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Full text of "Boletín de la Real Academia de la Historia"

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S^fc^  lí.l 


I 


Batbart  CoUejc  IttratB 

CHARLES    SUMNER,   LL.D., 

OF   BOSTON. 

(CIlH  nf  iSjo.) 

"  For  Boolu  rslalinf  to  Politica  and 
Fine  Arta." 

/t  í^jat.lfOO-^i'^^^.  1901. 


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boletín 


DB  LA 


BEAL    ACADEMIA    DE    LA    HISTORIA 


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BOLETÍN 


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REAL  ACADEMIA  DE  LA  HISTORIA 


TOMO    XXXVII 


MADRID 

ESTABLECIMIENTO   TIPOGRÁFICO   DE   FORTANET 

IMPRESOR  DB  LA  BBaL  ACADEMIA  DE  LA  HISTORIA 

Calle  de  la  Libertad ,  núm.  29 


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«En  las  obras  qus  la  Academia  adopte  y  publique ,  cida  autor  aeré  reaponsable  de 
■uBwertM  y  opiniones ;  el  Cuerpo  lo  «eri  Bolamente  de  que  las  obras  sean  acreedoras 
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boletín 


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os  LA. 


REAL  ÁCiDEMU  DE  LA  HISTORIA 


TOMO   XXXVII.— CUADERNOS  I-III 


XUUO-SEPnEHBRE .  1800 


MADRID 

ESTABLECIMIENTO  TIPOGRÁFICO  DE  FORTANET 

INmSO*  ]>■  hK  BBAL  AOAOIKIA  ]>■  LA  USTOBIA 

Calle  de  l«  Libertad,  núm.  i» 

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aQLETÍN 


DB    LA 


mía  de  la  historia. 


TOMO  XXXVII.  Julio  Septiembre,  1800.       cuadernos  i-iii. 


DOCUMENTOS    OFICIALES. 


I. 

Reseña  histórica  de  la  Academia  en  el  año  1899-1900y 
leída  en  Junta  pública  el  3  de  Junio  por  el  Secretario 
perpetuo  D.  Cesáreo  Fernández  Duro. 

Señores: 

Por  segunda  vez  me  toca  hacer  resumen  de  las  actas  ó  sea  dar 
cuenta  de  vicisitudes  anuales  de  la  Academia,  tarea  poco  amena, 
por  datos  y  fechas  algo  parecida  á  la  de  la  composición  del  alma- 
naque, si  cabe  comparar  el  curso  académico  con  el  de  los  astros, 
en  que  precisamente  se  ha  de  verificar,  y  verifica  por  sus  pasos, 
en  órbita  determinada. 

De  un  modo  general  corresponden  á  tres  grupos  los  trabajos. 
Informes  pedidos  por  el  Gobierno  de  S.  M.  ó  Cuerpos  del  Estado. 
Inspección  de  antigüedades  y  monumentos.  Conservación  de  re- 
laciones con  las  otras  Academias  de  la  nación  y  del. extranjero. 
Todos  ofrecen  campo  á  observaciones. 

Los  más  de  los  informes  dichos  versan  sobre  el  mérito  é  impor- 
tancia de  obras  cuyos  autores  solicitaron  de  la  extinguida  Direc- 
ción general  de  Instrucción  pública,  adquisición  de  ejemplares 
con  destino  á  bibliotecas,  ó  sea  auxilio  pecuniario  que,  según  el 
espíritu  de  las  disposiciones  vigentes,  se  acuerda  con  preferencia' 


6  boletín  ob  la  rbal  acadbmia  db  la  histobia. 

á  trabajos  de  laboriosa  meditación,  de  considerable  costo  en  el 
acopio  de  materiales,  ea  la  impresión  ó  en  las  ilustraciones;  tra- 
bajos que  en  razón  mi«ma  del  subido  precio  á  cfue  resultan,  tanto 
como  por  la  especialidad  del  asunto  de  que  tratan,  no  suelen  en* 
contrar  en  el  mercado  de  la  librería  el  favor  á  que  son  acreedores 
por  su  valer  real. 

Ha  habido  escritores  que,  dando  ilimitada  amplitud  á  la  oferta 
de  protección,  la  han  pretendido  para  opúsculos  de  muy  poca  la- 
bor, y  la  Academia,  sin  exceso  de  severidad,  ha  puesto  correctivo 
á  las  aspiraciones  injusliflcadas,  teniendo  presentes  las  adverten- 
cias de  la  exposición  que  encabeza  al  Real  decreto  de  29  de  Agosto 
de  1895,  que  rige. 

«La  adquisición  de  libros  para  las  Bibliotecas  públicas — dice — 
abre  puertas  al  abuso.  Interesa  al  Estado,  al  honor  del  publicista 
y  á  la  cultura  general  que  no  se  compren  libros  de  escaso  mérito. 
Sería  lamentable  que  el  Ministerio  de  Fomento  llevara  á  las  Bi- 
bliotecas las  obras  que  no  pueden  vender  sus  autores  porque  no 
interesan  á  nadie.» 

En  el  segundo  grupo  ha  elogiado  la  Academia  el  celo  de  las 
Comisiones  provinciales  de  monumentos  que,  utilizando  los  esca- 
sos recursos  facilitados  por  las  Diputaciones,  escasísimos  en  al- 
gunas, alendieíoii  al  aumento  y  conservación  de  los  museos  y  á 
la  investigación  del  suelo  inexplorado.  Son  de  citar  especialmente 
la  de  Oviedo,  por  los  descubrimientos  hechos  en  la  capilla  de 
Sania  Leocadia  y  en  la  cámara  sania  de  la  Catedral;  la  de  Cór- 
doba, por  el  hallazgo  de  un  bellísimo  mosaico  romano  á  conside- 
rable profundidad  del  terreno,  dentro  del  perímetro  de  la  ciudad 
misma;  la  de  Mérida,  por  el  interés  mostrado  para  extraer  y  con- 
servar otros  mosaicos,  aunque  no  de  tanta  estimación,  uno  de 
ellos  aparecido  en  la  estación  del  ferrocarril;  la  de  Segovia,  ocu- 
pada en  la  reparación  de  la  torre  de  San  Esteban  y  en  salvar 
cuanto  sea  posible  del  siniestro  de  la  sinagoga  antigua,  iglesia  y 
convento  después  del  Corpus  Christi^  reducidos  á  cenizas  en  las 
primeras  horas  del  día  3  de  Agosto  último;  la  de  Granada,  solí- 
cita en  reivindicar  la  posesión  de  una  lápida  arábiga,  alcanzada 
por  gestión  y  desprendimiento  de  nuestro  colega  D.  Juan  Facundo 
Riaño,  y  así  las  de  Gerona,  Lugo  y  otras. 


DOCUMENTO»  OFICIALES.  7 

Pero  también  se  ba  visto  la  Academia  eu  la  necesidad  penosa 
<le  censurar  actos  excepcionales  en  poblaciones  cuya  ilustración 
no  corresponde  á  la  entidad  del  vecindario  ni  á  la  riqueza  común, 
advirtíendo  en  los  que  dirigen  su  administración  hostilidad  abierta 
y  sistemática  contra  toda  ediñcación  antigua^  contra  lo  bello  y  lo 
respetable,  sin  más  razón  ni  utilidad  que  el  mezquino  aprovecha- 
miento de  los  materiales. 

Por  contraste  es  satisfactorio  cuanto  se  reflere  á  materias  del 
iercer  grupo.  Las  relaciones  literarias,  siempre  en  aumento,  se 
estrechan  y  producen  incesante  cambio  de  publicaciones  con  mu- 
tua utilidad  y  acrecentamiento  de  las  respectivas  bibliotecas.  Y  por 
cierto  que  doblemente  se  celebra  la  llegada  entre  tantos  libros  á 
la  de  este  local,  de  los  tomos  de  Lope  de  Vega  que  publica  la  Real 
Academia  Española,  así  por  el  fondo  histórico  de  las  obras  del 
Fénix  de  los  Ingenios  que  va  colegiendo,  como  por  los  comenta- 
rios con  que  las  ilustra  D.  Marcelino  Meaóndez  y  Pelayo,  miem- 
bro de  aquél  y  de  este  Cuerpo. 

Oportuno  es  añadir  aquí  lo  notable  que  por  donaciones,  muy 
agradecidas,  ha  venido  á  enriquecerlas  existencias. 

La  Excelentísima  señora  Doña  Emilia  Gayangos  de  Riaño,  jun- 
tamente con  su  hermano  D.  José,  entregó  192  volúmenes  manus- 
critos  é  impresos  eu  lenguas  orientales,  y  una  colección  de  cartas 
originales  de  orientalistas  de  notoriedad,  manifestando  deseo  de 
que  el  conjunto  se  una  á  la  biblioteca  arábiga  formada  por  su 
padre,  el  académico  D.  Pascual,  que  posee  este  Cuerpo. 

£1  correspondiente  D.  Gabriel  Llabrós  le  obsequió  con  otra  co- 
lección manuscrita  de  documentos  interesantes  á  la  situación  de 
los  hebreos  eu  España.  Compóneula  113  privilegios  otorgados  á 
los  judíos  de  Mallorca  en  los  años  1247  á  1387,  eu  clasiñcación 
por  reinados.  .# 

En  orden  distinto  son  dignos  de  aprecio  el  Códice  Cospiano^  obra 
pictórica  de  los  antiguos  Nahuas,  que  se  conserva  original  en  la 
Universidad  de  Bolonia  y  que  ha  sido  exactamente  reproducida 
en  íotocromografía  á  expensas  del  Sr.  Duque  de  Loubat,  y  el 
Codex  Telleriano-Remensis,  así  llamado  por  haberlo  adquirido, 
corriendo  el  año  1700,  el  Arzobispo  de  Reims  Carlos  Mauricio  Le 
Tellier,  y  que  hoy  para  en  la  Biblioteca  Nacional  de  París.  Al 


8  boletín  db  la  rral  academia  de  la  historia. 

primero  acompaña  descripción  impresa  en  castellano  con  el  pri- 
mor y  delicadeza  de  todas  las  obras  debidas  á  la  munificencia  de 
este  inteligente  americanista  y  académieo  honorario.  El  segundo» 
reproducido  con  no  menor  esmero,  ofrece  la  particularidad  esti- 
mable de  tener  en  cada  folio  explicación  do  las  ñguras  en  lengua 
castellana.  El  Dr.  E.  T.  Hamy,  Director  del  Museo  etnográfico  de 
París,  ha  redactado  la  transcripción  de  los  comentarios  hispano- 
mexicanos,  ilustrándolos  con  eruditas  noticias. 

Son,  con  éstos,  cuatro  los  códices  de  la  especie  que  el  señor 
Duque  ha  dado  á  luz  y  puesto  á  disposición  de  los  estudiosos  que 
no  puedan  examinar  los  originales  ünicos  en  la  Biblioteca  vati- 
cana apostólica,  en  el  Museo  etnográfico  de  Propaganda  Pide  y  en 
los  referidos  centros  de  Bolonia  y  París. 

Yiene  á  ser  complemento,  porque  de  tales  manuscritos  trata, 
así  como  también  de  las  reproducciones  del  Sr.  Duque  de  Loubat, 
el  volumen  titulado  Códice  Borgiano.  Interpretación  por  el  abate 
José  Lino  Fáhrega,  de  la  Compañía  de  Jesús ^  con  un  estudio  sobre 
los  dioses  astronómicos  de  los  antiguos  mexicanos.  Es  otro  regalo 
que  la  Academia  agradece  al  Sr.  D.  Alfredo  Ghavero,  autor  de  la 
disquisición. 

También  S.  A.  el  Archiduque  de  Austria,  académico  honorario, 
ha  continuado  el  envío  de  sus  obras  espléndidas,  remitiendo  el 
volumen  dedicado  á  Bujía,  en  el  que  recoge  las  memorias  subsis- 
tentes déla  dominación  española  en  aquella  plaza,  conquistada 
por  Pedro  Navarro. 

Por  último,  requierejusta  indicación  el  agasajo  del  Sr.  D.  Pablo 
Bosch,  de  una  medalla  de  plata  de  70  mm.  de  diámetro,  de  las 
que,  previo  certamen  artístico,  hizo  fundir  en  honra  y  memoria 
del  insigne  orador  Emilio  Gastelar. 

Esta  reminis<!encia  trae  acoplada  la  cita  del  acta  de  24  de  No- 
viembre, pues  no  habiendo  el  tribuno  cubierto  la  vacante  de  Don 
Valentín  Garderera,  para  la  que  había  sido  designado,  hizo  nece- 
sario su  fallecimiento  declararla  de  nuevo  y  repetir  la  elección  en 
la  junta  ordinaria  de  esa  fecha,  en  la  que  obtuvo  la  silla  el  señor 
D.  Antonio  Vives,  propuesto  por  sus  dotes  de  anticuario. 

Pocos  días  después,  el  3  de  Diciembre,  accidente  repentino  pri- 
vó de  la  vida  á  uno  de  los  votantes,  á  D.  Antonio  María  Fabié,  coa 


DOCUMENTOS   OFICIALES.  \f 

pena  de  cuantos  venían  compartiendo  con  él  las  tareas^  que  por  lo 
mismo  conocían  y  apreciaban  su  afición  y  asiduidad,  )a  extensión 
grande  de  sus  conocimientos,  el  afán  con  que  procuraba  dilatarlos 
estudiando  los  adelantos  científicos  y  el  deleite  con  que  se  ocu- 
paba de  materias  ó  cuestiones  no  generalizadas,  en  su  numero  de 
las  referentes  á  la  protohistoria,  así  en  nuestra  Península  como 
en  los  imperios  de  la  India  occidental  anti-colombiana,  que  pudo 
discutir  en  los  Congresos  de  americanistas  de  Copenhague  y  de 
Berlín^  como  representante  de  España,  y  más  tarde  presidiendo 
el  que  se  celebró  en  Huelva  en  solemnidad  del  cuarto  centenario 
del  descubrimiento  que  duplicaba  el  mundo  conocido.  La  Acade-» 
mia  honró  sus  condiciones  en  sesión  luctuosa  en  que  no  sólo  se 
mencionaron  los  trabajos  literarios,  sino  también  los  servicios 
como  funcionario  integérrimo  y  las  acciones  como  caballero  ge- 
neroso. El  Ayuntamiento  de  Sevilla,  su  patria,  le  ha  honrado  pos- 
teriormente, acordando  que  se  conozca  con  su  nombre  una  de  las 
calles  de  la  ciudad. 

La  elección  de  académico  que  reemplace  al  Sr.  Fabié  en  el  uso 
déla  medalla  nüm.  20,  se  verificó  el  9  de  Febrero,  obteniendo 
nombramiento  el  señor  general  D.  Julián  Suarez  Inclán ,  con  el 
cual  quedó  completa  la  cifra  reglamentaria  por  breve  espacio  de 
tiempo,  pues  el  académico  electo  D.  Isidoro  de  Hoyos,  marqués 
de  Hoyos,  Grande  de  España,  embajador  que  fué  en  Viena,  dejó 
este  mundo  el  8  de  Abril,  teniendo  preparado  el  discurso  de  su 
recepción,  que  versaba  sobre  los  hebreos  de  origen  español  resi- 
dentes en  Austria. 

La  cifra  efectiva  aumenta  hoy  con  su  ingreso  el  Sr.  Marqués 
de  Monsalud,  cuya  disertación  acabáis  de  aplaudir. 

Fruto  de  los  cometidos  individuales  en  el  año  pasado  han  sido: 

Tomos  XXXV  y  xxxvi  del  Boletín,  que  comprenden,  como  de 
ordinario,  informes,  comunicaciones,  documentos  antiguos,  avi- 
sos y  noticias.  Entre  éstas  son  de  indicar  las  relativas  al  des- 
cubrimiento de  inscripciones,  con  las  que  incesantemente  se 
aumenta  la  epigrafía  española,  y  no  carece  de  interés  el  catálogo 
sucinto  de  censuras  de  obras  manuscritas,  pedidas  por  el  Conseja 
de  Castilla  á  la  Real  Academia  antes  de  acordar  ó  no  las  licencias 
necesarias  para  la  impresión,  porque  constituye  un  dato  hasta 


10  BOLETÍN   DB    LA    RBAL  ACADEMIA   DK    LA   HISTORIA. 

ahora  dosconocido,  litil  para  apreciar  el  movimieato  intelectual 

de  España  en  el  período  comprendido  entre  los  años  1746  y  1833, 
al  acabar  doüuiUvamente  la  previa  censura  del  libro. 

Tomos  iiíix  y  xl  del  Memorial  histórico  español,  que  90fl  v 
y  VI  y  último  de  la  Historia  crítica  y  documentada  de  las  Comu- 
idades,  formada  por  el  Sr.  D.  Manuel  Danvila  y  Collado  con 
rovechoso  afón,  por  la  luz  que  irradia  sobre  un  período  de  agí-' 
icióii  que  desfiguraban  leyendas  novelescas  y  relacioues  ama- 
adas  por  el  espíritu  de  bandería. 

Tomo  XII  de  la  Colección  de  documentos  inéditos  relativos  al 
físcubrimiento ,  conquista  y  organización  de  las  antiguas  posesio- 
es  españolas  de  Ultramar,  comprensivo  de  ¡OS  Vaticinios  de  la 
érdida  de  las  Indias  liechos  al  Rey  Carlos  ÍI  por  el  almirante 
I,  Gabriel  Fernández  de  Villalobos,  marqués  de  Vannas,  y  de 
Igunos  otros  escritos  de  este  travieso  personaje,  cuya  vida  de 
venturas  proporcionara  solaz  é  instrucción  á  no  haberse  enco- 
lendado  su  bosquejo  al  que  os  dirijje  en  este  momento  la  pa- 
ibra. 

Tomo  lis  de  las  Curies  de  Castilla,  que  comprende  la  conciu- 
ón  de  actas  de  las  que  se  reunieron  en  Madrid  en  1527  y  acaba- 
)n  en  ICOl,  ordenadas  por  los  Sres.  D.  Eduardo  Hinojosa  y  don 

ntonio  Rodríguez  Villa. 

Tomo  III  de  las  Cortes  de  Cataluña  con  las  liu  13(J8  á  1375,  dis- 
iiesto  por  los  Sres.  D,  Fidel  Fita  y  D.  Bienvenido  Oliver. 

Son,  pues,  siete  los  voliíuieiius  publicados. 

Distiiígnensc  entre  los  cometidos  especiales  de  comisión,  los 
ue  atañen  al  estudio  é  incidencias  del  concurso  A  premios.  Dan- 
3  prioridad  al  de  la  Viutuü  que  instituyó  D,  Fermín  Caballero, 
ajándonoslo  por  reflejo  de  la  bondad  de  su  alma,  se  ha  solicir 
,do  para  trece  personas,  igual  número  que  en  el  año  precedente, 
)n  muy  parecidas  circunstancias  en  general;  actos  laudables  en 

cumplimiento  de  los  deberes  cou  la  familia;  carencia  de  lo 
reciso  al  sustento  de  la  vida;  dolores,  amarguras,  miserias  en 
Q,  cuyo  relato  conmueve  y  atrista.  Pero  cinco  de  los  memoria- 
<s  no  se  ajustan  á  las  condicionen  de  la  convocatoria  ó  adolecen 
i  vicios  de  nulidad  expresamente  señalados  en  las  cláusulas  de 
ladacióa,  de  modo  que  se  reducen  á  ocho  los  que  tenían  que 


DOCUMENTOS   OFICIALES.  11 

ser  objeto  de  comparacióa.  En  el  número  sobresalen  evidente- 
mente los  dos  cuya  síntesis  apunto. 

Cinco  señoras  de  la  Conferencia  del  Rosario  de  San  Vicente  de 
Paul,  firman  con  la  presidente  Doña  Felicitas  Almagro,  viuda  de 
Modet,  la  exposición  de  merecimientos  de  una  buena  mujer  á  la 
que  visitan  y  socorren.  Manuela  Bonet,  que  así  se  llama,  vecina 
de  Madrid ,  de  38  años  de  edad ,  casada  con  un  jornalero  del  que 
tiene  cuatro  hijos,  vive  en  extremada  penuria  por  no  ayudar  el 
caudal  de  la  salud  al  que  produce  el  trabajo  diario  de  su  marido, 
fin  tales  circunstanciáis,  falleció  en  habitación  próxima  á  la  suya 
Josefa  Carriles,  dejando  en  orfandad  y  desatnparo  á  un  niño  de 
tres  años.  Manuela,  sin  tener  relaciones  de  parentesco  ni  siquiera 
de  amistad  con  la  difunta,  se  hizo  cargo  desde  luego  de  la  desva- 
lida criatura,  pardeado  con  ella  el  pan  de  las  suyas  propias,  y 
aunque  his  compasivas  señoras  de  la  Conferencia  de  San  Vicente 
por  aliviarla  y  sin  advertírselo  obtuvieron  plaza  en  el  Hospicio 
para  el  huerfanito,  no  pudieron  conseguir  que  Manuela  Bonet  ni 
su  marido  la  aceptaran,  por  temor  de  que  no  estuviera  el  niño 
bien  asistido  ó  adquiriera  alguna  de  las  enfermedades  que  suelen 
desarrollarse  en  los  asilos  de  la  infancia;  tanto  cariño  le  habían 
tomado  en  cinco  años  pasados  desde  que  le  cobijan. 

Del  otro  caso,  en  todo  excepcional,  dan  cuenta  con  exposición 
de  motivos  redactada  en  términos  tan  concisas  como  elocuentes, 
siete  testigos  bien  conocidos  en  las  esferas  de  las  Ciencias,  de  las 
Letras  y  de  la  respetabilidad;  D.  Santiago  Ramón  Cajal,  D.  José 
de  Ribera  y  Sana,  D.  Federico  Oloriz,  D.  José  Gómez  Ogaña, 
D.  Benito  Hernández,  D.  Ramón  Soler  Regidor  y  D.  Salvador 
García  Mediavilla:  D.  -Andrés  Manjón — refieren — es  un  sacer- 
dote, catedrático  de  Derecho  canónico  en  la  Universidad  de  Gra- 
nada y  canónigo  en  la  Abadía  del  Sacro-Monte  de  la  misma  ciu- 
dad que,  apiadado  de  la  ignorancia  y  desamparo  en  que  vivían 
los  hijos  de  los  jilanos  que  habitan  cerca  de  la  abadía  citada, 
emprendió  hace  diez  años  la  difícil  empresa  de  educarlos  y  ha- 
cerlos útiles  para  la  sociedad.  Fundó  con  sus  propios  recursos 
escuelas  en  medio  de  jardines,  donde  los  niños  pobres  permane- 
cen todo  el  día,  recibiendo  gratuitamente  educación  cristiana, 
enseñanza,  trato  higiénico  y  alimento  y  vestido  en  muchos  casos: 


12  boletín  db  la  real  academia  de  la  historia. 

aplicó  su  inteligencia  á  inventar  procedimientos  adecuados  á  las 
circunstancias  de  sus  protegidos;  demostró  su  abnegación  em- 
pleando su  tiempo  y  su  trabajo ,  sus  modestos  ingresos  y  su  cré- 
dito en  el  sostenimiento  de  las  escuelas;  renunció  á  una  de  las 
más  altas  dignidades  de  la  Iglesia  española  en  el  tribunal  de  la 
Rota,  por  no  abandonar  el  cuidado  de  los  1.500  niños  que  perso- 
nalmente cultiva  para  el  bien,  y  no  satisfecha  aún  su  ardiente 
caridad  ha  creado  otra  institución  en  Sargentos,  su  pueblo  natal, 
y  ha  planteado  en  el  año  que  corre  una  escuela  de  artes  y  oñcios 
que  asegure  el  porvenir  moral  y  material  de  los  jóvenes  salvados 
por  él  del  vicio  y  de  la  ignorancia. 

Los  exponentes  acompañan  por  comprobación,  memorias  im- 
presas en  que  se  explica  el  sistema  original  implantado  en  Gra- 
nada y  en  Sargentos  por  el  8r.  Manjón,  y  se  desarrolla  el  pensa- 
miento con  sus  progresos  desde  1893  hasta  el  momento  actual. 
Son  documentos  de  interés  que  se  reproducen  eutre  los  apéndi- 
ces de  esta  reseña,  porque  concurren  con  los  demás  del  expe- 
diente á  la  manifestación  de  una  obra  perseverante. 

Impresionado  el  ánimo  de  los  jueces  por  su  magnitud  y  sin- 
gularidad, han  discutido  mucho  el  fallo,  no  porque  en  la  apre- 
ciación de  los  hechos  les  cupiera  duda,  sino  en  razón  á  que,  esti- 
mando la  cuantía  de  la  recompensa  ofrecida,  adecuada  para 
satisfacer  á  necesidades  como  la  de  la  madre  generosa  que  ha 
prohijado  á  un  niño  ajeno,  pensaban  algunos  que  en  la  opinión 
externa  pudieran  creerse  rebajados  ó  empequeñecidos  los  mere- 
cimientos del  catedrático  de  Granada,  por  el  hecho  de  acordarles 
lauro  que,  hecha  abstracción  de  la  notoriedad,  tan  poco  significa, 
y  revelábase  en  todos  el  deseo  de  disponer  de  recompensa  supe- 
rior, ó  bien  el  de  arbitrar  ó  de  pretender  de  la  entidad  alta,  dis- 
pensadora de  gracias  y  distinciones,  galardón  honorífico  á  la 
persona  y  auxilio  material  á  la  institución.  Impulsos  buenos  á 
no  desviar  á  cuantos  los  sentían  del  terreno  de  la  realidad,  den- 
tro del  que  la  Academia  debía  limitarse  al  ejercicio  de  las  fun- 
ciones que  le  están  encomendadas;  á  decidir  llanamente,  entre 
aquellos  para  los  que  se  ha  solicitado  el  premio  de  la  Virtud,  tal 
cual  está  instituido,  el  que  merece  preferencia. 

Planteada  la  cuestión  en  estos  términos  precisos,  aparece  que 


DOCUMENTOS   OFICIALES.  13 

la  bizarra  decisión  de  Manuela  Bonet  al  amparar  á  un  ser  sin 
apoyo  en  el  mundo,  se  ha  realizado  y  realiza  cada  día  por  el 
canónigo  del  Sacro-Monte  en  pro  de  muchos;  de  cientos,  de  más 
de  un  millar;  con  menos  ternura  que  la  de  la  madre,  quizá;  con 
menos  privación,  seguramente;  pero  con  mayor  utilidad  indivi- 
dual y  de  la  sociedad  á  que  esos  seres  pertenecen,  siendo  preci- 
samente norte  del  filántropo  que  los  acoge,  dedicándoles  la  inte- 
ligencia, el  tiempo  y  el  caudal,  que  es  como  decir  la  existencia 
entera,  apartarlos  de  la  senda  del  mal,  criarlos,  educarlos,  hacer- 
los hombres  de  provecho  para  la  patria  y  procurarles  madre 
también,  madre  espiritual  incomparable  á  la  que  se  acojan  en 
ios  trances  infortunados  de  la  vida.  En  tal  sentir  la  Academia, 
por  voto  unánime,  ha  concedido  9I  premio  de  la  Virtud  á  D.  An- 
drés Manjón,  fundador  y  sosteo.edor  de  las  escuelas  del  Ave 
María. 

Paemio  al  talento.  Se  ofreció  en  el  presente  año,  según  la 
fnndación  del  mismo  académico  D.  Fermín  Caballero,  «al  autor 
de  la  mejor  monografía  relativa  á  la  Geografía  de  España  en  la 
Edad  Media»,  y  lo  han  pretendido  en  tiempo  oportuno,  D.  Ma- 
riano  Ferrer  é  Izquierdo,  para  una  monografía  tal  encabezada 
con  igual  título,  trabajo  suyo,  y  Doña  Asunción  Navarro,  viuda 
de  Ferreiro,  para  una  Carta  ó  Mapa  de  España  en  el  siglo  xiv, 
acompañado  de  Memoria  sucinta  descriptiva. 

La  Comisión  de  estudio  juzgó,  sin  discrepancia,  que  la  pri- 
mera, escrita  con  plan  bien  concebido,  dividida  en  períodos  con 
exposición  de  los  hechos  culminantes  que  en  cada  uno  de  ellos 
Be  fueron  sucediendo,  y  de  las  alteraciones  geográficas  ó  estado 
en  que  sucesivamente  iban  quedando  los  límites  de  cada  pueblo 
por  consecuencia,  adolece  de  falta  de  meditación  suficiente; 
marca  de  un  modo  arbitrario  los  períodos  dichos,  y  resultando 
en  conjunto  obra  más  bien  histórica  que  geográfica,  se  resiente 
de  la  precipitación  con  que  sin  duda  ha  sido  escrita,  pues  que  la 
denuncia  la  forma  misma  del  manuscrito,  por  todo  lo  que,  si  es 
apreciable  bajo  cierto  aspecto  y  revela  dotes  muy  de  estimar  en 

-8U  autor,  no  puede  ser  propuesta  para  premio. 

En  el  Mapa  del  siglo  xiv,  estudio  gráfico  trazado  con  proliji- 

:dad,  se  nota  el  desarrollo  sucesivo  de  las  regiones  de  la  Penín- 


14       boletín  DB  Lk   REAL  ACADEMIA  DE  LA  HISTORIA. 

sula,  los  límites  de  cada  reino  de  los  que  fueron  naciendo  y 
ensanchándose  en  la  reconquisla,  y  los  nombres  de  los  pueblos^ 
jíos  y  montañas  con  las  alteraciones  que  sufrieron  en  el  trans- 
curso del  tiempo.  Adviértense  en  este  apreciable  trabajo  algunos 
errores,  mas  no  son  de  gran  monta  ni  de  difícil  corrección,  y 
por  tanto  parece  de  aprovechamiento  para  el  estudio  de  la  geo- 
grafía de  la  época  á  que  se  refiere,  y  digno  de  recompensa. 

Sin  embargo,  en  el  seno  de  la  referida  Comisión  surgieron 
dudas. 

¿Puede  adjudicarse  el  premio  al  talento  creado  por  D.  Fermín 
Caballero  á  un  autor  que  baya  muerto  antes  de  anunciarse  el 
concurso? 

¿Gs  aquél,  premio  á  la  obra  ó  recompensa  y  estímulo  al  autoi? 

¿Puede  presentarse  para  optar  á  este  premio  el  trabajo  de  un 
escritor  difunto,  ó  es  el  espíritu  de  la  institución  que  aquél 
reciba  personalmente  la  recompensa? 

La  mayoría  de  la  Comisión  misma,  vistas  las  cláusulas  del 
testamento  del  fundador  y  el  texto  de  la  convocatoria,  informó 
que  bien  sea  en  el  sentido  de  favorecer  la  publicación  de  la  obra, 
bien  en  el  de  remuneración  por  el  trabajo,  pudieran  concederse 
sin  violencia  las  1.000  pesetas  á  los  herederos  del  autor  de  un 
estudio  tan  favorablemente  juzgado.  Alegó  que  disposición  con- 
creta y  taxativa  para  negar  la  admisión  en  el  concurso  no  apa- 
rece; que  ejemplos  de  otorgar  recompensas  á  producciones  de 
autores  difuntos  existen  en  cambio,  y  en.  virtud  de  sus  conside- 
raciones y  de  alguno  de  estos  ejemplares,  explicado,  propuso  la 
concesión  del  premio  al  talento  para  el  autor  del  mapa  en 
cuestión. 

Originó  el  escrúpulo  y  parecer  de  la  minoría  de  la  Comisión, 
amplio  debate  de  la  Academia  en  pleno,  en  el  cual  se  considera- 
ron antecedentes,  que  el  mapa  los  tiene. 

D.  Martín  Ferreiro  y  Peralta,  su  autor,  secretario  general  de 
la  Sociedad  geográfica  de  Madrid,  fué  cartógrafo  de  merecida 
reputación.  Formado  en  los  trabajos  geodésicos  y  topográficos 
á  las  órdenes  é  inmediación  de  D.  Francisco  CoelloJ  obtuvo 
plaza  de  constructor  de  cartas  en  la  Dirección  de  Hidrografía 
con  grados  sucesivos  hasta  el  de  teniente  de  navio  de  primera 


tiv 


DOCUMENTOS   OFICIALES.  15 

clase.  Publicó  particularmente  varias  obras,  de  las  que  basta 
citar  aquí  el  Atlas  geográfico  de  España  compuesto  de  58  mapas 
7  dado  á  la  estampa  en  1864.  Encariñado  desde  entonces  con  la 
idea  de  trazar  el  general  de  la  Península  ibérica  en  la  época  de 
su  gran  fraccionamiento,  dedicóle  toda  la  atención,  acabando* 
en  1872  el  diseño  que  presentó  en  el  Ministerio  de  Marina,  de 
que  dependía,  tratando  de  vulgarizarlo.  Fué  enviado  por  aquel 
centro  á  informe  de  la  Academia,  que  no  tardó  en  emitirlo  expo- 
niendo, que  llega  á  tal  punto  la  escasez  de  mapas  que  ilustrei> 
nuestra  geografía  histórica,  que  cualquiera  que  se  dedique  á 
una  empresa  semejante  será  siempre  merecedor  de  alabanzas 
por  el  sólo  hecho  de  acometerla,  y  no  sólo  de  éstas,  más  de  ga- 
lardón estimaba  á  Ferreiro,  examinado  el  trabajo  con  que  de- 
mostraba conocimienco9  especiales  y  grandísimo  estudio  de  las 
obras  históricas. 

Los  lunares  observados  en  la  Carta  eran  de  corrección  fácil,  y 
no  de  extrañar,  dado  que  la  perfección  absoluta  en  un  trabajo  de 
esta  naturaleza,  ejecutado  por  primera  vez,  es  materia  de  toda 
punto  imposible.  De  la  misma  manera  y  mucho  más  que  en  la 
geografía  moderna,  hay  en  aquella  que  enmendar  y  rectificar  de 
continuo,  porque  de  continuo  van  apareciendo  en  estos  estudios 
documentos  ignorados,  noticias  desconocidas  antes  que  sitüan 
con  mayor  exactitud  los  pueblos  y  las  fronteras. 

La  difícil  tarea  de  construir  un  mapa  histórico  con  tan  notables 
condiciones,  sin  más  auxilios  que  los  propios,  asf  como  la  suma 
de  trabajo  empleado  y  de  conocimientos  que  demuestra,  puestos 
al  servicio  de  la  enseñanza,  decidieron  además  á  la  Academia  á 
conceder  por  sí  á  D.  Martín  Ferreiro  el  título  de  Correspon- 
diente. 

A  pesar  del  dictamen  dicho  y  de  otros  favorables  emitidos  en 
las  oficinas  científicas  de  la  marina,  fueron  demorando  la  publi- 
cación dificultades  del  todo  ajenas  al  aprecio  de  la  obra,  trans- 
curriendo los  años  con  ganancia  de  ésta,  porque  ei  autor  conti- 
nuó limándola  y  añadiendo  en  el  índice  de  fuentes  de  informa- 
ción cuantos  documentos  hubo  á  las  manos,  hasta  que  pasó  de 
esta  vida  en  1896. 

Resultado  inmediato  de  la  iniciativa  de  Ferreiro  fué  el  de  pro- 


16  boletIn  db  la  bbal  acadbwu  de  la  historia. 

curar  la  Academia  el  estímulo  de  trabajo?  parecidos,  á  cuyo  ñn 
abrió  concurso  ea  1873  para  otro  Mapa  de  España  á  (ines  del  si- 
¿1o  XVI,  y  prorrogó  de  año  en  año  la  convocatoria  hasta  el  de  1879, 
«ia  que  niugúuaspiraate  pareciera,  aunque  era  el  premio  prome- 
tido de  3.000  pesetas  y  300  ejemplares. 

CoDúcido,  pues,  y  juzgado  de  muy  atrás  el  valor  de  la  Caria  de 
España  del  siglo  ziv,  era  natural  que  la  Academia  adoplara,  como 
adoptó,  el  parecer  de  la  Comisióa  especial  de  premio  al  talento  eu 
«I  año  corrieute.  Asimismo  ha  hecho  suyo  el  de  la  mayoría  de  la 
referida  Comisióa  en  punto  i  no  existir  disposiciones  que  impidan 
Ja  admisión  al  concurso  de  obras  de  autores  fallecidos,  y  aunque 
con  algiin  voto  de  oposición,  ha  acordado  adjudicar  aquel  premio 
s\  D.  Martín  Ferreiro  y  entregar  el  importe  á  sus  herederos. 

Pbbhio  dbl  Barón  ob  Santa  Cruz,  db  trbb  uil  pbbbtas. — Era 
«I  tema  señalado  «Origen  y  desarrollo  de  los  Estados  pirenaicos 
hasta  el  reinado  de  D.  Sancho  el  Mayon,  y  se  publicó  con  adver- 
tencia de  que  «los  aspirantes  hablau  de  aportar  nuevos  datos  y 
documentos  sobre  los  ya  conocidos  hasta. el  díai. 

Tanto  coa  la  prevención  como  con  la  entidad  de  la  recompensa 
procuraba  la  Academia  dar  á  conocer  el  vivo  interés  que  le  merece 
un  asunto  que,  si  no  de  los  menos  estudiados,  está  lodavia  com- 
prendido entre  los  más  obscuros  de  la  historia  patria,  á  pesar  de 
los  trabajos  de  escritores  navarros  como  el  P.  Moret  y  D.  José 
Y&nguas,  de  aragoneses  insignes  como  Jerónimo  de  Zurita,  de 
investigadores  cual  Traggla,  sin  exceptuar  á  los  académicos  que 
al  comienzo  del  siglo  redactaron  el  diccionario  geográfico  de  las 
provinciai  Vateongadas  y  Navarra,  y  de  los  continuadores  en 
tiempos  más  cercanos  al  actual,  Lafuente,  los  hermanos  Oliver  y 
«tros  que  no  han  logrado  separar  por  completo  á  la  ficción  de  la 
realidad  ó  á  la  leyenda  de  la  historia,  y  que  más  bien  han  reu^ 
cido  la  niehla  con  la  disparidad  de  pareceres,  exentos  en  parle 
de  la  qwUmutí  qae  MoomwKlabB  el  P.  Mariana  llevasen  todos  apa- 
rejada. 

Al  concurso  se  han  presentado  ahora  cuatro  memorias  manus- 
critas; una  firmada,  dos  señaladas  con  lemas,  la  cuarta  sin  indi- 
cación alguna  de  quién  sea  el  autor.  De  corta  extensión  todas,  se 
comprende  el  trabajo  de  dos  de  ellas  en  43  y  60  páginas  respecti- 


DOCUMENTOS  OFICIALES.  17' 

vamenle,  subiendo  en  las  otras  á  288  y  á  300,  dato  que  conviene 
asentar,  estimando  que  si  en  poco  espacio  cabe  el  cuadro  exacto  y 
luminoso  de  un  período  histórico,  para  sintetizar  estudio  que 
tenga  por  base  la  investigación ,  se  necesitan  condiciones  de  es- 
<;ritor  poco  comunes,  que  no  demuestran  los  opositores. 

Parece  más  bien  por  sus  memorias  que  no  han  comprendido 
ó  no  han  fijado  bastante  la  atención  en  el  pensamiento  de  la  con* 
vocatoria,  pues  que  se  dan  por  satisfechos  haciendo  exposicióa 
calcada  sobre  la  Historia  general,  en  muy  poco  distinta  de  la  que 
suele  exigirse  á  los  alumnos  de  la  segunda  enseñanza. 

El  desempeño  del  tema  requería,  ante  todo,  una  preparación 
proporcionada  á  la  empresa;  aprovechamiento  de  trabajos  ante- 
riores condensador  con  tino  en  narración  precisa;  acopio  de  frutos 
recientes  extraídos  de  los  estudios  auxiliares  de  la  arqueología,  de 
la  etnografía  y  la  lingüística;  el  esclarecimiento  que  ofrecen  las 
obras  registradas  por  Gayangos  y  Dozy,  en  principio  y  progresi- 
vamente utilizadas  por  Saavedra,  Codera  y  los  demás  que  procu- 
ran extender  su  conocimiento;  el  avance  que  ha  tenido  la  histo- 
ria de  Navarra  al  Norte  de  los  Pirineos,  en  Francia,  y  que  debe 
relacionarse  con  la  de  Navarra  del  Sur,  que  nos  incumbe;  por 
ultimo,  la  rebusca  de  los  archivos  subsistentes  en  uno  y  otro 
lado. 

Nada  de  ésto  se  advierte  en  las  obras  de  referencia:  la  de  300 
páginas  excede  á  las  compañeras  en  el  esfuerzo  de  erudición;  la 
de  las  288  supera  á  todas  en  la  crítica,  evitando  los  escollos  peli- 
grosos de  anticipar  la  fecha  de  la  reconquista  en  la  falda  de  los 
montes  y  de  admitir  la  existencia  de  reyes  fabulosos;  mas  es  co- 
mún en  las  cuatro  la  confusión  del  método,  el  error  on  el  cuadro 
de  la  dominación  mahometana,  imperfectamente  estudiado,  el  co- 
nocimiento escaso  del  auxilio  que  suministran  los  historiadores 
del  Mediodía  de  Francia,  y  la  ausencia  de  calidades  superiores 
literarias. 

En  una  palabra,  ninguna  responde  á  la  condición  fundamental 
del  concurso,  ninguna  aporta  nuevos  datos  y  documentos  sobre  los 
ya  conocidos  hasta  el  dia.  La  investigación  de  los  orígenes  del 
reino  pirenaico  no  adelanta  un  paso,  queda  como  estaba  antes  de 
la  existencia  de  estas  Memorias. 

TOMO  XZZTn.  9 


'  i 


. 


18  BOLBTÍN  DB  hü  REikL  AGADBMIA  0B  LA  HISTORIA, 

La  Academia»  en  todo  conforme  con  el  ilustrado  dictamen  de  la 
comisión  examinadora,  que  brevemente  queda  condaosado,  deci- 
dió, pues,  con  el  sentimiento  que  en  caso»  parecidos  acreditó 
siempre,  declarar  que  no  há  lugar  á  la  adjudicación  del  mencio- 
nado premio  en  el  actual  concurso. 

Premio  del  Barón  de  Santa  Cruz,  de  uil  pesetas. — Ofrecióse 
por  estímulo  á  la  juventud  estudiosa  pidiendo  disertación  manus- 
crita  sobre  las  campañas  del  Rey  Fernando  el  Santo.  Ha  tenido 
un  solo  pretendiente,  D.  Modesto  Jiménez  de  Bentrosa,  de  24  años 
de  edad ,  Licenciado  en  Filosofía  y  Letras  por  la  Universidad 
Central,  y  ajuicio  de  la  comisión  de  examen,  aceptado  en  todos 
sus  puntos  por  la  Academia,  ha  hecho  buena  la  convocatoria,  jus- 
tificando en  primer  lugar  las  circunstancias  requeridas,  de  haber 
obtenido,  en  facultad  costeada  por  el  Estado,  el  título  dicho  con 
nota  de  sobresaliente,  y  la  de  haber  alcanzado  igual  nota  en  los 
exámenes  de  Historia  de  España,  Historia  universal  y  Literatura 
española,  y  además  la  misma  calificación  en  todas  las  asignaturas 
de  la  Licenciatura,  con  premio  en  ocho  de  ellas,  y  por  premio 
asimismo  el  referido  título  de  Licenciado. 

Es,  pueSf  uno  de  los  mejores  alumnos  de  la  Universidad  de  Ma- 
drid el  que  animosamente  ha  respondido  al  llamamiento  de  la 
Academia,  y  grato  es  á  ésta  declararle  digno  del  lauro  por  la  .cla- 
ridad, la  sencillez  y  la  apreciación  crítica  con  que  ha  discurrido 
sobre  el  tema  de  las  campañas  del  Santo  Rey,  si  merecedoras  de 
admiración  y  de  recuerdo  siempre,  de  fructuosa  remembranza  en 
estos  días. 

.  Parece  mayor  y  más  seguro  el  conocimiento  que  el  Sr.  Jiménez 
Bentrosa  demuestra  tener  de  las  fuentes  cristianas  que  de  las  ará- 
bigas, especialidad  ésta  hoy  por  hoy  de  algunos  maestros.  En 
puntos  secundarios  ó  de  pormenor  algo  hay  que  reparar  y  quizá 
que  corregir,  usando  del  derecho  que  la  Academia  se  ha  reservado 
en  este  caso,  antes  de  que  su  Memoria  se  publique;  pero  conside- 
rada en  conjunto  cual  cumple  en  justicia,  es  de  evidente  mérito  y 
atcredita  en  los  pocos  años  del  autor  aventajadas  dotes  de  investi- 
gador y  de  erudito,  merecedoras  de  distinción  tan  honrosa  como 
la  que  este  Cuerpo  le  dispensa  adjudicándole  el  lauro« 
Premio  del  Sr.  MarquésdeAledo.— Una  Memoria  manuscrita. 


l-'J-'^.-J- 


DOCUMENTOS  OFICIALES. 


19 


que  se  titula  Aleda,  su  descripción  é  historia,  ha  sido  presentada 
asimismo  al  concurso,  acompañándola  pliego  en  que  el  autor  re- 
servaba su  nombre  hasta  que  se  pronunciara  el  juicio.  En  la  ex- 
tensión se  acomoda  esta  monografía  á  las  exigencias  del  progra- 
ma, 7  en  las  otras  condiciones,  algo  más  difíciles  de  llenar,  tam- 
bién. Es  trabajo  escrito  en  estilo  literario,  con  sobriedad ,  con 
buena  crítica,  con  conocimientos  de  los  estudios  modernos  relati- 
vos á  las  antigüedades  romanas  y  á  la  dominación  musulmana,  y 
con  desembarazo  bastante  para  reconocer  los  errores  en  que  to- 
cante á  orígenes  remotos  y  á  primitivos  pobladores  de  España  han 
incurrido  literatos  amigos  de  consejas. 

Describe  galanamente  los  términos  de  la  villa  y  sus  vetustas 
fortificaciones;  narra  los  sucesos  principales  de  la  reconquista 
cristiana,  en  que  hizo  papel;  se  detiene  en  el  relato  de  la  donación 
de  Aledo  por  D.  Alfonso  X  á  la  Orden  de  Santiago;  en  el  de  con- 
cesión de  fuero  especial  por  el  Maestre  D.  Juan  Ossores  y  en  el  de 
las  ocurrencias  por  las  que  desde  entonces  la  historia  de  la  pobla- 
ción es  parte  de  la  de  aquella  Orden  militar,  si  bien  con  distin- 
ción de  los  hechos  de  los  Comendadores  de  su  título. 

Sirven  de  complemento  al  manuscrito  varios  apéndices  en  los 
que  se  transcriben  íntegros  documentos,  la  mayor  parte  inéditos, 
tomados  de  los  archivos  Histórico  Nacional  y  de  Simancas,  y  de 
los  municipales  de  Aledo  y  Totana,  ofreciendo  en  globo  testimo* 
nio  de  las  dificultades  que  ha  tenido  que  vencer  el  compilador  con 
las  escasas  fuentes  de  investigación  que  se  le  ofrecían  para  llevar 
á  cabo  la  empresa,  tratándose  de  una  villa  cuya  importancia,  más 
que  civil  ó  política,  fué  en  esencia  guerrera,  como  defensa  fron- 
teriza que  contenía  á  los  moros  en  sus  territorios  y  dominios.  Por 
ello,  con  la  toma  de  Granada  decayó  por  todo  extremo,  absorbida 
en  su  existencia  municipal  y  administrativa. 

Tanto  más  se  estiman  las  prendas  cuanto  más  cuestan.  La  Aca- 
demia, en  todo  conforme  con  el  dictamen  razonado  de  la  comisión 
calificadora,  la  cual  señala  en  la  obra  á  más  de  las  condiciones 
ya  expresadas,  la  muy  apreciable  de  amenidad  de  estilo,  la  de- 
claró merecedora  de  premio,  y  rota  la  nema  que  guardaba  el 
nombre  del  autor,  adjudica  á  D.  Joaquín  Báguena,  que  declara 
serlo,  aquél  que  la  liberalidad  del  Sr.  Marqués  de  Aledo  esta- 


(       •! 


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Vi 


%0  BOLETÍN   DE   LA  REAL  ACADEMIA    DE    LA    HISTORIA. 

tuyó>  dando  ejemplo  de  amor  á  su  país  y  á  las  Letras,  digao  de 
todo  elogio  y  gratitud. 

Conclusión: 
^  Este  cuerpo  literario  brinda  para  el  año  venidero  de  1901  con 
tres  premios;  el  de  «La  Virtud»,  fundado  por  D.  Ferrtiín  Caballe- 
ro; el  «Del  Talento»,  de  la  misma  institución,  destinado  esta  vez 
á  monografías  históricas  de  localidad  ó  comarca  «de  España,  y  el 
establecido  por  el  Duque  de  Loubat  para  trabajos  de  Hiatoria, 
Geografía,  Arqueología,  Lingüistica,  Etnografía  ó  Numismática 
de  cualquiera  de  las  regiones  del  Nuevo  Mundo,  todos  ellos  segiio 
las  condiciones  especiñcadas  en  la  convocatoria  que  publicarán, 
la  Gaceta  de  Madrid  y  el  Boletín  propio.  Anuncia  también  para 
el  año  1902,  dando  este  mayor  espacio  de  tiempo  ala  preparación 
de  materiales,  otro  de  los  del  Barón  de  Santa  Cruz,  á  la  mejor 
monografía  histórica  y  técnica  de  un  arte  suntuaria  ó  decorativa 
en  España,  en  una  época  comprendida  desde  el  siglo  xi  al  xvii 
ambos  inclusive. 

Considera  la  Academia  que  el  estado  de  los  estudios  arqueoló- 
gicos, la  importancia  que  dichas  artes  tuvieron  en  nuestra  patria,, 
la  necesidad  de  que  se  conozcan  con  fundamento,  y  el  creciente 
apego  que  ios  eruditos  muestran  á  estas  materias,  son  circunstan- 
cias que  despertarán  noble  emulación  entre  los  estudiosos,  con- 
tando con  la  cual,  se  propone  repetir  los  concursos  hasta  alcan- 
zar una  serie  de  memorias  que  esclarezcan  el  historial  y  la  téc- 
nica de  las  industrias  artísticas  nacionales;  cómo  han  caído  y 
como  han  prosperado;  á  qué  inñuencias  extrañas  ó  á  qué  impul- 
sos internos  debieron  origen  y  crecimiento,  y  qué  parte  tomó 
nuestra  nación  en  la  vida  artístico-industrial  de  Europa  durante 
la  Edad  Media  y  el  Renacimiento. 

De  este  modo  es  de  esperar  algo  interesante»  y  cierto  de  la  mi- 
niatura, la  orfebrería,  el  esmalte,  los  tejidos,  los  marfiles,  los  me- 
tales labrados,  los  cueros,  la  tapicería,  la  cerámica  y  las  demás 
artes  de  adorno  cuyos  restos  son  gala  de  nuestros  museos  y  co- 
lecciones, escuela  de  las  industrias  modernas  y  claro  espejo  del- 
trabajo  humano  en  la  cultura  española. 

Abierto  el  campo,  queda  también  dispuesta  la  voluntad  para- 
galardonar  á  la  rectitud  y  á  la  laboriosidad. 


DOCUMENTOS  OFICIALES.  21 


APÉNDICES 


NÚMERO  1. 
Fallecimientos  ocurridos. 

DE    SEÑORES    COlUiESPONDIENTBS   NACIONALES. 

D.  Francisco  Miguel  y  Badía,  Barcelona. 

»  Plácido  M.  de  Montoliu,  Marqués  de  Montoliu,  Morell. 

»  Fabio  de  la  Rada  y  Delgado,  Granada. 

»  Atanasio  Morlesín,  Madrid. 

»  Ángel  de  los  Ríos  y  Ríos,  Proaño. 

9  Antonio  M.  de  Ariza,  Sevilla. 

»  Antonio  Satorras  Vilauova,  Tarragona. 

»  Francisco  de  la  Pisa  Pajares,  Madrid. 

»  Ramón  Font,  Gerona. 

»  Jorge  Loring,  Marqués  de  Casa  Loring,  Málaga. 

»  Tomás  Acero  y  Abad,  Valladolid. 

»  Mariano  Juderías  Bender,  Madrid. 

9  Joaquín  Lisbona,  Granada. 

»  Domingo  Sánchez  del  Arco,  Cádiz. 


DE   SEÑORES   HONORARIOS    Y   CORRESPONDIENTES   EXTRANJEROS. 

Guillermo  Charles  Piot,  Bruselas. 
Francisco  Martins  Sarmentó,  Guimaraes. 
Joaquín  Menant,  París. 
Daniel  Garrison  Brinton,  Estados-Unidos. 
.Gaudeacio  Claretta,  Turíu. 
Bartholomeo  Capasso,  Ñapóles. 


!2  BOLETtK   DE    LA   REAL   ACADEMIA  DB   LA    HISTOBU. 

NÚMERO  2. 
Nombramientos. 

DB   SBflORBS   CORRE8PONDIBKTB8   MACIONALBB. 

Juan  Pío  García  y  Pérez,  Cuenca. 

José  A.  Berrocal,  San  Peruando. 

Guillermo  de  Guillen  García,  Montblanch. 

Adolfo  Cabrera,  Las  Palmas. 

Julio  Nombela,  Badajoz. 

Enrique  Romero  de  Torres,  Córdoba. 

Sebastián  Montserrat,  Teruel. 

Carlos  Morones  y  Tord,  Conde  del  Asalto,  Tarragona. 

Narciso  Diai  de  Escobar,  Málaga. 

Ciríaco  M.  Sancha,  Cardenal  Arzobispo,  Toledo. 

Andrés  Alvarez  Aucíl,  Toledo. 

Manuel  González  Simancas,  Toledo. 

Carlos  de  la  Plaza,  Bilbao. 

Enrique  Fuster,  Conde  de  Roche,  Murcia. 

RuQno  Machiandarena,  San  Sebastián. 

Enrique  Almaraz,  Obispo  de  Palencia. 

Manuel  Magallón,  Soria. 

Rafael  de  la  Viesca  y  Méndez,  Cádiz. 

Eduardo  Moreno  y  López,  Orense. 

Bernardo  Acevedo,  Oviedo. 

Eugenio  Escobar  y  Prieto,  Plaseocia. 

DE   SEÍIOHES  CORRESPONDIENTES   EXTRANJEROS. 

ilio  Betancourt,  Bogotá. 
arónOrban  de  Xivry,  LoTayna. 

NUMERO  3. 

Memorias  quo  acompañan  á  la  propuesta  de  premio  á  la  Virtud 
'esentada  en  favor  de  D.  Andrés  Manjón. 


DOCUMENTOS  0FIGIALB8.  23 

Recuerdos  de  una  visita  á  las  escuelas  fundadas  por 
D.  Andrés  Manjón  en  el  Sacro-Monte  de  Granada. 

En  toda  sociedad  bien  organizada  hay  tribunales  de  justicia 
para  esclarecer  los  hechos  criminosos  y  castigarlos.  ¿Por  qué  no 
habría  de  haber  algo  semejante  para  descubrir  y  premiar  las 
buenas  obras?  Pues  ese  algo  es  lo  que  esta  noche  realiza  el  Ate- 
neo: allá,  en  Granada,  D.  Andrés  Manjón  ejecuta  actos  que  exce- 
den por  su  bondad  á  lo  que  la  ley  más  rigorosamente  interpretada 
pueda  exigir  al  ciudadano;  aquí,  en  Madrid,  un  alma  generosa, 
polizonte  del  bien^  incou  el  proceso  cuya  vista  solemne  celebra- 
mos; un  sabio  ilustre,  el  Dr.  Cajal,  acaba  de  presentar  al  proce;' 
sado  como  catedrático  distinguido,  Canónigo  de  Sacro-Monte, 
publicista,  sacerdote  ejemplar,  y,  sobre  todo,  como  pedagogo  y 
modelo  de  los  hombres  que  España  necesita  para  su  regenera- 
ción; otro  maestro  en  medicina  y  en  saber  amar  nuestras  gran- 
dezas pasadas  y  presentes,  D.  Benito  Hernando ,  iniciador  y  á  la 
vez  relator  de  esta  causa,  os  habrá  hecho  sentir  y  pensar  con  los 
párrafos  sublimes  de  las  Memorias  de  Manjón  que  acaba  de  leer- 
nos; y  vosotros,  representantes  de  la  cultura  nacional,  sois  el 
jurado  que  dictará  sentencia,  á  la  vez  que  empezaréis  acaso  á 
ejecutarla  concediendo  vuestra  simpatía,  muestro  apoyo  y  aun 
vuestras  limosnas  á  la  hermosa  obra  que  juzgáis. 

Mi  papel  en  esta  causa  es  sólo  el  de  testigo,  y  prometo  cum- 
plirlo fiel  y  verazmente,  relatando  cuanto  recuerdo  de  mi  visita 
á  las  escuelas  fundadas  por  D.  Andrés  Manjón. 

••• 

Para  quien  conozca  la  ciudad  de  Granada,  es  innecesario  des- 
cribir el  delicioso  valle  que  con  razón  llamaron  del  Paraíso  los 
poetas;  y  para  los  que  no  hayan  tenido  la  fortuna  de  visitar  la 
ciudad  morisca,  sería  pálida  toda  descripción,  porque  la  realidad 
supera  cuanto  la  imaginación  más  fecunda  pudiera  concebir. 
Habrán,  pues,  de  contentarse  con  saber  que  á  unos  2  km.  del 
centro  de  la  ciudad,  hacia  Levante,  cuando  aún  no  se  halla  el 
Darro  aprisionado  por  los  puentes  y  bóvedas  que  lo  ocultan,  al 


24  BOLETÍN   DB   LA  RBAL  ACADEMIA   DE  LA   HISTORIA. 

par  que  lo  envilecen ,  y  contra  los  que  suele  protestar  rompiendo 
'trabas  á  inundando  calles,  se  desliza  el  río  por  el  fondo  de  tene- 
brosa grieta  labrada  en  el  terreno  por  el  roer  continuo  de  las 
aguas  durante  muchos  siglos.  Lo  estrecho  y  tortuoso  de  la  sima^ 
los  hondos  socavones  en  que  forma  remansos  silenciosos  la  co- 
rriente, el  túnel  de  verdura  que  en  lo  alto  construyen  los  árboles 
y  arbustos,  inclinados  como  si  fueran  á  precipitarse  en  el  abis- 
mo, luces  filtradas,  rumores  misteriosos,  todo  concurre  á  dar  la 
sombría  grandeza  de  un  paisaje  dantesco,  al  que  se  contempla 
con  el  ánimo  absorto  y  encogido  en  las  famosas  angosturas  del 
río  Darro. 

Pero  saliendo  de  ellas,  ¡cuánta  luz,  cuánto  cielo  cuánta  dul* 
zura  y  serenidad  en  el  ambiente!  A  la  izquierda,  apretado  bos- 
que  de  avellanos  y  alamedas  frondosas,  escala  el  monte,  en  cuya 
cima,  cercado  de  jardines,  destaca  airoso  el  Generalife  sus  blan- 
cas y  caladas  galerías;  á  la  derecha,  las  casitas  de  los  cármenes^ 
medio  escondidas  entre  los  árboles  frutales,  aparecen  sembradas 
hasta  la  mitad  de  la  ladera;  encima  se  delinea  el  camino  del  Sa- 
cro-Monte y  resaltan  en  negro  las  ahumadas  bocas  de  las  cuevas 
donde  habitan  los  míseros  gitanos;  más  arriba,  las  pitas  y  nopa- 
les dibujan  las  sendas  y  linderos,  y  allá,  en  la  cumbre,  los  par- 
dos muros  de  la  ilustre  abadía  señalan  el  lugar  en  que  reciben 
culto  las  venerandas  reliquias  del  apóstol  y  mártir  San  Cecilio. 
Allí  el  artista  ve  colmadas  sus  ansias  de  belleza;  el  historiador 
contempla  frente  á  frente  monumentos  que  simbolizan  las  dos 
civilizaciones  en  que  se  condensa  nuestra  historia;  el  antropó- 
logo medita  en  los  orígenes  y  destinos  de  la  raza  gitana,  y  cuan- 
do de  las  enramadas  surgen  voces  infantiles,  atenuadas  por  la 
distancia  y  poetizadas  por  el  sitio  y  el  misterio,  que  entonan  can- 
408  patrióticos  ó  religiosos,  el  sociólogo  piensa  en  que  allí  ha  es- 
tablecido Manjón  su  admirable  taller  para  formar  los  ciudadanos 
y  regenerar  los  pueblos. 

Por  aquellos  parajes  deleitosos  iba  yo  una  mañana  de  Junio^ 
hace  dos  años,  con  objeto  de  visitar  la  colonia  escolar  que  ya 
conocía  por  referencias,  pero  de  la  que  ignoraba  con  exactitud  las 


rr 


DOCUMENTOS  OFICIALES.  25 

señas.  Buscando  á  quién  preguntarlas  reparé  en  dos  chicos  que^ 
delante  de  mí,  seguían  también  el  camino  del  Sacro-Monte»  y 
acaso  iban  ya  á  las  escuelas  á  pesar  de  lo  temprano  de  la  hora. 
Los  examiné  curiosamente  antes  de  interrogarlos;  eran  dos  tipos 
muy  distintos:  el  uno  de  10  á  12  años,  espigadillo,  de  cabello 
claro  y  acules  ojos ,  parecía  tímido  y  de  pocas  palabras ;  el  otro, 
más  pequeño  en  edad  y  en  estatura,  morenillOi  vivo  de  ojos  y 
más  vivo  aún  de  movimientos,  contrastaba  por  su  incansable 
locuacidad  y  su  inquietud  de  ardilla  con  el  tranquilo  continente 
de  su  grave  y  silencioso  compañero. 

Al  emparejar  con  los  muchachos  y  preguntar  al  mayor  por  las 
escuelas,  vi  con  grata  sorpresa  que  los  dos  se  quitaron  respecti- 
vamente sus  boinas ;  y  no  extrañe  el  que  tal  rasgo  de  urbanidad 
me  sorprendiera,  pues  no  haQe  muchos  años  todavía  que,  en 
aquellos  parajes,  solía  correr  el  forastero  riesgo  de  sufrir  burlas, 
injurias  y  tal  vez  alguna  peladilla  al  trabar  relaciones  con  la 
turba  menuda  de  pequeños  salvajes  que,  dueños  del  camino,  exi* 
gían  al  transeúnte  exótico  el  tributo  de  limosnas,  siempre  forza* 
das  y  nunca  agradecidas.  Satisfizo  el  menor  de  los  chicuelos  mis 
jpreguntas,  y  con  verbosidad  llena  de  gracia  y  de  oficiosa  corte- 
sía se  ofreció  en  nombre  de  los  dos  á  acompañarme  para  visitar 
la  escuela.  Acepté  gustoso,  y  empecé,  desde  luego,  la  información 
que  deseaba,  manifestando  á  los  chicos  mi  extrañeza  de  que  á  las 
seis  de  la  mañana  fueran  ya  á  dar  sus  clases;  pero  el  travieso  chi- 
quitín me  interrumpió  diciendo: 

— ¡Que  es  temprano,  dice  ustedl  Pues  ya  estarán  allí  casi  todos 
los  chiquillos,  y  ya  estaría  yo  también  hace  un  rato  si  no  hu- 
biera esperado  á  este  posma  para  ir  juntos;  pero  no  crea  usted 
que  vamos  á  clase;  vamos  á  jugar,  y  jugando  nos  pasamos  el  día 
hasta  que  se  pone  el  sol  por  San  Nicolás,  y  si  á  mano  viene,  don 
Andrés  deja  que  se  quede  por  la  noche  en  el  carmen  alguno  que 
otro  que  no  tiene  casa  ni  familia;  porque,  como  él  dice,  mejor  s& 
duerme  en  un  rincón  bajo  techado  y  entre  gente3  honradas,  que 
en  los  escalones  del  Campillo,  entre  granujas  y  expuesto  á  que  le 
cojan  por  vago  los  rondines. 

Lo  de  pasar  el  día  jugando  me  pareció  exageración,  y  como  ba- 
rruntaba en  eso  de  los  juegos  todo  un  sistema  pedagógico,  inte- 


26  boletín  db  la  rbal  academia  dk  la  historia. 

rrogué  al  muchacho  acerca  de  ello,  pero  quedé  en  la  duda,  pues 
coatestó  en  seguida: 

— ¿Que  á  qué  jugamos?  Pues  á  lo  que  cae:  jugamos  á  lases- 
quinas,  al  salto  de  la  muerte,  á  coger  la  cereza,  á  moros  y  cristia- 
nos, á  soldados,  á  comidas  y  á  otras  muchas  cosas.  También  te- 
nemos alguuos  raticos  de  lección;  pero  en  clase  no  entramos  más 
que  para  escribir,  y  dice  D.  Audrés  que  si  no  rompiéramos  tanto 
la  ropa,  nos  pondría  más  tiempo  á  hacer  cosas  con  la  tierra. 

— Mas  para  venir  á  la  escuela  tan  temprano — dije  yo, — tendréis 
que  TÍvir  cerca;  porque  si  no,  entre  ir  á  comer  á  vuestras  casas  y 
ToWer  por  la  larde,  perderéis  mucho  tiempo. 

— ¡Quiá,  no  señor!  ¿Pues  no  le  digo  á  usted  que  casi  ningún 
nifio  vuelve  á  su  casa  hasta  la  noche?  Bl  que  puede  se  lleva 
su  merienda:  mire  usted  aquf  la  mía;  con  este  pedazo  de  pan 
hay  para  dos,  porque  como  hay  muchos  que  no  tienen  qué  co- 
mer, D.  Andrés  les  da  lo  que  puede,  y  nos  encarga  á  los  que  te- 
nemos padres  con  jornal  que  llevemos  de  sobra  para  partirlo  con 
los  amigos.  Vo  no  vivo  muy  lejos,  en  el  Albaicfn;  pero  aunque 
pudiera  comer  en  mi  casa,  me  gusta  más  estar  de  campo  todos  los 
días.  Éste,  otros  dos  y  yo  hacemos  rancho  y  nos  divertimos  mucho. 

— De  todas  maneras — repliqué, — estos  sitios  se  hallan  lejos  de 
la  ciudad,  y  en  invierno,  cuando  empiecen  las  lluvias  y  los  hie- 
los, no  podrán  concurrir  á  la  escuela  más  que  los  niños  que  vivan 
en  estos  arrabales. 

— Vendrán  como  ahora,  porque  como  lodos  somos  pobres,  no 
le  tememos  al  barro;  y  sí  no,  que  diga  éste  si  dejará  de  venir  en 
invierno,  y  eso  que  vive  en  el  barrio  de  San  Lázaro  y  tiene  que 
andar  más  de  una  legua  entre  ida  y  vuelta. 

Salió  de  su  mutismo  el  aludido,  y  con  un  aconto  que  me  sor* 
prendió  por  su  energía,  dijo  como  si  lo  jurara: 

— Vendré,  aunque  se  hiele  hasta  el  pensamiento;  he  nacido  en 
la  sierra,  andaba  por  la  nieve  con  agovias  6  sin  ellas;  D.  Andrés 
me  ha  dado  zapatos  ahora  que  es  verano,  con  n:ás  razón  me  los 
dará  para  el  invierno;  y  si  no  tuviera  zapatos...  también  vendría. 

— ¡Pues  no  te  ha  de  dar! — saltó  el  pequeño. — Zapatos  y  cuanto 
necesites  te  dará  D.  Andrés;  como  que  le  has  entrado  por  el  ojo, 
y  eso  que  eres  de  los  de  libros;  porque  ha  de  saber  usted — dijo  el 


DOCUMENTOS  OFICIALES.  27 

hablador  volviéndose  hacia  ini-*que  éste,  tan  grandullón  y  todo 
como  es,  está-  en  los  libros  todavía  y...  vea  usted,  vea  usted  cómo 
Jos  esconde  debajo  de  la  blusa;  es  que  se  avergüenza  de  que, 
siendo  ya  tan  mayor,  está  más  atrasado  que  nosotros;  pero  el 
pohretico  no  tiene  la  culpa;  demasiado  sabe  para  el  poco  tiempo 
que  está  viniendo  á  la  escuela.  Yo  tengo  menos  años,  y  ya  estoy 
en  cuentas,  verbos,  triángulos  y  provincias;  pero  sabia  un  po- 
-quillo  de  letra  cuando  vine  con  D.  Andrés,  y  hace  más  de  un  año 
^ue  no  falto  á  la  escuela  ni  siquiera  un  día. 

— jY  si  yo  me  hubiera  criado  entre  gentes! — exclamó  el  de  los 
libros  con  expresión  tal  de  amargura  en  sus  ojos  azules  y  tristo- 
nes, que  me  sentí  conmovido; — pero  allá  en  el  cortijo,  casi  no  he 
visto  más  que  zorras  y  cochinos;  gracias  que  ahora  sepa  hablar 
algo  más  que  lo  preciso  para  pedir  un  cacho  de  pan;  y  lo  que  yo 
te  digo  es  que,  reviento,  ó  antes  de  un  mes  he  deescribir  á  Ujíjar 
por  mi  mano  preguntando  si  hay  noticias  de  mi  padre.      % 

Me  interesó  mucho  el  carácter  resuelto  del  muchacho;  le  pedí 
su  historia,  me  la  contó  su  entrometido  compañero,  y  pronto  supe 
que  aquél  se  había  criado  en  una  cortijada  de  la  Alta  Alpujarra, 
de  donde  la  miseria  ó  quizás  algún  otro  motivo  menos  simpático 
había  hecho  al  padre  emigrar  en  busca  de  trabajo  al  Moro^  como 
decían  los  chicos.  Quedaron  la  mujer  y  el  hijo  del  emigrado  en 
el  abandono  más  completo;  viniéronse  mendigando  hasta  Gra- 
nada, y  en  ella  vieían:  la  madre,  dedicada  á  las  más  rudas  faenas 
para  ganarse  el  mísero  sustento;  y  el  hijo,  luchando  heroicamente 
contra  la  ignorancia,  bajo  la  dirección  y  amparo  de  D.  Andrés, 
que  había  descubierto,  sin  duda,  el  tesoro  de  bondad  y  energía 
que  el  pobrecillo  encerraba  debajo  de  su  rústica  corteza. 

»•• 

Y  así,  en  conversación  con  los  dos  escolares,  y  aprendiendo  yo 
en  ellos  mucho  más  de  lo  que  nunca  pudieran  figurarse,  llega- 
mos juntos  á  la  puerta  de  la  colonia,  ó,  mejor  dicho.  Portillo, 
pues  tal  parece  la  humildísima  entrada  que  en  la  mezquina  tapia 
da  paso  á  los  jardines,  y  que  por  única  señal  de  su  deslino  os- 
tenta, pintado  sobre  el  muro,  un  sencillo  letrero  que  dice:  AVE 


28  boletín  de  la  bbal  academia  db  la  historia. 

MARÍA,  más  como  piadoso  saludo  al  visitante  que  como  título 
de  la  grandiosa  fundación  que  allí  se  ha  establecido. 

No  hallé  portero  que  cerrara  el  paso;  un  dependiente  de  la  co«- 
lonia  que  me  ofreció  sus  servicios  accedió  sin  dificultad  á  mi 
ruego  de  que  no  interrumpiera  sus  tareas,  y  acompañado  por  mis 
dos  amiguitos  recorrí  libremente  las  enramadas  y  plazuelas  del 
hermoso  carmen,  poblado  ya  entonces  de  muchachos,  reparán- 
dolo todo  y  pidiendo  de  todo  explicaciones  á  los  mismos  bullicio- 
sos escolares,  que  me  las  daban  siempre  con  simpática  mezcla  de 
infantil  confianza  y  de  respeto. 

Una  verja  que  tenía  por  remates  grandes  letras  de  hierro,  á 
la  vez  que  cercaba  una  parte  del  terreno,  evitando  caídas  por  di- 
ferencias de  nivel,  servía  para  el  juego  á  las  esquinas  de  qjue  me 
habían  hablado  en  el  camino,  y  unas  veces  nombrando  la  letra 
correspondiente  á  cada  puesto,  y  otras  bautizando  éstos  con  nom- 
bres geográficos  ó  históricos,  se  logra  que  los  pequeños,  al  correr 
de  la  M  á  la  Z  y  de  la  B  á  la  J,  aprendan  sin  trabajo  el  alfabeto, 
y  que  los  grandes,  cambiándose  de  Portugal  á  Rusia  y  de  Grecia 
á  Noruega,  se  familiaricen  con  los  nombres  de  las  naciones  euro- 
peas, y  hasta  conserven  para  siempre  el  recuerdo  de  los  principa- 
les personajes  de  cada  una,  pues  al  empezar  el  juego,  cada  niño, 
que  prefiere  un  puesto,  recibe  temporalmente  el  nombre  de  la 
figura  nacional  más  importante  relativa  al  pueblo  representado 
por  el  poste  de  que  arranca  el  jugador  on  sus  carreras,  y  al  que 
debe  volver  en  los  intermedios.  Un  recitado  duraote  éstos,  am- 
pilando  las  nociones  histórico-geográficas  adquiridas  sin  trabajo, 
en  medio  de  la  bulla  y  algazara,  completan  la  instrucción  de  los 
muchachos^  que  atienden  sin  esfuerzo,  por  hallarse  cansados  del 
trajín  y  por  considerarse  muchas  veces  aludidos  cuando  el  profe- 
sor refiere  algunos  hechos  del  personaje  que  cada  uno  representa. 

Cerca  de  allí  disputaban  también  de  Geografía  unos  cuantos 
muchachos  que,  sin  saberlo,  repasaban  sin  libros  sus  lecciones, 
á  la  vez  que  jugaban  al  salto  del  carnero  ó  de  la  muerte.  Uno  de 
ellos,  doblado  por  la  cintura,  ofrecía  el  dorso  como  barrera;  los 
demás  en  fila,  habían  de  saltarla  por  turno;  el  primero  decía  el 
nombre  de  un  país,  y  el  que  llegaba  corriendo  á  dar  el  salto  tenía 
que  decir  el  nombre  de  la  capital  sin  detenerse;  una  equivocación 


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DOCUMENTOS   OFICIALES.  29 

Ó  un  retraso  en  contestar  redimían  de  su  incómoda  postura  al  que 
hizo  la  pregunta,  y  pasaba  á  sustituirle  el  que  no  supo  contestarla* 
bien  ó  á  tiempo.  Solía  ocurrir  que  por  malicia  ó  ignorancia  dis- 
putaban algunos  sobre  la  exactitud  de  las  respuestas;  pero  nunca 
faltaba  algún  jugador  bien  reputado  que  autoritariamente  resol- 
tía  las  dudas,  añadiendo  detalles  y  noticias  para  aumentar  su  cré- 
dito y  confirmar  su  superioridad  en  materias  geográficas.  Supe 
después  que  el  mismo  juego  sirve  para  repetir  la  tabla  de  multi* 
pilcar,  fechas  históricas,  conjugacioues  y  otros  asuntos  adaptables 
al  sistema  de  preguntas  y  respuestas  rapidísimas. 

En  una  pila  rústica  de  piedra,  con  agua  corriente,  cristalina  y 
fresca,  se  sucedían  los  niños,  mojándose  con  deleite  los  brazos  y 
la  cabeza  y  hasta  el  cuerpo  entero,  pues  bromeando  unos  con 
otros  y  echándose  mutuamente  el  agua  á  manotadas,  solía  ocurrir 
que  terminara  en  baño  lo  que  empezó  en  ablución.  Allí  era,  se* 
gún  dijo  mi  pequeño  guia,  donde  jugaba  D.  Andrés  á  las  cerezas 
con  los  niños  socios,  y  especialmente  con  los  greñudos  gitanillos. 
Consiste  el  juego  en  arrojar  cerezas  al  fondo  de  la  pila  y  sacarlas 
los  chicos  con  la  boca,  teniendo  las  manos  á  la  espalda;  sumergen 
para  ello  toda  la  cabeza,  hociquean  en  el  agua  para  coger  la  fruta; 
salen  bien  remojados,  chorreando;  se  frotan  y  restriegan  por  sa- 
cudirse pronto  y  secarse  mejor  al  aire  libre,  y,  empezando  por 
juego  y  por  codicia,  acaban  por  adquirir  hábitos  de  aseo  y  gusto 
por  el  cuidado  personal  y  la  limpieza.  lYerdadero  milagro  peda- 
gógico el  de  hacer  pulcro  á  un  gitano! 

Llamaron  mi  atención  unos  silbidos  que  en  notas  graves  y  agu- 
das, alternadas,  y  formando  series  con  extraño  ritmo,  parecían 
responderse  desde  puntos  distantes  é  invisibles:  eran  ejercicios 
prácticos  de  un  sistema  especial  de  comunicaciones  por  medio  de 
un  alfabeto  en  que  cada  combinación  de  las  dos  notas  representa 
una  letra,  y  que  también  se  adapta  por  medio  de  'banderas  des- 
iguales á  la  instalación  de  un  telégrafo  óptico  sencillo  como  el 
que,  según  dijeron,  funcionaba  entre  la  abadía  del  Sacro-Monte 
y  la  Colonia. 

Un  muchacho  se  encaramaba  por  un  árbol  para  limpiarlo  de 
las  orugas  que,  gracias  á  su  gran  vigilancia  y  buena  vista,  había 
descubierto  entro  las  hojas;  otros  regaban  con  esmero  varias 


30  BOLBTtN    DS   LA  RSAL   ACADEMIA    DB  LA   HISTORIA. 

plantas  y  arbustos  del  jardlD,  y  á  un  chico  haragán  y  descuidado 
le  iocrepabao  duramente  sus  amigos  porque  dejaba  secar  las  ma- 
las que  pusieron  á  su  cargo.  Eo  loa  cármeues  escolares  cada  vege- 
tal tiene  su  infantil  protector,  que  lo  cuida  con  esmero,  lo  ama  j 
defiende  como  á  cosa  propia,  lo  examina  diariamente  siguiendo 
con  vivo  interés  su  desarrollo,  y  lo  suele  exhibir  envanecido 
cuando  resalta  por  su  hermosura  y  lozanía.  Así  aprenden  los  ni- 
ños, sin  libros  ni  fatiga,  Botánica  y  Agricultura,  y  llegan  &  com- 
prender las  bellezas  naturales,  despertándose  en  ellos  el  senti- 
miento artístico. 

Incrustadas  en  los  riisticos  muros  que  sostienen  y  añrman  los 
cuadros  del  terreno  vi  muchas  losas  de  mármol  blanco,  que  acaso 
fueron  antes  mesas  de  algún  café:  son  los  encerados  de  aquella 
Escuela  á  cielo  descubierto.  Aun  se  reconocían  en  varias  losas, 
trazados  con  carbón,  problemas  de  Geometría,  cálculos  aritméti- 
cos y  toscos  dibujos,  algunos  intencionados  y  grotescos;  pero 
entre  muestras  tan  diversas  de  las  tareas  é  inclinaciones  de  tantos 
escolares,  reparé  con  guato  en  que  ni  por  casualidad  había  pala- 
bras ó  dibujos  obscenos  ó  injuriosos.  Un  niño  me  preguntó  la 
hora  para  comprobar  las  lineas  que,  por  encargo  del  Maestro, 
tenia  que  trazar  en  una  de  las  piedras  destinada  á  ensayos  para 
la  construcción  de  relojes  de  sol,  y,  por  los  comentarios  de  los  allt 
presentes,  comprendí  que.no  les  era  del  todo  desconocida  la  mar- 
cha de  los  aatroa  ni  la  constitución  de  nuestro  sistema  planetario. 
Pero  lo  que  más  me  interesó  de  cuanto  llevaba  visto  fué  la 
agna  obra  que  un  grupo  de  escolares  realizaba  al  empedrar 
^na  plazuela,  reproduciendo  los  contornos  de  un  gran  mapa  dd 
wspafia.  Los  más  pequeilos  escogían  las  piedras  y  las  clasiñcaban. 
iegdn  sus  formas,  colores  y  tamaños;  otros  trazaban  las  sínuosi- 
lades  del  litoral  de  Cataluña  copiando  con  la  fidelidad  posible  la- 
;iiueta,  pintada  eu  un  cartón,  que  les  servía  de  modelo;  varios- 
'^ban  rellenando  con  piedras  diferentes  la  tierra  y  el  mar  en  las 
'egiones  cuyo  trazado  habla  sido  aprobado  ya  sin  duda  por  los 
irectores  de  la  obra,  y  todos  alternaban  en  los  trabajos,  disóuttaa 
:u  exactitud  é  ilustraban  las  cuestiones  con  las  noticias  y  juicios 
lersonales  que  tenían  ó  formaban  sobre  ellas.  Nadie  estaba  in- 
-tclívo;  la  Geografía  entera  de  España  andaba  de  boca  en  boca> 


DOCUMENTOS  OFICIALES.  31 

un  tanto  corrompida  á  veces  y  con  algún  que  otro  error  nada 
pequeño,  pero  siempre  corregida  en  forma  y  fondo  por  alguno  de 
aquellos  Aristarcos  en  agraz,  pues  jamás  perdonaban  los  errores 
ajenos  que  estuvieran  al  alcance  de  su  propia  ciencia.  Y  como 
por  menguada  que  fuera  la  de  cada  uno,  era  estimable  la  que 
reunían  entre  todos,  resultaba  de  aquella  confusión  aparente  una 
instrucción  mutua  tan  eficaz  y  positiva,  que  de  seguro  al  concluir 
la  obra,  que  era  por  cierto  de  bastantes  días,  á  juzgar  por  lo  poco 
que  adelantó  á  mi  vista,  saldría  sabiendo  cada  uno  por  lo  menos 
tanto  como  al  empezar  supieran  entre  todos. 

Y  no  era  sólo  esto:  allí  ejercitaban  la  observación,  la  compara- 
ción de  proporciones,  la  estimación  de  las  distancias  y  hasta  el 
razonamiento,  discurriendo  sobre  las  más  altas  cuestiones  de 
política,  pues  ante  mí  trataron  de  una,  digna  del  Ateneo.  Véase 
cómo  se  produjo: 

Reprochaba  uno  de  los  mirones  que  las  piedras  representativas 
de  Barcelona  y  Tarragona  estaban  entre  sí  más  separadas  que  lo 
correspondiente  á  los  puntos  respectivos  del  modelo,  y  en  el  pro- 
lijo examen  del  asunto  que  con  este  motivo  hicieron  varios,  caye- 
ron en  la  cuenta  de  que  si  había  de  mantenerse  la  escala  de  am- 
plificación hasta  entonces  seguida,  no  era  posible  representar 
completas  las  islas  Baleares,  por  falta  de  terreno.  El  conflicto  era 
grave,  y  hubo  diversidad  de  pareceres:  unos  querían  prescindir 
de  las  islas  porque,  estando  separadas  del  continente,  no  formaban 
en  realidad  parte  de  España;  otros  preferían  sacrificar  la  escala  y 
representarlas,  aunque  fueran  muy  chiquitas  y  pegadas  á  la  costa 
Levantina,  y  alguno  apuntó  con  timidez  la  idea  de  que  podrían 
ponerse  en  cualquier  rincón  del  mapa  encerradas  en  un  marquito 
propio.  Se  acaloró  la  discusión  y,  aferrados  á  su  parecer  los  que 
seguían  el  criterio  topográfico,  llevaban  trazas  de  prevalecer,  en  la 
contienda  y  de  segregar  las  islas  Baleares  del  territorio  nacional, 
cuando  desde  lo  alto  de  un  ribazo  un  político  de  catorce  años 
intervino  resueltamente  en  el  debate  diciendo  con  imperiosa 
autoridad: 

— ^Hay  que  poner  las  Baleares  á  todo  trance,  quepan  ó  no  que- 
pan, porque  son  parte  de  España,  lo  mismo  que  Granada  ó  Madrid; 
y  no  importa  que  sean  islas,  porque  también  lo  son  la  Habana  y 


32  boletín  db  la  rbal  agadbiiia  db  la  historia. 

Manila,  que  eslán  muy  lejos,  y  todo  el  mundo  sabe  que  pertene'» 
cen  á  España;  y  por  eso,  porque  son  nuestras,  están  peleando  en 
aquellas  tierras  mí  hermano  y  otros  muchos  conocidos,  para  que 
no  se  las  lleven  unos  negros  muy  feos  que  por  allí  se  crían;  y  no 
hay  que  hablar  más  sobre  esto,  porque  está  claro  como  el  sol  que 
donde  están  los  er pañoles  es  de  España. 

Mi  amigo  alpujarreño  dijo  entonces: 

— Pues  también  el  Moro  será  España,  porque  allí  están  mi 
padre  y  otros  muchos. 

— Como  ser  nuestro  el  Moro,  todavía  no  lo  es;  pero  si  dan  en 
ir  muchos  españoles  por  allá,  lo  será  muy  pronto — replicó  sin 
turbarse  el  pequeño  definidor  de  las  nacionalidades. 

Y  como  en  aquel  momento  me  avisaron  que  estaba  D.  Andrés 
Manjón  en  la  Colonia,  corrí  á  su  encuentro  y  me  quedé  sin  saber 
si  al  fin  decidieron  los  geógrafos  renunciar  á  la  posesión  de  Ba- 
leares, por  no  tener  bastante  mar  en  que  ponerlas. 

Renuncio  á  describir  la  impresión  que  me  produjo  el  fundador, 
y  me  creo  incapaz  de  trazar  su  retrato;  respeto  su  humildad,  que 
le  induce  á  dejar  en  la  penumbra  su  persona,  y  confío  en  que  el 
relato  de  sus  obras  es  su  mejor  semblanza  y  le  dará  el  relieve  y 
el  nimbo  de  gloriosa  luz  que  jamás  podría  darle  con  sus  frases  el 
más  apasionado  admirador  de  su  virtud  y  su  talento. 

Lo  saludé  al  principio  algo  aturdido,  lo  seguí  después  suges* 
tiouado  por  un  encanto  indefinible  de  que  no  se  da  él  cuenta  y 
que  cautiva  en  su  favor  las  voluntades,  escuché  atentamente  las 
explicaciones  que  con  frases  sencillas  y  en  tono  familiar  me  fué 
dando  de  cuanto  me  enseñaba  con  amabilidad  infatigable;  mas 
con  ser  tanto  y  tan  bueno  lo  que  vi  guiado  por  tan  bondadoso 
cicerone  y  lo  que  aprendí  de  maestro  tan  original  y  competente, 
confesaré  sin  rebozo  el  fenómeno  extraño  que  en  mí  observo  de 
que  el  recuerdo  de  la  primera  parte  de  mi  visita  á  las  Escuelas, 
la  que  hice  solo  y  por  mi  cuenta,  se  conserva  más  claro  en  mi 
memoria  que  el  recuerdo  de  la  segunda  parte.  Acaso  la  grandeza 
de  la  figura  moral  de  D.  Andrés  Manjón  absorbía  de  tal  modo 


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DOCUMENTOS  OFICIALES. 


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mis  facultades,  que  del  tiempo  que  pasé  á  su  lado  sólo  me  queda 
la  impresión  vaga  de  algo  inmenso,  sublime,  inexplicable,  pero 
muy  superior  á  cuanto  yo  he  sentido  jamás  junto  á  ningún  otro 
hombre. 

Recuerdo,  sin  embargo,  que  recorrimos  el  carmen  ocupado  por 
las  niñas,  donde  las  vimos  entretenidas  en  útiles  labores,  ó  repi- 
tiendo atentamente  sus  lecciones;  oí  sus  cantos  y  una  plegaria  á 
la  Virgen  en  que  pedían  para  sus  bienhechores,  tan  tierna  y  con- 
movedora, que  me  hizo  humedecer  los  ojos;  revisé  algunos  diarios 
-escritos  por  las  más  adelantadas,  en  los  que  me  pareció  hallar  un 
tesoro  para  el  estudio  de  la  psicología  délos  niños  pobres;  visita- 
mos luego  las  obras  del  templo-escuela,  en  cuya  extensa  nave 
-estaban  los  parvulillos  sentados  sobre  gruesos  maderos,  al  cuida- 
do de  un  maestro  git¿uio  que  los  doctrinaba,  y  tan  á  gusto  de  los 
pequeñuelos,  que  allí  todo  era  contento  y  regocijo;  pasamos  por 
otros  muchos  locales  y  dependencias  de  que  no  sabría  dar  cuenta 
minuciosa,  y  al  llegar  á  una  explanada  bastante  grande  para  lo 
<iue  la  inclinación  del  terreno  consiente  en  aquellos  sitios,  nos 
sentamos  como  si  fuera  á  darse  allí  algún  espectáculo.  En  efecto; 
una  corneta  tocó  llamada  á  la  carrera,  y  como  por  encanto  cesaron 
los  rumores  de  análisis  gramaticales,  cálculos  aritméticos,  lecturas 
-é  interrogatorios  emanados  de  los  numerosos  corros  ó  secciones 
que  hacían  sus  ejercicios  escolares  en  las  espesuras^  y  de  cada 
enramada  saltó  un  enjambre  de  muchachos  que,  confluyendo  á 
una  puertecilla,  se  perdían  por  ella  para  salir  por  el  lado  opuesto 
•á  los  pocos  segundos,  armados  con  fusiles  de  madera  y  ordenán- 
dose en  ñlas  con  una  rapidez  que  no  habrían  superado  ciertamente 
soldados  veteranos. 

En  menos  de  cinco  minutos  quedó  formado  el  batallón;  un 
coronel  minúsculo  ordenó  maniobras  y  evoluciones  ejecutadas 
<X)n  precisión  maravillosa;  y  lo  más  curioso  era  que  las  voces  de 
mando  significaban  lecciones  prácticas  de  Geografía,  pues  hacían 
que  las  columnas  marcharan  hacia  Motril  ó  Alhama,  importantes 
y^iudades  de  la  provincia  de  Granada,  ó  que  las  formaciones  dieran 
frente  á  Madrid,  Portugal  ó  hacia  alguno  de  los  puntos  cardinales* 
Felicité  al  pequeño  coronel  por  su  pericia  y  su  actitud  bizarra, 
notables  sobre  todo  por  recaer  aquellas  cualidades  en  un  cuerpo 


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TOMO  XXXTU. 


í.  BOLBTtN  DB  LA  HBAL  .ACADBUIA   DB  LA    HI8T0R 


lenguado  y  endeblucho,  y  D.  Andrés  rae  hizo  notar  entonces  la- 
irtuna  de  que  así  sucediera,  pues  debiendo  eichicuelo  el  mando, 
je  tan  í  conciencia  desempeñaba,  á  bus  aptitudes  y  talentos  ral- 
lares, demostrados  desde  !os  primeros  dias  y  reconocidos  por 
idos  sus  subordinados,  se  acoaturabrabau  éstos  á  la  disciplina  y 
obedecer  al  mifs  inteligente,  y  no  al  más  fuerte. 
Aiin  quiso  el  profundo  é  ingenioso  pedagogo  darrae  otra 
uestra  de  sns  procedí raieutos  para  enseñar  los  pasajes  princi- 
iles  de  la  hisloria  patria,  y  me  llevó  á  una  parcela  del  jardfn 
instituida  por  una  línea  de  pequeños  arbustos  que  trazaba  eu 
suelo  un  gran  mapa  de  España.  Varias  piedras  blancas  y  pocfr 
ilientes  correspondían  á  los  lugares  de  más  interés  histórico,  y  - 
ra  piedra  más  alta  hacia  en  el  centro  el  papel  de  tribuna,  pues 
ella  se  subió  un  muchacho  con  una  larga  vara  para  hacer  se- 
des, y  empezó  á  recitar  la  situación  de  España  en  los  últimos 
ios  del  imperio  visigótico.  Dos  tropas  de  chiquilEos  se  apostaron 
itretanto  dentro  y  fuera  del  mapa:  unos  dispersos  por  la  Penin- 
la  y  otros  agrupados  por  la  parte  de  África;  pasaron  éstos  el 
itrecho  poco  á  poco  á  medida  que  el  recitador  describía  la  inva- 
Sn  sarracénica;  acudieron  los  otros  hacia  el  Mediodía  para  con- 
□erla  al  raando  de  un  improvisado  D.  Rodrigo,  y  al  decir  el  cro- 
ata la  fecha  exacta  en  que  se  dio  la  batalla  del  Guadalete,  tra- 
ron  los  dos  bandos  reñida  escaramuza,  eu  que,  para  mayor 
opiedad,  tuvo  el  rey  godo  la  abnegación  de  tirarse  al  suelo  para 
igirse  muerto.  Corrieron  los  cristianos  hacia  el  Norte,  apiúá- 
nse  en  Asturias,  apareció  un  Pelayo,  se  repitieron  las  batallas 
n  intermedios  de  recitados  muy  nutridos  de  fechas,  nombres  y 
ticias,  huyeron  los  moros  siempre  que  lo  exigió  la  verdad  bis- 
■ica,  se  indemnizaron  luego  á  las  órdenes  de  un  Almanzor,  que 
lió  manera  de  caracterizarse  bien  con  un  turbante,  y  que  diri- 
i  con  gran  acierto  muchas  y  rapidísimas  correrías  por  toda 
Península,  hubo  batallas  de  Calataóazor  y  de  las  Navas,  con 
stor  y  todo,  y  «e  representaron  muy  al  vivo  los  principales  Bpi- 
üos  de  la  Reconquista  hasta  la  apoteosis  final  alrededor  de  la 
)dra  que  marcaba  el  sitio  de  Granada.  Y  véase  cómo  en  raedia 
ra  del  juego  más  divertido  que  pudo  imaginarse,  repasaron  los 
icos  la  lección  de  Historia,  que  sabían  sin  duda,  después  da. 


•% 


(1)  SegÚD  el  balance  de  1888,  ingresaron  durante  año  y  medio  donativos  para  el  sos- 
tenimiento de  la  Colonia  escolar  por  valor  de  38.031,50  pesetas,  y  se  gastaron  53.051. 
La  diferencia  de  15.019,50  pesetas  fué  satisfecha  por  D.  Andrés  Manjón,  que  no  reser- 
ya  para  si  absolutamente  nada  de  lo  que  gana  como  Catedrático,  Canónigo  y  autmr 
4e  librofl. 


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DOCUMENTOS  OFICIALES. 


35 


varias  representaciones,  mucho  mejor  y  con  más  detalles  que  al- 
gunos de  nuestros  flamantes  Bachilleres. 


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La  mañana  había  pasado  mientras  tanto;  era  preciso  volver  á  la 
ciudad,  y  aunque  todavía  quedaba  mucho  bueno  por  ver,  tuve 
que  resolverme  á  salir  de  aquellos  jardines  encantados,  donde 
con  ser  tan  bella  la  naturaleza,  parecía  eclipsada  por  la  sublime 
gnmdiosldad  de  la  transformación  de  un  pueblo,  que  en  su  esplén- 
dido seno  se  cumplía. 

Al  despedirme  de  D.  Andrés  le  pregunté  si  había  cepillo  en 
que  depositar  una  ofrenda  modestísima,  y  contestó  con  estas  pa- 
labras tan  hermosas: 

— Hay  cepillo  porque  vivimos  de  limosnas;  pero  no  tan  á  la  vista 
que  parezca  una  mano  tendida  con  descaro  al  que  visita  la  Colo- 
nia, pues  el  visitarla,  es  por  sí  la  limosna  que  más  estimo  y  agra- 
dezco (1). 

Quise  disculpar  la  pequenez  de  la  mía,  y  me  interrumpió  di- 
ciendo en  tono  que  pudo  ser  profético: 

— De  usted  no  esperan  mis  niños  el  dinero,  sino  la  propaganda; 
de  más  nos  servirá  el  recuerdo  qu.e  lleva  usted  de  esta  visita  que 
las  monedas  que  nos  deja  vaciando  sus  bolsillos:  ¡gracias  por 
haber  dedicado  algunas  horas  á  la  infancia  ignorante  y  desvalida, 
y  más  gracias  todavía  por  lo  que  hará  en  favor  de  ella  cuando 
tenga  ocasión! 

¿Será  ésta  la  ocasión  prevista  por  el  virtuoso  fundador?  ¿Resul- 
tará tan  fecunda  como  bien  intencionada  esta  sencilla  evocación 
de  mis  recuerdos,  hecha  para  difundir  la  noticia  de  la  obra  reden- 
tora que  se  está  realizando  en  la  Colonia  escolar  del  Sacro- Monte 
de  Granada? 


..."i.< 


'..# 


36  boletín    DK   la   RSAL   academia   de   la    HISTOBtA. 

Sea  como  fuere,  estoy  satisfecho  de  haber  empezado  á  cumplir 
la  deuda  que  conmigo  contraje,  pues  sembrando  buenos  ejemplos 
es  como  se  cosechan  buenas  obras. 

FkDBBICO  OLÓRtZ. 

AtoHM  de  Madrid,  16  áe  Diciembre  de  IBSa. 


Memoria  de  las  Escuelas  del  Ave  María 
en  Sargentea  (Burgos). 

I. 

Eu  Octubre  de  1893  se  abrió  una  Escuela  de  niñas  y  párvu- 
lo,», büjo  la  advocación  del  Ave  María,  en  Sargentea  de  la  Lora 
(pueblo  de  la  provincia  de  Burgos) ,  con  el  fin,  medios  y  resulta- 
dos que  aquí  se  apuntan  para  recuerdo  de  quienes  lo  vieron, 
instrucción  de  quienes  piensen  utilizarlo  y  satisracción  de  cuan- 
tos en  cualquiera  forma  í  ello  contribuyeron,  y  aun  para  copiar- 
lo, si  en  algo  fuere  bueno. 

Tienen,  además,  por  objeto  especial  estas  letras  dar  norma  y 
señalar  mela  á  las  personas  que,  en  muriendo  yo  (I),  dirijan  esta 
pequeilü  obra  de  la  Virgen  Marfa ,  porque  es  mi  más  vivo  deseo 
que  vivan  de  siglo «n  siglo  y  se  propaguen  y  difundan  laaEscue- 
ins  del  Ave  María,  cumpliendo  fielmente  con  su  deslino,  que  es 
educar  gratis  al  pobi'e  y  hacerlo  de  la  mejor  manera  posible. 

II. 


Bslá  situada  la  segunda  fundación  ó  Escuela  del  Ave  María, 

en  un  pueblecillo  de  la  provincia  de  Burdos,  llamado  Sargentas, 

le  sesenta  vecinos,  con  título  de  villa ,  situada  en  la  Lora, 


mo  el  Cíela  rige  I*  Tierra,  si  lograra  aalvarme  por  las  oraeionei  de  CDla  ni- 
uedarian  huérfanos  cuando  yo  muriara.  porque  en  trueque  de  la  ílori^' 
a  babrlk  que  ;o  do  lea  debiera? 


DOCUMENTOS   OFICIALES.  37 

que  es  una  elevada  meseta  de  los  montes  de  Cantabria ,  allá  por 
donde  la  cordillera  ibérica  se  desprende  de  la  pirenaica  para  cru- 
zar de  Norte  á  Sur  toda  España. 

Es  la  Lora  un  páramo  que  tuvo  árboles  antes  de  la  desamorti- 
zación, Y  ^1  c^i^I  ^^Y  s<^'o  quedan  brezos  y  piedras,  y  es  tan  frío 
que  un  tercio  del  año  se  halla  cubierto  por  la  nieve  ó  el  hielo,  y 
está  tan  aislado  que  forma  como  una  fortaleza  rodeada  de  pro- 
fundos valles  y  enriscadas  peñas,  sin  que  penetre  por  allí  vía 
férrea  ni  camino  real  alguno« 

¿Por  qué  fundar  en  un  terreno  tal  una  casa  de  educación?  Por 
ser  mi  pueblo  y  necesitarlo  mucho;  porque  si  es  frió  y  pobre, 
el  frío  favorece  el  estudio  y  la  pobreza  fomenta  la  humildad; 
porque  el  aislamiento  contribuye  al  recogimiento  y  á  la  modestia 
en  el  vestir,  y,  finalmente,  porque  allí  so  contaba  con  algunos 
medios  para  fundar  y  sostener  la  fundación. 

Por  ser  mi  pueblo  natal ,  le  amo  y  deseo  favorecerle;  por  estar 
muy  atrasado  é  inculto,  conviene  socorrerle  cultivándole  y  edu- 
cándole; por  ser  frío,  la  razón  domina  más  fácilmente  las  pasio- 
nes juveniles,  y  se  pueden  tener  allí  clases  en  el  verano;  por  ser 
pobre,  se  vive  en  él  con  suma  modestia  y  baratura;  por  estar 
aislado,  viene  á  ser  como  un  conservatorio  en  medio  de  un  de- 
sierto, donde  no  llega  el  ruido  que  perturba,  ni  la  moda  que  des- 
vanece, ni  el  escándalo  que  hiere  (cuando  no  mata)  las  almas. 

Finalmente,  allí  hay  casa,  huerta  y  otros  medios  económicos, 
y  de  allí  salí  yo  pobre  é  inculto  á  sufrir  muchos  bochornos  y 
trabajos  eui  el  mundo,  por  falta  de  una  buena  educación  prima- 
ria; y  desde  que  conocí  lo  que  ésta  valía,  prometí,  si  Dios  me 
daba  medios,  dotar  á  mi  pueblo  de  una  buena  Escuela. 

Habita  por  allí  una  masa  de  pueblo  sano,  laborioso,  útil  y  mo- 
desto, que  se  hará  valer,  en  cuanto  se  le  dé  una  buena  educación, 
y  no  quiero  que  esta  juventud,  destinada  en  parte  á  emigrar,  y 
siempre  á  ganarse  el  pan  con  el  propio  esfuerzo,  le  falten  alas 
para  volar,  como  á  mi  me  faltaron  en  los  primeros  años  de  mi 
vida. 


bolbtIn  de  la  hbal  acadkuia  db  la  1 


El  fin  de  esta  Escuela, 

primario  fué  educar  niñas,  y  junto  á  éstas  los  párvulos, 
o  las  niñas  aspiraron  algunas  al  Magisterio,  y  se  orga- 
secd6n  destinada  á  ellas.  No  sabemos  si  la  secdón  de 
dará  de  sí  con  el  tiempo  otra  escuela  de  niños. 
ro  educar  niñas. — La  mujer  forma  al  hombre,  y  por 
eciendo  de  medios  para  fundar  dos  escuelas,  una  de  ni- 
•a  de  niños,  preferí  la  primera.  Aa£  miro  yo  las  cosas. 
además,  en  el  pueblo  hay  un  maestro  con  un  titulo  de 
y  no  lejos  de  allí  [en  Quintanilla  de  Ebro)  existe  un  co- 
rtinado á  la  enseñanza  !.■  y  2.*,  del  varón;  mientras  que 
Qujer  no  había  nada.  Procedía,  pues,  comenzar  perlas 

á  las  niñas  loa  párvulos. — Son  las  mujeres  desde  que 
equeñas  madres  que  miran  con  interés  y  cuidado  de  tales 
jueñitos  que  les  encomieudan;  por  lo  cual  sienta  bien 
ina escuela  de  niñas  mayores  otra  de  párvulos,  ya  para 
iisayen  enseñando,  ya  para  que  se  eduquen  atendiéndo- 
ara  que  las  cinzayas  6  niñeras,  que  son  niñas  mayores, 
an  del  iodo  la  escuela. 

ndo  las  niñas  aspiraron  algunas  al  Magisterio. — Crecie- 
qui;  comenzaron  á  venir  alumttas,  no  sólo  de  los  pueblos 
sino  de  otros  que  distaban  siete  y  más  leguas,  y  se  dl- 
dos  lendeucias,  una  de  las  que  aspiraban  á  ser  mujeres 
»a,  y  otra  de  las  que  pretendían  llegar  á  ser  maestras  de 
)los. 

leer,  escribir,  calcular,  coser,  etc.,  y  sobre  todo,  apren- 
!er,  pensar  y  obrar  en  cristiano,  deber  es  de  toda  alumna; 
iliiar  lógica  y  gramaticalmente  el  pensamiento  y  expre- 
rrectamente,  espaciarse  por  la  Geografía  é  Historia,  bor- 
Iqujrir  conocimiento  reñexivo  de  todas  las  asignaturas 
de  enseñarse  en  una  escuela,  es  deber  de  las  que  aspiran 
iterio.  De  aquí  la  creación  de  dos  clases  con  sus  respecLi~ 
stras,  en  relación  con  esta  doble  necesidad  y  tendencia. 


DOCUMENTOS  OFICIALES..  89 

IV. 

¿Se  hacen  maeUras  en  Sargentesf 

Si  por  maestra  se  entiende  la  que  sabe  lo  que  tiene  que  ense- 
nar en  una  escuela  de  aldea,  en  Sargentos  se  pueden  hacer  maes- 
tras. Si  por  maestra  se  entiende  la  que  paga  matrículas,  gana 
•cursos  y  obtiene  títulos,  en  Sargentes  no  se  pueden  hacer  maes- 
tras, porque  este  género  de  ciencia  es  de  la  exclusiva  del  Estado. 

Ahora,  si  se  nos  pregunta  si  es  posible  en  dos  cursos  breves 
4e  á  cinco  meses  (Decreto  de  Garaazo)  de  Escuela  Normal,  sin 
-estudios  previos,  hacerse  maestra  de  verdad,  contestaremos  que 
no.  Y  la  razón  es  obvia.  En  un  año  se  han  de  estudiar  (ni  aun* 
-que  fuera  en  dos)  diez  y  ocho  asignaturas,  y  no  hay  cerebro,  y 
menos  si  es  de  mujer  ó  escolar  que  empieza,  capaz  de  llevar  de 
frente,  sin  confusión  ni  engaño,  tantos  libros,  de  tantas  materias 
y  con  tan  diferentes  programas  y  maestros. 

Si  en  los  Institutos  de  segunda  enseñanza,  nuestros  hombres 
del  porvenir  (que  suelen  pertenecer  á  clase  y  familia  cultas)  no 
iogran  en  cinco  ó  seis  años  dominar  las  asignaturas  del  Bachille- 
rato, y  salen  de  allí  sin  saber  nada  bien  y  con  el  hábito  de  mi- 
rarlo todo  superficialmente,  ¿qué  no  sucederá  á  los  pobres  que 
siguen  carrera  de  Maestros  en  nuestras  Escuelas  Normales?  En 
un  año  estos  infelices  (que  no  tienen  cultura  ni  preparación  sufí- 
-ciente)  han  de  hacerse  pequeños  Bachilleres,  y  como  ésto  no  es 
posible,  resulta  que,  en  vez  de  carrera  de  Maestros,  seguirán  la 
de  petulantes,  ó  á  lo  más,  la  de  papagayos ,  más  ó  menos  ensaya- 
dos en  la  repetición  de  palabras  sin  substancia. 

Se  haría,  pues,  un  buen  servicio  á  la  enseñanza  y  otra  á  las 
personas  que  aspiran  á  enseñar,  con  tenerlas  tres  ó  más  años  es- 
tudiando, practicando  y  preparando  aquello  que  ha  de  ser  objeto 
más  adelante  de  matrícula  y  examen,  y,  sobre  todo,  de  enseñanza 
•en  la  escuela.  Y  hé  aquí  lo  que  se  intenta  hacer  de  la  mejor  ma- 
cera posible  en  la  escuela  de  Sargentes  si  Dios  nos  ayuda  y  los 
liombres  no  se  oponen. 


BOLETÍN   DB   LA   KBAL  ACADEMIA    DE   LA   HISTOHIA. 


inviene  educar  á  loB  maestros  en  él  campo  ó  en  la  ciudad^ 

ricos  no  siguen  carrera  de  maestros;  esta  carreriUa,  ó  como 
ne,  fle  halla  reservada  á  los  pobres;  y  como  éstos  no  puedeo 
rse  el  pupilaje,  vestido,  etc.  de  la  ciudad,  resuUa  que  los 
de  aldea  no  pueden  sor  maestros,  si  para  serlo  se  los  obliga 
r  donde  e¡&lA  la  Escuela  Normal.  Luego ,  una  de  dos ,  ó  de? 
repararse  en  los  pueblos,  ó  deben  renunciar  á  la  enseñanza, 
nos  dirá  que  sí  no  ptieden  estudiar  para  maestros  los  hijos 
lea  que  no  sean  riquillos,  eu  cambio,  estudiarán  los  pobres 
I  capitales  donde  las  Diputacionea  provinciales  costeen  Bs- 
i  Normales;  y  estos  ciudadanos,  más  finos  y  cultor*  que  la 
del  campo,  llevarán  á  los  pueblos  con  la  educacióu  las  bue- 
irmas. 

sto  contestamos:  l.'Qne  no  vemos  razón  para  un  tan  odioso 
egio.  2."  Que  los  hijos  de  la  ciudad  no  sirven  para  vivir  en 
npo. 

1  de  paso  por  aquel  mi  país,  y  otros  que  conozco,  una  serie- 
ninable  de  señonlas  á  medio  hacer,  con  título  de  maestras, 
denles  de  varias-  norm^iles  y  ciudades,  ó  ingertas  en  ellas, 
on  una  de  las  calamidades  más  ridiculas  y  funestas;  porque 
íeñan  ni  pueden  enseñar  ni  educar  á  los  pueblos.  Sus  tuñ- 
le  ciudadanía,  señorío  y  petulancia  normal  se  manifiestan 
peinado,  vestido,  alio  mirar,  despectivo  sonreír,  rostro  ado- 

estilo  rebuscado  con  palabra  redicha,  un  cierto  despego 
3n  frecuencia  se  traduce  en  soberano  desdén  ó  en  aspavien- 
esparagismos  (así  los  llama  el  pueblo),  al  ver  aquellas  calles 
loquines  ni  faroles,  aquellas  casas  sin  pisos  ni  balcones, 
las  iglesias  sin  órgano,  escuelas  sin  comodidades,  boticarias 
ano,  camisas  sin  almidón  y  chiquillos  sin  zapatos... 
es  tipos  se  despegan  6  indigestan  á  la  vez,  y  como  á  sentido 
co  no  gana  la  ciudad  al  campo,  y  sabe  todo  el  mundo  á  los 

días  el  origen ,  carrera  y  miseria  de  aquellas  señoras  de  i 

350  pesetas  anuales,  empiesan  maestra  y  pueblo  por  no  eo- 
rse  y  acaban  por  divorciarse.  Y  hoy  una  y  mañana  otra, 


OOGUIIBNTOS  OFICIALES.  41 

siempre  viendo  caras  nuevas  ó  aves  úe  paso,  no  permaneciendo 
ni  identificándose  con  el  pueblo,  ni  enseñan  ni  pueden  enseñar, 
ni  educan  ni  pueden  educar.  Los  pueblos  consideran  á  estas  in- 
felices criaturas  como  á  unas  calamidades  que  hay  que  mante- 
ner, y  ellas  á  los  pueblos  como  cárceles  y  destierros.  ¿Qué  reme- 
dio habría  para  librar  al  país  y  á  las  maestras  de  tan  gravo  mal? 
Yo  no  hallo  otro  mejor  y  mis  práctico  que  el  de  hacer  maestras 
allí,  de  allí  y  para  allí  donde  han  de  servir. 

VI. 

La  aldea  para  quien  de  ella  sea. 

In  ómnibus  réspice  finem:  las  cosas  ?e  hacen  segiín  el  fin  á  que 
se  ordenan;  de  otro  modo,  no  sirven,  y  siendo  muy  bellas,  resul- 
tan inútiles.  Tal  sucede  con  las  Maestras  muñecas  ó  merengues 
que  do  la  ciudad  son  enviadas  al  campo,  las  cuales  ni  saben,  ni 
pueden  vivir  en  el  pueblo,  ni  hacen  otro  papel  que  el  del  ridiculo 
con  todos  sus  primores'y  pretensiones.  La  aldea  es  para  quien  de 
ella  sea;  la  Maestra  de  aldea  conviene  sea  de  a¿/t,  para  que  ni  la 
pobreza  ni  las  costumbres  le  extrañen  ni  asusten;  que  se  forme 
alliy  para  que  no  se  le  llene  la  cabeza  de  humo  y  pretensiones  de 
señorío  y  venga  á  parar  en  menosprecio  de  la  vida  rural;  y  que 
se  eduque  para  alli,  esto  es,  que  sepa  enseñar  lo  que  allí  se  ha  de 
aprender  y  practicar,  que  sepa  hacer  mujeres  honradas,  modes- 
tas, laboriosas,  aptas  para  el  gobierno  de  su  casa,  que  sepan  leer, 
escribir,  calcular,  coser,  corlar,  marcar,  barrer,  guisar  y  lavar,  y 
si  algo  más  aprenden,  de  ningiin  modo  sea  la  inmodestia,  el  des« ' 
pego  del  pobre,  las  pretensiones  ridiculas  de  salir  de  su  esfera, 
con  los  inconvenientes  que  de  esto  se  siguen  en  todos  los  órdenes. 

¿Pero  quién,  descontada  la  capital,  será  capaz  de  hacer  tales 
Maestras?  lié  ahí  el  problema  que  trata  de  resolveren  su  pequeño 
círculo  la  Escuela  de  Sargentes,  y,  Dios  mediante,  si  el  Gobierno 
y  las  Normales  no  se  oponen,  se  resolverá.  Allí  se  están  poniendo 
las  bases  para  que  salgan  Maestras  hechas  en  lo  que  hayan  de 
enseñar  (de  esto  respondemos),  y  en  disposición  de  preparar  los 
jprogramas  (¡qué  frase!)  oficiales,  cuando  pasen  á  la  capital  á  reci- 


BOLETÍN  DE  LA   RBAL  ACADEMIA   DE   LA   HISTORIA. 

[  sello  de  Maestras  titulares,  medíante  un  chaparrón  de  ma- 
las y  exámenes  (y  aquí  surgen  las  dificultades). 


Lo  que  cuesta  un  titulillo. 

hubiera  ricos  que  se  dedicaran  á  enseñar  al  pobre,  no  habría 
idad  de  pensar  en  pobres  para  hacerlos  Maestros;  pero  oo 
ay.  El  oficio  de  maestro  es  tan  humilde,  laborioso,  poco  con- 
ado  y  mal  retribuido,  que  los  padres  que  algo  tienen  dedican 
lijos  á  cualquiera  otra  carrera  6  profesión  antes  que  á  Maes- 
le  Escuela,  que  es  lo  ultimo  que  hay  que  ser  en  esta  socie- 
falsificada  y  pervertida.  Y  asi,  la  educacida  primaria  de 
y  pobres  está  encomeudada  exclusivamente á  laclase  pobre, 
i  que  da  Maestros. 

nsiderad  ahora  qué  dase  de  capitalistas  serán  los  que  aspi- 
regir  escuelas  de  aldea  dotadas  con  250,  .^50  ó  450  pesetas 
les,  mal  pagadas  y  bien  sisadas. 

es  hé  abf  nuestro  terreno,  tal  es  el  campo  de  nuestras  ope- 
nes,  educar  á  los  pobres  por  medio  de  los  pobres,  hacer 
Iros  de  aldea  para  la  aldea,  lo  cual  ofrece  no  pequeñas  diñ- 
des. 

DificuUad.—La  pobreza. — Necesitan  del  trabajo  para  vivir, 
íuen  con  qué  comer,  se  veu  apurados  para  vestir,  necesitan 
rar  libros,  pagar  matrículas,  exámenes  y  títulos,  hacer  viajes 
tear  pupilajes ;  en  suma,  mil  pesetas  bien  administradas  en 
o,  otras  mil  en  comida  y  cosas  lomadas  de  casa,  más  lo  que 
rían  si  trabtjarnn  en  las  faenas  ordinarias  de  su  casa  y  oficio. 

Dificultad. — La  falla  de  cultura. — Cuando  se  vive  en  una 
ia  y  sociedad  cultas,  insensiblemente  se  vau  infiltrando 
is  ideas  y  conocimientos  que  son  el  patrimonio  de  todos; 
si  se  nace  y  cría  entre  gentes  rudas,  es  necesaria  una  labor 
s  ó  tres  años  para  poner  esas  almas  en  disposición  de  recibir 
i  y  carrera  determinada. 

estras  aldeanas  necesiiau  dos  ó  más  años  de  escuela  prima- 
repara  tori  a. 

Dificultad. — Las  muchas  aiignaturas. — Concluida  la  ensí. 


DOCUMENTOS  OFICIALES.  43 

fianza  primaria,  comienza  la  carrera  de  Maestra,  y  como  las  asig- 
naturas que  se  han  de  estudiar  son  docena  y  medía,  para  hacerse 
Maestro  elemental  á  lo  Gamazo,  exigen,  no  uno,  sino  dos  ó  más 
años,  para  medio  aprender  tantos  libros  y  materias  como  en  los 
índices  y  programas  se  contienen. 

4.'  Dificultad. — El  criterio  de  los  jueces, — No  basta  saber,  sino 
que  es  necesario  dar  gusto  á  los  señores  que  examinan,  y  esto  es 
difícil  para  quien  no  puede  oir  sus  lecciones  ni  la  de  los  prácticos 
que  dan  repasos  en  consonancia  con  lo  que  piden  en  exámenes 
los  jueces. 
•    Como  se  ve,  la  obra  de  hacer  Maestros  de  pobres  no  es  tan  fácil. 

VIII. 
¿Cómo  se  vencen  estas  dificultadesf 

Atrayendo,  trabajando  y  gastando. 

Atrayendo  alumnas  á  la  Escuela,  que  será  como  el  vivero  de 
donde  se  han  de  sacar  las  plantas,  y  el  laboratorio  donde  se  han 
de  hacer  repetidos  ensayos  para  conocer  quién  vale  y  quién  no 
sirve. 

Trabajando  las  piedras  tomadas  de  esa  cantera,  para  darles 
forma  y  poner  en  ellas  el  fundamento  de  una  buena  educación, 
que  es  lo  más  difícil  y  laborioso  que  hay  en  la  vida.  No  sabe  lo 
que  es  trabajar  quien  no  sabe  enseñar  ni  educar  á  pequeños  y 
pobres. 

Gastando  en  Maestras,  Escuelas,  libros  y  enseres  todo  lo  que 
es  menester  para  que  la  enseñanza  resulte  enteramente  gratuita, 
regalada,  de  balde,  y  la  vida  sumamente  barata,  como  se  verá  en 
los  párrafos  que  siguen.  En  las  Escuelas  del  Ave-María  á  nadie 
se  lleva  nada  por  enseñarle,  y  al  contrario,  á  todos  sus  alumnos 
se  les  dan  libros,  papel  y  plumas,  y  hasta  se  les  obsequia,  atiende 
y  regala  por  el  trabajo  de  dejarse  enseñar. 

IX. 

El  Alumnado. 
No  puede  Sargentes,  aldea  de  60  vecinos,  dar  á  la  Escuela  de 


boletín  db  i^  hbai.  academia  db  la  historia. 

las  Diás  de  25  alumnos,  contando  los  párvulos  y  descontando 
niños  mayores,  que  tienen  su  escuela  aparte.  6i,  pues,  la  ma- 
:ula  llegó  el  curso  pasado  í  80,  7  pasarán  en  el  presente  de 
numero  las  que  solicitan  plaza  de  internas,  ¿de  dónde  vienetir 
otros  pueblos  próiimos  y  lejanos. 

iegtiu  esto,  la  gue  antes  era  Escuela  de  un  pueblecillo,  tiende 
Diivertirse  en  centro  de  educación  para  todo  un  país;  y  es  lo 
!  debe  desearse,  que  el  bien  se  difunda. 
Sn  relación  con  este  crecioiieuto,  se  ha  duplicado  el  local  y  el 
sonal;  ya  no  hay  uua  casa,  sino  dos,  .no  hay  una  escuela,  sino 
I,  con  sus  respectivas  Maestras. 

Y  las  forasteras  dóude  se  aposentan?  esto  merece  párrafo 
irte. 


El  internado. 

^ra  las  alumnas  forasteras  se  ha  establecido  un  internado  sui 
leris.  Es  un  internado  sin  clausura  ni  pensión,  sin  uniforme 
reglamento  impreso,  donde  se  duerme,  guisa,  come  y  estudia 
•  una  peseta  al  mes.  Me  explicaré. 

liOS  que  han  nacido  en  la  abundancia  ó  se  han  criado  á  lo  rico, 
entienden  cómo  pueden  gentes  pobres  costearse  un  internado, 
'oy  á  enseñárselo  con  hechos. 

}omo  la  misión  de  nuestras  Escuelas  no  es  educar  á  ricos,  sino 
obres,  y  las  niñas,  separadas  de  sus  madres,  no  pueden  quedar 
icaso  en  una  posada,  se  ha  fundado  para  ellas  un  internado, 
I  barato,  que  por  una  pésela  al  mes  se  les  da  casa,  cama,  coci- 
,  luz,  sal  y  asistencia,  y  hasta  médico  y  medicinas.  ¿Cómo  es 
iible  ésto?  Poniendo  la  Escuela  lo  que  falta  y  obligando  á  la^ 
ias  á  servirse  á  sf  mismas. 

í  no  se  crea  que  es  tanto  lo  que  falla;  porque  aquellas  gentes 
en  con  poco,  y  ese  poco  lo  traen  de  su  casa,  desde  la  carraca 
i  llaman  á  lo  que  comen),  hasta  la  jofaina  donde  se  lavan,  el 
so  en  que  beben  y  la  escudilla  en  que  comen. 


DOCUMENTOS   OFICIALES.  45 


XI. 
¿Y  el  senñcio  de  criadasf 

Eq  nuestra  Institución  no  hay  amas  ni  criadas,  todas  se  sirven 
á  sí  mismas.  Todas  las  educandas,  por  turno,  barren,  guisan,  la- 
van, traen  agua,  hacen  sus  camas,  y  si  bien  hay  una  mujer  que 
las  suple  y  guía,  ninp^una  puede  excusarse  de  hacer  su  oficio 
cuando  le  corresponda.  Las  niñas  muy  mimadas  y  consentidas 
que  se  resisten  obstinadamente  á  servirse  á  sí  mismas  y  á  servir  á 
las  demás  sobran  en  aquella  casa,  montada  para  educar  pobres  á 
lo  pobre,  y  no  para  fabricar  haraganes  con  moños  y  tirillas.  ¿Qué 
ganaría  la  humanidad  con  que  hubiera  un  centro  más  donde  se 
fomentara  la  raza  de  los  seres  caros  é  inservibles?  Hartos  hay,  por 
desgracia. 

Uno  de  los  males  de  nuestra  extraviada  raza  es  la  vanidad  so- 
<^ial,  la  cual  se  manifiesta  disfrazada  con  mil  nombres  (propio  de- 
coro, honor,  rango,  posición,  dignidad,  propia  eslima,  ocupar  su 
puesto,  no  rebajarse,  no  rebajar  la  clase,  etc.,  etc.),  bajo  mil  for- 
mas; y  una  de  ellas,  la  más  costosa  y  grave  quizá,  es  la  de  no  ser- 
virse  á  si  mismo,  la  de  aparecer  ante  los  demás  como  señor  con 
sirvientes,  ó  por  lo  menos,  como  persona  que  no  se  rebaja  á  hacer 
lo  que  suelen  los  criados,  poniendo  el  puntillo  de  la  negra  honri- 
lla en  ser  inútil  y  gravoso  para  sí  é  hinchado  y  molesto  para  los 
demás.  ¡Qué  dignidad! 

La  torcida  educación  de  la  casa,  de  la  escuela  y  déla  plaza  con- 
tribuyen á  fomentar  estas  vanidosas  pretensiones  de  Quijotes,  con 
ó  sin  escudero,  y  se  hallan  tan  extendidas  que  se  reputa  dignación 
no  pequeña  y  hasta  grande  humildad  que  un  sacerdote  se  haga 
niño  y  juegue  con  los  niños  ó  barra  su  iglesia;  que  una  monja  de 
coro  lave  la  ropa,  de  comunidad  ó  de  la  calle;  que  un  maestro  de 
escuela  acompañe  á  sus  discípulos  por  las  calles  y  esté  con  ellos 
en  el  templo. 

Y  si  esto  pasa  con  las  clases  más  virtuosas  y  selectas  del  mundo 
moral,  ¿qué  no  sucederá  con  el  gran  mundo  de  los  caballeros  y  se- 
ñorast 


I  BOLETÍN  DE  L&  HE&L  ACADEMIA   DE  LA   HIBTORIA. 

Esta  earermedad,  que  con  la  indolencia  ignara  yotras,  nos  han 
:cho  antipáiicos  y  ridEculos  en  nuestras  coloaias,  y  nos  ponen 
1  berlina  ante  lodo  hombre  serio  y  formal,  se  fomenta  en  los 
iOtros  de  enseñanza.  Vedlo  en  las  Normales  de  Maestras.  Todas 
s  alumnas  son  al.í  pobres  y  todas  pretenden  pasar  por  señori- 
3,  en  el  vestir,  en  el  peinar,  en  el  decir,  en  el  andar  y  en  el  ser- 
r;  pues  por  si  acaso  necesitan  llevar  un  bastidor  para  bordar  6 
1  cajoncito  con  labores,  han  de  alquilar  una  criada  ó  á  su  propia 
adre.  ¿Xo  es  esto  ridículo?  Pues  bien;  la  alumna  que  eslo  no 
ice  cae  en  ridiculo  ante  esas  infelices  educandas  que  así  se  ol- 
dan  de  lo  que  fueron  y  seinutiliíanparaloquehandeser.  Y  de 
les  polvos,  tales  lodos. 

¿Cómo  tales  Maestras  podrán  bajarse  y  nivelarse  con  las  alum- 
is  de  una  aldea  para  servirles  de  modelo?  \o  les  servirán  más 
en  de  estímulo  para  caer  en  la  tentación  de  emperifollarse  é 
ncharse  pretendiendo  plaza  de  aeñoritas?  Decid  á  estas  Maestras 
le  traigan  agua  de  la  fuente,  laven  la  ropa  eu  piiblico,  siembren 
escarden  las  coles  de  la  huerta  y  hagan  otras  labores  ordina- 
)s,  decidles  que  salgan  á  paseo  y  jueguea  con  las  niñas,  vigilen 
tengan  á  éstas  Junto  á  sí  en  el  templo,  etc.,  etc.,  y  os  diriin  que 
'  puede  ser,  que  tienen  un  título,  y  que  es  poner  en  ridículo  la 
ise  y  descender  á  oñcios  de  criadas  ó  de  niñeras... 
Aquí  debo  consignar  que  las  Maestras  de  Sargentos  no  seaver- 
enzan  de  nad'L  que  no  sea  pecado;  en  casase  sirven  así  mismas 
drven  á  sus  alumnas,  y  fuera  de  casa  acompañan  á  éslas,  y 
ando  es  menester  lavan,  guisan,  traen  agua  de  una  fuente  le- 
ía, limpian  y  riegan  la  huerta,  y  con  todo  esto  ní  rebajan  el 
ulo,  ni  pierden  estima,  ní  se  avergüenzan.  ¿Dónde  se  formaron'' 
I  la  colonia  escolar  y  rural  del  Ave-María. 
[>uego  no  hay  necesidad  de  asistir  á  las  Normales  para  ser 
enos  Maestros.  Pero  dirá  alguno:  ese  es  un  hecho  aislado  que 
da  signiñca;  y  á  esto  contestamos  con  el  adagio  del  pueblo: 
aJen  hace  un  cesto  hará  ciento,  si  le  dan  mimbres  y  tiempo.* 
L.0  singular  poco  ó  nada  signiñca,  en  sí  mismo  considerado; 
■o  cuando  se  cita  y  trae  como  experimento  y  ejemplo,  aquel 
:ho  aislado  revela  toda  una  ley  y  aquel  ejemplo  puede  servir  de 
ín  para  abrir  nuevas  vías  y  orientar  las  sociedades  hacia  uue- 


DOCDUBNTOS  OFICIALES.  47 

TOS  y  más  claros  horizontes.  Entonces  lo  singular  pasa  á  ser  ge- 
neral y  el  ejemplo  se  constituye  en  regla. 

El  hecho  es  éste:  pocos  ó  muchos,  se  han  hecho  Maestros  que 
sirven,  fuera  de  las  Normales;  luego  se  pueden  hacer.  Si  ahora 
demostramos  que  en  las  Normales  ni  se  forman  ni  se  pueden  for- 
mar  verdaderos  Maestros,  se  seguiría  de  aquí  la  necesidad  de  for- 
marlos en  otra  parte. 

Y  hé  aquí  una  cuestión,  para  quien  lo  sea:  ¿El  Estado  puede  \^ 
sabe  hacer  verdaderos  pedagogos? 

Para  mí  son  claros  y  evidentes  estos  enunciados,  que  resuelve» 
la  cuestión,  si  la  hay. 

I.*'  Que  el  Estado  no  tiene  más  derecho  á  hacer  Maestros  que 
tejedores  y  sastres.  (Do  aptitudes  no  hay  que  hablar;  mejor  puede 
tejer  y  cortar,  que  enseñar  y  educar.) 

.2.'*    Que  si  los  hace,  es  porque  no  hay  quien  se  los  dé  hechos» 

S.""  Que  en  habiendo  quien  los  haga,  se  abstendrá  de  ha- 
cerlos. 

4.^  Que  debe  propender  á  descargarse  del  oñcio  de  pedago- 
go y  á  fomentar  instituciones  sociales  que  tengan  aptitudes  para 
educar. 

5.®  Que  á  lo  más,  podrá  exigir  condiciones  y  garantías,  y  con- 
servar, para  verlo,  un  cuerpo  de  examinadores;  pero  no  un  ejér- 
cito de  Maestros  y  otro  de  fábricas  para  hacerlos  por  jornadas  y  á. 
hornadas. 

^.^  Puesto  que  el  Maestro  del  Estado,  que  es  Maestro,  se  tiene 
que  formar  fuera  de  la  Normal,  porque  allí  no  hay  tiempo  de 
aprender  ni  unidad  para  educar; 

Puesto  que  á  la  Normal  no  se  va  por  ciencia,  sino  por  títulos; 

Puesto  que  en  el  orden  moral  el  Estado  no  vigila,  y  en  el  reli- 
gioso admire  discrepancias  en  sus  Maestros  y  no  tiene  prácticas 
religiosas,  sin  lo  cual  habrá  discípulos  buenos  y  piadosos  porque 
sí,  pero  no  porque  él  los  forme; 

Puesto  que  los  hijos  se  parecen  á  los  padres,  y  de  padres  aban- 
donados é  indiferentes  no  suelen  salir  hijos  morales  y  piadoso» 
si  otros  no  los  educan; 

Puesto  que  los  pueblos  están  en  el  orden  literario,  moral  y  re- 
ligioso á  merced  de  lo  que  les  caiga  en  la  escuela; 


'^ 


rtK    DB   LA   RBAL  ACADEMIA   DB    LA    HIBTOBIA. 

los  padres,  cuando  pueden  elegir  libremente,  pre- 
3  hijos  á  Maestros  con  garantías  religiosas; 
ue  cuanto  antes  se  pase  del  monopolio  docente  del 
sta  libertad  social  y  académica;  porque  aquel  mo- 
itil  Y  costoso  para  los  Maestras,  nocivo  y  peligroso 
los  y  esterilizador  para  todo  lo  que  sea  de  injciativs 
locial. 

lo,  pues,  la  hora  de  hablar  claro  y  de  obrar  en  ver- 
justicia  y  de  respetar  la  libertad,  no  de  unos  cuantos 
10  de  toda  la  sociedad;  si  hemos  de  ir  en  pos  del  bien 
seguir  organizaudo  y  maHteuieudo  mentiras  oficia- 
sus  fuuestas  consecuencias,  hagamos  lo  siguiente:  lo 
ige  para  ingresar  en  la  Normal,  y  poco  más,  basta 
>  que  un  Maestro  necesita  para  enseñar;  y  como 

0  lo  enseña  quien  quiere,  enseñe  también  esa  adi- 
le  contenta  la  Normal  con  el  examen  de  lo  primero, 

1  el  examen  de  lo  spgundo. 

arse  solución  más  barata  ni  más  fácil  de  hacer.  ¿Se 

0  só,  y  me  temo  que  no;  porque  en  esta  patria,  antes 
ndes  hombres,  y  por  medio  de  ellos  señora  de  las 

abundan  los  que  peroran  y  escasean  los  que  piensan 
:  como  hay  muchos  entorchados  y  pocos  generales, 
eos  y  pocos  gobernantes,  muchos  Maestros  y  escasos 
(  hay  abundancia  de  leguleyos  y  escasean  los  legis- 
le hace,  se  debe  hacer;  y  mientras  no  se  haga  se  debe 

cueste  un  ojo  de  la  cara. 

XH. 

Pretupuetlo. 

lerfa  insertar  una  lista  de  ingresos  y  gastos;  más 
otes  son  pocos  y  ocultos,  y  saben  todos  que  no  va 
lo  por  ellos  donado,  paso  á  indicar  las  fuentes  de 
ue  cuenta  la  Escuela,  pat^a  tranquilizar  de  paso  i 

1  desaparezca  cuando  yo  muera.  Tiene  medios  de 


■y^^ 


DOCUMENTOS  0FIGIALB8. 


49 


vida,  7  sobrevivirá,  Dios  mediante,  al  que  esto  escribe,  mu- 
chos años. 

Los  medios  económicos  con  que  hoy  cuenta  se  reducen  á  cua- 
tro: 1.*  Cuenta  con  un  capital  en  papel  de  ese  que  se  corta,  y  pro- 
duce al  año  unas  mil  pesetas  efectivas.  2.o  Tiene  además  una 
huerta  y  otras  fincas  adjuntas,  que  bien  administradas  dan  le- 
gumbres y  verduras  para  el  puchero.  S.""  Hay  otros  dones  que  no 
por  eventuales  son  menos  oportunos  y  providenciales  para  la  sub- 
sistencia. 4.*  Se  ha  iniciado  la  creación  de  un  hato  de  reses  distri- 
buidas entre  los  ganaderos,  que  andando  el  tiempo  puede  dar  la 
carne  que  se  necesite  para  la  Escuela,  si  sabe  administrarse. 

Todos  entenderán  lo  que  es  cobrar  un  cupón,  cultivar  una 
huerta  y  recibir  una  limosna  ó  regalo;  pero  no  todos  entenderán 
lo  que  es  poseer  un  hato  de  reses  distribuidas  entre  los  ganaderos 
para  proveer  de  carne  á  una  Escuela,  y  se  lo  voy  á  explicar. 


:»■■ 

•    .'V 


XIII. 
Un  poco  de  socialismo. 

Cuando  visito  aquella  tierra  de  Cantabria,  tan  distinta  como 
distante  de  la  de  Andalucía,  más  de  una  vez  entre  aquellas  gen- 
tes  y  yo,  pasa  el  siguiente  diálogo: 

— Buen  colegio  va  usted  haciendo;  pero  Dios  haga  que  no  se  lo 
lleve  Pateta, 

— ¿Qué  quieren  ustedes  decir  con  eso? 

— Que  Dios  quiera  no  se  lo  lleve  el  Gobierno. 

— No,  el  Gobierno  está  interesado  en  que  haya  muchas  y  bue- 
nas escuelas,  y  además,  que  no  es  tan  malo  como  ustedes  le  su- 
ponen. 

— Lo  que  es  á  ladrón  pocos  le  ganan. 

— Esa  palabra  es  muy  dura  y  quizás  injusta. 

— ^¿Pues  cómo  se  llama  al  que  roba  lo  ajeno? 

—¿Y  qué  os  ha  robado  á  vosotros  el  Gobierno? 

— Toda  la  hacienda  del  concejo,  de  la  parroquia  y  de  la  es- 
cuela, que  era  nuestra. 

Teníamos  una  escuela  dotada  con  fincas  propias,  y  nos  las  ven» 
dio;  teníamos  una  parroquia  y  curato  dotado  con  tierras  y  prados 

TOVO  ZXZVII.  4 


bolrtín  db  la  rbal  acadbiiia  db  La  historia. 

-os  y  nos  los  vendió;  tuvieron  nnestros  padres  un  hospital 
etie3  propios,  y  desapareció;  teníamos  bienes  que  llamába- 
e  propios  ó  del  concejo,  porque  estaban  destinados  A  satis- 
as  necesidades  de  éste,  y  nos  los  vendió;  hasta  la  casa  co- 
lel  pueblo,  donde  se  reúne  el  concejo  (concejo  es  la  reunión 
:inos  y  viudas  para  tratar  de  los  asuntos  comunes  al  pue- 
lan  querido  venderla,  y  se  salvó  por  un  letrero  que  dice: 
de  Ajiunlamiento;  teníamos  terrenos  comunei  ó  decomün 
echamiento,  para  hierbas  y  lenas,  y  nos  lo  vendió;  leníamos 
jito,  y  se  desvaneció... 
ero  08  habrán  dado  papel. 

o  hay  más  papel  que  los  recibos  de  contribuciones,  que 
ez  son  más  pesadas. 

sas  contribuciones  se  destinan  á  sostener  al  Cura,  al  Maes- 
Hospital  provincia],  etc. 

ues  ahf  está  el  robo  por  partida  doble,  porque  antea  nos 
los  bienes  con  que  atendíamos  á  esas  necesidades,  y  ahora 
premia  y  embarga. para  que  paguemos  con  tributos  lo  que 
ios  pagado  con  fincas  nuestras  y  muy  nuestras. 

0  veo  que  vuestros  ganados  pastan  en  comün,  y  que  ha- 
ña  para  todo  el  concejo;  no  será  tan  general  como  decís  la 
ortización. 

1  terreno  en  que  pacen  nuestros  gaúados  en  común,  le  he- 
mido  que  comprar  como  si  fuera  de  los  ingleses,  y  la  leña 
inte  que  resta,  estamos  interesados  en  que  ae  acabe  cuanto 

é  ahf  por  qué  el  Estado  se  incauta  de  los  montes,  porque 
vastan  los  pueblos. 

os  montes  de  encinas  y  robles  que  por  aquf  había,  no  eraa 
ir,  sino  de  siglos  y  siglos,  durante  los  cuales  los  adminisi 
I,  cuidaron  y  usufructuaron  los  pueblos  que  hoy  los  de- 

Por  qué  hoy  no  loa  respetan  y  cuidan  como  antes? 
'orque  estamos  interesados  en  arrasarlos,  descuajarlos  ó  in- 
irlos,  para  que  el  Gobierno  no  los  venda,  y  si  los  venda, 
adié  dé  nada  por  ellos.  En  tal  y  tal  pueblo  tenían  un  esp  — 
ir  tan  antiguo  como  el  paraíso;  el  Gobierno  dijo  esto  e> 


DOCUUBNTOS  OFIGIALBS.  51 

y  se  lo  vendió;  lo  compró  el  cacique  D.  Fulano,  y  ha  costado  un 
ojo  de  la  cara  hacerse  con  su  terreno,  ya  descuajado,  para  apa- 
centar sus  ganados 

¿Van  entendiendo  ya  mis  lectores  algo  del  socialismo  de  Es- 
tado y  de  sus  consecuencias  morales  y  materiales  para  los  pue- 
blos? 

En  Sargentes  y  sus  contornos,  ya  porque  los  han  comprado,  ya 
porque  aún  no  se  los  han  vendido,  disponen  de  terrenos  comu* 
nes,  donde  pastan  los  ganados  de  todos  bajo  el  cayado  de  uno  ó 
más  pastores,  á  quienes  pagan  entre  todos  los  vecinos  en  propor- 
ción de  las  reses  que  cada  uno  tiene. 

Gomo  los  pastos  nada  cuestan  y  la  derrama  de  pastor  y  tribu- 
tos se  hace  entre  los  ganaderos  (eximiendo  á  las  hermandades  ó 
cofradías],  sólo  faltaba  que  cada  uno  de  éstos  se  encargara  de 
mantener  una  ó  más  reses  en  el  invierno,  á  cambio  del  esquilmo 
-(leche,  lana  y  estiércol). 

— ¿Queréis,  les  dije,  que  vuestros  hijos  tengan,  especialmente 
en  los  llamados  meses  mayores  (Mayo,  Junio,  Julio  y  Agosto), 
un  puchero  que  comer  para  que  no  se  desmayen  de  hambre? 

— ¿Y  cómo  no? 

— Pues  bien,  cuidad  vosotros  de  mi  rebaño  y  yo  cuidaré  de 
-vuestros  hijos;  mantened  por  cada  hijo  una  oveja  del  Colegio, 
y  yo  invertiré  el  producto  de  la  carne  en  alimentar  y  vestir  á 
nuestros  hijos. 

— Aceptado,  dijeron  varios,  y  se  comenzaron  á  marcar  ovejas 
<lel  Ave-María.  El  tiempo  dirá  si  este  ensayo  es  algo  más  que  un 
vano  sueño. 

¡Si  mis  lectores  supieran  la  falta  que  hace  comer  para  estudiar 
y  valer! 

Nuestra  raza  está  anémica,  y  la  razón  principal  es  que  no  come 
sino  poco  y  malo. 

XIV. 

El  hotiquin. 

La  botica  más  próxima  dista  de  Sargentes  cuatro  horas  de  ca- 
joaino,  cuando  hace  buen  tiempo,  que  en  invierno,  cuando  nieva, 


BOLETÍN   DB   LA   REAL  ACADBHIA   DE  LA    HISTORIA. 

ID  expuesto  ir  á  la  botica  como  explorar  el  polo  Norte.  Gon> 
[a,  pues,  teñera  mano  las  medicinas  mú»  urgentes  y  comu-, 
ya  para  comodidad  del  Colegio,  ya  para  un  caso  de  aecesid»^ 
tan  fácilmente  puede  presentarse);  y  esta  necesidad  y  conve- 
cia  han  sido  satisfechas. 

1  el  Colegio  del  Ave  María  de  Sargentes  se  acaba  de  ioatalar 
lequefio  botiqulu  de  urgencia  y  de  necesidad,  para  bien  de 
ilumnas,  y  aun  del  pueblo,  eo  caso  urgente  de  asedio  por 
e. 

aa  maestra,  adiestrada  por  un  farmacéutico,  está  encargada 
lespacho,  según  las  instrucciones  y  recetas  del  médico, 
'ero  esto  costará  mucho?  Hay  dos  maneras  de  hacer  las  cosa» 
rico  y  á  lo  pobre;  si  á  lo  rico,  el  botiquín  puede  ser  un  pozo 
i;  si  &  lo  pobre,  se  puede  instalar  y  conservar  con  poco  di- 
.  En  Sargectes,  merced  al  buen  deseo  y  geiieiMíaidad  del  bo- 
io,  y  con  la  discreta  cooperación  del  médico,  y  la  escrupu- 
administración  de  la  maestra,  espero  cueste  poco  la  conser- 
Jn,  como  ha  costado  muy  poco  la  instalación  del  botiquín. 
I  para  notar  lo  bien  que  en  todas  partes  se  portan  con  las  es- 
as del  Ave-María  los  médicos  y  boticarios. 

XV. 

El  personal  docente, 

abrirse  la  escuela  del  Ave-María  en  Sargenles,  se  puso  al 
;e  de  la  misma  una  joven  del  pueblo,  quien  la  desempeñó' 
acierto  y  gusto,  hasta  que  le  fué  imposible  atender  como  de- 
por  haberse  casado. 

lé  entonces  á  reemplazarla  la  primera  maestra  formada  en  las^ 
telas  del  Ave-María  de  Granada,  joven  de  diez  y  siete  años, 
teña,  delgada  y  de  aspecto  aniñado;  mas  llevada  de  un  espf- 
tal  de  desprendimiento  y  abnegación,  que  no  puso  reparo, 
1  dejar  su  país,  ni  en  apartarse  de  sus  padres,  ni  en  las  mo- 
as del  viaje,  ni  en  la  aspereza  del  clima,  ni  en  la  eztraüesa 
ida  y  costumbres;  y  supo  dar  tal  impulso  á  la  Escuela,  que 
9ar  de  todos  los  pesares,  se  hizo  necesario  enviarle  una  coi~ 
ira  lomada  del  mismo  Colegio,  quien   piensa,  siente  y 


DOCUMENTOS  OFICIALES.  53 

mueve  como  si  ea  las  dos  habitara  un  solo  espíritu.  Estas  soq  las 
•dos  profesoras  que  hoy  sostieaea  y  dirigen  aquella  Escuela,  muy 
Á  gusto  de  los  pueblos.  No  son  sabias,  pero  les  basta  saber  lo 
que  traen  entre  manos  y  el  estar  animadas  de  un  buen  deseo, 
^ue  en  eso  y  en  todo  hace  milagros;  pues  axiomático  es  que  hace 
más  el  que  quiere  que  el  que  puede. 

Es  admirable  la  unión,  paz  y  alegría  de  estas  criaturas,  las 
más  felices  que  yo  he  visto  en  mi  vida,  á  pesar  de  estar  como 
<iesterradas  en  aquel  desierto  árido  y  frío,  incomunicado  con  mu- 
<;ha  frecuencia  con  el  resto  del  mundo  por  la  nieve  y  los  correos. 

XVI. 

Clase  dominical. 

Veréis  ahora  quién  y  cómo  tiene  una  clase  dominical  en  aque- 
lla escuela  para  que  aprendamos  que  cuando  Dios  quiere  una 
<X)sa,  todos  le  sirven  de  instrumento.  Una  buena  mujer,  que  no 
sabe  eí^cribir  ni  casi  leer,  reúne  las  mujeres  de  Sargentes  en  las 
tardes  de  los  domingos  en  el  Colegio  del  Ave-María,  y  allí  las  en- 
seña á  rezar  y  les  explica  el  Rosario  y  otras  muchas  oraciones  y 
devociones. 

Cuando  esto  vi  el  verano  último,  me  agradó  y  sorprendió  á  la 
vez:  me  agradó,  porque  ni  la  ciencia  ni  la  piedad  estorban  para 
nada,  y  al  contrario,  sirven  para  todo;  y  me  sorprendió  por  la 
sencillez  y  naturalidad  con  que  aquellas  reuniones  se  celebraban. 
Sentadas  las  piadosas  mujeres  en  dos  largos  maderos  recién  traí- 
dos del  monte,  con  los  codos  apoyados  en  las  rodillas  y  la  cabeza 
descansando  entre  las  manos,  oían  suspensas,  con  la  boca  abierta 
y  la  visia  fij.i,  las  explicaciones  que  les  hacía  la  señora  Torcuata 
{que  sabe  más  que  un  Obispo)^  rezando  á  continuación,  con  fer- 
vor y  á  coro,  aquello  que  les  había  granea  y  popularmente  pin- 
tado. Mientras  tanto  los  niños  de  esas  madres  mamaban  ó  dor- 
mían en  su  regazo,  y  algunos  más  creciditos  jugaban  tendidos 
en  la  arena. 

Al  ver  á  estos  niños  y  madres  junto  á  aquella  mujer  devota, 
me  decía  yo:  ¿quién  sabe  si  estos  niños  deberán  más  á  esta  im- 
provisada maestra  de  piedad  que  á  cuantos  maestros  les  han  de 


BOLBTÍN   DB   LA   RBAL  ACADBHI*   DE  LA    HISTORIA. 

eñar  después  las  letras?  Porque  es  indudable  que  sus  madres- 
larles  de  mamar,  les  darán  juntamenle  et  jugo  del  alma,  que 
a  piedad,  y  así  amamanudos,  podrán  ser  bueiios  cristianos  & 
lejorablcs  ciudadanos.  Para  inspirar  fe,  amor  y  piedad,  no  hay 
10  una  buena  madre  que  cree,  ama  y  ora.  Y  hé  aquí  por  donde 
i  cocinera  del  Ave-María  sirve  de  maestra, 
fi  madre  (q.  e.  g.  e.),  no  tuvo  otra  maestra  que  la  piedad,  y 
una  buena  madre. 

XVII. 

Educación  moral, 

Lunque  de  letras  y  arles  se  procura  enaeüar  cuanto  es  menes— 
para  las  necesidades  del  país  y  de  la  clase  á  que  las  educaa- 
pertenecen,  aún  debe  ser  mayor  ol  cuidado  respecto  á  la  eda- 
ión  moral  y  religiosa;  para  con  ella  ir  mejorando  á  las  alum- 
y  dar  un  ñu  ético  á  la  enseñanza. 

>ios,  que  tiene  todas  las  cosas  á  su  cargo  y  ha  seilalado  Snes 
eciales  á  cada  una,  no  se  propone  en  todas  ellas  sino  un  soto 
supremo;  y  la  educación,  que  es  obra  de  cooperación  para  los 
93  de  la  Providencia,  y  ministerio  y  representación  del  supre- 
saber  y  bondad  de  Dios  respecto  á  su  obra  predilecta,  que  es 
lombre,  ¿no  tendrá  igualmente  en  sus  Unes  parciales  un  fia 
¡versal  y  supremo?  ¿Y  si  este  fin  no  es  hacer  á  los  hombres 
lejantes  á  Dios,  esto  es,  perfectos,  como  Él  es  perfeciOj  cuál 
á? 

Mscutan,  pues,  loa  que  no  saben  creer  ni  pensar  en  crístianor 
rea  del  fin  supremo  de  la  educación;  para  nosotros  es  muy 
ro  y  sencillo:  hacer  hombrcB  aptos  para  cumplir  con  sus  deati- 
temporale^  y  eternos. 

í  partir  de  esta  idea,  la  enseñanza  debe  organizarse  de  modo 
:,  habiendo  varias  asignaturas  y  muchos  actos,  todas  y  todos 
len  su  fin  especial,  y  se  ordenen  á  un  fin  primario  y  soberano, 
i  es  el  fin  ético,  la  educación  moral  del  alumno. 
j3s  Escuelas  del  Ave  María  intentan  llevar  á  la  práctica  ese- 
isamiento  por  los  siguientes  medios:  \.',  la  tendencia  gene 


DOCUMBNTOS  OFICIALES.  5& 

de  la  enseñanza;  2/,  el  estudio  especial  de  la  doctrina  cristiana; 
3.%  las  prácticas  de  religión;  y  4.^,  el  buen  ejemplo. 

1.^  La  tendencia  general  de  la  enseñanza. — No  hay  asigna* 
tura  ni  lección,  que  de  un  modo  ó  de  otro  (según  la  intención  de 
la  escuela),  no  vaya  ordenada  á  hacer  al  que  la  estudia  moral  y 
reflexiva;  sea  geografía  ó  historia,  aritmética  ó  gramática;  lee* 
tura  ó  canto,  todo  se  intenta  aprovechar  para  que  resulte  de  la 
enseñanza  una  ayuda  del  alma  para  bien  pensar^  sentir  y  querer^ 
á  fin  de  que  así  sepa  el  educando  vivir,  y  con  su  vida  honrar  á 
quien  le  crió. 

2.*  El  estudio  de  la  doctrina  cristiana. — Nuestra  moral  no  es 
móvil,  aérea,  forjada  al  capricho  de  éste  ó  aquel  pensador,  sino 
que  tiene  principios  fijos,  reglas  concretas,  magisterio  infalible  y 
santos  fines.  El  catecismo  es  el  libro  donde  está  condensada  la 
doctrina  acerca  de  la  fe  y  la  moral  cristiana;  estudiar,  explicar  é 
inculcar  esa  doctrina,  es  la  obra  magna  de  la  familia ,  del  sacer* 
docio  y  del  maestro.  Hé  aquí  lo  que  en  este  punto  procura  hacer 
la  Escuela  del  Ave  María. 

Se  toma  como  base  un  texto,  el  catecismo  de  la  diócesis;  se 
enseña  en  el  primer  grado  lo  que  es  indispensable  para  salvarse; 
se  amplía  en  el  segundo  á  todo  el  catecismo;  se  da  en  el  tercero 
una  explicación  amplia  del  texto  por  el  catecismo  explicado  de 
D.  S.  Mazo,  que  es  un  tratado  de  moral;  y  en  el  cuarto,  los  que 
perseveran,  leen  y  estudian  fundamentos  de.  religión.  A  la  doc- 
trina acompaña  la  historia  sagrada  y  profana,  y  la  parábola,  el 
ejemplo,  la  imagen,  la  poesía  y  el  canto,  y  se  intenta  hacer  de 
cada  alumno  adelantado  un  pequeño  catequista,  ensayando  á 
todos  en  diálogos  acerca  de  esta  difícil  y  transcendental  ense- 
ñanza. 

3.*  Las  prácticas  religiosas, — Aunque  son  varias,  no  se  hacen 
pesadas.  Guéntanse  entre  ellas  y  como  generales,  el  ofrecimiento 
de  obras  y  la  oración  y  meditación  de  la  mañana;  la  Misa  diaria 
oída  con  devocionario;  el  Rosario,  que  se  explica  y  medita  á  la 
vez  todos  los  días;  la  visita  al  Santísimo,  símbolo  -del  amor  cau- 
tivo y  callado  de  todo  un  Dios;  el  examen  de  conciencia,  que 
obliga  á  pensar  y  reflexionar  sobre  sus  actos;  la  lectura  espiritual 
eu  libros  escogidos,  que  son  maestros  muy  discretos  y  santos;  el 


BOLBTtN  DB   LA  REAL  ACA.DKHU   DB   LA  HiaTORIA. 

ría,  que  se  reía  y  canta  en  cada  hora,  7  es  como  el  eco 
í;  la  confesión  frecuente,  que  enfrena,  dirige  y  purifica 
mcía;  los  cantos  religiosos  de  himnos,  salmos,  etc.,  etc., 
m  de  la  escuela  un  coro  de  ángeles;  además  de  otras  de- 
i,  ya  generales,  ya  peculiares  de  algunas  niñaa. 
'■t  buen  ejemplo,  que  es  lo  principal  y  más  fecundo.  Te- 
maestras  de  conducta  intachable  y  que  se  distingan  por 
d  y  celo,  DO  puede  menos  de  engendrarse  en  las  almas 
de  la  virtud;  porque  si  las  palabras  convencen,  los  ejem- 
mueven  y  arrastran.  Bajo  este  punto  de  vista  nada  tene- 
i  decir  de  las  maestras  de  Sargentas;  pues,  siendo  niñas 
jad,  son  ancianas  por  su  cordura,  recato  y  prudencia,  y 
más  ejemplo!)  no  hubiera  de  la  recta  educación  de  las 
,  bastarían  ellas  para  acreditarla. 

XVIII. 

La  primera  cocinera  del  Ave  Sfaria. 

de  Febrero  del  año  de  gracia  de  1898,  y  á  los  74  años  do 
isó  á  mejor  vida  la  primera  cocinera  que  tuvo  la  Escuela 
Marfa  en  Sargentes.  Aunque  mujer  sin  letras,  supo  vivir 
tan  bien,  que  la  podemos  llamar  á  boca  llena  maestra 
laestras  y  discfpulas  de  nuestras  escuelas,  y  como  tal 
ntamos  en  estas  lineas,   para  que  sirva  de  consuelo  y 

esta  humilde  criatura  de  familia  muy  modesta,  y  ba- 
ile muerto  el  padre  antes  que  le  pudiera  conocer,  con- 
madre segundo  matrimonio,  y  la  pusieron  á  servir  de 
ó  niñera  desde  muy  pequeña;  por  lo  cual  no  pudo  asistir 
lela. 

sin  embargo,  decía  ella,  daba  vueltas,  cargada  con  mí 
rededor  de  la  escuela,  y  asf  aprendí  la  doctrina  cristiana, 
taban  los  niños  dentro.  Hubiera  dado  por  saber  leer  la 
i  mi  vida.  Para  que  á  las  niñas  de  hoy  no  les  pase  lo  que 
le  soy  un  madero  con  ojos,  quiero  que  se  eduquen,  que 
«cuela;  yo  les  dejaré  mi  casilla  y  un  huertecillo,  además 
acos  muebles  que  tengo,  y  mientras  viva,  les  guisaré  ] 


DOCUMENTOS  OFICIALES.  57 

comida  y  cuidaré  de  niñas  7  maestra.»  Y  así  lo  hizo:  dejó  su 
pobreza  mobiliaria,  la  casilla  7  el  huerto  á  la  escuela,  7  murió 
de  cocinera,  puede  decirse ,  del  Ave  María,  sirviendo,  mientras 
pudo  y  á  niñas  7  maestra. 

Esta  mujer  piadosa,  delicada  y  tierna,  era  fuerte  é  incansable 
en  las  enfermedades  de  propios  7  extraños,  en  las  muertes  7  des- 
gracias serena,  en  el  peligro  valerosa  7  tranquila,  en  el  trabajo 
briosa  7  constante,  7  en  toda  su  vida,  cristiana  verdadera  de  fe 
7  con  obras. 

Cuántas  veces  arrostró  la  muerte  por  caridad,  asistiendo  en  el 
lecho,  conduciendo  al  camposanto  7  enterrando  por  sí  misma  á 
los  apestados,  á  quienes  nadie  quería  asistir  ni  tocar,  por  haber 
muerto  ó  enfermado  cuantos  de  ellos  cuidaban,  incluso  el  médi- 
co. A  nadie,  fuera  de  Dios,  tuvo  nunca  miedo,  ni  á  la  muerte 
siquiera. 

Más  de  cuatro  veces  estuvo  sacramentada  7  ni  de  casada  ni  de 
viqda,  á  pesar  de  tener  cinco  hijos,  pidió  más  vida  sino  «la  que 
Dios  quisiera.»  Esta  confianza  ilimitada  en  Dios  le  duró  toda 
la  vida.  «Deseo  morir,  dijo  al  caer  herida  de  muerte,  para  ver  lo 
que  Dios  me  tiene  preparado» ;  7  este  deseo  fué  creciendo  en  los 
dos  meses  7  medio  que  duró  la  última  enfermedad.  «Deseo  morir, 
repetía,  para  ver  á  mi  Dios.:» 

En  todos  los  actos  de  su  vida  tenía  por  norma  acudir  al  cielo, 
pensando  7  obrando  siempre  en  cristiano.  Guando  7a  viuda,  des- 
apareció un  hijo,  sin  saber  dónde  paraba,  salió  en  su  busca,  7  no 
hallándole,  se  dirigió  á  la  Virgen  del  Pilar  diciéndola:  «Madre 
mía,  tenía  un  hijo  7  le  he  perdido,  devuélvemele  é  iremos  juntos 
á  besar  tu  pilar  bendito.»  El  hijo  pareció,  7  madre  é  hijo  fueron 
á  besar  las  plantas  de  la  Püarica.  en  Zaragoza. 

Que  era  mujer  briosa  7  varonil,  no  obstante  su  pequeña  esta- 
tura 7  delicada  complexión,  lo  prueban  los  hechos  siguientes: 
le  tocó  en  suerte,  al  casarse,  un  marido  que  al  poco  tiempo 
enfermó,  7  durante  veinte  años  que  duró  el  matrimonio,  7  casi 
la  enfermedad,  ella,  mujer  pequeña,  pero  fuerte  7  animosa,  se 
hizo  cargo  de  la  labor  que  tenían ,  caminando  á  las  faenas  del 
campo  sola  ó  delante  de  los  trabajadores,  7  empuñando  la  esteva 
7  la  hoz  cuando  era  menester. 


BOLRTtN  DE    Lt   REAL  ACADEMIA   DB   LA   HISTORIA, 

y  siete  años  cumplía  el  hijo  mayor  cuando  ella  qued6 
pero  le  tenía  estudiando,  y  empuñó  con  decisión  la  rejada 
[ue  su  hijo  QO  dejara  loa  libros»:  «Ya  que  yo  sé  arar  y  no 
ue  aprenda  él  á  leer  y  estudiar,  ■  Y  dicho  ésto ,  montando 
rocín,  salió  de  noche,  sola,  recién  enterrado  au  marido,  en 
to  y  cruzando  diez  leguas  de  mal  camino,  para  decir  en 
1  al  hijo  estudiante:  «Tu  padre  ha  muerto;  encomiéndale 

y  sigue  estudiando,  para  que  cuando  seas  sacerdote,  lo 
presente  todos  los  días  en  la  Santa  Misa,  y  á  mí  con  él. 

mira  al  cielo,  que  desde  allí  te  ve  tu  padre.  Sé  lan  bueno 
adocomo  él.»  Y  llorando  un  rato  con  su  hijo,  pero  sin 
ríe,  valrió  á  au  casa  á  cuidar  de  la  demás  familia,  faltando 
ara  que  muriera  envuelta  por  la  tormenta  de  nieve  y  ven- 
ue  se  levantó  en  aquellos  desiertos  y  elevados  páramos. 
'  qué,  dirá  alguno,  en  este  viaje  no  la  acompañó  alguna 
a?  Porque  ella  no  lo  consintió.  «Los  pobres,  decía,  no  ne- 

criados;  ocüpese  cada  cual  en  sus  quehaceres,  y  do  ea 
dos  y  pasalicmpos.i 

ido  aquel  hijo,  hecho  hombre,  pudo  favorecer  á  su  madre, 
>  aliviarla  del  trabajo  de  labradora,  que  vistiera  con  algu- 
yor  decencia  y  recibiera  para  sus  gastillos  algiin  dinero; 
la  no  lo  quiso,  diciendo:  «Para  qué  quiero  yo  el  dinero,  el 
I  ni  los  pañuelos  de  seda?  Labradora  nací,  labradora  he 
y  labradora  quiero  morir.  Con  mi  tosco  sayal  y  pobre  mu- 
indo  yo  más  á  gusto  que  la  reina  de  España  con  sus  bas- 

de  seda  y  su  corona.» 

ició  que  se  acercaba  la  muerte,  y  antes  de  caer  en  cama  el 
la  Purísima  Concepción,  después  de  confesar  y  comulgar, 
lidió  de  la  Inmaculada  (que  nn  hijo  había  comprado  para 
istaba  en  la  iglesia),  y  vuelta  á  su  chocita,  se  acostó,  man- 
se  diera  su  ropa  á  los  pobres,  «porque  ella  ya  no  la  nece- 
y  los  pobres  sí».  Y  así  fué. 

e  entonces  no  gustaba  le  hablaran  sino  de  la  muerte  y  de 
¡a.  ¿Estará  en  ella?  Yo  no  lo  dudo, 
lía  le  preguntó  un  hijo  qué  caja  quería  para  el  entierro. 
¡jo  mío,  contestó,  eso  es  vanidad;  el  mejor  ataúd  es  la 


DOCUMENTOS  OFICIALES.  59 

— ¿Y  con  qué  vestido  la  atudaremos? 

— Con  el  hábito  de  San  Francisco,  que  desde  joven  tengo  sobre 
mi  cama. 

Ya  al  ñnal  de  su  vida,  7  cuando  no  se  podía  mover,  si  no  la 
movían ,  observó  el  médico  en  ella  una  dislocación  molestísima, 
y  le  preguntó  desde  cuándo  la  padecía.  * 

—Desde  veinticinco  años,  respondió. 

Nadie  lo  sabía. 

Por  fin  se  extinguió  tranquilamente  esta  vida,  preciosa  ante 
los  ojos  de  Dios,  aunque  ignorada  de  los  hombres;  se  la  enterró 
en  un  sábado,  el  más  risueño  de  aquel  invierno,  y  desde  aquel 
día  todos  los  sábados  voltean  alegres  las  campanillas  de  Santa 
María  tocando  á  gloria.  Que  allá  la  veamos,  y  la  veremos  segu- 
ramente, si  la  imitamos. 

XIX. 

Rezad  dos  Ave  Marías. 

Merece  más  alabanzas  (porque  tiene  más  mérito) ,  quien  hace 
buenas  obras  que  quien  escribe  sabios  libros;  y  enseña  y  vale 
infinitamente  más  quien  sabe  obrar  bien,  que  quien  sólo  sabe 
hablar  y  escribir  elocuentemente.  Por  eso,  y  no  por  fruslería 
literaria,  se  pone  á  la  vista  la  vida  de  esa  pobre  labradora  y  coci^ 
ñera,  para  que  alabemos  á  Dios,  que  la  puso  en  nuestro  camino 
y  la  hizo  como  fundadora  del  Ave  María,  para  que  la  tomemos 
como  guía  y  modelo  en  las  luchas  de  la  vida  y  en  el  camino  del 
cielo,  y  también  para  que,  al  encomendarla  en  nuestras  oracio- 
nes, confiemos  en  que  sabrá  y  podrá  recompensárnoslas.  Porque 
si  antes  era  buena,  ahora  es  mejor;  si  antes  era  agradecida,  ahora 
lo  es  más;  si  antes  era  desprendida  y  generosa,  ahora  participa 
(y  sabrá  repartir),  de  las  riquezas  y  misericordias  de  todo  un 
Dios. 

Rezad  por  ella  un  Ave  María  y  otra  por  mí. 

Diciembre  de  180S. 

Andrés  Manjón. 


lOLBTtN   DE    LA   RBAL  ACADBMIA  OB   LA   HIBTOHIA. 

NUMERO  4. 
ocatorla  para  los  pramios  da  1901  á  1902. 

remios  instituidos  por  D.  Fermín  Caballero. 

emio  á  la  Virtud  para  el  año  1901. — Conferirá  esta  Acá- 
a  tOOl,  un  premio  de  1.000  pesetas  á  la  Virtud,  que  será 
lo,  segdn  expresa  textualmente  el  fundador,  á  la  persona 
consten  más  actos  virtuosos,  ya  salvando  náufragos, 
)  ÍDcendios,  ó  exponiendo  de  otra  manera  su  vida  por  la 
ad;  ó  al  que  luchando  con  escaseces  y  adversidades,  se 
en  el  silencio  del  orden  doméstico  por  una  conducta  pei^ 
;  en  el  bien,  ejemplar  por  la  abaegacióa  y  laudable  por 
US  semejantes  y  por  el  esmero  en  el  cumplimiento  de  los 
con  ia  familia  y  con  la  sociedad,  llamando  apenas  la 
de  algunas  almas  sublimes  como  la  suya, 
uera  que  tenga  noticia  de  algán  sujeto  que  se  baile  com- 
en la  clasiíicacióa  transcrita,  y  que  haya  contraído  el 
Q  el  ailo  natural,  que  terminará  en  So  de  Diciembre 
se  servirá  dar  conocimiento,  por  escrito  y  bajo  su  ñrma, 
etarta  de  la  Academia,  de  las  circunstancias  que  hacen 
á  premio  á  su  recomendado,  con  los  comprobantes  ó 
mes    que  conduzcan   al    mejor  esclarecimieulo  de  los 

;o  para  admitir  las  comunicaciones  de  esta  Índole  termt- 
1  de  Diciembre  de  lOÜO  á  las  cinco  de  la  tarde.  La  Aca- 
revio  informe  de  una  Comisión  nombrada  al  efecto,  resol- 
es del  15  de  Abril,  y  hará  la  adjudicación  del  premio  en 
r  Junta  publica  que  celebre,  dando  cuenta  del  resultado, 
remio  al  Talento  para  el  aiio  11)01. — La  Academia  otor- 
premio  de  1,000  pesetas  al  autor  de  la  mejor  Monografía 
i  la  historia  de  una  localidad  ó  comarca  de  la  nacido 
,  que  se  haya  impreso  por  primera  vez  en  cualquiera  de 
3  años  transcurridos  desde  1."  de  Enero  de  1897,  y  que 
sido  premiada  en  los  concursos  de  años  anteriores,  ni 
por  el  Estado  ó  cualquier  Cuerpo  oficial. 


DOCUMENTOS  OFICIALES.  6! 

Los  autores  que  aspiren  á  este  premio  remitiráa  dos  ejemplares 
de  su  obra  á  la  Secretaría  de  la  Academia,  antes  del  31  de  Diciem- 
bre  á  las  cinco  de  la  tarde.  La  Academia,  previo  informe  de  una 
Comisión  nombrada  al  efecto,  resolverá  cuál  de  las  obras  presen- 
tadas es  acreedora  á  recompensa,  y  hará  la  adjudicación  en  Jun- 
ta pública  antes  de  terminar  el  año  académico  de  1900-1901. 

Premio  instituido  por  el  Duque  de  Loubat. 

IIL  Concederá  también  la  Academia,  en  1901,  un  premio  de 
3.300  pesetas  al  autor  de  la  obra  mejor  de  Historia,  Geografía, 
Arqueología,  Lingüística,  Etnografía  ó  Numismática  de  cualquie- 
ra de  las  regiones  del  Nuevo  Mundo,  impresa  por  primera  vez  en 
cualquiera  de  los  cuatro  años  pasados  desde  1.^  de  Enero  de  1897^ 
que  no  haya  sido  premiada  en  los  concursos  anteriores  ni  costea- 
da por  el  Estado  ó  por  algún  Cuerpo  oficial. 

Los  autores  que  quieran  optar  á  él,  remitirán  á  la  Secretaría 
antes  del  31  de  Diciembre  de  1900,  dos  ejemplares,  con  las  señas 
de  su  domicilio,  entendiéndose  que  quedan  obligados,  en  caso  de 
obtenerlo,  á  remitir  á  su  costa  otros  4  ejemplares  á  los  puntos  que 
se  le  indicarán,  con  arreglo  á  lo  establecido  por  el  fundador. 

Premios  del  Barón  de  Santa  Cruz. 

La  Academia  conferirá  el  año  1902  un  premio  de  3.000  pesetas 
á  la  mejor  Monografía  histórica  y  técnica  de  un  arte  suntuario  ó 
decorativo  en  España,  en  una  época  comprendida  desde  el  siglo  zi 
al  XVII,  ambos  inclusive.  Los  trabajos  manuscritos  podrán  exten- 
derse al  territorio  de  Portugal,  por  la  unión  estrecha  en  que  se 
desarrolló  la  civilización  en  ambas  naciones;  deberán  presentarse 
en  la  Secretaría  antes  del  31  de  Diciembre  de  1901  á  las  cinco  de 
la  tarde;  tendrán  extensión  apropiada  al  asunto  de  que  traten,  con 
datos  y  documentos  nuevos,  procedentes  de  los  veneros  históricos 
de  nuestra  patria.  Examinados  previamente  por  Comisión  nom- 
brada al  propósito,  resolverá  la  Academia  cuál  sea  acreedor  á  la 
recompensa,  y  la  adjudicará  en  Junta  pública  antes  de  terminar 
el  año  1902. 


BOLKTIN   DB  la    real  AGADBUIA   DV  la    HISTOBIA. 

lerva  la  misma  Academia  la  facultad  de  coaceder  un  accésit 
lor  quo  fijará  al  apreciar  los  trabajos  que  se  presenten  al 
rso. 

Condiciones  generales. 

obras  dedicadas  á  los  efectos  de  esta  convocatoria,  ban  de 
escrilas  en  correcto  castellano  y  serán  presentadas  en  la  So- 
la dentro  del  plazo  que  para  cada  uno  de  los  premios  se  fija. 
Irid,  3  de  Junio  de  1900. — Por  acuerdo  de  la  Academia,  el 
'ario  perpetuo,  CesArbo  PsRKitttDBZ  Dtmo. 


DOCUMENTOS  OFICIALBS.  63 


11. 

Índice  de  informes  pedidos  por  el  Gobierno  de  S.  M.  y 
Cuerpos  del  Estado  á  la  Real  Academia  de  la  Historia ^ 
evacuados  por  ésta  (1). 

1800. — Sermón  predicado  en  México  en  la  fiesta  de  Ntra.  Sra.  de 
Guadalupe  por  Fr.  Servando  Mier. — D.  Vicente  G.  Aruao. 

Falsa  interpretación  dada  por  el  Gura  de  Escalonilla  D.  Luís 
Garlos  y  Züñiga  á  ciertas  inscripciones. — D.  José  de  Guevara  y 
D.  José  Banqueri. 

1802.— Antigüedades  descubiertas  en  Osuna.— D.  Diego  Gle- 
mencín. 

Antigüedades  descubiertas  en  Alcalá  de  los  Gazules. — D.  José 
Gomide. 

Inscripciones  y  otras  antigüedades  halladas  en  Ubrique. — 
D.  Diego  Glemencín. 

1803. — Petición  para  el  archivo  de  la  Academia  de  las  Memo- 
rias y  apuntamientos  de  inscripciones  antiguas  del  difunto  Don 
Gandido  M.  Trigueros  que  existían  en  la  Biblioteca  de  los  Estu- 
dios Reales. — D.  Joaquín  J.  de  Flores. 

Monumentos  antiguos  descubiertos  en  Elche.— D.  Juan  Pérez 
Villamil. 

Impresión  de  las  obras  del  rey  Alonso  el  Sabio.— D.  Francisco 
Martínez  Marina. 

1804. — Sepulcro  en  la  iglesia  de  Miedos  (Galatayud)  que  se 
supone  ser  de  la  infanta  Doña  Leonor,  hija  dol  rey  D.  Alonso  el 
Sabio. — D.  Diego  Glemencín. 

1806.— Antigüedades  encontradas  entre  las  villas  de  Poza  y 
Salas  de  Bureba. — D.  Joaquín  J.  de  Flores. 

1808. — ^Yalor  de  los  florines  de  oro  de  Aragón  por  los  años  de 
14t4.~D.  José  A.  Gonde. 


(1)    Lo8  informes  ríe  censura  de  obras  hasta  el  año  1883,  están  incluidos  en  el  CatA- 
lo^  pablieado  en  el  Boletín  tomo  xzxv,  páginas  98M3I. 


boletín  db  la  real  academia  db  la  historia. 

ipciones  para  la  moneda  del  rey  Femaado  VII. — Señores 
Vargas,  Clemencia  y  Bamba. 

— Pr(>yecto  de  restauración  de  los  sepulcros  de  varones 
I  españoles. — Informado  por  los  Sres.  D.  Francisco  M.  Ma- 
3.  Juan  Geán  Bermüdez. 

—Conveniencia  de  reunir  y  conservar  en  Mérida  los  res- 
lemplo  de  Marle. — D.  Diego  Clemencín. 
—Fragmentos  de  espadas  descnbierios  en  Santiago  de 
— D.  Francisco  Antonio  González  y  D.  José  Antonio 

—Leyenda  para  la  medalla  mandada  acuñar  en  memoria 
r  jurado  el  Rey  la  Gonstllución  de  la  Monarquía. — Seüo- 
lanillos,  González  Carvajal  y  Glemencfo. 
—Adquisición  de  monedas  árabes  de  oro  para  distribuir 
8  Museos  públicos. — D.  Francisco  A.  Goníález. 
—Exposición  pidiendo  se  pongan  en  cobro  los  archivos 
monasterios  suprimidos  en  Cataluña. — D.  Diego  Gle- 

ida  exposición  abogando  por  la  conservación  de  los  arcbi- 
bliotecas  de  monasterios  suprimidos  en  Cataluña. — Don 
I  Siles. 

— Inscripcióu  para  el  Tabernáculo  del  Escorial. — D.  Frao- 
itonio  González  y  D.  Tomás  J.  Gómez  Carvajal. 
— Meilios  de  preservar  los  monumentos  antiguos. — Don 
I  Siles. 

—Medallones  puestos  por  adorno  de  las  Casas  Consísto- 
3  Cádiz.— Dos  informes  por  D.  José  Sabau,  D.  Francisco 
I  González,  D.  José  Musso  y  D.  Juan  Pérez  Caballero. 
—«Vidas  de  españoles  célebres,  por  Quintana.* — D.  Mar- 
de  Navarrete,  D.  Diego  Clemencín  y  D.  José  Musso. 
I,  tomo  zziv. 

ación  de  un  Museo  de  antigüedades. — D.  José  de  la  Canal 
ego  Clemencín. 

—Sitio  que  ocupó  la  ciudad  de  Cartago  Yetut. — D.  José 
mal  y  D.  Diego  Clemencín.. 

—Instancia  de  la  Sociedad  económica  de  la  Habana  sobre 
1  de  una  Academia  de  la  Híaloria  en  aquella  isla,  depon- 


DOCUMENTOS  OFICIALES.  65 

diente  de  esta  Real  de  Madrid. — D.  José  Sabaa,  D.  Tomás  6.  Car- 
vajal, D.  Antonio  Siles  y  el  Marqués  de  la  Reunión. 

1834. — ^Antigüedades  descubiertas  en  Cártama. — D.  José  de  la 
Canal. 

1835.-»cMemoria  descriptiva  del  R.  Archivo  de  Valencia  escrita 
por  D.  Jorge  García.»— Sres.  Rodenas  y  Cortés. 

(  onveniencia  de  crear  un  museo  de  antigüedades  en  Tarra- 
gona.— D.  Vicente  González  Arnao. 

Conveniencia  de  continuar  por  la  Academia  la  publicación  de 
La  España  Sagrada, — D.  Martín  P.  de  Navarrete. 

1836. — Mosaico  descubierto  en  Mérida.— D.  José  Musso. 

1839. — Si  puede  ó  no  impedirse  la  extracción  al  extranjero  de  la 
biblioteca  que  fué  de  D.  Juan  Nicolás  BohL— D.  B.  J.  Gallardo, 

Pretensión  de  un  negociante  para  hacer  excavaciones  por  su 
cuenta  en  Itálica. — D.  Miguel  Salva. 

Inscripciones  que  habían  de  colocarse  en  el  monumento  dedi* 
cado  á  las  víctimas  del  2  de  Mayo  de  1808. — D.  José  do  la  Canal. 

Instancia  de  D.  Basilio  Sebastián  Castellanos  en  el  supuesto 
de  haber  introducido  en  España  la  enseñanza  de  la  Arqueología. 
— D.  Miguel  Salva,  D.  José  de  la  Canal  y  D.  Pedro  Sainz  de 
Baranda. 

1841. -^Nuevas  inscripciones  para  el  monumento  dedicado  á  las 
víctimas  del  2  de  Mayo  de  1808. — D.  Juan  Antonio  Castejón  y 
D.  Antonio  Cavanilles. 

Solicitud  de  varios  vecinos  de  Palma  de  Mallorca  para  que  se 
conceda  calidad  de  Academia  á  una  reunión  que  forman  con  título 
de  Literatura,  Antigüedades  y  Bellas  Artes. — D.José  de  la  Canal 
y  D.  M.  Salva.. 

Excavaciones  en  Amparias. — D.  José  de  la  Canal. 

1842.— Instancia  de  D.  Manuel  de  Zayas  para  que  se  le  entre-^ 
gue  el  Convento  de  la  Rábida  con  objeto  de  formar  una  galería 
de  retratos  en  honra  de  Cristóbal  Colón  y  de  sus  compañeros  en 
el  descubrimiento  del  Nuevo  Mundo. — (No  constan  los  nombres 
de  los  informantes.) 

Cotejo  de  las  ediciones  de  obras  griegas  de  Démostenos  con  los 
Códices  existentes  del  Escorial  á  petición  de  H.  Maetzner  de  Ber- 
lín.—D.  Miguel  Salva. 

TOVO  XZXYU.  5 


I'  '■• 


66  BOLETÍN  OE  LA   REAL  ACADEMIA   DE  LA   HISTORIA. 

Noticia  de  las  antiguas  conslituciones  de  Cataluña  pedidas  por 
M.  Achules  Juvinal,  de  París. — D.  Tomás  de  Sancha. 

1844. — Formalidades  para  conceder  autorización  de  registro  de 
los  Archivos  del  reino. — El  Barón  de  la  Joyosa. 

Petición  del  Encargado  de  Negocios  de  los  Estados  Uniíios 
para  copiar  las  obras  de  Gonzalo  Fernández  de  Oviedo. — D.  Pedro 
Sainz  de  Baranda. 

1845. — Petición  de  D.  Próspero  BofaruU  para  alterar  la  crono- 
logía de  los  primeros  Condes  de  Barcelona  al  arreglar  el  Archivo 
de  la  Corona  de  Aragón.— D.  Miguel  Salva,  D.  Pedro  Sainz  de 
Baranda  y  el  Conde  de  Clonard. 

Circunstancias  que  concurren  en  las  islas  Chafarinas. — Seño* 
res  Salva  y  Sainz  de  Baranda. 

Solicitud  de  D.  Jacinto  de  Salas  y  Quiroga  para  que  se  le  faci- 
liten fondos  con  objeto  de  adquirir  documentos  históricos  en  el 
extranjero. — Sres.  Conde  de  Clonard  y  Gayangos. 

Argumento  que  convendría  adoptar  en  los  bajos  relieves  del 
frontón  del  Congreso  de  los  Diputados. — D.  Miguel  Salva,  Conde 
de  Clonard  y  D.  Tomás  de  Sancha. 

1846. — Petición  de  retrato  y  de  noticias  de  la  vida  de  Cristóbal 
Colón  por  la  ciudad  de  Genova  para  el  monumento  que  trata  de 
erigir  al  gran  navegante. — D.  Valentín  Carderera  y  Conde  de 
Clonard. 

1647. — «Colección  de  inscripciones  y  antigüedades  de  Extre- 
madura, por  D,  José  de  Viu.» — D.  Antonio  Delgado. 

Instancia  de  D.  Antonio  de  Llano  Ponte  para  que  se  impriman 
en  la  Nacional  las  Crónicas  de  los  reyes  de  Castilla  y  de  León. — 
D.  Tomás  de  Sancha. 

1848. — Valor  del  Estadal  de  marco  real  en  la  provincia  de  Ma- 
drid el  año  1647. — D.  Pedro  Sainz  de  Baranda,  D.  Luís  López 
Ballesteros,  D.  Antonio  Delgado  y  D.  Antonio  López  de  Córdoba. 

1850. — Boceto  y  memoria  explicativa  del  asunto  proyectado  por 
D.  Carlos  Luís  de  Rivera  para  la  pintura  del  techo  del  Salón  de 
Sesiones  del  palacio  del  Congreso  de  los  Diputados. — D.  Antonio 
Cavanilles. 

«Catálogo  de  la  Real  Armería  formado  por  D.  Antonio  Martínez 
del  Romero.» — Sres.  Govantes,  Delgado,  Calderón  y  Carderen 


00GUMBNT08  OFICIALES. 


Í5Y 


Conveniencia  de  que  tenga  la  Academia  una  publicación  perió- 
-dica.— D.  Antonio  Delgado,  D.  Serafín  B.  Calderón  y  D.  Antonio 
<3avanille8. 

1851.— Tiempo  y  términos  en  que  se  dio  á  los  herederos  de  la 
<3orona  el  título  de  Príncipes  de  Asturias,  y  si  era  extensivo  á  las 
hembras. — Sres.  Govantes,  Cavanilles  y  Caveda. 

Inscripción  para  la  verja  que  rodea  al  sepulcro  del  Cardenal 
Cisnerofi. — Sres.  Baranda,  Cavanilles,  Caveda,  Ríos  y  Sabau. 

1852.— Cuadro  sinóptico  histórico  y  geográfico  de  España  y 
Portugal  dispuesto  por  D.  Antonio  Antigüedad.» — D.  Pedro  J. 
Pidal. 

Exposición  proponiendo  el  establecimiento  de  una  Escuela 
especial  de  Diplomática.— D.  Antonio  Cavanilles  y  D.  Pedro 
Sabau. 

Si  en  la  cronología  de  los  reyes  de  España  que  se  publica  en 
la  Guía  de  forasteros  deben  incluirse  á  las  reinas  Ormisenda  y 
Usenda. — D.  Antonio  Cavanilles  y  D.  Pedro  Sabau. 

Conveniencia  de  hacer  excavaciones  en  Tarragona. — ^D.  Anto* 
nio  Delgado. 

1853. — «Cuadro  sinóptico  histórico  y  geográfico  de  España  y 
Portugal  dispuesto  por  D.  Antonio  Antigüedad.» — Segundo  infor- 
me, por  D.  Pedro  J.  Pidal. 

¿Existe  retrato  auténtico  del  conquistador  de  Chile,  Pedro  de 
Valdivia? — ^D.  Valentín  Carderera. 

1854. — Documentos  aplicables  á  la  cuestión  de  límites  con 
Francia. — D.  Pedro  Sabau. 

1855. — cEstudios  históricos,  obra  manuscrita  de  D.  Pedro  Isi- 
dro Miguel  y  Ballester.»— D.  Pascual  de  Gayangos  y  D.  Valentín 
Carderera. 

¿Existe  retrato  del  famoso  ingenio  D.  José  de  Cadalso? — El 
Barón  de  la  Joyosa. 

1856. — Materias  que  deben  enseñarse  en  la  Escuela  especial  de 
Diplomática. — El  Barón  de  la  Joyosa,  D.  Pedro  Sabau,  el  Conde 
de  Canga  Arguelles,  D.  Antonio  Delgado  y  D.  Tomás  de  Sancha. 

Leyenda  para  la  medalla  que  se  ha  de  acuñar  en  Conmemora- 
<áón  del  Convenio  de  Vergara. — El  Marqués  de  Pidal,  D.  Aure- 
liano  F.  Guerra  y  D.  Antonio  Delgado. 


68  bolbtIn  db  la  rbal  academia  db  la  historia. 

BestauraciÓD  del  sepulcro  y  epitaño  del  anobiepo  D.  Alonso- 
Carrillo  (\e  Acuña,  ea  AlcaU. — D.  Tomás  de  Sancba,  D.  Antonio- 
Delgado  7  el  Conde  de  Canga  Arguelles. 

1857.— Condiciones  coa  las  que  se  podrán  conceder  permisos 
para  hacer  eicavaciones  en  busca  de  objetos  antiguos. — D.  José  A. 
de  loa  Ríos,  D.  Pascual  de  Gayangos  y  D.  Antonio  Delgado. 

1858. — Conveniencia  de  legislar  sobre  la  forma  y  condiciones 
pnra  el  descubrimiento  de  antigüedades. — D.  José  Cavada,  Dod 
Antonio  Cavanilles,  D.  Aureliano  F.  Querrá. 

1859. — Restauración  del  puente  de  Alcántara  y  del  templo  con- 
tiguo erigidos  por  Cayo  Julio  Lacer. — Dos  informes  por  D.  An- 
tonio Delgado,  D.  Pedro  J.-Pidal,  D.  José  Amador  de  los  Ríos  y 
D.  Aureliano  Fernández  Guerra. 

I  Inscripciones  árabes  de  Granada,  obra  escrita  por  D.  Emilio 
Laruenle  Alcánlara.i — D.  Pascual  de  Gayangos,  D.  Serafín  E. 
Calderón  y  D.  Aureliano  F.  Guerra. 

Antigüedades  de  Murviedro.— D.  Antonio  Delgado.  Boletín, 
tomo  I. 

1860. — «Ensayo  sobre  los  sistemas  métricos  y  monetarios  dé- 
los antiguos  pueblos,  desde  los  primeros  tiempos  históricos  hasta 
el  de  los  últimos  Califas,  publicada  en  francés  por  D.  Vicente 
Vázquez  Quetpo.a — D.  Antonio  Delgada  y  B.  Cayetano  Rosell. 

(Fiistoria  y  descripción  de  la  ciudad  y  departamento  naval  del 
Ferrol,  escrita  y  publicada  por  D.  José  Montero  y  Aróstegui.»^ 
D.  Manuel  Colmeiro  y  D.  Ramón  Fort. 

oHistoria  de  Madrid  escrita  por  D.  Antonio  do  Capmany  y 
Uontpalau.  Prospecto.» — D,  Tomás  Muíloz. 

(Gran  historia  ilustrada  de  la  guerra  de  África,  autor  D.  Anto- 
nio Rotondo.* — D.  Tomás  Muñoz. 

Modelo  de  medalla  de  honor  ideado  para  premiar  á  los  asturia- 
nos que  concurrieron  á  la  campaña  de  Marruecos.— D.  Antonio 
Delgado,  D.  José  Caveda  y  Conde  de  Canga- Arguelles. 

•Historia  de  Gibrallar  y  de  su  campo,  escrita  por  D.  Francisco 
María  Montero.»  Cádiz,  1860.— D.  Manuel  Colmeiro. 

Ift61. — Conservación  de  la  torre  de  los  Luja nes  en  Madrid. — 
D.  Manuel  Colmeiro,  D.  Pedro  G.  de  la  Serna  y  D.  Juan  M.  Mon- 
talban.  Boletín,  tomo  i. 


DOCUMBNTOS   OFICIALES.  69 

cDescripción  del  reino  de  Granada  bajo  la  dominación  de  lo8 
NaseritaSy  publicada  por  D.  F.  Javier  Simonet.»— D.  Pascual  de 
Oayangos. 

1862.— Tradición  del  laurel  de  la  Zubia  en  Granada.— D.  An- 
tonio Benavides.  Boletín,  tomo  i. 

1863. — Proyecto  de  translación  de  los  sepulcros  existentes  en 
«1  que  fué  monasterio  de  Leire.— D.  Yaleutín  Carderera. 

Conservación  del  Monasterio  de  Montesión  en  Barcelona.— 
D.  Juan  F.  Riaño  y  D.  Javier  de  Salad. 

1864. — aHistoria  de  Valladolid,  publicada  por  D.  Matías  San- 
^ador  y  Vítores.»— D.  José  Caveda. 

«Diccionario  general  de  Bibliografía  española,  compuesto  por 
O.  Dionisio  Hidalgo.»— D.  Cayetano  Rosell. 

«Historia  de  la  Sociedad  económica  de  Amigos  del  País  de  Ma- 
drid, publicada  por  D.  José  Lesen.»— D.  Antonio  Delgado. 

«Historia  de  Córdoba,  obra  manuscrita  de  D.  Luís  Maraver  y 
Alfaro.» — D.  Pascual  de  Gayangos,  D.  Antonio  Cánovas  del  Cas- 
tillo y  D.  José  Moreno  Nieto. 

«Cuadro  genealógico  de  los  reyes  de  España  y  Portugal^  publi- 
-cado  por  D.  Jaime  José  Moragues.» — D.  Modesto  Lafuente  y  don 
•Carlos  R.  Fort. 

«Paleografía  Castellana,  por  D.  Venancio  Colomera.»— D.  Ca- 
yetano Rosell  y  D.  Tomás  Muñoz. 

«Colección  de  documentos  del  Archivo  de  Indias,  publicada  por 
D.  Luís  Torres  de  Mendoza.» — D.  Emilio  Lafuente  Alcántara. 

«Mapa  geográfico,  histórico  y  estadístico  de  la  isla  de  Menorca, 
por  D.  Miguel  Sorá.» — D.  Aureliano  F.  Guerra,  D.  José  Oliver  y 
D.  Vicente  de  la  Fuente. 

«Diccionario  de  escritores  gallegos,  formado  por  D.  Manuel 
Murguía.»— D.  Manuel  Colmeiro  y  D.  Carlos  R.  Fort. 

«Diccionario  histórico,  genealógico  y  heráldico  de  las  familias 
ilustres  de  la  monarquía  española,  escrito  por  D.  Luís  Villar  y 
Pascual.» — D.  José  A.  de  los  Ríos  y  D.  Francisco  de  P.  Qua- 
drado. 

«Gramática  arábigo-española,  obra  manuscrita  de  D.  José  Mo- 
reno Nieto.» — D.  Pascual  de  Gayangos  y  D.  Emilio  Lafuente 
Alcántara. 


■K 


BOLBTtN  DB  LA   HRA.\.  ACADBMIA   DS   LA    HtSTOBIA. 

tria  de  Toledo,  publicada  por  D.  Antonio  Martla  Game- 
.  José  A.  de  los  Ríos. 

ido  completo  de  la  Ciencia  del  filasóa  ó  sea  Código  herál* 
lóríco,  por  D.  Modesto  Costa  y  Turell.»— D.  Antonio 

líos  de  Cronología  universal,  por  D.  Baltasar  Pe6a.i — 
s  Ramón  Fort. 

—Estatutos  para  la  Academia  de  Arqueología  y  Geografía 
:ipo  Alfouso. — D.  José  A.  de  los  Ríos,  D.  Serafín  E.  Cal- 
D.  Antonio  Delgado. 

res  que  el  Ayuntamiento  de  Barcelona  se  propone  dar  á 
s  nuevas  del  ensanche  de  la  ciudad. — D.  Pedro  Sabau, 
ín  E.  Calderón  7  D.  Aureliano  F.  Guerra. 
ripción  geneial  de  las  monedas  hispano- cristianas  desde 
ióa  de  los  árabes,  por  D.  Alois  Heiss.»— D.  Antonio  Del- 
).  Tomás  Muñoz. 

egio  de  juro  en  que  se  hace  mención  de  servicios  presta- 
la  batalla  de  Toro,  por  Pedro  de  Vela&co. — D.  Tomás 

;cióa  completa  de  los  tratados,  convenciones,  armisticios 
actos  diplomáticos  de  todos  los  Estados  de  la  América 
)Sde  1493  hasta  nuestros  días,  su  autor  D.  Carlos  Calvo.» 
idesto  Lafuente. 

scritos  españoles  existentes  en  la  Biblioteca  imperial  de 
ersburgo. — D.  Pascual  de  Gayangos  y  D.  Tomás  Muñoz. 
—Conservación  de  la  Torre  de  Echevarría  en  Bilbao.— 
o  Sabau. 

j  becerro  de  las  Behetrías  de  Castilla,  escrito  por  D.  An- 
>8  Ríos  y  Ríos.»— D.  Tomás  Muñoz, 
de  objetos  del  arte  antiguo  á  la  Exposición  Universal  de 
-D.  Pascual  de  Gayangos,  D.  Valentín  Garderera  y  don 
10  F.  Guerra. 

irvación  del  Monasterio  de  Santa  María  la  Real  de  Agui- 
ampóo. — D.  Pedro  de  Madrazo  y  D.  Carlos  R.  Fort, 
üedades  descubiertas  en  el  valle  de  Santana,  provincia  de 
. — D.  José  A.  de  los  Ríos,  D.  Eduardo  Saavedra,  D.  Mr 
.ver,  D.  Pedro  de  Madrazo. 


DOCUMENTOS  0FJCIALK8.  7! 

Solicitud  de  cambio  de  nombre  en  Madrid  á  la  calle  de  la  Bola 
por  el  del  poeta  Melendez  Yaidés.— D.  Edqardo  Saavedra. 

1867. — ^Adquisición  de  bustos  de  mármol  extraídos  del  Monte 
Sacro  de  Cartagena. — D.  José  A.  de  los  Ríos,  D.  Aureliano  F. 
Guerra,  D.  E,  Saavedra  y  D.  Pedro  de  Madrazo. 

Memoria  de  D.  Rafael  Gaztelu  acerca  de  los  restos  mortales  do 
los  reyes  de  Navarra  hallados  en  el  monasterio  de  San  Salvador 
de  Leire. — D.  Pedro  de  Madrazo. 

«Narraciones  históricas ,  publicadas  por  D.  José  González  de 
Tejada.» — D.  Manuel  Colmeiro  y  D.  Tomás  Muñoz. 

«Historia  de  la  Sociedad  económica  de  Amigos  del  País  de  Ma- 
drid, publicada  por  D.  José  Lesen.»  Segundo  informe. — D.  Juan 
M.  Montalban. 

Proyecto  de  publicación  de  las  cartas  autógrafas  é  inéditas  del 
Cardenal  Jiménez  de  Cisneros,  conservadas  en  la  Universidad 
Central. — D.  Vicente  de  la  Fuente. 

Estado  en  que  se  hallan  los  monasterios  de  Monte  Aragón  y 
Sigena  y  la  iglesia  de  Alquezar,  en  la  provincia  de  Huesca. — 
D.  José  A.  de  los  Ríos,  D.  Aureliano  F.  Guerra,  D.  B.  Saavedra, 
D.  Pedro  de  Madrazo,  D.  Jacobo  de  la  Pezuela  y  D.  Manuel 
Oliver. 

Ex-convento  de  Santo  Tomás  de  Avila. — D.  Pedro  de  Madrazo. 

«Historia  de  la  isla  de  Cul)a,  escrita  por  D.  Jacobo  de  la  Pezue- 
la.»— D.  Vicente  de  la  Fuente  y  D.  Manuel  Oliver. 

«Blasón  de  España.  Libro  de  oro  de  su  nobleza,  por  D.  Augus- 
to do  Burgos.» — D.  Cayetano  Rosoli. 

«Historia  de  Galicia,  por  D.  Manuel  Murguía.»— D.  Carlos 
Ramón  Fort. 

«Manual  de  Geografía  é  Historia  de  España,  por  D.  Rufino 
Machiandiarena.» — D.  Francisco  J.  de  Salas. 

«Memoria  acerca  de  los  antiguos  monumentos  de  la  historia  y 
geografía  españolas,  por  D.  Manuel  de  Góngora.» — D.  Aureliano 
F.  Guerra,  D.  Eduardo  Saavedra  y  D.  José  Moreno  Nieto. 

Translación  de  los  restos  mortales  del  pintor  D.  Francisco  Go- 
ya.— D.  Valentín  Carderera,  D.  Pedro  de  Madrazo  y  D.  Jacobo 
de  la  Pezuela. 

«Historia  orgánica  de  la  Infantería  y  Caballería  en  su  relación 


BOLBTtM  OB  LA  RBAL  ACADEMIA   DK   LA   HISTORIA. 

histona  política  de  España,  por  el  conde  de  Clonard.i — 
lé  A.  de  los  Ríos. 

lina  de  plomo  coa  caracteres  ibéricos  hallada  en  la  provin- 
Castellón. — D.  Vicente  de  la  Fuente  y  D.  Tornáa  Muñoi. 
lulos  existentes  en  la  provincia  de  Castellón. — D.  Antonio 
as  del  Castillo,  D.  Manuel    Colmeiro  y  D.  Vicente  de  la 

3. 

aia  descubierta  en  Canarias. — D.  Pedro  Gómez  de  la  Serna, 
ición  de  museos  arqueológicos  en  las  capitales  de  prorio- 
-D.  Pascual  de  Gayangos. 

istigacionés  arqueológicas  en  Orihuela.  —  D.  Aureliano 
erra. 

:ripcióii  descubierta  en  Toledo.— D.  José  A.  de  los  Ríos, 
Saavedra  y  D.  Aureliano  F.  Guerra. 
)toB  antiguos  encontrados  en  la  provincia  de  Albacete.— 
1ro  Sabau. 

ivaciones  en  Marida. — D.  Aureliauo  F.  Guerra, 
servación  de  los  monasterios  de  luso  y  Suso. — D.  Pedro 
zo,  D.  José  A.  de  los  Ríos  y  D.  Eduardo  Saavedra. 
aico  descubierto  en  Villasabariego,  proTincia  de  León. — 
uardo  Saavedra. 

lumento  erigido  en  Valcuebo  á  la  memoria  de  Cristóbal 
— D,  Vicente  de  la  Fuente. 

!. — Traslación  de  los  restos  de  los  antiguos  reyes  de  Nava* 
sde  la  iglesia  de  Yesa  á  la  cripta  del  monasterio  de  Leire. 
Pedro  de  Madrazo,  D.  Aureliano  F.  Guerra,  D.  Eduardo 
Ira  y  D.  Manuel  Oliver. 

uisicíón  de  documentos  históricos  que  posee  la  Sra.  Mar- 
de  Villagarcía. — D.  Cayetano  Rofisell  y  D.  Carlos  R.  Fort, 
E  llamada  del  Humilladero  en  Cuenca.  —  D.  Aureliano 
:rra, 

veniencia  de  hacer  excavaciones  en  el  teatro  Romano  de 
i. — D.  José  A.  de  los  Ríos. 

lindo  informe  sobre  traslación  de  los  restos  de  los  reyes 
rarra  al  monasterio  de  Leire.— D.  José  A.  de  los  Ríos, 
ra  de  Atapuerca  en  la  provincia  de  Burgos. — D.  Aurelian ' 
^rra. 


DOÚnaiENTOS   OFICIALES.  73 

Plan  general  de  investigaciones  de  antigüedades. —  D.  José 
A.  de  los  Bíos^  D.  Aureliano  F.  Guerra  y  D.  E.  Saavedra. 

Instalación  del  museo  provincial  de  antigüedades  de  León  en 
la  Colegiata  de  San  Isidoro. — D.  Aureliano  F.  Guerra,  D.  José 
A.  de  los  RíoSy  D.  Emilio  Lafuente  Alcántara  y  D.  Pedro  de 
Madrazo. 

Conservación  del  teatro  romano  de  Sagunto. — D.  José  A.  de 
los  Ríos,  D.  Eduardo  Saavedra,  D.  Emilio  Lafuente  Alcántara, 
D.  Aureliano  F.  Guerra,  D.  Pedro  de  Madrazo  y  D.  Manuel 
Oliver. 

Plan  de  excavaciones  en  los  terrenos  de  Uxama  y  Augusto- 
briga,  provincia  de  Soria.— D.  José  A.  de  los  Ríos,  D.  Aureliano 
F.  Guerra  y  D.  Eduardo  Saavedra. 

Antigüedades  de  Tarragona. — D.  José  A.  de  los  Ríos  D.  Aure- 
liano F.  Guerra  y  D.  Manuel  Oliver. 

Cambio  de  nombre  á  la  villa  de  Murviedro  por  el  antiguo  de 
Sagunto. — D.  S.  Olózaga  y  D.  Aureliano  F.  Guerra. 

Patronato  de  los  santos  lugares  de  Jerusalén. — D.  Francisco 
de  P.  Quadrado. 

Monasterio  de  la  Estrella  en  la  provincia  de  Logroño. — D.  Pe- 
dro de  Madrazo. 

Casa  de  Hernán  Cortés  en  Medellín.— D.  Jacobo  de  la  Pezuela 
y  D.  José  Moreno  Nieto. 

Conservación  de  las  Comisiones  provinciales  de  monumentos 
en  la  organización  que  tienen. — D.  Pedro  Sabau. 

Torre  de  San  Salvador  de  Zamora. — D.  Pedro  de  Madrazo. 

Antigüedades  descubiertas  en  Espinosa  de  Henares.— D.  Mo- 
desto Lafuente  y  D.  Aureliano  F.  Guerra. 

Excavaciones  en  el  antiguo  castillo  de  Montosa. — D.  José  A.  de 
los  Ríos  y  D.  Aureliano  F.  Guerra. 

Artificio  de  Juanelo  en  Toledo.— D.  Eduardo  Saavedra  y 
D.  Manuel  Oliver. 

Muros  de  Tarifa.— D.  José  A.  tie  los  Ríos,  D.  Eduardo  Saave- 
dra y  D.  Aureliano  F.  Guerra. 

Exploraciones  en  el  lugar  de  la  antigua  Lancia.  —  D.  José 
A.  de  los  Ríos,  D.  Aureliano  F.  Guerra  y  D.  Eduardo  Saavedra. 

Construcción  de  un  templo  en  Covadonga  que  sea  digno  de  la 


n 


74  BOLETÍN   DB   LA   REAL  ACADEMIA   DE  LA   HISTORIA. 

importancia  histórica  del  lugar. — D.  José  Gaveda,  D.  José  A.  de 
los  Ríos. 

«Reseña  geográfico-estadística  de  España,  por  D.  Fermín  Ca- 
ballero.»— D.  Vicente  de  la  Fuente  y  D.  Jacobo  de  la  Pezuela. 

«Manual  de  Historia  de  España  y  de  Portugal,  obra  manus- 
crita de  D.  Ramón  Campuzano  y  González,»— D.  Carlos  R.  Fort 
y  D.  Manuel  Oliver. 

Contra  la  destrucción  del  arliñcio  de  Juanelo  Turiano  en  To- 
ledo.—D.  Antonio  Cánovas  del  Castillo  y  D.  Manuel  Oliver. 

«Historia  de  las  alteraciones  de  Aragón  publicada  por  el  Mar- 
qués de  Pidal.»— D.  Francisco  Fernández  y  González. 

«Historia  de  Cuenca,  del  territorio  de  su  provincia  y  obispado, 
escrita  por  D.  Trifón  Muñoz  y  Soliva.» — D.  Jacobo  de  la  Pezuela. 

«Diccionario  biográfico-bibliográfico  de  efemérides  de  músicos 
españoles  por  D.  Baltasar  Saldoni.» — D.  Cayetano  Rosell  y 
D.  Aureliano  F.  Guerra. 

Puente  de  Alcántara  y  templo  de  Cayo  Julio  Lacer. — D.  José 
A.  de  los  Ríos,  D.  Aureliano  F.  Guerra,  D.  Eduardo  Saavedra, 
D.  Pedro  de  Madrazo  y  D.  Manuel  Oliver. 

Revoque  de  la  torre  de  los  Lujanes. — D.  Manuel  Colmeiro» 
D.  Pedro  G.  de  la  Serna  y  D.  Antonio  Cánovas  del  Castillo. 

Figura  simbólica,  armas  y  atributos  propios  de  la  soberanía 
nacional  que  hayan  de  figurar  en  el  nuevo  sistema  monetario. — 
D.  Salustiano  de  Olózaga,  D.  Aureliano  F.  Guerra,  D.  Cayetano 
Rosell  y  D.  Eduardo  Saavedra. 

La  cartuja  de  Miraflores,  San  Pedro  de  Cárdena  y  Santo  Do- 
mingo de  Silos  como  monumentos.  —  D.  Pedro  de  Madrazo, 
D.  José  A.  de  los  Ríos  y  D.  Aureliano  F.  Guerra. 

Museo  de  antigüedades  de  Tarragona.  —  D.  José  A.  de  los 
Ríos,  D.  Aureliano  F.  Guerra,  D.  Eduardo  Saavedra  y  D.  Pedro 
de  Madrazo. 

Conservación  de  la  iglesia  de  San  Miguel  de  Sevilla.— D.  José 
A.  de  los  Ríos,  D.  Eduardo  Saavedra,  D.  Aureliano  F.  Guerra 
y  D.  Pedro  de  Madrazo. 

Conservación  del  templo  y  claustro  de  San  Pablo  en  Barce- 
lona.-rD.  Pedro  de  Madrazo. 

Propuesta  de  un  escudo  simbólico  destinado  á  representar  la 


i; 


DOCUMENTOS  OTICIALIS.  7& 

unidad  nacional.— El  marqués  de  Molins,  D.  Aureliano  F.  Gue- 
rra y  D.  Pedro  de  Madrazo. 

Importancia  histórica  de  las  Atarazanas  árabes  de  Almería. — 
D.  Pedro  de  Madrazo,  D.  José  A.  de  los  Ríos,  D.  Eduardo  Saa- 
vedra  y  D.  Aureliano  F.  Guerra. 

Trauslación  de  los  sepulcros  existentes  en  el  convento  de  Santa 
Domingo  de  Zaragoza. — D.  Pedro  de  Madrazo,  D.  Eduardo  Saa- 
vedra  y  D.  Aureliano  F.  Guerra. 

Importaucia  histórica  del  Monasterio  de  San  Gugat  del  Valles. 
— D.  Pedro  de  Madrazo,  D.  José  A.  de  los  Ríos  y  D.  Aurelia- 
no  F.  Guerra. 

Conservación  del  convento  de  religiosas  de  Santo  Domingo  en 
Madrid.— D.  Valentín  Carderera. 

Establecimiento  del  museo  provincial  de  León  en  el  que  fué 
convento  de  San  Marcos. — D.  José  A.  de  los  Ríos,  D.  Eduardo 
Saavedra,  D.  Aureliano  F.  Guerra  y  D.  Pedro  de  Madrazo. 

Color  que  debe  tener  la  escarapela  nacional.— D.  Pedro  G.  de 
la  Serna,  D.  Antonio  Cánovas  del  Castillo  y  D.  Vicente  de  la 
Fuente. 

Inscripción  para  el  sepulcro  del  capitán  general  D.  Leopoldo 
O'Donell. — D.  Antonio  Cánovas  del  Castillo,  Marqués  de  Molins 
y  D.  José  Godoy  Alcántara. 

«Historia  de  las  órdenes  militares,  cruces  y  condecoraciones 
españolas  y  extranjeras,  publicada  por  D.  José  Gil  Dorregaray.» — 
Tres  informes,  por  D.  Pedro  G.  de  la  Serna. 

Conservación  de  la  casa  llamada  del  Arcediano  en  Barcelona. 
— D.  José  A.  de  los  Ríos,  D.  Pedro  de  Madrazo  y  D.  Aurelia» 
noF.  Guerra. 

«Carta  genealógica  y  heráldica  de  los  reyes  de  España,  por 
D.  Manuel  AUén.» — El  Marqués  de  Molins. 

«La  tribuna  revolucionaria,  por  D.  Carlos  Rubio».— D.  Caye- 
taño  Rosell. 

«lEl  Fuero  de  Salamanca,  por  D.  Julio  Sánchez  Ruano.» — Don 
Pedro  Sabau. 

«Fisonomía  de  las  Constituyentes,  por  D.  Manuel  de  Ibo  Al- 
faro.»— D.  José  Godoy  Alcántara. 

«Monografías  de  la  ciudad  de  Orense  y  su  provincia^  obra  ma* 


n 


OLBTIn   DB   la   RBAL  ACADBHIA  DK  t-A   RtSTORIA. 

le  D.  Ramón  Barros  Sivelo.*  — D.  Manuel  Golmeiro. 

ría  de  los  viajes  cieatíQcos  á  Dinamarca  y  Suecia,  veri- 

r  D.  Juan  Vilanova  y  D.  Francisco  M.  Tubino.  Manus- 

I.  Antonio  Benavides. 

ación  pedida  para  cambiar  el  escudo  de  armas  de  Bar- 

D.  Juaa  F.  Riaño. 

la  de  la  guerra  civil  y  otras  obras  de  D.  Antonio  Pí- 

.  Jacobo  de  la  Peiuela  y  D.  Cayetano  Rosell. 

ición  de  tres  códices  para  el  Archivo  histórico  nacional. 

:ual  de  Gayangos,  D.  José  A.  de  los  Ríos  y  el  Marqués 

antiguos  ofrecidos  en  venta  por  D.  José  Ignacio  Miró. 

íliano  F.  Guerra. 

t  é  Italia.  Galería  de  monarcas  españoles  é  italianos, 

fael  del  Castillo.* — D.  José  Godoy  Alcántara. 

ia  de  España  ilustrada,  desde  su  fundacióa  basta  uues* 

ó  sea  colección  de  litografías  repi'esentando  los  priiici- 

los  históricos  de  cada  época,  con  texto  al  dorso,  por 

del  Castillo.»— D.  José  Godoy  Alcántara. 

¡a  de  la  villa  y  corte  de  Madrid,  escrita  por  D.  José  A. 

18,  D.  Juan  de  la  Rada  y  Delgado  y  D.  Cayetano  Ro- 

Jacobo  de  la  Pezuela. 

español  de  antigüedades,  publicado  por  D.  José  Gil 
,y,  editor.  1 — D.  Vicente  de  la  Fuente,  D.  José  Godoy 

y  D.  Francisco  Fernández  y  González, 
ipedia  foral,  obra  mauuscrita  de  D.  Manuel  Pérez  de 
-D.  Pedro  Sabati,  D.  Cayetano  Rosell  y  D.  Carlos  R. 

■e  d'Espagne  depuis  ses  orígenes,  par  le  Barón  J.  B.  R. 
,» —  D.  Jacobo  de  ia  Pezuela  y  D.  José  G.  de  ór- 
nela histórica  del  monasterio  de  San  Isidoro  del  Campo 
. — D.  José  A.  de  los  Bfos. 

0  se  exceptiien  de&oitivameote  de  la  venta  las  coas- 

1  árabes  de  la  Alhambra  de  Granada.— O.  J.  A.  de  los 
Lurelíano  F.  Guerra,  D.  Eduardo  Saavedra  y  D.  Ma- 


i^    • 


DOCUMENTOS  0FIGIALB8.  77 

«Mapa  histórico  de  España  en  el  siglo  xiv,  por  D.  Martin  Fe- 
rrerro.»— D.  Eduardo  Saavedra  y  D.  Juan  F.  Ríaño. 

Ingreso  en  la  orden  de  María  Victoria  de  D.  Fermín  Caballero^ 
D.  Antonio  Cánovas  del  Castillo,  D.'Vicente  Lafuenbe  7  Marqués 
de  Molins. 

ídem  de  D.  Vicente  Boix  y  Ricarte. 

ídem  de  D.  Adolfo  de  Castro. 

ídem  de  D.  José  Godoy  Alcántara. 

ídem  de  D.  Modesto  Costa  y  Turell. 

ídem  de  D.  Antonio  Rotondo. 

ídem  de  D.  Antonio  Pirala. 

ídem  de  D.  Cosme  Blasco  y  Val. 

ídem  de  D.  Ezeguiel  Uricoechea. 

ídem  de  D.  Emilio  Hübner. 

ídem  de  D.  Pedro  Sabau. 

ídem  de  D.  Pascual  de  Gayangos. 

ídem  de  D.  José  A.  de  los  Ríos. 

ídem  de  D.  Cayetano  Rosell. 

ídem  de  D.  Valentín  Carderera. 

ídem  de  D.  Jacobo  de  la  Pezuela. 

ídem  de  D.  Mariano  Pérez  de  Castro. 

«Diccionario  militar  de  D.  José  Almirante.» — D.  José  G.  de 
Arteche. 

«España  árabe,  obra  de  D.  Francisco  Fernández  y  González,» — 
D.  Aureliano  F.  Guerra. 

Linajes  nobles  de  España,  por  D.  Juan  José  Vilar. — D.  Car- 
los R.  de  Fort. 

Diseño  y  color  del  estandarte  real. — D.  Antonio  Cánovas  del 
Castillo  y  D.  Francisco  J.  de  Salas. 

«Colección  de  documentos  inéditos  para  la  historia  de  España, 
publicada  por  D.  Miguel  Salva. o~D.  Aureliano  F.  Guerra^  don 
Eduardo  Saavedra  y  el  Marqués  de  Molius. 

Propuesta  de  adquisición  de  cuadros  de  propiedad  de  D.  Juan 
Fernández,  para  el  Museo  Arqueológico. — D.Valentín  Carderera. 

«Manuale  Isagogicum  in  Sacra  Biblia,  del  Dr.  D.  Francisco 
Caminero  Muñoz.» — D.  Aureliano  F.  Guerra,  D.  Carlos  R.  Fort 
y  D.  Vicente  Lafuente. 


78  BOLETÍN  DB   LA  RBAL  ACADEIIIA  DB  LA   HISTORIA. 

En  apoyo  de  la  coúservación  y  restauración  de  la  puerta  de 
Bib-Rambla  en  Granada.^ — D.  Pedro  deMadrazo. 

Conservación  de  la  casa-palacio  y  residencia  episcopal  de  la 
orden  de  Santiago  en  Uclés. — D.  Fermín  Caballero. 

Escudo  de  armas,  leyenda  y  atributos  que  han  de  figurar  en 
los  cuños  de  la  nueva  moneda. — D.  Eduardo  Saavedra,  D.  José  A. 
-de  los  Ríos  y  D.  Aureliano  F.  Guerra.  Boletín,  tomo  iv. 

aSupIemento  al  catálogo  de  la  biblioteca  arábigo  escorialense, 
por  D.  Francisco  Fernández  y  González.» — D.Eduardo  Saave- 
dra y  D.  José  Moreno  Nieto. 

«Monumentos  arquitectónicos  de  España.  Continuación,  por  don 
J.  Gil  Dorregaray.t— D.  Cayetano  Rosell  y  el  Marqués  de  Molíns. 

Cuál  es  el  verdadero  escudo  de  armas  de  la  villa  de  Bilbao. — 
D.  Pedro  de  Madrazo. 

Dónde  deben  inhumarse  los  restos  mortales  del  rey  D.  Pedro 
de  Castilla.— D.  Aureliano  F.  Guerra  y  D,  Cayetano  Rosell. 

«Estafeta  de  Palacio  é  historia  de  la  interinidad  y  guerra  civil 
de  España,  por  D.  Ildefonso  A.  Bermejo.» — D.  Jacobo  de  la  Pe- 
zuela. 

«Curso  de  historia  de  la  civilización  de  España,  de  D.  Fermín 
Gonzalo  Morón.» — D.  Fermín  Caballero. 

«Sobrarbe  y  Aragón,  obra  de  D.  Bartolomé  Martínez  y  He- 
rrero.»— D.  Vicente  de  la  Fuente. 

«Historia  social,  política  y  religiosa  de  los  judíos  en  España  y 
Portugal,  de  D.  José  A.  de  los  Ríos.»— D.  Pedro  de  Madrazo. 

«Inscripciones  árabesde  Sevilla,  por  D.  Rodrigo  A.  de  los  Ríos.» 
— D.  Eduardo  Saavedra  y  D.  José  Moreno  Nieto. 

«Biblioteca  hispano-ultramarina.  Discursos  medicinales  é  his- 
toria del  descubrimiento  de  las  tierras  austriales.» — D.  José  A. 
de  los  Ríos  y  D.  Francisco  J.  de  Salas.  Boletín,  lomo  i. 

«Historia  de  Talavera  la  Real,  por  D.  Nicolás  Díaz  Pérez.»— 
D.  Fernando  Corradi. 

«Aparato  bibliográfíco  para  la  historia  de  Extremadura,  de  don 
Vicente  Barrantes.»— D.  Aureliano  F.  Guerra. 

«Estudios  sobre  el  Oriente  ó  los  pueblos  Iranios,  por  D.  Fran- 
cisco García  Ayuso.»— D.  Vicente  de  la  Fuente,  D.  José  A.  de  los 
Ríos  y  D.  Fermín  Caballero. 


'-  » 


DOCUMENTOS  OFICIALES; 


79 


»..i 


«España  geográfica,  histórica,  ilustrada»,  sin  nombre  de  autor. 
— D.  Eduardo  Saavedra. 

Instalación  del  Museo  provincial  de  antigüedades  de  Sevilla. — 
D.  José  A.  de  los  Ríos. 

«Granada  y  sus  monumentos  árabes,  por  D.  José  y  D.  Manuel 
Oliver.» — D.  Francisco  Fernández  y  González. 

Proyecto  de  establecimiento  de  una  casa  de  beneficencia  pro- 
vincial en  Santa  María  la  Real  de  Irache. — D.  Pedro  de  Ma- 
drazo. 

«La  Raza  latina»,  Revista  dirigida  por  D.  Juan  Valero  dé  Tor- 
nos.— D.  Antonio  María  Fabié. 

«Historia  del  Derecho  en  Cataluña,  Mallorca  y  Valencia  y  Có- 
digo de  las  costumbres  de  Tottosa,  por  D.  Bienvenido  Oliver.» — 
D.  Pedro  de  Madrazo. 

«Cuadro  sinóptico  de  las  islas  Filipinas,  de  D.  León  Salcedo.» — 
D.  Francisco  Coello. 

«Historia  de  la  interinidad  española,  publicada  por  D.  Manuel 
Ibo  Alfaro.» — D.  Vicente  de  la  Fuente  y  el  Marqués  de  Molins. 

Conservación  de  la  Torre  de  Llanes  en  la  provincia  de  Oviedo. 
— D.  Pedro  Sabau. 

cValeucia,  observaciones  históricas,  su  autor  D.  Román  José 
Brusola.» — D.  Fernando  Corradi. 

«Historia  de  Felipe  H,  por  Luís  Cabrera  de  Córdoba.»  Reim- 
presión.— D.  Antonio  María  Fabié.  Bolbtin  i. 

«Atlas  elemental  de  D.  José  Reinoso.» — D.  Franciseo  Coello. 

«Monumentos  históricos  del  Municipio  Flavis  Malacitano,  por 
D.  Manuel  Rodríguez  de  Berlanga.»— D.  Antonio  María  Fabié. 

«Atlas  geográfico  de  España,  Miguel  Grilo,  editor.» — D.  Fermín 
Caballero. 

«Diccionario  universal,  Astort  hermanos,  editores.» — D.  Pedro 
de  Madrazo. 

«Monografía  del  histórico  templo  de  San  Jerónimo  el  Real,  de 
Madrid,  por  D.  Vicente  Tinagero.» — D.  Juan  de  la  Rada  y  Del- 
gado. 

«Proyecto  de  un  Diccionario  biográfico  militar  y  marino  espa- 
ñol, por  D.  Justino  Glemot  de  Campos.» — D.  Francisco  J.  de  Salas 
y  D.  José  G.  de  Arteche. 


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■STtv   OB   LA   REAL  ACADKMIA    DE   LA   HISTORIA. 

ño  uDíversal  italiano-español  y  vícerersa,  por  don 
oodo.* 

amano  deBcubierto  eo  el  término  do  Lorca. — Don 
vedra. 

la  histórica  de  la  iglesia  colegial  de  Saau  María  de 
•D.  Vicente  de  la  Fuente. 

e  la  conservación  del  que  fué  monasterio  de  Nuestra 
'rado,  on  Valladolid. — D.  Aureliano  F.  Guerra. 
el  informe  emitido  en  tO  de  Junio  de  1875  sobre  un 
referente  á  viajes  de  Mendaña  y  Quirós  por  el  mar 
iblicado  hoy  bajo  el  titulo,  «Historia  del  descubrí- 
18  regiones  austriales,  hecho  por  el  General  Pedro 
9  Quirós.»— D.  Francisco  J.  de  Salas.  Boletín  i. 
i  de  escritores  aragoneses.»  Reimpresión. — D.  José 
e. 

ion  del  arco  de  San  Lorenzo  en  la  ciudad  de  Jaén.— 
Hadrazo. 

■recciones  en  Cuba,  publicadas  por  D.  Justo  Zara- 
icen  te  Barrantes. 

reparación  en  la  Cartuja  de  Jerez  de  la  Frontera.— 
3  los  Rfos. 

krmas  de  los  españoles  desde  los  tiempos  prehistóri- 
primeros  años  del  siglo  iix,  por  O-  Francisco  Dan- 
3.»— D.  Juan  F.  Ríaño,  D.  Francisco  J.  de  Salas,  Don 
Guerra  y  D.  Juan  de  Dios  de  la  Rada. — Boletín  i. 
e  y  el  Occidenie,  obra  de  D.  Evaristo  Montero.»— 
tiailo. 

centurias  de  la  ciudad  de  Alfonso  VIII,  su  autor  don 
itias  Gil.» — D.  Vicente  Bárranlas.  Boletín  i. 
ón  de  las  rejas  del  convenio  de  San  Benito  de  Valla- 
idro  de  Madrazo. 
pado  español,  por  D.  José  Salvado.» — D.  Vicente  de 

e  monumento  en  las  ruinas  de  G:Ístulo,  provincia  de 
idro  Sabau. 

;  clasificación  de  las  medallas  autóuomas  de  España, 
o  M.  Ariía.»— D.  Aureliano  F.  Guerra. 


DOCUUSNTOS  OPtCIALBS. 

■Historia  contemporánea.  Anales  desde  el  a 
coDOlusíóD  de  la  ultima  guerra  cItíI,  por  D. 
D.  Antonio  M.  Fabié. 

■Historia  de  los  voluntarios  cubanos,  poi 
Ribó.i 

«Crónica  general  de  España,  D.  Miguel  Gril< 
A.  de  los  Ríos. 

■Boletín  de  la  Sociedad  geográfica  de  Mad 
Uad razo.— Boletín  i. 

■Viaje  á  Oriente  de  la  fragata  de  guerra  Ar 
de  Madrazo  y  D,  Francisco  J.  de  Salas. 

■Diccionario  geográfico,  histórico,  esladístii 
J.  Moya  y  D.  Agustín  M,  de  la  Cuadra.» — D. 
y  D.  Francisco  Coello. 

«Historia  de  la  guerra  de  treinta  años,  po 
Quadrado.» — D.  Fernando  Gorradi. 

■Curso  completo  de  historia  universal  doD 
Sánchez.» — D.  Feraando  Corradi. 

■Manual  del  viajero  en  Filipinas,  de  D.  Pi 
D.  Vicente  de  la  Faente. 

•Naturaleza  y  civilización  de  la  grandiosa  ii 
Miguel  R.  Ferrer.»— D.  Jacobo  de  la  Pezuela 

Obras  de  reparación  en  las  Casas  Consisto 
D.  Antonio  M.  Fabié. 

1876. — Supuesto  hallazgo  de  los  restos  de 
la  Catedral  de  la  Isla  de  Santo  Domingo. — D 

Importancia  de  la  iglesia  de  San  Jerónimo 
— D.  Vicente  de  la  Fuente,  D.  Eduardo  Saa 
Riaño. 

■Colección  de  mapas  especiales  de  España 
Han.» — D.  Francisco  Coello. 

oQalerfa  de  gallegos  ilustres,  por  D.Teodos 
— D.  Manuel  Colmeiro. 

Relaciones  entre  la  Comisión  de  monumei 
Academia  de  Barcelona. — D.  Vicente  de  la  Fi 

■Historia  contemporánea,  1830  á  1872,  esc 
ber  y  traducida  por  A.  García  Moreno.» — D. 


DOCUMENTOS   0PICIAL88.  83 

■Enciclopedia  foral,  porD.  Manuel  Pérez  de  Molina.» — D.  Ma- 
nuel Golmeiro. 

■Tesoro  paleográfico,  obra  manuscrita  de  D.  Leopoldo  Del- 
grá3.>— D.  Francisco  Fernándei  y  (González. 

•Don  Genón  de  Somodevilla,  Marqués  de  la  Ensenada,  por  don 
Antonio  Rodríguez  Villa.»— D.  Francisco  J.  de  Salas  y  D.  José 
<?.  de  Arleche.  Boletín,  tomo  i. 

Propuesta  de  adquisición  de  ocho  volümenes  manuscritos  refe- 
rentes á  las  islas  Filipinas ,  propiedad  de  D.  ¡i^antíago  Pérez  Jun- 
quera.— D.  Jacobo  de  la  Pezuela, 

■  Revista  histórica,  editor  D.  Ensebio  Riera.» — D.  Eduardo 
Sa^vedra,  D.  Juan  de  Dios  de  la  Rada  y  D.  Víctor  Balaguer. 

Inscripción  latina  para  la  estatua  del  Emperador  Carlos  V,  en 
«I  alcázar  de  Toledo. — D.  Aureliano  F.  Guerra  y  D.  Pedro  de 
Madrazo. 

1879. — «La  edad  de  piedra,  por  D.  Juan  Catalina  García.» — 
D.  Juan  de  Dios  de  la  Rada. 

«Historia  crítica  civil  y  eclesiástica  de  Cataluña,  por  D.  Anto- 
nio de  Bofarull.»— D.  Víctor  Balaguer. 

■  Historia  civil  y  constitucional  de  Inglaterra,  presentada  por 
D.  Luís  Barthe.» — D.  Fernando  Corradi, 

Equivalencia  en  moneda  corriente  de  los  maravedís  pares  de 
blancas  usados  en  el  siglo  xvi. — D.  Vicente  Barrantes  y  D.  Juan 
de  Dios  de  la  Rada. 

íHistoria  de  la  restauración,  por  D.  Federico  Diez  de  Tejada.» — 
T),  José  G.  de  Arteche. 

■Estudios  sobre  las  inscripciones  árabes  de  Granada,  de  D.  An- 
tonio Almagro.» — D.  Francisco  Fernándeí  y  González,  D.  Fran- 
cisco Codera  y  D.  Juan  F.  Riai^o. 

■Revista  geográfica  y  estadística,  editor  D.  Enrique  Berro- 
cal.»— D.  Francisco  Goello. 

■Biblioteca  enciclopédica  popular  ilustrada,  D.  Gregorio  Estra- 
da,  editor.» — D.  Fernando  Corradi.  • 

«Historia  crítica  de  Espaila,  obra  manuscrila  de  D,  Mariano  de 
Caldas.» — D.  Francisco  J.  de  Salas. 

'cAtlas  histórico  geográfico  de  España,  de  D.  Juan  de  la  G.  Ar- 
tero.»—D.  Francisco  Coello. 


DOCUUBIfTOe   OPICIALKB.  85 

Declaración  de  moDumento  nacional  de  la  iglesia  yclaustrode 
San  Francisco,  en  Palma  de  Mallorca. — D.  Pedro  de  Madrazo. 

Propuesta  de  publicación  de  las  Memorias  históricas  de  D.  Mel- 
-chor  de  Maranai.^-D.  Jacobo  de  la  Pezuela. 

(Historia  del  renacimiento  literario  en  Cataluña,  Baleares  y 
Talencia,  por  D.  Francisco  M.  Tubino.i — D.  Juan  de  Dios  de  la 
Riáa  Y  D-  Fernando  Corradi.-~ Boletín,  tomo  il. 

lEspaSa.  Recuerdos  históricos,  por  D.José  Marín  OrdÓñez.i — 
JD.  Jacobo  de  la  Pezuela.  Boletín,  lomo  ii. 

■Catálogo  de  los  manuscritos  del  tiempo  del  Cardenal  Cisneros 
-que  se  conservan  en  la  Universidad  Central,  formado  por  D.  José 
Villamil  y  Castro. i—D.  Vicente  de  la  Fuente. 

"Metodología  ó  Manual  de  ArquiroQomía,  por  D.  José  Morón 
y  Liminíaua.R — D.  Cayetano  Rosell,  Bolktín,  tomo  ii. 

cHiatoria  de  los  heterodoxos  españolea,  por  D.  Marcelino  Ma- 
néndez  y  Pelayo.»— D.  Fidel  Fita  y  D.  Vicente  de  la  Fuente. 

'Nobiliario  y  blasón  de  Canarias,  Diccionaiio  histórico,  bio- 
^riñco,  genealógico  y  heráldico  do  la  provincia,  por  D,  Francisco 
Fernándei  Bethencourl.  Continuación. i — D.  Juan  de  Dios  de  la 
Rada,  Boletín,  tomo  ii. 

«Las  islas  Filipinas,  por  D.  Francisco  Gaúamaque.» — D.  Vi- 
cente Barrantes. 

«Atlas  geográfico  descriptivo  de  la  Península  ibérica,  isLis  Ba- 
leares, Canarias  y  posesiones  españolas  de  Ultramar,  por  D.  Emi- 
lio Valverde.» — D.  José  G.  de  Arteche. 

«Nobleza  de  Andalucía  do  Argote  de  Molina.  Reproducción.» 
— D.  Cayetano  Rosell  y  D.  Carlos  R.  Fort. 

■  Boletín  histórico,  publicado  por  D.  José  Villaamil  y  otros>. — 
D.  Juan  F.  Riaño. 

«Diccionario  histórico  y  biográfico,  por  D.  Alejandro  Valcárcel 
y  Díaz.»— D.  Manuel  Oliver. 

■Estudio  histórico  crítico  sobre  las  municipalidades  de  Gas- 
tilla  y  León ,  obra  de  D,  Antonio  Sacristán.» — D.  Vicente  de  la 
Fuente, 

■Estudio  sobre  el  valor  de  las  letras  arábigas  en  el  alfabeto  cas- 
tellano, por  D.  Leopoldo  Eguílaz.* — D.  Eduardo  Saavedra  y  dOQ 
Fidel  Fita. 


BOLETÍN  DB  LA  RBAL  ACADEMIA 

iciones  de  historia  universal,  por 

uau  de  Dios  de  la  Rada.  Boletín 

genio  del  cristianismo,  traduccióu 

Iro  de  Madrazo. 

:itud  de  proLeccióo  para  fuadar  u 

5a. — D.  Francisco  J.  de  Salas.  B' 

«ionario  geográfico,  estadístico  6 

aiicipal,  marítimo,  militar  y  ecle: 

jnes  de  Ultramar,  por  D.  Ricardo 

0. 

lionas,  por  D.  Eugenio  García  '. 

E  Duro. 

loria  del  Conservador  del  Museo 

pidas  romanas  cou  inscripciones  ; 

idez  Guerra. 

I  hombres  de  la  Restauración,  po 

nuel  Oliver. 

eccióu  de  documentos  inéditos  pi 

Marqués  de  la  Fuensanta  del  Valí 

rancisco  Zabalburu.»— D.  Cayeta 

morios  históricas  de  la  ciudad  de 

ido,  por  D.  Cesáreo  Fernáudei  ] 

!sla  popular  española  y  milología 
Df  D.  Joaquín  Cosía.»— D.  Fidel  '. 
I  colonias  españolas  de  Asia.  Lslas 
nagel.i — D.  Cesáreo  Fernández  I 
aual  de  Paleografía  diplomática  i 
,  por  D.  Jesiis  Muñoz  y  Rivero.* 

servación  de  un  pavimento  de  mo 
D.  Antonio  M.  Fabié. 
lOlidón  de  los  restos  del  castillo  c 
edo. — D.  Pedro  de  Madrazo. 
untes  para  la  historia  de  la  provi: 
tuiz  Jiménez.i — D.  Juan  de  Dios 
aración  de  monumentos  nación; 


mancia,  el  monasterio 
ría  de  Huerta,  ea  la  pi 

■Descripción  hislór 
Castellanos*. — D.  Fra: 

«D.  Pedro  I  de  Gast 
de  8U  reinado,  por  D. 

«Reseña  histórico  di 
paúa,  por  D.  Antonio 
zuela. 

■Homenaje  á  Calde 
Francisco  Fernández  j 

■Origen  de  los  ame 
Péreí  Junquera.» — D. 

t  Medallas  de  proclai 
por  D.  Adoiro  Herrera 
tomo  II. 

Conservación  de  los 
de  Sevilla.— D.  Pedro 

■Guerras  de  África  t 
Ximénez  de  Sandoval. 

Restauración  de  la  [ 
tonio  M.  Fabié. 

■Obras  de  D.  Rami 
Molins. 

■  La  Regencia  de  C 
Marliani.» — D.  Víctor 

•  Historia  universal  i 
D.  Manuel  Oliver. 

«Cuba  indígena,  poi 

«Figuras  y  figurone 
«dición.»— D.  Vicente 
y  D.  Manuel  Oliver. 

■Diccionario  genera 
Hernández  Hidalgo. >- 

■  Biblioteca  arábigo- 
Eduardo  Saavedra. 

■Historia  de  las  Cor 


S8  bolbtIn  ds  la  beal  agádbmu  db 

de  la  Monarquía  basta  la  época  actual,  por 
— D.  Francisco  Cárdenas  y  D.  Fernando  d 

<E1  mügico  prodigioso  de  Calderón,  poi 
Moguel.i — D.  Pedro  de  Madraso. 

«Boletín  de  la  Sociedad  Geográfica  de 
Fernáiidei  Duro. 

Conservación  y  reparos  de  la  iglesia  y  ( 
cisco  de  Palma  de  Mallorca. — D.  Pedro  de 

<E1  Monasterio  de  Piedra,  por  D.  Víctor 
taño  Rosell. 

Segundo  informe  relativo  á  la  declaraci< 
ciooal  del  monasterio  de  Santa  María  de 
Madrazo. 

«El  año  biográfico  6  semblanzas  de  36i 
hecbas  y  ordenadas  para  todos  los  días  di 
Moreno  y  Espinosa.» — D.  Feroaudo  Corrai 

Declaración  de  monumento  nacional  d 
Engracia  de  Zaragoza. — D.  Pedro  de  Madr 

«Historia  política  y  literaria  de  los  tro' 
Balaguer.B — D.  Juan  de  Dion  de  la  Rada. 

■Primeras  necesidades  del  hombre.  Bio: 
ría  de  hombres  célebres.  Obras  publicada 
noa.>— D.  Víctor  Balaguer. 

«Patino  y  Campillo.  Reseña  histórico-l 
ministros  de  Felipe  V,  por  D.  Antonio  Rodi 
tonio  M.  Fabié. 

Solicitud  de  D.  Emilio  Valverde  para 
de  Cerdeña,  Sicilia  y  Lombardía>,  del  m 
D.  José  O.  de  Arteche.  Boletín,  tomo  ii. 

«Del  mar  al  cielo.  Crónica  de  un  viaje 
D.  Antonio  Rubio  y  Gómez.i— D.  Juan  de 

«Atlas  geográfico  de  España,  editor,  D. 
FraociBco  Coello. 

■Historia  de  la  antigüedad,  por  Máxin 
del  alemán  por  D.  Francisco  García  Ayuso 

«Una  misión  diplomática  en  la  Indo-C 
Ordóüez.i — D.  Vicente  Barrantes. 


DOCDHBNTOa  OFIC 

<L08  dltimoe  iberos:  lerendas  de  E 
Arana.» — D.  José  G.  de  Arteche. 

«Bihlioteca  híspaao-ultramaríiia.  ( 
cisco  J.  de  Salas. 

Importancia  histórica  y  artística  de 
los  Reyes  en  Granada. — D.  Pedro  de  '. 

ConserTaciÓQ  de  los  monumentos 
Madrazo. 

cDiscursos  académicos  de  D.  José 
nando  Corradi. 

«Recuerdos  de  un  viaje  á  Santiago 
Fita  y  Colomé  y  D.  Aureliano  F.  Gue 
la  Rada.  BolbtIn,  tomo  ii. 

Declaración  de  monumento  nacioni 
<Íoaga. — D.  Pedro  de  Madraio. 

iBl  averiguador  uniTorsal,  editor,  E 
sáreo  Fernández  Duro. 

«Anales  de  la  nobleta  de  Kspaña 
Bethencourt.! — D.  Juan  de  Dios  de  I 

■  Piraterías  7  agresiones  de  los  in 
Europa  en  la  América  española,  deduc 
y  Herrera,  por  D.  Justo  Zaragoia.a — 1 

LBTÍN,  tomo  II. 

Nuera  edición  del  «Arte  cisoria*  de 
D.  Pascual  de  Gayangos.  BolstIn,  toi 

(Ensayos  de  Geografía  histórica  d( 
Fournier». — D.  Francisco  Coello. 

■Historia  geográHca,  geológica  y  estai 
Agustín  de  Cavada  y  Méndez  Vigo.> — I 

«Novísimo  Año  Cristiano  y  Santora 
F.  Guerra.  BolbtIn,  tomo  11. 

«Ensayo  sobre  la  interpretación  de 
América  Central,  por  D.  Juan  de  UioE 
D.  Eduardo  Saavedra,  D.  Antonio  M 
Boletín,  tomo  111. 

■Historia  de  Valladolid,  por  D.  Jui 
Fernández  y  González.  Bolbtín,  tomo 


D0CDMBNTO8   OFICIALES.  !>t 

■  Historia  de  Guatemala.  Biblioteca  de  Americanistas.  Editor, 
D.  Luís  Navarro.!— D.  Aotonio  M.  Pabló. 

Declaración  de  monumento  nacional  de  la  Colegiata  de  Tude- 
la. — D.  Pedro  Madrazo. 

■Historia  del  Ampnrdán,  por  D.  José  Pella  y  Porgas.» — DoQ 
Praocisco  Coello.  BolbtIm,  tomo  v. 

Reparaciones  necesarias  de  los  desperfectos  causados  por  un 
rayo  eo  la  torre  de  la  catedral  de  Sevilla.— D.  Pedro  de  Ma- 
drazo, 

cLaa  bienandanKas  e  fortunas  que  escribió  Lope  García  de  Sa- 
lazar.» — D.  Vicente  de  la  Puente.  Boletín,  tomo  v. 

Razones  que  aconsejan  la  declaración  de  monumento  nacio- 
nal de  las  murallas  ciclópeas  de  Zaragoza.  —  D.  Pedro  de  Ma- 
drazo. 

■Historia  Contemporánea  de  D.  Antonio  Pirala.»  Nuevo  infor- 
me.— D.  Fernando  Corradi. 

Declaración  de  monumento  nacional  del  Acueducto  romano  de 
Segovia. — D.  Pedro  de  Madrazo. 

■La  Polinesia,  obra  de  D.  Ricardo  Beltrán  y  Bóxpide.* — Don 
Francisco  Coello. 

Autorización  para  hacer  excavaciones  en  la  antigua  Clunia. — 
D.  Eduardo  Saavedra. 

Declaración  de  monumento  nacional  de  las  murallas  de  Avila. 
— D.  Francisco  Coello  y  D,  Juan  F.  Riaño. 

Avileses  célebres  inscritos  en  el  monumento  erigido  á  Santa 
Teresa  en  Avila. — D.  Vicente  de  la  Puente.  BoletIn,  tomo  v. 

Declaración  de  monumento  nacional  en  favor  de  la  Sinagoga 
de  Córdoba.— D,  Francisco  de  Cárdenas,  D.  Francisco  Fernández 
y  González  y  D.  Fidel  Pita.  BolbtIn,  tomo  v. 

Declaración  de  monumento  nacional  de  la  Capilla  real  de  Gra- 
nada.— D.  Pedro  de  Madrazo. 

■Discursos  sobre  la  Historia  universal  de  Bossuet,  traducción 
de  D.  Francisco  Miguel  y  Badia  y  continuación  de  D.  José  M. 
Quadrado.a — D.  Vicente  de  la  Fuente.  Boletín,  tomo  ii. 

Inscripción  para  la  ermita  de  San  Isidro,  de  Madrid.— D.  Fidel 
Fita.  BoLETtN,  tomo  vi. 

«Biografía  del  R.  P.  Fr.  Martín  Sarmiento  y  noticia  de  sus 


Z  BOLBTÍK   Dt  LA  HBAL  ACADBItU   DB 

bras,  por  D.  Emilio  Alvares  Jiméoez.» — 

Derribo  del  arco  de  Saa  Pedro  en  Talare 
idel  Fita.  BolbtIn,  tomo  viti. 

«Historia  de  Cataluña,  por  D.  Tlctor  Ba 
ÍÓD.> — D.  Manuel  Dauvila. 

Declaración  de  monumoatos  nacionales 
liguel  de  Lino  y  Santa  María  de  Narauco 

vCasos  y  cosas  de  Castellón,  por  D.  Juan 
uel  Danvila. 

Importancia  hisiórica  de  la  catedral  de  I 
[adrazo. 

(Memorias  íntimas  del  General  D.  Feí 
lórdoba,  Marqués  de  Mendigorrfa.» — D. 
I.  José  G.  de  Artecbc. 

Declaración  de  monumento  nacional  del 
laria  de  la  Rábida,  en  Huelva. — D.  Franc 

iBiblioteca  de  americanistas.  Tomos  pres 
iméaez  de  la  Espadan. — D.  Marcelino  Mei 

Necesidad  imperiosa  de  reparar  la  ermit 
lena,  en  Asturias. — D.  Juan  F.  Biaño. 

■Diccionario  histórico,  biográfico,  crítico 
'emeüos  ilustres,  por  D.  Nicolás  Díai  Pé 
Hiver. 

Declaración  de  monumento  nacional  de  S 
-D.  Pedro  de  Madrazo. 

oBosayo  de  Historia  universal,  porD.  Ru 
-D.  Manuel  Oliver. 

Adquisición  por  el  Estado  de  la  cueva  de 
-D.  Juan  de  Dios  de  la  Rada. 

•La  expedición  y  dominación  de  los  cata 
adas  por  los  griegos;  autor,  D.  Antonio  R 
lienvenido  Oliver. 

«Cuestiones  coloniales,  opúsculo  de  D.  Ji 
Irancisco  J.  de  Salas, 

Derribo  de  la  puerta  del  couvento  de  Cap 
[enares. — D.  Eduardo  Saavedra,  D.  Franci 
Hez  y  Marqués  de  Molías, 


OOCUMBIfTOB  OPICtALBfl. 

Reparaciones  neceHsrías  en  la  Puerta  de  B 
D.  José  A.  de  loa  Ríos. 

■Vida  de  D.  Fernando  Alvares  de  Toledo, 
críta  por  D.  Gregorio  Mayans  y  Sisear.*  Iní 
Arleche. 

iSan  Francisco  de  Asís  (siglo  zin),  libro  di 
Bitáa.* — Marqués  de  Molius.  BolbtIn,  tom 

■Apuntes  históricos  de  la  artillería  españ 
7  %v,  por  D,  José  Araniegui  y  Sanz.» — D. 
BoletIn,  tomo  IX. 

■Los  bronces  de  Lascuta,  Bonanza  y  Alju 
Rodríguez  Berlanga.i— D.  Antonio  M.  Fabii 

■Historia  de  Bspafia,  por  D.  José  Pulido 
Fidel  Fita. 

■Biblioteca  de  la  Sociedad  de  Geografía  co 
cisco  J.  de  Salas. 

■Santiago,  Jerusalem,  Roma,  Diario  de  i 
estos  y  otros  santos  lugares,  por  los  Sres.  F 
Freiré  Barreíro.»  Continuación. — D.  Franci! 
LBTÍN,  tomo  IX.  * 

■Memorias  de  D.  Antonio  Alcalá  Galiano 
Cárdenas. 

(Museo  militar.  Editor,  D.  Kvaristo  Ullasl 
Artecbe, 

Gonserración  del  palacio  de  los  Condesta 
Burgos. — D.  Pedro  de  Madrazo. 

■Crónica  mayoricense,  por  D.  Alvaro  C 
del  FitJi. 

■Organización  militar  universal,  porD.  Ri 
D.  Francisco  Coello. 

■Nobiliario  y  blasón  de  Cauarias,  por  D. 
de  Betbencourt.*  Continuación. — D.  Juan  i 
Boletín,  tomo  is. 

■Congreso  de  americanistas  de  Turín.  Noi 
gados. ■ — D.  Pedro  de  Uadrazo. 

■Cartulario  del  monasterio  de  Eslonia,  pub 
Viguau.a — D.  Vicente  de  la  Fuente.— Bolei 


DOCUMENTOS  OFICIALES.  95 

Reparaciooea  necesarias  en  la  Catedral  de  Salamanca. — D,  Pe- 
dro de  Madrazo. 

■  Bstudios  sobre  el  arte  ea  España,  de  D.  Francisco  M.Tubíno.» 
— D.  Pedro  de  Madrazo. 

El  Alcázar  de  Toledo. — D.  Pedro  de  Madraso. 

■ColeccidD  de  documentOH  inéditos  para  la  historia  de  España.» 
<k>ntinuación. — D.  Pedro  de  Madrazo. 

<il>as  Campanas  de  Vetilla,  obra  de  D.  Jerónimo  López  de  Ayala 
y  del  Hierro.» — D.  Francisco  Codera. 

•Villalar.  Mouograría  hislóricb-crltica  por  D.  José  M.  Sáenz 
Baquero.» — D.  José  6.  de  Arteche. 

Segundo  informe  acerca  de  la  importancia  histórica  del  Alcá- 
zar de  Toledo. — D,  Podro  de  Madrazo. 

■Museo  granadino  de  antigüedades  árabes,  por  D.  Antonio  Al- 
magro y  Cárdenas.» — D.  Juan  F.  Biaño. 

«Asturias  monumental,  epigráfica  y  diplomática,  por  D.  Ciríaco 
Miguel  Vigil,.-  D.  Aureliano  F.  Gnerra.  Boletín,  tomo  xi. 

«Cancionero  popular  gallego  de  D.  José  Pérez  Ballesteros.» — 
D.  Pedro  de  Madrazo. 

Adquisición  por  el  Estado  de  la  casa  nombrada  del  Carbón,  en 
-Granada. — D.  Pedro  de  Madrazo, 

«Libro  de  descripción  de  verdaderos  retratos  de  ilustres  y  me- 
morables varones,  por  Francisco  Pacheco,  reproducido  por  don 
José  M.  Asensio.» — D.  Pedro  de  Madrazo.  Boletín,  tomo  s. 

«El  Archipiélago  filipino  y  las  islas  Mañanas,  Carolinas  y  Pa- 
laos,  su  historia,  geografía  y  estadística,  por  D.  José  Montero  y 
Yidal.i — D.  Francisco  J.  de  Salas.  Boletín,  tomo  z. 

«Derechos  de  la  Mesa  Maestral  de  Calatrava.»— D.  Manuel  Dan- 
Tila,  Boletín,  tomo  xn. 

Adquisición  por  el  Estado  del  antiguo  castillo  de  Solivella. — 
D.  Pedro  de  Madrazo. — Antigüed. 

«Colón  en  España,  libro  de  D.Tomás  Rodríguez  Pinilla.» — Don 
Manuel  Colmeiio.  Boletín,  lomo  xii. 

Valor  histórico  de  Santa  María  la  Real  de  Sangüesa. — D.  Pe- 
dro de  Madrazo.  Boletín,  tomo  xiv. 

«Episodios  militares,  obra  de  D.  Antonio  RosdeOlano.» — Dou 
Francisco  Coello. 


LKTtN  DB  La   RBAL  ACj 

liíeato  de  conaerrado 
ladrazo. 

eográñco  é  histórico  i 
jsiones  de  Ultramar,  | 
— D.  Fcancisco  Coeik 
1  de  Salamanca  escrita 
la  Fuente.  Bolbtín,  I 
>  de  monjas  de  Santf 
no  F.  Guerra, 
i  de  las  Uníversidadc 
enseñanza  en  España 
:  Dios  de  la  Rada.  Bol 
)cía  histórica  del  mou 
la  Fuente. 

irrilleros  de  1808.  Hísi 
ida,  por  D.  B.  Rodrl 

ón  para  el  sepulcro  de 
principe  de  Vergara,  t 
isáreo  Fernández  Dure 
sinóptico,  historial  y 
le  Olmedo.»— D.  Vicei 
1  histórica  en  Tiinez. 
[II. 

histórico,  político  y  t 
o  563  hasta  el  de  1700 
isco  de  Cárdenas, 
i  de  Grecia  escrita  ei 
al  Castellano  por  el 
;o  Fernández  y  Gonza 
ción  por  el  Estado  del 
3  Dios  de  la  Rada,  D. 

viejo,  obra  de  D.  Rii 
Rada.  Boletín,  tomo 

istórico  de  la  iglesia  d( 
te  de  la  Fuente.  Bolb 


DOCUHENTOS  OFICIALES. 

«Manual  de  lengua  Saoskrila  ó  Crestomatía,  gramática  y  vo 
bulario  de  dicho  idioma,  por  D.  Juan  Gelabert.s — D.  Francli 
Perfldndet  y  González. 

■Memoria  de  los  acoDtecí miemos  de  ocho  siglos,  desde  el 
al  iT,  obra  manuscñta  de  D.  Bernabé  Francisco  Romeo,» — I 
Fidel  Fita. 

Valor  histórico  de  la  iglesia  y  convento  de  San  Esteban,  de  í 
lamanca. — D.  Vicente  de  la  Fuente.  Boletín,  tomo  xiii. 

■  Naturaleza  y  cÍTÍlÍzación  déla  grandiosa  isla  de  Cuba,  ] 
D.  Miguel  Rodríguez  Ferrer.  Tomo  ii.» — D.  Francisco  Fernán 
y  Ooniález.  , 

«Sesenta  años  en  un  tomo,  por  D.  Francisco  Vila  Goiri.a — I 
Vicente  Barrantes. 

Conservación  de  los  restos  arquitectónicos  del  Convento 
Santo  Domingo,  en  Pontevedra. — D.  Celestino  Pujol. 

Importancia  histórica  de  la  Colegiata  de  Ciudad-Rodrigo. — [ 
Pedro  de  Madrazo. 

«El  Arsenal  del  Ferrol,  por  D.  Luciano  Taxouera.» — D.  Edu 
do  Saavedra. 

Importancia  histórica  del  Santuario  y  panteón  de  Sao  Juan 
la  Peña  en  Huesca. — D,  Viceute  de  la  Fuente. 

■Galería  de  Riojanos  ilustres,  obra  de  D.  Constantino  ( 
rrán.»— D.  Fidel  Fita. 

Valor  histórico  de  la  iglesia  abacial  de  Santillaoa. — D.  Peí 
de  Madrazo. 

Supuesto  hallazgo  de  los  reatos  de  Cristóbal  Colón  en  la  Ca 
dral  de  Santo  Domingo. — D.  Manuel  Colmeiro. 

■  Atlas  de  historia  universal,  publicado  por  D.  Juan  de 
G.  Artero.» — D.  Francisco  Goello. 

Restauración  de  la  fuente  nombradi  «Foncalada»  eu  Oviedo 
D.  Pedro  de  Madrajo. 

«Los  dos  primeros  años  de  la  Regencia,  por  D.  José  Alva 
Builla,  D.  Andrés  Miralles  y  D.  Luis  García  Alonso.»— D.  6 
nuel  Danvíla. 

■Historia  de  Jerez,  por  D.  Bartolomé  Rodríguez  Gutiérrez. 
D.  Fidel  Fita.  Boletín,  tomo  xv, 

■Catálogo  de  los  códices  de  la  Santa  iglesia  Catedral  de  Leí 


i  BOLKTtN   DB   LA   RBAL  ACADBlllJ 

iblicada  por  lo3  Síes.  D.  Juan  Eloy  Qiméuez  7  D.  Rodolfo 
eer.i — D.  Manuel  Danvila.  Boletín,  tomo  xt. 
■Apuntes  históricoB  sobre  la  artillería  española,  por  D.  José 
ráateguí  y  Sanz.» — D.  José  G.  de  Arieche, 
(Fray  Luis  de  Granada,  ebra  de  D.  José  Ignacio  Valentf. 
.  Vicente  de  la  Fuente. 

Santa  Marfa  la  Real  de  Nájera. — D.  Pedro  de  Madrazo.  Be 
N,  tomo  XIV. 

■Fray  Juan  Pérez  de  Marchena,  estudio  de  D.  José  Igni 
alentf.»— D.  Antonio  M.  Fabié.  Boletín,  tomo  jti. 
■Estudios  sobre  división  territorial,  por  D.  Eusebio  Jimém 
uesma.i — D.  Francisco  Coello.  Boletín,  tomo  xx. 
■Historia  de  la  piratería  Malayo-Mahometana,  en  MindaE 
1I6  y  Borneo,  por  D.  José  Montero  Vidal.» — D.  Vicente  Bart 
1.  Boletín,  tomo  xx. 

«Descnpción  é  historia  política,  eclesiástica  y  monumental 
ipaña,  pava  uso  de  la  juventud.  Provincia  de  Avila.  Por  D. "' 
jtín  PicatoBte.i— D.  Vicente  Barrantes. 
Valor  histórico  del  monasterio  de  Carracido,ea  la  provincia 
)ón. — D.  Eduardo  Saavedra. 

■Vida  de  San  Bernardo  y  su  siglo,  por  Doña  Malviua  Boi 
ita.* — D.  Manuel  Colmeiro. 

Conveniencia  de  conservar  el  Castillo  de  Ponferrada  en  la  [ 
icia  de  León. — D.  Pedro  de  Madrazo. 
iiSagunlo,  su  historia  y  sus  monumentos,  por  D.  Antonio  C 
Bt.»— D.  Fidel  Fita. 

Importancia  de  la  iglesia  del  monasterio  de  Gradefes  en  la  [ 
nciade  León. — D.  Eduardo  Saavedra. 
«El  arte  en  Santiago  durante  el  siglo  xviii.  Obra  de  D.  Man 
argüía.!— D.  Juan  F.  Riaño.  Boletín,  tomo  xx. 
Conservación  del  monasterio  deSan  Cugat  de  Valles. — D.  1 
o  de  Madrazoi 

■La  caza  en  todos  los  países  y  á  través  de  los  siglos.  A.  Eli 
itor.»— D.  Manuel  Danvila. 

■Los  anales  de  España,  desde  sus  orígenes  hasta  1857,  por ' 
de  la  Vega  (D.  Fernando  Patxot).» — D.  Manuel  Danvila. 
1801, — Adquisición  por  el  Estado  de  la  colección  de  antigOe 


DOGUUENTOB  OPICIALKB.  99 

des  que  formó  D.  Aareliaiio  Ibarra. — D.  Juan  de  Dios  de  la  Rada. 

iBoletCa  de  la  Sociedad  Geográfica  de  Madrid. i—D,  Cesáreo 
F.  Duro.  Boletín,  tomo  xx. 

Inscrípcioues  para  el  edificio  del  Banco  de  España. — D.  Eduar- 
do de  HÍDoJosa. 

iTolodo;  gula  artfslíco-práctica ,  por  el  Vizconde  de  Palasue- 
lo?.» — D.  Pedro  de  Madrazo. 

Importancia  histórica  de  la  antigua  Sede  llerdenae. — D.  Pedro 
de  Madrazo. 

Juicio  de  La  Memoria  presentada  en  concurso  al  premio  ofreci- 
do por  la  Comisión  asturiana  en  honra  de  Jorellanos. — D.  Mar- 
celino Menéndez  y  Pelayo. 

«Cartulario  de  Santo  Domingo  de  Silos.» — D.  Fidel  Fita,  don 
Bienvenido  Oliver  y  D.  Manuel  Daiivila. 

Translación  del  Museo  de  Aniigüedadus  de  Murcia  por  estado 
ruinoso  del  edificio  que  ocupa.— .D.  Pedro  de  Madrazo. 

■Relaciones  exteriores  de  Marruecos,  por  D.  Teodoro  de  Cue- 
vas.»— D.  Francisco  Coello. 

1892. — «Historia  de  Galicia,  por  D.  Manuel  Murguia.i^D.  Ma- 
nuel Colmeiro. 

■Cuadros  sinópticos  de  la  Historia  de  España,  por  D.  Mauuel 
Messeguer  y  Gonell.>>< — D.  Eduardo  Saavedra. 

«Historia  d>3  la  Conquista  de  España.  Códice  arábigo  del  si- 
glo XII,  obra  de  Falho-I-Andaluci.» — D.  Francisco  Codera. 

iGoleccióii  de  documentos  inéditos  para  la  Historia  de  España. 
<^ntiauación.> — D.  Antonio  Sánchez  Moguel. 

«Fuentes  históricas  sobre  Colón  y  América,  Pedro  Mártir  de  An- 
gleria,  por  D.  Joaquín  Torres  Asensio.» — D.  Antonio  M.  Fabié. 

«Inscripción  para  el  pedestal  de  la  estatua  de  Palafox  en  Zara- 
goza.» — D.  José  G.  de  Arteche. 

«La  provincia  de  Madrid,  obra  de  D.  Manuel  Ayala  Raya.s — 
D.  Francisco  Coello. 

«España  en  el  Noroeste  de  Afiíca,  por  D.  Felipe  Pérez  del 
Toro.»— D.  Francisco  Coello. 

«La  Reina  Doña  Juana  la  Loca,  por  D.  Antonio  Rodríguez 
Vilia.1— D.  Antonio  M,  Fabié.  Boletín,  tomo  sxii. 

•Mapa  de  los  viajes  de  Cristóbal  Colón  publicado  por  D.  Juan 


SOCUMBHTM   OPICIALHB.  101 

■Monedas  de  las  dinaatlsB  arábigo-españolas,  por  D.  Aatooio 
Virea.i — D.  Francisco  Codera.  Bolbtík,  tomo  xxni. 

«Qufa  del  TÍajero  en  Espaúa  y  Portugal,  por  D.  Kmilio  Yal- 
-verde  y  Alrarez.n — D.  Pedi-o  de  Uadraux  BoLEtíN,  tomo  xxnt. 

«Biblioteca  Arábigo- Hispana,  publicada  por  D.  Francisco  Co- 
'dera.>— D.  Eduardo  Saavedra. 

Inscripción  para  el  monumeato  erigido  en  Ceuta  á  los  que  su- 
■cumbieron  en  la  guerra  de  ¿frica.— D.  José  G,  de  Arteche. 

(Historia  de  la  provincia  de  Zamora ,  por  D.  Ursiciao  Alvates 
Martínez.» — D.  Antonio  Sáoches  Moguel.  BolbtIn,  tomo  zxiii. 

«Relaciones  políticas  entre  España  y  Francia.  Obra  de  D,  Ino- 
cencio de  la  Vallina.» — D.  Antonio  Sánchez  Moguel. 

■El  estudio  de  las  claves.  Obra  de  D.  Garlos  Pérez  Gredilla.» — 
D.  Antonio  Rodríguez  Villa.  Boletín,  tomo  xxiv. 

■Concepto  del  mando  y  deber  de  la  obediencia.  Cartas  á  Al- 
fonso XIII  por  D,  José  Muúlt  y  Terrones.» — D.  José  G.  de 
Arteche. 

1894. — «Materiales  para  la  Historia  de  España  en  el  archivo  se- 
■creto  de  la  Santa  Sede,  por  D.  Ricardo  de  Hinojosa.» — D.  Eduardo 
de  Hinojosa,  Boletín,  tomo  xziv. 

Inscripciones  para  la  tapida  que  ha  de  Qjarse  en  el  convento  de 
Sau  Esteban,  de  SaUmanca,  como  recuerdo  do  la,  prolección  que 
en  ét  encontró  Cristóbal  Colón. — D.  Antonio  Sánchez  Moguel  y 
D.  Cesáreo  F.  Duro. 

«Armas,  defeuaas  y  organizaciones,  por  D.  José  M.  de  Casano- 
va." — D.  José  G.  de  Arteche. 

■Geoí^raffa  p;tra  ios  niños  de  t.*  enseñanza,  por  D.  Domingo 
Fernández.» — D.  Francisco  Coello. 

«Reparaciones  histórica»,  por  D.  Antonio  Sánchez  Moguel.* — 
D.  Manuel  Danvila.  Boletín,  tomo  xiv. 

Establecimiento  del  Cuartel  de  Inválidos  en  el  Alcázar  de  Se- 
govia. — D.  José  G.  de  Arteche. 

Mérito  histórico  de  la  iglesia  de  San  Martín  de  Frómista,  en  la 
provincia  de  Falencia, — D.  Podro  de  Madrazo. 

Conservación  de  la  puerta  gótica  del  puente  de  la  ciudad  de 
£alaguer. — D,  Pedro  de  Madrazo. 

Adquisicióa  en  Viena  de  una  colección  de  manuscritos  ioédi- 


In  db  la  real  acáobuu  de 

Ltee  á  la  Casa  Condal  de  R< 
»  7  Gonzdlez,  D.  Eduardo 
a. 

n  foto-cromo-litográñca  del 
no». — D.  Aatonío  M,  Fabié 
listórica,  por  D.  Garlos  Caí) 
e  Méñda,  publicadas  por  I 
'rantes.  BoletIn,  tomo  zzti 
para  la  estatua  de  Oqueud 
Duro.  BoLBTtrt,  lomo  izv. 
o  y  su  historia,  por  D.  Sal' 

navarros  en  Grecia  y  el  Du 
suiavasión,  por  D.  Auton 
Arteche.  BoletIn,  tomo  zz' 
•io  de  Sania  María  de  Nflje 
Madrazo.  Boletín,  tomo  z: 
ide  muñó  Cervantes  en  "V 

y  descripción  general  de  '. 
ipez  de  Velasco.» — D,  Cesa 

itural  y  moral  de  las  Indi 
) — D.  Marcelino  Menéndez  ; 
'ico  de  la  iglesia  de  San  Sa 
rala.  Boletín,  lomo  2xvi. 
sneral  de  Filipinas,  por  D. 
.) — D.  Vicente  Barrantes, 
a  extremeña  para  la  restai 
.»— D,  Vicente  Barrantes, 
encía  dirigida  al  Rey  Católi 
;h. — D.  Marcelino  Menénde: 
de  las  islas  Filipinas.  Obra 
liñiga.i — D.  Vicente  Barrai 
América.  Estudios  historie 
tiez  Moguel.v — D.  José  G.  di 
para  el  catafalco  de  Don 


DOCUMENTOS  OPICIALBS. 

Conde  de  Barcelona. —  D.  Juan  de  Dios  de 
Fita  y  D.  Bienvenido  Olirer.  BoletIk,  tomo  ] 

«La  guerra  de  Cuba,  por  D.  Eugenio  Antonii 
G.  de  Artecbe. 

i896. — Dificullados  ocurridas  al  hacer  enti 
arábigo-espaaol  de  D.  Antonio  Vives  al  M 
Nacional. — D.  Francisco  Codera. 

■Episodios  militares,  por  D.  Antonio  Ros  d< 
G.  de  Artecbe. 

■  Historia  de  Vigo  y  su  comarca,  por  D.  Josí 
mez.> — D.  José  M.  Asensio.  Boletín,  tomo  21 

Adquisición  por  el  Estado  de  dicbés  de  la  E 
europea  de  Madrid. — D.  Eduardo  Saavedra,  D 
D.  Juan  Catalina  Garcfa. 

luscripciÓQ  para  el  monumento  erigido  en  i 
moria  de  Legazpi. — O.  Cesáreo  P.  Duro. 

(Conferencias  patrióticas,  obra  de  D.  Dioni 
dóñei.i — D.  José  G.  de  Artecbe. 

•  Breve  compendio  de  la  historía  de  la  Iglesi 
Miguel  M.  Guillen. B—D.  Fidel  Fita. 

«Historia  de  Italia,  por  O.  Aurelio  Gali  Las 
nio  M.  Fabié. 

Adquisición  por  el  Estado  de  la  casa  conocid 
el  nombre  de  las  Infantas. — D.  Pedro  de  Madj 

«Historia  de  los  dominios  españoles  en  O 
de  Alcázar.» — D.  Vicente  Barrantes.  Boletín, 

Reparaciones  necesarias  en  la  iglesia  de  Sar 
de  Toledo. — D.  Pedro  de  Madrazo. 

«L'Espagne;  lottres  d'un  ami  h  un  francais 
gel  Matbieu.» — D.  Juan  Catalina  García. 

Valor  histórico  del  monasterio  de  la  Asuncí 
en  Almagro.— D.  Fidel  Fita. 

■Boletín  déla  Sociedad  Geográ&ca  de  Madrid 

Importancia  histórica  del  castillo  de  Turega 
talina  Garcia. 

•Glorias  de  la  caballería  española,  por  D.  Ai 
— ^D.  José  Gómez  de  Arteche.  Boletín,  tomo  i 


.KtIn   OB    la   RKAL  Í.CADBIIIA   DI   LA   t 

cia  históríca  de  Sao  Juan  Bautista  d 

a  y  I>.  Ju&a  Catalina  García.  Bolbt 

mtoa  históricos  de  ValeiKia  y  su  r 

)  Valeniiiio.>~D.  Manuel  Danvila. 

Bs  vasc6ñlo,  por  D.  Julián  Aprai: 

^lbtín. 

y  Revista  de  Archivos,  Bibliotecas  ; 

;na  García. 

populares,  obra  de  D.  Lope  Barn! 

i  de  reparaciones  en  la  Ierre  de  Sa 
Cesáreo  F.  Duro. 

ion  por  el  Estado  de  las  llamadas  iT 
leí  Marqués  de  Casa-Loriog.— D.  Ju 
i  históricos  críticos  de  la  ciencia  espí 
— D.  Antonio  M.  Fabié. 
iÓQ  por  et  Estado  de  monedas  árabe 
— D.  Francisco  Codera. 
irfA  la  Antigua  de  Valladolid. — D.  F 
imo  XIX. 

e  historia  militar,  por  D.  Francíscí 
S'idart.  Boletín,  tomo  ixxi. 
nililar  español.  Colección  de  episod 
istoria  militar  de  España,  por  D.  I 
.  José  G.  de  ArtecUe.  BolbtIn. 
ion  por  el  Estado  de  la  torro  nom 
Granada. — D.  Juan  F.  Riaño. 
t  de  Mindanao  y  Joló,  por  el  P.  F 
in.B — D.  Joaquín  Maldonado  Macan 
critico  de  Avila  y  su  territorio,  por  1 
Antonio  M.  Fabié.  Boleiín,  tomo  i 
rrcccidn  cubana.  Crónicas  de  la  ca: 
i  guerra,  por  D.  Teaifonte  Gallego.* 
imo  XXXI. 

\  genealógica  y  heráldica  de  la  Moi 
y  Grandes  de  España,  por  D.  Francii 
Antonio  Rodríguez  Villa.  BolbtIn, 


DOCUMENTOS  OFICIALU. 

Valor  biatiSrico  de  la  iglesia  y  claustro  d 
Villa  de  Pitero.— D.  Juan  Catalina  García. 

■Historia  política  y  diplomática  desde  la  : 
Estados  Uoidoa  hasta  uuestros  días,  por  D. , 
D.  Joaquín  Maldouado  Macauaz. 

Inscripciones  para  el  pedestal  de  la  estatua  i 
en  León. — D.  Eduardo  Saavedra  y  D.  Fide 
mo  xxxii. 

■SI  castillo  de  Burgos,  por  D.  Eduardo  di 
D.  José  G.  de  Arteche.  Boletín,  tomo  isziii 

Acceso  de  los  académicos  de  la  Historia  á 
tocólos. — D.  Juan  Catalina  García. 

En  qué  tugar  de  la  nación  han  de  reposar 
bal  Colón.— D.  ,\nlonio  M.  Fabió,  D.  Fra 
Goncález  y  D.  Antonio  Sánchez  Moguel.  Boi 

«I,a  Florida,  su  conquista  y  colonización, 
de  Aviles,  obra  de  D.  Eugenio  Buidlaz  y  Car: 
Duro. 

«Apuntes  para  la  historia  de  VillaFranca  di 
José  Cáscales  y  Muñoi.i — D.  José  M.  Asensi 

■Archivo  del  bibliófilo  ñlipino,  obra  de  I 
tana.x — D.  Cesáreo  F,  Duro.  Bolbtín, 

■Gramática  siriaca  de  D.  Gonzalo  Padilla 
cisco  Fernández  y  González. 

■Sevilla  intelectual,  obra  de  D.  José  Casca 
Francisco  R.  Utiagón. 

■La  tragedia  de  América,  por  D.  Antonio 
Cesáreo  K.  Duro. 

Necesidad  de  reparaciones  en  la  ermila  de 
Luz,  en  Toledo. — D.  Cesáreo  F.  Duro. 

«Tablas  para  comprobación  de  fechas  en 
eos,  por  D.  Eduardo  Josué.» — D.  Eduardo  & 

Conservación  de  la  iglesia  de  San  Francisc 
Juan  Catalina  García. 

■Valor  en  moneda  actual  que  tenían  los 
see  ea  1296.>  — D.  Vicente  Vignau  y  D.  F 
tomo  XXXV. 


MI«rÍH  «I   LA   IISAL  ACADBHIA    DI   t 

Juan  II  de  Aragón  y  el  Príncipe  de 

uano  Prieto.» — D.  Antonio  Rodrigí 

¡cas  generales  da  D.  Ramón  Menee 

gnau.  Boletín,  tomosxxv. 

lio  sobre  la  organización  y  costuml 

r  D.  Antonio  M.  Fabié.» — D.  Antonio  Pirala.  Boletín, 


iice  de  informes  priDatioos  de  la  Academia.  <■> 

iiedades  de  Elche,  el  Príncipe  Pío. 
-Disertacióu  de  D.  José  Ortiz  sobre  el  lugar  que  ocupó  1< 
Muoda. — D.  Juan  Pérez  Villamil. 
-Inscripciones  en  la  villa  de  Tricio. — D.  José  AdIodí 

—Asuntos  para  el  concurso  de  premios  de  la  Academia.- 
lu  Fernández  de  Navarrele,  D.  Diego  Clemencín  y  Doi 
íonzález  Carvajal. 

—Juicio  de  la  tínica  memoria  presentada  al  concurflod 
,  versando  sobre  las  relaciones  políticas  y  comerciales  il 
antes  del  descubrimiento  de  Amóiica. — D.  J.  Banqueri 
-Predicación  de  San  Pablo  en  España  y  parlicnlarment 
mbra  del  Campo  de  Montiel,  segün  carta  de  D.  José  CAa 
íafiel— D.  Miguel  Cortés. 

de  D.  Juan  de  Castro,  cuarto  Virrey  de  la  India,  po 
lio  Freiré  de  Andrade.»— D.  Pedro  Sainz  de  Baranda, 
imen  criiicorum,  obra  de  Enrique  Eugelino  Weyers.»- 
)nio  de  Vera. 

-Elegía  en  versos  franceses,  del  Sr.  Verneuil,  sobre  1 
íe  D.  Mariano  JO!>é  de  Larra.— D.  Alberto  Msta. 
li  Boucheroni  Bpecimen  inscriptionum  romanorum  latí 
I— D.  José  de  la  Canal. 
-Mapa  de  España  del  siglo  xv  descubierto  en  Tréveri 


« iDClDytn  IM  pnblindoaeD  lo 


DOCUVlíNTOB  OFICI 

(Prusia).— D.  José  de  la  Canal,  D.  Ped 
Juan  Bautista  Barttie. 

1645.  —  Propuesta  de  adquÍBición  i 
P.  Sarmieuto. — D.  Miguel  SaWá  y  D. 

Reglas  para  continuar  la  publicacióc 
— D.  Juan  A.  Caslejóu  y  D.  Antonio  C 

1847. — Continuación  de  l08  trabajos  i 
D.  Pedro  Sainz  de  Baranda. 

«Suplemento  al  Diccionario  geogr.ifl 
rrespondiente  á  la  Rioja,  por  D,  Ángel 
D.  Antonio  Cavanilles  y  D.  Antonio  E 

Adquisición  de  noticias  para  contin 
España  sagrada*. — D.  Pedro  Saius  de 

«Elogio  histórico  de  D.  Antonio  1 
de  P.  Qiiadrado.* — D.  Luis  López  £ 
Clonard. 

Mosaico  descubierto  en  Ampurias.— 

Inscripciones  de  la  villa  de  Tricio,— 
nio  Delgado  y  D.  Ángel  C.  de  Govante 

1852. — Dibujos  descubiertos  en  pied: 
Baena.— D.  Antonio  Delgado. 

Asuntos  para  los  premios  del  concu] 
Martínez  de  la  Rosa,  D.  José  Zaragoza 

1854. — Prontuario  numismático  ant 
José  de  Viu. — D.  Antonio  Delgado. 

1855. — Programado  premios  para  e 
Antonio  Cavanilles,  D.  José  A.  de  le 
fuente. 

1856. —Noticias  acerca  del  matrimo 
hermano  del  Rey  D.  Alfonso  X,  con 
del  Rey  de  Noruega.— D.  Tomás  de  Sí 

1857. — 'Ensayo  histórico  sobre  el  pi 
León,  por  D.  Alejandro  Arango  y  Esc 
vanez  Calderón. 

Programa  de  premios  para  el  concu: 
Sancha,  D.  Pascual  de  Gayangos  y  D. 

Descubrimiento  de  ubicación  de  la 


OLBTÍN   OK   LA   RRAL  ACADBUtA  Ü*  I 

ióiigora,  D.  Aureliano  F.  Guerra 

inda  de  los  romaoos.  Opúsculo  de  1 
iBa.1— D.  Juan  de  Cueto  f  D.  Jf 

alidade  da  navegacio  do  Oceaoo  i 
escubrimeato  de  suas  ilhas  petos  p 
)rres.> — D.  José  Caveda,  D.  Antonic 
Arguelles. 

•La  Marina  Real  de  España  áñnesi 
XIX,  por  D.  Jorge  Lasso  de  la  Vega 
ido, 

tmiento  de  representantes  de  Españ 
i\  que  iba  á  reunirse  en  Bruselas  p 
iraria  y  arKsUca. — D.  Manuel  Colii 
del  Conde  Fernán  González,  escril 
i  Arlanza,  Fr.  Gonzalo  de  Arrede 

:ión  para  gula  de  los  que  aspiran 

por  descubrimiento  de  antigUedaí 
1  y  D.  Aureliano  F.  Guerra. 
\nt¡güedade3  de  la  villa  de  Uerran 
f  D.  Aureliano  F.  Guerra. 

de  la  Oración  de  W;imba. — D.  Au 
anUguos  hallados  en  Mondoitedo.- 

D.  Manuel  de  Assas. 
ita  de  premio  por  descubrimiento  c 
Rarael  MarKn^z  de  Carnero. — D.  f 
Sabau,  D.  Antonio  Delgado  y  D.  A 
iuüral  de  la  obra  que  escribió  D.  I 
lo  de  llislórica  descripción  del  gran 
an  en  los  reinos  de  Castilla  y  Le 
Alba..— D.  Carlos  R.  Fort  y  D.  M; 

de  la  vfa  romana  de  Braga  á  As 
1'  D,  Aureliano  Fernández  Guerra. 
<S  del  Dr.   D.   Ptídro  Antonio  Sár 


DOr.UMBtfT08  OPICIALKS.  IG9 

Kitio  de  la  mansión  romana  de  Beliniía.— D.  Modesto  Lafuente 
7  D.  Aureiiano  F.  Guerra. 

<  Historia  general  de  la  independencia  de  Chile,  escrita  por  Do» 
Diego  Barros  ArítUH.»— D.  MoJesto  liafuerite. 

Memoria  acerca  de  los  lugares  que  ocuparon  las  antiguas  cin- 
áadesde  «Libia*  y  «Segasaniuiido.i— D.  Modesto  Lafuente  y  Don 
Aureiiano  F.  GiierrH.  Boletín,  lomo  ixxv, 

I8S0. — Antigüedades  halladas  en  Huete.— D.  Antonio  Delgado. 

■  Leyendas  históricas  -Irabes,  por  D.  Francisco  J.  Simonel.> — 
D.  Pascual  de  Gayangos. 

Juicio  de  las  obras  presentadas  al  concurso  de  premios  de  la 
Academia. — D.  Pascual  de  Gay.-ingos,  D.  JoséCaveda,  D.  Antonio 
Delgado  y  D.  Aureiiano  Fernández  Guerra. 

Elogio  de  la  obra  manuscrita  de  D.  Manuel  deGóngora,  iViaje 
titerarioporlas  provincias  de  Granada  y  Jaén.  ■ — D.  Salnstianode 
Olózaga,  D.  Pascual  de  Gayangos,  D.  Anlonio  Delgado,  D.  Aure- 
iiano F,  Guerra  y  D.  J.  Caveda. 

■  Excelencias  del  noble  linaje  de  Castillo,  por  D.  Enrique  Cas- 
tillo y  Alba.B— D.  Cayetano  Bosell. 

Anfiteatro  de  Itálica. — D.  Antonio  Delgado. 

Asunto  para  el  concurso  de  premios  de  la  Academia.— D.  Aure- 
iiano F.  Guerra. 

Sobre  loa  trabajos  de  Fr.  Pedro  Cid  y  del  Sr,  D.  Ramón  Barros 
Sibelo  para  ilustrar  el  segundo  camino  de  Braga  á  Aslorga.— Don 
Pascual  de  Gayangos,  D.  Antonio  Delgado,  D.  Salustiano  de  Oló- 
taga  y  D.  Aureiiano  F.  Gucrr», 

Sobre  publicación  de  los  informes  y  disertaciones  lefdas  ante 
la  Academia. — D,  Pedro  José  Pidal,  D,  Aureiiano  Ferniiudez 
Guerra  y  D.  Cayetano  Rosell. 

■Memoria  sobre  una  inscripción  romana  do  Córdoba  que  des- 
cubrió el  P.  Fr.  Alejandro  del  B^rco.»— D.  Antonio  Delgado. 

«Descripción  del  reino  de  Granada  por  D.  Francisco  J.  Símo- 
nel.» — D.  Pascual  de  Gayangos. 

■Historia  dül  Perd,  por  D.  Sebastián  Llórente.* — D.  Vicente 
de  ia  Fuente. 

cLa  Imprenta  en  Zaragoza,  opüsculo  de  D.  Jerónimo  Borao.» 
— D.  Carlos  R.  ForU 


U   RKAL  A.CADBIIIA  DB 

¡icos  sobre  U  antigua 

ai.» — D.  Salustiano  di 

rra. 

ie  los  Anales  de  la  Ac 

descubierto  ea  Elche. 

iprimir  y  publicar  por 
irgas  Ponce  contra  lat 
■Aga  y  D.  Manuel  Goln 
le  et  geographique  de 
astrana  et  Francisco  Li 

es  et  des  Etats  Pyréué 
9  R.  Fort. 

I  árabes  regalados  por 
Tarragona,— D.  Pascui 
ntara  y  D.  Aatonio  Di 
i  descubierto  en  Elchi 
r  de  los  Ríos  y  D.  t 

e  Francisco  Pacheco  t 
s  retratos  de  ilustres  y 
por  D.  Juan  José  Bu 
amador  de  los  Ríos,  D 
let  Castillo, 
presentadas  al  concur 
).  José  Gaveda  y  D.  Je 
vo  de  Ávila.— D.  Tom 
Archivo  de  León.— D. 
de  las  fuerzas  militar 
hasta  nuestros  dias,  p( 
anuel  Colmeíro. 
uéran,  Roí  d'Aragon  ( 
t.  Fort. 

»cióu  de  un  libro  acer 
lauer. — D.  Emilio  LaF 


DOCUHBHTOH   OFICIALB 

Copias  de  documentos  recibidos  de 
los  R.  Fort. 

1864. — Vida  y  viajes  de  HerQando  de  M 
Barros  Arana. — D.  Vicente  de  la  Fueate. 

Juicio  de  la  obra  titulada  Estado  aoeial 
jares  de  Castilla,  liiiica  que  se  presentó  a 
— D.  Pascual  de  Gayaogos,  D.  Emilio 
D.  Valentín  Carderera. 

1865.— Sobre  un  Códice  de  Las  Partida 
giata  de  San  Isidro  de  León,— D.  Fidel  Fi 

cHisloría  de  Cataluña  y  de  la  Corona  di 
Balaguer.» — D.  Cayetano  Rosell. 

«Anales  históricos  de  la  revolución  de  1 
el  aQo  1808  hasta  el  reconocimiento  de  la 
extenso  Continente,  por  D.  Carlos  Calvo.»- 

1866. — «Les  faux  Don  Sebastien¡  étude 
gal  par  Miguel  D'Antas.»  -D.  Modesto  Li 

Objetos  del  gabinete  de  antigüedades  q 
Exposición  Universal  de  París. — D.  Carli 
liano  F.  tiuerra. 

cEl  Libro  Becerro,  ordenado  por  D.  An 
— D.  Tomás  Murtoi. 

fEl  arco  de  Cabanes  provincia  de  Castt 
diente  D.  Félix  Ponzoa.»— D.  Carlos  It.  F 

fGl  Arzobispo  de  Tarragona,  Primad 
D.  Juan  Francisco  Albiñana  Borras. > — D 

«Descripción  bistórico-arilstico-arqueo 
Santiago,  por  D.  José  Villa-Amil  y  Castr 

■  Marina  española  de  la  Edad  Media, 
Salas.o — D.  Aureliano  F,  Guerra. 

Proyecto  de  D.  Fernando  Marfa  de  ( 
España  los  restos  de  Cristóbal  Colón.— D 
D.  Juan  M.  Monlalbán  y  D.  Jacobo  de  la 

«Cuadro  descriptivo  y  comparativo  de  I 
Méjico,  por  D.  Francisco  Pimentel.» — D. 

Juego  de  naipes  encontrado  en  la  torre 
drid. — D.  Pascua]  Gayangos. 


BOLBTtN   DS   La   real   ACADBH 

— GoDveDíencia  de  reanudar  I 
Mdemia. — D.  Cayetano  Rosell 
3r  Congreso  arqueológico  iate 
■D.  Vicente  de  la  Puente. 
i  lores  Gerutideiises. — Gula-ci 
liepos  de  Gerona.— Obras  de  I 
an  Manuel  Montalbdn. 
i  autógrafas  de  Doña  Marían 
'rancisco  González  Elipe. — D. 
ri  e  la  Schiavilu  neliecolouie 
.nzi.> — D.  Jacobo  de  la  Pezuel 
e  reseña  de  las  campañas  de  C 
III  critico  de  la  situación  de  M 
lero.» — D.  Manuel  Oliver. 
eged  Settentrionale.— El  Hai 
ni.» — D.  Pedro  de  Uadrazo. 
)ria  de  la  ciudad  de  Cuenca  y 
D.  Trifón  Muñoz.»— D.  Jacob 
imentos  de  piedra  hallados  en 
Auiailor  de  los  Ríos. 
-Poudus  oriental. — D.  Valet 
de  los  Ríos. 

ra,  Despatches  aud  Slate  Pape 
ween  England  and  Spain. — E 
¡Üedrides  prehistóricas  de  Aa 
.»— D.  Aureliano  F.  Guerra, 
Moreno  Nieto. 

pagne  scieLitiBque  par  M.  Ma 
ogo  de  los  manuscritos  portuj 
oico,  por  D,  Federico  F.  de  la  I 
)endÍo  de  la  Historia  de  Cuba, 
obo  de  la  Pezuela, 
iré  des  Ducs  et  des  ComCes  ( 
.  de  Jiibainville.»— D.  Jacobo 
a  de  Moneda  de  Segovia. — Q 
I  de  Madrazu,  D.  Eduardo  Sa 


DOCUMBNTOS  OFICIALES. 


tví 


'Objetos  antiguos  deseabiertos  en  la  Sierra  de  Oerez. — D.  Aare- 
Jiano  F.  Querrá. 

•  «Noticia  histórica  del  Castillo  de  Trigueros,  por  D.  Fernando 
Belmonte  y  Clemente.» — D.  Pedro  de  Madrazo,  D.  Aureliano  F. 
Ouerra  y  D.  Eduardo  Saavedra. 

Bscudo  llamado  de  Diana,  en  Valencia. -«-D.  Aureliano  F. 
Guerra. 

Antigüedades  de  Sagunto.— D.  J.  Amador  de  los  Ríos,  don 
Bduardo  Saavedra  y  D.  Aureliano  F.  Guerra. 

Inscripciones  hebraicas  en  Gerona.— D.  Aureliano  F.  Guerra. 

cLes  ñnances  francaises  sous  Tancienne  monarchie,  le  Repu-^ 
bliquoy  le  Consulat  et  TEmpire,  par  íe  Barón  de  Nervo.»^D.  Ja- 
•cobo  de  la  Pezuela. 

cCArcebispo  D.  Freí  Caetano  Brandao,  drama  en  cinco  actos 
con  un  escorco  biographico,  por  D.  Benigno  Joaquín  Martínez.» 
— D.  Jacobo  de  la  Pezuela. 

«Fuero  de  Salamanca,  por  D.  Julián  Sánchez  Ruano.»— D.  Vi- 
cente de  la  Fuente. 

«La  columna  trajana,  interpretada  por  M.  G.  FrOhner.» — Don 
Aureliano  F.  Guerra. 

Propuesta  de  la  Real  Academia  Irlandesa  para  cooperar  á  que 
sean  respetados  los  monumentos  cienlíñcos,  artísticos  y  literarios 
en  la  guerra  pendiente  entre  Francia  y  la  Confederación  Germá* 
nica.— D.  Cayetano  Rosell,  D.  Bduardo  Saavedra  y  D.  José  Mo- 
reno Nieto. 

Medalla  acuñada  en  memoria  de  los  Templarios. — D.  Vicente 
de  la  Fuente. 

Inscripciones  de  Ampurias. — D.  Aureliano  F.  Guerra. 

Proyecto  de  creación  de  Academias  históricas  en  las  capitales^ 
dé  Estados  en  América. — D.  Manuel  Colmeiro. 

cTratadode  la  propiedad,  por  D.  Manuel  Paíno.» — D.  Cario» 
R.  Fort.  • 

«Lecturas  populares,  instructivas  e  moraes,  collegidas  para  as 
escolas  pot*  el  Sr.  Brito  Aranhá.» — D.  José  Godoy  Alcántara*  - 

«Gramática  árabe  según  el  método  de  OUendorf ,  por  D.  Fran-^ 
cisco  G.  Ayuso.» — D.  Pascual  de  (jayarigos  y  D.  Francisco  Fer- 
nández y  González.  ^   V        í'.'^.  ' 

TOKO  ZXZ7U.  i 


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1  ■- 


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'4Í 


14  BOLBTlN   DK  LA   HBAI.   AUDBWtA 

ConstttucioB«s  del  Colegio  sevillaoo, 
laese  Bodrigo. — D.  Aureliano  F.  Guen 

«Eigeoh^digeCJprrespoadeQtdesKfir 
*r  B.  Rittór  von  Arnel.>— D.  Paacual  < 

Proyecto  de  reimpresiÓD  de  los  «Díscí 
ia  y  8u  Reiuo,  del  Licenciado  Fraocis 

orD.  Mariano  Vergava. I — D.  Aureliano  F.  Guerra,  D.  Jacoboáb 
i  Pezuela  y  D.  Javier  de  Salas. 

«Ensayo  crítico  de  la  LegislaciÓD  comercial  comparada,  de  doi 
Lícardo  Ovidio  Limardo,  porD.  Cecilio  Acosta.i — D.  Jacobo  de): 
'etuela. 

■El  primer  Almirante  de  Castilla.* — D,  Francisco  J.  de  Salu 

cCrónica  de  las  guerras  que  bizo  en  Italia  el  Gran  Capitán 
ustrada  con  notas  por  D,  Luís  M.  Bamlrez  yde  las  Casas  Deía. 
-D.  Carlos  R.  Fort. 

Antigüedades  en  el  Campo  de  Dalias  (Almería). — D.  Eduaiidi 
ABvedra. 

■Costas  y  Montañas.  Libro  de  un  caminante,  por  Juan  García. 
-D.  Fermín  Caballero. 

Proceso  del  grado  de  Licenciado  en  Leyef>  que  recibió,  en  Hé 
ico  Juan  Buíz  de  Alarcóo. — D.  Aureliano  F.  Guerra. 

Adquisición  por  la  Academia  del  manuscrito  original  de  D.  Pe 
ro  Padilla  sobre  los  ruidosos  pleitos  del  Arzobispo  Palafoz.- 
).  Carlos  R.  Fort  y  D.  Vicente  de  la  Fuente, 

■Origen,  naturaleza  y  antigüedad  del  hombre,  por  D.  Juan  Vi 
inova.* — D.  José  A.  de  los  Bfos  y  D.  Aureliano  F.  Guerra. 

Adquisición  del  manuscrito  de  las  Quincuagenas  del  capital 
)viedo.— D.  José  A.  de  los  Btos,  D.  Carlos  B.  Fort  y  D.  Vicant 
e  la  Fuente. 

Códice  de  privilegios  de  los  Reyes  Católicos  existente  en  el  Ar 
hivo  municipal  de  Zamora. — D.  Vicente  de  la  Fuente. 

Inscripción  en  la  Iglesia  de  Santa  Cruz  de  Cangas  de  Onls.- 
).  Aureliano  F,  Guerra. 

Objetos  antiguos  encontrados  al  hacer  los  desmontes  para  < 
Brrocarril  de  Pon  ferrada.— D.  Aureliano  Fernández  Guerra. 

Programa  da  premios  de  la  Academia  para  los  años  de  1874  i 
878.— D.  Aureliano  F.  Guerra  y  D,  Cayetano  Rosell. 


MMDMnrroe  opieiMKS.  ftS 

'   (La  oriundez  de  Kloano,  por  D.  Nicolás  de  Soraluce.n — D.  Per- 
mtD  Caballero  y  D.  José  G.  de  Arteche. 
'  Goaveniencia  de  publicaciiia  por  la  Academia  de  Manuales  de 
Historia,  de  GeograHa,  de  Cronología  y  de  Antigüedades. — Don 
Aúrelíano  F.  Guerra  y  D.  Cayetano  Rosell. 

Chronica  del  rey  Henrico  VIII  de  Inglaterra,  manuscrita. — El 
Marqués  de  Molins. 

Palacio  de  los  Gtiurrichaos  en  Pontevedra. — D.  José  Amador 
de  los  Ríos,  D.  Aureliano  Pernándei  Guerra  y  D.  Pedro  de  Ma- 
drazo. 

«MonograRas  españolas,  ramillete  de  glorias  aacionales,  por 
D^  Ramón  Campuzano  y  González.» — D.  Jacobo  de  la  Pezuela. 

Monedas  árabes  regaladas  por  D.  Permfu  Caballero. — D.  Aure- 
Hano  F.  Guerra. 

■Compendio  de  la  historia  de  la  Repüblica  oriental  del  Urn- 
guay,  por  D.  Isidoro  de  Masfa.i^D.  Jacobo  de  la  Pezuña. 

«I/es  rapports  de  Téglise  de  Puy  avec  la  ville  de  Girone  en  Bs- 
pagne,  et  le  Comté  de  Bigorre,  par  M.  G.  Rocher.> — D.  Vicente 
de  la  Fuente. 

Colección  de  cartas  inéditas  de  D.  Bartolomé  José  Gallardo  diri- 
gidas A  varios  vecinos  de  Gádit. — D.  Garlos  R.  Fort. 

Inscripciones  árabes  de  Córdoba,  següo  los  calcos  remitidoií 
por-  D,  Victoriano  Rivera  Romero. — D.  Aureliano  F.  Guerra. 

Opúsculos  regalados  por  M.  Dufflot  de  Mofraa.— D.  Garlps  R. 
Port. 

«Bouvenirs  du  paye  de  Sainte  Tbérése,  par  M.  F.  X.  PIasse.« — 
D.  Vicente  de  la  Puente. 

Obras  de  Antropometría,  de  M.  Quetelet. — D.  Francisco  J.  de 
Salas. 

«The  Barliest  Anm-ican  Expeditious  to  the  Artic  Regions.«— 
D.  Francisco  Coello. 

■Le  materie  politiehe  relative  airestero  delle  Arcbívi  di  Slato 
Piamontesi,  dilsig.  Nicomedes  Biacchi.»— D.  Fernando  Gorradi. 

■Le  Portugal  historique,  commerciel  et  industriel,  par  M.  Lu- 
den de  la  Saigne.í— D.  Fernando  Corradi. 

■La  Monaaié  de  Tore&ne,  par  M.  de  la  Barre  Diiparcq.*— Son 
Francisco  Coello. 


tl6  SOLBTtN   DB   LA   RKAL  ACADEMIA  DI 

Una  escritura  orígioal  de  la  villa  de  P 
R.  Fort. 

cCróDÍca  de  Saa  Juan  de  la  Peña.*  Rein 
teca  de  Escritores  aragoDoses.* — D.  Carlos 

■Cartas  de  Saa  Ignacio  de  Leyóla  dadas 
PP.  AntoDio  Cabré,  Miguel  Mir  y  Juan  Jo 
Carlos  R.  ForL 

■Últimos  amores  de  Lope  de  Vega  Garpii 
mo  eo  cuarenta  y  ocho  cartas  ioéditag  j  var 
Job  Ramón  Fort. 

1877. — Publicacióa  de  las  «Batallas»  y  c 
pitáQ  QoQKalo  Feroáudes  de  Oviedo.— D, 
Ríos. 

Programa  de  premios  por  descubrimieol 
D.  Aureliaoo  F.  Guerra,  D.  Eduardo  Saave 
Cárdenas. 

pGregoire  VIII  et  les  origiaes  de  la  dociri 
lf4  E.  LaageroD.» — D.  Eduardo  Saavedra. 

loscripciÓQ  descubierta  en  Cartagena. — I 
dea  Guerra. 

■Vida  de  la  Princesa  de  Eboli,  por  D.  Ga 
naQdo  Gorradi. 

Mosaico  descubierto  en  Lugo. — D.  Juan  i 

Textos  de  historia  para  los  establecimiea 
ñanza.— D.  Cayetano  RosselL 

1878. — Trabajos  verificados  por  la  Comisi 
Salamanca. — D.  Vicente  de  la  Fuente  y  D. 

Reparaciones  bochas  en  el  Monasterio  de 
Saavedra. 

■Series  Episcoporum  Ecclesiae  Gatbolica< 
Garus.* — D.  Aureliano  F.  Guerra. 

Plan  de  publicación  de  las  Décadas  de  A 
D.  Antonio  María  Fabié. 

Sepulcro  del  incomparable  español  Fr.  1 
D.  Aureliano  F,  Guerra. 

■11  Comune  dci  Corpi  Santí  di  Pavia,  [ 
deH'Acqua.a— D.  José  G.  do  Arteche. 


D0GUMBNT08  OFICIALES. 


117 


Adquisición  de  materiales  para  continuarla  publicación  de  «La 
Bdpaña  Sagrada.»— D.  Vicente  de  la  Fuente. 

«La  TiUe  de  Gompiégue  á  Tépoque  de  la  bataille  de  Saint 
Quintín  I  par  M.  le  Gomte  de  Marsy.» — D.  José  Oómesde  Ar« 
teche. 

Inscripciones  en  la  iglesia  de  Santa  María  de  Caldas  de  Reyes. 
— D.  Aureüano  Fernández  Guerra. 

Memoria  de  los  trabajos  de  la  Comisión  de  monumentos  histó* 
ricos  de  Badajoz. — D.  Vicente  Barrantes. 

«Cuadros  antiguos  del  Museo  de  Madrid,  por  D.  Pedro  de  Ha- 
drazo.»— D.  Cayetano  Rosell. 

«Reseña  histórica  del  Centro  América,  por  D.  Lorenzo  Montu- 
far.»— D.  Jacobo  de  la  f^ezuela. 

Inscripciones  árabes  en  el  Monasterio  de  Santa  Clara,  de  Mur» 
da.— D.  Aureliano  F.  Guerra. 

«Numismalique  de  l'Ancienne  Afrique,  par  C.  T.  Falbe  et 
I.  Ch.  Liudberg.» — ^D.  Francisco  Codera. 

«Veridique  Histoire  de  la  Conquéte  de  la  nouvelle  Espagne» 
par  le  Capitaine  Bernal  Diaz  del  Castillo,  traduite  de  TEspagnol 
avec  une  introduction  et  des  notes,  par  José  Mana  de  Heredia.» 
— D.  Jacobo  de  la  Pezuela. 

«Cuadro  sinóptico  de  la  historia  de  España,  por  D.  José  M.  Flo- 
res.»— D.  Juan  F.  Riaño. 

«Memorias  de  un  setentón,  por  D.  Ramón  Mesonero  Romanos 
y  comparación  con  la  obra  del  Sr.  Alcalá  Galiano  titulada  Re* 
cuerdos  de  uu  anciano.» — D.  Vicente  de  la  Fuente. 

Situación  en  que  se  halla  la  Subcomisión  de  monumentos  de 
Jerez  de  la  Frontera. — D.  Vicente  de  la  Fuente. 

Opúsculos  del  profesor  portugués  Sr.  Pereira  Caldas. — Don 
Aureliano  Fernández  Guerra. 

•  Genotafio  de  San  Pedro  de  Osma,  primer  Obispo  de  aquella 
diócesis.^D.  Vicente  de  la  Fuente. 

Colección  de  modelos  de  las  armas  y  de  los  trajes  usados  por 
las  tropas  de  mar  y  tierra,  por  D.  Manuel  Jiménez  González.  Iné- 
dita.-^D.  José  G.  de  Arteche. 

\  «Ensayo  histórico  del  ejército  de  Occidente,  por  D.  Juan  B.  Rí^ 
jar  y  D.  José  M.  Vigil.»--D.  Jacobo  de  la  Pezuela.  ^ 


U  lAAL  áC&DBHU  di  ,1.a   historia. 

I  la  higiene  del  ejército  de  loe  JB8Ud(w-U«i- 

Arteche. 

as  cosas  sucedidas  ea  los'  Países  Bajo?  de 

lor  D,  Diego  de  Villalobos,  con  uoa  ialro- 

raciones  de  D,  Alejandro  Lloreate.» — D.  Josó 

icriptiva  de  Alba  de  Tormos,  por  D.  Fernando 

3  P.  Duro. 

ides  del  hombre,  por  D.  Carlos  Bruquillo.* 

inínsula  y  campañas  de  Welliagton,  por 

lé  G.  de  Artecbe, 

idas  por  los  Marqueses  de  Casa-Loríag  ea 

acepción. — D.  Manuel  Oliva. 

)dell'l8eoca[npea8e.>^D.  AutonioM.  Fabi6. 

i  presentadas  al  concurso  de  premio  de  la 

cinco  Feraáodez  y  Goniáleí,  D.  Franciec* 

w  Coello. 

sembarcd  en  tierra  firme  del  continente  ame- 

Fernándes  Duro. 

iguos  de  la  Iglesia  Compostelaoa.  Autores, 

rreiro  y  D.  Fidel  Fita.>— D.  Marcelino  Ue- 

ian  Baudilio,  eo  Almatán. — D.  Vicente  de  la 

scubierto  eo  Vicb. — D.  Manuel  Oliver. 

'  la  publicación  de  «La  Bapaíia  Sagrada*.— 

nte  y  D.  Fidel  Fita. 

undamento  histórico  en  que  estriban  el  obe* 

I  de  Isabel  la  Católica  para  costear  el  viaje  de 

I  las  naves  de  Cortés  y  el  salto  de  Alvaraáo. 

idez  Duro. 

Uulo  de  la  bistoria  de  Inglaterra.  8u  autor, 

1.1 — D.  Marcelino  Menéndes  y  Petayo. 

qués  de  Salvatierra  sobre  la  situaciÓD  de 

iano  F.  Guerra,  D.  José  Gónea  da  Artecbe  * 


D0GUHBNTO8  OPIfltiLLBS.  119 

Bases  para  el  establecimieato  de  Academias  hispaao-america- 
nas. — El  Marqués  de  Mollas,  D.  Francisco  de  Cárdenas  y  Doa 
Aotonio  U.  Fabié. 

(Observaciones  sobre  las  guerras,  de  D.  Joaquín  de  Santiago 
Goncha.i — O.  FranciBCO  Coello. 

■L'Hotel  deVilledeCompiégae,  par  le  Comiede  Marsy. — Don 
Francisco  Coello. 

Colección  de  documentos  referentes  al  reinado  de  Doña  Isa- 
bel 11,  entregados  á  la  Academia  por  eata  augusta  señora. — Don 
JoséG.  de  Arteche,  D.  Marcelino  Uenéndez  y  Pelayo  y  D.  Eduardo 
de  Hiaojosa. 

1892.  —  «Uins  Belay.  Estudio  bÍBtórico  acerca  del  castillo  de 
Poley,  de  D.  Antonio  Aguilar.> — D.  Francisco  Codera. 

1893. — Antigüedades  de  Jerez  de  la  Frontera.— D.  Aureliano 
Fernández  Querrá. 

■  Notas  bislórico-criticas  dei  señor  Marqués  de  OIivar.>~Don 
Antonio  Pirala, 

Códice  de  las  Gonstiluciones  del  Consulado  de  mar,  de  Valen- 
da. — D.  Antonio  Rodríguez  Villa,  D.  Cesáreo  F.  Duro  y  D.  Bien- 
venido Oliver. 

1894. — Viaje  á  Marruecos  de  D.  Francisco  Moñino,  Ministro 
plenipotenciario  de  S.  M.  C.  en  1785.  Manuscrito. — D.  Antonio 
Rodríguez  Villa. 

1895. — Documeatacióo  referente  á  la  embajada  de  M.  Barthó- 
Icmy  en  Suiza,  desde  1792  á  1796.— D.  Manuel  Danvila. 

1898. — «Estudios  gráñco-histtíricos  de  GarUgeua,  por  D.  Ma~ 
auel  Fernández  Villamarzo.  > — D.  Eduardo  Saavedra  y  D.  Fi- 
del Fita. 

1 898.^1  Historia  de  la  aparición  de  la  Santísima  Virgen  de  Gua- 
dalupe .eu  México,  y  exposición  remitida  por  el  Rdo.  Obispo  do 
GtiiJapa.»— D.  Antonio  M.  Fabié. 

.  1899. — Sobre  la  conveniencia  de  hacer  excavaciones  metódicas 
«a  las  ruinas  de  Itálica.— D.  José  M.  Asensio. 


INFORMES. 


BIOGRAFÍA  If ARtnifA. 

Bntre  los  libros  publicados  en  Lisboa  al  celebrarse  el  cuarlo 
ealenario  del  descubrimiento  del  camino  marítimo  de  la  India, 
ae  es  una  de  las  glorias  de  la  nación  lusitana,  el  que  se  tiiola 
Trabo; M náuticos  de  los  portugucMs  en  toa  siglos  zvi  y  zvit,  obra 
el  8r.  Sousa  Viterbo  (1),  interesa  también  á  los  marioos  espa- 
lóles. Contiene,  en  orden  alfabético,  colección  de  noticias  perso- 
lales  de  338  navegantes  y  de  90  constructores  navales,  con  inser- 
ióo  de  documentos  referentes  á  cada  uno  de  ellos,  en  mayor 
■arte  inéditos,  y  como  en  mucho  ndmeco  sirvieron  á  la  cienciay 
>  la  humanidad  estando  regidas  ambas  naciones  juntas  por  los 
'elipes  U,  UI  y  IV,  tanto  en  esta  parte  como  en  la  otra  de  la  Pe- 
línsula  ibérica  que  ahora  separa  una  frontera  más  convencional 
[ue  geográfica,  merecen  consideración  y  aplauso. 

No  pocos  de  tos  navegantes  anunciados,  por  el  lugar  del  naci- 
niento,  por  Ja  especialidad  de  su  íncnmbencia  6  por  circonstan- 
¡ias  de  excepdón,  si  deben  figuraren  los  anales  comunes,  tienen 
»lIocación  prefereute  en  unos  ú  oíros,  y  con.  relación  á  loa  de 
Ülaslilla  (usando  de  esta  antigua  desiguación) ,  se  advierten  en  al 


(1>    TraWbot  Naotieos  do«  port<ign«iM  doh  iseuloe  m  e  irn.  Memoria  apraMs- 
lad*  1  Academia  Beal  daa  Scienclaa  por  ocagiSii  da  celebrado  do  1.*  Centenario  <* 
DMMbiiniiailto  do  eamiobo  marlUmoda  India  por  Songa  Viterbo.  Parte  i.  Harinba- 
rla.  Parte  ti.  Cooatruolorea  Davasa.  Llaboa   Typoírapbla  da  Academia  Real  i 
Scianeiaa,  1896.  Doa  tomo*  en  4.*  majoT  de  3fl  y  Í99  páginaB. 


Intuyo  del  Sr.  SouM  Vi 

iindicar  á  los  que  cuUii 

de  ilustración  y  de  vulgí 

DOticiaa  ó  de  documeotO! 

bres  conocidos  de  estos  q 

Albkrnas. — Juaa  Teii 

Alca^va. — Sotomayo 

Alcahraz. 

Alvarado.— (Pedro  de 
Baptista.— Joáo. 
Barbosa. — Duarte. 
CoDTiNHO. — Luis  da  F 
Gomes. — Kstevflo. — Gi 
Lbdmiia.— (Pero  de). 
Magaluabs. — (FernSo 
Ualdonado  Ontivsros 
Ubnbzbs, — (Manuel  de 
QuEiROz. — (Pedro  Feru 
RtBBitto. — Diogo. — Ri 
Rico. — Gaspar. 
Silva. — (Nuno  de). — f 
Tahato. 

Tbixbira. — JoSo. — Tei 
De  otros  es  de  utilidad 
loa  datos  añadidos. 

Falbiro. — Ruy,  por  ej 
Magallanes,  de  que  se  o 
rrera,  Nicolás  Antonio, 
rrete,  escribe  el  Sr.  Sou! 
cEl  Dr.  Diego  Cisnero! 
dades  de  la  ciudad  de  ií 
dice: 

•DÍTÍdieron  los  aiitig 
Asia,  África  y  Europa;  I 
tratwjo  y  atrevido  ánhm< 
que  DO  ellos,  hallaron  le 
América  ú  Indias,  atribu 


I   LA.  RBAL  ACAOIHIA   ME    LA   HISTORIA. 

do  á1,  segtiQ  la  más  cierta  opinión,  eiuo  Rbj 
j  que  fueron  stiyaa  las  doscripcionea  con  que 

se  determinó  á  hacer  cierto  este  descubri- 
ndo.» 

pe  dej.— Aventurero  no  conocido  de  nuestros 
la  apunta: 

Qil  Vicente  se  contienen  unas  Irovaa  suyas 
luiihem  con  esta  nota  explicativa: 
ino  á  esta  corte  de  Portugal  uu  Felipe  de  Oui- 
ber  sido  boticario  en  el  Puerto  de  Santa  Ma- 

lógicD,  muy  elocuente  y  de  bueua  práctica, 
res  se  holgaban  de  oír.  Tenía  algo  de  male- 
lue  le  quería  dar  el  arte  de  Lesle-Oogle  que 
demostrarla  hizo  varios  instrumentos,  entre 
para  tomar  el  sol  á  cualquiera  hora.  Practicó 
co  de  Mello,  que  era  entonces  el  mejor  mate- 
1  el  reino,  y  otros  muchos  que  para  ello  se 
lado  de  S.   A.  Todos  aprobaron  el  arte  por 

hizo  el  rey  merced  de  seis  mil  reis  de  tatúa, 
ije  de  la  Casa  de  la  ludía,  que  valía  mucho, 
dó  S.  A.  llamar  al  Algarve  á  un  Simón  Per- 
ólogo  matemático;  asi  que  el  castellano  habló 
jntendla  y  le  ponía  en  falsedad,  quiso  huir  á 
e  á  un  Juan  Rodríguez,  portugués,  que  le 
^Idea  Gallega,  ya  á  caballo  eu  uno  de  posta. 
|ue  era  un  gran  trovador,  le  envió  Gil  Vi- 
I: 

muchos  hizo  espantar 
sa  próspera  fortuna, 
s  nunca  vistes  la  mar 
.rroyo  ni  laguna. 
[ste  muy  bien  pescar 
eudo  el  pueblo  travieso 
tra  vos,  sabio  profundo. 


'  bioorafU  marítima.  t23 

Bor  enmaiidarae  el  avieso 
Justo  fué  que  fuese  preso 
Bl  más  suelto  hombre  del  muado. 

Los  documeutos  vistos  en  el  archivo  de  la  torre  do  Tombo  por 
el  Sr.  Sousa  Viterbo  no  concuerdau  con  la  exposición  del  poeta 
escénico:  copió  doce,  que  empiezan  ocho  años  después  déla  fecha 
fijada  por  Gil  Vicente,  y  son: 

1527.  Nombrando  á  Guillen  veedor  de  las  drogas  en  las  Ga- 

sas de  la  India  y  de  la  Mina. 

1528.  Concesión  de  25.000  reales  al  aúo  por  ciertos  instru-* 

mentes  que  inventó  y  cuyo  uso  había  de  enseñar  gra- 
tuitamente á  quien  por  el  rey  le  fuese  indicado. 
1528.    Merced  de  15.000  reales  y  hábito  en  la  Orden  de  Cristo. 

1549.  Es  llamado  de  la  Capitanía  de  Jorge  de  Figueredo,  en 

el  Brasil,  donde  estaba  hacía  diez  años  para  Porto 
Seguro. 

1550.  Escribe  al  rey  D.  Juan  III,  desde  la  ciudad  del  Salva- 

dor, muy  satisfecho  de  los  favores  recibidos. 

1551.  Carta  de  agradecimiento  á  la  reina  Doña  Catalina,  es* 

crita  en  castellano. 

1557.  Albalá  confirmándole  en  el  cargo  de  Provedor  da  fa- 
cenda  de  Porto  Seguro. 

1561.    Confirmación  de  este  destino  por  el  rey  D.  Sebastián. 

1571.  Carta  extensa  escrita  en  castellano  á  la  reina  doña  Ca- 
talina dando  cuenta  de  una  expedición  en  busca  de 
oro. 

1563.    Albalá  ordenando  que  ios  50.000  reales  correspondien- 
tes á  Guillen,  sean  abonados  por  la  tesorería  de  San 
Salvador. 
Memorial,  sin  fecha,  dirigido  al  rey  D.  Juan  III,  sobre 
invención  de  un  instrumento  náutico. 

Bl  ultimo  documento  escrito  probablemente  á  poco  tiempo  de 
Uegar  á  Lisboa,  y  en  cuya  transcripción  se  advierten  incorree^ 
cioaes,  es  como  sigue: 

Señor:  la  voluntad  que  no  descansa  pensando  en  que  le  servir^ 
ayudó  á  fabricar  el  instrumente  presente,  el  cual  le  sufiUM 


BOLKTtN    DE   LA   RIAL  ACADBHIA    DB   LA    HISTORIA. 

L  en  eerTÍcio,  no  evitando  que  va  obrado  con  ferrsoiíentas 
isióa,  por  lo  cual  no  tan  polido  le  paresca  cuanto  prove- 
,  porque  sus  erectos  soa  tantos  que  no  se  pueden  numerar, 

necesarios  para  el  uso  de  la  astronomía  á  navegación  cuanto 

la  aresmetica  necesaria  la  veridad,  sin  la  cual  no  averia 
iro,  porque  es  universal  en  todas  las  alturas  y  eu  todo  fugar 

cual  los  pasados  fueron  muy  prolíios,  especialmente  que 
usar  de  sus  operaciones  presuponen  primero  saber  el  altura 
le  están,  sin  la  cual  ninguna  obra  suya  se  verifica,  y  este 
neato  lo  primero  que  face  es  demostralla  verdaderamente  i 

los  momentos  del  día,  lo  cual  fasta  agora  no  se  supo:  lo  se- 
0,  enseña  la  longitud  ó  diferencia  de  miridianos;  lo  tercero, 
itra  á  tomar  los  eclíbses  sin  tener  relox,  y  esto  es  una  cosa 
)  más  maravillosas  qne  se  pueden  pensar,  porque  los  reloies 
)n  verdaderos,  porque  vemos  dies  relozes  en  una  ciudad  i 

son  dírerenies  sin  que  podamos  julgar  cual  dellos  es  verda- 

demuestra  la  grandeza  del  día,  muestra  las  oras  iguales  7 
guales,  iguala  las  doce  casas  del  ciólo  para  las  operaciones 
9  juicios  y  operaciones  astronómicas;  por  él  se  sabe  que  tanto 
ma  estrella  de  otra  en  el  cielo;  con  él  verdaderamente  se  di- 
I  los  cuerpos  supra  celestes,  así  que  en  efeto  no  se  podía  peo- 
i  pedir  efeto  ninguno  que  copiosamente  no  lo  demuestre  j 

todo  él  se  es  su  misma  demostración  y  sobre  face  tanto  as 
cío  de  V.  A.  que  00  las  tierras  que  al  presente  son  suyas 
otras  que  usurpadamente  de  otros  son  poseídas,  prueba  ser 
.  A.,  para  en  prueba  de  lo  cual  todas  las  veces  que  V.  A. 

servido  probare  ser  asi  á  cuantos  hay  en  el  mundo,  lo  cual 
pre  estuvo  en  mi  corazón  y  está  y  esur.l,  á  cuya  causa  la  eu- 
,  que  de  todo  bien  es  contraría,  no  sosegó  hasta  que  no  mí 
)  en  término  que  cosa  tan  excelente,  y  á  mi  con  ella,  no  es- 
semos  decaídos;  pero  Dios,  que  los  buenos  corazones  sus- 
.  especialmente  á  los  que  lo  desean  probar,  siempre  los  toma 
irto  de  salvación,  y  así  me  fará  á  mi,  pues  con  tan  buen  celo 
razo  al  puerto  de  V.  A.  Creo  que  si  V.  A.  lo  mandare  ver  i 
ores,  mas  sean  jueces  de  las  colores  (?)  que  inteligentes  en 
bre  dicho,  puesto  que  no  menos  fácil  les  seria  de  entender  Ó 

les  diese  cuenta  que  sin  ella  les  será  dificil,  y  porque  i> ) 


BIOORAFU  MARÍTMA. 


12$ 


▼aya  defetuoso»  en  el  canoa  presente  ee  entiende  toda  su  opera* 
don. 

Súb  aUitudine  9olU  ora  conwleracianis  in  azimulh  oposito  in 
venta  ponaiur  locu9  in  Hgnifero  fébi  et  indagábit  eUevationem 
poli  et  recesum  soli$  a  meridiano  et  omne$  álicia  qualescumque 
operaciones. 

Suplico  á  S.  A.  tenga  por  bien  de  usar  conmigo  como  quien  es 
especialmente  de  la  grandeza  de  su  magnanimidad,  porque  si 
V.  A.  tuviere  por  bien  de  me  hacer  dos  mercedes,,  la  una  liber- 
tarme, y  la  otra  favorecerme,  certifico  á  V.  A.  vea  tan  grandes 
cosas  cual  nunca  fueron  vistas,  porque  no  oso  escreuir  lo  que 
puedo  facer  en  su  servicio  hasta  verme  á  dispusición  que  mis  ser- 
vicios merescan  lo  que  agora  indignamente  pido. 

Convenía  á  servicio  de  Y.  A.,  antes  que  las  naos  de  la  India 
viniesen,  oirme  y  mucho  para  cosas  de  su  servicio,  y  muy  gran- 
des. Así  se  lo  suplico. 

Beso  las  manos  de  Y.  A. — Felipe  Guillen.  (1). 

Lavanha.  Joáo  Baptista,  Labaña,  Juan  Bautista.  A  este  ilustre 
cosmógrafo  que  se  gloriaba  de  haber  tenido  por  discípulos  al  rey 
Felipe  lY,  al  principe  Emanuel  Filiberto  de  Saboya,  al  Regocijo 
de  las  Musas,  al  Fénix  de  los  ingenios  y  á  oíros  muchos  literatos 
y  personajes  de  su  tiempo,  dedicó  D.  Martín  Fernández  de  Nava- 
rrete  extenso  artículo  en  su  Dihlioteca  tnaritima^  recopilando  lo 
que  antes  dijeron  Gil  González  Dávila,  Francisco  Reales,  López 
de  Aguilar,  Antillón,  Lastanosa,  el  P.  Rajas,  Ustarroz,  León  Pi- 
nelo  y  otros.  El  Sr.  Sousa  Yiterbo,  después  de  reproducir  la  de- 
claración que  de  ser  discípulo  suyo  hizo  Lope  de  Yega  en  la  Do- 
rotea^ del  soneto  que  le  dedicó  y  está  inserto  en  sus  'Rimas^  y  de 
la  imprecación  puesta  en  la  «Jerusalem  Conquistada»: 

Maestro  mío,  si  la  Etherea  mides 
O  Elementar  región,  ó  por  la  historia 
Real  de  España  despreciaste  á  Euclides, 
No  dejes  en  sus  lineas  mi  memoria 


(1)    Torre  do  Tombo,  Carku  missivas,  marso  8.*,  núB.  149. 


BOLBTtN  DB   LA   KCAL   ACADEMIA    DK  LJ 

i(Ke  cddillaB  realea  referentes  á  sue  si 

:e  BU  fallecimiento. 

fA,  Sancho  de;  GeUy a  d  Salaya,  Saact 

bien  relatiTamente  á  este  catedrAtico 

8Íco  y  coamdgraTo,  amplía  los  datos  el 

I  una  edición  de  su  Repertorio  ezisteali 

edición  de  que  no  supieron  Nicolás  Ar 

arrete,  y  cuya  portada  reta: 

lortorio  de  tiSpo  nueuamente  corregido 

talaya,  caihedralico  d  Astrologta  en  la 

;  el  qual  tSbit!  añadió  en  el  lunario  zii, 

.  impresso  hasta  agora,  hdlíij.  Laus 

so  en  la  muy  noble  sempro  leal  Ciudaí 

iT  días  de  Har^o:  en  casa  de  Luís  Rodrigrues:  librero  Ad 

ño  de  nuestro  señor  Jesüs  Ghristo  de  1543.  Latís  Deo.> 

n  vida  y  la  muerte  de  Fr.  Francisco  de  Avila  impresa  ea 

,nca  en  1508  hay  ya  esta  alusión: 

Hice  bien  estar  á  raya 
Al  varón  aslrologal 
Bl  maestro  de  Salaya 
Y  al  otro  gran  natural 
Uaestre  Antón  filosofal. 


in  estas  breves  indicaciones  para  idea  de  la  obra  bíográflo 
ia  por  la  Academia  Real  de  Ciencias  de  Lisboa. 


Irld,  IB  de  Jaqio  d«  ISOO. 

CesArko  FkrníIndbi  Dono. 


I 


1X57' 


»   S 


■.■%'  ■ 


ATC<ri6ÜBI]rAÍ>BS   AOlfANAS   DB   VAL^CIÁ. 


n? 


II. 


ANTÍGÜEDADBS   ROMANAS   DE  VALENCIA. 

Con  motivo  de  las  obras  urbanas  que  realizan  algunos  particu- 
lares en  la  prolongación  de  la  nueva  calle  de  la  Paz,  procuré  vi- 
gilar, por  encargo  de  esta  Comisión,  los  trabajos,  por  si  se  en- 
contraban restos  de  antigüedades.  Fundaba  mi  presunción  en  los 
recogidos  en  cierta  casa  emplazada  no  lejos  de  aquel  sitio,  y  en 
la  cual  se  halló  el  mausoleo  de  los  Sertorios  publicado  por  el  se* 
ñor  Fita  en  el  tomo  xxxv,  pág.  545,  del  Boletín  de  la  Academia» 

Dos  propósitos  perseguía  con  esta  vigilancia:  1.''  ratificar  con 
nuevos  datos  la  existencia,  en  dicho  paraje,  de  parte  de  la  ciudad 
romana,  y  2.*  el  hallazgo  de  restos  de  la  antigua  Judería,  por 
haber  estado  situada  en  la  zona  objeto  de  la  exploración. 

De  ambos  intentos  sólo  he  podido  aclarar,  por  ahora,  el  pri* 
mero.  En  efecto,  al  practicar  una  excavación  en  el  solar  limitada 
por  las  calles  de  la  Paz,  Cruz  Nueva,  Pollo  y  Beato  Juan  de  Ri- 
bera, que  era  la  antigua  manzana  de  casas  señalada  con  el  nu- 
mero 73,  propiedad  de  D.  Bnrique  Trénor,  aparecieron  á  una 
profundidad  de  dos  metros  varios  fragmentos  de  cerámica  roma- 
na. Proseguidos  los  trabajos,  y  al  llegar  á  los  tres  metros  próxi- 
mamente, se  descubrieron  copioso  número  de  sillares,  afectando 
casi  todos  la  forma  rectangular,  mezclados  con  restos  de  ánforas^ 
ollas^  y  otros  fragmentos  de  tierra  cocida. 

Verificada  la  inspección  se  encontró  la  estela  de  que  se  acom- 
paña fotografía,  como  igualmente  otra  del  aspecto  que  ofrecía  la 
excavación  al  siguiente  día  del  hallazgo,  que  fué  el  6  del  corriente 
mes.  De  esa  inspección  pude  deducir  se  trataba  de  los  restos  de  una 
construcción  romana,  descubriéndose  vestigios  del  ostium,  atrium 
y  peristylium.  El  cipo  se  hallaba  emplazado  en  el  ángulo  iz- 
quierdo anterior  de  este  último,  mirando  la  leyenda  al  frente  de 
la  puerta;  y  á  la  vista,  por  consiguiente,  el  lado  que  lleva  escul- 
pido el  ascia  del  monumento  fúpebre. 


iS  BOLBTÍK   DB   U   HBAL  AtUOmU  Di 

Las  dimenaioDes  de  este  moaumento  M| 
radel  pafs,  sod: 

Alio 

Ancho  del  coroaamiento 

Ancho  del  fuate . . , ,. 

Profundidad 

Durante  el  corto  espacio  de  que  pude  di 
lODedas,  pero  su  ozidacÍ6a  no  ha  perm 
unto  á  la  estela  sobredicha  se  hallaron 
na  lucerna  en  igual  estado. 

lids  necesidades  de  la  obra  han  impedid' 
ion;  pero  no  desconfío  de  nuevos  hallaz 
tcavación  idéntica  á  la  mencionada,  la  cual  ha  de  realizarse  en 

I  lado  opuesto  del  propio  solar. 

Ambas  serán  destinadas  á  la  construcción  de  sótanos.  Gnuúai 
esta  circunstancia,  no  Trecuente  en  Valencia,  se  ha  podido  llegar 
igdn  yo  creo,  al  verdadero  lecho  de  la  ciudad  romana,  comple- 
indose  las  inciertas  noticias  que  se  lenlan  acerca  de  este  eitremo 
iteresaiile  para  el  estudio  Lopográñco  de  la  antigua  Valencia. 
JustiQca  además,  este  hallazgo,  con  otros  realizados  en  pasados 
empos,  hasta  cierto  punto  la  tradición  que  colocüba  el  Pretorio 

II  las  cercanías  del  paraje  explorado,  tradición  relacionada  cod 
i  prisión  del  diácono  San  Vicente  y  subsiguiente  martirio,  cán- 
ido por  Prudencio  eu  su  famoso  poema.  Segün  esta  continuada 
-adición,  el  Pretorio  se  hallaba  en  el  solar  donde  se  levantó  el 
)nvento  de  Santa  Tecla,  derribado  en  I86)i,  y  en  la  misma  ve- 
ndad de  la  ar.tual  calle  de  la  Paz. 

Tales  son,  Excelentísimo  Seúor,  los  datos  que,  en  cumplimien- 
I  de  mi  deber,  tengo  el  honor  de  remitir  á  esa  docta  Corporal 
.ón  siu  perjuicio  de  ampliarlos  si  lo  juzgase  necesario. 

Valencia,  15deJuniode  1900- 

Luis  TnAuorsRBS  Blasco, 

Vacal-Sterttario  dt  la  CoutitU»  di  MetvmeaM. 

Btcmo.  Señor  Director  de  la  Real  Academia  de  la  Historia. 


W^' 


-» — V-  i 


:  ■  }     ,1 


VIDA    DEL   CAPITÁN    ALONSO    DE   G0NTBERA8. 


129 


III. 


VIDA  DE\,  CAPITÁN  ALONSO  DE  CONTRERAS, 

CABALLERO  DEL  HABITO  DE  SAN  JUAN, 

NATURAL  DE  MADRID,  ESCRITA  POR  ÉL  MISMO  (AÑOS  1582  á  1^. 


l]nLtrocl\i.ooi<^xi. 


Poco  cultivado  fué  en  España  durante  los  siglos  pasados  el 
género  autobiográñco^  ya  que  no  podemos  incluir  eu  éste  las 
numerosas  vidas  espirituales  que  nuestras  religiosas  escribieron, 
donde  los  hechos  externos  quedan  relegados  al  olvido,  ó  mencio- 
nados ligeramente;  rara  excepción  entre  ellas  es  la  de  Santa  Te- 
resa, en  cuyo  privilegiado  espíritu  se  unieron  la  contemplación 
y  la  acción,  carácter  que  se  refleja  en  sus  obras,  las  cuales  con- 
tienen no  solamente  los  favores  divinos  é  iluminaciones  interio- 
res que  logró  aquella  mujer  extraordinaria,  mas  también  un 
relato  de  los  mil  trabajos  que  sufrió  hasta  realizar  la  santa  em- 
presa que  le  estaba  encomendada  (1). 

Bastaba,  pues,  la  rareza  de  dichas  autobiografías  seculares 
para  tenerlas  en  sumo  aprecio,  el  cual  debe  acrecentarse  tenien- 
do en  cuenta  la  importancia  de  esta  forma  histórica  que  nos  pre- 
senta la  evolución  completa  de  los  hechos,  desde  el  pensamiento 
nacido  en  el  alma  corno  efecto  del  medio  social  ó  de  condiciones 
individuales,  hasta  su  realización.  Los  documentos,  por  regla 
general,  y  más  los  cancillerescos,  son  para  la  historia  algo  pare- 
cido á  cuerpos  muertos,  en  los  cuales  el  genio  de  ilustres  escrito- 


»* 


(1)  Tampoco  nos  ocaparemos  de  las  relaciones  de  viajes  ó  de  otros  hechos,  escritas 
por  quienes  los  llevaron  á  cabo,  cuales  son  los  libros  de  Benjamín  de  Tudela,  de  Ruy 
Qonzález  de  Clavijo,  algrunos  documentos  de  Colón,  las  cartas  de  Cortés  y  otras  mil 
que  se  podrían  citar,  suficientes  para  formar  con  ellas  una  extensa  Bibliografía. 

TOMO  xzxvii.  9 


10  BOLETÍN   DE  LA   REAL  ACADEMIA   DB  LA    HISTORIA. 

ts  como  Macaulay  y  Taiiie  inspiran  un  aliento  vital  que  parece 
isucitar  los  cadáveres  de  sqs  tumbas.  La  gran  ventaja  de  las 

11  tobiog rafias  consiste  en  ser  documentos  vivos,  útiles  sobre 
da  ponderación  si  no  ofreciesen  un  escollo  inherente  á  la  con- 
ición  humana:  la  vanidad,  que  hace  falsificar  los  hechos  6  cha- 
irarlos cuando  meuos,  por  cuyo  motivo  han  sido  miradas  con 
■evención  bastantes  de  ellas,  temiendo  confundir  en  ocasiones 

que  era  pura  novela,  con  la  narración  histórica.  Aun  así,  las 
jtobiografías  poco  verídicas,  cual  es,  por  ejemplo,  k  de  Duque 
i  Estrada,  nos  transmiten  datos  inapreciables  ncerca  del  estado 
icial  en  su  época,  de  costumbres,  y  de  otras  mi!  cosas  desdeñá- 
is por  los  cronistas  oficiales,  ó  por  los  .historiadores  clásicos, 
sepilas  las  más  de  ellas  por  hombres  de  humilde  condición;  sol- 
idos algunos,  nos  muestran  cuan  profundas  raices  tenia  en  la 
¡alidad  la  vida  picaresca  tal  como  se  halla  escrita  en  multitud 
)  libros;  pasajes  hay  en  las  vidas  de  D.  Alonso  Enriquez,  de 
üguel  de  Castro,  de  Gontreras,  que  parecen  copiados  del  Laza- 
llo,  del  Gran  Tacaño  6  de  Guzmán  de  Atfarache. 

Con  el  mayor  desparpajo  del  mundo  se  nos  presentan  sus 
itores  como  ruüanes,  tahúres,  mendigos  Ó  rateros,  pues  aun- 
le  se  ha  ponderado  mucho  la  hipocresía  de  nuestros  antepasa- 
js,  acaso  reinara  mayor  franqueza  que  ahora,  y  cuando  menos 
3  se  habla  inventado  el  absurdo  eufemismo  con  que  actual- 
lente  se  disfrazan  las  acciones  más  viles  y  censurables. 

Campo  son,  por  tanto,  las  autobiografías,  donde  el  historiador, 

literato  y  aun  el  sociólogo  pueden  recoger  no  pocos  materiales 
lie  en  otra  parte  difícilmente  se  hallarían. 


Segiin  hemos  ya  dicho,  en  España  no  fué  muy  cultivada  la 
istoria  autobiográfica,  cuyas  principales  manifeslacioneu  estu- 
iaremos,  si  bien  ligeramente. 

Sólo  un  fragmento  de  su  biografía  trazó  aquel  Hércules  extre- 
lOño  á  quien  sus  contemporáneos  tuvieron  por  nuevo  Sansón; 
agmeato  que  hace  lamentar  el  que  Diego  García  de  Paredes 


TIDA   DEL   CAPITÁN   ALONSO   t>K  CONTRBRAS.  131 

nos  legara  un  relato  completo  de  su  vida  (1).  Con  rudo  estilo, 
propio  de  UD  hombre  que  ha  pasado  la  mayor  parte  de  stis  años 
maaejaudo  la  espada,  dos  refiere  h«znflas  asombrosas;  cuando  ea 
Burgo  de  la  Tierra  escaló  las  murvillas  y  no  teniendo  llave  para 
abrir  las  puertas  arrancó  el  cerrojo;  su  tremendo  desafio  con  el 
coronel  Palomino,  sirviendo  á  l;i8  órdenes  de  Próspero  Golonna; 
los  desmanes  que  hizo  en  Coria  y  otro.í  hechos  que  parecen,  no 
de  un  hombre  moderno,  sino  de  aquellos  seres  portentosos  que 
ñngió  la  antigüedad. 

Tan  ilustre  guerrero  el  Emperador  Carlos  V  romo  Julio  Cesar, 
quiso  también  á  imitación  de  éste  d»Jar  unos  Comentarios  de  su 
reinado,  obra  de  la  que  se  ha  perdido  el  original  y  tan  sólo  se 
conoce  una  traducción  portuguesa  hecha  hacia  el  año  1620,  Va- 
lióse para  escribirlos  de  su  confideiiie  Van  Malen,  á  quien  se  los 
diciaba  en  francés,  acaso  con  el  propósito  de  que  éste  los  tradu- 
jera luego  al  latín.  Comenzólos  el  día  14  de  Junio  del  año  1550 
yendo  embarcado  por  el  Rhin  desde  Colonia  á  Maguncia,  y  los 
continuó  después  en  Angsburgo.  La  existencia  de  estos  Comenta- 
rios no  puede  ponerse  en  duda,  pues  la  aQrma  Van  Malen  en  una 
-carta  dirigida  á  Luís  de  Praet  con  fecha  17  de  Julio  de  1550,  don- 
de dice: 

I  En  los  ocios  de  su  navegación  por  el  Rhin,  el  Emperador, 
entregado  en  su  buque  á  las  más  liberales  ocupaciones,  ha  em- 
prendido el  escribir  sus  viajes  y  expeJicioncs  desde  el  año  de  1515 
hasta  el  presente.  La  obra  es  admirablemente  correcta  y  elegante. 


( I ,  Smnmo  de  los  cota»  f  h<  aconltci'roH  ■  lAtge  tíarcí»  áe  Parráis  y  de  lo  ^ut  AlK¡ 
-fsci-íta  por  el  tnUmf  guando  ealaua  eii/ermo  dat  mal  de  que  moriá, 

Ma.  del  siglo  xti;  4  bojna  cu  fulio;  Bibl.  Nñc,  O.  77,  folioB  186  A  IS».  fublioálo  el 
«Bcritor  entremeno  D.  Nit^oltís  Dial  y  Pértz. 

Diego  Gsrcia  ile  l'aieilea  oaciú  en  TruJlUo  bitcia  el  iBo  1166;  militó  varias  vecea  bu 
«1  ejército  poutinclo  y  luet^o  con  el  Qraa  Capí  tilo  en  Ñafióles;  pele6  ao  la  cMebre  ba- 
tana de  Riiveaa.  Murió  eo  Bolonia  á  coaaecuencia  ae  una  calda  en  el  afio  I5SQ. 

Acerca  de  la  relación  que  dejó,  dlee  Tamayo  de  Vargas:  "Bacribió  en  eate  [tiempo] 
lábrele  Bummadeau  vida  1  hecliosqueoi  gafamos,  ron  tan  poca  ambicióo,  que  aun  lo 
■que  le  pudleradar  malor  gloria,  oWida,  1  lo  que  refiere  ea  con  tanta  aeneilleí  que  auD 
loB  aslniíoe  hacen  dello  los  eaOBrecimienloB  que  él  uo  admitía,  aunqua  verdaderoa.v 

Ditgo  Oarciade  Pared»  i  ftlaeióadt  tB  tieiUfa.  Al  Rti  Cat/ioUco  W.  S.  Don  l'helippi  IV. 
Por  Don  Tkomat  TamaiO  de  Variat.  (Al  fio.)  Bu  Madrid.  Por  Luis  SáncAn.  Año  dt 
M.nc.XXl.  Hl  bojas  en  4°  Folio  137. 


boletín    de    la   HBAL   ACAOBUIA    de   la    HIBTOaiA. 

eslilo  demuestra  una  gran  fuerza  de  talento  y  de  elocuencia, 
iguro,  yo  no  hubiera  creído  fácilmente  que  el  Emperador 
era  semejantes  cualidades,  y  él  mismo  me  ha  confesado  que 
s  debió  en  nada  á  la  educación,  y  que  las  había  adquirido 
amenté  á  fuerza  de  meditaciones  y  de  trabajo.  Por  lo  demás, 
iOridad  de  la  obra  y  lo  que  tiene  de  agradable,  consisten  só- 
ido en  esa  exactitud  y  gravedad  á  las  cuales  debe  la  historia 
der  y  su  crédito.» 

:unos  temores  abrigaba  Garlos  V  de  las  consecuencias  que 
ra  tener  la  divulgación  de  sus  Comentarios,  por  lo  cual  se 
Día  entregarlos  á  Granvela  y  al  príncipe  D.  Felipe,  para 
>8  examinasen. 

lándose  en  Inspruck  en  el  año  de  1552  y  obligado  á  retirarse 
a  infidelidad  de  Mauricio  de  Sajonia,  quiso  evitar  que  sus 
ntarios  cayesen  en  manos  de  los  protestantes  y  los  envió  á 
]  11  precedidos  de  la  siguiente  advertencia. 
;ta  historia  es  la  que  yo  hice  en  romance  quando  veni- 
por  el  Rhin  y  la  acabé  en  Augusta.  Ella  no  está  hecha 
quetla,  y  Dios  sabe  que  no  la  hize  con  vanidad,  y  si  della 
tuvo  por  ofendido,  mi  ofensa  fué  más  por  ignorancia  que 
alicia.  Por  cosas  semejantes  El  se  solía  mucho  enojar:  no 
[a  que  por  esto  lo  uviese  hecho  agora  conmigo.  Ansí  por 
}mo  por  otras  ocasiones,  no  le  faltarán  causas.  Plegué  á  El 
npiar  su  yra,  y  sacarme  del  trabajo  en  que  me  veo;  yo  estu- 
r  quemarlo  todo,  mas  porque,  si  Dios  me  da  vida,  confiO' 
la  de  manera  que  El  no  se  deservirá  della,  para  que  por  acá 
de  en  peligro  de  perderse,  os  la  emblo  para  que  agays  que 
m  guardada  y  no  abierta.* 

ál  fué  el  paradero  de  los  Comentarios  de  Carlos  V?  Nadie 
e;  indudablemente  no  los  quemó  Felipe  II,  pues  que  aüu 
kn  en  el  año  1620,  y  Ires  más  adelante  parece  haberlos- 
nado  Gil  González  DáviJa.  Tampoco  está  probado  que  Van 
1  los  pusiera  en  lengua  latíua  como  se  proponía. 
>ida  y  concisa  es  la  narración  de  Carlos  V  en  sus  Comenta' 
que  empiezan  con  el  año  1515  y  casi  ningiln  nuevo  dalo 
m  para  la  historia  de  su  reinado  aun  en  aquellos  sucesn^ 
se  detuvo,  como  es  la  guerra  con  los  protestantes  alemí 


VIDA    DKL   CAPITÁN  ALONSO   DE   CONTRE 

-nes  cuando  la  batallado  Mulberg.  Hasta  aquella 
Tamos  llamar  interna,  á  saber,  los  móviles  que 
varias  empresas  y  la  razón  de  su  política,  tieno  r 

■cia  de  lo  que  podía  esperarse  (I).  • 

Crialóbal  de  Villalón,  ingenioso  aulor  de  El  e. 

CroiaXón  y  de  otras  varias  obras,  consignó  los  ¡ 

de  su  vida,  especialmente  de  su  cautiverio  en  O 

-diálogo,  todavía  inédito,  llamado  Viaje  de  Tnr-qu 
se  publicó  hace  pocos  años  un  amplio  extracto  (2 
Con  bastante  desconfianza  fué  recibido  entre  ; 
el  lÁbro  de  la  vida  y  costumbres  de  D.  Alonso  E 
por  él  mismo;  creyóse  que  éate  engrandecía  unas 
taba  otras,  y  que  en  general  su  Lestimonio  de 
como  sospechoso  mientras  no  fuesen  acreditada 
nes  con  documentos  indubitables.  Tal  juicio  es  é 
exagerado.  Ciertamente  que  el  autor  habla  cor 
inrantil  de  las  entrevistas  que  celebró  con  perao 
diendo  circunstancias  inverosímiles  y  dando  á  i 
bía  (enidu  parte  y  no  pequeña  en  asuntos  de  ir 
acaso  haya  en  ésto  y  en  otras  cosas  más  que  pro[ 
de  engañar  á  los  lectores,  la  hipérbole  caracterf 
ginaciones  meiidionales.  El  hecho  es  que  en  lo 
de  su  vida,  la  estancia  en  el  Perú  y  la  parte  que  ' 
rras  civiles  de  Pizarro  y  Almagro,  la  relación  de 
cuerda  con  lo  que  dicen  Gieza  de  León  y  otros  i 
fiadores  de  aquellos  sucesos.  De  otro  lado,  hay 
de  ingenuidad  en  lo  que  cuenta  el  noble  desbarai 
lamente  habría  ganado  más  con  callarlos;  él  mis 
mendigo  en  Sicilia,  rufián  en  Ñapóles,  ratero  y  j 


(1)    Come aíarioi  del  Emperador  Cirios  V,  pubUodoa  por 
-■elu  por  el  Bar6a  Kervyn  ils  I.ettenboTB,  y  tradueidoa  «I 
-Olona.  M»drirt,  Impr.  de  Munuel  OaUano.  1«S.  itiv-IrO  pági 
t      (1)    El  manuicrlto  orlgin&l  ae  suarda  en 
ViHatóa,  l»geiiio$a  eomparacióa  entre  te  aali, 
UbUáfilot  ttpa'ielít.  Madrid.  Impr.  de  Tallo. 
Lu  l!fi  primera!  págiass  cootlenea  un 
-««crítoporelautords  estas  líDoai. 


boletín  db  la  real  academia  de  i 

deja  de  ser  aprociable  et  libro  de  Guztn^ 
;  en  él  nos  conservó  dos  composiciones 
iguas  que  se  escribieron  en  el  Nuevo  1 
jico  ña  de  Almagro,  á  cuyo  partido  hab 
I  harto  peligro  de  su  vida  (I), 
nédito  se  halla  todavía  un  notable  tnauu! 
ti,  acerca  del  cual  dio  uo  informe  la  Acs 
}]  año  1876;  más  tarde  se  propuso  public; 
taisia  D.  Marcos  Jiménez  de  la  Espada, 
lo  este  deseo.  Nos  referimos  á  los  Diac 
íQ  Méndez  Nieto,  hombre  atrevido,  inge 
a  que  reQrió  en  el  manuscrito  citado.  Go 
Diareros  de  entonces,  después  de  correr  i 
patria,  s  embarcó  para  las  Indias,  dond 
a.  Tierra  Firme  y  Cartagena,  enriqueció 
3,  que  era  la  de  médico.  Sólo  un  fragmt 
iicinales  did  á  luz  el  Sr.  Jiménez  de  la 
tas  cuartanas  del  Príncipe  de  Éboli  (2),  ; 
i  de  lo  peregrina  que  es  la  vida  de  de 
in  Méndez  Nieto,  segün  lo  probó  cuando 
fiebres  intermitentes  que  sufría  el  favor 
nez  de  Silva. 

lomo  eslabón  que  enlaza  el  género  autobio 
lebe  considerar  el  extraño  libro  escrito  po 
■tolomé  de  Villalba  y  Estaña.  Nadie  poní 
lidad  de  los  viajes  que  hizo  por  diversas 
lando  generalmente  santuarios  célebres; 
de  las  descripciones  y  pinturas  hace  im 
«tortas  del  pelegrino  sean  producto  soUe 
n  li  obra  de  un  erudito,  compuesta  en  el  s 
linele,  sirviéndose  de  otras  ajenas.  Ti] 


<    Libra  dt  la  víáa y  cottumbni  dt  D.  Aloma  Burigu 

.  Mtdrfd.  Impr.  de  QinMt*.  18M. 

'leeeiá»  át  docianintot  ínMUu  ptm  la  Hitloria  de  Bi¡ 

,16. 

I   Snitla  amlempordnaa,  aBo  1880,  tomo  i,  piginu  168 


TIDA   DBL   CAPITÁN   ALONSO   DE   CONTBBf 

aquel  hidalgo  que,  no  sintiéndose  con  vocación 
hombro  una  pica  y  marchar  como  soldado  i  [tali. 
dedicó  á  la  vida  errante  y  vagabunda,  movido  en 
voción  y  en  parte  del  deseo  de  satisfacer  su  cunos 
como  el  ave.  ¡Lástima  que  tengamos  tan  sólo  i 
la  mayor  de  su  obra,  publicada  por  el  Sr.  Gayanj 
ción  de  los  Bibliófiloa  eapañoleB! 

De  encontrarse  los  libros  que  faltan  tendríamos 
sus  monumentos,  tal  como  podía  escribirla  en  i 
hombre  que  poseía  ciertamente  escasa  ilustracíói 
estaba  desprovisto  de  cierto  amof  al  arte  y  sentin 
turaleza,  en  cuyo  seno  se  complacía  huyendo  de 
en  las  poblaciones. 

Poeta,  aunque  sin  inspiración  casi  siempre,  ui 
morías  una  mezcla  de  realidad  y  ficción ,  intei 
leyendas,  gracias  á  las  cuales  conocemos  alguuaa 
cales.  Gomo  obras  literarias  son  malísimas,  pero 
histórico;  en  una  de  ellas  notó  Gayangos  que  hab 
ladas  í  los  célebres  amores  de  D,  Fadrique,  hijo  < 
de  Alba,  y  que  tan  caros  le  costaron  (I). 

Las  Memariaí  de  Garibay  contienen  datos  cnrl 
lamente  para  conocer  la  biografía  de  este  cronisU 
por  las  noticias  que  nos  da  de  muchos  personají 
neos,  cuales  eran  Santa  Teresa  de  Jesiis,  Arias  '. 
brosio  do  Morales  y  Paei  de  Castro.  Garibay  nos 
Memorias  con  detalles  los  más  notables  episodios  i 
cargos  de  inquisidor;  ios  viajes  que  hizo  á  Fiandes 
su  Compendio  ?tts  loria  I,  por  Francia  y  varias  regíc 
ora  en  busca  de  documentos  como  en  los  monastei 
y  Navarra,  ora  con  diferentes  comisiones;  lan  fun( 
sas  que  realizó  y  lo  que  intervino  en  la  traslación 
de  Santa  Leocadia  y  San  Vicenle  Ferrer.  Todo  éste 


(I>  SI  Pi¡4grin«  airioio  y  fniulMa»  it  B^élU,  por  Bkrttiolomé 
t*,  doDifll  da  Xérlci.  Madrid,  Inpr.  de  U.  Olniata,  hoccclixi 
StoI.  bd  i.'  mayor. 

fBltU^Kw  tt/*iiel4t,  tomoi  iiui  y  uti). 


i  60LBTtN   DB   LA  RBAt.  ACADEMIA   D 

gas  disertaciones  genealógicas,  á  las  c 
ire  todo  más  cuando  se  trataba  de  su  fa 
rsticiones  cual  es  la  de  dar  crédílo  á  loa 
s;  Uai'lfo  Gómez  levantó  el  de  un  hijo  c 
;uió  creyendo  que  no  podían  menos  de 
)  del  médico  navarro,  y  que  el  pequeñu 
ento  por  el  Sol  y  Venus,  tendría  gran 
la  (I). 

Diego  Galán,  natural  de  Consuegra,  d 
os  de  su  edad,  en  el  de  1589,  nos  refir: 
rberíscos  y  au  estancia  en  Constantinop 
r  los  mares  de  llalla  con  el  renegado  Zi 
lugría  con  el  mismo,  hasta  que  despué 
do  regresar  á  su  pueblo  natal  (3). 
Elelirado  en  sus  liltimos  aiios  á  la  Igles 
.Hadares,  quiso  dar  noticia  á  la  posterid 
□a  de  peripecias. 

Había  nacido  á  29  de  Agosto  de  1553.  i 
jallos,  y  era  conocido  por  el  nombre  de 
Lalla  de  Pavía,  y  se  halló  en  el  acto  d 
puesto  que  abora,  gracias  al  ingenioso  ] 
nde  de  las  Navas  (3),  está  de  moda  ha 
sloria,  transcribiré  lo  que  dice  D.  Juan 
dre:  «Esperava  uu  loro  encima  vn  cauí 
la  mano,  y  al  arremeter,  hurtándole  el 
hería  con  él  en  el  celebro  y  caya  muert 
sta  publica,  hería  al  toro  con  tauta  fui 
ica  la  cabeca  en  el  suelo.» 
bieudo  T>.  Juan  de  19  años,  después  de  I 
a  y  Retórica,  marchó  á  Italia  de  soldad 
les;  allí  residió  en  Tárenlo  y  Roma,  vo 


1)    MeiaBrlai  dt  Oariiay  rMeaerlal  kiilórico  itpaHaL 
1/  aaligtiiiadti  guepubtica  la  fíeal  Academia  di  ¡a  fíi 

I)    El  msnuscrltoortgiaal  eati  en  l>  biblioteca  del 

8)   St  MpKtdeulo  mdi  nacional.  Madrid:  «Suceuree  i 


TIDA    DBL   CAPITÁN   ALONSO   DE   CONTHBRAS.  137 

coDtiiiuó  RUS  estudios.  De  nuevo  se  alisló  en  la  milicia  y  esluvo 
en  la  batalla  de  Alcazarquivir,  tan  fatal  para  el  Rey  D.  Sebastián; 
cayó  cautivo  y  "fué  sacado  con  otros  muchos  á  una  placa,  en  que 
haula  más  de  quinientos  castellanos,  portuguesas  y  italianos;  y 
puestos  en  hileras,  andaua  un  turco  grave  en  vn  cauallo  con  vna 
vara  larga  eo  la  mauo,  y  al  que  le  parecía  bieu  tocáuale  con  ella  en 
la  cabeca,  y  1  uego  le  cogían  sus  ministros  para  lleuar  al  Gran  Señor 
á  Conslantinopla,  y  los  que  por  esta  vía  fueron,  nunca  se  resca- 
taron ni  volvieron  á  tierra  de  christianos.  Y  más  de  cien  mocas 
hermosas  y  mochachos  fueron  escogidos  para  esto  este  día.»  Res- 
catado del  cautiverio,  cayó  en  otro  oi.is  peligroso  acaso,  el  de  sus 
amores  con  Mayorinda;  por  la  cual  riñó,  dio  de  eslocadas  y  se  vio 
condenado  á  muerte,  pena  que  no  tuvo  efecto.  Prófugo  de  Oran, 
donde  había  sido  ronünado,  tomó  parte  en  la  jornada  de  Laracbe; 
tornó  á  llalla  y  sufrió  un  nuevo,  aunque  corto,  cautiverio  de  los 
moros,  que  lo  prendieron  en  el  mar.  Vuelto  á  España,  se  hizo 
«rmilaiío  y  más  adelante  presbítero,  sin  renunciar  por  esto  á  la 
vida  andariega  á  que  era  accionado  (1). 

Eu  los  curiosos  diálogos  que  forman  el  Viage  entretenido,  de 
Agustín  de  Rojas,  hay  mil  noticias  biográficas  de  éste,  mezcladas 
con  frecuentes  digresiones  y  episodios;  tales  son  el  relato  de  sus 
-amores,  expuesto  en  forma  novelescji,  y  los  recuerdos  de  sus  via- 
jes como  farsante  por  Galicia,  Castilla  la  Vieja  y  otras  regio- 
nes {"i). 

En  el  prólogo  al  vulgo,  después  de  referir  algunos  episodios  de 
su  vida,  no  todos  comprobados  ni  con  apariencias  de  verdaderos. 


ÍI) 

Carallem 

tenlKi- 

OíOíjM-ínifnifuríí,  « 

„  ,„j  „, 

•rañat  arinlHras 

VP< 

■odigiosot  tfan- 

cet,  aá 

'v,r,«,gf 

TÓlpll-l 

■a;  historia  ctráaáera 

;  ur  js  s 

pro:a  aámlrablí 

SU 

nsieta.  Por  don 

lana  VilladHi-e 

.de  le  ciudad  dt 

,  (ó 

rdoba   Manua- 

crito  a 

lUtóKrBfo: 

i  en  4.°, 

,  de  m  bojas:  e.\  principio,  las 

i.probacmnas.e 

Dtre 

ilascualesbay 

UDtdl 

!  Lope  (le 

Vega, 

ferhiriaí  asdeAbri 

1  del  aB( 

)  isn.  Este  man 

uscr 

lio  fué  prople- 

dad  di 

ú  Sr.  Gai 

anena. 

Hoy  80  guarda  en  \, 

i  BibUol 

cea  Nacional. 

an  coa  la  reiación  dt 

Bnturaa  del  aut 

demadisnoffUBlo,  qui 

»  Ata  al  libro  un  car. 

icter  de 

novela 

(3) 

Bltiag, 

tntrttnida  da  AguaUa  de 

Rojee,  T 

latural  de  la  vi 

liad 

le  Madrid.  Con 

ipoBlcióa 

lie  loa 

nombre»  Históricos 

y  Poéticos,  que  no  van 

dec 

lirados.  A  Don 

Mirtii 

1  Valere  ( 

le  Prai 

iqueía,  Cauallero  del  híbif 

1  de  Saatiago,  j 

■gei 

itil  hombre  de 

boletín  db  la  rbal  academia  OB  La  HISTOniA. 

pendía  con  estas  palabras:  «Sabrás,  pues,  que  yo  Tuy  qiu- 
<s  estudiante,  fuy  page,  fuy  soldado,  fuy  pfcaro,  estuve  cau- 
ré  á  la  jávega,  anduve  al  remo,  fuy  mercader,  fuy  caualle- 

escriuiente  y  vina  á  ser  representante,* 
;il  es  averiguar  cuánto  hay  de  verídico  y  cuánto  de  fabulo- 
un  libro  publicado  por  D.  Pedro  Ordóúez  de  Caballos  con 
avagante  titulo  de  Historia  y  viaje  del  mundo  del  clérigo 
>cido.  Si  que  deben  ser  ciertas  en  líneas  generales,  no  es 
s,  las  aventuras  del  autor  por  América  á  ñnes  del  siglo  in; 
evan  el  sello  de  fantásticas  las  sucedidas  en  Cochinchini, 
convirlió  nada  menos  que  á  la  Reina  y  á  otros  personajes, 
íS,  por  lo  visto,  podían  un  poco,  que  no  le  evitaron  ser  re- 

á  prisión.  Ordóñez  compendia  así  sus  hechos  en  un  docu- 

que  inserta  como  cerliñcacíón  del  Consejo  de  Indias,  fia- 
•gün  las  apariencias. 

into  A  que  ha  treinta  años  que  sirve,  y  antes  que  se  ordena- 
ido  seglar,  de  Alférez  Real  en  las  galeras,  y  después  en  iu 
,  fué  Capitán  contra  lus  negros  cimarrones  de  Cartageni 
itauan  revelados,  y  prendió  y  sacó  más  de  quatrocientos, 

oupo  á  Su  Magestad  más  de  ciento  y  sesenta  que  se  ven- 
,  y  montó  mucha  suma  de  ducados,  y  asseguró  los  Cami- 
la tierra;  y  buelto,  el  Gobernador  le  embió  contra  dos  m- 
i  la  Rochela,  y  los  venció  y  echó  á  fondo;  y  en  la  jornadi 
lua  y  Caribana  metió  á  su  costa  treinta  y  seis  soldados  y 
gros,  y  después  fué  nombrado  por  Maese  do  Campo  della, 
[ual  tuvo  diversas  batallas  y  guacauaras,  y  peleó  cuerpo  i 

con  un  indio  valentísimo,  y  por  su  vencimiento  quedaron 

y  se  poblaron  dos  ciudades,  la  Concepción  y  Santiago  de 
lalleros;  y  después  la  Audiencia  del  nuevo  Reyno  le  nom- 
íitador  de  Antíoquía  y  Popayáu,  y  después  por  Goueraa- 

Popayán;  y  siéndolo  fué  contra  los  indios  pizaos  y  paec« 
etiró  y  socorrió  al  Capitán  Diego  Soleto,  que  le  teufan  cer- 
13  sutagaos,  y  en  mucho  riesgo,  y  aulÓ  la  gente  del  Capitán 
jópeí  de  Herrera,  y  con  el  socorro  se  fundó  la  ciudad  de 
racia  de  Suma  Paz.  Y  siendo  sacerdote  fué  Cura  y  Vicario 
nplona  y  dos  veces  Visitador  general  del  nuevo  Reyno. 
ndose  embarcado  en  Acapulco  para  ir  al  Peni,  por  au   se 


VIDA   DEL   CAPITÁN   AL9NE0    DB   CO 

derroiado  coo  temporal  fué  á  parar  al  Reyu 
y  en  el  dicho  Ti.ije  de  ida  y  vuella  peleó  coi 
turcos  cosarios  y  aportd  á  una  isla  y  socon 
que  estauan  perdidos;  y  entrándose  en  el  d: 
la  Reyna  y  algunos  virreyes  y  Goucraad< 
geute  del  Reyno  y  los  inslruyó  y  enseñó  tod 
por  ello  fué  preso  y  condenado  á  muerte  y 
saliendo  del  rescató  algunos  nauíos  portugu 
tenidos  en  él  y  les  socorrió  y  les  dio  lo  necei 
bolvió  hasta  cerca  del  estrecho  de  Magallane 
ches  nautos  de  Inglaterra  y  peleó  y  echó  á  f 
lió  muy  herido,  y  por  Buenos  Ayres  bolvii 
vincia  de  los  Quijos,  estando  rebelados  los 
hombres  para  reducirlos,  y  la  libró  y  entró 
rra  que  avía  y  sacó  de  paz;  enseñó,  doctrinó 
tone  mil  dallos  y  de  ellos  pobló  doie  puebl 
que  ellos  mismos  vendfaa  y  fundó  un  pue 
libertad,  en  que  gastó  más  de  veinte  mil  duc 
cura  de  Pimampiro,  donde  enseñó  y  bapti 
indios,  y  entre  ellos  repartió  de  limosna  md 
cados>  (1). 

El  Cafitán  Domingo  de  Toral,  nacido  en  '^ 
CD  el  año  1598,  consignó  brevemente  los  pri 
vida,  sin  descender  á  menudencias  ni  perdei 
amorios  que  solamente  para  los  protagonif 
algiin  interés,  distiDgu¡éndoaeeDeslodeUi( 


ll>  Hlitorla  y  vlkge  del  mando  d«I  títrign  *ffT»d«eldo 
Iloa,  Ditursl  de  la  laiigne  cívdad  de  JaÍD,  i  lu  cinco  p 
AbIi,  América  y  Utlagánlcí,  coa  el  Itinerario  de  todo  él 
liceaeia.  Ea  Madrid;  porJuao  Oareía  lnfai)z6n,  Afiode  lA 
nei,  Mercader  de  Ilbroa.  432  págÍDa«enB.°  mayor. 

La  primera  adlclÓD  de  este  libro  «  de  Madrid,  por  L.  31 

Baoriblú  ademda  OrdóQei  de  Ceballoe:  Cnamta  Irltinfe 
N.  S.  Madrid.  Por  Lui«  Sáncbei.  1014.  En  19. ',  con  el  reí 
ím  rttaeiBiití  utriaierai  á4  ¡ei  Btyni?!  de  la  cuna,  CccIUt 
Pedro  de  la  CueaU.  ISIS.— 4.* 

También  oomeoió  uoa  Hitloría  dt  Jai»,  que  fué  acabat 
Patón  ■$  publloada  en  aquella  oiudad ,  Imprenta  de  P.  de  ( 


IN  T>V   LA   RBAL   academia    DB   LA    HISTORIA. 

roñes  que  dedicaron  largos  párrafos  á  transmítír- 
!s  y  heclios  de  sus  coimas,  y  de  pasajes  que  sólo 
jara  ilustrar  el  Dufour  ü  otra  obra  del  mismo  gé- 
al  de  pobi-e  familia,  sirvió  en  Madrid  á  un  señor; 
id  huyó  muy  joven  de  aquella  casa  y  anduvo  cciu- 
rinando  por  EspaQa  como  olro  Lazarillo  de  Tor- 
.  la  corte,  por  ciertas  eslocadas  que  dio,  se  decidida 

la  compai^fa  de  Cosme  de  Médicis;  embarcóse  en 
andes,  y  allí  sirvió  bajo  las  órdenes  de  D.  Francisco 
de  lo  vemos  ir  á  la  India  oriental  con  el  Goberna- 
de  Noroiiha;  militaren  Goa,  reconocer  el  puerlode 
'  parte  en  el  siliodo  Bombaca(Mombaza),  ciudad  del 
liado  con  el  Virrey  determinó  venir  á  España  aira- 
-sia,  viaje  peligrosísimo  que  realizó  yendo  desde 
an  y  luego  por  Babilonia  A  la  Siria;  embarcóse  en 
legó  á  Barcelona  en  el  año  I6J4.  La  narración  de 
liu  nrectación,  parece  bastante  fidedigna  (I ), 
que  Toral  se  mostró  en  su  Fidael  soldado  Miguel 

cumplido  del  miles  gloriosus,  tal  como  lo  concibiú 

latino;  su  relación,  aunque  no  despreciable  por  las 
1  hace  á  personajes  y  hechos  de  su  tiempo,  es  una 
e  de  amoríos,  reijoiebrosy  pendencias;  muy  pagado 
penas  si  habla  de  otra  cosa  que  de  sus  proezas.  Con 
hay  libro  que  no  contenga  algo  de  bueno.  Castro 

suyo  una  descripción  notable  de  la  corle  de  los 
jpoles,  dándonos  exacta  y  niinuciosa  idea  del  es- 
3  con  que  eslos  vivían  (2). 

1  repetir  lo  que  en  oirás  parles  hemos  escrito  (3i, 
Tieiición  de  la  Peregrinación  de  Anastasio  entre 

í  Tida  dsl  i;apitáii  Damlogo  de  Toral  y  Valdéa.  aieriu  por  al  nil- 

imsDtoB  ioéditos  p>»  Ir  Hiatoria  de  EepaÜB,  lomoLxii,  ^gt.'BS 

i.  SS  do  la  Biblioteca  NacioDil. 

adoespabol  Miguel  de  Castro  |l593-iail),  escrils  pOT  él  miuisj 
y  }í.enlBÍIiillolhecah¡ipdníeanM«áirite}»r.S.Pou\cttb-Den>iiK 
ñoltt  cauliBOt.  Revista  de  Ar«bivo«,  Biblioteca»;  Muaeoa,  aun     '■ 


TIDA    DEL    CAPITÁN   ALONSO   l>£   CONTBKRAS.  14f 

Cirilo  y  Anastasio,  libro  en  que  el  P.  Graciáu,  confesor  de  Santa 
Teresa,  consignó  su  cautiverio  en  Tiinez(l),  y  de  los  trabajos  aná- 
logos rereridos  por  el  P.  José  Tamayo,  prisionero  de  los  moros  en 
Argel  y  Tetuán  á  mediados  del  siglo  ivii  (2). 

Dignos  son  de  citarse  otros  libros,  que  si  bien  novelescos  por  la 
forma  sou  en  el  fondo  verdaderas  autobiografías,  como  sucede  con 
El  escudero  Marcos  de  Obregón,  de  Vicente  Espinel  y  la  Dorotea, 
de  Lope,  considerada  y  utilizada  cual  fuente  histórica  por  La  Ba- 
rrera en  su  notable  Vida,  de  Lope. 

De  un  hombre  desengañado  del  mundo  y  retirado  á  la  soledad 
del  claustro  podfa  justamente  esperarse  que  al  cousiRnar  su  vida 
fuese  vorfdico  y  no  se  dejara  arrastrar  por  la  vanidad  y  el  deseo 
de  aparecer  como  personaje  dramático  y  autor  de  notables  hechos. 
Sin  embargo,  D  Diego  Duque  de  Estrada,  que  escribió  su  vida 
en  un  convento  de  GerdeiVa,  la  rodeó  de  circunstancias  tan  inve- 
rosímiles, que  algunos  la  tomaron  por  novela,  donde  lodo  era  su- 
puesto, hasta  la  existencia  del  protagonista.  Gayangos,  que  la 
publicó,  no  pudo  menos  de  poner  en  duda  la  veracidad  de  Estrada, 
diciendo  que  las  aventuras,  galanteos  y  duelos  de  D.  Diego  pare- 
clan  más  bien  «pasos  de  comedia  que  sucesos  reales*.  Por  esta 
razón  sería  un  trabajo  útil  para  la  historia  depurar  aquellos  suce- 
sos que  refiere,  dejándolos  reducidos  á  lo  que  hubo  de  cierto.  Sin 
embargo,  nadie  podrá  negar  que  en  el  libro  de  Estrada  hay  dalos- 
importantes  que  ilustran  nuestras  costumbres  del  siglo  xvii,  y 
entre  muchas  fábulas,  otros  referentes  á  la  dominación  española 
en  Italia  (3).  Acaso  D.  Diego  no  sufrió  el  tormento  en  Toledo;  pero 
lo  describe  minuciosamente  tal  como  solía  aplicarse,  y  esto  es  un 
curioso  documento.  Lo  mismo  que  de  éste  puede  decirse  de  otros 
varios  episodios  (4). 


(I)  Solóse  conoce  de  «Bt&  obra  el  extracto  publicado  por  Andrés  del  Múrmot  eosue 
Bwcelenciai.vida  y  tTúbijot  det  P,  Fr.JerániBio  Oracita  de  la  Madre  di  Dios,  cumitlila. 
En  Valladoliil,  por  Francleco  Feraiodei  de  Córdoba,  año  1619. 

(2,  liemoria»  dtl  eapticeño  del  /•.  Jo3ep\  Tamayo,  dt  ¡a  Compañía  di  Jetil.  Ma.  orí- 
glDal  en  ia  Biblioteca  univerBitaiia  de  SBUmaaca. 

(8)  Lo  que  se  refiere,  de  la  célebre  conlpiraeiún  de  Venecia,  ni  bien  do  estA  des- 
menUdo  de  loaoera  indubitable,  tiene  mía  bien  carácter  de  leyenda  que  de  liietoria, 

(1}   Comentarioa  del  deaengaSado  6  sea  Vida  de  D,  Diego  Duque  de  Eetradi,  escrita 


n 


DB   LA    HISTOBIA 


O  de  ensalzar  las  glorias  de  la  Virgen  de 
:ribió  sus  tíetnorias  D.  Félix  Nieto  de 
ron,  hermano  áa  D.  Luís,  célebre  Corre- 
ños  1651  á  1654,  donde  ejerció  su  mando 
ranfa  que  pudiera  hacerlo  el  más  déspota 
Convencido  el  Marqués  de  Tenebrón  de 
a  salvado  de  cuantos  peligros  y  acciden- 
os  principales  episodios  de  su  vida,  co- 
hasta  acabar  cuando  ejercía  en  Oran  el 
ú  año  1690.  Gran  parte  del  libro  trata  de 
,ugal  y  de  las  mil  peripecias  que  sufrió 
^s,  quien  acaba  siempre  la  narración  de 
i  Virgen  con  una  alabanza  á  ésla.  Dada 
ites  Memorias,  se  comprende  que  Don 
:o  omiso  de  muchos  hechos  de  su  vida, 
no  los  que  consignó  por  escrito  (I). 
propia  de  un  estudiante  que  al  salir  det 
vesuras,  escribió  su  vida  el  astrólogo 
is,  en  estilo  incorrecto,  pero  no  exento 
y  con  tono  festivo,  imitando  el  de  I* 
r,  hijo  de  D.  José  Arias,  Comisario  de 
riño  del  Cardenal  Arias,  tuvo  una  vida 
i  es  cierto  cuanto  refiere:  fué  «fraile  fde 


pBBCual  de  ÚaysDgoa,  coa  ud  prólogo  y  varias  naU£. 
o  da  Silva  MarquÍB  de  Tenebrán,  Conde  del  Arwj  j 
Vizconde  de  Alba  de  Tajo,  Sefior  de  VillanueTaile 
j-  Juez  del  Real  Boto  de  Roma,  del  Consejo  Euprimiilo 
D  General  de  las  plaiaa  de  Oran,  Mazarqulvir,  reinoi 
UBticia  mayor,  j  Caballero  de  la  Orden  de  Aleéa- 
Bi  1)1  i6fl loa  españolea.  Madrid.  Impr.  de  U.  QinesU. 
8.'  doblo. 
AntoDio  CíDOvaa  del  Castillo,  en  que  se  encarécela 

orno  autobiografia,  y  por  cierto  not&ble  para  la  bii- 
•ida  y  aililtncía  al  Cerneo  ái  A  rofó»  dude  9  de  JuM 
TlcecancUler  Cristóbal  Craspl  de  Valdaura 
vi[;Blbl.  Nbc.,Q  SI. 


VIDA    DEL   CAPITÁN   ALONSO   DE   COt 

los  Clérigos  Menores)  monacillo,  señor,  pobr 
astrólogo,  médico  y  casado  en  breve  tiempo 
olvidado  que,  en  uno  de  los  lugares  de  Ga 
tiempo  de  mis  peregri naciones,  fui  raaeslro  d 
ceptor  de  Gramálica  y  en  la  ciudad  de  Toro  a 
pues  vivf  y  juoté  dineros  diciendo  á  todos  el 
Menos  rico  en  caracteres  originales  el  sij 
anteriores,  ofrece,  sin  embargo,  algunos  j 
estudio,  cual  íué  D.  Diego  de  Torres  Vilíarn 
la  ciencia  con  las  supersticiones  populares  < 
de  Pronósticos  que  le  bicieron  famoso  y  de  n 
los  llenos  de  sal  é  ingenio;  hombre  que  pare 
vivo  tal  como  podía  existir  en  la  paaada  ce 
materias  más  inconexas:  lo  mismo  de  terren: 
na,  de  astrología  y  de  historia.  Conjurador 
de  la  condesa  de  Arcos,  pasaba  entre  el  vul, 
de  estupendas  cualidades;  cuando  recorrió 
cuenta  en  su  Vida  (3).  «Convocábanse  en  lo 
la  detención  las  mujeres,  los  niños  y  los  hoi 
lor,  y  como  á  oráculo  acudían  llenos  de  fe  y 
citar  las  respuestas  de  sus  dudas  y  sus  desee 
cundas  me  preguntaban  por  su  sucesión, 
bodas,  las  aborrecidas  del  marido  me  pedían 
ciliados;  y  detrás  de  estas  soltaban  otras  p( 
raras,  necias  é  increíbles.  Los  hombres 
achaques,  sus  escrúpulos,  sus  pérdidas  y  si 
unos  á  preguntar  si  los  querían  sus  damas, 


(1)  Babia  aacldo  en  el  aña  1713  y  escribía  en  el  de  1744 
(3)  Vida, y  BuceaoB  del  astráloso  Don  Oómez  Arias,  escr 
Ariaa,  Maestro  de  PhlloBophis,  Bachiller  ea  MedicÍDS,  y  I 
y  buenas  Letras.  Dedicada  fi  la  EicsIentiuiTDS  SeBora  Do 
Drumond.  Hija  leg-itima  de  loa  Señores  Dod  Joseph  de  R< 
moad,  Sie.  En  Madrid:  En  la  Imprenta  de  Manuel  de  V 

(3)  Vida,  ascendencia,  nattimiento,  crianza  y  aventuí 
Torres  VlUarroel,  Catedrttico  de  Prima  de  Malemáticaa 
mauca.  Bacrlta  por  el  mismo  D.  Diego  de  Torres  Villarroi 

Barcelona.  Por  Juan  Francisco  Piferrer.  S.  a.  39»  pigim 


BOLBTIN    DX  LA    HBAL  AGADBMIA   DB    Ll 

I  de  8US  empleos  y  pretensiones,  y  finalmeole,  venlaa  todos  á 
cómo  son  los  hombres  que  hacen  los  pronósticos*  (1). 
io  ofrece  grandes  vicisitudes  la  vida  de  D.  Diego  de  Torres,  y 
embargo  es  libro  que  se  lee  á  gusto  por  la  gracia  y  desenfade 
que  está  escrito. 

ulobiografías  sou  en  realidad  los  Diarios  de  Moratfn  y  de 
^llanos.  Escrito  el  del  primero  en  una  especie  de  cifra,  donde 
mezcladas  palabras  latinas  con  otras  castellanas,  inglesas  y 
cesas,  es  de  lo  más  árido  que  puede  imaginarse;  ninguna 
insión  del  ánimo,  nada  de  afectos  ni  de  aquello  que  constituye 
ida  interior;  jcon  qué  frialdad  y  laconismo  anota  Moratía  la 
irle  de  su  padre!  Obiit  pater:  ego  trigtis;  y  al  dia  siguiente 
le  Mayo  de  1780):  Sepeliverunt.  Fechas  amargas  consignadas 
ids  ni  menos  que  otras  insignificantes  y  prosaicas  sobre  toda 
paración,  como  éstas:  Obrador.  Al  anochecer  buñuelos.  (Dia  2 
)ctubre  de  1780.)  Día  1  (Febrero  de  1781).  Obrador.  Sueldo, 
reales.  Fontana.  Refresco,  seis  (cuartos)  (2). 
ás  sentimiento  y  datos  últimos  hay  en  el  Diario  do  Jovella- 
inédito  adn,  si  bien  Nocedal  lo  copió  y  tenía  ya  parte  ea 
LS  de  molde  con  objeto  de  publicarlo  en  la  Colección  de  nulo- 
tspañoies;  mas  habiendo  quedado  sin  acabar  tal  empresa,  las 
lias  de  este  Diario  son  una  curiosidad  bibliográfica  por  su 
za.  Actualmente  lo  está  dando  á  luz  el  Sr.  Menéndez  v 
.yo  y  pronto  los  eruditos  podrán  recrearse  leyendo  páginas 
hermosas,  cuales  hay  en  dicho  Diario. 


jcasas  noticias  sabemos  de  Gontreras  á  más  de  las  que  él 
consigniidas  en  su  autobiografía.  Consta  que  fué  amigo  de 


Pie- 185. 

Obrw  póBtumai  Ae  D.  LetDdro  Feraándei  de  Moralin,  puMicsdes  de  orden  y 

Uks  del  Oobierno  de  S.  U.  Madrid.  Impr,  de  Bivadeaeyrft.  1897-63.  Toma  tu;  p 

san  íi  300, 

:bo  m£B  interesaotes  bod  para  Ib  biografía  de  Morstin  las  relacioaea  de  si 

.  por  Inglaterra  é  llalla  y  aue  carUe  £  D.  Juan  Melón,  publicBdaí  en  li 


VIDA   DEL  CAPITÁN  ALONSO   DB   C0NTRBBA8.  145 

Lope  de  Vega,  y  tanto  que  éste  le  dedicó  una  comedia,  El  Rey 
9in  reino^  en  cuya  dedicatoria  ensalza  los  méritos  de  Gontreras. 
«Si  Ym.,  dice,  Sr*  Capitán,  hubiera  nacido  en  Roma  en  aquellos 
dorados  siglos  de  su  Monarquía,  cuando  fué  cabeza  del  mundo 
por  las  armas,  pienso  que  no  le  hubiera  faltado  corona  de  las  que 
se  concedían  á  los  valientes  soldados  por  hazañas  heroicas,  mu- 
rales, navales  y  castrenses.»  Enumera  luego  sus  principales 
hechos  de  Gontreras,  desde  que  probó  la  espada  en  Petrache^  cua- 
les son  la  toma  de  la  galera  Axema;  el  reconocimiento  de  la 
armada  turca  y  aviso  al  gobernador  de  Ríjoles;  la  prisión  de  los 
esclavos  que  huían  de  Malta;  el  viaje  al  Nilo;  la  emboscada  que 
le  prepararon  1.500  moros  peregrinos  de  la  Meca;  el  robo  en  los 
Despalmadores  de  Chios  de  la  húngara  amiga  de  Solimán  de 
Gatania;  los  servicios  prestados  en  Mahometa;  venida  á  España, 
donde  sirvió  á  las  órdenes  de  D.  Pedro  Jaraba;  la  jornada  á  Flan- 
des  y  aventuras  en  Lyon,  Acaba  Lope  ofreciendo  referir  en  un 
poema  las  proezas  de  Gontreras:  «pienso  en  dilatados  versos  hon- 
rarme de  escribir  sus  valerosos  hechos,  para  no  envidiar  los  que 
pusieron  la  pluma  en  los  de  García  de  Paredes,  ürbina  y  Céspe- 
des;» promesa  que  no  llegó  á  realizar  el  fénix  de  los  ingenios  (1). 
En  la  dedicatoria  de  otra  obra  dramática,  El  mejor  mozo  de  Es- 
paña (2),  que  enderezó  Lope  al  célebre  alguacil  Pedro  Vergel, 
tan  maltratado  por  el  satírico  Yillamediana,  se  hace  mención  de 
Gontreras  como  dispuesto  á  defender  con  su  espada  la  honra  del 
injuriado  ministril,  ya  que  Lope  lo  hacía  con  la  pluma  (3). 

(1)  BBta  comedia  fué  publicada  por  Lope  en  la  Parte  XX  (1025).  Sa  asunto  son  las 
turbulencias  qoe  precedieron  en  Hungría  á  la  elección  de  Matías  Corvino,  hijo  de 
Juan  Huniades.  Ha  sido  reimpresa  por  D.  Marcelino  Menéndez  y  Pelayo  en  la  edición 
de  las  obras  del  Péniw  que  publica  la  Academia  Española;  tomo  vi,  páginas  557  á  507. 

(2)  Inserta  en  el  tomo  x  de  la  anterior  edición.  Bl  mejor  mozo  es  Fernando  el  Ca- 
tólico, y  la  comedia  una  de  las  más  Infelices  que  compuso  Lope,  por  no  haberse  apro- 
vechado bien  de  un  episodio  tan  hermoso  cual  fué  la  boda  de  aquél  con  Dona  Isabel, 
y  de  otros  hechos  tan  verdaderos  como  de  interés  dramático. 

(8)  No  hay  que  confundir  á  nuestro  Alonso  de  Contreras  con  otro  de  iguales  nom- 
bre y  apellido  que  fué  Alffuaeil  de  la  Casa  y  Corte  del  Rey  y  puso  tres  quintillas  al 
principio  del  Viaye  entretenido  en  alabanza  de  su  autor. 

Bl  viage  entretenido  de  Agustín  de  Rojas,  natural  de  la  villa  de  Madrid.  Con  una 
exposición  de  los  nombres  Históricos  y  Poéticos,  que  no  van  declarados.  A  Don  Mar- 
án  Valero  de  Franquesa,  Cauallero  del  hábito  de  Santiago  y  gentil  hombre  de  la 
Ijoca  de  su  Magostad.  En  Madrid  en  la  Imprenta  Real.  lí.DO.im,  749  páginas  en  8.* 

TOMO  xzxvu.  10 


146  BOLBTf»  DB  LA   KEkL  ACADBHIA   DK  LA   HISTORIA. 

Entre  los  documentos  del  Archivo  de  Simancas  se  conserran 
dos  memoriales  de  Contreras,  ea  los  cuales  se  queja  de  la  con- 
ducta que  con  él  habla  observado  el  General  D.  Juau  Fajardo  y 
solicita  que  le  diesen  una  compañía  de  las  que  mandaba  el 
Duque  de  Tarsi.  Gomo  sirven  de  comprobantes  á  lo  que  refiere 
en  su  autobiografía,  nos  ha  parecido  conveniente  reproducirlas 
Integras,  ya  que  en  ellas  alega  Contreraa  sus  principales  hechos 
y  méritos;  dicen  así: 

SeAor:  El  Capitán  Alonso  de  Gonlreras,  del  hábito  de  San 
Juan,  dice  que  há  que  sirve  á  vuestra  mage»tad  veintiocho  aúos 
continuos  en  Italia,  Malta  y  Flandes  y  armadas  en  todas  las  oca- 
siones que  se  han  ofrecido,  habiéndose  hallado  en  la  toma  de  las 
ciudades  Pasaba  y  Mahometa,  jornada  de  Trípoli  y  Argel,  y  en 
particular  se  le  mandó  diversas  veces  fuese  i  formar  lengua  i 
Turquía  y  Berbería,  de  las  armadas  del  enemigo,  donde  ha  tenido 
muchos  encuentros  con  ellos;  y  estando  en  Turquía  con  su  fra- 
gata tuvo  noticia  como  el  general  Cigala  venia  con  (oda  su  ar- 
mada y  disignio  de  hacer  mucho  mal  eu  tierra  de  cristianos 
tomando  la  ciudad  de  Bizoles;  y  adelaulándose  vino  y  dio  aviso 
al  gobernador  della,  el  qual  hizo  una  emboscada  y  al  echarla 
gente  en  tierra  degolló  300  turcos  y  tomó  74  á  prisión,  coq  lo 
qual  se  fué  el  enemigo  destrozado  sin  hacer  ningún  daño,  orde- 
nándosele al  dicho  capitán  pasase  por  medio  de  su  armada  &  dar 
aviso  á  las  ciudades  de  Tahormina  y  Zaragoza,  donde  al  pasar  le 
atravesaron  de  un  mosquetazo  y  le  mataron  9  soldados;  y  ha- 
biendo venido  á  España  le  mandó  su  magostad  ir  i  servir  á 
Flandes,  donde  lo  continuó  hasta  que  le  hizo  merced  de  una  com- 
pañía de  infantería  española  del  tercio  del  maestre  de  campo 
Don  Pedro  Esteban  de  Avila,  y  sirvió  con  ella  hasta  que  su  ma- 
gostad le  envió  con  dos  navios  de  socorro  cargados  de  iofaalerfa 
y  pertrechos  de  guerra  á  las  islas  de  fiarlovento,  que  eslabaa 
molestadas  de  enemigos,  y  habiendo  hecho  este  servicio  y  vuelto 
á  España  con  50  escudos  al  mes,  se  le  mandó  acudiese  en  Cádiz 
á  recoger  los  destrozos  de  la  armada  de  Filipinas,  y  en  particu- 
lar se  le  mandó  que  fuese  al  Estrecho  de  Gibrallar  por  20  piezas 
de  artillería  de  bronce,  las  quales  se  tenía  nueva  las  quer**" 
llevar  dos  navios  de  enemigos,  dándole  por  orden  que  esc" 


(9^ 


VIDA  DEL   CAPITÁN  ALONSO  DB   G0NTRERA8.  147 

el  pelear  con  ellos,  y  si  le  forzasen  á  ello  y  se  viese  rendido  se 
fuese  á  pique  y  diese  orden  á  los  otros  baieles  que  llevaba  hicie- 
sen lo  mismo  porque  no  se  aprovechase  el  enemigo  de  la  artille- 
ría, la  qual  embarcó  y  truxo  á  la  ciudad  de  Cádiz;  y  estando  allí 
vino  nueva  que  estaba  sitiada  la  Mámora  por  mar  y  tierra,  y  no 
habiendo  quien  se  ofreciese  á  llevar  un  socorro  de  infantería  y 
pertrechos  y  reconocer  la  barra,  se  ofreció  él  á  hacerlo  y  fué  dán- 
dosele le  metiese  ó  se  dexase  hacer  pedazos,  y  en  veintiséis  horas 
fué  y  metió  el  dicho  socorro  aunque  halló  dos  navios  de  enemi- 
gos que  se  lo  quisieron  estorbar,  y  aquel  mismo  día  se  levantó 
el  sitio  que  tenía  por  tierra,  mediante  el  socorro;  y  en  otras  veinti- 
séis horas  volvió  á  España  y  tomó  caballos  de  posta  y  vino  en 
diligencia  á  esta  Corte  en  tres  días,  gastando  el- poco  caudal  que 
tenía  por  despenar  á  vuestra  magestad  del  cuidado  con  que  esta- 
ba, por  lo  qual  vuestra  magestad  le  mandó  dar  un  decreto  de 
oficio  para  que  el  Consejo  de  las  Indias  le  consultase  en  las  pía- 
zas  de  su  pretensión,  y  últimamente  le  mandó  vuestra  magestad 
levantar  en  esta  corte  otra  compañía  de  infantería,  lo  qual  hizo 
con  la  rectitud  que  es  notorio,  llevando  en  ella  251  soldados,  y  ha 
servido  un  año  en  la  armada  de  la  guarda  del  Estrecho  y  en  par- 
ticular en  el  requentro  que  se  tuvo  con  los  holandeses,  embarcado 
con  su  compañía  en  el  galeón  almirante  de  Ñapóles,  que  fué  uno 
de  los  que  se  empeñaron  aquel  día;  y  ansí  mismo  ha  sacado  á 
otros  tres  hermanos  suyos  á  servir  á  vuestra  magestad,  que  hoy 
lo  están  continuando  el  uno  en  Flandes  y  olro  en  Sicilia,  de  alfé- 
reces reformados,  y  el  otro  sargento  de  la  dicha  compañía,  sin 
que  por  todos  estos  servicios  se  le  haya  hecho  merced  alguna. 

Atento  todo  lo  qual  y  á  que  Don  Juan  Fajardo  proveyó  su 
compañía  en  otra  persona,  habiendo  él  venido  con  licencia,  y  que 
vuestra  magestad  ha  mandado  por  su  real  cédula  se  le  volviese 
no  obstante  estar  proveída,  y  que  el  secretario  Martín  Aróztegui 
ha  hecho  recuerdo  al  dicho  Don  Juan  Faxardo  y  no  responde 
nada  y  el  dicho  Capitán  se  ve  incapaz  de  poder  pleitear  con  un 
general  y  está  perdido  y  con  deseo  de  servir: 

Suplica  á  vuestra  magestad  le  haga  merced  de  honralle  con 
ma  de  las  compañías  que  se  han  de  proveer  á  cargo  del  Duque 
le  Tarsi  y  con  esto  vacaran  30  escudos  de  sueldo  que  vuestra 


148  BOLBTtN   DB   LA   RBAL  ACADBHIA  DB  LA    HISTORIA. 

magestad  le  hizo  merced  para  la  armada  del  mar  Occeano  el  aúo 
de  630,  que  eo  ello  recibirá  merced  da  vuestra  magestad. 
(Al  dorBo). 

El  Capitán  Alonso  de  CoiUreras,  que  aunque  su  magestad  ha 
mandado  al  General  de  la  armada  de  la  guarda  del  Estrecho  le 
restituya  su  compañía,  no  lo  ha  hecho  ni  respondido  áello;  f  por- 
que há  muchos  días  que  está  en  esta  corte  y  ya  laa  alcanzado 
que  no  tiene  con  que  asistir  y  desea  volver  á  servir  como  lo  ha 
hecho  siempre  y  al  Consejo  le  consta,  pide  qtio  se  le  dé  uua  de  las 
compañías  que  han  de  navegar  en  las  galeras  de  Genova  con  que 
vacaráa  los  30  escudos  de  entretenimiento  que  tiene  para  la 
armada  del  Occeano. 

(Archivo  general  de  Simancas.  Gracia  y  Justicia,  Servicios 
ailitares,  Legajo  2.°,  fol.  56.) 
Señor:  El  Capitán  Alonso  de  Gontreras  dice  que  después  de  sos 
nuchos  servicios,  habiendo  llegado  á  la  ciudad  de  Cádiz  con  una 
ompañla  de  300  infantes  que  levantó  en  esta  corte  por  mandado 
e  V.'"  Magestad,  el  Gral.  Don  Juan  Faxardo  se  la  destrozó  eo 
1  ramos  y  mandó  embarcase  su  bandera  en  un  patache  con  60 
Lombres  y  que  él  fuese  á  orden  de  un  calafate  á  quien  hizo  capi- 
áo  de  mar  para  este  efecto,  siendo  él  el  Capitán  más  antiguo  de 
08  18  que  tenía  de  infantería;  y  porque  no  le  calumniasen  de  que 
e  quejaba  por  escusar  la  ocasión,  sufrió  9  meses  hasta  la  inver- 
lada,  pasando  por  otras  muchas  cosas  en  que  le  puso  el  dicho  Doa 
uao  Fazardo  y  el  gobernador  de  aquellas  compañías  para  que  se 
lerdiese;  y  por  evitar  estos  lances  pidió  licencia  y  se  le  respondió 
ue  si  la  quería  dexase  la  compañía  ó  hiciese  una  caria  fecha  en 
ievilla  á  2  de  Marzo,  sienao  esto  á  9  de  Febrero,  en  que  dízese 
ue  por  no  poder  convalecer  podía  el  dicho  General  proveer  su 
ompaúía  y  esta  carta  la  dio  sólo  por  conseguir  el  salir  de  allí 
on  ucencia  para  venir  á  quezarse  á  V,*"  Magestad  de  los  agra- 
ios  rescibidos,  y  por  la  meama  carta  se  verá  ser  malicia  lo  que  se 
isó  con  él,  pues  sin  haber  estado  en  Sevilla  y  haberse  presentado 
nteel  secretario  Martín  de  Aróstegui  á  l.'de  Marzo,  la  carta  está 
sobada  á  2  del  mismo  en  Sevilla,  y  habiendo  suplicado  á  V.^  Ma- 
jestad le  mandase  pasar  su  compañía  á  la  armada  del  "*»t 
)cceano  6  á  donde  V.""  Magestad  fuere  más  servido,  se  le  ">« 


-.-? 


VIDA   DEL   CAPITÁN  ALONSO   DE   GONTRBRAS.  149 

al  dicho  Don  Juan  Faxardo  lo  hiciese,  no  obstante  el  haberla  pro- 
veído, 7  en  esta  respuesta  ha  dilatado  4  meses  y  agora  responde, 
y  por  no  saber  el  suplicante  lo  que  puede  informar  da  quenta 
á  Y.'^  Magestad  como  jamás  no  ha  hecho  dexación  de  su  «com- 
pañía y  ha  cumplido  siempre  con  sus  obligaciones,  y  no  hallán- 
dose con  fuerzas  para  poder  pleitear  con  sus  generales  suplica  á 
Y.^  Magestad  le  mande  hacer  merced  de  una  de  las  compañías 
del  Duque  de  Tarsi  y  cabo  dellas,  y  no  habiendo  lugar  le  emplee 
Y.^  Magestad  en  su  real  servicio  como  sea  muy  lexos  del  dicho 
Don  Juan  Faxardo,  que  en  ello  recibirá  merced  de  Y.*"  Ma- 
gestad . 

(Al  dorso.)    Eu  30  de  Agosto  de  1623.  (i). 

Otra  consulta  del  Consejo,  de  fecha  3  Agosto  1623,  dice  así: 

«Gonsültese  refiriendo  lo  que  en  esto  ha  pasado  y  qué  parece; 
que  pues  Don  Juan  Faxardo  proueyó  ya  la  compañía  en  Don  Ro- 
drigo Oudínez  Brochero  que  ha  servido  muchos  años  y  de  quien 
Don  Juan  muestra  tener  satisfacción  y  que  no  sería  justo  depo- 
nerle della,  se  le  podría  hacer  merced  de  una  de  las  tres  compa- 
ñías que  se  han  de  elegir  para  las  galeras  de  Genova,  proveyendo 
las  otras  dos  en  2  de  los  48  capitanes  que  están  proveídos  para  la 
leba  que  se  ha  de  hacer.» 

Si  bien  Gontreras,  según  el  mismo  nos  dice,  no  recibió  instruc- 
ción alguna  en  su  juventud,  dotado  de  clara  inteligencia  y  de  un 
espíritu  observador,  llegó  á  conseguir  notables  conocimientos 
náuticos  y  cosmográficos;  tanto  que  compuso  un   "DerroXeTo  del 


(1)  ArehiTO  de  Simancas,  legajo  citado,  folio  56.  En  el  mismo  hay  otro  memorial 
análogo  de  Gontreras  en  que  suplica  á  Su  Majestad,  que  por  haber  tenido  algunas 
diferencias  con  Don  Juan  Faxardo,  mande  mudar  su  compañía  á  la  del  mar  Occeano 
6  donde  mas  fuere  su  voluntad. 

«tViose  este  memorial  en  el  Consejo  de  guerra  en  3  de  Abril  de  1623  y  habiéndose 
visto  también  lo  que  Don  Juan  Faxardo  escribió  en  20  de  Marzo  dando  quenta  de  lo 
que  acerca  desto  había  pasado,  pareció  que  se  le  trueque  la  compañía,  yendo  Gontre- 
ras con  ella  á  la  armada  del  mar  Occeano  y  saliendo  otra  della,  la  que  Don  Fadrique 
eligiere  para  pasar  á  la  del  estrecho,  y  se  diga  á  Don  Juan  que  en  caso  que  se  la  haya 
proveído  se  la  restituya  luego,  y  que  si  tiene  causas  de  excesos  ó  delictos  que  este  ca- 
pitán haya  hecho  los  averigüe  y  envié  al  Consejo. 

En  dicho  legajo  se  conservan  también  cartas  de  Gontreras  y  Faxardo  sobre  este 
mismo  asunto.  Todas  del  año  1623. 


150  BOLETÍN   DB  LA   REAL  ACADEMIA   DE   LA   HISTORIA. 

i*  *editerráneOy  fundado  eo  lo  que  él  había  visto  durante  sus  con- 
tinuos viajes;  obra  de  la  cual  existe  un  manuscrito  en  la  Biblio* 
teca  Nacional.  Contreras  nos  cuenta  cómo  la  escribió:  c  tenia, 
dice,  añción  á  la  navegación  y  siempre  praticaba  con  los  pilotos, 
viéndoles  cartear  y  haciéndome  capaz  de  las  tierras  que  andába- 
mos, puertos  y  cabos,  marcándolos;  que  después  me  sirvió  para 
hacer  un  derrotero  de  todo  el  Levante,  Morea  y  Natolia  y  Cara- 
manía  y  Suria  y  África,  hasta  llegar  á  cabo  Cautín  en  el  mar 
Occéano;  islas  de  Candía  y  Chipre  y  Cerdeña  y  Sicilia,  Mallorca 
y  Menorca,  costa  de  España  desde  cabo  de  San  Vicente,  costeando 
la  tierra,  Sanlücar,  Gibraltar,  hasta  Cartagena  y  de  ahí  á  Barce- 
lona y  costa  de  Francia  hasta  Marsella,  y  de  ahí  á  GénoYa,  á 
Liorna,  río  Tíber  y  Ñapóles,  y  de  Ñapóles  toda  la  Calabria  hasta 
llegar  á  la  Pulla  y  golfo  de  Venecia;  puerto  por  puerto,  con  pun- 
tas y  calas  donde  se  pueden  reparar  diversos  bajeles,  mostrán- 
doles el  agua;  este  derrotero  anda  de  mano  mía  por  ahí,  porgue 
me  lo  pidió  el  Príncipe  Filiberto  para  velle  y  se  me  quedó  con 
él»  (1). 


(1)    Capitulo  II  de  su  Vida. 

«Derotero  YnÍYorsal  desde  el  cauo  de  San  Vicente  en  el  mar  Goceano,  costeando 
Cartaxena,  Cataluña,  Pranzia,  Ñapóles,  Qolfo  de  Vene^ia,  Archipiélago  de  Leuante, 
Caramania,  Natolia,  Suria,  Ezipto,  Nilo,  y  boluiendo  por  Berbería  hasta  cauo  Cantío 
islas  de  Sicilia,  Qerdeña,  Mallorca,  Candía,  Chipre.  Por  el  Capitán  Alonso  de  Contre- 
ras, del  hauito  de  San  Juan,  natural  de  Madrid. 

Ms.  del  primer  tercio  del  siglo  xvii;  107  hojas  en  4  ^  Encuadernado  en  pasta.  Biblio- 
teca Nacional,  J.  137. 

Copiamos  el  índice  para  que  se  forme  idea  del  contenido  de  este  libro: 

Capitulo  1.    De  el  cauo  de  San  Vicente  á  Cádiz. 

Cap.  lí.    Desde  Cádiz  al  estre  ;ho  de  Oibraltar. 

Cap.  ni.    Desde  el  estrecho  de  Oibraltar  á  Cartazena. 

Cap.  IT.    Desde  Cartaxena  á  Barcelona. 

Cap.  V.    De  Barcelona  á  Marsella. 

Cap.  TI.    De  Marsella  á  Génoua. 

Cap.  Tn.    De  Genoba  á  Ñapóles. 

Cap.  Tin.    De  Ñapóles  al  cabo  de  Otranto. 

Cap.  IX.    Desde  Corfú  por  toda  la  Morea  hasta  la  boca  del  Archipiélago. 

Cap.  X.    De  todo  el  Archipiélago  hasta  Rodas. 

Cap.  XI.    De  la  isla  de  Candía,  costa  de  Carmania  y  Chipre  hasta  Tripol  de  Saria. 

Cap.  XII.    Desde  Tripol  de  Suria  por  todo  Exipto  y  Berbería  hasta  Oran. 

Cap.  xin.    Desde  Oran  hasta  el  Estrecho  de  Gibraltar  y  cabo  de  Rojacir. 

Cap.  xiT.    De  las  restantes  islas  del  mar  Mediterráneo. 


J 


VIDA   DEL   CAPITÁN  ALONSa  DE  G0NTRERA8.  15 1 

Varias  cualidades  recomiendan  la  autobiografía  de  Gontreras 
que  publicamos:  en  primer  término,  su  veracidad,  que  es  fácil 
observar  con  una  rápida  lectura,  sin  decir  por  esto  que  resulten 
comprobados  hasta  los  detalles  más  insignificantes;  lejos  de  limi- 
tarse á  consignar  aquellos  hechos  que  podían  redundar  en  gloria 
suya,  cuenta  otros  para  él  no  muy  agradables  cual  es  la  mala 
partida  que  le  jugó  su  mujer,  faltando  á  la  fidelidad  conyugal. 
De  otro  lado  es  rápida,  concisa,  y  huye  de  hastiar  con  intermi- 
nables relatos  faltos  de  interés,  como  son  las  aventuras  amorosas 
en  que  Miguel  de  Castro  y  otros  solían  espaciarse  con  delectación 
morosa;  con  estilo  incorrecto  y  desaliñado  narra  sus  expediciones 
por  Levante,  su  vida  de  soldado  en  España  y  otros  países,  su 
viaje  á  las  Antillas;  todo  sazonado  con  ligeras  digresiones  acerca 
de  sucesos  ó  personas  de  su  época  que  dan  no  poca  animación 
al  libro. 

La  vida  que  publicamos  de  D.  Alonso  de  Gontreras  se  halla  en 
un  manuscrito  de  la  Biblioteca  Nacional,  autógrafo  indudable- 
mente; comenzóla  á  escribir  en  Octubre  del  año  1630  con  objeto, 
al  parecer,  de  no  continuar,  mas  luego  añadió  lo  que  le  había 
acaecido  en  años  sucesivos,  sin  que  podamos  saber  hasta  donde 
llegó  por  faltar  la  conclusión;  las  últimas  cuatro  hojas  son  de  dis- 
tinta letra;  consta  dicho  manuscrito  de  195  hojas  en  4.*  Signa- 
tura, T.  247  (1). 

Lo  reproducimos  sin  atenernos  á  la  ortografía  del  original  que 
como  obra  de  un  soldado  es  detestable  y  caprichosa,  y  en  obse- 
quio á  los  filólogos  para  quienes  el  ideal  en  materia  de  publicar 
textos  viejos  es  darlos  al  público  con  todos  los  disparates  y  erro- 
res notorios  de  los  manuscritos,  infalibles,  sin  duda  alguna,  para 
ellos,  y  sin  quitar  ni  añadir  una  coma,  advertimos  que  Gontre- 


(l)  Bo  la  cubierta  en  letra  del  siglo  xviii,  dice:  «Vida,  nacimiento,  padres  y  crianza 
del  Capitán  Alonso  de  Gontreras,  natural  de  Madrid,  Cauallero  de  Orden  de  San 
Juan,  Comendador  de  una  de  sus  encomiendas  en  Castilla,  escrita  por  él  mismo.)» 

Y  en  letra  de  la  misma  época:  «Soy  de  D.  Juan  Antonio  Pérez  del  Orrio,  que  Dios 
guarde  muchos  años.» 

Dos  títulos  lleva  el  ms.  al  principio;  uno  autógrafo,  y  es  el  que  le  damos;  otro,  en 
etra  del  siglo  xtii,  que  dice  así:  «Libro  primero  del  nacimiento,  crianza  y  padres  del 
:;apitán  Alonso  de  Contreras,  Caballero  del  abito  de  San  Juan,  natural  de  Madrid.» 


bolstIn  db  la  rbal  agáobuu  d 

bía  quet  j  quera  por  que  es  y  qu: 

os  y  los  lectores  no  soltarán  de 
.8  aQtes  de  llegar  á  la  cuarta  pá 
libros  que  con  íior  muy  curióse 
crúpulo  con  que  están' publicac 
e  la  biografía  de  Coatreras  no  < 
toal  ni  en  sus  barbürísmos,  sii 
salido  de  muy  baja  esfera,  reati 
Q  por  sus  contemporáneos;  en 
ladesca  y  de  nuesti'o  estado  soc 
iba  tenían  hasta  los  más  ínfimos 
lal  se  comprende  cómo  España  íi 
i  y  arbitra  del  mundo. 

Manhei 


-so  de  mi  vida  desde  que  si 
.  de  catorce  años,  que  fué  t 
el  año  de  1630,  por  prlmi 
sncé  esta  relación  (h. 

CAPÍTULO  fBIMBK 

De  mi  infancia  y  p\ 

en  la  muy  noble  villa  de  Madri 
tizado  en  la  perroquia  de  San  Mi( 
nso  de  Roa  y  María  de  Roa,  he 
Mis  padres  se  llamaron  Grabiel 

-eras;  quise  tomar  el  apellido  dt 

blenda  nacido  Cootrerts  en  el  aao  I5BZ  á  e 
.e  1S9S  MUrcB  s&ob  cumplidos,  por  lo  cual 

ipuToquiaadeSin  Miguel  había  en  Ví»A 
lel  de  la  Sagra.  Debió  nacer  Contrerag  en 
M  librea  de  la  primera. 


TIDA   DEL   CAPITÁN   ALONSO  DB  G0NTRBRA8.  153 

• 

viendo  al  Rey  como  muchacho,  y  cuando  caí  en  el  error  que  había 
hecho  no  lo  pude  remediar,  porque  en  los  papeles  de  mis  servi- 
cios iba  el  Contreras,  con  que  he  pasado  hasta  hoy,  y  por  tal  nom- 
bre soy  conocido,  no  obstante  que  en  el  bautismo  me  llamaron 
Alonso  de  Guillen,  y  yo  me  llamo  Alonso  de  Contreras.  Fueron 
mis  padres  cristianos  viejos,  sin  raza  de  moros  ni  judíos,  ni  pe- 
nitenciados por  el  Santo  Oficio;  como  se  verá  en  el  discurso  ade- 
lante desta  relación,  fueron  pobres  y  vivieron  casados  como  lo 
manda  la  Santa  Madre  Iglesia  veinticuatro  años,  en  los  cuales 
tuvieron  diez  y  seis  hijos,  y  cuando  murió  mi  padre  quedaron 
ocho;  seis  hombres  y  dos  hembras,  y  yo  era  el  mayor  de  todos. 
En  el  tiempo  que  murió  mi  padre  yo  andaba  á  la  escuela  y  escri- 
bía de  ocho  ringlones;  y  en  este  tiempo  se  hizo  en  Madrid  una 
tela  para  justar  á  un  lado  de  la  puente  segoviana,  donde  se  ponían 
tiendas  de  campaña,  y  como  cosa  nueva  iba  todo  el  lugar  averio; 
júnteme  con  otro  muchacho,  hijo  de  un  alguacil  de  Corte,  que  se 
llamaba  Salvador  Moreno,  y  fuimos  á  ver  la  justa  faltando  de  la 
escuela,  y  á  otro  día  cuando  fui  á  ella,  me  dijo  el  maeso  que  su- 
biese arriba  á  desatacará  otro  muchacho,que  me  tenía  por  valiente; 
subí  con  mucho  gusto  y  el  maeso  tras  mí,  y  echando  una  trampa 
me  mandó  desatacar  á  mí  y  con  un  azote  de  pergamino  me  dio 
hasta  que  me  sacó  sangre,  y  esto  á  instancia  del  padre  del  mucha- 
cho, que  era  más  rico  que  el  mío;  con  lo  cual,  en  saliendo  de  la 
escuela  como  era  costumbre,  nos  fuimos  á  la  plaza  de  la  Coucibi- 
ción  Jerónima,  y  como  tenía  el  dolor  de  los  azotes,  saqué  el  cu- 
chillo de  las  escribanías  y  eché  al  muchacho  en  suelo  boca  abajo 
y  comencé  á  dar  con  el  cuchillejo,  y  como  me  pareció  no  le  hacía 
mal,  le  volví  boca  arriba  y  le  di  por  las  tripas;  y  diciendo  todos 
los  muchachos  que  le  había  muerto,  me  fui,  y  á  la  noche  me  fui  á 
mi  casa  como  si  no  hubiera  hecho  nada;  este  día  había  falta  de 
pan  y  mi  madre  nos  había  dado  á  cada  uno  un  pastel  de  á  cua- 
tro, y  estándole  comiendo  llamaron  á  la  puerta  muy  recio,  y 
preguntando  quién  era,  respondieron:  la  justicia;  á  lo  cual  me 
subí  á  lo  alto  de  la  casa  y  metí  debajo  de  la  cama  de  mi  ma- 
dre; entró  el  alguacil  y  buscóme  y  hallóme,  y  sacándome  de 
ma  muñeca  decía:  ¡traidor,  que  me  has  muerto  mi  hijo!;  lleváron- 
te á  la  cárcel  de  Corte,  donde  me  tomaron  la  confesión;  yo  negué 


154  boletIn  db  la  rbal  acadeuia  db  la  kibtobu. 

siempre;  y  á  otro  día  me  TÍsitaron  con  otros  22  muchaclios  qoe 
hablan  prendido,  y  haciendo  el  relator  relación  que  yo  le  babú 
dado  con  el  cuchillo  de  las  escribanías  dije  que  no,  siao  que  te 
habift  dado  otro  muchacho;  con  lo  cual  entre  todos  los  muchachos 
nos  asimos  en  la  sala  de  los  alcaldes  á  mogicones,  defendiendo 
cada  uno  que  el  otro  le  había  dado;  que  no  fué  menester  poco  para 
apaciguarnos  y  echarnos  de  la  sala;  en  suma,  se  dió  t&n  buena 
maña  el  padre,  que  en  dos  días  probó  ser  yo  el  delincuente,  y 
viéndome  de  poca  edad  hubo  muchos  pareceres,  pero  al  último 
me  salvó  el  ser  menor,  y  me  dieron  una  sentencia  de  destierro  par 
un  año  de  la  Corte  y  cinco  leguas,  y  que  no  lo  quebrantase  so 
pena  de  destierro  doblado;  con  lo  cual  salí  á  cumplillo  luego, 
y  el  señor  alguacil  se  quedó  sin  hijo,  porque  murió  al  terce- 
ro dia. 

Pasé  mi  año  de  destierro  en  Avila,  en  casa  de  un  tío  mfo  que 
ara  cura  de  Santiago  de  aquella  ciudad,  y  acabado  me  volví  í 
Madrid,  y  dentro  de  veinte  días  que  babfa  llegado  llegó  también 
al  Principe  Cardenal  Alberto,  que  venia  de  gobernar  á  Portugal  y 
le  mandaban  á  gobernar  los  Estados  de  Plandes.  Mi  madre  había 
iiecbo  particiones  de  la  hacienda  y  sacado  su  dote;  babfa  quedado 
]ue  repartir  entre  todos  ocho  hermanos  600  reales;  yo  la  dije  á  mi 
nadre:  señora,  yo  me  quiero  ir  á  la  guerra  con  el  Cardenal;  y  ella 
ne  dijo:  ¡rapaz,  que  no  has  salido  del  cascarón  y  quieres  ir  á  la 
guerra!  ya  te  teogo  acomodado  á  oñcio  con  un  platero;  yodijegue 
10  me  inclinaba  á  servir  oñcio,  sino  al  Rey,  y  no  obstante,  me 
levó  en  casa  del  platero  que  habla  concertado  sin  mi  licencia; 
iejóme  en  su  casa,  y  lo  primero  que  hito  mi  ama  fué  darme  uoa 
^ntarilla  de  cobre,  no  pequeña,  para  que  fuese  por  ella  de  agua 
i  los  Caños  del  Peral;  dljela  que  yo  no  había  venido  á«ervir,  sino 
i  aprender  oñcio;  que  buscase  quien  fuese  por  agtia;  alzó  un  cha- 
)ln  para  darme  y  yo  alcé  la  cantarilla  y  tíresela,  aunque  no  pude 
laceria  mal  porque  no  tenia  fuerza,  y  eché  á  huir  por  la  escalera 
tbajo  y  fui  en  casa  de  mi  madre  dando  voces,  que  por  qué  habla 
le  ir  á  servir  de  aguador,  á  lo  cual  llegó  el  platero  y  me  quería 
iporrear;  salí  fuera  y  carguiSme  de  piedras  y  comencé  á  tirar;  con 
|ue  llegó  gente  y  sabido  el  caso,  dijeron  por  qué  me  querían  ''- 
ar  la  inclinación;  con  esto  se  fué  el  platero  y  quedé  con  mi 


VIDA   DEL    CAPITÁN   ALONSO   DE   G0NTRBBA8.  155 

dre,  á  quien  dije:  señora,  vuestra  merced  está  cargada  de  hijos; 
déjeme  ir  á  buscar  mi  vida  con  este  Príncipe;  y  resolviéndose  mi 
Uifidre  á  ello,  dijo:  no  tengo  qué  te  dar;  dije:  no  me  importa,  que 
yo  buscaré  para  todos,  Dios  mediante;  con  lodo,  me  compró  una 
camisa  y  unos  zapatos  de  carnero,  y  me  dio  cuatro  reales  y  me  echó 
su  bendición;  con  lo  cual,  un  martes,  7  de  Septiembre  1595,  al 
amanecer,  salí  de  Madrid  tras  las  trompetas  del  Príncipe  Cardenal. 

Llegamos  aquel  día  á  Alcalá  de  Henares,  y  habiendo  ido  á  una 
iglesia  donde  le  tenían  gran  fiesta  al  Príncipe  Cardenal,  había  un 
turrouero,. entre  otros  muchos,  con  unos  naipes  en  las  manos,  y 
como  aficionadillo,  desaté  de  la  falda  de  la  camisa  mis  cuatro  rea- 
les y  comencé  á  jugar  á  las  quínolas;  gánemelos,  y  tras  ellos  la 
camisa  nueva  y  luego  los  zapatos  nuevos,  que  los  llevaba  en  la 
pretina;  díjele  si  quería  jugar  la  mala  capilla;  en  breve  tiempo  dio 
con  ella  al  traste,  con  que  quedé  en  cuerpo,  primicias  de  que  había 
de  ser  soldado;  no  faltó  allí  quien  me  lo  llamó  y  aun  rogó  al  tu- 
rronero  que  me  diese  un  real,  el  cual  me  lo  dio,  y  un  poco  de 
turrón  de  alegría,  con  que  me  pareció  que  yo  era  el  ganancioso. 
Aquella  noche  me  fui  á  palacio  ú  á  su  cocina,  por  gozar  de  la  lum- 
bre, que  ya  resfriaba;  pasé  entre  otros  picaros,  y  á  la  mañana  to- 
caron las  trompetas  para  ir  á  Guadalajara,  con  que  fué  menester 
seguir  aquellas  cuatro  leguas  mortales.  Compré  de  lo  que  me 
quedó  del  real  unos  buñuelos,  con  que  pasé  mi  carrera  hasta 
Guadalajara;  rogaba  á  los  mozos  de  cocina  se  doliesen  de  mí  y  me 
dejasen  subir  un  poco  en  el  carro  largo  donde  iban  las  cocinas;  no 
se  dolieron,  como  no  era  de  su  gremio. 

Llegamos  á  Guadalajara,  y  yo  fuíme  á  Palacio,  porque  la  noche 
antes  me  había  sabido  bien  la  lumbre  de  la  cocina,  donde  me  co- 
medí sin  q\ie  lo  mandasen  en  ayudar  á  pelar  y  á  volver  los  asa- 
dores, con  lo  cual  ya  cené  aquella  noche;  y  pareciéndole  á  maestre 
Jaques,  cocinero  mayor  del  Príncipe  Cardenal,  que  yo  había  an- 
dado comedido  y  servicial,  me  preguntó  de  dónde  era;  yo  se  lo 
dije,  y  que  me  iba  á  la  guerra;  mandó  que  me  diesen  bien  de  cenar, 
y  á  otro  dia  que  me  llevasen  en  el  carro,  lo  cual  hicieron  bien  con- 
tra su  voluntad;  yo  continué  á  trabajar  en  lo  que  los  otros  galopi- 
les,  aventajándome,  con  que  maestre  Jaques  me  recibió  por  su  cría- 
lo, con  que  vine  á  ser  dueño  de  la  cocina  y  de  los  carros  largos 


í6  boletín  dr  la  rbal  academia  de  la 

JO  iban  delanle  y  cod  el  Príncipe,  doade  me 
icaros  haciéndole»  ir  á  pie  un  día;  pero  luego  s 

Caminamos  á  Zaragoza,  doade  hubo  muchai 
onsarrate  y  Barceloaa,  que  pude  llevar  cua 
n  que  me  costase  blanca;  todo  esto  hace  el  se 
:Iona  estuvimos  algunos  días,  hasta  que  nos 
lleras,  la  vuelta  de  Genova:  y  en  Viliafraoca 

Duque  de  Saboya;  de  allí  pasamos  á  Saona 
imamos  un  navio,  no  sé  8i  de  turcos,  6  moro: 
-00  había  guerra  entonces;  parecidme  bien  e 
nillería;  tomóse. 

En  Saona  estuvimos  algunos  días,  hasta  qt 
onde  estuvimos  algunos  días,  y  de  allí  tom; 
landes  por  Borgoüa,  donde  hallamos  mucha: 
allos  y  de  infantería  española,  que  hicieron 
:o;  y  como  vf  algunos  soldados  que  me  paree 
)mo  yo,  me  resolví  de  pedir  licencia  á  mi  am 
I  cual  me  habla  cobrado  voluntad;  y  no  sólo 
jro  que  me  dijo  que  me  habla  de  aporrear;  ( 

hice  un  memorial  para  Su  Alteza  haciéudole 
ímo  le  seguía  desde  Madrid,  y  que  su  cocinei 
cenria,  que  yo  no  quería  servir  sino  era  al  R 
luch.icho,  y  yo  respondí  que  otros  había  ec 
iro  día  hallé  el  memorial  con  un  decreto  que 
laza,  no  obstan  te  que  no  tiene  edad  paraservill; 
mo  desesperado,  y  como  no  lo  podía  remedia 
odia  faltarme;  que  banta  que  llegásemos  &  Fl 
)do  lo  que  fuera  menester;  yo  lo  hice,  y  socorrí 
03,  y  ^  mi  cabo  de  escuadra  en  ¡larticubr;  sent 
añía  de  el  capitán  Mejía,  y  caminando  por  ni 
ue  estábamos  cerca  de  Flandes,  mi  cabo  de  es 
espetaba  como  al  Rey,  me  dijo  una  noche  q 
ra  orden  del  capitán,  y  nos  fuimos  del  ejérciti 
e  pelear;  cuando  amaneció  estábamos  lejos,  ci 
lio;  yo  le  dije  que  dónde  íbamos;  dijo  que  á  > 
le  cargó  la  mochila  y  me  llevó  á  Ñapóles,  d 
Igunos  días,  hasta  que  me  vi  en  una  nave  qt 


.1 

j 

'á 


VIDA   DBL  CAPITÁN  ALONSO  DE   C0NTRBRA8.  157 

CAPÍTULO   II. 

Q!ue  iraia  hasta  la  segunda  vuelta  á  McUía. 

Llegué  [á  Palermo]  en  breve  tiempo  y  luego  me  recibió  por  paje 
de  rodela  el  capitán  Felipe  de  Menargas,  catalán;  servíle  con  vo- 
luntad de  paje  de  rodela,  y  él  me  quería  bien.  Ofrecióse  una  jor- 
nada para  Levante  donde  iban  las  galeras  de  Ñapóles  y  de  Sicilia, 
su  General  D.  Pedro  de  Toledo,  y  las  galeras  de  Sicilia,  su  Ge- 
neral D.  Pedro  de  Ley  va;  iban  á  ton^ar  una  tierra  que  se  llama 
Petracbe  (1);  tocó  embarcar  la  compañía  de  mi  capitán  en  la  galera 
capitana  de  César  Latorre,  de  la  escuadra  de  Sicilia;  llegamos  á 
Petracbe,  que  está  eivla  Morea,  y  echamos  la  gente  en  tierra  ha- 
ciendo su  escuadrón  firme;  la  gente  suelta  ó  volante  emprendieron 
entrar  con  sus  escalas  por  la  muralla;  aquí  fueron  las  primeras 
balas  que  me  zurrearon  las  orejas ,  porque  estaba  delante  de  mi 
capitán  con  mi  rodela  y  jineta;  tomóse  la  tierra,  pero  el  castillo 
no;  hubo  muchos  despojos  y  esclavos,  donde,  aunque  muchacho, 
me  cupo  buena  parte,  no  en  tierra  sino  en  galera,  porque  me  die« 
ron  á  guardar  mucha  ropa  los  soldados,  como  á  persona  que  no 
me  lo  habían  de  quitar;  pero  luego  que  llegamos  á  Sicilia,  de  lo 
ganado  hice  un  vestido  con  muchas  colores,  y  un  soldado  de  Ma- 
drid que  se  me  había  dado  por  paisano,  de  quien  yo  me  fiaba,  me 
sonsacó  unos  vestidos  de  mi  amo  el  capitán,  diciendo  eran  para 
una  comedia;  yo  pensé  decía  verdad  y  que  me  había  de  llevar  á 
ella,  con  lo  cual  cargó  con  toda  la  ropa,  que  era  muy  buena,  lo 
mejor  que  tenía  mi  amo  en  los  baúles,  porque  él  lo  escogió,  junto 
con  unos  botones  de  oro  y  un  cintillo;  á  otro  día  vino  el  sargento 
á  casa  y  dijo  al  capitán  cómo  se  habían  ido  cuatro  soldados,  y  el 
uno  era  mi  paisano;  quédeme  cortado  cuando  lo  oí,  y  no  dándome 
por  entendido  supe  cómo  las  galeras  de  Malta  estaban  en  el  puerto 
y  fuíme  á  embarcar  en  ellas;  y  llegado  á  Mesina,  escribí  una  carta 
al  capitán  mi  amo  dándole  cuenta  del  engaño  de  mi  paisano;  que  yo 
no  le  había  pedido  licencia  de  temor,  con  que  pasé  mi  viaje  hasta  viajeáiíaitm. 
Malta,  y  en  la  inesma  galera  unos  caballeros  españoles  trataron  de 

el)    Patrás.  Bn  éste ,  como  en  otros  nombres  propios ,  respetamos  la  ortografía  del 
manuscrito. 


bolktín  de  la  hbal  acadbmií 

nodarme  coQ  el  Recibidor  del  Gran 

)  que  se  llamaba  Gaspar  de  Monra 

le  sirviese;  hlcelo  un  año  cou  gran  ¡ 

edf  liceacia  para  irme  á  ser  soldad( 

amo  me  solicitaba  con  cartas  diciéi 

a  de  mi  persona;  dióme  licencia  el 

10  pesar  suyo,  y  envióme  bien  vestí 

ba  el  Virrey,  Duque  de  Maqueda; 

Dmpañfa  de  mi  capitán,  donde  serv: 

do  oi  paje;  de  ahí  un  aúo,  ei  Virrey 

ando  que  los  soldados  que  quisieran 

is  de  contadas;  fui  uno  de  ellos,  y  I 

Q  della  Ruy  Pérez  de  Mercado,  y  n 

bería,  á  la  vuelta  topamos  otra  g: 

stra  en  una  isla  que  llaman  la  Lan: 

,  donde  se  peleó  muy  poco,  y  la  reí 

osario,  el  mayor  de  aquellos  tíem 

,  y  junto  con  él  otros  90  turcos;  Tui 

10  del  Virrey,  y  con  la  nueva  pres 

galeones  grandes:  uno  se  llamaba  galeón  de  Oro  y  otro  galeón 

'lata;  embarquéme  eu  galeón  de  Oro  y  fuimos  á  Levante,  donde 

mos  tantas  presas  que  es  largo  de  contar,  volviendo  muy  ri- 

que  yo  con  ser  de  los  soldados  de  á  tres  escudos  de  paga,  traje 

de  300  escudos  de  mi  parle  en  ropa  y  dinero;  y  después  d« 
idos  á  Palermo  mandó  el  Virrey  nos  diesen  las  parles  de  lo 

se  había  traído;  tocóme  á  mi  en  sombrero  Ueuo  basta  lai 
ís  de  reales  de  á  dos,  con  que  comencé  á  engrandecerme  de 
no;  pero  dentro  de  pocos  días  se  habla  jugado  y  gastado,  con 
s  desórdenes.  Tornóse  á  enviar  los  dos  galeones  á  Levante, 
de  hicimos  increíbles  robos  en  la  mar  y  en  la  tierra,  quo  tan 
I  afortunado  era  este  Virrey;  saqueamos  los  almagacenes  que 
n  en  Alejándrela,  puerto  de  mar,  donde  llegan  á  estos  alma- 
mes  todas  las  mercadurías  que  traen  por  tierra  de  la  India  de 
tugal,  por  Babilonia  y  Alepo;  fué  mucha  la  riqueza  que  traji- 


ÍM  W 


▼IDA   DEL  CAPITÁN  ALONSO  DB  G0NTRBRA8.  159 

mo8.  En  el  discurso  de  eslos  viajes  do  dormía  yo,  porque  tenía 
afición  á  la  navegación,  y  siempre  praticaba  con  los  pilotos  vién-* 
doles  cartear  y  haciéndome  capaz  de  las  tierras  que  andábamos, 
puertos  y  cabos,  marcándolos,  que  después  me  sirvió  para  hacer 
un  Derrotero  de  todo  el  Levante,  Morea,  y  Natolia,  y  Garamania, 
y  Suria,  y  África,  hasta  llegar  á  cabo  Cautín,  en  el  mar  Océano; 
islas  de  Gandia,  y  Chipre,  y  Cerdeña,  Mallorca  y  Menorca;  costa 
de  España,  desde  cabo  San  Vicente,  costeando  la  tierra,  Sanlücar, 
Gibraltar  hasta  Cartagena,  y  de  ahí  á  Barcelona  y  costa  de  Francia 
hasta  Marsella,  y  de  ahí  á  Genova,  y  de  Genova  á  Liorna,  río 
Tíber  y  Ñapóles,  y  de  Ñapóles  toda  la  Calabria  hasta  llegar  á  la 
Pulla  y  golfo  de  Yenecia,  puerto  por  puerto,  con  puntas  y  calas, 
donde  se  pueden  reparar  diversos  bajeles  mostrándoles  el  agua; 
este  derrotero  anda  de  mano  mía  por  ahí,  porque  me  lo  pidió  el 
Príncipe  Filiberto  para  velle  y  se  me  quedó  con  él. 

Llegamos  á  Palermo  con  toda  nuestra  riqueza,  de  que  el  Virrey 
se  holgó  mucho  y  nos  dio  las  partes  que  quiso,  y  con  la  libertad 
de  ser  leventeg  de  el  Virrey  y  dinero  que  tenía,  no  había  quien 
se  averiguase  con  nosotros,  porque  andábamos  de  hostería  en  hos*  Hostería  es 
tería  y  de  casa  en  casa,  una  tarde  fuimos  á  merendar  á  una  hos-  *^®«^°- 
tería,  como  solíamos,  y  en  el  discurso  de  la  merienda  dijo  uno  de 
mis  compañeros,  que  éramos  tres:  trae  aquí  comida  bujarrón; 
el  hostero  le  dijo  que  mentía  por  la  gola;  con  que  sacó  una  daga 
y  le  dio,  de  suerte  que  no  se  levantó. 

Cargó  toda  la  gente  sobre  nosotros  con  asadores  y  otras  armas, 
que  fué  bien  menester  el  sabernos  defender;  fuímosnos  á  la  igle- 
sia de  Nuestra  Señora  de  Gruta,  donde  estuvimos  retraídos  hasta 
ver  como  lo  tomaba  el  Virrey,  y  sabido  que  había  dicho  que  nos 
había  de  ahorcar  si  nos  cogía,  dije:  hermanos,  más  vale  salto  de 
matas  que  ruego  de  buenos;  y  recogiendo  nuestra  miseria  cada 
uno,  lo  hicimos  moneda  y  hice  que  nos  trujeran  nuestros  arca- 
buces, sin  que  supieran  para  qué,  y  traídos,  como  la  iglesia  está 
á  la  orilla  del  mar  en  el  mismo  puerto,  yo  me  valí  de  mi  mari- 
nería y  puse  los  ojos  en  una  falucha  que  estaba  cargada  de  azú- 
car, y  á  media  noche  les  dije  á  las  camaradas:  ya  es  hora;  vues- 
tras mercedes  se  embarquen;  dijeron  que  seríamos  sentidos;  yo 
ije:  no  hay  dentro  de  la  faluca  mas  del  mogo  que  la  guarda;  y 


160  BOt.BTtN   DK  LA  nBAL  ACADEMIA  DI  L. 

entrando  dentro  y  tapando  la  boca  al  muc 
ferro,  diciéndole  que  callase,  que  lo  matariai 
tros  remos  y  comeniamos  á  salir  de  la  cala, 
tillo  dijeron:  ¡ah  de  la  barca!,  respondimos 
pesca;  con  que  do  nos  dijeron  más.  Puse  h 
Ñapóles,  que  hay  300  millas  de  golfo,  y  siei 
gamos  sin  peligro  en  tres  días.  Vino  el  gua 
la  patente;  contamos  la  verdad,  y  que  temen 
de  Maqueda  no  nos  ahorcase,  nos  habíam 
dicho.  Era  virrey  el  Conde  de  Lemos  viejo,  y 
de  infantería  á  su  hijo,  el  SeQor  Don  Fran 
después  fué  Virrey  de  Sicilia  y  hoy  Conde 
fraile.  Quísonos  ver  el  Conde,  y  riéndonos  < 
lañes,  mandó  sentásemos  la  plaia  en  la  coi 
que  la  faluga  se  enviase  á  Palermo  con  la  va 
que  tenia;  llamábannos  en  Ñapóles  los  I«t 
Maqueda  y  nos  teaian  por  hombres  sin  almi 
A  pocos  días  que  estuvimos  allí  en  buena 
casado  camaradas  los  tres  sin  admitir  otras 
che  vino  á  nuestra  ca!>a  un  soldado  de  la  mes 
ciano,  con  otro;  dicen  eran  caballeros,  y  ii 
mercedes  se  sirvan  de  venir  con  nosotros, 
aquí  en  el  cuartel  de  los  florentines  un  peí 
perder  la  opinión  de  levente*,  dijimos:  van 
dejamos  el  ama  sola  en  casa.  Yendo  por  el 
hombre  que  debía  de  estar  haciendo  el  amoi 
w  el  valenciano,  olmos  una  voe;  volvimos  á  v< 
'"  el  valenciano  con  una  capa  y  un  sombrero, 
jará  más  el  bujarrón.  Yo  le  dije  ¿qué  era  aqi 
rrÓD,  que  le  he  enviado  á  cenar  al  inñernt 
capa.  Yo  me  escandalicé  cuando  tal  oí,  y  ai 
mis  camaradas,  le  dije:  por  Dios,  que  venia 
contenta  esto.  Respondió:  amigo,  paciencia 
damos  con  estos  la  opinión;  yo  dije:  reuieg( 
gando  á  una  casa  donde  vendían  vino,  que 
les  hablan  hecho  el  mal,  entramos  por  un 
haciendo,  comenzaron  ¿  dar  tras  el  patrón, 


▼IDA  DBL  CAPITÁN  ALONSO  DB  G0NTRBRA8.  161 

á  las  garrafas  de  vidrio,  que  eran  muchas,  y  aosimisino  á  las  botas 
de  yino  á  coces,  de  suerte  que  las  destaparon  y  corría  el  vino 
como  un  rio;  el  dueño,  de  la  ventana  dando  voces;  salimos  por  el 
postigo  á  la  calle,  y  de  la  ventana  dieron  á  una  camarada  de  las 
mías  con  un  tiesto,  que  lo  derribaron  redondo  y  quedó  sin  sen- 
tido; y  á  las  grandes  voces  que  daban,  llegó  la  ronda  italiana  y 
comenzamos  á  bregar  y  menear  las  manos;  el  caído  no  se  podía 
levantar,  que  era  lo  que  sentía;  últimamente  nos  apretaron  con 
las  escopetas  de  manera  y  con  las  alabardas,  que  á  uno  de  los 
valencianos  le  pasaron  una  muñeca  de  un  alabardazo,  y  prendie- 
ron juntamente  con  el  que  estaba  en  tierra.  Nosotros  nos  retira* 
mos  hada  nuestro  cuartel;  y  la  ronda,  llevando  los  presos,  topa- 
ron con  el  muerto  á  quien  quitó  (1)  la  capa  el  valenciano;  dieron 
aviso  al  cuerpo  de  guardia  principal  de  los  españoles  y  salió  luego 
una  ronda  en  busca  de  mi  camarada  y  de  mí  y  del  otro  valencia- 
no; y  habiéndonos  despedido  del  valenciano,  nos  íbamos  á  casa 
por  la  miseria  que  había,  para  irnos,  cuando  vimos  la  ronda  con 
cuerdas  encendidas  á  nuestra  puerta;  yo  dije:  amigo,  cada  uno 
se  salve,  pues  no  me  quisistes  creer  cuando  la  capa;  y  echando 
por  una  callejuela,  me  fui  hacia  el  muelle,  y  en  una  posada  que 
está  junto  al  Aduana,  llamé,  á  donde  estaba  un  caballero  del 
hábito  de  San  Juan^  que  había  venido  de  Malla  á  armar  un  galeón 
liara  ir  á  Levante,  amigo  mío,  que  sollamaba  el  capitán  Betrian, 
y  vístome,  se  espantó;  contóle  la  verdad  y  escondióme  y  tuvo 
veinte  días,  hasta  que  estuvo  de  partencia;  y  aquella  noche  me 
embarcó  y  metió  en  la  cámara  del  bizcocho,  donde  sudé  harto 
hasta  que  estuvimos  fuera  de  Ñapóles,  que  me  sacó  fuera  y  me 
llevó  de  buena  gana  hasta  Malta;  y  el  valenciano  y  mi  camarada 
á  quien  derribaron  con  el  tiesto,  los  ahorearon  dentro  de  diez  días; 
de  las  otras  camaradas  no  supe  jamás. 

CAPÍTULO   III. 

En  9ue  trcUa  hasta  el  milagro  de  la  isla  Latnpadosa. 

Bn  Malta  se  holgó  el  Comendador  Monreal  de  verme,  y  al  cabo 
de  algunos  días  que  estuvimos  allí,  nos  partimos  para  Levante 


I 


I" 


1 


(1)    Bu  el  ms.:  qwUwro», 

TOMO  ZZXTXL  11 


162  BOLBTÍN   DE   LA   REAL   ACADEMIA  DE   LA    HISTORIA. 

con  el  galeón  y  una  fragata;  estuvimos  más  de  dos  meses  sin 
hacer  presa;  y  un  día,  yendo  á  tomar  puerto  en  cabo  Silidonia, 
hallamos  dentro  un  bizarro  caramuzal  que  era  como  un  galeón; 
embestimos  con  él  y  los  turcos  se  echaron  en  la  barca  á  tierra 
por  salvar  la  libertad.  Ordenó  el  capitán  fuésemos  tras  ellos,  con 
ofrecimiento  de  diez  escudos  por  cada  esclavo.  Había  un  pinar 
grande,  y  yo  fui  uno  de  los  soldados  que  saltaron  á  tierra  en 
seguimiento  de  los  turcos;  llevaba  mi  espada  y  una  rodela»  y  sin 
pelo  de  barba.  Embosquéme  en  el  pinar  y  topé  con  un  turco 
como  un  filisteo,  con  una  pica  en  la  mano,  y  en  ella  enarbolada 
uda  bandera  naranjada  y  blanca,  llamando  á  los  demás;  yo  en- 
derecé con  él  y  le  dije:  aentahajo;  pero  el  turco  me  miró  y  riyó, 
diciéndome:  hremaneur  casaca  cacomiz;  que  quiere  decir:  putillo, 
que  te  hiede  el  culo,  como  un  perro  muerto.  Yo  me  emperré  y 
embracé  la  rodela  y  enderecé  con  él;  con  que  ganándole  la  punta 
de  la  pica  le  di  una  estocada  en  el  pecho  que  di  con  él  en  tierra, 
Presa  de  la  y  quitando  la  bandera  de  la  pica  me  la  ceñí;  y  estaba  despojando 
Uandera.  cuando  llegaron  dos  soldados  franceses  diciendo:  á  la  parte;  yo 

me  levanté  de  encima  del  turco,  y  embrazando  mi  rodela  les  dije 
que  lo  dejaran,  que  era  mío:  si  no  que  los  mataría;  ellos  les  pare- 
ció que  era  de  burla  y  comenzamos  á  darnos  muy  bien,  sino  que 
llegaron  otros  cuatro  soldados  con  tres  turcos  que  habían  tomado 
y  nos  metieron  en  paz;  con  lo  cual  nos  fuimos  todos  juntos  al 
galeón  sin  que  despojásemos  al  herido  de  cosa  alguna.  Contóse 
todo  al  capitán,  el  cual,  tomada  la  confesión  al  turco,  dijo  que  yo 
solo  era  el  dueño  de  todo;  los  franceses  casi  se  amotinaban  por- 
que yo  solo  era  español  en  todo  aquel  galeón,  y  había  de  france- 
ses más  de  100,  y  así  hubo  de  dejar  el  capitán  el  caso  hasta  Malta, 
delante  de  los  señores  del  Tribunal  del  armamento.  Tenía  el  turco 
encima  400  cequíes  de  oro;  el  caramuzal  estaba  cargado  de  jabón  de 
Chipre;  metieron  gente  dentro  y  envióse  á  Malta;  y  nosotros  nos 
quedamos  á  buscar  más  presas  y  fuimos  á  la  vuelta  de  las  cruceras 
de  Alejandría,  y  de  parte  de  tarde  descubrimos  un  bajel,  al  pare- 
cer grandísimo,  como  lo  era;  tomámosle  por  la  juga  por  no  per- 
delle,  y  así  nos  encontramos  á  media  noche;  y  con  la  artillería 
lista  le  preguntamos:  ¿qué  bajel?;  respondió:  bajel  que  va  por  '" 
mar;  y  como  él  venía  listo  también,  porque  de  un  bajel  no  se  1 


Xelma. 


VIDA   DEL  CAPITÁN  Al^ONSO  DB   G0NTRBRA8.  163 

daba  nada,  á  causa  que  traía  más  de  400  turcos  dentro  y  bien 
artillado,  diónos  una  carga  que  della  nos  llevó  al  otro  mundo 
17  hombres  sin  algunos  heridos;  nosotros  le  dimos  la  nuestra, 
que  no  fué  menos;  abordamos  y  fué  reñida  la  pelea,  porque  nos 
tuvieron  ganado  el  castillo  de  proa  y  fué  trabajoso  el  rehacerlos 
á  su  bajel;  quedámonos  esta  noche  hasta  el  día  con  lo  dicho,  y 
amaneciendo  nos  fuimos  para  él,  que  no  huyó;  pero  nuestro  capi- 
tán usó  de  un  ardid  que  importó,  dejando  en  cubierta  no  más 
que  la  gente  necesaria  y  cerrados  todos  los  escotillones,  de  suerte 
que  era  menester  pelear  ü  saltar  á  la  mar;  fué  reñida  batalla,  que  Pelea  con  u 
les  tuvimos  ganado  el  castillo  de  proa  muy  gran  rato  y  nos  echaron 
de  él,  con  que  nos  desarrizamos  y  le  combatíamos  con  la  artillería, 
que  éramos  mejores  veleros  y  mejor  artillería.  Aquí  vi  dos  mila- 
gros este  día,  que  son  para  dichos^  y  es:  que  un  artillero  holandés 
se  puso  á  cargar  una  pieza  descubierto,  y  le  tiraron  con  otra,  de 
manera  que  le  dio  en  medio  de  la  cabeza,  que  se  la  hizo  añicos  y 
roció  con  los  sesos  á  los  de  cerca,  y  con  un  hueso  de  la  cabeza  le 
dio  á  un  marinero  en  las  narices,  que  de  nacimiento  las  tenía 
tuertas,  y  después  de  curado  quedaron  las  narices  tan  derechas 
como  las  mías,  con  una  señal  de  la  herida.  Otro  soldado  estaba 
Ueno  de  dolores  que  no  dejaba  dormir  en  los  ranchos  á  nadie, 
echando  porvidas  y  reniegos;  y  aquel  día  le  dieron  un  cañonazo 
ú  bala  de  artillería  raspándole  las  dos  nalgas;  con  lo  cual  jamás 
se  quejó  de  dolores  en  todo  el  viaje  y  decía  que  no  había  visto 
mejores  sudores  que  el  aire  de  una  bala.  Pasamos  adelante  con 
nuestra  pelea  aquel  día  á  la  larga,  y  viniendo  la  noche  trató  el 
enemigo  de  hacer  fuerza  para  embestir  en  tierra,  que  estaba 
cerca;  y  siguiéndole  nos  hallamos  todos  muy  cerca  de  tierra  con 
una  calma,  al  amanecer,  día  de  Nuestra  Señora  de  la  Concepción, 
y  el  capitán  mandó  que  todos  los  heridos  subiesen  arriba  á  mo- 
rir, porque  dijo:  señores,  ü  á  cenar  con  Cristo  ú  á  Gostantino- 
pía;  subieron  todos  y  yo  entre  ellos,  que  tenía  un  muslo  pasado 
de  un  mosquetazo  y  en  la  cabeza  una  grande  herida  que  me  die- 
ron al  subir  en  el  navio  del  enemigo,  con  una  partesana  el  día 
antes,  cuando  ganamos  el  castillo  de  proa;  llevábamos  un  fraile 
carmelita  calzado  por  capellán,  y  díjole  el  capitán:  Padre,  échenos 
una  bendición,  porque  es  el  día  postrero;  el  buen  fraile  lo  hizo,  y 


bolbtIh  db  la  RKAL  aqadbhia  db 

ado,  maadó  el  capitáo  á  la  fragata  qu< 
r  al  otro  bajel  que  estaba  muy  cerca 
grande  la  escaramuta  que  se  trabó,  qu< 
^rnos  era  imposible,  porque  hablan  ecl 
ma  cadena  grande  del  otro  bajel  porque 
más  de  tres  horas,  y  al  cabo  dellas 
nosotros,  porque  ios  turcos,  viéndos 
mzaron  á  echar  á  la  mar  y  no  vían  qi 
escando;  acabóse  de  ganar;  con  que  de 
ido  los  esclavos  se  dio  á  saquear,  que  h 
tantos  los  muertos  que  había  dentro  qi 
s  hablan  querido  echar  á  la  mar  porqt 
8;  echárnoslos  nosotros,  y  vi  aquel  día 
o  que  es  ser  cristiano,  digo:  que  entn 
on  á  la  mar  muertos  hubo  uno  que  qu 
contraria  á  los  moros  y  turcos,  que  ei 
nar,  al  punto  meten  la  cara  y  cuerpo  b 

9  hacia  arriba;  preguntamos  á  los  turco 
ue  como  aquel  estaba  boca  arriba,  y  di 
,n  tenido  en  sospecha  de  cristiano  y  qu 
y  cuando  renegó  era  ya  hombre  de  na 
s  nuestro  bajel  y  el  preso,  que  todos  doE 
lamos  la  vuelta  de  Malta,  donde  llegac 

10  la  presa  era  tan  rica  mandó  el  capih 
ada  uno  llegase  rico  á  Malta;  mandó  ei 
la  rn^ar  y  puso  graves  penas  quien  lo! 
denó  un  juego  de  esta  manera:  hacíai 
como  la  palma  de  la  mano,  y  en  el  cer 
ito  como  de  un  real  de  á  ocho,  en  el  cu 
ida  uno  metía  dentro  de  este  circulo  ct 
)nla  cuenta  con  el  suyo,  y  apostaban  m 
piojo  que  primero  salla  del  círculo  t 
ta,  que  certifico  la  hubo  de  80  cequies. 
olución  dejó  que  jugasen  á  lo  que  qi 
iel  juego  en  el  soldado!  En  Malta  puse 
imé  en  tierra  eu  cabo  Silidonía;  y  habí 
y  otra  lo  necesario,  dieron  sentencia  1< 


VIDA   DEL   CAPITÁN  ALONSO   DB  G0NTRERA8.  165 

mentó  que  los  400  cequíes  entras.ea  en  el  número  de  la  presa  y 
que  á  mí  se  me  diesen  cien  ducados  de  joya  por  el  prisionero,  y 
la  bandera,  con  facultad  que  la  pusiese  en  mis  armas  por  despojo, 
si  quería;  lo  cual  hice  con  mucho  gusto,  y  entregué  la  bandera  á 
una  iglesia  de  Nuestra  Señora  de  la  Gracia.  Tocóme  con  las  par- 
tes y  galima  que  hice  más  de  1.500  ducados,  los  cuales  se  gasta- 
ron brevemente;  y  viendo  que  las  galeras  de  )a  Religión  estaban 
de  partencia  para  Levante,  á  hacer  una  empresa,  me  embarqué 
en  ellas  por  venturero  y  en  24  días  fuimos  y  venimos,  habiendo 
tomado  una  fortaleza  que  está  en  la  Morea,  que  se  llama  Pasaba, 
de  la  cual  se  trujeron  500  personas  entre  hombres  y  mujeres 
y  niños;  el  Gobernador  y  mujer^  hijos  y  caballos  y  30  piezas  de 
artillería  de  bronce,  que  se  espantó  el  mundo,  sin  perder  un 
hombre;  verdad  es  que  pensaron  era  la  armada  de  cristianos  que 
estaba  en  Mesina  junta.  Luego  el  mismo  año,  que  fué  1601,  fue- 
ron las  mismas  galeras  á  Berbería  á  hacer  otra  empresa.  Embar- 
queme  venturero  como  el  viaje  pasado,  y  fuimos  y  tomamos  una 
ciudad  llamada  la  Mahometa;  fué  de  esta  suerte:  llegamos  á  vista  Toma  de 
de  la  tierra  la  noche  antes  de  que  hiciéramos  esta  empresa,  y  ^'•í^o"***»- 
caminamos  muy  poco  hasta  la  mañana  que  estuvimos  muy  cerca; 
mandó  el  General  que  todos  nos  pusiésemos  turbantes  en  la 
cabeza  y  desarbolaron  los  trinquetes;  de  suerte  que  parecíamos 
galeotas  de  Morató  raez,  y  ellos  lo  pensaron,  enarboladas  bande- 
ras y  gallardetes  turquescos  y  con  unos  tamborilillos  y  charamolas 
tocando  á  la  turquesca;  de  esta  manera  llegamos  á  dar  fondo  muy 
cerca  de  tierra;  la  gente  de  la  ciudad,  que  está  en  la  misma  len- 
gua del  agua,  salió  casi  toda:  niños  y  mujeres  y  hombres;  esta- 
ban señalados  300  hombres  para  el  efeto,  que  no  fueron  perezo- 
sos á  hacerlo,  y  con  presteza  embistieron  con  la  puerta  y  gana- 
ron, con  que  quedó  presa;  yo  fui  uno  de  los  300;  cogimos  todas 
las  mujeres  y  niños  y  algunos  hombres,  porque  se  huyeron  mu- 
chos; entramos  dentro  y  saqueamos,  pero  mala  ropa,  porque  son 
pobres  vagarinos.  Embarcáronse  700  almas  y  la  mala  ropa;  vino 
luego  socorro  de  más  de  3.000  moros  á  caballo  y  á  pie;  con  que 
dimos  fuego  á  la  ciudad  y  nos  embarcamos.  Costónos  tres  caba- 
lleros y  cinco  soldados  que  se  perdieron  por  cudiciosos;  con  que 
nos  volvimos  á  Malta,  contentos,  y  gasté  lo  poquillo  que  se  había 


1 


166  BOLETÍN   DB  LA  RBAL  AGAOBMIA   DE   LA   HISTORIA. 

ganado,  que  las  quiracas  de  aquella  tierra  son  tan  hermosas  y 
taimadas,  que  son  dueñas  de  cuanto  tienen  los  caballeros  y  sol- 
dados. 

De  allí  á  pocos  días  me  ordenó  el  Señor  Gran  Maestre  Viñao- 
cur  (1)  fuese  á  Levante  con  una  fragata  á  tomar  lengua  de  los  anda* 
mentos  de  la  armada  turquesca,  por  la  práctica  que  tenía  de  la  tie- 
rra Y  lengua;  llevaba  la  fragata,  entre  remeros  y  otros  soldados,  37 
personas  de  que  yo  era  capitán,  y  para  ello  me  dieron  mi  patente 
firmada  y  sellada  del  Gran  Maestre.  Fui  y  entré  en  el  Archipié- 
lago; tuve  noticia  de  unas  barcas,  como  la  armada  había  salido 
de  los  castillos  afuera  y  que  quedaba  en  una  isla  que  se  llama  el 
Lengua  út  la  Tenedo  y  que  iba  la  vuelta  de  Xío;  yo  me  entretuve  hasta  ver 
armada  del  tur-  ^^^  Hegase  á  Xío,  y  Sabiendo  que  estaba  allí,  aguardé  á  ver  si 

co. 

iba  á  Negroponte,  que  está  en  la  Morea  fuera  del  Archipiélago; 
porque  si  no  sabía  la  certidumbre  si  iba  á  tierra  de  cristianos  ú 
se  quedaba  en  sus  mares,  no  hacía  nada,  y  es  á  saber:  que  todos 
los  años  el  General  de  la  mar  sale  de  Costantinopla  á  visitar  el 
Archipiélago,  que  son  muchas  islas  habitadas  de  griegos,  pero 
los  Corregidores  son  turcos;  y  de  camino  recoge  su  tributo,  que  es 
la  renta  que  tiene,  y  hace  justicia  y  castiga  y  absuelve;  además 
que  todas  aquellas  islas  le  tienen  guardado  su  presente  conforme 
es  cada  una,  y  tiene  la  habitación  y  muda  los  Corregidores;  trae 
consigo  la  Real  con  otras  veinte  galeras  que  están  en  Costantino- 
pla; la  escuadra  de  Rodas  que  son  nueve;  las  dos  de  Chipre  y  una 
de  las  dos  de  Alexandría;  dos  de  Tripol  de  Suria;  una  de  Egito; 
otra  de  Ñapóles  de  Romanía;  tres  de  Xíos;  otras  dos  de  Negro- 
ponte;  otra  de  la  de  Caballa;  otra  de  Mililín;  estas  no  son  del 
Gran  Turco;  solas  las  de  Costantinopla  y  las  de  Rodas,  que  las 
demás  son  de  los  Gobernadores  que  gobiernan  estas  tierras  que 
he  nombrado.  Acuérdeme  de  las  dos  de  Damiata,  que  es  por 
donde  pasa  el  Nilo  y  en  él  están  estas  dos  galeras  y  juntas  hacen 
su  visita  como  digo,  al  Archipiélago;  y  cuando  ha  de  salir  de  él 
y  venir  á  tierra  de  cristianos,  se  juntan  las  de  Berbería,  Argel, 
Biserta,  Tripol  y  otras  que  arman  para  hacer  cuerpo  de  armada 


(1)   Alof  de  Wignacourt,  que  gobernó  desde  10  de  Febrero  de  1601  á  14  de  Septiem- 
bre de  1622- 


VIDA   DEL   CAPITÁN  ALONSO   DE  G0NTRBRA8.  167 

como  lo  hicieron  este  año;  pero  si  no  llegan  á  despalmar  y  tomar 
bastimentos  á  Negroponte,  no  hay  pensar  vayan  á  tierras  de  cris- 
tianos. Supe  de  cierto  despalmaban  y  tomaban  bastimentos  en 
Negroponte  y  fuime  aguardar  á  cabo  Mayna,  y  del  dicho  cabo  des- 
cubrí la  armada,  que  era  de  53  galeras  con  algunos  bergantinillos. 
Par  time  para  la  isla  de  la  Sapiencia  que  está  enfrente  de  Modón, 
ciudad  fuerte  de  turcos  y  cerca  de  Navarin;  de  allí  me  vine  al 
Qante,  ciudad  de  venecianos,  en  una  isla  fértil»  y  estuve  hasta 
saber  había  partido  de  Navarin  y  atravesé  á  la  Chifalonia,  tam- 
bién isla  de  venecianos,  y  de  allí  me  vine  al  golfo  á  la  Calabria 
que  hay  400  millas;  tomé  el  primer  terreno  y  di  aviso  como  la 
armada  venía,  y  costeando  la  tierra  fui  dando  aviso  hasta  llegar 
á  Ríjoles,  donde  tuve  noticia  cierta  iba  á  saquear,  como  lo  había  LiegadaáRí- 
hecho  otro  General  su  antecesor  que  se  llamaba  Cigala.  Fui  bien  3oi««  y  ^^iso  de 

la  amada. 

recibido  del  Oobernador  de  Ríjoles,  que  era  un  caballero  del 
hábito  de  San  Juan,  que  se  llamaba  Rotinel,  el  cual  se  previno 
llamando  gente  de  su  distrito  y  caballería,  y  fué  menester  darse 
buena  prisa,  porque  la  armada  estuvo  dada  fondo  en  la  fosa  de 
San  Juan,  distante  de  Ríjoles  15  millas;  al  tercer  día,  y  por 
los  caballos  que  iban  y  venían  de  la  fosa  de  San  Juan  á  Ríjoles, 
supimos  cómo  la  armada  echaba  gente  eik  tierra.  El  Gobernador 
les  hizo  una  emboscada  que  les  degolló  300  turcos  y  tomó  á  pri- 
sión 60;  con  que  se  embarcaron  sin  hacer  daño  ninguno,  y  á  mi 
me  mandó  el  Gobernador  me  metiese  en  mi  fragata  y  atravesase 
el  foso  y  diese  aviso  á  las  ciudades  Tabormina  (1)  y  Qaragoca  y 
Agusta  que  están  en  la  costa  de  Sicilia  enfrente  de  la  de  San 
Juan,  distante  veinte  millas;  lo  cual  hice  atravesando  por  medio 
de  su  armada,  y  habiendo  hecho  lo  que  se  me  ordenó,  pasé  á 
Malta  y  di  aviso  de  lo  referido  y  estúvose  con  cuidado,  con  que 
la  armada  vino  á  la  isla  del  Goco,  donde  tenemos  una  buena  for- 
tificación, y  como  estaban  ya  con  aviso,  cuando  el  enemigo  quiso 
desembarcar,  la  caballería  que  hay  en  aquella  isla  no  se  lo  con- 
sintió, ni  que  hiciesen  agua.  Este  fin  tuvo  este  año  la  armada  del  ^ 
turco  en  nuestras  tierras.  Pasáronse  algunos  días  con  las  quira- 


(l)    Taormina. 


188  boletín  db  la  bul  audbhia  de  la  HIBTOHIA. 

nu  y  eaviáronnie  á  Berbería  á  reconocer  la  Cántara,  que  es  una 
'ortaleea  que  está  en  tíerbeWa  cerca  de  \ob  Gelves  y  es  cargador 
ie  aceile,  y  se  tenía  nueva  cargaban  dos  urcas  para  Levante.  Sali 
leí  puerto  de  Malta  con  mi  fragata  bien  armada,  camino  de  Ber- 
)ena,  y  á  medio  camino  hay  una  isla  que  llaman  de  Lampadosa, 
londe  cogimos  á  Garadali  aquel  cosario;  tiene  un  puerto  capai 
)ara  seis  galeras,  y  bay  una  torre  encima  del  puerto,  muy  gran- 
le,  disierta;  dicea  está  encantada  y  que  en  esta  isla  fué  donde  s« 
iieron  la  batalla  el  Rey  Rugero  y  Bradamonte;  para  mf,  fábula; 
)ero  lo  que  no  lo  ea  que  bay  una  cueva  que  se  entra  á  paso  llano; 
m  ella  bay  una  imagen  de  Nuestra  Señora  con  un  niño  en  bra- 
os,  pintada  en  tela  sobre  una  ubla  muy  antigua,  y  que  bace 
nucbos  milagros ;  en  esta  cueva  bay  su  altar  en  que  está  la  ima- 
gen, con  muchas  cosas  que  ban  dejado  allí  de  limosnas  cristianos, 
lasta  bizcocho,  queso,  aceite,  tocino,  vino  y  dinero.  Al  otro  lado 
lela  cueva  bay  un  sepulcro,  donde  dicen  está  enterrado  un  mo- 
'abito  turco,  que  dicen  es  un  santo  suyo  y  tiene  las  mismas 
imoBoas  que  nuestra  imagen,  más  y  menos,  y  mucho  ropaje 
urquesco;  solo  no  tiene  tocino;  es  cosa  cierta  que  esta  limosna 
le  comida  la  dejan  los  cristianos  y  turcos,  porque  cuando  llegan 
lili  si  se  buye  algún  esclavo  tenga  con  que  comer  basta  que 
renga  bajel  de  su  nación  y  le  lleve  sí  es  cristiano  6  turco; 
lémoslo  visto,  porque  con  las  galeras  de  la  Religión  se  nos  ba[n] 
luído  moros  y  guardádose  allí  hasta  que  ha  venido  bajel  de  mo- 
■08  y  se  embarca[n]  en  él;  tnter,  comen  de  aquel  bastimento;  saben 
li  son  bajeles  de  cristianos  ú  moros  los  que  quedan  allí,  en  esta 
orma:  la  isla  tiene  la  torre  dicha,  donde  suben  y  descubren  á  la 
nar,  y  en  viendo  bajel  van  de  noche  entre  las  matas  y  al  puerto, 
f  en  el  lenguaje  que  hablan  es  fácil  de  conocer  si  es  de  los  suyos; 
laman  y  embárcanlo;  esto  sucede  cada  día.  Pero  adviértese  que 
li  él  ni  nenguno  de  los  bajeles  se  atreverá  á  tomar  el  valor  de  un 
ilfller  de  la  cueva,  porque  es  imposible  salir  del  puerto,  y  esto 
o  vemos  cada  día.  Suele  estar  ardiendo  de  noche  y  día  la  lam- 
erá de  la  Virgen  sin  haber  alma  en  la  isla;  la  cual  es  tan  ahun- 
lante  de  tortugas  de  tierra  que  cargamos  las  galeras  cuando 
ramos  allí,  y  hay  muchos  conejos;  es  llana  como  la  palma;  bojea 
Kho  millas. 


•!f! 


1 


TIDA   DEL   CAPITÁN  ALONSO  DB  G0NTRBRA9.  169 

Toda  esta  limosna,  que  es  grande,  no  consiente  la  imagen  la 
tome  ningún  bajel  de  nenguna  nación,  si  no  son  las  galeras  de 
Malta,  Y  1^  llevan  á  la  iglesia  de  la  Anunciada  de  Trápana;  y  si 
otro  lo  toma,  no  hay  salir  del  puerto. 

capítulo   IV. 

En  que  se  sigue  viajes  de  Levante  y  siu^esos  [hasta  que  llegué 

á  la  isla  de  Estampalia]  (1). 

Yo  seguí  mi  viaje  la  vuelta  de  Berbería  aquella  noche  y  ama- 
necí en  el  Seco ,  diez  millas  largo ,  donde  estaba  una  galeota  de 
dedsiete  bancos,  que  no  me  holgué  de  verla;  la  cual  como  me 
Tió  enarboló  un  estandarte  verde  con  tres  medias  lunas,  que  lle- 
gaba al  agua;  mi  gente  comenzó  á  desmayar  y  el  patrón  dijo:  ¡ay 
de  mi!  que  somos  esclavos,  que  es  la  galeota  de  Qayte  Mamí  de 
Tripol;  yo  le  reñí  y  dije:  ea,  hijos,  que  hoy  tenemos  buena  presa; 
I>aré  y  no  navegué,  por  prevenirme;  puse  mi  moyana  en  orden 
y  enllenela  de  clavos  y  balas  y  saquillos  de  piedra  y  dije:  déja- 
me, que  esta  galeota  es  nuestra;  cada  uno  tenga  su  espada  y 
rodela  á  su  lado;  y  los  soldados  con  sus  mosquetes,  que  llevaba 
ocho  que  eran  españoles  de  quien  me  fiaba;  comencé  á  caminar 
hada  la  galeota;  ella  se  estaba  queda  y  hacía  bien,  porque  yo  no 
podía  huir,  aunque  hubo  pareceres  dello;  pero  era  mi  total  ruina, 
además  de  la  infamia;  díjelos:  amigos,  ¿no  veis  que  de  aquí  á 
tierra  de  cristianos  hay  120  millas  y  que  este  bajel  es  reforzado  y 
á  cuatro  paladas  nos  ancorará  y  les  damos  valor  en  huir?;  déjame 
hacer  á  mí,  que  yo  tamién  (sic)  tengo  vida;  mira,  en  llegando  á 
abordarla  nos  esprolongaremos  y  daremos  la  carga  de  mosquete- 
ría;  ellos  se  meterán  abajo  á  recebilla,  y  cuando  se  levantasen  á 
darnos  la  suya  les  daría  con  la  moyana  que  estaba  á  mi  cargo  y 
los  arrasaría;  parecióles  bien,  y  arboland(^  nuestras  banderas  fui  TomadeUga- 
con  el  mayor  valor  á  embestirla,  que  se  quedaron  atóuitos;  y  leouenioaSe- 
▼ista  mi  resulución  ya  que  estábamos  cerca  se  puso  en  huida;  ^  *  ** 

(1)   La  isla  de  Bstampalia  es  la  llamada  Astypalea,  y  está  eituada  en  la  parte  meri- 
dional de  las  Cicladas. 


170         bolbtín  db  la.  rbal  agadbiiia  de  la  historia. 

seguíla  mas  de  cuatro  horas  no  pudiéndola  alcanzar  y  mandé  gue 
no  bogasen  y  que  comiese  la  gente;  la  galeota  hizo  lo  mesmo  sin 
apartarse ;  torné  á  dar  caza  y  ellos  á  recebilla ,  hasta  la  tarde  que 
hice  lo  mesmo;  estüveme  quedo  toda  la  tarde  y  la  noche  con 
buena  guarda  por  .ver  si  se  iría  con  la  escuridad  y  yo  hacer  mi 
viaje  á  la  Cántara.  Antes  de  amanecer  di  de  almorzar  á  la  gente. 
y  vino  puro,  por  lo  que  se  podía  ofrecer;  y  amanecido  me  los 
hallé  á  tiro  de  arcabuz ;  puse  la  proa  sobre  ellos  y  los  iba  alean- 
zando,  y  tiré  la  mosquetería;  ellos  apretaron  los  pufios  en  huir, 
yo  en  seguir,  que  no  los  quise  dejar  hasta  que  los  hice  embestir 
en  tierra,  debajo  de  la  fortaleza  de  los  Gelbes,  donde  saltaron  en 
tierra,  el  agua  á  la  cintura,  porque  esto  todo  es  bajo;  y  aunqae 
me  tiraron  algunas  piezas,  no  por  eso  dejé  de  dar  un  cabo  á  la 
galeota  y  saqué  fuera  donde  no  me  alcanzaba  la  artillería,  habiendo 
quedado  dentro  dos  cristianos  que  eran  esclavos;  el  uno  mallor- 
quín y  el  otro  siciliano  de  Trápana;  hubo  algunas  cosillas,  como 
escopetas  y  arcos  y  flechas  y  alguna  ropa  de  vestir;  quítele  las 
velas  y  la  bandera,  y  el  buque,  con  hartas  cosillas  que  no  quise  por 
no  cargar  la  fragata,  lo  mandé  quemar.  Partime  de  alK  la  vuelta 
de  la  Cántara  y  no  había  en  el  cargador  bajel  nenguno.  Olvidó- 
seme  decir  de  donde  era  la  galeota ,  y  era  de  Santa  Maura ,  qae 
venía  á  Berbería  [á]  armar  para  andar  en  corso. 

De  la  Cántara  me  fui  á  Tripol  el  Viejo,  y  en  una  cala  que  está 
doce  millas  me  metí  desarbolado  todo  un  día  y  noche ;  y  á  otro 
día  al  amanecer  pasaba  un  garbo  cargado  de  ollas  con  17  moros 
y  moras.  No  se  me  escapó  nenguno  y  metilos  en  mi  fragata  y 
eché  á  fondo  el  garbo  en  que  le  quité  una  tinaja  llena  de  azafrán 
y  algunos  barraganes.  Di  la  vuelta  á  Malta,  donde  fui  bien  reoe- 
bido.  Dióseme  lo  que  me  tocaba  de  los  esclavos,  que  los  toma  la 
Religión  á  60  escudos,  malo  con  bueno,  y  del  monte  mayor  me 
tocó  á  siete  por  ciento.  Gastóse  alegremente  con  amigos  y  la  quv- 
racUj  que  era  la  que  mayor  parte  tenía  en  lo  que  ganaba  con 
tanto  trabajo,  fin  este  tiempo  se  llegó  el  día  de  San  Gregorio, 
que  está  fuera  de  la  ciudad  seis  millas,  donde  va  toda  la«gente  y 
Quiraea,  es  el  Gran  Maestre  y  no  queda  quiraca  en  el  lugar.  Yo  había  de  ir 
«miga.  y  ¿Q  ^\qq  qu3  tenía  no  quise  ir  ni  que  fuera  la  quirauía;  y  e? 

día,  después  de  comer,  estando  con  la  tal  quiraca  tratando  nuc 


V^DA  DBL  CAPITÁN  ALONSO  OE  G0NTRBRA8.  171 

Iros  celos,  oí  disparar  una  pieza  de  el  castillo  de  San  Telmo,  cosa 
nueva  y  al  punto  otra;  salí  á  la  calle  7  daban  voces  que  se  huían 
los  esclavos  del  horno  de  la  Religión  donde  hacen  el  pan  para 
toda  ella.  Partí  al  punto  al  Burgo,  donde  tenía  mi  fragata,  y  pen- 
sando hallaría  mi  gente,  fué  en  balde,  porque  se  habían  ido  á 
San  Gregorio;  tomé  luego  de  los  barqueroles  que  andan  ganando 
á  pasar  gente  y  armé  la  fragata,  no  metiendo  más  que  la  moyana 
y  medías  picas.  Salí  del  puerto  en  seguimiento  de  los  esclavos 
que  iban  en  una  buena  barca  y  llevaban  por  bandera  una  sába- 
na; llegando  cerca  les  dijo  que  se  rindiesen,  y  con  poca  vergüenza 
me  dijeron  que  llegase;  eran  23  y  llevaban  tres  arcos  con  canti- 
dad de  flechas  y  dos  alfanjes  y  más  de  30  asadores ;  tórneles  á 
decir  que  mirasen  los  había  de  echar  á  fondo;  que  se  rindiesen, 
que  no  los  harían  mal;  que  obligados  estaban  á  buscar  la  liber- 
tad; no  quisieron,  diciendo  querían  morir,  pues  les  había  qui- 
tado la  libertad.  Di  fuego  á  la  moyana  y  perniquebré  á  cuatro  de 
ellos,  y  abordando  me  dieron  una  carga  de  flechazos  que  me 
mataron  á  un  marinero  y  hirieron  dos;  entré  dentro  y  maniata- 
dos los  metí  en  la  fragata  y  la  barca  que  traje  de  remolco;  acerté 
á  estropear  uno  de  ellos  y  era  el  cabo  y  se  iba  muriendo  de  las 
heridas;  y  antes  que  acabase  lo  ahorqué  de  un  pie  y  colgado  del 
entré  en  el  puerto,  donde  estaba  toda  la  gente  de  la  ciudad  en  las 
murallas,  y  el  Gran  Maestre,  que  había  venido  al  sentir  la  arti- 
llería. Llevaban  más  de  doce  mil  ducados  de  plata  y  joyas  de  sus 
dueños,  que  anque  (1)  huían  del  horno  no  había  más  que  cuatro 
del;  que  los  demás  eran  de  particulares.  Valióme  lo  que  yo  me  sé; 
salté  en  tierra,  besé  la  mano  al  Gran  Maestre  y  estimó  el  servicio 
y  mandó  que  se  me  diese  200  escudos;  pero  si  yo  no  me  hubiera 
pagado  de  mi  mano,  no  tocara  ni  un  real,  porque  cargaron  aque- 
llos señores  dueños  de  los  esclavos,  que  eran  todos  Consejeros, 
y  aun  me  puso  pleito  uno  por  el  que  ahorqué,  á  que  se  le  paga- 
se; no  tuvo  efecto,  que  se  quedó  ahorcado  y  la  quiraca  satisfecha 
de  no  haber  ido  á  la  fiesta ,  porque  gozó  lodo  lo  que  hurté  en  la 
barca,  de  que  hoy  día  tiene  una  casa  harto  buena,  labrada  á  mi 
costa. 

(1)   Por  aunque.  Asi  escribía  eBta  palabra  Cootraraa  la  mayor  parte  de  las  Tec^a. 


"n 


172  BOLBTtN    DB   La    HBAL  ACADSIÍU    DE  LA    HISTORIA. 

I  De  allí  á  pocos  días  se  ofreció  que  reDlan  á  Malu  tres  Padres 
capuchinos  de  Sicilia  7  se  habían  embarcado  en  un  bajel  car- 
gado de  lefia,  7  salió  un  bergantín  7  los  cautivó.  Súpolo  el  Maes- 
tre 7  á  media  noche  me  envió  á  llamar  y  maudó  en  todo  caso 
saliese  del  puerto  ea  busca  del  bergantín,  aunque  fuese  hasta 
Berbería.  Hícelo,  7  llegado  á  Sicilia  á  la  torre  del  Pocal  tomé 
lengua  como  el  bergantín  iba  á  la  Licata;  seguile  7  allí  me  dije- 
ron había  ido  á  Surjento  (i)  7  alli  me  dijeron  que  había  ido  hacia 
Hartara  (2)  y  allí  me  dijeron  habla  Ido  hacia  el  Maretimo,  isla,  la 
vuelta  de  Berbería,  que  hay  un  castillejo  del  Rey;  dijéronme  qne 
allí  había  más  de  siete  horas  se  había  partido  á  Berbería.  Reaol- 
vime  segnllle;  la  gente  se  amotinó  contra  mí  porque  no  llevaba 
el  bastimento  necesario,  y  era  verdad;  pero  70  me  fiaba  en  qne 
estaba  en  el  camino  la  Madre  de  Dios  de  la  Lampadosa,  á  quien 
le  quitáramos  todo  el  bastimento  y  al  morabato  con  intencióa  de 
pagárselo,  7  así  se  lo  dije  á  todos,  con  que  se  quietaron.  Hice  vela 
la  vuelta  de  Berbería  en  Nombre  de  Dios  y  á  menos  de  ocho  horas 
la  guarda  de  arriba  descubrió  el  bajel;  apreté  á  remo  y  vela  por- 
que no  me  faltase  ol  dia  7  ganábale  el  camino  á  palmos;  el  ber- 
gantín ne  resolvió  irse  á  una  isla  que  se  llama  Calinosa,  con 
parecelle  se  salvarla  por  venir  la  noche;  pero  yo  me  di  tan  buena 
maña  que  le  faice  embestir  antes  de  tiempo  en  la  isla;  huyéron- 
seme  todos  los  moros,  que  eran  17  y  hallé  el  bergantíu  con  solos 
los  tres  frailes  7  una  mujer  7  un  muchacho  de  catorce  años  7  un 
viejo ;  retírele  á  la  mar  7  estuve  con  buena  guarda  basta  la  ma- 
ñana ;  era  lástima  ver  los  Padres  con  las  esposas  en  las  manos; 
cenamos  7  á  la  mañana  envié  dos  hombres  diligentes  á  lo  alto  de 
la  islaá  reconocer  la  mar,  7  que  se  quedase  uno  de  guarda  y  el 
otro  bajase  con  lo  que  había;  dijo  estaba  limpia  de  bajeles  la  mar, 
con  lo  cual  envié  al  bosque,  que  es  chiquito,  á  pegar  fnego  por 
cuatro  partes,  y  en  el  aire  salieron  todos  17  moros  sin  faltar  nen- 
guno; aprisiónelos  y  metf  dentro  de  la  fragata  la  mitad,  y  en  el 
bergantín  la  otra  mitad  con  otra  mitad  de  mi  gente,  con  lo  cual 
hicimos  vela  la  vuelta  de  Malta,  donde  entramos  con  el  gusto  que 


VIDA  DBL   CAPITÁN   ALONSO   DB   G0NTRBRA8.  173 

se  deja  considerar,  valióme  mis  300  escudillos  el  viaje ,  además 
del  agradecimiento,  con  que  echó  un  remiendo  la  quircu:a. 

Dentro  de  pocos  días  me  enviaron  á  Levante  á  tomar  lengua; 
püseme  en  orden  y  partí  de  Oolfo  Lanzado;  fué  el  primer  terreno 
que  tomé  el  Qante  600  millas  distante  de  Malta  entre  el  Arcipiéla- 
go  y  en  la  isla  de  Gerfanto  una  mañana  topé  con  un  bergantinillo 
chico  medio  despalmado  con  diez  griegos ;  metilos  en  mi  fragata 
y  pregunté  dónde  iban  tan  aprestados;  dijeron  que  á  Xío;  yo  como 
era  bellaco  les  dije  que  ¿dónde  tenían  los  turcos  que  traían?;  dije- 
ron y  juraron  que  no  tenían  á  nadie;  yo  dije:  pues  estos  tapaci- 
nes,  ¿cuyos  son?  No  veis  que  son  en  que  comen  los  turcos?  Que 
vosotros  no  traéis  éstos;  negaron;  yo  comencé  á  darles  tormento 
y  no  como  quiera;  pasáronlo  todos  eceto  un  muchacho  de  quince 
años  á  quien  hice  desnudar  y  que  le  atasen  y  sentasen  en  una 
piedra  baja;  y  dije:  díme  la  verdá;  si  no,  con  este  cuchillo  te  [he] 
de  cortar  la  cabeza;  el  padre  del  muchacho,  como  vio  la  resulu- 
ción,  vino  y  echóse  á  mis  pies  y  díjome:  ¡ah,  capitán!  no  me  ma- 
les á  mi  hijo,  que  yo  te  diré  dónde  están  los  turcos;  este  tal  se 
había  ensuciado  en  el  tormento;  miren  el  amor  de  los  hijos.  Fue« 
ron  soldados  y  trujeron  tres  turcos:  uno  señor  y  dos  criados^  con 
su  ropa  li  aijuba  de  escarlata  aforrada  en  martas  y  sus  cuchi- 
llos damasquinos  con  su  cadenilla  de  plata;  echóse  á  mis  pies 
con  una  barba  bermeja  muy  bien  castigada.  Despedí  el  bergan- 
tinillo con  los  griegos;  pero  olvidábaseme  que  trujeron  con  el 
turco  cinco  baúles  de  estos  redondos  turquesos,  llenos  de  damasco 
de  diferentes  colores  y  mucha  seda  sin  torcer  encarnada,  y  algu- 
nos pares  de  zapaticos  de  niños. 

Traté  de  tomar  lengua  y  éste  me  la  dio,  porque  venía  de  Gos-     Rescate  qae 
tantinopla  y  traía  un  caramuzal  cargado,  y  de  miedo  de  los  cosa-  ^^^®°  Atenta, 

,  •  del  turco. 

nos  venía  en  aquel  bergantinillo,  que  parecía  estaba  seguro;  y 
tenía  razón;  díjome  cómo  la  armada  del  turco  iba  al  Mar  Negro; 
con  que  descuidé  y  traté  si  quería  rescatarse;  díjome  que  sí;  veni- 
mos ajustar  tras  largas  pláticas  en  que  me  daría  3.000  cequíes  de 
oro  y  que  para  ello  había  de  empeñar  dos  hijos  en  Atenas,  de 
donde  era;  fui  hacia  allá  y  no  quise  entrar  en  el  puerto,  por- 
que tiene  la  boca  estrecha  y  pueden  no  dejar  salir,  si  quieren,  con 
veinte  arcabuceros;  fui  á  una  cala  que  está  cinco  millas  de  la  tie- 


174         bolbtín  de  la  rbal  agadbiíia  de  la  historia. 

rra;  fué  necesario  enviar  uno  de  los  dos  criados,  con  liempo  de 
tres  horas  ^  no  más,  para  ir  y  venir;  hízolo  y  vino  con  él  toda  la 
nobleza  de  Atenas  á  caballo;  cuando  vi  tanta  caballería  retíreme 
á  la  mar,  y  en  una  pica  enarbolaron  una  toalla  blanca,  coa  que 
me  aseguré  y  yo  arbolé  la  de  San  Juan ;  entraron  dentro  tres 
turcos  venerables,  y  que  yo  saliese  á  ajustar;  hícelo  con  uoo  que 
parecía  ú  debía  de  ser  el  Gobernador,  por  la  obediencia  que  le 
tenían;  díjome  que  hasta  otro  día  no  se  podía  juntar  el  dinero; 
respondí  qne  con  irme  estaba  hecho;  que  bien  sabía  que  Negro- 
ponte  estaba  por  tierra  muy  poco  camino  y  podían  avisar  á  Mo- 
rato  Oancho,  que  era  el  Baxá  de  aquella  ciudad  y  podía  venir 
con  su  galera  que  era  de  26  bancos  y  cogerme;  que  si  quería  ase- 
gurarme de  la  mar  y  de  la  tierra,  que  yo  aguardaría  lo  que  man- 
dase; díjome  que  de  la  mar  no  podía;  que  de  la  tierra,  sí;  yo  dije: 
pues  dame  licencia,  que  me  quiero  ir,  y  llama  tus  turcos  qoe 
están  dentro  la  fragata.  El,  como  me  vio  resuelto,  me  dijo 
que  gustaba  dello;  y  así,  delante  de  todos  alzó  el  dedo  diciendo: 
Hala  ylala;  con  lo  cual  es  más  cierto  este  juramento  que  veinte 
escrituras  cuarentijas  (1);  hablamos  de  muchas  cosas,  porque  en- 
tendía español;  alviértese  (sic)  que  había  enviado  á  llamar  al  Mo- 
rató  Oancho;  comimos  de  una  ternera  que  se  mató  y  en  lugar  de 
vino  bebimos  aguardiente  de  pasas  de  Gorínto;  hicieron  que  subie- 
se á  caballo;  yo  dije  que  no  lo  había  ejercitado,  si  no  el  andar  por 
mar;  hiciéronlo  ellos  y  corrieron  y  escaramuzaron,  que  era  de 
ver,  porque  los  caballos  eran  buenos  y  traían  todos  encima  de 
las  ancas  una  cubierta  corta  de  damasco  de  diferentes  colores  y 
eran  más  de  250.  Trujeron  el  dinero  en  reales  de  á  ocho  segó- 
víanos  nuevos  y  me  rogaron  los  tomase,  que  no  se  hallaba  oro; 
dije  al  patrón  ^ue  los  tomase  y  contase  y  parecíale  que  tanto 
dinero  nuevo  y  tan  lejos  ¿de  donde  se  hace?;  no  hubiese  alguna 
tramoya;  vino  á  mí;  díjomelo;  mándele  cortase  uno  y  eran  el 
centro  de  cobre  y  el  borde  de  plata;  quéjeme  luego,  y  juramentan- 
do por  Alá  que  no  eran  sabidores  de  ello ,  quisieron  matar  á  dos 
venecianos  mercaderes  que  lo  habían  traído;  y  lo  hicieran  si  yo 


(1)    De  la  palabra  italiana  qtiaratUigU :  seguridad,  garantía. 


VIDA  DEL   CAPITÁN  ALONSO  DE  GONTRERAS.  175 

no  les  fuera  á  la  mano:  rogáronme  tuviese  paciencia  mientras  se 
volvía  á  la  ciudad  á  traer  el  dinero;  y  en  cuatro  caballos  fueron 
cuatro  turcos  como  el  viento;  estando  en  esto  asomó  por  la  puerta 
de  la  cala  la  galeota  de  Morató  Gancho;  yo  cuando  la  vi  me  que- 
dé helado,  y  al  punto  se  pusieron  á  caballo  y  enarbolaron  una 
bandera  blanca  en  una  lanza;  la  galera  fué  á  la  vuelta  dellos  y  la 
hicieron  dar  fondo  lejos  de  mí  casi  un  tiro  de  arcabuz;  que  esta 
ley  tienen  estos  turcos;  y  desembarcado  el  arráez,  vino  donde 
estaba  yo  con  otros  turcos;  yo  me  fui  para  é!  y  nos  saludamos, 
él  á  su  usanza  y  yo  á  la  mía;  fué  á  ver  al  que  yo  tenía  esclavo, 
pidiéndome  licencia;  yo  mandé  al  punto  le  echasen  en  tierra  con 
su  aljuba  y  cuchijlos,  como  le  tomé,  que  lo  estimaron  mucho; 
estuvimos  de  buena  conversación  y  me  pidieron  fuese  á  ver  la 
galera;  fuimos  y  al  entrar  me  saludaron  con  las  charamelas; 
estuve  un  poco  y  luego  nos  salimos  á  tierra  y  pasamos  en  con- 
versación hasta  que  vinieron  con  el  dinero,  que  no  tardó  dos 
horas  en  ir  y  venir;  trujéronlo  en  cequíes  de  oro,  y  más  me  pre- 
sentaron dos  mantas  blancas  como  una  seda,  dos  alfanjes  con 
sus  guarniciones  de  plata,  dos  arcos  y  dos  carcajes  con  500  flechas 
hechas  un  ascua  de  oro,  mucho  pan  y  aguardiente  y  dos  terneras. 
Mandé  sacar  la  seda  por  torcer  y  los  zapaticos  y  di  los  al  que  era 
mi  cautivo,  que  me  besó  en  pago  dello;  y  más  le  di  una  pieza  de 
damasco,  y  otra  presenté  á  el  arráez  de  la  galera;  dióme  él  unos 
cuchillos  damasquinos.  Con  que  ya  anochecía  y  quiriéndome  yo 
partir  me  rogó  cenase  con  él,  que  por  la  mañana  me  iría.  Aceté 
y  regalóme  muy  bien;  estando  cenando  envió  un  billete  mi  cau- 
tivo al  arráez ,  pidiéndole  rescatase  sus  dos  criados  y  que  me  lo 
rogase;  hízolo  con  grande  instancia;  envié  por  ellos  al  punto  á 
la  fragata  y  díjele:  véslos  aquí  ya  á  su  voluntad;  estimólo  mucho; 
dábame  200  cequíes;  no  quise  recebirlos  y  así  me  dijo:  pues  llé- 
vate este  cristiano  que  me  sirve  en  la  popa  á  mí;  yo  le  dije  que  lo 
adcetaba  (sic)  porque  cobraba  libertad.  Fuíme  á  mi  fragata  y  á  la 
mañana  envié  á  pedirle  licencia  para  zarpar;  díjoine  que  cuando 
yo  quisiese:  hícelo,  y  al  pasar  por  cerca  la  galera  la  saludé  con 
la  moyana;  respondióme  con  otra  pieza;  con  que  nos  fuimos  cada 
uno  su  viaje.  Tomé  la  derrota  hacia  el  canal  de  Rodas  y  llegué 
á  una  isla  que  se  llama  Estampalia,  con  buena  habitación  de 


176  BOLBTÍN   DS   Lk    RBAL   ACADBHlA   DB   LA   HISTORIA. 

griegos;  en  ésta  no  hay  Corregidor,  sino  es  Capitán  y  Qoberaa- 
íor  un  griego  con  patente  del  General  de  la  mar;  yo  era  mu; 
»Docído  en  todas  estas  islas  y  estimado,  porque  jamás  los  hice 
nal,  antes  los  ayudaba  siempre  que  podía;  cuando  tomaba  alga- 
la  presa  de  turcos  y  no  la  podía  llevar  á  Malta,  daba  de  limosoí 
>1  bajel  y  les  vendía  el  irígo  ü  arroz  y  lino,  que  de  ordinario  enn 
a  carga  que  traían;  y  fuó  tanto  ésto,  que  cuando  había  at^ou 
liscusioues  grandes,  decían:  aguardemos  al  Capitán  Alonso,  que 
isí  me  llamaban,  para  que  las  sentenciase;  y  cuando  venía,  me 
lacían  relacidu  y  las  sentenciaba  aunque  aguardasen  un  año,  J 
)a8aban  por  ella  como  si  lo  mandara  un  Consejo  Real,  y  luego 
iomiamOB  todos  juntos  los  unos  y  los  otros. 


En  que  tt  tigue  hatta  que  vine  á  MaUa  otra  vw  de  Levante. 

Llegado  que  fui  i  fistampalia,  entré  en  el  puerto;  era  dfa  de 
iesta;  y  asi  como  couocieron  que  era  yo,  avisaron  y  al  punU) 
lajaron  casi  toda  la  tierra  y  el  capitán  Jorge,  que  asi  se  Uamabí, 
ipellidándome  o  mor^o  pulicarto ,  que  quiere  decir  mozo  galio; 
enían  muchas  mujeres  casadas  y  doncellas  en  cuerpo  con  íu 
lasquiñas  A  media  pierna  y  jaquetillas  coloradas  con  media  nuo- 
;a  casi  justa  y  las  faldas  della  redondas  hasta  media  barriga;  me- 
ias  de  color  y  zapatos  y  algunas  chinela  abierta  por  la  punta,  T 
Igunas  las  traen  con  terciopelo  de  color  como  el  vestido  tam- 
ién;  quien  puede  de  seda  y  quien  no  de  grana;  sus  perlas,  como 
is  traemos  en  la  garganta  acá  las  traen  en  la  frente,  y  sus  am- 
adas y  manillas  de  oro  en  las  muñecas  quien  puede.  Entre  éstas 
abla  muchas  que  eran  mis  comadres,  á  quien  había  yo  sacada 
e  pila  sus  hijos.  Venían  todos  tristes  como  llorando  y  á  voces 
le  pidieron  les  hiciese  justicia;  que  una  fragata  de  crístianoi 
abla  con  engaño  llevádoles  el  pápaz,  que  es  el  cura,  y  qoe  ba- 
ían  pedido  por  él  dos  mil  esquíes.  Yo  dije,  dónde  estaba  d  caán- 
o  le  habfan  cautivado;  dijeron  que  esta  mañana  y  do  habiis 
ido  misa  y  era  esu  hora  las  dos  de  la  tarde.  Tomé  á  pregu'"''r; 
[>ues  dónde  está  la  fragata  de  cristianos  que  le  Uevóf  dü<  n 


I 


VIDA  DEL  CAPITÁN  ALONSO  DE  G0NTRERA8.  177 

que  en  el  Despalmadar^  que  es  un  islote  cerca  de  dos  millas.  En- 
derecé allá  con  mi  fragata  y  muy  en  orden,  porque  era  fuerza  el 
pelear  aunque  eran  cristianos,  porque  son  gente  que  arman  sin 
licencia  y  todos  de  mala  vida  y  hurtan  á  moros  y  á  cristianos, 
como  se  vía,  pues  cautivaba  el  cura  y  lo  rescataba  en  dos  mil  PreBadeUfra- 
cequíes.  En  suma,  llegué  al  islote  con  las  armas  en  la  mano  y  la  p***i^®  ^*®^*" 

^  »       o  •*  ba  el  cura  de 

artillería  en  orden;  hallé  la  fragata  con  una  bandera  enarbolada,  Bsumpaiia. 
con  la  imagen  de  nuestra  Señora;  era  la  fragata  chica,  de  nueve 
bancos,  con  veinte  personas;  mandé  al  punto  entrase  el  capitán 
de  ella  en  mi  fragata,  que  al  punto  lo  hizo,  y  pregúntele  dónde 
había  armado;  dijo  que  en  Mecina;  pedile  la  patente  y  diómela, 
pero  era  falsa,  y  así  luego  hice  entrar  en  mi  fragata  la  mitad  de 
la  gente  y  que  les  echasen  esposas  y  envié  á  su  fragata  otros  tan- 
tos; comenzaron  á  quejarse  diciendo  que  ellos  no  tenían  culpa; 
que  Jacomo  Panaro  les  traía  engañados,  que  así  se  llamaba  su 
capitán,  diciéndoles  traía  licencia  del  Virrey,  y  que  querían  ir 
sirviéndome  al  cabo  del  mundo  y  no  andar  un  punto  con  el  otro; 
que  ellos  no  habían  sabido  quería  cautivar  al  pápaz,  y  que  así 
como  vieron  entrar  mi  fragata  en  el  puerto,  quiso  huirse  el 
capitán  con  el  pápaz  y  ellos  no  quisieron,  sino  aguardar.  Con 
ésto  me  resolví  á  que  no  los  echasen  esposas  y  desembarqué  al 
capitán  en  el  islote,  desnudo,  sin  sustento  nenguno,  para  que  allí 
pagase  su  pecado  muriendo  de  hambre.  Partí  con  las  dos  fraga* 
tas  y  llegado  al  puerto  estaban  casi  toda  la  gente  della;  desem- 
barqué al  pápaz,  y  así  como  le  vieron  comenzaron  á  gritar  y  á 
darme  mil  bendiciones;  supieron  cómo  dejaba  desnudo  al  capi- 
tán en  la  isla  y  sin  comida:  pidiéronme  de  rodillas  enviase  por 
él;  dije  que  no  me  enojasen,  que  así  se  castigaban  los  enemigos 
de  cristianos,  ladrones;  que  agradeciesen  que  no  le  había  ahor- 
cado; subimos  á  la  iglesia  del  lugar,. dejando  en  guarda  las  fra- 
gatas, sin  que  subiese  sino  una  camarada;  entrando  en  la  igle- 
sia, se  sentaron  en  los  bancos  los  más  caballeros,  si  es  que  los 
había,  quiero  decir  los  más  granados,  que  en  todas  partes  hay 
más  y  menos;  á  mí  me  sentaron  sólo  en  una  silla  con  una  alfom- 
bra debajo  los  pies;  y  de  allí  un  poco  salió  revestido  el  cura,  como 
de  Pascua,  y  comenzó  á  cantar  y  á  responder  toda  la  gente  con 
Cristo  sanéate^  que  es  dar  gracias  á  Dios;  incensóme  y  después 

TOMO  XXZVU.  12 


, 


176  BOLBTtH   DR   LA   RRaL    ACADBIIIA   DB  LA    HISTORIA. 

me  besó  en  el  carrillo  y  luego  fué  vluieado  toda  la  gente;  los 
hombres  primero  y  luego  mujeres,  haciendo  lo  mesmo;  cierto  es 
que  habla  hartas  hermosas  de  que  no  me  pesaba  sus  besos,  que 
templaba  con  ellos  los  que  me  habfao  dado  lautos  barbados  y 
bien  barbados.  De  allí  salimos  y  fuimos  á  casa  de  el  Capitán, 
donde  se  quedaron  á  comer  el  pápai  y  la  parentela;  enviaron  lue- 
go á  las  fragatas  mucho  vino  y  pan  y  carne  guisada  y  fruías,  de 
tas  que  habla  en  abundancia. 

Sentámonos  á  comer,  que  habla  harto  y  bueno;  sentáronme  á 
.a  cabecera  de  mesa;  no  lo  consentí,  sino  que  se  sentase  el  pápat; 
lentáronse  las  mujeres  del  Capitán  y  su  hija,  qne  era  doncella  y 
lermosa  y  bien  ataviada;  comióse  y  hubo  muchos  brindes,  y  aca- 
lada  la  comida  dije  que  me  quería  ir  á  las  fragatas;  levantóse  el 
tápaz  con  mucha  gravedad  y  dijo:  capitán  Alonso,  ios  hombres 
r  mujeres  desta  tierra  te  han  cerrado  la  puerta  y  quieren,  rogán- 
lotelo,  seas  su  caudillo  y  amparo,  casándote  con  esta  señora  liija 
leí  capitán  Jorge,  el  cual  te  dará  toda  su  hacienda  y  nosotros  la 
luestra,  y  nos  obligaremos  á  que  el  General  de  la  mar  te  dé  el 
argo  de  capitán;  que  con  un  presente  que  le  hagamos  y  pagalle 
1  xaracke  acostumbrado,  no  habrá  contradicción  nenguna,  y 
3do3  te  seremos  obedientes  esclavos;  y  advierte  que  lo  hemos 
lirado  en  la  iglesia  y  que  do  puede  ser  menos;  por  Dios,  que  nos 
umplas  este  deseo  que  tenemos  muchos  días  há.  Yo  respondí 
ue  era  imposible  hacer  lo  que  me  [^d(an,  porque  además  de 
ue  había  de  tornar  á  Malta  á  dar  cuenta  de  lo  que  se  me  había 
ncomendado,  era  dar  nota  de  mi  persona  y  no  dirían  quedaba 
Lsado  en  tierra  de  cristianos  y  con  cristiana,  sino  en  Turquía, 

renegado  la  fe  que  tanto  eslimo.  Además,  qne  aquella  gente 
ue  traía  quedaban  en  el  riñon  de  Turquía  y  se  podrían  perder, 
así  sería  yo  causa  de  su  perdición,  perdiendo  su  libertad;  yaun- 
je  les  pareció  mis  razones  fuertes,  era  tanto  el  deseo  que  tenían 
le  dijeron  me  había  de  quedar  allí;  vísteles  con  tal  resulución 
je  que  fuese  oii  camarada  á  las  fragatas  y  diese  un  tiento,  á  ver 
imo  lo  tomaba  mi  gente,  y  conforme  viera  haría  yo. 

Bajó  mi  camarada  y  contó  el  caso,  de  que  todos  se  espantaroo; 
si  acá,  arriba,  me  tenían  amor,  mucho  más  me  tenían  ell"*' 
<n  lo  cual  comenzaron  á  armarse  y  sacaron  una  moyana  áec 


▼IDA   DBL  CAPITÁN   ALONSO   DB   G0NTHBRA8.  179 

fragata  y  la  pusieron  en  un  molino  de  viento  que  estaba  enfrente 
de  la  puerta,  poco  distante,  y  enviaron  á  decir  con  mi  camarada 
que  si  no  me  dejaban  salir  que  habían  de  entrar  por  fuerza  y 
saquear  la  tierra;  que  ese  era  el  mejor  pago  que  daban  de  las 
buenas  obras  que  siempre  les  había  hecho;  espantáronse  de  tal 
amor  y  dijeron  que  no  estaban  engañados  en  haberme  querido 
por  señor;  que  por  lo  menos  les  diese  la  palabra  de  que  volvería 
en  habiendo  cumplido  con  mis  obligaciones;  yo  se  la  di  y  qui- 
sieron diese  la  mano  á  la  muchacha  y  besase  la  boca;  yo  lo  hice  de 
buena  gana,  y  estoy  cierto  que  si  quisiera  gozarla  no  hubiera 
dificultad.  Dióme  el  pápaz  tres  alfombras  harto  buenas,  y  la  mu- 
chacha dos  pares  de  almohadas  bien  labradas  y  cuatro  pañizue- 
los  y  dos  berriolas  labradas  con  seda  y  oro;  enviaron  gran  refres- 
co á  las  fragatas,  y  despedime,  que  fué  un  día  de  juicio. 

De  Estampalia  me  fui  á  una  isla  que  se  llama  Morgón  (1),  y  allí 
despedí  la  fragata,  con  juramento  que  me  hicieron  de  no  tocar 
á  ropa  de  cristianos,  porque  en  aquellas  tierras  no  se  ha  de  andar 
más  de  con  una  fragata,  y  esa  bien  armada,  y  hermanada  la 
gente  y  en  un  pie  como  grulla. 

De  Morgón  me  fui  la  vuelta  de  la  isla  de  San  Juan  de  Padmos 
donde  escribió  el  Apocalipse  el  santo  evangelista,  estando  deste- 
rrado por  el  Emperador;  y  aquí  está  la  cadena  con  que  le  trujeron 
preso. 

En  el  camino  topé  con  una  barca  de  griegos  que  llevaba  dentro 
dos  turcos,  el  uno  renegado,  y  era  cómitre  de  la  galera  de  Acan 
Mariolo;  venía  de  casarse  en  una  isla  que  se  llama  Sira;  écheles 
sus  manetas  y  despedí  la  barca;  pregúntele  si  había  junta  de 
armada,  como  á  persona  que  era  fuerza  el  saberlo;  dijo  que  no; 
con  que  seguí  mi  viaje,  y  tomando  lengua  en  la  ciudad  de  Padr- 
tno8,  hallé  la  mesma  nueva;  aquí  se  toma  cierta,  porque  hay  un 
castillo  que  sirve  de  convento  y  es  muy  rico;  tienen  tráfago  de 
bajeles  en  todo  Levante  y  traen  las  banderas  como  los  bajeles  de 
San  Juan.  Con  esto  me  fui  á  una  isla  que  está  cerca  quince  mi- 
llas, disierta,  que  se  llama  el  Formacon,  con  pensamiento  de 


(1)   La  isla  de  Axnurgos,  una  de  las  Cicladas. 


)0  BOL&tIH  DB    la   KBAL  ACADBBIIA    DB   LA   HISTORIA. 

icer  las  partea  de  el  damasco  y  dinero,  que  por  eslo  era  tan 
nado  de  mí  gente  que  no  aguardaba  el  hacer  las  partes  en  Malta. 

Envié  tres  hombres  á  lo'alto  &  que  hiciesen  la  descubierta  la 
lelta  de  tierra  ñrme  y  á  la  mar  y  que  con  lo  que  hubiese  viaie- 

uno  abajo,  y  entre  tanto  mandé  que  se  sacasen  &  tierra  los  cuar- 
les  y  el  damasco.  Estando  en  esto  llegó  uno  de  los  de  arriba  y 
jo:  Sr.  Capitán,  dos  galeras  vienen  hacia  la  isla.  Torné  á  man- 
ir que  metiesen  el  damasco  y  cuarteles  dentro,  y  mandé  hacer 

coro  4  las  velas  y  enjuocirla,  y  que  estuviesen  izadas.  Luego 
jaron  los  otros  diciendo:  señor,  que  somos  esclavos.  Mandé  se 
otase  cada  uno  en  su  lugar,  y  zarpé  el  hierro  y  me  estuve  que- 
:  yo  estaba  en  una  cala.  Las  galeras  no  tenían  noticia  de  mi 
ría  navegación  que  traían,  porque  si  la  tuvieran,  ciñeran  la 
a,  que  era  chica,  una  por  cada  lado;  y  as(  me  estuve  quedo 
ando  asomó  la  una  por  la  punta,  á  la  vela:  no  me  vio  hasta  que 
bfa  pasado  un  buen  rato;  como  vio  la  fragata,  volvió  sobre  mi 
le  estaba  muy  cerca;  la  otra  galera  hiio  lo  mesmo,  y  amainaron 

golpe  con  gran  vocería.  Vino  á  quedar  mi  popa  con  la  proa 

la  galera;  y  el  arráez  ü  capitán,  se  puso  con  un  alfanje  encima 

sus  fllaretes,  no  dejando  entrar  á  nadie  dentro,  poi-que  en  su 
lia  uo  le  trabucasen,  y  dando  voces  jdá  la  palamara,  canall.i! 
,  palamara,  es  un  cabo  que  quería  darme  la  galera  para  tener- 
í  atado.  Yo,  como  los  vi  tan  embarazados,  dije  entre  mí:  6  deo 
loe,  ó  libertad;  y  cazando  la  escoba  que  tenía  en  la  mano,  hice 
la  y  alargúeme  de  la  galera.  Icé  la  otra  vela  y  la  galera,  como 
Aba  la  una  y  la  otra  embarazada  con  la  vela  en  crujía,  pn- 
¡ro  que  hicieron  hn,  escurre,  é  hicieron  vela  tras  de  mí,  ya  yo 
aba  más  de  una  milla  de  ellos.  Comenzáronme  á  tomar  el 
lo  de  la  mar,y  yo  era  fuerza  que  para  salir  pasase  por  debajo  de 

proa.  Faltó  el  viento  y  diéronme  caza  ocho  ampolletas,  sin  que 
I  ganasen  uu  palmo  de  mar.  Tornó  á  venir  el  viento  y  icé  la  vela 
tilos  y  todo;  tiráronme  de  ciñoiiazos  con  el  artillería,  y  con  uaa 
la  me  llevaron  ó  pasaron  el  estandarte  de  arriba  del  árbol  y 
a  bala  me  quitó  la  forqueta  de  desarbolar,  donde  se  pone  el 
)ol  y  entenas.  Cuando  se  desarboló  ia  que  está  abajo,  temí  mucho 

me  echase  á  fondo  y  más  que  para  alcanzarme  usó  de  asf"i 
irinera,  y  fué  que  cargaba  toda  la  gente  á  la  proa  de  la  g- 


VIDA    DEL   CAPITÁN   ALONSO   DE   GONTRBRAS.  181 

por  ver  la  fragata  y  no  la  dejaba  caminar,  y  haciendo  retirada 
con  tres  bancadas  hacia  la  proa,  comenzíj  á  resollar  la  galera  y 
me  iba  acercando  palmo  á  palmo.  Yo,  como  me  vi  casi  perdido, 
valíme  de  la  industria;  ellos  me  tenían  ganadSi  la  mar  y  yo  iba 
de  la  parte  de  tierra,  que  era  fuerza  embestir  en  ella  ó  pasar  por 
sus  proas.  En  este  paraje  hay  un  islote  cerca  de  tierra  firme,  que 
se  llama  el  Xamoto;  tiene  un  medio  puerto,  donde  solemos  estar 
cubiertos  con  las  galeras  de  Malta  para  hacer  alguna  presa.  Yo 
enderecé  la  fragata  hacia  allá  é  hice  que  subiese  un  marinero 
encima  del  árbol  con  una  gabeta  con  pólvora,  y  que  hiciese  dos 
humadas,  y  que  luego  con  un  capote,  llamase  á  la  vuelta  del 
islote.  Las  galeras  que  vieron  esto,  amainaron  de  golpe  é  hicieron 
el  coro,  volviendo  á  deshacer  su  camino  con  cuanta  fuerza  pudie- 
ron, pensando  que  estaban  allí  las  galeras  de  Malta,  con  que  en 
poco  tiempo  no  nos  vimos.  Yo  me  fui  á  una  isla  que  se  llama 
Nacaria,  donde  estuve  con  buena  guarda,  porque  es  alta  y  descu- 
bre mucho,  hasta  otro  día  al  anochecer,  que  me  partí  para  la  isla 
de  Micono,  donde  topé  una  tartana  francesa  cargada  de  cueros  de 
cabras,  que  venía  de  Jío.  Dióme  nueva,  como  el  arráez,  que  me 
dio  caza  con  las  dos  galeras,  que  se  llamaba  Solimán  de  Gatanea, 
jefer  (t)  ginovés,  había  estado  á  la  muerte,  de  pesar  de  habérsele 
escapado  una  fragata  debajo  de  la  palamenta.  Dije  que  yo  era,  y 
se  espantó  el  patrón  de  la  tartana  y  no  acababa  de  decir,  y  avi- 
sóme que  estaba  de  partencia  para  irme  á  buscar  y  aguardar  á  la 
salida  del  Arcipiélago  (sic).  Con  esto  me  resolví  de  hacer  el  viaje 
para  Malta  y  aguardé  una  tramontana  recia  con  que  me  hice  á  la 
vela  y  salí  de  estos  cuidados.  Llegué  á  Malta  donde  se  espantaron 
del  suceso,  é  hicimos  las  partes  del  dinero  y  damasco,  sacando  del 
monte  mayor  para  un  tenio  para  la  iglesia  de  Nuestra  Señora 
de  la  Gracia,  que  se  dio  con  mucho  gusto,  y  así  mismo  se  des- 
cuidó en  que  no  había  armada  por  aquel  año. 

De  allí  á  pocos  días  me  enviaron  á  coi-sear  con  dos  fragatas; 
una  del  Maestre  y  otra  del  Comendador  Monreal,  mi  amo  anti- 
guo, sin  orden  de  tomar  lengua. 


(1)   Acaso>íi/'(jf  esté  aqui  "^  jifero. 


ril)  DI  LA   REAL  ACADKMIA   DB   LA   EflSTOBlÁ. 

lita  con  las  dos  fragatas  que  parecían  dos  galeras, 
ñas  en  cada  una.  Engólfeme  la  vuelta  de  África 
imer  terreno  en  cabo  de  Bonandrea,  700  millas 
lé  las  salinas  y  fuime  á  Puerto  Solimán  á  rafres- 
,  donde  quiso  mí  desgracia  que  pasaban  A  la  Meca, 
cuerpo  de  Mahoma,  gran  cantidad  de  moros,  loa 
ieron  una  emboscada  alrededor  de  un  pozo  donde 
hacer  el  agua,  que  todo  es  juncales  altos  alrededor; 
lOros  andan  desnudos  y  de  su  color,  no  los  rió  la 

7  marineros  con  barriles  y  16  soldados  españoles 
uces,  y  estando  sobre  el  pozo  se  descubrió  la  em- 
ron  sobre  la  gente.  Los  marineros  echaron  á  buir 
los  soldados  á  pelear  retirándose  y  al  trueno  de  los 
yo  con  otros  veinte  hombres  á  socorrerlos,  que  ya 

le  la  marina,  y  visto  el  socorro  sb  detuvieron,  Caa- 
s  soldados  y  matáronme  cinco,  que  me  bicieroo 
I  gente  cautivó  dos,  un  viejo  de  60  años  y  otro  poco 
ios  bandera  de  paz  y  tratamos  del  rescate.  Yo  les 
por  dos  y  el  oti-o  le  rescataba.  Dijeron  que  no,  que 
e  los  que  yo  tenia  me  los  llevase.  Dejárnoslo,  y  tor- 
imar  diciendo  si  quería  los  barriles  llenos  de  agua, 
ari^.  Dije  que  ya  no  había  menester  agua  sino  los 
cierto  que  habfa  menester  más  los  barriles  con  el 
gente,  porque  no  me  había  quedado  vasijas  en  que 
dos  carreteles  y  sino  me  los  dan  era  fuerza  perder- 
de  burla  dije:  ¿qué  quieres  por  cada  barril  lleno? 
:equí  de  oro  y  aunque  se  lo  quisiéramos  dar  era  im- 
,e  no  habíamos  hecho  presa.  Díjeles  que  no  teníamos 
ron,  pues  danos  biicocho.  Conténteme  y  díles  por 
eno  de  agua  una  rodela  llena  de  bizcocho  que  no 
ia.  Recogí  todos  mis  27  barriles  y  torné  á  rogallos 

8  dos  cristianos  por  los  suyos.  No  quisieron  y  asi 
■rar  en  la  playa  los  muertos.  Puse  una  cruz  á  cada 
tíiana  los  hallé  encima  de  la  arena,  que  me  quedé 
insando  los  hubieran  desenterrado  algunos  lobos. 
los  vi  me  asombré,  porque  estaban  sin  naricesy  si" 
dos  los  corazones.  Pensé  perder  el  juicio  y  arbo 


VIDA   DBL   CAPITÁN   ALONSO   DE  GONTRSRAS.  183 

bandera  de  paz  y  dije  lo  mal  que  lo  habían  hecho.  Respondieron 
llevaban  á  Mahoma  á  presentarle  aquellos  despojos  en  señal  de 
la  merced  que  les  había  hecho.  Yo  con  la  cólera  dije  que  había 
de  hacer  lo  mismo  de  los  dos  que  tenía.  Dijeron  que  querían 
más  diez  zequíes  que  treinta  moros;  y  asi  delante  de  ellos  les 
corté  las  orejas  y  narices  y  se  las  arrojé  en  tierra  diciendo:  ¡lleva 
también  estas!  y  atándolos  las  espaldas  con  espalda  me  alargué  á 
la  mar  y  los  arrojé  á  sus  ojos  y  caminé  la  vuelta  de  Alejandría. 
No  topé  nada  en  esta  costa  y  pasé  á  la  ciudad  de  Damiata  que  es 
Egipto,  y  entré  en  río  Nilo  por  si  topaba  algún  bajel  cargado.  No 
topé  nada.  Atravesé  la  costa  de  Suria  quo  hay  1 30  millas.  Llegué 
á  las  riberas  de  Jerusalén  que  están  24  millas  de  aquella  santa 
ciudad.  Entré  en  el  puerto  de  Jafa  y  hallé  unas  barcas;  huyesela 
gente.  De  allí  pasé  á  Gastel  Pelegrin  en  la  mesma  costa:  de  allí 
á  Caifas;  en  una  punta  de  este  puerto  hay  una  ermita,  un  tiro 
de  arcabuz  de  la  mar,  y  menos,  donde  dicen  reposó  Nuestra  Se- 
ñora cuando  iba  huyendo  á  Egipto.  Caminé  adelante  al  puerto 
de  San  Juan  de  Acre  y  había  dentro  bajeles,  pero  eran  grandes 
y  hube  de  pasar  adelante  á  la  ciudad  de  Beruta;  también  pasé  y 
llegué  á  la  de  Surras,  que  estas  dos  ciudades  y  puertos  son  de 
un  poderoso  que  casi  no  reconoce  al  Gran  Turco:  llamase  el  Ami 
de  Surras.  Un  hermano  de  este  vino  á  Malta  y  fué  festejado  y 
regalado  y  tornado  á  enviar  con  grandes  presentes  que  le  hizo 
la  Religión,  y  así  somos  hospedados  los  bajeles  de  Malta  y  rega- 
lados en  sus  puertos,  que  para  si  estos  señores  príncipes  cristia- 
nos quisiesen  emprender  la  jornada  de  Jerusalén,  tan  santa,  hay 
lo  más  andado  en  tener  estos  puertos  y  por  amigos  estos  que 
ponen  treinta  mil  hombres  en  campaña  y  los  más  son  á  caballo. 

Entré  en  el  puerto  de  Surras  y  como  vieron  era  de  Malta  me 
regaló  el  Gobernador,  que  no  estaba  allí  el  Amí,  y  me  dio  refresco. 

Pasé  la  vuelta  de  Tripol  de  Suria,  gran  ciudad;  pero  á  la  larga 
porque  no  saliesen  dos  galeras  que  hay  allí.  Fuime  á  la  isla  de 
la  Tortosa  que  está  en  frente  de  la  costa  de  Galilea,  poco  distan- 
te; es  una  isla  chica  y  llana  y  florida  todo  el  año.  Dicen  que 
estuvo  en  ella  escondida  Nuestra  Señora  y  San  Josef,  de  Heredes. 
Yo  me  remito  á  la  verdad.  Aquí  despalmé  mis  fragatas  y  comi- 
mos muchos  palominos,  que  hay  infinitas  palomas  y  tienen  los 


boletín  de  la  «kál  acádewia  ds  i 

D  unas  que  debieron  ser  antiguar 
las  partes  ya  se  deja  entender  que 
:uarda,  la  cual  hiio  señal  que  venía 
ramuzal  turquesco.  Puse  ea  orden 
o  la  isla  les  salí  al  encuentro.  Pelí 
aoer  los  turcos,  y  al  üUimo  le  rendí  i 
roa  míos  y  un  soldado,  y  de  ellos  trec 
os  veintiocho  y  entre  ellos  un  judío 
i,  que  era  tendero.  Estaba  cargado  de , 
lino.  Hice  que  toda  la  gente  de  la  ol 
y  Ueraaen  la  fragata  de  remolco  y  se  f 
la  fragatas  me  faltaba  mucha  gente,  ] 
'mada.  De  allí  costeé  A  Alejandret 
[íes  que  saqueamos,  y  de  allí  entré  ei 
a  hasta  Rodas,  en  esta  forma:  de  A 
i  Lengua  de  Bagaja  y  de  alK  Á  Ksco 
iro,  Gstanamur,  SaEalia,  Puerto  ginot 
e  Silidonia,  la  Finica.  Aquí  hay  i 
Caracol,  el  Gacanio,  Castilrojo,  Siel 
ra.  Rodas;  y  de  allí  me  fui  i  la  ii 
me  engolfé  para  la  isla  de  Gandiaj 
Trasca,  que  me  hizo  correr  dos  di 
leí  Archipiélago  y  el  primer  terreí 
e  se  llama  Jarbe,  donde  dicen  estuv 
)3me  ó  San  Damián.  Diéronme  loE 
neros  y  en  Lomándolo  me  partí  para 
me  querían  casar:  entré  en  el  pueril 
,  pensando  venia  á  cumplir  la  paláb 
en  tierra,  diciéndoles  que  quedaban 
ien  había  venido,  en  la  isla  de  Pare 
lo  á  vellos  y  si  habían  menester  alg 
3nme  gran  refresco  y  dijeron  como  ' 
lasado,  habían  ido  con  una  barca,  i 
D  á  la  isla,  y  le  hablan  traído  y  reg 
irtana  francesa  que  venía  de  Aleja 
lara  que  lo  llevasen  á  tierra  de  Cristi; 
refresco  y  diez  tequies  para  su  camii 


VIDA    DEL   CAPITÁN   ALONSO   DE   GONTRBRAS.  185 

líos  7  me  fui  mi  viaje  y  en  el  golfíllo  de  Ñapóles  de  Romanía  topé 
con  un  caramuzal  cargado  de  trigo  con  siete  turcos  y  seis  griegos. 

Los  griegos  juraban  que  el  trigo  era  suyo  y  con  el  tormento 
coufesaron  ^ra  de  turcos.  Eché  los  griegos  en  tierra  y  caminé 
con  el  caramuzal  á  brazo  de  Mayna,  que  hay  poco  camino.  Este 
brazo  de  Mayna  es  un  distrito  de  tierra  que  está  en  la  Morea, 
asperísimo,  y  la  gente  de  ella  son  cristianos  griegos:  no  tienen 
habitación  ninguna,  sino  son  en  grutas  y  cuevas,  y  son  grandes 
ladrones;  no  tienen  superior  electo,  sino  el  que  es  más  valiente 
áese  obedecen,  y  aunque  son  cristianos  jamás  me  parece  hacen 
obras  de  ello.  No  ha  sido  posible  el  sujetallos  los  turcos^  con 
estar  en  el  centro  de  su  tierra,  antes  á  ellos  es  á  quien  hurtan  los 
ganados  y  se  los  venden  á  otros.  Son  grandes  hombres  del  arco  y 
las^  flechas.  Yo  vi  un  día  que  apostó  uno  á  quitalle  una  naranja 
de  la  cabeza  á  un  hijo  suyo  con  una  flecha  á  veinte  pasos  y  lo 
hizo  con  tanta  facilidad  que  me  espantó.  Usan  unas  adargas 
como  broqueles,  pero  no  son  redondas,  y  espadas  anchas  y  de 
cinco  palmos  y  más.  Son  grandes  corredores  y  se  bautizan  cua- 
tro y  cinco  veces  y  más,  porque  los  compadres  tienen  obligación 
de  presen  talles  algo;  y  así  siempre  que  pasaba  por  allí  bautizaba 
algunos. 

Llegué  al  puerto  de  Quoalla,  que  este  es  su  nombre,  con  mi 
caramuzal  de  trigo:  luego  vino  mi  compadre,  que  se  llamaba 
Antonaque  y  era  el  capitán  de  aquella  gente,  con  su  aljuba  de  Azotes  que  di 
pai^o  fino  y  sus  cuchillos  damasquinos  con  cadenas  de  plata  y  su  "^  compadre  de 
alfanje  con  guarnición  de  piaba.  En  entrando  en  la  fragata,  luego  "^°  *'  *^'** 
me  besó.  Mandé  nos  diesen  á  beber,  como  era  costumbre;  díjele 
como  traía  aquel  caramuzal  de  trigo,  que  si  me  le  quería  comprar. 
Dijo  que  sí,  y  concertámosle  en  ochocientos  zequíes,  con  bajel  y 
todo,  que  él  solo  valía  más.  Dijo  que  por  la  mañana  traería  el  di- 
nero, que  se  había  de  recoger,  y  á  media  noche  me  cortaron  los 
cabos  con  que  estaba  dado  fonáo  y  lo  llevaron  á  tierra.  Guando 
echamos  de  ver  el  daño  no  tenía  ya  remedio,  porque  estaba  ya 
encallado  el  bajel.  Amaneció  y  ya  no  había  casi  trigo  dentro,  que 
tan  buenos  trabajadores  eran.  Vino  luego  mi  compadre  con  otros 
dos,  excusándose  que  él  no  había  tenido  culpa,  que  ya  yo  conocía 
la  gente.  Yo  hice  que  no  se  me  daba  nada  y  mandé  nos  diesen  de 


"■ .  ^•^ 


186  boletín  db  la  rbal  agadbmia  db  la  historia. 

almorzar,  y  estando  almorzando  hice  levantar  el  ferro  y  salir  fae- 
ra  con  mi  fragata.  Dijo,  compadre,  échame  en  tierra.  Dije  luego, 
compadre,  que  voy  á  hacer  la  descubierta;  y  estando  fuera,  dije: 
compadre,  fuera  ropa,  que  es  decir  se  desnudase.  El  dijo  que  era 
traición.  Dije:  mayor  es  la  que  vos  habéis  hecho;  pocas  palabras 
y  fuera  ropa ,  y  agradeced  que  no  os  ahorco  de  aquella  entena. 
Desnudóse  en  carnes  y  tendiéronlo,  agarrado  de  cuatro  buenos 
mozos,  y  le  dieron  con  un  cabo  embreado  más  de  cien  palos,  y 
luego  le  hice  lavar  con  vinagre  y  sal,  á  usanza  de  galera,  dicien- 
do: envía  por  los  800  zequíes  li  sino  he  de  ahorcarte.  Vio  que  iba 
de  veras  y  envió  uno  de  los  que  traía,  echándose  á  nado,  que  no 
quise  llegar  á  tierra.  Trujólos  en  una  hora  y  menos,  en  un  pellejo 
de  un  cabrito,  con  lo  cual  se  fueron  á  nado,  que  son  bravos  nada- 
dores; y  desde  este  día  me  llamaban,  en  Malta  y  el  Archipiélago, 
el  compadre  de  Brazo  de  Mayna. 

Salí  de  allí,  la  vuelta  de  la  Sapiencia,  y  de  allí  me  engolfé  para 
Malta,  donde  llegué  en  cinco  días,  y  se  holgaron  con  mi  venida. 

Habían  vendido  el  jabón  y  los  esclavos  que  envié  con  el  cara- 
muzal  y  la  otra  fragata.  Hicieron  las  partes,  tocóme  buen  porqué, 
con  que  la  quiraca  pasaba  adelante  con  su  fábrica  de  la  casa.  Eotró 
también  en  parte  los  800  zequíes  y  los  siete  esclavos  que  entraba 
yo.  Holgámonos  unos  días,  que  no  fueron  muchos,  porque  luego 
me  tocaron  arma,  mandándome  despalmar  la  fragata  sin  saber 
para  dónde.  Es  á  saber,  hubo  nuevas  que  el  Turco  armaba  una 
gruesa  armada  y  no  sabían  para  dónde,  con  que  estaban  con  cui- 
dado en  Malta,  y  usaron  de  su  buen  juicio  para  salir  de  este  cui- 
dado en  esta  forma. 

Cuando  el  Gran  Turco  apresta  una  armada  para  fuera  de  sus 
tierras,  los  judíos  le  proveen  con  una  cantidad  gratis,  y  cuando  es 
la  armada  dentro  de  sus  tierras  hacen  lo  mesmo;  pero  diferente 
cantidad.  El  recogedor  del  distrito  de  la  Garamania  y  Costantino- 
pía  está  en  Salónique,  y  éste  tal  sabíamos  que  estaba  en  una  casa 
fuerte,  cinco  millas  de  la  ciudad,  con  su  casa;  y  los  señores  me  die- 
ron orden  fuese  por  él,  como  si  fuera  ir  á  la  plaza  por  unas  peras. 
Dieron  me  una  espía  y  un  petardo  é  hice  mi  partencia  en  nombre 
de  Dios.  Llegué  al  golfo  de  Salónique,  no  con  poco  trabajo,  r 
está  en  el  riñon  de  la  Turquía,  pasado  el  Archipiélago,  que  t; 


VIDA   DEL   CAPITÁN  ALONSO   DE  G0NTRBBA8.  187 

bien  toma  parte  del.  Salté  en  tierra  con  16  hombres  y  mi  petardo 
y  la  espía,  que  me  temí  harto  del.  Llegamos  á  la  casa,  que  estaba 
como  una  milla  de  la  marina  y  menos,  púsose  el  petardo,  hizo 
su  efeto;  entramos  y  cogimos  al  judío,  su  mujer  y  dos  hijas  pe»  Traída dei  ja- 
quenas  y  un  criadillo  y  una  vieja,  que  los  hombres  se  huyeron,  dio  de  Salónica. 
Cargué  con  ellos  al  punto  sin  dejallos  tomar  ni  una  aljuba  y  sin 
que  saquease  la  gente  un  trapo,  y  caminé  á  la  marina,  donde  por 
mucha  prisa  que  me  di,  tenía,  embarcándome,  más  de  400  caballos 
el  agua  á  los  pechos  alanceándome;  pero  no  hicieron  nada,  que 
estábamos  ya  deotro  de  la  fragata.  Comenzaron  á  dar  carreras  por 
aquella  campaña,  y  yo  saludándolos  con  mi  moyana,  que  echaba 
cinco  libras  de  bala.  Ofrecíame  el  judío  todo  lo  que  yo  quisiere 
porque  lo  dejase  con  toda  seguridad,  y  aunque  pude  no  me  atreví, 
porque  luego  me  dijo  para  dónde  era  la  armada,  que  era  contra 
los  venecianos,  y  pedíanlos  un  millón  de  zequíes  li  que  les  toma- 
ría á  Candía,  que  es  una  isla  tan  grande  como  Sicilia  de  longi- 
tud, y  está  en  tierras  del  Turco  y  sus  mares.  Gonsoléle  diciendo 
que  venía  á  Malta.  Viniendo  mi  viaje  topé  con  una  barca  de 
griegos,  y  preguntando  de  dónde  venían,  dijeron  de  los  Despalma- 
dores  del  Xio.  Pregunté  si  había  algunas  galeras,  dijeron  que  no 
7  que  se  había  partido  Solimán  de  Gatania ,  Bay  de  Xío,  con  su 
galera  Bastarda,  y  que  había  dejado  á  su  mujer  allí  en  una  recrea- 
ción. Dijo  mi  piloto,  ¡juro  á  Dios,  que  la  hemos  de  llevar  á  Malla! 
que  sé  su  casa  como  la  mía;  y  pues  se  ha  ido  anoche  Solimán  con 
la  Bastarda,  estarán  descuidados. 

Yo  no  me  atrevía  por  llevar  lo  que  llevaba.  Animóme  tanto     Presa  de  la 
y  asegúremelo,  que  fué  menos  de  lo  que  decía.  Aguardamos  la  ^^"í»»»  *"»i- 

flra  de  Solii&Aii 

aoche  y  á  la  media  en  punto  desembarcamos  con  diez  hombres  y  ¿^  catania. 
el  piloto  se  fué  como  á  su  casa  y  llamón  y  habló  de  Solimán  como 
que  venía  de  Jío,  y  abrieron;  entramos  dentro  y  sin  nenguna 
resistencia  cogimos  la  turca  renegada,  húngara  de  nación,  la  más 
hermosa  que  vi.  Cogimos  dos  putillos  y  un  renegado  y  dos  cris- 
tianos esclavos,  de  nación  corso  el  uno  y  el  otro  albanés.  Cogimos 
la  cama  y  ropa  sin  haber  quien  dijese  nada;  embarcámonos  y 
caminamos  á  más  no  poder  hasta  salir  del  Archipiélago,  que  Dios 
nos  dio  buen  tiempo.  La  húngara  no  era  mujer,  sino  amiga.  Regá- 
lela con  extremo,  que  lo  merecía,  aunque  en  rebeldía  supe  que 


188  bolbtín  de  la  real  academia  de  la  historia. 

Solimán  de  Gatania  había  jurado  que  me  había  de  buscar  y  en 
cogiéndome  había  de  hacer  á  seis  negros  que  se  holgasen  con  mis 
asentaderas,  pareciéndole  que  yo  me  había  amancebado  con  su 
amiga,  y  luego  me  había  de  empalar.  No  hubo  tanta  dicha  en 
cogerme,  aunque  me  hizo  retratar  y  poner  en  diferentes  parles 
de  Levante  y  Berbería  para  que  si  me  cogiesen  le  avisasen  estos 
retratos.  Supe  los  habían  llevado  de  Malta  cuando  llevaron  la 
húngara  y  los  putillos  rescatados,  que  fué  el  segundo  aiio,  siendo 
proveído  por  Rey  de  Argel. 

CAPÍTULO   VI. 

En  que  se  cuenta  cómo  salí  de  Malta  y  fui  á  España^ 

donde  fui  alférez. 

Yo  llegué  á  Malta,  donde  fui  recebido  como  se  deja  considerar, 
que  con  ol  aviso  se  quietó  todo  y  dejaron  de  traer  la  infantería  que 
habían  enviado  á  hacer  á  Ñapóles  y  á  Roma,  italiana,  que  la  es- 
pañola va  de  Sicilia  en  semejantes  ocasiones. 

Peor  le  sucedió  á  mi  piloto,  que  le  cogieron  dentro  de  cuatro 
meses,  yendo  en  corso  en  una  tartana,  y  le  desollaron  vivo  y  hin- 
cheron su  pellejo  de  paja,  que  hoy  está  sobre  la  puerta  de  Rodas; 
era  griego,  natural  de  Rodas,  y  el  más  prático  en  aquellas  tierras 
de  cuantos  pilólos  hubo. 

A  estos  tiempos  que  estaba  gastando  mi  hacienda,  que  tanto  me 
costaba  el  buscarla,  topé  la  quiraca  con  una  camarada  mía,  ence- 
rrados, á  quien  estaba  haciendo  tanto  bien;  díle  dos  estocadas  de 
que  estuvo  á  la  muerte,  y  en  sanando  se  fué  de  Malta  de  temorno 
le  matase,  y  la  quiraca  so  huyó;  aunque  me  echaron  mil  rogado- 
res y  rogadoras  jamás  volví  con  ella,  que  como  había  en  qué  es- 
coger,  presto  se  remedió,  y  más  que  era  yo  pretendido  como  los 
oflcios  de  importancia. 

Estuve  muchos  días  de  asiento  y  aun  meses  en  Malta,  que  fué 
milagro,  hasta  que  me  enviaron  á  Berbería  con  una  fragata,  y  eJi 
nueve  días  fui  y  vine  y  traje  un  garbo  cargado  de  lienzo,  que  hin- 
ché casi  un  almacén,  y  catorce  esclavos;  valióme  bien  esta  presr  7 
cuando  dentro  de  pocos  días  llegó  al  puerto  un  galeón  catalár     e 


VIDA   DEL   CAPITÁN  ALONSO   DE   G0NTRERA8.  189 

venía  de  Alejandría  cargado  de  ricas  mercadurías  para  España, 
acordándome  de  mi  tierra  y  madre,  á  quien  jamás  había  escrito 
ni  sabía  de  mí,  resolví  de  pedir  licencia  al  Gran  Maestre,  que  me 
la  dio  de  mala  gana,  puniendo  su  rostro  con  el  mío  al  des- 
pedir. 

LIBRO  SEGUNDO. 

En  que  86  da  cuenta  de  mi  venida  á  España 
7  peregrinos  sucesos  que  me  sucedieron. 

Embarquéme  en  el  galeón,  que  se  llamaba  San  Juan,  y  en  seis 
días  llegamos  á  Barcelona;  supe  que  la  Corte  estaba  en  Yallado- 
lid,  y  sin  ir  á  Madrid  pasé  á  la  Corte,  donde  había  sabido  una 
elección  de  capitanes;  presenté  mis  papelillos  en  Consejo  de  Gue- 
rra, donde  era  uno  de  los  Consejeros  el  Sr.  D.  Diego  Brochero, 
que  después  fué  Gran  Prior  de  Castilla  y  León. 

Cobróme  voluntad,  auuque  tenía  noticia  de  mí,  y  díjome  si  que- 
ría ser  alférez  de  una  de  las  compañías  que  se  habían  de  levantar 
luego;  dije  que  sí^  y  á  otro  día  que  fui  á  verle  me  dijo  fuese  á  besar 
.  las  manos  al  capitán  D.  Pedro  Xaraba  del  Castillo  por,  la  merced 
que  me  había  hecho  de  darme  su  bandera. 

Di  mi  memorial  en  el  Consejo  de  Guerra  pidiendo  me  aproba- 
sen, y  en  consideración  de  mis  pocos  servicios  fui  aprobado. 

Recebí  dos  tambores,  hice  una  honrada  bandera,  compré  cajas, 
y  mi  capitán  me  dio  los  despachos  y  poder  para  que  arbolase  la 
bandera  en  la  ciudad  de  Ecija  y  marquesado  de  Pliego;  tomé  mu- 
las,  y  con  el  sargento  y  mis  dos  tambores  y  un  criado  mío,  toma- 
mos el  camino  de  Madrid,  á  donde  llegamos  en  cuatro  días. 

Fuíme  á  apear  en  casa  de  mi  madre,  que  había  estado  diez  y 
seis  años  sin  saber  de  mí,  y  más  cuando  ella  vio  tantas  muías  se 
espantó,  y  yo  mei  iuqué  de  rodillas  pidiéndola  su  bendición  y  di- 
ciéndola  que  yo  era  su  hijo  Alonsillo.  Espantóse  la  pobre  y  estuvo 
confusa,  porque  se  había  casado  segunda  vez,  y  parecióle  que  un 
hijo  grande  y  soldado  no  lo  había  de  llevar  bien,  como  si  el  ca- 
sarse fuera  delito,  aunque  en  ella  lo  era  por  tener  tantos  hijos; 
anímela  y  despedime,  yéndome  á  una  posada,  que  en  su  casa  no 
la  había,  y  aun  para  ella  y  su  marido  era  tasada. 


190  BOLETÍN  DV  LA  RBAL  ACADBMU  DB   LA  HISTORIA. 

A  Otro  día  me  puse  muy  galán.  A  los  soldados  con  buenas  galas 
que  los  llevaba  y  con  mi  criado  detrás  con  el  venablo,  fui  á  verh 
y  á  visitar  su  marido;  quisieron  comiese  allí  aquel  día,  ¡sabelMoe 
si  tenían  para  ellos!,  y  así  envié  bastantemente  lo  que  era  menes- 
ter para  la  comida;  que  sobre  ella  llamé  mis  hermanicas,  que  eran 
dos,  y  las  di  algunas  niñerías  que  traía  destas  partes,  y  ansí  mis- 
mo para  que  las  hiciesen  de  vestir,  y  á  los  otros  tres  hermanillos; 
para  todos  di,  que  no  me  faltaba.  Di  á  mi  madre  30  escudos,  que 
le  pareció  estaba  rica;  con  que  la  pedí  la  bendición,  y  á  otro  día 
me  partí  para  Ecija,  encomendándola  el  respeto  al  nuevo  padre. 
Llegué  á  Ecija;  túvose  ayuntamiento;  presenté  la  patente;  salió 
que  se  me  señalase  la  Torre  de  Palma  en  que  arbolase  la  bandera. 
Toqué  mis  cajas;  eché  los  bandos  ordinarios;  comencé  á  alistar 
soldados  con  mucha  quietud,  que  el  Corregidor  y  caballeros  me 
hacían  mucha  merced  por  ello. 

Es  costumbre  haber  juego  en  las  banderas,  y  tenia  cuenta  del 
barato  un  tamborcillo;  echábalo  en  una  alcancía  de  barro,  y  á  la 
noche  la  quebraba  y  sacaba  lo  que  había  caído,  con  que  co- 
míamos. 

Un  día  entraron  en  el  cuerpo  de  guardia,  que  era  una  sala  baja 
de  la  torre,  con  una  reja  á  la  calle,  y  entraron  cuatro  valientes 
que  ya  habían  entrado  otras  veces  allí,  y  rompieron  la  alcancía,  y 
se  pusieron  á  contar  despacio  lo  que  había  dentro,  que  eran  37  rea- 
les; metióselos  uno  en  la  faltriquera  diciendo  al  tamborcillo:  dí- 
gale al  alférez  que  estos  dineros  habíamos  menester  unos  amigos; 
con  lo  cual  el  tamborcillo  llamó  al  cabo  de  escuadra,  y  cuando 
vino  ya  se  habían  ido;  topóme  el  tamborcillo,  que  venía  á  darme 
cuenta  de  todo,  como  lo  hizo;  mándele  que  se  fuese  al  cuerpo  de 
guardia  y  que  allí  me  lo  contase  como  había  pasado;  el  tamborci- 
llo lo  hizo,  y  entrando  yo  me  dijo:  Señor,  aquí  ha  venido  Acuña 
y  Amador  y  otros  camaradas,  y  rompieron  el  alcancía  y  sacaron 
27  reales,  diciendo  que  dijese  al  alférez  que  lo  habían  menester 
unos  amigos;  yo  dije  luego:  ¡picaro t  ¿pues  qué  importa  que  esos 
señores  lo  llevasen?;  todas  las  veces  que  vinieran  daldes  lo  que  pi- 
dieren como  si  fuera  para  mí,  que  pues  lo  toman  menester  lo  han. 
Guando  dije  ésto  había  muchos  amigos  suyos  delante  que  fue  i 
á  contárselo  luego,  y  supe  que  habían  dicho:  el  alferecillo  prob    , 


VIDA   DEL  CAPITÁN   ALONSO   DB   G0NTRBRA8.  191 

¿cuál  es?  Comencé  á  imaginar  cómo  castigar  tal  desvergüenza, 
hecha  en  una  bandera.  (Compré  cuatro  arcabuces  que  puse  en  el 
cuerpo  de  guardia,  además  de  doce  medias  picas,  que  tenía,  y  dejé 
pasar  algunos  días,  con  que  se  aseguraron  y  entraban  en  el  cuerpo 
de  guardia;  yo  tenía  más  de  120  soldados,  aunque  los  100  estaban 
alojados  en  el  marquesado  de  Pliego,  y  conmigo  tenía  veinte,  gente 
vieja  á  quien  socorría;  y  un  día  que  estaban  en  el  cuerpo  de  guar- 
dia muy  descuidados  hice  encender  cuerdas  y  que  tomasen  los 
arcabuces  y  se  entrasen  tras  mí. 

Para  esto  llamé  la  gente  más  alentada  y  díles  orden  que  tirasen 
si  se  defendiesen,  y  á  la  puerta  quedó  la  demás  gente  con  sus  me* 
días  picas;  tomé  mi  venablo,  y  entrando  en  la  sala,  dije:  él,  y  él, 
7  él,  nombrando  seis  de  ellos,  que  son  muy  grandes  ladrones, 
desármense;  pensaron  era  de  burlas,  y  como  vieron  las  veras,  co- 
menzaron á  querer  meter  mano  á  las  espadas;  pero  los  arcabuce- 
ros entraron  con  sus  cuerdas  caladas,  diciendo:  acaben;  con  que 
se  fueron  desarmando;  y  habiéndolo  hecho,  los  fui  desnudando 
en  camisa,  y  atraillados  con  toda  la  guarda  los  llevé  y  entregué  al 
Corregidor,  que  era  D.  Fabián  de  Monroy,  que  cuando  vio  los 
ladrones  daba  saltos  de  contento  diciendo:  este  me  mató  un  perro 
de  ayuda  y  este  me  mató  un  criado.  Lleváronlos  á  la  cárcel,  y  de 
allí  á  trece  días  ahorcó  los  dos,  sin  que  bastase  cuanta  nobleza 
había  en  aquella  ciudad ,  que  hay  mucha. 

A  mi  me  quedaron  las  capas  y  espadas  y  coletos,  muy  buenos 
jubones  y  medias  y  ligas,  sombreros  y  dos  jubones  agujeteados 
famosos  y  algún  dinerillo  que  tenían  encima,  con  que  socorrí  y 
vestí  algunos  pobres  soldados;  esta  fué  la  paga  de  mis  27  reales. 

Luego  supe  cómo  en  son  de  pedir  limosna  andaban  unos  sol-     Jornada  á  la 
dados,  que  no  lo  eran,  por  los  cortijos,  robando  en  campaña;  tomé  ^^^^^  ^^  ^^' 

doba. 

mis  cuatro  arcabuceros  y  una  gentil  muía  y  fui  á  buscarlos;  tuve 
noticia  estaban  en  Córdoba;  fui  allá,  donde  se  levantaba  otra  com- 
pañía del  capitán  Molina,  apéeme  en  el  mesón  de  las  Rejas  y  fuíme 
solo  á  la  casa  pública  por  ver  si  los  topaba  conforme  las  señas,  y 
por  ver  aquella  casa;  estando  hablando  con  una  de  las  muchas  que 
había,  llegó  á  mí  un  gentilhombre  sin  vara,  con  un  criado,  y  dijo: 
¿cómo  trae  ese  coleto?  que  era  de  ante;  dije:  puesto;  dijo:  pues 
quítesele;  respondí:  no  quiero;  el  criado  dijo:  pues  yo  se  lo  qui- 


n 


i92         boletín  de  la  real  academia  de  la  historia. 


taré;  iba  á  ponerlo  por  obra;  fué  fuerza  aacar  la  espada,  que  ellos 
no  fueron  perezosos  á  hacerlo,  pero  yo  ful  más  pronto,  pues  herí 
malamente  al  alguacil  mayor,  con  que  todas  las  mujeres  cerraron 
las  puertas,  y  la  de  la  calle  también.  Quédeme  dueño  de  la  calle, 
que  era  angostísima,  y  no  sabiendo  qué  hacerme,  porque  era  la 
primera  vez  que  entraba  en  semejantes  casas,  fuime  hacia  la  puerta 
de  la  calle,  que  estaba  cerrada  con  golpe^  y  aiin  no  hallaba  á  quien 
preguntar,  porque  al  herido  lo  llevaron  dentro  use  fué,  que  debía 
de  saber  la  casa,  y  casi  luego  oí  dar  golpes  á  Ja  puerta,  que  se  bailó 
un  picarillo  á  abrilla  con  tanta  diligencia,  que  no  supe  de  dónde 
había  salido;  entró  de  golpe  el  Corregidor  con  tanta  gente  como 
se  deja  entender,  y  queriendo  arremeter  conmigo,  dije:  repórtese 
Ymd.,  con  la  espada  en  la  mano;  y  entonces  lo  mismo  era  que 
hubiera  mil  que  uno,  porque  no  cabían  más  en  la  calle,  dando 
voces,  ¡prendedle!;  nadie  lo  quería  hacer,  y  cierto  que  hubiera  una 
desdicha  si  no  viniera  con  el  Corregidor  el  capitán  Molina,  que 
me  conoció  y  dijo:  repórtese  Vmd.  señor  alférez.  Como  le  oí  ha- 
blar, conocíle  y  dije:  haga  Ymd.  que  esos  señores  lo  hagan,  que 
por  mí  aquí  estoy.  El  Corregidor,  como  oyó  nombrar  alférez,  dijo: 
¿de  quién  es  alférez?;  dijo  Molina:  de  la  compañía  que  se  levanta 
en  Ecija;  respondió  el  Corregidor:  ¿y  es  bueno  que  venga  amatar 
aquí  la  justicia?;  yo  le  dije  todo  lo  que  había  pasado;  mandóme 
me  fuese  á  Ecija;  luego  dije  que  si  haría,  que  había  venido  en 
busca  de  unos  soldados  que  eran  ladrones,  con  que  nos  despedi- 
mos y  se  fué  con  el  capitán  y  su  gente;  yo  me  volví  al  mesón  para 
tratar  de  mi  viaje,  cuando  me  dijo  uno  de  mis  cuatro  soldados: 
aquí  buscan  á  Vmd.  dos  hidalgos;  salí  y  dije:  ¿qué  mandan 
Vmds.?;  respondió  el  uno:  ¿es  vuesa  merced  el  alférez?;  dije  que  sí; 
¿qué  quiere?;  y  con  los  dedos  abiertos,  frotándose  el  bigote,  co- 
menzó: los  hombres  de  bien  como  voancé,  es  justo  los  conocer 
como  es  para  servillos;  aquí  nos  envía  una  mujer  de  bien  que  su 
hombre  se  lo  ahorcaron  en  Granada  por  testigos  falsos;  ha  que- 
dado viuda,  y  está  desempeñada  y  no  mal  fardada;  hale  parecido 
vuesa  merced  bien,  y  le  ruega  vaya  á  cenar  esta  noche  con  ella. 
Para  mí  todo  lo  que  me  dijo  era  latín,  que  no  entendía  aquellos 
términos  ni  lenguaje*  Díjeles:  suplico  á  Vmds.  me  digan  qué  ha 
visto  esa  señora  en  mí  que  me  quiere  hacer  merced;  respondió    & 


j 


VIDA  DBL  CAPITÁN  ALONSO  DB  COHTIlBRAd.  193 

poco  haber  voancé  reñido  como  un  jayán  hoy,  y  herido  á  un  al- 
guacil, el  mayor  ladrón  que  hay  en  Córdoba?  Entonces  eché  de 
ver  que  era  mujer  de  la  casa;  con  que  les  dije  que  yo  estimaba  la 
merced,  pero  que  estaba  en  vísperas  de  ser  capitán  y  me  podía 
atrasar  en  mis  pretensiones,  que  me  holgara  de  no  tenellas  para 
hacer  lo  que  me  pedían;  con  lo  cual  los  despedí  y  me  fui  á  poner 
á  caballo;  amanecí  en  Ecija;  fuíme  á  mi  cuerpo  de  guardia;  hallé 
mi  gente  sosegada,  sin  que  hubiese  habido  desórdenes,  de  que  no 
me  holgué  poco. 

De  allí  á  tres  días  vino  un  soldado  y  dijo:  señor  alférez,  en  el 
mesón  del  Sol  está  una  mujer  que  busca  á  Ymd.^  y  ha  venido  de 
fuera;  no  tiene  mal  parecer;  fui  allá,  que  era  mozo,  y  vi  la  mujer, 
que  la  tenía  el  huésped  en  su  aposento;  no  me  pareció  mala  la 
moza,  y  comenzando  á  tratar  de  dónde  venía,  dijo  que  de  Granada 
huyendo  de  su  marido,  y  que  se  quería  amparar  de  mí  sin  que  la 
yiese  nadie.  A  mí  me  había  parecido  bien;  trújela  á  mi  cata,  re- 
galóla teniéndola  escondida,  y  prometo  que  estaba  casi  enamora* 
do,  cuando  un  día  me  dijo:  señor,  quisiera  descubrirle  un  secreto 
y  no  me  atrevo;  apretóla  rogándoselo  me  lo  dijese,  y  tomándome 
la  palabra  que  no  me  enojaría,  comenzó:  señor,  yo  vi  á  Ymd.  un 
día  tan  bizarro  y  alentado  en  la  casa  de  Córdoba  cuando  desenfa- 
dado hirió  aquel  ladrón  de  alguacil,  que  me  obligó  á  venirme  tras 
Ymd.,  viendo  que  no  quiso  aquella  noche  cenar  conmigo  habién- 
doselo enviado  á  suplicar  con  unos  hombres  de  bien;  y  aunque 
después  de  haber  quedado  sola  por  haber  ahorcado  en  Oranada  á 
un  hombre  que  tenía,  he  sido  requerida  de  muchos  de  fama,  me 
pareció  no  podía  ocupar  mi  lado  ninguno  mejor  que  Ymd.  (1), 
representándome  que  en  toda  la  Andalucía  no  había  mujer  de 
mejor  ganancia,  como  lo  diría  el  padre  de  la  casa  de  Ecija;  qué- 
deme aserto  cuando  la  oí,  y  como  la  quería  bien  no  me  pareció  mal 
nada  de  lo  que  dijo;  antes  me  pareció  que  había  hecho  fineza 
grande  por  mí  en  venirme  á  buscar  y  solicitar;  vino  el  comisario 
á  tomar  muestra  y  socorrer  la  compañía  para  que  marchásemos; 
recogí  la  gente  que  tenía  en  el  marquesado  de  Pliego,  y  en  toda 


(1)    Bn  el  ins.:  f »«  yo. 
TOMO  xzxvn. 


194  BOLBTtN   DB  LA   RBAL  ACADEMIA  DE   LA   HISTORIA. 

di  de  muestra  193  soldados;  marchamos  la  vuelta  de  Extremadura 
para  ir  á  Lisboa  con  mucho  gusto. 

Yo  llevaba  mi  moza  con  más  autoridad  que  si  fuera  hija  de  un 
señor,  y  cierto  que  quieu  no  sabía  que  había  estado  en  la  casa 
pública  le  obligaba  á  respeto ,  porque  era  moza  y  hermosa  y 
no  boba. 

CAPÍTULO  VII. 

En  que  $e  sigue  los  sucesos  de  Alférez, 

Alcanzónos  mi  Capitán  que  desde  la  Corte  había  ido  á  su  tierra 
y  se  había  detenido  hasta  entonces ,  pues  supo  cómo  marchaba 
la  infantería;  hallónos  en  Llerena  y  holgó  de  ver  tan  buena  com- 
pañía y  dijo  que  se  espantaba  hubiese  sabido  gobernar  gente 
bisoña;  quedamos  muy  amigos  además,  que  yo  le  sabía  granjear. 
Segunda  jornada.  Vino  orden  nos  entretuviésemos  en  Extrema- 
dura sin  entrar  en  Portugal,  conque  la  aramos  de  barra  á  barra. 
Llegamos  á  una  tierra  que  se  llama  Hornachos  que  toda  era  en- 
tonces de  moriscos,  fuera  del  Cura,  y  estando  alojado  en  casa  de 
uno  de  ellos,  donde  tenía  mi  bandera  y  cuerpo  de  guardia,  llegó 
un  soldado  que  se  llamaba  Yilches  y  me  dijo:  Sr.  Alférez,  yo  he 
hallado  una  trobadura;  díjele  ¿cómo?  respondió:  yo  estoy  alojado 
en  una  casa  que  no  ha  habido  medio  á  darme  de  cenar,  porque 
dice  que  no  tiene  más  de  arrope  y  higos;  y  buscando  por  la  casa 
si  había  gallinas,  entré  en  un  aposento  que  estaba  á  lo  último  de 
la  casa  donde  había  un  tapador  en  el  suelo,  redondo  como  silo; 
escarbé  y  hallé  que  era  postizo ,  levántele  y  estaba  escuro  abajo 
y  pensando  habría  allí  las  gallinas  escondidas  encendí  una  can- 
delilla que  llevaba  en  la  bolsa  y  bajé,  que  había  una  escalera  de 
mano;  cuando  me  vi  abajo  me  arrepentí,  porque  arrimados  á 
las  paredes  había  tres  sepulcros  muy  blancos  y  la  bóbeda  tam« 
Coeva  de  ar-  bien  blanca;  sospecho  que  están  enterrados  allí  algunos  de  estos 
mas  de  Hopna-  moros:  SÍ  vdm.  quiere  que  vamos  no  puede  dejar  de  si  son 

entierros  que  no  tengan  joyas,  que  estos  se  entierran  con  ellas; 
yo  dije,  vamos;  y  tomando  mi  venablo  nos  fuimos  los  dos  solos  y 
entramos  en  la  casa  y  pedimos  una  vela;  la  huéspeda,  afligida 
viéndome  en  su  casa,  nos  la  dio,  que  no  estaba  el  huésped  en  € 


VIDA   DBL   CAPITÁN  ALONSO  DB  G0NTRERA8.  195 

l)ajaiDos  al  silo  y  como  yo  vi  los  sepulcros  juzgué  lo  que  el  soU 
dado,  y  coa  la  punta  del  venablo  comencé  á  urgar  y  en  un  punto 
se  despegó  la  tabla  que  estaba  debajo  de  la  cal  y  era  una  caja 
grande  hecha  aposta  de  madera  y  por  fuera  estaba  de  cal,  que 
parecía  sepulcro;  estaba  lleno  de  arcabuces  y  bolsas  con  balas,  de 
que  recibí  gran  consuelo  y  contento  por  parecerme  que  de  aque- 
llas armas  armarían  mi  compañía  y  nos  tendrían  más  respeto 
por  donde  pasábamos,  porque  como  íbamos  con  espadicas  solas  y 
alguno  sin  ellas,  en  muchos  lugares  nos  perdían  el  respeto.  Abri- 
los  todos  y  eran  lo  mesmo;  díjele  al  soldado:  vmd.  se  quede  aquí 
hasta  que  dé  cuenta  al  Comisario;  y  así  lo  hice,  porque  fui  al  punto 
y  se  lo  dije;  él  se  vino  conmigo  con  su  alguacil  y  secretario  y 
viendo  los  sepulcros  me  dijo  á  mí  y  al  soldado:  vmd  ha  hecho  un 
gran  servicio  al  Rey;  vayase  á  su  casa  y  no  le  salga  de  la  boca 
esto,  porque  importa,  y  al  soldado  lo  mesmo.  Fuíraonos  á  mi  casa 
y  dijo  el  soldado:  Sr.  que  es  mi  posada  esta  y  no  he  cenado;  dile 
ocho  reales  para  que  se  fuese  al  mesón,  con  que  el  soldado  fué 
más  contento  que  la  Pascua.  Yo  quise  dar  cuenta  á  mi  capitán 
pero  no  quise:  lo  uno  porque  me  había  encargado  el  secreto  y  lo 
otro  porque  no  estaba  bien  con  él,  porque  andaba  solicitándome 
la  moza. 

A  la  mañana,  muy  de  mañana,  me  envió  un  recado  el  Capitán 
con  las  cajas  que  habíamos  de  marchar,  que  me  espanté,  porque 
habíamos  de  estar  allí  tres  días;  hícelo  y  marchamos  y  estando 
de  partencia  me  dijo  el  Comisario:  vaya  vmd  con  Dios,  que  á  fé 
sino  tuvieran  una  cédula  Real  para  poder  tener  armas  ofensivas 
y  defensivas  que  no  había  sido  malo  el  lance;  pero  con  todo,  vmd. 
no  diga  nada. 

Partimos  á  un  lugar  que  se  llama  Palomas  y  estuvimos  dos 
días  y  luego  partimos  á  otro  que  llaman  Guareña,  donde  tuvie- 
ron los  soldados  con  la  gente  de  la  tierra  una  reñida  pendencia 
que  hubo  tres  muertos  y  heridos  de  una  y  otra  parte,  y  en  la  pen- 
dencia decían  los  soldados  á  voces:  ¡Cuerpo  de  Cristo!  no  estuvié- 
ramos armados  de  las  armas  de  Hornachos;  que  el  soldado  lo 
había  ya  dicho  á  sus  camaradas  y  aun  yo  lo  dije  más  de  cuatro 
veces. 

Apaciguóse  la  pendencia  y  fuímonos  de  allí,  donde  llegó  el 


196  boletín  DB  la  ABAL  ACaDEUIA  OB  la  HISTOBtA. 

Comisario  á  castigarlos,  dentro  de  pocos  días;  el  Comisario  era  un 
capitán  del  número;  no  se  dice  su  nombre  por  algún  respeto  y  eo 
el  discurso. de  este  libro  hallarán  la  polvareda  que  levantó  estos 
sepulcros  de  armas,  que  queda  hasta  que  le  toque  su  vez. 

Mi  capitán  deseaba  holgarse  con  la  mujer  que  yo  llevaba,  y 
aunque  se  lo  había  hecho  saber  con  recados  á  la  mujer  no  pudo 
conseguir  nada,  que  tan  buena  se  había  hecho  siendo  tan  mala; 
y  llegando  á  un  lugar  que  se  llama  el  Almendralejo ,  después  de 
alojada  la  compañía,  que  era  casi  noche,  cené  y  mandé  acostar 
la  mujer,  que  iba  preñada  en  tres  meses;  envióme  á  llamar  el 
capitán  y  dijo:  vdm.  tome  ocho  soldados  y  vaya  al  camino  de 
Alange  y  estése  emboscado,  porque  por  ese  camino  se  han  de  huir 
esta  noche  cuatro  soldados,  que  lo  sé  cierto  por  aviso  que  me  han 
dado;  yo  lo  creí,  y  mandando  ensillar  una  haca  que  tenía,  me 
partí,  dejando  acostada  la  mujer;  y  sabiendo  el  Capitán  que  yo  era 
partido  se  vino  á  mi  posada  y  entró  á  visitar  á  la  Isabel  de  Rojas, 
que  así  se  llamaba,  y  de  lance  en  lance  quiso  echarse  con  ella;  la 
mujer  se  resistió  tanto  que  la  obligó  á  dar  voces  y  el  Capitán  como 
vio  esto  arrebató  de  un  mallo  que  tenía  en  el  aposento,  que  yo  me 
deleitaba  de  jugar  al  mallo,  y  la  dio  tantos  palos  que  fué  menes- 
ter entrar  la  guarda  y  ol  huésped  á  quitársela;  fué  de  suerte  que 
luego  quebró  en  sangre  y  malparió  dentro  de  tres  horas.  Yo  des- 
cuidado en  el  campo,  aguardando  los  que  se  huían,  vi  que  ya  no 
había  dos  horas  hasta  el  día  y  dije:  Señores,  vamonos,  que  basta 
la  burla  si  es  que  me  la  ha  hecho  el  Capitán,  porque  si  se  habían 
de  huir  había  de  ser  á  prima  noche.  Llegué  á  mi  casa  y  entrando 
en  el  aposento  hallé  quejándose  á  Isabel;  pregunté  que  teaíay 
díjome  que  aquella  tarde  había  caído  del  pollino  y  que  había 
quebrado  en  sangre  y  aun  malparido.  A. esto  vi  que  andaban 
algunos  soldados  hablándose  al  oido  y  dióme  alguna  sospecha: 
apreté  á  la  mujer  y  dije  me  dijera  la  causa ;  no  fué  posible,  sino 
lo  dicho;  salí  acá  fuera  y  llamé  un  soldado  de  quien  me  fiaba  y 
pregúntele!  si  había  habido  algo;  respondió:  Sr.,  tan  gran  bella* 
quería  no  es  posible  que  se  calle;  aquí  llegó  el  Capitán  y  ha  puesto 
á  la  señora  Isabel  como  está,  por  ser  mujer  de  bien;  y  ¡voto  á  Diosl 
que  yo  ni  mis  camaradas  no  hemos  de  estar  mañana  á  estas  ho^^ 
en  la  compañía,  que  á  él  no  le  conocemos;  que  vmd.  nos  sac^ 


TT 
/ 


▼IDA  DBL  CAPITÁN  ALONSO  DE  GONTRBBAfl.  197 

nuestras  casas.  Dijele:  yind.  se  reporte»  que  si  el  capitán  ha  hecho 
algo,  Isabel  le  debió  de  dar  ocasión.  No,  ¡voto  á  Dios!,  sino  por- 
que no  se  quiso  echar  con  61. 

Con  esto  mandé  echasen  cebada  á  la  haca  y  compuse  un  porta- 
manteo con  un  poco  de  dinero  7  mis  papeles  y  fuime  en  casa  del 
capitán,  que  ya  amanecía  y  llamé  á  la  puerta;  respondióme  un  Herida  del  ca- 
criado  flamenco  que  se  llamaba  Claudio.  Dijome  que  su  amo  ^^^°' 
dormía,  que  no  le  podía  despertar.  Dije  que  habia  un  correo  de 
Madrid,  con  que  avisó  á  su  amo  y  dijo  que  aguardasen.  Vistióse, 
no  del  todo,  y  mandó  que  entrase;  entré  y  empuñando  la  espada 
le  dije  que  era  ruin  caballero  en  lo  que  había  hecho  y  que  le 
había  de  matar.  El  metió  mano  á  una  espada  y  broquel;  pero 
como  la  razón  tiene  gran  fuerza  le  di  una  estocada  en  el  pecho 
que  di  con  él  en  tierra.  Dijo:  ¡  ay,  que  me  ha  muerto !  El  criado 
quiso  ayudar;  pero  no  le  valió,  que  al  salir  llevó  un  trasquilón  en 
la  cabeza*  Tomé  mi  haca  y  fuime  camino  de  Gáceres,  donde  tenía 
unos  amigos  caballeros  del  hábito  de  San  Juan  y  contóles  el  caso. 

Avisaron  luego  al  comisario,  que  vino  volando,  y  supe  había 
hecho  información  contra  mí,  y  en  virtud  de  ella  me  condenó  á 
cortar  la  cabeza  por  el  haber  ido  á  matar  á  mi  capitán  á  su  casa; 
que  es  el  mayor  delito  que  hay  en  la  milicia  el  perder  el  respeto 
á  los  superiores.  Envió  la  información  á  Madrid  y  toda  estaba  en 
mi  favor  sino  es  el  haber  perdido  la  obediencia  al  capitán,  el  cual 
sanó  de  su  herida,  aunque  pasó  gran  riesgo  de  la  vida. 

Escribí  al  Sr.  D.  Diego  Brochero  y  mandóme  que  me  presentase 
en  la  Corte,  que  él  lo  acabaría.  Hícelo  aconsejado  de  aquellos 
caballeros. 

La  mujer,  después  de  convaleciente,  la  dio  el  concejo  del  Almen- 
dralejo  con  que  fuese  de  allí  á  Badajoz,  que  desde  allí  sabría  lo 
que  había  de  hacer,  porque  no  supo  de  mí  en  muchos  días,  donde 
abrió  tienda  en  casa  de  su  padre  y  madre  que  no  es  de  las  peores 
casas  de  Extremadura. 

Yo  llegué  á  Madrid  y  fui  en  casa  del  Sr.  D.  Diego  Brochero,  el 
cual  había  visto  la  información  en  el  Consejo  de  Guerra  y  había 
hallado  á  todos  los  consejeros  de  mi  parte.  Mandó  me  presentase 
en  la  cárcel  de  la  villa  y  que  desde  allí  diese  un  memorial  al 
Consejo,  como  estaba  preso  á  orden  del  Consejo;  que  suplicaba 


18  BOLBTlN  DB   LA   RBAL  ACAD^UIÁ   DB   LA   HISTORIA. 

andasen  ver  la  iaformaclÓD,  7  que  lo  que  había  hecho  con  á 
ipitáD  no  era  por  cosas  tucantee  al  servido  del  Rey.  Esümartm 
ucho  esta  acción,  haciendo  que  me  presentase  preso  y  luego 
.ese  memorial.  Diéronme  ud  despacho  para  el  Sr.  D.  Cristóbal 
i  Mora  que  era  Vire;  6  Capitán  general  de  Portugal,  porque 

0  supe  lo  que  era,  aunque  el  Sr.  D.  Diego  Brocfaero  me  dijo  que 
lese  contento,  que  buen  despacho  llevaba,  7  á  fe  que  iba  con 
arto  miedo. 

X>as  compañías  estaban  de  espacio  en  Extremadura.  Yo  fui  por 
iguiios  lugares  donde  había  pasado  y  me  hicieron  mucha  mer- 
)d,  porque  siempre  procuré  hacer  bien  y  no  mal.  Uegué  al  Al- 
lendralejo  y  hablé  á  los  Alcaldes  y  me  regalaron.  Dljelea  como 
evaba  aquella  orden  del  Rey  y  pregunté  por  Isabel.  Dijeron  qne 

1  habían  euviado  á  Badajoz,  donde  ella  quiso  ir  después  de  con- 
ilecieate,  y  que  les  había  pesado  de  lo  que  había  sucedido;  que 
otro  dfa  no  había  quedado  la  mitad  de  los  soldados  porque  se 
leroD  todos;  después  supieron  nomo  no  tenía  veinte  soldadas 
e  más  de  150,  y  fué  verdad  que  do  entró  en  Lisboa  con  más  de 
itorce  soldados  y  un  atambor. 

Despedime  de  los  Alcaldes  y  f uf  á  Badajoz,  que  todavía  me 
uraba  el  amor.  Topé  á  Isabel  ganando  en  la  casa  pdblica,  y 
liando  me  vio  entrar  en  ella  al  punto  se  levantó  y  cerró  la  puerta 

me  dijo:  ¡Ah,  Sr.  galán!  suplico  á  vmd.  una  palabra.  Llevóme 

0  casa  del  padre  y  comenEÓ  á  llorar.  Dije  ¿por  qué  llora?;  dijo: 
orque  he  tenido  dicha  de  ver  í  vmd.,  y  aunque  estoy  aquí  no  be 
ormido  con  hombre  después  que  faltó  vmd.;  saltóla  madre  y 
ijo:  y  como  que  soy  buen  testigo  de  eso  y  que  me  han  regalada 
las  de  cuatro  caballeros  de  la  ciudad  porque  se  la  diese  á  algu- 
0,  lo  cual  no  he  podido  alcanzar  con  Isabel;  pero  es  cierto  que  ba 
mido  raión  en  guardar  respeto  á  un  moio  como  vmd.  Beso 
vmd.  las  manos,  señora,  por  el  favor,  dije  yo;  y  tratando  con 
jabel  de  nuestros  negocios  me  dijo  que  tenía  seiscientos  reales 

buena  ropa,  ¿qué  quería  que  hiciésemosF  Dije  que  irnos  á  Us- 
oa¡  quedamos  de  acuerdo  el  hacerlo.  Yo  me  fui  aquella  noche  i 
na  posada  y  ella  se  vino  á  dormir  y  cenar  conmigo.  Algunos 
ue  la  pretendían  quisieron  darnos  mala  noche,  porque  truje 

1  Corregidor  á  la  posada,  diciendo  era  yo  el  mayor  ruñan 


VIDA   DBL  CAPITÁN  ALONSO  DB  C0NTRBRA8.  199 

había  en  España;  en  suma,  llegó  al  mejor  sueño,  y  como  los 
hombres  parecen  diferente  desnudos  que  vestidos  comenzó  á  tra- 
tarme como  á  un  ruñan  y  j)ara  llevarme  á  la  cárcel.  Era  necesa- 
rio vestirme;  después  que  lo  hube  hecho,  le  dije:  Sr.  Corregidor 
mientras  no  conoce  vmd.  á  las  persouas  no  las  agravia  y  dljele 
quien  era,  que  ya  me  conocía  por  lo  sucedido  en  el  Almendralejo 
y  como  aquella  era  la  mujer  por  quien  había  sucedido  lo  del 
capitán  y  como  llevaba  aquella  orden  del  Consejo.  Holgóse  mucho 
de  oirme  y  conocerme;  pidióme  perdón  diciendo  le  habían  dicho 
que  era  el  mayor  rufián  de  España.  Rogóme  que  me  quedase 
en  mi  posada  y  que  me  fuese  á  Lisboa  lo  más  presto  que  pudiese, 
que  si  había  menester  algo  me  lo  daría.  Yo  se  lo  agradecí ,  con 
que  se  fué  y  yo  me  torné  á  acostar.  Estuve  dos  días  en  aquella  ciu- 
dad, que  me  miraban  como  toro,  no  dejando  volver  á  Isabel  á  la 
casa,  donde  la  trujo  el  padre  su  ropa,  con  harto  pesar  que  se  le 
iba  tal  hija.  Fuimos  á  Lisboa  con  mucho  gusto,  estuvimos  más 
de  veinte  días  sin  que  viniesen  las  compañías  y  al  cabo  de  ellos 
llegó  la  mía  con  otras  cuatro  y  antes  que  desembarcasen  fui  á 
dar  el  despacho  al  Sr.  D.  Cristóbal  de  Mora  que  me  hizo  mucha 
merced  y  dijo:  vaya  á  los  barcos  y  entre  con  su  compañía.  Dije 
que  el  capitán  podría  hacer  alguna  cosa  por  no  nos  haber  visto 
desde  que  le  herí.  Mandó  á  un  ayudante  que  le  llevase  un  recado, 
hízolo  y  dijo  que  quería  hablar  al  General.  Fué  y  díjole  que 
tuviese  paciencia,  que  lo  mandaba  el  Rey;  pero  que  presto  se 
acabaría  el  estar  yo  con  él.  Desembarcamos  la  bandera  que  se 
había  embarcado  en  Alcántara  y  marchamos  al  castillo,  donde 
nos  tomaron  muestra  y  en  ella  reformaron  mi  compañía,  con  lo 
cual  quedamos  apartados  el  capitán  y  yo. 

Dióme  licencia  el  Sr.  D.  Cristóbal  de  Mora  para  la  Corte  y  una 
paga,  con  que  me  fui  con  Dios  luego  y  llegué  á  Valladolid,  donde 
roe  dieron  ocho  escudos  de  ventaja  para  Sicilia  y  me  fui  á  servir, 
trayendo  á  Isabel  conmigo  hasta  Valladolid,  donde  murió  en  su 
oficio.  ¡Dios  la  haya  perdonado! 

Víneme  á  Madrid,  vi  á  mi  madre  y  pedíla  su  bendición,  y  con 
ella  me  partí  para  Barceloua  y  allí  me  embarqué  en  un  bajel  car- 
gado de  paños,  y  llegué  á  Palermo  en  diez  días. 

Gobernaba  el  Sr.  Duque  de  Feria  el  año  de  1604  aquel  reino. 


SOO  BOLETÍN   DI   LA   BUL   ACADBMU  DI   LA  HISTORIA. 

Senté  mi  ventaja  ea  la  compafifa  del  capitán  D.  Alonso  Sáncfaei 
de  Figueroa. 

Quiso  el  Duque  armar  unos  galeones  para  enviar  en  corso,  j 
sabiendo  que  yo  era  prático,  me  rogó  quisiese  capitanealloa. 
Hícelo  y  partí  para  Levante,  donde  le  traje  una  jerma  cargada 
del  bien  del  mundo  de  lo  que  se  carga  en  Alejandría  y  mas  otro 
galeoncillo  inglés  que  había  tres  años  que  andaba  hurtando,  eo 
el  cual  había  haitas  cosas  curiosas.  Lo  que  hubo  en  el  discureo 
de  este  viaje  dejo  por  do  enfadar  con  más  cosas  de  Levante.  Con 
lo  que  me  tocó  de  esta  presa  me  encabalgué,  que  estaba  sobrado. 
Mudé  la  plaza  á  la  compañía  del  Sr.  Marqués  de  Villalba,  hijo 
primogénito  del  Duque. 

Capítulo  viii. 

En  qtte  te  cumia  la  pérdida  del  Sr.  Adelantado  de  Caatilla<^i 
en  la  Mt^iometa,  donde  yo  estuve. 

Ordenóse  una  jornada  para  Berbería  en  las  galeras  de  Sicilia 
y  Malta,  cuatro  de  Malta  y  seis  de  Sicilia,  á  cargo  del  Adelantado 
da  Castilla,  que  era  un  General  de  aquella  escuadra  y  le  costd  la 
vida  en  esta  forma:  Partimos  para  Berbería  diez  galeras,  como 
tengo  dicho  y  á  las  de  Sicilia  mandó  el  Adelantado  que  dejásemos 
las  c^jas  de  los  coseletes  en  Mesina  por  ir  más  ligeros.  Llegamos 
auna  isla  que  está  ocho  millas  de  tierra  firme  de  Berbería,  llámase 
el  Címbano,  donde  se  hizo  Consejo  de  Guerra  y  salió  resuelto 
echásemos  gente  en  tierra  en  una  ciudad  que  se  llama  la  Maho- 
meta,  que  los  años  atrás  habíamos  tomado  con  las  galeras  de  Malta. 
Llegamos  á  dos  leguas  de  la  ciudad,  víspera  de  Nuestra  SeAora  de 
Agosto,  1605,  al  amanecer;  echamos  la  gente  en  tierra  para  ir  mar* 
chando  por  unos  arenales  que  hay  hasta  la  ciudad,  donde  llegamos 
el  sol  salido  mas  de  una  hora  á  buena  vista.  Fui  uno  de  los  alfé- 
reces reformados  que  llevaba  las  escalas  acuestas  que  eran  siete; 


<l)    D.  Joan  de  Padilla  Maarique  y  Acufia ,  conde  de  SaoU  Qa(lm.>?u«  barmuii 
déla  ilaitre  escrltara  Doüa  Luisa  de  Padilla  y  Maarique.  Salaiar  (Cía  di  Lan 
4N)  flja  la  muerte  de  t).  Juan  en  el  aCo  1601. 


tT' 


VIDA  DBL  CAPITÁN  ALONSO  DB  CONTRERAS*  20f 

faizose  un  escuadrón  de  500  hombres,  todos  españoles,  con  chusos 
y  arcabuces,  pero  sin  coseletes.  Arrimamos  las  escalas  con  el 
valor  que  semejante  gente  tiene,  españoles  y  caballeros  de  Malta, 
y  por  las  escalas  subimos,  cayendo  unos  y  subiendo  otros;  en 
sama  se  ganó  la  muralla  y  degollamos  la  guarnición  de  los  rebe- 
llines en  que  se  hicieron  fuertes  algunos  de  los  genizaros  que  eS'^ 
iaban  allí  de  presidio. 

Abrióse  la  puerta,  por  donde  entró  toda  la  gente,  eceto  los  del 
escuadrón  que  estaba  fuera,  que  debió  de  ser  otros  setecientos, 
hombres,  y  prometo  que  no  cabíamos  en  las  calles  que  son  tan 
angostas  como  cana  y  media,  que  son  tres  varas.  Cogiéronse  algu- 
nos moros  y  moras  aunque  pocos,  por  haberse  escondido  en  los 
silos  que  tiene  cada  casa.  Había  en  la  tierra  algún  trigo  que  quiso 
embarcar  el  Adelantado  y  aun  lo  mandó.  Fuera  había  unas  huer- 
tas con  sus  norias,  donde  había  algunos  moros  y  algunos  caba- 
llos, que  creo  llegaban  á  quince  y  los  de  á  pie  á  ciento,  los  cuales 
estaban  á  raya  con  el  escuadroncillo.  Las  escalas  se  habían  qui- 
tado de  la  muralla,  que  fué  la  total  ruina,  y  al  cabo  de  un  rato  se 
tocó  la  trompeta  á  recoger,  sin  saber  quien  se  lo  hubiese  mandado, 
con  lo  cual  comenzó  cada  uno  á  cargar  con  los  malos  trapos  que 
había  buscado  y  se  iban  á  embarcar  á  las  galeras  que  habían  ve- 
nido á  la  tierra  muy  cerca  á  tiro  de  cañóo.  La  gente  se  comenzó 
á  embarcar  sin  más  orden.  Guando  se  lo  dijeron  al  Adelantado 
dijo  ¿quién  lo  había  mandado?;  no  se  halló  quien  y  sin  poderlos 
detener  pasaron  adelante  con  su  viaje,  tanto  que  el  escuadrón  hizo 
lo  mesmo;  viendo  que  todos  se  iban  á  embarcar  se  deshizo  sin 
saber  quien  lo  mandase  y  corriendo  á  la  marina  sin  haber  alma 
que  fuese  tras  ellos,  con  que  venimos  á  hallarnos  á  la  lengua  del 
agua  casi  todos  los  1.200  hombres,  con  que  los  moros  que  estaban 
en  las  huertas  subieron  por  las  escalas  nuestras  que  estaban  en 
en  uno  délos  cuatro  lienzos  que  tenía  la  tierra,  sin  ver  la  puerta 
que  estaba  en  otro  ya  abierta;  comenzaron  á  salir  de  los  silos  los 
moros  escondidos  y  de  la  muralla  nos  acribillabao  con  la  artille- 
ría, que  aun  no  fuimos  para  desencabalgarla  ú  davalía;  pero  si 
tenía  Dios  dispuesto  lo  que  nos  sucedió  ¿cómo  habíamos  de  tener 
juicio?  pues  nos  lo  quitó  á  todos  este  día. 

Bn  este  punto  se  levantó  tan  gran  borrasca  que  se  pensaroa 


202  BOLETÍN  DB  hk  RBAL  ACADEMIA   DB   LA   HISTOBIA. 

perder  las  galeras,  7  era  contraria,  que  Tonía  de  la  mar.  La  geste 
de  á  caballo  que  estaba  en  las  huertas  con  algunos  de  á  pie  rom- 
pió con  los  que  estábamos  á  la  marina  y  hicieron  tan  gran  ma- 
tanza que  es  increíble,  sin  haber  hombre  de  nosotros  que  hiciese 
resistencia,  siendo  los  nuestros  casi  toda  la  gente  dicha  7  ellos 
no  llegaban  á  ciento  7  sin  bocas  de  fuego,  sólo  con  lanzas  y 
alfanjes  7  porras  de  madera  cortas.  Miren  si  fué  milagro  cono- 
cido  7  castigo  que  nos  tenia  guardado  Dios  por  su  justo  juido. 

Toda  esta  gente  que  estábamos  en  la  marina,  unos  se  echaron 
al  agua  7  otros  á  la  tierra,  dellos  mesmos  hu7endo  tanto,  que  tí 
un  esquife  encallado  en  el  seco  con  más  de  30  personas  dentro 
que  les  parecía  estaban  seguros  por  estar  dentro  el  esquife,  sin 
mirar  que  estaban  encallados  7  que  era  imposible  el  desencallarse 
con  tanta  gente  7  aun  sin  nadie  dentro.  Ahogóse  mucha  gente 
que  no  sabían  nadar  7  70  me  había  metido  en  el  agua  vestido 
como  estaba,  á  donde  me  daba  poco  más  de  la  cintura,  7  tenia  en- 
cima una  jacerina  que  me  había  prestado  elcómitre  de  mi  galera, 
que  valia  cincuenta  escudos,  con  que  se  armaba  en  Sicilia  cuando 
iba  á  reñir.  Pesaba  más  de  veinte  libras  7  pude  desnudarme  y 
quitármela  7  irme  á  nado  á  galera,  aunque  harta  fortuna  porqae 
nado  como  un  pescado;  pero  estaba  tan  fuera  de  mí  que  no  me 
acordaba  7  estaba  embelesado  mirando  como  seis  morillos  estaban 
degollando  los  que  estaban  en  el  esquife  sin  que  ninguno  se  de- 
fendiese, 7  después  que  lo  hubieron  hecho  los  echaron  á  la  mar  y 
se  metieron  en  el  esquife,  desencallándole,  conque  fueron  matan- 
do á  todos  los  que  estaban  en  el  agua  7  iban  nadando,  sin  querer 
tomar  ninguno  á  vida  [en]  la  tierra.  No  dejaban  de  tirar  artillería 
7  escopetazos  con  que  hacían  gran  daño. 

De  las  galeras  habían  señalado  marineros  en  los  esquifes  para 
recoger  la  gente  que  pudiesen  7  no  osaban  llegar,  porque  como 
la  borrasca  era  de  fuera  temían  no  encallar  en  el  bajo  7  perderse 
en  uno  de  estos. 

Venía  por  cabo  el  dueño  de  la  jacerina  7  conocióme  en  una 
montera  morada  que  tenía  con  unas  trencillas  de  oro  7  en  la 
ropilla,  que  era  morada  7  dándome  voces  que  me  arrojase,  que 
ellos  me  recogerían  afuera,  lo  hice  sin  quitarme  nada  de  encír^' 
disparate  grande.  Nadé  como  dos  pasos  7  me  ahogaba  con  el  j 


F^^ 

* 


TIOA  DEL  CAPITÁN  ALONSO  OB  C0NTBEBA8.  SOS 

7  ia  gran  borrasca  que  había.  Bl.cómitre,  por  no  perder  sa  jace- 
rina embistió  conmigo  y  cogióme  de  un  brazo  y  metióme  dentro 
con  harta  agua  que  había  bebido,  y  otro  pobre  soldado  que  me* 
dio  ahogado  agarró  del  esquife  y  lo  remolcaba  á  tierra  con  la  mar 
hasta  que  le  cortaron  la  mano  porque  le  soltase,  con  que  se  ahogó, 
que  me  hizo  harta  lástima,  pero  todo  fué  menester  para  salvar  el 
esquife.  Llevóme  á  galera,  donde  los  pies  arriba  y  la  cabeza  abajo 
vomité  el  agua  bebida. 

El  Adelantado,  viendo  esta  desdicha  fuese  á  embarcar  á  su     Muerte  del 
faluga  que  tenía  y  un  capitán  de  infantería  camarada  suya  den-  Adelantado  de 
tro  de  guarda,  como  vio  la  gran  desorden  y  la  borrasca  se  fué  á  ]|iabosieta.ie(Xi 
galera.  Dicen  que  le  llamaba  á  voces  el  Adelantado  por  su  nom- 
bre, apellidándole  camarada,  que  el  nombre  no  digo  por  su  infa- 
mia que  hizo,  y  sin  volver  á  tierra  se  fué  y  dejó  al  buen  señor 
donde  se  ahogó  queriendo  nadar,  y  el  esquife  de  la  capitana  lo 
embarcó,  que  le  conocía;  pero  cuando  lo  hizo  ya  estaba  ahogado. 
Trujéronlo  á  la  capitana:  yo  le  vi  tendido  encima  de  una  mala  , 

alfombra  en  la  popa  de  la  capitana  de  Sicilia,  con  el  vestido  como 
estaba  en  tierra,  sin  herida  ninguna,  sólo  la  cara  denegrida  y 
acardenalada,  que  consideré  que  cosa  sea  el  ser  gran  señor  ü  po- 
bre soldado,  que  aun  el  ser  General  no  le  bastó  para  salvarse  en 
aquella  ocasión  donde  se  salvaron  otros,  aunque  pocos,  que  de 
toda  la  infantería  del  tercio  de  Sicilia  que  venía  embarcada  no 
quedaron  más  de  setenta  y  dos,  siendo  más  de  ochocientos  los 
que  veníamos  embarcados.  De  las  cuatro  galeras  de  Malta  pere- 
ció á  este  respeto  también,  que  no  supe  el  número. 

Vi  al  Adelantado,  como  he  dicho,  porque  en  mi  galera  no  había 
oficial  de  la  compañía  ni  soldadps  más  de  seis  conmigo,  y  díjome 
el  capitán  de  la  galera  que  fuese  á  las  demás,  á  ver  si  topaba  algu- 
nos soldados  de  los  nuestros  que  se  hubiesen  salvado  en  alguna  de 
las  otras  galeras.  Tomé  el  esquife,  que  había  querido  Dios  aplacar 
su  ira  con  tantas  muertes  y  con  la  del  Adelantado,  porque  estaba 
la  mar  como  una  leche  blanca,  no  habiendo  habido  de  tiempo  en 
ganar  la  tierra  y  perdella  y  la  borrasca  tres  horas  cabales. 

Llegué  á  la  capitana  y  no  hallé  soldado  ninguno  más  que  al  al- 
férez, que  todos  saltaron  en  tierra  sin  bandera,  y  entonces  vi  al 
Adelantado  como  he  dicho. 


204         bolbtín  db  la  rbal  acaobmia  db  la  historia. 

YólTíme  á  mi  galera,  que  iba  zarpando,  y  es  de  coiíaiderar  que 
en  este  poco  tiempo  estaba  también  la  marina  como  sí  no  hubiera 
habido  allí  aquella  gran  matanza.  No  quisieron  tomar  vivo  nea- 
gün  cristiano,  que  todos  los  mataron,  sino  fuerou  algunos  que  se 
escondieron  en  unas  tinajas  grandes  como  las  que  echan  vino  en 
España,  que  se  hacen  allí,  y  había  muchas  arrimadas  á  una  puerta 
falsa  de  la  tierra;  pero  no  fueron  treinta  éstos. 

Al  maese  de  campo  nuestro,  que  era  un  caballero  del  hábito  de 
Galalrava,  que  llamaban  D.  Andrés  de  Silva,  le  cogieron  vivo,  y 
sobre  quién  le  había  de  llevar  le  cortaron  por  medio  vivo  para  dar 
á  cada  uno  la  mitad,  que  fué  lástima  cuando  lo  oimos  dedr.  A  los 
muertos  cortaron  las  cabezas  y  quemaron  los  cuerpos,  y  á  los  que 
cogieron  vivos  les  pusieron  á  cada  uno  una  sarta  de  cabezas  y  una 
media  pica  en  la  mano  con  otra  cabeza  hincada  en  la  punta,  y  desta 
manera  entraron  en  Túnez  triunfando.  Bsle  fin  tuvo  aquella  des- 
dichada jornada.  Partimos  de  Sicilia  y  en  el  camino  se  apartaron 
las  galeras  de  Malta  para  Malta,  que  estaban  cerca. 

Nosotos  llegamos  á  Palermo  con  los  fanales  de  las  galeras  cu- 
biertos de  luto  y  las  tiendas  hechas,  con  ser  por  Agosto,  bogando 
sin  concierto,  que  ponía  dolor  á  quien  lo  vía,  y  más  viniendo  tantas 
barcas  á  preguntar,  quién  por  su  marido  y  por  hijo  y  por  cama- 
rada  y  amigos,  y  era  fuerza  responder;  son  muertos;  porque  era 
verdad,  que  los  alaridos  de  las  mujeres  hacían  llorar  los  remos  de 
las  galeras. 

Sacaron  de  noche  el  cuerpo  del  Adelantado  y  llevaron  á  una 
iglesia,  con  muchas  hachas,  que  no  me  acuerdo  cómo  se  llamaba 
la  iglesia,  y  dejaron  depositado  hasta  llevarlo  á  España. 

AI  capitán  que  le  llevó  la  faluga  al  Adelantado  hicieron  proceso, 
y  un  hermano  suyo  que  estaba  en  Palermo  en  puesto  grande, 
viendo  que  le  habían  de  dar  muerte  infame  por  lo  escrito,  le  dio 
una  noche  veneno  y  amaneció  muerto,  hinchado  como  una 
bota;  ya  he  dicho  que  no  digo  su  nombre,  porque  era  muy  co- 
nocido. 

Rehízose  mi  compañía  y  enviáronme  á  alojar  á  Monreal,  legua  y 
media  de  Palermo,  y  estábalo  yo  en  casa  de  un  hornero  ú  pana- 
dero que  tenia  una  haquilla  de  portante  y  gorda;  prestábam  * 
todos  los  días  y  iba  á  Palermo  y  volvíame  á  Monreal.  Estaba 


TIDA   DEL  CAPITÁN   ALONSO  DB  C0NTRSIIA8.  205 

entonces  buen  mocetón  y  galán,  que  daba  envidia.  En  la  calle  por 
donde  entraba  de  Monreal  vivía  una  señora  española,  natural  de 
Madrid,  viuda  de  un  Oidor,  con  quien  vino  casada.  Era  hermosa 
y  no  pobre,  y  siempre  que  pasaba  por  allí  la  vía  en  la  ventana, 
que  me  parecía  estaba  con  cuidado.  Supe  quién  era,  y  envié  un 
recado  que  yo  era  de  Madrid,  que  si  á  su  md.  la  podía  servir  en 
algo  que  me  lo  mandase,  que  más  obligación  tenía  yo  por  ser  de 
su  tierra  que  no  otros.  Agradeciómelo  y  dio  licencia  que  la  visi- 
tase. Hícelo  con  mucho  cumplimiento,  y  regalábala  con  frutas  de 
Monreal  que  son  las  mejores  del  reino.  De  lance  en  lance  trata- 
mos de  amor  y  de  matrimonio,  anque  diferente  estado  el  haberle 
tenido  con  un  letrado  y  Oidor  con  fausto,  ó  con  un  soldado  que  no 
tenía  más  que  cuatro  golillas  y  doce  escudos  de  paga,  anque  era 
alférez  reformado;  vinimos  á  tratar  de  veras  el  casamiento  entre 
los  dos,  y  dije:  Señora,  yo  no  podré  substentar  coche  ni  tantos 
criados  como  tiene  vmd.  aunque  merece  mucho  más.  Dijo  que  no 
importaba,  que  se  contentaría  con  una  silla  y  dos  criadas  y  dos 
criados.  Con  lo  cual  pedimos  licencia  al  Arzobispo  para  casarnos 
en  una  ermita  y  nos  la  dio;  que  esto  se  hizo  con  secreto,  de  que 
le  pesó  al  Duque  de  Feria  cuando  lo  supo,  porque  la  tenía  por 
encomendada  del  Duque  de  Arcos. 

Estuvimos  casados  coü  mucho  gusto  más  de  año  y  medio,  qui- 
riéndonos  el  uno  al  otro,  y  cierto  que  era  tanto  el  respeto  que  la 
tenía,  que  á  veces  fuera  de  casa  no  me  quería  cubrir  la  cabeza 
delante  de  ella;  tanto  la  estimaba.  En  suma:  yo  tenía  un  amigo 
que  le  hubiera  fiado  el  alma;  entraba  en  mi  casa  como  yo  mismo, 
y  fué  tan  ruin  que  no  mirando  á  la  gran  amistad  que  había  entre 
los  dos,  comenzó  á  poner  los  ojos  en  mi  mujer  que  yo  tanto  ama- 
ba, y  aunque  yo  vía  algunas  cosas  de  más  cuidado  en  el  hombre 
de  lo  ordinario,  no  pensé  en  tal  cosa,  hasta  que  un  pajecillo  que 
tenía  me  dijo:  Señor,  ¿en  España  los  parientes  besan  á  las  mujeres 
de  los  otros  parientes?  Dije:  ¿por  qué  lo  dices?  respondió:  porque 
fulano  besa  á  la  señora,  y  le  mostró  las  ligas.  Dije  yo:  en  España 
se  usa,  que  si  nono  lo  hiciera  fulano  (que  no  quiero  nombrarle 
por  su  nombre  á  ella  ni  á  él),  pero  no  lo  digas  á  naide  más;  si  ves 
que  lo  hace  otra  vez,  dímelo  para  que  yo  se  lo  diga.  El  chiquillo 
me  lo  dijo  otra  vez;  y  en  suma,  yo  que  no  dormía,  procuré  andar 


? 


206  BOLETÍN  DB  LA  RBAL  ACADEMIA  DB  LA  HISTORIA. 

al  descuido  con  cuidado,  hasta  que  su  fortuna  los  trujo  á  que  los 
cogí  juntos  una  mañana  y  murieron  (i);  téngalos  Dios  en  el  cielo 
si  en  aquel  trance  se  arrepintieron.  Las  circunstancias  son  muchas 
y  esto  lo  escribo  de  mala  gana.  Sólo  diré  que  de  cuanta  hacienda 
había  no  tomé  un  dinero,  más  de  mis  papeles  de  mis  servicios,  ; 
la  hacienda  gozó  un  hijo  del  primer  marido. 

capítulo  iz. 

Cómo  me  fui  á  E»paña  y  en  ella  me  levantaran  era  rey 
de  lo$  moriscoSj  donde  tuve  mucho  trabajo. 

Fuitne  á  España  y  á  la  Corte  á  tratar  de  mis  pretensiones.  Me- 
tiéronme en  relación  de  capitanes,  y  vacando  la  sargentía  mayor 
de  Gerdeña  me  la  dieron,  habiéndome  consultado  el  Consejo 
en  ella. 

Y  quiriéndomela  barajar  D.  Rodrigo  Calderón  que  esté  es  el 
cielo,  para  un  hermano  de  un  criado  suyo,  hizo  que  me  pusiesen 
en  la  patente  á  beneplácito  del  Gobernador  ó  Capitán  general, 
cosa  jamás  vista. 

Hablé  al  secretario  Gasol  sobre  ello,  y  encogióse  de  hombros; 
tomé  una  muía  y  fulme  al  Escurial  á  hablar  al  Rey  D.  Felipe  ter- 
cero, que  esté  en  el  cielo ,  y  remitióme  á  D.  Rodrigo  Calderón, 
que  entonces  no  era  más  el  año  1608.  To  respondí  al  Rey:  Señor, 
D.  Rodrigo  es  el  que  ha  hecho  poner  en  la  patente  el  con  que.  Di- 
jome casi  enojado:  Yo  os  haré  despachar.  Fui  á  hablar  á  D.  Ro- 
drigo, y  sabía  ya  cuanto  había  pasado  con  el  Rey;  con  que  me 
dijo:  ¿Cómo  sabe  que  yo  he  mandado  poner  en  la  patente  el  con 
que?  ¡Vaya,  vaya! 

Salí  de  allí  y  de  allí  á  una  hora  llegaron  á  mí  dos  hombres,  y 
dijeron:  venga  vmd.  con  nosotros.  Parecióme  imperio  de  justi- 
cia, aunque  no  traían  vara,  y  como  yo  había  tenido  con  el  Rey  y 
D.  Rodrigo  lo  dicho,  acabé  de  creer  era  justicia,  y  pensé  bien. 
Lleváronme  en  medio,  en  conversación,  preguntándome  mis  pro- 


el)  Tachado  «n  al  ma.:  y  tét  mal/. 


crllMuio    en   «1 
BteorUl. 


VIDA    DBL   CAPITÁN  ALONSO   DE  GONTRBRAS.  207 

tensiones;  con  que  llegamos  abajo  al  lugar,  y  yo  pensando  íne 
metieran  en  la  cárcel,  pasamos  por  junto  á  ella,  que  está  en  el 
camino,  y  saliendo  del  lugar  como  dos  tiros  de  mosquete,  el  uno 
que  iba  á  mi  lado  derecho  puso  la  mano  detrás  por  debajo  de  la 
capa,  á  quien  yo  miraba  más  á  las  manos  que  á  la  capa,  y  al  punto 
saqué  la  espada  y  di  tan  gran  cuchillada  en  la  cabeza,  que  cayó  Herida  ai 
en  el  suelo  con  las  escribanías  en  la  mano,  que  si  no  se  las  reo 
le  asegundo;  el  otro,  que  era  él  alguacil,  metió  mano  al  punto,  y 
tirándome  afuera  hice  una  raya  en  el  suelo  con  la  espada,  y  dije: 
no  me  pase  de  ahí  nadie  que  lo  haré  pedazos.  Bl  alguacil  tomó  la 
sangre  con  unos  pañizuelos,  y  de  aquella  manera  me  notificaron 
no  entrase  en  el  Escurial  sin  licencia  del  Rey,  pena  de  la  vida. 
Yo  dije:  ¿y  mi  muía,  que  está  en  el  mesón?  ¿tampoco  no  puedo  ir 
por  ella?  Dijeron:  no,  que  se  la  enviaremos,  y  á  toda  prisa  se  fue- 
ron á  curar  el  escribano  y  á  dar  cuenta  al  que  se  lo  había  man- 
dado. Dicen  que  se  rió  mucho  en  la  comida  del  Rey.  Trújeme  un 
labrador  mi  muía  y  púseme  á  caballo  camino  de  Madrid,  y  en  las 
siete  leguas  entré  en  cuenta  conmigo  y  me  resolví  el  irme  á  servir 
al  desierto  á  Dios  y  no  más  Corte  ni  Palacio. 

Entré  en  Madrid  y  fuíme  á  mi  posada,  donde  perseveré  en  mi 
propósito  y  traté  de  mi  viaje,  que  fué  el  irme  á  Moncayo  y  fabri- 
car una  ermita  en  aquella  montaña  y  acabar  en  ella. 

Compré  los  instrumentos  para  un  ermitaño:  cilicio  y  deciplinas 
y  sayal  de  que  hacen  un  saco,  un  reloj  de  sol,  muchos  libros  de 
penitencia,  simientes  y  una  calavera  y  un  azadoncito.  Metí  todo 
esto  en  una  maleta  grande  y  tomé  dos  muías  y  un  mozo  para  mi 
viaje,  sin  decir  á  nadie  donde  iba.  Despedí  un  criado  que  tenía, 
recibí  la  bendición  de  mi  madre,  que  pensó  iba  á  servir  mi  sar- 
gentía mayor,  y  muchos  lo  pensaron  cuando  me  rieron  pasar  por 
San  Felipe,  camino  de  Alcalá  y  Zaragoza. 

Llegué  al  puerto  de  Arcos,  donde  se  registra,  y  quiriendo  que 
abriese  la  maleta,  como  la  vieron  grande,  dije:  Suplico  á  vmds.  no 
la  abraq,  que  no  hay  cosa  de  registro;  ¿qué  quieren  que  tenga  un 
soldado  que  viene  de  la  Corte?  Ellos  quisieron  abrirla,  y  comen- 
zando, sacaron  los  instrumentos  dichos,  que  se  quedaron  espanta- 
'^os,  y  dijeron:  señor,  ¿dónde  va  con  ésto?  Dije:  á  servir  otro  poco 
í  otro  Rey,  que  estoy  cansado;  y  como  vían  que  yo  iba  bien  tra- 


sos  bolbtIk  di  la  KKAL  ACADBIUI  DB  Lá  HinMU. 

Udo  les  inoTÍó  á  lástima,  y  aa  particular  el  mozo  de  muías,  qoe 
lloraba  como  una  criatura;  fuimos  de  allf  adelaute  tratando  loe 
dos  de  mi  retirada,  hasta  que  Ileganioe  á  Calatayud,  que  babia 
uaoB  caballeros  de  Malta,  mis  conocidos,  á  quien  pedí  aiguoai 
cartas  de  faror  en  que  me  acreditasen  para  el  Obispo  de  Tarazo- 
na,  que  Moncayo  está  en  su  diócesis. 

Pedrícároame  no  tomase  tan  fuerte  resulución,  porque  sabfao 
quien  yo  era,  y  no  pudiéndome  sacar  de  mi  intento  me  dierou 
cartas  de  mucho  crédito,  y  aun  suplicaban  al  Obispo  que  me  k) 
quitase  de  la  cabeaa.  Era  Obispo  un  fraile  Jerónimo  que  había  sido 
confesor  del  Rey  Felipe  segundo. 

Llegué  á  Tarazona,  fufme  á  una  posada,  despedí  mi  mozo  j 
muías,  que  no  se  quería  ir,  ¡unto  amor  me  habla  cobrado!,  y  de 
allí  dos  días  ful  á  ver  al  Obispo  y  di  las  cartas.  Mandó  que  me 
quedase  á  comer  con  lil  y  sobremesa  me  hizo  un  sermondto,  pu< 
siéndome  por  delante  los  mil  iuconveDÍentes  y  la  mocedad;  to 
siempre  firme  en  mi  propósito;  estuve  eu  su  casa  ocho  días  rega- 
lado, y  siempre  con  sermones,  hasta  que  vid  no  tenía  remedio,  cod 
lo  cual  me  dio  cartas  para  su  Vicario,  que  estaba  en  Agreda,  que 
está  á  la  falda  de  Moucayo.  Llegué,  di  mis  cartas  al  Vicaño,  que 
se  espanta  de  mi  resulución,  y  dijo  que  cuando  quisiese  podía  co- 
menzar. 

Estaba  por  Corregidor  nn  grande  amigo  mío  en  esta  ciudad,  de 
Madrid,  que  se  llama  D.  Diego  Castellanos  de  Maudes,  que  coow 
me  vio  me  llevó  unos  días  á  su  casa,  quecasi  me  hubiera  quitada 
el  pensamiento;  y  como  supieron  en  la  ciudad  mi  intento  y  que 
el  Corregidor  me  abonaba,  que  era  hombre  que  había  estado  ea 
tantas  ocasiones,  gané  las  voluntades  de  todos;  con  que  vista  mi 
perseverancia  ayudaron  A  fabricar  mi  ermita,  que  fué  poco  más  de 
media  legua  de  la  ciudad,  en  la  falda  de  la  montaüa. 

Compdsela  de  algunas  cosillas,  con  la  imagen  de  Nuestra  SeÚora 
de  la  Gracia,  de  bulto.  Hice  una  confesión  general  en  un  convento 
de  San  Diego,  de  frailes  franciscos  descalzos,  que  está  fuera  de  li 
ciudad,  en  el  camino  de  mi  ermita;  que  el  día  que  me  vestide 
ermitaílo  descalzo  fué  el  Vicario  y  la  bendijo,  y  dijo  misa,  y  es- 
tuvo el  Corregidor  y  muchos  caballeros,  que  acabado  se  fueron  t 
me  quedé  solo  tratando  de  repartir  el  tiempo  en  cosas  saluda 


f  •' 


▼IDA   DEL   CAPITÁN  ALONSO   Dfi   GONTRIIAAS.  ¿Od 

al  alma.  Púseme  el  saco  de  la  color  de  Saa  Fraucisco  y  descalzo 
de  pie  y  pierna.  Yenía  todos  los  días  á  oir  misa  al  convento, 
donde  tenia  batería  de  los  frailes,  fuese  uno  dellos;  yo  no  quería. 
Los  sábados  entraba  en  la  ciudad  y  pedía  limosna;  no  tomaba 
dinero,  más  de  aceite,  pan  y  ajos,  con  que  me  substentaba,  co- 
miendo tres  veces  á  la  semana  una  mazamorra  con  ajos  y  pan  y 
aceite,  cocido  todo,  y  los  demás  días  pan  y  agua  y  muchas  yerbas 
que  hay  en  aquella  montaña. 

Confesábame  cada  domingo  y  comulgaba.  Llamábame  fray 
Alonso  de  la  Madre  de  Dios,  y  algunos  días  me  hacían  comer  los 
fraile?  con  ellos,  con  intención  que  me  metiese  fraile;  y  como  vie" 
ron  que  no  había  remedio,  me  pusieíron  pleito  para  que  me  qui- 
tase el  hábito  ó  saco  que  traía  de  su  Orden.  Salieron  en  ello  y 
hube  de  mudar  traje,  que  me  pesó  harto,  tomando  color  de  los 
frailes  vitorios,  que  creo  si  los  hubiera  allí  fuera  lo  niesmo;  ¡tanta 
gana  tenían  de  meterme  en  su  religión! 

Yo  pasé  cerca  de  siete  meses  en  esta  vida,  sin  que  se  me  sintiese 
cosa  mala,  y  estaba  más  contento  que  una  pascua;  y  prometo  que 
si  no  me  hubiesen  sacado  de  allí  como  me  sacaron,  y  hubiera  du- 
rado hasta  hoy,  que  estuviera  harto  de  hacer  milagros. 

Yolvamos  atrás,  cuando  pasé  por  Hornachos,  que  había  pasado 
tiempo  de  cinco  años,  del  año  1603  al  de  1608,  que  era  cuando 
estaba  en  la  ermita,  li  me  fui  á  ella. 

Hubo  en  España  algunas  premisas  que  los  moriscos  se  querían 
levantar,  y  habiendo  ido  el  alcalde  Madera  (i)  que  lo  era  de  Casa 
y  Corte,  á  Hornachos,  á  hacer  unas  averiguaciones  graves  contra 
el  rebelión  que  dicen  se  conjuraban  los  moriscos,  estaba  en  dicho 
lugar  con  su  corte,  eo  el  cual  mandó  ahorcar  seis  moriscos;  el  por 
qué  no  lo  sé,  más  de  que  habiendo  venido  del  lugar  de  Guareña 
á  Hornachos  unos  labradores  á  vender  algo,  vieron  ahorcados  los 
moriscos,  con  lo  cual  dijeron:  ano  sin  causa  aquellos  soldados  que 
pasaron  por  nuestra  tierra  los  años  atrás,  decían  tenían  éstos  una 
cueva  de  armas  escqndidas.»  No  faltó  quien  lo  oyó  y  avisó  al  alcal- 
de, que  mandó  prenderlos,  y  lomada  su  confesión  dijeron  que 


0)    Oregrorio  López  Madera. 

TOMO  xxzvu.  14 


bolbtIn  db  l*  hbal  acadkuu  db  la  HiaToniA. 

compañía  de  soldados  que  habla  pasado  porsti  lierra  los  años 
s,  en  ima  pendencia  que  hubo  con  la  gente  del  lugar,  decían 
toldados:  ¡Ah,  cuerpo  de  Dios,  sí  nos  hubieran  armado  con  las 
üs  que  hallaron  escondidas  en  la  cueva  de  Boraachos! 
'eguntáronios  quién  era  el  capitán;  dijeron  que  uo  lo  sabían; 
que  despachó  al  lugar  á  versí  lo  podía  saber,  y  como  en  todos 
ugares  antes  de  alojar  se  echa  un  baudo  en  nombre  del  capi- 
halláronlo  con  facilidad. 

,bido  el  aombre  del  capitán,  que  á  la  sazón  estaba  en  Ñapóles, 
iron  testigos  en  el  lugar,  como  decían  el  alféreí  turo  la  culpa, 
pues  las  halló  sin  decir  á  naide  nada,  las  había  de  repartir 
i  nosotros.  Con  lo  cual  procuró  saber  quién  era  el  alféreí;  nn 
pieron  decir,  y  así  se  envió  á  la  Corte  á  saber  quién  era  el 
BE  del  capitán  D.  Pedro  Jaraba  del  Castillo  en  la  leva  del  aúo 
,  y  con  facilidad  supieron  era  yo. 

iscándome  alcaniaron  á  saber  cómo  estaba  en  Moacayo  hecho 
taño  y  habla  dejado  de  ir  á  servir  la  plaza  de  sargento  mayor 
erdeúa,  porque  había  escrito  de  la  ermita  á  mi  madre  y  á 

oficiales  de  la  Secretaría  de  Estado,  mis  amigos,  qne  enton- 
1  tetía  el  Sr.  Andrés  de  Prada,  el  viejo,  que  me  hacía  mucha 
ed;  con  lo  cual  despacharon  una  cédula  Real  para  que  me 
n  á  prender,  pareciéndoles  que  pues  había  topado  aquellas 
s  y  de  ellas  no  se  habla  tenido  noticia  hasta  entonces,  y  que 
empo  que  los  moriscos  trataban  de  levantarse  no  quisiese 
iber  ido  á  ejercer  á  Gerdeña  mi  oficio,  sino  retirádome  en 
o  de  ermitaño  á  Moncayo,  que  es  lo  más  fuerte  de  España  y 
cnunica  con  Aragón  y  Castilla,  siendo  la  raya  de  lo  uno  y  lo 
les  dio  á  imaginar  que  yo  sería  el  rey  de  aquellos  moriscos, 
bieudo  lo  que  me  obligó  A  retirarme. 

gó  el  quo  traía  la  comisión,  que  se  llamaba  fulano  Lle- 
(alguacíl  de  corte),  y  presentóla  de  secreto  al  Corregidor  de 
ia,  y  convocando  mucha  gente  armada  fueron  á  mi  ermita; 
10  no  era  camino  real  ni  otro  el  de  la  ermita,  yo  me  espanté 
r  venir  tanta  gente  junta  y  armad»:  imaginé  era  alguna 
añia  de  soldados  bisónos  que  pasaban  á  Aragón;  pero  viéndo- 
icaminar  á  la  ermita,  no  sabía  qué  decirme.  Más  de  que  Ue- 

cou  taula  preveución,  como  si  fuera  un  castillo  lo  que  ' 


VIDA   DEL  CAPITÁN   ALONSO   DE   G0NTREBA8.  211 

bian  de  ganar,  y  llegándose  á  roí  que  estaba  con  un  rosario  en  la 
mano  y  un  cayado  en  la  otra,  me  agarraron  y  prendieron,  y  al 
punto  me  ataron  las  manos  atrás  y  pusieron  un  par  de  grillos  en 
los  pies  con  el  mayor  contento,  como  si  hubieran  ganado  una 
ciudad  muy  fuerte,  y  puniéndome  encima  de  un  pollino,  asentado 
y  atado,  comenzaron  á  caminar  la  vuelta  de  la  ciudad.  Yo  oía  de- 
cir: «este  es  el  rey  de  los  moriscos;  miren  con  la  devoción  que  an- 
daba en  la  sierra.»  Otros  decían  mil  disparates,  con  que  llegamos 
á  do  había  salido  todo  el  lugar  á  verme,  y  á  unos  hacía  lástima  y 
á  otros  daba  qué  decir. 

Metiéronme  en  la  cárcel  con  gran  guarda,  donde  estuve  aque- 
lla noche  encomendándome  á  Dios  y  haciendo  examen  de  mi 
vida,  por  qué  podían  haberme  preso  con  tanto  cuidado  y  cédula 
del  Rey. 

No  podía  saber  qué  fuese,  porque  hacía  mil  juicios;  otro  día 
regué  me  llamasen  al  Corregidor;  vino  y  pregúntele  me  dijese  si 
sabía  la  causa  de  mi  prisión.  Respondióme  que  creía  era  tocante 
á  los  moriscos,  con  lo  cual  imaginé  sería  por  las  armas  que  topé 
en  Hornachos,  que  luego  se  me  vino  á  la  memoria,  y  dije:  si  es 
por  las  armas  que  topeen  Hornachos,  ¿para  qué  me  prendían  con 
tanta  cautela?;  que  preguntándomelo  lo  diría;  el  Corregidor  se  es- 
pantó y  llamó  al  punto  al  tal  Llerena  y  se  lo  dijo,  de  que  daba 
saltos  de  contento,  y  mandó  que  me  quitasen  las  prisiones  de  las 
manos,  que  me  atormentaban. 

Dábanme  de  comer  con  arreglo,  y  como  estaba  enseñado  á  co- 
mer  yerbas,  me  hinché  luego,  que  pensaron  me  moría,  y  pensa- 
ron era  veneno;  llamaron  los  médicos,  curáronme,  y  luego  cono- 
cieron lo  que  fué,  que  era  fácil  de  sanar.  Caminábamos  á  Madrid, 
y  en  el  camino  fui  regalado,  pero  con  mis  prisiones  y  doce  hom- 
bres de  guarda  con  escopetas.  Llegamos  á  Madrid  y  me  llevaron 
á  apear  á  la  calle  de  las  Fuentes,  en  casa  del  alcalde  Madera,  que 
había  venido  de  Hornachos. 

Apeado,  mandóme  quitar  las  prisiones  y  metió  en  una  sala 
donde  quedamos  solos,  y  comenzándome  con  amor  á  preguntar  la 
causa  de  haberme  retirado,  le  dije  lo  que  ya  tengo  escrito  atrás; 
pió  adelante,  y  díjome  si  había  estado  en  Hornachos  alguna 
y  r;  respondíle:  Señor,  si  es  por  las  armas  que  topé  en  un  silo 


Í\í  BOLBTÍN  de  La  RSAL  ACADBIIIA   DB  LA   HISTORIA. 

allí,  pasaodo  con  mi  compañía  habrá  cinco  años,  no  se  canse 
vmd.,  que  yo  se  lo  diré  como  pasó.  Levantóse  y  abrazóme  dideudo 
que  yo  era  ángel,  que  no  era  hombre,  pues  habia  querido  Dios 
guardarme  para  luz  del  mal  é  intento  que  tenían  los  moriscos,  y 
comencé  á  contárselo  como  está  dicho;  mandó  que  me  llevasen  eo 
casa  de  un  alguacil  de  Corte  que  se  llamaba  Alonso  Ronquillo, 
con  seis  guardas  de  vista,  pero  sin  prisiones,  con  orden  me  rega- 
lasen, y  que  á  la  comida  y  cena  estuviese  un  médico  á  la  mesa, 
el  cual  no  me  dejaba  comer  ni  beber  á  mi  gusto,  sino  al  suyo, 
por  lo  cual  veo  que  come  mejor  un  oficial  que  un  gran  señor. 

Pasóse  cuatro  días,  que  no  me  dejaron  escribir  ni  enviar  recado 
á  naide  de  mis  conocidos  y  madre,  y  al  cabo  de  ellos  vino  el  mes- 
mo  alcalde  con  un  secretario  de  el  crimen  que  se  llamaba  Juan  de 
Pina,  y  me  tomó  la  confesión  de  verbo  á  verbo  (sic),  en  la  cual  do 
quiso  que  me  llamase  fray  Alonso  de  la  Madre  de  Dios,  sino  el 
sargento  mayor  Alonso  de  Contreras,  y  así  me  hizo  firmar. 

De  allí  á  quince  días  que  yo  ya  comunicaba  con  mi  madre  y 
amigos,  aunque  siempre  con  guardas  de  vista,  pero  no  con  médico 
á  la  mesa,  llegó  una  noche  el  alguacil  Ronquillo,  á  media  noche, 
vestido  de  camino  y  con  pistolas  en  la  cinta,  con  otros  seis  déla 
mesma  manera,  y  entró  en  el  aposento  y  dijo:  Señor  sargento 
mayor,  vístase  vmd.,  que  tenemos  que  hacer.  Yo,  como  lo  vi  de 
aquella  manera,  dije:  ¿Qué,  señor?— Que  se  vista,  que  tenemos  que 
hacer. — Yo  tenía  poco  que  vestir,  más  que  echarme  encima  un 
saco,  y  hecho  le  dije:  ¿Dónde  va  vmd.?  Respondió:  A  lo  que  or- 
dena el  Consejo.  Entonces  yo  respondí:  Pues  sírvase  vmd.  de  en- 
viar á  llamar  á  San  Ginés  quien  me  confiese,  que  no  he  de  salir 
de  aquí  menos  que  confesado.  Entonces  tornó  y  dijo:  Es  tarde; 
vamos^  que  no  es  menester;  y  por  el  mesmo  caso  me  temí  lo  que 
tenía  en  mi  imaginación,  que  era  el  llevarme  á  dar  algún  garrote 
fuera  de  el  lugar. 

CAPÍTULO   X. 

En  que  se  sigue  el  levantamiento  de  testimonio 

sobre  que  era  rey. 

En  suma:  trujeron  al  teniente  cura  de  San  Ginés,  que  esta**"  i 
tres  casas,  y  arrimándome  á  un  rincón  me  confesé.  ¡PIit'*-     -a 


YIDA   DBL   CAPITÁN   ALONSO   DE   G0NTRBRA8.  213 

Dios  fuera  hoy  que  escribo  esta  la  cuarta  parte  tan  bueno  como 
entonces!  Supliqué  y  pedí  con  citación  al  confesor  que  á  otro  día 
había  de  dar  cuenta  de  lo  que  le  pedía  al  secretario  Prada  y  á  mi 
madre,  y  era  suplicarle  de  mi  parte  se  siguiese  la  causa,  porque 
en  ningún  tiempo  se  dijese  yo  había  sido  traidor  al  Rey,  con  lo 
cual  se  acabó  la  confesión  y  se  fué  el  teniente  cura,  y  á  mí  me 
pusieron  unos  grillos  y  ataron  muy  bien  encima  de  una  muía  de 
silla,  y  por  debajo  de  la  barriga  de  la  muía  ataron  el  otro  pie  en 
que  no  iban  grillos. 

Salimos  de  casa,  que  vivíamos  á  la  rinconada  de  San  Ginés; 
subiéronme  por  donde  van  los  ahorcados,  entré  la  plaza  y  bajá- 
ronme por  la  calle  de  Toledo  y  Puerta  Cerrada,  calle  de  los  Ajus* 
ticiados;  verdad  que  era  camino  de  la  Puerta  de  Segovia  por 
donde  habíamos  de  ir  para  Hornachos  donde  me  llevaba,  que  pudo 
decírmelo,  con  que  escusara  aquella  aprensión  que  tomé  de  que 
me  llevaban  á  dar  garrote.  En  suma,  caminamos  nuestro  camino 
lo  que  quedó  de  la  noche  y  á  cada  sombra  de  árbol  pensaba  que 
era  el  verdugo.  Amanecimos  en  Móstoles,  caminamos  á  Casaru- 
bios  donde  dimos  cebada  y  almorzamos,  aunque  yo  de  mala  gana, 
y  dfjele  al  alguacil  por  qué  no  me  decía  á  dónde  íbamos,  y  hubiera 
ahorrado  tan  gran  pesadumbre  como  había  tomado  aquella  no- 
che. Díjome  que  íbamos  á  una  tierra  que  no  me  lo  quería  decir, 
porque  llevaba  orden  del  Consejo,  hasta  que  estuviésemos  en 
ella;  que  aún  me  quedó  algunas  sospechas. 

Llegamos  á  la  vista  de  Hornachos  y  entonces  dijo  que  íbamos  á 
él,  y  que  se  había  de  hacer  una  diligencia  aquella  noche,  que  no 
habíamos  de  entrar  hasta  media  noche.  Nuevos  pensamientos 
para  mí,  que  estuvimos  en  una  huerta  aguardando  la  hora,  y  yo 
pensé  era  la  postrera ,  pero  no  me  daba  cuidado.  Siempre  que 
haya  de  ser  me  coja  como  entonces,  que  me  contento. 

A  la  entrada  del  lugar  me  quitó  los  grillos  y  desató,  diciendo- 
me:  vmd.  diga  la  casa  donde  estaban  las  armas.  Dije:  señor,  yo 
no  conozco  el  lugar  porque  no  estuve  en  él  más  de  una  tarde  y 
una  noche,  y  cuando  me  llevó  el  soldado  era  de  noche,  y  hace 
cinco  años;  pero  póngame  vmd.  en  una  calle  que  hay  que  está 
a""'ba,  donde  hay  una  fuente,  que  espero  en  Dios  acertar  la  casa; 
h    olo,  y  dije,  ésta  ó  ésta  es  la  casa;  dijo,  pues  vamonos  á  la  po- 


214      BOLETÍN  DB  LA  REAL  ACADEMIA  DE  LA  HISTORIA. 

sada.  Fuimos  y  dábame  de  cenar,  ¡rebeatado  sea!  iMirási  me  había 
dado  buena  cena  con  semejantes  tragos!  Amaneció  y  dieron  traxa 
para  que  yo  entrase  en  las  dos  casas,  sin  escándalo,  á  reconocer- 
las, y  fué  que  entrando  en  otras  primero  decían  que  era  enviado 
del  Obispo  de  Badajoz  á  ver  las  casas,  si  tenían  imágenes  y  cru- 
ces, y  como  yo  era  ermitaño,  creyéronlo  y  fué  causa  que  vinie- 
ron santeros  con  estampas  de  papel  á  liornachos,  que  se  hicieron 
ricos,  y  no  había  puerta  que  no  tuviera  dos  ó  tres  cruces,  quepa- 
recia  campo  de  matanza.  Entré  en  la  casa  y  topé  el  silo,  pero  no 
estaba  como  yo  lo  había  confesado  en  mi  confesión,  que  en 
blanco  como  una  paloma  y  de  algunos  treinta  pies  de  largo  y 
veinte  de  ancho. 

Hálleme  confuso  y  arrimado  á  la  pared;  con  el  dedo  estuve 
arañando  como  confuso,  cuando  quiso  Dios  que  cayó  un  pedazo 
de  lodo  de  donde  arañaba,  y  debajo  quedó  blanco.  Reparé  en  ello 
y  dije,  señor,  traigan  quien  derribe  una  tapia  porque,  rasqué  to- 
das  las  paredes  y  no  había  blanco  más  de  las  tres,  y  la  una  era 
negra.  Trujeron  quien  la  derribase  la  negra,  y  luego  quedó  el  silo 
como  yo  lo  había  dicho,  porque  habían  echado  una  tapia  en  me- 
dio del  silo  y  de  un  aposento  habían  hecho  dos  y  echado  una 
capa  de  barro  encima. 

Prendieron  al  dueño  de  la  casa.  Dijo  que  él  había  comprado  la 
casa  dos  años  había,  de  otro  morisco,  que  no  sé  cómo  se  llamaba, 
mas  que  yéndole  á  prender,  como  había  ya  sabídose  el  ruido  de 
el  derribar  la  casa  tomó  una  yegua  que  tenía  y  se  fué  á  Portugal, 
que  costó  harto  de  sacarlo  del;  embargáronle  su  hacienda,  que  la 
fiesta  fué  para  el  alguacil  y  las  guardas.  Con  ésto  ya  me  tenían 
con  menos  cuidado.  Despachóse  á  la  Corte  con  lo  dicho,  que  esü* 
mó  el  alcalde  la  nueva. 

Yo  casi  malo  y  de  muerte ;  pero  fueron  tantos  los  remedios  y 
cuidados  que  sané  presto;  enviaron  por  mí ,  y  para  llevarme  tro* 
jeron  litera  y  médico  que  fuese  conmigo,  porquaiba  convalecien- 
te, y  en  todas  las  tierras  que  pasaba  salía  el  corregidor  ó  alcalde 
á  entregarse  de  mí  hasta  la  mañana  que  me  tornaba  á  entregar; 
pero  regaladísimo,  y  en  lindas  casas  y  no  en  cárceles,  que  nunca 
entré  en  ellas.  Llegamos  á  Madrid  y  lleváronme  á  la  mesma  casa. 
Yióme  mi  madre  con  hartas  lágrimas. 


VIDA  DEL   CAPITÁN  ALONSO   DE   GONTRERAS.  215 

Yo  estaba  ya  bueno,  y  un  día  lleváronme  en  casa  del  Presi- 
dente de  Castilla,  que  era  el  Sr.  D.  Pedro  Manso,  donde  había 
una  Junta  con  Consejeros  del  Real  y  de  Guerra.  El  Sr.  D.  Diego 
de  Ibarra  y  el  Sr.  Conde  de  Salazar  eran  del  de  Guerra;  los  demás 
no  tenía  con  ellos  conocimiento  sino  con  el  Sr.  Melchor  de  Molina, 
que  era  Fiscal. 

Trujeron  al  comisario  á  carear  conmigo,  á  quien  yo  confesaba 
había  dado  cuenta  y  él  había  negado  no  había  estado  en  Horna- 
chos,  y  leyéndome  la  confesión  dije  que  conocía  al  tal  comisario 
y  que  era  verdad  todo  lo  contenido  en  aquella  confesión,  y  que 
para  qué  negaba  cosa  tan  clara.  Nególo;  y  yo  dije:  señor;  esta  es 
la  verdad,  y  si  es  menester  retiRcarlo  en  un  tormento  lo  haré. 
Con  ésto  se  acabó^  mandándome  llevar  á  mi  sólita  prisión  y  al 
comisario  á  la  cárcel  de  Corte. 

No  pasaron  muchos  días,  que  una  noche,  después  de  acostado,  Tormento  que 
me  mandaron  vestir,  y  metiéndome  en  una  silla  me  llevaron  á  cedieron, 
la  calle  de  las  Fuentes  y  metieron  en  una  sala  muy  entapizada 
donde  había  una  mesa  con  dos  velas  y  un  Cristo,  y  tintero  y  sal- 
vadera, con  papel;  allí  cerca  un  potro  que  no  me  holgué  de  verlo, 
y  estaba  el  verdugo,  y  el  alcalde  y  escribano.  El  alcalde  me  con- 
soló Y  dijo  que  el  comisario  negaba  no  le  había  dado  parte  de  las 
armas  y  que  así  era  menester  darme  tormento,  que  le  pesaba  en 
el  alma  de  ello;  y  así,  mandó,  que  so  hiciese  lo  necesario.  El 
secretario  me  notificó  no  sé  qué,  que  no  me  acuerdo,  y  el  ver- 
dugo me  desnudó  y  echó  en  aquellas  andas  y  me  puso  sus  cor- 
deles. 

Comenzáronme  á  decir  dijese  á  quién  había  entregado  las  ar- 
mas. Yo  dije  que  me  remitía  á  mi  confesión;  dijo,  que  bien  se 
que  te  dieron  á  ti  y  á  tu  capitán  cuatro  mil  ducados  porque  lo 
callásedes.  Yo  respondí^  es  mentira,  que  mi  capitán  supo  de  ello 
como  el  Gran  Turco;  lo  que  tengo  dicho  es  la  verdad;  conque  no 
quise  responder  más  palabra  en  todo  el  tiempo  que  me  tuvieron 
allí,  mas  de  que  dije:  recio  caso  es  atormenten  por  decir  la  ver- 
dad, que  tan  poco. me  importaba  el  decir  lo  dicho  de  bueno  á  bue- 
no; si  quiere  vmd.  que  me  desdiga  lo  haré.  Dijo,  aprieta  y  da 
otra  vuelta,  y  no  me  pareció  que  me  dolió  mucho  esla  vuelta,  y 
luego  me  mandó  quitar  y  que  me  metiesen  en  la  silla  y  llevarme 


216 


BOLBTÍN  DE  LA.  RBAL  ACADEMIA  DE  LA   HISTORIA. 


á  casa,  donde  rae  curaron  y  regalaron  como  al  Rey;  y  al  meter* 
me  en  la  silla  me  abrazó  el  alcalde. 

Estuve  en  la  cama  regalado  más  de  diez  días  y  luego  me  le- 
vanté, y  el  comisario  estaba  apretado  en  la  cárcel  de  Corte ;  pero 
tenía  al  Condestable  viejo  que  le  ayudaba,  y  al  Conde  del  Rbin, 
hombre  viejo,  además  de  treinta  mil  ducados  que  decían  tenía. 

E^oveyóse  un  auto  en  que  me  soltasen,  tomándome  pleito -ho- 
menaje que  no  saldría  de  la  Corte  hasta  que  se  me  mandase,  y 
mandaron  que  me  quitase  el  hábito  de  ermitaño,  para  lo  cual  me 
vistieron  de  terciopelo,  muy  bien,  en  hábito  de  soldado,  y  me  da- 
ban cada  día  cuatro  escudos  de  oro  para  comer  y  posada,  los  cua- 
les me  daba  el  secretario  Pina  cada  cuatro  días  con  puntualidad. 
Todo  esto  se  pagaba  de  los  bienes  de  los  moriscos. 

Salí  á  San  Felipe,  como  digo,  galán;  todos  se  espantaban  de 
verme  y  holgaban  de  que  estuviese  libre.  Yo  iba  cada  noche  en 
casa  del  alguacil  que  me  había  tenido  preso,  y  su  mujer  me  decía: 
señor,  el  comisario  prueba  no  estuvo  en  Hornachos,  con  muchos 
testigos;  yo,  por  el  pan  que  ha  comido  con  nosotros  vmd.,  le 
aconsejaría  se  fuese,  no  tornase  á  caer  en  prisión,  y,  como  dieeo, 
más  vale  sallo  de  mata  que  ruego  de  buenos.  Yo  pensé  lo  decía 
con  buena  intención,  y  pardiez  que  traté  de  irme  como  me  lo 
aconsejaba,  porque  lo  hacía  á  islancia  del  comisario,  que,  como 
digo,  era  rico^  y  al  fln  se  le  cuajó  su  intención. 

Yo  tenía  algo  ahorrado  y  rogué  al  secretario  me  diese  por  dos 
días  la  ración,  que  lo  había  menester,  y  vendiendo  el  vestido 
negro,  habiendo  comprado  en  la  calle  de  las  Postas  un  calzón  y 
capote  pardo,  sin  aforro,  y  unas  polainas  y  una  mala  espada,  con 
mis  alforjas  y  montera  salí  una  noche  al  anochecer  de  Madrid, 
camino  de  Alicante;  y  ésto  era  por  Enero.  Quien  ha  caminado 
aquellos  caminos  en  tal  tiempo  me  terna  lástima. 

Amanecí  en  la  barca  de  Bayona  y  caminé  por  esa  Mancha 
arriba.  Llegué  k  Albacete  de  donde  tomé  el  camino  de  Alicante, 
que  llegué  en  cuatro  días  y  aquí  tomé  lengua  donde  estaba  el 
tercio  de  la' Armada,  porque  estaban  todos  los  tercios  de  Italia  y 
Armada  en  aquel  reino  de  Valencia  donde  estaban  muchos  sol- 
dados de  mi  compañía  cuando  pasé  por  Hornachos,  que  como 
agregaron  mi  compañía  cuando  me  reformaron  en  Lisboa^  u 


VIDA  DEL  CAPITÁN  ALONSO  DE   GONTRBRAS.  217 

los  que  quedaron  en  pie  los  metieron  en  la  Armada^  en  el  tercio 
della. 

Supe  como  estaba  este  tercio  en  la  Sierra  de  Cortes  y  en  Lahuar 
caminé  hacia  ella  en  el  hábito  que  he  dicho,  y  buscando  algunos 
soldados  de  los  míos  tuve  medio  de  irme  cada  día  á  ver  entrarlas 
Compañías  de  guarda,  donde  hallé  mas  de  quince,  y  entre  ellos 
dos  que  eran  alféreces,  vivos*  Contéles  mis  trabajos  á  los  alfére- 
ces, que  se  condolieron  y  llevaron  á  su  posada,  y  diciendo  que  el 
comisario  negaba  no  había  estado  en  Hornachos,  dijeron  que  men- 
tía, que  aún  le  darían  señas  de  lo  que  almorzó  aquella  mañana,  y 
en  qué  posada;  hablamos  algunos  de  los  soldados,  para  que  dije- 
gen  sus  dichos,  y  teniéndolo  prevenido  hice  un  memorial  para  el 
auditor  del  tercio  en  que  me  convenia  desaminar  ciertos  testigos, 
de  cómo  un  fulano  había  estado  presente  en  una  tierra  ó  lugar 
que  se  llamabaHornachos,  por  tal  tiempo,  y  que  para  cobrar  cierta 
hacienda  me  importaba;  le  suplicaba  y  daba  loé  nombres  de  los 
testigos. 

Con  esto  desaminé  cinco  testigos  de  cómo  estaba  el  comisario 
en  Hornachos  cuando  la  Compañía  estuvo  allí.  Después  de  hecho 
lo  guardé  y  quise  irme;  pero  estábamos  de  día  en  día  para  sa- 
quear los  moriscos  de  aquella  sierra  y  me  aguardé  algunos  días, 
y  también  por  aguardar  buen  tiempo,  que  le  hacía  cruel. 

Cuando  me  huí  de  Madrid  me  echaron  menos  á  dos  días  y  en- 
viaron á  buscarme  por  diferentes  partes,  y  así  mesmo  me  prego- 
naron en  Madrid  llamándome  á  pregones,  con  lo  cual,  como  no 
respondí  ni  se  sabía  dónde  estaba,  aunque  tuvieron  noticia  que 
había  huido  hacia  Valencia  por  algunas  señas  que  tuvieron  de 
mí;  con  que  el  comisario  comenzó  á  pedir  que  le  soltasen,  porque 
todo  lo  que  yo  había  dicho  era  mentira  y  que  me  había  vuelto 
á  buscar  los  moriscos  para  meterme  entre  ellos;  tenía  dinero  y 
los  dos  grandes  señores  que  le  ayudaban,  y  así  no  hubo  dificul- 
tad en  soltarle,  aunque  el  alcalde  no  creía  de  mí  cosa  mala,  y  más 
que  se  había  hecho  secretamente  una  plena  información  hasta 
dentro  del  cuarto  grado,  para  saber  si  tenía  alguna  raza  de  moro 
ó  judío;  y  digo  ésto,  porque  después  me  dijo  el  secretario  Pina: 
i  vmd.  tuviera  lo  que  costó  de  hacer  pesquisa  y  información  de 
u  nacimiento,  padres  y  abuelos  paternos  y  maternos,'había  para 


1 


318  BOLKTfl*  DI   LA   nBAL  ACADBUIA   DE   LA   HI8T0BIA. 

pasar  algunos  días,  y  fué  vmd.  venturoso  en  que  no  hallasen  cosa 
de  lo  dicho,  porque  es  cierto  le  hubieran  ahorcado. 

El  buen  comisario  andaba  fuera  de  la  cárcel,  y  la  sentencia  de 
los  moriscos  se  iba  fulminando  el  echarlos  de  España,  y  á  mí  bus- 
cándome. 

Cuando  de  alH  á  pocos  días,  en  un  saquillo  que  hubo  de  unos 
moriscos  eu  la  sierra  de  Latinar  me  tocó  un  macho  bizarro  ó 
mulo  de  arriero,  con  que  tomé  el  camino  de  Albacete  y  un  pasa- 
porte del  Sargento  mayor  del  tercio,  como  no  tenía  plaza  y  aquel 
mulo  lo  habla  ganado  y  ora  mío,  con  stis  señas.  Entré  en  Albacete 
y  vendí  el  mulo,  que  me  dieron  por  él  treinta  y  seis  ducados  y 
valla  ciento.  Caminé  á  Madrid,  y  antes  de  llegar  una  legua,  en 
Vallecas,  hice  un  pliego  de  cartas  intitulado:  al  Rey  N."  Señor,  en 
manos  del  Secretario  Andrés  de  Prada;  y  con  mis  alforjas,  como 
correo,  entré  en  Madrid  al  anochecer.  Pufme  derecho  en  casa  del 
Sr.  Conde  de  Salazar  y  hablé  con  su  Secretario  Medina,  y  cono- 
ciéndome dijo  que  me  fuese  con  Dios,  que  si  me  coglau  me  ha- 
bían de  ahorcar  mañana.  Repliquéle,  y  él  en  que  me  fuese;  llamé 
un  paje  y  dije:  vmd.  diga  al  Conde  que  está  aquí  un  correo 
que  viene  del  ejército  de  Valencia.  Mandóme  entrar  al  punto,  y 
como  me  conoció  miró  á  un  lado  y  á  otro  si  había  gente,  me  pa- 
reció para  prenderme.  Yo  le  dije:  Señor,  yo  soy  el  alférez  Contre- 
ras,  que  por  la  reputación  me  ha  obligado  á  venir  ansí  (venía 
con  el  lodo  á  media  pierna)  y  para  que  vea  V.  S.*  aquí  traigo  iu- 
formacióo  bastante  como  el  comisario  estuvo  en  Hurnachos,  que 
por  irla  á  hacer  donde  había  soldados  de  la  Compañía  me  fui  sin 
licencia;  ahora  V.  S.'  mande  lo  que  fuere  servido.  Entonces,  dijo: 
por  este  hábito,  que  siempre  tuve  bueu  concepto  de  Gontreras. 
Vaya  en  casa  de  Melchor  de  Molina,  el  fiscal,  y  cuénteselo  luego, 
y  véamenos  mañana. 

Yo  ful  en  casa  de  Melchor  de  Molina,  el  fiscal,  y  me  dijeron 
que  estaba  acostado,  con  que  me  determiné  á  ir  en  casa  de  una 
mujer  conocida,  y  llamando  á  la  puerta  me  respondió  una  moza 
que  tenía  y  abrió;  y  como  rae  conoció,  dijo  á  voces,  como  espan- 
tada, ¡que  es  el  alférez!  Entré  con  la  figura  que  he  dicho,  que  era 
dificultoso  el  conocerme,  y  dije:  ¿de  qué  se  alborotan  ?  Dijo  la  r-- 
jer:  está  loco  en  venir  á  Madrid,  que  uo  tardarán  tanto  enco" 


VIDA  DBL   CAPITÁN   ALONSO   DB  GONTRERAS.  219 

como  en  ahorcallo.  Por  las  llagas  de  Dios  se  vaya  á  una  Iglesia. 
Dije:  Isabelilla,  toma,  ve  en  casa  del  Embajador  de  Inglaterra  y 
trae  una  empanada  de  lo  que  hallares  y  vino,  que  estoy  muerto 
de  hambre,  y  si  me  han  de  ahorcar,  deja  que  muera  harto. 

La  moza  fué  y  vino  en  el  aire;  trujo  la  empanada  y  vino,  y  dije 
á  la  ama:  siéntese  y  cene.  Dijo  que  había  cenado,  y  yo  comencé  á 
cenar,  y  acabado  hice  que  me  lavaran  los  pies  con  un  poco  de 
vino  y  me  acosté;  dormí,  que  venía  cansado,  y  por  presto  que 
madrugué,  ya  estaba  fuera  el  fiscal.  Dijéronme  que  había  ido  á 
misa  á  la  Compañía,  y  fui  allá,  y  al  salir  de  la  iglesia  habléle  y 
dije  cómo  traía  información,  y  que  el  Conde  me  había  dicho  se  la 
llevase  y  que  se  verían  en  Palacio.  Tomó  la  información,  dolién- 
dose de  verme,  y  dijo  le  aguardase  en  su  casa;  yo  lo  hice  como  lo 
mandó. 

La  criada  de  la  señora  donde  había  cenado  era  amiga  de  un 
corchete  y  avisóle  por  la  mañana,  mientras  fui  en  casa  del  fiscal, 
que  yo  mesmo  había  dicho  iba  allá  por  la  mañana  cuando  salí,  y 
éste  avisó  á  su  amo,  que  era  un  alguacil  de  Corte  que  se  llamaba 
Artiaga,  y  aprestándose  con  otros  corchetes  fueron  aguardarme 
cuando  saliese  de  allí.  Aguardé  hasta  medio  día,  que  vino  el  fis- 
cal, y  apeándose  del  coche,  me  vio  y  dijo:  venga  vmd.,  que  Su 
Majestad  le  ha  de  hacer  mucha  merced,  y  esto  asido  de  la  mano; 
los  que  venían  con  él  se  espantaron  ver  [á]  un  hombre  que  parecía 
correo  de  á  pie  y  menos  hacer  tantos  cumplimientos.  Entramos 
en  el  estudio  y  seutámonos,  y  comenzó  á  engrandecer  mi  valor, 
y  dijo:  vmd.  vaya  en  casa  del  Conde,  que  hemos  estado  en  Pala- 
cio juntos  y  se  ha  tomado  resulución  con  vmd. 

Yo  salí  de  la  casa,  cuando  cargó  el  alguacil  con  sus  corchetes 
sobre  mí,  ¡favor  al  Rey!  Yo  metí  mano  á  la  herruza  y  comencé  á 
jugar,  pareciéndome  que  era  trampa  lo  del  fiscal,  que  no  dejaba 
llegar  á  mí  á  naide.  Avisaron  al  fiscal,  que  salió  á  la  puerta,  di- 
ciendo: ¡picaros,  ladrones!  ¿qué  hacéis?  ¿Sabéis  quién  es  ese  que 
va  vestido  de  correo?  Por  vida  del  Rey,  que  os  haga  echar  en  una 
galera;  ¿no  bastaba  que  salía  de  mí  casa?  Con  lo  cual  quedó  el 
alguacil  aturdido,  y  yo,  envainando  mi  espadilla,  me  fui  en  casa 
del  Conde,  con  más  de  cien  personas  detrás  y  delante.  Aguardé 
que  viniera;  y  aún  no  se  había  ido  la  gente  de  la  puerta  cuando 


n 


OLBTtN  DB   hí  REAL    ACADEltlA   DE   LA   HISTORIA. 

le  dijo:  Suba  á  casa,  Sr.  Alférez.  Segtiíle,  y  estando 
e  dijo:  vmd.  ha^cumplida  como  muy  hombre  de  bien. 
acabado;  mire  para  dónde  quiere  uaa  compañía,  y  se  le 
ispacho.  Yo  le  besé  la  mauo  por  ello,  y  dije:  Señor,  ya 
3  ser,  sea  para  Flaades;  y  eatonces  me  dio  un  billete  para 
irio  Frada  y  más  treacieii  tos  reates  en  piezas  de  á  dos.  Cod 
D  casa  del  Secretado  y  di  el  billete  y  él  me  dio  un  pliego 
para  el  Rey,  que  estaba  en  el  Pardo;  fuíme  al  Fardo  y  eo- 
pliego  al  secretario,  y  dijo  que  volviera  á  la  tarde  á  boca 
al  escritorio;  y  volvieudo,  me  dio  uu  pliego  para  el  mesmo 

0  Prada  y  mil  reales  en  piezas  de  A  cuatro.  Tomé  lo  uno 
y  vine  á  Madrid  y  eutregué  el  pliego,  y  había  eu  él  una 
,ra  Flandes  de  doce  escudos  de  vent;ija  y  una  carta  para 
luque,  en  que  me  mandaba  el  Rey  rae  diese  una  Compa- 
fauteria,  con  lo  cual  me  vesLl  á  lo  soldado  y  tomt  la  de- 
a  Agreda,  donde  era  ermitaño,  pidieudo  á  mi  madre  su 

1  y  dejándola  algiin  socorrillo  del  que  me  habían  hecho 
comisario,  como  tenía  dineros  y  tan  buenos  ángeles  de 
f  estaba  ya  suelto  en  nado,  y  la  sentencia  dada  contra  los 
que  los  echasen  de  España,  le  dieron  un  destierro  que  le 
durar  poco,  porque  le  vi  en  la  Corte  de  allí  á  cuatro  años 


CAPITULO   XI. 

e  dice  la  salida  que  hice  de  Madrid  para  Flandes  y  sucesos 
de  la  muerte  del  Rey  de  Francia. 

1  Madrid  y  encaminóme  á  Agreda,  donde  llegué  en  po- 
as.  Fuíme  á  una  posada  y  supo  todo  el  lugar  estaba  aUí, 
ligaron  infinito  de  verme,  y  más  con  las  honradas  cédu- 
levaba  del  Rey. 

i  allí  cinco  días,  y  luego  me  partí  para  San  Sebastián, 
legué  con  salud,  y  me  embarqué  en  un  uavfo  de  Dun- 
para  Flandes,  que  llegué  en  ocho  días.  Desembarquéme  y 
iselas;  presenté  al  Archiduque  mis  despachos,  blzome  m"- 
xd,  y  mandóme  sentar  el  sueldo,  y  que  en  la  príir 


VIDA   DEL   CA^ltÁK   ALONSO   Dfi   (lONtREftAS.  2^1 

ocasión  me  daría  una  Compañía.  Hícelo  sentando  la  plaza  en  la 
Compañía  del  capitán  Andrés  de  Prada,  que  era  deudo  del  Secre- 
tario de  Estado,  en  el  tercio  del  Maestre  de  Campo  D.  Juan  de 
Meneses,  que  estaba  en  Cambray  de  guarnición. 

No  hubo  ocasión  en  más  de  dos  años  de  salir  á  campaña  ni  de 
darme  compañía,  hasta  que  se  revolvió  lo  de  la  Princesa  de  Conde 
que  el  Rey  de  Francia,  Enrique  Cuarto,  la  quería  en  todo  caso;  él 
sabe  para  qué;  la  cual  se  había  venido  á  favorecer  de  la  Señora 
Infanta  y  la  tenía  en  su  poder  en  Bruselas,  y  á  su  marido  tam- 
bién, que  es  el  Príncipe  de  Conde,  jurado  en  Francia  por  tal  Prín- 
cipe y  heredero  ligítimo  de  aquella  corona,  si  el  mucho  valor  de 
Enrique  lY  no  se  la  hubiera  quitado;  que  se  me  ofrece  tratar  de 
él  un  prodigio  de  que  soy  testigo,  y  aún  tengo  dicho  mi  dicho 
delante  del  Magistrado  de  Cambray  sobre  el  caso. 

Es  á  saber:  que  el  Rey  de  Francia  tenía  hecha  su  liga  con  los 
potentados  de  Alemania  y  Italia,  que  ya  tendrá  el  lector  noticia 
della,  que  fué  la  del  año  1610,  y  aun  creo  que  dura  hoy. 

Trató  de  irse  á  San  Deouís  á  jurar  la  Reina,  que  la  dejaba  en  su 
lugar,  y  aquel  día  que  lo  había  hecho  se  vino  á  París,  que  son 
dos  leguas  de  una  calzada,  y  entrando  en  la  ciudad,  en  una  calle 
angosta  donde  la  guarda  no  pudo  ir  cerca  de  la  carroza  donde  iba 
el  Rey,  se  arrojó  un  hombre  y  con  un  cuchillo  jifero  le  tiró  una 
puñalada,  y  visto  que  el  Rey  habló  diciendo  que  no  le  a  tué, 
que  quiere  decir  no  le  matéis,  se  arrojó  de  segunda  vez  y  le  dio 
otra,  con  que  mató  al  más  valiente  Rey  que  ha  habido  de  ducien- 
tos  años  á  esta  parte,  y  prendieron  á  este  hombre,  al  cual  dieron 
infinitos  tormentos  para  matarle,  dándole  cada  día  su  género  de 
tormento,  y  lo  más  que  dijo  siempre:  Mon  Dio  de  paradi  (sic),  que 
quiere  decir,  Dios  mío  del  Paraíso;  y  más  que  preguntándole  que 
quién  se  lo  había  mandado  hacer,  decía  que  nadie,  que  él  lo  ha- 
bía hecho  porque  no  padeciesen  los  cristianos,  y  que  había  ve- 
nido de  su  tierra  otras  dos  veces  á  hacer  este  caso,  y  no  había  te- 
nido ocasión  de  hacerlo,  y  gastándose  lo  que  traía,  se  volvía. 

Éste  se  llamaba  Francisco  de  Rubillar  (sic),  natural  de  Angu- 
lema. Era  maestro  de  niños.  Angulema  está  en  Bretaña.  Sucedió 
esto  á  14  de  Mayo  de  1610,  á  las  cuatro  de  la  tarde.  Todo  esto  es 
relación  verdadera,  que  como  estuve  en  Cambray,  que  está  cerca, 


'^ 


BOLETÍN  DK   LA  RBAl.  ACADEMIA   DB  LA   HIBTOHIA. 

:(ii'lifiqué  de  todo;  pero  lo  que  vi  diré  agota,  á  que  teogo 

o. 

mo  he  dicho,  estaba  de  guarnicióo  eo  Gambray  coa  mi  ter- 

il  cual  se  le  había  dado  ordea  que  se  aprestase  para  salir  i 

laña,  7  nosotros  los  soldados  deseábanioslo  como  la  salra- 

cediÓ  que  habiéndome  nombrado  de  ronda  á  la  muralla  con 
ilféres  mallorqufo,  que  se  llamaba  Juan  Jul,  porque  estaba 
;ra  compañía  de  guarda,  subimos  á  la  muralla,  donde  hay 
tas  garitas,  y  llegando  sobre  la  puerta  de  Peroua  oímos  una 
:ta  de  correo  que  nos  alegró:  es  á  ^aber,  que  los  maestros  de 
B  dejan  fuera  de  la  ciudad  seis  caballoa  para  los  correos  que 
I,  los  cuales  no  puede  dar  si  no  lleva  el  boletín  del  Goberna- 
¡lie  se  le  da  en  una  cajeta  que  está  con  unos  cordeles  desde 
rra  á  la  otra  parte  del  foso;  y  allí  llegan  los  correos  y  dan 

á  la  guarda,  y  luego  dicen  ¿de  dónde  vienen?  y  si  traen  car- 
s  echan  en  la  cajeta  y  con  ellas  van  en  casa  del  Gobernador, 
i  se  le  da  el  boletín  y  lo  Ifcva  y  echa  en  la  caja;  y  tirando  la 
a  la  toma  el  correo  y  la  da  al  maestro  de  postas  y  le  da 
[os. 

correo  llamó  y  le  respondimos,  ¿qué  de  dónde  venía?;  dijo 
e  España,  que  es  aquel  el  camino.  Dijímosle:  ¿trae  cartas 
ú  Gobernador?  Dijo  no;  despáchenme  luego;  con  lo  cual  le 
olamos:  ¿qué  hay  de  nuevo?  Respondió:  esta  tarde  matarou 
1  de  Francia  con  un  cuchillo  y  le  dieron  dos  puñaladas.  Coa 
esolvimos  que  fuese  yo  i  dar  aviso  al  Gobernador,  por  ser 
ígero.  Llegué,  que  estaba  acostado,  y  cuando  le  dije  la  nue- 

espantó,  porque  sabía  el  estado  y  riesgo  que  tenían  las 

me  el  boletín  y  fui  á  la  muralla,  y  echamos  en  la  cajeta  y 
reo  le  tomó,  que  estaba  á  pie,  y  no  traía  más  de  un  caballo, 
ué  con  él  de  diestro  camino  del  maestre  de  postas,  que  es- 
te allí  un  tiro  de  mosquete. 

>otros  seguimos  nuestra  ronda,  dando  aviso  de  lo  pasado  en 
erpos  de  guarda,  que  todos  se  espantaban.  Amaneció;  y  de 
iquel  Cambrasi,  que  son  muchos  lugares,  se  venían,  ' 
lo  en  carros  la  ropa  para  meterla  en  Cambra  y,  porque  def 


VIDA  DEL  CAPITÁN  ALONSO   DB  GONTRBRAS.  223 

que  la  gente  levantada  iba  á  saquearlos  por  la  muerte  del  Rey. 
Con  que  fué  mentira  la  muerte  del  Rey  que  se  ha  contado  y  á  mí 
me  daban  la  vaya.  Pasó  esto  así  que  se  ha  oído,  y  al  cabo  de 
nueve  días  naturales  vino  un  criado  del  Embajador  D.  íñigo  de 
Cárdenas,  que  lo  era  por  el  Rey  en  París,  corriendo  la  posta,  y 
contó  la  muerte  como  está  contada,  sin  discrepar  un  punto;  y 
como  quedaba  la  casa  del  Embajador  cx)n  dos  compañías  de  salva- 
guardia que  mandó  poner  la  Reina  porque  no  matasen  al  Emba- 
jador y  á  su  gente,  pensando  era  la  causa. 

Admiráronse  del  caso,  y  mandando  llamar  al  maestro  de  postas 
para  que  dijese  si  había  dado  los  caballos  tal  noche,  dijo  que  no, 
por  lo  cual  mandaron  dijésemos  nuestros  dichos  como  lo  dijimos, 
y  se  creyó  que  aquel  correo  había  sido  algún  diablo  ó  algún 
ángel. 

Nosotros  salimos  á  campaña  y  estuvimos  en  ella  hasta  Septiem- 
bre, que  nos  retiramos,  y  pedí  licencia  al  Archiduque,  por  saber 
que  en  Malta  había  Capítulo  general,  donde  pretendía  tener  algún 
fruto  de  mis  trabajos,  como  lo  tuve. 

Dióme  licencia,  y  por  no  tener  caudal  con  que  ir  en  un  caballo  SaiidadeFian 
con  un  criado  ú  solo,  me  vestí  en  hábito  de  pelegrino  á  lo  fran- 
cés, que  hablaba  bien  la  lengua.  Metí  en  el  cordón  una  espada  y 
mis  papeles  en  un  zurrón,  y  comencé  á  caminar;  pasé  por  una  vi- 
lla que  llaman  Creu,  que  está  entre  Amiens  y  París,  donde  es- 
taba el  Príncipe  de  Conde  con  la  Princesa,  que  ya  se  había  reti- 
rado sin  miedo.  Pedíle  me  hiciese  merced  de  una  carta  para  el 
Maestre  de  Malta;  diómela,  que  era  tan  larga  y  angosta  como  un 
dedo,  y  más  trescientos  reales.  Pasé  mi  camino,  entré  en  Borgoña 
y  llegué  á  una  ciudad  que  se  llama  Jalón  y  pasa  un  río  por  las 
murallas.  Estaba  cerrada  la  puerta  del  camino  por  do  venía  yo  y 
fué  menester  ir  costeando  el  río  para  entrar  por  otra,  y  como  cu- 
rioso iba  embebecido  mirando  la  fortificación.  Repararon  en  ello, 
y  al  entrar  por  la  puerta  cogiéronme.  Yo,  como  no  había  hecho 
nada,  no  quería  soltar  el  bordón,  forcejeando,  y  ellos  diciendo:  el 
bugre  español,  espión,  que  no  podemos  encubrirnos  anque  más 
hagamos.  Con  la  fuerza  que  hacíamos  se  desencajó  el  bordón  y  vie- 
I  ii  la  espada,  con  que  acabaron  de  creer  era  espía.  Lleváronme  á 
1    "Cárcel,  donde  trataron  de  darme  tormento,  y  hubo  pareceres  me 


des  en  hábito  de 
pelegrino. 


BOLBTlM  DK  LA   KtAX.   ACADBMIA   DB  LA   ttlSTOItlA. 

isea,  pues  me  cogían  con  las  armas  eocubíertas,  ¿qae  qné 
[■uebaf  Yo  naoHtraba  mis  papeles  y  JiceDcia  del  Archiduque; 
esas;  lauto  que  un  español  que  estaba  allí  casado  por  no 
estar  en  los  estados  del  Rey  á  causa  de  ser  de  los  amotina- 
Flandes  que  fueron  dados  por  traidores,  doliéndose  de  mi 
pañol,  vino  y  me  dijo:  Señor,  vmd.  no  esló  descuidado,  que 
e  quieren  ahorcar:  mire,  si  quiere  que  yo  haga  algo:  pensé 
burlaba,  hasta  que  vt  era  de  veras,  y  volvíame  loco  viniese 
T  tan  seco  y  sin  llover.  Dijele:  Señor,  aquí  tengo  una  caria 
]r  que  me  dio  el  Príncipe  de  Conde  para  el  Gran  Maestre 
Ita,  en  que  verán  que  voy  mi  camino  y  no  soy  espía.  Dijo: 
i  vmd.  ¡Cuerpo  de  Dios!  Era  tan  chiquilla  que  casi  no  la 
a,  y  tomóla  y  llevó  al  Uagistrado.  Yo  quedé  tan  desconso- 
>mo  se  deja  pensar,  y  de  alli  á  una  hora  oí  grao  tropel  en 
:el,  que  pensé  venían  por  mí  para  ejecutar  su  crueldad,  y 
ua  sentía  una  voz  en  que  decía:  ¿Du  eté  lo  español?,  que 
¡  decir:  ¿dónde  está  el  español?]  llamadlo.  Yo  M  y  estaba 
1  Magistrado,  y  me  dijeron  en  francés:  venid  con  nosotros; 
llevaron  á  una  hostería,  donde  mandaron  me  regalasen  bien. 
I  el  huésped,  que  no  era  más  hereje  que  Oalvitio.  A  otro  día 
3ron  dos  caballos  ligeros  para  que  me  acompañasen  hasta 
le  Francia  y  otro  caballo  para  mí,  que  no  gasté  blanca  ha^a 
allí,  comiendo  bien. 

León  me  entregaron  al  gobernador.  Hizo  lo  mesmo;  que 
^3  de  regalado  en  una  hostería  me  sacaron  otros  dos  caba- 
geroB  hasta  ponerme  en  tierras  del  Duque  de  Sahoya,  que 
lamberf.  Pasé  mj  camino  y  de  allí  tomé  la  derrota  de  Gé- 
donde  me  embarqué  para  Ñapóles  y  de  ahí  para  Palermo 
estaba  por  Virrey  el  Duque  de  Osuna  á  quien  habl^  ; 
j  darme  cien  ducados  de  ayuda  de  costa,  porque  vio  traía 
la.  No  faltó  quien  me  dijo  que  me  había  mandado  prender 
s  muertes  pasadas,  y  sin  saber  si  era  verdad,  como  no  lo 
le  embarqué  y  fui  á  Malla,  donde  fui  muy  bien  recebido,  y 
ito  me  enviaron  adelante  en  una  Trágala  á  tomar  lengua, 
ras  nuestra  armada  iba  á  los  Querquenes  en  Berbería,  que 
año  de  1611. 
cera  jornada. — Hice  mi  viaje  y  truje  relaáón  vewi 


r~^ 


VtOA   fiBL  CAFITilf  ALONSO  DB  C0NTRBBA8.  225 

TüToee  Capítulo  general  eú  el  cual  me  recibieron  en  el  Priorato 
de  GastiUa  (I),  sin  tener  obligación  de  hacer  las  pruebas  necesa- 
rias para  ello,  sin  haber  voto  en  contrario  de  todo  el  Capítulo,  con 
ser  más  de  200.  Hice  mi  año  de  noviciado  j  acabado  me  dieron  el 
hábito,  aunque  me  contradecían  algunos  caballeros  que  tenía  dos 
homicidios  públicos,  y  no  obstante  hice  profesión,  porque  el  Gran 
Maestre  lo  ordenó.  Bn  el  año  de  noviciado  tuve  una  pendencia 
con  un  caballero  temerario,  en  condición  italiano.  Fué  por  volver 
por  otro  que  me  había  hecho  bien.  Tiráronme  dos  pistoletazos  y 
no  me  hicieron  mal.  Pedí  licencia  para  España.  Vine  en  las  ga- 
leras de  la  fleligión  hasta  Cartagena  sin  gastar  en  comer  nada,  en 
compañía  del  caballero  por  quien  reñí  la  pendencia,  que  decir  to- 
das las  circunstancias  sucedidas  no  habria  papel  en  Oénova. 

Llevóme  hasta  Madrid  este  caballero,  donde  me  dejó  y  yo 
quedé  con  mi  hábito  puesto,  que  todos  me  daban  el  parabién, 
unos  de  envidia,  otros  de  amor. 

Pedí  en  el  Consejo  una  compañía  y  enviáronme  á  servir  á  la 
armada  Real,  donde  estuve  en  las  ocasiones  que  hubo  hasta  que 
volví  á  la  Corte  con  licencia;  y  en  este  tiempo  me  aficioné  de  una 
mujer  casada,  que  fuimos  amigos  algunos  días;  y  otra  á  quien  yo 
conocía,  también  casada,  traíame  en  cuentos  de  celos,  tanto  que 
me  obligó  á  hacer  una  ruindad,  que  por  tal  la  tengo.  Y  es  que 
fui  á  su  casa  delante  de  su  marido  con  resolución  de  cortalla  la 
cara;  saqué  la  daga  para  hacello ;  ella  que  me  vio  resuelto  tapóla 
7  bajó  la  cabeza  metiéndola  entre  las  piernas.  Yo  me  vi  mohíno  y 
aleóle  las  faldas,  que  estaba  á  propósito,  y  dila  en  las  asentaderas 
dos  rabanadas  como  en  un  melón.  El  marido  tomó  la  espada  y 
salió  tras  mí,  que  era  en  la  tienda  donde  trabajaba,  que  era  ofi- 
cial, y  como  hay  tanta  justicia  en  Madrid,  luego  cargó  á  pren-» 
derme.  Yo  me  metí  eo  una  casa,  donde  me  hice  fuerte  á  la  puerta 
y  no  dejaba  entrar  alma  sino  era  por  la  punta  de  la  espada.  Ha- 
bla justicia  de  la  villa  y  Corte,  y  mientras  más  tardamos  más  ve- 
nía, tanto  que  llamaron  uno  de  los  señores  Alcaldes  de  Corte  que 
era  D.  Fulano  Fariñas  y  llegado  con  gran  tropa  de  alguaciles  me 
dijo  quitándose  el  sombrero:  suplico  á  vmd.  meta  la  espada  en  la 


Taelwdo  en  el  lis :  tn  grado  de  fraile  airyieale  de  arnae. 

TOMO  jjaam. 


226  BOLBTtN  DB  LA    REAL  ACADEMIA   DE  LA    HISTORIA. 

cinta.  Repondile;  pídemelo  vmd.  coa  tanta  cortesía,  que  auaqne 
me  hubieran  de  cortar  la  cal)eza  lo  haré;  como  lo  hice,  j  dijo: 
jure  vmd.  sobre  esa  creí  de  uo  hacer  íuga  y  venirse  cooiDigo. 
Respondí:  quien  ha  hecho  lo  que  vmd.  le  ha  mandado  no  ha  me- 
nester; guie  vmd.  donde  fuera  servido;  y  yéndonos  mano  á  mano 
llegamos  ala  cárcel  de  Corte  y  dijo:  Vmd.  quedará  depositado 
hasta  que  se  dé  parte  á  la  A,3amb1ea  y  á  su  alteza  el  Príncipe 
Gran  Prior;  ¡ola!  deci  que  se  le  dé  un  aposento,  el  mejor  que 
hubiese,  y  quédese  con  Dios,  que  esta  noche  vendré  á  ver  á  vmd. 
PriBiduenUí'  El  alcaide  me  dijo:  si  vmd.  quiere  estar  con  unos  caballeros 
'*^*'  ginoveses  en  su  aposento,  estará  con  compañía.  Dije  que  si  y  así 

subió  y  se  lo  dijo,  que  lo  hicieron  de  buena  gana. 

Yo  avisé  al  punto  al  secretario  de  mi  Asamblea,  anque  ellos  lo 
aabian  ya.  Los  ginoveses  me  dieron  de  cenar  y  mandaron  hacer 
una  cama  en  el  suelo,  no  mala,  y  á  las  doce  de  la  noche  vino  el  Al- 
calde á  dar  tormento  á  un  ladrón  y  de  camino  me  tomó  la  confe- 
sión, á  cual  le  respondí  que  bien  sabía  su  merced  que  el  día  que 
había  tomado  el  hábito  y  hecho  profesión,  me  habfa  despojado  de 
mi  libertad  y  que  así  no  la  tenía  para  pisar  delante  su  merced; 
que  antes  le  suplicaba  me  remitiese  al  Principe  Gran  Prior  como 
mi  juez.  Dijo:  dígalo  con  apercibimiento  de  no  aé  qué,  y  dije:  lo 
que  he  dicho,  digo  y  lo  ñrmo  de  mi  nombre.  Esta  fué  mi  confu- 
sión, con  que  el  señor  Alcalde  se  fué,  y  yo  acostar. 

A  la  mañana  vino  el  Alcalde  con  mucha  prisa  á  que  me  vis- 
tiese, que  toda  la  sala  me  aguardaba.  Respondí  que  los  señores 
uo  eran  mis  jueces  y  que  así  no  quería  ir.  Puélo  á  decir  y  mau- 
'  ron  subiesen  ocho  galeotes  y  me  trujesen  con  cama  y  todo  ala 
la,  que  al  punto  se  ejecutó,  y  plantáronme  en  ella  como  estaba 
mi  aposento.  Comenzaron  á  decir  lo  que  Buelen  en  aquel  tri- 
nal;  yo  respondí  una  palabra  que  les  obligó  á  mandar  que  me 
vasen  á  un  calabozo,  y  al  pasar  por  los  corredores  eacontré 
1  dos  caballeros  de  mi  hábito  y  el  ñscal  que  venían  con  orden 
la  Asamblea  á  pedirme.  Entraron  en  la  sala  y  cefrados  todos 
leñaron  fuese  un  Alcalde  á  hacer  relación  al  Consejo.  Fué  ano 
e  se  llama  Fulano  de  Valenzuela  y  subió  al  Hay  y  volviendo  á 
doce  del  día,  que  no  visitaron  á  nadie,  trujo  uo  decreto  ' 
igo  yo  el  tanto  d^l, 


▼IDA  DBL  CAPITÁN  ALONSO  DB  GONTRBRAS.  227 

Dice:  c Remítase  el  Alférez  Alonso  de  Gontreras  al  Príncipe 
Gran  Prior  mi  sobrino,  con  todo  lo  que  hubiese  escrito  original, 
advirtiendo  primero  que  se  sepa  si  es  profeso,  y  siéndolo  quede 
un  tanto  de  la  carta  de  profesión  en  poder  de  los  Alcaldes.»  Con 
esto  vino  y  me  llamaron,  que  ya  estaba  yo  vestido  y  preguntaron 
por  la  carta  de  profesión.  Envié  por  ella  y  registrándola  me  en- 
tregaron á  los  caballeros  y  llevaron  á  la  cárcel  de  la  Corona,  donde 
estuve  hasta  que  la  Asamblea  me  desterró  por  dos  años,  y  me  fui 
á  servir  á  la  armada  y  estuve  hasta  que  torné  á  pedir  licencia 
para  la  Corte  á  pretender  una  compañía. 

Salió  una  elección  de  40  capitanes  y  no  me  tocó  la  suerte.  Salí 
de  Madrid  con  resulución  de  irme  á  Malta,  que  me  parecía  que 
allí  podría  medrar.  Topé  un  caballero  que  iba  á  Malta  y  ve- 
nímonos  juntos.  Llegamos  á  Barcelona  y  embárcamenos  parai 
Genova  y  después  de  llegados  á  aquella  ciudad  nos  partimos 
para  Roma  por  tierra,  que  llegamos  en  breve  tiempo.  Aquí  me 
sucedió  un  trabajillo  y  fué  que  yo  andaba  malo  de  unas  ter- 
cianas y  aunque  las  pasaba  en  pié  un  día  fuime  en  casa  de  unas^ 
mujeres  españolas  á  entretener  el  tiempo.  Llegaron  dos  gentiles 
hombres  italianos  y  subieron  arriba,  porque  les  abrió  la  criada 
sin  que  yo  ni  las  amas  lo  supiesen,  y  entrados  en  la  sala  me  pre- 
guntaron qué  hacía  allí.  Respondí  que  hablando  con  aquellas  se- 
ñoras de  la  tierra,  que  éramos  paisanos.  Dijéronme  secamente: 
anda,  vete.  Parecióme  que  era  menoscabo  el  irme  de  aquella  ma- 
nera y  no  me  di  por  entendido,  hablando  con  la  una  de  ellas.  Tor- 
náronme á  decir:  aguarda  que  le  echemos  por  la  escalera  abajo; 
yo  ya  no  podía  sufrir  más  y  levanté  la  espada  que  traía  en  las 
manos  como  enfermo  y  di  sobre  ellos,  que  todos  dos  rodaron  las 
escaleras  y  uno  mal  descalabrado;  á  las  voces  cargaron  los  esbi- 
rros, que  en  aquella  ciudad  hay  muchos,  y  metiéndonos  á  todos 
en  una  carroza  nos  llevaron  en  casa  del  Gobernador,  donde  con- 
tado el  caso,  las  mujeres  y  ellos  mesmos  me  mandaron  les  diese 
la  mano  y  con  esto  nos  fuimos  cada  uno  á  su  casa. 

Estos  hombres  no  tiniendo  ánimo  de  matarme  se  aunaron  con  VenenoetaBo- 
mi  huésped  y  dijeron  que  me  dijese  si  quería  sanar  de  aquellas  «•^'^•«•íí^ 
t    cianas,  había  un  médico  que  en  cuatro  días  lo  haría  sin  llevar  ^^' 

^ero  hasta  sanarme.  Yo,  deseoso  de  la  salud,  dije  que  le  trújese 


lOLBTÍN   08   LA   tlKAL  ACAbBUlA  t 

Ka  entró  el  bueaped  y  dijo  qi^e 
t)  vestido  de  clérigo  y  visitóme  { 

respondió:  en  cuatro  días  daré 
[ue  mañana  volveré;  no  ae  levaí 
huésped:  es  el  mejor  médico  de 
oyosa.  Aguardé  á  otro  día  que 
lacó  una  redomica  de  vino  tinte 
idieodo  un  vaso  echó  muchos 
ma  y  revolviéndolo  me  dijo :  IX 
)  beber  me  dijo  que  me  arropase 
leiitro  de  medio  cuarto  de  bors 
íeotes  y  las  entrañas,  que  reveott 
I  por  arriba  cuanto  tenía,  y  poi 
el  caballero  fué  corriendo  en  cae 
mó  al  Doctor,  que  era  un  portug 
lo  sucedido  y  visto  lo  echado  [ 
oedios  con  que  atajó,  aunque  c 
Is  dijo  que  para  que  se  viese  1 
c|uería  dar  ahora  á  una  muía  tai 

nuez  y  que  había  de  reventar  e: 
lo  una  cucharada  de  plata  colmi 
6  hasta  dejarme  bueno  y  queriei 

dijo  que  no  le  conocía  sino  que 

y  decir  que  era  doctor  del  Gard< 
lO  por  mi  bien,  que  nunca  paree 
Bí  habla  sido  enviado  de  los  dos 
>  cual  lo  dejamos  y  estando  buen 
cantarada  y  de  alli  á  Mesina  y  d 

CAPÍTULO  III. 

ido  á  Malta  volví  á  España  y  fui 
española  y  otros  sucesi 

lallé  unas  cartas  de  España  y  < 
an  Maestre,  en  que  le  mandaba 
ir  una  compañía  de  infantería  e 


^ 


▼IDA  DBL   CAPITÁN   ALONSO   DB   G0NTRBRA8. 


229 


tocado  en  una  leva  de  ocho  capitanes  que  se  habían  proveído.  La 
otra  era  para  mí  del  Sr.  Bartolomé  de  Anaya,  que  lo  era  de  la 
Guerra,  avisándome  de  la  provisión.  Tratóse  de  mi  partida,  que 
fué  dentro  de  quince  días,  y  de  camino  me  encomendó  el  Maestre 
pasara  por  Marsella  á  dar  aviso  á  dos  galeras  de  la  Religión  para 
que  pasasen  con  todo  secreto  á  Cartagena,  á  embarcar  docientos 
mil  ducados  de  la  Religión  de  sus  despolios. 

Pasé  á  Barcelona  y  á  Madrid,  todo  en  27  días  desde  Malta,  y 
cuando  llegué  ya  habían  salido  las  Compañías  á  levantar,  y  la 
mía  había  ido  á  Osuna  á  levantarla  un  primo  mío  alférez  de 
Flandes,  que  no  habiéndole  tocado  compañía  quería  levantar  la 
mía  en  mi  nombre  con  título  de  Alférez,  y  que  si  no  viniese  á 
tiempo  de  la  embarcación,  por  estar  tan  lejos  se  quedase  con  ella. 
Hízolo  el  Consejo;  pero  yo  me  di  tan  buena  maña  que  llegué 
autes  de  la  embarcación  más  de  cuatro  meses,  que  era  para  las 
islas  Filipinas.  Parlime  de  Madrid  para  Osuna,  donde  entré  por 
la  posta  con  mis  despachos  que  me  dieron  en  Madrid,  y  cuando 
me  vio  el  primo  se  quedó  muerto,  que  se  tenía  por  capitán. 

Hablámonos;  yo  ofrecile  todo  lo  que  de  un  buen  amigo  y  deudo; 
dijo  que  quería  ir  la  jornada:  yo  lo  estimé,  más  no  sabía  su  in- 
tención dañada,  pues  engañó  á  un  pajecillo  de  jineta  que  tenía 
y  redució  á  que  me  diese  solimán  para  matarme.  Y  la  primera 
vez  me  lo  echó  en  dos  huevos  pasados  por  agua  sin  cascara  y  los 
polvoreó  de  solimán  y  azúcar;  yo  los  migué  con  pan  como  era  só- 
lito y  comí.  Ya  que  había  pasado  una  hora  comencé  á  basquear, 
que  me  moría;  comencé  á  trocar;  llamaron  los  médicos,  manda- 
ron confesarme  al  punto  y  pensaron  me  moría  aquella  noche,  que 
daba  lástima  á  todo  el  lugar. 

A  media  noche  me  dieron  un  cordial  rico  y  en  él  me  echó  el 
muchacho  que  fué  por  él  diez  maravedís  de  solimán^  conque  al 
beberlo  me  hizo  en  la  garganta  cuatro  llagas  y  no  lo  pude  acabar. 
Los  médicos  se  volvían  locos  y  fueron  á  la  botica  á  preguntar  qué 
habían  echado:  dijo  que  lo  recelado.  Diéroñme  con  qué  trocar, 
pero  no  era  menester,  que  la  naturaleza  lo  hacía  sin  remedios, 
que  fueron  los  verdaderos  remedios.  Amaneció  y  vino  el  Gober- 
dor  á  verme  y  lo  mejor  del  lugar  y  mandó  me  hiciesen  la  ce- 
lda en  su  casa  y  mandó  prender  á  una  mujer  que  estaba  en  casa 


Veneno  que 
me  dieron  en 
Osuna. 


J 


BOLETÍN  DB  LA  HBAL  ACADEMIA  DE  LA 

[Ufl  yo  lo  supiera.  Llegó  la  hora  de  comer 
a  comida  y  echó  dentro  otro  papel  de  soli 
mi  y  luego  me  dieron  las  bascas  ordins 
de  lo  de  atrás,  y  troqué  toda  la  comida, 

0  eu  el  cuerpo. 

>bfa  UQ  soldado  que  se  llamaba  Fulano  I 
las  moscas,  que  era  por  Agosto,  y  estaba 
8  bajas  y  dijo:  den  eso  que  ha  sobrado  á 
e  comei  aunque  sea  viernes;  el  pobre  s 
'  de  la  tarde  ya  estaba  muerto, 
todo  esto  DO  había  entrado  á  verme  mi  pi 
iquillo  íué  en  casa  de  un  alcalde,  á  quien 
iropiamiento  déla  ropa  que  tenía,  que  ea 
la  la  llave  del  baúl  y  dijo:  Señor,  dice  n 

la  llave  para  sacar  una  cuenta  de  perdí 
'  era  verdad.  Diósela  el  alcalde  y  sacó  seise 
de  Malta  grande  que  pesaba  250  [¿quilatt 

bandas,  y  no  pareció  en  todo  aquel  dia 
le  á  verme  y  dijo  cómo  me  sentía.  Dije  r 
nuaba  el  darme  el  solimán, 
íguntó  por  la  cuenta  para  saber  las  indjli 

¿qué  cuenta?  Respondió:  vmd.,  ¿no  eni 
al  paje  para  sacarla?  Dije,  no  señor.  Pne 
anle  á  buscar  y  halláronle  en  casa  de  un 
Ttado  para  irse  á  Sevilla.  Trujáronle  del 
indo  por  la  llave  del  baúl,  la  sacó  y  a 
islo  referido.  Pregúntele  dóndo  tenía  lo  < 
[ue  escondido.  Fueron  con  él  y  triíjose  l 
|ue  dije  yo,  búsquenle  esas  fraldiqnera: 
ron  un  papel  con  solimán  y  abriéndole 
teñoresf,  que  esto  es  el  rejalgar  que  daba 
onocido  que  era  solimán  le  dije:  j  traidor!, , 
le  me  bas  querido  matar  con  este  solim 

me  le  hallé  en  la  calle;  yo  dije  al  alcalde 

1  verdugo;  que  éste  dirá  la  verdad.  Respoi 
juelo  llevemos  á  la  cárcel  y  que  jurídica) 
f  dé  tormento  y  sabremos  quién  es  la  caus 


VIDA   DEL  CAPITÁN  ALONSO  t)B  CONTBBRAS.    '  23t 

bi6n  y  llamé  al  alférez,  que  no  le  había  visto  en  dos  días,  y  man- 
dé que  con  cuatro  soldados  llevase  á  la  cárcel  aquel  muchacho  y 
estuviese  porque  temía.  Hízolo,  y  como  era  la  causa  del  mal,  lle- 
vóle por  la  iglesia  de  Santo  Domingo  y  aconsejó  se  metiese  den* 
tro,  como  lo  hizo,  y  aconsejó  á  los  frailes  no  lo  entregasen  porqué  , 
lo  ahorcaría  luego  el  capitán.  Los  frailes  lo  hicieron  y  enviaron 
aquella  noche  á  Sevilla. 

Gomo  faltó  la  causa  del  solimán  fuíme  curando,  que  quiso 
Dios  guardarme  para  lo  que  él  sabe.  Sané  y  levánteme  con  gusto 
del  pueblo  y  determinóme  el  ir  á  Sevilla  con  seis  soldados;  y  en 
ella  hice  deligencia  de  buscar  al  muchacho,  que  con  facilidad  16 
hallé  y  truje  á  Osuna,  que  lo  deseaban  para  darle  un  castigo-ejem- 
plar. Hizose  la  causa,  púsose  á  quistión  de  tormento.  Confesó 
haberlo  hecho  por  orden  del  alférez,  ofreciéudole  grandes  dádivasl 
Quisieron  ahorcarlo  pero  no  le  hallaron  con  edad  y  así  le  dieron 
cien  azotes  en  la  cárcel  á  un  poste  y  cortaron  los  dos  dedos  de 
cada  mano  con  que  polvoreaba  el  solimán. 

En  la  confesión  que  yo  hice  en  el  artículo  de  muerte  ofrecí  ¿ 
Dios  delante  el  confesor  de. perdonar  á  quien  hubiera  sido  la 
causa  de  mi  muerte,  que  la  tal  palabra  me  le  pedía  el  confesor 
sabiendo  que  era  el  alférez»  á  quien  el  Gobernador  quiso  prender, 
roas  no  lo  consentí  yo,  y  así  le  envié  á  llamar  al  punto  que  el 
muchacho  confesó  y  dije:  vmd.  se  vaya  con  Dios  y  no  pregunte  la 
causa  y  si  ha  menester  algo  dígalo,  que  se  lo  daré.  Quedóse 
muerto  y  fuese  dentro  de  una  hora  parecióndole  no  me  arrepin- 
tiese«  Supe  después  se  había  ido  á  las  Indias,  que  nunca  más  ha 
parecido  en  España.  Con  todo  quedé  por  más  de  dos  años  casi 
tullido  de  los  dedos  de  los  pies  y  manos,  que  siempre  me  hormi- 
gueaban^ además  de  haberme  quitado  la  fuerza  que  tenía. 

Dijeron  los  médicos  que  el  no  haberme  muerto  fué  el  estar  el 
estómago  habituado  del  veneno  que  me  dieron  en  Roma  tan  poco 
tiempo  había. 

Vino  el  comisario:  tomó  muestra  á  mi  compañía  y  marchamos 
la  vuelta  de  Sanlúcar  donde  estaba  la  armada  aprestada  que  ha- 
bía de  ir  á  Filipinas.  Tocóme  embarcar  en  el  galeón  la  Concep* 
non  por  cabo  de  tres  compañías  que  iban  dentro. 

Salimos  de  Sanlücar  la  vuelta.de  Cádiz  para  de  allí  hacer  la 


^?  BOI.KTÍN  DI  Lá.  JIXAl  ACÁOKUIA   DI   LA   BUTOIM. 

partencia  á  Felipiiias>  En  este  tiempo  vino  ordeD  del  Re;  pin 
que  no  fuésemos  sino  que  dob  incorporásemos  con  la  annads 
Beal  y  los  galeones  de  la  plata  y  tudas  las  galeras  de  Espafia  7 
'uósemos  á  Gibraltar,  adonde  decían  iba  á  posar  una  armada  de 
lolanda.  Iba  el  Príncipe  Feliberto  por  General  de  todo. 

A  la  entrada  de  Cádiz  hay  un  escollo  debajo  del  agua  cabme 
lalmos,  que  llaman  el  Diamante,  en  el  cual,  se  han  perdido  mu- 
hoB  aavIoB  y  yo  como  más  desgraciado  topé  con  él  y  perdfme  á 
ista  de  toda  la  escuadra.  No  se  ahogó  nadie  porgue  me  socorrie- 
xm  todas  las  chalupas  de  la  armada  y  el  Sr.  Marqués  de  Santa 
jruz  con  su  capitana. 

Mandó  el  Príncipe  que  me  prendiesen;  lleváronme  al  gal«ón 
iD  que  anduve  embarcado  toda  aquella  jornada,  aunque  no  sal- 
aba eu  tierra,  hasta  que  en  el  Consejo  de  Guerra  me  libraros 
riendo  no  tenía  yo  culpa.  AnduTÍmoe  de  Gibraltar  á  cabo  Espar- 
el  con  algunos' navios  de  la  armada  en  aquel  estrecho,  más  d» 
res  meses,  aguardando  la  armada  que  jamás  vimos.  Esto  fué  por 
Suero  de  161fi  y  por  Marzo  y  Abril  vino  orden  de  que  se  desbi- 
iese  aquella  armada,  como  se  hizo,  y  en  particular  la  que  hafafa 
le  ir  á  Filipinas  donde  era  harto  menester.  Mandóse  que  loe  seis 
[aleones  se  agregasen  á  la  armada  Real  y  que  la  infantería,  que 
ira  la  mejor  del  mundo,  pasase  á  Lombardía  á  cargo  de  D.  Car- 
os de  Ibarra  que  la  llevó.  Era  Maestro  de  Campo  de  estos  doa  mil 
r  quinientos  hombres  D,  Pedro  Esteban  de  Avila  y  yo  quedé  en 
¡spaña  con  otro  capitán,  por  venir  la  orden  en  esta  forma  en  un 
apítulo  de  carta  escrita  al  Marqués  de  Santa  Cruz,  del  Rey. 

Por  cuanto  conviene  &  España  reforzar  los  tercios  de  Lom- 
>ardfa,  será  bien  que  pase  el  de  D.  Pedro  Esteban  de  Avila  qne 
labía  de  ir  á  Felipinas ,  no  dejando  los  docientos  hombres  que 
IOS  había  parecido  con  los  capitanes  práticos  de  la  navega* 
ion,  que  son  Contreras  y  Cornejo,  que  pueden  quedarse  para 
evantar  gente  de  nuevo  para  ese  efeto. 

Con  esto  nos  quedamos  y  fuimos  á  la  Corle  con  orden  del  Har- 
[ués,  donde  nos  detuvieron  más  de  seis  meses,  hasta  que  se  me 
irdenó  que  fuese  por  la  Junta  de  guerra  de  Indias  á  Sevilla  Ine- 
;o,  que  en  el  camino  me  alcanzaría  orden  de  lo  que  habí*  H« 
iacer.  Llamóme  el  Presidente  D.  Fernando  Carrillo,  que  > 


VIDA  DIL  CAPIfÁN  ALONSO  DS  CONtRBHAS.  S33 

Ae  aquel  Consejo»  7  mandándome  dar  quinientos  escudos,  aque- 
lla tarde  tomé  molas  para  Sevilla,  donde  partí. 

En  Córdoba  me  alcanzó  un  pliego  en  que  se  me  ordenaba  me 
viese  con  el  Presidente  de  la  contratación  de  Sevilla;  hícelo  en 
llegando,  el  cual  me  mandó  que  me  partiese  á  SanliScar,  que  el 
Duque  de  Medina  me  daría  la  orden.  Vi  me  con  su  Excelencia  y 
de  secreto  me  ordenó  pasase  á  Cádiz  con  una  orden  al  Goberna- 
dor de  aquella  dudad,  y  que  á  las  nueve  de  la  mañana  estarían 
allí  dos  galeras  para  embarcar  la  infantería. 

y  (me  con  el  Gobernador  de  Cádiz  al  cual  se  le  ordenaba  que 
locase  cajas  para  socorrer  las  Compañías  que  tenía  allí  de  las  flo- 
tas, y  que  en  estando  en  la  casa  del  Rey  recogidas  embarcase  nu- 
mero de  docientos  hombres  á  mi  satisfacción  en  las  dos  galeras  y 
me  los  entregase  sin  oficiales  nengunos  mayores,  digo  el  capitán, 
alférez  y  sargento.  Hízose  con  el  secreto  que  se  requería  por  que 
no  se  embarcara  uno  tan  solo,  porque  estos  soldados  de  este  pre- 
sidio y  flotas  son  los  rufianes  de  la  Andalucía  madrigados. 

Partíme  para  Sanlücar  donde  tenía  prevenidos  el  Duque  dos 
galeones  de  400  toneladas,  con  su  artillería  y  bastimentos  necesa- 
rios, además  de  los  pertrechos  que  se  llevaba  de  pólvora  y  cuerda 
y  plomo  para  la  plaza  que  se  iba  á  socorrer. 

Llegué  á  Sanlúcar,  mandóme  el  Duque  embarcar  la  infantería 
en  los  galeones,  hícelo  metiendo  en  cada  uno  ciento,  que  se  vie- 
ron como  asaltados  sin  saber  lo  que  les  había  sucedido. 

Llegó  el  otro  capitán  de  la  Corte  para  el  otro  galeón  y  embár- 
camenos para  hacer  nuestro  viaje  que  era  ir  á  socorrer  á  Puerto 
Rico  en  las  Indias,  que  se  decía  estaba  sitiado  de  holandeses. 
Bstuve  aguardando  el  tiempo  en  los  Pozuelos  que  llaman  junto  á 
la  Barra,  y  los  soldados,  como  todos  eran  forzados  y  dejaban  las 
amigas  de  tantos  años  y  eran  los  oficiales  de  la  muerte  de  la  An< 
daluda,  casi  hacían  burla  de  mí  porque  didendo:  ea,  señores, 
abajo  que  es  ya  noche,  respondían:  ¿somos  gallinas  que  nos  he- 
mos de  acostar  con  día?  aquiétese  su  ánima.  Yo  me  veía  atribu- 
lado y  no  dormía  pensando  cómo  se  había  de  hacer  este  viaje, 
porque  sino  eran  quince  marineros  y  seis  artilleros  no  tenía  de 
li  parte  otra  gente,  que  todos  los  cien  soldados  eran  enemigos; 

así  me  valí  de  la  industria,  y  poniendo  los  ojos  en  uno  de  los 


'A         boletín  de  la  bbal  academia  ck  la  historia. 

]fl  me  parecía  más  valiente  y  á  quien  ellos  teaían  respeto,  -qm 
mbión  eutre  ellos  hay  á  quien  obedezcan  los  valientes,  y  lia- 
ándole  dije:  ab  aeñor  Juan  Gómez,  venga  acá,  y  meifle  en  la 
mará  de  popa  y  dije:  ¿Cuánto  bá  que  sirve  al  Bey?  Dijo,  habrá 
neo  años,  eu  Gádií  y  en  Larache,  de  donde  me  huí,  y  un  viaje 
I  flota.  Respondí :  cierto  que  le  he  cobrado  aüción  y  que  me 
iSa  no  tener  una  bandera  que  le  dar;  quedó  muy  pagado  de 
to  y  dijo:  otros  lo  hicieran  peor  qua  no  yo.  Yo  le  dije,  pues 
quiere  ser  sargento  de  esta  Compañía  vayase  á  tierra  y  siente 
plaza,  y  sino  tiene  dinero  para  comprar  una  alabarda,  yo  se 
daré.  Dijo:  aun  tengo  cincuenta  pesos  ya  que  vmd.  me  honra; 
á  saber  que  había  hombre  que  por  que  le  dejasen  ir  á  tierra 
ba  docieutos  reales  de  á  ocho.  Dlle  un  papel  para  el  coulador 
dije:  vaya  vmd.  que  escalón  es  para  ser  alférez,  y  mire  que  me 
)  de  vmd.  Embarcóle  en  la  barca  y  fué  á  tierra  y  sentó  la  plaza 
volvió  al  punto  con  su  alabarda.  Guando  los  valientes  le  vieroo 
rgento  dieron  su  negocio  por  acabado,  y  ejecutando  lo  que 
Dfan  determinado  y  llamando  al  sargento  en  la  cámara  te 
je:  ya  vmd.  es  otro  de  lo  que  era,  porque  siendo  oficial  cual- 
lier  delito  es  traición  lo  que  no  es  en  el  soldado.  Dígame  por 
da  del  Sargento  quien  de  estos  son  los  más  perniciosos  y  va- 
mtes.  Dijo,  calle  vmd.,  que  son  unos  pobretos:  sólo  Calderón  y 
ontañés  son  casi  hombres  de  bien.  Dije,  pues  á  la  noche,  cuan« 
I  los  mandemos  recoger,  hállese  ahí  con  su  espada  desnuda. 
>ara  qué,  señor?  que,  j  voto  á  Cristo!  con  un  garrote  basta.  No, 
je  yo,  que  á  los  soldados  no  se  les  castigan  con  palo  sino  con  es- 
ida  cuando  son  desvergonzados.  Vino  la  noche  y  dije  como  era 
ilito:  ea,  señores,  abajo  que  es  ya  hora.  Respondieron  con  la 
soleocia  ordinaria:  aquiétese  su  ánima.  Yo  que  estaba  cerca 
)  Calderón  alcé  y  dfle  tan  gran  cuchillada  que  se  veían  los  sesos 
dije:  jAh,  picaros  insolentes!  jAbajo!  Bn  un  punto  estaba  cada 
10  en  su  rancho  como  unas  ovejas.  Decíanme,  señor  Capilitn, 
le  se  muere  Calderón;  confiésenlo,  y  échenlo  á  la  mar  decía  yo; 
por  otra  parte,  que  le  curasen.  Hice  al  punto  echar  en  el  cepo 
Montañés,  con  que  quedó  esta  gente  tan  sujeta  que  aun  echar, 
oto  á  Cristo!  no  se  echó  en  todo  el  viaje,  porque  el  que  lo  e 
1,  le  hacía  estar  en  pié  una  hora  con  un  jQonióo  fuert» 


TIDA  DBL   CAPITÁN  ALONSO  DE  G0NTRBRA8»  235 

pesaba  treinta  libras,  en  la  cabeza ,  y  con  un  peto  que  pesaba 
treinta. 

Avisé  al  otro  capitán  biciese  lo  mismo,  aunque  como  supieron 
lo  sucedido  en  mi  galeón  se  deshizo  el  consejo  que  tenían,  que 
era  saliendo  del  puerto  embestir  en  tierra  en  Arenas  Gordas  y 
huirse  todos,  y  si  se  lo  impidiera  yo,  matarme. 

CAPÍTULO   XIII. 

En  que  cimenta  el  maje  que  hice  á  las  Indias  y  los  sucesos  del. 

Salí  del  puerto  y  navegué  cuarenta  y  seis  días  sin  ver  más  tie- 
rra que  las  Canarias.  Llegué  á  las  islas  de  Matalino,  hice  agua  allí, 
donde  vi  algunos  indios  salvajes,  aunque  con  la  comunicación  de 
las  flotas  se  aseguran  á  bajar;  pero  ninguno  de  los  nuestros  nO) 
porque  han  cogido  algunos  y  se  los  comen.  Pasé  la  vuelta  de  mi 
viaje  disminuyendo  altura  y  llegué  á  las  Vírgenes  Gordas  que  son 
otras  islas  deshabitadas.  Fuime  la  vuelta  del  pasaje  de  Puerto  Rico 
que  es  un  canal  angosto  donde  ordinario  están  cosarios  ingleses 
y  holandeses  y  franceses.  Llegué  de  noche  y  fui  en  persona  á 
reconocerle  con  una  barca  bien  armada,  dejando  los  galeones  fuera 
del  canal,  que  es  corto  y  en  el  hay  dos  puertos  muy  buenos*  No 
hallé  bajel  nenguno  y  atravesé  amaneciendo  casi  á  la  boca  de 
Puerto  Rico  y  arbolando  mis  banderas  entré  que  fui  muy  bien 
recibido  de  D.  Felipe  de  Biamonte  y  Navarra  gobernador  de 
aquella  isla. 

Díjome  era  milagroso  no  haber  encontrado  con  Guatarral  |t), 
cosario  inglés  que  andaba  por  allí  con  cinco  navios^  tres  grandes 
7  dos  chicos,  y  que  cada  día  le  molestaba.  Desembarqué  la  pólvora 
que  dijo  era  menester  y  cuerda  y  plomo  y  algunas  armas  de  fuego, 
con  que  el  buen  gobernador  quedó  contento.  Pidióme  cuarenta 
soldados  que  le  dejase  para  reforzar  el  presidio,  que  en  mi  vida 
me  vi  en  más  confusión,  porque  no  quería  quedar  nenguno  y 
todos  casi  lloraban  en  quedar  allí,  y  tenían  razón,  porque  era  que- 


(1)  Bl  célebre  aventarero  Walter  Raleigh.. 


rw 


LBTIN   DB   LA    RBAL   ACADEMIA    DB   LA    HIB 

g  eternos.  Yo  les  dije,  hijos,  esto  es  i 
dados,  pero  vmde.  se  han  de  condenar  á 
e  señalar  á  naide  ni  i  un  criado  que  t 
quedar. 

:aa  boletas  como  soldados  y  entre  ellas  ci 
lias  OD  un  cántaro  juntas  7  revueltas  ib; 
decía:  vmd.  meu  la  mano  7  sí  saca  ne| 
éronlo  haciendo  así  7  era  de  ver  que  c 
10  Be  quedaban  últimamente,  viendo  la 
rzoso  80  consolaron  y  más  viendo  qu 
que  me  servía  de  barbero,  el  cual  qm 
puerto  habla  dos  bajeles  que  habían 
]ue  es  la  corte  de  las  islas  españolas,  do 
lores  7  la  tierra  primera  que  pisaron  e 
iSpaúoles;  habían  de  cargar  cueros  de  U 
1)  cantidad  y  fuéronse  conmigo.  Llegu 
iogo,  que  ful  bien  recibido,  7  comencé 
,fuertecillo  que  llevaba  orden  do  hace 

dos  días  vino  nueva comoGuatarralest 
co  bajeles  cerca  de  allí.  Traté  con  el  F 
y  parecióle  bien,  aunque  los  dueños  é 
I  que  si  se  perdiesen  se  los  habían  de  p 
ije  de  Puerto  Rico  y  otro  que  habla  v 
ado  de  negros,  y  con  los  míos  salf  del  pi 
ales  de  mercaduría,  camino  de  donde  ei 
nos  vid,  hice  que  tomásemos  la  vuelta  c 
ron  velas  los  enemigos  sobre  nosotros  q 
9  7  en  poco  ralo  estubimos  juntos.  Vol 
estandartes  y  comenzamos  á  dalles  7  e 
'es  bajeles  á  la  vela  que  nosotros  y  así  ( 
íiuir  lo  hacían,  que  fué  causa  no  se  me  ( 
:.  Peleóse  7  tocóle  al  almirante  dellos  t 
mocieron  éramos  bajeles  de  armada,  7 
mos  en  su  busca,  con  lo  cual  se  fuero 
ingo,  donde  acabé  la  fortlQcación  7  mi 
Otro  reduclillo  en  cuatro  días;  quedaroi 


VtDA  Dfit  CAPITÁN  ALONSO  DB   0ONTRS&A8.  ¿37 

En  Santo  Domingo  había  dejado  cincuenta  soldados  y  los  tres 
bajeles,  que  ya  no  traía  más  que  el  uno;  pero  bien  armado.  Cuba 
es  un  lugar  en  la  isla  de  Cuba  que  es  la  en  que  está  fabricada  la 
Habana  y  el  Bayamo  y  otros  lugares  que  no  me  acuerdo. 

Salí  de  Santiago  de  Cuba  y  en  la  isla  de  Pinos  topé  un  bajel 
dado  fondo.  Peleé  con  él  muy  poco;  era  inglés,  de  los  cinco  de 
Ouatarral.  Dijome  como  se  había  ido  y  desembocado  la  canal  de 
Bahama  y  que  le  había  muerto  á  su  hijo  que  era  Almirante  y 
otras  trece  personas^  y  que  de  temor  se  había  ido  á  Inglaterra  con 
algunas  presas  que  llevaba.  Avisé  al  Presidente  dello  y  al  GkH 
bernador  de  Puerto  Rico  porque  no  estuviesen  con  cuidado. 
Tenía  este  bajel  palo  del  Brasil  dentro  y  alguna  azúcar  que  había 
tomado.  Bran  veintiún  ingleses;  trújelos  á  la  Habana  donde  es- 
tuvieron hasta  que  llegó  la  flota  y  los  llevó  á  España. 

Entregué  los  pertrechos  que  me  habían  quedado  y  la  infantería 
á  Sancho  de  Alquiza,  Capitán  general  que  era  de  aquella  isla  y 
todos  los  lugares  della,  y  en  la  flota  que  vino  á  España  me  vine 
con  D.  Garlos  de  Ibarra  que  era  Oeneral  della  el  año  de  1618. 
Fui  y  vine  el  de  19. 

Llegué  Sanlucar  y  pasé  á  Sevilla^  donde  topé  enfermo  al  señor 
Juan  Ruíz  de  Gontreras  que  estaba  despachando  una  armada 
para  Felipinas  y  luego  al  punto  que  llegué,  me  dijo  tenía  orden 
del  Rey  para  que  le  asistiese;  hícelo  y  envióme  al  punto  á  Borgo, 
que  es  donde  se  aprestaban  seis  g^aleones  grandes  y  dos  pata*- 
ches.  Trabajé  conforme  la  orden  que  me  dio  hasta  que  los  bajé 
abajo  á  Sanlucar  fuera  de  carenas,  que  es  decir  despalmados; 
metiéronse  bastimentos  y  la  artillería  necesaria  y  la  infantería, 
que  eran  más  de  mil  hombres,  harto  buenos,  sin  el  marinaje  y 
artilleros.  Era  General  de  esta  armada  D.  Fulano  (¡oacola  del 
hábito  de  Santiago,  que  iba  de  mala  gana  como  toda  la  demás  gente, 
y  así  tuvieron  el  fin,  porque  á  trece  días  después  de  partidos  con 
buen  tiempo  de  el  puerto  de  Gádiz  les  dio  una  tormenta  que. 
vinieron  á  perderse  á  seis  leguas  de  donde  salieron.  Dijese,  por 
cierto,  que  fué  causa  el  Almirante,  que  no  era  marinero  ni  había 
entrado  en  la  mar  jamás.  Llamábase  Fulano  Figueroa  y  después 
iara  enmendallo  le  hicieron  Almirante  de  una  flota  por  sustentar 
1  yerro  primero. 


BOLKTtN  DE  LA  RXAL  ACADEMIA  DI  L 

Smbistió  en  tierra  la  Capitana  y  Almiranta 
e  la  Capitana  no  se  salvó  una  astilla  coi 

de  más  de  800  toneladas  y  cuareata  pieza 
ogóse  el  General  y  toda  la  gente,  gue  r 
itro  personas.  Del  Almiranta  se  salvaron  c 
se  deshiso  tan  presto  porque  áid  en  más  foi 

al  estrecho  y  se  perdió  otro  ea  Tarifa  y 
1  en  cabo  de  Gata.  Los  dos  pataches  se  sal 
I  armada,  y  para  aderezallo,  como  si  yo 
iaron  con  dos  tartanas  á  Tarifa  ó  su  pial 
bronce  que  hablan  sacado  del  galeón  que 
iban  dos  galeones  de  Argel  para  querer  ec 
s  la  gente  de  tierra  no  se  lo  consentía,  y 
lanas  embarqué  las  pietas;  y  llevaba  orden 

apretasen  á  que  me  rindiese,  si  llegabaí 

fuese  á  fondo  con  toda  la  artillería,  porqui 
ella,  y  ordenase  á  la  otra  tartana  hiciese  lo 
Ta  á  tierra  y  los  enemigos  á  la  mar,  co 
:erme  mal  y  truje  la  aníllerfa  en  salvamei 
)e  allí  á  pocos  días  Uegó  á  Gádis  nuera  co 
la  sitiada  por  mar  y  por  tierra,  con  treinti 
,  y  que  la  habían  dado  tres  asaltos,  y  por 
.0  galeones  de  guerra  para  estorbar  el  f 


lando  el  Duque  de  Medina  Sidonia  se  pro' 
1  Sr.  D.  Fadrigue  de  Toledo  se  aprestó  al 
de  su  armada,  pero  no  tuvo  tiempo  para 
estaron  dos  tartanas  con  pólvora,  cuerda  ; 
I  carecían,  pues  habían  quemado  hasta  1 
aban  agua  de  los  pozos  ó  cisternas  y  las 
res,  que  son  las  camas  ea  que  duermen  los  i 
LO  yo  como  se  habían  de  enviar  aquellas  i 
itanes  del  presidio  les  habían  mandado  e 
ía  más  granada  de^sus  campañas  y  no  ha 
e,  llegué  al  Duque  y  dije,  señor,  suplico 
¡e  y  por  esta  merced  póngame  en  el  rostro 
imolo  y  mandó  que  fuese.  Gomo  vieron  lo 


yiDA  DBL  CAPITÁN  ALONSO  DB  G0NTRXRA8,  23ft 

sidio  que  se  me  había  dado  á  mi  fueron  al  Duque  y  dijeroa  que 
aquello  tocaba  á  un  capitán  de  ellos  por  estar  á  orden  de  Su  Bx- 
cel.*  7  no  á  mi  que  no  lo  estaba  y  que  estaba  allí  al  apresto  de  la 
armada  de  Filipinas.  Süpelo  yo  y  dije  públicamente  que  aquello 
se  me  había  dado  á  mí  habiéndolo  pedido  después  que  les  avisa- 
ron á  ellos  para  que  aprestasen  alguna  gente  de  sus  compañías,  y 
que  no  habiendo  quien  lo  pidiese  lo  pedí  yo:  que  capitán  era 
de  infantería  y  más  antiguo  que  algunos:  que  al  que  le  pareciese 
otra  cosa  lo  aguardaba  en  Santa  Catalina  para  matarme  con  él;  y 
caminando  hacia  el  puesto  señalado  vino  un  ayudante  de  parte 
del  Duque,  que  me  llamaba.  Volví  y  mandóme  trújese  una  licen« 
cia  del  Sr.  Juan  Ruíz  de  Contreras  á  cuya  orden  estaba,  y  traída 
me  dieron  la  orden  délo  que  había  de  hacer,  y  en  particular,  que 
con  mi  buena  fortuna.  Dios  mediante,  metiese  aquel  socorro  ó 

« 

me  dejase  hacer  pedazos, 

capítulo  XIV. 

Cómo  socorrí  la  fuerza  de  la  Mámora  y  otros  sucesos. 

Partí  y  medí  el  tiempo,  que  hay  42  leguas,  de  suerte  que  me 
amaneció  en  medio  de  los  28  bajeles.  Tuve  tan  buen  tiempo,  de 
suerte  que  como  lo  pensé  me  sucedió.  Juzgué  que  la  armada  del 
enemigo  había  de  estar  dada  fondo  por  lo  menos  una  legua  á  la 
mar  por  estar  largos  de  la  artillería  y  porque  aquella  barra  es 
brava  y  levanta  tantos  golpes  de  mar,  que  á  la  legua  que  yo  digo 
comienzan  á  hacer  escala;  y  hallándome  yo  al  amanecer  en  medio 
de  ellos  iba  mi  camino  hacia  dentro,  que  las  escalas  de  los  golpes 
de  mar  me  iban  entrando,  y  si  alguno  se  determinaba  á  seguirme 
etfi  fuerza  que  entrase  tras  mí  en  el  río  ó  diese  á  través  en  la 
playa;  pues  fué  como  lo  he  dicho,  que  cuando  me  vieron  ya  no 
pudieron  remediarlo  sino  fué  tirarme  algunos  mosquetazos  y 
cañonazos  que  fueron  pocos,  porque  el  tiempo  fué  tan  breve  que 
no  pudieron  hacer  mal. 

Entré,  que  fui  U  paloma  de  el  diluvio:  diéronme  mil  abrazos 
el  buen  viejo  Lechuga  que  era  gobernador  de  aquella  plaza  y  la 
I    bj£^  defendido  como  tan  valeroso, 

Comenzóse  á  desembarcar  los  pertrechos  y  los  navios  á  zarpar, 


Í*K 


¿46  BOLBtiK  Dtt  LA  BtAL  AlÍADltlClA  Di  LA  HtitOmlA. 

pareciéndoles  que  la  armada  Real  estaría  con  ellos  presto;  7  pen- 
saban bien,  que  estuvo  á  otro  día  en  la  tarde  allí.  Yo  me  fui  á 
comer  con  el  gobernador  y  estándolo  haciendo  tocaron  arma,  7 
avisado  lo  que  era  dijeron  que  seis  maia$i€ies  que  venían  de  paz. 
Mandó  los  abriesen  7  Uevaseu  á  la  casi  de  un  judío  que  ha7  allí 
intrépete,  que  era  sólito  el  ir  allí  7  les  daban  de  comer  7  tabaco 
en  humo,  que  así  los  hallé  70.  Estos  matawieU  son  sus  nombres 
así  por  ser  caballeros ,  7  lo  parecían,  porque  les  vi  mu7  lindos 
tahalíes  bordados  7  mu 7  lindos  borceguíes  7  buenas  aljubas  7 
bonetes  de  Fez  diferente  que  los  trajes  de  aquellos  moros.  Ordenó 
el  Maestro  de  Campo  Lechuga  fuesen  subiendo  toda  la  pólvora  7 
cuerda  por  delante  de  la  casa  donde  estaban  los  moros,  7  así  mis- 
mo los  soldados  que  truje,  que  estaban  con  buenos  vestidos  y  los 
de  allí  en  cueros. 

Fuimos  á  la  casa  de  los  moros,  levantáronse  7  saludámooos; 
tornáronse  á  sentar  y  brindáronnos  7  bebimos,  que  lo  beben  tan 
bien  como  los  ganapanes  de  Madrid.  Comenzó  á  pasar  los  pertre- 
chos que  lo  vieron  bien  7  á  los  soldados. 

Dijeron  que  venían  á  pedir  licencia  al  Gobernador  para  irse 
aquella  tarde  siete  mil  de  estos  matasiete  7  que  todos  los  demás 
se  irían  aquella  noche,  que  le  querían  por  amigo  7  que  le  envia- 
rían quinientos  carneros  7  treinta  vacas  á  vender,  que  se  los 
comprase.  Dijo  que  sí  haría:  dióles  mucho  tabaco  que  es  el  ma7or 
regalo  que  se  les  puede  hacer  7  no  pueden  vivir  sin  la  Mámora^ 
porque  todo  cuanto  hurtan  lo  traen  á  vender  allí  7  lo  que  no 
hurtan;  dan  un  carnero  como  un  bue7  por  cuatro  reales  7  una 
vaca  por  diez  7  seis  7  una  hanega  de  trigo  por  tres  reales  7  una 
gallina  por  medio  real.  Con  esto  se  partieron  7  70  me  apresté 
para  partirme.  Esta  la  Mámora  es  un  río  que  á  la  boca  de  él 
ha7  la  barra  dicha,  pero  entran  navios  gruesos  dentro,  7  si  los 
enemigos  le  tuvieran  hicieran  gran  daño  á  España,  porque  no 
está  más  de  42  leguas  de  Cádiz,  7  como  las  flotas  entran  7 
salen  en  aquel  puerto  ó  en  Sanlücar,  con  facilidad  podían  hacer 
gran  daño  tomando  los  bajeles  7  en  un  día  volverse  á  su  casa  sin 
tener  necesidad  de  hacer  navegación  larga  de  ir  á  Argel  7  Túnez, 
además  del  riesgo  que  tienen  de  pasar  el  estrecho  de  Oibral' 
Sube  este  río  hasta  Tremeoén  treinta  leguas  arriba  7  es  fond 


VIDA  DEL  CAPITÁN  ALONSO  DE   GONTRBRAS.  241 

por  todas  partes,  y  con  la  comodidad  de  los  bastimentos  taa  bara- 
tos podían  aprestar  armada  muy  buena  allí;  que  por  eso  los 
holandeses  estaban  tan  golosos  dél. 

Para  que  se  vea  el  mal  que  nos  podían  hacer  de  esta  manera 
por  ser  tan  fondable  y  lo  dicho  para  entrar  galeones  gruesos,  tres 
jeguas  en  la  mesma  costa  hay  un  lugar  que  llaman  Qalé,  con  una 
fortaleza  muy  buena,  que  son  della  dueños  los  moriscos  andaluces, 
y  hay  un  riachuelo  que  no  caben  sino  bajelillos  chicos  como 
tartanas  y  pataches  y  con  ellos  nos  destruyen  la  costa  de  España 
y  no  hay  año  que  no  entren  en  este  Qalé  más  de  quinientos  escla- 
vos tomados  en  bajeles  de  la  costa  nuestra  que  vienen  de  las  lu- 
dias y  de  las  Terceras  y  Canarias  y  de  el  Brasil  y  Fernán  buco, 
y  en  acabando  de  ha^er  la  presa  en  una  noche  esli^n  en  casa,  y  la 
hacen  en  la  costa  de  Portugal  en  día  y  noche.  Dirán  que  salgo  del 
cuento  de  mi  vida  y  meto  en  historia;  pues  á  fe  que  pudiera  me- 
terme. 

Salí  aquella  noche  de  la  barra  de  la  Mámora  y  amanecí  en 
Cádiz,  digo,  entré  antes  de  medio  día.  Ful  á  Gbnil  donde  estaba 
el  Duque;  convidóme  á  comer  y  sobrecomida,  leyó  la  carta  de 
creencia  que  traía  del  Gobernador  para  el  Rey,  que  se  holgó  en 
verla  y  dijo  no  perdiese  tiempo  en  ir  á  Madrid.  Dióme  una  carta 
para  el  Rey  y  una  certificación  honrada,  que  la  estimo  mucho,  y 
en  un  bolsillo  cien  doblones,  que  decían  los  criados  que  era  la 
mayor  hazaña  que  había  hecho  en  su  vida.  Fui  al  Puerto  de 
Santa  María,  donde  el  proveedor  de  las  fronteras  me  dio  ciento  y 
cincuenta  escudos  para  que  corriese  la  posta,  que  en  tres  días  y 
medio  me  puse  en  Madrid,  de  manera  que  en  nueve  días  entré 
en  Madrid,  saliendo  de  España  y  yendo  á  Berbería,  volviendo  de 
Berbería  á  España  y  de  allí  á  la  Corte,  que  hay  ciento  y  ocho 
leguas  de  tierra  desde  Cádiz.  Fuime  apear  á  Palacio  y  subí  en 
cuerpo  al  cuarto  del  Rey,  donde  salió  el  Sr.  D.  Baltasar  de  Züñi- 
ga,  que  esté  en  el  cielo,  y  le  di  razón  de  todo  y  luego  entré 
con  Su  Ex.«  delante  del  Rey,  é  hincando  la  rodilla  le  di  las  dos 
cartas;  la  de  creencia  y  la  del  Duque.  Dióselas  al  Sr.  D.  Baltasar. 
Comenzóme  á  preguntar  6l  Rey  las  cosas  de  la  Mámora.  Dijo  el 
Sr.  D.  Baltasar:  á  él  se  remite  Lechuga  por  su  carta.  Informé  de 
todo  que  Su  Majestad  gustaba,  y  tanto,  que  del  cordón  que  tenía 

TOMO  XZZTU.  IS 


242  BOLETfK   DE   LA   RKAL   ACADEMIA  DE   LA   HISTORIA. 

pcDdiente  el  hábiio  me  le  asió,  y  dando  con  él  vueltas  aie  pre- 
guntaba y  yo  respondía;  y  de  allí  á  un  poco  dijo  el  Sr.  D.  Balta- 
sar: vayase  á  reposar  que  vendrá  cansado.  Bajé  por  los  patios  j 
estaba  el  portero  del  Consejo  de  Estado,  que  era  día  del,  aguar- 
dándome, y  llevóme  adentro  que  los  Señores  estaban  todos  en 
pie.  Preguntáronme  el  estado  de  las  cosas,  informé,  quedaron 
satisfechos;  con  que  me  fui  y  puse  á  caballo  en  mis  postas  camino 
de  casa  de  un  tío  que  tengo  en  aquella  Corte,  correo  mayor  de 
Portugal.  Reposé,  que  lo  había  menester. 

A  otro  día  vino  un  alabardero  á  mi  posada  de  parte  del  Señor 
D.  Baltasar  á  llamarme.  Fui  muy  contento,  y  aunque  estaba  con 
mucha  gente  que  le  quería  hablar  hicieron  lugar.  Sentóse  en  una 
silla  y  mandóme  sentar  en  otra  y  preguntándome  qué  puestos 
había  ocupado,  porque  quería  Su  Magestad  hacerme  merced,  dije 
que  había  sido  capitán  de  infantería  española  y  que  al  presente 
estaba  en  el  apresto  de  la  armada  de  Filipinas  y  recogiendo  ios 
destrozos  de  ella,  con  cincuenta  escudos  de  sueldo  al  mes  más 
había  de  dos  años. 

Preguntó  á  qué  me  inclinaba  y  tenía  puestos  los  ojos;  dije: 
Señor,  yo  no  soy  soberbio  por  mis  servicios;  el  Consejo  me  ha 
consultado  en  una  plaza  de  almirante  de  una  flota.  Dijo:  iJesiis, 
Sr.  Capitán!,  darásele  á  vmd.  al  punto  con  una  ayudilla  de  costa. 
Yo  le  besé  la  mano  por  ello  y  dijo  que  acudiese  al  secretario  Juan 
de  Ynsástigui,  que  él  me  daría  el  despacho.  Fuime  contento  á 
mi  casa  y  á  otro  día  entré  á  buscar  al  Ynsástigui  en  la  cova- 
chuela y  topé  con  el  Sr.  D.  Baltasar,  el  que  me  dijo:  ¿cómo  va?; 
tome  vmd.  ese  despacho  y  ese  billete  y  tenga  paciencia,  que  Su 
Magestad  al  presente  no  puede  más  en  materia  de  maravedís.  Yo 
dije:  Señor,  no  he  menester  dinero  si  hay  tanta  falta;  reputación 
busco  que  no  dinero;  y  volviéndole  el  billete  no  quiso  que  lo  de- 
jase, estimando  en  mucho  mi  liberalidad,  como  lo  dijo.  El  billete 
era  de  trecientos  ducados  en  plata  doble,  y  el  otro  un  decreto  para 
D.  Fernando  Carrillo,  Presidente  de  Indias. 

Llévele  al  Presidente  y  me  recibió  con  cara  de  hereje,  que  no 
tenía  otra,  y  me  despidió  secamente;  que  á  su  tiempo  se  haría  lo 
que  Su  Majestad  mandaba. 
Pasó  uno  y  dos  meses  y  no  consultaba  la  plaza«  Acudí 


VIDA  DBL   CAPÍTÁN  ALONSO  DE   C0NTRKRA8. 


243 


Sr.  D.  Baltasar,  dióme  un  billete  en  que  le  mandaba  anticipase 
la  consulta,  porque  el  Rey  deseaba  hacerme  merced.  Llévele  y  el 
buen  hereje  debía  de  estar  prendado  por  alguno,  que  consultó  la 
plaza  dejándome  fuera,  que  luego  lo  supe  y  sin  más  dilación 
me  fui  á  la  audiencia  del  Rey,  que  entonces  buscaban  en  los 
corredores  quien  le  quisiese  hablar,  y  dije:  Señor,  yo  he  servido 
á  V.  M.  25  años  en  muchas  partes,  como  parece  por  este  memo- 
rial y  por  el  servicio  último  de  haber  metido  el  socorro  en  la  Ma- 
mora;  V.*  M.**  me  hizo  merced  de  un  decreto  para  que  me  diesen 
la  plaza  de  Almirante  de  una  ilota,  que  por  mis  servicios  he  estado 
consultado  en  ella  otras  veces,  y  agora,  mandándomela  dar  Yuesa 
Majestad,  aún  no  me  ha  consultado  el  Presidente.  Cogió  el  me- 
morial, arrebatándomele  de  las  manos,  y  volviendo  las  espaldas 
se  fué  y  nos  dejó  á  todos  confusos,  porque  era  recién  heredado. 
Fuime  á  consolar  con  el  Sr.  D.  Baltasar  y  á  darle  mi  queja  como 
á  mi  Jefe,  y  estando  aguardando  hora  llegó  el  Presidente  con  su 
cara  dicha,  que  alguna  pildora  traía  ó  le  habían  enviado  de  arriba; 
y  entrando  me  entré  con  él,  aunque  no  me  dejaba  el  portero  ó  un 
gentilhombre  que  estaba  allí.  Dije:  déjeme  vmd.  que  vengo  á  lo 
que  el  Sr.  Presidente.  Entré  y  estaba  el  Sr.  D.  Baltasar  con  el 
Conde  de  Monterrey,  mi  Señor,  y  uu  fraile  dominico  hijo  del 
Conde  de  Benavente,  y  el  Sr.  D.  Baltasar  en  medio  de  la  sala  en 
pié  con  el  Presidente.  Me  arrimé  y  dije:  Suplico  á  V/  Ex.'  pre- 
gunte al  Sr.  Presidente  si  tieue  satisfacción  de  mi  persona.  Res- 
pondió con  las  manos  abiertas:  Señor,  que  es  muy  honrado  sol- 
dado y  le  enviamos  á  Puerto  Rico  y  lo  hizo  muy  bien.  A  esto  le 
dije  yo:  pues  si  soy  tan  honrado,  ¿por  qué  V.*  3.*  no  me  consultó 
habiéndolo  mandado  el  Rey,  y  entervenido  su  Ex.*  con  otro  papel?; 
dijo:  otra  vez  Señor;  ya  está  todo  hecho;  7  dije  yo  entonces:  no 
le  crea  V.*  Ex.'  que  le  está  engañando  como  me  engañó  á  mí. 
Entonces  dio  una  gran  voz:  hombre,  ya  está  todo  hecho.  Respon- 
dió el  Sr.  D.  Baltasar:  mire  V.'  S.'  que  el  Rey  desea  hacer  mer- 
ced al  capitán.  No  pudo  hablar,  que  se  le  añudó  el  garguero  y 
salió  de  allí;  pero  antes  que  llegase  á  la  calle  cayó  sin  sentido; 
metiéronle  en  el  coche  por  muerto  y  dieron  garrotes  en  los  bra- 
zos y  piernas  para  que  volviese  en  sí.  Dios  le  volvió  su  juicio  y 
<;oüfesó  y  murió.  ¡Dios  le  perdone  el  mal  que  me  hizo!  que  él  se 


244         boletín  db  lá  rbál  academia  de  la  historia. 

quedó  sio  vida  y  yo  sin  almirantazgo,  porque  el  Sr.  D«  Baltasar, 
que  era  mi  Jefe,  decía  que  do  era  razón  que  me  hiciese  merced 
por  haber  muerto  un  miaistro,  como  si  yo  le  hubiera  dado  algún 
arcabuzazo;  ¡ao  tuviera  más  culpa  algún  papel  que  debió  de  venir 
de  arriba,  que  yo  he  oído  que  aquel  debió  de  darle  la  muerte! 

Con  esto  me  retiré  de  Palacio  y  no  entraba  en  éJ.  Pasaron  más 
de  seis  meses  cuando  un  día,  estando  descuidado,  entró  á  bus- 
carme un  alabardero  de  parte  del  Sr.  Conde  de  Olivares.  Fui  con 
cuidado  á  ver  lo  que  me  quería,  y  entrando  por  la  sala  donde 
estaba,  lo  primero  que  me  dijo:  Sr.  Capitán  Contreras,  no  me  dé 
quejas,  que  bien  veo  las  tiene.  El  Rey  ha  resuelto  el  hacer  una 
armada  para  guardar  el  estrecho  de  Gibraltar  y  yo  soy  el  Gene- 
ral de  ella  y  en  la  Junta  d3  armadas  se  han  nombrado  16  capita- 
nes traídos  de  diferentes  partes,  práticos  y  de  experiencia;  y  de 
los  dos  que  se  han  escogido  de  los  que  están  en  esta  Corte,  es  el 
uno  el  Maese  de  Campo  D.  Pedro  Osorio,  y  vmd.  el  otro;  estí- 
meló.  Yo  agradecí  la  merced  que  Su  Ex.*  me  hacía  y  díjele: 
Señor,  yo  me  hallo  con  50  escudos  de  sueldo  y  he  sido  capitán 
dos  veces;  no  se  compate  agora  tornar  á  tomar  compañía  y  dejar 
los  50  escudos  que  tengo  en  la  armada.  Y  díjome:  no  hay  que 
tratar,  que  sus  acrecentamientos  corren  por  mi  cuenta.  Con  que 
le  dije:  pues  sírvase  Y.*  Ex/  que  esta  compañía  la  levante  eo 
esta  Corte.  Dijo  que  jamás  se  había  hecho,  pero  que  por  conten- 
tarme lo  trataría  con  Su  Magostad;  y  lo  consiguió,  que  levanta- 
mos los  dos,  el  Maestre  de  Campo  y  yo,  siendo  los  primeros  capi- 
tanes que  estando  presente  la  Corte  hayan  levantado  gente  y 
enarbolado  banderas. 

GiLPÍTULO    XV. 

'     De  que  levanté  otra  compañía  de  infarUeria  en  Madrid 

en  Antón  Martin  y  otros  sucesos. 

La  mía  se  enarboló  en  Antón  Martín,  y  en  veintisiete  días  le- 
vanté 312  soldados,  que  salí  con  ellos  á  los  ojos  de  toda  la  Corte, 
en  orden  y  yo  delante,  que  este  consuelo  tuvo  mi  buena  madre, 
de  muchos  pesares  que  ha  tenido  en  este  mundo  de  mis  trabajos. 

Al  segundo  día  que  salí  de  la  Corte  hubo  en  ella  nueva  que 


VIDA   DEL   CAPITÁN  ALONSO  DE   G0NTRBBA8.  345 

habían  muerto  en  Getafe,  cosa  que  se  sintió  en  Madrid  como  si  yo 
fuera  un  gran  señor,  y  de  esto  pongo  por  testigo  á  quien  se  halló 
allí.  Dicen  que  en  el  juego  de  la  pelota  lo  dijo  el  Marqués  de  Bar- 
carrota,  que  no  tuvo  otro  origen,  para  lo  cual  despachó  el  señor 
D.  Francisco  de  Contreras,  Presidente  de  Castilla,  correos  á  saber 
la  verdad,  para  el  castigo  si  acaso  hubiera  sucedido  como  lo  dije- 
ron. Yo  despaché  cómo  estaba  bueno,  que  se  holgaron  en  la  Corte; 
tanto  importa  el  estar  bien  quisto. 

Saqué  de  esta  muerte  falsa  que  me  dijeron  algunas  buenas  perr 
senas  más  de  quinientas  misas  en  el  Buen  Suceso.  Supe  fueron 
más  de  trecientas  las  que  se  dieron  limosna  para  decir.  Súpelo 
después  del  mayordomo  del  hospital,  estando  pretendiendo,  que 
se  llamaba  Don  Diego  de  Córdoba.  Pasé  á  Cádiz  con  mi  compañía 
7  entré  con  más  de  trecientos  soldados.  Embárcamenos  y  fuimos 
al  Estrecho,  que  era  nuestro  sitio.  Iba  esta  armada  á  orden  de 
D.  Juan  Fajardo,  General  de  ella.  Embarquéme  en  el  galeón 
Almiranta  de  Ñapóles,  que  en  esta  escuadra  había  seis  bajeles 
famosos  de  que  era  General  Francisco  de  Ribera,  que  lucía  toda 
esta  armada  con  sus  bajeles  y  su  valor.  Eran  de  los  que  tenía  en 
Ñápeles  el  señor  Duque  de  Osuna,  y  pluguiera  á  Dios  fuera  Ge- 
neral de  toda  esta  armada  ol  buen  Ribera,  que  diferentemente 
hubiera  sido  servido  Su  Majestad  y  nosotros  ganado  reputación. 
Toda  esta  armada  tenía  veintidós  galeones  gruesos  y  tres  pataches. 
Salíamos  de  Gibraltar  algunos  navios  que  señalaban  á  encontrar 
algunos  de  turcos  que  pasaban  per  el  Estrecho  costeando  la  Áfri- 
ca, aunque  no  hay  de  distancia  en  este  estrecho  de  España  á  Ber- 
bería más  de  tres  leguas,  en  que  se  hicieron  algunas  presas. 

Al  cabo  de  muchos  días,  á  6  de  Octubre  1624,  encontramos  con 
la  armada  de  Holanda',  que  traía  ochenta  y  des  velas,  aunque  no 
eran  todas  de  guerra.  Fuimos  á  encontrarlos  sobre  Málaga,  á  la 
mar  quince  leguas.  Lo  que  sé  decir  que  el  galeón  capitana  de  Ri- 
bera y  el  mío  que  era  su  almiranta,  llegamos  á  pelear  á  las  cua- 
tro de  la  tarde  con  los  enemigos;  el  galeón  de  Ribera  y  la  capitana 
de  D.  Juan  Fajardo  y  la  almiranta  en  que  iba  yo.  Lo  que  sucedió 
no  se  puede  decir,  más  que  los  enemigos  se  fueron  riendo;  que  si 
á  la  capitana  de  Ribera  no  la  hubieran  dado  un  cañonazo  entre  dos 
aguas,  que  fué  menester  dar  un  bote  para  podello  remediar, j  sabe 


246  BOLBTtN  DE  LA  RBAL  AGADBIÍIA  DB  LA  HISTORIA. 

Dios  cómo  les  hubiera  ido  á  los  enemigos.  Este  cañonazo  le  die- 
ron no  siendo  la  bala  cristiana  ni  de  los  bajeles  del  enemigo.  Pase- 
mos adelante,  que  anocheció ,  y  aquella  noche  se  fueron  á  pasar 
el  Estrecho  sin  que  naide  les  diera  pesadumbre,  lo  que  jamás  ellos 
pensaron ,  y  dieran  por  partido  el  haber  perdido  la  cuarta  pane 
de  sus  bajeles,  como  se  dijo  después.  Volvímonos  á  Gibraltar  j 
allí  se  quedó  D.  Jnan  Fajardo,  y  con  Ribera  fuimos  en  busca  de 
los  g&leones  de  la  plata,  que  la  topamos  y  trujimos  á  Sanlücar, 
además  de  dos  navios  que  tomamos  de  turcos  en  el  camino  y  una 
presa  que  llevaban  de  azúcar. 

Volvimos  á  invernar  á  Gibrallar  y  caí  malo.  Dióme  veinte  días 
de  licencia  para  ir  á  convalecer  á  Sevilla,  y  porque  espiró  me  pro- 
veyó la  compañía  D.  Juan  Fajardo.  Fuíme  á  la  Corte,  quéjeme 
y  hízome  Su  Majestad  merced  del  gobierno  de  500  de  infantería 
que  habían  de  ir  á  servir  en  cuatro  compañías  á  las  galeras  de 
Genova.  Levanté  la  infantería,  y  estando  para  marchar  me  dieron 
orden  fuese  con  ella  á  Lisboa  para  embarcarme  en  una  armada 
que  se  había  fabricado  para  resistir  á  la  de  Ingalaterra,  á  cargo  de 
Tomás  de  Larraspur. 

Estuvimos  aguardando  en  Gascaes  y  en  Belén  más  de  dos  me- 
ses, porque  se  tenía  nueva  no  iba  á  ninguna  parte,  sino  á  Lisboa, 
llamados  de  los  judíos;  y  visto  la  preparación  dieron  en  Cádiz;  y 
aunque  se  supo,  vino  orden  no  desamparásemos  aquel  puerto, 
donde  estuvimos  hasta  que  se  supo  se  había  retirado  á  Ingala- 
terra. 

El  Marqués  de  la  Hinojosa,  que  estaba  por  General  de  mar  y 
tierra,  comenzó  á  reformar  donde  entré  yo  con  los  de  mi  tropa, 
qne  volvimos  á  Madrid  á  que  se  nos  diese  orden  para  ir  á  nuestras 
galeras;  ya  se  había  enfriado  porque  dicen  había  guerra  en  Lom- 
■bardía,  y  no  debió  de  ser  sino  que  los  ginoveses  son  poderosos;  y 
aunque  el  Duque  de  Tarsis  lo  ayudaba,  por  tener  sus  galeras 
guarnecidas  con  españoles,  no  pudo  conseguir  que  por  ahora  se 
pusiese  en  ejecución,  con  lo  cual  nos  quedamos  pobres  preten- 
dientes eo  la  Corte;  aunque  yo  no  libré  mal,  porque  Lope  de  Vega, 
sin  haberle  hablado  en  mi  vida,  me  llevó  á  su  casa  diciendo:  Señor 
capitán,  con  hombres  como  vmd.  se  ha  de  partir  la  capa;  y  ne 
tuvo  por  su  camarada  más  de  ocho  meses,  dándome  de  come    y 


VIDA    DEL   CAPITÁN  ALONSO  DB   CONTRERAS.  247 

cenar,  y  aun  vestido  me  dio.  ¡Dios  se  lo  pague!  Y  no  contento  con 
eso^  sino  que  me  dedicó  una  comedia  en  la  veinte  parte,  del  Rey 
9in  reino^  á  imitación  del  testimonio  que  me  levantaron  con  los 
moriscos. 

Parecióme  vergüenza  estar  en  la  Corte,  más  no  teniendo  con 
qué  sustentar,  que  allí  parecen  mal  los  soldados  aunque  lo  ten- 
gan; y  así  traté  de  venirme  á  Malta  por  ver  en  qué  estado  estaba 
lo  de  mi  hábito,  y  cuando  me  había  de  tocar  algo  que  comer  por 
él;  pedí  eo  el  Consejo  que  me  diese  algún  sueldo  para  Sicilia,  que 
está  cerca  de  Malta,  y  diéronme  treinta  escudos  de  entreteni- 
miento, cinco  más  de  los  que  dan  agora  á  los  capitanes.  Con  que 
tomé  la  derrota  á  Barcelona,  y  de  allí  me  embarqué  para  Genova 
y  Ñapóles  y  Sicilia.  Presenté  mi  cédula,  asentóseme  el  sueldo,  y 
de  allí  á  un  mes  que  quería  ir  á  Malta  con  licencia,  me  hizo  mer- 
ced el  Duque  de  Alburquerque,  Virrey  de  aquel  reino,  del  gobier- 
no de  la  Pantanalea  (Pantalaria),  una  isla  que  está  casi  en  Ber- 
bería. Tiene  una  tierra  y  un  castillo  con  120  soldados  españoles. 
Pasé  por  Malta  á  la  ida  y  hallé  que  no  tenía  caravana  hecha  ni 
residencia  para  poder  encomendar;  además,  que  las  encomiendas 
que  hay  en  el  estado  de  freiles  sirvientes,  son  pocas  y  chicas,  que 
la  mayor  no  tiene  seiscientos  ducados. 

£stuve  en  este  gobierno  diez  y  seis  meses,  teniendo  algunos 
encuentrillos  de  ios  que  allí  vienen  para  hacer  carne  y  agua,  y 
así  mismo  traté  de  que  una  iglesia  en  que  tenemos  la  cofradía  de 
Nuestra  Señora  del  Rosario,  era  como  una  venta  cubierta  con  ca- 
ñas y  paja;  envié  por  madera  á  Sicilia,  y  por  un  pintor  y  colores; 
reedifiqué  esta  iglesia  cubriéndola  con  buenas  tablas  y  vigas;  hice 
seis  arcos  de  piedra,  una  tribuna  y  una  sacristía;  pinté  toda  la 
iglesia,  el  techo  y  capilla  mayor  con  los  cuatro  evangelistas  á  los 
lados,  y  el  altar  de  Nuestra  Señora  hice  pintaren  tablas,  que  des- 
pués hice  un  arco  con  un  Dios  Padre  encima,  y  el  arco  eran  los 
quince  misterios,  retratado  cada  misterio. 

Doté  renta  perpetua  para  lo  siguiente:  que  todos  los  años  por 
Carnestolendas,  el  jueves  de  compadres  se  dijese  una  misa  canta- 
da con  diácono  y  subdiácono  y  tumbólo  con  sus  paños  negros  y 
cera  y  más  doce  misas  rezadas,  y  la  víspera  el  oficio  de  difuntos 
con  su  tumbólo  y  cera;  todo  esto  por  las  ánimas  del  purgatorio. 


248  BOLSrtN  DB  1.4  BUL  ACADBKIA  DK  LA  BtfiTORIA. 

ítem,  dejé  renta  para  que  en  sabiendo  que  yo  sea  fallecido  tengui 
obligación  de  decirme  docieotaa  misas  de  alma.  Más ,  dejé  coa 
que  cada  dos  aüos  limpien  la  pintura  y  blanqueen  la  iglesia;  mási 
dejé  cada  mes  una  misa  rezada  por  mi  alma,  en  lo  mejor  j  mái 
bien  parado  de  toda  la  isla. 

Quedó  adornada  lo  mejor  que  pude;  con  que  pedí  licencia  al  se- 
ñor Duque  de  Alburquerque  para  ir  á  Roma  con  él.  Díómelade 
mala  gana  por  cuatro  meses.  Vine  á  Palermo  y  de  alli  embarqué 
para  Ñapóles  y  de  allí  vine  á  Roma. 

Traté  de  que  se  me  diese  un  Breve  para  suplirme  las  cararanai 
y  residencia  que  tenia  obligación  de  hacer  en  la  religión  paraeo- 
comendar,  y  habiéndoselo  propuesto  A  Su  Santidad  no  lo  quiso 
hacer,  con  lo  cual  me  resotvf  de  hablarle,  y  dándome  audiencia 
le  hice  relación  de  mis  servicios,  y  dije  que  el  tesoro  de  la  iglesia 
era  para  hombres  como  yo  que  estaban  hartos  de  servir  en  defensa 
de  la  fe  católica;  lo  cual,  considerando  Su  Santidad  estos  trabajos 
con  su  cristiandad,  no  sólo  me  concedió  el  Breve  facultativo,  mai 
me  lo  concedió  gracioso,  y  más  con  otro  en  que  ordena  á  la  Reli- 
gión que  en  consideración  á  los  servicios  me  reciban  en  grado  de 
freile  caballero,  gozando  de  mi  ancianidad,  y  poder  caber  en  todas 
las  encomiendas  y  dignidades  que  los  caballeros  de  justicia  goiao; 
y  más,  me  concedió  un  altar  privilegiado  perpetuo  para  la  isla  de 
la  Pantanalea,  en  mi  iglesia,  con  no  haber  más  de  tres  misas  que 
son  menester,  hecho  para  el  altar  por  siete  años,  con  que  quedé 
contento;  pero  faltaba  lo  mejor,  que  era  el  despachar  estas  cosas 
con  los  ministros  monseñores,  que  les  pareció  eran  muchas  gra- 
cias 7  nunca  vistas,  como  es  verdad,  y  ansina  me  las  coartaban  con 
mil  cláusulas;  pero  todo  esto  lo  allanó  el  Conde  de  Monterrey,  mi 
señor,  y  mi  señora  la  Condesa,  su  mujer,  con  recados  y  billetefi 
que  escribieron  á  los  ministros,  que  era  imposible  si  no  fuera  por 
Sus  Gscelencias  el  podello  conseguir.  Eran  Sos  Excelencias  al  pre- 
sente Embajadores  eu  Roma  extraordinario,  y  habiéndome  des- 
pachado quise  ir  á  Malta  y  Falermo,  donde  tenia  mi  sueldo,  y 
pidiéndole  licencia  á  Su  Excelencia  me  ordenó  por  algunas  causas 
que  se  ofrecieron  no  me  partiese  de  Roma.  Hicelo  y  estímelo, 
mandando  que  me  diesen  mis  treinta  escudos  al  mes  á  8u  tes* 
rero,  que  lo  ha  hecho  con  mucha  puntualidad. 


VIDA  DBL  CAPITÁN  ALONSO  DB  GONTRKiAS.      .  249 

Pedí  licencia  á  Su  Excelencia,  después  de  pasados  seis  meses, 
para  presentar  los  Breves.  Diómela  por  dos  meses  y  que  volviese 
dentro  dellos.  Partí  de  Roma  y  fui  á  Ñapóles  y  Sicilia  y  de  allí  á 
Malla,  donde  presenté  los  Breves  con  las  cartas  de  Su  Excelencia, 
y  al  punto  fueron  obedecidos,  con  lo  cual  me  armaron  Caballero 
con  todas  las  solemnidades  que  se  requieren ,  y  dieron  una  Bula 
que  la  estimo  más  que  si  hubiera  nacido  del  Infante  Carlos^  en 
que  dicen  que  por  mis  notables  hechos  y  hazañas  me  arman  Ca^ 
ballero,  gozando  todas  las  encomiendas  y  dignidades  que  hay  en 
la  Religión  y  gozan  todos  los  Caballeros  de  justicia.  Hubo  aquel 
día  sopa  doble  en  un  gran  banquete.  Partí  de  Malta  para  volver 
á  Roma  y  vine  en  poco  tiempo,  porque  en  ir  y  estar,  negociar  y 
volver  á  Roma,  fué  en  treinta  y  cuatro  días,  habiendo  de  camino 
casi  trecientas  leguas. 

Llegué  á  Roma  y  besé  la  mano  al  Conde  mi  señor  y  mi  señora 
la  Condesa.  Holgáronse  de  mi  buen  despacho  y  vuelta  tan 
presto. 

A  ocho  días  después  de  llegado  á  Roma  me  mandó  el  Conde 
mi  señor  fuese  con  dos  carrozas  de  campaña  suyas,  de  á  seis  ca- 
ballos cada  una,  á  traer  los  señores  Cardenales  Sandoval  y  Espi- 
nóla y  Albornoz  que  venían  de  España  y  habían  de  desembarcar 
en  Puerto  de  Palo,  veinte  millas  de  Roma,  y  asimismo  me  orde- 
nó los  convidase  de  su  parte  para  que  viniesen  á  alojar  en  su 
casa,  donde  les  tenía  hecho  un  gran  alojamiento. 

Llegué  á  Palo  donde  estaban  sus  Eminencias  en  el  castillo. 
Hice  mi  embajada;  estimáronlo  mucho,  pero  respondieron  no 
pensaban  entrar  en  Roma  por  ser  tiempo  de  mutaciones,  sino  irse 
á  algunas  partes  cerca  della;  y  ya  tomada  esta  resulución  les 
supliqué  lo  mirasen  bien,  anteponiendo  el  servicio  del  Rey,  con 
lo  cual  se  aventuraron  á  perder  su  salud,  y  á  dos  horas  autes  de 
noche  mandaron  poner  las  carrozas  en  orden,  que  había  ya  diez 
7  siete  de  campaña. 

Metiéronse  los  señores  tres  Cardenales  en  la  carroza  dal  Conde 
mi  señor  y  los  camareros  suyos  en  la  otra  y  yo.  Comenzaron  á 
picar  las  unas  y  las  otras  porque  no  les  diese  el  sol,  pero  dime 
tan  buena  maña  que  entré  en  Roma  al  amanecer  con  solas  las 
dos  carrozas  del  Conde  mi  señor,  sin  que  pudiese  seguir  nenguna 


25o  9OLETÍN   DB  LA  REAL  ACADEMIA   DE   LA    HISTORIA. 

de  las  diez  y  siete,  y  con  ellas  los  truje  á  casa  muy  trempano  {úd¡^ 
día  de  San  Pedro,  cuando  se  presenta  la  bacanea  al  Papa. 

Fueron  alojados  en  casa  del  Conde  mi  señor,  cada  uno  en  su 
cuarto,  con  la  ostentación  y  regalo  que  se  puede  creer,  con  sus 
camareros  y  otros  criados. 

Estuvieron  allí  hasta  que  tomaron  casas,  que  debió  ser  un  mes, 
y  allí  fueron  visitados  de  todo  el  Colegio  de  los  Cardenales,  y  re* 
galados  del  Conde  mi  señor;  y  yo  me  volví  á  mi  posada  donde 
estoy  y  estaré  hasta  que  su  Excelencia  me  mande  otra  cosa,  que 
no  deseo  sino  servirle.  Una  cosa  digo  que  es  milagro:  que  entra- 
ron estos  señores  en  Roma,  día  de  San  Pedro ,  cuando  las  muta- 
ciones están  en  su  punto  y  de  toda  la  familia  que  traían  estos  se- 
ñores, que  son  más  de  trescientas  personas,  no  se  murió  ninguno, 
y  á  sus  Eminencias  no  les  ha  dolido  la  cabeza,  con  lo  cual  digo 
que  es  chanza  lo  de  las  mutaciones;  es  verdad  que  yo  les  dije  á 
todos  en  Palo  que  se  guardasen  del  sol  y  entrando  en  Rooia  de 
hincar,  que  coii  esto  no  habría  mutación.  Esto  ha  sucedido  hasta 
hoy  que  son  11  de  Octubre  de  1630;  y  si  hubiera  de  escribir  me- 
nudencias sería  cansar  á  quien  lo  leyere;  además,  que  cierto  que  se 
me  olvidan  muchas  cosas,  porque  en  once  días  no  se  puede  reco- 
pilar la  memoria  y  hechos  y  sucesos  de  treinta  y  tres  años.  Ello 
va  seco  y  sin  llover,  como  Dios  lo  crió  y  como  á  mí  se  me  alcanza, 
sin  retóricas  ni  discreterías ,  no  más  que  al  hecho  de  la  verdad. 

Alabado  sea  Cristo. 

capítulo  zví. 

[Llegada  del  Marqués  de  Cadreyla  á  Roma;  erupción  del  Vesubio; 
mi  estancia  en  los  Casales  de  Capua;  mi  gobierno  de  la  citidad 
de  Aquila.] 

Luego  se  siguió  que  el  Conde  mi  señor  resolvió  hospedar  al 
Sr.  Marqués  de  Cadreyta  que  iba  por  Embajador  ordinario  á  Ale- 
mania, y  pasó  por  Roma,  por  Embajador  de  la  Serenísima  Reina 
de  Hungría,  y  el  Conde  mi  señor  me  ordenó  le  fuese  á  recibir  al 
camino  y  ofrecerle  su  casa,  y  porque  no  traía  las  cartas  de  la 
Reina  con  las  circunstancias  que  son  menester  para  que  el  Papa  * 
recibiese  como  Embajador,  le  hube  de  llevar  á  Frascate,  gran 


V 


▼IDA  DEL  CAPITÁN   ALONSO  DB   CONTRBRAS.  251 

creación,  donde  estuvo  regalado  hasta  que  la  Reina  tornó  á  escri- 
bir, con  lo  cual  entró  en  Roma  y  vino  á  parar  en  casa  del  Conde 
mi  señor,  donde  fué  regalado  y  servido,  y  después  de  besado  el 
pie  al  Papa  y  recibido  sus  visitas  y  hécholas  su  Señoría  también, 
se  partió  para  Ancona ,  donde  halló  á  la  Reina  y  embarcó  para 
la  Corte  cesárea  á  ejecutar  y  ejercer  su  embajada,  que  la  que 
hizo  en  Roma  fué  muy  lucida  y  costosa,  digna  de  tal  señor. 

Luego  dentro  de  pocos  días  envió  el  Conde  mi  señor  á  pedir  una 
galera  á  la  Sra.  Condesa  de  Tarsis  para  que  fuese  eu  ella  el  secre- 
tario Juan  Pablo  Bonete  y  yo  á  hacer  ciertas  diligencias  en  Ma- 
drid, Vino  la  galera^  donde  nos  embarcamos  y  llegamos  á  Barce- 
lona,  y  de  allí  se  meordeuó  corriese  la  posta,  porque  importaba. 
Hícelo,  con  lo  cual  tuvo  el  Conde  mi  señor  su  deseo  por  haber 
llegado  con  brevedad. 

Estuve  en  Madrid  más  de  dos  meses  (año  1631),  donde  me  hol- 
gué en  ver  lindas  comedias  del  Fénix  de  España,  Lope  de  Vega, 
tan  eminente  en  lodo  y  el  que  ha  enseñado  con  sus  libros  á  que 
no  haya  naide  que  no  sea  poeta  de  comedias ,  que  este  solo  había 
de  ser  para  honra  de  España  y  asombro  de  las  demás  naciones. 

De  Madrid  me  mandaron  me  partiese  para  Ñapóles,  donde  era 
Virrey  el  Conde  mi  señor,  y  en  llegando  me  mandó  tomase  una 
Compañía  de  infantería  española.  Díjele  como  yo  lo  había  sido 
ya  cuatro  veces;  porfióme  y  tómela,  con  la  cual  entré  de  guarda  á 
su  persona,  y  de  allí  á  dos  meses  me  envió  de  presidio  á  la  ciudad 
de  Ñola,  y  estando  allí  quieto  una  mañana,  martes  16  de  Diciem- 
bre amaneció  un  gran  penacho  de  humo  sobre  la  montaña  de 
Soma,  que  otros  llaman  el  Vesubio,  y  entrando  el  día  comenzó  á 
oscurecerse  el  sol  y  á  tronar  y  llover  ceniza.  Advierto  que  Ñola 
está  debajo  casi  del  monte  cuatro  millas  y  menos.  La  gente  co- 
menzó á  temer  viendo  el  día  noche  y  llover  ceniza^  con  lo  cual 
comenzaron  á  irse  de  la  tierra,  y  aquella  noche  fué  tan  horrenda 
que  me  parece  no  puede  haber  otra  semejante  al  día  del  juicio, 
porque  demás  de  la  ceniza  llovía  licrní  y  piedras  de  fuego  como 
las  escorias  que  sacan  los  herreros  de  las  fraguas,  y  tan  grandes 
como  una  mano,  y  mayores  y  menores,  y  tras  todo  esto  había  un 
temblor  de  tierra  continuo  que  esta  noche  se  cayeron  37  casas  y 
se  sentía  desgajar  los  cipreses  y  naranjos  como  si  los  partiesen 


25?         boletín  db  la  .rbal  academia  de  la  historia. 

con  un  hacha  de  hierro.  Todos  gritaban  ¡misericordia!,  que  era 
terror  oirlo.  El  miércoles  no  hubo  día  casi,  que  era  menester 
tener  luz  encendida.  Yo  salté  en  compaña  con  una  escuadra  de 
soldados  y  truje  siete  cargas  de  harina  y  mandé  cocer  pan,  con 
lo  que  se  remediaron  muchos  de  los  que  estaban  fuera  de  la  tierra 
por  no  estar  debajo  de  techado.  Había  en  este  lugar  dos  conven- 
tos de  monjas,  las  cuales  no  quisieron  salir  fuera,  aunque  el  Vi- 
cario les  dio  licencia  para  ello  antes  que  se  fuera,  los  cuales  con- 
ventos se  cayeron,  y  no  hizo  mal  á  naide  porque  estaban  en  el 
cuerpo  de  la  iglesia  rogando  á  Dios. 

Los  soldados  de  mi  compañía  casi  se  levantaron  contra  mí  en 
esta  forma:  hicieron  su  consejo  entre  ellos  diciendo  que  viniesen 
juntos  á  forzarme  saliese  de  allí,  porque  el  fuego  llegaba  cerca. 
Tópeles  juntos  en  una  calle,  que  venían  á  lo  dicho,  y  yo  como  lo 
vi  les  dije:  ¿dónde,  caballeros?  Respondió  uno,  señor...  y  antes 
que  dijese  más,  dije  yo,  señores,  el  que  se  quisiese  ir,  vayase, 
que  yo  no  he  de  salir  de  aquí  hasta  que  me  queme  las  pantorrí- 
llas,  que  cuando  llegue  á  ese  término,  la  bandera  poco  pesa  y  me 
la  llevaré  yo.  Con  ésto  no  hubo  naide  que  respondiese.  Pasamos 
este  día  unas  veces  de  noche  y  otras  con  poco  día.  Las  lástimas 
eran  tantas  que  no  se  pueden  decir  ni  asegurar ,  porque  ver  la 
poca  gente  que  se  había  quedado,  desmelenadas  las  mujeres  y  las 
criaturas  sin  saber  dónde  meterse  y  aguardando  la  noche  natu- 
ral, y  que  allí  caían  dos  casas,  allí  otra  se  quemaba,  se  deja  con- 
siderar^ y  por  cualquiera  parte  que  quisiera  salir  era  imposible 
porque  se  hundía  en  la  ceniza  y  tierra  que  cayó  el  jueves  por  la 
mañana.  Trabajó  el  elemento  de  el  agua  aunque  no  cesaba  el 
fuego  y  llover  ceniza  y  tierra,  porque  nació  un  río  tan  caudaloso 
de  la  montaña  que  sólo  el  ruido  ponía  terror:  un  pedazo  de  él  se 
encaminaba  á  la  vuelta  de  Ñola,  y  yo  tomé  treinta  soldados  y 
gente  de  la  tierra  con  zapas  y  palos  é  hice  una  cortadura,  de  suer- 
te que  se  encaminó  por  otra  parte  y  dio  en  dos  lugarejos,  que  se 
los  llevó  como  hormigas  con  todo  el  ganado  y  bestias  mayores 
que  no  se  pudieron  salvar,  con  que  consideré  si  cuando  los  solda- 
dos venían  á  que  me  fuese  me  voy  se  anega  la  tierra. 

El  viernes  quiso  Dios  que  lloviese  agua  del  cielo  revuelta  ce** 
tierra  y  ceniza,  que  hizo  una  argamasa  tan  fuerte  que  era  imp< 


r.- 


VIDA  DBL  CAPITÁN   ALONSO   DB   GONTRBRAS.  25^ 

sible  cortarla  aunque  fuese  coa  picos  y  azadones,  conque  tuve 
algún  consuelo  por  si  apretaba  el  fuego  tener  por  dónde  salir. 

£1  sábado  se  cayó  casi  todo  el  cuartel  donde  estaba  la  compa- 
ñía; pero  no  hizo  mal  á  nadie  porque  los  soldados  más  querían 
estar  al  agua  y  ceniza  en  la  plaza  que  en  el  cuartel  y  en  la  iglesia 
mayor  que  era  damuzada  (sic),  anque  se  meneaba  como  enjua- 
gadientes en  la  boca,  de  los  terremotos  que  había. 

Domingo  me  vino  una  orden  del  Conde  pensando  estaba  todo 
perdido  porque  no  podían  haber  pasado,  en  que  me  mandaba 
saliese  y  me  fuese  á  Cápua,  y  aunque  me  pesó,  cierto,  por 
dejar  aquellas  monjas,  que  viéndome  ir  se  habían  de  desanimar, 
me  fué  fuerza  el  usar  de  la  orden  porque  si  sucedía  algo  no  me 
culpasen.  Salí  con  lo  que  tenía  acuestas,  porque  aunque  qui- 
siera traer  un  baúl  no  había  en  qué.  Llegamos  á  Cápua  que  era 
dolor  el  vernos,  tan  desfigurados  que  no  parecíamos  sino  que 
habíamos  sido  trabajadores  en  el  infierno;  los  más  descalzos,  me- 
dio quemados  los  vestidos  y  aun  los  cuerpos.  Allí  nos  reparamos 
ocho  días  é  hicimos  Pascua  de  Navidad,  aunque  el  Vesubio  siem- 
pre vomitaba  fuego. 

Al  cabo  de  ocho  días  me  envió  el  Conde  una  patente  para  que 
me  alojase  en  los  Casales  de  Cápua;  hícelo  y  en  ellos  nos  acomo- 
damos algo  de  lo  perdido,  y  á  mí  me  trujeron  de  Ñola  dos  baúles 
de  vestidos,  que  todo  lo  demás  de  una  casa  se  perdió:  fue  dicha  no 
perderse  los  baúles  también. 

En  estos  Casales  hay  una  usanza  lo  más  perniciosa  para  los  po- 
bres y  es  que  los  ricos  que  pueden  alojar  ordenan  de  primeras 
órdenes  á  un  hijo  y  á  éste  le  hacen  donación  de  toda  la  hacien- 
da, con  que  no  pueden  alojar,  y  el  Arzobispo  les  defiende  porque 
le  sustentan:  yo  di  cuenta  al  Obispo  de  esta  bellaquería  y  respon- 
dióme que  aquello  era  justo;  yo  me  indigné  y  saqué  los  soldados 
de  casa  de  los  pobres  y  llévelos  en  casa  destos  ricos,  y  pregunta- 
ba yo:  ¿cuál  es  el  aposento  del  ordenado?,  decían,  éste;  yo  decía: 
guárdese  como  el  día  del  domingo;  y  estotros ,  ¿quién  duerme  en 
ellos?;  señor,  el  padre,  la  madre,  las  hermanas  y  hermanos;  y  en 
estos  alojaba  á  tres  y  á  cuatro  soldados;  quejáronse  al  Arzobispo 
y  él  escribióme  á  decir  que  mirase  que  estaba  descomulgado;  yo 
reime  de  aquello  y  uno  de  estos  clérigos  salvajes,  que  así  los  Ha- 


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254  BOLBTÍN  DB  LA   RBAL  ACADBIIIA   DB  LA   HISTORIA. 

man  por  este  reino,  porque  no  tienen  más  de  las  primeras  órde- 
nes 7  son  casados  muchos,  púsose  en  una  yegua  para  quejarse  al 
Arzobispo,  y  un  soldado  dióle  una  sofrenada  diciendo  se  aguar- 
dase hasta  que  me  lo  dijeran  á  roí.  La  yegua  no  sabía  de  freno 
más  que  el  dueño  latín,  con  lo  cual  se  empinó  y  dio  cou  él  en  el 
suelo,  que  no  se  hizo  provecho. 

Con  todo  su  mal  fué  á  quejarse;  con  que  el  Obispo  me  envió  á 
decir  que  estaba  descomulgado  por  el  capítulo  quisquís  pariente 
del  diablo  (sic).  Yo  le  respondí  que  mirase  lo  que  hacía,  que  no 
entendía  el  capítulo  quisquis,  ni  era  pariente  del  diablo,  ni  en  mi 
generación  le  había;  que  mirase  que  si  me  resolvía  á  estar  desco- 
mulgado que  no  estaba  naide  seguro  de  mi  sino  en  la  quinta 
esfera;  que  para  eso  me  había  dado  Dios  diez  dedos  en  las  dos 
manos  y  ciento  cincuenta  españoles.  El  tomó  mi  carta  y  no  me 
respondió  más  de  que  les  envió  á  decir  á  los  Casales  que  hiciesen 
diligencia  con  el  Virrey  para  que  me  sacase  de  allí,  que  él  haría 
E^  lo  mesmo,  porque  no  hallaba  otro  remedio.  Hiciéronla  apretada; 

'■SéT 

I  '  pero  ea  el  inter  me  lo  pagaron  los  ricos  sin  que  padeciese  nengiiu 

^  '  pobre,  que  no  fué  tan  poco  que  no  duró  más  de  cuarenta  días. 

Pasados  éstos  me  envió  el  Virrey  á  la  ciudad  del  Águila  (i),  de 
las  mayores  del  reino,  en  la  cual  habían  perdido  el  respeto  al 
W  Obispo  de  aquella  ciudad  y  aun  querídole  matar,  y  mandóme 

|f  que  fuese  á  castigar  los  culpados :  yo  partí  destos  Casales  á 

^y  los  9  de  Febrero  y  pasé  el  llano  de  las  Cinco  millas,  que  llaman, 

'  el  cual  estaba  media  pica  de  nieve:  hubo  lindas  cosas  en  este 

llano  cou  los  soldados. 
^^  Esta  ciudad  es  tan  inobediente  por  estar  á  los  confines  de  la 

^^,  Romanía,  que  casi  no  conocen  al  Rey.  Yo  llevaba  150  españoles 

^  de  los  de  cuarto  y  ochavo,  y  entré  en  la  ciudad  escaramuceando 

con  mis  pardillos.  Iba  con  título  de  Gobernador  y  Capitán  á 
guerra:  comencé  á  prender  y  ellos  á  huirse.  Alojé  los  pardillos 
en  sus  casas  de  los  culpados,  que  no  les  estuvo  mal,  y  eché 
bando  que  no  anduviese  naide  ni  entrase  eu  la  ciudad  con  bocas  de 
fuego,  que  en  ellos  era  costumbre  como  llevar  sombrero.  Obede- 


^. 


►     . 


h  • 


(1)    Aquila. 


YIDA  DEL  CAPITÁN  ALONSO  DE  G0NTRBBA8.  255 

cieron  luegOi  que  fué  milagro  según  decían  todos;  y  un  día  llega- 
ron á  la  puerta  de  Ñapóles  seis  criados  del  Virrey  de  la  provin- 
cia que  era  el  Conde  de  Claramonte,  con  sus  escopetas  y  pistoletes 
de  los  chiquitos,  y  traían  unos  cabellos  larguísimos  á  lo  nazareno, 
que  es  aquí  hábito  de  bandidos  ó  salteadores»  que  todo  es  uno. 
Dijéronlos  que  no  podían  entrar  sin  orden  del  Gobernador  y 
capitán  á  guerra:  respondieron  que  no  conocían  al  capitán  á  gue- 
rra; y  como  de  cuatro  soldados  que  estaban  á  la  puerta  se  habían 
ido  los  dos  á  comer,  entraron  y  fuéronse  á  dar  pavonada  á  la 
plaza,  no  haciendo  caso  de  naide,  como  lo  pasado.  Yo  lo  supe  y 
mandé  cerrar  las  puertas  de  la  ciudad  y  con  ocho  soldados  salí 
á  buscallos.  Hállelos  como  si  no  hubieran  hecho  nada,  y  quirién- 
doles  prender,  se  metieron  á  hacer  armas,  que  las  tenían  muy 
buenas;  pero  no  les  valió  porque  de  Romanía  cerré  con  ellos  y 
los  prendí  anque  me  hirieron  un  soldado. 

Presos,  luego  al  punto  les  hice  la  causa  y  di  dos  horas  de  tér- 
mino á  cada  uno,  y  pasadas  los  condené  á  cortar  los  cabellos 
nazarenos  y  que  se  los  pusiesen  al  pescuezo,  y  subidos  cada  uno 
en  sus  borricos,  á  usanza  de  mi  tierra,  les  diesen  cada  dos- 
cientos azotes,  lo  cual  se  hizo  con  gentil  aire  aunque  el  verdugo 
se  estrenó  en  semejante  justicia,  que  para  él  era  nueva  y  aun 
para  la  ciudad.  Apeados  de  sus  jumentos  fueron  curados  con  sal 
y  vinagre  á  usanza  de  galera  y  á  otro  día  los  encaminé  á  las 
galeras  de  Ñapóles  con  cada  seis  años,  por  entretenidos,  cerca  la  * 
persona  del  cómitre  á  quien  tocaron. 

Al  Señor  Virrey  ó  Presidente  de  la  provincia  le  pareció  impo- 
sible la  justicia  y  certifícádose  dello  me  escribió  que  con  qué 
autoridad  había  hecho  aquello.  Respondile  que  con  la  de  capitán 
á  guerra.  Tornóme  á  escribir  que  él  sólo  en  aquella  provincia  lo 
era.  Yo  le  dije  que  eso  se  lo  pleitease  con  el  Conde  de  Monte- 
rrey que  era  el  que  me  había  enviado  la  patente,  y  con  esto  se 
determinó  el  venir  á  prenderme  al  Águila,  y  para  ello  juntó  tre- 
cientos hombres  de  á  caballo  y  algunos  de  á  pie.  Siipelo  y  escri- 
bíle  que  mirase  su  Señoría  que  era  levantar  la  tierra  y  que  ella 
lo  estaba  casi,  pues  yo  había  venido  á  castigar ;  que  pues  era 
Ministro  del  Rey,  no  intentase  tal  cosa  sino  que  diese  cuenta  al 
Conde  como  á  Virrey  del  reino;  y  si  yo  había  hecho  mal  me  cas- 


256         boletín  db  lá  i^bal  agademia  db  la  historia. 

tigaría.  El  no  hizo  caso  de  esto,  sino  trataba  de  seguir  su  inten- 
to. Yo  que  tenía  espías  vi  que  iba  de  veras  y  traté  de  escoger  de 
ciento  y  cincuenta  españoles  que  tenía,  los  ciento  con  su  pólvora 
y  balas  y  cuerda,  y  en  un  gallardo  caballo  que  yo  tenía  puse  mis 
pistolas  y  encima  de  mi  persona  dos  mil  escudos  en  doblas  y  salí 
á  aguardalle  á  un  puesto,  donde  le  escribí  una  carta  diciéndole 
que  pues  miraba  tan  mal  por  el  servicio  del  Rey,  que  prosiguiese 
su  camino  y  que  trújese  buen  caballo,  porque  si  le  cogía  le  juraba 
á  Cristo  que  lo  había  de  azotar  como  á  los  otros;  y  lo  hiciera  mejor 
que  lo  digo,  porque  yo  estaba  seguro  el  rendir  su  gente,  que  era 
toda  canalla,  y  hecho  en  él  lo  dicho  irme  á  Roma  y  á  Milán  y  á 
Flandes,  conque  se  acababa  todo;  y  de  donde  estaba  yo  en  seis 
horas  me  metía  en  el  estado  de  lá  Iglesia. 

El  se  resolvió  tomar  mi  carta  y  enviársela  al  Virrey  Conde  de 
Monterrey  y  se  volvió  á  su  casa  ó  tierra  y  yo  á  la  mía. 

A  otro  día  tuve  noticia  que  andaba  un  caballero  haciendo  mil 
bellaquerías  en  campaña  y  en  conventos  de  tfionjas,  hincando  lo 
que  más  bien  le  parecía.  Yo  como  me  había  resuelto  ya  de  ir  á 
campaña  contra  el  Presidente,  ¡pardiez!  que  me  encaminé  b 
vuelta  de  uii  lugarejo  donde  el  dormía  y  le  parecía  que  estaba 
como  el  Rey  en  Madrid  y  le  di  una  alborada,  hallándole  en  la 
cama,  aunque  se  arrojó  por  una  ventana  á  un  huerto;  pero  hubo 
otros  tan  buenos  saltadores  que  le  pescaron;  atáronle  y  trajea 
la  ciudad  del  Águila,  que  se  quedaron  espantados  de  que  hubiese 
quien  se  atreviese  á  prendelle.  Metilo  en  el  castillo  é  hice  la 
causa  y  hecha  le  di  dos  días  de  término,  en  los  cuales  se  trató  de 
hacer  un  tablado  en  medio  de  la  plaza  y  hacer  los  cuchillos  para 
el  sacrificio.  La  gente  se  burlaba  de  ver  el  tablado  y  de  oir  que 
era  para  cortalle  la  cabeza;  pero  más  se  admiraron  cuando  le 
vieron  al  quinto  día  á  las  tres  de  la  tarde  sin  cabeza,  que  se  la 
cortó  un  mal  verdugo,  al  cual  le  di  un  vestido  mío  y  diez  escu- 
dos; el  pobre  no  era  prático;  pero  fué  como  los  módicos  que 
enseñan  en  los  hospitales  á  costa  de  inocentes,  aunque  este  caba- 
llero no  era  sino  grandísimo  bellaco.  Llamábase  Jacomo  Ribera, 
que  cualquier  bruces  le  conocerá  aunque  sea  por  el  nombre,  na- 
tural de  la  ciudad  del  Águila. 

Estaba  en  esta  ciudad  por  la  Pascua  de  Resurrección,  y    i 


I 


VÍOA   DEL   GAPITÁK  ALONSO   Dfi  C07«TRBRAS.  257 

jurados  ó  regidores  estaban  conmigo  mal  porque  no  les  dejaba 
vivir  como  querían,  y  parecióles  que  el  día  de  Pascua  tenían 
alguna  excusa  el  no  acompañarme  á  la  iglesia  y  con  esto  me 
hacían  algún  pesar.  Yo  les  había  dicho  el  jueves  santo  se  comul- 
gasen como  lo  hacía  yo,  y  ellos  como  tenían  la  malicia  no  quisie- 
ron comulgar.  Llegó  el  día  de  Pascua,  donde  el  Obispo  decía  la 
misa  de  pontifical.  Yo  aguardé  hasta  que  salió  la  misa  y  fui, 
püseme  en  mi  silla  con  sólo  mi  asesor,  aunque  éste  nunca  quiso 
firmar  ninguna  sentencia  de  las  contadas;  pero  no  me  espantó 
que  era  de  la  tierra  y  se  había  de  quedar  en  ella.  Advierto  que 
en  esta  ciudad  el  magistrado  ó  regidores,  que  son  cinco,  cada 
uno  tiene  dos  criados  que  se  los  paga  la  ciudad,  vestidos  de  colo- 
rado, y  ninguno  de  estos  regidores  ó  jurados  no  saldrá  de  casa 
sin  estos  dos  criados,  ni  irá  á  otra  parte  aunque  importe  la  vida. 
Yo  como  me  vi  solo  á  la  misa  pontifical  y  conocí  la  malicia 
de  estos  bergantes,  llamé  al  sargento  desde  mi  silla  y  dijéle: 
vaya  y  préndame  todos  los  criados  del  magistrado  y  en  casa  de 
cada  uno  de  los  magistrados,  meta  seis  soldados,  con  orden  que 
coman  cuanto  hallaren  en  casa  y  en  la  cocina,  teniendo  mucho 
respeto  á  las  mujeres,  y  que  no  se  salgan  hasta  que  yo  los  mande. 
Ejecutóse  al  punto,  y  más  que  había  soldado  que  con  ser  día  de 
Pascua  no  se  había  hecho  lumbre  en  su  casa.  Los  jurados  tuvie- 
ron nueva  del  caso  y  como  no  tenían  los  de  las  capas  coloradas 
lio  podían  venir  á  volver  por  sí.  Enviaban  gentiles  hombres 
y  recados:  yo  decía  vinieran  ellos,  y  como  no  podían  venir, 
estuviéronse  cada  uno  donde  les  cogió  el  sargento  los  criados. 
Pidióme  el  Obispo  sacase  los  soldados  de  las  casas  ó  que  soltase 
los  criados,  porque  fuesen  los  jurados  á  sus  casas.  Concedí 
que  saliesen  los  soldados  de  las  casas  con  que  les  diesen  á  cada 
uno  tres  tostones  que  son  nueve  reales.  Diéronselos  al  punto  y 
dieran  trescientos  ducados  por  no  los  ver  en  casa,  {tanto  nos 
quieren!  Tuvieron  los  soldados  y  sus  camaradas  con  los  nueve 
reales  cada  uno  y  comido,  mejores  pascuas  que  los  jurados,  por- 
que las  hicieron  en  el  lugar  donde  les  prendieron  los  criados, 
que  por  no  perder  la  usanza  ó  privilegio  no  fueron  á  sus  casas. 
Hízome  instancia  el  Obispo  soltase  los  de  las  capas  coloradas; 
yo  dije  les  había  prendido  á  todos  porque  no  se  excusasen  unos 

TOMO  xxrvu.  17 


boletín  DK  la   RBáL  ACADBItlA   DK   LA  HISTOHIA. 

s,  cual  era  el  que  me  había  de  haber  llevado  la  al- 
7  puesto  ea  la  iglesia;  pero  que  pagase  cada  udo  ud  du- 
a  los  arrepentidos  y  los  soltasen;  y  al  punto  lo  pagaron  t 
los  jurados  da  su  eocanUmiento,  que  ellos  por  tal  tuné- 
is mil  cosillas  me  sucedió  coa  estos  y  era  que  el  pes- 
.  carne  lo  ponían  á  precios  subidos,  y  el  pan,  porque  les 
cada  uno  un  tanto  en  especie  de  pescado  y  carae  ; 
el  del  pan  en  dinero.  Yo  siípelo  y  dije  que  cuando  fuB- 
ler  las  posturas  me 'llamasen.  Hiciéronlo,  y  asi  como  la 
ecía  yo:  ¿v.  s/  uo  ve  que  es  coucieucia  ponerlo  tan  bajo, 
ice  más,  y  subiéndolo  habrá  abundancia^  Ellos  veían  el 
irto  y  subían  más.  Después  de  hecha  la  postura  decía 
i  uno  dellos,  señores:  yo  tengo  tanta  gente  en  mi  casa 
i  soy  franco  por  caballero  de  Malta  y  capitán  de  lufan- 
upitáa  á  guerra  y  gobernador,  quiero  comenzar  y  pagar 
ura  y  así  cada  uno  de  v.  s.*  ha  de  llevar  conforme  lien* 
1  y  lo  ha  de  pagar  aquí,  como  yo,  y  ¡voto  á  Dios!  que 
)s  les  dais  una  onza  de  nada,  que  os  he  de  azotar;  y  como 
1  que  no  era  yo  de  burlas  hacíanlo.  Declan  los  jurados: 
le  en  nuestra  casa  no  se  come  pescado; — pues  yo  quiero 
man  y  gocen  de  la  postura,  como  yo  y  los  pobres.  Esto 
a  que  la  postura  bajase  la  mitad  y  más  en  todas  tas  cosas, 
ido  á  nuestro  Presidente  6  Virrey  de  la  provincia,  había 
a  carta  que  yo  le  escribí  última  al  Conde  de  Monterrey 
vid  el  sacarme  del  Águila,  á  istancia  del  Préside  y  de 
)s;  pero  sácenos  á  él  y  á  mí  en  un  día.  A  mí  me  dio  una 
i  de  caballos  corazas  ante  de  salir  del  Águila  y  á  él  no 
la.  Este  ñn  tuvo  el  gobierno  del  Águila,  que  tuve  Ices 
;iete  días. 

GAFÍT0LO    XVII. 

I  cotas  que  me  sucedieron  en  Cápua;  alabanzas  del  Conit 
la  Condesa  de  Monterrey;  me  retiro  de  tu  servicio.] 

el  Águila  para  Ñapóles  á  tomar  posesión  de  la  comni' 
tallos;  hállela  que  estaba  alojada  en  Cápua  y  fué  fiu 


VIDA   DEL   CAPITÁN   ALONSO   DE   GONTBEBAS.  259 

traerla  á  Ñapóles,  adonde  me  la  entregó  D.  Gaspar  de  Acevedo, 
General  de  mil  caballos. 

Este  día  que  me  la  entregó  D.  Gaspar  de  Acevedo  delante  del 
escribano  de  ración  D.  Pedro  Cuncubilete,  se  tasaron  los  caballos 
de  la  compañía,  la  cual  había  tenido  D.  Héctor  Piñatelo,  que  le 
promovieron  á  teniente  de  Maeso  de  campo  general.  Dijo  un  sol- 
dado que  le  había  trocado  el  caballo  y  otros  dijeron  lo  mesmo,  y 
yo  dije:  aquel  qne  trae  V.*  S/  es  de  la  compañía,  y  los  soldados 
dicen  tiene  V.'  S.*  los  mejores  caballos  y  dado  rocines,  y  son  del 
Rey.  Respondió,  no  es  verdad:  que  yo  no  he  tomado  caballo  nen- 
guno. Más  aunque  entre  italianos  no  es  palabra  ofensiva,  «no  es 
verdad»,  no  quise  estar  en  opiniones,  porque  había  muchos  es- 
pañoles y  italianos  delante,  con  lo  cual  aleó  la  mano  y  le  encajé 
la  barba  asiéndole  de  ella  al  punto.  Arrojó  el  bastón  y  sacó  su 
espada,  como  valiente  caballero;  pero  yo  no  fui  lerdo  en  sacar 
mi  herruza,  donde  hubo  uua  pendencia  sin  sangre,  porque  era 
tanta  la  gente  que  era  imposible  el  herirnos.  Un  pobre  tudesco 
de  la  guarda  del  Virrey,  que  estaba  allí,  lo  vino  á  pagar,  que 
salió  con  una  cuchillada  en  la  cara,  como  si  fuera  el  enea- 
jador. 

Prendiónos  D.  Gaspar  de  Acevedo,  como  General  de  la  caba- 
llería y  capitán  de  la  guardia  del  Conde  de  Monterrey.  Estuvimos 
presos  en  casa  cada  uno  con  guardas  tres  días,  hasta  que  el  Con- 
de, mi  señor,  mandó  con  la  relación  de  los  Maestres  de  campo  y 
Príncipe  de  Asculi  que  nos  hiciesen  amigos  en  su  antecámara: 
por  el  D.  Héctor  salió  el  Príncipe  de  la  Rochela  y  por  mí  salió  el 
S.''  D,  Gaspar  de  Acevedo,  con  que  de  allí  adelante  cada  uno  an- 
daba ú  yo  por  mejor  decir,  ojo  avizor,  como  dicen  los  hampones. 

Ya  yo  era  capitán  de  caballos,  con  que  comenzaron  nuevos  cui- 
dados, y  más  con  que  el  Conde,  mi  señor,  quiso  hacer  una  mues- 
tra general  de  toda  la  caballería  del  reino,  y  la  nueva  levantada 
que  era  más  de  dos  mil  quinientos  caballos  y  la  infantería  espa- 
ñola y  italiana  que  era  mucha  y  muy  lucida,  anque  en  esta 
muestra  no  se  halló  infantería  del  reino  de  milicia,  sino  la 
levantada,  que  eran  los  españoles  dos  mil  y  setecientos  y  los  ita- 
lianos ocho  mil,  escogida  gente. 

¡Qué  sería  menester  de  galas  para  este  día!  que  yo  con  ser  po- 


260         boletín  db  la  rbal  ahaobmía  ob  la  HlStOlttA. 

bre,  saqué  mi  librea  de  dos  trompetas  y  cuatro  lacayos,  todos  de 
grana,  cuajados  de  pasamanos  de  plata,  tahalíes  y  espadas  dora- 
das y  plumas,  y  encima  de  los  vestidos  gabanes  de  lo  mesmo. 

Mis  caballos,  que  eran  cinco,  con  sus  sillas;  dos  con  pasama- 
nos de  plata  y  todos  con  sus  pistólos  guarnecidos  en  los  arzones. 
Saqué  unas  armas  azules  con  llamas  de  plata,  calcillas  de  camu* 
za,  cuajadas  de  pasamano  de  oro,  y  mangas  y  coleto  de  lo  mesmo, 
un  monte  de  plumas  azules  y  verdes  y  blancas  encima  de  la  cela- 
da y  una  banda  roja  recamada  de  oro  cuajada;  que  á  fe  podría 
servir  de  manta  en  una  cama.  Yo  entré  de  esta  manera  en  la 
plaza  con  mi  alférez  y  estandarte  y  ochenta  caballos  detrás  bien 
armados;  los  soldados  con  sus  bandas  rojas,  y  mi  hermano,  que 
era  mi  tiniente,  detrás  de  la  compañía,  harto  galán.  Dejo  consi- 
derar como  entramos...  (1). 

Los  demás  capitanes,  que  eran  en  cantidad,  pasamos  todos  por 
delante  Palacio,  donde  estaban  en  un  balcón  el  Conde,  mi  señor, 
y  los  eminentes  Cardenales  Sabeli  y  Sandoval,  y  en  otro  balcóa 
mi  Señora  la  Condesa  de  Monterrey  y  mi  Señora  la  Marquesa 
de  Mon terroso  con  sus  damas.  Todas  las  compañías  como  iban 
entrando  en  la  plaza  de  armas  hacían  un  caracol  y  abatían  los 
estandartes  y  la  infantería  las  banderas,  y  pasaron  al  largo  del 
castillo  donde  se  hizo  el  escuadrón  y  nosotros  peleamos  con  él, 
que  cierto  era  de  ver  pelear  la  caballería  con  la  infantería.  A  este 
tiempo  ya  Sus  Excelencias  habían  pasado  con  los  señores  Carde- 
nales á  Castelnovo  y  al  pasar  se  disparó  toda  la  artillería,  que 
era  mucho  de  ver,  y  hacíase  ésto  tan  al  vivo,  que  no  ^faltaba 
más  que  meter  balas,  que  todas  las  demostraciones  se  hicieron; 
pero  tal  Capitán  general  teníamos  para  que  no  lo  hiciéramos,  que 
aunque  se  hubiera  criado  toda  su  vida  en  la  guerra  no  podría 
saber  mandar  más  como  mandaba  y  á  sus  tiempos;  y  no  es  adu- 
lación, que  certifico  que  con  haber  conocido  infinitos  Príncipes 
no  he  visto  quien  sepa  tener  tanta  grandeza  como  este  Señor;  y 
sino  dígalo  la  embajada  de  Roma  extraordinaria  de  1628,  con  la 
grandeza  que  allí  estuvo,  los  muchos  huéspedes  que  yo  conocí  en 


(1)    Cortada  en  el  Ms.  una  linea. 


▼IDA   DEL   CAPITÁN   ALONSO   DE   G0NTRBRA8.  261 

SU  casa  alojados,  los  Señores  Cardenales  Sandoval,  Espinóla  y  Al- 
bornoz, un  hermano  del  Conde  de  Elda  y  otro  del  de  Távara  y  la 
del  mismo  Conde  y  mi  Señora  la  Condesa,  y  todos  comían  en  sus 
cuartos  aparte  y  á  un  tiempo,  y  no  se  embarazaban  los  oficios,  ni 
reposteros,  ni  botilleres,  ni  cocineros,  ni  la  plata,  porque  cada 
uno  tenia  lo  que  había  menester;  además  que  cada  uno  tenia  un 
camarero  y  un  mozo  de  cámara,  y  para  todos  había  carrozas  á  un 
tiempo  sin  pedir  á  naide  nada  prestado.  Yo  vi  colgadas  treinta  y 
dos  piezas  con  sus  doseles  de  verano  y  otros  tantos  de  invierno. 

Fué  este  Señor  el  que  hizo  tan  señaladas  fiestas  al  nacimiento 
del  Principe  nuestro  Señor,  que  Dios  guarde,  por  Octubre  1629, 
que  boy  los  romanos  tienen  que  decir  y  aun  los  extranjeros  que 
allí  se  hallaron.  Tantas  comedias,  tantas  luchas,  tantos  artificios 
de  fuego,  tantas  fuentes  de  vino,  tantas  limosnas  á  los  hospita- 
les, derramar  tres  días  á  reo  por  las  tardes  cantidad  de  dinero, 
oro  y  plata  á  puñados;  y  para  más  prueba  baste  decir  que  en  este 
tiempo  éramos  tan  mal  vistos  en  Roma  que  no  se  puede  encare- 
cer, y  estas  grandezas  les  obligaba  á  que  fueran  por  dentro  de 
Roma  apellidando,  ¡viva  España!  que  no  hay  más  que  decir. 

Pues  ¿quién  ha  tenido  en  aquella  ciudad  capitanes  entretenidos, 
como  los  tuvo  el  Conde  á  treinta  escudos  cada  mes  á  cada  uno,  y 
éramos  cuatro  y  yo  era  el  uno,  pagándonos  de  su  bolsa  con  pun- 
tualidad?; y  todo  esto  lo  gobernaba  Gaspar  de  Rosales,  tesorero 
de  Su  Ex.*,  que  jamás  dejó  que  nadie  se  quejase  de  Su  Ex.'  en 
aquella  corte,  al  cual  hizo  Su  Ex/  Secretario  de  Estado  y  Guerra 
de  Ñápeles  cuando  pasó  á  ser  Virrey,  oficio  en  el  buen  secretario 
bien  merecido  por  su  vigilancia  y  limpieza  de  manos;  y  es  cierto 
que  muchas  veces  un  Señor  acierta  por  tener  un  buen  criado,  y 
al  revés  por  tenerlo  malo. 

Pues  en  Ñapóles,  ¿qué  Virrey  ha  habido  que  busque  los  hom- 
bres que  tienen  méritos,  los  cuales  estaban  arrinconados  en  algu- 
nos castillos,  desesperados,  y  Su  Ex.*  los  ha  sacado  y  premiado 
que  yo  conozco  muchos?;  con  que  toda  la  nación  se  ha  [regoci- 
jado] viéndose  premiar.  ¿Quién  ha  enviado  en  quince  meses  á 
Milán,  como  el  Conde,  dos  tercios  de  italianos  de  á  tres  mil  hom- 
bres y  setecientos  mil  ducados  y  á  España  seis  mil  infantes  y 
mil  caballos  en  veinticuatro  galeones?;  la  infantería  á  cargo  del 


1 


PTÍH    DS   LA   REAL   ACADEICIA   DE   LA    HISTORIA. 

Campo  Lataro  y  la  caballería  al  de  el  Príncipe  de  la 
UDtaniente  veinticuatro  sillas,  bridas  bordadas  con 
escogidos,  Y  oíros  tantos  pares  de  pistolas  que  no 
,  7  para  encima  de  cada  caballo  una  cubierta  de  bre- 
aba á  las  corbas  de  los  caballos;  esto  iba  de  presente 
estad  y  Seúor  Infante  Carlos,  que  esté  en  gloria,  y 
B  Cardenal.  Pues  si  tratase  de  mi  Señora  la  Condesa, 
que  ha  tenido  con  todas  aquellas  señoras  tituladas 
>artiendo  los  días  de  la  semana  en  los  tiespitales,  y 
Dujeres  ir  á  servillas  con  sus  matios,  llevando  de 

la  comida  que  se  había  de  gastar  aquel  día;  y  de 
Q  testigo;  pues  ¿un  convento  de  mujeres  españolas 

que  ha  fuudado  y  otrosí  A  que  cada  día  ayuda  coa 
I,  favoreciendo  y  bonrando  á  todos  los  que  quieren 

intercesión?  en  suma,  señor  letor,  no  le  pareica  pa- 
e  dicho,  porque  he  quedado  muy  corto,  y  juro  áDios 
le  cuando  escribo  ésto  que  son  4  de  Febrero  de  1633 

Palermo  y  en  desgracia  del  Conde  mi  Señor,  que 
srán  el  cómo  y  porqué;  pero,  con  todo,  estimo  ser 
oque  en  desgracia,  más  que  criado  de  otro  en  gracia, 
I  seré  ingrato  á  las  mercedes  recibidas  en  au  casa  y 

á  mi  discurso,  digo,  señor,  que  se  acabó  nuestras 
,  que  fué  á  20  de  Junio  de  1632.  Fuímonos  á  casa 
udados,  y  á  otro  día  mandó  el  Conde  se  repartiese 
lerta  por  las  marinas  para  defendellas,  por  haber  ve- 
e  la  armada  turquesca.  A  mi  me  tocó  ir  con  quiniea- 
cabo  tropa  de  ellos,  al  Principado  de  Gítra,  donde 
ñn  de  Agosto  en  campaña  de  Bol  y  en  Achierno.  En 
i  por  caniculares,  y  hacía  tanto  frío  que  era  menea- 
mantas  en  la  cama;  y  así,  de  día,  ejercitábamos  los 
iramuzando  unos  con  otros,  y  á  veces  corríamos  una 

aballo  grande  en  la  compañía,  de  cuatro  años,  y  en 
o,  que  había  casi  estropeado  cuatro  soldados,  y  á  uno 
ira  herrarle  era  menester  atarle  de  pies  y  manos, 
que  echado  en  el  suelo  quebraba  todas  las  cuerda 


VIDA  DEL  CAPITÁN  ALONSO  DB   G0NTRERA8.  263 

aunque  fueran  gordas.  Yo  mandé  lo  llevasen  al  convento  de  el 
Sr.  San  Francisco  y  que  lo  daba  de  limosna.  Lleváronlo  en  pelo 
y  el  guardián  dijo  que  ya  que  le  hacía  la  limosna  le  hiciese  un 
contrato  para  podello  vender.  Este  caballo  estuvo  aquella  noche 
tan  feroz  que  no  se  atrevían  á  llevarlo  á  beber,  y  á  otro  día  hice 
el  contrato,  y  me  dijo  el  guardián:  Señor,  yo  temo  que  este  ca- 
ballo ha  de  matar  algún  fraile.  Fuese  con  su  contrato  al  convento, 
y  á  otro  día  me  dijo:  Sr.  Capitán,  el  caballo  se  está  quedo  y  parece 
se  ha  quietado  algo;  en  suma,  en  seis  días  se  puso  tan  domés- 
tico que  no  había  borrico  como  él,  y  le  echaron  con  una  yegua 
que  tenía  el  convento  y  andaba  con  ella  como  si  no  fuera  caballo, 
que  todo  el  lugar  se  maravilló.  Yo  tenía  un  caballo,  entre  otros, 
que  llamaba  Golona;  y  como  íbamos  á  correr  y.escaramuzai  cada 
día  á  la  alameda  de  San  Francisco,  este  día  me  puse  sobre  este 
caballo,  que  era  manso,  y  yo  había  escaramuzado  y  corrido  lan- 
zas muchas  veces  en  él,  y  poniéndole  en  la  carrera  Jamás  quiso 
partir:  yo  me  enojé  y  le  di  de  las  espuelas  y  salió,  y  á  cuatro  pa- 
sos se  paró.  Tórnele  al  puesto  y  hice  lo  mesmo:  el  caballo  no  quiso 
correr  sino  muy  poco,  y  á  través.  Rogaron  me  apease  y  que  no 
corriera.  Un  soldado  me  dijo:  démele  vmd.,  que  yo  le  haré  correr 
y  no  le  quedará  ese  vicio:  yo  me  apeé  y  el  soldado  subió  en  él,  y 
no  hubo  bien  subido  cuando  el  caballo  disparó  á  correr  y  hasta 
que  se  estrelló  en  una  pared,  él  y  el  soldado,  no  paró,  y  cayeron 
entrambos  muertos,  de  que  me  quedé  espantado.  O  fué  la  limosna 
que  di  del  caballo  ü  de  un  altar  que  hice-  se  fabricase  para  decir 
misas  por  las  ánimas  del  Purgatorio  y  un  Breve  que  les  hice  ve- 
nir de  Roma  para  un  altar  privilegiado.  La  causa  Dios  lo  sabe,  á 
quien  doy  gracias  por  tal  beneficio  con  los  muchos  que  me  hace 
cada  día. 

Eutré  en  Ñapóles  con  mi  compañía,  y  alojáronme  en  el  puente 
de  la  Madalena,  de  donde  salía  cada  noche  con  veinte  caballos  á 
batir  la  marina  d^  la  Torre  del  Griego,  y  las  demás  compañías 
hacían  lo  mesmo  por  la  otra  parte  de  Puzol. 

Yo  tenía  muy  buenos  caballos,  y  las  compañías  de  mi  tropa  no 
eran  buenos,  y  así,  por  rehacerlas,  mandó  el  Conde  se  reformase 
mi  compañía,  lo.  cual  se  hizo,  y  Su  Eic*  me  hizo  merced  del  go- 
bierno de  Pescara,  que  es  de  lo  mejor  de  aquel  reino.  Bésele  la 


1 


BOLBTtn   DE   LA   R8AL  ÁCADBHIA   DB   LA   RI8T0BIA. 

1  Oonde  por  la  merced,  y  estiiveaiean8ín)áBd«unnies&D 
is  deBpacbos;  y  una  maüaDa  me  envió  á  decir  el  Conde, 
ir,  coa  el  secretario  Rosales,  que  gustaría  que  aprestase 
ioncetes  y  un  pauche  que  estaban  en  el  puerto,  y  que 
I^evaate  con  ellos  á  piratear  un  poco, 
a  sazón  yo  me  hallaba  con  un  hermano  que  había  servido 
ijestad  veinte  unos  en  Italia  y  armada  Real  de  soldado, 
a  y  alférez  y  gobernador  de  uua  compañía  tres  años  cod 
de  general  y  con  ocho  escudos  de  ventajas  particulares 
,  y  al  presente  se  hallaba  reformado  de  Tiaíente  deca- 
oratas.  Díjele  al  secretario:  Señor,  yo  haré  lo  que  me 
el  Conde;  pero  mire  vmd.,  que  tengo  á  mi  hermano,; 
lo  menos  quede  on  Pescara  por  mi  Tiaíente.  Dfjome  que 
a  ser,  que  había  de  ser  capitán  el  que  habla  de  ocupar 
.  Pedí  le  bicieseQ  capitán  del  patache  y  aun  se  lo  supliqué 
za.  al  Conde:  no  lo  quiso  hacer.  Dije  que  le  diesen  una 
ía  de  los  ramos  y  gente  suelta  que  se  había  de  embarcar 
j.  Dijéronme  que  sí.  Yo  en  este  ínter  trabajaba  en  apres- 
lajeles,  y  decía  al  secretario:  vmd.  no  se  burle  coumigo. 
il  Conde  acabe  de  ajustar  esto;  juro  á  Dios,  que  si  uo  lo 
le  no  me  he  de  embarcar  ni  hacer  el  viaje.  Bn  esto  andu- 
laíta  que  una  noche,  en  su  escrilorio,  me  desengañó,  di- 
lue  no  le  habían  de  dar  nada,  y  que  nos  habíamos  deeni- 
intrambos.  Con  esto  me  vine  á  mi  casa,  y  considerando 
no  tenía  plaza  en  aquel  Reino  ui  sueldo  de  Su  Majestad, 
ermaoo  tampoco;  y  asi,  viendo  que  mi  hermano  decía: 
fo  he  servido  como  lodo  el  muudo  sabe,  y  vmd.  ha  hecho 
:hos  y  yo  no  tengo  acrecentamiento;  el  mundo  pensará 
gún  (aje)  y  como  vía  que  tenía  razón ,  me  obligó  á  coger 
i  ropa  y  meterla  en  el  convento  de  la  Santísima  Tríni- 
le  allí  escribí  un  papel  al  Secretario  del  tenor  siguiente: 
e  espante  vmd.  que  yo  haya  sido  prolijo  en  que  se  acomo- 
hermano,  pues  habiendo  yo  de  ir  este  viaje,  él  había  de 
si  yo  faltase,  con  las  obligaciones  de  este  sobrinillo  yso- 
luérfanoB,  que  no  tienen  otro  padre  sino  yo;  y  pues  vmd. 
hució  anoche  que  no  le  había  de  dar  nada,  yo  me  be  ■ 
no  quefer  servir  tampoco  ni  hacer  este  vii^e,  y  asi  se 


VIDA   DEL   CAPITÁN  ALONSO   Dfi  GONTBBBAS. 


265 


podrá  Yoid.  decir  al  Conde,  mi  señor ,  que  yo  me  he  retirado  aquí 
para  ver  dónde  me  resuelvo  áir  á  buscar  mi  vidn,  y  porque  Su  Ex.* 
no  me  meta  en  algún  castillo  con  alguna  cólera;  si  gustare  el 
Conde  de  que  yo  le  sirva  y  haga  este  viaje,  déle  uiía  compañía  á 
mi  hermano,  pues  la  merece  y  me  la  ha  prometido,  que  yo  saldré 
al  punto  y  haré  lo  que  verá  en  este  viaje.» 

El  Secretario  se  espantó  de  ver  semejante  resulución,  y  me  es- 
cribió un  papel  como  amigo  á  que  saliese:  no  lo  quise  hacer  sino 
con  lo  referido. 

Pedíle  licencia  al  Conde  para  m(  y  para  mi  hermano  y  sobrino. 
Envióme  á  decir  que  yo  no  tenía  necesidad  de  licencia,  pues  no 
era  su  subdito,  por  caballero  de  Malla,  por  no  tener  sueldo  ni  ocu- 
pación  en  aquel  reino,  que  con  una  fe  de  la  Sanidad  me  bastaba. 
Yo  le  envié  á  decir  que  yo  no  era  de  los  hombres  que  se  iban  sin 
licencia  donde  habían  tenido  ocupación:  que  si  Su  Exc*  no  me  la 
daba,  me  estaría  allí  en  el  convento  hasta  que  me  muriera  ó  pro- 
movieran á  Su  Ezc*  á  mayores  cargos.  Y  así  Su  Ezc*  me  hizo 
merced  de  concederme  licencia  muy  honrada  para  Malta  y  á  mi 
hermano  para  España  y  á  mi  sobrino  para  Sicilia,  y  todas  tres 
me  las  envió  al  convento  firmadas  de  su  puño. 

Luego,  estando  los  navios  de  partencia,  me  enviaron  un  papel 
de  Palacio,  firmado  del  secretario;  pero  de  otro  mayor  era,  en 
que  mandaban  hiciese  una  relación  é  instrucción  para  el  modo 
cómo  se  habían  de  gobernar  los  bajeles.  Hícela  delante  el  que 
me  trujo  el  papel,  que  era  bien  larga,  y  á  la  postre  decía:  «Señor, 
yo  no  soy  ángel,  y  podía  errar;  y  así  se  podrá  comunicar  eso  pa- 
pel con  los  pilotos;  y  si  mi  parecer  fuere  bueno,  se  usará  del,  y 
si  no,  no;  que  ese  era  el  viaje  que  yo  pensaba  hacer,  á  no  ser  des- 
dicha tener  hermanos.» 

Luego  traté  de  poner  mi  viaje  en  orden,  anque  todo  el  mundo 
me  decía  que  rae  aguardase  y  aun  ministros  y  amigos  de  Pala- 
cio. Yo  procuré  tomar  su  consejo,  anque  me  resolví  una  noche 
de  ir  á  ver  al  secretario  Rosales  á  Palacio  y  lo  hice,  y  estuve  con 
él  hablando  largo,  y  diciéndome  que  no  lo  había  acertado,  que- 
damos en  que  á  otra  noche  nos  habíamos  áe]  ver,  y  no  me  pare- 
ció hacerlo,  sino  en  una  faluca  qnc  mo  costó  muy  buen  dinero, 
embarqué  á  mi  hermano  y  sobrino  á  deshora,  con  la  poca  ropilla 


BOLBTt»    DK   LA   RBAL  ACADEMIA   DB   LA   HISTODIA. 

ÍA,  y  salimos  de  Ñapóles  á  los  20  de  Enero  á  media  aocbe. 
tábaseme  decir  que  coa  mi  retirada  ea  aquel  convento  todo 
do  pensó  me  habla  metido  fraile,  como  si  yo  no  lo  fuera; 
16  puso  en  la  Gaceta,  y  de  Malla  me  escribieroa  avisaban 
ra  capuchino;  y  no  habla  que  espantar  lo  dijesen  en  tie- 
itantes,  pues  en  dos  meses  que  estuve  en  aquel  conveata 
ombre  en  el  propio  Nápolea  que  juró  me  había  visto  deái 
'  él  no  debfa  de  saber  que  yo  no  sé  latfn,  ni  aun  lo  ea- 

le  pasé  allí  est03  dos  meses  haciendo  peuitencia  con  un 
[  la  mailana  y  otro  á  la  noche  y  otros  adherentes  y  con  moy 

vinos  añejos,  y  oía  cuatro  misas  y  vísperas  cada  día. 
oche  que  salí  de  Ñapóles  no  fué  muy  buena  por  el  cuidado 
ía;  pero  amanecimos  en  Bietre,  sesenta  millas  de  Ñapóles. 
>8  el  golfo  de  Salerno  y  fuimos  á  Palauudo,  donde  no  dos 
I  tomar  tierra  por  amor  de  la  sanidad.  De  allí  fuimos  i 
y  estuve  allí  dos  días.  Visité  donde  nació  el  bienaventu- 
m  Francisco  de  Paula.  De  alU  pasé  á  Castülón  donde  topé 
tica  que  venía  la  vuelta  de  Ñapóles.  Traía  una  brava  dama 
la  conocida,  con  la  cual  cené  aquella  noche  y  rogóme  que 
ise  en  su  aposento  porque  tenia  miedo.  No  quise  ser  des- 
;ido  y  así  me  acosté  en  el  aposento  en  otra  cama...  (I). 
ció  y  botamos  nuestras  falucas  y  cada  uno  tomó  la  derrob 
convenía;  y  aquella  noche  llegué  &  Tropia  y  no  hice  noche 
;ar  á  Mesina,  víspera  de  Navidad,  la  cual  hicimos  en  una 
que  habla  harta  carne;  pero  como  era  víspera  de  Navidad 

mundo  se  estuvo  quedo  y  más  yo  que  venía  harto  de 

)s  misa,  día  de  Pascua,  ó  misas,  y  salimos  de  Mesina,  pero 
irnos  pasar  de  la  torre  del  faro,  donde  dormimos, 
■o  día  varamos  y  fuimos  proejando  hasta  Melaco  y  estuii- 
uella  noche  y  un  día  por  ser  malo  el  tiempo.  Presentómt 
in  de  armas  unas  gallinas  y  vino  y  un  cabrito,  con  que  sa 


el  Ms.  baf  UcbadM  unu  cuinUa  linew  que  suprimlmo»  por  d 
tu;  It  ImaglDaeióQ  del  lector  puede  táeilmente  Ueuu'  «tle  nejo. 


VIDA    DEL   CAPITÁN  ALONSO  DE  CONTRERAB.  267 

me  acrecentó  la  despensa  y  hubo  sopa  doble  en  la  posada,  que 
nunca  en  estas  casas  faltan  diablos  ó  diablas. 

Partimos  de  Malaco  y  sin  tomar  tierra  nos  los  llevamos  hasta 
Termines,  donde  hay  buena  posada.  Dormimos  aquí  y  partimos 
para  Falermo,  quejlegamos  á  medio  día,  donde  hallé  inñnitos 
amigos  y  traté  de  poner  casa,  y  antes  de  hacerlo  hablé  al  señor 
Duque  de  Alcalá  que  gobierna  este  reino.  Díjele  mi  venida, 
anque  Su  Ex.*  lo  sabía  todo  y  supliquéle  mandase  se  me  acla- 
rasen los  treinta  escudos  de  entretenimiento  que  yo  tenía  en  este 
reino  de  Su  Majestad.  Mandó  luego  se  me  aclarasen. 

Mi  hermano  dio  nn  memorial  suplicando  á  Su  Ex.*^  en  consi- 
deración de  sus  servicios,  le  hiciese  merced  de  que  se  le  diese 
una  patente  de  capitán  para  ir  á  levantar  una  compañía,  por  ha- 
ber pocas  en  este  reino,  y  para  ello  yo  le  daba  quinientos  duca* 
dos  que  es  lo  que  da  Su  Majestad  para  estas  levas  y  yo  quería 
ahorrar  al  Rey  esto;  salió  que  informasen  los  oficios;  y  el  infor- 
me fué  metelle  en  una  tartana  que  estaba  en  este  puerto,  cata- 
lana, cargada  de  bizcocho  para  las  galeras  de  este  reino  y  iba  á 
Genova.  Dile  doscientos  escudos  en  oro  y  vestidos  y  pagúele  el 
flete  y  matalotaje,  y  échele  mi  bendición,  diciendo:  Hijo,  vete  á 
Plandes  y  allí  serás  capitán;  tú  llevas  servicios,  galas,  dineros, 
licencia.  ¡Dios  te  guie!  Con  lo  cual  se  fué  con  Dios,  y  yo  me  he 
quedado  hasta  hoy  4  de  Febrero  que  escribo  esto,  1633.  Si  Dios 
me  diere  vida  y  se  ofreciere  más  lo  añadiré  aquí. 

CAPÍTULO  xvui. 

[Viajes  á  Ñapóles^  á  Genova  y  á  España; 
pretensiones  de  mi  hermano,] 

Idose  mi  hermano  este  año  de  33,  en  dicha  tartana,  me  quedé 
en  Palermo  y  me  envió  á  llamar  el  señor  Duque  de  Alcalá,  que 
era  Virrey  de  Sicilia.  Subí  á  velle  y  preguntóme  que  qué  había 
tenido  con  el  Conde  Monterrey.  Díjele  que  nada  y  yo  traía  licen- 
cia para  Malta.  Apretóme  con  razones;  yo  nunca  le  dije  nada  de 
lo  que  me  había  sucedido  en  Ñapóles.  Despedime  de  su  Ex.*  y 
bájeme  al  cuerpo  de  guardia  y  comenzáronme  los  capitanes  á 


n 


368  boletín  de  la  real  acadsuia  de  la  historia 

desaminar  de  nuevo  qué  era  lo  quehabCa  tenido  con  el  Conde  en 
Ñapóles.  Yo  les  dije  que  dejasen  al  Conde,  que  era  señor  de  Codos 
los  Grandes  siendo  chico.  No  faltó  quien  se  lo  Tuese  á  decir  a' 
Duque  de  Alcalá  que  enojado  eovió  á  su  secretario  me  enviaseá 
llamar,  y  venido  me  dijo  sin  réplica  ninguna:  Vmd.  pague  á  doo 
Jerónimo  de  Castro  dociento!>  escudos  que  le  debe;  j  estaba  alli 
el  dicho  D.  Jerónimo  de  Castro,  y  yo  le  respondí  al  secretario: 
Sei^or  es  verdad  que  me  dio  docientos  escudos  para  que  le  sa- 
case en  Roma  un  Breve  facultativo  para  el  Maestre  de  Malta, el 
cual  Breve  no  quiso  pasar  el  dicho  Maestre,  y  que  yo  habla  cum- 
plido con  lo  que  me  tocaba.  Respondióme  el  dicho  secretario: 
vuestra  merced  no  tiene  que  alegar,  sino  pagallos  luego  Ó  le  lie- 
varán  preso.  Respondí  á  esa  resulución:  E¡nv£e  vmd.  conmijoá 
quien  los  traiga.  Envióme  con  guardia  y  trdjelos  en  un  saquillo 
y  dfjele:  Tome  vmd.  déselos  al  Duque  para  que  haga  de  ellos  lo 
que  quiera  porque  no  den  nadaá  D.  Jerónimo  de  Castro.  Cod 
ésto  me  fui  á  mi  posada  considerando  lo  que  hace  el  mundo.  De 
allá  dos  días  euvió  un  ayudante  de  sargento  mayor,  el  cual  me 
dijo  que  mandaba  Su  Ex.*  aclarase  el  entretenimiento  que  teuíi 
allí.  Yo  respondí  que  yo  allí  no  tenia  sueldo,  que  tenia  licencia 
para  irme  á  Multa,  del  Conde  Mnuterrey;  con  lo  cual  fué  (uena 
valerme  del  recaudador  de  la  Orden  para  que  hablase  al  Virrey; 
hitólo,  con  que  me  dejó,  y  dentro  de  veinte  días  me  vinieron  las 
bulas  de  Malta,  de  la  encomienda  que  me  habla  tocado  d:  Su 
Juan  de  Puente  de  Orbi.  Estiiveme  allí  dos  meses.  En  este  tiempo 
vinieron  dos  gateras  de  Genova  que  Irujeron  un  Obispo.  Yo  te  dije 
al  capitán  de  una  deltas  que  si  me  quería  llevar  á  Ñapóles  con 
condición  de  no  decir  que  me  llevaba,  al  Conde.  Ofreciólo  fio 
primero  que  hizo  fué  decírselo.  Ya  el  Conde  lo  sabía  todo  lo  que 
había  pasado  en  Sicilia,  de  los  coronistas;  llamó  á  su  secreurio, 
Gaspar  de  RoHates  y  dijole  que  me  enviase  á  llamar  y  procura» 
rendirme  y  que  me  quedara  en  Ñapóles.  El  secretarlo  me  eiiTjd 
uu  papel  á  la  gatera,  corto  y  breve,  en  que  me  decía:  <G1  Conde 
ha  sabido  primero  que  ya  vmd.  viene  ahí ;  véngase  á  comer  con- 
migo, que  tenemos  que  darnos  dos  toques.»  Yo,  visto  que  era 
ya  fortoso,  salí  de  la  galera  y  vine  á  Palacio  donde  me  vi  a  ^ 
secretario  y  mostré  mis  bulas,  que  se  quedó  espantada  y  se  p    ió 


-J-M 


VIDA  ofiL  Capitán  aLonso  db  coktrbras.  269 

arriba  á  mostrárselas  al  Conde,  el  cual  dijo:  desenojadero  tiene 
Contreras;  cataquizalde  ¡por  vida  nuestra!,  de  manera  que  se 
quede  aqui  bajo;  y  comimos  y  hubo  grandes  sermones  y  no  hubo 
remedio  de  quedarme.  Las  dos  galeras  ya  salían  á  Gaeta,  donde 
estaban  otras  aguardando  para  ir  á  Genova.  Díóme  el  secretario 
un  pliego  del  Conde  para  que  diese  en  mano  propia  á  la  Mar- 
quesa de  Gharela.  Hfcelo  y  habiendo  tirado  el  tiro  de  leva  me  en- 
vió el  gobernador  de  Gaeta  el  bergantín  armado  para  que  fuese 
á  Ñapóles,  que  toda  mi  ropa  estaba  debajo  de  todo,  que  no  se  po- 
día sacar,  é  iba  cargando  ya,  que  es  lo  que  me  valió.  Hicimos  un 
viaje  á  Genova  con  bien,  donde  llegamos;  á  dos  dias  llegó  el  In- 
fante Cardenal  que  esté  en  gloria.  Hizo  su  entrada  galantemente 
y  de  allí  se  fué  á  Milán  y  yo  á  la  vuelta  de  España,  en  las  galeras 
que  vino  el  Infante  Cardenal.  Llegué  á  Barcelona  en  breve  tiem- 
po y  de  allí  á  Madrid  donde  me  alojé  en  casa  del  Secretario  Juan 
Ruiz  de  Contreras,  padre  de  D.  Fernando  el  que  hoy  está  en  la 
altura  (1).  Regalóme  mucho  en  su  casa  y  comencé  á  tratar  de  pre- 
tensiones. Lo  primero  fué  ir  á  tomar  posesión  de  la  encomienda. 
Volvíme  á  Madrid  y  topé  con  mi  hermano  que  estaba  preten- 
diendo, pidiendo  le  diesen  su  sueldo  donde  había  sido  reformado 
por  el  oficio  de  Flandes,  y  habiéndose  visto  en  el  Consejo  se  le 
dieron  veinte  escudos  de  entretenimiento  y  carta  para  que  se  le 
diese  compañía  por  el  oficio  del  secretario  Rojas,  el  cual  despa- 
chó un  billete  al  secretario  Pedro  de  Arce  dándole  cuenta  de 
aquella  merced,  el  cual  recurrió  y  lo  detuvo  muchos  días  hacien- 
do enoscientes  á  los  consejeros  de  Estado,  que  yo  había  sido  capi- 
tán de  caballos  de  tramoya  y  que  él  no  había  de  hacer  aquel  des- 
pacho. Esto  lo  supe  al  cabo  de  algunos  días.  Como  no  se  despa- 
chaba el  despacho  de  mi  hermano  fuime  al  Marqués  de  Santa 
Cruz,  del  Consejo  de  Entado,  y  apretéle  sobre  la  materia,  con  que 
me  dijo:  ¿Cómo  quiere  que  le  den  á  su  hermano  el  despacho?  Si 
Pedro  de  Arce  dice  que  vmd.  fué  capitán  de  caballos  de  tra« 


(1)  Bd  la  carta  del  5  de  Marzo  de  1640,  que  escribió  desde  Madrid  el  P.  Sebastián 
González  al  P.  Rafael  Pereira r Memorial  histárieo  español,  tomo  xv,  pág-  424) ,  le  dice: 
«A  D.  Fernando  de  Contreras ,  Secretario  que  era  del  Ck)n8ejo  de  Guerra  y  Indias ,  le 
ban  hecho  oidor  de  Indias,  con  que  vacan  dos  buenos  oficios.» 


270  BOLBTtN   DB   LA   REAL   ACADBUIA   D 

moya.  Con  lo  cual  rolrl  las  espaldas  sin  decirle  nada  al  Harquis 
7  fuimeá  mi  casa,  y  sin  comer  bocado  saqué  la  patente  decapitíi 
de  caballos  corazas  y  otra  de  Cabo  tropa  de  quinientas  y  mireíor- 
mación  y  licencia  y  apreté  los  pies  y  volví  á  casa  del  Marqués  it 
Santa  Cruz.  Hiciéronmeenlrar  y  dtjele:  Suplico  V.  E.  me  oiga;  mis 
há  de  veiate  años  que  en  el  Postigo  de  San  Martin  me  llamó  uu 
dama,  anochecido;  subí  arriba  y  estuvimos  parlando  ud  rato,  i  io 
cual  llamaron  á  la  puerta;  la  señora  dama  dijo  que  roe  escondiese; 
que  luego  se  irla  Pedro  de  Arce,  que  era  el  que  venia.  Dije  qt» 
no  me  había  de  esconder  por  ningún  caso;  que  le  abriesen;  aDi- 
gida  la  señora  maudó  que  le  abriesen;  subió  el  Sr.  Pedro  de  Arce 
con  su  estoque  y  su  broquel,  verde  comp  una  lechuga;  entonca 
era  oficial  de  la  guerra.  Así  como  me  vio  me  preguntó  que  qué 
hacía  aquí.  Yole  respondí;  esta  señora  me  estaba  preguntando 
por  una  amiga  suya;  y  sin  acabar  la  razón  enderezó  su  broquel- 
Yo  estaba  sobre  la  mía  y  fui  presto,  que  le  df  en  él  uoa  estocada, 
que  broquel,  él  y  el  estoque  rodaron  por  la  escalera,  dando  voces 
que  era  muerto,  sin  estar  herido. 

Bajé  con  la  bulla  yo  también,  y  fuime  con  Dios  y  á  él  le  lle- 
varon á  su  casa  medio  muerto  de  la  caída,  con  que  siempre  ha  te- 
nido conmigo  ojeriza  todo  este  tiempo.  Ahora  vea  V.  E.  esla  pa- 
tente, licencia  y  reformación,  con  que  echará  de  ver  que  lo  que 
ba  contado  no  es  verdad  y  que  fui  capitán  de  corazas  siete  vatse 
y  tres  dias(l). 


(I)    Aquí  concluye  el  Mi.  al  cual  faltan  alfuiiaB  bojaa,  que  quiíi  negaron  buUil 
■Bo  1640.  Víaie  la  noU  precedente. 

No  bemoB  podido  averiguar  la  r»c1ia  en  que  murió  Alonan  da  Contrerta.  Sn  al 
cblTo  parroquial  de  San  Sebaatlin,  de  Uadrld,  eiiet«ii  !••  partldM.daMineUa 
doa  que  llevaron  igualee  nombre  ;  apellida;  el  una,  eawdo  con.  Aa*  da  Tíll».  k 
ció  A  ai  de  Junio  de  18ST;  el  otro,  cuya  mujer  era  Haría  de  la  Caailra.  1 39  d*  DIdl 
brede  ICSS;  amboe  fueron  enterradoa  de  Umoana;  creemos  que  niufrBno  deelloaa 
Cspitin  cu;a  Butablogratla  publicamoaj  aunque  en  abaolato  no  negaremoa  qnti 
diese  dar  eem^«nt«TnelU,y  tnáa  en  aquelloe  tíempoa,  la  ruada  de  la  tortnna. 


NOTICIAS. 


Premio  del  Excmo.  Sr.  Marqués  de  Aledo.  —  Esta 

Real  Academia  conferirá  en  1903  un  premio  de  1.000  pesetas  á  la 
ine¡or  Historia  de  Murcia  Mu9ulmana,q\it  se  presente  optando  al 
mismo. 

Los  autores  que  aspiren  á  este  premio,  podrán  aprovechar  los 
libros  árabes  impresos  y  manuscritos  que  se  sabe  contienen  noti- 
cias referentes  á  la  ciudad,  y  existen  en  las  Bibliotecas  de  Madrid 
ó  del  Escorial  y  otras. 

Las  Memorias,  redactadas  en  castellano  literario  y  con  crítica 
histórica,  deberán  presentarse  en  la  Secretaría  de  la  Academia 
antes  de  las  cinco  de  la  tarde  del  día  31  de  Diciembre  de  1902. 

Madrid  30  de  Junio  de  1900. — El  Secretario  perpetuo^  Cesáreo 
Fernández  Duro. 


Nueva  inscripción  de  Ampurlas.  Á  las  lápidas  roma- 
nas recientemente  halladas  en  el  subsuelo  Emporitano  y  descri- 
tas por  D.  Joaquín  Botet  y  Sisó  (1),  antiguo  correspondiente  de 
nuestra  Academia,  hay  que  añadir  otra  de  mármol  blanco,  par- 
tida en  varios  pedazos,  pero  completa,  que  tiene  29  em.  de  alto 
por  34  de  ancho.  Sus  letras  hermosas  y  puntos  triangulares  son 
del  primer  siglo. 

IVLIA  •  SEX  •  L 

AVCTA 
HIC  •  EST  •  STA 

lulia  8ex(ti)  ¡(iberia)  Aucta  hic  est  sita, 
Julia  Aacta,  liberta  de  Sexto,  aquí  yace. 

(2)    BoLBTÍN,  tomo  zzzYX,  páginas  496-496. 


SUMARIO  DE  ESTE 


DocünEXTOB  0710111.18: 

I.     SeseUa  higiórica  d»  la  Academia 

en  Junta  piiblica  el  3  de  Jwiii 

D.  Cesáreo  Fettiández  Duro . . 

11.    índice  de  informt»  pedido»  por  Ci 

po»  del  Sitado  á  la  Real  Ácadt 

doipor  éeia 

IsroRKn: 

I.    Biografía  marítima. — Oesáreo  Fi 

IL     Antigüedades  romana»  de  Valencia. 

ni.     Vida  del  capitán  Alonso  de  Contr 

San  Juan ,  natural  de  Madrid, 

1583  á  1653;.— Manuel  Serrai 

Hotlciaa , 


W  ' 


'■  > 


.\ 


OLETIN 


DK  LA 


REAL  ACADRMIA  M  LA  HISTORIA 


TOMO    XXXVII,— CUADERNO  IV 


OCTUBRE.  1000 


MADRID 

ESTABLEGiMl£NTO  TIPOGRÁFICO   DE   FORTANET 

IMPRSSOB  DV  LA   RKÁL  ACADBITIA   DB  LA  HISTORIA 

Calle  de  la  Libertad,  núm.  29 
'i  900 


-5 

K 


L 


V 


^^^^^ 


* 


BOL 


DB 


REAL  ACADEMIA  DE  LA  HISTORIA. 


TOMO  xxxvH.  Octubre,  1900.  CUADERNO  IV. 


ADQUISICIONES  DE  LA  ACADEMIA 

ÜURANTE  EL  PRIMER  SEMESTRE  DEL  AÜO  1900. 


Regalos  de  impresos. 

DB    8BÑ0RB8    A0ADBMI008    DB    NÚMERO. 

Balaguer  (Excmo.  Sr.  D.  Vicior).  «Memoria»  leída  por  dicho  señor 
al  dar  posesión  á  la  Junta  Consultiva  de  la  fiiblioteca-Museo 
Balaguer  de  Villanueva  y  Geltrú.  1.*  Enero  1900. 

Cerralbo  (Excmo.  Sr.  Marqués  de).  cDoña  María  Henriquez  de  To- 
ledo, mujer  del  Gran  Duque  de  Alba».  Madrid,  1900. 

Fernandez  de  Béthencourt  (D.  Francisco).  «Historia  Genealógica  j 
Heráldica  de  la  Monarquía  Española,  Casa  Real  y  Grandes  de 
España».  Tomo  ii.  Madrid^  1900. 

Gómez  de  Artecbe  (Excmo.  Sr.  D.  José),  c Guerra  de  la  Independen- 
cia.— Historia  militar  de  España  de  1808  á  1814».  Tomo  xi. 
Madrid,  1900. 

Uhagón  (Excmo.  Sr.  D.  Francisco  R.  de).  €  Verjel  de  los  Príncipes», 
por  Rui  Sánchez  de  Arévalo,  Deán  de  Sevilla.  Códice  del  siglo  xv. 

Vega  de  Armijo  (Excmo.  Sr.  Marqués  de  la).  «The  Children's  Study- 
Spain  bj  Leonard  Willisms,  author  of  Ballads  nud  songs  oí 
Spain».  London,  T.  Fisher  Unwin,  1899. 

TOMO  XXXVII.  18 


/> 


boletín  db  la  real  acadbml 


DK  acadíkioob  hoh 

I  Salvftdor  (S.  A.  el  Archidnqae  de 
Nord-AfrikM».  Prag.  1899. 

DK   OORRBBPOBDIBHT»   1 

1  de  Riber»  (Gxcmo.  Sr.  D.  Antón 
acto  de  colocu  nna  lápida  en  honoi 
González,  otorgada  por  el  Eccmo. 
Ribera  j  otroB  concnrrenteB  en  el  C 
día  6  de  Enero  del  año  1900,  ante  D 
rio  de  Granada». 

ita  7  Lwa  (D.  Mariano).  «El  Doi 
Aspilcaeta  7  bub  obras».  Pamplona, 
SI  limo,  j  Rrmo.  8r.  D.  Francisco 
San  Ag^nstln».  Pamplona,  1899. 
eras  7  Candi  (Franoeacb).  (Lo  Cof 
Apontacions  HÍBtóriqneB  de  la  Edat 
ivarri  (D.  Vicente  G.  de).  «Alayes 
Familia  Alara*.  Tomo  ii.  Vitoria,  1 
ez  Imaz  (D.  Manuel).  «Featejoa  ;  C 
tas  de  Ga&aB  de  la  Real  Maestranza 
era  (D.  Adolfo).  «Medallas  espal 
politico- militares.  Tomos  i-tii.  Acad 
7  literarias,  fnndaciones  7  premios; 
Madrid,  1899. 

arqne  de  Notob  (D.  José).  «Desde 
Ha,  1900. 

a  7  García  (D,  Carlos  de).  <La  Igles: 
goria,  antigna  Sinagoga, — Mo negral 
a  7  Solazar  (D.  Carlos).  cEl  Faei 
Tomos  I  7  II.  Dos  ejemplares.  Bilbat 
:  7  Palet  (D.  Josepbj.  «Cent  Biogí 
men  it  de  la  Biblioteca  Histórica  Ti 
idar  (D.  Francisco  de  P.)  «Comedia : 


ADQUISICIONES   DE   LA   ACADEMIA.  275 

titalada  El  Tríanfo  del  Ave  María,  de  cüa  ingenio  de  esta 
Corte»  precedida  de  nn  prólogo  por  D.  Francisco  de  P.  Valladar». 
Biblioteca  granadina.  Granada,  1899. 

DB  CORRESPONDIENTES  EXTRANJEROS. 

Ahmed  Zéky  (Bey).  cUne  descríption  Árabe  da  Fayonm  au  vii®  slécle 

de  l'Hégire».  Le  Caire,  1899. 
Betancourt  (Excmo.  Sr.  D.  Jalio).  cLettera  Rarissima,  de  Christophe 
Colomb  snr  la  Découyerte  de  la  Terre-Ferme  acompagnée  de 
ritinéraire  de  Diego  de  Porras  et  d'one  partie  de  la  Relation  de 
Diego  Méndez».  Tradnction  nonvelle.  Extraite  des  Docnments  de 
la  Colombio.  Paris  le  12  Octobre  1899. 
c Cuestión  de  limites  entre  Colombia  y  Costa-Rica».  Arbitraje  de 
8.  E.  el  8r.  Presidente  de  la  República  Francesa.  Seganda  Memo- 
ria presentada  en   nombre   de  la  República  de  Colombia,   por 
M.  R.  Poincaré,  Abogado  de  la  Corte  de  Apelación  de  París. 
8  Septiembre  1899.  ScTÜla. 
Claretta  (Gandencio).  cCornelio  Desimoni».   Commemorazione  letta 
il  10  Dicembre  1899  alie  Classe  di  Bcienze  Morali,  Storiche  e 
Filologiche  nella  Accademia  Reale  di  Scienze  di  Torino.  Tori- 
no,  1899. 
Cheralier  (Ulysse).  «La  Renaisance  des  Étndes  Litnrgiqnes».  2.*"^  mé- 

moire.  Lyon,  1898. 
Dodgson  (E.   Spencer).  cEglise  de  Bron.   Gnide  express  contenant 
nne  description  de  l'Eglise  et  du  Cadran  solaíre».  Bonrg,  1897. 
cLettre  Pastorale  de  Monseignenr  TE^éque  de  Cabors  snr  Thistoire 

de  Roc-Amadonr».  Cabors,  1899. 
cGoide  illnstró  da  tonriste  et  dii  pélerin  a  Notre-Dame  da  Port», 

par  TAbbé  Eugéne  Monteilbet.  Clermont  Ferrand,  1894. 
cArmanak  Uskara  edo  Ziberonko  Eganaria  1900  gaerren  oartbeko». 

Dos  ejemplares, 
c Eganaria  edo    Almanaca».   ElÍ9a-Ofícioetaco  Aazki-Bidea.  1900. 

Dos  ejemplares. 
«Crescit  eando».  Society  for  the  Preservation  of  the  Irisb  Langnage. 

6  Mol cswortb- Street,  Dabliu.  Report  for  1899. 
lEtór^oia».  Ljndon.  1898. 


276 


boletín  de  la  real  academia  de  la  historia. 


Férotin  (Dom   Marías).    «Apríngias   de   Béja.  Son  commentaire  de 

rapocaljpse».  París,  1900. 
Haebler  (Konrado).   cSor  qaelqaes  incanables  espagaols  relatífs  a 

Ghrístophe  Colomb».  Besan^on,  1900. 
Hamy  (M.  le  Dr.  E.  T.)  cJnlíe  Gharpentier,  Scalptear  et  Préparateor 
de  Zoologie  (1770-1845)t.  París,  1899. 
Varios  extractos  de  artículos  publicados   por  dicho   señor  e&  el 

«BuUetin  du  Muséum  d'histoire  naturelle». 
cNote  sur  diverses  gravares  de  Boneville,  Represen taat  des  Négres 

(1794-1803>. 
cLe  pére  de  la  zoologie  fran9aise.  Píerre  Quílles,  D*Albi>.  París. 
Leite  de  Vasconcellos  (J.)  c Revista  Lusitana».  5.*  Tolumey  número  4. 

Lisboa,  1899. 
Montes  de  Oca  y  Obregón  (Excmo.  Sr.  D.  Ignacio.)  c Sermón  de  Epí- 

fania^  predicado  en  Roma  el  7  de  Enero».  Roma,  1900. 
Palma  (D.  Ricardo)  «Memorias  de  los  Virreyes  del  Perú,  Marqués  de 
Mancera  y  Conde  de  Salvatierra,  publicadas  por  José  Toríbio 
Polo».  Lima,  1899. 
cFlor  de  Academias  y  Diente  del  Parnaso».  Lima,  1899. 
Paso  y  Troncoso  (Francisco  del).  «Descripción,  historia  y  ezposicióo 
del  Códice  Pictórico  de  los  antiguos  Náuas ,  que  se  conserva  en 
la  Biblioteca  de  la  Cámara  de  Diputados  de  París».  Florencia, 
1899. 
«Sacrificio  de  Isaac.  Auto  en  lengua  mexicana  (anónimo)  escríto  en 
el  año  1678».  Florencia,  1899. 
Quesada  (D.    Ernesto).    «Las    reliquias  de   San    Martin».    Boeaoi 
Aires,  1900. 
«La  palabra  «Valija».  Su  ortografía».  Buenos  Aires,  1900. 
Teza  (E.)  «Morte  di  Arturo  di  A.  Tennyson».  Padova,  1899. 
«Vishnuya9as».  Venezia,  1899. 
«II  cancionero  della  Casanatense».  Venezia,  1899. 
«Di  alcuni  escrittí  del  P.   Dubois  e  del  Padre  Beschi,  MísíÍodíH 
nell'  India».  Roma,  1899. 
Toribio  Medina  (D.  José).  «Biblioteca  Hispano-Chilena»  (1523-1817). 
Tomo  III.  Santiago  de  Chile,  1899. 
«El  Tribunal  del  Santo  Oficio  de  la  Inquisición  en  las  provínr*"  ^i 
Plata».  Santiago  de  Obile^  1900. 


ADQUISICIONES   OB   LA   ACADEMIA.  277 

Trayers  (Emile).  «ObRéqoes  du  Couate  de  Marsy».  2  Join  1900.  Gom- 
piegDe.  1900. 

DEL  GOBIERNO  DE  LA  NACIÓN. 

Ayuntamiento  de  Madrid,  a  Homenaje  á  D.  Ramón  de  la  Cms,  con 
motivo  de  la  colocación  de  nna  lápida  conmemoratiya  en  la  casa 
donde  yiyió  y  murió  aqnel  insigne  sainetista».  Mayo,  1900. 
Dirección  general  de  Aduanas,  c  Estadística  gen  eral  del  Comercio  exte- 
rior de  España  en  1898».  (Segunda  parte.)  Madrid,  1899. 
«Aranceles  de  Adnanas  para  la  Peninsnla  é  islas  Baleares*.  Edición 

oficial.  Madrid,  1900. 
«Estadística  general  del  comercio  de  cabotaje  entre  los  puertos  de  la 
Península  é  islas  Baleares  en  1898,  formada  por  la  Dirección  ge- 
neral de  Aduanas».  Madrid,  1 900. 
«Memoria  sobre  la  renta  de  Aduanas  en  1899».  Madrid,  1900. 
«Resúmenes  mensuales  de  la  Estadística  del  Comercio  exterior  de 
España,  publicados  por  la  Dirección  general  de  Aduanas».  Nú- 
meros 120  y  121,  Noviembre  y  Diciembre  de  1897  á  1899.  Núme- 
ros 122  á  126,  Enero- Mayo  de  1898  á  1900. 
Dirección  general  de  Contribuciones.  «  Estadística  administrativa  de  la 

contribución  industrial  y  de  comercio,  1895-96».  Madrid,  1900. 
Dirección  general  de  Instrucción  pública,  c  Elementos  de  Historia  de 
España»,  por  D.  Francisco  Díaz  Carmena.  Tomos  i  y  ii.  Córdo- 
ba, 1896. 
«Glorias  de  la  Nobleza  española»,  por  D.  Ángel  del  Arco.  Tarra- 
gona, 1899. 

Relación  de  las  obras  del  Depósito  de  Instrucción  pública 

remitidas  á  esta  Secretaria. 

«Agricultura  ( Legislación  de)».  Colección  de  Leyes,  Reales  decretos  y 
demás  disposiciones  referentes  al  ramo  de  Agricultura,  expedidas 
desde  80  de  Noviembre  de  1833  hasta  5  de  Agosto  de  1866.  Ma- 
drid: Colegio  de  Sordo-Mudos.  1866.  Un  vol.  en  8.° 

^ mador  de  los  Ríos  (Rodrigo).  «La  Ermita  del  Santo  Cristo  de  1« 
Luz».  Madrid,  1899.  Un  cuaderno  en  S°,  con  láminas. 


É^ 


278      BOLETÍN  DE  LA  REAL  ACADEMIA  DE  LA  HISTORIA. 

Blanco  y  Sánchez  (Rnfíno).  cLengna  castellana».  Arte  de  U  Leeton 
(Teorla)y  con  nna  introducción  sobre  el  lenguaje  por  D.  José  Vi- 
ria  Bris  y  Sánchez.  (Tercera  edición.)  Madrid:  Agostin  AnisL 
1898.  ün  Tol.  en  8." 

Exposición  nniyersal  de  1867.  (París).  «Catálogo  general  de  la  Secdói 
española!,  publicado  por  la  Comisión  regia  de  Espafia.  Ptris, 
Ch.  Lahnre.  1867.  Un  yol.  en  8* 

Jnsué  (Eduardo).  «Tablas  para  comprobación  de  fechas  en  documentoi 
históricos».  Madrid,  Luís  Aguado.  1899.  ün  toI,  en  8.* 

Mesonero  Romanos  (Enrique),  c Panteones  j  sepulcros  en  los  cemea- 
terios  de  Madrid».  (Biblioteca  del  c Resumen  de  Arquitectura»). 
Texto  de  E.  M.  R.  Madrid:  Impr.  de  San  Francisco  de  Sales.  1899. 
Un  yol.  en  fol.,  con  fotograbados. 

Montesino  (Cipriano  Segundo).  «Rompimiento  del  Istmo  de  Suez». 
Memoria  que  acerca  de  la  unión  del  Mar  Rojo  al  Mediterráneo, 
por  medio  de  un  canal  marítimo,  presenta  al  Gobierno  de  S.  M. 
Madrid.  1857.  Un  yol.  en  8.*,  con  dos  mapas. 

«Plan  de  estudios,  decretado  por  S.  M.  en  28  de  Agosto  de  1850,  j 
Reglamento  para  su  ejecución»,  aprobado  por  Real  decreto  de  10 
de  Septiembre  de  1851.  Madrid:  Imprenta  Nacional.  1851.  Un  vo- 
lumen en  8.® 

Sydenham.  «Obras  médicas  de  Sydenham».  Texto  latino  de  la  edieiáii 
Teneciana  de  1685.  Versión  castellana  y  estudios  sobre  las  mismss 
obras,  de  D.  Joaquín  Rabanaque.  Madrid:  A.  Pérez  DubrnU.  1876. 
Un  yol.  en  8.*  mayor. 

cReyista  de  Archiyos,  Bibliotecas  y  Museos».  Tercera  época.  Año  III. 
Números  1-6.  Madrid:  Colegio  de  Sordo-Mudos.  1899.  Seis  cot- 
demos  en  8.*,  con  láminas. 

tClínicas  (Memorias  de  las),  redactadas  por  los  respectiyos  catedrátí* 
eos  de  las  Universidades  de  la  Península,  correspondientes  al  cono 
de  1852  á  1853».  Madrid.  1854.  Un  yol.  en  8.* 


Del  Depósito  de  Agricnltura,  Industria  y  Comercio. 

c  Agricultura,  Industria  y  Comercio  (Memoria  eleyada  al  Excr     "' 
flor  Ministro  de  Fomento  por  la  Dirección  general  de)»,  '         i 


ADQUISICIONES   DE   LA   ACADEMIA.  279 

estado  de  los  ramos  dependientes  de  la  misma  en  Octnbre  de  1861 
Madrid:  Imprenta  Nacional.  1861.  Un  toL  en  foL,  cartón. 

€  Exposición  general  de  Agricnltnra  de  1857  (Memoria  sobre  los  pro- 
ductos de  la  Agricnltnra  española  reunidos  en  la)»,  presentada  al 
Excmo.  Sr.  Ministro  de  Fomento  por  la  Junta  directira  de  aquel 
concurso.  Madrid:  Imprenta  Nacional.  1859-61.  ün  yol.  en  4.* 
marca  mayor. 

«Exposición  universal  de  París  en  1855  (Apuntes  sobre  los  objetos 
correspondientes  al  ramo  de  Obras  públicas  presentados  en  la)»,  por 
los  Sres.  Valle,  Echeyarria  y  Mendizábal,  Ingenieros  de  Caminos, 
Canales  y  Puertos.  Madrid:  Imprenta  Nacional.  1855.  ün  toIu- 
men  en  8.° 

Esquerra  del  Bayo,  c Memorias  sobre  las  minas  nacionales  de  Riotinto, 
presentadas  al  Gobierno  de  S.  M.  porD.  Joaquín...»  Madrid:  Im- 
prenta de  la  Viuda  de  D.  A.  Yenes.  1852.  Un  yol.  y  una  bója 
en  4.*^,  y  un  mapa  fol.  doble  marca. 

c Montes  (Legislación  de)».  Colección  de  Leyes,  Decretos  y  demás  dis- 
posiciones de  interés  general,  relativas  al  servicio,  así  facultatiyo 
como  administrativo,  del  ramo  de  Montes,  expedidas  desde  22  de 
Diciembre  de  1833  hasta  31  de  Diciembre  de  1868.  Madrid:  Im- 
prenta del  Colegio  de  Sordo- Mudos.  1869.  Un  vol.  en  8.° 

c Montes  públicos  (Clasificación  general  de  los)»,  hecha  por  el  Cuerpo 
de  Ingenieros  del  ramo,  en  cumplimiento  de  lo  prescrito  por  Real 
decreto  de  16  de  Febrero  de  1859  y  Real  orden  de  17  del  mismo,  y 
aprobada  por  Real  orden  de  30  de  Beptiembre  siguiente.  Madrid: 
Imprenta  Nacional.  1859.  Un  vol.  en  fol.,  cartón. 

(Obras  públicas  (Memoria  sobre  el  estado  de  las)  en  España  en  1856», 
presentada  al  Excmo.  Sr.  Ministro  de  Fomento  por  la  Dirección 
general  de  Obras  públicas.  Madrid:  Imprenta  Nacional.  1856.  Un 
volumen  en  4.^  may.,  cartóu. 

c  Obras  públicas  (Memoria  sobre  el  progreso  de  las)  en  España  en  los 
años  de  1859  y  1860»,  presentada  al  Excmo.  8r.  Ministro  de  Fo- 
mento por  la  Dirección  general  del  ramo.  Madrid :  Imprenta  Na- 
cional. 1861.  Un  vol.  en  fol.,  cartón. 


280  BOLKTÍN   OE    LA    REAL  ACADEMIA    DE   LA    HISTORIA. 

Relación  de  impresos  remitidos  por  el  Depósito  de  libros 
del  Ministerio  de  Instrucción  pública,  procedentes  del 
cambio  internacional. 

Thé  Historical  bocietj  of  Pennsylvania : 

cThe  Pennsylvauia  Magazine  of  Historj  and  Bíography».  N^  89-90, 

volamenes  xii  y  xiii.  N*^®  1,  2  y  4,  JaDiiary-Apríl  July  1899. 
Johno  HopEins  UoÍTerBity  Sttidies  in  Historical  and  Political  Science: 
cThe  Street  Eailway  Syateni  of  Philadelphia,  its  Historf  andpreaeat 

condition».  Bj  Frederic  W.  Speirs.  Fifteenth  series  iii-t.  Baltí- 

more,  1890. 
c Daniel  Raymond»,  by  Charles  Patrick  Neill.  Serie  ti.  Baltimo- 

re,  1897. 
cThe  Economie  History  of  Baltimore  and  Ohio  Railroadj» ,  by  Milton 

Reizenstein.  Series  vii  y  viii.  Baltimore,  J  897. 
€Sonth  American  Trade  of  Baltimore»,  by  Frank  B.  Rntter.  Serien. 

Baltimore,  1897. 
c State  tax  Gommissions  in  the  United  States»,  by  James  WiUdnsoa 

Chapman.  Series  x  y  xi.  Baltimore,  1897. 
cThe  Nentrality  of  the  American  Lakes  and  Anglo- American  Rela- 

tions»,  by  James  Morton  Gallaban.  Serie  xti,  n^  1-4,  Jannary- 

April  1898.  Baltimore. 
cWest  Florida  and  its  relation  to  the  Historical  Gartography  of  the 

United  States»,  by  Henry  E.  Chambers.  Baltimore.  Serie  xn, 

n*»5.  May  1898. 
cAnti-SIavery  Leaders  of  North  Garolina»,  by  John  Spencer  Bas- 

sett.  Serie  xvi,  n^*  6.  Baltimore,  Jnne  1898. 
cLife  and  Adtuinistration  of  Sir  Robert  Edén»,  by  Bemard  G.  Steí- 

ner.  Serie  xy¡,  n^**  7-9.  Baltimore,  Jnly-September  1898. 
«The  Transition  of  North  Carolina  from  Colony  to  Gommonwealtb», 

by  Enoch  Walter  Sikes.  Baltimore.  Serie  xvi,  n^»»  10  y  11,  Ocio- 

ber,  November  1898. 
«Jared  Sparks  and  Alexis  de  Tocqneville» ,  by  Herbert  B.  Adams. 

Baltimore.  Serie  xvi,  n*°  12,  December  1898. 
<L History  of  State  Banking  in  Maryland»,  by  Alfred  Gookman  BryíZL 

Baltimore.  Serie  xvii,  n^»  1-8,  Jannary-March  1899. 


ADQUISICIONES   DE    LA    AGADBliflA.  281 

cHistorj  of  the  Know  Nothing  Party  in  Marjlandi»^  by  Lanrence 

Frederick  Schmeckebier.  Baltimore.  Serie  xti1|  n^  4  y  5|  April, 

Mai  1899. 
cThe  American  Joarnal  of  Philologyi».   Baltimore.  Yol.  xvii,  4. 

Whole  n'  68,  December  1896.  Vol.  xviii,  1-4.  Whole  n^  69-72, 

ApriUDecember  1897.  Vol.  xix,  1-4.  Whole  n^  73-76,  April-De- 

cember  1898. 
American  Phitosopliical  Bociety.  Philadelphia: 

€ Proceedings  of  tbe  American  Philosophical  Society:».  Vol.  xxxti, 

n*  156,  December  1897.  Vol.  xxxvii,  n°«  157  y  158,  Joly-Decem- 

ber  1898.  Vol.  xxxyiii,  n*  159,  January  1899. 
cTransactions  of  the  American  Philosophical  Society».  Vol.  xix, 

parte  ii  y  iii. 
Wisconsin  Qeological  and  Natural  History  Barvey.  Madison ,  Wis. 

1898: 
cOn  the  Forestry  conditíons  of  Northern  Wisconsin 9,  by  Filibert 

Roth.  Balletin  n*^  1,  economic  serie^  n^  1. 
<0n  the  Instincts  and  Habitsof  the  Solitary  Wasps»,  by  Oeorge  W. 

Peckh«m  and  Elisabeth  O.  Peckham.  Bnlletin  n**  2,  scientifíc  se- 

ríe,  n    1. 
Wisconsin  Academy.  Madison: 
cTransactions  of  the  Wisconsin  Academy  of  Sciences^  Arts  and  Let- 

ters».  Vols.  xi  and  xii,  part.  i.  1898. 
cWar  of  the  Rebeliog  Official  Records  of  the  Union  and  Confedéra- 
te Armies]».  Washington.  Serie  i,  vol.  lii^  parts.  i  and  ii;  yol.  luí; 

serie  ii,  vol.  ii-viii;  serie  iii,  vol.  i. 
«Annnal  Reportofthe  American  Historical  Association».  Washing- 
ton, 1896.  Vol.  i-ii,  1897. 
c  Annual  Report  of  the  Board  of  Regents  of  the  Smithsonian  Insti- 

tntioD».  Washington,  1895-1897. 
cThe  Smithsonian  Instítution»,  1846-1896.  The  History  of  its  First 

Half  Gentnry.  Washington,  1897. 
cSmithsonian  Miscellaneoas  Collections».  Washington,  1084,  1087, 

1090,  1098,1125,  1170  y  1171. 
(Smithsonian  Gontributions  to  knowledgei».  Washington,  1126. 
<íThe  Pennsy Irania  Magazine  of  History  and  Biography^,  n^  84,  4  of 

yol.  XXI.  N^**  85-87,  1-3  of  yol.  xxii,  January- October  1898. 


rw 


BOLBTtH   DI  La   REAL   ACADUIA   DB  LJ 

Tersité  de  Tonloiue: 
Aonnure  ponr  l'umáe  lfJ99-900>. 
£alletÍD>.  FaBcicnleí  10  et  11,  Jnillet  1899  et 
De  la  répreuioa  de  Is  mendicilé  >,  par  Rene  ] 

loóse,  1899. 
De  la  reforme  dn  régime  flacal  dea  sqcccbbíoi 

combe.  Toatonse,  1899. 
Projet  d'établÍBBement  d'nn  B/Btéme  métregrsii 

des  meBores  phjsiologiqnes»;  par  M.  J.  de  B 

ae,  1899. 
A.  Oodefroid  Enitb,  ProfeBBénr  á  VÜDÍverait^ 

da  XXV'  uiniTeraaire  de  la  fondaUon  de 

d'Histoirei.  Liége. 
Bociet¿  Arobéologiqae  de  Bordeanx*.  Tome  x 

trímeetreB  I"  et  2"  1897. 
BnUetin  et  Uemoired  de  la  Société  dea  Anti 

Foitiera.  Tome  xxiii  (de  la  denxi¿me  aéñe), 
Balletin  de  la  Société  dea  Amia  dea  Scieucei 

cbonarti.  Tome  n°*  iii  et  iv. 
Bnlletin  de  la  Sociétá  ¿rcbéologiqne  dn  Midi 

loaae.  Béríe  íd  8*,  n"  24.  SdanceB  da  21  Marc 

1899  ÍDclasiTe. 


BXTBAKfanoe. 

ina  DemográñcB  Nacioaal  de  la  República  Ar; 
mogrifico  Argentino»,  Baenoa-Aíres.  Afio  1 

idfatica   municipal    de  la   ciudad    de  Baen< 

Año  xiii,  DÚmeroe  11  v  12,  NoTÍembrej  Diciembre  1899.  Afioiiv, 

númeroB  1-4,  Enero- Abril  1900. 
)ccÍAd  general  de  Estadística  del  Uragnaj,  (Anuario  eatadlatico d 

U  República  oriental  del  Uragnaj'.  Honterideo,  1900. 


ADQUISICIONES   DB   LA   ACADEMIA.  283 


DB    ACADEMIAS   T   CORPORACIONES    NACIONALES. 

Asamblea  Snprema  Española  de  la  Crnz  Roja.  «La  Craz  Roja».  Ma- 
drid. lY  época,  affo  i,  núm.  6»  Diciembre  1899. 

Asociación  Artístico- Arqueológica  barcelonesa.  «Revista  de  la  misma». 
Barcelona.  Vol.  ii.  Año  iv,  números  17-19,  Enero- Jnnio  1899. 

Asociación  de  Arquitectos  de  Cataluña.  «  Lista  de  los  individuos  que  la 
componen».  Barcelona,  1900. 
c  Anuario  para  1900». 

Banco  de  España.  «Memoria  leída  en  la  Junta  general  de  Accionistas, 
los  días  6  7  11  de  Marzo  de  1900».  Madrid,  1900. 

Biblioteca-Museo-Balaguer.  Villanueva  y  Oeltrú.  c Boletín».  Época  iii, 
Año  i,  números  1-5,  Enero-Mayo  1900. 

Centre  Excursionista  de  Catalunya.  Barcelona.  «ButUeti»  Any  ix, 
números  58  y  59,  Novembre  y  Desembre  1899.  Any  x,  núme- 
ros 60-68,  Janer-Abril  1900. 

Comisión  Provincial  de  Monumentos  de  Orense,  c Boletín».  Tomo  innú- 
mero 11,  Noviembre  1899.  Números  12  y  18,  Enero-Marzo  1900. 

Cuerpo  Nacional  de  Ingenieros  de  Caminos,  Canales  y  Puertos.  «Revis- 
ta de  Obras  públicas».  Madrid.  Año  xlvi,  núm.  1.266,  28  de  Di- 
ciembre 1899.  Año  xLvii,  números  1.267-1292,  4,  11,  18  y  25  de 
Enero:  1,  8, 15  y  22 de  Febrero;  1,  8,  15,  22  y  29  de  Marzo;  5, 
12, 19  y  26  de  Abril;  3,  10,  17 ,  24  y  81  de  Mayo;  7,  14,  21  y  28 
de  Junio  1900. 

Institución  libre  de  Enseñanza.  €  Boletín».  Año  xxiii,  números  475-477, 
81  Octubre-dl  Diciembre  1899.  Affo  xxiv,  números  478-480,  81  de 
Enero-31  Marzo  1900.  Madrid. 

Instituto  de  segunda  enseñanza  de  Guipúzcoa,  c Memoria  acerca  de  su 
estado  durante  el  curso  de  1898  99,  por  D.  Marcelo  Llórente  y 
Sánchez,  Catedrático  y  Secretario  de  este  Instituto».  San  Sebas- 
tián, 1900. 

Instituto  Provincial  de  segunda  enseñanza  de  Navarra.  «  Memoria  so 
bre  su  estado,  leída  en  la  solemne  apertura  del  curso  académico 
de  1899-900,  por  D.  Manuel  Miranda  y  Qarro».  Pamplona,  1900. 

''ustituto  Provincial  de  Teruel.  «Memoria  acerca  del  estado  del  mismo 
durante  el  curso  de  1899-900».  Teruel,  1900. 


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?84  boletín    DB  la   real  academia   de    la   HrsTORIA. 

Instituto  de  eegnnda  enseñaosa  de  Vitoria.  (Memoria  del  cano  de  1898 
á  1899».  Vitona^igOO. 

Monte  de  Piedad  j  GBJa  da  Afaorros  de  Madrid.  «Memoria  y  cnnita 
general  correapondienteB  k  1899».  Madrid,  1900. 

Obeerratorio  Astronómico  y  Meteorológico  de  Madrid,  clnetraccioiiec 
para  las  obserTscioneB  del  eclipse  total  de  aol  del  36  de  Majo  de 
1900».  Madrid,  1900. 

R;al  Academia  Española.  (Discano»  leido  aute  SS.  MM.  ;  AA.  Bit 
por  el  Excmo.  Sr.  D.  Jaan  Valera,  en  Jnntapúblicacelebrada  par 
la  Real  Academia  EepaBola  el  dfs  13  de  Majo  de  1900,  con  mo- 
tÍTO  de  la  traalación  Je  las  cenisae  de  Goja,  Meléndez  Vildéa, 
Feraáadez  Moratfn  y  Marqade  de  Valdegamaa.  Madrid,  1900. 
«Informe»  leido  ante  88.  MM. ;  A  A.  BR.  en  la  sesión  pública  cele- 
brada el  día  13  de  Mayo  de  1900  para  la  repartición  de  premios  j 
socorros  de  la  Fandación  San  Gaspar*.  Madrid,  1900. 
«Oración  fúnebre*  qne,  por  encargo  de  la  Beal  Academia  Española  j 
en  las  Honras  de  Mignel  de  Cervantes  j  dnnia  Ingenios  españo- 
les, pronunció  en  la  Iglesia  de  Religiosas  Trinitarits  de  Madrid  el 
P.  Antonio  Hernández.  Madrid,  1900. 
«Discarsos*  leídos  en  la  recepción  de  D.  Jacinto  Octavio  Picón,  el  ÍA 
de  Jnnio  de  1900.  Madrid,  1900. 

Beal  Academia  de  Bellas  Artes  de  San  Fernando.  «Boletín».  Año  xix. 
Noviembre  7  Diciembre  1899.  Afio  xx,  Enero-Abril  1900. 
I  Discursos»  leídos  en  la  recepción  pública  del  Sr.  D.  José  María  Sbar- 
bi,  Presbítero,  el  día  21  de  Enero  de  1900.  Madrid,  1900. 

Real  Academia  de  Ciencias  Exactas,  Físicas  7  Natorales.  cl'iscm»» 
leídos  en  ta  recepción  pública  de)  Sr.  D.  Pedro  Palacios  y  Siou, 
el  29  de  Abril  de  1900.  Madrid,  1900.— Dos  ejemplares. 

Real  Academia  de  Ciencias  Morales  y  Polfticas,  «Memonas  sobre  la 
Influencia  de  los  transportes  en  los  mercados  y  en  la  baja  de  los 
precios» ,  escritas  por  D.  Andrés  Barthe  y  Bartbe  y  D.  Mannd 
Die  y  Más,  qne  obtuvieron,  respectÍTsmente,  premio  y  accéait,  en 
el  concurso  ordinario  de  1897. 
-  \nnario  de  la  Academia»,  para  1900. 
>ispoBÍcioQes  qne  podrian  impedir  en  España  la  división  de  las  fin  ■ 
cas  rústicas  cnando  esta  dirisión  perjudica  al  cnltivo».  M<»""''ii 
qne  obtuvo  el  premio  del  Conde  de  Toreno,  concedido  por  1 


'•W—m- 


ADQUISICIONES    DB'LA   ACADEMIA.  285 

Academia  de  Ciencias  Morales  y  PoUticas,  en  el  segando  Concur- 
so extraordinario,  correspondiente  al  bienio  de  1897-99,  escrita  por 
Diego  Pazos  j  Oarcfa,  Registrador  de  la  propiedad  de  Daroca. 
Madrid,  1900. 
Real  Academia  de  Medicina.  Madrid,  c Anales».  Tomo  xix.caader- 
no  4.%  30  Diciembre  1899.  Tomo  xx,  cuaderno  1.%  80  Marzo  1900. 
«Memoria  y  Discarso»  leídos  respectivamente  por  su  Secretario  per- 
petuo Excmo.  é  limo.  6r.  D.  Manuel  Iglesias  y  Díaz,  y  por  el 
Excmo.  é  limo.  8r.  D.  Ángel  Fernández -Caro  y  Nou?ilas,  Aca- 
démico numerario,  en  la  solemne  sesión  inaugural  del  ano  1900. 
Madrid,  1900. 
«Anuario  de  la  Academia»,  para  1900. 
Sociedad  Arqueológica  Luliana.  Palma  (Baleares).  «Boletín».  Año  xt. 
Tomo  Tin.  N.«  237,  Diciembre  1899.   Año  xvi  N.<»«  288-242, 
Enero-Mayo  1900. 
Sociedad  Arqueológica  de  Toledo.  «Boletín».  Año  i.  Núm.  1.*,  81  de 

Enero;  núm.  S.""  26  de  Marzo;  núm.  SJ"  28  de  Mayo  1900. 
Sociedad  Española  de  Excursiones.  Madrid.  «Boletín».  Año  yii.  Nú- 
meros 74-82,  Abril- Diciembre  1899.  Año  tiii.  Núm.  87,  Mayo 
1900. 
Sociedad  Española  de  8al?amento  de  Náufragos.  Madrid.  «Boletín». 

Números  olxxit-clxxix,  Enero-Junio  1900. 
Universidad  Central.  «Memoria  del  curso  de  1898  á  99  y  Anuario  del 

de  1899  á  1900,  de  su  distrito  Universitario.»  Madrid,  1900. 
Universidad  literaria  de  Sevilla.  «  Memoria  del  año  académico  de  1898 
á  1899  y  Anuario  de  1899  á  1900,  de  su  distrito  universitario». 
Sevilla,  1900. 
Unión  Ibero- Americana.  «Memoria  correspondiente  al  año  1899».  Ma- 
drid. Enero  de  1900. 
«Boletín».  Año  xiv.  Números  166-168,  15  Mayo-15  Junio.  Ma« 

drid,  1900. 
«Real  decreto  de  10  de  Abril  de  1900,  dictando  reglas  para  la  cele- 
bración en  Madrid  del  primer  Congreso  Social  y  Económico  His- 
pano-Americano».  Madrid,  1900. 


ifw 


BOLBTtH   DE   LA   REAL  ACADBMI/ 


DK   ICADEUIAI 

ateneo  de  Limn.  cEt  Ateneo»,  órguio  d< 
námeroH  5-6,  Noriembre- Diciembre  I 
Enero- Febrero;  núm.  10,  Abril. 

biblioteca  pública  de  la  prnTinoía  de  Bnen 
U.  Números  lS-14,  1."  j  31  Diciemb 

3«Dtro  Naral  ( Baeaoe- Aires).  cBoletli 
Enero,  1900. 

natitnto  de  Francia  (París),  cAcadómie 
LettreB>.  Comptes-rendiu  des  eéauce 
serie.  Tome  xxtii.  Balletina  de  8ep1 
de  Janrier-Férrier  de  1900. 

looiedad  Arqneológica  Croata  de  Za^ 
Arheolorskoga  Drustra*.  Nove  aei 
nrednik  Dr.  Joeip.  Bninremid.  Zagre 

lociedad  de  Minería.  Santiago  (Chile).  ■! 
Tol.  XI  Dúm.  34.  Octubre  31,  1S99. 

Jnirereidad  de  Chriatiania.  cEorgea  Jndei 
Udgivoe  foT  Det  Norake  Historiske 
Bngge».  4  de  Hefte.  1898. 

Jnirersidad  de  Chile.  «Anales  de  dicl 
Afio  57.%  tomos  oit-oír,  Septiembn 
tomos  or-OTí,  Enero-Abril  1900. 

Jnirersidad  de  Heídelberg.  iNeae  Beidell 
geben  vom  Hiatorisoh-Philosophieolii 
Jahrgang  ix,  Heft.  1-2. 

JnÍT»BÍdad  Nacional  del  Paragnay.  <Ani 
Tomo  I,  segando  número.  Asunción,  '. 

Lcademia  Real  daa  Sciencías  de  Lisboa 
Histórica  a  saecQÍo  octavo  post  Gbria 
mum  inasn  Academiae  Scientiarnm  C 
tienes.  Velamen  i,  faGcicnli  IT  &  v.  O 
f  Sessáo  pnblicB  da  Academia  Real  das  t 
Desembro  de  1698.» 


ADQUISICIONES  DE  LA.  ACÍlOBMIA.  287 

cGurtas  de  AfiTonso  de  Alboqnerqae  s^^das  de  doonmentoB  qae  as 
elncídam».  Tomo  ii. 

cTestamento  de  Áfíonso  de  Albuqnerqae».  Lisboa,  1899. 

cVida  e  obras  de  Luis  de  GamSes».  Primeira  parte  versao  do  origi- 
nal Allemao  annotada  por  Oorolina  Michaelis  de  Yasconcellos. 
Lisboa,  1898. 

c  Elogio  Histórico  de  José  Latino  Goelho,  Secretario  geral  da  Aca- 
demia Real  das  Sciencias  de  Lisboa  recitado  na  sessáo  publica  de 
1 1  de  Desembro  de  1898,  pelo  socio  efectiro  José  de  Sonsa  Mon- 
teiro».  Lisboa,  1898. 

«Trabalhos  Náuticos  dos  Portugueses  nos  secnlos  xti  é  xvii». 
Parte  i,  Marínharia.  Parte  ii,  Oonstructores  nayaes,  per  Sonsa 
Viterbo.  Lisboa,  1898. 

cO  Descobrídor  do  Brasil,  Pedro  Airares  Gabral».  Memoria  pelo 
Visconde  de  Sancbes  de  Baena.  Lisboa,  1897. 

«Memorias  da  Academia;  Glasse  de  Sciencias  Moraee,  Politicas  e 
Bellas-Lettrasi.  Noya  serie.  Tomo  yíi,  parte  ii.  (Yol.  lii  da 
coUec^áo.) 

Oorpo  Diplomático  Portugués.  cRela^oes  com  a  Ouria  Bomana». 
Tomo  XI,  Snpplemeoto  aos  tomos  i  á  x. 

cEEistoria  da  üni?ersidade  de  Coimbra  ñas  suas  rela^des  com  a 
insimcgáo  publica  portuguesa!»,  por  Theopliüo  Braga.  Tomo  mi. 
1700  á  1800.  Lisboa,  1898. 
Instituto  de  Coimbra.  cO  Instituto».  Volume  46.  N^  12  bis.  Desem- 

bro  1899.  Volume  47.  N<«  1-6,  Janeiro- Junho. 
Musen  Ethnologico  Portugués  (Lisboa).  €0  Archeologo  Portugués». 

Vol.  y.  N<»  1-4.1899-1900. 
Real  Associa^áo  dos  Architectos  Ciyis  e  Archeologos  Portugueses 

(Lisboa).  cBoletim».  Tercera  serie.  N^^*  9  e  10.  1900. 
Sociedade  Martins  Sarmentó  (PoHo).  cReyista  de  Qnimaráes».  Volu- 
me xyii.  N^  1  e  2,  Janeiro  e  Abril.  Auno  1900. 
Académie   Royale  d'Archéologie  de  Belgique   (Anyers)    cBulletin». 
5®  serie  des  Anuales,  yii-yiii. 

cAnnales».  lii.  5®  serie.  Tome  ii.  8®  liyraison. 
Académiedes  Sciences  deCracoyie.  cBuUetin  Liternational».  Comptes 
rendas  des  séances  de   Tannée  1899.   Octobre-Décembre  1900. 
19^  1-8,  Janyier-Mars. 


288  BOLETÍN  DB   LA   REAL   ACADEMIA   DE    LA    HISTORIA. 

Archines  des  royanmes  Oroatie,  Slayonie  et  Dalmatie.  Zagreb  Agrum 

(Anstrechs).   cVjestnik  Kr.   Hrvatsko-Slavonsko-DalmatiQskog 

ZemalJBkog  Arkiya».  1900.  Godina  ii.  Svezak  i.  Soezak  ii. 

c  Afínales  de  la  Faculté  des  Lettres  de  Bordeaux  et  des  üniveraitéfl  dn 

Midi».  Qaatriéme  serie,  xxii  année. 

«Revue   des   Études  ancieuaes».   Tome  ii,  n^   1   et  2,  Janvier- 

Juin  1900. 
cReyae  des  Lettres  frangaises  et  étrangéres».  Tome  ii,  q^  1  et2, 

Janvier-Juin  1900. 
«Bulletin  Hispanique».  Tome  ii,  n°"  1-2,  JanTier^Jain  1900. 
Institnt  Egyptien.  Le  Caire.  cLiyre  d'Or  de  Tlnstitut  Egyptíen».  Le 
Mans,  1899. 
cBalletin»  Troisiéme  serie,  ti°  9,  fascicule  n°  3,  NoTembre  et  Dé- 
cembre  1898;  n°  10,  fascicules  n*^  1  et  2,  Janyier-ATril;  faacico- 
les  n°«  4  et  5,  3  NoTembre  et  I**"  et  29  Décembre  1899. 
cMémoires  presentes  á  T Institnt  Egyptien  et  pnbliés  en  rhooneor 
de  lanaissance  de  S.  A.  Mobammed  Abd-Ul-Mnnaim».  Tome  it. 
Fascicule  i. 
crContribution  á  TEtude  de  la  céramique  oriéntale,  par  le  Dr.  D.  Fu- 
quet».  Le  Caire,  1900. 
Société  des  Antiquaires  de  l'Ouest  (Poitiers).  cBulletin».  Deaxiéme 

serie.  Tome  xx.  Troixiéme  etquatriéme  trimestre.  1899. 
Société  d'Arcbéologie  de  Bruxelles.  cAnnuaire».  Tomeonziéme.  1900. 

€  Aúnales».  Tome  quatreiziéme,  Hvraison  i,  Janvier  1900. 
Société  de  Géographie  (París).  cBnlletín».  Tome  xx.  4®  trimestre  1899. 
«Comptes-rendus  desséances».  N*^?,  Aoüt- Décembre  1899. 
cLa  Oéograpbie»  Balletin.  N^»  1-6,  15  Janvier  á  15  Jain  1900. 
Bociété  de  Géograpbie  et  d'Arcbéologie  de  la  proYÍnce  d'Oran.  c6oli«- 
tin  trimestriel  de  Géographie  et  d^Archéologie».  Oran.  Vingt-deii- 
xiéme  année.  Tome  xix,  fascicule  lxxxi,  Jnillet  á  Décembre  1899. 
Tome  XX,  fascicule  lxxxii,  Janvier  á  Mars  1900. 
I  Société  Historique  Algérienne.  cReyue  Africaine».  Quarante-troisíéBe 

année.  4«  trimestre.  N°  235.  1899. 
Société  d'Histoire  á  Utrecbt  (Pays-Bas).  «Bijdragen  en  Mededeeling» 
■     van  bet  Historiscb  Genoolschap».  (Gevestigd  te  ütrecbt).  TwÍDt- 

igste  Deel.  Amsterdam,  1K99. 
cBriefwisseling  Tusscben  de  Geobroeder  yan  der  Oow  (1659      S). 


ADQUlStCtONfiS  Dfi  LA  ACADfiBlíA.  289 

tTitgegeTen  door  C.  J.  Qonnet.  Eerste  Deel.  Amsterdam,  1899. 
Sodéié  Royale  des  Antiqnaires  du  Nord.  Copenbagne.  cMémoires». 

Nonvelle  eérie.  1899. 
UnÍTeraité  Catholiqae  de  Lonvain.  cTheses».  Bcbola  D.  Thomae  Aqai- 

natís  1898  99.  N""  i.  Facultas  Philosophiae  et  Literaram.  1898-99. 

N*  xxFi.  S.  Facultas  Theologica.  1898-99.  N»«dooxxx7  á  dooliii. 
cAnnuaire  de  rUnirersité  Catholiqae  de  LouTain^.  1900.  Soixante 

qaatrléme  annóe.  Lourain. 
«Prog^aminedes  cours».  Annéeacadémiqne  1899-1900.  Lonvain,  1899. 
«De  quarti  Eyangelii  Anctore  Dissertatio  quam  ad  Gradum  Docto- 

rís  8.  Theologi»  conscripsit  Achillens  Gamerlynck*.  Lovanii,  1899. 
cLe  Régime  Legal  de  la  Presse  en  Angléterre  par  Mich  A  Halewjck». 

LouTaín,  1899. 
cLa  popnlation  belgue  depuis  1830,  par  Adolphe  Rutten*.  Tome  I**". 

État  de  la  popnlation.  Lonvain,  1899. 
<Le  Maroc  et  les  Intéréts  belgues,  par  Víctor  Collini.  Lonvain,  1900. 
<Le  Grédit  Foncier».  AUemagne-France-Italic.  Par  Em.  Vliebergb. 

Lonvain,  1899. 
«Les  Qrandes  Oompagnies  Coloniales  Anglaises  du  xix"  siécle,  par 

Edmond  Cartón  de  Wiart.  París,  1899. 
<  Bibliograpbie».  1834-1900.  Lonvain,  1900. 
9  L'üniversité  de  Lonvain-Conp  d'G^il  sur  son  Histoire  et  ses  Instí- 

tntíons,  1425-1900».  Brnzelles,  1900. 
cLe  régime  dn  travail  dans  les  príncipanx  ports  de  mer  de  TEorope, 

par  le  B."""  Cb.  Qillés  de  Pélicby».  Lonvain,  1899. 
Accademia  Reale  delle  Scienze  di  Torioo.  «R.  Osservatorio  Astronó- 
mico di  Torino.  Osservazioui  Meteorologicbe  fatte  nell'anno  1897 

airOsservatorio  della  R.    Univers¡t¿  di  Torino».  Calcolate  dal 

Dottor  Vittorio  Balbi.  Torino,  1899. 
«Atti».  Vol.  xxxiv,  disp.  11*-15',  1898-99. 
Biblioteca  Nazionale  Céntrale  di  Firenze.  cBollettino  delle  pnbblica- 

zione  Italiane».  N""  336,  31  Dicembre  1899.  N""  337,  15  Gennaio. 

N^»  339-847,  15  Febbraio-15  Gingno  1900. 
Reale  Accademia  del  Lincei.  Roma.  «Atti>.  Anno  ooxcvi,  1899.  Serie 

quinta.  Classe  di  scienze  morali,  storicbe  e  fílologicbe.  Yol.  vii, 

parte   2.^  Notizie  degli   Scavi.   Agosto-Dicembre   1899.   Anno 

ccxovii.  Yol.  VIII.  Gennaio- Marzo  1900. 
TOXO  zzzvii.  19 


n 


boletín  01  La  RBaL  ACADBMlA  DB  LA  HIBTORtA. 

üoosti».  CluBO  di  Bcienze  moT4lÍ,  storiclie  e  Blologiclic.  6«ch 
ita.  Vol.  riii,  fase.  9.''-12.*  e  índice  dd  Tolnine.  Tol.  iz, 

ibtío  per  1900>,  caxcfii  dells  ana  fondaEÍone. 

I.  Anno  oozorii.  Serie  qniaU.  Rendíconti.  Glasee  di  ademe 

he,   mstematicbe   é  natnrali.   BedaU  del  4  Febbnio  1300. 

IX,  faac.  3.°  1,*  semestre. 

ocademia  della  Crosca,  Firanze,  (¿tti>.  Adananta  Pobfalira 
di  7  Oeonaio  1900. 

tpntBEÍone  véneta  di  Storia  patria.  cNaovo  AtcIiítío  YeDetoi. 
lesia.  Anuo  ix.  Tomo  xni,  parte  ii.  N"  34. 1899. 
«ieti  Romana  di  Stóría  patria.  «Atchirio».  Roma.  Vol.  zxii. 
icnlne  iii-it. 

íleale  di  Napoli.  (Rendiconto  delle  tórnate  e  dei  lavori  delt' 
ademia  di  Archeologia,  Lettere  e  Bella  Arti»,  Nnora  sene. 
10  xtii,  llarzo  a  Dicembre  1899.  Anno  xit,  Oennaio  ad 
ile  1900. 

..  Vol.  xx.  1898-99. 

Storica  Lombarda.  Milano.  cArchiria  Btorico  Lombardo!, 
a  ter&a.  Anno  xzti,  fase,  zziv,  21  Dicembre  1899.  Anno  xxrii, 
.  xxT,  81  Mbtzo  1900. 

hem  nnd  Antiquariachen  GesellBcbaft,  eq  Baael.  cBeitr^ 
vaterlándiBclien  Geschichte».  Neac  Folge.  Band  v,  Heft  3. 

ganaen  Reihe  x*.  Band. 

indzwanaigater  Jahresbericbt  über  das  Vereinajahr  I898-99>. 

ú  1899. 

tie  PreoBUflchen  Akademie  der  WisBenacliaften   an  Berlio. 

zangabericbte»,  xxxix-liii,  19  7  26  October;  2,  9, 16,  2S7 

¡ToTomber;  7,  14  7  21  Deoember  1899.  i-xxii,  11,  18  7  SI 

lar;    1,  8,  16  7  22  Febraar;   1,  15,  22  7  29  Mará;  5  7  19 

a  1900. 

lichte  der   Koniglicb  Prenaaiachen  Akademie  dex  Wiaaoi- 

ften  zn  Berlín  im  anftrage  der  Akademie  bearbeitel  ron  Adolf 

[lacka.  Onatro  Toldmenes. 

tademie  der  WiBBenachaften  zn  Miinchen.  cSítEnngsberíchte 

phíloeophiich-phüologiBchen  nnd  der  hiatorÍBcben   C1>bbi 

)i,  Heft  ii-ir.  1899. 


ADQÜISIGÍONfiS  Dtt   LA  AGADttMlA.  í^i 

Kaiser- WilhelmB-üniversiiat  SirasBborg.  «Les  Bibles  et  les  Initia- 

tenro  Religienx  de  rHaiiiaiiité>y  par  Loáis  Leblois  (de  Strasbonrg). 

Livres  premier  an  sixiéme.  París. 
cDie  historíschen  nnd  g«H>graphischen  Qoellen  in  JSqOc's  Geogra- 

phischen  Worterbuch,  ron  F.  Justas  Heer.  Strassbarg,  1898. 
cDie  Anfange  von  Kants  Krítik  des  Oesmacks  and  des  Qenies  1764 

bis  1775»^  Ton  Otto  Sohlapp.  Oottingen,  1899. 
tDer  Ebrenbrief  des  Jakob  Püterícb  von  Reichertsbaiisen  an  die 

Ersbersogin  Mecbtbild»,Ton  Arthar  Gk>ette.  Strasborgi.  £.  1899. 
cDie  Sprache  des  Bíscbofs  Donglas  yon  Dnnkeld  (vocalismas  nnd 

consonantísmns  der  Reímwórter)  nebst  anbang:  znr  Ecbsbeitsfrage 

des  cKing  Hart»,  von  Heinricb  Qerken.  Strassbnrgy  1898. 
cStudien    zum    8am&gadb2Í7ad^Da»,    yon   Tsara-Matsn   Tokiwal. 

Darmstadt,  1898. 
cDie  Altcbristlicben  Qoldglaser».  Stnttgarta,  1898. 
cDas  Leben  des  heiligen  Alexias»^  yon  Richard  Henea jnski.  Ber- 

lin,  1898. 
cQnaestiones  criticae  in  L.  Annaei  Senecae  Diálogos».  Strassbnrg 

i.  B.,  1899. 
«Die  Scbolien  des  Oregorins  Albnfarag  Rarhebraeus  zar  Génesis 

capitel  21  bis  50»^  yon  Lacian  Uhrj.  Leipzig,  1898. 
«Rabbi  Josel  yon  Rosbeim»,  yon  Lndwig  Feilchenfeld.  Strassbnrg, 

1898. 
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30  Diciembre  1899.  Afio  xz,  yol.  li,  números  1-8,  5  Enero- 
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Enero -Mayo  1900. 

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ca, tomo  xYi,  núm.  12,  Diciembre,  suplemento  al  núm.  xii  corres- 
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i 


BOLBTtH    DB   LA   REAL  ACADKHIA  D*  LA   HISTORIA. 


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A 


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nnmeota  leceatioraqne  acta,  ReTerendieaimi  Patñi  Fr.  Andnu 
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de  la  coUection;  doaaiéme  lirraiaon,  Décembre  1899.  Tome  ringt- 
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cRirista  storíca  italiana».  Toríno.  Anno  zti,  N.  8.  Yol.  ti>  fase.  6, 
Novembre-Dicembre  1899.  Año  xvii,  N.  8.  Yol.  r.  fase.  1-2, 
Oennaio-Apríle,  1900. 

cRifiata  di  Storía  antica  e  8cienze  affini».  Messina.  Anno  ir,  fasei- 
colo  4.*,  81  Dieembre  1899.  Anno  ▼,  nnora  seríe,  fase.  1.%  Gia- 
gno  1900. 

cRerísta  trímensal  do  Instituto  do  Ceará».  Fortaleza  (Brasil).  An- 
no xiT,  tomo  ziT,  1^  e  2^  trímestres  de  1900. 

cThe  Gatholie  üni?ersitj  Bnlletin».  Washington.  Yol.  ti,  Whole  nú- 
mero zziy  n*  1,  Jannary  1900. 

cThe  Englisb  Historícal  ReTiew».  London.  Yol.  zt,  n^  57*58,  Ja- 
nnary-Apríl  1900. 

cVoz  de  San  Antonio».  Braga.  5*  anno,  8.*  serie,  n**  12,  Dezembro 
1899.  6o  anno,  n^"  13-18,  Janeiro- Jnnbo  1900. 

cKwartalnik  Historyezny».  Rocznik  ziii.  Zeszyt  it,  1899.  Bocznik 
ziT,  Zeszyt  i.  We  Lwowie  1900. 


POR   EL   CORREO. 

cEI  Mondo  Latino».  Barcelona.  Número  programa  y  Suplemento  al 

mismo,  81  de  Mayo  y  9  de  Junio  de  1900. 
cGtaceta  Balneológica».  Madríd.  Año  i,  números  1-4, 1/  AbriM5  Mayo 

1900. 
I  La  Semana  Católica  de  Barcelona».  Año  zii,  números  581-582, 


lOLBTtH   DE   LÁ  REAL  AC 

1  Dioiemb»  1899.  Año  : 
>  1900. 

Cont«nporinra>.  Mt<lri< 
-II,  15-80  Abril  1900. 
de  Oieuciaa  j  Letrae».  H 
899.  Año  TI,  números  14 
Hédioo- Hidrológica  £<•] 
[ajo  1900. 

mtíona  et  les  Industrias  '. 
1,  Jsnrier  1900. 
in  Ages.  Paria.  2*  aária, 
<re-í)écembre  1699. 
liona  Gatboliqaes».  Ljoo 
Iredi.  80  Mará  1900. 

Liat  of  New  and  Import 

r  of  the  City  of  Boatona.  1898-99.  Boston:  Sdected  tron  the 
iblj  Balletina,  1900. 


ADQUIRIDOS   POR   SÜSORlPOIÓtí    Y   COMPRA. 

de  la  Librería».  (Pnblicación  menanal.)  Obras  antignai  j 
niaa.  Madrid,  Librería  de  M.  Morillo.  Año  xxTii,  núm.  6, 
mbre  1899.  Año  xxviii,  números  7-10,  Eaero-Abríl  1900. 
leríal  and  Aaíatic  Qnarterlj  Reriew  and  OrienUl  and  Coló* 
ecord».  Woking  (Inglaterra),  Third  eeríea,  rol.  iz,  n^  17- 
annary-April  1900. 

ent  anz  Acta  SaootorDin  ponr  dea  tíos  de  Sainta  de  l'Epoqi 
TÍngienne  par  L'abbé  C.  Narbey,  oncien  profesear».  Paríi 
II,  1900. 


INFORMES. 


I. 

DOS  CARTAS  INÉDITAS  DEL  P.  ANDRÉS  DB  RADA 
ACBRCA  DB  LAS  REDUCCIÓN BS  DEL  PARAGUAY  (Af^OS  1606  Y  1667). 

Cuando  en  el  año  1897  fué  traducida  al  castellano  la  Historia 
promncice  Paraquarice,  del  P.  Techo,  se  encargó  de  escribir  un 
prólogo  para  dicha  obra  D.  Blas  Garay,  joven  paraguayo  de 
claro  talento,  vasta  ilustración  y  suma  laboriosidad,  que  por 
entonces  residía  en  España.  Y  habiéndome  comunicado  su  pro- 
pósito de  ocuparse  en  dicho  prólogo  del  régimen  establecido  por 
la  Compañía  en  las  reducciones  fundadas  entre  los  ríos  Paraná 
y  Uruguay,  le  manifesté  que  hallaría  muchos  datos, nuevos  y 
fidedignos  en  un  manuscrito  de  la  Biblioteca  Nacional,  que  con- 
tiene cartas  reservadas  de  varios  Generales  y  Provinciales  jesuí- 
tas, tocantes  á  la  organización  de  aquellos  pueblos  (1).  Siguió 
mis  advertencias  el  Sr.  Garay  y  extractó  el  citado  manuscrito,  del 
cual  hay  numerosas  citas  en  su  prólogo;  mas,  á  decir  verdad, 
creo  que  no  dio  con  la  genuina  interpretación  de  tales  documen- 
tos, pues  llegó  á  deducir  de  ellos  que  el  gobierno  de  la  Compa- 
ñía en  las  reducciones  paraguayas  fué  gravoso  para  los  indios, 
duro  con  frecuencia,  é  inspirado  tan  sólo  en  los  intereses  de  la 
Orden.  Gomo  el  Sr.  Garay  se  limitó  á  citar  los  pasajes  que  más 


(1)  La  oolecciÓD  debía  constar  de  dos  tomos,  pero  solamente  se  conserva  el  primero, 
q  le  contiene  cartas  de  los  años  1613  &  1*754.  Consta  de  312  páginas  en  4.°,  y  fué  copiado 
c  illa  segunda  mitad  del  siglo  zviii.  Se  qpnserva  en  la  Biblioteca  Nacional.  Ms.  S.  842. 


302  BOLBTtN  DB  LA  RBAL  ACADBlfU  DB  LA  HISTORIA. 

favorecían  á  sub  convicciones,  me  ha  parecido  conveniente  repro- 
ducir íntegras  dos  cartas  del  P.  Andrés  de  Rada,  á  fin  de  que  se 
vea  en  ellas  el  espíritu  evangélico  y  la  paternal  solicitud  que  mos- 
tró la  Compañía  de  Jesús  con  los  indios  guaraníes,  recién  sali- 
dos de  la  barbarie  y  semejantes  á  niños  que  debían  ser  llevados 
de  la  mano  por  el  áspero  sendero  de  la  vida.  A  ésto  me  limito, 
sin  hacer  una  pintura  de  las  reducciones  jesuíticas,  cuya  orga- 
nización expusieron  admirablemente  Gharlevoiz  y  Muratori;  el 
mismo  Eliseo  Reclus ,  á  quien  nadie  calificará  de  ultramontano, 
no  ha  podido  hablar  de  aquéllas  sin  describir  con  simpatía  el 
socialismo  cristiano  implantado  por  la  Compañía  en  el  centro  do 
la  América  Meridional  (1).  Solamente  haré  una  observación  yes, 
que  si  los  j.esuítas  organizaron  militarmente  los  pueblos  guara- 
níes é  instruyeron  á  los  indígenas  en  las  armas,  no  fué  en  modo 
alguno  para  alzarse  con  el  mando  y  fundar  un  Estado  indepen- 
diente» como  algunos  calumniosamente  han  escrito,  sino  con 
objeto  de  poner  las  reducciones  á  salvo  de  las  incursiones  de 
los  mameliÁCoa^  mestizos  brasileños  que  asolaron  extensas  re- 
giones y  redujeron  sus  habitantes  al  cautiverio.  Testigo  de  ello 
fué  el  P.  Ruíz  de  Montoya,  quien  en  su  Conquista  espirUual 
nos  legó  el  recuerdo  de  las  crueles  razias  llevadas  á  cabo  por 
los  paulistas  en  el  Uruguay,  sin  que  el  Gobernador  español  lo- 
grase impedirlas.  Fué  muy  justo,  por  tanto,  que  la  Compañía 
enseñara  el  ejercicio  de  las  armas  á  los  guaraníes,  ya  que  todo 
hombre  tiene  derecho  á  repeler  injustas  acometidas  y  defender  sq 
vida  mediante  la  fuerza  (2). 

Madrid  19  Bnero  1900. 

Manuel  Serrano  y  Sauz. 


(1)  QéographU  uniterselU^  tomo  iix,  póginas  524  á  529. 

(2)  Poco  antefi  de  corregir  las  pruebas  de  este  trabajo  hemos  Tísto  la  D^ektrúclé^ 
de  Uí  wrdad,  escrita  en  el  siglo  pasado  por  el  Padre  Cardiel  y  publicada  haee  poeoí 
meses  en  Buenos  Aires  por  el  Padre  Pablo  Hernández,  S.  1. 

En  el  pensamiento  capital  de  la  obra  y  de  la  Introducción  coincidimos  con  bob  au- 
tores; pero  como  el  prólogo  del  Padre  Hernández  contiene  bastantes  errores  y  no  me- 
nos injusticias,  que  merecen  seria  refutación,  nos  ocuparemos  de  aquél  extenaames- 
te  en  otro  lugar,  y  demostraremos  que  si ,  por  equivocarse  de  buena  fe,  merees  aa 
escritor  el  calificativo  de  enemigo  de  la  Historia,  á  pocos  le  corresponderá  con  tant  i* 
zón  como  al  jesuíta  americano. 


CAUTAS   INÉDITAS  DBL   P.    ANDBÉS   DB  RADA.  303 

Carta  del  Padre  Provincial  Andrés  de  Rada  para  el  Padre 
Superior  de  las  Doctrinas.  De  il  de  Noviembre  de  Í666. 

Porque  el  mirar  esas  doctrinas  sin  las  armas  de  fuego  que  las 
assegurabau  de  las  invasiones  de  los  portugueses  de  San  Pablo, 
solicita  nuevos  cuidados  bien  necesarios  para  su  defensa,  y  mas 
con  la  nueva  cercania  de  sus  poblaciones,  me  ha  parecido  encar- 
gar a  V.  R.^  y  á  todos  los  Padres  que  viven  en  essas  tleduciones 
lo  que  después  de  haber  visto  el  sentir  de  Y.^  R>  y  sus  Consulto- 
res y  haberlo  conferido  con  los  de  Provincia  se  ha  juzgado  ser 
conveniente  ordenar  en  materia  tan  grave. 

Primeramente  que  en  todas  las  Doctrinas,  según  el  numero  de 
las  familias,  se  señalen  una  ó  dos  Compañía»  de  soldados  de  a 
caballo,  con  lancas  y  adarga,  escogiendo  los  mas  briosos,  los  qua- 
les  es  muy  conveniente  estén  muy  exercitados  en  el  jugar  bien 
la  lanca  y  en  el  reparo  de  la  adarga,  procurando  tener  caballos 
fuertes  y  bien  exercitados  en  las  escaramusas  y  acometimientos, 
hechos  al  son  de  las  caxas  y  ruido  de  la  vocería  y  pingollos,  para 
que  en  el  conflicto  no  lo  estrañen;  y  se  tenga  para  cada  ginete 
dos  caballos  deste  porte,  los  quales  no  han  de  servir  para  otras 
faenas,  y  se  guarden  aparte  y  en  puesto  tan  acomodado  que  se 
hallen  á  mano  para  cualquiera  sucesso;  y  fuera  muy  conveniente 
que  fuera  de  la  lanza  y  adarga  tuviera  cada  soldado  de  a  caballo 
morrión  y  cocelete  de  cuero  de  toro,  sancochado  de  los  servidillos 
7  papadas,  que  de  ellas  vsan  muchos  soldados  de  chale  y  muchos 
españoles  de  estas  provincias  para  la  guerra,  con  notable  provecho, 
procurando  se  hagan  estas  armas  con  moldes  y  tan  ajustadas 
que  con  desahogo  puedan  servirse  de  ellas, 

Quexa  ha  sido  común  que  con  las  armas  de  fuego  se  fueron  ol- 
vidando los  avios  y  flechas  y  que  apenas  se  halla  ya  tirador  de 
importancia;  y  assi  encargo  á  Y.  R.  buelva  a  resucitar  este  exerci- 
sio  tan  natural  de  los  Guaraníes;  y  que  se  haga  mucha  y  muy 
buena  flechería  y  tenga  cada  indio  cincuenta  flechas,  dos  arcos 
y  quatro  cuerdas;  y  que  todas  las  reseñas  á  los  flecheros  se  les 
reconosca  no  solo  el  numero  de  estas  armas  sino  la  calidad  de 
ellas.  Atendiendo  a  que  cada  Reducción,  fuera  de  las  flechas,  ar- 
cos y  cuerdas  de  los  particulares,  tenga  de  común  en  el  almacén 


BOLBTtN   DB   LA   REAL   ACADEMIA   DS  LA   mSTOfltA. 

O  seis  mil  Hechas  de  maDÍñesto  para  cualquiera  rebata,  coa 
'cos  7  cuerdas  que  según  el  numero  de  indios  de  cada  pue* 
!  juzgaran  convenientes,  para  que  se  antes  sobren  que  iállea 
los  flecberos. 

En  cada  pueblo,  según  el  ndmero  de  sus  indios,  se  seflala- 
a  buena  Compañía  de  pedreros,  que  no  sean  menos  de  cíd- 
a  en  las  Doctrinas  menores  y  ciento  en  las  mayores;  y  de 
delante  se  procure  aumentar  el  nümei-o  conforme  á  las  fuer- 
;  cada  pueblo  y  la  demás  división  de  sus  indios,  porque  se 

ser  esle  el  mayor  nervio  de  su  defensa  y  la  mejor  baterii 
s  contrarios;  y  cada  soldado  deetos  pedreros  tendrá  obliga- 
de  registrar  en  la  reseña  treynta  piedras  labradas  con  su 
aa,  y  doze  hondas,  y  en  el  almacén  común  se  procure  tener 
ncion  de  ellas  en  el  mayor  numero  que  se  pudiere. 

Que  todos  los  Domingos  por  la  tarde  aya  exercicio  de  ar- 
le cada  Compañía  de  soldados,  según  las  que  se  irán  seña- 
,  y  se  propongan  premios  que  los  alienten  para  el  que  mejor 
e  la  lanza  y  jugare  mejor  la  piedra  y  tirare  mejor  la  flecha; 
a  mes,  según  el  orden  antiguo,  se  haga  alarde  y  se  procure 
;a  con  toda  viveza,  para  que  sepan  como  han  de  embestir  y 
rse  sin  desordenar  su  esquadron,  defendiéndose  unos á  otros. 

El  exercicio  de  los  machetes  y  rodelas  grandes  de  madera 
ecienle,  porque  es  muy  provechoso  para  envestir  con  res- 
0,  y  juntamente  sirven  de  muro  y  rodela  a  los  flecheros;  y 
rocaran  los  machetes  con  espadines  anchos,  tuvieran  el  gol- 
is  seguro  y  maior  esfera  para  oreuder  y  defenderse.  Procú- 

hacer  espadines,  pues  es  fácil  su  hechura  y  tiene  mayor 
[dad  sil  esercicio. 

Prevéngase  con  tiempo  un  lugar  fuerte  para  recoger  la 
la  y  mujeres  del  pueblo,  para  qualquiera  lance  de  invasión 
iria,  porque  los  indios  del  dia  pelean  con  mas  esfuerce  sa- 
3  que  sus  hijos  y  mujeres  están  seguros;  y  si  no  se  hallare 
>  que  con  seguridad  los  albergue,  se  vayan  remitiendo  d 
ueblo,  ó  tos  alejen  de  suerte  que  no  los  alcance  el  enemigo; 
e  cautivas  las  mujeres  y  tos  hijos,  con  facilidad  se  dezao 
ar  y  se  entregan  los  indios  de  guerra  de  su  voluntad. 

Los  espias  que  se  acostumbran  embiar  a  descubrir  y  coi 


^T. 


CARTAS   INÉDITAS  DfiL  P.   ANDRÉS  Dfi  RADA.  305 

el  campo  en  las  tres  fronteras  Corpus,  San  Xavier  y  Yapeyu,  se 
procuren  embiar  con  mayor  cuydado;  y  de  quando  en  quando  se 
despachen  por  los  montes  y  campos  circunvecinos  otras  espias 
perdidas  que  descubran  los  intentos  y  designios  y  pasos  del  ene- 
migOy  y  principalmente  en  el  Yapeyu  y  San  Xavier,  por  la  mayor 
Tezindad  que  ahora  tiene  el  portugués  hazla  el  Uruguay;  y  pro- 
cúrese en  estas  fronteras  tocar  la  caja  una  o  dos  horas  antes  de 
amanecer,  para  que  conozca  el  enemigo  que  se  vive  con  cuydado. 

8.  Por  lo  que  puede  suceder  en  algún  asalto  repentino,  y  prio- 
c)  pálmente  dias  de  fiesta  ó  Domingo  quando  está  toda  la  gente  en 
la  iglesia,  renuévese  la  costumbre  antigua  de  que  todos  entren 
con  sus  armas  en  la  iglesia,  con  lo  qual,  fuera  de  estar  mas  pre- 
venidos para  qualquiera  contingencia,  les  servirá  la  vista  de  los 
Padres  y  demás  indios  de  que  las  tengan  mejores  y  mas  bien 
tratadas. 

9.  En  las  tres  fronteras  sobredichas  del  Corpus,  San  Xavier  y 
Yapeyu,  se  procure  que  siempre  se  reserve  gente  en  el  pueblo 
que  pueda  defenderle  en  qualquiera  asalto  repentino,  aunque  sea 
en  tiempo  de  hazer  las  chácaras,  y  entáblese  alguna  señal  particu- 
lar con  la  campaua,  de  suerte  que  la  puedan  oyr  y  la  entiendan 
los  ausentes,  para  que  por  ella  conoscan  el  riesgo  y  cercanía  del 
enemigo  y  puedan  acudir  á  defenderse,  procurándose  juntar  los 
de  unas  chácaras  con  los  de  las  otras  para  que  vengan  al  pueblo 
con  menos  riesgo  y  no  les  suceda  lo  de  los  ytatines. 

10.  Para  que  el  ha2;pr  las  armas  arriba  dichas  se  tome  con 
mas  fervor  y  menos  trabajo  procuren  los  Padres  hablar  á  las  Ca- 
ciques, Capitanes  y  Corregidores,  dándoles  a  entender  la  grave- 
dad de  la  materia,  pues  les  va  en  ello  su  defensa  y  conservaciou, 
para  que  yendo  todos  a  una  se  obre  con  mas  eficacia. 

11.  Porque  muchas  veces  sucede  hazer  una  palisada  ó  abrir 
algún  monte  para  desalojar  al  euemigo,  téngase  en  cada  Reduc- 
ción en  el  almacén  que  se  dixo  arriba,  cantidad  de  cuñas  con  sus 
cabos,  para  valerse  de  ellas  quando  la  necessidad  lo  pidiese. 

12.  Estas  ordenes  comuuicará  V.  H>  á  todas  las  Doctrinas 
dexando  un  tanto  en  cada  vna  de  ellas,  y  se  me  dará  cuenta  en  la 
primera  ocasión,  assi  de  su  recibo  como  de  su  execucion;  y  quando 
el  Padre  Superior  visitare  las  Doctrinas,  verá  como  se  ajustan  y 

TOMO  zzzvix.  ao 


bolbtIh  ds  la  rba 

cumplan  y  me  avisa 
íes.  Quarde  Nuestro 
>acriflcios  4.*  Córdot 


itwwn  de  su  Reveren 

ea  de  estaa  Reduecio: 

19deD\ 

Padre  Andrés  de  R< 
rérseme  propuesto  e 

espiritual  como  á  lo 
jydo  a  V.  R.'  en  las 

comunicar  a  todos  c 
tesando  por  lo  que  I 
),  a  parecido  se  advii 
Q  qualquier  pueblo 
qualquiera  de  los  Ps 
j  se  entiende  de  los 

Padres  huespedes  q 
veniente  que  avisen 
lea  elegir  copfessor 
ir  della  recibirán  V. 
uando  vbiere  algún 

cura  la  frequencia 
ir  con  agrado  en  el  c 
mayor  libertad  púa 
noliuo  de  no  pequeí 

indiscreto  se  opusif 
Igun  indio  o  india  d< 
ssan  con  otro,  porq 
Bterio. 
1  orden  a  fomentar 

su  gran  importanci 
¡or  despacho  de  las 
i  le  deza  orden  al  I 
)  cada  pueblo  j  eu  li 


CARTAS  INÉDITAS  OSL  P.   ANDRÉS  DB  RADA.  307 

de  confessores,  de  suerte  que  assi  en  la  víspera  como  en  el  dia 
tengan  los  pueblos  otros  sacerdotes  con  quien  confessarse,  ultra 
de  los  que  de  ordinario  los  assisten ;  y  que  también  procure  que 
para  los  indios  mas  célebres  se  truequen  los  curas,  o  compañeros 
lenguas,  para  que  los  feligreses  puedan  con  maior  libertad  7  con- 
suelo ganarlos.  Supóoese  que  todos  los  confessores  entre  si  y  con 
los  penitentes  deben  procurar  uniformes,  como  se  nos  encarga  en 
dichas  reglas  de  los  sacerdotes,  y  no  destruir  v.  gr.  el  huésped  lo 
que  edificó  el  Gura,  ni  al  contrario,  como  seria  si  el  huésped  ab- 
soluiese  a  quien  el  Gura  justamente  negó  o  dilató  la  absolución 
durante  el  impedimento  de  no  quitar  el  escándalo,  o  la  ocasión 
próxima,  o  dexó  de  restituir  la  honra  etc.^  o  si  consediese  licen- 
cia para  comulgara  la  muchacha  a  quien  por  faltado  disposición 
o  capacidad,  prudentemente  se  la  negó  su  Gura;  y  assi  es  menes- 
ter proceder  en  esto  con  el  tiento  y  cautela  que  Y.  R.*  saben,  ne 
projiciamtís  margaritas  etc.*  y  demos  en  el  otro  extremo  no  me- 
aos perjudicial,  si  lo  que  está  dispuesto  para  quitar  sacrilegios 
que  puede  causar  el  recogimiento  y  vergüenza  en  gente  corta  y 
especialmente  en  mugeres  y  muchachas,  fuese  ocasión  de  que 
se  cometiessen  otros,  recibiendo  los  Sacramentos  sin  la  debida 
disposición,  y  de  que  se  continuasen  los  escándalos  y  se  reinci* 
diese  mas  fácilmente  en  las  mesmas  culpas.  Deste  punto  traté  en 
la  Instrucción  de  los  Micioneros  (sic)  a  que  me  remito  para  quan* 
do  se  embiaren  á  la  ciudad  de  las  Gorrión  tes  o  a  la  Villa  Mara- 
co y  u  &'. 

3.  Procúrese  que  en  los  pueblos  donde  las  fuentes  comunes 
están  cercadas  de  espesuras  y  arboleda,  se  limpien  de  manera, 
que  dexando  los  árboles  altos  tengan  los  manantiales  la  defensa 
de  la  sombra  para  su  conservación ,  y  quitando  las  ramas  bajas 
y  los  arbolitos  pequeños  y  demás  maleza,  se  escusen,  ocasiones  en 
que  peligra  el  recato. 

4«  Gauxélese  el  que  no  concurran  los  varones  con  las  mngeres 
á  bañarse  ó  labarse,  porque  en  alguna  parte,  aunque  reprehendi- 
das por  ello  de  los  baristas,  continuaron  en  acción  tan  poco  reca- 
tada; y  assi  encargo  se  cautelen  con  tiempo  semejantes  ezcessos, 
poniendo  efficaz  remedio:  en  conformidad  de  lo  que  dexo  aduer- 
tido  al  P.*  Superior  acerca  de  que  no  se  permita  que  en  puerto. 


ROLBTfN  DB  LA  REAL  ACADBHIA   DE  LA   BISTOniA. 

bajea  las  iudias  a  rescatar  yerba ,  ni  otro  genero  alguno, 
loa  íDdioa  suban  del  puerto  a  sus  casas,  para  que  se  el- 
los íQcon venientes  que  se  ocasionaa  de  semeJaaLes  subi- 
ajadas,  y  en  orden  a  esto  se  ordena  al  Padre  que  eaU  o 
Be  en  la  doctrina  del  Corpus,  no  dilate  en  haser  la  visita 
balsas  que  van  de  los  pueblos  a  la  yerba,  y  que  quaodo 
uviere,  lo  haga  en  su  nombre  el  Corregidor,  o  otro  iodio 
ifacciou,  con  qtie  se  excusarán  las  ocasiones  y  las  quexas 
itras  doctrinas. 

jas  tablas  que  se  poneu  en  la  iglesia  en  que  se  escriben  los 
is  de  los  varones,  eataráu  en  el  poste  inmmeitiato  a  la  puer- 
(ledio,  y  la  de  las  mugeres  juntoa  la  puerta  principal,  con 
tales,  para  que  sin  ayuda  de  lector  sepa  cada  vaa  donde 
nombre,  y  tengase  cuydado  que  por  dicha  puerta  priuci- 
al  entrar  ni  al  salir  de  la  Missa,  Rossario  etc.»  aya  indios 
s,  y  para  cautelarlo  se  valdrán  los  Padres  Cunis  de  los  iu- 
is  temerosos  de  Dios,  y  de  quien  se  tenga  satisfacción  de 
an  fieles  en  dar  cuenta  de  los  que  se  desmandaren, 
luelvo  a  encargar  se  escusen  ocasiones  de  profanidades  en 
:as  de  los  pueblos,  y  no  33  permita  que  vengan  mas  Gorre- 
ni  indios  de  los  que  están  determinados,  ni  con  ocasión 
{tnuites  se  diviertan  de  suerte,  que  se  falte  a  lo  principal 
;sta,  que  es  a  la  Missa  y  ganar  el  Jubileo;  y  al  P.  Supe- 
[Q  ordenado,  que  al  pueblo  que  en  lo  dicho  se  desmandare 
ue  el  año  siguiente  celebre  la  gesta  con  aparato  de  alfe- 
*■  Y  que  vengan  indios  de  fuera,  dando  al  Padre  Cura  que 
indado  omisso  la  penitencia  que  miradas  las  circunstan- 
'eciere  convenir  para  escarmiento  de  los  demás.  También 
icargado  no  permita  que  trasladen  dichas  fiestas  a  otros 
nque  caigan  en  Viernes,  porque  ya  se  sabe  que  el  jubileo 
tan  principal  parte,  no  se  puede  transferir,  y  porque  me- 
cion  [hay]  de  exceder  en  los  conuites  preuiniendo  los  Cu- 
I  el  jueties  antecedente  no  se  mate  mas  carne  de  la  que 
re  de  gastar  aquel  dia,  castigando  al  que  la  guardare  para 
íes. 

ia  las  faenas  de  segar,  o  traer  el  trigo,  o  algodoo,  y  ser* 
dispóngase  que  no  coocurraa  ai  eocueatreo  los  varo 


CARTAS   INÉDITAS   DEL   P.   ANDRÉS   DE   RADA.  309 

con  las  mugeres,  aunque  sean  muchachos  con  muchachas,  y  lo 
que  se  pudiere  hazer  sin  llamar  a  las  mugeres ,  en  especial  a  las 
que  crian  o  están  preñadas,  hágase  sin  ellas,  que  el  durar  la  faena 
tres  o  quatro  dias  mas  importa  mucho  menos. 

8.  Algún  descuido  se  a  notado  en  algunas  partes  en  no  caute- 
lar que  la  gente  moza  (como  se  a  ordenado)  no  esté  ociosa,  de  que 
ya  se  ve  lo  que  debe  temerse;  apriéteseles  á  los  corregidores  y 
alcaldes  que  están  a  la  mira,  y  dése  luego  aviso  de  los  olgaaanes 
para  que  se  les  ocupe  dentro  o  fuera  de  casa,  y  si  se  conociere 
que  necessitan  de  doctrina  o  que  el  obligarles  a  los  tales  a  que 
acudan  a  ella  sera  de  remedio,  obligúeseles  á  ello  aunque  pasen 
de  diez  y  seis  y  mas  años. 

9.  Ezecuten  con  cuidado  el  tener  cada  Gura  catalogo  de  las 
viudas,  huérfanos,  ciegos  y  otros  impedidos,  por  sus  clases  con 
distinción,  para  que  mas  fácilmente  se  les  pueda  acudir  en  lo  tem- 
poral y  espiritual  como  está  ordenado,  eu  que  me  anisan  a  anido 
algún  descuido,  no  pudiendo  algunos  acudir  por  su  desnudez  a 
la  doctrina  etc.*  al  P.*  Superior  dexo  encargado  cele  la  obser- 
uancia  de  este  orden  en  las  visitas,  y  que  los  Guras  traigan 
decentemente  vestidos  los  sirvientes  de  nuestra  casa  e  iglesia. 

10.  Gonseruese  la  costumbre  de  que  en  entrando  en  edad 
casadera  y  algo  antes,  se  pongan  las  niñas  entenadas  en  casa 
distinta  de  la  de  su  madre  y  padrastro,  aora  sea  con  su  abuela 
aora  con  alguna  tía,  finalmente  eu  casa  de  persona  que  sea  de 
toda  satisfacción  para  la  gente  del  pueblo,  que  comunmente 
suele  estar  en  esto  mas  a  la  mira,  no  sea  que  por  huir  como 
dicen  el  rescoldo  den  en  las  brasas;  y  si  en  algún  pueblo  se  vbie- 
re  ido  cayendo  esta  costunbre  con  la  nouedad  de  Guras,  o  sus 
dictámenes  particulares,  encargo  se  buelba  a  entablar  con  suaui- 
dad;  en  especial  cuando  muere  la  madre  se  tendrá  gran  cuidado 
de  que  no  quede  la  hija  en  casa  del  padrastro,  porque  lo  suelen 
mas  notar  los  indios:  y  el  mesmo  se  tendrá  con  las  mugeres  y 
hijas  de  los  que  van  á  la  yerba  o  baqueria  o  o  Santa  Fe  etc/  por 
que  no  peligren  sus  almas  y  su  crédito. 

11.  Encargo  la  vniformidad  en  echar  las  amonestaciones  es- 
cusando  nouedades;  la  vltima  se  echará  vno  o  dos  dias  antes  y 
caso  muy  apretado  se  echará  al  fin  del  rezo  de  los  indios  y  no  tan 


n 


310  BOLBTtN   DB   LA  REAL  AGADKUIA   DB    LA    HISTORIA. 

inraediatamente  al  casamiento,  que  paresca  ceremoaia  de  mero 
cumplimiento,  sin  dexar  liompo  para  la  concideracioa  (sic)  y  pan 
que  se  consiga  el  intento  de  nuestra  Santa  Madre  Iglesia. 

12.  AlguD  descuido  se  a  notado  en  escribir  los  casamíeotos  y 
bautismos  luego  que  se  celebran;  y  ya  se  be  los  incouTeDÍenles 
que  pueden  seguirse,  como  también  de  no  escribir  quien  fue  el 
baptizante  en  caso  apretado  de  necessidad,  de  que  podría  suceder 
venir  a  casarse  el  indio  baptiíante  con  la  madre  de  la  criatura 
que  baptiió,  o  con  la  misma  criatura:  encargo  se  guarde  lo  que 
el  üt'ttMit  Romano,  assi  en  este  caso  como  en  el  baptismo  sub  con- 
ditUme,  y  que  se  considere  bien  lo  pasado,  baziendo  prudente 
diligencia  en  orden  a  averiguar  que  indios  o  indias  Tueron  bap- 
tizados en  semejantes  baptismos  privados,  y  averiguando  la  cosa 
se  apuntaran  á  la  margen  de  dichos  baptismos  {las  personas  que 
en  ellos  bizieron  oQcio  de  miaistro  baptizante,  para  que  conste 
del  parentesco  espiritual,  y  se  escusen  dicbos  inconvenientes. 
Véase  a  Tomas  Sánchez  Lib.  7,  disp.  62,  n.  9  et  seqq.,  donde 

adiiierte  la  diferencia  que  ai  quando  ay  probabilidad  moral  de 
que  el  baptismo  fue  balido  en  tales  casos  y  de  quando  ay  sola- 
mente duda. 

13.  Porque  aya  vniformidad  en  acción  tan  graue  y  taa  pu- 
blica como  en  el  dar  la  comunico,  sí  la  comunioa  se  diere  por 
deuocióo  y  no  por  viatico  se  dirá  el  Domine  non  sur»  dignuí,  en 
latín,  y  quando  se  diere  por  Viatico  se  les  dirá  a  los  eufermos 
en  su  lengua  natiua. 

14.  La  Cazita  de  plata  en  que  se  lleua  el  Sautíssimo  a  los  en- 
fermos de  secreto  quando  no  ay  lugar  de  Ueuarle  con  la  solemni- 
dad y  aparato  que  manda  el  Ritual,  tendrá  dentro  su  capillíto  ín- 
"Juso,  como  se  acostumbra  en  las  mas  de  las  doctrinas,  y  se  tendrá 

luidado  de  purificarle  en  la  primera  Misa  y  de  mudarle  quando  lo 
líete  la  decencia:  aya  también  vn  vasilo  decente  al  lado  de  la  epís- 
ola  junto  al  sagrario,  como  se  acostumbra  en  todosloscollegíosy 
m  algunas  destas  doctrinas,  para  purificaren  él  los  dedos  quando 
le  da  la  comunión  antes  o  después  de  laMissa,  y  se  tendrá  cuidado 
le  mudarle  el  agua  a  lo  menos  cada  dos  días.  La  qual  se  echará 
londese  echa  el  agua  donde  se  lauan  los  Corporales  y  purificad 
■es,  y  quando  se  lleva  al  Santíssímo  a  los  enfermos,  y  da  lugar 


CARTAS   INÉDITAS  DBL  P.   ANDRÉS  DB  RADA.  311 

priesa,  se  a  de  Ueuar  el  vaso  de  las  comuniones  con  agua  para  que 
le  ayude  al  enfermo  a  pasar  la  hostia,  y  antes  de  darle  el  lavatorio, 
el  Sacerdote  ha  de  purificar  los  dedos  primero  en  seco,  dentro  de 
dicho  capillito,  por  si  se  le  quedo  pegada  alguna  partícula,  y  des- 
pués purificarlos  metiéndolos  en  dicho  vaso  de  las  comuniones  y 
enjugarlos  con  la  toalla  que  sirve  para  dicho  vaso,  y  el  agua  que 
quedare  en  el  después  de  aver  bebido  el  enfermo  se  tendrá  cuidado 
en  volviendo  á  la  iglesia  de  echarlo  en  dicho  sumidero,  como  tam- 
bién se  debe  tener  de  purificar  dicho  vaso  cada  dia  acavadas  las 
Missas  quando  vbiera  ávido  comuniones,  y  lo  mesmo  quando  de 
parte  de  tarde  se  llenare  el  Viatico  con  pompa,  y  a  la  buelta  si  se 
mostrare  y  diere  a  adorar,  que  entonces  como  tocó  al  Santissimo 
se  deben  purificarlos  dedos  en  dicho  vaso  sino  vbiere  vasito:  y  en 
caso  que  la  apretura  no  diera  lugar  de  llevar  dicho  vaso  de  comu- 
niones ai  enfermo,  y  se  diere  el  lavatorio  con  alguno  vaso  de  su 
pobre  casa,  se  tendrá  cuidado  de  que  algún  muchacho  de  los  que 
acompañan  al  Padre,  si  vbiere  quedado  algún  agua,  se  traiga  con- 
sigo el  vaso  con  ella,  y  se  haga  la  dicha  diligencia  arriba  dicha 
antes  de  voluerlo  a  su  dueño,  por  la  contingencia  que  en  dicha 
agua  y  vaso  se  aya  quedado  alguna  partícula. 

15.  Póngase  en  los  Sagrarios  donde  no  estuviere  puesta,  algu- 
na bolsita  o  pomada  olor,  pues  es  diligencia  tan  vsada  y  de  poca 
costa;  acordémonos  de  la  sentencia  que  nos  damos  quando  desi- 
roos  el  Sic  nos  iu  visitas  sicut  te  colimuSy  conque  se  nos  harán  mas 
fasiles  estas  y  otras  diligencias  y  atenciones  tan  debidas  a  la 
grandeza  de  tal  Señor. 

16.  Algunos  reparan  en  que  tal  vez  no  se  haze  la  elección  y 
examen  que  conviene  y  está  ordenado,  de  personas  a  quien  se  a  de 
dar  la  comunión,  y  especialmente  con  muchachos  y  muchachas, 
7  como  estas  son  tan  inclinadas  a  hazer  lo  que  hazen  los  gran- 
des, suelen  con  ruegos  e  instancias  alcancar  licencia,  ya  que  no 
pueden  del  Gura,  de  su  compañero,  o  del  huésped  que  pasa,  sin 
tener  la  capacidad  necess.*  ni  estar  instruidas  como  conviene. 
También  se  nota  alguna  omission  en  la  elección  de  los  mucha- 
chos que  se  admiten  a  Congregantes  de  los  Angeles  etc/  y  se 
acordaran  V.  R'  de  lo  del  Profeta:  MuUiplicMti  getUem  sed  non 
múUiplicasti  Icetitiafn;  procuremos  que  lo  que  se  istituio  para 


312  BOLBTtN  DB  LÁ  RKAL  ÁCADBUfA   DK  LA   HISTORU. 

mejora  de  costumbres  y  edi&cacion  de  los  pueblos,  de  buen  zelo, 
no  se  permiU  que  ayaconuites,  ni  se  saque  estandarte,  ni  aya 
carreras  o  otros  juegos  en  la  desta  de  la  congregación  de  dicbos. 
muchachos;  póngase  cuidado  en  que  la  celebren  con  loque  canas 
devoción,  y  no  di uerti miento,  y  en  que  conQessen  y  comulguen 
los  capaces  con  la  debida  disposición.  Tampoco  ae  permitirá  que 
las  muchachas  se  coronen  de  flores  en  estedia,  ni  en  el  que  soaá 
la  Congregación  y  ni  a  ellas  ni  a  otras  se  les  hará  platica  aparte 
después  de  Missa,  ni  en  otra  ocacíon,  sino  guárdese  lo  que  esta 
ordenado  y  desta  suerte  se  lograra  mejor  el  intento  de  nuestras 
Congregaciones,  y  quedara  el  demonio  confuso,  que  es  el  que 
procura  viciar  semejantes  industrias  para  que  se  dexen  del  todo. 

17.  Obseruese  exactamente  la  costumbre  de  no  asistirlos  nues- 
tros al  repartir  el  algodón ,  lana,  yerba  6  carne  a  las  indias ,  ni  al 
receñir  el  hilados,  assi  por  estar  esta  costumbre  fundada  en  lo 
que  es  mas  conforme  a  la  decencia,  como  por  estar  aesi  ordenado 
en  todos  los  colegios,  donde  se  ocupa  en  bilar  a  la  gente  de  cer- 
vicio. 

18.  Aunque  no  es  contra  la  guarda  de  los  Domingos  y  fiestas 
el  partir  o  rajar  la  leüa  para  los  menesteres  de  la  cocina,  coa  todo 
por  la  edi&cacion  de  los  religiosos  y  otros  huespedes,  conviene 
entablar  que  assi  en  nras  casas  como  en  las  del  pueblo  se  pro- 
benga  dha  diligencia  en  las  visperas  de  las  fiestas,  por  que  como 
suelen  concurrir  tantos  á  ella  en  amaneciendo  Dios,  se  da  ocasión 
para  que  se  presuma  que  les  permitimos  el  trabajar  y  carpintear 
como  si  no  les  obligasen  las  fiestas. 

19.  Ya  saben  V.  R,*  que  no  cumple  el  cura  con  su  obligacáon 
con  solo  dar  el  viatico  y  extrema  vncion  al  enfermo,  si  no  que  es 
menester  assistirle  conforme  a  su  necesidad,  como  aun  a  todos  los 
sacerdotes  se  nos  encarga  en  las  Reglas,  y  que  si  durare  la  en- 
fermedad se  tenga  cuidado  de  assistirle  y  reconsiliarle,  y  darle  U 
comunión  quando  la  necesidad  y  consuelo  del  enfermo  lo  pidie-' 
ren:  y  a  referir  acerca  desto  en  algunas  juntas  algunos  casos  par- 

ires  con  que  a  mostrado  Dios  quan  importante  sea  la  guardi 
orden;  y  juntamente  adueriir  como  quando  entre  semana 
)  algún  indio,  o  india  a  confesarse  y  comulgar,  por  su  coi 
I  y  devoción ,  V.  g.  por  ser  dia  de  su  santo  de  derodoa  o  | 


T 


CARTAS   INÉDITAS   DEL   P.    ANDRÉS   DE  RADA.  313 

algún  trabajo,  o  para  uer  de  ir  fuera  del  pueblo,  se  les  debe  reci- 
bir con  agrado,  y  no  dilatarle  el  consuelo,  sino  fuere  que  otras 
ocupaciones  mas  precissas,  o  la  indisposición  del  postulante,  que 
sucederá  raras  Teces,  lo  impiden;  y  entonces  se  les  a  de  entrar 
(enterar)  de  como  no  queda  por  falta  de  deseo  de  consolarlos  etc.*  y 
si  au[n]  lo  dicho  debemos  hazer  todos  por  pedirlo  assi  nuestro 
instituto,  fácil  es  de  ver  quando  mas  lo  deben  hazer  los  Guras 
por  su  oficio. 

20.  No  se  predique  sin  especial  licencia  del  Superior  en  otros 
dias  fuera  de  los  que  se  ponen  en  las  costumbres  de  las  doctri- 
nas, y  escuseuse  novedades  no  aprobadas  por  los  Provinciales) 
como  el  predicar  tal  vez  con  el  Santissimo  Sacramento  en  las  ma- 
nos, el  permitir  que  se  cante  el  credo  quando  lo  prohiben  las  ru- 
bricas, el  descubrir  al  Santissimo  quando  le  parece  al  Cura  etc.* 

21.  En  la  Missa  de  difuntos  que  se  canta  cada  mes  se  dirán 
tres  oraciones  como  se  acostumbra  comunmente  y  no  vna  sola;  y 
quando  se  canta  la  Letanía  no  se  rematará  la  oración  con  solo 
Pw  eumdem  Xpium  Dominum  nostrum  sino  cou  la  clavsula  Per 
eumdem  Dominum  noairum  Jeaum  Xptum  qui  tecum  etc,^  por- 
que assi  se  debe  hazer  quando  después  de  oración  se  dice  Domi- 
nu8  vobiscum.  Después  del  SancttM  en  las  Missas  no  se  permitan 
otras  letras  o  tono  mas  que  algunos  versos  del  Pange  lingua  o 
del  Veni  Santi  Spiritus  et  emitte  celitus  lucis  tuce  radium  o  de 
algunos  Psalmos  a  proposito  del  misterio,  como  memariam  fecit 
mirábiKum  suorum  misericors  etc.^  Panem  cceli  dedit  eis  Panem 
Angelorum  etc.  e  de  la  prosa  Lauda  Sion  Salvatorem. 

22.  Entre  año^  fuera  de  la  Quaresma  descdbrense  los  retablos 
por  lo  menos  los  domingos. al  tiempo  de  rezar  y  en  las  fiestas 
principales,  ora  sean  de  guarda  para  los  indios,  ora  no,  porque 
nos  conformemos  con  las  rubricas,  y  se  acuda  al  consuelo  de  los 
indios  cuyo  sudor  salió  al  costo;  pues  la  experiencia  muestra 
quantas  conveniencias  tenga  para  la  decencia  y  limpieza  de  las 
iglesias  el  escusar  en  gran  parte  de  polvaredas,  el  enladrillarlas, 
dispóngase  el  irlo  haziendo  quando  den  lugar  las  otras  faenas 
predssas,  y  también  el  ir  cerrando  los  .corredores  que  caen  á  la 
plasa  o  calles»  con  balaustres,  porque  sirue  no  solo  para  la  decen- 
cia sino  también  para  la  hermosura  de  las  iglesias. 


314  tOLBTflf  DB    LA  RBAL   ACADEMIA    DK   LA   BtSTOBtA. 

23.  No  3Q  permita  que  los  indios  lean  nuestraa  R^as  ea 
imauce  quando  se  leen  en  el  re&lorio,  sído  en  lalín,  ni  que  veaa 
lestroa  ordenes  o  inetruccionee  o  cartas  de  Jos  Superiores,  por 
le  se  euiten  algunos  inconvenientes,  ni  que  entren  en  aueetroE 
wseutoa  estando  el  P.*  ausente,  para  que  se  escuse  que  anden 
jestros  libros  en  manos  de  indios  y  falten  otras  cosaa  de  loa 
)Osentos,  de  que  lean  las  cartas  y  papeles  que  el  P.*  dexa  «i  la 

esa,  y  pacen  (sic)  las  noticias  a  loa  demás  indios,  todo  lo  qoal 
i  se  ve  de  quan  gran  inconveniente  sea. 

24.  La  carnicería  no  esté  en  patio  principal  de  nuestras  casas 
no  hacia  la  puerta  reglar,  por  lo  que  ofende  a  la  quietud  y  liea- 
ieza  su  cercanía;  y  procúrese  que  las  cocinas  no  estén  contianas 
>n  lo!>  aposentos,  sino  aparte,  por  razón  del  humo  y  del  riesgo 
i  que  ee  pegue  fuego:  y  lo  mesmo  se  entiende  del  horno  en  que 
i  cuece  el  pan. 

25.  Gomo  conviene  que  aya  cárcel  para  freno  de  los  delitos 
[iblicos,  assi  tambie  nonviene  que  este  en  parte  publica  como  lo 
itan  el  tambo  y  la  casa  de  los  huespedes,  y  que  corran  con  stt 
Quierno  el  Corregidor  y  Alcaldes ,  señalando  carcelero  do  satis- 
iccioo ,  porque  aunque  la  dirección  del  P.*  Cura  es  la  que  a  de 
ir  vida  a  semejantes  disposiciones,  no  conviene  que  la  ezecudon 
)rra  por  su  mano,  por  no  decir  esto  bien  con  el  oficio  de  Padie 
ipiritual  de  los  mismos  reos;  solo  para  los  delitos  caceros  (siri 
a  nuestros  sirvientes  aura  en  casa  parte  dedicada,  como  suele 
ver  en  los  CoUegios  para  la  corrección  paternal  de  los  esclavos 

criados. 

26.  Estoy  informado  de  que  algunos  varistas  sueleo  castigar 
los  muchachos  como  y  quando  se  les  antoja,  excediendo  no  po- 
13  veces  en  rigor;  encargo  á  V.  R.*  no  permitan  que  se  tomen 
inta  mano,  y  sepan  primero  la  causa,  para  que  aya  la  debida 
toderación,  y  se  observe  lo  que  acerca  desta  materia  esta  orde- 
ado. 

27.  Por  euitar  tanto  hazer  y  deshazer  los  indios  sus  casas  y 
is indecencias  que  se  ocacionan  de  vivir  tantos  indios  y  indias 
n  un  gualpon  y  por  atender  a  asegurar  mas  su  salud,  vayanse 
di&cando  sus  casas  eu  cada  pueblo  por  sus  familias,  como  m 
costumbra  en  las  demás  partes  assi  del  Perü  como  de  Nueva  1 


T^ 


CARTAS  INÉDITAS   DEL  P.   ANDRÉS  DB  RADA*  315 

paña  y  y  para  que  se  dispongan  las  calles  y  quadras  como  con- 
viene, se  hará  primero  la  plata  (planta)  de  cada  pueblo  con  apro- 
bación del  Superior,  y  donde  vviere  piedra  ora  sea  de  laxa,  ora 
la  que  llamamos  tosca,  o  de  hierro,  se  irán  haziendo  de  piedra 
no  solo  dichas  casas,  sino  nuestras  cercas,  y  donde  no  vbiere  se 
harán  de  tapias  de  buena  tierra  y  bien  pisada,  y  no  solo  francesa, 
7  la  cubierta  sera  de  texa:  y  en  quando  á  los  corrales  por  aora 
ha  parecido  no  innouar  hasta  auerlo  considerado  mas  despacio, 
y  consultado  con  los  P.P.  Consultores  de  Prou.»  Mucho  ha  ido 
creciendo  el  numero  de  las  estancias  de  ganado,  con  notable  daño 
de  los  pobres  indios,  en  especial  de  los  muchachos,  por  criarse 
montarases  y  faltos  de  doctrina;  dexo  los  que  se  an  muerto  sin 
Sacramentos,  assi  adultos  como  niños,  con  ocasión  de  estar  tan 
apartados  del  pueblo.  Ruego  a  V.  R.*  lo  concideren  bien  delante 
de  nuestro  Señor,  y  no  perdamos  lo  que  es  tanto  mas,  por  lo  que 
es  tanto  menos,  y  tratemos  de  ajustamos  a  lo  que  es  preciso  en 
esta  materia,  si  bien  antes  de  la  execucion  se  dará  quenta  al 
P.*  Sup.^'*'  de  quales  corrales  a  parecido  hazer  dexacion,  y  de 
quales  no;  que  ya  está  aduertido  de  lo  que  se  a  jusgado  conuenir, 
en  conformidad  de  lo  que  el  P.*  Francisco  Ximenez  encargado  en 
la  visita  pasada,  en  su  memorial  para  el  Superior. 

28.  No  se  embien  a  vender  a  otra  parte  fuera  de  nuestras 
doctrinas  y  Gollegios  los  géneros  que  no  son  de  cosecha,  o  equi* 
valenles,  como  la  yerba;  y  quando  de  otra  suerte  no  vbiere  salida 
de  ellos,  se  abisara*al  Superior  para  que  lo  disponga  de  suerte  en 
beneficio  de  la  doctrina  a  quien  pertenece,  que  no  ce  (sic)  dé  oca- 
sión de  quexas  a  los  ministros  reales  con  descrédito  nuestro. 

29.  A  los  indios  que  se  embiaren  a  traer  yerba,  pagúeseles  su 
trabajo  sin  dilación,  como  esta  ordenado,  y  no  se  les  de  en  cara 
con  que  no  se  les  debe,  y  que ,  y  que  (sic)  se  les  da  de  limosna ,  lo 
qual  es  muy  contrario  a  los  ordenes  de  nuestro  Padre  General 
7  solo  sirve  de  entristecer  a  los  indios,  y  perder  el  cariño  que 
conviene  tengan  a  sns  Curas;  tampoco  se  les  obligara  a  que  ven- 
den (sic)  en  su  pueblo  y  menos  a  los  Guras  su  yerua,  si  les  esta 
mejor  venderla  en  otra  parte  donde  les  den  mas,  o  el  genero  de 
que  necesitan  mas;  porque  lo  contrario  se  opondría  á  lo  dispuesto 
por  las  Reales  cédulas  en  fauor  de  la  libertad  de  los  indios. 


m^ 


316         boletín  db  la  rbal  agadbmia  de  la  historia. 

30.  De  nuevo  encargo  a  V.  R.*»  se  tenga  mucho  cuidado  de 
que  los  indios  se  apliquen  al  cultivo  de  sus  chacras  por  depender 
tanto  de  ello  su  sustento,  y  que  se  concernen  en  piedad ,  y  en  el 
recurso  a  sus  Iglecias,  y  quando  sucediese  que  en  algún  pueblo 
no  tuuiese  el  Gura  indio  alguno  de  satisfacción  de  quien  poderse 
valer  para  saber  el  estado  en  que  esta  la  sementera,  o  carpicioo, 
que  sera  bien  pocas  veces  auiendo  elección  y  traza,  en  tal  caso  do 
se  quita  que  el  Cura  acompañado  de  vn  par  de  indios  de  satisfac- 
ción, y  prácticos  en  la  materia  de  las  chacras,  las  visite,  embiando 
por  delante  otro  que  anise  que  va  el  P.^'  como  se  suele  y  se  deve 
hazer,  aun  quando  se  ua  a  confessar  algún  enfermo,  y  de  lo  que 
hallare  digno  de  remedio  anisara  de  ello  en  la  primera  ocasión  al 
Sup.°^,  a  quien  dexa  encomendado  procure  que  los  indios  se  apli- 
quen a  sembrar  trigo  maiormente  donde  esta  cosecha  suele  ser 
segura,  y  no  la  de  maiz  y  que  si  se  entablare  sin  violencia^  se 
disponga  que  tengan  los  indios  sus  atahonas  acomodadas  donde 
acudan  los  de  cada  pueblo  a  moler,  y  se  les  libre  a  las  pobres 
indias  del  gran  trabajo  que  tienen  de  molerle  en  sus  casas,  que 
quizá  esta  es  la  causa  de  que  no  se  apliquen  los  indios  tan  de 
buena  gana  a  sembrar  trigo  como  maiz,  aunque  ven  que  es  ma5 
cierta  la  cosecha  del  trigo  que  la  del  maiz. 

31.  Por  ser  la  yerna  tan  necessaria  para  los  indios,  y  el  gene- 
ro de  los  mas  aproposito  para  poder  en  el  estado  presente  pagar 
su  tributo,  y  auerme  informado  que  por  falta  que  de  ordinario 
padecen  de  comidas  en  los  pueblos  del  Paraná,  no  podran  em- 
biar  sus  indios  en  numero  considerable  a  la  yerua  en  octubre  y 
noviembre,  por  no  poder  lleuar  antes  de  la  cosecha  el  matalotaje 
necessario,  a  parecido  conceder  a  dichos  pueblos  puedan  embiar 
en  dichos  meses  los  indios  que  buenamente  pudieren  embiar  y 
auiar,  y  que  después  de  Pascua  de  nauidad  y  Resurrección  poe- 
dan  volver  a  embiar  a  la  yerua,  con  tal  que  los  que  fueren  por 
nauidad  estén  de  buelta  á  mas  tardar  en  toda  la  semana  segunda 
de  Quaresma,  y  los  que  fueren  después  de  Resurrección  estén  de 
buelta  en  mayo  antes  que  los  fríos  aprientes  (aprieten),  y  a  los 
que  en  esto  faltaren  se  les  priuara  de  poder  ir  a  la  yerua  en  di- 
chos tiempos. 

32.  Seriamente  se  encarga  que  en  los  pueblos  que  deben  te 


i 


CAATAS   INÉDITAS  DEL   P.    ANDRÉS  DB  BADA.  3t7 

centinelas,  se  tengan  las  canoas  necessarias  para  el  efecto  y  en  esta 
conformidad  los  que  las  embian  por  el  Uruguay  hacia  el  Salto, 
que  son  S.  Xavier,  y  S.  María,  tendrán  doze  canoas  de  dho  porte, 
que  puedan  caber  tres  o  quatro  indios  en  cada  vna;  y  los  que 
embian  hacia  la  Palma  que  son  S.  Nicolás,  S.  Miguel  y  los  Mar- 
tyres,  tendrán  ocho  Canoas  de  dicho  porte;  el  Corpus,  S.  Ignacio 
y  Loreto  tendrán  también  doze,  y  los  demás  pueblos  del  Paraná 
tendrán  ocho  para  el  mesmo  efecto,  y  en  todos  ios  pueblos  que 
están  en  frontera,  como  son  S.  Xauier,  el  Corpus,  S.  Iguacio  y 
Loreto,  tendrá  cada  casique  dos  canoas  de  competente  porte  para 
vna  balsa  en  que  pueda  ponerse  en  cobro  la  chusma  que  le  per- 
teno[ce]  quando  la  necessidad  lo  pidiere;  al  P,^  Sup.^**  dexo  muy 
encomendado  solicite  con  toda  eficacia  la  execucion  de  dicho  orden 
por  la  gran  importancia  de  la  materia. 

33.  Y  aunque  a  lo  tocante  al  exercicio  de  las  armas  tengo 
representado  á  V.  R.*  lo  precisso  de  su  necesidad,  con  todo  esso, 
por  lo  que  poco  a  se  experimento  contra  tan  general  sentimiento, 
me  veo  obligado  a  repetírselo  y  encargárselo  con  toda  instancia, 
pues  con  la  paz  de  tantos  años  y  la  falta  de  soldados  veteranos 
exercitados  en  las  peleas,  y  poca  o  ninguna  experiencia  de  la  gente 
moza,  vienen  á  estar  al  presente  estas  Doctrinas  muy  arriesgadas 
para  cualquier  inuasion;  y  assi  es  menester  tomar  este  negocio 
con  grandes  veras,  disponiendo,  sin  falta,  que  los  dias  de  fiesta 
por  la  tarde  aya  exercicio  de  tirar  al  blanco,  assi  con  la  flecha 
como  con  la  piedra,  y  lo  mesmo  digo  de  jugar  la  lan^a,  machete 
y  rodela,  auivando  a  los  soldados  con  algunos  rescates  y  doneci- 
líos  por  premio,  pues  en  ellos  esta  bien  logrado  el  gasto;  y  porque 
a  parecido  ser  de  mas  presteza  la  honda  de  España,  se  dispondrá 
que,  aunque  la  maior  parte  de  los  pedreros  sea  de  las  hondas  de 
los  indios,  la  menor  sea  de  la  de  España,  enseñándolos  a  todos  a 
jugarla,  sin  daño  ni  embarazo  de  los  colaterale[s]. 

Doy  fin  suplicando  a  íTro  Señor  guarde  a  V.  R.°  y  les  llene  de 
sus  diuinos  dones  y  espiritus;  en  los  santos  Sacrificios  de  Y.  R.* 
humildemente  me  encomiendo. 

San  Ignacio  del  Paraguay,  Diciembre  19  de  1667.— S.^  de  V.  R.», 
Andrés  db  Rada. 


BOLBTtN   DB  La  HBAL  áGADIHU   DI  LA   HIBTOIllA. 


II 

DSSCBIPaÓN  DB  LA  PALBSTIMA. 

En  Tí«TT&  Santa.  La  Jndeo,  la  Samaría  j  la  Galilea,  por  D.  Antonio  Ber 
al  de  O'Reilly,  Correapondiente  de  la  Eeal  Academia  de  la  Htstoría, 
lónanl  general  en  Siria  y  Palestina.  San  Sebaatián,  1890.  En  4.%  pági.  SOS. 

No  pocos  autores,  desde  Chateaubriand  y  LamartÍDe,  bao  Ira- 
ado  durante  la  présenle  ceaturia  el  cuadro  de  sus  observacioBes 

Bentimientos  al  recorrer  la  Tierra  Santa  en  que  obró  Jesucristo 
1  redención  del  linaje  humano;  pero  muy  pocos  libros,  escritos 

este  propósito,  ofrecen  para  la  historia  de  £spaña  tanto  iateréa 
orno  el  preseatCj  del  que  allí  fué  Cónsul  general  de  nuestra  na- 
íón,  y  bajo  eHle  concepto  ninguna  puerta  bailó  cerrada  para  el 
studio  atento  y  reflexivo  que  en  sus  amenas  páginas  desarrolla, 
leade  el  puerto  de  JatTa,  donde  desembarcó,  se  le  sigue  con  pla- 
er,  mezclado  no  raras  veces  de  admiración,  por  toda  la  Jadea, 
amarla  y  Galilea,  porque  no  hay  documen  to  que  no  examine,  ni 
lonumento  que  pase  por  alto,  si  en  ellos  se  refleja  el  idioma,  la 
cción  tutelar  y  la  piedad  é  ilustración  de  nuestros  mayores. 

■Media  hora,  dice  (I),  después  de  haber  fondeado  [en  el  puerto 
e  Jaffal,  llegaron  en  dos  lanchas  entoldadas,  una  con  la  bandera 
e  Tierra  Santa  y  otra  con  la  española,  el  Rererendisimo  Padre 
lora,  presidente  ó  guardián  del  Hospicio  y  convenio  latino  de 
'adres  franciscanos  de  Tierra  Santa  y  otros  Padres,  también  mis 
impalriotas,  para  recibirme  á  bordo  y  conducirme  á  su  morada 
ospitalaria.  Mi  sensación  fué  grande  al  verla  tierna  acogida  con 
ue  fui  recibido  y  saludado  delante  de  aquellas  costas  en  Ungua 
titellana.  Si  nada  hay  más  dulce  en  la  extranjera  tierra  que  el  fa- 
liliar  acento  del  idioma  natal,  ¿cuánta  delicia  debe  derramaren 
uestra  alma  cristiana  oírlo  pronunciar  por  tan  dignos  varones  eo 
erras  tan  sagradas?  ...En  1806,  retiradas  de  Levante  las  tropas 
ancesas,  los  turcos  volvieron  á  incendiarlo  (el  Uospido-coo- 

(U  M«.2L 


DESCRIPCIÓN  DB  Lk  PALESTINA.  319 

vento);  y  en  1819  se  reedificó  á  expensas  de  España,  que  en  ello 
invirtió  la  suma  de  90.300  reales.  La  reodificacióa  fué  de  madera, 
como  anteriormente,  por  no  consentir  el  Gobierno  turco  que  fuese 
de  cal  y  canto^  hasta  que  hallándose  la  Siria,  en  poder  de  Moha- 
med-Alíy  obtuvieron  los  Padres  Franciscanos  construirle  de  pie- 
dra, cuyos  gastos  pagó  España,  costando  450.260  reales  de  vellón. 
También  se  compraron  con  dinero  de  España  dos  casas  contiguas 
en  la  parte  oriental,  más  elevada,  del  convento;  las  cuales  sirven, 
la  una  de  hospedería  y  la  otra  de  alojamiento  para  las  dignísimas 
7  ejemplares  religiosas  francesas.  Hermanas  de  San  José,  en 
donde  tienen  la  escuela,  pues  se  dedican  á  la  enseñanza.  De  todo 
esto  se  deducirá  que  el  Hospicio  y  convento  de  Jaffk  es  de  Es- 
paña, como  pueden  serlo  los  conventos,  es  decir,  de  patronato  real 
y  bajo  la  protección  de  España,  tanto  más  cuanto  que  el  guardián 
ha  de  ser  español,  según  se  manda  por  los  Estatutos  para  el  go- 
bierno de  la  Santa  Custodia  en  el  cap.  vi,  art.  68;  yo  también  así 
lo  creo,  y  nuestro  Gobierno  lo  cree;  pero  hay  quien  dice  que  no; 
más  tarde  diré  cómo  pienso  sobre  esta  controversia,  que  apasiona 
á  todos,  sin  poder  remediarlo.» 

A  este  paso,  el  Sr.  (yReilIy  va  dilucidando  todas  las  cuestiones 
que  atañen  al  patronato  real  de  España  en  Jerusalén,  Belén,  Na- 
Earet  y  otros  parajes  de  la  Tierra  Santa  en  donde,  á  manos  llenas, 
la  nación  española  derramó  los  tesoros  muniflcentísimos  de  su 
piedad  y  devoción  fervorosa. 

Bien  recordamos  cómo  el  actual  Emperador  de  Alemania,  óui- 
Uermo  II,  recabó  no  há  mucho  del  Sultán  de  Gonstantinopla  la 
adquisición  del  Santo  Sepulcro  de  la  Virgen  Santísima  en  el 
Huerto  de  Oetsemaní  y  lo  devolvió  al  culto  católico  al  que  había 
sido  arrancado  por  los  griegos  cismáticos  desde  el  año  1740;  mas 
no  conviene  olvidar  lo  que,  fundado  en  la  documentación  de  los 
Archivos  de  la  Custodia  de  la  Tierra  Sania,  hace  observar  el 
Sr.  O^Reilly,  demostrando  (1)  por  las  Bulas  de  Inoceucio  VI  (1360) 
y  Urbano  V  (1362),  que  el  Rey  D.  Pedro  IV  de  Aragón  adquirió 
entonces  aquel  monumento  augusto  á  gran  precio,  con  beneplá- 
cito y  gratitud  de  la  Santa  Sede. 

(1)   Mg.ltfI. 


320  BOLSTÍN   DB   Lá   ARAL   ACADBHU    DS   LA    UISTOAIA. 

Algunos  afios  antes,  la  largueza  liberal  de  tan  preclaro  monara 
96  había  señalado  con  enviar  una  embajada  al  soldán  de  Babilo- 
oía,  solicitando  permiRo  para  reparar  la  basílica  del  Santo  Sepul- 
cro de  Cristo  y  la  del  monte  Sión  Ó  Santísimo  Cenáculo,  desd- 
nando  al  efecto  un  navio  cargado  de  mercancías,  de  cuya  reata 
se  lograse  un  ñn  tan  apetecible.  Fueron  de  embajadorea  el  fran- 
ciecauo  D.  Fray  A:itonio,  arzobispo  de  Hierápolís  ea  Frigia  y 
Pedro  de  Mediavilla,  comerciante  y  ciudadano  de  Barcelons. 
Precedíales  en  1346  la  bendición  de  Clemente  YI,  que  había  sido 
elegido  Papa  en  7  de  Mayo  de  1343,  El  precio  de  la  venta,  con- 
forme á  lo  pactado,  ó  reconocido  como  mandato  del  Rey,  babíi 
de  entregarse  al  arzobispo,  elevado  á  esta  dignidad  por  Clemen- 
te VI  para  la  mejor  difusión  del  cristianismo  en  Oriente  (1).  Sia 
embargo,  el  corazón  avaro  y  orgulloso  del  Mediavilla  se  propasó 
no  solamente  á  retener  para  su  provecho  la  cantidad  destinada  á 
tan  santa  obra,  sino  que  se  alió  con  todo  el  honor  de  la  embajada, 
y  no  consintió  que  el  Prelado  metiese  mano  en  cosa  alguna,  eo 
términos  que  enterado  por  el  arzobispo  el  Papa,  justamente  se 
lastimó  y  escribió  al  Rey  la  siguiente  carta,  que  original  se 
guarda  en  el  Archivo  general  de  la  Coronado  Aragón  (2).  Está 
fechada  en  Aviñón,  á  5  de  Julio  de  1347,  y  solicita  del  Rey  lo 
que  sin  duda  obtuvo,  es  decir,  la  justa  pena  y  reparacido  del 
enorme  agravia.  Dice  asi: 

Clemens  episcopus,  servus  servorum  dei,  Cbarissimo  in  Chrístí 
&lio  Petro  Regí  Aragonum  Itiustrí  salutem  el  apostolicam  beoe- 
dictionem. 

Nuper  venerabilis  frater  uoster  Antonius,  Archíepiscopus  len- 
politanus,  nobis  exponere  procuravit,  quod  nos,  tua  flii  Carísaime 
pelitione,  percepto  te  ad  reparationem  quoruodam  locorum  sacro- 
rum,  Sepnlcri  videlicet  dominici  et  montis  Syon,  sinceram  [quip- 
pe]  devotionem  et  desiderium  intensum  gerebas,  tue  peiiiioai 
"iica  bec  benignius  iiiclinati,  ut  unam  uavena  poasea  trausmit- 
ere  ad  térras  quas  teuet  Soldanus  Babilonie  tibi  licencianí  ia 
arma  sólita  duximus  coocedendam;  nichilominus  inteodenlM 


DESCRIPCIÓN  DB  ¿A  PALfiSTiHA.  321 

quod  íllud  quod  de  iusto  lucro  ex  eadem  navi  pósset  haberi  con- 
verteretur  ia  opus  reparationís  predicte,  ad  quod  etiam  tua 
intentio  sicut  intelleximus  totaliter  ferebatur.  Et  licet,  tu,  fili 
dilectissime,  voleos  tuam  piam  intentionem  huiusmodi  producere 
in  effectum,  prefatum  Archiepiscopum  et  dilectum  filíum  Petrum 
de  Mediavilla  Civem  Barchinonensem  Nuncios  et  Ambassiatores 
tuos  ad  eundum  Soldanum  et  Térras  illas  ut  opus  perficeretur 
huiusmodi  provideris  destinandos,  ut  eiusdem  Archiepiscopi 
assertio  subiungebat,  tamea  Givis  predictus  certa  pacta  cum  ipso 
Archiepiscopo  habita  pro  dicto  reparationis  opere  utilius  faciendo 
non  servaos,  sed  contra  illa  veoieos  impudeoter,  ac  sua  temeri- 
tate  prefato  Archiepiscopo  non  deferendo  ut  deberet,  Pontiflcali 
dignitatí  multas  inferens  iniurias  et  oíTensas,  dictam  Navem  et 
quicquid  honoris  et  lucri  exinde  acquírere  tanquam  Mercator 
cupidus  potuit  sibi  applicare  curavit,  nichil  penitus  in  opus  repa- 
rationis convertendo  predicte,  nec  permitiendo  per  Archiepisco- 
pum memoratum  con  ver  ti.  Quocirca  Regiam  excelleotiam  roga- 
mos et  bortamor  atteote  quatioos,  si  sit  ita,  tam  operi  repara- 
tionis predicte  qoam  dicto  Archiepiscopo  de  ac  soper  predictis 
faciat  per  euodem  Civem  sic  debitam  satisfacliooem  impendi 
quod  sincera  tue  intentionis  in  hac  parte  devotio  suo  non  fru- 
stretur  eífectu  et  eidem  Archiepiscopo  iusticia  tribuatur. 

Datum  Avinione  iij  Nonas  Julii  Pontiñcatus  nostris  Anno 
Sexto. — P.  Stephani. 

(Al  dorso.)  Garissimo  in  christo  ñlio  Petro  Regi  Aragonum 
lUustri. 

Mil  otros  datos  de  grande  importancia  yacen  como  éste  inéditos 
ü  ocultos  en  el  fondo  de  los  archivos,  que  convendría  dar  á 
conocer. 

El  rastro  luminoso  que  ha  dejado  trazado  el  Sr.  O'Reilly  por 
semejante  camino  de  investigación  es  muy  apreciable,  y  ojalá 
tenga  muchos  imitadores  en  lo  sucesivo. 

Y  no  se  crea  por  ello  que  la  obra  de  tan  distinguido  autor  se 
circunscribe  á  demostrar  la  gloria  de  España  en  la  Tierra  Santa, 
por  más  que  sea  éste,  á  mi  entender,  su  mérito  culminante.  La 
descripción  animada  y  bella,  la  ciencia  metódica,  la  exposición 
sobria  y  exacta  á  la  luz  de  todos  los  adelantos  modernos,  reco- 

TOICO  ZZZTU.  21 


BOLE-rtN   DS   LA   RSlL   ACADI 

iQ  esa  labor  magistral  A  la 
iiue  buscan,  éste  la  devoción 
el  pafs  que  laa  profundo  y  c 
Oria  universal  de  la  Humaui 
esta  razón  estimo  que  la  obn 
i  no  preferente,  por  lo  menoi 
lueslro  siglo  sobre  tan  Tali( 
e  nuevo,  de  la  Tierra  Santa  i 
]rid,Sd«M«;odeI900. 


NUEVAS  INSl^lPCIONES  ROMA 

Villam: 

^ra  de  granito  de  0,54  m,  de 
ito.  La  inscripción  ocupa  un 
nensiones  de  éstas  0,30  m.  c 
altas  de  0,04  m.  Siglo  i. 

A-CLíVD' 


L  ■  N 
M)  Claudfius)  M(arei¡f(iliui¡  i 
timo)  pfosnit)  ¡(ibensj  mferilo). 
Clftudio,  hijo  de  Uarco,  Mailon 
i  los  LkTM  Taríbrigenses. 

ose  éste  en  la  finca  de  Nava 
o  municipal  de  Villamíel,  e 
niel  Berjano,  nuestro  corres 


yr  ■   '  ^ 


NUEVAS   {NSfíRlPGIONBS  ROMANAS  DB  EXTREMADURA.  323 

habiendo  el  mismo  descubridor  dado  cuenta  del  hallazgo  en  la 
Remata  de  Extremadura  (i),  copiando  algunas  de  las  letras  del 
epígrafe,  sin  intentar  su  interpretación.  Últimamente,  y  con 
plausible  desprendimiento ,  lo  ha  cedido  con  destino  al  naciente 
Museo  de  la  Comisión  provincial  de  monumentos^  segün  consta 
en  el  acta  de  la  sesión  celebrada  por  la  misma  en  6  de  Junio  pro- 
ximo  pasado. 

Esperemos,  que  pronto  ocuparán  á  su  lado  los  lugares  que  les 
corresponden  las  lápidas  de  Ibahernando,  conforme  al  vehemente 
deseo  de  aquella  celosa  y  dignísima  Comisión. 

Herida. 

2)  Ara  de  mármol  blanco  de  0J3  m.  de  ancho  por  0,25  m.  de 
alto,  hallada  en  la  calle  del  General  Castro,  casa  uüm.  5,  propia 
de  D.  Santos  Palomo.  Letras  de  0,25  m.  de  altura;  puntos  trian- 
gulares. 

DBAB  s/vc 

T  V  R  I  B 
L  •  IVVENTI 
VS     IVLIA 
•     NVSA-LV-.S 

Deae  aancftae)  Turibfrigensi)  Lfucins)  luventiw  lulianus  a(nimo) 
¡íibens)  v(oium)  afolvit). 

Á  la  diosa  santa  Taribrigense  Lucio  Javencio  Jaliano  cumplió  gustoso 
el  voto  que  le  había  hecho. 

Dan  esta  inscripción  y  la  señalada  con  el  núm.  1  nuevos  testi- 
monios del  frecuente  culto  que  la  diosa  Proserpina  recibía  en  la 
Lusitanía  bajo  los  nombres  de  Alecina,  Adegiiia,  diosa  santa,  etc. 
Aparte  tres  en  que  es  nombraba  Proserpina,  aparece  siete  veces, 
que  se  elevan  á  diez  con  éstas  y  la  hallada  en  Ibahernando,  pro- 
vincia de  Cáceres,  publicada  por  el  Dr.  Híibner  en  la  Revista  de 
Extremadura  (2)  que  sale  á  luz  en  dicha  capital. 


1)  Año  I,  núm.  Hf  pág.  121. 

2)  Año  II,  núm.  iz,  Marzo,  1900. 


BOLflTÍK   De   LiL  HBAL 

lápida  ha  sido  colocada 
rdÍD  da  ingreso  á  la  CO' 
ragmeuto  de  mármol  í 
Y  0,03  de  grueso.  Lelr¡ 
«ngloues  y  de  0,025  va 
09  que  las  del  epfgrafi 
eroniaua.  Puntos  triai 


PÍA 

AL] 


[Mfarei)  t(iberta} Al 

],  8(Ü}  v((AüJ  t{erra¡  [l(e 

liberta  de  Marco Alfia 

SéaoB  la  tierra  ligera. 

i  tratarse  de  tres  herm. 
que  tomaroa  su  uomt 
Secunda,  Tertia.  Da  1( 
Icrales  (528,  529,  59«)  i 
ragmento  de  mármol  I 
de  altura  y  0,03  m.  c 
izquierdo  de  la  moldu 
n.  de  altura. 


s)  Come[litu]  Britío  ftfi 
Domelio  Britón  aquí  yace 


NUEVAS  INSCRIPCIONES  ROMANAS  DE  EXTREMADURA.  325 

El  cogaombre  Britón  sólo  aparece  dos  veces :  en  Trigueros 
{Hübner,  952)  y  en  Lora  (1072). 

Hallóse  esta  lápida  en  terrenos  de  la  estación  del  ferrocarril  el 
pasado  año  juntamente  con  la  que  acabo  de  reseñar  bajo  el  nú- 
mero 3. 

Hornachos. 

5)  Esta  villa,  perteneciente  á  la  provincia  de  Badajoz,  viene 
por  primera  vez  á  aportar  su  tributo  á  los  estudios  epigráñcos 
con  la  siguiente  inscripción  que  he  descubierto  en  el  sitio  deno- 
minado Rincón  de  los  pinoa^  legua  y  media  al  saliente  del  pueblo* 

Es  un  ara  de  mármol  blanco,  rota  su  parte  superior,  ó  sea 
por  el  corouamiento  y  lado  derecho,  teniendo  por  dimensiones 
Oy45  m.  de  ancho,  0,65  m.  de  alto  y  0,32  m.  de  grueso.  Elegantes 
caracteres  de  0,04  m.  de  altura,  pertenecientes  al  siglo  i;  puntos 
triangulares. 

IVS    NIGBRO 
LIVS   CLBMBNS 

X  •  V  •  s  • 
MATRIS 

[hdJiuB  NigerOf  [lujliua  Clemens  [e]x  v(oto)  sfuseepto)  matria, 
Julio  Nigerón,  Julio  Clemente,  cumplieron  el  voto  de  su  madre. 

Guarda  cierta  analogía  este  epígrafe  con  el  que  existe  en  Sasa- 
món  (5812).  Merece  también  compararse  esta  inscripción  con  la 
de  otros  dos  Julios  (5358,  5359),  hallada  en  Talavera  la  Real. 

Las  inscripciones  señaladas  con  los  números  3 ,  4  y  5 ,  existen 
en  mi  colección  de  Almendralejo. 

Madrid,  2a  de  Junio  de  1900. 

El  Marqués  de  Monsalud. 


BOLETÍN    DB   LA    HBAL   AC> 


TORTOSA.  NÜEV\a  INSC 

Duraate  las  fiestas  que  ha  celí 
li  muchos  dfas,  en  obsequio  de 
enido  efecto  la  inauguración  de  i 
lades,  reunido  por  la  buena  voli 
il  distrito  Dertosano,  D.  Teodoro 
:ipal  D.  Juan  Abril. 

Eu  sdlo  dos  meses  es  bastante  I 
le  U  importancia  de  Tortosa  en  I 
ar  que  muy  en  bi-eve  reúna  un  c 

De  todo  lo  altí  acumulado  ha  11 
[ue  acabo  de  hacer,  la  parte  de  a 
lor  numerosos  restos,  como  cap! 
iras  escritas,  cerámica,  moneda 
[raneas  de  Tortosa,  registradas 
las  en  el  Museo  por  vaciados,  sii 
¡inal  de  gran  precio  (1).  Basta  [ 
nismo  que  Lérida,  Tarrasa,  Ba 
«tuvo  afiliada  á  la  romana  tribu 

Tres  lápidas,  insignes  é  inédita 
nes,  que  están  espuestas  en  el  a 
ai  parecer,  del  primer  siglo  de 
>racticarae  una  excavación  en  la 
lellanes,  junto  á  la  dJTtedral  de  Ti 
netro,  cubiertas  j  rodeadas  de  ei 
ircílla.  Entre  los  escombros  se  vii 
•m\  losas  de  piedra  arenisca,  sil 
»rai8a  monumental  de  4,40  m.  ( 


(1)    CíaÍBj  Cmiio  C<aii,/rilio,  |  Saldría/  í 
M I  honorii/ut)  I  /unció,  de  tita  ]  pecunia  po. 


NUEVAS    1N9GRIPG10MES   ROMANAS.  327 

1. 

Piedra  blanca  arenisca:  alta,  0,93  m.;  ancha,  0,67;  gruesa,  0,58. 
Debió  servir  de  pedestal  á  una  estatua.  Letras  augusteas;  siendo 
su  altura  87  mm.  en  el  primer  renglón,  y  55  en  el  postrero. 

M  •  AELIO  -M  •  F 
GAL  •  GRACILi 

QVAESTORI  •  LEO 

AVGVSTl 

DERTOSANI    •    PATloNO 

M(arco)  Adió  Mfarci)  f(ilio)  Oal(eria)  Graciliy  quaestori,  leg(ato)  Au~ 
gusii,  DtrtoMni  patrono. 

Este  monumento  erigieron  los  Dertosanos  á  su  patrono  Marco  Ello  Grá- 
cüis,  hijo  de  Marco,  de  la  tríba  Galería,  cuestor,  legado  Augnstal. 

Opino  que  este  personaje  fué  legado  jurídico  de  Tarragona  im- 
perando Tiberio.  Véanse  otras  inscripciones  análogas  que  se  han 
hallado  en  Tarragona  (4113,  4133)^  Sagunto  (3837)  y  Valencia 
(3741). 

2. 

Pedestal  de  piedra  del  país:  alto,  0,95  m.;  ancho,  0,65;  grue- 
so, 0,80.  Letras  elegantísimas,  cuya  altura  va  bajando  de  75  á  53 
milímetros;  puntos  triangulares. 

L'MVNNIO'L'F 
GAL    •    PLACIDO 

iivk  •  klamini 

ROM  •  KT  •  AVG 
L  •  MVNNIVS 
PLACIDVS-EX 
TEST    •    PATBIS 


f^ 


OB  LA   «BAL    . 

L(UCÜ)  /(üio) 
.),  L(uciuB)  Mw 
Plácido,  hijo  di 
le  Augusto,  en  1 

arios  sobre  esi 
liibner  en  su  < 


lioaes  que  las 


iivia 

ROM  ■ 


PORC 
PL  Al 

L(ueii)  /(üio) 
tU},  ex  teskun 

Plácido,  hijo  d< 
de  Angosto ,  ei 
idón  testamente 

Porcia  Pláci' 
ia  Prócula,  q 
'orcio  Sereno 
i467)  semejan 
:a  de  Lucio  M 

B  Septiembre  de 


VARIEDADES. 


I. 

MEMORUS  DE  lA  DOMINACIÓN  DE  ESPAÑA  EN  ÑAPÓLES. 

En  la  obra  reciente  titulada  Descubrimiento  de  antigüe^ 
dades  en  Ñapóles  (1)  que  ha  redactado  el  Secretario  de  la  Comi- 
sión municipal  de  Conservación  de  monumentos,  al  dar  cuenta 
de  objetos  encontrados  en  las  excavaciones,  derribos  y  movi« 
mientos  de  tierras  de  la  ciudad  y  sus  cercanías,  incluye  varias 
inscripciones  colocadas  durante  la  época  de  la  dominación  espa- 
ñola y  que  después  han  desaparecido  de  su  sitio,  por  lo  que  con- 
viene transcribirlas  como  recuerdo  que  pueda  agregarse  al  de  las 
conservadas  en  el  Castillo  de  San  Telmo,  de  que  anteriormente 
ofreció  noticia  este  Boletín  (2). 

En  el  orden  mismo  en  que  el  libro  las  contiene,  es  primera  la 
de  la  fuente  de  los  Espejos,  cuya  conducción  de  agua  ordenó  el 
Virrey  Enrique  de  Guzmán,  Conde  de  Olivares,  reformándola 
luego  su  sucesor  el  Conde  de  Monterrey.  Se  demolió  en  el  mes 
de  Enero  de  1885  para  ensanchar  la  Plaza  del  Municipio,  reti- 
rando la  lápida  que  rezaba: 

FILIPPO  IV  REGE 

QVESTO  FON  TE  GIÁ  INARmiTO 

E  dall'  árido  MARMO  SGORGANTE 


<1)  Scoperte  di  anticMtá  in  Napoli  áal  IR76  a  tutto  il  1837  con  notipie  d$lle  scoperte 
anteriitri  e  ricordi  storico-artistico-topograjlci  per  Ferdinando  Colonna.  Napoli,  1898. 
En  4.*,  649  pá^ñas. 

(2)    Tomo  zzxiY,  pág.  542. 


boletín  DB   la  flBAL  AC 

PER  INTBHDtUENTO  D 

VlCBRé  OB] 

A5SAI  BSNBUERiro  I 

E  DEL 

RICKBZ2A 

PORTA  T  ATI 

RIEI 

IL  CONTÉ  DI 

SBTTtMO  I 

BMUANVBLE  PO: 

LA  BeNePlCEN2 

ANNO  DELLA  SAL^ 
CI3D< 

recido  en  el  almacéa  di 
ellina,  nüoi.  23,  una  lái 

por  1,38  de  ancho  sob 
e  armas  reales,  á  los  lac 
'  de  la  ciudad  de  Nápole 
la  Maison  Rouge  que  fm 

hermosa  letra  dice: 

ANTONIVS  AL' 

DUX  ALB/ 

VT  HIC  ETIAH 

guiBvs  iKiincA 

UARGINEU  HVN 
AN.  SAL.  HVU.  ( 

e  sigue  estuvo  en  la  fací 
!ar  la  primera  rampa  de 

FILIFPO 

COLLEM  PENDEN  TIBÍ 

OLtH  A  COCCEIO  XER3IS 

ASCENSV  FACILBU  CVRB 

D.  RAMIRVS  GVSMAI 


^P?p^: 


MEMORIAS  DE  LA  DOMINACIÓN  DE  B8Pa5}a  EN  NÁP0LS8. 


331 


PRINCEPS  HOSTILIANI  DUX  MIDINA  DE  LAS  TORRES 

AC  NBAPOLI  PRORBX 

VJATOR 

NE  OPVS  HEROICVM  AMBIGAS 

VIA  ARDUA  QVASI  AD  SUPEROS  STRATA  EST 

ANNO  A  CRISTO  NATO  CIO.  19.  D.  XL.  111. 


Eu  la  capilla  de  la  gruta  de  Pozzuoli: 


HOC.  SACELLVM.  PVTBOLANA,  DIÓCESI.  DBIPARAE.  SACRATVM. 

RUDEM.  OLIM.  INDECENS.  ET.  INFORME 

EXORNARE.  ET  DIPINGBRE.  SVIS.  SVMPTIBVS.  FBCIT 

D.  DIDACVS.  VRBANEZ.  (l)  LA.  MADRIZ.  ET.  BVSTAMANTE 

HISPANVS.  COMILLENSIS.  EX.  BVRCORVM.  MONTANIS 

ORDINIS.  MILITARIS.  ET.  BQVBSTRIS.  D.  lACOBI 

SALMANTICA.  IN  MÁXIMO  REGÍS.  COLLBGIO  TOGATVS 

BT.  IN.  BA.  CELEBÉRRIMA  ACHADEMIA.  VI.  PVBLICVS.  PROPESSOR 

ET.  RECTOR 

CATHOLICAE.  MAJESTATIS.  CAPELLANVS.  ET.  A.  CONSILIIS 

ET.  PER.  REGIAM.  PRABSENTATIONEM.  DBCANVS.  LUCERINVS 

EPISCOPUS.  TRIVENTINUS.  ET.  POSTEA.  PVTEOLANUS 

NVNC.  VERO.  AD  HVC.  IN.  AETATIS.  FLORE 

AD.  SEPTENSEM.  ECCLESIAM.  IN.  ERCVLEO.  PRETV.  PROMOTVS 

DEVOTIONIS.  ERGO.  ERGA.  VIRGINBM.  MATRBM 

DVAS.  PERPETVAS.  BT.  SOLBNNBS  MISSAS 

A.  PAROCHO.  VILLE.  FOKIS.  CRIPTAE.  SINGULIS.  ANNIS.  HIC.  DICENDAS 

NATIVITATIS.  BT.  VISITATIONIS:  IPSIVS.  VIRGINIS  DIBBUS 

FUNDAVIT.  DONAVIT.  ET.  STIPULAVIT 

PRO.  SUA.  ANIMA»  PARBNTUM.  PROPINQVORVM  BT.  BENEPACTORVM 

SUB.  PROTECTIONE  PVT.  CAPITVLl.  ANNO.  DNI.  MDCLXXXVIK 

Sif  ha  ordenado  la  colocación  ea  el  Museo  cívico  de  las  tres 
que  siguen: 

LABLIUS  BRANCATIUS 

AB  ADOLBSCENTIA  PUS  OPBRIBUS  ADDICTUS 

AD  ARCHIBPISCOPATUM  SURRBNTINUM 


(1)   Iba&ex. 


BOLETIn   tlE   LA    REAL   ACADBHI 

A  Pío  IV  ASSUMP 

UOX  AD  TARBNTINAU  I 

A  PHILIPPO  II  REGE  CATHO 

RBLIGIONIS  CÜLTUBQt 

P.  AN.  XXVIII  QVOAD  POTUIT  ! 

ANNUU  AGEN5  L 

UT  QUtíE  COELI  SUN] 

QUAE  TERRAE  TBRRAB 

cnctls  ÓMNIBUS  ABt 

TEUPESTATIBUS  HINC  POR 


CAUTUM  EST  AD  MAKE! 

POSTEROEQ.  lACOBI  B 

ALUUM  lOANNE  ARA' 

PER  DIN  AND  I  HISPAN.  CATt 

AC  FBRDINANDI  PRIMI  NBAP 

lUS  SACELLI  PERT 

IISQUE  DEFICIENI 

ID  PRO^lUIORES  MARES  FAMI] 


HOSP 

QVAS  CABRMS  DEI 

BENAVBNTANORVM  COMITI 

QVAM  IN  VRBE  V1DEB15  AN 

BIVSDEM  PROVIDENTI. 

ANNO  DOMINI  M.  D 


Bl  año  1856  se  derribó  una  columní 
capuauo  frente  á  la  puerta  de  ingre 
les,  cuyo  objeto  dice  la  inscripción 


E  TOLEDO  MARCHI 
CESÁREAS  BT  CATOLICAE 
IN  PRAESENTI  RBGNO 


ItBIlORlAS  Dfi  LA  DOMINACIÓN  DE  ESPaÍÍA  EN  ÑAPÓLES.  333 

LOCUMTBNBNS  EX  CAPITANfiUS  GBNERALIS 

PRINCEPS  JUSTISSIMUS 

EXCELLENTI  MILITl  V.  I.  D.  FBRDINANDO  FIGUEROA 

PATRICIO  HISPANO 

REGENTE  MAGNAM  CURIAM  VICARIAE  CURANTE 

AD  ILLORUM  MOREM  OBOLENDUM  QUI  CLAM  NEMINB  SPBCTANTE 

BONIS  CEDEBANT 

HUNC  LOCUM  ERIGENDUM  MANDAVIT 

UT  QUI  EO  POST  HAC  BENEFICIO  UTI  VOLENT 

SABPIUS  HINC  ITBRATO  SPBCTACULO 

INCOMMODUM  MAGNO  CUM  OPPROBRIO  COMPENSBNT 

ANNO  DOMINI  MDLIII 


A  la  salida  de  la  ciudad  y  principio  de  la  carralera  había  una 
lápida  con  esta  leyenda: 

VIAM 

A  NEAPOLI  AD  RHEGIVM 

PERPETVIS  ANTE  LATROCINIIS 

INFAMBM 

bt  conflagrantis  vesevi  saxis 

impbditam: 

pvrgato  insidiis  loco 

exequata  planitie 

latam  rectamqve  dvxit 

aere  provinciali 

parafanvs  ribera  alcantarorvm  dvx 

PROREX 
ANNO  DOM.  CIOIOLXII 

De  Otra  obra  de  utilidad  pública  conserva  recuerdo  un  frag- 
mento de  inscripción  que  estuvo  en  la  fuente  del  Pendino,  y  dice: 

PHILIPPO  IV  REGE  CATHOLICO 

D.  INNICUS  VELEZ  DE  GVEVARA  E  TASSIS 

COMES  DE  ONATES  B  VILLA  MEDIANA 

PROREX 
HANC  APERVIT  VIAM: 


flOLSTfM   DB  LA   RKáL  ACADBHIá    DE    U 

{JVI  FBLICt  PACI8  BT  CONCORDIAS  TI 
IVSTITIAE,  pací,  ET  PVBLICAK  QVIETI  h 
VlAll  APBRVIT 
PERVIAM  ClVrU  COUHODO  BX  IMVIO 

PLATEAM  HANC  FECIT. 
QVI  FAMIS  ANOVSTIA  LABORANTBM  I 
MIRABILITBR  RHFBCIT 
¡FBCTVS  ESr  HIC,  VT  STABILIRET  REGNVM, 
NEC  HIRVU,  QVOD  OCLVSAM  GRBSStBVS  BX 
PLVS  EST,  QVOD  CIVIUM  ANIM 
PACIS,  PROSFBRITATIS  VIAU 
APERVIT,  MUNVIT,  SgRTAVí: 
SAGACI  tNDVSTRIA 
F08LIC1  INDVLGBNTIA 
MIRABILI  VIRTVTE 


1884  He  quitó  en  el  Pendino  una  lápida 

DON  PETRO  CtRON  DVCE  IKCLITO  PRORE 
ITA  IVBENTE 
lANNt  LEONARDO  PISANO  DB  SBDITIONE  SVA 
ATQva 
HOMlClDll  DEPRBDATSgVB  DOUVS  VICBI 
POPVLO  DBCVRIONIS  AVTHOR 
DOMVS  EVBRSA  DtSTVBBATAOVE  ÁREA  SAI 
COHRBORTM  PLERVUOVB  KOC  5AXO  INPi 
IPSBQVB  ínter  HOSTIUM  PATRIE  RELA 
AHNO  U.  D.  L.  XXXV, 

a  puerta  de  Medina,  derribada  el  año 

MIRABERIS  ME  CIVIS 
EX  FOBAHINB 
RBPBNTB  IN  AUPLUM  INCRBVIS8B  ( 
NEUPB  OPUS  QVOD  OLtM  INSTITU 
HBNRICV3  GT2UANVS  OLIVABEHSIVI 
ET  HVIVS  RBCNI  PRORBX 


líKMORTAS  DE  LA  DOMINACIÓN  DE  ESPAÑA  EN  ÑAPÓLES.  335 

PBRPBCIT  BT  IN  HANC  PORMAM  REDBGIT 

RAMIRVS  PHILIPPVS  GVZMANVS 

MEDINENTUM  DVX  ITEMQUE  PRORBX 

ILLB  VIRTVTVM  BXBMPLAR  RBGNIQVB  TVTAMEN 

HTC  TANTO  VIRO  GENERE  IVNCTVS 

BIVSQVB  REBVS  PRECLARE  GBSTIS 

IMITATOR 

PHILIPPO  IV  MAGNO  RBGNANTB 

ANNO  REPARA TAB  SALUTIS  CI3I0CXXXX. 


En  los  Museos  de  la  ciudad  se  han  recogido  cuatro  bandos  de 
los  años  1618,  1623,  1629  y  1678,  dictados  en  lengua  vulgar  y 
esculpidos  en  sendas  lápidas  de  mármol.  Siendo  las  prevenciones 
semejantes,  copio  uno  solo: 

PHPVS  DBI  GRA  RBX 

D,  ANT.  ALVARBZ  DE  TOLEDO  DUX  ALBAB  PRORBX 

BT  CAPITANBVS  GLIS  IN  pITtI  RBGNO 

SI  COMANDA  A  QVALSIVOGLIA  PADRONE  DI  CASE  PER  TUTTO  IL 

LVOGO  DBTTO  LIMPIANO  CASTIGLIOLA  E  MASSARIA  DE  CARAFE 

COMB  CIRCVM  CIRCA  anco  IL  DISTRETTO  DI  PRI  DI  STO.  GIOSSPPB 

DI  CH."  REG.Ki  MINORI  P.  DI  STO.  AGOSTINO  P.  CAPVCINI  BT  IL  MON.u<>  DBLLE 

re:  M.chi  di  STO.  PBTITO  CHE  DA  HOGGI  AVANTI  NON  ARDISCANO 

LOCARE  LE  LORO  CASE  NB  PARE  ABITARE  IN  QVBLLB  DONE 

CORIBGGIANB.  STVDBNTI.  BT  ALTRB  PERSONE  DISONB8TE  E 

CHI  TBNBSSB  GIOCHI  PUBLICI  SOTTO  PBNA  DI  DOC"  MILLB  DA 

APPLICARSI  LE  DVE  PARTÍ  AL  R.o  PISCO  BT  LA  TERZA  PARTE 
ALL'  ACCVSATORB  con  pene  anco  CORPORALI  AD  ARBITRIO  DI 

s.  e.  bt  a  chi  venera  ad  habitabvi  sotto  pene  di  perderé 
la  robba  oltrb  le  pene  corporali  anno  dni.  mdcxxiii. 

Cesáreo  Fernández  Duro. 


336  BOLETtK  DE  LA  BBAL  AC, 

II 

PATRÜLOGtA  UTINA. 

su    APUNTE    HISTÚR 


Pobre  papel  hacen  la  vida  y  t 
ción  de  Migue  (I);  el  cual  se  lim 
anotado  en  1836  por  el  P.  Aguslft 
de  la  obra  de  Renailo,  que  el  d 
códice  2,864  de  la  biblioteca  Bar 
mano  más  antigua  con  igual  epl 
biblioteca  del  colegio  mayor  de  G 
parar  y  se  conserva  en  la  bibliote( 
parte  del  Dr,  D.  Rodolfo  Beer,  obj 
Academia  (4).  Pregunta  el  P.  Th( 
de  Rénallo,  que  citó  Nicolás  Anti 
jades,  y  de  la  que  no  supo  aprove 
dudas  y  recelos  se  habrían  disipa 
lefdo,  el  lomo  xxix  de  la  España 
citó  Nicolás  Antonio,  va  precedid 
paaño  sant€e  Eulalice  Barcinonen 
Renailo  grammatico,  doctore  Bo 
cripto  iO^  Bandee  Ecclesice  Barcit 

Mientras  el  P.  Theiuer  andaba  i 
lión  suscitada  por  el  códice  Bai 


(1)  «Renallus,  moglster  Bedls  Barcinond 
ricoB  aorlptorea.  Vereus  peregit  de  eorpore 
}pas  Tidelur  BCriplum  Tuisse  adversuB  en 
PalroUigiif  rvnus  completut,  tomo  cciviii,  c 

(2)  Ídem,  tomo  ciltii,  coL.  599-602.  Parla 
<8)     Viriui  eartpti  de  libro  StnalH,  magUI 

Domini. 
(4)    BOLBTln,  tomo  i.  pígÍDasS^-STN.  Ma< 
(B)    Páginas  3^76-390.  Uadrid,  1TI5. 


PATROLOGÍA.   REHALLO  GRAMÁTICO.  337 

tiempo  el  sabio  Obispo  de  Astorga  D.  Félix  Torres  Amat,  expo- 
niéndola así  (1): 

«RENALL  (RenallusJ^  gramático  y  maestro  en  la  iglesia  de 
Barcelona,  varón  piadoso  y  erudito.  Escribió  con  estilo  elegante  y 
puro  Vita  vel  passio  Sancíce  Eulalice  Barcinonensis,  scripta  anno 
ií06;  manuscrito  que  se  conserva  en  el  archivo  de  la  Catedral, 
códice  107,  desconocido  por  muchos  siglos,  hasta  que  el  erudito 
P.  Garesmar  le  sacó  de  la  obscuridad  en  que  yacía,  y  le  envió 
al  P.  Maestro  Flórez,  quien  le  publicó  en  el  apéndice  del  tomo  xxix 
de  la  España  Sagrada,  para  gloria  de  la  iglesia  de  Barcelona.  En- 
tre los  manuscritos  del  colegio  mayor  de  Cuenca,  en  Salamanca, 
se  conserva  la  obra  siguiente:  Collectio  antigua  legum  eccleaiasti" 
carum  in  quindecim  libros  distributa,  excerpta  de  libro  Renaldi 
Magistri  Barquinonensis,  Se  halla  en  el  nüm.  254.» 

No  es  exacto  (2)  el  título  que  atribuye  Amat  al  códice  254; 
tampoco  lo  es  decir  que  el  P.  Jaime  Caresmar  fuese  el  primero 
en  sacar  del  olvido  el  códice  107  de  la  Catedral  de  Barcelona. 
Hizo  de  éste  mención  expresadamente  Pujades  (3),  notando  á  su 
manera  la  signatura  (4),  y  traduciendo  además  en  catalán  buena 
parte  del  texto  biográfico  de  Santa  Eulalia  (5),  que  ha  escrit,  dice, 
lo  mestre  Renall.  La  atribución  consta  de  la  rúbrica  del  mismo 
códice,  trazado  á  fines  del  siglo  xii.  El  año  próximo  al  ii06,  que 
señaló  Fiórez,  ó  liOO  que  fijó  inconsideradamente  Torres  Amat, 
no  consta  por  la  letra  antigua  del  códice.  Fiórez  lo  tuvo  de  Gares- 
mar; pero  se  calló  las  razones  ó  conjeturas  en  que  fundaba  su 
opinión  el  erudito  Premonstratense. 

Que  aquella  fecha  pudo  ser  la  de  los  dos  escritos,  ya  conocidos 
é  impresos,  del  maestro  Renallo,  lo  prueba  el  siguiente  inédito 
que  he  visto  y  manejado  en  el  archivo  general  de  la  Corona  de 
Aragón.  Es  original  y  autógrafo  del  mismo  Renallo. 


(1)  Memorias  para  ayudar  d  formar  un  Diccionario  critico  de  autores  catalanes,  pá*^ 
^na  582.  Barcelona,  1886. 

(2)  Boletín,  tomo  z,  pág.  H76. 

(8)    Crónica  universal  del  Principal  de  Cat\alunpa^  libro  it,  capítulos  80  y  81.  Barce- 
lona, 1609. 

(4)  Smiula(ce\ái\\A^  estante)  2¿. 

(5)  Folio  215  yuelto  y  siguientes. 

TOMO  XZZ7II.  22 


BOLRTttr  DK  LA  HBAL  ACADBUIÁ  DI  LA   KHTOKIA. 

dono  1113.  Venta  del  caslio  de  Árrmhona  (BAbaddl)  coa  siu  dcte- 
leOoriftlea  sobre  U  Colegiata  de  Ssd  Salvador  y  el  mercado  (man* 
e  la  Tilla  ;  demia  pertenencias  del  mismo  caatro  qne  hiao  D.  Gñ 
lamón.  Obispo  de  Barcelona,  á  los  cónyoges  Bicardo  Goilléo  j 
linda,  por  precio  de  8«senta  libras  de  plata. — Archivo  geoerBl  de  It 
a  de  Aragón.  Escrítnras  del  Conde  Ramón  Berengaer  HI,  núm.  1U 

ndicio,  sicut  racío  legia  gothicorum  asseñt  ia  quinto  libn, 
ector  (1),  habebÍB  quod  per  scriptiiram  si  fiat,  firma  niane- 
lujus  veré  legis  auctoritatem  secutuí,  ego  Raimundus  bar* 
iQensis  episcopus  vendo  tibí  Ricardo  Ouillelmi  et  Ermeñadi 

tue,  sezaginta  libris  píate,  castrum  arraoae  cum  omnibui 
nis  et  pertinenciis  suis,  cum  moleodiais  et  aqueductibua,  el 
I  et  pascuis,  ortís  et  terris  cuJtis  et  iacultia,  et  TÍneÍB,  el 
ito,  quicquid  tiabeo  vel  quocunque  modo  habere  debeo  ad 
rutn  sine  malo  ingenio  et  cum  ecclesia  sancti  salvatorís 
i  mercatalis.  Advenit  mi(hi)  per  comparationem  aliisqae  mo- 
ve  Tocibus.  Terminal  autem  predictum  caatrum  ab  oñeii- 
arte  iii  castro  sancti  Miuati  vel  in  ip^ius  terminís,  aire  in 
!t  maria  antiqua.  A  meridie  in  castruffl  barberaaum,  sirein 
1  siccum.  Ab  occidentali  in  terracía  et  eius  [erminis.  A  sep- 
ionali  vero  in  castellaro  et  eius  terminis.  Quicquid  hís  am- 

termiuis  et  includituraffroataciooibus  vendo  et  de  meo  jure 
¡estáte  in  vestrum  dominium  et  possasionem  trado,  quicquid 
ibeo  vel  ullomodo  habere  debeo,  ut  faciatis  exinde  quicquid 

placuerit,  pro  aupradicto  precio.  Hanc  igitur  Teadítioneni 
is  violare  temptaverit,  cuiuslibet  ait  seius  vel  ordínis,  ooni- 
,  ei  cui  in¡uria(m)  inferre  roluerit  prenomínata  omaia  in 
I,  et  postmodum  hec  venditlo  9rma  permaneat. 
B  facta  est  xt  kalendas  aprília  anno  v  regnaate  Ladavieo 

Reimundus  barchinonenais  epiacopusqui  haac  veaditiOMm 
t  firmavi  et  testes  Armare  rogavi. 

;iium  TffFetrus  archilevite. —  Signum  Quillelmí  íudicis.'^ 
Hí-arDallí  deQalba.  — S.■H^Petri  raimuodi  saioaís. 


'■ero  Jatgo,  libro  v,  titulo  iv,  loy  ii 


Patrología.  ABNALLo  GRAMÁtico. 


339 


S.-HrRSNALLI   GRAMATIGI  BARGHINONBN8I8,   qui  hOC  SCripSÍt   CUm 

liUei'is,  suprapositis  linex  Y>  et  nona,  die  et  anno  quo  supra. 

Abriendo  el  mapa  de  la  provincia  de  Barcelona,  trazado  por  el 
Sr.  Goello,  cualquiera  puedo  cerciorarse  de  que  la  jurisdicción  del 
catiro  de  Arrahona  lenía  en  el  año  1113  los  mismos  límites  que 
hoy  corresponden  al  municipio  deSabadell.  Al  Oriente,  el  pueblo 
de  Sentmanat  y  Santa  María  la  Antigua;  al  Sur,  Barbera  y  la 
rambla  de  Riusech;  al  Oeste,  San  Quirse  de  Tarrasa ,  Altura  y 
Junqueras  (terracia  et  eius  terminisj,  y  al  Norte,  Castellar. 
Las  ruinas  del  poderoso  castillo  existen,  según  me  escribió  el 
Sr.  Soler  y  Palet  (1),  enfrente  y  muy  cerca  de  Santa  María  la 
Antigua.  Su  nombre  Arrahona,  derivado  probablemente  del  ro- 
mano Arragcma.  Arragone,  que  suena  en  el  itinerario  del  Rave- 
aate  y  en  el  de  los  Vasos  Apolinares  (2),  hace  presumir  que  por 
debajo  de  aquel  sitio  se  ocultan  monumentos  de  remotas  edade?. 
La  iglesia  de  San  Salvador,  mencionada  por  el  documento  que 
Renallo  trazó  en  18  de  Marzo  de  1113,  era  entonces  colegiata 
agasliniana  con  su  preboste  y  canónigos,  dentro  del  término  de 
la  parroquia  antiquísima  de  San  Félix,  como  lo  declara  el  docu- 
.mento  siguiente: 

Sabadell,  30  Abril  1076.  Consagración  del  templo  de  San  Salvador,  cons- 
truido dentro  del  término  de  la  parroquia  de  San  Félix,  Hizo  esta  consa- 
gración Umberto,  Obispo  de  Barcelona,  acompañado  de  BerenguerWifredo, 
Obispo  de  Gerona,  atendiendo  á  ios  ruegos  de  Guillen  Bernardo,  sefior  del 
castillo  de  Arrahona,  y  á  los  del  vecindario  de  aquella  parroquia.  Después 
de  los  dos  Obispos,  del  arcediano  Bernardo  y  otros  canónigos  de  Barce 
lona^  firmaron  el  acta  el  noble  Guillen  Bernardo  de  ódena,  su  mujer  Kr- 
mengarda  y  sus  hijos  Haimundo,  Pedro  y  Ilugo.— Archivo  general  de  la 
Corona  de  Aragón..  Escrituras  de  Ramón  Berenguer  I,  núm.  490. 

In  libro  Levitico  invenitur  scriptum  qualiter  moisés  propter 
preceptum  domiui  fecit  tabernaculum,  in  quo  erant  tabule  dígito 
dei  scripte,  et  urnam  plenam  manna  et  virgam  (3)  aaron,que 
fronduit  et  protulit  nuces;  et  stabilivit  ministros  qui  ibi  die  ac 


(1)  Carta  del  12  de  Octubre  de  1888. 

(2)  Boletín,  tomo  xviiif  pág.  235. 
(8)    Sic. 


i40  boletín  db  la  rsal  acadkhia  db  la  niSTOIlIA. 

lOCte  ezcubarent  (1).  Postea  vero,  longo  post  tempore,  quando 
tlíi  israel  reges  cepenmt  habere,  salomón  fllius  david  regis  hedí- 
icavit  templum  domino  deo  iarael,  et  posuit  prediclam  archain 
iib  alas  cbei'ubin  {2],  eí  cnm  magna  feligioue  consecravit  illud 
lomluo  deo  israel,  et  staluit  ibí  pontiñces  alque  sacerdotes  et  le- 
itas  ex  tribu  levitico  (3),  et  sanctificavit  vasa  predícli  templi,  si- 
ut  in  libro  regum  (4j  inTenilur.  Igitur,  postquam  dominas  no- 
ter  ihesuschristus,  humani  generis  salvator,  patuit  et  a  morte 
esurresitatque  ad  celos  asr^ndit,  et  spiritum  paraclitum  suis 
liscipulis  misit  sicut  illis  proitiiserat,  sui  discipuli  cepere  per 
iniversum  mundum  predicare  suam  fldem  ita  ut  spiritussanctus 
ocuerat  eos,  et  ediñcare  baseiicas  et  consecrare  in  quibus  aomeo 
ominí  ador[ar]e[ur  atque  laudaretur.  Exinde  sancti  patres  hor- 
linaverunt  atque  iusserunt  ut  unirerse  QcclesÍQ  que  suot  con- 
tráete ad  laudem  at  bonorem  domini  nostri  ihesu  cbristi  suo- 
umque  sanctomm  sint  consécrate  de  manu  epíscopi. 
Quapi-opter,  ego  umbertus,  sedís  sánete  crucís  barchínoDenais 
iresul,  pro  precibus  Gíllelaii  Bernardi  ex  castri  (5)  Odonensi  |6i 
t  hominum  parrochie  Sancti  Felicis  arrabone  coavocavi  aiibí 
Jerengarium  epiacopuní  sedís  sante  Marie  jherundensis,  et  una 
umco  coiisecravi  atque  benedixi  aeccleaianiqueesLconstructain 
lOnore  domini  nostri  iheau  cbristi  et  Salvatoris  mundi  ín  termi- 
lum  parrochie  iamdicte  Sancti  Felicis.  Douo  namquB  el  cimite- 
iutn  paSBUS  xxx  (7)  in  circuitu  illius  ut  [ujullus  bomo  ibí  ulii 
omini  non  faciat  uliam  calumniam  seu  dampnum  ñeque  vim. 
pse  vero  qui  hoc  fecerít,  respondeat  ut  sacrilegus;  etsí  directum 
oluerít  faceré  ex  ipso  damno,  seu  sacrilegio,  quod  ibidem  feee- 
it,  fiat  excomunicatus  a  parto  dei  omnipotentis  suorumque  san- 
torum  et  ex  aostra,  et  a  límine  sánete  matris  Qcclesif  sit  extra- 


(4)    SStg- fl-^n. 
(6}    Sld. 

(6)  Od«DB,  prúiimo  á  1*  Tilla  de  Igualada, 

(7)  De  tinta  moderna  se  añadió  i  eale  número  un  X  para  formar  40.  El  núar 
U  era  30,  jr  ae  ba  de  ID 


PATROLOGÍA.   RENALLO  GRAMÁTICO.  341 

neus  (1).  losuper  autem  coafirmamusei,  atqueauctorízamusom- 
nía  alodia  stque  predia  que  hodie  habet  vel  in  aolea,  deo  dante, 
adquisilura  est. 

Pacta  hac  dote  et  consecratione  ii  kalendas  mai,  anno  zvi  regni 
phylippi  regís.  

VMBBRTVS  EPST  + 

•Hf  Berengarius,  dei  gratia  Gerundensis  epíscopus. 

•Hf  Bernardas  archidiaconus. 

S(ignuro)'Hr  Poncii  sacri  custos. 

S.Tlf  MiroDÍs  donucii  subdiaconi. 

tH-  IsarQus,  iiidigaus  sacerdos. 

Sig'Hrnum  Guillelmi  levite,  qui  et  caput  scole. 

S.-Hr  PoQtii  levite. 

S.-sff  Geraldus  levita. 

S.-Hf  GuilJelmus  Bernardi. 

Sig-Hrnum  Ermeniardis. 

Sig-Hfnum  Raímundus  Guillelmi. 

SigTirQum  Petrus  Guillelmi. 

S.-Hr  Ugonis  Guilielmi  subdiacoai. 

Sig-Hrnum  Miro  Levita. 

Raimundus  sacerdos,  qui  hec  scripsit,  cum  litteras  rasas  in 
plurimis  locis,  die  et  anuo  quod  supra. 

Uq  traslado,  viciado,  de  esta  acta  inédita,  existe  en  el  archivo 
de  la  Curia  eclesiástica  de  Barcelona,  tomo  vh  de  DotaliaBy  fol.  334, 
donde  también  se  lee:  tHsec  copia  sumptafuitab  originali  charta, 
existente  in  regio  Archivo.  Ejus  archivarius  mihi  ñdem  prsebuit 
se  hanc  cum  originali  collationasse,  mense  Septembri  mogclxvi; 
mihique  dedit  exeraplum  de  quo  sumpta  est  hsec  copia.  De  quo 
fldem  fació  ego  Antonius  Campillo  presbiter,  Auctoritatibus  Apo- 
stólica et  ordinaria  Notarius  publicus  et  dicts  Curiae  Scriba,  haec 
propria  scribens  manu.» 

Doce  años  antes  que  se  consagrase  la  iglesia  del  Salvador,  había 
comprado  Guillen  Bernardo  el  castro  de  Arrahona.  Lo  prueba  el 
documento  siguiente. 


(1)    Véase  el  usaje  91  de  los  de  Barcelona  en  el  tomo  i,  pig.  82  de  las  CortM  de  CaUh 
luüñ^  publicadas  por  la  Academia.  Madrid,  1886. 


342  BOLETtN   DB   LA   RBAL  AGAOBUIA   DS   LA    HISTORIA. 

1.°  A3OBÍ0  10G4.  Venta  del  castro  de  ¿rrahon»  qae  hiio  Bemsrdo  Amst 
de  Rubi  á  Guillen  Bernardo  de  Ódena  y  á  la  mujer  de  éate,  Slrmeogaidt, 
por  precio  de  cincuenta  oniae  de  010,  conienteB  ó  acufitulss  en  Barcelo- 
na.— Archivo  genernl  de  la  Corona  de  Aragón.  Eacrituras  de  Bamón  Be- 
renguer  I,  núm.  152. 

lo  Dei  aelernis  (1|  nomine.  Ego,  Bernardi  A  malí  (2),  venditor 
8um  tibí  Guillelmi  Bernardi  etuiori  tue  Ermengardis,  emptores. 

Per  hanc  ariplurain  veu(iitioiiÍ9  mee  Tíndo  vohis  ipso  Castro  de 
Arraona  cum  omnihus  hedificiorum  instrumenüsetctim  terrísel 
vineis  et  cum  sais  terminis  et  pertineociisatqueadiaceQciis  sois, 
necQOíi  et  ecclesiis  et  cum  omne  quod  dici  vel  nominan  potest, 
quod  pertinebat  ad  predictuoi  Castrum ;  exceptué  ipsum  feuum 
quod  ego  ibi  hodie  teneo  per  Guillelmi  episcopi  Ausonensis  aud 
per  Guifreduiu  Seuiofrodi.  Sunt  hec  omnia  ín  comitata  Barchi- 
nonense,  scilicet  in  Vállense.  Advenerunt  predicta  omnia  mihi 
Bernardi  per  vocem  parentorum  meorum.  Prelibata  aunque 
omuia  viudo  vobis  io  vendicione  cum  suis  terminis  et  afronta- 
tíonibus;  el  afrontat  de  parte  orientis  in  termines  de  Sancti  Uinati 
vel  in  termines  de  Polilauo  (3);etdeineridiein  termiue  de  Sánele 
Marie  autique  vel  in  termine  de  Barberano;  et  de  occiduo  ia  Dio 
Sicho  vel  in  termiue  de  Terrasia  sive  de  Sancti  Quirici,  el  pergit 
usque  ad  Sobarbau-,  a  parte  vero  circii  iu  parrocbU  vel  in  (ermioe 
de  Sancti  Vinceiicii  de  Joncheres.  Qjautum  islas  aíTrontaciones 
includunt  et  isti  termini  ambiuol,  sic  viudo  vobia  totum  ab  inie- 
grum  cum  eiiia  vel  regressüs  suis  propter  precium  uncías  L."  de 
auro  Barchinooe  io  rem  valeutem  placibile;  et  eat  manifestum. 
Et  de  meo  jure  trado  hoc  lotum,  sicut  eet  supra  dictum,  ia  ve- 
strum  dominium  solidum  et  liberum,  cómodo  ut  quidquid  iode 
elegerilis  faceré,  liberum  babealis  velle.  Et  qui  vobis  hoc  volueríl 
dimmpere  aut  minuere,  iu  duplo  vobis  boc  totum  componat;el 
postea  bec  omnia  ñrma  permaneant. 

Facta  est  autem  hec  scriptura  viadicioois  die  kaleodas  Augus- 
tas, zx.*  1111.'°  anno  heorici  Regís. 


(1)   su.  En  esta  eBoritiirs  abundBa  los  soleclBmoB  caracteristlcos  de  id  tiempo. 

R)   Sle. 

(8)   Polini,  DDmtua  formado  del  latín  Pm 


PATROLOGÍA.  RBNALLO  aRAMÁTIGO.  343 

S(ignuin)  +  bernardi  amati,  qui  hec  de  manu  mea  flrmavi  et 
ecríbere  jossi  hac  Armare  rogavi. 

8. 4tf  Unofredi  Brmeroiri.— >8.  -Hr  Alamani  Unofredi.— 8.  -Hf  Bo« 
nipari  6uilelmi.^-S.  -Hf  Seuofredi  Adroarii.^-S.  -Hr  Bemundi 
Reculphi.— 8.  -Hr  Guilelmi  Guilmundi.  — 8.  -Hf  Anialdí  Guil- 
inundi.^>8.  -Hr  Bernardi  Petroni. — 8.  -Hr  Bernardi  Burnucii.— 
8.  -Hf  Bernardi  Bernardi.  —  8.  -Hf  Bonefllio  se  ipse  scripsit. — 
S .  -Hf  Seniofredi  Lopardi. 

8.  -Hf  Reimundi  levita,  qui  ista  carta  scripsit  et  subscripsit  sub 
die  et  anno  quo  supra. 

Al  pie  de  la  escritura,  en  apartado,  firma  el  hijo  heredero  del 
vendedor  (1):  cS.  -Hr  Petri  Bernardi». 

De  este  documento  aparece  que  á  mediados  del  afio  1054  se  con- 
tenían dentro  del  señorío  del  castro  de  Arrahona,  no  una  sola, 
sino  dos  y  quizá  más  iglesias.  Lo  cual  induce  á  creer  que  además 
de  la  parroquial  antiquísima  de  8an  Félix,  estaba  ya  edificada  la 
colegiata  del  8alTador,  y  que  derribándose  y  reconstruyéndose  á 
expensas  de  Guillen  Bernardo  de  Ódena  y  de  su  mujer  Ermen- 
garda,  tocó  á  su  perfección  y  fué  consagrada  en  1076  por  el  obispo 
Umberto.  Ejemplo  parecido  presentan  las  catedrales  de  Vich  y  de 
Barcelona,  consagradas  respectivamente,  después  de  reconstruidas 
ó  restauradas,  en  1038  y  1058. 

El  castro  de  Arrahona  se  mantuvo  en  la  posesión  de  Guillen 
Bernardo,  y  después  que  él  murió  en  la  de  sus  hijos  Raimundo 
7  Pedro,  basta  los  primeros  años  del  siglo  xii.  Un  documento  del 
año  1091  que  trae  la  Marca  hispánica  (2)  refiere  el  pleito  homenaje 
que  biso  Raimundo  por  la  tenencia  del  castillo  de  Cardona.  Otra 
escritura  del  año  anterior,  mucho  más  preciosa  desde  el  punto  de 
▼ista  histórico  (3),  enumera  al  mi^^mo  Raimundo  (Raimundtis 
df  OdenaJ  entre  los  magnates  ó  principes^  que  se  comprometieron 
á  reconquistar  la  ciudad  de  Tarragona  por  efecto  de  la  cruzada  que 
excitó  el  conde  de  Barcelona,  tutor  deD.  Ramón  Berenguer  III,  y 


(1)   Sobre  61  véase  lo  dieho  por  Villanueva,  Viitfe  Ui9rario  (ti,  109),  y  por  el  Bolb- 
T&i  (xvu,  406). 
(ft)   Núin.306. 
(8)   Villanueva,  Viaj$  literario^  tomo  \i,  pág.  828.  Valencia,  182J. 


BOLBTÍN.DB  LA  RBAL   AGADBHIA  DB    LA   HISTORIA. 

I  bendijo  y  animó  el  papa  Urbano  II.  Saliendo  vano  eslein- 
10  por  causa  de  Jas  razones  y  trámites  que  indiqué  en  otro 
ar  (1),  los  dos  valerosos  hermanos,  hijos  de  Guillen  Bernardo, 
ando  la  patria  amada  y  cruzando  el  mar,  se  arrojaron  i  mayor 


S  Enero  1 101.  Raimundo  y  Pedro  GaiUén  de  Ódenn  con  bob  respedini 
¡eren  EnaeDgarda  y  Emiesinda,  disponiéndose  á  peregrinai  i  J«raM- 
.  recientemente  con<iuiBtadapor  Uodof  redo  de  Bullón  (IS  Julio  lOVS)  eu- 
BD  pOT  seiB  bIIob,  bajo  ciettaa  condiciones,  el  castro  de  ArrahoDa  i  Bí- 
lo  Guillen  7  i  SQ  mujer  Ermesinda,  mediante  el  préatamo  de  40  IíIhm 
plata.  La  última  firma  de  esta  escritura  es  probablemente  la  de  Su 
guer. — Archivo  general  de  la  Corona  de  Aragón.  Escrituras  de  Bamóo 
engner  III,  nútn.  68. 

kd  aotitiam  cunctorum  deducere  eatagimus  quod  nos  Reímuu- 
I  Guillelmi  et  Petrus  Guiilelmi  da  Odena  cum  uxoribus  nostris 
neniardis  et  Brmesindis  iopignoramus  vobis  Ricardo  Guillelmi 
iixori  tue  Brmesindis  alodiiim  nosirum  proprium,  caatrum  ñ- 
icet  de  Arrahona,  cum  ómnibus  terminis  suis  et  perlineutiis 
n  molendinis  et  acueductibus  et  pratis  atque  pascuts  et  ortis  el 
ris  cultis  et  incultis  et  Mércalo  et  vineis;  Potestatem  quoque 
ius  kastri  et  slationem  et  senioraticum  atque  convenentiarum 
[inas  quas  cum  ipsis  kastellanis  habemus,  ot  quidquid  ibi  ha- 
ñus  vel  quocumque  modo  babere  debemus,  ad  inlegrum  sine 
lo  ingenio,  propler  libras  quadragínta  de  plata  in  unoquoque 
ido  argencium  unum  cuiuscumque  metalto  continente  taa- 
n  (2),  quas  tob  nobis  prestastis  ad  yter  Iherosolimitanum  per- 
endum.  quod  Deo  mediante  peragere  dispooímus. 
jec  itaque  omnia,  que  inpigaoramus  vobis  sine  engan,  de  no> 
D  jure  in  vestrum  dominíum  et  potestatem  tradimus,  ut  securi- 
et  sine  blandímento  ullius  hominis  habeatis  et  possidealis  voa 


)    BoLBTfx,  tomo  iT.pág.  377-388.  Mtdrid,  1884. 

)    Ciureota  librM  de  plat*,  sueldo  por  sueldo,  cuyo  metal  6  monede  ue*  p«r  au 
eug*  míe  ai  menos  c|ue  el  valor  de  ud  ar^nteo  6  sueldo  de  piala  8obt«  U  ■«■ 
¡6q  de  estos  aueldoi  de  plata  barcelODeses  Téase  lo  diebo  en  el  tono  xx  del  Bo: 
,  ptstnaa  S80  ;  OBI. 


TT 


PATROLOGÍA.   RBNALLO  aRAMÁTIGO.  345 

et  illi  solammodo  qaos  volueritis  vos.  Et  non  liceat  nobis  vel 
nostris  redimere  vel  alicui  horoini  predicta  omnia  que  vobis  ia- 
pignoramus  ab  hac  die  usgue  ad  festivitatem  santi  Michaelis  in 
secundo  anno  (I).  Deinde  a  nobis  vel  a  nostris  rediman  tur  hoc 
modo:  Si  Deus  concesserit  nos  ambos  vel  unum  ex  nobis  reverti, 
ab  ipso  die  nostre  reversionis  usque  ad  anuos  tres  rendamus  (2) 
vobis  predictum  debitum  ad  integrum  sine  vestro  tngann  cum 
ómnibus  expensis  quas  feceritis  in  opera  kastelli  usque  ad  decem 
libras  argenti,  preter  opera  rusticorum  que  per  censum  ibi  flunt. 
Si  autem  nos  mors  preoccupaverit,  illi,  quibus  nos  dimiserimus, 
eodem  modo  rediman t  ipsum  honorem  usque  ad  sex  annos  a  die 
nostri  transitus.  Quod  si  nos  vel  illi  supradicto  modo  usque  ad 
terminum  istum^  hoc  redimere  quod  vobis  inpignoramus  nolue- 
rimus  vel  non  poluerimus,  tune  eligantur  ex  utraque  parte  probi 
homines  mi.®'',  ad  quorum  laudamentum  addatis  nobis  vel  no- 
stris tantum  pecunie,  quantum  apreciatum  fuerit  ab  ipsis  bonis 
hominibus  boc  totum  quod  vobis  inpignoramus.  Si  etiam  vos  ad 
laudamentum  eorum  nolueritis  comparare,  tune  vendatis  predi- 
ctum pignus,  et  ex  pretio  eius  rendatur  vobis  predictum  vestrum 
debitum  et  quantum  pecunie  usque  ad  libras  x  argenti  in  opera 
kastelli  habueritis  missum.  Et  si  vos  compara veritis  predictum 
pignus,  tune  nos  aut  ipsi  quibus  dimiserimus  ipsum  honorem 
faciant  vobis  knrtam  venditionis  ad  vestrum  plenissimum  pro- 
prium.  Si  vero  nec  redimere  nec  vindere  vobis  hec  omnia  predi- 
cta, sicut  dictum  est,  voluerimus;  sed  bonum  et  servitium  quod 
nobis  fadtis  modo  in  contrarium  vobis  verteré  temptaverimus; 
tune  sit  vobis  plena  licentia  retinendi  vel  vendendi  hec  omnia, 
vel  faciendi  inde  quidquid  volueritis  ad  vestrum  plenissimum 
proprium.  Interea  quandiu  vos  tenueritis  istud  nostrum  pignus, 
non  liceat  vobis  ibi  aliquod  deteriorare  vel  obpignorare  aut  con- 
mutare.  Si  quis  autem  homo  vel  femina  predictum  pignus  vobis 
tenptaverit  auferre  vel  diminuere,  aut  nos  tenptaverimus,  com- 
ponat  aut  componamus  vobis  predictum  vestrum  debitum  in 
duplo,  et  in  aatea  maneat  Arma  hec  scriptura  nostre  impignora- 


(1;   29  SepUembre  lioe. 

(3)   RindamoB  6  devolTamos. 


á46 


BOLETÍN   DB   LA   RBAL  ACADtlflA  DB  LA   HISTORIA. 


tionis.  Si  etiam  vos  non  redideritis  nobis,  reí  illis  qoibus  dimi- 
seríñiuB,  predictum  pignus,  post  vobis  redditum  jam  dictum  de* 
bitum,  síne  mora,  componatis  nohis  vel  nostris  predictum  pignol 
in  duplo  cum  omni  eius  melioratione  quod  ibi  feceriüs. 

Actum  est  hoc  idus  Januarii  anno  ili  regnante  Philipo  Rege. 

Sígnum  Mr  Raimundi  Guillelmi.— Signum  -Hf  Petri  GuiUdml. 
— Sígnum  -fH-  Ermeniardis. — Signum  ^r  Ermessindis.  Nos  ^ui 
hanc  scripturam  inpignorationis  fleri  fecimus,  firmamos  ei  testes 
firmare  rogamus. 

Signum  -Hf  Berengarius  Bernardi  Gardone. — Signum  -Hf  Petras 
Gerberti.— Signum  -Hf  Udalgarii. — Signum  -Hf  Mironi  GuUaber- 
ti.— ^Signum  -Hf  Olegarii. 

Con  arreglo  á  estas  condiciones,  bien  fuese  por  muerte  de  ambos 
hermanos  ó  por  otras  causas  que  se  me  ocultan,  el  castro  de  Am- 
hona  fué  vendido  á  D.  Ramón  Guillen  (1),  obispo  de  Barcelona, 
que  entró  á  gobernar  su  diócesis  hacia  el  año  1107.  Quizá  los  dos 
hermanos  regresaron  de  Jerusalén,  y  sucumbieron  peleando  en 
la  refriega  contra  los  Almorávides,  los  cuales,  apoderándose  de 
Valencia  en  1102,  forzaron  pocos  años  después  los  pasos  del  Lio- 
bregat  basta  llegar  á  poner  durante  veinte  días  asedio  á  la  ciudad 
de  Barcelona  y  devastar  toda  la  comarca.  La  iglesia  de  San  An- 
drés  de  Palomar,  que  había  consagrado  en  1105  el  obispo  doo 
Berenguer  (2),  saqueada  y  profanada  por  el  ejército  invasor,  hubo 
de  restaurarse  (3)  y  consagrarse  de  nuevo  por  San  Olaguer  en  K 
de  Enero  de  1132.  Semejante  suerte  debió  caber  á  las  iglesias  de 
San.  Félix  y  San  Salvador  de  Arrahona;  y  las  posesiones  del  cas- 
tro, perdiendo  no  poco  de  su  valor,  explican  el  bajo  precio  en  qoc 
lo  vendió  el  obispo  á  los  cónyuges  Ricardo  Guillen  y  Ermesinda; 
lo  cual  se  testifica  por  la  escritura  misma  de  renta  (18  Marzo  1113/ 
que  redactó  con  su  estilo  característico,  terso  y  puro,  el  rotestrO 
Renallo.  Sospecho  que  acompañó  al  obispo  Raimundo  para  des- 
empeñar la  embajada  que  á  este  confió  en  1 109  el  conde  D.  Ramón 
Berenguer,  cerca  del  rey  Luís  VI,  para  impetrar  el  socorro  de  las 


(1)   No  debe  confundirle  con  bu  tocayo  de  ódena. 
(3)    Btpaña  Sagrada^  tomo  jxx.  (2.*  edición),  pág.  247. 
(3)'  ídem,  pág.  289. 


PATROLOGÍA.    RBNALLO   GRAMÁTICO.  347 

armas  de  Francia  contra  los  almorávides,  poderosos  así  por  mar 
como  por  tierra  (1).  Nadie  mejor  que  Renallo  poseía  el  don  de  la 
elocuencia. 

Otros  documentos  notariales,  todavía  inéditos,  redactó.  Los  he 
visto  en  el  cartulario  de  la  catedral  de  Barcelona  y  en  el  del  mo- 
oasterio  de  San  Cucufate  del  Valles.  Todos  son  posteriores  al 
siglo  xiy  sin  que  excluya  esto  la  posibilidad  de  que  se  descubran 
algunos  de  fecha  anterior.  En  los  que  he  leído  ya  se  ñrma  llamán- 
dose RenalliM,  ya  Renaldus^  siendo  ésta  la  verdadera  forma  lati- 
na, y  aquella  la  derivada  del  nombre  catalán,  ó  patrio  (RenaUJ^ 
que  le  cupo  al  nacer.  En  dichos  escritos  añade  á  su  nombre  pn> 
pió,  unas  veces  el  caliñcativo  gramaticus  Barchinonensis ,  otras 
gramaticií8t  magister  Barchinone,  y  otras  ñualmeote  gramaticus 
harchinonensis  doctor»  Uno  es,  pues,  el  autor  del  Liher  de  Cor- 
pore  Christi  y  el  de  la  Passio  Eulaliae.  El  numen  poético  del  sabio 
escritor  que  se  descubre  en  los  dísticos  de  aquella  obra,  centellea 
también  á  cada  paso  en  la  rítmica  biografía  de  la  mártir  barcelo- 
nesa. Citaré  un  solo  ejemplo  (2):  «Praesciens  quoque  virgo  Eula- 
lia victoriae  suae  aífore  diem,  et  coronam  de  vi  vis  lapidibus  et 
auro  purissimo  capiti  destinatam,  ut  praediximus  armata,  soda- 
bus  suis  ignorantibus  ne  suis  possent  obsistere  desideriis, 

Nocte  8uh  obscura,  sponsi  defenderé  iura, 
Chriüti  cincta  stola,  peíit  urhis  moenia  sola. 

Socias  suae  religionis  et  caros  párenles  suum  iter  ad  bellum  latere 
voluit,  ne  sancta  societas  et  amantissima  caritas  anziaretur  illius 
absentía;  proinde,  sine  tumultu,  primo  gallicinio,  hilaris  et  gau- 
dens,  vero 

lUuminata  die,  noctu  pervenit  ad  urhem.Ji 

Madrid,  28  de  Septiembre  de  1900. 

Fidel  Fita. 


(1)   JBspaha  Sagrada^  tomo  nz,  páginas  409  y  500. 
(3)   Idemí  tomo  zzix,  pág.  881. 


NOTIC 


1  dfa  1.*  de  Julio  de  este  añc 
lica  para  dar  posesión  del  carf 
mo.  Sr.  D.  Adolfo  Carrasco  ; 
ca  de  la  discordia  ea  los  BaUh 
lombre  del  Cuerpo  el  Excmo. 
)  el  nuevo  académico  cumpH 
mo.  Sr.  D.  Francisco  Coello, 
iciado  en  el  mundo  científico,  d 
adfiimo  geógrafo,  autor  de  im 
■dad,  fundador  y  Presidente  d 
Irid,  corresponsal  de  las  prínci[ 
os  Congresos  y  reuniones  inl 
niado  con  muchas  insignias  y 
anjeras  por  sus  méritos  ctentd 
>ué8  larga  y  eruditamente  sobre 
civiles  como  causa  principal  di 
>D  de  las  naciones,  aplicándola  t 
liscurso  del  Sr.  Saavedra  des] 
ides  méritos  contraídos  por  el 
aria  militar,  trató  de  los  orlgei 
aneciendo  Jos  fundamentos  ec 
lilos  para  hacerla  más  antigua 
Izan  este  discurso  la  edición  y  ti 
íes  que  se  ostentan  en  varios  ca 
irtlUerla.  Ambos  discursos  fuer 
amerosa  y  distinguida  concurre 


NOTICIAS.  349 

En  la  sesión  de  30  de  Junio  fueron  votados  correspondientes 
los  Sres.  D.  Mariano  Pelliza,  en  Buenos  Aires;  D.  Martín  Ramí- 
rez, en  Garrión  de  los  Condes;  D.  Benito  Pons  y  Fabregues ,  en 
Palma  de  Mallorca,  y  D.  Enrique  Fajarnés  y  Tur,  en  Ibiza. 


Epigrafía  ibérica. — Los  dos  bronces,  uno  de  ellos  con  inscrip- 
ción ibérica  publicados  en  el  tomo  i  del  Boletín,  pág.  132,  han 
sido  devueltos  al  Museo  de  nuestra  Academia  con  un  atento  ofi- 
cio del  Sr.  D.  José  Ramón  Mélida  en  nombre  de  D.  Luís  Val- 
dés,  coheredero  del  difunto  académico  D.  Aureliano  Fernández 
Guerra. 


Se  recibió  con  aprecio  el  opúsculo  titulado  Las  ediciones  de  los 
fueros  y  observancias  del  reino  de  Aragón^  regalado  por  su  autor 
D.  Rafael  Ureña. 


A  petición  del  Sr.  Fernández  y  González  se  concedió  á  la  Fa- 
cultad de  Derecho  de  la  Universidad  Central  un  ejemplar  de  los 
Fragmenta  legis  romanee  visigothorum  ^  sacados  del  códice  pa- 
limpsesto de  León  y  comentados  y  publicados  por  la  Academia. 


BI  25  de  Junio  los  Sres.  Fernández  Duro,  Hinpjosa  y  Rodrí- 
guez Villa,  tuvieron  la  alta  honra  de  presentar  á  S.  M.  la  Reina 
Regente,  en  nombre  de  la  Academia,  los  volúmenes  de  las  Gor^ 
teK  de  Cataluña  y  uno  de  las  de  Castilla,  últimamente  publicados. 
S.  M.  se  dignó  aceptarlos  con  frases  laudatorias,  análogas  á  las 
empleadas  al  serle  presentados  los  volúmenes  de  que  éstos  son 
continuación. 


En  la  sesión  del  28  de  Septiembre  último,  primera  del  curso 
académico  de  1900  á  1901,  fué  presentado  y  acogido  con  profundo 


50  boletín  db  la  real  acadehia  de  la  historia. 

gradecimiento  ua  ejemplar,  reproductivo  de  otro  códice  de  in- 
preciable  valor,  que  ba  sido  remitido  en  agasajo  á  nuestra  Cor- 
oración  por  Su  Santidad  León  XIII,  y  que  se  titula  It  Manm- 
ritlo  Mesticano  Vaticano  3.1S8  delta  il  Códice  Rios.  Pasó  á  intor- 
le  del  Sr.  Rada  y  Delgado. 


Se  ha  concluido  la  impresión  del  tomo  xiri  de  la  Colección  de 
'4>cummtoa  inéditos  de  la»  antiguas  posesiona  de  ultramar,  qoe 
ODtieoe  relaciones  geográficas  de  Yucatán  y  que  fué  eacomen- 
ado  al  Sr.  Asensio. 

También  se  ha  reimpreso  el  lomo  vii  de  la  España  Sagrada, 
uidando  de  la  edición  el  Sr.  Rodríguez  Villa. 


£1  espectáculo  más  nacional,  por  el  Conde  de  las  Navas.  Ma- 
rid,  1900.  En  4.',  páginas  xviti  +  592.  Tirada  de  I.OiO  ejempla- 
es.  La  portada  va  embellecida  con  el  dibujo  de  la  piedra  tumutar 
e  Cli:iia  (I),  que  representa  una  escena  tauromáquica  y  lleva  la 
nscripción  t^^^^AV^V^  (Nuruca  AiauJ.  En  el  colorón  se 
le:  «El  día  I.*  de  Junto  del  año  u.occcxciz,enel  establecí mieato 
ipo-lilográfloo  «Sucesores  de  Rivadeueyra>  y  á  costa  del  autor, 
e  dio  comienio  á  la  estampación  de  EL  ESPECTÁCULO  MÁS 
lACIONAL.  Terminó  la  faena  el  xv  de  Mayo  de  u.cm,  illlimo 
el  siglo  iix,  dfa  de  San  Isidro,  Patrón  de  Madrid. • 

Todo  cuanto  puede  escribirse  sobre  la  historia  del  torea  en  Es- 
aña  y  en  el  extranjei-o  está  con  inmensa  y  bien  digerida  eruiii- 
ióu  coiidensado  en  esta  obra  monumental,  la  mejor  de  su  especie 
ue  ha  visto  la  luz  en  lo  que  va  de  siglo  y  en  los  anteriores. 


Cipo  romano  de  Valencia.    A  ta.  noticia  que  dio  su  des- 
abridor, D.  Luis  Tramoyeros  Blasco,  en  el  cuaderno  precedente 


(1)    HUbn«r,  Kamimeala  liHgiiae  iitrlíae,  núm.  iiiv:.  Berlín,  iffía   El  Dombn  dd 
irero  «NúruoM,  bljo  de  Aióuv,  no  deja  de  teaer  tnkiogi»  eos  t\  del  ibera  N6ru.  hijo 
ti  gaditano  OvÍÚd,  qae  dijo  PrumoIm  (i  II,  16)  haber  rundido  la  ciudad  de  Non 
i  tala  de  Cerdafia. 


NOTICIAB.  3(1 

del  Boletín,  págíoas  127  y  128,  dejamos  de  añadir  la  iaterpreta- 
ciÓD  por  haber  acordado  la  Academia  que  se  repreaeataao  en  foto- 
grabado, que  aqu[  poaemos. 


P(i»)  llfanibut).  ití(areue)  Foitl(eiiu}  Antitheas  et  Antonia  Oneñcrati* 
vivmtet  fecerunt  aibi  et  ntú. 

A  Im  diooes  Manes.  Marco  Foateyo  ¿ntfteo  y  A.atoaU  Oaesicratta  hi- 
cieron ea  vida  de  ambos  este  maaaoleo  para  sf  y  los  aayon. 

Fué  dedicado  el  cipo  Bitbascia,  de  cuya  figura  lal  como  aparece 
Mculpída  ea  este  monumeoto,  lo3  ejemplos  uo  se  coaocen  ó  soo 


353  BOLETÍN   DE  LA  RE: 

muy  raroB  (1).  De  coaforní 
-la  nueva  inscripción  están 
cia  y  la  3914  en  Sagunto.  I 
y  'OvJiuwpMtia  de  su  mujer,  i 
ñolas ;  aunque  de  griegos  a 
gana  Anti[iheus  ?]  (3409),  í 


Estampilla  i 

población,  comprendida  en  < 
y  limítrofe  de  Sabadell  (A 
sobre  el  antiguo  camino  a 
dirige,  sin  tocar  en  Tarrasi 
punto  bacía  el  Norte  en  der 
Talamanca,  Artes,  Aviñó,  ! 
Borredá,  FroDlañá  y  ta  Pot 
dos  puertas  en  la  frontera  ( 
debe  contener  muchos  mon 
mana  de  Cataluña,  sólo  se 
fragmento  de  estampilla  de 
aee  D.  José  Soler  y  Palet,  ei 
tas  en  San  Julián  de  Altur 
cou  arreglo  al  numero  4S 
Junto  á  Sabadell  enliste  el 
Edad  Media,  vtcus  Gáüicua 


H)    V«Me  Boluleu,  Intcriplimu  a 

0)   IHntrario  duerifttfo  milltoT  í 

ffMcrs,  toma  iv,  p£g.  63.  Madrid,  ]S 

(8}  BOLiTfH,  tamoujuí,  píginai 


Pn 


.dqulBiciones  de  U  Acadeibia 
1900 


I.    Do8  cartas  inirUta*  d< 

dvecwne»  del  Para¡ 

II.    DeteripciÓH  de  la  Pal 

III.  Ntteoas  imcripeiones  t 

de  Monsalud 

IV.  Tortoga.  Nuevas  imci 

Molinero. 

'ARIKOADES; 

I,    Memorial  de  la  doma 

Fernández  Dnro.. 

U.    Patrología  latina.  Re 

SatodeB.— Fidel  Fi 

loadas 


9ee 


-^      ■-  ■!— 


''■'P:- 


'*' 


REAL  ACADEMIA  DE  LA  HISTORIA 


TOMO    XXXVII.— CUADERNO  V 


NOVSaiBRE,  1900 


MADRID 

ESTABLECIMIENTO  TIPOGRÁFICO   DE   PORTAN  ET 

IMPRBSOR  DS  LA  RBAL  ACADBMIÁ  DB  LA  BI8T0RIA 

Calle  de  la  Libertad ,  DÚm.  29 

i  eoo 


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?»*ivi  ***■  '"-^'•'Trí'cw.T-j» 


yi.'.'i^' 


T".  V 


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REAL  ACADEMIA  DE  LA  HISTORIA. 


■'<.,  i' 


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TOMO  zzxyii. 


Ifoviembre,  1900. 


CUADERNO  T. 


INFORMES. 


I. 


PRIVILEGIOS    DB  AMPUDIA. 


"■Vi 


La  villa  de  Ampudia  dista  cuatro  y  media  leguas  hacía  el  Sud- 
oeste de  la  ciudad  de  Falencia.  En  su  archivo  municipal  se  guar- 
dan originales  los  cuatro  diplomas  regios  cuyos  facsímiles  é  in- 
terpretación acompaño. 

1. 

Valladolid,  28  Abril  de  1282.  Conñrma  el  Infante  D.  Sancho  los  fueros  y 
privilegios  de  Ampadia  al  concejo  de  esta  villa.  Este  pergamino  original 
lleva  pendiente,  de  hilos  de  seda  de  color  encamado  obscuro,  un  sello  de 
plomo,  en  uno  de  cuyos  lados  están  grabadas  las  armas  de  Castilla  y  de 
León^  y  en  el  otro  la  efigie  ecuestre  del  Infante.  En  el  anverso  se  lee:  8i^ 
ffiRum  inf antis  Sanchi;  y  en  el  reverso:  ){(  Verüas  Domini  manei  m 
etemurn. 

Sepan  quantos  este  Privilegio  vieren.  Gomo  yo  Inffante  don 
Sancho  ffijo  mayor  et  heredero  del  muy  noble  don  Alffonso  por  la 
gracia  de  dios  Rey  de  Gasliella,  de  Toledo,  de  León,  de  Gallizia, 
de  Sevilla,  de  Górdova,  de  Murcia,  de  Jahén  et  del  Algarbe.  Por 
^azer  bien  et  merzed  á  vos  el  Gonceio  de  Ffuent  Pudia,  do  vos  et 
>torgo  vos  et  confirmo  vos  pora  siempre  iamás  todos  vuestros 

TOMO  xzxvn.  9 


lOLETtN   DB   LA   K 

OS  et  costuubres 
I  que  oviesies  ei; 
Bt  del  Rey  don 
del  emperador  ( 
loa  alíToasso  mi 
los  en  uno  et  á  < 
narfa  sobre  la  C 
manos  cuando  i 
que  nunqua  vo 
-a  ninguna  dell 
Ira  ellas,  Et  que 
srpo  etcon  todo 
los  otros  omnes 
era  quier  contri 
:  et  franquezas  e 
)te  don  Sancho, 
o,  ó  non  TOS  ayi 
licbas  ó  cada  un 
manera,  tos  dii 
1  otro  logar  qua 
ito  en  aquella  u 
■edes  et  vos  deffí 
odos  los  otros  q 
uestros  fueros  e 
Privilegios  et  c¡ 
lenos  por  ello,  n: 
igo  por  bien  et  i 
a  saJliere  de  mí 
urados  el  por  al 
vuestro  fuero,  q 
ecuerdo  segund 
jtrado,  que  se  p 
fuero  et  con  di 


PRIVILBaiOa   DB  AlfPUDU. 


355. 


^eellado  coa  mió  seello  de  plomo;  ffecho  en  Valladolity  veinte  et 
^cho  días  de  Abril,  Era  de  mille  et  Trezíentos  et  veynte  años. 
Yo  Pero  Sánchez  lo  fls  escrevir  por  mandado  del  Infante. 


2. 


Ampudia,  9  de  Febrero  de  1296.  La  reina  Dofia  Violante,  viada  de  Al-^ 

■ 

f onso  X,  cede  en  favor  del  concejo  de  la  villa  todos  sus  derechos  sobre  una 
-casa  de  Aldea  del  Monte.  El  pergamino  tiene  sefiales  de  haber  llevado 
pendiente  el  sello  de  la  Reina. 

Sepan  guantos  esta  carta  vieren  Gomo  yo,  Doña  Yolante  por  la 
gracia  de  dios  Reina  que  ifuí  en  Castilla  et  en  León  mientre  dios 
por  bien  lo  tovo.  Por  muchos  servicios  que  meffezieron  el  Gonceio 
de  ffuent  pudia  mios  vasallos  et  me  ffason  cada  día,  et  por  1^ 
ÍTaser  bien  et  merced,  Tengo  por  bien  de  les  dar  una  casa  que  yo 
iengoem[p]rada  de  domingo  alffonso  en  Aldea  del  monte  de  íFuent 
pudia  que  solía  ser  del  Gonceio,  Et  por  cartas  de  premia  que  ganó 
este  domingo  alffonso  del  Rey  don  Sancho  mió  ffijo  para  el  Gon-^ 
ceiOy  ovieron  gela  á  dar  sin  su  grado.  Et  do  gela  de  todas  sus  per- 
tenencias que  la  ayan  libre  et  quita,  assí  commo  la  avíen  ant€^ 
que  el  Rey  Don  Sancho  mió  ffijo  la  diesse  á  domingo  alffonso. 
Et  deffiendo  fyrme  mientre  que  ninguno  non  sea  osado  de  gela 
enbargar,  nin  de  gela  contrallar  en  ninguna  manera;  que  qual 
quier  que  lo  feziesse  pesar  mié  (1),  et  á  él  et  á  lo  que  oviesse  me 
tornaría  por  ello.  Et  desto  les  mandé  dar  esta  mi  carta,  seellada 
-con  mió  seello  colgado.  Dada  en  fuent  pudia,  la  Reina  la  mandó, 
Nueve  días  de  ffebrero,  Era  de  mili  et  tresientos  et  treinta  et 
quatro  años. 

Yo  Johán  marlincs  la  escriví. 

Falta  este  documento  á  la  Colección  diplomática  publicada,  en 
el  tomo  H  de  las  Memorias  deD.  Fernando  IV  de  Castilla ^  por  don 
Antonio  Benavides,  con  acuerdo  de  la  Real  Academia  de  la  Histo- 
ria: Madrid,  1860. 


i*<i 


(l)-  Me  pesaría. 


n 


TEN   DE   LA    RBAL  ACADEMIA    DE  LÁ   HISTOBlA. 


e  Didembre  d«  1330.  Concesióa  de  heredades  y  eefioila» 
f  D.  Alfonso  XI  á  Feroaado  Rodríguez  de  Villalobos.  Ert* 
lo  üeDft  »ea&let  de  haber  llevado  pendiente  el  eello  de- 


nombre de  dios  pudre  et  Bjo  et  spirítu  santo,  que 
aas  y  un  dios  verdadero  que  bive  et  reroa  por  siem- 
de  la  bien  aventurada  virgen  gloriosa  Sánela  marla 
]uien  nos  tenemos  por  señora  et  por  Avagada  en 
I  fechos,  Et  á  onrra  et  á  servicio  de  todos  los  sanctos 
esüal.  Por  que  entre  las  cosas  que  sou  dadas  á  los 
amenté  les  es  dado  de  fazer  gracia  et  merced,  ma- 
e  demanda  con  Razón,  St  el  Rey  que  la  Taza  deve 
res  cosas:  La  primera  qué  merced  es  aquella  quel 
segunda  quál  es  el  pro  ó  el  daño  quel  ende  puede 
ire;  la  ter^ra  qué  logar  es  aquel  en  que  ba  de  lazer 
imo  gela  meres^ió.  Por  ende  nos,  catando  ésto  que- 
laa  por  este  nuestro  privilegio  todos  los  ornes  que 
irán  daquf  adelante,  Gomo  nos  Don  Alfonso,  por  la 
Rey  de  Castiella,  de  Toledo,  de  León,  de  QalUtia,  de 
dova,  de  Murcia,  de  Jahén,  del  Algarbeet  señor  dfr 
Molina,  en  uno  con  la  Reyna  Doña  Marla  mi  mu- 
bieu  et  merced  i  vos  fferraodo  Rodríguez  de  villa 
vasallo,  por  muchos  servicios  que  nos  flzíesies  el 
a  día,  Tenemos  por  bien  de  vos  dar  la  heredat  de 
I,  que  el  Infante  don  Johán  compró  de  doña  ygaes 
irra  de  León  que  Recudía  al  Condado  de  Villa  lo- 
3S  damos  la  heredat  que  fué  de  diego  gómez  que 
de  que  perteoefla  al  dicho  Condado  de  villa  lobos, 
lia  en  camio  la  nuestra  heredat  que  nos  aviamos 
190  et  de  Carriedo  (3) ,  Et  por  esta  Razón  leaemos 


PRIVILEGIOS  DE  AJfPUDU.  357 

por  bien  de  gela  tomar.  Et  damos  vos  la  dicha  heredat,  que  la 
ayades  vos  et  los  que  de  vos  vinieren  por  juro  de  heredat  para 
vender  et  epagenar  et  para  fazer  dello  et  en  ello  como  de  vuestra 
^osa  propia,  salvo  que  non  podades  fazer  ningunas  destas  cosas 
con  orden  ni  con  omne  de  Religión ,  nin  con  omne  de  fuera  del 
nuestro  señorío  sin  nuestro  mandado.  Et  mandamos  á  todos  los 
vasallos  que  son  de  la  dicha  heredat  de  Villalobos  et  de  los  otros 
logares  sobredichos  que  vos  Reciban  por  señor  et  vos  Recudan 
con  todos  los  derechos  dende;  ^egunt  que  meior  et  más  complida- 
mente  Recudieron  á  los  otros  señores  que  fueron  y  fasta  aquí. 
Et  ningunos  non  sean  osados  de  vos  la  enbargar  nin  contrallar 
en  ningún  tiempo  nin  por  ninguna  Razón.  Et  mandamos  por 
este  nuestro  privillegio  á  Don  Rodrig  Alvarez  de  Asturias  nuestro 
meryno  en  tierra  de  León  et  de  Asturias,  ó  á  otro  qual  quier  que 
y  fuere  meryno  daquí  adelante,  ó  al  meryno  que  andudiere  por  él, 
<iue  vos  ampare  et  vos  defBenda  con  la  dicha  heredat  á  vos  é  á 
los  que  la  de  vos  heredaren,  et  que  no  consientan  á  ningunos  que 
vos  la  enbarguen  en  ningún  tiempo  por  ninguna  Razón.  Et  si 
algunos  vos  la  enbargare  (1)  en  todo  ó  en  parte,  que  gelo  non 
-consienta,  Et  que  vos  faga  emendar  á  vos  ó  á  vuestros  herederos 
todo  el  daño  que  por  ende  Recibiéredes,  doblado,  Et  non  fagan 
ende  al  sopeña  de  la  nuestra  merced.  Et  desto  vos  mandamos  dar 
«ste  nuestro  privillegio  Rodado  et  seellado  con  nuestro  seello  de 
plomo. 

Fecho  el  privillegio  en  Sevilla,  veynte  et  dos  días  de  Deziem- 
bre,  en  Era  de  mili  et  trezientos  et  sessenta  et  ocho  años. 

Et  nos^  el  sobredicho  Rey  Don  Alfonso,  Regnant  en  uno  con 
la  Reyna  Doña  María  mi  muger  en  Castiella,  en  Toledo,  en  León, 
en  Gallizia,  en  Sevilla,  en  Córdova,  en  Murcia,  en  Jahén,  en 
Baeca,  en  Badaios,  en  el  Algarbe,  en  Vizcaya  et  en  Molina,  otor- 
:gamos  este  privillegio  et  conñrmámoslo. 

Raeda  con  las  orlas  acostumbradas: 

>¡i  Signo  del  Rey  Don  Alfonso. 

^  Don  Frey  Fernaod  Rodríguez  de  Valbuena,  mayordomo 

<1)    Sic. 


n 


:.BTÍH  DB  LA   BBAL  ACADBHIA    DB  LA    HISTORIA. 

ley,  confirma.  Don  Joháa  NiiAet  de  Lara,  alférez  ma- 
',  confirma. 

Brmu,  distribnldui  enseiasecdones,  aoa  encima,  doe  á  cad* 
ibnjodeU  meda: 

in,  fijo  del  Infante  don  manuel,  adelantado  mayor 
en  la  frontera  el  en  el  Regno  de  Murcia. — Ooo  Xime- 
ipo  de  Toledo ,  primado  de  las  espafian  et  chaaceller 
iastiella. — La  eglesia  de  Santiago  vaga. — Don  Jobáo, 
le  Sevilla. 

;Ia,  Obispo  de  Burgos. — Don  Johá»,  Obispo  de  Paleo- 
Toban,  Obispo  de  Calaborra. — Don  Bernabé,  Obispo 
Don  Fray  Alfonso,  Obispo  de  Sigüenca. — Don  Pedro, 
SegOTÍa. — Don  Sancho,  Obispo  de  Avila. — Don  Johán, 
^latenci?. — Don  Odo,  Obispo  de  Cuenca. — Don  Pedro, 
)arlageuM. — Don  Gutierre,  Obispo  de  Córdova. — Don 
Obispo  de  Jabea. — Don  Bariholomé,  Electo  de  Cádii. 
ia  niiñez,  maestre  de  la  orden  de  cavalleria  de  Cala- 
1  frey  fernant  Rodríguez  de  bal  buena,  prior  de  la  or- 
pital  de  Sant  ioháo  et  mayordomo  mayor  del  Rey. 
In  niiñei  de  lara. — Don  Johán  Alfonso  de  haro  señor 
eros.^Don  ferrando  fijo  de  don  diego. — Don  diego 
istañeda. — Don  Lope  de  Mendoca, — Don  Beltrán  yva- 
Johán  AlToasso  de  Guimán. — Don  Per  Aurlquet  de 
Don  Gonzal  yañes  de  aguylera.  — Don  Ruy  gómei 
. — Don  Pero  López  de  avala. — Don  Lope  Ruyz  de 
han  martfiíez  de  leyva,  meryno  mayor  por  el  Rey  en 
su  camarero  mayor. 

;la  Obispo  de  León. — Don  Johán  Obispo  de  Oviedo.— 
olomé  Obispo  de  Astorga. — Don  Lorencio  Electo  de 
— Don  Rodrigo  Obispo  do  ^amora. — Don  Johán  Obi>- 
lat  Rodrigo.  —  Don  Alfonso  Obispo  de  Coria. — Don 
ipo  de  Badaioz — Don  Goncalo  Obispo  de  Orense.— 
)  Obispo  de  Mondoñedo.  — Don  Rodrigo  Obispo  de 
Jobán  Obispo  de  Lugo. — Don  Vasco  Rodríguez  maes- 
iea  de  la  cavalleria  de  Sanctiago. — Don  Suero  peres 
Alcántara. 


J 


PRIVILEGIOS   OB  AMPUDIA.  359 

Don  Pero  ferrandea  de  castro,  pertiguero  mayor  de  tierra  de 
Sant  yago. — Dod  Johán  Alfonsso  de  albroquerque. — Don  Rodrig 
Alvarez  de  asturias^  meryno  m:iyor  de  tierra  de  León  et  de  Astu- 
rias.— Don  Ruy  pérez  pon^e. — Don  Johán  díaz  de  ciffuentes.— 
Don  Rodrigo  pérez  de  villa  lobos. — Don  Johán  arias  de  astu- 
rias. — Don  Ferrant  Rodríguez  do  villa  lobos. —  Don  Goncalo  \ 
Ruyz  girón. — Don  Ñuño  niiñez  de  acá. — Don  Johán  Rodríguez 
de  cisneros. 

Garci  lasso  de  la  vega,  Justicia  mayor  de  casa  del  Rey. — Al- 
fonso Joffre  de  Tenoyro,  Almirante  mayor  de  Gastiella. — Martín 
ferrandes  de  Toledo,  Notario  mayor  de  Gastiella. —Ferrand  ro- 
dríguez, Gamarero  del  Rey  lo  mandó  faser  por  mandado  del  dicho 
señor,  en  el  diez  y  noveno  año  que  el  sobredicho  Rey  don  alonsso 
reynó. — Yo,  Johán  lopes  lo  fis  escrivir. — Pero  sanchos. — Pero 
ferrandes  n (otario). — Ferrant  Sanchos. 


Valladolid,  17  Marzo  1383.  Ratifica  D.  Alonso  XI  la  confirmación  (Va- 
Uadolid,  12  Enero  1326)  que  hizo  de  la  concesión  otorgada  por  el  her- 
mano de  Dofia  María  de  Molina  á  la  villa  de  Ampndia  (Valladolid,  27  Ju- 
nio 1805)  sobre  la  dehesa  de  Gastrillo.— En  el  pergamino,  que  contiene 
estos  tres  documentos,  hay  señales  de  haber  llevado  el  sello  regio,  pen- 
diente de  hilos  de  seda  blanca,  encarnada  y  amarilla. 

Sepan  quantos  esta  carta  vieren  Gommo  yo,  Don  Alfonsso  por 
la  gracia  de  dios  Rey  de  Gastiella,  de  toledo,  de  León,  de  Gallizia, 
de  Sevilla,  de  Górdova.  de  Murcia,  de  Jahé^i,  del  Algarbe  et  señor 
de  Vizcaya  et  de  Molina,  viemos  una  nuestra  carta  escripta  en 
pergamino  et  sellada  con  nuestro  seello  de  Plomo,  fecha  en  esta 
guisa: 

Sepan  quantos  esta  carta  vieren  Gommo  yo,  Don  AlíTonsso  por 
la  gracia  de  dios  Rey  de  Gastiella,  de  toledo,  de  León,  de  Gallizia, 
de  Sevilla,  do  Górdova,  de  Murcia,  de  Jahén,  del  Algarbe  et  señor 
de  Molina,  vi  una  carta  que  el  Gongeio  de  fuent  pudia  me  embia- 
ron  mostrar  de  don  AlíTonsso  ffijo  del  Infante  don  Alffonsso  de 
Molina,  escripta  en  pergamino  de  Güero  et  seellada  con  su  seello 
de  cera  colgado,  fecha  en  esta  guisa: 


■i; 


n 

fODBO  fijo         I 


I  BOLETtN   DB  LA   HKáL  ACADEMIA    DB   LA   HtSTOBIA. 

Jepaa  quaotos  esta  carta  vieraa  Commo  yo,  Doa  AlíFoneo  fi 
Inffante  doa  AlfFonaso  da  MolÍDa,  do  á  vos  los  veziaos  de  fuenl 
iia  loda  la  heredat,  asey  casas  et  tierras  et  viñas  et  prados  et 
dos,  commo  [odas  las  otras  heredades,  que  vos  yo  tenia  entra- 
en  castriello  ( 1 )  por  rrazón  de  devisa  6  6q  otra  manera.  Et  do 
I  la  et  desamparo  vos  la  eo  tal  manera  que  la  ayudes  libre  et 
ita  para  siempre  jamás,  vos  et  vuestros  IBjos  et  nietos  et  lu 
i  lo  vuestro  ovieren  de  heredar  para  faser  dello  et  en  ello  todo 
que  qulsierdes  assy  commo  de  lo  vuestro  mismo.  Bt  daqui 
ilante  que  yo  niu  mis  ñjos,  uin  míos  Nietos,  niu  níngüo  devi- 
0,  uin  otro  ninguno  en  ningún  tienpo,  que  vos  non  podamcB 
naudar  ninguna  cosa  desta  heredat,  nin  de  vos  coalrallarla, 
I  de  vos  la  embargar  toda  nin  parte  della  en  ningün  tienpo.  £t 
:o  fiziermos,  que  nos  non  vala.  Et  demás  pido  merced  al  Rey, 
i  fuere  en  Castiella  et  en  León,  que  vos  ampare  et  deffleoda 
1  en  ella,  segund  dicho  es.  Et  otrossy  que  los  de  Villoría  (2), 
3  usen  en  pacer  convusco  segund  pacieron  al  tienpo  que  Caá- 
}Ilo  era  mía.  Et  por  que  esto  non  venga  en  dubda,  mandé  vos 
-  esta  carta  seellada  con  mió  seello  colgado.  Dada  en  Yallado- 
veynte  et  siete  días  de  Junio,  Era  de  mili  et  trezientos  et  qua- 
lia  et  tres  años.  Yo,  pero  martines  la  esrrivl  por  maudadode 
1  AlíTonsso. 

St  agora  los  del  Conceio  del  dicho  logar  de  fuente  pudia  em- 
TOn  me  pedir  merced  qne  les  mandasae  conflñrmar  la  dicha 
ta.  Et  yo,  et  dicho  Bey  don  AlfTonsso,  porque  Garcilasso  de  la 
ga,  mió  merino  mayor  en  Castiella  et  mió  chanceller  mayor 
mío  seello  de  la  poridat,  me  lo  pidió  por  merced,  et  por  fazer 
n  et  merced  á  los  del  dicho  Conceio  de  fuente  pudia,  confirmo 
la  dicha  carta  que  el  dicho  don  Alffonsolesdió.  Et  mando  que 
vala  et  les  sea  guardada  para  siempre,  assycommo  les  valió  et 


6  pago  con  el  nombre  de  Catlrillo.  Está  mme- 
Igiio  y  hermoaa  cittillo.  En  é\  bajr  aas  errBlu 
laaM  la  Imagen  de  la  Saallaima  Virgen  UlHi, 


PRIVILEGIOS   OE  AMPUDIA.  361 

les  ffué  guardada  ffasta  aquí  et  en  el  tiempo  del  dicho  don  Al- 
iFonsso.  Et  ninguno  non  sea  osado  de  les  yr  nin  de  les  pascar 
contra  ello  en  ninguna  manera  sopeña  de  mili  maravedís  de  la 
moneda  nueva  á  cada  uno.  Et  desto  le  mandé  dar  esta  carta  see- 
Uada  con  mió  seello  de  plomo.  Dada  en  Yalladolit,  doze  días  de 
Enero,  Era  de  mili  et  trezientos  et  ssessaenta  et  quatro  años.  Yo 
Johán  martines  de  la  cámara  la  fiz  escrivir  por  mandado  del  Rey. 
— Garci  gonzales.  Ruy  martines.  Velasco  ximenes.  Pero  marti- 
nes. Fernando  peres. 

Et  agora  los  omes  bonos  del  dicho  Conceio  de  fuent  pudia  eiii«- 
biaron  nos  pedir  merced  que  toviéssemos  por  bien  de  les  con- 
firmar esta  carta  et  de  gela  mandar  guardar.  Et  nos,  el  sobredi- 
cho Rey  Don  Alífonsso,  por  les  fazer  bien  et  merced  toviemos  lo 
por  bien,  Et  conifirmanos  gela,  Et  mandamos  que  les  vala  et  les 
sea  guardada  segund  que  les  íTue  guardada  fasta  aquí,  Et  nin- 
guno non  sea  osado  de  yr  nin  de  passar  contra  ella  en  ninguna 
manera  so  la  dicha  pena  de  los  mili  maravedís  que  en  esta  carta 
se  contienen.  Et  sobresto  mandamos  á  los  nuestros  merinos  ma- 
yores que  por  nos  andudiereu  en  las  merindades  de  Castiella  et  á 
los  otros  merinos  que  por  nos  ó  por  ellos  ó  por  qual  quier  dellos 
andudieren  agora  et  daquí  adelante  en  las  dichas  merindades,  que 
amparen  et  defflendan  á  los  de  ífaente  pudia  con  esto  que  nos 
mandamos.  El  si  alguno  ó  algunos  y  oviere  que  los  passaren  6 
quissieren  yr  ó  passar  contra  ello^  que  los  peyndren  por  la  dicha 
pena  á  cada  uno  et  la  guarden  para  faser  della  lo  que  nos  maur 
daremos,  Et  que  íTagan  emendar  á  los  de  fuent  pudia  todo  el  daño 
que  por  esta  rrazón  rescibieren  doblado;  Et  non  fagan  ende  al 
sopeña  de  la  nuestra  merced.  Et  de  commo  esta  nuestra  carta  les 
ífaere  mostrada  et  la  cumplieren  mandamos  á  qual  quier  escri- 
vano  público,  que  para  esto  fuere  llamado,  que  dé  ende  á  los  del 
dicho  logar  de  ffuente  pudia  ó  á  qual  quier  de  ellos  ó  al  que  la 
mostrare  por  ellos  testimonio  signado  con  su  signo,  por  que  nos 
sepamos  en  commo  se  cumple  nuestro  mandado;  Et  non  fagan 
ende  al  sopeña  del  ofBcio  de  la  escrivanía.  Et  desto  les  mandamos 
dar  esta  carta  seellada  con  nuestro  seello  de  Plomo.  Dada  en  Ya- 
lladolit, diez  et  siete  días  de  Marzo,  Era  de  mili  et  trezientos  et 
setaenta  é  un  año.  Yo  alffonsso  ferrandes  la  fiz  escrivir  por 


BOLETÍN   DE.  LA   RSAL   ACADEMIA   DI 

lado  del  Bey. — Alffonso  gomes. — Al 

1390. 

concesión  hecha  por  D.  AIFodso  de  U 
lidia  (27  Junio  1305)  ae  echa  de  ineno 
■a  sobredicha  del  reinado  de  D.  Ferna 
aparece  en  el  Catálogo  publicado  po] 
ir  la  colecciiín  de  fueros  y  cartas-pu 
rgo,  presta  lugar  á  copioso  artículo,  i 
ifirmacidu  de  sus  antiguos  fueros  po 
82. 

nileríaa,  11  de  Mi;o  de  1896. 


BPIORAPÍA  ANTILLANA 

icripción  que  en  la  isla  desierta  de 
da  de  un  árbol  el  biblióftio  Dr.  D.  J 
ligo  de  la  Iglesia  de  Vitoria  y  pasajei 
M.,  Diana,  para  aviso  y  cousuelo  d( 
'agos  á  aquel  ailio  (3). 


B  XVII  DíCR}i(bris),  Dlv{o)  ]oAti(niJ  e' 

ANN/'o^  UDCCXCl 

AD  HUNC  ASPBRRIMUU  LO 

NAUPRAGf'i^  PSRVEÍtaR(unt)  LXVI 

QOI  E  PORTfu)  HAVAU(íu)  PATB!»! 

NAVI  RBGf'w^  TABBLLARf'wJ  OlAKA 


EPI&RAFIA   ANTILLANA. 


•365 


ínter  syrtes  vulgo  las  maravillas 

dbtorta  primum^  dbindb  evulsa  , 
ac  tándem  penitus  dispbrdita  clavi , 

CARINA  INSUP^^^  SBPTIES  TBRRAE  Q\3\SS(ata) 

ADWRRS(Ís)  AC  PURBNTIBfMfJ  VBNTIS 

AD  SCOPULUM  ALLISI  FVER(untJ 

DIE  XII.  EJU&D(em)  MBNS(t5^  HOf((a)  IíOCt(Ís)  VIII. 

TAMBN  VKW2X\T(e)  x>(eo)  o(piimo)  u(aximo) 
B(eaiae)  Mariab  iNTERCEssffOffi;^ 

SALVI  ET  INCÓLUMES  RW k%Efi(ufU) . 

SI  QUIS  HUC  ADVENBRIS,  SISTE 

INFOEUX  NAUFRAGCd[), 

ATQftts)  IN  D0L0R(Íbí4S)  HOC  UTBRE  SOLATIO. 

haud  es  primus  in  hoc  solo, 
admiratione  tbneris?  obstupbsce  etiam  , 

tibí 

mSPKS(t)  LASSI,  NUDI,    FAiAEUC(Í)  SITIBUND^»^   INERMftff) 

SAXA,  IMMO  sílices  ,  VULNERATf I5J  PEDIB(W5)  PRANG(Vf»^5^ 

VIAM  HANC  ABQUABILEM  VECER(unt) 

TIBÍ 

DISCERPTIS  MAGIS  BRACHIIS,  QUAM  CAESCís)  ARBORIb( tis) 

TUGURIA  HABC,  DOMOS  DIXERIS ,  BXTRUXER^'tfrttlI^^ 

TIBÍ 

TBNERIS  HERB(ÍsJ  PALMICIJL(Ís)  PRAECIPUE 

QUIBUS  PBR  LX  DIES  VITAM  SUSTlNUBR^tt»/^  ACERBfam) 

DEFLAGRA  TA  SYLVA 

gibaría  dulcía  PARAR(unt) 

TIBÍ 

PONTE  AEGRB  QVAESIT(o)  FOELlCIT^^rJ  INVENTfoJ 

*    SíTADfiisJ  XII  AB  HINC  VERSfusJ  UEKll>(Íem)  DlSSn(oJ 

GRATI  SAPOR^tS^  AQUAM  PRAEBUER^Mfl^^. 

TIBÍ  DEMUM 

PERMULT(75y  TERRA  MAPIQUE  LABORlsfusJ 

SINGULAR^O  PATIENTIA  PERPESSIS 

atq(u$)  infinitáis)  PROPEMOD^MW^  VITAE  DISCRIMINIB^MS^ 

INCRBDIBILI  ANIMI  FORTITUD(^íy>  CONTEMPTIS 

IN  DEO  PROVIDENTISSf»moJ  yL\3HD(Í)  RECT(ore) 


boletín   t>B   LA    RBAL   AGADKylA    DB  LA   HISTORIA. 


S  REPOSITA  , 

AC  CHRISTI  DBIPARA  MARÍA  ANCHORA 

IR  TfLKT(ÍsJ  QViafuSj  JACTATI  SUNT  PLUCTIBfwjJ  DECRBTfo) 

VIRTUTIS,  RELIGIONIS,  PIETATIS, 

EXEUPLA  LUCULBNTlSSf'ílMj  KELIQÜÍft futd). 

tUSINAM  SIS,  QUABRI5T 

IN  ÍNSULA  BAHAUA 

UARIS  ALLUVlONIBf'ulJ  NIMIS  UNDig^lMj  OBNOXIA  , 

VENTOSA,  SALBBROSA,  INCULTA, 

UBI  S\JLL(us)  POPUL(UsJ  NULLftV  ¥ttUCT(us)  UVU/a)  VENATIO. 

UBI  PSITTACI  PAUcflJ  PINI  IHJI.t(iu)  RUBETA  PLURftH4} 

VENENATl'tj  CULICKS  PLURltáfiJ, 

ÍABIFB  DEBIDERAST 

VBRsftuJ  ORlitllT(ím)  OCCIDBNTBMVE 

ORAM  PERCURftfíy  MAR1TIU''am^  INGENTfw^  ROGOS  ACCBND(>^ 

PISCATOPES  ACCURRENT,    VQLMtfutltJ  AVSTABfunt) 

ANGL1  HUMANISSCÍmiJ 

QUI  TE  AD  INSULAM  PROVIDENTIAB 

AB  HINC  HILLIAR^mJ  DlST(ailíím)  NON  AMPLIUS  CXX, 

LIBENTISSIMH  DEDUCENT. 

BXPBRT15  CREDB;   ABI  CITO.    - 

IFAXIT  DBUS  TIBÍ  FAUSTfll)  OMKIA  CONTINgCíWÍJ 

QURMADMODfHlwJ  HISPANIS 

QUI   OMNES  ABIERE 

D!E  XXV.  FlBR(uariÍ)  KSH(oJ  MDCCXCII. 

aiCATfaJ  BEATO  SEBASTIANO  DE  APARICIO 

CltJUS  CASTl  COHPOr(Ís)  RELIQUIAS 

mispaniau  asportabat 

]OSBPM|'aí_)  MARlANfuí^  BERISTAIN,  PRESB(yUr) 

eCCLBSfiat)  V¡CTOn(ÍaeJ  CASOSlCfUs)  LECTORALfít^ 

PRABFATf»^'  NAUFRAGl!  AC  FORTUNf«<)  CONSORS, 

QUI ,  SUADENTB  EKMKSflItleJ  DE  ABONA 

MALE   FORTUNATAE   NAVIS   PBABFECT^Oj 

HOCCB  POSTE H  r/'-aílJ  HONlMENTfam/ 

SCRIBEBAT, 

LACENA  LUTBA  ILUUD  IKCLUDBNS 

ST  PINO  SPECULATORIA  APPBNDBNS. 


EPIGRAFÍA   ANTILLANA.  36& 

Traducción  castellana  por  el  mismo  autor. 

DI06  PRINCIPIO  Y  FIN  DB  TODAS  LAS  COSAS. 
EL  día  ¿7  DE  DICIEMB.  CONSAGRADO  k  SAN  JUAN  BVANG. 

DEL  AÑO  DS  1 791. 
LLEGARON  NÁUFRAGOS  A  ESTE  ASPERÍSIMO  SITIO 

68  ESPAÑOLES , 

QUE  CAMINANDO  Á  SU  PATRIA  DESDE  EL  PUERTO  DB  LA  HAVANA 

EN  LA  FRAGATA  CORREO  LLAMADA  LÁ  DIANA , 

TENIBNDO  BRAVOS  Y  CONTRARIOS  VIENTOS 

DIERON  EN  LAS  PEÑAS  Y  ESCOLLOS  f 

LLAMADOS  LAS  MARÁ  VILLAS  y 

k  LAS  8  DB  LA  NOCHE  DEL  12  DE  DICHO  MES, 

EN  QUE  SE  LES  ROMPIÓ,  ARRANCÓ 

Y  PERDIÓ  ENTERAMENTE  EL  TIMÓN, 

GOLPEÁNDOSE  SIETE  VECES  BN  TIERRA 

LA  QUILLA  DEL  BARCO. 

PERO  CON  BL  FAVOR  DE  DIOS  ÓPTIMO  MÁXIMO 

Y  POR  INTERCESIÓN  DB  LA  VIRGEN  BIARÍA 

SALVARON  TODOS  LAS  VIDAS. 

SI  ACASO  LLEGAS  AQUÍ , 

NÁUI  RAGO  INFELIZ,  DETENTE  ; 

Y  SIRVA  Á  TU  QUEBRANTO  DE  CONSUELO, 
QUE  OTRO  ANTES  QUE  TÚ  PISÓ  ESTE  SUELO. 

i  TE  ADMIRAS?  PASMA  lE  TAMBIÉN. 

PUES  PARA  TI 

UNOS  DEBILITADOS  ESPAÑOLES 

DESNUDOS,  HAMBRIENTOS ,  SIN  ARMAS  Y  SEDIENTOS, 

ROMPIENDO  CON  HERIDAS  PLANTAS 

TAÑÍA  PIEDRA  Y  DURO  PEDERNAL, 

ESE  CAMINO  HICIERON  BIEN  IGUAL: 

PARA  TI 

ROMPIÉNDOSE  LOS  BRAZOS, 

CON  PINOS  QUE  ARRANCARON, 

ESAS  CHOZAS  ó  CASAS  FABRICARON : 

PARA   TI 

EN  TIERNAS  HIERBAS  Y  PALMITOS  TIERNOS, 


.■1* 


BOLETÍN   DB   LA   RBAL  ACADBUtA    DB 

CON  OUB,  LA  SELVA  ABRASANDO 

DOS  MESES  LA  VIDA  MAHTUVI 

DULCE  MANJAR  V  VIANDAS  PREVI 

PARA  Tt, 

MBDIA  LEGUA  ACIA  EL  SUR  DE  AQUÍ 

DBXARON  AGUA  DULCE  EN  UNA  I 

SI   BUSCADA   CON   ANSU 

HALLADA  FELIZMENTE : 

PARA    TI    FINALMENTE, 

POR  MAR  V  TIERRA  MUCHOS  CONTI 

CON  SINGULAR   PACIENCIA    RESIt 

y  SIEMPRE  DESPRBCIANDi 

INFINITOS  PELIGROS  DB  LA 

CON  INCREÍBLE  FORTALEZA  DE 

PONIENDO  LA  ESPERANZA   DEL  R 

EN  DIOS  PROVIDENTÍSIMC 

RECTOR  DEL  UNIVERSO  SAPIEN: 

Y  POR  ANCLA  A  MARÍA, 

DECRETANDO  DEVOTOS  VERDA 

EN  CUANTOS  RIESGOS  FIBR 

FLUCTUARON    NOCHE  ¥  DÍ 

BE  VIRTUD,  RELIGIÓN,  PIEDAD  CO 

OEXARON  LOS  EXBMPLOS  MAS  BRI 

PREGUNTAS  iDÓNDB  ESTÁ 

EN  LA  GRAN  BAHAMA, 

POR  TODAS  PARTES  ISLA  ANEG 

AYROSA,  PEDREGOSA,  INCUI 

DONDE  NI  PUEBLO  HAV,  CASA  NI 

DONDE  COTORRAS  HALLARAs  MU^ 

MAs  zarzas,  MUCHOS  PINO 

VENENOSOS  MUCHÍSIMOS  MOSQ 

«DESEAS  MARCHAR  DE  AQt 

DEL  MAR  A  LA  ORILLA  COR 

A  UNA  V  OTRA  PARTE, 

HOGUERAS  MUCHAS  ENCENDIENDO  1 

VENDRÁN  A  TU  SOCORRO  LICBF 

,      PESCADORES  INGLB3BS  HUUANI 


^"*. 


JIPIGRAPÍ^  ANTILLANA.  367 

QUB  TE  LLEVARÁN  GUSTOSOS  Á  LA  ISLA, 

LLAMADA  PROVIDENCIA, 

QUB  ESTÁ  DEAQUf  I20  MILLAS. 

DA  CRÉDITO  Á  QUIEN  HABLA  DE  EXPERIENCIA, 

Y  VETE  CON  PRESTEZA. 

¡  QUIERA  DIOS  TE  SUCEDA  FELIZMENTE 

COMO  Á  LA  ESPAÑOLA  GENTE  I 

QUE  SALIÓ  DE  AQUÍ  TODA 

EN  EL  DÍA  VEINTICINCO  DE  FEBRERO 

DE  1792, 

QUE  AL  BIENAVENTURADO 

SEBASTIAN  DE  APARICIO  ES  DEDICADO, 

DE  CUYO  CASTO  CUERPO  UNAS  RELIQUIAS 

Á  ESPAÑA  CONDUCÍA 

JOSBF  MARIANO  BERISTAIN,  PRESBÍTERO, 

DE  VICTORIA  EN  LA  IGLESIA  LECTORAL, 

Y  EN  SUERTE  TAN  FATAL 

Y  NAUPRAG.IO  FIERO 
TRISTE  COMPAÑERO, 

QUB  POR  ENCARGO  DE  MANUEL  DE  ABONA 

CAPITÁN  COMANDANTE 

DE  LA  DICHA  FRAGATA  NAUFRAGANTE, 

ESTE  RECUERDO  HACÍA 

Á  LA  POSTERIDAD  Y  LO  ESCRIBÍA , 

Y  EN  BOTIJA  DE  BARRO  LO  ENCERRABA 

Y  DEL  PINO  ATALAYA  LO  COLGABA. 

(Biblioteca  del  Escorial,  en  un  tomo  de  yarios  señalado  61,  y,  16.) 
Madrid,  5  de  Octubre  de  1900. 

Cesáreo  FERNÁNnEZ  Duro. 


I    LA  REAL   ACÁ 


«OS  mÍDlTOS  DB  VtOUBRA  Y 
POS  DON  ALFONSO 

ioteca  nadonKl ,  códice  Ff.  SOS 
iiblÍDt«ca  del  8r.  Marqnés  de  1» 
ItuloB  no  están  en  el  códice. 

leste  68  el  Fuero  de  Vig 

el  uombre  de  Dios  que  68  tr 
fritu  saactü.  Esto  es  la  cart 
rador  di  á  los  bornes  de  val 
■Todo  oine  que  fuere  oegligí 
a  pertenezca,  peche  al  palaci 
e  la  quoarta  6  ruegue  á  su 
in  fecho.  Bt  ai  acomanda  alg 
oouyere  sobre  eyll,  noueut 
[ue  el  ome  bueoo  se  peche  | 
<  que  non  oviere  fijos  vinie 
i  su  ganado  en  el  palacio  del 
eredeii  sus  bienes  todos  su» 
délo  todo  por  su  alma. 
-Morador  de  Funet  que  ¡/ 
e  de  otra  tierra  á  Fuaes  pi 
it  su  heredad  et  toviere  en 
ide  perder  la  casa:  mas  la  h 
alguno  de  su  villa  le  flciet 
en  é  quemen  la  aldea.  OtroE 
Sziere  mal  ó  alguna  negligei 
Ita  fasta  que  cumpla  do  eche 
-ador  esto  et  mejor  es  que  ai 
-De  portago.  Otrossi  ning 
;o  ninguuo  mas  de  la  guard 


FUEHOS  OE  VIGUERA  Y  DE  VAL  DE  PDNB8.  369 

mandado  ó  á  otro  seynnor  por  su  nombre  6  no  mas.  Coi  quier 
que  fiziere  fuir  alguno  en  la  levantada  de  moros  aya  todos  sus 
acuerdos  é  todo  su  despojo,  Otrossi  ninguno  non  sea  tenido  en 
aquella  villa  de  rescebir  pegniar  á  comendado  de  ome  del  Rey 
por  fuerza  sino  por  su  grado. 

4. — Posadero  de  Rey.  E  ningún  posadero  de  Rey  non  lome 
possada  para  el  Rey  quando  viniere  á  Funes  sine  fuere  por  mano 
de  juez  ó  de  sayón. 

5. — De  cárcel.  Olrossi,  ninguno  que  sea  metido  en  cárcel 
non  pague  carcellage,  et  si  diere  fianza  de  dreyto  non  metan  en 
la  cárcel. 

6.  —  Ome  enjado.  E  si  algún  ome  enagrado  fuere  á  tierra  de 
moros  con  vianda  é  levare  cavallo  ajeno  é  tornare  á  la  tierra 
peche  lo  á  su  seynnor. 

7. — Donadío  de  Rey.  Et  si  el  rey  don  Alffonso  diere  á  alguno 
á  su  muger  campos  ó  viñas  ó  casas  ó  heredat  de  mortuzgo  et  fuere 
de  Funes  avalo  tan  freme  como  si  lo  oviessen  de  sus  avuellos. 
Otrossi  si  alguno  enegrado  fuere  á  tierra  de  moros  et  oviere 
deudo  alguno  sobre  si,  non  liebe  su  ganado  al  palacio  del  seynnor 
mas  pague  sus  deudas  del. 

8. — Posadero  de  Rey.  Otrossi  posadero  del  Rey  ningún  non 
prenga  posada  en  casa  de  cavallero  ni  viuda. 

Et  todo  ome  que  peleare  con  otro  et  aviniere  sobre  alguno 
deyllos  jura  et  el  otro  dexere  la  jura  dexare  á  su  deudor  ó  á  su 
contendor,  non  ha  el  palacio  del  seynnor  pecho  ninguno  sobre 
eyll.  Otrossi  qualquiere  que  aya  pelea  con  su  seynnor  ó  con  sus 
vecinos  é  sallier  de  Funes  é  fuere  á  las  villas  del  Rey  et  y  su 
heredat  oviere  ó  la  seguiere  y,  et  non  aya  sobre  el  huerta  ni  serna 
nin  otra  cosa  nin  sayón  estonces.  Otrossi  si  los  cavayllos  de 
Funes  fueren  en  algara  ó  en  fonsado  saquen  ende  la  bebratica 
para  bever  et  bevanla  los  que  la  merecen  bever  et  saquen  la 
quinta  et  saquen  otras  tres  raziones.  Et  si  dieren  i  captivo  ó  tres 
ó  X  por  I  xpiano  non  demanden  ren  su  seynnor.  Et  si  feriere 
algún  ome  en  fonsado  ó  en  algara  den  le  i  buey.  Si  perdiere  su 
cavayllo  alguno  ó  gelo  f urtaren  ó  gelo  mataren  aprecíenlo  quanto 
balíe  fasta  c  ss.  (sueldos)  ó  partan  la  preda  ó  saquen  la  quinta. 
Otrossi  si  alguno  cayere  en  captivo,  é  ome  de  la  villa  toviere  moro 

TOMO  ZZXVII.  %i 


HOLHTIN    l>K   La  HBaL  ACAOBHIA 

vo  et  demandaren  aquel  moro  por  < 
10  et  denle  por  el  captivo  xpiaiio  ( 

I  CXK  S8. 

—Qui  tajare  mano  ó  dedo.  Todo  < 
B  dedo  si  fuere  el  pegueyno  peche 
ir  XXV  33,  Et  lodo  este  pecho  aya  e 
eylla. 

. — Qiti  fiere  en  concejo.  El  si  ferii 
)i]  dixiere  palavra  mala  é  non  fue 
a  et  si  fuere  cun  quereylla  peche  xi 
— Qiti  dixiere  gafo.  Otrossi  si  al¡ 
nala  asi  como  gafo  6  forjiigador  ó  ( 
ilabra,  iio  aya  pecho  qui  tajare. 
. — Qui  tajare  árbol,  Olrossi  si  a 
LO  sin  fruyto,  a  su  dayno  lx  ss.  B 

0  et  lo  tajare  á  rayz  peche  lx  ss. 
al  ."íeynnor  del  árbol  é  non  al. 

. — Qui  passare  sobre  pan.  Olrossi 
eni  sobre  mies  ajena  ó  por  linare  6 
seyniior  e  non  al  seynnor  del  palai 
—Qui  mete  á  otro  la  cabeta  so  lo 
lie  >x  otro  la  cabeza  so  la  agoa  pecb 
et  la  quoaria  parte  al  otro. 
. — De  íMoííito.  Qiii  fuere  a!  molir 
anlo  quel  destajar  et  esparnere  si 
re,  peche  v  rovos  de  Irigo  al  palacic 
. — Qui  firiere  con  tanfa,    Et  si  f!r 

1  herró  amolado,  de  x  ss. ;  ó  sil  pai 
.  todos  complidos  el  el  quoarto  al  í 
jylla  pagara  al  plagado. 

.■~Qui  crebanta  huesso  en  cabeza. 
i  otro  en  la  cabeza  por  ferida,  de  v  • 
a  feriere  lo  a  de  pechar. 
—Juijtio  daqiii  á  lerna  sea  oijdo. 
ya  lo  fasta  tenia.  Et  ninguno  non  ¡ 
é  deyxa  ora  en  suso  no  ande  ning 
lino  non  se  faga  en  dia  de  domin, 


FUBROS   DE   VIGITBRA    Y    DE   VAL   OB   FUNES.  371 

fion  fagan  en  ese  día  jurado  sino  por  hombre  muerto  ó  fonssado. 
'^i  de  otras  Villas  fueren  los  que  han  el  juizio  ó  pleyto,  los  veci* 
nos  tomen  aquel  que  cayer  en  el  pleyto^é  por  pecho  pague  ai 
juez  X  ss. 

19. — De  qui  oviere  pleyto  delant  alcalde,  Otrossi  tot  orne  que 
OTiere  juyzio  con  otro  é  si  quier  el  juez  ó  el  seynnor  intrar  en 
juyzio  nol  respondan  palavra  ningoa,  mas  ayan  su  juyzio  ambos 
los  contendedores  et  los  otros  cayllen  et  sobre  el  que  saylliere  el 
pecho  cójalo  el  juez  ó  délo  al  seynnor:  et  maguer  que  el  deisse 
del  pecho  fasta  v  ss.  et  sobre  rnegue  al  seynnor,  et  el  seynnor 
non  dove  firmar  sobre  su  niesquino.  Otrossi  qui  matare  de  homi- 
cidio por  muert  de  hombre  á  orne  peche  ccc  ss.  et  desi  la  quoarta 
part  al  seynnor  ó  pecho  ó  ruego. 

20. — Qui  toylliere  peynnos  al  sayón.  Qui  quiere  que  peynnos 
segudiere  al  sayón  peche  v  ss.  al  palacio  del  seynnor.  E  otrossi 
tot  orne  que  dixierc  á  otro  ome  matest,  devese  deslindar  con  xii; 
^uonles  diere  por  su  mano  é  los  vi  deslindadores  serán  de  su 
gent,  é  los  otros  sean  quoalesquiere.  Si  appusieren  ad  alguno  que 
furló  cavayllo  ó  buey  ó  bestia  jure  por  el  buey  con  dos  y  por 
cavaylio  jure  con  xii  et  por  casa  con  xii:  el  por  sospecha  de  quo- 
alquiera  cosa  jure  con  dos. 

21. — Qui  hubiere  casa  aliena.  Otrossi,  qui  habriere  casa  de 
su  vecino  deslíndese,  ó  si  non  pudiere  peche  al  duey  no  del  daynno 
por  quoanlo  jurare  el  dueynno  al  doble  ó  el  seynnor  el  séptimo 
por  quoanto  jurare.  Si  prendiere  ladrón  si  quiere  con  una  ceboy- 
lla  por  quoanto  jurare  el  duey  no  tanto  debe  pechar  á  nobenas 
dos  al  dueyno  é  siete  al  palacio  del  seynnor  de  todos  fruytos,  é 
por  ningún  fruyto  non  debe  firmar  sin  desemondadura.  Ec  si  el 
furto  fuere  paladino  paguenlo  el  nobeno. 

22. — Qui  matare  buey  ó  alguna  bestia.  Otrossi,  si  alguna 
bestia  matare  buey  dalguno  ó  si  quiere  diez  bueyes  nol  deben 
dar  sino  es  la  bestia  quefízoel  daynno.  Si  el  buey  matare  al  ome 
darán  al  mesmo  el  buey  homieiero. — Otrossi  si  i  ome  fallaren 
muerto  en  la  Villa  ó  en  su  termino  non  den  por  eyll  homicidio. 
— Otrossi  si  algún  borne  eslubiere  á  su  puerta  é  viniere  lo  otro  é 
lo  quisiere  ferir  non  lo  mereciendo  é  si  entrare  en  su  casa  et  el 
otro  enqueriendo  ferir  al  home  frente  á  él  ó  á  otro  con  piedra  ó 


BOLETtN   DB   LA   RBAL   ACAOBUIA   DB   LA   HI8T0IIIA. 

denlro  en  su  casa  peche  tantos  homicidios  quanios  hom- 
ieren  en  casa,  si  por  dos  ornes  buenos  puede  ser  probado- 

Qui  crebantare  ojo  uno  á  otro.  Otrossi,  sí  algún  orne 
are  á  otro  ojo  peche  xxv  ss.  al  dueyúo  de  la  plaga  com- 
i  non  fuere  con  quereylla,  é  si  fuere  con  quereylla  vagii 
pecho  al  palacio  del  sefior.  Si  uno  á  otro  crebarc  el  braz& 
XV  ss.  al  palacio  sino  fuere  con  quereylla  vaya  al  palacio, 
ai  si  una  muger  feriere  á  otra  en  conceyllo  peche  zt  s.^. 
flere  de  fuera  peche  z  ss.  Bt  sí  dixiero  palarra  mala  do 
o  ninguno. 

Si  algún  orne  se  levantare  en  conceyllo  et  feriere  alguna 
Je  otro  hombre  ó  biuda  peche  lxxv  ss.  et  si  diiiere  pala- 
a  é  la  feriere  por  ello  no  ha  calonia.  Si  la  feriere  fuera  de 
6  de  concejo  peche  x  ss. 

Qui  crebanla  pierna  á  otro.  Otrossi  si  alguno  crebantare 
i  otro  peche  sxv  ss.  al  diteyiío  de  la  plaga,  si  fuere  co» 
la  vaya  el  pecho  todo  al  palacio  del  seynuor.  Todo  orne 
baniareáotroel  dient  peche  ves.  al  dueyoodel  dieot,  ést 
n  quereylla  vaya  todo  al  palacio  del  seynnor. 
Qui  pelea  en  concejo.  Tot  home  qui  otro  peleare  en  con- 
jera  et  non  fuere  con  quereylla  no  aya  calonia  maguer 
til  el  seynnor.  Qui  quier  que  descornare  buey  ageiio  peche 
Idos,  é  si  vaca  fuere,  de  siete  sueldos  á  su  dueyuo. 
Qui  pendra  sin  culpa.  Todo  otne  que  pendrare  sin  culpa 
igueras  doblados  de  cubayllo  de  asno  é  de  buey  é  de  ove- 
macho  la  quoarta  parle. 

Qui  quemare  cosa  vedada.  Otrosí  qui  quemare  cosa  ve- 
conci'jo,  peche  lx  ss.  á  los  vecinos  é  el  quoario  al  seynnor. 
De  mancebo  soldado.  Otrosí  el  mancebo  que  no  corn- 
il ayno  con  su  seylinor  pierda  su  conducho,  et  si  su  amo 
e  piei'da  quanto  la  vía  á  dar. 

De  huésped.  Et  si  alguno  obiere  huespet  et  le  diere  pan 
ayllída  levare  peyunos  |buey  ó  asno  6  cabayllo  6  algún 
seyunor  de  casa,  lo  debe  pechar. 

De  padre  é  de  fija.  Todo  home  que  oviera  ñjo  sin  mnger 
re  con  su  padre  é  matare  orne  ó  furtare  6  fornicare 


FÜBROS  DE  VIOUBRA  T   OB  TAL  OB   FUNB8.  373 

tiiuger  agena  ó  la  sagudare  no  ha  calonia  alguna  el  padre.  Et  si 
fuere  mancebo  é  acometiere  alguna  cosa  et  fuyere,  péchelo  su 
^mo,  et  si  entrare  con  fianzas  péchenlo  las  fianzas. 

32. — De  fianza.    Et  si  algún  orne  fuere  fianza  por  otro  é  non 
pudiere  fayllar  do  su  gando  del  otro  ponga  su  pie.  Et  sí  fuere 
enfermo  trayalo  en  su  escayno  é  metalo  en  casa  del  otro  é  salga 
•de  la  fiaduria  sin  ninguna  calonia. 

.  33. — De  fianza.  Otrosí  si  alguno  fuere  fiador  é  vinieren  á  su 
4iiuert  non  pendre  á  sus  fijos  de  linage. 

34. — S»  uno  á  otro  ae  en  taliaren  con  cuchillo  ó  con  lanza. 
4^orguo  segudare  uno  á  otro  con  cuchillo  ó  con  lanza  é  se  en^- 
rren  eu  su  casa  é  non  feriere  en  la  puerta  non  debe  calonia  nin- 
guna.— Todo  orne  que  dixiere  al  clérigo  de  missa  ques  fornicador 
non  pierda  por  eso  su  missa,  fueras  si  lo  mataren  con  muger  ail 
lomeu  su  ganado. — Oirosi  si  algún  ome  pendrare  á  otro  con 
^eynnal  de  juez  et  negare  non  puede  firmar  nin  debe  pagar  calo- 
nia et  si  firmare\pague  x  ss.  Et  si  alguno  seynnalare  con  el  syey- 
-lio  del  Sayón  ante  testimonios  seylle,  é  si  no  firmara  con  su  jura 
<]ue  noi  mostraron  el  sieyllo. 

35. — Todo  alcalde  deve  ser  puesto  por  concejo.  Todo  juez  que 
fuere  deve  ser  puesto  por  mauo  de  concejo,  é  si  al  concejo  non 
ploguiere  pueden  lo  toyllir  é  poner  otro.  Esso  mesmo  sea  del 
-sayón. — Et  podestat  deve  dar  al  juez  xii  ss.  é  los  vecinos  den  al 
:8ayon  é  á  los  peones  medio  almut  de  avena  é  medio  de  ordio. — 
El  sayón  non  deve  ser  al ,  sino  dar  posadas  et  el  mandado  del 
juez. 

36. — Qua  non  viniere  potestad.  Quando  potestad  viniere  pri- 
•raament  al  logar  faga  iantar  á  los  cabaylleros  6  si  no  la  ficiere 
fasta  que  faga  iantar.  Otrosi  si  el  seynnor  diere  fiador  al  algún 
-ame  puede  lo  muy  bien  pendrar  sin  calonia  ninguna  si  deviere 
alguna  cosa.  Et  si  el  seynnor  fuere  á  prendar  et  li  prenda  fuere 
4$uya  non  vaya  con  el  fasta  que  dé  fiadores  ó  alce  la  mano  por 
«{uantos  y  murieren  ó  por  su  vara.  Et  si  fueren  con  el  seynnor  á 
•caza  é  les  diere  cevada  et  pan  é  vino  sera  la  caza  del  seynnor,  é 
«i  nos  les  diere  nada  partan  la  caza  por  medios. 

37.— Qut  dexQre  su  muger.  Todo  ome  qui  dexare  su  muger 
peche  cGc  es.  et  la  quoarta  part  al  seynor  et  si  la  muger  dexare 


ÍN   DE   LA  DIAL   ACADBHI* 

e  Otro  tanlo  é  sus  arras  é 
e  que  fuere  á  otra  miiger 
fierros  é  su  muger  viní( 
jrros  3ÍD  calonia  ninguna 
de  muger.  Et  si  viniere 
no  ó  de  carrera  con  sus  f: 
lyllare  ó  al  segundo  ó  ai 
nuger  que  no  aya  uuyli 
á  ningún  oine  ni  al  prlm 
re  sus  Taces  deslinde  con 
re  á  vno  á  otro.  Oiross 
,  6  con  fust  ó  con  capato 
da  peche  el  homicidio  é 
é  juren  dos. 

da  de  orne  á  la  muerte, 
uerte  dixiere  non  muere 
leros  uo  y  a  calonia  uing 
:a  por  keredat.  £  si  algí 
a  ó  por  campo  ó  por  mol 
n  otro  lal  lugar  otros  f)a< 
le  hermandat.    Si  fuereí 

dentare  fijos  é  moriere 
rmano,  é  su  sobrino  no  h 
ri  de  hermanos.  Et  si  O' 
-e  el  uno  ó  los  dos  é  de 
an  los  mocos  co[i  sus  tioa 
za  de  heredat.  Otrosi  t< 
5  por  vino  ó  por  buey  ó 
iir.1  é  no  ha  nada. 
nandat.  Olrossi  los  hei 
B  SU  padre,  é  de  su  madi 
dre  é  de  la  madre. 
(,  Quaiido  guiere  que  i 
jarles  de  los  cavallei-os  c 
ier  que  non  fuere  desloa  i 

dexe  á  su  seíunor  en  h 
de  los  peones  olrossi  vaj 


FUBROS  DB  VIGUBRA  Y  DB  VAL  DB  FUNES.         375 

parte  é  ñnquen  las  dos  partes  é  qui  non  siguiere  al  seynnor 
peche  III  ss.  Otrossi  que  si  al  quel  cayer  la  suert  que  noa  vaya 
al  fonsado  é  quisiere  yr  ruegue  á  sus  vecinos. 

47.— De  orne  viejo  dar  lo  que  mesier.  Otrossi  todo  orne  que 
viai^r  á  vejez  et  toviere  ñjos  e  dixiere  alguo  hermano  á  otro, 
vien  aquel  no  demos  á  nuestro  padre  pan,  et  no  quisiere  el  otro 
no  herederen  de  su  padre. 

48. — Qui  mata  home  de  otra  villa.  Et  qui  matare  ome  de  otra 
villa  peche  el  homicidio  segunt  su  fuero. 

49. — Qui  mete  su  muger  en  heredat.  Otrosí  todo  ome  que 
metiere  su  muger  en  heredat  ó  de  su  ganado  ó  de  otra  heredat, 
aya  por  siempre  el  ganado  é  la  heredat  por  á  su  vida. 

50. — De  fijo  que  no  face  vida  con  su  padre.  Todo  fijo  que 
ficiere  vida  con  su  padre,  ó  no  oviere  nada^  parta  por  egoal  con 
los  otros  hermanos. 

51. — De  deuda  de  renuevo.  Otrossi  qui  oviere  sobre  si  deuda 
de  re  nuevo  ó  otro  deudo  pagúelo  todo  al  día  que  gelo  deman- 
daren. 

52. — Qui  esposa  su  fija.  Et  qui  desposare  fija  con  fianzas  et 
su  esposo  viniere  á  muert  darla  las  medias  de  las  arras.  Et  si 
dixiere  la  muger  quel  ovo  su  esposo,  del  todas  las  arras  compli- 
dament. 

53. — De  mancebo  soldado,  Qualquiere  ome  que  metiere  man- 
cebo en  su  casa  con  fianza  et  si  ficiere  alguna  cosa  que  non 
deve  péndrela  fianza  ó  si  no  póngalo  el  fiador  é  metalo  en  cepo 
et  jure  que  non  ha  nada  con  el  fiador  por  el  otro. 

54. — De  hermano  que  aduce  algí)  á  casa  de  hermano.  Otrossi 
qui  oviere  hermano  en  otra  villa  ó  viniere  á  casa  del  hermano  é 
no  aduxiere  nada  á  casa  de  su  hermano  é  viniere  fiadores  ó  deu- 
dores á  él,  jurarles  ha  que  no  ha  nada  de  lo  suyo. 

55. — De  qui  mata  buey  ó  asno.  El  vecino  que  matare  asno  ó 
buey  pechara  á  su  dueyno  la  meatad  de  quanto  valia,  jurando 
que  nol  mató  con  fierro  ni  con  fust.  Et  si  perdiere  asno  ó  buey 
pecharlo  ha  enterameute  todo. 

56. — Qui  crebanta  pierna  á  buey.  Si  crebantare  pierna  de 
buoy  ó  de  bestia,  no  la  pechara,  mas  jurara  por  olio. 

57. — Fuero  de  cavayllero  yr  en  huest.    Otrosí  si  cavaylleros 


BOLBTtK   DB   LA    REAL 

en  goarda,  et  enfermar 
>  se  tornare,  darle  ba  su 
—De  compra  de  eavaylt 
líos  no  renban  fuerza,  ni : 
—De  comprar  viñaa.  B 
tmpre  por  su  precio  é  C 
>ado  é  non  pudiere  cont] 
—Ir  cavaytlero  en  cabe 
:ada  é  mataren  ad  algui 

priBÍeren  otro  carayllo 

bueyes  ó  asnos  ó  laeri 
en  la  pres.  den  por  el 

pongan  mi  ganado. 
—De  mujer  gne  face  alg^ 

mal  téngala  el  juez,  et 
ingiina  et  entegrese  et  i 
i  Scare  aorá  quilo. 
—Qui  toylliere  peynnoB 
IOS  A  su  vecino  pecbe  x  i 
—Qui  peüare  muger. 
la  ó  la  feriere  pechu  lx  a 
—De  muger  que  dhe  mo 
■a  por  una  vez  ó  dos  piei 
— De  heredamiento  de  i 
nuriere  hereden  sus  flj< 
rmanos  hereden  sus  hei 
—  Qui  deite  paynnos  á  si 
iger  paynnos  de  üus  ar 
¡o  de  vinna  6  de  campo  < 

— Donación  de  suegra, 
Igra  quisiere  dar  algún; 
cosa  alguna  le  diere  qi 
-Qui  planta  vinna  en 
re  vinna  en  tierra  agei 
ndada,  puede  entrar  el 
ra  é  con  otorgamiento. 


FUEH08  DE  VI6UERA  T  l)E  VAL  OB  PUNES.         377 

69. — Qui  furia  aradro  ó  trilo  de  su  vecino.  Et  sí  viniere  algún 
orne  é  furtare  aradro  ó  trillo  de  su  vecino  sin  su  mandado  peche 
x  ss.  et  la  jugada  al  dueyno  de  casa. 

70. — Como  yran  con  seyñor,  Otrosi  cavaylleros  no  y  rao  cou 
su  seynnor  sino  que  yran  con  él  fasta  el  castillo  é  tornarse  an 
luego. 

71.— (^u»  niega  su  fiaduria  sabiéndola.  Otrosi  si  alguno  fuere 
fiador  ó  lo  negare  que  no  fue  ñador,  fírmara  al  quereylloso  de 
niego  dandol  fianza  é  darle  a  su  ganado  é  non  dará  fiador  fasta 
que  vea  su  ganado  é  sino  avra  por  el  niego  calonia,  si  nol  fuere 
provado.  Et  sil  fuere  provado  doblar  la  fiaduria. 

72. — De  deudor  que  niega  su  fiador.  Si  los  que  deben  algo 
negaren  á  su  fiador  la  deuda  ó  si  el  fiador  paguare  por  el  deudor 
no  queriendo  acerter  é  fuere  pro  vado,  doblará  la  pagua  al  fiador» 

73. — Jura  de  Judio.  Si  algún  orne  obiere  jura  sobre  judio 
facer  le  a  jurar  sobre  hun  féretro,  dé  v  ss.  en  suso  con  carta,  é 
por  V  ss.  jurará  fuera  de  féretro  con  carta. 

74.— i>«  tomar  cameros.  Otrossi  si  entrare  ganado  en  las 
defesas  ó  en  las  lavranzas  de  sus  vecinos,  ay  embargo  é  tomara 
carneros. 

75. — Agüelo  dar  á  nieto.  Si  laguelo  diere  á  su  nieto  tierra  la 
mejor  ó  ganado  tome  dent  una  cosaé  sil  metieren  su  avuelo  en 
partición,  parta  con  los  otros  egoalment  en  suert. 

76. — De  hermano  qui  torna  sus  paynnos  en  partición.  Otrossi 
si  el  hermano  torna  los  paynnos  á  sus  hermanos  en  partición  et 
teniendo  estos  paynnos  partirá  por  eogal  é  si oviere  alguno  dellos 
ó  rotos  ó  espendidos  pague  un  ss.  por  cada  payno  si  quiere  vala 
XIX  ss.  el  paynno  si  quiere  un  dinero,  ó  jure  que  no  tiene  maa 
de  aquellos  paynnos. 

77. — Si  de  dos  madres  fueren  los  fijos.  Si  de  dos  padres  fue- 
ren los  fijos  ó  de  dos  madres  no  herede  el  un  hermano  del  otro 
sino  aquellos  que  fueren  de  un  padre  é  de  una  madre. 

78. — Comprar  hun  hermano  dotro.  Otrossi  si  alguno  com- 
prare vinna  ó  campo  de  sus  hermanos  ó  de  otros  omes  después 
que  ovieren  su  partición  fecha  viniere  su  hermano  de  otra  tierra 
ó  de  tierra  de  moros,  no  ha  derecho  en  demandar  aquella  heredat. 

79. — Prestar  pan  á  renuevQ.    Si  algún  orne  diere  pan  ó  vino 


ár\ 


I  BOLBTfN    DE  LA   MKAL  ACADIHIA 

enuevo  é  oviere  fiadores  6  oydores 

lor  Jurara  el  dueyaiio  de  la  cosa  coa 

cosa. 

tO. — Comprar  heredat.    Otrosai  si  a 

ampo  ó  otra  heredat  quanto  alquierc 

lor  valedero,  é  otro  onie  demandaí 

:ederoa  peche  á  la  potestad  lx  bs.  e 

>luda  la  heredat  é  su  Unte  mejorada. 

ti. — De  bataylla.    Et  si  alguno  clan; 

os  LS  ss. 

13.— Qui  faz  ohra  de  mitterio.     Bt  t 

ere  obra  iiiní;uiia,  peche  sus  vecinos 

13. — Qui  fiere  su  muger.    Todo  omí 

I  pareiites,  é  sus  párenles  la  segudar 

'uere  con  querella. 

)irosíii  Rey  ni  potestad  non  lome  cante  por  fuerza  mas  que  la 

npro  do  quisiere  por  sus  diueros. 

M.  —  De  seynnor  qui  yla  fiador  á  su  aietquino  (I).     Et  si  i 

'iiijor  de  la  Villa  metiere  su  mesquino  fiador  é  nol  quiaíei 

er  derecho  é  viniere  á  varaja  sohre  la  pendra,  [é]  el  mesquiu 

tiaie  á  su  seynnor  sobre  la  pendra  no  ha  calonia. 

15. — Qui  fiere  con  lanza.    Olrusi  todo  hombre  que  feriere 

o  con  lanza  é  la  ferida  passare  los  páyanos,  ñnem  los  payoiu 

uche  los. 

Ht, — Qui  pendra  á  home  de  Fimes.     El  qui  pendrare  á  bou 

Punes  futura  de  su  termino  peche  ala  poieslat  lx  ss.  é  doble  1 

i<lra  A  su  seynnor  é  los  peynnos. 

17. — Pelea  di.  villatios.    Olros&i  si  los  villanos  varajaien  eotí 

el  se  ferieren  puede  el  seynnor  sí  quisiere  facer  les  ñrmar  tre 

is  de  c  aynnos. 

38. — De  homicidio.    Todo  orne  que  ficiere  homicidio  deve  mí 

r  del  termino  por  aynno  et  día  et  después  devenlo  coger  Id 

renles  del  miierlo  á  fuera  et  quedar  por  la  muerte,  sipo 

miziero  eay Hiere  el  ornen  por  faceré  fuero,  dause que  au  tiemp 


FUEROS   DB   YfGUEHA    Y    DE    VAL   OE   FUNES.  370 

aya  complido  lo  fallaren  los  párenles  del  muerto  en  el  termino 
pueden  lo  matar  sin  calonia,  el  si  esto  non  flcieren  contaran  su 
tiempo  fasta  aynno  é  día  complido. 

69.— Qut  manifiesta  que  mató  orne.  Todo  orne  qui  viniere  do 
manifiesto  que  mato  orne  é  quisiere  complir  fuero  et  fazer  sus 
deflxiílas  et  non  quisieren  los  parentes  del  muerto  nol  deven  coger 
ni  finar  con  el  (or  la  muert. 

90. — Qui  cavalgare  pendra.  Otrosi  qui  cavalgara  en  besria 
que  toviere  pendrada  ó  agena  peyte  v  ss.  al  seynuor  de  la  bestia 
si  non  fuere  con  quereylla. 

91. — Qui  carga  bestia  agena,  Qui  cargare  bestia  agena  6 
fiziere  alguna  cosa  con  eylla  sin  mandado  de  su  seynnor,  si  non 
fuere  para  aducir  civera  de  la  hera  ó  por  carrear  uvas  de  la  vinnia 
en  tiempo  de  myta  peche  v  ss.  á  su  dueynno  si  non  fuere  con 
quereylla,  é  si  fuere  con  querella  la  calonia  ha  del  seynnor. 

92. — Qui  hereda  de  sus  parentes  pagar  deve  sus  deudas.  Et 
quoalquiere  fijo  ó  otro  hombre  qui  heredare  de  sus  parentes  por 
f^arentesco  de  derecho,  tenydos  son  de  pagar  los  del  muerto,  6 
responder  á  todos  los  quereyllosos  del  muerto,  et  su  muger  non 
devo  perder  por  su  marido  si  algún  mal  fiziere,  ni  es  tenida  á  sus 
fiadores  ni  á  sus  deudores  que  hizo  sin  eylla  sino  fuere  por  su 
meytá  ó  por  probecho  de  damboi>. 

93. — De  fiador  que  tiene  peynnos  del  deudor.  Todo  orne  que 
fuere  fiador  et  toviere  de  su  deudor  peynnos  et  quisiere  el  creedor 
non  los  tomara  mas  teniéndolos  el  fiador  dar  la  espacio  el  creedor» 

94. — De  fianzas.  Si  alguno  fuere  fiador  por  otro  en  alguna 
cosa  devel  pagar  á  ciertos  términos  é  si  nol  pagare  al  tiempo 
pasado  puedel  prendar  quel  saque  de  la  fiaduría  et  deslruyal  sus 
bienes,  fit  si  la  fianza  algunos  dayunos  rescebio  por  su  fiaduría.. 
— Otrosí  [si]  los  deudores  non  acorrieren  á  sus  fiadores  íazas  deu- 
dor faslu  XXX  días. 

95. — De  pendra.  Et  si  todo  orne  que  toviere  peynnos  dotri  si 
quisiere  dexara  darle  á  comer  et  si  nol  quisiere  dexar  nol  daraa 
á  comer  mas  si  conseñtiere  al  primer  día  ó  la  primera  noche^ 
después  no  le  puede  vedar. -^Et  todo  orne  que  quisiere  vedar  de 
comer  al  peynno  que  tiene  después  de  tercer  día  deve  tener  el 
peynno  en  escampado  é  ligarlo  con  cuerda  de  un  cobdo  por  .fuera, 


BOLBTIN   DB   LA.  KRAL  AGADBMIA   I 

peynno  asi  teniéndolo  muriere  devi 
3I  cuero  é  los  rostros  é  la  coa  ¿  los  pie 
et  el  que  oviere  á  jurar  deve  tener  1 
jurar  sobre  el  libro  é  la  cruz,  qu( 
1  peynno  se  morio.  Gt  puede  sobre  ta 
i.— Pendro  de  ovejas  ó  puercos.  Otro 
is  ó  puercos,  ó  cavras  é  les  vedare  el 
-escampado  sin  ligamiento  é  jurare 
pendrar  fasta  que  aya  su  derecho. 
. — De  pendra  de  táblenador.  Gt  si  < 
endrada  á  táblenador  por  freno  ó  po 
bestia  se  muriere  6  se  perdiere,  el 
bestia  que  vala  tanto  eu  su  lugar. 
i. — De  fiador.  Otrosí  todo  orne  que] 
alguna  cosa  et  quisiere  defender  li 
re  de  su  poder  si  fuere  coa  querejlla 
el  la  quarta  parte. 

►. — De  pendra  do  e»  el  Beif  ó  su  clave 
s  eu  alguna  villa  ó  el  Rey  ó  otro  si 
dal  suya  propia  leuga  el  peynno  de 
ante  sacare  el  peynno  de  la  villa  si  fi 
ynnor  lx  ss.  Et  si  dolra  villa  peiidr 
IOS  omes  que  non  podía  baver  derec 
!.  Pero  que  faga  clamo  non  pendi-e  i 
idor  por  infaoEon  ni  por  judio  mas 
ha  querella.  Elt  si  villa  fuere  en  el  U 
villa  que  sea  eu  esse  mesmo  tevmin 
1  levar  los  peynnos  á  su  villa,  sin  c&l 
leyónos  daquel  termino  et  teniendo  I 
O. — Qui  pendra  en  otra  villa,  Otn 
pendrare  en  otra  villa  é  no  fallare  di 
iereu  dar  lugar  puede  el  peynno  sa( 
io  dando  ñador  que  torne  la  bestia 
pijere  de  derecho. 

1. — Qui  pendrare  al  seynnor  de  la  i 
10  que  pendrare  seynnora  dalguna  1 
é  non  ñciere  clamo  ante  la  seynno 


FUBR08   DB   VIQUBRA   Y   DB  VAL   DB   FUNBS.  38 1 

el  Sil  logar  peche  á  la  sey añora  lz  ss.  la  cabnia  el  quarto  al  que^ 
reylloso. 

102. — De  heredat  en  peynnos,  Cuttodo  (t )  orne  que  tobiere  he- 
redaí  en  peiunos  fasta  termino  seynnalado  é  si  el  termino  pasado 
nol  quisiere  pagar  su  haber,  el  creedor  puede  si  quisiere  pendrar 
su  fiador  quel  faga  pagar,  é  si  no  oviere  ron  su  fiador  que  venda 
y  la  heredat  fasta  termino  de  ccc  dias,  et  si  uol  quisieren  el  quel 
puso  por  fiador  ó  sus  herederos  é  demás  puede  prender  á  su  deu- 
dor por  su  haber. 

103. — De  fiador,  Otrossi  todo  orne  que  pusiere  fiador  por 
alguna  cosa  puedel  preyndar  una  bestia  ó  otra  cosa  alguna  é  non 
mas  é  si  non  cumpliere  aquella  bestia  ó  se  muriere  puede  preyn- 
dar oira  é  de  su  deudor  pendrara  quanto  pudiere  en  un  día  é  no 
mas  fasta  que  sea  muerto  el  peynno  si  el  deudo  fuere  conoscido 
é  de  si  puede  prendre  mas. 

104. — De  pendra  que  trasnochare.  Et  qui  tobiere  pendra  de 
8u  vecino  et  trasnochare  en  su  poder  la  pendra  dandol  fiador  á  su 
clamo  ó  queriendol  seguir  luego  anle.su  alcalle  por  complir  le 
fuero  si  fuere  con  quereylla  pechara  al  seynnor  lx  ss.  é  por  la 
bestia  menor  v  ss.  é  á  su  seynnor  las  enguerras  (2). 

105. — Üe  pendra  de  un  vecino  á  otro.  Cual  quiere  ome  que 
pendrare  á  su  vecino  ó  á  otro  qualquiere  por  estraino  que  aya  é 
lo  negare  é  no  toviere  el  peinno  de  manifiesto  ha  ladrón  probado 
por  aquel  peiuno. 

106. — De  fiador  que  esconde  la  pendra.  Otrosi  todo  ome  que 
escondiere  su  peinno  porque  nol  pueda  otro  pendrar  por  clamo 
que  aya  del  puede  soynnalar  ó  testar  las  casas.  Pero  á  persona 
de  Infanzón  fidalgo  non  puede  nin  deve  seyunalar  por  ninguna 
clase. 

107. — Qui  crehanta  seynnal  de  seynnor.  Todo  home  que  cre- 
bantare  seynnal  del  Rey  ó  dotro  seynnor  ó  testimonio  que  el  sea 
fecho  peche  al  seynnor  lx  ss.  si  fuere  con  quereylla. 

10S.--Hidalgo  ny  cavayllero  sin  fianza,  Otrossi  si  cavayllero 
ó  hidalgo  fuere  fiador  por  alguno  nel  puede  ninguno  pendrar  la 


(1)  Latín  euHctus. 

(2)  Má8  abajo  (121)  se  escribe  «  engueras». 


BOLBTIN    DB  LA    HBAL   ACÁ 

31)  que  cavatgare  si  lo  flcie 

lia  al  soyiinor. 

— Qui  tiene  bestia  ó  iablieti 

iiíii  A  labliena  tí  oira  cosa 
sa  diere  fiador  al  quereillo! 
e  la  labliena. 

—Qui  tiene  bestia  ó  hereda 
líeie  bestia  ó  heredat  eti  pe; 
s  non  puede  agenarlo  ni  ' 
atender  asta  termino  cíertí 
e  las  heredades  enpeynna 
,  é  de  huertos  é  de  casas  á 
de  ios  campos  es  el  termin 
-Bejíia  de  dos  ornes.  Otn 
(uno  oviere  ijuerella  del  u 
lor  una  noche  é  por  huu  d 
lesipendrarla  de  cabo  fasta 
—Heredat  de  dos  hermanos 
peyíinareii  una  heredat  é  g 
care  en  la  tierra  puedo  sac 
|ue  su  hermano  non  traya 
que  sea  pagado  deste  pleyi 
-Qut  resciebe  seynnal  lúe 
e  rüscibiere  seynnal  deve 
perder  el  seynnal  maguen 
s  fruitos  é  todos  los  e-aquili 
jnsas  que  lizos  provechosa; 
-Qui  ha  clamo  dotro,  T 
a  le  pendrara  por  peynno 
I  potros  é  no  mas  sino  fuer 
-Qui  tiene  bestia  logada  ó  ■ 
bestia  logaila  ú  preslad^i  tí 
e  ó  se  la  tubiere  en  cmpeyi 
I  dueyno  de  la  bestia  6  de  I 
-Tener  preso.  El  si  algún 
ue  aya  del,  no  ha  calonia 


FUEROS  DE  VIGUERA  Y  ÜB  VAL  DE  FUNES.  3d3 

in.r- Fiador  que  pendra  su  deudor.  Otrosí  todo  orne  que  fuere 
fiador  pucdel  pendrar  su  deudor,  é  si  el  prometiere  ñador  sobre 
el  peynno  no  es  tenido  el  fiador  de  rescebir  lo»  ési  trasnochare  en 
su  poder  no  ha  calonia  ninguna,  lueras  si  diere  fiador  sobre  el 
peynno  de  niego  é  devel  rescebir  el  fiador  é  non  deve  trasnochar 
el  peynno  eu  su  poder. 

118. — El  seynnor  si  pendrado  por  su  vasallo.  Otrosí  cuando 
el  seynnor  de  casa  fuere  pendrado  por  su  vasallo  de  su  pan  ó  de 
su  vinna  ó  fuere  en  su  poder,  develo  desemparar  ó  facer  le  conH 
plir  de  derecho  al  querey lioso. 

119. — Qui  pendrare  cibera  que  Heve  en  onvros.  Et  si  alguno 
pendrare  cibera  qui  lieve  otri  eu  su  ombro  ó  en  su  cabeza  al  mo- 
liuo  ó  fariña  que  tobiere  del  molino  ó  trigo  que  levare  á  sembrar 
ó  pan  cocho  que  coma  por  un  dia  le  tollere^  si  fuere  con  querey- 
11a  al  seynnor  peche  v  sj?.  et  el  quarto  al  quereylloso. 

120. — Qui  pierde  su  casa.  Todo  ome  que  por  fianza  ó  por  cla- 
mo dotri  perdiere  su  casa  o  por  su  culpa  j>agará  el  que  fuere  tuerto 
al  otro  su  casa  con  sus  engueras. 

121.—  Qui  pendra  buey.  Otrosí  qui  pendrare  buey  ¿^lo  pusie* 
re  se  el  umbrar  de  la  cai<a  de  otro  corral  peche  lx  ss.,  cuando 
fuere  por  algún  mal  que  aya  fecho  por  su  boca  ó  con  sus  cuernos 
ó  con  sus  pies. 

122. — Teniendo  peyndras  dotri  ante  juez.  Et  si  alguno  tovie* 
re  pendra  dotri  o  fuere  ante  juez  et  toviere  su  [<:lamo]  ó  oviere 
algún  juizio  et  el  otro  ome  non  demandare  ante  que  salga  su 
peynno  c  nol  abra  por  su  negligencia,  fasta  que  todo  el  pleyto 
terminado  por  juicio. 

123. — Qui  pendra  molino.  Et  quoalquíere  que  pendrare  moli- 
no por  algún  clamo  tobieudol  la  agua  ó  faciendo  alguna  cosa  por 
que  no  se  mueva  la  muella  (muela)  e  venga  otro  ome  é  por  loca* 
iiia  faga  mover  la  muella  é  ficiere  fariña  peche  lx  ss.  al  querei- 
lioso  si  no  fuere  con  quereilla  al  seynor. 

124.  "Fiador  por  heredat.  Otrosi  si  alguno  fuere  fiador  por 
beredató  por  otra  cosa  non  devenios  herederos  responder  porque 
se  muera  el  fiador  teniendo  el  peino,  ó  veedores  de  su  muger  sus 
herederos  pechen  el  peynno  de  su  deudor. 

125. — Qui  peyídra  heredat.    Et  si  alguno  oviere  clamo  dotro 


boletín  db  la  real  ACADEH 

Biidrare  su  heredat  por  alguoa  co{ 
idat  á  su  reí  non  deve  levar  mas  e 
a  beredat  faga  fuero  al  querella 

la  facer  &»[!< dt]  su  seynoró 

idal  nol  respondran  de  su  parte 
relloso. 

19,— De  fiador  que  tiene  heredat 
i  que  pusiere  á  otro  por  fiador  el 
¡a  por  fladuria  por  ninguna  mane 
üaqiie  esta  fladuria  sobredicha. 
17.— Qui  tiene  aneyÜo  ó  otra  coi 
ira  que  tobiere  alguna  cosa  en  pe] 
precio  ninguno  pueslo  ante,  si  fu 
liosa  el  lo  perdiere  peche  por  el  i 
ra  preciosa  peche  l  ss.  á  sus  dne; 
,da  en  que  aya  plata  ó  oro  peche 
ida  oro  ni  plata  pongan  ires  espad 
rilquisiere  jurando  sobre  libro  é  c 
ida  que  daijuel  que  tomas  daquel 
menos  valieren  tomen  quoal  qui 
lat. 

tS.— Qui  lien  cuchillo  en  peynnoa.  Olrosi  si  fuere  cuchillo  é 
erdiere  de  fasta  vii  dineros  por  el  á  su  dueynno  diciendo  en 
erdat  que  no  valía  menos  su  cuchillo.  B  si  por  mas  jurare  coa 
ura  simple  paquei  el  que  perdió  el  cucbillo  daquia  t  ss. 
19. —  De  manto  perdido.  Et  por  manto  perdido  el  por  otra 
i  jurando  d  íieyEinor  de  Casa  fasta  t  ss.  de  valor  pague!  qui  lo 
lio,  et  si  fuere  füzel  ó  cosa  de  mayor  pleyto  6  de  mayor  valor 
ga  ante  aquel  ouie  tres  painnos  ó  otras  tres  cosas  desu  mane- 
de  su  menor  precio  fasta  valor  de  v  ss.  juraudo  el  seyíiDOr 
a  cosa  perdida  sobre  el  libro  é  cruz  que  noa  valia  meóos  so 
1  tome  uno  quoalguiera  dellos. 

iO.  —  Qui  tiene  peynnos.    Otrosí  si  algún  orne  tubiere  empey- 
alguna  cosa  dotro  en  su  poder  sin  testimonios  ó  sin  cartí 
nueble  fuere,  por  quanto  jurare  que  ha  sobre  aquella  cosa  b 
u  valor  [auto  habrá  sobre  aquella  cosa. 
it.— Judio  que  tiene  peynnot.    Otrosi  si  algún  judio 


FUEKOS    DE    VJGU£HA    Y    DK    VAL    bE    FUNES.  385. 

villa  de  Funes  tobier  alguna  cosa  mueble  empcynnos  sin  carta  ó 
sin  teslimouios  después  del  aynno  complido  con  su  jura  si  non 
quiere  non  respondra  al  dueynno  por  el  peynno. 

132. — De  qui  va  a  ultramar  en  romería.  Otrosi  todo  home  que 
fuere  en  romería  de  pie  ha  ultramar  por  hun  aynno,  ó  Sanc- 
tiago  por  xxz  dias  e  ha  Roma  por  tres  meses  non  traya  sus 
cosas  ni  sus  fianzas  por  ningunas,  mas  las  suyas  proprias,  fuera 
si  fue  su  cosa  empeynnada  antes  que  fuese  en  Romería. 

133. — Qui  ha  clamo  mostrel  seynnaL  Otrosi  si  alguno  obiore 
clamo  dotri  e  nol  quissiere  facer  fuero  puedel  mostrar  la  seynnal 
del  juez  que  es  de  lx  ss.  ó  del  sayón  que  es  de  v  ss.  ó  testarle  sus 
casas  con  sieyllo  del  seynnor  que  es  de  lx  ss.  Et  si  nol  fíciere 
compiimiento  é  passare  fasta  otro  dia  puedel  quereyllar  al  seynnor 
é  tuyllira  del  otro  todas  estas  calonias  por  juicio  del  juez. 

134.— Ste¿¿o  monsirado  á  testigo.  Et  si  sieyllo  fuere  monstrado 
ó  algún  testigo  fecho  ad  algún  ome  et  en  aya  otri  clamo  de  mu- 
chas cosas  é  de  muchas  heredades  no  ha  el  seynnor  sobre  aquel 
sino  una  calonia  [si]no  aduce  otra  por  fuero. 

135.— *P/ei/(o  de  lavradores.  Los  lavradores  que  fueren  del 
sennorio  del  seynnor  si  obieren  entre  si  pleyto,  si  non  quisieren 
no  son  tenidos  de  coger  advocado  ó  procurador  en  su  pl&yto  con 
algún  Infanzón. 

13&*-P¿ei/to  de  Infanzones  é  lavradores.  Todo  ome  que  fuere 
Infanzón  é  oviere  pleyto  con  Infanzón  ó  con  lavrador  puede  poner 
qaoal  advogado  quisiere  ó  procurador  en  su  pleyto  ó  Infanzón  ó 
lavrador  et  el  lavrador  si  quisiere  puede  poner  contra  el  Infanzón 
en  Ru  pleyto. 

137.— iVo  poder  meter  procurador.  Otrosi  un  procurador  non 
puede  poner  otro  en  ninguno  negocio.  Et  si  ningún  procurador 
que  tobiere  algún  pleyto  en  encomienda  de  juez  que  toviere  voz 
en  el  pleyto  é  oviere  juicio  alguno,  después  non  puede  poner 
advogado. 

138  — Advogado  preso.  Otrosi  si  procurador  ó  advogado  do 
algún  ome  fuera  preso  ó  enfermo,  ó  fuere  ydo  con  seynnor,  ó 
fuere  guerra,  ó  fuere  embargado  por  alguna  razón  verdadera,  ó 
por  si  quisiere  dexar  el  pleyto  á  su  dueynno  quanto  fue  después 
o  fecho  en  su  tiempo  todo  ha  firme,  el  dueynno  del  pleyto  puede 

TOMO  ZZITII.  25 


BOLETÍN  DB  Lí   RBAL  ACAD8HI. 

■  Otro  advogado  ó  emparar  su  pie; 
lugar. 

). — Procurador  como  se  deve  por, 
pooer  procurador  ea  ea  pleylo  de 
el  juex,  édeve  dará  suadversaríí 
'  valedero  lo  que  fíciei'e  et  diiiere 
í. —  Píi[ra]  meter  procurador  111 1 
ire  aver  ó  demandar  procurador  ó 
[o  fasta  tercer  día  é  si  aquel  día  ii 
li  su  procurador  no  habrá  mas  e 
mas  dent  adelantel  ó  bu  procui 
)  á  pouer  otro  procurador  pongal 
z.  Et  si  el  advogado  ó  el  procura< 
)  non  puede  de  todo  empararlo  i 
!0  pleylo. 

, — Adocgado.  Otrosí  que  todo  oí 
parte  en  consejo  dalgun  pleyto 
Qui  es  procurador  por  ambas  I; 
lo.  Todo  orne  que  fuere  advogad 
>  de  ambas  las  partes  por  hun  pie 
le. 

I. — Qui  dixierñ  que  non  puede  aVi 
dixiere  que  non  puede  baver  a 
lor  de  la  villa  ge  lo  deve  dar  et  c 
ado  et  el  sin  temor  6  mala  de  la  < 
i,  é  el  juez  juzgue  á  entrambas  1 
ieneu  en  su  presencia  según  su  fi 
1. — Tener  voz  ante  juez.  Et  si  a 
I  ome  le  ayudare  diciendo  alguna 
é  faz  tuerto  á  la  otra  parte,  é  el  ji 
a. 

í. — Pleyto  uno  con  otro.  Otrosi  t 
i  otro  puede  mudar  su  dei-echo  qu 
i\  juez  é  ante  leslimonias  sino  fu 
10  ante  el  juez  tal  cosa  sobre  q 
dar  fiador  6  fuere  tal  el  derecho 
itruyr. 


FUEBOS   DE   VIGUEBA   V   DB  VAL  DE  FUNES.  387 

145. — Procurador  falso  ó  advogado.    Et  si  algún  orne  provare 
^u  procurador  ó  su  advogado  en  falsedat  en  su  pleyto  que  tenia 
acomodando  9  pagara  á  su  dueynno  todo  el  daynno  e  pierda  el 
-oficio  por  siempre.  , 

146. — Advogado  en  vida  de  qui  lo  pone,    Otrosi  ningún  advo- 
gado é  ningún  procurador  non  durara  en  ningún  pleyto  por 
-aquel  quel  puso  en  el  pleyto  sino  en  su  vida. 

147. — Orne  escomengado  (excomulgado)  no  aya  voz.  Et  todo 
•orne  que  fuere  escomengado  ó  dotra  ley,  sino  fuere  por  cosa  pro- 
pria,  ó  de  ome  de  su  gent  non  puede  tener  voz  ante  juez  entre 
x  años,  nin  monge  ninguno  de  misa  si  no  fuere  por  su  pleyto  é  de 
6u  Iglesia  ó  de  ome  de  su  pan  ó  por  algún  mezquino  que  non  pue- 
^de  pagar  nxi  advogado. 

14¡S. -^Demanda  de  seynnor  á  hun  ome.  Si  algún  seynnor  dal 
guna  villa  ó  qui  su  lugar  tobiere  por  voz  de  Seynnor  demandare 
alguna  cosa  á  alguno  no  es  tenydo  de  responderle  ni  darle  fiador 
-por  clamo  que  del  aya  ni  li  valen  testigos  que  aya  contra  su  mes- 
equino. 

149. — Demanda  de  concejo  á  ome,    Otrosi  si  todol  concejo 
4ciere  ad  algún  ome  alguna  demanda  nol  debe  responder  mas  que 
^1  seynnor,  fueras  á  uno  ó  á  mas  si  ovieren  querella  del,  éá  estas 
res  pondrá. 

150. — Procurador  por  Infanzonya  non  responder  sino  d  Rey  por 
-cierto  caso.  Et  ningún  ome  non  es  tenydo  de  responder  á  ningún 
ome  ó  á  tenient  logar  de  Seynnor  en  essa  mesma  villa  por  Infan- 
>zonia  sino  al  Rey  ó  á  su  proprio  mandadero,  que  el  Rey  puede 
por  lodo  siempre  confirmar  Infanzonya  en  su  Reyno  é  no  otro 
-seynnor. 

151. — De  facer  se  Infanzón  seguni  fuero.  El  tot  ome  que  ovie- 
re  á  fazer  salva  por  su  Infanzonia  aya  hun  cavayllo  e  hun  escu- 
dero fijos  dalgo  dambas  partes  ó  dos  cavaylleros  que  ayan  vecyn- 
4at  entegra  en  el  Reyno  ó  jure  sobre  el  libro  é  cruz  por  aquel 
*ome  diciendo  et  afirmando  que  es  Infanzón  de  padre  e  de  aquello 
e  non  deve  pechar  al  Rey.  Et  si  después  fuere  probado  que  finca- 
ron por  villano,  los  juradores  con  todo  su  linage  han  villanos 
siempre  é  lavradores  del  seynnor;  é  el  otro  fincara  por  siempre 
Infanzón  con  todo  su  linage. 


#% 


BOLBTIN  DE  LA  REAL  ACADEM 

^De  orne  enfermo  non  compli 
tre  enfermo  no  es  tenido  de  con 
ista  que  pueda  andar  é  yr  por  a 
li  durare  mucho  deve  estar  ant 
:urador  alguno  que  lo  lieve  ade 
—Non  facer  pesquisa  sino  por 
la  demanda  que  sea  fecha  oin  p 
Rey  ni  otro  seynnor  de  facer  j 
'ueras  por  fuerza  ó  por  traycioi 
no  ó  sil  fuere  otorgado  eo  su  c 
—De  furlv.  Et  si  alguna  muf 
»  de  grant  furto  é  por  oíros  furt 
ir  juicio,  por  aquel  furto  salve: 
rar  por  tres  passadas  en  su  mar 
le  é  seyeleo  le  la  mano,  é  si  f 
6  plagas  en  la  mano  sea  culpad 
-De  Reptamiento.  Todo  Iiifac 
1  salvarse  a  por  juicio  de  corl  6 
>  é  con  armas  con  otro  egoal.  I 
que  fuere  reptado  que  no  afijo 
por  vataylla  no  respondra  á  flj< 
lecir  mal  por  la  muert. 
-De  acusamiento  de  muert  de  h 
n  fuere  acusado  de  muert  de  ou 
tis  parientes  después  que  oviei 
!S  si  quier  sea  sobrínia  si  quiej 

nano  ó  quoalquiere  que  sea  mas  cercano  de  su  pareuleaeOr 
9  parientes  non  quisieren  rescibir  derecho  rescibael  mu 
su  grado,  fueras  padre  ó  agüelo.  Et  otros  ornes  ningunos 
OBSadus  ni  pueden  acusar  ni  deíír  le  mal  por  la  muert. 
—fíeptamienlo  de  Seynnor  ó  de  concejo.  Bt  si  alguao 
piado  de  seynnor  6  de  todo  concejo  non  les  debe  respiHi 
a  Iraycion  ni  se  deve  salvar,  fueras  á  un  orne  solo  que 
esie  mal. 


1  ordallA  ei  buco  indicio  ie  U  iDtleQedtd  dal  (uero. 


FUEROS  DB  VIGUBRA  T  DB  VAL  DB  FUNBS.         389 

158.— Qui  recébiere  hataylla  por  reptamiento.  Olrossi  todo 
Infanzón  que  ficiere  bataylla  por  reptamiento  quel  faga  et  su 
cabayllo  saylliere  fueras  de  las  cosseras  debenle  los  fieles  poner 
dentro  en  el  campo.  Et  si  el  ome  o  el  cavayllo  sacare  el  pie  ó  otro 
miembro  deben  gelo  cortar.  Et  si  fincare  por  tres  dias  ó  si 
muriere  luego  e  non  dixiere  ventudo  ba  de  la  traycion. 

159. — Si  los  fieles  sacaren  del  campo.    Otrossi  si  los  fíeles  saca- 
ren ornes  del  campo  que  fagan  bataylla  é  los  deban  tornar  al  otro 
-día  al  campo  et  muriere  alguno  dellos  salvo  ba. 

160. — De  traydor.  Et  todo  ome  que  fuere  por  cort  juzgado  por 
traydor  todos  sus  bienes  deben  ser  por  siempre  del  seyunor  é 
{)uedel  justiciar  la  persona,  é  por  tal  fecho  non  deben  los  parien- 
tes del  orne  buscar  mal  ni  fnzer  mal  al  acusador  de  la  traycion. 

161.  ^De  oillano  ó  Infanzón  batalla  de  escudo  é  bastón.  Otrosi 
villano  ó  Infanzón  por  torna  de  testimonio  o  de  jura  debe  facer 
i)atayllá  de  escudo  é  bastón  en  la  era  de  Sancta  Maria  darlas,  é  el 
-que  fuere  vencido  pagará  al  seynnor  medio  omicidioéá  su  adver- 
sario toda  su  demanda  é  las  expensas  todas. 

162. — De  pleyto  de  Infanzones.    Et  si  algún  pley to  fuere  entre 
Infanzones  é  por  torna  aya  de  facer  bataylla  de  candelas  en  sus- 
tentamiento darlas  a,  é  el  que  fuere  vencido  pagara  al  seynnior 
medio  omicidio  é  a  su  adversario  la  demanda  quel  fazia  en  el 
juizio,  é  las  expensas. 

163.  «-iVort  fazer  bataylla  por  precio  de  III  ss.  Otrossi  si  algún 
pleylo  fuere  sobre  alguna  cosa  e  por  torna  ayan  ha  fazer  bataylla 
fasta  precio  de  iii  ss.  no  la  fagan,  é  si  de  mayor  valor  fuere  la 
«quereylla  entre  Infanzones  e  lavradores  oviereu  el  pleyto,  non 
faga  otra  bataylla  sino  de  escudo  é  vaston. 

164. — Ninguno  non  puede  ser  toma  de  precio.  Ningún  ome 
fion  puede  por  torna  de  ningún  precio  firmar  bataylla  á  Infanzón 
ni  á  fldalgo. 

165. — Dar  fianza  sobre  demanda.  Otrosi  quando  alguno  por 
•ilemauda  quel  faga  ó  por  testimonio  que  fiziere  quisiere  dar  fianza 
de  su  jura  é  lotro  quisiere  firmar  bataylla,  ante  que  resciba  su 
lianza  debe  dar  fianza  de  la  torna  é  el  otro  debe  dar  fianza  del 
espera,  é  el  Juez  debe  rescebir  las  fianza^i  é  debe  les  dar  termino 
';ara  facer  bataylla  de  diez  en  diez  dias  fasta  xxx  dias,  e  en  el  pos- 


bolbtIn  de  la  real  academia  db 

ia  del  termino  debe  facer  la  batayll 
1  cosa  destas  por  cada  una  dellas 
,  8i  no  toviere  el  postremo  termino  | 
iinor  8113  calonias. ' 
-Demanda  de  doa  villaa.  Et  ai  a 
ibre  termino  de  villas  pueden  loa  T' 
o  firmar  baiaylla  si  quisiere  dando 

-Non  fazer  bataylla  clérigo  ni  homb 

guna  razón  non  puede  orne  firmar  i: 

de  religión  ni  á  clérigo  de  Missa. 

-Ferir  tabernero  ó  molinedo,    Oln 

■mar  torna  ni  farer  bataylla  por  fe 

do  ni  á  vismador  ni  á  foruero  sobre 

~Qui  mata  padre.    Todo  orne  que 

i  su  hermano  ó  su  primo  cormano  S 

i\  matare  en  bataylla  con  su  seyni 

II]  castillo  ó  por  otra  occasion  manil 

-Firmar  butaylla,    Olrosi  ningún 

i  fazer  bataylla  fasta  x  puercos  ni 

y  ni  por  asno. 

-A  judio  ni  moro  non  debe  manda 

>ro  ni  judio  ni  á  sus  tesliraouias  i 

ñas  pasara  con  su  jura  en  todos  su! 

-De  demandar  muerl.    Otrosi  todo 

lia  ó  por  su  voluntat  ó  malquerenci, 

parientes  del  muerto  pueden  á  tal 

la  responder  ata  sxx  días  ó  salvars 

talla  con  sn  egoal. 

-De  orne  acusador  pecha.    Otrossi 

ue  aya  á  dar  al  seynnor  6  dixieren 

é  tiene  lo  en  ajeno  sus  heredades 

Eil  vecino,  debe  se  salvar  fasta  xsx  días  o  ante  del  termini) 

)arar  las  heredades  sobredichas. 

-No  reptar  por  qui  dñba  calonia.    Otrosi  uingUQ  orne 

debe  reptar  de  trayciou  por  muerte  de  ninguno  pT' 

gar  calonia  de  seynnor,  salvo  si  lo  matare  en  treg 


FUEROS  DB  VIOUBRA  Y  DE  VAL  DE  FUNES.  391 

175. — De  castiello  furtado.  Et  si  alguno  tradidiere  casteyllo  de 
su  seyonor  ó  ioguiere  con  muger  de  su  seynuor  ó  lo  matare  ó 
matare  orne  en  tregoas  non  se  puede  salvar  por  ygoal  ni  por  batay- 
lia  de  iraycion.  Bt  parientes  del  muerto  non  son  tenidos  de  ñrmar 
de  tornar  ni  bataylla  facer  por  él  sinon  fuere  dicho  que  en  tray- 
cion  mato  orne. 

176' — De  ser  bataylla  ó  por  can  ni  por  au  (ave).  Otrossi  nin- 
gún orne  non  debe  firmar  torna  ni  fazer  bataylla  por  can  ni  por 
au  ni  por  agoa  furtada  ni  por  bestia  ninguna  que  no  sea  seyllar. 

177. — De  rende  caatieyllo.  Si  alguno  to viere  castieyllo  por 
otro  debe  gelo  render  en  todo  tiempo  quel  demandare  pero  debe 
haber  espacio  daqui  á  ocho  dias  que  puedan  sacar  sus  armas  é  sus 
cosas,  é  si  non  rendiere  el  castiello  á  él  ó  á  otro  ome  por  su  man- 
dado sea  traydor  manifiesto.  Et  si  el  castieyllo  fuere  en  guerra 
deve  aquel  que  tiene  el  castieyllo  rescebir  muerte  en  defendiedol 
ó  caer  de  torre  del  castieyllo  ó  aver  tal  ferida  que  vean  todos 
que  fizo  su  poder. 

178. — De  qui  tiene  castiello  con  tenencia.  Otrosi  si  algún 
Infanzón  fidalgo  toviere  castieyllo  rescebiendo  retenencia  fasta 
hun  ayuno  ó  a  cierto  termino,  después  que  fuere  su  termino  con- 
plido  si  lo  quisiere  resliquir  ó  dexar,  diga  á  su  seynnor  que  res- 
ciba  su  castiello  ante  buenos  ornes  é  sus  testimonias  complidas,  é 
si  nol  quisiere  rescebir  al  menos  goardel  fasta  ocho  dias  que 
pueda  sacar  sus  armas,  e  después  ponga  un  can  ligado  en  el  ras- 
triello  et  después  cerré  todas  las  puertas,  et  después  puede  yr  ó 
quisiere  é  su  seyímor  nol  puede  decir  por  traydor  del  castillo. 

179. — Si  el  Rey  comendare  castillo  á  Rico  ome.  Et  si  el  Rey 
qui  diere  castillo  comendado  ad  algún  rico  home  de  los  Nobles 
del  Reyno  et  el  Rico  home  nol  comendare  á  home  fidalgo  natu- 
ral del  Reyno  é  lo  prendiere,  el  Rey  puedel  reptar  é  pendrar  si 
quisiere.  Et  si  algún  ome  toviere  castillo  por  algún  rico  home  é 
fuere  fidalgo  é  el  Rey  le  demandare  el  castiello  no  lo  deve  dar 
siino  á  su  seiunor  porquil  tiene. 

180. — St  el  Rey  quiere  entrar  en  castiello.  Et*  si  el  Rey  qui- 
siere entrar  en  algún  castillo  suyo  que  tenga  algún  ome  por  otro 
seynnor  develo  coger  con  si  tercero.  Et  si  fuere  en  priessa  de  sus 
enemigos  debelo  coger  con  toda  su  compaynia  que  se  salve  y.  Et 


LETtN   DB   LA   REAL  AGAOBHIA  DB  LA    UIl 

muriere  que  tenga  el  castillo  devel 
deve  el  Rey  ser  pagado  del  que  ten 

I  Reptamiento.  Todo  orne  que  fuere  i 
[  Rey  devel  hacer  seguro  en  andaodt 
dar  le  advogado  é  captenedor  ea  su  dr 
puede  el  reptado  aliarsse  á  cort  de  otrc 
ti  fuere  reptado  de  su  eeijnnor,  OtrosF 
le  su  seynnor  por  honor  que  tenga  no 
responder  fasta  que  sea  en  plena  pose: 
ino  o  por  el  mal  que  fue  desque  fazie  e 
muger  fuere  acusada.  Bt  si  alguua  m 
Iterio  ó  de  otro  pecado  grave  non  se  de 
\]  seynnor,  sinoá  su  mai-ido.  Bt  si  tal 
e  se  aya  de  salvar  al  concejo  ó  al  seyDn< 
r  pueden  la  salvar. 
rico  hombre  loviere  tierra  por  el  Jíej 
toviere  tierra  por  el  Rey  ó  si  fuer  de  B 
guerra  cativo  de  rail  raoravedis  debelo 
por  el  c  moravedis. 
padre  ó  de  madre  si  fueren  pobres. 
leren  pobres  é  no  ovieren  de  que  vivi 
fijos  que  segunt  su  poder,  que  les  den 
que  vivan  e  si  loa  hijos  dieren  6  pu! 
íenes  en  patrimonio  del  padre  é  de  la 
US  padres  ó  sus  hermanos  den  les  gra 
líteron  é  con  tanto  sean  pagados  de  su 
mo  pueden  vedar  fijos  á  padres  que  no  i 
Bdan  vedar  á  los  padres  que  no  vendar 
voluntat  si  ellos  los  quieren  socorrer  á : 

)pear  heredat.  Otrosi  si  algnn  orne  fii 
la  heredat  el  que  demanda  debe  apear 
ez  el  si  cosas  muebles  oviere  deve  las  i 
liar  heredat  ajena.  Todo  ome  que  i 
re  vencido  por  juicio  de  juez  pagara  al  t 
lia  Ls  ss.  decaíanla. 


FUEROS  OE  FIGUERA  Y  DE  VAL  DE  FUNES.         393 

tS9.^Qui  falla  con  odre  en  vinna.  fit  si  alguno  fallare  coa 
odre  on  sti  vinia  dará  lx  ss. 

190.  Qui  apeare  heredat  de  avollorio.  Otrosí  si  alguno  apea* 
re  heredat  de  su  avollorio  et  cuyda  haver  parto  en  ella  é  fuei'e 
yencido,  non  debe  pagar  calonia  si  el  apeamiento  fue  fecho  en  sus 
pariente»  cercanos  o  en  su  heredat. 

191. — Apear  heredat.  Et  si  alguno  fiziere  demanda  de  hero- 
dat  á  sus  parientes  é  la  apeare  diziendo  que  debe  haber  parte  en 
la  heredat  e  oo  fuere  partida  entre  parientes  ni  otros  ornes  que 
tenglin  la  heredat  que  fue  de  sus  parientes  cercanos  maguer  que 
non  pueda  amostrar  seynnaladament  la  parte  que  dize  que  deve 
haver,  puede  el  orne  tal  apeamiento  fazer,  é  son  tenidos  los  que 
tienen  la  heredad  de  responder  é  de  defender  al  quereylloso. 

192. — Apear  casas.  Todo  orne  que  quisiere  apear  casas,  ante 
que  entre  debe  dar  fiador  al  que  esta  dentro  que  después  que  ovier 
fecho  .su  apeamiento  fecho  á  su  muestra  que  salga  de  las  casas  e 
no  se  alce  con  ellas. 

193. — Apear  heredat.  Otrosí  si  alguno  quisiere  apear  alguna 
heredat  puede  con  si  traher  un  compaynnerosin  calonia  ninguna. 
Et  si  fuere  muger  puede  traher  dos  omes  que  la  lieven  por  manto. 
Et  por  demanda  ninguna  que  ningún  ha  facer^  ninguno  no  puede 
apear  sino  el  dueynuo  del  pleyto.  Et  después  del  apeazgo  fecho 
puede  el  qui  defiende  demandar  fiador  al  dueynno  del  pleyto  que 
si  es  seynnor  et  algunas  calouias  alcanzadas  por  el  fecho  que  no 
las  pierdan. 

19t. — Non  fer  demanda  fúnebre  de  aquello.  Olrosi  ningún 
orne  non  puede  fazer  demanda  de  heredat  uin  de  otra  cosa  nin- 
guna sobre  ninguno  que  sea  heredat  de  agüelo  e  si  deshiziere  el 
qui  tasande  el  pleyto  no  deve  responder  por  ninguna  manera  sino 
viniendo  el  pleyto  después  de  la  peyndra  fecha,  e  el  que  deman- 
dare muera  por  eyllo,  é  estos  sus  parientes  demanden  el  pleyto 
en  su  hijo. 

195. — De  facer  muestra.    Todo  ome  que  demandare  día  por 

fazer  muestra  estando  en  su  juizio  por  se  defender  en  su  pleyto 

ay  tres  días  é  si  mas  quisiere  aya  veinte  et  si  diciere  en  juicio 

]ue  no  ha  carta  habiéndola  faga  su  demanda  sin  carta  e  después 

ion  se  puede  clamar  á  carta  en  el  pleyto.  Et  si  el  que  defiende  le 


f^ 


lOLBTtX   DE   LA    REAL  ACADI 

76  fiador  que  do  venga  daj 

a. 

De  olor  de  bestia.    Otrosí 

istia  ó  de  otra  cosa  ay  espa 

i  la  demanda  que  el  puso 

3  maniñesio  de  la  bestia  ó 

inda  sobre  ello  et  dejar  el  | 

De  qui  clamare  á  ¿eynnor. 

ar  del  clamo  del  seynnor  a 

:laino  sin  mandado  del  seynnor,  é  por  todas  las  dtcbís 

ornes  entendedores  puedan  componer  si  quisieren  íiu 

del  seynnor. 

QuereijUa  de  Judio.    Otrosí  moro  ó  judío  6  otro  orne 

re  al  seynnor  de  Infanzón  6  do  otro  orne,  el  seynnor 

lebe  sofrír  sus  mesquínos  é  faterles  complir  Tuero 

Pleyto  de  albarranos.  Et  los  ornes  albarranos  que  ov 
si  pleyto  deles  en  Juycio  el  juez  como  á  sus  vezinos  i 
seynnor  de  la  villa  deve  tomar  dellos  sn  calonía  ¡ 
íqueylloa  que  son  moradores  en  la  villa. 
Meter  mala  voz.  Todo  ome  que  mala  voz  pusiere  p 
11  hereilat  Tazieudo  el  lavrador  dellaósil  apeare  ó  si  aol 
brado  la  heredat  ovicron  ambos  los  contendedores  algí 
nido  es  de  complir  fuero  al  qnereylloso  por  mala  voi. 
Carla  facer  hombre  sobre  si.  Otrosí  por  carta  que  nii 
a  sobre  si  de  qnoal  quiere  pariente  6  de  deudo  en  tod 
nido  es  de  complir  fuero  en  esse  lugar  al  quereylloso  o 

De  furto  é  de  robería.  En  todo  lugar  que  furto  ferú 
Lga  ó  homicidio,  en  esse  mesmo  logar  debe  responder 
ISO.  Et  por  la  heredal  debe  responder  do  fuere  la  heredi 
Culpado  de  furto.  Otrosí  si  muchos  fueren  culpado) 
1  ó  de  otra  cosa  et  uno  deyllos  por  todos  pague  el  dayoi 
tros  quitos,  pero  no  son  quitos  de  justicia  de  los  cuerp 
ecieren  et  a  todo  quereylloso  de  otro  ome  son  tenidos  [h 
otras  cosas  do  complir  ante  su  juez. 
■En  quoal  manda  es  ome  vezino.    Todo  ome  que  en 


FUEROS  DE  VIGUERA  Y  DE  VAL  OE  PONES.  39S 

na  villa  oviere  casa  ó  huerto  ó  hera  vezino  es  de  villa  acabado:  et 
si  no  ñzíere  y  su  morado  é  non  toviere  fuego  por  si  e  appellida 
non  faylliere  con  sus  vecinos,  no  aya  con  sus  vecinos  agoas  ni 
yerbas  nil  darán  quisycion  si  non  fuere  por  su  gracia. 

205.—- Si  orne  sobiere  en  alguna  villa.  Si  alguu  orne  fíziere  su 
morada  en  alguna  villa  é  no  oviere  y  heredat  propria  e  tenga  y 
veciudat  faciendo  fuego  e  andando  al  Rio  e  á  apeillido  con  sus 
vecinos  por  aynno  é  dia,  sera  vecino  morando  en  la  villa  é  habrá 
derecho  en  los  términos  assi  como  quoalguiere  vecino. 

206. — Quiesta  enjuicio  dotro.  Et  si  algún  ome  fuere  en  jui- 
cio dotro  ome  por  basalage  ó  por  aynno  ó  por  mes  ó  por  mas, 
comiendo  é  beviendo  en  su  casa  su  pan  e  su  agoa  e  por  precio 
cierto  queriendo  su  rencueria  e  sabiendo  e  espendiendo  de  su 
seynnor  e  por  su  voluntat  quisiere  sayllir  daquel  servicio  é  tener 
su  carrera  e  su  dueynno  ó  oviere  clamor  del  quel  fizo  daynno  en 
sus  cosas,  ó  aquel  perdió  algo  de  lo  suyo  por  su  culpa,  emendarla 
[a]  tanto  por  quaulo  jurare  sobre  el  livro  é  la  cruz. 

207. — De  mancebo.  Otrosi  si  algún  ome  estuviere  en  juicio 
dotro  ome  con  ñador  fasta  tiempo  cierto  é  ante  que  cumpla  el 
tiempo  saylliere  del  poyno  por  su  voluntat,  el  fíador  devel  dar  otro 
tal  ome  quel  sierva  en  su  lugar  fasta  el  tiempo  sobredicho. 

208. — De  manceba  que  saylle  de  cas  de  su  seynor.  Todo  ba- 
sayllo  que  sallyere  de  casa  de  su  dueynno  por  muerte  de  padre 
ó  de  madre  ó  por  su  casamiento  por  un  día  ó  por  una  noche  non 
pierda  por  eso  ninguna  cosa  de  su  soldada. 

209. — De  basalto  que  falla  mal  faciendo  en  heredat  de  su  seyn- 
nor. Otrosi  todo  ome  ó  todo  basayllo  que  fallare  mal  faytores 
eu  la  heredat  de  su  seynnor  con  su  jura  habia  (1)  las  cálenlas 
también  como  su  seynnor  e  serán  todas  del  seynor. 

210.-^C7omo  non  puede  fortalezer.  Ningún  Infanzón  non 
puede  fazer  torre  ni  fortaleza  ninguna  en  villa  que  vezino  sea  ni 
en  todos  sus  términos  si  la  villa  fuere  del  Rey  ó  de  otro  seynnor 
sino  fasta  tanto  de  alteza  que  el  cavallero  esiendo  sobre  su  cavallo 
pueda  alcanzar  con  su  lanza  fasta  suso. 

211. — De  baylle  de  seynnor.    Olrosi  todo  ome  que  toviere  logar 

(1)    Es  decir,  tenga^  del  latín  habeat. 


rÍN    D8    LA    «BAL  AGADBIftA   DB   LA    HIS' 

1  alguna  villa  deve  á  todo  qiiereylli 
r  justicia,  é  por  su  juaticia  que  ha  ( 
nguiio  de  ningún  querelloso  pierda 
uel  oñlcio  que  lieDe  para  sienpre. 

A  ningún  baylle  ó  Otri  qul  tobiei 
Q  ó  por  concejo  del,  iumbra  (I)  del  b 
3r  pesar  ó  por  medir  ninguna  cosa  í 
Et  por  litis  falsa  ó  por  mesura  dita  di 

tto  peso  de  pan.  Et  si  alguno  veadií 
vezinos  por  el  dayono  pecbe  al  coact 
falso. 

ra  falsa.  Todo  orne  que  comenzare 
i8;i  i  cierto  precio  ó  de  manifiesto  é 
mayor...  fuera  con  querella  al  sey 

ifo.  Otrosí  ningún  omen  que  gaf< 
)s  en  la  villa  ni  en  la  glesia  ni  en  at 
lya  su  morada  fuera  de  las  heras  e  i 
otros  chrislianos. 

isayllo  Et  si  algún  vasayUc  saylliei 
dixiere  quu  oviere  buscar  su  pro  é 
loso  e  nol  muestre  querella  ninguna 
uede  por  vasallo  demandar  ninguna 
isallo  que  se  fuere  de  su  seynnor.  T 
seyuíioc  é  non  demandare  nada, su 
:x  días. 

isallo  enfermo.  Si  algún  vasallo  es 
habiendo  tenido...  quanto  mandan 
nere  tenido  de  su  sueldo  huirá  su  sey 
quanto  espendio  en  su  enfermedad 
ella  de  seynor.  Otrosí  si  el  basall( 
que  le  ferio  tenido  con  complirle  der 

ador  que  no  ha  perdido.    Si  algún  o 


FUEROS  DK   VIGUERA   Y   OB  VAL   DE   FUNES.  397 

por  Otro  orne  bino  que  no  aya  con  su  germano  en  prendas  sus 
heredades  é  no  quisiere  acorrer  su  fiador  diciendo  que  no  ha  part 
seynnalada  é  responder  lan  é  sino  mostrare  buena  muestra  é  ver- 
dadera que  no  ha  parte  nin  debe  haber  su  hermano  en  las  here- 
dades é  jurare  sobre  el  libro  é  la  cruz  sino  gelo  place,  denle  su 
parle  de  todos  los  frutos  que  fueron  de  las  heredades  fasta  que  li 
sea  pagado  de  su  hermano. 

221. — Fiador  por  otro.  Otrosí  si  alguno  fuere  fiador  ó  deudor 
por  otro  orne  faciendo  testimonios  quel  acusa  é  quel  pague  el 
adeudo  quel  fizo  é  nol  quisiere  el  fiador,  débel  pagar  del  suyo  6 
después  si  quisiere  puede  cobrar  el  doble  del  deudor. 

222.  —  Fiador  leve  su  heredad.  Et  si  entrada  heredad  Infan- 
zón ó  villano  fuere  fecho  su  mandado  ó  algún  pleyto,  tal  deve  ser 
el  precio  quoal  es  la  heredad  por  complir  fiador  ó  de  salvo  ó  de 
redras  é  el  fiador  deve  hacer  peinos  de  alboada  á  otro  peynno 
complido  é  propia  casa  en  la  villa  é  tenga  fuego  é  salga  é  entre 
cada  día  el  peynno  en  su  casa. 

229. — Si  el  Rey  enviare  alguno  á  otra  tierra.  Et  si  el  Rey  en- 
viare  alguno  de  su  tierra  á  otras  partes  por  su  fecho  sus  fiadores 
non  deven  pendrarle  fasta  que  sea  muerto  ó  torne  á  su  casa  é 
cobre  sus  bienes. 

224. — De  tenencia  aynno  é  dia.  Otrosí  en  toda  tenencia  pro- 
bada de  aynno  é  día  sin  mala  voz  el  que  es  en  tenencia  dará  al 
querelloso  fiador  de  complir  fuero,  6  el  ome  que  clamo  ovlere  dará 
al  otro  fiador  de  Redra  por  si  é  por  su  linage  que  sí  venido  fueie 
en  el  pleyto  que  nunca  pida  Ik  heredad  ni  mueba  pleyto  con  el 
oí  con  los  suyos  por  la  heredat. 

229.— Pleyto  de  dos  ornes  sobre  mueble.  Et  si  pleyto  ovierea 
dos  ornes  por  mueble  alguno  6  si  trasnochare  en  poder  del  uno 
por  su  pleyto  teniendo  el  mueble  sin  clamo  dotro  fecho  dará  fia- 
dor el  querelloso  de  su  limbrar  en  aquel  logar  do  fue  fallado  el 
mueble  que  cumpla  al  querelloso  de  fuero  é  el  que  ha  clamo  dará 
fiador  de  Redra  qne  si  fuere  vencido  del  pleyto  por  sí  ó  por  todo 
ome  en  su  voz  que  nutal  demande  el  mueble. 

226. — Fiador  por  heredat.  Otrosí  si  alguno  quisiere  entrar 
fiador  per  alguna  heredat  suya  sino  de  su  muyller  bien  puede 
ser  fiador  sí  su  muger  otorgare  la  fianza. 


olbtIn  db  la  bbal  academia 

fuj/eriion  aer  mayllenta.  Ot 
si  facer  malleiita  en  vida  de  s 
II  arones  ni  el  marido  sin  la 
)r  probecho  de  dambos  é  vale 
uno  non  pagara  por  el  olro, 
de  la  njena. 

>ar  fiador.  Todo  orne  que  ni 
alquiera  manera  6  razón  no  i 
ueras  si  aquel  que  querella 
)r  mata  voz  firmando  ó  partí 
I  de  querella. 

'oda  orne  qui  tiene  heredat  a 
i  heredat  dotriatrebuto  lavrat 
o  es  de  entrar  li  fiador  é  pagc 

nlrar  fiador  fijo  ó  padre.  O 
idor  el  padre  ó  por  la  madre  I 
er  é  entrara  por  oíros  pariei 
6  heredat  por  mejrta  maniSe: 
nlrar  fiador.  Et  qui  entran 
)re  daynno  en  sus  cosas  otra 

0  quisiere  fiador. 

'on  dar  fianza  marido  á  muge 
;er  á  marido  non  pueden  dar 
e  como  es  vecino.  Todo  orne 
oviere  peynnos  dalbarda  6  x 
)viere  alguna  en  el  lugar  puec 
iador  que  niega  al  acreedor. 
egaro  at  acreedor  ó  si  deudo 
la  de  ruego  penadol  fuere  p 

1  manda. 

iador  por  heredat.  Otrosi  si 
t  ó  por  otra  cosa  mueblo  de  si 
e  la  heredat  por  aynno  é  dia  < 
r  noche  é  día  diziendo  de  ma 
ime  que  tiene  llador  en  todo 
uel  tiene  ante  buenos  ornes  di 


FUEROS   DE    VIOUBRA   Y   DE  TAL   DE   FUNES.  399 

Ó  sino  con  aquel  que  tiiertol  fazía  sin  su  fiador  lo  levare  á  juicio 
por  aquella  cosa  después  non  puede  pendrar  el  sobredicho  fiador 
quel  faga  salva  la  sobredicha  heredat  ni  la  cosa  mueble. 

236. — Fiador  por  otro.  Todo  orne  que  fuere  fiador  á  otro  por 
clamo  que  haya  dalguno  que  faga  complir  fuero  é  tomare  pey  nnos 
de  marquero  é  los  diere  al  querelloso  et  el  después  sin  el  fiador 
por  sí  vendiere  el  peynno  al  marquero  después  non  respondra  al 
fiador  á  la  marca. 

237. — Fiador  de  saha.  Todo  ome  que  fuere  fiador  de  salva 
de  alguna  heredat  ó  de  otra  cosa  é  por  el  seynnor  la  perdiere  ó 
por  fuerza  de  fuego  ó  de  agoa,  ó  por  fuerza  ó  por  guerra  mani- 
fiesta ó  si  por  furto  lo  perdiere  no  es  tenido  de  salvar  la  heredat 
ni  por  fianza  de  salvo  alguna  cosa  no  respondra  si  nol  mostrare 
en  faz  aquella  cosa  porque  fue  fiador. 

238. — Clamo  sobre  tenencia.  Todo  ome  que  clamare  dotro 
sobre  fianza  fecha  de  tenencia  daynno  é  día  sobro  alguna  here- 
dat, et  después  por  juizio  le  probase  su  tenencia  é  de  sus  ause- 
uessores  de  x  ayunos  sin  mala  voz,  non  respondra  al  querelloso 
de  la  heredat  con  carta  ó  sin  carta  é  haber  la  pora  para  siempre. 

239. — Fiador  por  heredat  de  salva.  Todo  ome  que  fuere  fiador 
por  alguna  heredat  de  salva  é  de  Redra,  ó  que  faga  complir  á  otro 
algún  pariente  después  de  la  muerte  del  fiador,  los  herederos  non 
son  tenidos  de  responder  á  ninguno,  si  deudor  non  fuere.  Et  des- 
pués que  la  deuda  fuere  afianzada  por  algún  clamo  ó  en  mal.i 
voz  fuere  puesta,  non  la  puede  ninguno  por  ninguna  manera 
agenar,  é  si  el  que  demanda  cayllare  por  ayuno  é  dia  é  non  de- 
mandare  su  pleyto  podiendol  é  clamare  por  mala  voz,  non  dexara 
de  fazer  su  probecho  della  é  después  si  quisiere  el  que  oviere 
clamo  avra  fuero  segund  su  demanda. 

240. — Tenencia  de  dos  homes  de  una  heredat.  Otrosí  si  dos 
ornes  ovieren  pleyto  sobre  alguna  heredat,  et  el  uno  dixiere  que 
es  tenedor  postremo  por  ayuno  é  día  sin  mala  voz,  dará  al  otro 
fianza  de  complir  fuero  sobre  ella:  et  si  el  uno  ovie  tenencia  com- 
plida  mas  que  el  otro,  ténganla  ambos  é  ayan  los  espleytes,  fasta 
que  por  juyzio  sea  el  pleyto  terminado. 

241. — Contienda  sobre  mueble  de  casa.    Et  si  sobre  cosa  mue- 
le fuere  contienda  entre  dos  el  que  tiene  la  mayor  partida  de  la 


BOLETÍN  DB  LA  REAL  ACAOBH 

estando  eo  su  jiiyzio  tovieie  er 
ir  Iiiraiizoii  por  complir  Tuero  sot 
ncia  complida  ó  lavrador  si  qui 
]s  por  fuero.  Bt  si  en  la  villa  do 
cu  estraynoos  é  jurare  que  en  a 
)r  dará  de  la  rom  ó  de  la  ledauia 
ü. —  Qui  tiene  fiador  á  su  vecino. 
}  por  fiador  por  orne  estrayono  et 
i  dos  en  la  veziodat  é  por  su  negl 
)  complir  3u  marca,  no  avra  term: 
i  termino  de  xi2  dias  ha  deudor  ; 
por  complir  fuero. 

t3. — Demandar  á  fiador. — Otrosí  qui  demanda  faieá  fiador í 
-o  orne  contra  testimonias  de  niego  fecho  eo  toda  cosa,  si  res- 
!re  fiador  de  las  juras,  no  le  puede  prometer  fiador  de  torna. 
14. — Firmeza  de  eglesia.     Et  ai  eglesia  6  monge  oviere  á  ñr- 

íid  alguna  heredat  la  fianza  debe  ser  Infanzonía  de  la  villa. 
15. — Fiador  qui  vierñ  sit  marquero.     Et  si  alguno  fuere  fiador 
ere  su  marquero  que  agena  sus  cosas,  bien  puede  le  darli  que 
gene  en  loda  la  valor  de  la  marca. 
\ñ  — Fiador  que  nieffa.    Otrosí  si  alguno  fuere  ñador  dal- 

paramiento  é  negare,  é  gelo  probare  sobre  fiador  da  niego 
.  calonia  si  fuere  con  querella  al  seynnor  medio  homicidio,  é 
jerellOBo  pagará  su  paramiento. 
17. — Fiador  que  tenga  peynnos.  Todo  orne  que  fuere  fiador  i 

por  alguna  cosa,  é  tomare  peynno  del  marquero,  et  el  denuO' 
>r  diziere  al  ñador  quel  desempare,  non  puede  más  teoerlt 
la  voz. 

18. — Fiadoret  é  marquero»  mitertoi.  Otrosí  si  algunos  fueres 
ires  et  sus  marqueros  fueron  muertos,  ó  no  los  pudieren  fallai 
len  A  sus  herederos  pendrar  que  quiten  los  fiadores  de  Ui 
cas,  é  son  tenidos  de  quitar  los. 

19. — Fiador  por  daynno  de  mies  ójde  frujflo.  Todo  orne  que 
B  ñador  de  complimiento  de  fuero  por  daynno  6  por  caloaii 
un  fruyto  después  que  los  fruytos  fueren  cogidos  de  su  oatu- 
a  todo  el  termino  de  la  villa,  no  son  mas  tenidos  á  ningún 
-elloso  por  la  ñaduría. 


»  -r 


FUKROS   DK   VIGUBRA   Y    DB   VAL   DE   FUNES.  401 

2S0.—De  ir  á  otra  tierra.  Et  si  algún  Infanzón  fuere  á  tierra 
de  moros,  ó  á  otro  regne  á  buscar  su  pro  ó  seynnor  servir  por 
tal  fecho  el  Rey  nol  deve  emparar  sus  bienes,  ni  deseredar  lo. 

251.— £¿  Rey  desheredar  ninguno.  Si  el  Rey  desheredare  In» 
fanzon  alguno,  el  sacare  de  tierra  sin  juyzio  de  cort  et  fuere  gue- 
rra faga  quanto  pudiere  y  contra  el  Rey  et  contra  todo  el  Regno 
assi  como  estraynno  dotro  regno. 

252. — Qui  saylle  de  tierra  por  su  voluntad.  Todo  ome  que 
saylliere  por  su  voluntad  en  tiempo  de  guerra  et  mal  ñziere  en 
cosas  del  Regno,  quando  tornare  á  la  tierra  pagará  el  mal  fecho 
assi  como  faría  si  en  la  tierra  estudíese,  fueras  si  fizo  el  mal  con 
su  seynnor  en  semble. 

253. — De  ome  desheredado  del  rey.  Otroai  tot  ome  que  fuere 
fidalgo,  ó  otro  que  non  fuere  desheredado  ó  desnaturado  del  Rey, 
por  cosa  manifiesta  con  su  seynnor  en  guerra  faga  lo  que  pudiere 
contra  todo  el  Regno  así  que  non  pase  á  su  seynnor  en  mal  fayre. 
Et  si  pasare  puede  el  Rey  desheredar,  é  de  sus  bienes  pagar  el 
mal  fecho.  Et  si  villa  ó  castieyllo  combatiere  su  seynnor  et  pas- 
sare  ante  el  en  combater  puedel  el  Rey  desheredar  por  fuero  ó 
por  juyzio  de  cort:  et  quando  guerra  oviere  entre  los  Regnos,  los 
Ricos  homes,  et  los  cavalleros,  é  los  otros  fijos  dalgo  que  non 
fueren  desheredados  ni  desnaturados  de  la  tierra  deben  tornar  á 
su  tierra  o  vieren  su  tiempo  complido  porque  tienen  soldada  de 
seynnor.  Et  el  Rey  ó  qui  toviere  su  lugar  deven  les  bien  fazer 
asi  como  fazían  en  otra  tierra  ó  según  su  poder,  fueren,  é  si  no 
les  quisiere  fazer  bien  pueden  yr  á  buscac  su  pro  do  quisieren. 
Et  si  en  la  tierra  fincaren  deben  les  fazer  bien  é  dar  les  su  soldada 
mientre  durare  la  guerra  é  después  un  ayuno  complido. 

254. — Los  que  non  fueren  desnaturados.  Otrosi  los  cavalleros 
é  los  Ricos  homes  e  los  otros  fijos  dalgo  que  non  fueron  desna- 
turados del  Rey,  et  otro  Rey  et  otro  ome  quisier  haber  batalla  é 
ellos  fueren  en  servicio  del,  debendo  ellos  desemparar  é  ayudar 
al  Rey,  que  es  su  seynnor  natural  por  hun  día  en  la  bataylla  asi 
que  non  sean  en  la  muert  de  su  seynnor  ante  debent  muert  res* 
cebir  defendiendo  lo  que  no  ha  otro  ome  de  su  gent. 

255. — Qui  oviere  en  otro  regno.  Et  todo  ome  en  otro  regno 
iziere  su  vida  é  no  oviere  vecindat  en  su  tierra  natural  por  todo 

TOMO  ZXXTU.  2t) 


I  • 


>LBTtH  DE   LA   HEAL  ACaDEU 

haber  juizio  en  meanedo 
mío  deben  yr  fidalgos  en  c 
entrare  en  el  Regno  é  cer 
>  del  Regno  se  alzare  á  fu 
nes  deven  ayudar  al  Rey  ( 
mplidoa  con  su  conducho, 
servirlo  daquf  á  iz  días,  el 
ar  en  batalla  si  fuere  meni 
}ie  en  bataylla  ó  otro  su  i 
}u  la  bataylla,  ó  aquel  que 
avallo  ó  que  lescape  de  m 
,  é  si  non  lo  ñziere  puede  I 
imo  puede  sayllir  de  la  ba{ 
son  fuere  ea  bataylla  poi 
or  ñziere  hun  golpe  coa  h 
la  bataylla,  puede  sallir  si 

m  puede  ser  escutado  en  } 
ilguna  villa  é  non  fuere  y 
ego  por  si  non  ha  excusad 
uda  fer  vezindat.  Otrosi 
lat  en  la  villa,  fueras  que  i 
is  si  dos  ornes  oviere  eu  si 
ippellido  saldrán  quantos 
son  tenidos  de  yr  daquel 
spacio  de  un  día  para  guis 
eos  ornes  yr  á  cort  quand 
nnor  jran  los  Ricos  home 
iu  fasta  LIS  ayunos  ha  esc 
ida. 

ti  no  oye  el  pregón,  £t  s 
el  pregón  de  la  huest  que 
le  la  villa,  no  es  tenido  d' 

mo  puede  seynnor  eacusar  i 
villa  en  honor  puede  á  ve 
is  no  de  cavalgada. 


FUEROS  OB  VI6UBRA  T  DE  VAL  DE  FUNB8. 


403 


263. — Como  se  puede  escusar  de  hue$t.  Et  qualquiera  que  to- 
viere  officio  por  seynaor  ó  por  concejo  et  eafermos  á  muger,  é  los 
que  toviereii  sus  mugeres  en  parto,  ó  su  padre  ó  su  madre  en  ora 
de  muert,  por  fuero  escusados  son  de  huest  e  de  cavalgada. 
Otrosí  el  que  en  la  villa  fuere  e  oviere  á  yr  con  el  Rey  en  huest 
en  todo  el  Regno  é  no  fuere,  dará  al  Rey  de  calonia  lx  ss. 

264. — Non  pendrar  yendo  con  Rey.  Todo  orne  que  pendrare 
á  otro  que  fuere  con  el  Rey  en  huest  ó  en  caualgada  sus  cosas  ó 
sus  fiadores  fasta  x  días  después  que  torne  peche  lx  ss.  de  calo- 
nia si  fuere  con  quereyllaal  seynnor,  é  ál  dueynno  las  engueras. 

265. — Qui  faze  fijo  Infanzón  en  villana.  Otrosi  todo  Infanzón 
que  fiziere  ñjo  en  villana,  et  el  fijo  no  heredare  de  parte  de  la 
madre,  ha  Infanzón  toda  su  gent  por  siempre. 

266. — Villano  que  fiziere  fijo  en  Infanzona.  Villano  que  fiziere 
fijo  en  lufanzona  ha  siempre  villano  con  toda  su  gent. 

267. — De  villano  que  viviere  en  heredat  de  Infanzón.  Otrosi 
villano  ninguno  que  viviere  en  heredat  de  Infanzón,  ó  toviere 
fuego  por  si  en  las  casas  no  pechara  por  su  persona  mas  pechara 
por  quanto  oviere  con  sus  vezinos. 

268. — Infanzón  que  casare  con  villana,  E t  Infanzón  que  casare 
con  villana  tomándola  á  ix  passadas  de  su  gent  en  camisa  et  en 
cabellos,  é  no  tomare  de  su  part,  ha  Infanzona  para  siempre. 

269. — De  Infanzona  acusada  que  casó  con  vilUmo,  Et  si  In- 
fanzona fuere  acusada  que  casó  con  villano  élo  negare,  é  después 
se  probare  que  fue  por  tres  días  so  hun  lecho  con  aquel  ome 
sino  fuere  en  logar  de  toda  gent,  et  el  villano  muriere,  et  viniere 
[ella  et]  rompiere  sus  faces,  ó  su  abrigadura  pusiere  en  la  cabeza, 
ó  si  después  de  su  muerte  say Hiere  sobre  la  fuesa  por  ix  dias 
continuos,  la  villana  por  siempre. 

270. — Infanzón  por  carta.  Todo  ome  que  fuere  Infanzón  por 
carta  é  la  mostrare  por  si  é  por  toda  su  gent,  é  por  su  fecho  per- 
diere su  Infanzonado,  nol  valdrá  la  quarta  del  Rey,  et  ha  villano. 

271. — Provar  su  demanda.  Todo  ome  que  deviere  provar  su 
demanda  por  juycio  sea  en  su  placer  de  dar  sus  testimonias  á  ter- 
cero ó  noveno  dia. 

172. — Pleyto  de  dos  ornes  de  dos  villas.  Et  si  (ios  omes  de  dos 
vj  las  ovieren  pleyto,  la  una  testimonia  dará  de  su  villa,  é  la  otra 


BOLBTtN  DB   LA   RKAL   AC: 

tra  villa,  é  con  ellos  probara  sino  fuere  ñjo  6  hermano,  i 
i  su  pan. 

. — Como  deve  provar.  Otroú  todo  orne  que  debe  proTaré 
BSlimouiaa  coutra  su  vecino,  provara  con  todo  om 
}  beredat  é  por  otras  cosas,  salvo  si  fuere  su  herma 
cormaao,  é  ea  primo  grado,  6  que  no  aya  parte  en 
da,  ni  sea  orne  de  su  pan,  é  sean  las  leslimonías  ve 
I  vezinos. 

— Como  deven  provar.  Et  si  un  orne  deve  provar 
ora  6  en  día  seyunalado  por  juyzio,  é  á  su  adversi 
yr  testimonias  ni  demando  segunt  el  juyiio,  que  fi 
á  vos  et  nombrando  las  testimonias  presentes,  et  si 
reario  ante  que  diga  el  testimonio,  puede  dizir  con 
is  demostrando  sus  razones  y  si  pudiere  que  el  test 
ado  non  puede  dizir  contra  eyllos,  mas  puede  dezii 
Dntra  sus  dichos. 

— Pleyto  que  sea  con  carta.  En  lodo  pleyto  que 
03  ornes  con  carta  ó  sin  cartas,  las  testimonias  sea 
)ne8  ó  villanos  ó  entre  moro  judio  et  chrístiano. 
— Advogado  non  puede  ser  testigo.  Otrosi  todo  oí 
dvocado  ó  procurador  en  algún  pleyto,  non  puede 
nía  en  este  mismo  pleyto,  oi  padre  por  QJo,  ni  fi 

—Dar  testigos.  Todo  orne  que  diere  sus  testimonii 
irio  é  la  una  testimonia  diziere  el  testimonio  et  el  dii 
fto  diga  demostrare  al  otro  como  diga,  pierda  la  den 
—De  testigos.  Si  fiziere  testimonias  por  juyzio  de ; 
Iludan  las  palabras,  pero  si  dixiere  el  uno  lo  que  t 
su  testimonio  é   prometa  al  demandador  ñador 

—Qui  se  alaba  á  dar  testigos.  Otrosi  todo  ome  que 
le  átíTÁ  testimonias  ante  juez  por  su  demanda  que  1 
no  lo  aprobare,  recibirá  jura  de  su  adversario,  é 
I  puede  Armar  torna. 

— Qui  pusiere  jura  de  juez.  Et  todo  ome  que  pre 
juez  6  de  baylle  de  seynnor  en  fasiendo  su  officio,  s 
irella  peche  al  seynnor  lz  ss.  é  el  querelloso  el  qu? 


FUEROS   DB   VIGLUIIA    Y    DB  TAL   DE   FUNES.  405 

291^— Querella  de  fuerza.  Todo  orne  que  se  querellare  que 
por  fuerza  ó  por  su  poder  lo  saco  otro  de  su  heredat,  ó  quel  tolio 
alguna  otra  cosa,  tenido  es  de  provar  lo  que  era  en  tenencia  de  la 
cosa,  é  por  su  poder  ó  de  otro  orne  es  sin  tenencia  daquella  cosa 
é  la  cobrare  la  cosa  de  cabo,  tenido  es  de  complir  fuero  al  que-^ 
rol  loso. 

282. — Como  puede  demandar.  Todo  orne  que  quisiere  alcan- 
zar derecho  dotro  orne,  en  iodo  tiempo  puede  demandar  édar  sus 
testimonias  en  tiempo  en  logar  seynnalado  á  ellos  por  juyzio  de 
juez,  et  dará  sus  juras.  Otrosi  en  todo  tiempo  del  aynno  quando 
quisieren. 

283. — Derecho  de  juez.  Otrosi  si  el  juez  adalgunos  estraynos 
asignare  termino  por  juizio  por  aver  avocado,  ó  por  dar  testimo- 
nias, ó  por  seguir  otra  et  el  uno  no  otorga  á  aquel  orne,  valdrá  el 
derecho  del  juez  tanto  como  prueva  de  dos,  et  después  de  ix  dias 
adelant  yran  cosseras  adelant. 

284. — De  cosseras  de  juyzio.  Et  si  vecino  fuere  puesto  entre 
dos  por  juyzio  é  el  uno  viniese  et  el  otro  no,  el  que  vino  deve  de- 
cir en  eis  raesmo  logar  por  complir  su  juyzio  que  es  venido,  é 
ante  testimonias  debe  su  adversario  clamar  por  su  nombre  por 
tres  vezes,  é  debe  demostrar  sus  testimonias;  é  las  testimonias 
deben  dizir  que  son  y  por  testimoniar  ó  el  otro  por  rescebir  jura 
poniendo  sus  testimonias,  ha  vencido  el  que  non  veniere  en  aque- 
lla ora. 

285. — Termino  seynnalado  por  fuero,  Otrosi  si  fuere  termino 
seynnalado  por  complir  fuero  en  meanedo  entre  algunos  conten- 
dedores, el  que  viniere  contra  el  que  non  viniere  acendiendo  fuego 
que  faga  fumo  alto  en  testimonio  en  aquel  logar,  valer  la  por 
fuero. 

286. — Qui  non  quiere  testimoniar.  Et  las  testimonias  que  fue- 
ren puestas  en  algún  pleyto  é  non  quisieren  testimoniar,  el  seyn- 
Dor  de  la  villa  puede  los  costrenir  que  den  verdadero  testimonio 
an  el  pleyto,  é  si  por  malicia  ó  por  engaynno  ó  por  culpa  dellos 
mauiñestament  perdiere  su  pleyto,  las  testimonias  han  tenidas  de 
emendar  gelo. 

;  87. — Testigos  por  el  seynnor.  Otrosi  si  el  seynor  de  la  villa 
ov  're  testimonias  por  alguna  cosa  contra  su  mezquino  nol  val- 


I  BOLBTtN   DB   LA  RBAL  ACADCHtA  & 

n,  el  escaparan  con  su  jura,  fueras  si 
1  fecho,  ca  aquello  hará  teetimonio  con 
synDOrio. 

188.-^£t  Mjfnnor  provar  e<mtra  otros. 
la  fuere  veiÍDO,  é  por  su  pleyto  quisier 
la  vetiodal  valdrá  su  testimonio  compl 
tS9.'— Como  deben  saber  testigos  la  coi 
a  de  la  beredat  é  los  fiadores  deben  aab 
iscribano  que  fara  la  carta  han  de  la  vi 
iSO.—Pléyto  de  doi  viílas.— Bt  el  fuere 
I  sobre  termiao  é  la  villa  que  probare  ( 
lebas,  ó  por  buenos  ornes  de  las  villas  ( 
meanedo ,  ó  ante  ome  que  sea  por  el 
icia  daquel  logar  sin  mala  toi  por  aync 
reodieodo  errage  abra  el  logar  por  sie 
1  pudiere  mas  probar  que  la  otra  del  ti 
quisa  ó  por  voluntad  partirá  el  termioi 
191. — Teitimoniaa  de  la  viUa.  Eu  me 
i  por  termino  ó  por  agoa  ó  por  yerva 
Días  lofaníonas  6  villanas,  si  fueren  vi 
193. — Salva  de  vaylle  de  concejo.  ( 
isto  por  concejo  salvara  por  su  jura  I 
age  de  cada  una  grey  fasta  toda  caloui 
ionios. 

193. — Jura  de  pastor.  Et  por  crebao  (amiento  de  grey  mini- 
ita  el  pastor  alcanzará  con  su  jura  fasta  y  cavezas  de  su  gre^ 
)1  mayoral  de  la  cabayriua  por  quantas  jurare  sobre  et  libroé 
iz  sin  torna. 

194. — Tettigoa  puestos  en  carta.    Otrosí  testimonias  que  son 
jstasen  alguna  carta  por  dar  testimonio  contra  su  forma,  vdU 
i  su  derecho  firmando  con  su  jura.  Wt 

t95. — Tevtigos  falsos.    Et  si  en  testimonias  fuere  fallada  bit  ■ 
.  et  probada  pierdan  las  lengoas,  é  de  sus  bienes  enmiendi    ■ 
os  sus  daynaos  al  qtiereylloso  que  ovo  por  au  ocasión  delh 
I  su  jura  sin  torna. 

196. — De  padrinos  convidados.    Et  los  padrinos  que  f< 
ividadoa  que  I)alizen  fijo  dalgnao,  et  dicho  fuere  dalgu' 


FUBROS   DE   VIGUBRA    Y   DE   VAL   DE   FUNES.  407 

no  es  fijo  suyo,  valdrá  su  dicho  de  los  padrinos  si  quiere  Infan- 
zones sean  ó  villanos. 

297. — Otorgar  que  es  su  fijo.  Otrosi  si  alguno  otorgare  ante 
testimonias  que  fulan  es  su  ñjo  el  ovier  en  su  poder  por  fijo,  nol 
puede  negar  después  él  ni  sus  parientes  et  heredará. 

298.— Z>e  prueva.  Et  por  toda  cosa  que  orne  deba  probar  á  su 
parieiil  puede  probar  con  su  hermano  ó  con  su  primo  cormano  si 
por  egoal  tanto  parentesco  oviere  con  el  uno  como  con  el  otro. 

299. — Testigoar  á  la  muert.  Otrosi  si  alguna  testimonia  fuere 
en  hora  de  muert  ó  quisieren  yr  á  tierra  de  moros  é  otro  oviere 
mester  su  testimonio  por  alguna  cosa  édixiere  su  testimonio  entre 
buenos  ornes  sobre  libro  é  cruz  jurando,  et  fuere  ende  carta  fecha 
por  escrivano  de  la  villa,  valdrá  tal  testimonio  con  jura  del  dueyn- 
no  del  pleyto  teniendo  la  carta  en  la  mano  et  el  defensor  puedel 
firmar  torna  si  quisiere  asi  como  la  persona  de  la  testimonia. 

300. — Testigo  que  erra  en  alguna  palabra.  Et  toda  prueva 
que  dando  testimonio  errare  en  una' palabra  ó  en  dos,  é  luego  se 
emendare  ante  que  cumpla  las  palabras  todas  del  testimonio  é 
emendare  su  dicho  sin  muestra  dotri,  valdrá  su  testimonio. 

301. — Clérigo  ser  testigo.  Otrosi  todo  clérigo  ordenado  que  no 
pueda  casar,  é  fuere  villano,  é  no  pechare  con  sus  vezinos,  et  non 
fuere  en  su  concejo  ó  sus  paramientos,  valdrá  su  testimonio  entre 
los  Infanzones. 

302. — Contradecir  á  carta.  Et  todo  ome  que  toviere  carta  de 
su  heredat  ó  de  alguna  cosa  é  de  una  testimonia  coutradixiere  á 
la  forma  de  la  carta,  é  la  otra  non  dizier  nada  si  fue  en  el  logar 
ó  no,  é  jurando  sobre  el  libro  é  cruz  teniéndola  en  la  mano,  val- 
drá el  testimonio  de  la  carta. 

303. — Probar  paga  que  sea  fecha.  Otrosi  si  alguno  probare 
paga  que  aya  fecho  deudo  de  carta  por  testimonias,  valdrá  tal  tes- 
timonio, et  si  non  la  probare  con  jura  teniendo  su  carta  en  mano 
otra  vez,  pagará  el  deudo. 

304. — Titulo  de  legitimos  é  non  legitimos.  Todo  ome  que 
oviere  fijo  de  fornicio  puede  lo  apartar  si  quisiere  con  una  casa 
de  una  cornada  que  aya  xii  cabrios  é  del  uno  al  otro  aya  un  palmo 
&  con  una  robada  de  tierra  en  mont  ó  en  campo,  é  con  v  ss.  et  si 
quisiere  puede  li  mas  dar,  é  no  melíorar  si  fuere  Infanzón.  • 


bolbtIn  db  la  RBAL  A( 

-De  fijos  de  fornicio. 
ornicio  puede  mejorar  t 
■  De  fijos  de  fornicio,  i 
rticion  coa  el  fijo  de  ve 
-De  apartar  al  fijo  de  ¡ 
)  apartare  su  fijo  de  for 
Iment  eu  los  bieoea  del 
■Partición  de  fijas  de  wi 
cion  ó  de  foraicaciou  r 

en  BU  vida^  é  después 
os  bienes  del  padre, 
■De  afillamiento  de  Infa 

biea  puede  dar  á  paríe 
eredando  sus  parientes 
do  sus  heredades  á  sob 
lima,  pero  no  de  las  n 
into  como  de  sus  fijos  d 

puede  todo  su  muebla 
i  por  espieytar  de  su  bi 
lynaos  heredades  por  s 
irido  fazer. 
■Donación  de  viUano. 
ger  mueble,  mas  here 
s  bienes  sus  herederos. 

De  dietma  de  moros  < 
!D  diezmas  tan  comptii 

cosas,  fueras  de  sus  be 
)us  manos  en  lestalle  di 
■Otrosí  el  marido  sin  i 

a  otorgamiento  del  ma 
abolorio  ni  moble  non 
una  manera  agenar,  ct  ( 
3ro  el  uno  empues  la  m 
proprias  ó  de  su  patrim 
8  del  marido  ó  de  la  mi 
■amiento  de  beredat  sin 


■ri  --«¡rT"-* 


'^" 


FUEROS  DE  VIGUBRA  Y  DE  VAL  DB  FUNES. 


409 


313. — De  donación.  Et  todo  donadío  fecho  con  ñador  de  salvo, 
é  con  otras  firmezas  de  la  villa  valdrá  para  siempre,  é  por  dona- 
dio  del  moble  la  fianza  ha  del  logar  ó  fuere  el  fecho,  et  valdrá. 

314. — De  fijo  de  fornicio.  Todo  fijo  de  fornicio  que  en  vida  de 
su  padre  tovieresu  parte  apartada,  después  de  la  rauert  de  su  pa- 
dre no  es  tenido  á  los  deudos  del  padre  de  responder  á  ninguno 
por  tal  heredamiento. 

315. —  Como  padre  ni  madre  non  puede  dar  empeynnos  á  sus 
fijos  heredat  ni  mueble  para  siempre.  El  padre  ni  la  madre  non 
puede  á  ninguno  de  sus  fíjos  dar  heredat  empeynnos  ni  mueble 
por  siempre  sino  en  su  vida,  ni  todos  los  hermanos  á  un  hermano 
sino  fuere  la  partición  fecha  entre  ellos  de  essa  misma  cosa. 

316. — Ajenar  heredat.  Otrosí  [si]  un  hermano  con  otorga- 
miento de  los  otros  agenar  heredat  á  algún  estraynno  é  no  oviere 
partido  sus  cosas,  valdrá  por  fuero,  é  si  lo  ficiereen  semble,  [tam- 
bién] valdrá. 

317.— Donación  por  juicio.  Otrosí  lodo  orne  que  dexare  ó  ficie- 
re  donadio  de  heredat  ó  do  moble  á  otro  orne  por  quel  faga  juicio 
cierto  en  todos  ayunos,  é  passaren  dos  ayunos  podiendo  é  qui- 
siendo  laber  non  pagare,  emparara  la  heredat  para  siempre,  pero 
si  quisiere  doblar  el  deudo  por  expensas  fechas,  recobrará  su  he- 
redat. 

318. — Non  dar  ren  á  fija  que  casa  sin  voluntat  de  sus  parientes. 
Et  ningún  ome  no  es  tenido  de  dar  sus  bienes  á  su  fija  por  casa- 
miento, si  casare  sin  voluntat  de  su  padre. 

319. —  De  qui  vende  fruytos  sin  vender  la  diezma.  Todo  ome 
que  vendiere  á  otro  sus  fruytos  por  cierto  precio,  é  no  fiziere  otro 
paramiento,  jurando  el  que  vendió  que  non  vendió  los  diezmos 
de  los  fruytos,  pagar  los  ha  el  que  los  compró. 

320. — De  donación  de  heredat,  Et  qui  diere  heredad  en  toda 
manera  ad  alguno  con  tal  paramiento  que  la  aya  en  toda  su  vida, 
é  si  moriere  sin  fijos  que  estada  ( 1)  á  otro  hombre  non  puede  aquel 
ome  enagenar  la  heredat  por  ninguna  manera  fasta  que  hedát 
aya  de  xx  ayunos  complidos,  é  si  después  que  el  termino  fuere 


(1)    Sie.  Léase  «está  dadeu» 


'ÍN    DB  LA   BKAL  ACADBHIA 

iiisiere  vender  ó  en  alguDi 
itat.  Bt  ai  muriere  haber 
I  fueren  de  parle  de  la  he 
snto  no  raldrá  mas. 
tuna  heredat  non  puede 
oviere  sino  sola  una  here 
jutea,  mas  puede  pouer  si 
npre,  é  daquella  heredan 
villano  que  non  puede  de 
non  puede  dar  á  estrayn 
alma  donacio  de  heredat  ] 
into  quito  quisiere. 
fuere  logado  et  non  fuer 
re  logado  por  fazer  algtir 
peche  al  quereylloso  el  1 
sa  verdadera. 
logare  peón.  Todo  orne 
a  au  juyzio  é  díxiere  que 
lixiere  después  que  lo  ote 
e  an  todol  loguero  compli 
loga  bestia.  Otroaf  todo 
tro  orne,  é  la  bestia  fliíet 
lynno,  fueras  si  el  seygn 
lere  basayllo  respondra  j 

leva  mala  bestia  que  diga 
i  en  tal  logar  que  faga  da 
e  se  goarden ,  no  es  tenic 
re  el  daynno  á  otras  coaas 
ui  tiene  alguna  cosa  de  lo 
a  cosa  de  logar  é  ñziendo 
kynno  viniere  en  la  cosa  i 
iu  negligencia. 
ui  tiene  ropa  en  peynnos, 
npeynnos  por  daynno  qi 
eras  por  daynno  de  fucg 
iQd  daynno  é  manifiesto  ; 


FUEROS  DB  VIGUERA  T  DE  VAL  DE  FDNE8.         4tl 

329«— *  De  qui  empeynna  heredat  á  termino  cierto.  Todo  orne 
que  su  heredat  ó  su  cosa  empeynnare  á  termino  seynnalado  ó  lo 
dio  aloguero  é  por  fambre  ó  desuuedat  de  su  persona  ó  de  su  mu- 
ger,  ó  por  escapar  de  muert  ó  de  prisión  é  no  oviere  otra  cosa  que 
venda  por  complír  aquella  cuenta  maniflestay  puede  la  dicha  here- 
dat empeynnar  ó  vender  por  mayor  termino  et  aquel  que  tiene 
el  peynuo  non  gelo  puede  toller  si  tanto  quisiere  dar  peynnos. 

330.  — Qui  loga  casa  como  puede  sacar  al  qui  la  tiene.  Et  si 
alguno  logare  su  casa  e  quisiere  en  ella  estar  no  habiendo  otra 
casa  puede  sacar  al  otro  de  casa  pagando  por  quanto  tiempo  ha 
morado  en  su  casa. 

331. — Como  puede  sacar  y  uno  á  otro  de  casa  logada..  Otrosí 
todo  ome  que  logare  á  otro  su  casa  é  flziere  en  eylla  mala  vida 
de  tuerto,  ó  de  daynno  á  la  vezindat  ó  de  otro  grant  é  manifiesto 
peccado  flziendo  en  eylla,  ó  si  fuere  manifiesto  barajador  con  sus 
vezinos^  puede  el  seynnor  de  la  casa  sacarlo  dende  é  tornarla  el 
logorero  que  recibió  si  non  quisiere. 

332. — Logar  bestia  daqui  á  cierto  logar  et  va  mas  adelante. 
Todo  ome  que  toviere  alguna  bestia  á  loguero  fasta  cierto  logar 
é  en  yendo  ó  en  veniendo  ó  tornando  gelo  rovaren  con  otras  co* 
sas,  non  pechara  la  bestia  con  su  jura,  e  si  fuere  á  otro  logar  o 
pasare  adelant  é  non  la  dixo  al  dueynno  de  la  bestia,  e  si  la  per- 
diere la  bestia  ó  otra  cosa  logada  por  furto  ó  por  guerra  manifies- 
ta ó  por  otra  ocasión  pechara  á  su  dueynno  su  cosa  é  por  quanto 
durare  la  tardanza  de  la  paga,  pechar  las  sus  engueras. 

333. — De  qui  loga  bestia  é  la  pierde.  Otrosí  si  alguno  toviere 
bestia  prestada  é  la  perdiere,  ó  algún  daynuol  viniere  á  toda  cosa 
prestada  9  tenido  es  de  emeiídarla  al  dueynno  de  la  bestia  ó  de  la 
cosa,  fueras  si  el  daynno  viniere  por  su  muert  natural  é  sin  su 
culpa. 

334. — Cosa  de  comienda.  Todo  hombre  que  toviere  alguna 
cosa  emprestada  ó  acomandada  sin  paramiento  ninguno  tenido 
es  de  la  vender  á  su  dueynno  en  todo  tiempo,  é  nol  puede  embar- 
gar por  ninguna  occasion,  sino  fuere  por  deudo  quel  deba  mani- 
fiesta ó  por  embargamiento  dolió  hombre  probado,  ó  si  fuere 
manifiestament  por  el  fiador,  é  no  aya  otras  cosas,  pero  sil  diere 
fiador  de  sus  en  legras  saldrá  la  comanda.  Et  si  la  comanda  furta- 


riH  DB 

tenia  c 
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FUEROS   DB   VI&ÜERA   T   OB   VAL   DE    FUNES.  413 

cercanos  ni  a  estraynnos  vender  ni  agenar  parte  ninguna  de  he- 
redamiento que  haya  ni  deve  haber,  fueras  si  las  conosciere  su 
parte  seynualada  por  ciertas  afrontaciones  é  por  aleúdanos. 

343. — Qui  vende  heredat  convide  sus  parientes.  Et  todo  hom- 
bre que  quisiere  vender  su  heredat  propria  ó  de  su  avolorio  debe 
sus  parientes  cercanos  evidar,  ó  á  otros  que  sean  desse  mesmo 
linage,  é  por  tanto  precio  deben  la  haber  e  fasta  x  dias  estando 
presentes.  Et  si  fueren  en  tierra  estrayuna  habrán  la  heredat  por 
su  precio  fasta  hun  ayuno  hun  dia  con  jura  del  vendedor  que 
tanto  rescebio  é  non  por  otra  cubierta.  Et  los  parientes  que  non 
fueren  clamados  pueden  la  demandar  por  su  precio  fasta  ayuno 
é  dia  complido. 

344.  — PaHtc ton  de  hermanos  non  haber  mejoria  uno  de  otro. 
Otrosí  si  partición  ñcieren  algunos  hermanos  entre  si  de  algunos 
bienes,  non  debe  haber  ninguno  mejoria  de  otro  por  muert  de 
hermano  ó  dotro  parient  de  heredad  o  de  mueble.  Todo  Infan- 
zón ó  villano  pueden  dar  si  quisieren  de  prato  ó  de  estallio  ó  de 
pastura  ó  de  venado  á  los  omes  ó  vender  su  parte  maguer  que  no 
la  conosca  por  términos  ó  por  aleúdanos. 

345.  -^Franquezas  del  concejo  de  Funes  dahrir  rio.  El  concejo 
de  Funes  franco  aya  su  poder  fasta  la  postrema  villa  de  su  val, 
de  abrir  rio  que  riegue  sus  términos  sin  calouia  é  sin  emenda 
de  heredat  é  alim piara  el  concejo  el  rio  fasta  en  aquel  logar  do 
se  parte  por  brazos.  Et  por  su  crebantamiento  habrá  de  calonia 
Lx  ss.  Et  dent  á  iuso  mondaran  el  Rio  é  sus  brazos  los  vezinos 
froutereros.  Et  ha  la  calonia  por  su  crebantamiento  v  ss.  de  día, 
e  X  ss.  de  noche  con  jura  del  vaylle. 

346.  —  De  sombra  darbol  que  faga  mal  á  sus  vecinos.  Todo 
hombre  que  oviere  heredat  et  árbol  de  su  vezino  le  fíziere  sombra 
en  la  heredat  habrá  la  meatat  doi  fruyto  de  las  ramas  questan 
sobre  la  heredat.  Et  si  mas  quisiere  mejora  de  la  miatat  de  la 
linde  en  suso  é  tajara  aquellas  ramas  sin  calonia  por  suyas.  Et 
todas  las  rayzes  que  fallare  en  su  heredat  cabando  en  fondo  fasta 
dos  palmos  las  tajará,  é  haberlas  ha. 

347. — Ninguno  non  puede  facer  firmeza  daquia  doce  aynnos. 
Et  ningún  ome  non  puede  facer  firmezas  de  heredat  ninguna  nin 
de  otra  cosa  fasta  que  aya  doce  aynos  complidos,  nin  la.muger 


STÍN  DB   LA  REAL  ACADBUIA   D 

a  siiii  ayunos  si  non  fuere 
laniQestainent,  firmando  con 
os  mas  cercanos,  é  valdrá  poi 
oartidon  de  eBCaylto. — El  sí  1 
uinones,  el  cavallero  debe  i 
as  veziodat  en  sus  heredade 
iudo  ó  la  viuda  habrán  med 
ha  al  seynnor  con  sus  vezino 
mo  de  Concejo.  Et  por  claiti 
}  hun  hombre  Infanton  ó  vil 
ro  el  quereylloso. 

non  heredare  non  pagara  su 
u  heredare  bienes  daigun,  e 
)  no  es  tenido  de  pagar  sus  d< 

hereda  bienes  de  ladrón.    1 
ron  ó  de  mal  feytor  tenido  e 
rellosos. 
>tne  que  boforda.    Todo  ome 

otros  sooayllos  ó  con  el  bofo 
emendar  el  dayano. 
resíreynt'er  camino.  Todo  oi 
)  en  la  villa,  ó  de  fuera  de  la 
os  peche  al  seynaor  de  calón 
i  concejo  mas  de  cuatro  patt 

■edar  ios  más  cercanos  parit 
r  bienes  de  sus  parientes  ma 
goal ,  é  no  de  mas  baysso.  El 
iresque  ayan  egoal  parentesc 
é  deben  la  haber  hombres  i; 

t;o8  de  bendición  e  de  fornicac 
ovieren  hermano  de  fornicaí 
padre  ó  por  su  madre  con  su 
dzieren  egoal,  hermano  en  al 
los  bienes  deben  haber  su  pa 


FUBR08  DB   ViaUERA  Y   DB   VAL   DE   FUNES.  4t5 

356. — De  hermandad  fde»)pues  que  ha  partido»  Et  si  muchos 
hermanos  fueren,  el  uno  se  moriera  después  que  oviere  partido, 
sidezare  hijos  heredaran  sus  bienes.  Et  si  otro  hermano  muriere 
sin  fíjoSy  los  otros  hermanos  heredaran  sus  bienes  en  su  vida,  e 
después  haber  lan  por  egoal  parte  los  sobrinos  con  sus  fijos  en 
los  bienes  et  en  la  heredat  de  su  tío. 

357. — De  villano  que  puede  afijare.  Otrosí  todo  ome  villano 
que  no  oviere  fijos  ó  otros  parientes  cercanos  puede  si  quisiere 
afijar  á  otro  villano,  é  dar  por  su  anima  una  heredat. 

358. — De  heredat  como  debe  haber  su  regadio.  Toda  vinna  ó 
otra  heredat  que  no  oviere  agoa  para  regar  debe  la  haber  por 
logar  mas  convenient  emendando  al  dueynno  del  daynno. 

359. — De  vender  Jieredades,  Et  si  los  vecinos  cercaren  sus 
heredades  et  alguno  oviere  su  heredat  mas  adentro  é  non  puede 
sacar  sus  fruytos  debe  sayllir  por  su  Unte,  ó  por  su  regadera,  ó 
por  otro  logar  mas  convenient  sin  daynno  á  la  carrera  pública 
de  si  avra  su  sallida. 

360. — De  vender  regadera.  Home  que  vendiere  regadera  ó 
entrada  de  su  heredat,  Ó  si  por  su  negligencia  la  perdiere,  su  ve- 
cino no  es  tenido  de  darle  ren  por  daynno  quel  faga  si  non  qui- 
siere. 

361. — De  comprar  heredat  los  parientes.  Otrosí  si  dos  hom- 
bres parientes  quisieren  comprar  heredat  de  su  parient  que  quie- 
ran vender  ambos  la  deben  haber,  é  si  quisieren  partan  la  ambos 
é  si  fueren  el  mas  cercano  la  aya. 

362. — Deparet,  Si  paret  cayere,  e  mal  fiziere  á  su  vezino  te- 
nido es  de  gelo  emendar,  fueras  si  dizier  á  alguno  qui  goarde  su 
persona.  Et  si  ^or  ventura  por  alguna  occasion  mal  li  veniere  su 
dueynno  no  es  tenido  de  gelo  emendar  pues  fuere  sin  culpa. 

363. — De  bestia  comprada.  Todo  hombre  que  bestia  ó  otra 
cosa  comprada  oviere  debe  haber  por  salvarla  fiador  de  salva,  ó 
otor,  é  teniendo  la  en  paz  de  manifiesto  deben  salvar  ó  defender 
á  la  cosa. 

364. —  De  bestia  sitelta  que  faze  mal.  Et  si  bestia  suelta  mal 
fiziere  a  la  ligada  en  todo  logar  su  dueynno  debe  emendar  el 
daynno.  Et  si  la  ligada  mal  fiziere  á  la  suelta  no  aya  calonia  nin- 
guna. 


BOLBTIN   DB   la   BBAL  ACADBHti 

-Diitjnno  dagoa  d  de  fuego. 
)r  clau  dalguna  viniere  la  liere 
emeadar  6  tornar  de  la  heredaí 
jarla  la  calooia  v  as, 
—Qui  falla  viga  en  agoa.    Otros 
trit  cosa  en  agoa,  ó  á  la  carrera, 
)riiaerameate,  6  la  aduiiere  á 
nol  afiaresciere  seytiDor. 
-  De  compaynnones  en  semble, 
lereo  en  uno  et  el  primero  falla 
IU8  conapayneros,  et  si  el  de  med 
Jtremo  non  dará  parte  á  los  otrc 
-Seyttnallar  árbol  para  tallar. 
silva  ó  ea  soto  de  común  árbol 
3I  todo  haber  selo  ha.  Et  si  otro 
-elloso  haber  seloa. 
-De  bestia  que  faga  mal.    Et  si 
a  Qziere  mal  en  campo  ó  en  otn 
10  que  fiziere  con  testimonia  de 
os. 

-Qui  seynnala  en  mont  para  la 
!n  mont  logar  pora  lavrar  et  ni 
ado  ó  en  tajando  arboles  ó  mai 
tro  hombre  entrare  en  esse  mes 
fiziere  todas  las  labores,  6  una 
3S  habrá  la  heredat  por  suya. 
-Qui  parare  cepo.  Cti-osí  si  al 
,ra  tomar  venado  en  logar  com 
niere  algún  daynno  á  los  vezinc 
-Qui  matare  venado.  Todo  hoi 
mun  grunt  6  peijueynno,  ó  en  s 
íes  partan  lodos  la  carne,  e  el 
)r  mejoría,  é  si  fuere  coutenci 
venado  ha  el  cuero  del  que  prii 
é  los  canes  que  van  ante  los  on 
-De  heredat  cabo  la  madre  daga 
iat  cerca  la  madre  del  agoa,  é  o 


PUBROS  OB   ViaUBRA  Y  DB   VAL   OB   FÜNES^  4t7 

Ó  de  su  liade,  heredara  toda  la  tierra  que  lagoa  dexara  á  su  tierra, 
6  si  otro  orne  no  toviere  el  logar  por  escayllo  por  aynoo  e  día  sin 
mala  voz  íazieado  sus  buebos  (1). 

374.— De  enfermedat  de  ganado.  Otrosí  si  los  vezinos  vieren 
ganado  que' aya  enfermedad  manifiesta  é  los  dieren  cierto  logar 
en  que  pazcan  fasta  tiempo  seynnalado,  é  saylliere  ante  et  se  en- 
vol viere  con  otro  ganado,  é  oviere  mal  en  esse  aynno  dexando 
enfermedad  pagara  á  su  dueynno  el  dayno. 

375. — De  compra  de  heredat.  Et  si  alguno  comprare  dotro 
heredat  ó  otra  cosa  que  no  podia  vender,  é  después  pierda  la  be-' 
redat  por  juyzio  estando  en  faz  el  fiador  suyo  cobrara  todo  su 
haber  con  todos  sus  mijoramientos  que  en  ella  fizo  et  babra  todos 
sus  espleytes  quitos. 

376. — Parar  cepos  en  su  heredat,  Et  si  alguno  parare  cepos 
en  su  heredat,  que  aya  fruitos  é  mal  viniere  á  sus  vezinos,  no 
los  emendara  nada  ni  calonia  dellos  si  tome.  £t  si  el  daynno  vi- 
niere al  vaylle  del  logar  en  su  persona  tenidos  son  de  gelo  emen- 
dar, fuera  si  diere  ante  á  el  que  se  goarde  daquel  logar. 

377. — Cambio  non  engayno  de  sus  parientes.  Otrosí  todo  orne 
puede  cambiar  sus  heredades  todas  con  otro  si  quisiere  recebien- 
do  tornas  por  mejoramiento  sino  fuere  el  cambio  fey to  en  engayno 
de  sus  parientes. 

378. —  De  facer  blata  ó  fierro  seyendo  Infanzón  en  su  herédate 
Todo  home  que  fuere  Infanzón  fídalgo  si  logar  oviere  en  su  he- 
redat puede  sacar  fierro  ó  plomo  ó  estaynno  ó  plata  dando  al 
seynnor  de  la  villa  su  quinto. 

'  379. —  Qui  falla  nido.  Otrosí  todo  orne  que  primero  fallare 
nido  en  logar  común  aya  lo  para  si  sino  oviere  compaynneros, 
é  sil  fallaren  en  heredat  aya  lo  el  dueynno  deylla. 

380. — De  paramiento  de  conceyllo.  Todo  paramiento  que  fue- 
re puesto  por  concejo  é  pregonado  fuere  por  la  villa  todos  lo  deben 
tener,  é  el  conceje  quando  quisiere  puede  lo  mudar  ó  soltar^ 

381. — De  dar  arras  á  su  muger.  Todo  home  Infanzón  puede 
dar  á  su  muger  por  arras  tres  de  sus  heredades  6  mas  si  quisiere. 


(1)    Obras  ó  oooTenienciM ,  del  latín  opus. 

TOMO  XZXTII. 


boletín    de    La   HBlL   AÚAI 

iere  herodades  del  fiador  q 
i  que  las  aya  por  arras,  é 
at  puede  lo  dar  en  arras 
trras  empues  su  muort  d 
s  do  la  rayz. 
■De  fijos  de  ganancia.    T 

sabuda  part  el  padre  nol 
:íon  después  de  muen  del 
egoalmeule  todos  los  Me 
ufanioiies  heredaran  las  < 
■De  casamiento  con  arraa 
ger  tres  heredades  en  ar 
I  otra  é  darle  una  daquell 

des()uea  con  la  tercora  p 
s  en  arras,  el  después  de 
«ndicion  partirán  todas  Ii 
■De  dar  arras  á  tiempo  con 
ubre  que  prometiere  dar  : 
as,  é  antes  que  las  nya  ov 
iva  non  debe  la  muger  hí 
■Si  muger  casada  fuere  c 
re  con  otro  ome  por  cun 
mandar  sus  arras  ni  otri 

todas  otras  sus  hereáadt 
lu  heredarán  los  ñjos  daqi 
Arras  de  villana.  Toda 
)  una  casa  cubierta  con 
r  un  linar  e  dos  peonadas 
haber  en  otro  tiempo,  é  oí 

por  su  fialdat  despuee  di 
iere  quo  nazca. 
Si  muger  dexure  s«  mari 
rido  por  miedo  ó  por  volu 
is  heredades  de  la  muger, 
lerecbo  si  no  lo  fizo,  ó  nc 
hombre. 

Si  ome  casado  levare  mu 


KÜtíROS  Dg   VlfitlERA   Y   DE   VaL   DE  l-'ÜNIáS.  410 

vcasado  levare  muger  casada,  ó  por  fuerza  fiziere  su  voluntat  con 
eylla,  o  con  otra  muger  debe  sayllir  de  tierra  fasta  que  aya  amor 
de  su  marido,  é  el  seynnor  debe  por  tot  tiempo  emparar  sus  bie- 
nes. Pero  la  muger  non  debe  perder  sus  bienes  ni  sus  arras  por 
mal  feyto  de  su  marido. 

389. — Non  vender  heredat  de  casamiento.  Otrosí  ni  la  muger 
ni  el  marido  non  pueden  vender  heredat  que  les  ayan  dado  en 
casamiento  sus  parientes  sin  otorgamiento  del  padre  ó  de  lá  ma- 
dre ó  de  hermano  ó  de  otros  parientes  mas  cercanos  de  la  raiz  de 
la  heredat,  esto  por  amejoramiento  é  que  pongan  los  dineros  en 
otro  logar  tan  provechoso. 

390. — Como  muger  á  marido  non  puede  levar  las  arras.  Et  la 
muger  non  puede  á  su  marido  dexar  sus  arras  ni  el  marido  á  su 
muger  lo  quel  dan  en  casamiento,  sin  otorgamiento  de  su  padre 
si  lo  ha,  ó  de  dos  de  sus  parientes  mas  cercanos. 

391.— -Da  fealdat.  Toda  muger  Infanzona  terna  sus  arras  é 
todos  los  otros  bienes  quel  dexare  su  marido  en  fealdat.  Et  si  ca- 
sare con  otro  ó  toviere  fornicador  manifiesto,  ó  vendiere  una  bes- 
tia de  las  mayores,  ó  x  de  las  menores,  ó  tajando  arbor  que  lieve 
fruyto  sin  otorgamiento  de  dos  parientes  los  mas  cercanos  de  su 
marido.  Otro  árbol  puede  tajar  sin  otorgamiento  por  adobo  ma- 
nifiesto de  la  heredat,  ó  si  mudare  lumbrar  sino  por  mijora- 
miento,  ó  si  dexare  sus  fijos  andar  por  puertas  podiendolos  aco- 
rrer por  a  vestir  ó  por  á  comer  quebranta  la  fealdat  e  nol  vale 
quanto  mando  su  marido. 

392. — De  partición  de  fijos.  Todo  Infanzón  ó  villano  que  ovie- 
re  fijos  é  se  moriere  alguno  los  otros  hermanos  non  pueden  de- 
mandar parte  por  el  ni  en  otra  cosa  que  non  sea  partida  entre 
hermanos,  fuera  si  dexare  fijos  el  hermano  muerto  que  hayan  de 
heredar  por  su  padre. 

393. —  Partición  muger  con  fijos.  Et  si  muriere  el  marido  ó 
la  muger,  el  que  fincare  debe  partir  con  los  fijos  ó  con  parientes 
del  muerto  con  carta  o  firmanzas  complidas  todos  los  bienes  que 
on  uno  ganaron  moble  ó  rayz.  Pero  en  la  partición  habrá  cada 
uno  su  heredat  quita  ques  havia  antes  que  casas,  é  de  mejoría 
habrá  el  vino  sus  peynos  coa  huu  lecho  de  ropa  e  sus  joyas,  ó  de 
cada  uno  niamficio,  et  de  cada  cosa  habrá  uno  de  mejoría. 


n 


•t   DB   LA    RBAL  ACADEUIA   DB   LA   HISTORIA. 

mueble  que  non  puede  levar  á  cuestas  es  derecho 
alguna  cosa  fuere  en  contcucio  de  alguna  partí- 
on  pueda  levar  á  sus  cuestas  nueve  passadas  coo 
nbre  Fuera  de  casa,  habrá  juiíio  por  fuero  asi  con» 

edat  non  partida.  Et  si  heredat  6  otra  cosa  ii- 
e  non  fuere  partida  é  viniere  á  loa  nietos  e  sean 

)3['tan  todos  los  bienes  del  avuelo  egoal méate. 

;  casado  que  dice  que  non,  Et  si  algún  orne  fuere 
que  no,  é  cassare  con  otra,  e  después  aya  á  tor- 

larido  deve  dar  al  segundo  sus  arras  e  todas  sos 

comió  fasta  la  sal,  é  al  seynnor  debe  dar  lxxv  ss. 

on  de  fijos  con  padre.  Bt  si  los  fijos  ovíeren  par- 
tí con  la  madre  e  no  ovíeren  edat,  su  agüelo  6  sus 
as  cercanos  de  su  parte  reconociéndolos  por  fijos 
[aquella  madre,  pueden  ñrmar  con  otorgamiento, 
Idra. 

'lición  con  fijos  ante  de  casar.  Todo  orne  que 
í  primera  muger,  é  ante  que  con  eyllos  parta  ca- 
de eylla  oviere  fijos,  ó  non,  salvo  estaudo  su  de- 
er  partirá  con  los  primeros  fijos  lodos  los  mejo- 
izo  de  heredat  e  de  moble  con  la  primera  é  la  se- 
H  después  de  su  muert  todos  sus  fijos  heredaran 
lo  del  padre. 

lición  con  cuynados.  Et  gi  los  parientes  ovieren 
lo  ó  á  la  muger  los  bienes  que  habia  el  marido  6 
,n  la  meatad  de  las  heredades  que  ambos  ganaroa 
tra  meatad  el  marido  6  la  muger  con  sus  primos 
arientes  con  los  que  no  habfa  partido,  ó  debía 

redat  de  huérfanos  á  lavrar.  Et  Eos  fijos  si  qui- 
eredadcs  á  tributo,  ó  labrar,  ó  sus  parientes  por 
tden  toller  al  padre  ó  á  la  madre  por  quanto  otri 
'  fazer.  Et  los  fijos  si  fueren  chiquos  deben  mas 
eócoQ  la  madre  que  con  otros  parientes,  ees  " 
lue  sean  de  edat. 


FUEROS    DE   VIGUFHA    V    DK   VAL   DE   FUNES.  421 

401.-2)6  compra  de  muger^  menos  de  su  marido.  Et  la  mnger 
sin  su  marido  et  eylla  sin  eyll  fiziere  compras  ó  mejoramiento 
en  su,  si  de  mueble  ó  de  rayz  fuere,  non  puede  el  uoo  al  otro 
apartar  de  la  cosa  en  vida  ni  en  muert. 

402. — De  tenencia  de  heredat.  Otrosí  si  alguno  oviere  tenen- 
cia dalguna  heredat  por  luengo  termino,  ó  muchos  ayunos  en 
voz  ó  en  faz  del  quereylloso»  é  tengan  sus  razones  sobre  el  ajena- 
miento de  la  heredat  ó  de  su  propriedat  el  qui  tiene  la  heredat 
debe  primero  en  juyzio  mostrar  sus  cartas  que  el  ome  porque  el 
tienen  la  heredat  la  tomo  ante  sin  mala  voz  por  dicho  ni  por  tes- 
timonias suyas  non  puede  su  adversario  destruir  las  cartas  abas- 
tantes si  non  fuere  por  otras  cartas  valederas. 

403.  — Titulo  de  valer  de  cartas  é  de  demandas.  Qualquier 
ome  que  sea,  tenido  es  de  responder  en  todo  lugar  del  Reyno  á 
carta  al  menos  en  aquel  logar  do  fue  fecha  si  de  deudo  ó  de  pa- 
ramiento alguno  fuere. 

404. —  Demanda  con  caria.  Et  si  alguno  fiziere  demanda  al- 
guna con  carta,  e  la  quisier  veer  en  el  judicio  o  han  la  forma 
deylla  aver  la  deve,  e  veerla,  e  en  ese  mesmo  logar  deve  su  carta 
cobrar  sin  alongamiento  otro ,  é  sin  daynno  de  su  dueynno ,  e  el 
otro  puede  contra  eylla  dezir  lo  que  quisiere.  Et  el  juez  después 
que  hoviere  las  vezes  dambas  las  partidas,  debe  juzgar  la  carta  si 
val  ó  si  no. 

405. — De  responder  con  carta.  Otrosí  si  alguna  carta  fuere 
repressa  de  falsedat  en  juicio  deve  el  juez  tomar  la  carta  luego  é 
ñanzar  los  omes  contendedores  de  la  torna,  é  de  la  espera,  é  si 
fuere  provada  la  falsedat  por  muestras  abastantes  el  qui  mostró 
la  carta  pierda  la  demanda  e  la  persona  sea  á  la  mercet  del  seyn- 
nor.  8i  el  respondiere  la  carta  de  falsedat,  e  no  lo  provare  pagara 
al  demandador  toda  su  demanda  con  todos  sus  daynnos,  é  todas 
sus  expensas  con  su  jura,  et  al  seynnor  lx  ss. 

406. — De  donación  ó  vendicion  por  Rey.  Donadlo  ó  vendicion 
o  otro  ajenamiento  de  heredat  si  fuere  fecha  por  Rey  ó  por  orden 
valdrá  con  carta  de  su  sieyllo  ó  con  sus  signos  usados  puestos  en 
la  carta. 

407. — De  muchas  demandas  fechas  á  hun  home,  Et  si  muchas 
demandas  fueren  fechas  ha  hun  hombre  de  deudos  con  carta  deve 


BOLBTIN   DE   LA   RBAL   ACADKHIi 

s  responder  é  pagarlos  deudos  s< 
jinpo  fuere  pague  por  egoal  los 
.-~De  jura  de  deuda.  Todo  hor 
Tianda  quel  faga  et  erraro  eti  la  j 
jiira  segiint  aquel  juiíio  que  ovi 
z  ante  que  se  vaya  del  logiir  é  si 
.-~De  deuda  de  doce  ainnot.  1 
d  alguno  fecha  si  menos  fuere  d 
idad  del  defensor.  Et  si  fuere  de 
on  jura  sobre  8U  butna  fe  ó  por 
da  fuere  de  v  ss.  en  suso  ha  la  a 
et  si  mesler  fuere  en  todo  tiem| 
miuejurar. 

— Del  quü  quereylla  á  seynnor. 
lotro  al  seynnor  por  tuerto  ó  por 
I  puede  dexar  del  pleyto  ni  de 
ir. 

— De  obligación  de  judio  á  crist 
gare  por  alguu  pleyto  ó  deudo  6 
ano  de  sus  cosas,  ha  la  carta  fey 
—  De  obligación  de  christiano  á 
I  fuere  tenido  ó  obligado  &  jud 
ano  fara  la  carta, 
— De  contencio  de  carta.  Rt  s 
.  carta  habrá  juycio  de  juez  de  ts 
— Fuero  de  villanos  que  han  co 
éfazer.  Los  villanos  todos  del 
redades  e  fazen  su  vezindat  deb 
as  en  vezindat  en  muros,  6  en  b; 
ide  la  villa.  Pero  los  queofflcio 
)or  concejo  han  escusados  de  obi 
— Nor\  firmar  torna  á  testimonia 
on  puede  firmar  tornas  contra  I 
or  escrevano  publico  de  concejo 
— Qui  firma  vigas  en  muro,  To 
ro  de  concejo  ó  de  la  vilb  ,  si  el 
!  I'azer  ol  muro  con  sus  menas  c 


FUBROS   DE    VIGUEHA    Y    ü£  TAL   DE   FUNES.  423 

como  era  dante,  ó  deze  tanto  despacio  entre  el  muro  ésu  casa  que 
el  cavayllero  armado  con  su  cavayllo  é  con  todas  armas  pueda 
pasar  sin  embargo,  ó  otra  bestia  cargada. 

417. — Fuero  de  cavalleros.  Olrosi  guantos  cavalleros  toviereu 
cavayllos  en  la  vezindat  tenidos  son  por  sus  vezes  en  guerras 
manifiestas  atajar  é  descubrir  teylladas  del  termino,  é  los  que 
cavayllos  non  toviereu  saldrán  Á  barreras  por  defender  la  villa 
con  sus  vezinos. 

418. — De  tayllayas  de  pecheros  de  señor.  Todos  omes  que  son 
de  pecha  de  seynnor,  por  vezes  deben  tener  atallayas,  e  bey  llar 
en  torres  de  noche  é  en  logares  ciertos.  Et  los  Infanzones  deben 
cercar  toda  la  noche  por  la  villa  veyendo  los  veylladores  é  las 
escuchas. 

419. — Qui  crebare  muro  de  villa.  Otrosí  qui  muro  de  la  villa 
crebantare  sil  fuere  probado^  dé  por  calouia  d  ss.  é  por  la  mena 
LZ  ss.  et  por  la  barbacana  lx  ss.  é  por  su  mena  x  ss.  Bt  qui  en  la 
cava  ochare  algún  encegamiento  dé  por  calonia  x  ss. 

420. — Qui  mata  marueco  dotri.  Qui  quiere  que  matare 
marueco  de  otro  hombre  por  furto  ó  por  robaría  manifiesta,  paga- 
ra al  sey nnor  suyo  tantas  ovejas  con  quantas  fuere  probado  que 
andaba  por  jura  del  pastor,  é  sino  con  jura  del  pastor  fecha  sobre 
libro  é  cruz  pagara  á  su  dueyno  el  marueco  con  quantas  ovejas 
empreyno  el  aynno  que  fue  muerto. 

421. — Qui  solta  bestia  prendrada.  Todo  hombre  que  bestia 
prendada  ó  otra  dalgun  otro  soltare  pagar  la  sus  engueras  dobla* 
das,  é  8i  mas  quisiere  todol  daynuo  con  su  jura. 

422.— Qut  taja  árbol  de  fruyto.  Otrosi  qui  tajare  árbol  de 
fruito  peche  á  su  dueynno  toda  su  calonia  complida  sil  fuere  pro- 
bado é  nodréscal  otro  tal  árbol  en  tal  convinent  logar  con  sus 
missiones,  é  por  corteza  del  árbol  ó  por  su  fornecido  con  jura  del 
dueynno  es  su  calonia  v  ss.  é  por  corteza  é  por  fornecido  del 
árbol  sin  fruito  ó  por  rama  eu  la  calonia  xv  dineros. 

423. — Tener  peynnos  de  heredat.  Todo  hombre  que  toviere  en 
peynos  heredat  dotro  ó  tribuyto  é  tajare  árbol  peche  la  calonia  á 
su  dueynno  asi  como  otro  estraynno. 

424. — Quien  carniza  buey.  Otrosi  ninguno  que  encarnizara 
buey  por  bodas^  ó  fuere  con  su  bestia  diciendo  goardat  vos,  por 


)LSTfN   DI  LA    I 

Mlgun  dayoDC 
>ut  laja  vid  agt 
el  dueyoao  á» 
le  parral  o  por 
'aUmia  de  her» 
mbrado  con  alf 
is  la  calooia  v  i 

OR  la  calonia  x 
alonia  d«  hesli 
aynno  en  su  i 
uartflles  de  tal 
lytoa  un  ro(bo) 
\alonia  de  vinn 
edos  por  la  be 
jas  fuera  la  Tic 

menores  darai 
isar  pagara  del 
)  su  vinna  avrí 
^alonta  de  huer 
)  que  no  pueda 
I,  et  ñiiere  y  su 
ardió  en  todo  ti 
tieredat. 
lui  mata  can 
OTÍere  plag-a  d< 

uo  moriere,  e 
)e  dayntio  de  h 
Iziere  ó  bestia 
tosudueyonoi 
'.alonia  de  can 
re  de  calonia  x 
:io  6  de  orne  de 
Zan  de  caza  qu 
el  quiera  mord 


1 


FDBH08   DB    VmuBRA    T    DE   VAL   DB   PUNB8.  425 

cosa  mal  flziere  tenido  es  el  dueyono  de  emendarlo  ó  de  darle 
el  can. 

43€.— Ca¿otita  de  galina  ó  de  ánsar.— Otrosí  si  alguno  por  oca- 
sion  matare  gayllina  6  ánsar  agenacon  jura  de  su  dueynno  pagar 
la  dos.  Bt  qoi  las  pechare  habrá  la  muerta. 

43S. — Ganado  estrayno  si  pasare  por  el  termino.  Bt  si  ganado 
estraynno  passare  por  el  termino  de  la  villa  por  demandar  su 
vida  non  debe  dar  peage  al  seynnor,  e  puede  Anear  en  el  termino 
por  una  noche  sin  daynno  del  fruyto  e  de  la  defessa.  Et  los  vezi- 
nos  deben  demostrar  al  ganado  estraynno  ó  á  sus  baylles  ciertos 
beyrages.  Et  si  el  ganado  quisier  fincar  el  mont  puede  su  vida 
haber  y  del  mes  de  septiembre  toda  de  la  defessa,  dando  al  seyn-* 
ñor  su  erpage  de  cada  grey  una  oveja  aynal  et  otra  mayor. 

436.  —  Ganado  de  las  viUaa  cercanas  como  deben  pcutcer.  El 
ganado  de  las  villas  cercanas  deben  pascer  en  sus  montes  troa  las 
eras  de  la  otra  villa,  é  non  pasar  la  villa  é  aya  cierto  sembrage,  e 
non  deben  tener  y  fiesta  de  sol  á  sol.  Et  si  de  día  el  baylle  de  la 
▼illa  fallare  el  ganado  en  su  vedado  tome  de  la  grey  hun  carnero, 
é  si  pasare  la  villa  otro.  Et  si  fallare  de  noche  ganado  de  la  grey 
tomara  dos  carneros,  et  de  cada  bestia  mayor  ocho  dineros.. Et  de 
día  en  el  vedado  por  la  bestia  mayor  cuatro  dineros. 

4S7. — Qui  furia  aztor  (azor).  Et  qui  furtare  aztor  de  casa  ó  de 
su  estage  pagara  á  su  dueynno  g  ss.  et  doblar  la  las  calonias.  Et 
por  gabillan  hurtado  zx  ss.  Et  falcon  l  ss.  et  sus  mudas.  Bt  por 
andegayo  sino  fablare  xx  ss.  et  si  fablare  lx  ss.  sin  sus  mudas. 

438. — De  dar  sayllida  dagoa,  Otrosi  todo  ome  tenido  es  de 
dar  sayllida  á  la  agua  de  la  pluvia  de  sus  casas  e  de  sus  techos 
por  sus  proprias  heredades  troa  la  carrera  publica,  fueras  si 
debiere  haber  lumbre  á  su  casa  por  heredat  agena  ó  sayllida  á  la 
agoa. 

439. — De  paramiento  de  cativo.  Todo  ome  que  fuere  cativo  é 
por  fuerza  flziere  algún  paramiento  no  es  tenido  de  responder  si 
non  quisiere  ni  sus  fiadores. 

440. — Comienda  de  Seynnor.  Otrosi  si  el  seynnorcomendare 
á  alguno  su  honor,  e  en  su  tiempo  sus  calonias  non  cobrare  nol 
debe  después  responder,  mas  otro  ome  que  venga  essa  misma 
honor  puede  si  quisiere  demandar  e  cobrar  las. 


n 


aOLBTIN   DR  LA  REAL  ACADBHIA   DB   LA    HISTORIA. 

1. — Cosa  wdada  sacar  del  Regno.  Todo  ome  que  sacan 
vedada  del  regno  pierda  quaato  que  traye  en  la  cosa  vedada 
ado3  9113  atruéneos.  Et  si  non  fuere  del  Regno  non  pierda 
la  cosa  vedada. 

t. — De  venta  de  mueble  dar  fiador.  Todo  hombre  que  veo- 
cosa  mueblo  en  mercado  6  en  plaia  sí  estranio  fuere  liara  fii< 
a  salvo  quoal  podiere  aver.  El  si  el  vecino  vendiere  cosa  mué- 
a  su  vecindat  ad  alguno  estrayano  dará  fiador  de  su  logar, 
si  alguno  cavalgare  alguna  bestia  e  cayere  de  la  bestia,  é 
a  el  bome  uo  es  beslia  hoiniciera  por  tal  occaaion. 
|. — Qui  dixiere  cornudo.  Todo  home  que  diziere  á  otro 
ido,  ó  gafo,  6  traydor,  6  fornecino  et  no  lo  fuere,  dar  la  si 
uereylla  non  fuero  m'eio  homicidio  de  caloaia,  é  si  con  que- 
i  fuere  al  Seyonor  haya  toda  la  calonia  al  palacio.  Et  sí  lo 
e  sobre  el  denuesto  no  ha  calonia  fino  muere. 
t.~Qui  fere  á  otro  con  pui/no.  Et  qui  fiere  á  olri  con  el 
lio  o  en  Id  cabeza  dará  de  calonia  v  ss.  si  non  fuere  con  qne- 
i  al  seynnor.  Et  sil  tornare  en  esse  mesmo  logar  é  lo  feriere 
iist  6  con  fierro  non  ha  calonia. 

i. — 7'tror  á  otro  por  la  barba.  Et  si  alguno  tirare  á  otro 
i  barba  6  por  los  cabeyllos  ó  con  otra  ferida  lo  echare  en  tie- 
ar  la  de  calonia  medio  homicidio  sil  fuere  probado  e  si  non 

con  qnereylla  al  seynnor. 

B. — Qui  deplagare  á  otro.    Todo  ome  qui  plagare  i.  otro  é 

e  sangre  sin  lleiro  amollado  si  con  qnereylla  non  fuere  al 

lor  darle  a  v  ss.  et  si  Tueru  mancieyllaqueel  fiíiere  ad  algún 

ingre  es  la  calonia  xv  ss. 

7. — Qui  ha  ciamos  de  ferida.    Otros!  sí  alguno  oviere  cla- 

dotro  de  ferida  que  aya  fecha  con  muestra  de  liver  con  su 

:obrara  sus  calonias,  c  por  todas  las  otras  cosas  é  feridas  que 

I  al  ome  coii  testimonio  cobrara  sus  calouias. 

B. — Calonia  de  bestias.    Et  qui  arare  en  su  heredat  coa  sus 

is  é  alguna  deyllas  entrare  en  alguna  vinna  6  en  sembrado 

vezino  aleiidano  pagar  lacón  su  jura  la  calonia. 
9. — Calonia  de  concejo,     Et  por  clamo  fecho  de  daynno  de 
concejo  debe  jurar  el  bayllc  que  prendrá  calonias  del  lo 
odo  concejo. 


V 


\ 


FUEROS    DE    VIGUlíHA    Y    DE    VAL    DE    FUNES.  427 

4&0.— Out  promete  algo  á  otro.  £t  qui  promete  alguna  cosaá 
Otro  orne  por  su  voluatat  sin  alguna  razón,  é  después  viere  que 
es  su  daynuo  uo  es  tenido  de  gelo  dar  si  non  quisiere. 

451. — Qui  mata  Infanzón,  Et  si  alguno  matare  Infanzón  lindo 
pagara  á  sus  parientes  pobres  é  qnereyllosos  mil  ss.,  epor  laonta 
prol>a<Ja  d  ss. 

4S2.-^¿>e  homicidio^  £  por  homicidio  dotro  Infanzón  d  ss.  Et 
por  la  desondra  lx  ss.  pagara  á  los  parientes  pobres. 

453. — Crebantar  eglesia  sagrada.  Todo  orne  que  eglesia  con- 
sagrada crebantare  peche  dgggg  ss. 

454. — Qui  mata  monge,  Qui  matare  monge  d  ss.  pagara  por 
la  eglesia. 

455.r-Cr6banto  de  eglesia.  Et  por  crebantamiento  de  eglesia 
que  non  sea  consagrada  si  fuere  en  logar  poblado  d  ss.  et  si  fuere 
en  yermo  lx  ss.  pagara  en  calonia. 

456.^Qiit  mata  ;udto.  Et  qui  matare  judio  ó  moro,  ó  si  lo 
feriere  con  fierro  é  lo  plagare  dará  de  calonias  d  ss.  si  fuere  pro- 
hado, et  por  otra  ferida  quel  faga  de  lx  ss. 

457. — Qui  mata  su  enemigo.  Et  qui  matare  su  enemigo  non 
debe  prender  ven  de  lo  suyo  ni  fazer  mal  en  sus  heredades  ni  en  sus 
cosas,  é  si  lo  fiziere  pueden  gelo  demandar  por  furto  ó  por  robo. 
458. — Juhiar  bestia  con  su  home.  Todo  ome  que  jubiare  su 
orne  logado  con  su  bestia  á  otra  villa  con  otro  ome  de  su  pan ,  ó 
daynno  viniere  á  la  bestia  no  es  tenido  el  ome  logado  de  emen- 
darlo. 

459. — Qui  mata  alcalde.  Et  qui  matare  juez  de  la  villa  dará 
al  Seynnor  de  la  villa  de  calonia  ccc  ss.,  et  por  el  sayón  gl  ss. 

450. — Qui  matare  bestia  por  occasion.    Todo  ome  que  por  occa- 
sion  matare  bestia  de  su  vecino  dar  la  otra  tal  con  sus  engueras. 
461. — Qui  mata  palomba.    Otrosi  si  alguno  matare  ó  prendiere 
palomba  de  palombar  ageuo  debu  v  ss. 

462.— Tirar  con  bayllesta  á  palombar.  Et  si  la  matare  con 
bayllesta  tirando  al  palomar  ó  con  reth  dará  de  calonia  al  seynnor 
de  la  villa  lx  ss. 
463. — Qui  solta  cativo.  Otrosi  si  alguno  soltare  cativo  de  las 
xsiones,  ol  diere  occasion  ques  vaya,  tal  pena  debü  haber  quoal 
otro  babia  asotVir  eu  su  persona  ó  en  sus  cosas. 


i 


'f. 


4?8  BOLBTtN   DB   LA   RBAL   AGADBMIA    DB    LA    HISTOIIIA. 

464. — Qui  roba  camino^  Todo  orne  que  robare  camino  de  dü 
ó  de  noche  maníffeslament,  sea  su  persona  á  mercede  seynnorcoo 
emienda  de  todos  los  daynnos. 

465. — De  logros.  Otrosí  todo  omeque  aya  á  pagar  deudas  de 
useras  que  rescibió  dotri ,  no  es  tenido  de  pagar  usuras  por  nin- 
guna cosa. 

466. — Fuerza  de  miiger.  Toda  muger  que  se  quereyüase  de 
fuerza  quel  aya  fecho,  después  de  hun  día  et  una  noche  non  val- 
drá la  quereylia  si  fuere  fecha  al  seynnor  de  la  villa. 

467. — Plaga  non  limpiarla.  Todo  orne  que  oviere  plaga  ó 
ferida  é  la  limpiare  ó  aligare  con  medezina,  é  después  de  hun  dia 
e  una  noche  se  quereyllase  al  seynnor,  nol  vale,  fueras  si  moriera 

468. — Matar  oveja  por  erpage.  Otrosí  si  alguno  matare  oveja 
agena  por  erbage  sin  derecho  dará  al  su  seynnor  otra  tal  oveja  ó 
primal  é  y  ss.  Et  por  carnero  con  cencerro  otro  carnero  é  x  ss.  á 
su  dueynno. 

469.~Qut  faylla  su  cabra  en  su  tierra  presa,  Et  qui  fallayre 
su  cabra  ó  su  oveja  presa  por  erbage  vedado  en  algún  lugar  tome 
la  sin  calonia. 

470. — Quereylia  de  parienta,  Et  si  alguno  sequereyllareqoe 
tiene  su  parienta  por  forzada  ó  la  leva  por  fuerza  debenla  por  man- 
dado del-  seynnor  poner  en  medio,  é  si  eylla  fuere  al  otro  los 
parientes  pierdan  quereill  dell.  Et  si  fuere  á  los  parientes  sea  su 
persona  á  merce  del  seynnor  del. 

471. — Qui  prendiere  jura  de  padre.  Si  alguno  prendiere  jura 
de  padre  ó  de  madre,  si  quisieran  pueden  lo  desheredar. 

412.— De  fijo  de  fornicio.  Orne  que  fuere  de  fornicacíoQ  de 
padre  soltero  é  de  casada/ ó  de  dos  casados  que  no  sean  de  una 
bendición  non  debe  heredar,  mas  heredaran  los  parientes  roas 
cercanos  de  los  padres. 

473. — Qui  dexa  su  padre  en  bataylla.  Si  alguno  dexare  á  so 
padre  en  bataylla  vivo  estando  en  su  poder  puedel  el  padre  des- 
heredar. Otrosí  si  el  fijo  lexare  al  padre  en  cativo,  é  non  se  pusie- 
re en  caenas  por  su  padre,  ó  sil  tirare  por  loscaveyllos,  ó  loñrie* 
re  por  alguna  saynna,  ó  lo  desmentiere,  ó  sil  fíziere  por  alguQ 
engaynno  en  sus  bienes,  pueden  si  quisieren  tal  fijo  coi —  ! 
desheredar. 


FUEROS'  DB  VI6UBRA  Y  DE  VAL  DE  FUNES.         429 

474.^Sf  ficiere  el  yerno  jurar  al  megro.  Si  el  yerno  faze  á 
8U  suegro  jurar  ol  ñzíere  otro  mal  por  tal  razón,  non  puede  el 
padre  desheredar  á  su  fija  muger  desse  yerno. 

475. — De  afijar.  Otrosí  si  el  Infanzón  lindo  ó  otro  quoalquier 
uo  oviendo  fijos  con  flrmanza  de  la  vezindat  puede  á  otro  Infan- 
zón afijar  dando  de  sus  bienes  á  sus  parientes  mas  cercanos  una 
heredat  por  reconoscimiento,  é  tal  fijo  puede  heredar  todos  los 
bienes  assi  como  si  fuer  de  bendición,  é  es  tenido  de  pagar  todos 
sus  deudos. 

476.— De  destín  (testamento).  Todo  ome  que  su  destin  qui- 
siere fazer  debe  lo  fazer  en  villa  de  la  heredat  ante  todas  sus  fran- 
quezas, ó  ante  cavezaleros  e  testimonias  del  logar  diziendo  sus 
mandas,  por  si  é  non  por  boca  agena,  estando  en  su  memoria  é 
en  su  sesso  mandando  de  sus  bienes  sin  embargamiento.  Et  qui 
no  oviere  partido  con  sus  parientes  cercanos  puede  si  quisiere 
estinar  de  sus  bienes  con  otorgamiento  de  todos  sus  parientes  cer* 
canos.  Et  el  marido  con  otorgamiento  de  la  mujer  puede  fazer 
destin  de  sus  bieaes  ambos,  et  después  de  su  vida  valdrá  é  habrá 
la  muger  su  entegra.  Et  la  muger  si  otorgamiento  de  su  marido 
puede  en  su  destin  mandar  de  sus  bienes  proprios  é  valdrá. 

477. — De  destin.  Ome  villano  non  puede  mandar  en  su  des- 
tin euagenamiento  de  heredad  suya  si  non  de  mueble  ad  algún 
lugar  ni  á  persona  ninguna  si  non  fuere  con  otorgamiento  de  los 
herederos.  Et  si  quisier  puede  mandar  hun  aynal  sin  eyllos  por 
su  alma  ó  una  iantar  á  los  clérigos  de  la  eglesia  por  su  sepultura. 
478. — Destin.  Et  si  alguno  en  su  muert  fizier  su  destin  en 
yermo  valerla  con  dos  testimonias  de  siete  aynos  complidos,  e  con 
hun  cavezalero  de  buena  fama. 

479. —  En  testamejit  de  Infanzón  valen  testimonias  villanas. 
En  testamento  de  infanzón  valdrá  testimonio  de  dos  villanos  por 
hun  Infanzón,  ó  dos  mugeres  de  buena  fama  por  otro  con  han  ó 
con  dos  cavezaleros  Infanzones  del  logar. 

480.— Dar  heredat  la  mejor.    Et  ningún  Infanzón  en  su  estin 
non  puede  mandar  á  monasterio,  ni  eglesia  ninguna  ni  á  parient 
estraynno  de  las  heredades  mejores  ni  á  egoal  en  partición  ni  en 
''uert  con  los  sus  herederos:  pero  si  quisier  puede  mandar  mue- 
le ó  una  de  las  mejores  heredades  á  algún  parient  estranio  ó  por 


iii  olorga miento  de  sus  parientes  heredero»  é  vaidn. 
anda  de  destín.     En  loda  manda  de  destín  que  fuen 

ueble  ó  de  rayz  sia  fiador  de  salvo  ó  de  redra  valdrá 
i  sus  cavezaleros  fueren  poderados  por  maadamieato 
lor,  ó  si  couseutieron  á  la  cavezalerta  los  que  podriao 
7,  o  bí  pusieron  eyllos  parle  de  los  bienes  seguut  qod 

mando.  Gl  marido  si  flzíereen  su  destia  mandamienla 

ó  de  mueble  con  otorgamiento' de  la  muger  por  su 
r  su  provecho  deyllos  después  de  la  muert  del  marido 

la  muger  de  mandar  en  la  partición  entegra  dei  tnaü- 

me  de  Bal  de  Funes  non  pteylear  de  fuera.  Et  to>lo 
1  de  Punes  ó  de  la  villa  por  pleylo  <|ue  ayan  emre  si 
i  non  fuere  por  demanda  de  carta  non  salgan  de  se 
ir  juicio. 

>o  Alfonso  Emperador  otorgo  á  los  hombres  de  Fuaes 
I  án  todas  ñrmanias  é  de  fuei-os,  é  de  otras  fidalguias 
i  á  los  Infanzones,  6  de  Osma  á  los  villanos, 
ocasión  declararé  lo  que  se  me  ocurre  y  tengo  apuo- 
a  del  leito  y  tiempo  de  estos  fueros,  sobre  los  cuale< 
ue  muy  poco,  se  dice  en  el  Catálogo  de  fuero»  ¡/  caria- 
España,  publicado  por  la  Real  Academia  en  t652. 

ladeOotabredalSOO. 

Narciso  Hbrgurta. 


«aCRIPCIONES  ROUANAS  DE  ALCORRUCáN,  ÉCUA  ,  D£KU, 
TDRtS  Y  ABI\  DB  TOBRBS. 

Alcorrucón. 

le  la  vía  férrea  que  sube  de  Córdoba  á  Madrid  recom 
ra  llegar  á  la  estación  del  Carpió;  5  más  hasta  l^o 
n  9  hasta  Mouluro,  la  antigua  Epora.  En  Alcc"     1t 


NUEVAS   INSGRfPCI0NK8   HOMANAS. 


431 


despoblado  situado  dentro  del  término  de  Pedro  Abad,  estuvo  el 
municipio  türdulo  Sacili  Martialium  de  Plinio,  £axiX{(  de  Ptole- 
meo,  SACILI  de  sus  propios  ases  de  cobre.  Ya  se  fijó  en  esta 
reducción  geográfica  el  clarísimo  Flórcz  (1),  siguiendo  el  orden 
Pliuiano  de  las  ciudades  ribereñas  del  Guadalquivir,  y  afirmando 
«estar  Sacili  cerca  de  Montero,  junto  á  Perabad,  en  un  despo- 
blado llamado  Alcorrucén^  donde  Morales  (en  sus  Antigüedades^ 
folio  9)  dice  se  hallan  monedas  con  el  nombre  de  Sacili». 

A  las  piedras  epigráficas  desprendidas  de  este  lugar  y  reseña- 
das por  Hübner  (2186^2190)  debe  juntarse  otra,  que  fué  descu- 
bierta á  principios  del  año  1889,  y  cuyo  calco  me  ha  remitido 
D.  Ricardo  Molina,  alcalde  que  á  la  sazón  era  de  Pedro  Abad. 
Es  una  estela,  clavada  en  el  suelo,  junto  al  camino  que  de  Alco- 
rrucén  conduce  á  la  cercana  villa  de  Adamuz,  donde  también  se 
han  hallado  lápidas  (2181-2183).  Es  de  piedra  arenisca  roja,  en 
figura  de  estela  combada  por  la  parte  superior.  La  cabeza ,  ó  tes- 
tero, enteramente  visible,  mide  44  cm.  de  ancho  por  31  de  alto. 
Letras  del  promedio  del  primer  siglo,  altas  45  mm.;  entre  las 
cuales  la  F  tiene  el  rabillo  inferior  casi  tan  prolongado  á  mano 
derecha  como  la  E. 


PAVSTVS 


OPFECTOR 


B 


S.T-T«L-IN»P-L-P  •  XXV 


IN  •  A  G      •      P      •      XXIIII 


Faustua  offector  hfie)  sfitus)  efst).  8(it)  t(ibi)  t(erra)  l(evi9).  In  f(ronte) 
l(ocu8)  p(edum)  XXV;  in  ag(ro)  p(edum)  XXIIII. 

Fausto,  tintorero,  aquí  yace.  Séate  la  tierra  ligera.  Enfrente  á  la  yia, 
lugar  de  25  pies;  en  el  campo,  24. 

El  vocablo  offector f  que  sale  ahora  por  vez  primera  en  los  mo- 
numentos romanos  de  nuestra  Península,  es  de  muy  buena  lati- 


(l)   Bspttna  Sagrada,  tomo  x,  pág.  150.  Madrid ,  1753. 


BOLBTÍN    DB  LA   REAL   ACADB 

I.  Auuque  alguaa  vez  se  usó  co 
iguió  Cornelio  Frontón,  gratní 
)  del  IV,  diciando  que  el  infectar 
lana  y  que  el  offector  avivaba 
irse  en  olro. 

9  lápidas  de  Porcuna  fObulco), 
miento  por  D.  Aureliano  Fero 
coalrada  ea  Alcorrucén  por  D. 
■tes  (3) : 

■íiberalii  \  infectar  h(ie}  ifitu»)  e(»tj 
[Monuratn\t]itm  Íf./rcf«íe;  |  /p^e* 
«na  I  Lfueü)  ¡(ibertaj  Fatuta  |  h(ie 

tinte  de  paúos  ó  de  otros  tejido 
lira,  no  podría  menos  de  floreí 
3  Tiirdnlos,  de  antiguo  iiiQuida 
irtago.  El  infectar  Liberal  y  el 
)s  ramas  de  tan  rica  industria. 
acio  Oñlieno,  patrono  de  Faus 
}  da  noticia  de  dos  purpuraría 
i; dores  de  púrpura. 

finca  rústica  ó  despoblado  de  i 
e  á  D.  Francisco  de  Porras  y  i 
ha  del  Guadalquivir,  enfrente 
icupa  la  margen  izquierda,  hao 
.,  que  suple  por  el  antiguo  pi 
rdo  de  D.  Ricardo  Molina  sobi 
as  salidas  de  Alcorrucéu,  y  pul 
astión  de  saber  si  al  otro  lado  d 
,  quedan  vestigios  de  poblacióo 

Éolja. 

el  término  de  esta  ciudad  y  e 
lie  4  km. ,  ribera  abajo  y  derecl 


NUBVA8   IN8CRIPGI0NBS  ^OlíANAS.  433 

Irado  dos  nuevas  inscripciones,  cuyas  improntas  he  recibido  de 
D.  Jorge  Bónsor,  nuestro  correspondiente  en  Garmona. 
1. — En  un  fragmento  de  pelvis  6  lebrillo: 

SIICVNa,. 
8eeund[i  o/ffiemap], 

OAcína  de  Secando. 

2.-~Losa  marmórea,  bien  conservada ,  que  mide  0,42  m.  de 
alto  por  0,21  m.  de  ancho. 

DORVS 

LVCRBTIAE 
AFR  AB    -   SER 

ANNOR  •  XLIX 
H'S'E-S»T«TL 

DoruB  LucretíOé  A/rae  Ber(vm)  annorfumj  XLIX  hHe)  sfitus)  e(8t).  Sfíff 
t(ibi)  tfetraj  l(evi8j. 

Doro,  siervo  de  Lucrecia  Afra ,  de  edad  de  49  afios,  aquí  yace.  Séate  la 
tierra  ligera. 

En  Écija  halló  sepultura  un  Lucretius  Treptus  (1502).  En  Osuna 
suena  otro  Doro,  marido  de  Pothina  (noOsivif);  la  cual  falleció, 
según  se  dice  en  su  lápida  sepulcral  (5444),  teniendo  de  edad  65 
años  poco  más  ó  menos.  En  Osuna  adquirió  esta  lápida  D.  Fran- 
cisco  Mateos  Gago;  pero  quizá  se  encontró  en  Ecija. 


Denla. 

En  Ponsech,  heredad  de  D.  Francisco  Merle,  al  Oriente  de  la 
ciudad,  camino  de  Ondara,  nuestro  correspondiente  D*  Roque 
Cbabás  encontró  hace  dos  años  una  importante  ara  volifa,  cuya 
fotografía  é  impronta  me  ha  remitido.  Es  de  piedra  caliza,  alta 
45  cm.,  ancha  27.  Puntos  triangulares;  letras  del  siglo  n. 

TOMO  ZZXTU.  9S 


n 


BÜLKTÉM  bk   LA   tlÉAt  AéAbtUlA   Dfe  tA   ÉISTOBtl. 

i,Al.-VA-fta-A„„„ 
P  ■  BJE-SoSVMiét 
LV5-C-K.tS>Vi»f 
PP  O  ■  SAL  VB 
^  M  •  ARRIA 
NI 

oM  Áiig(Htto)  P¡td>livM)  Bafhiu*}  8onim[u]lM,  efomiaUañmt ¡ 
' )  v(otvm)  t¡fAoU)  pn  laUUe  Mm(ütí)  ArrioHL 
rano  Aogustc.  Exvoto  del  comicalMÍo  tribunldo  Pnblio  Bebw 
.0  por  U  salud  de  Emilio  Arríiuio. 

'.  renglón  primero  un  corle,  6  golpe  casual,  que  sufrió  Ii 
parece  trocar  la  I  en  F.  La  interpuudón  silábica  de 
'A  -  NO  descúbrese  asimismo  en  una  lápida  (?737|  insigne 
encia:  VALENTINI  |  VETER  -  ANT  ET  |  VETE  -  RBS 
it  et  veterea).  La  forma  de  la  L  en  dicbo  rengldu  y  en  el 
y  cuarto  es  la  de  la  planta  del  pie  con  su  tacón  ó  calca- 
siendo  el  trazo  inferior  horíionlal,  sino  ataludado  al  si- 
como  reminiscencia  del  lambda  (X)  griego.  En  el  renglón 
está  mellada  la  G,  permitiendo  suponer  que  fuese  G,  en 
iBO  podrfa  leerse  g(ente)  ó  G(aleria) ,  y  entenderse,  no  al 
lilitar  que  ejercía  el  dedicante,  sino  su  gente,  ó  tribu,  pnv 
a  región  ó  pueblo  de  su  naturaleza, 
aziona  ocurre  Sosimilos  (3295);  un  com(ieulariu»J  trih(uni} 
rga  (2610);  y  un  tribuno  mililar  en  Denia  (3583).  En  esU 
y  en  Ampurías  (6t83)  estaba  de  guarnición,  ó  acuartelado 
Lacamento  (vexillalio)  de  la  legión  tu  Gemina,  que  did 
bre  á  la  ciudad  de  León,  donde  tuvo  au  cuartel  general, 
)  de  haberla  fundado  en  el  año  70  de  la  Era  cristiana.  Til 
ilio  Arriano  fué  el  coronel  ó  tribuno  por  cuya  salad  Gii- 
ra  su  asentista,  ó  teniente,  Publio  Bebió, 
iriante  de  la  interpretación,  que  arriba  indiqué  sobre  ti 
tercero,  no  la  tengo  por  tan  probable,  aunque  la  eipresión 
"ibu  y  de  la  patria  después  del  cognombre  no  carece  de 
Bmplos.  Asi  en  Jérica  fué  sepultado  C(aiut)  Fabiu»  Cebw 
a)  Edeta(nu»),  es  decir  de  la  tribu  Galería  y  natun 


NÜKVAS  INSGÜIPGIOKSS  ROIUNA0.  435 

Liria.  Cerca  de  los  SagUDtinos  moraban  los  Torholeiai,  segün 
refiere  Apiano  (1);  y  este  mismo  autor  hace  mención  (2)  de  la  ciu- 
dad lusitana  Tf^^a,  que  pudo  tener  su  homónima  (Tribuía)  más 
ó  menos  lejos  de  Denia.  ¿Sería  Teruel?  En  esta  capital  de  provin- 
cia no  se  han  registrado  hasta  hoy  inscripcionos  romanas;  mas 
no  es  ello  inconveniente,  porque  allí  no  se  han  buscado.  De  año 
en  año  y  de  mes  en  mes  se  ve  por  nuestro  Boletín  cómo  se  van 
descubriendo  en  toda  España.  * 

Turis. 

Esta  antigua  y  rica  población  (3),  cuyo  nombre  en  un  docu- 
mento latino  del  l.^áe  Marzo  de  1322  se  lee  Turris  (4),  alinda  por 
el  Norte  y  por  el  Oeste  con  Chiva  su  capital  de  partido,  con  Buñol 
y  Alborache,  donde  se  han  recogido  las  lápidas  funerarias  si- 
guientes: 

£u  Chiva  (Hübner,  3777).— Lfudus;  Clodiii8\Fabianu8  an(n)o\ 
(rum)  Lili  I  h(ic)  8(iim)  e(st). 

fin  Buñol  (6001].—Lfucio)SerUio  Carchedonio\SenHae  Thaliae\ 
Sentía  Carchedonia  \  filia. 

En  Alborache  (3658)  .—Lfucíusj  Fabiu$  Pro  |  culua  an(norum) 
LX  I  Vi(cJtoHa  Otnul  \  lina  h(ic)  8(ita)  e(8tj.  S(alv0téP) 

Desde  Alborache  sigúese  hasta  Valencia  una  vía  directa  mili- 
tar (5)  con  seis  estaciones  intermedias,  siendo  la  primera  Turis: 


(1)  Top^XTJxai  ye^ove;  ZaxavSaícuv.  Iber.  10. 

(2)  íber.jSí. 

(8)  «A  quatro  legruas  de  Valencia  después  de  Rabal  tenemos  el  lugar  de  Taris,  de 
ciento  y  treynta  casas  de  christianos  nuevos  y  viejos.  En  la  conquista  le  perteneclft 
¿  D.  Oonzalo  de  Bntenza,  según  se  halla  en  el  libro  llamado  Obispalia,  y  hoy  es  de 
lo8  Duques  de  Qandia.  Bl  trigo  que  se  coge  en  su  campo  &  pocos  reaonooe  ventaja, 
como  también  sus  aguas  por  una  fuente  de  maravillosa  virtud  contra  el  mal  de  pía* 
dra.»  Bscolano,  Historia  de  la  ciudad  y  reyno  de  Valencia^  parte  ii ,  pág.  935.  Valen- 
cia,  1611. 

(4)  Piles  (D.  Andrés),  Historia  de  Cultera,  pág.  29-S.  Sueca,  liM. 

(5)  Itinerario  descriptivo  militar  de  España,  formado  y  publicado  por  el  Depósito  de 
la  Querrá,  tomo  iv,  núm.  699,  pág.  315.  Madrid,  1866.  Bn  esta  obra  los  autores,  confor- 
mándose B\  Diccionario  de  Madoz,  escriben  y  acentúan  Túris.  Hoy  vulgarmente  se 
escribe  Turis*  Es  muy  posible  que  eon  el  tiempo  haya  variado  la  pronanoiación,  toda 
vez  que  en  el  siglo  xiv  se  decía  Turris. 


ítIn  dk  la  kbal  acadbuia  i 

;he(l). 


6     kilómetros, 

27,5  . 


lia 3  . 

1,5         1 

í 3,5  - 

:te  trayecto  no  se  había  dado  á  conocer  al  público 
ón  romana  (3)  sino  tas  lie  Aiaciiiííi  (3781):  P(omptia) 
}  Poslu  I  tnttia,  Maurne  íib(ertae)  \  b(ene)  m(ergnti) 

168  un  fausto  acontecimiento  para  la  Arqueología  la 
e  hicieran  alrededor  de  Turis  y  dentro  de  su  térmi- 
del  pasado  Agosto,  los  Sres.  D.  Andrés  Piles,  histo- 
llera,  premiado  por  nuestra  Academia  (4) ,  D.  Gre- 
r,  director  del  colegio  y  academia  de  Cervantes  en 
e  la  revista  mensual  El  Cervantino,  D.  José  Soler 
José  Ramón  Nef  y  D.  Modesto  Castillo,  de  cuya 
dado  cufttita  ol  &r.  Piles  ea  un  docto  artículo  rolu- 
ones  á  Turis  (5), 

descubrimiento  so  verificó  junto  á  la  carretera  de 
inte,  y  en  distancia  de  2  km,  de  aquella  villa.  Esta 
re  una  loma,  que  va  prolongándose  en  declive  bada 


metra  antes  de  llegar  áTuria  empilmael  tnyecte  desde  Albormcbe 

eb^adeBuBol. 

9  cruia  nneelro  csmlno  coa  el  qne  bija  de  Cblva  pasando  por  Qode- 

por  la  derecha  del  rio  Maguo,  tocando  en  Monro;,  Real  de  MODrer. 

1,  Carlet  y  Ouadaguar,  doade  el  rio  deBagna  en  el  Júcar  cerca  de 

irache  se  encoairú  en  el  confia  de  eaU  poblaciAn  ;  la  de  Ifacastn, 

id  ¡cho  trayecto. 

tnO  SIXIT  del  BOLSTfH,  pAg.  BS». 

(m,  QÚmero  del  1.*  de  Septiembre,  piglaas  U  y  4,  A.  cate  arlicnbi 

otro  del  mismo  aUtor,  publicado  en  £41  Protiitdaí,  diario  de  Valea- 

,  oorreEpODdlsDte  al  33  de  Octubre  prdiimo  pasado.  Bat«  •egni 

la  Bl  ippUum  y  ti  ría  TvrU. 


NUBVAS   INSCRIPCIONES  ROMANAS.  437 

el  oriento,  simétrica  de  un  cerro  que  llaman  del  Cañamar  j  que 
á  dicha  distancia  forma  un  portillo  (Portell)  á  la  carretera  á  mano 
izquierda,  en  razón  de  otras  lomas  escalonadas  de  Norte  á  Sur, 
nombradas  les  Blasques,  en  cuyo  remate  meridional  se  abre  otro 
portillo,  que  las  separa  del  elevado  monte  de  la  Carencia,  rico  en 
canteras  de  mármol  y  fecundo  de  antigüedades  romanas  como 
pronto  veremos.  En  el  Cañamar,  á  pocos  pasos  de  la  carretera  y 
en  el  ángulo  Sudeste  de  una  viña,  vieron  los  exploradores  un 
tosco  cipo  sepulcral,  carcomido  por  la  intemperie,  cuyo  epígrafe, 
debajo  del  coronamiento,  consta  de  dos  renglones  trazados  en  el 
primer  siglo,  y  dice  así: 


CAESIA 
HSE 


Caesia  h(ic)  slita)  e(8ty. 
Cesia  aquí  yace. 

Caesiay  cuyo  nombre  significa  la  de  los  ojos  garzos^  sería  una 
linda  esclava,  no  liberta  qomo  la  morena  Maura  de  Alacuás;  y 
mucho  menos,  ingenua  ó  libre  por  nacimiento.  El  cipo,  segdn  re- 
sulta de  la  fotografía  que  debo  al  Sr.  Sabater,  está  cortado  por 
más  abajo  del  segundo  renglón,  y  por  encima  de  la  rotura  pare- 
cen asomar  trazos  de  un  tercero  ia(nnorum)  Vlf  por  el  estilo  de 
una  lápida  de  Liria  (3809),  donde  á  continuación  y  debajo  de  las 
siglas  funerales  h,  s.  e.,  se  marcó  la  edad  del  difunto  Cayo  Vale- 
rio Hylas. 

Dejando  la  carretera  de  Torrente,  y  dando  la  vuelta  á  lo  largo 
de  les  Diasques  por  la  vertiente  oriental,  opuesta  á  la  occidental 
que  mira  á  Turis,  vemos  salir  á  nuestro  encuentro  la  corriente  del 
río  Magro,  que  sirve  de  foso  natural  al  monte  Carencia.  Rodéase 
este  monte  por  la  carretera  que  baja  de  Turís  á  Guadasuar,  y 
atraviesa  el  río  enfrente  de  la  partida  ó  granja  de  Rafol,  y  tiene 
cercanas  en  la  otra  ribera  las  de  la  Sahocha  y  Fondos.  En  Fondos 
se  halló  la  bella  antefixa  de  mármol  blanco  que  representa  la  faz 
ó  mascarilla  de  una  Bacante,  y  es  de  la  misma  altura  y  estilo  que 
el  busto  de  Palas  Atenea  descubierto  en  Denia,  con. cuyos  foto- 


bolbtIh  de  la  rbal  academia  de  la  HtSTonu. 

lo9  de  perfil  y  de  cara,  ae  ilustró  nuestro  Boi 
La,  hallada  ea  U  granja  y  subsuelo  de  Fondos, 

de  D.  José  Soler  Navarro,  iniciador  ó  adalid 
iin  duda  esta  anteflza,  con  otras  muchas  de  su  i 
Izar  las  trabes  y  el  friso  superior  de  algiln  sobi 
o  de  Baco?)  erigido' en  Fondos,  cuyos  canopo! 
noble  viñedo.  No  menor  fortuna  tuvieron  los 
i8  en  la  Sabocha,  que  fué  quizá  mansión  del 

denominada  Oleastro  (3),  y  traducida  por  1 
)ma:  p-jíj'  (acebuche).  «Ya  cerrando  la  uoch 
les  [3),  «se  llegó  á  la  casa  de  la  Sabocba,  funt 
¡eses  de  Bélgida.  Se  encendió  un  bai  de  leña  y  i 
alante  llama  se  vió  empotrada  en  la  pared  d 
remo  septentrional  otra  lápida  sepulcral  román 
i  fotografía  de  este  monumento,  que  me  ha  env 
tr,  me  pone  en  la  precisión  de  no  convenir  coe 
lectura  del  renglón  primero  (4).  La  iuscripciÓD 
o  á  las  dimensiones  primitivas,  que  la  estela 
irma: 


el  primer  renglón  hay  ligatura  de  AL.  La  esti 
k  caliza,  se  cogió  al  azar,  y  desbastándose  lig 


DB  miQsiÓQ  da  esM  aombre  «etuvo  iualo  al  rio  Ullaitra  ea  I 

m»  3  Tortora. 

Ttlcnlo  I ,  pig.  4. 

o  al  art.  u  rectiSoa  el  Sr.  Pllw  bu  primera  leoelAa  C  ■  A.Y  . 


NUEVAS   INSCRIPCIONES   ROMAC«AS.  441 

grabó  para  ser  hincada  en  el  suelo  sobre  la  sepuUura  del  finado. 
Es  del  siglo  111  ó  IV. 

-     Cfaiu$)  Alfdhu  fuetea  annforum)  XLVJific)  sfitua)  e(9t). 
'    Gayo  Aledio  Pasco,  de  edad  de  46  afios,  aquí  yace. 

Bn  Barcelona  (4501)  ocurre  una  Aledia  Paulinai  y  en  Cartage- 
na (5927)  un  Aledio  patrono  de  Pilemón.  En  Liria»  otro  epita- 
fio (3798)  se  hace  notar  por  las  ligaturas  de  AL  y  AE. 

Los  afortunados  exploradores  habían  pasado  toda  la  tarde  exa- 
minando las  ruinas  que  esmaltan  á  flor  de  tierra  la  cima  de  la 
Carencia^  deseosos  de  ver  confirmada  la  tradición  popular,  que 
refiere  haber  existido  en  aquella  meseta,  ó  soberbia  atalaya,  un 
pueblo  fortificado.  «En  todo  tiempo»,  dice  el  Sr.  Piles,  «se  han 
encontrado  allí  monedas:  una  de  ellas,  recientemente  descubierta, 
obra  en  nuestro  poder,  y  es  un  ejemplar  precioso  de  moneda  sa- 
guntina.  Es  un  as  de  cobre  de  los  que  en  los  últimos  años  de  la 
república  romana  acuñó  la  zeca  sagunlina»  (1).  «De  cerámica», 
prosigue  diciendo,  «hay  allí  infinita  variedad  de  ejemplares  de 
diversos  colores  y  clases.  Nosotros  recogimos  unos  cuantos,  dig- 
nos entre  todos  de  llamar  la  atención  (2);  una  baldosa  de  forma 
trapecial,  que  en  el  canto  de  la  base  menor  tiene  una  cruz  forma- 
da de  las  diagonales  y  en  los  cantos  laterales  un  orificio  que  pasa 
de  parte  á  parte,  y  unas  molduras  también  de  barro  cocido. 
¿Hubo  en  paraje  tan  elevado  alguna  población?  Los  descubri- 
mientos hechos  hasta  hoy  y  los  cimientos  de  muros  que  de  trecho 
en  trecho  aparecen,  así  lo  indican.  La  situación  estratégica  de  la 
cumbre  y  el  progreso  que  antiguamente  alcanzó  la  balística  reve- 
lan que  allí  hubo  una  fortaleza.» 

(1)  Es  U  descrita  por  HUbner  fMonumenta  linguae  ibericoéj  núm.  40  ee),  cod  las 
leyendas  SAGVN*1NV  fSaguntinu)  y  ^  Ah^  rArse).  'Apar]  fué  ciudad  edetana, 
distinta  de  Sagunto,  que  Ptolemeo  coloca  bajo  el  meridiano  de  Ktobesa. 

(2)  Bn  carta  particular,  que  me  ha  dirigido  el  Sr.  Piles  desde  Segovia  (24  Octubre, 
1000),  me  dice  que  todos  los  objetos  de  cerámica  romana,  que  recogió  en  la  Carencia, 
losguarda  en  una  sala  de  su  casa  propia,  en  Yátova,  pueblo  limítrofe  de  Macastre, 
Buñol  y  Alborache,  sobre  la  derecha  del  riachuelo  Juanes  que  se  junta  al  rio  Magro 
en  término  de  Turis  en  la  partida  de  Soda  al  pie  de  la  Carencia.  Uno  de  aquellos 
objetos  tiene  estampilla  ó  sello  romano,  cuyas  letras  no  copió  el  Sr.  Piles,  y  que  ahora 
no  recaerda  bien. 


442         bolbtIn  de  la  rbal  acadbhia  ob  la  eiistoria. 

Deade  aquella  cima  es  eiicatitsdor  el  paaorRma  que  á  la  vliU 
del  espectador  se  ofrece,  domiiiando  el  curso  del  Magra  \l],  qoé 
baja  de  Requeoa  y  que  al  desembocar  eo  el  Jdcar  rerel*  sa  nom- 
bre árabe  de  Quodasuar  [2|.  La  vega  de  Turis,  dooda  ae  sl«a  astt 
poblacidn,  j  un  poco  más  abajo  bacía  el  Sur  el  castillo  de  Stm, 
está  guarecida  de  los  Tientos  de  Levante  y  del  Norte  por  la  valla 
que  les  oponen  la  Carencia,  las  Blascos  y  el  Caüamar.  La  perspec- 
tiva es  muy  parecida  á  la  de  la  vega  de  Galatayud ,  mirada  deade 
el  monte  Bámbola,  rodeado  por  el  Jalón,  doade  están  las  ruioai 
de  BMilit,  patria  del  poeta  Marcial ,  que  fueron ,  no  bá  mucboe 
años,  diligentemente  examinadas  por  D.  Romualdo  Moro  (3),  de- 
legado al  efecto  por  el  Excmo.  Sr.  Marqués  de  Comillas. 

El  castillo  de  Serra  y  sus  antigOedades  fué  umbiéa  objeto  de 
la  memorable  jornada  del  1 3  de  Agosto.  Las  pocas  paredes  que  de 
él  quedan  es  lo  Único  subsistente  de  la  antigua  pobladda  de 
Serra,  que  por  cierto  mucbo  floreció  en  tiempo  de  D.  Jaime  é 
Conquittador,  y  se  dio  por  este  monarca  en  señorío  á  D.  Psdm 
Garcás  de  Desa.  Dista  de  Turia  3  km.  contados  bacia  el  Nordeste. 
Biisce  algo  más  allá  «una  pila  circular  con  diámetro  de  ua  metro 
poco  más  ó  menos,  con  estrías  en  su  parte  cóncava  que  parten 
del  centro  á  la  circunferencia,  con  una  ranura  en  el  borde,  y  sin 
labrar  eo  su  parte  conveza.  Como  junto  al  paraje  en  que  la  pilt 
se  ha  descubierto  está  la  acequia  por  la  cual  corrió  siempre  el 
agua  de  la  fuente  de  Turis,  esta  circunstancia  y  las  demás  que 
concurren  en  la  pila  inducen  á  pensar  si  ella  formó  parte  de  te 
fuente.i  Dos  monedas  árabes  de  plata,  ó  dirhemet  del  siglo  vtii, 
encontrados  en  Serra,  posee  el  Sr.  Soler  Navarro,  que  fueron  ra- 
pectivamente  acuñados  en  los  años  741  y  746  de  la  Era  cristiana, 
y  que  aumentan  el  niimero  de  ejemplares,  raros  de  ellas,  pero 
ya  conocidos  y  registrados  por  nuestro  sabio  oompaflero  electo 
D.  Antonio  Vives  |4|.  No  necesito  añadir  que  Serra  está  dentte 

(I)    Bitlmo  que  *u  cambra  m  tamA  del  litino  maen  <1trg«, 

(»)  j  j-J'      e^j  /***  «"ww/,  río  da  los  mt 
riV<<*MMí"7»QTTÍedi«riS'vit»An(/ 
|3j   BoLarfH, tomomu.piglnuSIS-SSI. 
(1)    JlMMlM  <t«  fM  ««Mftet  ardHf íi.(9*ll0iM,  DÚmerM  Si  7  K.  KtSriA,  II 


NUEVAS   INSCRIPCIONES  ROMANAS.  443 

del  término  de  Taris,  como  nadie  lo  ignora.  De  otro  monumento, 
mucho  más  importante,  hallado  en  el  mismo  paraje,  me  ha  dado 
noticia  el  Sr.  Piles  en  cartas  particulares  (I):  «Veíase  allí,  hace 
muchos  años,  una  piedra  terminal^  que  leyó  y  releyó  el  Sr.  Piles 
en  colaboración  del  que  fué  canónigo  de  Valencia,  Dr.  D.  Ramón 
LiOrca  Uigón,  primo  hermano  del  actual  sochantre  de  la  Capilla 
Real  D.  Salvador  Náchez  Higón.  Desapareció  después  con  gran- 
dísimo disgusto  mío.  De  mis  pesquisas  en  averiguar  su  paradero 
resulta  que  la  recogió  el  farmacéutico  de  Turis  D.  Bernardo 
Safont,  el  cual  ya  no  reside  en  la  población,  ni  sé  dónde  para,  ni 
qué  se  hizo  de  la  piedra.  Era  ésta  un  prisma  triangular  de  medio 
metro  de  altura,  tres  decímetros  de  ancho  en  su  cara  escrita^  y 
poco  menos  en  las  otras  dos  que  forman  ángulo  diedro  con  aque- 
lla, cuyas  letras  visibles  llenaban  dos  renglones  y  eran  segura- 
mente romanas.  Para  dar  con  su  paradero,  hoy  mismo  (24  Octu- 
bre) escribo  al  Sr.  Soler  para  que  averigüe  dónde  está  el  Sr.  Safont, 
poseedor  de  tan  interesante  epígrafe,  cuya  lectura  no  acierto  á 
recordar  eu  este  momento.» 

Turis  entra,  por  consiguiente,  de  lleno  en  el  mapa  romano.  El 
rio  Magro  ¿sería  el  ToOpí^  de  Ptolemeo  y  el  amnis  TyriiM  de  Avie- 
no?  Para  decidir  la  cuestión  no  basta  el  ingenio;  hay  que  apelar  á 
la  Arqueología,  y  singularmente  á  hondas  excavaciones  que  pue- 
den y  deben  practicarse *en  la  elevada  cumbre  de  la  Carencia. 


Abla  do  las  Torres. 

Esta  villa  de  la  provincia  de  Palencia  dista  tres  leguas  hacia  el 
Nordeste  de  Garrión  de  los  Condes,  su  capital  de  partido.  Está 
cerca  de  la  confluencia  del  río  Pisuerga  con  el  Valdábia^  al  que 
dio  nombre,  y  cuya  margen  derecha  ocupa,  irguiéndose  sobre  la 
cumbre  de  vistosa  colina  y  teniendo  comunicación  con  la  otra 
ribera  por  un  puente  de  veinte  ojos.  Por  el  oriente  confina  su 
término  con  el  de  Osorno,  á  cuyas  inmediaciones  se  reduce  la 


(1)   BtgOYia,  14  y  24  d«  Oetabre,  1100, 


! 


bolbtIn  db  la  «bal  acadbuia  de  [ 


acióQ  Dettobriga  del  itiaerarío  de  AntonÍDo(l).  De  esta  pobla- 
a  romana,  ó  de  sus  ruiíiaa,  se  extrajo  tat  ves  el  fragmeulo  ie 
lida  sepulcral  que  hoy  se  ve  incrustado  en  el  pórtico  de  la  igle- 
parroquial  de  la  villa,  que  fué  construido  ea  1776.  Nuestro 
liguo  correspondieute  en  Paleocia,  D.  Fraucisco  Simóu  y  Nie- 
,  lo  ha  medido  (40  cm.  de  alto  por  25  de  auctio;  letras  alut 
mm.) ,  y  de  él  me  ba  trausmiiido  esmerada  y  segura  copia  en 
-ta  que  ayer  recibí.  Dice 


G   B 

N   B 

R  0 

PIHNTI 

SS  1 

MO 

MILITt 

1    M 

M  V 

."..■1 

....Li[eirwutJ  genero  pientinimo,  milüi  ímmimi 

...Licimo  á  iu  yerno  piadoefsimo,  soldado  exento... 


Para  suplir  el  coguómen  del  suegro  me  valgo  de  la  tésera  de 
spilalidad  (Hilbuer,  5763)  que  medió  en  el  año  2  de  la  Era  cris- 
na  entre  Acces,  hijo  de  Licirno,  y  la  <;iudad  de  Falencia.  Flus- 
n  lo  demás  las  inscripciones  500  y  2433. 
fle&ere  Madoz  en  su  Diccionario,  articulo  abia  db  las  tobres, 
e  los  vecinos  de  la  villa  ■  se  surten  de  agua  del  rio ;  y  cuando 
e  se  seca,  de  pozos  6  de  dos  fuentes  que  se  encuentran,  una  en 
ntio  llamado  San  Vicente,  á  un  cuarto  de  legua  de  la  población, 
itra  en  el  de  Vétez-Zaiee,  á  una  legua».  Este  líltimo  nombre, 
)bablemeDte  arábigo,  como  los  de  Vélez  Málaga ,  Véleí  Blanco 
^élez  Rubio,  parece  reflejaren  su  paite  segunda  la  primera  def 
Dessobriga. 

Madrid ,  3  de  Novlembra  de  1900. 


}    Una  variaote  escriba  Dtobriga.  Las  lipldaa  hsD  de  t¡tT  la  l«i)CiÓD  *«idtd< 


NOTICIAS. 


El  celoso  correspondiente  de  la  Academia  en  París,  M.  Gabriel 
Marcel,  ha  remitido  un  interesante  estudio  suyo  sobre  cierto  alma- 
naque xilográfico  usado  por  los  marinos  bretones  á  mediados  del 
siglo  XVI,  y  comunica  que  en  el  Congrego  de  Americanistas  cele- 
brado en  aquella  capital  con  motivo  de  la  Exposición,  D.  Toribio 
González  de  la  Rosa,  literato  peruano,  leyó  una  Memoria  que  se 
propone  desarrollar  acompañando  probanzas,  titulada  Soluciones 
á  todos  los  problemas  relativos  á  Cristóbal  Colón  y  á  los  pretendí" 
dos  inspiradores  de  su  descubrimiento.  Reconociendo  este  señor 
la  razón  de  fundamento  de  ciertas  objeciones  que  se  hicieron  en 
esta  corte  á  la  leyenda  Colombina  al  solemnizar  el  cuarto  cente- 
nario del  hallazgo  del  Nuevo  Mundo,  sostiene  que  Toscanelli  no 
escribió  al  rey  de  Portugal  ni  al  navegante  genovés  nada  que 
tuviera  relación  con  el  descubrimiento.  Que  Colón,  complicado 
en  la  conspiración  que  se  fraguaba  contra  D.  Juan  II  en  1483  y 
1484,  tuvo  que  huir  de  Portugal  con  los  parientes  de  su  mujer, 
y  que  en  la  Rábida  se  inició  probablemente  la  empresa  del  famo- 
so viaje,  estudiándola  con  pilotos  españoles.  Que  esta  empresa 
DO  fué  propuesta  al  soberano  de  Portugal  ni  á  ningún  otro  de  los 
de  Europa,  siendo  pura  fábula  la  de  la  Junta  consultiva  presidida 
por  Calzadilia,  con  otras  particularidades  que  han  despertado 
grandemente  la  atención,  porque  solicitan  (y  esto  ya  se  dijo  en 
Madrid)  la  revista  de  los  datos  que  han  servido  para  escribir  la 
vida  del  Almirante  de  las  Indias,  y  la  narración  del  aconteci- 
miento á  que  debió  este  título.  Ha  fijado  aún  más  la  idea  la  cir- 
cunstancia de  presentar  en  el  mismo  Congreso  M.  Yignaud,  se- 


US  BOLBTlM  DB  LA   RBAL  ACADEMIA    DR   LA    BtBTOBtA. 

;retario  de  la  Embajada  de  los  Estados-Unidos,  ua  trabajo  ma; 
irudito  encaminado  á  mostrar  que  la  carta  de  ToscaneUi  es  de 
ludosa  autenticidad. 


Cancionero  de  Castañeda,  publicado  é  ilustrado  por  el  Sr,  Uha- 
ján. — Procedente  de  la  biblioteca  de  los  condes  de  Oñate  existe 
íioy  en  poder  de  la  señora  de  Castañeda  un  oMíce  ea  pergamino, 
QO  muy  lujoso,  pero  importantísimo  por  lo  que  coatieoe ,  puesto 
]ue  ea  una  compilación  de  poesías  de  ingenios  del  siglo  xv,  6  sea 
UQ  cancionero.  El  Académico  de  niimero,  Bxcmo.  Sr.  D.  Fran- 
cisco de  Uhagón,  ha  enriquecido  la  ya  copiosa  serie  de  sus  puUi- 
caciones,  imprimiendo  primero  en  la  Revista  de  Archivos^  Bibtio- 
lecat  y  Museos,  y  luego  en  muy  elegante  opiisculo  de  50  pági- 
nas en  4.°,  la  descripcióa  y  estudio  de  este  Cancionero,  que  asi 
resulu  saliendo  á  ta  publica  luz,  ya  que  no  íntegro,  con  aqaellas 
parles,  ó  menos  conocidas  por  otras  compilaciones,  ó  del  todo 
basta  el  presente  inéditas. 

No  son  ingenios  de  poca  reputación  6  de  mermado  estro  poé- 
tico todos  los  que  están  representados  en  el  Cancionero  .de  Casta- 
ñeda, porque  en  él  hay  composiciones  del  Sr.  de  Batres,  del  mar- 
gues de  Sanlillana,  de  Juan  de  Mena ,  de  Antón  de  MoDtoro,  de 
Jorge  Manrique,  de  Fr.  Ambrosio  de  Montesino,  etc.  Y  aun 
cuando  algunas  de  sus  composiciones  son  conocidas  por  haber 
sido  una  y  otra  ves,  y  aun  muchas  vece?,  impresas  en  varias  oca- 
siones, conviene  au  lectura,  aun  de  estas  poesías,  porque  en  el 
códice  ofrecen  ciertas  variantes  dignas  de  ser  conocidas  por  una 
crítica  literaria  escrupulosa,  que  aqu(  puede  encontrar  reproduc- 
ción más  Bel  que  on  otras  compilaciones  publicadas  ya  ó  todavía 
inéditas. 

Pero  lo  que  da  mayor  realce  al  Cancionero  de  Castañeda  (y  así 
lo  llamamos  admitiendo  el  título  cou  justicia  propuesto  por  el 
Sr.  Uhagón),  es  que  en  él  hay  poesías  desconocidas  basta  ahora, 
obras  de  algunos  de  los  mencionados  ingenios,  con  lo  que  se 
aumenta  el  glorioso  caudal  literario  del  siglo  zv.  Las  señala  y 
aun  las  reproduce  el  Sr.  Uhagón,  siendo  muy  curiosas  atas 
coplas  del  marqués  de  Santillana  á  la  desgracia  de  D.  Alvaro 


M0TIGIA8.  447 

Luna,  eo  la^  cuales  resplandece  el  numen,  el  recto  pensar  7  la 
filosofía  propia  de  aquel  insigne  magnate,,  aunque  están  llenas 
de  safia  contra  el  privado. 

Hay  otras  composiciones  que,  como  ésta,  tienen  sabor  y  fin 
político,  y  por  consiguiente  histórico  para  nosotros,  puesto  que, 
aun  cuando  no  abunden  en  datos  sobre  cosas  y  personas,  contie- 
nen juicios  acerca  de  unas  y  otras  y  sirven  para  que  se  advierta 
de  qué  manera  eran  juzgadas  entonces  por  los  poetas  cortesanos. 
Tal  es  la  poesía  de  Antón  de  Montoro  hablando  á  Enrique  lY  de 
sus  favoritos  y  del  condestable  Lucas  de  Iranzo. 

A  los  paleógrafos  ofrece  el  Sr.  Uhagón,  como  remate  de  su 
opúsculo,  la  hábil  reproducción  de  una  página  del  Cancionero. 
Nos  complace  enaltecer  esta  última  labor  literaria  de  nuestro 
compañero,  que  por  serlo,  nos  priva  de  trazar  aquí  los  justos  elo- 
gios de  que  es  digno. 


del  convento  de  Santo  Tomáe  de  Madrid  del  Orden  de  Frediea^ 
doree;  manuscrito  inédito  del  P.  Fr.  Antonio  Martínei  Escadero,  hijo  del 
mismo  Convento  por  los  afios  de  17S8  á  1807.  Parte  primera  del  tomo  i. 
PttbUcala  ahora  el  Dr.  J>.  Frandsoo  Vifials.  Madrid,  1900.  En  4.*,  pág.  162. 

En  las  consideraciones  preliminares  de  este  notable  impreso,  el 
editor  se  remite,  para  más  amplia  descripción  del  manuscrito,  al 
articulo  que  han  visto  nuestros  lectores  en  el  tomo  zxxv  del  Bole- 
tín, páginas  458-462.  La  presente  edición  comprende  seis  seccio- 
nes, conviene  á  saber:  1.*,  el  prólogo  que  puso  á  toda  su  obra  el 
P.  Martínez  Escudero;.  2.',  la  historia  del  convento  de  Santo 
Tomás  desde  1565  á  1777;  3.*,  el  catálogo  de  los  religiosos,  hijos 
y  prohijados  del  mismo  convento,  por  orden  cronológico  de  pro- 
fesión hasta  1805,  con  expresión  de  la  patria  ó  lugares  del  naci- 
miento; 4.^,  el  índice  general  y  biográfico  de  los  que  vivieron  en 
el  convento  y  de  los  que  están  enterrados  en  61,  por  orden  alfabé- 
tico de  nombres  de  pila;  5.*,  repartimiento  que  cupo  á  todos  los 
conventos  de  religiosos  y  religiosas  de  esta  provincia  (dominicana) 
de  España  en  9  de  Abril  de  1795  para  subsidio  de  guerra  contra 
la  República  francesa;  6.*,  la  lista  de  los  ajusticiados  en  Madrid 


448  BOLETÍN    DK   LA    REAL   ACADEIflA    OB   LA    HISTORIA. 

por  orden  cronológico  desde  1595  hasta  180tí,  notándose  á  meoD- 
do  la  ra7,ón  de  la  condena  que  padecieron. 

L#a  sección  4.',  pí  se  hubiese  publicado  por  entero,  contendría 
sextuplicado  el  tamaño  qne  el  Dr.  Vifíat?  ha  dndo  á  esta  volumen, 
y  soda  útilísima  para  el  Diccion-trio  biográfico  y  bibliográfiat  ét 
españolea  ilustres  que  está  preparando  la  Academia.  CODlrayéa- 
dose  á  la  estrecha  posibilidad  de  sus  recursos  pecuniarios  y  des* 
provisto  de  toda  subvención,  el  docto  editor  se  ha  limitado  á  pro- 
ducir pocas  biografías,  entre  ellas  la  de  Fray  Diego  de  Chaves, 
confesor  de  Felipe  II,  y  la  de  Fray  Froílán  Díaz,  que  tanto  Sguró 
en  el  reinado  de  Carlos  el  Hechizado.  Sobrias  y  excelentes  ntAts 
del  mismo  editor  esmaltan  á  trechos  toda  la  obra. 


Apringiii»  de  Brja.  Son  commentaíre  de  l'Apocftlyse,  écnt  sotis  llieadií, 
Bol  des  WiBÍgothH  (63I-64B).  Publié  poor  la  premiére  foia  d'apréa  lenti- 
nuBcrít  unique  de  rUnivemté  de  Cnpenbaftae  par  Dom  Harina  Pitotín, 
BénédictiD  de  la  Congrégation  de  Soleamea  Príeuré  de  FaroboroDgfa.  Avw 
denx  planches  en  phetogravnre  Paria  (Alphonse  Picard,  libraire,  rae  Bo- 
naparte,  82]  1900.— En  4.°,  págioaa  xxvin-(-90. 

Este  volumen  es  el  primero  de  la  Bibliothéque  PalrotogUpu 
publicada  por  M.  Ulysse  Chevalier,  que  no  dudamos  será  copiosa 
y  fecunda  de  nuevas  investigaciones.  Bl  códice  manuscrito,  y 
linico  basta  boy  conocido,  de  la  obra  de  Apringio  sobre  el  Apo- 
calip^'is,  que  se  guarda  en  la  Universidad  de  Copenhague,  fué 
como  tantos  otro»  transportado  de  España,  habiendo  pertenecido 
al  célebre  Dr.  Benedicto  Arias  Montano,  de  cuya  mano,  y  des- 
pués de  su  firma  autógrafa,  se  notó,  al  pie  de  la  postrera  págioii 
lo  aiguieute:  Barcinonse  descriptus  eat  liber  iste  ex  alio  vetustiore 
manv  exarato  ann.  iíXXXXII.  et  emptum  anno  MDCXVI.  Con 
esta  publicación,  sabiamente  anotada,  no  ha  merecido  menos ds 
la  Patrología  visigótica  Dom  Férotinque  el  P.  Smedt,  novísimo 
editor  (I)  de  la  obra  de  otro  autor  lusitano,  titulada  De  vita  ti 
miraculis  Patrum  Emerilensium. 

F.  F.— C.  F.  D. 

(1)   Véuw  al  lomo  v  <]el  BolbtIh,  pág.  201. 


>     V  V   • 


SUMARIO  DE 


Prívüfgio»  de  Ámpudia.— 

Epigrafía  nnlillana. — Cef 
Fuero»  inédito»  de  Viguera 

D.  Alfonso  el  Batailado. 
Nuevas  inscripciones  roma 

Turis  y  Abia  de  las  Ton 


% 


\ 


DE  LA 


REAL  ACADEMIA  DE  LA  HISTORIA 


TOMO    XXXVII.— CUADERNO  Vi 


DICIElfBRE,  1900 


MADRID 

ESTABLECIMIENTO  TIPOGRÁFICO   DE   PORTAN  ET 

IMPBBtOR  DB  LA  RBAL  ACADBlílÁ  DB  LA  HltTOBIA 

Calle  de  la  Libertad ,  nüm.  39 

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BOLETÍN 


DB   LA 


REAL  ACADEMIA  DE  LA  HISTORIA. 


TOMO  XXXYII.  Diciembre,  IODO.  cuadbbno  yi. 


informes; 


I. 


FUERO  DE  VIGUBRA  Y  DE  VAL  DE  FUNES.  SU  APÉNDICE. 

Al  Fuero,  propiamente  dicho  y  tomado  en  su  acepción  general, 
da  remate  esta  cláusula  (1) : 

cEt  yo,  Don  Alfonso  Emperador  otorgo  á  los  hombres  de  Fanes  é  de  sn 
Val  de  todas  fírmanzas  é  de  fueros  ó  de  otras  ñdalgoias  de  Bigaera  á  los 
Infanzones  ,  é  de  Osma  á  los  villanos  >• 

Por  ella  y  por  varios  artículos  del  mismo  Fuero  (2)  se  infiere 
con  evidencia  que  bajo  el  nombre  de  valle  se  designa  también  la 
villa  de  Funes  en  el  partido  de  Tafalla  (Navarra) ,  donde  no  fué 
soberano  otro  emperador  Alfonso  sino  el  Batallador.  El  comple- 
mento del  Fuero  en  el  citado  códice  de  la  Biblioteca  nacional 
dice  así : 


(1)  BOLBTÍN,  tomo  mvii,  pág,  368. 

(2)  84,  86,  100,  etc.;  y  Bingularmente  el  347. 

TOMO  zxxvii.  29 


450  BOLETÍN    DK   LA  BKAL  ACjI 

Fuero  que  dio  el  Emperado 
fuero  de 

Et  yo  Sancho  Muiiio  otorgo  esl 
Duendes  et  los  lafaiizoaes  /!  los  ot 

I.  Ningún  orne  uno  A  otro  é  i 
X    Todo  borne  qiii  plague  ua< 

rales  del  conceyllo  los  mayorales 
del  fuero  al  clamant  después  qu( 
mayorales. 

3.  Todo  orne  qui  crebanla  hu 
meyo  homicidio,  si  dient  de  la  be 

4.  Todo  ome  qui  plaga  en  la 
sano  sil  puede  devisar  la  seynnal 
micidio. 

5.  Todo  ome  qui  plague  uno  i 
V  ss.  Si  en  aviento  ó  en  quoare 
ames  sí  non  Qere  en  las  arribas. 

6.  Todo  ome  qui  ennayere  ui 
oviereu  ea  casa  deolro  que  brag 
dios  armas  ytando  piedra  ho  azco 

7.  Todo  ome  qui  pendrare  fue 
si  iiou  fuere  á  su  ñama. 

8.  Ome  qui  crebauía  casa  en 
dar  camdela. 

9.  Toda  fenma  que  sea  prynn 
guuo  ata  que  sea  parida,  esto  proi 

10.  Toda  muyller  que  aya  n 
Bsto  puede  saber  verdad  en  dos  i 
qui  ayan  bon  testimonio  á  la  jui 
Je  calonia,  et  si  non  puede  sabei 
3Sto  es  por  palabra  de  mortiflcam 

II.  Toda  muyller  que  aya  m< 
i  pessar  de  su  marido  no  la  acul 
jüél  jure  eu  las  ribas. 

12.     Todo  ome  que  ha  clamo  d 


FUfiRO   DE  TiaÜBHA  Y   DB  VAL   I>E  ÉUNSS.  45  f 

mal  prez  non  la  aculdra  en  casa  dasta  que  se  salve  en  Sant  Este- 
ban si  tercera  con  buenas  muylleres  credederas. 

13.  Toda  femnna  que  viuda  et  se  case  antes  del  hun  ayuno 
K^m  piído  debe  v  ss.  de  calonia. 

14.  Todo  orne  qui  furia  bestia  quadrupedia  si  quiere  letchuga 
sis  quiere  bestia  multar  puede  dar  candella. 

15.  Qui  furta  buytrino  debe  lo  capuyllar  de  millo  en  una  efa 
plana. 

16.  Todo  orne  qui  furta  ánsar  debe  zxv  kafices  de  trigo.  Qui 
furta  gayllo  ó  gayllina  por  cada  uno  debe  v  ss. 

17.  Todo  orne  qui  lieba  carnero  coylludo  aylleno  é  ío  aya  á 
sus  ovejas  deve  lx  ss. 

18.  Todo  orne  qui  peyndrare  puerco  de  engruesso  provando 
con  dos  ornes  v  ss. 

19.  Todo  orne  que  furta  aradro  aylleno  á  su  vezino  probando 
con  dos  ornes  lx  ss. 

.  20.  Todo  orne  que  malla  muyller  casada  probando  con  dos 
ornes  LX  ss. :  é  otra  muyller  que  non  aya  marido  probando  con 
dos  omes  v  ss. 

21.  Todo  orne  que  tiene  el  trillo  aylleno  de  su  era  v  ss. 

22.  Todo  orne  qui  crebanta  huerto  cerrado  é  que  tenga  linda- 
res con  jura  del  seynnor  que  lo  pusso  lx  ss. 

23.  Todo  ome  que  vienga  delant  el  alcalde  á  judicio  estando 
si  se  desmiente  uno  á  otro  cada  uno  debe  v  ss. 

24.  Todo  ome  que  peyndra  en  aviento  lx  ss.  en  la  quoresma 
lx  ss. 

25.  Toda  cosa  que  mate  á  hombre  debe  homicidio,  si  la 
mueylla  mata  al  ome  la  mueylla  por  omizidio,  si  la  bestia  mata 
al  orne  la  bestia  por  homicidio.  Si  el  buey  mata  al  ome  al  buey 
por  homizidio.  Si  el  puerco  mata  al  ome  el  puerco  por  homici- 
dio. Si  la  paylla  lo  mata  al  ome  la  paylla  por  homizidio,  et  assi 
de  las  otras  cosas. 

26.  Toda  bestia  que  yaga  peyndrada  por  su  vezino  hun  dia 
et  un  nueyt  no  a  angueras  de  hun  dia  e  una  nuyt  en  adelante  de 
nuytes  xii  dineros,  de  dia  vi  dineros:  el  asno  de  nuyt  vi  dineros 
et  de  dia  iii  dineros. 

27.  Todo  ome  que  prenga  bestia  ayllena  en  el  campo  et  are 


# 


boletín   DK   la   KBAL  academia    de   la  BISTOBLl. 

jylla  V  ss.  et  coa  buey  v  sb,  probando  coa  dos  ornes  el  seyo- 

dol  ganado. 

..    Todo  ome  qui  va  sacar  bueyes  que  li  aran  por  fuerza  su 

delis  de  la  aguylla  et  saque  los  de  su  pieza ,  et  uon  debe  ca- 
,  é  si  felis  para  delaat  e  los  refiere  lx  bs. 
'.  Todo  ome  qui  no  ha  peyónos  el  es  au  Bador  vaya  al  ma- 
1  et  demaudel  seynnal  de  Rey,  e  seyaalel  el  primer  dia  que 
ita  de  las  beras,  en  el  segundo  que  no  ysta  de  la  villa,  en  el 
roque  do  ysta  de  casa,  et  si  seynnal  crebanta  cada  dia  rss. 
loarto  dia  prender,  é  quoantas  nuytes  traymiytare  tanu» 
03  homicidios. 

Todo  ome  qui  taylle  árbol  ayllena  que  fruyto  lieve  á  lo 
indar  de  sn  fruyto  cada  aynno,  como  dos  ornes  vean  por 
,  et  role  el  árbol  ata  que  liebe  fruyto  tan  bien  como  el  dia 
os  tayllo,  con  jura  que  el  lavio  tayllar. 

Todo  ome  que  sea  ferme  por  heredat  et  niegue  puede  dar 
¡la. 

.    Todo  ome  qui  es  fianza  de  v  ss.  á  suso  é  niegue  puede  dar 
ila. 

Toda  testimonianza  que  sea  por  mano  presa  é  niega,  por 
tgo  consigra  una  jura  en  las  vilas. 

Toda  deuda  que  sea  de  un  aynno  6  de  dos  ayunos  et  da 

ala  que  entre  en  aviento  puede  se  alzar  a  quoatro  por  cinco 
ida  que  sea  fecha  con  jura  que  pague  ó  retienga  su  amor. 
,  Todo  ome  qui  compra  bestia  si  no  ha  trigo  con  que  pague 
o  arobos  de  comuyaa,  ó  vi  arobos  de  oriio,  ó  dos  kafices 
ena  por  tu  kafices  de  trigo  con  su  jura  que  no  ha  trigo  sí 
)or  asemyent  6  para  las  tres  pascoas  del  aynno. 
,  De  qui  vende  pieza. — Todo  ome  qui  vende  pieza  de  un 
de  trigo  en  suso,  el  comprador  ha  adar  ad  aquell  qui  vende 
:za  é  &  todos  sus  fijos  pan  é  vino  é  carne,  el  vino  quoal  fuere 
sa,  de  hun  arovo  de  trigo  ayuso  en  hun  pied  estando  pao 

3. 

Todo  ome  qui  jure  en  Sanl  Esteban  uno  á  otro  de  dreyto 
ss.  de  calonia  esto  sabiendo  verdal  en  dos  buenos  ornes  ó 
s  buenas  muylleres. 
Todo  ome  qui  jure  en  las  vilas  uno  á  otro  de  dreyto  ■ 


FUERO   DB   ViaüBRA  Y   OB  VAL  DB  PUNB8.  458 

tion  jure  lx  ss.  ha  de  calonia  desto  sopieado  bona  verdal  en  dos 
omes  ó  en  dos  bonas  muylleres  que  no  han  feyto  prejurio  nin 
falsedat. 

39.  Todo  orne  que  sea  pastor  é  lievan  oveyllas  peyndradas 
por  fuerza  debe  meter  appellido ,  é  si  por  conceyllo  es  feyta  la 
peyndra  que  li  emieode  de  conceyllo  6  sino  agueyll  por  qui  es 
feyta  la  peyndra. 

40.  Todo  orne  que  heredat  venda  que  sea  de  patrimonio  que 
faga  saber  ha  hermanos  con  dos  omes  ó  á  tres  parientes  á  la 
puerta  de  la  eglesia. 

41.  De  todo  juyzio  que  juzgue  el  alcalde  de  v  ss.  á  su  tercio, 
LX  ss.  su  tercio. 

42.  Todo  ome  que|  venda  en  aviento  ó  en  quoaresma  pan,  ó 
vino  ó  carne  puede  peyndrar  ó  por  su  aylloguero  ó  por  su  em- 
priesto  ó  poresto  no  ha  calonia  ninguna  en  empriesto  de  aviento 
^  de  quoaresma. 

43.  Todo  ome  ó  toda  fenbra  que  entre  con  seynnor  á  soldada, 
si  el  seynnor  quisiere  sacar  al  mancebo  de  casa  ó  la  manceba  ali 
á  doblar  la  soldada. 

44.  Todo  mancebo  ó  toda  manceba  que  entra  con  seynnor  é 
si  ixiere  de  casa  quel  doble  la  soldada  al  seynor,  é  si  enferma  por 
aventura  ó  li  de  qual  sierva  ó  compóngase  con  él  por  aventura  si 
enfermare  de  Sant  Miguel  en  adelant  si  en  meses  ó  en  bendemas 
del  dos  peones  todo  esto  aplazamiento  del  Seynnor. 

45.  Todo  ome  qui  sea  verdadero  ó  baylle  de  conceyllo  sil  vee 
prender  con  jura  del  vaylle  quel  peyte  el  soto,  6  si  non  jure  aquel 
qui  es  acusado  6  de  el  daynno. 

46.  Todo  ome  qui  entra  con  seynnor  á  soldada  ó  toda  muyller 
«n  otra  villa  ó  se  faze  pleyto  ninguno  y  la  aprobar  con  buenos 
omes  é  debe  pessar. 

47.  Toda  muyller  que  aya  su  marido  pasen  fleglo  en  su  fé 
estando  esposa  ñanza,  e  por  a  testimonianza  también  como  hun 
ome:  muyller  que  dos  maridos  aya  ávidos  no  he  para  testimonia. 

48.  Todo  ome  que  clamo  oviere  uno  de  otro  qual  clamo  de- 
mostrare tal  fianza  ha  á  dar  quando  fuere  delant  lalcalde  á  dar 
ferme  el  su  voz  andando  ha  quedar  de  todo  ome  del  Rey  ayuso* 

49.  Todo  ome  qui  promete  fianza  sobre  su  peyndra  quanto 


■n 


BOLBTlN   OB   LA  RBAL  ACADRHIA  DB  t 


I  fuero  mandare  el  trasmuylaa  peíanos  e  se  puodea  probar 
dos  ornes  li  sb.  de  catonia. 

0.  Todo  orne  quí  face  fuerza  á  uno  otro  en  su  casa  et  se 
de  probar  con  dos  ornes  lx  ss.  de  calonia  el  cuerpo  á  la 
:ced  del  Rey. 

1.  Et  Quyl  orne  puede  sacar  mancebo  ni  manceba  de  casa 
)  por  predra  6  por  huest. 

3.  Todo  orne  que  sea  baylle  del  conceyllo  eu  las  rínnas  debe 
londerdeouyt  é  de  día  de  lodo  fniytalque  tayllea,  éde  fruy- 
i  de  vit,  é  de  ubas  ata  que  la  cabaynna  levante. 

i.  Todo  orne  que  mate  oveylla  ó  puerco  que  se  pruebe  coa 
ornes  peyte  el  puerco  ó  la  oveylla  é  v  ss.  de  calonia. 

4.  Todo  ome  que  tenga  mancebo  ó  manceba  que  lienga  en 
sasa  por  furto  que  Caga  ata  que  de  su  pan  ysiaésu  aynno  aya 
iptido  Qol  flauEe,  é  después  que  su  ayuno  aya  complido  en 
de  furto  puede  dar  candela. 

&.  Amelio  puede  dar  i  nieto  un  kaSz  de  sembradura  de  lie- 
é  bun  arieuzo  do  vinna  é  una  corba  de  casa. 

6.  Todo  pastor  que  cate  oveyllas  de  seynnor  ai  las  crebaala 
Dueyles  ó  de  día  debe  venir  con  appellido  á  la  villa  é  vayan 
r  buenos  ornes  el  logar  do  fueron  crebantadas,  é  vean  el  ras- 
como  va,  é  con  jura  de  pastor  que  sea  creydo. 

7.  Todo  ome  que  vaya  su  pieza  segar  et  faylla  un  daynno 
ue  al  messeguero,  é  si  nou  faylla  al  meseguero  clame  dos 
IDOS  ornes  con  qui  aprecien,  si  non  faylla  ornes  suba  en  bou 
ro  é  de  á  ti-es  parles  appellido  é  precie  con  sus  segadores. 

>8.  Todo  ome  que  sus  vinnas  de  á  meyas  a  labrar  a  las  em- 
anan el  lavrador  debe  podar  e  cabar  e  edrar  é  si  estas  tres  la- 
es  nol  fase  peyndrarlo  ba  por  menoscabo,  é  pendra  el  fruyto 
que  noa  sea  cabada  ó  edrada. 

»9.    Todo  ome  qui  casa  de  cabaynna  6  de  corrales  descobre 
ss.  ha  de  calonia,  Ó  á  la  cubrir  también  como  antes  era. 
10.    Todo  ome  qui  fuerza  muyller  en  el  camino  del  Rey  ai 
idea  probar  con  dos  ornes  mil  ss.  de  calonia,  ó  si  non  por  el 
go  puode  dar  candela. 

ií.  Todo  ome  qui  meseguero  sea  á  responder  de  nueyt  é  <** 
\  al  Beynnor  de  la  piesa  ata  que  yentre  á  segar  su  seyonor. 


ramo  db  viemniA  v  de  val  db  funbs.  455 

Todo  orne  qui  va  á  su  pi«Ka  á  aegar  é  no  ba  eiida  det^e 
segar  quanto  entre  la  bestia  é  yeta  et  contra  la  carrefra  esto  qiw 
Miguare  ligue  ó  fágalo  faxar  esto  si  fuere  vender  de  quoa  fruyto 
^ue  fuere  que  lo  emende  de  sera* 

4S.  Todo  orne  qui  bestia  quadrupedia  aya  apeytar  un  veriao 
á  otro  peyte  á  de  dos  sieyllas  é  si  oveylla  fuere  de  preyndo  ó  de 
dos  dientes. 

64.    De  toda  villa  que  sea  la  heredat  y  debe  levar  fuero. 

85.  Todo'ome  que  y  te  oveyllas  á  pastor  é  yte  las  delante  dos 
omes  que  sean  testimonios  si  menester  fuere  que  no  puede  negar 
en  esto  faga  carta  por  a,  b,  c,  partida  e  buesta  por  meyo  partida: 
«1  pastor  ha  de  eer  rendo  en  ti*oa  tres  carampas  con  su  jura  quel 
lobo  las  matOy  et  de  tres  carampas  á  suso  peytel  sus  oveyllas. 

66.  Todo  ome  et  toda  femna  que  passe  deste  sieglo  al  otro 
debe  leyssar  leyto;  si  es  ome  non  podient  aya  una  márfega  e  una 
coliedra  é  un  plumaso  et  un  almogela  et  un  litar  de  lino,  otro  de 
«topa  et  hun  manto  para  los  domingos  corderuno  et  otro  cotiauo 
guoal  fuere  en  casa  la  muyller  que  aya  esto  demás  dos  tocas  para 
Cutiano  (I)  et  una  para  los  domingos  é  si  esto  non  fuere  en  casa 
á  bien  vista  de  dos  omes  buenos  quel  den  leyto. 

67.  Todo  ome  qui  casa  con  femna  á  bendición  su  aduce  el 
iDarido  paynnos  de  color  et  prende  leyto  á  laudamiento  de  los 
trapos. 

66.  Todo  ome  qui  muga  raneare  de  su  vezino  v  ss.  de  calo^ 
nia,  e  quantas  raneare  tantos  v  ss. 

66.  Todo  ome  que  aviente  en  su  era  é  lieva  la  paylla  el  viento 
ponga  la  forxa  et  tire  quanto  podiere  de  todas  partes  mas  non  á 
entrar  en  su  era. 

70.  Todo  ome  que  aya  contienda  con  su  vecino  por  entrada 
de  vinna  ó  de  pieía  quel  entre  por  do  menos  daynno  faga  et  si 
daynnol  fiziere  que  ii  enmendé  como  dos  omes  buenos  vean  por 
biea« 

71.  Por  diluvio  de  agoa  que  venga  et  daynno  faga  hun  ve- 


(1)    Sobre  esta  palabra  anticuada  véase  lo  Dotado  en  el  Bolbtín,  tomo  zxxin,  pi» 
gina487. 


á 


BOLBTlN   DB   LA  RBAL 

Otro  que  vayan  ver  bu< 
por  dont  vaya  lagoa  qui 

Todo  orne  et  toda  fem 
ie  hermaDos  sean,  del  < 
jurados  de  quaato  y  gai 
i  quiere  de  heredat. 

Toda  fem  na  que  ha 
r  heredat  nin  empeyni 
marido. 

Todo  orne  que  lieveá 
to  delant  alcalde  v  S8.  d 

Todo  vezino  que  tuey 
quel  tieoga,  sino  es  c 
a  et  asi  pertd  Domingo 

De  hermanos  que  va; 
trimonio  8i  mugas  flncí 
probar  con  dos  hermai 
e  V  SB.  de  calooia  esto  e 

Todo  orne  que  aradro 
i  furta  mytral  6  cuytro 
a. 

Todo  ome  qui  sea  pa! 
lar  de  nueytes  tres  ve< 
et  coa  jura  á  asser  ere 
s. 

Todo  ome  que  dice  ui 
Esteban  ls  ss.  dé  calón 
.  Ribas  esta  verdad  es  á 
eres. 

Todo  orne  que  díte  u 
■io  eras  et  pueden  saber 
s  muylleres  lx  ss.  dé  c 
uede  probar  sobre  verda 

Todo  ome  qui  clama 
)  LT  ss.  dé  calonia  et  j 
saber  en  dos  ornes  buei 
uede  probar  por  disto,  d 


FUBRO  DB  VIGUBRA  Y  DB  VAL  DB  FÜNB8.  457 

Dio  aoücia,  aunque  muy  breve,  y  se  aprovechó  de  este  fuero» 
el  sabio  académico  D.  Francisco  Fernández  y  González  en  la  pá- 
gina 134  de  su  premiada  obra  Estado  social  y  politico  de  los  mu' 
dejares  de  Castilla  (t):  cEntre  los  manuscritos  de  la  biblioteca  del 
Sr.  Marqués  de  la  Romana  hay  un  fuero  otorgado  por  don  Al* 
fonso  el  Batallador,  cuyo  principio,  según  noticia  que  nos  ha 
comunicado  nuestro  docto  amigo  el  señor  don  Tomás  Muñoz  y 
Romero,  dice  de  esta  manera:  cAquesto  es  el  Fuero  de  Viguera  é 
de  Yal  de  Funes.  En  el  nombre  de  Dios,  que  es  Trinidad  noa 
departida,  padre,  fijo  et  espíritu  sancto.  Esta  es  carta  del  Fuero 
que  yo  don  Alonso  emperador,  di  á  los  moros  (2)  de  Val  de  Funes 
é  á  toda  su  vallía.  Todo  ome  que  fuere  neglígent  por  seynal  quel 
demuestren  de  que  pertenesca,  peche  al  palacio  del  senyor,  dezel 
tres  et  tome  la  quarta  etc.»  Por  la  muestra  se  advierte,  que  es 
traducción  relativamente  de  la  carta  primitiva;  y  aun  lo  es  más 
el  manuscrito  en  que  se  conserva,  el  cual,  á  juzgar  por  la  letra, 
según  el  discreto  paleógrafo  que  lo  ha  examinado,  puede  colo- 
carse en  cuanto  á  su  antigüedad  entre  la  úitima  parte  del  siglo  xv 
y  primera  del  xvi.» 

Estoy  completamente  de  acuerdo  con  er  Sr.  Muñoz  y  Romero 
por  lo  tocante  á  la  antigüedad  del  códice,  que  no  sabemos  cómo 
fué  adquirido  para  ingresar  en  la  biblioteca  del  Sr.  Marqués  de 
la  Romana.  De  creer  es  que  se  escribiese  en  la  villa  de  Funes,  ó 
por  lo  menos  el  origiual  del  que  se  tomó. 

No  he  podido  averiguar  quién  fuese  el  autor  del  apéndice.  Llá- 
manse  juicios^  6  sentencias  firmes,  todos  fueros ^  es  decir,  decla- 
rados tales,  en  virtud  del  cuerpo  legal,  que  otorgó^  6  autorizó 
Sancho  Munio  ante  los  cuendes  (condes)  et  los  Infanzones  é  los 
otros  ornes  buenos.  Sospecho  que  acaeció  al  eelebrarse  las  Cortes 
de  Tafalla  en  1469,  y  que  de  este  año  data  la  traducción  del  texto 
legal  en  el  estado  que  ha  llegado  á  nosotros. 

Mayor  dificultad  ofrece  el  compaginarlo  con  el  privilegio  del 
rey  D.  Alfonso  el  Batallador ^  concediendo  en  Julio  del  año  1120 


(])    Mtdrld,  1S66. 
.  (2)    No  dice  «moros»,  8ído  «ornea».  BsUy  las  demás  inexactitudes  de  la  eopia, 
franqueada  por  el  Sr.  Muñoz,  podrán  verse  en  la  mía. 


BOLBTtN   DB   LA   RBAL  ACADBNU 

habitantes  de  Punes,  MarcíUa  y  1 
le  los  de  Calahorra,  que  publicó 
w,  tomo  1,  pág.  437.  BI  texto  del 
ce.  Probablemente  fué  el  de  Vigu 
¡pedirse  el  de  Punes  j  de  bu  valle 
erador  se  ampliase  la  primera  con 
6  en  la  cláusula  sobredicha,  lo  q 
a  para  los  villanos,  y  para  los  inl 
a. 

y«drtd,  I»  da  OeUbre  da  ]«». 


INSCRIPCIONBS  EN  NUBV 

Sr.  D.  Eusebio  J.  Molerá,  ingenie 
m  Sau  Francisco  de  California,  h< 
Academia  cuatro  fotografías  llegad 
lanuel  Llórente,  el  cual  ha  acrecit 
ue  es  autor,  y  en  el  que  se  ocupa  d 
is  fotografías  copian  ó  reproducen 
ibrupus  existentes  en  el  territoríc 
Montañas  I^dregosaa,  j  que  corapi 
Juan,  Grande  del  Norte,  Colorado 
I  en  que  se  presumió  radicaban  el 


Se  titula  Cuadral  amtrieaiu)i.  VsneiuelK,  Bri 
¡oyEcusdar,  por  Uaouel  Llórente  Vázquez 
lérica,  cOd  un  pr61a^  de  Luis  Vldirt.  U>dr 
>■  obsequiado  este  «e&or  á  U  Acadentlm  con  o 
«Nm.  VUtíu,  C04liimtrei,  tradicimut ,  mtmmtn 
,  miioíotí» ,  Autoría,  tic,  por  y^Duel  Llora 
a  prúlogo  del  Sicmo.  Sr.  Uuqiitt  de  BqIh. 


I 

1 


INSCRIPeíONBS  EN  NUEVO  MÉXICO.  459 

las  famosas  Siete  Ciudades  de  que  dieron  estupeudas  noticias  á 
mediados  del  siglo  xvi  Alvar  Niiñez  Cabeza  de  Vaca  y  Fr.  Marcos 
de  Niza  y  y  que  se  nombró  Nuevo  México^  cuando,  acabado  el  si- 
glo, lo  exploró  D.  Juan  de  Oñate. 

Hay  por  allí  notabilísimas  formaciones  geológicas,  vulgarmen- 
te llamadas  cañones,  peñoles,  cabezones  y  mesas,  y  en  su  nü* 
mero,  cerca  del  río  Zuñi,  descuella  la  que  se  denomina  el  Morro ^ 
con  paredones  casi  verticales  de  muchos  metros  de  altura,  en  los 
que  dejaron  testimonio  de  su  paso  varios  españoles ,  escribiendo 
lo  que  con  toda  fidelidad  transmiten  las  fotografías,  así : 

Agvstyn  de  ynojosa 
Juan  gosales  —  1629.  (1) 


Ju*  6ars*  d  la  Riuas  AlcMe  ordinario 
de  prime  boto  d  la  Vil  *  de  santa  fe 
y  alguasil  mayor  del  sato,  ofisio 

A  de  1716  A  26  de  Agos^ 


Alongó  várela.  fran  ^  várela 

+ 
nicolas  duran 

fr  Luis  pacheco 

+ 

Roque  gomes 

Antonio  de  Zalas 


(l)  Aunqae  no  ofrezca  duda  la  inteligencia  de  las  inscripciones,  parecerá  más 
clara  acomodándolas  á  la  orto^afía  moderna.  Corregidas  en  este  concepto  y  el  de 
daearroUo  de  las  abreviaturas,  dicen : 

1.  Agustín  de  Hinojosa.— Juan  González.  16^. 

2.  Juan  García  de  las  RivaSf  alcalde  ordinario  de  primer  Toto  de  la  villa  de  Santa 
Fe  y  &)9uacil  mayor  del  Santo  Oficio,  año  de  1*716,  á  26  de  Agosto. 

8.  Alonso  Varela.^Franci8C0  Varela.~Nicolás  Duran.— Fr.— Roque  Gómez.— Luís 
Paebeoo.— Antonio  de  Salas. 

4»  El  día  14  de  Julio  de  1136  pasó  por  aquí  el  general  Juan  Páez  Hurtado,  visitador 
y  en  su  oompa&ia  el  cabo  Joeeph  Trujillo. 

5.  Día  28  de  Septiembre  de  1*787  llegó  aqui  el  limo.  Sr.  Doctor  D.  Martín  de  Bli-i 
lacocbea,  obispo  de  Durango,  y  el  día  29  pasó  á  Zuñi. 


á^ 


)         boletín  db  la  rkal  acadbuia  db  la  historia. 

s!  dia  14  de  jvlio  de  1736  pasó  por  aqvi 
il  gen  juo  paez  hvrlado  viaytador 

f  en  8u  compañía  el  cabo  Joaepb  trvxillo 

Dia  28  de  Sep<  de  1737 
lego  aqui  el  YUmo  S'  D'  D'  ilra 
le  £lizacochea  Obpo  de  Durango 
f  el  dia  29  paso  a 
Zufli 


jOmo  estas  leyendas  habrá  quilas  otras  en  los  murallonesde 
región,  porque  desde  el  año  1537  en  que  los  empezó  FraDdsco 
zquez  Coronado,  hasta  1783,  se  hicieron  sin  cesar  riajesde 
onocimieuto  y  se  escribieron  y  aun  publicaron  reladonea  »• 
:iñcadas  en  el  tomo  x  de  las  tíemoriaB  de  esta  Academia  (t|. 

su  biblioteca  existe,  con  la  signatura  A.  146,  est.  23,  gr.  G, 

manuscrito  de  327  hojas  en  folio  (3) ,  comprensivo  de  la  eipe- 
ión  de  Fr.  José  Narváez  Yalverde  á  la  proYÍncia  de  Hoqui, 
a  leguas  al  O.  de  Santa  Fe,  con  referencia  de  las  que  verífla- 
I  Fr.  Francisco  Alvarez  en  159»;  tos  PP.  Fr.  Juaui  de  Garicoe- 
)a  y  Fr.  Antonio  Miranda  en  1700;  el  gobernador  D.  Pedn 
drfguez  Cubero  en  1701;  de  Fr.  Juan  Mingues  en  1707;  de 

Antonio  Camargo  en  1716;  de  Fr.  Antonio  Miranda  eo  1721; 
Fr.  Francisco  de  Archundi  en  1730. 
^o  se  hace  en  este  códice  mención  de  las  entradas  intermediu 

alcalde  Juan  García,  del  general  Juan  P^ez  Hurtado  ydel 
spo  de  Durango  D.  Martin  de  Elizacochea,  y  ofrecen,  por  un- 
ías inscripciones  enviadas  por  el  Sr.  Molerá  un  dalo  de  íQK- 
,  por  el  que  se  ha  hecho  acreedor  al  reconocimiento  de  la  Ac»- 
nia,  que  se  ha  consignado  en  acta. 

Hadrid,  seda  Octubre  de  laOO.   . 

CesX.RE0   FsANilNOBt   DOBO. 

<    Bd  bI  Infortae  titulada  Día  Bitgo  dt  Ptítatontn  m  dncuiriminU  M  xM'' 
TAMAÑO  Doaiiitauot  para  ¡a  >ii*tar4^a*t  Nmttt  ¡U»le*. 


J 


DATOS  B8PBRBNTE8  Á.   BBATRIZ   ENRÍQUBZ   DE   ARANA. 


461 


_f 


III. 


DATOS  NUEVOS  REFERENTES  A  BEATRIZ  BNRIQUEZ   DE  ARANA 

Y  LOS  ARANAS  DE  CÓRDOBA, 
ENCONTRADOS  POR  D.  RAFAEL  RAMÍREZ  DE  ARELLANO. 


En  el  verano  de  1892,  pasando  de  Málaga  á  Madrid  para  insta- 
lar en  la  Exposición  colombina  los  objetos  de  arte  que  enviaba 
la  citada  capital  andaluza,  nos  detuvinaos  en  Córdoba  muy  pocos 
días.  Al  llegar  supimos  que  el  Ayuntamiento  había  acordado  dar 
á  una  calle  el  nombre  de  Beatriz  Enríquez  de  Arana,  madre  de 
D.  Fernando  Colón  y  amante  del  célebre  descubridor  del  Nuevo 
MundOy  y  que,  además,  había  abierto  un  concurso  para  premiar 
la  mejor  memoria  en  que  se  probara  el  casamiento  de  Cristóbal 
Colón  con  la  cordobesa. 

Todo  estaba  preparado  para  colocar ,  con  toda  pompa»  el  ró- 
tulo en  la  calle  y  hechas  las  citaciones  para  el  acto  de  distri- 
bución de  premios  del  certamen.  Casi  no  nos  quedaba  tiempo 
para  combatir  tan  descabelladas  ideas;  pero  como  teníamos  á 
nuestra  disposición  la  rica  biblioteca  de  nuestro  inolvidable  tío 
el  marqués  de  la  Fuensanta  del  Valle,  acudimos  á  ella,  y,  en  po- 
cas horas,  redactamos  un  artículo  que  se  publicó  en  el  periódico 
La  Unión  y  oponiéndonos  á  que  se  perpetuase  el  nombre  de  uua 
cordobesa  cuya  única  celebridad  consistía  en  haber  sido  un  poco 
ligera  de  cascos,  aunque  fuese  la  querida  de  un  gran  viajero  y  la 
madre  de  un  escritor  insigne. 

Valiéndonos  de  los  testamentos  de  D.  Cristóbal  y  D.  Diego 
Colón ,  de  algunas  frases  del  padre  Las  Casas  y  del  silencio  que 
para  su  madre  guarda  el  fundador  de  la  biblioteca  colombina, 
pudimos  convencer  al  Ayuntamiento  de  que  Beatriz  Enríquez 
había  sido  una  pobre  muchacha  seducida,  que  no  fué  esposa  de 
Colón,  que  éste,  según  se  cree,  no  era  aún  viudo  cuando  engen- 
dró á  D.  Fernando,  y  que  no  había  celebridad  plausible  en  aque- 
^'a  mujer  para  que  se  diera  su  nombre  á  una  calle,  mucho  más 
uando  tal  nombre  sólo  sería  un  padrón  de  deshonra.  El  Ayun- 


■ti. 


«2 


BOLBTtN    DB   LA  ABAL  ACADBIIIA  t^t  LA   HISTORIA. 


tamiento  oyó  nuestras  razones  y  el  rótulo  no  se  puso,  pero  se 
adjudicó  el  premio  á  una  desdichada  memoria  que  reproducía, 
con  distintas  palabras,  las  fábulas  consignadas  por  el  Dr.  D.  An- 
drés de  Morales  y  Padilla  en  su  Hi$toria  de  Córdoba ,  que  dejó 
inédita  en  el  archivo  de  la  Corporación  municipal.  Et  laureado 
escritor  casaba  á Colón,  hacía  de  la  Enriques  una  dama  de  la  pri- 
mera nobleza  que,  con  sus  encantos,  retuvo  en  Córdoba  al  almi- 
rante y  le  presentó  y  recomendó  á  la  Reina;  en  una  palabra,  i 
ella  ó  á  sus  hermosos  ojos,  como  dice  el  Duque  deRivas,  se  debió 
el  descubrimiento  de  América,  y  no  contento  con  éslo,  la  Uctó 
de  viaje  por  donde  mejor  quiso  y  la  hizo  pasear  del  brazo  de  Don 
Fernando  el  Católico  por  las  calles  de  Barcelona. 

Fuerza  será  omitir  el  nombre  del  autor  y  mucho  más  el  de  los 
señores  del  jurado  que  premiaron  tan  monstruoso  engendro,  sí 
hemos  de  ejercer  de  algún  modo  la  caridad  cristiana.  La  Memoria 
no  se  publicó  y  ni  existe  el  manuscrito  en  el  archivo  de  la  ciudad. 

No  volvimos  á  ocuparnos  de  este  asunto  porque  creíamos  ago- 
tado el  tema  con  lo  que  entonces  se  escribió  en  España,  Francia 
y  Portugal,  y  habían  pasado  algunos  años,  cuando,  un  día,  ho- 
jeando un  manuscrito  en  la  biblioteca  colombina,  en  el  folio  38 
del  tomo  lxxii,  de  varios  en  folio,  nos  encontramos  este  apunte, 
entre  otros,  referentes  á  escrituras  cordobesas. 

«Escrituras  ante  P.""  González  Escribano,  cuyo  oficio  año  1636 
tenia  Jerónimo  Gutiérrez. 

Codicilo  de  Rodrigo  de  Arana,  hijo  de  Juan  Enríquez  de  Ara* 
na,  heredero  á  Diego  de  Arana,  su  hijo,  y  Catalina  Arana,  su 
nieta,  natural  de  Trassierra,  casado  con  Lvcía  Rúales.  4  Agosto 
de  1489.» 

Desde  el  primer  momento  nos  pareció  que  era  éste  un  docu- 
mento interesante  para  poner  en  claro  la  progenie  de  D.  Fernan- 
do Colón,  y  nos  decidimos  á  buscarle.  Vinimos  á  Córdoba,  pe<ü- 
mos  permiso  para  hacer  la  investigación  al  archivero  de  protoco- 
los D.  Sebastián  Pedraza  que  nos  lo  dio  inmediatamente,  y  pues- 
ta mano  á  la  obra,  hallamos  y  leímos  el  codicilo  precioso  que  lle- 
va el  número  IV  entre  los  documentos  justificativos  del  presente 
trabajo. 

Rodrigo  de  Arana  es  el  nombre  de  uno  de  los  que  se  dice  ar 


'»"■  . 


■t 


DATOS  RBBERBNTBS  Á  BBATRIZ  ENRÍQDBZ  DE  ARANA.     463 

pañaron  á  Colón  ea  su  primer  viaje  (1),  y  quedó  en  guarda  del 
fuerte  de  la  Navidad  en  la  isla  Española.  Otros  le  llama  a  Diego. 
Era  primo  de  Beatriz  Enríquez.  Esto  creíamos  antes  de  leer  el 
codicilo;  después  pensamos  de  distinta  manera.  Leído  el  docu- 
mento, encontramos  que  Rodrigo  de  Arana  era  hijo  de  Juan  En- 
ríquez de  Arana,  que,  estando  enfermo  en  Trassierra,  hizo  testa- 
mento en  31  de  Julio  de  1489,  ante  el  escribano  Diego  de  Córdoba, 
y  que,  siguiendo*  enfermo,  hizo  codiciloen  la  collación  de  Santo 
Domingo,  cuyo  vecino  era,  ante  Pedro  González,  para  reformar 
algunas  cláusulas  de  la  escritura  anterior.  Seguía  enfermo,  y  es 
probable  que  muriese  entonces.  Debía  ser  viejo  puesto  que  tenía 
una  nieta.  Lo  primero  interesante  que  de  allí  dedujimos  es  que 
el  hijo  se  llamaba  Diego  de  Arana  y  que  el  Rodrigo  uo  era  primo, 
sino  tío  de  Beatriz;  por  consiguiente,  el  defensor  del  fuerte  de 
Navidad  se  llamaba  Diego,  positivamente.  En  esto  coincide  el  co- 
dicilo  con  el  padre  Las  Casas,  que  conoció  mucho  á  esta  familia  y 
siempre  le  nombra  de  esta  manera  en  los  pasajes  siguientes  (2). 

La  primera  vez  que  el  padre  Las  Casas  le  nombra  es  después 
de  referir  el  naufragio  de  Colón  en  las  costas  de  la  Española  la 
nochebuena  de  1492  (3),  en  que  dice:  «Envió  luego  el  almirante  á 
Diego  de  Arana,. de  Córdoba,  alguacil  mayor  de  la  Armada,  á 
hacer  saber  al  rey  Guacanagarí,  que  le  había  enviado  á  convidar, 
el  desastre  y  fortuna  que  le  había  sucedido.» 

Más  adelante,  hecho  el  fuerte  de  Navidad  y  decidido  el  regreso 
á  España,  «eligió  para  quedar  en  aquesta  tierra  y  en  aquella  for- 
taleza e  villa  de  Navidad,  39  hombres  los  más  voluntarios  y  ale- 
gres y  de  mejor  disposición  y  fuerzas  para  sufrirlos  trabajos,  que 
entre  los  que  allí  consigo  tenía,  hallar  pudo.  Dejóles  por  capitán 
á  Diego  de  Arana,  natural  de  Córdoba,  y  escribano  y  alguacil  con 
lodo  su  poder  cumplido,  como  él  lo  tenía  de  los  Católicos  Re- 
yes» (4).  Poco  después,  al  despedirse  de  Guacanagarí,  «le  dijo 
cómo  determinaba  partirse,  y  que  dejaba  aquellos  cristianos  allí 
para  que  le  acompañasen  y  sirviesen ,  y  defendiesen  de  los  cari- 
bes... por  tanto,  qne  se  los  encomendaba  mucho  mirase  por  ellos, 
especialmente  por  Diego  de  Arana,  y  Pero  Gutiérrez  y  Rodrigo 
de  Escobedo  que  dejaba  por  sus  tenientes... »  (5). 

Mal  les  fué  á  los  39  hombres  en  el  fuerte ,  si  bien  parece  fué 


n 


4M 


464  bolbtIn  db  la  real  academia  de  la  historia. 

castigo  de  sus  pecados  lo  que  les  sncediii,  pues  como  floaldel 
.desastre  (6)  ivino  el  dicho  rey  Caonabo  con  mucha  geate  á  la  tur 
taleza  doude  no  había  más  del  Diego  de  Araaa,  el  capitán,  j 
otros  cinco ...  y  de  noche  puso  fuego  á  la  Tortaleza  y  á  las  cssu 
donde  aquellos  estaban,  porque  no  estaban,  por  ventura,  en  la 
fortaleza,  los  cuales,  huyendo  hacia  el  mar  se  ahogaron.* 

Como  se  ve  ni  una  Eola  vez  dice  el  obispo  de  Cfaiapa  Rodriga. 
y  siempre  escribe  Diego;  pero  aüu  le  nombra  otra  vez  (7)  al  hablir 
de  la  tei-cera  expedición  del  almirante,  que  salió  de  Saolücarde 
Barrameda  el  30  de  Mayo  de  1498,  y  «puso  por  capitán  de  uo  u- 
Tto  á  Pedro  de  Arana,  natural  de  Córdoba,  hombre  muy  hoon- 
do,  y  bien  cuerdo,  el  cual  yo  muy  bien  cognoscí,  hermano  de  U 
madre  de  D.  Hernando  Colón,  hijo  segundo  del  almirante  y  pri- 
mo de  Arana,  el  que  quedó  en  la  fortaleza  con  los  38  hombres 
que  halló  á  la  vuelta  muertos  el  almirante...» 

El  padre  Las  Casas  debió  oir  este  relato  de  labios  del  propio 
Pedro  de  Arana  y  saber  de  él  (puesto  que  también  lo  conoció], 
que  Diego  era  su  primo.  No  cabe  duda  de  que  el  muerto  lastimo- 
samente en  el  fuerte  de  Navidad  se  llamaba  Dieg-o,  y  era  pñms 
de  Beatriz  Bnríquez,  y  no  cabe  duda  tampoco  de  que  es  el  miafEO 
de  quien  se  habla  en  el  codicilo  de  Rodrigo  de  Arana,  su  padre. 
No  estará  el  lector  tan  convencido  como  nosotros,  pero  nos  din 
la  ratón  del  todo  cuando  sepa  que  Rodrigo  de  Arana  dice  en  !■ 
escritura  citada  que  Beatriz  Eurlquez  era  su  sobrina,  con  estas 
palabras  (8): 

•E  por  cuanto  mandó  que  ficiese  cueuta  con  Beatriz  Enrfqun 
su  sobrina,  hija  de  Pedro  de  Torquemada,  e  si  algo  le  aleonase 
que  lo  cobrare,  mandil  que  non  faga  cuenta  con  ella  ni  le  pidaa 
cosa  alguna  por  que  le  face  gracia  de  lo  que  le  debe,  esi  algolí 
debierf. » 

Es  concliiyeiite  que  Beatriz  Enríquez  y  Diego  de  Arana  eru 
primos;  pero  preguntará  el  lector,  como  nos  preguntamos  dos- 
otroB  entonces,  si  esta  Beatriz,  hija  de  Pedro  de  Torquemada,  esU 
Beatriz  amada  por  el  descubridor  de  América.  Algunos  aüos  hem» 
tardado  en  podernos  contestar  de  una  manera  satisfactoria,  hisB 
el  pasado  de  1809  en  que,  por  Noviembre,  de  una  manera cod!- 
tanle  nos  dedicamos  á  investigar  en  el  archivo  de  protocolos      i- 


DATOS  RBFEBENTE8  Á   B:¿ATRIZ   BNRIQUBZ   DK   ARANA. 


465 


to8 documentos  pudiéramos,  sobre  escritores»  artistas  y  hechos 
<;ordobeses.  Cerca  de  un  año  hemos  dedicado  á  ésto  sin  faltar  día, 
acompañados  del  paleógrafo  D.  José  López  Amo,  diligente  archi-» 
vista  del  Ayuntamiento  de  Córdoba,  y  nuestros  afanes  han  sido 
<:oronados  del  éxito  más  lisongero.  Hemos  podido  completar  la 
biografía  de  Pedro  Tafur,  de  quien  sólo  se  sabía  que  escribió  un 
itinerario  á  Oriente  (9),  la  de  Gonzalo  de  Ayora,  de  quien  sólo  ha« 
bfa  datos  obscuros  é  incompletos,  hemos  encontrado  los  testa- 
mentos de  Antón  de  Montoi*o  y  Lope  de  Rueda,  muchos  docu- 
inentos  de  D.  Luís  de  Góngora,  Ambrosio  de  Morales  y  Gonzalo 
<ie  Saavedra  el  autor  de  Los  pastores  del  Beiis,  loi  nombres  y 
obras  de  muchos  artistas  notabilísimos  hasta  ahora  desconoció 
dos  (10),  y,  por  último,  el  testamento  y  e!  inventario  de  bienes  de 
la  madre  de  Beatriz  Bnríquez  y  de  Pedro  de  Arana,  ambos  hijos 
de  Pedro  de  Torquemada,  que  son  los  mismos  á  quienes  se  refie- 
re el  último  texto  copiado  de  la  Historia  de  las  Indias,  Estos  do- 
<)umentos  llevan  los  números  II  y  III  al  final  de  este  trabajo. 

Lástima  grande  ha  sido  no  poder  hallar  el  testamento  de  Ro- 
drigo de  Arana,  hecho  en  Trassierra  el  31  de  Julio  de  1489,  por- 
que en  él,  con  más  amplitud  que  en  el  codicilo,  se  dirá  qué  clase 
de  cuentas  eran  las  pendientes  entre  él  y  su  sobrina  Beatriz ,  tal 
vez  la  clase  de  servicio  que  ésta  le  prestara  y  hasta  se  vislum- 
brará, porque  tal  vez  enojado  con  ella  manda  que  se  le  cobre  y 
cuatro  días  después  le  hace  merced  de  la  deuda.  El  documento  no 
se  ha  encontrado  porque  de  la  escribanía  de  Trassierra  no  hay 
más  que  un  libro  de  fechas  más  modernas. 

Del  documento  número  II  resulta  que  Pedro  de  Torquemada 
murió  antes  del  2  de  Junio  de  1471  en  que  testó  su  mujer  Ana 
Núñez  de  Arana.  Era  ésta  hija  de  Pedro  Núñez  de  Arana,  difunto, 
y  de  Leonor  Núñez,  que  le  sobrevive.  Tenía  una  hermana  llamada 
Mayor  Enríquez  de  Arana,  y  del  matrimonio  de  Ana  Núñez  y  de 
Pedro  de  Torquemada  quedaron  dos  hijos,  Pedro  de  Arana  y 
Beatriz  de  Arana,  ó  sean^  la  amada  de  Colón  y  el  capitán  de  uno 
de  los  navios  que  salieron  de  Saniúcar  en  149S.  Creemos  que  es- 
tos datos  bastan  para  identificar  la  persona  de  quien  venimos  ha- 
blando. Ana  Núñez  murió  el  mismo  día  en  que  dictó  su  última 
voluntad,  según  se  desprende  del  principio  del  inventario. 

90 


,.^•^1 


TOMO  XZZVII. 


DB    LA   HBAL   ACAD2HIA   OB   LA   HISTORIA. 

Heinos  encontrado  tambiéo  cl  testamento  de  Pedro  de  Torqae- 
ada,  en  un  tomo  rormado'de  restos  de  escrituras,  colocados &d 
■den  ni  concierto,  pero  lan  deteriorado  que  soto  se  puede  leer  de 

lo  que  ponemos  entre  los  documentos  al  numero  I  y  no  ofrece 
ida  interesante,  ni  siquiera  la  fecba  que  está  destruida  comoU 
ayor  parte  del  instrumento. 

Otra  escritura,  la  que  lleva  el  ntimero  VI,  está  falta  del  priací- 
o,yno  se  sabe  qué  persona  fuese  laque  testó  en  l2deM3rode 
78.  Sólo  se  sabe  por  el  contenido  de  lo  que  queda  que  era  odj 
ujer,  al  parecer,  en  posición  desahogada,  y  soltera  ó  viuda  m 
jos,  puesto  que  deja  por  heredera  á  la  Santa  Cruzada.  Manda 
tadama  incógnita  á  su  sobrino  Rodrigo  de  Arana  t.UOO  mará- 
dises,  á  su  sobrina  Mayor  Bnríquei  2.000  maravedises  y  i  suí 
rmanas  Catalina  Rodríguei,  viuda  de  Juan  de  Torres,  y  Elrin 
)nzález,  viuda  de  Martín  Molioa  2.000  maravedises  á  cada  aaa. 
>nibra  otro  sobrino,  clérigo,  capellán  de  San  Pedro,  llamado 
lan  García  de  Saucedo. 

De  estos  parentescos  podría  conjeturarse  que  Rodrigo  de  Arana, 
lyor.Enríquez  y  Ana  Núñez  fuesen  hermanos  si  no  supiésemos 
r  el  codicilo  del  primero  y  el  testamento  del  ultimo  que  no  son 
¡03  del  mismo  padre,  pero  parécenos  verosímil  que  Pedro  Nú- 
z  de  Arana,  abuelo  materno  de  Beatriz  Enríquez,  fuese  ber- 
ino  de  Juan  Enríquez  de  Arana,  padre  de  Rodrigo  y  abuelo  de 
ego  de  Arana,  el  que  murió  en  el  fuerte  de  Navidad. 
Rodrigo  de  Arana  debió  ser  casado  dos  veces,  siendo  del  primer 
itrimonio  el  hijo  Diego.  En  segundas  nupcias  casó  con  Lucia 
íñez,  y  no  Rúales  como  dice  el  asiento  del  códice  colombino  (ll!i 
ien  también  sería  viuda  al  tiempo  en  que  casó  con  Arana.  Aíi 

desprende  del  testamento  de  ésta  (documento  Küm.  V),  donde 
E^tituye  herederos  á  su  hermana  Leonor  Gutiérrez  y  á  su  hijo 
ego  de  Góngora  (12}  y  no  nombra  para  nada  á  Diego  de  Arana 
i  Catalina,  hijo  y  nieta  de  su  marido. 
De  todo  esto  deducimos  que  Diego  de  Arana  era  primo  segundo 

Beatriz  Enrfquez  y  los  padres  de  éstos  primos  hermanos. 
Respecto  á  la  condición  social  de  esta  gente,  puede  asegurar* 
e  perteuecian  al  estado  llano,  aunque  tuviesen  algunos  bi'^'i^ 

fortuna.  Pruébalo  el  que  Pedro  de  Arana  aparece  eutr    ^ 


DATOS  REFERENTES  Á   BEATRIZ  ENRÍQUEZ   DE  ARANA.  467 

criados  de  D.  Fernando  Colón  en  el  testamento  de  éste  publicado 
por  Mr,  Harrisse,  y  aún  más  el  que  en  27  de  Octubre  de  1472  un 
Lope  de  Arana,  hijo  de  Ruy  Díaz  de  Arana,  casó  con  Violante 
Suárez,  hija  de  Diego  Suárez  y  de  Leonor  Fernández,  criada  de 
D.  Egas  Yenegas, 

(Véase  el  documento  nüm.  VII.) 

Otros  dos  documentos,  los  números  VIII  y  IX,  nos  dan  á  co- 
nocer otro  Rodrigo  Enríquez  de  Arana,  hijo  de  Juan  Rodríguez 
de  Arana  (13),  casado  con  Constanza  de  Alarcón  y  en  mejor  po- 
sición que  sus  parientes.  Algunos  días  hemos  estado  creyendo 
que  estos  Rodrigos  eran  uno  mismo  y  que  habíamos  leído  mal 
el  apellido  del  padre,  pero  hemos  vuelto  á  examinar  los  tres  do- 
cumentos en  que  se  le  nombra  y  no  cabe  duda  de  que  en  dos  dice 
Rodríguez  y  en  uno  Enríquez. 

El  2  de  Junio  de  1471  murió,  como  hemos  dicho  antes,  Ana 
Núñez,  dejando  huérfanos  de  padre  y  madre  á  Pedro  de  Arana  y 
Beatriz  Enríquez  y  encomendados  á  su  abuela  Leonor  Núñez  y  á 
su  tia  Mayor  Enríquez.  Debieron  quedar  muy  niños,  puesto  que 
á  la  muerte  de  D.  Fernando  Colón,  en  1539,  vivía  aún  el  primero, 
y  desde  la  fecha  primera  á  la  segunda  hay  sesenta  y  ocho  años. 
Es  muy  probable  que  el  nacimiento  de  Beatriz  fuese  la  ocasión  de 
la  muerte  de  su  madre.  Quedaron  pobres,  muy  pobres.  Ana 
Núñez  no  murió  en  su  casa,  sino  en  la  de  su  madre  ó  su  herma- 
na, puesto  que  testó  en  el  barrio  de  San  Pedro  y  su  domicilio  era 
en  el  de  Santiago  (14). 

En  su  habitación  no  se  encontraron  más  que  muebles  muy 
viejos  y  muy  escasos  (15);  cualquier  jornalero  de  hoy  tiene  más 
y  mejores.  Mayor  Enríquez  la  socorría  bastante  en  sus  desgra- 
cias, según  se  expresa  en  el  testamento,  y  aunque  dejó  algunos 
bienes  raíces,  son  insignificantes,  pues  se  reducen  á  una  huerte- 
zuela,  un  lagarejo  y  dos  pedazos  de  viña  en  el  pago  de  Trassierra, 
que  siempre  fué  y  es  pobre  y  montaraz  y  que  acaso  se  vendieran 
para  poderse  mantener  la  familia  de  allí  adelante. 

De  quince  á  veinte  años  debía  contar  Beatriz  en  20  de  Enero 
de  1485,  que  llegó  á  Córdoba  por  primera  vez  Cristóbal  Colón  (16), 
y  quién  sabe  si  sería  la  moza  del  mesón  en  que  aquél  se  hospe- 
dara. El  futuro  almirante  siguió  á  la  corte  durante  el  invierno 


468  BOLETÍN   DE   LA   REAL  ACADEMIA  DE   LA   HI0TOIIIA. 

de  1486  á  87  á  Salamanca  y  Córdoba.  En  5  de  Mayo  del  87  recibió 
en  Córdoba  el  primer  socoif  o  pecuniario  de  los  Reyes  Católicos, 
consistente  en  3.000  maravedís  por  cédula  de  Alonso  de  Quinta* 
nilla<;on  mandamiento  del  obispo  de  Palenda  (17).  De  aquí  fuéi 
Málaga  y  en  el  invierno  de  1487  á  88  tuvo  sus  amores  con  Beatrii, 
que  parió  el  15  de  Agosto  del  88.  Después  del  nacimiento  de  Don 
Fernando  fué  Colón  á  Portugal,  acaso  á  la  muerte  de  su  mujer 
Doña  Inés  Moñiz  de  Perestrello,  y  estaba  de  vuelta  en  Córdoba 
el  12  de  Mayo  de  1489,  en  que  se  dio  orden  para  que  le  dieras 
albergue  en  todas  las  villas  donde  el  servicio  de  sus  Altezas  re- 
clamara su  presencia  (18). 

Nada  más  que  esto  se  sabe  de  la  estancia  en  Córdoba  de  Colón, 
porque  las  actas  capitulares  de  la  catedral  de  este  período  no  exis- 
ten y  las  del  Ayuntamiento  no  le  mencionan,  y  hasta  ahora  no 
se  ha  encontrado  ningún  documento  publico  otorgado  por  él  ui  á 
que  estuviera  presente.  Queda,  pues,  en  el  misterio  cómo  trabó 
Colón  conocimiento  con  Beatriz,  habiéndose  puesto  en  claro  so- 
lamente que  ésta  no  era  noble,  ni  rica,  sino  sólo  una  pobre  huér- 
fana medio  ó  totalmente  abandonada  y  muy  joven,  por  todo  lo 
cual  muy  eipuestaá  ser  seducida,  como  lo  fué  por  el  gran  nave- 
gante. Cristóbal  Colón  no  dejó  de  conocer  su  falta  y  le  asignó  por 
su  testamento  una  pensión  anual  de  10.000  maravedís,  encar- 
gando que  se  le  pagara,  poique  esto  era  «en  descargo  de  su  con- 
ciencia». También  protegió  álos  parientes  de  Beatriz,  Uevandoea 
sus  expediciones  á  Diego  y  á  Pedro  de  Arana. 

Creemos  que  con  los  documentos  que  á  continuación  copiamos 
y  con  lo  dicho  queda  delineada  bastante  bien  la  figura  de  Beatriz 
Enriquez  y  determinada  la  condición  social  de  ella  y  los  suyos: 
gente  sencilla,  honrada  pero  pobre  y  de  humilde  extracción,  f 
antes  de  concluir  daremos  cuenta  de  otro  documento  que  h^nos 
encontrado  sin  relación  con  esta  familia,  pero  que  debe  conocerse. 
Es  el  último  que  publicamos  entre  los  justificativos,  y  sirve  para 
afirmar  que,  ó. había  eu  España  antes  déla  venida  de  Colón  gente 
que  usaba  este  apellido,  ó  vino  antes  que  él  un  pariente  de  quien 
nadie  ha  hablado,  pero  que  en  España  ó  en  Portugal  vivía  bas- 
tante tiempo  antes  de  1489,  en  que  testó  en  Córdoba  estando  c 
fermo.  El  testamento  no  ofrece  nada  interesante  más  que  el  nc 


DATOS  BSPBRSNTK8  i   BEATRIZ   BNRÍQUBZ   DB  ARANA.  4M 

bre  del  padre  del  testador.  Este  se  llamaba  Pedro  González,  hijo 
de  Bartolomé  Colom  González  ó  Sánchez.  El  segando  apellido 
está  abreviado,  pero  creemos  que  dice  González.  Ambos  nombres 
están  escritos  como  indica  este  calco. 

No  creemos  que  sea  Bartolomé  Colón  hermano  de  Cristóbal, 
por  el  segundo  apellido,  puramente  espado!.  Si  no  es  éste  y  per- 
tenece á  la  familia,  es  indudable  que  debía  andar  por  aquí  hacía 
mucho  tiempo,  porque  el  testador  era  casado,  con  hijos  y  una 
hija.  Constanza  Díaz  era  casada  en  segundas  nupcias.  Hay  que 
suponerle  al  padre  por  lo  menos  cuarenta  años  de  edad,  y  el  Bar- 
tolomé Colom,  aunque  sólo  tuviese  otros  veinte  más  que  su  hijo, 
tendría  sesenta,  y  como  el  segundo  apellido  es  español,  hay  que 
suponer  que  hacia  1425  ó  poco  más  vino  á  la  Península  un  Colón 
que  se  casó  y  avecindó.  De  aquí  nace  un  nuevo  problema.  ¿Moti- 
varía la  venida  á  España  de  Cristóbal  Colón  la  estancia  en  ella  de 
alguno  de  sus  ascendientes? 

Problema  es  éste  que  sólo  un  examen  muy  minucioso  de  los 
archivos  de  protocolos  lo  podrán  aclarar,  y  ese  examen  acaso 
nunca  se  haga. 

Rafabl  Ramírez  db  Arbllano. 


DOCUMENTOS    JUSTIFICATIVOS. 

Documento  ntun.  I. 

Restos  del  testamento  de  Pedro  de  Torquemada. 

Oficio  14,  nota  ó  tomo  16,  cuaderno  S,  folio  14. 

Sepan  cuantos  esta  carta  de  testamento  vieren  como  yo  Pedro 
de  Torquemada  fijo  de  Juan  Ruiz  de  Biedma  vecino  que  so  en  la 
muy  noble  e  muy  leal  cibdad  de  Córdoba  en  la  collación  de  Sant 

Miguel  estando  enfermo  del  cuerpo  e  sano  de  la  voluntad por 

ende  fago  e  otorgo  este  mi  testamento  c  manda  de  mis  bienes  a 


470         boletín  ob  la  rbal  academia  de  la  historia. 

honor  de  Dios e  mando  primeramente  mi  anima  á  Dios 

gloria  e  paraíso 

Mando  que  mi  cuerpo  lo  enlierren  en  la  iglesia  de  Sant  Miguel 

en  esta  ciudad  e  mando misas  y  mandas  de  costumbre á 

los  frayles  de  Sant  Francisco  cincuenta  mrs.  e  mando  á  Marina 
Rodríguez 

Documento  núm.  II. 

Testamento  de  Ana  Nüñez  de  Arana. 

Oficio  14,  nota  7,  cuaderno  12,  folio  169. 

Sepan  cuantos  esta  carta  de  testamento  vieren  como  yo  Ana 
Nuñez  de  Harana  mujer  legítima  de  Pedro  de  Torquercada,  que 
Dios  haya,  vecina  que  so  en  la  muy  noble  e  muy  leal  cibdad  de 
Córdoba  en  la  collación  de  Sant  Pedro  estando  enferma  del  cuer- 
po e  sana  de  la  voluntad  y  en  mi  buen  seso,  memoria  e  entendi- 
miento natural  cual  Dios  me  lo  quiso  dar  e  creyendo  firmemente 
en  la  santa  e  verdadera  Trinidad  asi  como  todo  fiel  cristiano  debe 
creer  e  temiéndome  de  la  muerte  que  es  natural,  de  la  cual  per* 
sona  alguna  no  se  puede  escusar  e  porque  por  esto  el  mejor  re- 
medio que  yo  pueda  haber  es  tener  escrito  e  ordenado  mi  testa- 
mento e  mi  postrimera  voluntad,  por  ende  conozco  e  otorgo  qae 
fago  e  ordeno  este  mi  testamento  e  ultima  e  postrimera  voluntad 
de  mi  e  de  todos  mis  bienes  a  honor  de  Dios  y  de  la  Virgen  Santa 
Maria  madre,  con  toda  la  corte  celestial,  en  que  mando  primera- 
mente mi  anima  a  Dios  padre  mi  señor  que  la  fizo  e  creó  e  redi- 
mió a  la  su  santa  gloría  e  paraíso,  e  encargo,  cuando  de  mi 
acaesca  finamiento,  mando  que  lo  entierren  en  la  iglesia  déla 
dicha  collación  de  San  Pedro  e  mando  que  el  dia  de  mi  enterra- 
miento que  me  digan  en  la  dicha  iglesia  de  San  Pedro  una  misa 
de  réquiem  cantada  e  dende  en  adelante  fasta  los  nueve  dias  pri- 
meros siguientes  que  me  digan  cada  dia  una  misa  rezada  e  que 
fuera  de  los  nueve  dias  que  se  diga  otra  misa  de  réquiem  cantada, 
e  mando  que  se  ofrende  de  pan  e  vino  e  cera  en  la  dicha  iglesia 
de  Sant  Pedro  los  dichos  nueve  dias,  e  mando  a  la  obra  déla 
dicha  iglesia  de  Sant  Pedro  por  honra  de  los  santos  sacramentos 
que  recibo  diez  mrs.,  e  mando  a  la  cruzada  e  de  la  Santa  Trínid 


DATOS  REPERBNTBS   Á   BEATRIZ   ENRÍQUBZ   DE  ARANA.  471 

a  cada  una  un  maravQdi,  e  a  Santa  María  de  la  Merced  treinta 
maravedís  para  ayuda  á  la  redención  de  los  cristianos  que  están 
cautivos  en  tierra  de  moros,  e  cuando  á  la  obra  de  la  iglesia  ca* 
tcdral  desta  cibdad  seis  mrs.  e  cinco  dineros  por  ganar  sus  santos 
perdones  e  indulgencias  e  mando  á  las  emparedadas  de  todas  las 
iglesias  de  esta  dicha  cibdad  con  las  de  Santa  Maria  de  las  Huer* 
tas,  á  cada  una  un  maravedí  y  encomiendoles  que  rueguen  á 
Dios  por  mi  aqima,  e  mando  que  digan  cinco  misas  rezadas  en  la 
dicha  iglesia,  de  Santa  Maria  por  el  anima  de  Pedro  Nuñez  de 
Harana  mi  padre,  e  mando  á  Mayor  Enriquez  de  Harana  mi  her- 
mana el  remanente  del  quinto  de  todos  mis  bienes  raices  e  mue- 
bles e  derechos  e  acciones  por  el  buen  deudo  que  con  la  dicha  mi 
liermana  tengo  e  por  gran  descargo  de  muchas  honras  e  buenas 
obras  que  de  ella  he  recibido  e  recibo  de  cada  dia,  e  cumplido  e 
pagado  lodo  esto  que  yo  aqui  mando  en  este  mi  testamento  en  la 
manera  que  dicha  es,  el  remanente  que  fincare  de  todos  mis  bie- 
nes raices  e  muebles  e  derechos  e  acciones  mando  que  lo  hayan  e 
hereden  Pedro  de  Harana  e  Beatriz  de  Harana  mis  hijos  legítimos 
e  de  dicho  Pedro  de  Torquemada  mi  marido  á  los  cuales  yo  esta« 
•blezco  por  mis  herederos  legítimos  en  todo  el  dicho  mi  remanente 
de  los  dichos  mis  bienes.  E  para  cumplir  e  pagar  todo  esto  que  yo 
^qui  mando,  en  este  dicho  mi  testamento  en  la  manera  que  dicha 
eSi  fago  mis  albaceas  a  Leonor  Nuñez  mi  madre  e  a  la  dicha  Ma- 
yor Enriquez  de  Harana  mi  hermana,  e  apoderólas  de  todos  mi^ 
bienes  e  dolos  poder  cumplido,  libre  e  llenero  para  que  ellas  o 
cualquier  de  ellas  por  si  insolidum  miren  e  tomen  mis  bienes  q 
de  ellos  vendan  e  cumplan  e  paguen  todo  esto  que  yo  aqui  mando 
y  encargólas  en  esta  parte  sus  conciencias;  revoco  e  anulo  e  do 
por  ningunos  e  de  ningún  valor  eefeto  todos  cuantos  testamentos 
e  mandas  ecodicilos  que  yo  ñz  e  tengo  fechos  e  ordenados  en 
cualquier  manera  antes  de  este  que  otro  alguno  no  quiero  que 
valga,  salvo  este  que  es  mi  testamento  e  testimonio  de  la  mi  pos- 
trimera voluntad  que  es  fecha  e  otorgada  esta  carta  de  testamento 
eii  la  dicha  cibdad  de  Córdoba  dos  días  de  junio  año  del  naci- 
miento de  nuestro  Salvador  Jesuchrislo  de  mil  e  cuatrocientos  e 
setenta  y  un  años.  Testigos  que  fueron  presentera]  otorgamiento 
4q  esta  carta  de  testamento,  llamados  e  rogados  ppr  parte  de  mi 


^ 


i 

r 


472  BOLETÍN   DB   LA  REAL   ACADEMIA   DE  LA   HIETORIA. 

la  dicha  Ana  Nuñez  de  Harana  testadora  con  el  escribano  publie» 
4e  ynsoescrítOy  Alfon  García  de  Bcija  fijo  de  Juan  Alonso  de 
^  Ecija,  e  Ñuño  González  Perrero  fijo  de  Juan  Alfon  Perrero  e 

^  Oarcia  Rodríguez  peraile  hijo  de  Pedro  Rodríguez  de  Valladolid 

[  e  Lucas  Fernandez  fijo  de  Miguel  Fernandez  e  Antón  Garda  al- 

t  bañil  hijo  de  Esteban  García  albañil  vecinos  e  moradores  en  «u 

dbdad  de  Córdoba.  Yo  Gonzalo  González  escribano  publico  de 
K  Córdoba  en  uno  con  los  dichos  testigos  fuy  presente  al  otorga- 

miento de  esta  carta  de  testamento  e  so  ende  testigo. 
í . 

Documento  núm.  ItL 

<i 

)  ■ 

I  Inventario  de  bienes  de  Ana  Nüñez  de  Arana. 

Ofido  14.  Noto  7.  Gaaderno  12,  íoL  165. 

En  Córdoba  nueve  dias  del  dicho  mes  de  junio  del  dicho  añe 
de  setenta  y  uno  estando  en  unas  casas  que  son  en  la  colladon  de 
fianUago  en  las  cuales  facia  su  morada  al  tiempo  que  vivía  Aoa 
Nuñez  de  Harana  mujer  de  Pedro  de  Torquemada,  difunto  que 
Dios  haya,  estando  y  presentes  Leonor  Nuñez  su  madre  e  Mayor 
finriquez  de  Harana  su  fija  e  hermana  de  la  dicha  Ana  Nuúez^ 
lafi  cuales  dijeron  que  hoy  ha  siete  dias  que  la  dicha  Ana  Noñei 
falleció  de  esta  presente  (eicj  la  cual  fizo  su  testamento  por  escrito 
eomo  por  bien  tubo  en  el  cual  fizo  ciertas  mandase  legados áp6^ 
Sonas  ciertas  e  lugares  señalados  e  las  hizo  albaceas,  las  cuales 
dijeron,  que  como  albaceas  querían  facer  inventario  de  los  bíeoe» 
muebles  que  ella  dejó  por  suyos  en  las  dichas  casas  e  así  mismo 
de  los  bienes  raices  que  por  suyos  dejó  los  cuales  dichos  bieoes^ 
son  los  siguientes. 

Primeramente  un  almadraque  con  lana  demediado. 

Otro  almadraque  con  lana  vieja. 

Vn  colchón  de  estopa  con  lana  demediado. 

Yn  almadraque  de  cama  llena  de  paja  usada. 

Otro  almadraque  vacia  vieja. 

Dos  sabanas  de  estopa  vieja. 

Cuatro  almohadas  de  lienzo  con  lana  viejas. 

Vna  colcha  blanca  usada. 


i 


DATO»  HFBRBNTBS  I  BBATRIZ   BlfRÍQDBX   DB  ARANA.  473 

Va  paño  de  cama  viejo. 
Vna  alcatifa  usada. 
Seis  bancos  y  dos  zarzos  viejos. 
Dos  zargas  de  lana  colorada  viejas. 
Vn  suelo  de  lienzo  de  estopa  colorado  usado. 
Vd  baúl  pintado. 
Otro  baúl  blanco  viajo. 

Vn  arca  grande  con  su  cerradura  e  llave  usada. 
Vna  mesa  de  torno  con  un  ¿bastón?  usada. 
Yna  almazala  vieja. 
Vna  arteza  mediana  usada. 
Vn  calderete  pequeño  viejo. 
Yna  sartén  de  cobre  vieja. 
Dos  azadores  de  bierro  medianos. 
Vnas  parrillas  viejas  de  hierro. 
Yn  brasero  de  hierro  viejo. 
Ynas  trévedes  e  un  polvero  viejo. 
Yna  silla  de  costillas  vieja. 
Yn  costal  para  harina  viejo. 
Yna  arquilla  pequeña  sin  cerradura  vieja. 
Yn  arca  vieja  sin  cerradura. 
Tres  canastas  de  mimbre  viejas. 

Ynos  manteles  de  lienzo  e  otros  de  estopa  pequeños  usados. 
Yna  espada  quebrada  con  su  vaina. 
Dos  candiles  sin  candilejos. 
Yna  zaya  aceitunada  usada  de  paño  de  la  tierra. 
Yn  mantillo  prieto  usado  de  veinte. 
Yna  camisa  de  herrado  vieja  de  lino  orillada. 
Yn  tocadero  de  lino  viejo. 
Yna  ¿yaplilla?  vieja. 

Yn  jubón  fiesta  blanco  con  mangas  e  collar  de  paño  aceitunado 
viejo  y  roto. 
Yn  zayo  de  paño  de  diez  y  ocho  roto. 
Yn  capuz  pardillo  de  diez  y  ocho  viejo. 
Yn  cinto  veinteno  viejo  blanco. 
Dos  capachos  de  mimbre  viejos. 
Dos  seras  de  esparto. 


"^ 


BOLBTIN   DS  Lii    RBAL.  ACADBICIA   DE   LA   HISTORIA. 

la  caiDa  vieja. 

la  talla  pequeña  de  hierro. 

la  tabla  mesa  vieja. 

la  tiuajuela...  para  agua, 

ras  dos  tinajas  para  aceite, 

[ñas  una  huerta  cerca  de  el  aldea  de  Saata  María  de  Tras- 

a  e  un  pedazo  de  viña  que  alinda  el  ,uuo  con  el  otro  e  aliada 

cha  huerta  e  el  pedazo  de  uua  vida  con  viñas  de  Carrillo 

icuatra  e  coii  viñas  de  Antón  Ruiz  maestro  fijo  de   Aaton 

anas  casas  e  lagar  e  pila  e  tinajas  ea  el  aldea  de  Santa  María 
ra^sierra  que  alinda  con  casas  de  Antón  Gómez  Caballos  de 
e  con  casas  que  fueron  de  los  licenciados  e  la  calle.  Y  mas 
edazo  de  viñas  en  la  limitación  de  la  dicha  aldea  en  el  pago 
liceu  de  las  Huertas  que  alinda  con  viñas  de  Gonzalo  Rodri- 
de  Baeza  e  con  viñas  de  Antón  García  e  con  viñas  de  Diego 
oro  fijo  de  Alonso  Fernandez  e  el  camino  que  va  al  molino 

9  frayles  e  la  senda  que  va  al  pago  de  las  Tapias. 

s  cuales  dichos  bienes  muebles  otorgaron  que  reciben  en  su 
r  e  otorgan  de  dar  razón  dellos  i  quien  con  derecho  los  deban 
r  cada  e  cuando  les  fueren  demandados  e  para  así  cumplir 
i  i  dos  de  man  común  y  a  voz  de  uno  obligaron  á  nf  e  á  sus 
leros  e  renunciaron  las  leyes.  Testigos  Juan  Lopet  de  Alvaro 
dor  fijo  de  Juan  López,  e  Antón  Ruiz  fijo  de  Alonso  SaDcbei, 
in  Sánchez  su  hermano  vecinos  de  esta  cibdad. 
continuítcion.]  En  este  dicho  día  otorgó  su  poder  Mayor  Ea- 
iz  de  Harana  tija  de  Pedro  Nuúez  de  Haraua  í  Sau  Pedro  á 
n  García  de  Castro  escribano  del  Rey  e...  (Palta  lo  demás]. 

Documento  núm.  Vf. 

Codicito  de  Rodrigo  de  Arana. 

ribanta  de  Pedro  GouKalez,  t.  ti,  fol.  I3G  v. 

este  dicho  dia  (4  de  Agosto  de  1489)  ñzo  un  codicilUo  Ro- 
I  de  Harana  fijo  de  Juan  Euriquezde  Haranaque  Dios  hay 

10  i  Santo  Domingo  estando  enfermo,  por  cuanto  fizo  su  ■ 


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DATOS   REFERENTES   Á    BEATRIZ    ENRÍQUEZ    DE    ARANA.  473 

tamento  a  treynta  y  uno  de  julio  en  Trassierra  auto  Diego  de 
Córdoba,  escribano  publico  de  Trassierra,  e  ciertos  testigos  e 
queriendo  enmendar  algunas  cosas  en  él  quje  quiero  amenguar 
que  por  cuanto  mando  á  Diego  de  Harana  mi  fijo  una  muía  par- 
dilla por  ende  manda  que  la  dicha  muía  y  sus  dos  asnos  que  se 
vendan  para  cumplir  e  pagar  las  mandas  de  pia  causa  que  él  man- 
dó en  el  dicho  su  testamento. 

Iten  dice  que  por  cuanto  el  mandó  á  Catalina  de  Harana  su 
nieta  fija  del  dicho  su  fijo  un  pedazo  de  viña  en  la  limitación  de 
la  aldea  de  Santa  Maria  de  Trassierra  que  era  de  su  lagar  que  él 
tiene  en  Trassierra  que  es  de  frente  á  la  huerta  de  la  culebra  que 
alinda  con  viñas  de  San  Martin  e  con  viñas  de  herederos  de  Pedro 
de  Cárdenas,  que  no  le  sea  dada  e  que  se  de  á  Juan  4e  Frias  por- 
que es  del  dicho  Juan  de  Frias. 

A  Santo  Domingo  cincuenta  mrs. 

A  su  confesor  el  rector  otros  tantos. 

E  por  cuanto  mandó  que  ficiese  cuenta  con  Beatriz  Enriquez  su 
sobrina  bija  de  Pedro  de  Torquemada  é  si  algo  le  alcanzase  que 
lo  cobrase,  manda  que  non  faga  cuenta  con  ella  ni  le  pidan  cosa 
alguna  porque  le  face  gracia  de  lo  que  le  debe,  si  algo  le  debe  e 
si  algo  le  debiese. 

Manda  que  Antón  de  Palma  e  Cristóbal  de  Mesa  veinticuatro 
sean  sus  albaceas  e  manda  que  no  sea  albacea  Juan  de  Frias. 

Manda  al  dicho  Antón  de  Palma  mili  mrs.  por  el  buen  amor 
que  le  ha  e  por  el  trabajo  que  ha  de  tomar  en  cumplir  su  anima 
e  en  todo  lo  que  ál  que  de  este  dicho  testamento  en  su  fuerza  y 
vigor  como  en  él  se  contiene.  Testigo  Diego  Ferrandez  rector  de 
la  iglesia  de  Santo  Domingo  desta  cibdad.^í=«Anton  García. «=Pero 
González. 

Documento  núm.  V. 

Testamento  de  Lucia  Núñez  mujer  de  Rodrigo  de  Arana. 
£scribania  de  Pedro  González,  t.  ii,  fol.  316. 

.  En  Córdoba  en  este  dicho  día  cuatro  dias  de  agosto  del  dicho 
^ño  (1489)  otorgó  Locia  Nuñez  mujer  de  Rodrigo  de  Harana  veci- 
na á  Sanio  Domingo  que  face  su  leslamenlo  fecho  en  forma* . 


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476      BOLBTÍN  DB  LA  RBAL  ACADBMIA  0B  LA  HI8T0BIA. 

Mandóse  enterraren  el  monasterio  de  Santa  Inés  de  estacüidad 
en  el  habito  de  Sant  Francisco. 

Oficios  cumplidos. 

Mandas  acostumbradas. 

Manda  que  digan  dies  misas  rezadas  por  las  ánimas  de  sas  pa- 
dres e  manda  en  Santa  laes. 

Tres  misas  rezadas  por  las  animas  del  purgatorio  en  Sauta  lúes. 

Manda  para  que  vistan  á  señora  Santa  Marina  en  la  iglesia  de 
Santa  Marina  desta  cibdad  unas  faldillas  de  grana  colorada  oo» 
una  cortapisa  de  terciopelo  negro  e  una  camisa  de  lienzo  casero 
delgada  con  sus  cordones  de  seda  negra  toda  en  fuerza  e  de  ob 
cabo  de  trapo  de  seda  nuevo  que  ella  tiene  porque  señora  sania 
Marina  sea  oradora  á  Dios  por  su  anima. 

A  la  obra  de  Santo  Domingo  dos  reales  de  plata. 

Al  rector  de  la  dicha  iglesia  su  confesor  dos  reales. 

Manda  á  la  sacristania  de  Santa  Marina  una  arca  de  pino  que 
ella  tiene  usada. 

Manda  á  Teresa  su  criada  cuatro  mil  mrs.  por  el  buen  servido 
qne  le  fizo. 

Manda  á  Tocino  hermano  de  su  yerno  Maestro  Juan  el  que 
mora  á  la  calle  de  Carreteras  dos  fanegas  de  trigo  que  le  es  en- 
cargo 7  si  no  fuere  vivo  que  las  den  á  sus  herederos,  e  manda  i 
Bartolomé  López  fijo  de  Juan  López  que  moran  á  la  calle  de  la 
Madera  otras  dos  fanegas  de  trigo  que  le  es  eu  cargo  e  manda  á 
Leonor  Outierrez  su  fija  unas  faldetas  caneladas  de  binjas  mayo- 
res con  sus  cuerpos  tijados  e  manda  a  Elvira  López  su  hermana 
mujer  de  Antón  de  Palma  una  cama  de  bedenes  de  brocado  de 
Flandes  que  son  seis  piezas. 

Manda  que  paguen  á  Alonso  de  Córdoba  platero  fiel  de  la  plata 
dos  mil  mr9.  que  le  debe  de  cierto  chamelote  e  que  reciban  de  él 
cuarenta  e  un  pesos  de  manteles  de  lino  que  tiene  en  prenda  de 
Antón,  buenos  é  muchos. 

Manda  que  recauden  de  Pedro  Fernandez  alguacil  mil  mrs. 
que  le  es  en  cargo  de  ciertos  paños  que  le  fizo  á  él  e  á  Pedro  de 
Palma  e  les  cobró  de  la  manda  que  le  fizo  Pedro  de  Palma  para 
Alonso  Chapines  e  que  sean  para  ayuda  á  pagar  al  dicho  Alop«^ 
de  Córdoba  platero. 


DATOS  RKFBRBNTB8  Á  BEATRIZ  BNRÍQUBZ  OB  ARANA.     477 

E  manda  al  dicho  Rodrigo  de  Arana  su  marido  dos  pares  de 
casas  que  ella  tiene  suyas  en  esta  dbdad  las  unas  en  la  collación 
de  Santo  Llórente  á  la  cal  de  Topos  e  las  otras  en  la  collación  de 
San  Andrés  á  la  calle  del  Moyano  en  una  barrera,  las  cuales 
•dichas  dos  pares  de  casas  compró  de  Gonzalo  Buiz  de  Reina  car* 
pin  tero. 

Manda  al  monasterio  de  Santa  Inés  unas  casas  con  una  finca 
que  ella  tiene  suya  en  Trassierra  que  compró  de  Juan  de  Frías 
que  alinda  con  lagar  de  Benito  González  de  los  Mulos  e  coa 
casas  de  Pedro  Rui2  canónigo...  e  con  condición  que  digan  el 
día  de  santa  Lucía  de  cada  un  año  para  siempre  jamas  le  faga  la 
fiesta,  que  digan  un  responso  e  misa  e  sermón  con  su...  eotro 
dia  siguiente  una  misa  de  réquiem  cou  su  vigilia  sobre  su  sepul- 
tura. E  esto  es  condición...  que  de  cada  año  fiesta  e  después  de 
su  Tida...  lo  cumpliere  que  lo  haya  el  monasterio  de  santa  Inés 
€on  el  dicho  cargo  de  hacer  de  dicha  fiesta... 

A  la  obra  de  santo  Domingo  seis  varas  de  lino  de  seis  palmas 
en  ancho. 

E  cumplido  e  pagado  esto  fizo  herederos  á  Leonor  Gutiérrez 
du  hermana  e  á  Diego  de  Gongora  su  fijo. 

Albaceas  á  Antón  de  Palma  é  á  Juan  de  Frías  e  apoderólos  e 
remato. 

Testigos  Diego  Fernandez,  rector  de  la  iglesia  de  santo  Do- 
mingo 6  Diego  de  Soria  hijo  de  Alonso  Soria  e  Juan  Patyno  hijo 
de  Juan  Sánchez  Patyno  veciuos  desta  cibdad. — Antón  Garcia. — 
Pedro  González. 

Documento  núxn.  VI. 

Testamento  de  una  mujer  pariente  de  Beatriz  Enriquez 

de  Arana. 

Oficio  14,  nota  11,  caaderno  10,  folio  4. 

(Falta  el  principio)  dicho  olivar  de  suso  lindado  e  certificado 
para  adjutoria  á  la  lumbrada  de  la  lámpara  del  Sagrario  con 
tal  condición  e  postura  que  quede  como  queda  el  dicho  con- 


78  BOLBTlN    DB    LA    RSiLL  ACADBMIA  DB   LA   HISTORIA. 

'ento  de  frailes  de  San  Praocisco  haya  de  cada  un  año  perpe- 
uamente  los  dichos  cincuenta  mrs.  en  remuneración  e  sati»- 
acción  de  la  dicha  memoria  e  cuando  á  mi  sobrino  Rodrigo 
le  Harana  mil  mrs.  por  el  deudo  que  con  él  tengo,  é  mando  á 
ifayor  Enriquez  mi  sobrina  dos  mil  mrs.  por  el  deudo  que  con 
Ha  tengo  e  mando  i  mi  hermana  Catalina  Rodrigues  mujer  que 
ué  de  Juan  de  Torres  difunto  que  Dios  haya  dos  mil  mis.  e 
nando  á  Elvira  González  mi  hermana  mujer  que  fue  de  Uartin 
le  Molina  difunto  otros  dos  mil  mrs.  e  mando  á  la  dicha  liarioa 
lodriguez  mi  sobrina  mujer  del  dicho  Juan  de  Córdoba  una  mi 
opa  de  estameña  prieta  e  más  una  pieza  de  lienzo  de  lino  por 
:urar  por  el  deudo  que  cou  ella  tengo  e  porque  lo  ha  menester, 
I  mando  á  Marina  mí  criada  mujer  de  Fernando  Calderero 
nil  mrs.  por  amor  de  Dios  e  porque  es  pobre  é  mando  por  amor 
le  Dios  y  en  ayuda  al  rescate  de  Lucia  fija  de  Diego  Gutierres 
le  la  Figuera  que  está  cautiva  en  Loja  cuatro  mil  mrs.  e  mando 
|ue  den  á  Ana  Gómez  por  amor  de  Dios  unas  mis  fáldetas  blan- 
:as  e  mas  una  alfardilla  e  mas  cien  mrs.  e  encomiendole  qoe 
uegue  á  Dios  por  mi  anima  e  mando  á  Juan  García  da  Saucedo 
ni  sobrino  clérigo  capellán  de  la  iglesia  de  sant  Pedro  mil  mr«. 
I  eocomiendole  que  ruegueu  &  Dios  por  mi  anima,  e  cumplido  e 
lagado  todo  esto  que  yo  aquí  mando  en  este  mi  testamento,  el 
emanenle  que  ñncare  de  todos  mis  bienes  muebles  é  raíces, 
ítalos  e  acciones  mando  que  los  hayan  é  los  hereden  el  hermano 
nayor  de  la  Santa  Cruz...  de  Jesucristo  para  que  los  gastee 
listribuya  en  obras  memorias  •}*  e  para  cumplir  é  pagar  esto 
[ue  yo  aquí  mando  eu  este  mi  testamento  fago  mis  albaceas 
:  ejecutores  del  ai  dicho  Juan  Ruiz  clérigo  rector  e  beoe6- 
:iado  de  la  dicha  iglesia  de  san  Pedro  e  al  dicho  Rodrigo  de 
larana  mi  sobrino  e  apoderólos  en  todos  mis  bienes  á  los  cuales 
lo  e  otorgo  todo  mi  poder  complido,  libre  e  llenero  a  amos  á  dos 
untamente  e  á  cada  uno  de  ellos  por  si  e  in  solidum  para  que 
intreu  é  lomen  de  los  dichos  mis  bienes  é  vendan  e  cumplan  e 
)aguen  todo  esto  que  yo  aquí  mando  en  este  mi  testamenloe 
iQCargoles  en  esta  parte  sus  conciencias  que  ellos  ficierea  de 
)ion  por  mi  anima  á  tal  de  parte  de  Dios  que  faga  por  las  suvas 
i  mando  á  los  dichos  albaceas  doscientos  mrs.  e  revoco  to 


DATOS  BBFBRBNTBS  Á  BBATRIZ  BNRÍQUBZ  DB  ARANA.     47^ 

cuantos  testamentos  e  mandas  e  codicilos  tengo  fechos  e  ñce 
antes  de  este  que  no  quiero  que  valan  salvo  este  que  es  mi  testa- 
mento e  mi  postrimera  voluntad  que  es  fecho  e  otorgado  en  esta 
dicha  ciudad  de  Córdoba  doce  dias  de  mayo  del  año  del  nasci- 
miento  de  nuestro  señor  Jesucristo  de  mil  cuatrocientos  é  setenta 
e  ocho  años.  Testigos...  (No  hay  más.  De  los  otros  instrumentos 
que  anteceden  y  siguen  se  deduce  que  el  escribano  fué  Diego 
Sánchez.) 

Documento  núm.  VII, 

Dote  de  Violante  Suárez  mujer  de  Lope  de  Arana» 

Oficio  14,  nota  11,  caaderno  1.^,  folio  8. 

En  Córdoba  veinte  e  siete  dias  del  mes  de  Otubre  de  este  dicho 
año  de  mil  cuatrocientos  setenta  é  dos  años  otorgó  Lope  de  Ma- 
raña fijo  de  Bui  Diaz  de  Harana  vecino  en  la  collación  de  Om- 
nium  Sanctorum  que  recibió  en  dote  e  en  caudal  en  casamiento 
á  Violante  Suarez  su  esposa  fija  legítima  de  Diego  Suarez  é  de 
Leonor  Fernandez  su  legítima  mujer  é  criada  del  honrado  caba- 
llero Egas  Yenegas  que  su  anima  haya  santa  gloria  e  de  Doña 
María  de  Aguayo  su  mujer  veinte  e  cinco  mil  mrs.  que  le  da 
con  ella  en  el  dicho  casamiento  e  por  su  dote  e  caudal  Egas  hijo 
de  los  dichos  señores  Egas  Yenegas  e  Doña  María  asi  como  here- 
dero del  dicho  su  padre  en  esta  guisa  los  veinte  mil  mrs.  que  el 
dicho  Egas  su  padre  le  da  por  su  testamento  é  los  cinco  mil  de 
sus  bienes  de  él  graciosamente  por  la  crianza  que  ella  ha  habido 
en  la  casa  de  los  dichos  sus  padres,  &.*&.' 

Testigos,  Juan  Muñoz  calderero  fljo  de  Alfon  Muñoz  é  Juan 
de  la  Sierra  fljo  de  Juan  Sánchez  criado  de  García  de  Mpntema- 
yor  e  Gutierre  Rodríguez  tejedor  fijo  de  Gutiérrez  Fernandez  e 
Rodrigo  de  Morales  fijo  de  Rui  García  de  Morales  vecinos  de 
Córdoba.— Gómez  González  escribano  público. 


)  BOLBTtil   DB   LA  RBAL  ACADBHIA   DB   LA   HIBTOMA. 

Documento  nútn.  TIU. 

Bonocimiento  de  dote  hecho  por  Rodrigo  Enríquez  ds  Aronm 
en  favor  de  su  mujer  Constanza  dt  Aiarcón. 

>fldo  14,  DoU  i,  caademo  9.*,  folio  6. 

^pao  cuantos  esta  carta  vierea  como  yo  Rodrigo  Boriqnet  de 
irana  fijo  de  Juaa  Rodríguez  de  Harana  que  Dios  baya,  veciao 
e  so  en  la  muy  noble  e  muy  leal  cibdad  de  Córdoba  en  la 
ilación  de  Sant  Pedro  conozco  é  otorgo  á  vob  Constanis  de 
sircon  mi  legitima  mujer  fija  Jegilima  del  bachiller  Di^o  de 

arcon  e  de Rodriguez  que  fue  su  legilima  mujer  que  Dios 

ya,  é  digo  que  por  cuanto  el  tiempo  que  nos  casamos  tos  trajo 
ni  poder  por  vuestro  dote  e  caudal  treinta  mil  mrs.  ea  ropas  e 
ras  en  que  fueron  apreciados  con  las  arras  que  vos  yo  di  de  loe 
ales  vos  otorgué  carta  dotal,  según  mas  largamente  se  contteoe 
ice  mención  ea  la  dicha  carta  e  después  dentó  vos  la  dicha  OoBs- 
iza  de  Alarcon  mi  mujer  hobiste  e  heredaste  de  Coostauía 
fon  vuestra  abuela  e  de  la  dicha  Catalina  Rodríguez  vuestra 
idre,  su  fija,  un  par  de  casas  en  la  barrera  del  jurado  Juan 
liz  que  Dios  hsya,  en  la  collación  de  San  Salvador  que  aiiuda 
1  casas  de  Pedro  de  Quintana  e  con  casas  que  fueron  del  dicho 
rado,  e  otro  par  de  casas  en  la  collación  de  San  Pedro  en  la 
rrera  de  Martin  Alfonso  de  Yíliaseca  que  alindan  con  casas  del 
;ho  Martin  Alfonso  e  con  casas  de  Diego  Gutierres  de  los  Ríos, 
>tro  par  de  casas  en  la  collación  de  San  Pedro  ea  la  plaxuela 
e  dicen  del  Qapico  que  alindan  cor  el  horno  de  la  dicha  pia- 
rla los  cuales  dichos  tres  pares  de  casas  yo  vendí  por  cincuenta 
1  mrs.  de  esta  moneda  usual  los  cuales  yo  recibí  y  pasé  é  mi 
der  de  los  cuales  me  otorgo  e  tengo  de  vos  por  bien  conteoio 
tregado  A  toda  mi  voluntad  e  que  en  alguu  tiempo  no  pueda 
cir  ni  alegar  que  no  los  recibí  de  vos  e  sí  lo  dijera  que  no 
Iga  á  mi  ni  á  otro  por  mi  en  juicio  ni  fuera  del  sobre  lo  cual 
luncio  á  la  esencion  de  la  pecunia  no  vista  ni  contada  ni  reci- 
la  ni  pagada  e  á  la  ley  e  derecho  que  dice  que  las  firmas  de  la 
•ta  deben  ver  facer  la  paga  en  dineros  6  en  otra  cosa  que 


fi     ¡  '■  •' :..'  »  , 


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DATOS  BKPBBBNTES  Á   BEATRIZ   BNRÍQUEZ   DB  ARANA.  4S1 

vala  e  que  el  queñzo  la  paga  si  le  es  negada,  que  es  tenido  á  lo 

<k>8  años  como  se  fizo,  ios  cuales  dichos  cincuenta  mil  mrs.  otorgo 
•qlie  son  vuestros  e  vuestro  dote  e  propio  caudal  que  primera- 
rtente  con  vos  recibí,  por  lal  otorgo  é  quiero  e  es  mi  voluntad  e 
cofosíento  que  luego  que  cada  e  cuando  acaeciere  porque  el  ma« 

trimonio  se  ha  de  apartar  entre  mi  e  vos  la  dicha  mi  mujer,  en 

• 

cualquier  manera  que  vos  la  dicha  Constanza  de  Alarcon  ó  vues- 
tros herederos  que  hallades  ó  cobredes  luego  de  mis  bienes  los 
-dichos  cincuenta  miljnrs.  de  mas  e  allende  de  los  dichos  treinta 
mil  mrs.  contenidos  en  la  dicha  carta  dotal  sin  atender  ni  espe- 
rar la  declaración  del  año  que  el  derecho  quiere  ni  otra  declara- 
-ción  alguna  por  cuanto  yo  renuncio  la  dicha  declaración  y  el 
derecho  que  me  la  otorga  e  para  lo  asi  cumplir  e  pagar  obligo  á 
todos  mis  bienes  muebles  é  raices  los  que  he  e  habré  e  presentar 
carta  pago  e  pido  e  doy  poder  complido  á  cualquier  alcalde  ó 
juez  ante  quien  fuere  mostrada  que  luego  que  acaeciere  porque 
el  dicho  matrimonio  se  departa  de  entre  mi  e  vos,  como  dicho 
eá,  hagan  facer  ontrega  en  mis  bienes  pido  que  ge  la  yo  haga  por 
los  dichos  cincuenta  mil  mrs.  e  los  bienes  en  que  la  dicha  en- 
trega por  esta  razón  fuere  fecha,  que  gelo  faga  vender  en  el 
almoneda  bien  así  mismo  por  esto  que  face  pasada  ordenada- 
mente en  cosa  juzgada  e  consentida  entre  partes  en  juicio  e  que 
los  mrs.  e  de  su-  valía  que  me  entregan  que  fagan  facer  pago 
complido  á  vos  la  dicha  Constanza  de  Alarcon  mi  mujer  ó  á  los 
dichos  vuestros  herederos  de  los  dichos  cincuenta  mil  mrs.  de 
mas  e  allende  del  dicho  vuestro  dote  e  caudal  que  primeramente 
con  vos  recibí  como  dicho  es,  de  todo  bien  e  complidamente  en 
guisa  que  vos  non  mengíie  ende  cosa  alguna  en  razón  e  defen- 
sión e  esepcion  que  con  lo  que  dicho  es  o  contra  parte  dello  en 
ciíalquier  manera  por  lo  non  complir  qne  non  vala  a  mi  ni  á 
otrie  por  mi  en  juicio  ni  fuera  del  en  fee  de  lo  cual  otorgo  esta 
cátta  ante  escribano  público  de  Córdoba  e  testigos  de  yuso  escri- 
tó8  que  es  fecha  e  otorgada  esta  carta  en  Córdoba  dos  dias  de' 
noviembre  año  del  nacimiento  de  nuestro  señor  Jesucristo  de 
mil  ciía trecientos  e  sesenta  e  siete  años.  Testigos  que  fueron 
presentes  al  otorgamiento  de  esta  carta  llamados  e  rogados  Diego 
Dlftr  dé' GarnlODá  fijo  de  Juan  González  de  Carmena  e  Juan 


TOMO  xzzvn. 


81 


I(i2\  aULETJN   DE   L/L.   RBAL   ACADEUU   DE   LA   HISTORIA» 

AKOQSOrde  la  Morena  Qjo  de  Garci  Fernandez  e  Juan  Rodríguez 
le  Ayllon  ftjo  de  Pedro  Feriiaudez  e  Miguel  Sánchez  Bonifu 
LQodidor  ñjo  (le  Pedro  Fernaudez  Bouifaz  e  Miguel  Ruiz  de  la 
[jruz  barbero  fijo  de  Juan  Ruiz  de  la  Cruz  e  Diego  Ferrador  fijo 
ie  Anión  MarLíoez  vecinos  e  moradores  de  esta  cibdad. — Gon- 
[^lo  González. 
Fecha  c^trLa  llevada  para  la  dicha  Constaoza  de  Alarcon. 

Documento  núm.  IZ. 

Vetita  de  una  finca  de  campo  de   Rodrigo  Enriquez  de  Arana 
y  Constanza  de  Alarcón. 

Oficio  14.  Nota  i.  Coademo  B,  folio  8, 

En  Córdoba  diez  dias  de  Febrero  de  mil  cuatrocienios  e  sesenta 
j.siete  aúos  vendieron  Rodrigo  Enriquez  de  Haraoa  fijo  de  Juan 
Rodríguez  de  Harana  y  Constanza  de  Alarcon  su  legitima  mu- 
jer en  su  presencia  e  consentimiento,  vecinos  en  San  Pedro  á 
^uton  Muñoz  labrador  fijo  de  Antón  Muñoz  e  Inés  García  su  om- 
¡er  vecinos  eula  dicha  collación  una  heredad  de  casas,  viñae  liua- 
ias  e  olivares  e  otros  arboles  que  ellos  tienen  suya  cerca  de  la  ciu- 
díid  en  el  pago  de  Valdelecha  que  ha  linderos  olivar  de  Juan  Ro- 
Iriguez  el  abadejo  e  el  camino  real  e  olivar  de  Labrada  c  viña  e 
alivar  de  Fernando  Díaz  del  Oyó  por  precio  de  diez  mil  nirs.  ijue 
ie  ellos  otorgaron  haber  recibido  de  que  se  otorgaron  por  pagados 
B. contentos  e  entregados  a  toda  su  voluntad  e  renunciaron  la  paga 
e  á  la  esencion  de  la  pecunia  e  dieron  bien  poder  para  tomar  la 
poseBÍon;  en  esta  razón  otorgaron  carta  complida  con  donación  de 
la  masía  e  con  autoría  e  plazo  de  quinto  dia  so  pena  de  las  toruar 
los  dichos  diez  mil  mrs.  con  el  doblo  e  para  lo  asicomplir  e  pagar 
amos  á  dos  marido  e  mujer., ,  obligaron  sus  bienes  e  herederos  e 
renunciáronlas  leyes  e  su  marido  consintió.  Testigos  Miguel  Ruix 
leedor  fijo  de  Miguel  Ruiz  tejedor  e  Antón  de  Quintos  tejedor 
fijo  de  Diego  Martinez  vecinos  de  la  collación  de  San  Pedro. 

Fecha  la  carta  e  llevada.  (Rubrica  del  escribano  Gonialo  Gon- 
i^ez.) 

.J!n-8abajdo  en  la  .t^rde  catorce  de.  Febrero  de  dicho  año  el  dictw 


DATOS  BBFBRBNTBS  Á   BBATRIZ   BNRÍQUBZ   DB  ARANA.  48 J 

Rodrigo  de  Haraiia  por  si  e  en  aooibre  de  su  mujer  dló  la  pose- 
8iou  de  las  dichas  casas  al  dicho  comprador  el  cual  la  tomó  por  si 
en  .nombre  de  su  mujer  e  tomó  e  cobró  la  posesión  de  ella  e  pidió 
testimonio.  Testigos  Juan  labrador...  (El  resto  está  destruido.) 

Documento  nüxn.  X. 

Testamento  de  un  hijo  de  cierto  Bartolomé  Colom. 
EscribaDia  de  Pedro  González,  t.  it,  fo]io  449  v, 

En  Córdoba  en  veinte  y  cuatro  dias  del  dicho  mes  de  Octubre 
del  dicho  año  (1489)  fizo  su  testamento  Pedro  González  fijo  de 
Bartolomé  Golom  ¿González?  que  Dios  haya,  vecino  á  Santa  Maria 
estando  enfermo. 

Mandóse  enterrar  en  el  monasterio  de  San  Francisco  de  esta 
ciudad. 

£1  dia  del  enterramiento  misa  de  réquiem  cantada  e  los  nueve 
dias  nueve  misas  rezadas. 

En  ñn  do  los  nueve  dias  otra  misa  de  réquiem  cantada  todas 
con  ofrenda  de  pan  e  vino  e  cera. 

A  la  obra  de  la  iglesia  mayor  medio  real  para  honra  de  los  san- 
tos sacramentos  e  porque  le  sean  otorgados  sus  santos  perdones, 

A  la  cruzada  e  a  la  santa  Trinidad  e  á  santa  Maria  déla  Merced 
a  cada  una  un  mrs. 

A  las  emparedadas  sendos  mrs. 

Que  digan  por  las  animas  de  su  padre  e  madre  dos  misas  reza- 
das en  San  Francisco. 

Otras  dos  misas  rezadas  por  las  animas  del  purgatorio. 

Manda  que  luego  que  de  el  acaesca  finamiento  sea  entregado 
de  sus  bienes  Maria  Alfon  su  mujer  en  los  veinte  e  cinco  mil  ma- 
ravedis  de  su  dote  y  arras  según  por  la  carta  parecerá. 

E  ruega  e  manda  á  Bartolomé  González  s|i  hijo  porque  le  al- 
cance la  bendición  de  nuestro  señor  e  la  suya  que  tenga  á  }a  dicha 
$u  madre  consigo  en  su  casa  donde  el  mora  ó  morare  y  no  le  lie- 
V9  alquiler  ninguno. 

E  dice  que  por  cuanto  tiene  dado  á  Constanza  Diaz  su  hija.coQ 
Bartolomé  González  su  primar  marido  diez  e  siete  mil  e  quinien- 


Hf  BOLBTil*  DB   la   IIKAL  ACADCMIA   0B  LA    HtSTOniA. 

>8  e  cincuenta  mrs.  lo  cual  jaro  >¡*  e  dice  que  por  cuaato  üeoe 
ado  el  dicho  Bartolomé  au  hijo  de  sus  bienes  seis  mil  e  cusreaU 
laravedises  por  el  arrendamiento  de  las  casas  mas  mil  mrs.  i 
uiea  lo  solicitó  lo  cual  juró  por  ende  manda  que  el  4icho  su  hijo 
;a  entregado  de  sus  bienes  en  otros  diez  mil  e  cincuenta  mrs. 
)mo  tiene  dados  á  la  dicha  Constanza  Diai  su  hija. 

E  cumplido  é  pagado  esto  fizo  herederos  á  los  dichos  Bartolomé 
onzalez  e  Cocistanza  Díaz  sus  hijos. 

Albaceas  á  Pedro  de  Vbeda  su  yerno  e  AnlOQ  de  Córdoba  se- 
ero  e  apodero  los  e  remato. 

Testigos  el  dicho  Antón  de  Córdoba  sedero  albacea  é  Francisco 
¡o  de  Juan  ttodriguez  e  Ferrando  que  son  de  Ecija  vecino  de 
alma  e  vecinos  de  esta  ciudad. 

Antón  Garcia.=Pedro  González. 


3SrOTJi.S. 

1.*    Christophe  Golomh.  son  origine,  aa  vie,  sea  voyages,  sa 
imille  et  sea  descendants...  par  Henry  Harrisse.  tome  secoad. 
aria.  ErnestLerouz  éditeur...u.D.ccc.LXXiiT.  Dice  que  en  laprí- 
lera  expedición  iba  un  Diego  ó  Rodrigo  de  Arana. 
2.'    Historia  de  las  Indias,  escrita  por  Fray  Bartolomé  de  las 
asas  obispo  de  Chiapa,  ahora  por  primera  vez  dada  á  luz  por  el 
¡arques  de  la  Fuensanta  del  Valle  y  D,  José  Sancho  Rayón. 
ladi'id.  Imprenta  de  Miguel  Ginesta...  1875. 
3."    Tomo  I,  pág.  398. 
A.'    Tomo  I,  pág.  Í14. 
.1.'    Tomo  I,  pág.  418. 
6."    Tomo  II,  pág.  13. 
7.*    Tomo  II,  pág.  221. 

a.'    Documento  numero  rv  de  ios  qne  publicamos  al  final. 
9.*'    Andancas  é  viajes  de  Pero  Tafur  por  diversas  partee  dd 
lundo  ávidos  (1433-1439).  Madrid.  Imprenta  de  Miguel  Qine»' 
....  t874. 
10.    Mochos  áe  estos  dato»  han  visto  ya  ]«  lueea  la  «Revif. 


O4T06  Ri^E^BNTBS  Á  BBATKIZ  JBN|lU)DBa:   DB  ARAMA.  465 

de  Ar«hivo8jL  Bibliotecas  y  Museos»  7  ea  el  «6olotía  de  la  Socie- 
dad espai^ola  de  excursioaes.» 

11.  El  autor  de  la  iiota  del  códice  de  la  Biblioteca  coloinbiua 
toyó  mal  el  aotnbre  de  la  mujer  de  Araaa  que  está  escrito  como 
0%  ve  en  este  calco 


Qr^ytM^ 


en  el  testamento  que  copiamos  bajo  él  núm.  V, 
12.    He  aquí  como  está  escrito  el  nombre  de  este: 


^^  ^'xS^'ys'^^^ 


13.  Los  documentos  vui  7  IX  son  de  los  mejor  conservados 
y  están  escritos  con  hermosa  letra  muy  clara  y  sin  abreviaturas. 

14.  Así  se  desprende  del  principio  del  inventario  ó  sea  el  docu- 
mento nüm.  III. 

15.  Véase  el  documento  nüm.  III. 

16.  Las  Casas,  t.  1.,  pág.  227. 

17.  Harrisse,  l.  i,  pág.  354. 

18.  Harrisse,  t.  i,  pág.  355. 

Córdoba,  Noviftmbra  de  1900. 

Rapabl  Ramírbs  db  Arbllamo. 


IV. 

LA  SINAGOGA  MAYOR  DB  TOLEUO. 

Los  que  suscriben,  nombrados  por  esta  Academia  para  infor^ 
mar  acerca  de  la  petición  dirigida  al  Gobierno  por  el  arquitecto 
director  de  las  obras  de  restauración  de  la  antigua  sinagoga  qu^e 
edificó  en  Toledo  Samuel  Leri,  tesorero  del  ref  D.  Pedro»  y  que 
consagrada  disspués  como  iglesia  crisliana  se  deoomioó  de  Niits- 


f? 


486  BOLBTÍN   DB   LA   RKaL  ACADEMIA    DB  LA   HISTORIA. 

tra  Seiíora  del  Tránsito,  peÜcíúQ  que  consta  de  dos  extremos,  qdo 
i-eferente  á  la  urgencia  con  que  hay  que  qaítar  parte  de  la  gran 
inscrípciÓD  del  friso  inferior  á  fio  de  poder  reforzar  la  fábrica,  que 
por  aquella  parte  ofrece  peligro,  y  el  otro,  sobre  si  la  restauracida 
de  aquel  histórico  y  artístico  edificio  debe  hacerse  conaerrando  so 
primitivo  carácter  como  sinagoga,  ó  bien  como  iglesia  crístiaaa, 
para  poder  formar  acertado  juicio  se  trasladaron  á  Toledo,  cum- 
pliendo el  acuerdo  de  esta  Academia,  acompañados  del  citado  ar- 
quitecto D.  Arturo  Metida,  y  después  de  una  detenida  exploración 
y  examen  del  monumento,  el  resultado  de  su  estudio  es  el  si- 
guiente: 

Respecto  al  primer  punto  acerca  de  la  inscripción,  han  de  con- 
signar como  base  de  su  informe  que  será  indispensable  y  urgente 
levantarla  en  el  lugar  donde  los  muros  que  hay  detrás  ofroceo  pe- 
ligro, pero  no  destruyéndola,  sino  procurando  sacar  el  témpaoo 
entero  con  cuidado,  para  colocarlo  después  de  reforzada  la  fábri- 
ca, á  lo  que  se  presta  la  gran  cohesión  que  tiene  el  yeso  de  qae 
está  formada  la  inscripción,  y  á  fio  de  prevenir  la  contingencia  de 
que  pudiera  quebrarse,  sacar  antes  con  el  mayor  esmero  UQ  va- 
ciado que  sirviera  de  molde  para  reproducir  el  trozo  del  origioil 
que  pudiera  romperse  y  que  la  inscripción  restaurada  resultíM 
sin  alteración  alguna. 

Aunque  es  conocido  con  la  obra  de  Pérez  Bayer  el  contenido 
bíblico  de  toda  esta  faja,  no  por  dejar  de  ser  histórica  merece  me- 
nos ateudón,  toda  vez  que  los  salmos  están  de  tal  manera  combi- 
nados en  este  friso,  que  forman  un  conjunto  armonioso  de  poesli 
y  de  piedad. 

Acerca  del  segundo  extremo  de  la  consulta,  desde  luego  creen  loa 
que  suscriben  que  la  restauración  debe  hacerse  como  sinagoga 
y  no  como  iglesia,  pues  afortunadamente  al  dedicar  al  culto  cató- 
lico el  templo  judfo  apenas  se. alteraron  sus  formas  y  ornatos,  de 
manera  que  todo  lo  que  habría  que  quitar  sería  un  feísimo,  val- 
-  gar  y  destrozado  coro  de  madera  para  que  quedara  la  (Lnica  oin 
que  forma  el  templo,  casi  como  la  dejaron  los  alsu-ifes  de  escoelí 
granadina,  que  debieron  labrarle,  como  otras  muchas  obras  del 
tiempo  de  D.  Pedro,  empezando  por  el  célebre  alcázar  de  Senil' 
Debe  conservarse,  siQ  embaí^,  un  retablo  délReaacimieDto  ■ 


r  V 


Lá  sinagoga  mayor  db  toLbd'o.        -  487 

•escaso  relieve  adosado  al  muro  septenlrional,  una  puerta  del  mis- 
mo estilo,  contigua  á  este  retablo,  que  debió  dar  paso  á  la  sacris- 
tía, hoy  destruida:  ni  esta  puerta,  ni  aquel  retablo,  perjudican  al 
conjunto  ni  á  las  labores  del  muro,  que  empiezan  por  encima  de 
aquellas  fábricas  hechas  en  los  tiempos  en  que  la  iglesia  llamada 
del  Tránsito  pertenecía  á  los  caballeros  de  Galatrava.  De  aquellos 
caballeros  deben  conservarse  tambiéii  las  laudas  sepulcrales. que 

'esmaltan  el  pavimento,  algunas  de  ellas  con  escudos  heráldicos  y 
y  muy  gastadas  inscripcioiíes. 

[estudiado  el  ediñcio  detenidamente  pudieron  observarlos  que 
suscriben  con  gran  satisfacción  que  coincidían  en  un  todo  sus  pro- 
pias observaciones  con  las  consignadas  en  la  ya  citada  obra  de 
Pérez  Bayer,  salvo  algunas  ligeras  inexactitudes  en  la  lectura  de 
inscripciones,  como  ya  lo  notó  esta  Academia  en  los  últimos  años 
de  la  anterior  centuria.  Dos  ejemplares  existen  de  esta  obra  ma- 
nuscrita y  dedicada  por  su  autpr  al  P.  Rávago,  los  cuales  son  dig- 
nos de  toda  fe,  y  que  llevan  como  ilustración  tres  planos  de  la  si- 
nagoga  en  planta,  alzado  y  vista  exterior  por  el  lado  de  la  puerta, 
que  es  el  septentrional,  planos  Armados  por  los  hermanos  D.  Ja- 

.vier  y  D.  Dionisio  de  Santiago  Palomares:  uno  de  estos  ejempla- 
res se  conserva  en  la  Biblioteca  Nacional  (nüm.  8260),  y  el  otro  eh 
poder  de  la  Comisión  de  Monumentos  de  Toledo. 
Desde  luego  puede  esperarse  que  el  ilustrado  director  dé  aque- 

*ila  restauración  tendrá  présenle  para  sus  trabajos  esta  obra  y  pla- 
nosi  asi  como  la  descripción  de  la  sinagoga  de  Córdoba  publicada 
en'ei  tomo  v  de  nuestro  Bolbtín,  y  otros  trabajos  análogos,  que  no 
escaparán  á  la  erudición  inteligente  y  á  su  buen  criterio  artístico. 
De  desear  sería  que  detrás  del  muro  oriental,  donde  debió  ésta)r 
por  la  parte  interior  del  templo  el  rollo  del  Pentateuco  6  Thara^ 
se  practicasen  excavaciones  para  ver  si  podían  descubrirse  restos 
de  la  Madrisa,  que  acaso  adicionara  la  sinagoga,  ó  de  algún  otro 
edificio  para  residencia  del  rabino  ó  servidores  del  templo.  Esta 
investigación  no  sería  ni  muy  costosa  ni  difícil,  por  tener  que 
hacerse  en  una  especie  de  patio  cerrado,  sin  cultivo  y  con  terreno 
fácil  de  remover. 

Madrid,  9  dt  Noviembre  de  1900. 

J.  DB  D.  DB  LA  Rada  t  Dblgado. 


'  i' 


BOLEtIn.DS  L*  UIAL  ACAfiBHlA  BB  LA  ^laTORtA. 


MOBVAil  [M8CBIPCI0NJBS  DB  BKWIM&DDRA. 

ÜUrida. 

1)  Lápida  de  mármol  blanco  de  0,^6  m.  de  largo  por  0,2 
de  alto,  rota  por  su  lado  izquierdo.  Garacteree  de  0,035  a 
altura.  Siglo  i. 

L    CABCIL  ( 


Lfieau)  CaeeapvMj  8teMn[iiba],  h(iej  i(títu)  eftt).  8(U)  p(ití)  i(em} 
l(eoii}J.  L(ueÍM)  Caec(Uiui)  l[atmT]  uemorpatnp((MiU)]. 

Lodo  Cedlio  Setrnodo  «qui  se  baila  oiteirado.  Sáste  la  tiem  li|«rt. 
Luoio  OeciUo  Jaso  Ip  dedicó  erta  niAmoila. 

S)  Ara  ídnebre  de  mármol  blauco  de  0,60  m.  de  altura;  el 
neto  que  coutiene  la  inscripcióo  mide  0,30  m.  de  aocho  y  0,40  m. 
de  alto.  Una  cornisa  ñnameute  labrada  que  ostenta  en  su  parte 
medía  un  pequedo  frontón  y  dos  volutas  que  corren  á  lo  laigo4e 
las  caras  laterales  dan  remate  al  monumento.  Letras  altas  die 
0,04  m.,  de  los  comienioa  del  segundo  siglo.  Puntos  triaogularsi. 
^  el  costado  derecho  el  jarro  y  en  el  iiquierdo  la  pátera,  ea  alto 
j»liere. 

o      ■      M 

CORNBLIAB 

VITAtlS 

AN-XXXVll.M-VU 

í 
MISERA  «MATBK 

F-PIISSIMAB-PBCIT 


NDBVA8  INSCRIPCIONES  DE   EXTABMADURA.  4^ 

D(ü)  M(anibus)  Comdiae  Vitalk,  an(norum)  XXXVII  mfensiumj  VU. 
Muera  mater /(iliae)  piissimae  feeit. 

A  los  dioses  Manes  de  Gornelia  Vital,  de  87  afios  y  7  meses.  Sa  desgra- 
ciada madre  cuidó  de  elevar  el  monamento. 

Es  este  el  üníco  monumeato  epigráfico  que  ha  aparecido  ea  las 
importantes  excavaciones  para  la  cimentación  del  edificio  que  con 
destino  á  plaza  de  toros  se  construye  en  aquella  ciudad.  Existe 
en  Mérida  en  poder  del  propietario  de  los  terrenos  en  que  se  efec- 
túan dichas  obras,  D.  José  Viñas,  abogado,  qué  habita  en  la 
plaza  de  la  Constitución. 

«      .  *  4  f 

I 

3)  Ara  fúnebre  de  mármol  blanco,  que  tiene  por  dimensiones 
0,45  m.  de  alto  por  0,35  m.  de  anchura;  caracteres  de  0,04  m'.  de 
alto;  siglo  II.  Fáltanle  la  mayor  parte  de  los  puntos  entre  Ids 
vocablos,  no  ostentando  en  sus  costados  el  jarro  ni  la  pátera. 

D       M       S 
FLAVIAE     IVSTINAE  , 

ANN       XXVI 
T«  PLAVIVS  •  BVTYCHBS 

VXORI  mbrrntissiMb 

FECIT 

D(i8)  Mfanibmj  afaerum).  Fhviae  Juitmae  ann(orum)  XX  VI.  Tfitua) 
Flavina  Euiychei  uxori  merentiasiinae  fecit 

Consagrado  á  los  dioses  Manes.  Á  Flavia  Justina ,  de  26  afios.  Tito  Fia- 
vio  Eútiques,  á  sa  benemérita  esposa,  cuidó  de  elevar  el  monumento. 

El  cognombre  Eutyches  (6urj/Y¡;«  afortunado)  no  es  raro  en  núes* 
tras  inscripciones. 

Hallada  en  término  de  Mérida,  próximo  á  Galamente.  Existe 
en  mi  colección  de  Almendralejc 

4)  Lápida  de  mármol  blanco,  rota  por  su  lado  izquierdo.  Le- 
tras altas  de  0,04  m. 


'490  BOLSTÉN  DK   LA   II HAL   ACADBHIA    DI    LA    HISTORIA. 

»}•  HIC  GRA 
NVS  •  RE  qj 
CIT    O    BE: 

Hie  Ora[ttaJj>MM  reg[uieiJeU  bóa[tM]. 
Aqnl  descaoaa  el  biensTeotorado  Gracinna. 

¿Sería  un  santo  de  Mérida?  Cooipitrese  la  iasciipcióa  de  Su 
Mauro  en  el  Almendral  [l|. 

Este  naonumento  yol  señalado  con  elniim.  I  esistea  ea  la  casa 
cftlle  de  San  Andrés,  nútn.  2,  propia  de  Doña  María  de  los  Ange- 
les Pérez ,  formando  parte  del  enlosado  del  poruil,  Bín  que  mis 
gestiones  para  sacarlos  de  tan  misero  destino  hayan  tenido  hasU 
«I  presente  resultado  alguno. 


Torramejta. 

5)     Lápida  de  mármol  blanco  de  0,20  m.  de  aucbo  por  0,3?  a 
de  altura.  Caracteres  de  0,02  m. 


/ 

--' 

'^       '---. 

.IBIMVS 

y 

I    R 

ÑA       A    N 

NORVM      XXX 

y 

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S     B     S  IT 

T 

T 

L          H  BR 

MBS 

FRATRI 

F  A  C 

E  ND  VM 

CVRA VIT 

NUBVA8   iNSCaiPCIONES  DB  BiTa&AADUftA.  49^1 

Irimu»  Vima  annorunt  XXXV  hficj  s{Uu8)  e($tj.  8ü  tfibi)  t(€rra)  l(evis). 
.JSénneaJrairifaciendumcuraviL 

Irimo  Veraa,  de  86  aftos,  aqaí  yace.  Sóate  la  tierra  ligeia.  Su  hermano 
'Hermas  cuidó  de  elevar  el  monumento. 

t 

Virna  está  por  vernal  deuotaadD  rusticidad  del  lenguaje.  Trá^ 
tase,  pues,  de  uu  esclayo  nacido  en  la  casa,  probablemente  hijo, 
Gooio  asimismo  el  dedicante,  de  ulia  esclava  griega^  como  parece 
indicarlo  el  nombre  de  este  último;  dado  lo  cual  él  del  primero, 
que  no  tiene  precedente  en  nuestra  epigrafía ,  puede  ser  ibérico, 
así  como  Arimus^  IHcco^  Irrico,  de  la  colección  de  Hübuer  (1), 

Existe  en  mi  colección  do  Almendralejo. 

•  •  •    • 

Madrid,  30  de  Noviembre  de  1900. 

El  Marqués  db  Monbalgd. 


VI. 

SPiQRAPtA  CRISTIANA  DB  ESPAÑA, 

NUBVA  OBRA  ÜE  HÜBNER.  EPITAFIOS  OB  SAN  VICTORIANO  A^AD, 

JUAN  Y  áERGIO  ARZOBISPOS  DE  TARRAGONA,  Y  JÜSTINIANO 

obispo  de  VALENCIA. 

Inscriptionen  HUpanuu  ehrisUanae  edidit  Aemilias  Hübner.  Adiecta  est 
tabula  geographica.  Berolini  apad  Georgium  Heimerum.  mdccülxxi.  En 
\  folio  menor,  páginas  zyi  4-  120. 

InaeripUonum  Hiapaniae  ahriatianarum  mppUmentum  edijlit  áemiUufl 
Hübnef.  Berolini,  typis  et  impensis  Georgii  Beimeri.  mom.  En  folio  menor, 
páginas  XVI 4- 162. 

En  menos  de  treinta  años  ha  crecido  tanto  el  número  de  las 

suscripciones  cristianas  de  España,  coleccionadas  y  estudiadas 

por  el  Dr.  Hübner,  que  han  dado  lugar  á  un  volumen  bastante 

.      ; . j, , . ^_- ^ — _-_- ^ . ^_ 

(1)    Afo»ffM«iito/«»^tfa0fd#WcM,  pá9iüa8  2l7,253y  263.  • 


^^ 


S92  BOLBTtN  BB   LA.  REAL  A.CA.DBMU   BE   LA  HISTORIA. 

jnás  abultado  que  aquel  del  que  se  llama  SvpiemMtto.  A  ette  piso 
acelerado  si  marchase  la  cieacía  adelante,  prooto  Teremos  un  ter- 
cer Tolumen,  rico  de  monumentOB,  ahora  desconocidos.  Ilustra- 
dos por  Ja  documeiitüción,  qtie  do  rara  vet  se  oculta  en  el  fondo 
de  las  bibliotecas  y  archivos,  las  inscripcioaes  debeu  resolr^ 
arduos  problemas  ea  que  hoy  se  estrellad  EOiohra  la  critica  de 
.los  íahioB. 

No  bien  apareció  el  primer  volumen,  que  dedicó  su  autora  di» 
.preclaros  individuos  de  esta  .Academia  [1] ,  lo  hicieron  objeto  de 
ezameu  y  aplauso  unánime  iaeignes  arqueólogos,  no  solamesle 
de  España  é  Italia,  sino  de  otras  naciones:  el  alemán  Eugeaio 
Bormann ,  el  francés  Edmundo  Le  Blant,  el  inglés  Juan  Words- 
wonh  y  el  flamenco  Tomás  Bórrett.  En  la  introducdóu  al  Sup- 
plementum  se  lamenta  Hübner  de  que  haya  quedado  inédita  U 
obra  magna,  que  con  prolija  labor  y  sano  criterio  había  consa- 
grado á  la  Arqueología  cristiana  de  España  nuestro  inolvidable 
auticuario  D.  Aureliano  Fernández  Guerra  (2).  Describe  flOboer 
á  continnacióo  23  sarcófagos,  que  labró  el  arte  escultural  deloi 
siglos  IV  al  vil,  representando  escenas  bíblicas  y  varios  embleoua 
de  tradición  oral  apostólica.  Hanse  «íncontrado  estos  monumen- 
tos en  Mérida,  Talavera  de  la  Reina,  Écija,  Hartos,  Astorga, 
Briviesca,  Zaragoza,  Toledo,  Layos,  Ha«illoB,/aéa,  Hellín,  Va- 
lencia, Tarragona,  Barcelona,  Gerona,  Ampnrias  y  JAtiba.  Algu- 
nos ofrecen  ÍDScripdooes  notabilísimas,  como  las  griegaa  del  A»- 


(t)  AtirtliaM6iu<Vtt\Bi>ianlúSaatt4r»\am¡Hí  ÍÍi^HUkMíki. 
<S)  alater  Tiros  doctos  Hispanoa  AutelisausKenliBdet  Ouerr»  iK:adeniieiu  lUtli- 
toDBU,  deruQCtua  d.  vii.  m  Septerobris  a.  hdcccicit  — utevlrix  duobuiquiliiuluc 
operam  oUm  dedlcavl  altar  tantum  Bduardua  Saavedra  aalviu  auperttas  rlt  inMi 
•t  pMriae  —  Tllae  auae  taboram  prlnHrlam  •»«•  *ol«*t«t  opua  gtaada  da  «atitflili- 
.ttkiw.patrlaechrlatlaala>  In  qua  no^Mlain  titiiloi  iDKrlptMoiB»a&MlMia«ti<l' 
moD u menta  el  aela le  tila  sérvala,  sarooptaagoa  praaserllm  opetibua  uiie^pUl''' 
Datoa  non  pauooa  allaqua  slua  genetls  compraba odsrat  reprael«Dtkta  irtifieiMi  ^ 

docte  [Ilustra ta.  Specimlna  tantum  allquot  operiseiusedare  el  eootlgit Solopt 

Ipsum  JDedlIum  maasit;suinptuaeiilm  ad  edeíidum  DMesurii,  at  OoemijMDit' 
DarraTlt,  olmll  anDt  qoaiBquM'aut  aaadenia  bisUriM  llUrIteíal*  a«t  uw"^ 
pabllca  miniatrl  ragll  fmpsiid«re  p^sieoL.  Qiud  nuitiins  dolandan  at;  iftai*'' 
tameD  fore  ut  labor  et  Industria  anoorum  multorum  non  prorsusdeliteBcaDt,  Mdol 
Hispanln  aliquando  illorum  quoque  manumenlorum  Iti 
euram  et  Impaaaam  praeslal*  pw^-*  ^f  jlJt*<..()te-  H- 


EPIGRAFÍA   CRISTIANA   DE  ESPAf^A.  493 

tigitano,  6  de  Écija,  cuyo  fotograbado  reproduce  Hüboer  (nüme^ 
ro  370),  tomándolo  del  que  expuse  en  el  tomo  x  de  nuestro  Bolb- 
rríN,  pág.  279.  Faltan  á  la  reseña  de  Hübner  el  sarcófago  de  De-' 
nia  (1]  7  asimismo  algunos  de  Barcelona  y  Gerona,  doctamente^ 
ilustrados  por  D.  Joaquín  Botet  y  Sisó  (2)  en  la  Memoria  que* 
dedicó  á  los  Sarcófagos  cristianos  de  Cataluña. 

Tratándose  de  inscripciones  fundamentales  para  sentar  ó  resol- 
ver problemas  históricos,  la  crítica  exige  boy,  en  cuanto  fuer0 
posible,  una  fidelidad  no  dudosa.  Ni  los  mejores  grabados,  hechos 
Á  roano,  ni  el  juicio,  sobradas  veces  discrepante,  de  los  doctos 
irotérpretes,  producirán  jamás  tanta  fe  como  los  calcos,  ó  impron- 
tas, y  fotografías  sacadas  directamente  de  los  monumentos  origi- 
nales. Con  arreglo  á  tan  segura  é  imprescindible  norma,  el  Sup^ 
plementum  presenta  fotograbados  ciento  treinta  monumentos,  ó 
más  de  la  mitad  de  las  nuevas  inscripciones  que  contiene.  Estas 
imágenes  fotográficas,  tan  útiles  al  estudio  cronológico  por  media 
de  la  paleografía,  dan  asimismo  á  conocer  la  historia  del  arte  en 
sus  diferentes  épocas.  Así  el  arco  de  herradura  que  se  había  dado' 
por  característico  de  la  arquitectura  mahometana  aparece  con' 
sus  capiteles,  fustes  y  zócalos  en  la  inscripción  304,  hallada  en 
Mértola  del  Algarbe  (3)  y  fechada  en  30  de  Marzo  del  año  525. 

Carácter  peculiar  de  las  inscripciones  españolas  es  la  notación 
de  la  era.  Esta  an  Mauritania  (4)  arranca  del  principio  del  año 
40  de  Jesucristo,  y  en  España,  como  harto  lo  sabemos,  del  año  3^ 
anterior  á  la  cristiana.  Cuándo  y  cómo  empezó  esta  ultima  á  le- 
vantar cabeza  en  la  España  visigótica  para  sobreponerse  á  la  no-^ 
tadón  oficial  de  los  consulados  que  nos  trajo  Roma  se  infiere  del 
texto  de  la  ley  de  Alarico^  fechada  en  507:  ab  hoc  consule  qui  vult 


(1)  Boletín,  tomo  xyii  ,  pág.  521. 

(2)  Memorias  de  la  Real  Academia  de  Buena»  Letras  de  Barcelona  .  tomo  v,  páginafl 
10M97.  Barcelona,  1896. 

(3)  Andreas  famula(8)  del,  princeps  cantorum  sacrosancte  aeeolesle  MeKiliane 
vizlt  anDoe  zxzyi,  ifequievil  in  paoe  sub  d(ie)  tertSo  kaUendas)  Aprilea  gera  diz 
trisis. 

(4)  Corpus  inseriptionum  latinarum,  yol.  viii ,  pars  posterior,  pág.  1098.  Barlfn ,  18)1. 
Esta  mantfira  de  eosUr  gnardaii  lu  Inserlpifonet  nHitiftttnMn  deM«  el  aflotSS  hMla 
iltti  d«'Cri9to;  y  lo-ttátoartoso  e»  q4id  hMea  úono^ríMt  el  tacía  «iNr«dii  el  namenl 
femenino,  quizá  sobreentendiendo  aera. 


94  BOLETÍN  J)B    LA  .REAL, 

er  indictiimem  computet  vél  per  aeram. 
)B  de  eata  ley  estaba  en  vigor  el  uso  de  1 
sslidad  lo  ponen  de  maniñesto  varios 
nestra  penfosuls,  cuyas  eras  corren  des< 
1  504.  Oira  era  española,  que  podríaniO 
a  descubre  por  aueve  iuscripcioues' ron 

sus  aledañas,  partiendo  del  año  206  ai 
uona  IlUbuer  (I). 

Breves  cousideraciojies  dedica  nuestrr 
Ipigrafta  numism^ltica  (3|;  ramo  especÍ! 
isto  en  el  plan  de  su  obra.  Cita,  sin  en 
resa  los  resultados  geográficos  y  pone  a 
esperdiciar  tan  abundante  cosecha. 

Tres  reyes  visigodos,  en  quienes  nadi 
ombrándose  en  sus  áureos  laiila,  litdil 

cuándo  reinaron?  No  consta  aiiii.  Cabe 
uentes  revueltas,  á  las  que  tanto  se  prea 
iva  de  los  visigodos,  se  arrogasen  el  cet 

el  total  del  reino.  De  esta  suerte  Gesa 
onse  en  armas  durante  el  siglo  vi  cor 
)tras  rebeliones,  menos  afortunadas,  ó 
3uy  notables,  tuvieron  lugar  en  el  sigl 
ontra  Recesvínto,  que  reñere  Tajón,  obt 
e  Paulo  contra  Wamba,  que  narra  e:ite 
'oledo  (4).  Con  justa  razón  excluye  HG 
ientiñcar  á  Suniefredo  con  Cuoiefredo, 
rendo,  comes  tpatariorum,  que  firmó  í 
tonal  Toledano  VIII  (16  Diciembre,  61 
ue  Suniefredo  se  llamó  (7)  el  comes  sean 


(1)  SupplemiHium  ,  pl<(rÍD*B  tii  y  tiii. 

<3]  ídem,  II  y  I. 

tS)  EtpaSa  Sagrada,  tamo  xut  (9.*  edlciAn),  págioi 

(4)  ídem,  tomo  vi(8.'edlclAn),  págrlnsBSlI-TTl.H* 

(5)  SupftmMíum,  piK.  iz. 

(0)  VteaeDtbn,  iM<  JrAi^<iI/rff«nu«#«,  tomoT:, 

(7)  Los  mqlarea  eúdleea  «acriben  iat  al  noabre,  qu< 


1 


496      BOLETÍN  DB  LA  BBAL  ACADEMIA  DE  LA  HISTORIA. 

las  actas  del  nacional  Toledano  XIII  (4  Noviembre,  683),  fecba 
que  permite  conjeturar  haber  sido  él  guien  recogería  la  herencia 
de  Achila  y  Recosindo  en  la  Tarraconense  y  Narbonease  (1), 
afectando  el  título  de  rey  y  batiendo,  como  Achila,  moneda  por 
breve  tiempo. 

Conforme  al  título  de  su  obra ,  Hübner  no  hace  entrar  en  elia 
ios  epígrafes  de  la  región  de  las  Gallas,  que  estuvo  sometida  á  los 
monarcas  visigodos.  Buena  falta  nos  hace  reivindicar  esta  colec- 
ción, que  no  sólo  es  ilustrativa,  sino  parte  integrante  de  la  histo- 
rin  de  España.  Por  dicha,  no  es  difícil  llenar  este  gran  vacio,  si 
se  consultan,  como  lo  indica  Hübner  (2),  los  dos  volúmenes  de 
Edmundo  Le  Blant  (3) ,  de  los  cuales  me  serví  para  precisar  con 
exactitud  la  serie  cronológica  de  algunos  de  aquellos  reyes  (4). 

Interminable  me  haría  si  quisiera  mostrar  una  por  una  las 
grandes  ventajas  del  Supplementum,  Dieciocho  índices  le  dan 
remate,  comprensivos  de  ambos  volúmenes  y  dispuestos  por  el 
orden  luminosísimo  de  referencias  que  se  observa  en  el  Corpus 
imcripiionum  latinarum  del  orbe  romano. 

Hübner,  tan  parco  en  la  alabanza  propia  como  liberal  en  la 
ajena,  nombra  rindiéndoles  tributo  de  cordial  gratitud  á  los  na- 
merosos  amigos  que  en  España  han  coadyuvado  á  su  afán  inves- 
tigador de  los  epígrafes  cristianos.  La  mayor  y  mejor  parte  de 
tan  preciado  elogio  recae  sobre  nuestra  Academia,  que  si  atiende, 
como  es  justo,  al  estudio  de  las  antigüedades  paganas,  vela  con 
más  interés  por  el  descubrimiento  y  custodia  de  los  monumentos 


(1)  Véase  Saavedra ,  Estudio  sobre  la  invasión  de  los  árabes  en  España ,  páginms  27, 
S2^51  y  r¿9.  Madrid,  1892. 

(2)  «Adnotavit  idem  Le  Blant  simillimaB  ease  inscriptiones  christianaa  Hispanas 
Oallicis,  imprimifl  provinciiie  NarbonensiB  —  seilicet  quae  aetate  illa  cum  Hispania 
artia  vIdcuUs  coniuncta  erat  ->  atque  servaviase  diutius  etiam  qaam  illaa  aymbola  ct 
formulas  vetustas ,  quae  Romae  et  in  Italia  antea  lam  obaoleviasent.)»  Snppttmentmm, 
página  VI. 

(8;    Inscriptioñs  chrétiennes  de  la  Gaule.  París,  1^3. 

(4)  «Ínter  annorum  notationes  etlam  indietiones  interdum  adMbitae  sant  in  titn* 
lia  Hispanis;  ut  habet  breviarium  Alariei  ad  a.  SOT:  ab  hoe  eontuUqui  vtUi per  imáUtb- 
nem  computet  velper  aeram,.,  Collegit  exempla  eius  usus  P.  Fidella  Pita  in  eommesta- 
tione  itidieeiones  griegas  en  lápidas  viHgóticas  (Boletín  de  la  Academia,  i.  zzi,  I9BI, 
páginas  5-19)  atque  composuit  quae  visa  sant  redundare  ad  annon  regam  Visigotj 
jrum  Teudi  ad  Reecaredum  acourntias  deflniendoa.)»  Suppigmtmiwm^  páf.  ib. 


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I '  J 

,  u1 


EPIGRAFÍA   CRISTIANA    DE   BSPAf^A. 


497 


donde  campea  la  cristiana  fe  de  nuestros  mayores.  Para  no  ir 
muy  lejos,  el  Supplementum  admite  ya  por  auténtico  el  epitafio 
Matritense  del  presbítero  Bokato  [nüm.  397),  que  sé  veía  siglos 
atrasen  el  claustro  de  Santa  María  de  la  Almudena  (1),  y  es  tes- 
timonio insigne  de  que  Mageritum  (Madrid) ,  bien  conocido  por 
sus  lápidas  romanas  (2),  subsistía  incólume  en  la  segunda  mitad 
del  siglo  VII.  Hübner,  no  sin  recelo  de  equivocarse  (3) ,  propone 
que  la  fecha  se  lea  [atino  decjimo  et  tertio  regno  domnorum 
[c^iindasvindi  |  et  receavindji  regum  era  dclxzxv[íííí],  es  decir, 
era  689,  año  651.  Fácil  es  demostrar  la  equivocación;  porque 
Chindasvinto,  en  el  año  quinto  de  su  reinado,  se  asoció  á  Reces- 
vinto,  y  no  llegó  á  contar  el  año  xiii  de  su  reinado.  Comenzó  á 
reinaren  10  de  Mayo  de  642  y  falleció  en  l.'de  Octubre  de  653  (4). 
Si  se  dice  que  el  año  décimo  et  tercio^  que  marcó  con  todas  sus 
letras  la  inscripción,  recae  sobre  Chindasvinto,  prescindiendo  del 
correinado,  tampoco  sale  bien  la  imaginada  cuenta.  En  el  año 
651  no  corrió  su  año  XIII,  sino  parte  del  ix  y  parte  del  x.  Resulta  (5): 


1.    10  Mayo,  642. 


Vil.    10  Mayo,  648. 


ir. 

n 

643. 

VIH. 

» 

649. 

III. 

9 

644. 

IX. 

» 

650. 

IV. 

» 

645, 

X. 

» 

651. 

V. 

» 

646. 

XI. 

rt 

652. 

VI. 

» 

647. 

XII. 

» 

653. 

(!)  «Matriti,  in  claustro  ecclesiae  S.  Mariae  de  la  A  Imudena.  Videtur  periiste,  nam 
annis  186(<  et  I8(ft),  cum  ecclesia  reaediflcafetur  frustra  quaesierunt  Academici  Matri- 
tenses... OamnaYi  ego  propter  supplemeata  inepta  Davilae.»  Suppletnentum,pág.T¡, 
Véase  el  tomo  xxviii  del  Holbtín  ,  páginas  420-426. 

(2)    Corpus  inscriptlonum  latinarum^  vol.  ii,  númerost  ^051-9060. 

(8)  «iMihl  leniore  aliquanto  medela  aera  dccczxxv  visa  est  mutanda  esse  in 
DC/zxxv  —  c  enim  in  illo  scripturae  genere,  praesenim  ante  x  facile  male  legi  potuit 
pro  L,  DCLXxxv...  —  et  addendae  in  flne  hastae  iiii ,  ut  evaderet  aera  689,  annus  p.  c. 
651,  qui  fuit  decimus  tertius  Cbindasvinthi.  Si  anni  regum  duorum  re  vera  ita  copu- 
lari  potuerunt,  ut  Fita  fieri  putabat  in  titulo  n.  175  hic  quoque  ei  cedo,  et  v.2  in 
[üttno  tertio  decJ\mo  et  tertio  acribo;  tertius  enim  Reccesvinthi  annus  fuit  tertius  de- 
cimus Cbindasvinthi  patris.  Nescio  an  magis  quadret  tituli  brevitas  in  sextum  sae- 
culum  quam  in  septimum.  Sed  de  bac  temporum  quaestione  universa  iudicabunt 
peritiores  »  Supplementum^  pág.  18. 

(4)  Bspaüa  Sagrada,  tomo  ii  (2."  edición),  pág.  208.  Madrid,  n54.—  Cf. 

(5)  Véase  lo  dicho  en  el  Bolbtín  ,  tomo  xxviii ,  púg.  495.  Compárese  el  Supplemen- 
tum,  pág.  m. 


'Jifi 


Vi 


TOMO  ZZZVII. 


82 


i98         boletín  db  la  bkal  academia  db  la  historia. 

Et  año  651  que  propone  Hübaer,  como  reducible  al  xtii  de 
übiadasvinto,  no  es  aceptable.  Sin  embargo  lo  es,  reduüdo  al  x 
'  compaginado  con  el  del  correinante  Recesvinto: 

X   de  ChÍnda8viQU>=  lOMayo,  65t—  9  Mayo,  653. 
III  de  RecesTioto      =t!l  Enero,  651— 20  Enero,  652. 

En  la  inscripciÓQ  de  Madrid  se  leía  ciertamente  [deci]mo  et 
srtio.  Nada  impide  suponer  que  décimo  se  refiere  á  Cbiudasnato 
'  tertio  á  Recesvínto.  Bajo  este  supuesto  so  bailarla  la  fecba  re- 
incida ó  incluida  por  dos  extremos:  10  Mayo,  651 ,  y  30  Eiisro, 
¡59.  Mas  como  la  era  no  pudo  pasar  (si  trocamos  la  segunda  c 
n  Lj  de  dclxxxt[ii[i]  ó  de  689,  resultarla  el  aüo  651 ,  y  uno  de  los 
las  del  mismo  año  poBteriores  al  9  de  Mayo.  Fáltaoos  para  ded- 
ir  la  cuestión  el  epígrafe  origina],  que  ojalá  se  recobre. 

No  se  resuelve  HQLner  á  dar  por  usado  en  la  época  visigoda 
on  la  signi&cación  de  zl  |40|  el  numeral  r',  6  z  con  rabillo,  que 
.parece  en  las  inscripciones  96,  100,  148  y  335,  anteriores  ala 
nvasidn  musulmana.  El  estudio  bislórico  de  las  dos  primeras  (1) 
ne  condujo  á  propender  por  esta  significación,  ya  corriente  i 
iríncipios  del  siglo  vtit,  que  no  dudo  confirmarán  nuevas  lápidas 
isigóticas. 

A  nadie  debe  extrañar  esta  divergencia  de  opiniones.  La  cien- 
ia  es  como  la  yesca  en  el  pedernal,  que  necesita  para  inflamarse 
leí  golpe  chispeante  del  eslabón. 

El  SupletmnU  no  se  ciñe  A  exponer  las  insaipciones  que  se 
lan  descubierto  con  posterioridad  á  la  publicadóo  del  primer 
'olumen;  sino  qu?  distribuyéndose  por  provincias  y  éstas  por 
lonvantoB  juridícos,  cada  uno  de  édtos  sa  parte  en  dos  tratado*: 
ino  reseña  las  ilustraciones  ó  rectificaciones  y  ampliadones 
lobrevenidas  á  las  inscripciones  de  la  misma  región  descritaa 
>or  dicho  volumen;  y  otro  en  que  hallan  cabida  y  expiicaciAn 
as  inscripciones  nuevamente  descubiertas. 

Entre  éstas,  las  que  merecen  mayor  consideración  son  las  qae 


BPIGRAFiil  CRISTIANA  DB   E8PAflA.  499 

publicó  el  célebre  comendador  Juan  Bautista  de  Rossi  y  describe 
IHübiierasí  (1): 

«clnter  monumenta  epigraphica  numero  circiter  gczzxyi,  quae 

hic  aut  primum  omnino  proponuntur  aat  ex  umbra  libroram  et 

-ephemeridum,  quae  paucorum  in  manus  venire  et  a  paucioribus 

legi  solent,  iam  in  publicam  lucem  prodeunt,  locum  primaríum 

<xxttpant  carmina  epigraphica  duodecim,  quae  e  schedis  vetustip 

primus  edidit  Johannes  Baptista  de  Rossi,  antiquitatis  christiat- 

nae  universae  interpres  clarus,  quem  post  opera  magna  aut 

absoluta  aut  imperfecto  relicta  morte  praematura  bis  litteris 

ereptum  lugemus.  Anthologia  hispana  vetusta  quam  vocavit, 

saeculo  octavo  scripta,  saeculum  unum   tantum  alterumve  ab 

-aetate  titulorum  ipsorum  distat  quos  oontinet.  Carmina  vero  illa 

insignia  saeculorum  quinti  et  sexti  ignota  manserunt  pleraque 

tam  rehquarum  nationum  viris  doctis,  doñee  a  Rossio  oblivioni 

-erepta  sunt,  quam  Hispanis  ipsis.  Tam  enim  mature  putanda 

sunt  interiisse,  ut  aevo  renascentium  antiquitatis  studiorum 

Jiullius  eruditi  oculos  in  se  con  verteré  potuissent.  Quot  eius  ge- 

oeris  monumenta  ecclesiae  Hispanas  olim  illustraverint  demon- 

slrant  cum  exempla  in  sylloge  mea  ante  proposita  quam  quae 

nova  illis  aecesserunt  in  hoc  supplemento 

Anthologiam  illam  carminum  veterum  christianorum  Hispa- 
nam,  descriptam  sibi  e  códice  Parisino  vetusto  a  Leopoldo  De- 
lisle  viro  clarissimo,  qui  archia  publica  Galliarum  summa  cum 
gloria  regit,  Rossius  edidit  integram  (2)  atque  de  syllogis  carmi- 
num christianorum  ómnibus  egit  plenissime  in  operis  prooemio, 
4ibi  fundamenta  iecit  historiae  studiorum  epigraphicorum  uni- 
versae. Anthologia  Hispana,  servata  in  códice  Parisino  Latino 
n.  8093  saec  viii  (v.  apud  Rossium  prooemii  caput  iii  §  xxx)  con- 
tinet  praeter  epigrammata  quaedam  Martini  Dumiensis  a  Sir- 
mondo  iam  edita  (infra  n.  379),  quae  redeunt  in  aliis  anthologiis, 
veiuti  in  codicie  Parisini  Lat.  n.  3832  saec.  ix,  de  quo  Rossius 


(1)   ííuppíemeníum ,  pAelnas  t  y  vi. 

(S)  In  Byllogae  Buae  Inseriptionum  ohrístltnaram  urbis  Romae  vol.  ii ,  p«pto  {ffiio- 
T6  f  qaae  sola  prodiit  Romae  a.  mdcoclxzxviii  (pp.  lzix  et  5t6  fol.;,  p.  992  m.  ParUm 
|K>steriorem  perflcere  ei  non  contigit,  sed  a  disclpalis  edetur. 


■n 
3 


— W^l 


500         boletín  de  la  rbal  acadbuia  db  la  historia. 

dixit  alio  operis  sui  loco  (p.  262),  epigrammaU  illa  duodecín> 
«excerpta»  pluríbus  etyllogis  epigraphicis  in  Híspanla  confict 
coeptis  fortasse  antequam  haec  anthologia  exarata  est;  plerique 
enim  tituli  monumentorum  in  eam  recepii  séptimo  el  octavo 
fiaeculo  antiquiores  siinti).  Carmina  si  artem  spectas  sane  laud^ 
vix  digna  sunt  paucis  exceptis^  veluti  n.  361,  389,  monstrantqae 
paene  eundem  formularum  usum,  quas  Italiae  et  reliquaram 
adhibere  solebant  vel  poetae  vel  artiñces  quadrataríi.» 

Sobre  cuatro  de  estas  inscripciones  me  ha  de  consentir  la  Ac^ 
demia  que  entable  discusión. 


San  Victoriano  abad  de  Asan. 

En  el  mapa  de  la  diócesis  de  Barbastro,  que  nuestra  Academia 

bizo  delinear  para  que  sii^va  de  ilustración  al  tomo  xlviii  de  la 
íEspaña  Sagrada  (1),  se  ve  perfectamente  determinada  eiitre  los 

ríos  Cinca  y  Esera  la  situación  del  monasterio  de  Asan,  donde 
-falleció  San  Victoriano,  su  abad,  cuyo  sencillo  epitafio  publicado 

ti*ece  años  há  por  D.  Juan  Bautista  de  Rossi  y  reimpreso  pat 

Hübner  [núm.  390),  escomo  se  sigue: 

Hic  requiescit  in  túmulo,  cui  dedes  quina[s  et  duas  per]  {2} 
metas  regendi  moñacos  iucubuere;  exemplo 
X7i  que  fecit  docuit;  augmine  multo 
monacorum  Iberiam  Galliasve  replebit 
5      celias  senioresque  probos  s(an)c(t)itate  re  prefecil, 
quibus  ipse  prefuit  primus  hogao  Victorianus  abb(as)^ 
qui  cursum  vite  beatum  octuginta  ferme 


(1)  Madrid,  1867.  Las  breves  lineas  que  dedicó  á  San  Victoriano  D.  Pedro  Saiax 
de  Baranda  en  este  volumen  (páginas  102-ÍOi ,  reciben  complemento  de  las  que  es- 
cribió el  P.  M.  Fr  José  de  la  Canal  en  el  tomo  xlvi,  páginas  181-202  (Madrid,  18:^). 

(2)  El  suplemento  es  de  Rossi,  el  cual  entiende  que  incubuere,  bárbaramente  escri- 
to, equivale  á  cura  incubuit.  Opino  que  sin  tanta  barbarie  puede  leerse  eut  décier 
quina]9  et  decejm  eras.  Bste  último  vocablo  está  en  nominativo  y  a&ade  á  la  idea  de^ 
a&o  la  de  función  meritoria,  alusiva  á  un  texto  de  Job  (vii,  1),  y  otro  de  San  Pabh 
(2  TVm.,  II,  8). 


EPIGRAFÍA   CRISTIANA    DE   ESPaKÍA. 


501 


10 


in  pace  peregil  annos,  PauU  Antonique  meri- 
tis  quoequandus  in  etbera,  sepultas  Asani 
ano  Atanagildi  séptimo  regis,  sabbato 
Januarias  pridie  idus. 


Descansa  en  este  sepulcro  el  abad  Victoriano.  Cincuenta  y  diez  afios 
le  yieron  regir  á  los  monjes.  A  ejemplo  de  Cristo,  obró  lo  que  ensefió. 
Xilenó  la  Iberia  y  las  Galias  de  enjambres  monásticos;  acrecentó  las  celdas 
y  puso  en  los  monasterios  probados  y  cantos  ancianos  que  los  goberna- 
sen y  dependían  de  él  (1)  como  de  su  progenitor  ó  primer  hombre.  Acabó 
-éi  curso  de  su  vida  feliz  sobre  la  tierra  teniendo  de  edad  casi  80  afios,  y 
tfiu  espíritu  voló  al  cielo  lleno  de  merecimientos,  comparables  á  los  de  San 
Pablo  ermitaño  y  San  Antón  abad.  Su  cuerpo  fué  llevado  ai  sepulcro  en 
Asan  á  12  de  Enero,  día  de  sábado,  afio  séptimo  del  rey  Atanagildo. 

En  mi  disertación  sobre  las  indicciones  griegas  en  lápidas  visi- 
-góticas  demostré  (2)  que  el  año  i  de  Atanagildo  corría  en  13  de 
Diciembre  de  551.  Corría,  pues,  el  vii  en  el  mismo  día  del  año 
^57.  El  epitafio,  marcando  el  día  de  la  semana,  sábadOj  nos  ma- 
nifiesta que  también  corría  el  año  vii  del  mismo  rey  en  i2  de 
Enero  del  año  558;  y  por  consiguiente,  el  i  en  el  propio  día  de 
^52;  siendo  su  consecuencia  que  Atanagildo  no  contó  los  años 
de  su  reinado  antes  del  13  de  Enero  de  551.  Esta  conclusión  es 
importantísima  para  la  historia  de  la  sucesión  de  los  monarcas 
visigodos  del  siglo  vi  (3). 

Las  actas  de  la  vida  del  Santo  no  mencionan  el  día  de  la  se- 
mana en  que  murió,  pero  en  lo  demás  so  ajustan  exactamente  á 
las  indicaciones  del  epitafio  (4).  La  fecha  es  segura,  ui  hay  docu- 


(1)  Como  la  «  y  la  r  fácilmente  se  confunden  en  la  escritura  visigótica,  sospecho 
•que  deba  leerse  en  el  Terso  5  sep^ej  re/eeit. 

(2)  BoLBTÍN ,  tomo  zxi,  pág.  8. 

(3)  HUbner  ha  padecido,  desviado  por  Mommsen,  equivocación  al  reducir,  como  lo 
iiaee,  la  fecha  del  epitafio  al  14  de  Enero  de  5(X).  Ni  el  pridie  Idus  es  14  de  Buero, 
sino  12;  ni  este  día  ni  aquél  fueron  sábado  en  560,  sino  lunes  y  miércoles  respectiva- 
mente; ni  con  este  año  coincidió  el  vii  de  Atanagildo. 

(4)  «Mortuus  est  12  Jan-  an.  7  regni  Athanagildi  Oothi,  cum  duodecim  lustris 
monasterio  (léase  monaeteriis/  prtefuisset,  omni  deinceps  dolore  cariturus,  cum  alio- 
quin  que  ultra  80.  annis  producitur  vita,  labor  sit  et  dolor.  Ba  igitur  etatecoele- 
«tibus  turbia  adscriptus  est ,  eternum  viotor  futurus ,  Victorianus.»  Acta  sanctorum 
Januarii^  tomo  i,  pág.  742.  Venecia,  1774. 


^j 


Oi         bolbtIn  i>8  la  bial  agadsuia  db  la  historia. 

aento  alguno  que  la  contradiga.  Cuantos  autores  han  qoeridfr 
¡jarla,  se  remiten  á  las  Actas;  y  auuqae  estén  discordes  entre  si 
lor  lo  tocante  al  año,  aunque  no  sobre  el  mes  y  dia,  ta  equivcK 
ación  que  padecen  se  ve  brotar  del  erróneo  concepto  qae  hacen 
le  la  duración  que  tuvo  el  reinado  de  Atanagildo.  Así  el  P.  La 
]a.aal  (1)  la  redujo  al  aÜD  561;  el  P.  Juan  Bolandó  á  560  ¡!]y 
luestro  inolvidable  D.  Vicente  de  la  Fuente  |3|  siguiendo  i  Fe- 
reras,  la  retrasa  hasta  el  año  566.  La  fuente  caudal  del  error 
irovino  de  no  haberse  hecho  una  edición  critica  de  las  obras  bi»- 
Srlcas  de  San  Isidoro  y  de  su  continuador,  vulgarmente  llamado 
I  Páceme,  como  ta  que  ha  publicado  en  nuestros  días  Teodoro 
fommsen  (4).  Un  códico  de  la  Historia  Gothormm  de  Sao  [aídoro 
onsullado  por  Mommsen  (5),  asigna  por  comienzo  del  reíoado 
le  AUnagildo  la  era  688,  y  otro  la  689  (año  651]  que  es  la  ver- 
adera. 

En  el  códice  Parisiense  este  epitaño,  tan  precioso  como  pred- 
o,  se  ofrece  acompañado  del  que  trazó  Yenaucio  Portuaato, 
ibispo  de  Poitíers  en  el  mismo  siglo  vi,  y  atestigua  la  gloria  pos- 
urna  del  Sauto  y  el  coocurso  de  los  pueblos  y  uaciones  á  vene- 
ar  eu  romería  su  sepultura.  Preséntanse  eu  el  texto  del  tA- 
lice  (6)  alguna  que  otra  variante,  dignas  de  notarse  y  recogeite 
iU  las  futuras  ediciones  de  tan  hermosa  poesía  (7): 

Quisquís  ab  occasu  preparas  huc,  qulsquis  ab  ortu, 
Munus  iu  hoc  túmulo,  quod  veuereris,  habes. 
Réspice  dilaium  coelesli  dote  talenmm, 

Cuius  semper  habet  pectoris  arca  Deum, 
>      Relligionis  apex,  vitae  decus,  arma  salutís, 


(1)    Sipañt  Sagrada,  tamo  XLTi,  pág.  IS1. 

(9)    «AthsnB^Ldaa  reg'narfl  eispltmi.  tSH  fldam  Catholioam  oceu1t«  tenall 
u  Acta  taaelamm,  t.  cit.,  pig.  7)2. 


I,  O.'  sdlolÓD)  pigioks  ITT  y  san.  Hilril- 


bis. 

(4)  UouMmtnta  BirmanUu  hiiterien,  val.  t 

(5)  /«J.,  píff.  W7, 

<«)    HObner,  Dúm.  SH9. 
(7)    HIsne,  Patrelogia  laliiut  etmni  cíoii 
•Mil,  1809. 


EPIGRAFÍA   CRISTIANA   DE   ESPAÑA.  503 

Eximius  mentís  Yictoríanus  adest 
Dignum  opus  exercens,  gui  fructiücante  labore 

Guijclis  ooa  solí  (1)  vixit  íq  orbe  sibi. 
Plurima  per  patriam  (2)  monachorum  examina  (uiidens 
10  Floribus  aeteriiis  mellificavit  apes. 

Liogua  potensy  pietas  praesens,  oratio  iugis, 

Sic  fuit  ut  iam  tum  (3)  tolus  ad  astra  foret. 
Plura  saltitiferis  tribuens  oracula  (4)  rebus 

Saepe  dedit  signis  vita  beata  fidem. 
15    Bis  senis  rexit  patrio  moderamine  lustris 

Rite  deo  placitas  pastor  opimus  oves. 
Galle  sequens  recto  sacra  per  vestigia  Christum  (5) 

Niinc  fruitur  vultu  quem  (6)  cupiebat  amor. 

No  es  maravilla  que  ocultándoseles  el  primer  epitafio  varios 
autores  hayan  mal  entendido  ó  desfigurado  las  capitales  ideas 
del  segundo;  y  en  su  consecuencia  negado  á  las  actas  el  carácter 
de  auténticas  ó  fidedignas  (7).  Convendría  publicarlas,  tomando 
por  ejemplar  el  texto  más  antiguo  que  se  conoce,  que  frisa  en  el 
siglo  VIII  y  notando  las  variantes  que  se  desprenden  de  los  de* 
más^  ó  de  traducciones  no  siempre  fieles.  La  sobria  critica  del 
P.  Bolando  y  del  P.  La  Canal,  deshizo  ya  en  gran  parte  los  car- 
gos de  que  han  sido  objeto.  Estas  actas  y  los  dos  epitafios,  lejos 
de  contradecirse,  en  todo  y  por  todo  se  avienen  y  mutuamente 
se  explican. 


(1)  Cód.  «Bolumi». 

(2)  Cód.  «patria». 

r3i    Có  1.  ut  iam  [....]  totua. 

(4)  Có  1.  «miracula». 

(5)  Cód.  «ChriBti». 

(6)  Cód.  Aque».  Creo  que  debe  suplirse  <:\que(m)o,  porque  el  autor  de  les  versos 
alude  á  la  segunda  epistola  de  Saa  Pedro,  i,  12. 

O)  «Bl  nombre  Victorianus  indica  que  el  Santo  pertenecía  á  la  raza  hispano-ro- 
mana.  De  su  vida  se  sabe  poco  con  certeza,  pues  las  que  se  presentan  merecen  poco 
crédito.»  La  Fuente,  t.  eii.,  pág.  177.  La  razón  que  da  el  Sr.  La  Puente  para  hacer 
español  al  Santo,  tiene  contra  si  que  no  pudo  citar,  ni  se  puede  ahora,  ninguna  ins- 
cripción romana  de  España  en  que  suene  el  nombre  Victorianut;  y  aunque  sonase, 
no  vaMria  un  comino. 


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\ . 


ti 


BOLETÍN  DE   LA    REAL  ACADSMIA    OK   I.A    HlaTOBlA. 

!]oD[aba  San  Viclomno  al  fallecer,  casi  octuagenario  If  12 
ero  558),  sesenia  añoa  de  régimen  ó  gobierno  monasleríal  en 
ersas  regiones,  España  y  las  dos  Galian,  transalpina  y  dsat- 
la,  que  designó  lu  epítaQio  con  el  nombre  Iberiam  GaUiasve, 
¡ue  Venando  Fortúnalo,  ilalJano  como  él,  denominó  justa- 
nte patriam;  es  dedr,  región  de  los  Godos,  ú  ostrogodos  y  vi- 
odos,  unidos  en  estrecho  lazo  bajo  el  cetro  deTeodorico.  Nacíd 
478,  cuando  acababa  de  fenecer  el  imperio  de  Occidente  y  la 
ilización  romana  se  ocultaba  y  reverdecía  bajo  el  amparo  de 

catedrales  y  monasterios.  Rico  y  joven  cultivó  con  éiito  la» 
es  liberales,  tal  vez  en  Milán;  y  su  lama  vola  muy  lejos,  po- 
ndo esperar  del  triuiifaute  Teodorico  grande»  distiudoDes, 
no  las  que  logró  Casiodoro.  A  los  veiute  años  de  su  edad  ha- 

Cundado  ya  no  pocos  monasterios  y  bospiíales,  que  comenzó 
egireu  su  país  iintivo.  No  hallándose  bien  con  tanto  aplauso 
las  gentes,  el  santo  joven  deliberó  y  no  tardó  en  resolverse  á 
nsponer  los  Alpes,  acompañado  de  algunos  seguidores  ó  pro- 
ís de  su  regla  monástica  (1).  Mas  pronto  hubo  de  ceder  allí  á 

impulsos  del  celo  apostólico  que  abrasaba  su  alma,  y  fundó 
nasterios,  donde  se  aglomeraban  pobres  y  plebeyos,  ricos  y 
Dles,  en  diversas  provincias  do  la  Galia  (2).  De  los  herejes  pro- 
idos  por  el  rey  Alarico,  arriauo  y  cruel  perseguidor  de  los  obia- 
I  católicos,  se  esquivaba  como  de  pesio,  después  que  los  hallaba 
óciles  y  resisteutes  á  su  palabra  evaugélica.  Cqei  la  derrou  y 
,erte  de  Alarico  á  manos  de  Clodoveo[año  507),  respiró  lalgle- 
,  y  uuaépoca  de  tolerancia,  b.ijo  el  cetro  do  Teodorico,  rey  de 
ostrogodos  y  regente  de  los  visigodos  en  uotnbre  de  su  nieto 
lalaríco,  permitió  á  San  Victoriano  dilatar  en  Francia  el  radio 
sus  fundaciones.  Entre  tanto,  el  usurpador  Gesaleíco,  rival  de 
lalarico,  alentado  por  Clodoveo,  daba  larga  mano  al  partido 
ólico.  Fundó  en  los  confines  de  Ribagorza  y  Sobrarbe  el  mo- 


)  aCum  Igltur  recte  saciim  aUtueret  doq  posu  se  Chrialum  |>eifecte  Mqi^i,  dM 
I  uuore  omnl  ae  caraali  affeclu  exueret;  decrevit  saactaa  JuTenls,  eum  mliquot 
ídem  Inatituti  aoclis,  ei  iMlla  proFugare...  TnaimiBiis  tcitinato  Alpibiu,  ia  0*1- 
1  Ingreaius  eal.«  Aclti,  pie-  '^>- 

)  Aln  carÜB  Otitis  proiiaciis multa  Bliflctvit  moDaateria,  magn&m  Deo  fáBQ- 
Lium  multlludtDem  congra^DR.v  Aef.,  pig.  74S.  — Véa*a  al  eoDCilia  de  Agdo. 


BPIQRAFÍA    CRISTIANA   DE   ESPAÍ^ÍA.  &05 

nasterio  de  Asan,  y  lo  dotó  espléiididameate  cotí  un  magnífico 
templo  que  hizo  consagrar  bajo  la  invocación  de  San  Martín  de 
Turs  (1).  Gesaleíco  murió  ignominiosamente  en  51 1 ,  á  consecuen- 
<:ia  de  la  derrota  que  padeció  en  un  campo  de  batalla,  distante 
12  millas  de  Barcelona.  Bajóla  moderada  administración  deTeor 
dórico  (f  30  Agosto  526)  no  podían-  menos  de  florecer  en  España 
los  monasterios,  recrecidos  con  la  emigración  de  los  monjes  del 
África  que  desterraba  y  perseguía  el  tirano  vj^ndaloTrasamundo 
j[504-520),  La  conversión  de  Segismundo,  rey  de  Borgoña,  al  ca- 
tolicismo, induce  á  creer  que  en  aquella  parte  de  las  Gallas,  asC 
como  en  la  Narbonense,  derramó  San  Victoriano  la  buena  serpi-r 
lia  de  sus  fundaciones  monásticas.  La  humildad  de  su  ánimo,  no 
la  persecución  de  los  príncipes^  le  indujo  á  renunciar  el  báculo 
abacial;  y  se  vino  á  España,  teniendo  cuarenta  y  cuatro  años  de 
edad,  para  sepultar  en  solitaria  gruta,  ignorado  de  las  gentes,  su 
fama  y  su  nombre.  El  año  de  su  venida  es  ciertísimo  (2).  Fué  el 
522,  siendo  cónsules  Boecio  y  Símmaco. 

'  De  aquí  tomaron  ñrme  argumento  los  PP.  Bolando  y  La  Ca- 
nal para  refutar  Ja  opinión  que  mide  los  sesenta  años  de  la  pre- 
lación  del  Santo  por  el  tiempo  que  pasó  en  España.  El  P.  La  Ga* 

r 

nal  razona  de  esta  manera  (3):  «El  vino  á  España  en  522.  Le  hi- 
cieron abad  de  dicho  monasterio  en  531  (4)  y  murió  en  561 
(corr.  558).  Se  inñere,  pues,  que  fué  abad  del  Asanense  treinta 
ó  treinta  y  dos  años.  ¿Y  dónde  fué  abad  antes?  No  parece  teme- 
ridad decir  que  en  lugar  de  leer  en  el  verso  de  Venancio  &¿s  seni^ 
lustris  pudiera  haber  escrito  bi9  ternis  lustria^  y  entonces  saldrían 
los  treinta  años  de  abadía  en  el  monasterio  Asanense;  pero  leyendo 
senia  (5)  es  forzoso  admitir  que  fué  abad  en  Italia  y  en  Francia, 


(1)  «Haud  procul  inde  vícub  erat,  cui  Asaitio  (corr.  il«an</ nomen  Juzta  quera 
«liñcatum  a  Qesaleico  Ootho,  Rege  Hispanise,  aumptu  magDÍflco  monasterium, 
prsdiia,  villis  reditibiis  dotatum  ac  magniflco  templo  S.  Martiui  Turoneosia  honori 
consecrato  ornatum.»  ít^id. 

(2)  «Regnabat  tune  in  Italia  Theodoricus »  qui  cum  tutor  esset  Amalarici  nepo- 
tiasui  admodum  adolescentis,  Hispaniam  quoque  ejus  nomine  administrábate  C'OQ- 
aulibua  Romanía  Boetio  et  Symmacho  >>  Acta  Sanctorum,  t.  cit.,  pig.'í-lO. 

(3)  España  Sagrada^  tomo  zlvi.  p  iginas  180  y  187. 
(4,    No  es  exacto.  Fué  más  tarde. 

(5)   Asi  hay  que  leer;  y  lo  comprueba  el  epígrafe  más  antiguo. 


'A 


506      BOLETÍN  DB  LA  RBAL  ACADEMIA  DB  LA  HISTORIA. 

no  saliendo  de  otro  modo  los  doce  lustros.»  Toda  la  argumenta- 
ción del  Sr.  La  Fuente,  que  [arranca  del  vocablo  patriam ,  usado 
por  Venancio  Fortunato  (vers.  9),  se  viene  abajo,  considerando 
los  del  primer  epitafio  Iheriam  Oalliasve  sinónimos  de  aquél  6 
expresivos  de  una  misma  idea. 

La  Peña  Montañesa^  que  parece  sostener  con  su  cumbre  el  cie> 
lo  (1),  fué  la  que  San  Victoriano  escogió  para  su  retiro.  La  gruta 
enriscada  donde  moró,  que  santificó  y  que  ha  sido  vivienda  hasta 
nuestro  siglo  de  ermitaños  contemplativos  é  imitadores  del  Santo» 
es  natural,  profunda  y  de  alta  techumbre,  que  debería  explorarse, 
con  el  objeto  de  ver  si  encierra  preciado  tesoro  de  monumeatos 
ibéricos  y  prehistóricos.  Esta  cueva  memorable,  parecida  á  la  del 
monte  Gargano,  que  á  fines  del  siglo  v  la  aparición  del  arcángel 
San  Miguel  había  hecho  célebre,  fué  dedicada  al  mismo  arcángel 
por  San  Victoriano,  con  un  altar  que  labró  al  efecto,  y  en  el  que 
ofrecía,  como  sacerdote  que  era,  el  sacrificio  augusto  (2). 

Poco  tiempo  permaneció. en  la  cueva.  Corrió  la  fama  de  so  san* 
tidad  y  milagros  de  pueblo  en  pueblo,  de  provincia  en  provincia, 
y  se  extendió  por  toda  España.  Nobles  y  magnates,  con  infinita 
plebe,  se  postraron  á  los  píes  del  santo  anacoreta,  rogándole  que 
descendiese  al  llano,  y  tuviese,  á  ejemplo  de  Cristo,  misericordia 
de  las  turbas;  y  así  lo  hizo.  Apartándose  del  monasterio  de  Asan» 
que  está  á  raíz  ó  en  la  falda  meridional  de  la  Peña  Uoniañesa, 
dirigióse  ala  ribera  del  Ciuca,  y  en  Arrásate,  cuya  posesión  le 
dieron,  elevó  un  cenobio  de  casillas  ó  celdas  separadas,  como  un 
ingente  colmenar  de  abejas,  según  lo  refieren  sus  actas  (3),  y  lo 
expresó  Venancio  Fortunato. 

(1)  Véase  el  Diccionario  de  Madoz,  articalo  MoUnos  flosj^  tomo  xi.  pág.  46Q. 

(2)  «Brexerat  ad  latus  spelunce  sacellum  S.  Michaelis  nomine  dicatum.  Tn  hoe, 
qao  magia  eral  ab  omni  mundi  strepitu  remotum,  hoe  freqaentias  ac  ferventius  eo- 
ram  Inenarrabili  illo  divina)  pietatis  sacramento  vota  fundebat,  totinsqae  aalatem 
Bcclesis  Deo  commendabat;  atque  in  hae  sancta  exereitatione  totam  pene  diem  inso- 
mebat.»  Acta  Sanctorum^  t.  cit.,  pág.  41.  Kn  este  sitio,  liay  que  buscar  el  ara  primi- 
tiva, que  expresaba  el  nombre  del  obispo  que  la  consagró  y  quizá  el  a&o  de  los  e6s- 
sales  antedictaos. 

(3)  «Data  illi  pridem  ab  eisdem  migrationis  hujus  auetoríbus  posaessto,  eai  Atrá- 
sate nomen  juxta  numen  Cinga...  Hic  Victorianus  celias  edificare  sibi  ac  aoeüs  sin- 
gulas.  Porro  tantus  erat  ad  eum  popull  concursus,  ut  examen  apum  ad  aWefcre  pro- 
Tolantium  videretur.»  fbid.,  pág.  710. 


bpigkafU  cristiana  ob  bspaüa.  507 

Hicieron  gran  caso  de  él,  y  se  guiaban  por  su  consejo»  no  so- 
lameake  los  proceres  allegados  al  trono,  sino  los  mismos  reyes¿ 
Amalarico,  Theudis,  Agila  y  AUnagildo.  Teudis  procuró  con 
mucho  empeño  que  San  Victoriano  aceptase  una  mitra  episcopal 
Tacante;  pero  se  estrelló  en  la  humilde  magnanimidad  del  siervo 
de  Dios.  Los  consejos  que  de  San  Victoriano  recibió  este  mo* 
narca  (1)  se  reflejan  en  la  ley  (24  Noviembre  546)  que  expidió  en 
ToledOy  llamándose  Flavio  Teudis  (2).  Los  que  extrañaren  tanta 
devoción  de  un  rey  arriano,  pero  más  político  que  aferrado  á  su 
secta,  deben  recordar  la  veneración  que  profesaba  Leovigildo  al 
abad  Nuncto,  residente  en  Mérida  (3).  Cedió,  no  obstante,  San 
Victoriano  á  las  instancias  que  le  hizo  Teudis,  para  que,  toda 
ves  que  rehusaba  el  cayado  episcopal  (de  Huescaf),  tuviese  por 
bien  recibir,  verificándose  la  elección  canónica,  el  báculo  aba* 
dal  de  aquel  monasterio.  Teudis  comenzó  á  reinar  en  uno  de  los 
días  comprendidos  en  el  decurso  de  5  Diciembre  531-21  Febre* 
ro  592  (4).  Los  pasos  que  dio  para  que  San  Victoriano  aceptase  el 
Cargo  de  regir  la  abadía  de  Asan  (5),  nos  llevan  hacia  el  prome- 
dio, y  por  ventura  hacia  el  fin,  de  su  glorioso  reinado*  Uno  de 
ios  puntos  más  interesantes  de  la  vida  del  santo  abad  es  el  que 
tocan  sus  Actas,  hablando  de  Vicente,  obispo  de  Huesca  (6):  «Vi- 
centio  queque  ejusdem  olim  instituti  Antistite  gloriatur  Sedes  Os- 
cana.»  Pero  ésto  merece  artículo  aparte. 


(1)  «Hic ,  Bcclesiastieae  propagandsB  dignitatis  ao  ptetatis  erat  studioBisBlmus, 
anpe  yanctam  visebat  Victorianum ,  avideejus  audiebat  mónita,  seqaebatur  con- 
silla.  Bt  yaria  quaorenti  illud  plerumque  respondebat  Victorianus:  Honor  Regis  ju- 
dicium  ditiffU;  quasi  prascipuus  Regia  honor  in  eo  sitúa  sit  ut  jastitiam  diligrat  atqu» 
obeervet...  Suadebat  prsBterea  Regi  ut  in  ferendis  deeretis  ita  se  Regem  esse  memi- 
■isset,  at  et  mortalem  esse  non  oblivisoeretur.»  Ibid.^  págr,  Ul. 

(2)  Léffis  Romanae  WiHgothorum fragmenta  ea  códice patimpseíto,  páginas  xviii-zziv. 
Madrid.  1896. 

(8)    Sspafia  Sagrada,  tomo  xm  (2.*  edición  repetida),  pág.  311.  Madrid,  1*416. 

(4)  Boletín,  tomo  xzi,  pág.  15. 

(5)  «iQui  in  monasterio  Aasanensi  versabantur  ascetas,  Regem  obtestati  sunt  sibi 
ut  Vlctorianum  Priefectum  ac  virtutismagistrum  daret.Quo  audito,Rex  etsi  alioqui 
mi^oriiUum  ornare  dignitate  constituerat,  motus  tamen  humili  religiosorum  eorum 
supplicatione,  illum  lis  patrem,  pastorem,  doctorero  dedit.  Unanimi  ergo  religioso- 
rum consensa,  Cleri  suffragio,  acclamatione  populi,  Regis  auctoritate,  gubernaoala 
illius  coenobii  capessivit.»  Jbid, 

(6)  iM<l.,pág.  741. 


aOLKTIN   DB   LA    REAL  ACADEMIA    DE   LA    Hi 


ente  obispo  de  Huesca  y  otros  prel 
del  moDasterlo  de  Asan. 

uros  golpes  asestó  D.  ViceiUe  de  la  Fuente 
[cas  de  Sao  Victoriano. 

jas  iglesias  de  España,  dice  (1)  ss  disputaba) 
santo  abad|;  habiendo  salido  ile  los  claustros  i 
adoa  ilustres  á  ref^eiitar  diferentes  iglesias, 
dioso  la  de  Xtrazona,  Vicencio  la  de  Hues 
amor»,  Aquilino  la  de  Narboiia  y  Tranquil] 
i.  Las  lecciones  del  Breviario  de  Monteara 
le  Itainadas  actas,  no  son  aceptables;  su  auti 
ligio  vtii,  si  es  que  alcanzan  á  él.» 
^1  P.  Flórez  admitió  buenamente  á  Tranqnilii 
10  de  Tarragona,  á  pesar  de  no  reconocerle  co 
s  antiguos  de  la  Iglesia,  ni  el  de  D.  Antonio 
de  aragonés  no  ignorarfa  lo  relativo  á  San 
cuenta  habría  que  admitir  á  Efrónimo  por  ob 

0  había  obispado  en  Zamora  en  el  siglo  v 
ironismo  indica  la  poca  fe  que  merecen  las  ti 
.tearagón.i 

asta  aquí  el  Sr.  La  Fuente;  mas  el  clarísim 
limpie  ó  bueno,  que  se  dejase  alucinar  por  sut 
lin  justa  nizón  incluyó  á  Tranquilino  en  el 
ona  (2).  Si  cabe  proponer,  como  lo  propnso 

1  España  Sagrada,  que  Agnelo,  sucesor  de  S 
opolilana  tarraconense,  falleció  en  36  de  Jn 
claro  está  que  le  sobrevivif^  San  Victoriano 
58),  y  que  nada  obsta,  sino  que  todo  concu 
*omucióii  de  Tranquilino.  Flórez  sabia  muy 
a  (3),  que  el  titulo  de  obispo  de  Zamora  pro 
ióu  castellana  de  las  actas  que  hizo  Ainsa  e 


Tomocit..  piglDaBnily  179. 

Eipaña  Sagrada ,  toino  iiv  (2.' eiliciún)  pigiaas  71-'%.  Ukd 


EPIGRAFÍA   CRISTIANA    ÜE   ESPAÑA.  509 

Hueacüj  libro  ii,  cap.  xxxviii.  El  error  del  traductor  S3  explica 
fácilmente  con  advertir  que  Numancienña  en   lenguaje  de   la 
Edad  Media,  por  el  que  era  denotada  la  ciudad  de  Zamora  (1),  se 
puilo  confundir  con  Nemausensis,  es  decir,  de  Nimes;  y  no  igno- 
raba que  pudo  callarso  el  nombre  de  Eufrónimo  en  el  registro 
de  los  obispos  de  esta  ciudad,  como  se  omitió  el  de  su  antecesor 
Juan,  conmemorado  y  celebrado  por  San  Gregorio  de  Turs  (2). 
Para  bien  apreciar  las  actas  de  San  Victoriano  conviene  ante 
todas  cosas  limpiar  y  fijar  el  texto,  restituyéndolo  á  su  pureza 
nativa.  Tales  como  nos  han  llegado,  no  se  les  prueba  el  m;is  leve 
error,  salvo  algunos  deslices  de  amanuenses  é  intérpretes.  Los 
nombres  de  los  cinco  prelados  sobredichos  entran  perfectamente 
en  los  catálogos  de  sus  respectivas  iglesias,  con  arreglo  al  tiempo 
que  las  actas  les  atribuyen.  Existen  además  dos  piezas  históricas 
de  sumo  interés,  que  no  debió  de  conocer  y  no  cita  el  Sr.  La  Fuen- 
te; pero  que  divulgó  el  P.  Joaquín  Traggia  |3).  Son  tan  auténti- 
cas que  no  dejan  nada  por  desear,  hasta  el  punto  de  que  la  serié 
geográfica,  ó  descripción  de  lugares  y  territorios  que  encierran, 
fué,  no  há  muchos  años,  confirmada  por  el  descubrimiento  de  no 
pocos  monumentos  romanos  (4).  Lo  que  las  actas  apuntaron  con 
admirable  brevedad  (5),  ésto  desarrollan  las  dos  escrituras  firma- 
das por  el  religioso  Vicente.  La  primera  es  la  renuncia  quo  en 
manos  de  San  Victoriano,  el  día  29  de  Septiembre  del  año  ii  del 
rey  Agila  (550)  hizo  de  las  posesiones  ó  herencia  que  tenía  ele  sus 
padrefs.  Era  entonces  diácono,  mayor  de  edad  de  25  años,  y  de- 
claró que  desde  su  niñez  había  sido  educado  en  el  monasterio  dé 
Asan  é  instruido  en  toda  erudición  escolar:  ubi  me  dominus  a 
ptieritía  mea  omni  eruditione  nutrivity  dando  así  claro  testimo- 
nio á  la  sinceridad  de  las  actas,  (|ue  refieren  haber  sido  fundado 
el  monasterio  de  Asan  en  los  comienzos  del  sexto  siglo  reinando 
Gesaleico,  y  no  haber  tenido  por  primer  abad  á  San  Victoriano. 


O)  España  Sagraia,  tomo  xiv  (2.'  edición',  págrinas  SS't-SiS. 

(2)  Mig-ae,  Patrol.  lat.^  tomo  lxxi,  pág.,  775.  Paria,  1^*^. 

(3)  Aparato  á  la  historia  eclesiástica  de  Aragón,  páginas  4^-410.  Madrid,  1792. 

(4)  BOLBTiN,  tomo  iv,  páginas  21 1-221. 

(5)  «Vicentio  quoque ,  ^usdeiü  olim  instituti ,  Antistite  gloriatur  Sedes  Oscana.» 


10  BOLBTIN   DB  la    ABAt  ÁCADIHIA   DK  LA   HISTORIA. 

iñ  segunda  escritura  se  reduce  al  testamento  qne  á  su  diicono 
Ssteban  dictó  nuestro  Vicente  siendo  obispo  de  Huesca;  mas  por 
.esgracia  faltan  a)  instrumento,  copiado  en  el  siglo  zii,  los  pos- 
reros  renglones  ó  cláusula  que  debía  marcar  la  fecha.  También 
LiEO  testamento  San  Victoriano,  cuya  regla  indudablemente  ei» 
imultánea,  mas  no  derivada  de  la  de  Sao  Benito. 

Sergio,  arzobispo  de  Tarragona  (519-B64?). 

SI  fallecimiento  de  San  Victoriano  (12  de  Enero  556)  en  coya 
ida  fué  elevado  á  la  Sede  tarraconense  su  discípulo  Tranquili* 
10,  establece  un  seguro  término  ad  quem,  más  allá  del  cual  no 
legó  su  antecesor  Sergio.  Entre  éste  y  Tranquilino  se  interpon* 
kgnelo,  de  quien  se  dice  que  falleció  en  26  de  Junio  de  556.  De 
Sergio,  el  antecesor  fué  Juan,  cuyas  memorias  menos  anliguu 
legan  hasta  el  6  de  Noviembre  del  aúo  517  (1).  Dado  que  Juaa 
nuriese  en  519,  lo  que  no  es  improbable,  queda  espacio  pant 
colocar  loe  treinta  y  cinco  años  que  duró  el  pootiñcado  de  Seri- 
[io,  y  llevar  su  óbito  al  554  de  la  era  cristiana. 

HObner,  oúm.  113. 

Soliera  magnanimus  pina  ingenio  cato 

Hic  quiescit  in  túmulo  Sergis  poniifez  6|aa)c(lu)8, 

Qui  sacri  labeotia  reslaurans  culmina  templi 

Haud  procul  ab  urbe  construzit  cenobium  8(an|c(ti)B. 
»      Pauperes  patrem  hunc,  tutorem  habuere  pupilli; 

Viduas  (3)  soUmen,  captibis  precium, 

E8urieD[tibu]s  repperit  alimentum. 

Profluus  in  lacrimis  depulit  contagia  carnis. 

CuDCtis  carissimus,  exuberanti  gracia  poll[en)9. 
10    Parcas  íu  abundantia,  locuplex  egentibus  vixit 

Septies  denos  presentís  evi  peragens  anuos. 

Tri(n|a  sacer,  ponüfex  pariterque  septena 

Religíosae  vite  explevit  tempore  lustra. 


BPIGRaFU   CBI8T1ANA   DB  ESPAf^A.  511 

Solerte,  magnánimo,  ingenioso,  docto,  aquí  descansa  en  este  sepulcro  el 
Banto  pontífice  Sergio.  £1  cual  restaurando  las  techumbres  del  sacro  tem- 
plo (1),  construyó  no  lejos  de  la  ciudad  un  cenobio  de  religiosos  santos. 
Tuviéronle  por  padre  los  pobres,  por  tutor  los  pupilos.  Halló  consuelo 
para  las  viudas,  redención  para  los  cautivos,  alimento  para  los  aquejados 
del  hambre.  Con  las  lágrimas  de  la  vida  penitente  y  austera  se  preservó 
del  pestífero  ardor  de  la  concupiscencia.  Parco  en  medio  de  la  abundan- 
cia, de  todos  amadísimo,  manantial  exuberante  de  bondad^  fué  rico  para 
socorrer  al  menesteroso.  Cumplió  setenta  afios  de  su  carrera  mortal;  y  en 
su  religiosa  vida,  quince  de  órdenes  sagradas,  que  precedieron  á  los 
treinta  y  cinco  de  su  pontificado. 

No  han  de  tomarse  los  tres  lustros,  ó  quince  años,  que  en  el 
epitafio  se  cuentan  y  precedieron  á  los  del  pontificado,  por  el 
tiempo  en  que  Sergio  estuvo  ordenado  de  presbítero.  Empezaron 
cuando  tenía  20  años  de  edad.  No  pudo  ordenarse  de  diácono 
antes  de  los  25,  ni  de  sacerdote  antes  de  los  30,  según  la  disci- 
plina vigente  á  la  sazón  en  las  iglesias  de  España  (2). 

Presidió  dos  concilios:  el  de  Barcelona,  al  que  suele  asignarse 
el  año  540  y  el  de  Lérida,  reunido  en  7  de  Agosto  de  546.  Los 
mejores  códices,  donde  están  las  actas  de  ambos  concilios,  dan, 
asimismo  al  metropolitano  que  los  presidió  el  nombre  Sergis^ 
forma  seralgriega  de  Sergio.  El  comentario  sobre  el  Cantar  de 
los  cantares  que  le  dedicó  San  Justo,  obispo  de  Urgel  le  tributa 
un  elogio  (3)  parecidísimo  y  precursor  del  que  en  el  epitafio  se 
lee.  San  Justo  le  llama  «hermano  de  mi  corazón»  fgermanum 
coráis  mei)^  lo  que  induce  á  pensar  que  fueron,  no  sólo  amigos 
íntimos,  sino  también  compañeros  de  educación  en  una  misma 
escuela,  ó  quizá  primos  hermanos  ó  pariente?.  En  Valencia  San 
Justo  de  Urgel  predicó  un  sermón  en  alabanza  de  San  Vicente 
mártir,  cuyo  texto  (4)  hermosísimo  falta,  como  tantos  otros  (5)  á 
la  colección  de  Migne. 


<I)  Catedral. 

(I)  ConeiUo  in  da  Artea,  eanon  I. 

<3)  Migne,  Patrol.  ¡ai.,  tomo  lxzi,  pág.  961.  Paría.  1865. 

<4)  Lo  pablicó  Villanaeva,  Viqfe  literario,  tomo  x,  páginas  219-221.  Valencia,  1821. 

<5)  Véaae  lo  áiého  en  este  volumen  del  Bolbtín,  páginaa  336  y  448. 


BOLETÍN   DB   La    HBAL   ACADEMIA    DE   LA    HISTORIA. 


Justiniano  obispo  de  Valencia  (S27S487). 

HubDer,  DÚin.  449. 

Piu3,  praeclara»  doctor  alacer  facuitdus 

Jusiiiiiaiius  caelebs  poiilirex  sacei[doal 

Noba  templa  construens  velustaque  ^esl[all^al)^] 

Ornabit  fesU  dictis  predicans  in  popiilis, 
5      Vii'giiies  inslitueiis  monacosque  gubei[i)aus]. 

Scripait  plura  posteris  profutura  [cunctis]. 

Uic  miro  maris  insola[ni]  munimine  saepsi['], 

Iii  [ijjiía  mai'is  circunllue[ii]libus  undis 

Sílice  disniplo  predulcem  rep|ierit  limíam. 
lÜ      Hic  Vinceiiiium  gioriosnni  martirem  Xpi, 

Sat  pío  quem  coluit  moderamine  vivens, 

Hiinc  devoliis  moriens  reliquid  eredem. 

Uiidecim  preseiilis  quinquennia  vite 

Qiiatlor  lustris  visque  quaternís  mensibii3 
15      Connuinerandus  saaciis  ministrabit  antistea. 

Pío  preclaro  doctor,  ágil,  fficando,JintÍDÍaiio  célibe  sacerdote  7  pontífice, 
constrayendo  templos  de  nueva  planta  y  restaarondo  loa  antignoa,  ornato 
dio  con  su  paUbrtí  á  las  festividades  ^  con  su  predicación  edi£có  &  los 
pnebloB.  Institutor  de  religioRas  vírgenes,  tuvo  prelacia  de  tDonjea.31c- 
chas  obras  dejú  escritas,  que  aproTecharán  á  todos  los  siglos  Teoideros. 
£n  cierta  is'a,  rodeada  por  las  aviesHS  olas  del  mar,  puso  admirable  diqap; 
j  excavando  en  ella  el  ilnro  peñasco,  h Lio  surgir  noa  fílenle  de  agua.  Este, 
al  morir,  dejó  pi'r  heredero  de  todos  susbienessl  glorioso  mártir  de  Cristo. 
Vicente,  a  quien  mucho  veneró,  rigiendo  piadosamente  la  comnnidad  da 
BU  monasterio.  Pasó  á  mejor  vida  teniendo  65  afios  de  edad,  j  de  episco- 
pado veinte  aSos  y  ocho  meses,  debiendo  contarse  en  el  número  de  los 
eantoB. 

Confirma  esle  epiíaflo  y  amplia  las  prudentes  conjeturas  del 
sapieutfsimo  Flt^rez  ()).  Justiniano  ñrmó  el  segundo  entre  los 
siete  obispos  quo  celebraron  el  concilio  de  Valencia  {4  Diciembre 

(]}    EtpaSa  Sagrada,  tomo  tiii  18*  tdlci«D),  pigiaas  IfiS-ISi.  Uidrid,  IPKI. 


BPIGRAFtA   CRISTIANA  DE   BSPAf^A.  513 

546),  cuyos  cánones  ii,  iii  7  iv,  que  tratan  de  defender  los  bienes 
4e  los  obispos  difuntos  contra  la  rapacidad  del  fisco  y  de  los  pa- 
rientes, parecen  hechos  adrede  para  poner  en  cobro  las  disposi- 
ciones testamentarias  de  tan  insigne  prelado.  Su  firma  en  dicho 
concilio  arguye  antigüedad  en  la  posesión  del  cargo.  Floreció 
Justiniano  en  los  tiempos  de  Theudis,  como  lo  notó  San  Isido- 
ro (1),  y  por  esta  razón  no  ve  Plórez  inconveniente  en  afirmar 
«que  Justiniano  empezó  á  ser  obispo  cerca  del  año  531,  en  cuya 
dignidad  perseveraba  en  el  año  546»,  á  4  de  Diciembre.  Sus  her- 
manos Nebridio,  obispo  de  Egara  (Tarrasa)  y  San  Justo  de  ürgel, 
firmaron  las  actas  del  concilio  II  de  Toledo  (17  Mayo  527).  Si  á 
esta  fecha  juntamos  los  veinte  años  y  ocho  meses  que  el  epitafio 
nota,  resulta  el  año  548,  último  del  reinado  deTheudis,  y  proba- 
blemente el  mismo  en  que  falleció  Justiniano.  Por  ventura  lo 
consagró  en  Toledo  su  metropolitano  Montano  en  dicho  año  de 
527;  explicándose  así  la  presencia  de  Nebridio  y  San  Justo  en 
aquella  ciudad,  algo  después  de  la  celebración  del  concilio,  á  cu- 
yas sesiones  no  asistieron,  pero  cuyas  actas,  no  sin  previo  exa- 
men, confirmaron.  Precedióles  en  la  firma  un  obispo,  que,  como 
-ellos,  no  pertenecía  á  la  metrópoli  toledana,  y  se  dice  desterrado 
por  la  fe  católica  y  confinado  á  Toledo.  Los  códices  marcan  va- 
riadamente su  nombre  Marrucino^  Marciano^  etc.  Quizá  fué 
Apringio  obispo  de  Beja,  cuya  exposición  del  Apocalipsis  com- 
bate vigorosamente  el  error  fundamental  del  arrianismo. 

El  epitafio  de  Justiniano  encarece  sus  altas  prendas  de  orador 
evangélico,  que  pueden  servir  de  buen  comentario  al  canon  I  del 
concilio  de  Valencia:  «antiquos  cañones  relegentes,  inter  caetera 
hoc  censuimus  observandum^  ut  sacrosancta  evangelia  ante  mu- 
nerum  illalionem,  Vel  missam  catechumenorum  in  ordine  lectio- 
num  post  Apostolum  legantur,  quatenus  salutaria  praecepta  Do- 
mini  nostri  lesu  Christi  vel  sermonem  sacerdoiis  non  solum  fide- 
les  sed  etiam  catechumeni  ac  poenitentes,  sed  et  omnes  qui  e  di- 
verso sunt,  audire  licitum  habeant,  sic  enim  pontificum  praedi- 
coáuñxe  audita,  nonuuUos  ad  fidem  attractos  evidenter  scimus.» 


(1)   «Plorait  in  Hispanlie  temporfbas  Theudis  principia  Gothorum.>>  De  Hri» 
illustr.,  cap.  xxxixi. 

TOMO  xxzvu.  Ü 


r 


514         boletín  os  la  rbal  ácaobmia  db  la  historia. 

El  epígrafe  sepulcral  indica  tarabién  el  celo  de  la  devoción  que 
tuvo  Jusliniano  para  ensalzar  á  los  santos  y  singularmente  al 
glorioso  mártir,  del  que  nos  queda  el  brillante  panegírico  predi- 
cado por  San  Justo  en  la  misma  ciudad.  Opino  que  el  monaste- 
rio, del  que  fué  abad  Justiniano,  otro  no  es  sino  el  de  San  Vicente 
de  la  Roqueta,  extramuros  de  Valencia,  que  subsistió  en  poder 
de  los  mozárabes  durante  la  época  musulmana,  y  que  D.  Jaime 
el  Conquistador  adjudicó  con  todos  sus  bienes  y  posesiones  al  de 
San  Victoriano,  ó  de  Asan,  llevado  quizá  de  la  tradición  de  haber 
salido  de  este  monasterio  los  monjes  que  dieron  principio  al  de 
Valencia  (1).  La  fuente,  que  halló  Justiniano  en  la  isla  queforti- 
fícó|  ó  puso  al  abrigo  de  los  embates  del  mar,  es,  á  mi  juicio,  la 
de  Peñíscola,  descrita  por  Madoz  en  su  Diccionario^  tomo  zii,. 
página  492. 

Juan  arzobispo  de  Tarragona  (469-619?). 

Hübner,  41 S. 

Te  Joaunem  Tarraco  coluit  miriScum  vatem, 
Tuosque  in  hoc  loco  in  pace  condidit  artus. 
In  te  libra  morum,  in  te  modestia  tenuit  regnum, 
Nitens  eloquio  mitissimo  pollebas  in  corde. 
5      Gerens  curam  pauperum,  pietate  preditus  ampia. 
S(an)c(tu)s  namque  vita,  ñde  magniñc«nt[i]us  ipse 
[Ap]paruitcunctis  pergens  ad  premia  XpT. 
Tuum  nempe  uomeu  tuamque  dulcissiman  mentem 
Laudabunt  posteri,  numquam  abolenda  per  evum. 
10      Merita  preconiis  adlolluntfacta  per  s(e)clis. 

Denis  equam  libram  [tenens  rjeraeantibus  lustris 
Rector  doctorque  prefuit  monacis  et  populis, 
Octies  denos  vita  peragens  feliciter  anuos. 

A  ti,  )ob  Juanl,  prelado  admirable,  veneró  Tarragona,  y  á  este  sepolaro^ 
confió  tus  restos  mortales,  que  descansan  en  paz.  £n  ti  reinó  la  modera- 
ción  7  la  equidad,  norma  de  la  moral  y  regla  de  las  costumbres.  Ta  bri- 


(1)    Véase  la  diaertación  de  nuestro  sabio  correspondiente  D.  Boque  ChaMs,  iii-> 
serta  en  el  Boletín,  tomo  ziy,  páginas  19^49. 


EPIGRAFÍA  CRISTIANA   DE  ESPACIA.  515 

liante  palabra,  tu  maDsedambre  duldeima,  extasiaba  los  corazones,  y  no 
menos  los  arrobaba  aquella  tu  gran  piedad,  y  aquella  tu  limosnera  mise- 
ríoordia  en  favor  de  los  desvalidos.  Santo  en  toda  tu  vida,  y  sobre  todo 
magnánimo  en  defender,  conservar  y  propagar  la  católica  fe,  apareciste  á 
todos  los  que  te  vieron  en  el  trance  postrero  partir  allá  donde  Cristo  pre- 
mia la  virtud  con  eterna  gloria.  Tu  nombre,  tu  alma  dulcísima,  preconiza- 
rán los  siglos  que  han  de  venir  y  serán  prolongado  eco  de  tus  obras  y 
méritos  memorables.  Diez  lustros  sostuvo  su  diestra  las  rectas  balanzas 
de  la  justicia,  rigiendo  y  ensefiando^  como  prelado  y  obispo,  á  los  monjes 
y  á  los  pueblos;  y  su  vida  felizmente  alcanzó  hasta  la  edad  de  80  afios. 

Más  de  medio  siglo,  el  célebre  Osio,  que  presidió  los  concilios 
generales  de  Nicea  y  de  Sárdica,  fué  obispo  de  Córdoba;  y  San 
Atanasio  ocupó  cuarenta  y  siete  anos  la  cátedra  patriarcal  de  Ale- 
jandría. Gomo  ellos,  Juan  se  puede  llamar  columna,  aunque  en 
menor  grado,  de  la  universal  Iglesia;  y  no  debo  alargarme  en  de- 
mostrarlo, porque  harto  lo  prueban  los  documentos  que  expuso 
Flórez  (I).  El  epitafio  le  atribuye  el  cargo  que  tuvo  de  regir  á  los 
monjes,  simultaneándolo  cou  el  de  arzobispo,  á  la  manera  que 
medio  siglo  más  tarde  lo  simultaneó  el  ínclito  San  Martin  de  Du- 
mio  ó  de  Braga.  De  su  antecesor  Ascanio  no  llegan  lad memorias 
más  acá  del  año  465.  Los  diez  lustros  que  el  epitafio  de  Juan 
asigna  á  su  pontificado  nos  guían  retrocediendo  del  año  519  al 
469.  En  el  quinquenio  intermedio  (465-469)  queda  suficiente  lu- 
gar para  Emiliano,  de  quien  podemos  ya  conjeturar  que  falleció 
víctima  de  muerte  violenta  en  edad  prematura,  pues  con  efecto, 
durante  los  primeros  años  del  reinado  de  Eurico  (466-483),  Pam- 
plona, Zaragoza  y  Tarragona  fueron  estragadas  por  aquel  sobe- 
rano (2).  Con  esta  cuenta  se  hace  probable  que  Ascanio  fuese  ar- 
zobispo y  tomase  parte  muy  activa  en  el  concilio  nacional  que 
para  extirpar  los  restos  del  Priscilianismo  fué  convocado  (31  Ju- 
nio 447)  por  el  papa  San  León  I.  Entre  Hilario,  que  ocupaba  la  Sede 
al  comenzar  el  siglo  v  hasta  el  año  465,  cerca  del  cual  falleció 


(1)  España  Sagrada,  tomo  zzv,  páginas  56-71. 

(2)  «Tarraoonensls  etiam  provinciae  nobilitatem,  quae  ei  (B úrico)  repugnaverat, 
ezereitus  irruptione  evertit.»  San  Isidoro,  HUt,  Ohoíorum,  en  el  tomo  vi  de  la  España 
Sagrada  (8.'  edición),  pág.  493.  Madrid,  18S9. 


516  BOLETÍN   ÚH   LA   RBAL   ACAOBIClA  DE   LA    HISTORIA. 

Ascanio,  hay  uoa  gran  laguna,  que  indudablemente  llenarán  sm 
epitaños  respectivos,  si  se  descubren,  ü  otros  documentos  algo 
más  fidedignos  que  los  que  introducen  en  dicho  intervalo,  al  pro- 
blemático Paternino  ó  Patísimo,  nombre  que  parece  haberse  lo- 
mado y  desfigurado  del  de  Patruino^  metropolitano  de  Mérida  y 
presidente  del  primer  Concilio  de  Toledo  (1). 

Mirificus  vates  se  denomina  el  arzobispo  Juan  por  el  primer 
verso  de  su  epitafio.  La  dicción  es  correctísima,  y  la  explicó  San 
Isidoro  (2).  Este  mismo  santo  doctor  y  su  hermano  San  Leandro 
se  nos  dice  por  la  inscripción  362  que  fueron  «ex  ordine  príoriim 
vatum^  (3).  Otra  inscripción  (384)  refiere  que  los  altares  del  templo 
de  Cangas  de  Onis ,  donde  ella  se  puso,  fueron  consagrados  en 
el  año  737  por  el  vate  d  obispo  Asterio:  «Hic  vate  Asterio  sacrata 
sunt  altaria  Christo».  Esta  inscripción  se  grabó  en  el  año  pos- 
trero del  reinado  de  D.  Pelayo  y  primero  de  su  hijo  Favila. 

El  verso  1t  en  el  epitafio  del  arzobispo  Juan  se  escribe  por  el 
códice  parisiense  así: 

«Denis  eqno  libram  memineantíbus  lastris.» 

Evidentemente  está  mal  escrito;  pero  cualquiera  que  haya  de  ser 
su  corrección  (4)  se  deduce  del  verso  siguieute 

«Rector  doctorque  prefuit  monacis  et  populis.» 

que  fué  á  la  vez  abad  y  arzobispo  durante  cincuenta  años.  Ya  he 
demostrado  que  la  serie,  hasta  hoy  conocida,  de  los  metropolita- 
nos de  Tarragona  no  se  opone  en  manera  alguna  á  semejante 
estimación,  antes  bien,  la  corrobora.  Añadiré  que  el  concilio  de 
Agde  en  la  Narbonense  (28  de  Agosto  506)^  de  conformidad  con 
los  antiguos  cánones,  manda  (5)  que  á  nadie  se  dé  la  ordenación 


(1)  España  Sagrada,  tomo  xxv,  págioas «%  y  87. 

(2)  «Vates  a  vi  meutis  appellatuB,  cuius  signiflcatio  multiplexeet;  nam  modo 
sacerdotem,  modo  prophetam  eigniflcat,  modo  poetam.v  EtymoL^  lib.  vii,  cap.  xn, 
núm.  15. 

(8)  Véase  también  lo  que  noté  sobre  la  inscripción  888  en  el  tomo  xxv  del  "QoVBr 
Tin,  p4ff.  81. 

(4)  Creo  que  puede  ser:  «Denis  equo  libramíne  eminentibiis  lustria.» 

(5)  Can.  XVII. 


BPIGRAFÍA    CRISTIANA    OE    B8?/i$^A.  517 

episcopal  ni  la  sacerdotal  si  no  tuviere  30  años  de  edad.  Teníalos 
ciertamente  Juan  en  el  momento  de  su  consagración,  pues  falle- 
ció octogenario. 

La  vigilaucia  con  que  siempre  atendió  á  mantener  en  su  pu- 
reza y  vigor  la  regla  monástica,  se  significa  por  el  canon  XI  del 
concilio  tarraconense  que  presidió  (6  de  Noviembre  de  516);  y  el 
celo  que  le  anitnó  para  lá  conservación  de  los  templos  se  muestra 
igualmente  por  el  canon  YIII  del  mismo  concilio.  Asolada  ó  mal- 
trecha su  catedral  por  las  tropas  de  Eurico,  Juan  la  rehizo;  mas 
no  pudo  completar  su  obra,  probablemente  de  arte  bizantino 
como  la  de  Santa  Sofía  de  Gonstantinopla,  porque  el  dar  cabo  á 
la  techumbre  y  cúpulas  (sacri  culmina  templi)  estaba  reservado 
á  su  inmediato  sucesor,  Sergio,  quizá  griego  de  origen,  como  lo 
fueron  sus  contemporáneos  Paulo  y  Fidel,  arzobispos  de  Mérida. 

Al  concilio  de  Tarragona  asistió  Héctor  arzobispo  de  Cartage- 
na. Al  empuje  comercial  y  avasallador  del  imperio  de  Oriente 
sobre  el  Occicfente  se  debió  que  los  grandes  emporios  de  nuestra 
Península  se  viesen  frecuentados  desde  los  postreros  años  del 
siglo  V  por  los  subditos  de  la  nueva  Roma,  ó  de  Bizancio.  Como 
no  pocos  griegos,  clérigos  y  seglares  venían  inficionados  de  los 
errores  condenados  por  el  concilio  de  Calcedonia,  quiso  el  arzo- 
bispo Juan  viajar  á  Roma  y  abocarse  con  San  Hormisdas  para 
pedirle  una  regla  de  fe  por  la  que  fuesen  probados  los  del  clero 
griego,  que  en  España  se  introducían,  antes  de  ser  admitidos  á 
la  comunión  católica.  Mas  la  avanzada  edad  del  prelado  tarra- 
conense, que  por  su  epitafio  conocemos,  no  le  permitió  llegar  á 
la  ciudad  del  Tíber,  sino  que  habiendo  arribado  á  las  costas  de 
Italia  y  cayendo  por  ventura  enfermo,  despachó  un  mensaje 
fnitens  eloquio)  que  llevó  á  Roma  su  diácono  Casiano.  Lo  demás 
es  sabido. 

Lo  que  acabo  de  advertir  tiene  aplicación  á  un  problema  his- 
tórico que  atormentó  el  agudo  ingenio  de  Flórez  (1)  é  interesa 
muchísimo  al  episcopologio  tarraconense.  En  la  serie  que  trazó 
D.  Antonio  Agustín  propuso  á  Jorge  como  intermedio  de  los 
esudos  antiguo  y  moderno  de  aquella  santa  Iglesia.  Dice  haber 

<1)   JSspaña  Sagrmda^  tomo  xxv,  peinas  93  y  Ul. 


3  BOLRTIN   DB    LA    HBAL  ACAOBHIA   DB   L 

do  ioscripcidn  de  cierto  altar  arruinado 
Dtiflcado  de  Jorge  en  esta  forma: 
Stephanu»  Alexandrinui  in  honore  Dei  el 
!  VIH  idfuij  Aprit(eaJ  anfno)  tertio  or 
í»  sub  pontificalu  Georgii  ep(Ueop)i.  Sigili 
>No  bay  exptesióa,  dice  Plúreí,  de  era  e8|>s 
r  ]o  que  nocousta  el  tiempo;  pero  alta 
Tarragona,  debe  entenderse  de  pouiíflca 
eeia.  Este  convendría  á  Jorge  cuando  1 
gi6  aquel  altar  en  el  año  tercero  después 
isbltero.  Es  muy  ci-eíble  qué  Jorge  perte 
o  más  que  al  moderno,  después  de  Ye 
;lo  Tiit;  y  el  expresado  arzobispo  lo  euteo 
:a  memoria  antes  del  estado  moderno.* 
Propenda  á  creer  que  se  trata  du  Jorge, 
[a,  católico  y  sucesor  de  San  Juan  el  limí 
n  Marcos  y  San  Alanasio.  En  616,  apoder 
¡ipto  pusieron  en  la  precisión  de  ausentar 
rroá  San  Juan  el  limosnero,  en  cuyo  h 
rge;  por  manera  que  la  ordenación  de  Esi 
ispo  ó  bien  de  sacerdote,  no  acaeció  sino  d 
de  consiguiente,  la  inscripción  no  es  p' 
ecisaodo  más  el  tiempo,  claro  se  ve  que 
pción,  leído  por  D.  Antonio  Agustín  Si 
ede  admitirse,  sino  reformarse  por  la  s 
■a  semejante:  s(anjc(ti$jaimi  indicítione} 
va  al  año  619  y  al  6  de  Abril,  Gabalmenli 
[npareció  en  Sevilla  un  obispo  siríaco,  qut 
persecución  de  los  persas  y  para  cuya  con 
ieuto  San  Isidoro  redactó  el  larguísimo  cái 
Qcilio  hispalense  ¡13  de  Noviembre  619). 
iro  oriental  á  nuestra  España  por  efecto 
!  persas,  adoradores  del  fuego,  halla  su 
ogenie  del  infausto  conde  D.  Julián,  expli 
avedra  |l).  La  calda  del  Reino  de  D.  Rodi 

I)    BilHéto  lobre  ¡a  itvatió»  dt  iei  araba  tu  B^aia,  p3| 


epigrafía   cristiana   de  E8PAÍ9A.  519 

invasión  musulmana  no  puede  bien  explicarse,  si  no  se  tiene  en 
cuenta  el  amalgama  de  gentes  extrañas  al  elemento-godo- romano 
■que  DOS  trajo  el  Oriente,  atormentado  por  el  orgullo  de  la  razón 
y  el  choque  de  antiguas  rivalidades. 

El  argumento  que  hace  Fiórez  sobre  que  un  altar  erigido  en 
la  catedral  de  Tarragona  é  indicado  por  la  inscripción  de  quien 
lo  costeó  se  refiere  (si  habla  de  un  prelado)  al  de  la  misma  cate* 
dral,  no  es  concluyente.  El  sacerdote  que  á  sus  expensas  lo  hizo 
-construir  era  natural  de  Alejandría  y  pudo  ser  ordenado  por  su 
propio  patriarca  ú  obispo. 

No  reseña  Hübner  esta  inscripción  ni  la  siguiente,  que  tam- 
bién se  halla  en  la  catedral  de  Tarragona  (1). 

Bic  requiescit  vir  aanctisaimtM  Cyprianus ,  primae  Sedis  ia» 
rraconensis  (2)  episcopus ^  deponitus  in  hunc  tumulum  VIH 
k(a)l{end)as  Maias^  in  pace. 

Cipriano  tuvo  representación  en  los  concilios  Toledanos  XIII 
<4  Noviembre  683),  XIV  (20  Noviembre  6S4)  y  XV  (11  Mayo  688). 
Su  fallecimiento,  en  24  de  Abril,  ha  de  ponerse  en  uno  de  los 
años  689,  690,  691  y  692;  porque  en  2  de  Mayo  de  693  su  inme- 
diato sucesor,  Vera,  firmó  las  actas  del  Toledano  XVI,  y  el  tiempo 
transcurrido  para  su  elección  y  consagración,  contado  desde  el 
fallecimiento  de  Cipriano  (f  24  Abril),  excedió  seguramente  el 
plazo  de  ocho  días.  Para  cortar  la  cuestión  nada  se  infiere  del 
concilio  Zaragozano  III  (1.®  Noviembre  691),  pues  carece  de  sus- 
cripciones en  todos  los  códices  que  á  mano  tenemos  para  leer  sus 
actas.  Tal  vez  en  el  epitafio  de  Cipriano  se  descubrirán  rastros 
de  la  era,  omitida  por  los  copiantes;  y  de  todos  modos,  importa 
se  publique  el  fotograbado,  para  lo  cual  mucho  espero  de  la  co- 
operación que  al  efecto  prestarán  á  esta  Real  Academia  sus  co- 
rrespondientes en  Tarragona.  Igual  operación  há  menester  el  in- 


Auestro  sabio  compañero  hace  notar  que  uqo  de  los  hijos  de  Witiza  se  llamó  Arta - 
'vasdes. 

•  1)    Bspaha  Sagrada^  tomo  xxv,  págrinas  91  y  92. 

(2)  Bl  nombre  prima  Sedes  no  importa  primacia  de  un  metropolitano  sobre  otro, 
vino  sobre  los  sufragáneos  de  la  provincia  metropolitica.  Véanse  las  cartas  de  Idalio, 
obispo  de  Barcelona,  k  los  arzobispos  San  Julián  de  Toledo  y  Suniefredo  de  Narbona 
«n  la  Paírotogia  de  Migrne,  tomo  xcvi,  páginas  815-81S.  Paris,  1802. 


boletín  os  la  rbal  academia  dk  La  historia. 

9  epitaúo  episcopal  (siglo  vi?)  de  Valencia,  reseñado  por  Hüb- 

!ou  el  niiu).  384,  en  cuyo  fragmento  d  leo  tq(uatuo)r  aanjisii, 

dicándolo  al  remate  del  renglón  tercero. 

ira  terminar,  observo  que  ban  de  añadirse  al  Supplementum 

übner  otros  cinco  epígrafes  de  la  edad  visigóiica: 

'    Gl  del  anillo  de  oro,  hallado  en  la  isla  de  íbiza,  oncéanos 

'  que  salió  á  luí  en  el  tomo  xvm  del  BoletIh,  pág.  287. 

'    Los  18  dísticos  del  epitafio  de  Antonína,  sacados  del  códice 

uélico,  escrito  eii  el  siglo  ix  y  archivado  en  la  catedral  de 

I.  Los  publiqué  en   la   revista    madrileña   La    Ciudad  de 

(1),  cítaudo  los  testos  de  San  Braulio  de  Zaragoza  {i)  y  de 

Julián  de  Toledo  (3),  que  ilusiraü  esta  bellísima  composi* 

del  noble  Wistremiro  (4),  viudo  de  Anlonina,  de  la  que  dice 

pítaño  (versos  9  y  10): 

>  Te  claram  genitor  illustria,  nomine  Tustús 
Nobilis  et  genitrix  Veretuináu  dedit.» 

'  El  que  compuso  Quirico,  obispo  de  Barcelona  (años...  656- 
y  mandó  poner  en  la  iglesia  de  Santa  María  del  Mar,  junto 
pulcro  de  Santa  Eulalia,  virgen  y  mái-tir  barcelonesa  (á|.  Batí 
erso  trocaico  y  empieza  asf :  tFulgel  hic  honor  aepulcri  Mar- 
I  Eúlaliae.t  Esta  inscripción  se  relaciona  íniimamentecon  la 
de  Hübner,  lápida  mouumental  insigne,  que  re&ere  la  tru- 
in  del  cuerpo  de  la  Santa  á  la  catedral  por  el  obispo  Frodoino 
a  21  de  Octubre  en  la  segunda  mitad  del  siglo  ix  (6).  Aiiora 
alia  en  el  Museo  arqueológico  provincial  con  el  número  864. 


Tomo  TI,  págla4a  iT,  y  428.  Madrid,  ]S7I. 

Blpatia  Sagrada,  tomo  ixx  (S.*  edlelün),  plsiuai  :K2  y  3«S.  tfadrid,  ]fS9. 

Migue,  Palm/,  lat.,  tomo  icvi,  pig.  )<00.  Piiie,  l^Si 

,«HlHilrUiiint  BÍrontm»  lo  ll»ma  San  Braulio.  Su  nombre  tuvo  uno  d«  loe  pria- 
M  loagDatea  qu*  lomaron  parLa  en  la  CDiV)uraciún  j  itiMrm  d*  Paulo  Ooatn  «t 
rambe  (Mlgne,  t.  cit.,  pág.  BOS). 

Ulgoe.  Pairo!,  lat.,  tomo  lx>:xti,  pAginu  1.009  y  1.110.  Paría,  ¡883. 

íBiie  r4quiMtit  ¡nata  Bulalía  mar  |  [ir]rit  CknUt)t,  fiU  patta  al  in  eitílaU  Btr- 
*at*iDatiai.e\fniidiIÍUliu)  FH¡ii.nian)at  4l/aU  liítala  Ha  Fr^J^im  r"- 
t  mm  na  timo  'a  |  éamn  i(fi*At'.«  J'*'^  '  t(*)i(nda«)  A^i>(<wi>)M*>  D*a  gral 
«  lo  dicho  OD  el  BolstIh,  tomo  vi,  páf.  ÜJ4, 


BPI6BAFÍA   CRISTIANA  DE  ESPAÑA.  52 1 

Manos  bárbaras  durante  la  revolución  del  año  1868  arrancaron 
esia  lápida  de  la  cripta,  donde  reposa  el  cuerpo  de  la  santa  patro- 
na  de  Barcelona.  El  actual  obispo,  Dr.  D,  José  Morgades  y  Gili^ 
abriga  el  propósito,  según  me  dijo,  de  rogar  á  nuestra  Academia 
y  á  la  de  San  Fernando  interpongan  su  valía  acerca  del  Ministe- 
rio de  Fomento  para  obtener  la  devolución  de  tan  preciosa  piedra 
al  sitio  que  le  cupo  por  espacio  de  mil  años  junto  á  las  veneran- 
das reliquias  y  urna  sepulcral  de  la  santa  mártir.  El  perjuicio 
que  de  tan  equitativa  restitución  se  habría  de  seguir  al  Museo  no 
es  grande,  pues  fácilmente  se  puede  reparar  con  un  vaciado  en 
yeso  ü  otra  compensación  que  se  crea  justa. 

4.*  Está  señalado  con  el  número  1.400  en  el  Museo  episcopal 
de  Vich  (1):  «Lápida  de  mármol  ocupada  toda  por  el  monograma 
de  Cristo  en  relieve.  Mide  0,13  x  0,11  m.  Procede  de  Carmena.» 

5.""  Epitafio  poético  del  siglo  v  ó  vi,  que  dedicó  Cesarla  á  su 
esposo  Carudo.  Fué  descubierto  en  Llafranch  ,  de  la  provincia  de 
Gerona,  y  publicado  por  nuestro  correspondiente  en  Barcelona,. 
D.  José  Pella  y  Forgas  (2). 

La  segunda  parte  del  Supplementum  que  expone  los  monu- 
mentos epigráficos  de  la  España  cristiana,  posteriores  al  siglo  viii 
y  anteriores  al  xii  es,  aún  más  que  la  primera,  fecunda  de  ense- 
ñanzas históricas  (3).  ¿Qué  mucho  que  en  tan  rica  y  abundante 
mies,  cogida  en  tan  vasto  campo,  algunas  espigas  se  puedan 
echar  de  menos?  Tales  son : 

i.*  Lápida  conmemorativa  de  la  restauración  y  consagración 
de  la  iglesia  de  San  Martín  de  Ampurias  en  el  siglo  x  (4).. 

2.*  Lápida  conmemorativa  de  la  edificación  de  la  iglesia  de 
San  Pedro  de  Ciará,  cerca  de  Mataró,  en  el  siglo  ix  (5). 

3/  Sepulcro  primitivo  del  conde  de  Barcelona  D.  Ramón  Be- 
renguer  I,  legislador  de  los  Usajes  (f  27  Mayo  1076).  Cuando  se 


O)  CéUdlo0O  del  museo  argueoiófieo-artisiico  •piieopml  4$  Vich^  fundado  y  solemne- 
mente inaugurado  en  7  de  Julio  de  )8ul  por  el  Exorno,  é  limo.  Sr.  Dr.  D.  Jo«é  Morg^» 
éM  y  Qili;  pág.  64.  Vioh,  1893. 

(-2)   H%9í9ria  del  Amfwrdám^  tomo  iv,  páginas  274, 275, 867 y  858.  Barcelona,  ISBi. 

(8)   Véanse  loa  indieee  it,  v  y  tiu. 

(4;   Villanueva,  Viaje  literario,  tomo  zt.  pég.  26.  Madrid.  1851. 

<5)    Boletín,  tomo  zxziii,  pág.  89. 


-¿  SOLBTIN    DB    LA   RBAL   ACADBHIA    DB   La    HISTOBIA. 

bró  en  1535  la  urna,  que  hoy  guarda  aa  la  caiedi-al  de  Barcelo* 
,  los  restos  mortales  de  aquel  Conde,  se  deshecho  la  antigua, 
le  ha  servido  de  pila  á  la  fuente  frouteriza  de  la  casa  parroquial 
la  villa  de  Alella,  eutre  Mougat  y  Masuou  (1 ).  La  inscrípcióa, 
le  alguuoa  achacan  al  conde  Ramón  Borrell,  decía: 

Uarchio  Raimundus,  nuUi  probitale  secundus, 
Quem  lapis  isle  tegit,  agarenoa  Marte  aubegit, 
Adcuitis  nutumaemper  solvere  tributum. 
Huic  tequies  delar^  morílurug  quUqvte  precetur, 

4.'  Fragmento  del  epitafio  de  Almodis  (f  160clubre  1071),  es- 
sa  del  conde  D.  Ramón  Berenguer  I  [2): 

Félix  Almodis  que  splenduit  orbia  in  hodis 
Hac  moriendo  die  iransivit  ad  atria  vite. 

5.'  Dio  cuenta  de  ella  VillauneTa  (3) :  (Inscripción  gótica  del 
|[lo  X,  que  se  halla  en  una  ermita  de  nuestra  Señora,  intitulada 
1  Camí,  en  la  heredad  de  casa  Torres,  parroquia  de  San  Bste- 
Q  de  la  Uarriga,  no  lejos  de  Granollers.  Por  fortuna  be  coo- 
rvado  un  dibujo  exacto  de  la  piedra  coa  todas  sus  roturas  y 
Tas,  el  cual  me  regaló  un  monge  de  Monserral.  Su  lectura  redu- 
la á  nuestra  letra  comiiu,  dice  asi:  Hic  requieacit  banee  memo- 
V  Ckixiloni  (ó  Chixloni)  Dea  dieata,  filia  Wifredi  eomitis.  Dintil- 
I  ei  Detu.  Amen.  Quce  ohiit  VIH  kale.  martii  era  D.CCCC.XLV. 
Mo  vííi  regnante  Leudovico  Rege.» 

La  vi  en  el  mismo  lugar  y  he  pedido  calco  de  ella,  que  do  he 
nseguido.  El  año  vni[i]  (nono)  de  Luía  Ultramarino  comieiua 
30  de  Junio  de  944;  y  así  sale  bien  la  cuenta  de  la  era  cris- 
ma segiiu  el  cómputo  Pisano,  ó  de  Dionisio  el  Exiguo. 


1)    PuJBdM,  CrMiea  tnittrtal  del  PriiuiptSo  di  OalaluSa,  tomo  tu,  pég.  HS.  Bv- 

ODS,  IM-'il. 

Z)    VillíDuevA,  Viaje  lil ,  lomo  xii.  pág.  WS   Madrid,  ]t)SO.— P«reei6  ueslaadai 

iDosde  lu  entenado.  Los  que  colocaron  el  día  de  au  muerte  an  t'  d«  NaTiembt«  no 

enden  al  sexuado  vocablo  de  la  verdadera  eipresión,  ÍVIl  i*tfndai  Nocrm- 

iBlgnada  por  al  «pitaflo  ;  otros  docu  man  loa. 

9/     Viale  lileraHo,  lomo  iii,  p&g.  -JO.  Madrid,  18GI. 


J 


EPIGRAFÍA   CRISTIANA  DE  ESPaS^^A.  523 

6/  Lápida  sepulcral  que  fué  partida  eu  18  fragmentos,  y  se 
halló  sobre  el  cuerpo  de  San  Ildefonso,  de  cuyo  letrero  «Patris 
Aldefonsi  Episcopi  Toletani,,.'^  da  testimonio  Gil  de  Zamora  (1). 
¿Siglo  12?  Sospecho  lo  hizo  grabar  el  rey  Alfonso  III. 

7/  Epitafio  primitivo  de  San  Alvíto,  obispo  de  León  (f  3  Sep- 
tiembre 1062).  Lo  descubrió  D.  Ricardo  Yelázquez  Bosco  en  la 
catedral  de  esta  ciudad;  á  raíz  del  hallazgo,  en  1866^  estudié  y 
publiqué  la  inscripción,  dando  sobre  ella  informe  á  la  Comisión 
de  Monumentos  (2). 

Alviius  túmulo  presul  tumulaiur  in  íbío 

Annuii  huic  CéhrUtus  poniicale  decus. 
Dicite  Christicole:  celestia  rexy  sibi  parce 

Et  réquiem  vite  da  [sibi  perpetué.  Obiit] 
Era  m(iljl(esimja  C.  et  quoto  III  nonfasj  Sébt^embrea). 

8/  Epitafio  de  Bermudo  II  (f  5  Septiembre  999)  en  el  panteón 
de  los  reyes  de  León  (3). 

B(ic)  rfequiescitj  YeremundfusJ  Ordonii.  Iste  in  fine  vite  sue 
dignam  Deo  penitentiam  obtulit  et  in  pace  quievit^  era  MXXXYIL 

Esta  inscripción  se  relaciona  con  la  de  Vairáon,  señalada  por 
Hübner  bajo  el  nüm.  135: 

In  nfominje  dfomijni  perfectum  est  templum  hunc  per  Maris^ 
palla  dfejo  vota  \  sub  die  Xlll  k(alendas)  Ap(riles)  erfa)  DXXIÍI 
regnante  serenisaimo  Veremundo  rex. 

La  fecha,  20  de  Marzo  485,  tropieza  con  dos  dificultades  graví- 
simas. No  se  ha  conocido,  si  no  es  por  este  monumento,  ningún 
Bermudo  rey  suevo;  ni  el  dictado  de  aereniaimo  aplicado  á  nues- 
tros monarcas  se  encuentra  hasta  fines  del  siglo  vii  (4).  Sospe- 
cho que  la  inscripción  es  del  siglo  vni,  y  que  la  era  debe  ser 


(1)  BOLBTÍN,  tomo  Yi,  páginas  62  y  63. 

(2)  Bl  informe  ha  sido  reproducido  en  la  obra  Recuerdos  de  un  vi^fe  á  Santiago  d$ 
Galicia,  páginas  14^-15').  Madrid,  1880. 

(3)  Risco,  Iglesia  de  León  y  monasterios  antiguos  y  modernos  de  la  misma  ciudad,  pá- 
gina 148.  Madrid,  I'i92.— Otros  epitafios  del  panteón  de  los  reyes  y  principes  leoneses 
trae  Risco  en  este  libro,  omitidos  por  HUbner  y  anteriores  al  siglo  xii. 

(4)  Véanse  las  actas  del  concilio  XII  Toledano,  año  684. 


24  BOLBTIn  di  la   AKAL  ACADEHIA  DB  la  KtSTOIItA. 

>[ccc]xxTii,  año  789,  en  que  vivía  D.  Bermudo  I;  el  cual,  següa 
o  uola  la  crónica  de  AKoaao  III ,  reinó  tres  años  y  designó  por 
ucesor  suyo  á  D,  Alfonso  II  en  dicha  era  [1).  Conviene  pedir  y 
ibteuer  el  calco  y  la  fotografía  de  tan  interesante  lápida,  que 
[uiíá  permanece  en  el  exmonasterio  de  monjas  benedictinas  de 
(an  Salvador  de  Vairáon  (2),  y  no  logró  Elübner. 

9.'-19.'  Epitaños  de  otros  reyes ,  reinas  y  principes  de  León 
[ue  fueron  transcritos  i  coatinuacióu  del  precedente  [3),  y  son 
,nteriores  al  siglo  xii. 

30/  Arqueta  de  martll,  guarnecida  de  oro,  que  se  guarda  junto 
i  cuerpo  de  San  Isidoro,  con  esta  inscripción  (4): 

Arcula  sanctomín  micat  hec  sub  koncre  duorum 
Baptiste  sancti  lohannit  stve  Pelagii, 
Ceu  rex  Fernandus  Reginaque  Saacia  fieri  iuasit 
Era  millena  septena  aeu  nonagena. 

Otras  muchas  puedo  aiiadir  y  no  enumero  en  gracia  de  la  bre- 
'edad.  Lo  dicho  basta  para  dar  alguna  muestra  de  los  relevanles 
ervicioa  que  el  Supplementum  ha  prestado  á  la  Historia  con  los 
nonumeutus  que  abarca  y  los  que  están  destinados  á  su  prosecu- 
ión  en  el  siglo  próximo. 

Uadrid,  30  de  Noviembre  de  1900. 


(1)    StpaiaSaeraáa.  tomo  vu  (3  •oáii:iinin(Kl\dx),fág.&].  Madrid,  IflG. 

(9)    «Id  pariete  domus,  o  ctlltiro  dtelae,  verBoa  merldiem  luita   dormitoriaiD 


J 


NOTICIAS. 


Se  recibió  con  aprecio  la  obra  del  Dr.  Seller,  remitída  por  el 
Sr.  Duque  de  Loubat  é  intitulada  Das  Tonala  mail  der  auhufschen 
Sammlung^  espléndidamente  iluminada  con  reproducciones  cro- 
máticas del  calendario  azteca  y  doctas  investigaciones  del  autor, 
que  muestran  una  vez  más  la  liberalidad  é  interés  de  nuestro 
honorario,  que  bien  puede  llamarse  Mecenas  de  los  estudios  pre- 
colombianos  de  América. 


Presentó  el  Sr.  García  (D.  Juan  Catalina),  en  nombre  del  autor, 
D.  José  María  Pontes  y  Fernández,  la  Historia  de  la  antigua  ciU' 
dad  de  Sisapon^  hoy  Almadén  del  azogue ^  congratulándose  la 
Academia  del  incremento  cada  día  mayor  que  toman  los  estudios 
regionales  de  nuestro  país. 


El  mismo  Sr.  García,  encargado  por  la  Academia  de  la  edición 
de  las  Relaciones  geográficas  de  Felipe  11^  concernientes  á  la  pro- 
vincia de  Guadalajara,  ha  puesto  manos  á  la  obra,  y  no  tardará 
en  aparecer  su  trabajo  en  la  colección  del  Memorial  histórico. 


A  petición  del  Director  de  la  Revista  histórico^diplomática  que 
«e  publica  en  París  se  acordó  su  cambio  con  nuestro  Boletín. 


>6  boletín    DB   la   HBAL   ACADBWrA    DB    LA    HIBTOniA. 

El  Sr.  Gómez  de  Arleche,  en  nombre  de  D.  Pedro  Berenguer, 
a  presentado  un  opiisculo  titulado  Juan  de  Sevilla,  matemático 
pattol  del  tiglo  XII ,  obra  de  mérito  que  irá  seguida  de  otKS 
ístóricas  de  matemáticos  espailoles. 


La  Comisión  de  monumentos  de  Sevilla  notició  el  descubri- 
liento  en  Santiponce  (Itálica)  de  vados  objetos  romanos,  eotre 
líos  una  primorosa  estatua  de  Diana. 


Han  sido  nombrados  correspondientes  en  Segovia  D.  Andrés 
'iles  é  Icart,  historiador  de  Cullera,  y  en  Córdoba  I).  Rafael  Ra- 
lírez  de  Arellano,  autor  del  luminoso  inrorme  refereoie  á  Bea- 
■iz  Enriques  de  Arana,  publicado  en  este  cuaderno  del  Boletíh. 


Se  han  recibido  con  aprecio,  enviadas  por  D.  Joaquín  de  Pe- 
ñra,  dos  monedas  de  oro  de  los  caliTas  de  Bagdad  y  tres  de  plata 
B  Persia,  que  con  este  objeto  le  había  remitido  el  doctCsimo  co- 
respondiente  de  nuestra  Academia  Fr.  Pedro  de  Brizuela,  Supe- 
ior  de  la  misión  de  Carmelitas  en  Mesopotamia. 


Leyó  el  correspondiente  D.  Rodolfo  del  Castillo,  en  la  sesión 
el  9  de  Noviembre,  una  Memoria  descriptiva  de  los  sellos  de 
iedra  con  inscripciones  de  médicos  oculistas  pertenecieres  á  la 
poca  romana,  mostrando  el  original  del  ünico  ejemplar  de  esla 
iñd  que  existe  en  España  y  se  cree  descubierto  en  Cataluña. 


Han  sido  reelegidos  Director  de  )a  Academia,  Tesorero  y  Vocal 
e  la  Comisión  de  Nfonumentos,  respectivamente,  el  Excelentísimo 
r.  D.  Antonio  Aguilar  y  Correa,  Marqués  de  la  Vega  de  Armijo, 
I  limo.  Sr.  D.  Bienvenido  Oliver  y  Esteller  y  el  Esceleolísimo 
T.  D.  José  Gómez  de  .Artechc. 

F.  F.— A.  R.  V. 


Índice  del  tomo  xxxvii. 


DoouMiirTOs  oficiálib: 

I.    Beseña  histórica  de  la  Academia  en  el  año  1899-1900,  leida 
en  Junta  pública  el  3  de  Junio  por  el  Secretario  perpetuo 

D.  Cesáreo  Fernández  Duro 5 

n.  índice  de  informes  pedidos  por  el  Gobierno  de  S.  M,  y  Cuer' 
pos  del  Estado  á  la  Beal  Academia  de  la  Historia^  evacua- 
dos por  ésta 6S 

IvroRMBs: 

I.    Biografía  marUima.'-CeBáreo  FernÁüdeE  Duro 120 

IL    Antigüedades  romanas  de  Valencia. — Luís  Tramoyeres  Blasco.    127 
III.     Vida  del  capitán  Alonso  de  Contreras,  caballero  del  hábito  de 
San  Juan^  natural  de  Madrid^  escrita  por  él  mismo  (años 

1582  á  itf55;.— Manuel  Serrano 12» 

Noticias 271 


A.dquisicione0  de  la  Academia  durante  el  primer  semestre  del  afio 

1900 278 

InroRMis: 

I.  Dos  cartas  inéditas  del  P.  Andrés  de  Bada  acerca  de  las  re^ 

ducdones  del  Paraguay  (años  1666  y  1667),-^  M.  Serrano    301 
II.    Descripción  de  la  PaÍMÍino.— Fidel  Fito 818 

III.  Nuevas  inscripciones  romanas  de  Extremadura. — £1  Marqués 

de  Monsalud 822 

IV.  Tortosa,  Nuevas  tnscripdoTMS  romanas, — Ángel  del  Arco  y 

Molinero 326 

Varikdadis: 

I.    Memorias  de  la  dominación  de  España  en  Ñapóles,--  Cesáreo 

Fernández  Duro 329 

II.  Fatrologia  latina.  BenaUo  Gramático,  Su  apunte  histórico  de 

Sabadeü,— Fidel  Fito 836 

Noticias 848 


-t  nOLETtN   DE   LA    HBAL  ACADEH 

I.  PriviUgiot  ie  Atupvdia. — Gregoii 
II.  Epigrafía  antillana.— CetAwo  F< 
m.  Fuerot  inéditos  da  Viffuera  g  de  T 
£>.  A^fon»o  el  Batallador.— -gv 
IV.  Nueva»  ittueripeianei  romanoM  de 
Turi»  y  Abia  de  la»  Torre». — Fi 
Üciaa 


I.    F%en)  de  Viguera  y  de  Val  dt  Fm 

Hergueta. .... 

II.     In»cripcione»  en  Nuevo  üéxico.  —  y 
m.    Dato»  nuevo»  referente»  á  Beatrii 

Arana»  de  Córdoba,  etteontradot 

Aretlano.-  Rafael  RamlreE  de  . 
IV.    La  ñnagoga  mayor  áe  Toledo.— J 

Delgado 

V.    Nueva»  intcripci'mes  de  Extremad 

Balnd 

VT.     tEpigrafia  crittiaaa  dé  Eepatia.t  . 

títjios  de  San  Victoriano  abad,  J 

Tarragona,  y  Jtaiitdano  oWipo 

tidas. ._ 

lice  del  tomo  xxzni Mí 

[!tiflcacioD«8 SH 


REOTIPICACIONE 


?ág.  839,  Un.  i:  (Unesi;  corr.  €lfnefl>.— 4B0,  27:  <1 
B[tES>.— 436,  II:  (mina»;  corr.  <mtana>.— En  la 
car  la  sitaación  de  Alcormcén,  qae  no  eatá  eobte  i 
margen  ¡iqnierda  del  Gnadalqnlvir  j  janto  i  la  vi 


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