Academia de Buenas Letras
de Barcelona
Butlletí
V. 2, no. 9
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BOLETÍN
DE LA
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I.
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DE
BARCELONA
Enero A Marzo de 1903
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Año III
NúM. 9
Año Académico CLXXV
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BARCELONA
Tipografía de la Casa provincial de Caridad
CALLE DE MOHTEALKGRE, NÚMERO 5
1903
g^^orroFoi^^;
767791.
sxjjvi:a.iíio
P&g8.
Formas de munificencia real para con los archiatros de Aragón,
por D. L. Comenge ...... 1
Inventari del castell de Sitges de 1' any 1606, por B. F. de
Sagarra 16
La invasión turca de 1558 en Cindadela de Menorca, por don
C. Parpal y Marqués 20
La casa condal de Urgell en Provenza, por IJ. J. Miret y Sans. 32
Del tiempo de Bonifacio VIH, por B. Francisco de Bofarull y
Sans 50
Libre deis ensenyaments de bona parlería, por D. J. Codina y
Formosa, Phro 52
Noticias 55
3o 2.
ARO III ^ ^ x T- ' ■ ■ ■ n. ■ mu. 9
boletín
DE LA
Real /Icademia de Buenas Letras
— DE BAt^GEDONA — —
— !G
ENERO Á MARZO DE 1903
eí —
FORMAS DE MUNIFICENCIA REAL
PAKA CON LOS ArCHIATEOS DE ARAGÓN
Señores: Tenía yo el propósito de ofrecer á esta Real Academia un
trabajo concreto y redondeado y lo más perfecto posible, en consonan-
cia con mis humildes aptitudes.
Perentorias ocupaciones y quebrantos en la salud lo han impedido-,
limitóme pues, cumpliendo con honroso encargo, á someter á la ilustra-
ción de mis compañeros algunas notas y breves consideraciones perti-
nentes á cuestiones histórico-profesionales del antiguo reino aragonés.
A juzgar por el tenaz y general silencio que en materias de Medi-
cina, guardan las crónicas regionales, al hablar de la Edad media, se-
meja que la confederación catalana-aragonesa estaba sumida en atra-
so espantable, inaudito, en punto á la ciencia de Hipócrates; como si
no tuviese esta, en nuestra región, organismos docentes ni profesiona-
les, régimen nosocomial, asistencia médica rural y urbana, servicio
castrense, científica intervención en licencias y prácticas, policía pro-
fesional y ni aún, lo que es más lamentable, hombres doctos y esclare-
cidos en el Arte de la salud. Tal es la carencia de datos.
Con efecto, á excepción de muy contados árabes y judíos, de los fa-
mosos Arnaldo de Vilanova y Ramón Lull, de Miró, Bruguera, Jaime
Roig y algunos otros de superior reputación, antes como filósofos y li-
teratos que como médicos, no hacen mención las historias generales,
ni las particulares del Arte, ni siquiera las monografías histórico-pro-
fesionales, de doctores sobresalientes ni dejan tampoco entrever la se-
guridad de que en esta comarca tan poderosa en las armas, tan influ-
yente en política, tan adelantada en artes y letras, gozara de la Me-
dicina como institución viviente y lozana con todos los prestigios de
autoridad, de saber y de ordenada organización posibles en aquel
tiempo.
En la modestísima esfera de nuestras aptitudes hemos procurado
llenar, en parte mínima, tan amplia laguna y demostrar que el Arte
1903.-X
L. COMENCÉ
de Galeno, hallábase en esta comarca al nivel, cuando menos, de los
pueblos más cultos de Europa y que sus funciones privadas y públicas
eran tan perfectas como cabía esperar en siglos ya tan distantes; por
otra parte y merced á nuestra diligencia y, sobre todo, á la erudición
de algunos compañeros de Academia, logramos señalar (1) un razona-
ble número de sabios doctores que llegaron, por la fuerza de sus méritos
y la eficacia de sus cualidades, A la suprema categoría de archiatros,
protofísicos, médicos de las familias reales, de maestros, examinado-
res, contribuyendo á establecer, por medio de la humanitaria y pro-
gresiva ciencia, cordiales relaciones entre la institución, los magnates y
el pueblo.
De todo esto no he de hablar hoy; sólo me propongo robustecer y
sancionar noticias, por nosotros ya publicadas, recordando algunas for-
mas de gratitud y de admiración adoptadas por los soberanos de Ara-
gón para con sus leales, celosos é ilustrados médicos y cirujanos. Y
esto no á título de curiosidad baladí, sino con el más hondo intento de
que se pueda adivinar la robustez, trabazón y esplendores déla corpo-
ración salutífera en el antiguo reino aragonés y la consideración que
de los monarcas merecieron, en las lobregueces de la Edad media, los
discípulos de Esculapio.
Aparte de las quitaciones en consonancia con la altura, responsa-
bilidad y antigüedad de los cargos médicos junto á los reyes, á sus fa-
milias y en relación con las costumbres de los tiempos ó la esplendidez
generosidad y de los soberanos, estos solían demostrar su reconoci-
miento á los físicos, por servicios ordinarios y extraordinarios, con
donaciones, mercedes y exenciones, medios similares á los destinos,
títulos de nobleza y condecoraciones usados en días contemporáneos. '
Jaime I de Aragón, protector de los Estudios de Montpellier, Ma-
llorca y Valencia, formador de la Universidad de Lérida, según' una
ley de Felipe II, celoso de la salubridad é higiene de los pueblos, or-
ganizador de servicios médico legales, como la visita de cárceles y asis-
tencia de heridos (2) y fundador de hospitales para dolencias contagio-
sas, declaróse enemigo del intrusismo, prohibiendo, en 20 de Julio de
1272, el ejercicio de la Medicina á cuantas personas no hubiesen sido
(1) Véanse entre otros escritos nuestros cClInica egregia». «Receptari de Manresa.
.La Farmacia en el siglo xiv.. .La Medicina en el Reino de Aragón.» .Enfermedades
de reyes y módicos de cámara.. «Carta geográfica histórica de la Medicina en Catalu-
ña.» etc , y varios artículos publicados en El Siglo Medico, Revista tbero-americana El
Eestaurador Farmacéutico, Revista de Ciencias viédicas, de Barcelona, Gaceta médica cata-
lana, Revista valenciana de Ciencias 7nédicaB, Revista crítica de historia y literatura Boletín
de la Real Academia de Buenas Letras, etc.
(2) Carttdaire de VUniversité de Montpellier. Tom. I, p. 202; Gaspar Escolano lib V ca
pitulo XXII; Const. de Cataluüa, yol. 1.° üb. 2.o tit. VIII; Pastor, Foriregni VaLt^ folio
33; Arch de la Corona de Aragóü. Keg.o 9, f.o 72 y Reg.» 21, f.» 45; y la conferencia en lo
Ratpenat de Valencia, por D J. Rodrigo, y Pertegás, constituyen algunas de las fuen-
tes de donde sargen las afirmaciones contenidas en este párrafo.
FORMAS DE MUNIFICENCIA REAL o
examinadas y aprobadas para tal misión, cristianos y judíos, y sea
cual fuera su sexo; decreto famoso confirmado, por Jaime do Jlallorca
en 1'284, y que no sólo patentiza la función de tribunales, la existencia
déla policía profesional, de los examinadores, la intervención del po-
der central en asuntos de pública salud y decoro de la ciencia, si que
dicha disposición fué uno de los fundamentos de la seriedad médica,
del régimen de las instituciones docentes y golpe rudísimo á la turba
de charlatanes, embaucadores y curanderos que explotaban la igno-
rancia y el terror de las gentes con detrimento de la majestad de la
ciencia hipocrática.
Ahora bien, este monarca protector de la Medicina, y á raíz de la .
conquista de Valencia, hizo donación al maestro Guido, su médico, de
cuatro jovadas de tierra en Campanar, casas en Valencia y además un
huerto de Ilabohamer llalmo Hegnec, Alfaquim y una viña en término
de Valencia. A este mismo profesor, Guido, al que se apellida medicus
domine re^/me; concedióle cimentado rey, en 1238, casas, heredades y
huertos de Mahomad Huardaganama; en esta donación se reincluyó á
Guido entre los hombres de Huesca, y en la anterior entre los de Te-
ruel, circunstancia que inclina á considerarle aragonés,
Al propio Guido, en 1277, titulándole médico del rey, le otorgó éste,
una casa lindante con sus posesiones de Amaherez; en el mismo año
se le hizo donación de cierta mezquita con establo y casas, lindante
con sus haciendas (3),
Mucho antes, en 1249, recibió este profesor, merced á la regia mu-
nificencia y como médico de la reina, casas en Játiva, junto á las de
Berenguer Ros-, también se le donó una casa en Alcira, con establo y
corral.
Finalmente, la hija del profesor Guido, llamada Jacomete, recibió
de regalo tres jovadas de tierra y una jovada de viña (4).
Dicho monarca que prohibió á los barberos trabajar en días festi-
vos, que se cuidó de la limpieza de las poblaciones, (6) que adoptó
medidas contra los adulteradores de alimentos é impuso la convenien-
cia de que todo enfermo grave se confesase en la primera visita del
médico ó del cirujano, concedió á Juan Baldovino, su quirurgo, y al
hermano de éste, varias donaciones, en 1248 y 1268, según testimonio
de Diago; en 1263 dio al primero ciertos terrenos con derecho á edifi-
car en ellos (6).
Casas en Valencia donó el soberano al médico Berenguer Cuculels
y á dos hermanos suyos (7).
(3) Col- de Doo. inéditos. Repart. de Valencia. Tom. II.
(i) Col. de Docioédlt. Rep." t. II.
(6) Beg." 8, f.° 87, (Arch. de la Cor. de Aragón) Fura de Valencia.
(6) Eeg.» 19, f.° 96.
(7) CqI. Doo ¡ned. tom. II, Rep.".
4 li. COMENGE
Al maestro G. Anglicus, donó casas de Agec Alhara con huerto y
cuatro jovadas de tierra, in Petra (8).
A Jiisefo Almeredi, médico del rey concedió éste, en 1271, quinien-
tos sueldos jaqueses sobre el Almodin de Zaragoza, eximiéndole, ade-
más, de los tributos correspondientes á los judíos (9).
Al físico Juan, vecino de Tarazona le confirmó, en Diciembre de
1274, un censo anuo de cuarenta sueldos barceloneses (10).
A su cirujano Juan Jacobo, israelita, una donación consistente en
unos terrenos que podía vender, edificar, etc., situados a^wd! portam
pontis Algorise (Febrero 1263).
Este mismo archiatro había recibido en 1249, tierras y viñas con
huerto y torre pequeña en Mardá, Murviedro (11).
Las anteriores y exprimidas noticias autorizan para considerar al
Conquistador como fervoroso protector de la enseñanza y práctica de-
corosa del Arte, á cuyos profesores otorgó mercedes en premio á sus
buenos servicios, qiie no repudió á los médicos de religión contraria á
la católica y que trató á sus físicos como auxiliares en sus empresas,
como hombres de guerra entre los que distribuyó los frutos de sus con-
quistas.
No hay para que recordar las tan sabidas mercedes y donaciones
otorgadas por Pedro III á su médico Arnaldo de Vilanova (12), pero si
decir; que entre sus médicos de cámara tuvo Pedro III á un Pedro de
Vilanova (no Arnaldo) á quién llamó fisico nostro y otorgó mercedes
en 1281; que el mismo soberano concedió á magistro Lame phisico nos-
tro et domine regine carissime nostre, cierto beneficio sobre la sal pro-
cedente de la Albufera de Valencia, en 1279; dio la escribanía de la
Veguería de Tarragona, en 1284, al phisico magistro Raymundo, é hi-
zo libre y franco de questio servitio y peyta al magistro Bartolomé de
Garlenya, médico del Obispo de Valencia y á petición de este (1281).
Además, por si puede tener algún valor para cuantos se dediquen al
estudio de inolvidable Arnaldo de Vilanova, consignemos que en el
Archivo de la Corona de Aragón (Reg. 46, f .*' 95, v.°) existe un docu-
mento fechado en Logroño á 15 de 1283, en que el rey Pedro 111, se di-
rige á Guillermo de Espiells, Bayle de Barcelona, manifestándole que
Manuel y Arnaldo de Vilanova deben darle 32,009 sueldos turonenses
por su redención. Estas noticias, que debemos á la erudición de nuestro
compañero en Academia Sr. Segarra, hállanse en los siguientes docu-
mentos del mentado Archivo de la Corona de Aragón: (Reg.° 44, f .«"» 237;
206; 10, v.° y 166).
El hijo cuarto de este monarca, casado con Guillermina de Moneá-
is) Col. de Doc. inód. citada
(9) Eeg.° 14, f.° 143.
(10) Reg.o 20, f." 304.
(11) Col. de Doc. inéd. citada.
(12) Eist, de lo» Bet, e$pafloleg, por D, M. Menéndez y Felsyo, tom. I y Beg. U, f." 202.
FORMAS DE MUNIFICENCIA REAL 5
da, pidió prestada á su sastre una cantidad no crecida para pagar al
cirujano, Maestro Egidio, en Mayo de 1290. Este rasgo prueba que el
infante Pedro era pobre, pero agradecido (13).
La misma virtud se revela en la súplica de D.^ Blanca á su esposo,
el rey D. Jaime II, en Enero de 1.300, para que conceda alguna he-
redad en Lorca, al cirujano (barbero) de la real casa, Maestro Guiller-
mo (14;.
El propio monarca, dos años mas tarde, regaló á su cirujano Beren-
guer de pariera, en 1303 y siguiente, 30O sueldos para un vestido y
250 sueldos para que comprase un libro de Avicena. Donaciones nada
despreciables en aquel tiempo y reinado, cuando sabemos que el mo-
narca Jaime II, en tal año, regaló á Fernando IV un peine de inarñl,
quandam pectinem eburneum (15).
El soberano de Aragón en 1306 á 1308, concedió merced á los pro •
fesores de cámara Juan Amelí y Guillermo Corretjer para extraer dos
rocines. Al primero, médico, mayor del rey, dio permiso para amojo-
nar tierras en Gandía en 1320, (16) y le regaló, más tarde, dos sarra-
cenos, permiso para extraer granos, caballos y mulos, aparte de la
quitación de 2000 y 5000 sueldos y otras generosidades regias que al-
canzó en su larga carrera; este médico sirvió á tres monarcas, consi-
guió la legitimación de su hijo Raimundo, logrando ventajas para su
pueblo de Novalles (17). En verdad que dicho Juan Amelio, cuyos ser-
vicios reconoció Pedro IV en 1336 y que llegó á ser primer médico de
cámara de Alfonso IV, oUm jyhisícics majoris, no fué acaso, el primero
en tan elevado cargo, pues en Octubre de 1302 el rey de Aragón tras-
ladó á Sancho de Bail una renta de mil sueldos que antes gozaba el
profesor regio Bern. 3Iart¿n olhn phisiciis noster dice el documento.
Ocurre preguntar, ¿el traslado de la renta obedeció á muerte del Archia-
tro ó á cesantía? (Reg.° 199, f.° 120).
A Martín de ^alzarroja, archiatro de Jaime II, le dio su señor 300
sueldos para reponer un mulo que se le había perdido y 600 sueldos
además; en otra ocasión permiso para extraer cereales y una donación
en la villa de Segart. (18) (Años 1306 á 1325).
Al médico de los infantes Berenguer de Faro, napolitano, se le con-
cedió franquicia de pechos y, por mediación de la reina D,^ Blanca,
dos mil sueldos, como al maestro Enrique, médico del rey, en fecha
1310(19).
(13) Aroh. de la Cor. de Aragón. Eeg.° 85, f.° 14, v."
(U) Cartas reales, n." 1272.
(15) Beg.« 294, f.o 78 y 171 v.°.
(16) Keg.» 172, f.° 36.-Reg8 838, f." 134.-Eeg8. 218 y 219, £."> 42,224, 240.-Keg8. 206 y 207,
f.° 65.-Reg8. 210, f.» 275. e j .
(17) Eegs. 224 y 225, f .» 149 -Reg." 228 y 229, fs. 61 y Se.-Reg.» 211, f.° 80, (acerca de
este profesor existen multitud de documentos en el citado Archivo),
(18) Beg.o 295, f.o 65.-Keg.o 302, f.» 270.~Eegs. 208 y £09, f." 149.-Eeg. 311, f " 345.
(19) Eegs. 206 y 207, fs. 126, 162, 202.
(-, L. COMENCÉ
En este mismo año concedióse f enquicia de pechos al maestro Pau-
lo, médico de la infanta Leonor, y título de módico de S. M. al canóni-
go de Lérida, Ramón de Vilalta (20).
Bernardo Serra, cirujano, el judío Alatzary el napolitano Bernardo
Crix, módicos de palacio, así como Pedro de Lema, Pedro Gavetis y
Bernardo de Pertcgás, cirujano de Alfonso IV, ofrecen ejemplos de re-
gios agradecimientos y munilicencias (21).
Tierras en ^^lallorca concedió Pedro IV, en 1350, á su fiel medico
Alejandro de Rocaf ort y donaciones al médico de las infantas Constan-
za y Juana, Berenguer de Turrilis, padre de Pedro, archiatro del Papa
Luna, á quien, por haber acompañado al Ceremonioso en su viaje á
Ccrdcña, el rey le hizo franco é inmune de tributos (22).
Alatzar y Abenarduc módicos (23) judíos, gozaron dilatada influen-
cia en palacio, disfrutaron muchas y considerables mercedes de pro-
lija recordación y fueron troncos de familias de médicos palatinos.
Otro profesor que gozó de alta y duradera influencia fué el valen-
ciano Pedro Ros de Ursins, oriundo de Roma, cuyos antecesores aquí
vinieron para tomar parte en las conquistas de Jaime I; por esta cir-
cunstancia y por eminentes servicios profesionales, Pedro IV le con-
cedió, por mediación de D.*^ Elenora, aumento de sueldo en 1343; una
renta sobre la Aljama de Montblanc, una mesa de cambio en Valencia,
un huerto con tierras y edificios en la plaza de las Ollas de la ciudad
del Cid, una posesión en Vilafranca (Morella), título de nobleza, auto-
rización para fundar una capilla y un mayorazgo, legitimación de
dos hijos, cesión de una renta en Burriana (Castellón), permiso para
extraer rocines &., &. (24).
Entre las muestras de agradecimiento de Pedro IV á sii físico, Pe-
dro Ros, consta la siguiente peregrina gracia á saber; que el monarca
se comprometió á recibir, ipso fado, por médico de cámara al descen-
diente directo ó colateral que aquel señale, con tal deque lleve su ape-
llido, sea médico, y goce del antedicho mayorazgo con la renta de cien
libras (25).
Aun descendiente de este Ros, llamado Domingo, en 1405, siendo
médico de cámara se le donaron unos molinos de harina de trigo y de
(20) Eegs. 206 y 207, f.° l26 y 162.-Ileg.° 211, fs. 191 y 231.
(21) Ileg°376 fo e2.-Reg.° 259, f.° 42.-Reg ° 859, fs. 186, 214, 234.-Heg.'' 866, fs. 20,
87 y 147 -Reg.-' 835, f." 206.-Reg.° ¿93. f.° lOS.-Reg.» 48S, f." 13 -Reg.^ 990, f <> 34.-Reg.°
375, f.° 63.— Registro 1008, f.° 128 (Acersa del médico Alatzar, existen más de veinte re-
ferencias en el Arch. de la Cor de Aragón).
(22) Reg.» 1414, f." 192 v., y 189 y siguientes.
(23) RegB. 891, f." 76; 898, f.° 120; 876, f.° 15; 1163, f." 193, 180, v.° Lib. 8 de Gracias, ano
1390 y otros más se refieren á Abenarduc.
(24) Regs. 88i, f.° 161,-885, f.<> 50.-886, f.° 219 y 223.-887, f.° 71 y 91-891, f.» 36.-894,
f.° 6 y 49.-895, f.° 132, 162 y 165.-899, f° 148.-903, f.° 89.-ll67,}f.° 29á.-i89, f." l85.~l46B
f ° 193 y obros documentos del citado Archivo.
25) Reg." 903, f.° 69.
FORMAS DE MUNIFICENCIA REAL
arroz en término de VilLarreal y además el señorío de Ribcsaltes, Be-
rita y Truilles, no obstante otras mercedes (2G).
Por aquel tiempo á un archiatro balear llamado Roger ó Koyer le
obsequió el monarca con zapatos, calzas de paño azul de Perpiñán y
capelo; costumbre regia que estaba muy extendida (27).
Harto se os alcanza señores, que no entra en nuestro propósito la
mención de todos los archiatros, la noticia de todas sus relaciones con
el trono ni los datos biográficos de los profesores; en este exprimido y
árido sumario sólo caben algunas muestras de la real munificencia,
citando de paso, algún hecho muy curioso ó desconocido ó de revelan-
te mérito en la historia médica de la región.
Esta última circunstancia concurrió en un profesor eminente lla-
mado Francisco Cunill, Conilli, Cuniculi, que de las tres maneras se
escribió su apellido. Era el tal un médico que, por haber asistido al
rey Juan I en una dolencia peligrosa, hízole donación el monarca de
una casa en la calle que iba de la Plaza Nueva á la de Baños nuevos
en Barcelona; (28) esto acaeció en 1387 cuando ya convalecía el sobe-
rano aragonés, época durante la cual enseñaba Medicina en la escue-
la de Montpellier el citado Conill, quien tenía parientes en Valencia,
entre ellos el famoso boticario? fundador del hospital de Mcnáguerra.
Ahora bien; dicho doctor y maestro que, siu duda fué llamado para cu-
rar al rey de Aragón, por virtud de su extensa y sólida reputación;, tal
vez por indicaciones del médico de cabecera Bernardo Figarola, (29)
fué profesor de cámara del rey Carlos el Malo de Navarra, á cuyo mo-
narca inspiró y compelió para llevar á término una reforma universi-
taria de la mayor trascendencia y utilidad. Fué el caso que si bien
en los Estatutos de la Universidad de ?>Iontpellier, de 1340, se estableció
y recomendaba que cada dos años se practicase una anatomía corpo -
ral en su Escuela de Medicina y aunque Luis, Duque de An jou, (30)
en Octubre de 1376 ordenó á las autoridades de la ciudad que todos
los años entregasen el cuerpo de un ajusticiado para las lecciones
prácticas de anatomía, según venían haciendo las escuelas italianas,
singularmente Bolonia, lo cierto fué que, á pesar de tales disposicio-
nes, por falta de costumbre, de celo y por repugnancia instintiva de
las gentes, no se verificaban disecciones humanas; entonces, Car-
(26) Eeg.o 2200 f.° 148-2277, fs. 142 y 144.-2408, f." 62 vuelto.- 2316, f." 105 y s¡g8.2179
f o 222 -2252, f.'^ 83, TTielto.-2184, f.° 83, vuelto (Acerca del módico Domingo Ros cónsul,
tese la monografía del Sr. Rodrigo Pertegás. Valencia 1902, dada en el Instituto módico
valenciano y nuestro articulo Un archiatro de red' o IV, en El Siglo 3Iédico Dcbre. 1991).
(27) Reg.'^ 210, f.<> 46 Reg." 22oa, f.» 83 y La Cour du Duc Amóde Vlli.-J. Camus, 1902.
(28) Libro 1 " y 9.o de Gracias fs 80 y 177, Regs. 1751 y 2037 y 281, í.° 142 doo. relativo
& un Pedro Conill, ano 1303 k 1308.
(29) Regs. 1387, f.» 114; 936, f.» 260, 1262, f.° 60; 1891, f.° 114.
(30) Cartulaire de l'Universitó de Montpellier, tomo 1.°.
g L. COMENCÉ
los el Malo, señor de Montpellcr; en 11 de Junio de 1377, recor-
dó aquella obliííación ¿i las autoridades conminándolas á su cumpli-
miento sin alegación de escusa fundada en el sexo, religión ni cir-
cunstancia alguna. Este importante mandamiento termina, asegurando
el monarca navarro, que «por miramientos á los recurrentes, profe-
sores y estudiantes de la Universidad y por consideración á su dilecto
y fiel médico Francisco Conill, accede á la súplica».
No hay que decir lo mucho que contribuirla al esplendor y fama de
dicha Escuela la práctica constante de la Anatomía debida, en parte
principal, á la sabiduría y autoridad de un medico regnícola quien
ganó, con su ciencia, la gratitud del monarca aragonés, una casa en la
calle de la Paja é implantó^ por su ascendiente con el Soberano de Na-
varra, una de las innovaciones más grandes y de mayor trascenden-
cia con que cuentan las disciplinas médicas en el Sudoeste de Eu-
ropa.
No vaya á creerse, por lo apuntado, que los médicos palatinos vi-
vían con esplendidez, colmados de regalos y cobrando puntualmente
sus honorarios y remuneraciones. En ingentes circunstancias no suce-
día así. Traigamos al recuerdo que no pocas de las consignadas mer-
cedes solían ser pagos atrasados de servicios múltiples y á veces peli-
grosos, como las empresas de conquista en que acompañaron á los
soberanos; casos hubo en que las dádivas fueron saldos de cuen-
tas muy añejas, ora como médicos de cámara, bien como examinado
res ó como especiales delegados del trono...
Fernando I ordenó pagar á Domingo Ros y Pedro Soler (31) hono-
rarios devengados en el reinado anterior como á Cort, Podio y Ricart.
Al cirujano P. Lias concediéronle título de familiar ])ara un su hijo,
como pago de servicios (32). En nuestras notas, fundadas en docu-
mentos del Archivo de la Corona de Aragón, aparecen deudores los re-
yes á Juan Amelio, (33) Maestro Paulo, y á Berenguer pariera (34)
por servicios médicos y por unas bestias que tuvo este al servicio del
rey, á G. de Biterris (35) por unas medicinas; á Pedro Ros (36) por
antiguos servicios; 50 sueldos pagáronle, á Francisco de Burgos (37)
por médica asistencia á la reina D.* María, bien que ésta pidió dine-
ros á las ciudades para atender á sus dolencias, lo que revela clara-
(81) Vid Clinica egregia] y los Regs. 2408, f." 45 y siga.; 2252, f .» 83; 2138, f.» 28; 2189, fs. 62 y
li7; Cartas reales leg 120.
(32) Eegs 208y209, f.oug.
(33) Kegs. 858, f.° 184; 864, f." 105,
(34) Eeg.o 302, f." 270; Cartas reales, 1467, 1468.
(35) Eeg.o 258, f.» 85; 211 f ° 191.
(36) Beg.o 836, f.° 223; 837, f ." 71.
(37) Keg.° 3108, f." 50 y otros del miemo tomo. Véanse además Col. Cartas reales, nú-
meros 1467, 1469, 1475.
FORMAS DE MUNIFICENCIA REAL V
mente la escasez del peculio regio en tal época; G. Miró, mucho tiem-
po después de fallecer su cliente Juan II, aún reclamaba sus honora-
rios facultativos-, Jaime Serra en 1471 tenía cuentas pendientes con la
Real Casa y es que los monarcas sufrían grandes y luengas apreturas
monetarias ú olvidaban en determinadas circunstancias, abonar sus
sueldos á los médicos palaciegos (38). Lo de siempre; en materias pro-
fesionales suelen disiparse los buenos propósitos, con el término de la
urgencia y el final del servicio.
Conociendo el Ceremonioso el poco crédito que su regia palabra te-
nía entre los médicos acreditados, escribió con grande apremio, al fí-
sico Guillermo Colteller para que se trasladase inmediatamente al
lado de la reina enferma á grandes y tiradas jornadas , con la siguien-
te posdata: no se ature ¡^er paga ni per cosa del mon car nos vos farets
ac¿ satis fer complidament (39).
Con la misma fecha y por igual motivo, escribió Pedro IV al médi-
co Juan Fulgem y como dudase de la diligencia y buen deseo del
físico, en acudir al llamamiento, ordenó á las autoridades de Barce-
na «que si no se ponía inmediatamente en camino se lo mandasen
atado, por ser su presencia muy necesaria;» hay que advertir que el
mentado (40) Fulgem, en ocasión anterior, había desoído la petición
regia y despreciado el honor de asistir á la reina... ¡por algo sería!
Sólo empujado por la autoridad real de Juan I acudió á Zaragoza
para cuidar al delfín, el médico Ramón Querol en 30 Junio de 1388;
bien que no era, al parecer, archiatro fijo (41).
Ejemplo evidente de que el cargo de médico palatino en el reino
de Aragón no era inseparable del medro y de la riqueza, fué Pedro
Jordán médico de Alfonso V.
Este profesor ilustre, valenciano de nación, según testimonio fide-
digno incluido en una carta de Deseos al Padre Boíl (publicada ínte-
gra por el eruditísimo P. Fita, (42) sabemos hoy que después de ha-
ber servido como profesor al monarca aragonés, regresó á Valencia,
su patria, luego del fallecimiento del egregio cliente, ocurrido en
Abril de 1458. La breve, pero muy halagüeña apología, que de Jordán
hizo el amigo de Boíl, prueban las eximias dotes del valenciano, que
no quedó en posesión desahogada, viéndose obligado á emigrar á Ma-
llorca, donde á la sazón notábase escasez de profesores experimenta-
dos; establecióse en la capital de la isla, en 1461, donde no sólo alcan-
zó alta reputación médica y cuantiosas riquezas, si que, además, la
(38) Clínica egregia. Según doc. del Archivo municipal de Barcelona G. Miró asistió
al rey por encargo de la ciudad, por tanto no era módico del cubículo regio.
(39) Eeg.'' 12i9, f.° 39: 1812, f.° 88 y sig
(40) Ileg."1249, f." 89 y 40; 1260, f." 131; 1251, f " 70.
(41) Eeg " 1251, f.° 85: 956, f." 13 vuelto.
(42) Bn el Boletín de la Beal Academia de la Historia. Vid. «Eer. valenciana de Oien-
oias médicas» n.° 8.
lo L. COMENCÉ
ciudad le elevó, en 1487, al supremo cargo de Conceller en Cap, en
tanto que otro módico famoso, el primer morbero llamado Lucián Co-
rominas, Coromina ó Condomina, de apellido Canipells, ejercía dé ciu-
dadano consejero. Pedro Jordán falleció antes de 1490.
Adecuado sitio sería este para dedicar recuerdos y consideraciones
A los disgustos y tristezas que los cargos palatinos proporcionaron á
los médicos de este rcyno que por su fama, saber y excelentes prendas
llegaron á las regias alcobas. Pero sobre que la materia es dilatadísi-
ma, no escapa á Yuestra penetración que los sinsabores estar suelen en
consonancia con la importancia de los cargos y la significación de los
personajes. Las dolencias de infantes y reinas y las muertes de los so-
beranos ó de sus hijos, acostumbran ser despeñaderos de médicos
mayormente cuando la maledicencia pública convierte las enfermeda-
des ordinarias en supuestos criminales envenenamientos, según acon-
teció con frecuencia en detrimento de la verdad histórica. Traigamos
A la memoria las persecuciones y calumnias sufridas por Juan Ve9ach
con motivo del fallecimiento del Príncipe de Viana su egregio cliente, á
causa de una vulgar pZeitres/a^ sobrevenida en una constitución mise-
rable trabajada por crónica afección intestinal.
Achacada la desgracia al tósigo, no le valió al médico Vezach el
haber prestado largos é inestimables servicios entre ellos la persecu-
ción del intrusismo, el haber sido protofísico muy estimado del monar-
ca y regio examinador de médicos, cirujanos, boticarios en razón á que
era «un profesor lleno de ciencia, probada experiencia, probidad y le-
galidad de ánimo» (Arch. de la Corona de Aragón. Reg. 3318, f.*^ 111).
Estas contrariedades son desdichados pero naturales adherentes
del oficio, singularmente ejercido en suntuosos palacios: la envidia de
los rivales centuplica las espinas del cargo, y tan claro es ello que
huelgan ejemplos con propósito de confirmarlo. Algo acerca de este
particular digimos en uno de nuestros libros, titulado Clínica egregia
y esto sanciona nuestro actual silencio.
Antes de continuar la principal materia de las donaciones y merce-
des á los médicos del cúbicalo regio, recordemos: 1.° la costumbre que
se convirtió en obligación para Barcelona y otras ciudades, de mandar
por su cuenta un médico ilustrado para la asistencia del rey en casos de
cierta gravedad, entre muchos ejemplos citemos, no más, que el mé-
dico municipal Oriol asistió á D.* Violante de Bar y en Zaragoza (43)
á D. Martín-, Marcos Casáis, cirujano de Albayda á D.'' Juana Enri-
quez (44) enferma de cáncer, en Tarragona, como maestre Pardo y
Juan Morera á cuenta de Valencia; varias veces vióse también asistida
(43) Eeg.° 1812, f.° &?; Arch. tntmícipal de Barcelona Dellber, 13?6, f° 110.
(44) «Dietario del CapeUán de Alfonso V», pág. 528 y sig (Rib. Univ. de Valencia
87-6-18).
l^ORMAS DE MUNIFICENCIA REAL H
la esposa del Magnánimo (45) por doctores comisionados do varios ca-
pitales- 2 ° Que los monarcas solían ser aficionados á consultar á curan-
deros y metgesas como Juan I, Fernando de Antequera la mujer de
éste, la de D Martín y la de Juan II (46) 3." que en 1481 quedó elevada
la categoría social de los cirujanos del reino, cuando menos para los de
Valencia, á quienes ya no se podía compelUv á que anassen publica-
ment ballant perla ciutat á la entrada de la Reynapues estaven eximits
de tal cosa per privilegi de son pare D. Joan y perqué aixi correspoma
pera la conservasió de la gravitat que tais mestres cirujans teñen e deuen
teñir en si é per dar autoritat á llur magisteri, (47) y á.*' Que eh días
de Pedro el Ceremonioso vemos establecida la asistencia médica gra-
tuita y obligatoria, para los pobres. Con efecto, en Julio de 1337 y des-
de Valencia, ordenó el monarca que todos los médicos y cirujanos de
Barcelona turnen por semanas para visitar, sin retribución alguna, á
los enfermos de los hospitales (48).
Esto dicho, prosigamos el sumario de las mercedes: Doscientas
doblas de oro castellanas mandó pagar el rey Católico á Juan de Mon-
talván por sus vigilias y trabajos circa curatione vulneris nostre {se
refiere á la cuchillada en la nuca que le infirió el loco Canyamás),
Enero de 1493 (49). .
En los mismos mes y año se dan, por igual motivo, al médico Mi-
colás de Soto. 500 doblas-, en Ídem y por ídem otras tantas; las mismas
á Julián Gutiérrez; igual cantidad al bachiller Juan de Guadalu-
pe- al cirujano Andrés Gastara, 300 doblas; 150 doblas al quirurgo
Marciso Corunya; á Gabriel Alvarez, maestro en Artes y Medicina,
500 doblas castellanas, por el accidente y tratamiento consabidos; con
idéntica suma se remuneró al maestro Juan Rodríguez; por fin, al ci-
rujano Juan Ribes, 15 libras barcelonesas por embalsamar el cuerpo
del padre de Fernando el Católico. Todas estas donaciones son del
mismo mes y año, y constan en el Archivo de la Corona de Aragón.
En el propio registro, folio 153, v.° se halla un documento por el
cual inferimos que la reina D.» Isabel, reconocida á los buenos servicios
del maestro- en Artes y Medicina Jaume Serra. médico de Ibiza. con
ocasión de la herida del monarca, le obsequió con un rico y vis oso
traje de terciopelo raso y grana, y cuya tela costó dos mil ochenta y
(45) Consúltese el excelente estudio histórico qne. acerca de la esposa ¿e^e^te sobe-
rano D.» María, ha compuesto y publicado D. Andrés A. Giménez; vid. la «Gaceta mé
dica catalana» y «El Siglo Módico» 1897.
(46) caVtíCfi cprer/ia. Reg." 2247, f ° 88. „ , . n i „i. «n lo Ratve-
(47) Conferencia sobre la Ctrugia valenciana, por Eodrigo Pertegás, en lo Ratpe
nat 1898.
(48) Reg " 862, f." 101 vuelto.
(49) Reg.° 3616, f.° 143.
12 L. COMENCÉ
dos sueldos, sin contar con lo que el rey lo había dado (28 Febrero
1493) (50).
El atentado contra la persona de D, Fernando puso en evidencia la
gratitud y la esplendidez de los reyes Católicos para con sus médicos
de cámara, de los cuales los más notables fueron Gutiérrez, especialis-
ta en enfermedades urinarias quien, con el Dr. Soto certificó la locura
de la Reina Juana, andando el tiempo; Rodríguez médico de Enrique
IV de Castilla y AlvArez y Guadalupe que formaran parte del Froto-
medicato en aquella época de gloriosos recuerdos para nuestra nación.
En mucho demostró estimar á sus archiatros la reina D.* María,
esposa del rey Magnánimo, á la que no dudamos en apellidar la Do-
líente por sus muchos y continuos alifafes.
Víctima de un histerismo grave y rebelde, que la martirizó duran-
te casi toda su existencia, enferma, varias veces, de fiebres palúdicas,
de viruela, catarros y dolorosos accidentes propios de su sexo, estéril,
flaca, eructadora, de color terroso y picada de viruelas, sin despreciar
los auxilios de los doctores, recurrió á matronas, curanderos y herbo-
larios para mitigar sus tenaces sufrimientos..
La regia dama, dentro de sus recursos pecuniarios, que no fueron
grandes y en multitud de circunstancias muy esquilmados, portóse
dignamente con los profesores del arte de curar á los que consideró y
protegió con la mayor eficacia.
Díganlo, sino, sus médicos Francisco de Burgos y Gabriel García.
Para el primero obtuvo del Pontífice una pensión de cuatrocientos -flo-
rines de oro sobre el Priorato del Santo Sepulcro (51) en Calatayud,
donación ratificada por D. Alfonso V en Septiembre de 1419. El tal
profesor lo fué de cámara del rey de Castilla, y D.* María pretendió
de D. Alvaro de Luna que, á pesar de la ausencia de aquel reino, se le
continuase pagando al médico su quitación en aquel país, á parte de
sus honorarios en el reino de Aragón; y no terminó aquí la protección de
mentada D.* María; pues en 1426 pidió para su médico, y tal vez con-
siguió, una canongía en Toledo.
El segundo médico Gabriel García, protofísico, examinador regio
y maestro, recibió de su egregia cliente, pruebas inequívocas de grati-
tud y de alta consideración. Recordemos nada más, que este bachiller
en medicina, de Valencia, entró á su servicio en 1423, que diagnosticó
la dolencia de la soberana, que presenció y comprobó bu muerte y la
asistió con lealtad, celo é inteligencia (52).
Habiendo quedado vacante la plaza de Canciller de los Estudios de
Medicina de Barcelona por fallecimiento de Pera Pau, médico también
(50) Beg." 3616, fs. 136, 142 á 155.
(51) EegB. 3162, f.» 78.-3108, f.° 8 y Bigtes.— 2570, f.» 33.— 31W, f." 8.— 3170, í.° 9, v.
(52) Dietari municipal, año li86.— Beg.° 8172, f." 141, \,—Qaceta médica catalana^
loo< cit.
FORMAS DE MUNIFICENCIA REAL 13
de la reina (aunque con categoría, acaso, de consultor), la provisión
de aquel cargo, de las atribuciones del rey, (Reg.** 3302, f.° 94) dio lu-
gar á una especie de cisma en el claustro y á la divergencia de pare-
ceres entre Alfonso V y su esposa D.* María
Defendió ésta los derechos de su protegido García con verdadero
ahinco, conforme se desprende de la siguiente epístola que la reina di-
rigió á D Juan, soberano de Navarra (53).
«Muy alto príncipe nuestro, muy caro é muy amado hermano. El
colegio del Studio de la ciudat de barchinona según havia é podia por
sus privilegios, por muerte de maestre pere pau quondam físico e
chanceller del dicho studio pro elección bien e legitimamente segund
justicia e con sentencia donada del dicho oficio de chanceller del bien
amado consellero e phisico nostro maestre Gabriel García maestre en
artes e en medicina en possesion del cual officio la universidat e colegí
deis phisicos e otros artistas lo posaron en possesion de contiaent. E no
obstante la dicha sentencia fuese por nos confirmada ahun el dicho
maestre Gabriel García obtenía otra confirmación de nuestro Santo
padre aparece ahora según somos informada el Rey crehemos si-
nistrament informado de los dichos privilegios e sentencias, por algu-
nos que en esto se han con passion, ha provehido del dicho officio de
Chanceller á maestro Jaime quintana phisico suyo e a maestre Bernat
de Granullachs á instancia del cual según se dice, esto se es fecho por
su lugartinent; por ende, Rey muy caro e muy amado hermano roga-
mos á vuestra alteza plega aquella mandar este fecho sea remitido á
justicia ehihayades el dicho maestro Gabriel por recomendado
car attendidos sus servicios é la obligación que le tenemos no querría-
mos que su ausencia en esto que sabemos tiene justicia li fuesse dam-
nosa. D.* Tudela de Duero aldea de Valladolid 7 Sepbre. 1454. La
Reina.»
Cabe imaginar que D.'* María estuviese nial informada ó que mirase
con excesiva benevolencia los asuntos de su físico García con menos-
cabo de Quintana; pero no fue así; en el Archivo de la Corona de Ara-
gón se custodia un documento en el que, prescindiendo de fórmulas se
dice que Gabriel García había sido elegido y promovido rite et recle al
sumo officio de cancelario de los estudios de Medicina, el 23 de Julio
de 1453; que dicha elección se llevó á cabo mediante las formalidades
y requisitos legales; que convocados y congregados maestros y bachi-
lleres, tanto en medicina como en artes para proveer la vacante de
Canceller por fallecimiento de Pere Pau, presentes diecisiete profesores
que nombra^ presididos por el Rector Pedro Fumanya y con asistencia
de un procurador de Granollers, un boticario, un notario y puestos de
(53) Archivo del Real de Valencia, f.° XXX, 2.° lib. reginale— Arch. de la Oor. de
Aragón, P6g.° 3168, f." 175 y eigtes.-Eeg " 2197, f.» 149.— Reg.» 3128; f.° 28.
14 L. COMEXGR
acuerdo los arbitros de los diversos bandos, fué designado para el cargo
el médico Gabriel García (64).
En verdad que este archiatro es quien verificó la muerte de la
soberana poniéndole sobre el pecho un got áhiigua, una vedija de lana
cardada ante la boca y una vela encendida, luego, junto á la nariz y
como la señora no contestó á las voces con que la llamaron, ni el agua
se movió ni osciló la llama, ni se agitó la vedija, diéronla por difunta
en medio de los sollozos y gritos de consuetud en libitinarios tran-
ces (55).
Como debo poner ñn á este cansino y monótono relato, eligiré para
despedida un ramito de noticias más cercanas; demos pues una zanca-
da y salvemos algunas centurias en busca de generosidades, premios
y finezas á ciertos archiatros regios de origen catalán.
El famoso profesor Masdevall vióse colmado de soberanas atencio-
nes y alcanzó duradero influjo en la Corte; á Pedro Virgili, fundador
de los Colegios de Cirugía en España (56) y profesor palatino, conce-
diéronle los monarcas, por sus desvelos y servicios eminentes, pensio-
nes, cargos honoríficos y título de nobleza, aun logró más preciadas
cosas; la confianza de los soberanos, la admiración de los suyos y el
aplauso de la historia.
El modesto hijo de Guixona, D. Pedro Castelló y Ginesta, reforma-
dor de la enseñanza y de la legislación sanitaria, llegó al pináculo de
la profesión, arbitro fué de los destinos médicos, premiáronle con las
más honrosas consideraciones y con el título de Marqués de la Salud
para él y sus descendientes (57).
En Cataluña, tal vez, antes que en ninguna otra región española, se
instaló la institución del Protomedicato (58) que fué, en sus comienzos»
un progreso indudable y. una garantía firmísima para el decoro y pres"
tigio del Arte de curar; de Catalunya, andando los siglos, surgieron
espíritus valerosos é ilustrados que dieron el golpe de muerte á tal
institución que, por anacrónica, era ya un obstáculo para la marcha de
la ciencia y un embarazo en la moderna organización política, docente
y sanitaria.
Al justo ascendiente de los catalanes en el ánimo de los monarcas,
se atribuye el triunfo de la unidad médica, la creación de sociedades sa-
bias, de los cuerpos castrense y de baños, la regeneración profesional
(54) Eeg." 31B8, f.*^ 175 y BÍgtes.
(65) Clinica agregia Gaceta médica catalana; loe. cit.
(56) Biografía de P. Virgili, por L. Comenge. Barcelona, 1893.
(57) V. Biografía de P Castelló, por el Dr. Alonso y Enbio, en la España Módica y
«Dio. biográfico y bibliográfico de escritores y artistas catalanes del siglo xix», por
Elias de Molina.
(68) Eev. Ibero-americapa, n.° IV, pág. £65 y sigles., 1869
INVENTARI DEL CASTELL DE SITGES DE l' ANY 1606 15
en nuestra patria y á tres ilustres catalanes Gimbernat, Oalli y Laca-
ba, médicos de cámara (69) y doctores verdaderamente eminentes, de-
bióse, en gran parte, el suceso profesional más grande, la más caritati-
va y loable empresa que llevó á término esta España tan infeliz y ca-
lumniada. Ellos aconsejaron á Carlos IV que el valenciano Xavier de
Balmis difundiera por toda la redondez del mundo la linfa de Jenner
Ahora precisamente se cumplen cien años, que buques cargados de
tiernas criaturas, nodrizas, cirujanos y hermanas de la Caridad, lle-
varon, desinteresadamente, la vacuna al continente americano, á las
islas oceánicas, al Asia y mientras los ingleses destruían nuestros
puertos, se apoderaban de nuestras escuadras y tesoros, nosotros es
parcíamos el tesoro profiláctico en las abandonadas posesiones de la
Gran Bretaña.... ! (60). Esta excursión fué cantada por el inmortal
Quintana.
Todas estas y otras mil noticias, señores, habrán de tenerse en
cuenta al componer la Historia de la Medicina en Cataluña y, especial
mente, al estudiar la influencia de los catalanes en la evolución y flo-
recimiento de la ciencia de curar española, en el siglo xix.
L. COMENGE.
INVENTARI DEL CASTELL DE SITGES,
DE L' ANY 1606
En la historia de Sitges se fa esment de les Iluytes y plets que es-
devingueren entre la vila y la Pía Almonya de la Seu de Barcelona, rc-
ferent á la jurisdicció civil y criminal que aquesta última pretenía;
y 's diu, (1) que ais 80 d' octubre de 1606 se dicta sentencia á favor de
la Pía Almonya y que d las horas aquesta toma á pendre jJossessió del
castell y vila ab sos termes.
Un document curios, que havem trobat al Arxiu de la Catedral de
Barcelona, ve á precisar la data en que dit Capítol ó llurs almoyners
estavan ja en possessió del castell, y ensémps fá relació ó inventari de-
tallat de tots los mobles y objectes á ell pertanyents. L' inventari, se
prengué lo día 6 d'agost de dit any 1606, á instancia del honora-
ble n' Antoni OUer preveré, paborde y majordom de la Pía Almoyna
de la Seu de Barcelona, intervinguenthi com á testimonis en Joan Ros-
(59) MereoieroQ recompensas del soberano, por su asistencia y baen término de la
inoculación antivariólioa en personas reales. (Vid. Historia del Protomedioato, por
P. Iborra. Mam. de la Real Acad. dé Medicina de Madrid, 1885.
(60) Biografía de X. Balmis, leída en el Instituto médico valeneiatw, por el Dr. More-
no Caballero, 18S5.
(1) Joan Llopis y BofiU— Ensaig historioh sobre la vida de Sitges, pág. 44.
16 F. DE SAGARRA
sell negociant y en Bartomcu Romeu, agricultor, habitants en la casa
ó torra de Garraf ; fentse cárrech de les claus y <ie tot lo mobiliari, en
Píiu Alió, preveré y vicari do Sitges, com així consta per lo següent do-
ciiment posat á continuació de dit inventar!.
«Jo Pau Alió preveré y vicari arrendador de la iglesia parrochial
»dc la vila de Sitjas, confés y regonech a Anthoni 011er preveré, pa-
»bordre y majordom de la pia almoyna de la sen de Barcelona que
»vuy día present que comptam a sis de Agost de lany mil sis cents y
»sis me ha donadas y encomenadas las claus del Castell de dita vila de
» Sitjas pera que aquellas y dit Castell tinga y guarde per lo lUtre y
»molt Rnt. Capítol e, o, alraoynés de dita Seu junctament ab tot lo que
»es dintra de dit Castell 90 es mobles armes y altres cosas las quals
»stan continuadas en lo present quern en forma de inventari, las quals
«cosas ha restituidas Joan Pía y Anna Pía muller sua lo día present
»com consta en los fuUs tras scrits, a dit majordom, totas las quals co-
»sas en continent dit majordom me las ha encommenadas las quals
»claus castell y cosas promet guardar y restituyr sempre y quant apa-
»raxera al lltre. y molt Rnt. Capítol e, o, ais senyors almoyners ho
«majordom de dita pía almoyna, a las personas ho persona que a dit
» Capítol e, o, alniDyners volrran y per lo ver fas lo present albora
»de ma mía propria vuy día y any sobre dit.— Pau Alió preveré
predit.»
L' inventari, á que fá referencia aquest document, es com se-
gueix:
Lo Castell
P.® entrant en lo Castell unas portas ab portalleta y clau pany y una
anella de ferro grossa á una porta y á la portalleta una anella de
ferro.
ítem, en lo portal del Castell unas portas gornidas de llisto gros ab
una portalleta ab pany y clau y una anella de ferro á la por
talleta.
ítem, entran en dit Castell en la ma esquerra un enfustament lo
qual havía servit de costell.
ítem, en la ma dreta entrant un saller ab unas portas pany y fo-
rrallat.
ítem, dintre del saller dos cups grans y una escala per pujar la ve-
rema á dits cups y una pastera per trapitjar verema.
ítem, una sistema ab una galleda de aram per traure aygua, ab la
nanga de ferro.
ítem , de dit saller se entra á un altre selleret ab sas portas dins lo
qual y ha un cup mitjanser.
ítem, á ma esquerra una stabla ab sas portas pany y forrellat din-
tre de la qual y ha una instancia que serveix de pallissa ab sas portas
y forrellat y pany y clau.
INVENTAPI DEL CASTELL DE SITGES FET L 'aNY 1606 17
ítem, á r altra capdestabla y ha un portal quo ix al corral ab sas
portas y forrellat y pany y clan.
ítem, al cap de la escala y ha un portal ab sas portas pany y clau
per hont se entre en la preso dintre de la qual y ha tres portáis ab sas
portas y un forrellat en una de las portas y en la primera instancia de
la preso y ha teulas y rajólas y en la segona instancia y
ha cabirons y llatas y pots de Arbucias.
ítem, á ma drcta un sellaret ab sas portas pany y clau dintre del
qual y ha un cup mitjanser y un banch.
ítem, á mitja escala una porta y portalleta ab son pany y clau y
dos baldons.
ítem, en lo passatge del cap de la escala y ha dos bofets de noguer
gornits ab sa ferramenta.
ítem, una conca de aram gran ab marlets, an^as y tres peus.
Mes, al rebost nou una porta ab pany y clau.
ítem, en la sala vella entrant unas portas ab son pany y clau.
ítem, dintre de dita sala y ha una taula gran ab quatre petjas y
dos calaxos.
ítem, dos caxas grans antigás la una sense cubertor y laltra ab cu-
bertor sense frontissas.
Ítem, una pastera vella.
ítem, una brondonera de fusta per posar set ciris.
Ítem, un panell de ferro ab sa creu y bandera lo qual es de Garraf.
ítem, un armari ab sas portas,
ítem, al un cap de dita sala un portal ab sa porta pany y clau-
ítem, dintre dita cambra una caxa de tomba ab las armas del
Capítol.
ítem, un satial dolent,
ítem, en la cambra de las armas vulgarment dita la guarda roba
entrant ab sa porta y pany y clau.
ítem, entrant en dita cambra y ha quatra caxas tombadas, sense
panys ni claus, ab las armas del Capítol.
ítem, un mítg coffra ab son pany ab las armas del Capítol.
Item^ una caxeta llarga dins de la qual y ha set ciris los quals cro-
man los días de tots Sants y deis morts y una antorxa.
ítem, una bassina de llautó gran vella y llisa.
ítem, un gorniment de fusta ab sos peus per á penjar flassadas so-
bre del qual y ha sinch flassadas grans grogas y duas de mitjanseras
tambe grogas y set flassadas vermellas grans y dos flassadas tambe
vermellas mitjanseras las quals tant grogas com vermellas son totas
molt usadas.
ítem, altra flassada groga molt dolenta.
ítem, un Hit de camp ab pilars.
ítem, dos tambors de guerra dolents lo gran y laltro dolent y ab
sos tocadors.
1903 - a
18 F. DE SAGARRA
ítem, den arcabiissors dolents.
ítem, duas ballestas y dos abras de ballesta.
ítem, nou manadas de dardills y en cada manada una dotzena.
ítem, dos grillons y una marca.
ítem, una argolla.
ítem, quatre motllos dos ab manech y dos sense manech.
ítem, un motilo de coure pera fer pilotas y bastarts.
ítem, sis balas de plom y ferro.
ítem, dos trompetas una bona y altra dolenta.
ítem, un pany nou gran ab sa clau.
ítem, un pany xich dolent.
ítem, set morrions de ferro y no molt bons.
ítem, sinch cuyrassas dolentas.
ítem, tres coxins grans dolents y tres de gaita també dolents.
ítem, tres devants Hits de cotonina ab flocadura de filadís de color
deis mateixos Hits, usats.
ítem, nou fiascos.
ítem, setza bossas de cuyro.
ítem, quatre llanssols prims grans.
ítem, quatre stovallas escacadas bonas.
ítem, sinch trossos de lli esquin^ats los quals diñen eren de llan-
ssols.—Sonse esquinzat per fer cobri bassins, de manament del Sr.
pabordre.
ítem, una tela devant Hit ab llistas de vermell usada.
ítem, una cortina llistada de vermell dolenta que diuen ha servit
per la capella.
ítem, deu torca bocas molt usats.
ítem, tres coxineras de gaita dolentas y una coxinera gran do-
lenta.
ítem, entrant en la cambra, vulgar dita den Serda, unas portas ab
son pany y clau dins de la qual y ha un Hit de camp ab sos pilars y
cortinas de color danech gornidas ab flocadura y alamares blava y
una márfega dolenta.
ítem, una caxa tombada ab las armas del Capítol ab son pany y
clau.
ítem, en la cambra vulgarment dita la cambra del Cabiscol Eossell
unas portas ab son pany y clau y altra porta que ix á la sala ab sa
porta y pany y clau.
ítem, en dita cambra y ha un Hit de camp ab sos pilars y cortina
de cotonina de color danech, ab flocadura y alemares blaus y una
márfega.
Item^ en dita cambra per las parets godamacHs vermells ab los pi-
lars deoripell.
ítem, en la quadra ho sala nova se ha tiobat un llancer ab vuyt
Han^as y set rodellas al costat de ditas llancas.
INVENTARl DEL CASTELL DE SITGES FET L' AN'Y 1606 19
ítem, una barra en la qual y ha penjadas onza ballestas ab sas
gaffas y buyrachs.
ítem, dos restallers y á tots dos y ha dotza arcabussos.
ítem, sobre dits arcabussos stan penjadas unas cuyrassas y un
peto.
ítem, una taula de noguer ab dos capitells ab balustra.
ítem, un tinell de fusta de alba ab un calaix gran ab set cándale-
ros de llautó, sinch de bons y dos de trancats.
ítem, una taula gran de noguer ab tisora.
ítem, una tisora sense taula.
ítem, una taula de noguer quadrada ab dos capitells y un cobri
taula blau dolent.
ítem, set cadiras comunas usadas.
ítem, altras quatre cadiras usadas las quals tenia lo vicari en
ítem, en la cambra vulgarment dita la saleta en la qual y ha una
ximeneia francesa en la quál si ha trobat un Hit de camp ab sos pi-
lars y márfega y en las parets quatra pessas de guadamassils molt do-
lentas.
ítem, en la cambra vulgarment dita den navarro en la qual y ha
un Hit de camp ab sos pilars y márfega y cortinas de cotonina de co-
lor danech gornidas ab flocaduras y alamares verts.
ítem, sota dita cambra y ha un studi en lo qual y ha un Hit de
camp ab sos pilars y márfega.
ítem, un escó á modo de bancal ab dos calaxos.
ítem, uns armaris encastats á la paret ab sas portas pany y clau.
En la cuyna y ha uns clamastras ab quatre barras de ferro y una
ollera de ferro.
ítem, uns ferros grans y una pala gran de ferro.
ítem, una lluna de ferro per lo forn.
ítem, duas paellas molt grans dolentas.
ítem, uns moHs de ferro bons y una porta de ferro per tancar la
boca del forn.
ítem, quatre cavalls de ferro gran.
ítem, dos cossis encastats á la paret.
ítem, una taula rodona gran.
ítem, un bancal.
ítem, una olla de aram gran ab duas an(jas foradada. En la cambra
del rellotge y á una cadena de ferro grossa ab una argolla, dita la
argolla.»
Tal es, aquest curios inventan, que no perqué sia de época relati-
vament moderna, está mancat de interés pera la indumentaria, y '1
mobHiari, per lo qual havém volgut transcriurel integralment, conser-
vantli la mateixa ortografía y construcció gramatical.
Fekrán de Sagarra.
20 C. PARPAL Y MARQUÉS
LA INVASIÓN TURCA M 1558 EN CIUDADELA DE MENORCA
Bellamente ha descrito Bala.c^ucr (1) el suceso de queme voy áocu
par en este trabajo; ha presentado el hecho como pudiera hacerlo el
m;'is diestro artista pintando un cuadro lleno de grandiosas pinceladas
y finos retoques; ha cantado, mejor que narrado, el acontecimiento,
ixuiado sin duda por su poética imaginación notablemente impresiona-
da ante el heroísmo, y si, á pesar de ello, hoy trato de este suceso es
precisamente porque hace falta, se publique la crónica del mismo con
la severa imparcialidad que exige la Historia, á fin de que los docu -
mentos confirmen ó corrijan la tradición, ya que un trabajo serio y
formal, como deben ser los históricos, sobre este acontecimiento aun
no se ha escrito
Es glorioso el hecho y á pesar de ello algunos autores ni siquiera
lo citan (2), por otros es solamente mencionado (3), algunos aportan
nuevos datos (4), otros incurren en lamentables equivocaciones^ por
desconocer la topografía de la Balear menor (6), y existen, en fin,
unos pocos que presentan relaciones bastante completas (6).
Examinadas y estudiadas las obras á que aludo, si á ellas solamen-
te hubiese atendido,, mi trabajo no tendría valor histórico de ninguna
clase; sería un escrito más, una recopilación mejor ó peor hecha de lo
dicho por los autores y mi intención jamás ha sido ésta, ni pienso nun-
ca seguir tal camino en cuestiones históricas. Los autores me han
guiado, pero la fuente, los materiales de esta monografía han sido bus-
cados en los Archivos, los documentos la han formado y sobre ellos
(1) El Degolladero. Memoria leída en sesión de la Eeal Academia de la Historia.
Tomo XXXII de la colección de obras de D. Víctor Balaquee, págs. 223-34.
(2) L A FU ENTE en su /r/síorm de España y Alcalá Galiano en la traducción de la
obra del Dr. Dcnham.
(3) Weis. La España desde el reinado de Felipe /Jete. Tomo I. Cap. I; Gebaet, que co-
pia al anterior en su Historia critica de España. Tomo V. Cap. VI; Bofarull (D. A.) His-
toria, crVica de Cataluña. Barcelona 1876 78. Tomo VII, pág. 119.
a, Ortiz de la Vega. (Patxot): Glorias nacionales. Barcelona 1852-54. Tomo VI, ca-
pitulo III; San Miguel cD E.): Historia de Felipe II. Madrid 1844-47. Tomo I, Cap XVII;
Cabrera de Córdoba: Fdipe II, rey de España. Madrid 1676. Tomo I, pág. 226; Galindo
y DE Vera: Historia de las vicisitudes y política tradicional de España respecto de sus pose-
siones en las costas de África etc. (Memoria premiada por la R. A de la H.) Madrid 1796-
1882. Tomo XX, pág. 187; Gómez de Arteche: Xieblas de la historia patria, Barcelo-
na 1883. Cap. Mabón, y Campaner: Crónica Mayoricense. Palma 188L. Pág. 270.
(5) Terreras en su Historia de España y el P. Mariana en la suya.
(6) Además de los que se mencionarán más adelante, Fulgosio: Crónica délas islas
Baleares. Madrid 1870 y Dameto, Mut y Alemany: Historia general del Reino de Mallorca
continuada por MckagüEs y Bover. Palma 1840. Tomo III.
LA INVASIÓN TURCA DE 1558 EN CIUDADELA DE MENORCA 21
he escrito sin descuidar las historias de Quadrado y Oleo y los estudios
de Balaguer y Ramis.
El fausto suceso, que bien merece una página de oro, salpicada de
sangre y coronada de inmarcesible laurel, en la Historia general de
España, tuvo lugar á mediados del siglo xvi, en el año de 1558, cuan-
do retirado en el monasterio de Yuste^ Carlos I, ocupaba el trono de
España, su hijo Felipe II el Prudente, ejerciendo, en su ausencia, las
funciones de gobernadora de la Península Ibérica, su hermánala prin-
cesa D."' Juana. Hallábase bajo su dominio un codiciado país, na-
cido en el mar Mediterráneo y en cuya costa occidental está situada
una histórica ciudad, conocida con el nombre de Ciudadela, vocablo
castellanizado del de Ciutadella con que fué bautizada cuando los ca-
talanes y aragoneses en 1287 la arrebataron del poder musulmán (7).
Era dicho lugar desde tiempo inmemorial la capital de Menorca y en
él residía el gobernador, nombrado por el Rey y subordinado al Virrey
de Mallorca, desempeñando interinamente en 1558, aquel cargo Mossen
Bartolomé Arguimbau por haber pasado D. Juan de ]\Ioncayo, gober-
nador que fué de la isla antes de la citada fecha (8), á Orihuela y no
haber llegado aun á Menorca el electo D. Juan de Cardona y Rocaber-
ti. Era Arguimbau, según cree Ramis (9), natural de Ciudadela, nom-
brado varias veces baile general de la Isla, y el que desempeñaba en
la citada fecha, desde el día 9 de Marzo, el cargo de lugarteniente de
gobernador ó regente de la gobernación. Hallábanse á más de él y co •
mo oficiales reales, un capitán de infantería llamado Miguel Negrete
(10) y Mossen Rafael Pons (11) lugar teniente del procurador Real de
Mallorca, cuyo Virrey D. Guillermo deRocafuU, había sido gobernador
de Menorca (12), y actuaba de Procurador Real de las Baleares Mossen
Jorge de San Juan.
Personas aptas y de absoluta confianza del Rey debían ser las ci-
tadas porque la lucha que España en la persona de Carlos I había sos-
tenido con el preso de Pavía Francisco I de Francia, no había cesado,
antes al contrario los hijos de éstos, los monarcas Felipe II y Enrique
II, la continuaban con nuevas guerras, aliándose el francés con aque-
(7) Véase mi obra La conquista de TiTcnorca en Í2s7.
(b) Archivo de la Corona de Aragón. Registro 4019, foHo 25 v.°.
(9) Varones ilustres de Menorca.
;10) Sapongo qne Negreta no era mencrqnin, desconociendo completamente su bio-
grafía, si bien puedo dar como único dato hasta hoy inédito, que en 2:< de abril de 1553
fué nombrado capitán de la gente de (guerra de Menorca, en sustitución de Vicente Za-
fontes. Arch Cor. Arag. Documentos procedentes de Simancas Legajo. 1571.
(11) Archivo de la Corona de Aragón. Registro 4358, fol.° 204 v.".
(12) Aro. Oor. Arag. Eegiatro 4018, folios 36 y 86 v.° y 91 y 91 v.°.
22 C. PARPAL Y MARQUÉS
líos corsarios hijos de Barbarroja que, con orgullo al par que con razón,
se titulaban reyes de los mares y el Mediterráneo se hallaba infestado
de ellos, quienes en concordia con los reyes de Francia atacaban las
posesiones marítimas españolas, á fin de distraer la atención de Felipe
que combatía más allá de los Pirineos para más tarde las legiones his-
panas cubrirse de gloria en la batalla de San Quintín (13).
El emperador Carlos, primero, y Felipe, después, tenían noticia de
lo que ocurría y así no es de extrañar que á más de nombrar personas
expertas para los cargos públicos de las Baleares, enviasen á ellas al-
gunas armas (14), por temerse nuevas invasiones délos turcos (15) que
en 1553 habían saqueado á Mahón y en otros años, diferentes po-
blaciones isleñas. Todas las precauciones, tal vez por ser pocas, no
bastaron, sin embargo para que el corsario después de haber pasado el
faro de Mesina y saqueado á Sorrento, población de Italia, llevándose
9,0C0 cautivos (16), dirigiese su flota hacia las islas adyacentes de la Pe-
nínsula ibérica.
No me será difícil, atendiendo los lugares que los documentos é
historiadores citan, señalar el itinerario que siguió la armada corsa-
ria una vez hubo atravesado el Faro de Mesina, y así se puede afirmar
que después de recorrer la parte occidental de Italia devastó algunas
villas en el reino de Ñapóles, haciendo lo propio con las de Sorrento,
según se ha dicho, y con las de la isla de Procida. Recogido el botín
si-uió la expedición turca hacia el Golfo de Genova y costa de Proven-
za° y por no haber encontrado en las costas de Córcega la armada
francesa pasó del Sur de Francia á Cataluña divisándosela desde Ro-
sas y blanes y descubriéndose en el cabo de Tosa moltes veles de va-
xells de rems que pensam son de la dita armada turquescha y que ve-
nen per esta costa (17) desde la cual se dirigió á Mallorca y por creer se
hallaba muy bien defendida pasó por frente de ella, sin detenerse, para
dirigirse á Mahón y después á Cindadela. Componíase dicha flota, se-
gún el acta escrita en Constantinopla y de la cual me ocuparé más
adelante, de 150 buques, todos ellos galeras menos 6 ó 7 galiotas, nu-
mero que acepta Quadrado (18) añadiendo que todas estaban armadas
de buena vela á excepción de 5 ó 6 tripuladas por forzados. Según
(13) BoFAROLL (D. Francisco) oit» la alianza mentada en el documento III de su fo-
lletoPredtlección del emperador CarloB V por los catalanes. Tomo V de las Memorxas de
laR. A. de Buenas Letras de Barcelona. , „ x , - j i
(U) En 21 de Enero de 1540 Carlos ordena al lugarteniente de Cataluña quédela
artillería de Barcelona mande dos medias culebrinas á Mahón «por algún recelo y ha-
viso que se tiene do fustas y armada de Alger.. Bofaeüll ob y lug. cit. Documento C.
(15) BoFARüLL ob. y lug. oit. Documento C. y CXI. „ . „ , ^ o r n
(16 Apéndice. Documento número I. Véase además & Weis, Gebbar, BofaruH
,A y San Miguel, ob. cit. y el Dietario de la Generalidad de Cataluña, trienio de 1557 á
Í560 folio 29 y las Deliberaciones del propio trienio folios 126 y.» y 127. Archivo de la Co-
'° a*) ^Diltíriode la Generalidad de Catalu&a, trienio de 1B67 & 1580, folio 30 y.»
(18) Islai Baleares. Barcelona lb85, página 1222. Nota.
La invasión turca de Í558 en ciüdadela de menorca 23
otros la armada constaba de unos 140 bajeles, 134 galeras y 4 gáleo
t08, opinión que tiene autoridad por dársela un documento (19) y al-
guien afirma, por referencias, eran 120 (20), señalando San Miguel el
número de 130: 55 del gran señor y las demás de otros corsarios (21).
En vista de tal disparidad de opiniones podemos, atendiéndonos á ellas,
calcular que el número de las embarcaciones debió ser de 140 á 150
tripuladas por 15,000 hombres de pelea y armadas con más de 20 caño-
nes de calibre ópessas de bronzo de Cossia per dar la hatería y rompre
murallas (22), figurando como jefe de la expedición un almirante oto-
mano llamado Mustafá Piali (23).
II
Llegado que hubo á las costas de las antiguas Gimnesias refieren
Perreras y Mariana (24) que intentó apoderarse de Puerto Mahón lo
cual no logró, tomando á viva fuerza su cindadela, 6 como dice Maria-
na, la cindadela de Jamma, equivocándose ambos historiadores de un
modo lamentable por desconocer la topografía del país ya que supo-
nen, como dice Patxot (25), que Cindadela, la antigua Jamma, era un
fuerte del Puerto de Mahón y no una población cuyos habitantes rebo-
saban pundonor y valentía. Sin embargo, el relato de los dos escri-
(19) Divendret /— Aquest dia oompareguó la armada tnrqxiesoha davant la vila de
Giatadella de la Illa de Manorcha que son sent y cnatre galeres ab qnatre que ni ha do
francesas ab que va lo embaxador de Fransa y trenta galiotes, etc. Manual de novella
ardits. Día 1 juliol de 1558. Volum XVIII, Archivo municipal de Barcelona.
(20) Dietario de la Generalidad de Cataluña, trienio de 1657 & 1660, fol. 29, Archivo
de la Corona de Aragón.
(21) Ob. y lug. oit,
(22) Manual de novells ardits. Día 1 juliol 1668. Volum. XVIII. Archivo municipal de
Barcelona.
(23) Nació Piali en Hungría en 1620, de familia cristiana, siendo recogido cuando
niño en la batalla de Mohac por unos soldS'los turcos. Educado en la corte de Solimán,
Piali'cautivó la atención de todos los que le rodeaban y también la de su amo y señor,
llegando á ocupar, siendo muy joven, los puestos de baiá y visir. No le crea por esto
debiera tales favores á las artes cortesanas ya que demostró su valor y talento en va-
rias ocasiones y particularmente en 1555, año en que como aliado de los franceses com-
batió contra España, operando en los sucesivos años contra Mesina, Beggio y las
Baleares, asolando las oootas de España ó Italia, volviendo el año posterior á la toma de
Cindadela, después del combate de Zerbi, á. Constantinopla, tornando á sus excursiones
marítimas en 1565 y á pesar de que tuvo que levantar el sitio de Malta, gracias k los es-
fuerzos de La Valette, el sucesor de Solimán, Selim II, siguió dispensándole sus favo-
res y considerándole como su primer marino, encargóle la guerra contra Veneoia.
Piali hostilieó dicha Kepública, apoderándose de Chipre, más no de Famagusta, lo
oual le valió la destitución, pero ponservando siempre las dignidades y honores que te-
nia. Domiciliado en Constantinopla fundó una mezquita y un bazar, que llevan su
nombre, muriendo en 1671. Véase Diccionario enciclopédico hispanoamericano.
Tomo XV; Weis, Biographie universelle, timo IV y Hoefer, Nouvelle biographie ge-
nérale, tomoXL.
(24) Ob cit.
(26) Ob. cit.
24 C. PARPAL Y MARQUÉS
tores no carece de fundamento ya que consta de nn modo autén-
tico que antes do sitiar el turco á Cindadela, probó de atacar á
Mahón (26). En efecto: en una carta que los Concelleres de Barce-
lona mandaron á los diputados catalanes se dice que la armada turca
llegó A Mahón y queriendo sitiar el castillo, losmahonoses pusieron tal
resistencia que echaron á pique 3 6 4 galeras otomanas, gracias á lo
cual, abandonaron las aguas de dicho puerto para cercar á Cindade-
la (27); afirmación que contiene otra carta dirigida al barón de la Lia-
cuna (28). Que se temía de los corsarios el ataque á Mahón, como lo hi-
cieron, está fuera de duda puesto que, antes de la fecha de la toma de
Cindadela y por lo tanto de su intento de atacar la de Mahón, se publi-
có un pregón en Menorca mandando á las mujeres y niños que se reti-
rasen A Ciudalela^ quedándose los naturales y vecinos de Mahón en esta
ciudad (29), evidente prueba de que allí se temía se dirigiese el
ataque.
Comprendiendo Piali que su intento de saquear á Mahón, no pros-
peraría, ordenó se trasladare la flota á Cindadela, presentándose ante
dicha ciudad el último día del mes de junio de 1558. Al siguiente, se
dio por el almirante otomano, la orden de que desembarcase la gente
de la escuadra y emplazase frente á las murallas de Cindadela la
artillería que debía vomitar sobre la plaza fuego y hierro para hacer
de cada hombre un héroe, un mártir de la patria.
Poca era la guarnición que en Cindadela había donde casualmente
se hallaba, como se ha dicho, el Capitán Miguel Negrete con unos
cuantos soldados forasteros, castellanos en su mayoría, los cuales for-
maron junto con los soldados del país una hueste escasa y débil á
pesar de que el regente Bartolomé Arguimbau recorrió en un día las
poblaciones de Menorca, reclutando en ellas gente disponible que junto
con la de la capital formaron el ejército sitiado compuesto de: 400 hom-
bres de Ciudadela, 110 de Alayor, 100 de Mercadal, 7 ú 8 de Mahón,
por solo haber llegado á Ciudadela, este exiguo número de los 50 au-
xiliares que habían salido de Mahón y 40 soldados mandados por el
Capitán Negrete (30) . Con este puñado de hombres debíase resistir á la
hueste enemiga, pues si bien el teniente de gobernador mandó á Ma-
llorca, por dos veces al marinero Pedro Campllonc para dar aviso de
lo que ocurría, con peligro de su vida (31), de la vecina isla no pasó
(26) üra ea 1558 alcalde de la fortaleza de San í'elipe Pedro Esquerra. Archivo de
la Corona de Aragón. Registro 4018, fol. Il6 v.° y sigaientes.
(-27) Apéndice. Docamento número II.
(28j Fechada el 6 de julio. C\\.rta8 cloasas, 1558 á 1560. Archivo municipal de Bar-
celona.
(29; Apéndice. Documento número III.
(30) Estos datos como muchos de los que nos sirven para este relato, están sacados
del acta firmada en Constantinopla, por Arguimbau y otros, que copio integra-
mente. Apéndice. Docamento número IV.
(31) Apéndice. Docnmento número ¥.
LA INVASIÓN TURCA DE 1558 EN ClUD ADELA DE MENORCA
25
auxilio de ninguna clase á Menorca, conducta observada también por
Cataluña en donde por barcas llegadas de Menorca á San Feliu de
Guixols (32) se tenía noticia del sitio la cual les sirvió para prevenirse
de cualquier ataque, sin mandar refuerzos A la Balear menor (33).
Solos los menorquines lucharon heroica y magnánimamente y ha-
bían empezado ya los turcos á batir la muralla el día 2 de julio cuando
los sitiados intentaron una salida para enclavar é inutilizar los 24 ca-
ñones de la artillería turca, salida inútil ya que si bien entraron en las
trincheras enemigas, á pesar de la resistencia puesta, no encontraron
en ellas artillería alguna, que fué emplazada al día siguiente para dar
comienzo al bombardeo contra la muralla.
Continuo é incesante era el fuego sucediéndose á las descargas de
la artillería, las de la arcabucería; sin descansar ni sitiados, ni sitiado-
res, morían algunos de aquellos al par que otros caían de sueño y
fatiga para levantarse y pelear de nuevo con más brío y valentía,
mientras las mujeres trabajan sin descanso y á porfía en fortificar y
bastionar las murallas, abiertas por grandes brechas que se reparaban
con ramas, leña, tierra, lanas, colchones, sacos de ropa y quien sabe
si con los acribillados cuerpos del amado esposo ó del querido padre...
Y mientras los bravos defensores de Cindadela portábanse como bue-
nos, por la noche, tal vez temiendo que la luz del día echase en cara
su traición, un renegado, al pie de la muralla, llamaba por sus nom-
bres \ Arguimbau y á Negrete intimándoles en nombre del Bajá á que
se rindiesen con ofrecimiento de agasajarles y dejar á ellos y á sus
amigos en completa libertad, atrevida embajada que era contestada
con*el plomo de los arcabuceros, teniendo aún la consideración de
advertir antes al emisario que se retirara, j Siempre nobles, siempre
bravos!
Nueve días con sus noches pasaron los heroicos soldados resistien-
do al ejército invasor, viendo abrirse, primeramente, ancha brecha en
el baluarte de los Frailes, derrocándose luego gran parte de la muralla
del de San Juan, que el fuego había ya derruido, rompiendo sus de-
fensas al pie de las cuales morían los valerosos artilleros á cuyo cargo
se hallaban, al intentar el turco por cuatro veces distintas con gran
(32) El día 9 de jalio Uegó á San Pélin uaa barca en busca de pólvora por la cual se
Bnpo que la armada turquesca está combatent en Cíutadilla y que los de dintre se defensen
molt be y han morti mes de quatre sents turchs y se tindrdn tot lo que pugan. ... El 10 llegó
otra con nn capellán pidiendo socorro y pólvora. Archivo municipal de Barcelona. Carta»
closas, 1553 flnex 156o.
(33) Escribiendo los Concelleres & la princesa Juana sobre los medios de defensa.—
Archivo Municipal de Barcelona. Cartas reales 1530 /Inej; 1550,-6 mandando una barca &
Ciudadela para poner & los barceloneses al corriente de lo que ocurría en el sitio— ^r-
chivo Municipal de Barcelona. Cartas closas 1558 fmex 1500—6 pidiendo recursos & los
aragoneses para prevenir cualquier invasión— Z,lí6re de coses asanyaladcs. III. cap. GO,
A. 31. de Barcelona.— Los diputados de Cataluña pidieron también socorro á Aragón
para el caso de invasión. Ar. Cor, Arag. Deliberaciones.— Trieni 1667 ¿ 16&0, fol. 104.
26 C. PARPAL Y MARQUÉS
fuerza de banderas, escalar el muro y entrar en la ciudad, lo cual no
les fué posible por defender los de dentro bizarramente la entrada, ma-
tando á muchos turcos y tomándoles muchas banderas, todo ello con
notables pérdidas y tal número de muertos y heridos, que, al terminar
la batalla, el Gobernador y el Capitán hicieron un recuento de las
fuerzas que restaban, viendo con dolor cuanto se habían diezmado ya
que de los 620 hombres que tenían al comenzar el sitio apenas quedaban
200 disponibles para coger un arma.
Sin embargo, ni los lastimeros ayes de los heridos que yacían en el
lecho del dolor, ni los cuerpos amontonados en las trincheras en donde
tanta sangre habíase derramado, ni los desencajados rostros de los su-
pervivientes, hicieron disminuir el valor de los alentados defensores de
Cindadela, quienes á pesar del incendio de la casa de la Universidad
donde se custodiaban las municiones, quemadas en gran cantidad, no
desmaj^aron ni un momento animados con el ejemplo del Regente de
la Gobernación que no abandonó, ni de noche, ni de día, ora á caballo,
ora á pie, mostrándose á todos, la batería que tenía á su cargo á pesar
de la sangre que manaba de su cuerpo por haber sido herido por unos
trozos de bronce de un cañón de la muralla reventado en el mismo
instante en que por Arguimbau le era aplicada la mecha.
Como no se recibía auxilio alguno y se empezaba á comprender que
la resistencia era imposible, ya que á más de la mucha fuerza de que
disponía el enemigo y á pesar de tener muy fácil la entrada, iba atrin-
cherándose para batir el otro costado de la muralla por la parte de la
puerta de Salas (34) y como se mermaba considerablemente la guarni-
ción de la plaza reuniéronse los Jurados, Capitanes y muchas otras per-
sonas y requirieron al Regente Arguimbau y al Capitán Negrete á que
se abandonara la ciudad, conduciendo con buen orden á las mujeres y
niños á Mahón. Lejos de conformarse con la decisión de los reunidos,
Arguimbau y Negrete (35), si bien comprendían no se podía resistir un
nuevo ataque, se opusieron tenazmente al abandono y huida, siendo
su opinión debía defenderse á Ciudadela usque ad mortem, mientras
quedara una piedra que echar á los sitiadores y un hombre con vida.
La decisión de los dos héroes no prosperó y acatando la de la mayoría,
con protesta en el acta levantada por Martín Antonio Bonet, nota-
rio (36) dispúsose aquella misma noche el abandono de Ciudadela,
noticia que circuló por el pueblo agolpándose éste en las puertas de la
ciudad, con gran trabajo por parte de Arguimbau y Negrete para res •
tablecer el orden y organizar la salida, efectuada después de haber
(31) Una de las cinco que tenia Ciudadela, colocada frente el camino de San Nicolás
que conduce al castillo del mismo nombre en la embocadura del puerto.
(35) Además de Arguimbau y Negrete, oree Dameto, se opusieron á la buida Miguel
Martorell y Juan Pons. Eistoria general de Mallorca. Tomo III.
(36; Consta & Bamis existia en aquel tiempo en la Isla un notario aii llamado.
Yarontí üuitres,pág. 33,
LA INVASIÓN TURCA DE 1558 E.V CIUDADELA DE MENORCA 27
explorado el trayecto tres hombres juramentados. De regreso los ex-
ploradores que se cercioraron estaba el caroino libre, dióse la orden
que los de Alayor y Mercadal formasen la vanguardia siguiendo á ellos
las mujeres, niños, heridos y gente inútil, custodiados como retaguar-
dia por el Gobernador y el Capitán con la restante fuerza. Así se hizo
y aun no había salido toda la gente cuando la vanguardia dio con los
turcos, no habiendo otro remedio en vista del encuentro, que refugiar-
se nuevamente en la ciudad. Al conocer el General turco la desespera-
da situación de la plaza sitiada, arremetió al amanecer del 9 de julio
con mucho ímpetu la muralla, defendida por un puñado de valientes,
sobre cuyos cadáveres pasaron los turcos y entrando por la puerta de
Salas y llegaron hasta el Borne donde tuvieron que luchar con algunos
aguerridos soldados que hicieron retroceder á los turcos hasta la bate-
ría. Eran pocos aquellos y éstos muchos y no tuvieron más remedio
que sucumbir los primeros por la fuerza del número de los corsarios
que entraron en la ciudad saqueando y matando, destruyendo é incen-
diando (37).
El vandálico furor del vencedor no respetó á nadie y mientras los
archivos eran saqueados (38) y los privilegios quemados (39), las casas,
Iglesias y monasterios, eran destruidos (40), los altares, ornamentos
sagrados y demás objetos destinados al culto divino, incendiados (41),
robados y talados los campos de dos leguas en derredor, sacrificado el
ganado de los mismos (42) y lo más sensible aún, deshonradas las
doncellas, martirizados los frailes y monjas retirados en los claustros,
degollados muchos de los defensores de la ciudad y conducidos los
restantes, que pasaban de cuatro mil á las mazmorras de Constantino-
pla para padecer allí ó bien para ir á aumentar las bellas los serrallos
de la ciudad del Bosforo (43).
(37) Tan memorable snoeso historiado según nos lo cuenta el acta redactada en
Constantinopla, se recnerda en dicha fecha con la celebración de piadosos sufragios en
la Catedral menorquina terminados los cuales congrégase el pueblo en el Ayunta-
miento donde se lee el mencionado documento.
(3S) Apéndice. Documento número Vil. De los documentos existentes en aquel
tiempo en Cindadela consérvase el histórico Llibre vermell, códice de unas 300 hojas y
letra del primer tercio del siglo xvi llevado por los turcos & Constantinopla y que fué
rescatado por 100 doblas de oro por el paborde Marti.
(89j Tanto es así que tuvo que darse nuevo general privilegio. Apéndice. I>oca-
mento número VIH.
f40) Véanse los varios documentos que transcribo.
(41) Apéndice. Documento número IX.
(42) Archivo de la Corona de Aragón. Kegistro 4018, folios 168 v.° y siguientes.
(43) En vista del considerable número de menorquines que fueren transportados á
la antigua Blzancio ó esparcidos por los mercados de Levante, cr»o aunque autores
de reconocida autoridad aürmen que la gente de Cindadela fué pasada & cuchillo y
degollados machos de sus habitantes, que si bien se martirizaron algunos no fueron
estos en tan crecido número, oom* se supone, ya que de ser asi no hubieran llegado á
4000 los cautivos.
28 C. PARPAL Y MARQUÉS
UI
La caída de Cindadela tnvo gran resonancia en España (44) y en la
cristiandad entera, y llevados por la armada turca cargada de rico
botín los heroicos defensores de la ciudad entre los cuales se con-
taban Negrete (4n), Arguimbau (46), Rafael Pons (47), Francisco Ar-
nau (48) y muchos otros, se quedó Menorca sin oficiales reales y sin
autoridades, por lo cual el virrey de Mallorca Don Guillermo de Roca-
full, que no quiso ó no pudo auxiliar á Cindadela cuando el ataque,
ordenó á un caballero llamado Federico de Cors que pasase á la Isla en
calidad de Gobernador interino, acompañado de un letrado para que
lo asesorase.
Aceptado por Cors el encargo embarcó para Menorca y al llegar á
Cindadela uno de sus primeros cuidados fué «enterrar los muchos
cuerpos muertos assi de personas como de animales que habían que-
dado en aquella tierra» haciendo todo ello con gran diligencia y mag-
nanimidad y hasta con sacrificios pecuniarios. No desmayó en su pro-
pósito de mejorar en lo posible la situación de Ciudadela en donde
residió continuamente teniendo por habitación «los días en una cueva
por estar derribadas 5^ quemadas todas las casas y las noches hazien-
do centinela en el campo en companya de diez ó doze hombres mal
armados.» Además «hizo limpiar toda la batería y cerrar de piedra
seca todo el muro» y «hazer puertas ó trampas en tres puertas de dicha
villa sin costas del Real patrimonio y de la Universidad.»
Con tales medidas y desvelos que expuso la princesa D,^ Juana al
rey (49) procuró el Gobernador interino que se empezase á repoblar la
villa ya que los nuevos habitantes veían el cuidado que había para
protegerles, alabándose con justicia la pericia y diligencia de Cors
por lo cual suplicaron á la princesa le diese la efectividad en el cargo.
D.* Juana desde Valladolid á 11 de abril de 1559 después de hacer
presente lo anterior se interesó con el rey para que nombrase á mos-
v44) Ux^a de las publaciones qne primero tuvo noticia del saqneo de Cindadela fné
Barcelona y desde ella, tal vez, se comnnicaría la noticia á la Corte. Manual de novells
ardits y Lletras clossas, Inga, cits, y Deliberacions dele Conceller s.— 1558 a, 1559, f." 23. Archi-
vo mnnicipal de Barcelona.
(45) Abí se dednce por las firmas de la ya citada acta levantada en Oonstan-
tinopla.
(46) Se conoce qne cnando los tnrcos entraron en Ciudadela descargaron sn furia
contra Argnimban á, quien creyeron muerto su mujer é hijos. (Apéndice. Doca-
mentó número X), si bien se desprende en otro documento. (Apéndice. I>oca>
mentó número XI) que fué hecho prisionero por los turcos.
(47) Era en 1558 Teniente del Procurador Eeal de Mallorca y fué hecho prisionero.
(Archivo de la Corona de Aragóti. Registro 4358, f° 204 v.°)
(48) Proveedor de la gente de guerra, fué llevado como cautivo á Constantinopla.
siendo nueve años después de su rescate tesorero de la Santa Cruzada en Cataluña,
(Arch. Corona Arag. Documentos procedentes de Simancas. Legajo 1586).
(49) Aroh. Cor. Arag. R. á0l9, fs. 11, v.° y 12.
LA INVASIÓN TURCA DE 1558 BN CIUDADELA DE MENORCA 29
sen Federico de Cors goljernador efectivo de Menorca (50) reiterando
la petición, que sobre lo mismo había hecho en 28 de noviembre del
anterior año, porque durante su interinidad servía perfectamente al
rey tanto más por cuanto el electo D. Juan de Cardona «es muy moQO
para el dicho gouierno y no ha ydo á la dicha ysla ni ha hecho dili-
gencia alguna aquí para avisar de su y da» á pesar de ser su nombra-
miento de fecha anterior á la toma de Cindadela (51).
El rey no accedió, sin embargo, á lo que con tanta insistencia pe-
día el pueblo menorquín y apoyaba la princesa, si bien dio de R. O.
las gracias á Federico Cors por los servicios prestados y ordenó, ade ■
más, el 11 de abril de 1559 (52), le fuesen abonadas las dietas que ha-
bía ganado de gobernador interino de Menorca desde que salió de su
casa hasta que volvió á ella después de hallarse en la isla el goberna-
dor efectivo D. Juan de Cardona y Rocaberti (53).
Justo es reconocer el interés que se tomó la princesa y luego el rey
por la suerte de Cindadela y de los pobres cautivos y mucho más que
éste aquélla, cuyo corazón se impresionó visiblemente ante el heroico
y sangriento suceso, apelando á cuantos medios tuvo á su alcance
para remediar la aflictiva situación de la villa y de sus moradores.
De como quedaría Cindadela después del saqueo ya he dicho algo- y
pueden hacerse mis lectores cargo examinando algunos documentos
insertos como apéndice de este trabajo: quemadas las casas, saqueados
los templos y monasterios «sin quedarles cosas con que poder celebrar
missa ni suministrar los otros sacramentos,» derribadas todas las vi-
viendas, sin moradas donde pudieran albergarse los que allí iban,
como ocurrió á Cors; convertidas en escombros las murallas y lo que
es más triste aún completamente despoblada la villa mientras sus
habitantes sin distinción de sexos, categorías ó edades gemían en los
calabozos del Sultán.
Era preciso, pues, antes que nada la repoblación de Cindadela y
este fué uno de los primeros cuidados del Gobernador interino y de la
princesa Juana que, según comunica al rey el 28 de noviembre «le 1588,
escribió, de acuerdo con el Consejo de Aragón, cartas á los Virreyes
de Cataluña, Valencia y Mallorca para que reclutasen gente de sus
respectivos virrenaitos y procuraran fueran á poblar la ciudad menor-
quina destruida (54). Pero para que nueva gente pasara á Cindadela
era preciso se les hicieran algunas concesiones y al efecto se les ofre-
(50) Id., id , id.
(51) Ar. Cor. Arag. R 4018, f.» 165 v."
(52) Ar. Cor. Arag. R. 40J9, f.o 10
(.53) Dice Oleo, que es entre loe historiadores el que da noticias más completas del
hecho que según, documentos, k principios del año 1559 se enoontraba ya en Cindadela
el nuevo gobernador Ob, oit. tomo I, pág. 389.
(54) Arch. Cor. Arag. B. 4018, f.° 16J.
30 C PAFPAL Y MARQUÉS
cieron tierras y heredades libros ele censos y gravámenes y con todas
las demás facilidades que fuera preciso (55).
No era ello suficiente; precisaba quitar á las heredades todos cuan-
tos gravámenes pudiesen tener y dispensar á los nuevos pobladores de
algunos tributos por lo cual interesándose el Gobierno cuanto pudo en
la'carta dirigida á su representante en Cataluña ordenándole procu-
rara manda "pobladores á Cindadela, añadió que debido á la desgracia
era imposible pagar los censales que se debían, por lo cual el síndico
de la isla en la Corte había suplicado se redujeran aquéllos, como en
otro tiempo se había hecho, y como en Cataluña había bastantes acree-
dores de dicha villa y su tierra, exhortaba la Princesa al Goberna-
dor los llamara á fin de lograr hicieran alguna reducción, de ifíual
suerte que se había ordenado al Procurador real de Mallorca que no
pidiera ni exigiera cierto censal que se habían cargado los de Cinda-
dela para la fábrica del castillo de S. Felipe del puerto de Mahón (56).
Otras disposiciones dio S. A. D.* Juana en interés de Cindadela
entre otras la orden de que los soldados así naturales como extranje-
ros allí residentes contribuyeran á los cargas universales (57) y la sú-
plica hecha en la misma fecha (25 noviembre 1558) al obispo de Ma-
llorca de que perdonase por diez años los diezmos que á él pertene-
cían, siguiendo de este modo el ejemplo del Rey que había concedido
tal franqueza (58).
Esta fué, sin duda, la disposición administrativa más importante
en favor de los vecinos y moradores de Cindadela, dada por el Rey
con motivo del saqueo turco. En el privilegio firmado en Valladolid á
14 de diciembre de 1558, confirmación de la concesión hecha el 28 de
noviembre, (59) por la Princesa Juana ésta en nombre del Rey, des-
pues de hacer relación de la aparición de la escuadra pirata en la cos-
ta de Provenza y de haber fondeado frente á Cindadela, se narra el si-
tio y de la manera como los moradores «se deffendieron varonilmente
hasta tanto que después de muchos y grandes combates que de día y de
noche les dieron por espacio de nueve días, habiéndoles derribado y
arrojado dozientas y sesenta piedras (sic) de murallas» fué tomada
Cindadela. Se menciona, luego, el saqueo, la muerte á sangre y fuego
de los defensores y el cautiverio de otros; la quema de iglesias y mo-
(55) Arch. ror. Arg. E 4018, f ° 168 v », 169 y 169 v.° CartaB A los Virreyes de Va-
lencia y Mallorca.
(56) Id., id., id. Debía consistir lo que se pagaba annalmente por edificar el casti-
llo en 221 libras, 15 fcueldos y 7 dineros qne correspondían á Cindadela de las 373 libras
mallorquínas ofrecidas según escritura del 12 de abril de 1667. Ramis (Antonio) Fortú
giraciones antif,na» de Menorca, pág. 87. Completando el estudio de Eamis tengo en pre-
paración, con gran número de documentos, un trabajo icbre las fortificaciones de
Menorca.
(57) Arch. Cor. Arg. E. 4018, f." 166 y^ y 367.
(58) . , . E. 4018, f.° 167, 168 y 168 v.°
(B9). Arch. Cor. Arag. E. 4018, f.° 163.
LA INVASIÓN TURCA DE 1558 EN CIUDADELA DE MENORCA 31
nasterios; los actos vandálicos realizados, etc., etc. En vista de ello
sigue diciendo el documento «la villa ha quedado del todo despoblada
destruida arruynada y quemada y sin nenguna possibilidad ni arbi-
trio de tornarse á poblar y rehacer sino con gran dificultad y discurso
de tiempo» por lo cual se ha excitado pasen á la capital histórica de
'Menorca pobladores de todas las regiones, dándoles posesiones y here-
dades para que gozen de ellas.
Como esto no bastaba en vista de la súplica de mossen Nicolás Cal-
derer, clérigo beneficiado de la iglesia mayor de Ciudadela y diputa-
do por la villa ante el monarca en solicitud de varias concesiones,
«para que con mejor voluntad las tales personas que fuesen á poblar á
la dicha villa se dispongan y esfuerzen á ello y con más brevedad se
edifiquen casas pues todas quedan destruidas y quemadas y en alguna
manera sean reparados los grandes daños que se han padecido por los
vezinos y moradores déla dicha villa...» el Rey ordena que «qua-
lesquier personas que al presente están biven y moran en la dicha vi-
lla de Ciudadela y á ella fuessen en adelante á residir bivir y morar
y hazer su bivienda á las quales personas se dieren repartieren y seña-
laren en la dicha villa y termino della casas heredades grangerías y
possessiones para labrar cultivar y coger qualesquier frutos sean los
unos y los otros francos y exentos de pagar el derecho de diezmo de
las tales heredades tierras y possessiones situadas en el dicho término
y lugar de Ciudadela por término de diez años contaderos del día de
la data de las presentes.»
En la última parte del privilegio, del cual trascribo los párrafos
más importantes, se dan otras disposiciones paralo venidero y se esta-
blece para los que lo contravengan la pena de 1,000 florines de oro de
Aragón, además de la ira é indignación de S. M. Las reglas de carác
ter preventivo tienen por objeto que pasados los 10 años se pa-
guen los diezmos dispensados á cuyo fin ordena que las personas que
ocupen heredades den nota de las mismas á los oficiales reales con de-
claración del diezmo que le corresponda y de no hacerlo perderán la
franqueza dada y la presente merced (60).
Y no sólo tenía esta disposición real por objeto al pedir se declara-
ran los diezmos, el que al terminar los diez años de jubileo se pagaran
sino que, además, miraba también á la formación de un nuevo mani-
fiesto ó catastro por haberse perdido el que regía con la toma de Cinda-
dela y desaparición de los libros. A causa de dicha desaparición la
Princesa Juana tuvo que ordenar al Procurador Real de Mallorca que
en vista de las quejas hasta ella llegadas de que se exigían á los po-
bres que habían quedado en Ciudadela y su término el pago de 8 años
de pensiones, se abstuviera de hacerlo hasta tanto no se hubiese pro-
bado la deuda, ya que todas las probabilidades estaban á favor de los
(60) Aroh. Cor. Arag. R. 4018, f." 168, \° al 161.
32 J. MIRET Y SANS
ciudadelanos, es decir, do que tal débito no existía, como se podría
probar con los libros de los términos de Mahón, Mayor y Mercadal que
estaban al corriente y porque «el lugarteniente muerto (61) era hombre
muy solícito y diligente» y por esto no es de creer que «cobrasse de los
otros términos y dexasse el término y villa de Ciutadella donde tenía
su casa y habitación» (62). Al mismo Procurador Real tuvo que orde-
nArsele en 1662 A petición del síndico de Menorca que admitiese el pri-
vilegio, pues rehusaba hacerlo, del perdón de los diezmos por diez
años (63).
Cosme Paepal y Marqués.
{Se continuará).
LA CASA CONDAL DE URGELL EN PROYENZA
Ermengol IV, el de Gerp, conde de Urgell desde el año 1065, fué el
primero que, abandonando definitivamente el país más alto ó parte pi-
renaica de sus estados, extendió y aseguró la conquista del país llano,
en la región meridional del Montsech y aumentó por modo extraordi-
nario el prestigio y poderío de su casa. Tomaba los títulos de conde y
marqués, al igual que el conde de Barcelona; es decir que tenía tam-
bién su 3Iarca, su línea de avance en territorio de moros y percibía de
ellos de la propia manera que el barcelonés, las parias ó tributo espe-
cial. Según Monfar, tenía todo el condado urgellense franco de todo
reconocimiento al conde de Barcelona, «por haberlo él con sus fuerzas
conquistado y esta prerrogativa y franqueza conservaron siempre to-
dos los condes descendientes hasta Ermengol VIII.» El cronista con-
funde ó á lo menos no distingue la soberanía, asunto de orden político,
del señorío útil, directo y alodial, asunto de orden jurídico, y sería
muy interesante estudiar á fondo si el conde de Barcelona tenía sobe-
ranía sobre el condado de Urgell, sin disfrutar del dominio eminente ó
alto señorío feudal, ó si por el contrario vivía dicho país en completa
independencia de hecho y de derecho, ó en otro caso si existía única-
mente la antigua y olvidada dependencia del rey de Francia.
Este conde de Urgell, hermano de Felicia, reina de Aragón (casa-
da con el rey Sancho Ramírez), fué el primero que estableció ó intro-
dujo en Provenza la dominación de una dinastía catalana, más de
treinta años antes que entrara en aquella tierra la autoridad del con-
de de Barcelona, esposo de Dol^a y yerno de la condesa de la Proven-
(61) Abí Be creía como se ve también en otros documentos.
(62) Aroh. Cor. Arag. K. 4018, f.^ 173 á 174.
(63) Arch. Cor. Arag. R. 4361. fol. 121 v.»
LA CASA COXDAL DE URGELL E.\ PROVENZA 33
9a oriental y ele Arles. Bien decía por lo tanto el notario que redactó
el acta do la consagración de la iglesia de Olius en 1079, refiriéndose
al conde Ermengol IV: «illustrissimo consule Urgellitano et marchioni
Erraengaudo, adinodum clarissimo in orbe terrarum toto...»
De un personaje de esta importancia histórica es siempre conve-
niente y hasta necesario reunir y aclarar los datos genealógicos refe-
rentes á su familia ó descendencia. Este es el objeto del presente
trabajo.
El padre de Ermengol I\' murió por los años de 1065 en un comba-
te con los moros, en tierra aragonesa; su cadáver fué conducido á Bar-
bastro y de allí á Ager La viuda, Sancia, hija al parecer de Ramiro,
rey de Aragón, había sido la tercera esposa de Ermengol III y ma-
drastra de Ermengol IV.
Esta señora y el hijastro hicieron en 2 de los idus de abril del año V
del rey Felipe (1066) la donación á la iglesia de Ager, que ha publica-
do el P. Villanueva. En este documento no se hace mención alguna de
la esposa de Ermengol IV.
Hemos de creer falso ó equivocado en la data, un pergamino del
Archivo de la Corona de Aragón, del año 1062, en que figura ya casa-
do y titulándose conde de Urgell el referido Ermengol. Es la donación
hecha ante Arnal sacerdote, por Ermengol y Lucía, cónyuges, á favor
de Guitart Bonfill, Guillem Sala, Gerbcrt Rogo y otros de una porción
de tierra yerma, en término de Almenara^ el día 12 de las calendas de
julio del año 2 del rey Felipe (1). En 1062 aun vivía el padre de Er-
mengol IV, Ermengol III, el de Barbastro.
En 1069 aparece ya sin duda alguna como conde efectivo y casado,
según es de ver en la donación que hizo al Monasterio de Ripoll, con
consejo de su esposa Lucía, para edificar un convento en las orillas del
Segre, cerca de Pons, publicada en Marca Ilispámca. Y en 1072 apa-
recen los dos cónyuges otorgando la definición de los castros de Pilzá,
Purroy y Casserras, á favor del conde de Barcelona, con la data de 10
de las calendas de abril del año 12 de Felipe (2). Volvemos á encontrar-
los en 1076 haciendo donación á la iglesia de Urgell de un alodio en
Lenzirt; firman este documento Ermengol y Lucía con fecha de 16 de
las calendas de abril del año 17 del rey Felipe Villanueva en el Viaje
literario, vol XII y IX, ha publicado dos escrituras del conde Ermen-
gol, del año 1079, una de ellas, que es la unión y sujeción del monas-
terio de Sant Andreu de Tresponts al de Ripoll, con la firma y compa-
recencia de la condesa Lucía.
El día 7 de mayo de 1080 se encontraba el conde Ermengol IV en
Narbona, y asistió á la asamblea reunida en la Catedral y en la que el
(Ij Pergamioo 276 de Ramón Barenguer I.
(2) Archivo de la C. de A oopia del P. Ribera I, pag. 502, pablioado por Monfar, ¡lis-
tori i de loi Condes de Urg.:l, I, pig 331.
1903.-3
34 !• miki':t y sans
arzobispo iiarbonés cedió el diezmo de hi sal de las salinas de aquella
costa hasta Sigean A favor de su iglesia. La Jlistoire genérale de Lan-
guedoc, no indica los motivos del viaje del conde de Urgell A la anti-
gua capital de Septimania.
Aquel mismo ano le vemos ñrmar, juntamente con su esposa Lu-
cía el acta de consagración y dotación del monasterio de Santa Cecilia
de Elins, publicada por el P. Villnnucva.
Monfar afirma que en lOSO había ya muerto la condesa Lucía Si
no fué en los primeros meses de ese año. no prolongó mucho tiempo
después su vida, si bien debe advertirse que hemos encontrado dos do-
cumentos de los años 1083 y 1084 (24 y 25 del Rey Felipe) del antiguo
monasterio de Santa Cecilia de Elins, en los que aparece una condesa
Lucía. Letgardis, abadesa de aquel convento, otorga juntamente con
la condesa algunas franquicias á las tierras del propio establecimiento
monástico-, y en el otro, la misma condesa dirige requirimiento al viz-
conde Ramón (sin duda el vizconde Ramón Miró de Castellbó) por cier-
ta cuestión con el convento de Elins, en presencia de los obispos Ber-
nat de Urgell y Guillem de Coserans (1). Suponemos que la condesa
Lucía de estos dos últimos documentos es la condesa de Pallars, Lucía
de la Jilarca, esposa de Artal, conde de Pallars sobirá ó superior, ma-
dre de Sant Ot, obispo de Urgell y que vivió hasta los comienzos del
siglo XII.
Según Diago, en el año 20 de Felipe (1080), el conde Ermen-
gol IV aparece ya casado en segundas nupcias, con Adelaida, en la
donación que otorgaron á la iglesia de Solsona, de una parte del casti
Uo de Altet. No hemos encontrado esta escritura-, pero, tenemos la de
fundación del monasterio de Santa María de Gualter, otorgada por el
conde de Urgell, con consejo de su esposa Adelaida, en las calendas de
junio del año 1083 de la Encarnación (2). Por otra parte, en ei Archivo
de la Corona de Aragón existen varios pergaminos correspondientes á
estos personajes. Convenio entre los condes de Urgell y de Pallars
acerca de los castros de Llimiana, Pilzá y Tenriu de U de las calen-
das de febrero del 2fi del rey de Felipe; la donación del castro de Ten-
riu por Ermengol IV y su mujer Adalais á Ramón y Valencia, condes
de Pallars, y otra donación igual referente al castro de Llimiana, con
la misma data En los tres documentos figura la condesa Adalais entre
los firmantes (3) En Marca Hispánica se publicó la donación hecha por
Ermengol y Adelaida, el 4 de las calendas de setiembre del año 27 de
Felipe (1086), del castro de Forés con sus términos, á favor de la Seu de
Urgell, y que es el documento 33 del tomo I, del Cartoral de dicha
iglesia, y por último, en nuestra obra Investigación histórica sobre el
(1) Sacre Cathalonie Antiquitatia íííonumewíft, del Padre Pasqual.
(2) Villanaeva, Viaje literario, vol. XII, apead II .
Có) Perg. 27, 2S y 29 de la época de Ramón Beroiigaer I.
LA CASA CONDAL DE URGELL EX PROVENZA 3")
Vízcondado de Castellbó, hemos dado noticia de la donación que en el
año 28 de Felipe ("1087) hicieron los mismos Ermengol y Adelaida ó
Azalaitis dj una iglesia del valle de Lort á favor del monasterio de
Scint Llorens.
Aun cuando Zurita, Monfar y otros cronistas é historiógrafos han
indicado ya que esta segunda esposa del conde Ermengol IV, el de
Gerp era la condesa de Provenza, no han precisado su genealogía ni
han aducido documentos justificativos. Como hemos tenido la suerte de
encontrarlos y de reunir datos exactos de la familia y categoría de
aquella señora, vamos á tratar especialmente de este punto his -
tórico.
Hemos de comenzar por advertir que nos separamos de la opinión
de Bouche, que afirma ser la condesa de Urgell Adelaida, sexta des-
cendiente, por línea femenina de Bossó, conde de Provenza, ó sea ta-
taranieta de Guillem Tallaferro, conde de Tolosa y de su esposa Eina,
señora de una pequeña parte de la Provenza, como nieta ésta del cita-
do Bossó, fundador de la dinastía condal de aquel país Y adoptamos,
por más racional y comprobada la opinión de Papón, de ser Adelaida
la quinta descendiente, por línea directa masculina, del mencionado
conde Bossó de Provenza.
Bossó tuvo dos hijos, Guillem I y Rotbolt ó Rotbau; el primero fué
conde de Provenza, y el segundo únicamente señor de grandes feudos
y alodios. Rotbau fué padre de Guillem y de Ema, esposa del conde dj
Tulosa; y como este Guillem murió sin sucesión, pasó la herencia de la
rama menor de la familia condal de Provenza á la casa condal de To-
losa^ de manera que Kamón de Sant-Gilles, nieto de Ema^ fué conde
de Tolosa y se tituló marqués de Provenza.
El primogénito de Bossó, Guillem I, fué el verdadero continuador
de la' línea masculina en la dinastía condal de Provenza. Su hijo Gui-
llem II, que murió por los alrededores del año 1018, gobernó el conda-
do de Arles y dejó dos hijos de mayor edad Guif re I y Bertrán I, que go-
bernaron, al parecer pro indiviso ó conjuntamente la Provenza. Por el
cuadro genealógico que presentamos podrá verse más claramente la
primera división ó reparto del condado de Provenza, que se efectuó
poco después de la muerte del mencionado Bertrán, ocurrida por los
años de 1053
En efecto, Guifre I que le sobrevivió, dividió ó partió con sus so-
brinos, Bertrán II y Guifre II (hijos de Bertrán I), los derechos que en
común tenían en la Provenza, en el año 1054, quedando para Guifre I
el condado de Arles ó la baja Provenza. que gobernó hasta su muerte
ocurrida en 1063, y obteniendo los dos citados sobrinos la alta Pro-
venza ó sea el condado de Avinyó-Forcalquer.
Guifre I, conde de Arles, dejó un hijo, Bertrán, y por haber éste
muerto sin sucesión, por los años de 1092, poco más ó menos, el con-
dado de Arles pasó á su hermana, Gerberga, esposa de Gilbert, viz-
36 ). MIKET Y SANS
conde de Milláu y Gabaldá. De este matrimonio nacieron dos hijas,
Dol^'a, que llevó el condado de la Baja Provenza á la casa de líarcc-
lona, al casarse con el conde Ramón Berenguer III en 1112, y Estefa-
nía, que fué la esposa de Ramón de Baux, jefe de una de las primeras
casas señoriales de Proveuza,
Los dos citados hermanos Bertrán II y Guifre II poseyeron, según
Papón, pro indiviso, el condado de Avinyó Folcalquer. El primero, lla-
mado también Guillem-Bertrán murió poco antes del año lO'JO, dejan-
do de su esposa Adelaida una sola hija llamada también Adelaida,
y que estaba casada desde 1080, según Monfar, con ErmengolIV, con-
de de Urgell.
De manera que, en lOOO, dos años antes de morir Ermengol, fué
cuando su segunda esposa Adelaida heredó la parte del condado de
Avinyó-Forcalquer que poseyó el padre de esta señora. En 1096, á poca
diferencia, viuda ya Adelaida, murió su tío Guifre II y ella heredó su
parte del citado condado, reuniéndose toda la alta Provenza en sus
manos.
En rigor, pues, Ermengol IV de Urgell' no pudo titularse conde de
Provenza, sino en los dos últimos años de su vida y eso explica la fal-
ta de documentos en los que tome este título de la esposa Ni Marca
Hispánica, ni los Anales de Zurita, ni la Historia de Monfar, ni otras
obras publican escritura alguna otorgada por Ermengol y Adelaida, en
la que se titulen condes de Provenza ó de Avinyó-Forcalquer. Señalan
un documento pero sin reproducirlo, Diago y Pujades, ó sea el testa-
mento de Ermengol, en donde se mencionan los estados y señoríos de
Provenza; Zurita dice muy poco, con alguna equivocación y cita tam-
bién sin dar detalles,, el testamento de 1090 La Ilistoire genérale de
Languedoc se apoya únicamente en Diago para afirmar el enlace de
las casas de Urgell y Provenza, sin aducir docuuiento alguno justifica-
tivo. Bouche, en su Corograplde ou Ilistoire de Provence, no publicó
tampoco escritura alguna de Ermengol como conde provenzal y tan
solo menciona la confirmación de posesiones y derechos de la Catedral
de Aix, otorgada por el obispo, en 1103, en cuyo documento hace re
ferencia á la donación de rentas en Pertuis que en otro tiempo habían
realizado el conde Ermengol y la condesa Adelaida. Esto es muy poco;
pero, ya volveremos á ocuparnos de esta escritura que hemos visto pu-
blicada en Gallia Christiana.
En virtud de esta explicación, comprenderá fácilmente el lector la
importancia grande del documento que hemos encontrado copiado en
los manuscritos del Padre Jaime Pascual y que vamos á reproducir ín-
tegro:
In Dei nomine. Res dónate si potestas dederit uel in presentí tra-
diderit nullo modo repetantur. Quia sicut dicitur in libro ludicum. Do-
nado que per volumptatem facta fuerit talom habeat firmitatem qua-
lem et emptio. Igitur in Dei nomine Ego Eimengaudus gracia Dei Co-
LA CASA COXDAL LE URGELL EN PKOVEXZA J/
mes Urgellitanus siue Prouinciaiis una cum mea coniagc Adalezisnutu
Dei comitissa ambo nobili genere orti, siue in datis ucl in faetis nobi-
liores compuncti corde timorem Domiui nullius eogcntis imperio nec
suadentis ingenio sed propria et spontanea elegit nobis bona volumptas
ut cartaiu donalionis fecissemus Domine nostre Dei genitrice Marie
eiusque canonice sicuti et facimus de ipsis nostris mers... quos rustici
homines taliter vocant que... de ipsis parrochiis omnes qui sunt in val
de Annorra... id sunt ex Loria et Annorra et de Encampo et de l\ani-
bau et de ipsa Mazana et de Ordinau siue de ómnibus ecclesiis sufira-
ganeis earum et villis et villarunculis unde exeunt uel exierint et exi-
re debent prelibati mers... quos suprascriptos mers. . ego prelibatus Co-
mes habui de hominibus ualle Annoriensis qui eos iniuste tenebant
propter emendationem de malis que michi fecerunt siue propter bo-
nam volumptatem illorum. Et sicut nos unquam melius habuimus uel
illi rastici Iiomines melius habuerunt uUo modo de prelibatis parro-
chiis uel loéis sic damus uel concedimus domino Deo sancteque virgi-
ne Marie eiusque canonice propter remedium animarum nostrnrum uel
parentum nostrorum ut flat nobis delecio nostrorum pcccaminum que
fecimus uel gessimus in lioc seculo misserrimo et ut donet nobis Domi-
ñus suum timorem et amorem et ut doceat nos faceré suam volumpta-
tem... hec omnia sicut superius scriptum est sic donamus et concedi-
mus Domine nostre genitrice Marie eiusque canonice .. ab integrum
sine ulla reservatione quia nec nos suprascripti nec filii nec filie nostre
nec uUus comes uel comiti qui post nos futuri erunt nec ulla posterita
nostra nec ullus pontifex qui in presenti modo est uel postea futuri
erunt nec ullus procónsul uel iudex nec ulli nobili uel ignobili homines
uel satrapis nec ullus assesor uel salo nec ulla persona clericorum ar-
chidiachonorum uel aliorum nobilium hec donatio quem nos facimus
uel concedimus non possimus uel possint annuUari uel retro convertí,
quod si nos donatores aut ullus homo aut ulla subrogata persona nobi-
lis mediocra uel uilis uenerimus aut uenerint ad inrumpendum non hoc
ualeamus uendicare quod requirimus sed componamus Sánete Marie
sedi Urgellitane eiusque canonice C libras auri cocti et purissimi ad
pondus sanctuarii et in super... Quod si euenerit ut ex his perso -
nis superius nominatis qui hanc scripturam donationis fragere lempta-
uerit cum Datan et Abiron quem térra uiuos absorbuit et cum Juda
scarioth qui D. N. Jeshum Christum tradidit abeat participationem et
in super siat subtus antema marenatha et inantea ista donatio ñrmis
permaneat modo uel omnique tempore et non sit disrupta. Facta carta
donationis VIIII Kalendas iulii anno XXIII regnante Philippo rege.
Ermengaudus gratia Dei Comes Urgellitanus et Prouinciaiis de manu
mea prupria expressi in hac carta donationis. Sig j^ num Adalezis
nutu Dei comitissa Urgellitana et Prouinciaiis de manu mea propria
impressi signum et in super scripturam hanc donationis ambo iam dic-
ti fieri iussimus et testes firmare rogauimus. Signum Arnalli dacho.
38 .1- MIRF.T Y SANS
SmuimCuiUcmi Avnalli. Si-nnniGuitardi Isarni. Si^rnum Raimnndi
Gomballi. Signum Bernardi Trasueri. Sifrnum Mir ]\Iir. Petrus prcsbi-
ter prcfati comitis. Kaimundus sacer rogitus scripsit sub dio ct anno
quo supra
Este es el único documento conocido en que el conde Ermengol IV
de Urgcll tome el título de conde de Provenza ó provenzal, y lo toma
naturalmente como consorte de Adelaida. La copia encontrada en
el Sacre CafaJonie ant iqidtatis monumenta, del P. Pascual, fue saca-
da del arch.vo de la mensa episcopal de Urgell; pero, Mr. Baudon
de Mony en su obra Relations poUtiqíies des Comtes de Foix avec
la Catalogue, ha citado esta escritura, sin dar ningún detalle ni ad-
vertir siquiera el nuevo título condal que adoptaba Ermengol IV,
y la señala en el Cartoral de la Catedral de Urgell, volumen pri-
mero, núraer.) 504. El documento es por lo tanto, completamente iné-
dito.
Es raro que Mr. Baudon, ansioso de hallar textos del siglo xi refe ■
rentes á Andorra, no publicase, á lo menos en extracto, este curioso
documento del año 1083, por el que, el conde de Urgell cedía á la iglesia
urgellense el derecho sobre los mercados, que disfrutaba en aquel
vaUe. Quizás le causó la escritura referida la misma desconfianza que
hemos experimentado nosotros, y no solamente hay motivos para sos-
pechar interpolaciones, sino que la data nos parece equivocada. En el
año 1083 vivía aun el padre de Adelaida, Bertrán, conde de la alta
Provenza y el hermano de éste, Guifre II. No comprendemos como
Ermengol y Adelaida pudieron titularse condes de Provenza antes del
año lOrS en que murió Bertrán.
Sin embargo, la calidad y origen de la condesa Adelaida, esposa de
Ermengol IV, están comprobadas por medio del testamento de este
mismo conde de Urgell, escritura que, si bien ha desaparecido del Ar-
chivo de la Corona de Aragón, es indudable que existía aún en el si-
glo xvii, cuando Diago, Pujades y Monfar hicieron las investigacio-
nes para sus obras. Hay ciertamente discrepancias en algunos deta-
lles, en los extractos que de este testamento han dado dichos cronis-
tas;'pero, en lo esencial de resultar el conde de Urgell dueño y señor
de territorios, en Provenza. por razón de su segunda esposa, están en-
teramente conformes y esto es para nosot-ros lo importante.
Indicó Diago y lo aceptaron luego Pujades y Monfar, y con ellos los
modernos historiógrafos, que Ermengol IV murió en 1092, en Gerp,
cerca la ciudad de Balaguer, y que otorgó su último testamento dos
años antes, en 1090. En cuanto al punto de su muerte se prueba por
medio de un documento del Archivo de la Corona de Aragón de 15 de
las calendas de marzo del año 12 del rey Luis (1119), otorgado por su
nieto, Ermengol VI y que hemos ya extractado en nuestra obra Inves-
tigación histórica sobre el Vizcondado de Castellbó. Hace donación de
• la torre y alodio de Almazcor, en término de Linerola, «quod ab anti-
LA CASA CONDAL DE URGELL EN PROVENZA 39
qui teuipus avii de me ErmeníJ:au(lu.s comitum qui o])i¡t a Gerb fecit
dono in vita sua ad Amallo Dalrnau.»
Eli el precitado testamento, que Diago halló en el Archivo de la
Corona de Aragón, saco R, n " 70, legó Erinengol IV á su esposa Ada-
laidis la mitad de los caballos y vacas y varias alhajas y la otra mi-
tad á los monasterios de Gualter y Elins. Del resto de sus muebles legó
parte á la fábrica de la iglesia de Gualter y del puente de Segre y par-
te á los monasterios de Tabernoles, Sant Andreu, Sant Llorens y San.
ta Cecilia. A la Seu d' Urgell le legó una cantidad de dinero y los
ipsos meros de valle Annorra. Nombró herederos de todo su condado
de Urgell á su hijo citado y á su esposa Adalaidis, con la condición de
que si ésta deseara vivir en Urgell en buena amistad con aquel hijas-
tro, fuese señora del condado, pero que si Adalaidis quería volverse á
Provenza, «et vellet rediré ad Provinciam,» el joven Ermengol V, de-
bía redimir los señoríos de algunos caballeros, que el testador los te-
nía consignados por arras ó esponsalicio á dicha señora ó dar á ella
cinco mil mancusos de oro. En este último caso el joven conde queda-
ría señor absoluto de todo el (jondado ó sea de los castillos de Ager,
Tartareu, Pilzá, Purroy, Alós, Llordá y otros; de Andorra, Yossa y
Lavansa y los castros de Forés_, Cabra y Barbera, pero sin que pudiese
disponer de nada hasta alcanzar la edad de quince años. Dejó este
hijo bajo la custodia y cúratela de Bernat, obispo de Urgell, de Pons
vizconde de Gerona y señor de Ager y su hijo Garau y de Ramón, con-
de de Pallars, todos bajo la dirección del conde de Barcelona. Si este
último no aceptaba, desempeñaría la superior tutela el rey de
Aragón.
Si el joven Ermengol muriese sin descendencia legítima, todo el
condado pasaría al otro hijo, llamado Guillem, y si éste tampoco de-
jase sucesión, en tal caso heredería aquellos estados otro Guillem, her-
mano del testador y en su falta, Pedro, hijo del rey de Aragón y so-
brino de Ermengol IV.
Al citado Guillem, hijo del testador y de Adelaida, le legó todos
los señoríos y honores de Provenza «sicut terminantur a flumine Roda-
ni usque ad juga montis Genuse,» conforme sus antepasados lo habían
poseído, «ut habeat et teneat cum Comitissa Adaladis matre sua,» de
tal modo que durante su vida natural fuese señora de aquellos honores
sin dependencia Si Guillem muriese sin descendencia legítima, todo
lo de Provenza pasaría á la hermana de éste, Sanxa; y le dejó bajo la
custodia y tutela de su madre, de Rostan, obispo de Avinyó de Pere,
obispo de* Vaison, de R. de Agoult, E de Gravison, Deson de Sedes-
tra, Pere Amich y otros caballeros y encomendando la crianza del
niño, que podía tener, en el momento de otorgarse aqael testamento,
ocho ó nueve años, al conde Bertrán dé Arles y al conde Ramón de
Roda. Por último, legó á los dos hijos, Ermengol y Guillem juntamen-
te, las parias que percibía de los moros de España y les encargó que
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42 ). MIRET Y SANS
combatiesen siempre unidos oonti-ii éstos. Tafes son los principales de-
talles que ha dado el cronista Pujades del' perdido testamento de Er-
mengol IV de Ur-rell, Los dos condes que menciona, como encargados
del cuidado y protección del joven Guillem, el uno, Ramón de Roda,
es Ramón de Sant Gilíes, conde de Kodez ó de Rouerga, que lieredó
por los años de 1093 el condado de Tolosa de su herinano Gui-
llem IV (1); y el conde de Arles ó de la baja Provenza es Bertrán, hijo
de Guifre I y que murió sin descendencia en 1092, poco más ó menos^
dejando sus estados á su hermana Gerberga, aquella que fué andando
el tiempo, suegra del conde Ramón Berenguer de Barcelona En cuanto
á los dos obispos designados también por el testador para la tutela del
impúber, mientras Pujades indicó que fueron los de Avinyó y Vaison,
Diago nos señaló los de Vaison y Niza, y Papen, en su llistoire gene-
rale de Provence, dijo que Arquimbau, obispo de Niza, fué nombrado
por el conde de Urgell como uno de sus ejecutores testamentarios; pero
creemos que Papón no encontró de esto prueba alguna y no hizo sino
copiar á Diago .
Muerto h rmengol IV, en 1092, tenemos por cierto que su esposa
Adelaida volvió á Provenza con su hijo Guillem. El primogénito de
aquel conde, que fué Ermengol V, el de Mollerusa, gobernó algún tiem-
po el condado urgellense, pero pasó pronto á Castilla y allí contrajo
matrimonio con la hija de Pedro Ansurez, señor de Valladolid.
Hasta el año 1 103 no encontramos nada referente á la condesa
Adalais. En dicho año, Pedro^ obispo de Aix, otorgó la confirmación
de las posesiones y derechos del cabildo de dicha iglesia, y entre ellos
se encuentra un derecho señorial en la villa de Pertuis (departamento
délos Bajos Alpes), adquirido en otro tiempo de los condes Ermengol
y Adalaida: «Dedit etiam (el prelado) decimam dominicature Comitis
quam adquisiuerunt ab ipso comité Ermengau et Comitissa Adalaide
in castro Pertuso...» (2). De manera que por esta escritura se justifica
una vez más que la segunda esposa de Ermengol de Urgell era Ade-
laida de Provenza.
En 1110 figura Adelaida y su hijo Guillem de Urgell, en la escritu-
ra de concesión y confirmación á favor de la iglesia de Sisteron (de-
partamento de los Bajos Alpes) déla mitad del castillo de Lurs: «...Ego
Adalais comitissa Fulcheriensis et mater mea Adalais et filius meus
Vuilelmus marchio Provincie reddimus atque concedimus et conce-
dendo laudamus Sistaricensi ecclesie... medietatem illius castri quod
dicitur Lurs que a modernis vocata est comitalis... Facta carta ista in
mense ianuario regnante Carolo Teutonicorum imperatore filio Henrici
regis anno Dominice incarnationis MCX indictione octava Vuilelmus
(1; £n varios documentos de la Histoire de Languedoc ae titula R. comitem de Rute-
nis; Ralmnnlo Rutenensiam Comiti,
(2; Gallia chrietiana, vol I, documentos de la iglesia de Alx, n." 10
LA CA«!A CONDAL Dfi URGELL Elf PROVENGA 43
comes et mater ciiis Adalais comitissa, matcr Imius Adalaidis donalio-
nem conscribi fecerunt, cum manu propria linnatam. Adalais Comitis-
sa mater huius Adalaidis donat et firmat» (1).
Esta es la primera vez que Adelaida tomó el título de condesa de
Forcalquer (población del departamento de los Bajos Alpes) y su hijo
el de marqués de Provenza, y en ello existe el indicio de haber ocurri-
do al-'ún cambio en la situación política do la alta Provenza, ó Pro-
venza occidental, según denominación usada por algunos autores.
Mr. Valere Martin (2) opina que por los años de 11 10 el conde de To-
losa arrojó á dicha Adelaida de la ciudad de Avinyó, donde se había
establecido al regresar de Cataluña y donde había fijado el centro de
su gobierno, y que se refugió en su castillo y lugar de Forcalquer, en
cuyo punto residió hasta el momento en que los condes de Barcelona
y de Tolosa celebraron el tratado de repartición de territorios en 112o.
Vaissette, en Ilistoire de Languedoc, nada dice del ataque de Avinyó
por el conde de Tolosa en lilO, como tampoco Papón en Ilistoire de
Provcizcs *
Es de observar que el padre de la condesa de ürgell Bertrán II, se
titulaba conde de Avinyó, y no de Forcalquer, y que aquella, en 1102
se titulaba, según Rufíi (3), condesa de Provenza, en 1110 condesa de
Forcalquer y en 1129. condesa de Avinyó y Forcalquer, mientras que
su primo Bertrán de Arles se titulaba conde de Provenza ó de toda la
Provenza, como indicando cierta superioridad sobre la familia que go-
bernaba en Avinyó y Forcalquer.
Bertrán de Aries murió sin hijos y heredó sus estados su hermana
Gerberga, la que los cedió en 1112 á su hija Dol^a, al contraer matri-
monio con el conde de Barcelona, y un año después Dül(?a los dio á su
esposo Desde entonces, hasta 1125, gobernaron la Provenza dos fami-
lias catalanas, la occidental ó alta Provenza. la casa de Urgell. la
oriental ó baja la casa de Barcelona. Según Vaissette, el conde de To-
losa ejercía también parte del gobierno en esta región última, en vir-
tud de los derechos heredados de Erna, hija de Rotbau y que caso con
Guillem Tallaferro, conde de Tolosa en la primera mitad del siglo xi.
Es lo cierto que Alfonso Jordán, conde de Tolosa. al ser arrojado
de su capital en 1114 por Guillem, duque de Aquitania, se refugió en
sus tierras de Provenza y no tardó en tener diferencias acerca de estas
con el conde de Barcelona. En 1119 ó 1120 los tolosanos se rebelaron
contra el usurpador y restablecieron la domin,ación de su legitimo con-
de, el mencionado Alfonso. Entonces, el duque de Aquitania deseó re-
cobrar la ciudad de Tolosa y al efecto se alió con el conde de Barcelo-
(1) De rehuigesHs Kpiscoporum Siataricensium, por 1. Colnmbí, Lyon, 1668.
(2) Repertoíre des travaur de la Societé de Statistique de Marseille, vol. 25. ano l^i
(8) Dism-tation sur V origine des com'es de Venaissin et de Forcalqmer, por L. A. de
Ruffi, MarsellH, 1712
/^
44 J. MIRET Y SANS
na, enemistado por asuntos de Provenza, con el conde de Tolosa. Este
último, para contrarrestar el golpe, i)actó alianza con el vizconde de
Carcassuna y los barones del país se dividieron entre ambos partidos.
Después de más de un ano de hostilidades, el conde de Tolosa (lue-
dó sitiado en la villa de Orange, cerca del liódano, por el conde de
Barcelona y varios partidarios del duque de Aquitania, conde de Poi-
tiers; la lucha fué dura y larga y al fin, bien entrado el año 1123, los to-
losanos, que acudieron en socorro de su señor legítimo, lograron li-
bertarle y conducirle á la capital de sus estados. En el partido del
conde de Tolosa figuraba Ramón de Baus, cuñado del conde de Bar-
celona y quejoso del reparto de bienes de la común suegra, Gerberga
de Provenza. La guerra continuó aun en 1124, ayudado el de Barcelo-
na por su hermano uterino Aymerich, señor de Narbona. Por fin, can-
sados de pelear y de cubrir de ruinas y de miseria la hermosa tierra
de Provenza, se avistaron los condes de B¿i.rcelona y de Tolosa en un
lugar de aquel país, en septiembre de 1125, y convinieron el reparto
equitativo del antiguo condado de Provenza, En virtud de este trata-
do quedó aquel país dividido en tres partes ó estados distintos é inde-
pendientes entre sí: 1.", la parte del conde de Barcelona, consistente
en la mitad de la ciudad de Avinyó y de los castillos del Pont de Sor-
gas, Camont y Tor y todo el territorio desde el origen del río Duran^a,
por su curso hasta el Ródano y el mar» y que fué llamada condado de
Arles ó de Provenza-^ 2.°, la parte del conde de Tolosa, formada por la
otra mitad de Avinyó y de los citados castillos del Pont de Sorgas,
Camont y Tor, por todo el castillo de Bellcaire y la tierra de Argence,
el castillo de Valabregas del Ródano y el territorio entre los ríos Isére
y Duranpa, porción que recibió el nombre de marquesado de Provenza-^
y 3.**, la parte del conde de Forcalqucr, compuesta de los territorios
de las diócesis de Apt y Sisteron y porciones de las de Gap y Embrun,
y según opina Vaissette, se aumentó luego esta parte con la mitad de
la ciudad de Avinyó que había correspondido al conde de Barcelona
en el reparto y que ya en anteriores tiempos había pertenecido á la
casa condal de Forcalquer.
El condado de Forcalquer, como el de Arles y el marquesado de
Provenza, fueron pues, estados independientes, si bien debe advertir-
se que subsistía en forma nominal, sin eficacia alguna, la antigua y
alta sobeíanía del Emperador de Alemania, rey de Borgoña y Pro-
venza.
Volviendo ahora á la condesa Adelaida y á su hijo Guillem de Ur-
gell, debemos mencionar las cuestiones que tuvieron con el monaste-
rio de Montmajor, sobre la posesión de algunos bienes. El abad aun
cuando no tenía jurisdicción sobre Guillem, le excomulgó, y éste, te-
meroso de las consecuencias del anatema, presentóse á Calixto 11, en
la ciudad de Viena del Delfinado, en el año 1119, á solicitar la absolu-
ción. En 1129 encontramos á la madre y al hijo en la villa de Manos-
LA CASA CONDAL DE URT.ELL EX PROVENZA JÓ
ca, Otorgando á la orden militar de San Juan de Jerusalera la excep-
ción de todo tributo por sus buques que naveg;iban por el río Duran -
(ja: «Igitur ego Adalax comitissa et filius raeus Wilelnms comes For-
calquerii pariter donauimus Deo et Sánete Hospitali Jherusalem que
descendunt uel descensure sunt per Durenciam in Sestirone .. Facta est
carta ista in Manuasca, anno ab Incarnatione Domini MCXXVIllI» (J)
Guillem de UrgoU murió en el mes de octubre del mismo año 1129.
dejando de su esposa Garsenda de Albon dos hijos, Bertrán y Guifre.
La condesa Adelaida que siempre se había reservado derechos é in-
tervención en el gobierno del condado, hizo cesión, al momento de
morir su hijo, de dichos derechos á favor de los mencionados nietos.
He aquí el acta de la cesión: «...Igituí' ego Adalax Avennicensis atque
Forcalcheriensis comitissa, dono, concedo et laudo filiis filii mei Wi-
lelmi comitis, Bertranno atque Guigoni nepotibus meis. omnem meum
honorem, totiusque Prouincie potestatem, atque dominium, ubicum-
que mei iuris est, retento mihi tantura usufructu de meis dominicatu-
ris, ad victum et vestitum meum quando vixero .. Facta est autem
hec donatio in Avennlca civitate, post mortem Willelmi comitis mense
octobris. quo ipse mortuus est, in presentía Langerii eiusdem eivitatis
episcopi et Bernardi Andusie aliorumque raultorum testium, quorum
nomina subscribuntur, anno Dominice incarnationis MCXXIX^ indic-
tione VI». (2). Es de observar en esta escritura que Adelaida toma el
doble título de condesa de Avinyó y Forcalquer y que fué otorgada en
la misma ciudad de Avinyó, cosa que parece confirmar la opinión de
Vaissette, antes indicada, ó sea que, el conde de Barcelona, después
del convenio de 11-25, entregó á la condesa de Forcalquer la mitad de
la mencionada ciudad, que le tocó en el reparto, no tanto por haber
sido Adelaida y su hijo Guillem partidarios de la casa de Barcelona y
enemigos de la de Tolosa, como por respeto al antiguo y firme derecho
que sobre Avinyó tenía la casa de l'rgell, heredera de Bertrán II y
Guirre lí.
Xo sabemos en que se funda Mr. Valere Martín para asegurar que
á (iuillem de Urgell le sucedió en el condado de Forcalquer su herma
no Bertrán (b) pues en tal caso éste debió ser otro hijo de Ermen-
gol IV. conde de Urgell y de Adelaida, y en documento ni autor algu-
no hemos observado la menor indicación en favor de esta opinión. Por
otra parte, el acta de renuncia y dimisión de derechos de Adelaida,
que acabamos de reproducir, expresa terminantemente que cede todos
sus honores y gobierno de Provenza á sus dos nietos, hijos de su di-
funto hijo (iuillem.
Creemos, por lo tanto, que desde 1129, el condado de Forcalquer
(1) Archivo comunal de Arles, serie G G. pablioado por Delaville le Rou'r.
(2) Gallia Oh ist'ana, vol. I. docamentos de la iglesia de Avinyó; Parí*, 1715
'3) Repertoire dea travaux de la Societé de Stattatique de MarscHU, aúo 1863
4Ó |. MIRET Y SANS
perteneció á los dos hcrniauos Bertrán y Guifre de Ur^^ell. En 1143
confirmaron A la orden del Hospital de Jernsalem todas las adquisicio-
nes hechas en sus estados, y el documento empieza así: «...cjuod e^o
Bertrannus comes et ego Guigo Comes et comitissa mater nostra {Gar-
senda de Albon) donamus, laudaraus et concedimus...» (1). Y el ano
siguiente los mismos hermanos, juntamente con su abuela Adelaida y
su madre Garsenda, otorgaron esta donación á los Templarios: «No-
tum sit ómnibus, quod ego Comitissa Adalais et ego Comitissa Garcen
nis et ego Bertrandus et uxor mea nomine Jauceranna et ego Gulgo
comités Forcalquerienses damus et in perpetuum concedimus Templo
Domini quod est in Jerusalem... quoddam castiura scilicet Leporia-
nura {hoy es el lugar de La Brillane, según Bouclie) cura ómnibus suis
pertinentiis... Facta est presentís scripti pagina anno ab Incarnatione
Verbi Dei MCXLIIII, indictione octava, regnante Imperatore Col-
raso» (2).
Según Bouche, por los años de 1144 murió á muy avanzada edad,
la condesa Adelaida, viuda del conde Ermengol de Urgell; y según
Papón, en 1146, poco más ó menos murió Guifre, el citado nieto de
aquella señora, instituyendo herederos á los sobrinos^ hijos de su her-
mano Bertrán, que había muerto anteriormente, y de la esposa de este
último^ llamada Jauserauda ó Jaucerana. A ser cierto lo afirmado por
el acreditado historiador Papón, en menos de dos años, entre 1144 y
1146, murieron Adelaida y sus dos nietos. Pero es un error, ya comba-
tido por varios autores modernos y entre ellos por el abate Feraud en
su Historia de Manosque (Digne; 1848), quien demuestra que Guifre
hizo la donación de la villa de Manosea á la orden del Hospital de Je-
rusalem en 1149 y que su hermano Bertrán, conde de Forcalquer y la
mujer de este vivían aún en 1150, en cuyo año nació su tercer hijo,
llamado Guillem,
Tanto Papón como Feraud dicen que- Bertrán fué el verdadero
conde de Forcalquer^ sucesor de su padre y de su abuela Adelaida, y
que Guifre, su hermano, aunque usó el título de conde, en sentido
honorífico puramente, no heredó más que un patrimonio ó heredamien-
to consistente en la villa de Manosea, el lugar de Pertuis y otras
tierras.
El acta de donación de Manosea á los Hospitalarios, que Papón
califica de testamento de Guifre de Urgell, dice: «Id circo ego in Dei
nomine Guigo Forcalqueriensis comes... dono Deo et hospitali ih'^roso-
limitano et pauperibus inperpetuum Manuascam. . et meipsum eidem
hospitali et pauperibus in perpetuum ad serviendum centrado. Reli-
(1) Archivo departamental de Marsella, documentos de la orden do Malta, serie
H 382.
(¿) Joannis Columbi Manaascensis a Societate Jesu, Quillelmus ianior Forcalquerii
Comes, Lagduni, 1662, pág 6
LA CAS \ CONDAL DE URGELL EN PROVEXZA 47
quca bona mea ubicumijue sint, filiis fratris mei relinquo .. Sciendum
tamen est, quod ¡n eis OTimibus (lue filiis fratris mei relinquo, matreni
nieam dum vixerit usum fructam habere voló. .» La data es del 3 de
las calendas de junio del año 1149 de la encarnación, «in presentía
Dora. Petri Sistaricensis episcopi... preterea isti homines testes
existunt Garsendis comitissa mater ipsius comitis, B Raymbaldi,
II. Boso.. »
Este documento prueba pues, que Guifre era hijo de la condesa
Garsenda y de Guillem de Urgell; y por otras escrituras se sabe (lue
Bertrán, conde de Forcalquer, no quiso tiempo después reconocer
validez á la donación que su hermano había otorgado á los Hospitala-
rios, y se apoderó de la villa de Manosea violentamente. Mientras el
legado pontificio procuraba acordar una transacción, el conde Bertrán
murió (en 1150) dejando á su madre Garsenda de Albon, la tutela de
sus tres hijos, Guillem, Bertrán y otro Guillem, sin hacer mención
de su esposa Jausseranda. Papón cree que el conde Bertrán y Jausse-
randa no tuvieron más que dos hijcs, Guillem y Bertrán y una hija,
Alix, que contrajo matrimonio con Garau Amich de Sabrán; pero, el
abate Feraud y Mr. Valere Martín afirman que hubo un tercer hijo
varón, llamado también Guillem como el primogénito.
Es muy difícil aclarar esta cuestión y por lo tanto vamos á presen-
tar los datos referentes á estos señores de Forcalquer sin asegurar si
son dos ó tres personas distintas, y si de los tres uno solo, Guillem, fué
en realidad el conde con autoridad total sobre el condado.
En primer lugar aparece la cuestión'de Guillem con el Emperador
Federico II. Parece que por los años de 1160, el primero se negó á
prestar homenaje al último, grave falta en momentos en que Federi-
co en lucha empeñada con el Papa, concedía grande importancia á las
pruebas de fidelidad de los señores provenzales y al restablecimiento
de la supremacía imperial en el Sud Este de la Galia Por creerse in-
dependiente y libre de aquella antigua y casi abandonada soberanía,
el conde Guillem vióse perseguido y despojado. Federico II, que de-
seaba lograr la amistad del conde de Barcelona y del sobrino, conde
de la baja Provenza^ para quitar auxilios al Papa aceptó de buen
grado las negociaciones y se firmó el convenio de 1162, por el que el
Emperador revocó la infeudación de la Pro venza que había anterior-
mente conferido á l'go de Baus, enemigo de la casa de Barcelona, con-
cedió dicha enfeudación á Ramón Berenguer y además le dio el alto
señorío sobre el condado de Forcalquer (1) A pesar de esto, Guillem
de Urgell se lesistió á reconocer por señor á Ramón Berenguer. conde
de Provenza, y éste, por miedo al conde de Tolosa, no se atrevió á
invadir el condado de Forcalquer. En 1166 murió el mencionado conde
(1) Vóase nuestro libro Loa Vescomtes de Bás en la illa de Sardenya, B»rceIon«, 1901,
p&g 57.
4S J, MIKET Y SANS
de la baja Provenza, y entonces AU'onso, rey de Aragón y conde de
Barcelona, adquirió este territorio. Tanto Alfonso, como su hermano,
A quién concedió, en 1168, la Provenza, eran poco simpáticos á la po-
lítica del Emperador y poco propicios á aceptar su alto señorío. Así
fué, como cayó en el olvido el tratado del año 1162 de que hemos
hablado, y Federico II, ansioso de tomar medidas hostiles contra los
provenzales y su conde, reconoció oficialmente la cualidad de vasallo
inmediato del Imperio al conde de Forcalquer, cuando se le presentó
Guillem II de Urgell, en 1174, en Roveredo, suplicando la derogación
de la concesión del señorío de Forcalquer, hecha en 1162 á favor del
conde de Provenza. Esta derogación no pudo, naturalmente, ser del
agrado del rey de Aragón (1).
En este año el rey Alfonso estaba en guerra con el conde Kamón
de Tolosa y por iniciativa del rey de Inglaterra se celebró una corte
plenaria en Bellcaire, para tratar de la manera más segura de resta-
blecer la paz A aquella fiesta espléndida acudieron muchísimos seño-
res provenzales y entre los regalos ofrecidos figuraba, según se dice
en el Cronicón de Gaufridus prior Vosiensis, una coi'ona de valor
cuarenta mil sueldos, enviada por la condesa de L^rgell. Esta familia
recordaba sin duda que una de sus ramas había sido transplantada á
la alta Provenza casi un siglo antes de la fecha de la referida
asamblea.
El año siguiente (1175), Guillem de Urgell, conde de Forcalquer,
encontrándose en Sisteron, otorgó donación á favor de los Kospitala-
ríos de Jerusalem, de los derechos que tenía en un molino de Manos-
ea; y en 1180, estaba en Aix cuando, á ruego del legado del Papa,
confirmó la donación de la villa de Manosea que su tío Guifre había
otorgado á favor de los referidos religiosos (2). En un documento del
año 1191 se vé bien que el actual conde era el hijo de Bertrán y Jaus-
seranda, pues empieza así: «ego Guillelmus Dei gratia Comes Forcal-
querii filius quondam bone memorie domini comitis Bertrandi et dom-
ne comitisse Jausserande, confiteor tibi patri et domino Rostagno
Lurensis monasterii abbati et recognosco quod in tempere adolescentie
mee cum essem cum comitissa Garsenda avia, domina et tutrice
mea...» (3).
(1) El abate Feraud, en la Histoire de Jlanosque, sostiene que este conde de Forcal-
quer, emancipado por el Emperador del vasalla] a del rey de Aragón, era el tercer hij i
de Bertrán y Jau-seranda, pues el primero, llamado como el tercero, Guillem, había
fallecido sin hijos muchos años antes, y el segundo génito, de nombre Bertrán, como
el padre, murió tambiÓQ sia descendencia, en 116S, cuando se disponía á marchar á
Palestina, dejando el condado de Forcalquer á su citado hermano llamado Guillem
el Joven, por Oolumbi, Feraud y otros ^historiadores. Papón cree por el contrario que
este Bertrán regresó de Palestina y vivió hasta 1207, sin haber^ido nuaca conde en
propiedad.
(2) Archivo departamental de Marsella, serie H. 627.
(3j G.illia Chrislixuia, v j1 I. ¡Qstrumentos de la iglesia de Sisterón, n.° 6.
LA CASA COND.^L DE TRCEÍ L EX P.COVENZA 49
En la Ilisloire genérale de Langiiedoc ha sido publicado el tratado
de amistad y reconocimiento recíproco de derechos celebrado en 1195
por este conde de Forcalquer y el conde de Tolosa, para anubir el lla-
mamiento mutuo que en lir,8 se hicieron ambos señores á la sucesión
uno del otro^ si morían sin posteridad masculina.
En 1202 comenzó una guerra entre Alfonso, conde de Provenza y
ÍTuillem de l'r^'ell, el Joven conde de Forcalc|uer, por razón del des-
contento de éste, que acababa de dar su nieta (¡arsenda por esposa al
piiraero, hermano de Pedro, el Católico, rey de Ai'agón.
En 1208, «(iuiilelmus dei gratia comes Forcalquerii filius domini
comitis Bertraudi et domine comitisse Jaucerande» cedió á los Hospi-
talarios ciertos derechos en la villa de Manosea y castillo de Totas
Auras (1); otorgó testamento en la citada villa el 4 de febrero de 1200
y murió el día 7 de octubre del mismo año, dejando una sola hija,
Garsenda, casada desde mucho tiempo atrás con Reiné de Sabrán. En
Guilleni^ el Joven, se extinguió, pues, la línea directa masculina de la
casa de Urgell en el condado de Forcakiuer.
Este condado pasó á la casa de Sabrán. Reiné y Garsenda tenían
dos hijas, la más joven, Beatriz^ casó con el Delfín del Vienes y la
mayor, llamada Garsenda como su madre, estaba casada desde 1193
con Alfonso de Aragón, conde de Provenza, hijo de Alfonso el Casto,
rey de Aragón y hermano de Pedro el Católico. Papón dice que Gui-
llem el Joven, ya había dado en vida el condado de Forcalquer á su
nieta Garsenda y al marido de ésta, Alfonso, reservándose solamente
el usufructo. Así quedó este condado unido al de Provenza, después de
haber estado separado durante más de un siglo y medio.
Alfonso, conde de Provenza y Forcalquer, disfrutó poco tiem])o de
esta reunión de estados, pues murió un mes después que Guillem de
Urgell, en 12C9, dejando un hijo, Ramón Berenguer y una hija, lla-
mada (como su madre y su abuela) Garsenda.
Garsenda de Aragón-Forcalquer, hija de Alfonso, contrajo matri-
monio en 1223, con Guillem de IMontcada, vizconde de Bearn, 8u
madre, Garsenda de Sabrán (viuda de Alfonso) célebre por sus amores
con el trovador Elias de Bai'jols, gobernó la Provenza y Forcalquer
durante la menor edad de Ramón Berenguer, que fué el último conde
de Provenza de la casa de Barcelona (2). Beatriz, hija y heredera de
Ramón Berenguer, aportó el condado provenzal á la casa de Anjou, á
(1) Arohiro oomanal de Arles, serie QQ
(2) Véase nuestra Memoria: La Casa de Monteada en el Vizcondado de Beartí, eo el
Bolelin de esta Academia, vol. I. pág 2'jO.
Guillóm de Sabrán, hijo de Guerau Amich y de Alix de Forcalquer, fué pretendiente
al condado de Forcalquer, como sobriuo de GuiUem el Joven, en 1¿10¡ y diez años dei-
puÓB Ramóri EHren^ner, conde do l'rnveuza y heredero legitimo del condad) de For-
calquer, Armó UQ conveuio para acabar las cuestiones, cedióudole ulj^unos territorios
y el uso del titulo más h"norifico que efectivo, de conde de Forcal juer. Ebte titulo lo
transmitió Guillem á sus descendientes.
1903.-4
50 F. DH BOFARULL Y SANS
causa de su inatriinonio con Cíh-los de Aiijou, hennano del rey San
l^uis.
Los actos políticos de nue «lucda recuerdo, debidos A los condes de
Forcalquer de la l'aniilia de Urü^ell, permiten alirniar tiue conservaron
siempre los rasgos típicos de su raza. Fueron nobles y liberales y i)ro-
curarou aumentar en todas ocasiones el bienestar de sus vasallos, con
disposiciones de tendencia nu'is democrática (lue las dictadas por otros
señores de la época. Bastará citar la confirmación de la independencia
municipal de Avinyó, que efectuaron y respetaron tanto el hijo de
ErmenfTol IV de Urgell, el primer conde Guillem, como el último
conde, Guillem el Joven; y sobre todo, la defensa que hicieron de la
población de Manosea contra las miras ambiciosas de los caballeros
Hospitalarios á los que pusieron extraordinarias restricciones en su
señorío. Entre las libertades y franquicias concedidas á Manosea por
Guillem el Joven, había dos dignas de mención especial; el privilegio
de que el juez establecido por los Hospitalarios, para administrar jus-
ticia en su nombre^ no podía dictar sentencia ni aplicar pena alguna á
los delincuentes vecinos de la universidad citada, sin el previo acuer-
do y consentimiento de los prohombres-, y la facultad de los cónsules
de aquella comunidad para censurar al Señor (la orden Hospitalaria)
y á sus jueces si faltaban á sus deberes, declarando nulas sus disposi-
ciones y ordenanzas. Por estas facultades eran los cónsules por lo
menos, los iguales del Señor y á veces eran sus jueces. Así supieron
aquellos condes de estirpe catalana, mantener en la alta Provenza, á
la vista de los Alpes, con su cooperación al desarrollo de la vida libre
municipal, la fama que tenían los hijos de Cataluña, entre todos los
pueblos meridionales, de poseer un espíritu profundamente demo-
crático.
Joaquín Miket y Saks.
DEL TIEMPO DE BONIFACIO YIII
D. Enrique Finke
Consta en los anales del Archivo de la Corona de Aragón el nom-
bre del profesor D. Enrique Finke, como el investigador más asiduo
en los estudios históricos en el transcurso de estos años y como uno de
los primeros historiadores, que ha dedicado su claro talento al estudio
de las relaciones de la Iglesia y la política europea, en especial del
reino de Aragón en la época medioeval.
En 1896 publicó su erudito trabajo sobre el Concilio de Constanza,
comenzando su obra con los datos referentes á los preliminares y pre-
DEr. TIEMPO DE BONIFACIO VIH 51
parativos, comprendidos en los afios de 1410-14. liccientcmente, debi-
do ;'i su ¡nfali^.iblo labor lia i>ubl¡cndo la obra titulada «II. Finke aus
dí'ii Ta^'en Boiiifaz Vil!. Muenster IX, 2'JG y CCXXIII p. 12 n. Ih' los
días de Honi fació VIII.d Esta obra fnó insj>ii'ada por el hallaziro que
hizo el autor hace dos años en el Archivo de la Corona de Aragón, al
examinar los documentos sin fecha de varios reinados, entie cuyas
cartas se custodian tros preciosos documentos pertenecientes al ponti-
ficado del papa Bonifacio Vlll. Auxiliado por mí y de acuerdo ambos
procedimos al estudio de la innumerable colección de cartas del reina
do de Jaime II, en donde se hallaron numerosos vestigios de varias
relaciones escritas, en la Curia Romana y remitidas á la Corte del rey
de Aragón, en aquel tiempo continuó y extendió las investigaciones
en los Archivos de Roma, París, Monaco y Vicna, pudiendo así redon
dear todo el período de su estudio político eclesiástico.
La obra de Finke contiene en la segunda parte todos los datos sacados
de estos hallazgos, á más de los documentos españoles (de 1294-1316),
una defensa muy importante á favor del papa Bonifacio, dedicada al so-
brino del papa y diversos escritos del médico Arnaldo de Vilanova,
conocidos eon menor extensión en la notable obra de D. Marcelino
Menéndez y Pelayo, sobre los heterodoxos españoles. La primera
parte, ofrece investigaciones profundas referentes á la vida y tiempo
del poderoso Bonifacio VIII, fundadas todas en documentos inéditos.
Apoyado con estas piezas, demuestra el autor la falsedad de la longa-
nimidad de la vida del papa Bonifacio, que murió á los setenta años,
y por un documento que descubrió en la Biblioteca de Soest ("West-
falia) se viene en conocimiento de que el cardenal Gaétani (después
Bonifacio VIII) figuró en el Concilio de París en 1290 y asistió á las
controversias entre los clérigos regulares y seculares, y cuenta que el
entonces cardenal apostrofó á los catedráticos inobedientes y á los
monjes combatientes con estas palabras: Scire debent (magistri Pari-
sienses) pro certo, quod Curia Romana non habet pedes plúmeos set
plúmbeos vos magistri Parisienses stultam fecistis et facitis doctri-
nam sciencie vestre turbantes orbcm terrarum, quod nullo modo face-
retis, si sciretis statum universalis ecclesie. Los demás documentos tra-
tan de la situación de Gaetani de la elección del eremita Celestino V,
sobre la elección del mismo Bonifacio y sobre los escritos publicados
entonces contra su persona, demostrando que la i^rofessio fidei Boni fá-
cil VIII, más que del papa fué inspiración del ministro francés Noga-
ret. Hace una reseña de los personajes del Sacro Colegio, de los pocos
amigos y los muchos y enconados enemigos como los Colonna, Johan-
nes Monachi, etc.; sobre la Bula Unam sanctam, y á propósito do
esto, da á conocer el documento importantísimo que demuestra su ori-
gen y otras noticias. En el proceso contra la'memoria de Bonifacio VIH
de Felipe el Hermoso presenta testigos numerosos procedentes de
Italia_, testigos todos comprados por los enemigos del difunto papa y
52 J. CODINA Y FORMOSA, rRRO.
SUS declaraciones son todas basadas sobre lo mismo. Las acusaciones
iiKls írra ves confia la moralidad del papa, quedan casi desvanecidas
por el profesor Finke, qu»^ ai'iade que el papa tuvo la desgracia de te-
ner consijío hombres perversos que. muerto aquél, fueron los peores
acusadores con el fin de lucrar, esto unido ó, la impopularidad de Bo-
nifacio que el autor atribuye á la dureza de su car/icter y al desprecio
notorio á sus contemporáneos; consideraba A todos los hombres como
instrumentos para su servicio y honra; su arrogancia era hija de la ilu-
sión sobre su posición política; intitulaba ribaldi tanto A los monjes como
al rey Carlos II de Sicilia. En los últimos años de pontificado parece
haber perdido la inteligencia en las cosas de la vida política.
Del trabajo ímprobo del profesor D. Enrique Finke, resultan dos
hechos de gran interés y de suma novedad, el primero sobre la elec-
ción del primer papa aviñonés Clemente V., Villani y otros cronistas
han narrado hechos conocidos sobre el coloquio ó entrevista secreta
del Arzobispo de Burdeos con Felipe el Hermoso y las promesas del
candidato papal, Finke demuestra que el Napoleón Orsini cardenal
celebérrimo de aquel tiempo^ engañó á los cardenales de Bonifacio y
en especial al cardenal Hispano; Napoleón, según Finke, fué el que
dirigió el asunto á ciencia ó no del rey de Francia. El otro resultado
positivo de las investigaciones, es la narración y estudio que hace, re-
ferente al papel importante que Arnaldo de Vilanova representó en la
corte de Bonifacio VIII, corrobora Finke el origen valenciano del fa-
moso médico y demuestra que Arnaldo fué á Roma á fin de lograr
ayuda contra los teólogos de París á quienes combatía, y prueba'por
último que fué el principal médico del papa, prometiendo publicar un
trabajo exprofeso sobre la vida de Arnaldo de Vilanova.
El profesor de ^a Universidad de Freiburg (Badén) D. Enrique Fin
ke, dedica la obra á mi persona como jefe del Archivo de la Corona de
Aragón en Barcelona, consignando en el prólogo la importancia y ri-
queza del Archivo que coloca A la altura de los primeros de Europa.
Como jefe de este centro docente agradezco su fina dedicatoria, á
la que correspondo con esta breve reseña.
Francisco de Bofarull y Sans.
LIBRE DELS ENSENYAMENTS DE BONA PARLElílA
DE Mestre Brunet Latí
>^^>-
(Co n tinuación)
Confermament es la hon lo parlador mostra ses rahons, e assigne
tots los arguments que pot aprouar sa intencio, e acrexer fe ho creenea
a sos dits.
LIBRE "dELS ENSEWAMEMS DE BüNA PARLERÍA 53
Bcsfennament es con lo parlador inosíra sos l)oiis ti) ar<íuinents e
scs bones ralions (contraríes) qui afcblexcn c aminuen e destruen lo
confermanient de son aduersari.
Conclusio es la derrcra partida e conchisio (2) del conipto.
Aqüestes son les VI. parts del compto se.ííons la sentencia do TuUi.
Ara fa bon dir de les parts quells dictadors dien, e primerament de
saluts.
Capítulo XVI.— 7;e les V. parts de letres missives (3).
Saluts ó salutació (4) es lo comensament de la letra qui nomena
aquells qui trameten e aquells qui reben, e lo esser e la di<^nitat de
cascuu (5), e la volentat del cor que aquell que enuia te (6) enuers
aíjuell qui rceb, 90 es a dir que si ell es son amich cU li tramets saluts
e altrcs bons mots (7) qui aytal valen o plus. E si ell no es son amich,
ell sen calla e li tramet altre mot cubert o descubert de mal. E si ell es
maior, ell li tranict páranles de reuerencia. Atressi deu tramctre a
sompar (8; e ais menors yo qui es couinent a cascu en tal manera que
noy haia vici del plus ne de falta de menys. E sapiatsquel nom daqucll
qui es maior e en pus altes digiiitats deu tots temps esser primer, si
donchs no es per cortesia o per humilitat o altres coses semblants.
Del prolech e del fet e de la lur fortalesa ha dit lo ]\restre assi da-
munt la signiñcanya, e per 90 non dirá ell ara plus (jue dit ha, car los
dictadors sen acorden be ab la sentencia de Tnlli.
Mas de la demanda diu lo Mostré que es aquella part en la qual la
letra o lo míssatge demana lo fet daoo que ell vol, en preguant o en
manant ho manassant ho consellant ho en altra manera, de la cosa a la
qual ell enter a tirar lo cor daquell a qui ell enuia.
E con lo dictador ha finida sa demanda e mostrat son confcrmament
e son desfermament, ell fa la conclusio, 90 es la fl de sos dits en que ell
conclou la summa de son compta en qual manera es e qucn pot auenir.
Capítulo XVll.—JJel Consellament del prolech segons la diuersitat
de les maneres (9j.
Per 90 car lo prolech es senyor e princep de tot lo compte, segons
que Tullius prona en son libre, es ben couinent cosa que sobre a90 do
(1) Loe fora argamens.
(2) C'07icl,is¿n es ana variante. ChabaíUe: conflrmalions.
(3) Des V. parties dea Lettres Gscrites que on onvoio as antres gens.
(4) Haluz est...
(6> Se refiere á las fórmulas antiguas, como: M. T. Cicero P. I.ent.flo Procons. $alutm
dat.
(6) En el MS. falta ^ .
(7) Autres douls moz
'81 Es decir: son par, sa igual
9) Des enseignements don Prologue selonc la diversite des matinres. Otros codiceii
manieres.
54 J. COPINA Y FORMOSA, rRRO.
(1) lo Mestvc son cnscnyanicnt, del qual Tullius diu que prolech es un
dit qui conquer vertadernniont lo coratgc de aquell a qui tu parles a
hoir c;o que tu dirás.
E a^o pot csser en tres mañeros, o en gnaiiyant sa ben volen^a, o
per donar li voluntat de hoir, ho voluntat de salx^r tots dits.
Per que lo dicli que con tu vols be fer ton prolech coniein-a tot pri-
merament a considerar ta materia e a conexer la natura del fot e sa
materia (2). Fe donchs leximpli daquell qui vol fer casa. Car ell no
corra pas a la obra cuytosament, ans la mesura primcrament ab la
linya de son cor, e compren en sa memoria tot lordonament c la figura
de la casa E tu guarda que ta linga no sie corrent a parlar, ne la ma
al scriure, ne comans pas la una ne a laltra (:í) a cors de fortuna, mas
ton seny tengua en sa ma loffici de cascuna en tal manera que la ma-
teria sie longament en la balanza de ton cor, e dins ella pienga lorde
de saiiiesa (4) e de sa fi, car en 90 quells affers del segle son diuerses
te cone parlar diuersament e cascuna segons sa materia.
Tullius diu que tots dits son en V. raaneres, o ells son honests, o
contraris, o vils, o duptos, o scurs. E per 90 pensa que tu deus daltra-
ment comensar e seguir ton compte axi en la un con en laltre, e daltra-
ment conquer la ben volen9a en la un que en laltre.
E sapiats que Jwnest es 90 que mantinent plau a aquclls qui o ente-
nen sens tot (5) prolech e sens nuil hornament de páranles
Contrari es co que mantinent desplau per sa malicia.
Vil es 90 qui aquell qui deu hoir no enten guayre per viltat e per
la poquesa de la cosa.
Duptos es en dues maneres, o per 90 que hom dupte de sa senten-
cia, o per 90 con es duna part honest e daltra part deshonest, en tal
manera que engendra ben volen9a o mal volen9a.
Escur es 90 que aquells qui ho deu hoir no ho pot entendra leuge-
rament o per 90 car ell no es ben saui, o car ell es treballat, o per 90
que tos dits son tan scurs e tan cuberts o enbolcats que ell nols pot be
conexer.
Capítulo XVIII. —^ssí diu de dues maneres de prolech, una cnherta
e altra descuherta.
Per la diuersitat deis dits e de les coses son los prolechs atressi di-
uerses. E sobre a90 diu Tullius que tots prolechs son en dues maneres,
90 es un qui es appe.lat comensament, e un altre que es appellat cu-
berta.
(1) Es corrección; decía doíi.
(2) Et sa maniere.
(3) Ne corcmence pas Tune ne Tautre.
(4) Es corrflcción, probablemente de .< a r/n (sa voie).
(^5) Tot es corrección atinad» de ton.
NüTieíAS ^^
E comensament es (?o qui apertamont c ab pociues páranles conquor
la ben volenra daquells qui lioir (Icuen.
Juan H. C«>dina y Fokmosa, Pbko.
(Continuará.)
NOTICIAS
En las sesiones ordinarias de los días 3 y 31 de Enero, el académi-
co de número D. Andrés Giménez Soler leyó un erudito estudio sobre
El arte militar de la Edad Media en los pueblos de la Corona de Ara-
gón; y en la celebrada el 17 del propio mes, el correspondiente en
Vich D. Jaime CoUell, Pbro., dio á conocer dos capítulos de la obra
inédita del Dr. D. José AmetUer, de Gerona, intitulada: Alfonso V de
Aragón en Italia.
Asimismo, en la sesión del U de Febrero, el Dr. Comen-e leyó el
interesante trabajo que, bajo el título de Formas de munificencia real
para los archiatros de Aragón, viene inserto en el presente numero
del Boletín, y en la celebrada el día 14 de Marzo el señor Giménez So-
ler dio informe acerca del último de los volúmenes publicados por el
Excelentísimo Ayuntamiento de Barcelona del Manual de novells ar
dits. Finalmente, en la sesión ordinaria del 28 de Marzo, el doctor don
Juan Codina, Pbro., dio lectura á parte de una erudita I\lemoria intitu-
lada: rroverhis de Salomó; ensaig literari.
Dos sesiones extraordinarias y públicas se han celebrado en este
primer trimestre del 1903, bajo la presidencia del Excmo. Sr. D. Ma-
nuel Duran y Bas, para la recepción de los académicos electos D. An-
tonio Elias de Molins y D. Pelegrín Casados y Gramatxes. En la del
primero, que tuvo efecto el día 8 de Febrero, fué leído el discurso
reglamentario sobre el siguiente tema: Los estudios históricos y ar-
queológicos en Cataluña en el siglo XVIII; y en la del señor Casades,
celebrada el 15 de Marzo, leyó una disertación en lengua catalana,
acerca de las Influencies del art oriental en los monuments románichs
de Catalunya. Fueron contestados respectivamente por los señores
Carreras Candi y Miret Sans.
En la sesión del 3 do Enero ha sido nombrado por unanimidad don
Narciso 011er y Moragas para ocupar la vacante de socio de número
producida por la defunción do Mossen Jacinto Verdaguer-, y en la del
17 del propio mes, fueron también elegidos por unanimidad, académi-
cos correspondientes D. Alfredo Morel Fatio, D. Enrique Courteault y
56 NOTICIAS
D. Ramón Foulché Dclbosch cu París, 1). Fernaiulo de(^>iicrol y D.Juan
Kuiz Porta, en Tarraiíona 1) IMario iMcndez Hejarano, en Madrid y don
Vicente Vives Liern, en Valencia.
El día II de Marzo ha fallecido D. José Pui^^arí y Llobet acadé-
mico numerario desde el ano 18()1. La Academia ha hecho constar vn
acta el profundo sentimiento experimentado por la pérdida de tan
antiguo y digno miembro de ella. Otra pérdida importantísima ha
tenido esta Corporación con la muerte del Excmo. Sr. I). Laureano Fí-
guerola, nombrado individuo de número en 1848 y que pasó después
A la categoría de correspondiente en Madrid.
Entre las obras recibidas últimamente creemos conveniente hacer
mención del folleto Ln literatura neo eatalana da Dr. Cuspar Decur
tius e Florín Camatliias (Cuera, 1902), traducción de diez y ocho
composiciones de Rubio, Verdaguer, Quimera, Mateu, Llórente Costa
y Llobera y algún otro autor, precedidas de la reseña crítica del rena-
cimiento literario catalán. El correspondiente Mr. Cahnette ha envia-
do sus dos últimos trabajos De Bernardo Sancti GuiUelmi filio y
Louís XI, Jean II et la revolution catalane, de los que se han ocupa-'
do con elogio los principales críticos. Cenni Storici sui privilegi e
sulle prerogative della cittá e dei consiglieri di Cagliari nel secólo XIV,
del profesor Giusseppe Picinelli (Cagliari, 1903), es un carioso folleto
de 25 páginas con muchos datos interesantes para la historia de la do
minación catalana en la isla sarda.
El Señor Brandileone ha enviado su Note snW origine di alcune ins
tituzioni giuridiche in Sardegna durante il Medioevo, que publicó en
el Archivio Storico Italiano, (Firenze, 1902) y que tiene interés para
nuestra historia.
La Academia Real de Bélgica ha remitido su Bulletin de la classe
des Lettres et des Sciences Morales et Politiques et de la classe des
Beaux Arts, año 1902; la Universidad de Tolosa el liapport annueldu
Conseil de V Université (1901), y las Mémoires de V Academie des Scien-
ces, Inscriptions et Belles Lettres de Toulouse (dixiéme serie, vol. II),
entre cuyos artículos notamos el de Mr Brissaud: «De l'application des
lois wisigothiques dans le midi de la France»; de la Comisión arqueo-
lógica de Narbona y la Sociedad arqueológica de Montpeller se han re-
cibido respectivamente el Bulletin (2.° semestre de 1902) y las Mémoi-
res (deuxiéme serie, 1902).
Se ha establecido el cambio de nuestro Boletín con las importantes
revistas de París: Bibliotheqae de VEcole des Charles, Le Moyen Age,
revioe cVhistoire et de philologie y la Revue des Eludes historiques, ór-
gano de la «Sociedad de los estudios históricos».
PUBLICACIONES
DB LA
Beal Acadsmia de Buenas Letras de Bareeloaa
MEMORIAS
Tomo I.-Resumen histórico del origen de la ACMd^mio: observaciones sobre los princí-
elemeninles de la llisloria, por el Ma'rqu^s de Llió.-Precio, lO ptas
pío?
Tomo ll.-Obse
Tvaciones sobre los principios elemenlales de la Uisloria (conllnuación).
-Diserl.pion «obre !a verla" era suuac.on del país de los l'ercavonos (F Pinos .-Fnndaraento
de la ou X de n fe por f^^ en los anales antiguos, se enUenden todos os hombres de^
OdúscuÍos Víñ "irmiena lengua catalana (A. Bofürnll) —Precio, 1!5 ptas. u„„„-,oi j„ «„,
*^ Tomo ílI.-BiHSco de Garay (Rubio y Ors^.-Apnntes históricos sobre el Hospital de Bar-
celon "?. Sivilk ).-Nolicia de artistas catalanes de la Edad Media y del Renacimiento (Paiggar,).
-Da"os de Antonio de Campmany (Rubio y Or- -Resen. del '•^"«;:»7''«";° ^^T , 'esf-Un^bm
ralura catalanas (Rubio y Ors).-La Torre del Breny y castillo de Balsareny(i.>rres)-Un libro
más para ec» alo" o de los escritores C£talane8(Luanco).~Tabla numular.a de los Comunes de-
pósitos de B^^^^oña (Negre).-Brunequilde y la sociedad franco-galo-romana Rubio y^Ors).-
Nrerros V (Ja'iHIs lVrasols)--Olérdula (Milál.-Necrologia de D. Jaime Ripoll.-Precio lO ptas.
'Tomo i V --La expe lición y dominació.i de los catalanes en Oriente juzgadas por los
grie^.s"ubi¿ V LUich -La cari'a puebla de Agramunl (SÍ^<^«'2-°':«,''%° ^"^« \" íeT°"gl
c do(Lu!inco).-Los navarros en Grecia y el ducado catalán de Atenas (Rubio y LUich .-El
derecho fu nrario en las .loce Tablas (Barallat).- Origen de la independencia del condado cata-
'*° Í^Sl;^^-i7.s ca'ríaííe^Sfosi^ Borra (F. BofarulD.-Sarcofagosroi.ano cristianos en
Calau/ft?(Bolét '.-Orígenes del pueblo de Sin Martí de Provensals (Bofarull) -Nyerros y ^a-
dlns(rrallat) -Recuerdos históricos de Molins de R.y ^Maspons).-Pred.iec..ón de Carlos V
ñor los catal ..es (Bofarull).-EI testamento de Ramón Lull ;Büfaruin.-Precio 1.-. Ptas.
'^ Tomo VI.-Basi-ro proveiizalisla catalán ;Rubió y Ors.-Estudlo de los sellos de Pedro IV
de Ara-ón (S.garra).-Intensivo. de la lengua catalana (Balari).-Shakespeare y Moraun ante la
Josa "ara Ut)'Í-Generac,ón de Juan I de Aragón (Bofarull).-Dorninacion ««;^,« «"'.'' P? "'"?"'»
ibérica (Rnmaní y Püigüengolasi -Documentos para la monografía de Montblanch (Bofarull).-
^■"^ToioVrr.-Antigua marina catalana (Bofarull) -Jaime de Aragón, último conde de Urgel
(Giménezi.-Un bandolero feudal (Maspons).-La heráldica en la filigrana del papel (Bofarull).-
^"■^Toio vfli.-Primer fascículo: El poder judicial en la Corona de Aragón (Giménez Soler).
_Preci"2 50 ptas -Segundo fascículo: Los Vescomtes d« Cerdanya, Gonllenl V Bergadá
OIirltNsfns) -Precio, 2'50 ptas.-Tercer fascículo: Importancia de la Sigilografía como
ciencia auxiliar déla Historia (Sagarra).— Precio, Sí ptas. nK.>o nv,,^
Dlscni-Hosde recepción de los Sres. Ubach y Vinyeta, Ruhió y Lluch, Ribas, Pbro.,
Broca Sa"ír»rL "ñas, Pbro, Carreras Candi, Torras y Bages, Pbro V dal Valenciano, Godina,
Presbilero! Giménez So er, Corlejon, Pbro., Bás, Miret y Sans, Uinojosa, Comenge, Rahola,
Baró Ella- de Molins v Casadps, venden a 2 pesetas cada uno. i„„„.,o «o»
lAhro de la Orden de «laballeiia de Kaimnndo Lalio. traducido en lengua cas-
tellana, con un discurso preliminar de 1). José Ramón de Luanco.-Piecio, » Pt»»:
Curial y «ueira, novela catalana del XVn segle, con un discurso prellmina. y notas de
""■ Xto«ía«t ^de ia'lLénS cftVlana, por la Real Academia de Buenas Letras -Precio.
* ^S*e^s*l6n pública del día « de Jnlio de 184», con las fo%P«siciones premiadas en
el certamen *Uoudor de Llobregat, Las armas de Aragón en Oriente, Rugoro de Hor).-Precio,
* ^Juicio critico de las obras de D. Antonio de Campmany, por Guillermo For-
^"Vreve ret Jña^lel actnal Renacimiento de la lengaa y literatura cátala-
ñu.* Mpmoria escrita por D. J. Rublo \ Ors —Precio, a ptas. »«„,>,«
Notlíía de la vida y escritos de » Francisco Permanyer y Tuyet, Memo-
ria escrita por 1). Manuel Duran y Bas.— Precio, «ptas. iií,nii«i Duran v
Reynals y Rabassa, estudio biográfico y literario, por D Manuel Duran y
°*'£a Tra'dtc^6n''de los Paeblo» literaria, filosófica y ««clalmente consi-
derada Í""kso de D. J.o>é L. Féu (acta de la sesión inaugural "« l^^Tl'^'S'lQOrv !^2 -
Boletín de la Real Academia de Buenas £.etra8.-Tomo 1, anos 1901 y iyu¿.
Precio, » ptaSé
CONDICIONES DE LA PUBLICACIÓN
Apareceré, en cuaclernos trimeetrales de 48 Pó.gina&
p o r lo meno s
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