya_^que  Chile  impoita  anualmente  productos  de  pesca  por  valor  de 
mas  de  tres  millones  de  pesos,  i  que  el  consumo  interior  puede 
fácilmente  decuplarse  sin¡tomar  en  consideración  que  los  peces 
ahumados  pueden  fácilmente^  viajar  de  Chile  al  Perú,  Bolivia, 


Instalación  moderna  de  venta  de  pescado.  A  la  derecha  muestrario  fresco  en  la 
vidriera  de  la  calle,  a  la  izquierda  el  mostrador,  detras  de  él  el  estante  frigorífico, 
•^n  el  fondo  estanques  con  aguas  i  entre  ellos  pesas  cómodas  para  peces  vivos. 

Ecuador,  Arjentina,  Brasil  i  Uruguai;  los  preparados  en  salmuera 
1  en  escabeche  con  o  sin  jelatina  a  todos  los  paises  sudamerica- 
nos,  i  los  pescados  secos  i  conservas  en  tarros  hasta  Europa,  donde 
tienen  colocación  los  productos  que  elaboran  con  las  mismas  es- 
pecies nuestras  la  colonia  del  Cabo  i  los  estados  de  Australia. 

Tampoco  debe  descuidar  una  sociedad  de  pesca  de  tener  sus 
carros  frigoríficos  propios,  de  construcción  económica,  de  peso  li- 
viano i  seguridad  de  poder  conservar  el  pescado  fresco  durante 
una  semana,  ya  que  el  Estado  no  posee  sino  carros  pesados  o  mal 
improvisados,  i  que  no  hai  esperanza  alguna  de  que  alguna  vez 
suceda  que  por  economía  no  se  vuelva  otra  vez  a  suspender  en- 
cargos por  diez  carros  frigoríficos  como  ha  sucedido  repetidas 
veces. 


288  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

Otra  dificultad  es  la  venta  de  los  productos,  pues  si  una  empresa- 
no  tiene  sus  ventas  propi;is,  al  menudeo  ya  sea  en  las  plazas  de 
abasto,  o  en  locales  particulares,  no  podrá  romper  los  cercos  esta- 
blecidos de  privilejios  esclusivos  i  verá  revender  sus  productos 
malbaratados  a  precios  exorbitantes,  con  los  cuales  es  imposible 
tener  un  gran  consumo,  ya  que  la  jente  rica  es  escasa  en  todos 
los  paises. 

Empresas  tal  como  las  hemos  descrito  no  necesitan  limitarse  a 
la  pesca  a  gran  distancia  de  la  costa,  sino  que  tienen  un  ancho 
radio  de  acción  para  moverse  en  los  mares  territoriales  de  Valpa- 
raíso a  Arauco  i  Ancud,  etc.,  i  vender  su  pescado  fresco  aun  en 
Callao,  Lima,  La  Paz,  etc.,  o  vice  versa,  para  arraigarse  en  Callao 
i  vender  su  producto  fresco  en  Santiago,  a  mucho  menor  precio 
que  los  que  rijen  actualmente  en  el  mercado  central. 

Habríamos  deseado  que  estas  empresas  que  significan  un  gran 
adelanto  para  el  pais  fueran  nacionales,  pero  ya  que  no  nos  ha 
sido  posible  convencer  a  nadie  en  este  sentido,  nos  resta  hoi  dia 
nada  mas  que  abrir  las  puertas  de  par  en  par,  para  que  entren 
sociedades  estran jeras  i  darles  toda  clase  de  facilidades  para  ase- 
gurarles su  porvenir  i  bienestar,  ya  que  no  es  posible  que  la  gran 
masa  del  pueblo  pobre  sufra  de  la  carestía  de  alimentos  sanos  i 
baratos  por  la  simple  razón  de  que  no  se  han  juntado  un  par  de 
capitalistas  nacionales  para  aprovecharse  de  los  estudios  hechos 
en  el  pais. 

Federico  Albert. 
{Continuará). 


LA  HIJIENE  DE  LA  CAZA 


Aunque  no  nos  hallamos  en  plena  temporada  permitida  de  caza, 
sport  que  cuenta  entre  nosotros  tantos  aficionados  como  profe- 
sionales, nacionales  casi  todos  estos  últimos  ,  i  pertenecientes  a 
los  mas  distinguidos  miembros  de  las  colonias  estranjeras  los 
primeros,  pero  tan  entusiastas  unos  como  otros,  creemos  de  utili- 
dad para  los  lectores  del  Bcjletin  que  son  al  mismo  tiempo  fer- 
vientes discípulos  de   S.  Huberto,   trascribir,    estractándolos  lije. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  289 

ramente,  algunos  párrafos  sobre  la  hijiene  del  cazador  que  halla- 
mos en  una  revista  ilustrada. 

Conio  todos  los  ejercicios,  el  de  la  caza  es  un  ejercicio  excelente, 
con  tal  que  se  sepa  utilizar  a  la  vez  como  diversión  provechosa 
i  como  ejercicio  hijiénico. 

Algunos  cazadores,  por  mucho  gusto  que  encuentren  en  prac- 
ticar semejante  sport,  no  tardan  en  abandonarlo  completamente, 
ya  que  un  exceso  de  fatiga  es  todo  lo  que  les  reporta.  Otros,  exce- 
sivamente pusilámines,  sienten  algún  dolor  producido  por  el  can- 
sancio, i,  temiendo  la  gota,  el  reuma,  se  abstienen  asimismo  de 
cazar.  Oíros,  finalmente,  se  hacen  superiores  a  la  fatiga,  cazan 
con  todo  tiempo  i  llega  un  dia  en  que  les  da  un  ataque  a  tal  o 
cual  órgano. 

En  realidad  se  ha  comprobado  con  frecuencia  que  los  excesos  de 
gota  aumentan  con  la  apertura  de  la  caza  para  disminuir  luego 
Pues  bien,  hai  un  medio  de  cazar  sin  que  sean  de  temer  acciden- 
tes, si  el  individuo  sabe  conducirse  con  prudencia. 

El  punto  capital  para  evitar  molestias  semejantes  es  irse  ejer- 
citando progresivamente.  Nadie  vaya  de  sopetón  a  rendirse  de 
fatiga,  ni  luego  en  la  noche,  a  fin  de  reponerse,  como  tampoco 
una  cena  copiosa  enriquecida  con  lo  que  mató  tres  dias  antes.  La 
fatiga,  los  buenos  manjares,  la  intoxicación  por  efecto  de  la  caza 
manida,  son  tres  condiciones  inmediatas  del  acceso  de  gota,  del 
cual  rara  vez  se  libra  el  goloso,  si  las  acumula  atolondradamente. 

Si  por  el  contrario  se  obra  progresivamente,  no  se  esperimenta 
fatiga.  Del  ejercicio  progresivo  resulta  precisamente  el  perder  la 
sensación  de  cansancio  que  suele  esperimentarse  tras  una  activi- 
dad violenta  de  los  músculos. 

En  la  vida  ordinaria  están  regulados  los  músculos  para  un 
pequeño  trabajo.  Si  de  repente  se  les  obliga  a  una  exajerada 
tarea  como  es  una  larga  caminata,  «e  fatigan.  Pero,  secundai'ia- 
mente,  se  desai'rollan  i  pronto  se  regulan  para  un  trabajo  muyor. 
Entonces  podrá  imponérseles  una  caminata  mas  considerable,  sin 
que  en  ellos  se  note  el  menor  desarreglo.  Ya  están  acostumbra 
dos.  Este  desarrollo  muscular,  esta  costumbre  de  fatiga,  pueden 
adquirirse  con  ejercicios  moderados,  repetidos  con  frecuencia  i 
progresivos,  e  igualmente  con  esfuerzos  desmesurados  impuestos 
bruscamente. 

En  el  primer  caso,  no  se  esperimenta  fatiga;  en   el   segundo  se 
19 


290  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

produce  una  laxitud  suma;  a  maj^or  abundamiento,  el  trabajo 
muscular  esparce  en  la  economía  productos  de  desperdicio  que 
van  a  intoxicarle  lijeraraente,  i  esta  intoxicación  conduce  a  la  gota 
o  al  cólico  nefrítico.  De  él  resulta  que  el  cazador  inesperto,  asus- 
tado por  una  fatiga  insólita,  o  abatido  por  un  mal  doloroso,  de 
grado  o  poi"  fuerza  abandona  un  sport,  que  practicado  con  cuidado 
i  perspicacia  mayores,  le  hubieran  fortalecido  la  salud.  Para  un 
cazador,  todo  se  resume  en  evitai'  las  continuadas  fatigas  i  en 
acostumbrarse  progresivamente  a  las  largas  caminatas. 

El  réjimen  del  cazador  debe  ser  sustancioso,  pero  sobrio  al 
mismo  tiempo.  Como  por  el  ejercicio  se  producen  en  su  organismo 
muchas  sustancias  nocivas,  debe  eliminarlas,  i  para  ello  es  menes- 
ter que  beba  mucho;  claro  está  que,  si  una  gran  cantidad  de 
líquido  débilmente  alcoholizado  equivaldría  a  una  cantidad  de 
líquido  pequeña  alcoholizada  fuertemente,  debe  abstenerse  de 
toda  bebida  alcohólica.  La  bebida  del  cazador,  en  particular  sí 
este  es  gotoso,  debe  ser  el  agua.  Debe  bebería,  no  tan  solo  en  sus 
comidas,  sino  entre  ellas,  a  fin  de  aumentar  en  lo  posible  la  es- 
crecion  urinaria. 

El  cazador  no  debe  comei'  el  producto  que  caza  mientras  la  prac. 
tique  como  no  sea  algo  délo  que  haya  muerto  durante  el  mismo 
día.  Por  otra  parte,  debe  ser  reservado  con  respecto  a  todas  las 
carnes;  cuando  se  practica  un  ejercicio  muscular  violento,  basta 
con  poca  carne;  no  que  haya  de  suprimirse  por  completo,  pero  si 
puede  omitirse  en  una  de  las  comidas  o  bien  tomarla  en  cada  una 
de  ellas  en  pequeña  cantidad.  Las  legumbres  i  los  huevos. deben 
constituir  el  principal  alimento  del  cazador;  las  papas,  la  fruta 
cocida  i  al  ari'oz  le  son  necesarios  parar  reparar  sus  fatigados 
músculos  i  suministrarles  la  materia  para  desarrollarse. 

El  cazador  debe  abrigarse  mucho,  no  debe  andar  nunca  en 
ayunas,  ni  detenerse  mucho  en  un  mismo  sitio  sin  moverse:  gríicias 
a  esta  precaución,  puede  arrostrar  sin  daño  los  grandes  fríos  i  las 
lluvias. 

Finalmente  el  cazador  no  debe  salir  a  caza  hallándose  con  algu- 
na indisposición;  el  esfuerzo  inusitado  de  este  sport,  aun  cuando  se 
haya  tomado  alguna  costumbre,  puede  agravar  una  enfermedad 
incipiente  o  un  lijero  malestar. 

Por  el  contrario,  el  cazador  que  observe  toda  estas  precauciones: 
adiestramiento  pi'ogresivo,  sobriedad  i  buen  réjimen,  se  encon- 
trará bien  con  ellas.  Los  obesos    podrán   enflaquecer  un  poco,  los 


boletín   de  bosques,  pesca  i  caza  291 

flacos  podrán  engordar,  pues  condición  de  la  hijiene  es  volver  al 
estado  normal  a  las  personas  que  de  él  se  apartan  en  uno  u  otro 
sentido.  ¿Cuántos  dispépticos  se  mejoran  durante  los  meses  de 
invierno  cazando  con  regularidad?  Cuántos  estreñimientos  se 
regularizan  con  este  ejercicio  saludable!  Cazadores,  no  abando- 
néis la  caza;  piacticadla,  sin  embargo,  con  prudencia,  poniendo 
vuestra  salud  por  encima  de  las  piezas  que  pudierais  matar. 

Cierto  es  que  con  el  abuso  que  en  nuestro  pais  se  ha  cometido 
con  la  caza,  como  con  todas  las  producciones  naturales  del  suelo, 
aquella  ha  desaparecido  por  completo  de  muchas  localidades 
vecinas  a  la  capital  i  en  lugares  mas  distantes  escasea  tanto  que 
cada  perdiz  a  tiro  cuesta  una  larga  caminata.  Eazon  mas  para 
saber  medirse  i  resolverse  a  volver  a  casa  con  una  caza  mode- 
rada i  no  esponerse,  por  pasar  como  en  Nemrod  consumado,  a 
quedar  enterrado  e  inhábil  la  mitad  de  la  semana,  a  mas  de  to- 
marle fastidio  a  un  sport  que  alegra  el  hogar  como  el  cazador, 
cuando  regresa  este  trayendo  manjares  extras  para  variar  la 
mesa,  después  de  haber  dejado  en  ios  campos  i  cerros  al  mal 
humor  i  las  monótonas  preocupaciones  de  la  vida, 

O.  Silva  Cíl 


EL  CONGRESO  FORESTAL  INTERNACIONAL 

DE  PARÍS 

16  de  Junio  de  1913; 


Infokme  que  presenta  el  Injemiero  Ageónomo  don  Ramón 
Elzo  Baquedano,  nombkalo  Delegado  oficial  del  Gobier- 
no DE  Chile,  sobre  las  conclusiones  a  que  se  arribó  en, 
DICHO  Congreso. 


En  desempeño  de  la  honrosa  comisión  que  me  fué  conferida  por 
el  Supremo  Gobierno,  según  decreto  de  fecha  28  de  Enero  del 
presente  año,  para  asistir  como  delegado  de  Chile  ante  el  Con- 


292  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

greso  Forestal  Internacional  de  París,  rae  trasladé  de  Madrid  a 
esta  ciudad  a  fin  de  dar  el  debido  cumplimiento  a  mi  cometido. 

En  efecto,  el  dia  16  de  Junio,  a  las  10  A.  M.,  nos  encontrába- 
mos reunidos  en  los  salones  de  la  Sociedad  Científica  de  Paris 
mas  de  cuatrocientas  personas,  entre  las  cuales  veintiséis  tenía- 
mos el  carácter  oficial,  siendo  el  resto  compuesto  de  forestales  de 
diferentes  nacionalidades  i  franceses  propietarios  de  montes  que 
a  manera  de  adherentes  tomaban  parte  de  este  Congreso. 

La  sesión  de  apertura  fué  solemne;  a  ella  asistió  el  señor  Mi- 
nistro de  Agricultura  de  Francia,  Monsieur  Clémentel,  quien  en 
un  brillante  discurso  declaró  oficialmente  abierto  el  Congreso.  En 
ese  discurso  saludó,  en  primer  término,  al  Touring  Club  de  Fran- 
cia organizador  de  tan  importante  torneo,  a  las  naciones  estran- 
jeras  que  participaban  de  él  en  la  persona  de  sus  delegados,  i  a 
los  diversos  representantes  del  servicio  forestal  i  forestales  ahí 
reunidos. 

Hizo  a  continuación  una  reseña  retrospectiva  de  lo  que  fueron 
los  montes  franceses,  por  las  crisis  que  han  debido  atravesar,  el 
papel  que  desempeñan  en  la  vida  i  civilización  de  los  pueblos,  i 
el  estado  en  que  hoi  se  les  encuentra. 

Agregó  a  continuación  mas  o  menos  las  siguientes  palabras: 
«Durante  siglos  se  ha  desvastado  sin  consideración  los  dominios 
forestales  haciéndoles  esplotaciones  mayores  de  lo  que  pueden 
producir,  lo  que  amenaza  hoi  a  varios  países  de  Europa  con  una 
próximo  ruina  de  maderas  de  construcción». 

«Si  las  naciones  privilejiadas  de  la  Europa  septentrional  i  la 
parte  Oriental  de  la  América  del  Norte  que  tienen  todavía  gran- 
des reservas  forestales  no  prohiben  las  esplotaciones  irracionales, 
si  los  países  ya  empobrecidos  no  concentran  sus  esfuerzos  para 
reconstituir  lo  que  la  imprevisión  i  la  ignorancia  les  ha  hecho  di- 
lapidar, podiemos  estar  seguros  del  clamor  de  las  jeneraciones 
venideras  i  de  la  crisis  mundial  que  aun  será  mas  grave,  pues 
que  ella  tendrá  que  influir  directamente  sobre  la  vida  misma  de 
nuestro  planeta». 

«Después  de  las  inundaciones  de  1910,  ha  sobreVenido  en  nues- 
tro pais  un  verdadero  grito  de  dolor,  pero  si  miramos  impasibles 
la  obra  de  la  destrucción,  si  no  nos  esforzamos  en  restablecer  el 
equilibrio  de  las  fuerzas  de  la  naturaleza  i  dejamos  a  la  tierra 
que  se  desnude  lentamente,  seguramente  llegará  el  momento  eu 
que  le  demos  la  razón  a  Chateaubriand   que  dijo:   «los  bosques 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA  293 

preceden  los  pueblos  i  el  desierto  les  sigue»,  i  aun  a  lo  que  es- 
presó Colbert:  «no  solamente  la  Francia,  sino  el  mundo  civilizado 
perecerá  por  falta  de  bosques», 

«He  pedido  al  Ministro  de  Finanzas,  gran  amigo  de  los  bos- 
ques,—  i  espero  que  será  concedido — de  hacer  figurar  en  el  presu- 
puesto del  año  1914  i  sucesivos,  un  millón  de  francos  para  la  ad- 
quisición por  el  Estado  de  los  montes  particulares  despoblados 
que  pueden  ser  comprados  fácilmente  a  un  precio  reducido». 

«Ayudar  a  la  conservación  de  los  montes,  a  la  defensa  de  las 
plantas  nuevas,  no  solamente  en  el  campo  sino  alrededor  de  las 
poblaciones,  es  enriquecer  a  la  Francia,  saneándola  i  embellecién- 
dola». 

Ensalzó  la  obra  benéfica  del  Touring  Club  i  concluyó  espe- 
rando que  en  el  porvenir  se  podrá  apreciar  los  acuerdos  i  conclu- 
siones a  que  se  arribará  en  el  Congreso  como  fruto  de  la  discusión 
i  estudio  de  los  temas  que  tantas  i  tan  importantes  materias 
abarcan. 

Después  de  los  trámites  de  costumbre,  dio  lectura  el  secretario 
jeneral  al  orden  en  que  debian  celebrarse  las  sesiones  i  los  temas 
que  en  cada  una  serian  materia  de  estudio. 

Para  lo  que  a  nuestro  pais  respecta,  estimé  conveniente  asistir 
a  las  sesiones  en  que  se  leyesen  i  discutiesen  los  temas  mas  rela- 
cionados con  nuestros  trabajos  en  ejecución  o  en  proyecto.  De  la 
importancia  de  las  materias  tratadas  i  de  las  conclusiones  a  que 
se  llegó,  haremos  a  continuación  una  lijera  reseña. 

Enseñama  forestal. — Esta  materia  fué  objeto  de  largo  i  deba- 
tido estudio.  Se  hizo  primeramente  una  relación  de  la  enseñanza 
forestal  de  otros  tiempos  i  se  comparó  con  la  que  los  pueblos  po- 
seen hoi  en  dia,  gracias  a  la  perseverancia  del  Gobierno  i  del  em- 
peño de  los  particulares  en  la  divulgación  de  los  conocimientos 
forestales.  En  un  principio  los  elementos  populares  i  aun  los  cul- 
tos tenían  ideas  de  lo  mas  erróneas;  luego  los  trabajos  prácticos 
realizados  con  base  científica  i  las  conferencias  organizadas  en 
diferentes  pueblos  de  la  rejion  montañosa  ha  operado  un  cambio 
radical,  a  tal  punto  que  existen  en  Béljica  cursos  volantes  de  sel- 
vicultura dados  por  forestales  de  reconocida  competencia  en  unas 
20  o  30  lecciones;  al  final  de  ellas  después  de  un  previo  examen, 
reciben  los  alumnos  aprobados  el  diploma  correspondiente.  Estos 
cursos  han  dado  excelentes  resultados,  pues  es  como  llevar  la  es- 


2íí4  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 


cuela  hasta  la  casa  misma  de  los  individuos   cuyas  faenas   están 
precisamente  en  los  terrenos  boscosos  en  esplotacion. 

Otro  medio  de  educación  es  el  sistema  de  carteles  instructivos 
fijados  debidamente  en  los  montes  que  son  del  dominio  público. 

Se  citó  como  ejemplo  la  obra  realizada  por  los  empleados  de 
Aguas  i  Montes  de  Fontineblau,  Copiegne,  Estérol,  etc.,  cuyos  je- 
fes organizan  i  llevan  a  cabo  escursiones  con  los  turistas  que  pa- 
san algún  tiempo  en  esas  comarcas;  en  esas  escursiones  se  dan 
conferencias  sobre  los  trabajos  que  se  visitan;  lo  que  es  mui  pro- 
vechoso para  los  interesados,  pues  tienen  a  la  vista  el  resultado  i 
las  observaciones  del  tema  de  que  se  trata. 

Otro  de  los  medios  de  fomentar  la  instrucción  forestal  sobre 
todo  en  las  escuelas  públicas  consiste  en  la  celebración  anual  de 
la  pesta  del  drhol,  en  donde  se  dan  conferencias  a  los  alumnos 
sobre  el  significado  de  la  fiesta,  lo  que  constituye  el  primer  paso 
en  esa  materia.  Estas  fiestas  deben  ser  celebradas  con  el  mayor 
esplendor  posible  i  a  ellas  deben  de  concurrir  los  alumnos  de  am- 
bos sexos. 

Como  fruto  de  los  trabajos  leidos  i  latamente  discutidos,  se  llegó 
a  las  siguientes  conclusiones: 

1.'''  Que  la  Administración  de  Aguas  i  Montes  organice  con  el 
concurso  del  Touring  Club,  en  las  rejiones  frecuentadas  por  los 
turistas,  co7iferencias  paseos  en  donde  se  de  al  público  nociones 
exactas  de  la  constitución  de  los  bosques  i  de  las  diversas  opera- 
ciones de  selvicultura. 

2.'*^  Que  la  prensa  dé  facilidades  para  la  publicación  de  artícu- 
los encaminados  a  la  propaganda  hecha  por  la  oficina  de  Aguas  i 
Montes. 

o.^  Que  se  establezca  un  acuerdo  entre  el  Ministerio  de  Agri- 
cultura e  Instrucción  Pública  para  que  mediante  él  la  Administra- 
ción de  Montes  sea  invitada  a  ayudar  a  la  celebración  de  la  fiesta 
del  árbol  i  de  las  sociedades  forestales  escolares. 

4.a  Que  la  enseñanza  silvícola  no  esté  recluida  solamente  a  las 
escuelas  de  agricultura,  sino  que  sea  estendida  a  las  escuelas  nor- 
males en  donde  anualmente  un  forestal  del  Cuerpo  de  Montes,  dé 
conferencias;  i  hacer  constar  esos  estudios  en  el  diploma  si  el  alum- 
no es  juzgado  con  los  conocimientos  necesarios. 

La  introducción  de  espacies  exóticas. — En  un  notable  trabajo  leí- 
do por  Mr.  Hikel,  Inspector  de  Aguas  i  Montes,  desarrolló  amplia- 
mente el  tema  relacionado  con  los  ensayos  i  plantaciones  de  esen- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  295 

cias  forestales  exóticas.  Hizo  ver  en  su  «rapport»  la  resistencia 
que  los  particulares  oponen  a  la  introducción  de  especies  exóticas 
por  creer  que  ellas  vendrán  a  reemplazar  las  nacionales  con  un 
grave  perjuicio  de  las  últimas.  Pero  Mr.  Hikel  refuta  esa  teoría  i 
demuestra  palpablemente  que  existen  esa  lucha  entre  el  haya  i  el 
roble  (encina),  ambas  especies  nacionales,  en  la  cual  es  menester 
la  intromisión  del  hombre  para  evitar  que  el  haya  reemplace  a 
aquel. 

No  ve  la  necesidad  que  puede  haber  para  un  pais  el  introducir 
esencias  forestales  exóticas  cuando  cuenta  con  las  nacionales  cu- 
yos crecimientos  i  maderas  son  excelentes;  pero  tampoco  vacila  en 
recomendar  su  introducción  en  aquellas  rejiones  cuyos  elementos 
nacionales  han  desaparecido  o  no  cuentan  con  ellos  de  buena  cla- 
se. En  este  caso,  es  indiscutible  el  beneficio  que  presta  la  intro" 
duccion  de  esencias  forestales  exóticas  que  viene  a  reemplazar 
una  flora  pobre  de  elementos  naturales  deficientes. 

Por  otra  parte,  puede  ser  motivo  de  la  introducción  de  esencias 
forestales  exóticas,  el  mercado  de  semillas  i  hace  notar  el  confe- 
renciante que  el  Pinus  marítima  tiene  literalmente  consquistado 
el  mundo  entero.  Hace  en  seguida  una  crítica  analítica  desde  el 
momento  de  haber  comenzado  en  Francia  la  introducción  de  las 
esencias  exóticas  hasta  nuestros  días,  llegando  a  las  siguientes 
conclusiones  que  fueron  aprobadas  por  los  congresistas  asistentes 
a  esta  sección: 

1^  Que  la  introducción  de  esencias  forestales  exóticas  en  las 
plantaciones  i  repoblaciones  forestales  sea  estimulada:  por  el  pa- 
go de  subvensiones  en  dinero,  i  por  recompensas  i  primas  en  dinero 
asignadas  en  los  concursos  rejionales. 

2^  Que  los  parques  forestales  donde  han  sido  hechas  las  planta- 
ciones de  árboles  exóticos  puedan  servir  de  estudio  para  el  em- 
pleo de  esas  mismas  esencias  en  los  grandes  trabajos  de  repobla- 
ción, siendo  en  cambio  exhonerados  durante  10  o  20  años  de  todo 
impuesto  a  condición  de  que  ellos  sean  abiertos  a  los  profesores 
de  agricultura  í  a  los  ajentes  forestales  u  otras  personas  oficial- 
mente acreditadas  en  los  estudios  dendrolójicos,  botánicos  i  fores- 
tales. 

S'*^  Que  el  Estado  entre  de  lleno  a  la  cultura  de  las  esencias  fo- 
restales exóticas  en  los  sitios  que  sea  necesaria  su  introducción. 


296  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

El  agua  i  los  montes.  El  presente  tema  dio  motivo  para  largos  i 
bien  consabidos  estudios;  merece  figurar  en  primera  línea  el  leido 
por  Mr.  Peyrelongue,  Inspector  Ayudante  de  Aguas  i  Montes.  Citó 
primeramente  la  famosa  oración  de  M.  Reclus  hecha  en  su  obra 
Manual  del  Agua  «El  agua  es  el  árhol,  el  árbol  es  el  agua»  i  entró 
de  lleno  a  hacer  el  análisis  de  los  beneficios  que  el  arbolado  re- 
porta a  los  terrenos  en  pendientes,  tanto  en  el  orden  de  la  lenta 
escursion  de  las  aguas  lluvias,  como  de  las  erociones  que  en  su 
corriente  torrencial  éstas  producen.  Prueba  con  cifras  i  datos  pre. 
cieos  que  los  terrenos  dedicados  a  la  agricultura  favorecen  de  una 
manera  mui  superior  las  inundaciones  que  los  pone  en  condiciones 
normales  de  un  arbolado  cualquiera,  en  terrenos  de  fuertes  pen- 
dientes. 

Hizo  alucion  el  conferenciante  a  diferentes  estudios  comparti- 
vos  sobre  trabajos  realizados  en  EE-UU.  en  diferentes  rios  i  por 
espacio  de  treinta  i  siete  años,  i  llegándose  a  establecer  que:  en  la 
cuenca  de  recepción  de  un  terreno  montañoso  de  taludes  embos- 
cados, las  crecidas  pierden  su  carácter  repentino  i  torrencial,  co- 
mo se  observa  en  aquellas  cuya  hoya  está  despoblada  de  su  arbo- 
lado. Hace  ver  también,  la  necesidad  de  ejecutar  trabajos  comple- 
mentarios para  la  regulación  de  las  corrientes  en  el  lecho  mismo 
de  los  rios,  pues  una  vez  el  agua  en  el  cauce,  el  arbolado  no  pue- 
de ejercer  influencia  alguna  sobre  ella. 

Las  conclusiones  a  que  se  arribó  después  de  este  interesante 
estudio,  fueron  las  siguientes:  Que  los  montes  ejercen  una  acción 
reguladora  de  las  aguas,  reteniendo  gran  parte  de  las  lluvias  i  en- 
tregándolas poco  a  poco  a  las  cuencas  de  deyección. 

Que  los  trabajos  farestales,  i  en  primera  línea  las  laderas  de 
las  cuencas  de  recepción  de  los  rios,  deben  de  ser  repobladas  por 
ser  las  partes  que  están  mas  amenazadas  de  las  erosiones  ocasio- 
nadas por  las  lluvias. 

Que  en  Francia  i  en  el  estranjero  se  hagan  esperiencias  sucesi- 
vas i  metódicas  tendientes  a  determinar  la  influencia  del  arbolado 
en  el  réjimen  i  gastos  de  las  aguas. 


Estado  actual  de  la  restauración  de  montañas  i  estudios  anteriores 
a  su  ejecución.  Desde  hace  mas  de  50  años,  la  obra  de  restauración 
de  montañas  se  ejecuta  en  Fi-ancia;  a  ella  han  consagrado  los  fo- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  297 


réstales  todas  sus  enerjías   hasta  llegar   a   vencer  las  dificultades 
que  a  su  ejecución  se  oponían. 

La  práctica  ha  demostrado  que  no  se  pueden  sentar  reglas  jene- 
i-ales  sobre  la  manera  de  operar  en  las  diferentes  i'ejiones  de  un 
país,  pues  la  mayor  pai'te  de  los  procedimientos  empleados  son 
de  carácter  local  cuyas  prácticas  i  esperiencias  se  continúan  i 
transmite  a  los  sucesoí'es  que  dirijen  las  obras.  Por  esta  causa,  los 
métodos  actualmente  vijentes  pueden  ser  perfeccionados  utilizan- 
do los  conocimientos  modernos  de  que  dispones  la  jeografia  física 
i  la  botánica,  esta  última  sobre  todo,  dando  a  conocer  las  necesi" 
dades  de  los  vejetales  que  debemos  emplear  para  hacer  la  restau- 
ración de  la  hierba  en  las  sitios  de  fuertes  pendientes  i  cuya  pre- 
sencia es  indispensable  para  la  repoblación  de  los  suelos. 

Para  hecer  la  repoblación  de  las  montañas  débese,  en  primer, 
lugar,  de  tratarse  de  volver  al  mismo  estado  natural,  es  decir, 
precederse  al  encespedamiento  de  los  terrenos  que  debido  a  su 
gran  pendiente,  impide  la  ejecución  de  las  obras  forestales,  como 
también  a  la  corrección  de  las  depresiones  que  a  causa  de  las  llu- 
vias se  vienen  produciendo  i  que  al  no  poner  remedio,  concluirán 
por  transformar  completamente  el  aspecto  topográfico  de  la  mon- 
taña. Estos  trabajos  pueden  consistir  en  las  obras  de  enfajinados 
i  enrocados;  los  primeros  pueden  ser  empleados  con  muí  buen 
éxito  contra  las  erupciones  de  fondo  de  los  torrentes,  como  tam- 
bién los  segundos,  pero  ya  son  obras  de  un  valor  muy  superior  i 
de  mas  lenta  ejecución. 

La  restauración  de  la  vejetacion  i  el  estudio  retrospectivo  de  la 
vejetacion  es  una  cuestión  meramente  botánica,  como  asimismo 
el  establecimiento  de  los  actuales  cultivos  sobre  tipos  de  planeas 
determinadas;  este  estudio  de  las  plantas  debe  ir  ligado  a  la  flora 
forestal  con  que  deben  repoblarse  aquellos  terrenos,  la  vuelta  a 
las  especies  primitivas  que  los  poblaban  i  que  seria  el  ideal  del 
problema,  no  es  posible  en  muchos  de  los  casos  por  haber  cambia- 
do las  condiciones  de  clima  i  suelo  a  tal,punto  que  no  permiten 
que  vivan  allí  las  plantas  que  en  un  principio  existieron. 

Es  entonces  cuando  se  nesesita  del  estudio  del  arbolado  que 
debe  ocupar  el  terreno  cedido  por  aquél,  i  que  solo  podrá  estable- 
cerse por  un  estudio  botánico  del  ciclo  evolutivo  i  de  asociación 
de  las  plantas,  como  también  la  marcha,  progresos  vejetativos  i 
cambios  en  un  mismo  tiempo  i  condiciones.  Este  es  un  método 
muí  conocido  por  los  forestales,  que  emplean  corrientemente  i  que 


298  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

han  llamado  esencias  transitorias,  que  juegan    un  papel   de  suma 
importancia,  produciendo  primeramente  el  abrigo  del  suelo  i  sir- 
viendo después  al  desenvolvimiento  de  la  vejetacion  que  luego  los 
ha  de  reemplazar. 

Un  punto  raui  importante  que  debe  ser  tratado  en  primer  tér 
mino,  es  el  de  las  esencias  forestales  que  debemos  emplear  en  el 
repoblado  i  sobre  la  cual,  jeneralmente  el  forestal,  no  se  preo- 
cupa o  no  le  da  la  debida  importancia;  se  trata  del  oríjen  de  las 
-semil/as  que  (Uhen  emplearse  en  el  repoblado;  se  cree  que  las  espe- 
cies botánicas  son  homojéneas  i  no  preocupan  de  su  procedencia^ 
siendo  que  tiene  un  interés  capital  para  la  seguridad  del  forestal. 
Inútil  es  pretender  cultivar  plantas  delicadas  i  exijentes  en  terre- 
nos secos  i  pobres;  las  semillas  producidas  por  plantas  de  un  clima 
determinado  producen  individuos  de  mas  o  menos  de  las  mismas 
cualidades  de  las  plantas  de  donde  provienen.  Es  esta  la  causa  dg 
muchos  fracasos,  sobre  todo  a  aquellas  personas  que,  guiadas  por 
el  espíritu  de  la  causa  forestal,  plantan  árboles  llevados  de  climas 
diversos  o  semillas  provenientes  de  terrenos  húmedos,  en  suelos 
secos  o  condiciones  climatolójicas  diamestralmente  opuestas. 

El  mejoramiento  de  los  bosques  de  escaso  rendimiento  con  la  in- 
troducción de  frondosas. —  Cuando  se  comparan  los  rendimientos 
en  dinero  de  los  bosques  de  plantas  frondosas  con  los  de  resinosas, 
se  ve  claramente  que  la  balanza  se  inclina  del  lado  de  los  segun- 
dos; esta  superioridad  es  en  ciertos  paises  tan  pronunciada  que  no 
se  ha  vacilado  en  reemplazar  las  hayas  por  los  pina  vetes,  pues 
cuando  el  rendimiento  de  las  primeras  era  de  cuatro  o  cinco  fran- 
cos por  hectárea,  las  resinosas  daban  de  ochenta  a  ciento. 

Es  sabido  que  las  coniferas  son  en  Jeneral  mas  rústicas  que  las 
plantas  frondosas,  i  es  por  eso  que  las  aventajan  en  crecimientos; 
pues  se  ve  a  menudo  que  en  terrenos  pobres  en  donde  si  acaso 
pueden  resistir  i  vivir  débilmente  las  frondosas,  las  resinosas  se 
desarrollan  normalmente,  mostrando  claramente  que  ellas  son 
susceptible  de  aprovechar  los  suelos  en  los  cuales  sus  conjéneres 
de  hoja  caduca  no  producen  el  valor  que  económicamente  se 
desea. 

Son  dignos  de  elojio  los  resultados  obtenidos  en  Alemania  i 
Suiza  con  la  trasformacion  del  monte  bajo  de  escaso  rendimiento, 
en  monte  alto  de  resinosas;  para  llegar  a  ese  resultado  se  han 
tenido  que  sostener  las  luchas  consiguientes  contra  los  elementos 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA  299 

amantes  de  sus  especies   aun  con  menoscabo  de  sus   propios  in- 
tereses. 

Los  abonos  en  las  plantas  forestales.  —Hace  mas  de  30  años  que 
los  abonos  forman  una  parte  muí  importante  en  la  agricultura  sin 
-que  nadie,  hasta  hace  poco,  se  hubiese  preocupado  de  ellos  i  su 
aplicación  en  la  selvicultura.  Su  aplicación  en  los  criaderos  de 
plantas  ha  dado  siempre  resultados  verdaderamente  sorprendentes 
por  los  desarrollos  alcanzados  por  las  plantas  nuevas,  pero  ahora 
falta  saber  si  esos  mismos  resultados  se  pueden  obtener  con  su 
aplicación  en  las  plantas  que  tienen  que  luchar  contra  la  pobreza 
del  suelo  i  de  los  elementos. 

Por  las  esperiencias  practicadas  sobre  plantas  de  acacia,  se  ha 
podido  comprobar  los  benéficos  resultados  de  su  aplicación;  las 
plantas  abonadas  se  ban  desarrollado  de  un  modo  visiblemente 
superior  a  las  plantas  dejadas  como  testigos  de  estos  ensayos, 
llegándose  a  estimar  que  las  abonaduras  de  las  plantas  puestas  en 
terrenos  pobres  son  casi  de  necesidad  absoluta. 

Para  calcular  las  cantidades  de  abonos  que  es  menester  aplicar 
en  los  terrenos  embos(  ados,  es  preciso  saber  primeramente  los 
componente  del  suelo  i  las  plantas  que  componen  el  arbolado,  para 
en  seguida  i  conforme  a  las  exijencias  de  esas  plantas,  proceder  a 
la  aplicación  en  las  cantidades  que  cada  una  de  las  esencias  nece 
sita.  Esto  es  en  el  caso  de  que  el  monte  esté  sometido  a  la  servi- 
dumbre de  pastos,  ieñas,  hierbas  i  hojas,  como  existen  muchos,  i 
que,  naturalmente,  no  queda  en  el  suelo  ningún  residuo  vejetal 
que  pueda  después  de  la  descomposición  reemplazar  los  abonos 
que  es  preciso  aplicar. 

Utilización  de  las  maderas  niinudas. — La  superficie  de  montes 
en  explotación  con  que  cuenta  actualmente  la  Francia  es  de  cinco 
i  medio  a  seis  millones  de  hectáreas.  La  esplotacion  anual  es  en 
cifras  redondas  de  300,000  hectáreas  que  producen  alrededor  de 
10.000,000  de  toneladas  de  leña,  que  reducida  a  carbón  da  sola 
mente  un  resultado  líquido  de  beneficio  de  $  0.20  por  cada  metro 
cúbico.  Por  otra  parte,  el  producto  medio  de  una  corta  sometida  a 
un  turno  de  17  a  20  años,  es  de  3,000/odelas  de  leña,  pesando  cada 
una  entre  seis  i  si  siete  kilos  por  término  medio.  Esta  leña,  la  mitad 
es  por  lo  jeneral  vendida,  quedando  el  resto  en  el  mismo  terreno  de 
corta  por  falta  de  demanda  i  utilización. 

Para  evitar  estas  pérdidas  que  dejan  las  esplotaciones  de  monte 
bajo,  han  peisado  los  propietarios  dejar  envejecer  los  árboles   i 


300  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


hacer  las  cortas  como  madera  de  obra  de  fácil   salida  i  a  precios 
remunarativos;  pero  como  esto  solo  lo  pueden  hacer  las  personas 
que  tienen  dinero,  la  mayor  parte  tienen  que  seguir  esplotando- 
sus  bosques  i  produciendo   carbón  i  leña  que   no  les   es  absoluta- 
mente remunerativo. 

En  vista  de  esta  crisis  porque  atraviesa  la  madera  de  quemar  i 
el  carbón,  i  que  a  fin  de  dar  otras  aplicaciones  a  los  productos 
derivados  de  los  árboles,  los  químicos  se  han  preocupado  empe- 
ñosamente en  encontrar  una  aplicación  práctica  que  sea  remune- 
rativa i  que  permita  aprovechar  hasta  las  partes  mas  pequeñas  de 
las  maderas. 

Después  de  una  serie  de  estudios  i  de  varios  años  de  trabajo, 
se  ha  conseguido  encontrar  el  medio  económico  de  utilizar  hasta 
las  partes  fuera  de  valor,  como  son  las  virutas  i  el  aserrín.  Se 
trata  pues,  de  la  destilación  de  esas  materias  trasformándolas  en 
alcohol  etílico. 

Este  alcohol  que  se  puede  clasificar  entre  los  productos  menu- 
dos del  bosque,  ha  encontrado  aplicación  en  los  mismos  usos  que 
los  alcoholes  que  se  estraen  de  la  destilación  de  betarraga,  pata- 
tas, tubérculos  en  jeneral,  i  aun  hasta  del  de  uva  mismo. 

Hasta  la  fecha  solo  se  destilan  los  aserrines,  virutas  i  maderas 
menudas  convenientemente  trituradas,  provenientes  de  las  plan- 
tas resinosas;  pero  dado  el  empeño  que  gastan  los  hombres  de 
ciencia  para  llegar  a  tener  un  aprovechamiento  económico  de  los 
menudos  productos  de  las  plantas  no  resinosas  en  jeneral,  nos 
induce  a  creer  que  no  tardaremos  en  ver  que  la  destilación  de 
las  maderas  de  las  frondosas  es  una  cosa  enteramente  resuelta. 


No  pasaremos  por  alto  las  palabras  del  señor  Ministro  de  Agri- 
cultura, Mr.  Clémentel,  en  su  discurso  de  inauguración  de  las  se- 
siones del  Congreso  que  nos  ocupa,  por  ser  ellas  muí  significativas 
i  porque  del  proyecto  de  leí  a  que  se  refiere  encierra  muchas  dis- 
posiciones que  bien  nosotros  podríamos  aprovechar  en  nuestra 
futura  lejislacion  forestal. 

En  ese  discurso  dijo  el  Sr.  Ministro  mas  o   menos  lo   siguiente: 

«Me  encuentro  feliz  de  haber  depositado  en  la  Secretaria  del 

Congreso,  un  acta  lejislativa  que  desde  ayer  debemos  de  saludar 
con  júbilo,  ya  que  ella  abrirá  una  nueva  era  para   nuestras  cues- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  301 


tiones  forestales:  es  la  Lei  que   acaba  de   ser  votada   por   ambas 

<]!ámaras. 

«Esta  Lei  permitirá  someter  los  bosques  a  las  reglas  de  selvi- 
cultura, a  menudo  desconocidas  por  los  propietarios,  sea  porque 
ellos  no  alcanzan  a  medir  el  alto  interés  que  encierran,  sea  por- 
que los  consejos  de  los  técnicos  les  perjudicaban. 

«Vuestras  indicaciones  i  consejos  (refiriéndose  a  los  congresales) 
me  serán  preciosos  para  la  elaboración  de  los  reglamentos  admi- 
nistrativos i  su  aplicación». 

La  Lei  que  acaba  de  ser  aprobada,  dice  asi: 
«El  Congreso, 

«Considerando  que  la  conservación  délos  montes  existentes  en 
las  rejionés  eleva  las  i  en  las  dunas  necesitan  medidas  escepcio- 
nales  i  que  la  lejislacion  actual  represiva  del  desmonte  no  es  sufi- 
ciente para  asegurar  el  mantenimiento  de  esos  montes. 

«Es  de  opinión  que  una  lejislacion  especial  de  los  montes  de  pro- 
tección es  susceptible  de  evitar  los  funestos  resultados  de  su  desa- 
parición; esta  lejislacion  preventiva  que  debe  tomar  en  cuenta  la 
situación  económica  i  la  organización  administrativa  de  los  diver- 
sos paises,  estando  comprendidas  todas  las  servidumbres  que  gra- 
van a  los  propietarios,  quienes  deben  de  ser  recompensados  con 
algunas  ventajas,  tales  como  subvenciones  i  escepciones  de  im- 
puestos, presta  su  aprobación  al  siguiente  proyecto  de  Lei: 

«Art.  Lo— Serán  declarados  como  montes  de  utilidad  pública: 
los  montes,  bosques  i  praderas  boscosas,  cualquiera  que  sean  sus 
propietarios  i  que  su  conservación  sea  indispensable:  1),  pa- 
ra sostener  la  tierra  en  las  montañas  o  pendientes;  2)  para  la  de- 
fensa del  suelo  contra  las  erosiones  e  invasiones  fluviales,  ríos, 
arroyos  o  torrentes;  3),  para  la  existencia  i  salubridad  de  los  ma- 
nantiales; 4),  para  la  protección  contra  las  crecidas  estremas  de 
las  aguas;  5),  para  la  protección  contra  las  avalanchas  de  nieves  i 
movimiento  de  los  glaciares;  6),  para  la  protección  de  las  dunas  i 
de  las  costas  contra  las  erosiones  del  mar  i  de  las  invasiones  de 
las  arenas;  7),  para  la  defensa  del  territorio;  8),  para  la  salubridad 
pública;  i  9),  parala  protección  contra  las  influencias  climatéricas 

nocivas. 

Art.  2.0 -La  clasificación  se  hará  de  tal  manera  que  abarquen 
las  zonas  llamadas  de  protección,  teniendo  en  lo  posible  límites 
naturales:  los  montes,  bosques  i  praderas  boscosas  que  queden 
comprendidas  en  esos  límites,  serán    consideradas    como  montes 


302  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

de  utilidad  pública.  El  perímetro  de  estas  zonas  será  fijado  des- 
pués de  una  información  que  se  fijará  en  unalei  especial;  i  la  ma- 
nera de  llevar  a  cabo  la  información  o  estudio  será  determinado 
por  un  reglamento  de  la  Administración  Pública. 

Art.  3.0 — Las  disposiciones  de  escepcion  del  artículo  224  del 
Código  Forestal,  no  serán  aplicadas  a  los  montes  de  utilidad  pú- 
blica. 

Art.  4.0 —  Los  montes  de  utilidad  pública'  pertenecientes  a  los 
municipios  o  establecimientos  públicos  quedan  sometidos  siempre 
al  réjimen  forestal,  sin  que  la  escepcion  fundada  en  la  imposibili- 
dad de  ordenación  o  de  esplotacion  regular  pueda,  en  ningún  ca- 
so, ser  opuesta  a  estas  disposiciones. 

Art.  5.0 — Ningún  particular  podrá  ejercitar  el  derecho  de  es- 
plotai-  los  bosques  que  le  pertenecen  situados  en  la  zona  de  pro- 
tección, sin  haber  solicitado  previamente  un  permiso  especial  de 
la  Conservación  de  Aguas  i  Bosques,  por  lo  menos  con  dos  meses 
de  anticipación.  Este  pedido  debe  de  contener  los  datos  que  seña- 
lan la  posición  del  monte,  i  la  cantidad  de  maderas  que  se  piensa 
estraer.  La  administración  de  Aguas  i  Montes  deberá  en  ese  pe- 
ríodo de  tiempo  dar  la  autorización  para  esplotar,  indicando  las 
prescripciones  de  corta  i  las  precauciones  juzgadas  necesarias 
que  permiten  a  los  montes,  bosques  i  praderas  boscosas,  jugar  el 
rol  para  el  cual  así  se  les  ha  clasificado     

Art.  6.0 — Todas  las  esplotaciones  efectuadas  contrariamente 
a  estas  disposiciones  serán  consideradas  como  delitos  forestales  i 
penados  como  tales.  Las  infracciones  que  sean  constatadas  serán 
perseguidas  por  la  Administración  de  Aguas  i  Montes. 

Art.  7.0 — Los  montes  de  utilidad  pública  pertenecientes  a  par- 
ticulares serán,  cuando  ellos  lo  pidan  i  por  un  período  mínimum 
de  diez  años,  administrados  por  la  oficina  de  Aguas  í  Montes,  en 
la  misma  forma  i  condiciones  que  los  montes  comunales  o  de  es- 
tablecimientos públicos.  Estos  montes  pueden  ser  delimitados  i 
amojonados,  siguiendo  las  reglas  de  los  montes  sometidos  al  réji- 
men forestal.  Los  propietarios  cuyos  montes  sean  declarados  de 
uso  público  serán  indemnizados  preferentemente  con  otros  terre- 
nos forestales  emboscados  o  por  repoblar  situados  fuera  del  perí- 
metro de  restauración,  según  la  leí  de  4  de  Abril  de  1884,  por  las 
delimitaciones,  parcelas,  enclavados  i  servidumbres.  Los  montee 
de  utilidad  pública  quedan  exhonerados  de  todo  impuesto  o  con- 
tribuciones del  Estado,  a  excepción  de   los  derechos  de   costas  de 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  303 

las  jestiones  administrativas   de  Aguas  i  Montes,  si  tienen  lugar. 

Art.  8.0 — Los  montes  de  pi'oteccion  no  clasificados  de  utilidad 
pública;  quedan  sometidos  a  las  disposiciones  del  título  XV  del 
Código  Forestal  contra  el  desmonte. 

Art.  9.0— El  ai'ticulo  221  del  Código  forestal  se  completará  así; 
El  ejercicio  del  pastoreo  después  de  la  esplotacion,  podas  o  in- 
cendios, que  acarrean  como  consecuencia  la  destrucción  del  todo 
o  parte  del  monte  en  que  se  practican,  serán  después  de  previa 
notificación  al  propietario,  consideradas  como  los  desmontes  i  pe- 
nadas como  tales. 

Art.  IQo — La  presente  leí  se  aplicará  a  Francia,  Aljeria  i  las 
Colonias. 

El  último  día  de  las  sesiones  i  formando  la  parte  final  del  pro. 
grama  del  Congieso,  estaba  anunciada  una  conferencia  por  el 
propagandista  de  la  República  Arjentina,  Mr.  Thai.  En  efecto,  ese 
día  i  ante  una  numerosa  concurrencia  desarrolló  su  tema  forestal 
de  reclame  para  aquel  pais,  el  que  ilustró  con  buen  número  de 
proyecciones  fotográficas  de  vistas  tomadas  en  la  Arjentina,  Chile 
i  países  vecinos. 

Presentó  el  conferenciante  diversas  proyecciones  sobre  montes 
vírjenes  i  en  esplotacion,  trabajos  forestales  en  dunas,  i  restau- 
ración  de  cerros  secos  en  Chile,  como  también  otras  vistas  que 
mostraban  los  montes  quemados  i  desolados  después  de  una  roza 
a  fuego  en  la  parte  austral  de  nuestro  pais.  Al  presentar  las  vistas 
chilenas  apenas  se  hizo  mención  del  pais  que  eran  orijinarias,  i 
luego  al  presentar  las  de  las  rozas  a  fuego  recalcó  lo  salvaje  del 
sistema  i  lo  en  boga  que  se  encontraban,  llevando  la  desolación  a 
veces  hasta  las  campos  arjentinos  mismos  después  de  haber  dea- 
vastado  miles  de  hectáreas  en  Chile  i  atravesado  la  Cordillera  de 
los  Andes. 


Los  congresistas  fuimos  en  varias  ocasiones  invitados  a  recep- 
ciones oficiales  i  escursiones  a  montes;  estas  últimas  tuvieron  só- 
lo el  carácter  de  paseos,  por  lo  que  me  abstengo   de  dar  detalles. 

L.  Elzo  Baquedano. 


304  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


BOSQUES    ANDINOS 


LEJISLACION  FORESTAL 
{Colaboración) 


Los  que  cruzan  la  pampa  árida  i  desierta  desde  Neuquen  a 
caballo  o  en  coche,  llegan  a  las  primeras  remiflcaciones  de  los 
cordones  cordilleranos  temblando,  helados,  sufriendo  continuos 
vendavales,  sin  trej^ua  dia  i  noche,  observan  la  continua  lucha 
entre  la  vida  i  los  elementos.  Algunas  jerofilias,  algunos  arbustos 
enanos  i  espinosos  constituye  la  flora  de  este  inmenso  desierto. 

Llegando  a  la  rejion  andina  el  clima  se  modifica;  aun  seco,  es 
fresco,  los  valles  umbrosos,  los  cerros  cubierto  de  un  manto  fron- 
doso, los  lagos  alimentados  por  las  nieves  perpetuas  forman  un 
panorama  encantador,  estamos  en  la  Suiza  arjentina. 

Pero  el  observador  se  pregunta  si  el  Gobierno  piensa  seria- 
mente en  este  eficiente  del  progreso  del  pais  i  si  prevé  el  enorme 
valor  que  tienen  estos  bosques  en  relación  a  la  escasez  del  mate- 
rial que  es  necesario  para  la  vida  i  si  hai  en  fin  una  lejislacion 
severa  que  impida  la  devastación  forestal  cultivando  estos  bos- 
ques, haciendo  viveros  con  las  esencias  indíjenas  o  mistas  que 
mas  se  adapten  a  las  zonas  desprovistas  i  que  se  quieran  unifor- 
mar o  enriquecer. 

Creo  que  mucho  sobre  este  tópico  fué  escrito:  T^as  comisiones 
injenieros  para  la  demarcación  de  limites,  después  injenieros 
topopgráflcos  i  agrimensores  de  la  División  de  Tierras,  naturalistas, 
Jefes  de  rejimientos,  inspectores  de  Tierras  i  Colonias,  correspon- 
sales, turistas,  todo  el  mundo  quedó  admirado  de  las  exelsas  cum- 
bres, todos  vieron  la  necesidad  que  este  problema  de  trascendental 
importancia  sea  tomado  en  consideración  i  que  la  buena  voluntad 
de  unos  pocos  encuentre  válido  a[)oyo  en  el  Gobierno  a  fin  de 
que  se  establezca  una  lejislacion  severa,  que  asegure  a  la  Nación 
su  riqueza  natural,  sus  bosques  milenarios. 

Decia  el  Presidente  Rooseveit  en  el  Congreso  Forestal  celebrado 
en  1906  en  Washington:  «Los  problemas  de  los  bosques  i  del  agua 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  305 

son  talvez  las  cuestiones   interiores   mas  vitales   de  los   Estados 
Unidos». 

En  el  primer  Congreso  Científico  Pan-Americano  (Sección 
Agronomía)  reunido  en  Santiago  (Chile)  en  diciembre  de  1908  el 
señor  José  A.  Alfonso  propuso  las  siguientes  conclusiones,  que 
fueron  aprobadas  unánima mente:  ' 

«1.0  Los  bosques  por  sus  múltiples  e  incalculables  beneficios 
desempeñan  un  papel  ti-ascendental  en  la  economía  i  bienestar  de 
las  Naciones. 

«2.0  La  devastación  forestal  es  en  consecuencia  un  peligro 
gravísimo. 

«3.0  Debe  proveerse  a  la^^plantacion  forestal  desde  un  punto 
de  vista  técnico  o  científico  o  sea  tomando  en  cuenta  los  distintos 
factores  que  constituyen  los  beneficios  de  los  bosques  i  muí  espe- 
cialmente los  que  proveen  a  mantener  la  humedad  i  la  regulari- 
dad de  las  corrientes  de  agua. 

«4.Ó  Para  este  último  efecto  deben  estudiarse  atentamente  en 
las  montañas  las  hoyas  hidrográficas  de  estas  corrientes. 

<'5.o  La  replantacion  forestal  como  obra  de  previsión  a  largo 
plazo  i  de  bienestar  o  seguridad  nacional,  es  mas  obra  del  Estado 
que  de  los  particulares. 

«6.0  Debe  sin  embargo  proveerse  a  incitar  el  celo  de  los  parti- 
culares, por  medios  de  prima  de  plantación,  exención  de  impues- 
tos etc.  a  fin  de  que  cooperen  a  la  acción  del  Estado  i  eficazmente 
la  completen. 

7.0  Con  este  mismo  objeto  i  para  ilustrar  la  opinión  pública 
jeneralmente  ignorante  en  lo  que  se  refiere  a  los  trascendentales 
incalculables  beneficios  de  los  bosques,  debe  hacerse  una  ince- 
sante propaganda  social,  principiando  por  las  escuelas,  siguiendo 
con  las  conferencias,  fiestas  públicas,  como  la  interesantísima  del 
árbol,  i  valiéndose  también  de  la  propaganda  relijiosa  por  medio 
de  la  cátedra  sagrada  de  tanta  infiuencia  en  el  pueblo». 

Estas  fueron  las  conclusiones  aprobada  por  el  Congreso  i  por 
la  Nación  vecina  que  su  flora  es  mas  rica  i  tiene  menos  necesidad^ 
teniendo^  menor  superficie  desprovista  de  monte,  de  conservar  los 
bosques  andinos. 

Pero  antes  de  examinar  detenidamente  las  causas  i  aconsejar 
aquellos  remedios  que  a  mi  parecer  son  necesarios,  estudiemos  el 

estado  actual  de  nuestros  bosques  cordilleranos. 

20 


306  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


NATURALEZA  DE  LOS  BOSQUES  ANDINOS 

Las  faldas  de  las  precordilleras  i  de  las  cordilleras  hasta  una 
altitud  de  1700  a  1800  metros  sobre  el  nivel  del  mar  i  desde  la 
máximas  cumbres  hasta  el  centro,  como  faja  de  cinco  leguas 
aproximadamente  de  ancho  (término  medio)  que  empieza  desde 
el  paralelo  38f'  hasta  el  54"  se  hallan  revestidas  de  bosques  de  un 
modo  mui  irregular;  esta  irregularidad  es  debida  a  múltiples  cau- 
sas, pero  de  un  modo  mas  especial  a  la  acción  de  los  vientos,  que 
en  la  selección  natural  tienen  un  rol  mui  importante  tratándose  de 
semillas,  en  la  mayoría  de  las  especies  anemóbolas. 

Donde  el  aire  es  tranquilo  i  hai  reparo,  las  plantas  se  crian  ro- 
bustas i  hei  mosas,  pero  no  asi  en  los  parojes  azotados  por  los  venda- 
vales en  los  cuales  la  vejetacion  queda  raquítica  i  arbustiva  cuan 
do  no  se  vuelve  del  todo  erbácea,  notándose  a  menudo  hasta  la 
total  ausencia  de  plantas  i  apareciendo  las  rocas  desnudas  en  los 
puntos  mas  azotados. 

Por  lo  jeneral,  estos  bosques  se  hallan  constituido  por  varias 
esencias  mezcladas  caprichosamente,  acompañadas  de  arbustos  i 
enredaderas  maso  menos  abundantes  e  invadidos  de  quila.  Sin 
embaí go,  no  faltan  especies  que  constituyen  colonias  esclusivas, 
lo  que  se  observa  especialmente  en  los  pinos,  los  alerces  i  loscipre- 
ses,  que  suelen  formar  pinaies,  alerzales  i  cipresales  a  pesar  de 
hallarse  con  frecuencia  aislados  en  los  montes  de  otras  clases  mez- 
cladas. 

Lo  que  llama  la  atención  de  esta  localidad  es  la  falta  de  zonas 
hipsométricas. 

En  los  demás  continentes  i  ra¿is  especialmente  en  Europa,  cada 
altura  está  determinada  por  una  esencia,  teniéndoae  así  la  zona 
del  roble,  la  del  haya,  la  del  abeto,  la  del  pino,  etc.  Aquí  no, 
escepcion  hecha  por  el  LeTigue(Nothofagus)  que  empieza  a  mas  de 
1000  metros  hasta  1500  próximamente;  la  misma  esencia  algo 
modificada  en  su  estatura  la  hallamos  a  alturas  las  mas  diferentes, 
tanto  vejetan  a  nivel  del  lago  como  en  los  vallecitos  de  las  que- 
bradas mas  elevadas. 

Estos  bosques  completamente  silvestres  no  presentan  ninguna 
ordenación:  las  plantas  criadas  en  masas  en  los  lugares  mas  pro- 
picios luchan,  se  combaten,  se  tuercen  quitándose  continuamente 
la  luz  i  el  terreno  con  peí-juicio  de  todos,  i  en  lugar  de   admirar 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  307 

lindos  troncos  derechos,  majestuosos,  vemos  tallos  torcidos,  raquí- 
ticos, enmarañados,  formando  un  conjunto  desagradable  i  de  un 
^alor  mui  roducido.  Agregúese  que  todas  esas  plantas  parece  que 
«o  tengan  una  vida  mui  larga,  de  modo  que  a  cada  paso  se  tropie- 
:zsL  con  troncos  carcomidos  o  podridos  que  sirven  de  semtlíeras  a 
falanje  de  parásitos  vejetales  i  animales,  los  que,  una  vez  carco- 
'mido  el  tronco  derribado,  inician  su  obra  destructora  en  otros 
troncos  sanos  i  derechos.  A  mas  que  en  los  bosques  de  esposicion 
oeste  i  sur  (que  son  casi  todos)  constituidos  de  varias  especies  de 
Nothofagus,  perteneciendo  éstos  a  las  ombrívagas,  viviendo  por 
■consiguiente  en  el  suelo  mas  húmedo,  se  nota  que  el  bosque  es 
mas  sucio  porque  a  mas  de  estar  lleno  de  plantas  bajas  arbustosas 
-cuyas  ramas  se  entrelazan  con  varias  especies  de  enredaderas,  la 
-quila  con  sus  rizomas  poderosísimos  gana  cada  día  mas  los  espacios 
libres,  formando  una  barrera  infranqueable  i  quitando  la  vida  a 
tniles  i  miles  de  plantitas  que  nacerían  de  las  semillas  caídas. 

Como  he  espuesto  anteriormente,  en  estos  bosques   mistos   i  de 
varias  edades,  por  escepcion  seculares,  que  mejer  seria  llamarlos 
florestas,  hai  dos  o  tres  esencias  dominantes  i  por  sus  esposicioues 
i  situaciones  tienen  un  efecto  moderador  del  agua  e  influyen  ven 
tajosamente  sobre  los  vientos. 

Las  corrientes  atmosféricas  son  tan  fuertes  i  continuas  en  di- 
rección oeste  a  este,  que  deforman  completamente  los  árboles, 
^sí  que  en  toda  la  zona  andina  la  agricultura  está  a  la  discreción 
muí  poco  oportuna  de  este  flajelo. 

Se  calcula  en  este  paraje,  según  el  anemómetro  de  Bariloche, 
*tma  velocidad  de  122  kilómetros  por  hora. 

En  el  estado  actual,  los  bosques  cordilleranos  tienen  un  valor 
Telativamente  rejucido,  i  en  la  esplotacion  no  tan  solo  se  hallan 
inconvenientes  grandes  i  numerosos,  sino  que  el  desperdicio  llega 
tuuchas  veces  a  ser  mayor  de  lo  que  se  aprovecha  ya  sea  para 
hacer  cancha  a  los  pies  a  derribarse  como  para  la  estraccion  de 
los  ejemplares  volteados. 

ENEMIGOS  DE  LOS   BOSQUES 

a)  Montaraces. — En  los  bosques  andinos  vive  una  población 
«lui  especial,  levantisca,  i  que  no  acata,  por  su  ignorancia  i  atavis- 
mo, fácilmente  la  lei;  criada  entre  los  matorrales  i  las  breñas, 
■atraídas  allí  por  la  facilidad   la  tranquilidad  de  vivir,  no  piensa 


308  boletín  de  BUSQUES,  PESCA  I  CAZA 


sino  en  satisfacer  sus  necesidades,  sin  darse  cuenta  de  los  per- 
juicios que  puede  ocasionar.  Lo  que  le  incomoda  lo  suprime  del 
modo  mas  rápido  i  de  menor  trabajo,  sin  preocuparse  de  lo& 
árboles,  de  los  bosques,  ni  del  Gobierno. 

h)  Incendios. — Ya  varias  veces  he  denunciado  la  plaga  de  los 
incendios;  plaga  que  ha  dejado  i  deja  constantemente  huellas  terri- 
bles i  que  si  siguiese  por  algún  tiempo,  acabarla  por  dar  fin  a  to- 
des  los  bosques. 

Estos  incendios  son  históricos:  Frai  Francisco  Menéndez  en  su 
diaiio,  pajina  19,  dice:  «27  Enero  1784,  por  el  lado  del  lago  Mas- 
cardi,  hubo  una  antigua  quemazón.» 

«26  Diciembre  1786.  Cerca  de  Vuriloche  (hoi  Bariloche)  encon- 
tró un  cerro  mediano  adonde  estaba  el  monte  ardiendo.» 

I  mucho  mas  antes,  en  el  año  1670,  el  padre  Nicolás  Mascardi^ 
italiano,  cerca  del  rio  Corcovado  encontró  un  lago  con  los  bosques 
de  su  ribera  quemados. 

Son  causados  a  veces  por  la  ignorancia,  otras  son  frutos  de  ma- 
los instintos,  de  vandalismo  no  solamente  del  montañés  o  del  pai- 
sano sino  de  personas^ cultas,  provocando  combustiones,  que  abar- 
can millares  de  hectáreas  i  duran  semanas  i  meses,  ardiendo 
también  el  suelo  mismc,  consumiéndose  así  todo  el  material  orgá- 
nico i  quedando  una  tierra  floja  de  aspecto  ceniciento.  En  las 
pendientes  algo  inclinadas  las  nieves  de  invierno  por  su  propio 
peso  i  las  lluvias  arrastran  estos  terrenos  flojos  dejando  en  parte 
al  descubierto  la  roca  misma. 

PORVENIR  DE  LOS  BOSQUES 

Hasta  ahora  los  bosques  andinos  separados  del  litoral  i  de  la 
rejion  poblada  por  el  inmenso  desierto  de  la  pampa  tenian  un 
valor  dudoso  i  solo  apreciable  para  los  pocos  pobladores  locales 
cuyo  consumo  es  mui  limitado.  Sin  embargo,  estos  tiempos  van 
pasando,  el  desierto  pampeano  se  convierte  paulatinamente  en 
una  fértil  i  poblada  llanura  i  los  nuevos  colonos  hallarán  mas 
fácil  utilizar  las  maderas  indíjenas  de  los  faldeos  andinos  antes 
que  hacer  venir  las  maderas  estranjeras  del  litoral,  mucho  mas 
lejano  i  costoso.  Los  bosques  hasta  hoi  desquiciados  i  considera- 
dos casi  inútiles  adquirirán  con  el  tiempo  la  importancia  debida 
i  todo  su  valor;  entonces  las   previsiones  del   suscrito   se   harári 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  30? 

efectivas  i  se  resolverá  cuan  justas  i  previsoras  fueron  las  medi- 
das reclamadas. 

Aquí  me  gusta  reproducir  la  opinión  de  un  amig-o  de  los  bos- 
que, el  señor  Carlos  Guerrero,  que  tantos  estudios  i  comparacio- 
nes hizo  en  un  ponderado  artículo  aparecido  en  «La  Prensa»  del 
19  de  Marzo  1909.  El  progreso  del  país  reclamará,  tarde  o  tem- 
prano, una  acción  decisiva  en  pro  de  los  bosques.  Si  se  inicia 
ahora  la  labor  resultará  mas  eficaz  i  menos  onerosa. 

Los  beneficios  de  los  bosques,  directos  o  indirectos,  son  puede 
decirse  limitados.  Me  detendré  a  demostrar  algunos  de  impres- 
cindible importacia: 

Cortan  los  vientos. — Es  probado  de  los  interesantes  estudios  del 
prof.  Schwappach  de  la  Academia  Forestal  de  Eberswalde  (Ale- 
mania) que  los  efectos  calmantes  sobre  la  velocidad  i  la  fuerza 
del  viento  se  notan  a  una  distancia  de  150  a  200  metros  del  linde 
situado  en  la  dirección  del  viento  i  llega  hasta  uno  o  dos  kilóme- 
tros sobre  los  llanos  adyacentes.  De  mis  observaciones  hechas,  los 
vientos  aquí  son  constantes,  pero  bajos  i  de  una  velocidad  que, 
€omo  lo  dije  antes,  el  anemómetro  la  señala  en  122  kilómetros  por 
hora. 

Así,  cuál  no  seria  el  protector  abrigo  que  daría  la  plantación  de 
fajas  relativamente  delgadas,  las  cuales  se  repitiesen  a  intervalos 
de  1  a  2  kilómetros. 

Vuelvo  últimamente  sobre  los  beneficios  intrínsecos  de  los  bos- 
ques o  sea  su  enorme  riqueza  aun  en  el  estado  anormal  en  que  se 
encuentran  i  lo  que  ellos  importan,  dada  la  grande  zona  boscosa 
i  las  esencias  múltiples  de  que  como  los  bosques  de  la  zona  austral 
están  compuestas. 

La  madera  va  escaseando  mas  en  todas  partes  i  en  todos  los 
países.  Especialmente  en  Europa  se  nota  la  escasez  de  la  madera 
gruesa,  precisamente  aquella  que  proviene  de  la  destrucción  de 
ios  árboles  seculares  que  desaparecen  cada  día  mas  sin  ser  reem- 
plazados. 

En  el  «Times»  de  Londres  se  observaba  últimamente  que  en  25 
o  30  años  llegará  un  período  de  grande  escasez  de  papel  como  con  • 
secuencia  de  la  destrucción  de  los  bosques. 

Con  este  propósito  observo  que  nuestros  inmensos  bosques  de 
los  Territorios  de  Neuquen,  Rio  Negro,  Chubut  hasta  Usuaía  por 
sus  variadas  familias  de  los  Nothofagusi  coniferas  podría  dar  co- 


310  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

mo  producto  bruto  en  la  formación  de  pasta  o  pulpa  de  madera 
(celulosa)  millones  i  millones  de  libras  esterlinas.  No  es  de  olvidar 
tampoco  que  los  paises  mas  boscosos  son  los  que  aumentan  ma& 
rápidamente  su  población  i  en  consecuencia  su  poder. 

MEDIDAS  QUE  SE  IMPONEN  PAKA  SU  CONSERVACIÓN 

Ya  que  estamos  en  la  Suiza  arjentina,  copiémoslo  que  dice  el 
artículo  24  del  Estatuto  Orgánico  Suizo.  «La  (Confederación  tiene 
el  dei'echo  de  suprema  vijilancia  sobre  la  seguridad  i  formación, 
de  los  bosques  en  las  rejiones  elevadas».  ^;So  ha  preocupado  nues- 
tro Gobierno  en  la  forma  que  debiera  de  repoblar  de  arboledas  sus 
montañas?  ¿De  salvar  siquiera  la  riqueza  forestal  existente?  Res- 
pondo con  la  negativa  absoluta,  nó .  . . . 

1.  Los  bosques  andinos  reclaman  urjentementela  intervención 
del  hombre,  pero  una  intervención  seria  i  científica,  una  rotura- 
ción meditada  i  racional  que  saque  o  destruya  los  restos  descom- 
puestos, que  ralee  o  aclare  los  puntos  demasiado  tupidos,  que  se- 
lecciónelas esencias  en  lucha,  suprimiendo  los  ejemplares  de  las- 
especies  de  poco  valor  o  de  mala  conformación  para  que  dejen 
crecer  los  fuertes  i  valiosos.  I  por  fin  que  llene  los  claros  deter- 
minando los  perímetros  de  ios  teri'enos  amparadores  o  fomenta 
dores  de  bosques  (según  las  necesidades)  declarándolos  todos  «Re- 
servas forestales  o  Parques  nacionales». 

2.  Abrir  caminos  de  un  modo  definitivo  i  permanente,  teniendo- 
presente  que  no  hai  un  solo  camino  internacional  en  la  rejion  del 
sur  i  la3  sendas  actuales  se  prestan  a  que  en  los  arreos  de  anima- 
les se  destruyan  los  bosques  limítrofes. 

El  31  Diciembre  1906  aconsejaba  poner  a  los  costados  de  lo& 
caminos  internacionales  i  a  la  distancia  de  3  a  5  Klm.    chapas  de 

zinc  con  la  siguiente  inscripción:  Reserva   Forestal   iV.o «La 

leí  prohibe  que  se  ocupen  o  incendien  los  bosques   bajo  la  pena  de 

3  a  10  años  de  prisión  (Art.  210  del  O.  P.) 

Seria  necesario  hacei'  comprender  al  viajero  que  entra  en  esta 
Nación  que  hai  una  Lei  que  prohibe  i  castiga  adecuadamente. 

3.  En  Enei-o  del  año  190b  aconsejaba  que  en  los  bosques  de  la 
zona  austral,  estensísimos  i  que  mas  se  prestan  a  .ser  destruidos 
dada  su  posición  orográflca,  topográfica  e  hidrográfica  de  esta 
Cordillera  i  los  principios  atávicos  de  destrucción  délos  inmigran, 
tes,  establecer  varios  repartos  forestales  vinculados  los  unos   coiía 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  311 

los  otros  i  bajo  el  control  del  Inspector  Territorial.  Estos  repartos 
forestales  tendrían  una  vijilancia  i  estudios  de  20  leguas  de  cordi- 
llera i  serian  cuidados  por  un  guardabosques  i  un  cabo. 

A  mas  varios  correspondíales  honorarios  forestales  elejidos  en- 
tre las  personas  serias  i  entendidas. 

4.  El  Superior  Gobierno  dictó  un  Decreto  reglamentario  sobre 
la  esplotacion  forestal,  pero  no  es  completo,  ni  es  adaptable  para 
ias  diferentes  zonas  bosquivas. 

Hai  que  seguir  cumpliendo  la  obra  rejenadora  i  dictar  un  Có- 
digo Forestal  bien  claro  i  esplícito,  que  deslinde  atribuciones  en 
cada  caso  e  invista  de  su  plena  autoridad  a  los  Inspectores  Fores- 
tales i  a  los  Guardabosques  dándoles  medios  para  cumplir  la  mi- 
sión que  les  es  confiada. 

5.  Formar  un  cuerpo  de  guardabosques  bien  seleccionado,  tanto 
bajo  el  punto  de  vista  moral  como  físico  i  nombrar  para  el  desem- 
peño de  tales  atribuciones  a-  jente  Joven,  activa  í  práctica  de  la 
cordillera.  .         . 

6.  Las  atribuciones  forestales  no  deben  ser  delegadas  ni  a  la 
policía  territorial,  ni  a  los  elementos  militares  de  una  localidad, 
ni  a  nadie,  sino  a  porsonas  competentes  en  la  materia. 

Los  guardabosques  equiparados  en  todos  a  la  policía  deberán 
solicitar  i  ser  atendidos  en  caso  de  resistencia  armada  por  parte 
de  los  infractores  de  los  bosques. 

7.  Aumentar  el  número  de  los  inspectores  i  guardabosques  i 
agregar  a  cada  oficina  destacada  en  la  zona  andina  un  arboricul- 
tor encargado  de  la  fundación  i  manutención  del  criadero  de  plan- 
tas indíjenas  i  exóticas  que  mas  se  prestan  bajo  la  dirección  de  la 
Inspección,  dándole  un  lote  de  tierra,  los  animales  e  instrumentos 
rurales  i  si  fuera  posible  un  modesto  sueldo  que  le  permita  vivii' 
discretamente,  con  la  obligación  de  entregar  anualmente  un  de- 
terminado número  de  plantas  de  ciertos  números  de  especies. 

8.  Hai  necesidad  de  hacer  un  plano  forestal  i  estadístico  de  cada 
rejion  para  demostrar  la  riqueza  forestal  de  cada  territorio  (algu- 
nos planos  los  presenté  en  el  año  1904  i  fueron  muí  ponderados 
por  la  Honorable  Comisión  Forestal  Asesora  del  Ministerio  de 
Agricultura).  Dicha  estadística  haría  equilibrar  la  esplotacion  i  la 
riqueza  entre  los  territorios  de  la  zona  austral  con  relación  a  su 
superficie,  a  la  hidrografía  i  orografía,  poniendo  en  evidencia  la 
necesidad  de  aumentar  los  bosques. 


312  boletín  de  bosques.  PESCA  I  CAZA 


Cumplo  con  mi  deber  el  repetir  lo  siguiente:  En  seis  años  de 
recorridos  por  estas  florestas  cordilleranas  (que  según  los  itinera- 
rios de  viajes  dan  una  media  de  4  500  kilómetros  anuales)  he  ob- 
servado que  raros  son  los  montes  que  hoi  se  prestan  a  una  espío - 
tacion  provechosa.  Por  su  ubicación  ante  todo,  por  la  falta  de  me- 
dios rápidos  a  los  mercados;  por  la  dificultad  de  estraccion  de  la 
madera  bruta,  debiéndose  utilizar  el  único,  arriesgado  i  primitivo 
medio,  o  sea  por  agua;  por  la  mínima  percentual  de  los  ejempla- 
res sanos  i  típicos. 

En  las  actuales  condiciones  no  pudiendo  conseguirse  los  benefi- 
cios que  un  bosque  puede  dar  es  mejor  desilucionar  al  Gobierno 
i  pobladores  i  hacer  respetar  lo  poco  que  se  tiene,  hasta  el  dia 
que  todos  los  coeficientes  antes  citados  sean  favorables  a  la  espío 
tacion  i  al  consiguiente  e  inmediato  aumento  del  bosque.  Los  te- 
rritorios hoi  están  en  el  período  de  la  pastoricia;  apurar  la  evolu- 
ción para  hacerlos  agricolos  e  industriales  creo  sea  un  fracaso. 
¿Solamente  los  tiempos  i  la  fuerte  inmigración,  el  ferrocarril,  etc. 
podrán  transformarlos.  Entonces  el  Gobierno  debe  prever  desde 
ahora  i  dar  a  la  nueva  jeneracion  uno  de  los  dos  medios  mas  ne- 
cesarios a  la  vida,  leña  i  agua,  o  las  consiguientes  industrias  que 
de  la  madera  i  de  la  agricultura  se  derivan. 

Nadie  sino  la  Nación  tiene  el  deber  de  defender  i  protejer  loa 
bosques  existentes  i  ocuparse  de  aumentarlos. 

Los  bosque  dan  poco  a  la  jeneracion  presente,  también  a  la 
primera  que  le  sucederá,  pero  cuáles  serán  los  beneficios  en  el 
porvenir  i  por  esto  debe  tomar  la  iniciativa  el  Gobierno  ante  todo 
con  una  seria  lejislacion  forestal  basada  en  un  plan  vasto,  com- 
pleto, racional  a  ejecutarse  gradualmente  con  un  personal  selecto 
i  con  recursos  financieros  proporcionados  i  adecuados  para  resol- 
ver tan  importante  cuestión;  i  ante  todo,  no  proceder  con  leyes 
o  principios  jenerales  sino  con  determinado  estudio  de 
una  entera  cuenca  de  un  lago  o  valle  de  un  rio;  estudiando  toda 
la  hidrografía  de  la  misma,  determinai  el  curso,  la  orientación  i 
la  rapidez  de  la  corriente,  la  máxima  i  mínima  también  de  las 
corrientes  atmosféricas  i  compilar  un  plano  de  cultivo,  gobierno, 
conservación  i  aumento  de  los  montes  comprendidos  en  tal  perí- 
metro i  de  la  cuenca  hidrolójica  contemplada. 

La  estadística  de  la  importación  demuestra  que  esta  gran  Na- 
ción es  hoi  tributaria,  por  la  madera  que  se  utiliza  en  la  capital  i 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  31S 

€n  casi  todas  las  provincias  i  en  el  litoral  hasta  Tierra  del  Fuego, 
de  otras  Naciones. 

Si  en  lugar  de  beneficiar  las  finanzas  estranjeras  con  una  im- 
portación por  millones  i  millones  de  esterlinas,  se  utilizará  la  mitad 
de  esta  suma  para  protejer,  defender  i  cultivar  el  único  producto 
natural,  los  montes  fiscales,  ¿cuánto  ganarla  el  progreso  de  los  te- 
rritorios, cuánto  el  porvenir,  cuánto  la  Nación? 

Concluyo:  hoi  jeneralmente  las  rentas  que  puede  dar  un  bosque 
son  poco  elevadas  porque  se  esplotan  sin  reglas  i  sin  medidas  i  a 
mas  se  trabaja  con  productos  ofrecidos  de  una  vejetacion  espon- 
tánea. Nadie  hasta  ahora  se  preocupó  en  ninguna  manera  de  in- 
tervenir para  hacer  favorables  las  condiciones  al  desarrollo  de  las 
selvas  naturales. 

Se  comprende  entonces  que  el  producto  es  escaso  en  compara- 
ción a  la  estension  boscosa,  a  la  cantidad  de  ejemplares,  a  mas  de 
ser  deficiente  por  su  calidad,  insignificante  por  su  valor. 

Pero  sí  en  el  cuidado  de  los  bosques  se  cumple  con  todo  su  rigor 
con  aquellas  reglas  que  la  ciencia  enseña  i  se  transforma  paulati. 
ñámente,  las  actuales  florestas  con  un  sistema  de  cultura  ra- 
cional, esplotando  los  árboles  maduros  e  inútiles  i  dejando  los 
"viveros  naturales  i  formando  nuevos  con  las  semillas  de  las  plan- 
tas indicadas,  cubriendo  de  bosques  los  faldeos  que  diariamente 
se  desmoronan  sacando  provecho  de  todas  las  circunstancias,  de 
cualquier  elemento  o  factor  que  pueda  contribuir  al  desarrollo,  a 
la  producción  de  nuevos  ejemplares,  entonces  los  bosques  andinos 
abastecerán  la  escasa  necesidad  del  presente  i  aun  fomentarán 
todas  aquellas  industrias  forestales  que  en  una  mañana  no  lejana 
nuestros  hijos  nos  pedirán. 

Humberto  Giovanelli 

ex-inspector  de  bosques  de  la  Arjentina, 


ASOCIACIÓN  FORESTAL   MEDITERRÁNEA 


Del  1  al  7  de  Mayo  de  1911  reunióse  en  Madrid  el  IX  Congreso 
Internacional  de  Agricultura  al  cual  concurrieron  delegaciones 
forestales  de  todos  los  países  europeos,  pues  según  acuerdo  de  un 


314  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

anterior  congreso  se  convino  en  fundir  bajo  esta  sola  denomina- 
ción a  estas  asambleas  que  hasta  entonces  se  celebraban  separada- 
mente como  Congresos  de  Selvicultura  i  de  Agricultura. 

Los  injenieros  de  montes  europeos,  con  el  laudable  i  sano  pro- 
pósito de  cambiar  ideas  relativas  a  solucionar  los  complejos  pro- 
blemas de  los  montes,  que  con  mui  justificada  razón  ha  venido 
preocupando  la  atención  de  los  hombres  de  ciencia  i  gobernantes 
de  todas  las  naciones,  presentáronse  animosos  a  este  torneo;  leyé- 
ronse interesantes  trabajos  relacionados  con  la  repoblación  de  los 
terrenos  que  forman  la  cuenca  mediterránea  tanto  de  Europa  co- 
mo del  noi'te  de  África,  repoblación  en  jeneral,  etc. 

En  una  de  esas  sesiones,  el  ilustre  forestal  francés,  Mr.  Hijkel, 
dio  lectura  a  un  brillante  estudio  en  el  que  hizo  la  historia  de  lo 
que  han  sido  i  lo  que  son  los  terrenos  del  mediodia  de  Europa,  la 
semejanza  que  tienen  con  los  africanos,  lo  difícil  i  costosas  que 
resultan  hoi  las  repoblaciones  debido  a  la  tala  de  los  montes,  al 
rigor  del  clima,  etc.,  i  concluyó  proponiendo  un  proyecto  para  la 
formación  de  una  «Asociación  Forestal  Mediterránea»,  idea  que 
mereció  la  unánime  aprobación  de  todos  los  delegados,  procedién- 
dose  al  nombramiento  de  una  comisión  encargada  de  estudiar  i 
dar  forma  al  referido  proyecto,  i  llegar  a  establecer  de  este  modo,  el 
lazo  de  unión  que  debe  existir  entre  los  forestales  de  los  divei'sos 
paises. 

El  discurso  del  Sr.  Hickel  es  el  siguiente: 

«Voi  a  permitirme  hablaros  en  español,  para  ver  si  logro  ser 
comprendido  por  mis  compañeros  españoles  de  Congreso,  ya  que 
los  si'es.  franceses  pueden  conocer  mis  ideas  por  la  memoria  im- 
presa que  he  presentado. 

«Creo  que  no  se  encuentra  aqui  ninguno  de  nuestros  colegas  de 
Italia,  pero  puedo  deciros  que  mi  amigo  el  Sr.  Caballero,  Director 
de  la  Academia  Forestal  de  Italia,  está  totalmente  de  acuerdo 
conmigo. 

«Por  lo  tanto,  señores,  {continuando  su  discurso  en  francés)  pido 
a  los  que  habláis  mi  idioma  que  me  escuseis  si  leo  en  español  al- 
gunos trozos  de  mi  comunicación.  Comprendereis  la  razón  que 
me  asiste  para  proceder  asi  pues  habéis  de  convenir  en  que  cons- 
tituimos aqui  una  minoria. 

«Como  he  dicho  hace  un  momento,  de  ningún  modo  tengo  la 
pretensión  de  resolver  el  problema  propuesto. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  315 


«Es  evidente  que  en  la  cuenca  del  Mediterráneo  la  solución  de 
este  problema  es  de  gran  importancia,  pero  también  hai  que  reco- 
nocer que  es  mui  difícil.  No  he  pretendido,  pues,  resolver  la  cues- 
tión sino  que  he  querido  únicamente  llamar  vuestra  atención  so- 
bre las  analojias  grandísimas  que  unen  a  todos  los  pueblos  que 
tienen,  por  decirlo  así,  una  ventana  al  Mediterráneo.  Para  no  mo- 
lestar a  nadie  es  necesario  limitar  la  cuestión  a  todos  los  pueblos 
del  mediodía,  es  decir,  a  España,  Portugal,  mediodía  de  Francia 
sur  del   Mediterráneo,  Marruecos  i  sur  de  Italia. 

«Conviene  esclarecer  ante  todo  un  punto  de  vista  de  importan- 
cia. Sin  que  se  me  tache  de  tener  prejuicio  alguno,  puedo  decir 
que  si  existían  métodos  forestales  bastante  perfeccionados  al  fi- 
nalizar el  siglo  XVIII,  no  había  entonces  hombre  capaz  de  coordi- 
nar los  métodos  que  había  a  la  sazón  i  ya  suficientes  para  formar 
lo  que  hoí  llamaríamos  un  tratado  de  selvicultura. 

«Ha  habido  hombres  eminentes  en  el  estudio  de  la  Historia  Na- 
tural en  Francia  i  en  España,  Buffon,  por  ejemplo,  p3i-o  no  eran 
injenieros  de  montes,  ni  escribían  tratados  de  selvicultura.  Tal 
tratado  convendréis  conmigo  en  que  solo  lo  puede  escribir  un 
hombre  perito  en  la  materia.  Ocurrió  que  por  efecto  de  las  relacio- 
nes estrechas  entre  Francia  i  las  rejiones  del  otro  lado  del  Rín, 
los  fundadores  de  la  enseñanza  superior  forestal  francesa  sacaron 
estos  primeros  datos  de  esa  rejíon,  esto  es,  de  Alemania,  i  resultó 
de  ello  una  impresión  particular  sobre  la  que  no  insisto,  pero  que 
se  puede  resumir  diciendo  que  la  luz  i  la  ciencia  forestal,  luz  que 
debe  irradiar  a  los  demás  continentes,  a  las  Indias,  a  América,  al 
Canadá,  han  sido  aplicadas  en  países  cuyos  terrenos  no  se  prestan 
a  la  repoblación,  no  pudiendo  ésta  llevarse  a  cabo  mas  que  ven- 
ciendo grandísimas  dificultades. 

«En  Arjelía,  principalmente,   es   donde   hemos  "esperimentado 

estas  primeras  dificultades.  Se  creyó  encontrar  allí  una  panacea 
universal  plantando  el  eucalipto.  Ahora  bien,  sin  duda  os  habréis 
dado  cuenta  de  las  propiedades  i  condiciones  de  este  árbol  i  os 
habréis  convencido,  por  lo  tanto,  de  que  no  resolverá  la  cuestión 
forestal,  i  no  es  preciso  por  esta  causa  que  hable  de  él.  Se  puede 
decir  que  esta  clase  de  plantaciones  ha  fracasado  en  todos  los 
pueblos  que  yo  considero  como  mediterráneos,  es  decir,  en  la  re- 
jion  de  oriente,  en  el  Lauretum,  como  dicen  los  alemanes,  en  que 
se  destruyó  la  selva  i  en  la  que  se  encuentran  grandes  dificulta- 
des para  reconstituirla. 


S16  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

Tampoco  se  trata  de  hacer  grandes  plantaciones  que  sean  de  un 
rendimiento  inmediato  i  renuraerador  del  capital  empleado:  se 
pretende  solo  desandar  paso  a  paso  un  camino  recorrido  en  senti- 
do inverso. 

«Después  de  llamar  vuestra  atención  acerca  de  las  analojias 
que  existen  entre  los  paises  mediterráneos,  hai  otra  cuestión,  por 
cierto  mas  interesante  para  vosotros  los  españoles  i  también  pa- 
ra los  arjelinos  i  acerca  de  la  cual  ruego  me  permitáis  decir 
íilgunas  palabras. 

«Pertenezco  desde  hace  muchos  tiempo  al  ramo  de  montes  de 
Arjelia  i  estoi  en  disposición  de  poder  informaros  sobre  la  prin- 
cipal preocupación  Je  nuestras  poblaciones.  Permitid  que  os  lea 
integras  mis  notas  respecto  a  este  particular.  <^En.  lo  que  se  refie- 
le  a  la  mentalidad  de  los  pueblos,  tal  vez  podrían  esplicarse  las 
analojias  existentes,  al  menos  en  gran  parte,  por  el  hecho  de  que 
varios  paises  de  la  rejion  mediterránea  han  sido  teatro  de  las  mis- 
mas luchas  seculares.  Primero  la  invasión  de  los  bárbaros,  los  vi- 
sigodos, quienes  después  de  haber  devastado  la  Italia,  se  estable- 
eieron  en  la  parte  meridional  de  Francia  i  en  España:  los  vándalos, 
•que  se  perdieron   i  fundieron  con  los  pueblos  del  norte  de  África. 

«El  podeiío  romano  sucumbió  en  las  luchas  con  los  bárbaros  i 
•con  él  se  hundieron  las  espléndidas  obras  de  conducción  de  agua 
principalmente,  cuyas  ruinas  inútiles  se  alzan  aun  aquí  i  allá  en 
España,  Francia  i  África.  Después,  a  través  de  Argelia,  siguieron 
Mai'ruecos,  la  invasión  musulmana  en  Europa  i  los  ochos  siglos  de 
lucha. 

«De  esta  ajitaciou,  de  esta  mezcla  de  pueblos  tan  diversos  sensi- 
blemente los  mismos  en  todos  los  sitios,  parece  que  las  masas  han 
■íi'Jquirido  una  mentalidad  uniforme,  que  podria  llamarse  mentali- 
dad mediterránea,  mentalidad  de  pastores,  pues  uno  de  sus  carac- 
teres distintivos  es  un  apego  atávico  a  la  vida  pastoral.  I  para 
el  bosque,  sobre  todo  para  el  bosque  joven,  el  pastor  es  el 
mayor  enemigo.  Que  la  cabra  o  la  oveja  sea  conducida  por  un 
pastor  español,  siciliano,  provenzal,  árabe  o  cábila,  esto  no  es  mas 
que  una  cuestión  de  forma,  todos  tienen  la  misma  mentalidad  pas- 
toral i  el  mismo  desprecio  por  el  bosque,  i  si  los  dientes  de  sus 
rebaños  no  bastan  para  impedir  el  desarrollo  de  los  montes,  el 
fuego  puede  hacerlo». 

«Hago  abstracción  de   lo  que  sigue  i   deseaba  únicamente  leer 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  1  CAZA  31 7 

testualmente  el  pasaje  que  habéis  oído,  para  señalar  con  claridad' 
un  punto  de  analojía  entre  las  diferentes  naciones  mediterráneas. 
«En  cuanto  a  los  métodos  particulares  empleados  para  la  repo 
blacion  de  estas   selvas,   escepcionalmente   difíciles,  no  he  hecho- 
mas  que  indicarlos  i  he  dicho  testualmente  lo  siguiente: 

«La  ruina  de  los  montes  sigue  en  caca  punto  un  proceso  deter- 
minado, a  medida  que  desaparece  el  abrigo  de  las  grandes  espe- 
cies, el  suelo  se  seca  i  disminuye  el  número  de  especies  capace* 
de  resistir  a  las  nuevas  condiciones.  El  monte  espeso  da  paso  al 
monte  claro,  el  monte  claro  al  raso  entremezclado  con  árboles, 
después  el  raso  pelado  i  cada  paso  hecho  en  este  camino  es  una 
facilidad  que  se  ofrece  al  ganado  para  precipitar  la  obra  retrógra- 
da. A  los  árboles  del  claro  suceden  finalmente  algunos  arbolillos 
raros,  que  pronto  desaparecen,  ¡i  he  aquí  e]  desierto! 

«Solo  el  estudio  del  bosque  que  muere,  de  las  diversas  fases  de 
su  agonía,  puede  servirnos,  en  un  punto  determinado  de  guia  para 
su  reconstitución.  Conociendo  bien  estas  diversas  etapas,  podre- 
mos rehacerlas  en  sentido  inverso,  algunas  veces  quemando  algu- 
nos i  comenzando,  si  el  estado  avanzado  de  la  degradación  lo  exi- 
je,  por  los  arbustos  mas  humildes». 

«Permitidme,  señores,  añadir  que  el  estudio  de  las  diferentes^ 
faces  de  la  destrucción  de  los  montes  ha  sido  espuesto  de  una 
manera  majistral  por  uno  de  mis  colegas  franceses,  refiriéndose 
a  la  provincia  de  Oran. 

«No  insisto  sobre  las  especies  que  pueden  emplearse  con  prefe- 
rencia en  la  repoblación  de  estas  porciones  mas  especialmente 
destruidas  de  los  montes,  i  quiero  únicamente  insistir  sobre  un 
punto  que  es  el  que  en  la  elección  de  las  especies  que  empleamos 
en  estas  condiciones  estraordinariamente  difíciles  nunca  hemos 
de  mirar  al  norte  (sur  de  nuestro  país)  sino  siempre  al  mediodía, 
permitiendo  recordar  á  este  propósito  la  frase  con  que  termina  el 
opúsculo  de  D,  Miguel  del  Campo  relativo  al  pino  silvestre:»  No 
caer  en  el  error  de  buscar  en  el  país  de  la.  luz  semillas  para  los 
paises  nebulosos.» 

«Nada  mas  he  de  decir  respecto  a  la  elección  de  especies. 

«Quizas  cabria  hacer  algún  pedido   a  la  zona  africana,  pues  ya 

sabéis  cuan  poco  difiere  la  flora   española  de  la  de  África.  Tenéis- 

en  España  un  monumento  magnífico,  la  obra  del  Si'.  Laguna,  que- 

yo  consulto  casi  todos  los  días  i  por  su  lectura  podréis  comprobar 


a  18  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


que  la  flora  del  norte  de  África  no  se  distingue  mas  que  por  pe- 
queños detalles  de  la  de  España.  Al  Sr.  Laguna  le  sorprendió  mu- 
cho esta  semejanza  cuando  visitó  en  Marruecos  los  montes  de  Sie- 
ira  Bullones,  de  cuyo  estudio  estaba  encargado,  i  decia  de  esta 
rejion  que  no  le  parecía  otra  cosa  que  un  pedazo  de  Andalucía 
separado  de  España  por  el  estrecho  de  Gibraltar. 

El  Sr.  Laguna  ha  hecho  las  mismas  comprobaciones  en  otras 
rejiones,  pareciéndole  las  de  la  Argelia  jemelas  en  absoluto  de  las 
de  España.  A  mi  mismo  me  sorprendieron  grandemente  estas  ana- 
iojías  i  tuve  ocasión  hace  diez  i  ocho  años  de  visitar  una  parte  de 
Andalucía,  luego  otra  de  Estremadura,  i  de  reconocer  un  alcorno- 
cal en  los  alrededores  del  castillo  de  Azagala  cerca  de  Albuquer- 
que.  Recien  desembarcado  de  Arjelia,  vi  con  sorpresa  las  estre- 
chas analojías  que  desde  el  punto  de  vista  de  la  flora  i  la  fauna 
hai  entre  el  pais  que  acababa  de  abandonar  i  aquel  en  que  enton- 
ces me  encontraba,  i  lo  que  me  admiraba  entre  ocras  cosas  era 
ver  dibujado  en  el  azul  del  cielo  el  pájaro  conocido  de  los  argeli- 
nos con  el  nombre  del  maratú. 

«Resulta  en  concreto  de  lo  que  he  dicho  hasta  aquí,  i  esta  es  mi 
conclusión,  que  os  ha  de  parecer  oportuno  crear  entre  los  tipos 
nuevos  de  repoblación  de  bosques  lo  que  podria  llamar  la  sel- 
vicultura del  norte,  i  que  es  absolutamente  necesario  crear  nuevos 
métodos,  tanto  para  la  siembra  como  para  las  plantaciones,  por- 
que las  dificultades  son  de  un  orden  completamente  desconocido. 
Se  puede  decir  que  todo  son  facilidades  para  los  del  norte  (sur 
nuestro)  i  que  sucede  todo  lo  contrario  en  los  paises  mediterráneos, 

«Importa,  pues,  agrupar  las  fuerzas  mediterráneas,  crear  su 
unidad. 

-  «Es  necesario  que  las  jentes  de  la  península  ibérica,  del  medio- 
día de  Francia,  del  litoral  de  Italia  i  del  oorte  de  África  se  unan 
para  comunicarse  sus  observaciones  i  sus  estudios  respecto  a  ese 
punto,  i  de  este  modo  podremos  llegar  quizás  a  un  resultado  prác. 
tico.  Para  ello  es  preciso  crear  una  especie  de  Liga  hispano-fran. 
co  latina,  sí  os  parece  bien  la  denominación.  Acaso  sea  esta  fór- 
mula demasiado  restrictiva,  pues  hai  poblaciones  mediterráneas 
que  no  son  latinas  i  que  no  admitirían,  por  lo  tanto,  esta  denomi- 
nación. Esta  Liga  debería  tener  un  órgano  especial  de  carácter 
internacional  bilingüe,  si  os  parece  bien,  a  ñn  de  facilitar  nuestra 
comunicación. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  319 

«Tal  es  la  conclusión  que  someto  a  vuestro  acuerdo». 
Reunidos  el  siguiente  dia  los  congresistas  de  la  Sección  bajo  la 
presidencia  del  Sr.  L.  Vilraorin  i  después  de  haber  dirijido 
este  un  elocuente  saludo  al  Congreso,  se  trató  de  la  unión  de  todos 
los  pueblos  de  la  cuenca  mediterránea  para  la  resolución  de  los 
problemas  forestales  planteados  en  la  misma,  que  se  reconoció 
que  tienen  carácter  jeneral  i  con  li jeras  variaciones  rejionales, 
acordándose  q^iie  se  estableciera  esa  unión,  limitándola  a  los  técni- 
cos i  a  los  que  por  su  ilustración  pudieran  considerarse  como  pro- 
fesionales, i  nombrándose  para  llevar  a  cabo  este  pensamiento  una 
comisión  compuesta  de  los  señores:  Hickel,  por  Francia;  Peronná, 
por  Italia;  Ferreira  Borges,  por  Portugal;  i  del  Campo  (don  Miguel), 
por  España, 

Conocidas  ya  las  bellísimas  ideas  emitidas  por  el  Sr.  Hickel,  i 
tratando  de  hacer  que  los  beneficios  de  estas  asambleas  no  queden 
limitados  a  los  paises  mediterráneos  sino  que  traspasen  el  inmen- 
so océano,  e  inducido  por  el  cariño  que  a  los  paises  latino  ameri- 
canos profesa,  especialmente  al  nuestro,  el  preclaro  hombre  de 
ciencias,  actual  sub-director  i  profesor  de  la  Escuela  de  Injenie- 
ros  de  Montes  del  Escorial  (España),  don  Miguel  del  Campo,  tiene 
el  propósito,  que  ya  ha  comunicado  al  Sr.  Hickel,  quien  lo  ha 
acojido  favorablemente,  de  hacer  formar  parte  de  esa  Asociación 
a  Chile  por  su  semejanza  de  suelo,  clima,  orografía,  etc.,  i  las  rela- 
ciones forestales  que  se  han  establecido  con  ésta  nuesti'a  «Vieja 
Patria». 

Estimo  inútil  entrar  a  analizar  la  gran  significación  de  la  inicia- 
tiva del  Sr.  del  Campo,  pues  que  con  ella  se  abrirá  la  puerta  de 
entrada  a  nuestros  forestales  para  llegar  a  tener  una  representa- 
ción oficial  al  lado  de  ese  núcleo  de  hombres  de  ciencia  que  se 
empeñan  en  la  divulgación  del  saber,  que  abordan  cuanto  proble- 
ma forestal  es  digno  de  ser  estudiado  i  resuelto,  i,  en  fin,  que  pro- 
penden al  intercambio  de  conocimientos  científicos  prácticos  naci- 
dos de  las  observaciones  de  cada  cual  dentro  de  su  esfera  de  ac- 
ción. Ademas,  se  establecriria  el  contacto  del  pensamiento  escrito 
por  intermedio  del  Boletín  oficial  que  nos  llevaría  la  última  palabra 
en  estas  materias,  como  también  habría  motivo  para  celebrar  pe- 
riódicas asambleas  en  que  se  haría  amplía  luz  a  los  temas  mas 
trascendentales  .  I  por  último,  nuestro  pais  entraría  a  figuiar  en 
el  concierto  de  las  naciones  que,  sin  mas  armas  que  la  ciencia,  la 


320      '  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


simiente  i  la  a^ada,  conquistan  dia  a  dia  i  paso  a  paso  un  nuevo 
palmo  de  territorio  perdido,  i  lo  trasforraan  de  improductivo  i 
desolado  en  hermosos  montes  i  arbolados,  futuro  bienestar  i  rique- 
za para  la  patria! 

R.  Elzo  Baquedano,^ 
Injeniero  Agrónomo. 
Escorial,  Marzo  12  de  1913. 


MIíSCEliAXEA 


L<a  protección  i  el  fomento  de  bosques  en  Korea 
implantado  por  los  japoneses.— Hace  un  par  de  años  el 
Gobierno  japones  ha  hecho  presión  imperiosa  sobre  el  de  Korea  i 
ha  conseguido  de  éste  que  se  normalice  la  esplotacion  i  corta  de 
los  bosques,  que  se  establezcan  resei'vas  forestales  i  se  organice 
un  servicio  forestal  que  ya  ha  instalado  grandes  criaderos  de 
árboles  i  ha  empezado  grandes  plantaciones  de  bosques.  En  Suwen 
se  ha  abierto  una  escuela  forestal  i  cursos  especiales.  Está  pen- 
diente de  la  consideración  del  Gobierno  una  lei  de  bosques  i  caza. 

¿Cuándo  llegaremos  a  obtener  un  servicio  bien  instalado  con 
fondos  para  grandes  plantaciones,  escuelas  forestales  i  una  lei  de 
bosques,  pesca  i  caza? 

Otro  bosque  petrifícado.  —Ha  sido  encontrado  en  Arizona, 
Estados  Unidos,  i  es  uno  de  los  fenómenos  naturales  mas  grandes 
de  este  jénero,  pues  abarca  varios  centenares  de  hectáreas.  A  cau- 
sa de  la  petrificación  i  de  la  influencia  de  catástrofes  volcánicas  i 
de  vertientes  calientes  se  han  formado  piedras  preciosas  en  los 
mismos  troncos,  como  ser  amatista,  jaspe,  rojo  i  amarillo,  calca- 
donia  de  todos  colores,  topacios,  ónix,  carneol  i  ágatas.  Los  bos- 
ques que  deben  haber  tenido  un  alto  de  70  metros,  puesto  que  to- 
davía es  frecuente  encontrar  troncos  intactos  de  50  metros  de 
largo  entre  una  multitud  de  trozos  de  5,  10,  20  i  30  metros  i  de 
todos  los  gruesos  imajinables.  Hoi  dia  están  entregados  a  los  mar- 
tillazos i  dinamitazos  de  los  buscadores  de  piedras  preciosas. 


BOLETÍN 

DR 

Bosques,  Pesca  i  Caía 

TOMO    TI  -NXJM.     e 
==  DICIEMBRE  1913  == 

DiKHCTORBs:    Federico  Albert,   Ernesto  Maldonado,  Carlos  Sage 

i  Félix  Pinto  Ovalle. 

STJMARTO 

Pájs. 

Bosques,  pesca  i  caza  en  el  Congreso  Agrícola  de  Concepción,  Editorial 

por  la  Redacción 321 

Conveniencia  de  formar  una  «TTnion  central  de  intereses  madereros». — 

F.  Albkrt 323 

El  problema  pesquero  en  Chile  (conclusión). — F.  xVlbbrt 330 

Descripción  de  los  peces  mas  convenientes  para  el  cultivo  artificial  en 

el  país.-  P.  GoLUSDA 348 

Los  bosques  i  los  manantiales 367 

miscelánea. — El  oríjen  de  las  perlas  finas.— Primas  i  premios  para  las 
plantaciones  de  bosques  en  Westfalia.— La  plantación  de  pinos 
en  terreíios  agrícolas  en  Alemania. — La  plantación  de  bosques 
en  arenales.  — Los  derechos  de  importación  de  las  maderas  en 
Alemania 372 


SANTIAÍ»)  DE   UHILE 

IMPRENTA  KOSMOS 
(antigua  cbuvantjbs) 
Pblicias,  1805 

1613 


ANUNCIOS 

El  Boleliii  aparece  una,  vez  al  tnes  i  se  impritue  en  5,00C  ejemplares. 
Colaboraciones  i  avisos  deben  dirijirse  a  Claras  198, 

Este  Boletiu  se  reparte  gratuitamente  a  las  personas  que  inaadeu  su 
dirección  exacta  a  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i  Caza. 

SAIVTÍ  A€tO  —  Claras  198. 


SUMARIO  DE  JULIO 

Un  año  de  labor. —editorial 1 

Los   Bosques,  su  conservación,  esplotacion   i   iomento.— I eder ico  Al- 

bert , 4 

El  Problema  pesquero  en  Chile.  — Jeíí^ríco  Albert 47 

De  las  Claras  en  la  dasonomía  moderna. — De  La  Revista  de  Montes, 

Madrid 57 

MiscBLÁNBA.  —Disposiciones  del  Código  Civil  que  se  refieren  al  ejerci- 
cio de  la  pesca  en  Chile.  — El  aceite  de  hígado  de  bacalao. — La 
industria  de  las  conservas  de  pescados  i  mariscos. 

SUMARIO  DE  AGOSTO 

La  Clausura  de  la  Caza. — Editorial V¿^ 

La  Pesquería  en  Aguas  Fluviales. — Federico  Albert 132 

Los  Aluviones  —Su  relación  con  los  bosques.  —  Daniel  Zblada 153 

Los  Permisos  de  Caza  de  Lobos. — Luis  Castillo 156 

La  Madera — (Continuación). — Ernesto  Maldonado 160 

Alboricultura  Forestal  en  el  Valle  del  Huasco.— Caklos  Nazarit 188 

Miscelánea.— Árbol  trasformado  en  diario. 

I    SUMARIO  DE  SETIEMBRE 

El  Congreso  Internacional  de  Pesca.  — Editorial 65 

El  Problema  Pesquero  en  Chile.— Federico  Albert 69 

Algo  sobre  los  Bo.sques  de  los  Territorios  de  Neuquen  i  Rio  Negro 

(Colaboración).     Humberto  Gíovanblli 104 

De  las  Claras  en  la  Dasonomía  Moderna. — De  «La  Revista  de  Mon- 
tes» Madrid 112 

Las  Plantaciones  en  el  Balneario  de  Pichilemu  (Colaboración).— Eva- 
risto S.  Merino  C 116 

Rol  que  desenpeñan  los  macizos  forestales  i  su  importancia.  — (Cola- 
boración). -  Óscar  Bravo  L 121 

Miscelánea.  -  La  escasez  de  maderas  pira  celulosa. — Nuevo  vagón 
frigorííico. — Una  organización  moderna  del  servicio  forestal  en 
Grecia. — Servicios  de  teléfono  en  los  incendios  de  Bosques. 

SUMARIO  DE  OCTUBRE 

Lejislacion  i  reglamentación  vijente  en  el  ramo  de  Caza. — Editorial...  193 

El  Problema  pesquero  en  Chile. — F.  Albert 198 

Migraciones  observadas  en  la  Fauna  i  Flora  de  Chile. — L.  Castillo, 

J.  Dby  J 224 

Miscelánea. — Un  hermoso  ejemplo. — El  Consejo  Superior  de  Bosques 
de  Alemania. — El  distrito  forestal  de  Aquisgran  en  Alemania. — 
Los  peligros  de  la  destrucción  de  los  bosques. — La  prolifidad  de 
los  neces. 


lOLETii  OS  wm  ¡m  i  m 


Tomo  II. 


¡Santiago,  Üicieiiibie  de  1913. 


Núm.  6 


BOSQUES,  PESCA  1  CAZA 

EN   EL   CONGRESO    AGRÍCOLA   DE  CONCEPCIÓN 


L 


Eii  los  últimos  días  del  raes  de  octubre  i  primeros  del  pasado  se 
reunió  en  Concepción  el  primero  de  los  Congresos  agrícolas  qim 
por  decisión  suprema  deben  celebrarse  periódicam(3nte  en  las  ca- 
pitales de  pi'ovincias  do  la  República. 

Liaugurado  por  el  Sr.  Ministro  de  Industria  i  Obras  Públicas, 
con  la  asistencia  de  la  sociedad  de  las  principales  ciudades  de  la 
provinci¿i,  agricultores  i  hombres  de  estudio,  inició  desde  el  dia 
siguiente  sus  labores,  que  correspondieron  dignamente  a  la  im- 
portanc'a  que  de  por  sí  tenía  el  Congreso. 

A  los  temas  especiales  i  profesionales,  tales  como  laboreo  de 
tierras,  regalía,  abonos,  cultivos  i  tara  )¡en  de  enseñanza  agrícola, 
instrucción  priraaria  rural,  eré  lito  agrícola  i  otros  nuevos  para 
nosotros,  que  resultaron  brillantemente  tratados  en  el  Congreso, 
el  Comité  oi'ganizador  había  juzgado  convo  dente  agregar  los  que 
son  de  la  especialidad  de  esta  Inspección  Jenoral. 

Así  fué  coino  el  Jefe  del  Servicio  i  los  jefes  de  las  Secciones  de 
Bosques  i  de  Pesca  i  Caz  i  fueron  invitados  a  tora  ir  parte  en  las 
conferencias  del  Congreso  i  en  sus  deliberaciones,  con  los  tem.is: 
Los  bosques,  su  conservación,  esplotacion  i  fomento;  Las  facilida 
des  que  debe  dar  el  Supremo  Gobierno  para  el  ti'asporte  de  las 
maderas;  i  La  pesquería  en  el  país  i  su  fomeu  to. 

La  idea  fué  raui  bien  fundada,  puesca  la  día  se  evidencia  mas  i 
mas  la  estrecha  arraonia  que  liga  a  la  agricultura  con  los  bosques 
i  las  aguas,  hasta  el  punto  de  que  no  eí  aventurado  pi'edecif  que 
en  porverur  cercano  la  esplotacion  de  uno  de  estos  ramos  no 
podrá  ir  sin  la  utilización  de  los  otros. 

Las  conclusiones  presentadas  por  los  tres  encardados  de  las  es- 
presadas conferencias  fueron  discutí  las  por  loscongresales  i  asis- 
tentes i  aprobadas  en  la  forma  en  que  fueron    presentadas,    osea 


322  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

de  votos  para  que  los  poderes    públicos  atiendan  como  meiecen 
tan  valiosos  ramos  de  nuestras  industrias  estractivas. 

En  los  trabajos  relativos  a  regadíos  se  hizo  manifiesta  la  con- 
veniencia de  ampliar  la  labor  iniciada  por  la  Inspección  Jeneral 
de  Bosques  Pesca  i  Caza  de  utilizar  hasta  donde  sea  posible  todas 
las  aguas  fluviales  i  de  regadío  del  pais  en  la  crianza  de  peces  en 
gran  escala,  afín  de  completar  su  utilización  como  regadío  i  como 
fuerza  raoti'iz.  sacando  de  ellas  un  aprovechamiento  mas,  en  bien 
úe  la  alimentación  nacional,  tan  necesitada  hoi  dia  con  motivo 
del  creciente  encarecimiento  de  los  elementos  de  subsistencia. 

En  un  tema  de  sociolojía  rural  en  que  se  tocó  el  punto  de  la 
emigración  de  las  poblaciones  rurales  a  las  ciudades,  mal  que 
afecta  desde  mucho  ti(  mpo  a  los  piincipales  países  del  antiguo 
mundo  i  que  comienza  a  hacei- sentir  sus  efectos  en  las  repúblicas 
sudamericanas  i  principalmente  en  nuestro  pais,  se  hizo  resaltar 
el  atiactivo,  el  medio  de  retención  de  los  pobladores  a  la  tierra 
natal,  que  constituirá  el  desarrollo  que  debe  dai'se  a  las  industrias 
selvícola,  piscícola  i  de  la  caza  en  todas  sus  formas. 

I  así  podriamos  seguir  enumeíando  los  numerosos  puntos  que 
forzosamente  enlazan  todas  las  industi  ias  estiactivas  del  suelo 
i  del  agua,  que  confiíraarian  mas  i  mas  el  conocido  aforismo:  sin 
bosques  no  hai  agua  i  sin  agua  no  hai  nada,  que  envuelve  la  im- 
portancia capital,  de  vida  o  muei  te  podríamos  decir,  que  para 
nuestio  pais  tienen  las  labores  iniciadas  por  la  Inspección  Jeneral 
de  Bosques,  Pesca  i  Caza  de  repoblar  las  montañas,  lagos  i  ríos, 
impievisoramente   devastados  en  la  forma  que  todos  lamentamos. 

Ahora,  con  la  atención  que  con  justo  acierto  se  quiere  dar  a  las 
obras  de  irrigación  jenei al,  estas  cmpiesas  de  jep(^blací(,n  se  am- 
pliarán forzozamente  en  gian  proporción,  en  forma  que  ni  una 
sola  represa,  ni  un  solo  canal  de  regadío  rosean  también  aprove- 
chados para  sacar  de  ellos  toda  la  utilidad  que  sean  capaces  de- 
reportar  en  los  ti  es  asj  ectos  contemplados  anteiioi  mentó. 

Todo  esto  no  será  obra  de  un  dia,  por  cieito,  i  habrá  que  dedicar 
a  ello  fueites  sumas  de  dinero.  Pero  esto  no  debe  anedrar  a  na- 
die, pues  no  hai  inveision  mas  productiva  que  esta  de  aumentar 
el  valor  del  suelo  aumentando  al  mismo  tiempo  el  bienestar  de  la 
población. 

En  el  Congreso  Agrícola  de  Concepción  nos  halagamos  de  haber 
evidenciado  estas  conveniencias,  e  insistiremos  en  ellas,  mientras- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  323: 

Bea  necesario,  en  los  Congresos  agiícolas  rejion^les  que  en  otras 
ciudades  han  de  celebiaise,  para  llevar  a  todos  los  ánimos  el  con- 
vencimiento de  que  es  preciso  dar  mas  vigor  a  las  labores  empe- 
zadas, a  fin  de  no  quedar  en  tan  importantes  materias  mas  tiempo 
atrasados  en  comparación  de  otras  naciones. 

La  Redacción 


CONVENIENCIA  DE  FORMAR 

UNA  '^  UNION  CENTRAL 

DE  INTERESES  MADEREROS" 


Es  de  todos  bien  sabido  que  en  Chile  poseemos  riquezas  fores- 
taUs  por  valor  de  miles  de  millones  de  pefos,  situados  en  su  ma- 
yor parte  al  sur  del  Bio  bio.  Tenemos  maderas  valiosas  para  cons- 
trucciones terrestres  i  navales,  de  gran  resistencia  i  durabilidad, 
ya  a  toda  intemperie  ya  bajo  abrigo;  para  la  carpintería,  carre- 
tería, carrocería,  mueblería,  tanto  de  piezas  derechas  como  ar- 
queadas, toinejía,  enchapaduia,  cbanisteiía,  etc. 

La  casi  totalidad  de  los  habitantes  del  país  están  convencidos 
de  que  mas  de  la  mitad  de  nuestros  bosques  han  crecido  en  terre- 
nos agí  ícelas,  que  deben  despejarse  para  dar  lugar  a  les  cultivos 
que  les  son  propios.  De  aquí  se  desprende  que  por  muchos  años 
los  dueños  de  iundos  boscosos  del  sur  tendrán  imprescindible  ne- 
cesidad de  destiuir  los  be  sques  donde  mas  les  estoiben  i  cuanto 
antes.  La  desti  uccion,  si  bien  implica  en  muchos  casos  la  mayor 
valoiízacion  inmediata  del  teireno,  no  deja  de  importar  para  lo 
futuro  una  considei  able  de svalorizacion,  no  solo  del  terreno  mis- 
mo, sino  de  la  riqueza  jública  de  la  Nación,  de  la  cual  pende  el 
bienestar  individual  i  colectivo  desús  habitantes. 

El  negocio  de  la  índustjia  madeieía  era  biillante  hace  algún 
tiempo,  porque  existía  en  el  país  una  verdadera  fiebre  de  ediñca- 
cicn  i  esto,  unido  a  la  construcción  de  grandes  ferrocarriles  i  otras- 


324  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  1  CAZA 

obras  públicas  de  importancia,  trajo  de  por  sí  un  gran  desarrollo 
de  dicha  industria,  que  pedia  vender  con  gran  facilidad  aun  las 
piezas  mal  elaboradas,  verdes,  o  pasando  una  especie  por  otra, 
siempre  que  fuera  posible  hacerlas  llegar  a  los  centros  de  consu- 
mo. Se  dedicaron  a  la  esplotaeion,  no  solo  Jos  capitales  propios, 
sino  también  los  prestados  i  se  trabajó  aun,  en  vasta  escala,  con 
maquinarias  compradas  a  crédito. 

La  primera  dificultad  que  se  opuso  a  la  marcha  tan  rápida  de 
los  negocios,  fué  la  falta  de  capacidad  de  los  ferrocarriles  para 
trasportar  los  productos,  incapacidad  que  fué  aumentando  a  me- 
dida que  la  esplotaeion  de  los  bosques  avanzaba  hacia  el  sur,  ale- 
jándose de  los  centros  de  consumo. 

Esta  dificultad  coincidió  con  la  facilidad  de  trasportes  desde 
Valparaíso  a  Santiago  i  de  California  a  los  puertos  del  ceiítro  i 
noite  de  la  República,  i  con  la  desconfianza  i  el  descrédito  de  la 
calidad  de  las  maderas  nacionales  i  de  su  elaboración  i  venta,  que 
hizo  dar  preferencia  a  las  madenis  estranjeras,  estado  lamentable 
al  cual  no  habría  llegado  la  industria  maderera  nacional  si  desde 
el  principio  se  hubiese  empeñado  en  producir  maderas  secas,  de 
dimensiones  exactas,  bien  clasificadas  según  su  calidad  i  vendién- 
dolas con  el  nombre  de  las  especies  a  que  corresponden.  Proce- 
diendo así,  lejos  de  perder  parte  del  consumo  en  el  país,  se  habría 
acertado  en  las  tentativas  de  esportacion  llevadas  a  efecto  con 
tan  equívoco  criterio  que  causaron  también  el  desprestijio  de  las 
«laderas  nacionales  en  el  estranjero,  cerrándose  la  válvula  de  se- 
guridad que  habiíamos  tenido  para  echar  por  ella  todo  el  esceso 
de  producción  que  hoi  no  se  puede  colocar  en  el  comercio,  con  lo 
cual  tampoco  se  habría  producido  la  actual  crisis  de  la  industria 
maderera. 

Sobrevino  en  seguida  la  decadencia  jeneral  de  los  negocios,  que 
hizo  paralizar  la  fiebre  de  construcciones  i  arrastró  a  la  indus 
tria  maderera  a  la  mas  grande  de  las  crisis  por  las  cuales  haya 
pasado  hasta  la  fecha,  arruinando  a  innumerables  empresas  desde 
Llanquihue  hasta  Concepción.  Muchos  millones  de  pesos  de  la  ri- 
queza nacional  se  han  perdido  i  miles  de  hogares  han  quedado 
en  la  miseria  o  entregados  al  dudoso  vaivén  de  una  situación  ar- 
tificial ya  insostenible. 

¿Cuáles  son  las  consecuencias  futuras  para  el  pais? 

El  languideciraiento  de  la  industria  madeiei-a,  la  rápida  des- 
trucción i  desmejoramiento  o  semiabandono  de  esta  industria  pa- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  '0-25 

la  dedicar  los  terrenos  a  la  ganadería  o  a  la  ag'ricuitura  en  suelos 
nial  preparados;  el  derroche  i  la  destrucción  de  las  riquezas  natu- 
mles  del  pais;  su  próximo  agotamiento;  el  futuro  i  considerable 
aumento  de  la  importación  de  pioductos  forestales  i  la  situación 
difícil  de  todas  las  industrias  que  necesitan  de  esta  materia  prima 
para  su  sosten. 

No  basta  aquí  la  protección  del  Estado  por  medio  del  alza  de  los 
derechos  de  internación  i  las  facilidades  de  trasporte  que  puede 
proporcionar,  porque  con  esto  no  aumentará  el  consumo  interior 
a  tal  escremo  que  pueda  absorber  en  poco  tiempo  la  sobreproduc- 
ción de  productos  forestales  que  siempre  exijirá  la  rápida  habili- 
tación de  los  suelos  agrícolas,  i  vendrá  la  imprescindible  necesi- 
dad de  buscar  la  salvación  en  la  esportacion  de  las  maderas  como 
válvula  de  seguridad  parala  constante  prosperidad  de  la  indus- 
tria nacional. 

Con  la  protección  del  Estado  tampoco  se  desterrará  la  escesiva 
internación  de  maderas  estran jeras,  i  toda  facilidad  por  parte  del 
Gobierno  no  dará  resultados  eminentemente  prácticos  si  no  mejo- 
ramos nuestros  productos;  si  no  se  formaliza  el  comercio  maleado 
de  los  mismos  i  si  subsidiariamente  no  nos  dedicamos  a  plantar 
bosques  con  especies  que  produzcan  maderas  blandas  i  livianas, 
como  los  pinos,  i  duelas,  como  las  que  dan  las  encinas,  etc.,  que  la 
naturaleza  no  nos  ha  dado  espontáneamente.  Tampoco  debemos 
olvidar  que  la  distancia  mata  a  la  industria  i  que  los  trasportes 
por  vía  terrestre  o  marítima  desde  Magallanes  a  Tacna  i  Arica, 
equivalen  ala  importación  desde Suecia  i  Noruega  a  España,  Por- 
tugal o  Italia.  El  costo  del  acarreo  impide  el  aprovechamiento  co- 
mercial e  industrial  de  ciertos  productos  forestales,  encarece  i  di- 
ficulta la  existencia  de  todas  las  demás  industrias  que  se  relacio- 
nan con  ellos,  i  de  aquí  nace  la  necesidad  de  que  en  un  futuro 
mas  o  menos  próximo,  cada  rejion  del  pais  pueda  producir  la  ma- 
teria prima  que  necesite  para  sus  industrias,  en  cuanto  no  existan 
inconvenientes  climatéricos  invencibles  que  impidan    su   cultivo. 

Para  aboi'dar  i  resolver  una  situación  tan  compleja,  no  se  debe 
esperar  la  intervención  del  Estado,  máxime  cuando  éste  no  está 
preparado  aun  para  dar  la  debida  importancia  a  problemas  de  es- 
ta naturaleza,  i  se  debe  confiar  solo  en  -la  iniciativa  propia  para 
salvar  los  intereses  de  cada  ^cual,  pues  son  también  en  este  caso 
los  de  la  Nación  entera. 

Los  intereses  aislados  de  una  empresa  particular   solo   pueden 


4J26  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  GAZA. 

estar  totalmente  garantidos  si  esta  dispone  de  capitales  tan  fuer- 
tes que  su  radio  de  acción  pueda  estenderse  no  solo  de  uno  a  otro 
esti'enao  del  país,  sino  también  al  estranjero,  i  si  cuenta  con  ele- 
mentos propios  de  elaboración  i  de  trasporte  que  le  permitan  hacer 
frente  a  las  dificultades  que  se  puedan  presentar,  donde  quiera 
quesea.  No  hai,  ni  podiá  haber  en  Chile  hasta  muchos  años,  una 
empresa  nacional  maderera  de  tanta  magnitud,  ni  habría  base  para 
establecerla  todavía,  ya  que  la  mayor  parte  de  los  bosques  de  fá- 
cil acceso  han  sido  destruidos  i  no  está  lejano  el  tiempo  en  que 
lleguemos  a  carecer  de  maderas  tan  útiles  como  el  raulí  i  el 
lingue. 

Una  sola  persona  o  empresa  no  puede  hacer  frente  en  las  ac- 
tuales circunstancias  a  cualquiera  situación,  pero  sí  puede  hacer- 
lo la  unión  de  los  interesados  en  maderas  diseminados  en  todo  el 
pais,  ya  sean  dueños  de  bosques  vírjenes,  esplotadores,  elaborcido- 
res,  acarreadores,  comerciantes,  como  también  los  que  se  dedican 
al  cultivo  i  plantación  de  bosques.  Tendrán  sus  intereses  vincula- 
dos en  una  unión  de  este  jénero,  tanto  los  propietarios  de  bosques 
como  los  colonos,  dueños  de  aserraderos,  grandoa  o  pequeños  co- 
merciantes en  maderas,  ajentes  comisionistas,  barraqueros,  irapor 
tadoresi  esportadores,  injenieros,  arquitectos,  constructores,  car- 
pinteros, mueblistas,  ebatiistas,  torneros,  toneleros,  carroceros, 
curtidores,  etc,  como  también  los  pequeños  i  grandes  plantadores, 
empleados;de  los  servicios  forestales  del  EUado,  profesores  de  la 
Universidad  o  de  otros  establecimientos  de  enseñanza  o  fomento, 
empleados  del  servicio  de  estadística,  Oflciiía  del  Trabajo,  Cáma- 
ras de  Comercio,  etc. 

f"  De  una  «Union  Central  de  Intereses  Mariereros»  que  abarcara 
todo  Chile,  se  puede  esperar  no  solo  el  resurjimiento  déla  industria 
maderera,  sino  también  su  progreso  constante  i  el  afi  inzamiento 
de  su  existencia  i  estabilidad  a  perpetuidad.  De  ella  debe  esperar 
el  pais  primero  la  disminución  de  las  importaciones  i  el  abasteci- 
miento propio  en  lo  relativo  a  productos  forestales,  i  también 
un  considerable  aumento  en  la  esportacion  jeneral,  que  lleve  a  la 
Nación,  por  medio  de  la  independencia  económica,  al  camino  del 
progreso  i  bienestar  de  sus  habitantes,  sobre  todo  tomando  en  con* 
sideración  que  para  los  próximos  diez  años  a  lo  menos  habrá  un 
esceso  de  productos  forestales  por  la  forzosa  i  rápida  habilitación 
de  los  suelos  agrícolas,  de  la  cual  no  puede  prescindir  el  pais  ' 
que  exijirá  una  fuerte  esportacion. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  327 

Como  la  Union  Central  de  Intereses  Madereros  de  Alemania 
(Zentralverband  Deutscher  Holzinteressenten)  ha  hecho  surjir  i 
mantener  en  constante  progreso  esta  industria,  uniendo  i  ligando 
los  intereses  de  todas  las  profesiones  citadas  .'interiormente,  nor- 
malizando las  fuertes  importaciones  i  estimulando  las  esportacio- 
nes  de  productos  forestales;  como  la  Sociedad  Nacional  de  Agri- 
cultura en  Chile  ha  orijinado  la  evolución  rápida  i  constante  del 
progreso  agrícola  del  pais;  asi  la  Union  Central  de  Intereses  Ma- 
dereros de  Chile  vendría  a  levantar  la  industria  hoi  dia  abatida, 
impulsarla  i  mantenerla  ala  altura  que  le  corresponde. 

El  trabajo  que  vendiia  desarrollar  una  institución  de  este  jéne- 
ro  podría  resumirse  en  los  siguientes  puntos: 

1)  Velar  en  jeneral  por  el  progreso  i  la  estabilidad  de  las  in- 
dustrias, comercio  i  cultivos  que  tengan  relación  con  los  produc- 
tos forestales. 

2)  Unir  los  intereses  madereros  de  todo  el  pais,  admitiendo  i 
buscando  socios  de  todas  las  profesiones  i  ocupaciones  que  tengan 
que  hacer  directa  o  indirectamente  con   los  productos    forestales. 

3)  Crear  dependencias  en  todas  las  provincias  que  informen 
periódicamente  sobre  his  necesidades  de  cada  una  de  ellas,  nom- 
brando delegados  departamentales  i  provinciales  que  estimularán 
la  formación  de  sociedades  rejionales. 

4)  Poner  a  los  socios  en  contacto  unos  con  otros  para  facilitar 
el  comercio  entre  ellos  i  trabajar  por  el  progreso  de  las  indus- 
trias. 

5)  Interponer  sus  influencias  para  que  los  adherentes  den  sus 
preferencias  en  las  relaciones  comerciales  a  los  socios  déla  Union 
Central,  en  igualdad  de  precios,  calidad  i  tiempo  de  entrega,  en 
cuanto  sea  posible. 

6)  Facilitar  la  formación  de  comunidades,  sociedades,  asocia- 
ciones i  sindicatos  de  todo  jénero  para  fomentar  la  plantación, 
(.ultivo,  esplotacion,  acarreo,  comercio,  elaboración  i  fabricación 
de  productos  químicos,  industriales  i  manufactureros  que  se  basen 
en  los  bosques. 

7)  Establecer  la  valorización  de  los  árboles  en  pié  en  las  tasa- 
ciones de  terrenos. 

8)  Facilitar  la  formaciotí  del  crédito  forestal  i  del  movimiento 
comercial,  por  medio  de  un  Banco  Maderero,  ferias  de  productos 
forestales,  depósitos  madereros,  etc. 

9)  Propender  al  establecimiento  de  seguros    mutuos   contra  in- 


328  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  1  CAZA 


cendios  de  bosq\ies,   depósitos   de   maderas  i  establecimientos  m 
dustriíiles. 

10)  Llevar  un  rejistro  de  las  marcas  i  direcciones   comerciales. 

11)  Estudiar  i  fíicilitar  el  aumento  de  los   medios  de  trasporte. 

12)  Trabajar  por  el  mayor  consumo  i  mejor  aprovechamiento 
de  los  productos  forestales. 

13)  Establecer  la  productibilidad  del  paisen  las  distintas  clases 
de  maderas  i  productos,  i  el  área  cultural  que  deben  ocupar  los 
bosques  para  satisfacer  las  exijencias  futuras 

14)  Estudiar  la  calidad  de  las  maderas  nacionales  i  otros  pro- 
ductos forestales,  su  empleo  mas  conveniente  por  medio  de  la  im- 
prejínacion  u  otros  tratamientos. 

15)  Propender  al  mejoi-amiento  de  los  productos  i  al  aprove- 
chamiento económico  de  las  materias  primas. 

16)  Difundir  los  mejores  métodos  de  esplotacion  i    elaboración 

17)  Hacer  propaganda  a  favor  de  la  fabricación  en  el  pais  de 
manufacturas  de  productos  forestales  nacionales. 

18)  Estudiar  el  aprovechamiento  de  la  madera  delgada  o  corta 
que  sale  en  los  ralea  mientes  i  esplotaciones  de  bosques  culti- 
vados. 

19)  Dar  a  conocer  el  aprovechamiento  de  los  productos  de  esca- 
so valor  comercial  i  de  los  desperdicios  de  elaboración  para  la 
fabricación  de  la  celulosa,  papel,  alcohol  industrial,  resinas,  alqui- 
trán, ácido  acético,  bi-iquetiis,  pisos  siti  juntura,  etc. 

20)  Estdblecei"  relaciones  con  instituciones  que  tengan  igual  o 
semejante  carácter  que  la  Union  Central. 

21)  Tomar  informaciones  de  los  Cónsules  sobre  el  comercio  de 
productos  forestales  i  las  bases  en  que  se  funda. 

22j  Remitir  muestrarios  a  nuestros  Cónsules  paia  la  colocación 
de  los  productos  nacionales  en  el  estranjero. 

23)  Establecer  las  bases  comerciales  del  intercambio  de  loa 
productos  en  el  pais  i  con  el  estranjero. 

24)  Preparar  las  bases  de  tratados  comerciales  i  cuestionar  el 
abaratamiento  de  los  fletes  i  el  acarreo  constante  de  los  pro- 
ductos. 

2ó)  Buscar  empresas  o  capitales  estranjeros  para  nuevas  insta- 
laciones en  el  pais  o  el  engrandecimiento  de  las  existentes. 

^6)  Dar  informaciones  sobre  las  industrias  establecidas  en  el 
pais. 

27)  Hacer  propaganvia   para  la   conservación  i  fomento  de  las 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  329 

especies  nacionales  que  producen  maderas  preciosas  u  otros  pro- 
ductos estimables,  paia  conservar  indefinidamente  esta  industria. 

28)  Fomentar  el  cultivo  de  las  especies  exóticas  cuyas  maderas 
u  otros  productos  reclaman  nuestras  industrias. 

29)  Encabezar  exhibiciones  i  esposiciones  periódicas  de  pro- 
ductos forestales  en  bruto,  elaboiados  i  sus  derivados,  incluyendo 
también  las  maquinarias  e  instalaciones  para  su  producción. 

30)  Acumular  fondos  para  el  estudio  de  los  productos  forestales 
i  demás  cuestiones  de  importancia  para  los  intereses  madereros. 

31)  Facilitar  la  adquisición  de  maquinarias  e  instalaciones  com- 
pletas, dando  informaciones  sobre  ellas. 

32)  Atender  las  consultas  de  los  socios. 

33)  Editar  un  Boletín  que  mantenga  el  interés  de  los  socios  so- 
bre las  distintas  materias  implicadas,  los  adelantos  de  las  indus- 
trias i  cultivos,  el  movimiento  comercial  i  todos  los  demás  detalles 
que  sean  necesarios  para  el  progreso  de  las  materias  en  cuestión 
una  vez  que  se  crea  llegado  el  momento  de  darle  forma  práctica. 

Hoi  la  población  no  tiene  la  suficiente  densidad  que  permita  la 
formación  en  cada  provincia  de  una  sociedad  rejional,  pero  sí  se 
encontrará  en  todo  el  pais  un  grupo  de  hombres  suficientemente 
numeroso  i  animado  de  los  mas  sanos  propósitos  para  levantar 
las  industrias.  Podria  formarse  un  pequeño  Directorio  en  Santia- 
go, nombrando  delegados  en  todas  las  provincias  i  departamentos 
i  foimando  poco  a  poco  la  red  que  uniera  el  interés  colectivo,  i 
que  con  bases  equitativas,  impulsarla  el  engrandecimiento  de  las 
industrias  con  beneficio  inmediato  de  sus  asociados  i  del  progreso 
i  bienestar  jeneral  de  la  Nación. 

El  propósito  que  nos  guia  al  esbozar  estas  ideas  es  demostrar 
a  los  grandes  i  pequeños  industriales  i  comerciantes  del  pais,  la 
conveniencia  de  aunar  los  intereses  de  todas  las  rejiones,  indus- 
trias i  cultivos  en  una  Union  Central  de  Inteieses  Madereros  de 
Chile,  que  vendría  a  beneficiar  en  forma  práctica  a  sus  asociados, 
impulsando  al  mismo  tiempo  el  progreso  industrial  i  comercial 
del  pais  en  todos  sus  órdenes. 

Seria  un  motivo  de  justa  satisfacción  nuestra,  si  esta  idea  en- 
contrara acojida  en  los  interesados  que  son  los  llamados  a  tomar  la 
iniciativa  en  el  sentido  indicado,  desentendiéndose  un  poco  si  se 
quiere  de  preocupaciones  esclusivas,  para  ponerse  al  servicio  de 
una  causa  que  habria  de  traer  consigo  una  reacción  beneficiosa  en 


330  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


industrias  de  tan  indiscutible  importancia,  i  a  las  cuales  se  en- 
cuentran ligados  o  relacionados  la  casi  totalidad  de  los  intereses 
comerciales  e  industriales  de  los  pueblos. 

F.  Albekt. 


EL  PROBLEMA  PESQUERO  EN  CHILE 


{Conclusión) 

Industrias  derivadas  de  la  pesca 

Casi  ningún  pescador  o  mariscador  con  domicilio  fijo  i  mucho 
menos  una  empresa  pesquera  por  modesta  que  sea  puede  vivir 
sin  una  industria  anexa  derivada  de  la  pesca  para  aprovechar 
mejor  sus  productos,  subsanar  las  dificultades  de  trasporte  que  se 
presentan  a  cada  paso,  asegurar  la  venta  del  pescado  fresco  exac- 
tamente en  el  númei'o  necesario  i  apreciar  la  conveniencia  de 
ti'asformar  productos  poco  api'eciados  en  otros  que  tienen  muí 
buena  venta  en  el  pais  i  que  pueden  servir  para  la  esportacion  a 
otros  paises  sud-americanos  i  aun  a  Europa. 

Desde  el  cochayuyo,  piures  i  machas,  recojidos  en  la  playa, 
hasta  la  pescada,  congrio,  etc,  es  preciso  preocuparse  no  solo  de 
su  venta  inmediata  en  estado  fresco  sino  de  su  conservación  i  ven- 
ta futura. 

Por  esto  nos  hemos  preocupado  seriamente  en  los  distintos  pai- 
ses europeos  no  solo  de  visitar,  sino  también  de  trabajar  práctica- 
mente en  las  distintas  faenas  de  la  consei'vacion  de  los  productos 
de  la  pesca  tanto  en  pequeña  como  en  grande  eácala.  No  es  posi- 
ble traer  aqui  un  verdadero  testo  de  enseñinza  sobre  la  materia, 
por  esto  debemos  limitarnos  aquí  a  hacer  algunas  observaciones 
lijeras  sobre  cada  uno  de  los  puntos. 

La  recojida  de  las  algas  marítimas  ya  obliga  a  lavar  el  cochayu- 
yo en  agua  dulce  i  secarlo  colgado  sobre  cordeles  o  varillas  ai 
sol.  El  luche  ex'ijie  a  mas  del  lavado  su   secadura  sobre   esteras  de 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  331 

totora  o  varillas  al  acceso  del  aire  libre,  pero  mejor  al  abrigo 
del  sol  para  que  conserve  su  color  de  un  verde  fresco.  Las  algas 
coloradas  [pardas  oscuras,  que  sirven  para  la  producción  de  «carra 
guen»,  al  contrario  necesitan  ser  blanqueadas  por  el  sol  regándo- 
las con  agua  dulce  hasta  que  se  ponen  albas  i  después  se  secan  a 
la  sombi'a  i  al  airelibre  corriente  para  que  el  sol  ñolas  ponga  ama- 
rillas i  las  tueste,  lo  que  disminuye  la  solubilidad  de  la  jelatina 
que  contienen.  Se  venden  ensacadas  al  peso.  Cociendo  las  algas 
blanqueadas  se  obtiene  desde  luego  la  jelatina  vejetal,  que  se  cue- 
la i  vierte  en  moldes  en  capas  delgadas  i  se  seca  al  aire  corriente. 

Las  anémonas  de  -mar  i  las  pinucxs  se   cuecen  i  se  secan    al  sol. 
Los  pepinos  de  mar  se  destripan,  se  lavan,  se  cuecen  al  fuego  leu 
to,  se  secan  i  se  ahuman  un  poco  sobre  rejillas  con  fuego  abierto 
chico  durante  el  dia  o  se  seeaii  al   s)l  en  unos  2  a  3  días;  mas  p.í 
lidos  que  queden,  mejores  se  consideran. 

■  Los  p'mres,  todos  los  moluscos  de  concha  i  aun  los  crustáceos  (in- 
clusa la  langosta  de  Juan  Fernandez)  se  cuecen,  sq  les  saca  laa 
cascaras,  se  les  atraviesa  con  un  hilo  o  cordelillo  i  se  secan  col- 
gados al  aire  corriente.  Los  moluscos  cocidos  se  preparan  con  ju- 
go, en  escabeche  o  con  aceite  en  algún  envase,  jeneralmente  tarro 
de  lata,  pero  también  de  vidrio  o  loza. 

Los  erizos  se  preparan  cocidos  en  tarros  de  lata. 

Los  crustáceos  cocidos  i  puestos  en  envase  de  vidrio  o  loza  con 
jelatina  en  aspic  o  sea  con  vinagre  o  mejor  jugo  de  limón,  hoja  de 
laurel,  clavo  de  olor  etc.,  pueden  dui-ar  mucho  tiempo  i  ser  envia- 
dos a  larga  distancia  sin  descomponerse.  La  conservación  en  jugo 
i  tarro  es  la  corriente. 

El  pescado  seco  es  la  preparación  mas  sencilla  que  se  puede  ha- 
cer de  los  peces  i  sirven  para  este  objeto  mejor  todas  las  especies 
de  carne  seca  como  por  ejemplo:  la  pescada,  el  tollo,  lenguado, 
congrio  negro,  cazón,  etc.,  son  preferibles  los  que  la  tienen  media- 
namente blanda,  son  algo  inferiores  las  duras  i  menos  adecuadas 
las  muí  blandas;  ya  no  son  tan  buenos  los  de  carne  algo  aceitosa 
ino  se  pueden  emplear  los  de  carne  aceitosa,  porque  el  aceite  se 
pone  rancio.  Es  esta  la  razón  porque  el  llamado  bacalao  de  Juan 
Fernandez  no  sirve  bien  para  fabricar  bacalao.  La  preparación 
de  bacalao  seco  consiste  en  cortar  la  cabeza  del  pescado  (la  que  se 
echa  en  un  barril  o  tina  para  estraerle  el  aceite  o  hacerla  harina 
o  guano)  i  partirlo  en  el  medio  en  el  lado  del  vientre  hasta  la  pun- 
ta de  la  cola;  se  les  lava  bien  con  agua  de  mar  i  amarrados  en  pa- 


33  J 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA 


res  por  las  colas,  se  cuelgan  en  cordeles  (lo  que  se  hace  a  bordo 
de  los  grandes  veleros)  i  asi  secarlos  al  sol. 

La  merluza  seca  o  bacalao  de  roca  se  disting-ue  del  anterior  en 
que  se  la  ha  partido  en  medio  del  dorso,  se  la  ha  colocado  1  a  2 
horas  en  salmuera  i  secado  sobre  las  rocas  del  litoral  (que  ayudan 
a  concentrar  el  caloi)  o  sobre  i  ejillas. 

El  baCdJao  en  filetes  o  bacalao  sin  espina  se  hace  descuerándolos 
pescados  grandes,  se  les  coi'tan  las  partes  carnudas,  se  saca  las 
espinas,  se  pone  los  filetes  en  una  salmuera  en  la  cual  alcanzan  a 
flotar  algunos  pednzos  de  pescado,  lo  que  significa  ¿u  mejor  pro- 
porción de  sal;  se  dejan  en  este  caldo  hasta  que  los  filetes  se  van 
todos  al  fondo  o  sea  en  1  a  2  horas,  en  seguida  se  sacan,  se  les  es- 


La  prepaiaciou  del  |)escado  stco. 

piime  un  poco  el  agua  (con  o  mejor  sin  prensa),  se  ponen  al  sol  a 
blanquear  i  secar;  una  vez  blanqueados  totalmente  se  siguen  se- 
cando a  la  sombra  i  al  aire  corriente  para  que  el  sol  no  tueste  í 
oscuresca  otra  vez  la  superficie,  hasta  que  tengan  la  consistencia 
siempre  algo  húmeda  de  los  filetes  frescos  de  bacalao  en  los  ca- 
joncitos  en  que  llegan.  Todos  estos  productos  de  pescado  seco,  he 
chos  con  especies  mui  semejantes  a  las  nuestras  i  aun  del  mismo 
jénero  viajan  del  Japón,  Sud  África,  Australia  etc.,  a  los  distintos- 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


333 


poiaes  europeos  por  valor  de  muchas  docenas  de  millones  de  pe- 
eos.  ¿Por  qué  no  participa  Chile  en  este  negocio?  ¡porque  no  quiere 
hasta  ia  fecha  i  prefiere  importar  corno  medio  millón  de  kilos  al 
año! 

Harina  d e 'pescado  para  comer  se  hace  de  carne  seca  de  pesca 
dos  secos,  sin  espinas,  se  muele  i  se  arnea.  Al  consumii'lo  cocido 
en  guisos,  pierde  totalmente  el  p¡'usto  a  pescado  seco  i  lecibe  otro 
muclio  massuave  i  agiadable.  Esta  harina  posee  cuatro  veces  mas 
valor  alimenticio  que  la  carne  de  vaca  i  puedo  guardarse  varios 
años  i  esportarla  a  los  paises  del  mundo  entero. 

EL  bacalao  salado  o  laherdan  se  prepara  cortándole  la  cabeza; 
se  destripa,  se  parte  en  el  medio,  se  descuera  o  no,  se  corta  en  file» 
tes  o  no,  se  pone  en  bañil  con  salmuera  i  se  vende  así. 


La  preparaciou  del  pescado  eu  salmuera. 


El  pescado  en  sa^mnera,  para  lo  cn;il  sii'ven  los  de  ca?-ne  algo 
aceitosa,  se  prepara  como  sigue:  se  corta  la  cabeza  a  los  pescados 
grandes  i'msjor  también  a  loschicos,  se  escaman,  se  destripan  de 
jándoles  la  freza  i  la  lechaza  adentro,  se  lavan,  se  espolvorean 
con  sal  i  se  ponen  en  una  tina;  después  de  uno  o  dos  dias  se  sacan 
se  vuelven  a  espolvorear  con  sal  i  se  acomodan  en  un  barril  porca- 
pa 3  parejas    alternando    la  colocación  de  cabezas   i  colas  según 


334  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

mejor  convenga  dada  la  forraa  del  pescado;  una  vez  lleno  el  ba- 
rril se  le  pone  una  tabla  con  una  piedra  encima  o  no.  Al  dia  si- 
guiente i  aveces  también  al  subsiguiente  se  hunden  los  pesca- 
dos un  poco  i  se  llenan  los  barriles  con  pescados  de  otras  tinas 
o  barriles  que  tengan  la  misma  edad  de  preparación.  Cuando 
ya  no  se  hunden  mas  los  pescados  se  cierra  el  barril,  se  llena 
por  el  tarugo  del  tapón  con  la  salmuera  de  las  tinas  o  barriles, 
o  con  otra  fresca.  Se  calcula  que  dos  toneladas  de  pescado  con- 
sumen una  tonelada  de  sal.  En  unas  preparaciones  se  bota  cons- 
tantemente la  salmuera  que  se  produce,  reemplazándola  por 
otra  fresca  preparada  especialmente;  se  vuelve  a  sacar  aun 
esta,  se  hierve  i  se  vuelve  a  poner  una  vez  fria,  con  o  sin  le- 
chaza desleída  de  pescado,  otros  suelen  agregar  un  poco  d& 
pimienta  enteía,  hoja  de  lauíel,  etc.  Estas  preparaciones  se  man- 
tienen en  buen  estado  de  un  año  para  otro,  pero  iio  sufren  el  paso 
de  los  tiópicos  i  por  esto  llegan  todos  los  arenques  i  demás  pesca- 
dos preparados  en  Europa  a  Chile  en  mal  estado  i  debieran  niíis 
bien  botarse  en  vez  de  venderse.  En  Europa  mueven  estas  indus- 
trias anualmente  cientos  de  millones  de  pesos.  ¿Por  qué  no  las  te- 
nemos aquí  i  abastecemos  no  solo  el  consumo  interior  sino  tam- 
bién el  de  los  demás  países  sud- americanos? 

Las  anchoasí  en  salmuera  se  les  corta  la  cabeza,  se  sacan  los  in- 
testinos i  la  piel,  se  salan  en  pequeños  baiiiles,  rellenándolos  en 
los  primeros  días,  se  cieiran  estosen  seguida  con  una  tapa  con 
un  taiugo  i  tapón  de  coicho,  por  el  cual  se  llena  con.  salmueía, 
se  cubre  el  tarugo  con  unatablita  proviso)  lamente  i  se  espone  el 
barrilito  al  sol  hasta  que  empiece  una  especie  de  fermentación 
que  sirve  para  darles  gusto  i  conservarlas  mejoi;  en  seguida  se 
tapa  el  baiiilito  con  el  corcho  i  está  listo  para  la  venta  o  su  tras- 
lado a  otio  envase  (vidiio  o  loza)  definitivo.  Esta  conserva  se 
prepara  en  Europa  por  valor  de  muchos  centenares  de  miles  de  pe- 
sos i  se  remite  en  el  comeicio  a  todos  los  paises. 

El  caviar  italiano  o  hularca  se  prepaia  de  la  fieza  de  la  lisa  que 
se  pone  en  arneros  de  crir,  se  bale  con  varillas  para  des-hacer  las 
membranas  e  hilachas,  que  se  saca  con  los  dedos  i  se  hace  pasar 
los  huevitos  limpios  por  el  arnero  con  agua;  se  penen  éstos  por 
tres  cuartos  de  hora  en  una  salmueía  de  un  4  a  W  por  ciento  de 
sal,  i  finalmente  se  envasa.  El  caviar  fino  se  hace  del  esturión,  que 
no  es  aclimatable  en  Chile,  pero  en  Europa  se  le  imita  no  solo  con 
la  lisa  sino  también  con    la  carpa,   el   sollo   i   ctros  peces.   En 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


335 


Chile  se  podría  hacer  ensayos  ademas  con  otras  especies  que  ten- 
gan huevos  mas  o  menos  del  tamaño  del  caviai',  blancos,  grises, 
colorados  i  negros. 

Queso  de  pescado,  se  hace  de  las  frezas  con  huevitos  de  los  pes- 
cados, salándolas  un  poco,  secándolas  algo  al  sol,  ya  sea  enteras  o 
cortadas,  se  aprensan,  se  consumen  asi  o  cortadas  en  tajadas  tinas 
con  vinagre  i  aceite. 

Colapez  i  cola  de  pencado^  se  hace  de  la  vejiga  aérea,  no  solo  de 
los  esturiones,  sino  también  de  muchos  otros  peces  de  muchos 
otros  paises.  En  Chile  no  sabemos  todavía  cuales  son  las  especies 


La  preparación  de  pescado  en  escaoeche. 


que  se  prestan  mas  para  este  objeto.  Se  fabrica  lavando  las  veji- 
gas con  agua,  con  un  poco  de  leche  de  cal,  abriéndolas  a  lo  largo 
con  cuchillo,  se  limpian  con  agua,  se  secan  a  medias,  se  les  saca 
el  pellejo  esterior,  i  el  interior  se  estira  i  se  clava  en  tablas,  se 
seca  totalmente,  se  blanquea  con  azufre  i  se  vende  en  hojis  o  ti- 
ras. Haciendo  hervir  la  colapez  en  agua,  se  obtiene  la  jelatina 
llamada  cola  de  pescado. 

El  pescado  en  escabeche,  para  lo  cual  sirven  los  de  carne  solo  algo 
aceitosa  cuando  se  hace  la  salsa  delgada  sin  jelatina  i  en  envase 
grande,  i  los  de  carne  un  poco  mas  aceitosa  cuando  se  hacen  con 
jelatina  i  en  envase  chico,  se  prepara  del  modo  siguiente:  se  les 
corta  la  cabeza,  se  destripan,  escaman,  lavan  i  desaguan  bien  de  la 
sangre,  ya  sean  enteros  o  cortados  en  filetes,  se  salan  o  se  ponen  en 
salmuera  en  tinas,  se  sacan  de  allí  i  se  ponen  en  barriles  chicos  o 
grandes  poniendo  una  tabla  con  una  piedraencima  pai  a  aprensarlos 


336 


boletín  dr  bosques,  pesca  i  caza 


mejor  i  se  vuelve  a  llenar  (i\  envase  con  pescados  de  la  misma  edad 
de  preparación  hasta  que  ya  no  se  hundan  mas.  La  salsa  se  hace 
en  la  misma  salmuera  o  se  saca  esta  i  se  hace  otra  para  hervirla 
con  salitre,  un  poco  de  azúcar,  buen  vinagre  de  vino,  pimienta, 
pimiento  o  ají,  cominos,  cilantro,  clavo,  moscada,  macis,  jugo  o  cas- 
cara de  limón,  bayas  de  enebro,  ajedrea,  estragón,  orégano,  mejora- 
na, alucema,  laurel,  perejil,  apio,  zanahoria,  chalota,  porrón,  cebolla 
i  otros  condimentos  a  los  cuales,  al  último,  se  le  agrega  la  lechaza 


Modelo  de  homo  ahumador  traí<portal)le,  de  plan- 
chas de  fierro.  En  los  listones  se  sostienen  la^^  va- 
rillas de  fierro  con  los  pescados  ensartados. 


desleída  del  pescado.  Es  de  importancia  aquí  sacar  cuidadosa- 
mente el  aceite  del  pescado  de  la  superficie  de  la  salsa,  porque  en- 
ranciai'ia  la  preparación.  Productos  de  este  jénero  duran  un  año 
mas  o  menos,  pero  se  echan  a  perder  jeneralmente  en  el  paso  de 
los  trópicos,  como  sucede  con  las  conservas  que  recibimos  de    Eu- 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA  337 

a^opa,  donde  se  venden  por  muchos  millones  de  pesos.  ¿Por  qué  no 
surte  Chile  a  Sud-América  con  estos  productos? 

El  pescado  frito  en  escabeche  aumenta  notablemente  la  duración 
de  estas  preparaciones,  friendo  los  pescados  enteros  i  en  pedazos 
■.envueltos  en  harina  primero  (chuletas  de  pescado)  i  una  vez  f rios 
escabecharlos  en  seguida  sin  prensarlos  i  ponerlos  en  barrilitos 
o  mejor  tarros  do  lata.  Conserv^as  arregladas  asi  pueden  pasar  dos 
veces  los  trópicos  sin  echarse  a  p'ítder,  como  lo  han  demostrado 
las  esperiencias  prácticas  de  la  gran  Sociedad  Pesquera  Norden- 
haní,  en  Alemania,  con  sus  remisiones  de  ida  i  vuelta  a  las  colonias 
;íilGmanas  de  África.  Lo  mismo  se  puede  ensayar  en  Chile. 

Eí  'pescado  ahumado  exije  que  de  por  sí  sea  de  carne  algo  acei- 
tosa o  aceitosa;  se  escaman,  destripan,  lavan  enteros,  los  muí 
grandes  partidos  en  el  medio  o  en  trozos  o  filetes  (aquí  entran 
tanibien  los  fureles,  las  rayas,  peje-gallos,  peces  águilas,  peces  án- 
jeles,  eolios,  etc.,  cuya  carne  de  escaso  mercado  se  trueca  en  un 
producto  que  se  arrebatan  las  familias  de  la  sociedad  poniéndoles 
nombres  de  guerra).  Se  ponen  en  una  salmuera  en  que  ftotan  los 
.pedazos  apenas  una  hora  o  dos  hasta  quese  hunden,  en  seguida  se 
sacan,  se  lavan  i  se  principia  a  ahumarlos.  Se  distinguen  dos 
métodos:  la  humazon  fria  donde  no  se  deja  subir  la  temperatura 
a  mas  de  20  a  22^  i  que  produce  pescados  medio  salados  i  medio 
ahumados,  de  poca  duración,  i  la  humazon  en  caliente,  que  con- 
siste en  secar  los  pescados  ensartados  en  varillas  a  fuego  lento, 
después  dorarlos  a  fuego  mas  vivo,  cocerlos  al  vapor  echando 
agua  sobre  el  fuego,  i  por  último,  ahumarlos  con  mucho  humo, 
echando  leña  de  ramas  húmedas,  aserrín,  etc.  No  está  demás  ad- 
vertir aquí  que  para  ahumar  se  necesita  una  leña  cuyo  humo  no 
despida  un  mal  olor,  sino  al  contrario,  agregue  al  producto  un  (^ro- 
ma especial.  En  Europa  se  usa  la  leña  de  encina,  haya  i  fresno  i 
aquí  habría  conveniencia  en  tomar  la  de  espino,  maqui,  colliguai, 
roble,  etc.  Hai  muchos  métodos  diversos  de  ahumar  el  pescado 
i  se  necesita  práctica  para  producir  un  pescado  bien  cocido,  ahu- 
mado i  sabroso,  cuya  duración  varia  de  un  mes  a  un  año.  Los  que 
recibimos  de  Europa  son  echados  a  perder,  resecos  i  de  mal  gusto 
i  en  parte  podridos  por  el  paso  délos  trópicos;  por  esto  no  pueden 
servir  de  modelo  ni  como  muestra  de  los  pescados  ahumados,  ri- 
.quisimos  en   Europa,    que   se  consumen  por  valor  de  cientos  de 


22 


338 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


millones  de  pesos,  i  son  la  base  de  industrias  caseras  i  de  grandes 
establecimientos.  Los  mal  ahumados  blanquillos  i  anguilas  de  mar 
en  Chile  se  encuentran  rarísimas  veces  en  el  comercio  i  cuanda 
los  hai  son  a  precios  exoi'bitantes.  Si  tuviésemos  siquiera  peque- 
ñas industrias  de  este  jénero,  ya  tendríamos  un  articulo  de  espor- 
tacion  para  los  países  sudamericanos  cuyo  monto  puede  pasüi'  a 
cerca  de  un  millón  de  pesos.  La  humazon  de  pescados  puede  ha- 
cerse igualmente  con  los  elementos  mas  rudimentarios   como    un 


Interior  de  una  fábrica  de  conservas  de  pescado  en  tarro. 


barril  mojado  sin  fondo  ni  tapa  cubierto  con  un  saco  mojado, 
hasta  en  grandes  hornos  de  material  sólido  con  muchos  depaita- 
meutos. 

El  pescado  en  aceite  tiene  por  base  los  de  cai'ne  de  por  si  algo  o 
muí  aceitosa,  i  sale  mejor  cuando  se  prepara  pocas  horas  después 
de  la  pesca;  debe  limpiárseles  bien,  escamai'los,  destriparlos,  cor- 
tar las  cabezas  i  las  cohis  que  á;\\\  a  la  conserva  un  gusto  amargo, 
lavaílos  i  ponerlos  un  corto  tiempo  en  salmuera;  se  vuelven  a 
lavar  lijeramente,  se  ponen  sobre  lejillas  pai'a  que  se  sequen  un 
poco,  se  secan  totalmente  i  se  doian  en  una  estufa;  otras  veces  se 
someten  antes  al  vapor  por  poco  tiempo,  en  seguida  se  colocan  en 
rejillas  de  alambre  i  se  cuecen  en  aceite  por  medio  del  baño  maria 
o  al  vapor  con  una  temperatura  de  160  a  170°  durante  45  a  SO' 
segundos,  en  seguida  se  sacan  i  se  colocan  en  el  envase.  Este  mé- 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


339 


todo  se  usa  tanto  para  peces  chicos  como  para  pedazos  grandes. 
Tenemos  en  Chile  muchas  anchoas,  sardinas,  atunes  i  otros  que 
pueden  servir  para  este  objeto,  no  solo  para  evit;(rnos  la  impor- 
tación de  varios  millones  de  pesos  sino  también  para  producir 
una  esportacion  por  mucho  valor  al  mundo  entero.  Cierto  sí  que 
habrá  que  dorar  i  cocer  mejor  las  sardinas  que  hoi  dia  se  fabrican 


Etcuelade  pescaenel  bnqi:edevela  cK'arzumwenden'i)  del  gobierno  alemán 


en  el  pais,  dar  mas  desarrollo  i  mayor  protección  a  la  industria 
pesquera,  i  también  plantar  olivares  en  el  pais,  para  tener  la  raa 
teria  prima  de  primera  mano  i  de  primera  clase. 

Recomendamos  con  este  objeto  la  plantación  en  vasta  escala  de 
olivares  de  las  variedades  que  dan  aceite  abundante  de  primera 
calidad,  que  son  fructíferos  desde  el  tercer  o  cuarto  año  i  resis- 
tentes a  la  sequedad  cuando  se  basan  en  árboles  criados  de  semi- 
llas e  injertados  de  parches  o  púas  de:  Leccino,  Italiano,  Piangen- 
te,  Einpeltre  i  Ascolano.  Todos  son  de  fruto  chico  pero  mui  abun- 
dantes i  rendidores  de  aceite  fiuo,  a  escepcioii  del  Ascolano,  que 
tiene  el  fruto  grande  i  redondo  cuya  variedad  prisca  sirve  tam- 
bién para  la  fabricación  de  la  aceituna  rellena  con  anchoas,  etc. 

Al  atún  en  aceite  (recordamos  aquí  que  tenemos  el  verdadero 
atún  en  el  país)  se  corta  la  cabeza  i  la  cola,  se  desti'ipa,  se  cuece 
en  salmuera  de  25  grados  durante  3  horas  mas  o  menos,  después 
se  le  saca  la  piel  i  las  espinas,  i  se  le  seca  un   poco  a  la  sombra 


3iO  BOLETÍN  DE  BOSQnp]S,  PHISCA  I  CAZA 

íiire  caliente,  se  corta  en  trozos  separando  las  superfícies  oscuras, 
i  se  prepara  en  el  envase  con  aceite. 

ha.  fabricación  de  conservas  en  tarros^  de  moluscos,  crustáceos  i 
pescados,  se  basa  sobre  los  mismos  principios  de  las  conservas  de 
carne  i  frutas,  con  la  diferencia  que  exije  aun  mas  aseo,  una  lata 
mejor  estañada,  un  baño-raaría  de  mayor  presión,  i  ma\  or  proliji- 
dad, porque  con  facilidad  se  desarrollan  ácidos  i  gases  amoniaca- 
les que  atacan  a  la  lata  i  destruyen  la  conserva. 

Muchas  combinaciones  se  pueden  hacer  de  los  métodos  de  con- 
servación de  los  productos  de  pesca  que  hemos  citado,  como  por 
ejemplo  los  pescados  salados  i  ahumados  puestos  en  aceite,  lo 
que  se  hace  con  los  salmones,  sardinas,  anchoas,  etc.,  pero  deja- 
mos todo  esto  a  elección  del  industrial  que  se  dedique  a  éstas 
materias,  ya  que  las  bases  jeneíales  están  dadas. 

Aceite  de  bacalao  se  fabiica  mejor  de  hígados  frescos  enteros  o 
triturados  que  se  someten  al  agua  caliente  a  una  temperatuía  de 
70  centígrados  o  al  vapor  con  esclusion  del  aire  en  cuanto  sea 
posible;  el  aceite  casi  albo  que  flota  en  la  superficie  se  saca,  se 
deja  decantai-  i  se  fíltra;  este  es  el  aceite  mas  estimado.  En  segui- 
da se  agrega  mas  agua  i  se  aumenta  la  temperatura  i  sale  el  acei- 
te amarillo;  al  lUtimo  se  esprimen  los  i'esiduos,  se  les  vuelve  a 
agregar  agua  caliente  i  se  vuelven  a  esprimir  obteniéndose  así  el 
aceite  bruno  amarillento.  Mas  sencillo  pero  con  productos  de  in- 
feíior  calidad  es  el  método  de  poner  los  barriles  llenos  de  hígados 
a  fermentar  a  todo  sol,  se  saca  el  aceite  de  color  amarillo  a  medi- 
da que  nota  en  la  superíicie,  se  agrega  después  agua  hirviendo, 
se  vuelve  a  sacar  el  aceite  ya  de  color  amarillo  algo  bruno,  i  al 
último  se  espriraen  los  residuos  que  dan  el  aceite  bruno  oscuro: 
<iomo  anteriormente  se  def.anta  i  filtra  los  líquidos  obtenidos.  Al 
principio  se  usaba  solo  los  hígados  relativamente  chicos  de  la  fa- 
milia de  los  gádidos,  o  sean  bacalaos,  pescadas,  etc.;  pero  desde 
muchos  años  atrás  se  ha  visto  que  el  aceite  de  hígado  del  tollo, 
pez  ánjel  i  de  la  mayor  parte  de  los  peces,  no  se  distingue  del  an- 
teiioi',  i  hoi  día  todos  los  aceites  de  hígados  de  bacalao  proceden 
de  los  hígados  de  casi  toda  clase  de  peces.  Chile  importa  anual- 
mente de  80  a  90  000  kilos  de  aceite  de  bacalao  por  valor  de  90  a 
110  000  P3S0S  de  avaliio  de  la  aduana. 

¿Poj'  qué  no  esportamos  por  valor  de  medio  millón  de  pesos  a 
lo  menos  en  vez  de  importarlo?  ya  que  los  ensayes  prácticos  han 
dado  escelentes  resultados! 


BOLKTIN   l)K   BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


341 


Harina  de  pescado  para  engordar  animales  se  obtiene  de  todos 
los  desjDerdicios  como  ser  cabezas,  colas,  aletas,  pedazos  inútiles, 
etc.  que  deja  el  aprovechaniiento  iudiisti'ial  de  los  pescados,  i  de 
los  residuos  de  los  hígados;  todas  estas  materias  se  secan  i  tues- 
tan, jeneralmente  con  grandes  máquinas  secadoras,  se  muelen,  se 
estrae  el  aceite  con  éter  o  bencina,  se  arnean  a  harina  de  distin- 
ta finui'a,  i  se  venden  según  el  grueso  de  la  molienda  para  la 
eng  rda  de  peces  cautivos  en  lagunas  i  pisciculturas,  de  pollos, 
gallinas,  pavos,  perros,  chanchos,  etc.  La  harina  mas  gruesa,  que 
contiene  muchos  huesos  triturados,  se  vende  mas  bien  como  guano 
de  pescado. 

Guano  sei'o  de  pencodo  se  saca  de  todos  los  desperdicios  de  pes- 


r 


Escuela  de  pesca  eu  Béljica  en  el  vapor  de  estudios  oceanógraficos 
«Ibis  V»  de  45  m.  de  largo,  7  m.  de  ¡tn.^bo  i  400  t:  máquina  de  400  cab. 
andar  11.5  millas;  rí^frijeradcjr  de  45  t;  estanque  de  aguapara  vivero,  labo- 
ratorio con  acuarios  i  b  blioteca;  tri]iulacion  1«  marinfroS;  alumnos 
40  a  60. 


cados,  crustáceos,  jibias,  moluscos,  estrellas  de  mai-,  i  otros  ani- 
males del  mar,  como  también  pescados,  etc.,  que  ya  no  se  pueden 
vender  por  haber  entrado  en  putrefacción.  Se  secan  estas  mate- 
rias al  sol  o  en  máquina  jenor.ilmente,  otras  veces  se  cuecen  an- 
tes i  se  les  trata  por  el  ácido  sulfúrico,  se  muelen  o  trituran,  se 
estrae  el  aceite  con  éter  o  bencina  i  se  venden  después  como 
guano  seco  de  pescado,  que  contiene,  según  la  diferente  mate- 
ria primn,  de  3  a  16«/o  de  ácido  fosfórico,  de  b  a  12  o/o  de  ázoe, 
do  O  5  "/o   a  l..ó"7u  de    potasa  i  ul  resto  de    cal  i  otras    sustancias. 


342 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


Como  guano  es  mucho  mas  eficaz  i  mas  lijero  que  el  guano  co- 
rriente i  se  paga  a  precios  mas  subidos. 

Guano  f renco  marino  se  llama  toda  clase  de  algas,  huiros,  lamas, 
i  animales  que  bota  la  ola  a  la  playa;  en  otros  paises  se  emplean 
redes  de  tii'o  con  preferencia  en  las  vecindades  de  la  desemboca- 
dura de  los  rios  para  sacaí  las  algas,  jaivas,  jibias,  caracoles,  i 
otros  animales  de  escaso  valor,  se  amontonan  i  se  llevan  en  ca- 
rreta, ferrocarril  o  buques  al  interior  o  se  esporta  esta  masa  que 
luego  entra  en  putrefacción  al  estranjero.  No  está  de  mas  citar 
que  Portugal  esporta  anualmente  a  Inglaterra  cargamentos  ente- 
ros por  valor  de  300  000  francos  aproximadamente  i  en  Francia 
la  cosecha  i  utilización  del  varec  constituve  una  gran  industria 


«Grampus»  uno  de  los  vapores  oceanógraficos  de  los  Estados  Unidos, 

vista  de  arriba. 


¿Cuánto  no  ganaría  nuestra  agricultura  si  los  dueños  de  fundos 
vecinos  del  mar  recojiesen  cuidadosamente  las  varazones  de  es- 
tas materias  de  la  playa  que  bota  la  ol.i  para  fertilizar  sus  cara- 
pos  tan  pobres  en  materias  orgánicas  en  vez  de  dejarlas  podrirse 
en  la  playa  hasta  que  se  disuelvan  con  el  agua  del  mar? 

Finalmente  hacemos  una  lijera  mención  de  las  industrias  peque- 
ñas que  api'ovechan  las  escamas,  dientes,  huesos  i  pieles  de  pes- 
cados para  obi'as  de  arte  i  bisutería;  las  columnas  vertebrales  de 
los  tiburones  para  bastones,  su  piel  para  forros  de  objetos  i  lija; 
las  conchas  de  moluscos  i  las  escamas  de  jaivas,  erizos,  estrellas, 
soles,  etc.  para  obras  de  arte;  los  ojos  de  jibias  para  joyas  i  su 
tinta  para  sepia,  etc.,  etc. 

Por  la  esposicion  ya  larga  que  hemos  hecho,  se  ve  (¿ue  aquí  se 
desarrolla  un  nuevo  porvenir  de  Chile,  no  solo  para  abastecerse  a  sí 
mismo,  sino  para  una  espoftacion  ilimitada  que  podrá  llegar  a  mum 
fíhos  millones  de  pesos  que  representarán  trabajo  i  sustento  para  las 
familias  de  los  pescadores  i  ganancia  para  la  pequeña  i  la  gran 
industria.  Lo  que  falta  aquí    es   solo  empezar  a  salir  una  vez  del 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  343 

•estado  de  crisálida  i  abo;dar  resueltamente  las   medidas  de  con- 
fiervacioii  i  fomento  de  la  pesqueiía  que  deben  tomarse. 

fia  coiiiservacion  i  el  fomento  de  la  pesquería 

Fuera  de  la  aclimatación  de  los  salraónides,  tencas  i  glanos  ame- 
ricanos, que  necesitábamos  para  llenar  las  futuras  necesidades  de 
lapesqueria  en  aguas  fluviales;  déla  lei  de  fomento  déla  pesca 
del  señor  ex  ministro  José  Ramón  Gutiérrez,  i  del  arriendo  de  los 
bancos  de  choros  de  la  isla  Santa  Maria,  no  se  ha  hecho  nada  en 
el  pais  para  la  conservación  i  el  fomento  de  la  pesquería,  i  a 
pesar  de  nuestros  esfuerzos  tememos  que  pueda  suceder  que  una 
nueva  lei  de  pesca  suprima  aun  las  deficientes  franquicias  estable- 
cidas en  la  vijente,  i  se  vuelvan  ahorrar  de  un  momento  a  otro  los 
demás  pequeños  pasos  que  hemos  dado. 

En  vista  del  criterio  indiferente  actualmente  reinante  creemos 
llenar  de  sobra  nuestra  labor  al  enumerar  nueva  i  simplemente 
las  medidas  que  deben  tomarse  como  último  saludo  a  nuestra 
bandera  cuya  utilidad  estamos  empeñados  en  hacer  comprender 
al  pais. 

La  conservación  de  nuestros  recursos  naturales  de  pesca  exije 
hoi  mas  que  ayer  se  dicte  una  lei  que  prohiba  bajo  severas  penas, 
aplicables  prácticamente,  la  pesca  con  dinamita,  i  faculte  regla- 
mentar i  hacer  efectivas  las  épocas  de  vedas,  el  uso  de  ciertos  mé- 
todos de  pescar,  el  tamaño  de  las  mallas  de  las  redes  i  el  porte 
mínimo  de  los  peces  i  la  venta  de  los  pescados  i  mariscos,  so  pena 
de  ver  desaparecer  totalmente  los  ricos  peces  i  camarones  gran- 
des que  pueblan  nuestras  aguas  fluviales  i  que  ya  en  muchas  par- 
tes se  ha  llegado  a  estinguir  totalmente,  como  también  los  ricos 
choros  i  ostras,  muchos  de  cuyos  bancos  se  ha  destruido  com- 
pletamente. 

Tanto  las  ostras  como  los  choros,  picos,  erizos  i  las  langostas 
de  Juan  Fernandez,  necesitan  ademas  que  se  arriende  en  subasta 
pública  a  lo  menos  la  mitad  délos  bancos  i  rejiones  de  pesca  don- 
de existen,  incluyendo  la  competencia  de  los  estranjeros,  que  son 
los  únicos  entendidos  en  esta  materia,  i  que  en  el  resto  de  los  ban- 
cos de  pesca  se  determine  la  cantidad  máxima  que  se  puede 
estraer  anualmente  para  evitar  el  completo  agotamiento. 

El  fomento  de  la  pesquería  en  aguas  fluviales  exije  no  solo  la 
conservación  sino  también  la  multiplicación  del  número  de  pisci- 


344 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


culturas  existentes,  la  protección,  radicación  e  instrucción  de  los 
pescadores  a  orillas  de  aguas  fluviales  fiscales,  la  hechura  de  ca- 
minos para  peces  donde  la  naturaleza  o  las  obras  artificiales  im- 
piden su  paso,  la  instalación  de  rejillas  i  trampas  que  eviten  se 
diseminen  los  peces  en  los  campos  con  el  riego  i  sean  destruidos 
con  la  utilización  do  las  aguas  para  fuerza  motriz.  A  esto  debe 
añadirse  la  multiplicación  de  los  peces  i  crustáceos  nacionales  i 
de  los  peces  aclimatados  como  también  la  propaganda  en  favor 
de  la  utilización  anexa  de  los  canales  i  tranques  para,  la  crianza  i 
engorda  de  peces,  e  igualmente  la  construcción  de  lagunas  en  te- 
rrenos pobres  con  el  mismo  objeto.  Se  debe  primara  pisciculturas 
pi'ivadas  que  se  dediquen  a  la  crianza.  A  todo  esto  debe  agregar- 
se la  instalación  de  cuisos  de  pesca  i  piscicultura. 

El  fomento  de  la  pesquería  marítima  exije   obligar  a  los  que  es- 
ploten  bancos  de  ostras  o  de  choros  que  se  aumente  la  supeificie 


«Grampus»;  corte  trasversal. 

de  ellos  por  medio  de  sistemas  económicos  de  ciianza,  como  ser  la 
sumersión  de  ramas  con  pesos,  de  conchas  limpias,  tejas,  pedazos 
de  ladrillos,  empalizadas,  etc.,  en  que  pueda  adherirse  la  cria,  tra- 
bajo que  se  ejecuta  durante  el  tiempo  de'la  procreación,!  distribuir 
los  moluscos  que  se  han  fijado  en  los  objetos  citados  al  cabo  de 
uno  o  dos  años  en  los  puntos  ya  agotados  o  mui  escasos. 

La  protección  decidida  del  Estado  a  los  pescadores  arraigados 
contia  la  persecución  continuada  de  los  vecinos  es  de  urjente  ne- 
cesidad, como  también  la  radicación  definitiva  de  nuevos  pesca- 
dores en  la  costa,  la  formación  definitiva  de  aldeas  pescadoras  a 
las  cuales  el  Estado  debe  contribuir  con  facilidades  para  la  coiis- 
tiuccion  de  casas  i  elementos  de  pesca,  el  acarreo  de  los  produc- 
tos a  los  centros  de  consumo  i  la  formación  de  pequeños  puertos 
especiales  de  pesca.  Se  impone  la  instrucción  primaria,  la  educa- 
ción moral  i  la  enseñanza  de  los  métodos,  elementos  i  aparatos 
de  pesca,  el  aprovechamiento  de  los  productos  de  la  misma  etc. 
Incitar  a  los  pescadores  para  que  se  unan  en  pequeñas  comunida- 
des con  5  o  mas  embarcaciones,  etc.,   para  poder  primailes  tanto- 


HÜLKTIN   DK  ÜOSÜLIES,  PESCA   1  CAZA 


345 


el  tonelaje  de  sus  embarcaciones  como  el  del  producto  de  la  pesca, 
en  mayor  escala  de  lo  que  debe  bacet  se  para  las  industrias  de  po- 
co o  mucbo  capital.  El  Estado  debe  establecer  cajas  de  ahorros 
especiales  para  pescadores,  cajas  contra  accidentes  que  sean  a  lo 
menos  obligatorias  para  los  dueños  de  empresas  de  pesca  i  de 
venta  de  sus  productos.  Se  necesita  establecer  medios  especiales 
para  el  salvataje  de  los  pescadores.  La  supervijilancia  de  los  pes- 
cadores por  medio  de  los  guardapescas  que  a  la  vez  les  puedan 
cJ;\T  los  cursos  volantes  de  enseñanza  que  se  necesitan. 


Muestra  del  levantamiento  de  los  fondos  de  pesca.  Distribución  de  las  distintas 
especies  de  peces  en  el  mes  d-^  Enero  entre  Helgoiand,  Norderney  i  Caxlia-ven,  etc, 
levantada  por  el  «Poseidon»,  tino  deles  vapores  de  estudií  s  oceanógraficos  del 
gobierno  alemán. 

La  instalación  de  escuelas  de  pesca  tanto  en  la  costa  como  en 
veleros  i  vapores  de  pesca  producirla  profesionales  dotados  desde 
el  principio  de  un  espíritu  disciplinado  i  que  daría  a  la  marina 
nacional  i  mercante  un  personal  incomparable. 

Se  debe  levantar  los  fondos  de  pesca  de  la  República  por  me- 
dio del  biólogo,  auxiliado  por  un  vapor  especial  oceanogriiíico  cu- 
ya adquisición  la  hemos  pedido  incesantemente  desde  la  funda- 
ción del  servicio  de  Aguas  i  Bosques,  para  poder  determinar  de 
un  modo  fíjo  las  especies  industriales   que  tenemos  i  la  utilización 


346  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

que  puede  dárseles,  los  fondos  que  habitan,  las  distintas  profun- 
didades en  que  se  encuentran,  los  viajes  migratorios  de  norte  a 
sur  i  de  este  a  oeste  o  vice  versa  que  efectúan  en  los  distintos  me- 
ses del  año,  dando  a  conocer  después  de  cada  viaje  las  especies 
que  se  han  encontrado  en  cada  uno  de  los  puntos,  el  grado  de 
abundancia  i  la  época  del  año,  los  fondos  de  pesca  aptos  para  el 
empleo  de  redes  de  tiro,  redes  flotantes,  almadrabas  i  espineles 
respectivamente.  Debe  híiber  ademas  una  estación  biolójica  que 
puede  ser  dirijida  por  el  mismo  biólogo  encargada  de  completar 
ios  estadios  del  vapor  oceanógrafico;  que  suelte  peces  marcados 
en  distintos  puntos  para  imponerse  de  los  viajes  migratorios  pri 
mando  con  $  0.50  a.  $  i  la  recojida  de  las  marcas  con  los  datos 
que  se  exijan;  que  se  dedique  al  estudio  de  las  condiciones  bioló- 
jicas  de  cada  especie,  sus  hábitos,  procreación,  alimentación,  etc. 

La  aclimatación  de  la  ostra  italiana  en  el  centro  i  norte  del 
pais  seria  un  gran  beneficio  para  esas  rejiones  donde  no  se  puede 
reproducir  la  ostra  nacional;  de  la  alosa,  shad  o  maiflsch  (Alosa 
vulgaris)  de  dos  o  tres  kilos,  que  vive  en  alta  mar  i  se  acerca  a 
principios  de  mayo  a  la  costa  en  grandes  masas  para  remontar  los 
tíos,  que  ha  sido  trasportada  i  aclimatada  con  éxito  en  Estados 
Unidos  del  océano  Atlántico  al  Pacifico  i  que  podria  habitar  los 
mares  del  centro  i  sur  de  Chile;  asi  como  del  homar  europeo 
(Homarus  vulgaris)  de  40  a  50  centímetros  de  largo  con  un  peso 
de  o  a  5  kilos,  que  se  cria  artificialmente  en  Europa  i  Estados  Uni- 
dos i  se  daria  bien  en  Chile  de  Constitución  al  sur. 

El  Estado  debe  prestar  mayor  atención  no  solo  a  la  construc- 
ción de  puertos  i  muelles  sino  también  a  pequeños  puertos  para 
pescadores  i  no  debiera  confeccionar  ningún  estudio  de  puerto  de- 
finitivo de  la  República  sin  incluir  una  caleta  especial  de  pesca- 
dores, como  se  hace  eñ  todos  los  paises  civilizados,  incluyendo  a  la 
vez  la  construcción  de  cámaras  frigoríficas,  mercados  con  remates 
especiales  i  desvíos  de  feí'rocarril  para  el  trasporte  de  los  produc- 
tos de  pesca  al  intei'ior  del  pais. 

En  cada  espropiacion  de  terrenos  para  la  formación  de  puertos 
debe  destinarse,  desde  el  principio,  una  superficie  que  sea  suficien- 
te parala  formación  de  una  aldea  definitiva  de  pescadores,  dán- 
doles facilidades  de  acojerse  a  la  leí  vijente  sobre  habitaciones 
para  obreros. 

Al  mismo  tiempo  debe  liberarse  de  los  derechos  de  internación 
las  embarcaciones   de   pesca  que   actualmente  los   pagan,   como 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  1  CAZA  347 

también   los   materiales  i   útiles  para  la    fabricación  de  los  pro- 
ductos derivados  de  la  pesca. 

A  esto  debe   agregarse  un  servicio  de  carros  frigorincos   livia. 
nos  que  dé  la  mayor  facilidad  posible  para  el  uso  de  los   distintos 
embalajes  que  sean  preferibles  en  cada  caso.  Se  debe   contemplar 
la  necesidad  de  abaratar  los  fletes  i  el  rápido  i  constante  despacho 
de  los  productos  de  la  pesca. 

Las  municipalidades  debieran  contribuir  a  esto  con  el  arriendo 
mas  barato  de  los  locales  en  las  plazas  de  abasto  a  los  productores 
directos  sin  fijarles  traba  alguna,  en  vez  de  encarecer  los  arrien- 
dos i  dificultarlos  por  todos  los  medios  posibles,  protejiendo  a  los 
privilejios  esclusivos  de  tres  o  cuatro  revendedoi'es  que  encarecen 
.£on  su  intervención  abusiva  tan  barato  i  sano  alimento. 

Si  vemos  lo  que  hacen  otros  estados  mas  civilizados  en  favor 
de  la  pesquería  nos  convenceremos  que  es  mucho  mas  de  lo  citado 
por  nosotros,  pues  habiia  que  agregar  todavía  los  asilos,  hospita 
les,  hospedajes  económicos,  centros  pesqueros,  oficinas  de  engan. 
che  de  pescadores,  los  premios  anuales  para  la  mejor  embarca- 
ción a  remo,  a  vela,  a  motor  i  a  vapor,  para  la  mejor  tripulación, 
las  regatas  oficiales  de  embarcaciones  de  pesca;  la  protección  de 
la  industria  nacional  por  buques  de  la  Armada,  en  las  rejiones 
australes  ie  Chile,  contra  la  esplotacion  de  buques  de  naciones 
estran jeras;  la  formación  decursos  culinarios  en  las  ciudades  del 
interior  que  propendan  al  fomento  del  consumo  de  pescados  i  ma- 
riscos; el  consumo  obligatorio  de  productos  de  pesca,  dos  a  tres 
veces  por  semana,  del  ejército,  de  la  marina  i  de  los  estableci- 
mientos de  beneficencia  e  instrucción  costeados  por  el  Estado; 
fuertes  derechos  de  importación  sobre  los  productos  de  pesca  en 
estado  conservado  que  recibimos  del  estranjero;  la  nacionaliza- 
ción forzosa  de  las  empresas  pesqueras  estranjeras  existentes  en 
Chile;  los  préstamos  fiscales  para  adquisiciones  nuevas  de  un  75**/o 
del  valor  de  las  embarcaciones  menores  i  de  un  509^  de  las  me- 
dianas i  mayores;  préstamos  para  reparaciones  de  embarcaciones 
existentes;  préstamos  para  la  compra  e  instalación  de  motores  i 
máquinas  a  vapor;  préstamos  para  la  adquisición  de  aparatos,  re- 
des i  otros  aparejos  de  pesca;  préstamos  para  la  formación  de  pe- 
queñas comunidades  de  pesca,  etc.  etc. 

Siempre  tenemos  que  oír  que  para    cualquiera    de  las   medidas 
.que  propusimos  en  este  capítulo    «e¿  pais  no  está  ¡)reparado»;  pero 

ü     PODKMOS  TAMPOCO  IMAJINAIÍNOS  QUE  EL  PAÍS  SE  HA    PREPARA- 


31S  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

DO  PARA  DEJAU  ESTA  INDUSTRIA  TAN  IMPORTANTE  PARA  EL  KIEN' 
ESTAR  DE  LA    NACIÓN    EN    EL    ABANDONO   MAS     COMPi^ETO,     enCíire- 

ciendo  enormemente  el  consumo  de  estos  artículos  alimenticios  de 
primera  necesidad  i  fomentando  anualmente  su  importación  por 
valor  de  muchos  millones  de  pesos,  en  vez  de  desarrollar  la  indus- 
tria una  vez  por  todas  i  trocar  la  importación  actual  por  valor  de 
.')  millones  de  pesos  en  una  esportacion  por  valor  de  20  a  30  mi- 
llones de  pesos,  con  la  cual  habríamos  equilibrado  en  algo  siquie- 
ra la  desproporción  en    que  se  encuentra  actualmente. 

Sea  como  fuere  lo  que  se  haga  en  lo  futuro,  hemos  abierto  los 
ojosa  la  Nación,  como  era  nuestra  obligación  hacerlo.  Correspon- 
de a  ésta  oírnos  i  no  dejarnos  simplemente  la  satisfacción  de  ha- 
ber cumplido  con  lo  que  consideramos  nuestro  deber. 

F.  Albeht, 


DESCRIPCIÓN  DE  LOS  PECES 

MAS  CONVENIENTES  PARA  EL  CULTIVO  ARTIFICIAL  EN  El.  FAIS 
f^^aliiion  del  Hin  (Salmo  salar) 


Este  pez,  como  las  tres  especies  descritas  mas  adelante,  perte- 
necen a  la  subclase  feJeósteos,  orden  fisóstomos,  familia  salmó- 
nidos. 

Entre  los  salmónidos  introducidos  en  el  país  es  ésta  la  especie 
que  alcanza  mayor  desarrollo.  Su  tamaño  máximo  es  de  1.50  me- 
tro, alcanzando  un  peso  de  45  kilogramos;  pero  el  tamaño  común 
es  de  80  centímetros  con  un  peso  de  10  a  15  kilos.  Su  cuerpo  es 
alargado,  de  costado  comprimido,  de  cabeza  relativamente  peque- 
ña, hocico  delgado  i  prolongado,  sobre  todo  la  mandíbula  inferior. 
El  color  del  dorso  es  gris  azulado,  los  costados  plateados  i  la  parte 
inferior  blanca,  las  dos  aleta.s  dorsales  i  la  caudal  son  oscuras 
siendo  las^demas  algo  mas  pálidas.  En  la  parte  superior  del  cos- 
tado, como  asimismo  en  la  primera'aleta  "dorsal  i  en  la  caudal, 
tiene    unas   manchitas  negruzcas  en  forma   de  estrellas,  que  son 


Rejjroducimos  esta  pai-te,  por  haber  sido  publicada  con  algunas  omisiones 
en  un  número  anterior  del  Boletín. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


349 


mas  intensas  en  el  tiempo  de  procreación,  época  en  que  también 
aparecen  unas  manchas  rojas. 

La  patria  del  salmón  común   son  las  aguas  de  los  rios  i  maies 


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del  norte  de  Europa.  No  aparece  en  el  Mediterráneo  ni  en  los  lios 
que  desembocan  en  éste.    Según  su  edad  i  estado   habita  este  pez 


350  boletín  de  BOSQUES,  PESCA   I  CAZA 

en  aguas  dulces  o  saladas.  Nace  en  agua  dulce  (ríos)  donde  per- 
manece hasta  la  edad  de  un  año  i  medio  mas  o  menos,  para  irse 
en  seguida  al  mar,  donde  permanece  hasta  la  edad  de  reproduc- 
ción, lo  que  sucede  a  los  tres  años. 

Cuando  se  acerca  esta  época,  los  salmones  se  aproximan  a  las 
desembocaduras  de  ¡os  rios,  permaneciendo  en  seguida  en  las 
aguas  mistas  (dulces  i  saladas)  durante  varias  semanas,  segura- 
mente para  acostumbrarse  de  nuevo  al  agua  dulce.  Se  ha  compro- 
bado que  el  salmón  no  resiste  el  cambio  brusco  de  una  clase  de 
agua  a  otra,  es  decir,  de  agua  salada  a  dulce  i  viceversa. 

Miéntias  mas  se  aproxima  el  tiempo   del    desove,  mas  intensos 
se  ponen  sus  colores;  se  oscurecen   tanto  el  dorso  como  las  man- 
chas de  los  costados  i  aparecen  ademas  en  éstos  manchitas  i'ojas. 
Entonces  se  reúnen   los   salmones  en  grupos  para  subir  así  a  las- 
vertientes   de   los   rios.    El  grupo  forma  jeneralmente  un  ángulo 
agudo  encabezado  por  uno  de  los  individuos  mas  grandes  i  vigo 
rosos.  Si  por  alguna  causa  se  interrumpe  esta   formación,  todo  el 
grupo  se  detiene   para   formarse   nuevamente   i  seguir  su  viaje. 
Aunque   el   sahnon  es  un  nadador  rápido,  demora  en   este  viaje, 
que  emprende  en  la  primavera,  todo  el  verano,  lleg?tndo  al  punto 
de  término  o  sea  el  lugar  del  desove  en  otoño. 

Durante  el  trayecto  de  subida,  el  salmón  no  teme  ningún  obs- 
táculo, venciendo  corrientes  i  saltos  de  agua  hasta  de  tres  metros 
de  altura  con  relativa  facilidad,  i  aunque  éstos  sean  mayores,  na 
deja  de  hacer  intentos  para  salvarlos  por  medio  de  saltos  formi- 
dables, a  pesar  de  que  muchas  veces  son  inútiles  todos  sus  esfuer 
zos  i  frecuentemente  los  paga  con  su  propia  vida  chocando  a^ 
caer  contra  alguna  piedra. 

Lagos  atravesados  por  aquellos  rios  en  que  suben  los  salmones 
no  les  presentan  ninguna  dificultad,  pues  los  peces  siguen  su 
marcha  sin  interrupción    i    con  mucho  tino  siempre  aguas  arriba. 

Llegado  al  punto  que  estiman  conveniente,  la  hembia  elije  el 
lugar  para  el  desove,  encontrándolo  en  partes  guijarrosas  donde 
pasa  una  corriente  suave  de  agua.  Allí  la  hembra  hace  por  medio 
de  movimientos  rápidos  do  la  cola  una  especie  de  concavidad 
baja  i  bastante  estensa.  La  hembra  es  acompañada  siempre  por 
un  macho  grande,  que  la  vijila  durante  la  operación,  ahuyentan 
do  a  todos  los  competidores  que  se  acercan  i  manteniendo  na 
pocas  veces  con  éstos  una  lucha  que  frecuentemente  tiene  un  fin 
funesto  para  uno  de  ellos.    A   mas  del  macho  grande  en  la  mayo* 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  H51 

ría  de  los  casos  persiguen  a  la  hembra  varios  machos  nuevos  re 
cien  llegados  al  estado  adulto;  pero  de  éstos  no  se  preocupa  el  ma- 
cho grande. 

La  hembra,  después  de  concluido  el  «nido»  principia  a  deposi- 
car  sus  huevos  por  partidas  pequeñas,  las  que,  inmediatamente 
después  de  salir  del  vientre  materno,  son  fecundadas  por  el  macho 
esparciendo  sobre  ellos  el  Jugo  espermático.  El  desove  completo 
demora  varios  dias,  repitiendo  los  reproductores  la  operación 
mencionada.  Después  de  puesto  el  total  de  las  ovas  i  hecha  la  fe- 
cundación, la  hembra  cubi'e  el  nido  con  una  lijera  capa  de  arena. 

La  opei'acion  de  reproducción  debilita  a  estos  peces  a  tal  estre- 
mo que  después  de  este  acto  no  son  capaces  de  nadar.  Se  dejan 
arrastrar  por  la  coi'riente  del  agua  basta  una  parte  mas  honda  i 
con  poca  corriente,  donde  parecen  descansar  algunos  dias,  si- 
guiendo después  su  viaje  al  mar.  No  toman  casi  ningún  alimento 
durante  la  época  del  desove,  lo  que  contribuye  mucho  al  decai- 
miento de  sus  fuerzas  i  sucede  que  muchos  ejemplares  sucumben 
en  el  viaje.de  regreso  al  mar,  sobi-e  todo  cuando  el  trayecto  de 
vuelta  es  raui  largo.  Pero  los  peces  que  alcanzan  a  llegar  al  mar 
se  reponen  mui  pronto,  demostrando  una  actividad  estrema  para 
devorar  todo  lo  que  tengan  a  su  alcance.  La  mayor  parte  de  los 
salmones  jeneralmente  quedan  solo  dos  meses  en  el  mar,  durante 
los  cuales  engordan  considerablemente,  para  entonces  volver  a 
subir  a  los  ríos  con  el  objeto  ya  espresado. 

Fl  salmón  llega  al  estado  de  reproducción  a  los  tres  años 
de  edad. 

El  desari'ollo  del  embrión  en  ei  huevo  demora,  según  la  tempe- 
ratura del  agua,  de  2  a  4  meses,  teniendo  el  agua  10  a  2°  C.  res- 
pectivamente. 

Los  pececillos  recien  nacidos  llevan  consigo  una  especie  de  ve 
jiguilla,  llamada  versícuhi  umbilical,  la  que  alimenta  al  pez  hasta 
4  semanas  mas  o  menos  desapareciendo  poco  a  poco.  Desde  en- 
tonces comienza  a  comer  la  microfauna  que  encuentra,  crustá- 
ceos, larvas,  insectos  i  aun  otros  peces  que  pueda  atacar.  Es 
esclusivamente  carnívoro,  aunque  a  veces  se  encuentra  en  su  es- 
tómago algunas  algas,  pero  éstas  las  devoia  solamente  junto  con 
algún  animalillo  que  se  encontraba  sobre  ellas. 

Su  crecimiento  durante  el  primer  año  es  relativamente  lento 
alcanzando  solo  a  10  centímetros,  pero    desde  esta  edad,  cuando 


35  i 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


puede  tragar  comida  mas  gruesa,  crece  rápidamente,  alcanzando 
en  el  segundo  año  hasta  4(>  centiínetros. 

La  temperatura  del  agua  favorita  para  el  salmón  es  de  12<'  C. 
raas  o  menos,  pero  puede  soportar  temperaturas  de  2"  a  20'^.  Para 
la  cria  pequeña  la  temperatura  mejor  es  de  2  a  8"  i  mas  tarde  de 
8  a  12'\ 

La  carne  del  salmón  antes  del  desove  es  de  color  rojizo  i  de 
mui  buen  gusto  i  sabor;  después  es  de  un  blanco  ceniciento  i  casi 
inservible  para  el  consumo. 

Esta  especie  de  salmón  se  presta  mui  bien  para  el  cultivo  arti 
ficial  desde  el  huevo  hasta  la  edad  de  un  año,  en  que  se  debe  sol- 
tar al  j"io  (es  prefei'ible  hacerlo  antes  aun,  talvez  a  los  4  o  6  me 
ses)  para  que  alli  se  alimente  mas  a  su  gusto  i  pueda  ir  al  mar 
cuando  se  lo  pida  su  instinto.  Advierto  que  no  es  de  absoluta  ne- 
cesidad que  el  salmón  vaya  al  mar,  pero  si  es  conveniente,  pues 
teniéndolo  constantemente  en  agua  dulce  crece  mui  despacio,  no 
se  reproduce  i  dejenera. 

Debido  a  que  no  se  puede  criar  este  pez  en  agua  dulce  hasta 
su  completo  desarrollo,  no  tiene  particular  importancia  en  un 
establecimiento  de  piscicultura  privado.  Solo  se  puede  contribuir 
a  la  mayor  multiplicación  del  pez,  lo  cual,  por  ciei'to,  es  unagi'an 
ventaja,  no  para  el  particular  sino  para  la  comunidad. 

Triielaa  «le  los  Alpes  (Salmo  fario) 


Trucha  délos  Alpes  (Salmo  fario),  macho 


Este  es  el  pez  raas  estimado  entre  los  peces  europeos  de  agua 
dulce  por  su  carne  sabrosa  i  delicada  i  es  por  eso  que  un  gran 
número  de  establecimientos  se  dedican  esclusivamente  a  su  cul- 
tivo. Sin  embargo,  a  pesar  de  ésto  su  precio  siempre  es  bastante 
subido  i  ñuctúa  jenei'almente  entre  6  a  10  francos  por  kilo,  según 
la  abundancia  con  que  aparece  en  los  mercados. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  :V)  t 

La  trucha  alcanza  un  largo  máximo  de  90  centímetros  con  un 
peso  hasta  10  kilos,  pero  el  tamaño  común  es  de  40  a  50  cent,  con 
un  peso  de  2  kilos.  El  cuerpo  es  macizo,  algo  comprimido  en  los 
costados.  La  dentadura,  especialmente  la  del  macho,  es  mui  nume 
rosa  (dos  filas)  i  bien  desarrollada.  Sus  colores  no  son  fijos;  varia n 
según  los  alimentos,  la  edad  i  los  medios  en  que  se  encuentra.  Asi 
por  ejemplo  se  pued'e  observar,  colocando  un  ejemplar  de  color 
bastante  oscuro,  recien  sacado  de  un  estanque,  en  un  depósito 
blanco,  que  su  color  cambia  en  menos  de  media  hora,  poniéndose 
bastante  claro.  Por  lo  jeneral  se  pueden  fijar  los  siguientes  colores 
para  esta  especie:  el  dorso  es  gris  olivado  con  manchas  negruscas, 
los  costados  amarillo  verdosos  con  estrellitas  encarnadas  a  veces 
rojas,  azules  i  blancas,  la  parte  inferior  es  blanquisca  cenicient?», 
la  aleta  anal  es  amarilla,  la  dorsal  bordada  pálida.  Los  colores  de 
los  ojos  cambian  de  amarillo  a  rojo  o  oscuro. 

También  la  carne  varia  de  colores  según  la  época,  alimento  i 
lugar  en  que  se  cria,  de  anaranjado  hasta  blanco.  Por  lo  jeneríil 
se  puede  decir  que  produce  carne  blanca  cuando  se  cria  en  lagu- 
nas comiendo  alimento  pobre  o  artificial;  produce  carne  rosadií, 
criándose  en  rios  con  corriente  con  abundancia  de  alimento  natu- 
ral que  consiste  en  crustáceos,  larvas,  lombrices,  caracoles,  insec- 
tos; devora  peces,  huevos  de  éstos  i  hasta  sus  propios  huevos  i 
cria.  Antes  del  desove  la  carne  es  rosada,  después  de  éste  es  blan- 
ca. Su  carne  es  mejor  en  los  meses  de  verano. 

La  patria  de  la  trucha  es  toda  la  Europa  i  el  Asia  menor.  Pie- 
ñere  vertientes  i  rios  cerrentosos  con  aguas  cristalinas  i  frias  i 
fondo  guijarroso.  También  se  encuentra  en  lagos  con  aguas  frins 
(como  los  de  los  Alpes)  i  algunos  afluentes.  Finalmente  tambieit 
se  puede  cultivar  perfectamente  bien  en  estanques  con  agua  fría 
i  renovada  constantemente.  La  temperatura  mas  favorable  para  la 
trucha  es  de  10  a  15  C,  pudiendo  soportar  temperaturas  de  2  a  20". 

El  tiempo  de  desove  de  estos  peces  es  a  fines  del  otoño  i  princi- 
pios de  invierno.  Llegan  a  la  edad  de  reproducción  a  los  3  años,. 
sin  embargo  no  son  raros  los  ejemplares  que  se  encuentran  con 
ovas  ya  a  la  edad  de  2  años. 

Los  huevos  son  de  un  diámetro  de  4  a  5  mm.  El  color  de  éstos 
es  de  rosado-araarillento  hasta  blanquisco. 

No  hace  viajes  de  desove  tan   largos  como  el  salmón   común. 
Sube  un  corto  trayecto  rio  arriba  en  busca  de  arroyos  pequeños 


354 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


donde  desova  con  piefei'encia,  lo  que  verifica  de  un  modo  parecida 
a  este  último.  La  incubación  de  las  ovas  es  algo  mas  corta  que  la 
de  su  palíente  ya  descrito,  pero  el  nacimiento  de  los  pececillos  i 
mas  tarde  su  alimentación  es  mas  o  menos  igual. 

La  trucha  de  los  Alpes  es  mui  huraña.  Durante  el  dia  jeneral- 
mente  se  pasa  escondida  para  salir  al  anochecer  en  busca  de  su 
alimento.  En  un  lugar  apropiado  se  pone  en  un  punto  fijo,  soste- 
niéndose contra  la  coiriente  del  agua  con  movimientos  débiles  de 
las  aletas  i  así  espera  la  llegada  de  alguna  presa  sobre  la  cual  se 
precipita  con  suma  rapidez  i  solo  rai'as  veces  sucede  que  ésta  se 
le  escapa. 

Como  ya  he  dicho,  es  éste  uno  de  los  salmónidos  que  mejor  se 
adapta  al  cultivo  artificial. 

Mas  adelante  haré  una  lijera  descripción  de  él. 

Salmonete  arco-iris  (Salmo  irideiis) 


Salmonete  arco-iris  (Salmo  irideus) 


Pertenece  a  la  misma  familia  que  las  especies  anteriores.  Alcan- 
za uu  largo  máximo  de  70  centímetros  con  un  peso  hasta  7 
kilos.  Su  tamaño  común  es  de  40  a  oH  era  con  un  peso  de  3  a  4 
kilos.  El  cuerpo  es  algo  macizo;  tiene  un  color  plateado  brilloso, 
«iendo  el  dorso  mas  oscuro  i  algo  verdoso.  En  los  costados  tiene 
una  faja  de  colores  arco  iris  que  alcanzan  desde  la  cabeza  hasta 
la  cola.  La  paite  superior  del  cuerpo  como  asimismo  las  aletas 
dorsales  i  caudal  son  cubiertas  con  pintas  negruscas.  En  el  tiempo 
de  desove  se  ponen  los  colores  mas  intensos,  especialmente  el 
arco-iris;  la  parte  abdominal  del  macho  adquiere   un  color  gris. 

La  patria  de  este  pez  es  el  Oeste  de  Norte  América,  donde  vive 


boletín  de  BOSQQES,  pesca  i  caza  355 

"Qii  los  afluentes  del  Pacífico.  Actualmente  ya  se  encuentra  aclima- 
tado en  toda  Norte  América  i  en  Europa,  encontrándose  en  algu- 
nas partes  ya  en  estado  silvestre. 

Se  alimenta  de  crustáceos,  dafnias,  larvas,  caracoles,  lombrices, 
insectos,  batraquios  i  peces  pequeños,  pero  en  todo  caso  prefiere 
ílos  primeros.  No  es  tan  voraz  como  la  trucha  de  los  Alpes. 

Desova  a  fines  de  invierno  i  principios  de  primavera,  según  la 
temperatura  del  agua.  Prefiere  para  el  acto  partes  arenosas  o 
ripiosas  donde  pasa  alguna  corriente  de  agua.  Desova  de  un  modo 
■igual  a  la  jeneralidad  de  los  salmones.  Llega  a  la  edad  de  repro- 
ducción a  los  3  años.  Una  hembra  de  un  peso  de  V2  kilo  pone  de 
-oOU  a  2000  huevos.  Estos  tienen  un  diámetro  de  5  a  6  mm. 

La  carne  de  esta  especie  es,  según  algunos,  de  un  gusto  inferior 
a  la  trucha  de  los  Alpes,  mientras  que  otros  sostienen  que  es 
igual.  Yo  por  mi  parte  doi  preferencia  a  la  primera.  El  color  de  la 
carne  es  desde  blanco  hasta  colorado,  según  alimento,  época  i 
lugar  donde  se  cria.  Los  ejemplares  grandes  de  2  a  5  kilos  dan 
carne  de  mejor  gusto  i  sabor  que  los  pequeños,  justamente  lo 
contrario  de  la  trucha  de  los  Alpes,  que  es  de  mejor  gusto  siendo 
pequeña. 

El  cultivo  de  este  salmonete  es  mas  fácil  que  el  de  las  demás 
especies  salmonídeas  i  jeneralmente  también  mas  lucrativo.  Fácil, 
porque  este  pez  no  es  tan  exijente  con  respecto  ai  alimento  i  sobre 
todo  a  las  cualidades  del  agua.  Se  cria  bastante  bien  en  lagunas  de 
carpas,  soportando  perfectamente  temperaturas  hasta  26»  C.  La 
incubación  de  las  ovas  i  la  cria  pequeña  exijen  una  temperatura 
^inferior  a  15  grados.  Lucrativo,  porque  crece,  en  comparación  con 
otros  salmónidos,  mas  rápido,  alcanzando  en  año  i  medio  hasta 
^00  gramos  i  en  el  siguiente  hasta  l'/a  kilo. 

8aliiioii  íle  esteroH  (Salmo  fontinalis) 

Pertenece  a  la  misma  familia  que  las  especies  anteriores.  Al- 
-canza  un  tamaño  hasta  70  centímetros  con  un  peso  de  7  kilos.  Su 
-color  del  dorso  es  gris-plateado-verdoso  hasta  anaranjado  mate. 
'Los  costados  son  algo  mas  claros  i  la  parte  inferior  es  casi  blanca. 
El  dorso  i  las  aletas  de  esta  parte  i  la  caudal  son  pintadas  con 
manchas  alargadas  irregulares  de  color  claro  o  amarillo.  En  el 
■tiempo  del  desove  los  colores  son  mas  intensos,  adquiriendo  la 


356 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


parte  inferior  del  cuerpo  i  sus  aletas,  especialmente  en  el  machOj, 
un  color  rojizo. 


Salmón  de  esteros  (Salmo  fontinalis) 

La  patria  de  este  pez  es  el  Este  de  Norte-América,  pero  ya  se 
encuentra  aclimatado  tanto  en  todas  las  demás  partes  de  este 
continente  como  también  en  Europa.  Prefiere  rios  i  arroyos  co- 
rrentosos  con  fondo  pedregoso  i  arenoso;  vive  también  en  lagunas 
profundas  de  aguas  frías  i  cristalinas.  Su  temperatura  favorita  es 
de  8  a  12°  C,  pudiendo  soportar  temperaturas  pasajeras  hasta  de 
22°.  Sus  alimentos  son  los  mismos  de  la  trucha  de  los  Alpes:  crus- 
táceos, caracoles,  larvas,  lombrices,  insectos,  peces  pequeños  i 
huevos  de  éstos;  por  lo  demás  es  bastante  voraz. 

Desova  en  otoño,  o  a  mas  tardar  a  principios  de  invierno;  lo 
verifica  de  un  modo  igual  a  la  jeneralidad  de  los  salmones.  Llega 
a  la  edad  de  reproducción  a  los  3  años,  habiendo  sin  embargo 
ejemplares  que  tienen  ovas  ya  a  los  2  años  de  edad.  Los  huevos 
tienen  un  diámetro  de  4  a  5  mm.  Una  hembra  de  ^  kilo  pone  800 
a  1500  huevos. 

La  carne  del  salmón  de  esteros  es  de  un  color  blanco  hasta 
anaranjado,  según  su  alimento,  época  i  lugar  en  que  se  cria.  Es 
de  mui  buen  gusto,  igual  al  de  la  trucha  de  los  Alpes.  Su  cultiva 
es  mui  recomendablo  por  su  crecimiento  rápido. 

I^a  Cari>a  (Cyprinus  carpió) 

Pertenece  este  pez  a  la  sub-clase:  Teleósteos;  orden:  Fisóstomos- 
familia:  Ciprínidos,  como  también  los  dos  siguientes. 

El  Cyprinus  carpió  i  sus  variedades  tiene  su  patria  en  el  cen- 
tro i  norte  de  Europa,  aunque  muchos  sostienen  que  ha  sido  traí- 
do por  los  romanos  del  Asía.  Se  ha  podido  comprobar  por  los 
hallazgos  de  fósiles  que  este  pez  existia  en  Europa  ya  desde  antes 
del  último  período  glacial.  Es  cierto  que  en  aquel  tiempo  fué  es- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


357 


tinguido  en  el  Noi'te  de  Europa,  donde  se  ha  \aielto  a  introducir 
solo  en  la  era  del  cristianismo;  pero  jamas  ha  faltado,  se  puede 
comprobar,  en  el  centro  de  Europa.  Por  el  solo  hecho  de  que  en 
la  China  ha  existido  i  se  ha  cultivado  desde  tiempos  remotos,  no 


^^iÁ¿4é¿ 


La  Carpa    (OypriuQos  carpió) 

se  puede  afirmar  la  idea  que  desde  aquel  pais  haya  sido  introdu- 
cido a  Europa,  pues  no  se  encuentra  ninguna  comprobación  de 
-esto. 

Desde  tiempos  antiguos  existen  distintas  variedades  de  la  car- 
pa, aunque  algunas  solamente  transitorias,  las  que  han  inducido 
-a  diversos  autores  a  darles  nombres  distintos,  creyendo  que  se- 
rian especies  diferentes.  Algunas  de  ellas  son: 

Cyprinus  cirrosus  (Schaeffer  1760) 

nudus  (Bloch  1782-84) 
Rex  cyprinorum  (     »         »     »  ) 
Cyprinus  macrolepidotus  (Harmann  1798) 
elatus    (Bonaparte  1832  34) 
¡>         regina  (  »         1832-41) 

»         hungaricus  (Cuvier  i  Valenciennes  1842) 
Carpió  vulgaris  (Rapp  1854)) 
Cyprinus  acuminatus  (Heckel  i  Kner  1858) 
i  otros  mas. 

Como  nombre  definitivo  ha  sido  aceptado  el  de  Lineo  (1766) 
«Cyprinus  carpió».  En  los  demás  nombres  el  adjetivo  solo  espre- 
sa mayormente  alguna  cualidad  especial  del  pez,  que  éste  con  el 
derapo  ha  adquirido,  ya  por  influencias  del  clima  o  del  agua  o 
alimento,  i  aun  no  todos  de  ellos  podemos  considerar  como  sim- 


358 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


pies  variedades,  pues  no  reúnen  las  condicionris  necesarias  para^ 
ser  una  variedad  fija. 

El  nombre  «Cyprinus»  es  derivado  del  griego  «Kuprinos»,  el 
que  a  su  vez  se  deriva  de  «Kupris»  (un  sobrenombre  de  Venus) 
encontrando  su  esplicaeion  seguramente  en  su  gran  fecundidad. 
Este  nombre  mas  tarde  ha  sido  aceptado  como  nombre  de  familia 
también  por  Lineo.  La  palabra  «carpió^»  algunos  la  derivan  tam- 
bién del  griego  «karpos»  que  significa  «fruto»,  mientras  que  otros 
creen  encontrar  su  procedencia  en  el  alemán  «Karpf,  Karpfen», 
donde  el  pez  tiene  este  nombre  desde  tiempos  mui  antiguos. 

Como  variedades  del  Cyprinus  carpió  realmente  aceptables  sola 
mencionaremos:  Cyprinus  mudus  i  Cyprinus  macrolepidotus  pues 
son  éstos  los  únicos   que  se  lian  mantenido  sin  digresión   durante- 
muchos  años  en  distintas  partes  i  con  distintos  alimentos. 

Cyprinus  nudus  (Carpa  lisa)  i 
Cyx>r¡mis  macrolepidotus  (Carpa  de  espejuelos) 


Carpa  lisa  (Cyprinus  nudus) 


La  primera  se  llama  «Nudus»,  porque  es  desnuda,  es  decir  no- 
posee  escamas,  i  la  segunda  «macrolepidotus»  porque  posee  esca- 
mas  grandes,  las  que  no  son  distribuidas  por  todo  el  cuerpo  sino- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


359 


que  la  tapan  parcialmente,  a  saber:   una  hilera  irregular  en  cada 
costado  i  una  hilera  irregular  en  cada  lado  de  la  parte  inferior  del 


Carpí  de  espejuelos  (Cyprinu?  macrolepidotus) 

cuerpo.  A  esta  vaiiedad  Bloch  lo  la  el  nombre  de  «R,3X  cyprino- 
rum»  (rei  de  las  carpas).  Todos  los  demás  nombres  antes  mencio- 
nados solo  espresan,  como  ya  he  diclio,  alguna  cialidad  o  carác 
íer  especial  del  pez  quejlo  ha  adquirido  por  inM  lencias  del  clima, 
agua,  alimento,  etc,  i  que  se  piorde  fácilmente,  cambiando  alguno 
de  estos  factores. 

Hasta  la  fecha  no  se  ha  podido  comprobar  la  edad  que  puedo 
alcanzar  la  carpa,  ni  tampoco  podemos  fijar  el  tamaño  i  peso 
máximos  que  puede  llegar  a  tener.  Las  opiniones  a  este  respecto 
son  muí  diversas,  llegando  algunas  hasta  la  cifra  fabulosa  que  es- 
tos peces  pueden  adquirir  un  peso  hasta  100  kilogramos;  pei'o 
advierto  desde  luego  que  no  se  encuentra  un  comprobante  que 
atestigüe  su  veracidad.  Pero  sí  hai  la  seguridad  do  que  en  Alema, 
nia  se  ha  pescado  en  el  siglo  pasado  una  carpa  de  algo  mas  de  un 
metro  de  largo  con  un  peso  de  26  kilos. 

El  crecimiento  de  la  carpa  es  bastante  rápido.  Alcanza  en  esta- 
do silvestre  en  el  primer  año  basta  30  gramos,  en  el  segundo  hasta 
150  gramos,  en  el  tercero  hasta  600  i  en  el  cuarto  año  hasta  1000 
gramos,  desarrollando  después  de  esta  edad  i  en  condiciones  nor- 
males un  crecimiento  mas  lento,  lo  que  da  lugar  a  atribuirles  a 
los  ejemplares  grandes  una  edad  bastante  subida. 

El  color  de  la  carpa  es  en  el  dorso  gris  oscuro,  en    los  costados 
gris  amarillento,  algunas  gris  azulejo  i  en  la  parte  hiferior  uncj 
lor  blanco  sucio  o  amarillento;   su  cuerpo  es   macizo,  siendo  el 


:3G0        boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


Cuerpo  dos  a  tres  veces  mas  largo  que  alto.  El  labio  superior  está 
provisto  de  cuatro  pequeños  apéndices,  como  especie  de  tentáculos. 

La  carpa  prefiere  lagunas  bajas  con  aguas  estancadas  i  fondo 
blando,  espuestas  al  sol  i  con  bastante  vejetacion.  La  temperatura 
puede  subir  hasta  38*^'  c,  siendo  la  mas  favorable  una  de  18  a  28 
grados.  Huye  este  pez  de  aguas  correntosas  con  fondo  pedregoso, 
]  ara  vez  se  encuentra  en  rios  de  cori'iente  mediana,  jaraab  en 
arroyos  con  aguas  frias. 

Hasta  hace  poco  se  ha  tenido  la  creencia  de  que  la  cai-pa  era 
liei'bívora,  es  decir  que  se  alimentaba  de  la  vejetacion  acuática; 
pero  hoi  dia  está  comprobado  que  su  alimento  predilecto  es  la  car- 
ne, se  alimenta  en  estado  silvesti'e  de  toda  clase  de  gusanos  que 
llegan  a  su  alcance,  crustáceos,  vermes  i  toda  microfauma  que  en 
el  agua  encuentra,  las  ovas  de  otros  peces  i  aun  sus  propias,  asi 
como  también  los  insectos  que  encuentra  en  i  sobre  el  agua,  aunque 
también  devora  yerbas  como  algas  i  otras  plantas  tiernas.  En  bus 
ca  de  su  alimento  escudiiña  el  suelo  con  el  hocico,  dejando  tras  sí 
huellas  mui  visibles.  En  muchos  casos  devoran  hasta  tierra  (arci- 
lla) i  parece  que  la  aprovechan  como  alimento.  En  el  cultivo  arti- 
ficial se  les  proporciona  otros  alimentos  mas  que  consisten  en  gra- 
nos i  carne. 

La  carpa  llega  a  la  madurez  de  reproducción  en  el  cuarto  año, 
rara  vez  a  los  tres  años  de  edad.  Una  hembra  de  regular  tamaño 
pone  100  0»)0  a  200  000  huevos  i  no  son  raros  los  casos  de  una  pro' 
duccion  de  300  000.  Hacia  el  tiempo  del  desove  aparecen  en  la 
superficie  del  cuerpo  de  los  reproductores  unos  nuditos  blanquis- 
cos, abundantemente  sobre  todo  en  la  parte  superior  de  losopércu- 
los  de  los  machos. 

Desovan  en  la  pi'imavera  cuando  el  agua  alcanza  una  tempera- 
tura superior  a  18  grados.  Eli  jen  para  este  acto  partes  bajas,  aso- 
leadas i  con  vejetacion  baja  i  tierna.  No  encontrando  lugar  apro- 
piado para  el  desove  en  sus  alrededores,  se  ponen  en  marcha  a 
buscarlo.  Van  siempre  aguas  arriba  i  desplegan  mucha  actividad, 
venciendo  cascadas  hasta  de  un  metro  de  altura  por  medio  de 
saltos.  En  caso  que  no  encuentren  algún  lugar  apropiado  dejan 
de  desovar  por  completo. 

El  acto  mismo  de  desove  lo  verifican  con  preferencia  en  noches 
Ijochornosas,  manifestándolo  al  observador  por  la  viveza  estraor- 
dinaria  con  que  cruzan  las  aguas.  La  hembra,  siempre  perseguida 
por  los  machos,  suelta  por  fin,  sobre  nadando,  una   parte  de  sus 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  361 

huevos,  los  que  inmedicitamente  después  son  fecundados  por  és- 
tos. Al  clarear  el  dia,  los  peces  se  ponen  en  sosiego  para  seguir 
hasta  el  desove  completo,  en  las  noches  siguientes.  La  carpa  no 
desova  do  una  vez  por  completo  sino  que  en  dos  o  tres  veces  con 
intervalos  hasta  de  cuatro  semanas. 

Los  huevos  poseen  una  sustancia  pegajosa,  por  medio  de  la  cual, 
al  hundirse  hacia  el  fondo,  quedan  pegados  en  los  objetos  que  en- 
cuentran  a  su  paso,  que  consisten   sobre  todo  en  la  vejetacion  del 
fondo.  Los  que  caen  en  éste  i  que  no  son  pocos  si  la  vejetacion  es 
escasa,  se  pueden   considerar  como  perdidos  por  faltarles  el   suíi 
cíente  calor  o  porque  quedan  tapados  con  fango.  Ademas  se  pier- 
den muchos  por  la  circunstancia  que  no  alcanzan  a  ser  fecundados. 
El  calor  es  un  factor  mui  impoitante  en  la  incubación  de  los  hue- 
vos, i  según  la  temperatura  demoia  el   pececillo  de  4  a  8  dias  en 
salir  del  huevo.  Al  nacer  lleva  consigo  una  pequeña  vejiguilla  de 
la  cual  se  alimenta  durante   la  primera   semana   consumiéndola 
poco  apoco.  Durante  este  período  los  pececillos  son  mui  torpes  en 
sus  movimientos;  no  son  capaces  de  nadar,  loque  se  debe  al  estor- 
bo causado  por  la  vejiguilla  i  a  su   debilidad;  jeneralmente  al  dia 
siguiente  después  de  haber  nacido  se  agarran  con  la  boca  a  alguna 
yerba  donde  permanecen  pegados  hasta  que  absorben  la  vejiguilla. 
Desde  este  momento  empiezan  a  buscarse  su  alimento,  que  consis- 
te al  principio  en  la  microfauna  del  agua. 

Muchas  veces  se  ha  observado  que  en  algunos  años  las  carpas 
no  desovan  aunque  no  les  falte  lugar  apropiado  para  el  objeto. 
Esto  se  debe  jeneralmente  a  influencias  desfavorables  del  tiempo. 

La  carpa  es  el  pez  que  mas  se  cultiva  en  Europa,  debido  a  su 
desarrollo  rápido.  Su  carne  es  bastante  apreciada,  i  por  su  pre- 
cio relativamente  bajo,  está  también  al  alcance  del  menos  acomo- 
dado. El  pez  posee,  siendo  bien  cultivado  i  proviniendo  de  raza 
fina,  carne  sabrosa  i  mui  saludable,  con  relativamente  pocas  espi" 
ñas,  condiciones  que  lo  hacen  tan  apetecido  en  los  mercados  euro- 
peos, a  cuyo  abastecimiento  en  varios  paises  contribuye,  en  lo 
que  se  refiere  a  pescado  de  agua  dulce,  con  mas  de  la  mitad  del 
total  en  venta. 

Siendo  así  este  pez  de  mucha  importancia  para  los  estableci- 
mientos de  piscicultura,  le  dedicaremos  mas  tarde  algunos  artícu- 
?los  especiales  relativos  a  su  cultivo. 


>  -o 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


Jja  Tenca  (Tinca  tinca) 

Pertenece  como  la  especie  anterior  a  la  familia  Ciprínidos.  Su 
patria  es  Europa,  estando  distribuida  en  todo  este  continente 
Ademas  existe  en  Siberia  i  en  Asia  menor.  Aunque  se  le  encuen. 
tra  en  alturas  hasta  mas  de  mil  metros,  se  puede  decir  que  es  un 
pez  de  las  llanuras  i  aguas  estancadas.  Alcanza  un  tamaño  máxi- 
mo de  70  centímetros  con  un  peso  hasta  6  kilogramos. 

El  cuerpo  es  cubierto  por  una  capa  jelatinosa,  trasparente  i  al- 
go tenaz,  debajo  de  la  cual  se  encuentran  las  pequeñas  escamas 
de  color  amarillento.  El  color  del  pez  es  un  verde  olivo,  desde 
raui  oscuro  hasta  claro,  dándole  las  escamas  un  brillo  amarillento. 


la  tenoa  (Tinca  tinca) 


Este  pez  prefiere,  como  ya  he  dicho,  aguas  estancadas  i  tran- 
quilas, con  fondo  bajo  que  tenga  abundante  vejetacion  blanda  i 
que  sea  de  temperatura  bastante  elevada  (20  a  35o  c.).  Periódi- 
camente puede  pasar  en  aguas  mas  frias. 

Se  mantiene  jeneralmente  en  el  fondo,  escudriñando  el  fango 
en  busca  de  alimento.  Solo  de  vez  en  cuando,  especialmente  en 
las  noches  bochornosas  o  en  el  tiempo  de  reproducción,  suele 
aparecer  en  la  superficie  del  agua.  A  pesar  de  que  su  mansión 
favorita  son  aguas  bajas  i  cálidas,  se  le  encuentra  también  en  la- 
gos i  ríos  grandes  i  profundos,  pero  jamas  en  correntosos. 

Su  alimento  en  jeneral  consiste  en  caracoles,  larvas,  crustáceos, 
como  todo  animalejo  blando  i  pequeño;  también  come  algunas  al 
gas  i  otras  plantas  tiernas.  Especialmente  aprovecha  mejor  la  fau- 
na del  fondo  que  los  demás  peces,  por    cuya  causa  se  le   coloca. 


liüLElIN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  36 


o 


junto  con  otras  especies,  aprovechando  así  integramente  el  ali- 
mento que  produce  el  estanque. 

Se  reproducen  a  fines  de  la  primavera  i  a  principios  del  vera- 
no, según  la  temperatura  del  agua  que  las  rodea;  ésta  debe  ser 
superior  a  20  centígrados.  Durante  el  acto  de  desove  permanecen, 
contrariamente  a  las  carpas,  mas  o  menos  tranquilas,  aunque  se 
ponen  algo  mas  vivas  que  de  costumbre.  Una  hembra  pone  hasta 
200  000  ovas,  las  que  se  pegan,  iguala  las  de  la  carpa,  en  las 
plantas  i  otros  objetos.  Los  huevos  son  mui  pequeños,  como  na- 
turalmente también  la  cría  resultante.  Crecen  mas  lento  que  las 
carpas,  alcanzando  a  los  3  años,  en  caso  favorable,  un  peso  de 
500  gramos. 

Por  causas  que  se  relacionan  con  supersticiones  la  carne  de  es- 
te pez  era  antes  poco  estimada,  pero  actualmente  es  mui  solicita- 
da, puesto  que  es  mui  superior  .a  la  de  la  carpa.  Se  prefiere  para 
el  consumo  cuando  todavía  es  relativamente  pequeña  (de  125  a 
500  gramos)  pues,  a  mas  de  ser  entonces  su  carne  mui  tiei'na  i  sa- 
brosa, se  puede  guisar  sin  quitarle  la  capa  jelatinosa  i  escamas 
las  que,  alcanzando  el  pez  mayor  edad  se  ponen  duras  i  se  hace 
indispensable  quitarlas. 

La  tenca  es  conocida  como  un  pez  huraño  i  perezoso.  En  in- 
vierno, cuando  desciende  mucho  la  temperatura,  se  entierra  en 
el  fango  pasando  allí  inmóvil  durante  toda  esta  estación.  Igual 
cosa  se  ha  observado  cuando  la  temperatura  se  eleva  a  mas  de 
350  c.  Entierran  la  cabeza  en  el  fango  i  permanecen  inmóviles 
hasta  que  desciende  la  temperatura. 

El  pejerrei  (Atherinichthys  regia) 

Pertenece  este  pez  a  la  sub  clase  de  los  teleósteos,  orden  de  los 
acanto  pterijios,  familia  de  los  ateiínidos. 

Según  la  mayoría  es  éste  el  pez  que  posee  la  mejor  carne  entre 
los  peces  de  agua  dulce  naturales  del  país.  Por  lo  tanto  le  debe 
corresponder  la  primacía  en  su  protección  i  cultivo.  Hasta  la  fe- 
cha no  he  tenido^ocasion  de  observar  su  vida  natural  con  la  debi- 
da minuciosidad  i  doi  a  continuación  solo  los  datos  que  me  fué 
dado   estudiar. 

La  forma  del  pejerrei  se  asemeja  a  una  espiga  de  donde  se  de- 
duce su  nombre.  Su  cuerpo  es  redondo  i  alargado;  empezando  con 
un  hocico  bastante  delgado,  va  engrosando  hacia  la  mitad,   desde- 


^3G4        boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

donde  va  en  disminución  hacia  la  aleta  caudal.  Posee  dentadura 
fína,  ojos  bien  desarrollados  i  relativamente  grandes.  De  las  dos 
aletas  dorsales  la  primera  es  raui  pequeña,  de  radios  espinosos; 
la  segunda  se  encuentra  eu  la  parte  opuesta  a  la  aleta  anal  i  su 
tamaño  es  igual  a  ésta.  El  color  del  dorso  es  gris  verdoso  oscuro, 
los  costados  son  mas  claros  i  recorridos  por  una  faja  plateada  que 
alcanza  de  los  opérenlos  bástala  aleta  caudal.  La  parte  abdomi- 
nal es  blanca.  En  jeneral  el  color  os  mas  oscuro  viviendo  el  pez 
(>ii  aguas  estancadas  con  fondo  blando  i  mas  claro  si  vive  en 
aguas  con  corriente.  S:i  tamaño  medio  es  de  25  a  30  centímetros 
l)ero  se  rae  dice  que  se  lian  visto  ejemplares  hasta  55  centímetros. 
Por  lo  demás  puedo  agregar  que  los  pejerreyes  de  nuestros  rios 
centrales  ya  están  mas  o  menos  dejenerados. 

El  pejerrei  jeneralmente  se  encuentra  nadando  en  la  superficie 
del  agua,  donde  toma  mayor  parte  de  su  alimento,  que  consiste  en 
el  plancton  que  allí  encuenti-a  i  una  gran  parte  también  en  los  in- 
sectos que  flotan  i  vuelan  sobre  el  agua,  los  que  coje  saltando 
hasta  un  píe  fuera  de  su  elemento,  lo  que  muchas  veces  he  po- 
dido observar.  Así  por  ejemplo,  al  examinar  su  estómago  en  cier- 
tas épocas  del  año,  se  encuentran  en  él  casi  ^esclusivamente  patas 
de  insectos.  Suelen  tomar  también  algunas  algas,  las  que,  como 
parece,  no  le  sirven  de  alimento,  sino  que  simplemente  le  ayudan 
íi  la  dijestion.  Asi  he  observado  quedándoles,  por  ejemplo  carne 
fresca  i  blanda,  no  toman  algas;  i  contrariamente,  dándoles  ali- 
mentos secos,  consumen  también  algunas  algas.  Comen  ademas 
toda  clase  de  granos.  En  el  establecimiento  de  piscicultura  de  La 
Dehesa  se  les  alimenta  con  afrecho,  trigo  i  maíz  triturados  i  remo- 
jados con  un  día  de  anticipación,  fréjoles  i  lentejas  cocidas  i  mo- 
lidas. Al  echarse  estos  alimentos  al  agua  los  peces  los  toman  úni- 
camente durante  su  trayecto  hacia  el  fondo,  i  no  recejen  nada  del 
fondo  mismo.  Pero  sucede,  que  al  pasar  alguno  de  los  peces  na- 
dando por  encima  de  los  restos  alimenticios  que  se  han  aposenta- 
do en  el  fondo,  éstos  se  elevan  por  medio  de  la  fuerza  que  ejerce 
el  agua  en  movimiento  sobre  ellos,  quedan  flotando  por  algunos 
momentos  i  en  esta  situación  los  peces  los  recejen  de  nuevo. 

El  pejerrei,  según  he  podido  observar,  prefiere  i  crece   mas  rá 
pido  en  aguas  estancadas,  aunque  se  le  encuentra  también   en  es- 
teros i  rios  cerrentosos. 

Para  la  postura  de  sus  huevos  el  pez  busca  aguas  bajas,  bastan- 
te asoleadas,  cuyo  fondo  debe  tener  alguna  vejetacion-  Encima  de 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  365^ 

ésta  esparce  la  hembra  su  producto  i  el  macho  se  encai-ga  de  fe 
cundarlo  en  el  mismo  momento.  Las  ovas  quedan  pegadas,  poi- 
medio  de  una  sustancia  jelatinosa,  en  las  plantas  i  aun  en  pie- 
dras. Después  de  una  incubación  de  8  a  15  dias  (según  la  tempe- 
ratura del  agua)  nacen  los  pececillos,  que  al  principio  son  muí 
pequeños  i  vistos  de  alguna  distancia  solo  se  alcanza  a  divisar  la 
cabecita,  pues  el  cuerpo  esmui  delgado  i  trasparente.  Nacen  con 
una  vejiguilla  alimenticia,  la  que  absorben  en  una  semana  mas  o 
menos.  Durante  este  tiempo  los  pececillos  ya  se  han  robustecida 
bastante  i  nadan  alegremente  en  la  superficie  del  agua,  siempre 
en  cardúmenes  grandes.  Su  alimento  es  la  microfauna  que,  sin 
ayuda  de  un  lente,  no  se  alcanza  a  distinguir. 

En  el  primer  verano  alcanzan  a  un  tamaño  de  8  centímetros,  en 
el  segundo  12  a  15  i  en  el  tercer  verano  a  20  centímetros  con  un 
peso  de  70  gramos.  Estos  crecimientos  son  observados  en  un  este- 
ro con  bastante  corriente  i  abundancia  de  alimento  natural,  te- 
niendo el  agua  una  temperatura  de  8  a  26°  c. 

El  pejerrei  soporta  temperaturas  bastante  elevadas;  asi  por 
ejemplo  en  aguas  de  30»  c  se  encuentra  perfectamente  bien.  E& 
raui  delicado  en  relación  al  cambio  brusco  de  temperatura;  toda 
clase  de  heridas  le  sonmui  peligrosas.  Una  simple  contusión  o  el 
arranque  de  una  sola  escama  fácilmente  le  puede  orijinar  alguna 
enfermedad.  El  cambio  brusco  de  una  temperatura  elevada  a  una 
mas  baja  le  causa  un  resfriado,  el  cual  a  su  vez  puede  motivar  di- 
versas enfermedades,  como  ataques  por  distintos  parásitos,  etc.  Al 
trasportar  pejerreyes  vivos  es  preciso  tener  mucho  cuidado  para 
que  no  sufran  ningún  golpe  i  evitar,  al  cambiarlos  de  un  medio  a 
otro,  que  los  dos  elementos  no  tengan  diferencia  sensible  en  su 
temperatura.  Es  opinión  jeneral  que  el  trasporte  del  pejerrei  viva 
es  mui  difícil,  atribuyéndolo  a  la  poca  resistencia  del  pez  en  agua 
poco  oxijenada;  pero,  según  he  podido  observar,  no  es  esa  la  cau- 
sa verdadera,  sino  que  es  la  poca  resistencia  contra  golpes,  heri- 
das i  cambios  bruscos  de  temperatura.  Contrariamente  he  podido 
constatar  su  gran  resistencia  en  agua  poco  oxijenada,  habienda 
tenido  varios  ejemplares  colocados  en  lavatorios  con  un  solo  litra 
de  agua  (de  aun  ejemplar  encada  lavatorio)  espuestos  durante 
el  día  al  sol,  donde  resistieron  algunos  hasta  4  dias,  testimonia 
eficaz  por  cierto  para  afirmar  lo  antedicho. 


-■3ri6  boletín  de  BOSQUES,  PESCA   I  CAZA 


Trucha  del  pai8  (Percichthys  trucha) 

Pertenece  este  pez  a  la  sub  clase  de  los  teleósteos,  orden  de  los 
íicantopteiijios  i  familia  de  los  serránidos. 

Este  pez,  que  ocupa  en  cuanto  a  estimación  el  segundo  lugar 
entre  los  peces  de  agua  dulce  del  pais,  se  encuentra  difundido  en  los 
lios  i  lagos,  tanto  del  centro  como  del  Sur  de  la  República.  En 
jeneral  he  podido  observar  ejemplares  mas  grandes  en  las  aguas 
del  Sur  que  en  las  del  centro.  Fuera  de  unas  manchitas  oscuras, 
que  se  encuentran  distribuidas  en  la  parte  superior  de  los  costa- 
dos, no  tiene  nada  parecido  a  la  verdadera  trucha  (como  la  de 
los  Alpes  i  otras).  Sus  formas  i  su  modo  de  vivir  acusan  en  ella 
una  especie  de  perca  i  seria  propio  que  se  la  llamara  «perca-tru- 
cha» para  asi  no  confundirla  con  la  trucha  verdadera. 

Su  color,  cuando  recien  nacida,  es  gris,  adquiriendo  mas  tarde 
un  color  verde-oscuro  en  el  dorso  i  mas  claro,  algo  plateado,  en 
los  costados  con  unas  manchitas  oscuras.  Estas  últimas  disminu- 
yen en  su  intensidad  o  casi  desaparecen,  cuando  el  pez  llega  a  la 
edad  de  reproducción. 

La  perca-trucha  vive,  como  ya  sabemos,  en  lagos  i  rios  con 
bastante  corriente.  Soporta  temperaturas  de  5  a  30°  centígrados  i 
mas  aun.  Se  alimenta  de  crustáceos,  dafnias,  larvas,  caracoles  e 
insectos;  devora  también  huevos  de  sapos  i  peces  i  sapos  peque- 
ños; es  mui  voraz  i  ejerce  un  verdadero  canibalismo  entre  sus  se- 
mejantes. 

Desova  en  primavera,  debiendo  tener  el  agua  una  temperatura 
mínima  de  15  centígrados.  Para  este  objeto  busca  una  parte  are- 
nosa o  ripiosa,  donde  hace,  por  medio  de  movimientos  de  la  cola, 
una  cavidad  que  se  asemeja  a  un  gran  lavatorio  bajo.  Allí  depo- 
sita en  seguida  sus  huevos,  los  que,  después  de  fecundados,  que- 
dan pegados  en  el  ripio  o  en  las  raices  pequeñas  que  hubiere  en 
este  sitio.  Hecho  ésto,  uno  de  los  peces  padres  queda  siempre  vi- 
jilando  las  ovas  i  renovándoles  el  agua  por  m3Íio  de  movimien- 
tos de  la  cola. 

Pasados  10  días  mas  o  menos,  principian  a  nacer  los  pececillos; 
pronto  después  desaparece  la  cria  en  la?  profundidades.  En  días 
calorosos  vuelve  a  aparecer  en  la  superficie  del  agua,  siempre  en 
un  cardumen  i  vijilada  por  uno  de  los  peces-padres. 

Su  crecimiento  es  bastante  rápido;  alcanza  en  el  primer  año 
hasta  12  centímetros  i  en  el  segundo  hasta  20  centímetros,  con  un 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA 


367 


peso  de  un  cuarto  de  kilo  mas  o  menos,   tamaño  i   edad  ya  apro- 
piados pai'a  el  consumo. 

El  glano  o  bagie  norte  americano  (Amiiirns  nebulosas) 


Glano   (Amiurus  nebulofus) 

Pertenece  al  orden  de  los  fisóstomos  i  a  la  familia  de  los  silúri- 
dos. 

Su  patria  es  Norte-América.  Alcanza  un  tamaño  hasta  35  cen- 
tímetros con  un  peso  hasta  1  kilo.  Su  color  es  café  verdoso  i  ama- 
rillento. Posee  8  palpos  labiales;  cuatro  de  ellos  en  el  labio  supe- 
lior  i  otros  cuatro  en  el  inferior.  La  aleta  dorsal  está  provista  de 
una  espina  aguda  como  asimismo  también  las  aletas  pectorales; 
éstas  le  sirven  como  especie  de  defensa  contra  sus  enemigos. 

Vive  con  preferencia  en  lagunas  con  fondo  blando  i  fangoso, 
que  tenga  mucha  vejetacion  tierna.  Su  alimento  es  la  fauna  pe- 
queña del  agua.  Se  reproduce  en  primavera  en  aguas  que  tengan 
una  temperatura  superior  a  18^  c.  Prepara  su  nido  entre  raices 
blandas.  Crece  en  el  primer  año  hasta  8cm.  i  en  el  segundo  hasta 
15  cm.  Su  carne  es  bastante  gorda  i  mui  tierna,  por  lo  que  es  muí 
apreciado  entre  los  consumidores. 

Pedro  Golüsda, 

Piscicultor  1.°  de  la  Sección  Pesca  i  Caza. 


LOS  BOSQUES  I  LOS  MANANTIALES 


LOS  MANANTIALES  I  SU  ORIJEN 

Antes  de  abordar  la  difícil  i  discutida   cuestión  de  la  influencia 
de  los  bosques  sobre  la  alimentación  de  los  manantiales,  conviene 


S68  boletín  de  BUSQUES,  PESCA  I  CAZA 

precisar  bien  que  se  entiende  por  manantial  i  cual  es  el  orijen  de 
esta  palabra. 

Un  manantial,  dice  Littré,  «es  el  agua  que  surje  de  la  tierra  en 
el  orijen  de  una  corriente  de  agua»;  el  diccionario  de  Hatzfeld, 
Darmestetter  i  Thomas,  nos  demuestra  que  «source»  viene  de 
sourse,  participio  sustantivo  del  verbo  sonreiré  (surtir  o  brotar),  lo 
que  indica  que  esto  es  un  pequeño  hilo  de  agua  que  da  orijen  a 
una  corriente  de  agua  en  el  lugar  donde  empieza  a  brotar  de  la 
tierra. 

Que  los  manantiales  son  alimentados  por  la  infiltración  de  las 
aguas  provenientes  de  la  atmósfera,  es  de  conocimiento  universal. 
Se  ha  calculado  (1)  que  la  cantidad  total  de  las  aguas  de  los  prin- 
cipales rios  del  globo  no  fluctúan  ni  siquiera  alrededor  de  las  o 
sétimas  partes  del  agua  que  cae  de  la  atmósfera;  el  agua  de  las 
lluvias  basta  para  alimentar  los  cursos  de  agua  sin  que  sea  nece- 
sario buscar,  como  hacia  Descartes,  otra  fuente  de  aprovisiona- 
miento. 

La  infiltración  es  la  penetración  lenta,  a   través   de   las  rasga 
duras  e  intersticios  del  suelo,  del  agua  que  proviene  de  las  lluvias^ 
del  derretimiento  de  las  nieves,  de  la   condensación  de  los  vapo- 
res atmosféricos  sobre   la  superficie  de  los  vejetales  o  en  las  par 
tes  superficiales  del  suelo. 

Las  aguas  que  penetran  en  el  suelo  acaban  por  acumularse 
dando  orijen  a  las  capas  de  infiltración.  En  efecto,  a  medida  que 
aquellas  penetran  en  la  tierra  van  siendo  poco  a  poco  menos  ac 
cesibles  a  la  evaporación  i  concluyen  por  pasar  en  profundidad 
la  zona  drenada  i  absorbida  de  agua  por  las  raices  de  los  ve 
jétales.  Es  asi  como  pueden  constituirse  por  debajo  de  esta  zona, 
en  jeneral,  las  napas  subterráneas  que  cada  vez  que  su  nivel  es 
alterado  por  una  depresión  del  suelo  se  desbordan  hacia  afuera  en 
forma  de  manantial  (2). 

El  nivel  de  la  capa  subterránea  en  los  terrenos  permeables  es 
mas  o  menos  bajo,  según  que  las  lluvias  hayan  sido  mas  o  menos 
abundantes  o  recientes.  La  evaporación  le  impide  mantenerse  ha- 
bitualmente  a  la  misma  altura  del  suelo;  el  efecto,  una  deseca- 
ción i   aspiración   de   las   raices  de  los   vejetales    impide   igual 


(1)  Elíseo  Reclus,  La  Tierra. 

(2)  Ver  el  tratado  de  .Teolojía  de  M.   de  Lappnrent,  4.»    ed.,  1900;  un  vo- 
himen,  páj.  195  i  siguientes. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  369 


mente  la  saturación  de  la  zona  mas  o  menos  espesa  i  mas  o  me- 
nos profundamente  situada  en  razón  de  la  naturaleza  de  la  flora. 
Por  eso  es  que  debajo  de  un  bosqu.e,  la  superficie  del  suelo  cruza- 
da por  las  raices  es  sensiblemente  mas  profunda  que  bajo  un  te- 
rreno cubierto  de  vejetales  agrícolas. 

En  iguales  condiciones  i  en  diversos  lugares,  la  superficie  de 
las  aguas  jJí'éáííCíls  (1)  (mas  próximas  a  la  superficie  terrestre) 
será  mas  baja  según: 

que  el  suelo  sea  mas  permeable; 

que  las  lluvias  sean  menos  abundantes  o  mas  lejanas; 

que  la  evaporación  sea  mas  intensa;  i 

que  el  espesor  desecado  por  la  acción  de  las  raicea  vejetalea 
sea  mas  profundo. 

Para  darse  cuenta  exacta  de  la  formación  de  los  manantiales 
hai  que  distinguirlos  en  tres  clases:  los  de  terrenos  permeables  o 
de  thalwegs,  los  de  los  terrenos  estratificados  i  los  de  loa  terrenos 
agrietados. 

Tenemos  el  caso  de  una  superficie  de  terreno  permeable  perfec- 
tamente horizontal;  las  aguas  de  infiltración  formarán  aquí  una 
capa  cuya  superficie  será  horizontal  i  mas  o  menos  cerca  del 
nivel  del  suelo,  según  que  las  precipitaciones  han  sido  mas  abun- 
dantes o  mas  recientes. 

Considerado  esto,  si  dicha  capa  llega  a  ser  encajonada  por  un 
valle,  se  producirá  aquí  un  efecto  de  drenaje,  deprimiéndose  de 
manera  que  su  nivel  será  mas  bajo  mientras  mas  aproximada 
esté  al  valle.  Si  por  el  fondo  de  este  valle  se  desliza  una  corrien- 
te de  agua,  esta  será  alimentada  por  la  capa  de  agua  subterránea; 
es  así,  pues,  que  en  todos  los  valles  de  terrenos  permeables  se  en- 
cuentra de  derecha  a  izquierda  del  lecho  del  rio  capas  de  agua 
que  las  alimentan  i  que  no  siempre  provienen,  como  se  cree  a 
menudo,  de  la  filtración  de  sus  mismas  aguas  (2), 


(1)  Daubrée  en  "Las  aguas  subterráneas",  tomo  1.°,  páj.  19,  ha  intro- 
ducido este  téraiiuo  par¿x  designar  la  capa  de  agua  subterránea  que  está  mas 
cerca  de  la  superficie  de  la  tierra  i  que  es  la  que  alimenta  los  pozos. 

(2)  La  dirección  ordinaria  del  movimiento  de  las  aguas  subterráneas  há 
cia  el  rio  puede  ser  invertida  cuando  éstas  entran  a  un  período  de  gran 
crece.  Esto  es  lo  que  Daubrée  ha  puesto  bien  en  evidencia  a  propósito 
de  la  napa  subterránea  que  se  estiende  a  lo  largo  del  curso  del  Rin  e.i  Al- 
sacia  (op.  cit.) 

24 


370  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


Si  la  superñcie  del  terreno  es  accidentadü,  la  capa  do  agua  sub- 
terránea tendrá  una  superlicie  ondulada,  aunque  de  ondulaciones 
mas  suaves,  semejantes  a  la  del  suelo. 

Se  observa  que  en  un  terreno  parejo  la  profundidad  de  los  po- 
zos será  mayor  en  los  terrenos  mas  altos  i  mínima  en  los  thalwegs, 
Esto  es  lo  que  se  verifica  perfectamente  en  el  Sahara,  por  ejem- 
plo, en  las  arenas  i  en  las  llanuras  de  terrenos  permeables  del 
lecho  del  Sena. 

Todo  el  tiempo  que  las  depresiones  del  suelo  no  alcanzan  a 
la  capa  de  infiltración,  sucederá  que  ésta  queda  sin  escurrimiento 
posible.  Pero  desde  que  se  pone  en  contacto  con  el  fondo  de  un 
thalweg  se  desliza  por  los  manantiales,  que  en  los  terrenos  de  esta 
naturaleza  no  se  encuentran  mas  que  en  los  thalwegs.  Estos 
manantiales,  llamados  «sommes»  en  Champagne,  son  mui  raras 
veces  perennes.  Ellos  recorren  los  valles  en  lonjitudes  que  llegan 
a  muchos  kilómetros  siguiendo  las  oscilaciones  o  movimientos  de 
la  capa  de  infiltración.  En  Picardía,  pais  eminentemente  permeable, 
los  manantiales  se  abrian  paso  anteriormente  en  puntos  mui  ale- 
jados i  mas  altos  que  los  de  su  actual  surjimiento,  lo  que  se  atri- 
buye jeneralmente  a  la  influencia  del  desmonte. 

Consideremos  ahora  el  caso  de  un  terreno  estratificado,  formado 
de  capas  de  diferente  permeabilidad.  Este  caso  es  a  la  vez  el  mas 
frecuente  i  el  mas  sencillo. 

Después  de  haber  atravesado  las  capas  permeables  las  aguas 
se  detendrán  sobre  las  que  no  lo  son  o  son  permeables  en  menor 
grado.  Si  la  superñcie  de  contacto  de  los  dos  terrenos  viene  a  ser 
cortada  por  un  valle,  habrá  agua  en  toda  la  lonjitud  de  la  linea 
de  intersección,  a  lo  que  se  da  el  nombre  de  nivel  de  manan- 
tiales. Si  las  capas  de  terreno  están  inclinadas  hacia  cierto  lado, 
los  manantiales  serán  mas  numerosos  sobre  la  vertiente  de  la 
montaña  correspondiente  al  mismo  lado.  Suijirán  en  los  puntos 
en  que  esta  línea  que  separa  las  capas  de  terreno  forme  un  replie- 
gue o  en  los  puntos  en  que  esta  línea  esté  interceptada  por  un 
thalweg  o  una  quebrada.  Se  ve  fácilmente  que  se  pueden  formar 
asi  muchos  niveles  de  manantiales  a  lo  largo  de  las  pendientes 
de  una  misma  ladera;  basta  para  esto  que  las  capas  de  terreno 
sean  cada  vez  menos  permeables,  salvo  el  caso  en  que  otros  ac- 
cidentes jeolójicos  puedan  alterar  el  réjimen  de  ios   manantiales  . 

Nada  es  mas  variable  que  el  réjinaen  hidrolójico  de  las  forma- 
ciones que  no  deben  su  permeabilidad  mas  que  a  las  grietas  o 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  371 

hendiduras  del  terreno  (1).  En  los  terrenos  calcáreos  i  en  las  are- 
niscas  mas   porosas   de  la  superficie,  se  constata  que  a  mas  pro- 
fundidad la  roca  es  compacta.  El  agua  no  puede  formar  napas 
continuas;  se  concentra  en  los  hoyos  o  en  las  rasgaduras.  La  eva- 
cuación no  ocurre  a  lo  largo  de  las  lineas  como  en  los  demás  terre- 
nos sino  por  puntos  verdaderamente  escojidos.  Los  manantiales 
tienen  casi  siempre  un  curso  subterráneo  sumamente  estendido. 
Ellos  reúnen  las  aguas  infiltradas  sobre  vastas  mesetas  i  son  jene- 
ralmente  alimentados  por  una  serie  de  depósitos  comunicados 
entre  sí.  Por  eso  tienen  a  veces  derramamientos  o  salidas  consi- 
derables i  constantes.  Esta  clase  de  manantiales  es  mui  común  en 
las  rejiones  de  Jura;  los  manantiales  de  la  Cuisance,  del   Lizon  í 
otro   gran  número  se  podrían  citar  como  ejemplos.   La   célebre 
fuente  de  Vaucluse  pertenece  a  este  mismo  jénero. 

No  hai  necesidad  de  ocuparse  aquí  de  esta  última  categoría  de 
manantiales  que,  propiamente  hablando,  no  entran  en  la  defini- 
ción dada  mas  arriba  porque  ellos  no  son  sino  vertientes  de  un 
lago  o  de  una  serie  de  lagos  subtemineos. 

OBSERVACIONES   DIRECTAS   DE   LA   ACCIÓN   DE   LOS   BOSQUES 
SOBRE    LOS    MANANTIALES 

¿Los  bosques  favorecen  en  realidad  la  alimentación  de  los  ma- 
nantiales? Antiguamente  no  se  dudaba  que  esto  sucediese.  Nues- 
tros antepasados  han  considerado  siempre  a  las  aguas  í  los  bos- 
ques como  solidarios  i  Buffon  ha  dicho  (2):  «Un  país  es  mas  pobre 
enagua  mientras  sea  mas  despoblado  de  bosques».  El  Código  Fo- 
restal de  1827  no  ha  hecho  mas  que  consagrar  la  opinión  jeneral 
ds  la  época  cuando  él  autoriza  en  sus  disposiciones  a  los  ajentes 
forestales  a  oponerse  a  los  desmontes  de  los  bosques  teniendo  en 
vista  el  interés  de  protejer  la  existencia  de  los  manantiales  (3). 
Es  preciso  reconocer  que  una  creencia  tan  antigua,  tan  jeneral  í 
constante  constituye  una  fuerte  presunción  a  favor  de  la  acción 
útil  de  los  bosques;  en  materia  semejante  la  opinión  común  no 
puede  ser  mas  que  resultado  de  las  constataciones  hechas. 


(1)  De  Lapparent,  op.  cit.,  páj.  199. 

(2)  Historia  do  la  Real  Academia  do  Francia,  1739.  IMomoria  sobro  o.l  ros- 
tableci miento  i  la  conservación  de  los  bosqnes. 

(3)  Art.  220. 

[Continuará). 


372  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


MISCEIiAl^EA 


El  oríjeii  de  las  perlas  finas.— Se  ha  podido  observaí-,  co- 
mo lo  ha  hecho  Mr.  L.  Diguet,  que  las  perlas  se  forman  por  con- 
creciones calcáreas  segregadas  por  glándulas  del  manto,  que 
rodean  jeneralmente  un  cuerpo  estraño,  o  bien  suele  suceder  que 
la  formación  no  tenga  lugar  hacia  la  parte  esterna  del  manto  o 
membrana  que  cubre  totalmente  el  cuerpo  del  molusco  i  en  la  que 
se  secreta  el  nácar  i  se  asocia  a  las  domas  sustancias  calizas  que 
proporciona  el  agua  salobre  en  la  formación  de  las  conchas.  En 
el  primer  caso,  un  granulo  de  arena,  una  burbuja  de  aire  u  otro 
corpúsculo,  sirve  de  núcleo  de  formación  a  la  perla,  i  ésta  recibe 
en  el  comercio  el  nombre  de  perla  de  nácar.  En  el  segundo  caso, 
se  forma  una  perla  fina  i  su  aparición  en  las  visceras  internas  del 
animal  'es  el  producto  de  una  calcificación  patolójica  efectuada  en 
la  masa  misma  de  los  tejidos  i  por  un  proceso  singular  en  el  que 
no  toma  ninguna  participación  el  manto  ni  la  concha,  como  en  la 
formación  de  la  perla  de  nácar  u  ordinaria.  No  es,  pues,  el  depó- 
sito de  nácar  el  que  enjendra  la  formación  de  una  perla  fina,  sino 
una  operación  físiolójica  que  tiene  por  objeto  enquistar  o  cubrir 
de  cal,  para  eliminarlo  después  del  organismo,  un  parásito  o  una 
causa  cualquiera  que  provoque  irritación  en  los  ói-ganos  internos 
del  molusco. 

En  los  mares  de  Chile,  como  en  todos  los  demás  del  globo,  estas 
perlas  se  forman  del  mismo  modo  i  los  animales  que  mas  comun- 
mente las  forman  son  las  ostras  i  los  choros  i  entre  estos  últimos 
el  llamado  vulgarmente  quilmahue.  En  él,  como  en  los  demás 
moluscos  perlíferos,  las  perlas  de  nácaí-  suelen  con  muchísima 
frecuencia  estar  adheiidas  a  las  conchas  por  su  parte  interna,  lo 
cual  nunca  ocurre  con  las  perlas  finas  del  animal,  que  se  hallan 
alojadas  en  los  órganos  mas  internos  i  cuya  presencia  solo  se  re- 
vela al  tiempo  de  ser  consumido  o  ;ü  destrozarlo  intencionalmen- 
te  para  asi  conservar  la  perla  sin  los  efectos  que  en  ella  produce 
el  cocimiento  del  marisco  i  que  le  hace  perder  todo  su  valor. 

Priiiia§  i  premios  para  las  plantaciones  de  bosques  en 
Westfalia  (Alemania).— La cámaia  agiícola  de  Westfaliaha 
resuelto  pagar  anualmente  V2Q0O  marcos eú  primas  a  los  agricul- 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  373 


toies  de  escaso  capital  que  plantan  bosques  i  facilitarles  crédito 
para  el  incremento  de  las  plantaciones  sin  tomar  en  consideración 
si  se  trata  de  terrenos  forestales  o  agí  ícelas.  Ademas  seestableceft 
premios  para  las  plantaciones  que  han  dado  mejor  resultado  i  los 
cultivos  debosquesmejormantenidos.  Seria  deseable  que  en  Chile 
tuviésemos  alguna  vez  facilidades  del  mismo  jénero. 

Estas  i  otras  informaciones  análog-as  que  hemos  publicado  sobre, 
el  impulso  que  se  da  en  Alemania  a  los  cultivos  forestales 
hace  ver  que  esa  previsora  nación  precave  a  tiempoel  posible 
esceso  de  importación  de  maderas,  que  desde  años  ha  comenzado  a 
recibir  de  todos  los  paises  forestales,  desde  el  mas  distante,  Aus- 
tralia, hasta  Rusia  su  vecina,  de  la  cual  recibió  el  año  pasado  ma- 
deras por  valor  de  156  millones  de  rublos. 

T^a  plantación  de  pinoisen  terrenos  a^rí<'o1as  en  Ale* 
manía. — Vuelve  a  ser  fomentada  nuevamente  en  todos  los  terreno^ 
de  lomajes  de  la  rejion  del  '^Sauerland"  en  vista  de  la  constante 
alza  del  precio  i  escasez  de  la  madera  de  pino.  Mientras  anterior- 
mente han  empleado  solo  los  terrenos  accidentados  i  pobres  para 
este  objeto,  hoi  dia  Alemania  se  ve  obligada  a  dar  mayor  esten- 
aion  a  las  plantaciones  grandes  de  bosques,  aun  en  los  suelos  de 
mediana  fertilidad'para  la  agricultura,  para  abastecerse  déla  ma' 
teria  prima  maderera  que  leclaman  sus  industrias.  Esta  prevención 
nos  puede  servir  de  enseñanza  para  que  desde  luego  nos  dedique- 
mos a  plantar  con  pinos  nuestros  suelos  netamente  forestales,  en 
vez  de  dejarlos  enteramente  abandonados,  ya  que  tarde  o  tempra- 
no nos  pueden  tocar  las  mismas  circunstancias  i  que  no  es  posible 
plantar  los  pinos  hoi  para  cortai'los  mafíana,  pues  se  necesita  es- 
perar decenios  para  poderlos  esplotar. 

La  plantaciois  fie  bos<|iies  en  arenales.-  En  vista  deque 
los  árboles  plantados  en  los  arenales  de  Luneburg  i  en  numerosos 
distritos  forestales  de  Alemania  empezai'on  a  secarse  cuando  tenían 
una  altura  de  3  a  5  metros,  el  Ministerio  de  Agricultura  encargó  a 
nuestro  amigo  el  profesor  Dr.  R.  Albert,  célebre  especialista  en  en- 
fermedades de  los  árboles  forestales  de  la  Academia  Forestal  de 
Eberswalde,  el  estudio  de  la  pérdida  de  estoa  árboles.  Después  de 
lai'gas  investigaciones  i  ensayos  el  pi'ofesor  Albert  llegó  a  la  con- 
clusión de  que  en  suelos  arenosos  es  conveniente  arar  solo  super- 
ficialmente, mas  o  menos  unos  20  cms.,  porque  los  arenales  trata- 
dos así  conducen  mejor  i  con  mas  regularidad  el  agua  al  subsuelo, 


374  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


el  calor  se  trasmite  mas  moderada  i  uniformemente,  a  la  vez  que 
los  árboles  aprovechan  mejor  el  humus  que  se  forma,  i  se  contri- 
buye así  a  formar  a  los  árboles  un  medio  mejor  para  su  desarrollo 
que  con  una  aradura  profunda.  Esta  aradura  superficial  se  ejecuta 
en  las  dunas  de  Chanco  aun  en  los  arenales  totalmente  desprovis- 
tos de  vejetacion  con  los  resultados  mas  satisfactorios. 

l^os  derechos  de  importación  qne  pagan  las  made- 
ras en  Alemania.— No  dejan  de  ser  de  interés  para  el  pais,  ya 
que  hoi  día  se  trata  de  elevar  el  impuesto  sobre  el  pino  oregon 
en  Chile.  Tenemos  a  nuestra  vista  lasjtarifas  aduaneras  de  Alema- 
nia, desde  1879  hasta  el  último  proyecto  de  1913  lo  que  permite  a 
la  vez  estudiar  el  incremento  que  ha  tomado  en  el  curso  de  los 
años  i  las  ración  ales  medidas  adoptadas  por  el  Gobierno  de  Ale- 
mania para  protejer  la  industria  maderera  nacional  sin  llegar  a 
lo  inaceptable,  como  lo  comprueba  el  primero  de  los  cuadros  que 
van  a  continuación. 

Un  metro  cúbico  macizo  es  traducible  a  900  kilogramos  en  las 
maderas  duras  i  pesadas,  a  800  kilogramos  en  las  maderas  duras 
restantes  i  a  600  kilogramos  en  las  maderas  blandas.  Bajo  el  nom- 
bre de  maderas  blandas  se  entiende  todas  las  coniferas,  abedul, 
alno,  tilo,  álamo,  castaño  de  la  India,  tulipero,  arce  i  sauce;  todas 
las   demás  especies  se  clasificarán  de  duras. 

Como  se  ve  se  han  triplicado  i  mas  que  cuadruplicado  los  de- 
rechos de  aduana  sobre  las  maderas  en  rollo  en  el  curso  de  15 
años;  se  han  gravado  de  10  a  12  veces  mas  las  maderas  labradas 
con  hacha  i  6  a  8  veces  mas  las  maderas  labradas  en  bruto  i  sin 
acepillar.  Las  maderas  acepilladas  ya  entran  en  la  categoría  de 
los  artefactos  i  manufacturas  que  tienen  precios  mucho  mas  ele- 
vados i  variables. 

Sí  comparamos  los  derechos  de  aduana  que  se  cobran  hoi  día 
en  Chile  por  las  maderas  importadas  con  lo  que  pagarían  en  lo 
sucesivo  según  lo  propuesto  en  el  proyecto  de  lei,  entonces  llega- 
Tíamos  al  segundo  de  los  cuadros  que  van  a  la  vuelta. 

Como  se  ve  el  derecho  de  aduana  que  pesa  hoi  dia  sobre  el  pino 
oregon  en  Alemania,  que  es  productor  de  pinos,  es  el  doble  mas 
caro  que  el  de  Chile,  pero  con  el  proyecto  de  leí  pendiente  en  la 
Honorable  Cámara  do  Diputados,  seria  al  rovos. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


375 


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boletín  de  bosques,  pesca  i  gaza 


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SUMARIO  DE  NOVIEMBRE 

Veda  de  la  pesca. — Necesidad  de  estremar  su  vi jilancia.— Editorial,.  257 

La  pesquería    temtorial   (continuación).—  Federico    Albbrt 259 

Lahijiene'-de   la  caza.— O.    Silva    Ch '^88 

El  Congreso    forestal  maderero    de    Paris.— L.  Elzo   Baquedano...  291 

Bosques  andinos  por  Humberto  Giovanelli 304 

Asociación    forestal    mediterránea.— R.    Elzo  ^Baqubdano 313 

Miscelánea. — La  protección  i  fomento  de  bosques  en  Korea  implan- 
tado por  los  japoneses.— Otro  bosque  petrificado. 


BOLÜTlISr 

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Bosques,  Pesca  i  Caza 


TOMO   TINXJM.    7 
=:z  ENERO  1914  = 


Dir»otoki»í:  KedMMro  Albeit,    Ernesto  Maldonado,  i  Cárloi!<  Sage 

SUMARLO 

Pájs. 

Un  paso  adelante:  el  proyecto  de  lei  de  Bosques,  Pesca  i  Caza  en  la 

tabla  del  Senado.  Editorial— La  khdaggion 377 

El  pimiento  de  Bolivia  (Schinus  molle). — P.  Albbut '681 

El  nogal  negro  (Juglans  nigra).  — F.  Álbert 386 

Piscicultura,  Lagunas  i  su  construcción. — P.  Golusda 390 

Los  bosques  i  los  manantiales  (continuación) 405 

Leyes,  decretos  i  ordenanzas  sobre  bosques,  plantíos,  pesca  i  casa.  — 

C.  Sagb 410 

Miscelánea: —Saludo  de  bienvenida  a  la  comisión  forestal  arjentina. — 
El  aumento  de  valor  por  el  crecimiento  de  los  bosques  en  Alemania. 
— El  agotamiento  de  los  bosques  en  Finlandia. — Reglamentación  de 
la  venta  del  pescado  en  Santiago.  -  Un  pueblo  comedor  de  pes- 
cado   , 421 


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El  BoieLiiH  aparece  una.  vez  al  mes  i  se  imprime  en  5,00C  ejomplaies. 
Colaboraciones  i  aviaos  delien  dii*ijirse  a  Claras  198. 

Este  Boletín  se  reparte  gríitaitaineute  a  ia^í  persona,!»  (jue  uianden  su 
dirección  exacta  a  la  inspección  .Tenend  de  liosqnes,   PescA  i   Cana. 


Í5UMAK10  Dli  JULIO 

Uu  año  de  labor. —bditokial 1 

Loa   Bosques,  su  conservación,  esplotacion    i    fomento.  ~-  federico  Al- 

bert ,. 4 

El  Problema  pesquero  eu  Chile.     Federico  Albert 47 

De  las  Claras  en  la  dasonomía  moderna. — iJe  La  Revista  de  Montea, 

JVladrid . 57 

MiscKLÁNKA.-  Disposiciones  dwl  Código  Civil  que  se  refieren  al  ejerci- 
cio de  la  pesca  en  Chile.  -  Kl  aceite  de  hígado  de  bacalao. — La 
industria  de  las  conservas  ¿(i  pescados  i  mariscos. 

SUMAKIO  DE  AGOSTO 

La  Clítusura  de  k  Caza.—  Eüjtouial 12» 

La  Peí^queiía  en  Aguas  Fluviahs.     Fbdbrjco  Albert 132 

Los  Aluviones— Su  relación  con  los  bosques.     Daniel  Zblada 153 

Los  Permisos  de  Caza  de  Lobos. — Lujs  Castillo —  156 

La  Aiadtríi-  (Continuación).— Ehkksto  Maldonado 160 

Alboricultura  Forestal  en  el  Valle  dei  Hu«sco.-  Caiílüs  Nazakit 188 

JJiííeláBca.— Árbol  tissícniíado  en  dijirio. 

SUMARIO  DE  SETIEMBRE 

El  Congreso  Internacional  de  Pesca.     Editorial 65 

El  Problema  Pesquero  en   Chile. — Í'edbkico  Albrrt 6y 

Algo  sobre  los  Bosques  de  los  Territorios  de  Neuquen  i  Rio  Negro 

(Colaboración).     Humbjskto  Giovanblli 104 

De  las  Claras  en  la  Dasonomía  Moderiía.— De  «La  Revista  de  Mon- 
tes» Madrid 112 

Las  Plantaciones  en  el  Balneario  de  Pichilemu  (Colaboración).  Eva- 
risto S.  Mbriuo  C... 116 

Rol  que  desenpen.nn  los  macizos  forestales  i  su  importancia  -  (Cola- 
boración).—OcjCAr  Bravo  L 121 

Mifccelánea.—  La  escasez  de  maderas  para  celulosa. —  Nuevo  vagón 
frigorífico. —  Una  organización  modeiTia  del  servicio  forestal  en 
Grecia.—  Servicios  de  teléfono  en  los  incendios  de  Bosques. 

*~" :    SUMARIO  DE  OCTUBRE 

Lejislacion  i  reglanientstion  vijente  en  el  ramo  de  Caza. — Editorial-.-   193 

El  Problema  pesquero  en  Chile.— F.  Albert 198 

Migraciones  observadas  en  la  Fauna  i  Flora  de  Chile. — L.  Castillo, 

J.  Dby  J.. 224 

Jlisfelánea.— Un  hermoso  ejemplo.-  El   Consejo  Superior  de  Bosques 

de  Alemania.— El  distrito  forestal  de  Aquisgran  en  Alemania. — 

1.08  peligros  de  la  destiiiccion  de  los  bosques. — La  prolifidad  de 

los  necee. 


IHE 


Tomo  11.  Santiago,  Enero  de  1914.  Núni.  7 


UN  PASO  ADELANTE 


EL  PROYECTO  DE  LEÍ  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 
EN  LA  TABLA  DEL  SENADO 

Habrá  causado  gran  satisfacción  entre  los  que  se  interesan  por 
el  porvenir  de  la  patria  la  noticia  de  haber  sido  incluida  en  la 
tabla  del  actual  período  de  sesiones  del  Senado,  i  en  lugai"  prefe- 
rente, el  proyecto  de  Lei  de  Bosques,  Pesca  i  Caza,  ya  aprobado 
por  la  Comisión  informante  de  esa  alta  corporación. 

Con  esto,  esa  aspiraciosi  jeneral  del  pais   de  tener  una  lei  que 
venga  a  reformar  los  procedimientos  absurdos  de  esplotacion  de 
nuestras  riquezas  naturales,  cuya  destrucción  avanza  rápidamen. 
te  en  todo  nuestro  territorio,  va  en  camino  de  ser  pronto   una  be 
neficiosa  realidad. 

Todos  se  dan  cuenta  de  que  los  males  que  todos  lamentan,  que 
la  prensa  nos  denuiicia  con  frecuencia  cada  día  mas  alarmante, 
son  debidos  única  i  esclusivamente  a  la  falta  de  una  lei  jeneral 
para  todo  el  pais,  que  lleve  en  sí  sus  medios  de  rápida  sanción  i 
ejecución,  sin  los  cuales,  dados  nuestios  hábitos,  son  letra  muerta 
las  mejores  disposiciones. 

Las  aterradoras  proporciones  de  loa  últimos  incendios  de  las 
selvas  australes,  la  creciente  escasez  en  algunas  provincias  i  la 
desaparición  total  en  otras  de  las  aves  de  caza  i  de  adorno,  los 
verdaderos  atentados  cometidos  día  a  dia  en  toda  la  estension  del 
territorio  con  la  pesca  a  dinamita,  en  el  mar  i  mas  aun  en  los  ríos, 
que  han  traído  el  completo  despoblamiento  de  algunos  i  la  dismi- 
nución de  productos  en  otros,  son  males  que  deben  cesar  pronto, 
antes  que  sean  sin  remedio. 

No  podemos  asistir  impasibles  a  la  destrucción  ciega  e  impre- 
visora, causada  únicamente  por  el  afán  de  lucro  inmediato,  de  ri. 
quezas  que   nos   han   legado   nuestros  padres   con   la  obligación 


378  boletín  de  BOSQUES,  PE8CA  T  CAZA 


moral  de  trasmitirlas  siquiera  sin  mermas,  ya  que  no  mejoradas,  a 
la  jeneracion  que  nos  seguirá. 

Tenemos  una  lei  de  corta  de  bosques,  ya  anticuada  i  que  co- 
rrespondió solo  a  las  necesidades  de  su  tiempo:  tenemos  una  leí 
de  pesca  moderna  i  buena,  pero  que  no  contempló  los  rápidos 
progresos  que  hizo  en  el  pais  la  piscicultura  artificial  i  el  éxito 
obtenido  en  la  propagación  de  nuevas  especies  de  peces  introduci- 
dos para  contrarrestar  el  despoblamiento  de  nuestros  rios;  tene- 
mos una  lei  especial  que  castiga  severamente  la  pesca  con  dina- 
mita, pero  solo  después  de  una  tramitación  judicial  que  la  hace 
inaplicable;  tenemos,  por  fin,  buenas  ordenanzas  de  caza,  pero 
solo  en  una  restiinjida  estension  del  territorio  i  que  la  Inspección 
Jeneral  de  los  ramos  nombrados  se  empeña  en  hacer  ostensivas  a 
las  demás  provincias  del  pais  donde  se  hacen  necesarias. 

La  aplicación  de  estas  diversas  disposiciones,  leyes,  decretos^ 
reglamentos,  ordenanzas,  etc.,  confiada  a  las  autoridades  de  mas 
diversa  índole,  es,  bien  lo  sabemos,  las  mas  veces  irrisoria.  I^ 
falta  de  vijilancia  hace  que  sea  escepcionalmente  fácil  la  comi- 
sión clandestina  de  un  delito,  i  aun  habido  el  infractor,  las  leyes 
importan  trámites  fastidiosos  para  su  Ciistigo,  lo  que  hace  cerrar 
los  ojos  a  las  autoridades  encargadas  de  su  cumplimiento. 

En  el  ramo  de  pesca  especialmente,  son  por  decirlo  así  perma- 
nentes las  infracciones  a  las  leyes.  Los  mercados  i  ambulantes 
venden  peces  i  mariscos  todos  los  meses  del  año,  aun  en  aquellos 
prohibidos  por  la  lei  para  asegurar  la  reproducción  de  aquellosj 
venden  los  mismos  de  todas  edades  i  tama^los,  aun  los  no  permi. 
tidos  para  evitar  la  muerte  de  un  ser  que  todavía  no  se  ha  repro- 
ducido. Finalmente,  el  pescado  de  rio  i  aun  el  del  mar  que  se 
ofrece  en  venta  es  las  mas  de  las  veces  capturado  a  dinamitazos^ 
como  lo  manifiesta  frecuentemente  su  aspecto;  pero  la  lei  que  pro- 
hibe pescar  con  dinamita  no  prohibe  vender  ni  comprar  el  pesca- 
do dinamitado. 

Todo  esto  trae  graves  males  de  los  cuales  seremos  responsa- 
bles ante  la  posteridad,  si  nosotros  los  causantes  no  aplicamos  los 
remedios.  No  solo  los  rios  i  lagos  estamos  dejando  despoblar;  el 
mal  se  está  estendiendo  aun  a  esa  fuente  creida  inagotable  cora© 
ha  sido  siempre  considerado  el  mar.  Los  bancales  de  moluscos, 
ostras  i  choros,  esplotados  sin  tasa  ni  medida,  han  concluido  por 
agotarse,  confio  los  de  Quiriquina  i  de   Ancud,  i  los  otros  se  haw 


BQLET  IN  DE  BOSQUES,  PESCA   I  CAZA   37^ 

librado  de  la  misma  suerte  por  haberse  obtenido  a  tiempo  su  viji- 
laiifia  o  su  esplotacion  reglamentada  por  la  Oficina  encargada  de 
estos  servicios.  El  camarón  está  desapareciendo  de  la  bahía  de 
Valparaíso,  donde  era  no  hace  muchos  años  estremadamente 
abundante,  a  tal  punto  que  un  pescador  recojía  en  una  hora,  en 
un  tramo  de  pocos  metros  del  malecón,  lo  que  no  obtiene  hoí  en 
un  día  en  mas  espacio  i  con  mas  elementos.  I  qué  decir  de  la  lan- 
gosta de  Juan  Fernandez,  el  esquisito  crustáceo,  superior  a  sus 
similares  del  estranjero,  del  cual  se  nos  avisa  que  se  nota  una 
S'íusíble  disminución  en  la  cantidad  que  se  pesca.  Indicada  por  es- 
ta Oficina  ia  conveniencia  de  turnar  por  años  las  costas  de  la  isla 
donde  pueda  pescarse,  a  fin  de  darle  en  cada  localidad  el  tiempo 
de  reproducirse.!  desarrollarse,  no  se  sabe  aun  si  será  convenien- 
te su  aplicacioíi. 

Estas  contemporizaciones,  estas  demoras  son  las  que  han  traí- 
do antes  males  que  sentimos  hoí  día  i  que  son  imposibles  o  muí 
difíciles  de  remediar.  El  elefante  de  mar,  especie  de  otaria  o  lobo 
marino  de  gran  tamaño,  poseedor  de  una  grande  i  valiosa  piel  i 
gran  productor  de  aceite,  ha  sido  concluido  de  esterminar  en  el 
último  medio  siglo,  en  forma  tan  absoluta  que  se  sabe  a  ciencia 
cierta,  por  las  empeñosas  rebuscas  que  de  él  han  hecho  natura- 
listíis  i  viajeros,  que  no  queda  un  solo  individuo  en  ambas  costas 
del  estremo  de  nuestro  continente,  donde  era  abundante,  i  lo  seria 
aun  sin  la  ciega  saña  de  los  cazadores. 

;.Qué  falta  para  que  suceda  lo  mismo  con  otro  animal  indíjena 
de  nuestro  país,  diminuto  pero  el  mas  valioso,  la  chinchilla?  Su 
eatincion  absoluta,  lo  hemos  hecho  ver  en  cuanta  ocasión  se  ha 
presentado,  es  cuestión  de  poco  tiempo  mas  si  no  salva  los  últi 
mos  representantes  de  la  especie  el  pronto  despacho  de  la  leí  pre- 
sentada doce  añ'>s  ha  al  Sobei-ano  Congreso  i  de  cuyo  olvido  la 
sacó  un  meritorio  lejislador,  cuyo  reciente  e  inesperado  desapare- 
cimiento lamentaremos  muchos  años. 

Por  esos  i  otros  capítulos  veremos,  cuando  nos  decidamos  a  re- 
glamentar la  esplotacion  de  lo  que  nos  quede  de  nuestras  rique- 
zas naturales,  cuantos  millones  anuales  habremos  perdido  por  in- 
dolencia, por  el  dejar  hacer,  o  por  presunto  respeto  de  derechos 
ajenos  no  siempie  dignos  de  respeto.  Pero  las  lamentaciones  serán 
inútiles  i    no  habrá  mas  remedio  que  gastar  millones  en  leponer 


380  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

lo  que  con  unos   pocos  miles  se  habría  podido  conservar   i  eáplo- 
tar   racional  e   indefinidamente. 

Los  puntos  espuestos  anteriormente  manifiestan  corao  nuc?8tra 
lejislacion  protectora  de  nuestras  riquezas  natuiales,  edificada 
por  etapas,  sin  ilación  entre  sus  diversas  disposiciones,  a  medida 
que  la  previsión  de  los  gobernantes  les  hacia  ver  su  necesidad,  se 
resiente,  ademas  de  los  defectos  va  aludidos,  de  una  incoherencia 
que  fácilmente  se  esplica  i  que  debilita  naturalmente  su  aplica- 
ción. Es  este  un  inconveniente  inherente  a'estas  leves  sueltas,  frac- 
clonadas,  salidas  de  otras  tantas  plumas  i  í^i  lateros  i  desiguales 
intervalos. 

Estos  son  los  males  que  se  quiere  evitar  con  la  nueva  leí.  Abar- 
cará, refundiéndolas  en  un  conjunto  homojéneo,  reforzadas  con 
medidas  que  nuevas  necesidades  hacen  sen  ti  i,  todas  las  disposi- 
ciones anteriores,  completadas  en  la  forma  i  simplificadas  en  su 
tiamitacion,  persigiiiéndose  el  ideal  de  una  leí  sencilla  i  de  fácil 
aplicación. 

Podemos  dar  esperanzas  de  que  las  etapas  con  que  marchará 
la  nueva  lei  serán  mas  cortas  que  las  que  distanciaron  laB  anti- 
guas, pues  en  menos  de  medio  año  ha  sido  definitivamente  forma- 
da i  estudiada  por  la  Oficina  respectiva  a  pedido  del  vSupremo 
Gobierno,  aceptada  con  lijeras  enmiendas  por  éste  i  por  el  Conse- 
jo de  Estado,  quien  la  presentó  poco  modificada  al  Honorable  Se 
nado,  cuya  comisión  informante  no  tardó  en  pronunciarse  favora- 
blemente sobre  la  lei,  que  ha  de  ser  estudiada  por  la  respectiva 
rama  del  Congreso. 

Es  de  esperar  que  seguiíá  recorriendo  en  la  misma  forma  el  ca- 
mino tan  felizmente  empezado  hasta  llegar  a  su  término  i  que 
pronto  tengamos  una  lei  tan  anhelada,  tan  necesaria,  como  lo  e® 
la  de  bosques.  Pesca  i  Caza,  una  lei  que  poseen  muchas  naciones 
menos  adelantadas  i  sobre  todo   menos  necesitadas. 

La  Redacción. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  381 


EL  PIMIENTO  DE  BOLIVIA  (SCHÍNÜS  MOLLE) 


Núrnhres  vidgarei^.  —  Fimenteira,  bastarda  en  Portugal;  Aroeiía 
en  Brasil;  Pimentero  falso  en  Méjico  i  España;  MoUe  o  Pepe  en 
Italia;  Poivrier  d'Amérique  o  Faux  Poivrier  en  Francia:  Pepper- 
tree  en  Inglaterra;  Pfefferbaura  en  Alemania;  Pimiento  o  Molle  de 
Bolivia  en  Chile. 

Sinónimo:  Schinus  aroeira,  fjineo. 

Patña.  —  Y)Q  Méjico  i  Centro  América  al  Sui'  del  Brasil  i  Uru- 
gnai;  tal  vez  también  la  cordillei'a  de  Bolivia  i  Perú;  aclimatado 
con  éxito  en  el  Sur  de  Europa,  Norte  i  Sur  de  África,  Sur  de  Asia, 
Centro  norte  i  Centro-sur  de  América,  Australia  i  algunas  islas  de 
la  Oceania. 

Descripción.  —  Tronco  grueso,  derecho,  algo  torcido"  en  espiral^ 
luego  interrumpido  por  muchos  ganchos  robustos  e  irregulares 
asemejándose  en  su  disti'ibucion  a  las  encinas  aisladas;  ramas 
delgadas,  colgantes,  ñexibles  i  mas  tarde  quebradizas;  corteza  bru- 
na cenicienta  algo  violada,  profundamente  agrietada  lonjitudinal 
i  diagonalmente,  formando  placas  algo  fibrosas;  raiz  mui  profun- 
da con  ramificaciones  gruesas  desparramadas;  hojas  con  oloi'  a 
pimienta,  gubdivididas  en  7  a  13  pares  de  hojuelas  sésiles,  lineales 
lanceoladas  agudas,  con  el  borde  dentado  ir  regularmente  o  entero, 
la  hojuela  impar  de  la  punta  bastante  mas  grande  que  las  otras 
en  las  plantas  nuevas;  inflorescencia  en  racimos  sueltos  con  nume- 
rosas flores  monoicos  de  5  pétalos  i  10  estambres;  frutos  drupas 
globosas  rojizas  que  permanecen  mucho  tiempo  en  las  ramas; 
semillas  casi  redondas  de  3  a  4  milímetros  de  diámetro. 

Dimensiones. — Árbol  de  15  a  2.5  metios  con  un  diámetro  de 
0.80  a  1.5  metro;  raras  veces  se  encuentran  ejemplares  mas  gran- 
des i  de  un  diámetro  de  2  a  3  metros:  en  situaciones  elevadas  o 
frias  alcanza  solo  a  un  tamafio  de  8  a  10  metros. 

Crecimiento. —En  el  norte  de  Chile  lijero,  en  el  centro  regular 
i  en  el  sur  algo  lento.  .Jeneralmente  se  eleva  mui  pronto  en  los 
primeros  8  a  10  años,  pero  después  disminuye  notablemente  en 
su  desarrollo  anual. 


382 


boletín  de  bosques,  pesca  i  cazil 


En  el  centro  del  país  obtiene  los  siguientes   crecimientos  en  te- 
rrenos regados. 


Edad  eu  añas 

Altui-a  ea  metros 

Diámetro  eti  oeatí  metro* 

5 

4  a  6 

6  a  10 

10 

8  a  12 

10  a  25 

15 

11  a  16 

20  a  35 

20 

15  a  20 

27  a  50 

25 

18  a  23 

35  a  65 

En  el  norte  del  pais  (Copiapo^i  vecindades)  hemos  visto  ejem- 
plares de  30  a  35  años  de  edad  de  24  a  25  metros  de  alto  con  un 
diámetro  de  0.80  a  1.10  metro. 

Madera: — Albura  blanca,  duramen  ceniciento  rojizo,  al  fin  pardo 


Pimiento  de  Bolivia 


oscuro,  regulai  mente  pesada  i  dura,   de  fibra  tupida,  algo  torcida 
i  quebradiza,  mui   durable   en  contacto  con  la   húmeda^  i  debajo 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  1  CAZA  383 


del   agua;  se  trabaja  i  se  pule   bien,  fácil   de   partir  i  difícil   de 
trozar. 

í7*o«.— Da  buenos  postes  i  podria  ser  empleada  para  durmien- 
tes; se  estima  en  la  mueblería  i  carpintería  i  es  buena  para  leña 
i  carbón. 

El  tronco  trasuda  una  especie  de  resina  llamada  mástic  ame- 
ricano, que  se  usa  en  medicina  como  purgante;  igualmente  se  em- 
plean las  hojas  i  la  corteza  en  medicina.  Las  ramas  sirven  para 
hacer  mas  durables  las  redes  i  cordeles  por  la  resina  i  el  tanino 
que  poseen.  Se  tiñe  de  amarillo  con  las  hojas;  las  flores  dan  mu- 
cha miel  a  las  abejas  i  los  frutos  dulces  se  usan  para  la  fabrica- 
ción de  orchatas,  jarabes,  chicha  i  vinagre. 

En  Méjico  se  cultiva  el  pimiento  de  Bolivia  también  para  criar 
una  especie  de  cochinilla  que  produce  la  sustancia  llamada 
ajea  en  tintorería. 

Tcrrewo. —Le  convienen  los  faldeos  de  cerros  rocallosos,  pedre- 
gosos, algo  sueltos,  permeables  i  un  poco  secos;  se  da  bien  en  los 
algo  arenosos,  pobres,  aun  un  poco  salobres  o  salitrosos,  vejeta 
en  los  muí  apretados  i  en  los  humíferos.  Necesita  cierta  sequeda  1, 
se  produce  también  en  los  frescos  o  regados  con  aguas  corrientes, 
pero  se  resiente  mucho  donde  hai  humedad  detenida  periódica- 
mente por  poca  quesea  i  perece  en  los  vegosos.  Es  uno  de  los  ár- 
boles que  viven  mejor  cerca  de  la  orilla  del  mar.  Empleado  en  las 
dunas  de  Chanco  no  ha  dado  resultados  satisfactorios. 

C/¿wa.  —  Prefiere  los  climas   templados  a  cálidos,  donde  sean 
frecuentes  las   neblinas,  camanchacas   i   rocíos,  i  resiste  en  estas 
condiciones  en  las  rejiones  mas  secas,  donde  llueve  solo  una  o  dos 
veces  al  año.  Es  bastante  exijente  en  la  temperatura  pues  se  hiela 
con— 3  a— 5»  i  donde  baja  el  termómetro  con  frecuencia  se  avejen- 
ta muí  luego.  Lo  que  mas  le  conviene  son  las  fluctuaciones  de  10  a 
27»,  pero  sufre  bien  los  calores  de  40  i  mas  grados.  La  lluvia  debe 
ser  mas  bien  escasa  i  cuando  pasa  de  un  metro  al  año,  parece  que 
raas  bien  le  perjudica.  Es  uno  de  los  árboles   mas  adecuados  para 
aprovechar  la  humedad  del  aire,  pues  el  rocío  cae  en  gotas  gi'ue- 
sas  de  sus  ramas  i  hojas  delgadas  colgantes  i  humedece  asi  con- 
venientemente las  raicillas  que  forma  en  su  contorno.  Sube  desde 
la  costa  hasta  mas  de  2000  metros  en  la  cordillera  siempre  que 
el  clima  le  sea  favorable. 

La  rejion  cultural  abarca  desde  el  estremo  norte  hasta  Valdivia 


384 


BOLETÍN  DF.  BOSQUí:S,  PESCA  I  CAZA 


ps- 


i  aun  mas  al  sur,  pero  la  verdaderamente  recomendable  es  soP 
del  rio  Aconcagua  al  norte.  En  el  resto  del  centro  del  pais  ya  su- 
fre algo  de  las  heladas,  se  desarrolla  mas  lentamente  í  exije  si- 
tuaciones algo  abrigadas. 

La  .semilla  se  produce  ya  en  árboles  de  5  a  6  años  de  edad  i  es 

servible  desde  el 
primer  momento 
Puede  permane- 
cer varios  meses 
en  los  árboles, 
perojeneralmen- 
te  es  luego  con- 
sumida por  los 
pajarillos.  Un 
kilogramo  de  se- 
milla contiene 
de  25  a  30  0(X) 
granos  que  con. 
servan  la  facul- 
tad de  jerminar 
poí'  dos  i  mas 
años. 

Los  almacigo.^ 
se  hacen  en  Oc- 
tubre en  almaci- 


fe- 


güeras  prepara- 
das o  cajones  pa- 
la obtener  plan- 
tas de  40  a  60 
cms.  de  alto  en 
otoño,  ya  de  ca- 
jón o  macetero. 
En  Enero  o  prin- 
cipio de  Febreio 
^__^  sesiembran  para 

Pinojento  de  Bolivia. — Hojas  e  inflorescencia.  i         nHlltaciones 

de  cerros  de  secano  para  tener^  plantas  de  10  a  20  centímetios  en 
Mayo,  pero 'en  tónces  es  preferible  lemojar  las  semillas  una  no- 
che  Qñ  agua  para    que    jerminen    mas   luego.  Se   puede  cultivar 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  íj.^f» 


eí  pimiento  de  Bolivia  en  surcos  de  platabanda   pero  entonces  se 
necesita  repica i'lo  mas  taide. 

Ei  i'epiqne  debe  hacerse  cuando  ya  tiene  un  alto  de  10  a  20  cen- 
tímetros, pero  es  preferible  hacei-lo  antes,  porque  las  raices  pro. 
fundizan  niui  luego  i  se  i'esienten  las  plantas  cuando  estas  se 
maltratan. 

Lft^/rtw¿rtc¿oH  puede  llevarse  a  e'ecto  poi-  siembra  directa,  de 
raiz  desnuda,  champa  i  macetero.  La  siembi*a  directa  conviene  en 
terrenos  de  secano,  de  poco  pasto,  en  surcos  i  ho\'os.  Con  raiz  des 
nuda  se  plantan  mejor  árboles  de  5  a  20  cms.  de  alto  porque 
plantas  de  mayoi"  tamaño  están  espuestas  a  secarse  o  avejentarse 
en  los  faldeos  de  rulo,  aunque  sean  de  champa  o  macetero.  Tan- 
to las  siembras  como  las  plantaciones  en  secano  deben  ejecutarse 
en  los  meses  de  Mayo  a  Julio,  mientras  que  en  terreno  regado 
pueden  atrasarse  hasta  Setiembre,  i  no  hai  ningún  inconveniente 
en  poner  plantas  de  macetei'o  duiante  todo  el  año  en  los  suelos 
de  riego. 

La  distancia  que  se  usa  en  avenidas  varia  de  2  a  5  metros,  pero 
cuando  se  quiere  poneilos  en  grupos  de  mayor  estension  es  pre- 
ferible colocarlos  a  3X3,  3X4,  4X4,  4X5  i  5X5  metros,  porque 
el  pimiento  de  Bolivia  reclama  tanto  como  el  quillai  i  el  maiten 
ámpüa  luz  de  arriba  i  de  costados.  8e  arruina  i  se  avejenta  cu  an- 
do no  se  le  proporciona  entera  libertad  pai-a  desarrollarse.  De 
aquí  viene  que  silvestre  no  se  halla  en  grandes  bosques  sino  en 
grupos  mas  o  menos  reducidos  i  en  forma  aislada  aunque  abar- 
que grandes  estensiones. 

Mezclas. — Puede  ser  empleado  ventajosamente  en  forma  de  raan^ 
chas  intercalado  entre  los  cultivos  de  bosques  donde  ya  no  prospe- 
ran bien  otras  especies,  siempre  que  la  estension  no  sea  menor  de 
media  hectái'ea  o  que  se  cubran  con  él  los  caminos  u  orillas  de 
los  mismos  que  se  necesite  establecer.  En  espacios  pequeños  está 
espuesto  a  ser  oprimido  por  los  árboles  de  mas  lijero  creci- 
miento. 

Las  labores  culturales  son  solo  la  vijilancia  de  la  cerca  (pues 
hemo.5  visto  planteles  enteros  arruinados  por  los  animales,  a  pe» 
sar  de  que  las  hojas  jeneralmente  no  les  sirven  de  forraje),  i  la 
replantacion  de  lo  seco. 

La  corta  de  limpia  solo  tiene  lugar  en  planteles  a  coi-ta  distan- 
cia, ío  Fnisrao  que  las  cortas  de  ralea/niento. 


386  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


La  corta  final  se  ejecuta  en  cultivos  para  la  producción  de  pos. 
tes  apenas  tengan  el  grueso  suficiente,  pero  para  la  esplotacíon  de 
la  leña  conviene  atrasarla  hasta  los  15  a  25  años  de  edad.  Made. 
ra  para  la  mueblería  solo  se  obtiene  entre  los  60  a  80  años  del 
cultivo,  cuando  se  quiere  aprovechar  tablas  anchas  de  color  bru- 
no negruzco. 

La  reproducción  natural  por  retoños  es  la  mas  económica,  pero 
donde  esta  no  es  satisfactoria  conviene  recurrir  a  la  plantación  o 
siembra  dilecta. 

Conclusiones. — El  pimiento  de  Bolivia  es  un  gran  recurso  para 
las  rejiones  del  norte  del  pais  como  productor  de  postes,  leña  i 
aun  madeía,  donde  ya  no  se  darian  otras  especies,  pues  es  allá 
donde  se  desarrolla  mejor.  En  el  centro  del  pais  ya  pierde  impor- 
tancia i  mas  al  sur  es  un  simple  adorno  para  las  avenidas. 


F.    Al,BEKT. 


'^^á5%\^?fí:?<^ 


EL  NOOAL  NEGRO  (JÜGLANS  NIGRA) 


Nombres  vulgares.— Bláck  walnut,  Walnut  tree  i  Dentaoo  kwa- 
none  (nombre  indíjena)en  Estados  Unidos;  Noyer  noir  d'Amérique 
en  Francia;   Schwarze  Wallnuss  en  Alemania. 

Nombre  botánico:  Juglans  nigra  Lineo. 

Hai  una  variedad,  Juglans  nigra  boliviensis,  proveniente  de 
Bolivia,  que  es  de  desarrollo  mas  rápido. 

P«ína.  — Desde  el  sur  de  Ontario  hasta  Florida,  centro  de  Ala- 
ba ma  i  Míssissipi  i  al  oeste  al  través  del  sur  de  Michigan,  Wiscon- 
sin  i  Minnesota  a  Nebraska,  Kansas  i  Texas. 

Descripción}. —  Tronco  derecho  i  libre  de  ganchos   hasta  una  al-' 
tura  de  15  a  20  metros  en   bosques   tupidos;   aislado  es  igual   en 
forma  al  nogal  ccmun;  coiteza  al  principio  bruna  pálida,  cubierta 
de  placas  chicas,  en  la  vejez  bruna  oscura  con  rajaduras  profun- 
das que  forman   placas   mas  o  menos   redondeadas;  hojas    verdes 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA  387 


amarillentas  algo  lustrosas,  de  30  a  BO  centímetros  de  largo  con 
15  a  23  hojuelas  ovalado  lanceoladas,  de  7.5  a  9  centímetros  de 
líirgo  i  2.5  a  3.5  centímetros  de  ancho,  de  punta  alargada,  borde 
dentado,  los  nervios  centrales  i  laterales  provistos  de  un  vello  fino; 
floreas  en  amentos  de  7.5  a  12.5  centímetros  de  largo;  fruto  solita- 
rio o  de  a  dos,  globoso  o  algo  oblongo,  verde  amarillento,  en  for- 
ma de  nuez  ovalado -oblonga  de  3.5  a  5  centímetros  de  largo  por 
3  a  4  de  grueso,  con  rugosidades  mas  o  menos  profundas  e  irre- 
gulares, cuya  cascara  no  se  rompe. 

Dimensiones.— AñqniévQ  jeneralmente  un  alto  de  25  a  30  me- 
tros con  un  diámetro  de  0.80  a  1.30  metro,  pero  en  los  bosques 
vírjenes  se  encuentran  ejemplares  hasta  de  50  metros  con  un 
diámetro  de  2  metros. 

Crecimiento.— Islü^  bien  lento  en  los  8  primeros  años,  mas  tarde 
mas  lijero.  En  los  Estados  Unidos  el  desarrollo  es  muí  lento  en 
bosques  tupidos,  pues  obtienen  en  20  años  solo  un  diámetro  de 
4.5  a  8  centímetros;  en  60  de  13  a  30  centímetros;  en  100  de  33  a 
70  centímetros  i  en  192  años  de  67  a  105  centímetros;  pero  en  si- 
tuaciones mas  desahogadas  i  en  terreno  favorable  crecen  mucho 
mas  lijero. 

En  el  centro  de  Chile,  en  terreno  fértiles  i  frescos  o  regados, 
apuntamos  los  siguientes  crecimientos; 


Edad  en  años 

A*  1  tura  en  metros 

DiámetroH  en  centímetros 

5 

3  a  5 

4a6 

10 

8  a  12 

10  a  15 

15 

15  a  20 

18  a  25 

20 

22  a  29 

26  a  35 

25 

25  a  35 

30  a  45 

La  variedad  de  Bolivia  da  crecimientos  aun  mas  favorables, 
Madera. — Albura  amarillenta  cenicienta,  jeneralmente  solo  de 
1  a  2  centímetros  de  grueso,  duramen  o  pellín  bruno  oscuro  algo 
violado  i  negruzco,  sobre  todo  las  vetas  son  casi  negras;  pesada, 
dura,  resistente,  densa,  mui  durable  en  contacto  con  el  suelo,  se 
pule  i  se  trabaja  bien,  los  vetados  son  mui  apreciados  en  el  co- 
mercio. Peso  específico  de  0.85  a  0.96. 

í/jí(wr.— Al  principio   ha   sido  esplotado   en  Estados  Unidos   en 


38H  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 


vasta  escala  para  durmientes  de  ferrocarril,  postes,  botes  i  bu- 
ques, pero  a  medida  que  la  existencia  ha  disminuido  notablemen- 
te, se  usa  casi  solo  en  la  muebleiia,  tornería  i  carpintería  de  lu- 
jo, cajas  de  fusiles,  enchapados,  etc.  i  se  estima  mas  que  la  made 
ra  de  sus  conjéneres  por  su  color  negruzco  i  los  lindos  vetados 
que  suele  tener.  Un  metro  cúbico  de  nogal  negro  en  bruto  vale 
hoi  día  mas  o  ménoo  200  marcos  en  Alemania. 

T'ii'reno.  — Pi-efiere  el  de  los  bajos  fértiles  de  los  rios  i  quebra- 
das, mas  humífero,  profundo  i  fresco,  i  mientras  mas  permeable 
sea  el  suelo  mejor  es  para  el  desarrollo.  Crece  bien  en  los  faldeos 
de  cerros,  en  las  tierras  sueltas,  arenas  arcillosas,  humiferas  i  cal- 
cáreas: se  da  en  los  compactos,  arcillosos  i  gredosos,  frescos  i  aun 
en  los  algo  secos,  pero  no  sufre  los  mui  apretados  secos,  los  areno- 
sos, pedregosos,  pobres  i  secos,  ni  los  húmedos  vegosos  de  sub- 
suelos impomeables. 

Clima. — Es  propio  de  los  bajos,  planos  i  faldeos  fértiles,  no  se 
acerca  mucho  a  la  costa  ni  sube  a  grandes  alturas  en  la  cordillei'a. 
Le  conviene  mas  un  clima  suave  i  algo  húmedo,  pero  se  hiela  solo 
con  12  a  15  grados  bajo  cero  i  resiste  bien  calores  de  37  i  mas 
grados.  La  lluvia  anual  puede  variar  de  600  a  1700  milímetros, 
pero  cuando  es  poca  necesita  un  suelo  fresco  o  riego. 

La  r ejión  cultural  en  Chile  es  vasta,  poi-que  va  del  norte  a 
Llanquihue  elijiendo  los  climas  i  terrenos  que  le  convienen. 

Las  .semillas  se  dan  a  los  8  o  10  años  del  árbol  i  son  féi'tiles  des- 
de la  primera  temporada,  cayendo  al  suelo  en  otoño.  1  kg.  posee 
de  60  a.  80  nueces,  que  pierden  la  facultad  de  jerminar  en  1/2  a  1 
año  cuando  se  secan  totalmente,  pero  guardándolas  conveniente- 
mente pueden  durar  dos  a  cuatro  años. 

Los  almacigos  se  hacen  mejor  estratificando  las  nueces  después 
de  la  recolección  i  poniéndolas  después  en  sui'cos  de  20  a  40 
eras.,  empleando  para  el  riego  el  agua  corriente. 

La  plantación  se  efectúa  mejor  por  la  siembra  directa  porque 
la  raiz  vertical  ya  posee  al  fin  del  primer  año  un  largo  de  50  a  70 
eras,  i  de  0.80  a  1  metro  al  fin  del  segundo,  estando  las  raicillas 
secundai'ias  mas  desarrolladas  hacia  la  punta.  De  allí  se  despren- 
de también  que  árboles  de  dos  i  mas  años  de  edad  se  avejentan 
mucho  con  el  trasplante  i  se  secan  con  frecuencia.  Se  plantan  casi 
esclusivamente  de  raíz  desnuda,  pero  se  puede  hacei-lo  de  charapa. 

El  repique  o  trasplante  no  se  usa  forestalmente. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  389 

Distancia. — En  avenidas  se  pueden  poner  de  2  a  10  metros  uno 
de  otro  i  se  recomienda  especialmente  su  empleo  pava  este  objeto, 
pues  facilita  mejor  la  formación  de  los  vetados;  los  árboles  no  dan 
sombra  a  los  caminos  en  invierno,  por  ser  de  hoja  caduca,  i  se 
ci  ía  así  una  madera  valiosa  sin  grandes  sacrificios,  a  la  vez  que 
sombrea  i  es  ornamental.  Se  puede  emplear  en  las  mismas  condi- 
ciones para  divisiones  de  potreros  en  1  a  3  hileras  en  distancias 
de  2  a  4  metros. 

En  bosques  se  planta  en  Europa  i  instados  Unidos  a  2x2,  3x3 
14x4  metros,  raras  veces  mas  tupidos. 

Mezclas.— Tnnto  en  Europa  como  en  Norte  Araei'ica  se  planta 
en  forma  de  mezcla  en  los  bosques  ya  mui  raleados  de  pinos,  ha- 
yas i  encinas.  También  se  usa  en  siembras  directas  con  havas 
pero  si  puede  sufrir  bien  una  junta  lateral  mui  pronunciada,  no 
pasa  lo  mismo  con  la  protección  superior.  Al  princinio  crece  mui 
bien  a  la  sombra  escasa  de  pocos  árboles,  pero  mas  tarde  es  exi 
jente  en  luz.  Intercalado  en  forma  de  pequeñas  manchas  en  otros 
bosques  da  mejor  resultado.  Eji  el  pais  vendría  bien  como  cultivo 
limpio,  mezclado  con  encinas,  abetos,  piceas  i  tuias  (suprimien. 
do  estas  cuando  lo  ahogan)  i  en  los  claros  de  los  bosques  natura- 
les del  pais. 

Las  labores  cidturahs  se  leducen  a  replantai-  lo  seco  e  interca- 
lar tuias  donde  se  crea  conveniente  para  refrescar  mas  el  suelo. 

Las  cortas  de  limpia  i  raleamiento  sirven  para  la  producción  de 
postes,  pero  es  preferible  atrasarlas  hasta  que  se  pueda  qortar  ta- 
blas mas  o  menos  anchas. 

La  corta  para  asemillar  se  efectúa  2  a  3  años  antes  de  la  coita 
final  i  esta  última  se  ejecuta  en  Noite  América  con  árboles  de  40 
a  60  años  de  edad,  rotación  del  cultivo  que  se  puede  anticipar  en 
el  pais  cortándolos  a  los  25  a  35  años  dado  el  desanollo  lelativa- 
mente  lijero  en  el  centro  i  la  madera  oscura  que  se  produce. 

La  reproanccion  natural  es  por  semilla, arando  el  suelo  en  tiem- 
po del  invierno. 

Co7?c/2f8¿í)?íe.s.— Comparándolo  con  sus  conjéneres  se  debe  decir 
que  la  madera  del  nogal  negro  es  mas  oscura,  dura  i  valiosa  que 
la  del  nogal  común  (Juglans  regia)  i  del  nogal  cem'ciento  (Juglans 
cinérea)  a  mas  de  ser  de  crecimiento  mas  lijero  que  ambos  i  que 
las  especies:  nogal  acorazonado  (Juglans  cordiforrais),  nogal  de 
Siebold  (Juglans  sieboldiana),  nogal  de  las  rocas  (.Juglans  rupes- 


390  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

tris),  nogal  de  Manchuria  (Juglans  raandach úrica)  i  nogal  de  Cali- 
fornia (Juglans  californica).  Solo  en  el  centro  del  pais  lo  supera 
en  crecimiento  la  variedad  llamada  nogal  de  Bolivia. 

Chile  importa  anualmente  enchapados  para  muebles  i  enchapa- 
dos hechos  por  valor  de  $  40000,  que  se  componen  casi  esclusiva- 
mente  de  nogal  negro,  i  a  pesar  de  que  el  aromo  de  Australia 
(Acacia  melanoxylon)  produce  una  madera  mui  parecida  i  no  es 
exijente  en  calidad  del  suelo,  no  lo  reemplaza  completamente,  por 
su  color  algo  distinto. 

De  lo  espuesto  anteriormente  se  deduce  que  el  cultivo  del  no- 
gal negro  (Juglans  nigra)  es  conveniente  i  aun  necesario  en  el 
pais. 

F.  Albeht. 


PISCICULTURA 


LAGUNAS  I  SU  CONSTRUCCIÓN 

Las  lagunas  usadas  en  establecimientos  de  piscicultura  soia 
cavidades  hechas  en  la  tierra,  de  estension  determinada,  que  &e 
pueden  llenar  con  agua  i  vaciar  a  voluntad.  No  hai  lagunas  natu- 
rales que  desde  luego  tengan  ese  requ.sito,  así  es  que  todas  las 
lagunas  en  los  establecimientos  de  piscicultura  son  construidas 
artificialmente,  unas  con  mas  trabajo  i  otras  con  menos;  su  nom- 
bre pi'opio  seria  por  consiguiente  el  de  estanque. 

lia  mayor  paite  del  gasto  de  instalación  de  un  establecimiento 
de  piscicultura  lo  demanda  la  construcción  de  los  estanques.  Este 
gasto  sería  subidísimo  sí  la  construcción  se  hiciera  en  terrenos 
poco  adecuados  para  el  objeto  i  por  consiguiente  su  utilidad  sería 
mui  pequeña  o  quizás  negativa.  Por  lo  tanto,  para  que  la  esplo- 
tacion  comercial  de  un  establecimiento  de  piscicultura  sea  lucra- 
tiva, es  necesario  que  el  gasto  de  su  instalación  sea  pioporcio- 
nado.  EJsto  solamente  se  puede  conseguir  haciendo  los  estatiques 
en  terrenos  adecuados  para  su  construcción.  La  construcción  mas 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  301 

barata  será  la  de  formar  estanques  por  raedio  de  represas  cons  • 
truidas  a  través  de  esteros  o  arroyos,  elijiendo  para  la  colocación 
del  tranque  ei  sitio  mas  adecuado,  tratando  siempre  de  obtener  un 
estanque  de  estension  i  profundidad  proporcionada  con  el  menor 
gasto  posible. 

Se   construj^en  estanques   desde  un   área  hasta  100  hectárea?, 
pero  la  estension  mas  apropiada  es,  salvo  casos  especiales,  de  V2 
a  5  hectáreas.  Asi  por  ejemplo,  para  la  crianza  de  especies  salmo 
nideas  que  se  piensa  alimentar  artificialmente,  se  usan  con    pre- 
ferencia  estan(iues  pequeños,  o  sea  de  una  hasta  100  áreas.   La 
construcción  de  estanques  pequeños  demanda  proporcionalmente 
gastos  mayores  que  la.  de  estanques   grandes,   pei'o  estos  últimos 
al  ser  muí  estensos,    tienen  la  desventaja  de  que  los  peces  pues- 
tos en  crianza   son  mas   difíciles   de  vijilar,  i  por   otra   parte,  al 
vaciarlos  para  sacar  los  peces,  los  trabajos  son   mas  dificultosos 
i  muchas  veces  no  se  pueden  atendei-  debidamente. 

La  profundidad  mas  ventajosa  es  de  30  cm.  a  2  metros.  Profun- 
didades mayores  de  4  metros  ya  son  casi  inútiles,  pues  como  sabe- 
mos son  las  orillas  i  partes  bajas  las  que  producen  la  gran  mayo- 
ría de  la  fauna  acuática,  alimento  capital  de  los  peces,  mientras 
en  profundidades  mayores  de  4  metros  la  producción  de  la  fauna 
es  insignificante.  Sin  embargo,  en  casoa  dados  también  se  constru- 
yen estanques  en  que,  por  consideraciones  económicas,  se  dejan 
partes  de  mayoi-  profundidad  que  la  indicada. 

Las  llanuras  suavemente  inclinadas,  recorridas  por  algún  este- 
ro, formado  ya  por  manantiales  ya  por  derrames  de  regadío,  mu- 
chas yeces  se  prestan  mui  bien  para  la  formación  de  uno  o  ruaa 
estanques  por  medio  de  represas  con  gasto  relativamente  pequeño. 

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Ubicación  de  tranques. 

Como  nos  muestra  la  figura,  el  estero  tiene  unas  sinuosidades 
i  partes  mas  anchas  mientras  que  en  otras  se  aproximan  las  doí 
orillas  una  a  otra.  Allí  es  donde  se  debe  construir  un    tranque  de 


392  boletín  DK  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

represa,  cuya  construcción,  por  3er  tan  corto,  demandará  poco 
íiaato.  Luego  haciendo  elevarse  el  nivel  del  agua  por  medio  d  t  la 
represa,  se  inundan  las  partes  bajas  i  se  forma  un  estenso  estilo- 
que.  En  nuestro  grabado  son  las  partes  señaladas  por  b,  c  id  dom- 
de  dt^be  construirse  las  represas. 

Esta  clase  de  estanques  suelen  ser  mui  productivos,  pues  ios  de- 
rrames de  los  riegos  i  lluvias  acarrean  animalillos  e  insecto»  de 
toda  clase  en  gran  abundancia,  los  que  constituyen  un  escelente 
alimento  páralos  peces.  Pero  al  mismo  tiempo  estos  estanques  tie- 
nen algunos  inconvenientes,  los  que  pueden  acarrear  grandes  per- 
juicios si  no  se  tiene  con  ellos  el  cuidado  suficiente.  Como  están  si- 
tuados en  la  parte  mas  baja  de  los  teri-enos  vecinos,  el  estero 
o  arroyo  sobre  el  cual  están  construidos  arrastra,  en  casos  de 
grandes  lluvias,  un  caudal  de  agua  mucho  mayor  que  de  costum- 
bre, i  si  el  desagüe  con  que  se  ha  provisto  al  estanque  no  alcaraza 
a  dar  paso  a  todo  el  caudal  que  viene,  es  natural  que  las  aguas 
vayan  creciendo  hasta  pasar  al  fin  por  encima  del  tranque.  Priu- 
cipian  a  ariastrar  consigo  la  tierra  de  este,  lentamente  al  coraien 
zo,  pero  cuando  alcancen  a  hacer  un  surco  en  el  coronamiento 
del  tranque,  desde  este  momento  la  destrucción  avanza  rápida- 
mente i  en  pocos  momentos  mas  el  agua  habrá  roto  el  ttanque 
hasta  su  fondo  primitivo.  Ahora  con  mas  razón  los  estanques  si- 
tuados mas  abajo  coiien  igual  suerte  i  acaso  en  pocas  horas  «na 
buena  serie  de  estanques  con  todo  su  contenido  habrá  desapa- 
recido. 

Pero  aun  cuando  el  desagüe  desde  el  principio  se  hubiese  coo»- 
truido  bastante  amplio  para  poder  dar  paso  a  todo  el  caudal  que 
venga,  siempre  tiene  su  inconveniente.  Como  el  desagüe  está 
situado  en  la  parte  mas  baja  del  estanque,  es  por  consiguiente  allí 
donde  el  agua  tiene  la  mayor  presión  i  al  precipitaise  el  i^vmi 
caudal  de  agua  al  hueco  del  desagüe,  produce  en  la  superficie  una 
fuerte  corriente  con  remolinos  que  poco  a  poco  airastra  consigo 
la  tierra  del  tranque  i  lo  debilita;  finalmente  al  caer  el  agua  por 
el  Lubo  de  desagüe  produce  por  su  peso  estremecimientos  contí, 
DÚOS,  los  que  fácilmente  pueden  ocasionar  desperfectos  en  el  tran- 
que. Mas,  habiendo  peces  en  el  estanque,  se  comprende  que  el  de. 
sagüe  debe  estar  provisto  de  alguna  rejilla,  la  que  debe  dar  paso 
ai  agua  i  retener  los  peces.  En  casos  de  avenidas  los  esteros  8ue. 
len  traer  una  buena  cantidad  de  materias  estraiias,  como  hojaa^ 


BOTETIN  DE  BOSQUES,  PESCA  1  CAZA 


89S 


yerbas,  raices,  etc.,  las  que  quedan  detenidas  en  la  rejilla  mencio- 
nada, tapando  su?^  agujeros  e  impidiendo  en  consecuencia  el  paso 
del  agua.  Si  ahora  no  hai  alguna  persona  que  limpie  constante, 
mente  la  rejilla  sucede  lo  mismo  que  hemos  visto  mas  arriba. 

Por  las  causas  espuestas  estamos  obligados  a  recurrir  a  otro 
medio,  i  este  es  tan  sencillo  como  eíicaz:  la  colocación  de  i'cbasa 
deros  o  la  construcción  de  canales  de  circunvalación,  según  lo  que 
aconsejen  las  circunstancias  del  caso. 

El  rebasa dero  se  constiuye  de  madera  o  de  material   sólido  en 


;  , 


^      1 


%i 


i„;*_*^¿¿.; » vi'*- jíii .-' ,  /  .*" 


Estanques  de  tercer  orden  con  rebasadero 


la  cima  del  tranque,  quedando  unos  .30  centímetros  mas  abajo  que 
éste;  preferible  aun  es,  si  se  puede,  colocarlo  en  un  esti'emo  del 
tranque,  cavando  entonces  sencillamente  una  especie  de  canal  en 
tierra  tiiino.  Conviene  hacer  los  icbasaderos  bastante  anchos,  para 
que  cuando  las  aguas  lleguen  a  pasar  por  sobre  ellos,  lo  hagan 
en  una  capa  delgada,  pues  para  mayor  seguridad  no  se  les  provee 
de  reja  algima  i  si  pasara  por  sobi'c  ellos  un  grueso  caudal  de 
agua,  los  peces  también  pasarían;  pero  si  al  contrai'io  el  agua  pasa 
en  una  capa  delivida,  los  peces  temen  el  paso  i  serán  pocos  los 
que  por  allí  se  escapen.  El  canal  de  circunvalación  tiene  por  ob- 
jeto recojer  las  aguas  sobrantes  i  guiai'las  por  Cuera  de  los  están- 
(jues  hasta  algún  punto  donde  yn  no  pueden  hacei-  pei'juicios. 

Otro  incoí! veniente  do  esta  clase  do  estanques  es  la  posición  do 
ellos.  En  caso  ijuc  en  los  estanques  supei'íores  se  ])rodir/('a  alguna 
enfermedad  ontro  los  ])ecefl,  fácilmente  se  pueden  contamina!'  los 
(pie  se  encuentran  en  Ins  estanques  infei'iores,  poi-  cuanto  el  agua, 
que  ha  recorrido  el  estanque  infestado  alimejitaa  los  infei'iores,  pii- 
diendo  airastrai'  consigo  los  mici'obios  de  la  enfei'medad. 

Tainbien  en  el  caso  d(^  (¡no  se  deseo  secar  un  estanque  que  está 
situado  en  medio  de  los  demás,  hai  sus  dificultades,  puesto  que  lo<9 

26 


3  94  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


que  estíin  situados  mas  abajo  de  éste  dependen  de  él  en  su  alimen- 
tación, no  pudiendo  por  lo  tanto  secarse  nunca  por  completo  el  pri- 
mero. 

Algo  mejor  que  la  clase  de  estanques  ya  descrita,  es  la  que  nos 
señala  el  grabado. 


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■Al. 


Estaiiqnps  de  setfnndo  i'irdfn 

Un  estero  recorre  una  llanura  con  inclinación  del  punto  A  hacia 
el  punto  B.  En  el  punto  A  se  coloca  una  repiesa  por  medio  de  la 
cual  se  pueda  inundar  los  terrenos  situados  entre  los  puntos  A^ 
B  i  C.  Luego,  fo!  mando  un  tranque  a  lo  largo  del  estero,  queda  el 
agua  detenida  entre  éste  i  los  puntos  A  i  C,  formando  una  laguna. 
En^el  punto  B,  es  decir,  en  el  punto  mas  bajo,  se  coloca  un  desa- 
güe i  el  estanque  está  hecho.  Si  el  terreno  inundado  es  de  mucha 
estensio)!,  se  le  divide  por  medio  de  tranques  trasversales  en 
tantos  estanques  como  sea  conveniente.  En  estos  tranques  diviso- 
i'ios  se  coloca  en  los  puntos  marcados  con  flecha  i  aS  unos  cañones 
o  surtidores,  por  medio  de  los  cuales  se  pioveen  de  agua  los  es- 
ta iques  inferiores.  En  la  parte  mas  baja  de  cada  uno  do  ellos  se 
coloca  el  desagüe  correspondiente. 

Esta  clase  de  estanques  no  corren  peligro  alguno  en  las  creces 
del  estero;  en  este  caso  solo  habría  que  abrir  la  represa  i  graduar 
convenientemente  el  n.'vcl  del  agua.  Pero  si  son  varios  los  estan- 
ques dependientes  uno  de  otro  en  su  alimentación,  quedan  subsis- 
tentes los  inconvenientes  que  ya  hemos  conocido  en  los  estanques 
de  tercer  orden. 

Los  mejores  estanques,  que  no  flaquean  con  ninguno  de  los  in- 
convenientes anteiioi'es,  son  los  que  nos  muestra  la  íigura  adjunta. 

De  un  estero  que  recorre  una  llanura  con  alguna  inclinación, 
se  saca  un  canal  a  semejanza  de  los  canales  do  regadío.  En  los  te- 
rrenos entre  el  canal  i  el  estero  se  construye  los  estanques  desea- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  395 


dos,  cada  uno  provisto  de  su  propio  surtidor  de  agua  i  desagüe. 
Esta  clase  de  estanques  no  están  sujetos  en  sus  funciones  uno  al 
otro,  sino  que  cada  uno  trabaja,  diremos,  por  su  propia  cuenta.  Se 


'^"; 


n-; 


Estanques  de  primer  orden 

les  puede  lar,  a  cada  uno  aparte,  mayor  o  menor  renovación  de 
agua,  lo  que  es  de  mucha  importancia  en  la  crianza  de  las  diferen- 
tes especies;  también  se  les  puede  secar  cada  uno  independiente- 
mente sin  perturbar  ni  perjudicar  en  nada  al  estanque  vecino. 

Llegamos  a  la  definitiva  construcción  de  los  estanques. 

Una  vez  medido  el  terreno  i  repartida  la  supeiTicie  en  determi- 
nado número  de  estanques,  se  procede  a  la  demarcación  de  los 
tranques. 


Perfilanncntn  lie  un  tnir  (jue 

El  ancho  i  la  íinnoza  quo  so  debo  dar  al  trnnqu.o  depende  do 
la  profiniílida  I  i  ostensión  dol  estanque.  Por  roíala  jeneral  la  base 
de  un  ti"au(.jue  d(>b(í  tenei",  como  niiniínuin,  un  ancho  tres  voces 
mayor  que.  s.i  ;iliura,  ni  is  el  a,iicliod<íl  coronaniioiito.  Si,  por  ejem- 
plo, el  tranqu(í  en  construcción  debe  tener  una  altura  de  1.50  me- 
tro i  uu  coronamiento  ig^ial,  la  base  debe   tener    un    ancho    de  6 


396  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

metrc'8.  El  ancho  de  la  corona  no  debe  tener  menos  de  1  metro 
en  estanques  de  una  estension  mayor  de  4  áreas,  i  de  1.50  m.  si 
el  estanque  mide  media  hectárea  o  mns. 

El  terieno  donde  se  coloca  el  tranque  debe  ser  suelto  i  limpio 
de  toda  raiceria,  piedras,  etc.  También  es  mui  conveniente  cavar 
a  lo  largo  u))a  especie  de  surco  por  medio  del  cual  se  afií'ma  me- 
jor la  tierra.  Como  material  paia  tranques  se  debe  emplear  tierra 
buena,  no  cascajo,  ni  arena  pura,  i  debe  desecharse  en  absoluto  to- 
do material  putrescible. 

Tranqiiesconstruidos  de  cualquier  otro  material,  como  cemento, 
piedra  o  madera,  son  completamente  inadecuados  para  estanques 
de  piscicultuias,  poi'  el  hrclio  de  que  no  pi'oducen  sino  una  escasa 
cantidad  de  plancton  ('fauna  ;.cuálica  diminuta),  que  es  el  oiíjen 
de  la  mayoi'  o  menor  rendición  del  estanque.  VA  alimento  artifi- 
cial sustituye  al  natural  solo  de  una  manera  deficiente  i  a  la  vez 
costosa,  por  cuya  causa  siempre  debemos  ti'alar  de  pi'oporcionar- 
no3  estanques  que  produzcan  la  mayor  cantidad  posible  de  planc- 
ton i  de  animalillos,  o  sea  el  alimento  natural  de  los  peces. 

Antes  de  empiender  los  t?'abajos  de  movimiento  de  tierras,  se 
coloca  el  desagüe  en  su  lug-ar  correspondiente,  para  que  el  ti'an- 
que,  que  en  este  punto  dobe  soportar  la  mayor  presión  del  agua, 
se  pueda  apretar  lo  mas  sólidamente  posible.  (En  capítulo 
aparte  trataré  déla  construcción  de  un  desagüe). 

íja  pendiente  interior  del  tranque,  es  decir  la  que  está  en  con- 
tacto con  el  agua,  debe  spr  mas  tendida  que  la  esteiior,  para  que 
asi  resista  mejci-  a  la  pi'csion  de  agua  i  al  oleaje. 

El  tranque  debe  consti'uírse  un  lO'*/,,  mas  alto  de  su  altura  dcíí 
nitiva,  pues  la  tierra  se  asienta  un  tanto  con  el  tiempo. 

Para  que  el  fondo  del  estanque  se  pueda  sr-ear  do,  un  modo  lA 
pido  i  completo  ííe  hace  en  él  uiui,  red  decanajrs  que  consta  de  un 
canal  piincipal  i  de  canales  trasvorsales.  El  primero  leeorre  el 
estanque  .a  lo  laigo  en  su  parte  mas  baja,  rccibinido  como 
afluentes  a  los  segundos.  .Dolante  del  desagiie  se  liaco,  poi'  medio 
de  ensanchamiento  i  profundüzacion  dol  canal  principal,  una  fo¡^'a 
pesqiura  en  la  cual  se  i'eunen  los  peces  al  hacer  el  secamiento  del 
estanque,  i  de  donde  pueden  ser  sacados  fácilmente  con  una 
manga. 

Estanques  nnii  csiensos  debon  pioveerse  en   caso  necesario   de 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


397 


varios  desagües,  debioiido  tener  cada  uno  de  ellos  su  red  de  cana- 
les correspondiente. 

A  lo  largo  del  tranque,  dentro  del  estanque,  también  se  hace  un 
canal  i  esto  principalmente  para  aprovechar  el  material  que  de 
allí  sale  i  que  es  el  mas  cercano  paiii  la  construcción  del  tranque; 
con  este  mismo  objeto  se  api'ovecha  el  material  que  se  saca  de  la 
red  de  canales. 


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líf  d  de  canales  de  un  estanque 


'JI^^^MS^ 


■iiliui, 


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Se  aconseja  emploai'  en  la  baso  del  tranque  el  material  mis  só- 
lido, que  impida  por  completo  toda  lilti'iicion  de  agua,  como  es 
jeneralmente  laai'cilla,  arena  arcillosa  i  toda  tierra  que  sea  bue- 
na pava  la  agricultura. 

Desde  el  principio,  la  tierra  que  se  está  amontonando  para  el 
tranque  se  va  apretando  con  un  pisón  para  evitar  que  se  formen 
huecos  en  el  interior.  P;ira  mayor  ñrmeza  de  los  tranques  convie- 
ne poner,  una  vez  terminados,  en  toda  la  superñcie  placas  de 
champa  de  pnsto  i  si  no  se  tiene  estas  a  disposición,  es  necesaiio 
empastarlos  por  medio  de  siembra.  También  se  aíirma  mucho  por 
medio  de  una  plantación  de  sauce-mimbre,  el  que  se  debe  cortar 
anualmente;  peio  a  la  vez  presenta  un  buen  escondite  pai'a  toda 
clase  de  enemigos  de  los  peces.  Los  estanques  no  se  deben  llenar 
antes  de  sentarse  bien  los  tranques. 

El  surtidor  de  agua  del  estanque  so  provee,  para  que  los  peces 
no  puedan  salir,  con  una  rejilla,  cuyas  mallas  deben  corresponder 
al  tamaño  do  los  peces  encerrados.  Estanques  en  que  no  se  dispo' 
ne  de  suüciente  desnivel  en  la  entrada  de  agua,  se  proveen  jene. 
raimeuto  cou  una  reja  vertical;  pero   ésta  tiene  la  dcovctaja  de 


398 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


taparse  muí  fácilmente  con  materias  estrañas  que  impiden  el  pa- 
so del  agua.  Preferibles  son  las  rejas  horizontales,  que  poi-  la 
gran  superficie  que  presentan,  dejan  pasar  un  gran  caudal  de 
agua,  manteniéndose  a  la  vez  limpias  por  mayor  espacio  de  tiem- 


Rejilla  horizontal  vista  da  encima 

po,  pues  la  corriente  del  agua  'se  encarga  de  arrastrar  las  mate- 
rias estrañas  al  estremo  de  las  rejas,  de  donde  mas  tarde  pueden 
retirarse  con  facilidad. 

En  jeneral,  para  la  construcción  de  estanques  no  se  puede  for- 
mar un  plan  definitivo  sin  previos  estudios  sobre  el  particular  en 
el  propio  sitio  donde  se  han  de  hacer,  pues  ello  depende  déla  con- 
formación del  terreno. 


Rejilla  horizontal    (corte  a  lo  largo) 

Para  la  crianza  de  las  diferentes  especies  piscícolas  se  constru- 
ye con  ventaja  diferentes  formas  de  estanques.  Para  las  especies 
sabnonideas  se  prefiere  estanques  angostos  i  lai'gos,  mas  bien  pa" 
recidos  a  canales.  Deben  ser  recorridos  por  el  agua  á  lo  largo, 
evitando  que  haya  lugares  «ni'iertos»,  es  decir  con  aguas  comple- 
tamente estancadas,  lo  q-'e  corresponde  a  la  exijencia  de  estas  es- 
pecies, que  requieren  aguas  con  corriente.  Para  las  demás  espe- 
cies se  construyen  estanques  anchos,  tratando  de  conseguir  partes 
con  aguas  completameute  reposadas.  J^a  carpa  dejenera  en  aguas 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


399 


corrientes  i  la  tenca  no  solo  cl-jciieía  sino  que  se  estingue  poco  a 
poco. 

Los  mejores  estanques  son  aquellos  que  producen  la  mayor 
Cíxnlidaii  de  plancton  i  aniuialillos,  o  sea  el  alimento  natui'al  de 
los  peces.  Este  se  dosai  rolla  con  mas  nhimdaücia  en  las  parles 
bajas,  i'cposadas  i  íisoleadas.  Tauíliien  influye  mucho  la  calidad 
del  toi'i'euo  de  que  está  compuesto  el  fondo  d'il  estanque.  Tierra 
buena  produce  masque  ticri'a  pobie. 

KL    UESAGÜlí 

En  los  diferentes  establecimientos  se  han  usado  i  se'usan  toda- 
vía diferentes  instalaciones  de  desagüe.  El   que  hasta  lioi   día  ha 


'!t, 


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3     ,  ^ 


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Desagüu    Hámulo  (cmoiíjc)) 

dado  los  mejores  i-esuUados  i  por  consiguiente  es  también  de  ma- 
yor uso,  es  el  llamado  monje.  Su  construcción  i  manejo  son  mui 
sencillos. 

Consta  de  dos  partes:  la  Ciija  de  represa  i  el  canon   de  desagüe. 


400  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


Este  último  vn  colocado  en  el  fondo  a  través  del  tranque  con  una 
pequeña  inclinación  hacia  el  osterior.  La  caja  de  represa,  en  po* 
sicion  vertical,  se  conecta  coíi  el  canon,  debiendo  ajustar  rau^ 
bien  con  éste.  Tiene  solo  tres  paredes;  el  frente  está  abierto,  i  las 
dos  paredes  laterales  están  provistas,  en  su  lado  interior,  de  una 
hasta  tres  illas  de  ranurns  de  listones  que  sirven  para  la  coloca- 
ción de  las  tablillas  represorias  o  compuertas,  por  medio  de  las  cua- 
les so  eleva  o  se  baja  el  nivel  del  agU:i.  liai  monjes  sencillos,  do- 
bles i  triples,  llamados  así  según  las  íilis  de  i'anuras  i  de  lablilhia 
represorias  que  poseen.  ÍjOS  mas  usadus  son  los  dobles.  En  la  pii 
mera  fila  solo  se  encajan  unas  pocas  tablillas  para  colocar  enci. 
ma  de  ellas  una  rejilla  que  permita  la  salida  del  agua  impidiendo 
la  de  los  peces.  En  la  segunda  ñla  se  colocan  las  tablillas  necesa- 
i'ias  para  mantener  el  nivel  deseado  de  agua.  En  caso  de  que  las 
tablillas,  por  no  ajustar  bien,  dejen  escapar  un  poco  de  agua,  se 


X   < 


X 


Monje  en  función 

echa  entre  las  dos  filas  tierra  pura  o  mezclada  con  aserrín,  con  lo 
cual  la  presión  del  agua  se  encarga  de  tap.ir  las  rendijas  exis- 
tentes. 

La  dimensión  del  monje  tiene  que  estar  en  proporción  con  la 
cantidad  de  agua  a  que  debe  dar  paso;  prefei'ible  es  que  sea  mas 
bien  grande  que  chico. 

La  i-ejilla  de  los  monjes  se  hace  con  preferencia  de  zinc  peifo- 
i'ado,  debiendo  corresponder  el  tamaño  de  los  agujeros  al  de  los 
peces  que  hai  en  el  esfaníiue.  Las  rejas  sondo  diversas  formas. 
La  mas  sencilla  es  un  marco  que  se  coloca  vei'ticahnente  en  l;i 
primera  ranura  del  monje.  Pero  esta  forma  tiene  la  desventaja  de 
presentar  poca  superficie  al  agua,  dejando  pasai-  por  lo  tanto  solo 
una  escasa  cantidad;  ademas  se  tapa  niui  fácilmente  con  las  ma 
terias  estraüas  que  acarrea  el  agua. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  401 

Otra  forma  de  rejilla  mas  ventajosa  es  la  llamada  nariz  de  mon- 
je.  Esta  es  una  especie  de  caja  de  reja,   abierta  hacia  el  interior 
del  monje.  Da  paso  a  mucha  can- 
tidad de  agua  porque   tiene  mu- 
cha superficie.  M\ 

/"i.t 

Para  evitar  que  se  acerquen  a  ■  -  "\ 

la  reja  materias  estiañas  tiotan-  ■  

tes,  como  hojas,  pasto,  etc.,  se  co-  ,  ■  ' 

locan  delante  del  monje  dos  pa-         ;        ;■ 
los  flotantes  en  ángulo  agudo,  los  /•"-.;;  . 

queconducen  las  mateiias   nom-  ,...:...■..',  .V: 

bradas  a  las  orillas.  -/:}ci^?"   -•■'•'-    -^ 

Los  monjes  pueden  construirse  -    -  -     "..••-. 

de  madein,    do    cal   i  ladrillo    o      '  <  y 

do  concreto,  siendo  las    dos  últi-  ^ 

mas  clases  mas  ventajosas  por  su  Nariz  de  monje 

solidez. 

Se  debe  tener  un  cuidado  especial  en  la  colocación  de  los  mon- 
jes. Alrededor  del  canon  de  desagüe  se  emplea  el  mejor  material 
debiendo  unirse  éste  mui  bien  con  las  paredes  del  cañón.  Debe  te- 
nerse en  cuenta  que  en  este  lugar  la  presión  del  agua  es  mui 
grande  i  la  menor  flltracijn  podria  causar  posterioi'mcnte  una 
ruptura  del  tranque. 


APARATOS  I  SALA  DE  INCUBACIÓN 

En  el  primer  tiempo,  cuando  se  descubrió  la  fecundación  artifi- 
cial de  las  ovas  del  salmón,  en  muchas  ocasiones  los  pisciculto- 
res se  limitaban  a  hacer  solamente  e^ti  opoi-aítoa   i  colocaban  en 

seguida  los  hue- 
vos en  el  lecho 
de  algún  estero 
para  su  incuba- 
ción; peio  pion- 
tose  vio  que  este 
pi'oceder   te  n  i  a 

Aparato  do  iuciibiiciuu  de  Jacobi  SObreUl     rcprOi 

duccion  natural 
únicamente  la  ventaja  que  la  fecundación  se  hacía  ma3  comple- 
ta, pero   en   seguida   quedaban   subsistentes   los   inconvenientes 


402 


boletín  de  bosques,  pesca  í  caza 


que  tiene  la  incubación  enaguas  libres.  Poi'  esa  causa,  luego  des- 
pués se  ideó  aparatos  en  los  cuales  se  debía  llevar  a  efecto  la  in- 
cubación de  las  ovas  bajo  el  cuidado  del  hombre.  Ya  el  inventor 
de  la  reproducción  artificial  del  salrnou,  Esteban  L.  Jacobí,  hiibia 
construido  tales  aparatos. 

Es  una  caja  de  unos  3  metios  de  largo,  50  centímetros  de  ancho 
i  20  de  alto,  provisto  de  una  tapa.  Dos  lados  opuestos  son  de  reji- 
lla, por  los  cuales  entra  i  sale  el  agua,  paiM  cuyo  ün  el  aparato  se 
coloca  en  un  estero.  El  fondo  so  cubro  con  unos  5  cta.  de  ripio  so- 
bre el  cual  so  esparcen  bis  ovas. 


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.^í. 


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Cajas  de  corrientes  de  Ja££c  con  su  me^a  i  tapas 

Hasta  la  fecha  se  han  usado  un  sinnúmero  de  diferentes  apara- 
tos i  aun  hoi  día  so  usan  muchos  tipos  diferentes,  correspondien- 
do cada  uno  de  ellos,  cuaimas  cual  menos,  a  las  exijencias  de  las 
instalaciones  en  que  se  emplean.  Como  los  mas  usados  hoi  dia  se 
pueden  considerar  los  llamados  Gaja  de  corriente  deJaffé  i  Caja 
incuhndoi'/i  de  üaHíomia. 

Aqui  en  el  pais  usamos  un  tipo  de  invención  propia,  que  se  ase- 
meja al  aparato  de  corriente  larga  de  Jaffé.  Es  raui  sencillo,  de 
fácil  construcción  i  permite  una  fcicil  i  completa  vijilancia  de  las 
ovas  que  en  él  se  incuban. 

El  material  para  la  confección  de  uno  de  estos  aparatos  son 
dos  tablillas  redondeadas  en  los  cantos  ád  la  parte  inferior,  las 
que  forman  las  dos  paredes  laterales  del  aparato.  Las  dos  paredes 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


403 


trasversales  i  el  fondo,  sobre  el  cual   mas   tarde   se   colocan    las 
ovas,  son    de  una  pieza  de  lata  de  zinc  perforíido.    Las   dimensio 
ncs  de  los  agujei'os  deben  cori-espondcr  al  tamaño  de  las    ovas,  o 
sea  IV2  a  2  milímeiros. 

Estos  aparatos  van  colocados  en  una  mesa  incubadora,  que  es 
una  especie  de 
caja  que  puede 
ser  consti  uida 
de  madera,  o  de 
material  sólido. 
Duiante  la  incu- 
ba c  i  o  n  de  las 
ovas  pasa  cons- 
tantemente por 
la  mesa  una  co- 
rriente de  agua. 


ilí       .  ,      ^ 


.c.^ 


-;!' 


Caja  incubadora  de  California 


la  que  proviene  de  un  surtidor  que  se  encuentra  en  la  cabecera 
de  la  mesa;  en  seguida  atiaviopa  los  aparatos  incubadores, 
para  salii*  íinalmente,  ya  como  agua  imUil  para  los  efectos  del 
criadero,  en  la   parle  inl'erioi'  de  la  mesa. 

Para  dar  a  comprender  mas  fácilmente  la  disposición  de  una 
instalación  de  este  jénero,  haré  una  lijsra  descripción  de  la  sala 
incubadora  de  Rio  Blanco. 

Se  compone  de  mesas  dobles,  dispuestas  como   indica  la  fígura 


Caja  incubadora  usada  en  el  pais 

La  mesa  superior  es  alimentada  por  los  surtidores  d(3  agua 
i  esta  a  su  vez  alimenta  a  la  inferior.  Cada  una  de  estas  mesas  es 
dividida  a  lo  largo  por  medio  de  una  pared  en  dos  cajas;  éstas  tie- 
nen un  ancho  de  50  centímetros  cada,  una,  el  largo  de  la  mesa  es 
de  2.50  metros.  En  cada  caja  van  colocados  cuatro  aparatos  incu- 
badores de  50X50  cm.  de  los  que  cada  uno  da  cabida  a  10  030 
ovas.  Asi  que  una  mesa,  que  contiene  8  aparatos  incubadores, 
puede  ser  ocupada  en  condiciones  normales  con  80  000  huevos. 
La  mesa  inferior,  que  es  alimentada  por  la  primera,  tiene   la  mis- 


404 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


raa  disposición  que  ésta;  luego  una  mesa  doble  puede  incubar 
160  000  ovas.  Cada  una  de  ellas  es  alimentada  por  8  llaves:  cua- 
tro de  ellas  proporcionan  agua  de  una  canoa  i  las  otras  cuatro  vie- 
nen de  una  cañería  de  agua  potable.  Estas  8  llaves  dan  208  litros 
de  agua  por  minuto. 

El  establecimiento  de  Rio  Blanco  soba  dotado  con  dor>   suitido- 


Sala  incubadora  de  Eio  BLiiico 


res:  uno  de  ellos  es  un  sistema  completo  de  cañerías  i  el  otro  es 
un  canal.  El  agua  de  cada  uno  de  estos  pasa  primeíamenic  por  su 
respectivo  filtro,  donde  quedan  retenidas  todas  las  mateiias  estra- 
ñas  que  ella  contenga,  como  ser  hojas,  crustáceos  i  otros  aniína- 
iillos  acuáticos  i  una  gran  porción  de  tierra. 

El  agua  que  ha  servido  en  las  mesas  incubadoras  va  a  caer  a 
un  canal  que  la  lleva  afuera  de  allí:  esta  agua  no  debe  usarse  en 
el  establecimiento  para  alimentar  los  estanquen  de  los  peces, pues 
es  mui  seguro  que  arrastre  consigo  los  microbios  de  las  enferme  - 
dades  que  recibe  de  las  ovas  enfermas  al  pasar  por  las  m3sas. 

Una  sala  de  incubación  debe  estar  siempre  en  completa  limpie- 
za: las  mesas  i  aparatos  de  incubación  en  cad  i  período  deb^n  se  r 
desinfectados  con  perminganato  de  potasa.  Todos  los  años  se  de. 
be  recubrir  los  apai'atos  con  una  capa  de  buen  barniz  negro  (bar 
niz  de  asfalto). 

El  agua  que  se  usa  para  la  incubación  debe  ser  constante  tanto 
en  volumen  como  en  temperatui'a.  Esta  no  debe  subir  de  15  cen- 
tígrados, siendo  lo  prefeiible  de  2  a  8  grados.  Es  necesario  que 
sea  limpia  i  saturada  de  aire.  Agua  tomada  directamente  de  algún 
manantial  jeneralmente  viene  limpia  pero  cai-ece  de  o.KÍjeno;  se 
puede  hacer  apta  para  los  efectos  de  incubación  haciéndola  reco- 
rrer alguna  distancia  en  un  canal  tortuoso  al  aire  libre.  El  agua 
de  río  jeneralmente  está  bien  saturada  de  aire,  pero  machas  veces 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA  405 

no  corresponde  a  las  exijencias  en  cnanto  se  refiere  a  la  limpieza 
i  se  hace  necesario  hacerla  pasar  poi-  algún  cstntique  olarificndor 
o  filtro,  que  puede  ser  de  i'ipio,  esponja,  jóncro  u  otro  material 
aparente  para  el  objeto. 

Pedko   Gíjlusüa, 

Piscicnitf  r  l.o  de  la  Sección  Pesca  i  Caza. 


LOS  BOSQUES  I  LOS  MANANTIALES 


[Con  fhuí  ación) 

Últimamente  es  cuando  soba  comenzado  a  emitir  dudas  sobre 
el  particular.  Se  ha  citado  casos  en  los  cuales  la  repoblación  de 
los  bosques  habia  producido  la  merma  de  las  aguas  délos  manan- 
tiales. Poi-  otra  parte  se  ha  visto  terrenos  pantanosos  perder  su 
agua  supeifícial  con  motivo  délas  i'epoblacionea  i  se  ha  llegado  al 
término  de  que  el  bosque  obra  como  una  bomba  para  aspirar 
en  masa,  por  conducto  de  sus  i'aices,  el  agua  libre  del  suelo  i 
volverla  a  depositai-  en  la  atmósfeía  por  la  evaporación  produ- 
cida en  sus  hojas.  So  podria  sin  embai'go  objetar  en  este  último 
caso  que  es  igualmente  admisible  que  el  bosque  pueda  hacer  dcFa- 
parecer  las  aguas  ñupeificiales  estancadas  favoreciendo  su  infil- 
tración. 

Es  estremadamente  uifíeil  i  delicado  constatar,  con  la  obsei'va- 
cion  dilecta,  la  influencia  de  la  plantación  i  desmonte  del  terreno 
sobre  la  salida  de  un  manantial.  En  efecto,  en  este  caso  es  mui 
eventual  i-econocer  exactamente  el  lugar  donde  se  filtran  las 
aguas  que  se  ven  reaumar  en  un  punto  dado;  la  lioya  de  i-ecep- 
cion  de  Inñ  aguas  puede  estar  bastante  apartada  del  lugar 
donde  ellas  aparecen   al  aire  libre  i  ser  separadas  por  las  valles, 


40í>  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

altui'as,  etc,  (1).  íja  deñiüciori  exacta  de  la  fuente  de  alimentación 
de  un  m;»nantial  es  a  veces  un  problema  bastante  delicado,  que 
tiende  por  naturaleza  a  obstaculizar  bx  jeolojia  especialista 
mns  espcrinicntad;!.  Kl  léjinicn  (1.3  Ics  manantifiles  es  frecuente- 
mente aitciüiio  poi'  di\eráos  Ii'uIj;iJ')h,  tales  como  la  al)ci"tura  de 
zanjas  para  caniini'S  o  \í  is  féii'oas,  í;\dcrias  de  minas,  etc  ,  pi'ac- 
ticarias  bastante  lejos  del  |)iinto  donde  las  aj^-iias  apaiecen  visibles. 
Ciei'tos  in  iM.-intialcs  son  en  lal  forma- superíiciales  que,  a  causa  de 
escavacioncs  poco  pr('finidas  o  simples  di'enajes  agrícolas  pueden 
desviar  a  las  aguas  del  lugar  de  su  destino.  Ilii  fin  el  producto  ac- 
tual de  un  maiianiial  depende  sobre  todo  de  las  lluvias  del  año  co- 
j-riente,  factor  cuya  iiHiiencia  es  tan  preponderante  en  la  misma 
época  como  en  cualquiera  otra.  Seguridad  pobre  esto  no  podria 
existir  mas  que  en  el  caso  en  que  las  repobhiciones  o  bien  los  des- 
montes praciicados  en  grande  habrían  afectado  en  forma  perma- 
nente i  notable  el  producto  de  todos  los  manantiales  de  una  rejion. 
A  menudo  se  ha  asegurado  que  tal  era  el  caso  i  se  ha  querido  pro- 
bar que  el  nivel  jeneral  de  las  coríientes  de  agua  habria  bajado 
en  miK-lios  paises  a  medida  del  aumento  de  los  desmontes;  pero 
es  preciso  reconocer  que  las  obsei'vaciones  publicadas  en  gran 
m'imeio  están  lejos  do  ser  siempre  entei'amente  convincentes  e 
ii'i'epi'Ofhables  (l^). 


(\)  Es  asi  corno,  pnr.a  tío  cifar  inns  qn<'  iiii  <  j(Mn|)]o,  las  n^^nias  infiltratlas 
('II  la  arona  verdosa  de  la  lioya  df.l  i\ft>usa  sf  viu-lveii  a  ciicoiitrar  en 
l'.iiis  a  r>  IS  III.  de  i)roriiiidi.lad  (pozo  artesiano  de,  í  ii-ciieHe)  o  a  TiSO  m. 
(\Ki/.()  (le.  i*ass\)  i  fxicJoii  iinii  I)i('ii  icaparcci  r  (  ii  la  !-n|)(',i  íici(;  ci»  puntos 
mas  alejados. 

(■-')  No  podeiiio-;  dcjai'  de  t rascrihir  ar|iií  lui^nio  una  peipieña  parte  d(d 
conjiiiilo  (le,  oliservacioiies  mas  o  \n{"  os  prec  sas  licidias  ;d  respecto.  l!ii  j;Tan 
núiiiero  de  ellas  se  eiiciicht  ran  iiiseit.is  en  la  colección  délos  perió.lico.s 
foreí-tales  i  especialmente  en  la  K  i\i.->t'i  de  Ajiíins  i  Hos(|iies  (vore.n  particu- 
lar los  volúmenes  de  los  años  18(10,  l<Sii7  i  18(18).  lln  injeniero  stiizo,  R. 
Lanterfiini;-.  ciíado  por  .M.  Wehrr  (  ii  la  Enciclopedia  l^'orpslal  de  Lorej, 
afirma  que  las  desli'ucciones  de  los  ho.-(|ues  el'« ctuadas  en  el  centro  de 
Tesino.  principalmente  duianle  la  pM-iiinua  mitad  dcd  si^lo  XÍX,  lialiiaii  re 
dncido  en  mas  de  una  enana  par'e  el  prodii'to  mínimo  d.d  A  h'^e  en  la 
época  de,  la  ha  ja  de  las  a^'iias.  \hi  femimeno  aná'o<;o  liahria  tenido  luji'ar  e>i 
el  í'o.  Las  obsci-vaciones  hedías  con  el  mayor  (u  dado  en  l'rusia  por  AI.  (i. 
Haj^-en  (citado  ])or  M.  Ltdir  en  el  <'Hamlbiicli  der  Eorsiwissensdiari »  parecen 
establecer  de  una  mam'ra  cierta  una  icduccidn  d(d  producto  de  la  ma^'or 
parte^de  las  corrientes  de  aj^-uas  es-ludiadas  (Klba,  Alósela,  OJei-,  Vístula, 
Pregel,  Alemel),  en  el  curso  Je  la  s(  guuda  mitiid.  del  iiglo  último;  pero  nada 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  407 


Cuiílesquiera  quesean  las  dificultades  de  laesperinieutaeiou  i  de 
la  acción  de  los  bosques  sobre  la  alimeiitacioíi  de  los  manantiales, 
nos  encontramos  sin  embargo  oblig;idos,  por  diversas  circunstan- 
cas,  a  arrojar  alguna  luz  sobre  esta  cuestión. 

Las  diversas  tentativas  hechas  no  han  sido  todas  igualmente 
felices;  un  escesivo  i  úmero  (en  particular  las  que  han  sido  prac- 
ticadas paia  medir  dii'cctamcnte  la  cantidad  do  agua  q!ie  atravie- 
sa los  terrenos  cubiertos  do  voj'taciones  vai'iadap)  no  parecen 
poseer  sino  un  débil  valor  demostrativo.  No  es  conveniente  discu- 
tirlos aquí;  nosotros  haremos  solamente  notar  que  todas  las  men- 
suras o  pesadas  ejecutadas  en  el  laboratorio  no  pueden  dar  mas 
luz  sobre  la  materia. 

Este  problema  no  será  resuelto  sino  por  esperiencias  practica- 
das en  grande  i  en  veidaderos  bosques.  Este  honor  debei'á  ca. 
borle  a  la  estación  suiza  de  informaciones  que  ha  iniciado  estos 
esperimentos  gracias  a  la  iniciativa  de  su  laboiioso  director.  <  \ 
profesor  j\r.  liougeois  (1). 

M.  Boui'geois  ha  escojido  en  el  Emmental,  valle  fresco  reverde- 
ciente, himdido  en  las  últimas  cadenas  de  montañas  setentriona- 
les  de  los  Alpes,  dos  pequeños  cursos  de  agua,  el  Rappengiabli  i 
el  Sperbelgraben  (2),  afluentes  secundarios  del  Emme,  cuyas  fuer, 
tes  de  recepción  superiores  no  pueden  prestarse  mejor  a  las  in- 
vestigaciones que  él  se  proponía  emprender.  De  una  estension  de 
80  o  100  hectáreas,  ellas  tienen  la  forma  de  circos  casi  cerrados, 
en  forma  de  herradura.    La   orientación  jen  era  I  del  thalweg  es 


nos  prueba  q no,  esto,  ffiióino.no  eslé  1í^;íh1o  a  los  dcsniontps  ((Uf,  liahrian  sido 
ejocutados  paralídainen te.  M.  ITo.iiiy,  profo.sor  do  la  FJ^íc•ue]a  Nacional 
de  Aguas  i  Bosque?,  tamljicn  lia  vounido  cierto  in'imcio  do,  heclios  inte- 
resantes i  bien  constutados  en  una  coiiimiicacion  lieclia  en  lt)01  ahí  Socie- 
dad de  Ciencias  de  Nancy  hijo  el  título  df\  «El  rol  de  los  bosqu(s  en  la  cir- 
culación de  las  ,'iji;uas».  El  periódico  suizo  de  Economia  Forestal  (18H8) 
contiene  las  obsevA-aciones  de  M.  de  Rollienbach  ([ue  establecen  de  una  ma- 
nera clara  i  precisa  la  influencia  de  los  bosques  sobre  la  abundancia  de  las 
aj^uas  de  los  nianautiales  que  alinientau  la  ciudad  de  Berna,  etc.  etc. 

(1)  Una  muerte  siíbita  lia  arrebatado  prematuramente  a  M.  Bourg-eois  al 
afecto  de  sus  amigos  i  a  la  ciencia  forestal,  que  de  él  tenía  mucho  que  es- 
perar, el  8  de  Setiembre  de  1901.  Habla  cumplido  ajieiias  4  0  años.  Su  obra 
de  TEinmental  será  continuada  por  su  digno  siicesor  el  profesor  M.  P^ngler; 
ningún  resultado  ha  sido  todavía  publicado  en  este  dia  (Julio  de  1903). 

(2)  Ver  la  hoja  11)7  de  la  carta  del  Estado  jMayor  de  Suiza,  al 
1/25000.  El  sitio  délas  esperiencias  se  encuentra  a  vuelo  de  jiájaro  a  .')! 
kilómetros  próximamente  al  Este  de  Berna,  en  el  cantón  de  este  mismo  nom- 
bre, entre    47"1'  de  latitud  uoite  i  5<'B2'  de  loiijitud  Ebte  de  Paris. 


408  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


igual  (hacia  el  S  O.)  i  asimismo  la  naturaleza  del  terieno  i  la  alluia 
que  varia  de  980  a  1230  metros  para  el  Rnppengi'abli,  i  de  900  a 
1200  metros  para  el  Speibelgraben. 

El  primero  es  casi  en  su  totalidad  de  pastos  i  no  tiene  mas  que, 
18  centesimos  de  bosque  dispuesto  eu  una  angosta  cinta  a  lo 
largo  del  arroyo,  en  el  thah\'eg;  el  segundo  (el  Speibelgraben),  es- 
tá cubierto  en  los  91  centesimos  de  su  ostensión  de  bellas  plan- 
taciones de  abetos. 

Con  el  concujso  de  la  Oficina  Hidi'omótica  Federal  se  ha  insta- 
lado sobre  los  dos  cursos  de  agua  en  referencia,  en  el  punto  don- 
de ellos  salen  de  las  hoyas  casi  cei'radas  que  constituyen  su  valle 
superioi"^  una  disposición  que  peimito  medir  su  fuerza  con  toda  la 
exactitud  deseable.  Por  otra  parte,  los  pluviómetros  establecidos 
a  divei'sas  alturas  indican  de  una  manera  precisa  la  cantidad  de 
agua  pluvial  que  cae  en  las  dos  hoyas  (1). 

Las  observaciones  se  llevan  a  cabo  cotidianamente  i  han  em- 
pezado en  el  año  1900. 

Sin  duda  alguna  hai  esperanza  de  que  puedan  ser  modificadas 
en  lo  futuro,  simplificando  la  disposición  empleada  para  la  men- 
sui-a  del  caudal;  se  jDodiia  sustituir  poi-  ejemplo  por  aparatos 
rejisti'adores  las  mediciones  intermitentes  efectuadas  ahoi'a  úl- 
timo (2).  También  se  puede  dudar  do  que  los  dos  pequeños  lia- 
chuelos  puedan  exactamente  despachar  poi-  la  paite  visible  de  su 
curso  toda  el  agua  infiltrada  en  sus  fuente?.  En  verdad  e^to  es  muí 
probable;  pero  nadie  puede  asegurai'  que  no  exista  alguna  hendi- 
dura subterránea  donde  se  acumulan  o  poi'  la  cual   se  introducen 


(1)  Los  ajtaralos  ile  aroramicufo  linn  sido  insfalndns  l»ajo  la  diroocion  deJ 
inje.iifiín  jefe  do  Movlot,  i  sogiiii  los  plniío-.  del  injoiiiern  M.  Kjiiifi-,  dol  8pr- 
vicio  Fedojíil.  Ciiandi"»  el  j))odiic'to  es  déln'l  s(-  )(>  determina  diif.ctairn'^iiíf'  di- 
i'ijiciido  las  ag'uas  a  un  •■ftajiquo  alorado  i  ('l)^('i\ando  la  masa  dp  ap;na  re- 
cojida  011  un  tionri|io  d&do:  cuando  las  a^ufts  son  f'hnndantcs  se,  las  liaco,  prcu- 
vrir  |ini'  uno,  dos  o  tres  canales  t-iiiiina  ios  por orilicios  de.  i'onna  reclanoular, 
dondo  socálenla  el  producto  se^nn  la  iVifinulii  indicada  por  el  injeniero  fran- 
cés ,\r.  Baziii  (Anales  de  Tuentes  i  ('aiiiiiios,  tomos  X\'I,  1888  i  XIX, 
iS'Jt)),  en  rídacion  dtl  espesor  de  la  lámina  de  n^'ua  rpie  pasa  soljre  el  desa- 
guadero, 

(i)  Con  placer  dejamos  constan<-ia  que  liemos  ohlenido  noticias  de  halierse 
llevado  a  electo  esta  última  sustitución,  cosa  que  nosotros  j)iopuf>imos  d(>sde 
nuestra  |nimei'a  visita  al  Mnniieiital  en  1900.  lui  d  mes  de  Abril  c\o.  \9(K\, 
loa  apaiatos  de  rejistro  automático  lian  sido  instalados  sobre  los  dos  riaclnie- 
los  ai  mismo  tiempo  que  se  jierleccioiiaban  los  aparatos  pluviomótricos  desti- 
nados a  medirla  caida  del  agua  i  de  la  nieve  en  sus  estanques  de  locepcion. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  401) 


masas  de  agua  que  escapan  a  una  simple  observación.  La  insta- 
lación do  los  pluviómetros  en  la  rejion  poblada  de  árboles  será 
también  mui  delicada,  si  se  quiere  recojer  toda  el  agua  estraida 
de  la  atmósfera'  por  la  condensación  en  los  follajes,  agua  que  lle- 
ga en  parte  al  suelo  deslizándose  a  lo  largo  de  los  troncos. 

Nos  queda  a  lo  menos  la  convicción  de  que  las  esperiencias  de 
Emmental  constituyen  una  tentativa  de  mui  alto  interés  en  vis. 
ta  del  desarrollo  de  este  asunto  tan  importante  como  discutido. 
Su  instalación  hará  época  en  la  ciencia  forestal  i  debe  dejarse 
constancia  del  reconocimiento  que  merece  el  profesor  M.  Bour- 
geois  por  su  iniciativa,  que  esperamos  no  caiga  en  la  indiferencia. 
Con  una  curiosidad  impaciente  nosotros  esperamos  los  resulta- 
dos que  suministrarán  las  mediciones  efectuadas  en  los  dos  peque" 
ños  depósitos  del  Emmental. 

Ante  la  dificultad  que  presenta  el  estudio  directo  de  la  influen- 
cia del  bosque  sobre  la  alimentación  de  la  fuente,  se  ha  tratado  de 
simplificar  la  cuestión  buscando  el  oríjen  de  como  la  presencia  de 
macizos  boscosos  modifica  los  diferentes  factores  de  los  cuales  de- 
pende la  abundancia  de  los  manantiales. 
Esta  resulta  evidentemente: 
K<^  De  la  cantidad  de  agua  que  llega  al  suelo; 
2.0  De  la  proporción  de  esta  agua  que,  encontrándose  infiltrada 
alcanza  a  la  napa  subterránea  de  la  cual  los  manantiales  son  de- 
saguaderos aparentes. 

Nuestro  estudio  se  encuentra  aquí  naturalmente  diviiido  en  dos 
partes. 

La  primera  se  refiere  a  lo  que  se  sabe  de  la  influencia  del  bos- 
que sobre  la  cantidad  de  agua  que  llega  al  suelo. 

La  segunda  está  consagrada  a  la  influencia  del  bosque  sobre  la 
proporción  de  esta  agua  que  penetra  hasta  la  napa  subterránea. 
Estos  dos  elementos   de  la  cuestión  serán  tratados  en  los   dos 
capítulos  siguientes. 

(  Continuar  d) 


27 


410  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

LEYES,  DECRETOS  1  ORDENANZAS  SOBRE 
BOSQUES  1  PLANTÍOS,  PESCA  I  CAZA 


ADVERTENCIA 


Las  disposiciones  que  rijen  la  esplotaeion  o  la  tala  de  los  bos- 
ques, las  plantaciones  de  los  mismos,  i  el  ejercicio  de  la  caza  i  de 
la  pesca,  para  permitir  el  mayor  provecho  de  todas  estas  indus- 
trias en  forma  que  aseguren  su  conservación  sin  comprometer  el 
porvenir,  andan  tan  dispersas  que  creemos  será  raro  el  funciona- 
rio que  las  conozca  todas.  De  allí  vienen  seguramente  su  falta  de 
aplicación  i  la  consiguiente  impunidad  en  la  destrucción  de  nues- 
tras riquezas  naturales,  que  antes  causaban  por  su  abundancia  la 
admiración  del  viajeio  i  hoi  se  acercan  rápidamente  a  su  fin,  el 
que  pronto  llegará  si  no  se  adoptan  las  medidas  protectoras  re- 
clamadas desde  tantos  años  por  la  Oficina  encargada  de  velar  so- 
bre estos  ramos. 

A  facilitar  esta  vijilancia  i  hacer  cumplir  las  disposiciones  vi- 
jentes  en  estas  materias  por  las  autoridades  celosas  del  cumpli- 
miento de  su  deber  tiende  esta  pequeña  recopilación,  que  sin  mas 
méritos  que  el  de  la  copia  fiel,  creemos  será  de  gran  utilidad.  Só- 
lo en  algunas  ocasiones  hemos  creído  conveniente  ilustrar  una 
lei  o  un  decreto  con  algunas  observaciones  sobre  su  fundamento  o 
su  aplicación. 

La  natural  falta  de  homojeneidad  de  estas  distintas  disposicio- 
nes hará  manifiesta  la  conveniencia  de  completarlas  i  refundirlas 
en  un  solo  cuerpo,  armonizándolas  con  las  necesidades  del  dia  { 
la  urjencia  de  salvar  lo  que  aun  nos  queda  de  nuestras  antiguas 
riquezas  naturales.  Son  muchas  las  naciones  que  nos  aventajan 
en  esto  sin  haber  tenido  motivos  de  urjencia  como  nosotros.  Te- 
nemos derecho  de  exijir  este  paso  adelante  de  parte  de  los  pode- 
res públicos.  A  este  respecto,  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques, 
Pesca  i  Caza,  con  la  presentación  que  ha  hecho  al  Supremo  Go 
bierno  de  un  proyecto  de  lei  que  tiene  los  requisitos  espresados^ 
ha  cumplido  su  deber. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  411 


KOSQUE8 


Corta  fiel  alerce,  diineiü^iones  reglamcntariaii 

(Decreto  del  Ministerio   de  Hacienda  de  2  de  Julio  de  1859) 

Vistas  las  observaciones  hechas  por  los  Intendentes  de  Chiloé  i 
Llanquihue,  i  considerando: 

1.0  Que  entretanto  se  dicta  un  reglamento  jeneral  para  el  corte 
de  los  bosques,  el  Gobierno  debe  tomar  providencias  para  que  no 
se  destruyan  los  de  su  pertenencia,  con  perjuicio  de  los  intereses 
fiscales; 

2.0  Que  esta  consideración  tiene  mas  importancia  en  las  pro- 
vincias de  Chiloé  i  Llanquihue,  por  cuanto  el  corte  de  los  alerces 
-que  se  hallan  principalmente  en  terrenos  fiscales  constituye  la 
mas  importante  industria  de  aquellas  provincias; 

3."  Que  mientras  exista  la  libertad  absoluta  que  ha  habido  hasta 
ahora  para  cortar  en  los  bosques  fiscales  las  maderas  conforme  al 
capricho  de  los  trabajadores,  los  particulares  no  pueden  estable- 
cer en  los  bosques  de  su  propiedad  las  dimensiones  de  las  made 
ras  que  se  corten  en  conformidad  a  su  utilidad  i  a  los  intereses 
del  comercio;  he  venido  en  decretar: 

Artículo  primero.  Nadie  podrá  cortar  en  los  bosques  fiscales 
de  la  provincia  de  Chiloé  i  territorio  de  Llanquihue  tablas  de 
alerce  que  tengan  menos  de  2.09  metros  o  2  Vl-  varas  de  largo, 
0.1625  metro  o  7  pulgadas  de  ancho  i  0.0171  metro  o  %  pulgada 
de  canto  o  espesor. 

Art.  2.0  Los  tablones  deberán  medir  por  lo  menos  2.o  metros  o 
2%  varas  de  largo,  0.185  metro  u  8  pulgadas  de  ancho  i  0.035 
inetro  o  IV2  pulgada  de  canto. 

Art.  3.0  El  que  cortare  tablas  o   tablones  con    dimensiones  me 
ñores  que  las  espresadas,  sin  permiso  especial  del  Gobernador  , 
del  departamento  coi'respondiente,  perderá  las  especies  que  se  en" 
centraren  en  este  caso. 

Art.  4.0  Las  maderas  perdidas  o  su  valor,  de  que  habla  el  artí- 
culo anterior,  pertenecerán  por  mitad  a  la  Municipalidad  i  al  de. 
nunciante,  con  obligación  de  no  poder  enajenar  la  madera  sino 
emplearla  en  construcciones  de  su  propio  uso. 


412  boletín  de  bosques,  PESCA  1  CAZA 

Art.  5.0  Los  Intendentes  de  Chiloé  i  Llanquihue  dictarán  las- 
providencias  necesarias  para  hacer  efectivas  las  disposiciones  de 
este  decreto  en  el  respectivo  territorio  de  su  jurisdicción. 

Tómese  razón,  etc. — 'Montt.— Matías  OvaJIe. 

Son  las  anteriores  mui  acertadas  disposiciones  para  evi:ar  ol  derroche  d^' 
un  árbol  tan  valioso  como  el  alerce.  Por  cierto  que  hoi  dia  nadie  las  conoce? 
i  ahora  como  antes  los  alerceros  chilotes  llaman  con  toda  propiedad  astille- 
ros las  canchas  donde,  sin  mas  herramientas  que  hachas  i  cuijas,  trozan  en 
pequeñas  tablillas  el  coloso  de  los  altos  bosques  australes,  perdiendo  ea 
astillas,  al  cortar  a  hacha  en  muchos  i  mui  pequeños  trozos  el  inmenso- 
tronco  derribado,  talvez  un  veinte  por  ciento  de  su  madera. 

Debe  tenerse  piesente,  a  propósito  del  decreto  copiado  mas  arriba,  que 
todos  los  alerzales  que  hai  todavía  en  el  pais  se  hallan  esclusivamente  en  te- 
írenos  fiscales. 

Denuncios  de  bosques.  Se  deroga  lo  dispuesto  en   lasi  ordenanzas 

de  minas. 

(Lei  de  lo  de  Juh'o  de  1871.) 

Por  cuanto  el  Congreso  Nacional  ha  prestado  su  aprobación  al' 
siguiente  proyecto  de  lei: 

Artículo  único.  Se  deroga  las  ordenanzas  de  minas  en  cuanto- 
autorizan  los  denuncios  de  bosques. 

I  por  cuanto,  etc. — .José  .Joaquín  Pérez. — José  A.  Gandari-^ 
lias. 

Corta  de  bosques. 

(Lei  de  13  de  Julio  de  1872). 

Por  cuanto  el  Congreso  Nacional  ha  prestado  su  acuerdo  al  si 
guíente  proyecto  de  leí: 

Artículo  1.0  Los  denuncios  de  bosques  heclios  con  anterioridad 
a  la  presente  lei  facultan  a  los  denunciantes  que  tengan  hornos- 
en  labor  para  continuar  ejercitando  sus  dereclios,  con  arreglo  a 
ordenanza,  por  el  término  de  tres  años,  contados  desde  la  pro- 
mulgación de  esta  leí,  pudíendo  solo  cortar  los  árboles  que  se  con- 
suman durante  ese  término. 

Quedan  exentos  de  toda  espropiacion  forzada  los  montes  ante- 
riores cortados  í  aquellos  en  que  no  se  hubiesen  planteado  aun 
los  establecimientos  para  que  se  solicitaron. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  415 

Art.  2.0  Se  prohibe  el  corte  de  los  árboles  i  arbustos  en  los  lu- 
-^ares  en  que  existen  o  aparecieren  vertientes. 

Esta  prohibición  i-ejirá  con  todos  los  árboles  i  arbustos  silves- 
tres situados  a  menos  de  cuatrocientos  metros  arriba  i  a  menos  de 
doscientos  metros  a  cada  lado  de  los  manantiales;  pero  no  rejirá 
■con  los  árboles  i  arbustos  cerca  de  los   manantiales  que  nacen  en 
terrenos  planos  regados. 

Art.  3.0  El  Presidente  de  la   República  dictará  un  reglamento 

que  determine  las  reglas  a  que  ha  de  someterse  la  esplotacion  de 

los  bosques  en  cada  departamento,  pudiendo  prohibir   el  corte  de 

los  árboles  en  los  cerros  hasta  una  altura  que   evite  la  destruc- 

•cion  del  terreno  vejetal. 

Art.  4.0  Esta  lei  comenzará  a  rejir  desde  el  dia  de  su  promul- 
gación. I  por  cuanto,  etc. — Federico  Ekkázuriz. — Ramón  Barros 
Luco. 

Corta  de  bosqnes$ 

(Reglamento  de  3  de  Mayo  de  1873) 

Visto  el  proyecto  presentado  por  la  comisión  nombrada  para  la 
ireglamentacion  de  la  corta  de  bosques  i  en  uso  de  las  facultades 
que  me  concede  el  articulo  3.o  de  la  lei  de  13  de  Julio  de  1872, 
He  acordado  i  decreto: 

Art.  1.0  Queda  prohibido  en  toda  la  República,  tanto  en  los  fun- 
dos pertenecientes  al  Estado  como  en  los  pertenecientes  a  particu- 
lares: 

1.0  Cortar  los  árboles  i  arbustos  silvestres  situados  a  menos  de 
cuatrocientos  metros  sobre  los  manantiales  que  nazcan  en  los  ce- 
■rros  i  los  situados  a  menos  de  doscientos  de  sus  orillas,  desde  el 
punto  en  que  la  vertiente  tenga  oríjen  hasta  aquel  en  que  llegue 
al  plan; 

2.0  Cortar  o  destruir  de  cualquier  modo  los  árboles  situados  a 
menos  de  doscientos  metros  de  radio  de  los  manantiales  que  naz- 
can en  terrenos  planos  no  regados; 

3. o  Cortar  o  destruir  los  árboles  que  existan  sobre  cerros  desde 
la  medianía  de  sus  faldas  hasta  la  cima. 

El  propietario  calculará  por  sí  mismo  la  línea  medianera,  i  no 
incurrirá  en  la  multa  que  lleva  consigo  la  infracción  de  la  prohi- 
¿bicion,  sino  en  el  caso  de   que   se  le   pruebe  haber   destruido  el 


414  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

monte  o  cortado  árboles  mas  arriba  déla  línea  que  marque  las  dos=^ 
terceras  partes  de  la  altura  de  las  faldas  del  cerro. 

En  las  cordilleras  de  los  Andes,  para  el  efecto  de  la  determina- 
ción de  la  altura,  se  considerará  como  cima  la  línea  horizontal  de 
las  mas  bajas  nieves  perpetuas. 

La  prohibición  establecida  en  este  inciso  no  rejirá  con  los  árbo- 
les situados  en  cerros  cuya  elevación  no  alcance  a  sesenta  metros- 
desde  su  base: 

4.0  La  roza  de  los  bosques  por  medio  del  fuego  desde   el  límite- 
norte  de  la  República  hasta  el  Bio  bio. 

En  las  comarcas  situadas  al  sur  de  este  rio,  podrá  hacerse  la- 
roza  a  fuego,  previo  el  permiso  del  Gobernador,  quien  lo  concederá 
cuando  se  trate  únicamente  de  habilitar  terrenos  para  la  agricul- 
tura, sin  peí  juicio  de  las  prohibiciones  establecidas  en  los  tres  inci- 
sos precedentes  i  exijiendo  las  garantías  convenientes  para  evitar 
mayor  destrucción  que  la  se  pretende  i  todo  perjuicio  a  tercero.. 

Art.  2.0  La  esplotacion  de  los  bosques  pertenecientes  al  Estado,, 
que  fuesen  esplotados  de  conformidad  con  las  prescripciones  del 
articulo  anterior,  se  hará  por  medio  de  arrendamientos,  los  que 
se  efectuarán  en  conformidad  a  las  leyes.  El  Intendente  de  la 
provincia  en  cuyo  territorio  se  encuentra  el  bosque  fijará  las  con- 
diciones de  cada  contrato  i  lo  firmará  en  representación  del  Es- 
tado, debiendo  ademas  someterlo  a  la  aprobación  del  Gobierno. 

Art.  3.0  Habrá  un  Inspector  .leneral  de  Bosques,  un  inspector 
en  cada  departamento  i  un  guarda  en  cada  subdelegacion. 

Corresponde  al  inspector: 

Lo  Impartir  a  los  inspectores  las  instrucciones  que  considere 
convenientes  para  formar  la  estadística  de  los  bosques  de  la  Re- 
pública i  para  hacer  nuevas  plantaciones,  remitiéndoles  al  efecto 
plantas  i  semillas; 

2.0  Dar  cuenta  al  Gobierno  de  las  necesidades  i  abusos  que 
note  en  el  ramo  de  bosques,  i  proponerle  los  medios  oportunos 
para  remediarlos; 

3.0  Administrar  los  fondos  que  se  destinen  al  fomento  de  plan- 
taciones. 

Los  inspectores  cuidai'án  en  sus  respectivos  departamentos  de 
cumplir  las  instiucciones  que  les  imparta  el  Inspector  Jeneral  i 
de  suministrar  a  éste  cuantos  datos  les  pida  o  juzguen  ellos  con- 
ducentes a  la  conservación  i  fomento  de  los  bosques. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  415 

Los  guardas  obrarán  eu  conformidad  a  las  órdenes  e  instruc- 
ciones que  reciban  de  los  inspectores. 

Art.  4.0  Toda  persona  tiene  el  derecho  de  denunciar  la  infrac- 
ción de  las  disposiciones  contenidas  en  el  artículo  l.o  de  este  re- 
glamento, ante  el  inspector  respectivo.  Este,  oyendo  al  dueño  del 
fundo,  podrá  suspender  provisoriamente  la  corta,  remitiendo  los 
antecedentes  al  juez  letrado  del  lugar  i  dando  aviso  al  procura- 
dor municipal  para  que  se  haga  parte  en  el  juicio. 

Art.  5.*^  La  multa  en  que  incurrii'á  el  infractor  de  las  prohibi- 
ciones contenidas  en  el  articulo  l.o  será  de  cincuenta  a  quinientos 
pesos,  determinándola  el  juez  según  la  gravedad  de  la  infracción. 

De  la  cantidad  a  que  la  multa  ascienda  se  harán  cuatro  partes, 
dos  de  las  cuales  percibirá  la  Municipalidad,  una  será  para  el 
procurador  municipal  i  la  otra  para  el  denunciante. 

Las  Municipalidades  que  durante  el  curso  del  año  hubieren  re- 
cibido alguna  cantidad  proveniente  de  multas  impuestas  a  los  in- 
fractores de  este  reglamento,  enviarán  en  el  mes  de  diciembre  la 
mitad  de  lo  que  por  esa  causa  hubieren  percibido  al  Inspector 
Jeneral  de  Bosques,  quien  la  aplicará  al  objeto  indicado  en  los 
números  1  i  3  del  primer  inciso  del  artículo  o.» 

Art.  6.0  Los  jueces  letrados,  cada  vez  que  tengan  noticias  de 
algún  incendio  ocurrido  en  los  montes  del  territorio  de  su  juridis- 
cion,  levantarán  de  oficio  un  sumario  indagatorio  a  fin  de  averi- 
guar si  el  hecho  ha  sucedido  fortuita  o  intencionalmente  i  proce- 
der en  consecuencia. 

Art.  7.0  Por  ahora  i  mientras  el  Gobierno  no  disponga  otra  co- 
sa, el  Presidente  de  la  Sociedad  Nacional  de  Agricultura  desem- 
peñará las  funciones  de  Inspector  Jeneral  de  los  bosques,  los  go- 
bernadores departamentales  las  correspondientes  a  los  inspecto- 
res, i  los  subdelegados  las  de  guardas  de  sus  respectivas  subdele- 
gaciones. 

Tómese  razón  i  publíquese. — Erkázuuiz. — Ramón  Barros  Ltíco. 

Reser%a  de  bosques  fiscales 

(Decreto  de  IG  de  enero  de  1879). 

Siendo  conveniente  prevenir  oportunamente   ios   males  que  se 
orijinan  con  la  destrucción  completa  de  los  bosques,  decreto: 
En  las  ventas  de  terrenos  fiscales   que  en  lo   sucesivo   se   efee- 


416  boletín  de  bosques,  PESCA   I   CAZA 

túen  en  el  departamento  de  Angol,  Valdivia  i  Llanquihue,  se  re- 
servará una  faja  de  montaña  que  no  baje  de  diez  kilómetros  de 
espesor,  partiendo  de  la  parte  oriental  del  primer  cordón  de  ce- 
rro de  la  cordillera  de  los  Andes  hacia  el  poniente  o  valle  cen. 
tral  i  en  toda  su  estension  de  norte  a  sur. 

Esta  faja  de  montaña  se  demarcará  por  un  camino  de  veinte 
metros  de  ancho,  que  se  irá  abriendo  a  proporción  que  el  Gobier- 
no disponga  de  aquellos  campos  para  su  venta  u  otro  uso  cual- 
quiera. 

En  la  cordillera  de  la  costa  u  otros  cerros  cubiertos  de  bosques 
que  se  encuentran  en  los  tei'ritorios  designados,  se  reservará 
igualmente  un  kilómetro  de  bosque  en  todos  sus  costados  i  a  par- 
tir de  la  mayor  altura. 

Solo  el  Estado  podrá  hacer  uso  de  los  bosques  que  se  reserva 
i  bajo  ningún  titulo  permitirán  las  autoridades  que  los  particulares 
hagan  uso  de  las  maderas  ni  ejerzan  ningún  acto  de  dominio  o  po- 
sesión sobre  esos  campos,  tomando  en  consecuencia  las  medidas 
necesarias  para  que  se  cumpla  esta  disposición. 

Comuniqúese,  etc. — Fi'í^to.  — Alejandro  Fierro. 

Servicio   de  bosques 

(í-ei  He  (  rganizacion  i  atribuciones  de  las  Municipalidades  de 
24  de  Diciembre  de  18ítl ) 

Título  4,  ait.  26.  Como  encaigadas  de  promover.  .  .  la  agricul- 
tura, industria  i  comercio,.  .  .  corresponde  especialmente  a  las 
municipalidades: 

4."  Reglamentar  la  corta  de  bosques  i  aibolados,  i  la  quema  de 
bosques,  rastrojos  u  otros  productos  de  la  tierra. 

La  primera  lei  de  organización  i  atribuciones  de  las  Municipalidades,  de 
1854,  decía  en  el  título  Íj,  artículo  26:  «Como  encargadas  del  adelantamien- 
to de  la  localidad  les  corresponde:...  4."  Promoverlas  mejoras  en  la  agri- 
cultura,..- las  empresas  de  canales  de  riego,  la  plantación  de  bosques,  di- 
fundiendo conocimientos  prácticos  sobre  estos  ramos».  La  segunda,  de  12  de 
Setiembre  de  1887,  no  contiene  disposición  alguna  referente  a  bosques,  cu- 
ya atención  había  pasado  al  Ministerio  de  Industrias  por  lei  de  21  de  Junio 
del  mismo  año.  Mas  adelante  veremos  como  en  los  servicios  de  pesca  i  caza 
se  ha  seguido  distinto  camino. 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA  417 


Enipleo  (le  madera»;  nacionales  en  los  ferrocarrile!» 

(Decreto  de  19  de   Abril  de  1899) 

Considerando: 

1.0  Que  en  las  especificaciones  técnicas  que  han  rejido  hasta  la 
fecha  para  la  ejecución  de  las  obras  de  construcción  de  ferroca- 
riiles  se  consulta  jeneralmente  la  obligación  de  que  se  use  made- 
ra de  pino  oregon;  i 

2.^  Que  en  el  pais  existen  maderas  de  primera  clase  que  pue- 
den usarse  con  ventaja  a  las  estranjeras  en  dichos  trabajos, 
decreto: 

En  lo  sucesivo  la  madera  que  se  use  en  la  construcción  de  fe- 
rrocarriles deberá  ser  del  pais. 

En  los  casos  en  que  por  circunstancias  locales  sea  necesario 
usar  pino  oregon  o  madera  estranjera  de  cualquiera  clase  que  sea, 
se  recabará  ante  todo  la  aprobación  del  Gobierno  i  en  seguida  se 
dará  a  conocer  esta  condición  en  las  especificaciones  que  se  for- 
men para  la  ejecución  de  las  obras. 
Tómese  razón,  etc. — Ekkázuriz. — Ai'fíiro  AJessandri. 

füi^propiacion  de  terrenos  particulares  sitiiadoii  en 

bosques  fiscales 

(Lei  de  19  de  Octubre  de  1908) 

Artículo  único. — Se  declaran  de  utilidad  pública  los  terrenos  que 
resulten  de  propiedad  particular  dentro  de  la  estension  de  bos 
ques  fiscales  comprendida  en  el  decreto  del  Presidente  de  la  Re- 
pública, espedido  por  el  Ministro  de  Colonización,  bajo  el  número 
1858,  el  30  de  Noviembre  de  1907,  hasta  enterar  la  cantidad  de 
80  000  hectáreas  autorizada  por  la  lei  número  1768,  de  31  de  oc- 
tubre de  1905,  para  la  esplotacion  de  la  industria  siderúrjica. 
Las  espropiaciones  se  harán  en  conformidad  a  la  lei  de  18  de 
junio  de  1857. 

Apesar  de  tratarse  de  una  lei  de  a})licacion  particular  creemos  conve- 
niente consignarla  aquí  como  antecedente  para  casos  análogos,  sea  en  conce - 
ciones  industriales,  sea  en  la  formación  de  reservas  forestales. 


418  boletín  de  bosques,  PESCA  1  CAZA 

Liberación  de  derechos  de  duelas  de  roble  i  encina 

(Lei  de  28  de  junio  de  1911.) 

Artículo  Único.  Se  declaran  libres  de  derecho  de  internación ^ 
por  el  término  de  diez  años,  las  duelas  de  roble  i  encina  elabora- 
das para  vasijas. 


PLANTÍOS 

Plantación  particular  de  árboles  en  los  caminos 

(Lei  sobre  caminos,  canales,   puentes  i  calzadas  de  17  de  diciembre  de  1842. ) 

Art.  26.  Los  vecinos  que  quieran  plantar  árboles  lo  harán  a  la 
orilla  esterior  de  las  zanjas  i  serán  dueños  de  ellos;  pero  para 
cortarlos  darán  aviso  al  Gobierno  o  subdelegado  respectivo,  quie- 
nes solo  concederán  el  permiso  con  arreglo  alas  instrucciones  que 
hubieren  recibido  de  la  junta  provincial. 

Plantaííiones  de  árboles  cerca  de  las  vías  férreas 

(Lei  de  ferrocarriles  de  í3  de  agosto  de  1862) 

Art.  6.  Tampoco  se  podrá: 

2.0  Hacer  plantaciones  de  árboles  a  menos  de  12  metros  (de 
la  vía). 

3.0  Ejercer  el  derecho  de  cortar  los  árboles  plantados  a  esa 
distancia,  sin  permiso  de  la  autoridad  gubernativa  del  departa- 
mento, concedido  con  previa  audiencia  de  la  Empresa.  Lo  mismo 
se  observará  para  la  corta  de  los  árboles  situados  a  menor  dis- 
tancia que  existieren  al  tiempo  de  construirse  el  ferrocarril. 

Art.  7.  Las  demás  plantaciones  i  cualquiera  otra  operación  de 
cultivo  no  podrán  ejecutarse  de  manera  que  perjudiquen  a  los 
cerramientos,  muros  de  sostenimiento  o  cualquiera  otra  obra  de 
los  ferrocarriles,  ni  de  modo  que  entorpezcan  los  desagües  del  ca- 
mino, cieguen  las  zanjas  o  remuevan  la  tierra  de  los  terraplenes. 

Art.  11.  Los  que  contraviniendo  a  lo  prescrito  en  los  artículos 
. .  .6.0  i  7*^  ejecutaren  los  trabajos.. .  .  plantaciones  i  demás  actos 
que  en  dichos  artículos  se  enumeran,   sufrirán  una  multa  de  5  a 


boletín  de  bosques,  Pesca  i  caza  4i9 

1  00  pesos,  i  serán  ademas  obligados  a  destruir  lo  hecho  i  a  res- 
tablecer el  suelo  al  mismo  estado  que  tenia. 

Si  en  el  término  perentorio  que  señalare  el  gobernador  depar- 
tamental ante  quien  deba  establecerse  la  queja,  no  se  hubiese 
destruido  la  obra  construida  o  restablecido  el  terreno  a  su  estado 
anterior,  podrá  la  Empresa,  autorizada  por  el  mismo  gobernador^ 
proceder  a  ejecutar  les  trabajos  de  cuenta  del  propietario  del  te 
rreno.  La  cuenta  del  costo  visada  por  la  autoridad  tendrá  él  ca- 
rácter de  documento  ejecutivo  para  exijir  el  pago. 

Queda  ademas  el  que  hubiere  contravenido  a  los  artículos  cita- 
dos, responsable  por  todos  los  daños  que  de  la  contravención  pu- 
dieran seguirse  a  la  Empresa. 

Art.  12.  La  distancia  de  que  se  habla  en  los  artículos.  .  .  i  6 
se  medirá  horizontalmente  desde  el  medio  del  foso  o  zanja  del 
camino  i  a  falta  de  esta  desde  una  línea  que  corra  paralela  i  a 
metro  i  medio  de  distancia  del  riel  esterior. 

Art.  13.  Las  distancias  fijadas  en  conformidad  del  artículo  que 
precede  podrán  disminuirse  a  solicitud  de  los  propietarios  siem- 
pre que,  atendida  la  naturaleza  del  suelo  por  que  corre  el  ferro- 
carril, las  construcciones.  .  .i  demás  trabajos  prohibidos  no  per- 
judiquen a  la  seguridad  del  camino  ni  al  libre  tr¿xnsito.  El  gober- 
nador departamental,  ante  quien  debe  hacerse  esa  solicitud,  no 
podrá  acceder  a  ella  sin  audiencia  de  la  Empresa. 

Estas  disposiciones  ro  aparecen  en  la  leí   jeneral  de  los  ferrocan-iles  de 
Estado  de  7  de  enero  de  1884,  pero  no  se  espresa   en  ésta  (yae    ha3'an    sida 
derogadas  i  deben  por  consiguiente  tenerse  como  vijentes. 

Diüpoi^ieioiies  cíe  ios  Código*^  sobre  1>os4ines  i  plautíois 

CÓDIGO   CIVIL 

Art.  669.  El  dueño  del  terreno  en  que  otra  persona  sin  su  con- 
sentimiento, hubiere  edificado,  plantado  o  sembrado,  tendrá  el 
derecho  de  hacer  suyo  el  edificio,  plantación  o  sementera,  median- 
te las  indemnizaciones  prescritas  a  favor  de  los  poseedores  de 
buena  o  mala  fé  en  el  título  de  la  reinvindícacion  o  de  obligar  al 
que  edificó  o  plantó  a  pagarle  el  justo  precio  del  terreno  con  los 
intereses  legales  por  todo  el  tiempo  que  estuvo  en  su  poder,  i  al 
que  sembró  a  pagarle  la  renta  i  a  indemnizarle  los  pei-juieios. 


420  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

Si  se  ha  edificado,  plantado  o  sembrado  a  ciencia  i  paciencia  del 
dueño  del  tei'reno,  será  este  obligado,  para  recobrarlo,  a  pagar  el 
valor  del  edificio,  plantación  o  sementera. 

Art.  783.  El  goce  del  usufructuario  de  una  heredad  se  estiende 
a  los  bosques  i  arbolados,  pero  con  el  cargo  de  conservarlos  en  un 
ser,  reponiendo  los  árboles  que  derribe,  i  respondiendo  de  su  mo- 
noscabo,  en  cuanto  no  dependa  de  accidentes  naturales  o  acci- 
dentes fortuitos. 

Alt.  906.  El  poseedor  de  mala  fé,  es  responsable  de  los  dete- 
rioros que  por  su  hecho  o  culpa  ha  sufrido  la  cosa.  El  poseedor  de 
buena  fé,  mientras  permanece  en  ella  no  es  responsable  de  estos 
deterioros,  sino  en  cuanto  se  hubiere  aprovechado  de  ellos;  por 
ejemplo,  destruyendo  un  bosque  i  arbolado  i  vendiendo  la  madera 
o  leña,  o  empleándola  en  beneficio  suyo. 

Art.  1980.  El  colono  es  particularmente  obligado  a  la  conserva- 
ción de  lo3  árboles  i  bosques,  limitando  el  goce  de  ellos  a  los 
términos  estipulados. 

No  habiendo  estipulación,  se  limitará  el  colono  a  usar  del  bos- 
que en  los  objetos  que  conciernan  al  cultivo  i  beneficio  del  mismo 
fundo;  peio  no  podrá  cortarlo  para  la  venta  de  madera,  leña  o 
carbón. 

Art.  1981.  La  facultad  que  tenga  el  colono  para  sembrar  o 
plantar  no  incluye  la  de  derribar  los  árboles  para  aprovecharse 
del  lugar  ocupado  por  ellos,  salvo  que  asi  se  haya  espresado  en  el 
contrato. 

Para  no  alargar  esta  pequeña  i-ecopilacion,  hemos  omitido  algunos  párra- 
fos del  Código  Civil  mas  remotamente  relacionados  con  los  bosques,  i  otros, 
como  el  artículo  (J4t>,  por  ser  de  razón  tan  evidente  que  estraña  haya  sido 
codificada 

CÓDIGO   PENAL 

Art.  476.  Se  castigará  con  presidio  mayor  en  cualquiera  de  sus 
grados: 

.3.0  Al  que  incendiare  miesss,  pastos,  montes,  cierros  o  plantíos. 

Art.  482.  El  culpable  de  incendio  o  estragos  no  se  eximirá  de  las 
penas  de  los  artículos  anteriores,  aunque  para  cometer  el  delito 
hubiere  incendiado  o  destruido  bienes  de  su  pertenencia. 

Pero  no  incurrirá  en  tales  penas  el  que  rozare  a  fuego,  inceu. 
diare  rastrojos  u  otros  objetos,  en  tiempo  i  con  circunstancias  que 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  421 

manifiestamente  eseluyan  todo  propósito  de  propagación  i  obser- 
vando los  reglamentos  que  se  dicten  sobre  esta  materia. 

Art.  495.  Serán  castigados  con  prisión  en  sus  grados  mínimo  a 
medio  conmutable  en  multa  de  uno  a  sesenta  pesos: 

11.  El  que  infrinjiere  las  reglas  establecidas  para  la  quema  de 
de  bosques,  rastrojos  u  otros  productos  de  la  tierra. 

12.  El  que  infrinjiere  los  reglamentos  sobre  corta  de  bosques  o 
arbolados. 

Presidio  mayor:  5  a  20  años,  con  trabajo  obligatorio,  siendo  de  5  anos 
mas  cada  grado;  prisión:  uno  a  sesenta  dias,  siendo  de  20  dias  mas  cada  gra- 
do. Penas  duras,  tanto  la  del  crimen  como  la  de  la  falta  en  las  disposiciones 
anteriores,  i  asimismo  la  qxie  contempla  en  su  reglamento  la  lei  de  corta  de 
bosques  de  13  de  julio  de  1872,  Por  suerte,  i  de  mas  está  decirlo,  tienen 
rarísima  aplicación  en  nuestro  pais. 

CÓDIGO  DE   MINERÍA 

Art.  6,  párrafo  2.  Los  fundos  superficiales  no  cultivados  o  ce- 
rrados quedan  ademas  sujetos  al  uso  de  las  leñas  que  se  emplea- 
ren para  los  trabajadores  de  la  mina,  pero  el  derecho  de  cortarlas 
cesa  si  el  propietario  del  fundo  las  entregas  cortadas. 

Una  de  las  muchas  servidumbres  que  las  leyes  imponen  al  daeño  del  suelo 
en  beneficio  del  de  la  mina,  con  el  bueno  aunque  exajerado  propósito  de 
fomento  de  la  minería.  Véase,  relacionado  con  este  asunto,  la  lei  de  15  de 
Julio  de  1871,  reproducida  en  pajina  anterior. 

(Continuará). 

C.  Sage. 


MISCEr.AXEA 

fSaluclo  de  bienvenitla.— Ha  llegado  a  Santiago  una  Comi- 
sión del  servicio  forestal  de  la  república  vecina  para  estudiar  Ja 
organización  del  mismo  servicio  en  nuestro  pais,  el  estado  actual 
de  los  bosques  i  de  las  reservas  forestales  en  Chile  i  lo  que  se  ha 
hecho  i  se  está  haciendo   para  reponer  lo  que  hemos  perdido  por 


422  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

falta  de  tino  i  de  previsión   en  la  esplotacion  de   nuestra  anterior 
riqueza  foiestal. 

Forman  dicha  Comisión  los  señores  Eduardo  A-  Holmberg,  jefe 
de  la  Oficina  de  bosques  i  yerbales,  Max  Rothkugel,  jefe'  de  la 
sección  de  los  bosques  del  sur,  Alfredo  E.  Carbone,  auxiliar  técni- 
co, i  Félix  Fernandez,  administrador  de  bosques. 

Después  de  una  corta  estadía  en  la  capital,  que  la  Comisión  de- 
dicó a  estudiar  la  organización  i  servicios  de  la  Inspección  Jene- 
ral,  emprendió  viaje  a  las  provincias  australes  a  fin  de  imponerse 
de  la  importancia  de  los  bosques  existentes  allí,  de  la  forma  de  su 
esplotacion^  i  de  la  estension  i  administración  de  las  reservas  fo- 
restales. 

Durante  su  permanencia  en  la  Oficina  central  llamaron  la  aten- 
ción de  los  señores  delegados  arjentinos  los  datos  que  recojieron 
sobre  el  plan  seguido  aquí  en  la  plantación  de  cerros  secos,  dunas 
i  arenales  con  árboles  productores  de  maderas,  que  en  lo  futuro 
serán  una  fuente  de  entradas  para  el  erario.  Lamentaron  que  el 
itinerario  que  seles  ha  fijado  no  les  permitiera  ir  a  hacer  estudios 
completos  en  el  terreno,  por  quedar  esas  plantaciones  muí  lejos 
de  su  camino. 

Por  cierto  que  aquí  se  les  dio  todas  las  facilidades  para  que  hi- 
cieran su  viaje  de  estudio  en  las  mejores  condiciones  posibles,  con- 
eiderando  altamente  honrosa  para  Chile  la  decisión  del  gobiei'no 
de  la  República  hermana  de  mandar  un  grupo  de  sabios  especia- 
listas a  estudiar  aquí  ramos  en  los  cuales  están  allá  bastante  ade- 
lantos. 

El  aumento  de  valor  por  el  crecimiento  de  los  bos- 
ques en  Alemania  no  deja  de  ser  importante,  a  pesar  del  lento 
crecimiento  de  los  árboles,  en  un  país  tan  frió.  Una  prueba  indis- 
cutible de  esto  nos  da  un  proceso  de  partición  de  herederos,  pues 
un  bosque  de  pinos  adquirido  en  1892  por  el  padre  de  la  familia 
en  1500  marcos  produjo  en  la  realización  de  la  herencia  en  1911 
la  suma  de  10  121  marcos,  a  pesar  de  que  en  el  trascurso  de  los 
20  años  el  padre  no  había  plantado  un  árbol  i  al  contrario  habia 
ejecutado  varias  cortas  de  raleamíento  que  le  produjeron  una  uti- 
lidad cuyo  monto  no  se  puede  establecer. 

Es  esta  una  enseñanza  bien  práctica  para  los  dueños  de  terre- 
nos en  Chile  que  quieran  dejar  una  fortuna  para  sus  hijos,  pues 
si   les   dejan   bosques   plantados  conseguirán   que  mientras    se 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  423 

eduquen  los  hijos  les  crezca  una  lierencia  en  los  bosques  que  mas 
tarde  les  pueden  servir  de  capital  inicial  para su¡3 f utuios  trabajos, 
en  caso  que  las  plantaciones  hayan  sido  de  pequeña  estension,  i  el 
sosten  cómodo  de  ellos  sin  trabajo  alguno,  en  caso  que  el  padre 
haya  alcanzado  a  plantar  una  superficie  de  mayor  estension.  Es 
esta  también  una  lección  mui  práctica  para  los  padres  de  familia, 
sobre  todo  tomando  en  consideración  el  crecimiento  de  2  a  4  ve- 
ces mas  lijero  que  tienen  los  árboles  en  Chile  en  comparación  con 
Europa. 

El  agotamiento  de  los  bosques  en  Finlandia,  que  era 

una  de  las  riquiezas  forestales  mas  grandes  en  Europa,  ya  está  a 
la  vista,  porque  las  plantaciones  de  bosques  no  guardan  relación 
con  la  esplotacion,  que  sobrepasa  al  crecimiento  en  6  000  000  de 
metros  cúbicos  macizos  al  año.  Se  esportan  de  Finlandia  anual- 
mente maderas  por  valor  de  200  millones  de  marcos  i  la  conser- 
vación de  los  bosques  ha  llegado  a  ser  allá  una  cuestión  vital. 
Fuera  de  las  medidas  administrativas  i  de  fomento  del  gobierno 
se  busca  particulai'mente  la  solución  en  el  fomento  de  las  estufas 
i  cocina  de  coque  i  el  reemplazo  de  las  cercas  de  madero  por  cer- 
cas vivas,  de  alambre  etc.  La  importancia  de  las  últimas  se  com- 
prende al  saber  que  con  el  largo  de  ellas  se  puede  dar  vuelta  al 
mundo  entero  18  veces. 

Reglamentación  de  la  venta  del  pescado  en  San- 
tiago.—  Atendiendo  las  indicaciones  de  la  Inspección  Jeneral 
de  Bosques  Pesca  i  Caza,  el  Alcalde  de  la  capital  Sr.  Ismael  Val- 
des  Vergara,  con  el  celo  i  empeño  que  pone  en  todos  los  servicios 
públicos,  principalmente  en  los  de  la  alimentación,  decretó  el 
cumplimiento  rigoroso  de  la  lei  de  pesca  de  1907  en  cuanto  se 
refiere  a  la  época  i  al  tamaño  en  que  pueden  ser  vendidos  los 
peces  i  mariscos,  para  evitar  enfermedades  en  los  consumidores 
i  la  disminución  de  las  especies.  Yendo  mas  allá  de  la  lei,  con 
mui  buen  espíritu  jeneralizó  las  penas  que  ésta  contemplaba  solo 
para  algunas  infracciones,  i  previa  aprobación  del  Municipio 
decidió  poner  en  vijencia  estas  útiles  medidas  desde  el  primer 
dia  del  año  actugl,  librando  a  los  consumidores  de  las  indijestio- 
nes  causadas  por  ostras  lechosas,  i  de  la  urticaria  provocada  por 
los  choros  comidos  en  época  de  reproducción  i  de  calor,  como 
también  protejiendo   la  conservación  de  las  especies   impidiendo 


424  BOLETm  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

la  venta  de  pecesillos  diminutos  pescados  antes  de  haberse  repi'o 
ducido  o  a  tiros  de  dinamita.  Pero  los  pescaderos  de  los  mercados^ 
creyéndose  dañados  por  estas  disposiciones,  encontraron  apoyo  en 
un  municipal  que  declaró  i  obtuvo  que,  por  una  simple  cuestión 
de  formas,  el  proyecto  del  Alcalde  debia  ser  sometido  al  estudio 
del  Congreso,  i  se  puede  presumir  que  este  estudio  nerá  de  alguna 
duración,  con  grave  peijuicio  de  los  productos  del  mar  i  de  los 
rios  i  daño  del  público  consumidor. 

Vn  pueblo  comedor  de  pescado. -Dijimos  una  vez  que 
Chile,  el  pais  mas  marítimo  por  su  conñg'uracion,  es  el  pais  que 
come  menos  pescado.  Otro  pais  muí  marítimo,  tanto  o  mas  como 
el  nuestro,  es  por  el  contrario  el  mayor  consumidor  de  pescado  del 
mundo.  En  el  Japón,  pais  de  nuestra  referencia,  se  comía  casi  es- 
clusivaraente,  hasta  hace  no  muchos  años,  primero  arroz  i  después 
pescado,  marisco  i  cuanto  comestible  produce  el  mar.  El  pescado 
era  allí  el  plato  del  día  i  de  todos  los  días;  pero  servido  simple 
mente  después  de  hervido  en  agua,  nunca  guisado,  necesitaba 
condimentos,  entre  otros'la  salsa  llamada  chojú,  con  base  de  un 
destilado  de  porotos  fermentados.  Escepcionalmente  figuraba  en 
algunas  mesas  prívílejíadas  la  caza  (patos  silvestres,  faisanes)  i 
algunas  legumbres 

Hoi  dia,  sin  haber  disminuido  su  predilección  por  esos  con- 
tados alimentos  nacionales,  el  japonés  come  carne  mas  que  antes 
i  comienza  a  usar  el  pan,  siguiendo  el  ejemplo  de  los  europeos. 
Pero  la  base  de  sus  comidas  es  siempre  el  arroz  i  el  pescado.  El 
primero  llega  a  dar  su  nombre  a  las  comidas:  el  desayuno  se 
llama  arroz  de  la  mañana,  el  almuerzo  arroz  de  medio  día,  etc., 
i  en  una,  sino  dos  de  estas  comidas,  el  eterno  arroz  va  acompa 
nado  del  inevitable  pescado  o  de  marisco  i  seguido  de  algún  plato 
de  algas  o  de  caracoles  marinos.  Este  réjimen  no  debemos  mirarlo 
en  menos,  pues  en  el  Japón  el  estado  sanitai'io  de  la  población  es 
tan  satisfactorio  como  el  de  las  naciones  mas  civilizadas,  i  por 
cierto  muí  superior  al  de  las  repúblicas  bañadas  por  el  océano 
Pacifico  del  sur. 


SUMARIO  DE  NOVIEMBRE 

Veda  de  la  pesca. — Necesidad  de  estremar  su  vijilancia. — Editorial.  257 

La  pesquería    territorial   (continuación). —  Fbderico    AiíBEKt,., 259 

La  hijiene   de   la  caza. — O.    Silva    Cn..... 288 

El  Congreso    forestal  maderero    de    Paris.— L.  Elzo  Baqubdano...  291 

Boeques  andinos  por  Humberto  Giovanelli 304 

Asociación  ,  forestal    mrditerráneá. — R.    Elzo    Baqubdano 313 

MÍÉ¡ceIánea. — La  protección  i  fomento  de  bosques  en  Korea  implan- 
tado por  los  japoneses.—  Otro]^l)Osque  petrificado. 

SUMARIO  DE  DICIEMBRE 
Bosques,  pesca  i  caza  en  el  Congreso  Agrícola  de  Concepción,  Editorial 

por  la  Redacción 321 

Conveniencia  de  formar  una  «Union  central  de  intereses  madereros».— 

F.  Albbrt 323 

El  problema  pesquero  en  Cbile  (conclusión). — F.  Albbrt 330 

Descripción  de  los  peces  mas  convenientes  para  el  ciiltivo  artificial  en 

el  pais.— P.  GoLUSDA 348 

Los  bosques  i  los  manantiales.. 367 

Higcelánea. — El  oríjen  de  las  perlas  finas. — Primas  i  premios  para  las 
plantaciones  de  bosques  en  ViTestfalia. — La  plantación  de  pinos 
en  terrenos  agrícolas  en  Alemania. — La  plantación  de  bosques 
en  arenales.— Los  derechos  de  importación  de  las"  maderas  en 
Alemania 372 


BOLETÍN 

DE 


Bosquos,  ?$soa  i  Caza 


TOMO   II  -NUM.   8 
=  FEBRERO  1914  = 


DiRHCTORKs:  Federico  Alhert,  Ernesto  Maldonado  i  Carlos  Sage 

SUMARIO 

Páis. 

Don  Carlos  Maira.  Editorial.  — La  redacción '125 

El  pino  blanco  americano  (Pinus  strobusj.— F.  Albert 428 

El  ciprés  calvo  (Taxodium  distichum).  — F.  Alrhrt 433 

Estudios  pi'áctitios  de  pesquería  en  la  costa  norte  del  país. — S.  Nakas- 

HIMA 437 

Influencia  climatérica  de  las  repoblaciones  forestales  en   el  valle  del 

Huasco  i  sus  alrededores 451 

Los  bosques  i  las  aguas. — S.  Noviok 453 


SANTIAGO  ÜE  CHILE 

IMPRENTA  CERVANTES 

pauíciAs,  1805 

1914: 


ANUNCIOS 

El  Boletiu  aparece  uuá  vez  al  mes  i  ^e  impriine  en  5,00C  ejemplares. 
Colaboraciones  i  avisos  deben  diiijirse  a  Claras  198. 

Este  Boletiu  se  reparte  gratuitamente  a  las  personas  que  manden  su 
dirección  exacta  a  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i  Caza. 

SANTIACÍO.  —  Claras  198. 

SmiARIO  DE  JULIO 

Un  año  de  labor. — editorial 1 

Los   Bosques,  su  conservación,  esplotacion   i   fomento. —i'edertco  Al- 

bert .4 

El  Problema  pesquero  en  Chile.-  lederlco  Albert 47 

De  las  Claras  en  la  dasonomía  moderna. — Le  La  Revista  de  Montes, 

Madrid 57 

MisCKLÁNBA.  — Disposiciones  del  Código  Civil  que  se  refieren  al  ejerci- 
cio de  la  pesca  en  Chile.  -  El  aceite  de  hígado  de  bacalao. — -La 
industria  de  las  consei*vas  de  pescados  i  mariscos. 

SUMARIO  DE  AGOSTO 

La  Clausura  de  la  Caza. — Editorial.... l'¿\i 

La  Pesquería  en  Aguas  Fluviales.— I  pjDfORjco  Albert 132 

Los  Aluviones— Su  relación  con  los  bosques.-  Daniel  Zblada 153 

Los  Permisos  de  Caza  de  Lobos. — Luis  Castillo 156 

La  Madera— (Continuación). — Epkksto  Maldonadí) 160 

Alboricultura  Forestal  en  el  Valle  del  Huasco.^CAHLOS  Nazakit. 188 

Miscelánea. — Árbol  trasformado  en  diario.  *  ' 

SUMARIO  DE  SETIEMBRE 

El  Congreso  Internacional  de  Pesca.     Editorial 65 

El  Problen  a  Pesquero  en  Chile. — Fpjdekico  Albkkt 6í) 

Algo  sobre  los  Bosques  de  los  Territorios  de  Neuquen  i  Rio  Negro 

(Colaboración).  -  Humbert(»  Giovanelli 104 

De  las  Clarfis  en  la  Dí-sonoinía  Moderna.— De  «La  Revista  de  Mon- 
tes» Madrid 112 

Las  Plantaciones  en  el  Balneario  de  Pichilemu  (Colaboración). -Eva- 
risto S.   Merino  C 116 

Rol  que.  desenpefian  los  macizos  forestales  i  su  importancia-  (Cola- 
boración).- O&CAR  Bravo  L 121 

Miscelánea.—  La  escasez  de  niíideras  para  celulosa. — Nuevo  vagón 
fi'igorífico.— Una  organizaci<)n  moderna  del  servicio  forestal  en 
Grecia.—  Servicios  de  teléfono  en  los  incendios  de  Bosques. 

SUMARIO   DE  OCTUBRE 

Lejislacion  i  reglamentación  vi]ei  te  en  el  ramo  de  Caza. —  Editorial-..  193 

El  Problema  pesquero  en  Chile.— F.  Albert. 198 

Migraciones  observadas  en  la  Fauna  i  Flora  de  Chile.— L.  Castillo, 

J.  Dey  J 224 

Miscelánea.— Un  hernioso  ejemplo. —  El  Consejo  Superior  de  Bosques 

de  Alemania. —  El  distrito  forestal  de  Aquisgran  en  Alemania. — 

Los  peligros  de  la  destrucción  de  los  bosqxies. — La  proliíidad  d© 

los  neces. 

1 


raH  lE  EOSQDES,  M  1  m 


Tomo  2 


Santiago,  Febrero  de  1914 


Núm   8 


D.    CaULOS    ^ÍAIRA 
Diputado,  mioml)!o  del  <Consejo  Superior  de  Büsqiiefi,  Pesen  \  Csaa». 


« 


s 


DON  CARLOS  MAIRA 


El  26  de  Diciembre  pasado  falleció  repentinamente,  en  plena 
juventud  i  en  pleno  vigor  intelectual,  cuando  nada  hacia  presa- 
jinr  tan  doloroso  acontecimiento,  el  Honorable  Diputado  por  el 
dcpaitamento  de  Itata  i  Miembro  del  Consejo  Superior  do  Bos- 
ques, Pesca  i  Caza,  don  Carlos  Maii-a. 


426  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

Todavía  afectados  con  la  impresión  causada  por  esta  inespera 
da  desaparición  de  un  ilustrado  e  intelijente  colaborador  de  núes 
tras  tareas,  no  acuden  a  nuestra  mente  palabras  para  espresar 
como  querríamos  nuestro  sentimiento.  Nunca  con  mas  propiedad 
que  ahora  se  puede  decir  que  el  desaparecido  ha  dejado  un  vacio 
difícil  de  llenar,  tanto  en  el  afecto  sincero  de  sus  conciudadanos, 
como  en  las  corporaciones  lejislativas  i  centros  administrativos 
de  que  foi'mó  parte,  pi'incipalmente  el  nuestro,  en  todos  los  cuales 
dejarán  recuerdos  inolvidables  sus  altas  cualidades  morales  e  in- 
telectuales. 

No  es  ríe  nosotros  hacer  aquí  la  apolojía  de  este  hombre  de  bien 
i  del  meritorio  ciudadano.  Lo  que  podríamos  decir  seria  pálido  al 
lado  de  los  honrosos  conceptos  i  de  las  señales  de  profundo  duelo 
que  manifestó  a  su  fallecimiento  la  prensa  entera  de  la  capital  i 
de  todo  el  país,  sin  distinción  de  colores  políticos.  Un  hombre  de 
bien  como  Carlos  Maira  no  tuvo  sino  amigos  aun  entre  los  que  no 
militaban  en  su  bando  político,  pues  aun  entre  sus  adversarios  se 
captó  siempre  jenerales  i  profundas  simpatías. 

Estas  simpatías,  estas  consideraciones  de  corroiijionarios  i  ad- 
versarios se  las  captó  Maira  con  el  espíritu  sereno  e  imparcial 
que  dominó  siempre  en  todos  sus  actos.  De  él  nunca  se  pudo  decir 
que  sus  opiniones  políticas  o  sus  preferencias  personales  hayan 
influido  en  lo  mas  mínimo  en  un  voto  o  en  una  decisión:  no  tuvo 
en  su  vida  mas  norma  que  el  honor  i  la  conciencia. 

Del  imperecedero  rastro  que  ha  dejado  en  este  mundo  como 
patriota,  filántropo  i  dirijente,  nada  podríamos  decir  que  no  fuera 
mera  repetición  de  lo  que  se  dijo  en  la  prensa  i  en  los  centros  so- 
ciales al  esparcirse  la  noticia  de  su  lamentado  fallecimiento.  Que 
remos,  sí,  recordar  su  actuación  como  encargado  por  el  Supremo 
Gobierno  de  cooperar  a  la  labor  de  la  Inspección  Jeneral  de  Bos- 
ques, Pesca  i  Caza. 

Como  lo  dijo  mui  bien  uno  de  los  que  fueron  a  despedirlo  en  la 
mansión  del  eterno  reposo,  una  de  tantas  virtudes  que  adornaban 
este  gran  corazón  fué  su  grande  amor  a  la  naturaleza,  a  las  belle. 
zas  con  que  ha  adornado  nuestro  suelo.  Carlos  Maira  profesaba 
sobretodo  un  verdadero  culto  al  bosque,  por  su  poesía  a  la  vez 
que  por  sus  beneficios,  i  nadie  mas  que  él  ha  lamentado  la  profa- 
nable  destrucción  de  que  es  objeto,  con  poriía  ciega  e  impreviso- 
ra, nuestra  gran  selva  austral,  futura  gran  riqueza  nacional  que 
ahora  se  va  en  humo. 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA  427 

Su  gran  aspiración  era  ver  convertida  pronto  en  realidad  la 
nueva  leí  que  debe  protejer  i  fomentar  la  industria  foiestal  en 
nuestro  pais;  i  su  entusiasmo  por  esta  medida  de  progreso,  cuyos 
beneficios  veia  él  bien  claro,  nos  alentaba  en  nuestros  esfuerzos, 
haciéndonos  ver  en  nuestro  ilustrado  consejero  el  futuro  campeón 
de  este  gran  paso  adelante  en  la  Cámara  de  Diputados. 

Los  seres  animados  que  aun  pueblan  nuestro  suelo  i  que  son 
útiles  al  hombre  no  merecieron  menor  interés  a  este  convencido 
protector  de  los  bienes  nacionales.  Los  dos  valiosos  animales  de 
pieles  existentes  aquí,  terrestre  uno  i  marino  el  oti'o,  numerosísi- 
mos pocos  años  há  i  ahora  casi  estinguidos,  podrían  ser,  debida- 
mente protejidos,  fuentes  de  riquezas  para  los  industriales  i  de 
entradas  pai  a  el  Erario.  Esto  no  pasó  inadvertido  para  Maira  i 
fué  para  él  obra  de  pocos  momentos  exhumar  i  hacer  aprobar  en 
la  Cámara  un  Proyecto  de  Leí  presentado  años  antes  por  la  Sec- 
ción de  Aguas  i  Bosques  para  reglamentar  i  protejer  la  caza  i  la 
crianza  de  la  chinchilla,  el  animal  de  mas  valiosa  piel,  hoi  día 
casi  estinguido  por  la  abusiva  esplotacion  de  que  ha  sido  víctima 
i  cuyos  últimos  individuos  podrán  ser  salvados  con  la  promulga- 
ción de  la  lei. 

El  mismo  amparo  necesitan  el  lobo  de  piel  fina,  hoi  día  también 
envía  de  estincion,  debido  a  la  inconsulta abi'ogacion  de  la. dispo- 
sición que  lo  protejia;  las  aves  de  caza  o  de  adorno  i  las  aves 
auxiliares  de  la  agricultura,  cuya  destrucción  constante  o  la  de 
sus  nidos  permite  el  aumento  de  los  insectos  dañinos  a  los  culti 
vos,  i  tantos  otros  seres  victimas  de  la  imprevisión  o  de  la  igno- 
rancia del  hombre.  Todas  estas  cuestiones  de  utilidad  práctica 
tenían  el  don  de  interesar  a  nuestro  malogrado  consejero,  i  su 
gran  deseo  era  verlas  lejisladas  como  en  los  países  mas  civiliza- 
dos, a  lo  que  comenzó  a  consagrar  sus  esfueizos  i  su  influencia. 

Su  ejemplo  nos  servirá  de  estimulo  para  perseverar  en  la  labor 
iniciada,  i  el  mejor  culto  que  podremos  rendir  a  su  memoria  será 
trabajar  en  pro  de  la  realización  de  sus  anhelos  de  hombre  pa- 
triota i  de  hombre  de  progreso,  cuya  actuación  en  esta  vida  pue- 
de recomendarse  como  un  modelo  para  todos  los  que  quieran  me- 
recer el  titulo  de  ciudadano  cuyo  paso   por  esta  vida  ha  sido  un 

bien  para  el  país. 

La  Redacción. 


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boletín  de  bosque^,  pesca  1  CAZA 


El.  PINO  BLANCO  AMERICANO 

(liNÜS   RTROBÜS) 


Nomhres  ?;^í7í/rt>•<'.<f— White  Pine,  WcymouthPiíio,  Soft  Fine,  Nor- 
thern Fine  i  Spruce  Fine  en  Estados  Unidos;  Weymouths  Kiefcr  i 
Strobe  en  Alemania;  Fin  du  Lord  i  Fin  Weymouth  en  Francia; 
Fino  blanco  americano,  Fino  estrobo  i  Fino  de  Lord  Weymouth 
en  Chile. 

>}nónimoíi. — Fiíius  strobus;  variedades:  Pinus  strobus  brevifc 
lia  Loud;  F.  str.  umbracnlUera  Knighl;  F.  str.  mínima  Beissn;  F. 
str.  fastigiata  Beissn;  P.  str.  vii'idis  Cai'i-;  P.  str.  gracilifolia, 
Sudn;  F.  str.  nivea  C.irr;  P.  str.  aui'ea  Cai'r;  F.  str.  varieí^nta 
Carr:  P.  str.  zebrina  Beissn;  F.  str.  prostrata  Hort;  F.  str.  unifo- 
lia,  Tub;  P.  str.  nana  Horl;  P.  str.  pygmaea  Ilort;  P.  str.  compres 
sa  Booth;  i  P.  str.  pumila  Hort.  Todas  las  vaiiedades  citadas  con- 
vienen mas  bien  en  parques,  pero  no  en  cultivos  de  bosques. 

Patria.  -DeTerranova  a  lo  largo  de  la  costa  del  golfo  San  Lo 
renzo,  al  norte  de  Ontario  i  sur  de  Manitoba;  al  sur  a   tiaves  del 
norte  i  eate'de  Minnesota,  noreste  i  este  de  lowa,  norte  de^IUinois, 


boletín  de  bosques,  Pesca  i  caza  429 

orilla  sur  del  lago  Michigan,  sur  de  Michigan,  noreste  i  este  de 
Ohio,  i  a  lo  largo  do  la  coidillera  Aileghany  hasta  el  norte  de 
Georgia. 

Se  ha  aclimatado  bien  en  Alemania,  Francia,  Suiza,  Austria  o 
Inglaterra,  donde  ya  hai  bosques  grandes  de  ciertas  dimensiones; 
se  cultiva  en  pequeños  grupos  en  el  norte  de  Italia,  Poitugal  i 
España.  Se  ha  llevado  al  sur  de  África  i  Australia  con  resultados 
no  del  todo  satisfactorios. 

fJe.^cripcion.-  'Lronco  recto,  algo  grueso,  libre  de  ganchos  en 
bosquci-;  la  raíz  profundiza  mas  que  muchos  otros  pinos  i  abarca 
bastante  superficie;  corteza  cuando  nueva  lisa,  lustrosa,  vei'dosa 
teñida  de  rojizo;  adulta  cenicienta,  biuna  purpúrea,  rayada  lonji- 
tudinalmente  i  con  placas  gruesas  de  2,5  a  5  cm  de  espcsoí;  ra- 
mas horizontales  i  largas  curvadas  hacia  arriba  en  la  punta,  cu- 
bren completamente  el  tronco  en  situaciones  aisladas;  copa  pira- 
midal al  principio,  en  la  vejez  horizontal,  de  forma  irregular  i 
algo  desparramada;  hojas  de  a  cinco  en  cada  tubo,  blanda-,  veri 
des  azulejas,  con  3  a  5  listas  blanquizcas  en  el  lado  venlra!,  del- 
gadas, liexibles,  de  6  a  10  cm  de  largo,  permanecen  de  2  a  3  ¿uios 
en  el  ái'bol;  nemas  o  brotes  ovalados  agudos  con  escamas  roji^ías 
amaiillentas  jeneralmcn- 

te  rociadas  de  i'e¿ina;  flor  ;  4.. 

mascuhna  en   amentos  S^^^^ 

amarillentos,    con    esca        '  ,  ■     . 

mas  beldadas  de  purpú-  % 

reo;  conos  de  I  a  3,  cilín-  ^'■^. 

drices,  algo  alargados  i 

agudos  hacia   la    punta,  ,__  _•     ■     i  ''^ 

con    pedúnculos    de  2a'  ^,., 

3  cm,  color  al  principio 
verdoso,  después  bruno 
violado  oscuro;  largo  del 
cono  de  10  a  15  cm.  por 
un  ancho  de  4  cm,  madu- 
ran en  el  segundo  año; 
semillas  mas  cortas  que 
las  alas,  de  la  cuaita  par- 
te del  largo  de  estas,  de 


430 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


color  rojo  bruno  jaspeado  con  negro,  ovaladas;  de  5  a  6  mm  de 
largo  i  4  mm  de  ancho,  lustrosas  en  un  lado;  las  alas  de  18  a  20 
mm.  de  largo. 

Dimensiones.  — 3 eneva]mente  llega  el  árbol  a  una  altura  de  35 
a  50  metros  con  un  diámetro  de  1  a  1,25  metió  escepcionalmcn- 
te  se  encuentran  árboles  hasta  de  82  metros  do  altura  con  un  diá- 
metro de  3,5  metros. 

Crecimiento.— Arboles  de  38  metros  de  alto  i  de  un  metro  de 
diámetro  tienen  en  Estados  Unidos  jeneralmente  una  edad  de  200 
a  250  años,  con  troncos  libres  de  ramas  en  los  primeros  20  me- 
tros; en  80  años  llegan  a  25  metros  con  un  diámetro  de  60  cm; 
las  flechas  anuales  son  jeneralmente  de  sesenta  cm  i  el  engrosa- 
miento  en  su  mejor  período  de  2  cm  por  año;  en  suelos  mui  fres- 
cos i  humiferos  crece  mucho  mas  rápidamente  i  suele  dar  brotes 
de  1  a  1,5  metro,  pei'o  ki  madera  es  de  calidad  algo  inferior. 

En  Alemania  en,  situación  aislada  tiene  en  30  años  20  metros 
con  un  diámetio  de  1,5  mctio.  En  Austria  crece  en  bosques  en  50 
años  38;5  metros  con  un  diámetro  de  42  cm. 

En  terrenos  frescos  o  regados  del  centi'o  de  la  República  obtie- 
ne jeneralmente  los  siguientes  crecimientos: 


EJad  en 

año 

altura  en  metros 

diámttro  en  centímetros 

5 

3a    5 

4a    6 

10 

7  a    9 

8  a  11 

15 

11  a  13 

13  a  17 

20 

15  a  17 

18  a  25 

En  el  sur  del  pais  se  puede  esperar  mejores  desarrollos  que  los 
espresados. 

Madera.  -Albura  blanca,  de  4  a  9  cm  de  ancho,  duramen  (o  pe- 
llín) bruno  pálido  algo  rojizo  o  ceniciento,  liviano,  de  grano  mui 
fino,  blando,  no  resistente,  se  encoje  i  se  hincha  mucho  menos  que 
casi  todas  las  demás  coniferas,  mui  fácil  de  trabajar  i  pulirlo,  no 
se  raja  ni  se  tuerce,  i  es  durable  en  contacto  con  la  humedad  i  aun' 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  431 

debajo  del  agua;  100 gr  de  madera  contienen  7.4    gr  de  resina  só- 
lida; el  peso  específico  es  de  0.31  a  0.42. 

Lsos. — Donde  se  estima  mas  es  para  la  confección  de  modelos 
de  precisión  i  no  ha  sido  posible  reemplazarla  con  ventaja  sn  Eu- 
ropa con  otra  madera  importada.  En  Estados  Unidos  se  usa  sobre 
todo  para  la  conclusión  interior  de  los  edificios  (puertas,  venta- 
nas, zócalos,  barandas,  etc).,  pero  también  en  armazones  de  los 
edificios  donde  no  se  requiere  mucha  resistencia;  se  estima  mucho 
en  la  mueblería,  la  fabricación  de  fósforos  i  celulosa  para  papel. 
Usos  especiales  son:  tejuelas,  listones,  artesas  para  panaderías, 
cubas,  cajones,  etc.  Suele  usarse  también  para  nicístiles  livianos 
de  embarcaciones,  etc.  La  leña  es  de  escaso  valor.  Sometido  al  re- 
sinaje  produce  una  resina  blanca  apreciada,  pero  en  mucho  me- 
nor escala  que  el  pino  marítimo  (Pinus  marítima). 

Terreno. — Le  convienen  mas  los  gi'edosos  algo  arenosos,  humí- 
feros  i  bastante  frescos;  se  da  bien  en  los  greJosos  húmedos  donde 
el  agua  del  subsuelo  está  a  un  decímetro  de  profundidad,  pero 
perece  en  los  de  humedades  estancadas.  Crece  en  los  faldeos  i 
quebradas  rocallosos,  pedregosos,  silicosos,  menos  en  los  calcá- 
reos i  rnui  apretados;  se  da  en  los  arenales  poco  humíferos  de  la 
vecindad  de  los  ríos  i  de  la  costa,  aun  en  los  algo  turbosos,  pero 
perece  en  los  algo  salobres. 

C/ima.— Las  situaciones  mas  favorables  en  un  clima  suave, 
son  los  fondos  de  las  quebradas,  orillas  de  ríos  i  lagunas,  donde 
existe  cierta  humedad  en  el  aire  i  llueve  con  alguna  frecuencia. 
Resiste  unos  38»  de  calor  i  17»  de  frío,  peio  se  halla  mejor  con 
una  tempeíatura  media  anual  que  fluctúe  entre  10  a  15".  La  lluvia 
mas  favorable  es  entre  1000  a  1700  milímetros  al  año,  pero  re- 
siste también  con  menos  o  mas.  Sube  desde  la  vecindad  de  la 
costa  hasta  a  1200  metros  en  la  cordillera. 

La  rejiou  cultural  en  el  pais  se  estiende  desde  Aconcagua  hasta 
el  territorio  de  Magallanes,  pero  solo  es  recomendable  en  la  parte 
comprendida  entre  Arauco  i  Llanquihue. 

La  semilla  de  buena  calidad  se  obtiene  solo  de  árboles  de  30 
años,  pero  se  produce  ya  en  menos  de  la  tercera  parte  de  este 
tiempo;  1  kg  contiene  de  60  a  70000  granos  que  conservan  la  fa- 
cultad de  jerráinar  durante  2  a  3  años,  pero  desde  el  primer  mo- 
mento solo  el  40%  de  los  granos  es  servible. 
-£t;s  airwácigros  se  hacen   mejor  en  los  meses   de  Junio  a. Agosto 


432  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

en  cajones  o  almacigueras  bien  preparadas.  La  semilla  brota 
unas  3  a  4  semanas  después  de  la  siembra  con  7  a  11  cotiledones. 
Se  debe  tratar  que  la  tierra  de  loa  almacigos  sea  bastante  fil- 
trante i  mezclada  con  maicillo,  pues  de  otro  modo  se  pierde  la 
mayor  par  te  de  las  plantas. 

El  repique  se  efectúa  cuando  ya  se  nota  el  segundo  brote  i  se 
hace  al  macetero,  cajón  o  platabanda. 

ha  plantación  por  siembra  directa  es  todavía  anti-económica  i 
es  preferible  tomar  plantas  de  raiz  desnuda  de  15  a  25  cm  de 
alto,  de  charapa  de  20  a  30  cm  o  de  macetero  de  30  a  40  cm  de 
alto. 

La  distancia  en  avenidas  puede  ser  de  1  a  6  metros,  pero  en 
grupos  o  bosques  no  debe  esceder  de  1.5  a  2  metros  sin  que  se 
peijudique  la  calidad  de  la  madera. 

3Ie2clas.  — En  Estados  Ujiidos  se  halla  mezclado  sobre  todo  con 
Eralock  (Tsuga)  pino  oregon  (Pseudotsuga)  en  los  faldeos  de 
cerros,  mientras  que  en  los  llanos  se  encuentra  con  el  pino  resi- 
noso (Pinus  resinosa)  i  árboles  de  hojas  caducas,  donde  se  desa- 
rrolla mejor  mezclado  con  alnos  (Alnus).  Establece  un  término 
medio  de  los  áiboles  exijentes  en  luz  i  los  sufridos  a  la  sombra. 
Por  eso  se  presta  mucho  para  mezclarlo  en  forma  de  grupos  mas 
o  menos  pequeños  entre  pinos  oregon  (Pseudotsuga  taxifolia), 
tuias  jigantes  (Thuya  plicata),  encinas  europeas  (Quercus  pedun- 
culata)  i  sobre  todo  intercalado  en  los  renovales  de  nuestros  bos- 
ques naturales  de  coihue,  canelo,  lingue,  raulí,  etc.,  porque  sufre 
bien  la  junta  lateral  de  las  ramas  i  produce  así  mejor  madera. 

Las  labores  cultarales^  la  corta  de  l/jjipía,  las  de  raleamiento  i  la 
final  se  ejecutan  en  las  condiciones  comunes. 

La  reproducción  7/atural  por  semilla  es  muí  satisfactoria,  pero 
conviene  ayudarla  con  aradura  superficial. 

Concl lisio nei\  El  cultivo  del  pino  blanco  americano  tiene  su 
i'azon  de  ser  para  producir  la  madera  de  pino  blanco  que  recibi- 
mos de  los  Estados  Unidos  i  que  no  puede  ser  reemplazada  satis- 
factoriamente por  el  pino  de  Monterei  (Pinus  insignis)  ni  por  el 
álamo  común. 

Comparándolo  con  el  pino  blanco  del  Himalaya  (Pinus  excelsa) 
se  debe  decir  que  éste  es  de  mas  fácil  producción  en  el  centro  i 
centro  sur  del  pais,  resiste  mas  a  la  sequedad  en  vega,  sube  a 
mayor  altura  en  la  cordillera  i  posee  una    madera  igualmente  es 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


433 


timable.  Sólo  en  climas  i  suelos   especiales   para  él  supera  el  Pi- 
ñus  strobus  al  Pinus  excelsa  en  crecimiento. 

De  aquí  se  desprende  que  al  cultivo  del  Pinus  strobus  solo  con- 
viene dedicar  la  rejion  mas  favorable  de  Arauco  i  Llanquihue  i 
que  en  el  resto  del  pais  debe  preferirse  el  Pinus  excelsa. 

F.  Albert. 


EL  CJPRES  CALVO 

TAXODIUM     DISTICHQM 


Nombren  vulgares.— Bd\á  Cypress,  White  Cypress,  Black  Cy- 
press,  Red  Cypress,  Swamp  Cypress,  Deciduous  Cypress  i  Southern 
Cypress  en  Estados  Unidos  de 
Norte  América;  Taxodier  dis- 
tique,  Cyprés  Chauve  i  Cyprés 
de  Louisiane  en  Francia; 
SumpfCypresse  en  Alemania; 
Ciprés  calvo  o  Ciprés  de  pan- 
tano en  Chile. 

Sinónimos.— Tsixoáium  dis- 
tichum  Rich;  Schubertia  dis- 
tricha  Mirb;  Cupressus  virp;i- 
niana  ti'adescanti  Ray;  Cu 
pressus  americana  Catesb  i 
Cupressus  disticha.  Tiene  mu- 
chas variedades  culturales  que 
forestalmente  son  de  ningún 
valor. 

Paírirt.  — Estados  Unidos,  del 
sur  de  Delaware  a  Florida;  al 
oeste  en  la  rejion  de  la  costa 
del  Golfo  a  Texas;  al  norte  a 
través  de  Luisiana,  Arkansas 
i  al  este  del  Missisippi  i  del 
Tennessee,  sureste  de  Alissouri"'  oeste  i  noroeste  de  Kentucky,  sur 
de  Illinois  i  suroeste  do  Indiana, 


434 


boletín  de  bosques,  pesca  i  CAZA 


Descripción. —  Tronco  cónico,  recto  en  bosque?,  corteza  roja  bru- 
na pálida  con  rajaduras  largas  i  superficiales;  copa  al  principio 
piramidal,  mas  tarde  cónica  redondeada,  en  la  vejez  casi  hoii- 
zontal;  raices  en  la  juventud  pi'ofundizadoras,  después  rastreras, 
que  producen  escrecencias  globosas  leñosas  hasta  de  un  metro 
de  altura;  ramas  gruesas,  horizontales,  ai&l  ido  permanecen 
muchos  años  en  el  tronco,  en  bosques  delgadas  i  escasas;  ho- 
jas dísticas,  alternadas,  tupidas,  lineales,  agudas,  derechas  o  al- 
go arqueadas,  de  color  verde  fresco,  se  tiñen  de  cobre  en  otoflo 
i  se  caen  junto  con  las  ramitas  secundarias;  largo  de  las  hojas  10 
a  17  mm,  ancho  mas  o  menos  1  mm,  las  de  las  puntas  de  las  ra- 
raitas  muchas  veces  en  forma  de  escamas;  flores  en  panículos  de 
10  a  12  cm  de  largo  i  4  a  5  cm  de  ancho;  conos  casi  sésiles,  en 
forma  de  bola  ovalada,  de  20  a  32  mm  de  largo  por  18  a  28  de 
ancho;  escamas  10  a  12  colocadas  espiralraente,  con  punta  en  el 
dorso,  en  el  borde  ondulados,  debajo  de  la  escena,  a  2  semillas 
maduras;  .semí//rt  de  forma  irregular  de  1,4  a  1,8  mra  de  largo  por  6 
a  9  de  grueso. 

/>'í'7ue^,s'¿ong.s'. —Árbol  jeneralmente  de  30  a  40  metros  de  alto 
con  un  diámetro  do  1,5  a  2  metros,  raras  veces  se  ven  ejemplares 
de  46  a  50  metros  con  un  diámetro  de  2,5  a  3,20  metros  i  hasta 
de  2000  años  de  edad. 

Crecimientos.— Rq^wXsíV  al  principio,  mas  tarde  lijero.  En  Esta- 
dos Unidos  produce  en  los  primeros  años  brotes  de  50  a  60  cm,  en 
los  siguientes  de  0.80  a  1,20  metro.  En  terrenos  fértiles  regados 
del  país  da  las  siguientes  dimensiones  según  la  edad: 


Edad  en  año 

Altura  en  metros 

Diámetro  en  centímetros 

5 

3a   6 

4a    8 

10 

8  a  15 

12a  28 

15 

15  a  20 

20  a  35 

20    . 

20  a  28 

30  a  45 

En  terrenos  apretados  en  8  años  2,5  a  3,5  metros. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


435 


■r 


»/^;j<#y;  V/' 


No  lo  hemos  visto  en  el  pais  plantado  en  pantanos  o  terrenos  mo- 
vedizos. 

Madera. — Albura  blanquisca  cenicienta  mas  o  menos  de  4  a  5 
cm  de  ancho;  pellin  de  bruno  ceniciento  a  bruno  negruzco,  livia 
no,  de  fibra  fina,  blanda,  no  resistente,  pero  mui  durable  en  con- 
tacto con  el  suelo,  no  se  tuerce  ni  se  ra-ja,  fácil  para  ti'abajarla. 
En  terreno  fértiles  da  una  madera  fofa  i  de  fibras  sueltas  como 
estopa  apretada  que  no  se  puede  acepillar  bien,  mui  distinta  de 
la  que  da  en  vegas.  Peso  especifico  0.30  a  0.45. 

Usos.  —  Se   emplea   para 

postes,  topes  de  los  vagones  ~ .——__- 

de  fcrrocari'i!,  en  el  interior 
de  los  edificios,  barriles, 
muebieiía,  carpintería,  te 
juelas  i  obras  hidráulicas; 
las  escrecencias  huecas  de 
las  raices  se  usan  paia  ca- 
labazos i  aun  para  colme- 
nas de  abejas.  * 

Terreno.  —  Se  encuentra 
en  suelos  arenosos,  algo 
aicilloEos  i  mui  húmedos, 
pero  tiene  su  niejoi'  desarro 
lio  en  los  bajos  húmedos  de 
los  rios  i  lagunas,  en  las 
vegas  i  pantanos  movedi 
zos  que  son  mas  bien  acce- 
sibles por  medio  de  botes; 
se  da  aun  en  aguas  estan- 
cadas i  tei'renos  húmedos  i 
turbosos;  vejeta  en  los  algo 
secos,  pero  no  se  da  en  los 
salobres,  ealcái'eos,  apreta- 
dos, rocallosos  i  secos. 

CZww.-Esuna  de  las  especies  mas  sufridas  a  las  diversida- 
des de  temperatura,  porque  aunque  se  hiela  algo  cuando  nue- 
va, resiste  frios  de  19  grados  bajo  cero,  como  también  calores 
de  40  grados.  Sube  de  la  vecindad  de  la  costa  hasta  2  000  metros 
en  la  cordilleía,  siempre  que  el  terreno  le  convenga. 


436  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

La  re]  ion  cu/tur a¿  ahar ca,  todo  el  pais,  con  escepcion  del  Terri- 
torio de  Magallanes,  hacia  la  cordillera  i  el  cstremo  austral;  pero 
la  que  raas  le  conviene  es  de  Coquimbo  al  sur  de  Llanquihue. 

Semilla. — Aun  los  árboles  de  30  años  de  edad  no  dan  buena 
semilla  a  pesar  de  que  ya  se  produce  entre  los  12  a  15  años  i  es 
preciso  hacerla  venir  del  estranjero.  Pierde  la  fac-ultad  de  jermi- 
nar  mui  luego,  por  lo  que  se  debe  semblar  apenas  se  recibe.  Un 
kilogramo  de  semilla  contiene  de  18  a  20,000  granos,  de  los  cua- 
les jeiminan  talvez  mil.  La  planta  nueva  sale  con  seis  cotile- 
dones triangulares  i  después  se  forma  una  ramita  de  hojuelas 
comunes. 

Almacigos.  — i^e  hacen  cuando  se  recibe  la  semilla  i  se  protejen 
algo  conti'a  el  sol.  Se  le  puede  criar  de  champa  i  de  macetero. 

Repique. — Se  hace  de  plantas  de  5  a  lU  centímetros  en  mejores 
condiciones. 

Plantación. — Se  puede  remitir  i  plantar  con  raiz  desnuda  i 
champa  abriendo  hoyos;  solo  en  los  teirenos  mas  tiempo  anega- 
dos o  donde  sube  el  agua  a  mucha  altura  es  necesario  formar 
montículos  de  tierra  para  que  no  se  ahoguen  con  el  aniego. 

Distancia. — En  avenidas  se  ponen  de  2  a  6  metros,  pero  en 
bosques  es  preferible  emplear  distancias  cortas  de  1,5  a  2  metros 
en  todo  sentido  para  obtener  troncos  mas  derechos,  ya  que  sufre 
mui  bien  la  junta  lateral. 

Mezclas. — Al  querer  mezclar  los  ci preses  calvos  con  otros  árbo- 
les de  vegas  como  el  Eucalyptus  robusta  (la  caoba  de  las  vegas) 
es  preciso  intercalarlos  en  forma  de  manchas  de  V4  ^  1  hectárea, 
porque  si  bien  resiste  la  sombra  al  piincipio,  necesita  la  luz  de 
arriba  para  su  desarrollo. 

Las  labores  culturales  son  solo  la  vijilancia  de  la  cerca  i  la  le- 
plantacion  de  lo  seco;  si  los  árboles  ya  son  demasiado  grandes  se 
leplantará  con  Tuias  jigantes  donde  éstas  se  dan,  i  si  no  con 
Eucalyptus  robusta. 

Las  cor/as  de  limpias  i  d;  ralenndento  pueden  haceise  en  bos- 
ques tupidos  a  los  lo  a  15  anos  i  en  los  otros  mas  tarde.  El  pro- 
ducto sirve  para  postes,  tejuelas,  etc. 

La  corta  para  asemillar  se  efectúa  un  año  antes  de  la  corta 
ñnal  o  sea  entre  los  25  a  40  años,  según  objeto. 

La  reprodiucion  naíund  se  hace  satisfactoriamente   de  semillas 


BOLETÍN  DE  tíOSC¿UES,  PK8CA  I  CAZA  437 

i  de  retoños  del  tronco  i  de  la  raiz,  siempre  que  la  corta  final  se 
ejecute  en  tiempo  de  invierno. 

Conclusiones'.  Comparando  el  Taxodium  distichum  con  los  ver 
daderos  cipreses  (Cupressua)  i  las  Tuias  (Thuya  gigantea)  se  debe 
decir  que  posee  la  madera  menos  resistente,  mas  blanda,  pero 
igualmente  durable  en  contacto  con  la  humedad,  i  crece  en  los 
terrenos  pantanosos  donde  éstos  ya  no  se  darían.  Es  de  creci- 
miento mucho  mas  lento  que  el  Eucalyptus  robusta  (caoba  de  las 
vegas)  pero  produce  una  madera  liviana  i  blanda  mientras  que 
éste  la  tiene  dura,  pesada  resistente,  ademas  se  da' el  Taxo- 
dium en  los  climas  filos  donde  se  hiela  el  Eucalyptus  robusta 
con^8°  C. 

De  lo  espuesto  anteriormente  se  deduce  que  el  ciprés  calvo 
es  una  especie  forcstalmento  necesaria,  pues  hace  productivas 
las  vegas  i  pantanos  inútiles  que  tenemos  en  el  sur  del  pais  i 
mas  al  norte  sirve  para  la  producción  de  madera  blanda  en  lus 
pantanos. 

F.  Albeht. 


ESTUDIOS  PRÁCTICOS  DE  PESQUERÍA 

EN  LA  COSTA  NORTE  DEL  PAÍS 


Acompañante,  en  calidad  de  encargado  de  estudios  zoolójicos 
relacionados  con  la  pesca,  del  señor  Juro  Oka,  comisionado  poi" 
una  empresa  pesquera  Japonesa  de  que  es  presidente,  para  impo- 
nerse del  estado  de  la  pesquería  en  los  principales  puntos  del  lici- 
te de  Chile,  voi  a  condensar  los  datos  mas  interesantes  recojidos 
en  esa  jira  (1) 


(1)  El  señor  Nakashiina  obsequió  a  la  Inspección  Jeneral  de  Bosque.', 
Pesca  i  Caza  una  copia  de  las  anotaciones  quQ  hizo  en  su  viaje  a  algunos 
puertos  de  las  provincias  del  norte,  las  que  reproducimos  aquí  lijeramente 
estractadas,  corrijiendo  sus  naturales  faltas  de  leng'uaje,  convirtiendo  los  pe. 
sos  i  medidas  usados  por  él  en  las  legales  del  pais  i  haciendo  otros  cambios 
de  menor  importancia. 


438  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

Clianaral.— Salidos  el  12  de  Setiembre   de  1913  del   puerto  de 
Coquimbo,  donde  proyecta  hacer  su  primera  instalación  la  empre 
sa  pesquera  del  señor  Oka,  llegamos  el  14  al  de  Chañaral,  donde 
debíamos  comenzar  nuestros  estudios. 

Situación  i  veüini>ades.— Chañaral,  situado  220  millas  al  nor- 
te de  Coquimbo,  es  la  capital  del  departamento  de  su  nombre,  de 
la  provincia  de  Atacama,  i  tiene  2000  habitantes.  Su  comercio 
está  ahora  un  poco  decaído  comparativamente  a  lo  que  era  hace 
algunos  años,  a  causa  de  la  menor  esplotacion  de  los  minerales 
situados  en  el  interioi'. 

El  puerto  está  abierto  al  oeste  i  al  norte,  i  su  orilla  es  cabi  toda 
rocosa  i  escarpada,  dejando  solo  en  la  parte  norte  una  playa  siem. 
pre  batida  por  un  fuerte  oleaje,  por  lo  que  debe  considerarse  me- 
diocre como  fondeadero.  Pero  desde  el  punto  de  vista  pesquero  es 
digno  de  atención.  Al  norte,  a  distancia  de  12  millns,  se  halla  la 
caleta  Pan  de  Azúcar,  con  mui  buen  fondeadero,  i  14  millas  al  sur 
una  caleta  despoblada  llamada  Flamenco,  en  cuyas  cercanías 
abundan  los  peces. 

Servicios  públicos.— En  Chañaral  hai  correo,  telégrafo,   telé- 
fono, aduana,  gobernación  maiítima,  policía  i  un  establecimiento 
de  desiilacioñ  de  agua  de   mar  para  el  consumo  de  la  población 
que  en  toda  esta  rejion  se  llama  agua  resacada.  En  jenei-al  el  agua 
de  pozos  o  de  vertientes,  cuando  los  hai,  no  sirve  para  la  bebida 
por  las  sales  que  contiene  en  disolución. 

Vías  de  comunicación.— Hacia  el  sur  corre  un  ferrocarril  que 
llega  hasta  Ovalle  pasando  por  Huasco  i  Vallenar,  i  hacia  el  nor- 
te hasta  Antofagasta;  pero  la  vía  está  en  terminación  i  no  hai  to- 
davía servicios  de  trenes  regulares  para  carga  i  pasajeros.  Por 
mar  el  servicio  está  asegurado  por  vapores  de  itinerario  fijo  que 
tocan  dos  veces  por  semana  tanto  en  dirección  al  norte  como  al 
sur,  i  dos  veces  al  mes  cuando  menos  pasa  aquí  un  vapor  de  los 
llamados  caleteros  que  hacen  escala  en  caletas  i  puertos  pequeños 
donde  no  tocan  los  grandes  vapores  de  la  cajTera. 

Medios  de  suBSisrENCiA.-  Tanto  en  este  como  en  otros  pueitos 
del  norte  de  Chile  no  se  encuentra  agua  natural  o  es  de  mala  cali 
dad  i  la  población  consume,  como  se  ha  dicho,  agua  de  mar  resa- 
cada, que  se  vende  aquí  al  precio  de  25  centavos  la  medida  lla- 
mada ari'oba,  equivalente  a  )>5  litros.  Los  artículos  de  alimenta- 
ción son  mas  o  menos  caros,  sobre   todo  la  carne;    el    arroz  varía 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  439 


entre  28  i  35  pesos  los  100  kilos,  pero  las  verduras,  traídas  del 
sur,  se  venden  a  precios  muí  subidos;  un  repollo  ordinario  cuesta 
80  centavos  i  una  coliflor  40.  En  el  interior  hai  estensos  depósitos 
de  sal,  que  aquí  vale  en  trozos  mas  o  menos  8  a  9  pesos  el  quin- 
tal métrico.  El  carbón  de  piedra,  procedente  déla  Australia,  so 
vende  aquí  a  7  pesos  la  misma  medida,  i  el  carbón  de  leña  8  pC' 
gcs  el  quintal  español  de  46  kilos.  Las  maderas  de  construcción 
deben  pedirse  a  la  barraca  de  Coquimbo.  Los  jornaleros  ganan  4 
a  5  pesos  í  los  carpinteros  7  u  8  al  día. 

Clima.—  Se  le  puede  calificar  de  templado  en  toda  época  del 
año,  pero  el  aire  es  muí  seco.  Desde  cinco  años  no  llueve,  i  cuau' 
do  esto  sucede  es  muí  poca  cosa.  En  estos  días  la  tempei'atura  del 
aii'e  llegó  en  la  tarde  a  24  grados  centigiados  í  a  16  la  del  mar. 
El  viento  sopla  del  sur  en  verano  i  del  norte  o  del  interior  en  in- 
vierno. En  jeneral  en  la  mañana  no  hai  viento,  en  la  larde  viene 
del  sur  i  del  norte  en  la  noche. 

Fauna  marítima.—  En  la  bahía  i  vecindades  se  encuentra  la 
sardina,  la  anchoa,  la  cabrilla,  el  pejeperro,  la  pescada,  la  angui- 
la, el  furel,  la  cabínza,  la  papaña  (pámpano?),  el  rollizo,  el  con" 
grio,  la  corvina,  etc.  Estos  dos  últimos  son  los  mas  abundantes  i 
los  pescadores  se  dedican  esclusivamente  a  su  pesca. 

El  congrio  es  menos  abundante  en  invierno  que  en  verano, 
pero  aun  en  esta  última  estación  no  abunda  aquí  como  en  el  sur 
del  país.  Con  el  aparejo  llamado  espinel,  de  2500  a  3000  anzuelos, 
se  pesca  comunmente  en  cantidad  de  150  a  200  piezas.  Un  ejem- 
plar ordinario  pesa  poco  mas  de  2  kilos.  El  cebo  o  carnada  em- 
plead.o  para  capturarlo  es  de  sardina,  anchoa  o  lobo  (?)  obtenidos 
en  cantidad  con  un  tiro  de  dinamita,  medio  pronto  í  fácil  pero 
muí  bárbaro.  Su  área  de  población  (de  pesca)  alcanza  hasta  15 
millas  al  sur  i  al  norte  del  puerto,  í  se  le  encuentra  en  mas  abun- 
dancia en  las  cercanías  de  la  caleta  Flamenco,  donde  peimanecen 
los  pescadores  mas  de  dos  meses  en  la  época  de  mas  abundante 
pesca  para  pescarlo  en  gran  cantidid  i  secarlo  en  la  plnya  misma, 
para  venderlo  después  a  60  pesos  el  quintal  español.  Al  estado 
fresco  una  sarta  vale  mas  o  menos  1  peso  .50  centavos.  En  esta 
época  suele  venir  de  Antofagasta  un  destróyer  viejo  adquiíido 
por  un  particular,  con  el  objeto  de  llevar  congrio  fresco  a  ese 
puerto  pagándolo  aquí  al  precio  de  50  pesos  el  ciento.  Entre  am- 
bos puertos  hai  una  distancia  de  160  millas. 


440  boletín  de  bosques,  pesca  1  GAZA 


La  corvina  abunda  mucho  en  verano  en  la  bahía  (el  verano 
dura  en  esta  rejion  desde  setiembre  hasta  mayo).  Se  la  pesca  en 
cantidad  de  50  ejemplares  cada  vez  con  la  red  llamada  corvine- 
ro  (1),  que  tiene  mallas  de  4  dedos,  fiO  metros  de  largo  i  6  de 
ancho. 

Taltal. — Salimos  do  Chañaral  con  rumbo  al  norte  el  16  a  las  8 
de  la  noche  i  llegamos  a  Taltal  el  dia  siguiente  a  las  6  de  la  ma- 
ñana, para  salir  otra  vez  en  dirección  al  norte  a  las  10  de  la  no- 
che del  mismo  dia. 

Situación. —  Taltal,  capital  del  depai'tamento  de  su  nombre, 
con  15  000  habitantes,  está  situado  60  millas  al  norte  de  Chañaral 
i  280  al  norte  de  Coquimbo.  Es,  viniendo  del  sui-,  el  primer  pijer- 
to  dedicado  a  la  espoi'tacion  de  salitre  i  tiene  gran  movimiento 
comercial. 

Skuvicios  públicos. — Hai  aquí  los  mismos  que  en  el  puerto  de 
Chañaral,  tiene  ademas  un  establecimiento  de  luz  eléctrica,  i  es 
asiento  de  una  importante  municipalidad. 

Vías  de  comunicación.  — Un  ferrocarril  perteneciente  a  una 
empresa  inglesa  une  este  puerto  a  12  establecimientos  salitreros 
en  los  cuales  viven  mas  de  20  000  habitantes.  Diariamenfe  sale 
un  tren  al  interior,  el  cual  dentro  de  12  horas  ha  llegado  a  todas 
las  oficinas,  como  las  llaman,  prestando  un  gran  servicio  al  aca- 
rreo de  pescado  fresco.  Dos  veces  al  día  (a  la  semana?)  hai  en- 
trada í  salida  de  vapores. 

Medios  de  suhsistkncia. —  Una  tonelada  de  agua  resacada 
vale  5.60  $  i  de  cañería  4.50  $.  En  la  fábrica  de  resacar  hai 
también  una  máquina  fiigorífica  con  capacidad  para  fabricar  dia- 
riamente 5  toneladas  de  hielo,  el  cual  se  vende  por  mayor  a 
150  pesos  la  tonelada.  Una  tonelada  de  carbón  de  piedi'a  vale  50 
pesos.  Los  artículos  de  alimentación  cuestan  talvez  un  poco  me- 
nos que  en  Chañaial. 

Fauna  marí  riMA.— Es  la  misma  que  en  este  último  puerto, 
agregando  la  albacora.  Hai  aquí  30  pescadores  con  18  embarca- 
ciones. El  pescado  fresco  se  espende  en  el  puerto  i  el  interior  (la 
pampa)  por  20  vendedores.  Los  pescadores  de  esta  localidad  usan 


(1)  Llamará  la  íitencion  que  las  vedes  son   masciilinas   entre  los   pescado- 
i'PS  de  las  provincias  dei  norte. 


boletín  de  bosques,   pesca  i  caza  441 

el  anzuelo  número  7  i  una  red  de  mallas  de  3  a  4  dedos  con  38  a 
77  metros  de  lai'g-o  i  mqtro  i  medio  de  ancho,  i  salen  a  pescar 
hasta  30  millas  al  norte  i  al  sur  del  puci'to. 

El  congrio  se  pesca  en  todo  tiempo,  aunque  es  mas  abundante 
do  mayo  a  setiembre.  Un  bote  con  dos  tripulantes  trae  en  término 
medio  en  toda  época  250  cabezas  en  cada  salida,  empleando  240U 
a  2800  anzuelos.  Un  ejemplar  ordinario  pesa  1  Va  kilo  i  su  precio 
es  de  1.50  $.  (Una  libra  de  carne  de  vaca  cuesta  un  peso). 

Sobre  la  venta  de  pescado  en  Taltal  puedo  decir,  segun  infor- 
maciones de  los  pescadores,  que  aqui  se  consume  mucho  i  toda 
clase  de  pescado.  Cualquiera  que  sea  la  cantidad  traida,  se  vende 
toda  i  pronto,  en  vista  de  su  reducido  precio.  Diariamente  se  re- 
mite al  interior  mas  o  menos  dos  toneladas  de  pescado  i  marisco. 
El  flete  por  ferrocarril  es  de  2.25  pesos  el  quintal  métrico  de 
pescado  fresco  para  un  trayecto  hasta  de  104  kilómetros  i  1.85  pe- 
sos por  el  pescado  seco.  Aquí  como  en  otros  puertos  que  visita- 
mos noté  que  la  jente  del  norte  aprecia  mas  el  pescado  que  la  del 
sur.  Aquí  el  espendio  casi   nunca  alcanza  para  el  consumo. 

Tocopilla. — Este  puerto,  situado  a  100  millas  al  norte  de  Anto- 
fagasta  i  480  de  Coquimbo,  es  la  capital  del  departamento  de  su 
nombre,  de  la  provincia  de  Antofagasta.  Tiene  5000  habitantes 
i  es  de  mucha  importancia  por  la  esportacion  de  salitre. 

Vías  de  comunicación.  — Una  línea  férrea  de  propiedad  de  una 
empresa  inglesa  sale  de  este  puerto  hacia  el  interior  i  es  recorri- 
da por  un  tren  diario  que  toca  en  diez  oficinas  salitreras,  donde 
viven  20000  habitantes.  La  última  estación,  llamada  Santa  Fé, 
dista  115  kilómetros  del  puerto.  El  flete  del  pescado  es  de  2.53  pe- 
sos el  quintal  métrico  por  todo  este  trayecto.  Los  vapores  tocan 
también  aquí  dos  veces  por  semana. 

Medios  de  subsistencia. —  La  empresa  ferrocarrilera  posee 
una  máquina  frigorífica  i  otra  para  resacar  el  agua  del  mar;  ac- 
tualmente fabrica  50  toneladas  mensuales  de  hielo,  que  e3  vendi- 
do a  170  pesos  la  tonelada.  El  agua  resacada  cuesta  27  centavos 
una  medida  de  42  litros,  una  tonelada  de  carbón  de  piedra  vale 
50  pesos  i  7  un  saco  de  carbón  de  leña  que  pesa  un  quintal  espa- 
ñol. Los  jornaleros  ganan  5  a  6  pesos  diarios  en  tierra  i  15  a  21 
a  bordo. 

Clima. — En  esta  época    del  año,  o  sea  la   enti'ada  de  la   prima- 


442  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


veía  astronómica,  la  temperatura  del  aire   llega  en  la  tarde  a  21® 
i  la  del  mar  a  16". 

Fauna  mauítima. — Congrio  colorado,  cabrilla,  sardina,  cabinza, 
corvina,  furel,  bonito,  machuelo,  tollo,  albacora,  etc.  Se  les  pesca 
en  todo  tiempo  en  la  zona  comprendida  entre  Pantalena  i  Huasi- 
11o  (caletas  Punta  Arenas  i  Guanillo,  situadas  unas  25  i  20  mi- 
llas al  norte  i  al  sur  de  Tocopilla'?). 

El  congrio  se  pesca  en  cantidad  de  50  sartas  término  medio 
por  bote  i  por  viaje,  con  2500  anzuelos,  en  cualquiera  época  del 
año. 

La  temporada  de  la  albacora  comienza  en  marzo  para  decaer 
en  noviembre;  se  la  encuenti'a  sobretodo  de  marzo  a  julio.  Para 
captuiarla  los  pescadores  salen  a  alta  mar,  de  6  a  20  millas  de  la 
costa,  i  permanecen  allí  dos  o  tres  dias.  Cada  bote  con  dos  tiipu 
lantes  caza  con  la  lanza  dos  o  tres  albacoras.  Además  de  este  pez 
abundan  en  la  misma  rejion  i  en  la  misma  época  el  tiburón,  el 
tollo  i  el  azulejo. 

El  precio  del  pescado  en  Tocopilla  es  el  siguiente:  una  sarta 
(casi  2  kilos)  de  congrio  se  vende  a  5  o  6  pesos,  la  de  corvina  a  3, 
de  cabinza  a  1.30  i  de  cabrilla  a  1.20.  La  albacora,  que  pesa  4 
quintales  españoles  (185  kilos)  se  vende  a  70  u  80  pesos. 

Para  satisfacer  el  consumo  de  pescado  en  este  puerto,  donde  el 
artículo  tiene  mucha  demanda,  el  Sr.  Llanson,  comerciante  esta- 
blecido aquí  i  muí  dedicado  a  la  industria  de  la  pesca,  la  que  ejei- 
cita  con  una  embarcación  de  motoi',  proyecta  adquirir  otra  para 
ir  hasta  Gatico,  situado  25  millas  al  sur,  a  recojer  la  colecta  de  los 
pescadores  de  esa  localidad. 

Hai  en  Tocopilla  nueve  individuos  que  se  dedican  a  este  oficio, 
con  siete  embarcaciones;  en  la  población  se  encargan  del  espendio 
del  pescado  tres  vendedores. 

í(iui(iue. — Capital  de  la  provincia  de  Tarapacá,  tiene  45  000 
habitantes  i  está  situada  120  millas  al  noite  de  Antofagasta  i  600 
de  Coquimbo.  Este  puerto  es  famoso  por  ser  el  de  la  gran  esporta- 
cioii  de  salitre  i  su  comercio  progresa  notablemente  día  a  dia. 
Ilai  aquí  toda  clase  de  establecimientos  públicos,  comerciales  e 
industriales,  i  me  es  particularmente  grato  consignar  aquí  que  el 
Japón   tiene  en  Iquique  un  cónsul  honorario   i  que  ha  sido  nom 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  443 

brado  recientemente  para  este  cargo   el  distinguido   abogado  don 
Horacio  Mujica. 

Vías  de  comunicación.— Numerosos  ramales  de  ferrocarril  de 
una  empresa  inglesa  unen  este  puerto  con  91  oficinas  salitreras,  a 
la  mas  lejana  de  las  cuales  se  puede  llegar  en  siete  horas.  Esta 
red  da  muchas  facilidades  a  la  conducción  del  pescado  fresco, 
■que  se  distribuye  entre  mas  de  40  000  habitantes  del  interior. 

Medios  dr  subsistencia. — La  misma  empresa  atiende  los  ser- 
vicios de  agua  potable  i  de  alumbrado  eléctrico.  Un  metro  cúbico 
<ie  agua  cuesta  3.75  pesos  i  la  corriente  eléctrica  75  centavos  por 
volt.  Hai  tres  establecimientos  fiigoríficos,  pero  actualmente  solo 
trabaja  uno,  que  elabora  diariamente  diez  toneladas  de  hielo  i  lo 
espende  al  precio  de  75  pesos  la  tonelada. 

En  el  centro  de  la  ciudad  está  el  mercado  municipal,  en  cuyos 
altos  hai  30  mesas  destinadas  a  la  venta  de  pescado  i  marisco. 
Cada  mesa  es  de  un  metió  cuadrado  i  se  arrienda  en  60  centavos 
al  dia.  El  precio  del  pescado  i  otros  artículos  es  el  siguiente:  con- 
grio colorado  2  a3  pesos  el  kilo;  lenguado  1.80  a  2;  machuelo  1.50 
a  2.50;  congrio  negro  1.50  a  2;  bonito  80  centavos  a  un  peso;  alba- 
cora  90  centavos;  choros  80  centavos  docena;  pulpo  50  centavos 
kilo;  carne  de  cerdo  2.40  pesos  el  kilo;  carne  de  vaca  1.60  a  2; 
una  gallina  regular  8  pesos  i  1.50  un  repollo  común. 

Las  verduras  vienen  de  Arica  i  alrededores  i  su  precio  es  en 
jeneral  tres  veces  mayor  que  en  Coquimbo. 

Clima.— En  Iquique  i  cercanías  el  clima  todavía  se  puede  lla- 
mar templado.  En  la  época  de  nuestra  estadía,  el  termómetro  mar- 
caba a  las  3  de  la  tarde  23»  en  el  aire  i  19»  en  el  mar.  En  verano 
corre  viento  del  suri  en  invierno  del  norte  i  de  tierra.  El  verano, 
como  ya  dije,  es  desde  setiembre  hasta  abril  i  el  invierno  desde 
mayo  hasta  agosto;  pero  no  hai  gran  diferencia  entre  las  dos  es- 
taciones, i  en  la  mayor  parte  del  año  el  tiempo  es  mui  variable. 
Mar  afuera  se  encuentra  casi  siempre  olas  altas  como  en  toda 
esta  zona  de  la  costa  del  país. 

Fauna  marítima. — Los  peces  principales  son  los  siguientes:  la 
corvina,  el  pejerrei,  el  lenguado,  la  cabinza,  el  bonito,  el  furel,  la 
sardina,  la  albacora,  el  tollo,  etc. 

Voi  a  ocuparme  de  la  albacora.  Este  gran  pez,  se  encuentra  en 
toda  la  costa  del  país  al  norte  de  Taltal  i  mas  abundantemente  en 
la  zona  comprendida  entre  Iquique  i  Antofagasta.    Se  acerca  a  la. 


44i  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

costa  en  febrero  para  alejarse  en  octubre,  i  alcanza  a  3  metros  de- 
largo sin  contar  la  espada.  Se  le  caza  enalta  mar  desde  3  hasta 
30  millas  de  la  costa  con  la  lanza,  especie  de  arpón  de  punta  es- 
pecial asegurada  en  una  corta  asta  de  medio  metí  o  de  largo  que 
lleva  la  línea  de  retension  i  va  enchufada  dentro  del  mango  o 
asidero,  mas  largo  i  mas  grueso,  del  cual  se  desprende  al  lanzar  el 
arpón.  Un  viaje  de  pesca  puede  demorar  de  uno  a  siete  dias,  según 
la  distancia  i  la  escasez  del  pez,  regresando  cuando  se  ha  captu- 
rado 2  a  4  ejemplares,  según  tamaño.  El  consumo  de  este 
pez  está  mui  jeneralizadoen  el  norte  los  precios  valían  entre  80  i 
160  pesos  el  ejemplar. 

En  esta  parte  de  la  costa  también  abunda  el  tollo,  que  alcanza 
a  un  gran  tamaño,  no  siendo  raro  vci'  ejemplares  hasta  de  3  me- 
tros de  largo.  De  su  hígado  se  estrae  un  aceite  medicinal  análogo 
al  del  bacalao  i  al  parecer  de  los  mismos  buenos  efectos. 

Pescadores. — Forman  aqui  un  gremio  importante  i  numeroso^, 
repartido  en  tres  agrupaciones:  Cav ancha.  Morro  i  Malecón.  Los 
primeros  i  últimos  usan  la  red  i  los  segundos  el  espinel.  En  total 
hai  175  pescadores  i  95  embarcaciones.  Merece  un  estudio  espe- 
cial la  pesca  en  cada  localidad. 

Cavancha  es  una  caleta  situada  una  milla  al  sur  de  la  ciudad, 
con  una  pistoresca  población  construida  a  orilla  del  mar  i  unida 
con  Iquique  por  un  tranvía.  Residen  aquí  60  pescadores  que  po. 
seen  35  embarcaciones,  i  debo  mencionar  especialmente  al  señor 
Antonio  Silva,  que  posee  un  bote  de  motor  con  el  cual  se  dedica 
a  la  pesca  en  alta  mar,  i  dos  botes  mas  a  remo. 

Las  ledes  mas  usadas  son:  el  pejerreyero,  de  hilo  número  8  con 
malla  de  25  a  26  milímetros,  de  40^2  metros  de  largo  i  2  a  2  ^,2 
de  ancho.  Cada  bote  con  dos  pescadores  lleva  una  a  cuatro  redes. 
i  saca  40  a  80  docenas  de  pejerreyes,  que  por  mayor  se  venden 
de  oO  a  80  centavos  la  docena,  según  la  época.  Aunque  se  les  pes- 
ca en  todo  tiempo,  abundan  mas  desde  setiembre  hasta  mayo. 

El  cabincero,  con  malla  de  15  centímetros,  40%  metros  de  lar- 
go i  50  mallas  de  ancho.  Un  bote  lleva  tres  o  cuatro  de  estas  re- 
des i  puede  sacar  en  un  viaje  100  a  150  cabinzas,  que  abundan 
en  verano,  cuando  persiguen  a  las  sardinas.  Una  sarta  de  tres  ca- 
binzas de  25  centímetros  de  largo  vale  de  30  centavos  a  3  pesos, 
según  estación. 

El  corvinero,  con  malla  de  10  a  15  centímetros,  de  40^2  metros. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza      [  L 

de  largo  i  de  35  mallas  de  ancho,   sirve  para  la   pesca  de   la  cor- 
vina, del  bonito,  del  furel,   etc.  La  primera  se   encuentra   en  ma 
yor  abundancia  desde  octubre  hasta  abril  i  un  ejemplar  ordinai'io 
vale  de  2  a  5  pesos. 

En  el  mar  próximo  a  Cavancha  se  encuentran  la  sardina  espa- 
ñola i  la  anchoa,  en  mayor  abundancia  la  primera,  sobre  todo  en 
verano,  aunque  en  esta  estación  es  de  menor  tamaño;  pero  se  la 
ve  todo  el  año.  Se  pesca  con  el  sardinero,  de  mallas  de  2.5  centí  - 
metros,  i  se  entrega  a  los  vendedores  de  pescado  del  mercado  al 
precio  de  20  centavos  la  docena.  Hace  poco  tiempo  se  ha  instala- 
do aquí  una  fábrica  de  sardinas  en  aceite,  pero  es  de  poca  impor- 
tancia. 

La  anchoa  se  pesca  también  con  cierta  frecuencia  i  se  entrega 
a  los  mismos  vendedores  del  mercado  al  precio  de  8  a  10  pesos 
un  canasto  que  pesa  poco  menos  de  un  quintal  español.  Arenque 
me  han  asegurado  los  pescadores  que  existe  en  este  mar  pero 
<iveo  que  toman  como  a  tal  a  la  sardina. 

En  el  Morro  los  pescadores  tienen  40  botes  a  los  cuales  está  des- 
tinado el  fondeadero  del  muelle  (molo?)  del  puerto.  Esta  agrupa- 
ción de  pescadores  se  dedica  esclusivamente  a  la  pesca  del  con- 
grio con  el  espinel.  Cada  uno  de  estos  aparejos,  del  largo  que  cabe 
en  un  canasto  ordinario,  tiene  350  a  500  anzuelos  i  cada  bote  van 
los  necesarios  hasta  enterar  2  a  3000  anzuelos.  En  verano  cada 
bote  pesca  en  término  medio  200  sartas  de  congrio  i  100  en  in- 
vierno; cada  sarta  pesa  casi  dos  kilos  i  se  vende  2  a  5  pesos  a  los 
revendedores.  Se  pesca  este  apreciado  pez  en  el  tramo  de  costa 
comprendido  entre  la  punta  Arena  al  sur  i  Chirquilla  i  caleta  Bue 
na  al  norte.  Como  carnada  usan  sardinas,  anchoas,  furel,  jibia, 
etc.  TjOs  pescadores  salen  a  pescar  3  o  4  veces  por  semana  en  ve- 
rano i  2  o  3  en  invierno. 

En  el  Malecón,  situado  en  el  estrerao  norte  de  la  ciudad,  hai 
v35  pescadores  con  20  embarcaciones,  los  que  se  ocupan  en  las 
mismas  faenas  de  pesca  que  los  pescadores  de  Cavancha. 

EsPENDiü  I  CONSUMO  DEL  PESCADO  EN  Iquique.  La  autoridad 
de  esta  ciudad  prohibe  estrictamente  vender  el  pescado  fresco  sin 
ser  examinado  por  los  inspectores.  Solo  después  de  ser  reconocido 
por  estos  se  entrega  a  la  venta,  de  lo  cual  se  encargan  20  vende- 
dores del  mercado  i  de  la  calle.  Apesar  de  que  el  espendío  no  al- 
canza a  satisfacer   el  consumo,  los   pescadores  no  trabajan  como 


446  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

podrían  hacerlo,  se  entregan  periódicamente  a  la  bebida  i  solo 
vaelven  a  sus  faenas  cuando  no  les  queda  un  centavo.  Los  habi- 
tantes de  la  pampa  salitrera  mui  rara  vez  logran  comer  pescado 
fresco,  aun  los  industriales  mas  acaudalados,  que  no  miran  en 
gastos  para  conseguirlo  haciéndolo  traer  de  Iquique.  En  el  mer- 
cado apenas  llega  el  pescado  desaparece  luego  de  las  mesas  i  a 
medio  día  no  queda  uno  solo,  como  me  lo  aseguraron  el  adminis- 
trador í  los  vendedores.  Esto  no  se  ve  en  ninguna  ciudaddel  sur 
i  es  mui  natural  que  suceda  aquí,  donde  el  agua  es  escasa,  la 
lluvia  rarísima,  el  pasto  desconocido,  i  por  consiguiente  no  puede- 
haber  ganadería.  La  jente  maniñesta  entonces  predilección  por  el 
pescado  fresco  i  no  se  limita  a  comer  unas  pocas  especies  coma 
en  el  sur.  En  los  hoteles  se  sirve  pescado  dos  veces  al  día  en  todo 
el  año,  i  no  hai  duda  que  en  Iquique  se  consume  cuatro  i  medía 
veces  mas  pescado  que  en  Valparaíso,  aunque  es  tres  veces  mas 
caro,  pues  allá  no  hai  mas  de  300  pescadores  para  300  000  habi- 
tantes mientras  aquí  hai  218  para  45  000.  Actuahnente  la  Munici- 
palidad de  Iquique,  siguiendo  el  deseo  del  Supremo  Gobierno,  se 
preocupa  de  buscar  los  medios  de  aumentar  la  producción  de  la 
pesca  i  su  abaratamiento  en  beneficio  de  la  población.  Un  día 
tuve  ocasión  de  hablar  con  el  alcalde  i  cambiar  ideas  con  él  sobren 
este  importantísimo  asunto.  Se  comprometió  a  dar  toda  clase  de 
facilidades  en  caso  de  que  nuestra  sociedad  empezara  la  venta 
del  pescado  aquí,  entre  otras  la  de  concedernos  un  local  en  el 
primer  piso  del  mercado. 

Aiitofagasta. — Capital  de  la  provincia  de  su  nombre,  tiene  4.5  000 
habitantes,  está  100  millas  al  norte  de  Taltal  i  480  al  norte  de  Co- 
quimbo. Es  uno  de  los  mas  importantes  puertos  destinados  a  la 
esportacion  de  salitre  i  metales  i  su  comercio  es  mas  activo  que- 
el  de  Iquique.  Hai  toda  clase  de  establecimientos  públicos  i  nume- 
rosas i  notables  casas  de  comercio  e  industrias  manifiestan  gran 
prosperidad  i  porvenir. 

Vías  de  comunicación. —  De  este  puerto  parte  la  larga  vía. 
férrea  a  Bolivia  que  llega  hasta  la  Paz,  capital  de  este  pais,  pa- 
sando por  Oruro,  i  despide  ocho  ramales  que  la  unen  con  numero- 
sas oficinas  salitreras  i  minerales  del  interior,  donde  viven  unos 
50000  habitantes.  Estos  trenes  internacionales  recorren  1162 
kilómetros  entre  Antofagasta   i  la  Paz  (850o0  habitantesj  en  42^ 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  447 

lloras  i  925  kilómetros  entre  Antofagasta  i  Oruro  en  34  horas.  Se 
puede  esportar  el  pescado  fresco  a  Bolivia  sin  pagar  derechos, 
pero  el  seco  o  conservado  paga  20  centavos  bolivianos  por  kilo 
con  150/0  de  recargo.  El  flete  es  de  2V2  centavos  oro  por  quintal 
métrico  i  por  kilómetro,  asi  que  hasta  Oruro  un  quintal  paga 
20.70  $  i  hasta  la  Paz  26.60.  Diariamente  (semanalmente?)  ha  i 
dos  veces  entrada  i  salida  de  vapores. 

Hai  aquí  dos  fábricas  frigoríficas,  pero  en  la  época  de  nuestra 
pasada  solo  una  estaba  en  trabajo.  Una  barra  de  hielo  (casi  50 
kilos)  se  vende  de  2.50  a  8  pesos.  Un  metro  cúbico  de  agua  pota- 
ble vale  2.80  pesos. 

Hai  en  Antofagasta  30  pescadores  i  18  embarcaciones,  que  se 
dedican  a  la  pesca  del  congrio,  corvina,  albaeora,  cabrilla,  car- 
binza,  pejeperro,  vieja,  furel,  bonito,  machuelo,  sardina,  etc.,  en 
todas  épocas  del  año. 

El  congrio  de  esta  rejion  es  casi  todo  colorado  i  su  área  de  pesca 
para  este  pueblo  alcanza  hasta  Mejillones  al  norte  i  Taltal  al  sur. 
La  mejor  época  para  su  pesca  comienza  en  mayo  i  dura  hasta 
fines  de  noviembre,  pero  también  se  le  pesca  en  los  otros  meses. 
La  carnada  es  la  sardina,  furel,  jibia,  lobo,  etc.  En  una  salida  un 
bote  con  3000  anzuelos  del  número  7  pesca  150  cabezas  término 
medio  de  todo  el  año;  un  ejemplar  ordinario  pesa  IV2  kilo. 

La  albaeora  se  encuentra  en  alta  mar  de  3  a  10  millas  de  la 
costa  desde  mayo  hasta  noviembre.  Un  bote  con  dos  tripulantes 
regresa  con  dos  o  tres  piezas,  que  se  venden,  las  grandes  a  130 
pesos  i  las  chicas  a  40.  El  tollo  abunda  pero  los  pescadores  lo 
desdeñan. 

Por  mayor,  vale  el  pescado  en  Antofagasta:  una  sarta  de  con- 
grios (casi  un  kilo),  un  peso;  una  corvina  (2  a  5  kilos)  1  a  5  pe- 
sos; una  docena  do  sardinas,  20  a  80  centavos;  media  docena  de 
cabrillas,  80  centavos;  media  docena  de  cabinzas,  80  centavos; 
una  docena  de  pejerreyes,  40  centavos;  un  pejeperro,  80  centavos; 
una  sarta  de  furel  (2  o  3  cabezas),  1.20  a  1.40  peso;  un  canasto 
regular  de  mochuelos,  4  a  5  pesos. 

Como  (lato  comparativo  anotaié  que  un  kilo  de  carne  de  vaca 
vale  2  pesos;  un  kilo  de  carne  de  chancho,  1.50  a  2.50;  una  gallina, 
5  a  8;  el  ciento  de  lechugas,  8;  un  repollo,  1  a  2  pesos. 

Sobre  el  espendio  del  pescado  en  Antofagasta,  diré  desde  luego 
que  esta  ciudad,  no  obstante  .su  iraportanciíi,  no  tiene  mercado, 


418  boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

iii  municipal  ni  particular.  Pero  actualmente  la  Municipalidad 
proyecta  la  ejecución  de  un  servicio  tan  indispensable  a  la  hijiene 
pública  como  remuneradora  para  la  caja  municipal. 

Por  esto,  el  pescado  i  el  marisco,  tan  pronto  como  es  desem- 
barcado, es  distribuido  inmediatamente,  pi'évia  inspección  de  la 
íiutoridad,  entre  unos  veinte  vendedores  que  se  reparten  en  la 
ciudad. 

Debido  al  escaso  número  de  pescadoi'es,  lo  traído  por  éstos  es 
poco  i  poco  variado,  i  no  es  fácil  comprar  lo  que  uno  desea.  Para 
remediar  esta  deficiencia,  va  de  vez  en  cuando,  como  dije  antes, 
un  destróyer  de  piopiedad  paiticular  hasta  Taltal  a  ti'aer  un  su- 
plemento de  pescado.  Se  está  foimando  aquí  una  sociedad  de 
pesca  por  las  principales  personas  de  la  localidad  para  salvar  esta 
falta  de  producción.  Pero  aun  en  las  malas  condiciones  actuales 
el  valoi-  del  pescado  consumido  aquí  pasa  de  40000  pesos  men- 
suales, cifra  que  fácilmente  podría  ser  quintuplicada  si  una  em- 
presa se  dedicara  a  pescar  en  gran  escala  para  abastecer  satis- 
factoriamente a  la  población  e  internar  el  sobrante  a  la  pampa  i 
a  Bolivia. 

También  en  esta  ciudad  hallé  mucha  buena  voluntad  de  parte 
de  la  autoridad  municipal  para  el  caso  de  llegar  a  este  puerto  la 
acción  de  nuestra  sociedad. 

Mejilioiies. — Está  situado  35  millas  en  línea  recta  i  57  navegan- 
do al  norte  de  Antofagasta  i  530  de  Coquimbo.  Es  un  puerto  nue- 
vo constiuido  por  el  capital  ingles  hace  ocho  años  para  la  espor- 
tacion  de  salitre  i  hoi  sus  habitantes  son  mas  de  7000.  Cuenta 
con  todos  servicios  i  residen  aquí  unos  diez  soldados. 

Hai  una  fábi'ica  frigorífica  con  capacidad  de  producir  10  tone 
ladas  de  hielo  al  dia  i  agua  resacada;  una  tonelada  de  agua  cues- 
ta 5  pesos  oro  i  10   una  de  hielo.  Se  está   instalando  una  cañería 
de  agua  potable  que  deberá  estar  colocada  en  el  curso  del  año  i 
que  dará  el  agua  a  1.25  peso  el  metro  cúbico. 

Mejillones  está  unido  a  Antofagasta  con  una  vía  férrea  de  137 
kilómetros  que  es  recorrida  en  cinco  horas  por  el  tren  que  sale 
diariamente  de  cada  uno  de  estos  pueitos  i  los  comunica  con  todas 
las  oficinas  salitreras  del  interíoi-. 

j\[ejíllones,  con  su  vasta  bahía  abrigada  al  oeste  por  la  punta 
Angamos  i  formada  al  sur  i  al  este  poi'  una  estensa  i  suave  playa 
de  arena,  que  encierra  un    mar   tan   tranquilo  que  no  se  nota  el 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  44 <» 

menor  oleaje,  con  una  hondura  regulai'  que  no  pasa  de  40  a  80 
inetros  a  P/s  milla  de  la  orilla,  es  seguramente  el  mejor  puerto 
■de  Chile.  El  calor  suele  ser  grande:  a  media  tarde  observé  35»  en 
el  aire  i  19"  en  el  mar. 

Unos  cuantos  millones  (millares?)  de  aves  marinas  que  se  dejan 
<?aer  todas  a  la  vez  como  una  avalancha  sobre  el  agua  cubi-iendo 
toda  la  bahía,  garantizan  la  abundancia  de  la  fauna  marítima  en 
<ísta  rejion.  Es  muí  frecuente  encontrar  en  la  playa  un  montón 
<le  sardinas  vaiadas  por  una  ola. 

Viven  aquí  diez  pescadores  que  poseen  seis  embarcaciones  í  se 
^ledícan  a  la  pesca  de  congrio,  corvina  lenguado,  albacora,  pe- 
japerro,  lisa,  sardina,  etc.,  con  el  mismo  material  que  en  los  otros 
puertos  vecinos  que  hemos  visitado.  La  zona  mas  abundante  en 
"Congrio  es  la  comprendida  entre  30  millas  al  norte  i  al  sui'  de 
la  bahía.  Un  bote  con  3000  anzuelos  coje  por  término  medio  200 
cabezas  en  cada  salida.  La  pesca  es  entregada  a  tres  vendedo  • 
res  que  la  distribuyen  en  la  población  i  eñ  la  pampa  vecina. 
A  Antofagasta  se  suele  remitir  pescado  para  suplir  la  deficiencia 
ya  anotada,  pagando  un  flete  de  3.42  pesos  oro  por  quintal  métrico. 

El  precio  del  pescado  es  el  siguiente:  congrio  2  a  2.b0  $  kilo, 
corvina  2.50  a  3  $,  lenguado  L80  $,  lisa  60  centavos.  La  carne 
de  vaca  vale  2  $  el  kilo  i  3  la  de  chancho,  una. gallina  regular 
íS  $,  un  repollo  0.80  a  1  $.  Una  tonelada  de  carbón  de  piedra 
70  $,  un  saco  carbón  de  leña  P.  Los  jornales  varian  entre  8  i  10 
pesos  diarios. 

La  sardina  se  encuentra  aquí  durante  todo  el  año,  pero  en  mas 
-abundancia  desde  agosto  hasta  mayo  i  de  un  tamaño  en  jeneral 
muí  uniforme,  sin  que  falten  ejemplares  de  gran  largo,  hasta  de 
28  centímetros.  Se  la  pesca  con  red  de  2V2  a  2=^4  centímetros,  de 
22  raeti'os  de  largo  i  IV2  de  ancho.  Una  embarcación  con  dos 
redes  de  esta  clase  estrae  con  frecuencia  8  a  10  quintales  españo- 
les de  sardinas  en  un  día. 

La  albacora  se  encuentra  en  mayor  abundancia  desde  abril 
hasta  agosto  de  3  a  15  millas  de  la  costa.  Lo&  pescadores  de  ésta 
bahía  se  dedican  tanto  como  los  de  Antofagasta  i  Tocopilla  a  la 
captura  de  este  pez,  raui  apreciado  en  el  norte.  Un  bote  puede 
traer  hasta  cuatro  i  su  precio  fluctúa  entre  40  i  70  pesos.  En  todo 
tiempo  abundan  los  tollos,  jeneralmente  mui  grandes,  de  4  a  5 
metros  de  largo. 


450  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


ALGO  SOBRE  LA  SARDINA  EN  CHILE 

En  la  costa  de  Chile  que  he  recorriio  durante  este  viaje  he  en- 
contrado dos  clases  de  sardina,  la  sardina  española  i  la  anchoa, 
llamadas  respectivamente  seguro  i  maiwashi  en  el  Japón.  Por  lo 
jeneral  la  sardina  de  Chile  es  mas  grande  que  la  de  los  mares  del 
Japón,  pues  su  tamaño  suele  llegar  a  25  centímetros  i  aun  a  30. 
Abunda  mas  en  la  costa  norte  del  pais,  porque  en  esa  rejion  la 
temperatura  del  agua  se  mantiene  entre  15»  i  21»,  favorable  a 
este  pez  estacional,  que  se  encuentra  todo  el  año  cerca  de  la 
orilla,  perseguido  constantemente  por  otros  peces  migratorios, 
especialmente  el  furel,  la  sierra,  etc. 

Es  lástima  ver  como  en  Chile  se  descuida  este  pez  tan  abun- 
dante i  aprovechable,  cuya  conserva  en  aceite,  comparada  con  la 
de  otros  peces  es  tan  sencilla,  a  la  vez  que  apetitosa  i  alimenti- 
cia. Hai  en  el  pais  dos  o  tres  fcibricas  de  sardinas,  que  no  alcan- 
zan a  afectar  a  la  importación  europea,  mui  considerable  i  que 
aumenta  cada  año,  al  punto  que  en  1911  alcanzó  a  1  735  181  kilos, 
avaluado  el  kilo  a  60  centavos  oro  en  aduana  Desde  algunos  años 
se  trae  de  España  i  de  Italia  cierta  cantidad  de  sardina  salada 
que  se  vende  de  1.20  a  1.60  |  la  docena,  precio  al  por  menor. 

Creo  quesería  una  industria  mui  remuneradora  aprovechar  la 
inmensa  cantidad  de  sardina  var;ida  qiíe  se  pierde  i  también  la 
que  fácilmente  podría  pescarse  para  fabiúcar  guano  de  pescado 
que  podria  esportarse  en  grande  escahí  al  Japón,  donde  es  mui 
usado  este  abono.  Con  el  mismo  objeto  podria  emplearse  el  ma- 
chuelo, el  arenque  ('?),  etc.  La  sardina  es  un  pez  nómade,  que  en 
verano  se  acerca  a  la  costa  en  enorme  cantidad.  En  agosto  pa 
sado  se  remitió  al  Japón  por  via  de  ensayo  once  cajones  de  dicho 
pescado  salado  por  nuesti-a  sociedad. 

Atendido  lo  dicho,  es  evidente  que  el  puerto  de  Mejillones  es  el 
mas  conveniente  para  instalar  la  fábrica  de  conserva  de  la  sar- 
dina, alíñenos  desde  el  punto  de  vista  de  la  abundancia  de  la 
pesca.  Otras  consideraciones,  entre  ellas  lo  subido  de  los  jorna- 
les, contrapesan  esa  ventaja. 

S.    NáKASIIlMA. 


boletín  Dií^  BOSQUES,  PESCA  1  CAl^A  451 

INFLUENCIA  CLIMATÉRICA 

DE  LAS  REPOBLACIONES  FORESTALES  EN  EL 
VALLE  DEL  HUASCO   I  SUS  ALREDEDORES 


[Continuación] 


Todo  lo  anteriormente  espuesto,  se  refiere  a  las  modificaciones 
que  las  grandes  masas  de  arbolados  pueden  ejercer  sobre  la  tem 
peratura  i  las  corrientes  aéreas;  diremos  ahora  algunas   palabi-as 
aunque  superficialmente,  sobre  la  influencia  que  esas  mismas  ma- 
sas puedan  tener  sobre  las  precipitaciones  atmosféricas. 

Nada  de  estraño  tiene  decir  aqui  que  el  año  es  malo,  esto  es, 
que  faltan  las  lluvias,  porque  se  está  habituado  a  carecer  de 
ellas.  Son  tantos  los  años  de  sequia,  que  las  lluvias  pueden  consi- 
derarse como  un  acontecimiento  poco  común. 

Si  todas  Jas  causas  que  determinan  la  precipitación  de  las  llu- 
vias, obedecen  a  fenómenos  completamente  ajenos  a  la  influencia 
de  los  bosques,  ¿porqué  no  caen  en  esta  rejion  abundantes  agua 
ceros, cuyos  suelos  tanto  lo  necesitan?  La  meteorolojía  nos  dice; 
la  cantidad  de  agua  caida  anualmente  aumenta  desde  los  polos  al 
ecuador;  ¿porqué  no  sucede  lo  mismo  aquí? 

Observamos  algunos  dias,  todos  los  caracteres  atmosféricos  que 
preceden  a  una  lluvia,  parece  que  solamente  es  cuestión  de  minu- 
tos lo  que  demorará  en  caei';  sin  embargo,  todo  dejenera  cuando 
mas  en  unos  cuantos  goterones,  disip¿\ndose  los  nublados  para  de- 
jar un  dia  de  verdadero  verano. 

Es  indudable  entonces  que  en  el  ambiente  hai  alguna  causa 
que  entorpece  la  precipitación  de  la  lluvia,  o  mejor  dicho,  falta 
un  estado  especial  para  determinar  su  caida. 

Si  damos  una  mirada  a  los  terrenos  que  rodean  el  valle,  todos 
los  que  a  nuestra  vista  se  nos  presentan,  son  suelos  secos  cubier- 
tos de  piedra  i  guijairos  que  reverberean  el  calor  del  sol  i  una 
que  otra  matita  de  algún  arbustillo  seco  o  próximo  a  secarse. 


452  BOLKTIÍí  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


Está  admitido  que  las  lluvias  se  producen  por  la  condensación 
brusca  de  una  masa  de  aire  cargada  de  humedad.  Antericrmente 
hemos  dicho  que  por  la  traspiración  de  las  plantas,  estas  abando- 
nan al  espacio  por  intermedio  de  las  hojas,  el  exceso  de  agua  ab- 
sorbida del  suelo,  en  cuyo  fenómeno  se  ocupa  parte  del  calor  del 
sol;  entonces,  evidentemente  el  aire  que  cubre  los  bosques  tiene 
que  ser  mas  frió  i  húmedo,  que  un  terreno  desprovisto  de  vejeta- 
cion  arbórea. 

Si  por  encima  de  un  bosque  pasa  entonces  una  corriente  de 
aire  colmada  de  humedad,  encontrando  aquí  un  ambiente  mas 
fríj,  el  vapor  de  agua  tendrá  que  condensai'se  i  precipitarse  al 
suelo  en  forma  de  lluvia. 

Esplicamos  también  anteriormente,  la  manera  cómo  se  encuen- 
tío  por  encim  1  de  los  bosques,  una  columna  de  aire  mas  húmedo 
que  en  un  terreno  desnudo  de  esa  clase  de  vejetacion.  Suponga- 
mos que  esa  humedad  llegue  a  su  punto  de  saturación,  i  pase 
en  ese  tiempo  una  corriente  de  aire  frío,  naturalmente  que  ese 
vapor  se  condensará  para  caer  al  suelo  en  forma  de  gotitas  de 
agua,  i  si  la  superficie  ocupada  por  los  bosques  es  considerable, 
^;porqué  no  en  forma  de  lluvia  mas  o  menos  prolongada? 

Refiriéndonos  ahor;i  a  la  influencia  que  puedan  tener  sobre  las 
iieladas,  sobre  todo  las  primaverales  que  causan  tantos  perjuicios 
en  las  siembras  tempranas;  diremos  que,  por  la  tendencia  que 
poseen  las  grandes  masas  de  arbolados  a  uniformar  la  tempera  - 
tura,  estas  heladas  son  mas  raras  en  los  bosques  i  sus  alrededo- 
res, q;ie  en  un  campo  donde  falta  la  vejetacion  arbórea. 

En  resumen,  hemos  visto  la  manera  cómo  los  bosques  pueden 
influenciar  grandemente  sobre  la  climatolojía  local  de  una  rejion; 
pero,  para  que  esas  variaciones  sean  dignas  de  tomarse  en  cuen- 
ta, es  necesario  también  que  las  superficies  cubiertas  por  ellas, 
sean  de  una  magnitud  digna  de  llamar  la  atención. 

Conocidos  los  beneficios  que  por  este  lado  nos  proporcionan  los 
bosques,  es  evidente  que  nadie  se  negará  a  prestar  su  concurso 
en  la  tarea  de  la  repoblación  de  los  terrenos  forestales,  que  ocu- 
pan tan  grandes  estensiones  en  esta  rejion. 

José  a.  Ibarra. 
Continuco'á). 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESO  A  1  CAZA 


LOS  BOSQUES  1  LAS  AGUAS 


'% 


INFLUENCIA  DE  LOS  BOSQUES  SOBRE  LA  CANTIDAD  DE  AGUA  ATMOS 

FÉRICA  LLEGADA  AL  SUELO. 

El  agua  que  llega  a  la  tierra  proviene  de  tres  fuentes  princi- 
pales: 

1."  De  las  lluvias,  nevadas,  granizadas,  etc.,  que  formándose  en 
las  capas  superiores  de  la  atmósfera,  se  precipitan  sobic  el  suelo; 

2  o  De  las  condensaciones  del  vapor  en  la  superfície  de  los  ve- 
jetales  cuando  estos  son  mas  frios  que  el  aire;  el  agua  asi  con- 
densada  llega  a  la  tierra  en  estado  sólido  o  en  estado  líquido  i  en 
este  último  caso,  sea  cayendo  a  través  del  aire,  sea  deslizándose 
a  lo  largo  de  los  tallos  o  troncos; 

3.0  De  las  condensaciones  que  se  operan  en  las  partes  supeiti- 
ciales  del  suelo  mismo  o  en  su  cubierta  de  hojas  secas  cuando  el 
suelo  está  arbolado. 

Nosotros  empezaremos  por  aislar  esta  última  fuente  de  alimen 
tacion  del  suelo  en  agua,  no   porque  ella  sea  sin  importancia  sino 
porque  es  completamente  desconocida  (1). 

En  el  capitulo  precedente  se  ha  visto  i  con  detalle  que  la  pre- 
sencia del  bosque  aumenta  mui  sensiblemente  la  humedad  del  si- 
tio donde  él  se  encuentra. 

Este  resultado  se  adquirió  incontestablemente  a  lo  menos  para 
el  caso  (único,  es  cierto  observado  por  la  oficina  de  Investi- 
gaciones de  Nancy  (2).  Durante  33  años  consecutivos,  sin  ninguna 


(1)  Giseler,  citado  por  M.  Ney  (der  AVald  und  die  Quellbildung,  Metz, 
1901),  ha  constatado  que  en  un  tubo  de  vidrio  mantenido  a  cero  grado  i  colo- 
cado en  una  pieza  cuya  temperatura  quedaba  uniformemente  igual  a  -4,5°  se 
condensaba  en  un  año  una  cantidad  de  agua  correspondiente  a  una  capa  de 
lluvia  de  35  centímetros  de  espesor. 

Es  superfino  hacer  notar  aquí  que  esta  esperiencia  no  da  mejores  i-esulta- 
dos  que  tantas  otras  efectuadas  en  materia  de  agronomía  en  los  laboratorios, 
i  no  ha  aportado  luz  sobre  la  materia.  Las  cosas  pasan  de  otro  modo  en  la  na- 
turaleza que  en  las  condiciones  donde  están  obligados  a  colocarse  los  esperi- 
mentadores. 

(^)  Nuevas  esperiencias  han  sido  emprendidas  bajo  nuestra  iniciativa 
desde  el  l.o  de  Enero  de  1903,  sobre  diferentes  puntos  de  los  Vo?gos  france- 
ses, a  fin  de  comprobar  la  jeneralidad  de  los  hechos  observados  en  los  alrede- 
dores de  Nancy. 


454  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

diverjencia,  se  ha  conatatado  que  mientras  en  el  centro  del 
bosque  de  Haye  (7000  hectáreas  de  hayas,  olmos  i  encinas)  cae 
anualmente  en  terreno  desnudo,  sobre  un  terreno  descuajado  de 
algunas  hectáreas,  848.7  milímetros  de  agua,  no  caen  mas  que 
796.9  en  la  orilla  del  bosque  i  solamente  650.6  en  terreno  semejan 
te  pero  distanciado  del  bosque;  se  recuerda  que  esta  diferencia  es 
en  el  mism  o  sentido  todos  los  años  i  en  todas  las  estaciones, 
cualquiera  que  sea  la  dirección  de  los  vientos  i,  sin  ser  invertida 
sufre  solo  una  lijera  alteración  por  la  variación  de  las  lluvias 
anuales. 

Las  mediciones  de  M.  Fautrat,  igualmente  espuestas  aquí,  como 
las  de  M.  de  Pons  en  la  selva  de  Tron9a¡s  (AUier)  aunque  me- 
nos concluyentes  porque  se  estienden  sobre  un  número  menos 
largo  de  años,  muchas  otras  proseguidas  todavía  en  Alemania, 
Austria,  Rusia  e  Indias  Inglesas,  etc.,  permiten  creer  en  la  jenerali- 
dad  del  fenómeno. 

Si  las  cimas  de  los  macizos  son  mas  regadas  que  los  campos 
vecinos  ¿sucederá  lo  mismo  en  un  suelo  forestal? 

Aquí  las  observaciones  irreprochables   son  mucho  mas  raras. 

No  es  suficientes,  en  efecto,  para  tener  una  idea,  aun  aproxi- 
mada, de  la  cantidad  de  agua  que  llega  a  un  suelo  forestal,  colocar 
un  pluviómetro  bajo  la  cubierta  de  los  árboles.  Como  lo  hacia  no- 
tar ya  Mathieu  hace  mas  de  treintaaños,  la  cantidad  de  agua  reco- 
jida  variará  singularmente  según  que  el  pluviómetro  sea  colocado 
al  abrigo  de  la  red  de  las  grandes  ramas  o  bajo  una  abertura  co- 
locada en  la  cima  o  bien  debajo  de  la  mitad  de  una  rama  o  en  la 
estremidad,  que  obrará  como  una  gotera  inclinándose,  i  le  echará 
todar-el  agua  i  toda  la  nieve  caídas  sobre  su  superficie  i  sobre 
las  ramas  superiores.  M.  Hoppe  (1)  ha  demostiado  que  los  plu-, 
viómetros  colocados  a  muí  pequeñas  distancias  los  unos  de  los 
otros  bajo  un  mismo  árbol,  recibían  cantidades  de  agua  que  va- 
riaban en  proporciones  verdaderamente  increíbles.  En  fin  un 
procedimiento  parecido  que  no  toma  en  cuenta  la  cantidad  de 
agua  que  llega  al  suelo  deslizándose  a  lo  largo  de  los  troncos  en 
proporción  que  pueda  alcanzar  a  15  o  20  por  ciento,  puede  ser 
desfavorable  para  la  caída  anual,  sea  que  esta  agua   provenga  de 


(1)  Eegenviessungen  unter  Baumkroneti,  núm.  11  de  los  Mitteilungeu 
aus  dem  forsüichen  Versuchswesen  Oestevreichs,  Viena,  1896. 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  455 


las  lluvias,  sea  que  ella  haya  sido  ti'asegada  de  la  atmósfera  por 
via  de  condensación  sobre  las  hojas  o  los  tallos. 

Es  por  esta  razón  que  no  se  hará  aquí  ninguna  mención  de  los 
resultados  obtenidos  en  Francia  o  en  el  estranjero  mediante  los 
pluviómetros  ordinarios  colocados  bajo  los  árboles.  Los  únicos  da- 
tos verdaderamente  demostrativos  son  los  obtenidos  por  el  dispo- 
sitivo tan  simple  i  tan  perfecto  ideado  por  Mathieu  en  1867  i  que 
ha  sido  conservado  por  la  Estación  de  Investigaciones  de  Nancy 
durante  32  años  de  observaciones.  He  aquí  su  descripción  tomada 
del  autor  (1). 

«La  estación  de  Cinq  Tranchées,  situada  alrededor  de  8  kilóme- 
tros al  Oeste  de  la  ciudad  de  Nancy,  a  la  altitud  de  860  metros, 
está  situada  en  el  centro  de  una  vasta  i-ejion  boscosa,  laHaye,  que 
forma  el  asiento  calcáreo  de  la  oolita  inferior.  Dos  pluviómetros 
se  han  colocado:  el  uno  en  pleno  bosque  bajo  un  grupo  de  hayas 
medianamente  tupidas,  de  40  años  de  edad  en  1866;  el  otro  a  poca 
distancia  del  anterior,  en  medio  de  un  espacio  descubierto  de 
varias   hectáreas   vecino    a  la   casa   forestal  de   Cínq-Ti'anchées. 

«La  cantidad  de  agua  pluvial  que  recibe  un  pluviómetro  coloca- 
do en  una  selva,  puede  variar  con  la  posición  del  instrumento  se- 
gún que  ella  corresponda  a  los  llenos  o  a  los  ralos  del  follaje.  Pa- 
ra evitar  esta  causa  de  error  el  pluviómetro  de  la  selva  es  de 
construcción  especial:  está  provisto  de  un  receptor  de  gran  dimen- 
sión cuya  superficie  circular  es  exactamente  igual  a  la  proyección 
de  la  copa  de  uno  de  los  áiboles  del  macizo  (2).  El  tronco  de  uno 
estos  lo  atraviesa  en  su  centro  i  está  rodeado  por  una  golilla  o 
cono  invertido  ajustado  al  tronco;  gracias  a  esta  disposición  se 
puede  recojer  el  agua  que  se  escurre  a  lo  largo  de  aquel,  sea  a 
consecuencia  de  una  lluvia  prolongada  o  de  una  garúa  intensa, 
sea  después  de  un  deshielo  que  produce  la  fusión  de  la  nieve  fi- 
jada sobre  las  ramas. 

Comenzadas  en  1867,  las  observaciones  han  sido  proseguidas 
hasta  1898,  en  que  un  accidente  acaecido  a  uno  de  los  aparatos  im- 
pidió continuarlas.  Ellas  abarcan  pues  un  periodo  de  32  años. 


(1)  Météorologie  comparée  ngricole  et  forestiére,  informe  al  subsecreta- 
rio de  estado,  1678,  en  el  c\va\  Mathieu  da  cuenta  de  los  resultados  de  los 
once  primeros  años  de  observaciones. 

(2)  Este  árbol  era  uu  carpe  de  41  años  al  iniciarse  las  observaciones,  de 
forma  regular  i  de  copa  tupida. 


456  boletín  de  BUSQUES,  PESCA  I  CAZA 


INFLUENCIA  DE  LOS  BOSQUES   SOBRE  LA  INFILTRACIÓN 

DE  LAS  AGUAS 

Se  conoce  la  influencia  del  estado  arborizado  sobie  la  cantidad- 
de  agua  atmosférica  Cciida  al  suelo.  Conviene  examinar  ahora 
cómo  los  bosques  modifícan  las  condiciones  de  alimentación  de 
los  manantiales  obrando  sobre  la  infiltración  profunda  de  estas- 
aguas  hasta  las  napas  subteri'ííneas  que  dan  orijen  a  las  ver- 
tientes. 

De  las  aguas  que   caen  al  suelo  una  parte  so  escurre  en  la  su 
perficie  i  llega  directamente  a  los  cursos  de  agua  por  escurrimien- 
tos.  Se  llama  aguus  bravas  a  las  que  se  deslizan  así  en  la  superficie 
sin  penetrar  en  el  suelo  i  coeficiente  de  escurrimiento   el   numera 
que  espresa  su  importancia  relativa. 

Una  segunda  parte  vuelve  directamente  a  la  atmósfera  en  esta- 
do gaseoso  a  consecuencia  del  fenómeno  de  la  evaporación  física. 

Una  tercera  parte,  después  de  haber  penetrado  en  las  capas 
superficiales  del  suelo,  es  absorbida  perlas  raices,  que  la  llevan  ai 
cuerpo  de  la  planta.  Esta  agua  es  parcialmente  utilizada  para  for- 
mar los  tejidos  de  los  vejetales,  pero  la  mayor  parte  vuelve  a  la 
atmósfera  en  forma  gaseosa  por  los  poros  o  estomas  de  las  hojas- 
después  de  haber  depositado  en  ellas  ios  elementos  minerales  ne 
cesai'ios  para  el  crecimiento  i  desarrollo  de  las  plantas. 

Este  importante  fenómeno  se  llama  evaporación  jisiolójica  i  reti- 
ra del  suelo  cantidades  considerables  de  agua  que  había  ya  pene- 
trado a  profundidades  mas  o  menos  intensas  conforme  a  las  con 
dicíones  de  los  vejetales. 

Se  concibe  que  la  zona  así  desecada  está  necesariamente  muí 
cerca  de  la  superficie  del  terreno  en  los  casos  de  yerbas  o  cereales 
de  raices  superficiales  o  próximas  al  suelo,  mientras  que  podrá 
ser  muí  profunda  en  los  casos  de  árboles  de  bosques  cuyas  raíces 
penetran  a  mucha  profundidad  especialmente  en  los  suelos  per- 
meables, 

{Conthniard). 


SUMARIO  DE  NOVIEMBRE 

Veda   de  la  pesca. — Necesidad  de  esiromar  su  vijilancia.— Editorial.  257 

La    pesquería    territorial   (coiitinuacion). —  Federico    Albert 259 

La  hijiene   de   la  caza. — O.    Silva    Ch 288 

El  Congreso    forestal  maderero    de    Paris. — L.  Elzo  Baquedano...  291 

Bosques  andinos  por  Humberto  Giovanelli 304 

Asociación    forestal   mediterránea. — R.    Elzo    Baquedano 313 

Miscelánea. — La  protección  i  fomento  de  bosques  en  Korea  implan- 
tado por  los  japoneses.—  Otro  bosque  petrificado. 

SUMARIO  DE  DICIEMBRE 

Bosques,  pesca  i  caza  en  el  Congreso  Agrícola  de  Concepción,  Editorial 

por  la  Redacción 321 

Conveniencia  de  forrnar  una  «Union  central  de  intereses  madereros». — 

F.  Albhrt 323 

El  problema  pesquero  en  Chile  (conclusión). — F.  Albbrt 330 

Descripción  de  los  peces  mas  convenientes  para  el  cultivo  artificial  en 

el  pais. — P.  Golusda 348 

Los  bosques  i  los  manantiales 367 

Miscelánea. — El  oríjen  de  las  perlas  finas. — Primas  i  premios  para  las 
plantaciones  de  bosques  en  Westfalia.; — La  plantación  de  pinos 
en  terrenos  agrícolas  en  Alemania. — La  plantación  de  bosques 
en  arenales.  -  Los  derechos  de  importación  de  las  maderas  en 
Alemania 372 

SUMARIO  DE  ENERO 

Un  paso  adelante:  el  proyecto  de  lei  de  Bosques,  Pesca  i  Caaa  en  la 

tabla  del  Senado.  Editorial.— La  redacción 377 

El  pimiento  de  Bolivia  (Schinus  molle). — F.  Albert 381 

El  nogal  negro  (Juglans  nigra). — F.  Albbrt 386 

Piscicultura,  Lagunas  i  sü  construcción. — P.  Golusda 390 

Los  bosques  i  los  manantiales  (continuación) 405 

Leyes,  decretos  i  ordenanzas  sobre  bosques,  plantíos,  pesca  i  caza. — 

C.  Sagb 410 

^Miscelánea: — Saludo  de  bienvenida  a  la  comisión  forestal  arjentina. — 
El  aumento  de  valor  por  el  crecimiento  de  los  bosques  en  Alemania. 
— El  agotamiento  de  los  bosques  en  Finlandia. — Reglamentación  de 
la  venta  del  pescado  en  Santiago.  -  Un  pueblo  comedor  de  pes- 
cado  , 421 


BOLJETIN 


ÜE 


Bosques,  ?esca  i  Caza 


TOMO  II  -]NraM.  e  > 

MARZO  1914  i== 


DiniocTORKs:  Federko  Albert,   Ernesto  Maldonado  i  Carlos  Sage 


k: 


STJMAI^IO 

Pájs. 


Alerce  del  Japón  (Larix  leptolepis). — F.  Albert 457 

El  hikori  blanco.  Hicoria  ovata  o  Carya  alba. — F.  Albbrt 462 

Cultivo  de  especies  salmonídeas. — P.  Golcsda 466 

Los  bosques  i  las  aguas.— H.  Novion. 470 

Mií?celánea. — Bosques  suburbanos.— Un  árbol  peligroso. — Un  nuevo 
método  para  conservar  maderas. — Una  nueva  estación  de  ensa- 
yos químicos  de  fes  maderas 486 


SANTIAGO  ÜECHILIÍ 

IMPRENTA  CERVANTES 

PELICIAS,    1805 

iei4 


.  ANUNCIOS 

El  Boletín  aparece  una  vez  al  mes  i  se  impriintt  eu  5,00C  ejemplares. 
Colaboraciones  i  avisos  deben  dirijirse  a  Claras  198. 

Este  Boletiu  se  reparte  gratuitauíetite  a  las  persouaa  que  maudeu  su 
dirección  exacta  a  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i  Caza. 

SANTIACtO.  —  Ciaran  108. 

~  SUMARIO  DE  JULIO 

Un  año  de  labor. — editorial 1 

,Lo8   Bosques,  su  conservación,  esplotacion   i  fomento. — Federico  Al- 

bert é 4 

El  Problema  pesquero  en  Chile.  -  Fedarico  Albert 47 

De  las  Claras  en  la  dasonomía  moderna. — üe  La  Revista  de  Montes, 

Madrid 57 

MisCHLÁNBA. — Disposiciones  del  Código  Civil  que  se  refieren  al  ejerci- 
cio de  la  pesca  en  Chile.  —El  aceite  de  hígado  de  bacalao. — La 
industria  de  las  conservas  de  pescados  i  mariscos. 

SUMARIO  DE  AGOSTO 

La  Clausura  de  la  Caza. — Editorial 129 

La  Pesquería  en  Aguas  Fluviales.— Fbdidrico  Albert 132 

Los  Aluviones — Su  relación  con  los  bosques.— Daniel  Zblada 153 

Los  Permisos  de  Caza  de  Lobos. — Luis  Castillo •••••.• 156 

La  Madera — (Continuación). — Ernesto  Maldonado ....1. 160 

Alboricultura  Forestal  en  el  Valle  del  Huasco. — Carlos  Nazarit 188 

Miscelánea. — Árbol  trasformado  en  diario. 


SUMARIO  DE  SETIEMBR 


ii. 


El  Congreso  Internacional  de  Pesca.-  Editorial 65 

El  Problema  Pesquero  en  Chile. — Federico  Albf.rt 69 

Algo  sobre  los  Bosques  de  los  Territorios  de  Neuquen  i  Rio  Negro* 

(Colaboraciojí).  —Humberto  Giovanelli 104 

De  las  Claras  en  la  Dasonomía  Moderna, — De  «La  Revista  de  Mon- 
tes.» Madrid 1 12 

Las  Plantaciones  en  el  Balneario  de  Pichilemu  (Colaboración), —Eva- 
risto S.  Merino  C — 116 

Rol  que  desenpeñan  los  macizos  forestales  i  su  importancia  —  (Cola- 
boración), -  Óscar  Bravo  L 121 

Miscelánea. —  La  escasez  de  maderas  para  celulosa, — Nuevo  vagón 
frigorífico. — Una  organización  moderna  del  servicio  forestal  en 
Grecia.  — Servicios  de  teléfono  en  los  incendios  de  Bosques. 

^  SUMARIO  DE  OCTUBRE 

Lejislacion  i  reglamentación  vijente  en  el  ramo  de  Caza. — Editorial...  193 

El  Problema  pesquero  en  Chile. — F.  Albert 198 

Migraciones  observadas  en  la  Fauna  i  Flora  de  Chile. — L.  Castillo, 

J.  Dev  J 224 

Oliscelánea. — Un  hermoso  ejemplo. — El  Consejo  Superior  de  Bosques 

de  Alemania. — El  distrito  forestal  de  Aquisgran  en  Alemania. — 

Los  peligros  de  la  destrucción  de  los  bosques. — La  prolifidad  de 

los  oeces.  - 


mil  II  eosfoss,  m  i  cízí 


Tomo  2 


Santiago,  Marzo  de  1914 


Niíni.  9 


ALRIICE  DEL  JAPÓN 

(LARIX    í,Kl'T01,l':iMS) 


Nombres  vulgares.  -Kaia  raatsu  i  Fusi  matsu,  en  el  Japcii;  Ja- 
pauisclie  Litrehe,  en  Alemania;  Méléze  du  Japón,  en  Francia;  Ja- 
pan  ese  Larch,  en  Inglaterra;  Aleice  del  Japón,  en  España  i  Chile. 

*S¿»ó?iímo.s".  —  Larix  leptolepis  Murr;  Larix  japónica  Carr;  í.arix 
sieboldi  Zuce;  Abies  leptolepis  Sieb;  Piniis  leptolepis  Endl;  Larix 
leptolopis  minor  Hort;  i  Larix  murrayana  Maxim. 

Patria.  -Japón  desde  el  grado  35  al  41,  en  la  cordillera  de  la  isla 
Nipón,  mui  común  en  las  islas  Yeso  i  Karafta,  Aclimatado  con 
éxito  en  Europa,  Süd  África,  Sud  iVustralia  i  China. 

Descripción.  —Tronco  raüi  derecho  i  liso;  corteza  al  principio  ceni- 
cienta, en  la  vejez  algo  rajada,  de  color  rojo  bruno;  copa  pirami- 
^  ¿al,  mas  Larde  cónica  redondeada,  raíz  mui  profunda  i  abarcado- 

2  ■ 

03   ' 


45S 


boletín  de  bosques,  pesoa  i  caza 


ra;  ramas  horizontales,  con  una  corteza  roja  bruna,  no  están  colo- 
cadas verticiladas;  brotes  lustrosos  brunos  oscuros,  que  salen  de 
las  raraitas  secundarias  en  forma  de  protuberancias;  hojas  caducas 
1,3  a  3,5  centímetros  de  largo;  0,5  a  1  metro  de  ancho,  lineales, 
blandas,  en  la  punta  obtusas,  en  la  base  adelgazadas,  verdes  azu- 
lejas a  verdes  frescas,  en  la  cara  inferior  con  dos  líneas  blanquiz- 
cas azulejas;  flor  femenina  verde  amarillenta  con  escamas  borda- 
das purpiireas;  conos  ovalados,  redondeados,  peimanecen  abiertos 
muchos  años  en  los  árboles,  a  veces  casi  en  forma  de  bolas;  esca- 
mas ovaladas,  redondas,  muí  delgadas  i  débiles,  de  color  rojizo 
brumo  pálido,  borde  en  la  punta  algo  escotado  i  doblado,  en  el 
dorso  lijeramente  listado  i  provisto  de  pelos,  bracteas  ovaladas 
redondas  o  lanceoladas  agudas,  brunas  rojizas,  apenas  de  la  mitad 
del  largo  de  la  escama;  semilla  ovalada  redonda,  bruna  pálida,  3 
a  4  milímetros  de  largo;  2  milímetros  de  ancho,  alas  brunas  lustro- 
sas del  largo  de  la  escama  i  doblada  como  ésta. 

Dimensiones. — Árbol    de  30 
metros  de  altura,  con  un  diá- 
metro de  1  a  1.20  metro,  raras 
i       '  veces   35  metros  de  alto  con 

un  diámetro  de  1,5  metro. 

(7rm/»¿e?i#o.— Regularmente 
lijero;  obtiene  en  Alemania, 
jeneralmente,  en  un  año  0.15 
metros,  en  5  años  2,5  metros, 
en  10  años  6  metros  i  en '15 
años  10  metros;  en  Biesenthal 
en  12  años  10  metros;  de  diá- 
metro 11  centímetros;  en  Cho- 
rin  en  9  años  11  metros,  20 
años  23  metros,  25  años  29 
metros.  Lo  que  mas  llama  la 
atención  que  forma  desde  el 
principio  un  tallo  recto  i  único. 
En  Portugal  (Bussaco\  ob- 
tiene en  40  años  28  metros 
con  un  diámetro  de  45  centí- 
metros. 
En  Australia  crece  en  2  años  0.35  metro;  3  años  0.75  metro;  4 


boletín  DK  bosques,  pesca  i  caza  459 

añ08    J,28   metros;  5   años  2,20  metros;  6  años  3,5  metros;  7  años 
4,4  metros;  15  años  10  metros. 

En   Chile   talvez   podremos   esperar  de  el  mas  o  menos  los  si- 
guientes desarrollos: 

Ediid  en  año.s  Aliara  cu  niotros  Diámetro  en  ewntímctros 


10 

6  a  12 

20 

15  a  21 

30 

20  a  25 

4U 

25  a  30 

7  a  12 
15  a  22 
20  a  28 
25  a  35 

Los  ensayos  hechos  demuestran  su  mayor  rusticidad  i  mejor 
crecimiento,  que  el  alerce  europeo  (Larix  europaeii). 

Madera. — Albura  delgada,  blanquizca  amarillenta;  dür¿imen  ro- 
jizo amarillento,  los  anillos  anuales  bien  marcados;  olorosa,  regu- 
larmente liviana,  lustrosa,  poco  flexible  pero  elástica,  resistente  i 
mui  durable  en  contacto  con  la  humedad  i  debajo  del  agua,  fácil 
de  partir,  algo  resinosa;  el  peso  especifico  es  jeneralraente  de 
0.47  gramos,  pero  varía  de  0.45  a  0.66;  100  gramos  de  madera 
poseen  de  2  a  3,7  gramos  do  resina. 

Usos. — Se  estima  mucho  en  toda  clase  de  construcciones,  ya 
sean  navales,  terrestres  o  hidráulicas,  lo  mismo  en  la  mueblería, 
carpintería,  torneria,  etc.;  leña  infei'ior.  El  tronco  suda  una  espe- 
cie de  maná;  la  resina  ya  no  se  esplota;  raras  veces  se  usa  la  cor- 
teza nueva  para  curtir. 

Jer/'e?io.— Prefiere  los  suelos  profundos  arcillosos  i  maicillosos, 
algo  humíferos  i  frescos;  se  encuentra  en  el  Japón,  sobre  todo  en 
las  rocas  volcánicas  descompuestas,  en  cascajos,  rodados  antiguo  % 
etcétera.  Se  da  bien  en  los  gredosos,  graníticos,  pizarrosos,  calcá- 
reos, algo  secos  i  apretados,  arenosos,  etc.;  no  esmui  exijente  en  hx 
calidad  del  suelo,  pero  necesita,  sobre  todo,  un  terreno  permeable; 
no  se  da  bien  en  los  suelos  de  poca  profundidad;  perece  en  iuiinc- 
dades  algo  detenidas,  por  pocas  que  sean. 

Clima.— Sq  da  mejor  en  los  faldeos,  lomas  i  crestas  de  coi'ros, 
aun  donde  domina  un  aire  húmedo  [SOYo)  i  donde  las  lluvias  anua- 
les no  pasen  de  306  milímetros.  Un  clima  templado  fresco  a  frió  i 
alpino  es  lo  que  prefiere  en  el  .hipon,  con  una  temperatura  media 
de  12  a  15^6  en  el  verano  i  una  media  anual  de  4  a  7";  resiste 
calores   de   38'^  i  fríos   de  15  i  mas;   no   se   hiela   en   Alemania. 


4C0  íiOl.KTLN   DI-:  r.OSQUKS,  ÍM'SCA  1  CAZA 


Lluvias  anuales  de  800  a  2.500  milímetros  i  mas  aceleran  el  creci- 
miento. Se  halla  sobro  todo  en  alturas  de  1. 500  a  2  70<)  metros 
sobre  el  mar,  pero  existe  en  los  planos  i  a  mucha  mayor  altura 
en  la  cordillera. 

La  rejion  cultural  se  csticnde  de  Coquimbo  al  Territorio  de  ]\[a 
^a llanos,  pero  la  conveniente  es  solo  do  Aconcagua  a  Chiloé,  con 
pief srencia  de  Colchagua  a  Puerto  Montt.  Por  su  lento  desarrollo 
en  comparación  con  otras  coniferas  solo  se  recomienda  su  cultivo 
de  Concepción  al  sur  o  en  situaciones  frías. 

La  semilla  se  da  a  los  10  a  12  años  de  edad  del  árbol,  pero  je- 
neralmente  es  solo  servible  a  los  14  o  15  años,  malura  en  otoño  i 
se  cspaice  en  el  suelo  en  la  primavera;  1  kilo  posee  de  150  a  1(30,000 
granos  ciue  pieiden  la  facultad  de  jerminar  comunmente  a  los  8  o 
4  años. 

Zo.s*  almacigos  se  hacen  apenas  se  reciba  la  semilla  a  la  sombra 
de  una  ramada  en  los  meses  de  Enero  a  Febrero  para  avanzar  un 
año  de  crecimiento;  pero  comunmente  se  hace  de  Junio  a  Agosto. 
.Termina  4  a  5  semanas  después  de  la  siembra  con  6  (raras  ve- 
ces de  5  a  7)  cotiledones  coitos,  débiles,  voi-des  azulejos.  La  plan- 
ta llega  a  15  centímetros  en  la  primera  temporada. 

EL  repique  se  efecti'ia  al  fin  del  primer  año  a  macetero,  cajón  o 
planta  banda. 

La  plantación  se  hace  mejor  con  árboles  de  2  años  de  edad  de 
20  a  30  centímetros  de  alto,  porque  la  raiz  profundiza  muí  lijero 
i  dificulta  la  trasplantación  cuando  posee  mayor  desarrollo;  árbo- 
les de  mas  de  3  años  de  edad  se  avejetan  con  facilidad  al  em- 
plearlos. 

Se  puede  usar  la  siembra  directa,  pero  es  antieconómica.  Con 
raiz  desnuda,  de  champa  i  de  macetero  se  da  bien,  pero  es  mejor 
la  plantación  con  raiz  desnuda. 

Tjas  distancias  pueden  ser  de  1  x  1,25  hasta  do2  x  2  metros,  pero 
es  preferible  elejir  un  término  medio  de  1,5X1,5  o  de  1,5x2,  por- 
que no  sufre  bien  las  uniones  esti'echas  i  necesita  que  la  copa  cslé 
bastante  aireada. 

En  avenidas  puede  ser  colocado  en  intervalos  de  1  a  4  metros. 

La  re2)roducaon  natural QS muí  snt\s[a.ctor\ñ  en  situaciones  altea- 
das i  asoleadas,  pero  insignifícante  en  la  sombra  o  con  un  exceso 
de  protección  superior. 

Mezclas. — El  alerce  del  Japón  se  encuentra  mezclado  en  la  re- 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  Í'ESCA  1  CÁ^^A  06! 

jion  templada  abrigada  con  encinas  (Quercus),  hayas  (Fagus),  ol- 
mos (Ulmus),  castaños  (Castanea),  nogales  (Juglans),  etc.;  pero  en 
estos  caeos  ocupa  el  alerce  siempre  his  situaciones  dominantes  en 
íoima  de  manchas,  como  ser  lomas  de  colinas,  etc.  En  la  rejion 
templada  fria,  ya  se  halla  el  alei'ce  mezclado  en  mayor  o  menor 
número  con  tpugas  o  hemlock  (Tsuga  divcrsifolia),  piceas  (Picea), 
abetos  (Abies)  i  algunas  pocas  clases  de  pinos  (Pinu?).  En  \n.  1  ejión 
fria  i  alpina  abundan  los  Larix  a  vece?  en  bosques  limpios  de  bas- 
tante estension  i  se  hallan  mezclados  con  aiboliios  de  hoja  caduca, 
pinos  (Pinus  punn'lla)  i  píceas  (Picea). 

El  alerce  del  Japón  es  uno  de  los  árboles  forestales  mas  exijen- 
tes  en  luz;  desde  la  primera  juventud  no  sufre  una  protección 
superioi'  i  se  avejenta  con  ella;  tampoco  se  mantiene  bien  en 
uniones  mui  estrechas  i  lehusa  una  protección  latei'al  mui  pic- 
nunciada. 

Necesita  una  situación  sobresaliente  o  sei'  mezclado  el  dia  de  la 
plantación  con  especies  de  mas  lento  desarrollo  (como  piceas  i 
abetos)  paia  que  la  copa  esté  bien  aireada  i  asoleada.  De  otro 
modo  languidece,  se  avejenta  i  pere^-e. 

Al  intercalai  lo  en  la  vejetacion  natural  del  i»ais  del)e  ser  tomado 
(SO  preferentemente  en  considci'acion  i  debe  dcdicáiscle  mas  bien 
manciuis  en  situaciones  elevadas. 

Labores  cnltarahs.—  iSou  la  re[  lanlacion  de  lo  seco  i  la  ]  o  la  de 
h  s  letoños  de  áiboles  o  ai  bustos  nacionales,  que  le  quitan  la  luz 
i  el  aire. 

Las  cojtas  de  limpia ,  raJcamicnto.  etc.,  sen   las  conniücs. 

Conclusiones. — Al  comparai'  el  alerce  del  .Japón  (Laiix  lepto- 
lepis)  con  el  alarce  europeo  (Lai'ix  europaea)  se  debe  decir  que  el 
piimero  se  eleva  mas  rápidamente  i  mas  derecho  en  los  primeros 
decenios,  es  mas  sufrido  al  calor  i  a  la  sequedad;  vejeta  bien  en 
los  planos;  sufre  menos  de  enfermedades  criptogámicas,  es  de  cul- 
tivo mas  rústico  en  el  país  i  produce  una  madera  igualmente 
apreciada  que  la  del  alerce  europeo. 

Según  las  pocas  esperiencias  hechas  en  el  pais,  siempre  debe 
darse  preferencia  al  Larix  leptolepis,  lo  mismo  como  le  sucede 
actualmente  en  Alemania  comparado  con  el  alerce  europeo  en 
igualdad  de  terrenos  i  situaciones. 

La  madera  de  arabos  alerces  se  estima  mucho  mas  como  resis- 
tencia que  la  de  las  piceas  i  abetos,  i  es  algo  superior  a  este  res 


4G2 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I   CAZA 


pecto  al  pino  oregon  que  recibimos  de  Estados  Unidos,  a  mas  de 
ser  de  crecimiento  parecido  a  él. 

Al  compararlo  con  ciertos  pinos,  como  el  pino  de  Canarias  i  el 
pino  maiítimo,  solo  lo  recomendamos  de  Concepción  aLlanquiliue 
i  Chiloó  donde  ya  disminuye  el  crecimiento  de  los  pinos,  tanto  que 
llega  a  ser  ventajoso  emplear  el  alerce  del  Japón  o  donde  los  pii- 
meros  se  helarían. 

Consideramos  necesario  el  cultivo  de  los  alerces  en  el  pais  por 
la  madera  de  construcción  de  primera  clase  que  producen  i  que 
puede  darse  relativamente  lijero  en  las  lejiones  del  sur. 

F.    AlJJEHT. 

EL  HIKOIU  BLAMX) 
HKORIA  OVATA  O  CARTA  ALBA 


Nonihreíi  7'uJgareí^. — El  mas  común  es  Shagbark  Ilickory,  pero 
también  le  dan  los  nombies  Shellbaí k  Hickory,  Upland  Hickoiy, 
Scalybark  Hickory,  White  Walnut,  White  Ilickory,  Shagbark 
Walnut,  Sweet  Walnut,  Redheart  Hickory,  en  Norte  América;  No- 
yer  blanc  d'Amerique,  en  Francia;  Weisse  Hickory,  en  Alemania; 
Hikori  blanco,  Carya  blanca  o  Nogal  blanco,  en  Chile- 


BOLETÍN  DE  B0SC,)UE8,  PESCA  I  CAZA  463 


Sinónimos. — Hicoiia  ovat¿i  Btitton  i  Ocirya  albaNuttal. 

Patria. — Sur  de  Maiiie  i  Quebec  hasta  Delawai  e  i  siguiendo 
las  montañas  Appalachian  hasta  Florida,  el  norte  de  Alabama  i 
Missisippi;  al  oeste  atraviesa  el  sur  de  Michigan  hasta  el  centro 
de  Minnesota  i  noreste  de  Nebraska,  centro  de  Kansas,  Indiana  i 
este  de  Texas. 

Aclimatado  en  muchos  paises  por  la  calidad  de  su  madera  i  cul- 
tivado forestalmente  en  Alemania,  Suiza,  Austria  i  también  en 
Fj-ancia. 

Descripción.  —  Tronco  parecido  al  nogal  común  con  tendencias  a 
ramificarse,  pero  derecho  en  bosques  tupidos,  mas  bien  delgado, 
solo  los  árboles  seculares  gruesos;  corteza  cenicienta  pálida,  que 
cae  de  vez  en  cuando  en  tiras  de  30  a  50  centímetros;  raiz  vertical 
profunda,  las  laterales  poco  desarrolladas;  hojas,  con  5  hojuelas, 
(raras  veces  con  7)  con  el  borde  dentado,  derechas  i  cubiertas  de 
un  vello  fino;  flores,  aparecen  después  de  las  hojas,  en  amentos  de 
10  a  12  centímetros  de  lai'go;  fruto  solitario  o  de  a  dos  nueces,  de 
cascara  verde  lisa  de  1  centímetro  de  grueso,  con  4  surcos  pro- 
fundos; nuez  amarillenta  pálida  con  4  a  6  cantos  i  punta  alargada, 
casi  redondeada,  de  unos  2  centímetros  de  diámetro. 

Dimensiones. — Árbol  de  20  a  30  metros  con  un  diámetro  de  0.70 
a  ]  metro,  raras  veces  se  encuentran  ejemplares  de  40  metros  con 
un  grueso  de  1.30  metros  en  los  bosques  vírjenes  de  Norte  América. 

Crecimiento.-  Muí  lento  en  los  pi-imeros  10  años,  mas  tarde  algo 
mas  lijcro.  Arboles  de  10  años  tienen  jeneralmente  de  2  a  4  me- 
tros i  de  20  años  9  a  12  metros.  Pasado  los  primeros  10  años  hace 
brotes  de  0.80  a  0.90  metros.  En  los  bosques  víi'jenes  se  han 
encontrado  troncos  de  50  centímetros  de  diámetro  que  tenían 
233  años. 

En  Alemania  crece  en  7  años  3  metros  i  en  14  años  7.5  metros 
con  un  diámetro  de  8  centímetros. 

En  el  centro  de  Chile  en  terrenos  fértiles  i  regados  alcanza  a 
los  siguientes  desarrollos. 


Edarl  en 

años 

Altura  en  motros 

D 

lámetro   en  centímetro 

5 

1.2  a     2 

1   a     2 

10 

3,5  ;;     5       . 

3.5  ;i     5  5 

15 

G  a    10 

6  a   10 

464 


boletín  de  bosque  ^  BESCA  I  CAZA 


Madera.  -Albura  blanca,  con  layitas  oscuras,  de  4  a  4,5  centí 
metros  de  grueso,  pelliu  bruno  pálido,  pesada  i  muí  dura,  de  grano 
fino,  densa,  flexible,  elástica,  mui  resistente,  se  pudre  en  contacto 
con  la  humedad;  el  peso  especifico  es  O  82  a  ('.84;  i  un  metió 
cúbico  vale  de  17o  a  225  marcos. 

C/SO.S'.— Es  mui  estimada  para  máquinas  agrícolas,  carrocería, 
carretería,  vagones  de  ferrocarril,  mangos  de  lierramient¿is,  ca- 
nastos, leña  i  carbón.  Todavía  no  hai  otra  madera  mas  resistente 
en  comparación  con  el  peso  que  posee  i  de  las  dimensiones  delga- 
das que  se  pueden  emplear  en  la  industria. 


BOLETÍN  l)[>:  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  465 


La  corteza  sirve  para  curtir.  Las  nueces  son  dulces,  de  un 
aroma  i  gusto  fino,  pero  mas  difíciles  de  partir  que  la  nuez  de 
nogal  común. 

Terreno. — Los  mas  fértiles  i  frescos  son  los  mejores  para  su  cul- 
tivo. En  Estados  Unidos  se  halla  en  los  suelos  sueltos,  humi- 
feros  i  frescos,  se  da  también  en  las  tierras  mezcladas  con  arena, 
maicillo  i  arcilla,  como  en  los  algo  húmedos  i  bajos  fértiles  de  los 
rios.  Huye  los  suelos  apretados,  calcáreos,  secos,  vegosos  i 
salobres. 

Clima.— Frecüentii  los  faldeos  frescos  délas  colinas  i  los  llanos 
donde  se  halla,  sobre  todo,  mezclado  con  otras  especies  de  hoja 
caiuca  (encinas,  arces,  olmos,  álamos,  acacia  blanca,  nogal  negro, 
etcétera  )  Se  hiela  con  10  a  15"  c,  cuando  chica,  mas  tarde  es  mas 
resistente;  calores  de  35°  no  le  hacen  daño.  Las  lluvias  anuales 
que  puede  recibir  varian  de  800  a  1,700  milímetros  i  aun  mas. 

La  rejion  cultural. — Se  estiende  de  Illapel   a  Llanquihue,  pero, 
le    conviene    mas    desde    Maule    a    Chiloé   en   las   condiciones 
indicadas. 

La  semilla. — Se  obtiene  ya  de  árboles  de  10  a  15  años  de  edad; 
1  kilogramo  posee  de  200  a  250  nueces,  que  pierden  su  fuerza  jer- 
niinativa  cuando  se  secan,  peí  o  convenientemente  guardadas 
duian  hasta  3  i  5  años. 

Almacigos. — Se  estratifican  las  semillas  porque  si  no  suelen  de- 
morarse de  1  a  3  nños  en  jerminar.  Las  semillas  esti'atificadas  se 
siembran  en  surcos  a  distancia  de  2U  a  40  centimetros,  a  la 
sombra  de  árboles  vecinos. 

La  plantación. — Es  mejor  efectuarla  por  medio  de  la  siembra  di- 
recta, pero  se  puede  tomar  también  plantas  chicas  de  1  a  2  años. 
Arboles  de  mayor  tamaño  no  se  desarrollan  bien,  porque  la  raiz 
vertical  posee  en  el  primer  año  un  largo  de  30  a  40  centímetros  i 
en  el  segundo  de  40  a  60  centimetros. 

Distancias. — En  cultivos  limpios  se  plantaría  de  2  x  2  metros  i 
aun  el  doble,  pero  lo  mas  conveniente  son  las  mezclas  poique 
necesita  cierta  sombra  en  los  primeros  10  años  para  su  mejor 
crecimiento. 

Mezclas.Suh'e  mejor  la  sombi'a  que  muchos  otros  árboles  de 
hoja  caduca,  pero  mejor  es  no  excederse  en  ella.  En  bosques  de 
encinas,  eucaliptos,  aromos  de  Australia,  acacia  blanca,  etc.,  que 
no  estén  colocados  en  distancias  cortas  puede  ser  empleado  como 


406  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZyi 

protección  del  suelo  a  distancias  de  3  a  6  metros  con  el  propósito 
de  cortar  los  bosques  primitivos  entre  los  10  a  20  años  o  raleados, 
t.mto  que  no  perjudiquen  el  desarrollo  futuro   de  los  hikoris. 

Las  labores  culturales. — S^n  solo  la  replantacion  de  lo  seco.  Las 
cortas  de  limpia^  raUamiento,  i  la  final  dependen  del  cultivador, 
porque  se  emplea  para  los  usos  industriales  igualmente  la  albura 
que  el  pellin  i  a  veces  se  prefieren  los  árboles  delgados  para  man- 
gos, rayos,  etc. 

Conclusiones.— Oom.'^-á.Vixnáo  la  Hicoria  ovata  con  sus  conjéne 
res  se  debe  decir  que  la  H.  glabra  (Carya  porcina)  se  da  en  terre- 
nos algo  menos  fértiles  i  mas  secos;  la  H.  mínima  (Carya  amara) 
es  exijente  en  calidad  del  suelo;  la  II.  alba  (Carya  tomentosa)  se 
da  en  algo  mas  seco,  pero  es  lenta;  la  H.  lacíniosa  (Carya  sulcata)e3 
es  mui  exijente  en  la  calidad  del  suelo  i  clima;  la  H.  aquatica  (Carya 
aquatica)  so  da  en  los  terrenos  algo  mas  húmedos;  la  H.  pecan 
(Caiya  olivaeformis)  crece  mas  lijero  i  es  mas  rústica;  pero  en  ca- 
lidad de  madera  solo  se  considera  la  H.  laciniosa  i  H.  alba  igual  a 
la  Hicoria  ovata,  siendo  una  de  las  menos  apreciadas  la  H.  pecan. 

Se  impone  el  cultivo  de  los  Hikoris  blancos  en  las  condiciones 
indicadas  en  el  pais,  porque  donde  se  necesita  madera  mui  delga- 
da, resistente  i  elástica,  que  no  sea  demasiado  pesada,  no  es  posi- 
ble reemplazarla  por  otra;  de  allí  viene  su  alto  precio  en  el  comer- 
cio i  la  circunstancia  que  Australia,  a  pesar  de  sus  maderas 
resistentes,  importa  anualmente  30,238  pies  superficiales  dé  hikori 
por  valor  de  709  libras  esterlinas. 

Chile  importa  al  año  en  madera  para  carrocería  fina  por  valor 
de  %  5,000,  i  siendo  el  pais  relativamente  favorable  al  cultivo  del 
Hikori  blanco,  debemos  cultivarlo. 


'; 


F.  Albekt. 


CULTIVO  DE  ESPECIES  SALMONÍDEAS 

El  cultivo  de  éstas  especies  debemos  tratarlo  aparte,  pues  se 
procede  de  distinta  manera  que  en  el  de  otras  familias  piscícolas. 

Desde  luego,  son  éstos  los  únicos  peces  a  los  cuales  se  les  estrae 
artificialmente  sus  ovas  i  se  les  fecunda  e  incuba  del  mismo  modo, 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  467 

mientras  que  en  las  otras  familias  solo  se  les  a^'uda  en  su  repro- 
ducción proporcionándoles  lugares  adecuados  para  el  objeto  i  pro- 
tejiéndoles  contra  sus  enemigos;  pero  el  acto  del  desove  i  fecun- 
dación lo  vei'ifican  los  mismos  peces.  De  paso  sea  dicho  que  la 
estraccion,  fecundación  e  incubación  de  las  ovas  de  estas  últimas 
especies  por  la  vía  artificial  no  es  imposible;  al  contrallo,  se  han 
hecho  muchos  ensayos  en  este  sentido;  pero  sin  lograr  resultados 
satisfactorios.  Únicamente  en  la  familia  salraonídea  se  ha  visto 
ventajoso  el  proceder  artificial  en  la  reproducción. 

La  jeneralidad  de  las  especies  pertenecientes  a  la  familia  sal- 
monídea  llegan  a  la  edad  de  reproducción  a  los  tres  años.  Las  es- 
pecies introducidas  en  el  pais  desovan  a  fines  de  otoño  i  princi- 
pios de  invierno,  con  escepcion  del  Salmo  irideus  que  desova  a 
fines  de  invierno  o  a  principios  de  primavera. 

Sucede  que  los  ejemplares  que  se  han  desarrollado  mui  rápida- 
mente llegan  mas  tarde  a  la  madurez  de  reproducción  que  aque- 
llos que  se  han  desarrollado  normalmente. 

Es  difícil  distinguir  los  sexos  en  estos  peces,  sobre  todo  en  los 
ejemplares  vírjenes,  es  decir  en  aquellos  que  todavía  no  han  deso- 
vado. En  la  hembra  el  poro  sexual  tiene  una  forma  redonda,  mien- 
tras que  en  el  macho  se  divisa  en  el  mismo  lugar,  al  apretar  un 
poco,  un  apéndice  mui  pequeño  que  acaba  en  punta.  En  el  tiem- 
po del  desove  el  aparato  jenital  de  la  hembra  se  hincha  i  es  mas 
sobiesaliente. 

Aproximándose  la  época  del  desove  loi  peces  adquieren  colores 
mas  intensos,  lo  cual  se  acentúa  aun  mas  en  los  machos;  en  éstos 
la  punta  de  la  mandíbula  inferior  se  arquea  hacia  arriba. 

IjOS  ovarios,  que  en  su  principio  son  dos  pequeños  saquitos  au- 
gostos  i  largos,  situados  a  ambos  lados  debajo  de  la  espina  dorsal, 
se  agrandan  considerablemente.  El  vientre  del  pez  es  al  principio 
duro  i  tenso,  pero  después  de  haberse  roto  el  saquito  que  con- 
tenia las  ovas  i  éstas  han  caído  sueltas  dentro  del  abdomen,  éste 
se  ablanda  i  cede  al  contacto  del  dedo;  es  ésta  la  época  de  su  com- 
pleta madurez  i  las  ovas  están  aptas  para  ser  estraidas. 

•Se  ha  podido  observar,  que  en  algunas  especies  de  la  familia 
salmonídea,  especialmente  en  el  Salmo  farío,  una  temperatui'a 
baja  provoca  madurez  mas  pronta  de  las  ovas,  mientras  que  una 
temperatura  elevada  la  ati-asa.  Así,  por  ejemplo,  los  arroyos  ele- 
vados, donde  las  aguas  son  mui  fría?,  los  peces  desovan  hasta  dos 


468  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  1  CA¿A 


meses  antes  que  en  los  rios  o  lagos  de  las  llanuras,  donde  la  tem- 
peratura es  mas  elevada  que  en  los  primeros.  Pero  como  también 
se   ha   podido    observar,  en  algunos  riachuelos  manantiales  don- 
de,  corno   es   sabido,  la    temperatura   en    esta   estación   es   ra  is 
elevada  que  en  los  rios  i  lagos  de  la  llanura,  dichos  peces  han  doso 
vado  antes  que  en  estos  últiaio^,  se  cree  también  que  la  corrie;;- 
te  del  agua  ejerce  alguna  influencia  sobre  el  adelanto    en    la  ma 
durez  de  las  ovas.  En  otras  especies,  como  por  ejemplo  en  el  Sal 
mo  iriJeus  se  observa   siempre   efectos   contrarios;  es   decir,  una 
temperatura  elevada  acelera  la  madurez  délas  oviis,  mientras  que 
una  tempcratui'a  baja  la  atrasa.  Pero  en  todas  la,s  especies  coin- 
cide el  hecho  de  que  una  temperatura  elevada  apresura  la  jermina- 
cion  de  las  ovas,  una  vez  puestas,  provocando  efectos  contrarios 
una  temperatura  b^ja. 

Los  huevos  desde  su  salida  del  vientre  materno  hasta  el  naci- 
miento del  pez  pasan  un  periodo  de  incubación  mis  o  menos  pro 
longado  según  la  temperatura  del  agua.  La  temperatura  mascón- 
veniente  para  la  incubación  es  de  2  a  10"  centígrados,  siendo  el 
término  medio  el  preferible.  La  duración  de  la  incubación  de  las 
ovas  de  aquellos  salniónides  que  desovan  en  invierno  se  calcula 
aproximadamente  en  450  «dias-centígrados»,  es  decir,  si  el  agua 
tiene  por  término  medio  una  temperatura  de  5  grados,  la  incuba- 
ción demora  90  dias,  o  sea  450  dias  centígrados;  i  si  solamente  ti. ■- 
no  3  grados  la  incubación  durarla  150  dins.  Supongamos  que  una 
hembra  de  Salmo  furio  desova  en  un  lio  en  las  nUuras  cordille- 
ranas el  dia  15  de  Mayo;  !a  incubación,  bajo  las  temperaturas  su 
puestas,  duraiia: 

Mayo  16  días  a  tetnp.  media  de  4  grados 

Junio  .")( )    »      >>      »  »        »    •>     » 

.Julio  'n\     »      »      »  »        »    4     » 

Agosto  oí     »     »      »  »        »    5     » 

Setiembie  3    »     »     >>  »        ^    O     » 

Total 

Nacerían  los  peces  a  principios  de  Setiembre.  Naturalmente, 
algunos  huevos  se  adelantan  i  otros  se  atrasan  en  la  jerminacion 
i  puede   haber   asi   una  diferencia   de   mas  de   15   dias  entre  el 


01 

(lias 

'.)() 

121 

155 

18 

451 

dicis 

BOLETíSí  Í)R  BOSOURS,  PKSCA  1  CAZA  400 


nacimiento  do  los  primeros  i  últimos.  Este  cálculo  solamente  se 
puede  aplicar   en   temperaturas  medias,  o  sea  entre  3  a  9  gradop. 

Suele  suceder  a  voces  que  los  huevos  de  los  salmónides  dejene- 
ran  antes  de  llegar  a  la  madurez.  Hai  diversas  dejenei'aciones: 
una  de  ellas  es  la  reabsorción  de  los  huevos.  Consiste  en  que  las 
ovas,  principiando  las  de  atrás,  se  reabsorben  poco  a  poco,  que- 
dando al  final  únicamente  las  membranas  vacías.  Este  fenómeno 
no  se  ha  observado  nunca  en  peces  que  viven  silvesties  en  aguas 
libres,  sino  en  peces  cultivados  en  estanques,  i  es  orijinado  por 
alimentación  estcmporánea.  Los  reproductores  no  deben  tomar  ali- 
mento desde  dos  meses  antes  del  desove.  En  su  vida  silvestre  por 
instinto  se  abstienen  de  alimento.  Podría  creerse  que  lo  hai'ian 
también  estando  en  estanques,  pero  no  sucede  asi,  pues  llevan 
vida  i  por  consiguiente  costumbres  diversas  en  las  distintas  par- 
tes. En  aguas  libres  (ilos  i  lagos)  el  alimento  de  los  peces  es,  poco 
antes  i  durante  la  época  del  desove,  que  como  sabemos  se  verifica 
en  invierno,  bastante  escaso,  1  tenemos  en  ello  una  causa  natujal 
de  la  abstención  de  alimento.  Por  el  contrario,  en  los  estanques 
los  peces  están  acostumbrados  a  recibir  su  alimento  a  horas  fijas 
i  si  se  sigue  proporcionándoselo  antes  i  dui-ante  el  desove,  ellos 
siempre  lo  aprovechan.  Entonces  durante  la  dijestion  se  les  con- 
centrará la  sangre  en  los  órganos  intestinales,  quedando  mientras 
tanto  el  desarrollo  de  las  ovas  paralizado,  lo  que  mas  tarde  se 
traducirá  en  la  dejeneracion  ya  conocida. 

También  pueden  causar  una  reabsorción  de  los  huevos  alimen- 
tos inadecuados,  como  por  ejemplo  el  consumo  de  carnes  en  des' 
composición. 

Otra  dejeneracion  de  ovas  podemos  observar  en  el  producto  de 
hembras  mui  gordas.  Sus  huevos,  al  parecer,  son  buenos;  solo  un 
ojo  esperto  alcanza  a  distinguirlos  de  los  i'ealmente  buenos  por 
una  pequeña  diferencia  en  el  coor.  Mientras  que  estos  últimos 
son  trasparentes,  de  un  coloi'  amarillo  hasta  anai'anjado,  los  pri- 
meros son  algo  opacos,  de  color  blanquisco  mate.  Gran  parte  de 
estas  ovas  son  iniecnndables  i  de  las  que  realmente  llegan  a 
fecundarse,  sucumbe  la  mayoría  de  los  embriones  durante  la  in- 
cubación. 

En  algunos  salmónides  sucede  también  que  el  espernia  de  los 
machos  queda  inservible  parala  fecundación.  Así  podemos  obser. 
var  este  fenómeno  en  el  Salmo  irideus,  teniéndolo  antes  del  desove 


470  BOLETIX  DE  ROSQURS,  PESCA  T  CAZA 

algún  tiempo  en  aguas  completamente  estancadas  i  de  una  tem- 
peratura muí  elevada.  El  esperraa  se  retroforma  convirtiéndose 
en  un  agua  lechosa  azuleja. 

Antes  del  desove  las  hembras  deben  estar  separadas  de  los  ma- 
chos, pero  si  se  quiere  apresurar  la  llegada  del  desove,  se  colocan 
los   dos   sexos   juntos  en  un  estanque,  llegando  asi  las  ovas  mas 

pronto  a  su  madurez. 

Pedro  Golusda. 

Pisiscultor   1," 


LOS  BOSQUES  Y  LAS  AGUAS 


{Continuación) 


Una  cuarta  parte  en  fin,  hallándose  infiltrada,  gracias  a  la  pet 
raeabilidad  del  terreno,  llega  a  sobrepasar  a  la  zona  de  profundi- 
dad donde  las  raices  de  los  vejetales  pueden  aspirarla  o  de  la  cual 
ella  puede  elevarse  por  capilaridad  hasta  la  rejion  en  donde  las 
raices  son  mas  activas.  Ella  penetra  cada  vez  mas  profundamente 
en  el  terreno  hasta  que  encontrando  el  obstáculo  de  una  capa 
impermeable  se  acumula  para  constituir  una  napa  subterránea  úq 
agualibre.  Esta  napa  es  la  que,  desbordándose  hacia  afuera,  forma 
los  manantiales  cuando  son  llenadas  las  condiciones  espuestas  en 
el  párrafo  1.'^  de  este  capítulo.  Si  la  configuración  del  terreno  es 
tal  que  las  aguas  no  pueden  aparecer  al  aire  libre,  la  napa  subte- 
rránea es  entonces  esplotada  por  medio  de  pozos.  Se  ha  llamado 
en  algunos  casos  napa  preática  a  la  capa  mas  pi'óxima  de  la  su- 
perficie del  suelo,  porque  es  ella  laque  alimenta  los  pozos  por  me- 
dio de  los  cuales  se  circunscribe  naturalmente  la  profundidad  a 
un  nivel  que  no  sobrepasa,  en  jeneral,  a  la  parte  mas  superficial 
de  la  napa. 

Antes  de  ir  mas  lejos  sobre  este  punto,  conviene  establecer  aquí 
una  distinción  esencial  entre  los  manantiales  de  las  rejiones  mon- 
tañosas i  los  de  llanuras  o  terrenos  planos. 

En  las  montañas,  el  escurrimiento  desempeña  un  papel  tan  pre- 


BOLSríN  DE  B03i¿aE3,  PS^GA   I  CAZA  471 

ponderante  que  el  asunto  que  nos  preocupa  puede  ser  tratado 
tomando  en  consideración  solo  este  fenómeno,  prescindiendo  de  la 
evaporación  i  de  la  permeabilidad. 

La  inñuencia  de  la  pérdida  debida  a  las  aguas  bravas  supera 
a  todas  las  otras.  Este  caso  especial,  el  mas  simple,  es  el  único  sobi  e 
el  cual  se  puede  formular  conclusiones  absolutamente  ciertas.  La 
continuación  de  esto  es  también  importante:  los  manantiales  son 
infinitamente  mas  numerosos,  mas  abundantes  i  mas  útiles  en  las 
montañas  que  en  las  llanui'as.  Los  manantiales  de  llanura  o  bien 
son  alimentados  por  aguas  infiltradas  en  la  montaña  o  no  tienen 
influencia  alguna  sobre  el  réjimen  de  las  aguas  a  causa  de  su  débil 
salida  o  pi'oduccion. 

La  caida  del  agua  en  las  rejiones  de  poca  altura  es  en  realidad 
insuficiente  para  que  después  de  la  i-educcion  hecha  por  la  vejeta' 
cion,  Jeneralmente  agrícola,  pueda  quedar  una  parte  considerable 
para  alimentar  a  los  manantiales. 

A  menudo  los  terrenos  planos  producen  cosechas  que,  pai'a  for. 
mai'se,  absoiben  mas  agua  que  la  que  producen  las  pi'ccipitaciones 
locales,  siendo  el  resto  alimentado  por  la  irrigación  natural  o  ar. 
tificial  por  medio  del  escedente  de  zonas  mas  elevadas. 

En  las  llanuras,  al  contiario,  el  escurrimiento  no  existe  i  la  ali- 
mentación de  la  napa  subterránea  depende  de  las  condiciones  de 
permeabilidad  del  suelo  i  de  la  evaporación. 

INFLUENCIA  DE  LOS  BOSQUES  .SOBRE  LA  INFILTRACIÓN 
DE  LAS  AGUAS  EX  MONTAÑAS 

La  fracción  de  escurrimiento  aumenta  con  relación  a  la  pen- 
diente del  tei'reno  i  según  la  rapidez  mas  o  menos  grande  con  que 
cae  la  lluvia  o  se  derrite  la  nieve  sobre  los  declives.  Ella  puede 
llegar  a  ser  estremadamente  elevada.  M.  Imbeaux  (1)  en  un  estu- 
dio sobre  el  réjimen  de  la  Dui'ance,  ha  encontrado  que  «por  las  tres 
escepcionales  crecidas  del  27  de  Octubre  de  1882,  de  Octubre  de 
1886  i  de  Noviembre  del  mismo  año,  la  fracción  de  escurrimiento 
había  sido  en  Mirabeau  de  0.33,0.39  i  0.42,   o  sea  mas   de   un  tcr- 


(1)  Programa  preliminar  de  liidrolojía,  por  el  Dr.  Imbeaxix,  injeniero  de 
puentes  i  calzadas,  publicado  en  la  Zeitschrift  fiir  Oeiuüsserkunde,  1898  i 
1899. 


J7.'  BOLETÍN  DE  liü«(^L'ES,  PE!S(Jx\  1  GAZ.\ 


cío  de  la  lluvia  caída,  habiendo  descendido  a  0.27  para  las  crecidas 
raénos  intensas  i  aun  a  0.23  i  0.18  para  medianas  i  pequeñas  cre- 
cidas, probando  con  esto  la  lei  de  su  decrecimiento  o  disrainu 
clon  paralela  a  la  intensidad  de  la  lluvia».  Para  el  Danubio  en 
Vieiía,  la  Oficina  Central  Hidrográfica  de  esta  ciudad  ha  encontra- 
do, aplicando  el  mismo  método,  42.1"/o  para  el  período  del  28  de 
Julio  al  14  de  Agosto  de  1897.  (1)  Otros  autores (l)emontzey  i  ]\r. 
Ney)  han  constatado  que  la  fracción  de  escurriniiento  puede  al- 
canzar de  40  a  50"/o  de  la  caída  pluvial  en  las  pendientes  desmon- 
tadas. El  mismo  Demontzey  cita  un  caso  en  que  la  fracción  de 
escurrimíento  ha  llegado  a  elevarse  a  las  tres  cuaitas  partes  del 
agua  derramada  por  una  tempestad  sobre  la  hoya  de  uu  torrente 
estendida  hasta  mas  de  800  hectáreas. 

La  acción  de  los  bosques  sobre  la  reducción  de  las  aguas  bra- 
vas es  tan  conocida,  tan  uníversalmento  aceptada,  que  creemos 
supérfluo  insistir  sobre  este  punto.  Nosotros  recordaremos  solamen- 
te que  de  ella  resulta:  1.»  que  gracias  al  obstáculo  formado  por  la 
copa  de  los  árboles,  el  agua  no  llega  al  suelo  mas  que  con  una  ve- 
locidad casi  nula;  2."  que  las  lluvias  son  mas  frecuentes  i  menos 
violentas  en  el  bosque  i  sobre  todo  que  la  licuación  de  las  nieves  es 
mucho  menos  rápida  en  el  bosque,  donde  duran  de  15  dias  a  un 
mes  mas  que  en  terrenos  descubiertos;  i  3.'^  el  obstáculo  opuesto 
por  los  troncos  i  las  raices  de  los  árboles  a  las  corrientes  de  agua 
i  en  ñn  la  absorción  de  una  cantidad  considerable  de  agua  por  el 
musgo  o  la  cubierta  vcjetal  seca  del  terreno. 

Se  ha  calculado  que  una  capa  de  hojas  secas  o  de  musgo  retiene 
por  su  higroscopicidad  (facultad  de  recojer  la  humedad  de  la 
atmósfera)  una  lámina  pluvial  de  setenta  i  cuatro  milímetros  de 
espesor  caída  en  uu  día  antes  de  su  escurrimíento  (2).  Lo  mismo 
sucede  cuando  la  superficie  está  saturada,  la  cual  no  deja  escapar 
el  agua  mas  que  gota  a  gota  de  manera  que  el  suelo  puede  impreg- 
narse completamente  con  gran  beneficio  para  la  napa  subterránea* 
Se  puede  decir  que  el  escurrimíento  es  casi   completamente  supii 


(1)  Die  ITochwasser  Katastrophe  des  Jahres  1897  ii\  Oesterreich,  Beitrii- 
ge  ziir  Ilydi-ogrfipliie  Oe^torroit  lis,  1'98. 

(2)  Ebeiniiayer  [Din  ¡jesammte  Lehre  der  IVidstveu,  Berlín,  1876)  dice 
que  el  musgo  puede  absorber  casi  3  veces  su  peso  de  agua.  Los  sphognums 
i  íx\gnuoíi  hyijnums  pueden  almacenar  4  1/2  litros  do  agua  por  metro  cua- 
drado de  terreno  cubierto  con  ellos.  Las  hojas  secas  de  haya  retienen  mas 
del  doble  de  si;  peso  en  agua,  i  las  de  pino  algo  mas  de  su  peso. 


boletín     de  EOSQIJES,  pesca  i  caza  473 

mido  sobre  las  pendientes  cubiertas  de  bosques  en  buen  estado. 

Nosotros  no  podríamos  resumí i'  mejor  lo  que  concierne  a  la  ac- 
ción del  bosque  sobre  la  alimentación  délos  manantiales  en  mon- 
tañas,  sino   poi'  la  cita   tomada  de  la  pluma  tan  autorizada  del 
profesor  M.  Henry  [i).  «Las  montañas  pobladas  de  árboles  ati'aen 
a  las  lluvias;  es  aquí  donde  las  precipitaciones  atmosféricas  alcan- 
zan su   máximun;  es  aquí   donde  se  efectúan  los  grandes  depósi- 
tos de  agua;  es  aquí  donde  se  encuentran  casi  todos  los  manantia- 
les. Los  bosques  tendidos  sobre  las  montañas,  sobre  todo  aquellos 
cuya  situación  es  perpendicular  a  la  dirección  de  los  vientos  hú. 
medos  determinan  la  piecipitacion  de  la  mayor  parte  del  vapor  de 
agua  que    estos  contienen.  Para  convencerse  de  esto  basta  dar 
una  mirada  a  un   mapa  pluviométrico.  Las   montañas  desnudas 
diremos  calvas,  no  tienen  en  este  caso  mas  que  un  efecto  muí  dé- 
bil; esto   es  lo  que  nos  demuestran   de  una  manera   irredargüible 
las  comarcas  que  rodean   el  Adriático,  i  asi  mismo  una  parte  del 
Mediterráneo,  las  cuales  son  conocidas  por  su  falta   de   humedad. 
Privadas  de  bosques   estas   montañas,    les   falta  el  medio  do  re. 
frescar  el  aire  que  las  rodea  i  pi'oducir  así  la  precipitación  del  va- 
por que  aquel  contiene.  El  suelo  desnudo,  espuesto  al  calor  inten- 
so del  sol  cuando  miran  al  Oeste  o  alSui'  oeste,  no  posee  por  cierto 
esa  propiedad. 

«Una  segunda  diferencia  consiste  en  la  enorme  disminuoion  so- 
bre las  montañas  pobladas  de  árboles  de  la  fracción  de  escurrí, 
miento,  comparada  con  la  que  se  produce  sobre  las  mismas  pen- 
dientes desnudas-  Las  aguas,  en  lugar  de  precipitarse  en  el  thal- 
weg  provocando  inundaciones  súbitas  i  desastrosas,  penetran  len- 
tamente en  las  cubiertas  i  en  el  suelo,  que  ellas  impregnan  profun 
damente.  Por  eso  consideramos  incontestable  i  nosotros  creemos 
incontestado  que  los  bosques  de  montañas  favorecen  en  jeneral 
la  producción  de  los  manantiales». 

Se  i'efoizaria  nuestro  razonamiento  si  los  bosques  de  montañas 
crecieran  bajo  un  clima  cálido  donde  la  evaporación  física  es 
considerable. 


(1)   Comunicación  al  Congreso    internacional  de  Silvicultura  de  París  en 
1900. 


474  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

INFLUENCIA  DE  LOS  BOSQUES  SOBRE  LA  INFILTRACIÓN  DE  LAS 

AGUAS  EN   LLANURAS 

La  influencia  del  escui  rimiento  queda  completamente  descartada 
en  el  caso  de  los  bosques  de  llanuras.  La  alimentación  de  la  napa 
subterránea  no  dependerá  aqui  mas  que  de  la  ev^apo ración  fí 
sica  o  fisiolójica  i  de  la  peimeabilidad  del  suelo.  Examinemos  des- 
de luego  la  acción  de  los  bosques  sobre  esta  permeabilidad  del 
suelo. 

El  terreno  forestal  en  buen  estado  es  naturalmente  blando. 
Las  raices  de  los  árboles  lo  penetran  profundamente  hasta  tres 
o  cuatro  metros  i  a  veces  mas,  i  engrosando  hacen  el  efecto  de 
cuñas  que  dividen  mecánicamente  el  suelo.  Cuando  los  árboles 
son  deriibados  las  raices  se  descomponen  i  queda  en  su  lugar  una 
serie  de  canales  repletos  de  una  materia  higroscópica  que  condu. 
ce  el  agua  directamente  a  profundidad  mui  intensa. 

A  lo  largo  de  las  raices  de  los  árboles  en  pié,  sobi'e  todo  en  la 
proximidad  del  tronco,  quedan  entre  la  tierra  i  la  corteza  vacios 
provenientes  de  las  oscilaciones  del  árbol  balanceado  por  el  vien- 
to; el  agua  de  la  lluvia  que  se  ha  deslizado  a  lo  largo  de  los  tron- 
cos penetra  poi"  ahí  directamente,  mejor  dicho  instantáneamente 
en  el  §uelo.  Por  último  la  vejetaeion  forestal  favoiece  la  división 
del  suelo  por  la  acción  de  las  lombrices. 

La  temperatura  del  suelo  forestal  es  sensiblemente  mas  eleva 
da  en  invierno  que  la  de  los  terrenos  descubiertos.  Resulta  a  me. 
nudo  que  durante  la  estación  fria,  la  caida  de  las  lluvias  i  el  derre 
timiento  de  las  nieves  se  efectúan  sobre  un  terreno  helado  i  por 
consiguiente  impermeable  en  la  superficie,  de  manera  que  toda  el 
agua  desaparece  por  escurrimiento.  El  suelo  menos  frió  en  el 
bosque  puede  no  ser  helado  i  absorber  el  agua  caida. 

Es  una  cosa  evidente  que  la  evaporación  física  del  agua  del 
suelo  es  menor  bajo  el  bosque  qu3  en  un  terreno  agrícola.  El  bos 
que  recubi'e  el  terreno  de  una  doble  pantalla  protectora:  desde 
luego  la  capa  de  hojas  secas,  sustancias  eminentemente  higroscó. 
picas,  siempre  fresca,  que,  superpuesta  inmediatamente  al  terreno, 
se  opone  con  grandes  enerjías  a  la  evaporación.  Mas  arriba,  la  cú- 
pula del  follaje,  de  múltiples  formas,  adquiere  su  densidad  máxi- 
ma en  verano  en  la  época  en  que  la  evaporación  es  mas  fuerte- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  475 

La  temperatura  del  aire  es  también  mas  baja  en  verano,  sobre  to- 
do bajo  el  bosque  que  fuera  de  él.  Es  un  estorbo  poderoso  para  la 
«vaporación.  La  temperatura  mas  baja  del  terreno  forestal  en  ve- 
rano obra  también  en  el  mismo  sentido. 

En  fin,  la  evaporación  es  mucho  mas  favorecida  en  campo  raso 
por  el  viento,  que  renueva  constantemente  las  capas  saturadas  del 
-aire  en  contacto  inmediato  con  el  suelo. 

Se  ha  tratado  de  medir  la  importancia  comparada  de  la  evapo- 
ración bajo  el  bosque  i  fuera  de  él,  determinando  la  cantidad  de 
liquido  perdida,  por  medio  de  recipientes  llenos  de  agua  dispues- 
to bajo  el  bosque  o  a  todo  campo. 

En  estas  condiciones  el  agua  se  evapora  de  dos  a  cinco  i  hasta 
ocho  veces,  en  término  medio  tres  veces  mas  en  terreno  descu  • 
bierto  que  bajo  el  macizo.  Pero  estos  esperimentos  son  pocos  sig- 
nificativos,  aun  si  los  recipientes  llenos  de  agua  fueran  reem- 
plazados por  cajas  impermeables  llenas  de  tierra:  las  condicio 
nes  artificíeles  en  que  se  opera  son  mui  distintas  de  las  condicio 
íies  naturales. 

Nos  queda  que  comparar  el  bosque  con  los  terrenos  agrícolas, 
desde  el  punto  de  vista  de  la  cantidad  de  agua  estraida  del  suelo 
por  la  vejetacion. 

Se  ignora  en  absoluto,  por  decir  verdad,  cual  es  la  cantidad  de 
agua  necesaria  para  la  formación  de  las  cosechas  agrícolas  o  fo- 
restales. 

Un  observador,  Wollny,  ha  emprendido  en  1879  i  1880  medicio- 
nes directas  de  la  cantidad  de  agua  consumida  por  diversos  veje 
tales  (cebada,  avena,  trébol  encarnado,  césped,  centeno,  etc.)  que 
él  habia  sembrado  en  cajones  de  vejetacion  estancos.  Habia 
determinado  la  cantidad  de  agua  encerrada  en  la  tierra  al  princi- 
pio delesperimento  i  agregándole  la  cantidad  de  agua  suministrada 
durante  la  permanencia  de  esta,  sea  por  la  lluvia,  sea  por  el  riego  i 
suprimiendo  la  que  habia  filtrado  a  través  de  la  tierra  i  que  habia 
sido  cuidadosamente  recojida,  se  obtenía  el  dato  exacto  del  con- 
sumo en  agua.  En  realidad  las  cantidades  medidas  son  superiores 
a  este  consumo,  porque  ellas  comprenden,  ademas,  la  parte  queso 
ha  perdido  con  la  evaporación  del  suelo  o  con  la  evaporación  del 
agua  pegada  a  las  hojas  i  a  los  tallos.  Las  esperiencias  de  Wollny 
han  durado  de  106  a  155  días  de  la  época  de  la  vejetacion.  El  con- 


476  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

sumo  en  agua  ha  sido  en  término  medio  de  43  millones  de  kilógra 
mos  por  hectárea;  la  cifra  máxima  del  consumo  ha  sido  alcanzada 
por  el   trébol   cuya  proporción  llegó  a  54  millones  de  kilogramos. 
Estas  cifras  representan  en  término  medio  por  hectárea  i  por  día 
durante  la  estación  de  vejetacion,  un  consumo  de  agua  de  34  a  35^ 
metros  cúbicos  mas  o  menos. 

Un  autor  mas  antiguo,  Risler  en  1870  i  1871,  habia  encontrado 
que  el  término  medio  del  consumió  diurno  por  hectárea  durante  la 
estación  de  vejetacion  es  de  52  metros  cúbicos  para  la  alfalfa  i 
los  prados,  de  44  para  la  avena  i  de  23  para  el  centeno,  etc;  en 
término  medio  32.5  para  los  vejetales  cultivados,  mientras  que  es^ 
te  no  alcanzarla  mas  que  a  8  metros  cúbicos  para  el  pino  i  a  6 
para  la  encina.  Es  bastante  sensible  que  nosotros  seamos  incapa- 
ces de  apreciar  el  valor  de  estas  cifras  ignorando  como  han  sido 
obtenidas. 

Combinando  las  cifras  de  Wollny  i  de  Risler,  V.  Ney  (1)  calcula 
que  los  vejetales  agrícolas,  en  jeneral,  consumen  jjor  hectárea 
500O  metros  cúbicos  de  agua  durante  la  época  de  la  vejetacion. 

Un  esperimentador  austríaco,    von   Hohnel,  ha   medido  direc- 
tamente la   cantidad   de   vapor   de  agua  emitida  por  las  hojas  de 
diferentes  árboles  desde  el  l.o  de  Junio  hasta  el  1.®  de  Octubre,  ha- 
biendo encontrado  que  durante  este  período  las  hojas  de  abedul 
emitieron  680/0  de  su  propio  peso  en  vapor  de  agua. 

Fresno = 57"/'o 

Carpe • 56  » 

Haya 47  » 

Encina 28  » 

Picea 6  » 

Pino  silvestre 6  » 

Abeto 3  » 

Basándose  en  estos  datos  M.  Ney  calcula  que  el  consumo  de- 
agua por  hectárea,  durante  la  estación  vejetal,  seria  de: 

27  400  000  kilogramos  para  la  haya  (11  ms  por  día). 
21  100  000  kilogramos  para  la  picea  (9  m   por  dia). 
7  300  000  kilogramos  para  el  pino   silvestre   (3  m* 
por  dia). 


(1)  Der  Wald  und  die  Quellen,  Tubingixe,  1894. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  477 


Es  preciso  observar  que  estas  cantidades  no  comprenden  el 
agua  incorporada  en  los  tejidos  de  los  árboles  para  el  desarrollo 
de  su  crecimiento,  sino  solamente  la  emitida  por  la  evaporación 
<le  las  hojas  (1). 

Otros  datos  que  han  sido  publicados  por  T.  Hartig-,  von 
Hohnel  i  Wollny,  difieren  tanto  de  los  arriba  citados  que  uno  se 
ve  obligado  a  dudar  del  valor  de  los  resultados  obtenidos.  Como 
lo  hace  notar  con  justicia  M.  Henry:  «si  es  fácil  determinar  por 
las  pesadas  la  evaporación  de  un  arbusto  en  macetero  o  de  un 
cuadro  de  almacigos  forestales,  de  césped  o  de  trigo;  si  se  puede, 
en  rigor,  calcular  según  estos  resultados,  sin  temor  de  equivocar- 
se, la  evaporación  de  una  hectárea  llena  de  césped,  de  trigo  o  de 
almacigos  forestales  de  una  misma  altura,  seria  bastante  teme- 
rario estender  los  resultados  obtenidos  sobre  un  arbusto  culti 
vado  aisladamente  a  un  bosque  lleno  de  árboles  de  copas  enma- 
rañadas i  superpuestas,  cuyas  hojas  mas  o  menos  sombreadas 
funcionan  con  intensidades  mui  diferentes». 

En  el  estado  actual  de  la  ciencia  no  es  pues  posible  determinar, 
por  comparación,  de  una  manera  suficientemente  aproximativa,  el 
volumen  del  agua  que  viene  a  alimentar  a  las  napas  subterráneas 
bnjo  los  bosques  i  fuera  de  estos. 

En  presencia  del  mui  alto  interés  de  la  cuestión  i  de  la  diversi- 
dad de  opiniones  sobre  la  materia,  se  han  hecho  los  mas  grandes 
esfuerzos  para  llegar  de  un  modo  indirecto  a  obtener  datos  segu- 
ros de  la  acción  de  los  macizos  arbolados  sobre  la  alimentación 
de  la  napa  subterránea. 

Una  primera  serie  de  investigaciones  ha  sido  emprendida  con 
el  objeto  de  determinar  comparativamente  la  cantidad  de  agua 
que  filtra  a  través  de  una  capa  de  tierra  encerrada  en  un  com- 
partimento estanco  i  cubierta  en  su  superficie  de  diversas  vejeta- 

€Íones. 

Se  ha  comprobado  que  el  terreno  desnudo  deja  pasar  mas  agua 
que  el  que  está  cubierto  de  vejetacion  o  de  hojas  secas,  musgos  u 
otras  materias;  este  es  mas  o  menos  el  único  resultado  establecido  i 
que  aun  puede  ser  discutido.  Nosotros  no  insistimos  sobre  estas  es- 


(l)  La  cantidad  de  agua  fijada  anualmente   en  los  tejidos  de  los    árboles 
puede  ser  avaluada  en  3000  kilos  por  hectcárea. 


478  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

periencias  que  no  pueden  ilustrarnos   en  nada,  como   en   mucha» 
otras  cosas  qué  pasan  en  la  naturaleza. 

Se  ha  ensayado  medir  directamente  la  cantidad  de  agua  con- 
tenida en  el  suelo  bajo  bosques  i  fuera  de  ellos,  a  diversas  pi'o- 
fundidades. 

Los  trabajos  efectuados  en  Alemania  i  en  Rusia  han  puesto  en 
evidencia  los  siguientes  hechos  que  parecen  haber  sido  bien  com- 
probados. 

La  humedad  del  suelo  forestal,  mui  intensa  en  la  superficie,  dis- 
minuye con  rapidez  hasta  una  profundidad  variable  que  en  todo 
caso  no  escederá  de  ochenta  centímetros  bajo  las  plantaciones  de 
piceas,  según  Ebermayer,  i  que  alcanzaría  a  tres  o  cuatro  metros 
según  las  observaciones  obtenidas  en  esperiencias  rusas.  Por  de- 
bajo de  este  nivel  el  contenido  en  agua  va  aumentando  con  rela- 
ción a  la  profundidad  del  terreno. 

Existe,  pues,  en  el  suelo  una  zona  seca,  mas  o  menos  espesa  i 
profunda,  comprendida  entre  la  rejion  húmeda  de  la  superficie  i  la 
rejion  húmeda  de  la  profundidad. 

Se  ve  aquí  de  una  manera  bien  clara  la   influencia  de  la  absor 
cion  del  agua  por  las  raices  en  la  rejion  donde  son  mas   activas  o 
en  la  inmediatamente  inferior  a  la  parte  donde  el  agua  puede  ele- 
varse por  capUaridad  o  adhesión   después. del  desecamiento   de  la 
capa  mas  elevada  (1). 

Este  caso  es  aplicable  a  todos  los  terrenos  cubiertos  de  veje- 
tacion;  ellos  presentan  una  capa  de  tierra  seca,  mas  o  me- 
nos alejada  de  la  superficie  según  la  profundidad  i  estension  de 
las  raices  de  los  árboles  que  la  cubren.  Siendo  esta  profun- 
didad mayor  pira  los  vejetales  forestales  que  para  los  otros, 
se  puede  comprobar  como  en  ciertas   rejíones  i  a  un  mismo  nivel 


(1)  La  profundidad  de  las  raices  de  los  grandes  árboles  es  mucho  ma- 
yor a  la  generalmente  admitida.  En  una  tempestad  que  desarraigó  en  los 
Vosgos  una  cantidad  de  abetos  de  todas  edades,  hemos  podido  determinar 
la  profundidad  hasta  la  cual  se  habrían  enterrado  en  el  suelo  arenoso  de 
esa  rejion  las  raíces  entonces  visibles.  Esta  varió  entre  1.5  i  3.5  metros; 
pero  si  se  atiende  que  los  estrenaos  de  las  raicillas  tenían  que  haber  que- 
dado en  el  suelo,  se  puede  admitir  que  esos  árboles  iban  a  buscar  el  sus» 
lento  hasta  4  i  talves  5  metros  de  profundidad. 


boletín  de  bosques,  PEaCA  I  CAZA  479 

el  suelo  forestal  es  mas  pobre  ea  agua  que  el  terreno  agrícola  (1). 

Se  llega  en  este  caso  a  la  conclusión  de  que  el  bosque  absorbe 
mas  agua  por  su  vejetacion  que  los  otros  terrenos  cultivados,  per- 
judicando con  ello  la  alimentación  de  las  napas  preáticas. 

Es  preciso  reconocer  que  no  se  percibe  relación  evidente  i  ne 
cesarla  entre  la  humedad  del  terreno  en  su  parte  superficial  i  la 
alimentación  de  la  napa  subterránea.  Esta  napa  depende  no  del 
grado  de  frescura  del  terreno  sino  mas  bien  de  la  permeabilid;¿d 
de  éste.  Una  capa  de  arena  espesa  dejai'á  filtrar  con  facilidad  i  ra 
pidez  el  agua  pluvial,  mientras  que  una  capa  de  arcilla,  por  mui 
fina  que  sea,  la  mantendrá  estancada  en  la  superficie  i  no  la  libra- 
rá de  la  evaporación.  I  sin  embargo  la  arena  quedará  seca  mien- 
rras  que  la  arcilla  contendrá  siempre  agua  higroscópica. 

Un  hecho  en  estremo  interesante  i  que  creemos  pueda  dar  luz 
sobre  las  relaciones  del  estado  arborizado  de  la  superficie  terres- 
tre con  la  alimentación  de  las  aguas  preáticas,  ha  sido  puesto  en 
evidencia  hace  poco. 

Por  eso  consideramos  que  es  un  deber  nuestro  detenernos  so- 
bre este  punto,  recurriendo  para  ello  a  las  últimas  publicaciones 
de  nuestro  sabio  colega  M.  Henry. 

La  Sociedad  libre  imperial  de  Economía,  de  San  Petersburgo, 
emprendió  en  1895  en  los  bosques  i  estepas  de  la  Rusia  meridio- 
nal una  serie  de  investigaciones  sóbrela  hidrolojia  subterránea» 
cuya  dirección  fué  concedida  a  M.  Ototzky,  Conservador  del  IMu- 
seo  Mineralójico  de  aquella  capital. 

Los  sondajes  efectuados  en  el  bosque  de  Chipoff  (provincia  de 
Veronez)  i  en  la  Selva  Negra  (estado  de  Cherson)  han  inducido  a 
M.  Ototzky  a  formular  en  1897  la  constatación  de  que,  en  igua- 
les condiciones   físico  jeográficas,  el-  nivel  de  las   aguas  preáticas 


(1)  Estas  investi,^aciones,  miii  delicadas  de  por  si,  solo  son  demostrativas 
cuando  se  prosiguen  simultáneamente,  bajo  bosque  i  a  campo  abierto  du- 
rante mucho  tiempo.  Si  se  observa  el  suelo  inmediatamente  después  de  un 
aguacero  se  le  verá  saturado  desde  la  superficie  en  xm  espesor  mas  o  menos 
grande.  Cesada  la  lluvia,  el  íigua  penetra  poco  a  poco  en  el  suelo,  por  la 
acción  de  la  pesantez,  saturando  una  zona  mas  i  mas  profunda,  dejando  so- 
bre esta  una  capa  de  terreno  que  se  deseca  de  nuevo,  hasta  llegar  a  la  ^apa 
preática  i  levantar  su  nivel.  Fácil  es  presumir  que  se  llegue,  en  cuanto  a  la 
proporción  de  agua  en  el  suelo  para  una  estación  i  una  profundidad  dadas, 
a  resultados  mui  variables  según  la  fecha  i  la  fuerza  de  las  últimas  lluvias, 
es  docir  según  circunstancias  fortuitas  que  los  observadores  no  parecen  haber 
tomade  en  cuenta  hasta  la  fecha. 


•180  BDÍ.l'rriiV  DS  BÜSUUES,   PESCA  I  CAZA 


en  los  bosques  de  la  zona  de  estepas  es  mas  bajo  qje  en  un  espa- 
cio libre  vecino  a  éstas.  En  apoyo  de  sus  razonamientos,  inacep- 
tados  entonces,  M.  Ototzky  publicaba  los  resultados  do  una  serie 
de  sondnjes,  de  éntrelos  cuales  algunos  verdaderamente  no  pare- 
cen bien    puestos  al  abrig'o    de  toda   objeción  (1). 

En  181)7,  el  mismo  profesor  fué  encargado  por  la  Sociedad  im- 
pei'ial  mas  arriba  mencionada  para  efectuar  nuevas  investigacio- 
nes, pero  esta  vez  en  la  provincia  misma  de  San  Petei'sburgo,  en 
60"  de  latitud  Norte,  en  una  rejion  mas  lluviosa  que  la  de  las  es- 
tepas donde  se  hablan  hecho  en  1895  los  mismos  esperimentos 
(60  centímetros  de  caida  anual  en  lugar  de  30  centímetros). 

Allí    constató    de  nuevo   que,    bajo    los    bosques   reconocidos, 
la  ii;ipa  pieática    se    encuentra    deprimida    con    relación    a   lo 
.  que  está  en    los   terrenos   cultivados    vecinos.     La  diferencia   de 
nivel  era  bastante  sensible  i  variaba    de  0.5  a  1.15  metro. 

El  1.'^  de  Julio  de  1899,  M.  Henry,  profesor  de  la  Escuela  Na- 
cional de  Aguas  i  Bosques,  por  solicitud  suya  fué  autorizado  para 
emprender,  a  costa  del  presupuesto  de  la  Administración  de  Aguas 
i  Bosques,  sondajes  a  fin  de  verificar  i  completar  los  datos  sumi- 
nistrados por  las  oficinas  rusas. 

El  bosque  de  Mondón,  cerca  de  Lunéville  (Meurthe  et  Moselle), 
fué  el  señalado  pai'a  estas  investigaciones.  Dicho  bosque  forma 
un  grnn  macizo  de  dos  mil  hectáreas  de  terreno  horizontal  (la  al- 
tura varia  de  doscientos  cuarenta  i  seis  a  doscientos  sesenta  i  seis 
metros).  El  teiieno  está  constituido  por  capas  de  arena,  casquijos 
i  guijarros  provenientes  de  los  antiguos  aluviones  de  la  Meurthe 
i  de  la  Vezouse,  en  la  confluencia  de  cuvos  rios  se  encuentra  si- 
tuado  el  referido  bosque.  Las  capas  ncuífei'as  o  acuosas  se  encuen- 
tian  a  poca  profundidad,  estando  su  nivel  superior  a  una  profun. 
didad  de  dos  a  cinco  metros  mas  o  menos. 

(1)  Es  evidente  qii  esolo  conviene  operai-  en  terrenos  liorizontales  en  la 
sii[>erficie  i  horaojéneos  hasta  grandes  prot'iuididades,  para  evitar  la  influen- 
cia de  la  configuración  de  la  superficie  i  del  nivel  superior  de  las  capas  im- 
permeables profundas,  pudiendo  esta  ser  mui  distinta  de  aquella.  En  los  te- 
rrenos estratificados,  de  cqias  alternativamente  mas  o  menos  permeables,  el 
réjimen  de  las  aguas  subterráneas  depende  únicamente  de  la  disposiciones 
de  esas  capas  i  no  puede  darnos  noción  alguna  sobre  la  influencia  de  la  ve- 
jctacion  superficial.  Desgraciadamente  los  terrenos  en  que  operó  primero 
Ototzky  pai'ecen  ser  mui  poco  liomojéneos,  puesto  que  allí  existen,  amenos 
de  15  metros  de  prolundidad,  hasta  tres  niveles  bien  caractizados  de  ma- 
nantiales. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  481 

Mas  abajo,  a  partir  de  siete  metros  o  mas,  se  encuentra  una  ar 
cilla  impermeable  contra  la  cual  se  detienen  la  infiltraciones.  Es- 
tas diversas  capas,  especialmente  la  última,    parecen  estar  en  po- 
sición horizontal. 

La  altura  de  agua  caída  sobre  el  bosque  fué  de  setenta  i  un 
<íentímetros  en  1900  i  de  ochenta  i  nueve  centímetros  en  1901.  La 
temperatura  media  anual  es  de  9.4"  con  un  término  medio  de  1.43» 
i'w  invierno  i  de  17.70"  en  verano. 

El  bosque  está  poblado  de  encinas,  hayas  i  carpes;  es  esplotada 
fomo  talar  cubierto  con  una  rotación  de  35  años  en  la  mayor 
parte  de  su  estension.  También  contiene  ademas  algunas  parcelas 
de  pinos  silvestres  provenientes  de  la  repoblación  de  los  antiguos 
vacios  del  bosque. 

Desde  1900  se  hicieron  en  el  suelo  diez  hoyos  con  sonda  de 
0.05  m.  de  diámetro  con  la  ayuda  de  la  sonda  jeolójica  belga; 
i  se  forró  estos  hoyos  con  tubos  de  zinc  horadados  por  peque- 
ñas aberturas  i  provistos  en  su  estremidad  inferior  de  un  cono 
perforado  en  la  misma  forma.  Se  impedia  así  que  la  tierra  se  de- 
rrumbara i  cubriera  el  fondo  de  los  pozos  o  recipientes.  Las  nu- 
merosas aberturitas  hechas  en  el  metal  permitían  al  agua  tomar 
fácilmente  su  nivel  por  la  presión  del   aire. 

Cinco  hoyos  fueion  cavados  en  terreno  desnudo,  en  partes 
desmontadas  por  el  uso  í  el  tiempo,  en  los  planteles,  en  los  te- 
rrenos de  pastos  comunales,  pero  siempre  en  las  inmediaciones 
del  bosque;  el  mas  distante  no  estaba  a  mas  de  cien  metros  de 
éste. 

Otros  cinco  hoyos,  destinados  a  ser  comparados  con  los  anterio- 
res, se  hicieron  bajo  los  macizos  inmediatos,  en  las  condiciones 
mas  comparables  que  se  pudieron  hacer.  Había  pues  cinco  pares 
de  sondas. 

Las  observaciones  de  estos  esperimentos  han  sido  tomadas  una 
vez  por  mes,  desde  el  4  de  Mayo  de  "1900  hasta  el  24  de  Agosto 
de  1902. 

El  nívelaje  lo  hicieron  los  alumnos  de  la  Escuela  Forestal,  en 
Mayo  de  1900  i  en  Mayo  de  1901,  tomando  por  punto  de  partida 
la  altura  de  la  estación  de  Maraínvillers,  que  es  de  240.82  metros- 
Nosotros  podemos  afirmar  que,  después  de  las  mediciones  efec- 
tuadas cada  mes,  desde  el  4  de  lifayo  de  1900  al  24  de  Agosto  de 
1902,  en  ocho  sondajes  hechos  al  azar,  sea  bajo  el   macizo,  sea  en 


482  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


los  terrenos  desnudos  vecinos  al  bosque  señorial  de  Mond.ou 
(Meurthe-etMoselle)  el  nivel  de  las  aguas  subterráneas  es  en  cual- 
quiera estación,  tres  decímetros  a  lo  menos  mas  profimdo  bajo  el  bos 
que  que  fuera  de  él. 

Las  esperiencias  de  M.  Henry,  emprendidas  sin  interrupción 
durante  veintiocho  meses,  han  puesto  en  evidencia  los  siguientes 
hechos,  absolutamente  desconocidos: 

La  oscilación  del  nivel  de  las  aguas  preáticas  es  menor  bajo  el 
bosque  que  fuera  de  él.  La  infiltración  es  también  mas  lenta  en  el 
bosque;  la  máxima  i  la  minima  se  producen  con  retardos  de  un 
mes  mas  o  menos  en  comparación  a  lo  que  se  ha  observado  fuera 
del  bosque. 

Aquí  se  ve  a  este  desempeñar  el  mismo  papel  regulador  i  cofjT> 
pensador  que  se  le  conocía  ya  con  relación  a  la  temperatura. 

Las  últimas  i  recientes  esperiencias  de  M.  Tolsky,  publicadas 
en  lengua  rusa,  en  el  cuarto  cuaderno  de  1902  de  la  Revista  la 
«Pedologie»,  i  cuya  traducción  al  francés  se  debe  a  M.  A.  de  Lo 
bedef,  agregado  al  Ministerio  del  Interior  en  San  Petersburgo^ 
vienen  todavía  a  confirmar  mas  estos  hechos.  Las  observaciones 
de  ]\[.  Tolsky  han  sido  efectuadas  en  la  Escuela  Forestal  de 
Staraia  Rossa  (Estado  de  Novgorod)  en  el  grado  58  de  latitud 
norte,  cerca  del  lago  limen. 

Se  ha  llegado  al  caso  de  aseguiar,  dice  M.  Tolsky  al  fin  de  su 
estudio,  que  el  nivel  del  agua  subterránea,  tanto  en  invierno  coma 
en  verano,  es  mas  bajo  en  el  bosque  que  en  las  zonas  esplota- 
das,  i  que  sus  oscilaciones  son  menores. 

En  suma,  parece  indudable  que  en  los  bosques  de  llanura  con 
climas  templados  o  frios  (1),  cuyo  suelo  está  formado  de  capas 
horaojéneas  de  estratificaciones  horizontales,  la  napa  subterránea 
es  inmóvil: 

1.0  El  nivel  de  las  aguas  preáticas,  en  cualquiera  época  del  año 
es  mas  bajo  en  el  bosque  que  fuera  de  él; 

2."  I^a  depresión  parece  ser  mas  intensa  en  las  rej iones  de  es- 
casas lluvias  que  en  aquellas  donde  llueve  mucho; 


(1)  En  las  rejiones  tropicales  es  la  evaporación  física  del  suelo  la  que  tie- 
ne ün  rol  preponderante,  mientras  la  evaporación  fisiolójica  no  aumenta  con 
la  temperatura.  Puede  suceder  entonces  que  el  nivel  de   las   aguas  subterrá 
neas  sea  mas  elevado  bajo  bosque.  Esto  lia   sido   observado    por  Ribbeutrop 
cerca  de  Madras. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  483 


3.0  Las  oscilaciones  del  nivel  son  considerablemente  reducidas 
i  moderadas  por  la  presencia  del  bosque. 

Volviendo  otra  vez  a  nuestro  asunto  ¿podremos  nosotros  estar 
seguros  de  que  el  bosque  perjudica  a  la  alimentación  de  la  napa 
subterránea  en  llanura  i  bajo  climas  templados? 

Esto  es  seguramente  probable.  Se  puede  esplicaí'  por  la  intensi- 
dad de  la  evaporación  fisiolójica  este  descenso  tan  curioso  de  la 
napa  de  agua  bajo  el  bosque.  Esta  será  mas  baja,  es  decir  menos 
espesa  (si  se  admite  que  la  capa  impermeable  contia  la  cual  se 
detienen  las  aguas  infiltradas  es  horizontal)  porque  el  bosque, 
debido  a  su  desarrollo,  sustrae  mas  agua  a  la  infiltración  que  los 
terrenos  vecinos. 

Sin  embargo  hai  una  duda  al  lespecto.  Un  esperimento  nos  ha 
demostrado  que  la  depresión  de  la  napa  sub  forestal  es  mas  nota- 
ble durante  la  estación  del  reposo  de  la  vejetacion  que  durante  la 
estación  del  verano.  Este  hecho  se  constató  en  todos  los  pares  de 
sondas  i  en  todo  el  curso  de  las  observaciones. 

Se  podria  llegar  a  la  conclusión  de  que  íio  es  la  vejetacion  de 
los  árboles  la  que  provoca  la  desnivelación. 

¿Estaremos  nosotros  aquí  delante  de  la  nueva  consecuencia  de 
que,  bajo  el  bosque,  la  zona  esplotada  por  las  raices,  la  zona  secii 
del  suelo,  está  a  un  nivel  mucho  mas  inferior  que  en  el  terieno 
cultivado? 

Cualquiera  que  sea  la  respuesta,  si  el  hecho  de  la  depresión  del 
nivel  de  las  aguas  subterráneas  parece  indudable  bajo  los  maci- 
zos, su  interpretación  lo  es  menos  i  quedaremos  indecisos  respec- 
to de  la  influencia,  con  todas  las  compensaciones  hechas,  del  ma- 
cizo arborizado  sobre  la  alimentación  de  los  manantiales  en  te- 
rrenos de  llanura. 

Este  primer  estudio  estaba  en  prensa  cuando  nosotros  hemos 
recibido,  en  Marzo  de  1904,  el  acta  oficial  del  cuarto  Congreso 
de  la  Asociación  Internacional  de  las  Oficinas  de  Informaciones 
Forestales  celebrado  en  el  mes  de  Setiembre  de  1903. 

En  esta  reunión,  M.  Hattmann,  injeniero  del  Estado  de  Eaviera, 
ha  espuesto  los  resultados  de  sus  investigaciones  emprendidas  en 
colaboración  con  el  Servicio  Forestal  para  el  servicio  real  hi- 
drotécnico, teniendo  en  vista  el  estudio  comparado  de  las  oscila- 
ciones del  nivel  de  la  napa  de  agua  subterránea  en  terreno  arbo- 
rizado  o    no    arborizado.    Las    observaciones   han    sido   hechas 


484  BOLETA  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

en  dos  puntos,  El  primer  punto  elejido,  Mindelheim,  a  614  me- 
tros de  altura,  se  encuentra  en  terreno  casi  perfectamente  l.ori- 
zontal  en  la  superficie  (pendiente  seis  por  mil)  constituido  por 
los  aluviones  del  rio  Mindel,  afluente  directo  de  la  ribera  derecha 
del  Danubio.  El  bosque  ocupa  una  estension  de  cuarenta  hectáreas, 
aislado  en  medio  del  terreno,  poblado  de  encinas,  pinos  silvestres 
i  piceas  de  noventa  ¿(ños  de  edad  mas  o  menos. 

El  segundo  punto,  Wendelstein,  se  encuentra  en  los  alrededo- 
res de  Nurembei'g. 

M.  Hartmann  cree  poder  deducir  de  sus  investigaciones  que 
el  bosque  no  ejerce  ninguna  acción  sobre  el  nivel  de  la  napa  subte- 
rránea. 

Eáta  napa  no  es  estancada  (como  ha  sido  considerada  desde 
hace  mucho  tiempo)  pues  presenta  un  curso  mas  o  menos  rápido 
según  la  pendiente  de  la  superficie  del  subsuelo,  el  espesor  de  la 
napa  en  movimiento  i  el  grado  de  permeabilidad  del  terreno  en 
el  cual  ella  se  mueve.  Las  diferencias  considerables  del  nivel  de 
las  aguas  subterráneas  constatadas  en  Baviera  en  puntos  mui 
aproximados  de  un  terreno  horizontal  i  homojéneo  en  la  superfi- 
cie, no  se  esplicarian  sino  por  las  condiciones  de  la  configuración 
del  subsuelo  así  como  por  las  rapideces  i  profundidades  consecu- 
tivamente variables  del  rio  o  corriente  subterránea. 

En  realidad,  en  Mindelheim,  la  napa  subterránea  está  mas  cer- 
ca do  la  superficie  terrestre  bajo  el  bosque  que  fuera  de  él.  M. 
Hartmann  cree  que  el  bosque  no  ejerce  influencia  sensible  en  ello 
pero  que  también  podría  suceder  lo  conti-ario. 

CONCLUSIONKS 

En  el  curso  de  este  largo  estudio  de  la  influencia  de  los  bosques 
sobre  la  alimentación  de  los  manantiales,  nosotros  hemos  insisti- 
do particularmente  sobre  aquellos  puntos  que,  conocidos  ahora 
último,  no  han  sido  tratados  mas  que  en  memorias  orijinales 
siendo  por  esto  casi  desconocidos  e  ignorados  por  la  mayor  par- 
te de  los  lectores.  Llegado  a  su  término,  este  capítulo  comporta 
mas  de  una  conclusión. 

1.  Hem^s  visto  que  el  bosque  tiene  la  particularidad  de  au- 
mentar la  abundancia  i  la  frecuencia  de  las  precipitaciones 
atmosféricas.  Esta  acción,    comprobada  por  numerosos  datos  plu- 


boletín  de  bosques,  If:SCA  I  CAZ\ 


viométricos  obtenidos  en  Francia  i  otros  países  durante  mas  de 
treinta  años,  debe  considerarse  bien  establecida,  a  pesar  de  que 
ciertos  autores,  sin  desmentirla  en  absoluto,  la  han  declarado  in- 
completa o  lo  que  es  lo  mismo  tan  débil  que  no  puede  ser  consta- 
tada con  nuestros  pluviómetros  ordinarios,  por  falta  de  preci- 
sión suficiente  de  estos  aparatos. 

La  mayor  cantidad  de  riego  procurada  por  el  bosque  alcanza  a 
230/0  como  término  medio,  durante  un  periodo  de  33  años  de  ob- 
servaciones consecutivas  hechas  por  la  Estación  de  investigaciones 
de  Nancy.  Este  acrecentamiento  parece  aumentar  con  la  altu»a 
del  lugar  donde  crece  el  bosque, 

2.  Por  adherencia  el  bosque  retiene  en  las  copas  i  en  las  ra- 
mas una  parte  del  agua  caida,  la  que  vuelve  a  la  atmósfera  por 
evaporación  dilecta.  En  cambio  estas  mismas  copas  i  ramas, 
constantemente  i  a  menudo  notablemente  mas  frias  que  el  aire 
ambiente,  condensan  a  veces  grandes  cantidades  de  vapor  de  agua 
que  llevan  al  suelo  en  estado  líquido. 

Así  pues,  no  es  raro,  en  invierno  sobre  todo,  ver  que  el  suelo 
cubierto  por  el  ramaje  dé  un  áibol,  recibe  mas  agua  que  cual- 
quier sitio  vecino  del  terreno  forestal  donde  el  macizo  está  inte- 
rrumpido. Resulta  de  hecho  que  la  pérdida  de  agua  proveniente 
de  la  adherencia  en  las  copas  es  inferior  a  la  mayor  cantidad 
de  riego  procurado  por  el  bosque. 

El  caso  está  plenamente  comprobado  por  las  plantaciones  fron- 
dosas de  Nancy,  i  parece  ser  mas  confirmado  aun  por  las  plan- 
taciones de  pinos  silvestres,  alerces  i  piceas.  Se  puede,  pues, 
admitir  que  el  suelo  forestal  recibe,  en  jeneial  a  lo  menos,  a  pesar 
de  la  pantalla  de  las  copas  i  ramas,  mas  agua  que  el  terreno 
agrícola  vecino  a  él. 

3.  El  bosque  disminuye  enormemente  la  evaporación  física  i  su- 
prime casi  por  completo  el  escurriraiento.  Por  esto,  en  el  caso 
probable  de  que  uno  de  estos  fenómenos  (i  con  tanta  mayor  razón 
cuando  son  los  dos)  desempeña  un  papel  preponderante,  como 
sucede  en  las  rejiones  cálidas  i  en  los  terrenos  inclinados  o  con 
pendientes,  se  debe  admitir  sin  restricción  el  hecho  de  que  el 
bosque  favorece  la  alimentación  de  la  napa  subteiránea  i,  por 
consiguiente,  la  de  los  manantiales, 

4.  En  el  estado  actual  de  nuestros  conocimientos  sobre  la  mate- 
ria, no  se  puede  asegurar  que  el  bosque  favorezca  o  perjudique  la 


486        boletín  de  BOSQUES,  PESCA  í  CAZA 

alimentación  de  las  aguas   su-bterráneas,    en   terreno  horizontal  i 
bajo  climas  frios  o  templados. 

En  efecto,  se  ignora  si  la  vejetacion  del  bosque  estrae  o  no  al 
suelo  mas  agua  que  las  vejetaciones  agrícolas,  como  parece  indi- 
carlo el  descenso  observ'^ado  del  nivel  de  las  aguas  preáticasbajo  el 
macizo.  Se  concibe  como  semejante  acrecentamiento  de  con- 
sumo pueda  compensar  el  mayor  aumento  del  riego  de  suelo  i  la 
reducción  de  la  evaporación  fisica,  cuando  estos  dos  últimos  fac- 
tores son  poco  importantes  (por  ejemplo  a  escasas  alturas  i  bajo 
climas  frios). 

Los  hechos  observados  son  al  fin  i  al  cabo  contradictorios;  se 
cita  el  caso  de  manantiales  agotados  por  efecto  de  la  despoblación 
de  árboles  de  un  bosque,  lo  mismo  que  se  observa  desecaciones 
superficiales  del  suelo  con  motivo  de  las  replantaciones. 

La  duda  se  impone,  pues,  en  los  casos  particulares;  la  acción 
del  bosque  sobre  la  alimentación  de  los  manantiales  es  incierta 
i  ella  probablemente  varia  según  cii'cunstancias  que  quedan  por 
esplicar. 

.5.  Es  preciso,  sin  embargo,  hacer  presente  que  los  manantia- 
les solo  son  numerosos  e  importantes  en  la  montaña  i  allí 
la  influencia  del  bosque  les  es  evidentemente  favorable. 

En  llanura  los  manantiales  son  raros  i  de  una  fuerza  o  salida 
débil.  Es  justo  repetir  entonces,  como  lo  declararon  nuestros  an- 
tepasados, que  el  bosque  es  el  padre  de  los  rios;  los  trabajos  de  la 
ciencia  moderna  no  han  hecho  mas  que  confirmar  este  parentesco, 
reconocido  en  todo  tiempo  i  por  todos,  como  el  lazo  que  une  al 
manantial  con  el  árbol  que  le  presta  su  sombra. 

Estractado  de  la  obra  de  Huffel 
por  H.  Novion 


Bosques  suburbanos. — Santiago  debería  tener  plantados  en 
bosques  todos  los  pedregales  que  lo  circundan  en  varios  puntos,  i 
también  los  cerros  mas  próximos.  Esto  nos  traería  por  lo  pronto 
suavidad  de  las  temperaturas  en  las  estaciones  estremas  i  meno- 
res^transiciones  de  temperatura  entre  el  dia  i  la  noche.  El  bosque 
es  casi  tan  buen  regulador  de  la  temperatura  como  el  mar. 


LOLETIN  DE  BC^QUES,  PESCA  I  CAZA  487 


Aquí  se  comenzó  con  el  bosque  Santiago  al  norte  de  la  capital, 
por  vía  de  ensayo.  Este  salió  bien,  pero  por  falta  de  fondos  no  se 
puede  hacer  lo  mismo  en  otros  puntos  del  contorno.  Lo  harán 
nuestros  hijos,  renegando  de  nuestra  incuria. 

En  otros  paises  estas  cosas,  a  las  cuales  no  se  da  aquí  impor- 
tancia, son  consideradas  como  de  preferencia  para  la  atención  de 
los  gobernantes.  Mr.  Hutchins,  presidente  de  una  asociación  fo- 
restal inglesa,  en  una  alocución  pronunciada  recientemente  en  un 
banquete,  entusiasmó  a  los  concurrentes  con  la  idea  de  rodear  a 
Londres  con  una  ancha  faja  de  bosques  para  celulosa  i  madera, 
«splotables  dentro  de  50  a  60  años! 

Aun  los  terrenos  agrícolas  que  rinden  poco,  i  todos  los  pasto 
reos  pobres  que  hai  cerca  de  Londres  producirían  mas  esplotán 
dolos  en  leña,  madera  i  pulpa,  asegura  Mr.  Hutchins,  con  la  ven 
taja  de  ocupar  mayor  número  de  brazos  queei  pastoreo.  El  Estado, 
que  siempre  encuentra  dinero  a  bajo  ínteres,  haría  allí  una  exce 
lente  operación  comercial,  a  largo  plazo  es  cierto,  pero  mas  re- 
muneradora  i  con  menos  riesgos  que  otra  cualquiera. 

Un  árbol  peligroso  ha  sido  descrito  recientemente  por  los 
viajeros  naturalistas  Leichhard,  Semon  i  Lumhols.  Es  orijinario 
<le  Australia,  se  llama  Stringingtree  (Laportea  gigas)  i  es  allá  el 
horror  de  los  colonizadores.  El  señor  Semon  dice  de  él:  «Me  llamó 
la  atención  un  hermoso  árbol  derecho  de  una  altura  de  15  metros 
€uyo  ramaje   verde   fresco  me  recordaba  a  nuestros  bosques  de 
árboles  de  hoja  caduca  en  Alemania;   pero  mi  compañero  me  ad 
virtió  de  lejos  que  me   cuidase  de  él,  porque  no  es  mas  que  una 
ortiga  .ligante.  Su  líquido  urente  es  mucho   mas  cáustico  que  en 
las  ortigas  conocidas;  un  roce  intenso  con  sus  hojas,  que  tienen  en 
ambas  caras  pelos,  ortigantes  produce  violentas  inflamaciones  de 
los  tejidos  linfáticos  i  en  ciertas  condiciones  puede  hacer  peligrar 
la  vida.  Donde  toca  el  veneno  los  tejidos  mucosos  produce  una 
afección  aguda,  que  sentimos  en  fuertes  ^estornudos  que  nos  pro- 
dujo el  solo  hecho  que  a  larga  distancia  describimos  un  arco  para 
evitar  su  contacto,  pero  como  el  viento   venia   de  esta  dilección 
sufrimos  su  efecto.  Los  ejemplares  mas  jóvenes  de  la  altura   de 
arbustos  son  naas  peligrosos  aun,  porque  el   Dr.  Leichhard  perdió 
los  mejores  caballos  en  una  ocasión;  al  ser  ortigados  se  volvieron 
locos  revolcándose  en  el  suelo   i   por  consiguiente    refregándose 
mas  i  mas  en  los  árboles;  al  fin  les  dio  calambres  i  murieron  ma- 
nifestando grandes  sufrimientos. 


488  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  FKSCA  I  CAZA 


Un  nuevo  nsétodo  para  conservar  maderas  lia  inven- 
tado el  señor  Carlos  Wolman  en  Idawoiclie,  O.  S.  (Dilección  fo- 
restal) i  obtenido  un  privilejio  esclusivo  en  Alemania.  Es  sabido 
que  la  impregnación  de  maderas  con  soluciones  lesinosas  i  acei- 
tosas aumenta  el  peligro  de  los  incendios,  mientras  que  el  uso  de 
sulfates  de  metales  lo  disminuye  en  mayor  o  menor  escala.  El 
método  del  señoi-  Wolman  consiste  en  disolver  sulfato  de  fierro 
(caparrosa  verde)  i  sulfato  de  alúmina  (alumbre)  en  un  poco  de 
aííua  caliente;  se  agrega  una  solución  concentiada  de  fluoruro  de 
sodio  1  se  diluye  esta  mezcla  con  agua  hasta  obtener  una  solución 
delgada,  en  la  cual  se  echa  limadura  o  viiuta  de  fierro,  recortes 
sobrantes  de  latas  i  alambres  de  fierro  i  se  calienta  todo  para  que 
se  neutralice  parcialmente  la  formación  del  ácido  sulfúrico.  En 
seguida  está  el  líquido  en  estado  de  ser  utilizado,  ya  sea  caliente  o 
fiio  (lo  primero  es  lo  mejor)  en  calderos  de  presión  o  en  simples 
depósitos  abiertos.  Maderas  tratadas  con  este  líquido  ganan  dece 
nios  en  duración  a  la  vez  que  pierden  gran  parte  de  su  fácil  com- 
bustión por  el  fuego. 

Una  nueva  estación  de  ensayos  químicos  fie  las 
maderas  se  ha  establecido  como  anexo  a  la  Academia  Forestal 
de  Eberswalde  en  Alemania.  Esta  nueva  sección  de  la  Academia 
se  ocupa  en  su  laboratorio  especial  del  estudio  de  las  celulosa?^ 
química  maderera,  conservación  de  la  madera,  envejecimiento  i 
coloración  artificial  de  la  misma,  evitar  su  encojimiento,  la  utili- 
zación del  aserrín  i  otros  desperdicios  de  la  corta  i  elaboración, 
la  estraccion  de  resinas,  sustancias  tánicas,  etc. 

Con  esta  nueva  instalación  hai  tres  establecimientos  análogos 
en  los  servicios  forestales  de  Alemania,  que  se  ocupan  en  los 
mismos  trabajos  que  los  «Forest  Products  Laboratories»  del  ser- 
vicio forestal  de  Estados  Unidos. 

Ya  que  sería  talvez  prematuro  pedir  una  sola  instalación  de 
este  jénero  para  nuestro  servicio  forestal,  aprovechemos  al  menos 
la  ocasión  de  volver  a  recordar  a  los  dueños  de  bosques  que  los 
hemos  invitado  a  contribuir  con  la  remisión  de  maderas  para  es- 
tudiar su  resistencia  a  la  flexión  i  compresión,  su  durabilidad, 
peso  específico  i  demás  condiciones  industriales  en  el  Boletín, 
tom.  I,  páj.  771,  donde  se  trata  de  las  bases  de  estudio  de  las  made- 
ras nacionales  i  aclimatadas. 


SUMARIO  DE  N0VIEMBR5E 

Veda  de  la  pesca. — Necesidad  de  estremar  su  vijiliancia.— Editorial.  257 

La  pesquería    territorial   (continuación). —  Fbdeeico    Albbbt»». 259 

La  hijiene   de   la  caza. — O.    Silva    Ch 288 

El  Congreso    forestal  maderero    de    París. — L.  Elzo  Baqubdako...  291 

Bosques  andinos  por  Humberto  Giovanelli 304 

Asociación    forestal    mediterránea. — R.    Elzo    Baquedano 313 

Miscelánea. — La  protección  i  fomento  de  bosques  en  Korea  implan- 
tado por  los  japoneses.— Otro  bosque  petrificado. 

SUMARIO  DE  DICIEMBRE 

Bosques,  pesca  i  caza  en  el  Congreso  Agrícola  de  Concepción, Editorial 

por  la  Redacción .' 321 

Conveniencia  de  formar  una  «Union  central  de  intereses  madereros». — 

F.  Albhrt 323 

El  ptoblema  pesquero  en  Chile  (conclusión). — F.  Albbrt 330 

Descripción  de  los  peces  mas  convenientes  para  el  cultivo  artificial  en 

el  pais. — P.  GoLuspA 348 

Los  bosques  i  los  manantiales , 367 

Miscelánea. — El  oríjen  de  las  perlas  finas. — Primas  i  premios  para  las 
plantaciones  de  bosques  en  Westfalia. — La  plantación  de  pinos 
en  terrenos  agrícolas  en  Alemania. — La  plantación  de  bosques 
en  arenales.— Los  derechos  de  importación  de  las  maderas  en 
Alemania 372 

SUMARIO  DE  ENERO       . 

Un  paso  adelante:  el  proyecto  de  lei  de  Bosque?,  Pesca  i  Caza  en  la 

tabla  del  Senado.  Editoríal.— La  redacción.. 377 

El  pimiento  de  Solivia  (Schinus  molle). — F.  Albbut 381 

El  nogal  negro  (Juglans  nigx-a). — F.  Albbrt 386 

Piscicultura,  Lagunas  i  su  construcción. — P.  Golusda 390 

Los  bosques  i  los  manantiales  (continuación) 405 

Leyes,  decretos  i  ordenanzas  sobre  bDsques,  plantíos,  pesca  i  caza. — 

C.  Sagb 410 

Miscelánea: — Saludo  de  bienvenida  a  la  comisión  forestal  arjentina. — 
El  aumento  de  valor  por  el  crecimiento  de  los  bosques  en  Alemania. 
— El  agotamiento  de  los  bosques  en  Finlandia. — Reglamentación  de 
la  venta  del  pescado  en  Santiago.  —  Un  pueblo  comedor  de  pes- 
cado   421 

SUMARIO  DE  FEBRERO 

Don  Carlos  Maira.  Editorial. — La  redacción....... 425 

El  pino  blanco  americano  (Pinus  strobusj. — ^F.  Albbrt 428 

El  ciprés  calvo  (Taxodium  d^stichum).  -F.  Albbrt 433 

Estudios  prácticos  de  pesquería  eri  la  costa  norte  del  pais. — S.  Nakas- 

mMA 437 

Influencia  climatérica  de  las  repoblaciones  forestales  en  el  valle  del 

Huasco  i  sus  alrededores 451 

Los  bosques  i  las  aguas. — -S.  Novion 453 


boletín 


DE 


hm  i  Daza 


TOMO  II— NUM.  10 


ABRIL  1914 


DíRETOREs:  Federico    Albert,  Ernesto  Maldonado  i  Carlos  Sage 


SUMARIO 


Pájs. 


PoblaLiones  i  puertos  pesqueros. —  Eoitorial — L.v   Redaccioit.,     

Reglamento  para  los  viveros  dependientes  de  la  Sección  de  Bosques  des- 
tinados a  la  venta  de  árboles,  aprobado  por  Decreto  Supremo 
número  904  de  30  de  Marzo  de  1911 

Lista  de  precios  de  los  árboles  en  venta  en  los  viveros  dependientes  de  la 
Sección  de  Bosques       

El  primer  paso  de  Francia  en  su  era  forestal.— OsCAE  Bravo    E 

Nuestros  bosques  de  araucarias.  Valor  de  la  madera  i  dificultades  dé  es- 
tracción ' 

Miscelánea. — Trabajos  forestales  en  marruecos — Acarreo  de  maderas 
en  las  ciuda'ies 


489 


491 

494 
499 

509 

524 


SANTIAGO   DE  CHILE 

IMPRENTA  SUD  -  AMERICANA 

ARTURO    PRAT,    1122 

1914 


ANUNCIOS 

t 

El  Boletín  aparece  una  vez  al  mes  i  se  imprime  en  5,000  ejempla- 
res. Colaboraciones  i  avisos  deben  dirijirse  a  Claras  198. 

Este  Boletin  re  repcrte  gratuitamente  a  las  personas  que  manden 
su  dirección  exacta  a  k  Inspección  Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i, Caza 

SANTIAGO— Claras  198 


SUMARIO  DE  JULIO  ^ 

Un  afío  de  labor.— Editobial    ...        1 

Los  Bosques,  su  conservación,  explotación  i  fomento. — Fedeeico  Albert        4 

El  problema  pesquero  en  Chile. — Fkdekico  Albeet    47 

De  las  Claras  en  la  dasonomía  moderna. — De  La   Revista  de  Moktes, 

Madrid      57 

Miscelánea. — Disposiciones  del  Código  Civil  que  ee  refieren  al  ejercicio 
de  la  pesca  en  Chiie^— El  aceite  de  hígado  de  bacalao. — La  indus- 
tria de  las  conservas  de  pescados  i  mariscos. 

SUMARIO  HE  AGOSTO 

La  clausura  déla  Caza. — Editorial     ...     ...  129 

La  perquería  en  Aguas  Fluviales. — Fedekico  Albeet 132 

Los  Aluviones. — Su  relación  con  los  bosques. — Daíüel  Zelada      153 

Los  Permisos  de  Caza  de  Lobos. — Luis  Castillo. —    156 

La  Madera. — (Continuación)- — Ernesto  Maldonado    160 

Alboricultura  Forestal  en  el  Valle  del  Huasco. — Cáelos  Nazaeit     188 

Miscelánea. — Árbol  transformado  en  diario. 

SUMARIO  DE  SETIEMBRE 

El  Congreso  Internacional  de  Pesca. — Editorial      65 

El  Problema  pesquero  en  Chile. — Federico  Albert     69 

Algo  sobre  los  Bosques  de  los  Territorios  de  Neuquen  i  Rio  Negro  (Colabo- 
ración).— Humberto  Giova:;blli     104 

De  las  Claras  en  la  Desanomía  Moderna  De   «La  Revista  de  Montkcí» 

Madrid      112 

Las  Plantaciones  en  el  Balneario  de  Pichilemu  (Colaboración). — Evaristo 

S.  Merino  C 116 

Rol  que  desempeñan  los  macizos  forestales  i  su  importancia  (Colaboración) 

— Óscar  Bravo  L 121 

Miscelánea. — La  escasez  de  maderas  para  celulosa — Nuevo  vagón  frigorí- 
fico.— Una  organización  moderna  del  servicio  forestal  en  Grecia, 
— Servicio  de  teléfonos  en  los  incendios  de  Boeqpcs. 

SUMARIO  DE  OCTUBRE 

Lejislacion  i  reglamentación  vijente  en  el  ijamo  de  Caza. — Editorial     ...     193 

El  Problema  pesquero  en  Chile.^ — F.  Albeet... .' 198 

Migraciones   observadas   en  la  Fauna  i  Flora  de  Chile. — L.    Castillo 

J.  Dey  J 224 

Miscelánea. — Un  hermoso  ejemplo. — El  Consejo  Superior  de  Bosques  de 

Alemania. — El  distrito  Forestal   de  Aquiegran  en  Alemania. — Los 

peligros  de  la  destrutcion  de  loa  bosques. — la  proliñdad  de  los 

peces. 


Tomo  II  Santiago,  Abril  de  1914  Núm.  lO 


POBLACIONES  I  PUERTOS  PESQUEROS 


Entre  las  diversas  medidas  propuestas  al  Supremo  Gobierno 
para  el  fomento  de  la  industria  pesquei'a  i  el  levantamiento  material 
del  interesante  gremio  que  a  ella  se  dedica,  nos  es  grato  reconocer 
que  el  proyecto  de  lei  de  poblaciones  i  puertos  pesqueros  que  he- 
mos presentado  hace  un  año  a  la  consideración  del  Ministro  de 
Industrias  ha  merecido  la  mas  favorable  acojida. 

Medida  esta  de  capital  necesidad  en  un  [¡ais  marítimo  como  el 
nuestro,  que  solo  saca  una  pequeña  parte  de  sa  sustento  del  mar 
que  baña  su  dilatada  costa,  siendo  que  deberla  ser  este  su  princi- 
pal fuente  de  alimentación,  no  podía  menos  que  tener  la  aceptación 
con  que  fué  favorecido. 

Estudiado  en  seguida  por  un  grupo  de  senadores  i  después  por 
otro  de  diputados  invitados  particularmente  con  este  objeto,  fué 
aceptado  unánimemente  por  los  señores  congresales,  qué  vieron 
en  él  una  segura  espectativa  de  mejoramiento  i  de  progreso. 

En  los  principales  países  del  antiguo  mundo,  donde  se  ha  sabi- 
do desde  tiempo  atrás  dar  a  las  cosas  su  verdadero  valor,  ha 
merecido  siempre  atención  preferente  por  parte  de  los  gobernantes 
el  ejercicio  de  la  pesca  i  el  amparo  de  los  pescadores. 

En  Alemania,  Francia,  Inglaterra  i  demás  países  mas  adelanta- 
dos de  Europa,  la  pesca  tiene  sus  centros  numerosos  i  bien  repar- 
tidos a  lo  largo  de  las  costas,  con  las  facilidades  requeridas  para 
hacer  cómodas  i  seguras  las  faenas  profesionales  i  asegurar  a  los 
pescadores  i  a  sus  familias  un  hogar  tan  confortable  como  sea  po- 
sible, para  compensar  los  azares  i  rigores  de  la  industria. 

Así  es  como  se  da  a  los  pescadores,  al  mismo  tiempo  que  refu- 
jios  seguros  para  sus  embarcaciones  i  elementos  de  desembarque  i 
trasporte  rápido  de  los  productos  de  su  trabajo,  habitaciones  sanas 
i  alegres,  con  todos  los  agregados  necesarios  a  mejorar  la  existen- 
cia. 

Deseosos  de  aplicar  estos  beneficios  a  las  numerosas  familias  de 
pescadores   que  pueblan  nuestra  costa,  hemos  querido  hacer  con 


490  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 

ellos  lo  que  el  Supremo  Gobierno  ha  comenzado  a  hacer  con  los 
obreros,  procurarles  habitaciones  propias  que  los  ponga  al  abrigo 
de  las  continjencias  del  arriendo  i  los  dignifique  haciéndolos  pro- 
pietarios. 

La  Lei  de  habitaciones  obreras,  tal  conao  ha  sido  promulgada, 
habria  sido  altamente  beneficiosa  para  nuestros  pescadores,  en  la 
forma  práctica  o  filantrópica  en  que  se  la  aplica,  pero  una  dificultad 
de  forma  se  oponía  a  ello:  los  pescadores  no  son  obreros,  son  in- 
dustriales. 

De  allí  nació  el  proyecto  de  leí  de  poblaciones  i  puertos  pesqueros 
que  con  tanto  agrado  hemos  elaborado  i,  seanos  permitida  la  sa- 
tisfacción de  decirlo  aquí,  ha  encontrado  en  la  prensa  la  misma 
unánime  aceptación  que  entre  nuestros  mandatarios  i  lejislado- 
res. 

Inspirada  en  su  forma  en  la  lei  aludida  mas  arriba,  i  aplicable 
en  la  misma  forma  que  ella,  su  ejecución  será  igualmente  poco  o 
nada  gravosa  para  el  Erario,  consideración  de  capital  importan- 
cia. 

Eliminado  así  el  único  obstáculo  para  su  implantación,  la  aproba- 
ción de  la  Lei  de  poblaciones  i  puertos  pesqueros  no  podrá  hallar 
dificultad  ante  nuestros  lejisladores  i  es  seguro  que  pronto  será 
lei  de  la  República. 

Entonces  será  grato  para  nosotros  ver  mejoradas,  mas  que  en 
ninguna  otra  corporación  social,  las  condiciones  de  vida  i  de  tra- 
bajo del  pescador  i  de  su  familia,  haciéndole  mas  fácil  i  menos  aza- 
rosa la  conquista  del  sustento  i  contribuyendo  al  mismo  tiempo  a 
difundir  en  toda  la  población  del  pais  un  articulo  de  alimentación 
el  mas  sano  de  todos  i  el  que  debería  ser  el  mas  barato,  el  pes- 
cado, cuyo  consumo  hai  que  fomentar  por  todos  los  medios  posibles 
para  contrarestar  el  precio  siempre  creciente,  ya  inabordable,  de  la 
carne,  no  mucho  mas  alimenticia  que  el  pescado;  pero  con  inconve- 
nientes que  éste  no  tiene. 

Un  poco  de  decisión,  i  habremos  dado,  talvez  por  primera  vez, 
un  brillante  ejemplo  a  las  demás  naciones  de  nuestro  continente, 
en  una  empresa  al  mismo  tiempo  industrial  i  humanitaria,  para  lo 
cual  estamos  mas  preparados  i  tenemos  mas  facilidades  que  ninguna 
de  ellas. 

La  Redacción. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  491 


REGLAMENTO 

Para  los  viveros  dependientes  de  la  Sección  de  Bos- 
ques destinados  a  la  venta  de  árboles,  aprobado  por 
Decreto   Supremo   número   904   de   30  de  marzo  de 

1911. 

Santiago,  30  de    marzo  de  1911. 

S.  E.  decreto  hoi  lo  que  sigue:— Sección  1.",  N.»  904. — Vista  la 
nota  que  precede, 

Decreto: 

Apruébase  el  siguiente  reglamento  para  los  viveros  dependientes 
de  la  Sección  de  Bosques  destinados  a  la  venta  de  árboles: 

Disposiciones  jenerales 

Artículo  1/'  Para  fomentar  las  plantaciones  particulares,  la  Sec- 
ción de  Bosques  mantendrá  en  las  ciudades  de  La  Serena,  San  Fer- 
nando i  Linares,  i  donde  lo  estime  conveniente  el  Supremo  Gobierno, 
viveros  de  árboles  destinados  a  la  multiplicación  de  aquellas  especies 
forestales  cuyo  cultivo  sea  apropiado  para  la  rejion  en  que  se  en- 
cuentren estos  establecimientos  (1). 

Art.  2.°  Los  viveros  antes  indicados  i  los  que  con  igual  objeto  se 
creen,  o  sea  todos  aquellos  que  no  estén  afectos  a  una  repoblación 
forestal,  deberán  costearse  a  sí  mismos,  para  cuyo  objeto  el  jefe  de 
la  Sección  de  Bosques  formará  anualmente  el  resumen  de  las  entra- 
das percibidas  durante  el  año. 

Art.  3.*^  El  valor  que  por  la  venta  de  plantas  en  dinero  efectivo 
i  por  declaración  de  abono  resultare  anualmente,  será  el  monto  que 
se  tomará  como  base  para  formular  el  presupuesto  de  los  respectivos 
establecimientos  para  el  año  subsiguiente. 

Art.  4.°  Cuando  las  entradas  de  algunos  de  los  viveros  no  fue- 
ran suficientes  para  su  correcta  mantención,  se  decretará  su  clausura 
con  un  año  de  anticipación. 

Art.  5."  Los  viveros  atenderán  gratuitamente  las  consultas  de  los 


(1)  El  vivero  de  Valienar  reemplaza  al  dé  Serena. 


492  boletín  de  BOSQUES,   PESCA  I  CAZA 

particulares  única  i  esclusivamente  sobre  temas  forestales,  ya  sean 
verbales  o  por  escrito,  sin  derecho  a  remuneración  especial,  fijándo- 
se para  las  consultas  verbales  los  dias  hábiles  de  2  a  4  p.  m. 

Del  Administrador 

Art.  6."  Para  obtener  los  puestos  de  administradores  de  los  vi- 
veros, los  interesados  deberán  presentarse  a  concurso,  exhibiendo 
todos  aquellos  documentos  que  acrediten  su  competencia  i  honora- 
bilidad, debiendo  al  mismo  tiempo  rendir  una  fianza  equivalente  a 
un  año  del  sueldo  asignado  a  éstos  empleos. 

Art.  1.^  Son  obligaciones  del  administrador: 

1."  Velar  por  el  fiel  cumplimiento  de  todas  las  disposiciones  con- 
tenidas en  el  presente  reglamento. 

2.°  Residir  en  el  vivero  mismo. 

3.*'  Atender  i  dirijir  diariamente  la  faena  del  vivero  dentro  de  las 
siguientes  horas:  8  a  11  a.  m.  i  de  1  a  6  p.  m. 

4."  Llevar  la  contabilidad  del  establecimiento  de  acuerdo  con  los 
libros  que  se  indican  mas  adelante. 

5.°  Remitir  dentro  de  los  ocho  primeros  dias  de  los  meses  de  abril, 
julio  i  octubre  una  memoria  trimestral  detallada  por  duplicado  i  den- 
tro de  los  ocho  primeros  dias  del  mes  de  enero  de  cada  año,  una 
memoria  anual  por  duplicado. 

B."  Remitir  asimismo  al  jefe  de  la  Sección  de  Bosques  dentro  de 
los  ocho  primeros  dias  del  mes  de  marzo,  el  detalle  de  los  gastos 
que  el  vivero  tendrá  en  el  año  siguiente,  de  acurdo  con  las  entradas 
que  hubiere  tenido  en  el  pasado.  Se  acompañará  ademas  la  inversión 
trimestral  que  se  dará  a  estos  fondos. 

Art.  8."^  Los  administradores  podrán,  previa  autorización  del  jefe 
de  la  Sección  de  Bosques,  visitar  propiedades  particulares,  siendo  de 
cuenta  de  los  interesados  los  gastos  de  viaje  i  demás  asignaciones 
que  en  justicia  deban  pagarse. 

AsT.  9.0  Son  de  responsabilidad  absoluta  de  los  administradores 
tanto  los  trabajos  i  gastos  que  ejecuten,  como  asimismo  la  calidad  de 
los  materiales  i  herramientas  que  adquieran. 

Art.  10. o  Los  viveros  fiscales  venderán  plantas  única  i  esclusiva- 
mente al  contado  i  en  dinero  efectivo,  o  por  órdenes  ministeriales 
que  recibirán  por  conducto  del  jefe  de  la  Sección  de  Bosques. 

Art.   11.°  Los  precios  de  venta  serán  fijados  anualmente  por  el 


BOLKTIN  DE  BOSQUES,  PESCA  í  CAZA  493 

Ministerio    fie   Industria   i   no  podrán  ser  alterados  por  ningún  mo- 
tivo sin  previa  autorizárcion  suprema. 

AuT.  12.°  Estos  precios  en  jeneral  se  entenderán  sin  maceteros  i 
sin  embalaje,  siendo  estos  gastos  de  cuenta  del  interesado.  Sin  em- 
bargo quedan  autorizados  los  administradores  para  vender  maceteros 
u  otras  especies  de  acuerdo  con  los  precios  que  fije  el  Ministerio  de 
Industi'ia. 

Art.  18.°  Para  las  ventas  al  contado,  el  administrador  dará  una 
orden  al  interesado  para  que  éste  cancele  directamente  en  la  Teso- 
rería Fiscal  respectiva  el  valor  de  las  especies  compradas,  no  pudien- 
do  entregarse  éstas  mientras  no  se  presente  el  correspondiente  reci- 
bo de  depósito. 

Para  este  objeto  en  todos  los  viveros  se  llevará  un  libro  talonario 
especial. 

Art.  14.°  Facultativamente  i  tomando  sobre  sí  la  responsabili- 
dad, los  administradores  podrán  correr  con  el  embalaje  i  demás 
operaciones  que  tengan  relación  con  el  trasporte  de  plantas  fuera 
del  vivero. 

Art.  15.°  Los  pedidos  que  importen  una  orden  ministerial  debe- 
rán ser  retirados  del  vivero  por  una  persona  debidamente  autoriza- 
da, siendo  los  gastos  de  embalaje  i  trasporte  de  cuenta  esclusiva  del 
interesado. 

Art.  16.°  Queda  prohibido  a  los  administradores  hacer  entregas 
de  esta  naturaleza  por  su  cuenta  i  sin  que  haya  sido  firmada  por  el 
interesado  la  orden  correspondiente. 

Art.  17.°  Del  total  de  las  ventas  al  contado  que  tenga  cada  vi- 
vero el  Ministerio  de  Industria  recabará  anualmente  la  autorización 
lejislativa  para  destinar  un  cinco  por  ciento  como  asignación  a  los 
respectivos  administradores. 

Art.  18.°  El  administrador  de  cada  vivero  llevará  la  contabilidad 
del  establecimiento  de  acuerdo  con  los  siguientes  libros:  Diario,  Ca- 
ja, Inventario  i  Ventas. 

Art.  19.°  Los  administradores  remitirán  mensualmente  al  jefe  de 
la  Sección  de  Bosques  los  siguient-cs  datos:  a)  un  estado  del  movi- 
miento de  fondos  con  sus  documentos  comprobantes  correspondien- 
tes; b)  un  estado  estadístico  del  movimiento  de  plantas  habido  du- 
rante el  mes  i  la  existencia  en  estado  de  venta;  c)  las  órdenes  de 
entrega  a  que  se  refiere  el  artículo  10. 


494 


BOLETIÍ^   DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


Art.  20.°  Todas  estas  obligaciones  que  importen  remisión  de 
datos  deberán  estar  en  poder  de  la  Sección  de  Bosques  entre  el  1.^ 
i  el  8  de  cada  mes,  dando  lugar  el  no  cumplimiento  de  esta  disposi- 
ción a  una  multa  de  diez  pesos  por  cada  dia  de  atraso  que  se  hará 
efectiva  por  medio  de  la  Tesorería  Fiscal  correspondiente. 

Artículos  transitorios 

1.*^  Para  los  efectos  de  las  medidas  contempladas  en  los  artículos 
3.0,  4.0  i  17.°  de  este  reglamento,  se  tomará  como  base  la  producción 
del  presente  año. 

2.°  En  todas  sus  demás  disposiciones  el  presente  reglamento  co- 
menzará a  rejir  desde  esta  fecha. 

Tómese  razón,  comuniqúese,  publíquese  e  insértese  en  el  Boletin 
de  las  Leyes  i  Decretos  de  Gobierno. 

BARROS  LUCO. 

J.  Gandarillas. 


LISTA  DE  PRÍCIIS  0[  LOS  MM  El  fEiíll  El  LIS  M 


DEPENDIENTES    DE    LA 


SECCIÓN    DE  BOSQUES 


Arboles  de  hoja  caduca 


Altura 
en  metros 


El 
ciento 


El 
mil 


Acer  (Arce)  en  todas  SUS  variedades 0.50  a  1.00  10 

id.                                                             ...  1.10  a  2.40  20 

id.                                                             ...  2.50  a  3.50  60 

Aesculus  (Castaño  de  la  India) 0.50  a  1.00  30 

id.                                                             ...  1.10  a  2.40  50 

id.                                                             ...  2.50  a  8.50  80 

Alnus  (Aliso) 0.50  a  1.00  10 

id.                                                               ...  1. 10  a  2.40  25 

Betula  alba  (Abedul) 0.50  a  l.(X)  50 

id.                                                               ...  1.10  a  2.40  80 

Carpinus  betulus  (Carpe) 0.50  a  1.00  10 

id.                                                               ...  1.10  a  -2.40  30 


í)0 
180 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza     495 


Altura 
en  metros 

Caria  o  Hicoria  en  todas  sus  variedades...  O  ñ()  a   1.00 

id.  ...  1.10  a  2.50 

Catalpa  en  todas  sus  variedades 0.50  a   1.00 

id.  ...  1.10  a  2.40 

id.  ■  ...  2.50  a  3.50 

Celtis  (Almez) 0.50  a  1.00 

id.  ...  1.10  a   2.40 

Crathaegus  (Obepin,  majuelo)  en  todas  sus 

variedades 0.50  a   1.00 

id.  ...  1.10  a  2.40 

Fraxinus  (Fresno)  en  todas  sus  variedades  0.50  a  1.00 

id.  ...  1.10  a  2.40 

id.  ...  2.50  a  .3.50 

Gleditschia  (Acacia  espinuda)  0.50  a   1.00 

id.  ...  1.10  a  2.40 

id.  ...  2.50  a  8.50 

Juglans  (Nogal)  en  todas  sus  variedades..  0.50  a   1.00 

id.  ...  1.10  a  2.40 

id.  ...  2.50  a  3.50 

Larix  (Alerce)  en  todas  sus  variedades.  ...  0.25  a  0.50 

id.  ...  0,60  a  0.90 

id.  ...  1.00  a  1.50 

Liriodendron  (Tulipero) 0.50  a  1.00 

id.  ...  1.10  a  2.00 

id.  ...  2.10  a  3.00 

Madura  (Naranjillo) 0.50  a  1.00 

id.  ...  1.10  a  2.00 

Melia  azederach  (árbol  del  paraiso) 0.50  a  1.00 

id.  ...  1.10  a  2.00 

Morus  (Morera)  en  todas  sus  variedades..  0.50  a  l.ÓO 

id.  ...  1.10  a  2.00 

id.  ...  2.10  a  3.00 

Paliurus  aculeatus 0.50  a  1.00 

id.  ...  1.10  a  2.00 

Paulownia  imperialis 0.50  a  1.00 

id.  ...  1.10  a  2.40 

id.  ...  2.50  a  3.50 


El 
ciento 

$ 

30 

El 
mil 

$ 

60 

10 

30 

60 

■  10 

20 

10 

25 

10 

90 

20 

180 

60 

10 

95 

30 

250 

70 

20 

190 

40 

70 

20 

190 

40 

350 

100 

20 

50 

80 

8 

75 

15 

140 

15 

40 

10 

95 

40 

350 

80 

10 

30 

15 

40 

80 

Kl 
ciento 

$ 

20 

El 
mil 

$ 

11)0 

40 

850 

80 

10 

80 

40 

250 

70 

650 

10 

190 

50 

50 

550 

80 

680 

30 

250 

60 

500 

20 

50 

70 

4  96  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

Altura 
en  metros 

Platanus  (Plátano)  en  todas  SUS  variedades  0.50  a  1.00 

id.                                                               ...  1.10  a  2.40 

id.                                                               ...  2.50  a  3.50 

Quercus  (Encina)  en  todas  sus  variedades.  0.50  a  1.00 

.id.                                                               ...  1.10  a  2.40 

id.                                                               ...  2.50  a  3.50 

Khus  (Sumaque) 0.50  a  1.00 

id.                                                               ...  1.10  a  2.00 

Robinia  (Acacia  blanca) 2.10  a  3.00 

id.  3.10  a  4.00 

Taxodinm  (Ciprés  calvo) ( ).50  a  1 .00 

id."'                                                              ...  !.10  a  2.00 

Especies  que  no  figuran  en  esta  lista  se 

venderán  a  los  siguientes  precios 0.50  a  1.00 

id.                                                               ...  1.10  a  2.00 

id.                                                               ...  2.10  a  3.00 

Arboles   de  hoja  perenne 

(Criados  en  maceteros) 

Alturn  El  E! 

en  metros  ciento     mil 

Abies  (Abeto)  en  todas  sus  variedades.  ...  0.20  a  0.40  30  — 

id.                                                             ...  0.50  a  0.80  60  — 

id.  de  champa  ■•                                     ...  1.00  a  1.50  200  — 

Acacia  melanoxylon  (Aromo  de  Australia).  0.30  a  0.40  8  75 

id.                                                               ...  0.50  a  0.80  10  90 

id.                                                                  ...  0.90  a  1.20  15  140^ 

id.  encajono  de  raiz  desnuda 0.30  a  0.80  5  50 

id.  de  champa 1.10  a  2.00  50  — 

id.                                                               ..  2.10  a  3.00  80  — 

Acacia  (Aromo)  de  las  demás  especies 0.30  a  0.40  10  90 

id.                                                                ..  0.50  a  0.80  15  140 

id.                                                             ...  0.90  a  1.20  20  180 

id.  en  cajón  o  de  raiz  desnuda 0.30  a  0.80  5  50 

id.  de  champa 1.10  a  2.00  50  — 

id.                                                               ...  2.10  a  3.50  80  — 


boletín  de  bosques,  PES(\\  i  caza  497 


Altura 
en  metros 

Araucaria  (Piñón)  en  todas  sus  variedades  0.20  a  0.40 

id.                                                               ...  0.50  a  0.80 

id.                                                                  ...  0.90  a   1.20 

Casuarinas  en  todas  sus  variedades 0.30  a  0.50 

id.                                                               ....  0.60  a   1.00 

id.     de  champa 1.10  a  2.00 

id.                                                             ...  2.10  a  3.10 

Cedrus  (Oedro)  en  todas  sus  variedades..  0.20  a  0.40 

id.                                                             ...  0.60  a  0.80 

id.                                                             ...  1.00  a  1.50 

Ceratonia  silicua  (Algarrobo  europeo). '0.20  a  0.40 

id.                                                               ...  0.50  a  0.80 

id.                                                               ...  1.00  a  1.50 

Chamaecyparis  en  todas  sus  variedades...  0.30  a  0.50 

id.                                                             ...  0.60  a  0.90 

id.                                                               ...  1.00  a  1.40 

Citrus  trifoliata 0.20  a  0.50 

id.                                                               ...  0.60  a  1.00 

Crjq^thomena  en  todas  sus  variedades 0.30  a  0.50 

id.                                                               ...  0.60  a  1.00 

Cu|)ressus  (Ciprés)  en  todas  sus  var 0.30  a  0.50 

id.                                                                  ...  0.60  a  0.80 

id.                                                               ...  0.90  a   1.20 

id.     en  cajón  o  de  raiz  desnuda 0.20  a  0.60 

id.     de  champa 1.10  a  2.00 

id.                                                               ...  2.10  a  3.00 

Eucalyptus  (Eucahpto)  en  todas  sus  var...  0.30  a  0.50 

id.                           _                                 ...  0.60  a  0.80 

id.                                                               ...  0.90  a  1.20 

id.     en  cajón  o  de  raiz  desnuda 0.20  a  0.50 

Grevillea  robusta 0.50  a  0.80 

id.                                                               ...  1.00  a  1.50 

id.                       '                                       ...  1.60  a  2.50 

Leptospermun  en  todas  sus  variedades 0.20  a  0.50 

id.                                                               ...  0.60  a  0.90 

id.                                                               ...  1.00  a  i  50 

Melaleuca  en  todas  sus  variedades 0.20  a  0.50 


El 
ciento. 

$ 

15 

El 
mil 

$ 

30 

100 

--- 

10 

90 

12 

1  20 

40 

80 

30 

60 

150 

10 

90 

15 

20 

— 

30 

50 

120 

30 

60 

30 

50 

8 

SO 

10 

90 

15 

140 

5 

50 

70 

100 

10 

90 

12 

110 

15 

145 

5 

15 

40 

100 

30 

50 

100 

30 

498  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  1  CAZA 

Altura  El  El 

en  metros  oieuto  mil 

«  <K 

Melaleuca  eii  todas  sus  variedades 0.60  a  0.90  •  50  — 

id.                                                               ...  1.00  a  1.50  100  — 

Myoporum  en  todas  sus  variedades 0.20  a  0.50  30  — 

id.     de  champa 0.90  a  J  .50  100  — 

id.                                                               ...  1.60  a  2.00  150  — 

id.     de  estaca  sin  raiz —          —  20  — 

Olea  (Olivo)  de  semilla  sin  injertar 0.30  a  1,00  30  — 

id.     injertados 1.00  a  2.00  150  — 

Pícea  en  todas  sus  variedades 0.20  a  0.40  50  — 

id.                                                               ...  0,^0  a  0.80  100  — 

Pinus  marítima  en  todas  sus  variedades...  0.20  a  0.50  10  90 

id.                                                             ...  0.60  a  0.80  20  195 

id.                                                               ...  0.90  a  1.10  25  240 

id.     en  cajón  o  de  raiz  desnuda  0.20  a  0.50  5  50 

id.     de  champa 1.00  a  1.50  50  — 

Pinus  (Pino)  de  otras  variedades 0.20  a  0.50  15  140 

id.                                                             ...  0.60  a  0.80  25  240 

id.             ■                                                ...  0.90  a  1.10  30  290 

id.     en  cajón  o  de  raiz  desnuda 0.20  a  0.60  5  50 

id.     otras  variedades  de  champas 1.10  a  1.50  50  — 

Pitosporo 0.30  a  0.60  15  — 

id.                                                               ...  0.70  a  1.00  30  — 

id.     de  champa 1.00  a  1.50  60  — 

Pseudotsuga  (Pino  Oregon) 0.20  a  0.40  25  — 

id.                                                             ...  0.50  a  0.90  50  — 

Schinus  (Pimiento  de  BoHvia) 0.30  a  0.50  20  — 

id.                                                             ...  0.60  a  0.90  30  — 

id.     de  champa 1.00  a  1.50  50  — 

Sequoya  sempervirens  (Pino  colorado) 0.30  a  0.40  20  — 

id.                                                             ...  0.50  a  0.90  30  — 

id.     de  champa 1,00  a  1.50  50  — 

Sterculea  o  Brachichiton 0.50  a  1.00  30  — 

id.     de  champa 1.00  a  2.00  50  — 

Thuya  (Tuia)  en  todas  sus  variedades 0,20  a  0.40  10  — 

id,      ,                                                       ...  0,50  a  1.00  30  — 

id,     de  champa 1. 10  a  2.00  100  — 

Tsuga  en  todas  sus  variedades 0.20  a  0.40  30  — 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA  499' 


Altura  El  El 

en  metros  ciento  mil 

$  $ 

Tsuga  en  todas  sus  variedades 0.50  a  1.00  100  — 

Las  demás  especies  que  no  ñguran  en  esta 
lista  se  venderán  a  los  siguientes  jire- 

cios 0.20  a  0.40  20  — 

0.50  a  0.90  30  — 

1.00  a  1.50  60  — 

De  champa 1.10  a  2.00  60  — 

id.                                                               ...     2.10  a  3.00  80  — 


EL  PRIMER  PASO  DE  FRANCIA  EN  SU  ERA 

FORESTAL 


Después  de  las  grandes  inundaciones  ocurridas  en  1856,  el  go- 
bierno comisionó  a  un  injeniero  de  gran  esperiencia,  Mr.  Culmann, 
para  que  emprendiera  un  estudio  jeneral  de  los  torrentes  de  Suiza. 
Este  injeniero  recorrió  todos  los  valles  i  llegó  hasta  los  altos  Alpes, 
estudiando  detenidamente  uno  tras  otro  los  cauces  de  los  torrentes 
destructores  que  poco  antes  habian  arrastrado  praderas  i  poblacio- 
nes, arruinando  a    industriales  i  agricultores. 

Creyendo  de  gran  interés  dar  a  conocer  la  autorizada  opinión  del 
inieniero  nombrado,  copiamos  en  seguida  un  oárrafo  de  su  infor- 
me, que  encontramos  en  la  obra  de  M  .  Cézanne,  injeniero  de  puen- 
tes i  calzadas  de  Francia, 

«A  cualquier  lado  que  dirijamos  nuestras  miradas  apena  el  áni- 
mo el  espectáculo  de  la  ruina  de  lo  que  antes  fué  una  rejion  prós- 
pera i  feliz.  Se  preguntará  sin  duda,  porqué  nos  hemos  detenido  tan- 
largo  tiempo  aquí,  i  en  que  un  departamento  estranjero  interesa  a 
la  Suiza.  No  hemos  creido  terminar  mejor  nuestra  descripción  de 
los  torrentes  sino  mostrando  como  una  rejion  se  arruina  poco  a  po- 
co cuando  su  población  no  hace  nada  por  conservarla,  cuando  ella 
se  limita  a  consumir  los  productos  del  suelo,  i  cuando  no  busca  por 
ningún  medio  natural  o  artificial  el  reparar  sus  péixlidas  o  siquiera 
conservar  su  poder  pi-oductor.» 


500         boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

I  en  otra  parte  el  mismo  informe  dice,  dirijiendose  a  la  Suiza: 
«Considérese  ese  estado  de  cosas,  ahora  que  aun  es  tiempo,  ahora 
que  nadie  replicará,  a  fin  de  que  nunca  lleguemos  a  él.  Si  se  sigae 
descuidando  la  rejion,  su  población  marchará  a  la  ruina,  hasta  di- 
ferenciarse mui  poco  a  ser  idéntica  a  la  que  acabamos  de  describir». 

La  opinión  de  este  informe,  que  fué  publicado  en  dos  idiomas, 
francés  i  alemán,  i  dado  a  conocer  en  toda  Europa,  picó  el  amor 
propio  de  los  franceses,  a  quienes  vino  a  confirmar  el  grito  de  alar- 
ma lanzado  por  Surell  en  1841,  a  propósito  del  estado  de  las  monta- 
ñas de  esa  época. 

Esa  voz  atrajo  la  atención  pública  i  de  los  hombres  de  gobierno, 
los  cuales,  convencidos  por  los  razonamientos  lójicos  i  las  praebas 
irrefutables  que  él  presentaba  en  su  obra,  logró  formar  una  corrien- 
te de  opinión  en  favor  de  la  montaña  para  librarla  de  la  ruina  que 
la  amenazaba. 

La  obra  de  Surell  vino  a  poner  fin  al  desarrollo  de  la  era  torren- 
cial, favorecida  por  la  ignorancia  del  hombre,  i  desde  esa  fecha, 
1841,  se  inició  para  la  f  rancia  la  nueva  era  que  llamaremos  era  fo- 
restal. 

Apoyado  por  la  opinión  pública  y  por  el  Gobierno,  el  cuerpo  fo- 
restal obtuvo  que  se  nombrara  una  comisión  para  estudiar  las  cau- 
sas que  [)roducian  la  ruina  de  las  montañas. 

Como  todo  servicio,  tuvo  este  que  vencer  numerosas  dificultades 
en  sus  principios,  i  aunque  ya  existia  la  Sociedad  de  Bosques,  de- 
pendiente del  departamento  de  Agricultura,  la  comisión  nombrada, 
limitada  a  sus  propios  elementos,  solo  después  de  mucho  tiempo 
pudo  reunir  los  datos  necesarios  i  presentar  su  informe  oficial. 

En  poder  éste  del  Gobierno,  se  encomendó  al  jefe  del  Servicio 
de  Aguas  i  Bosques  la  elaboración  del  respectivo  proyecto  de  lei,  el 
cual  fué  presentado  en  1847  alas  Cámaras,  donde,  después  de  un 
•prolongado  estudio,  fué  rechazado.  A  consecuencia  de  este  resulta- 
do, hasta  el  año  1860  los  asuntos  forestales  siguieron  'ejislados  por 
la  lei  de  1807,  denominada  corrientemente  Código  de  Obras  Pá- 
blicas. 

Ni  la  acción  particular,  ni  la  opinión  pública  fueron  suficiente- 
mente poderosas  para  mover  favorablemente  el  espíritu  de  los  lejis- 
ladores.  Fué  necesario  que  se  reprodujeran,  en  1859,  desastres  to- 
rrenciales que  redujeron  a  la  nada  villorrios,  aldeas  i  ciudades  i  que 


boletín  pe  bosques,  pesca  i  caza  501 


causaron  la  muerte  de  centenares  de  personas,    para  que  naciera  la 
lei  de  J8  de  julio  de  1860. 

Después  de  imponerse  personalmente  de  esas  calamidades,  el  em- 
perador Napoleón  ordenó  al  Ministro  de  Hacienda,  del  cual  depen- 
día entonces  el  departamento  de  Agricultura,  dispusiera  nuevos  es- 
tudios para  completar  los  anteriormente  hechos,  lo  que  trajo  como 
resultado  la  presentación  de  un  nuevo  proyecto  de  lei  el  2  de  mar- 
zo de  1860  i  su  despacho  el  18  de  julio  del  mismo  año. 

Esta  es  la  lei  llamada  Lei  de  repoblación  de  montañas ,  cuyo  tes- 
to copiamos  a  continuación,  tomándolo  de  la  obra  de  Surell. 

Artículo  1.  Subvenciones  pueden  ser  acordadas  a  las  comunas,  a 
los  establecimientos  públicos  i  a  los  particulares,  por  la  repoblación 
de  los  terrenos  situados  en  las  cumbres  o  en  las  faldas  de  las  mon- 
tañas. 

Artículo  2.  Esas  subvenciones  consistirán  ya  en  entrega  de  arbo- 
lillos  o  semillas,  ya  en  dinero,  i  se  acordarán  en  razón  de  las  uti- 
lidades de  los  trabajos  desde  el  punto  de  vista  del  interés  jeneral 
i  teniendo  en  consideración,  para  las  comunas  i  establecimientos 
públicos,  sus  recursos,  sus  sacrificios  i  sus  necesidades;  i  también 
las  sumas  acordadas  por  los  consejos  jenerales  para  la    repoblación. 

Artículo  3.  Las  primas  en  dinero  acordadas  a  particulares  no  po- 
drán ser  entregadas  sino  después  de  la  ejecución  de  los  trabajos. 

Artículo  4.  En  los  casos  de  exijir  el  interés  público  que  los  tra- 
bajos de  la  repoblación  sean  declarados  obligatorios,  a  consecuen- 
cia del  estado  del  suelo  i  de  los  peligros  que  resulten  para  los  te- 
rrenos inferiores,  se  procederá  en  la  forma  siguiente; 

Artículo  5.  Un  decreto  imperial,  acordado  en  Consejo  de  Estado, 
declarará  la  utilidad  pública  de  los  trabajos,  ñjará  el  perímetro  de 
los  terrenos  en  los  cuales  sea  necesario  ejecutar  la  repoblación  i  el 
tiempo  de  ejecución.  Ese  decreto  irá  precedido:  1.°  de  una  informa- 
ción hecha  en  cada  comuna  interesada;  2.°  de  la  opinión  de  los  con- 
sejos municipales  de  esas  comunas;  '6.'^  del  informe  de  una  comi- 
sión especial  compuesta  del  prefecto  del  departamento  o  de  su  de- 
legado, de  un  miembro  del  Consejo  jeneral,  de  un  miembro  del 
Consejo  de  circunscripción,  de  uninjeniero  de  puentes  i  calzadas  o 
de  minas,  do  un  ájente  forestal  i  de  dos  propietarios  de  las  comu- 
nas interesadas;  4.<*  del  informe  del  Consejo   de  circunscripción    i 

del  informe  del  Consejo  jeneral. 

El  acta  de  reconocimiento  de  los  terrenos,  el  plano  de  los   mis- 


502  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  OAZA 

mos  i  el  ante  proj^ecto  de  los  trabajos,  preparados  por  la  adminis- 
tración forestal  con  el  concurso  de  un  injeniero  de  puentes  i  cal- 
zadas o  de  minas,  quedarán  depositados  en  la  Alcaldia  durante  la 
información  sub  siguiente,  cuyo  término  se  fija  en  un  mes,  periodo 
de  tiempo  que  se  contará  a  partir  de  la  publicación  del  decreto 
prefectoral  que  prescriba  la  apertura  del  informe  i  la  convocación 
del  Consejo  Municipal. 

Artículo  6.  El  decreto  imperial  será  publicado  i  fijado  en  car- 
teles en  las  comunas  interesadas.  El  prefecto  hará  a  demás  notificar 
a  las  comunas,  a  los  establecimientos  públicos  i  a  los  particulares 
un  estracto  del  decreto  imperial  conteniendo  las  indicaciones  rela- 
tivas a  los  terrenos  que  le  pertenecen. 

El  acta  de  notificación  dará  a  conocer  el  tiempo  dentro  del  cual 
deberán  ser  ejecutados  los  trabajo  i,  si  hubiese  lugar,  los  ofreci- 
mientos de  subvenciones  de  la  Administración  o  de  los  anticipos 
que  esté  dispuesta  a  otorgar. 

Artículo  7.  Si  en  el  perímetro  determinado  por  el  decreto  impe- 
rial para  ejecutar  los  trabajos  hai  terrenos  de  particulares,  estos  de- 
berán de  declarar  si  piensan  replantarlos,  i  en  este  caso  estai'án 
obligados  a  terminar  los  trabajos  en  el  tiempo  fiiado  por  el  de- 
creto. 

En  caso  de  negativa  o  de  no  ejecución  de  un  compromiso,  se 
podrá  proceder  a  la  espropiacion  por  razón  de  utilidad  pública, 
cumpliendo  las  formalidades  prescritas  en  los  títulos  2  i  siguientes 
de  la  leí  de  3  de  mayo  de  1841. 

El  propietario  espropiado  en  cumplimiento  del  presente  artículo 
tiene  derecho  a  la  devolución  de  su  propiedad  después  de  la  replan- 
tacion,  restituyendo  la  indemnización  recibida  i  el  valor  de  los 
trabajos  efectuados  mas  los  intereses.  Podrá  eximirse  de  lo  segun- 
do cediendo  en  compensación  la  mitad  de  la  propiedad. 

El  propietario  que  quiera  obtener  devolución  de  terrenos  deberá 
declararlo  a  la  sub  prefectura  en  los  cinco  años  siguientes  a  la  no- 
tificación que  se  le  hubiere  hecho  de  la  determinación  de  los  tra- 
bajos de  replantacion,  so  pena  de  perdida  de  sus  derechos. 

Artículo  8.  Si  las  comunas  o  establecimientos  públicos  no  qui- 
sieran replantar  los  terrenos  de  su  propiedad  o  si  estuvieran  en 
la  imposibilidad  de  hacerlo  en  todo  o  en  parte,  el  Estado  podrá 
adquirir,  con  la  voluntad  de  aquellos,  la  parte  de  los  terrenos 
(jue  no  quieran  o  no   puedan    replantar  para  hacerlo  el  mismo,    o 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza     503 


solo  esto  último  sin  la  transferencia  del  terreno.  En  este  último 
caso  tendrá  la  administración  i  el  goce  de  los  terrenos  repoblados 
hasta  ser  reembolsado  de  sus  anticipos  con  los  intereses.  Sin  em- 
bargo lo  comuna  gozará  del  derecho  de  pastoreo  en  los  terrenos 
repoblados. 

Artículo  9.  Las  comunas  i  establecimientos  públicos  podrán  en 
cualquier  tiempo  exonerarse  de  toda  reclamación  del  Estado  ce- 
diendo a  este  la  mitad  de  los  terrenos  repoblados.  La  cesión  de- 
berá ser  hecha,  so  pena  de  pérdida  de  todo  derecho,  en  el  plazo 
de  10  años  a  partir  de  la  notificación  del  fin  de  los  trabajos. 

Artículo  10.  Las  siembras  o  plantaciones  no  podrán  hacerse 
anualmente  en  cada  comuna  en  mas  de  la  vijésima  parte  de  los  te- 
rrenos destinado  a  ese  objeto,  a  menos  que  un  acuerdo  del  consejo 
municipal  autorice  hacerlo  en  mayor  ostensión. 

Articulo  11.  Los  guarda  bosques  del  Estado  podrán  ser  autoriza- 
dos para  vijilar  las  siembras  i  plantaciones  en  los  perímetros  fijados 
por  decretos  imperiales.  Los  delitos  constatados  por  esos  guardas 
en  las  replantaciones  serán  perseguidos  como  los  delitos  cometidos 
en  los  bosques  sometidos  al  réjimen  forestal,  i  su  sanción  se  persi- 
guirá  en  conformidad  a  los  artíqulos  211  i  212  i  a  los  1  i  2  del  ar- 
tículo 210  del  Código  forestal. 

Artículo  12.  El  primer  párrafo  del  artículo  224  del  Código  fores- 
tal no  es  aplicable  a  las  replantaciones  hechas  con  subvenciones  o 
primas  acordadas  por  el  Estado  en  ejecución  de  la  presente  lei. 

Los  propietarios  de  terrenos  re|)lantados  con  primas  o  subvención 
del  Estado  no  podrán  hacer  pastar  allí  sus  animales  sin  autorización 
especial  del  admininistrador  de  bosques  hasta  que  los  árboles  ha- 
yan sido  reconocidos  ínacatables  por  dicha  administración. 

Artículo  13.  Un  reglamento  de  administración  pública  determi- 
nará: 

1.  Las  medidas  para  la  fijación  del  perímetro  indicado  en  el  ar- 
tículo 5  de  la  presente  lei. 

2  Las  reglas  para  la  ejecución  i  la  conservación  de  los  trabajos 
de  repoblación. 

3.  El  modo  de  entregar  los  anticipos  del  Estado  i  de  asegurar  su 
reembolso  con  intereses  i  de  recibir  los  terrenos  que  el  artículo  9 
autoriza  a  las  comunas  a  ceder  al  Estado. 

Artículo  14.  Una  suma  de  diez  millones  de  francos  será  destina- 


504  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  C!AZA 

da  al  pago  de  los  gastos  autorizados  por  la  presente  lei,  hasta  la 
cantidad  de  un  millón  por  año. 

El  ministro  de  hacienda  queda  autorizado  para  vender,  con  facul- 
tad de  esplotarlos  si  hubiera  lugar,  bosques  del  Estado  hasta  por  va- 
lor de  cinco  millones  de  francos. 

Esos  bosques  so-i  los  indicados  en  el  cuadro  anexo  a  la  presente 
lei,  i  su  venta  se  hará  sucesivamente  en  un  plazo  que  no  podrá  es- 
ceder de  diez  años  a  partir  del  I.'*  de  enero  de  1861. 

El  Ministro  queda  igualmente  autorizado  para  vender  a  las  comu- 
nas, sobre  tasación  de  ambas  partes  i  en  las  condicicnes  que  deter- 
mina un  reglamento  de  administración  pública,  los  bosques  mencio- 
nados. 

Se  completará  una  saina  de  cinco  millones  de  francos  para  satis- 
facer los  gastos  que  orijine  la  presente  leí  por  medio  de  cuotas  es- 
traordinarias,  i  en  caso  necesario,  acudiendo  a  los  recursos  ordina- 
rios del  presupuesto. 

Analizando  esta  lei  se  ve  que  comprende  dos  puntos  principales. 
Uno  corresponde  a  los  trabajos  facultativos  que  pueden  ser  hechos 
por  el  "dueño  de  los  terrenos  que  haya  designado  la  Sección  de 
Aguas  i  Bosques  como  perímetros  que  deben  beneficiarse  con  las 
plantaciones,  correcciones  i  defensas.  El  otro  corresponde  a  los  tra- 
bajos obligatorios,  los  cuales  deberán  ejecutarse  en  las  rejiones 
montañosas  mas  urjentemente  necesitadas  i  que  podrán  exijir  una 
atención  incesante. 

Esta  lei,  la  primera  relacionada  directamente  con  los  bosques,  en 
su  espíritu  de  estimular  a  los  propietarios  ofrece  en  su  artículo  1 
subvenciones  a  los  que  hagan  trabajos  de  repoblación  en  las  cumbres 
i  faldas  de  las  montañas,  subvenciones  que  podrán  consistir,  según 
el  artículo  2  en  semillas,  plantas  o  dinero.  Estas  -facilidades,  como 
se  comprende,  tuvieron  por  objeto  el  fomento  de  las  repoblaciones  i 
eran  concedidas  cuando  los  trabajos  eran  considerados  de  interés  je- 
neral. 

Desgraciadamente  siendo  el  propietario  de  tierras  el  mismo  en 
todas  partes  por  su  manera  de  pensar,  al  ver  el  ínteres  que  manifes- 
taba el  Gobierno  por  el  mejoramiento  del  suelo,  creyó  que  esta  in- 
tervención se  traduciría  mas  tarde  en  una  alza  de  las  contribuciones 
a  los  propietarios  de  terrenos  mejorados. 

La  lei,  previendo  este  obstáculo,  autorizaba  la  espropiacion,  la 
que  debia  efectuarse  en  vista  de  un  informe  de  hi  comisión  de  fo- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  505 


réstales,  declarando  la  necesidad  de  los  trabajos  de  protección  (mise 
en  défense),  el  trazado  del  perímetro  i  la  forma  de  los  trabajos,  ya 
fueran  facultativos  ú  obligatorios.  Esa  comisión  era  nombrada  por 
la  Sección  de  Aguas  i  Bosques. 

Una  vez  fijado  el  perímetro,  el  propietario  puede  ejecutar  los  tra- 
bajos obligatorios,  si  le  place;  en  caso  contrario  el  Estado  los  toma 
de  su  cuenta  concediendo  a  los  propietarios  la  facultad  de  recupe- 
rar sus  terrenos  en  un  plazo  de  cinco  años  contados  a  partir  del 
dia  en  que  se  notifica  la  terminación  de  los  trabajos,  debiendo 
reembolsar  al  fisco  el  valor  de  la  espropiacion  o  el  capital  inver- 
tido con  sus  intereses.  Esta  recuperación  puede  también  efectuarse 
cediendo  de  una  manera  definitiva  al  Estado  la  mitad  de  la  osten- 
sión repoblada,  pasando  el  propietario  a  tomar  posesión  definitiva 
del  resto  sin  ningún  reembolso. 

Teniendo  en  consideración  la  división  política  de  Francia, 
se  puede  decir  de  una  manera  jeneral  que  la  montaña  pertenece  a 
las  comunas.  En  este  caso,  siendo  la  comuna  propietaria  de  las 
tierras  que  deben  beneficiarse  con  la  protección  o  mise  en  défense, 
si  ella  se  negara  a  efectuar  los  trabajos,  el  Estado  los  hace  por  su 
cuenta  i  goza  de  los  beneficios  que  produce  el  suelo  repoblado,  que 
él  administra  hasta  completa  recuperación  de  su  capital  mas  los  in- 
tereses, cesando  desde  ese  momento  su  administración  i  dejando 
sometido  el  terreno  mejorado  a  la  dirección  de  su  lejítimo  propieta- 
rio, la  comuna. 

El  objeto  de  esta  lei,  ampliamente  completada  por  reglamentacio- 
nes i  decretos  posteriores,  fué  solo  asegurar  el  éxito  de  la  causa 
que  le  dio  orijen  i  el  buen  resultado  dé  los  trabajos  que  fuera  nece- 
sario efectuar,  sin  hacer  diferencia  entre  los  denominados  faculta- 
tivos i  obligatorios,  es  decir  entre  aquellos  concernientes  a  los  par- 
ticulares o  al  Estado.  Todo  suelo  repoblado  quedaba  de  hecho 
sometido  al  rejimen  forestal  i  toda  contravención  castigada  según  el 
artículo  199  del  Código  forestal. 

Si  por  un  lado  esta  lei  fomentaba  la  repoblación  de  las  montañas, 
en  cambio  en  su  artículo  14,  párrafo  segundo,  autorizaba  al  Ministro 
dé  Hacienda  para  vender,  con  derecho  de  esplotacion,  los  bosques 
comunales  o  nacionales,  hasta  por  una  suma  de  cinco  millones  de 
francos,  la  que  sería  empleada  en  los  gastos  que  impusiera  el  cum- 
plimiento de  la  lei. 

Esta  mala  interpretación  i  luego  la  constitución  forzada  de  los 
boletín  de  b.  b 


V 


506         boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

perímetros  que  debían  sobrellevar  los  trabajos  de  protección  produ- 
jeron una  protesta  jeneral  entre  los  interesados,  que  creyeron  ver 
atacados  sus  derechos  de  propietarios  cuando  se  les  prohibía  el 
pastoreo  i  viendo  en  este  acto  solamente  la  ruina  de  la  industria 
pastoril. 

Ese  clamoreo,  que  se  produjo  en  cada  centro  en  que  se  aplicaba 
la  lei,  no  pudo  ser  desoído  por  los  lejisladores  i  el  Gobierno  se  vio 
en  la  imperiosa  necesidad  de  nombrar  una  nueva  comisión,  la  que 
presentó  otro  proyecto  de  lei  que  fué  votado  el  8  de  junio  de 
1864.  Conocida  jeneralmente  con  el  nombre  de  Lei  de  empastamientn 
de  las  montañas,  contenía  aun  algunos  defectos,  pero  tuvo  el  buen 
resultado  de  calmar  las  protestas  que  levantó  la  anterior. 

Esta  nueva  lei,  siendo  el  complemento  de  la  que  hemos  estudiado 
anteriormente,  creemos  que  también  será  de  utilidad  darla  a  cono- 
cer tomándola  del  libro  titulado  Código  de  la  lejislacion  forestal,  por 
Ch.  Guyot,  1904.  Dicha  lei,  abrogada  por  la  del  4  de  abril  de  1882, 
que  estudiaremos  en  un  próximo  artículo,  es  como  sigue: 

Artículo  1.  Los  terrenos  de  montaña  donde  la  congolidacion,  según 
los  términos  de  la  lei  de  28  de  julio  de  1860,  sea  reconocida  nece- 
saria, a  consecuencia  del  estado  del  suelo  i  de  los  peligros  que  de 
allí  resulten  para  los  terrenos  inferiores,  podrán  ser,  según  lo  exija 
el  interés  público,  empastados  en  toda  su  estension,  empastados  en 
parte  i  replantados  eu  otra  o  replantados  en  totalidad. 

Artículo  2.  Son  aplicables  a  los  trabajos  de  empastamiento  aque- 
llos que  no  contraríen  a  la  presente  lei  i  a  los  artículos  1  a  8  i  11  de 
la  lei  de  28  de  julio  de  1860  sobre  la  repoblación  de  montañas.  Sin 
embargo,  en  los  terrenos  comprendidos  en  los  perímetros  de  repo- 
blación obligatoria,  anteriormente  a  la  promulgación  de  la  presente 
lei,  la  administración  de  bosques  está  autorizada,  según  acuerdo  de 
los  consejos  municipales  de  las  comunas  interesadas,  a  sustituir  los 
trabajos  de  empastamiento  por  los  de  replantacion  en  la  medida  que 
ella  juzgue  conveniente. 

Las  comunas,  los  establecimientos  públicos  i  los  particulares  po- 
drán proponer  esta  sustitución.  En  caso  de  rechazo  por  la  adminis- 
tración forestal,  será  el  prefecto  quien  decida  en  consejo  de  prefec- 
tura, después  de  cumplidas  las  formalidades  ordenadas  por  los  nú- 
meros 3  i  4  del  inciso  2  del  artículo  5  de  la  lei  de  28  de  julio 
de  1860. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  507 


La  decisión  del  prefecto  será  trasmitida  al  Ministro  de  Hacienda, 
quien  decidirá,  después  de  conocer  la  opinión  de  la  sección  de  fi- 
nanzas del  Consejo  de  Estado. 

Artículo  3.  Las  comunas  i  ios  establecimientos  públicos  podrán, 
en  cualquier  caso,  eximirse  de  toda  reclamación  del  Estado  cediendo 
a  éste  el  aprovechamiento  de  la  mitad  o  mas  del  terreno  empastado, 
durante  el  tiempo  necesario  para  pagarle  el  capital  con  sus  intereses 
de  los  anticipos  que  él  haya  hecho  por  trabajos  útiles,  o,  a  su  elec- 
ción, por  el  abandono  de  la  propiedad  de  una  parte  de  esos  terrenos, 
la  cual  no  deberá  esceder  en  ningún  caso  de  la  cuarta  parte. 

Artículo  4.  Los  trabajos  de  protección  i  plantación  no  podrán  te- 
ner lugar  al  mismo  tiempo  en  toda  la  ostensión  del  terreno  designa- 
do en  cada  comuna  sino  en  un  tercio  a  lo  mas  de  la  superficie  por 
empastar,  a  no  ser  que  un  acuerdo  del  consejo  municipal  los  autori- 
ce en  mayor  estension. 

Articulo  5.  Los  propietarios  espropiados  en  ejecución  de  la  pre- 
sente leí  tendrán  el  derecho  de  la  devolución  de  su  propiedad  des- 
pués de  efectuado  el  empastamiento,  con  la  obligación  de  restituir 
el  pago  de  la  espropiacion  i  el  valor  de  los  trabajos  mas  los  intere- 
ses respectivos,  i  podrán  eximirse  del  reembolso  del  valor  de  los 
trabajos  cediendo  una  cuarta  parte  de  su  propiedad. 

Artículo  6.  Un  reglamento  de  administración  pública  determi- 
nará: 

1.  Las  medidas  necesarias  para  la  designación  de  los  terrenos  in- 
dicadas en  el  artículo  1  de  la  presente  lei. 

2.  Las  reglas  para  la  ejecución  i  la  conservación  de  los  terrenos 
de  empastamiento. 

3.  E-l  modo  de  contratación  do  los  avances  hechos  por  el  Estado, 
las  medidas  propias  para  asegurar  el  reembolso  del  capital  i  sus  in- 
tereses i  las  reglas  para  la  cesión  o  abandono  de  goce  o  de  propie- 
dad de  terrenos  que  podrían  ser  hechos  por  el  Estado. 

4.  El  modo  de  fijación  de  las  indemnizaciones  que,  según  las  cir- 
cunstancias podrán  ser  acordadas  a  las  comunas  en  caso  de  privación 
temporal  de  pastoreo  en  los  terrenos  comunales  que  sean  objeto  de 
trabajos  de  replantacion  o  de  empastamiento. 

Artículo  7.  Una  suma  de  cinco  millones  se  destinará  al  pago  de 
los  gastos  autorizados  por  la  presente  lei,  con  inversión  de  500 
mil  francos  anuales.  Esta  suma  se  obtendrá  por  medio  de  cortas  es- 


508  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

traordinarias  en  los  bosques  del  Estado,  i  en  caso  necesario  de  los 
recursos  ordinarios  del  presupuesto. 

Esta  lei,  como  la  anterior,  permite  la  formación  de  perímetros  de 
empastamiento  en  aquellos  terrenos  de  montañas  donde  esta  sola 
operación  sea  suficiente  para  asegurar  la  estabilidad  del  suelo.  Sien- 
do pocas  las  diferencias  entre  la  lei  de  1960  i  la  de  1964,  se  puede 
decir  que  todas  las  disposiciones  de  la  primera  son  aplicables  a  la 
segunda,  salvo  solo  que  los  propietarios  puedan  recuperar  sus  terre- 
nos espropiados  cediendo  al  Estado  no  ya  la  mitad  sino  la  cuarta 
parte  de  la  estension  total,  a  fin  de  cubrir  los  gastos  hechos  en  la 
ejecución  de  los  trabajos. 

Como  los  bosques  i  empastados  creados  en  las  montañas  queda- 
ban espuestos  a  los  abusos  de  los  montañeses,  que  podian  esplotarlos 
de  una  manera  escesiva,  la  administración  dictó  varios  decretos  i 
ordenanzas  para  reglamentar  la  esplotacion,  de  manera  que  ésta  se 
hiciera  racional  i  previsoramente.  Con  estas  nuevas  disposiciones 
se  aseguró  el  éxito  de  la  lei  i  se  sometió  de  hecho  a  esos  terrenos 
al  réjimen  pastoral  i  forestal. 

Conocido  el  primer  paso  que  dieron  los  forestales  de  Francia  en 
1860  i  1^64,  cabe  preguntar:  asi  como  nosotros,  para  nuestro  Có- 
digo civil,  hemos  tomado  como  fundamento  o  base  el  código  de 
Napoleón  ¿no  podríamos  también  tomar  como  base,  adaptando  en 
lo  que  fuera  posible  sus  disposiciones  a  nuestro  réjimen  político,  el 
Código  forestal  francés,  para  uniformar  i  vigorizar  la  acción  que 
nos  urje  emprender  para  salvar  de  la  ruina  al  bosque  i  a  la  mon- 
taña i  por  consiguiente  a  la  agricultura  i  a  varias  industrias,  hacien- 
do la  vida  mas  llevadera  desde  el  punto  de  vista  económico? 

Esta  fué  la  idea  que  me  induio  a  dar  a  conocer  en  nuestro  pais  las 
dos  leyes  trascritas  en  las  pajinas  anteriores,  las  primeras,  las  avan- 
zadas en  el  resuriimiento  de  la  era  forestal,  que  hoi  dia  enorgullece 
a  las  Francia  i  mui  especialmente  a  sus  forestales.  Esas  disposi- 
ciones sirven  ahora  de  guias  para  las  demás  naciones  cuando  se 
vean  en  la  necesidad  de  emprander  la  dura  i  costosa  labor  de  rear- 
bolar  i  reempastar  sus  montañas  desnudadas  por  la  imprevisión  e 
indiferencia  de  la  jeneracion  anterior. 

Grenoble  (TFrancia),  1914. 

OscAR  Bravo  E., 

Injeniero  agrónomo. 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  509 


NUESTROS  BOSQUES  DE  ARAUCARIAS 


VALOR  DE  LA  MADERA  I  DIFICULTADES 
DE  ESTRACCION 


(Memoria  pasada  por  el  Conservador  de  Bosques  al  Jefe  de  la  Sección  respectiva) 


I 

Señor  Jefe:  En  cumplimiento  de  la  orden  recibida  de  Ud.  de  ha- 
cer un  reconocimiento  i  valorización  rápida  de  los  bosques  de  arau- 
carias o  piñón  chileno  existentes  en  las  provincias  de  Bio-Bio  i  Ma- 
lleco,  en  la  zona  comprendida  entre  los  rios  Laja  por  el  norte  i 
Cautín  por  el  sur,  desde  su  aparición  espontánea  en  los  primeros 
contrafuertes  de  la  cordillera  de  los  Andes  por  el  Oeste  i  la  linea 
divisoria  con  la  República  Arj entina  por  el  Este,  me  trasladé  el  19 
del  mes  de  Diciembre  pasado  a  esa  rejion.  para  dar  debido  cumpli- 
íniento  a  ese  cometido. 

A  fin  de  hacer  mas  provechoso  el  viaie  i  guiado  por  el  conoci- 
miento que  temamos  de  la  zona  en  que  crecen  los  árboles  de  nues- 
tra referencia,  dimos  principio  a  este  estudio  comenzando  por  los 
Bosques  Nacionales  de  Malleco,  en  donde  hicimos  un  prolijo  reco- 
nocimiento de  toda  su  área  de  vejetacion  natural,  anotando  las  alti- 
tudes en  que  principia  su  distribución,  las  dimensiones  a  que  alcan- 
cía el  fuste  maderable  i  su  desarrollo  total,  sus  diferentes  diámetros, 
edad,  terrenos  en  que  vive,  sus  productos  naturales,  su  esplotacion 
maderable,  etc. 

Antes  de  entrar  a  esplayar  estas  materias,  creemos  oportuno  ha- 
cer una  reseña  botánica  de  la  planta  que  nos  ocupa  ja  que  sobre 
ella  tanto  se  ha  escrito  i  debatido  últimamente. 

LA    ARAUCARIA    CHILENA (ARAUCARIA  IMBRICATA) 

Sinónimos:  pino  chileno,  piñón  i  pehuen. — Familia  de  las  coniferas. 

Descripción. — Árbol  siempre  verde,  de  aspecto  robusto,  de  forma 
piramidal  cuando  se  encuentra  aislado  i  la  de  un  paraguas  abierto 
cuando  se  halla  asociado   a   otras  especies  o  se  presenta  en  masas 


510         boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

algo  espesas,  Posee  raices  fuertes  i  de  un  desarrollo  desmesurado, 
que  pasan  muchas  veces  de  20  i  mas  metros  de  largo;  dichas  raices 
afloran  la  superficie  del  suelo  cuando  encuentran  sub-suelo  pedre- 
goso i  de  difícil  penetración. 

Tronco  fuerte  i  casi  cilindrico  en  toda  su  lonjitud,  con  escasa  di- 
ferencia entre  el  diámetro  de  la  base  tomado  a  1,30  metro  sobre  el 
suelo  i  el  de  la  parte  superior  donde  comienza  el  ramaje.  Su  creci- 
miento es  completamente  perpendicular,  encontrándose  solo  por 
anomalía  algún  ejemplar  cuyo  fuste  se  desvie  de  la  vertical. 

Cubre  el  tronco  una  corteza  gris  oscura,  coriácea,  agrietada  for- 
mando figuras  jeométricas  mui  variadas,  ya.  mosaico,  ya  políganos 
irregulares  que  le  dan  un  aspecto  mui  hermoso.  Esta  corteza,  a  cau- 
sa de  las  heridas  producidas  esteriormente  i  de  las  picaduras  de 
los  insectos,  derrama  una  resina  de  la  cual  hablaremos  mas  adelante. 

Las  ramas  se  presentan  formando  verticilos  uniformes  produci- 
dos regularmente  cada  cierto  número  de  años. 

Las  hojas  son  sésiles,  imbricadas,  coriáceas,  óvalo-lanceoladas, 
gruesas,  fuertes  i  terminadas  en  una  punta  mui  punzante.  Su  color 
es  verde  intenso  i  están  colocadas  de  manera  que  envuelven  com- 
pletamente las  ramas  i  también  el  tronco. 

Las  flores  son  dioicas,  encontrándose  cada  sexo  en  árboles  sepa- 
rados; las  masculinas  se  presentan  en  forma  de  amentos  con  estam- 
bres escamiformes;  son  terminales,  derechas  i  mas  j)equeñas  que  las 
femeninas,  que  son  carpelos  abiertos  en  forma  de  escamas  agrupa- 
das en  conos;  estos  son  redondeados,  ovalados  i  de  un  tamaño  con- 
siderable, diez  a  quince  centímetros  de  grueso  en  su  parte  mas  an- 
cha por  quince  a  veinte  de  largo. 

Las  escamas  que  forman  los  conos  son  fuertes,  coriáceas,  leñosas 
i  en  forma  de  cuñas.  Las  semillas  son  alargadas,  cuneiformes  i  cu- 
biertas de  un  tegumento  coriáceo,  de  color  pardo  claro  i  llevan  un 
par  de  alas.  Estas  semillas  son  comestibles,  mui  nutritivas  i  consti- 
tuyen un  alimento  mui  apreciado  por  los  montañeses. 

CONSIDERACIONES  FORESTALES 

Área  natural. — La  araucaria  de  Chile  ocupa  como  patria  natural 
la  zona  comprendida  entre  el  volcan  Antuco  por  el  norte  i  el  de  Vi- 
llarrica  por  el  sur  en  la  cordillera  andina,  i  ademas  una  pequeña  es- 
tension  en  la  cordillera  del  Nahuelbuta.  Su  zona   de  esparcimiento 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


511 


natural  está  comprendida  entre  800  i  1  800  metros  sobre  el  nivel 
del  mar.  En  estas  altitude  ocupa  los  cordones  de  la  cordillera,  las 
planicies,  las  ondulaciones  del  terreno  i  las  quebradas,  donde  forma 
bosques  de  cierta  importancia  o  se  presenta  en  ejemplares  aisla- 
dos o  agrupados  en  pequeños  bosqucillos. 

La  araucaria  chilena  es  la  escencia  natural  maderable  que  remon- 
ta a  mayor  altitud;  en  cier- 
tas  partes  la  hemos  en- 
contrado asociada  con  ro- 
bles, raulíes  i  coihues, 
pero  mas  allá  de  1  500 
metros  solo  la  acompañan 
los  ñires  i  las  lenas,  que 
son  los  árboles  andinos 
que  remontan  mas  en  las 
i-ejiones  donde  no  hai 
araucarias,  pero  que  lle- 
gan a  estas  altitudes  co- 
mo árboles  enanos  i  de 
una  importancia  forestal 
secundaria.  Por  este  mo- 
tivo, la  araucaria  vive  en 
las  grandes  alturas  for- 
mando bosques  entera- 
mente puros. 

Suelo  i  clima. — La  arau- 
caria crece  en  terrenos 
permeables    i  de    fuertes 

pendientes,  prefiriendo  los  arenosos,  arcillo-arenosos,  las  montañas 
llenas  de  piedras  eruptivas,  las  laderas  formadas  por  piedras  graní- 
ticas sueltas,  i  es  corriente  encontrarla  en  suelos  rocosos  en  que  las 
piedras  cubren  la  superficie  i  en  donde  la  tierra  es  mui  escasa. 

En  las  condiciones  apuntadas  el  sistema  radicular  toma  un  de- 
senvolvimiento exajerado,  viéndose  a  menudo  que  las  raices  '  salen 
a  la  superficie  de'  suelo  para  salvar  las  rocas  que  interrumpen  su 
crecimiento  i  luego  volver  a  tomar  tierra  e  interponerse  en  ella. 

A  pesar  de  vejetar  en  alturas  tan  considerables,  es  uno  de  los  ár- 
boles indíjenas  cuyo   eje  central  toma  mayores  dimensiones  i  sobre 


Campo  de  arttucarias 


512 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


todo  cuyo  tronco  es  casi  siempre  recto  i  único,  pues  solo  se  ramifi- 
ca por  escepcion. 

La  araucaria  chilena  es  planta,  de  clima  frío,  elevado,  húmedo, 
donde  la  nieve  sube  durante  el  invierno  a  varios  metros  de  espesor 
i  donde  el  suelo  permanece  cubierto  por  ella  de  tres  a  seis  meses 
del  año.  En  estas  condiciones  las  temperaturas  invernales  pasan  de 
6  i  mas  grados  bajo  cero.  Ademas  las  rejiones  altas  están  constan- 
temente azotadas  por  huracanes  i  vientos  fuertes  i  frios  que  preci- 
samente tienen  que  influir  en  el  débil  crecimiento  de  la  vejetacion. 
Dimensiones. — Tjas  que  alcanza  este  árbol  son  mui  variables  se- 
gún la  situación  en  que 
vejeta  i  la  cahdad  del  sue- 
lo. A  las  alturas  en  que 
termina  su  zona  de  veje- 
tacion natural,  los  creci- 
mientos son  reducidos,  no 
pasando  de  5  a  10  me- 
tros, pero  en  la  zona  me- 
dia, sobre  todo  cuando 
ocupa  hondonadas  de  las 
sierras,  de  terrenos  pro- 
fundos i  permeables,  i  lo 
mismo  cuando  se  halla 
en  montañas  de  forma- 
ción areniscosa,  qué  son 
mui  comunes  en  esas  reji- 
ones, su  fuste  alcanza  a 
dimensiones  importan- 
tes. En  esas  condiciones, 
su  altura  media  llega  a 
20  o  25  metros,  i  aun  he- 
mos medido  con  nuestro 
hij)sómetro  ejemplares  de  crecimientos  escepcionales  cuyas  alturas 
eran  de  45  metros. 

IjOs  diámetros  son  aun  mas  variables;  se  encuentran  muchos  ár- 
boles que  teniendo  12  a  15  metros  de  alto,  solo  tienen  30  centíme- 
tros de  diámetro  i  otros  que,  con  el  mismo  alto,  miden  de  70  a  90 
centímetros.  Para  el  caso  especial  que  nos  ocupa,  podemos  decir 
sin    t-)mor  de  eiiuivocacuos    que  el  diámetro  medio  de  la    sección 


Araucarias  en  mezcla  de  otros  árboles 


boletín  de  bosques,  pesüa  i  caza. 


513 


maderable  sstá  comprendido  entre  40  i  80  centímetros  en  Jas  plan- 
tas que  se  hallan  en  estado  de  explotación.  Hai  sin  embargo,  ejem- 
plares mui    viejos  cuyo  diámetro  medio  alcanza  hasta  1,20  metro. 

Como  ya- hemos  dicho,  el  diámetro  del  fuste  de  la  sección  made- 
rable, a  la  inversa  de  lo  que  pasa  en  la  jenerahdad  de  los  árboles, 
es  casi  el  mismo  en  la  base  que  en  la  parte  superior,  sin  presentar 
esteriormente  huella  alguna  de  las  ramas  que  lo  cubrieron  en  la 
juventud. 

Edad  de  reproducción. — La  araucaria,  como  todas  las  plantas  que 
viven  en  climas  fríos,  de 
suelos  pobres  i  a  grandes 
alturas  sobre  el  nivel  del 
mar,  tiene  un  crecimiento 
lento  i  tarda  muchos  años 
en  llegar  a  su  completo 
estado  de  desarrollo.  Por 
esta  causa  no  nos  sorpren- 
de encontrar  ejemplares 
de  pequeña  talla  15  me- 
tros de  alto  i  30  centíme- 
tros dé  diámetro,  cuya 
edad  es  superior  a  150 
años  según  atestiguan  los 
anillos. 

Los  árboles  gruesos  de 
grandes  dimensiones 
cuentan  a  veces  con  eda- 
des superiores  a  300  años, 
lo  que  demuestra  palpa- 
blemente la  lentitud  del 
crecimiento  vejetativo. 

La  determinación  de  la  edad  i  diámetros  a  que  deben  someterse 
las  esplotaciones  es  materia  de  primordial  importancia  que  deberá 
estudiarse  prolijamente  a  fin  de  establecer  con  datos  precisos  el  nú- 
mero de  años  a  que  han  de  ser  sometidos  los  turnos  de  las  futuras 
esplotaciones  que  permitan  perpetuar  la  existencia  de  este  útil  i  her- 
moso árbol. 

La  araucaria  se  multiplica  únicamente  por  semillas;  éstas  jerminan 
mui  bien,  alcanzando  las  plantitas  de  10  a  15  centímetros  el  primer 


Araucarias  en  su  forma  típica 


514 


BOLETm  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


año,  15  a  20  el  segundo  i  asi  sucesivamente  hasta  el  séptimo  u  octa- 
vo año;  después  los  crecimientos  son  mayores,  pasando  a  veces  de 
40  centímetros  por  año,  pero  una  vez  que  se  corona  la  planta  el  cre- 
cimiento anual  es  insignificante. 

Las  semillas  conservadas  estractit'icadas  en  arena  u  otro  material 
análogo  mantienen  mas  de  un  año  su  facultad  jerminativa,  pero  si 
se  las  deja  en  contacto  del  aire  no  tarda  eu  secarse  el  embrión,  per- 
diendo su  jérmen  después  de  cuatro  o  seis  meses. 

Corteza,  resina,  frutos. — Como  lo  hemos  espresado   al   liacecr  la 


Araucarias  en  espesura  cerrada 

reseña  botánica,  cubre  el  tallo  una  corteza  gruesa,  fuerte,  de  color 
gris  oscuro  i  de  un  espesor  variable  entre  5  i  20  centímetros.  En  ella, 
se  distingue  fácilmente  dos  partes  bien  marcadas:  la  sección  esterior 
o  muerta,  que  es  mas  o  menos  la  mitad  en  las  plantas  viejas  i  una 
tercera  parte  en  las  jóvenes,  i  la  interior  o  viva,  que  está  fuerte- 
mente adherida  a  la  madera  i  que  presenta  la  particularidad  de  se- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  515 

cretar  una  sustancia  resinosa    cuando  se   produce  una  herida  en  el 
tronco  o  ramas  principales. 

Ese  producto  lo  secretan  una  cantidad  de  canales  capilares  que 
al  ser  rotos  por  un  corte  trasversal  dan  salida  a  un  líquido  blanca 
amarillento  que  se  coagula  a  medida  que  se  pone  en  contacto  del 
aire.  A  ese  producto  resinoso  le  atribuyen  los  campesinos  i  natura- 
les del  pais  grandes  propiedades  medicinales,  al  mismo  tiempo  que 
lo  usan  en  reducida  escala  para  la  fabricación  de  bujías  que  emplean 
en  el  alumbrado  doméstico. 

Los  vasos  portadores  de  la  resina  se  encuentran  principalmente 
en  la  zona  viva  de  la  cortesa,  pues  las  incisiones  practicadas  en  la 
madera  no  la  producen  sino  en  proporción  insignificantes.  Por  otra 
parte,  siendo  esos  canales  tan  finos  i  coagulándose  la  sustancia  que 
fluye  a  medida  que  se  pone  en  contacto  del  aire,  las  insiciones  de 
diferentes  formas  hechas  siguiendo  los  procedimientos  empleados 
en  la  resignación  de  pinos  en  Europa,  dieron  una  cantidad  de  re- 
sina mui  pequeña. 

Después  de  las  observaciones  que  hemos  llevado  a  cabo,  que  aun 
no  son  del  todo  concluyentes,  es  de  creer  que  la  resina  secreta  por 
las  araucarias  no  darán  márjen  a  una  esplotacion  industrial  debido 
a  su  escasa  reproducción;  pero  estimamos  interesante  continuar  el 
estudio  de  esta  materia,  para  cuj'o  objeto  recojimos  muestras  qae 
nos  proponemos  analizar  en  el  laboratorio  de  la  Sección  Bosques. 

Otro  producto  que  se  obtiene  de  las  araucanas,  a  la  fecha  el  mas 
importante  de  todos,  es  el  de  sus  frutos,  los  pillanes,  que  son  de 
un  sabor  semejante  al  de  la  castañas  ida  gran  valor  alimenticio,  a 
tal  punto  que  con  ellas  se  preparan  harinas  mui  recomendables  en 
la  alimentación  i  en  la  medicina  doméstica.  Dichos  frutos  tardan  2 
años  en  llegar  a  su  completa  formación  i  madurez. 

Los  conos  suelen  contener  200  o  mas  semillas,  i  su  cosecha  se 
hace  en  el  mes  de  Marzo.  Se  juntan  en  gran  númei-o  los  campesinos, 
se  dirijen  a  los  pinares,  en  donde  pasan  semanas  enteras  dedica- 
dos a  la  tarea  de  recolectar  semillas  que  caen  naturalmente  al  suelo. 
Mui  pocos  son  los  que  se  atreven  a  trepar  a  les  árboles  por  temor 
a  las  picaduras  que  les  ocasionan  las  ríjidas  i  punzantes  hojas  de 
que  está  guarecida  la  planta  entera. 

En  la  época  de  la  madurez  de  los  piñores  remontan  la  cordillera 
grandes  bandadas   de  choroyes  que  aculen  a  comer  est"  fruto;  di- 


516 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


chas  aves   pican  los  conos  i   basta  que  una   sola  semilla  haya  sido 
quitada,  para  que  se  desgrane  completamente  el  cono. 

Las  semillas  recolectadas,  a  mas  de  formar  una  de  las  provisio- 
nes de  invierno  mas  importante  de  la  rejion  montañosa,  son  lleva- 
das a  las  ciudades  i  vendidas  a  precios  mui  remunerativos.  El  saco 
de  piñones  vale  en  la  frontera  ocho  a  diez  pesos  i  en  Santiago  se 
cotiza  entre  diciocho  i  veinte. 

Madera. — Con  la  madera  producida  por  las  araucarias  sucede  al- 
go análogo  a  lo  que  pasa  con  todas  las  especies  maderables  chilenas, 

esto  es,  se  han  usado  en 
construcciones  e  indus- 
trias sin  tener  otros  ante, 
cedentes  que  las  operacio- 
nes practicas  deducidas 
de  su  empleo.  No  es  raro, 
pues,  que  se  diga  a  cada 
paso  i  se  citen  como  bue- 
nas algunas  que  adolecen 
de  graves  defectDS  para 
la  edificación,  debido  a 
que  no  cultivándose  los 
bosques  en  C-hile,  nos  ve- 
mos obligados  a  usar  los 
productos  de  las  selvas 
vi rj enes,  ciiyas  maderas 
de  diferentes  edades  tie- 
nen que  dar  forzosamente 
materiales  de  mui  diver- 
sas cualidades. 

La  madera  de  arauca- 
ria es   de  color   amarillo 
El  peso  medio  de  la  madera  secada  al  aire  es  de   5G6  kilos  por 
metro  cúbico,  siendo  el  del  pino  oregón  en  las  mismas  condiciones 
de  420  kilos,  lo  que  dá  una  diferencia  de  peso  a  favor  de   la  lijere- 
za  de  la  madera  de  pino  oregon  de  146  kilos  por  metro  cúbico. 

Hasta  la  fecha  no  se  hace  ningún  uso  industrial  de  esta  madera, 
ni  se  cotiza  en  los  mercados  del  pais;  pero  se  ha  hecho  activas  jes- 
tiones  oor  algunos  propietarios  que  tienen  en  sus  fundos  bosques  de 
este  árbol  para  introducirla  en  los  centros  comerciales  i  se  ha  llega- 


Araucarias  en  terreno  pedregoso 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


517 


claro  i  se  podría  clasificar  entre  las  de  peso  medio,  de  fibras  bien 
marcadas  pero  finas,  i  de  radios  medulares  casi  imperceptibles  a  la 
sixnple  vista. 

do  a  proponerla  como  reemplazante  del  pino   oregon,  madera  esta 
última  que  por  sus  cualidades  de  peso,  resistencia   i  forma  irrepro- 
chable de  elaboración  con  que  nos  llega,  ha  hecho  que  los  construc- 
tores la  prefieran   en    sus 
trabajos     de  importancia 
a  todas  las  maderas  nacio- 
nales. 

Tenemos  conocimiento. 
de  que  se  ha  fabricado 
con  madera  de  araucaria 
puertas  i  ventanas  con 
buenos  resultados.  He- 
mos sabido  también  que 
se  ha  hecho  algunos  en- 
sayos de  resistencia  a  la 
compresión  i  flexión,  a 
los  cuales  no  les  atribui- 
mos gran  valor  científi- 
co, por  no  haberse  docu- 
mentado los  anteceden- 
tes relacionados  con  el 
ejemplar  que  ha  produci- 
do la  madera;  por  esta 
causa  nos  abstenemos  de 
anotar  cifras  que  podrian 
llevar  conceptos  erróneos  favorables  o  contrarios  a  la  madera  de 
araucaria,    aun  desconocida  i  que  es  indispensable  estudiar. 

Hemos  visto  ademas  usarla  en  puentes  rústicos  i  aun  en  cons- 
trucciones de  galpones  i  casas,  i  como  en  ninguno  de  los  casos  ob- 
servados hai  documentos  suficientes  que  atestigüen  su  durabilidad, 
preferimos  no  avanzar  opiniones  sobre  la  de  esta  madera. 

En  resumen  creemos  que  la  madera  de  araucaria  es  buena  i  que 
se  presta  para  toda  clase  de  trabajos,  pero  creemos  también  ilusorio 
por  ahora  pretender  reemplazar  con  ella  sin  graves  desventajas  al 
pino  oregon  que  nos  llega  del  estranjero. 

Superficie. — El  área  ocupada  por  las   araucarias  en  la    rejion  de 


Araucarias  en  montañas  pedregosas 
de  fuerte  pendiente 


518 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


nuestra  visita  es  bien  difícil  de  calcular,  tanto  por  la  irregularidad 
del  terreno  como  por  la  poca  homojeneidad  que  guarda  el  arbola- 
do: tan  pronto  está  formando  macizos  de  cierta  importancia  con 
una  vejetacion  uniforme,  como  lo  vimos  en  rodales  claros,  aislados 
o  mezcladas  con  otras  especies  indíjenas. 

En  el  primero  de  los  casos,  el  número  de  plantas  contenidas  en 
una  hectárea  era  de  500  a  100  en  espesura  mas  o  menos  normal, 
i  en  otros,  que  es  la  mayor  superficie,  liabia  de  1  a  100  por  hec- 
tárea. Como  para  el  caso  que  nos  ocupa,  en  que  queremos  estable- 
cer la  existencia  aproximada,  no  debemos  tomar  la  superficie  que 

cubre  estas  plantas  con 
el  espaciamiento  natural 
desordenado  en  que  las 
encontramos,  sino  que  de- 
bemos hacerlo  tomandc» 
en  cuenta  el  espaciamien- 
to normal,  el  que  se  ob- 
tiene mediante  las  fór- 
mulas usadas  en  la  orien- 
tación de  bosques. 

Para  mayor  claridad 
acompañamos  a  este  es- 
tudio una  carta  topográ- 
fica de  las  provincias  de 
5k-  i  Bio-Bio  i  Malleco,  en  la 
que  aparecen  hachurados 
los  cordones  de  montañas 
en  que  vejetan  las  arau- 
carias. Recorridos  esos 
terrenos  haciendo  obser- 
vaciones de  los  detalles 
en  que  se  encuentran  las 
plantas,  su  manera  de  vejetar,  i  apreciando  de  visn  las  superficies 
parciales  que  ocupan  los  pinai-es,  llegados  a  formarnos  una  idea 
de  su  espaciamiento  natural,  que  reducido  al  espaciamiento  nor- 
mal, si  las  plantas  estuvieran  colocadas  a  distancias  convenientes  a 
su  vejetacion,  es  decir  ni  en  espesura  ni  presentando  calveros, 
nos  dará  la  cabida  por  hectárea. 

Tomando    en    cuenta  el  desarrollo  de    los  árboles,  su  modo  de 


Araucarias  en  cumbres  rocosas 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


519 


vejetacion,  su  situación,  etc.,  estimamos  que  es  de  800  a  1  20(3 
plantas  la  cabida  por  hectárea.  En  atención  a  ella  se  puede  cal- 
cular mui  aproximadamente  que  en  las  montañas  de  las  provincias 
a  que  nos  hemos  referido,  la  superficie  ocupada  por  las  arauca- 
rias ,  tomándolas  con  su  espaciamiento  natural  en  que  se  encuen- 
tran. 

AvahiO  de  la  madera. — La  densidad  maderable  de  la  araucaria, 
en  la  rejion  comprendida  entre  los  rios  Laja,  Cautín  i  Pahue  has- 
ta su  desembocadura  en  el  Bio-Bio,  tomando  en  cuenta  el  término 

medio  del  área  de  espa- 
ciamiento natural  i  el  nú- 
mero de  las  plantas  eu  es- 
tado de  esplotacion  en 
los  diversos  bosques  de 
espaciamiento  mas  o  me- 
nos cerrado  i  próximo  al 
normal,  arrojó  las  siguien- 
tes cantidades  por  hectá- 
rea: 70  150  245,  i  como 
máximo  300. 

A  los  árboles  que  he- 
mos tomado  como  made- 
rables, les  asignamos  un 
diámetro  mínimo  de  40 
centímetros,  diámetro  ca. 
paz  de  producir  tablas  i 
pies  derecho  de  las  dimen- 
siones corrientes,  i  des- 
contamos aquellas  que 
por  efecto  de  su  corta  o 
escesiva  edad  quedaban  fuera  de  esta  designación. 

Pues  bien,  tomando  un  término  medio  de  los  árboles  que  se 
hallín  en  condiciones  de  ser  esplotados,  resulta  un  promedio  de 
190  plantas  por  hectárea,  que  reducidas  a  su  espaciamiento  normal 
daría  como  máximo  el  doble  o  sea  380. 

Los  diámetros  constatados  de  la  sección  maderable  de  los  ar- 
boles aptos  para  la  esplotacion  varían  de  40  centímetros  a  1  20  me- 
tro, lo  que  da  un  diámetro  medio  de  0  80  metro  por  árbol  ma- 
derable. 


Bosques  de  araucarias  quemados 


520 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


Las  alturas  son  aun  mas  variables,  pues  fluctúan  entre  5  i  30 
metros,  lo  que  da  un  promedio  de  17  50  metros  de  fuste  made- 
rable. 

De  lo  anterior  se  desprende:  que  la  superficie  ocupada  por  las 
araucarias  en  la  zona  antedicha  es  de  30  a  40  000  hectáreas;  que 
cada  hectárea  de  arbolado  normal  contiene  380  plantas  en  estado 
de  esplotacion,  o  sea  un  total  de  13  300  000  plantas;  que  cada  ár- 
bol tiene   un  diámetro  medio  de    O  80  metro;  i  una  altura  media 

de  17  50  metros;  que  el 
volumen  aproximado  de 
Ja  madera  de  cada  árbol 
es  de  8  00  metros  cábicos; 
que  en  cada  hectárea  nor- 
mal hai  una  existencia  de 
3  300  metros  cúbicos  de 
madera,  lo  que  en  las 
35  000  hectáreas  calcula- 
das daria  una  existenci^^ 
aproximada  dé  1 1 7  000  000 
de  metros  cúbicos. 

Esplotaeion. — Hasta  es- 
te momento  nos  hemos 
concretado  solamente  a 
hacer  una  redeña  del  ár- 
bol, sus  cualidades,  etc. 
i  entraremos  ahora  a  la 
parte  principal,  la  esplo- 
tacion. Dadas  las  condi- 
Efectos  de  una  roza  en  un   bosque  de  araucarias  cJones   especiales    de  veie 

tacion  de  esta  esencia,  que  siempre  ocupa  las  altas  cumbres  i  los 
sidos  escarpados  de  las  cordilleras  de  los  Andes  i  de  la  Costa,  donde 
no  existen  medios  de  trasportes  son  actualmente  penosísimos  los 
viajes  a  caballo,  ocupando  estas  plantas  alturas  tan  considerables 
i  no  formando  macizos  cerrados  sino  en  mui  pocas  partes,  estima- 
mos que  la  esplotacion  de  esta  riqueza  maderable  tendrá  que  tro- 
pezar con  muchos  i  serios  inconvenientes  antes  de  constituir  un 
buen  negocio,   económicamente  hablando. 

Para  proceder  a  la  esplotacion  hai  que  pensar  -  primeramente  en 
la  existencia  de  productos   por   esplotar,    tiempo  que  demandará  la 


B(3LETIN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


521 


esplotacion,  medios  de  trasportes  para  los  productos,  i  mercado  pa- 
ra ellos. 

Desde  luego  vemos  que  la  existencia  la  constituye  una  cantidad 
de  plantas  relativamente  reducida  para  la  enrme  área  en  que  se  en- 
cuentran diseminadas,  lo  que  hará  alargar  mucho  los  caminos  i  en- 
carecer el  precio  de  los  productos,  i  que  si  se  esplota  siguiendo  el 
mismo  salvaje  procedimiento  de  las  rozas  a  fuego,  tan  en  boga  en 
la  época  actual  por   los  destructores  del  arbolado,   muchos   de  los 


Araucarias  en  montañas  de  grandes  alturas 

cuales  se  creen  industriales  madereros  cuando  en  reahdad  merece- 
rían el  calificativo  de  dendrófobos,  las  existencias  se  estinguirian 
en  un  tiempo  mui  reducido  i  el  arbolado  se  concluirá  totalmente 
ya  que  esta  planta  solo  se  reproduce  por  semillas.  Si  por  el  contra- 
rio, se  sigue  un  procedimiento  racional  para  la  esplotacion,  habrá 
existencia  maderable  para  muchos  años,  asegurando  indefinidamen- 
te la  producción  de  esa  madera. 

Debemos  manifestar  que  para  la  estraccion  de  la  madera  de  aran-- 
caria  habrá  que  habilitar  caminos    especiales  de  muchos  kilómetros 
de  largo. 

BOLKTÍ.V   DE   B.  .  C 


522  BOr.F/riN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

El  costo  de  esos  caminos,  dadas  las  circunstancias  especiales  de 
la  esplotacion,  en  que  deben  obtenerse  piezas  de  grandes  dimen- 
siones, necesitan  pendientes  mínimas  i  anchas  en  relación  con  las 
dimensiones  de  éstas  No  se  puede  pensar  en  aprovechar  los  me- 
dios naturales  de  trasporte  por  las  vías  fluviales,  por  no  existir  i"ios 
caudalosos  con  agua  suficiente,  pues  todos  son  torrentes  de  poco 
caudal,  llenos  de  miles,  de  saltos  i  cascadas;  tampoco  puede  pensar- 
se en  el  tias[)orte  aéreo  por  medio  del  cable-carriles,  pues  por  este 
sistema  no  se  podria  tras[)ortar  piezas  de  grandes  dimensiones.  Por 
último,  las  faenas  de  esplotacion  serian  solo  {)üsible  durante  un  cor- 
to tiempo,  Noviembre  a  Abril,  o  sea  seis  meses  en  el  año;  pues  el 
resto  de  tiempo  los  cerros  están  cubiertos  total  o  parcialmente  por 
las  nieves. 

Los  bosques  de  araucaria,  como  todos  los  que  se  encuentran  en 
estado  vírjen,  distan  mucho  de  ser  regulares.  En  ellos  se  observan 
por  iriles  los  ejemplares  envejecidos,  secos,  enfermos,  etc.  i  por  lo 
tanto  inaprópiados  |)ara  la  esplotacion.  Ademas  en  muchos  de  los 
casos  esos  bosques  están  mezclados  con  esencias  nacionales  de  poco 
o  ningún  valor  maderable. 

Resulta  a  los  ojos  del  visitante  el  escaso  número  de  plantas  nue- 
vas, motivado  por  el  esceso  de  la  recolección  de  las  semillas  hecha 
por  los  Iwibitantes  de  las  comarcas  vecinas  i  la  voraz  destrucción 
del  fuego  que  de  tiempo  en  tiempo  las  abrasa  totalmente.  Tal  esta- 
do de  cosas  traerá  como  resultado  que  después  de  producirse  las 
primeras  esplotaciones  habrá  mui  poco  arbolado  que  venga  reem- 
plazar al  que  se  haya  cortado. 

Tomando  en  cuenta  los  puntos  enumerados,  sin  entrar  en  ma- 
yores comentarios,  cualquiera  persona  medianamente  conocedora 
de  la  topografía  de  nuestras  cordilleras  i  de  las  condiciones  en  que 
vejetan  las  araucarias,  podrá  percatarse  de  ellas  i  apreciar  debida- 
mente los  inconvenientes  apuntados,  reconociendo  que  es  ib  sorio 
fundar  espectativas  de  grandes  especulaciones  sobre  la  manera  que 
en  este  momento  estudiamos. 

Rozas  a  friego. — Sobre  la  existencia  de  madera  dada  anteriormen- 
te, tienen  una  influencia  mui  marcada  las  rozas  a  fuega,  tan  comu- 
nes en  el  sur  del  pais  i  que  destruyen  anualmente  una  gran  parte 
de  esta  riqueza  natural.  En  nuestra  escursiou  hemos  podido  cons- 
tatar el  menosprecio  que  se  tiene  por  el  arbolado;  el  fuego  devasta 
anualmente  miles  de  hectáreas  de  hermosos  i  valiosos  bosques.  Sin 
embargo  esos  mismos   destructores,    para    quienes  no  vale  nada  el 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  523 


árbol  en  pié,  son  los  que  gritan  en  todos  los  tonos  imajinables  pi- 
diendo protección  para  los  productos  que  dan  esos  desgraciados  po- 
bladores de  nuestras  selvas. 

Interrogado  un  individuo  que  se  dedicaba  a  la  vandálica  tarea 
de  quemar  un  bosque  de  araucaria,  sostuvimos  el  diálogo  siguiente: 

— Dígame,  buen  hombre  ¿qué  es  lo  que  hace  Ud? 

— Señor,  nos  dijo,  desde  esta  mañana  trabajo  por  que  el  fuego  to- 
me cuerpo  i  se  quemen  estos  bosques. 

— ¿Quien  le  mandó  a  ejecutar  esta  obra  de  destrucción'^ 

— El  administrador,  Señor,  i  sé  que  el  patrón  (refiriéndose  al  due- 
ño) ha  dicho  de  quemar  todo  lo  que  quiera. 

— ¿I  qué  beneficio  persigue  con  las  rozas? 

— Hai  que  quemar  los  pinares  para  aumentar  los  campos  para 
el  ganado;  después  viene  el  coirón,  *  i  también  para  que  el  ganado 
no  se  nos  esconda  en  el  momento  de  hacer  el  rodeo. 

Otro  dato  curioso  sobre  la  conversación  de  esta  especie,  es  que 
todos  los  bosques  de  araucarias  que  se  hayan  en  poder  de  los  arau- 
canos están  en  muí  buen  estado  de  conservación;  en  casi  ninguno 
hai  huellas  de  rozas  i  si  se  han  producido  el  fuego  a  llegado  siempre 
de  afuera,  pues  ellos  cuidan  esmeradamente  el  árbol  que  les  dá  los 
Piñones,  los  cuales  constituyen  uno  de  sus  mas  predilectos  alimentos, 
Esto  nos  hace  pensar  en  la  conveniencia  que  habría  de  radicar  a  es- 
tos infelices  dentro  de  las  reservas  fiscales  de  bosques  porque  esta- 
mos seguros  que  ellos  desempeñarían  admirablemente  el  papel  de 
guardianes  de  las  selvas. 

La  degradación  de  la^'  montañas. — Quepa  aun  otro  punto  sobre 
el  cual  no  podemos  pasar  sin  negociarlo,  la  degradación  de  las  mon- 
tañas. Es  un  hecho  mui  conocido  de  cuantos  tienen  someras  nocio- 
nes forestales  i  sobre  el  cual  se  ha  escrito  innumerables  obras,  de 
cuyo  tema  se  preocuparon  muchos  años  los  hombres  de  ciencia  hasta 
llegar  a  sentar  teorías  inamovibles  como  estas:  «Las  montañas  se 
descalzan  de  sus  elementos  constitutivos  debido  a  lu  acción  de  las 
lluvias,  nieves  i  vientos;  los  materiales  provenientes  del  arrastre  son 
basados  a  las  partes  bajas  con  perjuicio  directo  de  la  agricultura. 
El  único  elemento  capaz  de  contener  estos  desastres  es  el  arbo- 
lado». 

Los  países  europeos,  conocedores  de    estas  cuestiones,  atienden 


*  Planta  herbácea  de  la  familia  de  las  gramíneas  que  sirve  de  alimento  al  ga- 
nado durante  ios  meses  de  Febrero  a  Abril. 


524  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

con  especial  cuidado  la  conservación  del  arbolado  de  las  montañas  i 
mui  particularmente  de  sus  cumbres  i  aguadas. 

I  en  Chile  ¿qué  se  hace?  Vergonzoso  es  decirlo:  se  quema  i  des- 
truye solo  por  el  gusto  de  destruir,  sin  beneficio  para  nadie,  pero  si 
con  perjuicio  del  pais  i  de  las  generaciones  venideras  que  podran 
sentir  con  mayor  intensidad  la  obra  vandálica  i  criminal  que  hoi  se 
ejecuta  en  nombre  del  interés  agrícola  de  rej iones  donde  hai  gran- 
des superficies  de  suelos  inapropiados  para  la  esplotacion  agraria. 


No  somos  enemigos  de  la  esplotacion  maderable  de  las  araucarias 
mui  al  contrario,  estamos  de  acuerdo  que  debe  llevarse  a  cabo  pero 
bien  entendido  que  se  haga  en  la  forma  científico-práctica  que  per-r 
mita  la  conservación  i  mejora  del  arbolado  al  mismo  tiempo  que  se 
trate  de  aumentar  su  aerea  natural  con  el  cultivo  artificial,  i  se  casti- 
gue con  mano  firme  las  rozas  a  fuego,  que  en  la  época  actual  ame- 
nazan de  muerte  la  existencia  de  esta  jigante,  preciosa  i  útil  planta 
de  nuestra  rejion  andina. 

Acompañamos  a  la  presente  un  plano  de  1/1,000,000  en  que  se 

indica  el  aerea  de  dispersión  de  las  araucarias  i  una  colección  de  fo- 

tografias  tomadas  en  los  bosques  mismos  que  servirán  para  ilustrar 

el  testo  de  este  informe. 

Saluda  atentamente  a  Ud. 

R.  Elzo  Baquedano. 


MISCBLANBA 

Trabajos  forestales  eu  Marruecos. — 'En  este  imperio,  conside- 
rado bajo  varios  puntos  de  vista  todavía  en  estado  de  barbarie, 
se  preocupa  sin  embargo  su  gobierno  del  problema  forestal,  tan 
desdeñado  en  otros  países  que  se  precian  de  civilizados.  En  el 
presupuesto  de  este  año  (pues  Marruecos  se  está  civilizando  i 
ahora  tiene  presupuestos)  se  consulta,  entre  otros  ítems  de  servi- 
cios forestales,  según  leemos  en  «Le  Bois»  de  12  de  Marzo,  una 
suma  de  dos  millones  de  francos  (2.000,000)  para  repoblar  i  en- 
tregar a  la  esplotacion  una  estension  de  solo  150,000  hectáreas 
mén^s  que  nuestra  gran  reserva  forestal  de  Villarríca,  de  bosques 
valiosos  de  los  cuales  se  ha  sacado  hasta  hoi  mui  poco  provecho  por 
abandono  e  incuria  de  las  autoridades  marroquíes.  En  esos  bosques, 
situados  en  el  valle  de  la  Mamora,  predomina  el  alcornoque,  cuya 
esplotacion  bien  dirijida,  a  mas  de  salvarlo  de  la  destrucccion, 
proporcionará  una  buena  entrada  al  erario  del  sultán.  Hai  allí,  ve- 
nido de  abajo,  un  buen  ejemplo  que  imitar. 


áUMARIO  DE  NOVIEMBRE 


Veda  de  la  pesca. — Necesidad  de  eatremar  su  vijilancia.— EiJitokial 257 

La   pesquería  territorial  (continuación). — Fkdkbico  Albbbt     259 

La  hijiene  de  la  caza.— O.  Silva  Ch     288 

El  Congreso  forestal  maderero  de  Paris. — L.  EIzo  Baquedano     291 

Bosques  andinos   por  Humberto  Giovanklli     304 

Asociación  forestal  mediterránea. — R.  Elzo  Baquedano 313 

Miscelánea. — ^^La  protección  i  fomento  de  bosques  en  Korea  implantado 
por  loa  japoneses. — Otro  bosque  petrificado. 


SUMARIO  DE  DICIEMBRE 

Bosques,  pesca  i  caza  en  el  Congreso  Agrícola  de  Oonsepcion,  Editorial  por 

la  Redacción    ...     321 

Conveniencia  de  formar  una  «Union  centrail  de  intereses  madereros». — 

F.   Albeet      ...  • 323 

El  problema  pesquero  en  Chile  (conclusión). — F.  Albeet    ;.      ..    330 

Descripción  de  los  peces  mas  convenientes  para  el  cultivo  artificial  en  el 

pais. — P.   GoLUSDA 348 

Los  bosques  i  los  manantiales     367 

Miscelánea. — El  orí  jen  délas  perlas  finas — Primas  i  premios  paralas  plan- 
taciones de  bosques  en  Westfalia — La  plantación  de  pinos  en 
terrenos  agrícolas  en  Alemania. — La  pkñitacion  de  bosques  en 
arenales.  —Los  derechos  de  iI^>o^tacion  de  las  maderas  en 
Alemania    372 


SUMARIO  DE  ENERO 

Un  paso  adelante:  el  proyecto  de  lei  de  Bosques,  Pesca  i  Caza  en  la  tabla 

del  Señado, — Editorial. — La  Redacción     377 

El  pimiento  de  Bolivia  (Schinus  mol  le). — F.  Albeet     381 

El  nogal  negro (Juglans  nigra). — F.  Albeet     ...     386 

Piscicultura,   Lagunas  i   su  construcción. — P.   Golusda     ,     390 

Los  bosques  i  los  manantiales  (continuación) 405 

Leyes,   decretos   i  ordenanzas  sobre   bosques,  plantíos,  pesca  i  caza  — C. 

vSage     ' 410- 

Miscelánea. — Saludo  de  bienvenida  a  la  comisión  forestal  arjentina. — El 
aumento  de  valor  por  el  crecimiento  de  los  bosques  en  Alemania. 
— El  agotamiento  de  los  bosques  en  Finlandia. — Reglamentación 
de  la  venta  del  pescado  en  Santiago.  Un  pueblo  comedor  de  pes- 
cado  421 

SUMARIO  DE  FEBRERO 


Don  Carlos  Maira.  EoiTOEiAL— La  Redacción    ...I    ...  425 

El  pino  blanco  americano  (^Pinus  strobus).— F.  Albeet       428 

El  ciprés  calvo  (Laxodium   distichum). — F.   Albeet     433 

Estudios  prácticos  de  pesquería  en  la  costa  norte  del  pais — S.  Nakashima  437 
Influencia  climatérica  de  las  repoblaciones  forestales  en  el  vaíle  del  Huas- 

co  i  sus  alrededores      ...     ...  451 

Los  bosques  i  las  aguas. — S,    Novion     ... 453 

SUMARIO  DE  MARZO 

Alerce  del  Japón  (Larix  leptolepis) — F.  Albeet     457 

El  hikori  blanco.  Hicoria  ovata  o  Carya  alba. — F,  Albeet 462 

Celtivo  de  especies  salmonídeas. — P.  Golusda      466 

Lea  bosques  i  las  aguas. — H.  Novion      ...     470 

Miscelánea. — ^Bosquea  suburbanos. — Un  árbol  peligroso.^ — Un  nuevo  mé- 
todo para  conservar  maderas. — Una  nueva  estación  de  ensayos 

químicos  de  las  maderas     ... 486 


boletín 


DE 


Bosques,  Pesca  i  Caza 


TOMO  II— NUM.  II 


zzmizizzzi:  mayo  1914  zzzzzzzz  zi 

DiRETOREs:  Federico    Albert,  Ernesto  Maldonado  i  Carlos  Sagc 


SUMARIO 


Faje. 


l>a  vijilancia  de  la  Caza — Editoeial — La  Redacción..;     

Nuevos  ensayos  sobre  preservación  de  maderas— Ramox  A.  Cabiiera  ... 

Los  Bosques  de  Chile. — Fbdektco   Albert     

Casas  de  madera  sin  elaborar. — Indicaciones  para  su  conetruccion — A.  Ve- 

LOBO  I  Ramok  A.  Cabrera 

La  perdiz  chilena — Protección  e  incremento  de  los  recursos  de  la  casia  de 

pluma — Rafael  Barros     

Miscelánea. — Acarreo  de  maderas  en  las  ciuladee. — Encarecimiento  del 

álamo  en  Francia. — E  lad  délos  árboles  rau-f ¡seculares 


527 


542 


5.74 
^59 


SANTIAGO   DE  CHILE 

IMPRENTA  SUD  -  AMERICANA 

ARTURO    PRAT,    1122 

1  91  4 


ANUNCIOS 

El  Boletín  aparece  una  vez  al  mes  i  se  imprime  en  5,000  ejempla- 
res. Colaboraciones  i  avisos  deben  dirijirse  a  Claras  198. 

Este  Boletin  re  reparte  gratuitamente  alas  personas  que  manden 
su  dirección  exacta  a  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i  Caza 

SANTIAGO-Claras  198 


SUMARIO  DE  JULIO 

Un  año  de  labor.— Editorial    1 

Los  Boequea,  su  conservación,  explotación  i  fomento. — Fedkbico  Albkbt        4 

El  problema  pesquero  en  Chile. — Federico  Albeet    47 

De  las  Claras  en  la  dasonomía  moderna. — De   La   Revista  de  Moktks, 

Madrid      57 

Miscelánea. — Diaposiciones  del  Código  Civil  que  se  refieren  al  ejercicio 
de  la  pesca  en  Chile. — El  aceite  de  hígado  de  bacalao. — La  indus- 
tria de  las  conservas  de  pescados  i  mariscos. 

SUMARIO  DE  AGOSTO 

La   clausura  de  la   Caza.— Editorial      120 

La  pesquería  en  Aguas  Fluviales. — Federico  Albert 132 

Los  Aluviones — Su  relación  con  los  bosques. — Daniel  Zelada      153 

Los  Permisos  de  Caza  de  L(  boa. — Luis  Castillo. —     15G 

LaMadera. — (Continuación)— Ernesto  Maldonado    169 

Alboricuitura  Forestal  en  el  Valle  del  Huasco. — Carlos  Nazabit     188 

Miscelánea. — Árbol  transformado  en  diario. 

SUMARIO  DE  SETIEMBRE 

El  Congreso   Internacional  de  Pesca. — Editorial       65 

El  Problema  pesquero  en  Chile. — Federico  Albert     69 

Algo  sobre  los  Bosques  de  los  Territorios  de  Neuquen  i  Rio  Negro  (Colabo- 
ración).—Humberto  Giova:;blli      104 

De  las  Ciaras  en   la  Desanomía  Moderna  De    «La   Revista  de  MoNTEd» 

Madrid      112 

Las  Plantaciones  en  el  Balneario  de  Pichilemu  (Colaboración). — Evaristo 

S.  Merino  C 116 

Rol  que  desempeñan  los  macizos  forestales  i  su  importancia  (Colaboración) 

—  Óscar  Bkavo   L 121 

Miscelánea.— La  escasez  de  maderas  para  celulosa — Nuevo  vagón  frigorí- 
ñvo. — Una  organización  moderna  del  servicio  forestal  en  Grecia. 
— Servicio  de  teléfonos  en  les  incendios  de  Bosques. 

SUMARIO  DE  OCTUBRE 

Lejielacion  i  reglamentación  vijente  en  el  ramo  de  Caza.— Editorial     ...     193 

El  Problema  pesquero  en  Chile.' — F.  Albert...' 7 198 

Migraciones    observadas   en   la  Fauna  i   Flora  de  Chile. — L.    Castillo 

J.  DeyJ 224 

Miscelánea. — Un  hermoso  ejemplo. — El  Consejo  Superior  de  Bosques  de 

Alemania. — El  distrito  Forestal    de  Aquisgran  en  Alemania. — Los 

peligros  de   la  destrucción  de  los  bosques. — la   proliíidad   de  los 

peces, 


OSQUES.  PESCA  I  CAZA 


Tomo  II  Santiago,  Mayo  de  1914  Núm.  11 


LA  VIJILANCIA  DE  LA  CAZA 


Todos  los  años  en  esta  época  se  repiten  las  lamentaciones  de  los 
cazadores,  tanto  profesionales  como  añcionados,  sobre  la  disrainu- 
fion  siempre  creciente,  cada  año  mas  visible,  de  las  aves  de  caza 
de  nuestro  pais,  principalmente  en  las  provincias  centrales,  i  sobre 
todo  en  las  inmediaciones  de  las  grandes  poblaciones,  como  es  na- 
tural. 

El  mal  no  es  reciente,  por  cierto,  pues  hace  muchos  años  que  nos 
es  dado  oir  las  constantes  quejas  de  los  cazadoi-es  aficionados,  ca- 
tegoría que  se  interesa  mas  que  la  otra  en  la  conservación  de  nues- 
tras aves  de  caza,  no  obstante  que  para  esta  última  la  caza  es  un 
recurso  de  subsistencia  i  no  un  simple  sport  como  para  la  primera. 

Pero  a  la  fecha  esas  quejas  se  están  convirtiendo  en  un  verdade- 
ro clamoreo,  i  son  muchos  los  fervientes  del  arte  venatorio  que  acu- 
den a  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i  Caza  a  hacer  pre- 
sente el  aniquilamiento  completo  de  la  caza  en  rejiones  donde  hace 
un  cuarto  de  siglo  las  aves  silvestres  se  veian  en  cantidades  exhu- 
berantes  i  donde  en  pocas  horas  el  cazador  daba  por  terminada  su 
jornada  i  podia  regresar  luego  llevando  abundante  i  esquisito  ah- 
mento  a  su  hogar  o  a  la  venta. 

¿Qué  se  han  hecho,  reclaman,  esas  bandadas  de  perdices  que  era 
dable  cazar  en  los  mismos  suburbios  de  la  capital,  en  los  potreros 
abiertos,  en  los  chircales  de  los  terrenos  pedregosos,  en  los  mato- 
rrales de  las  lomas  mas  próximas?  Cómo  es  posible  que  haya  que 
recorrer  ahora  leguas  de  leguas  para  obtener  ningún  resultado,  sal- 
vo el  mui  apreciable  del  ejercicio  mas  saludable  que  se  conozca? 
En  ningún  otro  pais  se  podria  citar  casos  de  depredaciones  seme- 
jantes, que  revelan  gran  imprevisión  tanto  por  parte  de  los  cul- 
pables como  de  los  gobernantes. 

Anticipémonos  a  declarar  que  el  final  del  último  de  los  cargos 
no  es  muy  justificado.  La  caza  está  mui  sabiamente  reglamentada 
en  el  pais,  sino  en  su  totalidad,  al  menos  en  gran  parte  de  él,  en 
forma   absolutamente  lójica,  penando  por  igual  al  infractor,  a  sus 


526  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

cómplices  los  veruledores  i  aun  a  sus  encubridores,  los^compradores, 
los  verdaderos  culpables,  sin  los   cuales   no  existirían  los  primeros. 

Las  mismas  ordenanzas  prohiben  también  mui  cuerdamente  la 
destrucción  de  los  nidos  de  las  aves  de  caza  i  la  venta  de  sus  hue- 
vos. Por  este  último  capítulo  se  hace  un  inmenso  mal  a  la  caza, 
mucho  mas  que  por  el  abuso  de  la  escopeta.  Pero  son  pocos  los 
que  prestan  oído  a  la  voz  de  la  razón,  i  las  amonestaciones  i  adver- 
tencias de  las  personas  sensatas  se  estrellan  ante  la  indiferencia 
jeneral. 

I  sin  embargo,  en  este  ramo  lo  mismo  que  al  tratarse  de  los  bos- 
ques, el  delito  que  cometemos  al  tolerar  impasibles  la  destrucción 
de  nuestras  riquezas  rejionales  es  algo  mas  grave  que  simple  in- 
curia o  imprevisión,  es  un  verdadero  desfalco  cometido  contra  los 
derechos  de  las  próximas  jeneraciones,  a  quienes  estamos  moralmen- 
te  obligados  a  trasmitir,  tales  cuales  las  hemos  recibido,  no  nos 
cansaremos  de  repetirlo,  las  bellezas  i  las  riquezas  del  suelo  patrio 
que  nos  legaron  nuestros  padres,  a  quienes  debemos  los  bienes  de 
que  disfrutamos. 

Cierto  es  que  las  condiciones  sociales  han  cambiado.  El  acrecen- 
tamiento de  la  población  i  el  consiguiente  encarecimiento  de  la  vi- 
da hacen  mas  difícil  para  nosotros  que  para  nuestros  padres  la 
conservación  del  legado  dejado  por  estos.  Pero  esta  misma  cir- 
cunstancia nos  obliga  a  ser  mas  estremados  en  la  vijilancia  del  apro- 
vechamiento de  dicho  legado. 

Esta  Inspección  Jeneral  se  ha  empeñado  en  ampliar  a  las  pro- 
vincias apai'tadas  la  protección  de  la  caza  vijente  en  las  centrales, 
antes  que  en  ellos  se  haga  sentir  el  mal  con  la  gravedad  que  en 
las  últimas.  No  siempre  corresponde  el  éxito  a  sus  esfuerzos,  pero 
esto  no  es  razón  para  desistir.  El  avance  es  lento  pero  apreciable. 
Bástenos  decir  que  la  llamada  Frontera,  sinónimo  de  barbarie  ha- 
ce apenas  un  cuarto  ds  siglo,  ya  conoce  los  beneficios  de  la  pro- 
tección de  los  seres  útiles  al  hoi^bre,  procurándose  así  su  conser- 
vación. ' 

La  falta  de  una  lejislacion  jeneral  para  toda  la  República  es  el 
principal  obstáculo  que  impide  llegar  luego  al  fin  deseado.  El  pro- 
yecto de  lei  de  Bosques,  Pesca  i  Caza  que  pende  de  la  considera- 
ción del  Soberano  Congreso  será,  una  vez  aprobada  i  eficaz  para 
hacer  cumplir  las  disposiciones  protectoras  que  contempla  en  bien 
de  nuestro  territorio,  de  sus  pobladores  actuales  i  venideros. 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  527 

No  es  posible  que  nos  quedemos  mayor  tiempo  mas  atrasados  a 
este  respecto  que  otras  naciones  que  marchan  a  la  par  que  nosotros 
en  el  grado  de  civilización.  Es  este  un  punto  de  vista  tan  impor- 
tante como  el  anterior  para  convencer  a  los  mas  optimistas  que  ur- 

je  en  Chile  una  lejislacion  protectora. 

La  Redacción. 


NUEVOS  ENSAYOS  SOBRE  PRESERVACIÓN 

DE  MADERAS 

La  necesidad  de  protejer  las  maderas  de  construcción  contra  los 
defectos  de  la  humedad  se  ha  hecho  sentir  en  todo  tiempo  i  mas  des- 
de que  se  ha  jeneralizado  su  empleo  en  la  edificación  bajo  los  mas 
variados  climas.  Desde  las  materias  bituminosas  en  bruto  empleadas 
por  los  antiguos  [)ueblos  del  oriente  hasta  los  derivados  de  esas 
mismas  materias  por  destilación,  o  los  sacados  de  los  residuos  de 
la  destilación  de  la  ulla  i  de  la  madera,  innumerables  son  los 
materiales  químicos  que  en  todos  tiempos  han  sido  empleados 
para  preservar  la  madera  de  los  efectos  destructores  de  la  hume- 
dad del  suelo  o  de  la  atmósfera,  como  también  de  la  carcoma  de- 
bida a  seres  animados  o  a  parásitos  ve  jétales  i  casi  siempre  favo- 
recida por  aquella. 

Desde  el  primitivo  sistema  de  la  carbonización  superficial,  bastante 
eficaz,  pero  con  detrimento  de  la  solidez  de  las  piezas,  hasta  la  mo- 
derna impregnación  a  fondo,  por  presión  o  por  vacio,  de  las  gran- 
des piezas  de  escuadría,  con  productos  piroleñosos  o  pirocarbonosos, 
suman  talvez  un  centenar  los  medios  ensayados,  con  mayor  o  me- 
nar  resultado,  para  conseguir  ese  ideal  de  una  manera  inalterable 
por  la  acción  del  tiempo  o  de  los  aj entes  climatéricos.  Esa  misma 
multiplicidad  de  ensayos  dará  idea  de  la  insuficiencia  de  los  resulta- 
dos obtenidos. 

En  varias  ocasiones  se  han  hecho  en  diversos  países  ensayos  de 
carácter  oficial,  i  que  llamaremos  de  conjunto,  o  sea  una  revisión  de 
todos  los  incrustantes,  impregnantes,  etc.,  conocidos.  Estos  esperi- 
mentos,  que  necesariamente  duran  muchos  años,  o  mas  propia- 
mente la  espera  de  sus  resultados,  no   parecen  concordantes  en  los 


528  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


diversos  países  en  qae  han  sido  practicados,  i  aun  en  cada  uno  de 
ellos  no  han  sido  conclujentes,  dado  que  en  un  mismo  pais  han  sido 
repetidos  a  intervalos  de  no  muchos  años. 

Una  prueba  palpable  de  estos  desesperantes  fracasos  en  un  asun-^ 
to  que  a  primera  vista  parece  de  fácil  solución  la  estamos  viendo 
con  frecuencia  en  las  calles  de  la  capital.  ¿A  quién  no  ha  llamado 
la  atención  la  prolijidad,  el  esmero  con  que  se  procede  a  la  preser- 
vación de  la  base  o  parte  enterrada  de  los  gigantescos  postes  tele- 
fónicos de  la  parte  central  de  la  ciudad,  donde  converjen  los  gran- 
des manojos  de  hilos  que  han  ido  agrupándose  desde  los  alrede- 
dores? Manos  sucesivas  de  brea,  sobre  estas  un  forro  de  zinc  cui- 
dadosamente ajustado,  el  todo  metido  en  un  grueso  revestimiento 
de  concreto  de  cemento  i  piedra  en  iguales  proporciones.  No  hai 
via  posible  de  penetración  para  la  humedad  i  el  empinado  madero 
parece  destinado  a  desafiar  inmutable  el  trascurso  del  tiempo  sobre 
su  base  inconsumible.  Nada!  No  pasan  diez  años  sin  que  uno  de 
ellos,  con  un  regular  temblor  de  tieira  o  un  viento  poco  mas  fuerte 
que  el  normal,  sea  tronchado  al  ras  de  tierra,  dejando  ver  convertida 
en  corcho,  pulpa  o  upe  la  hermosa  i  compacta  madera  de  pocos  años 
atrás. 

El  plan  de  ensayos  mas"^  completo  i  mas  metódico  de  los  que  he- 
)nos  conocido  es  el  que  ha,  sido  emprendido  recientemente  por  la 
Estación  de  ensayos  de  Dinamarca.  En  esta  ocasión  se  estudió  no 
solamente  el  valor  relativo  de  los  diferentes  procedimientos  cono- 
cidos de  preservación  de  las  maderas,  sino  que  se  prestó  especial 
atención  a  diversas  investigaciones  conexas,  a  saber:  influencia  en 
la  duración  de  los  postes,  del  sentido  de  su  plantación  (normal  o 
invertida;  influencia,  en  el  árbol,  de  la  esposicion  sobre  la  caUdad 
de  la  madera;  duración  relativa  de  las  maderas  en  el  aire  húmedo  i 
en  el  suelo  húmedo;  duración  relativa,  en  igualdad  de  condiciones, 
de  las  maderas  de  coniferas  de  mas  frecuente  empleo,  como  ser  la 
pícea  danesa  i  la  pícea  blanca,  el  pino  sueco  i  el  pino  montes. 

El  Grobierno  danés  manifestó  especial  interés  por  estos  estudios 
de  carácter  tan  práctico  i  obtuvo  del  Rigsdag  una  subvención  de 
7,000  francos,  que  permitió  a  la  comisión  encargada  de  aquellos, 
compuesta  de  ocho  miembros,  entre  ellos  un  técnico  forestal,  de  lle- 
varlos progresivamente  a  cabo,  desde  el  año  1904  hasta  1911  inclu- 
sives, con  todo  el  método  i  toda  la  precisión  deseables,  para  arribar 
a  las  muí  interesantes  conclusiones  que  esponemos  mas  adelante. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  529 


De  un  folleto  de  28  pajinas,  con  ilustraciones,  publicado  el  año 
pasado  por  la  Estación  de  eusa3^os  nombrada,  i  que  encontramos 
prolijamente  analizado  en  la  sección  bibliográfica  de  la  conocida 
Revue  des  eaux  et  foréts  de  15  de  marzo  del  presente,  estractamos 
casi  sin  variación  los  datos  relativos  a  esta  importante  cuestión. 

Los  árboles  destinados  a  los  esperimentos,  elejidos  tan  iguales 
como  fué  posible,  fueron  cortados  durante  el  invierno  de  1903-1904. 
Los  pinos  i  las  píceas  fueron  escuadrados  i  nuevamente  aserrados 
en  cuatro  cuartones,  siguiendo  los  planos  noreste-sureste  i  noroeste- 
sureste  del  tronco  en  pié,  de  suerte  que  los  prismas  de  base  cuadra- 
da asi  obtenidos  correspondían  a  las  partes  del  árbol  orientados  ha- 
cia los  puntos  cardinales. 

De  cada  una  de  esas  piezas  se  sacó  una  larga  i  otra  menor  de  1.9 
i  1.2  metros  de  largo  por  6  centímetros  de  cara,  de  manera  que  cada 
árbol  dio  un  lote  de  cuatro  prismas  cortos,  el  cual  se  tomó  como 
unidad  esperimental.  Algunas  piezas  de  encina  de  iguales  dimensio- 
nes fueron  preparadas  para  servir  de  puntos  de  comparación,  pero 
como  veremos,  dieron  resultados  sin  valor  a  consecuencia  de  la  mala 
calidad  de  la  madera,  reconocida  posteriormente.  Por  fin,  postes  del- 
gados o  estacones  de  pino  montes  i  de  pícea  blanca  fueron  emplea- 
dos en  estado  natural  para  cercar  el  campo  de  esperiencias.  Todas 
las  maderas  nombradas  eran  nacionales,  con  escepcion  de  los  pinos 
silvestres,  procedentes  de  la  Suecia  meridional. 

En  junio  de  1904,  después  de  tres  meses  de  desecación  al  aire 
libre  bajo  galpones,  las  piezas  de  muestra  fueron  preparadas,  unas 
por  la  Estación  de  ensayos,  otras  bajo  su  inmediata  inspección,  con 
todos  los  productos  i  con  todos  los  procedimientos  que  se  presenta- 
ron al  concurso.  Lina  amplia  publicidad  previa  había  permitido  a  la 
Comisión  juntar  mas  de  80  antisépticos  o  procedimientos  distintos. 
Un  prisma  largo  del  norte  i  un  prisma  corto  del  este  de  cada  árbol 
fueron  reservados  como  testigos:  los  otros  fueron  tratados  por  un- 
tura, baño,  inyección  u  otros  sistemas  no  incluidos  en  algunos  de 
los  anteriores.  En  cada  ensayo  entró  un  lote  de  pino  i  otro  de 
pícea. 

Se  empleó,  en  la  untura,  diversos  alquitranes,  carbonilos,  creo- 
sotas o  materias  similares;  aceites  con  un  contenido  de  cobre  (?); 
productos  solubles  en  el  agua:  microsol,  antinonina,  fluoruro  de 
zinc;  pinturas    al  aceite,  pinturas  -con  caucho,   materias   emulsio- 


530  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

nadas  en  agua,  o  sea  lo  que  llamamos  lechadas;  asbestina,  caseína 
i  otras. 

Los  baños  o  inmerpiones  de  piezas  fueron  generalmente  efectua- 
dos en  caliente,  con  alquitranes,  carbolíneo,  sublimado,  cloruro  de 
zinc,  i  las  inyecciones  con  defensol  (variedad  de  carbolíneo),  creo- 
sota, sulfato  de  cobre,  mistura  de  Rütger  (creosota  i  cloruro  de  zinc, 
De  los  demás  procedimientos  esperimentados,  los  únicos  interesan- 
tes son  la  carbonización  superficial  i  la  protección  con  lata  de  fierro 
o  de  zinc. 

La  aplicación  de  todas  esas  preparaciones  quedó  terminada  en  se- 
tiembre de  1904  i  se  procedió  inmediatamente  a  colocar  las  1300 
piezas  de  madera  preparados  al  efecto  en  el  sitio  de  esperimentacio- 
nes,  que  era  un  terreno  pastoso  de  2000  metros  cuadrados  facilitado 
por  la  injenieria  militar  en  la  parte  occidental  de  Copenhague. 

De  cada  unidad  o  lote  esperimental,  los  prismas  largos  fueron  en- 
terrados hasta  media  altura  en.  los  centros  de  cuadrados  de  70  cen- 
tímetros de  lado,  colocados  unos  en  su  dirección  vertical  normal  i 
otros  invertidos  o  cabeza  para  abajo  en  relecion  con  la  situación  que 
tenian  en  el  árbol;  su  éstremidad  superior,  cortada  en  bisel,  estaba 
protejida  por  una  placa  de  zinc  que  rebasaba  un  poco  las  aristas. 
Los  prismas  cortos,  por  pares  de  un  prisma  preservado  i  uno  al  esta- 
do natural  para  servir  de  testigo,  fueron  colocados  la  mitad  de  ellos 
en  la  superficie  del  suelo  i  la  mitad  a  38  centímetros  de  profundi- 
dad, en  el  interior  de  los  cuadrados  determinados  por  los  prismas 
largos.  Estos  cuadrados  distaban  unos  de  otros  de  centr»-'  a  centro, 
1.5  metro  en  dirección  norte-sur  i  2.2  metro  en  la  dirección  perpen- 
dicular. 

Así  dispuestas  las  cosas,  se  dejó  al  todo  abandonado  durante  siete 
años,  habiéndose  podido  notar  que  las  maderas  no  preparadas  fue- 
ron atacadas  muí  luego  por  la  podedumbre,  en  los  plazos  siguien- 
tes: a  los  3  años  los  postes  de  pino  montes,  a  los  4  años  los  de  pícea 
blanca,  a  los  5  i  6  años  los  de  pino  silvestre  i  de  pícea  danesa.  Eu 
el  trascurso  del  verano  de  1911  todo  el  material  fué  recojido  i  deja- 
do cierto  tiempo  en  locales  secos  i  aireados,  con  una  temperatura  de 
16  a  18  grados  centígrados.  En  seguida  se  procedió  al  examen  de 
los  prismas,  conviniéndose  en  designarlos  con  las  cifras  5  al,  la 
primera  para  marcar  las  piezas  que  no  presentaron  alteración  apa- 
rente, i  rebajando  hasta  dejar  el  1  para  las  piezas  muí  atacadas.  Al 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  OAZa  531 


mismo  tiempo  se  tomó  nota  de  los  c.-unbios  ocurridos  en  el  peso  de 
]hs  maderas  i  en  la  consistencia  á,e  las  mismas. 

Los  resultados  detallados  de  estas  interesantes  investigaciones 
fueron  condensados  en  estenios  estudios  especiales  que  no  tendrían 
cabida  en  este  corto  trabajo.  Lis  anotaciones  de  los  prismas  testi- 
gos varían  considerablemente,  pero  para  cada  procedimiento  estu- 
diado pueden  sin  embargo  servir  de  puntos  de  comparación.  Algunos 
de  los  productos  empleados  han  dado  resultados  opuestos  a  los  que 
se  esperaba  de  ellos;  otros  se  han  mostrado  escelentes  para  una  de 
dos  esencias  consideradas  i  mediocres  o  malos  para  la  otra, 

En  jeneral  la  pícea  danesa  ha  obtenido  mejores  notas  que  el  pino, 
salvo  para  las  muestras  enterradas;  éstas,  por  otra  parte,  tuvieron 
una  cota  media  sensiblemente  igual  a  la  de  las  muestras  de  la  super- 
ficie, las  cuales  a  su  vez  sobrepasan  mui  poco  la  de  los  prismas 
verticales,  En  la  pícea  danesa  i  en  el  pino,  los  prismas  del  sur  pare- 
cen algo  mejor  conservados  que  los  otros  i  las  piezas  plantadas  en 
su  posición  normal  dieron  notas  lijeramente  superiores  a  las  de  las 
pie^^as  plantadas  cabeza  abajo. 

En  lo  que  respecta  a  las  conclusiones  especiales  de  cada  ensayo, 
se  puede  hacer  las  observaciones  siguientes.  Da  los  productos  em- 
pleados en  unturas  o  embadurnamientos,  los  alquitranes  o  breas 
(los  de  madera  fueron  algo  inferiores  a  los  otros),  los  carbonilos,  las 
creosotas  i  las  pinturas  al  aceite  han  dado  los  mejores  resultados,  con 
notas  de  4  a  5;  los  aceites  con  un  contenido  de  cobre,  las  emulsio- 
nes o  lechadas,  los  óxidos  de  plomo  han  salido  mediocres;  las  sus- 
tancias solubles  en  el  aguí  resultaron  mui  variables:  el  micrasol, 
principalmente,  ha  dado  la  nota  2.6  con  el  pino  i  3.8  con  la  picea 
danesa;  la  antinonina  1  con  el  pino  i  4.4  con  la  pícea;  el  fluoruro 
de  zinc  4.4  con  el  pino  i  2.8  con  la  pícea;  las  pinturas  con  base  de 
caucho,  el  misto  pardo  de  Hatcbett  (sulfato  de  cobre  seguido  de 
ferrocianuro  de  potasio)  han  producido  un  efecto  satisfactorio. 

Las  maderas  sumerjidas  en  alquitrán,  carbolíneo,  creosota,  etc.,  no 
resultaron  mejor  conservad -is  que  las  piezas  simplemente  embidur- 
nadas  con  las  mismas,  sustancias;  las  que  habían  sido  tratadas  con 
sublimado  en  solución  al  1  por  150  en  baños  fríos  durante  10  días 
estaban  en  perfecto  estado;  el  cloruro  de  zinc  al  3*^/q  obtuvo  la  nota 
5  con  la  pícea  i  3.2  con  el  pino. 

Todos  los  procedimientos  por  inyección,  salvo  la  de  sulfato  de 
cobre  al  lO^/^,  ha  preservado  superiormente  las  muestras  de  made- 


532  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

ra  tratadas  por  ellos.  Por  último,  la  carbonización  superficial,  que 
dio  5  con  la  pícea  i  2.2  con  el  pino,  i  en  algunos  casos  la  protección, 
con  una  hoja  de  fierro  o  de  zinc,  son  procedimientos  que  merecen 
ser  tomados  en  cuenta. 

En  resumen,  los  productos  que  han  obtenido  notas  mas  elevadas 
son  los  alquitranes,  el  carbonilo,  las  creosotas  i  también  el  solicum 
o  pintura  con  base  de  caucho  i  el  misto  pardo   de  Hatchett. 

Un  conocimiento  de  alto  interés  i  poco  conocido  ha  resultado  de 
las  investigaciones  de  que  damos  cuenta:  la  acción  tan  diferente  de 
un  mismo  preservativo  para  distintas  especies  de  maderas,  lo  cual 
indica  de  una  manera  evidente  que  cada  clase  de  madera  tiene  su 
preservativo  especial,  eficaz  con  una  i  nulo  con  la  otra.  Este  resul- 
tado imprevisto  viene  á  indicar  el  camino  que  deberán  seguir  nue- 
vas i  necesarias  esperimentaciones,  tomando  en  cuenta  al  mismo 
tiempo  otras  condiciones,  como  el  factor  tan  importante  i  curioso  del 
sector  del  tronco  donde  ha  sido  labrada  la  pieza,  la  posición  normal 
o  invertida  de  esta  ,  etc,  i  otras  novedades  interesantes  que  han  he- 
cho resaltar  las  conclusiones  de  la  comisión  de  investigaciones. 

La  comisión  informante  no  ha  creido  útil  establecer  el  costo  de 
los  diversos  métodos  de  preservaciones,  pero  el  que  quiera  puede  ha- 
cerlo fácilmente,  pues  las  cantidades  necesarias  para  un  metro  cua- 
drado i  para  un  metro  cúbico  de  madera,  según  el  procedimiento  sea 
inj'eccion  o  untura,  están  indicadas  en  un  párrafo  especial  del  in- 
forme. Tiene  éste  por  consiguiente  un  alcance  eminentemente  prác- 
tico, acrecentado  aun  por  la  facilidad  dada  a  todos  los  que  se  inte- 
resen por  estos  asuntos  de  examinar  ,  durante  un  año,  el  material 
cjue  ha  servido  para  los  enjajos. 

El  folleto  a  que  hemos  hecho  referencia,  en  el  cual  están  espuestos 
con  todos  los  detalles  los  resultados  que  hemos  condensado  anterior- 
mente, confirma  muchas  nociones  ya  conocidas,  desvanece  otras  que 
deben  por  tanto  ser  tenidas  por  erróneas  i  evitará  nue>'OS  ensayos  i 
tanteos.  Lástima  es  que  esos  estudios  hayan  sido  hechos  C(»n  unas 
pocas  especies  de  maderas,  las  mas  usadas  en  la  construcciones  da- 
nesas i  de  rejiones  vecinas.  Pero  agregados  a  otros  ya  hechos  ante- 
riormente, reunidos,  en  la  conocida  obra  del  profesor  Henry,  los 
completará  útilmente. 

En  Chile  se  han  hecho  en  algunas  ocasiones  ensayos  parciales, 
en  pequeña  escala  i  por  iniciativa  particular,  relativamente  a  la  du- 
lación  de  |:)Ostes  i  pilotajes  de  maderas  del  pais,  pero  sin  plan  bien 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  1  CAZA  533 

determinado  i  sin  el  control  indispensable.  En  cuanto  a  estudios  de 
preservativos  químicos,  casi  nada  se  ha  hecho;  bástenos  decir  que 
aun  no  sabemos  si  es  o  nó  práctico  i  económico  creosotar  los  dar- 
mientes  de  ferrocarriles  en  las  húmedas  rejiones  del  sur. 

La  Lispeccion  jeneral  de  Bosques  Pesca  i  Caza  tiene  el  proyecto 
de  iniciar  estudios  de  esta  naturaleza  i  podremos  asegurar  que  ten- 
drán el  doble  interés  de  la  utilidad  i  de  la  novedad.  Cuando  llegue 
el  caso  de  hacerlo,  si  a  la  Sección  de  Bosques  se  le  dan  los  medios 
de  ejecución  nos  permitimos  aconsejar  la  adopción  del  método  tan 
rigurosamente  científico  seguido  por  el  Gobierno  de  Dinamarca.  En- 
tonces podremos  escalonara  con  certeza  nuestras  numerosas  i  valió 
sas  maderas  en  orden  de  durabilidad  en  su  estado  natural,  desde 
el  alerce,  de  madera  eterna,  que  nadie  ha  visto  podrida,  haita  el  ti- 
que,  de  efímera  duración,  pero  no  podrá  ser  rehabilitada  i  algu- 
nas mas,  por  la  acción  de  los  preservativos  químicos.  Eso  es  lo 
que  hai  que  estudiar. 

Ramón  A.  (Cabrera. 

Injeniero  ayudante  de  la  Inspección 
Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i  caza 


LOS  BOSQUES  DE  CHILE 


De  las  75  244  300  hectáreas  que  comprende  la  superficie  terri- 
torial de  Chile,  hai  15  744  840  con  bosques.  Estos  están  distribui- 
dos de  un  modo  mui  desigual  en  el  país,  lo  que  se  comprende  mejor 
al  dividirlo  en  6  rejiones  forestales  repartidas  del  modo  siguiente. 

]  .*  rejion  forestal,  desde  el  límite  norte  de  la  República  hasta  Tal- 
tal comprende  las  provincias  de  Tacna,  Tarapacá  i  Antofagasta,  figu- 
ra solo  con  el  0,01  al  0,03  ^¡q  cubierto  con  bosques,  o  sea  un  total  de 
2  100  hectáreas  compuestas  de  las  especies:  tamarugo  (Prosopis  ta- 
marugo),  carbón  (Cordia  decandra)  i  otras  especies  de  menor  impor- 
tancia. 

La  2.^  rejion  forestal,  desde  Taltal  hasta  el  rio  Choapa  comprende 
las  provincias  de  Atacama  i  Coquimbo  tiene  solo  el  0,3  al  2,5  %  cu- 
bierto con  bosques  o  sea  un  total  de  91   700  hectáreas,  comouestas 


534  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  1  CAZA 


de  chañar  (Gourliea  decorticans)  algarrobillo  (Caesalpinia  brevifolia) 
guayacan  (Porliera  hygrometrica),  carbón,  etc. 

La  S.^  rejion  forestal,  donde  el  rio  Maule,  comprende  las  provin- 
cias de  Aconcagua,  Valparaíso,  Santiago,  0,Higgins,  Colchagua,  Cu- 
ricó  i  Talca,  con  un  total  de  701  000  hectáreas  de  bosques.  Si  bien  en 
las  primeras  no  pasa  la  superficie  de  estosdel  5  al  8,5  O/q,  sube  el  por- 
centaie  al  12  i  aun  al  17  ^/q  en  las  tres  restantes  debido  a  que  en  las 
primeras  solo  hai  espino  común  (Acacia  cavenia),  bollólo  (Bellota 
miersii),  quillai  (Quillaja  saponaria),  maiten  (Maitenus  boaria),  litre 
(Litrea  caustica),  boldo  (Boldoa  fragans),  peumo  (Cryptocarya  peu- 
mus),  canelo  (Drymis  winteri).  Algarrobo  (Prosopis  siliquastrum)  i 
otras  especies  secundararias,  mientras  que  en  las  últimas  tres  j?i. 
figuran  el  roble  de  Colchagua  (Nothofagus  macrocarpa)  el  roble  pe- 
llin  (Nothofagus  obliqua),  el  coihue  (Nothofagus  dombeci).  el  ave- 
llano (Guevina  avellana),  el  ciprés  (Libocedrus  chilensis)  i  otros  de 
menor   importancia. 

La  4:^  rejion  forestal  desdo  el  rio  Maule  hasta  el  rio  Valdivia, 
comprende  las  provincias  de  Linares,  Maule,  Nuble,  Concepción, 
Arauco,  Bio  Bio,  Malleco,  Cautin  i  gran  parte  de  Valdivia,  con  un  to- 
tal de  2300  000  hectáreas  de  bosques.  Aqui  el  porcentaje  sube  del 
17,  5  al]35,  5  7o'  sieudo  las  mas  abundantes  en  bosques  las  siguien- 
tes en  el  orden  citado:  Valdivia,  Bio  Bio,  Malleco  i  Nuble.  Entran 
aqui  como  especies  esplotables  hasta  el  rio  Bio  Bio  el  espino  común 
quillai,  maiten,  litre,  boldo,  peumo,  canelo,  roble  peUin,  coihue, 
avellano,  lingue  (Persea  lingue),  i  al  sur  del  Bio  Bio  los  mismos  con 
escepcion  del  espino  común  i  quillai,  pero  existen  ademas  el  radal 
(Lomatia  dentata),  arrayan  (Myrceugenia  apiculata),  mañiu  (Podo- 
carpus  andina),  lleuque  (Prumnmopytis  elegans)  araucaria  o  piñón 
Prummopytis  (Araucaria  imbricata),  rauli  (Nothofagus  procera), 
laurel  (Laurelia  aromática),  luma  (Myrceugenia  luma),  nirre  (No- 
thofagus pumila),  ciprés  (Libocedrus  tetragona),  temu  (M^^rceugenia 
multiflora,  i  otros  de  menor  importancia. 

La  5.^  re /ion  forestal,  desde  el  rio  Valdivia  hasta  la  península  Tai- 
tao,  comprende  las  provincias  de  Valdivia  (parte  sur),  Chloé  i  Llan- 
quihue,  con  un  total  de  4  510  000  hectáreas  de  bosques.  Estos  ocu- 
pan el  40  7o  ^^1  total  de  la  superficie;  ya  no  hai  araucaria,  rauli  ni 
laurel;  el  roble  pellin,  maiten,  ciprés  común,  coihue,  lingue  i  mañiu 
del  norte  (Podocarpus  andina)  no  pasan  el  canal  de  Chacao  i  en 
cambio  aparecen  el  ciruelillo  (Embothrium  coccineum),  tiaca  (Cald- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza     535 


cluvia  paniculata),  teniu  (Weinmannia  trichosperma),  pelú  (Sopliora 
Weinmania  tetraptera),  melí  (Myrceugenia  meli),  peta  (Myrceugenia 
planipes),  tepu  (Tepualia  stipularis),  maiten  de  Magallanes  (Maitenus 
magelknicus),  roble  de  chiloé  (Nothofagus  nítida),  roble  de  Ma- 
gallanes (Nothofagus  betuloides),  ciprés  de  Guaitecas  (Libocedrus 
tetragona),  alerce  (Fitzrohya  patagónica),  huahuan  o  laurela  (Lau- 
relia  serrata;,  ulmo  o  muermo  (Eucryphia  cordifolia),  luañiu  del  sur 
(Podocarpns  chilina),  Iminque  (Lomatia  ferruginea)  i  otras  espe- 
cies en  escaso  número. 

La  6  ^  rejion  foresta  comprende  todo  el  territorio  de  Magalla- 
nes hasta  la  Tierra  del  Fuego,  con  8  100  000  hectáreas  de  bosques, 
lo  que  significa  mas  o  menos  un  30  0/q  de  la  superficie  total  del  te- 
rritorio, que  se  compone  de  las  especies  citadas  al  sur  del  canal  de 
Chacao,  con  escepcion  del  roble  de  Chiloé  i  del  rada),  pero  poco  a 
poco  disminuyen  todas  las  especies  en  tamaño  i  se  pierden  por  com- 
pleto hasta  que  casi  no  quedan  mas  que  el  roble  i  maitenes  de  Ma- 
gallanes i  algunas  especies  de  Myrceugenia  en  forma  arbustiva. 

Si  bien  el  pais  posee  mas  de  15  ^  millones  de  hectáreas  en  bos- 
ques, se  debe  descontar  3  604  900  hectáreas  de  bosques  de  pasta- 
jes, 7  517  550  hectáreas  de  bosques  solo  productores  de  leña,  i 
2  465  330  hectáreas  de  bosques  esplotables  para  postes  i  madera 
delgada.  Nos  restan  así  solo  2  024  210  hestáreas  de  bosques  esplo- 
tables para  maderas  industriales  de  grandes  dimensiones. 

Un  factor  mui  grande  también  que  se  debe  tomar  especialmente 
en  consideración,  es  que  de  los  15  i  medio  millones  de  h^ctáreis 
cubiertos  con  bosques,  8  millones  existen  en  terrenos  agrícolas; 
casi  3  millones  en  tallares  i  pastajes  de  ambigua  clasificación  i 
solo  4  600  000  en  terrenos  verdaderamente  forestales  que  antes  es- 
taban cubiertos  por  bosques  i  que  hoi  dia  se  presentan  completa- 
mente desnudos,  en  su  mayor  parte  lavados  por  las  lluvias  i 
agrietados,  que  pronto  pasarán  a  la  categoría  de  terrenos  desérti- 
cos. Se  debe  a  esta  circunstancia,  causada  por  la  desmedida  des- 
trucción de  la  vejetacion  leñosa  por  el  fuego  i  la  absoluta  falta  de 
criterio  de  los  dueños  de  suelos  al  arar  ios  terrenos  inclinados  es- 
puestos a  correrse  con  las  lluvias,  la  existencia  actual  de  las  62 
rail  hectáreas  de  dunas  i  la  escasez  de  las  aguas  de  riego,  bebi- 
das i  aseos  de  la  primavera  al  otoño. 

Lis  8  millones  de  hectáreas  de  bosques  existentes  eu  suelos  agrí- 
colas exijen  su  pronta  habilitación   para  el  cultivo,  reclnmado  por  el 


536  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

pueblo  entero  por  la  continua  alza  de  los  artículos  alimenticios  de 
primera  necesidad.  Para  despajar  esta  inmensa  superficie  es  preciso 
esplotar  estos  miles  de  millones  de  metros  cúbicos  de  madera  i  no 
seguir  quemando  i  malgastando  estas  inmensas  riquezas  en  aras  del 
progi-eso   agrícola,  como  se  ha  hecho  hasta  la  fecha. 

La  esplotacion  exije  medios  de  trasportó,  como  la  habilitación  de 
rios,  construcciones  de  caminos  i  vías  farreas  de  trocha  angosta. 
Solo  empresas  de  mucho  capital  (que  no  tenemos'  en  el  pais)  pue- 
den dedicarse  a  trabajos  de  este  jónero,  ya  que  el  Estado  no  posee 
los  fondos  necesarios  para  hacerlo  por  su  cuenta.  Se  necesita  pues 
que  grandes  industriales  estranjeros  con  fuertes  capitales  se  trasla- 
den a  Chile,  donde  encontrarán  ancho  campo  para  desarrollar  esa 
industi'ia  i  obtener  buenas  ganancias. 

Jeneralmente  se  vende  en  Chile  la  madera  húmeda,  de  árboles 
recien  cortados  i  mal  elaborada,  que  se  encastilla  a  toda  intemperie, 
por  lo  que  llega  torcida,  raiada  i  deformada  al  comercio.  Solo  una 
que  otra  empresa  ^tiene  máquinas  secadoras,  i  es  necesario  fomen- 
tar estas  para  presentar  las  maderas  en  las  mejores  condiciones  de 
poderlas  esportar,  porque  el  pais  no  tiene  el  consumo  suficiente  pa- 
ra absorber  la  enorme  cantidad  de  metros  cúbicos  que  deben  salir 
en  los  próximos  años  de  sus  bosques.  La  esportacion  de  maderas 
debe  basarse  en  el  acarrreo  por  velero,  que  es  mucho  mas  econó- 
mica, ya  que  hasta  la  fecha  no  ha  sido  posible  bajar  los  precios  tan 
subidos  del  flete  por  vapor  de  30  a  35  chelines  por  metro  cúbico  de 
Chile  a  Europa. 

Las  primeras  dos  r ejiones  forestales  son  netamentes  importadoras, 
pero  hai  base  de  espertar  las  vainas  del  algarrobillo,  que  poseen 
de  35  a  SO^/q  de  tanino,  tiñen  de  un  amarillo  leonado  i  curten 
blanco.  El  carbón,  que  ya  es  escaso,  tiene  una  madera  bruna  ama- 
rillenta con  lindos  vetados  negros  i  puede  servir  para  enchapados 
preciosos.  Para  grabados  en  madera  se  puede  utilizar  la  madera 
verdosa  del  guayacan. 

La  tercera  rejion  forestal  igualmente  importadora  de  maderas, 
produce  la  cascara  de  quillai,  que  tiene  de  15  a  25^/o  de  saponina  i 
se  esporta  en  vasta  escala  .  Para  mueblería  podrían  servir  las  ma- 
deras del  bellote,  maíten  i  canelo;  para  la  ebanistería  i  e.nohapa- 
duras  el  algarrobo,  cuya  madera  se  asemeja  al  carbón,  pero  ya  es 
mui  escaso;  del  espino  común  se  podrían  hacer  lindos  objetos  de 
adorno,    pero  jeneralmeute    se   em4)lea    para   carbón,  leña  i  en  la 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  537 


carrreteria,  lo  mismo  que  el  litre  i  el  algarrobo.  Las  hojas  del  bol- 
do  i  su  extracto,  la  tan  afamada  «boldoina»  para  combatir  las  en- 
fermedades del  hígado,  vias  dijestivas  i  los  parásitos  internos,  de- 
bieran ser  un  artículo  de  vasta  esportacion.  Las  existencias  de  ro- 
ble pellín,  roble  de  Colchagua  i  ciprés  no  satisfacen  ya  ni  las 
mas  imperiosas  necesidades  de  la  rejion. 

La  cuarta  rejion  forestal,  en  su  parte  al  norte  del  rio  Bio-Bio 
solo  es  esportadora  de  cascara  de  quillai  i  ya  no  puede  abastecer- 
se a  si  misma  de  maderas  de  construcción  i  mueblería  i  las  traen 
de  las  provincias  al  sur  de  este  rio.  Estas  últimas,  jeneralmente 
llamadas- «la frontera»  comprenden  la  riqueza  forestal  mas  grande  de 
la  República.  En  primera  línea  se  debe  citar  aquí: 

El  roble  pellín,  de  madera  roja  oscura  ,  dura  i  pesada,  que  dura 
20  i  mas  años  en  el  suelo  ,  mas  resistents  que  la  mayor  parte  de 
los  pinos,  tiene  un  vasto  consumo  para  durmientes,  vigas,  embar- 
caciones marítimas,  postes  etc. 

El  coihue,  cuando  tiene  pellín  (duramen  o  corazón)  rojo  oscuro 
con  un  lijero  viso  rojizo  amarillento,  es  tan  durable  como  el  roble 
pero  un  poco  mas  duro,  i  se  confunde  en  el  comercio  con  el  ro- 
ble pellín.  El  coihue  rosado  es  de  escasa  duración  i  el  coihue  blan- 
co, que  abarca  las  mas  bastas  ostensiones  seria  por  su  bajo  pre- 
cio la  materia  prima  mas  preciosa  para  la  fabricación  de  la  celulo- 
sa por  procedimientos  químicos,  ya  que  su  dureza  haría  dudoso  su 
beneficio  por  el  procedimiento  mecánico  con  cilindros. 

El  raulí  de  madera  roja  oscura  con  un  lijero  viso  violado,  es 
algo  mas  blando  que  el  roble,  durable,  se  trabaja  i  se  pule  bien, 
no  astilla  i  es  la  base  de  las  partes  interiores  de  los  edificios,  co- 
mo pisos,  escalas  i  para  los  usos  citados  es  de  díficíl  reemplazo 
por  su  buena  cualidad;  puertas,  ventanas  i  muebles  hechos  de 
raulí  son  de  duración  eterna,  se  emplea  mucho  para  vasijas  de 
vino  corriente  i  en  la  tonelería  en  jeneral.  Es  talvez  la  madera 
mas  preciosa  que  tiene  el  país  en  los  sentidos  citados. 

El  laurel,  madera  amarillenta,  cenicienta,  a  veces  manchada  i 
vetada  oscura,  se  tuerce  i  no  es  muí  durable  en  la  humedad,  se 
usa  mucho  para  el  interior  de  edificios  i  en  la  mueblería,  con  bue- 
nos resultados. 

El  li ligue,  madera  rojiza,  rosada  o  amarillenta,  a  veces  con  lin- 
dos vetados  oscuros,  pesada,  dura,  elástica  i  fibrosa,  se  presta  pa- 
ra tallados,  muebles  arqueados,  para  imitar  nogal,  caoba,  etc,  por- 


538  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


que  fija  todos  los  colores;  se  usa  para  parqués,  pisos,  muebles, 
puertas,  marcos  de  cuadros,  en  la  carpintería,  torneria,  ebanistería, 
carrocería,  caireteria,  remos,  postes  etc.  Con  razón  es  una  madera 
muí  apreciada  en  el  país. 

El  mañíu,  de  color  amarillento  alimonado,  mas  blando  i  liviano 
<iue  los  anteriores,  se  emplea  en  el  interior  de  edificios,  sobre  todo 
pisos  i  embarcaciones,  mueblería  i  carpintería.  No  es  muí  abun- 
dante. 

El  ciprés,  de  madera  blanquizca  amarillenta,  líjeramente  vetada 
de  bruno  pálido,  en  el  interior  algo  rojizo,  liviana,  fibrosa,  elástica, 
olorosa,  incorruptible,  se  emplea  en  construcciones  de  todo  jénero, 
mueblería,  carpintería,  durmientes,  postes,  remos,  etc.  Es  mui 
apreciado  en  el  país,  pero  de  difícil  esplotacion  por  su  situación 
en   laderas  distantes  de  las  vías  de  comunicación. 

l/a  luma,  de  madera  rojiza  oscura,  pesada,  muí  dura,  elástica, 
incoi'ruptible,  se  emplea  en  carretería,  carpintería,  sobre  todo  paní, 
pértigos,  rayos  de  ruedas,  postes,  etc.,  donde  presta  mucha  utili- 
dad. 

La  araucaria  o  píiion,  de  madera  blanquizca  algo  amarillenta, 
regularmente  liviana,  dura,  durable,  se  podría  emplear  en  construc- 
ciones de  todo  jénero,  mueblería,  postes,  aun  durmientes,  pero  su 
situación  en  las  crestas  alejadas  de  las  montañas  solo  recientemente 
ha  permitido  comenzar  su  esplotacion.  Sus  semillas  grandes  son 
por  un  largo  período  del  año  la  alimentación  de  la  jente  del  campo. 

Maderas  de  mueblería,  enchapados,  parquets,  etc.,  do  mucho  va- 
lor {)ara  el  uso  del  país  i  del  estranjero  por  sus  lindos  vetados  i 
jaspeados  serían:  el  avellano,  radal,lleuque,  i  canelo,  pero  a  causa 
de  la  moda  de  otras  maderas  estranjeras  no  se  les  dá  en  el  país 
la  importancia  debida  hasta  que  la  futura  esportacion  nos  de- 
muestre cuanto  se  apreciarán  en  el  estranjero  i  cuantas  riquezas 
nacionales  no  hemos  estimado  en  su  justo  valor. 

Materia  de  una  gran  esplotacion  son  i  pueden  ser  mayor  aun 
las  ricas  cortezas  tánicas  (del  15  al  30%)  del  canelo,  língue,  i  cuya 
riqueza  en  sustancias  curtientes  es  mayor  cuanto  mas  delgada  es 
la  corteza  i  cuando  se  ha  sacado  a  fines  de  invierno  o  principio 
de  la  primavera.  Las  mejores  i  mas  bien  teñidas  suelas  se  obtie- 
nen con  estas  cascaras. 

La  quinta  rejion  forestal,  a  pesar  de  su  abundancia  de  bosques, 
importa    algo  de  roble  pellín,    raulí  i    lingue  de    la  cuarta  rejion, 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  539 


pero  esporta  ciprés,  luma,  alerce,  mañiu,  un  poco  de  teniu,  tiaca, 
pelú.  melí,  tepú,  ulmo  i  laurela.  Sus  demás  especies  no  son  cono- 
cidas i  estudiadas  todavia  o  no  son  de  utilidad  industrial  sufi- 
ciente. 

El  alerce,  de  madera  roja  clara  o  morena  rojiza,  mui  liviana, 
blanda  pero  firme,  fibrosa,  casi  sin  nudos,  es  incorruptible,  fácil 
de  partir  (requiere  clavos  mui  delgados),  no  se  tuerce,  ni  se  agrieta, 
ni  se  apelilla;  se  emplea  en  obras  de  todo  jénero,  mueblería,  car- 
pinteria,  toneloria,  instrumentos  de  música,  cajones  delgados,  sobre 
todo  para  construcciones  en  el  sur,  tinglados,  tabiques,  tejuelas  i 
se  esporta  también  al  estranjero.  Con  razón  es  una  madera  mui 
estimada  pero  que  no  se  usa  lo  suficiente  por  la  falta  de  medios 
de  trasporte  desde  las  altas  montañas  donde  están  los  colosos  de 
esta  especie. 

El  ciprés  de  Guaitecas  i  el  mañiu  del  sur  reemplazan  a  las 
especies  semejantePde  mas  al  norte  en  calidad  de  sus  maderas. 
No  asi  los  robles  de  Magallanes  i  de  Ohiloé  al  roble  pellin  de  la 
Frontera,  con  el  cual  no  tienen  mas  semejanza  que  el  nombre 
vulgar,  pues  se  pudren,  se  rajan,  se  tuercen  i  se  apolillan.  Tam- 
poco reemplaza  la  laurela  o  huahuan  al  laurel  de  la  Frontera 
porque  se  raja,  se  tuerce  i  se  apelilla  mas  qse  éste  a  mas  de  ser  de 
menos  duración  i  de  tener  un  olor  fuerte. 

El  ulmo  o  muermo  tiene  una  madera  rojiza  oscura,  dura,  pesada, 
resistente,  incorruptible  bajo  el  agua  i  putresible  en  contacto  coe 
el  suelo;  se  usa  en  construcciones  de  edificios,  sobre  todo  en  el 
interior,  carpintería  i  mueblería,  también  se  ha  usado  en  pilotes 
de  muelles  con  resultados  variables,  para  remos,  postes,  carrete- 
ría, etc. 

La  corteza  del  ulmo  curte  duro  i  tiene  igual  o  mas  tanino  que 
la  del  lingue. 

Para  parquets  i  mueblería  de  lujo  pueden  servir  el  huinque,  ci- 
ruelillo,  pelú,  tepú  i  los  antes  nombrados  como  ser  avellano,  radal, 
canelo,  etc, 

Buenos  durmientes  dan  la  tiaca  i  el  teniú;  buenos  postes  los 
nombrados  i  el  pelú,  melí  i  tepú;  para  construcciones  bajo  teclio  sir- 
ven el  Ueuque,  avellano,  ciruelillo,  tique,  peta,  pitra,  maiten;  en  la 
carrocería  i  carretería  se  usan  el  melí,  huinque  i  pelú;  el  escaso 
curam  reemplaza  mas  o  menos  en  sus  usos  al  raulí;  buen  carbón  se 


540  BOLF/riN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

obtiene  de  la  luma,  tiaca,  teiiiú,  pelú,  melí/tepú  i  siendo  mas  es- 
plotados  para  esto  los  dos  últimos. 

Todo  esto  sería  mui  satisfactorio,  pero  hai  que  tomar  en  consi- 
deración que  las  especies  menos  útiles  son  las  que  mas  abundan  i 
que  mayor  talla  tienen,  mientras  que  las  mas  útiles  son  las  mas 
escasas  i  de  menor  porte,  con  escepcion  de  la  luma  i  del  melí  que 
son  bastante  abundantes  pues  alcanzan  a  un  6  a  9^/q  de  la  existen. 
cia  de  los  bosques  mientras  que  los  otros  figuran  solo  con  un  0,5 
a  2^Iq  cuando  mas  de  la  existencia  total. 

La  sesta  rejion  forestal  importa  ya  mucho  mas  maderas  de  roble 
pellin,  raulí  i  lingue  que  la  quinta  rejion,  a  pesar  de  que  figura 
con  la  mitad  de  la  existencia  total  de  los  bosques  de  la  República, 
i  recibe  también  en  pequeña  escala  maderas  de  ciprés,  alerce, 
teniu.  tiaca,  melí,  tepú  i  otras  de  la  quinta  rejion  forestal,  a  pesar 
de  que  en  su  mayor  parte  tiene  las  mismas  especies  pero  sin  vias 
de  comunicación  i  debido  a  que  el  porte  i  la  regularidad  de  forma 
de  los  árboles  disminuye  mucho  cuanto  mas  se  acercan  al  sur, 
desapareciendo  las  especies  paulatinamente. 

Hai  aquí  ancho  campo  de  esplotacion  i  comercio  de  las  maderas 
nacionales,  que  comprenderá  talvez  un  400/q  de  los  bosques  exis- 
tentes en  Magallanes,  pero'  hai  que  tomar  en  consideración  que 
la  falta  de  vias  de  comunicación,  lo  escarpado  de  los  terrenos,  la 
multitud  de  nuevas  marcas  desconocidas  en  el  comercio  maderero 
i  la  carestía  presente  i  aun  futura  de  los  fletes,  exijen  que  solo  gran- 
des industriales  se  dediquen  a  la  esplotacion  de  estas  riquezas  na- 
turales. 

Del  estudio  de  las  maderas  nacionales  se  desprende  que  en  el 
pais  hai  mui  escasa  existencia  de  maderas  blandas  i  livianas  como 
el  alerce  i  los  cipreces,  que  abundan  las  duras  i  pesadas,  i  que  falta 
una  equivalente  a  la  encina  que  sirve  para  la  fabricación  de  vacijas 
para  vinos  finos.  Esto  esplica  la  importación  de  160,000  metros  cú- 
bicos de  madera  de  pino  (en  su  mayor  parte  pino  oregon,  Pseu- 
dotsuga  taxifolia)  en  1912  por  un  valor  total  de  cuatro  millones  de 
pesos  o  francos,  correspondiendo  un  91*^/0  de  Estados  Unidos  i 
solo  un  escaso  90/q  de  Europa.  Lo  mismo  pasa  con  las  duelas  de 
encina,  de  las  cuales  se  importaron  1.600,000  kilogramos  j)or  un 
valor  de  200,000  $  o  francos,  casi  esclusivamente  de  los  Estados 
Unidos. 

El  total  de  importación  de  maderas  elaboradas  i  en  bruto  en  1912 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  541 

ha  sido  por  valor  de  6  327  304  pesos  o  francos,  cuando  con  una 
buena  política  forestal  i  administrativa  podria  ésta  subir  de  mas  de 
veinte  millones  de  pesos,  con  gran  beneficio  del  estado  financiero 
del  pais. 

La  falta  de  maderas  blandas  se  trata  de  suplir  en  Chile  con  la 
plantación  de  hileras  de  álamos,  pero  éstos  en  sus  aplicaciones  ge- 
nerales no  alcanzan  nunca  a  reemplazar  la  madera  de  pino.  La 
misma  plantación  de  pinos  en  vasta  escala  solo  la  ejecutan  algunas 
minas  de  carbón  como  Lota  i  Curanilahue,  i  en  pequeña  escala 
algunos  particulares  que  tienen  miras  raas  elevadas  que  la  jenera- 
lidad.  Lo  que  planta  el  Estado  en  las  dunas  de  Chanco  es  una  gota 
de  agua  para  las  necesidades  actuales  del  pais  i  mucho  menos  para  las 
futuras.  La  casi  totalidad  de  los  plantadores  se  dedican  al  álamo 
(jeneralmente  Populus  nigra),  Piuus  insignis  i  Eucalyptus  globulus, 
prefiriendo  la  mas  rápida  producción,  aunque  sea  de  maderas 
inferiores,  al  cultivo  razonable  de  especies  que  producen  buena  ma- 
dera como  el  Pinus  canariensis,  Pinus  marítima,  Eucalyptus  diver- 
sicolor,  Eucalyptus  resinifera,  Cupressus  macrocarpa,  Capressus 
torulosa,  Acacia  melanoxylon,  Quercus  pedunculata,  Pinus  excelsa. 
Pinus  ponderosa,  Pinus  mitis,  Abies,  Picea,  Larix,  etc.,  etc. 

Bien  valdría  la  pena  que  se  formasen  también  en  Chile  comuni- 
dades i  sociedades  nacionales  i  estranjeras  con  fuertes  capitales,  que 
se  dediquen  a  la  conservación,  buena  esplotaciori  i  repoblación  de 
los  terrenos  forestales  de  la  República,  tomando  como  base  las  me- 
jores especies  nacionales  i  la  plantación  de  las  exóticas  que  se  han 
aclimatado  i  tienen  crecimientos  superiores  que  en  los  paises  de 
orijen. 

La  falta  de  previsión  en  cuanto  a  la  conservación,  esplotacion  i 
plantación  de  bosques  es  tan  grande  en  el  pais,  que  cualquiera  in- 
dustria forestal  que  se  emprenda  de  un  modo  serio,  tiene  su  porve- 
nir asegurado,  ya  que  casi  nadie  en  el  pais  piensa  en  las  necesida- 
des del  futuro  i  apenas  en  las  del  presente. 

Federico  Albert. 


boletín  de  b.  d 


542  BOLCTIN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


CASAS  DE  MADERA  SIN  ELABORAR 

INDICACIONES  JENERALES  PARA  SU  CONSTRUCCIÓN 


Convencido  el  Supremo  Gobierno  de  la  urjente  necesidad  de  sal- 
var de  una  destrucción  segura  i  a  breve  plazo  lo  que  aun  queda 
de  lo  que  fué  no  hace  mucho  nuestra  gran  riqueza  forestal,  que 
todos  los  años  i  en  proporción  siempre  creciente  es  disipada  en  hu- 
mo, ha  dispuesto  entregar  a  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques,  Pes- 
ca i  Caza,  para  la  formación  de  reservas  forestales,  los  terrenos  bos- 
cosos qvie  por  su  situación,  suelo  estéril  o  accidentado,  etc..  no  sean 
susceptibles  de  cultivo. 

A  la  fecha  se  ha  podido  salvar  así  de  la  bárbara  e  inútil  des- 
trucción por  el  fuego  una  ostensión  aproximada  de  650  000  hectá- 
reas, distribuidas  en  ocho  reservas,  escalonadas,  las  mayores  de 
ellas,  en  la  cordillera  del  Bio-bio  a  Llanquihue,  siendo  probable  que 
esta  ostensión  se  triplique  en  algunos  años  mas,  siguiendo  el  plan 
adoptado. 

Toda  reserva  implica  vijilancia,  tanto  por  parte  del  personal  de 
la  Sección  Bosques  de  la  Inspección  Jeneral  como  del  personal 
subalterno  de  guardería,  que  la  ejerce  directamente  con  residencia 
en  los  terrenos  mismos  de  las  reservas,  con  el  doble  fin  de  salvar 
a  éstas  de  la  destrucción  o  de  ocupaciones  indebidas. 

La  primera  medida  que  se  impone  es  dar  un  buen  albergue  a 
los  guardianes  de  estos  valiosos  bienes  nacionales;  pero  el  proble- 
ma no  es  siempre  sencillo.  Situadas  jeneralmente  las  reservas  en 
rejiones  apartadas,  sin  caminos  i  en  difíciles  condiciones  de  comu- 
nicación, construcciones  de  la  forma  usual  serian  costosísimas  i  a 
veces  imposibles.  Por  esto  se  ha  ocupado  la  Oficina  central  de  es- 
tudiar un  sistema  de  construcciones  que  no  demandan  grandes 
gastos  ni  mucho  trabajo  i  serán  sin  embargo  cómodas,  hijiénicas 
i  tan  alegres  como  sea  posible  para  los  que  han  de  ser  sus  habi- 
tadores. 


boletín  de  BOSüUES,  pesca  i  caza  543 


En  Europa,  en  las  rejiones  forestales,  es  mui  común  el  siste- 
ma de  casas  de  guarderías  hechas  únicamente  con  troncos  de  ár- 
boles al  natural  o  apenas  elaborados  i  a  medio  secar,  tanto  en  los 
muros  esteriores  como  en  la  techumbre  i  en  la  tabicacion  interior, 
eliminando  todo  trabajo  de  aserradero  i  cuanto  material  de  fierro 
sea  posible,  para  ahorrar  tiempo,  trabajo  i  trasporte.  A  primera 
vista  se  comprende  que  este  sistema  es  el  mas  económico,  por  cuan- 
to en  el  bosque  la  materia  prima  nada  cuesta  i  se  puede  elejir  de 
la  calidad  i  dimensiones  convenientes,  sin  mas  trabajo  que  la  cor- 
ta i  el  acarreo  a  la  obra,  donde  se  elabora  en  la  forma  somera  i  sen- 
cilla que  basta  para  esta  clase  de  construcciones,  que  podrán  ejecu- 
tar los  encargados  de  las  guarderías,  sin  otra  remuneración  que  su 
sueldo  de  guardianes  de  la  selva,  de  modo  que  el  gasto  quedará  re- 
ducido a  la  compra  de  unas  pocas  herramientas,  que  por  otra  par- 
te toda  guardería  debe  'ener  como  dotación  de  trabajo.  Como  es- 
tos empleos  los  ocupan  individuos  de  modesta  condición,  las  espe- 
cificaciones que  siguen  se  han  confeccionado  para  que  ellos  puedan 
ejecutarlas  con  medios  que  siempre  estarán  a  su  alcance. 

La  disposición  que  se  da  a  las  diversas  piezas  que  entran  en  la 
construcción  está  estudiada  para  eliminar  todo  material  que  no 
sea  madera,  i  madera  poco  o  nada  elaborada.  Hasta  los  clavos  í 
otras  piezas  de  consolidación  son  sustituidos  cuando  sean  necesa- 
rias por  tarugos  o  espigas  de  madera,  persiguiendo  el  ideal  de  le- 
vantar una  confortable  habitación  con  las  herramientas  mas  ele- 
mentales, hacha,  sierra,  mazo  i  escoplo.  Sin  mas  se  puede  tener 
la  casa  de  guardería  con  sus  anexos,  almacén  i  pesebrera. 

La  pubhcacion  de  estas  indicaciones  tienen  principalmente  en 
vista  que  hai  muchos  propietarios  de  la  rejion  sur  del  país  que  por 
falta  de  caminos  tienen  completamente  sin  vijilancia  las  zonas 
apartadas  de  sus  grandes  propiedades,  por  no  poder  hacer  cons- 
trucciones rápidas  i  económicas.  Es  evidente  que  hai  utilidad  en 
fomentar  el  sistema  que  proponemos  en  todas  partes  donde  abunda 
la  madera  i  sea  costoso  el  acarreo  de  materiales. 

Trabajo  preliminar. — Lo  primero  es  elejir  la  mejor  ubicación 
de  la  casa,  que  responda  a  las  siguientes  condiciones:  hallarse  en 
un  calvero  o  claro  del  bosque  donde  haya  agua,  pasto  i  terreno 
para  siembras,  porque  todo  guarda  debe  tener  animales  i  hacer  los 
cultivos  necesarios  para  su  subsistencia  i  la  de  su  familia. 

El  lugar  mas  apropiado  para  hacer  la  construcción  será  natural- 


544 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


mente  un  punto  elevado  del  terreno,  donde  no  haya  humedad  i  de 
donde  se  escurra  fácilmente  el  agua  de  lluvia  hasta  buena  distancia, 
para  evitar  pozas  perjudiciales  en  las  inmediaciones. 

Un  punto  importante  que  deberá  tomarse  en  consideración  es  la 


orientación  de  la  casa,  que  deberá  en  cuanto  sea  posible  estenderse 
de  este  a  oeste,  para  tener  así  un  costado  fresco  en  verano  i  el 
opuesto  asoleado  en  invierno,  tratando  de  conciliar  esta  disposición 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  545 

cou    cierto  abrigo  de  los  vientos  reinantes;  pero  esto  viltimo    será 
secundaj'io. 

Elejido  el  terreno  en  estas  condiciones,  se  le  nivelará  convenien- 
temente si  tiene  alguna  inclinación,  después  de  marcar  en  él  con  un 
procedimiento  cualquiera  las  líneas  de  contorno  de  la  construcción. 

Al  mismo  tiempo  que  estos  trabajos  preliminares  se  elejirá  en  el 
bosque  vecino  los  árboles  mas  adecuados,  marcando  los  que  sean 
mas  derechos  i  menos  ramificados  i  al  mismo  tiempo  mas  próximos 
al  sitio  de  la  construcción,  i  se  les  cortará  de  las  dimensiones  indi- 
cadas mas  adelante. 

Los  trozos  A  B,  C  D,  E  F,  A'  B',  C  D'  i  E'  F'  (fig.  1)  consti- 
tuyen lo  que  podremos  llamar  los  cimientos  o  la  base  de  la  cons- 
trucción, e  irán  metidos  en  zanjitas  o  surcos  de  30  i  10  centímetros 
de  hondura  respectivamente.  Estos  palos  serán  los  de  mayor  diáme- 
tro, cuyas  dimensiones  serán  espresadas  mas  adelante.  En  seguida 
se  irá  colocando  las  piezas  menores  gruesas,  dado  el  caso  de  que 
no  sean  todas  iguales,  lo  cual  seria  preferible  si  así  puede  hacerse, 
hasta  llegar  a  la  altura  que  tendrá  la  techumbre,  o  sean  3^  a  4  me- 
tros sobre  el  suelo. 

He  aquí  el  modo  de  elaborar  estos  palos,  tomando  como  ejemplo 
el  trozo  A  B,  que  servirá  de  norma  para  los  demás  (fig.4.) 

A  partir^de  A  se  aplica  la  huincha  i  se  marca  con  tiza  una  raya  en 
las  distancias  0.50,  1,  2.25,  3,  3.25,  3.50,  4,  7  i  7.50  metros.  En 
las  marcas  L*  i  2.^  5.*^  i  6,*,  7.*  i  8.*^  se  cortará  con  la  sierra  has- 
ta la  profundidad  de  12.5  centímetros,  i  en  las  3.^  i  4.*  hasta  20 
■centímetros.  En  seguida  se  volará  a  mazo  i  escoplo  las  partes  com- 
prendidas entre  los  trazos  de  sierra  indicados  hasta  las  profundida- 
des espresadas. 

Las  mismas  operaciones  se  repetirán  en  los  demás  palos,  con  la 
diferencia  siguiente,  que  se  puede  observar  en  varias  de  las  lámi- 
nas, a  saber:  que  si  los  palos  A  B,  C  D,  E  F  están  entallados  a  un 
cuarto  de  tronco  en  un  solo  lado,  los  palos  A'  B',  C'  D',  E'  F'  Ip 
están  en  ambos.  Para  los  palos  C  D  i  E  F,  A,  B,  i  C,  D,  lo  único 
que  variará  será  las  distancias  tomadas  a  partir  de  un  estremo,  se- 
gún se  ve  en  la  fig.  1,  por  la  situación  de  puertas  i  ventanas,  pero 
sin  que  esto  afecte  a  la  situación  de  las  entalladuras  mismas,  que  es 
la  misma  para  todos  los  palos. 

Una  vez  preparados  éstos  en  la  forma  espresada,  se  colocará  los 
palos  A  B, ,  C  D  i  E  F  en  los  heridos  correspondientes,  a   escuadra 


546 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


i  bien  acondicionados  con  las  entalladuras  hacia  arriba  por  medio 
de  cuñas  i  trozos  de  piedra.  En  seguida  se  colocará  los  palos  A'  B', 
C'  D'  i  E'  F',  entallados  a  un  cuarto  de  tronco  por  ambos  lados, 
haciendo  calzar  bien  los  entallados  de  su  lado  inferior  con  los  corres- 
pondientes de  los  palos  ya  colocados. 

En  seguida  se  colocará  los  palos    1    sobre  los  A' B',  CD  i  E  F, 


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miiimmmmmmmmmmmmmmmimmmumumiiimmmm 

los  que  encajarán  por  sus  entalladuras  con  los  A'  B',  C  D'  i  E'  F\. 
Estos  quedarán  con  un  cuarto  de  madera  hacia  arriba,  donde  irán 
embutidos  los  1'  que  deben  quedar  sobre  A'  B',  C'  D'  i  E'  FS  De- 
esta  manera  se  seguirá  alternando  las  hiladas  hasta  llegar  a  los  pa- 
los 9',  que  irán  colocados  sobre  los  palos  9.  Estos,    ademas  de  las 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  547 

tres  entalladuras  que  indica  el  número  4  de  la  figura  4,  tienen  una 
ranura  lonjitudinal  en  la  forma  que  indica  el  número  6  de  la  mis- 
ma figura,  ranura  que  tiene  por  objeto  ofrecer  un  encaje  de  fijación 
a  los  tijerales  que  alli  han  de  ir  apo3^ados,  mediante  una  muesca  de 
un  cuarto  de  círculo  entallada  en  ellos. 

Lo  que  llamamos  aquí  tijeral  no  es  sino  una  continuación  de  \)a- 
los  de  las  dimensiones  indicadas  en  las  especificaciones  i  que  yendo 
colocados  uno  al  lado  del  otro  desempeñan  el  rol  de  cielo  de  la 
construcción.  Estos  palos  están  tallados  en  la  forma  que  indica  el 
número  5  de  la  figura  4  en  sus  dos  estremidades.  En  la  superior 
lleva  un  sacado  i  una  perforación  que  los  atraviesa  de  un  lado  a 
otro  por  la  cual  pasará  un  tarugo  de  2.5  centímetros  de  diámetro. 
En  el  estremo  inferior  tiene  una  escopladura  en  forma  de  cuarto  de 
círculo  que  llegará  a  la  mitad  del  madero  siguiendo  el  radio  de  la 
sección,  como  lo  manifiesta  el  número  6  de  la  fig.  4. 

Sobre  esta  continuación  de  palos  irá  una  lona  alquitranada  o 
una  tela  impermeable  cualquiera,. después  de  rellenar  los  interva- 
los entre  palos  con  plantas  de  forma  a  propósito  para  colchar  o  ca- 
lafatear, como  ser  las  llamadas  barbas  de  monte  (Tillandsia  usneoi- 
des,  Usnea  barbata  i  otros  parásitos  o  seudoparásitos  de  los  árbo- 
les), que  deben  su  nombre  a  su  forma  filamentosa  que  los  hace  mui 
a  propósito  para  el  objeto.  Muchos  musgos  i  líquedes  serán  también 
mui  adecuados  para  estos  rellenos,  i  asimismo  las  pequeñas  gramí- 
eas  o  ciperáceas  cespitosas.  Esto  tiene  por  objeto  que  la  cubierta 
no  forme  entre  palo  i  ángulos  entrantes  demasiado  hundidos  don- 
de aquella  podría  quebrajarse  i  quedar  inútil  como  resguardo,  sino 
lijeras  ondulaciones  que  aseguren  el  escurrimiento  uniforme  de  la 
lluvia  en  toda  la  superficie  de  la  techumbre. 

Los  muros  de  la  construcción  podrán  también  ser  colchados  o 
calafateados  dé  la  manera  que  mas  convenga,  ya  con  materias  ve- 
jetales  análogas  a  las  anteriores,  ya  con  barro  bien  trabado  con  pa- 
ja u  otro  material  picado  colocado  como  un  embutido  delgado  en 
el  fondo  de  la  ranura  que  dejan  entre  sí  los  palos,  en  las  asperi- 
dades  de  cuya  corteza  encontrarán  firme  adhesión  los  materiales 
empleados. 

La  casa  tendrá  una  puerta  esterior  de  un  metro  de  ancho  por 
2^  de  alto,  i  cuatro  interiores  de  las  mismas  dimensiones  para  co- 
municar las  piezas,  situadas  en  el  eje  de  estas  o  solo  dos  de  ellas 
i  las  otras  dos  al  ras  de  uno  de  los  muros  interiores  o  tabiques,  si 


548 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


se  quiere  ahorrar  un  poco  de  la  obra  de  mano  en  estos.  Esas  puer- 
tas deberán  ser  de  madera  elaborada  en  el  terreno  mismo  de  los 
troncos  escuadrados  al  hacha,  valiéndose  de  la  sierra,  sin  mayor 
preparación  si  la  clase  de  madera  lo  permite,  persiguiendo  siempre 
el  fin  de  la  mayor  rusticidad  i  el  menor  trabajo  posibles  en  la  cons- 
trucción. 

Las  puertas  serán  también  lo  mas  sencillas  que  sea  posible,  for- 


CoC/>Ot     -pCX/XOL      ¡^LUXX-bcL  -  dhcXy^tC/:} . 


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madas  únicamente  de  un  marco  i  un  travesano  medio  sobre  los 
cuales  irán  clavadas  las  tablas.  La  esterior  se  abrirá  hacia  afuera  i 
las  interiores  en  la  forma  que  indica  la  figura,  es  decir  con  las  vi- 
sagras  i  la  cerradura  al  mismo  lado  en  todas  ellas,  siempre  con  el 
objeto  de  simplificar  i  uniformar  los  detalles  de  la  construcción. 

Cada  pieza  interior,  es  decir  las  que  no  tienen  puerta  al  esterior, 
o  a  lo  menos  el  mayor  número  de    ellas,  deberá  llevar  una  venta- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  549 


na  de  un  metro  de  ancho  por  1.75  de  alto,  con  un  postigo  de  nna 
sola  hoja  hecho  en  la  misma  forma  que  la  puerta,  i  afuera  tendrá 
un  cierro  de  vidrios  compuesto  de  dos  partes,  una  superior  fija  i 
la  inferior  levadiza  a  modo  de  guillotina. 

Espuesta  asi  la  idea  jeneral  de  las  construcciones,  vamos  a  entrar 
en  algunos  detalles,  teniendo  en  cuenta  que  los  encargados  de  eje- 
cutarlas, los  guardabosques,  serán  personas  que  las  mas  veces  no 
tendrán  nociones  ni  indumentarias  del  arte  de  construir,  auii  en 
la  forma  elemental  de  que  se  trata. 

Con  el  objeto  de  simplificar  la  demarcación  de  las  diversas  pie- 
zas, las  hemos  llamado  con  su  número  de  orden  algunas  i  con  le- 
tras otras,  i  acompañadas  por  el  signo  '  las  piezas  colocadas  per- 
pendicularmente  a  las  que  tienen  letras  o  cifras  sin  distintivo,  re- 
firiéndonos únicamente,  para  mayor  sencillez  aun,  siempre"  que 
podamos  sin  peligro  de  la  claridad,  a  uno  solo  de  dos  costados 
paralelos  del  edificio.  En  las  especificaciones  se  seguirá  siempre 
estas  denominaciones. 

Antes  de  trabajar  los  trozos  de  madera  convendrá  ordenarlos 
frente  al  sitio  en  que  han  de  quedar  colocados  definitivamente  i  en 
su  orden  de  colocación,  mas  cerca  las  piezas  inferiores  i  mas  dis- 
tantes las  superiores,  para  facilitar  su  colocación,  teniendo  en  cuen- 
ta que  muchas  de  ellas,  por  su  volumen  i  peso,  no  serán  de  fácil 
manipulación. 

Al  mismo  tiempo  se  tendrá  mui  en  cuenta  que  siendo  jeneral- 
mente  los  palos  de  mayor  diámetro  en  la  base  que  en  su  punta  su- 
perior, habrá  que  alternarlos  en  forma  de  que  a  un  estremo  delga- 
do corresponda  un  estremo  grueso  del  palo  siguiente,  para  conser- 
var la  horizontabilidad  de  la  construcción. 

Los  palos  A  B,  1,2,  3,  4,  5,  6,  7,  8  i  9  tendrán,  en  el  tipo  de 
construcción  que  proponemos,  8  metros  de  largo  i  40  centímetros 
de  diámetro,  menos  el  A  B  i  el  1  que  tendrán  50  i  45  respectiva- 
mente. Estos  diámetros  son  máximos,  en  vista  de  asegurar  la  ma- 
yor duración  posible  de  la  casa.  Pero  en  algunos  casos,  según  lo 
requieran  las  circunstancias,  o  cuando  los  brazos  sean  insuficientes, 
se  podrá  fijar  grosores  mas  reducidos. 

Antes  de  su  colocación  se  podrá  hacerles  solamente  las  escoplea- 
duras  indicadas  anteriormente  a  partir  de  su  estremo  izquierdo, 
dejando  si  se  quiere  los  cortes  correspondientes  a  las  puertas  i  ven- 
tanas hasta  la  colocación  del  palo  5,  en  que  se    procederá  a  cortar, 


550 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


con  la  gran  sierra  de  mano,  siguiendo  los  marcos  de  nn  hilo  aplomo, 
los  trozos  que  corresponden  a  las  aberturas.  Para  un  constructor 
de  mediocre  habilidad  normal,  esto  dará  un  corte  mucho  mas  uni- 
forme que  uno  hecho  trozo  por  trozo  antes  de  la  colocación. 

Los  palos  1'  2'  i  9',  colocados  sobre  A'  B'...  tendrán  unos  i  otros 


6c)eCaíPc^ 


•£- 


B.*. 


9  metros  de  largo  i  40  centímetros  de  diámetro.  Los  marcos  irán, 
a  partir  del  estremo  que  convencionalmente  hemos  llamado  izquier- 
do, a  las  distancias  de  0.5,  i,  4.5,  7.5  i  8  metros.  Como  en  los 
palos  anteriores,  los  cortes  que  corresponden  a  las  puertas  i  venta- 
nas podrán  dejarse  para  hacerlos  de  una  sola   vez  cuando  la  cons- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  551 

truccioii  liaya  llegado  al  palo  que  va  a  ser  colocado  a  la  altura  del  din- 
tel. Los  palos  a  h  c  o  vigas  del  sotechado,  serán  del  mismo  diámetro 
que  los  anteriores  i  llevarán  los  mismos  marcos  i  los  mismos  cor- 
tes qué  los  inmediatamente  inferiores,  o  sea  el  tallado  del  número 
4  de  la  figura  4. 

Los  palos  9,  tienen,  como  se  dijo  anteriormente,  las  dimensiones 
jenerales;  pero  ademas  de  los  cortes  de  los  que  están  debajo,  llevan 
un  sacado  en  forma  de  ángulo  entrante  que  los  recorre  en  toda  su 
lonjitud,  en  el  cual  se  afirman  mediante  una  muesca  de  forma  aná- 
loga pero  trasversal  los  palos  qae  constituyen  el  cielo  o  techumbre 
de  la  casa. 

El  palo  10,  podrá  ser  del  mismo  diámetro  que  los  anteriores,  pe- 
ro su  largo,  como  se  ve  en  la  figura,  es  menor,  i  sus  estreñios  están 
cortados  en  forma  de  biseles  dados  por  la  inclinación  jeneral  del 
techo.  Esta  inclinación  se  ha  calculado  para  rej iones  donde  suelen 
caer  nevazones  de  cierta  consideración,  como  los  pinares,  i  resulta 
de  una  altura  de  la  cúspide  de  2.75  metros  sobre  los  maderos  8. 

Para  cortar  esos  palos  9  a  16,  se  procederá  de  la  manera  siguien- 
te: se  les  tenderá  en  el  suelo  en  el  orden  en  que  han  de  ir  coloca 
dos  uno  bien  al  lado  del  otro,  i  desde  el  medio  del  9  se  le  levantará 
una  perpendicular  sobre  la  cual  i  a  partir  del  lado  inferior  del  palo 
se  medirá  una  distancia  de  2.75  metros.  A  ambos  lados  de  esta  per- 
pendicular se  marcará  en  él  una  distancia  de  4,2  metros  i  se  unirá 
estos  puntos  con  el  estremo  de  la  perpendicular  por  medio  de  una 
lienza  frotada  con  tiza  o  carbón  i  clavada  bien  tirante,  a  fin  de  que 
con  un  chasquido  deje  marcada  la  línea  oblicua  en  que  deberán  ser 
cortados  los  palos. 

Estos  podrán  tener  los  siguientes  diámetros,  siguiendo  nuestro 
plan,  pero  podrán  ser  proporcionalmente  menores  en  las  circuns- 
tancias espresadas  anteriormente:  el  9  i  el  10,  40  centímetros,  i  los 
.11  a  16,  30  centímetros.  Para  el  tallado  del  9  se  tendrá  en  cuenta  lo 
que  se  dijo  anteriormente  i  considerar  que  ademas  de  las  escoplea- 
duras  que  llevan  los  otros  palos  tendrán  tres  mas  en  un  lado,  las 
que  corresponden  a  los  palos  a,  b  i  c. 

Los  palos  11  a  16  llevan  todos  en  un  lado  desbastaduras  en  la 
forma  del  número  3  de  la  pajina  4,  hechas  a  un  cuarto  de  madera  i 
a  una  distancia  de  20  i  30  centímetros  de  los  estreñios  izquierdo  i 
derecho  respectivamente.  Para  su  colocación,  se  cuidará  que  los  pa- 
los d.,,  J,  del  mismo  diámetro  que  los  anteriores  siendo  la  ensambla- 


552  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


dura  por  entabladura  a  un  cuarto  de  madera,  puedan  introducirse 
entre  ellos,  cuidando  que  cada  dos  de  los  11  a  16  se  encuentre  con 
uno  de  los  d...  j. 

Ademas  de  las  labores  mencionadas,  todos  los  palos  de  la  cons- 
trucción deberán  ir  perforados  por  una  barrenadura  de  2.5  centíme- 
tros de  diámetro  cerca  de  sus  estremidades,  para  dar  paso  a  un  ta- 
rugo del  mismo  diámetro  destinado  a  solidarizar  los  palos  de  dos 
en  dos  para  asegurar  la  firmeza  de  la  construcción.  En  esta  forma  se- 
rá fácil  este  requisito,  mui  necesario  si  no  indispensable  de  la  cons- 
trucción, ya  que  un  tarugo  común,  por  cierto  preferible,  seria  difícil 
de  ejecutar,  pues  el  mas  mínimo  error  en  uno  solo  de  ellos  inutili- 
zaría a  todos  los  situados  debajo,  fuera  de  que  esto  requeriría  para 
el  tarugo  un  mayor  diámetro  i  una  madera  de  resistencia  escepcio- 
nal. 

Los  maderos  íí...\y  servirán  para  dar  apoyo  a  los  palos  que  for- 
marán la  techumbre.  Su  diámetro  será  de  unos  30  centímetros  i  se- 
rán labrados  en  la  forma  que  indica  el  número  4  de  la  figura  4,  a 
distancias  de  50,  80,...  centímetros  a  partir  de  ambos  estremos  i  a 
ambos  lados  de  la  pieza. 

Los  palos  que  formarán  la  techumbre  de  la  casa  tendrán  un  diá- 
metro máximo  de  20  centímetros,  un  largo  de  5.25  metros  e  irán 
tallados  en  la  forma  que  indica  el  número  5  de  la  figura  ya  citada, 
i  a  distancias  de  0.25  i  4.05  metros  de  su  estremos  izquierdo  o  in- 
ferior. 

Estos  palos,  mas  que  ninguno  de  los  que  entran  en  una  construc- 
ción de  esta  especie,  deberán  ser  elejidos  entre  los  mas  derechos  que 
se  pueda  encontrar  en  el  bosque,  a  fin  de  que  ajusten  lo  mas  posi- 
ble unos  con  otros  i  evitar  el  paso  del  agua  cuando  falle  en  algún 
punto  el  revestimiento  protector  de  la  techumbre. 

Ya  hemos  es[)licado  la  manera  de  tallar  los  palos  9'  i  según  la 
respectiva  figura  esplicativa  se  comprenderá  fácilmente  como  se  ta- 
llan los  palos  que  corresponden  al  techo.  Como  el  largo  total  de 
la  construcción  es  de  9  metros,  serán  necesarios  45  palos  para 
completarlo. 

En  atención  a  la  posición  especial  que  ocupa  el  palo  9,  es  conve- 
veniente  dar  algunas  instrucciones  sobre  él.  Este  palo  desempeña  por 
decirlo  así  el  rol  de  una  quilla,  de  una  quilla  invertida  sí  se  quiere, 
sobre  la  cual  van  apoyados  los  palos  que  constituyen  la  techumbre, 
i  como  es  indispensable  que  todas  las  piezas  de  esta  sean  mas  rectas 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  553 

aun  si  es  posible  que  las  otras  de  la  construcción,  i  mui  principal- 
mente la  pieza  de  la  cúspide,  esta  parte  merecerá  una  atención  pre- 
ferente en  la  elección  de  las  maderas.  La  pieza  g  habrá  de  ser  rec- 
ta i  uniforme  tanto  como  sea  posible,  de  contestura  homojénea,  sin 
defectos  ni  nudos. 

Según  se  ve  en  el  dibujo,  los  palos  que  forman  el  conjunto  de 
la  techumbre  están  cortados  en  bisel  en  su  estremo  superior,  i  deben 
ir  bien  ajustados  por  sus  caras  contiguas,  para  lo  cual  se  les  des- 
bastará lijeramente  donde  sea  necesario.  En  esa  parte  superior  ten- 
drán un  agujero  de  2.5  centímetros  de  diámetro  por  el  cual  ha  de 
pasar  vm  tarugo  bien  ajustado. 

Como  estos  ajustes  no  podrán  ser  tan  perfectos  que  se  obtenga 
con  ellos  una  impermeabilidad  absoluta,  se  calafeteará  las  junturas 
con  los  materiales  de  producción  espontánea  i  abundante  en  nues- 
tros bosques  a  que  nos  hemos  referido  anteriormente,  a  fin  de  uni- 
formar un  poco  la  superficie  de  la  techumbre. 

Terminada  con  esto  toda  la  enmaderación  i  trabajos  accesorios, 
se  procederá  a  colocar  la  tela  de  cubierta  que  ha  de  garantizar  la 
completa  impermeabilidad  de  la  techumbre.  Esa  tela  será  lona  de 
liilo  de  la  empleada  para  el  velamen  de  los  buques  u  otra  de  calidad 
igual,  de  un  metro  de  ancho  jeneralmente. 

Se  la  cortará  en  tiras  de  11.5  metros  de  largo,  en  número  sufi- 
ciente para  cubrir  la  anchura  total  de  las  dos  aguas  de  la  techum- 
bre, i  se  procederá  a  coserlas  unas  con  otras  con  costura  doble 
hecha  con  el  cuidado  necesario  para  que  resulte  firme  i  estanca. 

Hecho  esto  se  colocará  la  tela  bien  estirada  sobre  la  techumbre  i 
las  dos  orillas  pendientes  serán  clavadas  en  el  corte  o  estremo  infe- 
rior de  los  palos  que  forman  dicha  techumbre.  El  clavado  se  hará 
primero  con  una  estaquilla  en  cada  palo  i  en  seguida  se  clavará 
con  espigones  de  palo  duro  un  listón  de  madera  del  largo  de  la  casa 
que  cubra  la  fila  de  estaquillas  i  sujete  el  borde  de  la  tela  en  toda 
su  estension  de  manera  a  impedir  que  se  rompa. 

Terminada  esta  operación,  se  dará  tres  manos  de  brea  o  alquitrán 
a  toda  la  superficie  de  la  tela,  tanto  para  aumentar  su  impermeabi- 
lidad como  para  asegurar  su  conservación,  obteniéndose  así  un  re- 
sultado inmejorable  con  menos  trabajo  i  menos  costo  que  con  cual- 
quiera clase  de  tejidos  impermeables  preparados,  no  todos  de  fácil 
colocación  i  de  difícil  trasporte  por  su  peso. 

Por  no  ofrecer  diferencias  con  la  usual  en  cualquiera  construcción 


554  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


no  liemos  querido  entrar  en  detalles  de  algunos  trabajos,  como  ser 
colocación  de  puertas  i  ventanas,  colocación  de  pisos  cuando  sea 
necesario,  no  de  otros  trabajos  no  indispensables  que  requieren  he- 
rramientas especiales  i  que  quitarían  a  la  construcción  que  acabamos 
de  describir  su  carácter  principal,  la  sencillez. 

I  con  esto  está  lista  la  casa,  de  cuatro  palos  elaborados  sin  mas 
que  otras  tantas  sencillas  herramientas,  pero  que  constituirá  una 
habitación  firme,  sana  i  confortable,  adecuada  para  formar  un  hogar 
atrayente  donde  sea  grato  el  reposo  al  fatigado  guarda,  después  de 
sus  corridas  de  vijilancia  en  la  rejion  confiada  a  su  cuidado. 

A.  Veloso,  Ramón  A,  Cabrera, 

ínjeniero.  Ayudante. 


LA  PERDIZ  CHILENA 

PROTECCIÓN  E  INCREMENTO  DE  LOS  RECURSOS  DE  LA 

CAZA  DE  PLUMA 

La  afición  por  la  caza  ha  aumentado  en  Chile  de  modo  niui  no- 
table en  los  últimos  veinte  años.  De  las  ciudades,  especialmente  de 
Santiago,  parten  todos  los  domingos  i  dias  festivos  a  los  campos 
cercanos,  verdaderos  rejimientos  de  cazadores,  que  vuelven  por 
las  tardes,  felices,  con  sus  morrales  provistos  de  diversos   volátiles. 

También  hai  cazadores  de  profesión,  que  se  dedican  de  lleno  a 
la  caza,  empleando  todo  su  tiempo  para  satisfacer  con  su  trabajo  la 
demanda  siempre  creciente  del  público,  en  favor  de  los  productos 
de  la  caza.  En  nuestro  país  se  ha  notado  una  marcada  evolución  en 
el  deporte  de  la  caza:  de  simple  distracción  que  era  antes  ha  llegado  a 
ser  para  muchos  una  lucrativa  industria,  cuyos  productos  siempre 
se  hacen  escasos;  nunca  están  en  cantidad  suficiente  en  el  mercado; 
su  precio  siempre  se  mantiene  subido,  demasiado  subido.  Es  mui 
sensible  no  poder  dar  a  conocer  el  número  de  cazadores  que  hai  en 
Chile,  así  como  el  número  de  piezas  vendidas  en  los  mercados,  poi- 
que no  hai  estadísticas  al  respecto. 

La  importancia  de  esta  industria,  que  nadie  podrá  negar,  si  se  juz- 
ga por  los  datos  asombrosos  de  lo  que  suman  sus  productos  en  otra.s 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  555 

naciones,  como  Francia,  Alemania,  Austria-Hungría,  Estados  Uni- 
dos, etc.,  donde  su  resultado  pecuniario  se  cuenta  por  decenas  de 
millones  de  pesos,  hace  que  requiera  medidas  de  protección  que  de- 
berían llamar  la  atención  del  Supremo  Gobierno  i  principalmente  de 
los  agricultores,  que  no  deben  esperarlo  todo  de  aquél.  Ellos  deben 
obrar  por  iniciativa  propia;  es  lo  que  mas  les  conviene,  sobre  todo 
en  este  caso  en  que  se  trata  de  la  defensa  de  sus  intereses. 

Para  que  se  vea  la  importancia  económica  que  tiene  la  industria 
de  la  caza,  me  bastará  decir  que  en  el  año  1908,  además  de  abaste- 
tecer  el  consumo  nacional,  se  exportaron  de  Austria-Hungría  pro- 
ductos de  la  caza  de  pluma  i  pelo  por  valor  de  12,042,626  coronas 
o  sea  $  12,283,478  de  10  peniques,  de  los  cuales  importó  Franci- 
mas  de  un  tercio,  pues  su  producción,  que  es  enorme,  no  alcanza  a 
abastecer  el  consumo.  En  1908  habia  en  Francia  537  mil  cazadores 
con  permiso  i  este  número  se  elevaba  a  mas  de  600000  en  1911, 
que  pagaban  al  Estado  i  alas  municipalidades  por  arriendos,  dere- 
chos i  permisos  de  caza  mas  de  4.000000  de  francos,  i  gastaban  en  pól- 
vora i  en  perros  de  muestra  una  suma  asombrosa,  que  se  elevaba  a 
mas  de   14  millones  500  mil  francos.  (1) 

En  estas  modestas  líneas  solo  trataré  de  la  defensa  de  la  perdiz 
común,  quizás  la  mas  interesante  de  las  aves  de  Chile,  haciendo  ob- 
servar de  paso  que  la  misma  conveniencia  existe  en  protejer  las  de- 
mas  aves,  a  escepcion  de  aquellas  que  son  verdaderamente  perju- 
diciales, como  la  rara  {Phi/totoma  rara  Mol),  que  se  alimenta  úni- 
camente de  vejetales:  brotes  i  hojas  tiernas,  haciendo  gran  perjui- 
cio en  los  sembrados  i  en  algunos  árboles  frutales:  el  cuervo  mari- 
no o  pato  yeco  {Phalacrocorax  hrasilianus  Gm)  el  cual  destruye 
enormes  cantidades  de  peces;  etc.  Muchos  agricultores  consideran 
dañinas  a  ciertas  aves  porque  comen  algunas  frutas  o  semillas,  i  no 
toman  en  cuenta  los  inapreciables  servicios  que  prestan,  al  destru- 
ir muchos  insectos  perjudiciales  i  semillas  de  malezas,  al  mismo 
tiempo  que  proporcionan  sabrosa  carne.  Los  pequeños  perjuicios 
que  causan  representan  una  contribución  insignificante  que  cobran 
por  sus  servicios.  En  este  número  podría  citar  las  loicas,  tencas, 
tordos,  zorzales,  etc.  En  los  primeros  dias  de  Marzo  del  presente 
año  tuve  ocasión  de  examinar  el  contenido  de  los  estómagos  de 


(1) — En  el  tomo  I  de  este  Boletín  (páj  287),  se   dan  interesantes   datos   sobre 
la  caza  en   Alemania. 


556  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


dos  tencas,  cazadas  en  una  viña  de  la  costa  de  Curicó;  en  una  en- 
contré que  más  del  50^/q  estaba  compuesto  [)or  insectos  diversos,  el 
resto  se  componía  de  uva  i  de  semillas;  en  la  otra  casi  la  totalidad 
del  contenido  lo  formaban  hormigas  ¡T  la  tenca  es  el  ave  mas  perju- 
dicial de  las  viñas! 

Entre  las  aves  de  caza  que  contribuyen  al  aprovisionamiento  de 
las  buenas  mesas,  probablemente  ningunas  son  tan  estimadas  como 
las  gallináceas:  faisanes,  perdices,  codornices  etc.  Son  las  que  pro- 
porcionan la  carne  más  fina  i  delicada,  de  as]:tecto  mas  atrayente 
i  seductor,  lo  que  influye  para  que  su  [)recio  en  los  mercados  se 
mantenga  siempre  alto. 

Para  no  complicar  el  presente  estudio,  que  me  hago  un  honor 
en  dedicar  a  los  agricultores  del  País,  seguiré  considerando  como 
gallináceas  las  perdices  europeas,  las  codornices  i  aun  la  perdiz  de 
Chile.  No  quiero  hablar  de  estas  hermosas  aves  haciendo  las  dis- 
tinciones que  entre  ellas  establecen  los  zoólogos;  mi  único  fin  al 
escribir  es  procurar  llamar  la  atención  de  los  señores  agricultores 
hacia  un  asunto  de  mucha  importancia,  pero  del  cual  desgraciada- 
mente, hasta  ahora,  nadie  se  ha  ocupado  en  debida  forma:  la  pro- 
tección i  multiplicación  de  las  perdices. 

Los  hacendados  en  jeneral,  aunque  entusiastas  por  el  deporte  de 
la  caza,  no  defienden  como  conviene  sus  derechos,  no  impiden  la 
clandestina  o  la  desordenada  i  peligrosa  a  que  se  entregan  muchos 
aficionados,  destructores  i  no  esplotadores  de  la  caza. 

Pero  lo  mas  lamentable  es  que  la  inmensa  mayoría  de  los  agri- 
cultores no  se  preocupan  en  absoluto  de  las  vedas  i  no  toman  me- 
didas para  impedir  la  de4rucci6n  de  los  nidos.  En  casi  todos  los  fun- 
dos i  haciendas,  los  muchachos  de  los  inquiliuos  se  dedican  a  la 
busca  de  los  huevos.  Pero  no  sólo  los  agricultores  no  se  preocupan, 
de  las  vedas;  las  autoridades  bien  poco  caso  hacen  de  ellas:  así 
durante  todo  el  mes  de  Setiembre  se  ve  a  muchos  vendedores  am- 
bulantes que  impunemente  venden  aves  de  caza,  en  Santiago  i 
otras  ciudades.  (1)  Si  se  decomisase  esa  mercadería  ilícita  i  se  apli- 
casen multas  a  los  cazadores,  se  establecería  una  protección  eficaz 
en  favor  de  los  pájaros. 

(1)  Hai  cierta  exajeracion  en  este  aserto,  dictado  por  un  buen  propósito.  Son 
raras  las  infracciones  a  la  ordenanza  de  caza  en  la  capital  i  bien  quisiéramos  ver 
cumplidas  las  disposiciones  de  la  lei  de  pesca  como  lo  son  las  de  la  citada  orde- 
nai.za. — (Nota  de  í,a  Redacción). 


boletín  de  BdSQüEH,  PESCA  I  CAZA  557 


Una  de  las  consecuencias  naturales  de  este  lamentable  estado  de 
cosas  es  que  en  gran  parte  del  valle  central  hayan  desaparecido 
casi  por  completo  las  perdices,  no  encontrando  yn  los  cazadores  en 
que  eiereitar  su  destreza  en  el  manejo  de  la  escopeta,  fuera  de  algu- 
nas aves  menores,  como  los  zorzales,  tencas,  tórtolas,  etc.,  pues, 
nuestra  fauna  de  caza  es  poco  abundante  en  especies,  sobre  todo 
en  el  valle  central  de  las  provincias  del  Centro.  ¡I  cazadores  hay 
que  después  de  haber  recorrido  el  campo  durante  un  día  entero, 
tornan  fatigados  a  sus  hogares,  donde  esperan  las  perdices,  tra- 
yendo en  sus  morrales  solamente  algunas  pencas  de  cardo!... No 
han  encontrado  nada  que  matar!... 

No  seria  dificil  a  los  hacendados,  con  un  poco  de  trabajo  i  perse- 
verancia, hacer  cambiar  la  actual  siti7acion.  Para  ello  bastarla  im- 
pedir que  se  cazase  en  el  tiempo  de  la  procreacion(que,  en  muchas 
localidades  i  para  varias  especies,  principia  en  la  primera  quin- 
cena de  Agosto,  i  aun  para  el  queltehue  {Vanellus  chilensis  Mol) 
empieza  en  la  provincia  de  Santiago,  en  la  segunda  quincena  de 
Julio,  pues  el  18  de  Agosto  del  presente  año  he  visto  treiles  nue- 
vos bien  desarrollados;  i  sobretodo  impedir  la  destrucción  de  los 
nidos.  Por  su  parte  las  autoridades  municipales  podrían  contribuir 
a  la  protección  de  las  aves,  siendo  inflexibles  con  los  contravento- 
res de  las  ordenanzas  de  caza.  Los  maestros  de  escuela  que  tie- 
nen a  su  cargo  la  formación  del  corazón  i  cerebro  del  niño,  de- 
berían inculcarle  el  amor  a  los  pájaros;  los  de  las  escuelas  rura- 
les podrían  hacer  una  labor  muí  fructífera  con  el  fin  de  impedir 
que  los  niños  roben  los  nidos. 

Perdiz  común  chilena. — Nuestra  hermosa  perdiz  común  (Notho- 
procta  perdícaria  Kittl)  no  pertenece  precisamente  al  grupo  que  los 
zoólogos  designan  con  ese  nombre;  se  diferencia  por  machos  pun- 
tos de  las  verdaderas  perdices,  principalmente  en  que  éstas  tienen 
plumas  rectrices,  plumas  largas  de  la  cola,  careciendo  de  ellas  la  chi- 
lena, que  pertenecen  al  grupo  de  las  coli-ocultas  o  aves  de  rabadi- 
lla (crípturos),  su  pico  es  alargado  i  curvo  en  vez  de  ser  corto  i 
fuerte  como  el  de  las  perdices  verdaderas. 

Los  colores   de  la    perdiz    chilena  son  abigarrados:    la   garganta 

blanquizca  grísea,  la  pechuga   cenicienta,  el  vientre  amarillento,  la 

perte  superior  de  la   cabeza  i  del  cuerpo  es  color  gris  con  rayitas    i 

manchitas  transversales  onduladas  mas  oscuras,   casi  negras  i  otras 

boletín  de  b.  e 


558  í30LP:TIN  DE  BOSQUES,  PESCA  1  CAZA 

café  rojizas  i  i'ayitas  amarillentas  en  sentido  contrario;  las  remijias 
primarias  son  oscuras,  pero  en  el  borde  inferior  tienen  manchitas 
blanquizcas  amarillentas  que  hacen  ver  el  ala  coreo  listada  de  café 
oscuro  i  blanco;  las  rectrices  secundarias  i  las  tectrices  alares  cam 
bian  el  color  claro  por  el  café  rojizo.  Las  patas  son  amarillentas,  su 
dedo  posterior  mui  pequeño  i  débil  no  toca  al  suelo;  los  ojos  son 
oscuros;  el  pico  tiene  la  mandíbula  superior  oscura  i  la  inferior  ama- 
rillenta; el  macho  i  la  hembra  son  de  igual  color. 

El  cuerpo  de  esta  gallinácea  es  bien  musculado,  abultado,  de  for- 
mas redondeadas,  contribuyendo  a  esto  el  gi-an  desarrollo  de  la  pe- 
chuga i  de  los  muslos,  el  cuello  regularmente  largo,  la  cabeza  pe- 
queña, el  pico  delgado,  casi  tan  largo  como  la  cabeza  i  algo  encor- 
vado. La  carne  es  de  hermoso  color  claro,  mui  atrayente;  su  cali- 
dad es  buena,  no  obstante  de  ser  una  carne  algo  seca  i  sin  el  aroma 
que  tanto  api-ecian  los  conocedores,  en  las  perdices  europeas.  El 
cuerpo  desde  la  punta  del  pico  hasta  el  extremo  de  la  rabadilla  mi- 
de 23  cm.  de  largo,  las  plumas  de  la  cola  4  cm.,  la  lonjitud  del  ala 
plegada  es  de  17  cm.  i  la  envergadura  de  55  centímetros. 

La  perdiz  común  habita  en  Chile  en  el  Norte,  Centro  i  Sur,  tan 
to  en  las  partes  planas,  en  los  valles  come  en  las  faldas  de  los  ce- 
rros, pero  en  ellos  no  sube  a  mucha  altura,  i  desde  las  orillas  del 
mar  hasta  los  valles  i  faldas  bajas  de  la  cordillera  de  los  Andes.  A 
causa  de  la  persecución  encarnizada  de  que  ha  sido  objeto,  casi  se 
ha  estinguido  en  el  valle  central,  solo  se  halla  en  abundancia  en  la 
rejion  de  la  costa.  Prefiere  los  sembrados  de  trigo,  cebada  i  arvejas 
i  le  gusta  vivir  también  en  los  campos  de  pastos  crecidos,  en  los  te- 
rrenos cubiertos  de  matorrales  i  en  las  viñas,  donde  puede  ocultar- 
se con  facilidad.  Su  alimento  lo  componen  los  granos  i  semillas, 
come  también  hojas  i  brotes  tiernos  de  pasto  i  destruye  muchos  in- 
sectos i  larvas.  Hace  algunos  perjuicios  en  los  sembrados  de  trigo; 
cebada  arvejas,  lentejas,  etc.,  i  en  los  sandiales,  picando  algunas 
sandias  tiernas;  en  las  viñas  bajas,  de  sarmientos  arrastrados,  cuyos 
racimos  tocan  la  tierra,  suele  ocasionar  daños  insignificantes:  no  co- 
me la  uva,  pero  separa  los  granos  del  racimo  i  por  la  abertura  que 
queda  en  ellos  se  come  sus  semillas.  Todos  estos  perjuicios  son  tan 
pequeiios  que  bien  pueden  no  tomarse  en  cuenta;  en  cambio  pres- 
ta grandes  servicios  proporcionando  una  carne  mui  estimada. 

(Conf4nuoráJ. 


.    boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  559 


MISCELÁNEA 

Acarreo  de  maderas  en  las  ciudades, — En  la  misma  revista 
maderera  leemos  que  el  prefecto  de  policía  de  Paris  ha  promulgado 
la  siguiente  sabia  ordenanza: 

Los  vehículos  destinados  al  trasporte  de  maderas,  leñas  i  otros 
materiales  sueltos  i  pesados  cuya  caida  puede  causar  accidentes, 
deterioros  en  la  via  pública,  o  estorbar  el  tráfico,  no  deberán  ir  car- 
gados mas  arriba  de  las  barandas  o  costados  de  aquellos. 

En  ningún  caso  las  bai^andas  podrán  ser  reempl'Bzadas  por  made- 
ros o  estacones  verticales  con  el  objeto  de  sujetar  el  cargamento, 
vayan  fijados  en  el  armazón  del  vehículo,  o  sean  trozos  largos  de 
leña,  cuando  de  ésta  sea  la  carga  del  vehículo. 

Los  carreteros  tendrán  cuidado  de  que  las  cadenas  u  otras  ama- 
rras destinadas  a  asegurar  la  estabilidad  del  cargamento  vayan 
bien  tiesas  i  seguras  i  no  quede  un  cabo  libre  que  arrastre  en 
tierra. 

Muí  necesaria  seria  aquí  una  medida  análoga,  siquiera  para  impe- 
dir tramitar  en  nuestras  calles  esas  enormes  cargas  de  maderas, 
leña  i  otros  materiales  que  suman  siempre  mas  de  medio  centenar  de 
quintales  i  a  los  cuales  no  hai  pavimento  que  resista,  aunque  sea 
de  buena  calidad.  * 

Encarecimiento  del  álamo  en  Francia. — Hemos  visto  en  un 
artículo  anterior  como  se  despuebla  en  álamos  la  Francia,  por  la 
doble  razón  que  es  fácil  presumir.  Consecuencia  natural  de  esto  es 
el  encarecimiento  de  esa  madera,  irreemplazable  para  ciertos  usos. 
Un  ejemplo  que  no  puede  ser  mas  demostrativo  ocurrió  reciente- 
mente. Una  comuna  de  Auvernia  puso  en  subasta  pública  una  corta 
parcial  de  plantaciones  de  álamos,  pues  en  Europa  los  municipios 
plantan,  cuidan  i  esplotan  bosques,  i  fijó  para  las  posturas  un  mí- 
nimum que  después  se  consideró  mui  subido  i  se  rebajó.  Efectuado 
el  remate,  hubo  oferta  por  el  doble  de  la  tasación  que  se  habia  con- 
siderado excesiva. 

Planten  todos,  [)articulares  i  municipios,  aconseja  «Le  B»is,  ála- 
mos en  los  terrenos  que  le  son  apropiados,  aluviones  a  orillas  de 
los  ríos,  terrenos  en  alto  que  conviene  afirmar,  deslindes  i  divisio. 
nes  de  pastoreos,  i  háganlos  espacios  superiores,  como  el  álamo-eu- 
caliptus.  el  álamo  suizo,  o  el  álamo  carolino,  dejando  el  álamo  común 


560  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


o  italiano,  sujeto  a  defectos  en  su  madera  q  al  ataque  de  bichos  en 
su  follaje,  como  la  temible  oruga  lamie,  que  tantos  estragos  ha  cau- 
sado en  ciertas  rejiones,  aruinando  plantaciones  enteras. 

Edad  de  los  árboles  multiseculares. — El  maestro  real  de  bosques 
de  Alemania  ha  hecho  un  estudio  prolijo  de  la  edad  de  los  árboles 
en  Alemania  i  ha  llegado  a  la  conclusión  de  que  es  pura  presunsion 
que  las  especies  forestales  alemanas  puedan  tener  una  edad  de  mi- 
les de  años.  Sus  estudios  demuestran  que  aun  los  árboles  históricos 
no  tienen  mas  de  700  a  800  años  i  que  ninguno  llega  a  tenerlos  en 
buen  estado  de  conservación.  Arboles  dé  esta  clase  siempre  son 
huecos  en  el  interior,  podridos  hasta  cerca  de  la  corteza  i  llevan 
mas  bien  una  vida  de  ruinas.  Respecto  a  la  sanidad  i  vigor  de  los 
árboles  tienen  un  límite  muchomas  corto  que  difiere  según  el  cli- 
ma i  la  composición  del  suelo.  La  edad  máxima  a  que  puede  llegar 
un  árbol  sano  es  menor  en  las  especies  de  hojas  caducas  que  en 
las  coniferas.  Contando  los  anillos  anuales  se  encuentra  que  la  ma- 
yor edad  en  estado  sano  entre  losSOO  a  700  años  las  tienen  las 
píceas  (Pícea  exelsa)  en  los  bosques  de  Bohemia  i  los  pinos  (Pinus 
ilvestriss)  en  Finlandia  i  Suecia,  Después  .siguenlos  abetos  (Abies  pe- 
ctinata)  en  Bohemia  con  430  años. El  alerce  europeo  (Larix  europea) 
solo  alcanza  a  una  edad  de   274años  en  Baviera  en    estado    sano. 

De  los  árboles  de  follaje  son  de  mas  larga  vida  las  encinas  sésiles 
(Quercus  sessiliflora)  de  las  cuales  existen  ejemplares  sanos  de  420 
años  en  diversas  partes  de  Europa;  pei'o  en  cambio  hai  muchos 
otros  ejemplares  de  315  a  320  años  que  están  casi  totalmente  podri- 
dos én  el  interior.  En  las  hayas  (Fagus  silvática)  se  han  encontra- 
do árboles  completamente  sanos  solo  hasta  una  edad  de  226  a  245 
años. 

El  límite  del  estado  sano  de  los  demás  árboles  forestales  se  halla 
en  los  fresnos  (Fraxinus  excelsior)  a  los  170  años,  olmos  (Ulmus 
campestris)  a  los  130  años  en  Silesia,  abedul  (Beiula  alba)  160  a  200 
años,  alno  (Alnus  glutinosa)  a  los  145  años  en  Finlandia,  arce  (Acer 
campestris)  a  los  224  años  en  Baviera,  etc. 

El  mas  viejo  i  célebre  de  los  tilos  históricos  (Tilia  grandifolia) 
en  Neustadt  en  Wurtenberg  se  calcula  solo  en    730    años  su  edad. 

La  máxima  rentabilidad  en  el  cultivo  de  bosques  se  halla  por 
consiguiente  según  especie  entre  los  80  a  200  años  de  edad  i  así 
se  esplica  la  poca  venta  en  relación  con  la  superficie  que  da  la 
esplotacion  de  bosques  vírjenes  en  los  países  nuevos  donde  exis- 
ten todas  las  edades  en  un  mismo  terreno  i  donde  debe  hacerse 
por  tanto  un  fuerte  descuento  en  los  cálculos  de  aprovechamien- 
to, debido  a  los  árboles  jigantes  que  ya  no  son  esplotables. 


SUMARIO  DE  NOVIEMBRE 

Veda  d&  la  pesca. — Necesidad  de  estremar  su  vijilancia. — Editobial 257 

l^a   pesquería  territorial   (continuación).— Federico  Aibeet     259 

La  hijiene   de  la  caza.— O.   Silva  Ch     288 

VA  Congreso  forestal  maderero  de  Paris.— L.  Elzo  Baquedano     291 

Bosques  andinos   por  Humberto  Giovanelli     304 

Asociación  forestal  mediterránea. — R.  Elzo  Baquedano     313 

JNIísCELÁNEA.— La  protección  i  fomento  de  bosques  en  Korea  implantado 
por  los  japoneses. — Otro  bosque  petrificado. 

.    SUMARIO  DE  DICIEMBRE 

Bosques,  pesca  i  caza  en  el  Congrego  Agrícola  de  Consepcion,  Editorial  por 

la  Redacción 32-1 

Conveniencia  de  formar  una  «Union  central   de  intereses  madereros». — 

F.   Albeet      323 

El  problema  pesquero  en  Chile  (conclusión). — F.  Albeet     33U 

Descripción   de  los  peces  mas  convenientes  para  el  cultivo  artitícial  en  el 

pais. — P.   Golusda       348 

Los  bosques  i  los  manantiales       367 

Miscelánea. — El  oríjen  délas  perlas  ñnas — Primas  i  premios  paralas  plan- 
taciones de  bosques  en  Westfalia — La  plantación  de  pinos  en 
terrenos  agrícolas  en  Alemania. — La  plantación  de  bosques  en 
arenales. —Los  derechos  de  inportacion  de  las  maderas  en 
Alemania     372 

SUMARIO  DE  ENERO 

Un  paso  adelante:  el  proyecto  de  lei  de  Bosques,   Pesca  i  Caza  en  U  tabla 

del  Senado, — Editorial.— La   Redacción     377 

P"l  pimiento  de  Bolivia  (Schinus  molle).—F.  Albeet     381 

Kl  nogal  negro  (Jnglans  nigra)—F.  Albeet     38G 

Piscicultura^' Lagunas  i   su  construcción. — P.   Golusda     39(9 

Los  bosques  i  los  manantiales  (continuación) 4®5 

"Leyes,   decretos   i   ordenanzas  sobre   bosques,  plantíos,  pesca  i  caza — C. 

Sage 410 

Miscelánea  — Saludo  de  bienvenida  a  la  comisión  forestal  arjeutica. — El 
aumento  de  valor  por  el  crecimiento  de  los  bosques  en  Alemania. 
— El  agotamiento  de  los  bosques  en  Finlandia. — Reglamentación 
de  la  venta  del  pescado  en  Santiago.  Un  pueblo  comedor  de  pes- 
cado      421 

SUMARIO  DE  FEBRERO 

Don  Carlos  Malra,  Editorial— La  Redacción  425 

El  pino  blanco  americano  (^Pinus  strobuH)i—F  Albeet       428 

El  ciprés  calvo  (Laxodium    distichutn), — F.    Albeet     43.3 

Estudios  prácticos  de  pesquería  en  la  costa  norte  de!  pais—  S.  Nakashima  437 
Influencia  climatérica  de  las  repoblaciones  forestales  en  el  valle  del  Huas- 

co  i  sus  alrededores      451 

Los  bosques  i  las  aguas. — S.    Novion     453 

SUMARIO  DE  MARZO 

Alerce  del  Japón  (Larix  leptolepis) — F.  Albert     457 

El  hikori  blanco.  Hicoria  ovata  o  Carya  alba. — F.  Albeet 462 

Celtivo  de  especies  salmonídeas. — P.  Golusda      466 

Los  bosques  i  las  aguas. — H.   Novion      470 

Miscelánea. — -Bosques  suburbanos. — Un  árbol  peligroso. — Un  nuevo  mé- 
todo para  conservar  maderas. — Una  nueva  estación   de  ensayos 

químicos  de  las  maderas 486 


SUMARIO  DE  ABRIL 

» 

Poblaciones  i  paertoe  pesqueros. —  Editokial — La  Redacción.,    489 

Reglamento  para  los  viveros  dependientes  de  la  Sección  de  Bosques  des- 
tinados a  la  venta  de  árboles,  aprobado  por  Decreto   Supremo 

número  904  de  30  de  Marzo  de  1911 491 

Lista  de  precios  de  los  árboles  en  venta  en  los  viveros  dependientes  de  la 

Sección  de  Bosques       494 

El  primer  paso  de  Francia  en  BU  era  forestal. — Oscae  Ebavo    E 499 

Nuestros  bosques  de  araucarias.  Valor  de  la  madera  i  dificultades  de  es- 

traccion 509 

Miscelánea. — Trabajos  forestales  en  marruecos — Acarreo  de  maderas 

en  las  ciudades 524 


boletín 

DE 


hm  í  Caza 


TOMO  II— NUM.  12 
~  JUNIO    1914  = 


Directores:  Federico  Altoert,  Ernesto  Maldonado  i  Carlos  Sage 


SUMARIO 

*  Paja. 

Proyecto  de  Lei  de  Poblaciones  i  puertos  pesqueros. — F.  Albeet    561 

Influencia  climatérica  de  las  repoblaciones  forestales  en  el  valle  del  Huas- 

co  i  sus  alrededores— (Conclusión) — José  A.  Ibarha ...     572 

La  perdiz  chilena— (Conclusión) — Rafael  Bakbos  V....     574 

Leyes,  decretos  i  ordenanzas  sobre  bosques  i  plantíos,  pesca  i  caza — (Con- 
clusión)—C.  Sage 584 

Miscelánea, — Conservas  de  nuestras  aves  de  caza  nacionales,  pescados  i 
mariscos. — Nuestro  Boletin.  Su  aparición  futura — Precio  de  un 
bosque. — Destrucción  de  bosques  en  Honduras. — Impregnación 
eléctrica  de  la  madera — Los  bos  quea  en  Palestina 605 


SANTIAGO  DE  CHILE 

¡IMPRENTA  SUD  -  AMERICANA 

ARTURO    PRAT,    1122 

1  914 


BOLEÍIH  DE  BOSQUES,  PESCIl  I M 

Tomo  II  Santiago,  Junio  de  1914  Núm.  12 


PROYECTO  DE  LEÍ 


DE 


POBLACIONES  I  PUERTOS   PESQUEROS 


Desde  1897  en  calidad  de  «Encargado  de  los  estudios  marítimos» 
hasta  la  fecha  nos  hemos  ocupado  en  tocar  los  resortes  que  es- 
taban a  nuestro  alcance  para  levantar  la  industria  de  la  pesquería 
en  el  pais  lo  que  consta  de  las  múltiples  notas  pasadas  al  Supre- 
mo Gobierno  como  también  de  los  folletos  publicados  i  de  las 
conferencias  dadas  en  las  distintas  ciudades  i  corporaciones.  Cita- 
remos aquí  solo  los  siguientes  trabajos  publicados:  La  Zoolojía  i 
Botánica  aplicadas,  de  1900;  La  Pesquería  i  Piscicultura  del  Pais, 
de  1900;  Medios  para  mejorar  la  pesquería  i  piscicultura  del  pais, 
de  1902;  La  pesquería  comparada  en  la  Colonia  del  Cabo  i  Chile,  de 
1903;  Los  Servicios  de  Aguas  i  Bosques,  de  1906;  La  Organización 
que  se  debe  dar  en  lo  futuro  a  los  servicios  de  Aguas  i  Bosques, 
de  1910;  el  Proyecto  de  Leí  de  Bosques,  Pesca  i  Caza,  de  1911;  Mi 
opinión  profesional  sobre  los  bosques,  la  pesca  í  la  caza  en  el  país, 
de  1912;  La  esplotacíon  de  la  pesca  i  sus  productos  en  Noruega, 
de  1912;  La  lejislacíon  de  la  pesca  marítima  del  Japón  i  sus  efec- 
tos, de  1912;  El  Problema  Pesquero  en  Chile,  de  1913,  i  muchos 
otros. 

A  pesar  de  la  actividad  que  hemos  tratado  de  desarrollar  para 
levantar  la  industria  pesquera  bien  poco  es  lo  que  hemos  conse- 
guido, fuera  de  la  aclimatación  de  los  salmónidos  para  las  aguas 
frías  i  de  las  tencas  i  glanos  para  aguas  tibias,  la  leí  de  Fomento 
de  la  Pesca  de  1907  i  algunas  reglamentaciones,  no  nos  ha  sido 
posible  hacernos  oír,  ni  para  conseguir  la  aprobación  del  Proyecto 
de  leí  de  Bosques,  Pesca  i  Caza,  que  está  pendiente  del  Honorable 
Senado,  la  que  a  mas  de  tender  a  la  conservación  de  nuestras  ri- 
quezas pesqueras,  viene  en  auxilio    de  los  pescadores  pobres  con 


562  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

primas,  franquicias,  protecciones,  facilidades  de  acarreo,  etc.  Si 
bien  no  será  hoi  dia  el  momento  propicio  para  conseguir  que  dicha 
lei  sea  aprobada  tal  como  la  presentó  el  servicio,  no  creemos  que , 
pase  lo  mismo  con  el  proyecto  de  Lei  de  Poblaciones  i  Puertos 
pesqueros,  que  hemos  elevado  al  Supremo  Gobierno  en  el  curso  de 
este  año. 

Puede  ser  rnui  difícil  la  situación  por  la  cual  tiene  que  pasar  el 
pais,  i  de  la  cual  no  se  ve  salida  sino  a  la  vuelta  de  varios  años, 
pero  esto  es  una  razón  mas  para  que  la  Nación  se  preocupe  en  le- 
vantar sus  industrias  sobre  todo  en  el  caso  actual  en  que  se  trata,  a 
la  vez  de:  . 

1)  abaratar  i  fomentar  la  producción  de  un  alimento  tan  sano 
como  el  pescado,  que  debiera  ser  el  sosten  de  la  jente  pobre; 

2)  aumentar  el  número  de  los  pescadores  i  coadyuvarles  en  sus 
tareas;  i 

3)  dar  trabajo  a  muchos  obreros  i  empleados  que  hoi  dia  están 
desocupados. 

No  se  trata  aquí  de  fuertes  desembolsos  del  Estado  en  dinero 
sino  de  la  simple  autorización  de  emitir  bonos  del  S^/q  de  interés  i 
del  P/q  de  amortización  que  son  garantidos  por  la  propiedad  raiz 
de  las  habitaciones  que  se  construyan,  en  forma  semejante  a  la 
lei  de  habitaciones  obreras,  que  crian  aglomeraciones  de  pequeños 
ahorros,  que  en  su  conjunto  forman  nuevas  riquezas  i  bienestares  de 
poblaciones  que  el  pais  no  tenia  antes. 

Tampoco  se  trata  aquí  de  uno  de  los  tantos  proyectos  que  a  la 
lijera  se  confeccionan  i  se  presentan  en  vista  de  la  aflictiva  situa- 
ción de  todos,  como  tantos  otros  proyectos  que  nos  trae  la  prensa 
diaria,  sino  que  se  trata  de  una  modesta  proposición,  que  ha  ma- 
durado con  el  trascurso  del  tiempo  i  que  ya  el  .año  pasado  tomó  la 
forma  de  proyecto  de  lei  que  fué  sometido  i  largamente  discutido 
por  muchos  señores  congresales  de  ambas  Cámaras  i  de  todos  los 
partidos,  que  tuvieron  la  amabilidad  de  aceptar  nuestra  invitación 
de  reunirse  periódicamente  en  nuestra  oficina  con  este  objeto  i  a  los 
cuales  nos  es  grato  darles  en  público  nuestros  mas  sentidos  agrade- 
cimientos por  el  celo  i  patriotismo  que  han  demostrado.  Solo  a  me- 
diados de  este  año  se  consideró  que  el  proj^ecto  de  lei  ya  tenia  la 
forma  deseable  que  era  necesario  darle  para  poder  ser  presentado 
al  Supremo  Gobierno  i  después  de  un  último  retoque  nos  permiti- 
mos lanzarlo  hoi  dia  a  la  publicidad. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  563 

Todos  ios  países  que  han  levantado  sus  industrias  pesqueras  han 
tenido  que  recurrir  a  la  formación  de  colonias  pescadoras  i  a  la 
construcción  de  caletas  i  puertos  pesqueros.  Nada  se  consigue  al  te- 
ner mas  de  3000  pescadores  inscritos  en  los  rejistros  marítimos, 
cuando  éstos  están  diseminados  en  la  costa  i  que  tan  bien  se  ocupan 
hoi  en  la  pesca  como  mañana  se  emplean  de  fleteros,  peones  ga- 
ñanes, corteros,  etc.,  o  van  vagando  de  un  estremo  de  la  República 
a  otro  sin  fijar  una  residencia  definitiva. 

Es  preciso  reunirlos  en  puntos  determinados  de  la  costa  con  fá- 
cil comunicación  i  no  en  islas  apartadas,  donde  siempre  quedarían  a 
merced  de  unos  u  otros  compradores  o  fletadores  de  pescados  i  ma- 
riscos. Una  vez  reunidos  primero  en  simples  grupos  de  casas,  que 
mas  tarde  se  vuelven  aldeas  i  comunas  autónomas,  se  podi-á  conse- 
guir que  tengan  residencia  fija,  ya  que  sus  intereses  están  enclavados 
en  el  suelo  que  pisan,  i  les  será  fácil  de  asociarse  unos  con  otros  con 
varios  botes  i  chalupas  para  formar  sus  pequeñas  comunidades,  que 
a  medida  que  se  asocian  aprenden  mejor  su  industria,  la  sacan  ma- 
yor provecho  i  pronto  estarán  en  situación  de  adquirir  en  conjunto 
pequeños  i  mayores  veleros,  con  o  sin  máquina  auxiliadora,  que  los 
pone  en  aptitud  de  dedicarse  mas  tarde  a  la  gran  industria  que 
da  mayores  rentas  i  proporciona  alimentos  mas  baratos  para  la  jente 
pobre  del  pais  que  hoi  dia  carece  de  él. 

No  basta  dar  habitaciones  a  nuestros  pescadores,  es  preciso  tam- 
bién proporcionarles  caletas  i  puertos  abrigados  en  los  cuales 
pueden  refujiarse  con  sus  embarcaciones,  muelles  de  atraque,  luces, 
pequeños  refrijeradores  i  otras  facilidades  a  medida  que  sus  necesi- 
dades así  lo  reclaman,  en  vez  de  dejarlos  arrojados  a  la  playa  a 
merced  de  las  ímpestivas  olas  de  las  fuertes  marejadas.  Por  eso  son 
inseparables  las  habitaciones  pesqueras,  de  las  caletas  i  puertos  pes- 
queros. 

Son  estos  en  líneas  jenerales  los  motivos  que  nos  han  guiado  para 
confeccionar  el  siguiente  proyecto  cuyos  artículos  e  incisos  esplican 
de  por  sí  los  detalles  a  que  se  refieren  i  nos  evitan  hacer  largas  es- 
plicaciones. 

Traemos  aquí  la  nota  N.°  185  que  mandamos  al  Ministerio  de  In- 
dustria con  fecha  5  de  Junio  de  1914,  las  bases  para  un  mensaje 
del  Ejecutivo  i  el  proyecto  de  leí,  tal  como  fué  aprobado  por  los 
señores  Congresales  que  tuvieron  el  patriotismo  de  ayudarnos,  aña- 


564  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


diendo  al  final  un  artículo  mas  que  estimamos  igualmente  de  urjente 

necesidad. 

Núm.  185 

Santiago,  S  de  Junio  de  I9l4 

Señor  Ministro: 

Tengo  el  honor  de  someter  a  la  consideración  de  US.  un  pro-^ 
yecto  de  Lei  de  Poblaciones  i  Puertos  pesqueros,  a  fin  de  que, 
previa  aceptación  de  US.  se  sirva,  si  lo  tiene  a  bien,  someterlo  a 
la  aprobación  del  Congreso  Nacional. 

Su  aceptación  es  segura,  en  vista  de  su  evidente  utilidad,  pues 
propende  al  mismo  tiempo  al  levantamiento  moral  i  material  del 
numeroso  gremio  de  pescadores,  tan  protejidos  por  los  poderes  pú- 
blicos  en  otros  paises  i  tan  abandonados  en  el  nuestro,  i  también 
al  abaratamiento  i  jeneralizacion  de  los  artículos  de  alimentación 
que  estraemos  del  mar  i  cuyo  consumo  se  debe  fomentar  en  la  ma- 
yor escala  posible,  ya  que  los  productos  de  la  tierra  encarecen  mas 
i  mas. 

Este  proyecto  de  lei  ha  sido  estudiado  detenidamente  en  varias 
reuniones  de  senadores  i  diputados  convocados  por  el  infrascrito 
desde  el  mes  de  Setiembre  del  año  pasado  i  aceptado  por  todos  ellos 
sin  escepcioii,  por  considerarlo  de  gran  importancia  industrial  i  so^ 
cial  a  la  vez. 

Han  tomado  parte  en  el  estudio  de  esta  lei  los  senadores  señores 
Eliodoro  Yañez,  Guillermo  Rivera,  Carlos  Aldunate  Solar,  Juan 
I^uis  Sanfuentes,  Alfredo  Barros  Errázuriz,  Anjel  Guarello,  i  los  di- 
putados señores  Guillermo  Bañados,  Nolasco  Cárdenas,  Manuel  Fós- 
ter  Recabárren,  Guillermo  Bahamonde,  Víctor  Prieto  Valdes,  En-< 
rique  Bermudez,  Ramón  Corbalan  Melgarejo,  Alejandro  Rosselot, 
Enrique  Barboza  i  otros. 

Todos  han  manifestado  su  simpatía  al  proyecto  de  lei,  le  han 
dedicado  atención  i  estudio  i  han  manifestado  su  propósito  de  apo- 
yarlo. 

Con  estos  antecedentes  creo  poder  asegurar  a  US.  que  no  ofrece- 
rá dificultades  la  aprobación  de  este  proyecto  de  lei,  que  no  trae 
grav^ámen  directo  e  inmediato  al  Erario  Nacional,  pudiendo  lle- 
gar a  ser  luego  una  beneficiosa  lei  de  la  República. 

Dios  gue.   a  US. 

Firmado. — F.  Albert. 

Señor  Ministro  de  Industria  i  Obras  Públicas. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  565 


BASES    DE    UN  MENSAJE   DEL    PROYECTO   DE    LEÍ    DE 
POBLACIONES  I  PUERTOS  PESQUEROS 

Una  de  las  causas  que  mas  contribuyen  al  poco  progreso  que 
ha  hecho  en  el  pais  la  industria  de  la  pesca  i  al  subido  precio  que 
alcanzan  sus  productos,  es  el  atraso  en  que  viven  los  que  a  ella  se 
dedican,  tanto  en  hábitos  como  en  conocimientos  profesionales, 
pues  no  son  constantes  en  el  trabajo  por  falta  de  constancia  i  de 
sobriedad,  ni  sacan  de  él  todo  el  provecho  que  pudieran,  por  los 
procedimientos  rutinarios  que  emplean,  su  falta  habitual  de  re- 
cursos, motivada  por  su  modo  de  vivir  i  por  carecer  del  espíritu  de 
asociación,  que  en  otros  paises  ha  llevado  a  la  pesquería  a  un  alto 
grado  de  prosperidad. 

Por  otra  parte,  a  pesar  de  las  garantías  i  franquicias  que  les 
otorga  el  Código  Civil,  es  rara  la  localidad  donde  dis*f rutan  am- 
pliamente de  ellas,  i,  por  el  contrario,  se  ven  estorbados  en  el  li- 
bre ejercicio  de  su  profesión  por  muchos  dueños  de  fundos  de 
costas  que,  desconociendo  esas  prescripciones  del  Código,  manifies- 
tan una  inesplicable  mala  voluntad  hacia  los  pescadores  i  les  ponen 
toda  clase  de  trabas  en  sus  faenas  de  playa,  hasta  el  punto  de  des- 
truirles sus  viviendas  i  sus  embarcaciones. 

Aun  las  autoridades,  por  consideraciones  de  policía  o  de  segu- 
ridad nacional,  se  ven  obligadas  a  restrinjir  las  facilidades  que 
otorgan  las  leyes  a  los  pescadores,  como  sucede  con  la  prohibición 
de  pescar  en  el  fondeadero  de  los  buques,  o  bien  con  la  prohibi- 
ción de  acercarse  a  las  fortificaciones,  llegando  el  caso  de  haberse 
inhabilitado  para  ellos  una  estensa  bahía,  como  la  de  Talcahuano. 

Consecuencias  de  esos  i  otros  tropiezos  e  inconvenientes,  es  la 
vida  azarosa  e  incierta  que  lleva  la  mayoría  de  los  que  se  dedican 
a  la  profesión  de  pescador,  que  muchos  abandonan  para  ejercer 
temporal  o  definitivamente,  otro  oficio  tal  vez  menos  remunerador, 
pero  también  con  menos  continjencias.  El  espíritu  novedoso  o  aven- 
turero de  nuestra  raza  entra  por  mucho  en  esta  determinación, 
que  se  presenta  con  frecuencia,  con  detrimento  del  gremio  i  de  la 
comunidad. 

El  mejor  medio  de  cambiar  este  estado  de  cosas  seria,  radicar  a 
los  pescadores  en  poblaciones  esclusivamente  para  ellos,  situadas 
en  o  muí  cerca  de  los  puertos  de  su  residencia,   i  construirles    allí 


566     BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


habitaciones  sanas,  alegres  i  baratas,  como  se  hace  en  otros  paises. 
Allí  se  habilitará  una  caleta  pescadora,  o  a  falta  de  una  caleta  na- 
tural de  buenas  condiciones,  se  construirá  un  pequeño  puerto,  abri- 
gado i  dotado  de  los  mas  indispensables  elementos. 

En  las  poblaciones  se  les  proporcionará,  costeado  sin  gravamen 
para  ellos  mismos,  todos  los  anexos  que  requieren  las  faenas  pes- 
queras i  la  mejor  forma  de  despacho  rápido  i  económico,  o  bien, 
de  almacenaje  i  conservación  del  pescado,  o  sea,  astilleros  de  re- 
paración de  embarcaciones,  depósitos  frigoríficos,  secadores  de  re- 
des i  de  pescado,  hornos  de  humazon,  etc.;  i  también  centros  de 
instrucción  i  de  recreo  para  ellos  i  sus  famiHas,  donde  perderian  los 
malos  hábitos  que  tienen  algunos  i  se  instruirían  con  el  conocimien- 
to de  los  adelantos  que  en  otros  paises  adquiere  constantemente  el 
arte  de  la  pesca,  el  que  mas  conocimientos  i  práctica  requiere. 

Se  advierte  aquí  que  este  proyecto  de  mejora  social  e  industrial 
na  será  gravoso  para  el  Estado,  pues  su  realización  se  hará,  como 
en  la  lei  de  habitaciones  obreras,  mediante  una  emisión  gradual  de 
bonos,  en  la  misma  forma  que  la  lei  citada,  i  preiáendo  el  argumen- 
to de  que  podría  aplicarse  a  los  pescadores  los  beneficios  de  esa 
lei,  hai  que  decir  aquí  que  los  pescadores  no  son  obreros,  sino  in- 
dustríales libres,  i  que  las  construcciones  e  instalaciones  que  en 
el  proyecto  de  lei  se  contempla  para  ellos,  son  de  iiaturaleza  tan 
especial  que  no  hai  asimilación  posible. 

A  levantar  así  el  nivel  moral  i  profesional  del  pescador;  a  dis- 
minuir las  continj encías  que  hacen  de  su  profesión  la  mas  azarosa 
de  todas  i  a  traer  el  bienestar  en  un  gremio  numeroso,  hasta  la  fe- 
cha abandonado  a  sí  mismo,  i  que  es  digno  de  todo  amparo,  tien- 
de el  proyec-.to  de  lei  que  tengo  el  honor  de  someter  a  la  considera- 
ción de  US.,  que  traerá  como  importante  resultado  el  abaratamien- 
to i  el  mayor  consumo  de  un  artículo  de  sustento  de  uso  restrin- 
jido,  debiendo  ser  por  el  contrario,  en  un  país  marítimo  como  el 
nuestro,  un  alimento  de  uso  principal  i  al  alcance  de  todos» 


boletín  de  bosques,  BESCA  i  caza      ,        567 

Proyecto  de  Lei 

B0BLA(3I0NES  I  PUERTOS  PESQUEROS 

I.- -su    OBJETO 

Artículo  1.^  A  Un  de  propender  al  mejoramiento  de  la  industria, 
pesquera  i  al  amparo  de  las  personas  que  a  ella  se  dedican,  el  Go- 
bierno dispondrá  lá  creación  de  poblaciones  i  caletas  pesqueras  en 
los  puertos  de  la  República,  con  el  objeto  de  proporcionar  habita 
cienes  hijiónicas  i  baratas  a  los  pescadores,  resguardo  para  sus  em- 
barcaciones i  facilidades  para  sus  faenas  marineras. 

Art.  2.^  Con  este  objeto  habrá  un  Consejo  Central  de  poblacio- 
nes pesqueras,  domiciliado  en  Valparaiso,  que  lo  será  también  de 
este  puerto  i  de  la  costa  de  su  jurisdicción  i  que  se  compondrá:  del 
Director  del  Territorio  Marítimo  que  lo  presidirá,  i  de  cuatro  miem- 
bros mas,  designados:  uno  por  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques, 
Pesca  i  Caza,  otro  por  la  Junta  Central  de  Puertos,  otro  por  el 
Consejo  Local  de  Hijiene,  i  otro  por  la  Junta  de  Beneficencia, 
debiendo  ser  los  tres  últimos,  miembros  de  las  corporaciones  res- 
pectivas. 

En  los  demás  puertos  habrá  Consejos  locales,  bajo  la  dirección 
del  Consejo  Central  i  que  se  compondrán:  del  Gobernador  Marí- 
timo, Subdelegado  Marítimo,  o  Capitán  de  Puerto,  que  lo  presidi- 
rá, i  de  tres  miembros  mas  designados  por  las  corporaciones  aná- 
logas a  lap  que  deben  integrar  el  Consejo  Central,  que  en  el  puer- 
to existan,  o  en  su  defecto  por  otras  instituciones  de  mejora- 
miento social,  o  vecinos  caracterizados. 

Los  Consejos  designarán  un  Secretario  encargado  de  los  trabajos 
de  oficina. 

Art.  3.°  Serán  atribuciones  de  los  Consejos  de  Poblaciones 
Pesqueras: 

1.°  Proponer  al  Supremo  Gobierno,  por  intermedio  del  Consejo 
Central  de  Valparaiso,  la  construcción  de  poblaciones  i  la  habili- 
tación de  puertos  i  caletas  pesqueras  donde  se  estime  conv^enien- 
te,  indicando  para  este  objeto  preferentemente  los  terrenos  de  pro- 
piedad fiscal,  o  en  su  defecto  la  compra  de  los  mas  adecuados 
por  su  situación,  condiciones  i  precios. 


568  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

2.^  Formar  planos  i  presupuestos  de  las  poblaciones,  con  es- 
pecificaciones del  valor  del  terreno,  de  las  construcciones  i  demás 
anexos  que  estime  conveniente  instalar. 

3.°  Formar  un  presupuesto  especial  de  los  servicios  de  las  pobla- 
ciones, a  saber:  agua  potable  i  desagües,  cuando  los  tenga  la  ciu- 
dad en  que  se  funda  la  población  pesquera,  o  sea  fácil  dárselos 
propios,  alumbrado  público,  pavimentación  i  plantaciones. 

4.°  Determinar  el  orden  en  que  serán  agraciados  los  pescadores 
i  sus  familias  en  atención  a  sus  necesidades  i  a  sus  cualidades  per- 
sonales de  laboriosidad,  sobriedad  i  buena  conducta  en  su  hogar  i 
en  público. 

b.°  Serán  atribuciones  especiales  del  CJonsejo  Central:  a)  informar 
anualmente  al  Supremo  Gobierno  de  lo  ejecutado  en  el  año  anterior, 
resumiendo  las  informaciones  que  en  el  mismo  períddo  le  remitan  los 
Consejos  locales;  b)  ejercer  la  supervijilancia  de  los  trabajos  enco- 
mendados por  él  a  los  Consejos  locales  i  de  las  rendiciones  de  cuen- 
tas, i  suministrarles  las  instrucciones  e  informaciones  que  necesiten. 

TI. — Condiciones  de  opción  i  de  adquisición  de  las  habitaciones 

Art.  4.<»  Para  tener  opción  a  una  habitación  se  requerirá: 

1.''  Ser  pescador  profesional  i  residente  en  la  localidad  desde 
tres  años  a  lo  menos,  con  ejercicio  constante  i  esclusivo  de  la  profe- 
sión. Para  los  estranjeros  se  requerirá  un  certificado  de  la  autoridad 
marítima  mas  próxima  del  lugar  de  su  oríjen,  visado  por  un  Cón- 
sul de  Chi'e,  en  que  conste  haber  ejercido  la  industria  de  la  pesca 
durante  cinco  años  consecutivos. 

2."  Ser  dueño  de  una  embarcación  de  pesca  a  lo  menos,  con  todos 
sus  aparejos  de  navegación  i  útiles  de  pesca,  en  buen  estado  de 
conservación  i  uso. 

3.'^  Ser  casado  legalmente. 

Art.  5.*^  Para  adquirir  la  habitación  el  agraciado  podrá  optar: 

I.*'  Arrendar  la  casa  par  cánones  mensuales,  no  pudiendo  esce- 
der el  anúendo  anual  del  8%  del  valor  de  la  habitación  con  su 
terreno,  pasando  a  ser  propietario  una  vez  cubierto  el  valor  de  la 
propiedad  con  los  cánones  de  arriendo. 

2."  Pagarla  por  amortizaciones  mensuales,  trimestrales  o  semes- 
trales anticipadas.  En  este  caso  los  pagos  se  harán  por  dividendos 
mensuales,  trimestrales  o  semestrales  que  se  formarán  con  el  S^/q 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  569 

de  interés  sobre  el  capital  que  represente  el  inmueble  i  un  4"/q  de 
amortización  acumulativa  como  mínimum. 

3.°  Pagarla  al  contado  a  precio  de  costo,  no  tomando  en  consi- 
deración el  valor  del  terreno  en  caso  que  éste  haya  sido  antes  de 
propiedad  fiscal. 

III. — Puertos  pesqueros 

Art.  6.°  En  todas  las  localidades  donde  la  disposición  de  la  costa 
i  del  terreno  adyacente  lo  permitan,  se  habilitará  una  caleta,  o  se 
construirá  un  pequeño  puerto  esclusivamente  dedicado  al  servicio 
de  la  pesca  i  de  los  pescadores,  de  las  siguientes  condiciones: 

1.°  Capacidad  para  un  número  de  embarcaciones  por  lo  menos 
doble  de  las  existentes  a  la  fecha  del  proyecto,  i  con  una  profun- 
didad que  llegue  en  una  cuarta  parte  de  su  estension  a  dos  metros 
en  bajamar  a  lo  menos. 

2°  Hacer  un  pequeño  muelle  en  cuyo  estremo  puedan  atracar 
en  bajamar   buques  de  dos  metros  de  calado  a  lo  menos. 

3.°  Cuando  la  configuración  de  la  costa  lo  permita,  el  muelle 
será  reemplazado  por  un  pequeño  malecón  de  atraque  i  de  tráfico, 
que  tenga  a  su  pié  la  profundidad  indicada  anteriormente. 

4.°  Accesoriamente  se  construirá  en  los  puertos  o  caletas  pes- 
queras, molos  o  espigones  de  abrigo  para  resguardar  el  fondeadero 
de  las  embarcaciones  en  las  caletas  abiertas  o  desabrigadas. 

5.°  Provisionalmente  podrá  prescindirse  de  las  obras  anteriores 
en  las  caletas  o  ensenadas  de  buenas  condiciones  i  que  tengan 
playa  adecuada  para  varadero. 

6."  En  todo  puerto  o  caleta  pesquera  habrá  un  farol  de  luz  roja 
con  un  alcance  mínimo  de  tres  millas,  encendido  toda   la  noche. 

7.°  También  deberá  tener  todo  puerto  pesquero  los  elementos 
de  salvamento  mas  indispensables,  como  también  los  de  primera 
necesidad  para  la  asistencia  de  heridos  y  náufragos,  etc. 

Art.  7.°  En  todo  proyecto  de  obra  portuaria  se  consultará  siem- 
pre, cuando  la  población  pescadora  llegue  a  diez  familias,  un  puerto 
de  pesca  de  las  condiciones  espresadas,  i  los  proyectos  jsl  aproba- 
dos podrán  ser  modificados  de  acuerdo  con  este  artículo. 

Si  a  la  fecha  del  proyecto  de  las  obras  de  las  obras  de  puerto  no 
hai  en  éste  una  población  pescadora  fija  o  apreciable,  siempre  se 
consultará  en  dicho  proyecto  la  ubicación   de  una  población  i  un 


570         boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


puerto  pesquero  para  su  ejecución  futura,  de  la  estension  mínima 
fijada  en  el  artículo  anterior. 

AaT.  8.°  Las  construcciones  de  las  poblaciones  i  de  los  puertos 
pesqueros  se  hará  por  licitación  pública  en  la  forma  i  con  los  ma- 
teriales que  esprese  el  reglamento  complementario  de  esta  lei,  va- 
riables según  las  zonas  en  que  serán  establecidos. 

IV. — Disposiciones  jenerales 

Art.  9.°  Esta  lei  concierne  solo  a  los  pescadores  libres;  las  em- 
presas pesqueras  quedan  obligadas  a  construir  por  su  cuenta  habi- 
taciones para  los  operarios  que  trabajen  para  ellos. 

Art.  10. o  Se  autoriza  al  Consejo  Central  para  contratar  paralas 
construcciones  de  poblacioues  posqueras  un  empréstito  hasta  de 
cinco  millones  de  pesos  en  bonos  del  8%  de  interés  i  l^/o  de  amor- 
tización, garantidos  por  el  Estado,  emitidos  con  intervención  de  la 
Dirección  del  Tesoro  i  que  serán  vendidos  en  licitación  pública  a 
medida  que  lo  requiera  la  construcción  de  las  poblaciones  pesqueras. 

Art.  11,°  Las  entradas  que  provengan  de  esta  lei  serán  inver- 
tidas en  hacer  ostensiva  su  aplicación  a  toda  la  República. 

Art.  12."  El  Presidente  de  la  República  dictará  los  reglamentos 
necesarios  a  la  ejecución  i  cumplimiento  de  esta  lei. 

Art.  13.°  Esta  lei  comenzará  a  rejir  desde  su  pubhcacion  en  el 
«Diario  Oficial». 

Insistiremos  en  que  éntrelos  artículos  11  y  12  del  presente  proyec- 
to de  lei  se  intercale  el  siguiente: 

Art.  lia  Anualmente  se  consultará  en  los  presupuestos  de  la 
Nación  los  fondos  necesarios  para  la  construcción  de  caletas  i  puer- 
tos  pesqueros. 

Pues  no  es  posible  recargar  en  demasía  el  valor  de  las  habita- 
ciones pesqueras  con  los  gastos  anexos  de  rompe  olas,  muelles  male- 
cones etc.  que  son  obras  públicas  cuya  ejecución  i  gasto  correspon- 
den al  Estado  i  no  a  la  construcción  de  casitas  pesqueras,  tampoco  es 
admisible  que  se  ejecuten  obras  de  puertos  de  muchos  millones  de 
pesos  i  se  arrojen  a  las  playas  lejanas  i  desprovistas  de  refujio  a  los 
pescadores,  que  antes  tenían  como  varadero  las  partes  mas  abriga- 
das de  las  caletas  i  de  los  puertos,  como  ha  sucedido  en  distintas 
ocasiones. 

No  es  necesario,    ni  ha  sido  el  propósito  nuestro,  de  fomentar    la 


BOLETIÍÍ  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  571 


construcción  demasiado  sólida  i  costosa  de  habitaciones,  como  ha  pa- 
sado en  algunas  empresas  que  tenian  propósitos  semejantes,  i  que 
después  resulta  que  solo  los  acaudalados  pueden  pagar  los  arriendos 
i  amortizaciones;  sino  al  revés  se  trata  de  establecer  habitaciones  de 
construcción  lijera,  i  chicas,  pero  que  sean  hijieuicas,  i  cómodas  i 
les  den  la  facilidad  de  guardar  sus  útiles  de  pesca,  i  donde  sea  desea- 
ble también  de  poder  instalar  sus  pequeñas  industrias  de  salazón  i 
ahumacion  de  sus  productos. 

Tampoco  se  ha  pensado  de  proyectar  desde  luego  grandes  puer- 
tos pesqueros,  sino  al  revés  se  trata  primero  de  darles  los  elementos 
mas  indespensables  para  su  vida  i  mejorarlos  a  medida  que  sea  nece- 
sario. Ninguna  metrópolis  ha  nacido  como  tal,  sino  como  simple  ca- 
sucha  de  campo  de  la  cual  ha  pasado  a  aldea,  pueblo,  etc.,  hasta  que 
por  fin  tomó  el  desarrollo  que  le  correspondia. 

Eso  si,  i  en  esto  insistimos,  que  a  la  vez  que  se  confeccionen  estu- 
dios de  obras  portuarias  i  se  construyen,  se  consulten  desde  luego 
las  caletas  i  puertos  pesqueros  que  sean  necesarios  i  que  guarden 
proporción  con  los  millones  de  pesos  que  se  inviertan,  porque  sería 
mal  hecho  desatender  a  la  pesquería,  que  está  llamada  a  proporcio- 
narnos en  lo  futuro  alimentos  baratos  en  beneficio  de  la  jente  de  es- 
casos recursos. 

No  pedimos  todavía  que  el  Estado  vaya  tan  allá  en  su  protección 
de  los  pescadores  que  les  preste  el  50^/q  del  valor  de  chalupas,  ve- 
leros, vapores,  aparejos,  les  prime  las  embarcaciones  mejor  manteni- 
das, etc,  etc.  como  se  hace  en  Aletnania,  Francia  e  Inglaterra,  tal 
como  lo  hemos  esplicado  en  nuestro  Problema  Pesquero  en  el  último 
capítulo,  porque  el  pais  no  está  preperado  todavía  para  estos  adelan- 
tos, pero  empecemos  por  algo,  i  por  lo  que  menos  arriezgue  los  fon- 
dos fiscales. 

Empecemos  por  lo  primordial  de  radicar  a  nuestros  pescadores  en 
puntos  determinados  de  la  costa.  jConfeccionemosles  los  medios 
mas  indispensables  de  su  vida!  El  amor  que  les  nacerá  al  terruño 
propio  de  la  tierra,  será  la  mejor  estrella  de  esperanza,  que  les  guiará 
en  sus  faenas  de  pesca  i  de  allí  nacerá  el  despertar  i  el  engrandeci- 
miento de  la  industria  pesquera,  que  hoi  día  mas  que  nunca  nos 
liace  tantc^  falta  para  la  alimentación  de  los  pobres. 

Si  este  proyecto  de  leí  se  hubiese  llevado  a  efecto  hace  años  atrás,, 
no  presenciaríamos  hoi  día  las  miserias  que  tanto  nos  aflijen! 

Federico  Albert. 


572  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


INFLUENCIA  CLIMATÉRICA 

DE  LAS  REPOBLACIONES  FORESTALES  EN  EL  VALLE 
DEL  HUASCO  I  SUS  ALREDEDORES 

{Conclusión) 

En  la  primera  parte  de  este  artículo,  hemos  visto  la  influencia 
que  ejercen  los  bosques  en  la  formación  de  las  corrientes  aéreas;  al 
mismo  tiempo  el  papel  que  desempeñan  en  la  aproximación  de  las 
temperaturas  esternas. 

Siendo  que  los  árboles  producen  una  modificación  bien  liechora 
de  esta  naturaleza  en  las  partes  donde  se  encuentran,  es  lójico  que 
para  efectuar  un  cambio  favorable  del  clima  de  una  localidad,  nada 
habría  mas  apropiado  que  cubrir  esas  partes  con  plantaciones. 

Otro  punto  en  que  se  pueden  apreciar  los  beneficios  de  los  bos- 
ques, es  con  la  influencia  que  pueden  tener  sobre  las  precipitacio- 
nes atmosféricas.  Este  punto  tiene  gran  importancia  en  esta  zona, 
ja  que  la  falta  de  lluvias  se  deja  sentir  por  períodos  demasiado  pro- 
longados. 

Las  lluvias  son  causadas  por  los  vapores  de  aguas  suspendidos  en 
la  atmósfera,  que  se  precipitan  al  suelo  por  efecto  de  su  condensa- 
ción. 

Los  vapores  de  agua,  pueden  tener  distintos  orijenes;  unos  pro- 
vienen de  la  evaporación  del  agua  de  los  mares,  lagos,  rios,  etc,  etc. 
Podemos  citar  también  aquí,  los  que  previenen  de  la  evaporación  que 
efectúan  las  hojas  de  los  árboles,  que  son  tanto  mas  abundantes, 
cuanto  mayor  sea  la  superficie  arbolada. 

Los  vapores  de  agua  asi  formados,  pueden  precipitarse  en  forma 
de  lluvia,  llovizna,  roció,  helada  etc.,  según  sea  la  cantidad  de  ellos 
i  el  fenómeno  que  obra  en  su  precipitación. 

Las  masas  de  aire  cargadas  de  humedad,  al  pasar  por  rejiones 
mas  frias,  se  condensan;  también  puede  efectuar  esta  condensación 
algunas  corrientes  frias  que  pasan  por  rejiones  híimedas.  Una  vez  el 
vapor  de  agua  condensado,  tiene  que  precipitarse  al  suelo  en  forma 
de  lluvias. 

Las  capas  de  aire  que  se  encuentran  en  los  alrededores  i  sobre  una 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  573 


superficie  cubierta  de  árboles,  son.  mas  frias  i  húmedas  que  las  de 
los  terrenos  desprovistos  de  vejetacion.  Esto  se  debe  al  calor  que  ab  - 
sorbe  el  vejetal  para  efectuar  el  proceso  de  la  asimilación  i,  la  hume- 
dad proviene  del  exceso  de  agua  despedido  por  la  planta. 

Una  corriente  de  aire  que  está  muí  cerca  al  punto  de  saturación, 
al  pasar  por  el  ambiente  como  el  de  las  proximidades  de  un  bosque, 
puede  llegar  a  condensarse  por  efecto  de  la  menor  temperatura  i 
precipitarse  en  forma  de  algún  hidrometeoro. 

Por  otra  parte  tenemos,  que  si  una  corriente  de  aire  frió  pasa 
por  encima  de  un  bosque,  el  vapor  de  agua  despedido  por  las  ho- 
jas, puede  llegar  a  condensarse  i  caer  al  suelo  en  forma  de  llo- 
vizna, roció  etc. 

La  magnitud  de  las  precipitaciones  de  esta  naturaleza  depende- 
rán como  es  natural,  de  la  mayor  o  menor  superficie  cubierta  por 
los  bosques  i  también  de  la  proporción  de  las  corrientes  húmedas  o 
frias . 

Con  todo  lo  espuesto,  hemos  visto  de  una  manera  concisa,  algún 
beneficio  que  nos  proporcionan  las  superficies  cubiertas  por  bosques. 

Conviene  decir  al  mismo  tiempo,  que  las  pequeñas  plantaciones 
no  tienen  beneficios  apreciables  sobre  el  clima  de  una  rejion.  Para 
que  su  influencia  se  haga  sentir  con  alguna  intensidad,  es  necesa- 
rio que  los  terrenos  ocupados  por  los  bosques,  sean  de  gran  os- 
tensión. 

En  las  partes  donde  faltan  los  arbolados,  como  es  el  valle  de 
que  nos  ocupamos;  podrían  plantarse  muchos  suelos  que  hoi  dia 
no  prestan  servicio  alguno. 

No  se  puede  exijir  que  se  repueblen  con  árboles  de  una  sola 
vez  todos  los  terrenos  apropiados;  cada  uno  puede  gradualmente 
hacer '  plantaciones  conforme  al  plan  que  las  circunstancias  le  fi- 
jen, pudiendo  así  aumentar   poco  a  poco  las  superficies    arboladas. 

Estas  plantaciones  no  solamente  se  tomarán  en  cuenta  como  mo- 
dificadoras del  clima  de  la  comarca,  pues  ellas  son  una  fuente  de 
riqueza  inagotable,  si  su  esplotacion  se  efectúa  de  una  manera 
racional. 

José  A.  Ibarra. 
Conservador  de  bosques. 

^      «      « 


574  BOLF/riN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA' 


LA  PERDIZ  CHILENA 

PROTECCIÓN  E  INCREMENTO  DE  LOS  RECURSOS  DE  LA 

CAZA  DE  PLUMA 

{Conclusión) 

Nuestras  perdices  comunes  no  forman  bandadas  como  las  de  Eu- 
ropa, casi  siempre  viven  por  pares  i  es  mui  raro  encontrar  grupos 
de  mas  de  cuatro  individuos  Son  aves  sedentarias  i  se  alejan  poco 
del  lugar  en  que  se  han  establecido;  no  les  gusta  mucho  volar;  se 
puede  decir  que  solamente  lo  hacen  en  caso  de  peligro,  volando  en- 
tonces por  bajo,  es  mui  raro  que  se  eleven  a  mas  de  20  metros;  se 
trasladan  de  una  parte  a  otra  del  campo  mas  bien  caminando,  lo 
que  hacen  con  gran  celeridad  i  muchas  precauciones;  corren  rápida- 
mente manteniendo  el  cuerpo  erguido,  echado  un  poco  hacia  ade- 
lante el  cuello  levantado  i  erizadas  las  ])lumas  de  la  parte  superior 
de  líi  cabeza,  en  su  carrera  se  van  deteniendo  de  trecho  en  trecho 
para  mirar  si  hai  algún  peligro,  i  cuando  son  sorprendidas  se  ocul- 
tan entre  las  matas  i  después  escapan  corriendo  para  ir  a  volar 
mas  lejos,  o  bien  se  agachan,  siendo  sumamente  difícil  notarlas, 
aun  para  el  ojo  mas  acostumbrado,  a  causa  de  su  colorido  protector; 
enseguida  vuelan  en  el  momento  menos  pensado.  Cada  perdiz  duer- 
me en  una  misma  parte,  cuando  menos  por  algún  tiempo;  estable- 
ce su  dormitorio  en  campo  abierto  o  entre  las  matas  i  arbustos,  al 
que  vuelve  todas  las  tardes  para  pasar  la  noche;  consiste  en  una 
concavidad  del  suelo  o  simplemente  en  un  retacito  sin  pasto. 

A  fines  de  invierno  las  perdices  se  aparean  i  principian  a  po- 
ner (en  la  provincia  de  Curicó)  en  la  primera  quincena  de  Seti- 
embre, continuando  la  puesta  hasta  ñnes  de  Enero  i  aun  hasta 
Febrero;  pero  la  mayor  abundancia  de  las  posturas  es  en  el  mes  de 
Noviembre.  En  el  tiempo  de  la  reproducción  es  cuando  las  perdi- 
ces dejan  oir  con  mas  frecuencia  su  voz,  sobretodo  en  la  mañana  i 
en  la  tarde  al  ponerse  el  sol;  consiste  en  un  grito  penetrante,  me- 
tálico, una  especie  de  silbido  que  repiten  a  intervalos,  el  cual  po- 
dría imitarse  aproximadamente  por:  fuifi,  teniendo  la  u  el  sonido  de 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  575 

esa  letra  en  francés;  a  veces  repiten  tres,  cuatro  o  cinco  gritos  se- 
guidos en  escala  descendente:  fui  fi  fui,  fui... Este  canto,  a  pesar 
de  no  ser  variado,  es  mui  agradable  i  contribuye  a  dar  animación 
a  los  campos. 

La  hembra  establece  su  nido  entre  las  yerbas  o  al  pie  de  una 
mata  o  arbusto,  ayudándole  el  macho  a  buscar  el  lugar  conve- 
niente; es  fácil  conocer  cuando  está  anidando  por  la  frecuencia 
con  que  deja  oir  su  canto.  Consiste  el  nido  en  una  concavidad 
que  el  ave  hace  en  el  suelo  escarbando  y  que  nuestros  campesinos 
llaman  taza,  la  cual  es    recubierta  por   hebras  ñnas   de  pasto.  La 


Perdiz  cenicienta 

puesta  es  de  diez  a  dieciseis  huevos  i  comunmente  doce  a  catorce. 
Se  puede  considerar  que  cuando  el  número  de  huevos  pasa  de 
dieciseis,  es  porque  en  el  mismo  nido  han  puesto  otras  perdices; 
suele  comprobarse  a  veces  que  vienen  a  poner  al  mismo  nido  hasta 
tres  y  cuatro,  cuando  son  numerosas.  Sus  huevos  son  de  un  color  no 
fácil  de  definir:  ceniciento,  azulejo-morado  oscuro,  o  bien  chocolate 
oscuro,  de  matiz  un  poquito  variable  entre  los  de  una  i  otra  perdiz, 
son  lisos,  casi  tan  gruesos  en  un  estremo  como  en  el  otro,  recubier- 
tos como  por  un  esmalte  mui  brillante  'en  el  que  no  se  notan  los 
poros  de  la  cascara;  su  tamaño  es  bastante  grande,  un  poquito  me- 
nor que  el  de  un  huevo  de  polla  común;  su  sabor  mui  agrada- 
ble. Los  campesinos   sacan  estos  huevos  con  un   palito,  porque  si 


576  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


se  toca  el  nido  con  la  mano,  la  perdiz  lo  abandona  i  va  a  anidar 
en  otra  parte;  mientras  pone  tienen  cuidado  de  dejarle  dos  o  tres 
huevos.  Desde  que  principia  a  poner  la  perdiz  se  arranca  plumas  i 
las  coloca  en  el  nido;  durante  la  incubación  las  plumas  están  en  él 
en  tal  abundancia,  que  la  hembra  tiene  parte  del  pecho  i  vientre 
casi  desnudos.  Mientras  dura  la  incubación  el  macho  se  mantiene  en 
las  inmediaciones  del  sitio  en  que  se  halla  el  nido,  aunque  algunos 
suelen  abandonar  a  su  consorte. 

Casi  todas  las  perdicitas  de  una  nidada  nacen  al  mismo  tiempo; 
he  encontrado  nidadas  en  el  momento  de  la  eclosión  en  que  todos 
los  huevos  estaban  picados;  luego  que  los  poUuelos  salen  del  casca- 
ron i  están  sudados,  la  madre  abandona  el  nido  i  los  conduce  con 
mucho  cuidado  para  buscarles  su  alimento,  consistente  al  principio 
en  mosquitos,  larvas,  semillas  pequeñas,  etc.;  el  padre  le  ayuda  en 
esta  tarea.  En  caso  de  necesidad  las  perdices  defienden  a  su  pro- 
jeme con  verdadero  coraje.  Los  polluelos  de  perdiz  desde  su  naci- 
miento son  mui  vivos  i  ajiles,  corren  con  facilidad  i  se  esconden 
admirablemente.  Antes  de  una  semana  ya  las  perdicitas  tienen  sus 
alas  guarnecidas  de  remijias  débiles  y  pueden  emprender  vuelos 
cortos.  Las  perdices  nuevas  se  mantienen  cerca  de  sus  padres  mien- 
tras necesitan  de  sus  amorosos  cuidados;  luego  que  pueden  vivir 
independientemente  se  separan  i  viven  aisladas  hasta  la  primavera 
siguiente,  en  que  la  naturaleza  hace  sentir  en  ellas  su  imperioso  lla- 
mado, i  se  reúnen  por  parejas  para  la  procreación;  probablemente 
estas  uniones  duran  por  toda  la  vida. 

A  pesar  de  la  gran  fecundidad  de  nuestra  perdiz,  su  multiplica- 
ción no  está  en  relación  con  ella;  son  muchos  los  enemigos  que 
tiene  esta  ave  i  el  peor  de  todos  es  el  hombre  que  en  vez  de  pro- 
tejerla  hace  lo  posible  por  descubrir  su  nido  para  robarle  los  hue- 
vos, i  en  tiempo  de  caza  la  persigue  de  modo  encarnizado.  Entre 
los  animales  carnívoros  el  único  que  debe  tomarse  en  cuenta  se- 
riamente, es  el  zorro;  hace  sus  mayores  depredaciones  durante  el 
tiempo  de  la  reproducción  de  las  perdices,  destruye  las  nidadas  i 
aun  logra  sorprender  a  la  hembra  en  el  nido.  Las  aves  de  rapiña 
también  se  ensañan  en  las  perdices;  pero  son  mucho  mas  escasas  en 
Chile  que  en  Europa.        ' 

Es  algo  difícil  acostumbrar  las  perdices  adultas  a  la  cautividad, 
aun  las  nuevas  sufren  mucho  i  con  frecuencia  perecen  cuando  se 
las  aprisiona;  pero  obteniendo  los  huevos    i  haciéndolos   empollar 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 


)77 


por  gallinas,  es  sumamente  fácil  criarlas  en  pajarera  de  malla  de 
alambre;  es  preciso  encerrarlas  con  su  nodriza  inmediatamente 
después  de  la  eclosión:  si  se  dejasen  en  libertad  se  escaparían 
en  el  acto  perdiéndose  todas.  Hace  seis  años  tuve  ocasión  de 
ver  en  la  casa  de  un  conocido  abogado  de  San  Fernando  una 
pajarera  con  once  perdices  de  mas  de  un  año  de  edad;  una  galliua 
habia  incubado  los  huevos  i  criado  las  perdicitas;  ninguna  se  ha- 
bía muerto  i  no  se  habia  esperimentado  dificultad  alguna  en  su 
crianza. 

La  crianza  artificial  de  las  perdices,  según  el  método  que  acabo 
de  indicar,  podria  ser  un  medio  mui  sencillo  i  práctico  para  repoblar 


:?? 


Perdiz  común  de  Chile 


los  fundos,  en  que  han  desaparecido  por  las  causas  ya  citadas:  la 
reprobable  destrucción  de  los  huevos  i  la  caza  desordenada.  Bastaría 
que  soltasen  al  campo  a  la  edad  de  dos  o  tres  meses,  las  perdices 
criadas  por  gallinas.  Con  mui  pocos  gastos  i  precnpándose  de  de- 
fender los  nidos,  los  hacendados  del  centro  volverían  a  tener  esta 
magnífica  ave  con  la  cual  distraerse  en  el  mas  hermoso  de  los  depor- 
tes,  en  el  que  proporciona  las  mas  atrayentes  emociones,  cual  es  el 
de  la  caza. 

La   perdiz    se  caza    de  diversos    modos,    ya    sea  por  medio  de 
trampas  o  lazos,  que  en  nuestros  campos  denominan  huaches  i  man- 

BOLETIN   DE  B.  G 


578  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  T  CAZA 

gas  llamadas  también  arañuelos,  según  el  sistema  adoptado,  que 
uo  describo  por  no  apartarme  del  espíritu  de  este  trabajo;  o  bien 
por  medio  de  perros  comunes  acostumbrados  a  rastrear,  que  des- 
cubren la  pista  i  hacen  volar  la  perdiz;  las  personas  que  conducen 
el  perro  observan  donde  para,  volviendo  a  colocarlo  de  nuevo  sobre 
el  rastro.  Por  lo  jeneral  al  tercer  vuelo  ya  el  ave  está  estenuada,  i 
no  pudiondo  volar  lo  único  que  hace  para  defenderse  es  correr  i 
esconderse;  pero  el  perro  la  descubre  i  puede  cojerse  a  mano.  Estos 
sistemas  de  caza  solo  los  usa  la  jente  pobre,  los  trabajadoras  del 
campo. 

En  tiempos  de  la  Colonia  i  hasta  hace  40  o  50  años,  muchos  ha- 
cendados usaban  halcones  para  cazar  las  perdices;  ahora  nadie 
piensa  en  ellos. 

Esos  métodos  rudimentarios  se  han  sustituido  casi  en  todas  partes 
por  la  caza  con  escopeta.  El  verdadero  cazador  usa  perro  perdiguero 
o  de  muestra,  que  descubre,  persigue  por  el  rastro  i  detiene  la  per 
diz,  que  se  agacha  i  queda  inmóvil  delante  del  perro,  el  cual  a  una, 
orden  del  cazador  la  hace  volar;  éste  le  dispara  a  una  distancia 
comprendida  por  lo  jeneral  entre  doce  i  cuarenta  metros,  ya  sea  por 
detrás  o  de  atravieso,  según  la  dirección  en  que  vuele,  con  relación 
al  cazador. 

El  vuelo  de  la  perdiz  común  chilena  es  bastante  rápido,  pero  pe- 
sado i  con  esfuerzo;  el  ave  se  eleva  hasta  diez,  doce,  quince  i  mas 
metros,  moviendo  aceleradamente  las  alas,  después  vuela  recta 
manteniendo  las  a'as  estendidas,  que  como  las  de  las  demás  galli^ 
náceas  son  cortas,  redondeadas  i  ahuecadas,  i  toma  de  vez  en 
cuando  nuevo  impulso  con  algunos  golpes  de  ala.  Por  lo  común 
no  franquea  de  un  vuelo  mas  de  dos  a  tres  cuadras.  Al  empren- 
derlo lanza  un  silbido  agudo  i  repetido  que  se  puede  imitar  por: 
ji — fififiHfi — fififififi — fifififiti...  cuya  nota  mas  alta  i  prolongada  e;s 
la  primera,  i  las  demás  aceleradas,  son  lanzadas  por  grupos  como 
se  indica,  van  disminuyendo  de  intensidad  hasta  apagarse  por  com- 
pleto. Este  grito  penetrante  es  el  que  muchas  veces  desconcierta  al 
cazador,  sobre  todo  al  principiante  lo  pone  tan  nervioso  que  no  acier- 
ta tiro. 

Fomento  de  los  recursos  de  caza. — En  diversos  paises  europeos  i 
en  Estados  Unidos  existen  jardines  de  aclimatación  que  sirven  para 
el  estudio  de  especies  exóticas,  para  examinar  si  conviene  o  no  su 
aclimatación  en   esos  paises;  principalmente  los  estudios  se    dirijen 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  579 

a  las  especie.s  de  animales  i  aves- que  pueden  contribuir  a  aumentar 
la  producción  de  carne.  Por  su  parte  los  grandes  propietarios  tienen 
a  honor]  el  poseer  campos  de  caza  bien  provistos,  i  para  lograrlo 
establecen  crianzas  de  faisanes,  perdices  i  otras  aves  que  dejan  en 
libertad  cuando  están  bien  desarrolladas.  La  lejislacion  de  la  caza» 
su  reglamentación,  impiden  por  otra  parte  la  destrucción  i  agota- 
miento de  sus  recursos  en  esos  paises,  al  mismo  tiempo  que  propor- 
cionan a  los  gobiernos  i  municipalidades  grandes  entradas  por 
derechos,  arriendos  i  permisos  de  caza. 

En  Chile  se   podria   intentar  directamente,  sin  necesidad  de  un 


*4   ' 


.'.-^í-íiwítae.j'  :> 


Perdiz  roja 

establecimiento  especial  i  con  poco  costo,  la  aclimatación  de  nuevas 
especies  para  aumentar  nuestros  escasos  recursos  de  caza;  bien  po- 
drian  traerse  i  colocarse  en  campo  seguro  las  perdices  i  codornices 
de  Europa,  diversas  palomas  silvestres  i  otras  interesantísimas  aves, 
como  el  gallo  de  los  brezos,  que  encontrarían  en  nuestro  pais  con- 
diciones favorables  de  clima  i  alimentación.  Ya  se  han  hecho  ensa- 
yos en  pequeña  escala,  con  escelentes  resultados:  en  la  caza  de  peló 
se  ha  importado  la  liebre  cuya  multiplicación  ha  sido  rápida,  aunque 
en  el  mercado  todavia  es  escasa,  pagándose  por  cada  pieza  siete  i 
mas  pesos;  en  la  caza  de  pluma  tenemos  la  hermosa  codorniz  de 
California  {Lophorty.r  raUfornianus),  traida  de  San  Francisco  de 
California  como  ave  de  adorno.  Un  hacendado  de  Quillota   mui  afi- 


580  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

cionado  a  la  caza  i  que  ya  habia  destruido  las  perdices  en  su  hacien- 
da, decidió  repoblarla  con  codornices  i  al  efecto  soltó  doce  pares;  la 
propagación  fué  mui  rápida  i  abundante;  pronto  las  codornices  se 
encontraron  en  toda  la  provincia  de  Valparaiso  i  en  la  de  Aconca- 
gua, i  siguieron  hacia  el  Sur  por  la  rejion  occidentada  de  la  costa, 
porque  esta  ave  vive  en  las  partes  secas,  accidentadas  i  cubiertas  por 
matorrales.  En  su  avance  hacia  el  Sur  ha  llegado  hasta  la  provincia 
de  Curicó;  se  la  encuentra  en  los  alrededores  de  Santa  Cruz,  Ohé- 
pica,  etc.,  pero  todavia  no  se  la  ha  visto  en  el  valle  de  Nilahue.  Pro- 
bablemente no  se  propagará  mucho  mas  al  Sur  de  la  provincia  de 
Curicó  a  causa  del  clima.  Por  el  Norte  la  codorniz  se  ha  estendido 
hasta  la  provincia  de  Atacama,  siendo  mui  abundante  en  la  de  Co. 
quimbo.  (1) 

La  codorniz  de  California  ha  sido  aclimatada  en  Francia  i  se  han 
hecho  ensayos  para  conseguir  lo  mismo  en  Alemania.  Esta  ave  ha 
sido  una  escelente  adquisición  para  Chile;  los  pequeños  perjuicios 
que  puede  ocasionar  en  los  sembrados,  están  ampliamente  compen- 
pados  por  la  esquisita  carne  que  proporciona. 

Con  el  fin  de  despertar  un  poco  de  interés  en  los  hacendados  por 
la  aclimatación  de  nuevas  aves  de  caza  en  el  país,  voi  a  dar  a  cono- 
cer someramente  las  dos  principales  especies  de  perdices  de  Europa: 
la  gris  i  la  roja,  ayudándome  para  ello  con  datos  tomados  de  Buffon, 
Brehm,  etc.  Ojalá  el  Gobierno  se  interese  también  por  este  impor- 
tante asunto,  que  bien  podria  contribuir  al  abaratamiento  de  la 
carne  i  a  dar  mayor  riqueza  i  mas  atractivo  a  nuestros  campos. 

Perdiz  CENICIENTA. — La  perdiz  gris  (Starna  cinérea  Lath),  es  pro- 
pia de  las  rejiones  templadas  i  algo  frias  de  Europa  (Norte  de  Espa- 
ña, Francia,  Inglaterra,  Alemania,,  Norte  de  Italia,  etc.);  también 
se  la  encuentra  en  algunas  partes  del  Asia  central  i  occidental. 
Esta  área  jeográfica  corresponde  probablemente,  en  cuanto  al  clima, 
a  las  rejiones  que  en  Chile  se  estienden  desde  la  provincia  de  Acon- 
cagua a  la  de  Chiloé  inclusive.  Prefiere  las  llanuras,  los  campos  cul- 
tivados, etc.,  porque  allí  encuentra  con  mayor  facilidad  su  alimen- 
tación, que  se  compone  de  granos,  hojas  nuevas  i  brotes  tiernos; 
pero  en  su  réjimen  alimenticio  tienen  mui  importante  lugar  las  ma- 


(1)  Después  «le  esciito  lo  anterior  he  tenido  noticias,  sin  poder  comprobar  su 
exactitud,  de  que  un  caballero  inglés  soltó  algunas  en  los  alrededores  de  Co- 
quimbo hace  ya  varios  años.  Por  mi  parte  acabo  de  colocar  cuatro  pares  en  el 
valle  de  Nilahue,  en  Ranguilí. 


boletín  de  bosques,  pesca  1  CAZA  581 


terias  de  oríjen  animal:  destruye  muchos  insectos  i  larvas  dañinas, 
por  lo  cual  ha  de  considerarse  como  un  ave  mui  benéfica  a  la 
agricultura,  pues,  ademas  de  la  carne  abundante  i  de  superior  cali- 
dad que  proporciona,  contribuye  a  la  destrucción  de  los  peores 
enemigos  del  agricultor.  Creo  que  no  se  debe  argumentar  en  su 
contra  los  perjuicios  que  pueda  causar  en  las  sementeras  de  trigo, 
porque  éstos  solamente  serian  de  alguna  importancia  en  el  caso  de 
que  las  perdices  se  multiplicasen  de  un  modo  estraordinario,  para 
lo  cual  habría  que  renunciar  a  cazarlas,  i  no  hai  necesidad  de  de- 
mostrar que  esto  es  imposible. 

La  perdiz  cenicienta  o  gris,  es  una  de  las  aves  de  caza  mas  esti- 
madas de  Europa;  la  carne  que  proporciona  es  esquisita,  posee  un 
aroma  especial  mui  estimado.  El  tamaño  de  esta  gallinácea  es  un 
poquito  menor  que  el  de  la  perdiz  común  de  Chile. 

La  sociabilidad  es  un  carácter  mui  notable  en  la  perdiz  ceni- 
cienta; vive  en  bandadas  a  las  que  los  franceses  dan  el  nombre  de 
compañías;  jeneralmente  están  compuestas  de  una  o  dos  famihas; 
pero  a  veces  se  reúnen  varías  í  forman  bandadas  numerosas.  Las 
compañías  solo  se  disuelven  cuando  llega  el  tiempo  de  la  reproduc- 
ción, en  que  se  aparean  machos  i  hembras,  volviendo  a  reunirse  en 
bandadas  luego  que  pasa  ese  período. 

A  fines  de  invierno  se  forman  las  parejas  i  un  mes  o  mes  i  medio 
después  comienza  la  puesta;  a  la  formación  de  las  parejas  preceden 
violentos  combates  entre  los  machos  pretendientes.  Las  hembras 
no  se  preocupan  mucho  de  la  confección  del  nido,  el  que  con  fre- 
cuencia colocan  en  un  simple  hueco  formado  por  la  pisada  de 
algún  animal  grande,  formándolo  con  algunas  briznas  de  yerba. 

La  perdiz  cenicienta  es  estraordínariamente  fecunda.  La  puesta 
común  de  las  que  han  llegado  al  máximum  de  su  producción  es 
de  quince  a  a  einte  huevos  i  es  frecuente  hallar  nidadas  que  llegan 
a  veinticinco  i  mas,  aunque  no  faltan  autores  que  piensan  que  los 
nidos  donde  se  encuentran  mas  de  diecisiete  huevos  pertenecen  a 
mas  de  una  hembra;  los  huevos  son  lisos,  de  color  amarillento 
pálido.  La  hembra  sola  se  encarga  de  su  incubación,  i  durante  ésta 
gran  parte  de  las  plumas  del  vientre  se  le  caen,  o  se  las  arranca, 
como  sucede  en  la  perdiz  chilena.  Las  perdices  grises  son  verdade- 
ros modelos  de  amor  conyugal;  mientras  la  hembra  empolla  el 
macho  se  mantiene  cerca  del  nido  sin  abandonarla;  después  que  los 


582  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


poUuelos  salen  del  cascaron  ayuda  a  la  madre  a  cuidarlos  i  protejer- 
los,  i  defiende  a  su  hembra  i  a  su  cria  con  mucho  valor. 

Esta  perdiz  no  canta,  solo  da  gritos  monótonos,  ásperos  i  repeti- 
dos, que  semejan  al  ruido  producido  por  la  sierra  al  cortar  madera; 
unos  gritos  son  penetrantes,  otros  roncos;  por  medio  de  ellos  se  lla- 
man, sedan  voces  de  alarma,  indican  temor,  regocijo,  etc.,  teniendo  pa- 
ra cada  una  de  esas  diversas  circunstancias  un  grito  especial.  A  este 
respecto  Brehm  en  su  obra  majistral  «Las  Maravillas  de  la  Natura- 
leza» se  espresa  del  siguiente  modo:  «El  grito  ordinario  de  la  per 
diz  gris  es  fuerte,  resonante  i  se  espresa  por  girrhik:  lo  hace  oir 
volando  i  cuando  está  posada.  Los  machos  viejos  cambian  este  gri- 
to de  llamada  por  girrhatk,  que  lanzan  para  llamar  a  su  compañe- 
ra o  a  sus  pequeñuelos,  lo  mismo  que  para  provocar  a  un  rival  al 
combate.  Cuando  están  asustadas,  las  perdices  grises  tienen  un 
grito  penetrante;  ripripriprijr,  o  un  giito  ronco."  taert.  Los  nuevos 
pian  como  los  pollitos;  mas  tarde  gritan:  tupeyuirr  tup.  Su  voz  es 
fácil  de  distinguir  de  la  de  los  viejos.  El  grito  de  alegria  es:  Jcurru^k 
el  de  atención:  Icurr». 

La  caza  de  la  perdiz  cenicienta  constituye  uno  de  los'deportes  mas 
provechosos  i  apasionantes.  El  perro  perdiguero  que  acompaña  al 
cazador  descubre,  detiene  i  hace  volar  la  perdiz  para  que  este  le 
dispare.  Su  vuelo  es  bastante  rápido,  pero  con  esfuerzo;  al  volar 
hace  ruido  con  las  alas;  nunca  franquea  grandes  distancias  de  un 
vuelo,  corre  rápidamente  i  se  esconde  mui  bien  entre  las  matas  i 
arbustos,  agachándose  i  confundiéndose  con  el  color  del  suelo;  en 
caso  necesario  nada,  con  facilidad. 

La  multiplicación  de  la  perdiz  cenicienta  en  Chile  seria  mui  fá- 
cil i  sumamente  provechosa;  según  Bréhm  en  Suecia  fué  aclimata- 
da hace  mas  de  250  años  i  se  encuentra  allá  en  abundancia. 

Perdiz  roja. — La  perdiz  yo]bí i^Perdix  rubra  Briss),  debe  el  nombre 
al  color  rojo  vivo  de  sus  patas  i  de  su  pico;  también  es  de  los 
paises  templados  del  viejo  mundo;  pero  avanza  más  que  la  cenicien- 
ta hacia  los  paises  cálidos.  Se  la  encuentra  en  los  paises  del  sur 
oeste  de  Europa  (Península  Ibérica,  Francia)  i  en  las  rejiones  mon- 
ñcsas  del  Norte  de  África  (Berbería)  ha  sido  aclimatadas  con  mui 
buen  éxito  en  Inglaterra,  (Considerando  el  clima  de  esta  área,  co- 
nesponderia  en  Chile  a  las  rejiones  que  se  estienden  desde  Copia- 
j)ó  a  Valdivia  i  aun  mas  al  sur. 

Esta  ave  prefiere  las  partes  montañosas,  los  cerros  no  mui  eleva- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  583 

dos  i  cubiertos  por  matorrales;  pero  también  se  la  encuentra  en 
las  llanuras.  Al  contrario  de  la  gris,  la  perdiz  roja  suele  posarse 
en  los  árboles,  sobretodo  cuando  es  perseguida;  es  bastante  astuta 
i  se  defiende  bien  del  cazador,  corriendo  largo  trecho  i  volando 
después  cuando  ya  está  lejos,  o  bien  agachándose  entre  las  raatas 
o  en  campo  raso;  el  cazador  puede  pasar  a  su  lado  sin  notarla,  por 
ejercitada  que  tenga  la  vista,  porque  se  confunde  con  la  tierra  por 
el  color  ceniciento  de  su  cabeza,  alas  ^i  cola;  si  liai  algún  árbol  o 
arbusto  cerca  de  donde  se  encuentra,  al  ser  sorprendida  corre  ha- 
cia allí  por  entre  las  yerbas  i  lo  interpone  entre  ella  i  el  cazador 
para  defender  su  vuelo;  el  perro  perdiguero  la  para  bien,  pero  no 
con  tanta  facilidad  como  a  la  perdiz  chilena.  Para  guarecerse  cuan- 
do se  ve  mui  perseguida  busca  los  barrancos,  rocas  i  laderas  abrup- 
tas; cuando  se  le  sersigue  en  las  faldas  de  los  cerros,  suele  ganar 
mayores  alturas  o  bien  se  lanza  hacia  el  llano;  en  las  partes  planas 
vuela  recta  i  con  bastante  rapidez,  calculándose  esta,  según  Roque 
Sánchez,  en  más  o  menos  60  kilómetros  por  hora,  o  sea  16  metros 
por  segundo,  sus  vuelos  no  son  largos  i  después  de  tres  o  cuatro 
seguidos  queda  tan  rendida  que  se  puede  cojerla  a  mano. 

La  perdiz  roja  también  vive  en  pequeñas  bandadas  o  compañías, 
pero  es  menos  sociable  que  la  cenicienta  i  más  pendenciera,  los 
machos  no  acompañan  tanto  a  sus  hembras  ni  cuidan  tanto  de  sus 
hijos  como  los  de  la  otra  especie;  muchas  veces  abandonan  a  su 
consorte  cuando  está  empollando  i  van  en  busca  de  nuevas  aven- 
turas amorosas. 

El  plumaje  de  esta  perdiz  es  más  elegante  que  el  de  la  cenicien- 
ta; pero  la  calidad  de  su  carne  es  inferior,  sin  dejar  por  esto  de  ser 
mui  buena;  la  multiplicación  también  es  más  escasa;  su  tamaño  es 
un  poco  mayor,  más  o  menos  del  tamaño  de  la  perdiz  chilena.  La 
hembra  hace  su  nido  en  cualquier  cavidad  del  suelo  i  su  puesta  es 
de  doce  a  dieciseis  huevos  de  color  amarillo-rojizo  claro,  con  man- 
chitas  oscuras  mui  numerosas. 

El  véjimen  alimenticio  de  la  perdiz  roja  es  casi  el  mismo  de  la 
otra  especie:  granos,  semillas,  yerbas  insectos,  babosas  (limazas). 
etc.,  es  decir,  es  un  ave  omnívora,  come  de  todo, 

Esta  especie  de  perdiz,  según  Buffon,  fué  introducida  en  la  is- 
la de  Anape  donde  se  multiplicó  mucho.  En  tiempos  más  recien- 
tes, aunque  ya  hace  más  de  cien  años,  fué  aclimatada  con  mui 
b.  en  éxito  en  Inglaterra.  Ojalá  se  intentase  multiplicaren  Chile  es- 


584  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

ta  hermosa  ave,  cuya    aclimatación   seria    aquí    mucho    más    fácil 
aun. 


Resumiendo  lo  anterior  i  como  conclusión  diré: 

1.°  Que  es  absolutamente  necesario  que  nuestros  hacendados  to- 
men medidas  para  protejer  las  aves,  principalmente  en  el  periodo 
de  la  procreación.  Está  en  sus  manos  el  hacerlo,  porque  en  iene- 
ral  son  sus    subordinados   los  que  se  dedican  a  destruir  los  nidos. 

2.°  Las  autoridades  pueden  contribuir  con  su  poderosa  ayuda,  a 
la  labor  de  los  agricultores  en  este  sentido. 

d.°  La  caza  debería  hacerse  con  método  para  que  constituya  una 
verdadera  explotación  industrial,  i  no  una  destrucción  inmoderada 
e  irracional  de  las  aves. 

4.°  Seria  mui  conveniente  la  formación  de  clubes  i  sociedades  de 
cazadores  entre  los  hacendados,  que  tomasen  a  su  cargo  la  protec- 
ción i  el  fomento  de  la  caza. 

5.°  Muí  de  desear  sería  que  el  Gobierno  í  los  hacendados  procu- 
rasen introducir  i  multiplicar  nuevas  especies  para  acrecentar  nues- 
tros recursos  de  caza.  Pequeñísimos  serían  los  gastos  que  esto  exi- 
jiría  i  mui  grandes  las  ventajas  que  habría  de  reportar  al  país. 

Rafael  Barros  V. 

Agiónomo,  ayudante  de  la  clase  de    Zootecnia 
de  la  Universidad  Católica 


LEYES,   DECRETOS  I  ORDENANZAS    SOBRE 
BOSQUES  I  plantíos,  PESCA  I  CAZA 

(Conclusión) 

PESCA 

Reglamentación  del  uso  de  playas 

(Senado-consulto  de  8  de  Octubre  de  1819) 

Teniendo  presente  lo  dispuesto  por  la  leí  4,    título  28,  partida  3, 
declara  que  los  dueños  de  fundos  i  heredades  a  quien  correspondan 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  585 

los  puntos  destinados  para  la  pesca,  no  deben  impedir  el  ubre  uso 
que  la  misma  lei  concede  a  los  pescadores,  por  ser  la  ribera  del 
mar  del  uso  común  según  la  lei  3  del  mismo  título  i  partida.  En 
esa  virtud  i  para  evitar  disputas  entre  pescadores  i  propietarios  de 
las  riberas  en  que  es  pe]mitida  la  pesca,  deberán  unos  i  otros  estar 
obligados  a  la  observancia  del  siguiente  reglamento: 

En  la  ciudad  de  Santiago  de  Chile,  a  veinte  i  seis  dias  del  mes 
de  Setiembre  de  mil  ochocientos  diez  i  nueve  años:  hallándose  el 
Excmo.  Senado  en  su  sala  de  acuerdo  i  en  sesiones  estraordinarias, 
se  vio  el  recurso  del  procurador  de  pobres  reclamando  por  los  pes- 
cadores de  la  costa  de  Bucalemu  la  libertad  de  la  pesca,  i  la  declara- 
ción de  los  derechos  que  por  ella  le  corresponde  en  las  riberas  de 
la  laguna  de  Bucalemu  i  boca  de  Rapel:  i  teniendo  S.  E.  a  la 
vista  lo  dispuesto  en  la  lei  4,  titulo  28  partida  3,  declaró  que 
los  dueños  de  los  fundos  i  heredades  a  que  corresponden  los  pun- 
tos destinados  para  la  pesca  no  deben  impedir  el  libre  uso  que  la 
misma  lei  concede  a  los  pescadores  en  fuerza  de  ser  la  ribera  del 
mar  del  uso  común  según  lo  prevenido  en  la  lei  3  del  mismo  tí- 
tulo i  partida.  En  esta  virtud  i  para  quitar  las  disputas  que  puedan 
suscitarse  entre  los  pescadores  i  propietarios  contiguos  a  las  riberas 
en  que  está  permitida  la  pesca,  acordó  S.  E.  se  estableciera  un  re- 
glamento que  designara  las  facultades  i  los  privilejios  de  estos 
recomendables  abastecedores  del  público,  i  correrá  bajo  los  siguien- 
tes artículos: 

Artículo  primero.  La  ribera  del  mar  como  correspondiente  al  uso 
común,  puede  ocuparse  eu  la  pesca  i  sin  perjuicio  de  la  comunidad, 
es  arbitrio  a  los  pescadores  formar  las  posesiones  necesarias  para 
su  habitación  i  ejercicio  a  que  se  hayan  contraído. 

Art.  2.0  Los  propietarios  de  fundos  colindantes  con  la  ribera  no 
podrán  destinarla  a  usos  particulares  ni  en  su  beneficio  con  perjui- 
cio de  la  comunidad. 

Art.  3.*^  Tampoco  podrán  impedir  el  franco  ejercicio  de  la  pesca- 
dería. 

Art,  4.0  Estos  propietarios  no  serán  arbitros  para  embarazar  el 
tránsito  de  los  arrieros  conductores  de  pescado  i  mariscos. 

Art.  5.0  Por  ribera  deberá  entenderse  el  distrito  de  ochenta  va~ 
ras  de  playa  desde  la  mas  alta  marea. 

Art.  G.o  En  ese  espacio  podrán  los  pescadores  formar  sus  posesio- 
nes i  hacer  los  sembrados  que  convengan  a  su  conservación. 


586  boletín  de  bosques,  PESCA  I  CAZA 


Art.  7. o  Los  hacendados  deberán  quitar  los  arrendatarios  que 
hubiesen  colocado  en  todo  el  término  de  la  ribera. 

Art.  8.0  Deberá  elejirse  un  juez  de  playa  para  las  respectivas  ri- 
beras, en  quien  deberán  concurrir  las  calidades  de  imparcialidad, 
integridad  i  patriotismo,  para  que  al  paso  de  cuidar  del  cumpli- 
miento de  este  reglamento,  deslinde  los  negocios  i  las  concurrencias 
de  los  pescadores. 

Art.  9. o  El  juez  de  playa  formará  una  matrícula  del  número  de 
pescadores  en  su  distrito  con  la  denominacien  de  los  peones  i 
arrieros  conductores. 

Art.  10.°  A  cada  pescador  deberán  designarle  cinco  peones  i  así 
aquel  como  éstos  estarán  escentos  de  toda  reclusa  como  destina- 
dos al  abasto  publico. 

Imprímase  i  circúlese  para  su  observancia. — Palacio  Directorial 
de  Santiago  de  Chile,  8  de  Octubre  de  1819. — Bernardo  O'Hig- 
CtIns. — Joaquín  Echeverría. 

Muchas  d«  las  disposiciones  anteriores  han  caducado,  i  no  en  beneficio  de  los 
que  se  dedican  a  la  industria  de  la  pesca,  i  de  las  que  han  quedado  vijentes  bien 
pocas  son  recordadas  i  aplicadas. 

Reglamentación  de  la  venta  de  pescado  i  marisco 

(Reglamento-lei  de  AVjastos  de  1824,  Capítulo  III) 

Articulo  primero.  Todo  pescador  deberá  vender  sus  pescados  i 
mariscos  precisamente  en  las  plazas  públicas. 

Art  2.°  Ninguna  persona  del  pueblo,  sea  de  la  calidad  que  fuere, 
tiene  título  para  exijir  preferencia  en  el  despacho  del  pescado  i 
marisco;  a  todos  i  sin  distinción  se  debe  vender  el  que  hai  en  las 
.plazas. 

Art.  3.0  No  obstante  que  los  reglamentos  antiguos,  i  que  aun 
hoi  se  practican,  tienen  fijado  el  precio  i  peso  del  pescado,  deseando 
como  es  justo  aumentar  i  protejer  el  ejercicio  de  la  pesca,  que  a 
mas  de  proporcionar  un  alimento  apetecido  multiplica  las  jentes 
de  mar  que  al  fin  sirven  de  marineros  en  los  buques  nacionales, 
que  tanto  necesitan  de  ellos,  se  declara  enteramente  libre  la  venta 
de  pescados  i  mariscos  en  las  plazas  públicas  de  esta  ciudad,  donde 
precisa  i  necesariamente  han  de  venderlos  a  solo  los  consumidores 
que  en  manera  alguna  envíen  sospechas  de  ser  regatones  o  reven- 
dedores, sobre  lo  que  se    encarga  al  .Juez  de  Abastos    la  mas  in- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  587 


ílexible  severidad  para  perseguir  i  ausentar  en  todo  mercado  a 
estos  pillos  mal  entretenidos,  u  ociosos  que  viven  sin  trabajo  de  la 
sustancia  del  pueblo. 

Art.  4.°  Nadie  podrá  vender  pescado  ni  marisco  por  las  calles  i 
a  los  que  se  encontraren  en  este  prohibido  ejercicio,  a  mas  de  per- 
der lo  que  vendan,  serán  puestos  en  la  cárcel  o  por  un  mes  en  el 
j)residio. 

Art.  5.^  Ninguno  podrá  vender  en  sus  cuartos  o  bodegones  pes- 
cados frescos  ni  permitir  que  en  ellos  los  vendan  los  pescadores, 
porque  estos  perderán  todo  el  que  hayan  traido  i  aquellos  sufrirán 
la  multa  de  cuatro  pesos  o  un  mes  de  presidio;  sin  embargo,  se 
permite  que  puedan  por  granjeria  vender  pescado  frito  o  guisado, 
como  acostumbran. 

Art.  6.°  Celarán  los  jueces  de  abastos  que  en  las  plazas  no  se- 
venda  pescados  salados  o  lavados  que  hayan  estado  antes  podri- 
dos, cuyo  daño  se  disiinula  frecuentemente  con  estos  beneficios. 

Por  tanto  ordeno  que  se  publique  por  lei  insertándose  en  el  Bo-^ 
letin. — Dado  en  el  palacio  directorial  de  Santiago,  a  15  de  Enero- 
de  1824. — Errázuriz. — Mariano  Egaña. 

A  simple  título  de  documento  curioso  hemos  insertado  la  anterior  disposición, 
que  demuestra  el  celo  que  han  manifestado  los  primeros  gobiernos  de  la  Repú- 
blica, en  fomentar  i  vijilar  el  espendio  del  pescado,  beneficiosa  medida  que  fué 
descuidada  después  i  revivida  solo  en  los  últimos  años  por  iniciativa  de  la  Ins- 
pección Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i  Caza. 

Liberación  de  derechos  de  internación  i  esportacion  de  pro- 
ductos de  pesca  que  se  haga  en  buques  nacionales 

(Lei  de  18  de  Octubre  de  1832) 

El  Presidente  de  la  República,  etc.,  etc. 

Por  cuanto  el  Congreso  Nacional  con  fecha  16  del  corriente,  ha, 
sancionado  la  siguiente  lei: 

Artículo  primero.  Serán  libres  de  derechos  de  importación  i  es- 
portacion los  productos  en  bruto  de  cualquiera  clase  de  pesca  que  se 
haga  en  buque  nacional. 

Art.  2.*  De  igual  libertad  gozarán  a  su  esportacion  para  puertos 
estranjeros  los  mismos  productos  manufacturados  en  el  pais. 

A.rt.  S.**  El  Gobierno  dictará  las  reglas  que  considere  justas 
para  evitar  todo  fraude  contra  la  Hacienda  Pública  en  el  jiro  que 
esta  lei  proteje. 


588  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

Por  cuanto  ordeno  i  mando  se  publique  i  circule  para  su  cumpli- 
miento.— Palacio  del  Gobiei^no  en  Santiago,  18  de  Octubre  de  1832. 
—  Joaquín  Prieto. — Manuel  Renjifo. 

Deseable  sería  reviviera  esta  medida,  a  fin  de  que  siquiera  la  mitad  de  la  im- 
portación i  esportacion  de  los  productos  de  la  pesquería  nacional,  mas  o  menos 

dos  millonee  en  importación  i  un  millón  en  esportacion  (aceite,  barbas  i  esper- 
uia  de  ballena)  fueron  acarreados  en  buques  nacionales,  para  coadyuvar  al  xe- 

surjimiento  de  nuestra  antes  tan  ñoreciente  marina  mercante. 

Terrenos  abandonados  por  el  mar.  A  quien  pertenecen.  Uso 

de  las  riberas  del  mar 

(Le!    de    8    de    Agosto   de    1849) 

Por  cuanto  el  Congreso  Nacional  ha  acordado  el  siguiente  pro- 
yecto de  lei: 

Artículo  primero.  Los  terrenos  abandonados  por  el  mar,  acrecen 
las  propiedades  colindantes  en  toda  la  estension  de  las  costas  del 
Estado.  Esceptúase  los  que  el  mar  abandonare  en  los  puertos  i 
caletas  habilitadas  para  el  comercio,  los  cuales  son  para  el  domi- 
nio público.  Los  propietarios  riberanos  ne  podrán  ejercer  derecho 
sino  sobre  la  parte  comprendida  dentro  de  sus  muros,  linderos  o 
mensuras. 

Art.  2.°  Se  autoriza  al  Presidente  de  la  República  para  que  dicte 
con  faerza  de  lei,  i  a  la  mayor  brevedad,  las  providencias  necesa- 
rias, i  que  cada  localidad  exije,  para  la  buena  policía  de  los  puertos, 
prohibiendo  todo  lo  que  directa  o  indirectamente  perjudique  a  la 
capacidad,  comodidad  i  limpieza  de  los  fondeaderos. 

Art.  3.°  Las  riberas  del  mar  son  de  uso  público,  entendiéndose 
por  tales  todo  lo  que  bañan  las  olas  del  mar,  hasta  donde  llegan  en 
la  mas  alta  marea. 

Art.  4.0  Podrán  construirse  edificios  i  otras  obras  en  las  liberas 
i  en  el  mismo  mar,  con  permiso  previo  del  Intendente  de  la  pro- 
vincia, quien  deberá  concedolo  o  negarlo,  arreglándose  a  las  dispo- 
siciones de  esta  lei  i  a  los  reglamentos  dictados  por  el  Gobierno. 

Pero  en  los  puertos  i  en  las  caletas  habilitadas  para  el  comercio, 
solo  podrán  construirse  en  las  riberas  o  en  el  mar,  edificios  u  otras 
obras  que  fuesen  de  reconocida  utilidad  pública,  calificada  por  el  Go- 
bierno. 

Los  edificadores  tendrán  solo  el  uso  i  goce  de  los  edificios  i  no 
la  propiedad  del  suelo. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  589 

Art.  6°  Los  pescadores  podrán  usar  libremente  las  riberas  del 
mar  que  no  estuvieren  ocupadas.  Podrán  asimismo  servirse  para 
los  menesteres  de  su  peculiar  industria,  de  los  terrenos  contiguos 
al  mar,  aunque  sean  de  propiedad  particular,  con  tal  que  no  estén 
actualmente  habitados,  cultivados  o  empleados  en  otro  jénero  de 
industria,  i  sin  que  puedan  internarse  mas  de  veinte  varas  contadas 
desde  la  mas  alta  marea. 

Art.  6.0  Los  particulares  que  antes  que  la  promulgación  de  esta 
lei,  hubieren  construido  edificios  u  otras  obras  en  terrenos  aban- 
donados por  el  mar,  i  que  tuvieren  títulos  auténticos  de  merced, 
donación,  compra,  testamento  u  otros  sobre  dichos  terrenos  o  sobre 
los  predios  colindantes,  tendrán  la  propiedad,  uso  i  goce  de  di- 
chos terrenos  en  la  forma  determinada  por  la  presente  lei. 

I  por  cuanto  oido  el  Consejo  de  Estado,  he  tenido  a  bien  apro- 
barlo i  sancionarlo;  por  tanto  dispongo  se  promulgue  i  lleve  a  efecto 
en  todas  sus  partes  como  lei  de  la  República. — Manuel  Búlnes. — 
José  Joaquín  Pérez, 

Se  notará  como  esta  lei  restrinje  notablemente  las  franquicias  que  otorgaba 
a  los  pescadores  el  Senado-consulto  de  1819;  pero  es  todavía  muí  liberal  compa- 
rada con  las  disposiciones  del  Código  Civil. 

Disposiciones  del  Código  Civil  relativas  a  pesca  i  caza 

Art.  593.  El  mar  adyacente,  hasta  la  distancia  de  una  legua  ma- 
rina, medida  desde  la  línea  de  mas  baja  marea,  es  mar  territorial 
i  de  dominio  nacional;  pero  el  derecho  de  policía,  para  objetos  con- 
cernientes a  la  seguridad  del  pais  i  a  la  observancia  de  las  leyes 
fiscales,  se  estiende  hasta  la  distancia  de  cuatro  leguas  marinas 
medidas  de  la  misma  manera. 

La  legua  marina  tiene  tres  millas  marinas  de  1852  metros  (exactamente 
1851.8  metros),  de  manera  que  la  primera  distancia  mencionada  es  de  5  555  me- 
tres  i  la  segunda  22  222  metros.  Esta  faja  de  tres  leguas  marinas  situada  afuera 
del  mar  territorial  es  con  mas  propiedad  el  mar  adyacente  i  así  suele  llamarse 
ahora  en  jurispruíiencia  marítima.  Tendrá  importancia  su  delimitación  cuando 
esté  implantada  i  lejislada  en  el  pais  la  pesca  de  alta  mar. 

Art.  594.  Se  entiende  jíZr/i/rt  fZe  mar  la  estension  de  tierra  que  las 
olas  bañan  i  desocupan  alternativamente  hasta  donde  llegan  en  las 
mas  altas  mareas. 

Por  mas  baja  marea  i  mas  alta  marea,  a  que  ae  reñeren  los  dos  artículos,  debe 
entenderse  las  mareas  de  equinoxio  (marzo  i  setiembre)  olas  próximas  a  un  equi- 


590  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

noxio  cuando  así  coincidan  con  un  gran  perijeo  (distancia  mínima  de  la  tierra  a 
la  luna),  circunstancia  que  ocasiona  una  mayor  amplitud  de  las  mareas. 

En  realidad,  lo  que  el  Código  designa  en  este  artículo  con  el  nombre  de  playa, 
es  lo  que  se  llama  corrientemente  «desplaye». 

Art.  595.  Los  rios  i  todas  las  aguas  que  corren  por  cauces  natu- 
rales son  bienes  nacionales  de  uso  público.  Esceptúause  las  vertien- 
tes que  nacen  i  mueren  dentro  de  una  misma  heredad;  su  propie- 
dad, uso  i  goce  pertenecen  a  los  dueños  de  las  riberas. 

En  la  práctica,  desde  la  promulgación  del  Código  Civil,  se  ha  restrinjido  el 
alcance  de  este  artículo.  El  propietario  de  las  dos  orillas  de  un  curso  de  agua 
es  también  propietario  de  éste,  cualquiera  que  sea  su  caudal  i  aunque  salga  de 
los  límitps  de  la  propiedad.  Esto  ha  sido  sancionado  por  decisiones  jurídicas. 

Art.  596.  Los  grandes  lagos  que  pueden  navegarse  por  buques 
de  mas  de  cien  toneladas  son  bienes  nacionales  de  uso  público. 

Tampoco  puede  ser  aceptada  en  absoluto  en  la  práctica  esta  disposición.  Cual 
quier  lagunaje  es  navegable  por  buques  de  cien  i  mas  toneladas,  que  podrán  no 
calar,  aun  en  agua  dulce,  ni  un    par  de   metros.  Si   la  laguna  está  situada    toila 
dentro  de  una  misma  propiedad,  el  propietario  de  ésta  lo  es  también  de  la  laguna, 
cualquiera  que  sea  su  estension. 

Art.  407.  La  caza  i  la  pesca  son  especies  de  ocupación  por  las 
cuales  se  adquiere  el  dominio  de  los  animales  bravios. 

Art.  608,  Se  llaman  animales  bravios  o  salvajes  los  que  viven 
naturalmente  libres  e  independientes  del  hombre,  como  las  íiei-as  i 
los  peces;  domésticos,  etc.  i  domesticados  los  que  sin  embargo  de  sei 
bravios  por  su  naturaleza  se  han  acostumbrado  a  la  domesticidad  i 
reconocen  en  cierto  modo  el  imperio  del  hombre. 

Estos  últimos,  mientras  conservan  la  costumbre  de  volver  al  am- 
paro o  dependencia  del  hombre,  siguen  la  regla  de  los  animales  do- 
mésticos, i  perdiendo  esta  costumbre  vuelven  a  la  clase  de  los  ani- 
males bravios. 

Art.  609.  No  se  puede  cazar  sino  en  tierras  propias,  o  en  las 
ajenas  con  permiso  del  dueño.  Pero  no  será  necesario  este  permiso 
si  las  tierras  no  estuvieren  cercadas,  ni  plantadas  o  cultivadas,  a 
menos  que  el  dueño  haya  prohibido  espresaraente  cazar  en  ellas  i 
notificado  la  prohibición, 

Art.  610.  Si  alguno  cazare  en  tierras  ajenas  sin  permiso  del  dueño, 
cuando  por  lei  estaba  obligado  a  obtenerlo,  lo  que  caze  será  para  el 
dueño,  a  quien  además  indemnizará  de  todo  perjuicio. 

Art.   6n.  Se  podrá  pescar  libremente  en   los  mares,  pero   en  el 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  591 

mar  territorial  solo  podrán  pescar  los  chilenos  i  los  estranjeros  domi- 
ciliados. Se  podrá  también  pescar  libremente  en  los  rios  i  en  los 
lagos  de  uso  público. 

Art.  Los  pescadores  podrán  hacer  de  las  playas  del  mar  el  uso 
necesario  para  la  pesca,  construyendo  cabanas,  sacando  a  tierra  sus 
barcas  i  utensilios  i  el  producto  de  la  pesca,  secando  sus  redes, 
etc.,  guardándose  empero  de  hacer  uso  alguno  de  los  edificios  o 
construcciones  que  alli  hubiere  sin  permiso  de  sus  dueños,  o  de 
embarazar  el  uso  lejítimo  de  los  demás  pescadores. 

Art.  613.  Podrán  también  para  los  espresados  menesteres  hacer 
uso  de  las  tierras  contiguas  hasta  la  distancia  de  ocho  metros  de 
la  pla3^a;  pero  no  tocarán  a  los  edificios  o  construcciones  que  dentro 
de  esa  distancia  hubiere,  ni  atravesarán  las  cercas,  ni  se  introdu- 
cirán en  las  arboledas,  plantíos  o  siembras. 

Art.  614.  Los  dueños  de  las  tierras  contiguas  a  la  playa  no 
podrán  poner  cercos,  ni  hacer  edificios,  construcciones  o  cultivos 
dentro  de  los  dichos  ocho  metros,  sino  dejando  de  trecho  en  tre- 
cho suficientes  i  cómodos  espacios  para  los  menesteres  de  la  pesca. 
En  caso  contrario  ocurrirán  los  pescadores  a  las  autoridades  loca- 
les para  que  pongan  el  conveniente  remedio. 

Art.  615,  A  los  que  pesquen  en  rios  i  lagos  no  será  lícito  hacer 
uso  alguno  de  los  edificios  í  terrenos  cultivados  en  las  riberas  ni 
atravesar  los  cercos. 

Art.  616.  La  disposición  del  artículo  610  se  estiende  al  que  pesca 
en  aguas  ajenas. 

Art.  617.  Se  entiende  que  el  cazador  o  pescador  se  apodera  del 
animal  bravio  i  lo  hace  suyo  desde  el  momento  que  lo  ha  herido 
gravemente,  de  manera  que  ya  no  le  sea  fácil  escapar,  i  mientras 
persiste  en  perseguirlo;  o  desde  el  momento  que  el  animal  ha 
caido  en  sus  trampas  o  redes,  con  tal  que  las  haya  armado  o  ten- 
dido en  paraje  donde  le  sea  lícito  cazar  o  pescar. 

Si  el  animal  herido  entra  en  tierras  ajenas  donde  no  es  lícito  cazar 
sin  permiso  del  dueño,  podrá  éste  hacerlo  suyo. 

Art.  618.  No  es  lícito  a  un  cazador  o  pescador  perseguir  al  ani- 
mal bravio  que  es  ya  perseguido  por  otro  cazador  o  pescador;  si 
lo  hiciere  sin  su  consentimiento  i  se  apoderare  del  animal,  podrá 
el  otro  reclamarlo  como  suyo. 

Art.  622.  En  lo  demás  el  ejercicio  de  la  caza  i  de  la  pesca  estará 
sujeto  a  las  ordenanzas  especiales  que  sobre  esta  materia  se  dicten. 


592  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

No  se  podrá  pues  cazar  o  pescar  sino  en  lugares,  en  temporadas, 
con  armas  i  procederes  que  no  estén  prohibidas, 

Art.  650.  El  suelo  que  el  agua  ocupa  i  desocupa  alternativamente 
en  sus  creces  i  bajas  periódicas,  forma  parte  de  la  ribera  o  del  cauce 
i  no  accede  mientras  tanto  a  las  heredades  contiguas. 

Art.  656.  Acerca  de  las  nuevas  islas,  etc.: 

l.*^  La  nueva  isla  se  mirará  como  parte  del  cauce  o  lecho  mientras 
fuere  ocupada  i  desocupada  alternativamente  por  las  aguas  en  sus 
creces  i  bajas  periódicas,  i  no  accederá  entretanto  a  las  heredados 
riberanas. 

El  artículo  anterior  i  la  regla  1.a  del  artículo  656,  relativos  a  la  accesión  del 
suelo,  tienen  interés  en  el  ejercicio  de  la  pesca  en  cuanto  al  derecho  de  ocupa- 
ción transitoria  o  temporal  para  las  faenas  de  pesca  fluvial,  cuyo  ejercicio  vienen 
a  favorecer. 

Art.   732.  El  dominio  puede  ser  limitado  de  varios  modos: 

3.*'  Por  las  servidumbres. 

Título  9.  Del  derecho  de  usufructo. 

El  artículo  764  i  siguientes  pueden  ser  de  frecuentes  aplicaciones 
en  el  ramo  do  caza  i  aun  en  el  de  pesca. 
Título  11.  De  las  servidumbres. 


El  artículo  820  i  siguientes  merecen  la  misma  observación  anterior,  i  varios 
de  ellos  interesan  a  los  establecimientos  de  piscicultura. 

CÓDIGO    PENAL 

Art.  494.  Sufrirán  la  pena  de  prisión    en   sus  grados  medio  a 

máximo,  o  multa  de  diez  a  cien  pesos: 

3.°  El  que  sin  licencia  de  la  autoridad  competente  cargare  armas 

prohibidas  por  la  leí  o  por  los  reglamentos  jenerales. 

21.°  El  que  con  violencia  en  las  cosas  entrare  a  cazar  o  pescar 
en  lugar  cerrado,  o  en  lugar  abierto  contra  espresa  prohibición  inti- 
mada personalmente. 

La  falta  contemplada  en  el  último  artículo  es  contra  la  persona,  lo  que  justi- 
fica la  mayor  pena  que  en  las  faltas  contra  cosas  o  reglamentos,  como  en  los 
siguiente?: 

Art.  496.  Sufrirán  la  pena  de  prisión  en  su  grado  mínimo  1-20  días 
conmutable  en  multa  de  uno  a  treinta  pesos: 


J30LETIN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  593 


Si.*'  El  que  entrare  sin  violencia  a  cazar  o  pescar  en  sitio  vedado 
o  cerrado. 

36.^  El  que  inf  rinjiere  los  reglamentos  de  caza  o  pesca  en  el  modo 
i  tiempo  de  ejecutar  una  u  otra  o  de  vender  sus  productos. 

Se  notará  la  mayor  benevolencia  del  Código  Penal,  comparado  con  las  Orde 
nanzas  de  caza  vijentes  en  las  provincias  centrales,  en  cuanto  a  las  penas  mí 
nimas,  no  así  en  el  máximo  de  las  multas. 

Prohibición  de  pesca  con  dinamita 

(Lei  de  6- de  Junio  de  1898) 

Leí  núm.  1050. — Por  cuanto  el  Congreso  Nacional  ha  prestado 
su  aprobación  al  siguiente  proyecto  de  lei: 

Articulo  único.  Prohíbese  la  pesca  con  dinamita,  bajo  la  pena 
de  cincuenta  a  quinientos  pesos  de  multa  o  de  cuarenta  a  sesenta 
dias  de  prisión. 

I  por  cuanto,  oido  el  Consejo  de  Estado,  he  tenido  a  bien  apro- 
barlo i  sancionarlo;  por  tanto,  promiilguese  i  llévese  a  efecto  como 
lei  de  la  República,  -Federico  Errázuriz. — Emilio  Bello  Codecido. 

Esta  beneficiosa  lei,  o  que  debería  serlo,  es  seguramente  la  mas  infrinjida 
en  el  pais,  sin  que  hasta  la  fecha  haya  logrado  la  Inspección  de  Bosques,  Pesca 
i  Caza  hacer  aprobar  su  indispensable  reglamento  complementario,  sin  el  cual 
se  hace  tan  difícil  su  sanción  como  si  no  existiera.  Recientemente  rechazó  un 
reglamento  presentado  al  Supremo  Gobierno  el  Consejo  de  Defensa  Fiscal,  por 
escrúpulos  legales  que  no  deberian  primar,  a  nuestro  juicio,  sobre  medidas  tan 
prácticas  i  de  necesidad  tan  urjente  como  las  que  proponíamos,  sobre  las  cuales , 
como  es  natural,  hemos  vuelto  a  insistir. 

Fomento  de  la  pesquería 

(Lei  núm.  1949  de  27  de  Junio  de  1907) 

Artículo  primero.  Desde  la  fecha  de  la  promulgación  de  la  pre- 
sente lei,  se  concede  a  las  embarcaciones  de  bandera  nacional,  que 
se  ocupen  esclusivamente  en  el  servicio  de  la  pesquería,  una  pri- 
ma anual  de  quince  pesos  por  tonelada  de  desplazamiento,  i  de  diez 
pesos  por  tonelada  de  peces  i  mariscos  frescos  que  internen  para 
el  consumo  del  pais. 

El  monto  total  de  esta  prima  no    podrá  esceder  de   doscientos 

boletín  de  b.  h 


594  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


mil  pesos  al  año,  pero  si  las  primas  que  hubieren  de  pagarse  fue- 
ren mayores  que  la  suma  indicada,  ésta  se  distribuirá  a  prorrata 
del  tonelaje  total  de  las  naves  i  del  tonelaje  de  pesca  que  corres- 
ponda a  cada  embarcación. 

Las  primas  que  establece  este  artículo  se  pagarán  íntegramente 
durante  diez  años;  en  los  cinco  años  siguientes  se  pagará  un  cin- 
cuenta por  ciento,  i  un  veinticinco  por  ciento  en  los  cinco  últimos 
años. 

Art.  2.°  Para  los  efectos  de  la  prima  de  tonelaje  de  desplazamien- 
to, sólo  se  tomarán  en  cuenta  embarcaciones  de  quince  a  doscientas 
cincuenta  toneladas. 

Art.  3.**  Queda  autorizado  el  empleo  de  redes  de  arrastre  para 
las  embarcaciones  que  se  ocupen  en  la  pesca. 

Art.  4.*^  Para  instalar  i  esplotar  criaderos  de  moluscos,  el  Presi- 
dente de  la  República  podrá  dar  en  arrendamiento,  hasta  por  vein- 
te años,  playas  o  partes  de  mar,  en  secciones  que  no  escedan  de 
cuatro  hectáreas. 

El  arrendatario  dejará  siempre  espedito  el  tráfico. 

Podrá  asimismo  dar  én  arrendamiento,  en  subasta  pública,  por 
un  término  que  no  esceda  de  veinte  años,  hasta  la  mitad  de  los 
bancos  de  moluscos  existentes,  con  la  obligación  de  renovarlos. 

Art.  5.°  El  pescado,  el  marisco  i  su  embalaje  se  considerarán 
como  carga  de  cuarta  clase  para  los  efectos  de  la  tarifa  que  rije 
actualmente  en  los  Ferrocarriles  del  Estado;  i  tendrá  un  recargo  de 
veinticinco  por  ciento  cuando  el  trasporte  se  efectúe  por  trenes  or- 
dinarios de  pasajeros. 

Si  se  modificaren  las  tarifas  actuales  de  la  Empresa,  la  carga  an- 
tedicha se  clasificará  en  la  categoría  que  corresponda  al  flete  de  cuar- 
ta clase  antes  indicado. 

Art.  6.'^  El  Presidente  de  la  República  dictará  las  disposiciones 
necesarias  para  reglamentar  la  pesquería,  el  fomento  de  esta  indus- 
tria, el  pago  de  las  primas  i  las  medidas  que  aseguren  el  cumpli- 
miento de  esta  lei. 

Derógase  en  lo  que  fuere  contrario  a  esta  lei  lo  dispuesto  en 
la  organización  i  atribuciones  de  las  Municipalidades  de  22  de  Di- 
ciembre de  189Lv 


BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  595 


Reglamento  para  el  pago  de  las  primas  establecidas  en  la 
lei  Núm.  1949  de  24  Junio  de  1907 

Del  pago  de  las  primas 

Artículo  1°  Las  primas  a  que  se  refiere  el  artículo  1.^  de  la  lei 
púmero  1949  de  24  de  Junio  último,  serán  pagadas  anualmente 
por  el  Ministerio  de  Industria  i  Obras  Públicas,  a  contar  desde  el 
L<>  de  Enero  del  año  próximo  en  conformidad  a  las  prescripciones 
,que  establece  el  presente  reglamento. 

Los  interesados  deberán  presentarse  con  los  certificados  corres- 
pondientes en  el  mes  de  Enero  de  cada  año. 

De  las  primas  por  tonelaje 

Art.  2."  Las  naves  destinadas  a  la  pesca,  que  se  acojan  a  los  be- 
neficios de  esta  lei,  deberán  inscribirse  en  un  rejistro  especial  lleva- 
do por  la  Dirección  Jeneral  de  la  Armada  en  conformidad  a  lo 
dispuesto  en  las  leyes  de  24  de  Junio  de  1878  i  1060  de  10  de 
Agosto  de  1898. 

Art.  3.°  El  tonelaje  o  desplazamiento  de  las  naves  destinadas  a 
la  pesca,  se  acreditará  con  el  certificado  de  la  matrícula  espedido 
por  la  autoridad  indicada  en  el  artículo  anterior. 

Art.  4.°  Se  prohibe  a  las  naves  destinadas  a  la  pesca  dedicarse 
al  trasporte  de  materiales  o  mercaderías  de  cualquiera  otra  natura- 
leza. La  infracción  a  esta  disposición  hará  perder  a  la  nave  todo 
derecho  a  la  prima  por  tonelaje. 

Art.  5.°  No  se  pagará  la  prima  por  tonelaje  a  las  naves  que  no 
acrediten  haber  estado  empleadas  en  la  pesca  por  lo  menos  las  dos 
terceras  partes  del  año. 

Este  hecho  se  comprobará  con  el  certificado  de  las  gobernaciones 
marítimas  o  funcionarios  que  hagan  sus  veces,  del  lugar  o  lugares 
en  que  hubiere  estado  pescando  la  nave. 

Para  este  efecto  las  naves  deberán  dar  aviso  de  su  llegada  i  sali- 
da en  cada  puerto  de  arribada  a  las  autoridades  indicadas,  las  que 
dejarán  constancia  del  tiempo  intermedio. 


596  BOLRTIN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

De  las  primas  por  toneladas  de  peces  i  mariscos 

Art.  6.°  Para  el  pago  de  las  primas  por  tonelada  de  peces  i  ma- 
riscos, sólo  se  tomarán  en  cuenta  los  peces  i  mariscos  comestibles 
i  entre  estos  últimos,  únicamente  las  ostras,  los  choros,  las  chol- 
gas,  las  machas,  los  ostiones,  los  piares,  las  jaivas,  los  cangrejos  i 
los  camarones. 

Art.  7.°  El  desembarco  de  los  peces  i  mariscos,  para  los  efectos 
del  presente  reglamento,  sólo  podrá  efectuarse  en  los  puertos  ma- 
yores en  que  exista  Comandante  de  Resguardo  con  nombramiento 
de  tal. 

Art.  8.°  La  cantidad  de  peces  i  mariscos  que  se  desembarque  en 
cada  arribada  se  acreditará  por  medio  del  certificado  espedido  por 
el  funcionario  indicado  en  el  articulo  precedente,  o  quien  haga  sus 
veces. 

En  el  certificado  se  dejará  constancia  del  nombre  del  interesado 
i  de  la  nave  en  que  se  hubiere  traido  la  pesca. 

Art.  9:°  Los  bultos  que  contengan  la  pesca  se  presentarán  al 
Resguardo  destapados  para  su  examen  i  deberán  tener  un  peso  ne- 
to de  50  kilogramos. 

El  Resguardo  estará  facultado  para  rectificar  el  peso  de  los  bul- 
tos i  rejistrar  su  contenido,  pudiendo  admitirse  una  tolerancia  de  5 
kilogramos  por  bulto. 

Si  la  falta  de  peso  fuere  menor  que  la  tolerancia  indicada  en  el 
inciso  anterior,  el  pescador  perderá  el  derecho  al  certificado  en  to- 
da la  partida  en  que  se  notare  la  falta. 

Si  el  peso  del  bulto  fuere  mayor  de  50  kilogramos,  la  diferencia 
no  se  tomará  en  cuenta  para  los  efectos  del  certificado. 

Art.  10.  Cuando  el  Resguardo  sorprendiere  que  en  una  partida 
se  han  introducido  materias  estrañas  con  el  objeto  de  aumentar  el 
peso  de  los  bultos,  no  se  dará  el  certificado  i  la  partida  será  con- 
siderada como  contrabando,  en  conformidad  a  la  lei. 

Art.  11.  Las  ostras  no  podrán  ser  desembarcadas  para  el  consu- 
mo antes  de  haber  permanecido  en  viveros  naturales  o  lanchas  es- 
peciales, por  lo  menos  ocho  dias  después  de  su  arribada. 

El  Resguardo  deberá  cerciorarse  de  esta  circunstancia  antes  de 
dar  el  certificado  correspondiente. 

Art.  12.  Se  prohibe  la  pesca  en  los  periodos  de  tiempo  que  a 
continuación  se  indican: 


boletín^  de  bosques,  pesca  i  caza  597 

1°  Para  las  truchas,  pejerreyes  i  pichihuenes,  desde  el  15  de 
Setiembre  hasta  el  15  de  Diciembre. 

2.° -Para  los  choros  i  ostras,  desde  el  l.»^  de  Setiembre  hasta  el 
1.0  de  Abril. 

3.°   Para  los  ostiones,  desde  el  1.»  de  Marzo  hasta  el  \°  de  Mayo. 

4."  Para  las  langostas  de  Juan  Fernández,  jaivas,  camarones  de 
mar  i  de  rio,  desde  el  1.*'  de  Octubre  hasta  el  31  de  Diciembre. 

Art,  13.  Los  Comandantes  de  Resguardo  no  darán  certificados 
a  que  se  refiere  este  reglamento  en  los  períodos  de  veda  indicados 
en  el  artículo  anterior. 

Tampoco  darán  el  certificado  correspondiente  cuando  se  constate 
en  una  partida  la  existencia  de  peces  o  mariscos  que  no  cumplan 
con  las  siguientes  exijencias: 

1.°  Los  pejerreyes  que  tengan  un  tamaño  menor  de  18  cm.  i  las 
truchas  menor  de  20  cm.  en  medidas  tomadas  desde  la  boca  hasta 
el  estremo  de  la  cola. 

2.°  Las  ostras  menores  de  5  cm.  i  los  ostiones  menores  de  8  cm. 
en  diámetro. 

3.°  Los  choros  i  las  cholgas  menores  de  10  cm.  de  largo. 

4."  Las  langostas  de  Juan  Fernández  menores  de  25  cm.  de  lar- 
go, los  camarones  de  río  menores  de  12  cm.  i  de  mar  menores  de  6 
cm.  en  medidas  tomadas  desde  la  punta  del  caparazón  hasta  la 
raíz  de  las  aletas  caudales. 

De  los  criaderos  i  yacimientos  de  ostras 

Art.  14.  Las  solicitudes  de  arriendo  para  instalar  criaderos  de 
moluscos  serán  presentadas  al  Ministerio  de  Industria  i  Obras  Pú- 
blicas el  que  se  pronunciará  sobre  ellas  oyendo  a  la  Dirección  Jene- 
ral  de  la  Armada. 

Los  interesados  deberán  acompañar  a  su  solicitud  un  croquis  del 
puerto  con  indicación  del  trozo  o  porción  de  costa  cuyo  arriendo 
se  solicita. 

El  arriendo  se  concederá  previo  depósito  a  la  orden  del  Ministerio 
de  Industria  i  Obras  Públicas  de  una  suma  equivalente  al  diez  por 
ciento  del  valor  total  de  los  cánones. 

Este  depósito  será  devuelto  al  interesado  una  vez  terminado  el 
contrato,  si  él  se  hubiere  cumplido  en  la  forma  estipulada. 

Art.   15.  La  subasta  de  los  yacimientos  ostreros  a  que  se  refiere 


598  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

el  artículo  4."  de  la  lei  se  llevará  a  efecto  ante  la  autoridad  marí^ 
tima  del  puerto  mas  cercano  al  lugar  del  yacimiento  i  en  conformi- 
dad a  un  plano  que  levantará  la  Sección  de  Aguas  i  Bosques. 

Se  dará  aviso  de  la  subasta  durante  cinco  dias  i  a  lo  menos  con 
un  mes  de  anticipación. 

Art.  16.  El  rematante  rendirá  una  fianza  análoga  a  la  establecida 
en  el  artículo  14  de  este  Reglamento  i  se  sujetará  a  las  condiciones' 
que  fije  el  contrato  respectivo. 

Art.  17.  Se  prohibe  el  uso  de  las  rastras  ostreras  con  fondo  de 
cuero.  Ija  dimensión  de  las  mallas  de  las  rastras  será  de  5  cm.  de 
nudo  a  nudo,  a  lo  menos. 

Art.  18.  Se  prohibe,  asimismo,  la  pesca  de  moluscos  i  el  lavado 
de  los  peces  en  las  vecindades  de  los  desagües  de  población  u  otros 
parajes  inadecuados  para  estos  usos  por  razones  de  hijiene  i  de 
salubridad. 

Art.  19.  La  observancia  de  las  disposiciones  contenidas  en  los 
dos  artículos  que  preceden  será  vijilada  por  las  autoridades  marí- 
timas dependientes  de  la  Dirección  Jeneral  de  la  Armada, 

Disposiciones  jenerales 

Art.  20.  Las  naves  destinadas  a  la  pesca  deberán  llevar  un  ga- 
llardete o  banderola  de  la  forma  i  dimensiones  que  indique  la  Di- 
rección .Jeneral  de  la  Armada,  que  permita  distinguirlas  de  cuales- 
quiera otra. 

Art.  21.  Serán  deuunciables  por  cualquier  interesado  las  infrac- 
ciones que  se  cometan  de  los  artículos  12,  17  i  18  del  presente  Re- 
glamento. 

El  denuncio  se  hará  ante  el  Gobernador  Marítimo  del  punto  mas 
cercano  al  lugar  en  que  se  cometiere  la  infracción. 

El  infractor  será  penado  con  una  multa  de  $  20  a  $  100,  de  la 
cual  la  mitad  será  a  beneficio  del  denunciante  i  la  otra  mitad  a 
beneficio  fiscal. 

El  infractor  que  se  negare  a  pagar  la  multa  a  que  fuere  conde- 
nado, perderá  todo  derecho  a  las  primas  que  hubiere  devengado  i 
se  le  cancelará  el  permiso  para  pescar. 

Art.  22.  El  trasporte  por  ferrocarril  de  los  peces  i  mariscos  podrá 
hacerse  en  los  mismos  bultos  que  han  servido  para  su  desembar- 
que, aplicándose  la  tarifa  establecida  en  el  articulo  5.^  de  la  lei. 


boletín  de  BOSQLTES,  pesca  1  CAZA  599 


El  flete  de  retorno  de  los  bultos  vacíos  al  lugar  de  su  proceden- 
cia se  cobrará  al  peso,  aplicándose  la  misma  tarifa  indicada  en  el 
inciso  anterior. 

Art.  23.  Los  pescadores  que  se  acojan  a  los  beneficios  de  esta 
lei  tendrán  el  libre  acceso  a  las  playas  i  tierras  contiguas  de  uso 
público  en  toda  la  estension  que  fuere  necesaria  para  los  menesteres 
de  la  industria,  sin  otras  limitaciones  que  las  que  les  impongan  las 
autoridades  marítimas  respectivas  en  conformidad  al  Reglamento  de 
Policía  Marítima. 

Las  mismas  autoridades  velarán  porqué  se  respete  el  derecho  de 
los  pescadores  al  uso  de  las  playas  i  tierras  contiguas  de  cualquier 
dominio  en  conformidad  a  lo  dispuesto  en  los  artículos  612  i  613 
del  Código  Civil. 

Art.  24.  Los  resguardos  despacharán  de  preferencia  la  carga  i 
los  certificados  a  que  se  refieren  los  artículos  B.**  i  9.°  del  presente 
Reglamento. 

Tómese  razón,  comuniqúese,  publíquese  e  insértese  en  el  Boletín 
de  las  Leyes  i  Decretos  del  Gobierno. — Montt. — Gonzalo  Urrejola. 

Como  toda  disposición  nueva,  esta  lei  i  su  reglamento,  mui  bien  inspirados, 
han  encontrado  en  su  aplicación  algunas  dificultades  o  inconvenientes  que  no 
era  dable  prever  i  que  han  sido  subsanados  en  el  proyecto  de  lei  de  Bosques, 
Pesca  i  Caza  presentado  al  Supremo  Gobierno,  que  pende  de  la  aprobación  del 
Honorable  Congreso,  i  cuya  promulgación  traerá  grandes  beneficios  a  las  indus- 
trias forestal  i  pesquera,  tan  necesitadas  i  que  tanto  necesitamos. 

Reglamento  sobre  pesca  de  choros 

(Decretos  de  8  de  Julio  de  1910  i  de  17  de  Abril  de  1913) 

Apruébase  el  sigaiente  Reglamento  propuesto  por  la  Sección  de 
Aguas  i  Bosques  con  la  aprobación  de  la  Dirección  Jeneral  de  la  Ar- 
madr,  para  la  pesca  de  choros  en  la  costa  del  pais: 

Articulo  primero.  El  arriendo  de  los  bancos  de  choros  i  la  subas- 
ta de  ellos,  se  hará  conforme  a  lo  establecido  en  los  arts.  14,  15  i 
16  del  Reglamento  de  Pesca  aprobado  por  decreto  núm.  3003,  de 
25  de  Octubre  de  1907. 

Art.  2.«  Se  prohibe  el  uso  del  candelero  o  vara  con  puntas  me- 
tálicas como  medio  de  pesca  para  la  esplotacion  de  los  bancos  de 
choros. 

Art.   3.*  Las  embarcaciones  destinadas  a  la  esplotacion    de   los 


600  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

bancos  de  choros  existentes  en  los  puertos  habilitados  para  el  co- 
mercio, solo  podrán  dedicarse  a  la  pesca  desde  la  hora  de  apertura 
de  los  puertos,  señalada  en  el  art.  45  del  Reglamento  Jeneral  de 
Policía  Marítima,  hasta  la  puesta  del  sol. 

Los  mariscadores,  ya  sean  rematantes  de  bancos  o  mariscadores 
libres,  deberán,  en  todo  caso,  presentarse  a  la  autoridad  marítima 
mas  cercana  con  el  producto  de  su  pesca,  a  fin  de  comprobar  que 
han  cumplido  con  lo  dispuesto  en  el  art.  13  del  Reglamento  citado 
de  25  de  Octubre  de  1907.  Se  dará  al  interesado  un  certificado  que 
acredite  esta  circunstancia,  sin  cuyo  requisito  no  podrá  venderse 
el  marisco. 

Art.  4.°  La  infracción  de  las  dispociones  anteriores  serán  denun- 
ciadas ante  la  autoridad  marítima  mas  próxima  al  lugar  en  que  se 
hubiere  cometido.  El  producto  de  las  multas  señaladas  en  el  regla- 
mento indicado  en  el  artículo  anterior  se  dividirá  por  mitad  entre 
el  denunciante  i  el  Fisco. 

Art.  5.°  En  caso  de  resistencia  al  pago  de  las  multas,  el  G-obier- 
no  podrá  cancelar  el  contrato  de  esplotacion  si  se  tratare  de  rema- 
tantes de  bancos,  i  si  fueren  mariscadores  libres  serán  puestos  por 
la  autoridad  marítima  respectiva  a  disposición  de  la  Justicia  ordina- 
naria,  para  que  se  les  haga  efectiva  la  multa  corrrespondieute.  Si 
la  falta  fuere  céntralo  dispuesto  en  el  inciso  3.''  del  art.  13  del  Re- 
glamento de  25  de  Octubre  de  1907,  se  arrojará  al  mar  el  producto 
de  la  pesca. 

Art.  6.°  Se  considerarán  como  parte  integrante  del  presente  Re- 
glamento todas  las  disposiciones  del  Reglamento  .Jeneral  de  Pesca 
de  25  de  Octubre   de  1907  que  no  sean  contrarias  a  este  Decreto. 

Tómese  razón,  comuniqúese,  publíquese  e  insértese  en  el  Boletín 
de  Leyes  i  Decretos  del  Gobierno. — Montt. — Fidel  Muñoz  R. 

Franquicias  a  las  embarcaciones  pesqueras 

(Decreto  del  Ministerio  de  Hacienda) 

Santiago,   14  de  Setiembre  de  1907. — Se  declara: 

1."  Que  las    naves    dedicadas  esclusivamente  a  la    pesca    están 

exentas  de  las  obligaciones   que  imponen  a  las  naves  mercantiles 

los  artículos  1,  4,  248,  .353  i  354  i  de  las  demás  disposiciones    del 

Reglamento  de  Aduanas  que  se    refieren   a  manifiestos  i  rejistros 


boletín  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA  601 

de  mercaderías,  licencia  de  libre  plática  con  tierra  al  fondear  i  a  licen- 
cias i  fianzas  de  salida; 

2.0  Que  no  obstante  lo  dispuesto  en  el  número  anterior,  las  auto- 
ridades marítimas  i  aduaneras  tienen  derecho  a  aplicar  a  dichas 
naves,  cuando  lo  estimen  necesario,  las  mismas  restricciones  a  que 
están  sujetas  las  naves  mercantes  respecto  de  policía,  sanidad  i 
vijilancia; 

3.°  Que  los  capitanes  de  las  naves  pescadoras  deben  comprobar 
que  se  dedican  a  este  tráfico,  con  el  certificado  de  su  respectiva  ma- 
trícula, siempre  que  para  ello  sean  requeridos  por  las  autoridades 
marítimas  o  aduaneras. 

Tómese  razan,    etc. — Montt. — Ouillermo  Subercaseaux. 


CAZA 
Ordenanza  de  caza  en  las  provincias  centrales 

Santiago,   14  de  Mayo  de  18G8 

De  acuerdo  con  el  Consejo  de  Estado  he  tenido  a  bien  aprobar 
la  siguiente  Ordenanza  que  reglamenta  el  ejercicio  de  la  caza  en 
el  Departamento  de  Santiago. 

r  Artículo  1."  Entre  el  período  comprendido  entre  el  1.°  de  Se- 
tiembre i  el  1.°  de  Marzo,  queda  prohibida  en  todo  el  departamen- 
to de  Santiago  la  destrucción  de  las  aves  de  caza,  cualesquiera  que 
sean  las  armas  i  medio  que  para  ellos  /"'"  'empleen. 

Art.  2.°  Dentro  del  mismo  períodd*'^,^^^^^  igualmente  prohibida 
la  destrucción  de  los  huevos  i  de  los  nidos  que  forman  aquellas 
aves  en  su  incubación. 

Art.  3.°  Prohíbese  igualmente,  dentro  de  aquel  término,  la  com- 
pra i  venta  de  aves  de  caza  en  las  calles  i  mercados  públicos  de  la 
población. 

Art.  4,0  La  infracción  de  cualquiera  de  las  disposiciones  conte- 
nidas en  los  tres  artículos  precedentes,  será  penada  con  una  multa 
de  cinco  a  veinte  pesos,  i  en  su  defecto  con  una  prisión  de  cinco 
a  veinte  dias. 

La  mitad  de  la  multa  corresponderá  al  denunciante. 

Art.  5°  Los  infractores  al  artículo  I.**  perderán  también   la  pro- 


602  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


piedad  de  las  armas  o  instrumentos  que  llevaren  para  la  caza,  los 
que  corresponderán  a  los  subdelegados  o  inspectores  f[ue  los  apren- 
dieren u  ordenaren  su  aprensión. 

Los  que  infrinjan  el  artículo  3.°  perderán  ademas  las  aves  que 
trataren  de  vender,  las  que  serán  recojidas  por  la  policía. 

Art.  Q°  La  presente  Ordenanza  empezará  a  rejir  quince  dias 
después  de  su  publicación. 

Tómese  razón,  etc. — Pérez. — F.  Vargas  Fontecilla. 

Esta  misma  ordenanza  se  ha  dictado  también  para  los  departamentos  siguien 
tes:  San  Fernando,  el  16  de   Diciembre  de    1888;  Valparaiso,    17  de  Diciembre 
de  1868;Victoria,  el  18  de   Diciembrede  1868;  Rancagua,  el  19  de  Diciembre  de 
1858;  Limache,   el   24  de  Marzo   del873;  Talca,  el  28  de  Octubre  de  1876. 

Por  acuerdo  municipal  de  7  de  .Julio  de  1899  se  ha  prorogado  la  veda  en 
Valparaíso  al  mes  de  Marzo. 

Ordenanza  de  caza  en  el  departamento  de  Lautaro 

(Santiago,  l.^de  Diciembre  de  1876.) 

Artículo  1.'^  En  el  período  comprendido  entre  el  l.°de  Setiem- 
bre i  1.°  de  Marzo,  queda  prohibida  en  todo  el  departamento  de 
Lautaro  la  destrucción  de  las  aves  de  caza,  cualesquiera  que  sean 
las  armas  o  medios  que  para  ellos  se  empleen. 

Art:  2.0  Se  prohibe  igualmente  dentro  del  espresado  término,  la 
compra  i  venta  de  las  aves  de  caza  en  las  calles  i  mercados  públi- 
cos de  las  poblaciones  del  departameiito. 

Art.  3."  La  infracción  de  cualquiera  de  las  disposiciones  conte- 
nidas en  los  artículos  precedentes,  será  penada  con  una  multa  de 
uno  a  cinco  pesos,  o  en  su  defecto,  con  una  prisión  de  uno  a  cin- 
co di  AS, 

La  mitad  de  la  multa  corresponderá  al  denunciante  i  la  otra  mi- 
tad se  aplicará  a  fondos  municipales. 

Art.  4.0  Los  infractores  al  artículo  1.°  perderán  también  la  pro- 
piedad de  las  armas  o  instrumentos  de  que  se  sirvieren  para  la 
caza,  los  cuales  corresponderán  a  las  municipalidades.  Los  infrac- 
tores del  articulo  2.°  perderán  también  las  aves  que  trataren  ven- 
der, que  serán  recojidas  por  la  policia. 

Art.  b.°  Esta  Ordenanza  comenzará  a  rejir  un  mes  después  d© 
su  promulgación. 

Tómese  razón,  etc. — Pinto. — José  Victorino  Lastarria. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  603 

Ordenanza  de  caza  en  el  departamento  de  Talcahuano 

(Santiago,  21  de  Julio  de  1880) 

Artículo  primero.  En  el  período  comprendido  entre  el  1°  de  Se- 
tiembre i  el  l.o  de  Marzo,  queda  prohibida  en  todo  el  departamen- 
to de  Talcahuano  la  destrucción  de  las  aves  de  caza,  cualesquiera 
que  sean  las  armas  o  medios  que  para  ello  se  empleen. 

Art.  2.^  Se  prohibe  igualmente  dentro  del  espresado  término,  la 
compra  venta  de  las  aves  de  caza  en  las  calles  i  mercados  píiblicos 
de  las  poblaciones  del  departamento. 

Art.  S.°  La  infracción  de  cualquiera  de  las  disposiciones  conteni- 
das en  los  artículos  precedentes,  será  penada  con  una  multa  de  uno 
a  cinco  pesos,  o  en  su  defecto  con  una  prisión  de  uno  a  cinco  dias. 

La  mitad  de  la  multa  corresponderá  al  denunciante,  i  la  otra  mi- 
tad se  aplicará  a  fondos  municipales. 

Art.  4.°  Los  insfractores  del  artículo  2.°  perderán  las  aves  qu& 
trataren  de  vender,  las  que  serán  recojidas  por  la  policía. 

Art,  5.^  Esta  Ordenanza  comenzará  a  rejir  un  mes  después  de-, 
su  publicación. 

Tómese  razón,  etc. — Pinto. — Manuel  Recaharren. 

g     Varias  municipalidades  de  las  provincias  del  sur  a  instancias  de  la  propagan- 
da  constante  de  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques  Pesca  i  caza  han  adoptado  las, 
ordenanza   que   a  continuación   proponemos  como  modelo,  La  de  Torneé  entre, 
otras  lo   ha  adoptado  con  mucho  acierto  a  esa  localidad- 


PROYECTO  DE  ORDENANZA  DE  CAZA 

(Para  las  rejiones  que  aun  no  la  tengan) 

Artículo  l.*^  En  los  de  Setiembre  a  Febrero  inclusives  de  Octu- 
bre a  Marzo  inclusive  para  las  provincias  australes,  se  prohibe  en 
la  provincia  (o  departamento  o  territorial  municipal)  la  destruc- 
ción de  aves  de  caza,  cualesquiera  que  sean  las  armas  o  medios 
que  para  ellos  se  empleen,  como  también  la  destuccion  de  huevos 
i  nidos. 


604  BOLETÍN  DE  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

Art.  2/'  Prohíbese  igualmente  dentro  del  mismo  poríodo,  la  ven- 
ta i  compra  de  aves  de  caza  i  de  sus  huevos. 

Art.  3.'^  Las  insfracciones  o  cualesquiera  de  las  disposiciones  an- 
teriores será  penada  con  multa  de  cinco  a  veinte  pesos,  o  en  su 
defecto  con  prisión  de  tres  a  diez  dias,  correspondiendo  la  mitad 
de  la  multa  al  denunciante  i  la  otra  mitad  a  la  Municipalidad. 

Art,  4.0  Los  infractores  del  art.  L^  sufrirán  también  la  confis- 
cación de  las  armas  o  instrumentos  que  empleen  en  la  caza,  los 
que  también  pasarán  a  beneficio  municipal. 

Art.  5.°  Los  infractores  al  art.  2:°  sufrirán  también  la  confisca- 
ción de  las  aves  que  tengan  en  venta,  las  que  serán  llevadas  al  es- 
tablecimiento de  beneficencia  mas  próximo. 

Art.  6.°  Esta  ordenanza  empezará  a  rejir  quince  dias  (o  un  mes 
según  la  localidad)  después  de  su  promulgación. 

Apesar  que  por  la  Lei  de  Mucipalidades  de  1891  corresponde  a  estos  la  regla- 
mentación de  la  caza,  pueden  los  intendentes  i  gobernadores  tomar  la  iniciati- 
va de  proponer  esta  medida  de  imperiosa  necesidad,  a  fin  de  hacerla  estensivas 
€uando  menos  a  un  departamento  entero,  sino  a  una  provincia,  a  fin  de  que  no 
se  produzca  la  anomalía  de  ser  permitida  la  caza  en  todo  tiempo  en  una  comu- 
na i  no  en  la  vecina.  La  Inspección  Jeneral  de  Bosques  Pesca  i  Caza  ruega  a 
las  autoridades  de  provincias  cooperar  en  la  implancion  de  medidas  protecto- 
ras que  son  cada  dia  mas  urjentes,  mientras  ella  tenga  poder  suficiente  para 
estenderlas  a  todo  el  pais  con  la  promulgación  de  la  Lei  de  Bosques,  Pesca  i  ca- 
za que  pende  de  la  consideración  del  Soberano  Congreso. 

Las  modificaciones  a  las  ordenanzas  vij entes  i  sus  motivos  son 
los  siguientes,  cuya  conveniencia  es  fácil  apreciar. 

Al  Art.  2.°  Estender  la  prohibición  de  venta  de  aves  i  huevos 
afuera  de  las  ciudades  i  poblaciones. 

Al  Art.  3.°  Atribuir  a  las  municipalidades  la  mitad  de  las  mul- 
tas i  reducir  los  dias  de  prisión  respecto  de  las  multas,  en  atención 
a  la  despreciacion  de  la  moneda  también  para  favorecer  las  cajas 
municipales. 

Al  Art.  4.°  Atribuir  también  a  las  municipalidades  las  armas  i 
utensilios  confiscados  para  ser  vendidos  en  los  remates  que  regla- 
mentariamente hacen  aquellas. 

C.  Saqe. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  605 


MISC£LAN£A 

Conservas  de  nuestras  aves  de  caza  nacionales,  pescados  i 
mariscos. — Tenemos  ooticias  que  existen  en  el  pais  dos  fábricas 
de  conservas  no  solo  de  pescados  i  mariscos  sino  también  de  aves 
de  caza  que  son  tan  esquisitos  i  que  por  esto  se  persiguen  aun  en 
los  tiempos  de  veda  para  que  no  falte  esta  delicadeza  en  la  mesa, 
con  lo  cual  se  causa  grandes  daños  a  la  existencia  de  nuestras 
especies  nacionales.  Nos  pusimos  en  campaña  para  informarnos 
sobre  la  efectividad  de  la  existencia  de  dicha  fábrica  i  de  la  calidad 
de  sus  productos.  En  el  lejano  Puerto  Saavedra  a  orillas  del  rio 
Imperial  dimos  con  ella,  que  lleva  la  firma  A.  Winter  i  Cía.  Según 
hemos  podido  saber  posee  una  instalación  completa  para  la  fabrica- 
ción de  los  tarros  de  lata,  la  preparación  i  la  esterilización  de  las 
conservas.  ' 

Hicimos  venir  algunos  tarros  que  son  de  lata  de  buena  clase  i 
sin  soldadura  como  se  preparan  las  conservas  modernas  hoi  dia. 
El  contenido  está  perfectamente  conservado  i  condimentado,  de 
gusto  esquisito  que  puede  ponerse  al  lado  de  cualesquiera  conserva 
estranjera.  El  surtido  que  fabrica  se  compone  a  la  fecha  de  jilgueri- 
tos  en  salsa  a  $  20  la  docena  de  tarros;  becasinas  rellenas  i  asadas 
$  36;  tórtolas  rellenas  i  asadas  $  24;  zorzales  rellenos  i  asados  $  24; 
f.  pato  silvestre  en  salmí  $  26;  torcaza  escabechada  $  24;  torcaza  en 
salsa  $  24;  perdiz  en  jalea  $  30,  i  ademas  las  aves  de  corral  pollo 
al  natural  $  26;  pavo  asado  $  26,  i  ganso  en  jalea  $  24.  De  pescados 
conservan  corbina  i  lisa  al  natural  a  $  10,  la  docena  de  tarros  que 
es  un  precio  mui  módico;  i  de  los  mariscos  preparan  hasta  la  fecha 
solo  machas  al  natural  i  picadillo  de  macha  a  razón  de  $  8  la  doce- 
na de  tarros. 

Esta  fábrica  está  llamada  a  llenar  un  gran  vacío  en  el  pais,  sobre 
todo  en  tiempo  de  .  abultad  i  carestía  de  fletes  marítimos,  pues  nos 
reemplaza  las  conservas  que  recibimos  del  estranjero  i  puede  servir 
para  ayudar  a  refrenar  en  algo  la  persecución  de  las  aves  de  caza 
en  tiempo  de  la  veda,  ya  que  ahora  es  posible  comer  estos  manjares 
en  todo  tiempo  sin  ocasionar  la  destrucción  de  especies  tan  esquisi- 
tas  en  tiempo  de  cria. 

Nos  dijeron  que  las  conservas  de  aves  de  caza  han  encontrado 
fácil  colocación  (ya  lo  creemos),  pero  no  así  las  corvinas  i  lizas  lo 


€06  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 

que  se  esplica,  ya  que  damos  preferencia  a  todo  lo  estranjero  i  mi- 
ramos en  menos  a  todo  lo  nacional,  a  tal  estremo  que  preferimos 
mas  bien  comprar  los  arenques  en  su  mayor  podridos  que  nos  lle- 
gan de  Europa  antes  que  adquirir  conservas  de  nuestros  peces  na- 
cionales, que  son  de  buena  calidad  como  las  citadas  i  las  que  traen 
Recart  i  Doñiez  en  Valparaíso  de  las  Islas  de  Juan  Fernández. 

Pretendemos  escribir  en  un  futuro  un  capitulo  completo  sobre  la 
fabricación  de  toda  clase  de  conservas  de  pescados,  mariscos  i  aves 
de  caza  en  el  pais  i  rogamos  a  nuestros  lectores  que  nos  den  no- 
ticia de  las  que  conocen,  para  que  no  se  nos  escape  ninguna  em- 
presa por  pequeña  i  alejada  que  sea,  porque  servirá  al  pais  de 
mostrarle  lo  que  debe  hacer,  para  abastecerse  así  mismo  primero  i 
para  ir  a  la  esportacion  después. 

Mucha  culpa  de  la  dificultad  de  colocar  los  productos  nacionales 
tiene  no  solo  la  preferencia  que  nuestra  sociedad  a  todo  lo  estran- 
jero, sino  también  la  falta  de  actividad  comercial  i  de  propagan- 
da de  nuestras  industrias.  Un  pequeño  botón  de  muestra  tenemos 
en  el  hecho  que  la  fábrica  de  Winter  i  Cia.  tiene  un  solo  ájente  en 
el  pais  en  los  señores  Tello  i  González  en  Valparaíso,  i  si  hace  po- 
co no  llegamos  a  descubrir  las  conservas  por  casualidad,  habríamos 
ignorado  por  completo  que  existe  tal  fábrica. 

En  un  próximo  número  daremos  datos  sobre  una  fábrica  análoga 
que  existe  en  Temuco  del  señor  Laurant  i  Cia.  Recien  instalada, 
no  ha  adquirido  aun  la  amplitud  de  la  de  Puerto  Saavedra,  pero 
creemos  que  podrá  surjir  como  ella  con  la  protección  del  públi- 
co, pues  responden  a  una  verdadera  necesidad  nacional,  para  con- 
trapesar laimportacion  estranjera. 

Nuestro  Boletín.  Su  aparición  futura. — En  vista  de  la  gran  cri- 
sis financiera  que  atraviesa  nuestra  administración  pública  i  de  la 
cual  no  se  ve  el  fin  todavía,  se  hace  necesario  trasformar  nuestro 
Boletín  mensual  en  otro  trimestral  hasta  que  mejoren  los  tiempos 
i  nos  permitan  editarlo  nuevamente  mas  seguido. 

Hemos  llegado  al  fin  del  Tomo  II  en  buenas  condiciones  a  pe- 
sar de  la  crisis,  empesaremos  el  Tomo  JII  en  los  primeros  meses  de 
1915  con  la  primera  edición  trimestral,  que  esperamos  sea  aumen- 
tada i  mejorada  en  volumen  de  entrega,  como  también  en  calidad  del 
contenido,  ya  que  medía  un  tiempo  mayor  de  entrega  a  entrega,  lo 
que  facilita  mas  la  selección  del  material  i  el  pulimiento  del  mismo. 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  607 


Precio  de  un  bosque. — Aquí  se  cree  que  un  bosque  poco  o 
nada  vale.  No  hace  muchos  años  se  concedía  una  estension  cual- 
quiera a  quien  la  pedia,  o  se  la  tomaba  sin  pedirla,  i  so  pretesto 
de  colonizar  i  cultivar  se  prendía  fuego  donde  mas  acomodaba  i 
éste  seguía  su  marcha  hasta  donde  quería.  Ahora  no  se  usurpa 
como  antes  terrenos  al  fisco  i  no  se  destruye  con  la  indiferencia 
musulmana  de  antes,  gracias  a  la  incansable  propaganda  del  servi- 
cio encargado  de  velar  por  la  conservación  de  nuestras  riquezas 
naturales,  que  va  logrando  convencer  que  es  una  insensatez  redu- 
cir a  ceniza  i  humo,  para  tener  un  poco  de  pasto  o  cosechar  algunos 
granos,  grandes  estensiones  de  selvas  que  en  pocos  años  mas,  dota- 
das de  vias  de  comunicación,  darían  un  rendimiento  superior  a 
cualquier  cultivo. 

En  otros  países  se  cuida  el  bosque  i  se  le  aprecia  en  su  ver- 
dadero valor,  que  suele  ser  mui  crecido.  Como  ejemplo,  citaremos 
el  caso  de  la  venta  de  un  bosque  hecha  por  el  Estado,  en  Fran- 
cia, a  la  Municipalidad  de  la  ciudad  de  Salles  d'Olonne.  Ese  bos- 
que, de  una  estension  mui  reducida,  48  hectáreas,  i  situado  parte 
en  la  comuna  compradora  i  parte  en  una  comuna  vecina,  fué  ce- 
dido por  el  Estado  por  el  bonito  precio  de  880,000  francos,  o  sea 
en  número  redondo  8,000  francos  la  hectárea,  precio  a  que  no  al- 
canzaría aquí  el  mejor  terreno  agrícola.  Felices  países  esos  donde 
los  municipios  tienen  dinero  hasta  para  comprar  bosc{ues  i  donde 
Til  Estado  tiene  valiosos  bosques  que  vender. 

Destrucción  de  bosques  en  Honduras, — La  pequeña  república 
de  Honduras  está  formada  en  su  mayor  parte  por  un  suelo  mui 
montañoso  con  grandes  i  profundos  valles  que  le  ha  hecho  dar 
su  nombre  por  los  conquistadores,  i  está,  o  mejor  dicho  estaba, 
casi  totalmente  cubierta  de  jigantescos  bosques.  Pero  allá  como  aquí 
la  mano  del  hombre  hace  mas  daño  que  bien.  Hasta  hace  poco 
la  esplotacion  se  limitaba  a  la  proximidad  de  In  costa  i  a  las  orillas 
de  los  ríos  i  se  hacía  de  una  manera  racional,  cortando  los  árboles 
para  utilizar  sns  valiosas  maderas  que  constituían  un  importante 
capítulo  de  esportacion;  pero  luego  llegó  el  gran  enemigo  de  la 
selva,  el  agricultor,  i  comenzó  la  devastación  por  el  fuego.  El  solo 
cultivo  del  maíz  ha  sido  causa  de  rozas  desmedidas  i  desproporcio- 
nadas con  las  cosechas  obtenidas,  pues  ese  cereal  es  mui  agotador 
del  suelo  i  hai  que  cambiar  de  terreno  cada  año,  sistema  mas  fá- 


608  boletín  de  BOSQUES,  PESCA  I  CAZA 


cil  que  abonarlo.  Así  se  siguen  las  quemas  año  a  año  i  se  con- 
vierte en  ceniza  los  cedros,  los  ébanos,  las  caobas  i  cantidad  de 
otras  maderas  de  lujo.  Mas  tarde  también  se  lamentará  allá  la  desa- 
parición de  riquezas  que  habrían  durado  siglos  si  no  se  las  hubiera 
destruido  el  afán  de  sacar  de  golpe  una  mediocre  utilidad. 

Impregnación  eléctrica  de  la  madera. — Como  dijimos  en  otra  par- 
te del  B  letin,  hablando  de  la  impregnación  de  las  maderas  para 
hacerlas  durables  e  incombustibles,  distamos  mucho  aun  de  la  solu- 
ción eficaz.  En  el  siguiente  procedimiento  electrolítico,  no  ideado 
como  dicen  las  revistas,  si  no  mejorado  por  los  srs.  Nodon  i  Bre- 
tonneau,  fundan  estos  muchas  esperanzas. 

Los  trozos  se  introducen  en  largos  cubos  de  madera  forrados  con 
plomo  i  llenas  de  una  solución  de  sulfato  de  magnesia  al  2%  que 
se  entibia  por  medio  del  vapor.  Este  Hquido  está  en  comunicación 
con  uno  de  los  polos  de  un  jenerador  eléctrico,  dinamo  u  otro,  i  los 
maderos  con  el  otro  polo  mediante  una  disposición  sencilla.  Así  las 
cosas  se  hace  pasar  una  coniente  de  unos  cien  volts  durante  ocho  o 
doce  horas,  según  su  intensidad,  cambiando  cada  hora  su  dirección, 
o  sea  la  conexión  de  los  polos. 

La  impregnación  preservadora  de  la  madera  se  hace  por  cam- 
bios electroliticos  entre  las  sales  orgánicas  de  la  savia  i  la  sal  mine- 
ral del  baño,  que  pasa  a  aumentar  i  modificar  las  materias  inscrus- 
tantes  de  la  madera.  Fórmanse  así  en  la  masa  leñosa  nuevos  com- 
puestos minerales  i  combinaciones  preservativas  que  impedirán  el 
desarrollo  ulterior  de  los  jérmenes  de  la  putricion  i  el  ataque  de 
los  insectos  xilófagos  o  comedores  de  madera.  En  seguida  la  madera 
se  seca  por  los  procedimientos  conocidos,  al  aire  libre  o  en  estu- 
fas o  en  secaderos  con  ventiladores. 

La  principal  ventaja  del  procedimiento  descrito,  al  decir  de  los  in- 
ventores, es  que  la  albura  de  ciertas  especies  presenta,  después  de 
la  acción  electrolítica,  el  mismo  aspecto  i  la  misma  dureza  que  el 
duramen;  además,  no  cambia  el  color  natural  de  la  madera  i  pare- 
ce aumentar  su  cohesión,  como  lo  indica  el  aumento  de  su  leñosi- 
(lad.  Por  fin  este  procedimiento  electrolítico  es  mas  económico  que 
todos  los  empleados  hasta  ahora,  según  lo  han  demostrado  los  en- 
sayos hechos  en  el  laboratorio  de  la  sociedad  de  senilizacion  de  ma- 
deras en  Aubervilliers,  cerca  de  París. 

La  incombustibilidad  de  la  madera  se  obtiene  de  un  modo    ana- 


boletín  de  bosques,  pesca  i  caza  609 

logo.  Como  aquí  se  trata  de  piezas  elaboradas  para  las  construccio- 
nes, de  menores  dimensiones  que  las  piezas  de  escuadría,  las  cubas 
son  también  de  menores  dimensiones  i  la  corriente  eléctrica  nece- 
saria es  de  menor  potencia,  si  bien  de  mayor  duración  su  aplica- 
cacion,  48  horas.  La  composición  del  baño  es,  por  100  partes  de 
agua,  80  de  sulfato  de  amoniaco  i  20  de  borato  de  la  misma  ba- 
se. En  los  ensayos  de  combustión,  hechas  en  las  mas  desfavorables 
condiciones  que  pueden  producirse  en  un  incendio,  la  madera  así 
preparada    ha  resistido  perfectamente  a  la  acción  del  fuego. 

Las  bosques  en  Palestina. — Un  consejero  alemán  forestal  que 
acaba  de  regresar  de  Palestina  se  espresa  del  modo  siguiente:  «Los 
bosques  de  ese  país  desminuyen  de  año  en  año  a  causa  de  que 
allá  no  existe  ninguna  idea  de  su  necesidad.  Los  peores  enemigos 
son  los  ganaderos,  cuidadores  de  ganados  e  importadores  de  ma- 
deras leña  i  carbón.  Para  ganar  pastos  para  los  animales  se  que- 
man los  bosques  mas  hermosos.  Donde  hai  que  cortar  árboles,  no  se 
hace  esto  razonable  i  cultural,  sino  del  modo  mas  cómodo  para 
el  hachero,  cortándolo  a  la  altura  del  pecho  en  vez  de  cor- 
tarlo al  raz  del  suelo,  para  evitar  la  incomodidad  de  agacharse. 
Cuando  el  árbol  está  cortado  i  se  ve  que  no  dará  mucho  produc- 
to, se  le  deja  botado  en  el  suelo  i  se  sigue  cortando  otro.  En  caso 
j^e  haber  sucedido  alguna  vez  que  alguien  haya  plantado  árboles, 
entonces  se  puede  estar  seguro  de  que  poco  tiempo  después  no  que- 
da nada  mas  que  los  tallos  secos  i  arbustos  enanos,  que  no  ha  po- 
dido destruir  el  ganado  por  completo,  pero  que  ya  nunca  serán 
árboles. 

Las  consecuencias  de  esta  desvastacion  creciente  de  los  bosques 
no  se  han  dejado  esperar  i  se  notan  ya  de  un  modo  desgraciado 
en  las  fuertes  alteraciones  de  las  temperaturas  en  cada  dia  del 
año,  la  seca  de  las  vertientes  i  la  escasez  de  agua,  la  necesidad 
de  gastar  ini entes  sumas  en  tranques  i  otras  obras  de  regadío, 
calamidades  que  acarrean  a  los  mismos  agricultores  los  mayores 
perjuicios.  Este  desatino  es  mas  lamentable  cuanto  que  el  suelo 
de  Palestina  se  presta  mas  para  la  plantación  i  el  cultivo  de  bos- 
ques. Las  plantaciones  que  se  han  hecho  de  parte  de  colonos  alemanes 
i  judíos  dan  derecho  a  las  espectativas  mas  hermosas.  El  Carmelo, 
por  ejemplo,  era  hace  40  años  tan  desnudo  como  los  otros  cerros 
de  Palestina  i  ahora  se  ven  en  él  los  mas  lindos    bosques  de  Pi- 


610         boletín  de  bosques,  pesca  i  caza 

ñus  pinea  (Pino  piñón).  Igualmente  el  bosque  de  encinas  de  Har- 
dije,  cerca  de  las  colonias  alemanas  Waldhein  i  Betlehem,  que 
pertenece  en  su  major  parte  a  alemanes,  tiene  un  desarrollo  mui 
satisfactorio.  Ademas  hai  mui  lindos  bosques  de  encinas  en  el  mon- 
te Tabor  que  pertenecen  a  un  monasterio  franciscano.  Se  ve  por  los 
ejemplos  citados  lo  que  se  puede  hacer  con  un  cultivo  i  esplotacion 
racional,  pero  para  levantar  el  cultivo  forestal  en  jeneral  en  Pales- 
tina, se  necesita  en  primera  linea  una  guardería  forestal  que  sea  efi- 
caz. También  se  necesita  que  se  ilustre  a  los  habitantes  sobre  las 
funestas  consecuencias  culturales  ¡  que  acarrea  irremediablemente  la 
destrucción  de  los  bosques.  Ademas  se  puede  detener  el  despobla- 
miento de  los  cerros  por  medio  de  la  repoblación  obligatoria  por  los 
dueños  de  los  fundos,  cuja  infracción  se  pena  con  el  doble  del 
costo  de  la  plantación  i  ejecutar  esta  con  un  personal  fiscal  por 
cuenta  de  los  propietarios.  La  venta  barata  de  los  árboles  criados 
facilitaría  la  ejecución  de  las  medidas  propuestas. 

En  el  territorio  de  Jerusalem  parece  que  ya  se  ha  empezado  con 
instalaciones  de  este  j enero,  estableciendo  un  criadero  de  árboles 
que  reparte  las  plantas  gratuitamente.  Igualmente  se  ha  ocupado 
el  Gobernador  en  decretar  la  prohibición  de  la  corta  de  bosques, 
que  solo  llegará  a  ser  eficaz  cuando  se  establezcan  las  suficientes 
guarderías  forestales  fiscales  para  su  cumplimiento. 

Las  dunas  en  los  distritos  de  Jafa  i  de  Gaza  que  cubron  muchos 
miles  de  hectáreas  i  sepultan  los  suelos  agrícolas  vecinos,  se  pien- 
sa hoi  dia  entregarlas  a  los  colonos  judios  para  su  plantación  con 
bosques.  Muchos  mejores  resultados  se  obtendrían  si  el  Estado  to- 
mase esclusivamente  a  su  cargo  la  defensa  i  plantación  de  las  du- 
nas. Solamente  la  iniciativa  del  Estado  en  establecer  plantaciones  i 
lejislar  sobre  bosques  puede  protejer  a  la  Palestina  contra  su  com- 
completa  desvastacion  i  puede  restablecer  en  un  tiempo  mas  o  me- 
nos lejano  los  bosques  que  necesita  para  la  protección  de  la  agri- 
cultura. 


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el  HACENDADO  i  AGRICULTOR 


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HISPANO -AMERICANO 

(131'^    MOISÍTANER   í    SIMÓN) 


Todo  el  s  ;ber  del  mundo,  todo  lo  que  la  humanidad  ha 
dicho,  heehf'  i  pensado,  desde  los  tiempos  mas  lemotos  has- 
ta el  presen:  e  está  al  alcanee  de  todos  para  su  educación, 
beneficio  i  entretenimiento. 

La  ganaderin,  la  ngiicultura,  las  riquezas  naturales  i  las 
industrias  afines,  están  ampliamente  informadas  en  cente 
nares  de  artículos  de  interés  vital  para  el  agricultor  i  el 
ganadero,  entre  los  cuales  citaremos:  AgiMcultura,  Agrono- 
mía, Albeitería,  Botánica,  Cabestrería,  Horticultura,  Monte- 
ría, Selvicultura,  Veterinaria,  Zootecnia,  Aiboricultura,  Ga- 
nadería, etc ,  etc. 

El  artículo  «Tiigo»  contiene  cerca  de  7,000  palabras,  tiri- 
tando minuciosamente  i  con  pericia,  todas  las  fases  de  su 
cultivo  asi  como  las  enfermedades  tratadas  bajo:  Carbón, 
Caries,  Roya,  Tizoncillo,  etc. 

El  artículo  <  )bre  «Abonos»  consta  de  mas  de  25,000  pa- 
labras, deseii  iendo  i  analizando  todos  los  abonos  químicos, 
los  constituyenies  de  muchos  abonos  especiales  i  de  todos 
los  conocidos. 

Toda  infoi-macion  sobre  este  ramo  está  consignada  en  ar- 
tículos tan  cuidadosamente  compilados  que  hai  uno  especial 
para  cada  producto:  Arroz,  Avena,  Cebada,  etc.,  así  como 
paia  cada  animal:  Novillos,  Carneíos,  Cerdos,  Caballos,  etc. 

Centenares  de  hacendados  i  agricultores  lo  han  adquirido 
i  elojiado  en  entusiastas  cartas  que  ya  fueron  publicadas. 

28  grandeis  tomos  que  se  pagan  en  unas  cuantas  men- 
sualidades de  $  30  o  mas  según  la  encuadernacion. 

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para  la  agricultura  i  todas  las  industriáis 


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Casa  Carlos  Bosquet 

(Vrancken  i  Laliaye,  Sucesores) 

Almacén  especial  de  Semillas 

Buen  te,  561  :-:  SaMlla  II93 


3, 


SUCURSAL  EN  CONCEPCIÓN: 

AL  BUEN  JARDINERO 

Calle  Aníbal  Pinto,  581-585     :-:     Casilla  G78 


Importación,  esportacion,  venta  por  mayor  i  menor  de 
semillas  de  todas  clases,  flores,  árboles,  palmeras,  hortalizas, 
etc.,  útiles  de  jardinería,  abonos,  maceteros,  rafia  de  injer- 
tar, cera  de  injertar^  descremadoras,  batidoras  i^ amasado- 
ras de  mantequilla,  etc.,  etc.  La  casa  tiene  en  Ñuñoa  una- 
Quinta  de  esperimentos  donde  se  prueban  las  semillas. 

Pídase   Catálogo   Ilustrado  gratis 

Única  casa  en  Chile  que  importa  directamente  sus  semi- 
llas de  los  países  de  oríjen.i  que  las  garantiza  frescas  de  la 
última  cosecha. 


PECES    DE  AGUA    PÜLCE 

ADECUADOS  PARA  CRIANZA  EN  Li  <^ÜNAS  I  REPRESAS 

La  Inspección  Jeneral  üc  kiiiie:,  Pesca  i  ki 

LAS  SIGUIENTES  ESPECIES 


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Arau^-j^r  s..'^j<i-'^-tfo»,t¿'>- t«i,_  .■wu        -.i^üa-HK»',.  ..g;-Ja 


CARPAS 

De  3  a  6  cm,  8  $  ciento;  de  6  ca  9  cm,  12  $;  de  9  a  12  cm,  15  $. 

TENCAS 

Hasta  4  cm,  10  $  ciento;  de  4  a  6  cm,  15  ."S;  de  6  a  8  cm,  20  $, 

SALMONES 

Hasta  3  cm,  10  $  ciento;  de  3  a  6  cm,  15  $;  de  6  a  9  cm,  20  $; 
de  9  a  12  centímetros,  30  $  el  ciento. 

Los  salmones  requieren  aguas  frías  i  algo  renovadas;  las  carpas 
i  tencas,  sobre  todo  las  primer,"?,  que  dejeneran  en  aguas  corrien- 
tes, prosperan  mui  bien  en  aguas  mansas  i  no  mui  frias. 

Datos  sobre  trasporte,  alimentación  i  cuidados,  etc.,  se  enviará; 
a  los  interesados  que  lo  soliciten  de  la  Inspección  Jeneral  de  Bos- 
ques, Pesca  i  Caza. 


Claras  198,  Santiago. 


¡riadero  de  Arboles  i  Plantas 


SE  B.ECI3EN   PEDIDOS   DE   CUBÓLES 
PEUTALES,  FORESTALES,  ETC. 

ESCLUSIVAMENTE  EN  SU 

AJENOIÁ  EN  SANTIÁBO 

AGUSTINAS,  1129 

IPI  ID.A.  ISrS  E]     C.A.T_A.LOGhOS 


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(ANTIGUA  CERVANTES) 

rrciiiíada   ou   las   K.\l»OSIí;iO\K:*i   NACIONALES  «le    IS.S4   y   1.S8S 

en  la  E\l>0!«l('IÓ\  HNIVÉKSAL  l>K  l>4IM!S   «le   IK8» 

y    E.YrOSICIÓX    l.M'KKNACIO.XAL   l»e  Bl  FFALO   «le    1901 


i    IMPRENTA 

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KOSMOS 


Casa  impresora  del  ]}r>LETIN  DE 
BOSQUES,  PESCA  Y  CAZA.— ANA- 
LES AGRONÓMICOS— KEVISTA  DE 
DERECHO,  JURISPRUDENCIA  Y 
CIENCIAS  SOCIALES.  —  REVISTA 
DE  HIGIENE.— EL  PRIMER  VIERr 
NES.- PROGRAMAS  cíela  Inspección 
de  Iiistrnccióii  Primari.-i. —MEMORIAS 
DE  PRUEBAS  DE  LICENCIADOS.— 
TEXTOS  DE  ENSEÑANZA  de  los 
COLEGIOS  de  los  SAGRADOS  CO- 
RAZONES de  SANTIAGO  v  VAL- 
PARAÍSO.—El  Problema  del  Salitre  y 
su  Industria,  etc. 


ESPECIALIDAD  en  publicaciones 
de  LUJO,  IDIOMAS  y  MATEMÁTI- 
CAS.—  Trabajos  modernos  como  ser: 
CATÁLOGOS,  CIRCULARES,  ME- 
MORÁNDUMS, FACTURAS,  BLOCKS 
LIBROS  EN  BLANCO,  MEMBRETES, 
CARTAS,  FOTOGRABADOS,  RECI- 
BOS, TALONARIOS  y  todo  lo  refe- 
rente al  ramo  de  Imprenta. 

ACCIONES  PARA  BANCOS  Y  SO- 
CIEDADES, DIPLOMAS,  etc.'^ 


LOS  mmu  m  itesdidos  pbesohmeite  m  u  mm  mm 

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FILTROS   de   mangas    «FORTIOR» 

AZUFRADORAS  de  espalda,  i  a  tracción 

PULVERIZADORES  para  viñas,  chacras  i  arboledas 

CALDEROS  para  esterilizar  vasija 

BOMBAS   i   mangueras   de   todas   clases 

PRODUCTOS  Appert  para  clarificar,  conservar  i  mejorar 

los  vinos. 


MAXIM  ASFORESTA  LES 

Repuebla  las  montañas  i  ensancharás   en  pacífica  conquista  el 
suelo  de  la  patria. 


Si  retienes  la  gota  de  agua  en  las  alturas  habrás  vencido  la 
inundación  en  el  valle,  trasformando  a  la  vez  el  escaso  manantial 
en  fuente  copiosa. 


Para  legar  integro   a   tus   hijos  el  capital  monte,  aprovecha  su 
renta  por  medio  de  acertadas  cortas. 


Si  contemplas  el  valle  fecundo  i  surcado  por  mansas  corrientes, 
eleva  la  vista  i  hallarás  el  monte  poblado  de  árboles. 


Cultiva  el  monte  i  fortalecerás  el  cuerpo  i  el  espíritu. 


No  hurtes  ramas  a  los  árboles,  ni  mantillo  al  suelo,  ni  persigas 
pájaros,  ni  mates  reptiles,  pues  con  ello  mermarías  salud  i  vida  a 
tí  i  a  tu  descendencia. 


No  hai  agricultura  posible  sin  montes,  ni   montes   sin   el  amor 
de  los  pueblos  a  los  arbolados. 


El  árbol  es  la  hermosura  del  campo,  la   defensa  de  los  cauces  i 
la  providencia  de  las  montañas. 


El  grado  de  civilización  de  un  pais  se  mide  por  el  estado  desús 

montes. 


Como  tributo  a  la  patria,  deja   siquiera   un  árbol  plantado  por 
tu  m  iiio. 


La  contemplación   de  la  naturaleza    en   la  soledad  del  monte, 
enaltece  el  alma  acercándola  a  su  Creador. 

Ricardo  Codorntu, 

Jefe  del  servicio  hidrolójico  forestal 
en  España. 


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ANUNCIOS 

El  Boletín  aparece  una  vez  al  mes  i  se  imprime  en  5,000  ejempla- 
res. Colaboraciones  i  avisos  deben  dirijirse  a  Claras  198. 

Este  Eoletin  se  reparte  gratuitamente  a  las  personas  que  manden 
su  dirección  exacta  a  la  Inspección  Jeneral  de  Bosques,  Pesca  i  Caza 

SANTIAGO— Claras  198 


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New  York  Botanical   Garden   Libra 


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