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Full text of "Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelon"

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Academia  de  Buenas  Letras 
de  Barcelona 
Butlletí 

V.  2,  no.  9 


i: 


BOLETÍN 


DE   LA 


II  iClBl  BE  fi 


I. 


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DE 


BARCELONA 


Enero  A  Marzo  de  1903 
Y.Z 


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Año  III 


NúM.  9 


Año  Académico  CLXXV 


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BARCELONA 
Tipografía  de  la  Casa  provincial  de  Caridad 

CALLE  DE  MOHTEALKGRE,  NÚMERO  5 
1903 


g^^orroFoi^^; 


767791. 


sxjjvi:a.iíio 


P&g8. 

Formas  de  munificencia  real  para  con  los  archiatros  de  Aragón, 

por  D.  L.  Comenge ......  1 

Inventari  del  castell  de  Sitges  de  1'  any  1606,  por  B.  F.  de 

Sagarra 16 

La  invasión  turca  de  1558  en  Cindadela  de  Menorca,  por  don 

C.  Parpal  y  Marqués 20 

La  casa  condal  de  Urgell  en  Provenza,  por  IJ.  J.  Miret  y  Sans.  32 
Del  tiempo  de  Bonifacio  VIH,  por  B.  Francisco  de  Bofarull  y 

Sans 50 

Libre  deis  ensenyaments  de  bona  parlería,  por  D.  J.  Codina  y 

Formosa,  Phro 52 

Noticias 55 


3o  2. 


ARO  III  ^    ^  x       T-  '  ■  ■    ■    n.  ■  mu.  9 


boletín 


DE  LA 


Real  /Icademia  de  Buenas  Letras 

— DE  BAt^GEDONA  — — 


— !G 


ENERO  Á  MARZO  DE   1903 


eí — 


FORMAS  DE  MUNIFICENCIA  REAL 

PAKA  CON   LOS  ArCHIATEOS  DE  ARAGÓN 

Señores:  Tenía  yo  el  propósito  de  ofrecer  á  esta  Real  Academia  un 
trabajo  concreto  y  redondeado  y  lo  más  perfecto  posible,  en  consonan- 
cia  con  mis  humildes  aptitudes. 

Perentorias  ocupaciones  y  quebrantos  en  la  salud  lo  han  impedido-, 
limitóme  pues,  cumpliendo  con  honroso  encargo,  á  someter  á  la  ilustra- 
ción de  mis  compañeros  algunas  notas  y  breves  consideraciones  perti- 
nentes á  cuestiones  histórico-profesionales  del  antiguo  reino  aragonés. 

A  juzgar  por  el  tenaz  y  general  silencio  que  en  materias  de  Medi- 
cina, guardan  las  crónicas  regionales,  al  hablar  de  la  Edad  media,  se- 
meja que  la  confederación  catalana-aragonesa  estaba  sumida  en  atra- 
so espantable,  inaudito,  en  punto  á  la  ciencia  de  Hipócrates;  como  si 
no  tuviese  esta,  en  nuestra  región,  organismos  docentes  ni  profesiona- 
les, régimen  nosocomial,  asistencia  médica  rural  y  urbana,  servicio 
castrense,  científica  intervención  en  licencias  y  prácticas,  policía  pro- 
fesional y  ni  aún,  lo  que  es  más  lamentable,  hombres  doctos  y  esclare- 
cidos en  el  Arte  de  la  salud.  Tal  es  la  carencia  de  datos. 

Con  efecto,  á  excepción  de  muy  contados  árabes  y  judíos,  de  los  fa- 
mosos Arnaldo  de  Vilanova  y  Ramón  Lull,  de  Miró,  Bruguera,  Jaime 
Roig  y  algunos  otros  de  superior  reputación,  antes  como  filósofos  y  li- 
teratos que  como  médicos,  no  hacen  mención  las  historias  generales, 
ni  las  particulares  del  Arte,  ni  siquiera  las  monografías  histórico-pro- 
fesionales, de  doctores  sobresalientes  ni  dejan  tampoco  entrever  la  se- 
guridad de  que  en  esta  comarca  tan  poderosa  en  las  armas,  tan  influ- 
yente en  política,  tan  adelantada  en  artes  y  letras,  gozara  de  la  Me- 
dicina como  institución  viviente  y  lozana  con  todos  los  prestigios  de 
autoridad,  de  saber  y  de  ordenada  organización  posibles  en  aquel 

tiempo. 

En  la  modestísima  esfera  de  nuestras  aptitudes  hemos  procurado 
llenar,  en  parte  mínima,  tan  amplia  laguna  y  demostrar  que  el  Arte 

1903.-X 


L.   COMENCÉ 


de  Galeno,  hallábase  en  esta  comarca  al  nivel,  cuando  menos,  de  los 
pueblos  más  cultos  de  Europa  y  que  sus  funciones  privadas  y  públicas 
eran  tan  perfectas  como  cabía  esperar  en  siglos  ya  tan  distantes;  por 
otra  parte  y  merced  á  nuestra  diligencia  y,  sobre  todo,  á  la  erudición 
de  algunos  compañeros  de  Academia,  logramos  señalar  (1)  un  razona- 
ble número  de  sabios  doctores  que  llegaron,  por  la  fuerza  de  sus  méritos 
y  la  eficacia  de  sus  cualidades,  A  la  suprema  categoría  de  archiatros, 
protofísicos,  médicos  de  las  familias  reales,  de  maestros,  examinado- 
res, contribuyendo  á  establecer,  por  medio  de  la  humanitaria  y  pro- 
gresiva ciencia,  cordiales  relaciones  entre  la  institución,  los  magnates  y 
el  pueblo. 

De  todo  esto  no  he  de  hablar  hoy;  sólo  me  propongo  robustecer  y 
sancionar  noticias,  por  nosotros  ya  publicadas,  recordando  algunas  for- 
mas de  gratitud  y  de  admiración  adoptadas  por  los  soberanos  de  Ara- 
gón para  con  sus  leales,  celosos  é  ilustrados  médicos  y  cirujanos.  Y 
esto  no  á  título  de  curiosidad  baladí,  sino  con  el  más  hondo  intento  de 
que  se  pueda  adivinar  la  robustez,  trabazón  y  esplendores  déla  corpo- 
ración salutífera  en  el  antiguo  reino  aragonés  y  la  consideración  que 
de  los  monarcas  merecieron,  en  las  lobregueces  de  la  Edad  media,  los 
discípulos  de  Esculapio. 

Aparte  de  las  quitaciones  en  consonancia  con  la  altura,  responsa- 
bilidad y  antigüedad  de  los  cargos  médicos  junto  á  los  reyes,  á  sus  fa- 
milias y  en  relación  con  las  costumbres  de  los  tiempos  ó  la  esplendidez 
generosidad  y  de  los  soberanos,  estos  solían  demostrar  su  reconoci- 
miento á  los  físicos,  por  servicios  ordinarios  y  extraordinarios,  con 
donaciones,  mercedes  y  exenciones,  medios  similares  á  los  destinos, 
títulos  de  nobleza  y  condecoraciones  usados  en  días  contemporáneos.  ' 

Jaime  I  de  Aragón,  protector  de  los  Estudios  de  Montpellier,  Ma- 
llorca y  Valencia,  formador  de  la  Universidad  de  Lérida,  según'  una 
ley  de  Felipe  II,  celoso  de  la  salubridad  é  higiene  de  los  pueblos,  or- 
ganizador de  servicios  médico  legales,  como  la  visita  de  cárceles  y  asis- 
tencia de  heridos  (2)  y  fundador  de  hospitales  para  dolencias  contagio- 
sas, declaróse  enemigo  del  intrusismo,  prohibiendo,  en  20  de  Julio  de 
1272,  el  ejercicio  de  la  Medicina  á  cuantas  personas  no  hubiesen  sido 


(1)  Véanse  entre  otros  escritos  nuestros  cClInica  egregia».  «Receptari  de  Manresa. 
.La  Farmacia  en  el  siglo  xiv..  .La  Medicina  en  el  Reino  de  Aragón.»  .Enfermedades 
de  reyes  y  módicos  de  cámara..  «Carta  geográfica  histórica  de  la  Medicina  en  Catalu- 
ña.» etc  ,  y  varios  artículos  publicados  en  El  Siglo  Medico,  Revista  tbero-americana  El 
Eestaurador  Farmacéutico,  Revista  de  Ciencias  viédicas,  de  Barcelona,  Gaceta  médica  cata- 
lana,  Revista  valenciana  de  Ciencias  7nédicaB,  Revista  crítica  de  historia  y  literatura  Boletín 
de  la  Real  Academia  de  Buenas  Letras,  etc. 

(2)  Carttdaire  de  VUniversité  de  Montpellier.  Tom.  I,  p.  202;  Gaspar  Escolano  lib  V  ca 
pitulo  XXII;  Const.  de  Cataluüa,  yol.  1.°  üb.  2.o  tit.  VIII;  Pastor,  Foriregni  VaLt^  folio 
33;  Arch  de  la  Corona  de  Aragóü.  Keg.o  9,  f.o  72  y  Reg.»  21,  f.»  45;  y  la  conferencia  en  lo 
Ratpenat  de  Valencia,  por  D  J.  Rodrigo,  y  Pertegás,  constituyen  algunas  de  las  fuen- 
tes de  donde  sargen  las  afirmaciones  contenidas  en  este  párrafo. 


FORMAS  DE  MUNIFICENCIA   REAL  o 

examinadas  y  aprobadas  para  tal  misión,  cristianos  y  judíos,  y  sea 
cual  fuera  su  sexo;  decreto  famoso  confirmado,  por  Jaime  do  Jlallorca 
en  1'284,  y  que  no  sólo  patentiza  la  función  de  tribunales,  la  existencia 
déla  policía  profesional,  de  los  examinadores,  la  intervención  del  po- 
der central  en  asuntos  de  pública  salud  y  decoro  de  la  ciencia,  si  que 
dicha  disposición  fué  uno  de  los  fundamentos  de  la  seriedad  médica, 
del  régimen  de  las  instituciones  docentes  y  golpe  rudísimo  á  la  turba 
de  charlatanes,  embaucadores  y  curanderos  que  explotaban  la  igno- 
rancia y  el  terror  de  las  gentes  con  detrimento  de  la  majestad  de  la 
ciencia  hipocrática. 

Ahora  bien,  este  monarca  protector  de  la  Medicina,  y  á  raíz  de  la  . 
conquista  de  Valencia,  hizo  donación  al  maestro  Guido,  su  médico,  de 
cuatro  jovadas  de  tierra  en  Campanar,  casas  en  Valencia  y  además  un 
huerto  de  Ilabohamer  llalmo  Hegnec,  Alfaquim  y  una  viña  en  término 
de  Valencia.  A  este  mismo  profesor,  Guido,  al  que  se  apellida  medicus 
domine  re^/me; concedióle  cimentado  rey,  en  1238,  casas,  heredades  y 
huertos  de  Mahomad  Huardaganama;  en  esta  donación  se  reincluyó  á 
Guido  entre  los  hombres  de  Huesca,  y  en  la  anterior  entre  los  de  Te- 
ruel, circunstancia  que  inclina  á  considerarle  aragonés, 

Al  propio  Guido,  en  1277,  titulándole  médico  del  rey,  le  otorgó  éste, 
una  casa  lindante  con  sus  posesiones  de  Amaherez;  en  el  mismo  año 
se  le  hizo  donación  de  cierta  mezquita  con  establo  y  casas,  lindante 
con  sus  haciendas  (3), 

Mucho  antes,  en  1249,  recibió  este  profesor,  merced  á  la  regia  mu- 
nificencia y  como  médico  de  la  reina,  casas  en  Játiva,  junto  á  las  de 
Berenguer  Ros-,  también  se  le  donó  una  casa  en  Alcira,  con  establo  y 

corral. 

Finalmente,  la  hija  del  profesor  Guido,  llamada  Jacomete,  recibió 
de  regalo  tres  jovadas  de  tierra  y  una  jovada  de  viña  (4). 

Dicho  monarca  que  prohibió  á  los  barberos  trabajar  en  días  festi- 
vos, que  se  cuidó  de  la  limpieza  de  las  poblaciones,  (6)  que  adoptó 
medidas  contra  los  adulteradores  de  alimentos  é  impuso  la  convenien- 
cia de  que  todo  enfermo  grave  se  confesase  en  la  primera  visita  del 
médico  ó  del  cirujano,  concedió  á  Juan  Baldovino,  su  quirurgo,  y  al 
hermano  de  éste,  varias  donaciones,  en  1248  y  1268,  según  testimonio 
de  Diago;  en  1263  dio  al  primero  ciertos  terrenos  con  derecho  á  edifi- 
car en  ellos  (6). 

Casas  en  Valencia  donó  el  soberano  al  médico  Berenguer  Cuculels 
y  á  dos  hermanos  suyos  (7). 


(3)  Col-  de  Doo.  inéditos.  Repart.  de  Valencia.  Tom.  II. 

(i)  Col.  de  Docioédlt.  Rep."  t.  II. 

(6)  Beg."  8,  f.°  87,  (Arch.  de  la  Cor.  de  Aragón)  Fura  de  Valencia. 

(6)  Eeg.»  19,  f.°  96. 

(7)  CqI.  Doo  ¡ned.  tom.  II,  Rep.". 


4  li.    COMENGE 

Al  maestro  G.  Anglicus,  donó  casas  de  Agec  Alhara  con  huerto  y 
cuatro  jovadas  de  tierra,  in  Petra  (8). 

A  Jiisefo  Almeredi,  médico  del  rey  concedió  éste,  en  1271,  quinien- 
tos sueldos  jaqueses  sobre  el  Almodin  de  Zaragoza,  eximiéndole,  ade- 
más, de  los  tributos  correspondientes  á  los  judíos  (9). 

Al  físico  Juan,  vecino  de  Tarazona  le  confirmó,  en  Diciembre  de 
1274,  un  censo  anuo  de  cuarenta  sueldos  barceloneses  (10). 

A  su  cirujano  Juan  Jacobo,  israelita,  una  donación  consistente  en 
unos  terrenos  que  podía  vender,  edificar,  etc.,  situados  a^wd!  portam 
pontis  Algorise  (Febrero  1263). 

Este  mismo  archiatro  había  recibido  en  1249,  tierras  y  viñas  con 
huerto  y  torre  pequeña  en  Mardá,  Murviedro  (11). 

Las  anteriores  y  exprimidas  noticias  autorizan  para  considerar  al 
Conquistador  como  fervoroso  protector  de  la  enseñanza  y  práctica  de- 
corosa del  Arte,  á  cuyos  profesores  otorgó  mercedes  en  premio  á  sus 
buenos  servicios,  qiie  no  repudió  á  los  médicos  de  religión  contraria  á 
la  católica  y  que  trató  á  sus  físicos  como  auxiliares  en  sus  empresas, 
como  hombres  de  guerra  entre  los  que  distribuyó  los  frutos  de  sus  con- 
quistas. 

No  hay  para  que  recordar  las  tan  sabidas  mercedes  y  donaciones 
otorgadas  por  Pedro  III  á  su  médico  Arnaldo  de  Vilanova  (12),  pero  si 
decir;  que  entre  sus  médicos  de  cámara  tuvo  Pedro  III  á  un  Pedro  de 
Vilanova  (no  Arnaldo)  á  quién  llamó  fisico  nostro  y  otorgó  mercedes 
en  1281;  que  el  mismo  soberano  concedió  á  magistro  Lame phisico  nos- 
tro  et  domine  regine  carissime  nostre,  cierto    beneficio  sobre  la  sal  pro- 
cedente de  la  Albufera  de  Valencia,  en  1279;   dio   la  escribanía  de  la 
Veguería  de  Tarragona,  en  1284,  al  phisico  magistro  Raymundo,  é  hi- 
zo libre  y  franco  de  questio  servitio  y  peyta  al  magistro  Bartolomé  de 
Garlenya,  médico  del  Obispo  de  Valencia  y  á  petición  de  este  (1281). 
Además,  por  si  puede  tener  algún  valor  para  cuantos  se  dediquen  al 
estudio  de  inolvidable  Arnaldo  de  Vilanova,   consignemos  que   en  el 
Archivo  de  la  Corona  de  Aragón  (Reg.  46,  f  .*'  95,   v.°)   existe  un  docu- 
mento fechado  en  Logroño  á  15  de  1283,  en  que  el  rey  Pedro  111,  se  di- 
rige á  Guillermo  de  Espiells,  Bayle  de  Barcelona,  manifestándole  que 
Manuel  y  Arnaldo  de  Vilanova  deben  darle  32,009  sueldos  turonenses 
por  su  redención.  Estas  noticias,  que  debemos  á  la  erudición  de  nuestro 
compañero  en  Academia  Sr.  Segarra,   hállanse  en  los  siguientes  docu- 
mentos del  mentado  Archivo  de  la  Corona  de  Aragón:  (Reg.°  44,  f .«"»  237; 
206;  10,  v.°  y  166). 

El  hijo  cuarto  de  este  monarca,  casado  con  Guillermina  de  Moneá- 


is)   Col.  de  Doc.  inód.  citada 

(9)  Eeg.°  14,  f.°  143. 

(10)  Reg.o  20,  f."  304. 

(11)  Col.  de  Doc.  inéd.  citada. 

(12)  Eist,  de  lo»  Bet,  e$pafloleg,  por  D,  M.  Menéndez  y  Felsyo,  tom.  I  y  Beg.  U,  f."  202. 


FORMAS  DE  MUNIFICENCIA  REAL  5 

da,  pidió  prestada  á  su  sastre  una  cantidad  no  crecida  para  pagar  al 
cirujano,  Maestro  Egidio,  en  Mayo  de  1290.  Este  rasgo  prueba  que  el 
infante  Pedro  era  pobre,  pero  agradecido  (13). 

La  misma  virtud  se  revela  en  la  súplica  de  D.^  Blanca  á  su  esposo, 
el  rey  D.  Jaime  II,  en  Enero  de  1.300,  para  que  conceda  alguna  he- 
redad en  Lorca,  al  cirujano  (barbero)  de  la  real  casa,  Maestro  Guiller- 
mo (14;. 

El  propio  monarca,  dos  años  mas  tarde,  regaló  á  su  cirujano  Beren- 
guer  de  pariera,  en  1303  y  siguiente,  30O  sueldos  para  un  vestido  y 
250  sueldos  para  que  comprase  un  libro  de  Avicena.  Donaciones  nada 
despreciables  en  aquel  tiempo  y  reinado,  cuando  sabemos  que  el  mo- 
narca Jaime  II,  en  tal  año,  regaló  á  Fernando  IV  un  peine  de  inarñl, 
quandam  pectinem  eburneum  (15). 

El  soberano  de  Aragón  en  1306  á  1308,  concedió  merced  á  los  pro  • 
fesores  de  cámara  Juan  Amelí  y  Guillermo  Corretjer  para  extraer  dos 
rocines.  Al  primero,  médico,  mayor  del  rey,  dio  permiso  para  amojo- 
nar tierras  en  Gandía  en  1320,  (16)  y  le  regaló,  más  tarde,  dos  sarra- 
cenos, permiso  para  extraer  granos,  caballos  y  mulos,  aparte  de  la 
quitación  de  2000  y  5000  sueldos  y  otras  generosidades  regias  que  al- 
canzó en  su  larga  carrera;  este  médico  sirvió  á  tres  monarcas,  consi- 
guió la  legitimación  de  su  hijo  Raimundo,  logrando  ventajas  para  su 
pueblo  de  Novalles  (17).  En  verdad  que  dicho  Juan  Amelio,  cuyos  ser- 
vicios reconoció  Pedro  IV  en  1336  y  que  llegó  á  ser  primer  médico  de 
cámara  de  Alfonso  IV,  oUm  jyhisícics  majoris,  no  fué  acaso,  el  primero 
en  tan  elevado  cargo,  pues  en  Octubre  de  1302  el  rey  de  Aragón  tras- 
ladó á  Sancho  de  Bail  una  renta  de  mil  sueldos  que  antes  gozaba  el 
profesor  regio  Bern.  3Iart¿n  olhn  phisiciis  noster  dice  el  documento. 
Ocurre  preguntar,  ¿el  traslado  de  la  renta  obedeció  á  muerte  del  Archia- 
tro  ó  á  cesantía?  (Reg.°  199,  f.°  120). 

A  Martín  de  ^alzarroja,  archiatro  de  Jaime  II,  le  dio  su  señor  300 
sueldos  para  reponer  un  mulo  que  se  le  había  perdido  y  600  sueldos 
además;  en  otra  ocasión  permiso  para  extraer  cereales  y  una  donación 
en  la  villa  de  Segart.  (18)  (Años  1306  á  1325). 

Al  médico  de  los  infantes  Berenguer  de  Faro,  napolitano,  se  le  con- 
cedió franquicia  de  pechos  y,  por  mediación  de  la  reina  D,^  Blanca, 
dos  mil  sueldos,  como  al  maestro  Enrique,  médico  del  rey,  en  fecha 
1310(19). 


(13)    Aroh.  de  la  Cor.  de  Aragón.  Eeg.°  85,  f.°  14,  v." 
(U)    Cartas  reales,  n."  1272. 

(15)  Beg.«  294,  f.o  78  y  171  v.°. 

(16)  Keg.»  172,  f.°  36.-Reg8  838,  f."  134.-Eeg8.  218  y  219,  £.">  42,224,  240.-Keg8.  206  y  207, 
f.°  65.-Reg8.  210,  f.»  275.  e  j       . 

(17)  Eegs.  224  y  225,  f .»  149  -Reg."  228  y  229,  fs.  61  y  Se.-Reg.»  211,  f.°  80,   (acerca  de 
este  profesor  existen  multitud  de  documentos  en  el  citado  Archivo), 

(18)  Beg.o  295,  f.o  65.-Keg.o  302,  f.»  270.~Eegs.  208  y  £09,  f."  149.-Eeg.  311,  f  "  345. 

(19)  Eegs.  206  y  207,  fs.  126,  162,  202. 


(-,  L.   COMENCÉ 

En  este  mismo  año  concedióse  f  enquicia  de  pechos  al  maestro  Pau- 
lo, médico  de  la  infanta  Leonor,  y  título  de  módico  de  S.  M.  al  canóni- 
go de  Lérida,  Ramón  de  Vilalta  (20). 

Bernardo  Serra,  cirujano,  el  judío  Alatzary  el  napolitano  Bernardo 
Crix,  módicos  de  palacio,  así  como  Pedro  de  Lema,  Pedro  Gavetis  y 
Bernardo  de  Pertcgás,  cirujano  de  Alfonso  IV,  ofrecen  ejemplos  de  re- 
gios agradecimientos  y  munilicencias  (21). 

Tierras  en  ^^lallorca  concedió  Pedro  IV,  en  1350,  á  su  fiel  medico 
Alejandro  de  Rocaf  ort  y  donaciones  al  médico  de  las  infantas  Constan- 
za y  Juana,  Berenguer  de  Turrilis,  padre  de  Pedro,  archiatro  del  Papa 
Luna,  á  quien,  por  haber  acompañado  al  Ceremonioso  en  su  viaje  á 
Ccrdcña,  el  rey  le  hizo  franco  é  inmune  de  tributos  (22). 

Alatzar  y  Abenarduc  módicos  (23)  judíos,  gozaron  dilatada  influen- 
cia en  palacio,  disfrutaron  muchas  y  considerables  mercedes  de  pro- 
lija recordación  y  fueron  troncos  de  familias  de  médicos  palatinos. 

Otro  profesor  que  gozó  de  alta  y  duradera  influencia  fué  el  valen- 
ciano Pedro  Ros  de  Ursins,  oriundo  de  Roma,  cuyos  antecesores  aquí 
vinieron  para  tomar  parte  en  las  conquistas  de  Jaime  I;  por  esta  cir- 
cunstancia y  por  eminentes  servicios  profesionales,  Pedro  IV  le  con- 
cedió, por  mediación  de  D.*^  Elenora,  aumento  de  sueldo  en  1343;  una 
renta  sobre  la  Aljama  de  Montblanc,  una  mesa  de  cambio  en  Valencia, 
un  huerto  con  tierras  y  edificios  en  la  plaza  de  las  Ollas  de  la  ciudad 
del  Cid,  una  posesión  en  Vilafranca  (Morella),  título  de  nobleza,  auto- 
rización para  fundar  una  capilla  y  un  mayorazgo,  legitimación  de 
dos  hijos,  cesión  de  una  renta  en  Burriana  (Castellón),  permiso  para 
extraer  rocines  &.,  &.  (24). 

Entre  las  muestras  de  agradecimiento  de  Pedro  IV  á  sii  físico,  Pe- 
dro Ros,  consta  la  siguiente  peregrina  gracia  á  saber;  que  el  monarca 
se  comprometió  á  recibir,  ipso  fado,  por  médico  de  cámara  al  descen- 
diente directo  ó  colateral  que  aquel  señale,  con  tal  deque  lleve  su  ape- 
llido, sea  médico,  y  goce  del  antedicho  mayorazgo  con  la  renta  de  cien 

libras  (25). 

Aun  descendiente  de  este  Ros,  llamado  Domingo,  en  1405,  siendo 
médico  de  cámara  se  le  donaron  unos  molinos  de  harina  de  trigo  y  de 


(20)  Eegs.  206  y  207,  f.°  l26  y  162.-Ileg.°  211,  fs.  191  y  231. 

(21)  Ileg°376  fo  e2.-Reg.°  259,  f.°  42.-Reg  °  859,  fs.  186,  214,  234.-Heg.''  866,  fs.  20, 
87  y  147  -Reg.-'  835,  f."  206.-Reg.°  ¿93.  f.°  lOS.-Reg.»  48S,  f."  13  -Reg.^  990,  f  <>  34.-Reg.° 
375,  f.°  63.— Registro  1008,  f.°  128  (Acersa  del  médico  Alatzar,  existen  más  de  veinte  re- 
ferencias en  el  Arch.  de  la  Cor   de  Aragón). 

(22)  Reg.»  1414,  f."  192  v.,  y  189  y  siguientes. 

(23)  RegB.  891,  f."  76;  898,  f.°  120;  876,  f.°  15;  1163,  f."  193,  180,  v.°  Lib.  8  de  Gracias,  ano 
1390  y  otros  más  se  refieren  á  Abenarduc. 

(24)  Regs.  88i,  f.°  161,-885,  f.<>  50.-886,  f.°  219  y  223.-887,  f.°  71  y  91-891,  f.»  36.-894, 
f.°  6  y  49.-895,  f.°  132,  162  y  165.-899,  f°  148.-903,  f.°  89.-ll67,}f.°  29á.-i89,  f."  l85.~l46B 
f  °  193  y  obros  documentos  del  citado  Archivo. 

25)    Reg."  903,  f.°  69. 


FORMAS  DE  MUNIFICENCIA  REAL 


arroz  en  término  de  VilLarreal  y  además  el  señorío  de  Ribcsaltes,  Be- 
rita  y  Truilles,  no  obstante  otras  mercedes  (2G). 

Por  aquel  tiempo  á  un  archiatro  balear  llamado  Roger  ó  Koyer  le 
obsequió  el  monarca  con  zapatos,  calzas  de  paño  azul  de  Perpiñán  y 
capelo;  costumbre  regia  que  estaba  muy  extendida  (27). 


Harto  se  os  alcanza  señores,  que  no  entra  en  nuestro  propósito  la 
mención  de  todos  los  archiatros,  la  noticia  de  todas  sus  relaciones  con 
el  trono  ni  los  datos  biográficos  de  los  profesores;  en  este  exprimido  y 
árido  sumario  sólo  caben  algunas  muestras  de  la  real  munificencia, 
citando  de  paso,  algún  hecho  muy  curioso  ó  desconocido  ó  de  revelan- 
te mérito  en  la  historia  médica  de  la  región. 

Esta  última  circunstancia  concurrió  en  un  profesor  eminente  lla- 
mado Francisco  Cunill,  Conilli,  Cuniculi,  que  de  las  tres  maneras  se 
escribió  su  apellido.  Era  el  tal  un  médico  que,  por  haber  asistido  al 
rey  Juan  I  en  una  dolencia  peligrosa,  hízole  donación  el  monarca  de 
una  casa  en  la  calle  que  iba  de  la  Plaza  Nueva  á  la  de  Baños  nuevos 
en  Barcelona;  (28)  esto  acaeció  en  1387  cuando  ya  convalecía  el  sobe- 
rano aragonés,  época  durante  la  cual  enseñaba  Medicina  en  la  escue- 
la de  Montpellier  el  citado  Conill,  quien  tenía  parientes  en  Valencia, 
entre  ellos  el  famoso  boticario?  fundador  del  hospital  de  Mcnáguerra. 
Ahora  bien;  dicho  doctor  y  maestro  que,  siu  duda  fué  llamado  para  cu- 
rar al  rey  de  Aragón,  por  virtud  de  su  extensa  y  sólida  reputación;,  tal 
vez  por  indicaciones  del  médico  de  cabecera  Bernardo  Figarola,  (29) 
fué  profesor  de  cámara  del  rey  Carlos  el  Malo  de  Navarra,  á  cuyo  mo- 
narca inspiró  y  compelió  para  llevar  á  término  una  reforma  universi- 
taria de  la  mayor  trascendencia  y  utilidad.  Fué  el  caso  que  si  bien 
en  los  Estatutos  de  la  Universidad  de  ?>Iontpellier,  de  1340,  se  estableció 
y  recomendaba  que  cada  dos  años  se  practicase  una  anatomía  corpo  - 
ral  en  su  Escuela  de  Medicina  y  aunque  Luis,  Duque  de  An  jou,  (30) 
en  Octubre  de  1376  ordenó  á  las  autoridades  de  la  ciudad  que  todos 
los  años  entregasen  el  cuerpo  de  un  ajusticiado  para  las  lecciones 
prácticas  de  anatomía,  según  venían  haciendo  las  escuelas  italianas, 
singularmente  Bolonia,  lo  cierto  fué  que,  á  pesar  de  tales  disposicio- 
nes, por  falta  de  costumbre,  de  celo  y  por  repugnancia  instintiva  de 
las  gentes,  no  se  verificaban  disecciones   humanas;  entonces,   Car- 


(26)  Eeg.o  2200  f.°  148-2277,  fs.  142  y  144.-2408,  f."  62  vuelto.- 2316,  f."  105  y  s¡g8.2179 
f  o  222  -2252,  f.'^  83,  TTielto.-2184,  f.°  83,  vuelto  (Acerca  del  módico  Domingo  Ros  cónsul, 
tese  la  monografía  del  Sr.  Rodrigo  Pertegás.  Valencia  1902,  dada  en  el  Instituto  módico 
valenciano  y  nuestro  articulo  Un  archiatro  de  red' o  IV,  en  El  Siglo  3Iédico  Dcbre.  1991). 

(27)  Reg.'^  210,  f.<>  46  Reg."  22oa,  f.»  83  y  La  Cour  du  Duc  Amóde  Vlli.-J.  Camus,  1902. 

(28)  Libro  1  "  y  9.o  de  Gracias  fs  80  y  177,  Regs.  1751  y  2037  y  281,  í.°  142  doo.  relativo 
&  un  Pedro  Conill,  ano  1303  k  1308. 

(29)  Regs.  1387,  f.»  114;  936,  f.»  260, 1262,  f.°  60;  1891,  f.°  114. 

(30)  Cartulaire  de  l'Universitó  de  Montpellier,  tomo  1.°. 


g  L.   COMENCÉ 

los  el  Malo,  señor  de  Montpellcr;  en  11  de  Junio  de  1377,  recor- 
dó aquella  obliííación  ¿i  las  autoridades  conminándolas  á  su  cumpli- 
miento sin  alegación  de  escusa  fundada  en  el  sexo,  religión  ni  cir- 
cunstancia alguna.  Este  importante  mandamiento  termina,  asegurando 
el  monarca  navarro,  que  «por  miramientos  á  los  recurrentes,  profe- 
sores y  estudiantes  de  la  Universidad  y  por  consideración  á  su  dilecto 
y  fiel  médico  Francisco  Conill,  accede  á  la  súplica». 

No  hay  que  decir  lo  mucho  que  contribuirla  al  esplendor  y  fama  de 
dicha  Escuela  la  práctica  constante  de  la  Anatomía  debida,  en  parte 
principal,  á  la  sabiduría  y  autoridad  de  un  medico  regnícola  quien 
ganó,  con  su  ciencia,  la  gratitud  del  monarca  aragonés,  una  casa  en  la 
calle  de  la  Paja  é  implantó^  por  su  ascendiente  con  el  Soberano  de  Na- 
varra, una  de  las  innovaciones  más  grandes  y  de  mayor  trascenden- 
cia con  que  cuentan  las  disciplinas  médicas  en  el  Sudoeste  de  Eu- 
ropa. 

No  vaya  á  creerse,  por  lo  apuntado,  que  los  médicos  palatinos  vi- 
vían con  esplendidez,  colmados  de  regalos  y  cobrando  puntualmente 
sus  honorarios  y  remuneraciones.  En  ingentes  circunstancias  no  suce- 
día así.  Traigamos  al  recuerdo  que  no  pocas  de  las  consignadas  mer- 
cedes solían  ser  pagos  atrasados  de  servicios  múltiples  y  á  veces  peli- 
grosos, como  las  empresas  de  conquista  en  que  acompañaron  á  los 
soberanos;  casos  hubo  en  que  las  dádivas  fueron  saldos  de  cuen- 
tas muy  añejas,  ora  como  médicos  de  cámara,  bien  como  examinado 
res  ó  como  especiales  delegados  del  trono... 

Fernando  I  ordenó  pagar  á  Domingo  Ros  y  Pedro  Soler  (31)  hono- 
rarios devengados  en  el  reinado  anterior  como  á  Cort,  Podio  y  Ricart. 
Al  cirujano  P.  Lias  concediéronle  título  de  familiar  ])ara  un  su  hijo, 
como  pago  de  servicios  (32).  En  nuestras  notas,  fundadas  en  docu- 
mentos del  Archivo  de  la  Corona  de  Aragón,  aparecen  deudores  los  re- 
yes á  Juan  Amelio,  (33)  Maestro  Paulo,  y  á  Berenguer  pariera  (34) 
por  servicios  médicos  y  por  unas  bestias  que  tuvo  este  al  servicio  del 
rey,  á  G.  de  Biterris  (35)  por  unas  medicinas;  á  Pedro  Ros  (36)  por 
antiguos  servicios;  50  sueldos  pagáronle,  á  Francisco  de  Burgos  (37) 
por  médica  asistencia  á  la  reina  D.*  María,  bien  que  ésta  pidió  dine- 
ros á  las  ciudades  para  atender  á  sus  dolencias,  lo  que  revela  clara- 


(81)    Vid  Clinica  egregia]  y  los  Regs.  2408,  f."  45  y  siga.;  2252,  f .»  83;  2138,  f.» 28;  2189,  fs. 62  y 
li7;  Cartas  reales  leg  120. 

(32)  Eegs  208y209,  f.oug. 

(33)  Kegs.  858,  f.°  184;  864,  f."  105, 

(34)  Eeg.o  302,  f."  270;  Cartas  reales,  1467, 1468. 

(35)  Eeg.o  258,  f.»  85;  211  f  °  191. 

(36)  Beg.o  836,  f.°  223;  837,  f ."  71. 

(37)  Keg.°  3108,  f."  50  y  otros  del  miemo  tomo.  Véanse  además  Col.  Cartas  reales,  nú- 
meros 1467, 1469,  1475. 


FORMAS  DE  MUNIFICENCIA  REAL  V 

mente  la  escasez  del  peculio  regio  en  tal  época;  G.  Miró,  mucho  tiem- 
po después  de  fallecer  su  cliente  Juan  II,  aún  reclamaba  sus  honora- 
rios facultativos-,  Jaime  Serra  en  1471  tenía  cuentas  pendientes  con  la 
Real  Casa  y  es  que  los  monarcas  sufrían  grandes  y  luengas  apreturas 
monetarias  ú  olvidaban  en  determinadas  circunstancias,  abonar  sus 
sueldos  á  los  médicos  palaciegos  (38).  Lo  de  siempre;  en  materias  pro- 
fesionales suelen  disiparse  los  buenos  propósitos,  con  el  término  de  la 
urgencia  y  el  final  del  servicio. 

Conociendo  el  Ceremonioso  el  poco  crédito  que  su  regia  palabra  te- 
nía entre  los  médicos  acreditados,  escribió  con  grande  apremio,  al  fí- 
sico Guillermo  Colteller  para  que  se  trasladase  inmediatamente  al 
lado  de  la  reina  enferma  á  grandes  y  tiradas  jornadas ,  con  la  siguien- 
te posdata:  no  se  ature  ¡^er  paga  ni  per  cosa  del  mon  car  nos  vos  farets 
ac¿  satis fer  complidament  (39). 

Con  la  misma  fecha  y  por  igual  motivo,  escribió  Pedro  IV  al  médi- 
co Juan  Fulgem  y  como  dudase  de  la  diligencia  y  buen  deseo  del 
físico,  en  acudir  al  llamamiento,  ordenó  á  las  autoridades  de  Barce- 
na «que  si  no  se  ponía  inmediatamente  en  camino  se  lo  mandasen 
atado,  por  ser  su  presencia  muy  necesaria;»  hay  que  advertir  que  el 
mentado  (40)  Fulgem,  en  ocasión  anterior,  había  desoído  la  petición 
regia  y  despreciado  el  honor  de  asistir  á  la  reina...  ¡por  algo  sería! 

Sólo  empujado  por  la  autoridad  real  de  Juan  I  acudió  á  Zaragoza 
para  cuidar  al  delfín,  el  médico  Ramón  Querol  en  30  Junio  de  1388; 
bien  que  no  era,  al  parecer,  archiatro  fijo  (41). 

Ejemplo  evidente  de  que  el  cargo  de  médico  palatino  en  el  reino 
de  Aragón  no  era  inseparable  del  medro  y  de  la  riqueza,  fué  Pedro 
Jordán  médico  de  Alfonso  V. 

Este  profesor  ilustre,  valenciano  de  nación,  según  testimonio  fide- 
digno incluido  en  una  carta  de  Deseos  al  Padre  Boíl  (publicada  ínte- 
gra por  el  eruditísimo  P.  Fita,  (42)  sabemos  hoy  que  después  de  ha- 
ber servido  como  profesor  al  monarca  aragonés,  regresó  á  Valencia, 
su  patria,  luego  del  fallecimiento  del  egregio  cliente,  ocurrido  en 
Abril  de  1458.  La  breve,  pero  muy  halagüeña  apología,  que  de  Jordán 
hizo  el  amigo  de  Boíl,  prueban  las  eximias  dotes  del  valenciano,  que 
no  quedó  en  posesión  desahogada,  viéndose  obligado  á  emigrar  á  Ma- 
llorca, donde  á  la  sazón  notábase  escasez  de  profesores  experimenta- 
dos; establecióse  en  la  capital  de  la  isla,  en  1461,  donde  no  sólo  alcan- 
zó alta  reputación  médica  y  cuantiosas  riquezas,  si  que,  además,  la 


(38)  Clínica  egregia.  Según  doc.  del  Archivo  municipal  de  Barcelona  G.  Miró  asistió 
al  rey  por  encargo  de  la  ciudad,  por  tanto  no  era  módico  del  cubículo  regio. 

(39)  Eeg.''  12i9,  f.°  39: 1812,  f.°  88  y  sig 

(40)  Ileg."1249,  f."  89  y  40;  1260,  f."  131;  1251,  f  "  70. 

(41)  Eeg  "  1251,  f.°  85:  956,  f."  13  vuelto. 

(42)  Bn  el  Boletín  de  la  Beal  Academia  de  la  Historia.  Vid.  «Eer.  valenciana  de  Oien- 
oias  médicas»  n.°  8. 


lo  L.    COMENCÉ 

ciudad  le  elevó,  en  1487,  al  supremo  cargo  de  Conceller  en  Cap,  en 
tanto  que  otro  módico  famoso,  el  primer  morbero  llamado  Lucián  Co- 
rominas,  Coromina  ó  Condomina,  de  apellido  Canipells,  ejercía  dé  ciu- 
dadano consejero.  Pedro  Jordán  falleció  antes  de  1490. 

Adecuado  sitio  sería  este  para  dedicar  recuerdos  y  consideraciones 
A  los  disgustos  y  tristezas  que  los  cargos  palatinos  proporcionaron  á 
los  médicos  de  este  rcyno  que  por  su  fama,  saber  y  excelentes  prendas 
llegaron  á  las  regias  alcobas.  Pero  sobre  que  la  materia  es  dilatadísi- 
ma, no  escapa  á  Yuestra  penetración  que  los  sinsabores  estar  suelen  en 
consonancia  con  la  importancia  de  los  cargos  y  la  significación  de  los 
personajes.  Las  dolencias  de  infantes  y  reinas  y  las  muertes  de  los  so- 
beranos ó  de  sus  hijos,  acostumbran  ser  despeñaderos  de  médicos 
mayormente  cuando  la  maledicencia  pública  convierte  las  enfermeda- 
des ordinarias  en  supuestos  criminales  envenenamientos,  según  acon- 
teció con  frecuencia  en  detrimento  de  la  verdad  histórica.  Traigamos 
A  la  memoria  las  persecuciones  y  calumnias  sufridas  por  Juan  Ve9ach 
con  motivo  del  fallecimiento  del  Príncipe  de  Viana  su  egregio  cliente,  á 
causa  de  una  vulgar pZeitres/a^  sobrevenida  en  una  constitución  mise- 
rable trabajada  por  crónica  afección  intestinal. 

Achacada  la  desgracia  al  tósigo,  no  le  valió  al  médico  Vezach  el 
haber  prestado  largos  é  inestimables  servicios  entre  ellos  la  persecu- 
ción del  intrusismo,  el  haber  sido  protofísico  muy  estimado  del  monar- 
ca y  regio  examinador  de  médicos,  cirujanos,  boticarios  en  razón  á  que 
era  «un  profesor  lleno  de  ciencia,  probada  experiencia,  probidad  y  le- 
galidad de  ánimo»  (Arch.  de  la  Corona  de  Aragón.  Reg.  3318,  f.*^  111). 
Estas  contrariedades  son  desdichados  pero  naturales  adherentes 
del  oficio,  singularmente  ejercido  en  suntuosos  palacios:  la  envidia  de 
los  rivales  centuplica  las  espinas  del  cargo,  y  tan  claro  es  ello  que 
huelgan  ejemplos  con  propósito  de  confirmarlo.  Algo  acerca  de  este 
particular  digimos  en  uno  de  nuestros  libros,  titulado  Clínica  egregia 
y  esto  sanciona  nuestro  actual  silencio. 

Antes  de  continuar  la  principal  materia  de  las  donaciones  y  merce- 
des á  los  médicos  del  cúbicalo  regio,  recordemos:  1.°  la  costumbre  que 
se  convirtió  en  obligación  para  Barcelona  y  otras  ciudades,  de  mandar 
por  su  cuenta  un  médico  ilustrado  para  la  asistencia  del  rey  en  casos  de 
cierta  gravedad,  entre  muchos  ejemplos  citemos,  no  más,  que  el  mé- 
dico municipal  Oriol  asistió  á  D.*  Violante  de  Bar  y  en  Zaragoza  (43) 
á  D.  Martín-,  Marcos  Casáis,  cirujano  de  Albayda  á  D.'' Juana  Enri- 
quez  (44)  enferma  de  cáncer,  en  Tarragona,  como  maestre  Pardo  y 
Juan  Morera  á  cuenta  de  Valencia;  varias  veces  vióse  también  asistida 


(43)  Eeg.°  1812,  f.°  &?;  Arch.  tntmícipal  de  Barcelona  Dellber,  13?6,  f°  110. 

(44)  «Dietario  del  CapeUán  de  Alfonso  V»,  pág.  528  y  sig  (Rib.  Univ.  de  Valencia 
87-6-18). 


l^ORMAS  DE  MUNIFICENCIA  REAL  H 

la  esposa  del  Magnánimo  (45)  por  doctores  comisionados  do  varios  ca- 
pitales- 2  °  Que  los  monarcas  solían  ser  aficionados  á  consultar  á  curan- 
deros y  metgesas  como  Juan  I,  Fernando  de  Antequera  la  mujer  de 
éste,  la  de  D  Martín  y  la  de  Juan  II  (46)  3."  que  en  1481  quedó  elevada 
la  categoría  social  de  los  cirujanos  del  reino,  cuando  menos  para  los  de 
Valencia,  á  quienes  ya  no  se  podía  compelUv  á  que  anassen  publica- 
ment  ballant perla  ciutat  á  la  entrada  de  la  Reynapues  estaven  eximits 
de  tal  cosa  per  privilegi  de  son  pare  D.  Joan  y  perqué  aixi  correspoma 
pera  la  conservasió  de  la  gravitat  que  tais  mestres  cirujans  teñen  e  deuen 
teñir  en  si  é  per  dar  autoritat  á  llur  magisteri,  (47)  y  á.*'  Que  eh  días 
de  Pedro  el  Ceremonioso  vemos  establecida  la  asistencia  médica  gra- 
tuita y  obligatoria,  para  los  pobres.  Con  efecto,  en  Julio  de  1337  y  des- 
de Valencia,  ordenó  el  monarca  que  todos  los  médicos  y  cirujanos  de 
Barcelona  turnen  por  semanas  para  visitar,  sin  retribución  alguna,  á 
los  enfermos  de  los  hospitales  (48). 

Esto  dicho,  prosigamos  el  sumario  de  las  mercedes:  Doscientas 
doblas  de  oro  castellanas  mandó  pagar  el  rey  Católico  á  Juan  de  Mon- 
talván  por  sus  vigilias  y  trabajos  circa  curatione  vulneris  nostre  {se 
refiere  á  la  cuchillada  en  la  nuca  que  le  infirió  el  loco  Canyamás), 
Enero  de  1493  (49).  . 

En  los  mismos  mes  y  año  se  dan,  por  igual  motivo,  al  médico  Mi- 
colás  de  Soto.  500  doblas-,  en  Ídem  y  por  ídem  otras  tantas;  las  mismas 
á  Julián  Gutiérrez;  igual  cantidad  al  bachiller  Juan  de  Guadalu- 
pe- al  cirujano  Andrés  Gastara,  300  doblas;  150  doblas  al  quirurgo 
Marciso  Corunya;  á  Gabriel  Alvarez,  maestro  en  Artes  y  Medicina, 
500  doblas  castellanas,  por  el  accidente  y  tratamiento  consabidos;  con 
idéntica  suma  se  remuneró  al  maestro  Juan  Rodríguez;  por  fin,  al  ci- 
rujano Juan  Ribes,  15  libras  barcelonesas  por  embalsamar  el  cuerpo 
del  padre  de  Fernando  el  Católico.  Todas  estas  donaciones  son  del 
mismo  mes  y  año,  y  constan  en  el  Archivo  de  la  Corona  de  Aragón. 

En  el  propio  registro,  folio  153,  v.°  se  halla  un  documento  por  el 
cual  inferimos  que  la  reina  D.»  Isabel,  reconocida  á  los  buenos  servicios 
del  maestro- en  Artes  y  Medicina  Jaume  Serra.  médico  de  Ibiza.  con 
ocasión  de  la  herida  del  monarca,  le  obsequió  con  un  rico  y  vis  oso 
traje  de  terciopelo  raso  y  grana,  y  cuya  tela  costó  dos  mil  ochenta  y 


(45)  Consúltese  el  excelente  estudio  histórico  qne.  acerca  de  la  esposa  ¿e^e^te  sobe- 
rano D.»  María,  ha  compuesto  y  publicado  D.  Andrés  A.  Giménez;  vid.  la  «Gaceta  mé 
dica  catalana»  y  «El  Siglo  Módico»  1897. 

(46)  caVtíCfi  cprer/ia.  Reg."  2247,  f  °  88.  „    ,   .        n     i   „i.     «n  lo    Ratve- 

(47)  Conferencia  sobre  la   Ctrugia  valenciana,  por  Eodrigo  Pertegás,   en  lo    Ratpe 


nat  1898. 

(48)  Reg  "  862,  f."  101  vuelto. 

(49)  Reg.°  3616,  f.°  143. 


12  L.    COMENCÉ 

dos  sueldos,  sin  contar  con  lo  que  el  rey  lo  había  dado  (28  Febrero 
1493)  (50). 

El  atentado  contra  la  persona  de  D,  Fernando  puso  en  evidencia  la 
gratitud  y  la  esplendidez  de  los  reyes  Católicos  para  con  sus  médicos 
de  cámara,  de  los  cuales  los  más  notables  fueron  Gutiérrez,  especialis- 
ta en  enfermedades  urinarias  quien,  con  el  Dr.  Soto  certificó  la  locura 
de  la  Reina  Juana,  andando  el  tiempo;  Rodríguez  médico  de  Enrique 
IV  de  Castilla  y  AlvArez  y  Guadalupe  que  formaran  parte  del  Froto- 
medicato  en  aquella  época  de  gloriosos  recuerdos  para  nuestra  nación. 

En  mucho  demostró  estimar  á  sus  archiatros  la  reina  D.*  María, 
esposa  del  rey  Magnánimo,  á  la  que  no  dudamos  en  apellidar  la  Do- 
líente  por  sus  muchos  y  continuos  alifafes. 

Víctima  de  un  histerismo  grave  y  rebelde,  que  la  martirizó  duran- 
te casi  toda  su  existencia,  enferma,  varias  veces,  de  fiebres  palúdicas, 
de  viruela,  catarros  y  dolorosos  accidentes  propios  de  su  sexo,  estéril, 
flaca,  eructadora,  de  color  terroso  y  picada  de  viruelas,  sin  despreciar 
los  auxilios  de  los  doctores,  recurrió  á  matronas,  curanderos  y  herbo- 
larios para  mitigar  sus  tenaces  sufrimientos.. 

La  regia  dama,  dentro  de  sus  recursos  pecuniarios,  que  no  fueron 
grandes  y  en  multitud  de  circunstancias  muy  esquilmados,  portóse 
dignamente  con  los  profesores  del  arte  de  curar  á  los  que  consideró  y 
protegió  con  la  mayor  eficacia. 

Díganlo,  sino,  sus  médicos  Francisco  de  Burgos  y  Gabriel  García. 
Para  el  primero  obtuvo  del  Pontífice  una  pensión  de  cuatrocientos  -flo- 
rines de  oro  sobre  el  Priorato  del  Santo  Sepulcro  (51)  en  Calatayud, 
donación  ratificada  por  D.  Alfonso  V  en  Septiembre  de  1419.  El  tal 
profesor  lo  fué  de  cámara  del  rey  de  Castilla,  y  D.*  María  pretendió 
de  D.  Alvaro  de  Luna  que,  á  pesar  de  la  ausencia  de  aquel  reino,  se  le 
continuase  pagando  al  médico  su  quitación  en  aquel  país,  á  parte  de 
sus  honorarios  en  el  reino  de  Aragón;  y  no  terminó  aquí  la  protección  de 
mentada  D.*  María;  pues  en  1426  pidió  para  su  médico,  y  tal  vez  con- 
siguió, una  canongía  en  Toledo. 

El  segundo  médico  Gabriel  García,  protofísico,  examinador  regio 
y  maestro,  recibió  de  su  egregia  cliente,  pruebas  inequívocas  de  grati- 
tud y  de  alta  consideración.  Recordemos  nada  más,  que  este  bachiller 
en  medicina,  de  Valencia,  entró  á  su  servicio  en  1423,  que  diagnosticó 
la  dolencia  de  la  soberana,  que  presenció  y  comprobó  bu  muerte  y  la 
asistió  con  lealtad,  celo  é  inteligencia  (52). 

Habiendo  quedado  vacante  la  plaza  de  Canciller  de  los  Estudios  de 
Medicina  de  Barcelona  por  fallecimiento  de  Pera  Pau,  médico  también 


(50)  Beg."  3616,  fs.  136, 142  á  155. 

(51)  EegB.  3162,  f.»  78.-3108,  f.°  8  y  Bigtes.— 2570,  f.»  33.— 31W,  f."  8.— 3170,  í.°  9,  v. 

(52)  Dietari  municipal,  año  li86.— Beg.°  8172,  f."  141,  \,—Qaceta  médica  catalana^ 
loo<  cit. 


FORMAS  DE  MUNIFICENCIA  REAL  13 

de  la  reina  (aunque  con  categoría,  acaso,  de  consultor),  la  provisión 
de  aquel  cargo,  de  las  atribuciones  del  rey,  (Reg.**  3302,  f.°  94)  dio  lu- 
gar á  una  especie  de  cisma  en  el  claustro  y  á  la  divergencia  de  pare- 
ceres entre  Alfonso  V  y  su  esposa  D.*  María 

Defendió  ésta  los  derechos  de  su  protegido  García  con  verdadero 
ahinco,  conforme  se  desprende  de  la  siguiente  epístola  que  la  reina  di- 
rigió á  D   Juan,  soberano  de  Navarra  (53). 

«Muy  alto  príncipe  nuestro,  muy  caro  é  muy  amado  hermano.  El 
colegio  del  Studio  de  la  ciudat  de  barchinona  según  havia  é  podia  por 
sus  privilegios,  por  muerte  de  maestre  pere  pau  quondam  físico  e 
chanceller  del  dicho  studio  pro  elección  bien  e  legitimamente  segund 
justicia  e  con  sentencia  donada  del  dicho  oficio  de  chanceller  del  bien 
amado  consellero  e  phisico  nostro  maestre  Gabriel  García  maestre  en 
artes  e  en  medicina  en  possesion  del  cual  officio  la  universidat  e  colegí 
deis  phisicos  e  otros  artistas  lo  posaron  en  possesion  de  contiaent.  E  no 
obstante  la  dicha  sentencia  fuese  por  nos  confirmada  ahun  el  dicho 
maestre  Gabriel  García  obtenía  otra  confirmación  de  nuestro  Santo 

padre aparece  ahora  según  somos  informada  el  Rey  crehemos  si- 

nistrament  informado  de  los  dichos  privilegios  e  sentencias,  por  algu- 
nos que  en  esto  se  han  con  passion,  ha  provehido  del  dicho  officio  de 
Chanceller  á  maestro  Jaime  quintana  phisico  suyo  e  a  maestre  Bernat 
de  Granullachs  á  instancia  del  cual  según  se  dice,  esto  se  es  fecho  por 
su  lugartinent;  por  ende,  Rey  muy  caro  e  muy  amado  hermano  roga- 
mos á  vuestra  alteza  plega  aquella  mandar  este  fecho  sea  remitido  á 

justicia ehihayades  el  dicho  maestro  Gabriel  por  recomendado 

car  attendidos  sus  servicios  é  la  obligación  que  le  tenemos  no  querría- 
mos que  su  ausencia  en  esto  que  sabemos  tiene  justicia  li  fuesse  dam- 
nosa.  D.*  Tudela  de  Duero  aldea  de  Valladolid  7  Sepbre.  1454.  La 
Reina.» 

Cabe  imaginar  que  D.'*  María  estuviese  nial  informada  ó  que  mirase 
con  excesiva  benevolencia  los  asuntos  de  su  físico  García  con  menos- 
cabo de  Quintana;  pero  no  fue  así;  en  el  Archivo  de  la  Corona  de  Ara- 
gón se  custodia  un  documento  en  el  que,  prescindiendo  de  fórmulas  se 
dice  que  Gabriel  García  había  sido  elegido  y  promovido  rite  et  recle  al 
sumo  officio  de  cancelario  de  los  estudios  de  Medicina,  el  23  de  Julio 
de  1453;  que  dicha  elección  se  llevó  á  cabo  mediante  las  formalidades 
y  requisitos  legales;  que  convocados  y  congregados  maestros  y  bachi- 
lleres, tanto  en  medicina  como  en  artes  para  proveer  la  vacante  de 
Canceller  por  fallecimiento  de  Pere  Pau,  presentes  diecisiete  profesores 
que  nombra^  presididos  por  el  Rector  Pedro  Fumanya  y  con  asistencia 
de  un  procurador  de  Granollers,  un  boticario,  un  notario  y  puestos  de 


(53)    Archivo  del  Real  de  Valencia,  f.°  XXX,  2.°  lib.  reginale— Arch.  de  la  Oor.  de 
Aragón,  P6g.°  3168,  f."  175  y  eigtes.-Eeg  "  2197,  f.»  149.— Reg.»  3128;  f.°  28. 


14  L.    COMEXGR 

acuerdo  los  arbitros  de  los  diversos  bandos,  fué  designado  para  el  cargo 
el  médico  Gabriel  García  (64). 

En  verdad  que  este  archiatro  es  quien  verificó  la  muerte  de  la 
soberana  poniéndole  sobre  el  pecho  un  got  áhiigua,  una  vedija  de  lana 
cardada  ante  la  boca  y  una  vela  encendida,  luego,  junto  á  la  nariz  y 
como  la  señora  no  contestó  á  las  voces  con  que  la  llamaron,  ni  el  agua 
se  movió  ni  osciló  la  llama,  ni  se  agitó  la  vedija,  diéronla  por  difunta 
en  medio  de  los  sollozos  y  gritos  de  consuetud  en  libitinarios  tran- 
ces (55). 


Como  debo  poner  ñn  á  este  cansino  y  monótono  relato,  eligiré  para 
despedida  un  ramito  de  noticias  más  cercanas;  demos  pues  una  zanca- 
da y  salvemos  algunas  centurias  en  busca  de  generosidades,  premios 
y  finezas  á  ciertos  archiatros  regios  de  origen  catalán. 

El  famoso  profesor  Masdevall  vióse  colmado  de  soberanas  atencio- 
nes y  alcanzó  duradero  influjo  en  la  Corte;  á  Pedro  Virgili,  fundador 
de  los  Colegios  de  Cirugía  en  España  (56)  y  profesor  palatino,  conce- 
diéronle los  monarcas,  por  sus  desvelos  y  servicios  eminentes,  pensio- 
nes, cargos  honoríficos  y  título  de  nobleza,  aun  logró  más  preciadas 
cosas;  la  confianza  de  los  soberanos,  la  admiración  de  los  suyos  y  el 
aplauso  de  la  historia. 

El  modesto  hijo  de  Guixona,  D.  Pedro  Castelló  y  Ginesta,  reforma- 
dor de  la  enseñanza  y  de  la  legislación  sanitaria,  llegó  al  pináculo  de 
la  profesión,  arbitro  fué  de  los  destinos  médicos,  premiáronle  con  las 
más  honrosas  consideraciones  y  con  el  título  de  Marqués  de  la  Salud 
para  él  y  sus  descendientes  (57). 

En  Cataluña,  tal  vez,  antes  que  en  ninguna  otra  región  española,  se 
instaló  la  institución  del  Protomedicato  (58)  que  fué,  en  sus  comienzos» 
un  progreso  indudable  y.  una  garantía  firmísima  para  el  decoro  y  pres" 
tigio  del  Arte  de  curar;  de  Catalunya,  andando  los  siglos,  surgieron 
espíritus  valerosos  é  ilustrados  que  dieron  el  golpe  de  muerte  á  tal 
institución  que,  por  anacrónica,  era  ya  un  obstáculo  para  la  marcha  de 
la  ciencia  y  un  embarazo  en  la  moderna  organización  política,  docente 
y  sanitaria. 

Al  justo  ascendiente  de  los  catalanes  en  el  ánimo  de  los  monarcas, 
se  atribuye  el  triunfo  de  la  unidad  médica,  la  creación  de  sociedades  sa- 
bias, de  los  cuerpos  castrense  y  de  baños,  la  regeneración  profesional 


(54)    Eeg."  31B8,  f.*^  175  y  BÍgtes. 

(65)    Clinica  agregia    Gaceta  médica  catalana;  loe.  cit. 

(56)  Biografía  de  P.  Virgili,  por  L.  Comenge.  Barcelona,  1893. 

(57)  V.  Biografía  de  P  Castelló,  por  el  Dr.  Alonso  y  Enbio,  en  la  España  Módica  y 
«Dio.  biográfico  y  bibliográfico  de  escritores  y  artistas  catalanes  del  siglo  xix»,  por 
Elias  de  Molina. 

(68)    Eev.  Ibero-americapa,  n.°  IV,  pág.  £65  y  sigles.,  1869 


INVENTARI  DEL  CASTELL  DE  SITGES  DE  l'  ANY   1606  15 

en  nuestra  patria  y  á  tres  ilustres  catalanes  Gimbernat,  Oalli  y  Laca- 
ba,  médicos  de  cámara  (69)  y  doctores  verdaderamente  eminentes,  de- 
bióse, en  gran  parte,  el  suceso  profesional  más  grande,  la  más  caritati- 
va y  loable  empresa  que  llevó  á  término  esta  España  tan  infeliz  y  ca- 
lumniada. Ellos  aconsejaron  á  Carlos  IV  que  el  valenciano  Xavier  de 
Balmis  difundiera  por  toda  la  redondez  del  mundo  la  linfa  de  Jenner 
Ahora  precisamente  se  cumplen  cien  años,  que  buques  cargados  de 
tiernas  criaturas,  nodrizas,  cirujanos  y  hermanas  de  la  Caridad,  lle- 
varon,  desinteresadamente,  la  vacuna  al  continente  americano,  á  las 

islas  oceánicas,  al  Asia y  mientras  los  ingleses  destruían  nuestros 

puertos,  se  apoderaban  de  nuestras  escuadras  y  tesoros,  nosotros  es 
parcíamos  el  tesoro  profiláctico  en  las  abandonadas  posesiones  de  la 
Gran  Bretaña....  !   (60).   Esta  excursión  fué  cantada  por  el  inmortal 
Quintana. 

Todas  estas  y  otras  mil  noticias,  señores,  habrán  de  tenerse  en 
cuenta  al  componer  la  Historia  de  la  Medicina  en  Cataluña  y,  especial 
mente,  al  estudiar  la  influencia  de  los  catalanes  en  la  evolución  y  flo- 
recimiento de  la  ciencia  de  curar  española,  en  el  siglo  xix. 

L.    COMENGE. 


INVENTARI  DEL  CASTELL  DE  SITGES, 

DE  L'   ANY    1606 

En  la  historia  de  Sitges  se  fa  esment  de  les  Iluytes  y  plets  que  es- 
devingueren  entre  la  vila  y  la  Pía  Almonya  de  la  Seu  de  Barcelona,  rc- 
ferent  á  la  jurisdicció  civil  y  criminal  que  aquesta  última  pretenía; 
y  's  diu,  (1)  que  ais  80  d' octubre  de  1606  se  dicta  sentencia  á  favor  de 
la  Pía  Almonya  y  que  d  las  horas  aquesta  toma  á  pendre  jJossessió  del 
castell  y  vila  ab  sos  termes. 

Un  document  curios,  que  havem  trobat  al  Arxiu  de  la  Catedral  de 
Barcelona,  ve  á  precisar  la  data  en  que  dit  Capítol  ó  llurs  almoyners 
estavan  ja  en  possessió  del  castell,  y  ensémps  fá  relació  ó  inventari  de- 
tallat  de  tots  los  mobles  y  objectes  á  ell  pertanyents.  L'  inventari,  se 
prengué  lo  día  6  d'agost  de  dit  any  1606,  á  instancia  del  honora- 
ble n'  Antoni  OUer  preveré,  paborde  y  majordom  de  la  Pía  Almoyna 
de  la  Seu  de  Barcelona,  intervinguenthi  com  á  testimonis  en  Joan  Ros- 


(59)  MereoieroQ  recompensas  del  soberano,  por  su  asistencia  y  baen  término  de  la 
inoculación  antivariólioa  en  personas  reales.  (Vid.  Historia  del  Protomedioato,  por 
P.  Iborra.  Mam.  de  la  Real  Acad.  dé  Medicina  de  Madrid,  1885. 

(60)  Biografía  de  X.  Balmis,  leída  en  el  Instituto  médico  valeneiatw,  por  el  Dr.  More- 
no Caballero,  18S5. 

(1)    Joan  Llopis  y  BofiU— Ensaig  historioh  sobre  la  vida  de  Sitges,  pág.  44. 


16  F.   DE  SAGARRA 

sell  negociant  y  en  Bartomcu  Romeu,  agricultor,  habitants  en  la  casa 
ó  torra  de  Garraf ;  fentse  cárrech  de  les  claus  y  <ie  tot  lo  mobiliari,  en 
Píiu  Alió,  preveré  y  vicari  do  Sitges,  com  així  consta  per  lo  següent  do- 
ciiment  posat  á  continuació  de  dit  inventar!. 

«Jo  Pau  Alió  preveré  y  vicari  arrendador  de  la  iglesia  parrochial 
»dc  la  vila  de  Sitjas,  confés  y  regonech  a  Anthoni  011er  preveré,  pa- 
»bordre  y  majordom  de  la  pia  almoyna  de  la  sen  de  Barcelona  que 
»vuy  día  present  que  comptam  a  sis  de  Agost  de  lany  mil  sis  cents  y 
»sis  me  ha  donadas  y  encomenadas  las  claus  del  Castell  de  dita  vila  de 
» Sitjas  pera  que  aquellas  y  dit  Castell  tinga  y  guarde  per  lo  lUtre  y 
»molt  Rnt.  Capítol  e,  o,  alraoynés  de  dita  Seu  junctament  ab  tot  lo  que 
»es  dintra  de  dit  Castell  90  es  mobles  armes  y  altres  cosas  las  quals 
»stan  continuadas  en  lo  present  quern  en  forma  de  inventari,  las  quals 
«cosas  ha  restituidas  Joan  Pía  y  Anna  Pía  muller  sua  lo  día  present 
»com  consta  en  los  fuUs  tras  scrits,  a  dit  majordom,  totas  las  quals  co- 
»sas  en  continent  dit  majordom  me  las  ha  encommenadas  las  quals 
»claus  castell  y  cosas  promet  guardar  y  restituyr  sempre  y  quant  apa- 
»raxera  al  lltre.  y  molt  Rnt.  Capítol  e,  o,  ais  senyors  almoyners  ho 
«majordom  de  dita  pía  almoyna,  a  las  personas  ho  persona  que  a  dit 
» Capítol  e,  o,  alniDyners  volrran  y  per  lo  ver  fas  lo  present  albora 
»de  ma  mía  propria  vuy  día  y  any  sobre  dit.— Pau  Alió  preveré 
predit.» 

L'  inventari,  á  que  fá  referencia  aquest  document,  es  com  se- 
gueix: 

Lo  Castell 

P.®  entrant  en  lo  Castell  unas  portas  ab  portalleta  y  clau  pany  y  una 
anella  de  ferro  grossa  á  una  porta  y  á  la  portalleta  una  anella  de 
ferro. 

ítem,  en  lo  portal  del  Castell  unas  portas  gornidas  de  llisto  gros  ab 
una  portalleta  ab  pany  y  clau  y  una  anella  de  ferro  á  la  por 
talleta. 

ítem,  entran  en  dit  Castell  en  la  ma  esquerra  un  enfustament  lo 
qual  havía  servit  de  costell. 

ítem,  en  la  ma  dreta  entrant  un  saller  ab  unas  portas  pany  y  fo- 
rrallat. 

ítem,  dintre  del  saller  dos  cups  grans  y  una  escala  per  pujar  la  ve- 
rema  á  dits  cups  y  una  pastera  per  trapitjar  verema. 

ítem,  una  sistema  ab  una  galleda  de  aram  per  traure  aygua,  ab  la 
nanga  de  ferro. 

ítem ,  de  dit  saller  se  entra  á  un  altre  selleret  ab  sas  portas  dins  lo 
qual  y  ha  un  cup  mitjanser. 

ítem,  á  ma  esquerra  una  stabla  ab  sas  portas  pany  y  forrellat  din- 
tre de  la  qual  y  ha  una  instancia  que  serveix  de  pallissa  ab  sas  portas 
y  forrellat  y  pany  y  clau. 


INVENTAPI  DEL  CASTELL  DE  SITGES  FET  L  'aNY  1606  17 

ítem,  á  r  altra  capdestabla  y  ha  un  portal  quo  ix  al  corral  ab  sas 
portas  y  forrellat  y  pany  y  clan. 

ítem,  al  cap  de  la  escala  y  ha  un  portal  ab  sas  portas  pany  y  clau 
per  hont  se  entre  en  la  preso  dintre  de  la  qual  y  ha  tres  portáis  ab  sas 
portas  y  un  forrellat  en  una  de  las  portas  y  en  la  primera  instancia  de 

la  preso  y  ha teulas  y rajólas  y  en  la  segona  instancia  y 

ha cabirons  y  llatas y  pots  de  Arbucias. 

ítem,  á  ma  drcta  un  sellaret  ab  sas  portas  pany  y  clau  dintre  del 
qual  y  ha  un  cup  mitjanser  y  un  banch. 

ítem,  á  mitja  escala  una  porta  y  portalleta  ab  son  pany  y  clau  y 
dos  baldons. 

ítem,  en  lo  passatge  del  cap  de  la  escala  y  ha  dos  bofets  de  noguer 
gornits  ab  sa  ferramenta. 

ítem,  una  conca  de  aram  gran  ab  marlets,  an^as  y  tres  peus. 

Mes,  al  rebost  nou  una  porta  ab  pany  y  clau. 

ítem,  en  la  sala  vella  entrant  unas  portas  ab  son  pany  y  clau. 

ítem,  dintre  de  dita  sala  y  ha  una  taula  gran  ab  quatre  petjas  y 
dos  calaxos. 

ítem,  dos  caxas  grans  antigás  la  una  sense  cubertor  y  laltra  ab  cu- 
bertor  sense  frontissas. 

Ítem,  una  pastera  vella. 

ítem,  una  brondonera  de  fusta  per  posar  set  ciris. 

Ítem,  un  panell  de  ferro  ab  sa  creu  y  bandera  lo  qual  es  de  Garraf. 

ítem,  un  armari  ab  sas  portas, 

ítem,  al  un  cap  de  dita  sala  un  portal  ab  sa  porta  pany  y  clau- 

ítem,  dintre  dita  cambra  una  caxa  de  tomba  ab  las  armas  del 
Capítol. 

ítem,  un  satial  dolent, 

ítem,  en  la  cambra  de  las  armas  vulgarment  dita  la  guarda  roba 
entrant  ab  sa  porta  y  pany  y  clau. 

ítem,  entrant  en  dita  cambra  y  ha  quatra  caxas  tombadas,  sense 
panys  ni  claus,  ab  las  armas  del  Capítol. 

ítem,  un  mítg  coffra  ab  son  pany  ab  las  armas  del  Capítol. 

Item^  una  caxeta  llarga  dins  de  la  qual  y  ha  set  ciris  los  quals  cro- 
man los  días  de  tots  Sants  y  deis  morts  y  una  antorxa. 

ítem,  una  bassina  de  llautó  gran  vella  y  llisa. 

ítem,  un  gorniment  de  fusta  ab  sos  peus  per  á  penjar  flassadas  so- 
bre del  qual  y  ha  sinch  flassadas  grans  grogas  y  duas  de  mitjanseras 
tambe  grogas  y  set  flassadas  vermellas  grans  y  dos  flassadas  tambe 
vermellas  mitjanseras  las  quals  tant  grogas  com  vermellas  son  totas 
molt  usadas. 

ítem,  altra  flassada  groga  molt  dolenta. 

ítem,  un  Hit  de  camp  ab  pilars. 

ítem,  dos  tambors  de  guerra  dolents  lo  gran  y  laltro  dolent  y  ab 
sos  tocadors. 

1903  -  a 


18  F.    DE   SAGARRA 

ítem,  den  arcabiissors  dolents. 

ítem,  duas  ballestas  y  dos  abras  de  ballesta. 

ítem,  nou  manadas  de  dardills  y  en  cada  manada  una  dotzena. 

ítem,  dos  grillons  y  una  marca. 

ítem,  una  argolla. 

ítem,  quatre  motllos  dos  ab  manech  y  dos  sense  manech. 

ítem,  un  motilo  de  coure  pera  fer  pilotas  y  bastarts. 

ítem,  sis  balas  de  plom  y  ferro. 

ítem,  dos  trompetas  una  bona  y  altra  dolenta. 

ítem,  un  pany  nou  gran  ab  sa  clau. 

ítem,  un  pany  xich  dolent. 

ítem,  set  morrions  de  ferro  y  no  molt  bons. 

ítem,  sinch  cuyrassas  dolentas. 

ítem,  tres  coxins  grans  dolents  y  tres  de  gaita  també  dolents. 

ítem,  tres  devants  Hits  de  cotonina  ab  flocadura  de  filadís  de  color 
deis  mateixos  Hits,  usats. 

ítem,  nou  fiascos. 

ítem,  setza  bossas  de  cuyro. 

ítem,  quatre  llanssols  prims  grans. 

ítem,  quatre  stovallas  escacadas  bonas. 

ítem,  sinch  trossos  de  lli  esquin^ats  los  quals  diñen  eren  de  llan- 
ssols.—Sonse  esquinzat  per  fer  cobri  bassins,  de  manament  del  Sr. 
pabordre. 

ítem,  una  tela  devant  Hit  ab  llistas  de  vermell  usada. 

ítem,  una  cortina  llistada  de  vermell  dolenta  que  diuen  ha  servit 
per  la  capella. 

ítem,  deu  torca  bocas  molt  usats. 

ítem,  tres  coxineras  de  gaita  dolentas  y  una  coxinera  gran  do- 
lenta. 

ítem,  entrant  en  la  cambra,  vulgar  dita  den  Serda,  unas  portas  ab 
son  pany  y  clau  dins  de  la  qual  y  ha  un  Hit  de  camp  ab  sos  pilars  y 
cortinas  de  color  danech  gornidas  ab  flocadura  y  alamares  blava  y 
una  márfega  dolenta. 

ítem,  una  caxa  tombada  ab  las  armas  del  Capítol  ab  son  pany  y 
clau. 

ítem,  en  la  cambra  vulgarment  dita  la  cambra  del  Cabiscol  Eossell 
unas  portas  ab  son  pany  y  clau  y  altra  porta  que  ix  á  la  sala  ab  sa 
porta  y  pany  y  clau. 

ítem,  en  dita  cambra  y  ha  un  Hit  de  camp  ab  sos  pilars  y  cortina 
de  cotonina  de  color  danech,  ab  flocadura  y  alemares  blaus  y  una 
márfega. 

Item^  en  dita  cambra  per  las  parets  godamacHs  vermells  ab  los  pi- 
lars deoripell. 

ítem,  en  la  quadra  ho  sala  nova  se  ha  tiobat  un  llancer  ab  vuyt 
Han^as  y  set  rodellas  al  costat  de  ditas  llancas. 


INVENTARl  DEL  CASTELL  DE  SITGES  FET  L'   AN'Y   1606  19 

ítem,  una  barra  en  la  qual  y  ha  penjadas  onza  ballestas  ab  sas 
gaffas  y  buyrachs. 

ítem,  dos  restallers  y  á  tots  dos  y  ha  dotza  arcabussos. 

ítem,  sobre  dits  arcabussos  stan  penjadas  unas  cuyrassas  y  un 

peto. 

ítem,  una  taula  de  noguer  ab  dos  capitells  ab  balustra. 

ítem,  un  tinell  de  fusta  de  alba  ab  un  calaix  gran  ab  set  cándale- 
ros  de  llautó,  sinch  de  bons  y  dos  de  trancats. 

ítem,  una  taula  gran  de  noguer  ab  tisora. 

ítem,  una  tisora  sense  taula. 

ítem,  una  taula  de  noguer  quadrada  ab  dos  capitells  y  un  cobri 
taula  blau  dolent. 

ítem,  set  cadiras  comunas  usadas. 

ítem,    altras  quatre  cadiras  usadas  las  quals  tenia  lo  vicari  en 

ítem,  en  la  cambra  vulgarment  dita  la  saleta  en  la  qual  y  ha  una 
ximeneia  francesa  en  la  quál  si  ha  trobat  un  Hit  de  camp  ab  sos  pi- 
lars  y  márfega  y  en  las  parets  quatra  pessas  de  guadamassils  molt  do- 

lentas. 

ítem,  en  la  cambra  vulgarment  dita  den  navarro  en  la  qual  y  ha 
un  Hit  de  camp  ab  sos  pilars  y  márfega  y  cortinas  de  cotonina  de  co- 
lor danech  gornidas  ab  flocaduras  y  alamares  verts. 

ítem,  sota  dita  cambra  y  ha  un  studi  en  lo  qual  y  ha  un  Hit  de 
camp  ab  sos  pilars  y  márfega. 

ítem,  un  escó  á  modo  de  bancal  ab  dos  calaxos. 

ítem,  uns  armaris  encastats  á  la  paret  ab  sas  portas  pany  y  clau. 

En  la  cuyna  y  ha  uns  clamastras  ab  quatre  barras  de  ferro  y  una 
ollera  de  ferro. 

ítem,  uns  ferros  grans  y  una  pala  gran  de  ferro. 

ítem,  una  lluna  de  ferro  per  lo  forn. 

ítem,  duas  paellas  molt  grans  dolentas. 

ítem,  uns  moHs  de  ferro  bons  y  una  porta  de  ferro  per  tancar  la 
boca  del forn. 

ítem,  quatre  cavalls  de  ferro  gran. 

ítem,  dos  cossis  encastats  á  la  paret. 

ítem,  una  taula  rodona  gran. 

ítem,  un  bancal. 

ítem,  una  olla  de  aram  gran  ab  duas  an(jas  foradada.  En  la  cambra 
del  rellotge  y  á  una  cadena  de  ferro  grossa  ab  una  argolla,  dita  la 
argolla.» 

Tal  es,  aquest  curios  inventan,  que  no  perqué  sia  de  época  relati- 
vament  moderna,  está  mancat  de  interés  pera  la  indumentaria,  y  '1 
mobHiari,  per  lo  qual  havém  volgut  transcriurel  integralment,  conser- 
vantli  la  mateixa  ortografía  y  construcció  gramatical. 

Fekrán  de  Sagarra. 


20  C.   PARPAL  Y  MARQUÉS 


LA  INVASIÓN  TURCA  M  1558  EN  CIUDADELA  DE  MENORCA 


Bellamente  ha  descrito  Bala.c^ucr  (1)  el  suceso  de  queme  voy  áocu 
par  en  este  trabajo;  ha  presentado  el  hecho  como  pudiera  hacerlo  el 
m;'is  diestro  artista  pintando  un  cuadro  lleno  de  grandiosas  pinceladas 
y  finos  retoques;  ha  cantado,  mejor  que  narrado,  el  acontecimiento, 
ixuiado  sin  duda  por  su  poética  imaginación  notablemente  impresiona- 
da ante  el  heroísmo,  y  si,  á  pesar  de  ello,  hoy  trato  de  este  suceso  es 
precisamente  porque  hace  falta,  se  publique  la  crónica  del  mismo  con 
la  severa  imparcialidad  que  exige  la  Historia,  á  fin  de  que  los  docu  - 
mentos  confirmen  ó  corrijan  la  tradición,  ya  que  un  trabajo  serio  y 
formal,  como  deben  ser  los  históricos,  sobre  este  acontecimiento  aun 
no  se  ha  escrito 

Es  glorioso  el  hecho  y  á  pesar  de  ello  algunos  autores  ni  siquiera 
lo  citan  (2),  por  otros  es  solamente  mencionado  (3),  algunos  aportan 
nuevos  datos  (4),  otros  incurren  en  lamentables  equivocaciones^  por 
desconocer  la  topografía  de  la  Balear  menor  (6),  y  existen,  en  fin, 
unos  pocos  que  presentan  relaciones  bastante  completas  (6). 

Examinadas  y  estudiadas  las  obras  á  que  aludo,  si  á  ellas  solamen- 
te hubiese  atendido,,  mi  trabajo  no  tendría  valor  histórico  de  ninguna 
clase;  sería  un  escrito  más,  una  recopilación  mejor  ó  peor  hecha  de  lo 
dicho  por  los  autores  y  mi  intención  jamás  ha  sido  ésta,  ni  pienso  nun- 
ca seguir  tal  camino  en  cuestiones  históricas.  Los  autores  me  han 
guiado,  pero  la  fuente,  los  materiales  de  esta  monografía  han  sido  bus- 
cados en  los  Archivos,  los  documentos  la  han  formado  y  sobre  ellos 


(1)  El  Degolladero.  Memoria  leída  en  sesión  de  la  Eeal  Academia  de  la  Historia. 
Tomo  XXXII  de  la  colección  de  obras  de  D.  Víctor  Balaquee,  págs.  223-34. 

(2)  L  A  FU  ENTE  en  su /r/síorm  de  España  y  Alcalá  Galiano  en  la  traducción  de  la 
obra  del  Dr.  Dcnham. 

(3)  Weis.  La  España  desde  el  reinado  de  Felipe  /Jete.  Tomo  I.  Cap.  I;  Gebaet,  que  co- 
pia al  anterior  en  su  Historia  critica  de  España.  Tomo  V.  Cap.  VI;  Bofarull  (D.  A.)  His- 
toria, crVica  de  Cataluña.  Barcelona  1876  78.  Tomo  VII,  pág.  119. 

a,  Ortiz  de  la  Vega.  (Patxot):  Glorias  nacionales.  Barcelona  1852-54.  Tomo  VI,  ca- 
pitulo III;  San  Miguel  cD  E.):  Historia  de  Felipe  II.  Madrid  1844-47.  Tomo  I,  Cap  XVII; 
Cabrera  de  Córdoba:  Fdipe  II,  rey  de  España.  Madrid  1676.  Tomo  I,  pág.  226;  Galindo 
y  DE  Vera:  Historia  de  las  vicisitudes  y  política  tradicional  de  España  respecto  de  sus  pose- 
siones en  las  costas  de  África  etc.  (Memoria  premiada  por  la  R.  A  de  la  H.)  Madrid  1796- 
1882.  Tomo  XX,  pág.  187;  Gómez  de  Arteche:  Xieblas  de  la  historia  patria,  Barcelo- 
na 1883.  Cap.  Mabón,  y  Campaner:  Crónica  Mayoricense.  Palma  188L.  Pág.  270. 

(5)  Terreras  en  su  Historia  de  España  y  el  P.  Mariana  en  la  suya. 

(6)  Además  de  los  que  se  mencionarán  más  adelante,  Fulgosio:  Crónica  délas  islas 
Baleares.  Madrid  1870  y  Dameto,  Mut  y  Alemany:  Historia  general  del  Reino  de  Mallorca 
continuada  por  MckagüEs  y  Bover.  Palma  1840.  Tomo  III. 


LA  INVASIÓN  TURCA  DE  1558  EN  CIUDADELA  DE  MENORCA  21 

he  escrito  sin  descuidar  las  historias  de  Quadrado  y  Oleo  y  los  estudios 
de  Balaguer  y  Ramis. 


El  fausto  suceso,  que  bien  merece  una  página  de  oro,  salpicada  de 
sangre  y  coronada  de  inmarcesible  laurel,  en  la  Historia  general  de 
España,  tuvo  lugar  á  mediados  del  siglo  xvi,  en  el  año  de  1558,  cuan- 
do retirado  en  el  monasterio  de  Yuste^  Carlos  I,  ocupaba  el  trono  de 
España,  su  hijo  Felipe  II  el  Prudente,  ejerciendo,  en  su  ausencia,  las 
funciones  de  gobernadora  de  la  Península  Ibérica,  su  hermánala  prin- 
cesa D."'  Juana.  Hallábase  bajo  su  dominio  un  codiciado  país,  na- 
cido en  el  mar  Mediterráneo  y  en  cuya  costa  occidental  está  situada 
una  histórica  ciudad,  conocida  con  el  nombre  de  Ciudadela,  vocablo 
castellanizado  del  de  Ciutadella  con  que  fué  bautizada  cuando  los  ca- 
talanes y  aragoneses  en  1287  la  arrebataron  del  poder  musulmán  (7). 
Era  dicho  lugar  desde  tiempo  inmemorial  la  capital  de  Menorca  y  en 
él  residía  el  gobernador,  nombrado  por  el  Rey  y  subordinado  al  Virrey 
de  Mallorca,  desempeñando  interinamente  en  1558,  aquel  cargo  Mossen 
Bartolomé  Arguimbau  por  haber  pasado  D.  Juan  de  ]\Ioncayo,  gober- 
nador que  fué  de  la  isla  antes  de  la  citada  fecha  (8),  á  Orihuela  y  no 
haber  llegado  aun  á  Menorca  el  electo  D.  Juan  de  Cardona  y  Rocaber- 
ti.  Era  Arguimbau,  según  cree  Ramis  (9),  natural  de  Ciudadela,  nom- 
brado varias  veces  baile  general  de  la  Isla,  y  el  que  desempeñaba  en 
la  citada  fecha,  desde  el  día  9  de  Marzo,  el  cargo  de  lugarteniente  de 
gobernador  ó  regente  de  la  gobernación.  Hallábanse  á  más  de  él  y  co  • 
mo  oficiales  reales,  un  capitán  de  infantería  llamado  Miguel  Negrete 
(10)  y  Mossen  Rafael  Pons  (11)  lugar  teniente  del  procurador  Real  de 
Mallorca,  cuyo  Virrey  D.  Guillermo  deRocafuU,  había  sido  gobernador 
de  Menorca  (12),  y  actuaba  de  Procurador  Real  de  las  Baleares  Mossen 
Jorge  de  San  Juan. 

Personas  aptas  y  de  absoluta  confianza  del  Rey  debían  ser  las  ci- 
tadas porque  la  lucha  que  España  en  la  persona  de  Carlos  I  había  sos- 
tenido con  el  preso  de  Pavía  Francisco  I  de  Francia,  no  había  cesado, 
antes  al  contrario  los  hijos  de  éstos,  los  monarcas  Felipe  II  y  Enrique 
II,  la  continuaban  con  nuevas  guerras,  aliándose  el  francés  con  aque- 


(7)    Véase  mi  obra  La  conquista  de  TiTcnorca  en  Í2s7. 

(b)    Archivo  de  la  Corona  de  Aragón.  Registro  4019,  foHo  25  v.°. 

(9)     Varones  ilustres  de  Menorca. 

;10)  Sapongo  qne  Negreta  no  era  mencrqnin,  desconociendo  completamente  su  bio- 
grafía, si  bien  puedo  dar  como  único  dato  hasta  hoy  inédito,  que  en  2:<  de  abril  de  1553 
fué  nombrado  capitán  de  la  gente  de  (guerra  de  Menorca,  en  sustitución  de  Vicente  Za- 
fontes.  Arch  Cor.  Arag.  Documentos  procedentes  de  Simancas   Legajo.  1571. 

(11)  Archivo  de  la  Corona  de  Aragón.  Registro  4358,  fol.°  204  v.". 

(12)  Aro.  Oor.  Arag.  Eegiatro  4018,  folios  36  y  86  v.°  y  91  y  91  v.°. 


22  C.   PARPAL  Y   MARQUÉS 

líos  corsarios  hijos  de  Barbarroja  que,  con  orgullo  al  par  que  con  razón, 
se  titulaban  reyes  de  los  mares  y  el  Mediterráneo  se  hallaba  infestado 
de  ellos,  quienes  en  concordia  con  los  reyes  de  Francia  atacaban  las 
posesiones  marítimas  españolas,  á  fin  de  distraer  la  atención  de  Felipe 
que  combatía  más  allá  de  los  Pirineos  para  más  tarde  las  legiones  his- 
panas cubrirse  de  gloria  en  la  batalla  de  San  Quintín  (13). 

El  emperador  Carlos,  primero,  y  Felipe,  después,  tenían  noticia  de 
lo  que  ocurría  y  así  no  es  de  extrañar  que  á  más  de  nombrar  personas 
expertas  para  los  cargos  públicos  de  las  Baleares,  enviasen  á  ellas  al- 
gunas armas  (14),  por  temerse  nuevas  invasiones  délos  turcos  (15)  que 
en  1553  habían  saqueado  á  Mahón  y  en  otros  años,  diferentes  po- 
blaciones isleñas.  Todas  las  precauciones,  tal  vez  por  ser  pocas,  no 
bastaron,  sin  embargo  para  que  el  corsario  después  de  haber  pasado  el 
faro  de  Mesina  y  saqueado  á  Sorrento,  población  de  Italia,  llevándose 
9,0C0  cautivos  (16),  dirigiese  su  flota  hacia  las  islas  adyacentes  de  la  Pe- 
nínsula ibérica. 

No  me  será  difícil,  atendiendo  los  lugares  que  los  documentos  é 
historiadores  citan,  señalar  el  itinerario  que  siguió  la  armada  corsa- 
ria una  vez  hubo  atravesado  el  Faro  de  Mesina,  y  así  se  puede  afirmar 
que  después  de  recorrer  la  parte  occidental  de  Italia  devastó  algunas 
villas  en  el  reino  de  Ñapóles,  haciendo  lo  propio  con  las  de  Sorrento, 
según  se  ha  dicho,  y  con  las  de  la  isla  de  Procida.  Recogido  el  botín 
si-uió  la  expedición  turca  hacia  el  Golfo  de  Genova  y  costa  de  Proven- 
za°  y  por  no  haber  encontrado  en  las  costas  de  Córcega  la  armada 
francesa  pasó  del  Sur  de  Francia  á  Cataluña  divisándosela  desde  Ro- 
sas y  blanes  y  descubriéndose  en  el  cabo  de  Tosa  moltes  veles  de  va- 
xells  de  rems  que  pensam  son  de  la  dita  armada  turquescha  y  que  ve- 
nen per  esta  costa  (17)  desde  la  cual  se  dirigió  á  Mallorca  y  por  creer  se 
hallaba  muy  bien  defendida  pasó  por  frente  de  ella,  sin  detenerse,  para 
dirigirse  á  Mahón  y  después  á  Cindadela.  Componíase  dicha  flota,  se- 
gún el  acta  escrita  en  Constantinopla  y  de  la  cual  me  ocuparé  más 
adelante,  de  150  buques,  todos  ellos  galeras  menos  6  ó  7  galiotas,  nu- 
mero que  acepta  Quadrado  (18)  añadiendo  que  todas  estaban  armadas 
de  buena  vela  á  excepción  de  5  ó  6  tripuladas  por  forzados.  Según 


(13)  BoFAROLL  (D.  Francisco)  oit»  la  alianza  mentada  en  el  documento  III  de  su  fo- 
lletoPredtlección  del  emperador  CarloB  V  por  los  catalanes.  Tomo  V  de  las  Memorxas  de 
laR.  A.  de  Buenas  Letras  de  Barcelona.  ,    „    x    ,    -  j    i 

(U)  En  21  de  Enero  de  1540  Carlos  ordena  al  lugarteniente  de  Cataluña  quédela 
artillería  de  Barcelona  mande  dos  medias  culebrinas  á  Mahón  «por  algún  recelo  y  ha- 
viso  que  se  tiene  do  fustas  y  armada  de  Alger..  Bofaeüll  ob   y  lug.  cit.  Documento  C. 

(15)     BoFARüLL  ob.  y  lug.  oit.  Documento  C.  y  CXI.  „  .     „   ,  ^        o  r       n 

(16  Apéndice.  Documento  número  I.  Véase  además  &  Weis,  Gebbar,  BofaruH 
,A  y  San  Miguel,  ob.  cit.  y  el  Dietario  de  la  Generalidad  de  Cataluña,  trienio  de  1557  á 
Í560  folio  29  y  las  Deliberaciones  del  propio  trienio  folios  126  y.»  y  127.  Archivo  de  la  Co- 

'°  a*)  ^Diltíriode  la  Generalidad  de  Catalu&a,  trienio  de  1B67  &  1580,  folio  30  y.» 
(18)    Islai  Baleares.  Barcelona  lb85,  página  1222.  Nota. 


La  invasión  turca  de  Í558  en  ciüdadela  de  menorca       23 

otros  la  armada  constaba  de  unos  140  bajeles,  134  galeras  y  4  gáleo 
t08,  opinión  que  tiene  autoridad  por  dársela  un  documento  (19)  y  al- 
guien afirma,  por  referencias,  eran  120  (20),  señalando  San  Miguel  el 
número  de  130:  55  del  gran  señor  y  las  demás  de  otros  corsarios  (21). 
En  vista  de  tal  disparidad  de  opiniones  podemos,  atendiéndonos  á  ellas, 
calcular  que  el  número  de  las  embarcaciones  debió  ser  de  140  á  150 
tripuladas  por  15,000  hombres  de  pelea  y  armadas  con  más  de  20  caño- 
nes de  calibre  ópessas  de  bronzo  de  Cossia  per  dar  la  hatería  y  rompre 
murallas  (22),  figurando  como  jefe  de  la  expedición  un  almirante  oto- 
mano llamado  Mustafá  Piali  (23). 


II 

Llegado  que  hubo  á  las  costas  de  las  antiguas  Gimnesias  refieren 
Perreras  y  Mariana  (24)  que  intentó  apoderarse  de  Puerto  Mahón  lo 
cual  no  logró,  tomando  á  viva  fuerza  su  cindadela,  6  como  dice  Maria- 
na, la  cindadela  de  Jamma,  equivocándose  ambos  historiadores  de  un 
modo  lamentable  por  desconocer  la  topografía  del  país  ya  que  supo- 
nen, como  dice  Patxot  (25),  que  Cindadela,  la  antigua  Jamma,  era  un 
fuerte  del  Puerto  de  Mahón  y  no  una  población  cuyos  habitantes  rebo- 
saban pundonor  y  valentía.  Sin  embargo,  el  relato  de  los  dos  escri- 


(19)  Divendret  /— Aquest  dia  oompareguó  la  armada  tnrqxiesoha  davant  la  vila  de 
Giatadella  de  la  Illa  de  Manorcha  que  son  sent  y  cnatre  galeres  ab  qnatre  que  ni  ha  do 
francesas  ab  que  va  lo  embaxador  de  Fransa  y  trenta  galiotes,  etc.  Manual  de  novella 
ardits.  Día  1  juliol  de  1558.  Volum  XVIII,  Archivo  municipal  de  Barcelona. 

(20)  Dietario  de  la  Generalidad  de  Cataluña,  trienio  de  1657  &  1660,  fol.  29,  Archivo 
de  la  Corona  de  Aragón. 

(21)  Ob.  y  lug.  oit, 

(22)  Manual  de  novells  ardits.  Día  1  juliol  1668.  Volum.  XVIII.  Archivo  municipal  de 
Barcelona. 

(23)  Nació  Piali  en  Hungría  en  1620,  de  familia  cristiana,  siendo  recogido  cuando 
niño  en  la  batalla  de  Mohac  por  unos  soldS'los  turcos.  Educado  en  la  corte  de  Solimán, 
Piali'cautivó  la  atención  de  todos  los  que  le  rodeaban  y  también  la  de  su  amo  y  señor, 
llegando  á  ocupar,  siendo  muy  joven,  los  puestos  de  baiá  y  visir.  No  le  crea  por  esto 
debiera  tales  favores  á  las  artes  cortesanas  ya  que  demostró  su  valor  y  talento  en  va- 
rias ocasiones  y  particularmente  en  1555,  año  en  que  como  aliado  de  los  franceses  com- 
batió contra  España,  operando  en  los  sucesivos  años  contra  Mesina,  Beggio  y  las 
Baleares,  asolando  las  oootas  de  España  ó  Italia,  volviendo  el  año  posterior  á  la  toma  de 
Cindadela,  después  del  combate  de  Zerbi,  á.  Constantinopla,  tornando  á  sus  excursiones 
marítimas  en  1565  y  á  pesar  de  que  tuvo  que  levantar  el  sitio  de  Malta,  gracias  k  los  es- 
fuerzos de  La  Valette,  el  sucesor  de  Solimán,  Selim  II,  siguió  dispensándole  sus  favo- 
res y  considerándole  como  su  primer  marino,  encargóle  la  guerra  contra  Veneoia. 
Piali  hostilieó  dicha  Kepública,  apoderándose  de  Chipre,  más  no  de  Famagusta,  lo 
oual  le  valió  la  destitución,  pero  ponservando  siempre  las  dignidades  y  honores  que  te- 
nia. Domiciliado  en  Constantinopla  fundó  una  mezquita  y  un  bazar,  que  llevan  su 
nombre,  muriendo  en  1671.  Véase  Diccionario  enciclopédico  hispanoamericano. 
Tomo  XV;  Weis,  Biographie  universelle,  timo  IV  y  Hoefer,  Nouvelle  biographie  ge- 
nérale, tomoXL. 

(24)  Ob    cit. 
(26)    Ob.  cit. 


24  C.   PARPAL  Y  MARQUÉS 

tores  no  carece  de  fundamento  ya  que  consta  de  nn  modo  autén- 
tico que  antes  do  sitiar  el  turco  á  Cindadela,  probó  de  atacar  á 
Mahón  (26).  En  efecto:  en  una  carta  que  los  Concelleres  de  Barce- 
lona mandaron  á  los  diputados  catalanes  se  dice  que  la  armada  turca 
llegó  A  Mahón  y  queriendo  sitiar  el  castillo,  losmahonoses  pusieron  tal 
resistencia  que  echaron  á  pique  3  6  4  galeras  otomanas,  gracias  á  lo 
cual,  abandonaron  las  aguas  de  dicho  puerto  para  cercar  á  Cindade- 
la (27);  afirmación  que  contiene  otra  carta  dirigida  al  barón  de  la  Lia- 
cuna  (28).  Que  se  temía  de  los  corsarios  el  ataque  á  Mahón,  como  lo  hi- 
cieron, está  fuera  de  duda  puesto  que,  antes  de  la  fecha  de  la  toma  de 
Cindadela  y  por  lo  tanto  de  su  intento  de  atacar  la  de  Mahón,  se  publi- 
có un  pregón  en  Menorca  mandando  á  las  mujeres  y  niños  que  se  reti- 
rasen A  Ciudalela^  quedándose  los  naturales  y  vecinos  de  Mahón  en  esta 
ciudad  (29),  evidente  prueba  de  que  allí  se  temía  se  dirigiese  el 
ataque. 

Comprendiendo  Piali  que  su  intento  de  saquear  á  Mahón,  no  pros- 
peraría, ordenó  se  trasladare  la  flota  á  Cindadela,  presentándose  ante 
dicha  ciudad  el  último  día  del  mes  de  junio  de  1558.  Al  siguiente,  se 
dio  por  el  almirante  otomano,  la  orden  de  que  desembarcase  la  gente 
de  la  escuadra  y  emplazase  frente  á  las  murallas  de  Cindadela  la 
artillería  que  debía  vomitar  sobre  la  plaza  fuego  y  hierro  para  hacer 
de  cada  hombre  un  héroe,  un  mártir  de  la  patria. 

Poca  era  la  guarnición  que  en  Cindadela  había  donde  casualmente 
se  hallaba,  como  se  ha  dicho,  el  Capitán  Miguel  Negrete  con  unos 
cuantos  soldados  forasteros,  castellanos  en  su  mayoría,  los  cuales  for- 
maron junto  con  los  soldados  del  país  una  hueste  escasa  y  débil  á 
pesar  de  que  el  regente  Bartolomé  Arguimbau  recorrió  en  un  día  las 
poblaciones  de  Menorca,  reclutando  en  ellas  gente  disponible  que  junto 
con  la  de  la  capital  formaron  el  ejército  sitiado  compuesto  de:  400  hom- 
bres de  Ciudadela,  110  de  Alayor,  100  de  Mercadal,  7  ú  8  de  Mahón, 
por  solo  haber  llegado  á  Ciudadela,  este  exiguo  número  de  los  50  au- 
xiliares que  habían  salido  de  Mahón  y  40  soldados  mandados  por  el 
Capitán  Negrete  (30) .  Con  este  puñado  de  hombres  debíase  resistir  á  la 
hueste  enemiga,  pues  si  bien  el  teniente  de  gobernador  mandó  á  Ma- 
llorca, por  dos  veces  al  marinero  Pedro  Campllonc  para  dar  aviso  de 
lo  que  ocurría,  con  peligro  de  su  vida  (31),  de  la  vecina  isla  no  pasó 


(26)  üra  ea  1558  alcalde  de  la  fortaleza  de  San  í'elipe  Pedro  Esquerra.  Archivo  de 
la  Corona  de  Aragón.  Registro  4018,  fol.  Il6  v.°  y  sigaientes. 

(-27)    Apéndice.  Docamento  número  II. 

(28j  Fechada  el  6  de  julio.  C\\.rta8  cloasas,  1558  á  1560.  Archivo  municipal  de  Bar- 
celona. 

(29;    Apéndice.  Documento  número  III. 

(30)  Estos  datos  como  muchos  de  los  que  nos  sirven  para  este  relato,  están  sacados 
del  acta  firmada  en  Constantinopla,  por  Arguimbau  y  otros,  que  copio  integra- 
mente. Apéndice.  Docamento  número  IV. 

(31)  Apéndice.  Docnmento  número  ¥. 


LA  INVASIÓN  TURCA  DE   1558  EN   ClUD ADELA   DE  MENORCA 


25 


auxilio  de  ninguna  clase  á  Menorca,  conducta  observada  también  por 
Cataluña  en  donde  por  barcas  llegadas  de  Menorca  á  San  Feliu  de 
Guixols  (32)  se  tenía  noticia  del  sitio  la  cual  les  sirvió  para  prevenirse 
de  cualquier  ataque,  sin  mandar  refuerzos  A  la  Balear  menor  (33). 

Solos  los  menorquines  lucharon  heroica  y  magnánimamente  y  ha- 
bían empezado  ya  los  turcos  á  batir  la  muralla  el  día  2  de  julio  cuando 
los  sitiados  intentaron  una  salida  para  enclavar  é  inutilizar  los  24  ca- 
ñones de  la  artillería  turca,  salida  inútil  ya  que  si  bien  entraron  en  las 
trincheras  enemigas,  á  pesar  de  la  resistencia  puesta,  no  encontraron 
en  ellas  artillería  alguna,  que  fué  emplazada  al  día  siguiente  para  dar 
comienzo  al  bombardeo  contra  la  muralla. 

Continuo  é  incesante  era  el  fuego  sucediéndose  á  las  descargas  de 
la  artillería,  las  de  la  arcabucería;  sin  descansar  ni  sitiados,  ni  sitiado- 
res, morían  algunos  de  aquellos  al  par  que  otros  caían  de  sueño  y 
fatiga  para  levantarse  y  pelear  de  nuevo  con  más  brío  y  valentía, 
mientras  las  mujeres  trabajan  sin  descanso  y  á  porfía  en  fortificar  y 
bastionar  las  murallas,  abiertas  por  grandes  brechas  que  se  reparaban 
con  ramas,  leña,  tierra,  lanas,  colchones,  sacos  de  ropa  y  quien  sabe 
si  con  los  acribillados  cuerpos  del  amado  esposo  ó  del  querido  padre... 
Y  mientras  los  bravos  defensores  de  Cindadela  portábanse  como  bue- 
nos, por  la  noche,  tal  vez  temiendo  que  la  luz  del  día  echase  en  cara 
su  traición,  un  renegado,  al  pie  de  la  muralla,  llamaba  por  sus  nom- 
bres \  Arguimbau  y  á  Negrete  intimándoles  en  nombre  del  Bajá  á  que 
se  rindiesen  con  ofrecimiento  de  agasajarles  y  dejar  á  ellos  y  á  sus 
amigos  en  completa  libertad,  atrevida  embajada  que  era  contestada 
con*el  plomo  de  los  arcabuceros,  teniendo  aún  la  consideración  de 
advertir  antes  al  emisario  que  se  retirara,   j Siempre  nobles,  siempre 

bravos! 

Nueve  días  con  sus  noches  pasaron  los  heroicos  soldados  resistien- 
do al  ejército  invasor,  viendo  abrirse,  primeramente,  ancha  brecha  en 
el  baluarte  de  los  Frailes,  derrocándose  luego  gran  parte  de  la  muralla 
del  de  San  Juan,  que  el  fuego  había  ya  derruido,  rompiendo  sus  de- 
fensas al  pie  de  las  cuales  morían  los  valerosos  artilleros  á  cuyo  cargo 
se  hallaban,  al  intentar  el  turco  por  cuatro  veces  distintas  con  gran 


(32)  El  día  9  de  jalio  Uegó  á  San  Pélin  uaa  barca  en  busca  de  pólvora  por  la  cual  se 
Bnpo  que  la  armada  turquesca  está  combatent  en  Cíutadilla  y  que  los  de  dintre  se  defensen 
molt  be  y  han  morti  mes  de  quatre  sents  turchs  y  se  tindrdn  tot  lo  que  pugan.  ...  El  10  llegó 
otra  con  nn  capellán  pidiendo  socorro  y  pólvora.  Archivo  municipal  de  Barcelona.  Carta» 
closas,  1553  flnex  156o. 

(33)  Escribiendo  los  Concelleres  &  la  princesa  Juana  sobre  los  medios  de  defensa.— 
Archivo  Municipal  de  Barcelona.  Cartas  reales  1530  /Inej;  1550,-6  mandando  una  barca  & 
Ciudadela  para  poner  &  los  barceloneses  al  corriente  de  lo  que  ocurría  en  el  sitio— ^r- 
chivo  Municipal  de  Barcelona.  Cartas  closas  1558  fmex  1500—6  pidiendo  recursos  &  los 
aragoneses  para  prevenir  cualquier  invasión— Z,lí6re  de  coses  asanyaladcs.  III.  cap.  GO, 
A.  31.  de  Barcelona.— Los  diputados  de  Cataluña  pidieron  también  socorro  á  Aragón 
para  el  caso  de  invasión.  Ar.  Cor,  Arag.  Deliberaciones.— Trieni  1667  ¿  16&0,  fol.  104. 


26  C.   PARPAL  Y  MARQUÉS 

fuerza  de  banderas,  escalar  el  muro  y  entrar  en  la  ciudad,  lo  cual  no 
les  fué  posible  por  defender  los  de  dentro  bizarramente  la  entrada,  ma- 
tando á  muchos  turcos  y  tomándoles  muchas  banderas,  todo  ello  con 
notables  pérdidas  y  tal  número  de  muertos  y  heridos,  que,  al  terminar 
la  batalla,  el  Gobernador  y  el  Capitán  hicieron  un  recuento  de  las 
fuerzas  que  restaban,  viendo  con  dolor  cuanto  se  habían  diezmado  ya 
que  de  los  620  hombres  que  tenían  al  comenzar  el  sitio  apenas  quedaban 
200  disponibles  para  coger  un  arma. 

Sin  embargo,  ni  los  lastimeros  ayes  de  los  heridos  que  yacían  en  el 
lecho  del  dolor,  ni  los  cuerpos  amontonados  en  las  trincheras  en  donde 
tanta  sangre  habíase  derramado,  ni  los  desencajados  rostros  de  los  su- 
pervivientes, hicieron  disminuir  el  valor  de  los  alentados  defensores  de 
Cindadela,  quienes  á  pesar  del  incendio  de  la  casa  de  la  Universidad 
donde  se  custodiaban  las  municiones,  quemadas  en  gran  cantidad,  no 
desmaj^aron  ni  un  momento  animados  con  el  ejemplo  del  Regente  de 
la  Gobernación  que  no  abandonó,  ni  de  noche,  ni  de  día,  ora  á  caballo, 
ora  á  pie,  mostrándose  á  todos,  la  batería  que  tenía  á  su  cargo  á  pesar 
de  la  sangre  que  manaba  de  su  cuerpo  por  haber  sido  herido  por  unos 
trozos  de  bronce  de  un  cañón  de  la  muralla  reventado  en  el  mismo 
instante  en  que  por  Arguimbau  le  era  aplicada  la  mecha. 

Como  no  se  recibía  auxilio  alguno  y  se  empezaba  á  comprender  que 
la  resistencia  era  imposible,  ya  que  á  más  de  la  mucha  fuerza  de  que 
disponía  el  enemigo  y  á  pesar  de  tener  muy  fácil  la  entrada,  iba  atrin- 
cherándose para  batir  el  otro  costado  de  la  muralla  por  la  parte  de  la 
puerta  de  Salas  (34)  y  como  se  mermaba  considerablemente  la  guarni- 
ción de  la  plaza  reuniéronse  los  Jurados,  Capitanes  y  muchas  otras  per- 
sonas y  requirieron  al  Regente  Arguimbau  y  al  Capitán  Negrete  á  que 
se  abandonara  la  ciudad,  conduciendo  con  buen  orden  á  las  mujeres  y 
niños  á  Mahón.  Lejos  de  conformarse  con  la  decisión  de  los  reunidos, 
Arguimbau  y  Negrete  (35),  si  bien  comprendían  no  se  podía  resistir  un 
nuevo  ataque,  se  opusieron  tenazmente  al  abandono  y  huida,  siendo 
su  opinión  debía  defenderse  á  Ciudadela  usque  ad  mortem,  mientras 
quedara  una  piedra  que  echar  á  los  sitiadores  y  un  hombre  con  vida. 
La  decisión  de  los  dos  héroes  no  prosperó  y  acatando  la  de  la  mayoría, 
con  protesta  en  el  acta  levantada  por  Martín  Antonio  Bonet,  nota- 
rio (36)  dispúsose  aquella  misma  noche  el  abandono  de  Ciudadela, 
noticia  que  circuló  por  el  pueblo  agolpándose  éste  en  las  puertas  de  la 
ciudad,  con  gran  trabajo  por  parte  de  Arguimbau  y  Negrete  para  res  • 
tablecer  el  orden  y  organizar  la  salida,  efectuada  después  de  haber 


(31)  Una  de  las  cinco  que  tenia  Ciudadela,  colocada  frente  el  camino  de  San  Nicolás 
que  conduce  al  castillo  del  mismo  nombre  en  la  embocadura  del  puerto. 

(35)  Además  de  Arguimbau  y  Negrete,  oree  Dameto,  se  opusieron  á  la  buida  Miguel 
Martorell  y  Juan  Pons.  Eistoria  general  de  Mallorca.  Tomo  III. 

(36;  Consta  &  Bamis  existia  en  aquel  tiempo  en  la  Isla  un  notario  aii  llamado. 
Yarontí  üuitres,pág.  33, 


LA  INVASIÓN  TURCA   DE   1558  E.V  CIUDADELA   DE  MENORCA  27 

explorado  el  trayecto  tres  hombres  juramentados.  De  regreso  los  ex- 
ploradores que  se  cercioraron  estaba  el  caroino  libre,  dióse  la  orden 
que  los  de  Alayor  y  Mercadal  formasen  la  vanguardia  siguiendo  á  ellos 
las  mujeres,  niños,  heridos  y  gente  inútil,  custodiados  como  retaguar- 
dia por  el  Gobernador  y  el  Capitán  con  la  restante  fuerza.  Así  se  hizo 
y  aun  no  había  salido  toda  la  gente  cuando  la  vanguardia  dio  con  los 
turcos,  no  habiendo  otro  remedio  en  vista  del  encuentro,  que  refugiar- 
se nuevamente  en  la  ciudad.  Al  conocer  el  General  turco  la  desespera- 
da situación  de  la  plaza  sitiada,  arremetió  al  amanecer  del  9  de  julio 
con  mucho  ímpetu  la  muralla,  defendida  por  un  puñado  de  valientes, 
sobre  cuyos  cadáveres  pasaron  los  turcos  y  entrando  por  la  puerta  de 
Salas  y  llegaron  hasta  el  Borne  donde  tuvieron  que  luchar  con  algunos 
aguerridos  soldados  que  hicieron  retroceder  á  los  turcos  hasta  la  bate- 
ría. Eran  pocos  aquellos  y  éstos  muchos  y  no  tuvieron  más  remedio 
que  sucumbir  los  primeros  por  la  fuerza  del  número  de  los  corsarios 
que  entraron  en  la  ciudad  saqueando  y  matando,  destruyendo  é  incen- 
diando (37). 

El  vandálico  furor  del  vencedor  no  respetó  á  nadie  y  mientras  los 
archivos  eran  saqueados  (38)  y  los  privilegios  quemados  (39),  las  casas, 
Iglesias  y  monasterios,  eran  destruidos  (40),  los  altares,  ornamentos 
sagrados  y  demás  objetos  destinados  al  culto  divino,  incendiados  (41), 
robados  y  talados  los  campos  de  dos  leguas  en  derredor,  sacrificado  el 
ganado  de  los  mismos  (42)  y  lo  más  sensible  aún,  deshonradas  las 
doncellas,  martirizados  los  frailes  y  monjas  retirados  en  los  claustros, 
degollados  muchos  de  los  defensores  de  la  ciudad  y  conducidos  los 
restantes,  que  pasaban  de  cuatro  mil  á  las  mazmorras  de  Constantino- 
pla  para  padecer  allí  ó  bien  para  ir  á  aumentar  las  bellas  los  serrallos 
de  la  ciudad  del  Bosforo  (43). 


(37)  Tan  memorable  snoeso  historiado  según  nos  lo  cuenta  el  acta  redactada  en 
Constantinopla,  se  recnerda  en  dicha  fecha  con  la  celebración  de  piadosos  sufragios  en 
la  Catedral  menorquina  terminados  los  cuales  congrégase  el  pueblo  en  el  Ayunta- 
miento donde  se  lee  el  mencionado  documento. 

(3S)  Apéndice.  Documento  número  Vil.  De  los  documentos  existentes  en  aquel 
tiempo  en  Cindadela  consérvase  el  histórico  Llibre  vermell,  códice  de  unas  300  hojas  y 
letra  del  primer  tercio  del  siglo  xvi  llevado  por  los  turcos  &  Constantinopla  y  que  fué 
rescatado  por  100  doblas  de  oro  por  el  paborde  Marti. 

(89j  Tanto  es  así  que  tuvo  que  darse  nuevo  general  privilegio.  Apéndice.  I>oca- 
mento  número  VIH. 

f40)    Véanse  los  varios  documentos  que  transcribo. 

(41)  Apéndice.  Documento  número  IX. 

(42)  Archivo  de  la  Corona  de  Aragón.  Kegistro  4018,  folios  168  v.°  y  siguientes. 

(43)  En  vista  del  considerable  número  de  menorquines  que  fueren  transportados  á 
la  antigua  Blzancio  ó  esparcidos  por  los  mercados  de  Levante,  cr»o  aunque  autores 
de  reconocida  autoridad  aürmen  que  la  gente  de  Cindadela  fué  pasada  &  cuchillo  y 
degollados  machos  de  sus  habitantes,  que  si  bien  se  martirizaron  algunos  no  fueron 
estos  en  tan  crecido  número,  oom*  se  supone,  ya  que  de  ser  asi  no  hubieran  llegado  á 
4000  los  cautivos. 


28  C.  PARPAL  Y  MARQUÉS 


UI 


La  caída  de  Cindadela  tnvo  gran  resonancia  en  España  (44)  y  en  la 
cristiandad  entera,  y  llevados  por  la  armada  turca  cargada  de  rico 
botín  los  heroicos  defensores  de  la  ciudad  entre  los  cuales  se  con- 
taban Negrete  (4n),  Arguimbau  (46),  Rafael  Pons  (47),  Francisco  Ar- 
nau  (48)  y  muchos  otros,  se  quedó  Menorca  sin  oficiales  reales  y  sin 
autoridades,  por  lo  cual  el  virrey  de  Mallorca  Don  Guillermo  de  Roca- 
full,  que  no  quiso  ó  no  pudo  auxiliar  á  Cindadela  cuando  el  ataque, 
ordenó  á  un  caballero  llamado  Federico  de  Cors  que  pasase  á  la  Isla  en 
calidad  de  Gobernador  interino,  acompañado  de  un  letrado  para  que 
lo  asesorase. 

Aceptado  por  Cors  el  encargo  embarcó  para  Menorca  y  al  llegar  á 
Cindadela  uno  de  sus  primeros  cuidados  fué  «enterrar  los  muchos 
cuerpos  muertos  assi  de  personas  como  de  animales  que  habían  que- 
dado en  aquella  tierra»  haciendo  todo  ello  con  gran  diligencia  y  mag- 
nanimidad y  hasta  con  sacrificios  pecuniarios.  No  desmayó  en  su  pro- 
pósito de  mejorar  en  lo  posible  la  situación  de  Ciudadela  en  donde 
residió  continuamente  teniendo  por  habitación  «los  días  en  una  cueva 
por  estar  derribadas  5^  quemadas  todas  las  casas  y  las  noches  hazien- 
do  centinela  en  el  campo  en  companya  de  diez  ó  doze  hombres  mal 
armados.»  Además  «hizo  limpiar  toda  la  batería  y  cerrar  de  piedra 
seca  todo  el  muro»  y  «hazer  puertas  ó  trampas  en  tres  puertas  de  dicha 
villa  sin  costas  del  Real  patrimonio  y  de  la  Universidad.» 

Con  tales  medidas  y  desvelos  que  expuso  la  princesa  D,^  Juana  al 
rey  (49)  procuró  el  Gobernador  interino  que  se  empezase  á  repoblar  la 
villa  ya  que  los  nuevos  habitantes  veían  el  cuidado  que  había  para 
protegerles,  alabándose  con  justicia  la  pericia  y  diligencia  de  Cors 
por  lo  cual  suplicaron  á  la  princesa  le  diese  la  efectividad  en  el  cargo. 

D.*  Juana  desde  Valladolid  á  11  de  abril  de  1559  después  de  hacer 
presente  lo  anterior  se  interesó  con  el  rey  para  que  nombrase  á  mos- 


v44)  Ux^a  de  las  publaciones  qne  primero  tuvo  noticia  del  saqneo  de  Cindadela  fné 
Barcelona  y  desde  ella,  tal  vez,  se  comnnicaría  la  noticia  á  la  Corte.  Manual  de  novells 
ardits  y  Lletras  clossas,  Inga,  cits,  y  Deliberacions  dele  Conceller s.— 1558  a,  1559,  f."  23.  Archi- 
vo mnnicipal  de  Barcelona. 

(45)  Abí  se  dednce  por  las  firmas  de  la  ya  citada  acta  levantada  en  Oonstan- 
tinopla. 

(46)  Se  conoce  qne  cnando  los  tnrcos  entraron  en  Ciudadela  descargaron  sn  furia 
contra  Argnimban  á,  quien  creyeron  muerto  su  mujer  é  hijos.  (Apéndice.  Doca- 
mentó  número  X),  si  bien  se  desprende  en  otro  documento.  (Apéndice.  I>oca> 
mentó  número  XI)  que  fué  hecho  prisionero  por  los  turcos. 

(47)  Era  en  1558  Teniente  del  Procurador  Eeal  de  Mallorca  y  fué  hecho  prisionero. 
(Archivo  de  la  Corona  de  Aragóti.  Registro  4358,  f°  204  v.°) 

(48)  Proveedor  de  la  gente  de  guerra,  fué  llevado  como  cautivo  á  Constantinopla. 
siendo  nueve  años  después  de  su  rescate  tesorero  de  la  Santa  Cruzada  en  Cataluña, 
(Arch.  Corona  Arag.  Documentos  procedentes  de  Simancas.  Legajo  1586). 

(49)  Aroh.  Cor.  Arag.  R.  á0l9,  fs.  11,  v.°  y  12. 


LA  INVASIÓN  TURCA  DE   1558  BN    CIUDADELA  DE  MENORCA  29 

sen  Federico  de  Cors  goljernador  efectivo  de  Menorca  (50)  reiterando 
la  petición,  que  sobre  lo  mismo  había  hecho  en  28  de  noviembre  del 
anterior  año,  porque  durante  su  interinidad  servía  perfectamente  al 
rey  tanto  más  por  cuanto  el  electo  D.  Juan  de  Cardona  «es  muy  moQO 
para  el  dicho  gouierno  y  no  ha  ydo  á  la  dicha  ysla  ni  ha  hecho  dili- 
gencia alguna  aquí  para  avisar  de  su  y  da»  á  pesar  de  ser  su  nombra- 
miento de  fecha  anterior  á  la  toma  de  Cindadela  (51). 

El  rey  no  accedió,  sin  embargo,  á  lo  que  con  tanta  insistencia  pe- 
día el  pueblo  menorquín  y  apoyaba  la  princesa,  si  bien  dio  de  R.  O. 
las  gracias  á  Federico  Cors  por  los  servicios  prestados  y  ordenó,  ade  ■ 
más,  el  11  de  abril  de  1559  (52),  le  fuesen  abonadas  las  dietas  que  ha- 
bía ganado  de  gobernador  interino  de  Menorca  desde  que  salió  de  su 
casa  hasta  que  volvió  á  ella  después  de  hallarse  en  la  isla  el  goberna- 
dor efectivo  D.  Juan  de  Cardona  y  Rocaberti  (53). 

Justo  es  reconocer  el  interés  que  se  tomó  la  princesa  y  luego  el  rey 
por  la  suerte  de  Cindadela  y  de  los  pobres  cautivos  y  mucho  más  que 
éste  aquélla,  cuyo  corazón  se  impresionó  visiblemente  ante  el  heroico 
y  sangriento  suceso,  apelando  á  cuantos  medios  tuvo  á  su  alcance 
para  remediar  la  aflictiva  situación  de  la  villa  y  de  sus  moradores. 

De  como  quedaría  Cindadela  después  del  saqueo  ya  he  dicho  algo- y 
pueden  hacerse  mis  lectores  cargo  examinando  algunos  documentos 
insertos  como  apéndice  de  este  trabajo:  quemadas  las  casas, saqueados 
los  templos  y  monasterios  «sin  quedarles  cosas  con  que  poder  celebrar 
missa  ni  suministrar  los  otros  sacramentos,»  derribadas  todas  las  vi- 
viendas, sin  moradas  donde  pudieran  albergarse  los  que  allí  iban, 
como  ocurrió  á  Cors;  convertidas  en  escombros  las  murallas  y  lo  que 
es  más  triste  aún  completamente  despoblada  la  villa  mientras  sus 
habitantes  sin  distinción  de  sexos,  categorías  ó  edades  gemían  en  los 
calabozos  del  Sultán. 

Era  preciso,  pues,  antes  que  nada  la  repoblación  de  Cindadela  y 
este  fué  uno  de  los  primeros  cuidados  del  Gobernador  interino  y  de  la 
princesa  Juana  que,  según  comunica  al  rey  el  28  de  noviembre  «le  1588, 
escribió,  de  acuerdo  con  el  Consejo  de  Aragón,  cartas  á  los  Virreyes 
de  Cataluña,  Valencia  y  Mallorca  para  que  reclutasen  gente  de  sus 
respectivos  virrenaitos  y  procuraran  fueran  á  poblar  la  ciudad  menor- 
quina  destruida  (54).  Pero  para  que  nueva  gente  pasara  á  Cindadela 
era  preciso  se  les  hicieran  algunas  concesiones  y  al  efecto  se  les  ofre- 


(50)  Id.,  id  ,  id. 

(51)  Ar.  Cor.  Arag.  R  4018,  f.»  165  v." 

(52)  Ar.  Cor.  Arag.  R.  40J9,  f.o  10 

(.53)  Dice  Oleo,  que  es  entre  loe  historiadores  el  que  da  noticias  más  completas  del 
hecho  que  según,  documentos,  k  principios  del  año  1559  se  enoontraba  ya  en  Cindadela 
el  nuevo  gobernador    Ob,  oit.  tomo  I,  pág.  389. 

(54)    Arch.  Cor.  Arag.  B.  4018,  f.°  16J. 


30  C   PAFPAL  Y   MARQUÉS 

cieron  tierras  y  heredades  libros  ele  censos  y  gravámenes  y  con  todas 
las  demás  facilidades  que  fuera  preciso  (55). 

No  era  ello  suficiente;  precisaba  quitar  á  las  heredades  todos  cuan- 
tos gravámenes  pudiesen  tener  y  dispensar  á  los  nuevos  pobladores  de 
algunos  tributos  por  lo  cual  interesándose  el  Gobierno  cuanto  pudo  en 
la'carta  dirigida  á  su  representante  en  Cataluña  ordenándole  procu- 
rara manda  "pobladores  á  Cindadela,  añadió  que  debido  á  la  desgracia 
era  imposible  pagar  los  censales  que  se  debían,  por  lo  cual  el  síndico 
de  la  isla  en  la  Corte  había  suplicado  se  redujeran  aquéllos,  como  en 
otro  tiempo  se  había  hecho,  y  como  en  Cataluña  había  bastantes  acree- 
dores de  dicha  villa  y  su  tierra,  exhortaba  la  Princesa  al  Goberna- 
dor los  llamara  á  fin  de  lograr  hicieran  alguna  reducción,  de  ifíual 
suerte  que  se  había  ordenado  al  Procurador  real  de  Mallorca  que  no 
pidiera  ni  exigiera  cierto  censal  que  se  habían  cargado  los  de  Cinda- 
dela para  la  fábrica  del  castillo  de  S.  Felipe  del  puerto  de  Mahón  (56). 

Otras  disposiciones  dio  S.  A.  D.*  Juana  en  interés  de  Cindadela 
entre  otras  la  orden  de  que  los  soldados  así  naturales  como  extranje- 
ros allí  residentes  contribuyeran  á  los  cargas  universales  (57)  y  la  sú- 
plica hecha  en  la  misma  fecha  (25  noviembre  1558)  al  obispo  de  Ma- 
llorca de  que  perdonase  por  diez  años  los  diezmos  que  á  él  pertene- 
cían, siguiendo  de  este  modo  el  ejemplo  del  Rey  que  había  concedido 
tal  franqueza  (58). 

Esta  fué,  sin  duda,  la  disposición  administrativa  más  importante 
en  favor  de  los  vecinos  y  moradores  de  Cindadela,  dada  por  el  Rey 
con  motivo  del  saqueo  turco.  En  el  privilegio  firmado  en  Valladolid  á 
14  de  diciembre  de  1558,  confirmación  de  la  concesión  hecha  el  28  de 
noviembre,  (59)  por  la  Princesa  Juana  ésta  en  nombre  del  Rey,  des- 
pues  de  hacer  relación  de  la  aparición  de  la  escuadra  pirata  en  la  cos- 
ta de  Provenza  y  de  haber  fondeado  frente  á  Cindadela,  se  narra  el  si- 
tio y  de  la  manera  como  los  moradores  «se  deffendieron  varonilmente 
hasta  tanto  que  después  de  muchos  y  grandes  combates  que  de  día  y  de 
noche  les  dieron  por  espacio  de  nueve  días,  habiéndoles  derribado  y 
arrojado  dozientas  y  sesenta  piedras  (sic)  de  murallas»  fué  tomada 
Cindadela.  Se  menciona,  luego,  el  saqueo,  la  muerte  á  sangre  y  fuego 
de  los  defensores  y  el  cautiverio  de  otros;  la  quema  de  iglesias  y  mo- 


(55)  Arch.  ror.  Arg.  E  4018,  f  °  168  v  »,  169  y  169  v.°  CartaB  A  los  Virreyes  de  Va- 
lencia y  Mallorca. 

(56)  Id.,  id.,  id.  Debía  consistir  lo  que  se  pagaba  annalmente  por  edificar  el  casti- 
llo en  221  libras,  15  fcueldos  y  7  dineros  qne  correspondían  á  Cindadela  de  las  373  libras 
mallorquínas  ofrecidas  según  escritura  del  12  de  abril  de  1667.  Ramis  (Antonio)  Fortú 
giraciones  antif,na»  de  Menorca,  pág.  87.  Completando  el  estudio  de  Eamis  tengo  en  pre- 
paración, con  gran  número   de  documentos,   un   trabajo    icbre  las  fortificaciones  de 

Menorca. 

(57)  Arch.  Cor.  Arg.  E.  4018,  f."  166  y^  y  367. 

(58)  .  ,  .      E.  4018,  f.°  167,  168  y  168  v.° 
(B9).    Arch.  Cor.  Arag.  E.  4018,  f.°  163. 


LA  INVASIÓN  TURCA  DE   1558  EN  CIUDADELA  DE  MENORCA  31 

nasterios;  los  actos  vandálicos  realizados,  etc.,  etc.  En  vista  de  ello 
sigue  diciendo  el  documento  «la  villa  ha  quedado  del  todo  despoblada 
destruida  arruynada  y  quemada  y  sin  nenguna  possibilidad  ni  arbi- 
trio de  tornarse  á  poblar  y  rehacer  sino  con  gran  dificultad  y  discurso 
de  tiempo»  por  lo  cual  se  ha  excitado  pasen  á  la  capital  histórica  de 
'Menorca  pobladores  de  todas  las  regiones,  dándoles  posesiones  y  here- 
dades para  que  gozen  de  ellas. 

Como  esto  no  bastaba  en  vista  de  la  súplica  de  mossen  Nicolás  Cal- 
derer,  clérigo  beneficiado  de  la  iglesia  mayor  de  Ciudadela  y  diputa- 
do por  la  villa  ante  el  monarca  en  solicitud  de  varias  concesiones, 
«para  que  con  mejor  voluntad  las  tales  personas  que  fuesen  á  poblar  á 
la  dicha  villa  se  dispongan  y  esfuerzen  á  ello  y  con  más  brevedad  se 
edifiquen  casas  pues  todas  quedan  destruidas  y  quemadas  y  en  alguna 
manera  sean  reparados  los  grandes  daños  que  se  han  padecido  por  los 
vezinos  y  moradores  déla  dicha  villa...»  el  Rey  ordena  que  «qua- 
lesquier  personas  que  al  presente  están  biven  y  moran  en  la  dicha  vi- 
lla de  Ciudadela  y  á  ella  fuessen  en  adelante  á  residir  bivir  y  morar 
y  hazer  su  bivienda  á  las  quales  personas  se  dieren  repartieren  y  seña- 
laren en  la  dicha  villa  y  termino  della  casas  heredades  grangerías  y 
possessiones  para  labrar  cultivar  y  coger  qualesquier  frutos  sean  los 
unos  y  los  otros  francos  y  exentos  de  pagar  el  derecho  de  diezmo  de 
las  tales  heredades  tierras  y  possessiones  situadas  en  el  dicho  término 
y  lugar  de  Ciudadela  por  término  de  diez  años  contaderos  del  día  de 
la  data  de  las  presentes.» 

En  la  última  parte  del  privilegio,  del  cual  trascribo  los  párrafos 
más  importantes,  se  dan  otras  disposiciones  paralo  venidero  y  se  esta- 
blece para  los  que  lo  contravengan  la  pena  de  1,000  florines  de  oro  de 
Aragón,  además  de  la  ira  é  indignación  de  S.  M.  Las  reglas  de  carác 
ter  preventivo  tienen  por  objeto  que  pasados  los  10  años  se  pa- 
guen los  diezmos  dispensados  á  cuyo  fin  ordena  que  las  personas  que 
ocupen  heredades  den  nota  de  las  mismas  á  los  oficiales  reales  con  de- 
claración del  diezmo  que  le  corresponda  y  de  no  hacerlo  perderán  la 
franqueza  dada  y  la  presente  merced  (60). 

Y  no  sólo  tenía  esta  disposición  real  por  objeto  al  pedir  se  declara- 
ran los  diezmos,  el  que  al  terminar  los  diez  años  de  jubileo  se  pagaran 
sino  que,  además,  miraba  también  á  la  formación  de  un  nuevo  mani- 
fiesto ó  catastro  por  haberse  perdido  el  que  regía  con  la  toma  de  Cinda- 
dela y  desaparición  de  los  libros.  A  causa  de  dicha  desaparición  la 
Princesa  Juana  tuvo  que  ordenar  al  Procurador  Real  de  Mallorca  que 
en  vista  de  las  quejas  hasta  ella  llegadas  de  que  se  exigían  á  los  po- 
bres que  habían  quedado  en  Ciudadela  y  su  término  el  pago  de  8  años 
de  pensiones,  se  abstuviera  de  hacerlo  hasta  tanto  no  se  hubiese  pro- 
bado la  deuda,  ya  que  todas  las  probabilidades  estaban  á  favor  de  los 


(60)    Aroh.  Cor.  Arag.  R.  4018,  f."  168,  \°  al  161. 


32  J.   MIRET  Y  SANS 

ciudadelanos,  es  decir,  do  que  tal  débito  no  existía,  como  se  podría 
probar  con  los  libros  de  los  términos  de  Mahón,  Mayor  y  Mercadal  que 
estaban  al  corriente  y  porque  «el  lugarteniente  muerto  (61)  era  hombre 
muy  solícito  y  diligente»  y  por  esto  no  es  de  creer  que  «cobrasse  de  los 
otros  términos  y  dexasse  el  término  y  villa  de  Ciutadella  donde  tenía 
su  casa  y  habitación»  (62).  Al  mismo  Procurador  Real  tuvo  que  orde- 
nArsele  en  1662  A  petición  del  síndico  de  Menorca  que  admitiese  el  pri- 
vilegio, pues  rehusaba  hacerlo,  del  perdón  de  los   diezmos  por  diez 

años  (63). 

Cosme  Paepal  y  Marqués. 

{Se  continuará). 


LA  CASA  CONDAL  DE  URGELL  EN  PROYENZA 

Ermengol  IV,  el  de  Gerp,  conde  de  Urgell  desde  el  año  1065,  fué  el 
primero  que,  abandonando  definitivamente  el  país  más  alto  ó  parte  pi- 
renaica de  sus  estados,  extendió  y  aseguró  la  conquista  del  país  llano, 
en  la  región  meridional  del  Montsech  y  aumentó  por  modo  extraordi- 
nario el  prestigio  y  poderío  de  su  casa.  Tomaba  los  títulos  de  conde  y 
marqués,  al  igual  que  el  conde  de  Barcelona;  es  decir  que  tenía  tam- 
bién su  3Iarca,  su  línea  de  avance  en  territorio  de  moros  y  percibía  de 
ellos  de  la  propia  manera  que  el  barcelonés,  las  parias  ó  tributo  espe- 
cial. Según  Monfar,  tenía  todo  el  condado  urgellense  franco  de  todo 
reconocimiento  al  conde  de  Barcelona,  «por  haberlo  él  con  sus  fuerzas 
conquistado  y  esta  prerrogativa  y  franqueza  conservaron  siempre  to- 
dos los  condes  descendientes  hasta  Ermengol  VIII.»  El  cronista  con- 
funde ó  á  lo  menos  no  distingue  la  soberanía,  asunto  de  orden  político, 
del  señorío  útil,  directo  y  alodial,  asunto  de  orden  jurídico,  y  sería 
muy  interesante  estudiar  á  fondo  si  el  conde  de  Barcelona  tenía  sobe- 
ranía sobre  el  condado  de  Urgell,  sin  disfrutar  del  dominio  eminente  ó 
alto  señorío  feudal,  ó  si  por  el  contrario  vivía  dicho  país  en  completa 
independencia  de  hecho  y  de  derecho,  ó  en  otro  caso  si  existía  única- 
mente la  antigua  y  olvidada  dependencia  del  rey  de  Francia. 

Este  conde  de  Urgell,  hermano  de  Felicia,  reina  de  Aragón  (casa- 
da con  el  rey  Sancho  Ramírez),  fué  el  primero  que  estableció  ó  intro- 
dujo en  Provenza  la  dominación  de  una  dinastía  catalana,  más  de 
treinta  años  antes  que  entrara  en  aquella  tierra  la  autoridad  del  con- 
de de  Barcelona,  esposo  de  Dol^a  y  yerno  de  la  condesa  de  la  Proven- 


(61)  Abí  Be  creía  como  se  ve  también  en  otros  documentos. 

(62)  Aroh.  Cor.  Arag.  K.  4018,  f.^  173  á  174. 

(63)  Arch.  Cor.  Arag.  R.  4361.  fol.  121  v.» 


LA  CASA  COXDAL  DE  URGELL  E.\  PROVENZA  33 

9a  oriental  y  ele  Arles.  Bien  decía  por  lo  tanto  el  notario  que  redactó 
el  acta  do  la  consagración  de  la  iglesia  de  Olius  en  1079,  refiriéndose 
al  conde  Ermengol  IV:  «illustrissimo  consule  Urgellitano  et  marchioni 
Erraengaudo,  adinodum  clarissimo  in  orbe  terrarum  toto...» 

De  un  personaje  de  esta  importancia  histórica  es  siempre  conve- 
niente y  hasta  necesario  reunir  y  aclarar  los  datos  genealógicos  refe- 
rentes á  su  familia  ó  descendencia.  Este  es  el  objeto  del  presente 
trabajo. 

El  padre  de  Ermengol  I\'  murió  por  los  años  de  1065  en  un  comba- 
te con  los  moros,  en  tierra  aragonesa;  su  cadáver  fué  conducido  á  Bar- 
bastro  y  de  allí  á  Ager  La  viuda,  Sancia,  hija  al  parecer  de  Ramiro, 
rey  de  Aragón,  había  sido  la  tercera  esposa  de  Ermengol  III  y  ma- 
drastra de  Ermengol  IV. 

Esta  señora  y  el  hijastro  hicieron  en  2  de  los  idus  de  abril  del  año  V 
del  rey  Felipe  (1066)  la  donación  á  la  iglesia  de  Ager,  que  ha  publica- 
do el  P.  Villanueva.  En  este  documento  no  se  hace  mención  alguna  de 
la  esposa  de  Ermengol  IV. 

Hemos  de  creer  falso  ó  equivocado  en  la  data,  un  pergamino  del 
Archivo  de  la  Corona  de  Aragón,  del  año  1062,  en  que  figura  ya  casa- 
do y  titulándose  conde  de  Urgell  el  referido  Ermengol.  Es  la  donación 
hecha  ante  Arnal  sacerdote,  por  Ermengol  y  Lucía,  cónyuges,  á  favor 
de  Guitart  Bonfill,  Guillem  Sala,  Gerbcrt  Rogo  y  otros  de  una  porción 
de  tierra  yerma,  en  término  de  Almenara^  el  día  12  de  las  calendas  de 
julio  del  año  2  del  rey  Felipe  (1).  En  1062  aun  vivía  el  padre  de  Er- 
mengol IV,  Ermengol  III,  el  de  Barbastro. 

En  1069  aparece  ya  sin  duda  alguna  como  conde  efectivo  y  casado, 
según  es  de  ver  en  la  donación  que  hizo  al  Monasterio  de  Ripoll,  con 
consejo  de  su  esposa  Lucía,  para  edificar  un  convento  en  las  orillas  del 
Segre,  cerca  de  Pons,  publicada  en  Marca  Ilispámca.  Y  en  1072  apa- 
recen los  dos  cónyuges  otorgando  la  definición  de  los  castros  de  Pilzá, 
Purroy  y  Casserras,  á  favor  del  conde  de  Barcelona,  con  la  data  de  10 
de  las  calendas  de  abril  del  año  12  de  Felipe  (2).  Volvemos  á  encontrar- 
los en  1076  haciendo  donación  á  la  iglesia  de  Urgell  de  un  alodio  en 
Lenzirt;  firman  este  documento  Ermengol  y  Lucía  con  fecha  de  16  de 
las  calendas  de  abril  del  año  17  del  rey  Felipe  Villanueva  en  el  Viaje 
literario,  vol  XII  y  IX,  ha  publicado  dos  escrituras  del  conde  Ermen- 
gol, del  año  1079,  una  de  ellas,  que  es  la  unión  y  sujeción  del  monas- 
terio de  Sant  Andreu  de  Tresponts  al  de  Ripoll,  con  la  firma  y  compa- 
recencia de  la  condesa  Lucía. 

El  día  7  de  mayo  de  1080  se  encontraba  el  conde  Ermengol  IV  en 
Narbona,  y  asistió  á  la  asamblea  reunida  en  la  Catedral  y  en  la  que  el 


(Ij    Pergamioo  276  de  Ramón  Barenguer  I. 

(2)     Archivo  de  la  C.  de  A   oopia  del  P.  Ribera  I,  pag.  502,  pablioado  por  Monfar,  ¡lis- 
tori  i  de  loi  Condes  de  Urg.:l,  I,  pig    331. 

1903.-3 


34  !•  miki':t  y  sans 

arzobispo  iiarbonés  cedió  el  diezmo  de  hi  sal  de  las  salinas  de  aquella 
costa  hasta  Sigean  A  favor  de  su  iglesia.  La  Jlistoire  genérale  de  Lan- 
guedoc,  no  indica  los  motivos  del  viaje  del  conde  de  Urgell  A  la  anti- 
gua capital  de  Septimania. 

Aquel  mismo  ano  le  vemos  ñrmar,  juntamente  con  su  esposa  Lu- 
cía el  acta  de  consagración  y  dotación  del  monasterio  de  Santa  Cecilia 
de  Elins,  publicada  por  el  P.  Villnnucva. 

Monfar  afirma  que  en  lOSO  había  ya  muerto  la  condesa  Lucía  Si 
no  fué  en  los  primeros  meses  de  ese  año.  no  prolongó  mucho  tiempo 
después  su  vida,  si  bien  debe  advertirse  que  hemos  encontrado  dos  do- 
cumentos de  los  años  1083  y  1084  (24  y  25  del  Rey  Felipe)  del  antiguo 
monasterio  de  Santa  Cecilia  de  Elins,  en  los  que  aparece  una  condesa 
Lucía.  Letgardis,  abadesa  de  aquel  convento,  otorga  juntamente  con 
la  condesa  algunas  franquicias  á  las  tierras  del  propio  establecimiento 
monástico-,  y  en  el  otro,  la  misma  condesa  dirige  requirimiento  al  viz- 
conde Ramón  (sin  duda  el  vizconde  Ramón  Miró  de  Castellbó)  por  cier- 
ta cuestión  con  el  convento  de  Elins,  en  presencia  de  los  obispos  Ber- 
nat  de  Urgell  y  Guillem  de  Coserans  (1).  Suponemos  que  la  condesa 
Lucía  de  estos  dos  últimos  documentos  es  la  condesa  de  Pallars,  Lucía 
de  la  Jilarca,  esposa  de  Artal,  conde  de  Pallars  sobirá  ó  superior,  ma- 
dre de  Sant  Ot,  obispo  de  Urgell  y  que  vivió  hasta  los  comienzos  del 

siglo  XII. 

Según  Diago,   en  el  año   20  de  Felipe  (1080),  el  conde   Ermen- 
gol  IV  aparece  ya  casado  en  segundas  nupcias,  con  Adelaida,   en   la 
donación  que  otorgaron  á  la  iglesia  de  Solsona,  de  una  parte  del  casti 
Uo  de  Altet.  No  hemos  encontrado  esta  escritura-,  pero,  tenemos  la  de 
fundación  del  monasterio  de  Santa  María  de  Gualter,   otorgada  por  el 
conde  de  Urgell,  con  consejo  de  su  esposa  Adelaida,  en  las  calendas  de 
junio  del  año  1083  de  la  Encarnación  (2).  Por  otra  parte,  en  ei  Archivo 
de  la  Corona  de  Aragón  existen  varios  pergaminos  correspondientes  á 
estos  personajes.   Convenio  entre  los  condes  de  Urgell  y  de  Pallars 
acerca  de  los  castros  de  Llimiana,  Pilzá  y  Tenriu  de  U  de  las  calen- 
das de  febrero  del  2fi  del  rey  de  Felipe;  la  donación  del  castro  de  Ten- 
riu por  Ermengol  IV  y  su  mujer  Adalais  á  Ramón  y  Valencia,  condes 
de  Pallars,  y  otra  donación  igual  referente  al  castro  de  Llimiana,  con 
la  misma  data  En  los  tres  documentos  figura  la  condesa  Adalais  entre 
los  firmantes  (3)   En  Marca  Hispánica  se  publicó  la  donación  hecha  por 
Ermengol  y  Adelaida,  el  4  de  las  calendas  de  setiembre  del  año  27  de 
Felipe  (1086),  del  castro  de  Forés  con  sus  términos,  á  favor  de  la  Seu  de 
Urgell,  y  que  es  el  documento  33  del  tomo  I,  del  Cartoral  de  dicha 
iglesia,  y  por  último,  en  nuestra  obra  Investigación  histórica  sobre  el 


(1)  Sacre  Cathalonie  Antiquitatia  íííonumewíft,  del  Padre  Pasqual. 

(2)  Villanaeva,  Viaje  literario,  vol.  XII,  apead  II  . 

Có)     Perg.  27,  2S  y  29  de  la  época  de  Ramón  Beroiigaer  I. 


LA  CASA  CONDAL  DE  URGELL  EX  PROVENZA  3") 

Vízcondado  de  Castellbó,  hemos  dado  noticia  de  la  donación  que  en  el 
año  28  de  Felipe  ("1087)  hicieron  los  mismos  Ermengol  y  Adelaida  ó 
Azalaitis  dj  una  iglesia  del  valle  de  Lort  á  favor  del  monasterio  de 
Scint  Llorens. 

Aun  cuando  Zurita,  Monfar  y  otros  cronistas  é  historiógrafos  han 
indicado  ya  que  esta  segunda  esposa  del  conde  Ermengol  IV,  el  de 
Gerp  era  la  condesa  de  Provenza,  no  han  precisado  su  genealogía  ni 
han  aducido  documentos  justificativos.  Como  hemos  tenido  la  suerte  de 
encontrarlos  y  de  reunir  datos  exactos  de  la  familia  y  categoría  de 
aquella  señora,  vamos  á  tratar  especialmente  de  este  punto  his  - 
tórico. 

Hemos  de  comenzar  por  advertir  que  nos  separamos  de  la  opinión 
de  Bouche,  que  afirma  ser  la  condesa  de  Urgell  Adelaida,  sexta  des- 
cendiente, por  línea  femenina  de  Bossó,  conde  de  Provenza,  ó  sea  ta- 
taranieta  de  Guillem  Tallaferro,  conde  de  Tolosa  y  de  su  esposa  Eina, 
señora  de  una  pequeña  parte  de  la  Provenza,  como  nieta  ésta  del  cita- 
do Bossó,  fundador  de  la  dinastía  condal  de  aquel  país  Y  adoptamos, 
por  más  racional  y  comprobada  la  opinión  de  Papón,  de  ser  Adelaida 
la  quinta  descendiente,  por  línea  directa  masculina,  del  mencionado 
conde  Bossó  de  Provenza. 

Bossó  tuvo  dos  hijos,  Guillem  I  y  Rotbolt  ó  Rotbau;  el  primero  fué 
conde  de  Provenza,  y  el  segundo  únicamente  señor  de  grandes  feudos 
y  alodios.  Rotbau  fué  padre  de  Guillem  y  de  Ema,  esposa  del  conde  dj 
Tulosa;  y  como  este  Guillem  murió  sin  sucesión,  pasó  la  herencia  de  la 
rama  menor  de  la  familia  condal  de  Provenza  á  la  casa  condal  de  To- 
losa^ de  manera  que  Kamón  de  Sant-Gilles,  nieto  de  Ema^  fué  conde 
de  Tolosa  y  se  tituló  marqués  de  Provenza. 

El  primogénito  de  Bossó,  Guillem  I,  fué  el  verdadero  continuador 
de  la'  línea  masculina  en  la  dinastía  condal  de  Provenza.  Su  hijo  Gui- 
llem II,  que  murió  por  los  alrededores  del  año  1018,  gobernó  el  conda- 
do de  Arles  y  dejó  dos  hijos  de  mayor  edad  Guif re  I  y  Bertrán  I,  que  go- 
bernaron, al  parecer  pro  indiviso  ó  conjuntamente  la  Provenza.  Por  el 
cuadro  genealógico  que  presentamos  podrá  verse  más  claramente  la 
primera  división  ó  reparto  del  condado  de  Provenza,  que  se  efectuó 
poco  después  de  la  muerte  del  mencionado  Bertrán,  ocurrida  por  los 
años  de  1053 

En  efecto,  Guifre  I  que  le  sobrevivió,  dividió  ó  partió  con  sus  so- 
brinos, Bertrán  II  y  Guifre  II  (hijos  de  Bertrán  I),  los  derechos  que  en 
común  tenían  en  la  Provenza,  en  el  año  1054,  quedando  para  Guifre  I 
el  condado  de  Arles  ó  la  baja  Provenza.  que  gobernó  hasta  su  muerte 
ocurrida  en  1063,  y  obteniendo  los  dos  citados  sobrinos  la  alta  Pro- 
venza  ó  sea  el  condado  de  Avinyó-Forcalquer. 

Guifre  I,  conde  de  Arles,  dejó  un  hijo,  Bertrán,  y  por  haber  éste 
muerto  sin  sucesión,  por  los  años  de  1092,  poco  más  ó  menos,  el  con- 
dado de  Arles  pasó  á  su  hermana,  Gerberga,   esposa  de  Gilbert,  viz- 


36  ).    MIKET  Y   SANS 

conde  de  Milláu  y  Gabaldá.  De  este  matrimonio  nacieron  dos  hijas, 
Dol^'a,  que  llevó  el  condado  de  la  Baja  Provenza  á  la  casa  de  líarcc- 
lona,  al  casarse  con  el  conde  Ramón  Berenguer  III  en  1112,  y  Estefa- 
nía, que  fué  la  esposa  de  Ramón  de  Baux,  jefe  de  una  de  las  primeras 
casas  señoriales  de  Proveuza, 

Los  dos  citados  hermanos  Bertrán  II  y  Guifre  II  poseyeron,  según 
Papón,  pro  indiviso,  el  condado  de  Avinyó  Folcalquer.  El  primero,  lla- 
mado también  Guillem-Bertrán  murió  poco  antes  del  año  lO'JO,  dejan- 
do de  su  esposa  Adelaida  una  sola  hija  llamada  también  Adelaida, 
y  que  estaba  casada  desde  1080,  según  Monfar,  con  ErmengolIV,  con- 
de de  Urgell. 

De  manera  que,  en  lOOO,  dos  años  antes  de  morir  Ermengol,  fué 
cuando  su  segunda  esposa  Adelaida  heredó  la  parte  del  condado  de 
Avinyó-Forcalquer  que  poseyó  el  padre  de  esta  señora.  En  1096,  á  poca 
diferencia,  viuda  ya  Adelaida,  murió  su  tío  Guifre  II  y  ella  heredó  su 
parte  del  citado  condado,  reuniéndose  toda  la  alta  Provenza  en  sus 
manos. 

En  rigor,  pues,  Ermengol  IV  de  Urgell' no  pudo  titularse  conde  de 
Provenza,  sino  en  los  dos  últimos  años  de  su  vida  y  eso  explica  la  fal- 
ta de  documentos  en  los  que  tome  este  título  de  la  esposa  Ni  Marca 
Hispánica,  ni  los  Anales  de  Zurita,  ni  la  Historia  de  Monfar,  ni  otras 
obras  publican  escritura  alguna  otorgada  por  Ermengol  y  Adelaida,  en 
la  que  se  titulen  condes  de  Provenza  ó  de  Avinyó-Forcalquer.  Señalan 
un  documento  pero  sin  reproducirlo,  Diago  y  Pujades,  ó  sea  el  testa- 
mento de  Ermengol,  en  donde  se  mencionan  los  estados  y  señoríos  de 
Provenza;  Zurita  dice  muy  poco,  con  alguna  equivocación  y  cita  tam- 
bién sin  dar  detalles,,  el  testamento  de  1090  La  Ilistoire  genérale  de 
Languedoc  se  apoya  únicamente  en  Diago  para  afirmar  el  enlace  de 
las  casas  de  Urgell  y  Provenza,  sin  aducir  docuuiento  alguno  justifica- 
tivo. Bouche,  en  su  Corograplde  ou  Ilistoire  de  Provence,  no  publicó 
tampoco  escritura  alguna  de  Ermengol  como  conde  provenzal  y  tan 
solo  menciona  la  confirmación  de  posesiones  y  derechos  de  la  Catedral 
de  Aix,  otorgada  por  el  obispo,  en  1103,  en  cuyo  documento  hace  re 
ferencia  á  la  donación  de  rentas  en  Pertuis  que  en  otro  tiempo  habían 
realizado  el  conde  Ermengol  y  la  condesa  Adelaida.  Esto  es  muy  poco; 
pero,  ya  volveremos  á  ocuparnos  de  esta  escritura  que  hemos  visto  pu- 
blicada en  Gallia  Christiana. 

En  virtud  de  esta  explicación,  comprenderá  fácilmente  el  lector  la 
importancia  grande  del  documento  que  hemos  encontrado  copiado  en 
los  manuscritos  del  Padre  Jaime  Pascual  y  que  vamos  á  reproducir  ín- 
tegro: 

In  Dei  nomine.  Res  dónate  si  potestas  dederit  uel  in  presentí  tra- 
diderit  nullo  modo  repetantur.  Quia  sicut  dicitur  in  libro  ludicum.  Do- 
nado que  per  volumptatem  facta  fuerit  talom  habeat  firmitatem  qua- 
lem  et  emptio.  Igitur  in  Dei  nomine  Ego  Eimengaudus  gracia  Dei  Co- 


LA  CASA  COXDAL  LE  URGELL  EN  PKOVEXZA  J/ 

mes  Urgellitanus  siue  Prouinciaiis  una  cum  mea  coniagc  Adalezisnutu 
Dei  comitissa  ambo  nobili  genere  orti,  siue  in  datis  ucl  in  faetis  nobi- 
liores  compuncti  corde  timorem  Domiui  nullius  eogcntis  imperio  nec 
suadentis  ingenio  sed  propria  et  spontanea  elegit  nobis  bona  volumptas 
ut  cartaiu  donalionis  fecissemus  Domine  nostre  Dei  genitrice  Marie 
eiusque  canonice  sicuti  et  facimus  de  ipsis  nostris  mers...  quos  rustici 
homines  taliter  vocant  que...  de  ipsis  parrochiis  omnes  qui  sunt  in  val 
de  Annorra...  id  sunt  ex  Loria  et  Annorra  et  de  Encampo  et  de  l\ani- 
bau  et  de  ipsa  Mazana  et  de  Ordinau  siue  de  ómnibus  ecclesiis  sufira- 
ganeis  earum  et  villis  et  villarunculis  unde  exeunt  uel  exierint  et  exi- 
re  debent  prelibati  mers...  quos  suprascriptos  mers.  .  ego  prelibatus  Co- 
mes habui  de  hominibus  ualle  Annoriensis  qui  eos  iniuste  tenebant 
propter  emendationem  de  malis  que  michi  fecerunt  siue  propter  bo- 
nam  volumptatem  illorum.  Et  sicut  nos  unquam  melius  habuimus  uel 
illi  rastici  Iiomines  melius  habuerunt  uUo  modo  de  prelibatis  parro- 
chiis uel  loéis  sic  damus  uel  concedimus  domino  Deo  sancteque  virgi- 
ne  Marie  eiusque  canonice  propter  remedium  animarum  nostrnrum  uel 
parentum  nostrorum  ut  flat  nobis  delecio  nostrorum  pcccaminum  que 
fecimus  uel  gessimus  in  lioc  seculo  misserrimo  et  ut  donet  nobis  Domi- 
ñus  suum  timorem  et  amorem  et  ut  doceat  nos  faceré  suam  volumpta- 
tem... hec  omnia  sicut  superius  scriptum  est  sic  donamus  et  concedi- 
mus Domine  nostre  genitrice  Marie  eiusque  canonice  ..  ab  integrum 
sine  ulla  reservatione  quia  nec  nos  suprascripti  nec  filii  nec  filie  nostre 
nec  uUus  comes  uel  comiti  qui  post  nos  futuri  erunt  nec  ulla  posterita 
nostra  nec  ullus  pontifex  qui  in  presenti  modo  est  uel  postea  futuri 
erunt  nec  ullus  procónsul  uel  iudex  nec  ulli  nobili  uel  ignobili  homines 
uel  satrapis  nec  ullus  assesor  uel  salo  nec  ulla  persona  clericorum  ar- 
chidiachonorum  uel  aliorum  nobilium  hec  donatio  quem  nos  facimus 
uel  concedimus  non  possimus  uel  possint  annuUari  uel  retro  convertí, 
quod  si  nos  donatores  aut  ullus  homo  aut  ulla  subrogata  persona  nobi- 
lis  mediocra  uel  uilis  uenerimus  aut  uenerint  ad  inrumpendum  non  hoc 
ualeamus  uendicare  quod  requirimus  sed  componamus  Sánete  Marie 
sedi  Urgellitane  eiusque  canonice  C  libras  auri  cocti  et  purissimi  ad 
pondus  sanctuarii  et  in  super...  Quod  si  euenerit  ut  ex  his  perso - 
nis  superius  nominatis  qui  hanc  scripturam  donationis  fragere  lempta- 
uerit  cum  Datan  et  Abiron  quem  térra  uiuos  absorbuit  et  cum  Juda 
scarioth  qui  D.  N.  Jeshum  Christum  tradidit  abeat  participationem  et 
in  super  siat  subtus  antema  marenatha  et  inantea  ista  donatio  ñrmis 
permaneat  modo  uel  omnique  tempore  et  non  sit  disrupta.  Facta  carta 
donationis  VIIII  Kalendas  iulii  anno  XXIII  regnante  Philippo  rege. 
Ermengaudus  gratia  Dei  Comes  Urgellitanus  et  Prouinciaiis  de  manu 
mea  prupria  expressi  in  hac  carta  donationis.  Sig  j^  num  Adalezis 
nutu  Dei  comitissa  Urgellitana  et  Prouinciaiis  de  manu  mea  propria 
impressi  signum  et  in  super  scripturam  hanc  donationis  ambo  iam  dic- 
ti  fieri  iussimus  et  testes  firmare  rogauimus.  Signum  Arnalli  dacho. 


38  .1-    MIRF.T   Y   SANS 

SmuimCuiUcmi  Avnalli.  Si-nnniGuitardi  Isarni.  Si^rnum  Raimnndi 
Gomballi.  Signum  Bernardi  Trasueri.  Sifrnum  Mir  ]\Iir.  Petrus  prcsbi- 
ter  prcfati  comitis.  Kaimundus  sacer  rogitus  scripsit  sub  dio  ct  anno 

quo  supra 

Este  es  el  único  documento  conocido  en  que  el  conde  Ermengol  IV 
de  Urgcll  tome  el  título  de  conde  de  Provenza  ó  provenzal,  y  lo  toma 
naturalmente  como  consorte  de  Adelaida.  La  copia  encontrada  en 
el  Sacre  CafaJonie  ant iqidtatis  monumenta,  del  P.  Pascual,  fue  saca- 
da del  arch.vo  de  la  mensa  episcopal  de  Urgell;  pero,  Mr.  Baudon 
de  Mony  en  su  obra  Relations  poUtiqíies  des  Comtes  de  Foix  avec 
la  Catalogue,  ha  citado  esta  escritura,  sin  dar  ningún  detalle  ni  ad- 
vertir siquiera  el  nuevo  título  condal  que  adoptaba  Ermengol  IV, 
y  la  señala  en  el  Cartoral  de  la  Catedral  de  Urgell,  volumen  pri- 
mero, núraer.)  504.  El  documento  es  por  lo  tanto,  completamente  iné- 
dito. 

Es  raro  que  Mr.  Baudon,  ansioso  de  hallar  textos  del  siglo  xi  refe  ■ 
rentes  á  Andorra,  no  publicase,  á  lo  menos  en  extracto,  este  curioso 
documento  del  año  1083,  por  el  que,  el  conde  de  Urgell  cedía  á  la  iglesia 
urgellense  el  derecho  sobre  los  mercados,  que  disfrutaba  en  aquel 
vaUe.  Quizás  le  causó  la  escritura  referida  la  misma  desconfianza  que 
hemos  experimentado  nosotros,  y  no  solamente  hay  motivos  para  sos- 
pechar interpolaciones,  sino  que  la  data  nos  parece  equivocada.  En  el 
año  1083  vivía  aun  el  padre  de  Adelaida,  Bertrán,  conde  de  la  alta 
Provenza  y  el  hermano  de  éste,  Guifre  II.  No  comprendemos  como 
Ermengol  y  Adelaida  pudieron  titularse  condes  de  Provenza  antes  del 
año  lOrS   en  que  murió  Bertrán. 

Sin  embargo,  la  calidad  y  origen  de  la  condesa  Adelaida,  esposa  de 
Ermengol  IV,  están  comprobadas  por  medio  del  testamento  de  este 
mismo  conde  de  Urgell,  escritura  que,  si  bien  ha  desaparecido  del  Ar- 
chivo de  la  Corona  de  Aragón,  es  indudable  que  existía  aún  en  el  si- 
glo xvii,  cuando  Diago,  Pujades  y  Monfar  hicieron  las  investigacio- 
nes para  sus  obras.  Hay  ciertamente  discrepancias  en  algunos  deta- 
lles, en  los  extractos  que  de  este  testamento  han  dado  dichos  cronis- 
tas;'pero,  en  lo  esencial  de  resultar  el  conde  de  Urgell  dueño  y  señor 
de  territorios, en  Provenza.  por  razón  de  su  segunda  esposa,  están  en- 
teramente conformes  y  esto  es  para  nosot-ros  lo  importante. 

Indicó  Diago  y  lo  aceptaron  luego  Pujades  y  Monfar,  y  con  ellos  los 
modernos  historiógrafos,  que  Ermengol  IV  murió  en  1092,  en  Gerp, 
cerca  la  ciudad  de  Balaguer,  y  que  otorgó  su  último  testamento  dos 
años  antes,  en  1090.  En  cuanto  al  punto  de  su  muerte  se  prueba  por 
medio  de  un  documento  del  Archivo  de  la  Corona  de  Aragón  de  15  de 
las  calendas  de  marzo  del  año  12  del  rey  Luis  (1119),  otorgado  por  su 
nieto,  Ermengol  VI  y  que  hemos  ya  extractado  en  nuestra  obra  Inves- 
tigación histórica  sobre  el  Vizcondado  de  Castellbó.  Hace  donación  de 
•  la  torre  y  alodio  de  Almazcor,  en  término  de  Linerola,  «quod  ab  anti- 


LA  CASA  CONDAL  DE  URGELL  EN  PROVENZA  39 

qui  teuipus  avii  de  me  ErmeníJ:au(lu.s  comitum  qui  o])i¡t  a  Gerb  fecit 
dono  in  vita  sua  ad  Amallo  Dalrnau.» 

Eli  el  precitado  testamento,  que  Diago  halló  en  el  Archivo  de  la 
Corona  de  Aragón,  saco  R,  n  "  70,  legó  Erinengol  IV  á  su  esposa  Ada- 
laidis  la  mitad  de  los  caballos  y  vacas  y  varias  alhajas  y  la  otra  mi- 
tad á  los  monasterios  de  Gualter  y  Elins.  Del  resto  de  sus  muebles  legó 
parte  á  la  fábrica  de  la  iglesia  de  Gualter  y  del  puente  de  Segre  y  par- 
te á  los  monasterios  de  Tabernoles,  Sant  Andreu,  Sant  Llorens  y  San. 
ta  Cecilia.  A  la  Seu  d'  Urgell  le  legó  una  cantidad  de  dinero  y  los 
ipsos  meros  de  valle  Annorra.  Nombró  herederos  de  todo  su  condado 
de  Urgell  á  su  hijo  citado  y  á  su  esposa  Adalaidis,  con  la  condición  de 
que  si  ésta  deseara  vivir  en  Urgell  en  buena  amistad  con  aquel  hijas- 
tro, fuese  señora  del  condado,  pero  que  si  Adalaidis  quería  volverse  á 
Provenza,  «et  vellet  rediré  ad  Provinciam,»  el  joven  Ermengol  V,  de- 
bía redimir  los  señoríos  de  algunos  caballeros,  que  el  testador  los  te- 
nía consignados  por  arras  ó  esponsalicio  á  dicha  señora  ó  dar  á  ella 
cinco  mil  mancusos  de  oro.  En  este  último  caso  el  joven  conde  queda- 
ría señor  absoluto  de  todo  el  (jondado  ó  sea  de  los  castillos  de  Ager, 
Tartareu,  Pilzá,  Purroy,  Alós,  Llordá  y  otros;  de  Andorra,  Yossa  y 
Lavansa  y  los  castros  de  Forés_,  Cabra  y  Barbera,  pero  sin  que  pudiese 
disponer  de  nada  hasta  alcanzar  la  edad  de  quince  años.  Dejó  este 
hijo  bajo  la  custodia  y  cúratela  de  Bernat,  obispo  de  Urgell,  de  Pons 
vizconde  de  Gerona  y  señor  de  Ager  y  su  hijo  Garau  y  de  Ramón,  con- 
de de  Pallars,  todos  bajo  la  dirección  del  conde  de  Barcelona.  Si  este 
último  no  aceptaba,  desempeñaría  la  superior  tutela  el  rey  de 
Aragón. 

Si  el  joven  Ermengol  muriese  sin  descendencia  legítima,  todo  el 
condado  pasaría  al  otro  hijo,  llamado  Guillem,  y  si  éste  tampoco  de- 
jase sucesión,  en  tal  caso  heredería  aquellos  estados  otro  Guillem,  her- 
mano del  testador  y  en  su  falta,  Pedro,  hijo  del  rey  de  Aragón  y  so- 
brino de  Ermengol  IV. 

Al  citado  Guillem,  hijo  del  testador  y  de  Adelaida,  le  legó  todos 
los  señoríos  y  honores  de  Provenza  «sicut  terminantur  a  flumine  Roda- 
ni  usque  ad  juga  montis  Genuse,»  conforme  sus  antepasados  lo  habían 
poseído,  «ut  habeat  et  teneat  cum  Comitissa  Adaladis  matre  sua,»  de 
tal  modo  que  durante  su  vida  natural  fuese  señora  de  aquellos  honores 
sin  dependencia  Si  Guillem  muriese  sin  descendencia  legítima,  todo 
lo  de  Provenza  pasaría  á  la  hermana  de  éste,  Sanxa;  y  le  dejó  bajo  la 
custodia  y  tutela  de  su  madre,  de  Rostan,  obispo  de  Avinyó  de  Pere, 
obispo  de*  Vaison,  de  R.  de  Agoult,  E  de  Gravison,  Deson  de  Sedes- 
tra,  Pere  Amich  y  otros  caballeros  y  encomendando  la  crianza  del 
niño,  que  podía  tener,  en  el  momento  de  otorgarse  aqael  testamento, 
ocho  ó  nueve  años,  al  conde  Bertrán  dé  Arles  y  al  conde  Ramón  de 
Roda.  Por  último,  legó  á  los  dos  hijos,  Ermengol  y  Guillem  juntamen- 
te, las  parias  que  percibía  de  los  moros  de  España  y  les  encargó  que 


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42  ).    MIRET   Y   SANS 

combatiesen  siempre  unidos  oonti-ii  éstos.  Tafes  son  los  principales  de- 
talles que  ha  dado  el  cronista  Pujades  del'  perdido  testamento  de  Er- 
mengol  IV  de  Ur-rell,  Los  dos  condes  que  menciona,  como  encargados 
del  cuidado  y  protección  del  joven  Guillem,  el  uno,  Ramón  de  Roda, 
es  Ramón  de  Sant  Gilíes,  conde  de  Kodez  ó  de  Rouerga,  que  lieredó 
por  los  años  de  1093  el  condado  de  Tolosa  de  su  herinano  Gui- 
llem IV  (1);  y  el  conde  de  Arles  ó  de  la  baja  Provenza  es  Bertrán,  hijo 
de  Guifre  I  y  que  murió  sin  descendencia  en  1092,  poco  más  ó  menos^ 
dejando  sus  estados  á  su  hermana  Gerberga,  aquella  que  fué  andando 
el  tiempo,  suegra  del  conde  Ramón  Berenguer  de  Barcelona  En  cuanto 
á  los  dos  obispos  designados  también  por  el  testador  para  la  tutela  del 
impúber,  mientras  Pujades  indicó  que  fueron  los  de  Avinyó  y  Vaison, 
Diago  nos  señaló  los  de  Vaison  y  Niza,  y  Papen,  en  su  llistoire  gene- 
rale  de  Provence,  dijo  que  Arquimbau,  obispo  de  Niza,  fué  nombrado 
por  el  conde  de  Urgell  como  uno  de  sus  ejecutores  testamentarios;  pero 
creemos  que  Papón  no  encontró  de  esto  prueba  alguna  y  no  hizo  sino 
copiar  á  Diago . 

Muerto  h  rmengol  IV,  en  1092,  tenemos  por  cierto  que  su  esposa 
Adelaida  volvió  á  Provenza  con  su  hijo  Guillem.  El  primogénito  de 
aquel  conde,  que  fué  Ermengol  V,  el  de  Mollerusa,  gobernó  algún  tiem- 
po el  condado  urgellense,  pero  pasó  pronto  á  Castilla  y  allí  contrajo 
matrimonio  con  la  hija  de  Pedro  Ansurez,  señor  de  Valladolid. 

Hasta  el  año  1 103  no  encontramos  nada  referente  á  la  condesa 
Adalais.  En  dicho  año,  Pedro^  obispo  de  Aix,  otorgó  la  confirmación 
de  las  posesiones  y  derechos  del  cabildo  de  dicha  iglesia,  y  entre  ellos 
se  encuentra  un  derecho  señorial  en  la  villa  de  Pertuis  (departamento 
délos  Bajos  Alpes),  adquirido  en  otro  tiempo  de  los  condes  Ermengol 
y  Adalaida:  «Dedit  etiam  (el  prelado)  decimam  dominicature  Comitis 
quam  adquisiuerunt  ab  ipso  comité  Ermengau  et  Comitissa  Adalaide 
in  castro  Pertuso...»  (2).  De  manera  que  por  esta  escritura  se  justifica 
una  vez  más  que  la  segunda  esposa  de  Ermengol  de  Urgell  era  Ade- 
laida de  Provenza. 

En  1110  figura  Adelaida  y  su  hijo  Guillem  de  Urgell,  en  la  escritu- 
ra de  concesión  y  confirmación  á  favor  de  la  iglesia  de  Sisteron  (de- 
partamento de  los  Bajos  Alpes)  déla  mitad  del  castillo  de  Lurs:  «...Ego 
Adalais  comitissa  Fulcheriensis  et  mater  mea  Adalais  et  filius  meus 
Vuilelmus  marchio  Provincie  reddimus  atque  concedimus  et  conce- 
dendo  laudamus  Sistaricensi  ecclesie...  medietatem  illius  castri  quod 
dicitur  Lurs  que  a  modernis  vocata  est  comitalis...  Facta  carta  ista  in 
mense  ianuario  regnante  Carolo  Teutonicorum  imperatore  filio  Henrici 
regis  anno  Dominice  incarnationis  MCX  indictione  octava    Vuilelmus 


(1;    £n  varios  documentos  de  la  Histoire  de  Languedoc  ae  titula  R.  comitem  de  Rute- 
nis;  Ralmnnlo  Rutenensiam  Comiti, 

(2;    Gallia  chrietiana,  vol  I,  documentos  de  la  iglesia  de  Alx,  n."  10 


LA  CA«!A   CONDAL  Dfi  URGELL  Elf  PROVENGA  43 

comes  et  mater  ciiis  Adalais  comitissa,  matcr  Imius  Adalaidis  donalio- 
nem  conscribi  fecerunt,  cum  manu  propria  linnatam.  Adalais  Comitis- 
sa mater  huius  Adalaidis  donat  et  firmat»  (1). 

Esta  es  la  primera  vez  que  Adelaida  tomó  el  título  de  condesa  de 
Forcalquer  (población  del  departamento  de  los  Bajos  Alpes)  y  su  hijo 
el  de  marqués  de  Provenza,  y  en  ello  existe  el  indicio  de  haber  ocurri- 
do al-'ún  cambio  en  la  situación  política  do  la  alta  Provenza,  ó  Pro- 
venza  occidental,  según  denominación  usada  por  algunos  autores. 
Mr.  Valere  Martin  (2)  opina  que  por  los  años  de  11 10  el  conde  de  To- 
losa  arrojó  á  dicha  Adelaida  de  la  ciudad  de  Avinyó,  donde  se  había 
establecido  al  regresar  de  Cataluña  y  donde  había  fijado  el  centro  de 
su  gobierno,  y  que  se  refugió  en  su  castillo  y  lugar  de  Forcalquer,  en 
cuyo  punto  residió  hasta  el  momento  en  que  los  condes  de  Barcelona 
y  de  Tolosa  celebraron  el  tratado  de  repartición  de  territorios  en  112o. 
Vaissette,  en  Ilistoire  de  Languedoc,  nada  dice  del  ataque  de  Avinyó 
por  el  conde  de  Tolosa  en  lilO,  como  tampoco  Papón  en  Ilistoire  de 

Provcizcs  * 

Es  de  observar  que  el  padre  de  la  condesa  de  ürgell  Bertrán  II,  se 
titulaba  conde  de  Avinyó,  y  no  de  Forcalquer,  y  que  aquella,  en  1102 
se  titulaba,  según  Rufíi  (3),  condesa  de  Provenza,  en  1110  condesa  de 
Forcalquer  y  en  1129.  condesa  de  Avinyó  y  Forcalquer,  mientras  que 
su  primo  Bertrán  de  Arles  se  titulaba  conde  de  Provenza  ó  de  toda  la 
Provenza,  como  indicando  cierta  superioridad  sobre  la  familia  que  go- 
bernaba en  Avinyó  y  Forcalquer. 

Bertrán  de  Aries  murió  sin  hijos  y  heredó  sus  estados  su  hermana 
Gerberga,  la  que  los  cedió  en  1112  á  su  hija  Dol^a,  al  contraer  matri- 
monio con  el  conde  de  Barcelona,  y  un  año  después  Dül(?a  los  dio  á  su 
esposo  Desde  entonces,  hasta  1125,  gobernaron  la  Provenza  dos  fami- 
lias catalanas,  la  occidental  ó  alta  Provenza.  la  casa  de  Urgell.  la 
oriental  ó  baja  la  casa  de  Barcelona.  Según  Vaissette,  el  conde  de  To- 
losa ejercía  también  parte  del  gobierno  en  esta  región  última,  en  vir- 
tud de  los  derechos  heredados  de  Erna,  hija  de  Rotbau  y  que  caso  con 
Guillem  Tallaferro,  conde  de  Tolosa  en  la  primera  mitad  del  siglo  xi. 

Es  lo  cierto  que  Alfonso  Jordán,  conde  de  Tolosa.  al  ser  arrojado 
de  su  capital  en  1114  por  Guillem,  duque  de  Aquitania,  se  refugió  en 
sus  tierras  de  Provenza  y  no  tardó  en  tener  diferencias  acerca  de  estas 
con  el  conde  de  Barcelona.  En  1119  ó  1120  los  tolosanos  se  rebelaron 
contra  el  usurpador  y  restablecieron  la  domin,ación  de  su  legitimo  con- 
de, el  mencionado  Alfonso.  Entonces,  el  duque  de  Aquitania  deseó  re- 
cobrar la  ciudad  de  Tolosa  y  al  efecto  se  alió  con  el  conde  de  Barcelo- 


(1)  De  rehuigesHs  Kpiscoporum  Siataricensium,  por  1.  Colnmbí,  Lyon,  1668. 

(2)  Repertoíre  des  travaur  de  la  Societé  de  Statistique  de  Marseille,  vol.  25.  ano  l^i 
(8)    Dism-tation  sur  V  origine  des  com'es  de  Venaissin  et  de  Forcalqmer,  por  L.  A.  de 

Ruffi,  MarsellH,  1712 


/^ 


44  J.   MIRET  Y  SANS 

na,  enemistado  por  asuntos  de  Provenza,  con  el  conde  de  Tolosa.  Este 
último,  para  contrarrestar  el  golpe,  i)actó  alianza  con  el  vizconde  de 
Carcassuna  y  los  barones  del  país  se  dividieron  entre  ambos  partidos. 
Después  de  más  de  un  ano  de  hostilidades,  el  conde  de  Tolosa  (lue- 
dó  sitiado  en  la  villa  de  Orange,  cerca  del  liódano,  por  el  conde  de 
Barcelona  y  varios  partidarios  del  duque  de  Aquitania,  conde  de  Poi- 
tiers;  la  lucha  fué  dura  y  larga  y  al  fin,  bien  entrado  el  año  1123,  los  to- 
losanos,  que  acudieron  en  socorro  de  su  señor  legítimo,  lograron  li- 
bertarle y  conducirle  á  la  capital  de  sus  estados.  En  el  partido  del 
conde  de  Tolosa  figuraba  Ramón  de  Baus,  cuñado  del  conde  de  Bar- 
celona y  quejoso  del  reparto  de  bienes  de  la  común  suegra,  Gerberga 
de  Provenza.  La  guerra  continuó  aun  en  1124,  ayudado  el  de  Barcelo- 
na por  su  hermano  uterino  Aymerich,  señor  de  Narbona.  Por  fin,  can- 
sados de  pelear  y  de  cubrir  de  ruinas  y  de  miseria  la  hermosa  tierra 
de  Provenza,  se  avistaron  los  condes  de  B¿i.rcelona  y  de  Tolosa  en  un 
lugar  de  aquel  país,  en  septiembre  de  1125,  y  convinieron  el  reparto 
equitativo  del  antiguo  condado  de  Provenza,  En  virtud  de  este  trata- 
do quedó  aquel  país  dividido  en  tres  partes  ó  estados  distintos  é  inde- 
pendientes entre  sí:  1.",  la  parte  del  conde  de  Barcelona,  consistente 
en  la  mitad  de  la  ciudad  de  Avinyó  y  de  los  castillos  del  Pont  de  Sor- 
gas,  Camont  y  Tor  y  todo  el  territorio  desde  el  origen  del  río  Duran^a, 
por  su  curso  hasta  el  Ródano  y  el  mar»  y  que  fué  llamada  condado  de 
Arles  ó  de  Provenza-^  2.°,  la  parte  del  conde  de  Tolosa,  formada  por  la 
otra  mitad  de  Avinyó  y  de  los  citados  castillos  del  Pont  de  Sorgas, 
Camont  y  Tor,  por  todo  el  castillo  de  Bellcaire  y  la  tierra  de  Argence, 
el  castillo  de  Valabregas  del  Ródano  y  el  territorio  entre  los  ríos  Isére 
y  Duranpa,  porción  que  recibió  el  nombre  de  marquesado  de  Provenza-^ 
y  3.**,  la  parte  del  conde  de  Forcalqucr,  compuesta  de  los  territorios 
de  las  diócesis  de  Apt  y  Sisteron  y  porciones  de  las  de  Gap  y  Embrun, 
y  según  opina  Vaissette,  se  aumentó  luego  esta  parte  con  la  mitad  de 
la  ciudad  de  Avinyó  que  había  correspondido  al  conde  de  Barcelona 
en  el  reparto  y  que  ya  en  anteriores  tiempos  había  pertenecido  á  la 
casa  condal  de  Forcalquer. 

El  condado  de  Forcalquer,  como  el  de  Arles  y  el  marquesado  de 
Provenza,  fueron  pues,  estados  independientes,  si  bien  debe  advertir- 
se que  subsistía  en  forma  nominal,  sin  eficacia  alguna,  la  antigua  y 
alta  sobeíanía  del  Emperador  de  Alemania,  rey  de  Borgoña  y  Pro- 
venza. 

Volviendo  ahora  á  la  condesa  Adelaida  y  á  su  hijo  Guillem  de  Ur- 
gell,  debemos  mencionar  las  cuestiones  que  tuvieron  con  el  monaste- 
rio de  Montmajor,  sobre  la  posesión  de  algunos  bienes.  El  abad  aun 
cuando  no  tenía  jurisdicción  sobre  Guillem,  le  excomulgó,  y  éste,  te- 
meroso de  las  consecuencias  del  anatema,  presentóse  á  Calixto  11,  en 
la  ciudad  de  Viena  del  Delfinado,  en  el  año  1119,  á  solicitar  la  absolu- 
ción. En  1129  encontramos  á  la  madre  y  al  hijo  en  la  villa  de  Manos- 


LA    CASA    CONDAL   DE   URT.ELL   EX   PROVENZA  JÓ 

ca,  Otorgando  á  la  orden  militar  de  San  Juan  de  Jerusalera  la  excep- 
ción de  todo  tributo  por  sus  buques  que  naveg;iban  por  el  río  Duran - 
(ja:  «Igitur  ego  Adalax  comitissa  et  filius  raeus  Wilelnms  comes  For- 
calquerii  pariter  donauimus  Deo  et  Sánete  Hospitali  Jherusalem  que 
descendunt  uel  descensure  sunt  per  Durenciam  in  Sestirone  ..  Facta  est 
carta  ista  in  Manuasca,  anno  ab  Incarnatione  Domini  MCXXVIllI»  (J) 

Guillem  de  UrgoU  murió  en  el  mes  de  octubre  del  mismo  año  1129. 
dejando  de  su  esposa  Garsenda  de  Albon  dos  hijos,  Bertrán  y  Guifre. 
La  condesa  Adelaida  que  siempre  se  había  reservado  derechos  é  in- 
tervención en  el  gobierno  del  condado,  hizo  cesión,  al  momento  de 
morir  su  hijo,  de  dichos  derechos  á  favor  de  los  mencionados  nietos. 
He  aquí  el  acta  de  la  cesión:  «...Igituí'  ego  Adalax  Avennicensis  atque 
Forcalcheriensis  comitissa,  dono,  concedo  et  laudo  filiis  filii  mei  Wi- 
lelmi  comitis,  Bertranno  atque  Guigoni  nepotibus  meis.  omnem  meum 
honorem,  totiusque  Prouincie  potestatem,  atque  dominium,  ubicum- 
que  mei  iuris  est,  retento  mihi  tantura  usufructu  de  meis  dominicatu- 
ris,  ad  victum  et  vestitum  meum  quando  vixero  ..  Facta  est  autem 
hec  donatio  in  Avennlca  civitate,  post  mortem  Willelmi  comitis  mense 
octobris.  quo  ipse  mortuus  est,  in  presentía  Langerii  eiusdem  eivitatis 
episcopi  et  Bernardi  Andusie  aliorumque  raultorum  testium,  quorum 
nomina  subscribuntur,  anno  Dominice  incarnationis  MCXXIX^  indic- 
tione  VI».  (2).  Es  de  observar  en  esta  escritura  que  Adelaida  toma  el 
doble  título  de  condesa  de  Avinyó  y  Forcalquer  y  que  fué  otorgada  en 
la  misma  ciudad  de  Avinyó,  cosa  que  parece  confirmar  la  opinión  de 
Vaissette,  antes  indicada,  ó  sea  que,  el  conde  de  Barcelona,  después 
del  convenio  de  11-25,  entregó  á  la  condesa  de  Forcalquer  la  mitad  de 
la  mencionada  ciudad,  que  le  tocó  en  el  reparto,  no  tanto  por  haber 
sido  Adelaida  y  su  hijo  Guillem  partidarios  de  la  casa  de  Barcelona  y 
enemigos  de  la  de  Tolosa,  como  por  respeto  al  antiguo  y  firme  derecho 
que  sobre  Avinyó  tenía  la  casa  de  l'rgell,  heredera  de  Bertrán  II  y 
Guirre  lí. 

Xo  sabemos  en  que  se  funda  Mr.  Valere  Martín  para  asegurar  que 
á  (iuillem  de  Urgell  le  sucedió  en  el  condado  de  Forcalquer  su  herma 
no  Bertrán  (b)  pues  en  tal  caso  éste  debió  ser  otro  hijo  de  Ermen- 
gol  IV.  conde  de  Urgell  y  de  Adelaida,  y  en  documento  ni  autor  algu- 
no hemos  observado  la  menor  indicación  en  favor  de  esta  opinión.  Por 
otra  parte,  el  acta  de  renuncia  y  dimisión  de  derechos  de  Adelaida, 
que  acabamos  de  reproducir,  expresa  terminantemente  que  cede  todos 
sus  honores  y  gobierno  de  Provenza  á  sus  dos  nietos,  hijos  de  su  di- 
funto hijo  (iuillem. 

Creemos,  por  lo  tanto,  que  desde  1129,   el  condado  de  Forcalquer 


(1)  Archivo  comunal  de  Arles,  serie  G   G.  pablioado  por  Delaville  le  Rou'r. 

(2)  Gallia  Oh  ist'ana,  vol.  I.  docamentos  de  la  iglesia  de  Avinyó;  Parí*,  1715 
'3)    Repertoire  dea  travaux  de  la  Societé  de  Stattatique  de  MarscHU,  aúo  1863 


4Ó  |.    MIRET   Y   SANS 

perteneció  á  los  dos  hcrniauos  Bertrán  y  Guifre  de  Ur^^ell.  En  1143 
confirmaron  A  la  orden  del  Hospital  de  Jernsalem  todas  las  adquisicio- 
nes hechas  en  sus  estados,  y  el  documento  empieza  así:  «...cjuod  e^o 
Bertrannus  comes  et  ego  Guigo  Comes  et  comitissa  mater  nostra  {Gar- 
senda  de  Albon)  donamus,  laudaraus  et  concedimus...»  (1).  Y  el  ano 
siguiente  los  mismos  hermanos,  juntamente  con  su  abuela  Adelaida  y 
su  madre  Garsenda,  otorgaron  esta  donación  á  los  Templarios:  «No- 
tum  sit  ómnibus,  quod  ego  Comitissa  Adalais  et  ego  Comitissa  Garcen 
nis  et  ego  Bertrandus  et  uxor  mea  nomine  Jauceranna  et  ego  Gulgo 
comités  Forcalquerienses  damus  et  in  perpetuum  concedimus  Templo 
Domini  quod  est  in  Jerusalem...  quoddam  castiura  scilicet  Leporia- 
nura  {hoy  es  el  lugar  de  La  Brillane,  según  Bouclie)  cura  ómnibus  suis 
pertinentiis...  Facta  est  presentís  scripti  pagina  anno  ab  Incarnatione 
Verbi  Dei  MCXLIIII,  indictione  octava,  regnante  Imperatore  Col- 
raso»  (2). 

Según  Bouche,  por  los  años  de  1144  murió  á  muy  avanzada  edad, 
la  condesa  Adelaida,  viuda  del  conde  Ermengol  de  Urgell;  y  según 
Papón,  en  1146,  poco  más  ó  menos  murió  Guifre,  el  citado  nieto  de 
aquella  señora,  instituyendo  herederos  á  los  sobrinos^  hijos  de  su  her- 
mano Bertrán,  que  había  muerto  anteriormente,  y  de  la  esposa  de  este 
último^  llamada  Jauserauda  ó  Jaucerana.  A  ser  cierto  lo  afirmado  por 
el  acreditado  historiador  Papón,  en  menos  de  dos  años,  entre  1144  y 
1146,  murieron  Adelaida  y  sus  dos  nietos.  Pero  es  un  error,  ya  comba- 
tido por  varios  autores  modernos  y  entre  ellos  por  el  abate  Feraud  en 
su  Historia  de  Manosque  (Digne;  1848),  quien  demuestra  que  Guifre 
hizo  la  donación  de  la  villa  de  Manosea  á  la  orden  del  Hospital  de  Je- 
rusalem en  1149  y  que  su  hermano  Bertrán,  conde  de  Forcalquer  y  la 
mujer  de  este  vivían  aún  en  1150,  en  cuyo  año  nació  su  tercer  hijo, 
llamado  Guillem, 

Tanto  Papón  como  Feraud  dicen  que-  Bertrán  fué  el  verdadero 
conde  de  Forcalquer^  sucesor  de  su  padre  y  de  su  abuela  Adelaida,  y 
que  Guifre,  su  hermano,  aunque  usó  el  título  de  conde,  en  sentido 
honorífico  puramente,  no  heredó  más  que  un  patrimonio  ó  heredamien- 
to consistente  en  la  villa  de  Manosea,  el  lugar  de  Pertuis  y  otras 
tierras. 

El  acta  de  donación  de  Manosea  á  los  Hospitalarios,  que  Papón 
califica  de  testamento  de  Guifre  de  Urgell,  dice:  «Id  circo  ego  in  Dei 
nomine  Guigo  Forcalqueriensis  comes...  dono  Deo  et  hospitali  ih'^roso- 
limitano  et  pauperibus  inperpetuum  Manuascam.  .  et  meipsum  eidem 
hospitali  et  pauperibus  in  perpetuum  ad  serviendum  centrado.  Reli- 


(1)  Archivo  departamental  de  Marsella,  documentos  de  la  orden  do  Malta,  serie 
H  382. 

(¿)  Joannis  Columbi  Manaascensis  a  Societate  Jesu,  Quillelmus  ianior  Forcalquerii 
Comes,  Lagduni,  1662,  pág     6 


LA  CAS  \  CONDAL  DE   URGELL  EN  PROVEXZA  47 

quca  bona  mea  ubicumijue  sint,  filiis  fratris  mei  relinquo  ..  Sciendum 
tamen  est,  quod  ¡n  eis  OTimibus  (lue  filiis  fratris  mei  relinquo,  matreni 
nieam  dum  vixerit  usum  fructam  habere  voló.  .»  La  data  es  del  3  de 
las  calendas  de  junio  del  año  1149  de  la  encarnación,  «in  presentía 
Dora.  Petri  Sistaricensis  episcopi...  preterea  isti  homines  testes 
existunt  Garsendis  comitissa  mater  ipsius  comitis,  B  Raymbaldi, 
II.  Boso..  » 

Este  documento  prueba  pues,  que  Guifre  era  hijo  de  la  condesa 
Garsenda  y  de  Guillem  de  Urgell;  y  por  otras  escrituras  se  sabe  (lue 
Bertrán,  conde  de  Forcalquer,  no  quiso  tiempo  después  reconocer 
validez  á  la  donación  que  su  hermano  había  otorgado  á  los  Hospitala- 
rios, y  se  apoderó  de  la  villa  de  Manosea  violentamente.  Mientras  el 
legado  pontificio  procuraba  acordar  una  transacción,  el  conde  Bertrán 
murió  (en  1150)  dejando  á  su  madre  Garsenda  de  Albon,  la  tutela  de 
sus  tres  hijos,  Guillem,  Bertrán  y  otro  Guillem,  sin  hacer  mención 
de  su  esposa  Jausseranda.  Papón  cree  que  el  conde  Bertrán  y  Jausse- 
randa  no  tuvieron  más  que  dos  hijcs,  Guillem  y  Bertrán  y  una  hija, 
Alix,  que  contrajo  matrimonio  con  Garau  Amich  de  Sabrán;  pero,  el 
abate  Feraud  y  Mr.  Valere  Martín  afirman  que  hubo  un  tercer  hijo 
varón,  llamado  también  Guillem  como  el  primogénito. 

Es  muy  difícil  aclarar  esta  cuestión  y  por  lo  tanto  vamos  á  presen- 
tar los  datos  referentes  á  estos  señores  de  Forcalquer  sin  asegurar  si 
son  dos  ó  tres  personas  distintas,  y  si  de  los  tres  uno  solo,  Guillem,  fué 
en  realidad  el  conde  con  autoridad  total  sobre  el  condado. 

En  primer  lugar  aparece  la  cuestión'de  Guillem  con  el  Emperador 
Federico  II.  Parece  que  por  los  años  de  1160,  el  primero  se  negó  á 
prestar  homenaje  al  último,  grave  falta  en  momentos  en  que  Federi- 
co en  lucha  empeñada  con  el  Papa,  concedía  grande  importancia  á  las 
pruebas  de  fidelidad  de  los  señores  provenzales  y  al  restablecimiento 
de  la  supremacía  imperial  en  el  Sud  Este  de  la  Galia  Por  creerse  in- 
dependiente y  libre  de  aquella  antigua  y  casi  abandonada  soberanía, 
el  conde  Guillem  vióse  perseguido  y  despojado.  Federico  II,  que  de- 
seaba lograr  la  amistad  del  conde  de  Barcelona  y  del  sobrino,  conde 
de  la  baja  Provenza^  para  quitar  auxilios  al  Papa  aceptó  de  buen 
grado  las  negociaciones  y  se  firmó  el  convenio  de  1162,  por  el  que  el 
Emperador  revocó  la  infeudación  de  la  Pro  venza  que  había  anterior- 
mente conferido  á  l'go  de  Baus,  enemigo  de  la  casa  de  Barcelona,  con- 
cedió dicha  enfeudación  á  Ramón  Berenguer  y  además  le  dio  el  alto 
señorío  sobre  el  condado  de  Forcalquer  (1)  A  pesar  de  esto,  Guillem 
de  Urgell  se  lesistió  á  reconocer  por  señor  á  Ramón  Berenguer.  conde 
de  Provenza,  y  éste,  por  miedo  al  conde  de  Tolosa,  no  se  atrevió  á 
invadir  el  condado  de  Forcalquer.  En  1166  murió  el  mencionado  conde 


(1)    Vóase  nuestro  libro  Loa  Vescomtes  de  Bás  en  la  illa  de  Sardenya,  B»rceIon«,  1901, 
p&g  57. 


4S  J,    MIKET    Y   SANS 

de  la  baja  Provenza,  y  entonces  AU'onso,  rey  de  Aragón  y  conde  de 
Barcelona,  adquirió  este  territorio.  Tanto  Alfonso,  como  su  hermano, 
A  quién  concedió,  en  1168,  la  Provenza,  eran  poco  simpáticos  á  la  po- 
lítica del  Emperador  y  poco  propicios  á  aceptar  su  alto  señorío.  Así 
fué,  como  cayó  en  el  olvido  el  tratado  del  año  1162  de  que  hemos 
hablado,  y  Federico  II,  ansioso  de  tomar  medidas  hostiles  contra  los 
provenzales  y  su  conde,  reconoció  oficialmente  la  cualidad  de  vasallo 
inmediato  del  Imperio  al  conde  de  Forcalquer,  cuando  se  le  presentó 
Guillem  II  de  Urgell,  en  1174,  en  Roveredo,  suplicando  la  derogación 
de  la  concesión  del  señorío  de  Forcalquer,  hecha  en  1162  á  favor  del 
conde  de  Provenza.  Esta  derogación  no  pudo,  naturalmente,  ser  del 
agrado  del  rey  de  Aragón  (1). 

En  este  año  el  rey  Alfonso  estaba  en  guerra  con  el  conde  Kamón 
de  Tolosa  y  por  iniciativa  del  rey  de  Inglaterra  se  celebró  una  corte 
plenaria  en  Bellcaire,  para  tratar  de  la  manera  más  segura  de  resta- 
blecer la  paz  A  aquella  fiesta  espléndida  acudieron  muchísimos  seño- 
res provenzales  y  entre  los  regalos  ofrecidos  figuraba,  según  se  dice 
en  el  Cronicón  de  Gaufridus  prior  Vosiensis,  una  coi'ona  de  valor 
cuarenta  mil  sueldos,  enviada  por  la  condesa  de  L^rgell.  Esta  familia 
recordaba  sin  duda  que  una  de  sus  ramas  había  sido  transplantada  á 
la  alta  Provenza  casi  un  siglo  antes  de  la  fecha  de  la  referida 
asamblea. 

El  año  siguiente  (1175),  Guillem  de  Urgell,  conde  de  Forcalquer, 
encontrándose  en  Sisteron,  otorgó  donación  á  favor  de  los  Kospitala- 
ríos  de  Jerusalem,  de  los  derechos  que  tenía  en  un  molino  de  Manos- 
ea; y  en  1180,  estaba  en  Aix  cuando,  á  ruego  del  legado  del  Papa, 
confirmó  la  donación  de  la  villa  de  Manosea  que  su  tío  Guifre  había 
otorgado  á  favor  de  los  referidos  religiosos  (2).  En  un  documento  del 
año  1191  se  vé  bien  que  el  actual  conde  era  el  hijo  de  Bertrán  y  Jaus- 
seranda,  pues  empieza  así:  «ego  Guillelmus  Dei  gratia  Comes  Forcal- 
querii  filius  quondam  bone  memorie  domini  comitis  Bertrandi  et  dom- 
ne  comitisse  Jausserande,  confiteor  tibi  patri  et  domino  Rostagno 
Lurensis  monasterii  abbati  et  recognosco  quod  in  tempere  adolescentie 
mee  cum  essem  cum  comitissa  Garsenda  avia,  domina  et  tutrice 
mea...»  (3). 


(1)  El  abate  Feraud,  en  la  Histoire  de  Jlanosque,  sostiene  que  este  conde  de  Forcal- 
quer, emancipado  por  el  Emperador  del  vasalla]  a  del  rey  de  Aragón,  era  el  tercer  hij  i 
de  Bertrán  y  Jau-seranda,  pues  el  primero,  llamado  como  el  tercero,  Guillem,  había 
fallecido  sin  hijos  muchos  años  antes,  y  el  segundo  génito,  de  nombre  Bertrán,  como 
el  padre,  murió  tambiÓQ  sia  descendencia,  en  116S,  cuando  se  disponía  á  marchar  á 
Palestina,  dejando  el  condado  de  Forcalquer  á  su  citado  hermano  llamado  Guillem 
el  Joven,  por  Oolumbi,  Feraud  y  otros  ^historiadores.  Papón  cree  por  el  contrario  que 
este  Bertrán  regresó  de  Palestina  y  vivió  hasta  1207,  sin  haber^ido  nuaca  conde  en 
propiedad. 

(2)  Archivo  departamental  de  Marsella,  serie  H.  627. 

(3j     G.illia  Chrislixuia,  v  j1   I.  ¡Qstrumentos  de  la  iglesia  de  Sisterón,  n.°  6. 


LA   CASA   COND.^L   DE    TRCEÍ  L   EX   P.COVENZA  49 

En  la  Ilisloire  genérale  de  Langiiedoc  ha  sido  publicado  el  tratado 
de  amistad  y  reconocimiento  recíproco  de  derechos  celebrado  en  1195 
por  este  conde  de  Forcalquer  y  el  conde  de  Tolosa,  para  anubir  el  lla- 
mamiento mutuo  que  en  lir,8  se  hicieron  ambos  señores  á  la  sucesión 
uno  del  otro^  si  morían  sin  posteridad  masculina. 

En  1202  comenzó  una  guerra  entre  Alfonso,  conde  de  Provenza  y 
ÍTuillem  de  l'r^'ell,  el  Joven  conde  de  Forcalc|uer,  por  razón  del  des- 
contento de  éste,  que  acababa  de  dar  su  nieta  (¡arsenda  por  esposa  al 
piiraero,  hermano  de  Pedro,  el  Católico,  rey  de  Ai'agón. 

En  1208,  «(iuiilelmus  dei  gratia  comes  Forcalquerii  filius  domini 
comitis  Bertraudi  et  domine  comitisse  Jaucerande»  cedió  á  los  Hospi- 
talarios ciertos  derechos  en  la  villa  de  Manosea  y  castillo  de  Totas 
Auras  (1);  otorgó  testamento  en  la  citada  villa  el  4  de  febrero  de  1200 
y  murió  el  día  7  de  octubre  del  mismo  año,  dejando  una  sola  hija, 
Garsenda,  casada  desde  mucho  tiempo  atrás  con  Reiné  de  Sabrán.  En 
Guilleni^  el  Joven,  se  extinguió,  pues,  la  línea  directa  masculina  de  la 
casa  de  Urgell  en  el  condado  de  Forcakiuer. 

Este  condado  pasó  á  la  casa  de  Sabrán.  Reiné  y  Garsenda  tenían 
dos  hijas,  la  más  joven,  Beatriz^  casó  con  el  Delfín  del  Vienes  y  la 
mayor,  llamada  Garsenda  como  su  madre,  estaba  casada  desde  1193 
con  Alfonso  de  Aragón,  conde  de  Provenza,  hijo  de  Alfonso  el  Casto, 
rey  de  Aragón  y  hermano  de  Pedro  el  Católico.  Papón  dice  que  Gui- 
llem  el  Joven,  ya  había  dado  en  vida  el  condado  de  Forcalquer  á  su 
nieta  Garsenda  y  al  marido  de  ésta,  Alfonso,  reservándose  solamente 
el  usufructo.  Así  quedó  este  condado  unido  al  de  Provenza,  después  de 
haber  estado  separado  durante  más  de  un  siglo  y  medio. 

Alfonso,  conde  de  Provenza  y  Forcalquer,  disfrutó  poco  tiem])o  de 
esta  reunión  de  estados,  pues  murió  un  mes  después  que  Guillem  de 
Urgell,  en  12C9,  dejando  un  hijo,  Ramón  Berenguer  y  una  hija,  lla- 
mada (como  su  madre  y  su  abuela)  Garsenda. 

Garsenda  de  Aragón-Forcalquer,  hija  de  Alfonso,  contrajo  matri- 
monio en  1223,  con  Guillem  de  IMontcada,  vizconde  de  Bearn,  8u 
madre,  Garsenda  de  Sabrán  (viuda  de  Alfonso)  célebre  por  sus  amores 
con  el  trovador  Elias  de  Bai'jols,  gobernó  la  Provenza  y  Forcalquer 
durante  la  menor  edad  de  Ramón  Berenguer,  que  fué  el  último  conde 
de  Provenza  de  la  casa  de  Barcelona  (2).  Beatriz,  hija  y  heredera  de 
Ramón  Berenguer,  aportó  el  condado  provenzal  á  la  casa  de  Anjou,  á 


(1)  Arohiro  oomanal  de  Arles,  serie  QQ 

(2)  Véase  nuestra  Memoria:  La  Casa  de  Monteada  en  el  Vizcondado  de  Beartí,  eo  el 
Bolelin  de  esta  Academia,  vol.  I.  pág  2'jO. 

Guillóm  de  Sabrán,  hijo  de  Guerau  Amich  y  de  Alix  de  Forcalquer,  fué  pretendiente 
al  condado  de  Forcalquer,  como  sobriuo  de  GuiUem  el  Joven,  en  1¿10¡  y  diez  años  dei- 
puÓB  Ramóri  EHren^ner,  conde  do  l'rnveuza  y  heredero  legitimo  del  condad)  de  For- 
calquer, Armó  UQ  conveuio  para  acabar  las  cuestiones,  cedióudole  ulj^unos  territorios 
y  el  uso  del  titulo  más  h"norifico  que  efectivo,  de  conde  de  Forcal  juer.  Ebte  titulo  lo 
transmitió  Guillem  á  sus  descendientes. 

1903.-4 


50  F.    DH   BOFARULL   Y   SANS 

causa  de  su  inatriinonio  con  Cíh-los   de   Aiijou,   hennano   del   rey  San 
l^uis. 

Los  actos  políticos  de  nue  «lucda  recuerdo,  debidos  A  los  condes  de 
Forcalquer  de  la  l'aniilia  de  Urü^ell,  permiten  alirniar  tiue  conservaron 
siempre  los  rasgos  típicos  de  su  raza.  Fueron  nobles  y  liberales  y  i)ro- 
curarou  aumentar  en  todas  ocasiones  el  bienestar  de  sus  vasallos,  con 
disposiciones  de  tendencia  nu'is  democrática  (lue  las  dictadas  por  otros 
señores  de  la  época.  Bastará  citar  la  confirmación  de  la  independencia 
municipal  de  Avinyó,  que  efectuaron  y  respetaron  tanto  el  hijo  de 
ErmenfTol  IV   de  Urgell,  el  primer  conde  Guillem,  como  el  último 
conde,  Guillem  el  Joven;  y  sobre  todo,   la  defensa  que  hicieron  de  la 
población  de  Manosea  contra  las  miras  ambiciosas  de  los  caballeros 
Hospitalarios    á  los  que  pusieron  extraordinarias  restricciones  en  su 
señorío.  Entre  las  libertades  y  franquicias  concedidas  á  Manosea  por 
Guillem  el  Joven,  había  dos  dignas  de  mención  especial;  el  privilegio 
de  que  el  juez  establecido  por  los  Hospitalarios,   para  administrar  jus- 
ticia en  su  nombre^  no  podía  dictar  sentencia  ni  aplicar  pena  alguna  á 
los  delincuentes  vecinos  de  la  universidad  citada,  sin  el  previo  acuer- 
do y  consentimiento  de  los  prohombres-,  y  la  facultad  de  los  cónsules 
de  aquella  comunidad  para  censurar  al  Señor  (la  orden  Hospitalaria) 
y  á  sus  jueces  si  faltaban  á  sus  deberes,   declarando  nulas  sus  disposi- 
ciones y  ordenanzas.  Por  estas  facultades  eran  los  cónsules  por  lo 
menos,  los  iguales  del  Señor  y  á  veces  eran   sus  jueces.   Así  supieron 
aquellos  condes  de  estirpe  catalana,  mantener  en  la  alta  Provenza,  á 
la  vista  de  los  Alpes,  con  su  cooperación  al  desarrollo  de  la  vida  libre 
municipal,  la  fama  que  tenían  los  hijos  de  Cataluña,  entre  todos  los 
pueblos  meridionales,  de  poseer  un  espíritu  profundamente   demo- 
crático. 

Joaquín  Miket  y  Saks. 


DEL  TIEMPO  DE  BONIFACIO  YIII 


D.  Enrique  Finke 

Consta  en  los  anales  del  Archivo  de  la  Corona  de  Aragón  el  nom- 
bre del  profesor  D.  Enrique  Finke,  como  el  investigador  más  asiduo 
en  los  estudios  históricos  en  el  transcurso  de  estos  años  y  como  uno  de 
los  primeros  historiadores,  que  ha  dedicado  su  claro  talento  al  estudio 
de  las  relaciones  de  la  Iglesia  y  la  política  europea,  en  especial  del 
reino  de  Aragón  en  la  época  medioeval. 

En  1896  publicó  su  erudito  trabajo  sobre  el  Concilio  de  Constanza, 
comenzando  su  obra  con  los  datos  referentes  á  los  preliminares  y  pre- 


DEr.   TIEMPO    DE    BONIFACIO    VIH  51 

parativos,  comprendidos  en  los  afios  de  1410-14.  liccientcmente,  debi- 
do ;'i  su  ¡nfali^.iblo  labor  lia  i>ubl¡cndo  la  obra  titulada  «II.  Finke  aus 
dí'ii  Ta^'en  Boiiifaz  Vil!.  Muenster  IX,  2'JG  y  CCXXIII  p.  12  n.  Ih'  los 
días  de  Honi fació  VIII.d  Esta  obra  fnó  insj>ii'ada  por  el  hallaziro  que 
hizo  el  autor  hace  dos  años  en  el  Archivo  de  la  Corona  de  Aragón,  al 
examinar  los  documentos  sin  fecha  de  varios  reinados,  entie  cuyas 
cartas  se  custodian  tros  preciosos  documentos  pertenecientes  al  ponti- 
ficado del  papa  Bonifacio  Vlll.  Auxiliado  por  mí  y  de  acuerdo  ambos 
procedimos  al  estudio  de  la  innumerable  colección  de  cartas  del  reina 
do  de  Jaime  II,  en  donde  se  hallaron  numerosos  vestigios  de  varias 
relaciones  escritas,  en  la  Curia  Romana  y  remitidas  á  la  Corte  del  rey 
de  Aragón,  en  aquel  tiempo  continuó  y  extendió  las  investigaciones 
en  los  Archivos  de  Roma,  París,  Monaco  y  Vicna,  pudiendo  así  redon 
dear  todo  el  período  de  su  estudio  político  eclesiástico. 

La  obra  de  Finke  contiene  en  la  segunda  parte  todos  los  datos  sacados 
de  estos  hallazgos,  á  más  de  los  documentos  españoles  (de  1294-1316), 
una  defensa  muy  importante  á  favor  del  papa  Bonifacio,  dedicada  al  so- 
brino del  papa  y  diversos  escritos  del  médico  Arnaldo  de  Vilanova, 
conocidos  eon  menor  extensión  en  la  notable  obra  de  D.  Marcelino 
Menéndez  y  Pelayo,  sobre  los  heterodoxos  españoles.  La  primera 
parte,  ofrece  investigaciones  profundas  referentes  á  la  vida  y  tiempo 
del  poderoso  Bonifacio  VIII,  fundadas  todas  en  documentos  inéditos. 
Apoyado  con  estas  piezas,  demuestra  el  autor  la  falsedad  de  la  longa- 
nimidad de  la  vida  del  papa  Bonifacio,  que  murió  á  los  setenta  años, 
y  por  un  documento  que  descubrió  en  la  Biblioteca  de  Soest  ("West- 
falia)  se  viene  en  conocimiento  de  que  el  cardenal  Gaétani  (después 
Bonifacio  VIII)  figuró  en  el  Concilio  de  París  en  1290  y  asistió  á  las 
controversias  entre  los  clérigos  regulares  y  seculares,  y  cuenta  que  el 
entonces  cardenal  apostrofó  á  los  catedráticos  inobedientes  y  á  los 
monjes  combatientes  con  estas  palabras:  Scire  debent  (magistri  Pari- 
sienses) pro  certo,  quod  Curia  Romana  non  habet  pedes  plúmeos  set 

plúmbeos vos  magistri  Parisienses  stultam  fecistis  et  facitis  doctri- 

nam  sciencie  vestre  turbantes  orbcm  terrarum,  quod  nullo  modo  face- 
retis,  si  sciretis  statum  universalis  ecclesie.  Los  demás  documentos  tra- 
tan de  la  situación  de  Gaetani  de  la  elección  del  eremita  Celestino  V, 
sobre  la  elección  del  mismo  Bonifacio  y  sobre  los  escritos  publicados 
entonces  contra  su  persona,  demostrando  que  la  i^rofessio  fidei  Boni fá- 
cil VIII,  más  que  del  papa  fué  inspiración  del  ministro  francés  Noga- 
ret.  Hace  una  reseña  de  los  personajes  del  Sacro  Colegio,  de  los  pocos 
amigos  y  los  muchos  y  enconados  enemigos  como  los  Colonna,  Johan- 
nes  Monachi,  etc.;  sobre  la  Bula  Unam  sanctam,  y  á  propósito  do 
esto,  da  á  conocer  el  documento  importantísimo  que  demuestra  su  ori- 
gen y  otras  noticias.  En  el  proceso  contra  la'memoria  de  Bonifacio  VIH 
de  Felipe  el  Hermoso  presenta  testigos  numerosos  procedentes  de 
Italia_,  testigos  todos  comprados  por  los  enemigos  del  difunto  papa  y 


52  J.    CODINA    Y  FORMOSA,  rRRO. 

SUS  declaraciones  son  todas  basadas  sobre  lo  mismo.  Las  acusaciones 
iiKls  írra ves  confia  la  moralidad  del  papa,  quedan  casi  desvanecidas 
por  el  profesor  Finke,  qu»^  ai'iade  que  el  papa  tuvo  la  desgracia  de  te- 
ner consijío  hombres  perversos  que.  muerto  aquél,  fueron  los  peores 
acusadores  con  el  fin  de  lucrar,  esto  unido  ó,  la  impopularidad  de  Bo- 
nifacio que  el  autor  atribuye  á  la  dureza  de  su  car/icter  y  al  desprecio 
notorio  á  sus  contemporáneos;  consideraba  A  todos  los  hombres  como 
instrumentos  para  su  servicio  y  honra;  su  arrogancia  era  hija  de  la  ilu- 
sión sobre  su  posición  política;  intitulaba  ribaldi  tanto  A  los  monjes  como 
al  rey  Carlos  II  de  Sicilia.  En  los  últimos  años  de  pontificado  parece 
haber  perdido  la  inteligencia  en  las  cosas  de  la  vida  política. 

Del  trabajo  ímprobo  del  profesor  D.  Enrique  Finke,  resultan  dos 
hechos  de  gran  interés  y  de  suma  novedad,  el  primero  sobre  la  elec- 
ción del  primer  papa  aviñonés  Clemente  V.,  Villani  y  otros  cronistas 
han  narrado  hechos  conocidos  sobre  el  coloquio  ó  entrevista  secreta 
del  Arzobispo  de  Burdeos  con  Felipe  el  Hermoso  y  las  promesas  del 
candidato  papal,  Finke  demuestra  que  el  Napoleón  Orsini  cardenal 
celebérrimo  de  aquel  tiempo^  engañó  á  los  cardenales  de  Bonifacio  y 
en  especial  al  cardenal  Hispano;  Napoleón,  según  Finke,  fué  el  que 
dirigió  el  asunto  á  ciencia  ó  no  del  rey  de  Francia.  El  otro  resultado 
positivo  de  las  investigaciones,  es  la  narración  y  estudio  que  hace,  re- 
ferente al  papel  importante  que  Arnaldo  de  Vilanova  representó  en  la 
corte  de  Bonifacio  VIII,  corrobora  Finke  el  origen  valenciano  del  fa- 
moso médico  y  demuestra  que  Arnaldo  fué  á  Roma  á  fin  de  lograr 
ayuda  contra  los  teólogos  de  París  á  quienes  combatía,  y  prueba'por 
último  que  fué  el  principal  médico  del  papa,  prometiendo  publicar  un 
trabajo  exprofeso  sobre  la  vida  de  Arnaldo  de  Vilanova. 

El  profesor  de  ^a  Universidad  de  Freiburg  (Badén)  D.  Enrique  Fin 
ke,  dedica  la  obra  á  mi  persona  como  jefe  del  Archivo  de  la  Corona  de 
Aragón  en  Barcelona,  consignando  en  el  prólogo  la  importancia  y  ri- 
queza del  Archivo  que  coloca  A  la  altura  de  los  primeros  de  Europa. 

Como  jefe  de  este  centro  docente  agradezco  su  fina  dedicatoria,  á 
la  que  correspondo  con  esta  breve  reseña. 

Francisco  de  Bofarull  y  Sans. 


LIBRE  DELS  ENSENYAMENTS   DE  BONA   PARLElílA 

DE  Mestre  Brunet  Latí 

>^^>- 

(Co  n  tinuación) 

Confermament  es  la  hon  lo  parlador  mostra  ses  rahons,  e  assigne 
tots  los  arguments  que  pot  aprouar  sa  intencio,  e  acrexer  fe  ho  creenea 
a  sos  dits. 


LIBRE  "dELS  ENSEWAMEMS  DE  BüNA   PARLERÍA  53 

Bcsfennament  es  con  lo  parlador  inosíra  sos  l)oiis  ti)  ar<íuinents  e 
scs  bones  ralions  (contraríes)  qui  afcblexcn  c  aminuen  e  destruen  lo 
confermanient  de  son  aduersari. 

Conclusio  es  la  derrcra  partida  e  conchisio  (2)  del  conipto. 

Aqüestes  son  les  VI.  parts  del  compto  se.ííons  la  sentencia  do  TuUi. 
Ara  fa  bon  dir  de  les  parts  quells  dictadors  dien,  e  primerament  de 
saluts. 

Capítulo  XVI.— 7;e  les  V.  parts  de  letres  missives  (3). 

Saluts  ó  salutació  (4)  es  lo  comensament  de  la  letra  qui  nomena 
aquells  qui  trameten  e  aquells  qui  reben,  e  lo  esser  e  la  di<^nitat  de 
cascuu  (5),  e  la  volentat  del  cor  que  aquell  que  enuia  te  (6)  enuers 
aíjuell  qui  rceb,  90  es  a  dir  que  si  ell  es  son  amich  cU  li  tramets  saluts 
e  altrcs  bons  mots  (7)  qui  aytal  valen  o  plus.  E  si  ell  no  es  son  amich, 
ell  sen  calla  e  li  tramet  altre  mot  cubert  o  descubert  de  mal.  E  si  ell  es 
maior,  ell  li  tranict  páranles  de  reuerencia.  Atressi  deu  tramctre  a 
sompar  (8;  e  ais  menors  yo  qui  es  couinent  a  cascu  en  tal  manera  que 
noy  haia  vici  del  plus  ne  de  falta  de  menys.  E  sapiatsquel  nom  daqucll 
qui  es  maior  e  en  pus  altes  digiiitats  deu  tots  temps  esser  primer,  si 
donchs  no  es  per  cortesia  o  per  humilitat  o  altres  coses  semblants. 

Del  prolech  e  del  fet  e  de  la  lur  fortalesa  ha  dit  lo  ]\restre  assi  da- 
munt  la  signiñcanya,  e  per  90  non  dirá  ell  ara  plus  (jue  dit  ha,  car  los 
dictadors  sen  acorden  be  ab  la  sentencia  de  Tnlli. 

Mas  de  la  demanda  diu  lo  Mostré  que  es  aquella  part  en  la  qual  la 
letra  o  lo  míssatge  demana  lo  fet  daoo  que  ell  vol,  en  preguant  o  en 
manant  ho  manassant  ho  consellant  ho  en  altra  manera,  de  la  cosa  a  la 
qual  ell  enter  a  tirar  lo  cor  daquell  a  qui  ell  enuia. 

E  con  lo  dictador  ha  finida  sa  demanda  e  mostrat  son  confcrmament 
e  son  desfermament,  ell  fa  la  conclusio,  90  es  la  fl  de  sos  dits  en  que  ell 
conclou  la  summa  de  son  compta  en  qual  manera  es  e  qucn  pot  auenir. 

Capítulo  XVll.—JJel  Consellament  del  prolech  segons  la  diuersitat 
de  les  maneres  (9j. 

Per  90  car  lo  prolech  es  senyor  e  princep  de  tot  lo  compte,  segons 
que  Tullius  prona  en  son  libre,  es  ben  couinent  cosa  que  sobre  a90  do 


(1)  Loe  fora  argamens. 

(2)  C'07icl,is¿n  es  ana  variante.  ChabaíUe:  conflrmalions. 

(3)  Des  V.  parties  dea  Lettres  Gscrites  que  on  onvoio  as  antres  gens. 

(4)  Haluz  est... 

(6>  Se  refiere  á  las  fórmulas  antiguas,  como:  M.  T.  Cicero  P.  I.ent.flo  Procons.  $alutm 
dat. 

(6)  En  el  MS.  falta  ^  . 

(7)  Autres  douls  moz 

'81  Es  decir:  son  par,  sa  igual 

9)  Des  enseignements  don  Prologue  selonc  la  diversite  des  matinres.  Otros  codiceii 
manieres. 


54  J.   COPINA  Y   FORMOSA,   rRRO. 

(1)  lo  Mestvc  son  cnscnyanicnt,  del  qual  Tullius  diu  que  prolech  es  un 
dit  qui  conquer  vertadernniont  lo  coratgc  de  aquell  a  qui  tu  parles  a 
hoir  c;o  que  tu  dirás. 

E  a^o  pot  csser  en  tres  mañeros,  o  en  gnaiiyant  sa  ben  volen^a,  o 
per  donar  li  voluntat  de  hoir,  ho  voluntat  de  salx^r  tots  dits. 

Per  que  lo  dicli  que  con  tu  vols  be  fer  ton  prolech  coniein-a  tot  pri- 
merament  a  considerar  ta  materia  e  a  conexer  la  natura  del  fot  e  sa 
materia  (2).  Fe  donchs  leximpli  daquell  qui  vol  fer  casa.  Car  ell  no 
corra  pas  a  la  obra  cuytosament,  ans  la  mesura  primcrament  ab  la 
linya  de  son  cor,  e  compren  en  sa  memoria  tot  lordonament  c  la  figura 
de  la  casa  E  tu  guarda  que  ta  linga  no  sie  corrent  a  parlar,  ne  la  ma 
al  scriure,  ne  comans  pas  la  una  ne  a  laltra  (:í)  a  cors  de  fortuna,  mas 
ton  seny  tengua  en  sa  ma  loffici  de  cascuna  en  tal  manera  que  la  ma- 
teria sie  longament  en  la  balanza  de  ton  cor,  e  dins  ella  pienga  lorde 
de  saiiiesa  (4)  e  de  sa  fi,  car  en  90  quells  affers  del  segle  son  diuerses 
te  cone  parlar  diuersament  e  cascuna  segons  sa  materia. 

Tullius  diu  que  tots  dits  son  en  V.  raaneres,  o  ells  son  honests,  o 
contraris,  o  vils,  o  duptos,  o  scurs.  E  per  90  pensa  que  tu  deus  daltra- 
ment  comensar  e  seguir  ton  compte  axi  en  la  un  con  en  laltre,  e  daltra- 
ment  conquer  la  ben  volen9a  en  la  un  que  en  laltre. 

E  sapiats  que  Jwnest  es  90  que  mantinent  plau  a  aquclls  qui  o  ente- 
nen  sens  tot  (5)  prolech  e  sens  nuil  hornament  de  páranles 

Contrari  es  co  que  mantinent  desplau  per  sa  malicia. 

Vil  es  90  qui  aquell  qui  deu  hoir  no  enten  guayre  per  viltat  e  per 
la  poquesa  de  la  cosa. 

Duptos  es  en  dues  maneres,  o  per  90  que  hom  dupte  de  sa  senten- 
cia, o  per  90  con  es  duna  part  honest  e  daltra  part  deshonest,  en  tal 
manera  que  engendra  ben  volen9a  o  mal  volen9a. 

Escur  es  90  que  aquells  qui  ho  deu  hoir  no  ho  pot  entendra  leuge- 
rament  o  per  90  car  ell  no  es  ben  saui,  o  car  ell  es  treballat,  o  per  90 
que  tos  dits  son  tan  scurs  e  tan  cuberts  o  enbolcats  que  ell  nols  pot  be 
conexer. 

Capítulo  XVIII. —^ssí  diu  de  dues  maneres  de  prolech,  una  cnherta 

e  altra  descuherta. 

Per  la  diuersitat  deis  dits  e  de  les  coses  son  los  prolechs  atressi  di- 
uerses. E  sobre  a90  diu  Tullius  que  tots  prolechs  son  en  dues  maneres, 
90  es  un  qui  es  appe.lat  comensament,  e  un  altre  que  es  appellat  cu- 
berta. 


(1)  Es  corrección;  decía  doíi. 

(2)  Et  sa  maniere. 

(3)  Ne  corcmence  pas  Tune  ne  Tautre. 

(4)  Es  corrflcción,  probablemente  de  .< a  r/n  (sa  voie). 
(^5)  Tot  es  corrección  atinad»  de  ton. 


NüTieíAS  ^^ 


E  comensament  es  (?o  qui  apertamont  c  ab  pociues  páranles  conquor 
la  ben  volenra  daquells  qui  lioir  (Icuen. 

Juan  H.  C«>dina  y  Fokmosa,  Pbko. 
(Continuará.) 


NOTICIAS 


En  las  sesiones  ordinarias  de  los  días  3  y  31  de  Enero,  el  académi- 
co de  número  D.  Andrés  Giménez  Soler  leyó  un  erudito  estudio  sobre 
El  arte  militar  de  la  Edad  Media  en  los  pueblos  de  la  Corona  de  Ara- 
gón; y  en  la  celebrada  el  17  del  propio  mes,  el  correspondiente  en 
Vich  D.  Jaime  CoUell,  Pbro.,  dio  á  conocer  dos  capítulos  de  la  obra 
inédita  del  Dr.  D.  José  AmetUer,  de  Gerona,  intitulada:  Alfonso  V  de 
Aragón  en  Italia. 

Asimismo,  en  la  sesión  del  U  de  Febrero,  el  Dr.  Comen-e  leyó  el 
interesante  trabajo  que,  bajo  el  título  de  Formas  de  munificencia  real 
para  los  archiatros  de  Aragón,  viene  inserto  en  el  presente  numero 
del  Boletín,  y  en  la  celebrada  el  día  14  de  Marzo  el  señor  Giménez  So- 
ler dio  informe  acerca  del  último  de  los  volúmenes  publicados  por  el 
Excelentísimo  Ayuntamiento  de  Barcelona  del  Manual  de  novells  ar 
dits.  Finalmente,  en  la  sesión  ordinaria  del  28  de  Marzo,  el  doctor  don 
Juan  Codina,  Pbro.,  dio  lectura  á  parte  de  una  erudita  I\lemoria  intitu- 
lada: rroverhis  de  Salomó;  ensaig  literari. 

Dos  sesiones  extraordinarias  y  públicas  se  han  celebrado  en  este 
primer  trimestre  del  1903,  bajo  la  presidencia  del  Excmo.  Sr.  D.  Ma- 
nuel Duran  y  Bas,  para  la  recepción  de  los  académicos  electos  D.  An- 
tonio Elias  de  Molins  y  D.  Pelegrín  Casados  y  Gramatxes.  En  la  del 
primero,  que  tuvo  efecto  el  día  8  de  Febrero,  fué  leído  el  discurso 
reglamentario  sobre  el  siguiente  tema:  Los  estudios  históricos  y  ar- 
queológicos en  Cataluña  en  el  siglo  XVIII;  y  en  la  del  señor  Casades, 
celebrada  el  15  de  Marzo,  leyó  una  disertación  en  lengua  catalana, 
acerca  de  las  Influencies  del  art  oriental  en  los  monuments  románichs 
de  Catalunya.  Fueron  contestados  respectivamente  por  los  señores 
Carreras  Candi  y  Miret  Sans. 

En  la  sesión  del  3  do  Enero  ha  sido  nombrado  por  unanimidad  don 
Narciso  011er  y  Moragas  para  ocupar  la  vacante  de  socio  de  número 
producida  por  la  defunción  do  Mossen  Jacinto  Verdaguer-,  y  en  la  del 
17  del  propio  mes,  fueron  también  elegidos  por  unanimidad,  académi- 
cos correspondientes  D.  Alfredo  Morel  Fatio,  D.  Enrique  Courteault  y 


56  NOTICIAS 

D.  Ramón  Foulché  Dclbosch  cu  París,  1).  Fernaiulo  de(^>iicrol  y  D.Juan 
Kuiz  Porta,  en  Tarraiíona  1)  IMario  iMcndez  Hejarano,  en  Madrid  y  don 
Vicente  Vives  Liern,  en  Valencia. 


El  día  II  de  Marzo  ha  fallecido  D.  José  Pui^^arí  y  Llobet  acadé- 
mico numerario  desde  el  ano  18()1.  La  Academia  ha  hecho  constar  vn 
acta  el  profundo  sentimiento  experimentado  por  la  pérdida  de  tan 
antiguo  y  digno  miembro  de  ella.  Otra  pérdida  importantísima  ha 
tenido  esta  Corporación  con  la  muerte  del  Excmo.  Sr.  I).  Laureano  Fí- 
guerola,  nombrado  individuo  de  número  en  1848  y  que  pasó  después 
A  la  categoría  de  correspondiente  en  Madrid. 


Entre  las  obras  recibidas  últimamente  creemos  conveniente  hacer 
mención  del  folleto  Ln  literatura  neo  eatalana  da  Dr.  Cuspar  Decur 
tius  e  Florín  Camatliias  (Cuera,  1902),  traducción  de  diez  y  ocho 
composiciones  de  Rubio,  Verdaguer,  Quimera,  Mateu,  Llórente  Costa 
y  Llobera  y  algún  otro  autor,  precedidas  de  la  reseña  crítica  del  rena- 
cimiento literario  catalán.  El  correspondiente  Mr.  Cahnette  ha  envia- 
do sus  dos  últimos  trabajos  De  Bernardo  Sancti  GuiUelmi  filio  y 
Louís  XI,  Jean  II  et  la  revolution  catalane,  de  los  que  se  han  ocupa-' 
do  con  elogio  los  principales  críticos.  Cenni  Storici  sui  privilegi  e 
sulle  prerogative  della  cittá  e  dei  consiglieri  di  Cagliari  nel  secólo  XIV, 
del  profesor  Giusseppe  Picinelli  (Cagliari,  1903),  es  un  carioso  folleto 
de  25  páginas  con  muchos  datos  interesantes  para  la  historia  de  la  do 
minación  catalana  en  la  isla  sarda. 


El  Señor  Brandileone  ha  enviado  su  Note  snW  origine  di  alcune  ins 
tituzioni  giuridiche  in  Sardegna  durante  il  Medioevo,  que  publicó  en 
el  Archivio  Storico  Italiano,  (Firenze,  1902)   y  que  tiene  interés  para 
nuestra  historia. 

La  Academia  Real  de  Bélgica  ha  remitido  su  Bulletin  de  la  classe 
des  Lettres  et  des  Sciences  Morales  et  Politiques  et  de  la  classe  des 
Beaux  Arts,  año  1902;  la  Universidad  de  Tolosa  el  liapport  annueldu 
Conseil  de  V Université  (1901),  y  las  Mémoires  de  V Academie  des  Scien- 
ces, Inscriptions  et  Belles  Lettres  de  Toulouse  (dixiéme  serie,  vol.  II), 
entre  cuyos  artículos  notamos  el  de  Mr  Brissaud:  «De  l'application  des 
lois  wisigothiques  dans  le  midi  de  la  France»;  de  la  Comisión  arqueo- 
lógica de  Narbona  y  la  Sociedad  arqueológica  de  Montpeller  se  han  re- 
cibido respectivamente  el  Bulletin  (2.°  semestre  de  1902)  y  las  Mémoi- 
res (deuxiéme  serie,  1902). 

Se  ha  establecido  el  cambio  de  nuestro  Boletín  con  las  importantes 
revistas  de  París:  Bibliotheqae  de  VEcole  des  Charles,  Le  Moyen  Age, 
revioe  cVhistoire  et  de  philologie  y  la  Revue  des  Eludes  historiques,  ór- 
gano de  la  «Sociedad  de  los  estudios  históricos». 


PUBLICACIONES 

DB    LA 

Beal  Acadsmia  de  Buenas  Letras  de  Bareeloaa 


MEMORIAS 


Tomo  I.-Resumen  histórico  del  origen  de  la  ACMd^mio:  observaciones  sobre  los  princí- 
elemeninles  de  la  llisloria,  por  el  Ma'rqu^s  de  Llió.-Precio,  lO  ptas 


pío? 

Tomo  ll.-Obse 


Tvaciones  sobre  los  principios  elemenlales  de  la  Uisloria  (conllnuación). 
-Diserl.pion  «obre  !a  verla"  era  suuac.on  del  país  de  los  l'ercavonos  (F  Pinos  .-Fnndaraento 
de  la  ou  X  de  n  fe  por  f^^  en   los  anales  antiguos,  se  enUenden   todos    os  hombres  de^ 


OdúscuÍos  Víñ  "irmiena  lengua  catalana  (A.  Bofürnll)  —Precio,  1!5  ptas.  u„„„-,oi  j„  «„, 

*^  Tomo  ílI.-BiHSco  de  Garay  (Rubio  y  Ors^.-Apnntes  históricos  sobre  el  Hospital  de  Bar- 
celon  "?.  Sivilk  ).-Nolicia  de  artistas  catalanes  de  la  Edad  Media  y  del  Renacimiento  (Paiggar,). 

-Da"os  de  Antonio  de  Campmany  (Rubio  y  Or-  -Resen.  del  '•^"«;:»7''«";°  ^^T  ,  'esf-Un^bm 
ralura  catalanas  (Rubio  y  Ors).-La  Torre  del  Breny  y  castillo  de  Balsareny(i.>rres)-Un  libro 
más  para  ec»  alo"  o  de  los  escritores  C£talane8(Luanco).~Tabla  numular.a  de  los  Comunes  de- 
pósitos de  B^^^^oña  (Negre).-Brunequilde  y  la  sociedad  franco-galo-romana  Rubio  y^Ors).- 
Nrerros  V  (Ja'iHIs  lVrasols)--Olérdula  (Milál.-Necrologia  de  D.  Jaime  Ripoll.-Precio  lO  ptas. 
'Tomo  i  V --La  expe  lición  y  dominació.i  de  los  catalanes  en  Oriente  juzgadas  por  los 
grie^.s"ubi¿  V  LUich -La  cari'a  puebla  de  Agramunl  (SÍ^<^«'2-°':«,''%°  ^"^«  \"  íeT°"gl 
c  do(Lu!inco).-Los  navarros  en  Grecia  y  el  ducado  catalán  de  Atenas  (Rubio  y  LUich  .-El 
derecho  fu  nrario  en  las  .loce  Tablas  (Barallat).- Origen  de  la  independencia  del  condado  cata- 

'*°  Í^Sl;^^-i7.s  ca'ríaííe^Sfosi^  Borra  (F.  BofarulD.-Sarcofagosroi.ano  cristianos  en 
Calau/ft?(Bolét '.-Orígenes  del  pueblo  de  Sin  Martí  de  Provensals  (Bofarull) -Nyerros  y  ^a- 
dlns(rrallat)  -Recuerdos  históricos  de  Molins  de  R.y  ^Maspons).-Pred.iec..ón  de  Carlos  V 
ñor  los  catal  ..es  (Bofarull).-EI  testamento  de  Ramón  Lull  ;Büfaruin.-Precio  1.-.  Ptas. 
'^  Tomo  VI.-Basi-ro  proveiizalisla  catalán  ;Rubió  y  Ors.-Estudlo  de  los  sellos  de  Pedro  IV 
de  Ara-ón  (S.garra).-Intensivo.  de  la  lengua  catalana  (Balari).-Shakespeare  y  Moraun  ante  la 
Josa  "ara  Ut)'Í-Generac,ón  de  Juan  I  de  Aragón  (Bofarull).-Dorninacion  ««;^,«  «"'.'' P? "'"?"'» 
ibérica  (Rnmaní  y  Püigüengolasi  -Documentos  para  la  monografía  de  Montblanch  (Bofarull).- 

^■"^ToioVrr.-Antigua  marina  catalana  (Bofarull) -Jaime  de  Aragón,  último  conde  de  Urgel 
(Giménezi.-Un  bandolero  feudal  (Maspons).-La  heráldica  en  la  filigrana  del  papel  (Bofarull).- 

^"■^Toio  vfli.-Primer  fascículo:  El  poder  judicial  en  la  Corona  de  Aragón  (Giménez  Soler). 
_Preci"2  50  ptas -Segundo  fascículo:  Los  Vescomtes  d«  Cerdanya,  Gonllenl  V  Bergadá 
OIirltNsfns)  -Precio,  2'50  ptas.-Tercer  fascículo:  Importancia  de  la  Sigilografía  como 
ciencia  auxiliar  déla  Historia  (Sagarra).— Precio,  Sí  ptas.  nK.>o    nv,,^ 

Dlscni-Hosde  recepción  de  los  Sres.  Ubach  y  Vinyeta,  Ruhió  y  Lluch,  Ribas,  Pbro., 
Broca  Sa"ír»rL "ñas,  Pbro,  Carreras  Candi,  Torras  y  Bages,  Pbro  V  dal  Valenciano,  Godina, 
Presbilero!  Giménez  So  er,  Corlejon,  Pbro.,  Bás,  Miret  y  Sans,  Uinojosa,  Comenge,  Rahola, 
Baró    Ella- de  Molins  v  Casadps,  venden  a  2  pesetas  cada  uno.  i„„„.,o  «o» 

lAhro  de  la  Orden  de  «laballeiia  de  Kaimnndo  Lalio.  traducido  en  lengua  cas- 
tellana, con  un  discurso  preliminar  de  1).  José  Ramón  de  Luanco.-Piecio,  »  Pt»»: 

Curial  y  «ueira,  novela  catalana  del  XVn  segle,  con  un  discurso  prellmina.   y  notas  de 

""■  Xto«ía«t  ^de  ia'lLénS  cftVlana,  por  la  Real  Academia  de  Buenas  Letras  -Precio. 

*  ^S*e^s*l6n  pública  del  día  «  de  Jnlio  de  184»,  con  las  fo%P«siciones  premiadas  en 
el  certamen  *Uoudor  de  Llobregat,  Las  armas  de  Aragón  en  Oriente,  Rugoro  de  Hor).-Precio, 

*  ^Juicio  critico  de  las  obras  de  D.  Antonio  de  Campmany,  por  Guillermo  For- 

^"Vreve  ret Jña^lel  actnal  Renacimiento  de  la  lengaa  y  literatura  cátala- 
ñu.*    Mpmoria  escrita  por  D.  J.  Rublo  \  Ors —Precio,  a  ptas.  »«„,>,« 

Notlíía  de  la  vida  y  escritos  de  »  Francisco  Permanyer  y  Tuyet,  Memo- 
ria escrita  por  1).  Manuel  Duran  y  Bas.— Precio,  «ptas.  iií,nii«i   Duran  v 

Reynals  y  Rabassa,  estudio  biográfico  y  literario,   por  D    Manuel  Duran  y 

°*'£a  Tra'dtc^6n''de  los  Paeblo»  literaria,  filosófica  y  ««clalmente  consi- 
derada Í""kso  de  D.  J.o>é  L.  Féu  (acta  de  la  sesión  inaugural  "« l^^Tl'^'S'lQOrv  !^2 - 

Boletín  de  la  Real  Academia  de  Buenas  £.etra8.-Tomo  1,  anos  1901  y  iyu¿. 
Precio,  »  ptaSé 


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Apareceré,  en  cuaclernos  trimeetrales  de  48   Pó.gina& 

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