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BOLETÍN
DB LA
SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE MADRID
BOLETÍN
DE LA
^- SOCEDAD GEOGRÁFICA ^DE j MADRID
TOMO XXVIII -PRIMER SEMESTRE DE 1890
MADRID
ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO DE FORTANET
IMFBESOB DE LA REAL AOADEMLi DE LA HISTORU
Calle de la Libertad, núm. 29
1890
JUNTA DIRECTIVA
DB LA
SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE MADRID.
PRESIDENTE.
Bxcmo. 8r. D. FraneiBco Coello y Quesada.
VICEPRESIDENTES.
Exorno. Sr. |.r 7é<lorico de Botella %.. P.
8r. D. Juao.Vikiíova C.
Bxcmo. Sr. D.José María Aparicí Cd.
Bxemo. Sr. D. Tomás de Re^'oa O.
SECRETARIO GENERAL..
limo. Sr. D. Martim Perreiro.
SECRETARIOS ADJUNTOS.
8r. D. Rafael Torrea-Campos (contador).
8r. D. Adolfo de Motta (tbsobbbo).
VOCAUES.
Sr. D. Marceliano de Abolla P.
Sr. D. Luf B García Martin P.
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cario) C.
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Sr. Marqués del Socorro C.
6r. D. Fernando Monet P.
Sr. D. José Maria de Kscuza P.
Sr. D. Lucos Mailada P.
Sr. D. Castor A mí P.
Sr. D. Joaquín Qarralda P.
Sr. D. José Montes de Oca P.
Sr. D. Miguel Espin O.
Sr. D. Antonio Vázquez y López
Amor O.
Nota. Con las iniciales C., P., O. y Cd., se designan los individuos que perieue-
cen respectivamente á las secciones de Correspondencia, Pablicaciones, Oobierno
Interior y Contabilidad.
BOLETÍN
DB LA
SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE MADRID.
ADVERTENCIA.
Según lo acordado por la Junta Directiva, á conti-
nuación, y por vía de recuerdo, se da un sucinto
resumen de las reglas de pronunciación figurada y de
las principales sobre la acentuación, aprol)adas para
las publicaciones de la Sociedad Geográfica, é insertas
en el primer número del Bolktín, así como un cuadro
que expresa las diferencias de longitud entre nuestro
meridiano de origen en la isla de Hierro y los que
pasan por los Observatorios más importantes.
REGLAS DE PRONUNCIACIÓN FIGURADA.
Para expresar con alguna propiedad los nombres extranje-
ros se han adoptado, subrayadas eu la impresión y en los ma-
pas, las vocales o, u y las consonantes h, U, v, x, y, z.
La e suena como el diptongo eu francés.
La u como la u francesa.
La h se pronuncianl aspirada, ó como una ; muy suave.
La 11 como doble ele y no como elle.
La X parecida á la ch francesa, ó sea como aojan los dialectos
catalán y gallego.
La V como su semejante en francés.
La j algo parecida a la g francesa y más bien como la g cata-
lana en la palabra Sitges.
La z como la z francesa, ó como ds suave.
REGLAS PRINCIPALES DE ACENTUACIÓN.
Todo vocablo agudo que termine en vocal llevará sobre ella
un acento. Si termina en diptongo, se pondrá el acento en la
382755
6 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
vocal fuerte (A, E, O) y si las vocales terminales son débi-
les (I, U) acentúese aquella sobre la Cual viene á cargar la
pronunciación.
No se pondrá acento en las voces agudas que terminen en
consonante: las dos excepciones de esta regla se reducen á
poner siempre acento sobre la palabra aguda que termine
en N 6 en S.
Ninguna voz llana terminada en vocal se acentúa. — Por el
contrario (salvas dos excepciones únicas), se acentuarán las
voces llanas que terminen en consonante. Redúcense las dos
excepciones de esta regla á no poner acento sobre los vocablos
llanos terminados en las consonantes N ó S, por hallarse en
ellos comprendidos los plurales de muchos nombres y verbos.
En las voces llanas que deban acentuarse y cuya sílaba acen-
tuada forme diptongo, se ha de poner el rasguillo sobre la
vocal fuerte.
Los vocablos llanos que terminen en dos vocales , y la pri-
mera de ellas sea débil y acentuada (1, U) y la segunda fuerte,
habrán de llevar forzosamente acento en la primera.
Cuando las dos vocales terminales sean débiles, esto es,
lU, UI, llevará acento aquella sobre que cargue la pronun-
ciación.
Se acentuarán en la vocal débil las voces llanas cuya pe-
niiltima sílaba consta de una vocal débil, I, U, precedida de
otra fuerte, A, E, O
Todo esdrújulo se acentuará. También llevarán acento los
semi-esdrújulos, ó sean los vocablos que finalizan en dos vo-
cales fuertes (A, E, O) sobre ninguna de las cuales carga la
pronunciación.
CUADRO DE DIFERENCIAS DE LONGITUD.
Punta de la Orchilla (Occidental de la isla
deHierro) 0° O' O"
Madrid U 28 29
San Femando 44 57 26
París 20 30 O
Greenwich 48 9 46
Pulkova. 48 29 31
Lisboa 9 4 45
Washington 301 6 54
LAS RAZAS INDÍGENAS DE FILIPINAS
POR EL PROFESOR
D. FERNANDO BLUMENTRITT.
ESTUDIO DEDICADO AL EMINENTE GEÓGRAFO ESPAÑOL
ExcMO. Sr. D. FRA.NCISCO COELLO.
Entre las muchas obras que sobre Filipinas se han escrito,
no hay una que nos dé á conocer las razas que pueblan aquel
archipiélago, circunstancia explicable por la historia etnográ-
fica del país. Hasta nuestros días eran la isla de Luzón y las
Visayas, el principal objeto á que se dedicaban los estudios de
los sabios y de los viajeros nacionales y extranjeros, sin que
llamase la atención de los filipinólogos, activos ó sedentarios,
las de Mindanao y la Paragua.
Veintiocho ó treinta años hace que el naturalista alemán,
Dr. C. Semper, visitaba la parle oriental de Mindanao y en
muy raras publicaciones se ha tratado, fuera de aquel viaje,
de las regiones meridionales del archipiélago.
Los compendios geográficos alemanes, ingleses y franceses
que trataban de Mindanao y de la Paragua, eran abreviada
copia de las noticias que habían publicado Forres t (1774 á 1 779) ,
Rienzi (1836 á 1838), Hunt (1815), de Guignes (1784 á 1801),
Renouard de S.*« Croix (1803 á 1807), Crawford (1820 á 1856),
Mallat (1843 á 1846), y hasta Dampicr (1693 á 1723). Asi, pues,
todos estos relatos se distinguían por una respetable antigüe-
dad. Pero con las admirables campañas evangélicas con que
los PP. Jesuítas conquistaron tantos miles de almas para el
cristianismo y tantos kilómetros cuadrados para España,
cambió de aspecto aquel cuadro: gracias á los trabajos de aque-
llos intrépidos misioneros y á los viajes do los franceses Mar-
8 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
che y Montano y de los alemanes Schadenberg y Koch se re-
dujo considerablemente la térra incógnita de aquellos países.
Por esta causa aparecen hoy antiguas las publicaciones de 1860
á 1880 sobre Mindaaao, pudiendo asegurarse que los últimos
mapas de las misiones de la Compañía de Jesús, junto con los
de Montano y de Schadenberg han transformado por completo
las ideas que antes teníamos sobre Mindanao, sin que haya-
mos conocido el fin de estos descubrimientos etnográficos, por-
que de año en año alcanzamos otras noticias que detallan ó
corrigen lo ya sabido.
No es solamente el estado actual de los conocimientos etno-
gráficos sobre Mindanao, el que me ha inspirado estas líneas:
también abundan acerca de las otras islas del archipiélago erro-
res, equivocaciones y noticias contradictorias que piden en-
miendas ó aclaraciones. Al escribir artículos etnográficos sin
tener á la vista el mapa correspondiente, ó al copiar de otros
sin la precaución necesaria, se copian también erratas que se
convierten luego en nombres de razas ó de pueblos imagina-
rios. Además hemos de lamentar una mala costumbre que era
y es origen de muchos errores, tanto de autores nacionales
como extranjeros. Los antiguos cronistas supieron distinguir
las diferentes razas, pero al generalizar emplearon denomina-
ciones castellanas como infieles, montaraces, cimarrones, etc.;
pero los escritores peninsulares y la prensa de Manila del siglo
actual han ido abusando de las denominaciones indígenas
como igorrotes, calingas y manguianes, aplicándolas, no solo
á las tribus á quienes corresponden, sino también á otras que
pertenecen á distintas ramificaciones de la raza malaya: de
aquí la principal fuente de errores que son muy difíciles de
corregir, pues no puede todo el que escribe una descripción
etnográfica del país, recorrer por sí mismo todas las comarcas
del archipiélago para reunir los datos que necesita.
También se incurre por muchos en la falta de citar nombres
de rancherías como si lo fueran de raza, tomando así los de
origen topográfico por denominaciones etnográficas.
Los conocedores de la etnografía filipina, saben con cuántas
dificultades tienen que luchar en vista de esa inmensa serie
. LAS RAZAS INDÍGENAS DE FILIPINAS. 9
de A'agas y á veces imaginarias denominaciones; dificultades
que se aumentan cuando se quieren localizar los nombres, esto
es, buscar en el mapa el territorio que habita cada una de las
razas.
La mayoría de los escritores peninsulares y filipinos no fijan
su atención sobre la historia cartográfica del país y á veces des-
acreditan los trabajos de sus antecesores copiando lo que es-
tos en su época describieron exactamente, pero que hoy es in-
exacto, por ejemplo: si un autor habla en el año 1819 de una
tribu de infieles residentes á la sazón enCagayán ó en la Pam-
panga, no podemos copiarle hoy sin la aclaración necesaria;
porque entonces la provincia de Cagayán comprendía todo el
territorio que ahora ocupan las actuales provincias de Gaga-
yán, Isabela, Sallan, Quiangán, Nueva Vizcaya y Nueva Ecija.
Estos errores se copian y perpetúan multiplic.lndose los dalos
falsos ó erróneos, para mayor trabajo del etnógrafo filipino
que tropieza con inexactitudes, hasta dogmatizadas algunas do
ellas (véase el artículo Bürik),
Mi objeto, al publicar este escrito, es llamar principalmente
la atención de todos los que se interesan por la etnografía fili-
pina, sobre lo mucho que en ella es discutible, dudoso ó total-
mente inexacto. Abrigo la esperanza de que este escrito esti-
mule á los que posean mayores conocimientos á corregir lo
falso, aclarar lo dudoso y detallar lo poco determinado y cono-
cido; en una palabra, es mi intento contribuir á la solución de
las cuestiones etnográficas de aquel país.
Creo que, en primer lugar los filipinos, en segundo los ma^
tandas peninsulares y en general todos los españoles, tienen
el deber de rivalizar con la acliva é incansable diligencia de
los extranjeros (especialmente alemanes y franceses), en el es-
ludio de la etnografía, etnología y antropología de aquel trozo
tan considerable del reino de España. Creo asimismo que los
trabajos ctno-geográficos de Jordana, Montero Vidal, I. délos
Reyes y Lacalle prueban que adsunt vires^ adest voluntas] so-
lamente falta el apoyo por parle del Estado.
En este opúsculo hallarán los conocedores del país la serie
más completa de nombres etnográficos que se ha publicado
10 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
hasta hoy, pues no contienen tantos ninguna de las obras geo-
etnográficas que hay sobre Filipinas, incluso el diccionario de
los PP. Buzeta y Bravo, y las obras de los ilustrados señores
Jordana, Lacalle, Montero- Vidal y el P. Ruíz; sime tachando
inmodesto, añadiré que según mi opinión, no estará completa
mi relación, pues hay gentes en Filipinas, y sobre todo en
Mindanao y la Paragua, que todavía no se conocen.
También debo llamar mi atención sobro lo poco que sabe-
mos acerca de los infieles habitantes de las cordilleras que se-
paran las provincias llocos del Norte y de Abra, del Gobierno
del valle do Cagayán, pues apenas conocemos sus nombres.
Cuando en 1882 publiqué mi Ensayo de una etnografía de
Filipinas (escrito en alemán), tuve el gusto de remitir 50 ejem-
plares del mapa que acompañaba al folleto, á varias personas
residentes en el archipiélago, con la súplica de que me indi-
casen las inexactitudss que pudiesen hallar; pero solo uno, mi
distinguido amigo el Sr. Dr. D. José de la Campa, tuvo la
bondad de contestarme, los demás no so dignaron correspon-
der, ignoro si por indiferencia ó porque no temieran incurrir
en descortesía.
Quizá sea hoy más oportuna la publicación, pues á causa de
haberme ocupado en la parte política del país, he adquirido
gran número de enconados adversarios, que, imaginando al
hombre científico con la vanidad de los novelistas y de los
poetas, procurarán buscar las inexactitudes de mis obras, sin
considerar que este es cabalmente mi deseo, y es lo que pres-
tará mejores servicios á la ciencia.
Para terminar, debo añadir que solo reconozco dos razas
indígenas en el archipiélago filipino, la malaya y la negrita.
Considero un descrédito el seguir las modas etnográficas del
día sobre la subdivisión de la raza malaya; cada autor sigue
distinto camino: el uno, forma grupos según determinados
momentos antropológicos; otro, según costumbres ó particula-
ridades de carácter etnológico; un tercero, según el idioma, y
no falta quien tiene en cuenta para ello el diámetro del pe-
lo, etc., que más parece un juego que un estudio verdadera-
mente científico. Deducir por 12 ó 13 esqueletos ó por 300 ó
LAS RAZAS INDÍGENAS DE FILIPINAS. 11
400 vocablos del idioma los grupos ó subdivisiones de la raza
malaya^ tiene los visos de una puerilidad, por más que al opi-
nar así aparezca en contra de nombres que pronuncio con ver-
dadero respeto. Con la misma franqueza confieso que no creo
en las teorías de la mezcla con sangre china; pues si en alguna
raza filipina se observa un tipo semejante, prefiero llamarle
mongol, porque la mezcla china no puede probarse ni por la
historia, ni por la lengua. Los que conocen cuanto se ha es-
crito sobre el génesis de la raza malaya, saben que hay autores
que solo ven en ella el resultado de la unión de pueblos mon-
goles con los negros oceánicos, no extrañando por lo tanto que
en alguno predomine el tipo mongol.
Abacas. El P. Mozo habla de una tribu de indios salvajes
que hablaron un idioma diferente de los vecinos italones.
Vivieron en las cañadas meridionales del Caraballo Sur,
y con ellos se formó el actual pueblo de Caranglan (Nueva
Ecija), después de haberse sometido al cristianismo y á la
civilización europea. No sé si aún existe esta ramificación
de la raza malaya, cuyo nombre no citan los autores del
siglo xiz.
Abra (igorrotes de). Denominación colectiva de todos los in-
fieles sanguinarios de Abra, especialmente de los gui-
naanes.
Abúnlon. Nombre de tribus salvajes qu« viven en las mon-
tañas de Zambales: se dice que son mestizos de raza ma-
laya y negrita.
AdanCt. ¿Raza malaya? Quizás una ramificación de los veci-
nos apayaos, aunque tienen propio y diferente idioma.
Pueblan las montañas y el pueblo de Adang (provincia de
llocos Norte). Hasta 1720 vivieron como salvajes; ahora
son cristianos y están ya civilizados. Según el diccionario
de los PP. Buzeta y Bravo, son mestizos de una raza india
(malaya) y de negritos. En su nombre hay alusión á Ata^
12 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
denominación de ciertas tribus de negritos. Como faltan
casi lodos los datos sobre sus condiciones físicas .y etnoló-
gicas, y no se ha publicado hasta ahora ninguna gramá-
tica ó vocabulario de su idioma, no podemos decir nada
definitivo sobre el lugar que les corresponde en la etno-
grafía. Los Adang, variaciones de su nombre, son adán,
ADANGTAS, ADANGiNOs y ADAMiTAS. La Última dcnominacíón
es de origen cristiano y ha de derivarse de la alusión de
su nombre á Adán.
Agtas, aitas. Nombre indígena de los negritos ahetas.
Aeta (v. negritos).
Agutainos. Así se llaman los indígenas de la isla de Agu-
laya del archipiélago de Cuyo (provincia do Calamianes).
Pertenecen á la raza malaya y hablan un idioma propio.
Alibabáon, alibabáun. Parece ser un título de principales
entre los moros del seno de Dávao, pero jamás el nombre
de una raza.
Alimüt. Se cita ese nombre en la forma igorrotes de Alimut.
Supongo que forman esos «igorrotes» una fracción de los
infieles belicosos que habitan la comandancia de Quian-
gán y las orillas del río Alimut.
Altasanes. Esa tribu de «igorrotes» ó indios salvajes debe
existir en las cordilleras occidentales de la Nueva Vizcaya.
Buzeta y Bravo los llaman así, pero el autor español
S. Mas y el viajero alemán Dr. A. Bastían, escriben su
nombre: altabanes. No sé lo que es exacto, pues sola-
mente los citados autores (y Mallat) hablan de ellos. Los
demás autores reproducen las noticias que aquellos dan.
Apayaos. Raza malaya; habita la parte occidental de la pro-
vincia de Cagayán y las comarcas vecinas de Hocos Norte
LAS RAZAS INDÍGENAS DE FILIPINAS, 13
y de Abra. Son infieles en su mayor parte y muy temidos
por sus vecinos. Los apayaos salvajes cortan las cabezas
de sus enemigos. Los PP. Buzela y Bravo afirman que la
raza de los apayaos es el resultado de la mezcla de indios
(malayos) y negritos; pero lo que se conoce del idioma y
de las costumbres de los apayaos, tanto de los infieles
como de los sometidos, no permite esa hipótesis, debiendo
confesar que es muy poco lo que sabemos sobre esa na-
ción. Variaciones de su nombre, son: apayos, apoyaos. Se-
gún algunos escritores, el idioma de aquella tribu se llama
MANDAYA, pcro iguoro la exactitud del aserto.
Aripas. Raza malaya que habita las montañas cerca de Nac-
siping y Tubang (Cagayán). Son infieles pacíficos, en parte
reducidos, con quienes se ha establecido la visita Aripa.
Variaciones del nombre: apipanes, aribas.
Atas. 1. Así se llama una tribu muy numerosa de infieles
que habitan la parte altado los ríos de Dávao, Tuganay y *
Libagánum y se extendían por el NO. hasta el territorio
ocupado por los buquidnones. Parecen mestizos de mala-
yos y negritos con predominación del tipo malayo. Es la
raza menos conocida deMindanao. Hablan idioma propio.
Según los padres misioneros, su nombre significa: Que
viven en los altos.
m
Variantes del nombre: ataas, itaas.
— 2. Así se llaman también una tribu de infieles mesti-
zos de negritos é indios que habita en Camarines Sur,
(Dr. Montano.)
Até. Nombre que dan los tagbanuas de la isla de Paragua á
los negritos (según A. Marche).
Atta. El nombre del idioma que hablan los negritos de Ca-
gayán (Sr. Mas).
Baganis. Entre otras equivocaciones que padece la impor-
14 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
tante obra Las islas Filipinas, del Sr. D. Francisco J. de
Moya, hay que enumerar una tribu de Mindauao llamada
haganiSf pues aquel nombre no es otra cosa sino cierto
título de caudillos de guerreros de los manobos (y manda-
yas). Quien ha matado á 7 hombres recibe el título de
hagani,
Bagobos. Raza malaya. Habita en las faldas del Apo (Minda-
nao). Son infieles, pero los padres jesuítas se ocupan en
su conversión. Son sanguinarios.
Balugas. Este nombre parece una denominación general que
se aplica á diversas tribus de infieles descendientes de ne-
gritos puros ó de mestizos de negritos é indios remonta-
dos. En el idioma tagalog se entiende bajo el vocablo ba-
loga: mestizo negro ^ mezclado, chapurrado. El viajero
alemán Dr. C. Semper, encontró halugas en las llanuras
centrales de Luzón, provincia de Pangasinán, y los llama
mestizos de negritos é indios. D. Sinibaldo de Mas cita,
entre las denominaciones indígenas de los negritos, tam-
bién el de halugas, y D. Manuel Scheidnagel, asegura: Se
les suele denominar por los indios con el nombre de balu-
gas. También Cavada-Méndez de Vigo, habla de Balugas
ó Acias, y el misionero P. Mozo titula el cap. viii de su
obra: Missiones de Balugas 6 Actas. El Sr. Cámara habla
de Negros halugas de los montes de Camumusan. La des-
cripción de la vida y del exterior de los balugas de Ca-
mumu, Porac, Tarlac, Mabalacat, Angeles y Capas co-
rresponden á las costumbres y al aspecto físico de negri-
tos puros.
Bangal-bangal. Nombre que dan á los dulanganes los mo-
ros vecinos.
Bangot. Denominación vaga de diversas tribus de los man-
guianes de Mindoro. Así se llaman: i.* Los que ocupan las
llanuras entre Socol y Bulacao. 2.'' Los que pueblan las
LAS RAZAS INDÍGENAS DE FILIPINAS. 15
orillas de los ríos al S. de Pinamalayán; pertenecen al
tipo chino ó mongol de los manguianes.
Banobos. i Bagobos ?
Banuáon. Una tribu de manobos que compone la nueva re-
ducción Amparo en el bajo Agüsan. (Cartas de los padres
jesuítas, tomo vi, p. 273.)
Babangán. Así se denominan los manguianes que habitan
las regiones altas de las cordilleras de Mangarín (Mindoro).
Batac. Nombre que se da á los Tinitianos que viven en la
cercanía de la punta Tinitia y del golfo de Babuyán (isla
Paragua).
Batán. Hasta ahora se han clasificado los indígenas de los
grupos de Batanes y Babuyanes entre los ibauags ó caga-
yanes: pero el distinguido lingüista filipino señor doctor
D. T. H. Pardo de Tavera nos advierte que los batanes
tienen un dialecto llamado batán, que difiere efectiva-
mente del idioma ihanag. El batán es uno de los dialectos
más interesantes de Filipinas, pues tiene la ch y una
vocal como la eu francesa.
Los batanes son cristianos civilizados, aunque viven
muy atrasados.
Bayabonan. No se conoce más que el nombre de esa tribu
(malaya?) que habita al lado de los gamunanges en las
faldas de las montañas al E. de Tuao (Gagayán). Según el
Sr. Mas, tienen idioma propio.
Beribí. Así se llaman los manguianes entre Socol y Búlala*
cao (Mindoro), que se hallan refugiados en las cumbres de
los montes.
BicoL. Raza malaya de antigua civilización. Habita las pro-
16 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
vincias de Camarines Sur, Alba y, Buhas, los pueblos de
Daet y Basud y otros do Can)Arinés Norte, y el pueblo de
Malanay de Tayabas. En mi mapa etnográfico de Filipi-
nas, figuran las islas de Masbate yVTicao pobladas por bí-
coles, siguiendo la opinión de autores extranjeros, pero el
nomenclátor oficial lo niega. Quizás estos líneas contribu-
yan á corregir lo que es inexacto. Los bicole^son cristianos.
Los llamados «igorrotes de Isaróg, Iriga iBuhí y Cara-
rauán», parecen ser en parte descendientes puhs^ de Meó-
les remontados, y en parte mestizos de ellos y i^gritos.
Ya el nombre de cimarrones que les suelen dar losN^nti-
guos cronistas, junto con las escasas pruebas de su ic^io-
ma, permiten tal hipótesis.
BiLANES. Raza malaya que habitó el territorio cnlre la laguna
de Buluán (de aquí su nombre verdadero buluanos) (1) y
la cordillera de Butulán; además habitan las islas de Sa-
rangani (Mindanao). Son infieles dóciles.
Variantes del nombre: büluanbs, bül-u-an, vilanes, vi-
LAANES.
Su idioma tiene la letra F.
BiSAYAS. Raza malaya de antigua civilización. Habita las
islas Visayas y las playas de Mindanao Norte y Este,
además de Zamboanga y Cottabalo. En la época de la con-
quista habitaban también el Sur de la isla de Mindoro.
Entonces sollamaron Pintados^ nombre que recibieron
de los españoles por su costumbre de pintar ó picotear su
cuerpo. Ese pintado se describe por los corsarios holande-
ses del siglo XVII. Son cristianos.
El idioma bisaya se parteen varios dialectos; entre ellos
merecen ser citados el cebuano y el panayano.
Véanse además los artículos Calamiano, Hiliguayna,
Halayo y Caraga.
(l) Creo que entonces se llamarían tagabulmn,, lo que hace suponer un pare*
cido, si no de sanare, al menos de origen con el nombre do los tagabcUes.
LAS RAZAS INDÍGENAS DE FILIPINAS. H
BoNTOK (iGORROTEs de). Deiiominación colectiva de los infie-
les malayos de la comandancia de Bontok.
En alemán: Bontok-Leute (pronunciación: B-LayteJ.
BoüAYANÁN. Tribu de infieles en el interior de la isla de la
Paragua (según A. Marche).
BüCTüLÁN. Nombre de los manguianes mongoles de Pinama-
Ijayán, refugiados en las cumbres de las montañas. Tam-
bién se les suele denominar durugmun.
BüJüANOs. Tribu de indios infieles, que solo cita Mr. Scheid-
nagel; vive en la Isabela de Luzón.
BüLALACAüNOS. Tribu salvaje que puebla el interior (?) de las
islas Calamianes y el Norte de la Paragua. Parecen per-
tenecer á la raza malaya.
BüLUANES (V. BiLANES.)
BüNGANANES. Tribu de infieles , pertenecientes á la raza ma-
laya. Viven en la provincia do la Nueva Vizcaya ó Isa-
bela de Luzón. No se conoce mas que el nombre.
BuQumNOXEs. Raza malaya; habita en la parte oriental del
distrito de Misámis (entre Ilígan y la Punta Divata y la
cuenca del río de Tagoloán. Extiéndese hasta el origen del
río Grande de Mindanao. Son infieles, pero en parle están
cristianizados por los PP. jesuítas. Los españoles suelen
darles el nombre monteses, lo que es una traducción cas-
tellana de su nombre. Yo preferiría la transcripción Bu-
kidnon.
BüQuiL (yo preferiría la transcripción bukil). Nombre de
varias tribus de manguianes de Mindoro, á saber: !.• La
tribu con tipo negro, que habita en las inmediaciones de
Bacóo y Subaán. 2.* Las tribus de manguianes, que entre
2
18 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Socol y Bulalacao se albergan en las faldas de los montes,
pertenecen á la raza malaya. 3." En Pinamalayán se lla-
man asi las tribus que ocupan las llanuras; pertenecen á
los mangiiianes de tipo mongol. 4.^ En Mangarín se lla-
man así los manguianes de las orillas de los ríos.
Espero que se aclararán más tarde aquellas vagas deno-
minaciones. Como el nombre Buquil se deriva del voca-
blo hiikid , puede aplicarse solamente á tribus que viven
en los montes y en el bosque.
BuQuiTNÓN. La Oceania Española reproduce en su nüm. 181
(9 Agosto, 1889) ún artículo del Porvenir de Visayas^ que
trata de los monteses de la isla de Negros. El autor anó-
nimo dice: «dos razas completamente distintas habitan en
la cordillera central que divide esta isla: los aetas 6 ne-
gritos, y los huquitnónó monteses.» «Estos (huquitnón)
en nada se diferencian de los indios que conocemos y ve-
mos todos los días, en cuanto á lo físico; pues los supone-
mos de la misma raza.» Son inüeles valientes, hasta fero-
ces. Hay unos 40.000 en la isla.
Parece que son descendientes do visayas remontados ó
idénticos con aquellos infieles que por otros autores reci-
bieron la denominación de carolanos. El parecido de su
nombre con el de los buquidnones de Mindanao no revela
ni prueba la identidad de ambas razas monteses , porque
los buquidnones de Mindanao tienen su propio idioma,
mientras los huquitnón de Negros parece que hablan el
idioma visaya. Además hay diferencias notables en su
vida social y en sus costumbres.
BúRiK. En todas las obras que tratan de los igorrotes se cita
una tribu ó nación igorrote llamada húrik; pero las inves-
tigaciones y estudios del autor y viajero alemán Doctor
Hans Meyer han probado que tal tribu no existe. Búrik
se llaman solamente aquellos igorrotes pertenecientes á
diversas rancherías quQ tienen su cuerpo pintado con
cierta forma ó modelo de taraceado, como lo demuestra
LAS RAZAS indígenas DE FILIPINAS. 19
la iluslración de la obra Die Igorroten del citado autor.
Búrik es un vocablo del idioma igorrote que significa de
varios colores^ pintorreado, barajado, abigarrado. Cada
igorrote puede hacerse búrik adoptando tal modo de tara-
ceado. Las noticias que publicó el viajero alemán queda-
ron comprobadas por los igorrotes de la Exposición fili-
pina de Madrid (1887) , como me lo comunicó mi distin-
guido amigo el Sr. D. Eduardo P. Casal.
BusAOs. Según los autores españoles, forman los Busaos una
tribu ó parte de los igorrotes verdaderos. El intrépido via-
jero alemán Dr. Hans Meyer visitó las rancherías de los
igorrotes de Benguet, Bontok y Lepanto, y asegura qiie
los llamados Busaos ó Besaos tienen más parecido con los
guinaanes y los infieles de Bontok que con los igorrotes
verdaderos, y esto por su hábito físico, trajes y cos-
tumbres. ^
Cafres f (1). No hubo raza indígena de tal nombre, pero
así se denominaron los esclavos papuas que llevaron á
Manila algunos comerciantes portugueses (1580-1620).
Cagayanes. Raza malaya. Habita la cuenca del Río Grande
de Cagayán, desde Furao hasta su boca, los pueblos que
viven en el litoral de la provincia de Cagayán , y las islas
Babuyanes y Batanes , aunque los autores ingleses creen
que los indígenas de las Batanes corresponden á otra ra-
mificación de la raza malaya. Pero como las islas Ba-
tanes forman casi una Terra incógnita para el antropólogo
y etnógrafo, no puede confirmarse nada seguro. Los ca-
gayanes alcanzaron cierto grado de civilización en la épo-
ca de la conquista; son cristianos y civilizados. Su idioma
se llama ibanag.
Calaganes. Tribu perteneciente á la raza malaya y que vive
<l) La craz indica que el vocablo es de siglos pasados.
20 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
en el seno de Casilarán (Dávao). Los calaganes no son
moros. Hay una reducción de cristianos en Dígos.
Calamiano. Los PP. Buzeta y Bravo entienden el vocablo
Calamiano como nombre de un dialecto visaya, resultado
de la mezcla del visaya y tagalo, y hablado en la islas Ca-
lamianes y la parte sometida (1851) de la isla de Paragua
(mientras Barrantes dice que el calamiano se habla en
cuatro pueblos de la provincia de Calamianes); además se
sabe que el P. Fr. Juan do San Antonio compuso en íen-
gua calamiana un tomo de Sermones morales y otro de
Explicación del Catecismo; así, sería muy natural creer
que existo el idioma calamiano, 6 como dialecto del visa-
ya, ó como lengua propia; pero el sabio viajero francés
A. Marche, que visitó estos territorios, dice que no existe
ningiin idioma calamiano así llamado. El i^alamiano del
nomeíiclator debe ser idéntico con el idioma taghanua.
Galauas. Raza malaya que vive en las alturas inmediatas
al S. de Malaueg, en Nacpising y en las cañadas del río
chico de Cagayán. Son infieles de carácter pacífico. Como
habitan la comarca llamada El partido de llaves recibo el
idioma que hablan también la denominación itavés, aun-
que hay autores que suponen que el idioma de Malaüeg
sea el idioma de los calañas.
Variación del nombre: calaguas. Además hemos de
añadir que los calañas del partido de llaves reciben tam-
bién por algunos autores la denominación de itaveses;
ignoro si es exacto.
Calibüganbs. Nombro de los mestizos de moros y súbanos.
Calingas. 1. Según el sabio viajero alemán Dr. C. Semper,
así suelen denominarse colectivamente en la parte orien-
tal del N. do Luzón todas las tribus de infieles salvajes,
como sucede con el nombre igorrote en la parto O. do
aquella región. 2. Se funda esta denominación colectiva
LAS RAZAS INDÍGENAS DE FILIPINAS. 21
€Q una tribu de indios salvajes que habita la cordillera
que corre de SO. á NE. entre el rio Grande de Gagayán
y el Ahulug; son vecinos de los aripas, pero menos pací-
ficos que ellos. El viajero alemán Dr. A. Schadenberg
dice que su aspecto parece que revela alguna mezcla con
sangre china. 3. Algunos autores, entre ellos Semper,
advierten que también á los irayas se les suele denomi-
nar Calingas.
<!amuconbs f . Así se llamaron los moros piratas de las islas
6 islotes que están situadas entre Táui-táui y Borneo.
Variante del nombre : gamoconbs.
Canganay. Nombre del dialecto igorrote hablado en la parte
NO. de Benguet.
Garagas. En las obras de los siglos pasados, especialmente
en las holandesas é inglesas^ se llamaron así los belicosos,
pero reducidos y cristianizados indígenas de los pueblos
situados en la costa oriental de Mindanao (desde la punta
Gáuit hasta la punta Taucanán ó aun hasta el cabo de
San Agustín). Se creía que tenían idioma propio ó un
dialecto particular del visaya. No puedo asegurarlo. Su-
pongo que ya entonces había manobos y mandayas cris-
tianizados en los antiguos pueblos do Garaga, Gateel,
Liangán, etc., quienes chapurreaban el visaya, y los au-
tores antiguos tomaron ese visaya de tienda por un idio-
ma propio , ó por lo menos por un dialecto particular del
idioma visaya.
Variaciones del nombre: garaganes, calaganes (pero
tiene que distinguirse esa variante bien del nombre igual
de los calaganes de Dávao), garaguei^os (hoy nombre de
los habitantes de Garaga).
Garolano. Solo cita el nombre de estas tribus de infieles el
Sr. Díaz Arenas, según el cual en 1848 vivían 2.322 caro-
lanos en la cordillera que se extiende desde la antigua
a BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
cabecera hasta Cauayán (isla de Negros). Supongo que no
son otros sino los infieles que el inglés Plant (siguiendo
la mala costumbre de los españoles y filipinos que gene-
ralizan el nombre igorrote) llamaba igorrots. Si mi su-
posición es exacta, pertenecen los carolanos á la raza ma-
laya, é idéntica subdivisión á la cual corresponden los
infieles sanguinarios del interior de Luzón N. y de Min-
danao.
Gatalanganes. Tribu de infieles pertenecientes á la raza ma-
laya de tipo mongol; hablan el mismo idioma que los
irayas. Habitan las orillas del río Catalangán y las co-
marcas vecinas (Isabela de Luzón). Son pacíficos.
Gataoán. Nombre del dialecto que hablan los igorrotes de
la cuenca del río Abra.
Catubangañes. Tribu de infieles hostiles. Viven en los mon-
tes pertenecientes á la jurisdicción do Guinayangán (Ta-
yabas). Como faltan noticias detalladas ^ no puede decirse
si pertenecen á la raza malaya ó son negritos con mezcla
de sangre malaya.
Variación del nombre : catabanoanbs.
Gebuano. Dialecto del Visaya.
GoTuvos. Así se llaman los indígenas del archipiélago de
Guyo que no pertenecen á la raza de los agulaiaos. Según
A. Marche parecen Tagbanuas cristianizados, y hablan el
mismo idioma.
GuAMAN (LOS de). Trfbu mauoba que vive entre el río Hijo
y Garaga. Pero creo más exacto que su nombre es el de
culámanes.
Culá&íanes. Así se llaman los manobos de la costa O. del Seno
de Dávao.
LAS RAZAS INDÍGENAS DE FILIPINAS. 23
Dadayag. Raza malaya cuyo nombre recuerda el de los fa-
mosos Dayaks de Borneo (sin que esto dé motivo para
fábulas etimológico-etnográficas). Habitan las montañas
al O. de Cabagán (Cagayán). Son infieles. Faltan noticias
detalladas. Tienen idioma propio. Variación del nombre:
DADAYA.
Dapítan (nación de) t- Nombre que los españoles del si-
glo XVI dieron á los visayas de la hoy Comandancia de
Dapítan. (Distrito de Misámis.)
Dayhagang t- Según el Sr. Mas, el nombre délos mestizos de
borneyes y negras aetas en los tiempos anteriores á la con-
quista. Dudo la exactitud de esta noticia y de su ortografía.
Dülanganes. Habita esta raza el S. del distrito de Dávao.
Su nombre significa gente de bosque. Son infieles salvajes.
No sé si pertenecen á la raza malaya ó son malayo-negri-
tos, pero creo que predomina el tipo malayo. Como tam-
bién se llaman gulanganes, es de suponer que formen una
fracción de la poco conocida raza de los mangulangas 6
manguangas y de los guiangas del S. de Mindanao. Los
moros les dan la denominación de bangal-hangjiL
DuMAGAT. Nombre que dan algunos autores extranjeros á los
negritos que viven en la parte de la contracosta de Luzón
que se extiende desde la ensenada de Palanán, al N., hasta
el cabo Engaño. También aplican los mismos igual deno-
minación á otras razas que pueblan las contracostas de
Samar, Leyte y Mindanao y hasta de Mindoro. Así me
parece que dumagat (vocablo tagálog que significa hom-
hre diestro en la mar) se introdujo en la nomenclatura
etnográfica por una serie de errores.
DuRUGükCUN. Así se llaman los manguianos del tipo mongol de
Pioamalayán (Mindoro), refugiados en las cumbres de los
montes. También se llaman büctülán.
^ BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Etas (v. Negritos).
Gaddanes. Raza malaya. Habita parte de la Nueva Vizcaya,
Isabela, Gagayán, y de la comandancia de Saltan. Los de
Bayombone y Bagabag son cristianos civilizados, los otros
son ineñles.
En las antiguas crónicas se llaman yogades.
Gamunang. Raza malaya que habita las montañas al E. y NE.
de Tuao (Gagayán) y tiene idioma propio. Son infieles sal-
vajes. Faltan datos detallados y modernos, los últimos da-
tan de 1842.
Guanga (v. Güianga).
GüíANGAS. Raza malaya que habita al N. y NO. de Dávao.
Son infieles; apenas se diferencian de los bagobos más que
en su idioma bastante difícil de entender, por no parecerse
en nada á las lenguas que hablan los otros infieles de Min-
danao. Son muy bárbaros. Los variantes guanga y gülanga
de su nombre, que significa habitante deselva^ hace supo-
ner que forman una fracción de aquella raza que, bajo los
diversos nombres de manguangas, mangulangas y delun-
ganes, se conoce en el S. de Mindanao.
GuiBiBAJANOs. Así llamarou los historiadores de los siglos pa-
sados una gente montaraz que habitaba el interior de la
isla de Joló. Eran muy belicosos. Recibieron este nombre
por ir al combate acompañados de los sonidos fuertes de
sus tambores ó guimhas. Existen todavía. El Sr. D. P. A.
do Pazos, en su muy importante monografía, los cita dos
veces, y en un periódico de Manila he leído las siguientes
lineas: «Los guimhajanos ó monteses del valle de Loo, son
muy odiados del resto de los moros. Se les cree aboríge-
nes, y lo cierto es que en todos tiempos han tenido en jaque
á sus convecinos». En la cercanía de Carondón hay Guim-
hajanos.
LAS RAZAS INDÍGENAS DE FILIPINAS. íS
Variantes del nombre: guinbajanos, güimbanos, qüimpa-
NOS, GUIMBAS.
GOINBAJANOS (y. GUIMBAJANOS).
GuiNAANES. Raza malaya; habita la cordillera que separa las
provincias de Abra é Isabela. Son infieles, muy belicosos
y sanguinarios, teniendo la costumbre de cortar la cabeza
á sus enemigos. Su lengua tiene la F.
Variaciones del nombre: guinanes, ginan, quinaanes,
QUINANES.
GULANGA (V. GuIANGa).
GOLANGANES (v. DULANGANESJ.
Halato f . Dialecto visaya hablado en el interior (?) de la
isla de Panay.
Haraia, haraya f. Lenguaje ó dialecto del visaya hablado en
Panay, supongo que es idéntico al llamado Halayo.
HiLiGUAYNA f. Dialecto visaya que se habla en el litoral de
la isla de Panay.
Variaciones del nombre: hiligueyna, hiligvoyna.
Ibalones f. Antiguo nombre de los bicoles (de Albay).
IbInag. Nombre del idioma de los cagayanes, característico
por la letra / (F) que falta en la mayoría de los dialectos
filipinos.
Ibilaos. Raza malaya (algo mezclada con sangre aeta). Habita
los montes entre el Caraballo Sur y Caraballo de Baler
(Nueva Vizcaya, Nueva Écija). Son infieles muy feroces,
cortan las cabezas de sus enemigos y viven en la mi-
seria.
26 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Idan ó idaan. Según el alemán Dr. Waitz y el inglés Dal-
rymple, se llaman así las tribus de infieles de diferentes
idiomas que habitan la parte O. de la isla de Paragua y el
interior de la isla de Joló. Creo que ambos sabios eran
víctimas de un error, porque los modernos autores y via-
jeros no conocen tal raza ni nombre.
loAYÁN. Dialecto negrito de Cagayán.
Ifügaos. Raza malaya que habita en las provincias de Nueva
Vizcaya, Isabela y la nueva comandancia de Quiangán.
A los ifugaos pertenecen los quianganes, gilipanes, etc.
La lengua de los ifugaos tiene la letra f (F). Son infieles
guerreros.
Ifubíangies. Según el Sr. Díaz Arenas, se denominaba así una
tribu de «igorrotes» que tuvo sus rancherías en los terri-
torios que formaban la provincia de Nueva Vizcaya de 1848.
La letra F de su nombre me induce á suponer que esta
tribu pertenece á la raza do los ifugaos.
Igorbotes. Con el nombre ygolot designaban los primeros
cronistas á los infieles que habitaban las cercanías del
monte de Santo Tomás, así como los igorrotes del Ben-
guet moderno. Más tarde se. extendió esa denominación á
todos los infieles de carácter sanguinario de la cordillera
central y septentrional de Luzón. En la época moderna se
aplica erróneamente este nombre para una denominación
genérica ó colectiva de todos los infieles paganos y salva-
jes, contribuyendo así á una gran confusión en la nomen-
clatura etnográfica del país que censuran los extranjeros.
Así se habla de «igorrotes do Mindanao», «igorrotes de
Buhi», etc. Aun los extranjeros empiezan á adoptar esa
mala costumbre de la prensa y literatura peninsular y fili-
pina. Lo llamo mala costumbre, porque el castellano tiene
bastante número de vocablos para reemplazar el nombre
de igorrote con otros que no induzcan á notables errores.
^
LAS RAZAS INDÍGENAS DE FILIPINAS. 27
Según las indicaciones del Dr. Hans Meyer, pertenece
el nombre etnográfico igorrote solamente á aquellos infie-
les valientes que pueblan Benguet y Lepanto. Son de la
raza malaya. Hablan un idioma que se divide en cuatro
dialectos. £1 dialecto Inihaloi, que se habla en las ranche-
rías de la cuenca del río Agno (Benguet); el Cancanai se
habla en la parte NO. de Benguet; el llamado Catasán, en
las rancherías de Lepanto, situadas en las llanuras y tierra
baja del río de Abra, y el último dialecto (Siiflin ??J, que
hablan los igorrotes del monte Data y sus cercanías.
Variantes del nombre: ygolot, ygulut.
Ilamut. El nombre de esta tribu de «igorrotes» ó indios sal-
vajes se cita siempre junto con los altasanes. Supongo
que — si existe tal raza — habita la cordillera que sepárala
Nueva Vizcaya de Benguet.
Quizás la verdadera y exacta forma de ese nombre es
ALIMUT (V. a.)
Ilanos (v. Illanos).
Ileabanes. Según el Sr. Díaz Arenas, existía una tribu de
«igorrotes» de este nombre en la provincia de Nueva Viz-
caya (1848).
Iloganos. Raza malaya de antigua civilización. Habitan las
provincias de llocos N. y S., de Unión y varios pueblos,
barrios y visitas de Abra (están ilocanizando los mayores
pueblos de esta provincia), Benguet, Pampanga, Gagayán
(Pueblo Alcalá), Pangasinán, Zambales y Nueva Ecija.
Gomo son muy activos, emigran muchos, fundando colo-
nias en provincias lejanas, ejemplo, Dicapulao (ó Dipacu-
lao), en la contracosta de Luzón (Príncipe) y Lensón, en la
cercanía de Gamú (Isabela de Luzón), pero si mis informes
son exactos, ha desaparecido ya la población ilocana de
Dicapulao, y Lensón fué incendiado en 1883 por los gad-
danes sublevados. Son cristianos. Es notable su tendencia
28 BOLETÍN DE hk SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
expansiva, así pueblan hoy mucho mayor territorio que
en la época de la conquista.
Ilongotes. Raza malaya de tipo mongol. Habitan las comar-
cas lindantes con Nueva Vizcaya, Isabela y Príncipe y se
#
conocen también en Nueva Ecija. Son infieles, sanguina-
rios y cortan la cabeza á sus enemigos.
Variación de nombre: ilungüt, lingotes.
Ilungüt (v. Ilongotes).
Illanos. Así se llaman los moros que ocupan el territorio
Ulano de Mindanao.
Variante del nombre: LANUN, lañaos, malanaos.
Inibaloi. Nombre del dialecto igorrote hablado en el valle del
río Agno.
Irapis. Según el Sr. Mas, es una subdivisión de los llamados
«igorrotes».
Ihayas. Raza malaya mezclada con negritos. Habita el S. de
los catalanganes en el lado occidental de la cordillera de
Palanán. Hablan el mismo idioma que los catalanganes.
Son infieles.
Algunos autores les aplican la denominación general ó
colectiva de calingas (v. c.) á los irayas.
IsiNATs. Así se llamaron en el siglo xviii los infieles de la
llamada Provincia de Ituy (donde se han fundado los pue-
blos Aritao, Dupax, Banibang y Bayombong de la moderna
Nueva Vizcaya. Ignoro si los isinays formaban una nación
propia ó pertenecían á otras tribus (gaddanes, italones,
if ugaos] .
Variante del nombre: isanay, isinayas.
Italones. Raza malaya que habita las montañas de Nueva
LAS RAZAS INDÍGENAS DE FILIPINAS. 29
Yizcaya y Príncipe. Son ínfleles pero hay muchos vedu-
cidos y cristianizados; es de suponer que, no solo con gad-
danes, sino también con italones reducidos, se formaban
los pueblos Aritao y Dupax, aunque ahora parece invero-
símil. Los infieles son salvajes feroces.
*
Ita (v. Negritos).
Itaas (v. Atas).
ItANEGA, ITAUEG, ITAVEG f (V. TlNGUIANES).
Ita VÉS. Así se llama el idioma de los calaluas, pero según al-
gunos autores, el idioma itavés es un idioma hablado por
una tribu distinta de ínfleles. Ignoro sí es cierto.
Variaciones del nombre: ítaüés, itanés.
Itetapanes. Raza malaya que habita las montañas de O. de
Isabela de Luzón y quizás parte de Bontok. Son ínfleles.
Según los PP. Buzela y Bravo, tienen bastante dosis de
sangre negrita en sus venas.
Variante del nombre: itetapaanes.
Ituis. Según el Sr. Más, forman una subdivisión de lo?
«igorrotes.» No conozco más que esta noticia. Quizás son
idénticos á los infieles para cuya reducción se formaba la
misión ó provincia de Ituy que comprendió la jurisdic-
ción de los pueblos Aribao, Dupax, Banibang y Bayom-
bong (Nueva Vizcaya).
Ibanhá. Variante del nombre ibanag (Cl. Montero y tíay).
Jacanes ó yacanes. • Meros de Basílan (v. yacanes).
JoLOANO. Idioma de los moros de Joló. Según el señor doc-
tor Montano lo hablan todos los moros filipinos. Creo
que hay dialectos, porque encuentro variantes ó diferen-
ao BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
cias entre las frases y vocabularios del joloano publi-
cados por el Sr. Montano, y entre el catecismo publicado
eu moro de maguindanao por los PP. jesuítas y al ñn
entre la fábula publicada en joloano de Balanguingui.
JüMANGi. Raza de infieles del centro de *Luzón , citado por
el P. Mozo.
Lactán. Las tribus manguianas de las llanuras de Mangarin
(Mindoro).
Lañaos (v. illanos y malanaos).
Lanun (v. illanos).
Laút (v. sámales-laút).
Lingotes f (v. ilongotes).
LoACS. El P. Quirico Moré S. J. escribe en su carta fechada
en Dávao, 1.' de Noviembre de 1884... «los loacs, raza
que habita en lo más recóndito de los montes de Sigáboy
(en la península que termina con el cabo de San Agustín,
distrito de Dávao) y aparece rodeada de mucho misterio,
de la cual se cuentan cosas muy singulares, cuales sou
que huyen de los que van vestidos de blanco, que no reci-
ben en el interior de sus casas á ningún individuo de otra
raza, etc. Creo que dicha raza cuenta con poca gente.»
El P. Pablo Partells (Manila 20 Abril de 1887) dice:
«Los loac son tagacaolos cimarrones más degradados to-
davía que los mamánuas que viven en los altos del Ha-
guimitán.
LuTANGAS. Moros que viven en la Silanga de la Olutanga
(Mindanao O.). Son mestizos de moros y gubanos.
LAS RAZAS INDÍGENAS DE FILIPINAS. 31
Lutaos, lutatos. Así se denominaron los moros del distrito
de Zamboanga y muchas veces también los del territorio
Ulano. Parece que el nombre puede derivarse del vocablo
malayo: Orang-Laut.
Maguindánaos. Así se llaman los moros de Gotlabato y de la
cuenca del río Pulanguí. A esta raza pertenecen, según el
P. Quirico Moré S. J., también los moros de las islas de
Sarangani y algunos del seno de Dávao.
Malanaos. Nombre de los moros iilanosy cuyas rancherías
están situadas á las orillas de la laguna de Danao ó
Malanao.
Malangos. Raza de Mindanao que debe su existencia imagi-
naria á un error de imprenta en vez de malanaos.
Malaubg. Según el autor anónimo de los Apuntes intere-
santes sobre las islas Filipinas (Madrid 1870) y él Excelen-
tísimo Sr. D. V. Barrantes (La instrucción primaria en
Filipinas, Madrid y Manila 1869) se llama así: el lenguaje
vulgar del pueblo de Malaueg, provincia de Cagayán y el
que se habla eti las islas Babuyanes. Otros autores deno-
minan así el idioma délos nabayuganes ó el de los calañas.
Con esas contradictorias noticias no es posible aclarar lo
que deba entenderse por idioma de Malaueg ó á qué raza
pertenecen los que lo hablan. Algunos suponen que con
el nombre de idioma malaueg so entiende una lengua
franca compuesta de varios dialectos vecinos.
Variaciones del nombre: malaueg, malaneg.
Mamánuas. Iníieles que habitan la península de Surigao
(menos las costas) y las orillas de la laguna de Mainit
(Mindanao). El P. misionero jesuíta Jaime Planas, que
vivió entre ellos, los llama verdaderos negritos abori'
genes de Mindanao, lo que está conforme con las noticias
que debemos al P. Juan Bautista Heras S. J. y al viajero
francés Dr. Montano.
» BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Manalaos. Les manalaos del Sr. Moya son los malanaos,
Mananapbs. Nombre de una tribu de infieles del interior de
Mindanao, supongo. que es una tribu de monteses.
Su nombre significa lo mismo que brutos» Los moder-
nos autores no hacen mención de esa tribu.
Mandaya. a). Según algunos autores se denomina así el
idioma de los apa vos de Luzón Norte,
Mandayas. h). Raza malaya muy belicosa y sanguinaria. So
extiende desde el seno de Dávao hasta el N. del seno
de Liangán (Mindanao E.) Los PP. jesuítas están redu-
ciéndolos.
Su nombre man-daya significa gente de Haya.
Manga YAOs. Los mangayaos no forman una raza, sino que
así se llaman los lanceros de los manobos.
Manguangas. Con este nombro se designan por el P. Pablo
Partells S. J. infieles habitantes en la cercanía de Catecl
(Mindanao E.) El P. Saturnino lirios S. .1. cira mangu-
langas ü hombres de selva como indígenas de h\ comarca
de la reducción del Pilar ó del territorio donde corren los
ríos Mánat y Batutu. En otra carta identifica el P. Partells
los manguangas y mangulangas (man-gulanganes, gente
de bosque) y dice que viven en la parte alta del rio Salug.
Con todo eso me parece que el nombre manguangas ó es
un nombre colectivo ó genérico ó que estos, junto con los
dulanganes y quiangas, forman ramificaciones de una
misma raza.
Manguianes. Así se llaman los infieles de las islas de Mindoro,
Romblón y Tablas. Parece que Manguian es un nombro
colectivo ó general con que se denominan allá los infieles
sin mirar á la diversidad de sangro ó idioma, porquo
según lo que dice el ilustradísimo Sr. D. Ramón JordanA,
. LAS RAZAS INDÍGENAS DE FILIPINAS. «I
hay solo cuatro distintas castas entre los manguianes de
Mindoro, una de ellas — bukil— es una raza mestiza resul-
tantes de mezcla de negritos y malayos; los del S. de Pi-
namalayán parecen mestizos chinos por su tipo mongol,
los otros parecen malayos. Son todos de carácter pacífico.
Los manguianes de Mindoro se dividen en varias tribus^
pero existe bastante vaguedad respecto á sus denomina-
clones, á saber: manguianes (así se denominan entre
Socol (1) y Bulalacao los infieles que pueblan las orillas
de los ríos), bangot, buquil, tadianAn, durügmun, beribí,
buctulAn, tirón, lactán.
Mangulangas (v. manguangas).
Manobos. Raza malaya. Habita la cuenca del río de Agiisan
(Mindanao) desde Moncayo hasta Butüan. Además hay
poblaciones de manobos en la península que comienza
desde el istmo de Balete y termina con la punta ó cabo
de San Agustín y en la llamada Costa de Culamán 6 sea
la costa occidental de Dávao (entre el seno de Gasilarán y
el río Butulán). También se hallan en la parte O. del dis-
trito de Dávao. Pero no existen en el distrito de Cottabato.
Hay también algunas familias de manobos en la isla de
Tumánao ó Sarangani del Este.
Su verdadero nombre es manuha 6 mejor man-súbá lo
que quiere decir: habitante de rio.
Los incansables PP. misioneros de la Compañía de
Jesús han convertido al cristianismo la mayor parte de
esa tribu guerrera y temible.
He de añadir que se abusa mucho del nombre de ma-
noho, denominando así también á los otros infieles idóla-
tras de Mindanao.
Manuba, mansuba (v. manobos).
(1) En Mangarfn solo los manguianes de las laderas de las montañas se deno- *
minan aei, mientras los de las orillas se llaman buquil.
3
31 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÍFIGA.
Mahdigas f. Así se llamaron los guerreros mercenarios in-
dígenas de Célebes (Mangkasar ó Macasar) y Molucas, em-
pleados en las guerras de los españoles contra holandeses
y moros durante el siglo xvii, (Fray Juan de la Concep-
ción). Según el interesantísimo trabajo del distinguido
lingüista T. H. Pardo de Tavera (el sánscrito en la lengua
tagalog), parece que ese vocablo significa libre.
Marítimos. Por este nombre se conocen remontados alzados
de Camarines Norte, refugiados en las islas é islotes
del N. y E.
Mayotaos. Raza malaya. Habita las partes SO. de Isabela
de Luzón y NO. de Nueva Vizcaya. Son infieles belicosos
y sanguinarios.
Parecen que pertenecen con los quianganes, pungianes,
silipanes y bungananes á la raza de los ifugaos.
Variante del nombre, mayayaos.
mlndanaos (v. maguindanaos).
Monteses (v. buquionones).
Moros. Los españoles suelen denominar así á los malayos
mahometanos de Mindanao, Joló, Paragua, Balábac y
Borneo. Los centros de la población mora de Filipinas son
el archipiélago de Joló, el territorio illano y la parte baja
del Río Grande de Mindanao. En los otros puntos pueblan
solamente las costas, y tampoco estas en ellas de continuo
(Misámis y Dávao).
Mundos. Bajo esa denominación se entienden diversas tribus
de infieles que habitan los montes de Panay y Cebú. Se-
gún los PP. Buzeta y Bravo, son los mundos visayas re-
montados que han llegado á formar un verdadero pueblo
salvaje. Con esa noticia está conforme lo que habla de los
mundos el P. Mozo. El viajero austríaco, barón de Hügel,
LAS RAZAS INDÍGENAS DE FILIPINAS. 35
asegura que en sus costumbres se asemejan á los igorro-
tes de Benguet, lo que no corresponde con las noticias de
los autores españoles que me parecen más exactas. Qui-
zás es mundo también un nombre genérico ó colectivo.
!Nabayoganbs. Raza malaya. que tiene su propio idioma y
habita la comarca al O. de Malaueg (provincia de Ga-
gayán). Faltan noticias detalladas. Quizás pertenecen á la
raza de los guinaanes.
Son infieles salvajes.
Negritos. Denominación española (adoptada también por los
etnógrafos extranjeros) de los aborígenes de Filipinas,
pertenecientes á la raza negra oceánica. Viven en la mi-
seria enclavados entre las razas de origen malayo en las
islas Luzón, Mindoro (?), Tablas, Panay, tíusuanga (*^),
Culión (?), Paragua, Negros, Cebú y Mindanao.
Sus nombres indígenas son aetas, etas, itas, até y en
Mindanao NE. también mamánuas. Además reciben ellos
ó sus mestizos el nombro de balugas. El idioma de los ne-
gritos de Gagayán se llama atta.
Variante del nombre: negros del país, negrillos f .
Palauanes. Algunos autores llaman así á los Tagbaniias.
Pampangos. Raza malaya de antigua civilización. Habita la
provincia de Pampanga y Porac, y varios barrios y visi-
tas de Nueva Ecija, Bataán y Zambales.
Son cristianos.
En los siglos XVI y xvii se llamaron los soldados indí-
genas de Luzón pampangos, porque formaban la mayoría
de ellos.
#
*
Panayano. Dialecto del visaya.
Pangasinanes. Raza malaya de antigua civilización. Habita
la mayor parte de Pangasinán y varios pueblos ó barrios ó
96 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
rancherías d,e Zambales, Nueva Écija, Benguet, y Porac (?) .
Son cristianos.
Panguianes (v. püngianes).
Panuipüyes. Tribu de indios salvajes («igorrotes»). Sus ran-
cherías deben existir en ]a parte occidental de Nueva Viz-
caya ó Isabela de Luzón. Solamente Más y Buzeta-Bravo
citan su nombre.
Variación del nombre: panipuyes.
PiDATANOs. En las Hagas del pueblo moro de Libungán (delta
del río grande de Mindanao) vive una tribu de salvajes
de aquel nombre. No se conoce más.
Pintados f . Nombre que recibieron los visayas por los es-
pañoles por su costumbre de pintarse el cuerpo. Siglos
ivi y ivii.
PüNGiANES. Tribu de mayoyaos.
QuiANGANES. lufioles sanguluaríos pertenecientes á una rama
de la raza malaya, que comprende los ifugaos, mayoyaos^
íilipaneSy etc.
Habitan la comandancia de Quiangán.
QUIMPANOS (V. GUIMBAJANOS).
QUINANES (V. GUINAANES).
Sámales. 1. Raza malaya que habita la isla Samal del seno
de Dávao. Según el P. Gisbert S. J. proceden de moros,
pero ahora, ó son infieles ó ya cristianizados.
Sámales. 2. Moros que habitan las islas situadas entre el S.
de Basilán y el E. de Joló.
LAS RAZAS indígenas DE FILIPINAS. 87
Samales-laút. Así se denominaíi los moros de la costa de ]a
isla de Basílan. (P. Pablo Cavallería S. J.)
Sameacas. Según algunos autores se llaman asilos indígenas
que pueblan el interior de la isla de Basílan. Se cree que
son los aborígenes de la isla. No sé si existen aún ó si son
idénticos con los moros yacanes. Según el Sr. D. Claudio
Montero y Gay, son infieles.
Sangüiles. 1.) Hasta época reciente se entendían bajo esta
denominación, los infieles que habitan la península que
separa la bahía de Saranganí del seno de Dávao. Los
PP. Jesuítas no encontraron allá ninguna raza infiel así
llamada, tal vez Sanguil era un nombre colectivo dado á
los bilanes, dulanganes y manobos que viven en aquella
península. El nombre puede derivarse del volcán Sanguil
ó Sarangani.
2.) Moros sangüiles se llaman los moros cuyas ran-
cherías están situadas desde el puerto de Graán hasta la
punta Panguitau ó Tinaka (Mindanao S.).
SiLiPANEs. Infieles sanguinarios de una rama de la raza ma-
laya, á laque pertenecen también los ifugaos, mayoyaos,
quianganes, etc.
Su nombre se deriva de la ranchería Silipán (hasta 1889
pertenecía á Nueva Vizcaya).
SoLOG. Nombre holandés de Joló y joloanos.
SoüLOüAN. Nombre francés de los joloanos.
Súbanos (ó mejor sübánon, «gente de río»). Raza malaya,
ocupan casi toda la península de Sibuguey (Mindanao O.).
Son infieles.
SüfLíN. Según los Sres. Barrantes y el autor anónimo délos
Apuntes interesantes etc., es su/lín un dialecto igorrote
3B BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
que se habla en quince rancherías de tribus salváticas del
Caraballo (ó de Boutok). No se sabe mds. La suposición
de que el dialecto hablado por los igorrotes que habitan
desde la ranchería Loo hasta el monte Data, deriva del igo-
rrote svflín no corresponde con la situación geográfica de
las indicaciones de Barrantes, además no sé si el alfabeto
de dicha subdivisión de igorrotes también tiene la letra F,
que hay en el nombre suflin. Según el primer fílipinólogo,
Dr. Feodor Jagor, así se llama un dialecto hablado en
Bontok,
SúLUs, suluAnbr. Nombre alemán de los joloanos*
Tabanuas (v. tagbanuas).
Tadianán. Denominación de los manguianes de tipo mongo-
loide que se albergan en las faldas de los montes de Pina-
malayán (Mindoro).
Tagabaloyes. En el mapa del P. Murillo, se ve una inscrip-
ción según la cual, los tagabaloyes ocupan el territorio
al O. de Garaga y Bislig. También hay autores ingleses
- que tratan de esta tribu y el alemán Waitz habla del color
muy claro de su piel. El Sr. Más los llama «igorrotes» y
hay autores que aseguran que los tagabaloyes son mes-
tizos de indios y japoneses. Todo esto es un mito ó le-
yenda fabulosa, porque no hay tarraza, siendo tagabalo-
yes la antigua denominación de los mandayas ó de los ta-
gabelíes.
Variantes del nombre: tagbalvoys, tagabalooyes, ta-
G0BAL00Y8, etC.
Tagabawas. Según el viajero francés, Dr. J. Montano, se
llama así una raza, procedente de la mezcla de bagobos,
manobos y tagacaolos. Las tribus de esta poco uumerosa
y muy degradada raza, están esparcidas por ambos la^jios
del seno de Dávao, especialmente en las cercanías del río
LAS RAZAS INDÍGENAS DE FIUPINAS. 3»
Hijo. Quizás los tagabawas de Montano son idénticos con
los citados tagabaloyes ó tagbalvoys.
Tagabelíes. Raza malaya quo ocupa el territorio entre la-
laguna de Bullían y la bahía de Sarangani. Son in&eles
muy belicosos, pero no ofensivos. Como se llaman tam-
bién taga-bulüj supongo que puede derivarse su nombre
de la laguna de Bulii-an, lo mismo como el de los bulua-
nes ó bilanes.
Tagabotss. Se cita una raza de este nombre y habitante de
Mindanao en el nüm. 17 de la Ilustración filipina (tS60).
Tagabulo (v. tagabelíes).
Tagabuli. Variante del nombre de lo^ tagabelíes.
Tagacaolos. Raza malaya. Sus rancherías están esparcidas
por ambos lados del seno de Dávao. Son infieles muy
valientes. Una tribu de tagacaolos degenerados que vive
en los altos del monte Haguimítan, se llama Loac.
Su nombre taga-ca-olo quiere decir habitante de la
cabeza ú origen de los rios,
Tagalaogos. Variante del nombre de los tagacaolos.
Tagáloo 6 TAGALOS. Raza malaya de antigua civilización.
Habita las provincias ó distritos de Manila, Cavite, Ba-
taán, Bulacán, Batangas, Infanta, Laguna, Mindoro, Ta-
yabas, Zambales, Nueva Ecija, Isabela y Príncipe.
Son cristianos así como los visayas, é ilocanos los más
importantes representantes de la raza malaya de Filipinas,
tanto por su número cuanto por su inteligencia, civiliza-
ción é ilustración elevadas.
Tagbalvoys (v. tagabaloyes).
40 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Tagbanuas. Raza malaya mezclada coa sangre negrita, do-
mina el tipo malayo según el sabio francés A. Marche.
Son idólatras y parecen haber estado en mayor altura de
civilización que hoy por tener un alfabeto propio ó una
escritura parecida á la de los antiguos tagalos, visayas,
pampangos, ilocanos, etc. Su actual decadencia se explica
por los continuos ataques de los moros piratas de Joló y
Borneo. Según el excelente lingüista francés, A. Pinart
el idioma tagbanua tiene mucho parecido con el visaya.
Habitan la isla de Palauán ó Paragua, y las islas Gala-
miaues.
Variante del nombre: tabanua.
Tagobalooys (y. tagabaloyes).
Talaos. No son de raza filipina, sino indígenas del archipié-
lago Talaut (pertedeciente á las colonias holandesas) que
van todos los años á las islas de Sarangani y á la llamada
costa de Culimán del seno de Dávao á proveerse de
víveres.
Tanoolanos. Así se denominan las tribus salvajes de la
parte O. de la isla de Paragua (entre la punta Diente y la
punta Tuluaran). Parece que pertenecen á la raza malaya.
Teduray (v. tiruray). Los tirurayes llaman teduray su
idioma.
Teguraybs. Forma adulterada del nombre de los tirurayes?
TiNGUiANEs. Infieles pacíficos pertenecientes á la raza malaya.
Habitan la provincia del Abra y las vecinas partes de
llocos Norte y Sur. Además hay rancherías de tinguia-
nes en la Unión. Los tinguianes cristianos parecen iloca-
nizarse.
Variaciones del nombre: itanega f , itaueg f, itaveg f,
TINGUES f .
LAS RAZAS I^TDÍGENAS DE FILIPINAS. 41
LlNGUES (V. TINGUIANES).
TiNiTiANOs. Raza de infieles; vive al N. de la ensenada de Ba-
buyán (isla de Paragua). Parece que pertenecen á la raza
malaya y son quizás una subdivisión de los tagbanuas.
Variante del nombre: tinianos.
TiNivATANBs. Moros (?) Ó íuñeles (?) de la cuenca del Río
Grande de Mindanao. Parece que son idénticos con los
tirurayes.
Tino. El idioma de los zambales.
Tirón. Nombre de los manguianes de Mindoro que se hallan
refugiados en las cumbres de los montes de Nauján.
Tirones *}*. Así se llamaron los moros piratas de la comarca
de Borneo llamada Tirón, Tedon ó Tidong y de las islas
adyacentes.
Tirurayes. Raza malaya pacífica que vive en las vertientes
de la izquierda del bajo Pulangui (distrito d^ CottabatQ).
Son infieles. Los de Tamontaca están cristianizados por
los PP. jesuítas.
Variantes del nombre: teduray, tírulay.
VlCOL (v. bicol).
Visayas (v. bisayas.)
Ygolot (v. igorrotr).
Yacanes. Según el P. Pablo Cavallería, se denominaron así
los moros del interior de la isla de Basilán. Véanse los
artículos: Sameacas y Sámales-Laút.
Yogades (v. gaddanes).
42 BOI^ETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
YUMANGUIS (V. JUMANGUIS).
ViLANES (V. BILANES).
Zaubales. Raza malaya civilizada y cristiana. Habita la pro-
vincia de su nombre. Su idioma so llama tino. Supongo
que aquellos infieles que bajo el nombre «igorrotcs de
Zanibales» ó «cimarrones de Zambales» pueblan la cordi-
llera de Zambales con las tribus de negritos, pertenecen
á la misma raza zambales, siendo descendientes de re-
montados.
i
J
—i
Isabela ,
B Reuu^éltA.aT
•r
LA CUESTIÓN ANGLO-PORTÜGÜESA.
En Mayo de 1889 publicaba el Boletín de nuestra Sociedad
los siguientes párrafos: aHan acometido al África los ingleses
por el S., y van avanzando hacia el N. como Dios les da á en-
tender; les molesta encontrar obstáculos en su camino, y se
enfadan con la república sur-africana; no pueden anexio-
narla; la rebasan por el Occidente y tratan de rebasarla por
Levante; comprenden que han de hallar una barrera en la faja
de territorio que de una á otra costa enlaza las posesiones de
Portugal, y entonces, mal humorados, no le reconocen á esta
nación aquel derecho de soberanía, y ponen todo su ahinco
en dividir en dos trozos las posesiones. portuguesas; luego ase-
guran que el reino negro de Matabele al S. del Zambeze se
halla dentro de la influencia inglesa, y por último, se revuel-
ven airados al ver que los portugueses, en uso de su perfeclí-
simo derecho, extienden su acción civilizadora hasta el lago
Nasa, que está de una manera incontestable dentro de sus do-
minios, sin poner más pretexto que la existencia de una mi-
sión inglesa en las orillas de aquel lago; es decir, que si se les
ocurriera enviar sus pastores evangélicos al punto de España
que más apetecible les pareciese (como ya han comenzado á
hacerlo), por tan extraña doctrina tendríamos que resignar-
nos á ver la bandera del yack en otro pedazo de nuestro terri-
torio.
«Mucho es de esperar en la energía de los portugueses, como
lo prueba la que han desplegado para sofocar la rebelión de
fienga y la de los Makangas en el interior de Mozambique, á
41 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
orillas del Zambeze, y en la expedición que, á las órdenes del
ilustre Serpa Pinto, está hoy hacia el lago Nasa para socorrer
al oficial de marina Antonio María Cardozo.
»La misión de este, que salió de Lisboa en Julio del año
pasado, era fundar estaciones de protección y vigilancia para
impedir la esclavitud en la región del Nasa, sin expulsar á los
misioneros ingleses de Blantyre ni estorbar el comercio de los
subditos británicos. Cardozo encontró serias dificultades á cau-
sa de la guerra que sostenían varias tribus entre sí; afortuna-
damente las ha vencido, y ha vuelto salvo á la costa, dejando
en el Nasa á nueve jefes indígenas sometidos á Portugal.»
£sto decíamos en Mayo del año pasado, y en estas profóti-
cas apreciaciones se encuentra la clave del incidente anglo-
portugués.
Punto por punto se han cumplido, como lo prueba la pro-
testa justísima y mesurada que acaba de publicar la ilustre
Sociedad de Geografía de Lisboa, inserta á continuación y á la
cual se adhiere nuestra Sociedad. Aquellas apreciaciones son
la historia exacta del conflicto reciente. Nunca se ha llevado
á la práctica con más rigor la fábula del cordero y ci lobo;
este provocando, aquel con toda paciencia prestándose á dis-
cutir su indiscutible derecho, y el lobo, queriendo fundar el
suyo en aquella misma longanimidad, no aguarda á más
razones y se lanza sobre su presa, alentado por la impunidad
de otras agresiones; respondan Alejandría y Venezuela; res-
ponda España misma con el callado avance de las garitas in-
glesas en el campo de Gibraltar hacia la línea española. Está
Inglaterra acostumbrada á tomar lo que le parece, y fundar
luego su derecho en la posesión tomada, poniéndose muy
incomodada si se le niega el fundamento, y en último caso,
recordando sus buques y sus cañones.
El Times lo dice: aNo considera imposible que Inglaterra se
vea obligada á tomar medidas para hacer abandonar los terri-
torios del interior del África ocupados por los portugueses»
(este es el blanco adonde se apunta). «Prevé que las colonias
británicas se desarrollarán obedeciendo á la expansión natural
de la raza anglosajona^ y que no soportarán mucho tiempo
LA CUESTIÓN ANGLO-PORTUGUESA. 45
verse cohibidas por los portugueses en litoral africano y en la
desembocadura de los ríos.»
¡Dichosa expansión de la raza anglo-sajona! Esa es la mejor
voz de alarma para todas las naciones, y muy especialmente
para las latinas, las más amenazadas por aquella raza que se
cree superior. Y no es paradoja: Inglaterra hoy, en su ince-
sante acción por extender su dominio sobre todo el globo, po-
see 24 millones de km.*, casi dos veces y media de superficie
de Europa, y cuenta 315 millones de subditos (1); posesionada
de los puntos más estratégicos del planeta; apoderada del '80
por 100 del comercio universal, matando todos los de las otras
naciones con astuta perseverancia; y con su predominio sobre
los océanos, verdaderas vías de comunicación del mundo, ame-
naza matar por hambre á las demás razas civilizadas y conver-
tirse en señora universal.
Cuenta hábilmente con la poca unión de sus adversarios,
con sus ilusiones y su apatía; es posible que logre su intento,
continuando su tradicional política exterior hacia una mira
que nunca ha perdido de vista. Solo la Providencia, ya que los
hombres se descuidan, pondrá el veto universal de la muerte
á ese poderío, porque todo lo que nace, muere; único y triste
consuelo que por espacio de algunos siglos tendrán los hom-
bres no ingleses, cuando se vean sujetos irremediable y des-
póticamente al yugo anglo-sajón. ¡Alerta, pues, naciones lati-
nas! La raza anglo-sajona os amenaza tanto en Europa como en
América; en uno y en otro continente van descubriendo su
pensamiento, con tanto menos disimulo, cuanta mayor es su
fuerza. Dentro de poco dirán, parodiando la doctrina de Monroe:
«El mundo es y debe ser para los ingleses.»
(1) Inglaterra tiene en Europa....
326.000 km.«
y
37.400.0G0
habitantes.
» » en Asia
4.&18.(K)0
)i>
261.000.000
V
» '» en África
2.437.20D
»
3.245.000
»
» » en América...
8.701.030
»
6.297 000
»
» » en Oceanía . . .
8.067.000
»
4.139.000
»
24.879.000
315.081.000
10
46 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOaRÁFIGA.
Protesta de la Sociedad de Geografía de Lisboa , dirigida
á todas las academias, sociedades, institutos y diarios
con quienes se halla en correspondencia.
Pocos días há que la Sociedad de Geografía de Lisboa, tuvo
la honra de comunicar á las sociedades congéneres la expresión
sincera de su juicio acerca del conflicto diplomático surgido
entre Portugal é Inglaterra.
Por deber y en consideración á la generosa solidaridad que
á ellas nos une en las mismas aspiraciones y en idénticas
miras humanitarias y civilizadoras, depongamos ante esas
ilustres hermanas nuestras en la ciencia, como nosotros, empe-
ñadas en la santa causa de la paz, de la civilización y de la
exploración científica del África, nuestra esperanza y nuestro
leal deseo de que no vuelva á verse perturbada esa causa por
pretensiones y codicias, tan ofensivas para la acción y para la
soberanía legítima de nuestro país, como evidentemente con-
trarias á la verdad, á la razón y al derecho.
Y nuestra manifestación era tan oportuna como ciertas eran
tales pretensiones, que, haciendo traición á la justicia de los
pueblos, procuran há mucho tiempo y tenazmente falsear la
Geografía y la Historia; que para favorecer y disfrazar las
pasiones y avaros intereses de aventura y de secta, han orga-
nizado una conspiración de capciosa propaganda y de influen-
cias brutalmente egoístas, con objeto de engañar á la opinión
y de incitar á los Gobiernos contra el honrado pueblo que fué
el primero en abrir el Continente Negro á la civilización y á
la ciencia.
Perseguida y extinta la esclavitud en las costas portuguesas
del África occidental, los intereses que la infame trata alimen-
taba, procuraron persistir y lo consiguieron por largo tiempo,
bajo la protección de la política inglesa, hasta que nuestra
acción civilizadora y nuestro derecho soberano les arrancó el
último reducto, ocupando regular y definitivamente nuestros
territorios del bajo Congo.
LA CUESTIÓN ANGLO- PORTUGUESA. 47
Pretísamente un apresamiento hecho por la autoridad por-
tuguesa de un barco negrero en la boca del río, motivó la for-
mal oposición á que entonces ocupáramos aquel terreno, por
parte del Gobierno inglés, ya indignamente engañado.
De igual manera se agitan hoy ferozmente los intereses de
la licenciosa y opresiva explotación de los indígenas, las pre-
tensiones de especulación y monopolio mercantil, el fanático
espíritu de secta y las absorbentes ambiciones y envidias de
predominio y di) expansión política, contra el leal y persistente
empeño de Portugal en organizar y afirmar el orden, la segu-
ridad y la transformación pacífica y civilizadora en nuestros
dominios más remotos del África oriental, en el Zambeze, el
Nasa y el Mashona.
Algunos mercaderes y misioneros ingleses, establecidos bajo
nuestra prolección y nuestro favor en algunos pantos insigni-
ficantes y esparcidos de aquellos territorios, donde no han lle-
vado ninguna acción benéfica, ensayaron convertir el hecho
de tan precario y particular establecimiento en extensivo dere-
cho de protectorado y dominio, en pro de la nación de quien se
dicen subditos, para sustraerse á la culta policía de la sobera-
nía que les dio hospedaje, que tan generosamente los ha pro-
tegido y que es la única que puede ejercerse y se ha ejercido
efectiva y pacíficamente en aquellas regiones.
La diplomacia británica acabó por adoptar tan abusivas pre-
tensiones, procurando primero obtener nuestra anuencia y
voluntaria cesión, á cambio de retirar sus formales pretensio-
nes contra la posesión y ocupación portuguesa del Zaire, lo
que equivale á reconocer nuestro derecho á lo que nos pedía,
derecho que ahora nos disputa. Desbaratada la idea por la
oposición de Europa en lo tocante al Congo, á los pocos años
de la conferencia de Berlín, nos reclama Inglaterra, no ya la
renovación de aquellas negociaciones, sino la pretensión for-
mal de un derecho sobre un territorio, cuya cesión nos había
pedido y procurado obtener por medio de largas compensa-
ciones.
Después del fracaso de aquel tratado, por el cual esperaba
la diplomacia inglesa arraigarse en las orillas del Nasa, vinie-
48 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
ron otros sucesos á exacerbar y recrudecer las pretensiones y
la codicia británica, como fueron:
1.* La incómoda concurrencia de otras potencias que por
el Norte, por el lado de Zanzíbar y en el mar Rojo tuvo que
aceptar Inglaterra.
2.* El saber que nuestros territorios entre el Zambeze y el
Limpopo, y particularmente Mashona, son de los más ricos en
oro de toda el África austral.
3.* Nuestro decisivo esfuerzo por asegurar el desarrollo
económico y político de nuestra colonia de Lorenzo Márquez,
que tanto recelan las colonias inglesas del Sur, y que contraría
á la obsesión británica por la absorción de los estados inde-
pendientes del África austral.
4.* y último, el vigoroso impulso que procurábamos impri-
mir al desarrollo de los pueblos y territorios de nuestro vasto
dominio africano.
Llegó á la mayor intensidad esa exacerbación de codicia,
cuando nuestras expediciones científicas, mandadas por distin-
guidos oficiales é ingenieros y muy bien acogidas por los indí-
genas, estudiaban aquellos territorios y procuraban asegurar-
los, en provecho del comercio lícito y de la colonización euro-
pea, por medio del camino de hierro, del telégrafo y de una
policía civilizadora y cristiana.|
Entonces estalló el mercantilismo del monopolio, el fanatis-
mo de secta y el insolente orgullo del predominio político, esa
triste y opresora trinidad que pretende dominar el interior del
África con el látigo de siete puntas, de que no há mucho se
habló en el Parlamento inglés á propósito de las misiones del
Nasa, ó con las cadenas y cohetes de guerra que recientemente
quisieron introducir por nuestras aduanas de Inhambane y de
Quilimane, los pseudo- filántropos, ó con las armas de precisión
entregadas al bárbaro Lubengula para esclavizar los pueblos
del Mashona y robarles las minas do oro con que había de
pagar á los ingleses aquellas armas.
Al mismo tiempo que algunos aventureros y agentes britá-
nicos azuzaban á un reyezuelo embrutecido y usurpador con-
tra nuestras expediciones científicas, la política inglesa, la po-
LA CUESTIÓN ANGLO -PORTUGUESA. 49
lítica de una noble nación europea nos intimaba con imperio
aquellas pretensiones y codicias, como un derecho que no te-
nía fundamento alguno.
Esta es, á grandes ragos, la verdad de la situación, eviden-
ciada amplia é irrecusablemente, con los fidedignos documen-
tos que hemos exhibido y continuaremos dando al criterio
imparcial del mundo y de la historia.
Con toda sinceridad, y en justa deferencia para con una na-
ción culta y amiga, en el constante empeño de cooperar á que
no se turbara la paz y la civilización de África, Portugal, po-
seída de su derecho y confiada en la dignidad y en la justicia
de la nación inglesa, se prestó á discutir con aquel Gobierno
aquellas desdichadas pretensiones, y á convencerle de la falta
de base y de la sinrazón en que las apoyaba.
Ora exhibiendo ante el Gobierno británico los muchos títu-
los de nuestro derecho y los leales propósitos do nuestra
acción, ora llamando con sincero deseo á un tercer Estado
para que juzgue imparcialmente este pleito extraordinario, ó
aceptando también la mediación ó examen de una conferencia
de todas las naciones interesadas en la paz y en la civilización
de África, Portugal ofrecía á Inglaterra todos los medios jus-
tos, seguros y decorosos de liquidar con ella esta cuestión leal
7 definitivamente.
Nunca dudamos de nuestro derecho ni abrigábamos el me-
nor recelo de la justicia de las demás naciones ni de la con-
ciencia universal.
El incidente á que ya hemos aludido (el ataque de una ex-
pedición científica en territorio que nunca nos había disputado
la misma Inglaterra, por una horda de salvajes que sabemos
fueron incitados á ello por agentes ingleses) movió al Gobier-
no británico á entablar reclamaciones y exigencias nuevas sin
demostrar siquiera una vez el derecho que vaga é imperiosa-
mente alegaba. Aquellas reclamaciones y aquellas exigencias
aparecían absurdas y desprovistas de todo fundamento, como
basadas en falsos y sospechosos informes.
Pero todavía se prestó Portugal á mandar que se suspendie-
se su acción y el trabajo de sus expediciones científicas en los
4
50 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
territorios disputados, exigiendo solo en cambio, como natural
reciprocidad, el respeto del statu quo por los agentes británi-
cos, para entrar definitivamente en la liquidación diplomática
y tranquila de la cuestión.
Ya sabe la Europa, ya sabe el mundo culto, cuál ha sido el
procedimiento del Gobierno británico: aglomerar grandes fuer-
zas navales en las cercanías de algunos de nuestros puertos
europeos y africanos; amenazarnos desde las columnas de sus
más autorizados periódicos, en medio de estúpidos y despre-
ciativos insultos, con emprender un acto de fuerza expoliadora
en nuestros territorios. Inglaterra cortó una correspondencia
serena y tranquila; arrogante y provocadora, antepuso al de-
recho, que no tenía ni podía probar, la fuerza material, la bru-
tal superioridad do sus ingenios y medios de guerra, de opre-
sión y de coacción violenta. Exigió del Gobierno portugués
que en el termino de cuatro horas ordenase la retirada de
nuestras fuerzas y expediciones científicas de los territorios
del Nasa y del Mashona, donde representaban no solo nuestro
derecho, sino también la ciencia, la civilización y el orden
ante el salvajismo excitado, la esclavitud armada y la codicia
filibustera.
A nuestra negativa á tal exigencia seguirían actos que equi-
valdrían de seguro á un rompimiento de hostilidades, ó más
bien á un ataque inmediato, cobarde y traidor contra territo-
rios, fortunas y vidas portuguesas.
Esto pasaba y esto se hacía cuando distaba poco tiempo de
la reapertura de la conferencia de Bruselas, donde las nacio-
nes de Europa, asociadas en un grande y generoso empeño de
paz, de libertad y de civilización, estudian los medios de ga-
rantirlas para el África.
Contra este hecho insólito que afrenta nuestra independen-
cia secular, y reconocida por todas las naciones, nuestra leal
y constante cooperación en los progresos del derecho moderno,
nuestros sentimientos de hombres libres y civilizados, de estu-
diados y trabajadores honrados; contra este hecho monstruoso
con el cual una gran nación europea al terminar el siglo xix
se muestra dispuesta á tomar el papel de la antigua piratería
LA CUESTIÓN ANGLO-PORTUGÜESA. 51
argelina ó de los bucaneros de las Antillas; contra coacción tan
brutal é indigna, la Directiva de la Sociedad Geográfica de
Ijisboa, en nombre de esta, presenta á las Sociedades herma-
nas la más solemne y formal protesta, hecha ante la ciencia,
ante la conciencia universal y ante la solidaridad de la civili-
zación moderna. — Lisboa 13 de Enero de 1890. — El Presidentef
Faancisco María de Cunha. — Siguen las firmas de todos los
individuos de su Junta Directiva.
Acuerdos de la Sociedad Geográfica de Madrid.
La Junta directiva hizo constar en actas sus simpatías en
favor de Portugal apenas tuvo noticia del conflicto promovido,
y después dirigió al Secretario general de la de Lisboa la si-
guiente comunicación:
«Madrid 11 de Enero de 1890.
nExcmo. é limo, Sr, Secretario general de la Sociedad Geo-
gráfica de Lisboa:
»La Sociedad Geográfica de Madrid ha recibido, en 6 de
Enero actual, la comunicación que V. E., en nombre de la de
Lisboa le ha remitido, juntamente con el folleto titulado /n-
•cidente anglo-portugués. Esta Sociedad, que mira á la noble
nación portuguesa como hermana de la española, y por tanto
ve con el más vivo interés todo cuanto puede afectarla, se
había ya enterado de aquel incidente, y en su consecuencia,
la Junta directiva, en sesión de 17 de Diciembre último, de-
claró por unanimidad «sus simpatías en favor de Portugal en
la cuestión que Inglaterra injusta y abusivamente promueve
-con motivo de los trabajos de colonización que está realizando
€l animoso Sr. Serpa Pinto.» La Sociedad Geográfica de Ma-
drid cumple un deber de justicia al reconocer á Portugal mejor
derecho que á ninguna otra nación europea para ejercer juris-
dicción en los territorios de Maxona, así como en los situados
al N. de Zambeze, del lado de Xiré y del Nasa, y hace votos
porque prevalezca su causa sobre la ambición y la injusticia,
S2 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
confiando, por una parte, en que Inglaterra ha de reconocer
su error, y por otra, en la entereza con que Portugal sabrá
mantener la integridad de su territorio. Tengo el honor do
comunicar á V. E. este acuerdo de la Junta directiva, rogán-
dole se sirva hacerlo así presente á la ilustre Sociedad Geográ-
fica de Lisboa. Acepte V. E. el testimonio de nuestra conside-
ración y simpatía. Por la Junta directiva: El Secretario gene^
ral, Martín Ferrbiro.»
Posteriormente, en sesión de 14 de Enero y enterada ya del
ultimátum de Inglaterra, hizo expedir á la Sociedad de Geo-
grafía de Lisboa este telegrama:
«La Sociedad Geográfica Madrid acaba acordar adherirse
protestas de Geográfica Lisboa contra conducta Inglaterra, in-
vitando Sociedades Geográficas del mundo tomen igual reso-
lución en nombre ciencia geográfica y derechos históricos. —
Presidente^ Coello.
En confirmación de este telegrama, envió la siguiente co-
municación:
«Madrid 15 de Enero de 1890.
nExcmo. é limo. Sr, Presidente de la Sociedad de Geo-
grafía de Lisboa:
i» Después de la comunicación dirigida á esa ilustre Sociedad
con fecha 11 del actual, llegó á conocimiento de la Geográfica
de Madrid, que presido, la noticia de los últimos actos de In-
glaterra, que tan justa indignación han causado en Portugal.
Al constituirse ayer en sesión la Junta directiva, se dio cuenta
do aquel atropello, y por unánime voto se acordó dirigir el
telegrama que V. E. habrá ya recibido adhiriéndose á las pro-
testas de la do Lisboa, así como redactar una circular dirigida
á las demás Sociedades de Geografía, invitándolas á que tomen
igual resolución en nombre de la ciencia geográfica y de los
derechos históricos, que indisputablemente asisten á Portugal
más que á ninguna otra nación europea, para la colonización
y civilización del África en los territorios donde tan feliz y
activamente las ha emprendido. Tengo una verdadera satis-
facción en comunicar á V. E. este unánime acuerdo y le ruego
LA CUESTIÓN ANGLO-PORTUGUESA. 53
'que se haga intérprete de nuestros sentimientos ante la ilustre
Sociedad portuguesa que tan dignamente preside. Soy de V. E.
■con la mayor consideración atento y S. S. Q. B. S. M.; El
Presidente, Francisco Coello.
La Sociedad de Geografía de Lisboa telegrafió inmediata-
mente agradeciendo la adhesión y confraternidad de la Socie-
dad española, y lo mismo hicieron la Academia de Oporto y
otras corporaciones portuguesas después de conocer los acuer-
dos de la Geográfica de Madrid.
Finalmente, esta ha dirigido ya á todas las Sociedades
Geogr<ificas, en cumplimiento de su acuerdo, la siguiente
circular:
«Madrid le 15 Janvier, 1890.
»Le conflict qui a surgi entre les Gouvernements d'Angle-
terre et du Portugal, au sujet de la souveraineté incontestable
de cette derniére puisoance sur les terriloires de Mashona,
Chire et Nyassa, a été suivi avec le plus vif intérct par la Se*
ciótó Géograpbique de Madrid qui, en vue de la motion élevet
¿ son Gouvernement par la Société de Géographie de Lis-
bonne, s'est empressée de luí manifester Tadhésion la plus
sincere h ses declarations appuyées sur le droit et la justice.
Aujourd'hui que TAngleterre en appelle h la forcé dans son
ultimátum pour arriver h réaliser son expoliatíon, la Société
de Madrid renouvelle sa conformité complete aux protestations
de la Société de Lisbonne et se croit en devoir de s'addresser
-en méme temps k toutes les Gorporations qui s*adonnent á
Tétude des Sciences Géographiques.
»G'est qu'en eífet il ne s'agit point ici d'un simple conflict
de natiou á nalion; Tacle accompli par TAngleterre, au mépris
meme de récents traites, représente la negation absolue de
droits reconnus et sanctionnés par rhistoire et par la sciencc,
droits desquels sont solidaires toutes les Sociétés de Géogra-
phie, quelque soit leur nationalité.
»La Société de Madrid a done rhonne-ir, M. le Président,
d'inviter cette savaule Corporation, au nom de la sciencc géo-
¿raphíque et des droits consacrés par Tbistoire, h s'unir h la
M BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
protestatioQ solennelle contre Táttentat commis par le Gouveiv
nement anglais et á appuyer de toute sa haute influence mo-*
rale les droits indiscutibles du Portugal, gui a porté déjá si
loin ses travaux incessants pour la civilisalion et la colonisa-
tion des ses possessiones africaines.
»Veuillez agréer, M. le Presiden t, Texpression de mes sen-
timents les plus distingues et de la plus haute considération»
— Le Presidenta Francisco Goello. — Le Secrétaire general^
Martín Ferreiro. — M. le Président de la Sociélé de Géogra-
phie de...»
Posteriormente, recibió las siguientes comunicaciones:
Lisboa 21 de Enero de 1890.
limo, y Ezcmo. Sr.: La Sociedad de Geografía de Lisboa h»
agradecido profundamente la manifestación de levantada y
generosa adhesión con que la ilustrada Sociedad que Y. E.
dignamente preside, se dignó honrar, animar y fortalecer
nuestro sentimiento y protesta contra el procedimiento in-
digno, brutal y traidor del Gobierno británico respecto de
Portugal.
En medio de la profunda pena con que nuestra conciencia
de hombres libres y de honrados cultivadores de la ciencia ve
al Gobierno de una nación civilizada, en pleno siglo ziz, re-
cobrar el papel de la antigua piratería argelina y de los buca-
neros de las Antillas — al servicio de los más bajos intereses —
sírvenos de gran consuelo saber que la conciencia universal
se une, indignada, á nuestra protesta.
Y más agradable había de sernos ver á la hidalga y gene-
rosa nación española, nuestra compañera en los descubri-
mientos y en la expansión civilizadora de la vieja Europa, co-
locarse noble y resueltamente á nuestro lado en la reivindica-
ción del derecho y de la civilización, brutalmente afrentados-
por la codicia y la violencia.
Oportunamente os remitiremos el documento en el que ex-
ponemos nuestra protesta. No hemos querido demorar la ex-
presión de agradecimiento de la Sociedad al nuevo testimonio
LA CUESTIÓN ANGLO-PORTUGÜESA. 55
de caballerosa fraternidad de vuestra ilustre Corporación. —
limo, y Excmo. Sr. Presidente de la Sociedad Geográfica de
Madrid.— £*i Presidente, Francisco María da Cunha. — El Se-
cretario perpetuo^ Luciano Gordeiro.
limo, y Excmo. Sr. Presidente de la Sociedad Geográfica de
Madrid. — La Comisión ejecutiva de la Asamblea de Protesta
Patriótica reunida en esta villa de Torres Novas á fin de acor-
dar los medios que deben ponerse en práctica para formular
solemne protesta contra el procedimiento injustificable con que
la Inglaterra, nuestra hipócrita aliada de quinientos años,
pretende atentar contra la integridad de nuestra querida patria,
tiene el gratísimo placer, impuesto por la misma Asamblea,
de significar á la doctísima Sociedad de Geografía que Y. E.
tan sabia y superiormente preside, los sentimientos de nuestra
más profunda y sincera gratitud por la manera brillante, ca-
balleresca y generosa con que esa muy distinguida Sociedad
tuvo á bien unir su elocuente protesta á la de la nación por-
tuguesa, afirmando asi una vez más los lazos de fraternidad
entre las dos naciones que primero abrieron el mundo á la
civilización moderna.
Dios guarde á V. E.— Torres Novas 20 de Enero de 1890.—
El Presidente de la Comisióny Francisco Amado de Mello Ra-
xalho da Cünha de Yasconcellos.
limo, y Excmo. Sr.: El Consejo de esta Academia Politéc-
nica, á la cual presenté el ejemplar del manifiesto dirigido
por la Sociedad Geográfica de Madrid á las Sociedades análo-
gas de otros países respecto á la cuestión entre Portugal é
Inglaterra, me encarga dar las gracias á Y. E. y suplicarle
que en nombre de ella las dé á la ilustrada Sociedad que Y. E.
preside, por el importante servicio que ha prestado esa Cor-
poración á nuestro país y por las pruebas de afecto de que nos
da elocuente testimonio. Por mi parte uno la expresión de mi
gratitud á la del Consejo de esta Academia.
56 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA..
Dios guarde á V. E. — Academia Politécnica do Porto, 29
de Enero de 1890. -^£í Director^ Gomes Tbizeira. — Ilustrí-
simo y Excmo. Sr. Presidente de la Sociedad Geográfica de
Madrid.
4^
Hannover 6 Febrero 1880.
Señor: La Sociedad de Geografía de Hannover tiene el honor
de saludar á la Sociedad de Madrid. Participamos de los sen-
timientos de los portugueses; la conducta de Inglaterra contra
un pueblo tan noble y tan bravo, es irritante, inaudita.
Gomo estamos resueltos á emitir opinión sobre el conflicto
desde el punto de vista de la ciencia, estimaríamos mucho que
se nos enviaran más datos relativos al conflicto anglo-portu-
gués. — Os rogamos, señor, que recibáis las seguridades de
nuestra muy distinguida consideración. — El Secretario de la
Sociedad de Geografía de Hannover^ Saghther.
* *
La Sociedad Franco-hispano-portuguesa de Tolosa de Fran-
cia, según comunica su Presidente por carta del 5 de Febrero,
aplaude la noble iniciativa tomada por la Sociedad Geográfica
de Madrid y se adhiere con entusiasmo á su imponente pro-
testa. Le indigna la violación del derecho de gentes cometida
por Inglaterra, y una vez más hace votos por la fraternidad de
España, Portugal y Francia.
Las Sociedades de Geografía de Marsella y de Tolosa, al
contestar ambas .con fecha 11 de Febrero á la circular de la
Sociedad Geográfica de Madrid, declaran que sus reglamentos
les prohiben intervenir en cuestiones de política internacional.
Pero, eslimando el asunto desde el punto de vista científico,
la de Marsella «reconoce los derechos tradicionales de los por-
tugueses sobre esas regiones del África ecuatorial, en las que
sus intrépidos exploradores y sus heroicos misioneros tanto
han trabajado, desde hace cuatro siglos, para propagar la
LA CUESTIÓN ANGLO-PORTÜGUESA. 57
civilización cristiana. Lamentamos, continúa la Sociedad, que
en el conflicto surgido entre Portugal é Inglaterra, la nación
más poderosa, en vez de apelar inmediatamente á la fuerza,
no haya preferido los medios de conciliación y el arbitraje de
un tribunal europeo. No podemos creer, sin embargo, que la
cuestión quede en tal estado; confiamos en que las unánimes
manifestaciones de simpatía del mundo civilizado en favor de
Portugal servirán para que esta potencia obtenga al fin la sa-
tisfacción de sus legítimas reivindicaciQues.»
La Sociedad de Tolosa de Francia se expresa en estos tér-
minos: «Todas nuestras simpatías están con vosotros, y como
á vosotros nos ha indignado el proceder de Inglaterra respecto
de un Estado latino que no se hajla en situación de defender
sus derechos. Pero tales procedimientos, si nos han indignado
no nos han sorprendido, porque desde hace trescientos años
son los que habitualmente usa Inglaterra respecto de Estados
á quienes las circunstancias colocaron en desfavorables con-
diciones de defensa.»
Un mapa de África del siglo XVn.
El Sr. Marcel, bibliotecario de la Nacional de París, par-
ticipa que ha tenido la suerte de hallar un mapa manuscrito,
y por consiguiente inédito, de los territoiios que Inglaterra
disputa á Portugal. Es un mapa del siglo xvii, de gran interés
histórico. Prueba que en aquella época Portugal ocupaba
efectivamente el centro del continente, donde tenía fuertes y
establecimientos comerciales. El curso del Zambeze aparece
bien trazado; y después de declarar que este río es navegable
en 200 leguas, el autor del mapa señala un paraje en que la
navegación se interrumpe; corresponde este lugar al de las
famosas cataratas que vio Livingstone. También se halla in*
dicado el curso del Xiré. El Sr. Marcel anuncia que va á pu-
blicar este mapa en la Revue de Géographie.
U IITIMA PARTE DESCONOCIDA DEL UTORAL DE MEDITERRÁNEO.
^^^^^^^^^^^^i^v^i^^^^k^^^^^k^^S^
EL RIF,
POR
B35rEi D-crvEirEiBE.
Há poco tiempo comuniqué á la Sociedad de Geografía un
resumen del viaje que emprendí por tierra desde Oran á Me-
lilla, con objeto de visitar la costa septentrional de Marruecos;
viaje que no pude realizar, no solo por la hostilidad manifiesta
de las poblaciones que obedecen al Sultán, sino por el cuidado
que las autoridades del presidio español pusieron en crearme
toda clase de obstáculos. Hubiera sido, con efecto, bien des-
agradable para los españoles ver que un geógrafo francés fuese
el primero que hiciese un itinerario en un país, sobre cuya
costa dominan hace cuatro siglos, en la que todavía conser-
van cuatro plazas fuertes, sin conocer más terreno que el que
pueden recorrer con la vista.
A centenares pasan anualmente á Oran los hombres del Rif,
á tomar parte en los trabajos de nuestra colonización y su-
pongo que estas continuas relaciones con Francia habrán con-
tribuido á suavizar algún tanto sus costumbres.
Tuve por un momento á dicha el que me aceptase como mé-
dico un protegido francés Abd-es-Salam, de miras ambiciosas
pero inepto, versátil é ingrato, indigno heredero de Muley Ta-
yeb, y que hoy parece que tiene alguna influencia en algunos
puntos de Marruecos como jefe nato de una cofradía religiosa,
porque ignoran su falta de fe, sus intrigas y el género de vida
que lleva. Por eso de día en día ve mermado su prestigio.
EL RIF. «►
pudiendo sostenerse merced á ]a tolerancia que el Gobierno
francés le dispensa, permitiéndole hacer sus colectas entre los
musulmanes argelinos, recursos que constituyen la mejor
parte de sus rentas. Cierto es que sin el xerif de Uazan no
hubiera yo podido salvar la frontera occidental do Argel,
porque en el estado de hostilidad permanente de unas tribus
con otras, no me lo hubiesen permitido las autoridades fran-
cesas. La debilidad del xerif, su falta de prestigio y su docili-
dad para obedecer las sugestiones de los españoles (i) mi ten-
tativa de viaje fracasó al entrar en el territorio de los Guela*-
ayas, es decir, en las puertas del Rif, propiamente dicho.
No uecesito reproducir aquí el resumen de las observacio-
nes hechas en el trayecto de Oran á Melilla, cruzando el país
de los Beni Izcasen, el llano de Terifa y el territorio de los
Iquebdan y de los Guela'aya: solo me fijaré en dos puntos
principales; el primero es bien interesante respecto á la geo-
grafía física, terreno arenoso, dunas y flora del Sahara á orillas
del Mediterráneo por 35® 6' de latitud i* más al N. del desierto
argelino; lo que se explica por haber olvidado los cartógrafos
modernos el desierto de Garet, que corla de S. á N. la parte
oriental de- Marruecos y termina en la costa; el segundo punto
de mis observaciones se refiere á la sebja de Abu Areg, lecho
de un lago salado, antigua bahía del Mediterráneo que nues-
tras cartas modernas, y aun las españolas, bosquejan sin unirlo
con la mar, á pesar de que solo dista 4 km. escasos del presi-
dio de Melilla. Esta sebja tiene unos 29 km. de largo, y en los
recios temporales la mar rompe la débil barra que obstruye su
salida, llenando el lecho salino, que cuando está seco es bastante
sólido y pudiera servir de pista en las carreras de caballos.
El objeto que me propongo, es demostrar la importancia de
una exploración del Rif, exponiendo los conocimientos que de
aquel país tenemos, dando al mismo tiempo una idea de las
dificultades que tal empresa ofrece.
(t) Debe estar mal informado el autor en este punto, pues los españoles no tie^
nen, por desgracia, el inñujo soberano que preconiza sobre el xerif de Uazan,
que debía ser protegido de España en vez de serlo de Francia.
«o BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
La parte seplenlrional de Marruecos que falta por explorar
ó descubrir, es la más interesante y do mayor extensión, por-
que Melilla se encuentra en el primer tercio de la distancia
que hay entre Lalla Maghnia á Xixauan, punto donde termi-
naron sus itinerarios hacia el Rif el doctor Hooker y el viz-
conde de Foucauld, después de haber hecho un corto reconoci-
miento por la parte de Tetuán. De Melilla á Xixauan, por el
camino más corto hay 200 km. por terreno inexplorado que
corresponde todo al litoral Mediterráneo y comprende, hacia
el S., por término medio, una zona de 125 km. hasta la línea
de Taza, Fas y Uazan, habiendo visto en ella el capitán Col-
ville (1879) y el conde de Chavagnac (1882) los puntos de
Yebel el Metalsa (34* 48' de latitud N.) Yébel Guezennaya
(34« 30' N.) y Yébel Mediuna (34* 37' N.)
En suma, el país que está por reconocer en el Rif y que ha
de agregarse á los puntos oscuros de la parte oriental, ó sean
el territorio de Guela'aya, la cuenca del Muluya y él desierto
de Garel, viene á ser de unos 23.000 km.*
Gonócense los nombres de los grupos de población que allí
viven, pero carecemos de dalos completos acerca de ellos. Es
una barrera infranqueable el orgullo de aquellos ignorantes y
bárbaros montañeses, en guerra constante entre sí, y en cuya
vida social impera solo la fuerza ó el azar. Por eso rechazan
siempre al europeo que intenta visitarlos, y eluden las pre-
guntas indiscretas cuando se trasladan á un punto que este
gobierna.
Antes de resumir nuestros escasos conocimientos acerca del
Rif, propiamente dicho, convendrá fíjar las ideas sobre las
grandes divisiones de la provincia. El país de los Guela*aya,
parte de la «amala» de Uxda, termina al O. en el Uad Kart ó
Uad Karat cuyo nombro se parece tanto al de la provincia
de Garel, que inclina á creer que es el mismo, producido por
una variante de la pronunciación, tan común entre los ma-
rroquíes. Allí comienza el Rif, en el cantón de los Beni Said,
que forma parte del país de Botuya. Sigue este al Occidente,
regado por el Uad Bu Azzun y cuya población corresponde á
los Beni Ulichich; luego el Temsaman que fertilizan el Uad
EL RIF. 61
Ghis y su afluente el Uad Neku, adonde llegan los Ulichich.
Sobre el Uad Ghis y junto á su confluencia con el Nekur 6
Naccor, se halla la antigua y célebre ciudad de este último
nombre; en el siglo xi era la capital de una extensa circuns-
cripción administrativa que comenzaba al E. en el Muluya y
llegaba por el O. á Bálex (Peñón de Vólez). Frente á la em-
bocadura del riachuelo se encuentra en la mar la isleta En
Nekur (piedra do Nekur) que ocupa el presidio español de
Alhucemas, cedido por Marruecos á España en 1560 y ocupado
en 1873 (1). El nombre de Alhucemas, como el francés de
Albouzéme son corrupción del nombre árabe El-Mezemma,
de la población que se halla en la costa frente al islote.
El Uad Ghis y su afluente el Naccor son, con el Uad Kart,
los ríos más largos del Rif, y sin embargo sus fuentes no se
encuentran más de 60 ó 70 km., en linea recta, de sus desem-
bocaduras, aunque su curso respectivo es mucho más largo,
por la configuración del terreno y las cordilleras, paralelas á la
costa que se ven obligados á cruzar. Estos ríos son de menos
importancia que el Uad Uargha» de que se tratará más ade-
lante.
' Al S. de los Beni Ulichich, do los Beni Uriaghal y de los
Temsaman, casi hasta el camino que enlaza á Uxda con el
Fas, viven los Metalsa, los Guezennaya, los Beni Tuzin y los
Ain Bu-Yahiyin, cuyas montañas vi por la brecha de Fumm
Garet.
Al O. de Temsaman viene el país do los Bocuya, llamados
también Boquina; después siguen los Beni Ferá, en cuya
costa se encuentra el presidio español del Peñón de Vélez con-
quistado en 1508, vuelto á perder y recobrado en 1564. El nom-
bre árabe es Bálex. Como hay nna población marroquí cerca
de cada posesión española, está Badis delante de Vélez. Más
arriba de los Bocuyas y de los Beni Mezduí, se escalonan en
el inlcrior hacia el E. los Beni Aramart y los Marnisa; y por
el Occidente los Beni Itteft, los Tsarguist, los Sanhadja y los
(1) Si no es errata del autor, no demuestra haUarse muy bien enterado, pues
la tomaron en 28 de Agosto de 1613 los navios españoles A'an Agvstin y San Carlos.
62 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Mediana, que tienen fronterizos en el camino de Fez á los
Fixtala. Estas tres últimas tribus han jugado importante papel
en la historia de los Beréberes.
Prolongando la costa hacia el O., más allá de los Beni Bu
Ferá se hallan los Mesettasa; luego los temibles Metina El-
Bahar (Metiuas del mar) que tienen por vecinos al S. sus her-
manos los Metiua El-Yébel (ó de la Montaña). Entre estos y
los Fixtala, viven los Beni Seddeth, los Taghzut y los Ketama
que alcanzaron algún renombre histórico.
Más lejos todavía, y pasada la desembocadura del Uargha
(üringa de la carta marítima) existe el vasto territorio de la
tribu berberisca y no menos célebre de los Gomara, de la que
descienden los Metiua, los Boni U-zernal y los Meycasa, y
que en el siglo xiv ocupaban toda la costa comprendida entre
Jasasa y Tánger, con una zona de cinco jornadas de ancho
desde el Mediterráneo hasta el Uad Uargha.
El Bekrí señala un hecho geográfico muy notable que los
cartógrafos no han aprovechado: dice que el río Uargha viene
como el Uad Naccor del Yébel Beni Cáuin en el país de Gue-
zennaya: indicación que tiene mucho valor, porque El Bekrí
pudo tener en la Córdoba musulmana documentos fidedignos,
como eran los informes de los agentes del Califa en África y el
trato con los naturales de Marruecos que frecuentaban la corte.
Confirmada la noticia en el texto de Ibn Jaldun deja entrever
dos rasgos característicos de la topografía del Rif, como son: la
existencia de un grupo montañoso entre Badis y Taza á 80 ó
90 km. del mar, y la clasificación del Uad Uargha como el río
más considerable del Rif, con un curso doble que el Uad Gihs.
Aquel corre en su principio al O., por la falda meiidional de
las primeras montañas paralelas á la costa, dirigiéndose al N.
en la mitad de su curso.
En la actualidad consideran árabes á los bereberes Gomara
porque hablan aquel idioma, y solo conservan su lengua
original una de sus tribus, la de los Beni Bu Zerán. Estos,
que se hallan afiliados al orden religioso de Sidi Ahmet El
Filali, tienen una tradición según la cual el país de los
Gomara será algún día de los cristianos, excepto el territorio
EL RIF. 63
de SU tribu y el monte llamado Kaf El-Tha aban, donde está
la ciudad de Xaun y el cerro de Ez Zeráa (i). No se conoce la
situación de estos tres puntos.
Al O. de Gomara habitan los Xixauan; al NE. otra tribu de
los Beni Said en cuyo territorio está la elevada montaña
Yebel, Beni Hasa (Monte Auna), y los Beni Madaán ocupan el
país hasta las cercanías de Tetuán.
La única persona de nuestra raza que, según mis noticias,
ha ido desde Melilla á Tánger y ha publicado algo de lo que
ha visto, es la inteligente mujer cristiana del Xerif de Uazán,
de apellido Keane. Hizo de memoria el relato de su excursión
en 1886, porque estaba prohibido aun á la misma esposa del
Xerif tomar notas por escrito, y tuvo que usar el traje musul-
mán y observar el ayuno del Ramadán, obligada por los rece-
los, más bien que por el fanatismo religioso de los descreídos
rífenos.
Debo á la amabilidad de esta inglesa las noticias de su viaje
que llevó acabo siguiendo el litoral; el país es sumamente
accidentado, con un pésimo y peligroso camino, hasta el punto
de haberse despeñado un caballo de Muía Abd Es Salam y
estuvo á punto de sucederle lo mismo á un hijo del xerif, que
debió la vida á un matorral que 16 detuvo en su caída.
El europeo libre que ha cruzado el Rif de N. á S. desde El
Mezemma á Taza fué el francés Roland Frejus. Hizo el viaje
por orden de Luís XIV desde el 9 de Abril de 1667 al 19 de
Junio, empezando en El Mezemma, población inmediata á
Alhucemas y llegó á Taza, á la sazón residencia del sultán
Muley Er Rachid. Pasó per Naccor y Tafersit, y volvió á El
Mezemma siguiendo casi el mismo itinerario. Frejus era el
agente de una compañía mercantil francesa que tenía un esta-
blecimiento en Beni Bu Yamb, punto que dista unos 28 km.
de Naccor en el cantón de Temsaman, pero ningún mapa lo
indica. Invitado por Amar, jeque de Temsaman y de Botuya,
(1) El nombre de esta fracción de los Gomara y el del cerro no tienen conexión
l^o^ráflca cou la ensenada Zara de la carta marina al E. del cabo Ncgri (país de
los Guela'aya) y á 150 km. al Oriente del país de Gomara.
64 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
que consideraba la medida títil para los habitantes, Frejus
preconizó hace doscientos ochenta años la conveniencia de
construir un fuerte francés en El Mezemma.
El levantamiento de la costa es obra de otros franceses:
Vincendon-Dumoulin, el capitán de fragata Kerhallet y el
almirante Mouchez, cuyos datos han copiado todos los extran-
jeros. De modo que á los franceses exclusivamente se debe lo
poco que se conoce sobre esta parle septentrional de Marrue-
cos. ¿Quién descubrirá esta incógnita? Es un secreto que per-
tenece al porvenir.
Por lo que se ve desde la mar y está confirmado por Iba
Jaldun, la orografía del Rif presenta una serie de cadenas
paralelas á la costa; se parece aquel terreno al que enfrente
forman en España la Contraviesa de las Alpujarras y Sierra
Nevada. La dirección y la longitud de los ríos que desembo-
can en el Mediterráneo demuestran que las cordilleras se
hallan cortadas en varios puntos y como divididas en seccio-
nes prolongadas. Respecto á las formaciones geológicas, tanto
la basáltica volcánica de Guela'aya, como las rocas sedimen-
tarias del terreno secundario (oolítico y cretáceo), el terciario
eoceno de las cercanías de Tánger y de Tetuán, y los yaci-
mientos carboníferos al NE. de esta última ciudad, hay que
dejar su explicación á los futuros exploradores.
Según Mr. Maw (1) la costa meridional del estrecho ofrece
pruebas evidentes de su levantamiento volcánico coincidiendo
con mis observaciones hechas en las Sebjas al S. de Melilla á
245 km. al E. del estrecho. Estas indicaciones recuerdan un
hecho que refiere Hasen Ben Mohammed El Uasas ó León el
Africano, hombre que debía estar bien informado sobre aque-
llos parajes donde su padre poseía terrenos, aunque no hay
ningún otro documento que lo consigne: es á saber la exis-
tencia de un volcán cerca del país de los Beni Uriaghel perte-
neciente á la tribu que el traductor latino del texto árabe llama
Beni Guazual, que no podía ser ni los Beni Zerual, nombrados
porHaseu Ben Mohammed, y que pudiera inclinarnos á iden-
(1) J. D. Hooker, Journal o/ a tour in Marocco. Londres, 1878.
EL RIF. 65
tificarlos, ó bien coa los Beni U-Zerual ó bien con los Gueza-
maya á pesar de la grao distancia que los separa (1).
Dice León el africano, que el volcán estaba en la cumbre de
una montaña; antro del que salían llamas y en el que al punto
se consumía la leña que en él se echara. Muy interesante
sería la exploración de aquella boca volcánica y las noticias
que por tradición se conservaran de aquel fenómeno en el país.
El cráter de los Beni Guazenal es hoy el único en actividad de
la mitad occidental de África, pudiendo la ciencia estudiar la
relación que existiera entre el régimen de este volcán con los
del Vesubio, Etna, Stromboli y Santorin. En cuanto á los tem-
blores de tierra, dice M. Benchimol, que en Marruecos no
llegaron á sentirse los recientes que el año 1886 ocurrieron en
el litoral Mediterráneo, especialmente en Andalucía.
El suelo del Rif es rico en minerales, según confesión de
ano de sus habitantes, aunque se muestren muy reservados
en este punto. Según noticias, hay una mina de un metal
que ignoro en el Yébel Hamman, cerca de Badis: el hierro
abunda mucho; se encuentra en los territorios de los Beni
Said, Beni Tuzin, Beni Said del Oriente desde donde se lleva
á Fez á 165 km. de distancia; y por ultimo, en el Meggeo de
León el africano, ó sea el país de Guela'aya. Así se explican
las desviaciones anormales de la brújula que observaron
Vincendon-Dumoulin y Kerhallet en la costa del Rif.
Puede decirse que no se conoce la riqueza minera del país.
En cuanto al clima se observan también grandes diferencias.
Se tienen algunas alturas de la cordillera que empezando en
Yébel Musa, sobre el estrecho, algunos de cuyos puntos se
han medido desde la mar hasta la distancia máxima de 23 km.
al interior. El punto culminante de 2.201 m. es Yébel Beni
Hasan (monte Anua de las cartas) á 25 ó 26 km. de Tetuán: en
el territorio de los Gomara hay picos que llegan á los 1.850 m.;
(1) «Visitar in summitate bujus montia seu antrum quodam quod perpetuos
ejaeulatur i^es. P^rmulti rei miraculo huc allecti, ligna injecere qua moz ig-ni
consumpta fuerunt...» (Joannis Leonis Africani De totius A/rias descriptiom ^
libri IX. Amberes 1556, pág. nO.)
06 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
eo el de los Metiua EI-Bahar de 1.410 á 1.782, y en el de los
Beni Ulichich de 1.437 á 1.620. Los observadores antes citados
no vieron nieve en las cumbres durante los meses de Agosto,
Septiembre y Octubre do 1855 en que se hicieron sus trabajos;
es decir, que se hallan por bajo del nivel de las nieves perpe-
tuas como indica la teoría para esta latitud.
Según mis observaciones y las del malogrado Charmes,
hechas en 1885, hacen creer que no se apartan mucho de
aquel límite; el 8 de Abril he visto cubierto de nieve el Yébel
Beni Hasan en 35* 22' de latitud N. y los cerros que hacia
el N. continüan por espacio de 14 km. (lat. 35° 29'). El mismo
día vi un manchón de nievo en las montañas de Gomara y el
11 de Junio otra cerca de la cumbre de esta cadena en 35*
16' 45". Eu igual fecha vio M. Charmes nieve en el pico más
alto del territorio de los Mctina El-Bahar, que en la carta de
Yincendon-Dumoulin tiene asignados 1.500 m. de elevación
(35*^ 4' 20").
Se dice que las montañas del Rif son frías y están cubiertas
de bosques (1).
El-Bekri y liasen Ben Mohámmed El-Uassas citan, entre
otros árboles que cubren aquellas montañas, los pinos de
Yelles cerca do Badis, de cuyas maderas construían sus trirre-
mes en la antigüedad; los enebros y los cedros del Naccor, con
los que se hizo su mezquita, y el boj de las cercanías de
Tetuán. Entre los árboles frutales ^hundan el olivo, la higuera,
el almendro, el membrillero, el nogal, el naranjo y la vid. En
otros tiempos tenía el Rif extensos viñedos de que se extraía
muy buen vino. Junto con estos árboles se cultiva el trigo, la
cebada, las cebollas y el lino.
Adivínase la aridez do la mayor parte de los cerros y llanu-
ras del interior por la que se advierte en las montañas costeras,
así se explica el poco ganado que tienen: el mular es el más
apreciado para el transporte, lo cual implica la cría del caballo
(1) Hac regio prorsus cst áspera, frigídissimis montis plena, in quibus vastis-
simas reperies solitudines, arborisque elegantissimis atque rectisaimis refer-
tissimaa. fJoanni^ Leonii A/rieaniJ
EL RiF. en
y del asno: hay muchas cabras, siendo el animal doméstico
, más numeroso. Tampoco es rica la fauna silvestre; no existen
los grandes felinos, ni antílopes, ni gacelas; pero en cambio no
escasean los javalíes, los chacales, las liebres y las perdices:
hay abundancia de abejas y de sanguijuelas, así como hacen
los rífenos buena pesca de sardinas que salan y llevan al inte-
rior del país desde hace siglos.
No recuerdo qué misántropo dijo que el animal peor y más
malvado es el hombre; y creo que no se equivocó si se aplica
el dicho al rifeño. Se reúne, como el chacal, en bandadas para
dar sus asaltos, pero nunca el chacal acomele á otro menos
robusto de su especie: en el Rif no hay seguridad personal en
absoluto; las guerras de tribu á tribu son constantes, y en
tiempo de paz el fuerte roba y mata al más débil sin el menor
motivo.
Un indígena de los Beni Iznasen, me decía hablando de los
rífenos, «no hay peor gente; son capaces de matar á un hom-
bre por cinco céntimos.»
ün musulmán, aunque sea marroquí, si tiene que viajar
por el Rif le es preciso comprar la protección del más pode-
roso de cada tribu; desmienten á cada paso nuestro orgulloso
axioma de que el Mediterráneo es la cuna de la civilización.
Los rífenos que van á segar á la provincia de Oran no
aprenden de nuestro espíritu de orden y de justicia; se creen
superiores, porque en su patria no obedecen á ninguna clase
de autoridad, acostumbrados á tomarse la justicia por su mano;
nos creen débiles porque les abrimos nuestro país y les permi-
timos que ganen lo bastante para su viaje de ida y vuelta y
para mantenerse el resto del año; por el contrario, se consi-
deran más fuertes y temibles, puesto que Europa ha sufrido
durante largo tiempo sus tropelías sin otra respuesta que esté-
riles demostraciones. En el vapor Mohámmed EsSadoc, que
hace viajes á Tánger, decía á sus compañeros un segador rife-
ño, cmbriagadocon el humo del cáñamo: «¡dicen que vana in-
vadir nuestro territorio! ¡el de los Beni Chiquer! dejadlos que
vengan; yo solo basto para cortarles la cabeza». Di'spucs de
€8tbs informes, no parecerá extraño decir que no hay en el
«8 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Rif espíritu religioso: la primitiva religión de los beréberes
era, segiin la tradición, el culto do los manes, confiado á las
mujeres que pasaban por profetisas (kahena), de cuya práctica
encontré algunas huellas entre los Tuareg Azyer; algún tiempo
después, cuando ocurrió la invasión de los árabes, recluta
adeptos en el Rif la religión mosaica, sin que faltasen tam-
poco los ipisioneros musulmanes: entre los años 710 y 740 de
nuestra era se convirtieron al islamismo los Temsaman y los
Gomara; pero á gentes acostumbradas á otra clase de vida y á
no obedecer ley alguna, les era difícil aceptar todos los pre*
ceptos de una nueva religión; pronto salió un nuevo profeta
en Yeraua, cerca de Naccor, de la tribu de los Meykasa, lla-
mado Hamim, hijo de Men Allah, hijo deHariz, hijo de Amrü,
hijo de U-Yefual, hijo de U-Zerual. Musulmán, como lo indi-
can los nombres de sus antecesores: eran su madre y una de
sus tías dos profetisas ó hechiceras de la religión nacional anti-
gua y quiso armonizar el culto de los manes con el del islam,
sin olvidar lo que convenía á sus propios intereses. Hamim
abolió la circuncisión, las abluciones y la peregrinación á la
Meca; prohibió comer huevos y mandaba que se degoUaso á
los peces en lugar de matarlos por asfixia, autorizando el uso
de la carne de jabalí: instituía el ayuno en la mañana de los
miércoles y todo el día del jueves en cada semana, y abreviaba
la cuaresma mahometana en cinco días durante el mes de
Ramadán; las seis oraciones musulmanas diarias quedaban
reducidas á dos, una á la salida y otra á la puesta del sol:
también ordenaba que cada hombre diese al profeta cinco bue-
yes y el diezmo de sus bienes. Esto ultimo precepto no era del
agrado de los rífenos, gente más acostumbrada á tomar que á
dar, y la nueva religión tuvo muy corta vida.
En cuanto á la historia del islam, se reduce en sus princi-
pios á la enumeración do algunos cismas que se intentó pro*
pagar y á los esfuerzos que diversas cofradías musulmanas
hicieron para crearse en él un feudo semejante al que los
jesuítas formaron en el Paraguay: aunque no se presta mucho
á la religión el espíritu de los indígenas, las cofradías de Sid-
Abd El-Kadcr El Ghilani, de Muloy Tayeb y de Sidi Mohám-
EL RIF. 69
med Ben Abu-Zíyan tuvieron algunos proséliios; los Dercana-
Xadheliya fundaron un convento en Yebel Bu Berih; y por
último, los Salamiyüs ó discípulos de Sidi Abd El-Salam Ben
Maxiz, natural de Tetuán, encontraron numerosos partida-
rios. Sus herederos políticos ó el capítulo de los Xorfa de
Muley Edris, tan influyente en Fez, es casi la única autoridad
religiosa que tiene verdadero influjo en el Rif; influjo que
más bien se deriva de la tradición política que de la simpatía
religiosa, pues son raros los rífenos que piensan en su salva-
dón, ni en ofrecer su óbolo á los escasos conventos de aquel
territorio.
De modo que en la actualidad la protección que puede ser-
vir al vi¿yero en el Rif es la de los Xorfas de Muley Edris.
Hé aquí lo que sabemos del país y de su población en gene-
ral. Solo resta considerar un aspecto que presenta alguna uti-
lidad.
La historia contemporánea de las relaciones de los sultanes
de Fez y de las naciones europeas con los habitantes de las
dos provincias del Garet y del Rif, viene á ser una relación de
rebeliones contra sus soberanos nominales, de incursiones en
territorio argelino, de actos de piratería y muy rara vez de
algún intento de represión. Así se explica por qué estas pro-
vincias son hasta hoy la térra incógnita.
Figurándome que no me crean algunos lectores si afirmo la
existencia de los «Hermanos de la costa», haré el balance de
las relaciones exteriores del Rif y del Garet con Europa y con
el Gobierno marroquí. A falla de documentos, excepto para
dos hechos de 1845 y de 1850, expondré una serie seguida
desde el 5 de Octubre de 1851 al de 1855; añadiendo otro caso
ocurrido en 1856 y en 1886. Para los cuatro años de que tengo
noticias completas, será mi mejor guía el registro de las mi-
nutas de la correspondencia oQcial de nuestro querido conso-
cio de la Sociedad Geográfica M. Charles Jágerschmídt, á la
sazón encargado de negocios de Francia en Tánger, y cuya
modestia sufrirá, tal vez, con lo que tengo que decir respecto
á sus apreciaciones, sus consejos, su actitud y su iniciativa en
Marruecos, que durante cuatro años han sido un modelo á
70 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
que no podía llegar ningiin agente europeo; en particular de*
dicó al Rif y á los acontecimientos que allí ocurrían toda su
atención y notoria perspicacia.
Desde la conquista de Argel y de Oran, en que vino á ser
Francia vecina de Marruecos, no le interesaba mucho saber
lo que pasaba en la amala ó provincia de Uzda, el Garet y el
Rif, hasta el año 1844, en que una columna francesa libró un
combate en Sidi Azis sobre el valle del Muluya contra el emir
Abd El-Kader, auxiliado por un ejército marroquí. El 16 de
Junio combatieron los generales Bedeau y Lamoriciére á los
marroquíes junto á la capilla de Sidi Mohámmed El Uasini,
uno de los puntos de mi último itinerario. Los días 27 y 28 de
Abril de 18iG quebrantó Abd El-Kader su reputación caballe-
resca, dejando asesinar á 270 prisioneros franceses en territo-
rio de Marruecos. Se estableció en Ain Zohra (1), donde per-
maneció hasta la primavera de 1847; se trasladó después á
Sabrá, junto al Muluya, y en seguida á Uad Aslaf, en el Rif.
Allí batió al ejército del sultán; pero había dejado su familia
en la Kasba de Iseluán, territorio de los Guela'aya. El emir,
como dignatario de la cofradía siempre militante de Sidi Abd
El-Kader el Guilani, debía saber que su congregación tenía
un fuerte convento no lejos de la ensenada de Zera, y con su
protección contaba; pero se equivocó, pues aprovechando su
ausencia habían intentado un ataque en busca de tan precioso
botín. Vengó bien el ultraje; pero los días 11 y 12 de Diciem-
bre del mismo año, un ejército marroquí le derrotó junto á la
Kasba de Iseluán, persiguiéndole hacia' la costa y el río Mu»
luya, que cruzó bajo el fuego enemigo el día 21.
En 1850, el general Mac-Mahon tuvo por dos veces que re-
chazar á los Mezauir, parientes ó vecinos de los Beni Iznasen,
que se habían establecido en territorio francés.
En Octubre do 1851 , los Gucla'aya capturaron una goleta
española, parada por la calma á 4 millas de Ras Vorek, ó cabo
(l) Ni aproximadamente podría situar estos puntos en el mapa, por ser el pais
del todo desconocido; lo mismo puedo decir de Agueddin, que está, sin embargo,
muy cerca de la costa.
EL RIF. "71
Tres Forcas, y, cerca de Melilla, un buque inglés, asesinando
álos tripulantes, salvo á dos que se llevaron esclavos. De Gi-
braltar salió un vapor en auxilio de aquellos desgraciados, y
solo pudo traer la noticia de que junto al cabo Tres Forcas
había varios buques desmantelados ó naufragados..
En Marzo de 1852, los Guela'aya, asaltaron, entre Melilla y
cabo Tres Forcas, tres embarcaciones españolas y una inglesa,
matando cinco marineros de esta última.
Por tres veces, en Abril, Mayo y Junio, los generales Pelis-
sier y Montauban, escarmentaron á los Beni Iznasen, en cas-
tigo por las incursiones que hacían en nuestro territorio, ins-
tigados por sus morabitos, especialmente por Sidi Mohámmed
£1-Meki, jefe del convento de la orden de Muley Tayeb, en
donde estuve el año último, y que hoy es el factótum del xe«
rif Abd Es-Salam.
En 1853, trataron los mismos Guela'aya de robar una em«
barcación española; pero el gobernador de Melilla envió tro-
pas que les hicieron 50 prisioneros; poco tiempo después les
dieron libertad, recibiendo en cambio 50 bueyes para consumo
de la guarnición de la plaza.
Por esta misma época, recibió Abd Es-Sadoc, caid de Uxda,
orden del emperador de penetrar en el Rif y cobrar las contri-
buciones atrasadas; pero los rifeños hallaban muy conveniente
dejar las cosas como estaban, y no solo no pagaron, sino que
el caid tuvo que vender sus muías para atender á su propia
subsistencia.
. En 1854, se renovaron los casos de piratería, y en vista de
la apatía y aun de la impotencia de las naciones más interesa-
das, tomó la iniciativa el Gobierno francés para la exploración
de la costa y la represión de aquellos actos salvajes.
El comandante del Newton castigó á los Guela'aya, destru-
yéndoles algunas lanchas y matándole hombres; pero el escar-
miento duró siete meses.
Pop entonces, el ingeniero hidrógrafo Vincendon-Dumoulin,
recibía orden de embarcarse en el aviso P/iare, al mando del
capitán de fragata Kerhallet, para levantar la carta de la costa
africana desde el estrecho de Gibraltar; con dificultad obtuvo
•n BOI^ETlN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
M. Jágerschmidt del ministro de Negocios extranjeros Ho-
hammed el Jatif, la autorización para que nuestros ingenieros
pudieran desembarcar en todos los puntos que median entre
Tánger y Ceuta. Pronto hubo necesidad de suspender los tra-
bajos, tanto porque los desembarcos inquietaban á los indíge-
nas, como por el mal tiempo.
Con objeto de obviar entrambos obstáculos, buscó M. J&-
gerschmidt el pretexto de una cacería, para que los oficiales
pudiesen trabajar por tierra; pero ni el ministro ni el gober-
nador de la provincia de Tánger Ben Abú quisieron tomar
parte, y negaron su permiso. M. Yincendon-Dumoulin, acom-
pañado del encargado de negocios francés, salió, y en ocho
días hizo un estudio tan satisfactorio, que desde entonces lo
utilizscn todos los navegantes. Á pesar de haberle negado su
concurso, no por eso dejaron las autoridades marroquíes de
seguir los movimientos y la marcha de la comisión francesa,
y habían prohibido de antemano á los naturales el que facili-
tasen víveres á nuestros compatriotas, conminándolos con una
tanda de palos.
Solo una vez se mostró aquella singular y oculta escolta, al
llegar á la zona neutral en los límites del territorio español de
Ceuta, zona que viene á ser como otra muralla de China ó un
cordón sanitario permanente.
Durante este tiempo habían renovado sus fechorías los
Guela'aya, si bien hasta entonces no habían atacado á nin-
guna embarcación francesa; pero el 8 de Abril de 1855, la
Jeune DieppoiSy que iba de Cardiff á Malta, al hallarse á 30 mi-
llas al O. de cabo Tres Forcas, se vio acometida por 200 Beni
Bu Gafer de Azanen, repartidos en doce lanchas; apresaron la
tripulación francesa, que era necesario rescatar ante todo; fué
encargado para ello el capitán de fragata Duveyrier, coman-
dante del PhéniXj que no debía emplear la fuerza, y tocando
en Azanen pudo recoger á los seis desgraciados, entregando
16,000 francos por su rescate.
Aquí termina la serie que marcan las minutas oficiales del
Sr. Jágerschmidt.
A fines de 1855, prosiguió M. Kerhallet los trabajos hi-
EL RIF. '73
drográficos; desde Ceuta á las Chafarinas, tuvieron que res-
ponder ocho veces á los ataques de los rífenos; en las cerca-
nías de Melilla cambió el Phare algunos cañonazos con la ba-
tería que tenían establecida los Guela'aya; hubo tiroteo junto
á Alhucemas; cerca de Yelez de la Gomera; en la ensenada de
Iris, de los Beni Bu Ferá, que considera Kerhallet como la
peor de las tribus del Rif; en las ensenadas de los Traidores,
de Piedras Negras y de Pescadores, en territorio de los Metiua
El-Bahar, y por último en el pueblo de Ustrak, de los Beni
Said.
En 1856, el príncipe Adalberto de Prusia, primo hermano
del rey y jefe del almirantazgo prusiano, costeaba el Rif; le
hicieron fuego desde la costa^ desembarcó y recibió una he-
rida en el combate.
En Marzo de 1885, atacaron en Beni Bu Riaga á unos ofi-
ciales de la guarnición de Alhucemas, que montaban una lan-
cha; pero dieron inmediata satisfacción á los españoles.
En 1886, estallaron desórdenes entre las tribus marroquíes
de la frontera argelina. Poniendo en práctica el antiguo axio-
ma divide ut imperes^ decretó el sultán de Marruecos la divi-
sión administrativa de la tribu de los Mehaya en cuatro distri-
tos, mandados por un caid; y las poblaciones, ya descontentas
con las exigencias del fisco, se amotinaron; el caid Bu Beker,
jefe único hasta entonces de aquella tribu, se niega á obedecer
y mata á uno de los nuevos caides, y muere también luego,
reemplazándole Ei-Hach El-Saheli. Tres días después, los Me-
haya batieron á la columna marroquí de Abd El-Malek, refor-
zada por los Ulad Alí Ben Talha, junto á los muros de Uxda.
A consecuencia de esta derrota se vio el gobernador obligado
á penetrar en territorio argelino, pidiendo á las autoridades
francesas una escolta para la seguridad de su persona hasta
avistar la fortaleza marroquí Beni Es Saidiya, construida cerca
de la frontera. Al mismo tiempo los Ulad Alí Ben Talha en-
viaron sus ganados á la provincia de Oran; quisieron perse-
guirlos sus enemigos Mehaya, y tanto para proteger á los re-
fugiados como para hacer respetar el territorio francés, el ge-
neral Gand, que mandaba la subdivisión de Tlemsen, esta-
74 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
bleció un campo de observación sobre la frontera en Biron,
uno de los puntos de mi itinerario.
El 31 de Marzo, se renovó el combate al S. de Uzda, entre
los Ulad Alí Ben Talha, auxiliados por una parte de los Beni
Iznasen^ contra la otra parte de estos que auxiliaban á los
Mehaya.
En cuanto es posible evaluar la población de un país seme-
jante, los 197 pueblos de los Beni Iznasen pueden suministrar
7.000 infantes y 700 jinetes. Los Ülad Alí Ben Talha con los
Beni Hamdun, los Ijebdan y los Mehaya reunidos pondrán en
pié de guerra 15.000 de á pie y 2.000 caballos. Estos datos
aproximados, aunque no dan el total de fuerzas militares en
aquella época, permiten formar ideado la fuerza respectiva de
ambos partidos.
Frente á frente se hallaban los beligerantes el 1.* de Abril
entre Uxda y Lalla Maghnia, en Yerf El Barud Ü «Otero de la
pólvora», nombre predestinado. El gobernador de Uxda, Sidi
Abd El-Malek se avistó con el general Gand, pidiéndole la in-
tervención de Francia, que se le rehusó, porque no debía mez-
clarse en asuntos puramente marroquíes. Al dia siguiente los
Mehaya, acampados á 10 km. de Baru, quemaron 7 pueblos
de los Beni Jaled, una de las fracciones del partido enemigo.
El día 5 estaban reunidos en Jeneg Ruñan, desfiladero de
La]la Maghnia, los Ulad Alí Ben Talha, ocupando el SO. de
la misma ciudad los Mehaya; el 17 emprendieron estos un
ataque general, derrotando á sus adversarios, que hubieron
de refugiarse en Argelia, en las tribus de los Mesirda y los
Atiya, volviendo el 20 á sus campamentos habituales; pero
esta tregua era fingida, pues se renovó la pelea el día 24, en la
que salió herido Alí Ben Bu Beker, jefe de los Mehaya, que
se retiraron á Ras El Ayun, bajo el reducto francés de Mena-
sele Kis; mientras tanto, por el O. se batían con encarniza-
miento varias tribus enemigas. Un mes más tarde, el 2 de
Junio de 1886, comencé mi exploración por el territorio de los
Beni Iznasen.
Según noticias que considero exactas, el emperador de Ma-
rruecos se propone someter las provincias de Uxda, de Garet
EL RIF. 1&
« i»
y del Rif; pero entretenido con otras rebeliones más cercanas
al centro de su poder, no se sabe cuándo podrá realizar su
proyecto.
Fácil es deducir la consecuencia de esta revista contempo-
ránea; cuanto más interesante y atractiva parece la exploración
científica del Rif, más especiales condiciones exige empresa
tan peligrosa, en la que se necesita una gran facultad de ob-
servación y una paciencia á toda prueba; además, requiere
mucho tiempo, puesto que será necesario buscar con todo es-
mero entre los indígenas aquellas personas que sean capaces
de proteger al viajero en cada cantón. Aquí no puede contarse
como en otras partes de Marruecos con el apoyo de los israeli-
taSy porque los naturales temerán que se inicie otra industria
y otro comercio que no sea el suyo en un país que el mar baña
y que tan fácilmente explota. Los presidios son callejones sin
salida; la soberanía del sultáa de Marruecos es quimérica en
el Rif, ni existe respeto alguno á la autoridad religiosa.
Ríos DE VElZIJELl Y DE COLOMBIi.
^^^ll^^^0^f^^^^^^*^9^^^t0S^»^*^*^
RELACIONES INÉDITAS
■
REUNIDAS POR
I.
Viaje por los ríos Meta y Orinoco hecho por D. Antonia
de la Torre en los afios de 1782 y 1783.
AL VIRRBY DE NUEVA GRANADA.
Excmo. Sr.: En camplimiento de la orden de V. E., verifi-
qué mi salida de esta capital (Santa Fe) el 25 de Septiembre
del año anterior de 82 por el camino que faldea la montaña de
Monserrate sobre la derecha: atravesé el pueblo de Uzaquen y
pasé á hacer noche á la venta de Fusca, avistándose varios
pueblos que van demostrados en el plan.
El 26, siguiendo la misma falda, atravesé por puente el río
Sopó y por medio del pueblo Tocancipá, llegué á hacer noche
al de Guachancipá.
El 27, continuando la misma falda y dejando sobre la dere-
cha el pueblo de Sesquilé, por donde hace una alza la monta-
ña, atravesé por puente el río de dicho nombre á subir al cerro
de San Vicente, y á su bajada atravesó por vado río de Suga y
pasé á dormir al pueblo de Chocontá, muy abundante de ajos
y garbanzos, para que es á propósito el terreno.
El día 28, á cosa de tres horas de camino, atravesé el río
Toma, y llevándolo siempre culebreando á la derecha y por la
ladera de una loma á la izquierda, llegué á otras tres horas y
media á la venta de Joya, donde lo volví á atravesar por puente,
quedándome en ella á hacer noche.
. RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 77
El 29, á distancia de una hora y media de dicha venta, atra-
vesé por puente el río de Albarracín, próximo á la venta de
este nombre, y á otras dos, atravesando un monte de malísimo
camino, llegué á oir misa á la parroquia de Venta-Quemada,
y como á más de tres y media horas fui á dormir á la venta
del puente de Boyacá.
El 30 llegué al mediodía á Tunja, ciudad á la falda de una
loma en terreno bastante desagradable, con muchas zanjas y
barrancos próximos á ella: falta de todos los alivios que co-
munmente se solicitan para, hacer agradable una población:
es reducida y bastante deteriorada, y aunque en su fundación
sería una de las más bien delineadas , está tan destruida que,
según lo que demuestran sus ruinas, no es una sombra de lo
que anteriormente sería: es muy pobre; lo poco que permanece
en pie, será sostenido del gasto diario de las religiones do Agus-
tinos Calzados y de Recoletos de San Francisco, Sanio Domin-
go, San Juan de Dios, monjas de la Purísima Concepción y de
Santa Clara, que acaso será la única plata que circula en ella.
Acuden á la ciudad todos los viernes con el motivo del mercado
á vender los frutos de las inmediaciones, de semillas y verduras,
porción de carneros en canal y algunas manufacturas de algo-
dón de muy poca monta. En todo el camino, desde Santa Fe á
dicha ciudad , se conoce la poca curia que ha habido para su
composición, pues aunque en él hay bastante tierra quebrada
con montes, lomas, ríos y torrentes, á poco que se le ayudase
sería más transitable y menos molestoso. La dispersión de las
habitaciones de los vecinos, á grandes distancias de sus pueblos
y parroquias, puede ser la causa de no haber contribuido á una
obra de tantos beneficios para sí mismos y el público, por la
precisión en que se ven constituidos de emprender caminos
desde sus mismas casas para cualquiera parte que les precise,
sin atender al camino reíil ó común que debe servir para los
demás transeúntes. Me persuado que la causa de la dispersión
de los habitantes de estos parajes y de los demás de tierra
firme, lo ocasionará la irregularidad de los terrenos para la
producción de frutos, pues no todos son aptos para ellos, por
lo que se ven obligados á establecer sus casas próximas á sus
'3S BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
labranzas, aunque distantes de sus parroquias, para poderlas
beneficiar con más comodidad, pues de lo contrario, la mucha
desidia, que es general en aquel reino y lo inclinados que son
á la bebida y otros vicios, les daría motivo para dejar las tie-
rras abandonadas, con lo que se aumentaría más su pobreza.
El 5 de Octubre salí de dicha ciudad por donde llaman En-
caño Chico, por haber unos tres ó cuatro caños de agua, de la
que se sirven para lavar sus ropas, porque para beber la tienen,
aunque turbia y mala, dentro de la ciudad, y en medio de la
plaza hay una fuente, traída á ella de larga distancia por una
cañería que la reparte también á todos los Conventos. Aunque
es el camino por tierra llana, demasiado desagradable, así por
los muchos pantanales, como por los infinitos zanjones que
tiene á los costados, dejándolo muy estrecho, á que se agre-
gan luego varias lomas de tierra, pendientes y resbalosas, que
precisa á faldearlas con mucho cuidado, y dos quebradas panta-
nosas que, aunque fuese con piedra tosca, se les podía poner
puente y evitar muchos quebrantos que suelen recibir los ani-
males y cargas; como á unas cuatro horas de Tunja se atra-
viesa el río Sogamozo por vado, y poco más adelante el de
Toca, que se une con él. De allí pasé á dormir al sitio de Carri-
zal, que así llaman á varias casas esparcidas correspondientes
á la feligresía ó pueblo de Toca.
El 6 atravesamos por Quebrada Honda , que está en un monte
dé muy mal piso, y después de tres horas de camino igual al
anterior, bajé al pueblo de Tirabitoa (atravesando á su entrada
el río de dicho nombre, y que poco más abajo se une con el
de Sogamozo), situado en un valle muy llano y deleitable, cer-
cado de eminentes lomas, que tendrá de travesía como una
hora y media, y de largo como otras cinco horas. En dicho
valle se hallan, en las abras que hacen las montañas, y á la
falda de ellas, nuevo pueblos, que son: Toca, Iza, Sogamozo,
Topayá, Gamezá, Chamezá, Nacusá, Tibacoza y el dicho de
Tirabitoa. Pasé al pueblo de Sogamozo, que distará como dos
horas y media, en donde se hace todos los martes mercado
como el de Tunja, acudiendo mayor abundancia de semillas y
manufacturas de algodón, de que se proveen varios para pasar
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. ^
á beneficiarlas á parajes muy distantes, que comunmente es
la moneda con que se paga á los jornaleros, en particular en
tierra caliente, y Qon lo que se compran algunos víveres y otros
efectos, con los que suelen lucrar excesivamente, aunque la
recompensa del trabajo su^le ser igual de parte de los jornale-
ros, pues como mal pagado y hecho de mala gana^ no estando
presentes los interesados, ocupan muchos días en lo que podían
hacer en uno solo, y muchas veces, cuando vana sembrar, en-
tierran toda la semilla en una excavación que hacen, lo que no
se echa de ver hasta que empieza á brotar el fruto, perdiéndo-
se de esta suerte toda la siembra y trabajo por la maldad del
que se hizo cargo de sembrarla.
El día 7 pasé á la hacienda que fué de los Jesuítas en Tira-
bitoa.
El 11, subiendo por la loma de Iza, dejando el pueblo sobre
la derecha, atravesé en el espacio de tres horas varias lomas y
quebradas hasta bajar á las orillas de la laguna de Toca, que
tendrá de circunferencia por la irregularidad de su círculo
como unas seis leguas. Viene á ser un valle profundo, donde
se recogen las aguas de las muchas lomas y montañas emi-
nentes que la circundan. En medio de ella se descubren sus
mogotes ó cerros bastante separados, de mayor y menor exten-
sión, y en los mayores me dijeron que había porción de vena-
dos, que no es difícil respecto de lo mucho que nadan. Sus
aguas son muy claras y buenas, de las que bebí, y me parecie-
ron especiales. A sus orillas hay algunas haciendas en que se
coge abundante fruto y buenos pastos para toda especie de ani-
males vacuno, ovejuno y mular. De dicha laguna sale el río de
Opia, el que despuéá de recoger la vertiente de varias quebra-
das con los ríos de Somondoco, Albarracín y el de Turnequé,
entra en el río Meta antes que^el Guicana, ya en la provincia
de los Llanos.
De allí proseguí á la estancia de Hato Grande y á subir la
loma de Soutano, y á su bajada se atraviesa la quebrada de
dicho nombre, y por su orilla, con muchos fangales y mal
piso llegué al llano de Toquilla, sitio de una sola casa y á pro-
pósito para poner en él alguna población con todas las como-
80 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
didades que se pueden apetecer. Su temperamento es muy
bueno y capaz de producir cuantos frutos se dan en el reino, y
es mejor por sus abundantes y próximos pastos para cría de
ganados de lana, mular y vacuno, sin el perjuicio de la intem-
perie del páramo, por la suma elevada de él y profundidad de
esta planicie.' Distará como unas tres horas de la laguna de
•Toca; me dijeron que los Barredas de Sogamozo poseen aque-
lla tierra con título de merced; que de dicho pueblo se pudie-
ran sacar vecinos que la poblasen por pasar de más de mil
familias libres las que tiene.
El 12, volviendo á atravesar dicha quebrada deSoriano (que
es la cabecera del río Cuciana que entra por abajo de donde se
halla fundada ahora la ciudad de Santiago al río de Meta), pro-
seguí subiendo la loma de las Minas, llamada así por ser de
tierra pantanosa y de muchos barriales, que fué forzoso ha-
cerlo á pie hasta bajar á Quebrada Honda. Proseguí por otra
loma de mal paso y muchos saltos, á coger la cañada de igual
camino de fangales y desaguaderos de varias quebradas, hasta
la Loma de las Lajas, que toda es de piedra pizarra, con tantos
resbaladeros cuantos pasos se caminan por ella, á los que se
añaden algunos cangilones y saltos de más de vara, con mucha
desigualdad en todo el piso , y como al pasarla estaba llovien-
do, se hizo más intransitable y se tardó más de una hora en
salir de ella.
De allí proseguí hasta el paraje que llaman el Contadero,
próximo á la laguna de Ugenta, y dejándola sobre la derecha,
proseguí la bajada y atravesé la quebrada que desagua de di-
cha laguna, la que se va á unir con las de Siama, que estas,
con otras varias, componen el río de Labranza Grande. Pasé
á dormir á la ramada que llaman Los Pozos, á orilla de la
quebrada de el Bermejal en el centro del páramo, que aunque
en invierno fué excesivo el frío que padecí, no obstante que
está aquel paraje poblado de árboles, con dificultad se pudo
encender candela, siendo inaguantable el frío por la mañana.
El 13, atravesé dicha quebrada del Bermejal y subí la
sierra de dicho nombro, que es muy pendiente, tanto á la su-
bida como á la bajada, con muchos saltos y cangilones, ha-
Ríos DE VENEZUELA T DE COLOMBIA. 81
déndola de peor piso la piedra suelta que rueda detrás de los
caminantes y bestias; la que proseguí hasta donde llaman el
Arenal, por haber un poco de llano. Luego se continúa bajan-
do hasta la de Bizcocho. Más adelante está Hato Viejo, que
son varias casas esparcidas por la loma, feligreses de Labran-
za Grande, tierra mucho más templada que la del páramo,
que este comprende desde la loma de las Minas hasta la baja-
da 4el Bizcocho, que según el camino por donde se transita,
se necesita más de un día para atravesarlo.
Dicho terreno de Hato Viejo declina su temperamento á
cálido, y produce todos los frutos de él. Es muy á propósito
para cría de ganados de toda especie y para poner una buena
población, aunque sea de 300 vecinos, los que se pueden sacar
del pueblo de Labranza Grande, que este pasa de 600 familias
libres esparcidas sin necesidad (como las tierras frías) , á lar-
gas distancias é internadas en los montes y quebradas , que si
se verifica se podrá componer con muchas ventajas y alivio el
camino del páramo, en el que se ve la poca curia que se ha
puesto desde que lo comenzaron á practicar ó transitar. Dichas
tierras las labran varios sujetos con título de merced en los
mismos términos que los Barredas las de Toquilla.
Proseguí bajando dicha loma ó sierra hasta la quebrada de
Siama, que atravesé por puente de á caballo; es bien caudalo-
sa y veloz su corriente, con el fondo de muchas piedras gran-
des que impiden el vadearla, siguiendo asi hasta que entra en
el río de Labranza Grande, como llevo dicho. A la banda
opuesta de dicha quebrada, me quedé á dormir aquella
noche.
El 14, proseguí subiendo la loma del alto de la Cruz, sierra
muy alta y pendiente con el piso de piedra gruesa suelta, y lo
mismo su bajada hasta llegar á las orillas del río de Labranza
Grande, de más de seis horas de camino. Atravesé dicho río
por un puente de bejuco, que allí llaman hamaca, por ser de
la misma ñgura estos enlazados. A modo de red pendiente de
dos cuerdas paralelas de la misma materia, tendidas de la una
banda á la otra del río, forman una galería en el aire y ofrecen
á la vista el aspecto ó figura de una hamaca grande colgada en-
e
82 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
cima del agua. Gomo son muy anchas las mallas de aquella red,
tienen adentro para pisar algunas cañas abiertas y cortezas de
árboles. Bien se echa de ver que debe arquearse mucho toda
la máquina por su propio peso y mucho más cuando cargada,
y que llegando el que pasa á mitad de su carrera, especial-
mente cuando hay viento, se halla expuesto á unos balances
grandes, por donde se puede juzgar que puentes de esta he-
.chura, aunque sea estrecho el río, no convidan al pasajero
á la primera vista, sin embargo, los indios, poco animosos
por su naturaleza, los pasan corriendo y cargados, riéndose
de ver suspender al recien venido, que luego se avergüenza de
mostrar menos resolución.
El 16, proseguí por tierra llana con el río sobre la derecha
y la falda de la montaña. Atravesé la Quebrada Grande, y
después de media hora subí lo que llaman el Volador de Ga-
cha, que es un peñón con unos saltos formidables, que precisa
á descargar las bestias para que pasen, ó suban por mejor de-
cir, con bastante dificultad, y aun con esa precaución son mu-
chas las que se han maltratado.
La causa de este paso es una eminente sierra muy áspera,
que remata en aquella punta, y por la derecha la profundidad
del río. La mucha desidia y poca curia de aquellas gentes, no
ha arbitrado el echar el camino por otra parte , ó allanado el
que siguen con tanto quebranto, pues es fácil su composición.
Proseguí subiendo y bajando varias lomas pedregosas hasta
el río del Gallinazo, llamado así por sus aguas, que son muy
turbias y de color de ceniza, el que distará del Volador como
unos tres cuartos de hora.
Inmediatamente emprendí la subida de la loma de Corral de
Piedra, muy pendiente, escabrosa y dilatada, caracoleándola,
con muchos cangilones y saltos, en que se fatigan demasiado
los pasajeros y bestias, y pasando por lo que llaman la Aguada,
fui á dormir á dicho Corral de Piedra, que son unas casas es-
parcidas por aquellos montes y quebradas de la feligresía de
Labranza Grande.
El 17 acabé de subir la loma, como á cosa de media hora, y
á su bajada atravesé el monte de Paya, en el que tardaría como
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 83
Otra hora, tan fragoso como la subida, y en algunos pedazos de
terreno que falta la piedra, hay muchos fangales, cangilones y
despeñaderos muy peligrosos, que precisan á que se camine á
pie para evitar el riesgo, provenidos estos malos pasos de que
cuando se manda á los indios á componer los caminos, si es en
tiempo de invierno allanan los fangales desembarrancando tie-
rra de los costados con que los cubren, y como ellos comun-
mente caminan á pie y son prácticos para los deshechos, seles
da poco de que se atasquen los que van á caballo y cargas, como
sucede frecuentemente en aquellos parajes. Fui á comer á una
labranza de los indios de Paya, que está á la salida del monte
y proseguí bajando la loma por tierra rasa, y con tanto caracol
y piedra^ que maltrata demasiado las bestias, sucediendo lo
mismo en el poco llano que hay, por los muchos pantanales
y piedra menuda hasta llegar al río do Paya, el que también
atravesó por puente de bejuco hamaca, como la anterior, con
mucha retardación en el paso de las cargas, y el de las muías,
que se echaron á vado, con lo que se maltrataron algunas, por
las muchas piedras grandes que hay en el río y no es posible
hacer pie en ellas. Proseguí subiendo una loma de igual piso
al anterior, hasta llegar á dicho pueblo, situado en la emi-
nencia de ella.
El 18, con el río á la derecha y varias montañas desbarran-
cadas que tienen cerrado el camino á la izquierda, seguí bajando
la loma, en que atravesé tres quebradas para llegar al llano que
ilaman de Miguel, que es de poca extensión y lleno de pajonal.
Pasé luego la quebrada de dicho nombre y emprendí la loma
del Degredo (llamado así por la guardia que ponen en ella para
no dejar pasar á los que transitan de tierra donde hay viruelas)
la que tiene muchos repechos, cangilones y piedras sueltas
hasta atravesar el monte de Castro, subiendo siempre á la loma
del alto de Chilacaba, que su bajada es por el monte de Mor-
cóte, hasta llegar á la quebrada de Tanga, y de allí se vuelve á
subir á otra loma hasta dicho pueblo, que está fundado en una
meseta muy alta y de mal camino.
El 22 proseguí bajando la serranía con muchas vueltas y
malos pasos. Á unas dos horas de bajada llegué al Uano^ que
84 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
sigue hasta las orillas del río de Tocaría, que no permitió va*
dearse por lo muy crecido, obligándome á pasar la noche á sus
orillas.
El 25, con un grande aguacero y bastante riesgo, pasé dicho
río, que por aquella parte es muy ancho y rápido, con muchas
piedras grandes, de suerte que no pueden hacer pie las bestias,
y es menester que vayan dos hombres con cada una, y con todo
se mojaron las cargas, repitiéndose lo mismo en las quebradas
del Calvario, de S. Javier, Radul y Salitre, por lo muy cre-
cidas.
Antes del medio día llegué á la hacienda de Tocaría, que
fué de los Jesuítas. Las muchas aguas y peores caminos para
seguir al Macuco, me obligaron á detenerme para pedir em-
barcaciones y proseguir mi viaje. Poco más adelante de donde
se vadea el río de Tocaría, le entra el de Paya, incorporado
con todas las quebradas que se atraviesan desde aquel pueblo
hasta el de Morcóte.
El 23 despaché chasqui (1) en solicitud de dichas embarcacio-
nes, que no vinieron hasta el 10 de Noviembre por la tarde,
en que salí de Tocaría y fui á Garcitas, que es el puerto, dis-
tante de allí como unas tres horas, á disponer las cargas y
embarcaciones, que se reducían á dos curiaras (así llaman á
las de un solo palo), muy pequeñas y de poco buque, la una
tan celosa, que al más leve movimiento hacía agua por el cos-
tado, y es la que se señaló para mi trasporte, en que no tuve
más recelo, por la poca profundidad del río, que el que sá
averiase ó perdiese el equipaje.
El 11 me embarqué en dicho puerto de Garcitas, estando
muy bajo dicho río de Tocaría, y por lo mismo, cada instante
se iban varando las embarcaciones, siendo mucha la incomo-
didad que me causó la en que iba; se navegó aquel día muy
poco, y me quedé á pernoctar en el puerto de Maní; así llaman
á unas cuatro casas que hay en aquella ladera, donde gozan
el beneñcio de las tierras, y encontré otra embarcación para
proseguir menos incómodo.
(1) Chatqui^ correo, emisario.
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 85
El 12 proseguí con los mismos embarazos de varaduras, y á
unas dos horas del Maní por la costa opuesta desemboca el rio
Cravo, nombre que conservan los dos juntos hasta llegar al
río de Meta, quedándonos á nocturnar aquella noche en una
playa.
El 13, con las mismas incomodidades, proseguí hasta la
hacienda de Gravo, que era de las temporalidades de los expa-
triados y correspondía á un pueblo que estaba fundado muy
arriba y se extinguió.
£114 llegué al medio día al pueblo de Macuco, de nación
Salivas, y dejando el equipaje en una ramada, pasé á dicho
pueblo, que distará del puerto como una legua, y de él cuida
un religioso misionero de los Recoletos de San Agustín, siendo
de la misma religión los de Casimena, Surrimena y Gua-
napalo.
En lodo lo que observe desde Labranza Grande é informes
que adquirí, echo de ver que se puede sacar un camino desde
aquel pueblo hasta dicho río (que al pasar por la montana del
pueblo de Gravo toma este nombre y poco más abajo se une
con el de Tocarla, como llevo dicho), mucho más cómodo y
breve y á poco trabajo, que poniendo una población en la falda
de la loma de dicho pueblo de Gravo (pues proporciona todas
las comodidades para ella) y una bodega en la junta de los dos
ríos, que (listará de la loma como unas cuatro horas, se hará
transitable en todos tiempos y sin las incomodidades de bus-
car embarcación por otra parte.
Las orillas de dichos ríos Gravo y Tocaría, que unidos solo
se nombra Gravo, es tierra más calta que la restante que se va
apartando de ellos: está poblada de árboles y tiene tal cual casa
esparcida por sus labranzas, aunque por algunas partes se des-
cubre la sabana rasa, y lo que me pareció más alto y libre de
anegarse, es en donde llaman Pueblo Viejo, por haber estado
allí uno de naturales á quienes correspondía la hacienda de
Gravo, del que no ha quedado fragmento alguno, y se puede
hacer una población y reducir allí á los vecinos que se hallan
sirviendo en las orillas de los ríos Gravo y Tocaría, con otros
muchos que están esparcidos en aquellos campos, la que no
86 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
solo sería útil para ellos, sino también para los transeúntes,,
que encontrarían víveres y lo demás que hubiesen menester,
procurando hacerse de algunas embarcaciones para la navega-
ción de dicho río y el de Meta, del que dista menos de media
día, agua abajo, y poco más del puerto del pueblo de Macuco.
No he comprendido los finos que pudieron tener los Padres
Jesuítas para retirar tanto los pueblos de sus puertos, por tener
estos tierra alta y con bastante extensión y capacidad para
haber poblado en ellos: aunque me parece que el temor de los
indios gentiles, que aun trafican por el otro lado del río, sería
causa de eso.
También extrañé bastante el que proporcionando tantas co-
modidades una y otra banda de dicho río Meta, no se hubiesen
establecido algunos vecinos para hacer Estancias por aquellos
parajes, aprovechándose de la fertilidad de aquellas tierras.
Comunicándolo con algunos misioneros de Macuco, y el Co-
rregidor de aquellos pueblos, me respondieron'que así en aquel
pueblo como en el de Guanapalo y demás de las misiones, es-
taban establecidas muchas familias con estancias de cañave-
rales y cacaoales, logrando buenas cosechas de maíces y otros
muchos frutos, y obligados á tomar las armas en las invasio-
nes de gentiles que pudieran ofrecerse; pero que en el gobierno
del Dr. Caicedo, el gobernador D. Alonso de Vareas, que lo
era de dichos pueblos, por disposición ó aprobación de dicho
gobernador, desterró de allí por sus fines particulares á aque-
llas vecinos, haciéndolos perder cuanto tenían en ser, lo que
después oí lamentar á muchos do estos, por el perjuicio que
habían recibido; y al pasar de vuelta por el Caño de Caraban-
taba, donde áe fué á establecer, haciendo casa y trapiche, con
buenos cañaverales, platanales y labranza de otros frutos,
Francisco Cruzel, natural, vecino honrado, uno do los expul-
sados del pueblo Macuco, este me dijo había perdido por causa
de dicho Corregidor toda la hacienda que allí tenía, y que des-
pués de tantos quebrantos como había padecido, pretendía don
Miguel Cadenas, mayordomo de la hacienda de Cravo, que
dista de allí más de cuatro leguas, hacerlo perder cuanto había
vuelto á trabajar y tenía en ser, pretextando que había per-
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 87
juicio á la hacienda y de que aquellas tierras eran del rey. El
que me hizo ver que el perjuicio sería á los fines particulares
del mayordomo, y que antes más bien sirve de beneficio, así
para los que navegan como para los que caminan por tierra,
pues desde Macuco hasta aquí no se encuentra otra casa en
día y medio de camino, á excepción de dicha hacienda, que
queda sobre la izquierda, muy distante del camino, y por
consiguiente, ahuyenta los tigres y animales feroces que
hacen grave daño en la gente y ganados.
Hícelo así presente al gobernador de aquella provincia don
Joaquín Ferniz y me dijo lo remediaría. Hallo que sería muy
conveniente, y parece lo mismo á otros que lo miran con re-
flexión, que se volvieran á establecer en aquellos pueblos los
vecinos honrados que quisiesen ir á vivir á ellos, sin limitar
el número, los que serían de mucha comodidad, así para liber-
tar de insultos á los indios, como para resguardo de los misio-
neros, proveer á los transeúntes y contener y reducir á los
pocos indios gentiles que hay por aquellos parajes, á que se
añade el de evitar el costo de la tropa que se dice de escolta,
que sirve de más perjuicio que provecho, y hasta ahora solo
se ha ocupado en servicio de los Corregidores, con graves per-
juicios de los indios y misioneros, como lo acredita la expe-
riencia, y de esta suerte habría de quien echar mano en cual-
quier evento, aun en Macuco, como en Guanapalo y demás
pueblos, y á su inmediaci(}n se podría esperar el que los indios
adelantasen en las labranzas y manufacturas, y que los que
entre ellos se tienen por esforzados pudiesen servir en las oca-
siones con sus flechas y macanas y adelantar poblaciones en
todas las orillas del Meta hasta sus bocas.
Distará Macuco de Guanapalo en tiempo de verano, medio
día de camino, pero en invierno es impractible, y por el río,
menos de un día, agua abajo. Dicho río Meta, desde que se
entra por él por el de Gravo, tendrá de ancho casi media
legua española, y esta anchura conserva de barranca á
barranca, con corta diferencia hasta embocar en el río Ori-
noco, á excepción de lo que se estrecha en una de las puntas
de la barranca del Trapiche, á cuasi 200 varas, y sin em-
88 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
bargo, que antes de entrar en él le tributan aguas el río de
Macuco, que es permanente y abundante; el de Guanapalo,
Pauto, Aríporo, Aricaporo, Chire, Casanare y Ele, que todos
nacen en la cordillera desde las montañas de la Tocaría hasta
las de Gucuí 6 Gbigas, recogiendo cada uno de ellos las aguas
de muchas quebradas y arroyos que le suministran sus ver-
tientes, por cuyas cabeceras atravesé á mi regreso, á excepción
de las del río Ele, como se manifiesta en el plan, siendo tantas
las aguas que recoge de dichos ríos y otras muchas de varios
caños y quebradas que no se expresan por no ser permanentes
en todo tiempo.
Tiene dicho río Meta muy poco fondo, algunas isletas y
muchos bancos de arena que, á no explayarse tanto, sería su
navegación engodos tiempos mucho más cómoda. Las señales
de su mayor creciente en las barrancas no exceden de cinco
varas, porque represando el agua de los ríos que la suminis-
tran por venir más bajos , la hace derramar con otra mucha
que él les contribuye, por las próximas sabanas, que en parte
son más bajas que la planicie del río, formando en algunas
partes ciénagas muy dilatadas, motivo que hace sean aquellos
llanos intransitables en el verano por muchos parajes á causa
de los atascaderos que siempre permanecen, y solo en sus
orillas es donde la tierra tiene alguna más elevación. En
tiempo de verano le quedan algunas canales tan escasas de
agua, que precisa arrastrar las embarcaciones (si van algo
cargadas, mayormente si son lanchas) para que lleguen hasta
el Macuco. También retarda la ignorancia de los indios en el
uso de la palanca, que solo usan en todos aquellos parajes
para desatracar de la costa, acomodándose más bien á las
cuerdas ó cabullas para ir guiando desde las playas. Muchas
ventajas ofrece la dirección de su curso para que puedan las
embarcaciones subir á la vela, á excepción de las primeras
vueltas inmediatas al Orinoco, que estas precisan á subir á
remo ó con cabullas á lo que llaman sirga.
El 20, después de desvanecidos todos los obstáculos que
ocurrieron para entorpecer mi comisión, me embarqué en
dicho pueblo del Macuco en una lanchita pequeña de cuatro
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 89
remos, bastante incómoda por ser muy celosa. Al siguiente
día llegué á Guanapalo; á su frente hay una isla donde acuden
muchos indios á hacer sus labranzas, que distribuyen con
abundancia de plátanos, yucas, ñames, maíz, etc., adonde
tomé otra curiaca con tres hombres para que acompañase la
lancha en cualquiera evento por no ser esta de ninguna segu-
ridad. A una hora río abajo pasamos por la boca del puerto;
á otras dos horas más abajo, en la barranca izquierda, se
halla el paraje que llaman Ibaiba, donde tienen las demás
rancherías y labranzas los naturales de Guanapalo , y desean
fundar pueblo muchos de los guajiros gentiles que están sin
reducir. Sería conveniente agregarles también algunas fami-
lias de libres para los mismos fines que en los pueblos ante-
riores , ó poner solo población de estos para mayor seguridad
y que disfrutasen aquellas tierras tan pródigas y abundantes
para todos frutos. Sobre la izquierda se dilata la barranca de
Domare, tierra alta y con algunos montes próximos y mucha
porción de palma de morichc para techar la casas y otros
muchos menesteres.
Las mismas proporciones tienen las orillas del río Ariparo,
que esta más abajo y cosa de cinco horas, y las de Aricaporo,
que distará de aquel como otras cinco horas. A media hora
más abajo de este río se halla la barranca de los Arrecifes,
que en tiempo de verano es paso bien peligroso así para bajar
como para subir, pues estando el río bajo se descubren muchas
peñas, y la fuerza de la corriente, si no se va con bastante
cuidado, arroja las embarcaciones sobre ellas, y son tantas,
que con algunos cortos intervalos se dilatan más de media
legua. Fuimos á dormir á la playa, que está al frente, el día 23.
El 24 proseguimos, y á cinco horas más abajo encontramos
las bocas del río Chire, y á unas 300 varas las del río Casa-
nare, y á cosa de media hora más abajo las del río Ele, todo
sobre la izquierda. Aquella noche nos quedamos á dormir en
una playa.
£1 25 proseguimos, y sobre la derecha encontramos la punta
del monte llamado Trapiche. Como unas ocho horas más abajo
del río Ele, es tierra alta y deliciosa, apta y capaz para fundar
90 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
una buena población; tiene próximo un pedazo de monte y
mucha palma de moriche para hacer y techar las casas, coa
todas las proporciones para labranzas y demás menesteres,
con unas sabanas muy dilatadas y amenas que alcanzan hasta
los raudales de Atures en el Orinoco, y del hato del pueblo de
San Borja, que estuvo fundado en aquel paraje. Se ve comun-
mente en aquellas sabanas mucho ganado vacuno y caballar
que se ha amontonado y llaman cimarrón. Sobre la izquierda
está la barranca de Yuguagá, que sigue con bastante exten-
sión. Es también tierra alta, pero no tanto como la del Trapi-
che. Como unas cinco horas más abajo encontramos la punta
y monte del Perú, en donde algún trecho de tierra adentro
estuvo fundado el pueblo de dicho nombre, de nación guanuna,
que desampararon volviendo al monte con los guaviros;
aquella noche me quedé á dormir en una playa.
El 26, á cosa de unas cuatro horas, se encontró el caño de
Fruta sobre la misma costa; su barranca es también alta y
con buenas proporciones para población. A unas tres horas
más abajo encontré la barranca de Buenavista, sobre la dere-
cha. Es tierra alta, y reconocido su piso, es el terreno de pie-
dra esponjosa; tiene próximo un pedazo de monte y un mori-
che bien dilatado, y á distancia de la orilla, como unas 200
varas apartada del río, es tierra parda, con alguna mezcla de
arena y á propósito para cañaverales, con muchas sabanas
muy dilatadas, hasta donde puede alcanzar la vista. Sigue di-
cha barranca orillando el río más de dos horas con intervalos
chicos de tierra algo baja; aquella noche nos quedamos á dor-
mir en una playa.
El 28, como á unas ocho horas, desemboca Meta en el Ori-
noco, con tanta anchura, que parecen iguales, aunque este es
de mucha más profundidad. Sobre la izquierda hay una peña
muy grande, llamada Cumare, la que so une con la barranca,
que es bastante alta y capaz de una buena población. Su te-
rreno me pareció muy á propósito; próximo á ella tiene un
caño de agua con el mismo nombre, y á sus orillas se pueden
poner muchos platanales y cañaverales; es abundante de ma-
dera y de moriche. Poco más abajo está el hato do San Anto-
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 01
nio, que fué de los ex-Jesuítas, que aunque há muchos años
que se tiró á extinguir, y no se ha cesado de hacer matanza
de ganados para las expediciones del alto Orinoco y Río Ne-
gro, permanece aún mucha porción de él.
Aquí me dijeron que había orden de la Corto para que se
fundase para la provincia de Caracas la villa de Meta, y para
ello pasaron á reconocer aquel terreno el teniente corregidor
de los pueblos del río Apure, D. Juan Antonio Rodríguez y
un religioso capuchino, y sin embargo de las proporciones
que ofrece para ellos, estos parece la quieren poner mucho
más abajo, á orillas del Orinoco, después de pasados los rau-
dales de Carichana, donde no será tan conveniente como lo
fuera en la desembocadura de Meta, porque dado caso que se
estableciera la comunicación y comercio de este reino con
aquellas provincias, como es regular, en tiempo de verano; en
que el Meta queda con pocas aguas, pueden llegar embarca-
ciones grandes desde las bocas de Orinoco hasta aquel paraje
con mucha cargazón, la que trasbordándose á otras pequeñas
seguirían hasta el Macuco lí otro cualesquiera puerto del
Meta, y también sería mucho alivio para los que varasen en
embarcaciones chicas por el Meta, encontrar otras mayores
para poder pasar los raudales de Carichana, en donde son ve-»
lucísimas sus corrientes, y toda embarcación pequeña va ex-
puesta á zozobrar ó estrellarse contra las peñas.
Frente á la misma boca del Meta atravesé el río Orinoco á
la costa opuesta, donde está un peñón que llaman Piedra de
la Paciencia. A una hora agua abajo atravesó el raudal de Ca-
. richana con bastante cuidado por los muchos peñones que se
iban descubriendo, A su frente estuvo antes dicho pueblo de
Carichana.
Proseguimos, dejando sobre la derecha dos peñones formi-
dables de una sola piedra; la primera se llama Pacuna, y la
segunda, que la divide el río de Amapuri, y es mucho mayor,
la nombran Marimaruta. En este paraje se estrecha el Orino-
co 4 menos de un tiro de fusil; como á unas dos horas más
abajo está el puerto de Carichana, en la falda de un peñón
plano, de unas 600 varas de largo y de poca elevación. En la
J
M BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
•
parte opuesta de él, en terreao Ilaao y de arena, está fundado
dicho pueblo, de nación Salivas y Yaruros, de muy pocas ca-
sas, y sin sacerdote há más de cuatro años, motivó de su dis-
minución. Pasé á dormir á él y proveerme de lo necesario
para seguir el viaje. Enfrente de dicho puerto (intermediando
una isla bastante grande, donde los indios hacen sus abun-
dantes sementeras) está fundado el hato de San Antonio que
llevo expresado.
£1 29, á cosa de hora y media de Garichana, después de
otros muchos cerros y los más de piedras [como el de Mari-
maruta, que dejé sobre la derecha, pasé próximo á lo que
llaman del Castillo, por una batería que tenían en ella en
tiempo de los PP. Jesuítas, y un pueblo en su meseta de con-
siderable altura y extensión. Á media hora más abajo pasé á
nooturnar.
El 30, como á tres horas y media del Castillo, está en la mis-
ma costa la boca del río Anyapo?, donde estuvo fundado el
pueblo de Bararuma, nombre también de un ceri*o todo de una
sola piedra, como el anterior á él y sobre el que estaba dicho
pueblo de nación saliva. De las singularidades de estos cerros,
de su delicia y proporciones da noticia el P. Gumilla en su
Orinoco ilustrado^ y me aseguran ser así los mismos salivas
que vivieron en ellos.
En la costa del N., á su frente estuvo fundado el pueblo de
Santa Bárbara, de nación Otomacos, que después abandonaron.
Á unas dos horas más abajo atravesamos por las bocas del río
Sinaruco. Á su frente está el caño Caripo; media hora más
abajo el de Chapure. Montamos la punta de Abere, y atrave-
sando la playa del Rosario por encima déla peña de Mina, que
son dos peñones en medio del río. Costeé el peñón de San Re-
gis, que está á la entrada del caño de Guaraturu, dejando sobre
la derecha todo lo que llaman Barragan, que son unos peñones
formidables, unos sobre otros, que alcanzan hasta el pueblo de
Urbana, de indios otomacos y caribes (allí hace el río un semi-
círculo do una vuelta de más de tres leguas). Frente de San
Regis está el caño de Capanciparu, y á unas cuatro y media ho-
ras de San Regis se halla dicho pueblo de Urbana. Enfrente
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 03
de él hay una isla que divide el río de Guanaparu unido con
el de Gunaviche.
DCa 1/ de Diciembre, como á unas tres horas de Urbana,
pasamos por el cerro de Buena Vista, nombre de aquella ladera.
Desde dicho pueblo y á unas cuatro leguas de este paraje, atra-
vesamos por la boca del caño de Mariapuri, y á su frente des-
agua el Cabillari. Poco más abajo sobre la derecha, á la orilla
de un cerro, está fundado el pueblo de la Encaramada; cinco
horas más abajo se hizo noche en el cerro de Curiquima, fren-
te á las bocas del rio Apure, el más caudaloso de la provincia
de Caracas, mucho mayor que el de Meta.
El 2, á un cuarto de hora de Apure, en la costa del Sur, se
hallan los cerros de Abera y Capuchino: á su frente desagua
el río Guarico. Á media hora de este se encuentra, en la costa
del Norte, el cerro y pueblo de Cabruta, de nación guamos
y de gente libre. Como á una hora sobre la derecha está el
cerro llamado Pan de Azúcar, por ser de la misma ñgura.
Media hora más abajo la villa de Caycara, que además de
los libres tiene indios de nación maypures, en la que me
detendría como unas dos horas, y por causa de los mosquitos
seguí otra hora y media más abajo á nocturnar en la isla de
Taruma.
El día 3, á unas dos y media horas por la banda del Norte
desagua el río Maoapire y en la misma costa el Cuchivero,
que son bocas de Apure. A dos horas en la costa del Sur des-
agua el de Anyapi, en donde, á una legua tierra adentro de
sus orillas estuvo fundada la ciudad de Al(agracia por el co-
mandante de la expedición de límites con los portugueses, el
jefe de escuadra D. José Iturriaga, la que después se abandonó
por enfermedad de sus vecinos; se repartieron en varios pue-
blos y con el último residuo se ha fundado cinco leguas más
abajo laque permanece hoy con dicho nombre, y son tan pocos
que aún no han podido hacer iglesia, sin embargo de habérse-
les agregado algunas familias de indios de los que pasaron
con licencia, de la costa de Caracas, de nación Goaquire.
A cuatro horas de este caño llegué á dicha ciudad de Altagra-
cia, administrada por un religioso observante aragonés y fun-
94 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
dada sobre un cerro próximo á uúa laguna llamada Arímaba,
á orillas del río.
El 4, antes de tres horas encontramos la isla de luaria y á
hora y media mis abajo pasamos á arranchar.
Día 5, á tres y media horas pasamos por la punta de Moti-
que y atravesamos el río á la banda del Norte por la mucha
vuelta de recodo que hace en aquella costa y evitar las corrien-
tes del río Caurá, que entra por aquella banda con mucha ra-
pidez. A cosa de tres horas avistamos las bocas de dicho río
Gaurd, cuasi tan ancho como Orinoco. A dos horas más abajo
avistamos el pueblo de Quiriquiripa, nación del mismo nom-
bre; á media hora más abajo pasé por la boca del caño de
Ocapcta y la piedra de Monsieur Ignacio. A media hora el caño
de Maripicuro, el que tiene un peñón en la boca que llaman
el puerto del Fraile. Por esta parte atravesé el río á la costa
del Sur en diez minutos, por la mucha fuerza de las corrientes,
que todas cargan sobre ellas. A otra media hora pasamos el
caño de Panchiquito, y á un cuarto de hora por punta Brava,
con mucha velocidad, llamada así á causa de un arrecifal de
piedras muy peligrosas. A una hora más abajo pasamos á
arranchar cerca del puerto, del pueblo de Carumotoporo, na-
ción Caribes.
Día 6, á un cuarto de hora pasamos por la boca del caño de
Brava, á otro cuarto por junto á la peña de D. Alonso, donde
hay una población de dicho nombre, de pocos vecinos. Allí
nos hicimos bien afuera á causa de los remolinos que hacen
las aguas. En aqu^ paraje se divide en dos brazos el río, que-
dando en medio una isla de peñones disformes, y aunque con
mucha vuelta, seguimos por la banda del Sur huyendo siem-
pre del Norte, que aunque mucho más breve, tiene unos arre-
cifes y raudales tan furiosos, que por esto le llaman la Boca
del Infierno, que aun cuando está el río con poca agua es pe-
ligrosísimo su paso, bien que entonces es menester también
bastante cuidado por la infinidad de peñascos que descubre,
al navegar por el brazo de la banda del Sur, como sucedió á
mi subida, después de un dilatadísimo rodeo, por las pocas
aguas que le quedan, recogiéndose todas á la canal principal.
RÍOS DE VENEZUELA, Y DE COLOMBIA. 96
A media hora del sitio de la piedra está el caño de Canava-
pana. A otra media el de Maripiche, puerto también del pueblo
de Camurica, nación Caribes, y logrando la proporción de que
tenía agua el derecho, proseguimos por él, dejando el de la
vuelta del Torno (que en realidad lo es) á unas seis horas de
Camurica. En la costa del Norte se avista el pueblo de Cabru-
tica, Casi á su frente en las del Sur las bocas del caño Muita,
puerto de la ciudad de Real Corona ó Muitaco, población de
muy pocos vecinos y algunos naturales de los pueblos de la
provincia de Caracas de nación Cumanatoras administrado por
un religioso observante de las misiones el Piritú y de la pro-
vincia de Castilla. Allí permanecí hasta el día 8, que navega-
mos con hora y cuarto.
Día 9, á otra hora y cuarto, atravesamos á la banda del Nor-
te por evitar una vuelta muy dilatada. Como á un cuarto de
hora pasamos por la boca del río Pau; á tres cuartos de hora
avistamos las bocas del río Largo, en la costa del Sur. A unas
cuatro horas volvimos á atravesar el río por la banda de arriba
de la peña de Tococuima, y seguimos la ladera del Sur, de-
jando á cosa de media hora, río arriba, el pueblo de Borbón,
de gente libre, en la misma costa; á hora y media más abajo
arranchamos frente á la boca del caño de Cari, que desagua
en la costa del Norte. Aquí llegaron á ranchar, á causa de una
fuerte turbonada, tres indios y una india caribes del pueblo
de Tapipire, su traje el que les dio naturaleza, pintados de
anoto y que así llaman una mezcla de achiote y manteca de
tortuga, que os la gala qne usan todos ellos.
Día 10, á tres horas del caño de Tari, en la costa opuesta
del Sur entra el caño de Orocopique, que pasa por el pueblo
de Santa Teresa, de nación Guárannos, Cumanacotos y Sali-
vas, y dando vuelta á la punta (en que siempre son muy rá-
pidas las corrientes), costeando la misma ladera, á una hora
más abajo entra el caño de Cumacaype. Un cuarto de hora
más abajo está el pueblo de Buenavista, nación Guárannos,
algo apartado del río, y á tres cuartos de hora el pueblo de la
Angostura ó Nueva Guayana, donde llegué á las doce. Desde
Orocopiche hasta dicho puerto se abren las dos costas, for-
96 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
mando casi un círculo poco irregular, y ofrece á la vista una
bahía muy extensa y deliciosa. Las laderas son bajas y pobla-
das de árboles. Próximo á la Angostura se descubren algunos
peñones, y poco antes de llegar á ella, casi en medio del río,
hay uno de bastante extensión, sin hierba alguna. Arrimado
á él son las corrientes de uno y otro lado muy rápidas. Me
dijeron que la anchura del río por aquel paraje era de 890 va-
ras en la mayor menguante, pero á mi parecer no puede ser
tanto, según las playas que descubrió el tiempo que estuve
allí, y sí lo puede ser en el de creciente.
La población está fundada sobre varios peñones que el arte
ha suavizado para la comodidad de sus casas, las que, aunque
pocas, son de muy buena fábrica y gusto, las más con azoteas
y buenos repartimientos, con parras de muy buena uva en
los patios. Las calles no muy pendientes, pero sí anchas y
empedradas, beneficio que se debe al celo y algún peculio del
auditor de guerra. La santa iglesia, concluida, será de las más
magníficas. Se halla en el arranque de las bóvedas, con todos
ó los más arcos concluidos, situada en buen paraje y cómodo
para el vecindario. Su puerto es muy bueno y capaz para mu-
chas embarcaciones grandes, pensionadas á estar amarradas
en tierra para la mayor seguridad de las brisas que reinan la
mayor parte del verano y mucha del invierno, que es una de
las mayores felicidades para subir el río y superar los rauda-
les y arrebatadas corrientes, y á no ser muy fuerte no impide
navegar á los que bajan por él, pero sí se debe prevenir (arri-
mándose á la costa) cualquier chubasco que amenace, porque
con la violencia y remolinos del viento hace zozobrar las em-
barcaciones medianas , y si van á la vela es mucho más peli-
groso. No tiene ninguna defensa de fuerte ó baterías para caso
de invasión, por estar ya arruinados tres fuertes provisionales
que se construyeron de faginas para la contención de los in-
dios: ahora solo se hallan nueve cañones montados, todos in-
útiles y de irregulares calibres , sin baterías en que poderlos
colocar. En la banda enfrente del río hay una batería antigua
para siete cañones (que ya no tiene), dominada de una loma á
cuya falda está colocada la que solo sirve para el río, con per-
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA* 97
juicio de la capital, que precisamente la habían de ofender sus
balas.
El 17, pareciéndome debía reconocer lo que restaba del río
Orinoco, pedí licencia (á fin de que se me franquease la entrada
en los fuertes del presidio) al gobernador, y conseguida dicho
día, acompañado del guarda-almacén provincial de artillería,
emprendí el viaje por tierra , y á las dos horas llegué al pue-
blo de Maruanta, nación Guárannos, y otras dos horas al de
Pianapiaua, Caribes y Guárannos, nombre que dan á los
caños que dan á su inmediación y entran en Orinoco, y la
última, á causa de las aguas, nos quedamos á dormir.
El 18, á unas seis horas, llegamos al pueblo de Santa Ana,
de nación Araucos, Guaraunos y Caribes, el que estaban
dando los PP. Capuchinos disposición de trasladarlo á la otra
parte de Garoní, por ser de sus misiones, como unas 10 leguas
distantes, con perjuicio de los transeúntes, porque dejando
aquel paraje abandonado, en 15 leguas no se encuentra pobla-
ción, y á cuatro horas más adelante pasamos á dormir al hato
de dicho pueblo, el que precisamente seguirá al pueblo en su
traslación.
El 19, en cinco horas, llegamos al pueblo del Monte Calva-
rio, de Guáyanos, Guaraunos, Guaycas y Caribes, bien moja-
dos, y corresponde á dicha misión. Todo el camino es por
tierra llana y muy deleitable, llevando siempre el río Orinoco
sobre la izquierda. Sus orillas están pobladas de árboles, aun-
que se internan muy poco; á varios trechos del camino se
encuentran muchos moricliales , que es una especie de palma
de que se sirven para techar sus casas y otros muchos obrages,
tanto que dice cierto autor que tienen en ella los indios cUanto
necesitan para sufragar la conservación de la vida humana.
No se me hace difícil, en vista de su utilidad, y de que preci-
samente ha de haber agua donde quiera que se cría, la mucha
desnudez de los naturales y lo tosco de los alimentos de que
usan , y sacan licores para sus embriagueces.
£1 20 atravesamos con siete bogas en una curiara el río
Caroní en veinte minutos, quedándonos en un pueblo de dicho
nombre, que son de nación Guaraunos, Araucos y Guáyanos,
7
98 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOORÁFIGA.
y el principal de las misiones de PP. Capuchinos catalanes,
t3n el que comunmente reside el prefecto y procurador de todas
ellas, que se componen de 27 pueblos con 22 sacerdotes y un
hato de más de 200.000 reses, que se contaron en tiempo del
gobernador Centurión, cuando pretendió poner corregidores
en dichos pueblos. Este es todo techado de teja, y las manzanas
de las casas rodeadas de un corredor con sus arcos muy visto-
sos, dados de blanco y encarnado, con una iglesia muy buena
y hospicio de un alto para los religiosos. Su temperamento
muy benigno y templado;, está situado en la falda de un monte
y próximo al rió, en el que no se encuentran caimanes ni
otros animales nocivos , á causa de despeñarse poco más abajo
en unos raudales formidables, que á la vista parece cada gota
de agua menudos copos de nieve. Me dijeron que eran mu-
chos los raudales que tenía hasta su nacimiento , aunque por
eso no se dejaba de navegar hasta mucho más arriba de la
ciudad de Guirior.
El 21 bajamos por tierra al puerto de San Joaquín, que dis-
tará del pueblo como una hora, y después de haber observado
lo furioso de los raudales, nos embarcamos, y con la fuerza de
la corriente, á cosa de media hora desembocamos en Orinoco;
aunque es caudalosísimo dicho río Garoni, no tiene en su boca
mayor anchura. A su frente tiene una isla que se une en
verano con la de Faxardo , que estas dividen á Orinoco en dos
brazos iguales, aunque entonces se seca el del lado de Caroni
y solo las aguas de este río son las que corren por él. Dicha
isla de Faxardo promete alguna seguridad para impedir la
subida del río, poniendo en ella las baterías correspondientes
que, según he oído, está ya mandado por el Rey, por ser el
. terreno eminente y á propósito para ello.
A una hora y media más abajo está el puerto del pueblo de
San Miguel , de Araucas y Guárannos. A tres horas y media
montamos la punta del cerro de la Hacha y avistamos el pre-
sidio de la Guayana. A media hora pasamos el cerro de Are-
nas, á tres cuartos de horas el de Mieres, y á otros tres cuartos
llegamos al presidio, que fué á las cuatro y media de la tarde
y caminaríamos desde Caroni como unas 20 leguas. La misma
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 99
tarde determiné ver las fortaleías, y pasando á la de San Fran-
•cisco, observé un fuerte muy reducido, fundado sobre un peñón
que alcanza iiasta la orilla del propio río Orinoco, de figura
irregular, con las murallas endebles y de muy poca defensa, y
]a mucha porción de piedras grandes que la circundan facilita
él asalto por todas partes, pues muchas de las peñas alcanzan
hasta las troneras, y en el principal piso ó plaza de armas
tiene 6 cañones montados de á 20, 12 y 8, y á la espalda de
<^tos un paredón que dijeron era para la defensa de las balas
y cubre las puertas de los almacenes de pólvora y pertrechos
próximos al cuartel, todo bien reducido, tanto, que ni aun
deja desaliogo para el manejo de la artillería. En una especie
de caballete tiene 3 cañones de á 6, que así estos como los
otros están inútiles. La entrada del fuerte mira al presidio, la
que es por una escalera de madera manejable la mitad de ella
para introducirla dentro. No tiene dicho fuerte por el lado de
afuera foso ni otro resguardo que unos maderos formados á
manera de caballos de frisa (nombre impropio para su cons-
trucción) que le circundan por todas partes. Lo tenaces que
estuvieron los aguaceros no nos permitieron pasar más ade-
lante y nos hicieron retirar al alojamiento.
El 22 pasamos al fuerte de Badraito, que predomina al de
San Francisco. Está fundado como á medio tiro de cañón de
este, sobre una loma de mezcla de tierra gredosa y piedra en
forma de pirámide, que aunque tiene camino señalado, se
puede subir á él por todas partes con la última facilidad.
Estará separado del río como un tercio de tiro de cañón ; se
halla construido en cuadro con la diferencia de un cubo por la
banda de Este, guarnecido todo con 9 cañones de los mismos
calibres y servicio que los de San Francisco. Ambos tienen
por padrastro el cerro Imperial y el del Calvario, con algunos
otros cerritos próximos. También este se halla cercado del
mismo maderaje que el anterior y la escala de madera con las
mismas oficinas.
Entre las laderas de dichos fuertes están fundadas algunas
casas, que todas no llegan á 20, inclusos todos los edificios,
formadas todas las paredes de barro, caña y paja, y de esta
100 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
están cubiertas, á excepción de la iglesia, casa del comandante
y oficinas en los fuertes, todo cercado de igual palizada, quc^
estos son de una cerca como de dos varas de alto y una y
cuarto de grueso, de barro, que allí llaman bajareque. A dis*
tanda de tiro y medio de fusil por la banda de tierra, frontera
á una llanada muy dilatada, hay una línea del maderaje mis-
mo que circundaba los fuertes y casas. El río, por frente de
los fuer tes 9 se ensancha como á tiro perdido de cañón ó algo
más, que dudo alcance en su mayor creciente: la barranca
opuesta i esta es bastante baja por aquella parte; me dijeroi>
que se anegaba y que su terreno es de arena. Próximo á las*
casas que están en la falda del cerro de San Francisco, tienen
montados dos morteros do bronce sobre fustes del misma
metal, del calibre de á 12, asestados á la bajada del río, sin
que desde aquel paraje se pueda poner la mira á otra parte
que al fuerte del Padrasto. También hay una chirena de gra*
nadas de mano próximo á la iglesia.
A lo expresado se reduce toda la fortificación de dicho pre*
sidio, que se halla guarnecido con 50 hombros del regimienta
de Victoria, un capitán comandante y un teniente de tierra,
otro de artillería y del ingeniero ordinario D. Juan Antonia
Perelló y Cardona, el que solo en pagar el peonaje, hasta
Mayo de 82 había gastado 24.000 pesos. No teniendo más que
ver en dicho presidio, me embarqué á las tres de la tarde, y
con un fuerte brisote, sin chubasco, fuimos á dormir á la
punta de Aramaya.
El 23, á las ocho, entramos por la boca de Caroni; á las
nueve llegamos, habiendo venido con bastante trabajo por las
corrientes que hacen los raudales, al puerto de San Joaquín,
del que fuimos á las once y media por tierra al pueblo de Ca-
roni, donde permanecimos por ser Pascua de Navidad hasta
el día 28, á las cuatro de la tarde, que nos embarcamos coa
cinco bogas y tardamos en la travesía del río Caroni media
hora. A las cinco llegamos al pueblo de Monte Calvario.
El 31, á las diez y media, llegamos por tierra á la Angos-
tura ó Nueva Guayana, sin más novedad que los continuo»
chubascos y aguaceros desde que salimos hasta la vuelta.
••
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 101
Esta provincia presta las mayores ventajas al comercio na-
cional, al europeo y colonias amigas por la progresión de su
río Orinoco y los que le tributan, muchos de ellos navegables
para los viajes de Europa; tiene tomada la altura con solo el
paralelo de la Barbada, distante á 100 leguas de las bocas.
El comercio interior de la provincia con sus inmediatas se
lo franquean los ríos Apure y Santo Domingo, que tributan á
«ste y hace trafícable toda la provincia de Barinas; el Meta se
lo facilita con el Nuevo Reino, cuyo ramo de harinas y otros
frutos, aunque pocos, han estado girando hasta ahora.
El Gaura facilita para cuasi 80 leguas cuadradas. £1 Gasi-
quiare, brazo de Orinoco que tributa al Río Negro, hace lo
mismo con ese de Amazona, sin otro obstáculo que los rauda-
les de Atures y Maipure, pero se facilitan pasando el carga-
mento por tierra y las embarcaciones por agua, á la conducta
de aquellos naturales, universalmente prácticos en estas ma-
niobras.
El Alabapo acorta el viaje por Río Negro, tiene tres y me-
dio días de navegación hasta el pueblo de San Antonio de
Tuamini, tres horas de montaña hasta el de Pimichini y dos
iioras de este aguas abajo hasta Río Negro, y desde su des-
embocadura hasta la fortaleza de San Agustín, frente á San
darlos, de dos á dos y medio días agua abajo.
Al Atabapo le tributa cerca de su boca el Guaviari, que
▼íene del Reino, y á este el Ariarí, que pasa por las inmedia-
ciones de San Juan do los Llanos.
Los ríos Toma, Vichada, Sama y Matabini, vienen también
del Reino; son navegables desde media creciente, excepto el
de Vichada que lo es siempre y se interna más adentro que el
Ariari.
Los ríos Ghimona, Pamoni, Bariva, Siapa y Basimona que
tributan al Gasiquiari, son navegables desde media creciente,
se internan como algunas 30 leguas elque más, excepto Basi-
oíona que en todos tiempos lo es, formando con los caños Ba-
ria, Iminare, Metioraco, Gababure, el Río Negro y el Gasi-
quiari, una isla de más de 60 leguas de longitud y más de 40
de longitud.
m BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
El mismo río Gababure, con una corta travesía do tierra^,
da comunicación con el Guapo, que desemboca á Orinoco por
encima de la villa de la Esmeralda.
El río Guaivia que desemboca al Negro por bajo de la forta»
leza portuguesa San José de los Madivitanos, también con
corta travesía de tierra, facilita comunicación con el caña
Tomé, siempre navegable, y desemboca en lo alio del Río
Negro, en el intermedio de los pueblos San Gabriel y San
Miguel, y en la margen opuesta.
El río Garoni, navegable solamente desde su boca hasta el
puerto de San Joaquín, por causa de los soberbios raudales
de que se compone, se junta en el río de San Pedro con el río
Paragua. Este, aunque tiene bastantes raudales, se navega
hasta el Paraguamisi, por cuyo brazo y el Paracaico, me-
diante un baradero, se cae al Guraricara, y de este al río Pa-
rime, al que desagua el Mao, y este á la laguna Parime 6
Parara por el caño de este nombre. Inmediato á ella está ol
cerro Dorado, llamado así porque tiene un corte á la parte del
Norte cuya materia es de particular brillantez, que con la
refleiión del sol aparece materia metdlica, de lo cual se da á
entender ha tenido origen la fábula del Dorado. AI pié, por
aquella parte, tiene una mina de alcaparrosa. Los indios lla-
man al cerro y su extensión Mucumucu, y lo mismo á un
caño que entra en la laguna. Los holandeses por el río Es-
quivo han comerciado con las naciones del Parime y Laguna,,
recibiendo en calidad de esclavos á otros indios que estos ha-
cen prisioneros, y dan en pago aguardiente, herramientas y
aun pólvora y armas de chispa, de que usan bien aunque en
confusión.
También los holandeses tienen comunicación con los indios
de las Misiones de Padres Catalanes por medio del río Cuyu-
ni, al que desemboca el Yuruari, que pasa por el pueblo de
Divina Pastora, bien que en verano casi se seca.
Toda la provincia, por la ramazón de sus ríos y caños, se
puede hacer traficable, cuyas bellas proporciones, con la de
sus inagotables tierras de labor y sabanas para ganados, la
hacen objeto de la mayor atención, pero ninguna se pone por
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 103
quien se debe, antes se trabaja para su desolación sin refle-
xionar es la llave de esta América y un Gibraltar de ella.
De igual atención y codicia son sus producciones. Es abun-
dante de ganado vacuno, pues solo el hato de las Misiones de
PP. Capuchinos catalanes pasa de 200.000 cabezas. Produce
excelente tabaco y café, pero no hay quien trabaje. Prueba
bien la uva y la caña y en todas partes se pueden poner inge-
nios por las muchas aguas. Las maderas son excelentes para
construcción, hallándose las piezas por naturaleza como saca-
das á plantilla, y las montañas casi inagotables de cedros y
caobas, y lo mismo maderas de colores y lustre; no es mucho
el costo de su corte y saca, pero solo podrían sacarse en fra-
gatas medianas por razón de la sonda de sus bocas, que lo es
.de dos y media hasta cuatro brazas.
Es abundante de cascarilla ó quina, raicilla, zarzaparrilla y
un jardín botánico por la muchedumbre de vegetales medici-
nales.
En el Padámo se da abundancia de cacao silvestre, y no
tienen número las haciendas que pueden hacerse en las
inmensas vegas que hay en toda su extensión. En la isla que
forman el Pasimona, Casiquiari, Río Negro y Cababure, se da
la más excelente zarza de las Américas. El cacao de Padámo
sufre más dulce por su amargor y mucha manteca. La casca-
rilla la dan las montañas de las misiones de PP. Catalanes y
se remite á España por recomendación.
Los bálsamos son prodigiosos, especialmente el Maraña, que
se saca en el Paraguamíri y espíritu de La viro, que se saca en
Río Negro, tan inflamable como el aguardiente de prueba y
tan violento como el fuego más activo.
El temperamento es suave y benigno en general, pero hay
parajes en que hace mucho frío y aun graniza, como es en
aquellos valles y serranías de Cointinanta, y forzoso que pro-
duzcan aquellos los mismos frutos que Santa Fe, por ser un
mismo temperamento y tal vez más propio. Esta fué la causa
por qué D. Manuel Centurión hizo abrir por aquel paraje
camino por tierra, desde la villa de la Esmeralda á esta capi-
tal, y se fundaron 17 poblaciones, que en el año de 1778 las
104 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
quemaron los indios de resultas de la sublevación de los del
Parime^ por la desolación que hicieron los portugueses de
nuestros pueblos en aquel río, aprisionando nuestras partidas
y destacamentos, y últimamente á la que hizo el descubri-
miento de la Laguna y Cerro Dorado, que aprisionaron de
vuelta en la boca del Mao y los tuvieron seis años en él sin
quererlos restituir.
Se ha dicho y probado ser esta provincia de la mayor aten-
ción, y es de añadir lo es también de codicia para las naciones
que tienen de ella bastante noticia. Los franceses saben que
ella sola les ha proveído, durante la presente guerra, de car-
nes para su subsistencia, y la de sus tropas; en todos tiempos
de muías, tabaco, etc., para su tráfico y comercio, y es pre-
sunción bien fundada que su empeño en las fortificaciones de
la colonia de Esquibo que ahora poseen, no es tanto por ella
como por gozar de la proximidad, y aun de ver si con el tiempo
pueden quedarse con algunas tierras, que por sus ventajas
para todo, no las tiene iguales ningún soberano, y ellos lo
saben muy bien.
Lo mismo sucede á los portugueses, cuya historia, aunque
larga, procuraré ceñirme parala mejor inteligencia. De resul-
tas de la expedición de límites del jefe de escuadra D. José
Iturriaga, se señalaron por Real cédula de Marzo de 69 por
linderos á esta provincia los siguientes :
Por el Oriente el Océano Atlántico ; por el septentrión las
provincias de Gumaná y Venezuela; por el occidente el alto
Orinoco, Casiquiari y Río Negro, y por el Mediodía el río de
las Amazonas.
Por esta prefijación se conoce que todas las tierras que
intermedian hasta la ribera de Amazonas corresponden á esta
provincia, bajo cuya inteligencia procuran ahora los portu-
gueses que en el presente tratado de límites se tire la línea
por el río Yupurá tan arriba, que no solo queden cubiertos
sus establecimientos en el Río Negro, sino también que los
nuestros de San Garlos y la fortaleza fronteriza les entre en
parte. El gobernador de Maynas, que evacuada su división
adelantó el trabajo de la que debe salir de aquí, internándose
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 105
por el Yupuráy levantándose los planos y figurada por estima
la linea que nos corresponde , no obstante de que ignora la
situación de esta provincia, conoció la causa del empeño de los
portugueses y se les opuso, defendiendo las regalías del sobe-
rano, atacándoles con razones y demostraciones concluyentes;
pero tenaces en sus resoluciones los portugueses, se han
negado por esta causa hasta entregarles los puertos de su
pertenencia acordados por los respectivos comisarios.
Para precaver las funestas resultas y solicitar á un mismo
tiempo el que subiere nuestra expedición y se les socorriesen,
pues há tres años que nos esperan, y que las entradas en el
Yupurá con la falta de subsidios han causado muchas enfer-
medades y muertes de los de su división, escribió á la capita-
nía general de Caracas y á este gobierno. Por aquel se dieron
las órdenes convenientes y se dio parte á la corte, pero por este
nada se ha providenciado , negando hasta los auxilios á nues-
tros comisarios para que pudiesen emprender su viaje, bajo
el pretexto de carencia de caudales en caja, de forma que un
atraso tan remarcable del servicio no se sabe á qué atribuirlo.
Lo cierto es que el gobierno de Maynas con la representación
que acaba de llegar, lo ha ejecutado por ires ocasiones y con el
desconsuelo y propio sentimiento de no haber sido contestado.
Estas operaciones dan clara idea del ningún caso que se hace
de esta provincia, cuando ella por sí está pidiendo ser aten-
dida, como lo estuviera si la poseyeran los extranjeros, en cuyo
poder gozan los habitantes de menos extensiones, si atende-
mos á que aquellos procuran el fomento eu general, y aquí se
trabaja en la desolación de ella y sus vecinos, siendo los que
más sufren aquellos que más trabajan y han trabajado con
amor á Dios, al Rey y á la Patria.
El 16 de Enero de 83, en una lanchita que hice bajar desde
Garichana y dejé ajustada cuando pasé por allí, me embarqué
á las cinco de la mañana, con mi escolta y siete boyas, incluso
práctico y piloto, y largando vela, á las siete montamos la
punta de Orocopiche y en nueve horas llegamos á ranchar á la
playa de los venados.
El 17 en cuatro horas'á remo y vela, por ser escaso el viento.
106 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
llegamos al puerto de Borbón y á otras cinco horas fuimos á
ranchar frente á la boca del río Pao.
El 18 en seis horas llegamos al puerto de la ciudad de Real
Corona ó Moitaco, donde me detuve el día siguiente por
oir misa.
El 20 escaseó mucho el viento y solo caminamos seis horas y
media, y habiendo arreciado á las nueve de la noche, nos inco-
modó bastante la arena de la playa hasta cuasi el amanecer.
El 21; habiendo aflojado el viento, á las cuatro de la mañana,
proseguimos á la vela hasta las seis, que habiendo entrado eu
la vuelta del Torno, por estar el río bajo, y siendo contrario
allí el viento, proseguimos á remo y sirga con grande inco-
modidad por la mucha troza de árboles y ramas de que esta-
ban llenas las laderas. De está suerte caminamos siete horas
y pasamos á hacer noche en la isla de Murucuri fi*ente al caño
del Derecho, llamado así por ser más breve estando el río cro<
cido, y evitar, los que navegan por 61 una vuelta de más de
cinco horas.
El 22 seguí dos horas á remo hasta la punta de la isla, por
medio de un arrecifal provenido de los muchos peñones de la
misma isla, la que por el caño de la banda del Norte, tiene
otro mayor de peñas más grandes y muchos remolinos, que
llaman Boca del Infierno y á las dos horas refrescó el viento y
á la vela, dentro de una hora llegamos al puerto del sitio de la
Piedra, llamado así acaso por ser, aunque plana, de más de
400 varas de extensión la que allí se ve en la menguante del
río, donde almorzaron los bogas y en ocho y media horas fui-
mos á ranchar en una playa junto al caño de Mr. Ignacio,
nombre de un famoso contrabandista que desde Esquibo, unas
veces por el río y otras atravesando por tierra, déla Guayana,
desde allí se introducía por dicho caño á la provincia de Gara-
cas, donde expendía sus efectos y sacaba mayores frutos, sin
que hubieran logrado su aprensión por más esfuerzos que hi-
cieron de orden del jefe de escuadra D. José Iturriaga, coman-
dante de la división de límites del alto Orinoco.
El 23 á las dos horas de dicho puerto pasamos por frente al
río Gaura, que desagua en la costa del Sur, proseguimos con
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 107
viealo flojo y en nueve horas llegamos á hacer noche en la
punta del caño de Inaria.
El 24 proseguimos con viento flojo y en tres horas llegamos
próximos á la boca del caño é isla de Tucurao y á otras cinco
horas llegamos al puerto de latriudad de Altagracia, detenién-
dome allí para oir misa el domingo.
El 26 proseguimos á remo con el viento fuerte por proa más
de una legua á causa de que por estar el río bajo, son dema-
siadas las playas que se descubren y nos precisó á montar la
punta de una de ellas para salir del puerto, que vencida se
hizo vela y á una hora calmó el viento. Proseguimos otra hora
á remo y pasamos á ranchar en la playa de la isla de Benito.
El 27 proseguimos con viento muy flojo media hora, y ar-
mando remos seguimos por medio de un grande arrecifal de
peñones que atraviesa el río de banda á banda, con bastante
cuidado por causa de los que están entre dos aguas, que al
más leve descuido se puede maltratar la embarcación, cuando
no peligre. A otra hora refrescó el viento y como á media hora
salimos del peligro del arrecifal á la vela, á cosa de tres cuar-
tos de hora pasamos por la boca del caño de Uyape, donde ya
se dijo que fué fundada la ciudad de Altagracia por el jefe de
escuadra D. José Iturriaga. A dos horas y media pasamos por
la boca del río Manipure, que entra por la costa de Caracas.
A otras tres horas por la boca del río Guchivero, en la misma
costa, á cosa de dos horas calmó el viento y proseguimos á
remo otra hora y media quedándonos á ranchar en la playa de
la isla de Taruma.
El 28 proseguimos con viento fresco y á cosa de una hora
varamos frente del caño de Taruma y aunque es de arena, se
enterró demasiado la lancha y costó trabajo sacarla. Lo muy
bajo del río y las muchas playas que tiene ala lengua del agua,
nos retardó demasiado y obligó á aumentar más de un tercio
de camino por lo mucho que caracolea; á tres horas de allí
llegamos á la villa de Gaicara. Su corregidor me dio la noticia
que llevo dicha de la fundación que se ha mandado poner de
ordeú de S. M. en la boca del río Meta. Pasé á ranchar una
hora más arriba en una playa de la misma costa.
103 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
£1 29, á dos horas más arriba, pasamos á la playa de Paa
de Azúcar, llamado así por un peñón formidable que tiene la
misma figura. A su frente de él está fundado el pueblo de
Gabruta, en la costa de Caracas. Allí arreció demasiado el
viento levantando muchísima marejada; proseguimos á la vela
cosa de una hora, y viendo lo poco que se adelantaba, arriba-
mos á la playa de Capuchinos. A cosa de una hora aflojó el
viento é hicimos vela , y á oirás tres horas pasamos por frente
de las bocas del río Apure, que. no se vieron por intermediar
una isla y ser nuestra derrota orillando el cerro de Curitama;
á otras tres horas pasamos por el puerto de la Encaramada, y
á una hora ranchamos en la punta de dicho puerto.
El 30 proseguimos con viento flojo; á cosa de hora y media
varamos y seguimos á remo media hora, y volviendo á izar
vela, á cosa de otra hora pasamos por la boca del caño Gabu-
yari, brazo del Apure; se encontraron unas rancherías de
otomacos empleados en la pesca de tortugas, que son infinitas
las que salen por aquel tiempo á desovar en aquellas playas.
A unas dos horas pasamos por las bocas del río Mauiapure; á
otras seis horas por la isla de Murucuri, y á hora y media
más arriba ranchamos en la playa y punta de Bucnavista.
Día 31 proseguimos á las tres y media de la mañana á la
vela, temerosos de que entrase viento fresco á causa de las
corrientes de la costa por cargar en ella todas las aguas del
Orinoco, y á las cinco y media llegamos con mucha marejada
al puerto de Urbana, y sin embargo de ser malísimo, en donde
se maltratan las embarcaciones con la marejada, llevándose
algunas río abajo, fué forzoso detenernos para hacer preven-
ción de carnes y demás bastimentos.
Es aquel paraje de muchos caimanes cebados, habiendo
sucedido ejemplares de llevarse algunas personas, y entre
ellas á un negro mayordomo del hato del pueblo que, arri-
mándose á la orilla para lavarse, al meter una totuma (1) para
tomar el agua, le cogió uno por la mano y se lo llevó á pique
(1) Totuma, cascara de una fruta, cortada en forma semiesférica, semejante á
la de calabaza.
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 109
hasta haberle ahogado, y después de dos horas lo sacó á una
playa más abajo para comérselo, por ser animal que, segün
su construcción, no lo puede hacer dentro del agua. Allí
acudieron algunos indios que, flechándole, consiguieron reco-
ger entero el cuerpo y enterrarlo en la iglesia. Las indias para
precaverse de semejante riesgo al tiempo de ir por agua, tienen
clavadas en el río muchas estacas en forma de jaulas para que
ningún caimán pueda entrar, y sin embargo que todos los
naturales viven mucha parte del día dentro del agua; estos se
contienen á causa de los muchos caimanes y se contentan con
echarse totumas de agua al cuerpo desde las mismas playas y
jaulas. Allí vi que se pasmó el mayordomo que ahora existe,
y sin embargo de tener ya trabadas las quijadas sin movi-
miento alguno y cuasi falto de pulsos, le dieron á beber, ó por
mejor decir, le echaron en su boca un poco de agua en que se
había desleído azufre cabolonga, ó raspadura de miembro ó
verga de caimán, y á poco rato volvió en sí, y recuperado el
calor natural en las partes pasmadas, antes de media hora se
puso enteramente bueno.
En las playas correspondientes á aquel pueblo son sin
número las tortugas que, más que en otras, salen á desovar,
y -por el mes de Marzo acuden de todos los pueblos del Orinoco
y mucha parte de Barinas y provincia de Cumaná y Caracas
para proveerse do la manteca de tortuga, que me aseguraron
ha habido año se han sacado de 28 á 30 000 francos , y siendo
necesario á lo menos 300 huevos para un frasco, é infinitos
más que se comen los indios y gentes que acuden, no lleván-
dose la menor parte los gallinazos (que allí llaman samuros),
los tigres y otros animales, se puede echar de ver qué infini-
dad de tortugas puede-haber para tanta provisión, no obstante
que cada una de ellas pone de 200 á 240 huevos, como hallaron
muchas veces nuestros bogas en las nidadas que sacaron. Con
esta manteca suplen la falta de la de puerco y aceite, y creeré
que, según están por aquellos parajes acostumbrados, despre-
ciarían las demás aunque estuviesen abundantes. Allí se vende
en un real cada frasco de manteca, y llevándola á otras partes
suele valer á tres y cuatro y más reales, y siendo así que los
lio boletín de la sociedad geográfica.
otomacos son los dueños de aquellas playas y que ú. ninguno
dejan cogerlos si no les dan algún tanto; es muy poco su ade-
lantamiento porque todo lo consumen por lo regular en aguar-
diente y otras bebidas á que son muy inclinados.
De otras especies de pescados es abundante todo el Orinoco,
y entre ellos bay uno que llaman Laus, que no tiene escama,
pero tan grandes, que algunos pasan de cuatro varas de largo,
por lo que es menester 6 li 8 hombres para cargarlo; su carne
es suave y sabrosa, y me dijeron no ha habido ejemplar de
que haya hecho daño. Abunda de rayas, aunque no tan gran-
des como las del mar. De estas procuran reservarse los indios,
tanto que jamás andan por las orillas de las playas sin llevar
en la mano con que ahuyentarlas, pena de que al más leve des-
cuido suelen salir picados de ellas, padeciendo un dolor exce-
sivo y de bastante tormento por veinticuatro horas. De las 4
ó 6 púas que tienen en la cola se suelen los indios aprovechar
para poner en las flechas, no haciendo caso de su carne.
Muchos han escrito sobre la voracidad de los Guacaritos
(que los indios llaman por su crueldad Caribes), de las sardi-
netas y de los demás pescados de esta naturaleza. Habiendo
concluido la salazón de las carnes y esperando acabar de pro-
veerme en el pueblo de Carichana, proseguimos nuestro viaje
después de haber bautizado dos criaturas por faltado sacerdote,
que ha más de cuatro años que carecen de él diez y ocho pue-
blos que hay desde allí hasta el Alto Orinoco.
El día 3 de Febrero atravesamos el río hasta la punta de la
isla que está enfrente del puerto por lograr lo más favorable
del viento, que por lo regular, á causa de lo muy afuera que
salen las playas, se suele cambiar por la proa: aunque se echa-
ron remos no se adelantó cosa alguna, obligándonos á caminar
á sirga, y pareciendo al patrón que dejando á otro el timón y
ayudando él con los que estaban en tierra se saldría más breve
de la corriente, se arrojó al agua: inmediatamente se acalambró
el cuerpo y estuvo muy á pique de ahogarse, sin atreverse los
demás á sacarlo temerosos de quedarse ahogados con él, ni
menos se le podía favorecer desde la lancha porque la habían
sollado y no pudiendo resistir, la corriente la llevó casi media
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 111
legua, que aconchándola sobre la playa se consiguió recupe-
rarla. En este tiempo uno de los bogas procuró ponerse delante
del patrón, y llamándolo con la mano, logró se viniese para
tierra, hasta que se le vio hacer pié, y pudieron sacarle del
agua, allí fué preciso detenernos, así para que almorzasen
<;omo para atender á su alivio hasta que echó todo el agua que
había tragado.
Proseguimos viaje y á unas tres horas de Urbana pasamos
por la boca del caño Ganaparo, en cuyas inmediaciones había
mochas rancherías de indios Otomacos, logrando la abundan-
cia de tortugas de las que suelen anticipar á desovar (pues ya
se dice arriba que es por Marzo la fuerza de esta cosecha).
A cosa de una hora volvió el viento por la proa, no porque él
ee variase, sino á causa de la mucha vuelta que allí da el rio,
Y precisa, no siendo demasiado íuerte, seguir á remo ó sirga,
acomodándose mejor los bogas á lo último, y sin duda les
hace mucha falta no saber usar de la palanca. Así seguimos
por la costa del peñón de San Regis, uno de los innumerables
que componen el cerro de Barragán. A su frente está el río de
Mina y á unas tres horas ranchamos en la ensenada de
dicho cerro.
El día 4 proseguimos á remo aguas abajo más de medía le-
gua á montar la punta de la playa, y siendo difícil atravesar
el río, así por su mucha corriente como por ser el viento fuerte,
contrario y siempre peligrosísimo para hacer la travesía, de
que tienen repetidos ejemplares, seguimos á sirga con mucho
trabajo, y á cosa de unas cinco horas nos vimos obligados á
arrimar á la punta de arriba de dicha playa. A unas tres horas
aflojó el viento, y aunque no muy favorable hicimos vela y
logramos hacer la travesía, y á media hora atravesamos por
las bocas del Siapure, sobre la izquierda. A una hora más
arriba, por la del Sinaruco; á hora y media ranchamos en la
isla de Santa Bárbara.
El día 5 seguimos á remo una hora y cuarto; entró un paco
de viento fresco é izamos vela, y á una hora pasamos por la
boca del cano Macupina; á su frente se vieron las del caño de
Aayapó ú Urarima (por el cerro ó sitio que estuvo fundado en
112 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA*
él como llevo dicho). A unas dos horas pasamos faldeando el
cerro del Castillo, otro semejante al anterior. A este le baña
también el caño de Purarica; una hora más arriba, por el caño
del hato de San Antonio, que tiene á su frente el peñón de
María Maruta; á otra hora llegamos al puerto del pueblo de
Carichana, de donde eran los bogas que me conducían: allí
£ué forzoso detenernos á hacer prevención de casabe, plátanos,
naranjas y limones para proseguir.
El día 6, proveídos de una curiara con tres bogas para el
servicio de la lancha, proseguimos á las cinco de la tarde y
fuimos á ranchar en la playa del cerro de Marumaruta.
El día 7 proseguimos con viento fresco, y á dos horas pasa-
mos el raudal de Oropi; á una hora por frente de la piedra de
Tigre, próxima á un cerro llamado también Marumaruta; á
otra hora el raudal de Carichana, con repetidísimas vueltas
y excesivas corrientes; á otra hora atravesamos el río y se nos
rompió el macho del timón, poco más abajo de las bocas del
Meta. Fue felicidad que entre los bogas que tomé en Carichana
fuese uno de ellos herrero, y que habiendo arribado á la costa,
siendo toda la ladera de tierra barrosa, que no se podía hacer
pié en ella, antes de dos horas se compuso lo mejor que se
pudo. Seguimos cosa de una hora á la vela y llegamos á las
bocas del Meta; el viento muy fresco y contrario nos obligó á
arriarla: allí nos detuvimos más de dos horas, así por la mu-
cha marejada como por estar sus bocas cerradas por la mucha
arena, que forma una barra bastante alta y no encontrarse la
canal para poder pasar la lancha, pues aún la curiara cada
instante se iba varando, que no sirvió lo muy prácticos que
eran los indios para conseguirlo, hasta que impaciente y te-
meroso de mayor quebranto y retardación, nos arrojamos to-
dos al agua y arrastrando largo tiempo y trecho la lancha,
conseguimos superar las corrientes así de Orinoco como del
Meta y entrar en la canal de este río.
Volví á reconocer el terreno de la costa de Caracas y me
pareció, como llevo dicho, muy á propósito para poner una
población, de que resultarían todas las utilidades que llevo
expresadas. Seguimos muy poco á poco á sirga por ser contra-
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 118
rio el viento, á causa de que sus bocas y dos primeras vueltas
hacen su curso del Sur al Norte rectamente, y este es el viento
más común. Nos ranchamos en la playa del Gaño de Gumáre,
á cuyas orillas hay muchas maderas y varios morichales.
Bl día 8 proseguimos á sirga once horas y ranchamos en la
barranca y playa de Murucaha.
El día 9 proseguimos también á sirga á causa de las calmas,
7 en algunas vueltas, por lo mucho que culebrea el río, por
estar muy bajo y descubrir muchas playas, era contrario
el viento. A unas tres horas pasamos por las bocas del caño
de Jurepe, y á siete horas ranchamos en la playa de 6ua-
chapara.
El día 10 caminamos á vela hora y media y por haber cal-
mado el viento proseguimos á sirga. A una más adelante en-
contramos tres indios que, siguiéndonos uno dé ellos lo cono-
cieron por su pariente dos de los bogas; hice arrimar á la
costa y arrojando en el suelo el arco y flechas se vino á la
lancha. Dijo se llamaba Juan Bautista, de nación Yaruro, que
nació en el pueblo de San Borja, el que quedó abandonado en
la expulsión de Jesuítas, y que los más de los naturales se
habían vuelto al monte; que muchos de los del pueblo de Ga-
richana eran sus parientes (teniéndose por tales todos los que
hablan una misma lengua): díjele que por qué no se iba con
ellos 7 me respondió que porque no había sacerdote y no
teniendo quien los enseñase, vivían con más satisfacción en el
monte: le mandé dar un poco de carne, casabe y plátanos.
Proseguimos á remo y sirga orillando la barranca Golorada,
tierra alta y deliciosa y en su medianía tiene un grandísimo
morichal, y habiendo caminado como unas nueve horas en
todo el día, ranchamos en la punta de la playa de Pacadi.
A las seis picó con bastante fuerza el viento al Oeste; á las
seis y media cayó un fuerte chubasco; á las siete cambió el
viento por el Norte, luego aflojó y se mantuvo en calma toda
la noche. A las once llegó una curiara con 9 hombres, con
cartas del factor de la compañía de Garacas para Santa Fe.
El 12 proseguimos á remo diez horas y á hora y media con
viento flojo ranchamos en la playa de Guadapari frente de la
s
114 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
barranca de Barro Colorado. Tiene esta costa las mismas pro-
porciones para poner una buena población, pero debería ser
preferida la del frente que está á la mano izquierda, coa solo
atravesar el río, que es la de Buena Vista.
El 13 pasé á reconocer segunda vez el terreno de Buena
Vista por cerciorarme de lo mismo que antes había observado
(según dije en 20 de Noviembre) ; á cosa de una hora aguas
arriba encontramos una curiara que conducía varios géneros
del Reino. No nos dieron noticia alguna, y habiendo seguido
con viento flojo unas cinco horas pasamos las bocas del caño*
de Guasataro. A otras tres horas más adelante ranchamos en
la playa de Maravali, pueblo que estuvo en aquel paraje; sus
naturales se pasaron á fundar otro junto á los raudales de
Maipures en el caño de Toma, que también se ha extinguido.
El 14 seguimos con viento ílojo ayudados del remo. A cosa
de cuatro horas pasamos por las bocas del caño de Gapausí, y
á unas seis horas, habiendo refrescado el viento, fuimos á
ranchar frente de donde empieza la barranca de Paruví, sobre
la banda del Sur, y á la opuesta llaman la de Gloria.
El 15 proseguimos con calma cosa de una hora, y refres-
cando el viento á cuatro horas pasamos por frente de donde
estuvo el pueblo Paruví, de nación Yaruros, que antes de la
expulsión de los Jesuítas se volvieron al monte. Inmediata-
mente entramos en los raudales provenidos de unos dilatadí-
simos arrecifales , que por estar el río bajo son peligrosos , y
atravesamos cinco en el espacio de dos leguas; á todos los lla-
man los Guindales. A cosa de dos horas de ellos encontramos
cuatro indios bravos de los que llaman Guavirog, que aunque
los llamamos no quisieron llegar á la lancha, y solo á uno se
le oían grandes voces en su lengua, y siempre que nos pará-
bamos á esperarle se retiraba al monte. A otras tres horas
ranchamos en la playa de Yubaba.
El 16 proseguimos á remo como hora y media; izamos vela
con viento flojo, varando la lancha con mucha frecuencia por
lo mucho que se esplaya el río y la poca agua que queda en la
canal, habiendo mudado esta á proporción de las corrientes
que había tenido el río, que por ser su fondo de arena, se
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 115
mueve coa cualquiera corneóte. Como á otras dos horas, con
•esta grande incomodidad, llegamos á la barranca del Trapi-
-che. Es muy á propósito para poner en ella una población,
-como llevo dicho. Toda la barranca es alta y sigue más de
legua y media interpolada de árboles y sabanas muy delicadas.
En una de las puntas de dicha barranca se estrecha el río á
•cuasi 200 varas, que es en la única parte en que lleva más reco-
gidas las aguas, volviendo á ensanchar insensiblemente hasta
que queda en la anchura igual de media legua, que conserva
desde Macuco hasta Orinoco. La barranca opuesta es muy
alia y tan dilatada que llega hasta el río Gasanare, del que
recibe desde allí ese nombre, aunque la atraviesa el río Ele.
A unas cinco horas avistamos dos indios gentiles que estaban
<X)giendo en la playa nidadas de huevos de tortugas, y aunque
les llamamos, no hicieron caso. Al mismo tiempo calmó el
Tiento y seguimos á remo y sirga otras dos horas y rancha-
mos en una playa de la costa de Gasanare.
El 17 proseguimos á remo como unas dos horas y media.
Nos detuvimos á que almorzasen los bogas y esperar entrase
algún viento; con él flojo seguimos á una hora y pudimos
aprovechar como tres cuartos. So arrió la vela á causa de una
gran vuelta que hacen las aguas, y á remo y sirga anduvimos
otros tres cuartos de hora. Volvimos á izar vela, y como á una
hora pasamos por la boca del río Ele, con tan poca agua, que
no era posible entrase por ella la más pequeña embarcación.
A otras dos horas pasamos por las del río Gasanare, tan seco
como el anterior, haciendo allí un gran playón de arena muy
grande; como á unas 300 varas atravesamos por la boca del
rio Ghire. A unas dos horas arriamos vela, aunque ya estaba
demasiado fresco el viento para pasar un arrecifal que nos
puso en bastante cuidado por más de hora y media que tarda-
mos en atravesarle á remo y sirga; se volvió á largar la vela
y proseguimos como otra hora y media hasta que llegamos á
ranchar en la playa de Cerro.
El 18 proseguimos con viento flojo: como á tres horas j)asa-
mos por la playa de las matas de Guaduas, llamada así á causa
de un cañaveral muy dilatado que hay en la costa, á cuatro
116 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
horas más adelante pasamos por la boca de Aricaporo; á tres-
horas por el caño del Perro á la izquierda; á una hora por el
de Cararabo, en la misma costa. Calmó el viento y seguimos
hora y media á remo, quedándonos á ranchar en la playa de-
Tupa.
El 19 seguimos á remo tres horas; izamos vela aunque con
viento flojo y á seis horas pasamos por la boca del río Oriporo;
á dos horas pasamos más adelante; encontramos con diez
indios gentiles que haciendo atracar la lancha á tierra vinieron
alegres á ella; les hice dar carne y casabe que lo estimaron
mucho. Me dijeron iban con frecuencia al pueblo de Guana-
palo y se espera se queden en él establecidos con otros muchos
que ha reducido con su buen modo el religioso misionera
Fr. Miguel de los Dolores, de los Descalzos de San Agustín,
patrono de dicho pueblo. Nos detuvimos más de una hora;
calmó el viento y seguimos á remo más de tres horas y ran-
chamos en la playa de Sepia.
El 20 seguimos tres horas y media á remo; encontramos una
curiara de la factoría de la compañía de Caracas que llevaba
algunas harinas y correspondencia de Santa Fe: á otra hora y
media pasamos por la boca del caño Guachiría; izamos vela j
á tres horas pasamos por la boca del caño Yatea á la derecha;
á una hora pasamos por la punta de la barranca de Dunari;
allí por una vuelta grande que hace el río, seguimos media
hora á sirga y remo. Volvimos á hizar vela y á hora y media
se atravesaron unos arrecifales junto á la boca del caño de
Ghiaque> que queda á la izquierda, á cuatro horas más ade-
lante ranchamos en la punta de Comenturi:
El 21 seguimos á remo tres y media horas bástala barranca
de Ibaiva, que es donde llevo dicho tienen sus labranzas los
naturales del pueblo de Guanapalo, muy á propósito para
población; donde fué forzoso detenernos más do hora y media
para que los bogas viesen á sus parientes, que todos acudieron
á la lancha, franqueándose recíprocamente lo que tenían con
muy buena voluntad y semblantes alegres: allí al atravesar el
río se llevó un caimán un cachorro lebrel que traía, que lo»
indios lo sintieron, por persuadirse quedaría cebado y resul-
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 117
tarles alguaa desgracia en las crialuras, que por lo común
siempre se están bañando, y toda su diversión la tienen en el
^gua, usando del baño, por la mañana, al mediodía y á la
tarde, que es común á todos los indios.
Izamos vela y á una hora pasamos por la boca del rio Pauto,
tan seco como los anteriores; á otra hora por frente del puerto
que usan en verano aquellos naturales y en invierno por el
mismo caño llegan próximos al pueblo, quedando como tres
cuartos de legua tierra adentro; á otra hora pasamos junto á
la isla Macucuante, donde ya se dijo tienen muchas labranzas
los indios, y á cosa de dos horas por la boca del caño de Ma-
ría, sobre la derecha y á otras tres horas ranchamos junto ala
boca del caño Paraburu.
£1 22 seguimos al remo y á dos horas y media, pasamos por
la boca del caño Aruguiba á la izquierda. A su frente está la
de Cuya; una hora más abajo entró viento ó izamos vela, y á
otra hora encontramos la boca del caño de Gabiuua á la dere-
cha. A tres horas y media llegamos al puerto de Macuco, que
seria la una y media de la tarde. Se desembarcó inmediata-
mente el equipaje y pasé al pueblo, que ya se dijo está una
legua del puerto. Es de advertir que en todo el río Meta y en
-el Orinoco no se encuentra más piedra que en los arrecifales y
raudales y todas sus playas son de arena, en unas algo grue-
sa, pero por lo común delgada. No se halla ningún cascajo
ui piedra redonda como en el río Magdalena.
Estando bajo el Meta es mucho lo que caracolea, por lo muy
ancha que tiene la madre y por lo común las vueltas que hace
son de barranca á barranca, motivo porque muchas veces, el
viento que sería favorable estando crecido, en verano suele
ser contrario, con lo que se retarda en más de un tercio de
camino; todas sus orillas y las de los ríos y caños que le en-
tran están poblados de árboles, entre los que hay muchos fru-
tules y otros resinosos de que se suelen aprovechar, aunque
poco, por su desidia. Hay también mucho maderaje para hacer
embarcaciones menores y menesteres de cosas de que poco
usan.
Puestas poblaciones en los parajes que se llevan expresados,
118 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
se Utilizarían de todo y fomentarían una especie de comercio
de las muchas producciones de que abunda, que aunque ahora,
están silvestres, se mejorarían con algún beneficio, pues entre
ellos se hallan muchos guaymaros, fruta de que en tiempo de
escasez se hace una especie de pan en las provincias de Santa
Marta y Cartagena. En esta lo he comido y aun cocida solo la
fruta es muy sabrosa, tanto cuasi como la de castaña en Gali-
cia. La del caracoli es algo acida y su castaña ó pezón cruda,,
es un horrible cáustico y cocida es sabrosa. Las guamas ma-
duras son muy dulces y allí son tan grandes que algunas
pasan de media vara y un grueso de seis á ocho pulgadas. Na-
ranjillas silvestres, dátiles, pinas y piñuelas manavaez es
fruta que se da en una especie de palma muy baja. Gubarros
se dan en otras más altas y espinosas; de estas abunda el ca-
mino de tierra desde Macuco á Tocarla y aun hasta Pauto.
Gorozos de que se saca manteca á fuego y sin 61 en la provin-
cia de Gartngena y allí se pudiera hacer lo mismo. Higos
chumbos. De limones se suelen encontrar manchones de te-
rrenos; se encuentran muchos peramanes, tremen tinos, man-
gles terrestres, cedros blancos, algarrobos, canimes, otiva, ca-
raña, currucuí, marapucheri, que es una pepita abierta por
medio y suple la nuez de toda especie y es de la misma utili-
dad. Abunda de vainilla, polipodio, zarza, raíz de Ghina, san-
gre de drago, palo de aceite, fruta de burro, cañafístola y otras
infinitas que de sus particularidades se podría componer una
historia do mucho volumen. Solo queda el dolor de que todo
está abandonado, careciéndose de sus utilidades por despobla-
ción, cuando en algunas partes del reino está la gente sobra-
dísima sin tener en qué emplearse, ni aun de qué poder comer.
No es de menor utilidad la mucha cacería de animales te-
rrestres y volátiles, que hay y se pudiera aprovechar, como la
abundante pesca en los caños y ríos que se entran, admirán-
dome el pescado llamado pavón, de la propia figura que el
besugo, aunque mucho mayor, pues algunos pasan de 8 y
10 libras; no tiene escama y su pellejo es tan hermoso y ma-
tizado como las plumas del ave del mismo nombre. Gomí do
él en el caño de Gaida, uno de los que entran en el río Gravo
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 119
y me pareció muy suave y de buen gusto, y á este tenor otros
muchos pescados.
Fuéme forzoso permanecer en el pueblo de Macuco por pro-
porcionar bagajes para nuestra conducción y del equipaje, que
por estar despobladas aquellas tierras de gentes libres, me
obligó á mandarlas pedir á Tocaría, que dista tres días á la li-
gera, y por no haberse encontrado allí, lo volví á repetir á la
ciudad de Pore, que hay otros días más de camino, lo que
hubiera excusado si tiránicamente no se hubieran expulsado
los vecinos libres que estaban establecidos en los pueblos, con
lo que se evitarían los quebrantos que así para proveerse de
bagajes como de bastimentos se padecen. Y aunque de la ha-
cienda de Gravo, que está próxima se pudieran facilitar, por
las muchas bestias de que abunda, su administrador procede
con tanta desidia que ni aun tiene aperos para las que se em-
plean en el servicio ordinario de ella, el que habiendo tenido
noticia que yo había llegado á aquel pueblo, pretextó ir á ver
al gobernador para ausentarse y que no se le pidiesen bestias.
Bien sabido es que algunos de estos mayordomos ó adminis-
tradores más bien miran el alma del negocio que el negocio
del alma.
Con el motivo de mi detención en aquel pueblo me impuse
de que la falta de medios para atraer á los indios gentiles es
causa de que no se hayan reducido' á población, y como que
es preciso darles algún lienzo para cubrir sus carnes, algunas
herramientas para edificar sus casas y cultivar la tierra para
sus labranzas (que en el Orinoco llaman conucos) y otros
menesteres, como que no hay fondos para ello, se ven los
misioneros precisados á conservar solo los que ya estaban
reducidos, aunque el de Guanapalo no ha dejado de sacar
muchos del monte y reducido aquel pueblo, asegurándome
que de los gentiles no ha habido ejemplar que hicieran daño
alguno (por más que lo ponderen) si antes no les han causado
algún perjuicio, como ha sucedido muchas veces, que algunos
corregidores por quitarles las guanichas (así llaman á las mu-
chachas y muchachos) procuran saber donde ranchan y de
golpe, matando á diestro y siniestro, robando las que pueden
120 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
para venderlas después por Ínfimo precio de 10 pesos, que es
lo más común en que los suelen comprar, pretextando la reli-
gión que quieren sirva de capa de sus maldades, sin reparar
en las almas que, para conseguir estos lucros, con tantas
muertes han echado á los infiernos, ni la ocasión que han
dado para otras muchos desastres y homicidios.
El anterior corregidor á este, en una sola ocasión mató más
de 300 indios é indias y recogió 80 párvulos^ que para empresa
semejante y servirse de ellos los corregidores, apellidan tanto
por la tropa de escolta, y también para perseguir á los misio-
neros sino condescienden á dejar sacrificar á los indios redu-
cidos, haciéndoles contribuyan con los frutos que han recogido
y con el trabajo personal para sus lucros; bien que en otros
pueblos del reino he oído decir se padece el mismo mal, pre-
textando los corregidores que no se les paga su sueldo y que
aun ni este les alcanza para comer, sin advertir que hay otros
muchos arbitrios para ganarlo si quieren dedicarse á trabajar,
sin pretender semejantes empleos, en que servirían más bien
á Dios y salvarían sus almas, pues allí son y serán siempre
perjudiciales, y por mucho que roben continuamente perecerán
de hambre, no dejando de incomodar con repetidas represen-
taciones siniestras á los superiores.
El río Meta tiene por puertos todos cuantos ríos y caños des-
aguan en él en tiempo de* invierno, pero los más comunes son
el de Pachaquero en el río Negro, que nace en la cordillera de
Santa Fe, que siguiendo de dicha capital por Chipaque á Ca-
quesa, Estagico, la Laguneta, á pasar la tara vita del Río Ne-
gro, siguiendo á las quebradas de Susamaco, la del Pipiral y
por el cerro de Buenavista á bajar á Apiay y de allí á la que-
brada del puerto de Pachaquero, viaje de doce días con cargas,
que embarcándose en dicho puerto de Pachaquero, en un día
se llega al río Meta. Después de este lo son todas las quebradas,
caños y ríos, como llevo dicho. También Garcitas es puerto del
Tocaría (el que frecuentan todos los del reino que bajan por
Barranca Grande, Paya, Macote y Gravo), dicho río entra en el
Gravo y ambos en Meta poco antes del Macuco. En verano, por
no permitir navegación dichos ríos, se sigue por tierra hasta
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 121
embarcai^se en Macuco. Guanapalo solo sirve de escala para los
que quiereu llegar á proveerse de alguuas cosas, en particular
de casabe, de que es abundante, aunque para los de la banda
de Pore, Chire, ó los que bajan de Chita, puede servir de puerto
en tiempo de verano teniendo buenos prácticos de las sabanas,
con lo que excusarán á lo menos tres días de tierra. En el in-
vierno también pueden los de Pore y demás transeúntes que
bajan por los páramos de Chita ó Cucuy embarcarse, si tuvie-
ran curiaras ó lanchas en el río Pauto, que pasa próximo á di-
cha ciudad, y seguir hacia el Meta ó poco más abajo de Gua-
napalo.
En el puerto de Gasanare se podrían embarcar los de Chire
7 pueblos inmediatos, pero me dijeron que há cerca da treinta
años que no se trafica, y que el pueblo que estaba fundado en
el puerto se extinguió de todo punto, que ha sido motivo para
que se hayan extraviado muchos naturales, y también la falta
que hay de doctrineros en aquellos pueblos. No se sabe por qué
motivo navegaran por Gasanare los que subían por el situado
desde Guayana, porque es de mucha más retardación y el ca-
mino de tierra impracticable; en el verano suelen bajar algu-
nos al puerto de Surimena, donde se proveen de bogas, embar-
cándose en el mismo río Meta poco más arriba de la boca de
Gravo.
£1 9 de Marzo á las cuatro y media de la tarde, salimos de
dicho pueblo con la determinación de caminar de* noche para
evitar el calor y el sol, que molesta mucho en aquellas inmen-
sas llanadas, de lo que se arrepintieron breve los peones poco
enseñados á desvelarse, queriendo más padecer los rigores
del sol que perder la noche. Aquella tarde atravesamos los ca-
ños de Oroquel, Guaripia, y á unas tres horas ranchamos en
el Gaida, que fué donde llevo dicho comí el pescado pavón, y
todos estos caños desaguan en el río Gravo.
El 10, por la mucha flojedad y desidia de los peones para re-
coger las bestias y cargas, proseguimos á las ocho de la ma-
ñana, orillando el río Gravo, á excepción de tal cual ensenada
que atravesamos para abreviar el viaje, sin poder seguir camino
derecho á causa de que, siendo solo tierra alta las délas orillas
122 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
de dicho río, las domas de las sabanas se suelen anegar, y el
mucho ganado del pueblo Macuco, que alcanza á 14.000 reses,
el de la hacienda de Gravo, de Tocaría y de otros varios hatos
que se apacientan por aquellos parajes, con el mucho pisoteo
cuando se van retirando las aguas, dejan unos zanjones que es
imposible transitar por allí, pues á no ser este inconveniente
se ahorrarían para ir á la ciudad de Pore más de dos días de
camino, y en el que se sigue suele haber algunas grietas que
embarazan bastante.
A unas dos horas llegamos á donde llaman Pueblo Viejo,
por haber estado fundado, como llevo dicho, en aquel paraje
uno de naturales de quienes era la hacienda de Gravo, la
que sería muy conveniente, respecto á que era propia de los
indios, aplicarla al pueblo de Guanapalo para que tuvieren con
que atraer muchos de los gentiles que por falta de subsistencia
y no tener aquel misionero que suministrarles, carecen de re-
ducción. Reconocí dicho terreno, el que tiene todas las propor-
ciones para una buena población de libres ó gente blanca (que
así llaman á toda casta que no sean indios ó negros aunque
tenga de dichas castas). A tres horas de camino se halla el
caño de la Miel; fuimos á ranchar cuatro horas más adelante á
orillas del río, que por estar muy bajo descubre las playas muy
dilatadas.
El 11 proseguimos con la misma nema; á una hora atrave-
samos el caño de Guravataba; á otras ocho horas ranchamos
en el caño de Usuma.
El 12 caminamos cinco horas hasta el caño de Nayaque,
donde tiene habitación, hato, trapiche y buenas labranzas,
aprovechándose también de la costa opuesta el dueño de los
bagajes, los que fué forzoso remudar por lo muy maltratados
que llegaron, así por la falta de pastos, por estar entonces re-
toñando, como por no saber cargarlos y haberse sofocado con
los rigores del sol, y esto causó detención.
El 15, queriéndome adelantar, recibí un fuerte golpe de un
caballo en que habían estado corriendo venados los días antes,
de que abundan aquellas llanadas ; de suerte que entre dos
hombres solo con lazos suelen coger de 100 á 130 en un día,
RÍOS DE VENEZUELA. Y DE COLOMBIA. 123
solo por aprovechar las pieles. Proseguí coa alguna incomo-
didad después de haber usado todos los preparativos que tie-
nen para semejantes lances, y á unas tres horas llegamos á
las juntas del río Gravo con el de Tocaría, que los divide una
barranca alta. Es de poca extensión, que solo permite tres ó
cuatro casas, porque á unas 100 varas ó poco más de la orilla
se baja tanto el terreno que se hace anegadizo todo lo demás,
lio obstante que la loma alta sigue hasta la falda de la loma
de Gravo, cosa de cuatro horas á la ligera, y con cargas, poco
menos de un día, con muchas ventajas al que se transita aho-
ra, y siendo aquella falda á propósito para poner una buena
población, estableciendo una bodega ó dos ó tres vecinos en
las juntas de los dos ríos, serviría de mucha utilidad á los ve-
cinos y al comercio. Su temperamento es el mismo de tierra
caliente y á propósito para beneficiar todos los frutos, prome-
tiendo abundantes cosechas. A hora y media de las juntas
atravesamos el caño de Suri van; á un cuarto de hora el de Gu-
raay; á media hora el de Garcitas, puerto donde me había em-
barcado para bajar al Meta: le hallé tan seco, que le vadeaban
á pie, con solo una canal muy estrecha; á tres horas rancha-
mos junto á la hacienda de Tocaría, donde antes estuve aguar-
dando las embarcaciones á mi bajada. Hasta aquí es tierra
llana de muy dilatadas sabanas.
£1 16 seguimos por el llano con el equipaje, faldeando las
montañas, y yo me dirigí á la parroquia de Tocada, así por
oír misa como por ver su situación; tardé cinco horas á buen
paso para llegar á ella, que está fundada en la meseta de una
loma bastante escabrosa, en la horqueta que hacen dos que-
bradas de las que forman el río Tocaría. A dos horas y media
fuimos á ranchar á las orillas del río Panto, que tiene sus ca-
beceras en las lomas del pueblo de Támara.
El 17 vadeamos el río Panto con bastante trabajo á causa do
la mucha piedra que tiene, que aunque se ensancha mucho
está profundo bastantemente, el que en invierno creeré no
se pueda vadear en algunas leguas más arriba; de allí tardé
cuatro horas, por camino muy llano, en llegar á la ciudad de
Pore, una de las de la jurisdicción de los Llanos de Gasanare.
m BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁHCA.
No da muestra de haber sido más de lo que ahora es, y sí
creeré que después que llegó el nuevo gobernador haya ade-
lantado alguna cosa, porque se ven algunas casas nuevas cu-
biertas de teja y otras que se están levantando para lo mismo.
Se conoce que han carecido hasta ahora de fomento, de quien
les animase y protegiese; y como que es una de las poblaciones
de tierra caliente, estaban connaturalizados con la desidia y
poltronería, sin atender á las labranzas, ni manufacturas, ni
otros ejercicios en que pudiesen adelantar, porque en sabiendo
enlazar una res, á que son inclinados, hasta las mujeres, les
parece que ya tienen cuanto han menester; por lo que, aten-
diendo su gobernador D. Joaquín Ferni á los muchos arbi-
trios de que pueden usar con excesivo beneficio, así para su
conservación como para lucrar y expender, va inclinando á
los vecinos á que siembren cacahuales, que hasta ahora no
han tenido, cañaverales, algodonales y otros frutos, y á que
formen potreros para los ganados, así para engordarlos como
para evitar mucho trabajo y pérdida de tiempo en recogerlo
cuando lo han menester, evitando también por este medio el que
muchos no se apropien lo que no es suyo. No procura menos
sobre el trabajo áb las manufacturas, pues en varios pueblos
que no sabían tejer, ya tienen muchos telares y trabajan con
gusto. Intenta hacer lo mismo en las poblaciones de libres, y
creo conseguirá su pretensión si no ocurre algún accidente,
pues no todos se acomodan á ver que otros tengan utilidad y
se utilicen para tener que comer.
D. Joaquín Ferni, según he experimentado, es muy pro-
penso al bien común, y tiene muchos deseos de acertar, y que
como se le sostenga no nos queda duda de que con exactitud
cumplirá y hará cumplir cuanto se le mande, y no en todos
concurre esta virtud, y que en caso de establecerse las pobla-
ciones que son necesarias, así en aquella provincia como en
las orillas del río Meta hasta Orinoco, no me parece que habrá
otro más á propósito para verificarlo , porque no es lo mismo
proponerlo ó hablarlo que ejecutarlo; que esto pide un buen
conocimiento del país y del humor de los que se hayan de es-
tablecer, donde el rigor suele hacer pie para la desesperación.
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBÍA. 125
lo que más bien se suele conseguir con el buen modo, sin fal-
tar á su obligación, que verificado todo lo que va estableciendo
resultará de ello un regular comercio con lo demás del reino,
así por las manufacturas como por los frutos y ganados vacu-
noSy mulares y caballares, que son de alguna importancia, y
lo mismo con otras provincias.
El 25 proseguimos más de tres horas por el llano, y entran-
do luego en las montañas y tierras quebradas atravesé el río
de Aricaporo: ranchamos temprano á causa de los bagajes que
se fatigan breve.
El 26 volvimos. á bajar á tierra llana, aunque con algunas
quebradas, orillando el río Oriporo, que en invierno es preciso
pasarlo por tarabita ó puente de hamaca. A unas tres horas le
atravesamos para subir al pueblo de Ten , que está situado en
una meseta de bastante eminencia, con muy pocas casas, y el
piso de unas lajas muy grandes. Ya desde allí proseguimos
por tierras muy quebradas, subiendo y bajando lomas muy
pendientes con muchos despeñaderos: atravesé la quebrada do
Guaimoria y la del Arenal, subiendo la loma do Barro-Negro;
á la caída de ella ranchamos en una casa bien infeliz.
El 27, á cosa de una hora, atravesamos la quebrada de Agua
Tibia y subimos á la Sabaneta, que aunque corta tiene una
vista muy buena y agradable. Es paraje á propósito para poner
una población. También tiene una iglesia que sirve de parro-
quia á varios vecinos que viven á largas distancias, á los que
administra un religioso Agustino, puesto para misionero de
los indios Tunebos que viven retirados de aquel paraje más
de cuatro ó cinco leguas, internados en el monte, sin habita-
ción fija, porque la mudan donde quiera que hacen las labran-
zas, los que están abandonados y sin instrucción en la religión.
Estos se creen poseedores de muchas leguas de tierra, con
cuyo motivo causan excesivos quebrantos á los demás vecinos,
á quienes con el más leve pretexto arrojan de aquellas tierras
sin cultivarlas ellos ni dejar que otros las cultiven, haciéndo-
Jes perder sus casas, sementeras y frutales, siendo así que
ellos no quieren vivir en aquel paraje ni menos poner en él
su pueblo, pretextando de que un antecesor suyo maldijo toda
126 BOLETÍN DE Lk SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
la tierra que está de aquella banda de Casanare^ por lo que no
producirá el fruto que ellos siembren allí. No quieren desistir
de su error á que contribuirán los fines particulares de su
misionero, como también para que incomoden á los vecinos
libres que tienen allí sus estancias.
A cosa de un medio cuai-to de legua á la orilla de Gasanare
se encuentra una sola casa de un vecino á lo que llaman el
Piñal; allí tuvieron su pueblo dichos indios Tunebos , que
dejaron abandonado y se internaron en las montañas, en la
banda opuesta del Gasanare; no descubrí señal de haber tenido
iglesia; la que existe está fundada en la Sabaneta anterior. No
muy lejos de ella encontré clavadas varias estacas que me
dijeron era la delineación de otra iglesia que para hacer la
parroquia de la Divina Pastora habían puesto los religiosos
Gapuchinos c^n el ñn de que se estableciesen allí algunos
vecinos. No hay duda que el paraje y proporciones que ofre-
cen sus inmediaciones es muy á propósito, pero me parece que
antes de emprenderlo era menester disponer que el religioso
Agustino pasase á otra parte ó que se fuese con los indios
Tunebos de quienes es misionero, reduciéndolos á población
adonde ahora se hallan , y lo más acertado retirarlo á su con-
vento, poniendo otro en su lugar para los Tunebos; pues de
permanecer allí, además de que no tendría efecto, es muy
perjudicial á todo vecindario, sugiriendo á los indios para que
les causen muchos daños.
El domingo anterior á mi pasada requirieron á uno de los
que estaban inclinados á que se hiciese parroquia para que
saliesen de la tierra, siendo así que vive más de cuatro leguas
apartado de su estancia, donde tiene buenos platanales y
cañaverales, con un buen trapiche, que he visto, y aun aquel
día dicho misionero le había abochornado á la puerta de la
iglesia, según me dijeron.
En el Piñal se junta el camino y siguen desde la ciudad de
Ghire á las salinas de Ghita con el que se lleva de Pore; aquel
viene por entre unas montañas muy eminentes y escarpadas;
me dijeron era de mal piso y de muchas lomas para Hogar á
dicha ciudad de Ghire, que de ella al puerto había cuatro
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 127
horas de camino impracticable en invierno, sin embargo de
ser por tierra llana.
Desde el Piñal proseguí orillando el río Casanare hasta el
páramo de Chita, en el que entran muchas quebradas de tan-
tas aguas como las que trae; hasta aquellos parajes atravesa-
mos las quebradas de Agua Colorada y Agua Blanca con bas-
tante trabajo por sus muchas crecientes, tanto que cuasi no
permite vado, nadando las bestias y mojándonos al tiempo de
pasarlas.
A cinco horas de Piñal llegamos á Sabana Larga, llamada
así por una sabaneta que se dilata más de media hora de
camino entre varias montañas ó lomas y las orillas del río
Casanare. Lo mucho que llovía no permitió pasásemos ade-
lante: en ella vi al vecino á quien requirieron los indios Tune-
bos para que se mudase á otro paraje y en su casa ranchamos,
el que es también muy bueno para poner una población. Su
temperamento cálido; las montañas inmediatas prometen pro-
ducir cuanto le quieran sembrar, y lo mismo el llano. Tiene
por el Oriente el río Casanare y por el Occidente (orillando la
montaña) las cabeceras de las dos quebradas que atravesé, y
de una y de otra agua se pueden servir en sus menesteres y
sin necesidad de estar esparcidos, que puesta la población ser-
viría de escala para todos los que de los Llanos de Casanare
transiten á las salinas de Chita, y lo mismo para los que vie-
nen á ella por ser jornadas proporcionadas desde Pore á Ten,
y en tiempo de invierno que queda abandonado el camino de
Aguativia, por lo impracticable que se pone, lo es también
desde Ten á Sabana Larga, y solo una casualidad puede pri-
var de llegar á ella. A esta Sabana intentaron los religiosos
Capuchinos saliese un camino desde las salinas de Chita,
pareciéndoles que sería mejor que el que ahora usan por tener
allí el río Casanare dos peñones opuestos que facilitan hacer
de uno á otro un buen puente de á caballo. Sacaron la vereda
y me informaron los mismos que la trabajaron que el camino
es mucho más corlo, pero tiene varios pasos impracticables en
tiempo de invierno, porque la corriente del río ataja en muchas
partes el camino. La relación que nos hicieron fué la siguiente:
128 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
«Se emprende el camino desde las salinas de Chita, que
están á orillas del río Casanare (como luego repetiré), subiendo
la loma con bastantes vueltas hasta llegar á la iglesia, donde
hay también algunas casas de los vecinos del pueblo; luego se
vuelve á bajar á las salinas de Chirivague, que estarán como
dos tiros de fusil apartadas de las primeras, y obliga á todo
este rodeo (que es de más de hora y media de camino) la
cuchilla de la loma, que remata con un escarpe de más de
20 varas en la orilla del río, y aunque tiene un atajo para
los de á pie, van con tanto peligro que á cada paso se experi-
mentan muchas desgracias, que con facilidad se evitarían, y
con poco trabajo. De dichas salinas se prosigue por lo alto de
la loma de Río Negro, que es bastante áspera. Al bajar dicho
río se vuelve á subir otra mejor, llamada puerta de Tarme-
cona, y se baja á la quebrada de Cucharas y subiendo y ba-
jando otras varias lomitas, se viene á pasar por una laja de
peña viva de m<1s de media hora de camino muy resbaloso, á
la que toda ella en creciente cubre el agua del río. Se sube
luego á una meseta que llaman el Tablón; después se encuen-
tra otra peña que no permite camino por ninguna parte para
llegar á donde se había de poner el puente en dicha Sabana
Larga.»
No hay duda que á no ser estos dos malos pasos era de mu-
cha más comodidad y ahorro que el que yo transité. Me parece
que los religiosos desistieron de su empresa, pero no se puede
menos que agradecer su buen celo por el bien del publico.
El 28 á media hora atravesamos la loma que llaman de la
Laja, muy expuesta para precipitarse cada instante, con una
montaña á la izquierda y sobre la derecha al río y quebrada
de Maqueque, la que atravesé: á su bajada tiene varios saltos
y precisa subirla y bajarla á pie, donde se maltrataron mucho
las bestias de carga, y aun las de silla. A unas cinco horas
atravesé la quebrada de Socama, de muy mal vado, que cuando
va creciendo impide la subida á una sabaneta de mucha pie-
dra. En ella hay una mala enramada donde ranchamos, por
no haber pasto para las bestias en lo restante del camino, y
porque tomasen algún vigor para emprenderle.
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 129
£1 29 proseguimos subiendo la loma de Socama, muy pen-
diente y alta, de más de dos horas de camino yendo á la lige-
ra, á bajar á la quebrada de Iguarin; se prosigue por la loma
del mismo nombre, de malísimo piso, así para las bestias
como para los de á pie, á bajar á la quebrada de Santa Lucía
7 subir la loma de peor piso que la anterior, todas pobladas
de muchos árboles y peñones formidables; lo mismo en el
paso de las quebradas, que parece imposible puedan transitar
bestias por aquellos parajea, teniendo todo fácil composición:
la continuación les hace perder el horror que causa tanto pre-
cipicio á los novicios en aquellos caminos, por verse en unas
elevaciones tan excesivas, que al muy firme de cabeza se le en-
turbia ó desvanece la vista.
En lo alto de ella hay una sabaneta, aunque corta, algo có-
moda para descansar, solo que el agua está muy distante y
con algún precipicio para cogerla; la bajada está algo más tra-
table, pero tan pendiente y de tanto caracol que parece se baja
caminando punto menos que por una pared. Su mucha eleva-
ción y algunos derrumbaderos ponen en bastante cuidado á
los caminantes, y así los más juiciosos lo suelen hacer á pie
I^ara evitar alguna mala pisada de la bestia, que por cuales-
quiera parte que caiga se precipita irremediablemente; con
lodo, hay bárbaros que bajan y suben corriendo, sin escarmen-
tar en las muchas desgracias que han sucedido.
Llegamos después de siete horas á la travesía de las Cruces,
á caer á la loma de San Ignacio, de allí á la Sirica, en donde
se encuentran dos ranchitos de poca sustancia ni alivio, y sin
haber bajado (por haber inmensa distancia muy pendiente
hasta el río), se prosigue subiendo la loma de Sirica, se vuel-
ve á bajar á la quebrada de Guanaripe, que aún está en lo alto,
á subir la loma del cerro, desde donde se descubren las sali-
nas, pareciendo las casas menudos granos de mostaza y casi
no se distinguen últimamente; después de otras tres horas se
baja al río Casanare, que se atraviesa por puente de madera,
y á sus orillas están las salinas de Chita y población provisio-
nal para tiempo de verano, porque en invierno con las cre-
cientes del río las cubre el agua y priva el que se puedan bene-
9
190 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
ficiar, sucediendo lo mismo á las de Chinivaque, que están
poco mas abajo. Uuas y otras serian á poco costo útiles en
todo tiempo y de inmenso beneficio y de ellas se proveen todas
las poblaciones de los Llanos y pueblos de la cordillera de los
páramos de Chita.
Hasta unos 60 manantiales de agua salobre se descubren
en las orillas del río, y solo se benefician dos de ellos, que
haciendo unos pozos argamasados en altura en donde no
alcancen las corrientes y tapándoles el conducto bajo, se po-
drían beneficiar en todos tiempos con excesiva utilidad y
menos quebranto de los que acuden á ellas. En tiempo de in-
vierno se retiran todos dejándolo desamparado, y por consi-
guiente se arruinan los ranchos y casas que habían fabricado
á la entrada del verano, repitiendo todos los años la misma
maniobra.
Son muchos los vecinos que habitan repartidos por aquellas
quebradas, los que se podían reunir en una meseta próxima á
las salinas, que está casi en la falda de la loma, en que hay
fundada iglesia rany indecente y deteriorada, la que breve
obligará que la hagan de nuevo, que será su mejor compos-
tura. Me dijeron que las principales y retablos los habían
llevado al pueblo de Chita, pero en caso de que se haya de
renovar ó hacer iglesia, sería más conveniente en la meseta
que está en la falda, en donde agregándole algunos vecinos se
aumeniaría la población. En la retardación de cargas y preve-
nir muías se pasó un día.
El 31 subimos la loma de Tanaeque hasta llegar á la meseta
de este nombre; seguimos á llegar á Quebrada Honda prosi-
guiendo otra loma á pasar el río Casanare por el puente de
Recugeche; sigue otra loma de muy mal piso de piedra con
muchos repechos y cangilones hasta lo alto del monte, que hay
una sahaneta y de allí á la Boca del Monte^ que llaman así
por concluir allí todo lo que es arboleda, lo que goza tempe-
ramento templado, donde, se puede poner una venta ó enra-
mada para descanso y abrigo de los que no puedan pasar el
páramo con día, para que no se expongan á perecer en él, por
ser de los más crueles. Yo tardé ocho horas desde las salinas
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 131
€11 subir allí. Luego se prosigue ya por temperamento frígidí-
simo, subiendo siempre varias lomas, y unas dos horas ran-
chamos en lo rigoroso del páramo, lloviendo y sin tener con
que encender candela; el quedarme allí fué culpa de los peo-
nes que se adelantaron.
El !.• de Abril proseguí á acabar de subir y atravesando
próximo del Tragadero, que es una laguneta llamada así por
estar en la creencia de que cuantos animales y personas se
arrimaban á ella, inmediatamente con superior impulso los
atraía y tragaba (de estas ilusiones padecen mucho no solo los
naturales sino también otros que no lo son). Está en el medio
del páramo y creeré sea también de lo más rigoroso de él.
Sigúese subiendo la loma hasta llegar á la Culebreada, de
allí á la loma y cuevas del Corcovado (llaman cuevas algunos
huecos que hace las peñas aunque sin algiin abrigo en todo el
camino hasta allf), se halla mucha osamenta muy blanca y
limpia de los muchos animales que se han emparamado, y se
prosigue subiendo hasta el hato de Tetuquica y luego se baja
á la laguna del mismo nombre, que es pequeña. Se prosigue
hasta la quebrada de Escaraman, en la que se reconoce ya
algiín abrigo y se pudiera hacer allí alguna venta para alivio
de los transeúntes. Desde el monte á llegar á esta quebrada se
pondrán tres horas en lo que se echa de ver que es seis tantos
más corto este páramo que el de Toquilla.
Siguiendo á la quebrada de la Chorrera, en que por estar
más abrigada que la anterior se podría poner la venta, allí se
unen las dos quebradas dichas y van á desaguar al río de
Sogamozo. Se emprende la subida de la loma de la Cruz á
bajar al sitio de la Barraca, orilki! * la laguneta de Chica-
gua y atravesando la quebrada del Mo.ino se llega al pueblo
de Chita, distante de las salinas como día y medio. Algunos
dicen lo hacen en un día, pero me hace fuerza, á excepción de
los que caminan á pió, que esos encuentran mayores derechos
por donde no pueden ir las bestias.
El día 5 de Abril, habiéndose juntado los bagajes, prose-
guimos bajando la loma á pasar la quebrada de las Y^^guas; á
unas ocho horas subimos al páramo del Aserradero, cordillera
132 BOLETlN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
del anterior, en el que se siente mucho el frío; es corlo y
bajamos á ranchar á la quebrada del Muerto, feligresía de
. Cheva.
El 6 se huyeron las bestias y quedamos aUí todo el día.
El 7 subimos la loma de Mausa, á bajar á la quebrada, que
atravesé por puente, y llegué después de cinco horas al pueblo
de Socotá: proseguí á bajarla quebrada de Comeza; se empren-
dió la subida á la loma de Sagra, de malísimo piso y muchas
vueltas, á bajar á la quebrada de Soacha, y subimos después
de otras cinco horas á ranchar al pueblo de dicho nombre.
El 8 bajamos á la huerta y atravesamos por vado el río So-
gamozo; en el mismo paraje esta puesta la tarabita, que es
una cuerda por lo regular de cuero, atravesada de una á otra
banda del río, y de esta pende una argolla de lo mismo que
sostiene una especie de cesta ó zurrón, todo de cuero, en el quo
se posa el pasajero y con otra cuerda la conducen á la orilla
opuesta, y lo mismo ejecutan con las bestias, siendo en para-
jes donde es excesiva la corriente, y en algunas partes, como
en esta, se pudiera excusar esta máquina, nada agradable, ni
aun á los que la pasan con frecuencia, por tener buenas pro-
porciones para poner puente. Proseguimos con el río á la iz-
quierda y lo mismo el pueblo de Vetaitiva, y fuimos á ran-
char á los molinos de Otálora, habiendo caminado como
unas diez horas; las bestias con la falta de alimentos y fatigas
de las lomas llegaron bastante cansadas.
El 9 proseguimos subiendo la loma de Manitas y á su baja-
da en el llano pasamos cerca del convento de Belén, de reli-
giosos de San Agustín, sobre la derecha, y lo mismo los pue-
blos de Chameza, Nauza y Tibacosa, situados en las faldas y
abras que hacen las lomas ó montañas. Atravesantes por vado
otra vez el río Sogamozo, y á unas cinco horas de los Molinos
llegamos al pueblo de Sogamozo.
El 10 proseguimos hasta Quebrada Ilonda.
El 11 á la ciudad de Tunja, donde dejé un granadero en-
fermo.
El 1.° de Mayo atravesando eLpueblo Cucinta, dejando á la
derecha el de Sora y á la izquierda el de Samacá, fuimos á
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 133
dormir á la hacienda de esle nombre, de los religiosos de Santo
Domingo, que así esta como dichos pueblos están situados en
un valle, la mayor parte de él pantanoso.
El 2 seguimos á la loma de Chumbita, dejando el convento
de la Candelaria, de Recoletos de San Agustín, sobre la izquier-
da, bajamos á dormir al pueblo de Tinjacá.
£1 3 seguimos la loma de Suta por lo que llaman la piedra
Bajada, al Almorzadero y á la fuente del Moral; bajamos á
atravesar el río por la puente de la Balsa, ya en el llano de
Ghinquinquirá, y después de nueve horas llegamos á la pa-
rroquia de dicho nombre.
El 4 pasando por el Boquerón fuimos á dormir después de
tres horas al pueblo de Simijaca.
El 5 atravesamos por el pueblo de Susa, subimos la loma,
bajamos al pueblo de Tuquere dejando la laguna grande sobre
la izquierda, fuimos á ranchar después de haber caminado en
todo el día diez horas, al vado del río de Ubaté.
El 6 atravesamos por el pueblo de Ubaté; subiendo la loma
dejamos al pueblo de Tansa sobre la derecha, atravesamos por
el Boquerón y bajamos á ranchar á donde llaman la Capilla.
El 7, remudando las bestias de silla, proseguimos por el
llano, dejando á Nemocon á la izquierda, atravesamos por los
pueblos de Zipoquirá, el de Cagicá á la derecha y Chita, atra-
vesamos el río por el puente de dicho nombre, y después de
diez horas á la ligera, llegamos al pueblo de Uzaquen.
El 8, á causa de lo mucho que llovió el día anterior, en dos
horas de andadura llegamos á esta capital.
De todo lo expuesto en el anterior diario, se deduce que se
pueden poner poblaciones para la comodidad del comercio, del
camino del páramo de Toquilla, en la quebrada de Soriano,
que es el mismo paraje donde está la casa que llaman do To-
quilla, de la que loma su nombre el páramo. Que del pueblo
de Sogamozo se pueden sacar vecinos para ella. Otra población
en donde llaman Hato Viejo, á la salida de dicho páramo,
antes de llegar á la quebrada de Siama, sacando los poblado-
res de la feligresía de Labranza Grande, de los muchos que
viven en sus laderas y quebradas inmediatas. Otra en la mon-
184 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
taña de Gravo, á orillas de Llano Grande, reuniendo los más
próximos.
En las juntas de los ríos Gravo y Tocaría, se puede poner
una bodega ó ramada con algunos vecinos para alivio de los
transeúntes, mientras vienen embarcaciones ó les llegan bes*
tias para sus viajes, que distará á la ligera como cuatro horas,
y menos de un día con cargas, de la población que se haga.
Que en el río Gravo , donde llaman Pueblo Viejo , se puede
poner otra población en donde sus vecinos procurarán preci-
samente tener embarcaciones , así para su uso como para al-
quilarlas á los que las hayan menester, y también proveerles
do bastimentos y bogas para sus viajes, distante de la bodega
unas diez horas río abajo.
Que en el rio Meta, más abajo de Guanápalo, donde llaman
íbaiba y tienen labranza los naturales de dicho pueblo, se
puede también poner otra buena población, teniendo como tie*
non muy buenas proporciones, y será la primera que desde el
nacimiento del Meta se halle á la banda del Sur, pues hasta
ahora todas están establecidas de la banda del Norte y dista
.tres horas del puerto de Guanápalo, siendo de advertir que
Macuco y Guanápalo están una legua tierra adentro apartados
de sus puertos, y en invierno que permiten sus caños la nava-
gftción, son el que menos de más de tres horas de retardación,
y que así esta población como las demás que son convenientes
han de estar á las orillas del mismo río.
Sin embargo de que prometen buenas proporciones para po-
ner poblaciones á las orillas de los ríos Ariporo, que está cinco
horas río abajo de íbaiba; Aricaporo, otras cinco horas más
del río Chire y Casanare que entran cuasi juntos en el Meta,
y distan quince horas de íbaiba; como que no se podrán ha-
cer á un liempo todas las poblaciones necesarias, me parecía
conveniente preferir á todos estos el paraje que llaman el Tra-
piche, que aunque dista de íbaiba, donde se debe poner la otra
población, veinticuatro horas poco más aguas abajo, es paraje
muy alto y que puede servir de vigía, y como el que sube por
el río Meta no tiene ya paraje por donde poderse extraviar, por
estar del lado de arriba todos los ríos que desaguan en él, es pre-
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 185
dso pasen por allí, y viene á quedar como la llave de todos los
puertos de aquel río. Tiene además de las buenas proporciones
de siembras y pastos , la comodidad de poder hacer un fuerte
ai fuese menester para resguardo de cuanto por allí quiera en-
trar, sin padrastro que le pueda ofender, por ser una pequeña
eminencia en medio de aquellos inmensos llanos hasta cuanto
puede alcanzar la vista, y será la segunda población de aquel
río, y segunda, también de la banda del Sur. Se puede poner
otra población en donde llaman Buenavista, que es barranca
de las mismas proporciones y circunstancias que la del Trapi*
ohe, de la que distará como doce horas poco más, y aunque
hay otras más abajo, como lo es la barranca Eslibana, me pa-
rece que son suficientes las expresadas por ahora, y aunque
para desembocar al Orinoco distará de allí como catorce horas,
debiéndose poner allí la villa de Meta, que dicen está mandada
por 6. M. en las bocas de él, se excusan más poblaciones. Lo
restante es ya entrando en Orinoco, de la provincia deOuaya-
&a« de la que no tengo que expresar más de lo que llevo dicho.
■d estos dos últimos parajes del Trapiche y Buenavista, si
86 itt^esen por convenientes, se pueden poner fortalezas, que
á excepción de la cal, tienen próximos los demás materiales,
bien que se necesiten á lo menos veinticinco días para llegar á
ellos desde las bocas del Orinoco, habiendo de atravesar por
las pscKviQeias de Cumaná y Caracas y Barinas, que me páre-
se corresponde ahora á Maracaybo y también por la banda del
Sur y toda la Guayana hasta la boca del Meta, que desde allí
anriba creeré sea de este reino.
Volviendo portel camino de Chita, digo, que como todos los
de los Llanos transitan á las salinas en tiempo de invierno
desde el pueblo Ten por la cordillera de la loma á salir á Sa-
bana hvga, sería co&veníente á no hacer más que una pobla-
dóQ, preferir á este paraje en el que concurren todas las cir^
aiíitfaflrias ^ara que sea buena^ que esta también proporción
nará la compostura del restante del camino hasta dichas
salinas.
Ea la falda de la loma donde está ahora la parroquia de las
Salinas de Chita, no solo es conveniente hacer otra población,
196 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
sino que precisa á ello para evitar tantos perjuicios como reci-
ben en tener que fabricar todos los veranos las casas en que
han de habitar cuando van á beneficiar la sal, y si se hiciesen
los pozos para lograr de su beneficio en invierno, con mucha
más razón se debe beneficiar la población.
Solo restan las dos ramadas ó ventas en lo alto del monte
antes de entrar en el páramo de Chita y otra á la salida de él
ó bien en la quebrada de Escarama ó en la de la Chorrera, que
verificado lo que llevo expuesto, con más proporción y facili-
dad se puede atender á la derechura y compostura de los ca-
minos, advirtiendo que con la prohibición de que se introduz*
can efectos de la provincia de Guayana, incluyen también
ellos las herramientas para cultivar las tierras y demás labo-
res del campo, y siéndoles muy costoso y difícil adquirirlas
por otras partes, son infinitos los que por falta de estos instru-
mentos se ven ociosos, y otros que por no tener los necesarios,
por causa de esta prohibición aumentan excesivamente el tra-
bajo con poquísima ó ninguna utilidad. Casi lo mismo sucede
en aquella provincia y por lo mismo siempre serán inütiles
las órdenes que se dieren para el fomento y cultivo de aque-
llas tierras, cuando tienen cerrado el conducto de adquirir he-
rramientas para labrarlas; siendo decomiso hasta la pobredad
de un cuchillo de los que suelen traer para su uso.
Y parecién^dome que no resta otra cosa que exponer sobre la
comisión que se dignó Y. E. poner á mi cuidado, ruego á Dios
que redunde todo en su santo servicio, y que guarde la vida
de Y. E. muchos años para alivio de este reino. Santa Fé, Ju-
nio 17 de 1783 años. — Antonio de la Torre (1).
(1) Depósito de la Guerra. Est. P. Tab. I. Cartera 2, núm. 86. En la memoria
que el Virrey arzobispo, escribió para su sucesor en l'2S9 elogia al capitán Anto-
nio de la Torre, expresando que fundó de nuevo ó mejoró de situación á cuarenta
y tres poblaciones con cuarenta mil habitantes, en la provincia de Cartagena.
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOiMBIA. 137
IL
Diario del viaje hecho de orden de D. José Solano al
reconocimiento del río Meta, 1765.
m día 18 de Marzo á Ia§ siete de la mañana, salí del pueblo
7 puerto del Raudal con cuatro champanes, dos de ellos desti-
nados á conducir los indios de la provincia de la Guayana á
sus misiones, los cuales debían mantenerse en mi conserva
hasta Garichana, los otros dos tenían el destino de conducir las
harinas que se hallaban en Macuco, misión del Meta. A las seis
de la tarde ranché sin ocurrir me cosa de particular; el día fué
de calma y nubes.
£1 día 19 á las cinco y media me embarqué, pasé el raudal de
Tabaje á las siete del día y llegué á la misión de Garichana á
las dos de la tarde, donde me detuve todo el día 20 para espe-
rar las bogas y proveerme de víveres; los champanes que iban
á Guayana siguieron este mismo día su viaje, y el siguiente, 21 ,
seguí el mío á las diez del día, pasando el raudal de Garichana
poco después de medio día, con algún trabajo, á la sirga, por
ser el día de calma y alguna llovizna; á las cinco de la tarde
entré por la boca del Meta, que tendrá un cuarto de legua de
ancho en los meses de río crecido, quedando reducida á un tiro
y medio de fusil en verano, y está variable todos los años; en
el espacio comprendido entre las dos orillas, que no cubre en
su mayor creciente, hallé el río en una gran creciente, que con
haberse levantado algún viento, con las dos velas y remos solo
pude granjear poco más de un tiro de fusil, y en el paraje
donde ranché fué menester por dos veces internar el rezón, á
causa de llevar la creciente del río mucha parte de aquella playa,
dejando siempre una barranca de cosa de media vara en per-
pendicular, donde podía estar embicado el champán. Al po-
nerse el sol hallé 15* de variación NE.
El día 22 á las cinco y media me largué á la sirga; confirmé
la variación hallada el día anterior al salir el sol, y navegué lo
188 BOLETÍN DE LA SOGIEDAJ) GEOGRÁFICA.
más del día á la sirga con bastante trabajo de la gente, á causa
de ir en muchos parajes con el agua á la cintura, según las
puntas y ensenadas que formaban la orilla. A la noche observé
la primera del cuadrado de la gran Ursa y por ella la lat. 5^, 53\
23''; el paraje de la observación estará como 4 leguas déla boca,
y con corta diferencia, en la dirección E.-O.
El día 23 á las cinco y media me largué navegando á la vela
hasta el medio día, regularmente con el trinquete, pues el ^oca
fondo del río no mo permitía llevar mucha viada. A las cinco
y media ranché como era de costumbre.
El día 24 navegué lo mismo que el antecedente, .con vientfO
hasta el medio día, el que me acompañó algunos días, caU
mando luego que llegaba dicha hora.
• Día 25. Este día se dejaron ver algunas rancherías y bal-*
sas de guajibos, y al mismo tiempo las marcas, que «e suce^-
dian unas á otras y daban á entender se avisaban la novedad
de las embarcaciones, pero su temor no les coQsentía de^
jarse ver.
El día 26 encontré como en el antecedente rancherías y bal-
sas, pero más en número, y todos los días se iba manifestaoAo
mayor número, cuyo aumento duró hasta la boca deCasanare,
y en adelante empezó á disminuir hasta las inmediaciones de
Macuco, que dejaron de verse. Estas balsas son hechas del bás*
tago del moríche (llamado bojardo), que es una especie de^eii*-
rrizo muy ligero; se componen de 18 ó 20 báaUtgos de tires y
media varas de largo, tres cuartas de ancho en la proa, y uai^^
dos allí los bástagos por su extremo con un enlazado de bejuco;
eo la popa tenían una vara de ancho, cuya dif^renda la oca»
aionaba el mayor grueso del bojardo por aquella parte, junta*-
mente con estas el enlazado de los bejucos, un» teceia apai«i|i«*
dos de los extremos, lo que daba lugar á alguna desuoióo entre
sí; su mauejo es con una media caña (llamada m^maea], áe
cuatro dedos de ancha, socavada la caroosidad interior, y de
dos y media varas de largo, rematando sus extremos en punta;
usan de esta caña cogiéndola por medio con lunbas manos f
cajialeteapdo á un lado y otro, y al mismo iieoipo sirve de
timón.
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 13»
El día 27 encontramos unos indios en una isla de arena, que
á nuestra vista corrieron á tomar sus balsas y se pasaron á la
tierra firme, dejando abandonados grandes canastos de huevos
de tortuga. Después de montada la isla se dejaron ver en la
costa, dando gran grita y arrojando puñados de tierra al aire,
basta que librándoles del temor la distancia, volvieron á pa-
sarse á la isla.
El día 28 experimenté los vientos más constantes, no fal-
tando hasta las cuatro de la tarde; pero lo bajo del río y el pe-
ligjTO de algunos arrecifes no permitían aprovecharlo ente-
ramente.
Día 29. Al medio día pasamos un sitio llamado Parure, donde
tmbo una misión de yarurus que despoblaron el año pasado,
trayendo los iudios de ella á la de San Borja. A la tarde se de-
jaron ver unos guajibos dando la grita que ya habíamos expe-
rimentado otra yez, con solo la diferencia de dejarse entender
las voces de curare y capitán^ al mismo tiempo que manifes-
taban sus flectjLas.
JSl dia 30 tuve el viento ^constante todo el día aunque con
muchas nubes y señales de tiempo revuelto.
El día 31 AO me ocurrió novedad alguna, pues ya no lo ora
la muchedumbre de balsas y rastros que siempre habían ido á
iQás hasta este paraje.
£1 día 1.* de Abril, á las ocho del día, pasamos la boca de
Casanare, y como media milla más arriba la de un río llamado
jCbiré, cuya boca se manifestaba tan grandes como la del Casa-
nare, y esta, según me pareció, era del mismo ancho que tenía
^lli e¡L Meta. A la jtanjLe encontré una curiara que venía de Ma-
cuco y dijo q^e traía tres días die viaje, y el suyo era á la En-
caramada, de donde había subido á conducir unos pasajeros.
JSl día 2 navegué todo el áía á la vela sin otra novedad que
algunos guajibos que ^imos, pero tan temerosos, que no se
atsevierott á dar la grita que Ue^n de costumbre á toda em-
barcacióia 4^e pasa.
£1 3, 4 la tarde, empezamos á pasar las diferentes bocas de
ríos mediados que despico la serranía, que de inmediato al
puerto de Casanare, corren .casi «n la lepisma dirección que el
140 boletín de la sociedad geográfica.
Meta, siendo el primero Aríporo (que según los indios) tiene
su origen inmediato á dicho puerto.
£1 día 4,. al medio día, pasé la boca de un río llamado Ca-
muere, bien pequeño y que desagua en la banda del E.
El día 5, á las once del día, pasé la boca de Ponto, río que
tiene su origen en la Serranía, y á la una y media otro llamado
Guanaparo, donde estuvo la misión de Surimena; de uno y
otro hace memoria el P. Gumilla, pero son pequeñas y solo
capaces de admitir curiaras.
El día 6, á la tarde, pasé las bocas de los ríos María y Pera-
barí, de poco caudal y en la misma banda occidental. La noche
fué toda de lluvia acompañada de truenos y de mucho viento.
Día 7. Desde el medio día encontramos á una y otra banda
del río grandes labranzas de maíz, yuca, plátanos y algunos
cañaverales pequeños; en cada labranza había una choza sufi-
ciente al abrigo de las aguas; en una curiara que pedí á un
indio que se hallaba en su labranza, despaché un soldado al
pueblo avisándole al Padre la proximidad de mi llegada.
El día 8^ á las ocho del día, llegué al j)uerto, y á poco después
un caballo que me enviaba el Padre, pero por la continua
lluvia no pude ir al pueblo basta después de medio día que
dejó de llover.
El día 9 no se hallaban sino la mitad de las harinas en el
pueblo y las restantes no podrían bajar hasta Junio, por ha-
llarse aun sin agua el río Gravo, por donde debía ser su con-
ducción. La sal se hallaba en Surimena, dos días de viaje por
el río: despaché uno de los champanes por ella.
El pueblo, doctrina de San Miguel del Macuco, tiene 819
almas, inclusas las de los soldados y sus familias, que llegan
á 38. El resto es de indios Salivas, nación antiguamente nu-
merosa y hoy reducida á este pueblo y el de Carichana; son
pasibles, usan el arco y flecha, más para la caza y pesca que
para otro fín, no obstante que los de Macuco suelen tener
algunos asaltos que les hacen los Gugibes á sus labranzas, por
la codicia de hurtar las frutas, lo que ya sucede pocas veces,
pues luego que llega la noticia al pueblo, salen soldados en su
alcance dejándolos escarmentados.
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. * 141
Los Salivas (á excepción de los Achaguas) son los más ca-
paces de cuantas naciones se conocen en Orinoco, Meta y Ca-
sanare; son dóciles, tratables, han abrazado con grandes veras
la fe católica, pues no teniendo aquel pueblo más que veintiséis
años de fundación, no se halla indio alguno que no sea cris-
tiano 7 capaces del Sacramento de la Eucaristía, pues es raro
el que deja de recibirlo, frecuentándolo algunos entre año.
Han olvidado enteramente las costumbres de los montes; el
vicio de la embriaguez, tan general en todos los indios, aun-
que se halla entre ellos, es con tal consideración, que tal cuál
vez suelen privarse, siendo entre ellos mal visto el que lo eje-
cuta, pues obligaron al P. Manuel Román (según me refirió)
á que quitase el mando á un fiscal que lo vieron una vez pri-
vado. Antes de poblarse habitaban en Orinoco, más arriba del
raudal de los Maipures, de donde se fueron retirando por las
guerras de estos. Su vestuario se compone de las camisetas de
lana que traen del reino; un calzón corto de lienzo de algodón
7 muchas camisas de lo mismo. Las mujeres usan de unas
enaguas largas, puestas por los hombros, y algunas de camisa
y enaguas. Los soldados un calzón corto de algodón, otros de
otro género encima y aun ceñidos, descalzos de pie y pierna,
usando del calzado solamente cuando cumplen con la iglesia.
EH día 11 envié el champán á Surimena, donde no pudo
llegar hasta el 13. El día 12 salí para el pueblo de Surimena
en una curiara con la boga, á cuya diligencia, y salir á las
tres de la mañana, debí llegar aquel día al pueblo.
El pueblo de Surimena tiene muy cerca de 800 almas, las
más de la nación Achagua, sacadas del Ayrico, indios los
más racionales que se conocen en todo el nuevo reino: hay
entre ellos herreros, carpinteros y torneros. La iglesia, re-
cién acabada por ellos, es la más curiosa de cuantas he visto
en lo que hemos andado de América; las casas son grandes, y
los más viven cada familia de por sí; andan todos vestidos, el
que menos con una camiseta del reino y un calzón corto de
algodón; sobre ellos otro de algún otro género con ceñidor co-
lorado y una camiseta ó capotillo; á este traje, añadido el pelo
largo, dividido desde la frente hasta el medio de la cabeza, á
142 BOLETÍN DE LA SOGIEDAI^ GEOGRÁFICA.
uno y Otro lado, como d peinado antiguo de las españolas
llamado raya, y hecho trenza á la espalda, hace una viva re-
presentación de un gitano. Las mujeres traen las enaguas por
los hombros, vestuario comün á todas las misiones.
El día 14 me restituí al Macuco, y el 18, después de misa,
me largué para volverme á Orinoco, de donde salí el 24 á me-
dio día: en estos seis días experimenté una continua calma,
con muchas aguas, no dejando de llover tres ó cuatro horas
todos los días.
El río Meta tiene su origen en la serranía inmediata, entre
Santa Fe y Tunjar; desagua en Orinoco á dos y media leguas
del raudal de Carichana; es navegable nueve ó diez días más
arriba de la misión de Macuco, hasta otro río llamado Negro,
por donde se sube á Apiay. Ijas embarcaciones que más lo fre-
cuentan son curiaras falcadas y sin falcas , manejándolas así
unas como otras qdu canalete; el método de gobernarse en la
navegación es el puesto en práctica en Orinoco. Es escaso do
pesca, pues solo puede lograrse haciendo demora al propósito
en los caños ó ríos pequeños que le entran; los peces, que más
regularmente se entran, son laulaus, cachamas, bagres, sába-
los, manatíes, guayapariano , rayas, sardinas y muchos cai-
manes. La corriente mucho más veloz que la de Orinoco, par-
ticularmente en los meses de Abril, Mayo, Junio y Julio,
meses en que las continuas avenidas ó crecientes violentas
impiden enteramente el paso, hasta que pasada vuelve el río
á su regular curso, quedando siempre con más aguas, de estas
avenidas.
Su fondo, exceptuando algunos arrecifes que tiene y quedan
descubiertos en su mayor vaciante, es arena poco más ó menos
fina, según lo inmediato de las barrancas.
No se ve en todo lo que anduve piedra alguna ni cerro, sien-
do una y otra orilla barrancas, unas de montes y otras de sa-
banas.
Se pueblan sus playas en el verano de gran número de ran-
cherías de indios Guajibos, que concurren á lograr las cosechas
de iguanas, tortugas y mucha cacería de diferentes castas, de
palos y otras aves.
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 143
Estos indios, viva representación de los brutos, andan ente-
ramente desnudos, no tienen otra habitación que donde hallan
la cacería, duermen en el suelo y siempre á descubierto. Han
llegado á fundar los Padres tres pueblos numerosos, pero siem-
pre con costos y trabajo inútil, pues luego se huyen. No obs-
tante, se mantiene la misión de Gasimena con doce años de
fundación, y el pasado dejaron al Padre con solo tres ó cuatro
muchachos; pero avisados por estos del camino que llevaban,
los cogieron con la tropa, y esperan que vuelva á suceder presto
lo mismo.
Antes de pasar la boca del Gasanare, é inmediato á ella,
cuando volví á atravesar el río sondando en paraje que ten-
dría tiro y medio de fusil de ancho, en 2 >i , 3, 2, 1 , 3, 4, ya
inmediato á una barranca alta que formaba paredón. Lo mismo
practiqué como media legua antes de salir á Orinoco, teniendo
el río un tiro de fusil corto, y hallé 2X, 3, 4, 4Xi 5, 5, 3X>
El día 24, luego que salí á Orinoco, lo atravesé y tomé puesto
en la piedra de Paciencia, de donde despaché un soldado áCa-
richanay según se me había prevenido; á las cuatro de la tarde
volvió con una carta orden en que D. José Solano me mandaba
que los patrones á cuyo cargo venían las harinas, entregasen
á la disposición de D. Eugenio Alvarado las que pidiese, loque
se ejecutó luego que llegó una piragua que para su conducción
remitía.
E) día 25 me largué, y conseguí, no sin algún trabajo,
pasar aquel día el raudal de San Borja; el día 28, á las diez
de la mañana, pasé el raudalito, llegando aquella tarde al Ba-
radero, de donde avisé á D. José Solano de mi llegada, y el
siguiente día vino el P. Olmo con los Atures, debiendo á la ac-
tividad y destreza de aquel y estos el llegar á las cinco de la
tarde al puesto de Pueblo.
A D. Joseph Solano, caballero del Orden de Santiago, Ga-
pitán de navio de la Armada, Gobernador y Capitán general
de las provincias de Venezuela y Caracas. — 1765.
Ht BOLETÍN DE LA SOCtEDAD GEOGRÁFICA.
III.
Reconocimiento del rio Apure y de la provincia de Barínas,
por D. José de Iturriaga en 1757.
«Excmo, Sr.: MuiSr. mió. En vista de que Don Vicente Doz
y Don Nicolás Guerrero estaban bastantemente combalecidos
a beneficio del tiempo seco de continuas brisas de este pueblo,
los embic al reconocimiento del Rio Meta hasta la boca de Sa-
rare afines del mes de Abril, con la mira de que lograsen estar
de vuelta antes que llegase el tiempo de aguas. Llevaron tam-
bién el encargo de informarse de las Misiones de Barinas,
puestas al cuidado de los PP. Dominicos de Santa Fe.
«Volvieron por Mayo antes que empezara á llover aqui abajo,
y me entregaron sus observaciones, y el papel que acompaña
informativo del fondo del rio y de las misiones.
«Sobre sus observaciones han levantado los mismos el viaje
del rio y de los brazos que navegaron, y han puesto los otros
sobre el informe de buenos prácticos.
• Para que el curso del rio no quedara desnudo en sus már-
genes se le ha agregado por la parte del norte un trabajo mió
hecho en otro tiempo, habiéndole corregido con las observa-
ciones de este viaje, y le remito en esta ocasión enrollado y
acomodado en unacajita rotulada áV. E. Han querido después
emprender algunos otros trabajos, y no he convenido porque
no pierdan su poco constante salud con la nmcba humedad de
las continuas Ilubias. Todos estamos alentados, ninguno ha
hecho cama; pero todavía duran los humores de Guayana. To-
davia estamos mui sensibles á cualquiera mutación de tiempo,
y á cualquiera dia lluvioso.
»Para salir menos mal de este tiempo de aguas^ les procuro
las diversiones que permite esta soledad.
«Por la misma razón no he condescendido con los deseos de
reconocer algunos rios,que me avisó Don Eugenio Albarado, y
lo mismo he execulado con Don Ignacio Millau no obstante
Ríos DE VENEZUELA. Y DE COLOMBIA. 145
la repetición de sus instancias con motivo de haberme em-
biado algunas cortezas con nombre de canela, su fruta y hojas.
»La corteza y la frutasen semejanlcsá las que embió Don Jo-
seph Solano, pero las hojas son mui diferentes y parecidas á las
de la canela. Es verdad que quien vio aquellas hojas en el Rau-
dal me asegura que eran lo mismo que estas, y yo espero pasar
en tiempo oportuno y combcnienle á reconocer unos y otros
arboles y curar sus cortezas de la suerte que llegue á entender,
curaban los Olandeses las de los arboles canelas.
»Si este método no correspondiere al intento, haré otras dife-
rentes pruevas en caso que los arboles muestren señales de
buena ó mediana calidad.
•Dios guarde á V. E. muchos años.=»Cabruta de Orinoco 1 2 de
Junio de 1757. Exmo. Sr. Blm. de V. E. su menor servidor.=
Don Joseph db lTüRRiAGA.=Exmo. Sr. D. Ricardo Wal.»
El río Apure desagua en Orinoco por cuatro bocas: la pri-
mera subiendo Orinoco que sale junto á Gabruta y llaman el
Ouaríco, tiene seis brazas de fondo en casi su mayor bajante.
La principal boca que llaman Apure distante de Gabruta tres
leguas, la hallamos en su mayor bajante tres brazas y media
de fondo, y de ancho tendría 80 varas, lo mismo que el
Guarico á corla diferencia; aunque en tiempo de crecientes
uno y otro se derraman. La tercera llamada Orochuna que
sale enfrente de la Encaramada á distancia de tres leguas y
inedia de la principal en tiempo de verano, solo es navegable
para canoas; como también la cuarta que desagua enfrente de
la misión de Uruana y llaman la Horqueta ó Gaviari en
lengua de Indios, cuya distancia de la primera boca son
18 leguas.
La dirección de Apure, hasta la boca del río Masparro es al
Oeste y desde esta hasta la de Sarare tira más al Sur.
Compónese este río Apure de los ríos Sarare, Orivantes,
Aliles y Gaparu. El primero nace de la serranía que está al
Sur de Pamplona y los otros tres de la que está al Norte y Nor-
oeste de la villa de San Ghristoval.
A 24 leguas de la boca principal llamada así por ser la más
derecha y de más fácil navegación, se encuentra la separación
10
146 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
de Orochuua y á seis leguas más arriba, todas tomadas por el
aire, la separación del Guarico; en esta hallamos cuatro y
media brazas, y en la boca del río la Portuguesa, que está una
legua más arriba, encontramos cinco y media.
A distancia de 63 leguas de dicha boca principal está la se-
paración de la Horqueta; su fondo es poco por lo mucho que
desde aquí el río se ensancha, pues por partes es casi tan
ancho como en Orinoco, y así en cualquiera parle de él se
encuentra fondo con la palanca. Desde la Horqueta hasta la
boca de Sarare hay 50 leguas, también tomadas por el aire.
Hasta el Guarico sus orillas son de monte; desde él en ade-
lante son sabanas con algunas cejas y por partes desde la
Horqueta se hallan palmares. Están también pobladas de mu-
chos tigres, sin número de guarda tinajas ó chiguires, perezas
y varias especies de monos. En sus playas patos reales, carre-
teros y huiches, paugies, garzas, gavanes y otros. En sus
aguas innumerables caimanes y algunos en su tamaño disfor-
mes; toninas, rayas y diferentes peces buenos para el gusto.
A tres leguas de la boca de Masparro se halla la de Santo
Domingo, y enfrente de esta la fundación de una villa que al
presente se compone de cinco pequeñas chozas en donde viven
unas familias pardas atendiendo á la cría do poco ganado y
cortas labranzas. Tienen buenas sabanas y monles inmediatos
de fértil tierra para labores; pero por las más verosímiles noti-
cias solo es un asilo de hombres perdidos de aquel partido y
escala para los tratos ilícitos.
A un día de camino por tierra desde la boca del río Santo
Domingo en la dirección del Noroeste, se halla la misión de
San José (aunque subiendo por el río de Santo Domingo se
gastan tres), donde reside el capitán de la escolta de los
PP. Dominicos, la que se compone de asignación para 25 pla-
zas á razón de 111 pesos cada una y ICO el capitán. Se hallan
ocupadas solamente 17 plazas por no cobrarse la asignación
cinco años hace; pues siendo preciso para ello que los Alcal-
des ordinarios de Barinas den certificación de la existencia y
servicio de la escolta, como también la de los Padres, no lo han
hecho por diferencias que con estos han tenido. Está despro-
RÍOS DE VENEZUELA. Y DE COLOMBIA. 147
veida esla escolta de armas y muuiciones, y falta de todo re-
glamento militar.
A esta capitanía estaban sujetas las misiones de la villa de
San Chrisloval con un teniente; pero por representación de el
P. Superior se quitaron plazas asignadas y conociendo su
falta, á instancia de él mismo les han concedido 14 con un ca-
pitán separado.
El número de limosnas concedidas á los Padres son 10 á ra-
zón de 200 pesos cada una, y mantienen con ellas 1 i religiosos
entre las misiones de Harinas y San Christoval, unas y otras
sujetas á un superior. El número de misiones comprendidas
en la jurisdicción de Barinas son seis, su situación según va
anotada en el plano.
El pueblo de Nuestra Señora del Rosario, la Palma, su cura
misionero el P. Superior, tiene los Indios de nación Achagua;
su número 306 almas; hacen petacas de caña para la conduc-
ción de los tabacos; conQesan y comulgan, y sus frutos son
maiz, yuca y plátanos.
El pueblo de San Joseph, su cura misionero elP. Fr. Igna-
cio Matiz, nación Guama; su número 523 almas, christianos
y casados por la Iglesia; sus frutos son los mismos en corta
cantidad.
El pueblo de Nuestra Señora del Real, de nación Guaranaes;
su número 113 almas.
Elpueblo de Santa Cathalina, de nación Guama; su número
342 almas. Le asiste el P. Fr. Miguel Palomino, que ha dos
años vino de misionero de España, el que por su incansable
celo les ha hecho ya capaces de confesión y comunión, ha
fabricado una hermosa iglesia, y tiene el pueblo arreglado de
casas; también les ha quitado las bebezones, circunstancias
que no concurren en los demás pueblos.
Elpueblo de San Vicente, de nación Guama; su número
241 almas; le asiste el P. Fr. Francisco Delgado, son christia-
nos y casados por la Iglesia.
El pueblo de Santa Rosa, de nación Guama; su número
425 almas; son christiauos y casados por la Iglesia y le asiste
el t^. Fr. Estevan Forero.
148 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Los pueblos San Rafael, Santo Domingo y Santa Lucía, de
nación Guajiva, se hallan desiertos y su crecido numero de*
indios en las montañas.
Asimismo en el sitio que llaman la Soledad, se halla un ere-
cido numero de indios arrochelados cuyo caudillo es uno lla-
mado Juan Marcos, con el título de haber. ganado una Real
provisión de la Audiencia de Santa Fe, para sujetarse á las jus-
ticias ordinarias de Barinas^ ó al capitán de las misiones, á la
voluntad de ellos lo uno ó lo otro, de que usan según y coma
les conviene. Y con el* mismo título se halla otro sitio que
llaman Pueblo nuevo, donde se haila otra porción de indios de
la misma especie, unos y otros sin asistencia espiritual ni tem*
poral.
Hacia la Serranía, á distancia de seis y media leguas de San
Joseph, está el pueblo de Garoni; lo administra el Sacristán
de Pedraza, Presbítero; sus indios no pagan tributo.
Inmediato á este están los pueblos de Imbradaseca y los Go-
rozos; no han tenido cura ni pagan tributo. Estos pueblos en-
tregaron los Padres al Ordinario, no se han arreglado á tributo
ni se han proveído más curas que los primeros.
A distancia de día y medio de camino de estas misiones, está
la segunda ciudad de Barinas; está despoblada, sin asistencia
de cura, por haberse acercado á un día de camino, que con
el motivo de algunas casas y una capilla le llaman la Fun-
dación.
A dos días de camino de dichas misiones está la ciudad de
Pedraza sin residencia de cura, y en lo temporal un Juez con
el título de Justicia mayor. A su inmediación están las misio-
nes San Luis de las Palmas, Santa Rosa y San Luis de Tico-
poro asistidas por los Padres Fr. Antonio Guseategui y Fray
Agustín Jiménez, los cuales asisten por caridad uno á Pedraza
y otro á un pueblo que llaman Gurvati de indios Guaracapo-
noes como los de arriba, entregado también al Ordinario.
En la jurisdicción de la villa de San Ghristoval, tienen estos
Padres cuatro misiones, llamadas San Miguel, Santa Cathali-
na, Santa Bárbara y Zancudos; asisten á ellas los tres restantes
Padres, los que se hallaban retirados á San Ghristoval por su-
Ríos DE VENEZUELA. Y DE COLOMBIA. 149
blevacióu de los indios, asunto que había llamado al P. Su-
perior.
En este estado estaban las misiones en el mes de Abril de
este año de 1757.
Ha cuarenta y tres años que las fundaron los PP. Dominicos.
Archivo de Indias — Audiencia de Caracas, — Cartas y expe^
dientes.'-mS.
IV.
Obras de limpia del río Santo Domingo ejecutadas por
orden del gobernador de la provincia de Barinas en 1787.
•En prueba de cuanto informé á V. S. con fecha de 17 de Fe-
brero ijllimo acerca de lo mucho que importaba componer el
rio de Santo Domingo hasta dejar corriente su navegación, y
de cuanto he practicado, acompaño á Y. S. copia de la f elación
en forma de diario, que instruye con bastante individualidad
el estado en que se bailaba, la necesidad urgente de reparar su
total pérdida y lo que se ha trabajado en detall desde el día 7 de
Enero próximo pasado que empecé á dar mis primeras dispo-
siones para el arreglo por partidos de las cuadrillas de gente
quedebían emplearse, provisión de víveres, canoas, herramien-
tas Y demás instrumentos, como martinetes, palancas, cuerdas
y x)tras menudencias necesarias para emprender un trabajo
fuerte y peligroso, como acreditan las ocurrencias del mismo
<liario; pero !a fortuna se empeñó en favorecer la empresa,
y sin haber perdido la vida un solo hombre, á pesar de la
abundancia de fieras que á cual más terrible se disputan la pre-
ferencia, se ha conseguido, desde el día 5 do Febrero que se
dio principio por la desembocadum del Santo Domingo al Apure
(que dista 30 leguas de esta capital), hasta el 16 del corriente
que se suspendió de obra en la boca de Guachiquin, por las
muchas lluvias y crecientes, limpiar todo el cañón de río que
inedia entre uno y otro punto y consta de 18 leguas, habiéndose
tapado al mismo tiempo con la mayor firmeza las bocas y caños
150 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
que con distinción de sus nombres, anchura y estantillos que
se emplearon en cada una, demostraré en la forma siguiente:
NOMBRES. de\^ncho. Estantillos,
1.a Boca de Ospino
2.a de ideiü
Cafío en su frente
ídem Guacimal ,
ídem Miguelejo ,
Boca de Matute en la Madre Vieja
Santo Dominguito ,
Guacbiquin
Oafio
Otro
Totales.
25
200
51
530
10 V.
125
8%
54
10
83
18
100
60
500
75
300
84
75
30
400
822
2367
También es del caso tener presente que en la caja de algunas
de estas bocas había bastante profundidad y caudal de agua
que dificultó mucho el cerrarlas, siendo preciso formar con es-
tantillos de 10 varas de largo cajones de 6 de ancho, y macizar*
los del modo más sólido que se ha podido.
En todo el tiempo que duró el trabajo se emplearon 368 hom*
bres que exigí de 15 partidos con esta proporción:
PARTIDOS. Hombres.
Apure 45
Pueblo de S. Vicente de id 25
ídem de S. Josef 25
ídem de Garoni 10
Boca de Paguey 10
Pueblo de S. Juan Nepomuceno 25
ídem de Santa Rosa 20
ídem de la Palma 15
Partido de la Madre Vieja y Cascabel 22
ídem Papayal y Potrero 25
ídem de la Palma 10
ídem de la Luz 22
ídem de Teran, Cucuaro y Santo Domingo. 103
ídem de Comagua. 9
Pueblo nuevo 4
Total 868
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 151
Ahora solo resta por limpiar hasta el puerto de Torunos 8 le-
guas de río, pero sin ningún peligro, y tres bocas, que son la
de la Ceiba, Cacagual y Nutrias, todas de corta entidad, y las
reservo para cuando cesen las aguas.
Celebraré haber acertado á llenar esta parte de mi obligación
y que sea del agrado de V. S., en el supuesto que nada me ha
quedado que hacer para conseguirlo, sin omitir mi personal
asistencia y reconocimiento de cuanto lo ha merecido. — Dios
guarde á V. S. muchos años. — Harinas, 30 de Abril de 1787. —
Fernando Mítares González. — Sr. Intendente general, don
Francisco de Saavedra.
Relación de lo trabaíado en el rio de Santo Domingo para
facilitar su navegación con arreglo á lo dispuesto é ins-
trucciones que me ha comunicado para dirigir la obra el
Sr. D. Fernando Miyares González, comandante militar y
político de la provincia de Barinas.
•
ENERO.
Desde el día 7 de Enero de 1787 se dio principio por los res-
pectivos comisionados á preparar las cuadrillas de gentes que
debían emplearse en el trabajo, canoas, bogas, víveres y
herramientas.
FEBRERO.
El día 2 toqué eu el pueblo de San Josef á reunir 20 peones
7 11 indios Guamos, con los que seguí el viaje.
El 3 se destinaron los peones ó indios al partido del Hur-
tado á cortar la madera para tapar la boca del Cacagual y la
de la Toroba. El mismo día bajé á la boca de la Ceiba donde
86 me reunieron 10 peones y los destiné á cortar madera para
tapar dicha boca. Continué el viaje hasta llegar á las diez y
inedia del día á la primera boca de Guachiquin. Después do
reconocida se comisionó á D. Juan Belo para cortar la madera
con que habían de taparse las dos bocas de Guachiquin , y á
152 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGHÍFIGA.
D. Jacinto Palacio para la de Santo Dominguito, destinándo-
les la gente á sus respectivos partidos , y hecha esta distribu-
ción seguí hasta la Madre Vieja.
£1 4 continuamos la navegación, y sin detenernos más
tiempo que el preciso para oir misa en San Juan Nepomu-
ceno, que está sobre el río , llegamos á las seis de la tarde á la
desembocadura de Santo Domingo al Apure.
£1 5, á las seis de la mañana, se dio principio al trabajo del
río con 87 hombres, y en todo el día quedó limpia la boca de
los muchos bajos ó carameros y gruesos troncones de palos
que la embarazaban.
£1 6 subí á la primera boca de Ospinitos, que tiene de
ancho 25 varas, dando principio en este día y se concluyó el 7,
habiéndose empleado 200 estantillos de un grueso conside-
rable.
£1 8 pasé á la segunda boca de Ospinitos, dejando limpio el
río de carameros y troncos que impedían el curso de las aguas,
y me mantuve el 8, 9 (i) y el 10 en el trabajo de la tapa de
dicha boca que consta de 51 varas de ancho, en lo que se con-
sumieron 530 estantillos de mucho grueso y se clavaron cerca '
de 2 varas. Al mismo tiempo se tapó la boca de otro caño que
se halla casi en su frente, por donde se desaguaba el río en
tiempo de invierno á la Sabana de Callejo, y tiene 10 X varas
de ancho 9 en la que se emplearon 125 estantillos.
£1 i 1 no se trabajó por ser domingo.
£1 12 mudé el trabajo á la boca de Guacimal, repartiendo la
gente para limpiar el río y otros á tapar la boca, que tiene
8 varas de ancho, y se gastaron 54 estantillos (2).
£1 13 me trasladé á la playa de Miguelejo, en cuyo paraje
destiné unos á limpiar el río y otros á tapar la boca de un
caño que derrama también á la Sabana de Callejo, y tiene 10
varas de ancho, que consumieron 83 estantillos.
£114 pasé la ranchería á la boca del río Paguey, donde se
(1) Este dia ocurrió la deshacía de que un caimán hiriese gravemente i ano
de loe peones que se empleaban en destruir un caramero, pero no murió.
(2) Este dia se mataron dos rayas y un temblador.
í_í/
RÍOS DE VENEZüEíA Y DE COLOMBIA. 153
trabajó en deshacer carameros y quitar gruesos troncones,
con el recelo de ios muchos caimanes que se encontraron en
este paraje, y en el mismo día se retiraron los 30 hombres de
San Yicente.
El 15 llegaron 18 hombres del pueblo de San Tícente, con
los cuales y los que antes había se continuó limpiando el
río (1) hasta el 16.
£1 17 mudé el trabajo á la boca de los Guaranaos, empleán-
dose la gente en limpiar el cañón del río, lo que continuaron
hasta el 18 (2), y el 19 no se trabajó por ser domingo, y llega-
roa 14 indios Guamos de San Juan Nepomuceno.
El 20 subí al paso de los Camachos, y de allí al de los Grí-
tenos, dejando limpio todo el cañón del río (3).
£121 se mudó la ranchería al paso de los Romeros, conti-
nuando el trabajo del río, y á las cuatro de la tarde llegaron
15 indios Achaguas del pueblo de la Palma (4).
£1 22 se continuó el trabajo en el mismo paraje, por ser
mucha la palazón y carameros en todo el cañón del río (5).
£1 23 se trasladó la ranchería al trapiche de D. Pedro Rodrí-
guezy y se empleó este día y el 24 en limpiar el. río, donde,
entre otros estorbos de consideración , había en lo más hondo
un palo de Orero que atravesaba el río, con 20 varas de largo
y 3^4 de circunferencia, que costó el trabajo de 50 hombres
dos días con el mayor empeño (6), y cerca de noche pasamos
(1) Este día se mataron dos culebras de agua disformes y dos tembladores.
, (2) Incrédulos algunos peones del efecto del temblar, se tomaron las manos seis
<l0 eUoa que estaban dentro del río y el primero tocó al temblador con un machetef
y cayeron en el momento todos al agua.
(8) Este día se mató una culebra de 10 varas de largo y un grueso extraordina-
rio; dos babas (segunda especie de caimán) y dos tembladores, con la desgracia
de qae, por cortar un peón un palo dentro del agua, tocó el temblador, y al tiempo
de caer privado se hirió gravemente la pierna con el mismo machete.
(4) En este día se mataron dos rayas y tres culebras de agua.
(S5) Este día picó una raya á un peón y se mataron cinco culebras de agua y
dos babas.
(6) No alcanzando la gente pie donde estaba el palo, bajó un peón que hacía de
bazo á pasar un cabo por debajo, de donde le salió una caimana parida, y haciendo
presa al cabo se sobreaguó embistiendo á todos con ferocidad; pero no se pudo
matar y costó mucho reducir á la gente á que volviesen á entrar en el charco,
como lo hicieron, hasta sacar el palo.
154 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
al pueblo de San Juan Nepomuceiio, donde oimos misa
el 25.
El 26 se trabajó en destruir carameros y palos enterrados, y
llegaron 14 hombres con su cabo del partido de Madre Vieja.
El 27, continuando el mismo trabajo, subimos al paso de
Cascabel, y á las ocho de la mañana llegaron 20 indios Gua-
mos del pueblo de Santa Rosa (1).
El 28 siguió el trabajo en el mismo paraje, y se despidieron
los peones de San Vicente do Apure con el reemplazo de 18
que llegaron del Potrero (2).
MABZO.
El 1.^ hasta las diez del día no se pudo mudar el trabajo al
paso de Bruno Soto por no haberse concluido el del anterior á
causa de la mucha palazon y broza (3).
El 2 se continúo en limpiar el río de la mucha palazon y
algunos muy enterrados, con particularidad un madero grueso
llamado hueso de pescado, que estaba en un pozo hondo y dio
mucho que hacer para sacarlo, como se consiguió (4).
El 3 siguió el mismo trabajo (5), y el 4 por ser día festivo no
se hizo otra cosa que mudar la ranchería al paso de San
Antonio.
El 5 subí el trabajo hasta el paso de San Juan de la Pazcón
poco adelanto por haber crecido el río y cubierto los carameros
(1 ) Este día se mataron dos tembladores.
(2) Este dia estuvo un peón á la muerte de la picada de raya y otro se hiri6
i^avemente, por lo que se enviaron á sus casas después de la primera cura, y se
mataron cuatro culebras de agua, la raya y tres tembladores.
(3) Este dia hubo un hombre picado de raya y se mataron tres culebras de
agua y dos tembladores.
(4) Este día fse mataron tres culebras de agua y dos rayas.
i5) Este dia una culebra de 12 varas de largo y extraordinario grueso, hizo
presa i un hombro dentro del agua, y cuando se advirtió por las ansias del pa-
ciente lo tenia tragado pierna y muslo hasta la cintura, á cuyo tiempo acudi6
toda la gente y lo salvaron sin más quebranto que el de una herida en la pierna
que le imi)osibilitó el trabajo, y mataron la culebra.
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 155
y palos enlerrados sia dar pie á los peones por ninguna
parte (i).
El 6 se trasladó la ranchería á la boca do la Madre Vieja^
donde debíamos esperar al señor comandante general de esta
provincia, que en efecto, arribó al mismo sitio en su bote y
un bongo á las cuatro y media de la tarde del propio día y
después de haberse desembarcado, reconocido por tierra lo
interior del caño, las maderas preparadas para cerrarlo, su
fondo, ancho y demás que merecía atención, dispuso el modo
de verificar la obra y siguió su navegación aguas abajo. Este
día llevó la mayor parte del tiempo un grueso madero de
Órero enterrado donde había un caimán, lo que obligó á traba-
jar con bastante recelo.
El 7 se continuó en el mismo paraje por las dificultades de
grandes carameros y troncones que había en aquella parte. Se
reforzó el trabajo con 13 indios de la Palma, nueve de San
Rafael y 11 vecinos de San José, habiéndose despedido á sus
casas 11 por haber cumplido su tiempo (2).
El 8 no se pudo adelantar el trabajo por haber cubierto el
río con la creciente muchos palos y carameros dificultando el
arrancarlos (3).
El 9 sin mudar de ranchería se le dio principio al Guamal,
cuyo cañón de río que consta de cinco leguas, era el más peli-
groso de todo él y donde se han perdido muchas embarcacio-
nes, así por las brozas y palazones que cerraban el paso den-
tro y fuera del agua^ como por los remolinos ó chorreras que
formaba la misma broza, y era la causa de que se trabuca-
sen (4).
(1) Una cuadrilla que se determinó á zambullir en un pozo á sacar unos palos^
fue rechazada de un caimán siguiéndolos hasta la superñcie del agua donde em-
bestía á unos y otros, pero á ninguno ofendió.
(2; Bq este dia se mataron cinco culebras y dos babas.
(8) Estedíase mataron tres culebras, dos rayas y un temblador tumbó á
cuatro hombres.
(4) Este dia se encontraron tres caimanes de los cuales dos se fueron y el otro
salió embistiendo á la gente hasta lo seco, donde le acertaron un balazo en un ojo
y lograron matarlo; tenía 8 % Taras de largo.
156 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
fil 10 se trasladó la ranchería á la quesera de D. Fernando
Dávila (1), y el 11 no se hizo nada por ser domingo.
El 12 se continuó el mismo trabajo con bastante fatiga por
los muchos y gruesos bracos de árboles y la palazon del río (2).
El 13 (3) y 14 siguieron desembarazando el río, que cada vez
presentaba más trabajo (4).
El 15 mudamos la ranchería al paso del Papayal, siguiendo
siempre la limpieza del río (5).
El 16 se empleó en destruir dos gruesos troncos de Orero que
amenazabanVorlar el curso de las aguas, cuyo fuerte trabajo
estropeó cuatro peones, por la fuerza que era preciso hacer.
El 17 subimos á la bocado Matute, que sale ala Madre Vieja
y tiene 3 varas de hondo y 18 de ancho, que so tapó con 100
estantillos de 6}i varas de largo, de las cuales i}{ quedaron
enterradas á fuerza de martinete.
El 18 seguimos á la boca de Santo Dominguito, y por ser
domingo no so hizo otra cosa que reconocerla, y tenía 60 varas
de ancho y 2X de hondo.
El 19 so dio principio á tapar la boca anterior con un pare*-
don formado de dos líneas de estantillos, que en cada una se
invirtieron 250 bien clavados, de 9 varas de largo, dejando un
intermedio de 6 varas que se macizó con troncos de árboles,
faquía y tierra (6), cuyo trabajo se continuó el 20 y quedó con-
cluido el 21 temprano, de modo que á las cuatro de la tarde se
mudó la ranchería á la segunda boca de Guachiquín»
El 22, después de reconocida dicha boca, que tenía 75 varas
de ancho la primera palizada y 6 pies de agua en donde forma-
ba caja, se dio principio á taparla, en cuyo trabajo so emplea-
ron los días 23, 24 y 25, que se concluyó, consumiendo 300
<1) Hubo un peón picado de raya y se mataron tres culebras de a^ua.
(2) Se mataron tres culebras mapanares disformes.
(3) Se mataron dos tembladores y del golpe de estos cayeron cuatro hombres.
(4) Se mataron tres Ixabas y una de ellas mordió á un peón.
(5) Estando desbaratando los peones un caramerOf embistió un caimán á dos
de ellos, que se libertaron por la prontitud con que los demás ocurrieron con ar-
pones y machetes.
(6) En este día mordió una baba á un peón, dejándolo inútil para el trab^o.
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 157
estantillos, y algunos de ellos de 10 varas de largo, para que la
obra quedase firme, y al mismo tiempo se fortificó un pedazo
de barranca por donde podría el río romper.
El 26 se empezó á tapar la segunda boca del caño, y el 27 se
concluyó la estacada, habiendo llegado 12 hombres del partido
de la Luz.
El 28 se continuó el trabajo llenando el cajón de la estacada^
que tiene de ancho 4 varas, y se concluyó el 29,
El 30 se emprendió tapar la boca de otro caño que tenía una
vara de profundidad y 34 de ancho, en la que se emplearon 76
estantillos bien clavados á fuerza de martinete, pues de 5 X
varas que tenía cada uno, se le enterró la mitad.
El 31 se dividió la gente en tres cuadrillas: la primera se
destinó á la tapa; la segunda á cortar estacas, y la tercera á
limpiar el río (1).
ABRIL.
£1 1.* no se movió la ranchería por ser domingo, y desde las
doce de la noche hasta las doce del día siguiente fué tanto lo
que llovió, que apenas encontramos paraje donde no nos inun-
dásemos.
El 2, que fué lunes santo, se pasó el día trabajando en la se-
gunda boca y se concluyó la primera estacada, y el 3 la se-
gunda, empleando en una y otra 400 estantillos á fuerza de
martinete, y se dio principio á macizar el cajón (que tiene de
ancho 30 }í varas) con troncos de árboles gruesos, ramazón
y tierra, y el 4 se concluyó á las cuatro y media de la tarde, á
cuya hora se retiró la gente á sus partidas y me quedé solo con
6 hombres para cuidar la herramienta y la ranchería, donde
me mantuve el 5, 6, 7 y 8, que fué domingo de Pascua y em-
pezaron á reunirse los peones.
El 9 se dio principio á limpiar el cañón del río desde Santo
Domínguito á Guachiquín, cuya obra se había atrasado por
(1) Este día maltrató un temblador á dos peones.
159 ÜOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
preferir la tapa de las bocas antas que entrase el invierno,
como de mayor importancia.
El 10 llegaron 20 indios de Santa Rosa, y se prosiguió el
trabajo, bien con alguna incomodidad por las continuas ave-
nidas del río y no poder subsistir la gente sobre el terreno,
que ya era un barral por todas partes.
El 11 llegaron 15 hombres del partido de Cañaveral, y sin
embargo de ser cada día más copiosas las aguas y tan frecuen-
tes que no permitían el menor descanso ala gente ni adelantar
el trabajo, se continuó este en limpiar el cañón del río los días
12, 13 (1), 14 y 15, en el cual recibí orden del señor Coman-
dante de esta provincia, previniéndome que, respecto de ha-
berse conseguido tapar las bocas y desembarazar el río de
cuanto impedía su navegación hasta la boca de Guachiquín,
procurase acabar de limpiar el cañón del río que media entro
dicha boca y Santo Dominguilo, suspendiendo después la obra
hasta que el tiempo permitiese seguirla con la solidez que
hasta allí se había ejecutado, en cuyo cumplimiento procuré
esforzarme á continuar; y en efecto, pusimos mano al trabajo
la mañana del 16, sin embargo de no permitirnos las aguna
descansar un instante, ni aun de noche en los ranchos, donde
el agua llegaba por partes á la rodilla no obstante de estar si-
tuados en una barranca alta; pero á las once del mismo día
experimentamos una formidable creciente que acabó de deci-
dir la suspensión de la obra, por no haber dejado el menor ar-
bitrio á proseguirla, y en su consecueucía despedí la gente á
.sus partidos.
. De la boca de Guachiquín seguí río arriba, reconociendo
las que restaban por cerrar hasta el puerto de Torunos, y solo
encontré tres, que son los de la Ceiba, la del Cacagual y la de
las Nutrias, todas muy fáciles de trabajar en el verano, al paso
que en el día es imposible. Torunos, 19 de Abril de 1787. —
Andrés Pina.
(1) Se encontró an caimán de extraordinario tamaño, pero se huyó sin ofender
ni poderle matar.
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 159
V.
Noticias de los ríos Ariari, Guayavero, Guaviari, Atabapu,
Casiqniare, Guarapichi, Santo Domingo, Río Negro, Apure,
Orinoco y fundación del pueblo de San Fernando, por
el capitán de navio, D. José Solano, en 1758.
Excmo. Sr.: Luego que llegué á este pueblo traté de allanar
las dificultades que podríamos encontrar en la continuación
del viaje, aunque mis disposiciones han sido interrumpidas.
Participo á V. E. que, en la margen de Atabapu, he fundado
un pueblo de Guaypunavis, como más latamente informa la
razón adjunta y el mapa que le acompaña.
Le he nombrado San Fernando, y suplico humildemente
á S. M. lo tenga á bien.
Nuestro Señor guarde á V. E. los muchos años que la Mo-
narquía necesita, y yo he menester. — Raudal, 20 do Abril
de 1758.— D. José Solano. — Excmo. Sr. D. Ricardo Wall.
«Rason de la nueva fundación de San Fernando de los
Guaypunavis, medio de imposibilitar la internación de
los Extrangeros por Orinoco, y los Rios que le entran
y sus consequencias combenientes al Real Erario y Ca-
tholica piedad de S. H. acerca de la combersion de los
Infieles.
»De las vertientes orientales de la serranía que corre desde
Santa Fee á L\ Plata, se forman los dos Rios Ariari y Guaya-
vero, y de la unión de estos, el Guaviari, tan caudaloso, que
a trescientas leguas del mar entra en Orinoco, por su orilla oc-
cidental, compitiéndole por largo espacio; media legua antes
que se pierda Guaviari, recibe al Atabapu, que por suanchurii
puede competirle, pero es de poca profundidad y lenta corriente;
su curso es del medio dia al septentrión, y sus cabeceras están
tan inmediatas á Rio-negro que los indios arrastran sus canoas
160 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
del uno al otro. Las aguas de Atabapu son mui claras, y lige-
ras, pero con algún color de oro; es muy abundante do pezes
de esquisito gusto y sus orillas, de mucba cazeria: las tierras
que vana, y riegan los Ríos que le entran, son fertilisiraas, y
robustos, y belicosos sus aviíadores.
»Estos de tiempo inmemorial han sido los Cabres; nación
tan temida aun de los cari ves, por su crueldad^ y inhumanidad,
que la redución de unos pocos, y su población á la frontera de
aquellos en la margen de Orinoco, fué suficiente causa^ para
que se estrechasen y solicitasen el amparo de los Misioneros
ob.3ervantes de Piritu, y Capuchinos cathalanes de Guayana.
]>A estos Cabres obligo la misma razón á poblarse por que
los Guaypunavis, Nación guerrera y inhumana que bibialas
aguas de Rio negro, ayudados de los Portugueses, con armas
de fuego, que alrueque de esclavos les davan, cautivaron mu-
chos de ellos, otros se les sometieron y otros dejaron su Patria,
y buscaron el asilo de esta escolta de estas misiones.
•Vencidas las Naciones más vecinas, y hechas tributarias
de racionales parala esclavitud, y para satisfacerla inhumana
gula, fueron estendiendo su dominio por la parte del Guaviari
hasta las Misiones de los R. R. P. Franciscanos observantes de
Santa Fee, inmediatas <i la ciudad de San Juan de los Llanos,
que siendo ya pueblos tributarios, en pocos días> han quedado
solas las ruinas de las casas, y por Orinoco han llegado á este
pueblo, y á atacarle por tres vczes, y por mas á esclavizar los
indios de el, obligando á esta escolta á estar sobre ladefensiva.
«En esta decadente constitución halle estas partes, á princi-
pios del año de cinquenta y sois que llegue á este pueblo, y en
vista del gran servicio que baria á S. M. en la reducción de los
Guaypunavis, abri platicas con ellos sobre la paz, y principal-
mente con un cabezuela, llamado Cruzero, por ser el mas fa-
moso; negocie esta, y la reduge á que nos viésemos, y en las
vistas concluí su redución, y población en la orilla oriental de
la boca de Atabapu, y que el ni su gente comiese más carne
humana: á otro afamado llamado Inmo apalabré; pero en este
estado me vi precisado á dejarlo, y marchar á Santa Fee; y
aunque avise al Crucero y los domas mi viage, y prefigé mi
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 161
buelta, como la detención fue mayor que la que entonces creía,
á mi arrivo á este pueblo, alié noticias de contraria determina-
ción de aquellas gentes^ y con poca escolta pase á la ligera á
hablarlos y sosegarlos, y logré esto con tantos aumentos de
seguridad, en vista de la conñanza mia, que á sus suplicas de-
termine poner alli mi capellán Fray Francisco Xavier de Lla-
nos» religioso observante Franciscano de Santa Fee, para que
los vaya instruyendo, y bauptizando los niños, que sus padres
ofrecen con una solicitud que parece celo. Para escolta de este
Religioso degé en aquel pueblo, que nombré San Fernando, y
suplico humildemente á S. M. lo tenga á bien , la gente que
llevé en vn torreón fuerte que fabriqué, capaz de artilleria
pequeña para el resguardo propio y defensa del pueblo.
«Despaché exploradores por el Guaviarí para abrir su nave-
gación, y comunicación con San Juan de los Llanos, y aquellas
nuevas reduciones.
«Dejando los ánimos quietos , y havieudo despachado aviso
de mi llegada á otros Cabezuelas , me vine a este pueblo, para
proveer á la mayor seguridad de aquel puesto tan ventajoso,
y dar parte a Y. E. para que ponga en noticia de su M. y
mande lo que hallare combeniente, si yo hubiere acertado en
esto, a que me movieron las siguientes reflexiones.
«Deviendo llevar de bogas los Indios de estas misiones, en
nuestro viaje, hasta juntarnos con los portugueses distantes de
este pueblo cinquenta ó sesenta dias do navegación, y estando
estas naciones inhumanas apoderadas de este transito, era evi-
dente la esclavitud, y muerte de aquellos, quando se restitu-
yesen á sus pueblos; por que de nuestra escolta no podríamos
destacar la suficiente para su resguardo sin faltar á el propio,
y la de estas misiones no podria dar gente alguna por el evi-
dente riesgo en que quedavan los pueblos, déla invasión ene-
miga, y su voracidad mas.
«Que no siendo estos despoblados barrera para las misiones
de Orinoco, ni San Juan de los Llanos, por la facilidad que dan
los Ríos á los Portugueses para introducirse en los dominios
de S. M. y comprar los esclavos que los barbaros han hecho,
fomentados por ellos contra la voluntad de S. M. fídclisima,
11
162 BOLETÍN DE hk SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
y fomentándolos de nuebo con las armas de fuego que les dan
en paga: embarazando con este medio la combersion, y redu-
cion de los Infieles Vasallos del Rey, y causando la total rui-
na de los pueblos, ya tributarios, de San Juan, y sus misio-
nes, y los temores de estas de Orinoco, por la continuamente
amenazada irrupción de los Guaypunavis, es necesario para
adelantar estas reduciones embarazar la entrada de portugue-
ses en Orinoco por el Casiquiari ó paso de Rio Negro a Ataba-
pu: para este fin conquiste las voluntades de estos Indios domi*
nantes, y funde el pueblo de San Fernando, en la.punta me-
ridional que fsta entre el Guaviari, y Orinoco, cerrando igual-
mente Atabapu, por la occidental disposición de sus juntas; y
pienso establecer otros dos, luego que el Comisario Principal
me socorra con gente, por que tengo no mas que doze hom-
bres y de mala calidad, en el paso do este a Rio-Negro, y otro
donde Orinoco despide a este el brazo Casiquiari.
«Estas Naciones velicosas necesitan de un respeto que las
contenga en su fidelidad, para que las reduciones se aumen-
ten de otras, que seguirán su exemplo; pero no es suficiente
el de esta escolta, ni el de la guarnición de Guayana, por que
le desvanece la distancia; y aunque se que la piedad de S. M.
desea estos motivos, mas que otros, quatro años de solicita ex-
periencia me han adquirido suficientes materiales para pro-
poner otro medio que tengo por mas combeniente.
>La fortaleza de Araya se fabricó, para defensa de vna gran
salina, de este nombre, en tiempo que no se havian descu-
bierto otras en esta costa-, pero la causa cesó y el mar rompió
el isthmo que mediava y la anegó quasi toda. No conozco vli-
lidad en mantener este puesto, que no cubre el pais, por que
su situación en la punta occidental de vn promontorio árido,
que dexa el mar que vana la costa meridional de la Margarita,
y septentrional de Cumaná , no tiene otra comunicación con
esta Provincia que la que da el mar y esta estaría cerrada en
caso que enemigos la atacasen: el resto de su guarnición, no
desvanece estos intentos; por esta razón y por que el socorrer-
se mutuamente las Fuerzas de Araya, y Cumaná franquean al
enemigo que media con fuerzas superiores de mar, el puesto
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 163
mas flaco, y un castillo donde for linearse, y de donde costaría
mucho echaríe.
»No haviendo causa para mantener la fortaleza de Araya,
su tropa y artillería pondrían en estado de defensa, y de admi-
tir fomento la Isla de la Trinidad y tierras que vana Orinoco,
y las aguas que le forman cerrando el paso franco que su Na-
vegación y la de los Rios que le entran por su orilla occiden-
tal da a los extrangéros, para internarse por las espaldas de
las Provincias de Gumaná, Caracas, Maracaybo, y aun Santa
Pee, con arto detrimento del Real Erario y de la Combersion
de los ínfleles; particularmente hacen este daño los Olandeses
de Esquivo, empeñando los Carives para que hagan correrías
7 esclavos, y siendo causa de los repetidos levantamientos de
las Misiones de Orinoco y de las continuas fugas de los Indios
ya reducidos, por la engañosa livertad de las selvas que les re-
cuerdan, y ofrecen asegurar, para esclavizarlos en ellas, ya
divididos, y sin amparo, por medio de los carives sus inhu-
manos contratantes.
•Encargado Orinoco, y la Trinidad de un Governador con
la tropa de Araya, los cien hombres que á el presente están
guarneciendo á Guayana, agregándole las escoltas de los
R. R. PP. Dominicos de Barinas, y Jesuítas de Orinoco,
atendería como mas inmediato á la provicion del trato ilícito
6 internación de los estrangcros en los dominios del Rey;
fomentaria la fertilisiTna Isla de la Trinidad, y riveras de Ori-
noco; recogería las gentes dispersas de las Provincias de Bar-
celona y Caracas, que faltas de Yervas para sus ganados, vagan
sin domicilio y atendería á la defensa reducion, y Población
de tantos Infieles como avitan estas selvas.
>De esta Tropa se pueden destacar cinquenla hombres para
la guarnición de la Trinidad. Desde este puesto se cierra con
facilidad la costa de Paria, y rio Guarapichi, por donde se
internan los estrangeros en toda la Provincia de Cumaná, y
llegan á la de Barcelona.
»Otro destacamento de quarenta hombres guarnecerael Cas-
tillo de laGuayana; de estos mismos se provee vna lancha cor-
saria que de continuo esté de guardia en el Río, y otra que
1« BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
igualmente estará prompta para acudir á el aviso ó señal de*
aquella. Esta disposición producirá mejor efecto que el nuevo
fuerte que se fabrica á la otra costa de Guayana, con cinquenla
plazas de dotación , como se eiperimenLi después que el buen
succeso de una presa que izieron pocos años pasados, les ense-
ño á mantener la armada y servirse de ella. Esta misma tropSi
abriga las Misiones de los R. R. P. P. Capuchinos Catalanes.
dEu la Angostura, que dista de la Guayana cinquenta leguas-
á el occidente, y es donde el Rio estrecha tanto que alcanza
vna bala de fusil á la orilla opuesta, combiene poner una casa
fuerte con veinte hombres de guarnición, que tengan una lan*
cha prompta para seguir á el alcance. Esta tropa escolta las^
misiones cari vas de los R. R. P. P. Franciscanos de Barcelona.
Veinte hombres en una casa fuerte fabricada en la boca del Río-
Santo Domingo, que sale al Apuro, escoltará las missiones de
los R. R. P. P. Dominicos de Barinas y guardará esta Pro-
vincia.
•Otros veinte son suficientes para guarnecer el nuevo puebla
de S. Fernando, 6 el quede las missiones de los R. R. P. P. Je-
suítas hiciere frontera á los Portugueses. La demás tropa la
tendrá el Gobernador donde alie mas combeniente establecer
su residencia, para atender á todas partes, que me parece será
en Cabruta, por ser el centro, y por la vecindad á el Cuarica
y Apure. Desde este sitio á donde puede pasar la Ciudad de la
Guayana, para que su sanidad y proporciones la den el fo-
mento que no a tenido después de dos siglos, y de muchas
entradas de familias que acosta del Real Erario so an traido,
y miserablemente an perecido sin sucesión, como muchos in-
felizes atraidos del situado de aquella fortaleza y se evite la
mortandad de Indios que para atender á esta población tienen
poblados en las imediacioncs, desde este sitio puede atender
el Gobernador á la conservación y adelantamiento de las mi-
siones, acudiendo con m;is tropa si fuere necesaria, y dando
en los tiempos oportunos la que juzguen, él, y el Prelada
combeniente, para las entradas de los misioneros; pero estos
seguro que de esta fuerza vnida y vajo de vn mando, coa la
facilidad de aliarse brevemente en lo más distante por media
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 165
<le la navegación, solo el respeto obraría, se evitarían muchas
muertes, y el odio, y obstinación de los Infieles que se sigue
A ellas-, mas, las ordenes del Rey en los Gobiernos de Cuma-
aá, Caracas, y Maracaybo serían mejor obedecidas; pues oy los
alientan á la inobediencia, las esperíencías repetidas que tie-
nen, de no poderlas hacer cumplir los Gobernadores.
*De estas disposiciones no se sigue mas gasto á la Real
Adeuda; antes bien queda á su fabor el situado concedido á el
4Quebo Fuerte que se fabrica en la costa ó fuera á la Guayana,
y el de las dos escoltas concedidas á los R. R. P. P. Capuchi-
nos, y Franciscanos; y el aumento necesario para cubrir de
los insultos de los Portugueses tantos infelices vasallos del
Rey como esclavizan, ademas, el que rendiría el comercio de
Orinoco, y Trinidad encargado por ahora, á una compañía,
4]ue puede ser la mas combeniente, la de Catalanes, señalán-
doles la Trinidad para facturia principal.
bEsIo comercio directo á esta Isla fomentarla el cultibo de
1SUS fertilissimas tierras; se aumentarían las cosechas de su
buen tabaco, que con las grandes de Barinas, harian vn ramo
<de Importancia; otro seria, y mayor, el azúcar, por la excelente
caña que cria; á estos se agregarían otros como el exquisito
cafe, y gengíbre. En Orinoco se fomentarían los cañavera-
les, y desde oy recogería la campaña el mucho corambre que
se les pierde á estos miserables por la dificultad de llevarlos á
los puertos de mar; y mas, proveerla de efectos á todas las Mi-
ssiones, tropa y avítantes de las margenes de Orinoco, y ríos
4iue le entran, asta donde les permitan su navegación.
sEl paboroso nombre de la Guayana comprende á todo Ori-
noco en la inteligencia común; pero como hemos esperimen-
iado, aquel maligno temperamento solo alcanza asta la Angos-
tara por las riveras del Rio, sin internar mas que de 8 á 12
leguas, como lo experimentan los missioneros Capuchinos
C!atalaaes que abitan en los pueblos internados y los obser«
vantes de Barcelona, y Jesuítas que tienen sus fundaciones en
l2L3 orillas de Orinoco, arriva de la Angostura.
Raudal de los Atures á 20 de Abril de 1759. — Don Joseph
SoLANO-= Arc/iiuo de Indiaa.n
IM BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
VI.
Noticia de la navegación y progresos del rio San Faustino,
que desagua en la laguna de Haracaybo, dada por D. Casi*
miro Isava.
£1 citado río de San Faustino, toma este nombre por pasar
por las inmediaciones de esta ciudad, pues su principal deno-
minación es la de Zulia, por ser este río el que le da su mayor
fomento. Nace este Zulia en las serranías de la ciudad de Sala-
zar de las Palmas, alcaldía mayor del vire! y nato de Santa Fe,
y dividiendo las jurisdicciones de Salazar y parroquia de San
José, que es la de Pamplona, baja hasta incorporarse con loa
de Pamplona y Táchira, que unidos con el de San Faustino le
entran en el paraje donde hoy se halla el puerto, distante &
leguas río abajo do la ciudad de San Faustino.
Dicho río Zulia es de un caudal regular, y desde dos días
antes de mezclarse con los otros, es navegable, por cuya razón
tiene desde la antigüedad dos puertos, uno al lado de la juris-
dicción de Salazar y otro al de la de San José, desde donde
navegaban los respectivos vecinos de una y otra, habiendo
quedado los primeros aunque entraron los puertos en arrenda-
miento, con el privilegio de navegar tres canoas de carga y
tres de guerra para su provisión, exentos del arrendamiento.
El de Pamplona es un río pequeño que, bajando por aquella
ciudad en un corto hilo, pasa por el valle de Cdcuta, entre las
parroquias de San José y Nuestra Señora del Rosario de aque-
lla jurisdicción, y á poca distancia de ellas se junta con el de
Táchira, que es otro río pequeño que divide la jurisdicción de los
lugares de esta provincia de los de Pamplona, y juntos entran
al ya tocado de Zulia con el nombre de Pamplona. Este no se
puede navegar, pues aunque en tiempos pasados subieron con
embarcaciones medianas un poco más arriba de la Horqueta,
fué á mucho trabajo, por lo que enteramente se separaron de
este intento.
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 167
Desde el puerto Real de la boca, que es donde se juntan di-
chos ríos, comienza esta navegación, y en el día, desde los que
quedan explicados de Salazar, es muy penosa por la escasez de
agua y mucha cantidad de palos, de suerte que haciéndose el
viaje hasta la Laguna en tiempo de crecientes en tres ó cuatro
días agua abajo, hay ocasión de que por el verano se gastan
hasta sesenta. Esta sequedad continúa hasta entrar al río Gata-
tumbo, que como á distancia de 40 leguas ó más, baja desde
las serranías de la ciudad de Ocaña, en donde se cree tiene su
oñgen, hasta embocar en la Laguna.
Es tan antigua esta navegación, que no hay memoria de su
principio, y solo la tradición de haberse actuado mucho tiem-
po antes que se comenzase la hostilidad motilona fué siempre
libre, de tal suerte que, habiéndose muchos años solicitado su
arrendamiento por D. Manuel de Almeira, se denegó por S. M.,
por Real cédula, cuya instancia repitió después D. Juan Ma-
chimbarrena, á que tampoco se accedió, hasta que por los años
de 1755 se verificó el asiento en D. Juan Ignacio Gutiérrez,
rematándose en la capital de Santa Fe, é ingresando en aque-
llas cajas su producto.
En aquel y el siguiente quinquenio, hasta que habiéndolo
rematado D. Antonio Dávila el año de 1770, con motivo de la
escasez de dinero que había en estas cajas, ofreció hacer el en-
tero de 4.200 pesos que importó en ellas, lo que se concedió.
El año 1775, con motivo de los perjuicios que sufrían los
mercaderes, por tener que pagar cuatro pesos de flete río abajo
7 cinco río arriba, con dos reales de bodega, con la sujeción
de tener que aguardar á la voluntad del asentista para el em-
barque, se quejaron al Excmo. Sr. Virey pidiendo libertad de
la navegación, con cuyo motivo D. Pedro Navarro hizo propo-
siciÓQ de que daría por cinco años lo mismo que había rendido
el liltimo quinquenio, para que quedando libre solo se pagasen
cuatro reales por cada carga, ofreciendo que sacando el princi-
pal y salarios de los administradores que debía poner en las
dos bodegas, lo demás que rindiese lo dejaría á beneficio de
S. M. y en obsequio á la pacificación motilona, y que acabado
811 quinquenio correría la administración por cuenta de S. M.,
108 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
lo que habiéndose aceptado por dicho Sr. Virey se puso en
práctica ea el año pasado de 1777, desde cuyo tiempo se ha se-
guido al común la utilidad de no pagar más que dos pesos por
el flete de cada carga río abajo y 20 reales río arriba, y el que
se hayan fabricado varias embarcaciones menores, en que los
traficantes de pocas cargas actúan sus viajes sin necesidad de
esperar como antes á que se juntase la suficiente para una de
las embarcaciones mayores; y últimamente, que la carga de
sal á 10 arrobas, que antes valía en los valles de Cúcuta de 12
á 15 pesos, hoy su mayor precio es á 7 y 8, llegando muchas
veces hasta á 5 pesos, sin otras ventajas que dicha libertad les
atraería, y no han podido disfrutar por la miseria en que se
ven constituidos estos vecindarios.
A distancia de 8 leguas del puerto Real de la boca, se
halla situada la ciudad de San Faustino, gobierno dependiente
que se provee por el vireinato, cuyo distrito se divido de la
comprensión de esta provincia por un río de este nombre, que
como se dijo arriba, viendo á los de Táchira y Pamplona entra
en el Zulia y de todo se integra el navegable de Zulia ó sau
Faustino. Transitase desde el puerto á dicha ciudad por ca-
mino de montaña fresca y tan quebrada de sertenejos y barria-
les, que siendo regular el viaje de dos días con cargas, ha lle-
gado el caso de demorarse hasta doce.
Esta ciudad es antiquísima y en sus principios tuvo una
regular población con algunas haciendas de cacao, y hoy aúa
se ven los vestigios de ocho pueblos de indios que civilizados
tuvo en su jurisdicción, pero con motivo de la hostilidad mo-
tilona que cargó sobre aquella ciudad, vino en notable deca-
dencia, hasta que hoy con la pacificación va volviendo á fo-
mentarse, plantándose varias haciendas de cacao.
Desde esta ciudad al valle de Cúcuta en que están fundadas á
corta distancia unas de otras las parroquias de S. José y
Nuestra Señora del Rosario, de la jurisdicción de Pamplona,
y la de San Antonio de la villa de San Cristóbal de esta pro-
vincia, hay la distancia de seis ó siete leguas de buen camino.
En este valle á las riberas de los ríos sobredichos, hay copio-
sas haciendas de cacao que rinden anualmente como 5.000
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. ICd
cargas de este fruto, todo el más en las jurisdicciones de Pam-
plona y Salazar, y una pequeñísima parte en la de San Cris-
tóbal. A la compra de este fruto concurren varios mercaderes
de esta, de Cartagena y del Reino, los primeros hacen su co-
mercio il dinerOy por no sufragar utilidad los efectos que pu-
dieran llevar de esta factoría, por venderse allí por los de Car-
tagena muchos con más comodidad que aun en esta ciudad^
con cuyo motivo apenas se extraen para esto puerto de 2.000 á
2.500 cargas, alguna parte al Reino y el resto á Cartagena para
donde sin duda seguirían todas á no ser el inconveniente de que
siendo preciso llevarlos por tierra hasta el puerto Real de Oca-
ña, donde se embarcan para navegarlo por el río de la Mag-
dalena, por camino fragoso, y no se encuentran las muías su-
ficientes para la conducción en tiempo, á cuyo fin se está tra-
tando de poner en corriente el río Calatumbo, que se cree na-
vegable hasta las inmediaciones de la ciudad de Ocaña, que
conseguido, será muy poco ó ninguno el que venga á esta, por
la ninguna utilidad que rinde este giro, á causa de la dificul-
tad déla salida por barra, extorsiones que experimentan los
comerciantes y crecidos derechos, que se hacen más pesados
por los referidos inconvenientes.
Las utilidades que esta navegación ha producido á los arren-
dadores, aunque algunos las gradúan excesivas, no pueden
ser de mayor consideración, y menos en el día á los dueños
de embarcaciones, pues ganando cada boga 10 pesos por
viaje, 18 el patrón y 14 el proero, lo que rinde el flete de para
abajo se eroga precisamente en estos sueldos y los víveres, que-
dándoles solo el retorno, que por no haber carga que suba
de esta ciudad, capaz de ocupar el buque de la menor embar-
cación, se reduce á llevar sal de su cuenta, la cual van al-
macenando y vendiendo con mucha lentitud, no á dinero y
si á cambio de otros efectos, fletes de muías, etc., cuyo ne-
gocio á más de dilatado necesita fondos y solo puede servir
para el que siendo comerciante puede verificar la reducción,
, de suerte que los interesados en el asiento precedente al de don
Antonio Dávila aún mantienen porción de sales existentes.
Por lo que es seguro que á ningún otro que á los mismos
170 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
que mantienen este tranco pueden sufragarle utilidad, si es
que la tienen. Fuerte de San Carlos y Febrero 22 de 1781. —
Casimiro Isava. — Al Intendente de Caracas D. José de Avalos.
VIL
Noticia anónima de un viaje desde la laguna de Maracayba
por los ríos Catatumbo y Zulla á fines del siglo XTIIL
Subiendo por el Catatumbo, terreno cenagoso, hasta la isla
y aduana de las Damas, se toma á la derecha de la corriente
el río Zulia, que tiene dos brazos, el uno llamado Bobo y el
otro Encontrado. Luego que se juntan estos brazos hay uu
pueblecito llamado Buena Vista, que ha quedado enteramente
desolado por las enfermedades. Aquí desemboca el río Grita y
empieza á angostar y crece la corriente de modo que falla
fondo y hay mil trabajos. A los cuatro días se encuentra á la
orilla derecha otra población llamada San José de las Palmas,
también enfermiza, pero no tanto como la anterior, con unas
400 almas. De aquí adelante se dificulta la navegación y á los
dos días está el pueblo llamado San Buenaventura, de menor
población que el de San José.
Desde aquí hay mucha rapidez en la corriente y aumentan
los palos y obstáculos, sobre todo en dos pasos peligrosos.
A poco de un día se llega al puerto de los Cachos, que tiene
aduana, y el río en adelante es pocas veces navegable, y
cuando más dos días.
El río en general es incómodo por la plaga de mosquitos,
que son muy pequeños é hinchan, y la de los zancudos, que
vienen desde la oración á inquietar y quitar el sueño á los que
tienen la desgracia de pasar.
No hay ningún punto en que proveerse de víveres; tan solo
se encuentran plátanos y algún cacao, que siembran los indios
de las mencionadas poblaciones y se mantienen de lo que
cazan y de lo que los viajeros quieren cambiarles. Sus casas
BÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 171
son miserables en extremo; solo indios pueden habitar allí,
pues los criollos y españoles mueren de calenturas.
Las orillas del río son cenagosas, porque las continuas cre-
cientes forman en el bosque grandes lagunas é infinitas cañas
donde se cría excelente pescado.
Hay muchas fieras y caimanes, de cuyos huevos hacen tam-
bién alimentos los indios y los cogas pobres, partiendo tan
desagradable manjar con los tigres.
A pesar de todo esto se hace comercio de consideración por
el río, entre Maracaybo y Cúcuta (1).
VIII.
Descripción de la laguna dé Maracaybo y río de la -Magdalena
por el capitán Gonzalo de Pina Ludueña (2).
El capitán Gonzalo de Pina Ludueña , en cumplimiento de
lo que se le ha mandado acercj^ de la navegación y discrepción
de la laguna de Maracaybo y río de la Magdalena , da estos
apuntamientos y advertencias:
La laguna de Maracaybo tiene 130 leguas de circuito y 40
de ancho; tiene menguante y creciente como la mar, porque
entra en ella por una boca que tiene de más de media legua
de ancho 9 y en medio una pequeña isla que habitan en ella
indios; tiene dos cañales, la una de 9 palmos de fondo, que no
entran por ella sino fragatas y navios pequeños de poco porte,
y la otra es de más fondo y no entran por ella navios. Respecto
de no haber hasta ahora trato en la laguna de mucha conside-
(1) D«p66ito de la Guerra, Est. P. Tab. I. Cartera 2, núm. 28.
(2) BI capitán Gonzalo de Pina Ludueña, á quien D. José de Oviedo nombra
Pina Lidueña en su Historia de la provincia de Venezuela y se avecindó en la ciudad
de Herida de Maracaybo, y allí le -alcanzó el nombramiento real de gobernador
de Venezuela, en relevo del general de las galeras D. Diego de Osorio que lo ser-
via, y fué trasladado á la Presidencia de Santo Domingo; Pina Ludueña murió en
la ciudad de Santiago, ejerciendo el gobierno, el 15 de Abril del año i600.
vn boletín de la sociedad geográfica.
ración, y por haber en aquella costa indios de guerra, y si
hubiese algún mal suceso irían á dar la gente del navio en
manos de los indios. Tiene esta laguna muy grandes salinas
donde se coge mucha sal sin que se haga beneficio en ellas.
A la entrada de la laguna, ocho leguas de la boca, está un
pueblo de españoles que so dice la Nueva Zamora, donde hay
mucho ganado de vacas y tienen indios que bogan en canoas
y se aprovechan de las salinas. Treinta leguas de este pueblo,
la laguna arriba, está Santo Antonio de Gibraltar, que yo poblé
ha cinco años, y tiene su asiento seis leguas do la boca del río
de Pamplona, por donde se sube la ropa al Reino.
Y los navios que entran en la laguna toman puerto en la
Nueva Zamora, y de allí van á San Antonio de Gibraltar,
donde hacen su descarga , y las canoas de aquella laguna to-
man allí la ropa y la suben por el río arriba y la desembarcan
en el puerto de Zulia, que está 40 leguas de la laguna y tres
jornadas de arrias á la ciudad de Pamplona, que es pueblo
principal del Reino, y de Pamplona hay 40 leguas á la ciudad
de Tunja, y de la ciudad de Tunja á Santa Fe 22, y todo es
buen camino y tierra fresca y de^nuchos pastos para las arrias
y muy buenas dormidas, que todo el año tienen hierba que
comer, porque no hay montes ni breñas, y es tierra toda po-
blada de haciendas de españoles y pueblos de indios, y muy
abundante de pan y carne y maíz y cebada para las cabalga-
duras.
En la ciudad de Pamplona hay gran cría de muías y caba-
llos, y en la ciudad de Tunja es lo propio', que podrán andar
i.OOO cabalgaduras, y los fletes serán baratos respecto de ser
el camino apacible y haber mucha hierba todo el año, y los
mantenimientos de pan y carne, cebada y maíz que hay mu-
chos. Y respecto de los muchos indios que hay por aquel ca-
mino, con poca costa se podrá aderezar y hacer algunos puen-
tes en ríos y quebradas pequeñas, porque los ríos tienen ma*
deras para poderlas hacer.
Las ciudades se podrán aprovechar del trato de la laguna,
así para las mercaderías de España como para llevar á la la-
guna harina y bizcocho en las propias cabalgaduras que fue*
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 175
Ten por la ropa al puerto, con que estará muy bien proveída
la ciudad de Cartagena y las armadas y notas y toda la costa
y la isla de Santo Domingo y Puerto-Rico, porque las canoas
que subieren la ropa bajarán la harina, como el día de hoy se
hace, y los navios y fragatas lo llevan á las partes que tengo
dicho: son Tunja, y Pamplona, y la villa de San Cristóbal, y
la ciudad del Espíritu Santo, y la ciudad de Mérida, y la ciu-
dad de Trujillo, que es de la gobernación de Venezuela. Todas
estas ciudades cogen trigo.
El puerto de este río es muy bueno, que tiene muchos pra-
dos para las arrias y un pueblo de indios que es de mucha
consideración para aquel puerto.
Y el río es muy apacible y de muy poca corriente; tiene
mucha caza y pesquería y muy buenas playas para las dormi-
das; pueden subir barcos medianos, chatos, como suben el día
de hoy, y no tardan en el río más de siete ú ocho días las ca-
noas, y vuelven á la laguna en tres ó en cuatro días. Tiene
esta laguna 800 indios de boga y son muy diestros, respecta
de tener sus pueblos dentro en el agua, y desde muy niños se
crían en las canoas.
Y sin estos indios que hoy bogan, hay una provincia de in-
dios que no están de paz, que á poca diligencia lo estarán, que
se llama Aliles; tienen sus casas en unas ciénegas, y son muy
diestros de bogar en canoas, que con estos, trayéndolos de
paz, y con los que hoy bogan, habrá bastantemente y sobra-
rán muchas canoas para el trato del río de Pamplona, y esta
diligencia ha de hacer el gobernador de Venezuela, porque le
toca y es su jurisdicción.
De la isla Española de Santo Domingo á esta laguna vienen
los navios en cinco ó en seis días, y es navegación de travesía
quo se anda en cualquier tiempo del año.
Y para que los mareantes y mercaderes que trataren en
aquella laguna no se les haga agravio, y el comercio se acre-
ciente, sería muy necesario que la jurisdicción de esta laguna
fuese toda una, y con esto no se les haría agravio en ningunos
de los dos pueblos que hoy están poblados en la laguna , por-
que la Nueva Zamora es de la jurisdicción de Venezuela y
174 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Santo Antonio de Gibraltar, que yo poblé, os de la Jurisdic-
ción del Reino.
Las flotas cuando van de España pasan cerca de esta laguna,
y de ella á Cartagena hay 200 leguas , y por esta ratón , apar-
tándose el navio de la flota, entrará breve en la laguqa.
Y el día de hoy la ropa que va para el Reino podrá excusar
aquellas 200 leguas que hay de la laguna á Cartagena , y de-
más de la mucha costa que hace en Cartagena va por la mar
20 leguas en fragatas hasta entrar en el río Grande y sube
hasta la orilla de Mompox, y allí descarga, y por falta de in-
dios que bogan las canoas se detienen los mercaderes muchos
días y aun meses, que es causa de mucha costa, por ser el
pueblo caro, y solía valer el flete de una canoa hasta el puerto
de Honda 110 pesos de plata corriente, tasados por la Audien-
cia, y el día de hoy se llevan 300 pesos , y la causa de ser tan
caros estos fletes es por la falta de los indios, que con el tra-
bajo de la boga se han consumido y acabado, y los pocos que
hay se acabarán muy presto, porque bogan más que nunca,
respecto de que bogan por el río de Cauca á la ciudad de Za-
ragoza, y por el río Grande de la Magdalena al Reino, en que
trabajan mucho, por ser el camino largo; y algunas veces su-
cede arribar y volverse la mitad del camino, y suelen tener
desgracias en las dormidas de la boca del río de Carare, donde
salen indios de guerra y matan á los indios y á los españoles
que van en las canoas, y el remedio de esto he suplicado yo
á Y. S. por parte de la ciudad de Mariquita.
Y por falta de canoas suben fragatas el río arriba con boti-
jas de vino, que tardan en el viaje muchos meses , y algunas
se pierden, y la gente que van en ellas suelen enfermar, y son
los fletes muy caros.
Archivo de Indias. Estante 145. Cajón 7. Legajo 7, cuya ro-
tulación es: Indiferente general.^^ Descripciones.
^Continuará,)
NOTICIAS AUTÉNTICAS
DEL
FAMOSO EIO MAEANON.
(1)
PARTE SEGUNDA.
Noticias de las Misiones más antiguas
del Marañón.
SUMARIO.
En mU aegunda parte ee refieren primero brevemente las misiones de la Com-
pañía en las provincias cercanas al Marañón antes de su descubrimiento hecho
' por el Padre Xtoval de Acuña; de allí los pasos de los primeros misioneros que
entraron á las tierras más inmediatas á este rio, y reducciones que fundaron,
Añadiendo después de cada cual el estado que tiene al presente. Después desto
«e trata de algunas otras reducciones que se han ido sucesivamente entablando
basta los principios deste siglo, y han sido como resalto y efecto de algunas
más antiguas, que con el tiempo se han deshecho ó consumido;
CAPÍTULO PRIMERO.
VISIONES DB LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN ALGUNAS PROVINCIAS
CERCANAS AL MARA5Í0N ANTES DE SU DESCUBRIMIENTO. SACÁRONSE
B8TA8 NOTICIAS DB UNA RELACIÓN APOLOGÉTICA QUE SE PRESENTÓ
EN EL REAL CONSEJO DE INDIAS POR EL AJ^O DE 1643 (2), T DE OTROS
PAPELES AUTÉNTICOS.
Si-
Visión de ¡08 Cofanes y muerte gloriosa del V. P. Rafael Ferrer.
Tavo principio la Compañía de Jesús en la ciudad de Quilo
por los años del Señor de 1586, bajando de Lima, Ciudad de los
(1) Véanse las páginas 191 y 397 del tomo xxti y 49 del xxvii.
(2) Ck)pia de esta Relación existe en la biblioteca de la Real Academia de la
Historia, y espero poderla publicar con otros documentos, por apéndice de estas
NoTiaAS.
I"» BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Reyes, Padres de mucha virtud y celo, que pusieron los pri-
meros fundamentos á aquel Colegio; y siendo parte tan prin-
cipal de su instituto las misiones, principalmente de infieles,
apenas tuvo casa asentada en aquella ciudad, cuando, teniendo
noticia de los muchos gentiles que pueblan las montañas del
Marañon, para los cuales la puerta más principal era la pro-
vincia de los Quijos y su cabeza la ciudad de Baéza, determinó
despachar por ahí por explorador á uno de sus hijos, que fué
el V. P. Rafael Ferrer, valenciano de nación, muy exercitado
en misiones entre españoles, con fama de hombre apostólico.
Entró dicho Padre á esta espiritual conquista el año de 1599
con facultades auténticas de la Real Audiencia en lo secular,
y del señor obispo que era á la sazón, don fray Luis López de
Solis, en lo espiritual; y habiendo penetrado felizmente hasta
la provincia de los Cofanes, situada en las riberas del rio
Aguarico, fundó con aquellos bíírbaros varias reducciones,
una en especial' llamada Bendoa^ siendo el primer sacerdote
que entró por las puertas de aquellos rios y naciones la luz
del Evangelio y gracia del sagrado Baptismo que administró á
muchos, reduciéndolos por vía de paz, antes que ningún
español entrase por ahí con estruendo de armas (1). Habiendo
gastado el Padre algunos años en este trabajoso empleo, sin
compañero religioso ni otra persona que le sirviere de con-
suelo y ayuda en medio de aquellos bárbaros, determinó salir
á la ciudad de Quito á pedir sujeto que le acompañase, y como
la Compañia estaba en sus principios falta de obreros para sus
ministerios, no pudo darle más que un lego, que fue el hermano
Antón Martin, de nación francés, con quien, vuelto el Padre á
los Cofanes por el año de 1605, fue prosiguiendo con más alienta
en su apostólica tarea. Aumentábase cada dia el número de
los neófitos reducidos por via de paz y de amor, que era
(1) Esta aflrmación, como todas las que se refieren á la primacía de entradas y
descubrimientos de las Órdenes reliffiosas en los territorios al Orieote de la Cor-
dillera andina, es muy aventurada y cuestionable. Creo haber dicho ya en al-
guna de mis notas por qué debo limitarme en estos casos discutibles á lamerá
advertencia de que lo son. Ahora añadiré que en otros análogos hasta la adver-
tencia me parece ociosa.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 177
mucho el que tenían al P. Ferrer como á su primer padre en
el espíritu, y no siendo ya el solo bastante para el beneficio
espiritual de tantas almas, salió segunda vez para Quito á
pedir compañero sacerdote. Señaláronle entonces al P. Fer-
nando Arnulñni, de nación italiano y natural de la ciudad de
Luca, desde donde habia venido poco antes con deseo de em-
plearse en misiones de infieles. Con este compañero, muy á la
medida de sus deseos, hizo tercera entrada el P. Ferrer á
aquellas montañas, en donde los dos, por espacio de tres ó
cuatro años trabajaron gloriosamente no sólo en los Gofanes,
sino también en los Coronados, Omaguas, Icaguates y Abi-
xir^, que vivian en los bosques contiguos á los rios Aguarico
y Ñapo, siendo buen testigo desto la ciudad y Colegio de
Quito, para donde se truxeron las primicias destas naciones á
que lograsen de mano de su principal pastor el Sr. Obispo, el
Sacramento de la Confirmación, conforme se estila hacer aun
el dia de hoy con otros indios destas montañas (1).
Hallábanse engolfados los celosos obreros en medio de na-
ciones bárbaras sin más defensa y amparo que el del Cielo, y
tanto, que los que tenian noticia de aquellas provincias, juz-
gaban á temeridad el proseguir con la empresa sin la ayuda
de algunos soldados siquiera que les sirviesen de escolta. Los
Padres, aunque conocían el peligro, sin embargo, juzgaban
aun más arriesgado el admitir semejante presidio y mucho
más el permitir asentasen el pié entre aquella gente aun tierna
en la fe unos vecinos de Baeza, cuyos intentos eran aprove-
charse de los recien convertidos para la labor de no sé qué
minerales y su personal servicio. Los superiores de la Com-
pañía, deseosos de acertar en punto tan crítico, despacharon
por ahí á los Padres Juan de Arcos y Oaofre Esteban, ambos
varones de mucha experiencia y celo, quienes, llegados á los
Gofanes y tanteadas de cerca las cosas y disposiciones que
(1) Por lo que claramente se deduce de estas Noticias y de la Relae. Apologética,
el P. Ferrer no llegó al verdadero Marañón, sino al Ñapo solamente. De aquí el
eapefio de los jesuítas en que este río fuese la rama principal de aquel, y sus
cabeceras las más remotas fuentes del Amazonas. No obstante, después de los
trabajos y planes del P. Samuel Fritz, variaron de propósito.
12
m BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
liabia, porque ya los españoles resueltos estaban á cualquier
costa á hacerse dueños de aquella gente y provincias, discu-
rrieron que, para evitar disturbios, lo más acertado era Be re-
tirasen por entonces los Padres, mientras el tiempo compu-
siese las cosas. Con esto todos cuatro Padres salieron juntos
para la ciudad y Colegio de Quito.
Dejaba el P. Ferrer tantos hijos espirituales tiernos en la fe
esparcidos por aquellos bosques, que no le sosegaba el corazón
ni hallaba reposo en el retiro de su aposento, antes sobresal-
tado de continuo, acusaba de cobardía su retirada, con no ha-
berla hecho culpable lo voluntario, sino antes meritoria por
la obediencia; y así no sosegó un dia tan solo, quizá porque el
Espíritu Santo interiormente lo espoleaba con tantas inspira-
ciones y prenuncios del fin glorioso que le aguardaba entre
aquella gente, hasta que, por fin, los superiores, reconociendo
qvara [cuan] de veras deseaba adelantar aquella empresa para
el bien de tantas almas, le concedieron nueva licencia para
volver á las montañas; lo cual executó con celo más ardiente
que nunca cerca el año de 1608, llevando consigo un sacerdote
seglar, á quien, como á cura propio, queria entregar los Cofa-
nes, después de haberlos todos baptizado, para pasar él adelante
doctrinando y poblando las naciones que había antes amistado.
Iban ya á la sazón los Cofanes muy hostigados y alborota-
dos con las armas del Capitán don Pedro de Palacios y otros
vecinos do liaeza, quienes, fundada en poca distancia del Rio
Aguarico una pequeña ciudad, que de su fundador se llamó
San Pedro de Alcalá, de allí salían á correrías, para agregar
más y más gente á la nueva población y reales de minas que
habían descubierto en la ribera del rio. Sentían los indios á
par de muerte aquella opresión, sin hallar modo de libertarse,
y esta fué no pequeña para que el P. Ferrer, informado al
pasar por Baeza de lo que pasaba con sus amados hijos, cayese
gravemente enfermo en aquella ciudad. Avisados de la enfer-
medad los superiores de Quito, despacharon luego para Baeza
al P. Luis Vazíjuez, con orden, que si hallase en ella al P. Fe-
rrer, lo volviese para Quito, hasta tanto que cobrase enle^a
salud. Llegado el P. Vázquez á aquella ciudad, halló que aquel
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. Hy
tnismo dia el fervoroso misionero, enfermo como estaba, se
habia hecho llevar en hombros la tierra adentro; con que,
habiendo el allí predicado algunos pocos dias, sin atreverse
pasar adelanto, se volvió para Quito, cumpliendo con la lega-
-cía de su obediencia y dejando al P. Ferrer en la conquista de
^u Parayso, aunque muy achacoso y afligido con lo que estaba
sucediendo. Aquí el siervo de Dios, conformándose con las
circunstancias del tiempo, empezó de nuevo á trabajar coa
grandes alientos, predicando á españoles c indios y procurando
él consuelo de entrambos, como lo hizo por espacio de cuatro
ó cinco años. No pudo, sin embargo, efectuar con sus exhor-
4aciones y consuelos se conformasen los indios con lo que ya
lio tenia más remedio, y era, llevar con paciencia y sujetarse
al dominio de los españoles, que se habian apoderado de sus
tierras; antes discurrían ellos, que pues el Padre habia subido
y entrado tantas veces á sus tierras y después desto habian
entrado con armas los nuevos conquistadores, el, sin duda,
«ra quien los habia llamado y llevado para que les quitasen la
libertad, obligándolos á una mísera servidumbre, vasallaje y
tributos. De aquí fué que el grande amor que antes le habian
tenido á el y á la feé que les predicaba, lo trocaron en un cruel
aborrecimiento hasta tratar de quitarle la vida. Avisáronle
algunas veces los que aun le querían, se saliese de sus tierras
y dejase de predicarles, porque sino le matarían en breve, cosa
que jamás pudo creer el buen Padre de hijos que tanto le
habian costado y á quienes tanto quería; pero el hecho lo com-
probó bien presto; y fué, que por el año de 1611, caminando el
Padre solo con algunos indios para los Pastos, á ñn de recon-
ciliarse y proveerse de lo necesario para el sacrificio de la misa,
al pasar por un puente de dos palos un rio que por entre gran-
-des peñoles arebaladamente se precipitaba, los que le acom-
pañaban quitaron de repente los palos y lo arrojaron al rio.'
Asióse el Padre al caer del uno de los maderos, y pidiéndoles
con amorosas quejas de padre á queridos hijos le favoreciesen
y sacasen de aquel conflicto, uno de los indios le pidió la mano
con falso disimulo, y fue lo mismo desasirse del madero y
dársela al indio, que soltarle este báibaro otra vez á las hon-
ISO BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
duras de aquel precipicio, haciéndose pedazos con repetidos
golpes enlre aquellas peñas antes de llegar á lo profundo del
rio. El cuerpo de este glorioso varón no se pudo encontrar, por
más diligencias que hicieron en buscarlo españoles é indios
cuando supieron su muerte. Después deslo, los de aquellas
provincias afirmaban de que lo veían no pocas veces en los
altillos del monte diciendo misa revestido con vestiduras sa-
gradas. De todo lo cual se hizo pocos años después información
auténtica, cuyo original se conserva en el Archivo del Colegio
de Quito y dice así:
«En la ciudad de San Pedro de Alcalá de los Gofanes, Rio
»Dorado, de la gobernación de los Quijos, en 21 días del mes
»de enero de 1622, Melchor Velazquez de Ovando, cura y vi-
searlo de esta ciudad por el Revermo. Señor Maestro don Fray
» Alonso de Santillan^ obispo de este opispado de Quito y del
^Consejo de su Magostad, etc. Digo, que el primer sacerdote
vque convirtió á la fe de Jesu Ghristo á los indios destas pro-
•vincias de los Gofanes fué el P. Rafael Fcrrer, de la Gompa-
»ñía de Jhs., varón apostólico y de loables costumbres, el cual
sentró en esta provincia habrá más de catorce años, antes quo
»esta ciudad de Alcalá se poblase, donde con mucho trabajo
Implantó el Santo Evangelio en los dichos naturales, enseñan-
»doles la doctrina Ghristiana, predicándoles en su misma len-
»gua natural, administrándoles los Santos Sacramentos5 an-
idando á pié y muchas veces descalzo con el ornamento á
«cuestas en tierra tan áspera, lodosa y de montaña, de unos
«pueblos en otros, acudiendo á las necesidades espirituales
>con mucha caridad y amor, con grande ezemplo de vida que
«les daba, donde le hallaron ocupado en lo dicho el capitán y
«soldados que entraron á la conquista de esta provincia, donde
«consoló á los españoles en predicar y decir misa y haciendo
«con ellos oficio de Gura, que á todos edificaba su buena vida
«y modo de proceder, en lo cual se ocupó muchos años, pa-
«sando muchos trabajos y afrentas de los indios y persecudo-
«nes que lo hacían haciendo burla de él y de lo que les predi-
«caba, lo cual sufría con mucha paciencia y alegría; doiKle
«todo el tiempo que estuvo en esta tierra fué su comün sus-
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 181
Jálenlo raíces y yerbas. Y estando el dicho padre, después
»de poblada esta ciudad de Alcalá, ocupado en lo dicho en la
«provincia de Chichiquey deste districto, habrá diez años, le
«amenazaron los caciques é indios de aquella provincia, que
»le habian de mata (síc), que por lo que dicho Padre predicaba
»y enseñaba á los indios y por su causa, habian entrado en
«esta tierra de Cofanes los españoles, y que se fuese de su tie-
jorra y no predicase más, porque el hacerlo le costaría la vida;
»y esto le vinieron diversas veces á decir los dichos caciques
»al dicho Padre, y con buenas palabras los aplacaba, dándoles
ȇ entender lo mucho que les importaba el sen cristianos y
«creer en Dios para salvarse, y que no por su causa habian
«venido los españoles, que el Rey los enviaba para que le die-
»sen la paz como sus vasallos y para que fuesen cristianos y
«no hacerles mal ninguno; y viéndose necesitado de lo necesa-
«rio para la celebración del culto divino y para confesarse, iba
«caminando para los Pastos, y en el camino, pasando una
«puente de dos palos en una quebrada hondísima y profunda,
«los indios que iban cqn él le cortaron la puente y lo arrojaron
«en lo profundo de dicha quebrada tajada de peñas, donde se
«hizo pedazos y no pareció más; y aunque los españoles é in-
«dios, cuando supieron su muerte, lo buscaron con gran dili-
•gencia y cuidado, no pudieron hallar el cuerpo; y porque la
«vida y martirio de varón tan insigne y santo no quede en
«silencio y se manifieste á todos los fíeles para gloria de Dios,
•mando se haga della información.»
En esta información declaran cinco testigos con juramento
€n forma y dereclio ser verdad todo lo dicho; y el uno, que fué
el capitán Gabriel Machacón, teniente general de la goberna-
ción de los Quijos, añade, que cerca el año 1602 habia visto al
Padre predicar el Santo Evangelio también en la ciudad de
Sevilla del Oro de la provincia de Macas; y después de su
muerte, habia oido decir de los mismos Cofanes, que á cada
paso se les aparecía y le velan en los altillos del monte decir
misa con vestiduras sagradas.
A estos testimonios se puede también añadir el del Hermano
Pedro Limón, religioso de la Compañía, quien pocos años
1S2 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
después entró á aquellas tierras, como se dirá en adelante»
Hablando éste de una puente de piedra que habia dos jornadas-
más allá do San Pedro de Alcalá hacia Bacza, dice así:
«En esta puente de piedra están estampadas las señales de
»dos pies humanos y unos caracteres que no ha habido quien
ílos acierte á leer, así por estar ya por el tiempo gastados^
»como por no parecerse en cosa ninguna á los nuestros. Han-
»los visto muchas personas y entre ellas un Padre de nuestra
•Compañia, llamado Rafael Ferrer, conocidamente santo, al
»cual mataron los indios Cofanes del pueblo de Bendoa, y por
«permisión de Dios, hoy no hay indio vivo de este pueblo.»
La tradición que anda aun el dia de hoy en las provincias
cercanas de Quijos y Ávila, es que poco después de la muer-
te del P. Ferrer envió Dios un temblor espantoso, en que
abriéndose la tierra, quedaron sepultados todos los vecinos de
Bendoa.
§ II.
Misión de los Coronados, Omaguas , Icaguates, etc.
Regados aquellos rios y provincia con la sangre y sudores
del V. P. Rafael Ferrer, clamaban por nuevos operarios que
prosiguiesen con tan gloriosa empresa de sembrar la fe entre
aquellas naciones bárbaras que se habían descubierto y en
parte ya amistado. A las voces, pues, desta sangre, provocados
de santo celo, salieron de Quilo por los años de 1621 los
PP. Simón de Rojas y Umberto Coronado, y siguiendo Ios-
pasos de sus antecesores Ferrer y Arnulfini, penetraron hasta
las provincias de los Coronados, Omaguas é lea guates, que
llamaban á la sazón Encabellados, y comunicaron tambiei>
con los Avijiras, que vivían en las tierras que median entre
Ñapo y el Curaray, sacando y bautizando algunos dellos, que
en señal y prueba de sus espirituales correrías, sacaron des*
pues á Quito; en la cual ocasión admiraron mucho los nues-
tros lo encontrado y opuesto que se mostraban en los natura-
les conforme lo eran en las naciones un Encabellado y otro
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 183
. (sic) Avijira, pues aun después de reducidos al gremio y uni-
dad de la fe, en encontrándose los dos el uno ala presencia
''del otro, no podia encubrir en el semblante la natural antipa-
tía que hay entre aquellas naciones, y era preciso viviesen di-
vididos, para no reñir entre sí á cada paso.
En donde fixaron el pié algo más despacio los dos obreros
. apostólicos fué en la provincia de los Omaguas, de cuya situa-
ción, costumbres y lo que se obró á la sazón en orden á su
enseñanza , la Relación del Hermano Pedro Limón , quien
acompañó á los dos PP. en aquella jornada, dice así:
«Ocho leguas de distancia de las juntas de Cymba con Agua-
arico, en tierra de Cofanes, está la ciudad de San Pedro de Al-
»calá del Rio Dorado, que así llaman también al rio Aguarico,
•porque del han sacado mucho oro y muy fino: dicen es co-
»rrido del páramo Pu^ que está á las espaldas del de Cayambe,
ȇ donde es fama que hay grande riqueza (1). Tiene su asiento
»esta ciudad en. uno de los mejores puestos que hay en toda
•aquesta tierra , porque, además de darse cualquiera cosa así
»de frutas como de legumbres, tiene lindo suelo y mejor cielo.
»Está puesta en un alto de donde se divisa todo lo que la vista
•puede alcanzar. Vénse en medio de aquellos montes y llana-
•das muchas lagunas y gran parte de los rios, que por la ma-
juana y á la tarde, cuando los baña el sol, parecen pedazos de
•plata, con que hacen la vista más agradable. Están encomen-
•dados en esta ciudad trecientos indios divididos en once en-
•comenderos; es tierra rica de oro, arroz, pita y canela.
•Doce leguas abajo desta ciudad, rumbo á Leste, está una
•población de indios á quienes llaman Coronados. Habrá como
•veinte familias; son belicosos y han dado bien en que en-
•tender á los españoles; pero con el buen tratamiento están
•ya más seguros, aunque hay poco que fiar dellos. Son ya
•xpianos, y así serán de importancia para las entradas que se
•hubieren de hacer la tierra adentro. Son famosos canoeros y
(1) Desde el tiempo, por lo menos, de Huayna Capac, quien , según refiere To-
ribio de Ortiguera, ordenó una expedición á las minas de oro de esa comarca .—
V. mis notas á la edición castellana de los Anales de Montesinos ^ p. 145.
184 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
«buenos pilotos y ligeros como unos corzos por el monte. El
«puerto de esta navegación del río Aguarico al Marañon está
j>en su mismo pueblo sobre el rio. Llámase San Francisco de*
»Íos Coronados, porque el dia de este santo se dijo la primera
nmisa en una capilla que para ello edificó su encomendero
»Juan de Palacios. Dijeron la primera misa en la dicha capí-*
»lla los PP. Simón de Rojas y Umberto Coronado de la Com-,
3>pañia de Jesús, bajando en prosecución de la misión de las
^provincias de los Omaguas, Encabellados etc., á donde fue-
»ron el dicho año de 1621.
»Está esta provincia de los Omaguas entre los ríos de Agua-
>rico y Orellana, desde la quebrada de Eno (hoy día llámase
»Quebeno y sale á Ñapo cerca de Gapucuy) hasta las juntas
»que hacen los dichos ríos, en donde están pobladas como cien'
^familias. Llámase esta población San Juan de los Omaguas.
«Son ya xpianos, porque el año pasado de 1621, á 15 de octu-
»bre, entraron los dichos Padres y yo en su compañía. Fuimos
Abicn recebidos de los indios; pagóseles el recebimiento con
senpezarlos á catequizar en la doctrina cristiana en su mesma
«lengua natural, que es buena y no dificultosa, ayudándonos
»para esto dQ un buen intérprete, con quien se tradujo de len-
Dgua del Inga en la suya. Tomaron con tanto afecto las cosas
•de nuestra Sania Fe, que cuando se les explicaba la doctrina
^cristiana, dificultaban algunos puntos, como si fueran estu-
sdiantes de facultad; y en dándoles la declaración de aquel
apunto que dificultaban, quedaban satisfechos, porque sólo
«preguntaban para hacerse más capaces de ello: gente de tan
«buen entendimiento como esto es ésta. Aprendían con afición
«la doctrina xtiana desde el más niño hasta el más viejo, y
«algunos de edad de cinco años aprendían el Pater noster y el
f>Ave Marta; y bobo niño que para responder á algunas pre-
«guntas del Catecismo, dejó el pecho de la madre, que estaba
«mamando; porque es costumbre de esta gente dar de mamar
«á sus hijos hasta esta edad, y adonde quiera que van los lie-
•van cargados, aunque ellos pudieran ir por su pié; y así se
«crian robustos.
«Viste esta gente ropa de algodón, los indios camisetas, las
NOTICIAS A'üTÉNTIGAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 185
nindias uiias mantillas de la cintura para bajo. Es gente cudi*
DCiosa en el trabajo é inclinada notablemente á guerrear; y
Dcuando no tienen con quien, arman entre sí grandes penden-
»cias, causadas de la embriaguez; aunque esto es de tarde en
» tarde, por ser en esta parte algo sobrios; y á esta causa se han
«consumido unos con otros y no hay mds gente reducida á la
samistad de los españoles. Son sin embargo de importancia
»para las entradas que se han de hacer á las naciones circum-
Dvecioas, que son muchas, por ser briosos, valientes y buenos
^canoeros y tener exploradas á todas estas provincias. Mues-
»tran amor á los españoles, aunque hay poco que fiar de ellos,
Aporque naturalmente son traidores, y si algo han, ha de ser
Bmás por miedo que han concebido de los españoles, que por
DOtra razón alguna. Son liberales entre sí, dando de lo que
stienen sin repugnancia, antes no aguardan á que se lo pi-
»dan. No saben género de cortesía, ni muestran agradecimien-
»to aunque les den cosa de estima. Son viciosos en comer, no
Aguardando tiempo, ni paj*a ello le tienen señalado, sino que
«comen cuando les parece, juntándose en corrillos, los hom-
»bres á una parte y las mujeres á otra.»
Hasta aquí la Relación del Hermano Limón.
Habiendo gastado los PP. poco más de un año en doctrinar
á los Omaguas y explorar los intentos de los españoles y dis-
posiciones que tenían las naciones infieles, revolvieron para
Quito á informar personalmente á los superiores, quienes parte
por falta de obreros y parte por las dificultades que habia
para adelantar con acierto aquella empresa, porque los espa-
ñoles proseguían llevándolo todo á fuerza de armas, tuvieron
por bien el suspender otra vez aquella misión y emplear el
celo y talentos de los Padres en otras ocupaciones. Con esto no
hubo quien tratase continuar la conquista espiritual de aquella
•gente hasta el año de 1630, en que el P. Francisco Rugí, varón
de los más esclarecidos do la Provincia, concebió grandes
deseos para eso. Habia muchos años que el Padre se ocupaba
en ejercicios literarios de Artes y Theologia escolástica, cuando
de repente, llevado dtj superior impulso, determinó dejarlo
todo para dedicarse á misionero de infieles. Alcanzado el bene-
m BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
plácito de sus superiores, con el P. Juan Sánchez y el Her-
mano Sylva, encaminóse para la ciudad de Baeza, que era,
como dijimos, la puerta principal para entrar á naciones
Ínflele?, cuando donde menos halló (sic) cerrado el paso á sus
fervores apostólicos. Al cabo de más de un mes que estuvo en
aquella ciudad haciendo para su entrada exquisitas diligen-
cias, no pudo efectuarlo; porque, por una parte, el gobernador
íle Quixos, don Vicente de los Reyes Villalobos, no consentía
entrasen solos los Padres á tierras de infieles; por otra, el Pre-
sidente de la Real Audiencia de Quito, el doctor don Anloni6
de Morga, no quiso dar licencia para que llevasen consigo sol-
dados de escolta, alegando para ello copia de razones al parecer
convincentes. Con esto el P. Rugí hubo por fin de ceder al
tiempo y revolver con los compañeros para Quito. Do donde
poco después, con más feliz succeso, se encaminó á otras mi-
siones hacia la mar del Sur, en donde trabajó gloriosamente
muchos años, según se lee en las Annuas ms.^" [manuscritas]
de la Provincia y hace dello gloriosa mención el Tlustrísimo
Señor Montenegro, obispo de Quito, en su Párroco de Indios.
§ III.
Ocasión que dispuso la Providencia de Dios para el descubrí'^
miento del Marañon.
Viendo desocupado el campo de los obreros de la Compañia
en las provincias cercanas al Marañen, los religiosos de la
Orden Seráfica, que hasta entonces se hablan ocupado en la
enseñanza de los indios ya christianos, determinaron emplear
también ellos su celo entre naciones infieles, con fundadas es-
peranzas que el Presidente de la Real Audiencia, no obstante
habia negado á los de la Compañia la licencia do entrar con
escolta á aquellas provincias, no se la negaría á su Religión,
de quien se profesaba Mecenas tan grande como digno. De
liecho, por el año de 1G3'2 alcanzaron licencias amplísimas para
entrar á aquella conquista, ya solos, ya con escolta, como me<-
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MAR ANÓN. 187
jor les pareciese. Por esto, en agosto de aquel mismo año aco-
metieron su primera entrada por Los Pa^osY provincia de los
Siicumbios, la cual no tuvo efecto por las asperezas y otras di-
ficultades que encontraron por aquel camino. Fueron después
prosiguiendo con el mismo intento por los años de 1634 y 35,
en que entraron- felizmente por Baeza y San Pedro de Alcalá
á aquellas provincias, accompañados del capitán Juan de Pala-
cios, quien con unos infieles de la nación ícaguate, en las ori*
lías de Ñapo, 18 leguas más arriba de las juntas de Aguarico,
principió una población llamada Ante (1), que sirviese do es-
cala para reducir á esa y otras naciones. Aquí asentaron el
pié los misioneros franciscos con esperanza de mies muy co-
piosa, cuando permitió se mallograssc (sic) de repente aquella
misión, abriendo al mismo paso la puerta con particular pro-
videncia á la conversión de otras innumerables naciones que
viveu en las riberas del Marañon. El caso fué, que en una co-
rrerla, ó como otros refieren, al fabricar la capilla en dicho
pueblo de Ante, irritados los indios de que el capitán Juan
Palacios castigó con un bastonazo la tardanza y dejamiento
del hijo de un cacique^ cogiendo de repente sus lanzas, aco-
metieron al dicho capitán, y habiéndolo muerto, retiráronse
otra vez para sus tierras. Viendo esto los religiosos, tuvieron
por bieu el recogerse también ellos á la ciudad de Alcalá, de
donde se encaminaron de vuelta á su convento de Quito, me-
nos dos legos, llamado el uno fr. Domingo de Brieva, y el otro
fr. Andrés de Toledo, quienes, con cinco ó seis soldados aven-
tureros que se ofrecieron prontos á acompañarlos, en una
corta embarcación se arrojaron bien á caso y á la ventura por
ei rio abajo, siendo ya el año del Señor 1636, y después de
cuatro meses de navegación, llegaron á Gurupa, fortaleza de los
portugueses, donde unos soldados que los llevaron adelan-
te (sit), primero para la ciudad del Para, de allí por la cosía de la
mar á San Luis del Marañon, cabeza de aquel Estado. Plabien-
do aquí los dos religiosos dado cuenta al gobernador portugués
Jácpme Ray mundo de Noroña, de su viaje prodigioso, de que
<I) Ánete, según los escritores ft>ancí8canos.
188 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
tuvieron harto que contar, deseoso éste de informarse aun
mejor acerca de un' rio tan afamado, que, por su amplitud y
naciones belicosas que la habitaban, nadie se atrevia á navegar
para arriba, á fin de dar fíel cuenta de todo á su magostad Ca«
tólica, mandó se aprontase luego una armada numerosa, seña-
lando por cabo principal á Pedro Texeira, á quien encargó
fuese subiendo por el rio con los dos religiosos hasta salir á la
ciudad y provincia de Quito. Así lo executó con admiración de
muchos que recelaban no tendría efecto aquella jornada* Al
cabo de un año que tardaron en el camino, llegó por fin feliz-
mente á la ciudad de Quito el capitán Texeira con parte de sus
soldados, y de allí, por orden del señor virey del Perú el Con-
de de Chinchón, revolvió para el Para en compañía de los
PP. Christobal de Acuña y Andrés de Artieda, que despachó
de su parle la Real Audiencia de Quito, á que notasen fiel-
mente lo más memorable de aquel rio y naciones, y llegados al
Pard, se encaminasen derecho á la Corte de España, á dar per-
sonalmente cuenta á su Magestad y su Real Consejo de cuan-
to habían visto, como también de los medios que juzgaban
mas conducentes para la conquista temporal y espiritual de
aquel nuevo mundo. Y este es aquel «Descubrimiento del rio
Marañen y Amazonas» tan aplaudido de los eruditos y que re-
fiere en su Uistoria el P. Manuel Rodríguez, á quien remito el
lector curioso, para no repetir lo que con mucha exacción
escribió y aclaró con sus eruditos aditamentos dicho historia-
dor (1). Lo que se ha ido después descubriendo acerca algunas
(l) Perdóneme el autor de estas Noticias; pero el P. Rodríguez incurrió en
muchas inexactitudes y en grravisi mas omisiones al narrar el famoso Descubri-
miento á que se alude aquí. Para conocer su verdadera historia no basta lo escrito
y publicado acerca de él por los religiosos de la Compañia, hay que consultar ade-
más, entro otros documento», la Relación del P. Fr. Laureano de la Cruz, del Orden
de San Francisco, inserta (con incorrecciones notables) por el cronista seráfico
Fr. Marcellino da Civezza en su Saggio di bibliografia... Sanfi-anrescana (Prato,
1879), n." 325; el Viaje del capitán Pedro Texeira aguas arriba del rio de ia$ Amaso^
nasy que di á luz en el BoletIn de la Sociedad Geográfica dk Madrid; las Me-
morias de gobierno de los virreyes del Perú conde de Chinchón y marquéfi de
Mancera, esta última impresa (en Lima^ s. 1. n. a. con el titulo de Relación del\
estado del govierao del | Perv que haze el marqces de Maneera \ al se'ior Virrey CoMée
NOTICIAS AUTENTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 189
naciones y rios colaterales, como también acerca algunos pun<
los que dejó dudosos el P. Acuña, parle va ya apuntado en las
Noticias generales y parte se colegirá del nuevo descubrimien-
to que hizo pocos años ha el P. Samuel Fritz y se trasladará á
la letra hablando dé la misión de la Grande Omagua.
de Saina- \ tierra. Fecha en Lima á 8 de octubre de 1648, 18 foj. f.*; y por último,
!• siguiente carta con que el P. Rarnuevo remitió á la Corte la Relación apologé-
Hea más arriba citada, que juzgamos de especial interés:
«P. Baltasar de Lagunilla.
vPax xpi etc.=3E8ta carta es acerca de las misiones del Para sobre que los PP.
CbrJBtobal de Acuña y Andrés de Artieda bajaron á España y 3'o escrebi el año
pasado y dije: Cómo el S** Presidente don Juan de Lizarazu escribía al Consejo
pidiendo licencia para hacer esta conquista, y estaba tan en ella, que dejara
primero la presidencia que de hacerla. Hoy está parado, si bien el Señor don
Fnn.M de Prada, oidor desta Aud.* y señalado para la do S^* Fee, se ha decía-
Ttdoy trata de hacerla; y para esto se ayuda de los religiosos de San Francisco, y
en onien á conseguir su pretensión, envia un fraile lego de parte de su religión,
llamado fr. Martin , que vino de España con fr. Domingo [Brieba] el año de 013, y
espártente del protonotario. Este dice que ha de alcanzar la conquista para el
Sr D. Francisco, que es lo mismo que decir que solos los franciscanos han de ir
con su merced y no nosotros, por ser declarada la enemiga que nos tiene.
»Y aunque no necesitamos de ir con él, por cuanto estamos ya en posesión en
la misión de Mainas, donde actualmente están cuatro padres, y es el principio del
Para, y adonde yo he enviado al P. Andrés de Artieda á que lo reconozca to<lo y
vea si podemos tomar la entrada mas cercana á Quito que la que tenemos en los
llaioas , que dista destn ciudad duciontas leguas. Pero , con todo eso, es reputa-
ción nuestra y conforme á las cédulas de S M., que V. R.* tendrá allá, el que esta
entrada no se haga sin nosotros, pues somos los principales descubridores della
y los más antiguos, y la primera cédula que se alcanzó lo demuestra , que la se-
gunda que se concedió á los frailes, fue condecendcucia que se hizo con ellos; y
para la prueba desta verdad remito á V. R. con esta uuh relación copiosa de donde
se podran sacar los informes que fueren necesarios para el Consejo, que es papel
coríoso y se holgará VR. que se lo lean en la siesta; y es necesario que Y. R.* lo
vea. porque en ella va refutada una relación que estos benditos PP. hicieron en
desdoro de la Compañía 3' podrá ser haya llegado allá. Guarde N. Señor á V R.
como deseo etc. Quito y mayo 31. 1643.— R.° [Rodrigo] Barnuevo (una rubrica). —
(Original: (Papeles de Jesuítas.— R. Ac. de la Hist.)»— La relación de eslot bendi-
tos PP debe ser la que publicó en Madrid el año de IGll el Comisario general de
Indí«s de la O. franciscana Fr. José Maldonado.
190 BOLETÍN DE L\ SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
ADICIONES.
Con ocasión del alzamiento de los Icaguatcs, que roatarou
al Capitán Juan de Palacios^ es muy verosímil que los españo-
les de Baeza y Quixos llevarían para arriba los Omaguas que
vivían cerca de Aguaríco y los poblarían en las juntas del río
SunUy según tradición que conservan hasta el día de hoy los
.vecinos de Santa Rosa [de Oas]; si no es que lo hayan hecho
algunos años antes, para aprovecharse de ellos en la labor de
las minas, después que los PP. Rojas y Coronado dejaron
aquella misión. Desde Sunu , habiéndose alzado también ellos
y muerto á su encomendero, parte se retiraron á las cabeceras
de Tepuetini, de donde salen al presente á sus matanzas, y
¡)arte se dejaron ir rio abajo hasta encontrarse con la fuerza
de su nación, que vivia en las islas del Marañen, conforme
apunta en su diario el P. Acuna y dan también á entender los
Omaguas de San Joaquim, quienes dicen ser sus parientes los
de Tepuetini, en especial los que llaman Jetes [Yetes]. Hoy
día, por testimonio de los Icaguates de la banda de Aguaríco,
medio día arriba de este rio, en una laguna que llaman Cocaya
6 Taricaija (i), consta de que hay aun algunos Omaguas, y
es probable de que haya muchos más, para arriba, hacia la
quebrada de Eno ó Quebeno, que salo á Ñapo junto á Gupu-
cuy, hasta donde se extendían antiguamente sus tierras; pues
algunos vecinos de Ñapo y Archidona atestiguan haber encon-
trado por ahí rastro de ínfleles.
Cuándo se destruiría la ciudad de San Pedro de Alcalá, no
lo he hallado hasta aquí apuntado de nadie. Lo que se sabe de
cierto es que muchos años por acá no hay ni rastro de dicha
pobhicion , mucho menos de la nación Cofana, que vivía allí
cerca repartida en varios pueblos. Los indios que viven al
presente en el puerto do Aguaríco, que llaman la Nariguera,
[Hieden ser sean (sic) reliquias de los Coronados, que doctri-
(1) o trncajá, charapilla ú tortu;?uilla, ol más pequeño de los quelonios fluviá-
tilch del .\mazouart (' Pudocnemis ( Peltocephalut/ tracaxuj.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAS'ÓN. 191
naron nuestros misioneros al bajar para los Omaguas el año
1621 y como se dijo arriba. De los Icaguates del pueblo de Ante,
que se han por fin nuevamente descubierto y se van al pre-
sente reduciendo después de casi cien años después que mata-
ron al capitán Palacios, se dirá en otro lugar, hablando en
particular de esta nación.
CAPÍTULO SEGUNDO.
PASOS QUE DIERON LOS PRIMEROS MISIONEROS EN LAS PROVINCIAS
DEL MARA^fON Y REDUCCIONES QUE FUNDARON HASTA EL ANO DE
1666, EN QUE SUCEDIÓ LA MUERTE DEL V. P. FRANCISCO DE FIGUEROA,
PROTOBfARTIR DEL MARaSÍON. SACÁRONSE ESTAS NOTICIAS DE UN
INFORME QUE HIZO DICHO P. FIGUEROA EL ANO DE 16G1, POR ORDEN
DEL PROVINCIAL DE LA PROVINCIA DE QUITO HERNANDO CAVERO, Y
CAUTAS DE ALCIINÜS MISIONEROS.
§ I.
Promnda de May ñas y ciudad de San Francisco de Borja.
La primera provincia del Marafion en que entraron á misio-
nar de asiento los obreros do la Compañía y dio despuós el
nombre á toda la misión, es la provincia de los Maynas, cuya
cabeza es la ciudad de San Francisco de Boija. Eslendíaseesta
provincia en tiempos pasados | : cual sea hoy su ostensión
después se dirá: | por más de 150 leguas, empezando desde la
estrechura del Pongo, parte en las riberas del Marañen y Pas-
íasa, y parte entre lagunas y malezas impenetrables. La ciu-
dad de San Francisco de Borja se fundó cerca (1) el año de 1619,
después de varias entradas que hicieron á aquellas tierras los
vecinos de Sant-iago y Nieva, á fin de sacar gente de servicio
para sus haciendas y reprimir la insolencia y arrojo de nui-
(1) Antes del año, alrededor del año.
192 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
chos maynas, que con sus invasiones y salidas por el Pongo,
se habian hecho formidables á las vecinas provincias, obli-
gando sus moradores (sic) á vivir con sentinela y vigilancia
continua (L). Finalmente, en una entrada que hizo por el
Pongo en el año de 1616 cierto cabo y soldados en seguimiento
de unos indios fugitivos, fue Dios servido se diesen por amigos
los caciques más principales de los Maynas, con muestras de
querer sujetarse al dominio español y admitir la fe de Jesu
Chrislo. Con esta ocasión muchos caballeros de valor y celo
acudieron luego al Señor Virrey del Perú, quo era á la sazón
el Príncipe de Esquilacho don Francisco de Borja, para capi-
tular la pacificación y conquista, no sólo de los Maynas, sino
también de todas las naciones que se continúan por las riberas
del Marañen hasta el mar del Norte. Pero Dios, quien quería
que aquesta conquista fuese adelantándose poco á poco, más
con la eficacia del celo y do una heroica paciencia, que con el
estruendo de las armas, dispuso que el Señor Virrey escogiese
entre todos á don Diego Vaca de Vega, natural de la ciudad
de Loja en el Perú, caballero en quien, entre otras muchas
prendas, la que mas sobresalía era la piedad y celo de la exten-
sión de nuestra Santa Fe. Diósele aquella conquista por dos
edades juntamente con el título de Gobernador y Capitán Ge-
neral, quo empezó á ejercitar desde luego, entrando á las nue-
vas provincias con más de sesenta españoles y prevención nece-
saria para la fundación de una ciudad que fuese cabeza de
aquel gobierno y sirviere de real, no tanto á los soldados,
cuanto á los misioneros, de quienes desde entonces discurría
servirse para aquella conquista. Desde su primera entrada en-
•
contró mucha parte de los Maynas ya poblados en la ribera
del Marañon, por obra de un indio de Nieva llamado don
Antonio, quien tuvo mucha cabida enlrellos, por estar casado
con la hija de un cacique principal. Persadióles este á que, sa-
liendo de sus retiros, aguardasen junto al rio la venida de los
espí<ñol(»s y gobernador, para darles la paz y obediencia, como
{Vi Kl anónimo no conocía ó prcprindió do los íntcrosnntoft buccsos que prect-
dieron ú la fuuilución de Borja y Nieva é irrupción de los maynas.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RIO MARAÑÓN. 103
de hecho lo hicieron. Con esto facilitóse mucho la fundación
de la nueva ciudad, á quien el gobernador dio el nombre de
San Francisco de Borja por respeto del Señor Virrey, nieto del
santo, quien le habia hecho la merced de aquel gobierno. En
la primera numeración y repartimiento de la gente que se hizo
el mismo año de 1619 en que se fundó (1) dicha ciudad, habiendo
sacado de paz á todos los indios, se contaron hasta setecientos
tributarios; el cual numero fué después disminuyéndose con
varios accidentes de pestes y peleas que no dejaban de tener
á menudo entre sí, y sobre todo, de un alzamiento general que
hubo el año de 1635, en que los indios, llevados de su natural
inconstancia y aborrecimiento á toda sujeción, de común con-
sentimiento mataron hasta 34 personas y entre estas las 29
de cuenta, encomenderos y oficiales de guerra, que cogieron
una noche descuidados y gran parte dormidos en sus reparti-
mientos 7 estancias. De allí fueron encaminándose á la ciudad,
con ánimo de consumir á todos sus moradores y retirarse otra
vez á los bosques. Pero fueron rechazados con valor de los
pocos españoles que allí hubo y no pasaban de doce á trece, no
contando cuatro viejos impedidos. Hiciéronse éstos fuertes en
la iglesia juntamente con las mujeres, que con valor varonil
iban animando [á] sus maridos á la defensa, acudiéndoles con
la pólvora, cuerda y otros menesteres; y así, divididos en tres
partes por donde les embestían los indios con mucha flechería
y algazara, mataron parte dellos á balazos y á los demás los
ahuyentaron, sin que nadie de los españoles quedase lastima-
do. Con esto quedó la victoria de parte déstos; pero como se
veian sin gente para sus menesteres, y era muy dificultoso el
apaciguar y sacar otra vez de sus escondrijos tanto rebelde, tra-
taron desamparar (sic) la ciudad y retirarse á otras provincias.
Así lo hubieran hecho sin duda, si avisado del caso Don Pedro
Vaca, caballero de mucho valor y piedad, que habia ya sucedi-
do en el gobierno á su padre don Diego, pero se hallaba á la
sazón ausente, no hubiese acudido con tiempo, despachando
nuevas tropas de soldados con el maestre de campo Miguel de
(1) Antes dijo que eerea de 1619; ahora creo que está en lo cierto.
13
194 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Funes y otros cabosj que se encargaron del castigo y reducción
de los Maynas. Con esto fue poco á poco recogiéndose otra vez
gran parle dellos; para cuya conservación, viendo don Pedro
no habia medio mejor como el establecer en los pueblos la en-
señanza y costumbres cristianas, conforme habia discurrido
también su padre , pero por varios estorbos no habia podido
executarlo, pidió con empeño á los superiores de la Compaüia
se encargasen de aquella nueva cristiandad, enviando misio-
neros de mucho celo y virtud, á quienes.se ofreció también
pronto á acompañarlos y ayudarlos en cuantas conquistas qui*
siese comprender su celo por aquellos rios y bosques poblados
de mucho gentilismo.
Nada tanto deseaban nuestros obreros como que se abriese
la puerta á la conversión de aquel Nuevo Mundo de almas,
de que tenían bastantes noticias desde que el P. Ferrer y los
misioneros hablan comunicado con algunas naciones que se
extienden hacia el Ñapo; y así, no bien llegaron á saber que los
Superiores querían condescender con la petición del nuevo go-
bernador, cuando muchos sujetos de los más graves de la Pro-
vincia, con santa emulación se ofrecieron prontos para aquella
empresa. El P. Vice-provincial Francisco de Fuentes, que go-
bernaba la provincia por ausencias del P. Visitador Rodrigo .
de Figueroa, señaló por fin á los PP. Gaspar de Guxia, sardo
de Callari, que á la sazón asistía en la misión de Guanacas de
la jurisdicion de Popayan, y Lucas de la Cueva, natural de
Cazorla en España, que exercia en Quito el oñcio de obrero
muy celoso. Estos dos varones apostólicos, que eran de los
más ilustres de la Provincia, como lo dirán sus hechos, sa-
lieron de Quito en compañía del Gobernador, el día ^1 de
octubre de 1637, y por el camino de Jaén y canal del Pongo,
llegaron á Borja el día 6 de febrero del año siguiente , ha-
biendo empleado en el camino, que es do casi 300 leguas,
cuatro meses, exercitando su celo por las ciudades y lugares
por donde pasaron, hasta granjearse para sí y para lodos los
de la Compañía por aquellas partes, el renombre de Padres
Santos.
Llegados á Borja, hallaron que la ciudad y real del rio
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÜN. 195
Pastasa, en donde andaba Ja armadilla en seguimiento de los
Maynas alzados, contaban poco más de cuarentas personas,
que eran los que merecian el nombre de soldados y ciudada-
nos de Borja, á más de las mugeres. Los indios tributarios
eran cerca de 200, que con mugeres y niños y algunos adveni-
dizos bacian como mil almas, fu£radelos fugitivos, queharian
otras quingentas (sic). Las costumbres de unos y otros eran
como de gente que habia carecido largo tiempo de predica-
dores y ministros evangélicos, pues el último cura clérigo,
que babia sido don Sebastian de Almcndaris, desde los prin-
cipios del alzamiento se habia retirado, desamparando su grey
para asegurar su vida. El vicio de la torpeza andaba muy
suelto y sin recato, especialmente entre españoles. Los aman-
cebamientos eran muy frecuentes. Practicábanse comunmente
algunas injusticias graves con los indios, parte de ignorancia
y parte de malicia, como era el servirse dellos como de es-
clavos, echándoles cargas pesadas en descuento de los tribu-
ios, quitarles sus mugeres, principalmente si eran gentiles
y pertenecian á otros repartimientos, diciendo no habia entre
ellos vínculo de matrimonio. Sacaban también con violencia
de provincias infieles mucha gente, que repartian á su arbi-
trio, y estas eran las que llamaban piezas. De aquí se ocasio-
naba un destrozo lastimoso entre aquellos miserables, parte
por el mal trato, hambres y penalidades que pasaban, y parte
perla mudanza del temple; de modo, que al cabo de algunos
dias, apenas se quedaba con vida la décima parte déllos. Estos
eran los abusos y costumbres de los que se llamaban españo-
les. Nada mejores eran las de los indios, por la suma ignoran-
cia que tenian de nuestra Religión Christiana, pues no obs-
tante que desde su primera pacificación habian tenido cuatro ó
cinco curas clérigos que los administraron los Sacramentos,
ni rastro tenian de enseñanza y costumbres cristianas, escepto
los de uno ó otro repartimiento que doctrinó con cuidado para
el Baptismo uu fervoroso dotrinero llamado Alonso Peralta.
Lo más lastimoso era que no constaba del valor del baptismo
de todos los demás, antes habia motivo bastante para juzgar
lo contrario. A unos se averiguó que sus amos les hablan
196 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
puesto nombre de cristianos sin bautizarlos. Los que lo es-
taban, había sido sin darles primero á entender lo que era
bautismo ni decirles cosa tocante al Catecismo, habiendo sido
el catequizante un soldado, quien, por encargo del Cura, con
la ayuda de un mal intérprete, según el mismo después con-
fesaba, no hacia más que ip;|le rancheria en ranchería pre-
guntando en la lengua si querían agua, y respondiendo que sí,
les echaba el sacerdote el agua del bautismo; lo cual parece no
era suficiente por (sic) el valor del Sacramento, principal-
mente por no tener lo más de la gente conocimiento alguno de
lo que se estila entre cristianos. También los soldados habían
baptizado á muchos adultos sin más prevención que echarles
el agua, y á todos estos los habían tenido y tenían por cris-
tianos.
En este estado lastimoso hallaron los Padres aquella pro-
vincia cuando entraron en ella á dar principio á su misión,
por lo cual será fácil el colegir lo mucho que les costaría su
reforma^ aun más que la conversión de los infieles.
Llegados, como diximos, á la ciudad el P. Lucas de la
Cueva, luego se encaminó para el real de Pastasa, donde
estaban los más de los soldados ocupados en rastrear á los
Maynas fugitivos. Allí dispuso se publicase su perdón general
para todos menos las cabezas de motín, con que se ganó la
voluntad de aquellos miserables, que hasta entonces habían
experimentado sólo el rigor de la justicia, y se facilitó mucho
su reducción. Persuadió también á los soldados á que limpia-
sen todos sus conciencias con la confesión, de lo cual se siguió
no poca reforma entre ellos y celebraron con mucha piedad la
Semana Santa. Después de lo cual, el Padre quiso entrar á las
tierras do los Xéberos á amistar aquella nación infiel y dar
principio á poblarla, como se dirá en su lugar.
Mientras esto, el P. Gaspar Cuxia, que había quedado en
Borja, dio también el principio (sic) á mejorar las costumbres
de la gente que allí había. Entabló algunas fiestas y jubileos,
según estila la Compañía, con sus pláticas y doctrinas, así.
para españoles como para indios. Abrió escuela de niños para
ensenar á los hijos de los españoles á leer y escribir junta-
NOTICIAS AUTENTICAS DEL FAMOSO RIO MAR ANÓN. 197
mente con la doctrina cristiana. Después, con el tiempo, iniro-
dujo también estudios de latinidad, en que algunos más capa»
ees aprovecharon hasta alcanzar el sacerdocio.
Habiéndose ya concluido por entonces la correría de Pastasa
y vuelto también de las tierras de los Xéberos el P. Cueva, do
. común acuerdo pusiéronse varios límites y reglas en orden á
las conquistas y servicio personal de los indios tributarios.
Dispusiéronse dos como posadas ó seminarios junto á la casa
de Iqs Padres, en donde se fuesen criando los niños y niñas
huérfanas, en especial los que se traian de tierras de infieles,
á que aprendiesen la lengua general y costumbres cristianas y
sirviesen después de guias é intérpretes para reducir á sus
parientes. Sobre todo empezaron los Padres á catequizar con
grande cuidado á los indios, á Qn de revalidar los baptísmos
que, como diximos arriba, eran muy sospechosos y probable-
mente nulos.
Estando ocupados en eso con particular gozo de su corazón,
cataquí recibe el P. Lucas carta de los Superiores en que se le
' mandaba, que dejando aquella misión, se saliese luego para
Quito, de donde pasaria á otra que con más fruto se esperaba
entablar en los Barbacoas hacia el mar del Sur, donde, como
diximos en otra parte, trabajó gloriosamente por algún tiempo
el P. Francisco Rugi. El caso fué, que por unos informes poco
verídicos que se hablan tenido de no sé quien, que los gentiles
del Marañen no eran tan numerosos como se decia y el fruto
que se esperaba no correspondería al trabajo, los Superiores
estaban con ánimo de desamparar aquella misión y epiplear
los sujetos en otras partes. No es decible el desconsuelo que
tuvieron ambos Padres con esta noticia. Fué luego volando
para Quito el P. Lucas, en donde habiendo representado á los
Superiores la mucha mies de crecido gentilismo que tenia ya
entre manos en solos los Xéberos, de que se dirá adelante, y el
fruto considerable que se iba también consiguiendo con los
Maynas, alcanzó mudasen por fin do parecer, y el Provincial,
que era á la sazón el P. Gaspar Sobrino, le concedió volviese
á proseguir con su misión, pero con orden de que luego que
llegase á Borja, saliese á la provincia el P. Cuxia, para tratar
198 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
cop.él algunos puntos tocantes imediatamente (sic] al cura-
to (1); que de vuelta se le darían probablemente algunos com-
pañeros que los ayudasen en sus conquistas.
Con esto volvió el P. Lucas muy alegre á los May ñas, en
donde halló al P. Guxia ocupado aun en doctrinar y rebaptizar
á los indios. Los repartimientos ó encomiendas eran á la
sazón 21, situados en parajes distintos, por lo cual no era
factible el concluir dentro de poco tiempo con aquel exercicio,
porque era preciso pasar de encomienda en encomienda á
doctrinar la gente, y no poca paciencia y desvelo costaba el '
juntarla para el efecto, por estar á cada paso ocupada en el
servicio de sus amos. El consuelo que en eso tenia el Padre era
el ver que aquellos pobres indios, no obstante su mucha
rudeza, oian con gusto lo que íes decía y lo repetían á los
ausentes; de donde se originó, que en las ultimas encomiendas
hubo menos trabajo, por lo que y?i sabían y habían aprendido
de los primeros. Faltaban tres encomiendas de asegurarse en
sus baptismos y matrimonios, cuando el P. Cuzia fue llamado
para Quito, las cuales, por instar el tiempo de salida, dejó al -
cuidado del P. Lucas, quien concluyó con aquel exercicio.
Cuánto éste agradase á su Divina Magestad, parece quiso
darlo á entender con lo que sucedió con una india con quien
tenia el Demonio comunicación muy estrecha, sin dejarla
sosegar en ninguna parte. El mismo día que la miserable se
volvió á baptizar, parió un monstruo á manera de sapo sobre
manera fiero y asqueroso, con muchas manos y pies, quedando
con esto más muerta que viva. Apareciósele después el Demonio
íncubo, pero de lejos, espantándola y rifiiéndola de que se
había dejado echar el agua del Padre; pero con esto quedó la
pobre libre de allí en adelante del infame cautiverio en que la
había tenido oprimida aquella bestia infernal.
Concluida la revalidación de los baptismos, siendo ya el año
de 1642, envió Dios á toda la provincia una peste universal en
que hubo harta cosecha para el Cielo. Para que esta no se
(l) El ejercicio del curato de Borja fué la verdadera causa de la tentativa de
abandono ó renuncia de loa Jcsuitas á la misión de Mainas.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑON. 199
mallograse, dispuso la Bondad Divina llegase con tiempo á la
misión de vuelta de Quito el P. Gaspar Cuxia con otro com-
pañero muy fervoroso, que fue el P. Francisco de Figueroa,
de quien hemos de hablar muchas, vece» en adelante. En esa
ocasión so trujo en propiedad el curato de Borja y tomó del
posesión dicho P. Cuxia el día 13 de julio del mismo año.
Algunos meses antes habia principiado la peste, pero aun no
habia pasado de las primeras encomiendas más inmediatas á
la ciudad, con muerte de solos algunos párvulos» El P. Lucas,
que era el único obrero evangélico que hubiese en toda la
montaña, estaba á la sazón postrado en la cama con un apos-
tema que no le permitía dar paso. Así como llegaron los dos
Padres Cuxia y Figueroa, sin descansar de tan largo y penoso
camino, fueron luego corriendo por las encomiendas para
administrar los sacramentos á muchos indios enfermos, que
• parecía habían estado, aguardando la venida de los Padres,
para no morir sin aquel último alivio. Fue creciendo la peste
en toda la provincia con mucha furia, que duró los dos meses
siguientes y se llevó mucha gente. Corrían los Padres sin
parar por las encomiendas situadas dentro del espacio de ocho
leguas de la ciudad, otras cerca del rio Grande y otras en sus
brazos, visitándolas todas una vez por lo menos cada semana,
atravesando el río de una parte á otra por malos pasos, con
soles y aguajeros (sic), en pequeñas canoillas y por tierra á
pié á las chozas retiradas de los indios, administrando i unos
el sacramento de la Confesión, á otros el de la Extremaunción
y á muchos también el Baptísmo. Con los que entendían la
lengua general del Inga no había tanta dificultad en instruir-
los; no faltó, sin embargo, uno destos, que al confesarse decía
números exorbitantes, v. g., que habia muerto docientas ó
trecientas personas. Decíale el Padre avisase el número pre-
ciso, porque también con decir más de lo qi^e habia hecho, se
hacia culpable la confesión. Pero el indio con su rudeza repli-
caba, que para salir con bien de la enfermedad y desenojar á
Dios, era menester confesar bien; pareciéndole que el bien
confesar consistía en decir hartos pecados; y no hubo que
sacarlo (sic) de ahí.
20D BOLETÍN DE LA. SOCIEDAJ) GEOGRÁFICA.
Con los bozales que ignoraban del todo la lengua del Inga,
mayor era la dificultad, pues no obstante se les habia apuntado
lo bastante en el catecismo, en la práctica mostraban de igno-
rar del todo lo que era confesión y qué pecados eran los que
habían de manifestar. Los más discurrían que las culpas de
que se habían de acusar era el no haber acudido puntualmente
á limpiar la chacra, traído harta cacería y otras cosas seme-
jantes, que tocaban al servicio de sus amos. Seria sin duda
porque deso solo les reñían. Los Padres les decían que no por
eso se habían de condenar: las culpas que habían de avisar
eran las embriagueces, los amancebamientos, matanzas y
otros semejantes. Al oír esto, sin recelo, en voz alta avisaban
cuanto habían hecho en toda su vida, sin poderles persuadir
que eso se había de decir en secreto al confesor á que (sic)
nadie oyese. En la administración y práctica de este sacra-
mento habia otras muchas dificultades, de las cuales no era la.
menor que los enfermos estaban las más veces juntos en el
mismo lecho, ó muy cerca el uno del otro, llagados de pies á
cabeza, con mucha hediondez, sin poder apartarlos, para que
á solas y con intérprete se confesasen. Muchos también repu-
ñaban del todo el hacerlo, sin más motivo que decir no que*
rían aun morir. No menor era la repuñancia que mostraban
de recibir la Extremaunción; en viendo al sacerdote que se
llegaba á ellos con sobrepeliz (sic) y estola, se tapaban y
escondían en un rincón del toldo, como quien vee un fantas-
ma ó un hechicero que pretende hacerles algún daño. Procu-
raban los Padres desengañarlos, diciéndoles no eran ellos
hechiceros como sus parientes, que ese era un remedio insti-
tuido de Christo para el alivio del alma y cuerpo; valíanse de
los indios más capaces y ladinos que habían estado en tierras
de cristianos á que los desengañasen. Por fin, sujetábanse los
más y hacían lo que el Padre les decía. Con esto muchos sin
duda alcanzarían la salvación, pues por particular providencia
do Dios, en tanta tropelía (sic) de enfermos en provincia tan
esparcida, con tan pocos sacerdotes, solas seis ó siete personas
murieron sin sacramentos.
Sucedieron también algunos casos memorables, como fué el
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑON. 201
que pasó con una india de edad que vivia en una ranchería
de las más distantes. Uu dia que acertó á llegar el Padre cerca
de su choza, encontróse con ella que, llevada de interior im-
pulso, venia en busca suya con un indio ladino que le sirviese
de intérprete. Así cómo vio el Padre, con muestras de sen-
timiento le dixo, que cómo ella sola habia de carecer del
baptismo, cuando á todos los demás se lo iba ofreciendo,
para hacerlos hijos de Dios? Admiróse el Padre de la pro-
puesta, porque todos la tenían por cristiana, y no se sabe
cómo, siendo muy antigua en la tierra, después de repetidas
diligencias que se habiao hecho para averiguar los baptismos
de cada cual, haya por ñn quedado sin baptismo. Catequizóla
el Padre luego al punto y le echó el agua del baptismo con-
forme ella lo pedia, y de allí á pocos días, yendo ella misma
de por sí á la ciudad con deseo de recibir los demás sacra-
mentos, herida del contagio en el camino, murió.
No menos memorable es lo que sucedió con otra india gen-
til. Enfermó ésta de muerte con la peste. Avisaron al Padre
del riesgo en que se hallaba, añadiendo también que estaba
sin sentidos, por haber bebido la Campana (1); fuese sin em-
bargo á verla, y después de haberla gritado buen rato al oido,
halló estaba hecha un tronco sin hablar ni oir. Cuidadoso el
Padre, salió de la choza para encomendarla á Dios, pidiendo á
unos españoles que iban en su compañia hiciesen lo mismo.
De allí á poco rato, volviendo á dar otro tiento á la enferma,
abrió esta de repente los ojos, oyó y respondió con mucho
sosiego al catecismo; con que, hecha capaz de lo que en aquel
aprieto habia de creer, recibió el baptismo y de allí á poco
espiró.
ADICIONES.
Estos fueron los empleos y hechos más memorables de los
primeros misioneros y curas de Borja y provincia de los May-
(1) ó floripondio (Datura arboreaj.
2rt2 BOLETÍN DE Lk SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
ñas. Semejantes á estos han sido y son en gran parte los de
sus sucesores, á quienes también por algunos años los demás
misioneros reconocieron por superiores y como rectores de
toda la misión, por ser Borja el real de donde se salia á las
conquistas y en donde se criaban las lenguas ó intérpretes de
las naciones infieles que cogían en sus correrias los cabos y
soldados de aquella ciudad; por lo cual siempre habia alguna
nueva gente que catequizar é instruir; aunque el principal
trabajo de los curas ha sido en todo tiempo con las Maynas,
por tener éstos por costumbre el huirse, unas veces por el mal
tratamiento de sus amos, y otras por gozar de libertad y vivir
á su arbitrio. En busca de estos fugitivos suelen aun el dia de
hoy, aunque no con tanta frecuencia como en tiempos pasados,
salir sus amos y otros vecinos andando con mil penalidades
por rios, quebradas, lagunas y espinales hasta encontrarlos y
volverlos á sus casas y estancias. Muchas veces np encuentran
,á nadie, otras hallan á otros huydos desde mucho tiempo, con
quienes, en trayéndolos á la ciudad, es menester maña y pa-
ciencia para sacar en limpio si han sido baptizados en algún
tiempo y nuevamente instruirlos, pues todo lo olvidan en el
retiro del monte y se vuelven más brutos que muchos infieles.
A más de esto, lo que causó por largo tiempo no poca congoja
á los Padres, fue el doctrinar los Santos Sacramentos á los de-
mas indios, por vivir casi todos repartidos en estancias y tam-
bos distantes entre sí lo bastante y tenerlos los españoles casi
de continuo atareados en cosas de su servicio. Esta dificultad
minoróla en parte por el año de 1668, siendo cura y rector de
la misión, el P. Juan Lorenzo Lucero,* por haber juntado á la
gente en tres reducciones, la primera de San Luis Gonzaga,
con 70 indios de lanza; la segunda de San Ignacio de Loyola,
con lio, y la tercera de Santa Teresa, con 91. Hubo después
otras muchas mutaciones de sitios que han tenido estos mis-
mos anejos por las corrienles del río y otros contratiempos.
Por fin, cesó casi del todo dicha dificultad, por haberse dismi-
nuido muchísimo la gente, de modo que hoy día todos los in-
dios encomendados se han reducido á un pueblecito solo, casi
inmediato á la ciudad, que se llama de San Ignacio, con 64 al-
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 203
mas, entre éstos 14 iodios de lanza y 24 personas reservadas
entre viudas y huérfanos.
En la ciudad hay al presente como 30 españoles, que llama-
mos por acá Wiracochas, en todo 120 almas, con 12 indios que
no son encomendados. Casi en frente de la ciudad, á la otra
banda del rio, hay otro anejo de indios Andoas, que llaman
del Alto y y tienen por patroua Nuestra Señora de las Nieves (1).
Fueron también éstos un tiempo indios encomendados. Su
última encomendera dejólos al morir como en herencia á los
PP. curas, de quienes son hoy dia todo el alivio, proveyendo- .
les del sustento necesario y acompañándolos á veces en los
viajes. Son hoy dia 15 indios de lanza, almas por todo 56.
« ' (Se continuará.)
(1) Un pueblo de ese nombre y cerca de ese paraje fundó por los años de 1557
ó 5^, Juan de Salinas Loyola, gobernador de Yaguarzongo y Pacamurus.
201
BOLETÍN DB LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
MISGÍ
COCHÍ
Posición geográfica de las capitales de provincia y algunos cantones del departameni
sin más curvatura que la natural de la esfera, en leguas de 4.444,44 meleros, ó »
meridiano de la ciudad de Gochabamba, fijai
AUttra de la ciudad de Cochabamha sobre el nivel del mar, 2,548 m.; altitud barométri
del mar; altitud barométrica media, 549 mm.; temperatura n
liatltnd S.->I«oiiglt«4 i
LUGARES.
Independencia
Challa
Tapacarí
Arque
Sipesipe
Capinota ,
Quillacollo. . .
Caraza
Cochabamba, . .
Sacaba ,
Tarata
Cliza
Golomi
Siqtdmira. . . . ,
Punata ,
Arani
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Pojo
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LiTITDD.
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16
MISCELÁNEA.
205
LÁNEA.
BAMBA.
inferencia de horas respecto & la capital ; sus distancias & esta ciudad, en linea recta»
í.316,96 varas , con más el rumbo ó ángulo de posición de los lugares, respecto al
BU el centro de la plaza del 14 de Setiembre.
viediQj 551 mm.; temperatura media, 19^,7 cent%gr,—De Arani, 2,639,40 m, sobre el nivel
Ha, lS^j5 centigr, — En Arica, temperatura media, 23^,4 centigr.
leí meridiano de Parts*
-
' LOHGITDD 01 TIEMPO.
DIFEREHCIi DE HORAS.
RDIBO.
OBTAIICIA.
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1
PARTE OFICIAL.
Reales órdenes por virtud de las que se autoriza á los
individuos de las Armas, Cuerpos é Institutos del Ejér-
cito y la Armada que pertenezcan á la Sociedad Geo-
gráfica de Madrid para usar la medalla de distinción
oreada por Real orden de 11 de Noviembre de 1885.
Excmo. Sr.: El Excmo. Sr. Ministro de la Guerra, en Real
orden de 5 de Julio del año próximo pasado, me dice lo si-
guiente: Excmo Sr.: En vista de una comunicación del pre-
sidente de la Sociedad Geográfica de Madrid, fecha de 12 de
Abril ultimo, interesando el que á los socios militares de la
misma se les autorice para poder usar la medalla de distinción
creada por el Ministerio.de Fomento por real orden de 11 de
Noviembre de 1885 para los que reúnan las condiciones re-
glamentarias, el Rey (q. D. g.), y en su nombre la Reina Re-
gente del Reino, ha tenido á bien acceder á dicha propuesta,
limitando su uso solo á las solemnidades científicas y aquellos
actos á que puedan concurrir motivados por su especial carác-
ter de tales socios. De Real orden lo digo á V. E. para su co-
nocimiento y el del presidente de la referida Sociedad, esta-
blecida en esta corte, calle del León, niim. 21. Lo traslado
á V. E. con el referido objeto. Dios guarde á V. E. muchos
años. Madrid, 11 de Enero de 1890. — Alejandro Rodríguez
Arias. — Excmo. Sr. Presidente de la Sociedad Geográfica de
Madrid.
PARTE OFICIAL. 2J7
Excmo. Sr.: El Sr. Ministro de Marina dice con esta fecha
al Presidente del Centro Técnico lo que sigue; Excmo. Sr.: En
vista de una comunicación del presideníle de la Sociedad Geo-
gráfica de Madrid, fecha 14 del mes actual, interesando el que
á los socios que pertenezcan á los diversos Cuerpos de la Ar-
mada se les autorice para poder usar la medalla de distinción
creada por el Ministerio de Fomento por Real orden de 11 de
Noviembre de 1885 para los que reúnan las condiciones re-
glamentarias, el Rey (q. D. g.), y en su nombre la Reina Re-
gente del Reino, ha tenido á bien acceder á dicha propuesta,
limitando su uso sólo á las solemnidades científicas y á aque-
llos actos á que puedan concurrir motivados por su especial
carácter de tales socios. De Real orden lo digo á V. E. para su
conocimiento y el de esa Corporación. Y lo traslado á V. E. de
la propia Real orden comunicada por el expresado señor mi-
nistro para el suyo y demás efectos. Dios guarde á V. E. mu-
chos años. Madrid, 18 de Enero de 1890. — El general director,
Alejandro Arias Salgado. — Sr. Presidente de la Sociedad
Geográfica de Madrid.
EXTRACTO
DB LAB
ACTAS DE LAS SESIONES
0RLKBRADA8 POR LA ^OOIBDAD T POR LA JUNTA DIRBOTIVA.
JXTNTA DIRECTIVA.
Sesión del 3 de Diciembre de 1889.
Presidencia del Sr, Botella,
Abierta la sesión á las nueve de la noche, con asistencia de los
Sres. Aparici, Reyna, García Martín, Foronda, Andia, Gorostidi, Suá-
rez, BoncUi, Sánchez y Massiá, Arrióla, Hallada, Amí, Espín y Ferreiro,
se leyó y fué aprobada el acta de la anterior.
Participó el Secretario general que el Sr. Presidente excusaba su
asistencia por hallarse enfermo.
Se dio cuenta del fallecimiento del socio Excmo. Sr. Marqués de
Santa Cruz y de la baja del Sr. D. Luís Sorela. La Junta acordó que
constara en acta su sentimiento por la pérdida del ilustre Marqués.
Se leyó una comunicación del Sr. Fernández Cardín, participando
que el estado de su salud no le permitía aceptar el cargo de revisor de
cuentas. Acordó la Junta sustituirle con el socio que inmediatamente
le siguiera cu el orden de lista.
Se leyeron comunicaciones:
Del Sr. D. Alejandro de Arrióla, agradeciendo el favorable juicio que
su informe había merecido de la Junta.
Del Sr. Ministro plenipotenciario de Portugal, remitiendo dos ejem-
plares de una Memoria sobre la abolición de la esclavitttd en las colonias
portuguesas.
Del Sr. D. Miguel Merino, enviando un cuadro de posiciones geográ-
ficas de varias localidades de Bolivia, formado por D. Benjamín Blanco,
Secretario de la Legación de dicha República. La Junta acordó publi-
car dicho cuadro en el Boletín.
Y no habiendo más asuntos de que tratar, se levantó la sesión á las
nueve y media.
EXTRACTO DE LAS ACTAS. 209
JUNTA DIRECTIVA.
Sesión del 10 de Diciembre de 1889.
Presidencia del Sr, Coello.
Abierta la sesión á las nueve menos cuarto de la noche, con asis-
tencia de los Sres. Abella, Foronda^ Codera, Andía, Suárez, Bonelli,
Arce Mazón, Sánchez y Masiá, Arrióla, Amí, Garralda, Montes de Oca,
Espín, Ferreiro y Motta, se leyó y fué aprobada el acta de la anterior.
Se leyeron comunicaciones:
Del Sr. D. Pedro Gonnaud, solicitando el ingreso en la Sociedad.
Del Sr. D. Matías Alonso Criado, dando gracias por haber sido nom-
brado corresponsal de la Sociedad y exponiendo algunas apreciaciones
acerca del tráfico entro España y la Kepública del Plata. La Junta
estimó que ofrecían gran interés los datos y observaciones del señor
Alonso Criado, sobre todo en lo que se refería á la conveniencia de
establecer nuevas líneas de navegación. Con este motivo recordó el
Sr. Suárez las gestiones que había hecho la Unión Ibero-americana
para conseguir que se ampliase el servicio marítimo entre España y la
República Argentina.
Se participó la baja del Sr. D. Carlos Ibáñez.
En sustitución del Sr. Fernández Cardín fué nombrado revisor de
cuentas el Sr. Fernández Duro.
El Sr. Foronda participó que, cumpliendo el encargo que hubo de
conferirle la Junta, había visitado al Sr. Abu Nadara y le invitó á que
diera una conferencia en la Sociedad; el Sr. Nadara manifestó que, con
gran sentimiento, no podía complacer á la Junta por tener que salir de
Madrid en muy breve plazo; pero ofreció dar la conferencia cuando
regresara al Egipto si, como era probable, pasaba por Madrid. Además
entregó al Sr. Foronda, para que los presentara á la Sociedad, varios
ejemplares del periódico que publica.
El Sr. Presidente recordó la oportunidad de que se expusieran en
reunión pública algunas ideas acerca de la medición de términos muni-
cipales acordada por el Ministerio de Hacienda.
Con este motivo se habló de la necesidad y conveniencia de formar
el catastro parcelario que, en opinión del Sr. Coello, no solo facilitaría
la repartición equitativa de los impuestos, sino que era indispensable
• 14
m BOLETÍN DE LA SOCIEDAD .GEOGRÁFICA.
pai*a la constitución de la propiedad y para facilitar el desarrollo del
crédito agrícola.
También hicieron uso de la palabra los Srcs. Motta, Ferreiro, Suárez,
Arrióla, Sánchez Masiá, Foronda y Espín, expresándose todos en el
mismo sentido que el Sr. Coello, es decir, declarando que era indispen-
sable formar el catastro parcelario en España. Solo el Sr. Suárez indicó
que por el pronto bastaría acaso un catastro aproximado. A proi)uesta
del Sr. Presidente se encargó de dar la conferencia el Sr. Sánchez
Masiá.
El Sr. Coello anunció que tenía que dar algimas noticias sobre el
estado de la cuestión del Muni, pero que siendo bastante avimzada la
hora lo haría en la próxima sesión. Y se levantó esta á las diez y media.
JUNTA DIRECTIVA.
Sesión del 17 de Diciembre de 1889.
Presidencia del Sr. Coello,
Abierta la sesión á las nueve menos cuarto de la noche, con asisten-
cia de los Sres. Rodríguez Arroquia, Botella, Abella, Foronda, Andía,
Gorostidi, Suárez, Bonelli, Arco Mazón, Laso de la Vega, Garralda,
Ferreiro y Torres-Campos, se leyó y fué aprobada el acta de la anterior.
Se leyeron, entre otras cartas y comunicaciones, una del Sr. D. José
Valero, solicitando el apoyo y la mediación de la Sociedad para obte-
ner un puesto ó cargo oficial en alguna de las estaciones civilizadoras
del Estado libre del Congo.
Kl Sr. Torres-Campos apoyó la petición del Sr. Valero, á quien cono-
cía, y puso de relieve las favorables dotes y excelentes coudi(;iones
que aquel reunía para desemiHíflar el cargo que solicitaba. Pertenecía
el Sr. Valero al ejército, como comisario de guerra, había hecho la
campaña de Cuba durantt» dos afíos y medio, liabituándose así al clima
de los tn'>picos y mostrando siempre gran valor en los combates y en
las difíciles empresas que se le encomendaron, circunstancias y méritos
cjue le valieron recompensas extraordinarias; era además hombre de
gran cultura, pues liabía hecho todos los estudios de la facultad de
Filosofía y Letras hasta alcanzar el grado de Licenciado. En suma,
creía el Sr. Torres-Campos que el Sr. Valero poilía prestar en África
excelentes seavicios á la causa <le la civUizaci<>n y propuso que se le
EXTfLVGTO DE LAS ACTAS. 211
rücomendara á las Sociedades de Geografía de Amberes y Bruselas
para que estas gestionaran su colocación en el puesto que deseaba.
Los Sres. Coello, Foronda y Abella ofrecieron escribir en este sentido
lí los Presidentes de dichas Sociedades y á personas de influencia en
el Gobierno del Estado libre del Congo. El Sr. Rodríguez Arroquia
recordó que una Compañía mercantil española, la Trasatlántica de Bar-
celona, so propone establecer factorías y colonias en los territorios
españoles del Golfo de Guinea, é indicó la conveniencia de utilizar en
l>rovecho de aquella, y por consiguiente de los intereses de España, los
servicios del Sr. Valero. Pareció á la Junta muy aceptable la idea del
»Sr. Rodríguez Arroquia, y habiendo declarado el 8r. Torres- Campos que
el 8r. Valero preferiría servir á Empresas españolas, preferencia que se
deducía también del contenido de su carta, aconló la Junta solicitar
para dicho señor un puesto en las factorías que la Compañía Trasatlán-
tica 60 propone fundar. El Sr. Bonelli, encargado de la dirección de
dicha Compañía para el desarrollo del comercio y navegación en las
costas occidentales de África, ofreció apoyar la solicitud de la Sociedad
y las pretensiones del Sr. Valero.
El Sr. Coello presentó recortes de varios periódicos de los departa-
montos franceses en los que se daba cuenta de la discusión que sostuvo
en el Congreso de Ciencias geográficas de París con el Sr. Brazza, cali-
ficando de impertinentes las alusiones de este á los supuestos derechos
de Francia en la cuenca del Muni. Con este motivo recordó el Sr. Coe-
llo el estado de la cuestión, poco favorable para los intereses de España,
y añadió que, según le había comunicado el Sr. Ibarra, subgobernador
de Elobey, los franceses estaban autorizados por nuestro Gobierno
para establecer factorías y arbolar su bandera; además ios cañoneros
de aquella nación surcaban de continuo las aguas del golfo de Coriseo
y del río Muni, en tanto que no había barcos de guerra españoles que
pudieran remontar las aguas de esto, pues no lo consentía el calado
del buque que allí tenemos, hermoso crucero de segunda clase que nos
cuesta más de 100.000 duros al año y que, sin embargo, por la razón
indicada, puedo prestar muy pocos servicios. Creía, en consecuencia,
que había llegado el momento de mover la opinión pública; por otra
parte, los mismos proyectos do la Compañía Trasatlántica exigen
pronta y favorable solución, pues de otra suerte, aquellos podrían
encontrar obstáculos y dar origen á conflictos más graves que los que
han ocurrido hasta el día.
En el mismo sentido se expresaron los Sres. Suárez, Bonelli, Andía,
Rodríguez Arroquia, Torres- Campos, Arce Mazón, Gorostidi y GaiTOlda,
212 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
proponiendo diferentes medios para conseguir que nuestro Gobierno
se decidiera á tomar resolución definitiva.
El Sr. Bonelli anunció que en breve daría noticia detallada de los
proyectos de la Compañía Trasatlántica, y aludió también á los buenos
servicios que el Sr. Ibarra había prestado en el subgobiemo de Elobey,
siendo uno de ellos el haber dado libertad á 300 y tantos esclavos que
aún conservaban los indígenas de Elobey grande y Coriseo. El mismo
Sr. Bonelli leyó una carta del Sr. Soler, de Barcelona, que proponía
dar una conferencia acerca de los viajes de D. Sinibaldo de Más en
Oriente. La Junta aceptó el ofrecimiento del Sr. Soler.
La Junta, á propuesta del Sr. Botella declaró unánime sus simpatías
en favor de la nación portuguesa en la cuestión que Inglaterra injusta
y abusivamente promueve con motivo de los trabajos de colonización
que está realizando el animoso viajero Sr. Serpa Pinto.
El Sr. Garralda llamó la atención de la Junta hacia el abandono en
que nuestros Gobiernos suelen tener á las fuerzas de Marina destaca-
das en las colonias.
£1 Sr. Coello añadió que, según sus noticias, los franceses insistían
en llegar hasta la orilla izquierda del Muni, lo que de ningún modo
debía consentirse. Participó también que había invitado al Sr. Ibarra
para que diese una conferencia en la Sociedad.
£1 Sr. Arroquia declaró que no debía transigirse con Francia, sino
sostener íntegros nuestros derechos y no ceder ni un palmo de terreno.
Y se levantó la sesión á las diez y media.
JUNTA DIREOTIVA.
Sesión del 7 de Enero de 1890.
Presidencia del Sr. Coello,
Abierta la sesión á las nueve de la noche^ con asistencia de los seño-
res Abella, Foronda, Andía, Montes de Oca, Ferreiro y Motta, se leyó
y fué aprobada el acta de la anterior.
£1 Sr. Foronda presentó un pliego de la Colección legislativa del
Ejército, en el que se insertaba la Real orden autorizando el uso de la
Medalla de la Sociedad á los individuos del ejército que pertenecen á
aquella. Acordó la Junta solicitar análoga autorización del Sr. Ministro
de Marina en favor de los socios que pertenecen á los cuerpos é insti-
tutos de la Armada.
EXTRACTO DE LAS ACTAS. 213
Se leyeron comunicaciones:
De la Sociedad de Geografía de Lisboa, dando cuenta de la actitud
que ha tomado con ocasión del conflicto que Inglaterra piomuove á
Portugal sobre dominio en algunos territorios en la cuenca del Zam-
beze, y remitiendo ejemplares de la exposición que con tal motivo
dirige á su Gobierno; documento que fué leído integro por el Secretario
general. Acordó la Junta comunicar á la Sociedad de Geografía de
lisboa el acuerdo que tomó en la sesión de 17 de Diciembre último.
De la Sociedad de Geografía de Brema, anunciando que en dicha
ciudad va á celebrarse una exposición industrial de la Alemania del
Norte, con sección comercial de carácter internacional, en la que han
de exponerse mapas que demuestren el estado físico y económico de
todos los países, por lo que solicitaba que se enviasen mapas físicos,
políticos y económicos do España. Acordó la Junta remitir el mapa
del Sr. Coello y algunos otros.
Y se levantó la sesión á las nueve y media.
JUNTA DIREOTIYÁ.
Sesión del 14 de Enero de 1890.
Presidencia del Sr, Coello.
Abierta la sesión á las nueve de la noche, con asistencia de los
Sres. llodríguez Arroquia, Botella, Abella, Foronda, Codera, Andía,
Suárez, Bonelli, Montes do Oca, Espín, Ferreiro, Torres-Campos y
Motta, se leyó y fué aprobada el acta de la anterior.
Se participó la defunción de los socios D. Hilario Nava y D. Vicente
de la Fuente. La Junta recordó los excelentes servicios que uno y otro
habían prestado á la Sociedad como Vicepresidente y Vocal, respecti-
vamente, de su Junta directiva, é hizo constar su dolor por tan sensi-
bles pérdidas.
Dióse lectura de la minuta de la carta que, según acuerdo anterior,
se había dirigido á la Sociedad de Geografía de Lisboa.
8e leyó también el traslado de la Real orden por virtud de la que se
autoriza á los socios militares de la Sociedad para usar la medalla dis-
tintivo de esta. Participó el Sr. Presidente que se había ya solicitado
análoga autorización del Ministerio de Marina para los socios que per-
tenecen á cuerpos é institutos de la Armada.
Leyó el Sr. Coello un artículo del periódico francés Lff, Wographie^
214 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
en el que se hacían impertinentes ó inexactas apreciaciones acerca de
la legitimidad de 4os derechos de España sobre las cuencas de los ríos
Munda, Muni y San Benito. Leyó además algunas notas que había
redactado en contestación al mencionado artículo.
Recordaron después algunos señores de la Junta que con posteriori-
dad á la comunicación que se había dirigido á la Sociedad de Geogra-
fía de Lisboa, se había tenido noticia en Madrid del ultimátum de
Inglaterra (juo había provocado las justas protestas del pueblo i)ortu-
gués, y añadieron que aóaso convendría que la Sociedad Geogiáfica do
Madrid insistiera en sus declaraciones de adhesión á la de Lisboa. A^?i
se acordó desde luego.
Propuso además el Sr. Torres-Campos que la Junta de la Sociedad
Geográfica de ^íadríd invitase á todas las Sociedades análogas del
extranjero á adherirse al acuerdo que aquella había tomado, y ijue
así se comunicara inmediatamente por telégrafo al Presidente de la
Sociedad de Geografía de Lisboa. Hicieron uso de la palabra los seño-
res Forreiro, Botella, Rodríguez Arroquia, Suárez, Foronda, Bonelli y
Presidente, y por ñn se resolvió dirigir una circular en el senti<lo
indicado á todas las Sociedades Geográficas y se expidió á la de Lisboa
el siguiente telegrama:
«Sociedad Geográfica Madrid acaba acordar adherirse protestas de
Geográfica Lisboa contra conducta Inglaterra, invitando Sociedades
Geográficas del uumdo tomen igual r9Solución en nombre ciencia geo-
gráfica y derechos históricos.— Preaídew/e, Coello.»
El Sr. Torres-Campos presentó sus excusas por no haber dado aún
la conferencia que se le había encargado; lo había impedido el estado
de su salud, y ofreció cumplir su compromiso lo antes posible.
Por indicación del mismo Sr. Torres-Campos se acordó pedir al
Ministerio de Ultramar algunas obras y textos legales que solicitaba el
Secretario del Congreso Colonial do París.
Y se levantó la sesión á las diez.
JUNTA DIRECTIVA.
Sesión del 21 de Enero de 1890.
Freaidencia del Sr. Coello,
Abierta la sesión á las nueve de la noche, con asistencia de lo» svíu)-
res Botella, Reyna, Abella, Andía, Vázquez, Ferreiro y Motta, se leyó
y fué aprobada el acta de la anterior.
EXTRACTO DE LAS ACTAS. 215
Se leyeron telegramas do la Sociedad de Geografía de Lisboa y de la
Academia de Porto, agradeciendo la actitud que había tomado la
Sociedad con motivo del conflicto anglo-portugués, y una comunicación
del Sr. Marqués de Comillas aceptando el concurso del Sr. Valero para
el día en que se realizasen los proyectos de la Compañía Trasatlántica
en los territorios españoles del golfo de Guinea.
Se leyó también la circular que la Sociedad dirige á todas las demás
Geográficas invitándolas, en nombre de la ciencia y de los derechos
históricos, á protestar contra el proceder de Inglaterra respecto á Por-
tugal, con ocasión del conflicto suscitado en el África meridional.
Y no habiendo más asuntos de que tratar, se levantó la sesión á las
nueve y media.
JUKTA DIRECTIVA.
Sesión del 28 de Enero de 1890.
Presidencia del Sr. Coello,
Abierta la sesión á las nueve de la noche, con asistencia de lo8«eño-
res Rodríguez Arroquia, Botella, Aparici, Abella, García Martín, Fo-
ronda, Codera, Suárez, Sánchez y Massiá, Arrióla, Montes de Oca,
Espín, Ferreiro, Torres-Campos y Motta, se leyó y fué aprobada el
acta de la anterior.
£1 Sr. Foronda excusó su asistencia en la sesión anterior por haberse
hallado enfermo.
Los Sres Aparici, García Martín y Arrióla se adhirieron á los acuer-
dos de la Junta respecto al apoyo que la Sociedad hubo de prestar
á las declaraciones de la Sociedad de Geografía de Lisboa con motivo
de la conducta de Inglaterra en el conflicto promovido sobre dominio
de territorios en las cuencas del Zambeze y Xiré, acuerdos tomados en
sesiones á que aquellos no asistieron.
Se leyeron comunicaciones:
De la Sociedad de Geografía de Lisboa, agradeciendo la actitud que
la Sociedad había tomado en la cuestión antes citada.
Bel Sr. Ministro de Marina trasladando la Real orden por virtud de
la que se autoriza á los individuos de los cuerpos é institutos de
la Armada que pertenezcan á la Sociedad para usar la medalla de la
misma. El Sr. Foronda hizo saber que el anterior Ministro de Marina,
Sr. Rodríguez Arias, había puesto singular empeño en despachar
216 BOLETfN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
pronta y favorablemente la solicitud de esta Corporación, por lo que
acordó la Junta que se le dieran gracias muy expresivas.
Del Sr. Lorenzana, de Melilla, que so proponía realizar exploraciones
en la zona del Rif, ofreciendo enviar itinerarios. Acord<> la Junta
pedirle de^de luego algunos de los itinerarios ofrecidos. Con esto mo-
tivo participó el Sr. García Martín que en Alhucemas residía una per-
sona bastante instruida y á quien él conocía, que proyectaba empren-
der algún viaje por los vecinos territorios de Marruecos. La Junta rogó
al Sr. García Martín que escribiera á dicha persona animándole á
realizar sus propósitos.
Los Sres. Sánchez y Massiá y Torres-Campos participaron que no
habían podido dar las conferencias que ofrecieron por haber estado
enfermos y prometieron cumplir su compromiso lo antes posible.
£l Sr. García Martín indicó la conveniencia de que la recaudación se
hiciera por meses y no por trimestres.
Acto seguido se reanudó el debate acerca de los medios que conve-
nía poner en juego para hallar pronta y satisfactoria 8oluci<ui al
conflicto ocasionado por las pretensiones de Francia á nuestros territo-
rios continentales del golfo de Guinea. Usaron de la palabra los seño-
res. Presidente, Montes de Oca, Abella, Suárez, Rodríguez Arroquia,
Sánchez Massiá y Botella, y se acordó continuar la discusión en las
próximas sesiones.
Y se levantó la sesión á las diez y media #
Ija Junta Directiva ha acordado proponer á la General el nombra-
miento de un Archivero perpetuo como cargo de aquella, en sustitu-
ción del de Oficial de Secretaría y Biblioteca.
^
boletín
DE LA
SOGiDAD GEOfiRÁFIGA DE MADRID
SUMARIO.
I. Del matí-Tial <lo líiiseííaiiza de la Giíugrafía y »le su rai*io-
nal empleo, i)or el liennaiio Alexis Marie Gochct 217
n. Klojrio del J^xeiiio. »Sr. D. Francisco de Horja Qiieipo ele
Jilano y Gayuso, conde de Toreno, presidente que fué
de la Sociedad < íeoírrálica. IMscursí.» leiMo en la sesi<'»n
extraordinaria de 8 ele Abril de 1S90, por el St, IJ, Ju-
lián Smircz Incl'in 2'M\
III. Elogio del FA'cniu. Sr. 1). Hilario Nava y Cávela, viceprií-
sidenttí que fué de la S(^ci(»dad Geográñca de Madrid.
Discurso leído en la sesión extraordinaria de 8 de Abril
de 1800, por el limo. Sr, 1). (Cesáreo Fernández Duro,. . 200
IV. Moni<»ri:i sobre 'el i)rogre!?o de los tra}.»ajos geográlicos,
leí*la en la Junta «rencral dr 27 de Mayo dr 181)0, por el
Secretario general J). Martin Ferreiro 201
V. lUctamen d«» !<»« revisores de cuentas 207
VI. El Dr. I), ^'icente de La Fuente como socio «le la (íeo^rá-
lica de Madrid. Conferi*ncia leída en la misma el 8 de
Abril de 1 890 por IK Manuel de Foronda 2lí8
VII. Viaje de circumiaveíracicni de la yuniancin^ Confcrentiia»
dadas en la Sociedad Geo^/rálica tic Madri«l los días 13
y 20 de ^layo de 1800 por el Sr. Maniucs de Tíclnosa,
capitán de fragata retirado 327
VIII. Noticias auténticas del famoso rí«> Marañón, por D.Mar-
cos Jiménez de la Espada 383
IX. Extracto de las actas «le las »csií»nes ci*li«bradas por la
Sociedad y por la Junta l)ireci¡va 45-'»
X. índice del tomo xxviii 17 1
TOMO XXVIII.— NÚMEROS 4.°, 5.' Y 0.'
Abril, Mayo y Junio, 1890.
La Sociedad no es responsable cío las opiniones emitidas por ios autores do los
artículos inHertA)S en el BoletIn.
MADRID
IMPRENTA DE FORTANET
OALLE DE LA LIUKUTAÜ, NÚM. 29
1 8 O O
JUNTA DIRECTIVA
DI LA
SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE MADRID
PRESIDENTE.
Bicmo. Sr. D. Franciaco Coello y Queaada.
VICEPRESIDENTES.
Bzemo. Sr. D. Federico de Botella p.
Ezcmo.Sr. D. José María Aparid Cd.
Bxcmo. Sr. D. Tomás de- Rey na O.
Ezcmo. Sr. D. Antonio Andia C.
SECRETARIO GENERAL..
limo. Sr. D. Martín Ferreiro.
SECRETARIOS AD J U NT08,
Sr. D. Rafael Torres-Campos Ccontadob).
Sr. D. Adolfo de Motta (tbbosbbo).
ARCHIVERO PERPETUO.
Sr. D. Ricardo Beltrán y Rózpide.
VOCALES.
Sr. D. Marceliano de Abella P.
Sr. D. Luís Oarcia Martin P.
Bxcmo. Sr. D. Manuel de Foronda Cd.
Sr. D. Francisco Codera fEilUott'
cario) C.
Sr. D. Francisco Gorostidi P.
limo. Sr. D. Sertfio Suarez P.
Sr. D. Emilio Bonelli Cd.
Sr. D. Ignacio de Arce Mazón. ... P.
Sr. D. JuliAn Suarez Inclán C.
limo. Sr. D. Ángel Lasso dt* la Vega C*
Sr. D. Juan Sánchez y Massiá. .. G.
Sr. D. Manuel María Arrióla P.
Sr. D. Lucas Mallada P.
Sr. D. Castor A mi P.
Sr. Marqués de Reí nosa P.
Sr. D. Miguel Espln O.
Sr. D Antonio Vázquez y Lópeí
Amor o.
Sr. D. Alejandro Churruca P.
Sr. D. Luis María de Tro Cd.
Sr. Conde de Torata. C.
Sr. D. Emilio Ruiz de Salazar. ... P.
Ezcmo. Sr. D. Juan García López C«
Sr. D. Eduardo González Velasco C.
Sr. D. Francisco Quiroga P.
Nota. Con las iniciales C, P., G. y Cd., se designan los individuos que pertene-
cen respectivamente á las secciones de Correspondencia, Publicaciones, Gobierno
.ntehur y Contabilidad.
n
BOLETÍN
DE LA
SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE MADRID.
DEL lATEBIAL DE ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA
Y DE SU RACIONAL EMPLEO,
' POR EL HERMANO
^IjExiis isj£j^:rx:e} o-ooiacET,
PROFESOR Bl US CSCUEUS HORHALES DE CIRHBOURT T PARÍS (1).
Nos proponemos responder de un modo breve en este tra-
bajo á la segunda parte de la pregunta nüm. 76 formulada en
el Congreso (sección didáctica), referente al material geográfi-
co que debe emplearse en la enseñanza primaria y en la secun-
daria.
Hoy, más que nunca, una enseñanza racional de la geogra-
fía supone el empleo de material complicado, de numerosos
objetos de intuición y de demostración^ con destino al maestro^
al alumno, ó á uno y otro juntamente.
Basta, para convencerse de ello, haber viálo en las exposi-
ciones universales y escolares, como también en las especiales
anejas á los Congresos de geografía, el lugar importante con-
cedido á aquel material y á la multitud de inventos destinados
á desarrollar y dar variedad á esta enseñanza. Verdad es que,
por su carácter decorativo, son las cartas murales las que es-
(1) Del Botetin de la Institución libre de Enseñanza,
15
218 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
pecialmente cubren, tan agradable como útilmente, las paredes
de las salas de exposición, de igual manera que ocurre en
nuestras clases, por lo general.
El material geográfico completo para una escuela bien mon-
tada, debe comprender especialmente los siguientes objetos:
Manuales ó libros para el maestro y páralos alumnos; cuader-
nos para el trazado de mapas; atlas; mapas murales escritos;
mapas murales mudos; un mapa apizarrado; algunas hojas de
los mapas del Estado mayor; relieves locales^ uno sumergible,
otro terminológico típico; un panorama geográfico; una rosa
de los vientos; brújula, globos terrestre y celeste, y algún apa-
rato cosmográfico. Esta lista se completa con otros muchos ob-
jetos de intuición que forman el Museo geográfico ó escolar.
I.
METODOLOGÍA Ó LIBRO DEL MAESTRO.
De tal maestro, tal enseñanza: porque nadie puede dar sino
lo que posee propiamente; y antes de poseer hay que adquirir,
sirviéndose para ello de un buen método. Para esto, el maestro
novel debe recurrir á la experiencia ajena. No basta que haya
aprendido en la Escuela normal los principios didácticos en
que se basa la enseñanza racional de la geografía; necesita
para ello un libro especial, nnaimetodologia teórica y práctica,
que no solo desarrolle los principios anteriormente estableci-
dos, sino que añada á ellos las noticias más útiles sobre el em-
pleo del material geográfico, y le ofrezca también algunas lec-
ciones modelos que ha de aprovechar sin seguirlas servil-
mente.
En segundo lugar, el maestro no debe ceñirse á la materia
contenida en el texto del alumno. Debe saber añadir, á cada
momento, algo más, sobre todo detalles interesantes, leídos ó
contados, que conduzcan á los alumnos á desear conocer más
aún, avanzando de clase en clase y cambiando de programa.
Por esta razón es preciso que el maestro, además de su tratado
DEL MATERIAL DE ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA. 219
■áe metodología, posea algunas obras más extensas, que lasclá^
«icas usuales, á fin de sacar de ellas asuntos de lecturas ó de
«arraciones.
II.
MANUAL Ó LIBRO DEL ALUMNO.
La memoria es la facultad de retener, de consertar las no-
ciones adquiridas; y los estudios de memoria suponen el em-
pleo de manuales que son el sumario ó el resumen de los co^
nocimientos que el alumno debe aprender. Sin manual, el
maestro puede muy bien explicar excelentes lecciones, pero á
condición de exigir cada vez un compte-rendu ó sumario es-
crito que la falta de tiempo ü otras razones no permiten exigid
siempre.
Por otra parte, el manual es, para el maestro, una guia me-r
iódica y en rigor casi un sustituto; para el alumno, un indica*
dor de las cosas que ha de buscar en el mapa , y del orden en
que debe hacer estas investigaciones. Además, proporciona^
«obre todo en el orden político., gran número de nociones et-
nográficas, administrativas y estadísticas, que no se encuen-
tran en los mapas.
Los manuales corrientes en las escuelas primarias se adap-
tan, por lo común, á los tres cursos, elemental^ medio y supe^
rior, de los programas oficiales. Obedecen todos á un plan
idéntico, salvo que el primero trata especialmente de la geo-
grafía local. El desarrollo de la materia es concéntrico: como
las curvas producidas en la superficie del agua van ensanchán-
dose paralelamente, así las materias esenciales de la geografía^
que se repiten en cada curso, forman el punto central de cstos^
y alrededor de él se agrupan los pormenores cada vez rúásam-
plios. De modo que, sea cual fuere la edad en que el uiño
abandone la escuela, sale poseyendo — por lo menos solé han
enseñado — nociones sobre toda la materia: geografía local; na?
dopal y general, y no solamente sobre una d:e estasf partes.- ':
De todo un poco: tal es el sentido de los programas que hoj-
rigen. Aceptamos este sistema, ^ condición de gue no sQ^oaig^
1290 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
en el exceso, dando demasiado poco de las cosas esenciales y
entreteniéndose en muchas cosas fútiles.
A menudo, estos manuales están impresos en varias clases
de tipos de imprenta, de modo que resalten las nociones cuyo
estudio de memoria es más necesario , y se diferencien de las
notas descriptivas ó complementarias, para las cuales basta,
por lo común, una lectura atenta y razonada. En cuanto al
orden metódico de asuntos y á la división del programa en las
varias clases de una escuela primaria ó intermedia, es precisa
conformarse al reglamento establecido por las autoridades
competentes.
Hace quince años que se ha introducido en Francia el siste-
ma americano de atlas escolares, que ofrecen, en relación con
los mapas, el texto que ha de estudiarse, y con frecuencia po-
nen cuestiones que resolver y trabajos que redactar en clases
ó en el domicilio del alumno. A este sistema, que reúne el do-
ble carácter de un atlas y de un manual, le llamamos Geogra-
fía-Atlas (Géographie-'AtlasJ.LaLSveníSíiaLS de esta combinación
son más aparentes que reales: con ella se atiende — dicen— á
que el alumno no estudie nada sin consultar el mapa; pera
cuando el texto va separado es más fácil, y con frecuencia más
cómoda su confrontación con el mapa ó mapas correspondien-
tes, porque puede haber muchos para un solo texto. Por el
contrario, á menudo resulta imposible encerrar matemática-
mente en una página de Geografia^atlas lo necesario para el
comentario del manual; para mayor dificultad, los diversos
mapas están lejos do tener igual importancia desde el punto do
vista del comentario. Por último, en cuanto al estudio formal
y serio del texto, dudamos que se haga más cómodamente en
una página en folio, mezclada con grabados y otros motivos
de distracción, que en el texto compacto de un manual aparte
y menos voluminoso.
Sea lo que fuere, es digno de notarse que el sistema de geo-
grafías-atlas haya tomado tan gran desarrollo como el que hoy
tiene. Se le encuentran grandes ventajas, especialmente para
los cursos inferiores, en razón, no solo de los mapas que acom-
pañan al texto, sino de los grabados ó viñetas que interesan al
DEL MATH:RIAL de enseñanza de la geografía. 221
iliño y le ofrecen ocasión de adquirir nociones complementa-
rias. Además, una serie graduada de preguntas preparan las
'redacciones que ha de hacer el alumno, ya en su casa, ya en
ia escuela.
III.
CUADERNOS DE EJERCICIOS CARTOGRÁFICOS.
Debemos persuadirnos de que la mejor lección de geografía
será la que se funde, á la vez en la observación de la natura^
ieza, cuando sea posible, en el uso de los mapas, que son la
imagen de la realidad, y en los trazados geográficos que el
mismo alumno ha de hacer.
Estos ejercicios cartográficos deberán hacerse tomando por
modelo, no los mapas de atlas, por lo común excesivos en de-
talles, sino croquis simplificados que se venden en cuadernos
-ad hoc 6 en hojas separadas. No basta, tampoco, que el alum-
no copie ó dibujo teniendo el modelo á la vista. Para asegurarse
de que recuerda bien la posición respectiva de los sitios y la
configuración de los países, es necesario que llegue á reprodu-
cirla solo de memoria ó imaginativamente. Un croquis hecho
de esta manera, por recuerdo, no alcanzará, sin duda, la debida
exactitud ó la perfección que tiene un dibujo trazado frente al
modelo y con ayuda de instrumentos; pero será más provecho-
so, tanto más cuanto que podrá repetirse con mayor frecuen-
cia. Aconsejamos, pues, enérgicamente, el trazado de mapas,
y con mayor razón porque en él encontrará el maestro un me-
-dio excelente de aligerar su carga, haciendo que el alumno tra-
baje por sí mismo.
Por regla general, cada mapa debe ser, sucesivamente:
1.**, completado por el alumno, de acuerdo con las indicacio-
nes del manual; 2.'', copiado á la vista; 3.^, reproducido de
memoria. El darle colorido previo, es facultativo. El estudio
literal del texto correspondiente en el libro, no acaba hasta
haber realizado estos ejercicios.
Para llegar á dibujar fácil y rápidamente ante el modelo (6
4e memoria) un mapa cualquiera, hay dos procedimientos:
2» BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
1.° Usar un modelo muy sencillo, dejando aparte toda su-
perfluidad de detalles de contorno ó de otro género; porque la
bondad de un croquis, que no ha de ser precisamente un di-
bujo perfecto, debe juzgarse en vista de las grandes líneas, de-
las formas generales.
2.* Emplear como cuadro destinado á producir las propor-
ciones relativas de las grandes líneas, una figura geométrica
regular (cuadrado ó rectángulo), siempre la misma, dibujada
sobre el modelo y sobre el papel en que se hace la reproduc-
ción. Se deben proscribir las formas poligonales irregulares,
cuya construcción exige mayor Cuidado que el mismo dibujo^
del mapa.
IV.
DE LOS ATLAS.
Los mapas son la figura de los países estudiados; hablan á^
la imaginación y al entendimiento; sin ellos es imposible ha-
cer racionalmente ningún estudio geográfico. En la enseñanza
de esta especialidad se puede prescindir, en rigor, de cual-
quier otro medio; pero nunca de los mapas, ya murales, ya
manuales. La utilidad de los atlas ó colecciones de mapas geo-
gráficos manuales, se deduce de la necesidad general del uso-
de mapas. Para colocarlos al alcance de todas las fortunas , y
á la vez en relación con los programas de las clases, existe
hoy una serie de muchos atlas graduados de sucesivo des-
arrollo, pero todos relativamente completos; es decir, que
comprende á la vez los mapas generales de las cinco partes del
mundo y los mapas especiales de Francia. Es posible, pues,
sustituirlos entre sí, en virtud de las relaciones que tienen
unos con otros, y con los manuales.
Los atlas de pequeñas dimensiones, como las geografías-
atlas, dan á la vez el texto y los mapas, y van dirigidos á los
principiantes ó á los alumnos del curso preparatorio. Los
grandes corresponden especialmente á la enseñanza primaria
superior ó á la intermedia. Cada país está en ellos tratado-
DEL MATERIAL DE ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA. 223
según su importancia, en relación con el punto de vista de la
enseñanza en Francia.
Los atlas superiores se completan mediante numerosos ma^
pas históricos, puestos en correspondencia con los cursos de
historia nacional y universal.
En la enseñanza primaria, los mapas de atlas deben ser so-
brios de detalle, muy legibles, y dibujados con rasgos muy
señalados.
Sin embargo, es preciso acostumbrar á los alumnos á leer
los mapas más complicados, como son los nacionales llamados
del Estado-Mayor, según diremos más adelante.
V.
MAPAS MURALES ESCRITOS.
Se llaman mapas escritos 6 parlantes los que dan los nom-
bres de los países, de las poblaciones y otros datos que los dis-
tinguen de los mapas llamados mudos, los cuales omiten esas
indicaciones literales y se contentan con el trazado.
El uso de mapas murales para la 'demostración en público
es siempre útil, sean como fueren los alumnos; pero se hace
obligatorio en la enseñanza primaria, donde el maestro se di-
rige generalmente á mayor número de niños que á menudo
carecen de atlas.
En un mapa mural, la atención debe ir dirigida más bien
hacia las cosas, 6 sea al trazado geográfico^ que hacia las pa-
lahras ó nombres escritos. Esto es más exacto aún tratándose
de alumnos ya instruidos, que, en rigor, podrían y aun debe-
rían contentarse con los mapas mudos. Guando menos, con-
vendrá que los nombres no sean demasiado visibles, para que
no oscurezcan lo esencial, que es el trazado; pero muchos
maestros prefieren, por razones que varían en cada uno, todo
lo contrario, y que, cuando menos para las clases interme-
dias, las letras sean muy visibles. No admitimos esta exigen-
cia, sino á condición do que ha de usarse, como correctivo,
un mapa mudo del mismo territorio.
224 BOLETÍN DE hk SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
La dimensión de los mapas mudos debe ser suficientemente
grande, y el dibujo de las costas, montañas y ríos, fuerte-
mente acentuado. El colorido debe ayudar, ya á la expresión
del relieve, ya á la división de los Estados, pero sin confun-
dir las líneas.
El relieve del suelo se figura mediante el sombreado ordi-
nario con disfumino, ó por medio de las curvas de nivel: estas
dan lugar á los mapas hipsométricos, que son de gran interés.
Es preciso que, á lo menos, en los mapas nacionales, se pre-
sente á los alumnos varios tipos en dibujo y color, hechos
desde diversos puntos de vista: hidrográfico, hipsométrico,
administrativo, etc.
En una escuela primaria, los tres mapas esenciales son el
de la patria, el de Europa y el mapa-mundi 6 planisferio.
Los mapas locales son también indispensables: planos de la
escuela y del municipio, mapas del cantón, del distrito y del
departamento. Como los primeros no existen en el comercio,
indicaremos luego la manera de que el maestro pueda cons-
truirlos. Pero hablemos antes del porta-mapas. Es un mueble
especial, como una caja con cornisa y que permite envolver y
desenvolver á voluntad los grandes mapas murales, para con-
servarlos mejor al abrigo del polvo y de la luz demasiado
viva.
Algunos maestros, estimando que los mapas constituyen el
mejor adorno de una clase, prefieren que estén constante-
mente extendidos á la vista de los alumnos, quienes de este
modo cada día pueden aprender algo. Pero así se destruyen
más pronto, y tal vez los alumnos llegan á prestar menor
atención á una cosa que ven á diario, por lo que es bueno re-
tirar los mapas á menudo.
VL
MAPAS LOCALES.
. La geografía local es el natural punto de partida de esta
enseñanza, puesto que los alumnos ven por sí mismos la ma-
DEL MATERIAL DE ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA. 225
teria que forma su objeto: territorio, montañas ó colinas, ríos,
productos naturales ó industriales.
Bajo el nombre de topografía, se ha llegado á tomar el prin-
cipio de la geografía local de un modo exagerado, al querer
pedir á los niños lo que los alumnos más avanzados apenas
pueden saber. Hay que prevenirse contra esta exageración.
Para enseñar bien la geografía local, debe el maestro, con la
ayuda de sus mejores discípulos, construir en grande diver-
sos planos y mapas, como son:
1.° Plano de la clase en que figuren los pupitres, bancos,
plataforma, estufa, armario y cruz de orientación, según la
escala de 0,10 por metro.
2.** Plano de la escuela con sus dependencias: patio, prado
ó campo, jardín, habitación del maestro, etc. Escala de 100 ó
de 200, sea, i ó 0,05 cm. por metro.
3.° Plano de la manzanay 6 de la porción del pueblo cons-
truida en los alrededores de la escuela, figurando las manza-
nas de casas y las calles cercanas que conducen á la iglesia, á
la estación del ferrocarril... Si el grupo de edificios es consi-
derable, como en una ciudad, convendrá tener dos planos:
uno de los alrededores inmediatos de la escuela, en escala de
500, V. gr. ; otro del grupo total, en escala más pequeña.
4 .** Mapa del municipio, comprensivo de todas las porciones
construidas y del territorio (campo, praderas, bosques, etc.),
que depende de 61, en escala de 4.000 á 10.000, según la ex-
tensión relativa.
Esta colección cartográfica especial de la localidad, formará
en cada escuela una parte de las más interesantes del mobi-
liario y del museo clásicos, y su lugar preferente estará en la
división inferior. — Se completará mediante los mapas del can-
tón, del distrito y del departamento, según hemos dicho antes.
El maestro preparará, pues, cuidadosamente y de antema-
no, como lo hace para el municipio, las redacciones necesa-
rias para las lecciones, según los planes dados. Construirá
también el mapa del cantón en escala de 30.000 ó 40.000, y el
del distrito en la de 80.000 ó 100.000, utilizando documentos
militares.
226 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
En cuanto al mapa del departamento, podrá, y aun deberá
preferir la adquisición de uno de los publicados que se en-
cuentran en las librerías.
VII.
MAPAS MUDOS.
Si los mapas murales escritos son útiles al maestro para la
exposición y demostración de las lecciones, los mapas mudos ó
semi-mudos son aún más útiles, más necesarios, para compro-
bar el estudio de los alumnos por la recitación diaria, los exá-
menes periódicos y los concursos.
El alumao ha estudiado, por ejemplo, los ríos ó las capita-
les de distrito (arrondiñsemeni) de Francia; la explicación so-
bre el mapa mural escrito sería muy fácil y ociosa, pueslo
que aquel encontraría todos los nombres que habría de decir;
mientras que, por el contrario, sobre el mapa mudo no ve más^
que el trazado de los ríos y las posiciones de los pueblos, á
los cuales debe aplicar sus nombres correspondientes.
Si lo realiza convenientemente, probará que conoce bien la
geografía en su parte esencial, que es el mapa mismo, y que
no ha hecho solo un estudio literal mecánico, cosa que siem-
pre hay que temer.
Con este fin ofrecemos nuestros mapas mudos, que se ca-
racterizan por la sencillez de las líneas, y que no dan más que
las cosas que exige el texto de los manuales, conduciendo al
trazado cartográfico por medio de cuadrados reglamentarios.
Están en relación, no solo con los manuales, sino también con
los cuadernos cartográQcos, los atlas y los grandes mapas mu-
rales escritos.
Una serie completa de cartas mudas de gran tamaño, de
1,20 m. por 0,90 m. do dimensión, debería comprender para
ser totalmente útil:
1.% 2.® y 3.** Tres mapas de Francia (hipsométrico, hidro-
gráfico y político). Estos son los más indispensables.
4.* y 5.* Europa en dos ediciones: una hipsométrica para
DEL MATERIAL DE ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA. «7
él curso superior, y otra política menos completa para el cursa
intermedio.
6." Mapa-mundij con la Oceania,
7.0, 8.*, 9."* y 10. ilsia, África^ América del Norte y Amé*
rica del Sur (con Australia),
11. Palestina.
La serie completa de estos n^apas mudos es de la mayor
utilidad en todos los establecimientos de segunda enseñanza
para el objeto de los exámenes periódicos. Dispuestos conve-
nientemente en la sala, se hace viajar sobre ellos brevemente
á los alumnos, unos tras otros, sin dispensarles por esto de
quQ dibujen el croquis; ya sobre la pizarra ordinaria, ya 80-¿
bre el mapa apizarrado de que hablaremos en seguida.
VIII.
MAPA APIZARRADO.
Indícase con este nombro una tela apizarrada* que lleva se-
ñalado el contorno, ya del mapa de Francia, ya el do Europa,
y á veces de ambos uno por cada lado.
El objeto de este mueble es: 1.*, reemplazar á la pizarra que
debe servir más comunmente para los ejercicios de cálculos,
ortografía, etc.; 2.*, facilitar al maestro el trazado geográfico^
3.% hacer que se vayan ejercitando los alumnos sucesivamen-
te; 4.**, conservar al fin de la lección un trabajo no concluídOy
para continuarlo cómodamente en las lecciones siguientes»
Si el maestro posee un mapa apizarrado, cuando llegue la
hora de la lección de geografía lo colocará sobre la pizarra , y
con tiza dibujará sobre el trazado impreso, y á compás de sus
explicaciones, los detalles sobre los cuales quiera despertar la
atención. Su iniciativa no se halla, por esto, enteramente
anulada, ya que el mapa-apizarrado representa solo los con-
tornos y las divisiones políticas del país, quedando por dibu*
jar las corrientes de agua y las montañas, el lugar de las ca-
pitales ó cabezas de partido, ó por escribir los nombres de' loa
diversos accidentes geográficos,.etG. ; solo que este trabajo
^i5» BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
complementario se hace entonces más segura y más rápida-
mente, y ofrece á los ojos de los alumnos un modelo más co-
rrecto, que' es el que deberán imitar.
Después de la lección , el mapa se enrolla y se guarda para
dejar libre la pizarra.
IX.
LOS MAPAS DEL ESTADO MAYOR.
Los mapas que generalmente se emplean en las escuelas,
ora sean murales, ora de atlas, están dibujados como para
mostrar el conjunto de una comarca, en escala demasiado pe-
queña para que pueda figurar en ellos el pormenor de las
construcciones, como las ciudades y sus alrededores, los pue-
blos y los caseríos. De aquí la necesidad de recurrir á mapas
detallados, de escala grande, cuando se quiere reconocer la
representación exacta de los sitios importantes.
El mapa principal, dicho del Estado Mayor y construido
para el servicio del ejército, es el mapa de Francia en escala
de 80.000. Es el más antiguo. Desde hace algunos años se vie-
nen construyendo otros en diversa escala de 100.030, 200.000,
350.000 y 500.000. Hay, pues, donde escoger.
Es útil y aun necesario, hoy que tanto se habla de vulgari-
zar la ciencia, que nuestros alumnos, á lo menos los de las
clases superiores, conozcan de visu los mapas oficiales, y que
sepan comprenderlos, interpretarlos; en una palabra, leerlos.
La lectura de mapas debe ser tan familiar á nuestros alum-
nos de las clases superiores , como la de una obra tipográfica
cualquiera.
Una escuela bien montada debe poseer, como complemento
de los mapas ordinarios , una ó varias hojas del mapa do
SO.OOO, es decir, á lo meaos Ja que correspondo al municipio
donde aquella se encuentra. Sabido es que el precio es de un
franco la hoja.
Con una de las hojas de escala de 320.000 se obtienen natu-
ralmente menos detalles sobre el municipio, pero en cambio
comprende una región diez y seis veces más extensa.
DEL MATERIAL DE ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA, 2»
X.
SfAPAS EN RELIEVE.
Los mapas llamados en relieve^ es decir, de bullo, son los
que por su forma misma dan las tres dimensicmes: largo , an-
cho y alio. Solamente ellos permiten apreciar la elevación de
las montañas, las profundidades de los valles y* la extensión
de las corrientes de agua, de modo exacto y matemático: úni-
camente ellos nos presentan la naturaleza tal como es en sí, no
de tamaño natural, pero sí en dimensiones proporcionales,
aunque reducidas. Tales son las grandes ventajas de los ma-
pas de relieve; y tal es, también, la razón de los esfuerzos he-
chos en los últimos años para construir relieves de comarcas
más ó menos extensas.
Pero débese tomar una precaución. Si -se quiere que el re-
lieve sea exacto, es preciso qne la reducción se amolde á la
misma escala en las medidas verticales que en las horizonta-
les. Sin embargo, para representar un terreno poco accidenta-
do, cuyo relieve sería imperceptible al sentido, si hubiera de
ser rigurosamente proporcional, se tolera una pequeña exage-
ración que llega hasta doblar ó cuadruplicar la escala vertical.
Resulta de esta regla que la ejecución satisfactoria del re-
lieve de un terreno muy grande, como seria el de una parte
del mundo ó el de un gran Estado como Francia, Alemania ó
Rusia, se hace imposible, á no ser en dimensiones de muchos
metros. í^os mapas pequeños de Europa, de Asia, de América^
sobre todo los pretendidos globos en relieve^ no consiguen sino
falsear las ideas en perjuicio de la realidad. Deben, pues, uti-
lizarse con precaución y solo para dar una vista general de la
configuración del país. No sucede lo mismo respecto á territo-
rios limitados.
No aconséjanos á los maestros que construyan el relieve de
toda la nación, ni aun de un departamento ó de un distrito
(arrondisscment); sino, antes que ningún otro, el del munici-
pio en que se encuentran, tomado aisladamente, ó unido á
330 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD OEOGRÍFIGA.
Otros ó parte de otros vecinos, cuando el lugar lo exige para
obtener un resultado más interesante, ya por el conjunto, ya
por los contrastes que resultan.
El relieve se obtiene de varios modos: por medio de carto-
nes superpuestos, de tierra plástica, de arena engomada ó de
madera tallada. No disponemos de sitio para dar mayores
detalles. •
XI.
RELIEVE SUMERGIBLE.
r
£1 medio intuitivo más directo para hacer comprender á los
alumnos las curvas de nivel y la superposición de los colores
convencionales, sería tener un mapa en relieve del país que
se estudia (v. gr., Francia, Europa), y experimentar las inun-
daciones sucesivas de que hablaremos luego , colocándolo en
una especie de acuario, que se iría llenando de agua progresi-
vamente, de modo que primero se inundasen las tierras bajas
y luego las más elevadas.
Como los mapas de relieve ordinarios no se prestan á esta
experiencia, se ha atendido á ella por medio de un pequeño
relieve especial en yeso, muy sencillo y barato, pintado al
óleo y capaz de soportar la inmersión sin deshacerse, durante
un corto período de tiempo. Este relive sumergible representa
sumaria ó teóricamente una montaña, una meseta, un llano ó
un valle. Las formas están muy redondeadas, á fin de obtener
curvas de nivel muy sencillas, las más fáciles do seguir con
la vista y de dibujar acto continuo. Colocado, pues, el relieve
de un acuario, se llena este lentamente, haciendo alto cada
vez que el agua llega á una nueva curva de nivel: así se
liarán desaparecer sucesivamente los llanos, las mesetas pro-
gresivamente elevadas, y en fin, los montes. Será excelente
hacer que los alumnos dibujen en la pizarra, y reproduzcan
luego en papel el resultado de esta demostración.
DEL MATERIAL DE ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA. 231
XII.
t
RELIEVE TERMINOLÓGICO.
Este objeto, do yeso y barnizado, es un paisaje ficticio 6
ideal ejecutado en relieve ó de bulto, de manera que en él se
reúnen, en una superficie de 60 á 80 cm, de lado, la mayor
parte de los accidentes geográficos: continentes, mares, islas,
ríos, montañas y otros de que se ocupa la geografía.
Para hacer más sensibles ciertas formas, es preciso, sin
duda, alterar con frecuencia las relaciones de las alturas y ta-
maños, observación que el maestro repetirá á los alumnos.
Un relieve de este género construido según las proporciones
exactas, sería muy incompleto, ó no produciría efecto ningu-
no, especialmente sobre espectadores numerosos que no pue-
den ver de cerca el experimento.
XIII.
PANORAMA GEOGRÁFICO.
Como el paisaje de relieve citado, el panorama geográfico
de que tratamos ahora está basado en absoluto en el mismo
principio de la enseñanza intuitiVa ó por el cbspecto. Consiste
en una litografía en colores ó cromolitografía, imitación de
un cuadro, y que representa, de un lado, una vista de los Al-
pes con sus glaciares, unida á la perspectiva lejana del Océano;
de otro, un gran llano continental sembrado de golfos y cahosj
penínsulas, islas y (^f^chipiélagoSy que forman entre sí estre-
chos,, golfos, cabos, istmos , barras de arena, etc.
Se objetará, quizá, que este paisaje es ideal, y que semejante
reunión de accidentes no existe en el globo. Pero sería difícil
encontrar un punto de vista que mostrara, á la vez, los tipos
de todas las formas terrestres que los alumnos deben conocer.
El cuadro, si no es verdadero, es, cuando menos, verosímil^ y
282 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
esto basta. Todo lo que encierra tieae su correspondencia e»
la realidad; y por esto, el maestro , no contentándose con
nombrar las cosas ^ índica, luego, mediante él, un ejemplo de
cada una.
El maestro puede así desarrollar por sí mismo la lección,,
ó bien preguntar á los alumnos sobre los objetos que está»
representados en el paisaje ideal. La experiencia demuestra
que los niños saben dar pruebas de sagacidad en esta materia.
XIV.
ROSA DE LOS VIENTOS.
Bajo el título de rosa de los vientos 6 brújula de techo, exis*
te un medio, tan sencillo como barato, de facilitar los ejerci-
cios acerca de los puntos cardinales, y de fijar de modo esta*
ble la orientación de la clase. Consiste en una hoja de 70 cm.
por lado, pegada sobre tela, y en la cual va el dibujo colorea-
do de una gran brújula, en la que la aguja imantada está pin-
tada en negro. Un círculo graduado lleva las iniciales y los
nombres de los puntos cisrdinales y colaterales. En el exterior
se ven las figuras del sol saliente, sol poniente, sol en el zenit
y estrella polar, así como los nombres do los continentes y
océanos, situados en cada una de estas direcciones.
Sabido es que, á pesar de las explicaciones varias veces re-
petidas, los alumnos vacilan con frecuencia en la indicación
de los puntos cardinales, porque no hay nada á su alrededor
que fije sus ideas sobro este punto. Por el contrario, colocada
esta brújula en el tocho y el alumno bajo de ella y algo hacia
atrás, solo tiene que levantar la cabeza y leer las indicaciones
impresas, extendiendo á la vez los brazos en las direccione.s
preguntadas.
XV.
ESFERAS TERRESTRE T CELESTE.
El USO de una esfera es indispensable, sobre todo al princi-
pio, puesto que es el único objeto que presenta la forma de la
DEL MATERIAL DE ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA. 283
tierra; mas en opinión mía, una esfera de pequeñas ó de me-
dianas dimensiones basta para mostrar los mares y los con-
tinentesy y en especial los círculos de ella. Los detalles geo-
gráficos no pueden verse más que sobre los mapas ordina-
rios.
En cuanto á los globos llamados en relieve, ya hemos acon-
sejado que se rechacen en absoluto.
Hay también esferas en negro, es decir, apizarradas y mu-
das; unas, que solo llevan dibujadas las líneas de los meridia-
nos y paralelos principales; otras, que añaden el contorno de
los continentes, etc. Teóricamente, responden á la mi^ma idea
que los mapas apizarrados de que hemos hecho mención, y
pueden utilizarse de modo análogo; pero su empleo es más di-
fícil, más restringido y menos necesario.
La esfera celeste^ que señala las constelaciones, es la pareja
útil de la terrestre; pero se usa menos, porque supone que los
alumnos están muy adelantados.
XVI.
MUSEO GEOGRÁFICO.
I
Por lo mismo que la geografía se ocupa á la vez de todo lo
que se refiere á la tierra y al hombre, es esencialmente una
ciencia enciclopédica. Todo lo que depende de la historia na-
tural en general, de la física, de la meteorología, geología,
ciencias agrícolas, industriales y comerciales, así como de la
arqueología, etnografía, estadística, etc., le pertenece, á lo
menos en cuanto á los objetos tangibles y materiales. El tan
fecundo principio de mostrar las cosas para que se las com-
prenda, halla su aplicación lógica en las colecciones de todo
género que hoy se aconseja reunir en los museos escolares.
Para nosotros, museo escolar y museo geográfico son sinóni-
mos: por esto créenlos de utilidad hablar aquí de ellos.
Nos falta espacio para desarrollar por entero nuestro pen-
samiento; pero todo maestro inteligente, curioso y trabajador
lo interpretará, si no descuida ninguna ocasión de reunir, de
16
m BOLETÍN DE hk SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
cualquier modo que sea, y especialmente haciéndose ayudar
por los alumuos, que son casi siempre excelentes rebuscado-
res, todos los objetos que pueden hacer intuitiva la enseñanza,
y mediante esto, interesante y fructuosa.
Hé aquí cuál pudiera ser la manera de clasiñcar un museo
de cuya formación se trate:
1.® Todos los objetos que componen el material geográfico
y de que hemos hablado ya: mapas, relieves, atlas, libros^etc,
forman parte del museo escolar, cualquiera que fuese el sitio
que ocupen en la escuela.
í.' Los cuadros, en general: grabados ó estampas, pintu-
ras, fotografías, litografías, etc., que representen paisajes, vis-
tas, asuntos de etnografía ó de historia natural: como los cua-
dros etnográficos y geográficos de Lehmann, los zoológicos de
Leutmann, los de historia natural y tecnología de Deyrolle,
el interesante museo industrial de Dorangcon, los cuadros si-
nópticos de historia, etc.
3.** Los ejemplares naturales, á saber:
a) Para la mineralogía: muestras de los minerales y meta-
les más frecuentes, piedras de construcción y otros materiales
análogos; los elementos constitutivos de los suelos cultivables:
arcillas, arenas, cales, margas, etc.
h) Para botánica: herbarios, compuestos especialmente de
vegetales indígenas, clasificados en colecciones de plantas
alimeniiciasy de huerta^ industriales^ áe pastos, venenosas, me-
dicinales V de bosque,
c) Para la zoología: mamíferos pequeños, pájaros, repti-
les, peces, crustáceos, insectos, etc., más notables por su uti-
lidad, costumbres y demás condiciones, y preparados de modo
que puedan conservarse.
4.* Productos agrícolas é industriales, empezando por los
de la localidad y alrededores. Muestras de primeras materias,
con la serie de las transformaciones que la industria les hace
sufrir, y relativas á la alimentación, vestido, habitaciones,
transporte, etc. El %nuseo industrial escolar, preparado por
M. Dorangcon en 12 cuadros y que contiene más de 700 mues-
tras, es muy recomendable.
DEL MA.TERIAL DE ENSEÑANZA DE LA GEOGRAFÍA. 285
5/ Los instrumentos propios para las demostraciones físi-
<;as y químicas, agrimensura, modelos de dibujo en relieve ó
de otras clases, herramientas de artes y oñcios (tecnología).
6."" Antigüedades: manuscritos antiguos, monedas, imáge-
nes y otros objetos relativos á la historia de la localidad, á la
•etnografía, ó en general á la arqueología.
7.^ Al museo escolar debe añadirse una exposición de tra-
bajos de los alumnos, en la que los mapas geográQcos figuren
al lado de los dibujos en general, de las planas de escritura y
de las redacciones sobre las diferentes materias de la ense-
ñanza.
Nada más favorable para la emulación que esta exposición
permanente de objetos renovados con frecuencia, y á la que
-cada alumno contribuye con algo en relación con su trabajo y
sus progresos.
EXjOO-IO
DBL EXCUO. BBFIOR
D. FRiNCISCO DE BORJA QüEIPO DE LLANO Y GAYOSO,
CONDE DE TORENO,
FREemEKTE QDE FUÉ DB LÁ aociEDAs oeoobAfica de HADnm.
DISCURSO
l«ido en la sesión «xtraordinaña da 8 de Abril de 1890,
por el 8r. D. Julián Snares Incláo.
Rudo batallar aquel en que noüempeDamos durante nues-
tra existencia en el mundo para satisfacer el ohjeto que en úl-
debemos cumplir. Distraídos por el fragor de la pelea, hace-
mos abatracción frecuento de lo que eu derredor nuestro pasa,
dándonos cuenta de los estragos del combate cuando el fatiga-
do cuerpo solicita descanso ó el conturbado espíritu se siente
presa de afliccióu profuuda viendo desaparecer al compañero
esforzado y animoso, al jefe hábil y experto que nos condujera
y guiara fortaleciendo nuestro ánimo con el ejemplo de bri-
llantes acciones, y excitando nuestro celo con el dechado áa
selectas virtudes.
Correspóudenos hoy, poi
momento de tregua á unes
homeuaje justo de admiraci
pañeros ilustres que la mi
cercanos días. Y en esta noi
se enaltece honrando á los
cimientos í ella la honrar
miembro, presentar ante v
ELOGIO DEL EXCMO. SR. CONDE DB TOREXD. m
más preclaros varones que se asoció á nuestra labor, dirigicn-
dola no hace mucho tiempo desde el elevado sitial á que el
voto de todos justamente lo elevara.
üáltome de cierto envuelto en perplejidad extrema al tratar
de poner por obra el encargo carifioso que de la Junta directi-
va he recibido, porque bien fuese que persona de muy mejo-
res cualidades que las mías tuviera á su cuidado el recordar
los hechos del esclarecido Conde de Toreno. Pareciera á mu-
chos, y con juslicia en mi parecer, elección de mayor acierto
la que encomendase esto trabajo á quien por sus prendas y
dotes pudiera con lucimiento realizarlo; pues yo de mi parte
os aseguro sincera y honradamente que nunca he sentido más
la flaqueza de mis medios que al reseñar en concisa síntesis
los actos de un personaje con el cual me unieron lazos de ca-
riño respetuoso, pero del cual me separó la distancia inmensa
que existe entre quien tuvo dotes excelsas un i versal mente
apreciadas y reconocidas, y el que por la debilidad de su en-
tendimiento y escasez de sus facultades se mueve solo dentro
de limitado y pobre horizonte. Para la egregia personalidad
del Conde de Toreno correspondiera mejor enaltecedor que
aquel á quien confiasteis con eiceso de afecto el cometido que
boy cumplo, amparado por la benevolencia de cuantos os dig-
náis escucharme. Estimo, ^i) embargo, que aún siendo exacto
que las acciones de los hotnbres tanto más brillantes panoa,
cuanto más gallarda es la Imaginación del que las describe f
más espléndidas las galas con que se ofrecen á la c
ción de los demás, la verdad sobresale siempre y canipeí, b
23S BOLETÍN DE Lk SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
vista de la generalidad, pasan para casi todos inadvertidos, y
que, completando luminoso surco, constituyen por su enlace
con los primeros conjunto de acabada perfección. A pocas per-
sonalidades puede realmente aplicarse con mayor motivo estas
indicaciones que al ilustre procer, en quien á dotes sobresa-
lientes del hombre público se juntaron preciadísimas cualida-
des que en la esfera privada le distinguieron.
Pertenecía á muy noble extirpe el malogrado patricio don
Francisco de Borja Queipo de Llano y Gayoso. Fueron desde
el siglo XVII los Condes de Toreno, sus antepasados, alféreces
mayores del Principado de Asturias, y ejercieron distinguido»
cargos, ocupando honroso puesto en la antigua Junta general,
y gozando de multitud de preeminencias á que les hacían acree-
dores sus altas prendas; que de no corta fecha parecen vincu-
lados en los Condes de Toreno el talento y la instrucción, que
más que otras condiciones han mantenido el prestigio sumo y
envidiable que disfruta tan ilustre casa. D. José María, Viz-
conde de Matarrosa y padre del eminente repúblico, es de so-
bra conocido por todos, para que me detenga á recordar ahora
sus grandes dotes y servicios. Al ocurrir los sucesos de 1808,
siendo todavía un niño por su edad, un hombre provecto por la
madurez de su reflexión, tomó parle muy señalada en el levan-
tamiento del Principado contra la dominación francesa: pasan-
do á Inglaterra, demostró al punjo habilidad y fortuna extraor-
dinarias en el desempeño del cometido que se le confió, atra-
yendo la cooperación británica para la gigantesca lucha que
contra el invasor emprendió España, y dando muestras en su
mocedad de las brillantes cualidades de estadista con que más
tarde había de distinguirse, haciendo perdurable su nombre
en la historia política de nuestra patria, y su fama de escritor
insigne en la inmortal obra que escribió, digno trasunto de
los famosos hechos que perpetúa. Y aquí señalo la circunstan.
cia felicísima y por extremo notable en los Condes de Toreno
de alcanzar en breve término y juveniles años la notoriedad
que ¡en general es consecuencia de larga carrera.
Siendo tan clara la alcurnia del estadista cuya pérdida llo-
ramos, aún realzada por las excelsas cualidades que elevaron
ELOGIO DEL EXGMO. SR. CONDE DE TORENO, 239
á lugar distinguidísimo al varón eximio que le diera el ser,
grandes eran los merecimientos y dotes que habían de jun-
tarse en él, para que mientras representó en el mundo su
ilustre casa, lejos de empañarse la reputación y crédito de
esta, más se abrillantase y realzara. Y como si el presenti-
miento de que su vida había de ser breve le aguijase con ener-
gía indomable á obtener en poco tiempo lo que hombres es-
clarecidos alcanzan en premio de señalados servicios y excep-
cionales condiciones al cabo de largos años de trabajo y es-
fuerzo, coronando de ese modo tras fatigosa jornada los azares
de una lucha perseverante y ruda, el Conde de Torcno multi-
plicó su actividad, extremó el estudio, adelantó la instrucción,
y tan gallarda y prestamente ejercitó su inteligencia, que en
edad en que otros hombres apenas comienzan á recoger los
frutos de los primeros alardes de la mocedad, el insigne patri-
cio habíase encumbrado, por justificados y rápidos adelantos,
á los puestos más honrosos y eminentes que un ciudadano
puede apetecer y conseguir dentro del sistema representativo.
Pero hagamos punto en este género de consideraciones que el
recuerdo del finado nos sugiere, y expongamos, siquiera sea
sobriamente y en concisa síntesis, los hechos más salientes
que ofrece la biografía del que aún hace poco presidía nues-
tras tareas.
Nació el Conde de Toreno, cuya memoria hoy honramos,
cuando corría el año 1840. Dedicóse durante los primeros
tiempos de su mocedad á cui*sar la filosofía y algunas mate-
rias de las que constituyen la facultad de Derecho, y como ya
entonces demostrara preferencias por los estudios relativos á
las ciencias morales y políticas, en el retiro del hogar acre-
centó sus conocimientos en estos asuntos de modo tal, que al
aparecer eu la escena pública venia dotado con ilustración
vastísima y competencia extremada que prepararon sólida-
mente los triunfos rápidos y notables que poco después llegó
á alcanzar. Eli^gido diputado á Cortes por el distrito de Salas
en 1864, cuando aún no cumpliera la edad requerida para
ejercer las funciones de legislador, promovióse en el Congreso
acalorada discusión con motivo del examen de su acta, en que
210 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
intervinieron para demostrar la falta de capacidad legal del
elegido, que todavía no llegara á los veinticinco años, algunos
de los hombres ilustres que más tarde fueron los más íntimos
amigos políticos del Conde de Toreno, y que eran sus correli-
gionarios eminentes al ocurrir su muerte. ¡Tan grandes y ex-
trañas son las vicisitudes de la vida y los azares de la política!
Figurando en el partido moderado, á que lealmente se afl-
lió, perteneció á las Cortes de 1867, de que fué secretario, dis-
tinguiéndose como hombre de selecto criterio y aventajada
instrucción en varios debates en que tomó parte. El movi-
miento revolucionario de 1868, al modificar los moldes de la
antigua política española, colocó al Conde de Toreno en la
agrupación que enérgicamente sostuvo la causa de la legiti-
midad monárquica; y en las minorías parlamentarias de que
fué miembro en las Cortes de 1871 y de 1873 dio aún el joven
ilustre más señaladas muestras de alteza de miras, de profun-
didad de juicio y de firmeza de convicciones.
Movido por indomable energía y vigorosos alientos, cooperó
el Conde de Toreno con ardor incesante al triunfo de sus idea-
les políticos, y entendiendo que no era bastante su esfuerzo
diario en el Parlamento, empicó sus ardorosos bríos en co-
operar á la fundación del Círculo Alfonsino y en dirigir con
actividad extraordinaria la campaña periodística que desde las
columnas de El Tiempo se mantuvo en pro de los derechos in-
discutibles de D. Alfonso XII. Con todo esto y con fructuosos
y repetidos viajes al extranjero, puede afirmarse que el Conde
de Toreno fué uno de los que más valiosa y eficazmente con-
tribuyeron á realizar el transcendental hecho político engen-
drador del actual orden de cosas.
Mas como fuese indudable que no en balde se realizaran
ciertos sucesos modificadores de nuestras costumbres y del
modo de ser de nuestra sociedad, consideró el Conde de To-
reno que los principios del antiguo partido moderado no se
acomodaban á las exigencias de la política española en fines
de 1874. Paladinamente, y en la forma sincera que sus con-
vicciones le imponían, lo declaró así, entrando por su parte
á militar en las filas del partido conservador-liberal que desde
ELOGIO DEL EXCMO. SR. CONDE DE TORENO. 241
el advenimiento do D. Alfonso al trono acaudilló el Sr. Cáno-
vas del Castillo; y en esa fuerte agrupación política obtuvo
el distinguido puesto á que le hacían acreedor sus servicios y
sus méritos.
Al punto de realizarse la restauración monárquica en la
forma que requería la tradición, discretamente aparejada con
las ideas modernas, fué el Conde de Toreno alcalde presidente
del Ayuntamiento de Madrid, en cuya administración muni-
cipal ya interviniera antes de la revolución de 1868; y en el
desempeño de aquel cargo, nada fácil por cierto, acreditó por
gran manera su laboriosidad, honradez y talento, justamente
apreciados por el vecindario de la capital, que estimó en su
debido valor las condiciones de administrador integérrimo y
celosísimo que adornaban al ilustre Conde: por eso dejó este
huellas memorables de su notable gestión municipal, las cua-
les aún se habrían marcado de modo más indeleble y benefi-
cioso para la corte de España, si la necesidad de llevar al Conde
de Toreno á un puesto donde pudiera servir en más amplia
escala los intereses generales del país, no le apartara algunos
meses después del cargo que con tan grande satisfacción y
aplauso del pueblo madrileño ejerció. Nombrado en 1875 mi-
nistro de Fomento en el segundo ministerio de la restaura-
ción, que, como el anterior, presidió el Sr. Cánovas del Casti-
llo, el Conde de Toreno no se dio un punto de reposo, ni cesó
de poner constantemente en ejercicio su laboriosidad incansa-
ble, su ilustración aventajadísima y su despierto entendi-
miento para introducir reformas ventajosas, en que á la loza-
nía de la transformación se juntaba la madurez de la pruden-
cia, y realizar trabajos de señalado mérito, con que se favore-
cieron los intereses materiales del país, y se elevó la general
cultura.
Impulsó el Conde de Toreno, por modo considerable, las
obras públicas en cuanto lo permitía el estado del Erario,
protegiendo el adelanto de las que de tiempos anteriores se
venían ejecutando, y promoviendo la construcción de impor-
tantes obras nuevas cou que se fomentó la riqueza y se des-
arrolló la prosperidad de muchas comarcas; y eso que la na-
212 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
ción acababa de salir de profunda crisis que enervara su podei
vital, y menester era restaurar con sumo cuidado las perdidas
fuerzas antes de acometer vigorosamente tareas que solo pue-
den imponerse á un organismo robusto y poderooo. Regiones
de España, antes desatendidas, y desde entonces ayudadas por
la fortuna, al recordar la época en que concluyó su aislamiento
y en que la llegada de la locomotora puso en acción elementos
de vida y de progreso capaces de realizar en breve término
notables metamorfosis, mantendrán vivo el recuerdo del ilus-
tre personaje á quien son deudores de tan importantes bene-
ficios.
Conocedor, como pocos, de las verdaderas necesidades del
paíSy y apreciando lo mucho que en esta nuestra nación deben
hacer los poderes públicos para imprimir desarrollo á la agri-
cultura, fomentar los cultivos y la ganadería, atendió coa es-
mero especialísimo, tanto como el que más do los ministros de
Fomento que le precedieron, á difundir la enseñanza y la
práctica agronómicas, sentando en este punto las bases de in-
dudables mejoras; y además de esto, el Conde de Toreno no
perdonó medio para dar impulso vigoroso á todo género de
iniciativas que contribuyesen á acrecer la prosperidad de
nuestra patria.
Dejando en todos los ramos que, como ministro de Fomen-
to, tuvo á su cuidado, huella imperecedera de su paso por el
centro directivo que principalmente puede y debo contribuir
á mejorar las condiciones materiales del pueblo, y á enaltecer
las cualidades morales del país con el adelantamiento de la
instrucción en sus diversas manifestaciones, el egregio Conde
de Toreno, en punto al adelantamiento de la enseñanza públi-
ca, llevó á efecto trabajos do verdadero mérito que por sí solos
bastaran á perpetuar su memoria. Fundó la escuela Frcebel; c
inspirándose en nobilísimas aspiraciones, procuró con par-
ticular esmero mejorar la condición de la desatendida é im-
portantísima clase del profesorado de primera enseñanza, á la
cual fuera bien que todos los Gobiernos concedieran atención
cuidadosa y preferente, en provecho de la ilustración general,
que es base y fundamento esencialísimo de la grandeza de los
ELOGIO DEL EXGMO. SR. CONDE DE TORENO. 243
pueblos; y en tan hermosa tarea, no descuidó el inteligente
ministro la prolección que era prudente otorgar á los que
desde más altas categorías dedican sus afanes por deber de
profesión á la prolija labor de la enseñanza en los centros do-
centes oficiales.
Los eruditos y amantes de los estudios históricos y científi-
cos no han de olvidar ciertamente que al ilustre Conde de To-
reno se debe la reorganización importantísima del Archivo de
Alcalá de Henares, la impresión escogida de la justamente ce-
lebrada Historia de Felipe 11^ por Cabrera de Córdoba, y de
las Variedxdes de la vid, por el sabio Rojas Clámenle; ni tam-
poco han de considerar menos merecedoras de aplauso la soli-
citud con que el diligente ministro decretó la publicación de
Lis famosas Cartas de Indias y de la primera Compilación de
instrucción pública. Todo esto, unido á la construcción del
edificio en que hoy se halla establecida la Escuela de Veteri-
naria, y á la adopción de las primeras disposiciones tomadas
para erigir el en que está ya instalado el Instituto del Carde-
nal Cisneros, acreditan muy á las claras cuan fructuosa fué la
permanencia del Conde de Toreno al frente del departamento
ministerial que rigió hasta fines del año 1879 con raro acier-
to, que nosotros principalmente tenemos el deber gratísimo de
encarecer, por lo mismo que á la fundación de esta Sociedad
prestó grande apoyo y eficaz protección desde su elevado
cargo de ministro, el que fué más tarde nuestro esclarecido
presidente.
Desempeñó luego el Conde de Toreno la cartera de Estado;
mas por breve espacio de tiempo, porque de allí pasó, en los
comienzos del año 1880, al muy alto puesto de Presidente de
la Cámara popular, donde tan señaladas pruebas dio de sus
exquisitas dotes en el no muy largo plazo que tuvieron aún de
vida aquellas Cortes, que reconociéndose en él aptitudes no-
tabilísimas para ocupar el sillón presidencial del Congreso de
los Diputados, llevóle á él de nuevo la voluntad de su partido,
cuando en 1884 se reunieron las Cortes conservadoras elegidas,
al volver á la dirección del Gobierno del país el Sr. Cánovas
del Castillo; uo sin que antes, acreditando su gran modestia,
M4 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
ojerciose el cargo de gobernador de Madrid, porque así con-
vino entonces á los intereses de la colectividad política á que
pertenecía, á los cuales pospuso siempre toda idea, utilidad y
beneíicio personal.
Nadie hay que desconozca y deje de apreciar en su extremo
valor las cualidades eminentes que demostró el Conde de To-
reno dirigiendo las discusiones del Congreso, y es generalmente
sabido que ninguno de los políticos eximios de la nación, que
en épocas diversas fueron elevados por sus méritos á tan ele-
vado cargo, aventajó al finado ilustre, cuyo recuerdo honra-
mos esta noche, en el cumplimiento de aquellas difíciles fun-
ciones. Hiciéronse más que nunca notorios el tacto extraordi-
nario, la prudencia selectísima, el juicio reflexivo y la rectitud
incomparable del Conde de Toreno, al presidir las sesiones
del Congreso de los Diputados. Prescindiendo de las estrechas
miras de partido, supo siempre contener los ardores exagera-
dos que en ocasiones suelen desplegar las mayorías, ampa-
rando los derechos de todos los diputados; y como jamás dejó
de dar solución satisfactoria por la eficacia de su proceder co-
rrectísimo á los incidentes apasionados, que de frecuente é
inopinadamente surgen en acalorados debates, cuando las pa-
siones se desbordan acallando los impulsos de la razóo, fué el
Conde de Toreno por unos y otros respetado y querido, lo-
grando por sus peregrinas condiciones de inteligencia y tino
la consideración y el respeto que las más veces solo se otorgan
al venerable rostro en que marcan su huella profunda é in-
evitable la influencia natural de los años.
En su no corta vida política, distinguióse especialmente
como orador parlamentario el Conde de Toreno; y si en sus
discursos no campeaban las imágenes arrebatadoras que son
propias, sobre todo, de la imaginación exuberante de los hijos
del Mediodía, veíase en ellos la fuerza de la razón, el estudio
prolijo, el juicio acertado, el argumento vigoroso, el análisis
maduro, capaces de impresionar siempre al auditorio. Cuantos
tuvimos ocasión de estimar sus cualidades, no podremos dar
al olvido la exquisita discreción, el acierto esmeradísimo y el
juicio seguro con que su claro talento hallaba la solución más
ELOGIO DEL EXGMO. SR. CONDE DE TORENO. W5
feliz para toda clase de cuestiones, por difíciles que ellas fue-
sen, y por súbitamente que se presentaran.
Como la laboriosidad y el estudio eran condiciones que so-
bresalieron por modo esencial en el ilustre personaje, las ta-
reas parlamentarias, á que dedicaba asiduidad excepcional,
(que no ha de encontrar fácilmente imitadores), no le im-
pedían, sin embargo, realizar trabajos importantes de otro
orden, do que conservarán grata memoria la Academia dd
Ciencias Morales y Políticas, la Sociedad Económica Matri-
tense, y todas aquellas corporaciones que se deleitaron con la
profundidad de criterio que distinguía á todas las obras del
Conde de Toreno. Entre estos trabajos debemos citar el dis-
curso que pronunció el 29 de Diciembre de 1885 para solem-
nizar el aniversario de la fundación de la Academia citada,
eligiendo materia sobre que había meditado profundamente,
cual era La importancia poliiica^ social y económica de las
grandes capitales en las naciones modernas. Fué esta labor de
suma importancia, y si no nos arredrase el temor de distraer
por sobrado tiempo la atención de nuestro auditorio, nos de-
leitaríamos en exponer algunas consideraciones sobre aquel
discurso, que versaba sobre asunto íntimamente ligado con
nuestras tarcas. Y la Sociedad Geográfica, que se honró con
su presidencia, en fecha cercana, halló motivo justificado para
reconocer que, la reputación obtenida por tan egregia perso-
nalidad, tenía, como pocas, sólido fundamento. Cuantas dotes
meritísimas había demostrado poseer el Condo de Toreno en
todas las circunstancias de su vida, acreditólas cumplidamente
al dirigir nuestros trabajos, y su consejo y opinión pesaron
entonces con decisiva y provechosa influencia en las tareas
de esta Sociedad. ¡Qué menos, por lo tanto, podemos hacer,
que rendir un tributo de admiración y afecto cariñoso al que
nos concedió en vida protección oficial primero, la importan-
cia de su personal auxilio después!
Tales son, expuestos sobriamente, porque bien comprendo
que no debo solicitar vuestro atención para más extensa labor,
los hechos más notables que ilustraron la personalidad á
quien dedicamos esle modesto recuerdo. Alcalde de Madrid A
*¿46 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
los 34 años de edad, ministro á los 35, presidente del Con-
greso de los Diputados á los 40, el Conde de Toreno pudo legí-
iinaamente envanecerse, de que no por la tradición y la clari-
dad de su apellido, no por los blasones de su casa, ni por noe-
moria de culminantes hechos que sus antecesores cumplieran,
llegaba en edad tempranal á tan elevados destinos, sino por la
eficacia sola de sus propias y distinguidas acciones. Cebáronse
en él, á las veces, cual sucede en casos semejantes, las pasio-
nes ruines de malévolos insidiosos, á quienes la luz que irra-
dia de foco luminosísimo ofusca la obscura y rebajada con-
ciencia; pero al punto las facultades extraordinarias del ilus-
tre personaje, tanto más bizarramente desenvueltas, cuanto
más delicadas eran las funciones que se le confiaban, y donde
muy aventajados ingenios en más de una ocasión fracasaran,
imponíanse á todos con invencible impulso; y después de ocu-
par el Conde de Toreno tan altos puestos, reconocíase unáni-
memente, por amigos y adversarios, por doctos é indoctos,
que pocos le habían igualado en habilidad y pericia para des-
empeñarlos, ninguno quizás aventajado. Ni podía ser otra
cosa; porque el talento notabilísimo del Conde de Toreno; su
cultura de espíritu y elevación de miras; su instrucción aventa-
jada y laboriosidad exquisita; su rectitud acrisolada y su gran
prudencia; su cortesía y afabilidad notorias, que no excluían
la austeridad en él ingénita; su firmeza de carácter y amor á la
justicia; su respeto á las leyes y á las opiniones de los demás;
su integridad purísima, hicieron de él una personalidad sa-
liente de nuestro tiempo, de quien pudo decir razonadamente
un insigne estadista, que sobre todos sus méritos y condicio-
nes intelectuales, debía hacerle acreedor á pasar á la posteri-
dad con título gloriosísimo, la circunstancia de ser uno de los
hombres de más limpia vida que han honrado jamás la socie-
dad española. ¡Qué satisfacción mayor puede haber que la
experimentada por aquel, que en medio de las vicisitudes y
contingencias de la política, siempre apasionada é injusta con
el adversario, merece el aprecio y la consideración general de
sus conciudadanos! Esto lo obtuvo mientras vivió el Conde de
Toreno; ¿quién, como él, podrá gozar de tan legítimo orgullo
ELOGIO DEL EXGMO. SR. CONDE DE TORENO. 247
entre los que vívea en esa perpetua é incesante lucha, donde
se atacan las reptitaciones más sólidas, y se debilitan con fre-
cuencia los prestigios más espléndidos y mejor afirmados?
T así se explica que, cuando en momento infausto para la
patria, el Conde de Toreno abandonó la pobre mansión que
transitoriamente habitamos para elev^ar su alma tras corta
existencia en el mundo á regiones donde únicamente sedan la
suma pureza y perfección, Madrid entero llenóse de tristeza;
los que conocieron y se honraron en tratar al que para toda
una eternidad dejaba el mundo, sentían acudir á su corazón las
mayores amarguras; todos á porfía recordaban las dotes excel-
sas del finado, igual aquellos que él distinguió con su amistad,
que quienes, menos afortunados, solo le apreciaban por sus ac-
tos como hombre público; y cuando poco después, el telégrafo,
avisador iústantáneo de los sucesos y productor súbito de ale-
grías y pesares, transmitía con terrible concisión la fatal noti-
cia, el dolor se extendía por toda la Península; y allá, en aque-
lla región enaltecida por la historia y exaltada por los hechos
de hijos ilustres en donde el Conde de Toreno derramara be-
neficios sin cuento, reconocidos con gratitud natural en pechos
nobles; en la provincia de Oviedo, cuna de la clara estirpe del
Conde de Toreno, la aflicción fué inmensa, pensando todos los
asturianos que al perder el personaje á quien tanto debe aque-
lla comarca, más que al hombre de Estado, habían perdido
algo que con ellos vivía en el seno de la propia familia. Cu-
brióse el antiguo Principado de luto, que se mantiene y se
mantendrá siempre en los corazones de cuantos hoy lo pue-
blan y que se transmitirá luego á las generaciones venideras
para que perdurablemente se conserve la memoria del varón
insigne, cuyo recuerdo quisieran los asturianos aprisionar con
egoísmo cariñoso, escudándolo con las agrestes alturas cánta-
bras y las imponentes olas oceánicas.
Penetró el dolor en las Cámaras españolas, donde tantas
veces se había escucihado la autorizada palabra del Conde de
Toreno: en el Congreso, sobre todo, á que el ilustre procer
había pertenecido desde temprana edad, dejáronse oir voces
elocuentísimas del presidente de aquel Cuerpo, del jefe del
248 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Gobierno y de los que capitanean las diversas fracciones polí-
ticas, ansiosos todos de rendir homenaje de respetuoso afecto
á la memoria de quien por tantos años había ilustrado la tri-
buna. Y es que en el Conde de Toreno se veía algo míísquo al
hombre de partido leal y consecuente; en él se admiraba al
caballero cumplidísimo, de hidalgos sentimientos y de corazón
sano, al personaje de conciencia honrada y condición austera;
y no están ciertamente tan sobrados de personalidades como
el Conde de Toreno la sociedad y política españolas para que
no deba deplorarse amargamente la muerte de quien supo
reunir aquellas preciadas cualidades en armónico conjunto, y
conservar siempre tan privilegiado tesoro. Los sentidos acentos
que en la sesión del 1.* de Febrero brotaron de los labios de
distinguidos oradores, la voz apagada y comprimida á las ve-
ces por el sentimiento y los sollozos que parecían salir del
fondo mismo del alma, la aflicción retratada en los semblantes
de los concurrentes, asociándose todos con muestras inequívo-
cas de dolor á las palabras de los que expresaban el general
pesar, constituyeron un acto hermoso y grande que jamás se
borrará de la mente de cuantos tuvimos ocasión de presen-
ciarlo.
Pero aun con ser solemnes estas manifestaciones, fué toda-
vía, si cabe, más brillante la que en el acto de conducir á su
postrera morada los restos del esclarecido patricio efectuaron
todas las clases sociales, como si á porfía se afanasen en ates-
tiguar la consideración sincera que al Conde de Toreno profe-
saban. El pueblo de Madrid acudió en apretada masa á formar
parte del fúnebre cortejo, ó á presenciar su paso; tras el mo-
desto féretro en que por voluntad del finado se encerraba el
cadáver, y en las calles y plazas de tránsito, agolpábase inmensa
muchedumbre ávida de rendir la última expresión de cariño al
que prematura y desdichadamente dejara de existir. El Con-
greso y el Senado on su más alta representación, el Ayunta-
miento de la corte y corporaciones ilustres, el estadista insig-
ne, el representante do la nación, el hombre de ciencia, el no-
ble linajudo, el funcionario público, el correligionario polítino,
el comerciante, el industrial, el propietario, el hombre acau-
ELOGIO DEL BXCMO. SR. CONDE DE TORENO. 249^
dalado y de modesta clase, todos se juntaroQ en magnífica ex-
presión de duelo, cual acaso no se recuerde otra semejante
desde hace muchos años. Y cuando en estrecha fosa quedaron
depositados los despojos mortales del Conde de Toreno, en
todos los rostros se advertía la honda pena con que para siem-
pre se abandonaba al diputado eminente, al hombre honrado,
al amigo cariñoso.
En esta velada se aviva en nosotros el recuerdo del que
por sus acciones logró universal aprecio: al dedicarle este re-
cuerdo, propongámonos todos seguir con firmeza la noble senda
trazada por el personaje preclaro que nos dio ejemplo con sus
grandes virtudes, capaces de obtener galardón merecido en la
tierra, de alcanzar en el cielo el premio que Dios otorga á los
varones justos.
•
He dicho.
17
IjOOIO
DEL BXCMO. SEÑOR
D. HILARIO NAVA Y CAVEDA,
YICEPRESIDERTE QUB FOÉ DE U SOCI£OAD GSOGRÁnCA DE MADRID.
DISCURSO
leído en la sesión extraordinaria del 8 de Abril de 1890,
por el limo. Sr. D. Cesáreo Fernández Duro.
Acababa la guerra civil que hundió á nuestra nación; sufri-
das las naturales consecuencias en larguísimo período, cuando
el del orden relativo tuvo principio, se sintió en las esferas del
Gobierno la necesidad de un elemento sin el cual, ni la conside-
ración en el exterior, ni la seguridad dentro, ni la perspectiva
de enlace, concurrencia y comunicación con propios y extra-
ños podrían existir en una península de costas dilatadas en
dos mares, poseedora todavía de provincias en lejanas partes
del mundo.
No había Marina por entonces; los restos de aquella que
acabó en Trafalgar Fe habían desmoronado eñ los arsenales,
si tal nombre podía en propiedad conservarse á inmensos
corralones cuyas tapias tan solo cercaban ruinas, escombros
y herrumbre. No había comercio ni navegación , gastados los
hombres y los caudales en la lucha fratricida. No había apenas
concepto de la patria, perdida la costumbre de extender la
vista más allá de sus fronteras, con el empeño insensato de
alzar otras artificiales por en medio.
Se pensó al fin en el remedio de estos males, cuando la me-
joría de circunstancias lo consintió, proyectando la reconsti-
tución progresiva de la Armada, y como para ella fuera ante
todo indispensable pericia en la arquitectura naval, quedó
ELOGIO DEL EXGMO. SR. D. HILARIO NAVA. «51
resuelta la creación de un cuerpo de ingenieros especiales á
cuyo cuidado se fiara la cimentación de la obra, abriendo con-
curso en que se llamaba á los que con fuerzas y conocimientos
se sintieran.
Fueron las exigencias del Gobierno muchas, naturalmente,
y el rigor con que se examinó á los pretendientes, extremado;
no faltó, con todo, quien supiera satisfacer á las peticiones del
certamen, lesultando escogido un grupo, si pequeño, de apti-
tud sobresaliente en la prueba. Obtuvo en él superior califica-
ción y vino á quedar el número primero D. Hilario Nava y
Caveda, natural de Gijón, joven de 21 años cumplidos en el
de 1848, que fué el de los exámenes, ganando desde luego,
como sus compañeros, el empleo de alférez de fragata, empero
teniendo con la antigüedad que alcanzó, asegurada la jefatura
del instituto y cuerpo en que ingresaban.
Enviado por el Gobierno á hacer estudios de aplicación en
la escuela de construcciones navales que la Marina france-
sa tenía establecida en Lorien t, practicados luego en el arse-
nal de Bresl; visitados los principales de Inglaterra, regresó á
España en 1853, siendo destinado á Ferrol con cargos y comi-
siones harto superiores á su empleo de alférez de navio.
Todo había de hacerse allí para que el primero y principal
de los arsenales de España se pareciera á los del extranjero
en algo más que en la especificación; diques, gradas, varade-
ros, talleres, herramientas, máquinas, y aun operarios que
las supieran manejar; y también había que deshacer algo; la
rutina; había que corregir vicios, que reformar corruptelas
arraigadas en tanto tiempo de penuria y forzado abandono.
Lo bueno que se consiguió en Ferrol en ocho años, no es
en absoluto obra de D. Hilario Nava, ni le es imputable en
conjunto lo que no se estime excelente durante el mismo es-
pacio. No tenía por entonces representación, autoridad ni ini-
ciativa suficientes; no estaba á su entero cargo la dirección del
establecimiento; sin embargo, en ese período de los ocho años
en que se inauguraron las grandes obras, en que se formó la
maestranza, se sentaron las reglas de marcha, en una palabra,
se estableció el sistema ordenado de aquel mecanismo fabril y
252 BOLETÍN DE LA SOGIEPAD GEOGRÁFICA.
administrativo, Nava pudo influir 6 influyó mucho beneficio-
samente.
La fuerza de las circunstancias en un principio indicadas,
le llevó á la dirección de su instituto demasiado pronto, no
por consideración á la competencia, sino atendiendo á las
condiciones exteriores de respetabilidad que suelen tener los
que á tal altura llegan. Iba á concurrir y alternar en los Con-
sejos de la Marina, joven y con el empleo de capitán de navio,
que á muchos parecería rápidamente conseguido, con los di-
rectores de otros cuerpos, generales ancianos. Iba á ser objeto
de atención general; punto de partida en determinadas reso-
luciones; blanco de la crítica de los trabajos de ingeniería, sin
égida fuerte con que amparar á los que en ellos se empleaban.
íY en qué tiempos le tocaba soportar el peso enorme de su
cargo!
Al crearse el cuerpo de ingenieros navales, empezaba á ge-
neralizarse la aplicación del- vapor á la navegación, pero aún
no se había determinado entre nosotros; los buques que cons-
tituían la Marina española eran de vela; de vela y madera los
que en nuestros astilleros se construían, teniendo procedencia
extranjera los que formaban excepción. Al poco tiempo, la
adopción de la hélice por propulsor cambió completamente la
forma, las dimensiones, el armamento, el modo de ser de las
naves de guerra. Creyóse haber encontrado los tipos perfectos
en el navio y la fragata; se hicieron acopios de materiales en
consecuencia; se montaron los talleres de fundición, forja y
ajustaje, y con rapidez tuvimos escuadra respetable; aquella
que con honra y lucimiento hizo la campaña del Pacífico; tu-
vimos tipos hermosos capaces de afrontar comparación con
cualquiera otros; núcleo de las fuerzas necesarias á la conside-
ración y respeto nacionales; mas no tardó en iniciarse la lu-
cha de competencia entre el cañón y la coraza, lucha después
llevada hasta el delirio. De nuevo la figura, la capacidad, la
velocidad y la maquinaria fueron variando, sin que sirvieran
los elementos antiguos, obligando los cambios á sustituir los
diques y los talleres, los obreros y las herramientas, en suce-
sión vertiginosa mantenida con tesón, aun á costa de sacri-
ELOGIO DEL EXGMO. SR. D. HILARIO NAVA. 2^8
fíelos, por las grandes naciones, imposible á las de recursos
contados. En las primeras se han gastado millonadas en ensa-
yos; la prudencia ha aconsejado á las otras irse con parsimo-
nia, quedando rezagadas por no aceptar lo que la experiencia
no tenga bastantemente sancionado.
No faltan entre nosotros inteligencias que observen y apre-
cien lo que la mutación significa y requiere; pero abundan
más las que influidas de la impaciencia ó del buen deseo qui-
sieran que figurara España en primera línea, aunque carezca
de aquel nervio de vitalidad sin el cual no se hacen milagros.
Una construcción malograda nada significa en aquellas pri-
meras naciones citadas^ donde el empeño de la superioridad
estimula la inventiva y aventura gastos enormes, beneficiosos
en todo caso á sus factorías; mientras que la menor contrarie-
dad, acaso producida por la inexperiencia de un obrero, suele
en las otras alzar clamoreo general con impresionabilidad
por la que ni el concepto ni la reputación se libran de sos-
pecha.
El director de ingenieros navales hubo de pasar necesaria-
mente por un período de prueba peligrosa en que el tiempo
había do parecerle escaso, obligado, independientemente de la
labor asidua del despacho, á un estudio incesante de los pro-
gresos, de las teorías, de las experiencias hechas por doquiera,
á un cálculo continuo de las aplicaciones, comparadas las ven-
tajas con los inconvenientes y con los recursos. En la situa-
ción en que estaba colocado, no podía ser de aquellos jefes que
conciben y ordenan; la desconfianza lo obligaba á contarse en
el número de los que discurren y ejecutan simultáneamente.
La faja de general que ciñó al empezar el año de 1870 no dio
á su personalidad respeto que sin ella no tuviera conquistado.
En las propuestas, en los informes, en los estudios que se le
habían encomendado ó que por obligación debía presentar,
había una profundidad de pensamiento, un estudio tan dele-
nido, un lujo de erudición y un celo de tal modo evidente en
la gestión de los intereses del Estado, que daban á los expe-
dientes sollo original preventivo de objeciones ó reparos, pen-
sados de antemano cuantos pudieran ocurrir á la más delicada
234 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
atención y aun á la más maliciosa suspicacia. El general Nava
había dado por sí mismo solidez al asiento en los centros con-
sultivos de la Armada, donde su voto tuvo peso.
Y no allí solo: también lo emitió con autoridad en los Mi-
nisterios de Hacienda y Fomento, nombrado por elección pre-
sidente en la sección de Industria del Consejo Superior de
Agricultura y Comercio, y miembro en la Junta do valoracio-
nes para el arancel de aduanas y de estadística comercial.
La inclinación que en todos los hombres se pronuncia por
determinadas aficiones, en oposición muchas veces con el curso
de los estudioa profesionales, y por contraste ó esparcimiento
algunas, de los deberes, se manifestó en el general Nava por
senderos convergentes al punto de su principal aptitud. Lle-
vábale á la meditación de la industria en el concepto general
y á la mecánica aplicada á sus fines, un impulso irresistible,
enderezado por el deseo de implantar en el país las ramifi-
caciones que con savia propia lo emanciparan de la depen-
dencia.
Grandes fueron los conocimientos de este hombre estudio-
so; señalado el dominio que tuvo en los ramos de la admi-
nistración, y aún lo alcanzó mayor profundizando la economía,
la filiación, el desarrollo de las industrias, ya en las nocivas á
la salud y á la seguridad pública, ya en las de ficticia existen-
cia, ya en las que han venido á ser el pan de las otras, como
la extracción de minerales de carbón y hierro y la transfor-
mación del último en materia esencial para las artes de la paz
y de la guerra, no siendo estériles los- esfuerzos que hizo para
que entre nosotros progresaran. En la información pública
abierta con objeto de llegar á la supresión del derecho diferen-
cial de bandera; en los informes y ponencias acerca de los de-
rechos de arancel con que había de cargarse á los hierros y
algodones; en el fomento de la Marina mercantil; en el dis-
curso que como diputado pronunció en el Congreso discutien-
do el proyecto de Código de Comercio, quedan elocuentes tes-
timonios do su valer en estas materias.
Jamás se dijera, no obstante, sin oirle, que lo atesorara;
modesto, sin la afectación del que pretende parecerlo; modesto
ELOGIO DEL EXGMO. SR. D. HILARIO NAVA. 255
como de ordinario lo es el sabio, en el vestir, en el hablar, en
cualquier acto de concurrencia, esquivaba las ocasiones de sig-
nificación, huyendo de las de apariencia innecesaria. Placíale
el retiro en santificación del trabajo que fué su lote, consu-
miendo lo más y lo mejor de su vida. Si se reunieran los ex-
pedientes que han pasado por su mano, asombraría el volu-
men que componen tanto como el discurso que representan,
por más que estuvieran destinados á la oscuridad de un archi-
vo después de decidir cuestiones de momento, áridas, enojosas
cuando no impertinentes.
Y no siempre por necesidad intervenía. En una de las oca-
siones, designado por él como presidente de la sección de In-
dustria el vocal á quien correspondía el estudio, por excusa no
muy bien fundada que en el acto alegó el elegido, tomó sobre
sus hombros la carga, prefiriendo aumentar la de su abruma-
dora ocupación diaria á insistir en una imposición que violen-
taba á su carácter bondadoso, aunque fuera justificada. El caso
no es único, y no hay que decir que el servicio salió ganan-
cioso cuando hubo conckiído el informe que tituló Considera^
dones sobre la pesca del saimón en España y legislación espe^
cial que debe regir dichapesca.
Examinó la importancia de la explotación de las aguas en
general y la decadencia que se observa entre nosotros en la de
las dulces; la naturaleza del salmón y los obstáculos naturales
y artificiales que se oponen á su propagación; la deficiencia de
las leyes y la necesidad de reformarlas, atendiendo aun recur-
so que interesa á la alimentación del pueblo. Expuso lo que
esa explotación representa y produce en otros países, especificó
en la del salmón los procedimientos usados en Escocia, Irlan-
da, Suecia y Noruega; describió los ríos con los respectivos
saltos naturales ó acomodados al movimiento de fábricas, sin
olvidar los medios discurridos para conciliar los interesesd e
unas facturas con los de otras.
Es el estudio gallarda muestra de las dotes del autor; la geo-
grafía, la historia, la economía, la legislación, la política, dan
su contingente á la disertación encaminada en síntesis á do-
tar á nuestra Península de una industria útilísima, por deja-
%)6 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
dez no aprovechada. Todos los trabajos del general Nava son
lo mismo; en todos, correspondiendo á la medida de sus fuer-
zas, que eran grandes, se descubre al hombre cuyo pensa-
miento iba guiado por el servicio de la patria; no obstante,
leído que fué en sesión plena del Consejo de agricultura el in-
forme, por la actitud del autor quedara como los demás guar-
dado en un legajo; quedara ciertamente, si contra su volun-
tad, no presentara el que había sido causa de su ponencia,
moción que por unanimidad aceptó el Consejo mismo, acor-
dando que se publicase.
Le faltaron tiempo y decisión para dedicar la inteligencia á
escritos literarios con que lucir en círculo más amplio y más
ameno que el del expedienteo; no encontró espacio en que re-
dactar el discurso de ingreso en la Academia de Ciencias, es-
tando de muy atrás elegido para la sección de las exactas,
aunque para mí tengo que la desconfianza de sí mismo no
•d^jó de influir en el propósito que un día para otro fué demo-
rando indefinidamente. Presumo que se proponía historiar el
arqueo de las embarcaciones, desde su origen hasta el Con-
greso de Constantinopla, en que se adoptaron reglas unifor-
mes de aplicación universal, porque le he visto acopiar datos
antiguos. Hubiera sido asunto original de mucho interés, y
acaso entre sus papeles haya quedado el bosquejo confundido
«n el montón de materiales de toda especie que recogía y co-
mentaba á ratos, puesto que no los tuvo de ocio.
Dio, por excepción rara, á la estampa, un libro que responde
de lleno á los fines de nuestra sociedad, bien que no sea ex-
clusivo servicio que esta le deba; fué socio fundador, vicepre-
sidente reelegido en veces, y dirigió con acierto las discusio-
nes de la Junta directiva.
El libro, por demás curioso é instructivo, se titula Noticias
sobre el imperio del Japón, y á las que contienen comun-
mente los tratados especiales de geografía y de historia, juntó
las que fueron fruto de propia observación sobre los produc-
tos y los datos oficiales presentados por la comisaría imperial
en las Exposiciones de Viena de 1873, de Filadelfia de 1876, y
de París de 1878, con algunos más de estadística comercial,
ELOGIO DEL EXGMO. SR. D. HILARIO NAVA. 257
de población y presupuestos, reunidos hasta el año de 1882 en
que la obra se imprimió. Abraza la descripción del país, cli-
ma, forma de gobierno, división territorial y administrativa,
universitaria y judicial; obras públicas, sistemas de pesos,
medidas y monedas; productos agrícolas, forestales, de mine-
ría y metalurgia; productos de las aguas; industria fabril y
manufacturera; instrucción publica; ejército y marina. En la
última se revela el ingeniero naval, por la atención con que
examina los materiales de construcción y estudia los estable-
cimientos en que se transforman; en el examen de la indus-
tria se descubre el amante de sus progresos y aplicaciones,
tanto se fija en las que los japoneses dominan; sedería^ pape-
lería, cerámica, bronces, lacas, pesca; en el conjunto aparece,
como siempre, el patriota, que no ve cosa sin procurar utili-
zarla. Oigámosle:
«Siempre han disfrutado el privilegio de interesar la aten-
ción pública en Europa los pueblos del extremo Oriente, pero
ninguno quizá, como el Japón, ha logrado cautivarla con más
fundamento durante el último cuarto de siglo que va trans-
currido; y es que el Japón despertará siempre verdadero in-
terés, ora se le estudie en su historia como un pueblo vivien-
do en el mayor aislamiento posible, pero con civilización pro-
pia, muy adelantada en ciertos ramos, y bastándose en todos
los casos á sí mismo, ora se considere bajo el punto de vista
de la influencia que podrá ejercer en los demás pueblos y co-
lonias del Asia, la resurrección de un gran imperio á la vida
moderna, entrando en el concierto universal de las demás na-
ciones...
j>El vasto Archipiélago filipino, que aún poseemos entre los
restos que nos han quedado de nuestro antiguo poderío colo-
nial, está llamado á un gran porvenir tan pronto se desarrollen
y utilicen los recursos naturales con que cuenta; y su proxi-
midad al Japón, y la naturaleza de las producciones de ambos
países convida á cambios recíprocos, con ventaja para los dos
pueblos. El arroz, por ejemplo, que con tanta abundancia se
produce en el Japón, y que hoy es de libre exportación, podría
recibirse directamente en Filipinas, donde se hace gran con-
258 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
sumo de aquel artículo, y enviar en cambio al Japón azúca-
res, tabaco elaborado y algodones, y seguramente á medida
que se estrecharan las relaciones, se multiplicarían los cam-
bios, serían objeto de ellos nuevos artículos, y las corrientes
de comercio que se establecieran darían alimento á nuestra
Marina mercante, tan falta de fletes en todas partes. Para
conseguir estas ventajas, que parecen evidentes, nada ó muy
poco hemos hecho hasta ahora. España ha sido quizá la última
de las naciones de Occidente que ha celebrado tratados de co-
mercio con el Japón, ó que más bien, se ha adherido á los
que otros países habían hecho antes, pues hasta el 8 de Abril
de 1870 no fueron canjeadas las ratificaciones del tratado; es
indudable que en Filipinas se consumen artículos del Japón,
y algo ha de consumir este de aquella procedencia, pero es por
el intermedio de terceros pabellones. España no figura en las
estadísticas de comercio, y al leer los estados de movimiento
de la navegación en los puertos abiertos al comercio interna-
cional, se observa con pena que no aparece un solo buque de
nuestra Marina mercante entre los que han frecuentado aque-
llos puertos.»
Confirmado con estos párrafos el juicio de la obra, véase en
el ultimo el retrato moral del autor.
«Damos fin á las Noticias^ que á algunos les parecerán de-
masiado extensas, á otros deficientes; no pocos echarán de
menos orden y enlace en la exposición, y todos tendrán razón,
según el punto do vista en que so coloquen y el criterio con
que las juzguen; pero conviene recordar que nuestro objeto,
como se ha indicado ya en la introducción, ha sido dar á co-
nocer las fuerzas militares del imperio japonés, y más prin-
cipalmente sus fuerzas navales y establecimientos marítimos;
y para apreciar debidamente la importancia de unos y otros,
hemos creído debía preceder una reseña del país, que permita
jMzgar su actual situación y las fuerzas productoras, las fuerzas
vivas con que cuenta para sostener aquellas y desarrollarlas.
Si no hemos conseguido nuestro intento, confiamos que este
trabajo podrá servir de base para que otras personas más ilus-
tradas lo rectifiquen y completen, sobre todo si tienen la for-
ELOGIO DEL EXCMO. SR. D. HILARIO NAVA. 259
tuna, que no hemos alcanzado nosotros, de visitar tan intere-
sante país.»
;Ah! Por la ilustración sin otras condiciones deja el general
Nava en la Armada, en los Consejos, aquí mismo, vacíos que
muy difícilmente se rellenarán.
En la Revista general de Marina^ órgano científico de la
Corporación, después de la enumeración de cargos, comisio-
nes, ascensos y condecoraciones españolas y extranjeras que
tuvo el fluado, se han impreso las frases que transcribo por
garantía de sinceridad de las mías.
«Para quienes no le conocieron, ociosa pudiera resultar
cualquiera tentativa de retratarles con minuciosos rasgos la
vida tan bien empleada de aquel hombre modesto que silen-
ciosamente y sin vanos alardes consagró sus pensamientos
todos al servicio de su patria; porque la modestia, semejante
á esas mansas corrientes de agua que depositan en los campos
su fecundo légamo, no provoca aquellos encarecimientos
prestados de ordinario á bulliciosas glorias, ni despierta la
curiosidad inquieta de los que ensordecidos por el fragor del
torrente que de empinada cima se despeña, y deslumhrados
con los rayos de luz que rompe su espuma, aplauden solo el
vano ruido, los vistosos efectos, las ondulantes líneas, sin
penetrar en el revuelto fondo que cubre la engañosa superficie.
»Y para quienes le conocieron y trataron, patentes deben
ser los títulos de sus merecimientos, sin que en este lugar
y como postumo tributo á su memoria, haya necesidad de
abrillantar sus timbres. Todos los que testigos fueron de su
labor asidua, los que pudieron apreciar su entendimiento cla-
ro, sus rectas intenciones y medir la extensión de sus conoci-
mientos, le harán justicia...
tLahore est orare se ha dicho con mucha delicadeza de senti-
miento, y ciñéndose á esta máxima, bien pudiera afirmarse que
D. Hilario Nava, como en preparación de esa otra vida á que
ha pasado ya, y en la que habrán recibido sus virtudes justa
recompensa, perteneció siempre á la milicia de los hombres
escogidos, cuyas almas se templan en la religión del trabajo.»
200 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Acabemos, notando las rarísimas coincidencias que ofrecían
los tres hombres eximios, á cuya honra dedica esia sesión la
Sociedad Geográfica. La humanidad presenta en sus ejempla-
res una variedad casi infinita por los caracteres, las aptitudes,
Jas aficiones y las cualidades; es fenomenal que en un mo-
mento se manifieste acuerdo ni concordancia entre las ideas y
los propósitos, cuanto más entre las condiciones personales de
los individuos; mas ved aquí á un Grande de España empe-
ñado en la lucha de la política; á un catedrático que se dedica
á la enseñanza de la juventud; á un marino buscando contra
la escasez el progreso; que por tan distintos caminos en la ac-
tividad de la vida, llevaban idéntica provisión de elementos.
Los tres fueron cumplidos caballeros; corteses, afables, bon-
dadosos, tolerantes en la sociedad; modelos en el hogar de la
familia; esclavos en el cumplimiento del deber. En el amor de
la patria no tuvieron superiores; en la severidad de principios,
rectitud de pensamientos, honradez de acciones é integridad
de procederes, si puede haber extremo, fueron extremados. Los
tres, en religión eran fervientes católicos; en política, de opi-
niones conservadoras; de incansable laboriosidad en el trans-
curso ordinario de los acontecimientos; de valor cívico proba-
do en aquellos que conmovieron á la nación. Los tres fueron
dotados de inteligencia superior y la emplearon en ejercicio
de la virtud. ;Quó mucho que por ellos demos libre expansión
al dolor, si no es la sociedad sola, es España., quien los pierde
y los llora!
¡Descansen en paz, en el seno de Dios, nuestros amigos!
MEMORIA
SOBRE
EL PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS
LEÍDA EN LA JUNTA GENERAL OE 27 OE MAYO DE 1890,
POR EL BECRETARtO GENERAL
Seííores:
Al ofrecer á la Sociedad la Memoria reglamentaria del se-
mestre anterior, empezaré con la reseña do las tareas hechas
en España.
El Instituto Geográfico y Estadístico da cuenta del resul- iDsututo gco-
lado de sus trabajos desde el mes de Mayo del año anterior, ^^^ y ^***-
/ ^ ' dístico.
en la siguiente forma:
Trabajos geodésicos. — Se ha continuado y terminará en bre-
ve el cálculo relativo á la diferencia de longitud entre los vér-
tices Madrid y Tetica, cuyo lado forma parte del polígono in-
ternacional París-Marsella- Argel- M'Sabiha-Tetica Madrid.
Una Comisión de geodestas estudia el medio de resolver
algunas dudas surgidas acerca del origen do ciertos errores
señalados en la compensación de varias cadenas de triángulos
de primer orden. Siete brigadas se dedicaron á la observación
de quince estaciones en vértices de segundo orden y setenta y
cinco de tercero.
Se ha llevado á cabo en París la publicación de los «Resul-
tados de la operación internacional de la diferencia de longi-
tudes entre Madrid y París,» según lo prevenido en Real orden
de 16 de Marzo de 1886.
Trabajos topográficos. — Cuarenta y nueve brigadas distri-
buidas en cinco regiones topográficas, cuyos centros residen
en Albacete, Jaén, Córdoba, Sevilla y Málaga, se han dedicado
2<>2 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD QSOGRÁFICA.
á la nivelación y planos de población en los términos munici-
pales de Marmolejo, Arjonilla, Baños de la Encina, Higue-
ruela de Arjona, Porcuna, Bailón, Linares, San Pedro de
Escañuela, Fuente del Rey, Villardom pardo, Villanueva de la
Reina, Jabalquinto y Torreblascopedro, de la provincia de
Jaén: Pozohondo, Jorquera, Corral Rubio, La Recueja, Moli-
nicos, Villaverde, Elche de la Sierra, Jerez, Nerpio, Lctur y
Bogarra, de la provincia de Albacete; Constantina, Almadén
de la Plata, Navas do la Concepción, Gazalla de la Sierra y
Real de la Jara, de la provincia de Sevilla; Ovejo, Montoro,
Villa del Río, Villafranca, Siete Villas de los Pedroches,
Villaharta, Villanueva del Rey con Espiel y Adamuz, do la
provincia de Córdoha\ Antequera, La Mameda, Cuevas de San
Marcos, Cuevas Bajas, Humilladero, Fuente de Piedra, Mo-
llina, Villanueva de Algaida, Villanueva de Tapia y Sierra
de Yeguas de la provincia de Málaga.
Se hau publicado y puesto á la venta las hojas del mapa
tituladas Torre de Juan Abad núm. 839, Viso del Marqués
núm. 837, Almadén núm. 808, Lezuza núm. 789 y Brazator-
tas niím. 835; y están actualmente en prensa Mestanza nú-
mero 836, Valdemanco núm. 782, La Gineta núm. 765 y /?o-
bledo núm. 815. Declarados oficiales los «Resultados generales
del censo de la población de España en fin de 1887» por Real
decreto de 27 de Junio de 1889, se han publicado en un volu-
men en 4.' mayor, en el que aparecen los habitantes clasi-
ficados con distinción de sexo, en residentes presentes, tran-
seúntes y residentes ausentes, subdivididos en españoles y
extranjeros. Estas clasificaciones son suficientes para conocer
la población de hecho y la de derecho.
Los totales generales han sido: 17.550.246 habitantes de
hecho y 17.650.234 de derecho, lo que representa un aumento
respecto al censo de 1877 de 915.901 habitantes, ó sea 5,51
por 100 y de 896.643 ó sea 5,35 por 100 respectivamente.
Se activa y muy pronto se podrá empezar la publicación,
pues solo faltan datos de cuatro provincias, la clasificación del
censo por sexos, estado civil, instrucción elemental, naturale-
za, nacionalidad y domicilio legal. A la vez que estas clasifica-
Guerra.
PROGRESO DK LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 263
cioues y con objeto de dar á conocer la distribución de los ha-
bitantes en entidades de población inferiores al municipio, se
está formando un Nomenclátor general délas ciudades, villas,
lugares, aldeas, etc., existentes en España en 31 de Diciembre
de 1887, es decir en el momento de hacerse el recuento de los
habitantes. Por último, se prepara además, si bien su publi-
cación no será inmediata, la clasificación de los habitantes por
edades de año en año y por profesiones.
En el Depósito de la Guerra se han terminado por las dife- Depósito de u
rentes Comisiones los trabajos siguientes:
Itinerario del ferrocarril de Boadilla á la frontera porlu-
tuguesa en Barca de Alba, en ■^^^'
ídem del id. de Córdoba á Belmez, en ^^.
Hojas números 34 y 36 del Mapa Militar Itinerario de
España, en ¿^.
Itinerarios, en ^-r^ de las siguientes carreteras de la isla
de Luzón: De Tauáuan á Talisay; de Lipa á Alaminos; de
Bauan á Nasugli y Liang; de Taal á San Luís; de Bauan á
Cuenca; de Batangas á Rosario; de Rosario á San Juan de
Boc-Boc; de Taisán á Rosario; de Ibáan á Taisán; de Ibáan
á Lipa y de Ibáan á San José.
Se hallan en ejecución:
Itinerario del ferrocarril de León á Oviedo, en Y¡m'
Plano de Algeciras y costa del Estrecho de Gibraltar, que
abraza 800 km.*, en -=-ttt.
' 5.000
Plano de la comarca de las Guillerías; que abraza una su-
perficie de 1.700 km.*, en gjooó' (Termiufidos los trabajos de
campo.)
Itinerario del ferrocarril de Córdoba á Marchena, en -^^r-zr^.
Hojas números 33, 37, 47 y 74 del Mapa Militar Itinerario
de España, en ^¿oo-
Reconocimiento topográfico para la publicación del Mapa
Militar del Imperio de Marruecos, en -^^^> habiéndose ya
2bl BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
ejecutado en ^^^ los itinerarios de los caminos y hecho el
reconocimiento de la parte comprendida entre Ceuta, Tánger,
Saley, Rabal, Mequinez, Fez, Alcázar-Kevir y Tetuán, como
asimismo los croquis, en ^^ de las poblaciones más impor-
tantes y sus alrededores.
Mapa Militar Itinerario de la isla de Puerto-Rico, en .
ídem, id. de la isla de Cuba, en goowó"
En la sección de grabado, se terminaron las hojas números
56 y 64 del Mapa Militar Itinerario de España, en ^ooooo' ^ ^®
están grabando las hojas números 44, 46, 54, 57 y 67 del
Mapa Militar Itinerario de España, en ¿oóooo*
Plano de Bilbao, en ^j^.
Plano de Sevilla, en g^.
Depórito Hi- El Depósito Hidrográfico ha publicado las hojas XIV y XV
diográfloo. ¿^gj Mediterráneo, que comprenden desde Punta Palomera
hasta el cabo Tossa y los planos del abra y ría de Bilbao, de
Fuengirola, Puerto de la Selva y Cadaqiíés: el croquis del
puerto de Tumanao, isla de Sarangani, en el archipiélago
filipino y el plano del puerto de Santiago de Bonebey, isla de
Ponape ó de la Ascensión, en las Carolinas.
Se están grabando la hoja XV del Mediterráneo, desde cabo
Tossa á la frontera francesa; el plano del río Miño; el de la
bahía de Palma de Mallorca; un croquis del surgidero del Jií-
caro (isla de Cuba); el plano de la rada de Cularian (isla Pa-
ragua, de Filipinas), y el del puerto de Mutok (isla de la As-
censión, en las Carolinas.)
La Comisión hidrográfica de la Península continuó el levan-
tamiento del litoral de Mallorca y la de Filipinas el de la isla
de Leite.
Entre los libros publicados, además de varios derroteros de
costas extranjeras, ha publicado el Anuario de la Dirección y
cuadernos de faros,
ctaüdón del En la Comisión del Mapa geológico de España se han hecho
ji^G«oi6gico. i^g trabajos siguientes:
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 265
1.^ Se ha terminado la impresión del tomo ii de la Descrip-
ción física , geológica y minera de la provincia de Huelva, del
ingeniero D. Joaquín Gonzalo y Tarín, impresión cuyo comien-
zo se anunció en la nota suministrada á la Sociedad Geográfica
en Noviembre último. La extensión que el autor ha dado á la
Descripción minera de la provincia de Huelvaj exigió que se
le dedicara un tomo entero, y aun así ha resultado este muy
voluminoso (cerca de 650 páginas) por ser muchas las materias
de que trata, y en gran número las explotaciones mineras á
que en él se hace referencia.
Comienza el Sr. Gonzalo y Tarín por una breve introducción,
después de la cual reseña la historia de la minería en la pro-
vincia de Huelva, tratando separadamente de los tiempos
proto-históricos é históricos y dividiendo estos últimos en las
tres edades, antigua, media y moderna.
Para entrar en el estudio de los diversos criaderos, los
agrupa en dos secciones, según correspondan á la categoría
de los metalíferos ó no metalíferos. La sección destinada á los
Criaderos metaliferos es con mucho la más extensa y abarca
diversos capítulos dedicados á Consideraciones generales; for-
mación de los criaderos metalíferos de Huelva; criaderos de
pirita de hierro y ferro-cobriza; de chalcopirita y oxisulfuros
de cobre; de sulfuros múltiples de hierro, plomo, plata, zinc
y cobre; de menas de plomo; de menas de antimonio; de óxidos
de hierro y de menas de manganeso.
Bajo el citado título de Consideraciones generales, hace una
enumeración razonada de las ideas y teorías emitidas en dis-
tintas épocas acerca de los criaderos metalíferos en general, y
da algunas noticias referentes á la producción artificial de
minerales, que llevan á la investigación del origen que puedan
tener las sustancias que entran en la constitución de aquellos
mismos criaderos, todo lo cual conduce al estudio de la ma-
nera cómo han podido formarse los de la provincia, clasificados
por el autor en criaderos de relleno, de segregación, sedimen-
tarios y metamorfoseados.
Natural era, dada la singular importancia de los criaderos
piritosos de la provincia, que el Sr. Gonzalo les concediera la
18
d66 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
preferencia, y así, en efecto, antes de describirlos individual-
mente, dando noticia de las principales explotaciones sobre
ellos practicadas, con dalos históricos é industriales, particu-
larmente de Río-Tinto y Tharsis, se fija en diversas circuns-
tancias generales para todos ellos, tales como los elementos
que los constituyen, los caracteres exteriores, las relaciones
entre los mismos criaderos y sus cajas, las alteraciones sufri-
das por estas y las variaciones en las riquezas de las menas.
Siguen en interés los criaderos de manganeso, respecto de
los cuales traza la historia de su disfrute y los describe minu-
ciosamente, detallando las explotaciones que merecen mención
especial; y respecto á la sección de los Criaderos no metalíferos^
da cuantas noticias puedan apetecerse acerca de los ocres y
almagras, filones de barita, esteatita, amianto, jaspes, arcillas,
calizas y demds materiales de construcción que el suelo de la
provincia suministra.
Acompaña á esta descripción el mapa de la zona central mi-
nera de la provincia en escala de -jooooo"» ^ además otras 40
láminas, 24 de ellas de las dimensiones de las páginas del
libro á que se refieren, 14 de un tamaño doble y 2 mayores
adn, la mayor parte de las cuales representan planos de dife-
rentes minas.
2.° Se ha preparado el material para la impresión, que ha
comenzado ya, del tomo xvi del Boletin.
S.' Se han tirado 4 hojas de las 16 que constituyen el
mapa general de España, que esta Comisión ha trazado en la
escala de ^^.
Y 4.' Por último, se han hecho estudios de campo en las
provincias de Albacete, Soria, Segovia y Tarragona, conti-
nuándose los de gabinete relativos á estas y otras varias pro-
vincias, así como los de la publicación del mapa general, y los
que se refieren á la formación de colecciones de minerales,
rocas y fósiles con destino á los Institutos de 2.* enseñanza y
otros centros científicos, hallándose ya preparada para ser
enviada á su destino, la colección que se ha formado para la
Cátedra de terapéutica, materia médica y arte de recetar del
Colegio de San Carlos.
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 287
Poco se puede añadir á lo dicho en Noviembre próximo pa- comiaión del
sado; pues la Comisión del Servicio Estadístico minero, por la servicio Estadii-
^ '^ tico minero.
índole especial de los datos que está encargada de recopilar,
sigue uniforme su marcha, y solo las cifras son las que varían.
La estadística minera de 1887-88, primera dada á luz por
€sta Comisión (creada en Julio de 1887), está ya totalmente
impresa, y comprende, además del año económico de 1887-88,
los años naturales de 1887 y 1888, dispuestos de manera que
su comparación con los datos similares de los demás países
sea fácilmente practicable, lo que no ocurriría seguramente si
se hubiera limitado á la forma á que obliga nuestro año eco-
nómico. Dos mapas mineros de España de los mismos años
de 1887 y 1888 muestran gráñcamente el valor representado
por la riqueza minera de la Península, y su peso y valores,
los diversos factores que en minerales y metales concurren á
formarlo, expresándose, además, la exportación verificada por
cada una de las Aduanas del reino, y la producción, tanto en
minerales como en productos metalúrgicos.
En dos diagramas unidos igualmente á este tomo se mues-
tran las diferencias entre los datos oficiales y los comproba-
dos que, aunque no alcanzan más que á cierto número de
sustancias, arrojan, sin embargo, 42.344.895 para mayor va-
lor en 1887, y 44.439.319 para 1888, ó sea un total de 86.784.214
como mayor valor de lo producido, comparado con lo oficial y
declarado.
Un estado de todas las canteras del reino en actividad en *
1888, y un spécimen de la forma adoptada para la estadística
detallada de los motores de vapor aplicados á la minería com-
pletan este tomo, que contiene además las memorias especia-
les de cada distrito remitidas por los jefes de los mismos, y
varios estados sobre exportación é importación, de tanto ma-
yor interés, cuanto que, como quedan dispuestas en un cua-
dro especial las sustancias que forman el objeto de ambas
operaciones, puede el industrial fijar su atención y meditar
si las condiciones de fabricación podían permitirle elaborar
en nuestro propio suelo, con gran ventaja del país y de su
población obrera, sustancias que se exportan á otros países,
208 tiOL£TÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
de los cuales vuélvense á recibir los productos á que daií
lugar.
Por lo demás, la minería sigue su progresión marcada,
bailándose representada la riqueza minera de España en el pe*
ríodo citado por las cifras sucesivas de 212.296.775, 228.490.387
y 239.695.907 pesetas, sin bacer mérito de los valores desarro-
llados por las industrias anexas á la minería.
El número de trabajadores de las minas en dicho año 1888,.
ba sido el de 55.473; en las canteras, 31.902; y en el ramo de
beneficio, 19.071, ó sea un total de 106.451 operarios.
Terminada ya la relación de los trabajos ejecutados en lo*
centros oficiales que interesan más directamente á nuestra
Sociedad, resumiré en una ligera revista los principales he-
chos geográñóos que durante el último semestre han ocurrido
en el mundo.
EUROPA.
A pesar de lo que asegura un periódico científico, de que
solo quedan por explorar en el planeta los casquetes polares,
falta mucho más por conocer, y no solo en las regiones del
interior de la América meridional, de África, Asia y Nueva Ho-
landa, sino en la misma Europa, como lo atestigua el reciente
viaje que por encargo de la Sociedad Geográfica de San Pe-
tersburgo acaba de hacer Mr. Istomino en la cuenca del Pét-
chora, río que envía sus aguas al Océano glacial Ártico en la
parte NE. de la Rusia europea. El viajero ha hecho intere-
santes estudios etnográficos y un mapa del país recorrido,
dando cuenta de una notable cueva, que según la tradición
sirvió de morada á una virgen amazona. Y aun con cierto ru-
bor, podríamos decir, que también exploran algunos extranje-
ros ciertas comarcas españolas, como lo prueban las excursio-
nes de los alpinistas Schríeder y el conde de Saint Saud en los
Pirineos aragoneses, y las que tiene proyectadas el úliimo al
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 209
olvidado territorio de las Hurdes, en la parte N. de la provin-
-cia de Cáceres. En honor de la verdad, no necesita Europa ^
grandes exploraciones; toda ella se encuentra bien explotada
por sus respectivos Gobiernos, que por milagro dejarán de
exigir los impuestos hasta en las últimas aldeas, porque no es
creíble que pueda haber ocultaciones en la riqueza, como es-
tamos acostumbrados á oir que en España ocurren, sino en
naciones cuyo catastro se halle tan atrasado como en la
nuestra.
En casi todas se conocen perfectamente los recursos públi-
co?, así como sus necesidades, y de día en día se procura sa-
tisfacer estas y aumentar la riqueza con los elementos que la
industria proporciona, y con los cuales también se fomenta el
comercio. Para ello se idean y se ejecutan obras que en ante-
riores épocas parecerían un mito; pero el siglo xix, el siglo
del hierro y de la ingeniería, nos tiene acostumbrados á sus
maravillas, y después de los proyectos de canales interoceá-
nicos, parecerá muy pequeña obra la de enlazar las dos gran-
des ciudades de Birmingham y de Liverpool, ya pronto en
vías de ejecución, y cuyo presupuesto asciende á 300 millones
de reales. Abandonada la moda de los túneles, tócales su tur-
no á los puentes, y se piensa en reunir por uno monumental
las costas de Dinamarca y de Suecia en el histórico paso del
Suud.
Desde que se han visto los hermosos detalles de construc-
ción en el magnífico puente del Firth of Forth en Escocia,
son ya creíbles las obras que, con auxilio del hierro, pueden
hacerse. Aquel puente tiene dos tramos de 518 m., y otros dos
de la mitad, cruzando la extensa ría en una distancia de
1.615 m., y elevado el piso 46 sobre las pleamares de sizigias.
Descansa en dos estribos centrales y otros dos en los extremos,
utilizando para uno de aquellos el islote Garvie. Viene á ser
como seis torres EiíTel colocadas horizontalmente, pareadas dos
veces por las bases y tres por los vértices, y formando los es-
tribos la unión de sus bases intermedias.
El puente sobre el Sund, canal que tien6'4.500 m. de ancho
«ntre el palacio ó fortaleza dinamarquesa de Kronborgen Hel-
TiO BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
singar y el puerto sueco de Helsingborg, habrá de ser tres
veces más largo, aunque lleva la ventaja de poderse construir
en aguas menos profundas, pues la mayor sonda alcanza 27 m.,-
variando luego el fondo, que es de piedra, desde 6 á 26:
cuestión todo de hierro y de cálculo.
Una nota suelta: interpelado el ministro de Marina en el
Parlamento inglés acerca del proyectado dique en Gibraltar^
declaró que lo consideraba urgente y que muy pronto empe*
zarían los trabajos. Nada se habló relativo al paraje donde ha
de construirse.
Estamos ya tan curtidos por los golpes que de Inglaterra
hemos recibido en Gibraltar, ya avanzando con descaro sus
casetas hacia nuestra línea, ya ocupando las aguas españolas
hasta Punta Mala, como si fueran los verdaderos dueños de
toda la bahía de Algeciras, que nada de lo que hagan debe
extrañarnos. Lo que sí parece raro es que los Gobiernos de
España no hayan resuelto de una vez para siempre la cuestión
de nuestros límites con la plaza donde todavía sigue flotando
la bandera británica.
Para terminar con Europa daré cuenta de un pensamiento
inglés. Nos enseña la Historia que al crecimiento excesivo de
un Estado sigue fatalmente su desmembración, quedando con
frecuencia encarnizados enemigos de la metrópoli los frag-
mentos desprendidos que antes fueron de ella humildes vasa-
llos. No ha desaprovechado Inglaterra estas lecciones de la
experiencia, porque ya tuvo patente ejemplo con su colonia
americana, convertida desde el tiempo de Tomás Jefferson en
la poderosa nación de los Estados-Unidos. Domina la Gran
Bretaña sobre una extensión de 23 millones de kilómetros
cuadrados, mucho más de dos veces la superQcie de Europa;
obedecen sus órdenes 319 millones de habitantes esparcidos
por todo el globo (1) constituyendo sus principales posesiones
(1) Tiene Iníflaterra en Europa. .'. . 314.(528 km.« con 3h ir>5.526 habitantes.
» » Asia 4.6;}1.473 » 2(J5.180v82 *>
» » Australia.. 8.21fi.525 » 1017.191 ji)
»> » África 1.2G5.«":5 » 4.271.718 »
Colonias diversas . 9 531.1G2 » 0.6t').9«)0 »
Total.... 23.959.6C3 » 3181)14.017 »
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 271
la India, la Australia y el dominio del Canadá. En previsión,
pues, de futuras desmembraciones, ha surgido en Londres la
idea de una confederación imperial que ligue estrechamente á
la metrópoli con sus dependencias, no consistiendo solo en
una simple alianza militar, sino en la completa fusión política
de sus colonias con Parlamentos federales y un poder ejecu-
tivo líuico. Si consiguen llevar á cabo este pensamiento, será
el único medio para asegurar la supremacía inglesa en el
mundo, que hoy tiene casi del todo acaparado por su comer-
cio y por su influjo, y será también un motivo más de alarma
para las demás razas, que no deben olvidar la divisa de Bél-
gica, ala unión hace la fuerza.»
ASIA.
Esta vez puedo dar^cuenta de varios viajes de exploración
en Asia, sobre todo en la parle central, que era la preferida
del animoso Prjevalski: continúa su obra Ruboruski, levan-
tando los planos del terreno que media entre el Issikul y las
cercanías de Yarkand, sin descuidar por eso los estudios
etnográficos y políticos de aquella región. La Sociedad Geo-
gráfica rusa ha enviado otras expediciones á varios puntos,
muy principalmente al Tíbet y á las montañas mongólicas.
El coronel Pietsof comenzó su viaje desdo la Kaxgaria, pa-
sando por Jotán y Keria con objeto de alcanzar los montes
tibetanos, y en ellos buscar un paso al NE. del Tíbet para
visitar aquella parte aún inexplorada. Logró llegar al oasis
de Nia, y á las 130 verstas (139 km.) de dicho punto encontró
el paso buscado hacia la región aurífera de Sarik-Tuz: luego
volvió á Nia, donde pensaba invernar, continuando en el buen
tiempo su viaje.
El Sr. Elisselef ha explorado el territorio del Ussari, visi-
tando las cuevas de la Manchuria y los Sres. Yadimsef y
Smisluski viajan por la Mongolia septentrional; al pasar por
los llanos de Arjola han visto ruinas de gran interés histórico.
272 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Otro ruso, Mr. Kuzaetsof, ha recorrido varios glaciares al N.
del Cáucaso.
El capitán ruso Grombcheuskí, explorador de las grandes
montañas asiáticas, ha hecho la ascensión del pico de Mustag
ó Godwin Ostin, pico más alto después del Gaurisankar.
Tres franceses recorren también el Asia: uno de estos,
Mr. Dauvergue, explora el Turquestán oriental y los otros dos,
que son el príncipe Enrique de Orleans y su compañero
M. Bonvalot, se hallaban en Kulya (China) el 9 de Octubre,
con el propósito de emprender su marcha para Lob-Nor que
dista 370 km.; de allí piensan ir por el alto Kiucha-Kiang y
volver al Yunnán y el Tonquín. Si pueden, reconocerán las
fuentes del Hoang-bo ó Rio Amarillo.
También el norte-americano Rockill, secretario de la lega-
ción de los Estados-Unidos ha salido de Pekín en dirección al
Tíbet: al llegar á Mongolia se disfrazó de peregrino, cousi-
guiendo entrar en la ciudad sagrada de Lassa; pero descu-
bierto le quitaron cuanto llevaba, y falto de recursos tuvo que
volver á China, reconociendo de paso la ignorada región del
alto Yangtzó.
Por último, debo señalar otra importante expedición, la de
Mr. Rosset en la Indo-China, que ha explorado el Mekong y
el Dongiié, entrando en territorios de Annam, Cochinchina,
Cambodia, Siam y Laos.
Tanto los franceses en el Tonquín como los ingleses en
Birmania siguen sus forzosas expediciones guerreras contra
los rebeldes, casi siempre auxiliados por gentes chinas, seña-
lándose los piratas tonquineses, que se baten con sangre fría
contra las columnas francesas causándoles bajas de considera-
ción. Nguyen-Van, uno de los jefes que hicieron prisionero,
y que fué decapitado en Hanoi, se había sometido al protec-
torado francés; pero al sublevarse, dio una proclama al pueblo
explicándole su sumisión y la causa de su rebeldía, que no
era otra que el ver agobiada á su patria, y terminaba diciendo:
thoy vuelvo á ejercer mi antigua autoridad y juro no vivir
bajo el mismo cielo con los piratas de Occidente: así, pues,
compatriotas, cuando nuestro ejército os visite preparadle
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 273
víveres, y si alguno desobedeciere esta orden ó abrazase la
causa de los piratas de Occidente, haré rodar su cabeza.»
Con esta situación se comprende que Francia tenga en
Tonquín un ejército de 35.000 hombres.
Debe contarse entre todos los esfuerzos que hace Rusia,
como uno de los más colosales, la línea férrea que ya está en
vías de ejecución, desde la Rusia europea á Vladivostok en la
costa del Pacífico y cruzando toda la Siberia. Tendrá 6.500
kilómetros de longitud, es decir, mucho más larga que la
mayor de Norte-América, la North Paciñc, que solo alcanza
.5.300. Entre las obras de este camino se hallan los puentes
sobre los grandes ríos siberianos como el Obi, el Yenissei y
el Lena. Cuando se termine la gigantesca obra quedará por
bajo de la realidad la novela de Julio Verne, en su vuelta
alrededor del mundo, pues podrá verificarse en cuarenta días
saliendo de París y volviendo á él por Nueva- York, San Fran-
cisco, Yokohama y Vladivostok.
Terminaré la reseña de Asia, dando cuenta de las opiniones
que sobre la política inglesa expuso en Bradford, no ha mu-
cho tiempo el estadista Sir Carlos Dilke, opiniones que coinci-
den con las que en difereutes ocasiones he manifestado res-
pecto á la situación de rusos ó ingleses eu Asia. El Sr. Dilke
opina que Inglaterra debe ocuparse con más interés en los
asuntos de la India, que debe dársele alguna mayor participa-
ción en los asuntos administrativos del país, para que en un
momento de crisis, no queden aquellas posesiones á cargo de
una burocracia irresponsable y anónima; y cree absoluta-
mente necesaria la existencia de Estados intermedios, «tapo-
nes» como los llamaba gráficamente, entre Rusia ó Inglaterra
en Asia, no porque tema, decía, una invasión, siendo limí-
trofes ambas potencias, sino porque entonces habría que tran-
quilizar á la opinión pública aumentando allí las fuerzas mi-
litares, y por consiguiente, los tributos para mantenerlas.
Sir Dilke ve el peligro para Inglaterra donde es natural
verlo, donde muchas veces lo hemos señalado, en Persia y en
el Afghanislan.
Por esto sin duda y en prevención de lo que pueda ocurrir,
274 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
haa cruzado los ingleses el Himalaya y el Karakorum, eri-
giendo una fortaleza en Xabiduljah; en su vista los chinos
vecinos del Jotán han construido otra en sus inmediaciones:
también han levantado dos pequeños fuertes los ingleses
al NO. del Indo, al pie del Hindokux y no lejos del nacimiento
del Óxus.
ÁFRICA.
Los detractores de Galicia aseguran que el gallego no entien-
de otra justicia que la que él diga. Bastante más exacto sería
el aplicar esta definición á los norte-americanos, los cuales
proclaman y sostienen la doctrina de Monroe para el nuevo
continente y no la practican en el antiguo.
Así i"esulta del incidente ocurrido en Tánger durante el mes
de Diciembre último. Parece que el vapor Congo^ procedente
de Amberes, llevaba un cijou que el consignatario en la ciu-
dad declaró como géneros de fi»rrelería, y presentó un salvo-
conducto de Mr. Reed Lewis cónsul de los Estados- Unidos;
los empleados marroquíes exigieron que se abriese, hallando
fusiles en vez de los artículos declarados, por lo cual lo deco-
misaron; incomodado el cónsul forzó las puertas de la aduana
plantando la bandera norte-americana en el cajón. Como de este
ruidoso asunto no ha vuelto á hablarse, es lo más probable
que los fusiles se hayan rescatado, quedando por el suelo la
justicia que asistía á Marruecos. Es un aviso para Europa este
respeto á la legalidad demostrado por los norte-americanos.
En tanto, dicen, el Gobierno marroquí vaá hacer en Alema-
nia una importante compra de cañones Krupp por valor de I
millón de duros; esto sí que es gastar pólvora en salvas.
Pasemos adelante y sin detenernos en Santa Cruz de Mar
Pequeña ni aun en Río de Oro, por no recordar el abandono
en que los españoles tienen todo cuanto puede interesarles,
como nos decía en su conferencia el Sr. Santa Olalla; llegue-
mos á las posesiones francesas del Senegal, donde nuestros
vecinos van consolidando su poder. Allí, para no hacer muy
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 275
costosas SUS colonias á la madre patria, conservan una serie
de puntos con guarnición francesa (1) y dejan en libertad á los
indígenas sobre los cuales solo ejercen el protectorado, y pro-
curan alimentar con ellos su comercio. Allí también han regu-
larizado sus dominios, fijando de acuerdo con el Gobierno in-
glés, los límites do las respectivas posesiones, no solo en la
Senegambia, sino en toda la parte occidental donde las tienen
ambas potencias (2).
No descuida tampoco Francia su objetivo del comercio de
Timbuctü, por el lado del alto Níger, nuevamente recorrido
en 1.600 km. por el teniente de navio Jaime á bordo del ca-
ñonero Le Afage,
Es evidente que ninguna nación puede acometer una empre-
sa sin arriesgar algo en ella; Francia, al extender su influjo
en África, se ve precisada á remover obstáculos y á luchar con
eiiergía para vencerlos.
Eso le acontece ahora en sus posesiones del Dahomey. Este
país, edén de la barbarie, como le llama el excéntrico Arturo
Granson, había celebrado con Francia, en 1878, un tratado, ce-
diéndole una parte del territorio de Kotonou; el 21 de Febrero
quisieron los franceses tomar posesión de él, negándose á en-
tregarlo el jefe dahomeyano; ocurrió un choque sangriento y
el teniente coronel Terrillon ocupó el pueblo á viva fuerza,
haciendo prisionero al jefe con su familia. En represalia, fue-
ron capturados los agentes de varias casas de Marsella estable-
cí) Francia se reserva como posesiones directas: los puestos de Matani, Saldé,
Po.lor. Aeré, y Dagana con las aldeas que de ellos dependen; el puesto telegráfico
de N'Diaen; el de M'Pal;el de Richard Toll en la orilla occidental de T^uey; el
de Mérina^hen junto al lago de Guiers; los de N'Diago y Lnmpsnr; una faja de
terreno de 2 km. de ancho en los caminos de Diaudune y de Tund-Tuli, á la
derecha del ferro-carril de Dakar; la isla de "^o-; el pueblo de Ley bar; el i» lote de
BabaguJ^ye y las salinas de Koumette y de Gandióle.
{i) Según el tratado entre las dos naciones, los limites fijados son los siguientes:
una línea por el N. y otra por el S. del rio Gambia, que marca el territorio inglés
allí enclavado; la linca por el lado de Sierra Leona; la situación respectiva de am-
bos países en el golfo de Benín, fijando las frontera" de Porto Novo y de la colonia
inglesa de Lagos, quedando libre por aquella parte la navegación del Lajarra y
del Addo Por último, se determina que Inglaterra ejercerá su acción en la parte
oriental y Francia en la occidental.
278 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
cidos en Whidah, y llevados á la capital Abomey. Desde enlon-
ceSy no era posible el acomodamiento y prosiguieron las hos-
tilidades tomando en ellas la iniciativa el principe Kondo,
hijo del difunto Gleglé, déspota de Dahomey.
Sabido es que el ejército dahomeyano consta de 12.000 gue-
rreros y 6 ú 8.000 amazonas, mujeres terribles y perfectamente
armadas, que manejan con suma destreza tanto ol fusil como
el arma blanca y que por su salvaje intrepidez forman el nií-
cleo de aquellas hordas. Después de ocupar Kondo toda la costa,
dirigió sus fuerzas contra Kotonou atacándolo varias veces
hasta que intentó un asalto el 4 de Marzo, llegando casi á tocar
los cañones de la plaza. La guarnición, compuesta de gabone-
ses y de tiradores del Senegal, rechazó el ataque, en el cual
perdieron los de Dahomey la generala de las amazonas y 500
combatientes, teniendo los franceses 9 muertos y 19 heridos.
El coronel Terrillon salió del fuerte con su columna y des-
pués de varias escaramuzas con escasas pérdidas, bombardeó
el pueblo de Agobbo situado á la izquierda del rio Uemé, al N.
del lago de los Caimanes é incendió ocho poblaciones más.
Se ha notifícado el bloqueo de la costa de los Esclavos y con
los refuerzos llegados de Dakar y Gabón se propone seguir la
campaña para escarmentar al tirano de Dahomey. Los portu-
gueses hicieron bien, renunciando al protectorado de aquel
país, que les hubiera costado esfuerzos imposibles pues á la
misma Francia en razón al ingrato clima en que han de operar
sus tropas, le saldrá muy cara la empresa. Posteriormente se
ha sabido que los buques franceses bombardearon á Whidah;
que el ejército de Dahomey estaba algunos kilómetros tierra
adentro, y que hay esperanzas de que pida la paz.
Los ingleses prosiguen, en cambio, muy tranquilamente su
avance por el Xíger é intentan penetrar en el Sudán. Mr. Gra-
ham Brooke ha organizado una expedición que debe ir al lago
Tsad, y cuyo objeto es conseguir de aquellas tribus que se so-
metan al protectorado de la Gran Bretaña, acaparando así todo
su comercio. No nos parecemos mucho en actividad á los demás
europeos. En Noviembre pasado se organizó una expedición
cuyo objeto era explorar con minuciosidad el territorio próximo
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 277
iil Ogoué. El francés M. Fourneau era el encargado de llevarla
á cabo y con efecto remontó aquel río hasta Lape á 500 km.
de la embocadura; desde allí se dirigió al N. hasta el río
Campo, que siguió, terminando su viaje en la costa; durante
su marcha celebró convenios con diferentes jefes de tribu
sometiéndose muchos al protectorado de Francia. Ha encon-
trado terrenos montañosos con puntos entre 1.000 y 1.500 m.
de altura que corren paralelos á la costa y que le parecen
muy á propósito para la colonización europea, siendo todo el
país fértil y rico. Es decir que por nuestra apatía y cuanto
lUcIs perseveremos en ella, toda la serie de hechos, que van
consiguiendo los franceses, se irán convirtiendo en derechos
que luego será cada vez mas difícil combatir. En tanto nosotros
hacemos tiempo, labor en que sobresalimos entre todos los
demás mortales. Los portugueses nos dan continuas lecciones
del interés que debe tomarse respecto á las colonias, no dejan-
do pasar nada que, á su entender, lastime sus derechos. Ahora
mismo ha surgido una cuestión entre Portugal y el estado del
Congo, y para solventarla tratan de establecer definitivamente
las fronteras de su posesión de Cabinda, habiendo elegido
ambas partes contratantes como arbitro al Consejo federal
suizo, si no llegan directamente á su acuerdo.
Como un paso más para el objeto que Portugal persigue, de
unir sus posesiones orientales y occidentales en África, van
avanzando por el O. y obteniendo la sumisión de varios
reyezuelos indígenas.
Por fin vamos á entrar, si es posible, en el intrincado labe-
rinto llamado cuestión anglo-portuguesa, en el cual no se sabe
á qué atenerse, cuando uno y otro contendiente niega sus
mutuas recriminaciones, y las imputa todas al adversario. Los
ingleses acusan á los lusitanos de protectores de la esclavitud
y de la inmoralidad en el África Oriental; estos achacan á
aquellos felonías y deslealtades, de manera que solo podemos
juzgar por los hechos ñuales y por los antecedentes históricos
algo de lo que verdaderamente ocurre. Portugal, quizá en me-
dida superior á sus fuerzas, pero con perfecto y antiguo dere-
cho, explora por medio desús animosos viajeros los territorios
2fj8 boletín de la sociedad geográfica.
de eutrainbas orillas del Zambeze, sujeta régulos y atrae á su
obediencia muchas tribus: Serpa Pinto, Antonio Gardoso y
Víctor Cordón han sido los encargados de esta empresa; este úl-
timo, cuyo viaje es el mas reciente, ha visitado el territorio de
Zumbo y los valles de Umfuli y de Sahata, donde encontró
vestigios de fortalezas y de trabajos mineros hechos de anti-
guo por los portugueses. Paiva d'Andrade contribuyó también
á extender por aquella parle la influencia de Portugal hasta la
región del Nasa. Alvaro Gaslelhacs hacía entretanto los estu-
dios para un ferrocarril en el alto Xiré; tenía repartida su
gente, unos 300 hombres, con el segundo ingeniero Sr. The-
mudo, y al cruzar el territorio de los Makololos, cerca del río
mencionado, se vio hostilizado, teniendo que responder á la
agresión y se replegó hasta encontrar á Themudo. Este fué
el principio del conflicto con Inglaterra y de ello se acusaba
á los ingleses Harry Petit y al hermano Jorge Petit que exci-
taban á los indígenas contra los portugueses. Los hombres que
llevaba querían huir por temor á los Makololos, cada día más
amenazadores, y le costó gran trabajo contenerlos hasta re-
unirse con el mayor Serpa Pinto.
Había llegado á oídos del Gobierno de Lisboa que á la com-
pañía inglesa Sud-africana se le concedía por una carta real
una gran extensión que tomando por base el Zambeze, en una
y otra orilla, forma una zona trasversal de N. á S., y por
el SO. del lago Nasa corta la comunicación entre Mozambique
y las colonias occideutales de Mossámedes. Para prevenir este
peligro era preciso obrar con toda energía y actividad, estable-
cerse sólidamente en el Xiré y el Nasa, contrarrestando el
influjo de los misioneros ingleses de Mponda, y celebrar tra-
tados con los jefes indígenas, para que la Compañía inglesa se
encontrase con los hechos consumados, y no pudiera cortar las
posesiones portuguesas. Serpa Pinto había llegado á tiempo con
refuerzos, y á lo que parece, se vio sin embargo atacado por los
Makololos, bien armados; pero los derrotó y esta fué la última
gota que promovió la indignación inglesa. En Londres no po-
dían resignarse á que les hubieran tomado la delantera, y
como el lobo de la fábula, les incomodó que los portugueses
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 279
bebiesen las aguas del Xiré, que ya estaba concedido en el pa-
pel á la Compañía inglesa; decían que sobre aquellos terrenos
no había más que hacer sino plantar la gloriosa bandera bri-
tánica, y precisamente esto es lo que habían hecho los lusita-
nos, poniendo su pabellón azul y blanco. Prescindiendo de
anteriores derechos, bastaba allí el natural y reconocido depri-
mo occupante. La justicia de siempre: bueno si lo hacen los
ingleses, insolente y ridículo si lo hacen otros. Y sobre todo,
nadie estorba á la Compañía inglesa, que no representa á su
nación, comerciar y establecerse en territorio dependiente de
Portugal.
No es necesario decir cuánto ha molestado á nuestros veci-
nos el altanero ultimátum de Lord Salisbury en 25 de Noviem-
bre, símbolo del derecho de la fuerza. Nuestra nación herma-
na ha protestado con toda energía, y sus habitantes han toma-
do acuerdos hostiles para el comercio inglés, íinica protesta
que podían hacer ante el poderío británico, acompañándolos
nuestra Sociedad en la protesta y nuestra nación con sus sim-
patías. No basta que Portugal haya pedido un arbitraje; no
basta que haya ofrecido presentar los documentos que, aparte
del consentimiento universal, prueban sus antiguos como sus
recientes derechos á ejercer legítima soberanía en aquellos paír
ses, derechos más legítimos que los que pueden alegar los ingle-
ses sobre muchos puntos de la tierra; ni se hará caso del último
documento descubierto por Mr. Marcel en la Biblioteca nacio-
nal de París, mapji curiosísimo é inédito de fines del siglo xvii,
donde se ve el curso del Zambeze con torres y pueblos de
nombre portugués, y en donde se marcan los parajes de mi-
nas de oro. Era necesario que el orgullo británico quedara sa-
tisfecho del quimérico agravio, y con fuertes amenazas obliga-
se á Portugal á ceder contra todo derecho y razón. Con esto y
con rebuscar datos que cohonesten la violencia, puede Ingla-
terra esperar tranquila el fallo inexorable de la historia, que
por lo visto le tiene sin cuidado.
Antes de seguir la reseña del África oriental, diré algunas
palabras acerca del viajero francés M. Trivier que, acompaña-
do del joven Weissenburger, empezó su expedición en Loango
280 BOLETÍN DE L\ SOCIEDAD GEOGRÁFrCA.
el 10 de Diciembre de 1888, pasó á Brazzaville el C de Enero de
1889, á Stanley Fall el 18 de Febrero, llegó á Uyiyi en el lago
Tangañica el 6 de Junio y el 30 de Octubre á Livingstonia en
el Nasa, terminando su peligroso viaje eu Quilimane el 1.° de
Diciembre pasado.
Su infeliz compañero Weissenburger desapareció misterio-
samente y luego se supo que había muerto asesinado en
Fuambo al SE. del Tangañica.
Henos aquí en la nota más saliente de las exploraciones en
África, el portentoso viaje de Stanley, terminado el 4 de Diciem-
bre ultimo. Había salido el intrépido aventurero de Liverpool
el 21 de Enero de 1887; pasó por Egipto, y en Zanzíbar formó
la escolta que llevó consigo, dobló el cabo de Buena Esperan-
za llegando á la boca del Gongo el 18 de Marzo. El 10 de Mayo
estaba en la confluencia del Aruhimi, y el 22 en las cataratas
de Yambuga, verdadero principio de su expedición hacia lo
desconocido. Ciento sesenta dias caminó por una selva inex-
tricable, atestada de vegetación, de insectos y de toda clase de
alimañas; húmeda, mal sana y obscura, porque el inmenso ra-
maje que se extendía sobre los viajeros les ocultaba el sol cons-
tantemente, teniendo que soportar los ataques de los feroces
negros que á su paso hallaban, y á más el hambre que convirtió
en espectros á los que podían sobrevivir á tan extraordinaria
fatiga. Enfermo gravemente el indomable jefe, asesinado su
segundo Barthelott en Yambuga, y enfermos también otros
compañeros que dejó en Bonalya á 7 jornadas de Yambuga,
parecía imposible la salvación, y su muerte se creyó segura
en Europa. Afortunadamente consiguió alcanzar el lago Alber-
to el 15 de Diciembre de 1888, pero tuvo que volver atrás por-
que Emin rehusaba despedirse de África; acometió de nuevo su
marcha llegando otra vez al lago el 27 de Abril del 89 á cuyas
orillas habló con Emin bajá. Se separó de él para recoger á
sus enfermos de Bonalya, y cuando por tercera vez tocó en el
Alberto Nansa supo que Emin y Casati estaban en poder de
sus oñciales rebeldes y rodeados de enemigos por todas partes,
puesto que los mahdistas vencedores eran dueños de Wadelai,
habiéndoles intimado que se entregasen.
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 281
En esta difícil situación se encontraba Stanley, cuando se
reunieron con él Emin y Casali, libres ya, pero fugitivos, y
con numeroso acompañamiento de hombres, mujeres y niños:
1.300 personas componían aquella población viajera y con ellas
tenía que llegar á la salvadora costa oriental: intentó adoptar
el camino más corto; pero no siéndole posible por fa hostilidad
que indudablemente había de hallar, se dirigió al S. del lago
Alberto; faldeólas grandes montañas de Ruvenzori (Montes de
la Luna de los antiguos mapas), siguió parte del curso del río
Simliki, desaguadero del lago Muta, y uno de los orígenes del
Nilo, cuyas orillas orientales hubo de rodear, y pasando al pie
del Monte Nfumbíro, que se quedaba al poniente, se encaminó
derecho al SO. del gran lago Victoria, que tiene aún mayor
extensión que la presumida hacia aquella parte; desde allí fué
con menos inconvenientes por el territorio alemán de Ituru y
Usagara hacia Bagamoyo, donde felizmente llegó á principios
de Diciembre.
De las 1.500 personas que le acompañaban, la mitad solo al-
canzaron el término de su penoso viaje.
Hombre extraordinario Stanley, ha descollado entre todos
los exploradores del continente negro y merece mejor que Es-
cipión el renombre de Africano: solo pueden compararse con
él algunos de los antiguos aventureros españoles que cruzaron
la América meridional hace tres siglos.
Aunque no tan batallador, también aparece grande la figura
de Emin Bajá, que ha sabido mantenerse años enteros, desde
1886, entregado á su propia iniciativa y falto de todo au-
xilio.
Desde su reunión con Stanley se sospechó en Europa que
no había entre los dos ilustres personajes la más completa
armonía; quizá su respectivo origen y los intereses encontra-
dos que en África tienen las dos naciones á que pertenecen,
dieron margen á esta sospecha.
Los partidarios de uno y de otro los recriminan respectiva-
mente: tomando pretexto de la gran cantidad de marfil aco-
piada por Emin, dicen unos que la expedición de Stanley
debió recompensarse, para él y para los que la costearon, con
19
282 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
los 12 millones de pesetas á que asciende el precio de tan rica
mercancía; otros aseguran que £min servirá los intereses de
Alemania su patria, pues apoyado por ella recobraría las pro-
vincias que ha sabido gobernar, devolviendo también á la
civilización tan hermoso país, hoy entregado á las hordas
mabdistas. En cambio muchos atribuyen á Stanley el pensa-
miento de que Inglaterra podría establecer allí su dominio
gastando 3 millones de libras esterlinas.
Lo cierto es que Alemania é Inglaterra se disputan la pre-
ponderancia en África y que se dan prisa para llevar cada cual
la mayor ventaja posible. Ya no van quedando en el mundo
otras tierras disponibles para colonizar directamente que las
africanas, ni Alemania ve tampoco otra salida para el exceso
de su población y de su industria.
Es verdaderamente un embrollo el estado actual de las
posesiones europeas en la costa oriental de África; con golpes
parecidos á los que dan los jugadores de cierta reputación,
se han ganado trozos del continente, quedando á la postre el
sultán de Zanzíbar despojado de sus dominios: desde Cabo
Delgado, límite de la colonia portuguesa de Mozambique hasta
Usambara, es de los alemanes, que llegan por el interior muy
cerca del Nasa y pretenden alcanzar las orillas occidentales
del Tangañica y el O. y S. del Victoria: ciertamente no logra-
rán esta última zona, porque se la reservan los ingleses como
continuación de lo tomado á Portugal en el Zambeze, que
debe unirse por el E. del estado del Gongo con la posesión de
la compañía inglesa oriental africana hasta llegar al Nilo. Ya
se sabe que el intento británico es unir la colonia del Cabo con
Egipto por medio de una faja de tierra no interrumpida. Lin-
dando en la costa con la posesión alemana, sigue la inglesa
otra vez hasta Vitu, punto aislado perteneciente á los alema-
nes, y más al N. mientras se lo disputaban Italia y Alemania,
lo tomó también Inglaterra, mediante el subterfugio de ser
mandataria y administradora del sultán de Zanzíbar, quedán-
dose con el territorio perteneciente á la aduana de Kismayu.
Italia ha llevado, pues, sus pretensiones más al N. en tierras
de los Somalis. Como el interés descompone amistades, pudie-
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS.
Tan ser aquellas tierras la maazana de la discordia entre las
tres naciones.
Italia no descuida la Abisinia en donde va poco á poco añr*
mando su influencia, desde la declaración de su protectorado;
-aunque en Francia han desenterrado ahora un documento
que desde el año 1843 yacía en los archivos, y que utilizará en
ocasión oportuna: me reflero al tratado que Luís Felipe cele-
bró con el abuelo del actual rey de Abisinia y Xoa. En dicho
tratado figura Luís Felipe como protector de Jerusalera y en
este concepto debía proteger á los peregrinos de Xoa; en cam-
bio se daban á los franceses importantes ventajas y franqui-
<;ias comerciales de todo género.
Dadas ya las principales noticias acerca del pugilato en que
se hallan enzarzadas estas naciones europeas, y en el que para
vencer se valen de toda suerte de astucias y de artimañas, diré
algo sobre la ascensión del Kilimanyaro, efectuada por fin des-
pués de varias infructuosas tentativas de otros viajeros. El
alpinista austríaco Purtscheller y el alemán Hans Meyer
^este último había subido el año pasado hasta los 5.650 m.)
llegaron á la cima (6.000 m.) el 22 de Octubre, empleando diez
y seis días en su ascensión, después de escalar una muralla
•de hielo de 200 m. de altura. En la cumbre de la gigantesca
montaña, que es el cerro Kibo, hay un cráter de 2 km. de
diámetro por 200 m. de profundidad, ocupado por un glaciar
■que se forma con la aglomeración de las nieves y que por una
brecha que hay al O. se desborda y baja hasta los 5.400 m. de
altitud en distancia de 3 km. También subieron al segundo
pico, el Kimauenzi, que alcanza la elevación de 5.800 m.
AMERICA.
' En varias ocasiones he sido acusado de anglofobia, quizá
porque hacía resaltar vivamente los defectos de la raza anglo-
sajona, que sus admiradores han dado en llamar superior.
Yo no tengo la culpa de que los tenga, ni de que entre ellos
»* BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
sobresalga el egoísmo llevado hasta la má^ descarada injusti*
cia. También á sa lado he puesto sus buenas cualidades de^
laboriosidad y perseverancia, de estudio y de previsión, pero
realmente mi anglofobia no es otra cosa que una voz de alar-
ma para la raza latina que, á mi modo de ver, se halla ame-
nazada y gravemente comprometida en un porvenir no muy
lejano. El principio de la lucha definitiva entre ambas razas
no se hará esperar mucho.
En mi anterior Memoria recordó el poderío siempre cre-
ciente de Inglaterra en el mundo: continuación de la vieja
Gran Bretaña es hoy la nueva y mayor Inglaterra, que en la
enorme extensión de los Estados-Unidos se desarrolla con pas-
mosa rapidez al otro lado del Atlántico; que en el espacio de
un siglo ha visto su población aumentada 22 veces ó sean
67 millones de habitantes; y que siguiendo tal aumento pasará
en el segundo siglo de 1.200 millones, que proclamó la doc-
trina de Monroe hace sesenta y cinco años y hoy ejerce efcc*
tiva hegemonía en el Nuevo Continente hasta en las institu-
ciones, en las costumbres y en la marcha general úe la civili-
zación; que nunca, por fin, estuvo poder alguno m«1s cerca do
alcanzar la soberanía universal de lo que hoy está la raza
inglesa; soberanía verdadera, no la sostenida ficticiamente por
la fuerza de las armas, sino la que da la riqueza, la que ejerce
el prestamista sobre el que necesita su oro para vivir, y que
de hecho se convierte en vasallo suyo, porque no puede jamás
liborar la hipoteca, y concluye por caer del todo en sus manos
como acaba de verse con el deudor egipcio.
El comercio del mundo está en poder de la raza inglesa; su
lenguaje aspira á ser el universal de hecho; más de la mitad
de las cartas que se escriben estdn redactadas en ingles, dico
M. Reclus, y cada año aumenta en más de 3 millones do
hombres la gente que habla su idioma.
Instintivamente empieza la raza latina á defenderse en Amé-
rica, último baluarte que le resta y campo en donde tendrá que
librar la batalla decisiva, como Persia lo será entre las gentes
eslavas y británicas, y África entre la germánica y la anglo-
sajona. Allí ha rechazado la confederación con que los Estados*
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 2S5
Unidos la brindaba, y no quiso aceptarla á pesar del pretexto
simpático á las naciones republicanas, de no permitir en el
Nuevo Continente ninguna clase de ingerencia á los poderes
monárquicos de Europa. Hizo muy bien; la aceptación sería
^1 suicidio, pues de Europa le llegan incesantes refuerzos que
renuevan, aumentan y vigorizan su savia, y con el Viejo
Jdundo mantiene un comercio sin peligros, que no puede
esperar de los norte-americanos. Hizo muy bien; porque
tinida á sus hermanos europeos y no enemiga de ellos, es
<:omo podrán defender su existencia; si algún día se ve provo-
'Cada al duelo, estará en disposición de tomar la parte del
mundo que legítimamente le corresponde, y mejor si le brin-
dan á noble combate por medio del trabajo y del estudio.
Y voy á dar alguna prueba de lo que pueden esperar en los
Estados-Unidos las razas diferentes de la anglo-sajona.
Después de lo que todo el mundo conoce respecto á los Pieles-
rojas, hoy se opera un movimiento voluntario de los negros
residentes en Norte-América en favor de su vuelta al África;
uno de los principales promovedores de la idea, es el obispo
negro de Georgia, Turner, el cual asegura que sus hermanos
no pueden prosperar en América, porque no cuentan con la
necesaria protección, como lo demuestra el que en los últimos
4oce años, ningún tribunal americano ha dado una sola sen-
tencia favorable á un negro.
Dejemos á los Estados-Unidos. Las cinco pequeñas repúbli-
cas que en la América central están limitadas por Méjico y por
Colombia, han firmado un pacto de unión que empezará á regir
en 15 de Septiembre de este año^ siendo provisional durante
diez años para quedar definitivo en 1900 con el nombre de Re-
pública centro-americana; por lo tanto desaparecerán los nom-
bres oficiales de Honduras, Guatemala, Costa-Rica, Nicaragua
y San Salvador como de naciones independientes.
No habiendo asunto de que tratar ni en punto á exploracio-
nes importantes, salvo la que hace M. Coudreau en la Guayana
francesa, ni en los adelantos del canal de Panamá, completo
fiasco en su aspiración de canal de esclusas, en lo que ha de
5er vencido por el de Nicaragua, cruzaré á la América del Sur
98S BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
para encontrarme con la nueva República federal brasileña dé-
los veinte Estados que ha sustituido el último y solo Estado
monárquico, resto de la herencia que á las coronas española y
portuguesa dejara el decreto-sentencia de Alejandro VI.
Al ilustre y simpático emperador que hoy se consume en la
nostalgia por su querido Brasil, le ha tocado descender del
trono que la familia de los Braganzas consideró mucho tiempo-
como el más bello florón de la diadema lusitana.
Si en las Repúblicas centro-americanas cada nación baja al
rango de provincia autónoma, en la federación brasileña suben
sus provincias á Estados. Aquellas, que por su población escasa
ó por sus pequeños ingresos, no reúnan elementos suficientes,
quedarán reducidas á territorios que dependerán directamente^
del Gobierno federal.
El trastorno político alcanzará también á la capital del Im-
perio; se trata de trasladar la residencia del nuevo Gobierno al
S. de Río Janeiro, en paraje más sano que esta ciudad y más^
apartado del bullicio mercantil.
Al Gobierno republicano lo ha tocado, asimismo, resolver
una antigua cuestión que durante siglos fué muchas veces mo-
tivo de graves disensiones entre España y Portugal, sin que
jamás pudieran venir á un acuerdo satisfactorio para las dos
partes contendientes: la delimitación de las fronteras entre el
Brasil y la Argentina.
Sabida es la guerra de cosmógrafos y de diplomáticos que la
contienda ocasionó, y sabida también la poca lealtad que hubo-
hasta en las mediciones de los grados, y los obstáculos que se
opusieron á los trabajos de los comisionados para fijar los^
límites entre la posesión portuguesa y la capitanía general d&
Buenos Aires.
Hoy han zanjado amistosamente las dificultades por medio
del tratado de 25 de Enero último, según el cual, el territorio
de las Misiones, causa principal del antiguo litigio, queda-
dividido en cuatro partes; tres de ellas vana formar parte de la
República Argentina, y el resto para el Brasil. La linca diviso-
ria va entro los ríos de San Antonio y Pepiri Guasú, siguiendo
próximamente la dirección del meridiano.
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 287
No han arreglado así sus diferencias las repúblicas de Boli-
via y del Paraguay que se disputan los terrenos intermedios
entre los ríos Paraguay y Pilcomayo. Quizá sean las armas las
que decidan la cuestión, pues Bolivia ha presentado un ulti-
mátum reclamando para sí todo el territorio mencionado entre
Bahía Negra y la confluencia del Pilcomayo. Dándolo por he-
cho, ha concedido á una compañía alemana la construcción de
un ferrocarril de 1.700 km. que debe unir todas las poblacio-
nes situadas á la derecha del río Paraguay con las de Tupirá
y Quiaca.
OCEANÍA.
Una sola exploración debo señalar en esta parte del mundo,
la de Mr. Mac Gregor, administrador de la Nueva Guinea in-
glesa, el cual, acompañado de cinco indígenas, hizo la ascen-
sión del pico Uan-Stanley de 4.000 m. de altura: desde allí
pasó por la cumbre de la cordillera hasta el monte Victoria y
el pico Lilley en distancia de 30 millas, cruzando por el naci-
miento del río Venapa, que es el más caudaloso de la vertiente
meridional de la gran isla.
Dicho esto, he de recordar un hecho verdaderamente escan-
daloso llevado á cabo, con relación á la Oceanía, á ciencia y
paciencia de todas las naciones: Inglaterra y Alemania nego-
ciaron en secreto y concluyeron, en 1887, un tratado por el
cual se repartían buenamente todas las tierras del Pacífico oc-
cidental.
En virtud de este tratado, que hacían como.dueñas del mun-
do ambas potencias, y sin consultar para nada á las demás, so
confirmaba á la Gran Bretaña en sus posesiones del inmensa
continente australiano con sus anejos y dependencias actuales,
como el importante grupo de Nueva Zelanda, Tasmania, islas
Fidyi, Norfolk, Middleton, etc., y recientemente los grupos
de la Unión y de Phoenix.
Quedaba la enorme isla de Nueva Guinea, quo viene á ser
una segunda Australia: no podían disponer enteramente de ella
m BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÍFIGA.
porque Holanda retiene hace siglos su parte occidental, así es
que Inglaterra tomaba para sí la vertiente de Mediodía, que-
dando inglés el estrecho de Torres, y Alemania cogía la tercera
parte, ó sea el NE. de la isla, y arramblaba con todo lo que al
Oriente existe inmediatat la Nueva Bretaña, la Nueva Irlan-
da, las islas de Salomón, el archipiélago de Gilbert, etc., ote,
hasta los grupos de Tonga y de Samoa, donde no pudo ser
dueña exclusiva por el poderoso veto de los Estados-Unidos.
Dolidos los franceses de este reparto, recuerdan sus derechos
á muchas islas de aquellos mares y los nombres de sus marinos
que las visitaron: España los tenía mejores y más antiguos sobre
la parte de Nueva Guinea, ahora inglesa, lo mismo que sobre
las islas del Espíritu Santo, de Salomón, de Yavao y otras
muchas, visitadas y reconocidas por sus antiguos navegantes,
Mendaña, Villalobos, Fernandez de Quirós, Vacz de Torres y
Mourelle. Con más razón que nadie podremos decir que Espa-
ña ha ido siempre de descubierta, y levantando la caza, que
después y con toda comodidad, enseñado el camino, recogían
otras naciones. ¡Siempre nos queda la gloria de ir los prime-
ros aunque tengamos la desgracia de quedarnos los ültimosl
Las Nuevas Hébridas, que pro hidiviso no se atrevió nadie
á coger, ni á nadie se permite que las tome, se han declarado
independientes, renunciando al tácito y doble protectorado
anglo-francés en que se hallaban. Terminaré la reseña de
Oceanía indicando una nube que en el espléndido cielo inglés
80 forma hacia sus colonias australianas. Han enviado estas á
Londres representantes que en su nombre piden la adminis-
tración autónoma para ellas, con lo cual han puesto en grave
compromiso al Gobierno. Con objeto de ir preparando la con-
federación imperial de que antes hablé, el ministro de las Co-
lonias, Lord Knutsford había presentado al Parlamento un
proyecto de ley que en cierto modo daba alguna satisfacción á
las aspiraciones australianas: el proyecto fué tan mal acogido
que el ministro se vio precisado á retirarlo, justamente cuando
con más tenacidad y más amplitud lo piden aquellas apartadas
posesiones, cuya tendencia es á formar otro segundo Domi-
nion como el Canadá, con su Parlamento aparte, y en este sen-
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁfIGOS. m
lido existen ya inteligencias entre los gobernadores dé sus di-
ferentes distritos.
El gabinete inglés sabe hacer de la necesidad virtud, y es po-
sible que ceda ante la tenacidad australiana, como cedió de
diferentes modos con el Canadá y con los Estados-Unidos.
REGIONES POLARES.
Poco hay que decir acerca de las exploraciones de los mares
polares: el anuncio de dos proyectos de viaje; uno á las costas
orientales de Groenlandia que se hará bajo la dirección del te-
nienle Ryder de la marina dinamarquesa, para estudiar la re-
gión situada entre los grados 66 y 73, y otro al polo antartico
que debe emprenderse hacia el otoño del año 91, mandado por
«1 célebre Nordenskiüld, y que costeará la Sociedad geográfica
<le Australasia y el negociante Dickson que contribuyó tam-
bién á los gastos de la notable expedición del paso del Nordeste.
Dice el geógrafo M. Reclus que los viajes polares serían la
más grande de las puerilidades, si únicamente se hicieran por
la vanidad de llegar al punto donde se reúnen los meridianos;
pero que tienen más alto objeto como es el de estudiar la forma
-de los mares y de las costas, las corrientes y las mareas, los
movimientos de la atmósfera y otros interesantes fenómenos
de la vida terrestre: no hay sin embargo á mi modo de ver con
el logro completo de tan arriesgada empresa, bastante com-
pensación á las penalidades que exigen estos viajes: de cien
probabilidades hay noventa de perecer del modo tan terrible
que perecieron los mártires de la Jeannete junio á las bocas
del Lena, y muchas más de ser víctimas del lento y espantoso
-escorbuto, de morir sofocados en una tempestad de nieve, he-
lados con uu frió de 50* bajo cero ó aplastados por enormes ma-
sas de hielo, monstruos de formas fantásticas, iluminados con
los lúgubres destellos de las auroras magnéticas, que á cada
instante amenazan pulverizar el desamparado buque sin auxi-
lio humano: y todo ello en medio de interminable noche y del
estridente fragor de los hielos que se quiebran, y de las moles
290 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD OEOORÁnCA.
que se hunden con horrible estrépito en los abismos del
mar, aumentando con el siniestro ruido el pavor que las tinie-
blas causan. Tanta abnegación es demasiada para el escaso
fruto que ofrece. Y sin embargo, se encuentran á millares los
hombres que se han brindado á tan arriesgadas empresas, prue-
ba de que en medio de las infinitas atrocidades y crímenes de
que se halla sembrada la historia de la humanidad, hay siem-
pre corazones grandes y generosos.
RESEÑA DE LAS TAREAS Y ESTADO AOTUAL
DB LA
SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE MADRID
LEÍDA EN U JUNTA GENERAL DEL 3 DE JUNIO DE 1890,
POR EL SECRETARIO ADJUNTO
D. RAFAEL TORRES CAMPOS.
SEFfORES:
Una vez más me cabe la honra de daros cuenta de las ütile»
tareas de la Sociedad Geográfica.
Han tenido lugar durante el último semestre diez y seis
reuniones de la Junta directiva, consagradas, como siempre,
al estudio de problemas que arectan al cultivo científico de la
Geografía á intereses vitales del país ó al porvenir de nuestras*
colonias.
La designación de gobernador de las posesiones del Golfo*
de Guinea era un acto de gran transcendencia en las actúales-
circunstancias, no solo por la necesidad imperiosa en que en»
tamos de fomentar la riqueza de aquellos olvidados territorios,
sino también porque acaso este nombramiento ejerza influjo-
en la solución del conflicto ocasionado por las pretensiones
francesas. La Sociedad gestionó que para regir la colonia fue-
ra nombrada una persona que conociese la situación y necesi-
dades de aquella, se interesara por su prosperidad, llevara un
vasto plan de reformas y hubiera demostrado poseer grandes
condiciones de energía y tacto, necesarias hoy como nunca
para este difícil mando, y ha recibido con aplauso la designa-
ción hecha por el Gobierno del teniente de navio D. José d&
Ibarra y Autran, llamado á juicio de muchos á escribir una
importante página y á abrir un nuevo período en la historia
de la colonización española en el Golfo de Guinea.
m BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Uay para eslo uu concurso singular de elemenlos que dicha
autoridad sabrá aprovechar en interés patriótico sin duda. £1
Gobierno acaba de enviar edificios de acero, puentes y cami-
nos de hierro. Se instalan en buenas condiciones escuelas y
hospitales que serán un medio poderoso de atracción y de in-
flujo respecto á los indígenas. En lugar de un gran barco in-
adecuado para remontar los ríos, irán allí pequeños y ligeros
buques que hagan ver frecuentemente á los paniues y á los
Tengas los colores del pabellón de España. Acompaña al go-
bcruador un joven de grandes alientos como oficial técnico,
D. Germán Garibaldi, cuya misión es principalmente llevar
á cabo el pensamiento del Sr. Ibarra de crear caminos en la
isla y de unir desde luego las bahías de Santa Isabel y San
Carlos. La Compañía Transatlántica, inspirándose en altas
razones de patriotismo, emprende seriamente bajo la direc-
ción de Bonnelli el establecimiento de factorías y el cultivo
de extensos territorios. Con el concurso de la misma Com-
pañía Transatlántica y del Gobierno, en comisión del servi-
cio, según Real orden con cuya expedición ha obligado á la
Sociedad notablemente el Sr. Ministro de la Guerra, está en
ol Golfo de Guinea como representante nuestro un cariñoso
amigo mío de quien esperamos mucho cuantos lo conocemos:
el comisario de Guerra D. Josó Valero*
De antiguo vienen las Sociedades Geográficas, órgano de las
aspiraciones generales del país, siguiendo con el interés más
vivo los problemas de la colonización portuguesa, cuyo éxito
ha de afectar gravemente al porvenir de nuestra raza en el
mundo. Al estallar el conflicto que un extravío de la opinión
inglesa, el estrecho egoísmo nacional, la falta de respeto al
heroico pueblo portugués y la ineficacia de los tratados inter-
nacionales produjeron, tocaba á nuestra Sociedad, estrecha-
mente unida á la de Lisboa, apelar á las congéneres, tratar de
hacer valer la solidaridad entre estas y el peso de la opinión
científica para impedir, si era posible, un verdadero despojo.
Así lo hizo, obteniendo demostraciones calurosas de simpatía
de Portugal, la adhesión entusiasta de unos y el apoyo moral
á nuestros puntos de vista, de gran número.
RESEÑA DE LAS TAREAS Y ESTADO DE LA SOCIEDAD. 299
Complemento de esta actitud fué el homenaje acordado al
viajero insigne que representa los nobles empeños de Portu-
gal por explorar y civilizar las regiones del Zambeze y del
Nasa, Alejandro Serpa Pinto. Motivos respetables han sido
causa de que las públicas demostraciones de simpatía y aplauso
no tengan lugar en el momento; pero podrán realizarse, á lo
que parece, en breve plazo; y para entonces no ha de faltar á
las Sociedades GeográQcas el concurso activo que las fuerza»
intelectuales do la capital prestaron para las manifestaciones
en honor de Capello y Ivens.
Muy satisfactorio ha sido para la Sociedad proporcionar li-
bros relativos á nuestra legislación ultramarina, obtenidos del
Ministerio del ramo, al Congreso Colonial de París y á la So-
ciedad de Colonización alemana berlinesa.
La Junta directiva, que considera al Sr. Beltrán y Rózpide
como uno de los especialistas de más saber y que han hecho
de la ciencia geográfica estudios más profundos, acordó, como
una demostración de gratitud por los importantes servicios
que le ha prestado, proponer á la Junta general su nombra-
miento de Archivero perpetuo como cargo do aquella, y coh
voz y voto en la misma. Permitid al antiguo compañero en
las aulas y al amigo cariñoso de siempre felicitar al Sr. Bel-
trán por la merecida sanción que obtienen sus notables tra-
bajos.
Convocada una asamblea de contribuyentes, y señalados
entre sus temas la contribución territorial y las ocultaciones
y la estadística de la riqueza, debía la Sociedad tomar parte
en ella para tratar especialmente del catastro, y nadie más
abonado para representarla en tal ocasión que nuestro ilustre
presidente, que ha unido su nombre á este género de trabajos^
iniciándolos con un vigor y un acierto, quo de continuar como
empezaron, habrían proporcionado al país grandes beneficios.
A dicha asamblea han ido con el Sr. Coello los Sres. Sánchez
Massiá, Suarez y Foronda, tomando todos parte activa en las
deliberaciones. Demostró aquel con datos incontestables la
enormidad de las ocultaciones y la gran diferencia de su en-
tidad en las diversas regiones de España; sostuvo briosamente
V&i BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
el catastro parcelario contra los que defendían el de masas de
cultivo, y se opuso á las subvenciones á las obras publicas en
forma de garantía de interés, que conducirían á la ejecución
de proyectos de utilidad escasa con imposición de duras cargas
al Estado.
Los acuerdos de la Asamblea que ha publicado la prensa
sobre ejecución definitiva de catastro parcelario completo y
posibilidad y economía de tales trabajos, el voto nominal de
gracias que le otorgó, además de su elección de vicepresiden-
te, suponen un gran éxito para el Sr. Coello, y para la So-
ciedad, por tanto, identificada con él en absoluto.
En 26 de Noviembre dio el Sr. Gutiérrez de Alba una con-
ferencia, en que describió é hizo conocer las antigüedades del
valle de San Agustín ó de las estatuas de Colombia.
El Sr. Sánchez Massiá disertó en la sesión ordinaria de 25
de Febrero sobre la necesidad de formar el catastro de Es-
paña. El Sr. Coello hizo constar, con tal motivo, que puede
iiacerse con un gasto de 4 ó 5 pesetas la hectárea, igual ó infe-
rior al del mapa del Instituto, que no produce la utilidad que
aquel trabajo, llamado á descubrir ocultaciones y á aumentar
el valor de la propiedad, al hacerla diáfana, y .dar á conocer
con toda exactitud su naturaleza y sus linderos.
En la sesión del 11 de Marzo tuve el honor de daros cuenta
de los trabajos del Congreso Internacional de Ciencias geográ-
ficas de París.
En 8 de Abril se celebró reunión extraordinaria en honra y
memoria de los Sres. D. Vicente de la Fuente, el Conde de To-
reno y el general D. Hilario de Nava y Caveda. De los elogios
estuvieron encargados los Sres. Foronda, Suarez lucían y
Fernández Duro respectivamente. Tuvo el buen acuerdo el
Sr. Foronda de dar á conocer en su notable discurso trabajos
del Sr. Lafuente. La oración del Sr. Suarez Inclán, escrita
con el corazón, sentida, elocuentísima, estuvo á la altura de
la inmensa pérdida para el país que la motivaba. Con deleite
escuchó la Sociedad el elogio del general Nava y Caveda,
cuya biografía es la historia interesante de la formación de
nuestra marina de guerra, leído por el Sr. Fernández Duro; y
RESEÑiL DE LAS TAREAS Y ESTADO DE LA SOCIEDAD. S95
no hay que decir es este un trabajo que, por la elevación do
sus ideas y la belleza del singular estilo del sabio académico,
honrará á nuestro Boletín, en que los discursos necrológi-
cos deben publicarse brevemente.
El Sr. D. Joaquín Garralda, marqués de Reinosa, uno de
los oficiales que merecieron el honor de ser elegidos para el
atrevidísimo ensayo de utilizar en navegaciones de altura un
barco blindado como la Numancia^ conduciéndolo al Pacífico
para sostener allí el houor de España, nos ha dado dos nota-
bles conferencias, acogidas dentro y fuera de la Sociedad cou
aplauso, en las cuales demostró de elocuente manera que, si
supo rayar á gran altura como actor en los gloriosos empeños
de nuestra armada, digno cronista de aquellos sucesos, posee
el arte admirable de ponerlos de relieve historiándolos.
Entre los donativos que han venido á aumentar nuestras
colecciones, que constan hoy de 2.431 volúmenes de obras y
atlas, sin contar los que forman las publicaciones periódicas,
y 1.302 hojas de mapas y planos, merecen mención especial
uno del Depósito Hidrográfico de Francia y otro valiosísimo
del socio correspondiente Alejo M. Gochet, compuesto de li-
bros, atlas y mapas publicados por el Instituto de las Escuelas
Cristianas, al cual ha dado el infatigable y sabio hermano con
sus trabajos no poca gloria.
Época de duelo tiene que ser para la Sociedad el semestre
en que ha perdido miembros tan eminentes, patriotas tan in-
signes como D. Francisco de Borja Queipo de Llano, D. Hi-
lario de Nava y Caveda, D. Vicente de Lafuente y D. Juan
Bautista Antequera.
Los celebrados trabajos necrológicos de los Sres. Suarez In-
clan, Fernández Duro y Foronda, y las hermosas palabras
consagradas por nuestro presidente y por el Sr. Garralda, al
comenzar en la sesión anterior su conferencia, al comandante
inolvidable de la Numancia^ eximen á la Secretaría del pia-
doso deber que se ha impuesto de consagrar en la Memoria
semestral un recuerdo á nuestros muertos.
El escaso número de socios — somos 230 — pone bien á las
claras la deficiencia de la cultura geográfica en España, y sin
296 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
cultura geográfica, señores, esto es un axioma indiscutible, no
hay posibilidad de que el comercio nacional tenga éxitos y de
que la riqueza pública se sostenga y crezca. Siendo el tráfico-
una verdadera lucha, para poderla entablar hace falta conoci-
miento del campo en que se desarrolla, es decir, do los merca-
dos. Por esto, al lado de las reformas económicas, que justa-
mente preocupan, como uno de los problemas para el ponre-
nir del país y el desarrollo de su prosperidad vitales, hay que-
poner la difusión de la Geografía y el estudio de los países
nuevos, donde pueden encontrar los pueblos productores com-
pensación á sus actuales quebrantos.
Trabajar con este objetivo debe ser uno de los empeños d&
la Sociedad al presente. Yo entiendo que sería oportuno para
ello acudir á los hombres políticos que, mediante su acciós^
directora en el país, pueden servir con eficacia aquellos ñnes.
Algunas de las personalidades eminentes de la política espa-
ñola comparten nuestros puntos de vista. En uno de sus in-
comparables discursos, afirmó en 1885 D. Segismundo Morct
«la necesidad de que los partidos españoles concedan en sus es*
ludios y en sus programas un lugar preferente á la geografía. »-
Procuremos que estas ideas se extiendan y vivan en interés de
la prosperidad de la patria.
DICTAMEN
Ul£ LOS
REVISORES DE CUENTAS.
Los socios que suscriben, elegidos en la Junta general de
Noviembre ultimo para revisar, según dispone el Reglamento,
#
las cuentas de la Sociedad correspondientes á todo el año
de 1889, han inspeccionado los libros de Tesorería en la parte
relativa á dicho período, y también las cuentas parciales y la
general ó resumen del estado económico déla corporación que
presentó el Tesorero Sr. D. Adolfo de Motta.
Resulta de dichos documentos que los ingresos durante todo
el año de 1889 fueron de 11.617 pesetas, cantidad que sumada
con las 2.522,77 del saldo de 1888, compone un total de
14.139,77 pesetas. Los gastos durante el año referido fueron
de 1 1 .606,08 pesetas. Quedan, pues, en caja al comenzar el año
de 1890, 2.533,69 pesetas.
El débito de la Sociedad por impresión del Boletín que á
mediados de 1887 se aproximaba á 15.000 pesetas es, en 31 de
Diciembre de 1889, de 11.100,08 pesetas; aunque conviene
advertir que hoy está reducido á 9.600,08 pesetas por haberse
entregado con posterioridad á dicha fecha 1.500 pesetas cuya
data ha de ñgurar en la cuenta de 1890.
A cada cuenta parcial acompaña el respectivo comprobante,
y todas ñguran anotadas en los libros de Tesorería. Así lo ha
reconocido y declara la Comisión Revisora, y en consecuencia,
propone á la Junta general la aprobación de las referidas cuen-
tas, y cree también que procede renovar el voto de gracias que
con tanta justicia vienen mereciendo la Sección de Contabili-
dad, y muy especialmente el Tesorero Sr. D. Adolfo de Motta.
Madrid 26 de Mayo de 1890. — Nemesio Fernández Cuesta.
— Cesáreo Fernández Duro.
20
ELDr. D. VICENTE de la fuente
COMO SOCIO DE LA GEOGRÁFICA. DE MA.DRID
' CONFERENCIA
POR
D. MANUEL DE FORONDA.
Al Excmo. Sr. D. Aureliano Linares Rivas.
Honra grande recibe en esta noche la Sociedad Geográfica
de Madrid al ver congregado en éste recinto á un auditorio tan
respetable como distinguido, que acude solícito á compartir
con ella el tributo de cariño, admiración y respeto á que por
sus indisputables merecimientos se hicieron acreedores los va-
rones insignes cuyos preclaros talentos contribuyeron en tan
grande escala á la obra civilizadora que la corporación, con
tanto afán como patriotismo, sin cesar persigue.
No es esta, en verdad, la ocasión primera que tan doloroso
como laudable deber se cumple en este sitio, porque desgra-
ciadamente, el tributo debido á la naturaleza se paga con harta
frecuencia entre nosotros, y la implacable Parca nos arrebata
á cada instante y con desdichada predilección á los más ilustres
de nuestros consocios.
Por eso, siguiendo la cristiana costumbre de honrar á los
muertos, cada vez que nuestras filas se aclaran, la Sociedad
procura que el recuerdo de los que fueron no nos abandone y,
ya que no en mármoles y en bronces, ordena que en las pági-
nas de nuestro Boletín se consignen los merecimientos de los
que tanto la ilustraron con su ciencia y con su eficaz coopera-
ción: por eso celebra estas públicas manifestaciones en honor
EL DR. D. VICENTE DE LA FUENTE. 299
<le los consocios qu^ más brillo la prestaron, y por eso me
veo yo en la crítica cuanto honrosa situación de haber de diri-
giros mi incorrecta palabra desde este sitio, poniendo de relie-
ve las altas prendas que adornaron á nuestro insigue consocio
el Dr. D. Vicente de la Fuente.
Cuando la Junta directiva tuvo á bien confiarme tan grata
tarea, la acepté con verdadera fruición, con verdadero entu-
:SÍasmo.
Se trataba del elogio de mi antiguo catedrático de Derecho;
del comentador de las obras de Santa Teresa, bautizada en la
misma pila en que me cupo la dicha de recibir las aguas de
•cristiano; del rector déla Universidad Central á cuya personal
iniciativa debí el verme honrado con el cargo de vocal de varios
jurados de examen; del maestro que, en este mismo recinto,
aceptando alusiones mías, tomó parte en importantísimo de*
bale, haciéndose cargo y hasta apoyando con inmerecida bene-
volencia mis modestas opiniones; del docto académico que con
ian cariñosa amistad me distinguiera y razones eran todas
estas más que suficientes para que yo aprovechara la primera
oportunidad para tributarle en público, el público testimonio
de mi cariño, gratitud y respeto.
Pero como no hay satisfacción completa en esta vida, la que
mi alma experimentaba al pagar esta deuda de gratitud se vio
prbntamente envuelta en los crepúsculos de la vacilación y del
temor.
Pocos días después de conferírseme y aceptar tan grato co-
metido, la prensa me reveló la noticia de que la Real Acade-
mia de la Historia había encomendado el estudio crítico bio-
gráfico del insigne la Fuente al ilustradísimo individuo de
aquella docta corporación Sr. D. Bienvenido Oliver. ¡Ocupar-
me yo, rae dije, de trazar el estudio histórico-crítico del ilus-
tre finado, cuando la bien corlada pluma del profundo Oliver
ha recibido de la Academia tal encargo....! ¡Osadía fuera esta
que sólo puede hallar disculpa en el refrán aquel que hace de
la ignorancia la más atrevida de las cosas del mundo! Pero yo
que reconozco mi ignorancia, no podía caer en el atrevimiento
de permitirme hacer un trabajo que pudiera creerse por al*
»0 boletín de hk SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
guien como llamado, no ya á hombrearse^ ni siquiera á reci--
bir modesta alternativa con el que del Sr. de Oliver había de-
publicar la Academia, y, resuelto á desistir de mi encargo ó á
seguir un camino distinto del generalmente empleado en tales
ocasiones, enderecé mis pasos á la casa del docto académico y
una vez expuestos allí mis fundados temores y decidido pro-
pósito de desistir^ encontré en el Sr. Oliver, cuyas relevantes
prendas de carácter son sólo comparables con sus vastos cono-
cimientos é ilustración, no sólo al benévolo amigo, sino tam-
bién al enérgico instigador que, con persuasiva frase, modi-
ficó mis propósitos, hasta el punto de dejar para mí intacto el
estudio de D. Vicente de la Fueute como individuo de la So-
ciedad Geográfica de Madrid.
Hechas estas declaraciones, que á mi juicio son pertinentes
al caso, y que me he creído en el deber de consignar en esta
ocasión y momento, vamos á la ciudad natal de nuestro pre-
claro consocio, que bien merece nuestra visita la patria de tan-
tos ilustres varones y en la que tantos y tan insignes hechos
registra nuestra historia.
Entre ese conjunto de cordilleras, sierras, picos, valles, fa-
llas y quiebras que constituyen la Orografía de la península,
y en el cual es tan difícil, si no imposible, el hallar las lincas
generales que puedan servir de guía para su ordenada descrip-
ción, se encuentra esa cadena de montañas, tan impropiamente
llamada por algunos Cordillera, y que no es sino el tSistema
Ibérico)» tan magistral y recientemente descrito por el geodesta
é ingeniero de minas D. Juan Bisso (1); sistema que on gran
parte, como es sabido, limita la cuenca del Ebro por la margen
derecha y destaca hacia este río numerosos é importantes estri-
bos que, á su vez, son la línea divisoria do los afluentes del
mismo, siendo el de más interés para el caso presente el estri-
bo que del Moncayo se dirige hacia el Ebro y se bifurca cerca
de Tarazona, y los que separando afluentes del Jalón, ya entre
(I) Setena Qeográjlca y Ettadistiea de España^ publicada en 1888 por el Institu*
to Geográfico y Estadístico.
EL DR/ D. VIGENTE DE LA FUENTE. 801
-Sí, ya de este río, parten de la línea principal las sierras de
Deza y de Solorio, empezando la primera en la de Muedo y la
segunda entre la de Molina y la Ministra, que es la divisoria
de las provincias de Soria y Guadalajara, y en la que nace el
Jalón, que, corriendo por la primera de las provincias citadas
y por la de Zaragoza en la dirección de SO. á NE. y después
de recibir las aguas de varios afluentes — entre ellos el Giloca
que so le une en Calatay ud — viene á perderse en el Ebro entre
Cabanas y Torres de Berrellen (1); cuenca descrita también
de una manera incomparable por el asimismo geodesta é in-
geniero de montes D. Victoriano Deleito.
Pequeño imitador del Nilo, dice el Sr. D. J. M. Quadrado (2),
inunda el Jalón con artificiales correntias los campos que fer-
tiliza, y no bien penetra en Aragón, una continuada huerta
marca su paso y grandes y antiguos pueblos menudean á lo
largo del prolongado valle por donde se desliza bajo un bosque
de frutales.
Monreal, obscura patria de Antonio Pérez; Ariza^ con el re-
cuerdo de regias entrevistas y de cruentos combates, cedida
á menudo en rehenes de paz ó en usufructo de reinas, llave
de la monarquía por su fuerte y hoy derruido castillo, cuya
defensa estuvo siempre á cargo de un rico hombre; Cetina^
decadente ya en el siglo xiv; Alhamay cuyas aguas termales
la dieron origen y nombradla en las más remotas épocas;
Bübiercay doblemente guardada por su castillo y la casa fuer-
te de Sancho Jordán; y no lejos del río, Emhid y Bordalva^
que recuerdan la noble resistencia de aquella y la entrega de
esta á D. Pedro de Castilla, constituyen una parte de aquellos
hermanados pueblos que siempre juntos, ora avasallados por
Rodrigo el Campeador, ora ganados— aunque no sin resisten-
cia— para la cruz, en i 120, por el emperador Alfonso el Batalla*
<ior^ ora arrostrando los peligros y visicitudes de la asoladora
guerra y efímera dominación de D. Pedro el Justiciero en su
(l) Reseña Qeográjlca y Estadística^ antes citada.
(2 Parcerisa, Recuerdos y Bellezas de España^ tomo de Aragón, pág. 33 i y si-
igaieotes.
802 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
lucha de muerte con el monarca de Aragón, giraron siempre
cual satélites en derredor de la ilustre Calatayud del mismo*
modo que en tiempos anteriores acompañaron á la celtíbera
Bilbilis cuando Martial cantaba las patrias sierras de Edúbeda
Y las nieves y quebrados riscos de Calvo y Vaclaveron, y las-
aguas del Salón tan aptas para templar aceros como para sa-
zonar frutos, y el delicado bosque de Boirodo, delicias de Po-
mona. El municipio de AUacum reemplazaba áilfeca, Alhama
encarecía sus termas con el nombre de Aqux Bilhilitanorum
y Arcohriga^ en el lugar de Ariza servía de estación ó do pa-
rada en el camino de Mérida á Zaragoza.
No con menor respeto que á la animada Calatayud, ceñir
parece el Jalón, algo más abajo, una enriscada y solitaria al-
tura conocida con el nombre de Bamhala^ cuya vista hace ex-
clamar á Quadrado: a ¡Sabe Dios qué fábricas pasaron á for-
»mar ó en qué polvo yacen convertidos los sillares de los mu-
iros, los capiteles de los templos y pórticos que allí se levanta-
»ban... El calizo suelo arrojó ya de su seno cuantas urnas,
•monedas y lápidas encerraba de sus primitivos moradores,
>para adornar los gabinetes del curioso ó ilustrar las investi-
Dgaciones del anticuario y sólo algunos restos de edificios
«comunes, revelan el antiguo asiento de Bilbilis augusta»
cuyo segundo epíteto marca el favor con que la distinguie-
ran los dominadores del mundo, pero cuyo primer nombre, de
origen ibérico y por consiguiente nada latino, impide atribuir
á estos su fundación; y por más que, respirando el aura de la
belicosa Celtiberia y siendo celebrada por sus armas y sus cor-
celes, su historia se reduce casi á sus títulos y su más famoso
timbre es el ser cuna de aquel poeta, cuya sal epigramática
distrajo á Roma de su precoz senectud. Marcial fué quien, tra-
zándonos con amor sus nativos lares, comunicó á estos su pro-
pia inmortalidad y quien entre los muchos rasgos descriptivos
que á su patria dedica marcó exactamente la situación de Bil-
bilis en este dístico.
^MunicipeSf Augusta mihi quos Bilbilis acriy
i^monte creat, rapidis quem Salo cingii aquis,9
EL DR. D. VIGENTE DE LA FUENTE. 803
Del mismo modo que los pueblos del Norte en el siglo v, los
sarracenos, en 713, respetaron su nombre y existencia.
Dos años más tarde se alia con los refugiados del Pirineo y
con algunas ciudades católicas, soñando que aquel pasajero
triunfo sobre la morisma, y aquella incursión hasta Zaragoza,
rompían el yugo que solo el transcurso de siete siglos, y un
sin número de combates, habían de destruir.
Muerte y destrucción encomendadas al vengativo Habid,
fueron el castigo de tanto heroísmo (1). Pero un año más tarde,
Ayudy otro caudillo más clemente, ó más ilustrado, hizo nacer
de las humeantes ruinas de Bílbilis, si bien algo más apar-
tado, pero en la ribera misma del Jalón, un pueblo que con
su castillo llevó el nombre de su fundador, y que con los res-
tos de la población asolada, acogió un destello de la fe, por la
que había perecido su antecesor;''y la cruz, subterráneamente
adorada por espacio de cuatro siglos, tremoló por fin en 1120
(festividad del Bautista) sobre las almenas de Calat-Ayuhy
plantada por Alfonso el Batallador^ quien al punto la escogió
por lo fuerte y rayano del sitio y por sus heroicos anteceden-
tes, como punto de apoyo para constituir la unidad nacional,
robusteciendo el trono, apoyado por pueblos libres que con-
trarrestaran la invasión del feudalismo, y como dique contra
los árabes, empujados hacia el Estrecho, y centra la rivalidad
de otros monarcas de la misma fe y origen, que comenzaban
ya á entorpecerse en su mutua y victoriosa carrera.
Por eso la pobló de gente de guerra, y en 1130 instituyó la
comunidad, institución tan maravillosamente descrita y tan
profundamente estudiada por nuestro inolvidable La Fuente
en muchas de sus obras.
Para ver cómo rfespondió Calatayud á las esperanzas de su
lealtad concebidas, basta solo citar cómo, ella sola, en Aragón
fué la que tomó partido por el joven rey D. Jaime I, logrando
que no se ahogara en su origen el que después fué tan glo-
rioso reinado; cómo desoyendo el grito general de unión con-
tra Pedro lY, castigaba dentro de sus muros á los sediciosos»
(1) Quadrado, obra citada.
m BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
despeñando á Alfonso de Agreda; cómo envió sus huestes po-
pulares á arrollar el pendón aristocrático, y á compartir con
las hermandades de Teruel y Daroca el suceso de la jornada
de Épila; cómo se erigió en robusto amparo de los pueblos
aragoneses» que en lucha con los castellanos preferían incen-
diar sus propios hogares antes que verlos en posesión de los
enemigos, y cómo su justicia Pedro Jiménez Samper fué el
principal ordenador de la resistencia, que al cabo de seis años
de estéril lucha, llegó á cansar al orgulloso castellano.
Tranquila Galatayud, presenció, en 1291, la venida de la
hija de Sancho IV, para casarse con Jaime II, celebrándose
justas, en las cuales brilló el famoso Roger de Lauria, y en
1311, la entrega de la hija de Jaime II á Fernando IV, para
esposa del infante D. Pedro.
No así, en 1362, vio la llegada de 30.000 peones, 12.000 in-
fantes y 36 máquinas de guerra, procedente de Gaslilla. Pero
consultando solo á su honra, Liñanes y Sayas, antes divididos,
se aprestaron al combate, realizando una de las más brillantes
defensas que registra la historia militar de España, hasta que
por orden del rey capitularon en 29 de Agosto, consiguiendo
que sus haciendas y fueros q^iedaran respetados.
Y cuando en 31 de Marzo de 1366 se alejaron los castellanos
huyendo de los franceses de Duguesclin, y el Ceremonioso
trasladó allí sus Cortes en Abril, exigiendo fiscalización de la
entrega heclia por orden suya; Calatayud resultó erigida en
ciudad; su lealtad, probada de vivos y muertos, cristianos, mo-
ros y judíos, las fortalezas devueltas á la defensa de los bilbi-
litanos y la fiesta de las batallas y la procesión á Santa María
do la Peña, recuerdan anualmente á las modernas generacio-
nes tan gloriosos acontecimienlos.
Ya, después del interregno de 1410, viendo ensangrentadas
sus calles por los Linares y Sayas, partidarios los unos y ene-
migos los otros del conde de Urgel; ya por mediación del Papa
Luna, y una vez firmadas las treguas en Santa Clara, ante su
hermana la abadesa Coniesina^ convocando el Parlamento
aragonés para elegir arbitros que, en unión de los de Catalu-
ña y Valencia, adjudicaran la corona, cuyo hecho se realizara
EL DR. D. VIGENTE DE LA FUENTE. 80G
más tarde en Gaspe; ya en 1445, sirviendo de sepulcro al in-
fante D. Enrique, hermano de los reyes de Aragón y Navarra;
ya en 1447, presenciando los belicosos aprestos que precedie-
ron al enlaóe de Juan de Navarra con la hija del almirante de
dastilla; ya asistiendo á la jura de Fernando en 1461, que con-
solidaba la futura grandeza de su trono; esclarecida por fuera,
pero turbulenta en su interior, continúa la historia de Galata-
yud como la de todas las ciudades libres de la Edad Media;
•ora poniendo en armas á toda la población, el rapto de una
doncella; ora espirando en el templo del Carmen, y á manos
de sus enemigos, el célebre Martín Sayas; ora reclamando del
rey la cabeza del justicia Juan de Nueros, que en 1502 expul-
sara violentamente al abad de Huerta; ora provocando un tu-
multo popular á causa de haber reintegrado las Cortes de 1519
«n su anterior participación en los cargos públicos á aquellos
hidalgos que por su negativa de votar los impuestos en las
-Cortes de 1515 les había sido retirada por el soberano; ora
acaudillada por Serra y Lasarte, cerrando las puertas á los ca-
balleros; Calatayud sufre los vaivenes y alternativa pujanza
de las dos encarnizadas facciones hasta 1525 y no ve terminar
aquel siglo sin que Antonio Pérez, prófugo de la justicia del
^ran Felipe, excitara al pueblo bilbilitano, preludiando las
asonadas de Zaragoza, que habían de apresurar la muerte de
las antiguas libertades aragonesas.
A pesar de esto, dicen los historiadores, siguió la uniforme
dicha é índole patriarcal de la población, enriquecida por los
judíos con su industria y por los sarracenos con su agricultura
y artes, quienes obtuvieron el respeto á su ley y el amparo
para sus personas, alternando la mezquita y la sinagoga con
los templos cristianos, sin que la diversidad de cultos entibia-
ra el fervor de sus creencias, ni produjera conflicto alguno;
pudiendo celebrarse, sin género de protesta, toda clase de fles-
tas, rezos y procesiones, ya en pleno día, como la solemne del
Corpus, acompañada de músicas y con gran concurrencia de
juglares, ya envueltas en las tibias luces del naciente cre-
púsculo, como la poética del Rosario, llamado de la Aurora.
Grande fué el número de personajes célebi*es que en el si-
906 BOLETÍN DE lA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
glo XVI albergara Calatayud: ya el 16 de Abril de 1518, en que
el César Carlos V juró «servar é guardar» flelmente el pri-
vilegio de la población; ya el 9 de Junio de 1571, en que Don
Juan de Austria, de paso para Messina, recibió cartas de va-
rios personajes dándole la enhorabuena por su elección y un
breve de San Pío V, exhortándole á que acelerase su viaja
para ponerse pronto al frente de la escuadra; ya en 23 de Sep-
tiembre de 1599, en que con grandes festejos recibió á Feli-
pe III, de paso para Zaragoza, quien juró los fueros en el pór-
tico de Santa María, con gran solemnidad, y se alojó en las*
casas de Heredia y Pujadas, quedando desde entonces el nom-
bre de Plaza del Rey á la principal déla población, cuyo Mu-
nicipio había recobrado, si bien por poco tiempo, su antigua
vitalidad, y cuya silla episcopal fué ocupada en el mismo año
por el célebre escritor de la vida deSanta Teresa, el monge
Jerónimo de Toledo Fr. Diego de Yepes.
Nuevas constituciones fueron otorgadas al clero en 1628, así
como fiestas especiales, que con los votos y procesiones, con-
cordados en 1632 entre el clero y el Ayuntamiento, dieron ca-
rácter especial á las festividades de aquella época.
Y aunque parezca impropio de esto sitio y contrario á mi
repulsión hacia el llamado «espectáculo nacional, « como este
tiene desgraciadamente muchos admiradores, por si se en-
cuentra alguno de ellos entre este ilustrado concurso, diré de
pasada que en el arreglo de la carnicería de 1550 se estipuló
que los arrendadores habían de dar á la ciudad francamente
tres toros bravos para las fiestas de la Virgen de Agosto, do la
feria y del Corpus Cristi, debiendo abonar aquel á la ciudad IS
florines si se dejaba de correr alguno; teniendo que dar, ade-
más, otros tres para las cofradías do San Juan, San Pedro y
San Marcial, por precio do 11 ducados de oro cada uno, y si
no eran bastante bravos, el Justicia enviaba por otros á costa
del arrendador, haciéndose la prueba quince días antes do San
Juan, en que comenzaba el arriendo.
En las ordenanzas de Carnicerías de 1574 se decía: cque el
»arrendador sea tenido de dar graciosamente dos toros bravos
•para fochar é matar en la plaza mayor del mercado en dos
EL DR. D. VIGENTE DE LA FUENTE. 301
3>dias, cada día el suyo, que á los ditos justicia é oficiales, ó á
»la mayor partida de aquellos sera bien vista; é aquellos traer^
»é facer traer dentro de la dita carnicería cerrada, de la dita
sciudat, á sus espensas, é ademas prestar dos, tres ó cuatro
^novillos para focbar en dicha plaza.»
Las Cortes convocadas por Felipe IV de Gaslilla y III de
Aragón, el 24 de Diciembre de 1629, para Madrid y que so
abrieron el 21 de Enero siguiente en Barbastro, y se trasla-
daron á Calatayud , por el deseo del rey de estar más cerca
de Castilla, duraron hasta el 24 de Julio, habiendo posada
S. M. durante las mismas en el palacio del Obispo junto á la
iglesia de Santa María, donde celebraron sus sesiones.
Calatayud solicitó la creación de una concatedral al rey,,
apoyada por el emperador de Austria, y su denegación por el
soberano motivó no solo un dictamen de 50 catedráticos do
Alcalá y Salamanca, sino también un agresivo memorial do
Tarazona, oponiéndose, en 1700, á tan justa pretensión, y una
violenta contestación por parte de los bilbilitanos. Señalando
la decadencia á que vinieron las enseñanzas , las artes é in-
dustria á fines del siglo xvii, contrastada con el sinnúmero do
personajes célebres en política, letras y bellas artes, que en
igual época florecieron , llegamos al advenimiento al trono d&
Felipe V(l).
El clero y la aristocracia eran borbónicos; el pueblo en su
inmensa mayoría austríaco y el justicia Ramiro fué conducida
por los imperiales á Zaragoza en 7 de Octubre de 1706, des-
pués de confiscados sus bienes, donde permaneció preso y si-
guiéndosele un proceso que alcanzó 1.400 fojas, cuya termi-
naciÓQjiubiera sido fatal si el duque de Orleans, llegando muy
átien^, no le hubiera puesto en libertad y mandado qu&
volviera á Calatayud donde de nuevo se encargó del justiciaz-
go, en 10 de Junio do 1707, que desempeñó hasta el 4 de Ju-
lio de 1708.
Suprimida la institución, muertas las Cortes aragonesas, y
establecidas las del reino, dálatayud tuvo voto en ellas y vid
(1) Lafuente, id. id.
906 BOLETÍN DB LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
premiada por el rey la lealtad de un regidor decano D. Juan
Bautista Ramiro, cuya biografía sintetiza la historia de la
dudad durante los tristes sucesos de la guerra de Sucesión,
en cuyo período y para que nada le faltara, fueron muchas y
graves las cuestiones religiosas que allí se agitaron.
El aparato desplegado en la proclamación de Fernando VI
el día 24 de Octubre de 1746, en la cual no se alzó ya el pen-
dón de la ciudad, sino el estandarte real con las armas de
Castilla y León, cuyo escudo llevaban los mal llamados allí
reyes de armas, y la fórmula: cGastilla y Aragón por el Rey
nuestro Señor D. Fernando VI», en la que se anteponía la pa-
labra < Castilla • , en que se le llamaba Fernando VI , cuando
allí era solo III, y la fórmula «nuestro señor» contrastaba con
los azules trajes de los heraldos y atabaleros, por privilegio de
Pedro IV, y que recordaban la antigua prepotencia de aque-
llos hermanados pueblos, en los que alcanzó por entonces un
lisonjero estado el arte de la imprenta, el cultivo del cáñamo
y la manufactura del hierro y el acero en que tanto se distin-
guió el cerrajero conocido por el Picado.
m
También festejó la proclamación de Carlos III el domingo
21 de Octubre de 1759, época y reinado en que la enseñanza
volvió á prosperar y en cuyo colegio de jesuítas erigido en se-
minario de nobles, cursaron hombres tan ilustres como don
Leandro Fernández Moralín.
Va en decadencia, Calatayud, celebró la proclamación de
Carlos IV, el 3 de Septiembre de 1789, siendo muy do notar
los numerosos y no pequeños contratiempos que la enemistad
de Godoy la acarreara, hasta el punto de hacerla acoger con
júbilo la noticia de la abdicación del rey y la caída del fa-
vorito. ^
Pero pocos años después, su bélica actitud al recibir la no-
ticia del 2 de Mayo, el alistamiento de la juventud, la forma-
ción de la división al mando de Versax, los grandes servicios
y lealtad de los bilbilitanos y los atropellos de que los france-
ses les hicieron víctimas, la toma del fuerte de la Merced y las
batallas del Fresno y de la Almunia, probaron al mundo que
aquella decadente población albergaba todavía corazones que
EL DR. D. VIGENTE DE LA FUENTE. 8(»
en la guerra de la Independencia eran dignos sucesores de los
que encerraban los pechos dé los valerosos soldados de la her-
mandad de Galalayud.
I^ero sigamos otro orden de ideas.
De las alturas, bajó Galatayud al llano en tiempos más pa*
cíñeos, conservando hoy el arco bajo, la puerta juriega, la
casa consistorial, dependiente, cuando era aícacena del Mo-
nasterio de Piedra al cual fué cedida en 1248, con el privilegio
de que nadie, fuera de sus tiendas, pudiera cambiar monedas,
vender paños, tener botica, horno ni otras cosas más, bajo pena
de 500 mrs. de oro; las angostas sendas que caracolean por los
ribazos; y la roca abriendo su seno para hospedar al hombre
sin más obras que el tabique que cierra la abertura y el puli-
mento de los muros interiores, cuyo recinto se ensancha á la
medida de las necesidades de los habitantes.
Sus promontorios están coronados por el castillo de Doña
Martina, por la pintoresca torre de Lopícado ó del reloj (colo-
cado allí ya en el siglo xv), por la octógona torrecilla del «Co**
ción de los Moros», por los restos de los cinco castillos confia-
dos por Pedro IV á la hermandad, y por abandonada ermita
y antes Colegiata de Santa María do la Peña, tan honrada por
Alfonso II con sus privilegios, como por la piadosa Sancha
con sus preciadas reliquias.
Poco, muy poco, en el terreno artístico podrá el viajero apre-
ciar en sus once parroquias con once conventos, pobres y no
antiguos, derruidos y en gran parte abandonados: sin embar-
go, casi todos ellos atesoran algún recuerdo histórico.
El ábside bizantino de Santiago; la antigua portadita de San
Martín; las góticas naves y octógona torre con arabescos de
ladrillo, de San Andrés; el ábside gótico y las ventanas antes
caladas de San Pedro Mártir, á cuyo campanario y fachada
comunican aspecto arábigo los combinados ladrillos y azulejos,
y cuyo interior es sepulcro del infante D. Enrique de Aragón,
y cuyo claustro plateresco con sus tres órdenes recuerda el
buen gusto de los dominicos; como recuerda á los jesuítas el
adornado interior de San Juan Bautista, con su portada de 1 534;
como recuerda á los caballeros Sanjuanistas el sepulcro del co-
910 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
mendador Marcilla y el escudo de la orden sobre la puerta do
Santa Lucía, no lejos de la cual se halla la lápida en caracte-
res góticos engastada sobre arco ojivo, indicando el hospital de
labradores, propiedad de ocho familias, y que la tradición re-
monta á la época de los mozárabes; como recuerda la casa natal
de San Iñigo, en el año 1000, la iglesia de San Benito, y como
recuerda, finalmentei su antigua grandeza el templo de San
Pedro de Francos, y su pura y sencilla portada del siglo xv,
adornada con las efigies del Resucitado y de los apóstoles, que
introduce al templo, cuyas altas y despejadas naves, sosteni-
das por ligeras columnas, cobijaron en 1461 á las Cortes del
reino y presenciaron la formación de libres fueros y del tri-
bunal popular de los Í7, que había de juzgar al justicia y ser-
vir de salvaguardia á los agraviados...; edificios son todos
ellos que constituyen la parte superviviente de la brillante
historia de la localidad, cuya colegiata del Santo Sepulcro,
encomienda poderosa otorgada por Ramón Berenguer á los
caballeros de Jcrusalen en indemnización del imperio de
Alfonso el Batallador^ que selló su. caballeresca vida con un
testamento singular, dejando en 16 kal. Oct. de 1143 á las
nacientes órdenes militares por herederas de sus estados,
constando la donación del solar por documento fechado en Ene-
ro de 1151, y cuyas bóvedas, levantadas por Gerardo, prior en
España del Santo Sepulcro, estaban dedicadas ya en 1156 á
residencia de sus canónigos seglares hermanados con los caba-
lleros.
La restauración á fines del siglo xvi ó principios del xvii
presenta hoy solo una inmensa'mole de ladrillo, tres puertas,
dos campanarios dominando el barrio sometido por Berenguer,
.tres frías y desnudas naves, moderna ciípula, los relieves de la
Pasión y el pobre claustro de elegante ojiva, aunque de época
posterior.
Sólo el archivo atestigua lo que fué la casa y los favores re-
cibidos de los soberanos.
Pero la colegiata de Santa María la Mayor, tiene para nos-
otros más importancia, y aunque su octógono campanario, ele-
vado, esbelto y adornado con labores de ladrillo impresione
%
EL DR. D. VICENTE DE LA FUENTE. 811
agradablemente, de sus tres naves, crucero y cúpula andan
desterrados la antigüedad y la belleza, de las cuales sólo queda
un destello en el claustro ó en los góticos arabescos de la puer-
ta que le pone en comunicación con el templo, consagrado por
«1 arzobispo de Tarragona en 1249.
La portada plateresca, rica y de perfectos detalles, carece de
la elegancia y osadía de construcción de otras obras de su cla-
se. Dos abalaustradas columnas levantan á la altura del portal
el primer cuerpo, cuya mitad inferior hasta el arranque del
arco, ocupan en tres nichos por lado mutiladas estatuas de los
apóstoles; constituyendo el segundo cuerpo un relieve con la
Venida del Espíritu Santo, coronando la composición la efi-
gie del Padre Eterno. Juan de Talavera y Esteban de Obray,
de nación francés y artífice más tarde del coro del Pilar, fue-
ron los maestros de la obra, el obispo D. Gabriel de Orti su
principal promovedor. Lá construcción duró de 1523 á 1528 y
su coste 1.300 ducados. Dos medallones, uno á cada lado de la
portada ostentan las inscripciones que así lo atestiguan (1),
como otra fastuosa y revesada añadida á su lado hace constar
la fecha y el obispo á cuya costa se hizo el enlosado del pavi-
mento de la iglesia (2).
En esta iglesia mayor, colegial de Santa María recibió las
aguas de la fe el día 30 de Enero de 1817 un niño nacido el
día antes, y que más tarde llegó á ser el sabio catedrático y
canonista, el docto jurisconsulto y publicista, el concienzudo
historiador y académico, nuestro consocio, en fin, el ilustrísi-
mo Sr. D. Vicente de la Fuente.
Llegados á este punto, posible es que alguno de vosotros se
esté diciendo para sus adentros ¿y á qué viene ese alarde de
(1) Exactum opus anno MDXXVII. K.« V.»
Imperante Hisp. Reg. Catho.
Clemente VII pontiñce max. Gabriele de Orti.
Tirasonem epo.
(2) Ruinosum sed pedibus, tempore Fontino pasio
simili pavimentum atrii et armantino p olito
lapide illust. Baltasar Navarro Epis. Tira, suo sre.
in pres statum veduxit stravit X id oct. MDCXXXVI.
812 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
erudición histórica, de apreciaciones críticas y de apuntes ar»
queológicos empleados por el disertante? ¿Es que hemos veni-
do aqu( á recordar todas esas rebuscadas y conocidas noticias,.
ó á ocuparnos de D. Vicente de la Fuente?
Felizmente para mí creo poder afirmar con fundamento que-
no hay entre vosotros quien haya podido formularse tales pre*
guntas; primero, porque todos sabéis que no presumo de eru-
dito, ni aun siquiera de estudioso, y segundo, porque desde
los primeros momentos habréis descubierto la hilaza, pues de
seguro todos habréis visto que cuanto llevo relatado no es má»
que el extracto (imperfecto como mío) de lo consignado por el
Sr. la Fuente (1) en sus notables obras Historia de Calatayud^
Estudios críticos sobre la historia y el derecho de Aragón^ el
tomo xLix de la España sagrada, el discurso de recepción en
la Real Academia de la Historia sobre tLas tres comunidades
de Aragón», la Historia eclesiástica de España y la conferen»
cia dada en este mismo sitio y ante esta misma Sociedad so-
bre «Las comunidades de Castilla y de Aragón bajo el punta
de vista geográfico».
Ved ahí, cómo evitando tiempo y rodeos, he procurado po-
neros de manifiesto las poderosas razones en que la Sociedad
Geográfica se apoyó para llamar y conservar cariñosamente en
su seno al... por qué no decirlo... al geógrafo, cuya pérdida
nunca lloraremos lo bastante.
No nos detengamos á enumerar sus estudios en Tudela y Za-
ragoza, donde recibió el grado de Bachiller en filosofía, ni los
realizados con tan soberano aprovechamiento en Alcalá, donde
ganó por oposición una beca en el colegio llamado de Málaga,
en el que, estudiante aún, sustituyó la Cátedra de escritura y
en el que desempeñó el rectorado hasta el 22 de Febrero de 1842.
No le sigamos en la Universidad de Madrid donde, como en
la de Alcalá, á nota do «nomine discrepante» y de csobresalien-
(1) Y, en efecto, cuantos datos históricos y arqueológicos consigno están toma-
dos de las obras que cito de D. Vicente de la Fuente, y de lo expuesto por don
J M. Quadrado en el indicado tomo de Aragón de la obra Recuerdos y belleuu de
España,
EL DR, D. VICEirrE DB LA FUENTE. 813
te por asignatura y ejercicio, recibió los grados de Doctor en
Teologfa y Jurisprudencia, cursó y aprendió las asignaturas
de Lengua Árabe y de Hebreo, y desempeñó los cargos de Bi-
bliotecario y Regente en las Facultades de Derecho y Teologfa.
No vayamos á la Universidad de Salamanca á oir sus sabias
explicaciones de «elementos de Derecho Canónico,» de que ya
era Catedrático propietario en 1852, ni vengamos á la corte i
escucharle como Catedrático propietario de «Disciplina eclesiás-
tica!» de la Universidad Central desde 1859; con la categoría
de ascenso desde 1862 y con la de término desde 1871, y en cuyo
docto establecimiento fué Rector y decano de la Facultad de
Derecho.
No acudamos á la academia de San Isidoro de ciencias ecle-
siásticas, donde fué individuo con la categoría de profesor, y
más tarde con igual categoría en la Matritense de Jurispruden-
cia y L»egislación, ejerciendo los cargos de Bibliotecario y Pre-
sidente de la sección de Derecho civil, y en la que había ya ob-
tenido medalla de honor en el concurso de 1844 por su brillante
Memoria sobre un tema de Derecho penal.
Méritos, estudios y trabajos son todos ellos de incuestiona-
ble y altísima importancia, y de todos, así como también de
sus tareas en la Real Academia de Ciencias Morales y Políti-
cas, pluma mejor cortada que la mía expondrá las considera-
ciones y obtendrá las deducciones á que tanto estudio, ciencia
y perseverancia se prestan.
Vengamos sólo al orden de conocimientos que más íntima-
mente se relacionan con las Ciencias Geográficas: Yeámosle
desde 1851 como literato auxiliar de la comisión de Cortes y
fueros, cuya compilación estaba encomendada á la Real Aca-
demia de la Historia; desde 1854 como su individuo correspon-
diente; desde 10 de Marzo de 1861, como Académico numerario;
y desde estas fechas, ya comisionado con el Sr. Gayangos para
la publicación de las cartas inéditas de Cisneros, ya dirigien-
do la publicación de las de sus secretarios, y ya en el Boletin^
ya en las sesiones de la Corporación, ya en el líbro^ ya en la
Iribuna académica dando continuas y prodigiosas muestras de
su actividad, ciencia, agudo ingenio é indisputable talento, re-
SI
814 boletín D$ la sociedad GEOaRiFIGA.
conocidos por todo el mundo y muy parücularmente por el
Consejo de Instrucción Pública, que al declarar de texto au
obra de «Disciplina eclesiástica» consignaba que «el autor re-
velaba la pureza de las doctrinas que profesaba y los extensos
conocimientos que poseía en la materia,» y al informar sobre
la de «Historia eclesiástica» la consideraba «como mérito de
los pertenecientes á la primera clase, fundado en la importan-
cia de la obra, escogida erudición que atesora y el estudio con*
denzudo y prolijo que revela en su extensión y originalidad,»
informe que ya había sancionado el público con el hecho de
haberse agotado en 1855 seis mil ejemplares de los tres prime-
ros volúmenes.
Bastaba y sobraba ya con esto, para tener asiento por dere-
cho propio en la Sociedad Geográfica desde su fundación; pero
no puedo menos de mencionar alguna de las obras que, eo mi
sentir, revelan la justicia con que le concedimos lugar preem{«>
nente, no ya solo entre nosotros, sino entre todos aquellos que
en las Ciencias Geográficas más han resplandecido. « .
Fué el discurso de recepción en la Real Academia de la His^
loria uno de los que más resonancia tuvieron, pues el vulgo,
que sólo había oído hablar de las comunidades de Castilla, em*»
pezó á enterarse de que también en Aragón hubiera conjuni-
dades y que su historia fué digna pareja de las de los: Casta-
llanos. Cómo estudió en ^ste discurso nuestra antigua división
territorial en reinos, señoríos y principados; subdivididos en
provincias, comunidades, merindades y corregimientos; frac-
cionados á su vez en sexmos, alfoces, partidos, cañadas y dis-
tritos: el «origen militar de las comunidades» en el siglo xit,
.én que Alfonso el Batallador trajo la gente briosa, fuerte y
cristiana de las montañas de Jaca y de Sierra Guara^ otorgan.*
do á los de Calatayud, en tl30, el fuero redactado ppr: ellos
mismos, recibiendo los de Daroca el de Ramón Berenguer (rf-
tiflcación en 1142 de el del mismo Alfonso de 1123), que de-
marcaba los términos, y la de Teruel el de Alonso el Castd^eín
1176; y el del Arzobispo, concediendo el patronato activo y pa-
sivo, respectivamente, al concejo y á los hijos legítimos: de los
nacidos y bautizados en la villa:, el aasp.coto,mlUtar»:de laias-
KL DR. D. VICENTE DS LA FUENTE. Ü15
tilución^ ya por su rormación con el consentimiento del ixio-
narca, ya por los países vecinos á quienes hablan de hacer fi'eñ'-
te, ya por la división del territorio aragonés en cinco distritos
á las órdenes de su respectivo y noble suprajunciarius y de va-
rios paciarü^ y en cuya división no entraron nunca las comu-
nidades; el «aspecto político» detallando la división en seis sex-
mos por hermandad, estando los de Galatayud mandados por
6eis merinos, uno por cada uno de los ríos Jalón, Xilocá, Ma-
publes, Ibdes, Miedes y Ribota ó Gai'íada, y á las órdenes de
un Procurador general; la de Teruel, con su Procurador y Seis
regidores en Monteagudo, Rubielos, Sarrión,Río Martín, Río
Celia y Campo de Visiedo; y la de Daroca con su Asistente y
seis sexmeros; haciendo notar que de esta unifoi^me organiza-
ción resultó que, mientras las comunidades ise repoblaban, kd
despoblaba el centro de Aragón, quedando Zaragoza como un
oasis en el desierto: y por ultimo, el ^aspecto económico,» ter-
minando con la delimitación de los términos de cada comuni-
dad,.según cada uno de sus respectivos fueron, describiendo
los pueblos y términos, ya posoídos, ya conóedidos eii distin-
tas épocas y detallando, en la nota fínal, los pueblos que com-
ponían las tres comunidades y su estadística comparada, següil
el censo de 1797, constituyendo un trabajo geográfico perfecto,
creo excusado el ponderarlo.
Sí examináis el tomo iii del Boleíin de la Real Acadelnta de
id Hiétoria^ hallareis en él un trabajo esencialmente geográfi-
co y debido á nuestro inolvidable compañero'. Tilúlaáó expé'-
dición científica y artística á la Sierra de Francia, provincia do
Salamanca en Julio de 1857.
Hoy (}ne comisiones de sociedades extranjeras Ise próponéi^i
visitar aquella región, no estará fuera de propósito el haicer óóns-
Car que ya nuestro La Fuente se ocupó de fesefártí oso' Ici^ri torio
Uanlado Las Jurdes, acerca del cual, así como del itionastéri6
dedióado á Nuestra Señora en aquella sierra, nds dejó kióláble^
descripciones. '
La Real Academia de la Historia encomendó á hiicsírb Insig-
ne compañero la redacción del tomo xlix de la España ^üg'rá-
da^ y basta solo indicar los epígrafes de alguno de'átti cfá|ptt\i-
^16 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
los para comprobar el caudal de conocimientos geográflcos qué
aquel poeeia. El tomo es el correspondiente al obispado de Ta^
razoua. En el capítulo i— «Descripción de la Celtibería»^-esta-^
dia el origen y vicisitudes de los pueblos que, procedentes deV
Norte, atravesaron los Pirineos y se mezclaron en el Ebro; Ios-
puntos en que se fijaron; los límites oriental y occidental, fij.i*
dos por Plinio, y los austral y boreal, por Estrnbón; los con-
tornos, detallando los pueblos limítrofes y los que ocupabnri.
cada una de las partes del territorio, y, por último,' la divi-
sión de la Celtiberia por Estrabón en cuatro partes, orientat
(Segprbe y Tarazona), meridional (Requena á Aranjuez) diy
aquí á Ruidera y, por último los pelendones y arevacos.
Describe en el capítulo ii los c Límites del obispado», y des-
pués de aclarar los nombres y detallar las poblaciones citadas
por Marcial en la epístola xlii del libro i, dirigida ad Licinin-
num y en la xm del libro iv, dirigida á Lucio; señala la divi-^
sión eclesiástica en la primera época, hasta Alfonso el Baía^
Uador; la segunda hasta el concilio de Burgos en 1137, y í»
tercera hasta nuestros días, elevándose en notables disquisi-
ciones sobre la división de Wamba, la transacción en Zarago«
za de los obispos do Tarazona y Navarra que solo duró vcinto
años y fué alterada después por Alfonso Vil, terminando coi)
el detallo minucioso de los pueblos que quedaron sujetos á las
iglesias de Tarazona y Sigtionza.
En el tercer capítulo, dedicado «i la «Descripción de Tarazo*
na» y sus antigüedades, da cuenta de su situación, grandeza y
fundación, de las monedas celtiberas y medallas romanas des*-
cubiertas, de haber sido mansión del camino de Astorga á Za-
ragoza, de las inscripciones, pinturas en las casas, del pasca
Rudiana (Rus Dianas) y estudia la posición favorable do la
población, comprimida por el Moncayo y el Ebro, con mul-
titud de detalles geográficos; siendo, por ultimo, el capítulo iv
el que, ocupándose de las «Antigüedades más notables de los
pueblos de aquel obispado», señala á treinta y cuatro de estos-
con sus nombres antiguos y modernos y describe sus curiosi-
dades ó historia, haciendo de él un verdadero tratado de geo-^
grafía local.
EL DR. D. VICENTE DE LA FUENTE. 817
No es esto decir que no demuestre el autor en el resto de la
obra su competencia en aquellas materias, pues harto se re-
conoce en toda ella; pero como el libro es muy conocido, pue-
do excusarme de proseguir extractándolo, en obsequia á la
brevedad, de que, al parecer, me voy olvidando.
No vayáis á creer que por tratarse de una misma región, la
obra Historia de Calatayud es un simple trasunto de las noti-
cias y dalos que van indicados en los trabajos de la Fuente de
•que antes hicimos mérito. Todo lo contrario. La Historia de
Calatayud no solo contiene lo antes descrito, sino que amplía
y detalla con tal riqueza de detalles y recto criterio todo lo que
de esa ciudad se ha dicho hasta nuestros días, que hace de ella
un monumento inapreciable.
Como el extracto histórico y arqueológico que al comienzo
•os hice, está tomado en gran parte de aquí, me creo relevado
de detallároslo nuevamente, aparte de que todos vosotros co-
iiocéis y sin duda habéis sabido apreciar en lo que vale el tan
hermoso trabajo del Sr. La Fuente.
Algunas de las apreciaciones contenidas en el relatada
lomo XLix de la España sagrada^ al tratar de San Millán de la
€ogolla, fueron impugnadas por el ilustrado religioso agusti-
no P. Minguella, cuya impugnación contestó nuestro D. Vi-
cente con un valiente escrito que vio la luz pública en 1883,
con el título de San Millán^ presbítero secular.
De cómo refutó al ilustrado religioso, y de qué sinnúmero
de datos históricos se valió nuestro sabio doctor para sacar
triunfantes sus autorizadas opiniones, sería pretencioso en mí
el aquilatarlo, pues opinión más que favorable es la que del
folleto en cuestión han formado todos cuantos le conocen.
Pero no puedo menos de consignar que en el capítulo n, pá-
rrafos VI y vil, en que se ocupa de la (Cuestión geográfica so-
bre los límites del obispado de Tarazona» y «Observaciones
topográficas acerca de Vergegium que no cuadran á Berceo»,
hace gala de tanta erudición y sana crítica, que imperdonable
sería en mí el no recordároslos. Ya examinando las distancias
que de Verdejo y Berceo separan á Tarazona, ya dilucidando
la verdadera posición geográfica de Idubeda, ya revelando la
918 boletín: de la sociedad geográfica.
inexactitud cometida por el que colocó al SE. de una cordi-
llera (supuesta Idubeda) á Berceo, ya estudiando el curso del
río Cárdenas, ya negando que el límite de losberones y pelen-
donesi corriese entre Nájera y Berceo, sostiene su primitiva
afirmación respecto de los límites del obispada de Tarazona, y
cuan lejos estaba de ser cierto que todos los pueblos de la comu-
nidad de Calalayud, y menos Verdejo, fueran del obispado de-
Zaragoza.
Demostrado el primer punto y estudiando la descripciÓQ
del sitio donde se halla el Monasterio, hecha por el P. Meco-
laeta, y en la que este insiste varias veces en lo escabroso del
terreno, calificándole de arduo, costanero y de penosa subida,
que precisa subir á lomo todo lo que fuera necesario, aduce-
tales razones, consigna tales textos, describe de tal manera los
lugares, que no dejaría lugar á duda en el más descontentadizo..
Fundado en el dicho de Sancho el Mayor de que las aspi-
raciones do los reyes de Castilla, desde D. Fernando I hasta
D. Pedro, había sido las de tener «el Ebro por frontera*), titu-
la así el capítulo ii de sus Estudios criticas sobre la historia y^
el derecho de Aragón. La extensión de dicho capítulo y la im-
posibilidad de sintetizarlo debidamente me obligan á recorda-
ros tan sólo algunas de las materias que lo constituyen.
Después de hacer resaltar la importancia histórica del famoso-
río y su denominación de Iberia^ y de ver que, mientras Ios-
reyes del Pirineo rebasan el Ebro y avanzan hacia el Duero,
los de León pugnan por hacer suya la parte meridional de-
Aragón, y que á la muerte de D. García de Navarra inician
los reyes do Castilla la política de tener el Ebro por frontera,
una vez perdida esta por Alonso VI, estudia la infiuencia del
Batallador en la resolución del asunto y las continuas luchas
que hasta nuestros días ha producido esa ambición fronte-
riza, por parte de Alfonso VII, Pedro el Cruel^ los franceses
enseñoreados de Navarra, Luis XIV, trabajos de Pedro Mar*
ca, etc., etc., etc., pues sabido es que la tal línea divisoria ha
sido siempre causa de apetito desordenado para todos — anti-
guos y modernos — cuantos han tenido con nosotros relaciones
de vecindad más ó menos afectuosas La Fuente, aragonés
EL DR. D. VIGENTE DE LA FUENTE. 3Í#
7 por coásiguíente español de pura sangre, termiaa esle capí»!
tule con un párrafo tan lleno de patriotismo, que de buena
gana le reproduciría, si el temor de repetíroslo, por la seguri-
dad que tongo de que de todos es conocido, no me lo vedara.
Nobleza obliga, dice el refrán, y el Sr. la Fuente, de quien
puede afirmarse que su culto fué la norma á.que ciñó todos
los actos de su honrada vida, no podía, al verse entre nosotros,
dejar de contribuir al prestigio de esta corporación. Sus más
distinguidos individuos habían tomado parte en los trabajos
de la Sociedad, y una leve indicación de nuestra directiva bas-
tó para que inmediatamente vertiera en este recinto los rauda*
les de su talento y de su ciencia.
cLas comunidades de Castilla y Aragón, bajo el punto de
vista geográfico» fué el tema de la notable conferencia que,
unos oyéndola en la noche del 8 de Enero de 1880, y otros en
nuestro Boletín, han podido saborear. Gomo se desprende de
su epígrafe, no fueron ya sólo las comunidades aragonesas las
que hizo objeto de su estudio, sino que examinando concien-
zudamente las de Castilla, redondeó, si por acaso lo necesitara,
el tema de su discurso de ingreso en la Academia, y amplificó
el estudio de ambas comunidades con inapreciables datos geo-
gráfico-históricos, en los que, además de fijar las cinco condi-
ciones que para serlo necesitaba toda comunidad, indicó la
necesidad de que entre los mapas de la Edad Media se forme
uno del siglo xii, por lo menos, que debería llevar la fecha
de 1200, y que señalase, no sólo los territorios de realengo,
abadengo y solariego de grandes señoríos, sino los de las de-
marcaciones territoriales de comunidades, merindades y be-
hetrías.
Terminaba el Sr. la Fuente con su natural gracejo: «Yo sé
>dc antemano lo que se dirá á eso, ¡me lo han dicho tantas
vveces! la observación es muy amable, ¡Magnífico pensamieu-
»to! ¿Por qué no lo hace V.? ¡Hágalo V.! Es verdad, señores,
»pero yo estoy muy ocupado en otras cosas: que lo hagan
»otros más capaces y más competentes. Siembro para que
>otros recojan», y esta respuesta me sugiere una considera-
ción que de seguro os la estáis sugiriendo todos vosotros:
m BOLETÍN DS Lk SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
^Siempre la modestia fué inseparable compañera del verdadero
talento!
Sesenta y ocho días más tarde, el 17 de Marzo, nos cautivó de
nuevo en este sitio, haciéndonos ver la necesidad de un dic-
cionario geográfico universal en castellano, y haciendo alarde
de su pasmosa erudición y señalando la multitud de ocasiones
en que había echado de ver la falta de aquella obra, exclama:
€¿ Podría hacerlo la Sociedad Geográfica? y añádeles indudable
>que sí; pero no me atrevo á decir que deba hacerlo. Á nadie
»se le debe cargar fácilmente con deudas... y de difícil pago».
Coronación digna de esta conferencia son las doce cuestio-
nes que presenta en apoyo de su opinión, de la necesidad de
consignar los nombres de los pueblos en castellano, y de ha-
cer desaparecer la ortografía geográfica antigua sin tener en
cuenta la etimología, sino la sencillez, economía y fonetismo.
Excusado es decir que la idea del Sr. la Fuente fué acogida
con entusiasmo por la Sociedad, que al punto nombró una
comisión para estudiar el modo de realizar lo propuesto, y que
no dudo que los individuos que la componen darán feliz tér-
mino á su cometido, no solo por la importancia del asunto,
sino por dar esta ultima prueba á nuesti^o llorado consocio del
afecto que le profesábamos en vida y del respeto que guarda-
mos á su memoria.
Todos sabéis que desde hace unos cuantos anos viene pre-
ocupando la pública atención la necesidad de realizar una nue*
ya división territorial en España. La Sociedad Geográfica se
preocupó desde luego con el asunto é hizo de este el tema para
una piiblica discusión, que por largo tiempo ocupó las reunio-
nes ordinarias de la Sociedad. Las personas más competentes
en todos los ramos y de diversas procedencias y carreras, ya
voluntariamente, ya invitados al efecto, vinieron á esto recin-
to y nos ilustraron con su docta palabra.
No podía menos de consultai*$o las opiniones del Dr. La
Fuente,, y así se hizo. Aludido directa y personalmente, pro-
nunció un extenso y erudito discurso, en el que no supimos
qué admirar más, si lo profundo de la doctrina ó la transigencia
de que hizo gala. Leedle, pues, — que en el núm. 2.'' del tomo xi
h
EL DR. D. VIGENTE DE LA FUENTE. 3»!
<de nuestro Boletín se encuentra — y decidme luego si cabe más
-sano criterio y más desapasionamiento al sustentar sus teorías.
Porque La Fuente no sólo reseñó la historia de la división
territorial eclesiástica en España, sino que reconoció los defec-
tos de que adolece la hoy existente, la conveniencia de que
•coincida esta con las demás divisiones (civil, militar, judi-
cial, etc., etc.), y después de consignar su creencia de que
la Santa Sede no se opondría á una nueva demarcación, siem-
pre que esta tuviera carácter de estable y definitiva, terminó
haciendo pública la propuesta que en 1868 formulara á la co-
misión nombrada al efecto, de que, teniendo en cuenta la tra-
•dición, la historia, la topografía, las necesidades del servicio
espiritual y la mayor uniformidad posible en las divisiones
administrativas, debía procurarse una buena y acertada refor-
ma en el plazo más breve y-- ¡cómo conocía á su país! — pro-
cediendo en secreto á ñn de evitar influencias intempestivas
por parte de las localidades interesadas.
Pero como la hora avanza, pongo aquí término á este des-
aliñado conjunto de retazos y transcripciones de los escritos
del docto geógrafo, hombre recto, severo y estudioso que el
día 1.** de este año entregó tan cristianamente como había
vivido y siempre había pensado, su alma al Criador.
Reflexivo y profundo hasta en aquello que llamábamos sus
genialidades, terminaba casi todos sus escritos con alguna agu-
deza con que su ingenio venía á herir las cuestiones que se
agitaban en aquel momento histórico, como ahora han dado
en llamarse.
Por eso al ver á tan ilustrado auditorio congregado para hon*
irar la memoria de los distinguidos consocios que nos abando-
naron, séame permitido exclamar, parodiando el final de nues-
tro maestro, compañero y amigo en su San Millárif presbítero
secular.
No todo ha de ser ocuparse de política y de cuestiones de
interés personal, olvidándonos délos estudios científicos y lite-
rarios que en tan elevado puesto colocaron á nuestra patria, y
•on los cuales brillaron hombres tan insignes como el inolvida-
ble D. Vicente de la Fuente.
i
3» BOLBTÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA»
jL'jp'Bn<rjDX(D:E].
IOTA DE ALGUNAS OBRAS T ESCRITOS DE D. TICEITE DE LA FUERTE (1).
Vida de Santa Teresa de Jobús.— Edición autográñca bajo la
dirección del Sr. La Fuente, con notas sayas, peculiares de la edición^
— XJn tomo en folio de 420 págs. de impresión y otras tantas de foto-
cincografía, por los Sres. Selfa y Fernández.
Fundaciones de Santa Teresa de Jesús.— Continuación dé la
anterior. — Otro tomo igual en folio: fotografía por D. Antonio Belfa,
anotada por el Sr. La Fuente.
La Virgen Maria y su culto en España. — Dos tomos en folio»
edición de lujo y adornada de magníficos cromos.
Las Quincuagenas de la Nobleza de España, por el capitán
Gonzalo Fernández de Oviedo ; publicadas por la Real Academia de
la Historia y anotadas por D. Vicente de la Fuente. — Un tomo en
folio.
Las Ciomunidades de Aragón, bajo el punto de vista po-
litice y económico. — Discurso de recepción leído en la Real
Academia de la Historia. — ^Un cuaderno en folio.
Don Rodrigo Jiménez de Rada.^Discurso leído en la Real Aca-
demia de la Historia, en que se demuestra la gran importancia de
aquel célebre Arzobispo, bajo el punto de vista religioso, político y
literario. — Un cuaderno en folio con muchos y curiosos documentos.
Discurso contra las teorias de separación de la Iglesia
y del Estado, leído ante la Real Academia de Ciencias morales
y políticas, en la recepción del autor, en Abril de 1875. Revisada
por una comisión sinodal, de orden del £mmo. Sr. Cardenal Arzo-
bispo de Toledo, y declarado exento de supuestos errores. — Un cua-
derno en folio.
Sancti Anselmi Lucensis Episcopi vita, a Rangerio successore
8U0 latino carmine acnpto.— Precioso poema del siglo xii, reciente-
(1) Esta noticia la publicamos con el pleno conocimiento de que es sumamente
incompleta, pero entre hacer este conato de catálogo y no haber dado la noticia,,
optamos por aquello y confiamos en que no faltará quien lo complete.
EL DR. D. VICENTE DE LA FUENTE. 3»
mente descubierto y elogiado por el papa Pío DC. — Un tomo en 4.o-
de más de 260 págs., impreso con mucha corrección y elegancia en
casa de Aguado: afio de 1870.
ücdesiasticaB DisciplinaB praBleotiones ex Sacro Tridentíno»
Concilio, necnon ex Hispanis synodis et conventionibus. — Sirve de
texto en muchos seminarios de España.— Segunda edición: dos to-
mos en 4.0^ de más de 300 págs. cada uno.
Procedimientos Eclesiásticos ; por los Sres. Gómez Salazar y Ls
Fuente: cuatro tomos en 4.o
Lecciones de Disciplina Eclesiástica y Suplemento al
Tratado teórico-práctico de Procedimientos Eclesiás-
ticos, por los mismos Sres. Gómez Salazar y La Fuente. Tercera
edición corregida y aumentada: 1880.— Dos tomos en 4.^ de más de
600 págs. cada uno, con muchos y muy útiles documentos.
La retención de bulas en España ante la Historia y el Dere-
cho.—Dos volúmenes en 4.o, que forman un tomo» Contiene un tra-
tado sobre la prohibición de libros y el índice expurgatorio.
La pluralidad de cultos y sus inconvenientes.— Esta obra»
impresa en 1865, mereció los elogios de la Santa Sede. — Un toma
en 4.^, igual al anterior, y de más de 400 páginas.
Relaciones entre la Iglesia y el Estado.- Un cuaderno en 4.^
está agotado.
Los Concordatos.- Un folleto de 64 págs. en 4.^ impreso en 1872.
Historia Eolesiástioa de España.— Segunda edición, por la Gom^
pafiía de Impresores y Libreros.
España Sagrada.— Continuación de la célebre obra iniciada por el
P. Florez, y de la cual está encargada la Real Academia de la Histo-
ria: tomos ZLix y l correspondientes á la Santa Iglesia de Tarazona.
El tomo U de dicha España Sagrada, que trata acerca
de los obispos auxiliares y titulares en España. — Fué
escrito por el difunto D. Carlos Ramón Fort, y publicado por orden
de la Academia, encargándole la coordinación de noticias y su rc-^
visión.
Historia de las Sociedades secretas en España.— Segunda
edición corregida y aumentada.
Cartas de los Secretarios del Cardenal Jiménez de Gis-
ñeros.— Publicadas de orden y por cuenta del Gobierno.
Obras de Santa Teresa de Jesús.— Novísima edición, correa
gida y aumentada conforme á los originales y con notas aclaratorias
por D. Vicente de la Fuente.— Seis tomos en 4.o mayor.
«U BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Vida de Santa Teresa de Jesús, por el Mtro. Juliánde Ávila,
primer Capellán de la Santa ; anotada y adicionada por D. Vicente
de la Fuente. — Un tomo en 4.^, con 384-zsit páginas.
Casas y recuerdos de Santa Teresa en España.— iíanua^
del viajero para visitarlas. ^SegundA edición, corregida y aumen-
tada, de la misma que se publicó en 1882, con el titulo de c Tercer
centenario de Santa Teresa de Jesús». — Un tomo de 468yui págs.
Historia de la siempre augusta y íidelisima ciudad de
Galatayud; impresa en la tipografía del Diario de aquella ciudad,
con varias láminas en acero y litografía , y grabados intercalados en
el texto.— Dos tomos en 4.*
Ijas Comunidades de Castilla y Aragón, bajo el punto de
vista geográfico.— Un folleto en 4. o
La Enseñanza Tomistioa en España«— Un folleto de 46 págs.
en 4.0
lia Sopa de los Conventos — Tratado de economía política en
estilo joco-serio. Vindicación de los regulares acusados de haber
fomentado la holganza en Espafia.— Un tomo en 4.°
Expulsión de los Jesuítas de España.— Dos cuadernos en 8.^
£1 primero titulado 1767-1867, y el segundo titulado La Corte de
Carlos IIL
Doña Juana la Looa vindicada de la nota de herejía —
Un folleto de 44 págs.; cuarta edición^ corregida y aumentada.
San Millán, presbítero secular.— Respuesta al libro del padre
Fr. Toribio Minguella, titulado «San Millán de la Cogolla>, en vin-
dicación de lo que se dijo acerca del Santo en el tomo l de la Espafía
Sagrada: 1883.— Un tomo en 8.^ 86viii págs.
Andrés Tuun.— La Muerte feliz.— La Virgen María.- Res-
puesta al Manifiesto protestante. Números I.*", 3.^ 4.*^ y 5.«
de la colección de opúsculos contra los folletos protestantes, ó sea
El Protestante protestado: 1869. En S.'
Lecturas populares, ó sea colección de articules breves
y sencillos, para instrucción y solaz de las familias visitadas por
la Socieilad de San Vicente de Paul; tomadas en gran parte de las
que, con el titulo de Petites lectures, publica aquella Sociedad en
francés, 1856 á 1867. -Doce cuadernos en 8.', con grabados; por
D. Vicente de la Fuente, con la cooperación de D. Mariano Lezcano.
Cartas de Santa Teresa de Jesús. — Edición autográñca del
mismo tamaño y tipos que los tomos de la Vida y fundaciones. Se
publica por cuadernos, cada uno de los cuales contendrá cuatro
EL DR. D. VIGENTE DE LA. FUENTE. 8»
pliegos de autógrafos y otros cuatro de impresión con la traducción
y notas aclaratorias.
Historia de las Universidades, Seminarlos, Colegios y de*
más establecimientos docentes en España.
Boletín de la Real Academia de la Historia,
Tomo L — El Fuero de Nájera, Observaciones historicocríticas sobre
su origec, vicisitudes y disposiciones más notables.
Informe sobre el libro del Sr. Morel Fatio VEspagne au XVI et
au XVIIsiecle (en colaboración con D, (-ayetano Rosell y don
Antonio María Fabié).
Noticia acerca de un edificio romano que se conserva en las inme-
diaciones de Favara.
Tomo III. — Informe acerca de la Historia Eclesiástica y civU de
Nueva Oranada^ por D. José María Groot.
Informe sobre la obra de M. Kocher titulada La Catedral de Fuy
y la de Gerona,
Dictamen acerca de los libros sobre instrucción publica en Portu-
gal escrito por D. Antonio da Costa.
Expedición científica y artística á la Sierra de Francia. — Provincia
de Salamanca, Julio de 1857.
Informe sobre el Cartulario de las abadías de la Couturo y de So-
lesmes. (En colaboración con el Sr. Fernández Duro.)
La calavera del Conde de Tendilla.
Tomo IV. — Informe sobre el mosaico romano de Belmonte.
Tomo V.— Informe sobro las Bienandanzas ¿fortunas que escribid
Lope G. de Saladar.
Avilescs célebres inscritos en el monumento á Santa Teresa de
Jesüs.
Tomo VL— Informe sobro el monasterio de Santas Crcus.
Los restos mortales del arzobispo D. Rodrigo Giménez de Rada 7
estado de su sepulcro en Santa María de Huerta.
Tomo IX.— Informe sobre la Cruz Patriarcal de doble traviesa y su
antigüedad y uso en España, á propósito de la Cruz de Caravaca.
Informo del libro del Sr. Cuadrado Continuación del discurso sobre
la Historia por Bossuet.
Informe sobre la Cruz de Caravaca.
Informe sobre el Cartulario de Eslonaa.
Tomo X.— Informe sobre El Señorío de Bizcaya histórico y f oral por
D. Arístides de Artifiano y Suricalday.
Informe sobre el reconocimiento de los restos mortales del célebre
m BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFIGA.
arzobispo D. Rodrigo Giménez de Rada en Santa Maria de
Huerta y otran antigüedades de este monasterio.
Informe sobre el documento relativo á la elevación de las reliquias
de D. Rodrigo Giménez de Rada al sitio donde ahora están por
el padre abad Fr. Luís de Estrada en 1653.
Informe sobre la Historia del colegio de San Gregorio de VáHa-
dolid.
Tono XTT. — Supuesto partp de una supuesta reina.
Informe sobre la Historia de Salamanca por D. Manuel Maclas.
Tomo XIIL — La iglesia de Santi-Spirítus en Salamanca.
San Esteban de Salamanca.
'fouo XIV.— El monasterio de Oña y su Panteón Regio.
San Juan de la Pefia.
El último Justicia de Aragón, en 1710.
YIAJB DE C1RCÜMAVE6AC1ÓN DE Li iNllANGUi.
*^**^^^^^^^^0*0^^^0^^^^
CONFERENCIAS
DADAS
ca la Soeiedad Geográfica de Madrid Io8 días 13 y 20 de Majo de 1890
POR
EL MARQUÉS DE REINOSA,
CAPITÍK de fragata B8TIRAD0.
Conferencia del 13 de Mayo.
Señores:
En la segunda mitad de este siglo se presentó, como nuevo
elemento de la marina militar, el buque blindado.
Prescindiendo de las cañoneras que tomaron parte en la
guerra de Crimea, y que eran el rudimento, digámoslo así, del
blindaje, lo vemos figurar, por primera vez, en los combales
navales , cuando la guerra de secesión en los Estados-Unidos.
Al batirse en las costas de Virginia los acorazados Afern-
mak Y Monitor en la primavera de 1862, consiguieron que s^
fijase en ellos la atención, y todas las potencias de Europft
emprendieron seriamente el estudio de proteger con corazas
á los buques, para hacerlos, si posible fuera, invulnerables,
mipntras los progresos de la artillería no hicieran estas defen-
sas ilusorias.
. Francia fué la primera, que presentó en los mares las fra-
gatas acorazadas, siendo las Gloire y Couronne en las que se
hizo el ensayo de llevarlas á la zona tórrida, atravesando el
Atlántico, para tomar parte en la expedición de México.
Las malas condiciones de estos buques, bajo el punto de
vista higiénico primero, y marinero después^» hicieron que sn
expedición fuera una serie no interrumpida de desastres, quelas
4eQlaró inútiles, por no poder sufrir sus tripulantes los.calor
328 BOLWrtS DE LA SOCIEDAD GEOGRÍFICA.
res de la zona tórrida dentro de la coraza, y haberse visto se-
riamente comprometidas en su viaje de regreso á Francia con
los tiempos que do ordinario reinan en el golfo de las Ye-
guas.
Este mal resultado vino á confirmarse contribuyendo pode^
rosamente á desacreditar á los blindados el viaje hecho por el
inglés Warrior á los puertos de I^isboa y Cádiz, desde donde-
tuvo que regresar á Inglaterra escoltada, y con tales precau-
ciones que constituyó este ensayo el mayor descrédito de Ios-
acorazados*
Posteriormente, en el año 1863, una escuadra francesa com-
puesta de cinco acorazados y dos navios de hélice que servían
de punto de comparación, estudió las condiciones marineras de
aquellos, haciendo un viaje de Cherbourg á Canarias, del qu&
quedaron muy satisfechos, pero que no resolvían el problema
de arrostrar los temporales que en las altas latitudes so expe-
rimentan.
De aquí i*esultó una controversia en la que, aunque habí»
quien creía que los acorazados podían desempeñar toda clase
do comisiones, otros, y estos eran los más, daban por sentado*
que estos buques eran muy á propósito para la defensa de las-
costas, pero que no servían para alta mar.
Esta duda no podía durar mucho, pues entonces se estaban
construyendo seis acorazados para la marina española, y de)
mismo modo que en buques do esta nación hizo Colón el des-
cubrimiento del Nuevo Mundo; así como se organizó la expe-
dición de Magallanes y Elcano, que encontró la unión de los
mares Atlántico y Pacífico, dando el nombre del primero a!
Estrecho, que lo inmortaliza, y siendo el segundo el que tuvo
la gloria de circundar por primera vez el globo terráqueo; de
este mismo modo estaba reservado á España el que su bandera
fuera la primera que se pasease por todo el globo sobre un
buque blindado, resolviendo satisfactoriamente el problema
que se tenía por imposible de que estos buques sirvieran para
las grandes navegaciones.
El primer acorazado que tuvo España, al que hubo el buen
acuerdo de llamar Numancia^ pues debía reverdecer los lau-
VIAJE DE GIRGUNNAVEGAGION DE LA (KNUMANCIAS). 329
relés de su nombre por si el transcurso de los tiempos podía
haberlos marchitado, quedó terminado en Diciembre de 1864,
y apenas habían transcurrido unos días, se le destinó á formar
parte de la escuadra del Pacíñco por encontrarse empeñado el
honor de nuestra bandera en aquellos remotos mares.
La necesidad de reforzar aquella escuadra dictó esta deter-
minación. Si el viaje era ó no realizable estaba por ver. La
«
Numancia hacía falta en el Pacíñco. Era, pues, necesario in-
tentar su traslación á aquel mar, y mientras no se tocase la
imposibilidad de ejecutarlo, habiendo puesto en juego todos
los medios de realizarlo, no se habría hecho lo que se debía
para reforzar á los buques que sostenían el honor de nuestra
patria á tan larga distancia.
El general Armero regía los destinos de la marina por aquel
entonces, y apreciando debidamente las diñcultades que pro-
sentaba el viaje, nombró para mandar la fragata á un jefe jo-
ven, de altos vuelos, de gran corazón, y que á su reconocida
competencia unía el haberse hecho notable, porque estando
en Filipinas apoyando con los buques que mandaba á una co*
lumna del ejército que en condiciones desventajosísimas batía
un fuerte que tenían los moros de Mindanao á la orilla del
Río Grande, fuerte que intentaron asaltar varias veces al des-
cubierto y sin tener brecha por donde realizarlo, lo que les
causaba grandes perdidas; al ver este mal resultado, resolvió
tomarlo al abordaje, y embistiendo á toda máquina sobro él,
embarrancó en la orilla del río, y por el bauprés, descolgó toda
su tripulación.
Este jefe, que luego había de cubrirse de gloria en la cam-
paña del Pacífico, era el ilustre cuanto malogrado Méndez
y Nüñez.
Al conferírsele el mando de la fragata se le dio carta blanca
para escoger el personal de oñciales que lo habían de acom-
pañar, y no porque yo figurase entre ellos se crea tan desacer-
tada la elección que no fueran mis compañeros muy dignos de
secundar los planes y deseos de nuestro jefe.
Desgraciadamente, la mayor parte de ellos han muerto, y
tres hemos dejado de pertenecer á la Marina, pues no figura-
22
«o BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
mos en su escalafón, por más que de corazón nos hallemos
siempre entre nuestros queridos compañeros. De los que si-
guen en el cuerpo^ el que fué el segundo de Méndez y Nüñez,
y luego C6mandante.de la fragata, el que realmente hizo el
viaje de circunnavegación, el que hoy es el vicealmirante An-
tequera, por desdicha no tiene toda la salud que quisiéramos
sus buenos amigos, y que la Marina y hasta la nación necesi-
tarían.
Fácilmente se comprenderá que, habiéndose terminado el
armamento de la fragata en Francia en el mes de Diciembre
de 1864, para poder hacer todos los preparativos necesarios á
un viaje tan largo como el que debíamos emprender, en el
que además se combinaba la parte de duda ó ensayo que te-
níamos que resolver con el de mantenernos en un pie de gue-
rra activa, pues nos disponíamos á entrar en campaña; se
comprenderá, repito, que el mes de Enero que pasamos en
Cádiz preparando la marcha fuese atareadísimo, pues á los
preparativos ordinarios de todo buque se unían los especiales
que adoptamos para no dejar al azar más que lo que fuera
absolutamente inevitable.
Listos completamente, y deseosos de dar comienzo á la em-
presa que nos habíamos propuesto, salíamos de la bahía de
Cádiz el día 4 de Febrero de 1865, á las cuatro y media de la
tarde, con tiempo hermoso, anocheciendo á la vista de la fa-
rola, y amaneciendo al siguiente día ya en alta mar, sin tie-
rra á la vista. El ensayo había comenzado, y á la verdad, la
primera prueba no nos dejó muy satisfechos, pues habiendo
encontrado mar gruesa tendida por el través, y como el viento
que reinaba no tenía fuerza suficiente para sujetar al buque á
favor del velamen, resultaban los balances de tal intensidad,
que excedían á cuanto habíamos visto en los diversos barcos
en que habíamos navegado.
La amplitud de los balances llegó al extremo de hacernos
modificar la tablilla del cuaderno de bitácora, y dando menor
importancia á la temperatura del agua del mar en la super-
ficie y á la densidad específica, reservamos esas dos casillas
para consignar en ellas el número de balances y su amplitud.
VIAJE DB GIRGUNNAYEGAGION DE LA «NUMANGIA)!) . 391
Estos eran siempre diez por minuto» cinco á cada banda, j
llegaron hasta el punto de medir uno 68° de un extremo á
otro. El movimiento era lento, empezaba el buque á caer so*
bre un costado, y parecía que no iba á concluir nunca, vol-
viendo luego al otro en la misma forma y con igual len-
titud.
Esto hacía molestas las maniobras é imposibilitaba todo
•ejercicio militar, preocupándonos la posibilidad de que faltase
alguna trinca de la artillería, pues si llegaba á soltarse un ca*
ñon, nos hubiera dado mucho que hacer.
De esta primera observación resultaba la fragata inútil
<x)mo buque de guerra con mar tendida de través, pero como
•cualquier otro acorazado que se encontrase á nuestro lado,
<X)rrería igual suerte, no tenía más importancia el hecho que
la de tener que aplazar un combate para mejor ocasión.
Más adelante la tuvimos de ver que la fragata se defendía
admirablemente de la mar en otras posiciones, pero por de
pronto se tomó la providencia de dirigirnos á Canarias, pues
aunque no pensábamos tocar en esas islas, la prudencia
aconsejaba que hiciéramos el viaje pensando siempre en uu
puerto de refugio, por si las circunstancias lo hacían nece-
sario.
El día 8 de Febrero pasábamos próximos á Tenerife, y de
allí nos dirigimos á las islas de Cabo Verde; el 10 se cortó el
trópico de Cáncer y el 13 á mediodía fondeamos en Porto
Grande de la isla de San Vicente.
En los nueve días que duró esta navegación, habíamos
aprendido que la fragata lo hacía muy mal con mar tendida
de través, única posición en que pudimos observarla.
Cuatro días estuvimos en San Vicente tomando carbón, de
•cuyo combustible no solo llenamos las carboneras del buque,
sino cuantos espacios había disponibles, pues como la trave-
sía que íbamos á emprender era muy larga, nos convenía lle-
var la mayor cantidad posible de este combustible.
Nada diré de las islas de Cabo Verde, ó mejor dicho de San
Vicente, única que conozco.
Como depósito de carbón, está muy bien situado y admira-
332 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
blemente servido; fuera de esto es un arenal sin agua, ni
vegetación de ninguna clase, con una población miserable
compuesta de negros, que todos sin exceptuar sexo ni edad
trabajan en el embarque y desembarque del carbón, única-
cosa que lleva los buques á esa desolada isla.
Como si el Océano hubiera querido probar el temple de
ánimo de nuestro jefe, haciéndonos pasar verdaderos malos
ratos en la travesía de Cádiz á estas islas, y al ver que no ha-^
bían sido causa bastante para hacerlo retroceder, desistiera de
su empeñOy cambió de sistema en términos que se nos presen-
tó con toda la belleza y esplendor de sus días de calma y brisa
bonancible, desde el momento que abandonamos las islas do
Cabo Verde para dirigirnos al Río de la Plata.
Recorríamos la zona tórrida mecidos, dulcemente por las in-
sensibles olas de una mar tranquila que apenas rizaba la sua-
ve brisa de los vientos generales, que aprovechábamos llevan-
do todo el aparejo, y al mismo tiempo cuanta manguera y
aparato de ventilación podíamos utilizar además del mecánico^
que trabajaba á toda fuerza para renovar aquella atmósfera de
fuego que producía el esplendoroso sol intertropical, contra el
que no siempre podíamos emplear un toldo que nos defendiese
de sus rayos.
El 24 de Febrero, á las tres de la tarde, se cortó la línea con
un calor sofocante por estar cargadísima la atmósfera, pero al
día siguiente las continuas lluvias refrescaron algo el am-
biente.
La fragata entraba en el hemisferio S. ; el 7 de Marzo salía
de la zona tórrida cortando el trópico de Capricornio, y llega-
ba al Río de la Plata el 13.
Esta travesía hecha en bellísimas condiciones, so prestó á
toda clase de ejercicios militares incluso de fuego, y aprove-
chando los vientos favorables, se apagó la máquina y navega-
mos á la vela para economizar carbón.
Cuando se iba á la vela, que aunque el buque se manejaba
bien andaba con una lentitud desesperante, se aprovechaban
esas condiciones pora poder llevar un blanco de remolque, y
hacer sobre él ejercicio de tiro con carabina.
VIAJE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA «NÜMANCIA», 333
Uno de los días, el 9 de Marzo, terminado aquel, se pescó
un dorado, al que se le encontraron en el buche 32 balas de
carabina, que sin duda cogía cuando perdida la velocidad ini-
'Cial, se iban hacia el fondo; pero lo prodigioso no es la agili-
dad y deslreza de este pez, lo admirable es su estupidez que lo
llevó hasta tragarse 32 balas, sin darse cuenta de que no eran
icomestibles.
Refiero este hecho, porque en la fragata tuvimos todos buen
-cuidado de consignarlo en los libros de bitácora y nuestros
-diarios de navegación, pues dado lo extraño y hasta inverosí-
mil que parece, tuvimos el temor de que se pusiera en duda
nuestro aserto, lo que trato y trataré siempre de evitar, máxi-
me cuando tengo muy presente el dicho de uno de nuestros
«compañeros de viaje, el malogrado teniente de navio D. José
Pardo de Figueroa, que constantemente decía aque por lo que
se alegraba dar la vuelta al mundo, era porque no le contasen
mentiras»; razón poderosísima para no contarlas yo.
Al fondear en Montevideo, habíamos resuelto una .buena
parte del problema, la de las condiciones higiénicas del buque
y el modo con que se podían soportar los calores de la zona
tórrida dentro de la coraza.
El ensayo nos había satisfecho por completo; no así la parte
marinera que aún se nos presen ciba casi tan desconocida como
^1 primer día.
La presencia de la fragata en el Río de la Plata, produjo
^omo no podía menos de suceder, una gran curiosidad, es-
pecialmente en las marinas extranjeras que siempre tienen
representación en aquellas aguas, y fué tema largamente dis-
cutido el de las probabilidades de éxito que tenía para hacer
<el paso del Magallanes.
Pero antes de llegar á él, y ya que estamos en la capital de
la República Oriental del Uruguay, hablemos algo de ella,
.por más que sea conocida para esta Sociedad.
El país parecía estar de fiesta; por todas partes se prepara-
han festejos y espectáculos públicos para obsequiar á un ejér-
cito vencedor; pero al tratar de investigar la causa, al desco-
rrer el velo de esta aparente alegría, se veía el cuadro tristí-
881 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
simo que sobre un fondo de luto y sangre presentaba una de-
esas luchas civiles terribles en que todos los muertos son her^
manos y en que se viste de verdadero luto á la patria; pero por-
si esto fuera poco , sobre las víctimas pasadas se preparaban
otras nuevas y pues estaba declarada una guerra extranjera.
El origen de tanta desdicha era el siguiente:
Siendo presidente de la República el ilustrado doctor Berro^
jefe del partido conservador, ó sea el blanco , según le llaman
en el país, se sublevó contra él el general Flórez^ que lo era del
partido avanzado ó colorado, y empezó una de estas guerras
que hacía más mortífera el sistema de lucha á la desbandada
que habían establecido en los bosques, pues los sublevados^
no tenían ejército suficiente para presentar batallas en forma.
En estas circunstancias, reclamó el Gobierno del Brasil el
pago de una antigua deuda, á lo que se negó el del Uruguay,
expresando las circunstancias en que se hallaba, que como no
fueron atendidas por el Brasil, dio origen al cambio de notas^
diplomáticas tan enérgicas que concluyeron por una declara*
ción de guerra.
Entablada esta, el general Flórez tuvo la poco envidiable-
idea de unirse al ejérto brasilero, y con él sitiaron á Paysan-
dú 13.000 hombres, que fué heroicamente defendido por el ge-
neral Leandro Gómez al frente de 700 que sucumbieron heroi-
camente en las trincheras, mientras la escuadra brasilera re<-
ducía á escombros la ciudad.
Deeste modo llegó fácilmente á Montevideo el ejército ven-
cedor, y gracias á la mediación de las potencias europeas pudo
evitarse mayor derramamiento de sangre, entrando Flórez á
ocupar la presidencia de la República, cargo que quizás por no
bien adquirido no pudo disfrutar mucho tiempo, muriendo en
él asesinado...; pero entonces ya no estaba allí la Numancia^
En el centro de la América del Sur, ocupando su corazón,
digámoslo así, existe, ó mejor dicho, existía una nación poco
menos que desconocida, de la que supo hacer un país excep-
cional el doctor Francia, que ha pasado á ser un héroe legen-
dario.
Este país, isla interior, formada por varios ríos que al cir»
VLUE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA «NUMANCIA». 885^
candarla la hacían más impenetrable que la famosa muralla
de China, es el Paraguay. .
Ejercía en él la dictadura López, y al encontrar poco correcta
la acción del Brasil en el Uruguay, protestó contra ella; mas
como su protesta fué desatendida, se dejó de diplomacias é in-
vadió las provincias limítrofes del imperio.
Para llevarlo á cabo, solicitó de la República Argentina la
autorización competente para pasar sus tropas por la provincia
de Corrientes, lo que le fué negado; pero conceptuando López
más breve tomarse las cosas por su mano que invertir tiempo
en prácticas cancillerescas, se apoderó de esta provincia, y por
ende se encontró de repente en guerra contra estas tres nacio«
ues, que se aliaron contra él.
En Diciembre del 64 tuvieron lugar estos acontecimientos»
de modo que en Marzo inmediato, cuando llegó la Numancia^
se hallaba el ejército brasilero acampado en las inmediaciones
de Montevideo, y la escuadra que al mando del barón Taman*
daré debía forzar los pasos del Paraná.
Pero dejemos á los paraguayos sostener esta gigantesca
lucha contra tres naciones á un tiempo, pues aún volveremos
á encontrarlos sin que hayan podido exterminarlos á pesar de
no ocupar ni la vigésima parte del territorio que los aliados,
y volvamos á Montevideo, donde la fragata se alistaba para
proseguir su viaje, mientras los orientalistas y españoles re-
sidentes allí nos obsequiaban dándonos varias ñestas, éntrelas
que citaré una comida á que nos invitó Buchental, á la que
asistieron los ministros no pudiendo hacerlo el presidente
de la República por impedírselo sus ocupaciones, y una gira
campestre que nos dio el Sr. Cibols á su matadero , en el que
hoy se hace el extracto de carne, y entonces no' se sabía más
que salarla.
Es una cosa verdaderamente curiosa ver funcionar á esta fá*
brica de salazón, en la que en la época de la matanza, que no
era entonces, se sacrifican 1.000 reses vacunas al día, pero que
nosotros solo lo vimos funcionar con una veintena.
£1 edificio, que es mucho más largo que ancho, tiene en una
de sus grandes fachadas un enorme corral en el que se encie»
886 BOLETÍN DE Lk SOCIEDAD aEOORÁFIGA.
rra el gauado, al que acosan los pastores, obligándole á entrar
por una porción de puertas que tiene la fábrica, y que por
su forma de embudo no pueden dar paso más que á una
sola res.
Al entrar esta, recibe la puntilla de un individuo que se
halla junto á la puerta, defendido por una barandilla de ma-
dera, y cae muerta ya sobre un carrito que corre por unos
rails para que en las diferentes pilas que hay de lavado y sa-
lazón le vayan haciendo todas las operaciones de limpieza y
preparación.
La habilidad consiste en matarlas al pasar; y los hombres
encargados de esta operación, que se hallan más altos que el
animal, le tiran la puntilla con tal precisión, que es rarísimo
que yerren el golpe.
Si esto sucede, es un conflicto, porque el animal cae sobre
una plataforma giratoria que da vuelta y lo tira al carrito, y
si esta operación se ejecuta con un toro vivo, por manso que
se le suponga, es do presumir que no le hiciera gracia la
broma.
Nuestra visita al matadero terminó con una función do en-
lazado de reses, espectáculo que puede llamarse clásico del
país.
Subimos á la tapia del corral, que merced á la doble baran-
dilla que tenía, constituía un sitio cómodo y de altura conve-
niente para dominar bien al ganado.
A nuestro lado se colocó un reputadísimo enlazador, verda-
dero maestro del arte, que enlazó á cuantas roses echaron los
pastores á la carrera, algunas á distancias extraordinarias;
pero en lo que hizo verdaderos prodigios de habilidad, fué cuan-
do reunido el ganado en un ángulo del patio estaba en masa
tan compacta, que los animales levantaban la cabeza para res-
pirar, formando un apretado haz de caernos, del que sacaba al
que se le señalaba sin enganchar á ningún otro.
Pero no se crea que este enlazador era un hijo do las pam-
pas, un semi-indio, nada de eso, él, la mayoría do los pastores
y casi todos los cacheteros eran vascos, ninguno había nacido
en el país.
VIAJE DB CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA «NUMANCIA». 337
Veinte días después de nuestra llegada al Río de la Plata lo
abandonamos para proseguir nuestro viaje. £1 2 de Abril sa-
líamos juntos de Montevideo, la Numancia y el transporte
Marqués de la Victoria, que nos llevaba carbón al estrecho de
Magallanes para que no careciéramos de un elemento tan im-
portante en los mares tormentosos en que nos íbamos á ver y
•donde la máquina nos era de absoluta necesidad, pues no po«
<iíamos confiarnos á la vela.
Ya en la desembocadura del Plata, hubo una avería en la
onáquina que tuvo la importancia suficiente para hacernos fon-
dear en el Banco Inglés, pero que alas veinticuatro horas pro-
seguíamos nuestro viaje.
La navegación hasta el día 10 se hizo sin incidente notable,
teniendo que variar constantemente la fuerza de la máquina
para conservarnos junto al Marqués de la Victoria que andaba
mucho menos; pero al hallarnos en el paralelo 52 S., se dejó
mentir la influencia de estas latitudes, declarándose ya duro el
viento que había ido arreciando en los liltimos días.
Había llegado la ocasión que tanto deseábamos de poder pro-
bar el barco.
Como el Marqués de la Victoria vencía con gran dificultad
la gruesa mar que teníamos de proa, hubo necesidad de decirle
que maniobrase con independencia, y entonces la Numancia,
forzando de máquina, emprendió la lucha con el temporal.
Grande fué nuestra satisfacción al ver lo bien que se defen-
día; las olas chocaban contra la proa con esa impetuosidad de
los temporales de las altas latitudes que no se parece á nada,
y aunque al golpe paraban al buque que iba lanzado con bas-
ante fuerza, apenas embarcaba agua.
La potencia desarrollada por la máquina hubiera hecho an-
dar á la fragata 10 millas en otras circunstancias, en aquellas
avanzábamos 4Xf casi en la dirección que deseábamos.
La noche del lunes Santo, 10 de Abril de 1865, nos hizo
comprender á todos que teníamos buque, que la navegación
estaba asegurada, y que la fragata, poniendo la proa al tem-
poral, se defendería siempre bien y no tendríamos nada que
temer.
88B BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Al día siguiente embocábamos el Estrecho de Magallanes^
dejando caer el ancla en la bahía Posesión.
No trataré de establecer comparaciones entre los grande»
navegantes de la antigüedad, ni puede entrar en los límites
de esta conferencia el ocuparse de los grandes hombres de
otros siglos; pero sí diré que, para el que ha pasado el Estrecha
que lleva el nombre de este marino ilustre, al que ha sentida
esas rachas tremendas capaces de voltear á una fragata que
salen de los múltiples ventisqueros que á cada paso se encuen-
tran, el que se ha visto á merced de las corrientes que con una
velocidad de 8 millas por hora arrastran al buque y lo preci-
pitan, ó sobre los bajos que hay, ó contra las costas escarpa-
das é inhospitalarias que están cubiertas de las nieves perpe-
tuas, donde la intensidad del frío presenta esos colores rojo y
azul que en la nievo producen unas vegetaciones microscópi-
cas; el que ha pasado, en ñn, el Magallanes con los grandes
elementos del día y recuerda los que tuvo su descubridor, es
evidente que si cree haber hecho algo de provecho tiene qu&
reconocerse muy pigmeo y admirar más y más á aquel coloso.
Buena prueba es de las dificultades de esta peligrosa nave-
gación, el (}ue los buques de vela todos prefirieran y aun hoy
sigan prefiriendo el montar el cabo de Hornos á hacer la na-
vegación del Estrecho; solamente con vapores que cuenten con
potencia de máquina suficiente para vencer la fuerza del vienta
contrario y sobre todo la impetuosidad de la corriente, puede
aventurarse á hacer ese paso, teniendo de antemano estudia-
das las mareas y habiendo resuelto el puerto en que ha de pa-
sarse la noche, pues no es posible navegar más que do día.
A todas estds dificultades se agregaba otra más para la Afu-
mancia: su excesivo calado.
No había entrado nunca en el Estrecho de Magallanes nin-
gún buque de las dimensiones de la Numancia^ y donde los
demás habían encontrado el paso franco, podía haber un gra-
vísimo peligro para este, máxime en la primera parte de él, 6
sea la oriental, en que abundan los bajos fondos.
Dos días necesitamos para llegar al puerto del Hambre desde
la bahía de Posesión, pues el primero, que habíamos contada
YIAJE DE GIRGUNNAVEGAGION DE LA CCNUMANGIA». 83»
llegar al N. de la isla de Santa Isabel, la fuerza del viento
contrario nos obligó á retroceder al de San Gregorio. En el
del Hambre tuvimos que cambiar de fondeadero por haber en-
contrado un bajo próximo á donde estábamos, que no lo mar-
caban las cartas.
Aquí habíamos dado cita al Marqués de la Victoria^ cuanda
el temporal nos separó, y mientras llega, justo es que bajemos
á tierra, que pisemos esas playas patagónicas tan desconoci-
das, que penetremos los secretos de ese Sur de Améripa tan
ignorado y que dediquemos un recuerdo á nuestros antepasa-
dos y veamos por qué á la Colonia de Sarmiento, que debió
llamarse Ciudad del Rey D. Felipe, se le llama Puerto del
Hambre.
En 1579, con objeto de impedir las piraterías de la escua-
drilla del inglés Drake, se organizó en el Perú una expedición
al mando del caballero español Pedro Sarmiento de Gamboa,,
que salió del Callao en Octubre, y después de reconocer mi-
nuciosamente el Estrecho llegó á España á los diez meses de
viaje.
Aquí trabajó Sarmiento con una constancia inquebrantable
basta que obtuvo del rey D. Felipe II que se organizara una
expedición para poblar el Estrecho, que salió en 23 naves al
mando de D. Diego de Flores.
Fácilmente se comprenderá que este y Sarmiento fueron in-
compatibles, y en los dos años escasos que estuvieron discu-
rriendo por las costas de América estos buques, fueron tantos
los disgustos, escándalos y choques que tuvieron, que Flores
abandonó á Sarmiento, volviéndose á España con todos los
recursos, lo que no fué causa bastante para arredrar á este,,
que con 5 naves que le quedaron salió de Río Janeiro para el
Estrecho, fondeando en su embocadura hasta que el tiempo 1&
permitiera internarse.
Desembarcó 300 hombres y dio comienzo á edificar la ciudad
de Nombre de Jesús, y cuando no tenían estos en tierra todos-
Ios elementos de que podían disponer, un temporal obligó á
los buques á levar y salir á la mar. Uno se perdió en la costa,
y 3 desertaron,, volviendo á España, quedando reducidos á la
3» BOLETÍN DE Lk SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
nao Maria^ que por fin pudo entrar en el Estrecho y dirigirse
á este puerto, mientras Sarmiento, con 100 liombres, lo hacía
por tierra, llegando á reunii*se al fin después de haber tenido
entre mil obstáculos que vencer el sostener una lucha con los
.patagones, á quienes dispersaron con muerte de su jefe.
Así fundaron la ciudad del Rey D. Felipe, separada 70 leguas
de la Nombre de Jesús, dos poblaciones españolas en la costa
patagónica, délas que Sarmiento, que era el alma, se vio sepa-
rado por un temporal que le cogió cerca de Nombre de Jesús,
obligándole á ir á Río Janeiro.
No habiéndoles podido enviar recursos á estos infelices, fue-
ron pereciendo miserablemente, en términos quedos años des-
pués, cuando llegó la expedición inglesa, compuesta de 3 na-
vios, que mandaba el inglés Candisk, solo vivían 15, y de es-
tos recogió 1, dejando á los 14 restantes sin auxiliarlos, para
que perecieran como sus compañeros.
Este hecho y este apellido inglés deben conservarse para
perpetua memoria; siendo él el que bautizó á este puerto con
el fatídico nombre del Hambre que aún conserva.
En este sitio fué donde Chile fundó su colonia penitenciaria
en la que, sublevándose los soldados y deportados, asesinaron
al gobernador y sus defensores, embarcándose para su patria,
donde se les recibió como merecían.
Todavía pudimos nosotros ver los restos de esta colonia,
pues aún se conservaban algunas ruinas, entre las que como
veíamos salir humo, supusimos que encontraríamos á los sal-
vajes, lo que nos hizo buscarlos con gran empeño, sin conse-
guirlo hasta el siguiente día, en que fueron ellos á bordo.
Es verdaderamente curioso el modo que licnon los s.ilvajes
de conservar el fuego tapándolo con tierra cu forma de un
horno especial, al que dejan muy poca respiración, consiguien-
do conservarlo así mucho tiempo, tanto, que cuando nosotros
lo encontramos no se veían huellas recientes de sus pi^'adas.
Pocos desencantos pueden experimentarse tan completos
como el que tuvimos nosotros á la vista de los salvajes del
puerto del Hambre, que habían venido en una piragua que
salió del río San Juan.
VIAJE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA «NüMANCIA». Sil
Por más que todos los navegantes hacen una gran diferen-
cia entro los patagones propiamente dichos, ó sean los habi-
tantes do las tierras llanas, que es la parte oriental de la Amé*
rica y los de las montañas que forman ese dédalo de islas lia*
mado Tierra de Fuego y las estribaciones de los Andes, á lo»
que llaman indios; aunque todos convienen en que estos son
más bajos que los patagones, creíamos, sin embargo, hallar
hombres menos raquíticos que los que se nos presentaron^
pues eran bajos, regularmente formados, de facciones abulta-
das, extraordinariamente sucios y apestando á marisco de una
manera bien poco grata por cierto.
La verdad es que la temperatura que hacía no convidaba á
bañarse, pero de eso á pasarse la vida en seco como parecía
que les sucedía á esos desgraciados, media un abismo.
Los hombres llevaban echadas sobre los hombros una piel de
guanaco, que se sujetaban en el cuello con un nudo de cuerda,
conservando todo el pecho y las piernas al descubierto, excepta
lo poco que les cubría el taparrabo, que era, ó de la misma
piel, ó de avestruz; las mujeres llevaban la piel puesta por de-
bajo de los brazos, tapándole desde el pecho hasta las rodillas.
Unos y otros llevaban el pelo largo, de unos 20 á 30 cm.,
cortándose únicamente el de la frente, do modo que no les ta-
pase los ojos, y se lo sujetaban con las ondas, que al mismo
tiempo que de adorno les sirven de defensa. Estas y todas las
cuerdas que usan están hechas de tripa de pescado.
Las flechas tienen la punta de piedra aguzada ó de hueso
de algún animal, son extraordinariamente toscas, muy peque-
ñas, y aunque ellos las disparan con verdadera habilidad na
nos parecieron armas muy temibles.
Lo que encontramos más extraño fué el verlos constante-
mente tiritar de frío, pues si estaban así en la mejor estación,
que era cuando nosotros pasamos, no se concibe cómo sopor-
tan el invierno; esto hace que manejen el fuego de una ma-
nera admirable, habiéndonos llamado la atención el que lo
traían en su tosquísima piragua, y ni quemaba la embarca-
ción ni se apagaba, á pesar del agua que tenía dentro en bas*
tanto cantidad.
3tt BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
La temperatura que^ teníamos oscilaba entre 2* de frío y 7 de
oalor; cierto os que los vientos tremendos que reinaban , como
venían de los ventisqueros, que estaban cubiertos de nieve, se
hacían sumamente desagradables, por lo que aquellos infeli-
ces salvajes, que iban casi enteramente descubiertos, nos da-
ban verdadera compasión.
A uno que parecía ser el jefe y que llevaba las mejillas pin-
tadas de eucarnadOy se le vistió con un traje completo, en el
que no faltaba ni el sombrero de copa alta.
A pesar de ser la ropa que se le dio de verano, dejó de tiri-
tar en el acto y se le conocía en la cara el bienestar, por más
que se le notaba lo mucho que le estorbaban los pantalones
para andar.
Nos fué absolutamente imposible entenderles ni una sola
palabra, ellos repetían con gran facilidad las nuestras, no
sucediéndonos á nosotros lo mismo. Mucho nos dio que hacer
el que constantemente decían capitán ctrrtí, y hasta después
que salimos del Estrecho no comprendimos que debían refe-
riré al capitán de la marina inglesa Fitz Roy que estuvo mu-
cho tiempo levantando los planos del Magallanes.
A los dos días de fondear en el puerto del Hambre lo hizo
el Marqués de la Victoria á quien el temporal maltrató más
que á nosotros, y reunidos con sus oficiales exploramos el río
San Juan siguiendo su orilla izquierda con objeto de ver á los
salvajes en sus moradas.
Sea porque nos vieron armados ó porque los tiros que dis-
parábamos á los patos salvajes les causaran miedo, ó porque
no tuvimos la habilidad de hallar sus huellas, el caso es, que
no los encontramos, y aunque volvieron al siguiente día á
bordo, como no los entendíamos, habíamos satisfecho la
curiosidad y tenían más de repugnante que agradables no les
hicimos ya gran caso.
Concluido de tomar el carbón que nos trajo el Marqués de la
Victoria, continuamos la navegación del Estrecho eli9 de Abril.
Aquel día montamos el morro de Santa Águeda, extremi-
dad S. de la América dentro del Estrecho que se encuentra en
los 54* de latitud.
VIAJE DE GIRGUNNAVEGAGION DE LA aNUMANGIA». 348
Es imposible concebir espectáculo tan grandioso como el
que presenta el Magallanes á partir de este punto. Por un
lado lo forma la costa de América, elevadísima como toda la
cordillera de los Andes que aquí empieza ó concluye según se
quiera; y por el otro la Tierra del Fuego más alta aun si
cabe y en la que se ve la enorme montana que formó parte
de la gran cordillera y que ha sido desgarrada en mil y mil
pedazos.
¡Qué espantoso debió ser el cataclismo geológico que formó
«ste estrecho arrancando este pedazo de los Andes!
Si en una mole de cristal se descargase un fuerte marti-
llazo no se rompería en tantos pedazos y pedacitos como está
dividida la Tierra del Fuego.
El dédalo de canales que se forman entre tanta isla ó mejor
dicho entre tanta montaña cuya mayoría son inaccesibles, y
entre los que descuella el llamado de las Nieves por su tamaño,
tortuosidades y elevación de los montes que lo forman, en
cuyos ventisqueros se ven las nieves roja y azul, es decir, el
máximum de frío: ese laberinto, ese conjunto de montañas de
formas tan extrañas causan un verdadero asombro.
La soledad tan espantosa que allí reina, pues no se ve ves-
tigio de ser humano, el silencio sepulcral solo interrumpido
por el graznido del pato salvaje ó por los resoplidos de las
ballenas y lobos marinos que allí abundan, formaban el
cuadro en que se destacaba la Numancia que navegando con
toda la impetuosidad de su potente máquina se sentía orgu-
llosa de haber llevado á cabo lo que ningún acorazado había
podido hacer, pasearse en los 54* de lat. S.
Aquella noche la pasó en Fortescue, á donde llegó poco des-
pués la corbeta peruana I7ntdn, la que salió al amanecer, de-
lante de nosotros pero la pasamos antes de desembocar.
En la tarde del 21 salía la Numancia al Pacífico, que nos
recibía con un fuerte chubasco de granizo en el momento de
llegar al final de la Tierra del Fuego, que es algo más baja y
á la que se llama Tierra de la Desolación...
¡Jamás he visto nombre mejor puesto!
A medida que ganábamos hacia el N. íbamos moderando
344 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
la fuerza de la máquina para ahorrar combustible y cuando*
el tiempo lo permitió guindamos los masteleros que llevába-
mos calados, dimos las velas y hasta apagamos la máquina
para aprovechar el viento.
El 27 llegamos á Valparaíso donde estaba la corbeta Vence^
dora de nuestra escuadra, y sin fondear recibimos la visita de-
su comandante y nuestro cónsul, y como no tenían orden-
ninguna que comunicarnos continuamos para el Callao pa-
sando por las Chinchas.
Antes de llegar á estas, experimentamos el curiosísimo-
efecto de la mar de loche.
En la noche del 3 al 4 de Mayo, de una á dos en medio de-
una oscuridad profundísima apareció el mar completamente
blanco, iluminado con una luz fosforescente que se asemeja
mucho á la que reflejan los objetos á que se ha dado la pintura
luminosa.
Tanto la reventazón de las olas como la que formaban á
proa de la fragata al romper el mar, despedían unos destellos
de luz que iluminaban por completo el costado.
Este fenómeno, atribuido á la presencia de miríadas de ani*
malulos, es mucho más potente de lo que puede creerse.
En la tarde del 4 pasamos á la vista de las Chinchas, taa
próximos á ellas que puedo expresarlo con esta frase: estába-
mos á tiro de nariz.
Pocas cosas pueden encontrarse tan curiosas como estas
islas, y aun concediendo que para reunir la cantidad de guano
que hay, ó mejor dicho hubo en ellas, es indispensable que-
no llueva en ese punto, pues de otro modo las aguas le arras-
trarían; se necesita una cantidad de tiempo muchísimo mayor
de la que con el mejor deseo han dado algunos de vida á
nuestro planeta.
Tres son las islas Chinchas además de un islote pequeño á
que se llama la boya, y que se hallan colocadas en una direc-
ción casi N.-S.
La del N. estaba ya completamente limpia de guano,,
habiendo tenido un espesor de 200 pies ingleses las capas
que le extrajeron, la del centro que estaba en explotación
YIAJE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA «NÜMANCIA^. 845
llegaba á los 160 pies de espesor y la del S. estaba sin em-
pezar.
Gomo es verdaderamente curioso esta inmensa cantidad de
guano y todos los trabajos de explotación de estas islas adquirí
en Lima una colección de fotografías, que tengo el gusto de
presentar, en las que por la comparación con los hombres que
se ven en ellas se puede apreciar bien las elevaciones de los
cortes.
Bien desagradable es por cierto el comercio del guano para
todos los que toman parte en él.
Los operarios destinados por el Gobierno del Perú para
estos trabajos son: ó presidiarios, ó chinos contratados. El
tren de carga está muy bien entendido, pero los que son ver-
daderamente dignos de lástima son los tripulantes de los
barcos, que á todas las molestias de un malísimo fondeadero
donde les hacen permanecer cerca de noventa días que es el
plazo de contrata en que se compromete el Gobierno peruano
á cargarlos, tiene todas las molestias del fuerte olor á amo-
niaco que se siente, además de lo que quema, especialmente
el aparejo, el polvillo impalpable de guano que el viento tiene
en suspensión.
Un día de viento fuerte es una grandísima pérdida para el
Gobierno del Perú, pues arrastra todo el guano que hay remo-
vido en los cortes y desaparecen con gran facilidad miles de
toneladas.
Grandes recomendaciones hace el Gobierno del Perii, y
hasta consigna la penalidad en que incurren los que en estas
islas disparan armas de fuego ó hacen ruidos tales que ahu-
yenten á los pájaros, principales formadores de estos depósitos
de guano; pero, á pesar de ello, los tripulantes de los buques
ingleses, con el desprecio con que miran todo lo que no perte-
nece á su país, celebran siempre su salida de las Chinchas, no
solo disparando tiros de fusil, sino también los de los cañones
de aviso que llevan.
Esto ha hecho que los conirihuyentesy nombre que con ver-
dadera oportunidad dio Antequera á estos pájaros, porque son
los que llevan las cargas del presupuesto peruano, hayan emi-
23
816 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
•
grado á unas islas próximas que se hallan junto á la costa de
Arica, y que se llaman Blanca y las Paracas, donde se hace
sensible el crecimiento del guano.
El 5 de Mayo, á las once y cuarto de la mañana^ se incor-
poraba la Numancia á. la escuadra, dando fondo en la bahía
del Callao.
Quedaba, pues, cumplida la misión que el Gobierno le ha-
bía confiado de reforzar la escuadra del Pacífico, para lo cual,
descontando los treinta días que pasó en los diversos puertos
en que tocó, había invertido sesenta en recorrer 3.000 leguas.
La gran cordillera de los Andes, en su vertiente occidental,
después de formar la serie de mesetas á que debe su nombre,
llega por algunos puntos, con sus estribaciones, á tocar las
aguas del Pacífico, dejando en otros una faja estrecha entre
las montañas v la costa.
ti
Una sección de esta faja es la provincia de Lima, en cuyo
puerto del Callao acababa de fondear la Numancia.
A nuestra vista se extendía la llanura que termina en el
monte de Amaneaos, sobre cuya base se apoyan las últimas
casas de la ciudad de los Reyes, que fundó el gran Pizarro, y
que hoy se llama Lima, por corrupción del nombre Rimac,
del río que la atraviesa.
Esta población, Chorrillos, cuyas playas es el puerto de cita
de la sociedad elegante de Lima y el Callao, fueron los únicos
puntos del Perú que pudimos visitar los tripulantes de la
Numancia^ no obstante nuestra larga permanencia en esta
República; pero el estado de las relaciones de ambas naciones
no nos permitió internarnos, no obstante la curiosidad que nos
inspiraba el legendario valle de Jauja, aunque en nuestro afán
quizás hubiera algo de capricho para poder decir á nuestro re-
greso. «He estado en Jauja.»
Es imposible, al desembarcar en el Callao y llegar á Lima
en el ferrocarril que hace continuos viajes y traspone en unos
minutos los 12 km. que separan ambas ciudades, contener la
imaginación y no presentarse en primer término la gigantesca
figura de Pizarro con toda la epopeya de la conquista, seguir
las rencillas que ocasionaron su muerte, ver luego el vireina-
YIAJE DE CIRGUNNAVEGAGÍON DE LA «NUMANCIA». 8i7
to con SUS grandezas, sus miserias, sus rivalidades, y final-
mente, la guerra que concluyó con la independencia del país.
De aquí resulta que nuestra primera visita fué á la Plaza
Mayor, en que se alza el modestísimo palacio del presidente de
■la República, construido en el mismo sitio en que estuvo el
de Plzarro, y donde fué vilmente asesinado; el callejón que
está enfrente, por donde fueron los asesinos, y la catedral, que
se halla en medio, cuyos cimientos puso Pizarro y en cuya
cripta se conserva su cabeza.
Parecíanos como un deber rendir este tributo, y una vez
iiecho, nos pusimos á recorrer la ciudad, que es de más de
100.000 almas, de calles rectas, perpendiculares y paralelas
entre sí, atravesada por el Rimac, del que se toman las aguas
para formar un arroyo en el centro de las calles que llevan la
dirección del río, y que, aunque debería servir de aseo á la
población, constituía un foco de inmundicia por arrojarse en
él cuanto querían los vecinos.
Es verdaderamente doloroso que una población tan llana,
de construcción tan moderna y con elementos para ser una
joya, esté tan abandonada y sucia.
No contribuye poco á la falta de aseo de la ciudad el no llo-
ver nunca; pues, aunque los relentes que hay todas las noches,
dan la humedad suficiente y aun acusan en un pluviómetro la
misma cantidad de agua al cabo del año que la que llueve en
otro paraje cualquiera, el caso es que^ como el agua no cae con
la fuerza de la lluvia, no lava, como en los demás países, las
fachadas de los edificios; resultando que, especialmente en los
templos y conventos, cuyos moradores no se fijan en la exte-
rioridad como los propietarios de las casas, están llenos de
telarañas casi seculares, donde se ha ido depositando el polvo
de mucho tiempo, contribuyendo, no solo á afear y ensuciar
los edificios, sino á que toda la población presente muy mal
aspecto; pues la municipalidad^ como llaman allí al Ayun-
tamiento, no se toma la molestia de ocuparse del aseo pú-
blico.
El mal aspecto que presenta la ciudad se olvida pronto al
^^ontemplar la belleza, tan justamente elogiada, de las limeñas.
818 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
que son muy dignas de su merecida fama, por más que le sea
muy difícil á un español encontrar encantos fuera de los que-
tienen sus compatriotas.
Larga fué la permanencia de la Numancia en las aguas del
Pacífico, especialmente en las costas chilo-peruanas; y á la
verdad, ai mismo tiempo que deseo tocar muy ligeramente los
episodios que sucedieron en aquella campaña, porque no quie-
ro abrir heridas que hoy están cicatrizadas, ni contar glorias
en las que, al haber tomado parte, parecería como que traba-
jaba en alabanza propia, tampoco quiero suprimirlas por com*
pleto, porque mi silencio quizás, ó se atribuyese á falsa mo-
destia personal, ó á no querer elogiar cual se merece el mérito
de mis compañeros.
Dos asuntos importantes se suscitaban en el Pacífico cuan»
do llegamos con la Numancia; las contestaciones que nuestro-
representante en Chile, Sr. Tavira, sostenía con aquel Go-
bierno, y la sublevación que había estallado en el Perú cou-
tra el presidente Pecet por el tratado de paz firmado con Es*^
paña.
El Sr. Tavira llegó un día en que se dio por satisfecho con
las explicaciones dadas por el Gobierno chileno, á pesar de ser
exactamente iguales en la forma y en el fondo á las que había
rechazado antes, lo que hizo que nuestro Gobierno lo relevara
del cargo, no prestase su conformidad á lo propuesto por él y
nombrara al general Pareja, que mandaba la escuadra, repre-
sentante de España en aquella República, á la que debía pedir
una reparación.
Con este motivo salió el general con toda la escuadra para
Chile, dejándonos solo á la Numancia en el Perú, donde, coma
digo, había estallado una rebelión contra el Gobierno del pre-
sidente Pecet.
Es imposible concebir mayor número de tropelías, crímenes
y falsedades que los que cometieron los sublevados para apo-
derarse de la escuadra peruana. Citaré algunos.
Mandaba esta escuadra el general Panizo, que arbolaba su
insignia en la fragata Amazonas^ con la que salió para Arica >
llevando tropas que debían batir á los insurrectos.
YIAJB DE GIRGUNNAYEGACION DE LA CCNUMANGIA». 848
Fondeado en aquel puerto, durante la noche los sargentos
ele esas tropas asesinaron al oficial de guardia y entraron á
sangre y fuego en las cámaras, donde mataron al general y
cuantos oficiales tenía el buque, á los que cogieren durmien-
do y á quienes ni siquiera se intimó la rendición.
Poco después llegaba á Valparaíso la corbeta Unton, que
acababa de construirse en Inglaterra, y mientras se repostaba
para continuar el viaje á su patria, el representante de ella,
general Castillo, que hacía poco había sido nombrado para
aquel cargo y se le habían entregado 20.000 duros para gas-
tos de instalación y representación, sublevó al buque y se fué
•con él á unirse á los insurrectos, habiéndose nombrado á sí
mismo almirante, cargo que no le quisieron reconocer los de-
más sublevados, por lo que tuvo que emigrar para ocultar su
vergüenza.
Llegada nuestra escuadra á Valparaíso, y no habiéndose
prestado el Gobierno chileno á dar las satisfacciones que se le
pedían, no hubo más remedio que declararle la guerra y en-
tablar el bloqueo de sus puertos.
La revolución peruana, entre tanto, avanzaba y llegó á
triunfar, uniéndose el Gobierno que estableció á Chile» ha«
-ciendo juntamente con los de Bolivia y Ecuador la cuádruple
alianza que dio por resultado que nos encontráramos con toda
la costa de la América del Sur por enemiga, y en un estado de
aislamiento y abandono que solo nosotros pudimos apreciar
en toda su magnitud.
La oposición tan terminante que hizo nuestro representante
en el Perú al deseo del comandante de la Numancia^ D. Casto
Méndez y Nüñez, de apoderarse de la escuadra peruana que en-
tró en el Callao, y el haber salido esta antes de declararnos la
guerra para unirse á los barcos chilenos, según nos asegura-
ron, fué causa de que resolviese abandonar aquel puerto y
marchar á incorporarnos á la escuadra, como lo ejecutó el 6
•de Diciembre, llevándonos al Marqués de la Victoria^ que es-
taba con nosotros, llegando al puerto chileno de Caldera el 12.
Allí supimos la desgraciada muerte del general Pareja, por
lo que correspondió el mando de la escuadra á Méndez y Nii-
850 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
ñez, que pasó á arbolar su insignia á la Villa de Madrid^ to-
mando desde aquel momento el mando de la fragata D. Juaa
Bautista Antequera.
El nuevo jefe de la escuadra dispuso reconcentrar esta en*
Valparaíso, y como á salir del Callao, lo habían hecho tam-
bién á la vela dos buques que formaban nuestro convoy y
que iban mandados por los alféreces de navio marqués del
Viso y D. Antonio Armero, que pertenecían á la dotación de
la Numancia^ quedamos en el puerto de Caldera esperando su
llegada en unión de la Berenguela.
En este intervalo se tuvo noticia de que en el inmediato-
puerto de Calderilla^ ó Inglés, se estaba preparando un vapor
para servir de torpedero, y comisionaron al teniente de navio
D. Santiago Alonso, á cuyas órdenes iba yo, para que con
la lancha de vapor y un bote de la fragata apresásemos al
vapor.
Como en este hecho tomé una parte tan activa, y ha sido
descrito, entre otros, por nuestro compañero de viaje el inge-
niero naval D. Eduardo Triondo, alma de la expedición, poeta
facilísimo y felicísimo, lazo de unión entre todos los compa-
ñeros, cronista humorístico del viaje, autor de dos poemas
sobre él, interminable uno, según su título, y en nueve cantos
y una piedra el otro; como nuestro querido Iriondo, una de
las infinitas víctimas de la fiebre amarilla en la Habana
poco después de nuestro regreso á España, lo ha descrito, re-
pito, me concretaré á decir que, no obstante habernos tenido
que batir solo con el cañón de la lancha contra 500 hombres,
se cumplió el objeto de la expedición, pues se destruyó el va-
por, perteneciéndole toda la gloria do las maniobras y com~
bate á mi querido amigo Alonso, y á mí la fortuna de que la
bala que me alcanzó apenas me lastimara.
Llegados los buques que se esperaban, y habiendo hecho
Armero, en la Valenzuela de Castillo que mandaba, el viajo
más azaroso, más expuesto y hasta temerario por el malísimo
estado del buquo, que flotaba de milagro, se resolvió nuestra
marcha á Valoaraíso á unirnos al resto de la escuadra el 13
de Enero do 1866, después de incendiar todos los buques apre-
VIAJE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA «NUíMANCIA». 351
sados quo teníamos, y que nos embarazaban extraordinaria-
mente, llegando á Valparaíso el 16.
Reunida de este modo toda la escuadra, y siendo la inac-
ción del bloqueo una cosa tan contraria á nuestro carácter,
resolvió el general buscar la escuadra aliada, cuyo paradero
no se sabía á punto fijo.
Con ese objeto destacó á la Blanca y Villa de Madrid^ que
la hallaron y batieron en Abtao, no obstante su inferioridad
en fuerzas, de cuyo hecho de armas no me ocuparé, por ce-
ñirme exclusivamente al viaje de la Numancia,
De regreso á Valparaíso nuestras dos fragatas, y deseando
Méndez y Nüñez buscar personalmente á los aliados, una vez
que ya se sabía su paradero, salió con la Blanca y Numancia^
en la que arbolaba la insignia de jefe de la escuadra desde
que dispuso la salida anterior de la Villa de Madrid.
El 17 de Febrero dejábamos á Valparaíso dirigiéndonos al
archipiélago de Chiloe.
Pocos días después, desde el 22 al 24, el viento de SSE. re-
frescó en términos de hacerse duro. La Blanca no podía ven-
cerlo á toda fuerza de máquina, por lo que hubo que capear el
temporal. Era la segunda vez que se nos presentaba un mal
tiempo, con el que había que luchar, y en esta ocasión, como
en la otra, teníamos otro buque con quien compararnos; ha-
biendo, sin embargo, la diferencia de que las circunstancias
de guerra en quo nos hallábamos no nos hubiesen permitido
nunca abandonar á la Blanca por mucho que arreciara el tem-
poral.
La Numancia capeó admirablemente, no tuvo necesidad de
usar la máquina, lo hizo á vela solo, y en esta posición, con
la gavia arrizada, trinquetilla y mesana de capa le g^aba en
barlovento y distancia á la Blanca, sobre la que con frecuen-
cia tabía que arribar para conservar la unión. Solamente al
levantar la capa embarcaba agua con la mar de través, pues
mientras capeaba, la cubierta estaba seca.
Complacidísimos de esta segunda prueba, no nos quedó duda
alguna de que, mientras pudiéramos poner la proa á un tem-
poral, no teníamos nada quo temer; que de través lo hacía
85B BOLETÍN DE Lk SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
muy mal, y en cuanto á correr, no nos hubiéramos atrevido á
intentarlo.
El día 21, habiendo pasado por el S. de Ghiloe, pues no
intentamos el paso por el N. por la posibilidad de que estu-
viera obstruido con torpedos, fuimos á fondear en puerto
Low, en la isla Guaiteca^ donde nos preparamos, no solo para
la peligrosísima navegación que íbamos á emprender por me-
dio de un intrincado archipiélago lleno de bajos, sin buenas
cartas, con las corrientes potentísimas que producen los gran-
des desniveles de las mareas, donde las neblinas son tan fre-
cuentes como intensas; sino para que llegada la posibilidad de
un combate^ no nos estorbase el aparejo ni ningiin otro objeto
por marinero que fuera.
Si tratase de referir detalladamente la navegación de la
Numancia por este archipiélago haría interminable esta con-
ferencia, el mérito marinero de ella no ha sido discutido más
que por los que la juzgaron temeraria y reputándola como
locura creían que á pesar del feliz resultado debería oxigírsele
responsabilidad á quien la dispuso.
Basta recorrer el plano, y con decir que las dos fragatas
llegaron hasta los esteros de Abtao, Tabón y Galbuco, des-
pués de haber fondeado en Puerto Oscuro, y que permane-
cieron en aquel laberinto hasta el 5 de Marzo en que salieron á
la mar libre por el mismo sitio que entraron, se comprenderá
lo que pasaríamos en esos seis días en que en una clara de
neblina descubrimos un bajo que no estaba en las cartas y al
que pusimos el nombre de Numancia.
El haber andado á tiros en Puerto Oscuro, es un pequeño
detalle que no merece referirse; pero sí confesábamos todos
que la* cruz del mérito naval que se nos concedió por esta
navegación creíamos haberla ganado, á pesar de no haber
podido dar con el enemigo que supimos se había refugiado en
el estero de Huito donde faltaba agua para la Numancia.
A nuestro regreso á Valparaíso tocamos en la isla Santa
María y aunque el tiempo fué bueno las neblinas nos dieron
que hacer.
No se perdió nuestro viaje á esta isla pues apresamos uu
VIAJE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA OCNUMANCIA». 358
vapor con tropas chilenas y dos buques cargados de carbón
^ue llevamos á Valparaíso de los que me tocó marinar uno.
Reunida la escuadra en Valparaíso, no habiendo forma de
batir á la aliada y teniendo que terminar esta guerra, se resol-
vió el bombardeo de Valparaíso.
Por aquel entonces se habían reunido allí una escuadra
norte-americana compuesta del monitor Monadnock que mon-
taba artillería de 500 de ánima lisa y que había tardado cinco
meses en hacer el viaje desde Nueva- York pegado á la costa,
haciendo cortas travesías de puerto á puerto y rodeado de
los vapores Vanderhitt^ Tuscarora^ Poiohatan y Mohongo que
estaban artillados con cañones rayados desde el calibre de
SO al de 200.
Los ingleses tenían dos fragatas de 50 y 44 cañones y un
vapor con 4.
Consigno los calibres de la artillería de la escuadra ameri-
cana^ porque el mayor que teníamos nosotros era el de 68, y
-de este modo podrá darse todo el valor que tienen aquellas
palabras de nuestro jefe cuando al oponerse estas dos escua-
dras aliadas á que bombardeásemos á Valparaíso, les dijo que
lo haría aun cuando tuviese que batirse primero con ellos y
pereciese en la demanda, pues le constaba que España prefe-
ría honra sin barcos á barcos sin honra.
Sobradamente conocidos son aquellos sucesos para que
tenga ahora que repetirlos.
El 31 de Marzo, sábado de gloria y que fué poco glorioso
por cierto para la nación que desmontó su artillería antes de
batirse, después de haber transcurrido el plazo que se había
dado á Valparaíso para retirar la gente y efectos que quisiera,
y que no quiso aprovecharlo en estos últimos porque con las
promesas de los jefes de las escuadras antes citadas que les
aseguraron que el bombardeo no se efectuaría, ese día al
ver el movimiento de los buques, pues todos, lo mismo los
nuestros que los ingleses y norte-americanos, teníamos las
máquinas encendidas, empezábamos á maniobrar; se subieron
los habitantes de Valparaíso á las alturas que rodean la pobla-
«ción, que está en forma de anfiteatro, para presenciar el com-
S51 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
bate de las escuadras sobre cuya duración y resultados se-
habían hecho grandes apuestas que publicaron los periódicos..
Cruel debió ser su desengaño al ver que á una señal de la
Numancia que estaba colocada en el centro de la boca del
puerto se dirigían nuestros buques á tomar las posiciones quo
previamente tenían señaladas, mientras los ingleses y norte-
americanos salían del fondeadero dirigiéndose á la mar.
Al hallarse cada uno en su puesto mandó la Numancia
romper el fuego, y mientras nuestros buques bombardeaban
la población, el acorazado con su gran bandera de combate^
desplegada permaneció quieto, fijo, en la boca del puerto,
interpuesto entre las escuadras extranjeras y nuestros buques^
á quienes parecía proteger con su coraza.
Terminado aquel acto y cuando se creyó ya bien castigada
á Chile, se mandó cesar el fuego, y entonces se hizo á las^
escuadras extranjeras la señal convenida de que podían volver
al puerto, que era izar otra bandera española en un peñol de
la mayor.
Catorce días después salía la escuadra toda para el Callao á
donde llegó el 25 en cuyo día se dio un plazo á los habitantes
de este puerto para que se retirasen si no querían sufrir las-
consecuencias del combate y bombardeo.
El plazo espiraba el 29 y por si no se habían preparado bien-
para batirnos, en lugar de atacarlos aquel día lo dejamos para
el 2 de Mayo, probando de este modo que no se había olvidada
en España que más ó menos descendemos del ilustre man*
chego que inmortalizó á Cervantes.
El combate del Callao es sobradamente conocido en España
para que vuelva yo á hablar de ese glorioso hecho de armas,
en el que tomé una parte muy activa, por la circunstancia de
que por mi antigüedad me correspondió mandar los 6 cañones
de proa de la batería de Numancia^ y estos fueron los que
rompieron el fuego y terminaron el combate habiendo estada
en acción sin descansar las cinco horas y diez minutos qua
duró.
Asi es que para no cantar alabanzas propias, para no volver
á recordar hechos que por algún tiempo separaron á dos-
VIAJE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA «NUMANGIA». 3Sv
naciones que debieron mirarse siempre como madre é hija,
pasaría por alto este hecho si no hubiera necesidad de contar
lo que á la Numancia se refiere, pues me he comprometido á
describir su viaje de circunnavegación.
El día 2 de Mayo de 1866 amaneció con el cielo cargado de
neblina, como si no quisiera presenciar el espectáculo que había
de tener lugar tan luego despejase, como en efecto sucedió á
las once de la mañana^ hora en que después de los preparati-»
vos indispensables en estos casos, se dirigió la escuadra á las
baterías del Callao yendo la Numancia á la cabeza para poder
recibir, como debía> la primera embestida de los 96 cañones
que tenían los enemigos, entre los cuales los había que dispa-
raban proyectiles de acero de 350 y 500 libras de peso.
Los peruanos tenían establecidos en el punto que calcularon
que se colocarían los buques una serie de torpedos fijos cuyos^
boyarines estaban pintados de distintos colores, sirviéndoles
al mismo tiempo de puntos de mira para conocer la distancia
á los buques y hacernos creer á nosotros que solo tenían ese
objeto.
Entre ellos habían puesto una red de alambre para que en-
redara nuestros hélices y á fin de que la marejada no la arras-^
trase á mayor fondo estaba sujeta á tierra con un cable de
alambre que al mismo tiempo serviría para incendiar los tor-
pedos.
El general había estudiado en el plano el sitio más conve-
niente para situar la Numancia y resultaba que estando en el
menor fondo en que debía colocar á la fragata nos quedarían
las baterías á 1.600 m., por lo que recibí orden de arreglar
las alzas para disparar con granada á esta distancia.
Los peruanos en el temor de un posible desembarco tenían
además de la gente que cubría las baterías un fuerte contin-
gente de infantería y caballería que hacían ascender á 15.000
hombres.
De estos, se hallaban una gran parte, sino todos, ocultos en
un gran foso que había detrás de las baterías.
Cuando íbamos marchando hacia estas, la fragata lo hacía
con gran lentitud, sondando constantemente para avanzar
aS6 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
siempre que el fondo lo permitiese, y tal fué el afán del gene-
ral de acercarse que cuando giró el barco para presentar uues-
ira batería á los enemigos estábamos á 1.300 m.
Tan luego como pude ver á estas rompí el fuego, con arreglo
á las órdenes que tenía, y como llevaba los cañones elevados
á l.GOO m., fueron á reventar mis granadas 300 m. más atrás,
-es decir, en el centro del foso donde estaban las tropas en
masa cerrada, produciendo el destrozo que puede calcularse.
Al tercer disparo de la fragata, respondieron á un tiempo los
1)6 cañones peruanos, y como á ellos les sucedió lo mismo que
á nosotros, todos sus tiros nos pasaron por encima sin recibir
ninguno; produciéndonos el efecto contrario que á ellos.
Al avanzar tanto la fragata, sucedió lo que era de temer y
•es que varase; pero esto que pudo ser una gran desgracia fué
una fortuna, pues al remover el fondo con la hélice agarró el
cable de alambre por el cual debían dispararse los torpedos y
al arrollarlo en el eje lo cortó, inutilizando tan destructoras
máquinas.
Ambas cosas no las pudimos saber hasta después, pero es
indudable que estos dos servicios fueron los más importantes
que prestó la Numancia.
De los 52 balazos que recibió la fragata, solo uno atravesó
completamente la coraza pero no pudo hacer lo mismo con el
almohadillado interior de teca, en el que penetró 12 cm., y
este que fué producido por una bala sólida Armstrong de 350,
tuvimos la fortuna de que perdiera gran parle de su fuerza
por haber tenido que corlar primero una capa de agua de más
de 1 m. de espesor, no chocar normalmente, y hacerlo en un
momento en que nos hallábamos á 1.600 m. de distancia. Si
lo hubiéramos recibido al estar varados, seguramente atravie-
sa, y dado el punto del buque en que chocó, hubiera ido á
parar al pañol de granadas, ocasionando irremisiblemente la
voladura de la fragata.
Entre los heridos que tuvimos estaba el ilustre jefe de la es-
cuadra, alma de ella y objeto de cariño y veneración en la
Numancia; cuyas heridas aunque eran nueve, no creímos que
algún tiempo después fueran causa de su muerte.
VIAJE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA «NUMANCIA». 2ST
Tres días después del combate, cuando estábamos más ocu-
pados en los trabajos de remediar averías y después de no pa-
rar en todo el día nos disponíamos por la noche á medio des*
cansar de nuestras fatigas los que no estábamos de guardia^
tuvieron los peruanos la piadosa idea de ponernos un torpedo.
Creo sinceramente que para formarse una idea del efecta
que esto produce, se necesita pasar por ello.
No trataré de describirlo, pero lo que sí diré es que si el jefe
de una escuadra puede estar orgulloso de la precisión, sereni-
dad y prontitud con que se maniobró, seguramente lo estaría
Méndez y Nüüez, que Dios sabe lo que sufriría al oir los caño-
nazos de los botes de ronda y de la fragata Berenguela esíanio
en cama sin poderse mover.
El combate del Callao había terminado nuestra misión en el
Pacíñco. El abandono incalificable con que se tuvo á la escua-
dra aumentando extraordinariamente nuestros padecimientos
y enfermedades, hacía imperiosa la necesidad de dejar aque*
lias aguas y buscar la salud y el descanso que tanto necesitá-
bamos en país que no fuese enemigo.
Para conseguirlo pensó el general marchar al Brasil á espe-
rar la órdenes del Gobierno. ¿Pero cómo se intentaba el paso
del Magallanes ó montar el cabo de Hornos en pleno invierna
con buques como la Berenguela que había quedado tan des-
trozada en el combate del Callao y que se había compuesta
mal y de mala manera. Cómo la Vencedora^ corbeta de muy
poca fuerza, los transportes y la Numancia, que si hasta en-
tonces había dado buen resultado no era cosa de enviarla á
buscar temporales á sabiendas, en que seguramente habría que
correr, para lo que creíamos todos que no servía la fragata?
Esta consideración hizo al general que nos mandara regre-
sar á España dando la vuelta al mundo, ó mejor dicho, que
nos enviara á Filipinas á esperar órdenes, y hé aquí el por
qué de nuestro viaje de circunnavegación.
Pero como este es muy extenso, y ya he abusado demasiada
de la benevolencia del público, suspendo esta conferencia,
agradeciendo mucho la paciencia con que se me ha escu->
chado.
a» BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Conferencia del 20 de Mayo.
Se!$ores:
Terminé mi conferencia anterior, en el momento en que
nuestra escuadra abandonaba las costas de la América del Sur
«
^n el Pacífico, donde había concluido su misión, y formando
dos divisiones se dirigía una á Río Janeiro y la otra á Filipi-
nas, á esperar las órdenes del Gobierno.
A esta segunda división pertenecía la Numancia, de cuyo
TÍaje de circunnavegación me vengo ocupando; pero como es-
tán tan íntimamente unidos el nombre de esta fragata y el de
su comandante, hoy, antes de entrar en materia, no puedo
menos de daros la tristísima nueva del fallecimiento de este
ilustre marino, acaecido en los días que han mediado desde
mi conferencia anterior.
D. Juan Bautista Antequera ha muerto; el que fué coman-
dante del primer acorazado que dio la vuelta al mundo; el que
después de haber enaltecido su brillante hoja de servicios con
esta gloriosa página ha ocupado los primeros puestos de la
Marina; el que al presentarse el conflicto de las Carolinas fué
nombrado jefe de la escuadra que hubiese tenido que medir
sus fuerzas con la Alemania; ese general ilustre, ha dejado de
existir.
No es que yo haya perdido á mi antiguo jefe, á mi querido
amigo; es que la Marina ha perdido á uno de sus mejores ge-
VIAJE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA ((NUMANCIA». 859
nerales; es que la nación ha perdido á uno de sus ilustres hi-
jos. Pérdida tanto más sensible, cuanto que son tan necesarios
A la patria los hombres que tengan la abnegación, el entu-
siasmo, el amor patrio, el desinterés y el valor heroico de
Antequera.
Perdonadme, señores, si la pena que siento me aparta del
asunto que debo tratar, pero no podía pasar en silencio la
muerte de Antequera al hablar del viaje que hizo el buque que
él mandaba y al contar las vicisitudes de esa expedición, tenía
que rendir ese tributo, ya que no pueda cual quisiera enviar
un consuelo á su virtuosa esposa y á sus tiernos hijos.
Pero por más que lo sienta, no puedo hacer un discurso
necrológico de Antequera; habéis venido á oir el viaje de
la Numancia, y por cierto que creo venís muy equivocados,
pues la prensa, con una galantería que no merezco y que
nunca le agradeceré bastante, ha juzgado tan ventajosamente
mi conferencia anterior, que os habrá hecho concebir unas
esperanzas para esta que por desdicha mía vais á ver defrau-
dadas.
Decía que, dada la estación en que nos encontrábamos (me-
diados de Mayo)> por pronto que la escuadra pudiera llegar al
cabo de Hornos, sería en Junio, y por consiguiente casi en
{>Iono invierno y en ocasión en que los temporales de las altas
latitudes son más duros, lo que, unido al frío y á lo corto de
los días, hace gravísima la situación de los buques, por cuya
causa no quiso el general someter á la Numancia á esa terri-
ble prueba, disponiendo nuestra marcha á Filipinas, en unión
de la mal compuesta Bhrenguela , la corbeta Vencedora y los
vapores transportes.
Cuando el día 10 de Mayo salimos del Callao y perdimos de
vista la costa del Perú, nos pareció mentira el dormir desar-
mados, y ver amanecer sin que la corneta nos hubiera desper-
tado á media noche.
¡Qué tranquilo nos pareció el Pacífico, y qué bien apropiado
-^encontramos su nombre!
Navegábamos juntos los cinco buques, y como lo hacíamos
■á la vela, tenían los otros que sujetarse á la pesada marcha
860 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
de la Numancia, que no queriendo gastar carbón, del que-
escaseábamos bastante, aprovechaba el viento favorable.
Pronto empezaron los demás á decir que el escorbuto hacía
progresos y y que como aumentaba el número de enfermos^
les convenía llegar cuanto antes á puerto .para atajar el des-
arrollo del mal, por lo que forzando de vela se fueron alejando-
uno á uno, quedándonos solo nosotros que, como el estado de
nuestros enfermos lo permitía, seguíamos á la vela para aho-
rrar carbón, á fin de podérselo dar á nuestros compañeros.
Con un tiempo hermosísimo, viento y corrientes favora-
bles, recorrió la Numancia los paralelos de 12 y 11® S., in-
clinándonos siempre al N. en busca de la más S. de las islas
Marquesas, la que vimos el 16 de Junio, presentándose á
nuestra vista como todas las del Pacífico, con su inseparable
nube encima, que es lo primero que siempre se ve y sirve de
guía para reconocerlas.
No era posible que la Numancia se viere libre de la plaga
que asolaba á sus compañeros de fatiga, y con efecto, al ha*
llamos á la altura de isla Magdalena ó Fatu-Hiba, y cuando
cambiamos nuestra dirección en busca del archipiélago Socie-
dad, se nos presentaron los primeros enfermos de escorbuto,
mal que unido á la nictalopia, fué tomando tales proporciones,
que trea días después figuraban 110 hombres inscritos en las
listas de enfermería, por lo que se encendió la máquina y
activamos la marcha. El 21 pasamos entre las islas Rairoa y
Ticahua, y el 22 llegábamos á Tahiti; mas como la noche sa
acercaba, tuvimos que fondear en Taonoa, por ser muy difícil
la entrada en Papéeté, adonde fuimos al siguiente día, te*
niendo el gusto de reunimos á los otros buques do la escua-
dra que estaban todos ya allí.
¡Tahiti! la tierra tan deseada, la que tanta falta nos hacía
para atender á la quebrantada salud de nuestra sufrida y tra-
bajada tripulación, por la que tanto habíamos suspirado, la
teníamos ante nuestra vista.
Cuantos navegantes han llegado á esta encantadora isla, la
han llamado la perla del Pacífico. Nosotros que no habíamos
pisado la tierra desde el 7 de Septiembre del año anterior;
VIAJE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA «NÜMANCIA». »1
cuando el 23 de Junio desembarcamos en Papéeté creíamos
haber llegado al Paraíso terrenal.
Cerca de diez meses de encierro abordo, en guerra y sin
comer ó haciéndolo tan mal que no merecía este nombre, es
para tomar con gusto la tierra y saborear sus productos frescos.
Después de la brillante descripción que ha hecho de esta
isla nuestro compañero D. Ricardo Beltrán y Rózpido, no es
posible decir ni una palabra más sobre ella, así es, que conta-
ré exclusivamente lo que á la permanencia allí de la Numan-
cia se refiere.
Siento no estar conforme con mi ilustrado amigo el'Sr. Bel-
trán en cuanto al descubrimiento de esta isla que él atribuye
á Wallis y yo creo que le corresponde á Quirós, siendo esta la
isla que él llamó Sagitaria; pero los cortos límites de una con-
ferencia y el apartarse del objeto de ella esta discusión, me
obligan á no entablarla.
La isla es de formación volcánica, teniendo en el interior
unas montañas no de gran elevación, pero que como en la
Polinesia escasean tanto, se les ha dado una importancia que
no tienen. Toda ella está rodeada de arrecifes coralinos que
forman una serie de puertos alrededor, de los que el más im«
portante, por su población, no por otra cosa, es el de Pa-
péeté (1) capital de la isla. Cierra este puerto una islita cora-
lina llamada Moto, que como todas ellas, tiene su lago interior.
El Gobierno francés, que cuando la Numancia estuvo en
Tahiti ejercía el protectorado de la isla, tenía fortificada á
Moto en la que estaban los cuarteles y una pequeña batería.
(1) El nombre de la capital es Papéeté y no Papeiti como dice el Sr. Beltrán.
Para sostener esta tesis, me fundo no solo en que en todos los documentos oficia-
les que nos pasaron tanto las autoridades francesas, como las canacas, los fe-
chaban Papéeté, sino porque esta palabra se compone de las dos Papé que quiere
decir offua 6 rio y eté cesta.
Aunque parece un anacronismo decir agua en cesta, me dieron la siguiente ex-
plicación. En este punto desemboca un río. en cuya boca se criaban unos peeeei-
llosmuy delicados y que estaban casi descastados cuando estuvimos, á los que
cogian metiendo una cesta en el agua y sacándola de repente cuando ios peces
ataban encima de ella. De aquí el Papé-eté agna en cesta, cuyo nombre tienen
esos pececillos, que se dio al sitio ese y por lo tanto á la ciudad que se fundó en M.
862 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
El gobernador francés, conde de la Ronciore, al ver el lasti-
moso estado de nuestras tripulaciones tuvo la gran atención,
que le agradecimos en el alma, de desalojar la íslita y entre-
gárnosla con cañones y todo, de los que únicamente se llevó
cuatro pequeños para contestar á nuestros saludos, y de ese
modo pudimos convertirla en hospital llevando allí á nuestros
numerosos enfermos, donde encontraron bien pronto la salud
perdida, pues además de este gran auxiliar había en Tahiti con
profusión pasmosa los tres grandes antídotos del escorbuto,
los berros, el coco, y la naranja.
No solamente merecimos esta afectuosa acogida á las autori-
dades francesas, sino que los canacas 6 sean los naturales del
país, se esforzaron en hacer nuestra estancia lo más agradable
posible.
Mucho se ha hablado de la excesiva voluptuosidad de las
mujeres de esta isla, y aunque estoy muy lejos de negarla, ni
aun de atenuarla siquiera, debo manifestar que por efecto de
tener su sociedad constituida de una manera opuesta á la
nuestra, los resultados que se obtienen no son tan desastrosos
como podría creerse, sino que por el contrario, declararé que
el país dista muchísimo de ser inmoral.
Desde el momento en que la mujer no insulta deshonrada
nunca, sino que el deshonrado es el hombre, las solteras que
tienen sucesión se encuentran siempre con marido, pues el
que fuera padre de la criatura y no la reconociera, sería, según
ellos, indigno del Dios que le dio poder para reproducirse, y
de la sociedad en cuyo seno presenta un nuevo individuo sin
darle la educación necesaria para que sea un buen servidor
de Dios y de la patria.
De este mismo modo, aunque la ñdelidad conyugal no es
obligatoria y solo la guardan los que quieren, los hijos que
nacen en la casa son siempre del marido, el que compadece
con toda su alma al padre, á quien considera además de des-
honrado, desposeído de las caricias do su hijo y no pudicndo
labrar su porvenir.
No entraré en comparaciones do un sistema con otro, pues
no es ese mi objeto, pero sí diré de pasada que tienen más
YIAJE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA «NÜMANCIA». 868
Tazón ellos en lanzar el anatema sobre el adúltero que no nos-
otros, que nos reimos siempre del marido, aunque sea digno
de mejor suerte.
Las mujeres canacas tienen más que agradecer á sus hom-'
bres, que las nuestras á nosotros, en cuanto á consideración
dentro de la familia, pues la primogenitura en aquel país
^corresponde al primero que nace, prescindiendo de sexo, por
lo cual ejercen los cargos públicos hereditarios muchas muje-
res que tienen hermanos y á estas las representan sus mari-
dos en algunos actos que no les es dado ejecutar por sí
mismas.
En el trono aventajan á los hombres para la sucesión: pues
siendo ellas las propietarias de la corona, sus hijos tienen
incuestionable derecho á sustituirlas, sea quien fuere su
marido, pero si el monarca es varón, necesita casarse con una
princesa de estirpe real para asegurar la sucesión al trono de
-sus hijos, pues si estos son concebidos en el seno de una mujer
por cuyas venas no circule sangre real, están imposibilitados
de ceñir la corona.
Cierto es, que como no hay una completa garantía en la
•paternidad, tiene necesidad de ñjarse en la maternidad.
Guando nosotros llegamos á Tahiti ocupaba el trono la gra-
-ciosa soberana Pomaré IV, la antigua princesa Aimatá, mujer
de talento claro, que no estando muy bien avenida con los
franceses, tuvo buen cuidado de hacérnoslo notar con esa diplo-
macia astuta propia de su raza , y agradeció en extremo las
-atenciones que la prodigamos, pues nosotros ajenos á sus
disidencias tuvimos buen cuidado de conservar en nuestro
trato á cada uno en su lugar.
Esta reina tenía la desgracia de estar casada con Arii Faite
d sea el príncipe Faite, indio hermoso que por su corpulencia
y gran aspecto, hubiera servido muy bien en sus mocedades
para modelo á un escultor que tratase de hacer un Apolo indio;
cuando lo conocimos podía pasar por Baco dadas sus aficiones.
El futuro monarca Arii Aué, que tomaría el título de Poma-
ré V al subir al trono, era mucho más escaso de inteligencia
^jue su padre, así es, que dada su poco disimulada odiosidad á
HM BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
los franceses me ha sorprendido extraordinariamente que en
su reinado no solo haya mostrado una afición tan marcada á
Francia , sino que haya sabido convencer á su pueblo de la
necesidad y conveniencia de anexionarse á nuestra vecina
República, segiin aparece en los documentos oficiales publi-
cados por los franceses, pues cuando nosotros visitamos la
isla distaba muchísimo de ser buena la armonía que reinaba
entre unos y otros.
Gomo Pomaré rodeada de estos elementos no podía plan*
tear una política de abierta oposición á los franceses, sufría
los tormentos naturales en un monarca que sueña con la
independencia de su país y ve que cada vez se alejaban más
las probabilidades de obtenerla.
Tantas atenciones como al gobernador francés y demás em*
pleados de esta nación, merecimos á los naturales del país y á
los extranjeros residentes en la isla, especialmente los subdi-
tos ingleses, Mr. Brander y Horts, que fueron los primeros en
ponernos en contacto con la sociedad tahitiana, dándonos
unas espléndidas soirées en sus casas, lo que nos dio ocasión
de poder corresponder á tanta atención con un baile á borda
de la Numancia.
Nada más lejos de nuestra idea que el poder ver sobre la cu*
bierta de la fragata, que en un año escaso de campaña no ha*
bíamos visto más que armas y efectos militares de todas clases,
presentarse con los vaporosos trdjes de baile á las bellas tahi-
tianas y vestidos de etiqueta á cuanto más distinguido ence-
rraba Papéeté en los elementos civil y militar, y por si esto
fuera poco, llegar la soberana Pomaré IV rodeada de su corte.
Decir que todos los oficiales de los buques españoles rivali-
zaron en obsequiar á aquella sociedad á que tantas atenciones
debíamos, que se hicieron por todos grandes esfuerzos para
transformar la Numancia en un jardín, en los que no se había
podido prescindir de los trofeos de armas sobre el que flota-
ban en amable consorcio las banderas española, francesa y ta-
hitiana, parece excusado; y que el esfuerzo debió realmente
serlo, ó por lo menos el éxito lo coronó, pues desde aquel mo-
mento hasta el de nuestra marcha de la isla, no cesó de co-
VIAJE DE GIRCUNNAYEGAGION DE LA aNUMANGIAJ». 865
meatarse el efecto que produjeron todos los buques con las tri-
pulaciones en las vergas con luces de bengala encendidas al
paso de la improvisada góndola veneciana, que conducía á la
reina Pomaré con su corte.
Aunque en el programa de pruebas que debíamos hacer con
la Numancia no entraba la de los bailes , este ensayo no dio
mal resultado.
Los oficiales franceses, no satisfechos sin duda de las mu-
<;has atenciones que habían tenido con nosotros, quisieron
•extremarlas hasta el punto de darnos otro baile como despe-
dida.
De este modo se nos hizo cortísimo el mes de permanencia
•en Tahiti, de cuya isla toda la vida conservaremos gratísimos
recuerdos cuantos la visitamos, y en la que tuve ocasión de
conocer y probar el fruto del pan, así como vi por primera ves
^n mi vida encender fuego con dos pedazos de madera.
Creo que para alguno de mis oyentes será esto nuevo, y voy
á referirlo.
El árbol del pan es corpulento y copudo, y adquiere las pro-
porciones y formas de nuestros grandes nogales. Sus hojas
sonde unos 30 centímetros, formando nueve puntas lanceo-
ladas, tan separadas como los dedos de una mano abierta.
Su fruto es mayor que una granada y alcanza las dimensio-
nes de un melón pequeño, de corteza verde y pulpa blanco-
amarillenta.
Cuando está en sazón, que se conoce como en nuestras fru-
tas á la presión de los dedos, se cuece en un horno, que los in-
dígenas forman con cinco piedras de las que cuatro hacen de
paredes y la quinta de tapa ó cubierta, del cual se saca de
cuando en cuando para apreciar el punto de cocción, que se co-
noce por sonar á hueco cuando está bien hecha.
Preparado de este modo es muy agradable y resulta más fa-
rináceo y alimenticio que la patata á la que se asemeja mucho
-en el gusto.
En cuanto á encender el fuego, se hace con una madera es-
pecial; no sirve cualquiera.
Desconozco el nombre de esta madera, que es sumamente
30S BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
blanca, tanto como el láñete de Filipinas, mucho más que toda»
las de Europa; de corteza brillante y de corazón tan blando,,
que se asemeja al palo bobo que forma la pita en Anda-
lucía.
Todos los indios hacen acopio de esta madera, de la que lle-
van un grueso bastón cuando creen necesitarla como combus-
tible, y la emplean en esta forma.
Cortan una astilla á lo largo, que sin acabar de despren-
derla, la levantan, formando un ángulo recto con el palo^
que tienden en el suelo con la astilla hacia arriba y sujetan
con las rodillas.
Hacen punta á otro palo de la misma madera, y cogiéndolo-
con ambas manos, con los dedos entrelazados, quedando de-
bajo de estos, y sujeto con los pulgares, lo van corriendo poco-
ci poco sobre el corte dado, hasta tropezar en la astilla.
£1 movimiento, que es lento al principio, hace que vaya
tomando un color obscuro, de tostado el palo fíjo en el sitio
donde trabaja la punta del movible, hasta que empieza á des-
prenderse un polvo como el serrín, que aumenta rápidamente,
formándose un depósito contra la astilla, que al poco tiempo-
toma el color negro y empieza á salir humo, en cuyo momen-
to se acelera el movimiento, convirtiéndose en brasa todo el
polvo reunido quo comunica el fuego á la madera.
La operación total dura escasamente cinco minutos cuando-
lo hace un práctico.
A nosotros nos pareció tan sencillo que la intentamos mu-
chas veces sin poder conseguirlo jamás, por más que llegamos
á hacerlo cuestión de honra, pero ni por esas obtuvimos re-
sultado.
Mucho más hablaría de esta isla, de una colonia fundada en
ella por una compañía inglesa; pero temo prolongar indeílni-
damente esla conferencia y abusar más de lo que lo estoy ha-
ciendo de la benevolencia del auditorio.
El 18 de Julio, curados nuestros enfermos, habiendo lim-
piado los fondos de la fragata los pescadores de perlas de
Tuanmotü, buzos que nadan como todos estos habitantes de
la Oceanía, que tienen mucho de anfibios, y con víveres
VIAJE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA «NUMANCIA». 357
frescos y grandes provisiones de cocos, naranjas y limones,
salimos de Papéelé para Manila.
Esta era la travesía más larga de cuantas teníamos que ha-
cer en el viaje, 2.100 leguas sin locar en ningún puerto; en
ella era necesario que la fragata anduviera mucho á la vela,
y por lo tanto, que nos armáramos de paciencia, para lo cual,
aunque salíamos todos los buques juntos, como no temíamos
encontrar enemigos, resolvimos separarnos tan luego como á
cada cual le conviniera.
Al tercer día de viaje se apagó la máquina y continuamos á
la vela, navegando en una dirección cuyo promedio era
N. 70° O., que según las proximidades de tierras ó bajos co-
nocidos se modifícaba, pero insistiendo siempre en tomar esta
dirección hasta llegar al paralelo 10** S. que corrimos algunos
días.
De este modo, hallándonos en 9 Va"" de latitud S., cortamos
el meridiano opuesto el miércoles 8 de Agosto, cuyo día no
contamos por navegar al O., resultándonos una semana sin
miércoles por haber tenido que pasar del martes al jueves.
Entonces modificamos algo nuestra dirección hacia el N.
Al hallarnos en grado y medio de latitud S., entramos en la
zona de calmas, y encendimos la máquina después de haber
navegado treinta y dos días á la vela.
El 25 de Agosto corlamos la línea por segunda vez, y al en-
trar en el hemisferio N. saludamos á la Polar con la fruición
de quien ve á un antiguo amigo, á quien se ha echado mucho
de menos, pues más de cuatro noches hubiéramos dado algo
por poder dirigirle el seslante.
Los vientos que tanto nos habían favorecido, nos proporcio-
naron un ahorro de combustible que tratamos de aprovechar
en la región de calmas; pero nos encontramos con un calor
tan excesivo, que no pudieron los fogoneros trabajar con seis
de las ocho calderas, como hubiera sido nuestro deseo, y por
lo tanto, tuvimos que conformarnos con cuatro ó cinco á lo
sumo.
El 5 de Septiembre fondeamos en el puerto de Sorsogon en
la isla de Luzón para tomar un práctico que nos acompañó has-
883 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
ta Manila, donde dejamos caer el ancla el 8, á los 51 días de
nuestra salida de Papéeté.
La recepción que se nos hizo en Manila hubiera bastado por
sí sola para compensarnos de nuestras fatigas de la campaña.
Tanto las autoridades como el comercio y cuantas personas
de importancia encierra Manila, rivalizaron en obsequiarnos.
Se nos dieron funciones de teatro, toros y bailes, habiendo
salido el Ayuntamiento en corporación á recibirnos y llevar-
nos á las casas Consistoriales, pues la campaña del Pacifico
había entusiasmado en extremo tanto á los españoles como á
los naturales del país.
Cuatro meses permaneció la Numancia en Filipinas, de cuyo
país no puedo decir nada que no sepa este ilustrado público,
pues en España es sobrado conocido ese archipiélago.
A los cuatro meses, el 19 de Enero, salíamos de Manila di-
rigiéndonos á la isla de Java.
El 26 cortábamos por tercera vez el ecuador por los 114* 2V
E. de San Fernando, el 29 pasábamos el estrecho Clemente ó
canal Stolze y el 30 fondeábamos en Batavia.
No tan conocida la isla de Java como las Filipinas, diré de
ella que estando su capital Batavia situada en un terreno tan
pantanoso que dio origen á las tan conocidas como molestas
fiebres que llevan su nombi-e, hubo que trasladarla más aden-
tro dejando solo en la playa los almacenes y casas de comer-
cio en los que se trabaja de día, y se abandonan de noche tan
luego como el sol se aproxima á su ocaso.
La población nueva, ó sea la del interior, tiene un barrio
europeo precioso; está hecho tal y como marcan nuestras le-
yes de Indias (que creo excusado decir que no se cumplen), y
que consiste en que cada casa sea un hotel situado en el cen-
tro de un jardín y separada su cerca de las vecinas por una
calle de veinte varas de ancho.
El efecto de esto es precioso, y para los que recorríamos las
distancias en coche muy agradable; pero para los que iban á
pie resulta la población tan extendida que no es práctico.
En cambio el barrio chino está tan apretado, que recuerda
cualquiera de las poblaciones del imperio celeste, y es indu-
VIAJE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA (¡CNUMANGIAV. a»
dable que se necesita ser chino para caber en tan poco es-
pacio.
El sistema de colonización de los holandeses se aparta tanto
del nuestro, que puede decirse que es el polo opuesto. Yo creo
que el nuestro, aunque deja mucho que desear, es mejor; pero
sin entrar en comparaciones, dh*é algo del holandés.
En la isla de Java, como en toda la colonia holandesa, no se
habla más idioma que el malayo; los indios desconocen en ab-
soluto el holandés, y la única publicación que hay en el país
es un periódico oficial al que pudiéramos llamar La Gaceta^
escrita por de contado en malayo y en la que además do las
noticias oficiales se publican aquellas que la autoridad quiere
consentir.
Los caminos son pocos y por ellos no circulau más diligen-
cias que las del Gobierno, en las que no se admite más pasaje
que el oficial.
El Residente, ó sea la primera autoridad, no solo de Java,
43ino de todo el archipiélago, tiene una casa de campo en un
pueblo del interior llamado Buitensorg, del que oímos contar
mil maravillas.
Muchos deseos teníamos de ir á verlo, pero como para ello
se necesitaba que el Residente autorizase que fuese un coche
á buscarnos, y como no vimos indicación alguna que nos au-
torizara á contar con el permiso, nos abstuvimos de pedirlo por
temor á una negativa.
Todos los funcionarios del Estado hablan el malayo, sin
cayo requisito no pueden ser destinados á la colonia, y por
consiguiente, los particulares que se dedican al comercio tie-
nen buen cuidado de aprenderlo antes de llegar al país, por-
que saben que de otro modo no podrían entenderse.
Llega á tal punto el no hablarse más idioma que el malayo,
que como ninguno de nosotros lo entendíamos, yo sé los apu-
ros que pasamos.
No está permitido el internarse en la isla, sobre todo en los
puntos productores del café, más que á las personas que van
debidamente autorizadas por el Residente y este no concede
ese permiso á todos los holandeses que lo solicitan.
3^ BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
De aquí el que el modo con que tratan á los indios esté en-
vuelto en el misterio.
Por lo que vimos se pueden hacer deducciones.
En el camino que va de la población comercial, ó sea la que
está á la orilla del mar y la interior, hay un cañón de bronce
de un calibre que correspondería al liso de 80. Está tirado en
el suelo y me aseguraron que hay otro igual al otro extremo
de la isla^ en Surabaya.
Los indios creen que el día que estos cañones se unan por
arte milagrosa será cuando puedan proclamar la independen-
cia. Los holandeses fomentan esa creencia y de eso modo tie»
nen una relativa tranquilidad.
Este cañón tiene otra particularidad. El cascabel es una
mano cerrada saliendo el pulgar entre el índice y el inmedia-
tOy y ante él hacen ofrendas las jóvenes desposadas para obte-
ner sucesión.
El caso es que no se pasa por allí sin encontrar hombres 6^
mujeres haciéndole ofrendas ó bailando en su presencia las
danzas de ritual.
La gravedad con que un centinela holandés presencia esta
sería digna de mejor causa, pues es impropio del decoro de un
europeo autorizar un acto de salvajismo y superstición seme-
jante; pero nada hay que extrañar al ver la inscripción que
tiene este cañón, que dice: Ex me ipsa renata sum.
El ejército se compone de 30.000 hombres. La infantería es
mixta, pues en todos los batallones, que tienen seis compañías,
las cuatro del centro son indígenas y las dos de los extremos
de europeos. La caballería es en su totalidad europea y en la
artillería las tres cuartas partes.
El uniformo es muy poco á propósito para el clima, por sus^
colores, telas y, sobre todo, por usar el antiguo morrión de
nuestro ejército, que es lo que menos sirve para quitar el sol
y refrescar la cabeza de cuanto se ha inventado: cierto es que
en los cuarteles tenían recientemente puestos tejados de zinc,
con los que habrán tenido más bajas que en la guerra que
constantemente sostienen en Sumatra y Borneo.
Muy digno de llamar la atención es, por cierto, el museo de
VIAJE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA «NUMANCIA». 871
Batavia, que encierra una colección de armas y de instrumen-
tos de música de todas las islas holandesas, tan completa y
numerosa, que constituyen una verdadera maravilla.
Hay también algunos fósiles notables entre los que vimoa
las mandíbulas de un saurius que excederían de 3 m. de lon-
gitud, y una gran colección de estatuas de piedra do un anti-
guo y grandioso templo del interior de la isla, del que vimoa
varias fotografías de sus ruinas.
Todas las estatuas están sentadas con las piernas cruzadas-
en la posición en que se colocan los brazos al cruzarse, pero-
poniendo los pies con la planta hacia arriba, de un modo que
resulta imposible de ejecutar. Las manos las tienen colocadas
sobre las rodillas y también con las palmas hacia arriba.
Nos fué imposible comprender su significación, máxime na
habiendo catálogo y no entendiendo ni una palabra de lo que
nos decía el que parecía ser conserge del museo.
El templo dicen que estaba erigido al Dios Buda y que
cuando la irrupción y conquista de los malayos decapitaron á
estas estatuas, que, en efecto, tienen las cabezas pegadas, y
algunas otra que no es la suya; pero lo que encuentro máa
extraño por la falta de conexión que tiene con la religión de
Buda, son unos enormes priapos que en el museo había y que
decían era del mismo templo.
En varios puntos de la isla existen algunos príncipes de la
antigua raza javanesa, con los que los holandeses han celebrada
convenios diversos y á los que dan una guardia de honor con
tropas holandesas, que más se parece á la que se daá un presa
que la que guarda un palacio.
De estos, había uno en Batavia, aunque no tenía los honores
de la guardia, pero que era un personaje excepcional por la
mezcla que tenía de europeo y salvaje.
Educado en Alemania, hablaba con gran perfección siete
idiomas y adquirió toda la elegancia y distinción de un corte-
sano europeo.
Vuelto á su país, habían retoñado en él los instintos del hija
de la selva y se había dedicado con fruición á cazar fieras. En
Europa obtuvo por oposición el título de pintor de Cámara del
^2 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Rey de Holanda. En Java tenía un tigre suelto en su jardín
que le servía de modelo, al que había cogido pequeño matando
á la madre. Tal era la mezcla de este extraño personaje llamado
Raden Saleh ó príncipe Saleh.
En las visitas que le hicimos, nos llamó la atención la eti-
queta javanesa, que no consiente que un criado esté de pie
delante de su señor, ante el que están siempre sentados en el
suelo, no levantándose más que para ir de un lado á otro pero
arrodillándose al entregarle un objeto ó servirle cualquier
cosa.
Repuesto nuestro carbón después de veinte días de perma-
nencia en Batavia, salimos para el cabo de Buena Esperanza.
¡Quién nos había de decir cuando al pasar el estrecho de
Sonda contemplábamos al Krakatoa, que había de dar la espan-
tosa explosión que años después consternó al mundo entero!
La navegación al cabo de Buena Esperanza fué muy variada;
primero tuvimos un serio temporal al poco de entrar en el
Océano índico, que nos duró dos días y nos rifó cuantas
velas llevábamos, teniendo que correrlo con ayuda de la má-
quina y defendiéndose el barco bien; luego, entrado en los
vientos generales, navegamos á vela solo, y al llegar á la región
de los huracanes volvimos á encender la máquina para atrave-
sarla pronto.
Estando en ella, el 27 de Abril se nos presentaron con per-
fecta claridad todos los indicios de un huracán. Ni uno solo de
nosotros dejó de verlo claro: ninguno dijo una palabra á los
demás. Todos nos echamos vestidos en la cama, listos á ma-
niobrar...
Á la mañana siguiente, el aspecto había variado, el cariz era
bueno, el barómetro había subido, el cielo estaba despejado...
entonces... entonces todos hablamos, nos comunicamos nues-
tras impresiones, y todos confesamos que creíamos había lle-
gado la dltima página de la Numancia,
El 5 de Abril nos presentábamos en el Puerto Simón de la
colonia inglesa del Cabo de Buena Esperanza.
Como esta población es pequeña y no tiene sobre la ciudad
del Cabo más ventaja que el puerto, al desembarcaren ella nos
VIAJE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA «NUMANCIA». »:»
apresuramos á tomar unos coches que nos llevasen á Yimberg,
estación de la vía férrea que une la ciudad del Cabo con Cons-
tanza.
Ambas ciudades visitamos, admirando en la primera un
puerto artificial que construían^ en el fondo del cual habría un
dique seco. Esta construcción, como todas las de este género,
las hacen los ingleses al revés que nosotros.
Ellos construyen el puerto en tierra en seco y cuando lo han
terminado dan entrada al a^ua, con lo que hacen lo que de-
sean, pues ven bien lo que trabajan, lo que no nos sucede á
nosotros por hacer las obras en el agua.
En el segundo punto vimos las renombradas viñas donde se
hace el Pon tac y Frontiñac, vinos tan dulces, especialmente
este iiltimo, que todo él se vende en Rusia , no yendo aada á
Inglaterra.
La colonia toda, cuando la visitamos, estaba en verdadera
decadencia, pues habiendo perdido sus lanas estaba reducida
á ser un punto de escala más bien que de exportación, la que
no existía más que en Puerto Naval.
Trece días permaneció la Numancia en Puerto Simón, sien-
do visitada por cuantas personas había en todos los pueblos
de la colonia; porque dadas las aficiones marineras de los in-
gleses, la llegada de un buque distinto de lo que habían visto
puso en movimiento á todo el mundo.
Los periódicos locales nos hicieron el obsequio, no solo de
hacer entusiastas descripciones del buque, de su viaje y cam-
paña, sino que concluían con un elogio tan cumplido de nos-
otros y ponderaban tanto la amabilidad con que se obsequiaba
al público, que muchos nos enseñaban los escritos de los pe-
riódicos como papeleta de introducción.
El 18 de Abril salimos para Santa Elena, donde segün las
órdenes que habíamos recibido del Gobierno nos dirían en de-
finitiva si deberfamos regresar á España ó volver otra vez á
América.
El 24 cortamos el trópico de Capricornio por sexta vez, y el
29 fondeamos en Santa Elena.
Desde nuestra salida de Manila se había presentado por tres
a74 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÍKICa.
veces distintas una epidemia de viruelas. Un enfermo que nos
embarcaron á nuestra salida produjo el contagio, y aunque
por dos veces creímos haber aislado y extinguido la enferme-
dady volvió nuevamente á presentarse.
Lo desconsolador era que aunque el número de atacados no
era grande, la enfermedad, ó mejor dicho, el local donde se
aislaba á estos enfermos tenía tan malas condiciones, que la
mortalidad guardó siempre la proporción de perder á 5 de
cada 8 atacados.
Con la tercera invasión llegamos á Santa Elena, y en el mo-
mento de fondear dábamos sepultura en el mar á uno, lo que
fué causa bastante para que nos impidieran el bajar á tierra.
Llegar á Santa Elena, ver con un anteojo á Lonwoud, y no
podei» pasearse por él , no poder recorrer los sitios donde el
gran Napoleón estuvo cautivo, tiene mucho parecido con el su-
plicio de Tántalo.
¡Cuántas ilusiones nos habíamos forjado sobre nuestra visita
á esta isla, y qué triste desencanto al llegar y no poder ir á
Cierra!
Más triste era aún el motivo que nos privaba de esta expan-
sión; llevábamos tres meses de tener á bordo viruelas y no po-
díamos desterrarlas; nos causaban muchas víctimas^ y no sa-
bíamos aún cuántas más nos costaría.
Gomo si la prueba á que se nos sometía, sin duda, parecía
aún poca, recibimos la orden de volver á América á reforzar
otra vez la escuadra de Méndez y Niiñez, que se creía en peli-
gro por la presencia de los acorazados peruanos que se habían
construido últimamente en Inglaterra.
Mucho sentíamos tener que dar á nuestros marineros esta
noticia, pues como muchos habían cumplido el tiempo de su
servicio, algunos hacía seis meses; otros eran de la Berenguela
y Vencedora^ y como quedaban eu Manila á nuestra salida,
habíamos recogido sus cumplidos para llevarlos á España; pero
esta sufridísima tripulación nos reservaba aun la última prue-
ba de su patriotismo.
El 2 de Mayo salíamos de Santa Elena, y el modo que
tuvieron de celebrar el aniversario del combate del Callao, fué
VIAJE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA ocNUMANGíAJí). 3r75
formárseles sobre cubierta , decirles el comandante la orden
que había recibido, la necesidad que tenía la escuadra de
nuestro auxilio y el nuevo esfuerzo de su abnegación que
'esperaba la patria.
Un nutridísimo «¡Viva la Reina!», fué la contestación de
aquellos valientes y al romper filas, volvió laNumancia á sus
buenos tiempos.
Cierto es que cortábamos otra vez el meridiano de Cádiz y
ya habíamos recorrido los 360* do longitud, luego la vuelta al
mundo que ya estaba dada la empezábamos de nuevo.
Con aquella febril actividad de la pasada campaña se cala-
ron masteleros, se recogió todo lo que no tenía un carácter
esencialmente militar y se pusieron unas cavillas do hierro á
lo largo del buque que marcaban la dirección de la quilla para
poder dar trompadas pues se consideró como mejor táctica la
de embestidas dada la diferencia del calibre de nuestra artille-
ría y la de los acorazados peruanos.
Con efecto al cañón no podíamos batirnos. con ellos sin
llevar la peor parte, pero á embestidas sucedía lo contrario.
Doce días invertimos en esta travesía, con una vigilancia
excepcional, no solo por si encontrábamos al enemigo, sino
porque como navegábamos sin luces para no ser vistos podía-
mos embestir con otro barco.
El 17 de Mayo llegamos á Río Janeiro y allí encontramos la
orden de seguir al Río de la Plata para donde salimos el l.*de
Junio; al tercer día de viaje se hizo una grave avería en la
máquina en un fuerte balance, y como llevaba tanto tiempo
de trabajo, empezaba á cansarse ya. Se remedió como pudo en
la mar, i n virtiendo tres días para ello y como no nos inspiraba
gran confianza su estado, resolvimos en junta regresar á Río
Janeiro á donde llegamos el 9.
El Emperador del Brasil manifestó deseos de conocernos y
habiéndonos concedido una audiencia, fuimos presentados á
él por nuestro ministro plenipotenciario. La exquisita amabi-
lidad con que fuimos recibidos, y las preguntas que como
conocedor de los achaques de mar nos hizo, probaban no solo
sus conocimientos sino también la gran curiosidad que tenía
ai6 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
de adquirir noticias exactas del viaje que había seguido con
gran interés.
Después de prodigarnos frases de elogio y tener la atención
de recibirnos vestido de almirante, pasamos á ofrecer nuestros
respetos á la Emperatriz que mostró mucho interés por las
cosas de España, país á que miraba como propio por el paren-
tesco tan próximo que tenía con nuestra Soberana.
Las noticias que adquirimos de los buques peruanos y de
nuestra escuadra nos apartaron de toda idea de guerra y por
lo tanto se enviaron á España los marineros cumplidos que
excedían á la dotación.
Los demds, mientras se componía la máquina nos dedica-
mos á pasear la población que es la mejor de la América de)
Sur, fuera de Buenos Aires.
No tiene grandes edificios, pero sí un museo que en la parte
botánica creo que es el mejor del mundo^ así como también es
muy notable en aves disecadas, que abundan en el país como
en ningún otro.
El jardín botánico es la principal belleza de la población.
No tengo conocimientos para juzgar el mérito de las plantas y
árboles corpulentos que en él hay, pero la gran variedad que
existe, la extensión que ocupa y sobre todo una interminable
calle de palmeras de una elevación extraordinaria, constitu-
yen, al menos para los profanos, un sitio de recreo agradabilí-
simo á lo que contribuyen las mesas que en él se encuentran
y en las que los restauranes de la población sirven comidas
siempre que se pide.
Los teatros son muchos y buenos y en los alrededores se
encuentran poblaciones muy bonitas como San Domingos y
Niteroy á los que hay un servicio constante de vapores.
El país estaba grandemente preocupado con la guerra de)
Paraguay que aun duraba, de la que hablé al tratar de nuestro
paso por Montevideo.
Se habían invertido sumas cuantiosas, habían perdido algu-
nos buques; tuvieron que construir otros á toda prisa en el
extranjero y á cualquier precio; sumaban muchos miles las
bajas; habían cambiado varias veces de general en jefe, que es
VIAJE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA «NÜMANCIA». 377
la peor señal de las guerras y aún había otra más mala, y e.^:,
que como se llegó á los alistamientos extraordinarios, subió
el precio de los esclavos porque al que le tocaba ir á una cam-
paña que le repugnaba, compraba á cualquier precio un negro
que le sustituyera.
Gomo nosotros estábamos cerca del arsenal, presenciábamos
todos los preparativos que se hacían para la guerra, y tuvimos
ocasión de ver diariamente ai Emperador dirigir los embar-
ques de armas, municiones, víveres y tropas.
Cuando recientemente he visto el destronamiento de este
monarca, no he podido menos de recordar aquellos días en
que pasaba horas y horas en el arsenal presenciándolo todo,
disponiéndolo por sí mismo y ocupándose hasta del más mí-
nimo detalle.
No podrán, por^ cierto, los republicanos brasileros tildar á
su destronado monarca de autócrata, pues si bien en los actos
oficiales la corte del Brasil se pasaba de ceremoniosa, pues
recuerdo haber visto una apertura de Cortes en que el Empe-
rador se presentó vestido con el traje de los reyes que nos des-
cribe la historia, sin faltarle el manto, la corona en la cabeza
y el cetro en la mano; á pesar de eso, cuando podia, cuando
la ocasión no le obligaba, como era al ir al arsenal, solía ha-
cerlo solo, á pie y sin que lo acompañara ni un ayudante, dis-
tinguiéndose de todos por su gran estatura y notándose su
presencia por el interés que todos mostraban de que se les vie-
se saludarlo; así es, repito, que me sorprendió en extremo su
destronamiento.
La llegada de la escuadra, mandada por Méndez y Niiñez,
coincidió con la terminación de la reparación de la avería de
la máquina; y el general, teniendo en cuenta el estado de la
fragata, y sobre todo el de su tripulación, dispuso nuestro re-
greso á España, que lo verificamos saliendo el 15 de Agosto y
llegando á Bahía de Todos los Santos el 20.
Aquí estuvimos á punto de perecer todos los oficiales de
la fragata, menos el de guardia, merced á una impremedi-
tación.
Una tarde, cuando concluíamos de comer, nos avisaron de
25
878 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
que un bote del país había arponado una ballena dentro de la
inmensa bahía en que nos hallábamos.
Sallar todos á un bole y dirigirnos al cetáceo, fué cuestión
de un momento.
Al aproximarnos pasó junto á nosotros; y como recibiera
otro nuevo arponazo en aquel momento, dio un coletazo, del
que nos libramos de milagro, no porque maniobráramos con
acierto, pues lo hacíamos malísimamentCy en atención á que
todos mandábamos á un tiempo cosas contradictorias, y el pa-
trón del bote no sabía á qué atenerse.
Otra nueva salida del animal á respirar hizo que pasaran
por nuestro lado, con una velocidad vertiginosa, los cuatro
botes que habían arponado ya á la ballena; y habiendo
salvado también de milagro de un abordaje, que nos hu-
biera hecho zozobrar, pudimos cogernos á uno, y repartién-
donos entre todos los botes en que iba gente práctica en esta
pesca, pudimos presenciar el fin de este sorprendente espec-
táculo.
Pocos son los puertos de las dimensiones de este. Su perí-
metro mide 10 leguas, y como si no hubieran encontrado si-
tio donde colocar la población, fueron á situarla quizás en el
peor punto de toda la bahía, pues se halla al pie de un monte
que forma una faja tan estrecha con la orilla, que no caben
más que dos calles, siendo una de ellas la que forman los
muelles.
El resto de la población está en la vertiente del monte, y es
tan inclinada, que la subida se hace por calles en forma de
zig-zag, que no tienen casas más que en una acera, por
formar la otra los tejados de las que están en el tramo an-
terior.
Es tan grande la pendiente, que nos refirieron como un pro-
digio de habilidad, y en tal concepto lo iciigo, el que habiendo
estado una vez un principe extranjero, al obsequiarlo el go-
bernador, le hizo subir en coche a su casa, que está en lo
alto.
El referir esto como un hecho notable, da una idea de lo
inclinado de la pendiente.
VIAJE DE CmCUNNAVEGACIOX DE LA «XUMANCIA». 37»
Poca importancia tiene cl comercio que se hace por este
• puerto, y únicamente se encuentra con verdadera profusión
todo género de p¿íjaros disecados y flores de plumas de tan
variados colores, que la señora más exigente quedaría com-
placidísima ante aquel conjunto de adornos. Esto y litis pe-
queñísimos adquirimos á precios fabulosamente baratos; pero
-estos últimos, que estaban vivos, no pudieron soportar el
viaje.
Tres días después de nuestra llegada, salíamos para Cabo
Verde. El 31 de Agosto cortamos la línea y entramos, por fin,
'-en el hemisferio Norte para no salir de él.
El 6 de Septiembre llegamos á Cabo Verde; el 10 salimos;
él 16 pasábamos cerca del muelle de Santa Cruz de Tenerife,
siendo saludados por los muchos curiosos que había en él, y
el 20 dejábamos caer nuestras anclas en Cádiz, á los dos años
y ocho meses escasos de haberlas levado en aquel sitio.
Nuestra misión estaba terminada.
En resumen; en este intervalo había cortado la Numancia
dos veces el trópico de Cáncer, cuatro el Ecuador, ocho el tró-
pico de Capricornio; había vuelto á América después de reco-
rrer los 3n0° de longitud, y todo esto lo efectuó en una zona de
90* y S de ancha comprendida entre los 36° 36' N. y 54** 3' S.,
habiendo andado entre todos los viajes 14.094 leguas; próxi-
mamente el doble del meridiano terrestre.
Ni los peligros del Magallanes, ni la navegación del archi-
piélago de Chiloe fueron bastantes á detenerla, así como tam-
poco los rigores del frío y del calor, ni las privaciones de una
guerra tan larga como falta do recursos. ¡Qué mucho que esto
sucediera cuando no la arredraron las enfermedades, ese azote
que es superior al hombre!
Una verdadera invasión de nictalopia, dos de escorbuto y tres
de viruelas, fueron las grandes plagas que los sufridos tripu-
lantes de la Numancia tuvieron que arrostrar. De todas supo
triunfar su esforzado comandante.
D. Juan Hautista Anlequeni, aunque en su dilatada hoja
de servicios contó muchos hechos meritorios, ninguno, en mi.
sentir, iguala á este; pues á él le correspondió la gloria de ser
980 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
el primero que ha dado la vuelta al mundo en un buque blin-
dado.
Los que tuvimos la satisfacción de acompañarlo, conserva-
remos siempre un gratísimo recuerdo de esta campaña, y se-
guiremos ostentando con el mayor entusiasmo la medalla que
lo conmemora y que tengo el honor de presentar.
He dicho.
La dotación de la fragata á la salida de Cádiz, la componían: coman-
dante, capitán de navio, D. Gasto Méndez y Núfíez.
Segando comandante: coronel de infantería, capitán de fragata, don
Juan Bautista Antequera.
Tenientes de navio: D. Emilio Barreda, D. Santiago Alonso^ D. José
Pardo de Figueroa, D. Antonio Basafíes y D. Celestino Lahera.
Alféreces de navio: D. Miguel liafío, D. Alvaro Silva, D. Joaquín
Garralda y D. Antonio Armero.
Oficial de ingenieros: ingeniero primero, D. Eduardo Iríondo.
Oficial de artillería, capitán D. Enrique Guillen.
Oficial de infantería: teniente, D. Juan Quiroga.
Oficial de Administración: contador de navio, D. Jerónimo Manchón.
Profesores de sanidad: primer médico, D. Femando Oliva; segundo^
D. Luis Gutiérrez.
Capellán, D. José Moirón.
Guardias marinas de primera clase: D. Domingo Caravaca, D. Gui-
llermo Camargo, D. Emilio Hediger, D. Pío Porcell, D. Pedro Alvarez
Sotomayor, D. Leonardo Gómez, D. José Serantes, D. Francisco Sevilla»
D. Salvador Rapallo y D. Alvaro Barón.
Guardias marinas de segunda clase: D. Julián Ordófíez y D. Eugenio
Manella.
14 maquinistas y ayudantes de máquina, 8 oficiales de mar, 4 con-
destables, 20 operarios de maestranza, 37 cabos de cofión, 71 soldados
de infantería, 1 guarda banderas, 27 cabos de mar, 50 marineros pre-
ferentes, 35 marineros ordinarios, 203 grumetes, 8 aprendices navales,
27 fogoneros y 45 paleadores; total 590 individuos.
VIAJE DE CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA «NUMANCIA». Wl
De la plana mayor: el comandante dejó de serlo por tomar el mando
de la escuadra al fallecimiento del general Pareja, quedando mandando
jol buque D. Juan Bautista Antequera.
Todos los guardias marinas de primera clase desembarcaron al divi-
dirse la escuadra á la salida del Callao ó antes, de modo que no dieron
la vuelta al mundo más que Ordófiez y Manella.
El primer médico regresó á España desde Manila, por enfermo, de
jnodo que no dio la vuelta al mundo.
De esta dotación han fallecido :
D. Casto Méndez y Núñez, primer comandante del baque.
D. Juan Bautista Antequera, segundo id. del id.
D. Emilio Barreda, D. José Pardo de Figueroa, D. Antonio Basafies
y D. Celestino Lahera, tenientes de navio.
D. Antonio Armero, alférez de navio.
D. Eduardo Iriondo, ingeniero primero.
D. Juan Quiroga, teniente de infantería.
D. Femando Oliva, primer médico.
D. Julián Ordóñez, guardia marina.
Que constituyen una verdadera pérdida para la Marina.
Hay una circunstancia muy curiosa. En el combate del Callao man-
daba la batería el teniente de navio D. Santiago Alonso, y tenía á sus
•órdenes á los tres alféreces de navio más antiguos, D. Miguel Liafio,
D. Alvaro Silva y D. Joaquín Garralda. Estos son los únicos oficiales
<lel cuerpo general que viven, y de ellos están retirados los tres alf ére-
-ces de navio que hoy se les conoce por sus títulos de marqués de Casa
Recafio, Santa Cruz y Reinosa, siendo el de Santa Cruz el grande de
España que lleva todos los títulos de su ilustre antecesor D. Alvaro de
Bazán.
D. Santiago Alonso es el único que sigue en el cuerpo, con el guardia
marina Manella.
En Tahiti embarcó en la fragata el alférez de navio D. Salvador
Poggio, y continuó en ella hasta la llegada á España. También está
retirado.
Al salir la Numancia de Río Janeiro para España, el general de la
escuadra D. Casto Méndez y Núfiez, le dirigió á su comandante el si-
guiente oficio de despedida, que fué leído á toda la tripulación:
*Coinandancia general de la escuadra. — Al llegar V. S. á Cádiz con
€se buque, habrá terminado una campaña que refleja tanta honra sobre
los que tomaron parte en ella, que el solo recuerdo de haberla verifica-
do es una compensación más que suficiente de las privaciones, peligros
8-2 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
y sufrimientos de toda especie jKjr que ha tenido que pasar la valiente^
subordinada é inteligente dotación de la Numancia,
>Yo espero además quo la Reina, el Gobierno y el país entero, dando
á la campaña todo el mérito que en sí tiene, sabrán premiar de una.
manera expresiva tan distinguidos servicios.
> Nadie mejor que V. S , con quien me unen además de los estrecho»
lazos de la amistad y compañerismo, los del reconocimiento que debo
al que siempre y en los momentos más críticos he visto á mi lado para
darme con lealtad y verdadero espíritu militar su franca opinión y su
decidida cooperación; nadie mejor que V. S., repito, podrá expresar á
la dotación de la Numancia los sentimientos que hacia ella me animan.
No es solo el general el que á ella se dirige, es su antiguo comandante,
es su antiguo compañero, título con que me honro, porque no podré
nnnca olvidar la decisión, la buena voluntad, el valor y sufrimientos
que todos sus individuos han manifestado durante nuestra pasada
campaña, y el respetuoso afecto con que siempre me han distinguido.
Quieran ellos también conservar grabado en su corazón el recuerdo de
su antiguo jefe, quien, cualquiera que sea la posición que ocupe, siem-
pre considerará como un sagrado deber y tendrá una verdadera satis-
facción en hacer cuanto le sea posible en favor de los que han perte-
necido á la Nutnancia.
>Por hoy me limitaré á desear á oso buque un próspero y rápido
viaje, y que terminado este puedan todos los individuos de su dotación
encontrar en el seno de sus familias y en el reconocimiento y respeto
do sus conciudadanos, la envidiable recompensa que tan merecida tie-
nen por sus verdaderamente distinguidos servicios.
> Sírvase V. S. hacerlo así presente á todos, ofiaialcs, marineros y sol-
dados, y admitir también la expresión de mis sentimientos de cariñoso
afecto y de lamas distinguida consideración. — Dios guarde á V. S. mu-
chos años.— Río Janeiro, lo de Agosto de 1867. — Casto Mékdez NúSíez.»
NOTICIAS AUTENTICAS
DEL
~- - - - (1)
FAMOSO RIO MARANON.
S 11.
Misión de los XéberoSj Cutinanas^ CahuapanaSj etc.
La primera reducción de gentiles que fundó la Compañía en
las montañas del Marañon y ha servido después de ejemplar
á todas las demás , ha sido la de los Xéheros, debajo del patro-
cinio de Nuestra Señora de la Limpia Concepción. Cuáles ha-
yan sido sus principios, lo refiere difusamente su primer misio-
nero el P. Lucas do la Cueva en caria escrita desde sus tierras
al P. Gaspar Cuxia, por abril del mismo año 1638, en que
ambos entraron al Marañon , y dice así (2):
(1) Vóanse las pág-inas 19 1 y 307 del tomo xxvi» 49 del xxvii y 175 del xxviu.
(2) El texto de la carta del P. Cueva al P. Cuxia que nos da nuestro anónimo,
es muy deflciente; en idéntico caso se encuentra todo el § ii, tomado, como la
carta, del núm. 4 del Informe del P. Figrueroa , que ya conocemos; y otro tanto
acontece con los párrafos sif^uientes hasta el ix inclusive del presente capitulo.
Por todo lo cual, y en atención á que las Noticias auténticas no es obra con-
cluida, y á que su autor, á juzg'ar por los caracteres del orig'inal manuscrito, es
probable que no considerase como dcflnitivos el número, extensión y forma de las
divisiones de las Partes que de ella nos dejó, me he resuelto á sustituir los indi-
cados párrafos del anónimo por los correspondientes números del Informe del
P. Figueroa, respetando, sin embargo, las Adiciones con que aqueUos terminan,
por referirse casi en su totalidad á suceso^* que no pudo alcanzar el P. Figrueroa.
Habrá quien califique, y con razón , de libertad y aun de licencia este cambio
tan desacostumbrado entre pnblicadores de libros ajenos, pero me ayudará á sufrir
conforme y resignado este fallo justísimo la consideración de las ventajas que
proporciono á los lectores eruditos, sirviéndoles un texto original, genuino y tra-
bajado por un criollo de Popayan contemporáneo, testigo ó actor de los hechos
964 BOLETÍN DE LA SOGIEDJLD GEOGRÁFICA.
a Padre Gaspar de Cuxia. — Paz Gkristi, etc. — A los cuatro dias
que salí de Borja, apartándome de la Santa Compañía de Y. R.,
llegué á las juntas de Pástasa, por donde desagua el Rio de la
piedra pomez^ que desciende de Latacunga, en el gran rio Ma-
rañon, repitiendo en este puesto á un mar dulce, así por lo an-
churoso de su abra, como por sus muchas aguas y fondo. En
dichas juntas hallé plantado el real y alojada la armada que
se ocupa en la reducción y castigo de los Mainas, tan retirados
y escondidos por las crueldades y matanzas de su rebelión.
Fui recibido de los soldados con singular agasajo y universal
regocijo, que dieron bien á entender con repetidas salvas de su
arcabucería y ruido de sus cajas y pífanos y otras demostracio-
nes de gusto, que tendrían por verse ya con sacerdote que los con-
fesase, dijese misa y administrase los otros santos sacramentos
de que tanto tiempo habían carecido, pues nunca aportó á estos
montes sacerdote desde el suceso trágico de la general rebelión.
Estuve en dichas juntas algunos ocho dias espt^rando se reco-
giesen los indios amigos, que son el nervio príncipal de esta
milicia, pues sin ellos nada se hiciera. Estaban derramados
en varías correrías en busca del sustento, que lo tienen librado
estas armadas en lo que cazan en el monte y pescan en los ríos
y lo que sacan de las chacras de los cimarrones y fugitivos;
conque, si ésto falta, perecen, á causa de no cargarse para estas
guerras otros víveres, de que se carece en estos arcabucos tie-
rra adentro, y porque se pudren brevemente en ellos, aunque
que narra, en vez de su extracto aderezado por pluma extranjera setenta y ocho
años después. Aparte de que el Informe es el documento jesuítico mis ingenuo,
más veraz y mis transcendental de cuantos conozco acerca de la historia de las
misiones de Mainas y el mis instructivo de los curiosos fenómenos morales y
materiales originados del contacto de la civilización católico-española con las
ideas y costumbres de las gentes salvajes de la región amazónica.
El escrito del P. Piqueros lleva por título:
Informe de las Alie>ones de el Maranon , y gran Pará^ ó Rio df las Amazonas , que
Mace el P. Francisco de Figveroa^ visitador y rector de ellas al P. Hernando Cabero^
provincial de la Compañía de Jesús del Sueto Reino y Quito ^ á ^del mes de Agosto
deieei.
(Manuscrito en 4.*' de 210 piginas y 2 hojas de índice. Copia con todas las seña-
les (incluso el olor) de haberse hecho en tierra de aquellas misiones.)
Debo su conocimiento i un ilustrado jesuíta y bondadoso amigt>.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 385
se trajeran de fuera. Eu el espacio de estos días (por mi buena
suerte), aportó á este real una gran manga de indios gentiles,
Xéberos de nación, en que venían los caciques más principales
y gente alentada. Salieron estos de sus tierras en prosecución
del servicio que habían comenzado á hacer á los españoles,
ayudándoles en la guerra contra los Mainas rebeldes, descu-
briéndolos, prendiéndolos y entregándoselos, en que han hecho
finezas los de esta nación; y aunque por este servicio pudie-
ran esperar premio y correspondencia y vivir alentados con
esa esperanza, no solamente no la tenían, antes bien, poseídos
de un horroroso recelo de los españoles, andaban caídos, tris-
tes, amilanados y llenos de congoja y llanto. Poníalos en estos
extremos el haber visto tantos indios ajusticiados, tantos cuer-
pos descuartizados en los árboles y horcas, tantos desorejados,
muchos desnarigados, desgarronados otros, cortadas las manos
y pies, cual y cual llagados y deshollados con azotes los que
mejor libraban; y que todo eso no paraba, porque la mano de
la justicia adhuc erat extenta, y que á ellos también les amena-
zaba por delitos y traiciones y aun muertes de españoles que les
achacaban. Conque, según he dicho, estaban tristes, temerosos,
amilanados y caídos con extremo. Ni sé sí fué por el grande
amor con que los recibí y mucho agasajo con que los traté y
alenté ó por lo que otros les dijeron de lo mucho que favorecen
los Padres á los indios, ellos se me allegaron y pegaron con tanta
firmeza y con tales demostraciones de amor y confianza, como
pudieran hacerlo con sus padres naturales y aun más; conque
mtí pareció hallaba la disposición y puerta que podía desear
para entrar á la reducción, doctrina y bautismos de esta na-
<:ion. Propáseles mí deseo, á que salieron con tantas demostra-
ciones de gusto y promesas de abrazar lo que les enseñase, que
luego luego me hubiera puesto en camino, á no embarazarme
las ocupaciones cuaresmales de confesiones, predicación, doc-
Irina y lo demás con los soldados españoles de la armada á que
debía primeramente acudir y atender; conque suspendí mi viaje
hasta la Pascua y emprendí en compañía del real el que se co-
menzaba en prosecución de la reducción y castigo délos Mainas
rebeldes. Este se enderezó á Rímachuma; la mas célebre laguna
'JSÜ BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
que se halla oq toda lá conquista^ por su grandeza, la cual le
da el nombre do Rimachuma, que en lengua maina quiere de*
cir «la gran laguna», Cuya voz [boj^ circuito] dicea que pasa
de cuarenta lenguas [leguas] , por sus muchas islas, naturales
uiías, portátiles ó advenedizas otras, de que luego diré, por su
grande profundidad, que en algunas partes no essondable, coii
tanta inquietud y olaje en ellas, como si fuera un golfo en alta
mar. Y lo que la hace más célebre es su multitud do pescados-
mayores y menores do todos géneros, su inQnidad de tortu-
gas y vacas marinas, un sinnúmero de lagartos y caimanes,
con que tienen siempre bien proveido el plato los Maínas
cimarrones, que, inquietos siempre con las memorias de esta
abundancia, paran (sic) en la penuria de sus repartimientos,
de donde se ausentan con continuas fugas para venir á go-
zarla, teniendo á dicha laguna por su paraíso de recreación y
mesa abundante de boda. No la experimentamos en esta oca-
sión tal todos los de nuestra armada, antes bien tan estéril,
intratable ó inhabitable, que, por no perecer en ella, la hubi-
mos de dejar con más priesa que hablamos traido cuando na-
vegamos en su demanda. Originóse este trabajo de las grandes
avenidas del rio de Pastasa, cuyas aguas la llenan, y de otros
riachones, Sillay, Apaga y Acapirre, que en ella desaguan;
conque quedó toda inundada, no sólo en la tierra y sus islas,
sino en gran parto do la arboleda que las ocupa. Obligónos, no
sólo á mudar los puestos por algunas veces en que nos habla-
mos alojado, sino á armar en el último barbacoas encima del
agua, albergándonos en ellas ó encarcelándonos en su mucha
angostura, casi sin podernos menear. Y lo más sensible era los
vahídos do cabeza y otros achaques que las humedades y va*
pórés del agua tan inmediata á los cuerpos ocasionaban en ellos.
Agravábase esta incomodidad con el recelo en que se vivia del
dañó que nos amenazaban las islas portátiles y advenedizas
que arriba dije. Estas se fabrican (como ahora diré) en tiempo
do grandes avenidas: robando las orillas do los rios, la fuerza
de las corrientes arranca muchos árboles, de que vemos en
el río Marañon y en los otros inmensas palizadas. Do las que
trae el de Pastasa, que son en número y grandeza no infe-
NOTICIAS AüTÉNTIGAá DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓX. 331
riores á las del Marañon, entra gran parte en esta laguna^
donde quedan como estacadas. Cesan las crecientes, men-
guan las aguas, conque estas palizadas quedan asentadas en
lá tierra ó arena. Con la gran humedad, producen en breve
mucha y espesa arboleda, y á poco tiempo se hace monte
bravo. Pasan firmes y aferradas estas islas todo el tiempa
que duran los árboles ó palizadas que les sirven de anclas
ó amarras con que se aferran en la tierra; con el tiempo so
pudren y faltan^ conque quedan sueltas. En las grandes ave-
nidas, las aguas las levantan y se ven andar de unas á otras
partes, á donde el viento las lleva, sirviéndoles de velas los
árboles que encima sustentan. Si estas islas movedizas y vían*
dantes so allegan y abordan, como dicen sucede, á otras islas
y puestos donde están alojados los que navegan, los ponen á
riesgo de quedar anegados; conque el recelo por esta parte, por
ser las crecientes de este año tan sobresalientes, tíos ponia en
no pequeño cuidado. Lo que echó el sello ¿I nuestro trabajo y
con lo que más se agravó, fué la estrechura en que nos puso la
hambre, que parece quiso llegar al extremo. Ya dije arriba cómo
libran el sustento estas armadas en lo que se pQsca por los rios, se
caza en los montes y se halla en las chacras do los fugitivos y ci-
marrones; todo esto faltó, porque el pescado no pica en tiempo do
crecientes, por hallar en la tierra inundada los gusarapillos, lom-
brices y otros cebos que pueden buscar en el anzuelo. Lo turbio
de las aguas en tiempo de las avenidas priva el uso de la ñecha,
por no divisarse el pescado para tirarle. En los montes, por estar
llenos de agua, la caza ni se halla ni se busca. Por la mesma
causa no se pudo ni hasta hoy se ha podido topar, aunque so
han hecho varias salidas y despachos, ni cimarrones ni delin-
cuentes ni sus comidas ni chacras, por tener las avenidas total-
mente ocultos los caminos, borrados los rastros y ciegas las
veredas y todo inundado; conque nos hallamos sin ningún
recurso. Con esto hubimos de dejar á Rimachuma y salir al
rio á buscarlo. La niucha flaqueza, con la fuerza de las corrien-
tes, en que se hallaban las bogas ó remeros, nos impedia casi
totalmente el poder arribar; lo inundado de los montes, el
poder soplar candela ni salir de la canoa, aun parala más pre-
S88 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
cisa necesidad. Aquí amainó, descaeció y cayó mi poco vigor
de todo punto, poniéndome en estado de no poderme levantar, 6
desmayado con la hambre y falta de sustento, el calor natural
parece se me había apagado. En este mi mayor aprieto ocurrie*
ron á mi necesidad y caimiento dos soldados con unos pedazos
de armadillo [el uno], y con dos huevos el otro, que me dijo los
había hurlado viéndome padecer y para perecer. Ya sin fuer-
zas la armada para poder arribar, se topó con un coito pedazo
de tierra, aunque lodosa y mojada, pero no inundada. Alojóse
en él el real para pasar la semana Santa. Diósele por nombre á
€Ste puesto el Real del Tigre, por habérsenos entrado por medio
de la plaza de armas uno muy feroz con la seguridad que si en-
trara en su madriguera. Aquí se tuvo la Semana Santa, que fué
muy abundante de carne de el monte, y de todas las sabandi-
jas que en él se hallan, porque éstas, retiradas de las partes
inundadas, se recogen en los mogotillos más altos que no lo
«stán, como lo hicieron en este nuestro alojamiento, conque se
cogieron muchas. Vi en esta ocasión paseándome por él, lo
que ya había comenzado á ver, y aun á comer, días antes; esto
^, muchas ollas en los fogones llenas de monos, ratones, lagar*
ios, papagayos, y de cuantas inmundicias hay y se cogen en
estos arcabucos, hasta de hormigas y gusanos, sin perdonar de
las culebras aun á las más ponzoñosas, ocurriendo á este daño
con cortarles y arrojar la cabecilla donde tienen su veneno.
Vi que nada se extrañaba ni asqueaba y que se sustentaban
destas inmundicias, no solo los indios, sino también los solda-
dos españoles. Vi que nadie se ahogaba con ellas, conque, juz-
gando que á mi tampoco me ahogarían, y diciendo con el oiro
filósofo: Nihil humanum a me alienum judicavij entré en estas
viandas y paso ya corriente en su uso; sólo en la cabeza del
mono aun no he entrado, horrorizado de aquella figura tan de
hombre, que á no saberse lo que es, se juzgara por un negro,
que tal queda ya asada. También entraré en ella, porque yo
tengo reconocido, que de todo esto nos tenemos de valer sino
queremos perecer, pues en estos arcabucos no hay otro recurso
á que podamos aspirar. Ni lo tan cálido y húmedo de su clima
da lugar á que nada se pueda guardar, como lo tengo visto y
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 3»
reconocido, hallando podrido á la tarde lo que se cazó y pescó
á la mañana, si no se le acude con presteza con el beneficio de
la sal y humo, y ni aun de esta manera basta. Hecha la Semana
Santa, traté de mi viaje y primera entrada á Xéberos, según la
tenia asentada con ellos. Conferí mi intento con el mariscal de
campo y cabo Miguel de Funes, en quien hallé no poca resis»
tencia, representándome dos riesgos de la vida que daba no sólo
por probables sino por ciertos. El«uno, el entrar á Xéberos,
gente fiera, grandes matadores, caribes principalmente de hí-
gados, asaduras y corazones de hombre y que revolviendo con
el ají que molian, les daban aquella grosura y lustre mantecosa
que se veia en las olluelas, que, llenas de este género, vendian
en sus rescates á los soldados españoles. Que la paz que tenían
con nosotros era muy somera, mal segura y arriesgada, como
se habia visto en varias traiciones que de ellos se referían, con-
que nadie entraba en sus tierras. Que su ocupación y ejercicio
sólo era matar, cortar cabezas y bailarlas, conque tenian con*
movidas varias naciones. Y últimamente, que al principal ca-
cique le tenia probado delito y hecho causa de muerte, por ha-
berla él dado á dos españoles, que, cogiendo cacao en las juntas
de Pastasa, aunado con el cacique de Gocamilla, los habia
muerto, y que iba á riesgo de que hiciesen lo mismo conmigo.
Lo segundo que me propuso, fué correr el mismo riesgo y
mayor en la navegación que emprendía por el rio de Pastasa
del Marañen y Apena, para entrar á Xéberos, por estar en este
tiempo de crecientes hirviendo en enemigos bárbaros Ucayales
de la Gran Gocama, de donde sallan en grandes armadas nava-
les de 40, 60 y más canoas á matar cuanto topaban sin resisten-
cia, así por la muchedumbre de estos cosarios piratas, como
por su mucha destreza en el rio, donde el campo era todo suyo,
como se habia reconocido en tan repetidas matanzas conque á
la nación de los Mainas la hablan en gran parte consumido en
las juntas de Pastasa, siendo esta la causa de haber cobrado
tanto horror á dichas juntas en tiempo de invierno y sus ave-
nidas, que no los nombraban sin alterarse, atemorizarse y eri-
zarse (Soy testigo desto por haberlo visto, así en indios como
en españoles). No obstante estas propuestas , me cerré en que
adO BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
había de entrar ;1 esta nación, respondiendo á lo primero, que
parecía imposible que losXéberos me matasen, habiéndose visto
en ellos tan extraordinarias demostraciones de amor y deseo
de que entrase á sus tierras y los enseñase y bautizase, y que
más por ellos que por mí hablan de recelarse, recatarse y guar-
darse de ese caso, pues habían visto y velan la justicia tan viva
y sangrienta con los matadores Mainas, cuya sangre aun veían
correr por los rollos y horcas en que los descuartizaban, y por
las orejas, manos y pies y narices que los cortal)an, y que esio
bastaba para que en mí no se tuviese por temeridad la entrada
á esta nación, auque tan caribe como decían. Al segundo riesgo
de los Uoayalis Cocamas, le dije no era posible que dichos bár-
baros no tuviesen noticia ni supiesen de la armada tan refor-
jada de soldados españoles y de indios amigos que navegaba
dichos ríos tanto tiempo había, ni les podía faltar de los casti-
gos y justicias que se habían ejecutado y ejecutaban, y que
sus amigos y confederados los Cocamillas de Guallaga se los
habrían dado muy cumplidas, como su merced les mandó se las
diesen; couque sin duda no habrían salido de Ucayali, y cuando,
hubiesen salido, no vendrían ni se acercarían al Marañen, Ape- .
na y juntas de Pastasa. No se aseguraba nada el mariscal de
campo aunque más le decía, conque, diciéndome que si no n)ira-
ba por mí, mirara por él, que le habían de imputar cualquier
desmán y hacer suyo el delito que otros cometiesen porque me
dejó salir y arriesgar; y así, que si no era llevando una manga
de soldados que me hiciesen escolta, me suplicaba no saliese de
aquel real. Hube de aceptar el partido, por no contristarle y
que me dejase, couque el segundo día de Pascua, 5 de abril
de 1638, me embarqué y comencé mi navegación río abajo,
andando en pocas horas, por las grandes corrientes y furiosas
crecientes, lo que había gastado muchos días cuando subí. La
escolla ó manga de soldados que salió en mi compañía, á poco
rato la perdí de vista, ó por la grande anchura del rio, ó porque
cogió el rumbo por alguno de sus brazos, con el inconveniente
que diré. Llegó la hora do ranchear y lo hiciera de buena gana,
siquiera por aguardar á que llegasen; no se halló tierra en que
hacerlo, por estar toda inundada, conque fué forzoso el proseguir,
^
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 39.1
!a navegación. Cerró la noche y entraron con ella unas horro-
rosas tinieblas de pavor, que ocuparon los corazones de los
Mainas que me bogaban y no menos el mió. Fue la razón, que
reconociéndose eslos ya muy disLanlcs de las juntas de Paslasa
á quienes podemos llamar tajón y carnicería de los Mainas,
{por haber sido tantos degollados en ellas por los cosarios co-
camas de Ucayali) y viéndose ya sin la escolta en que libraban
su seguridad, se comenzaron á descaecer y pavorizar con som-
bras mortales. Ellos hablaban entro sí y en su lengua con voz
tan triste, lúgubre y baja, que apenas parece lessalia de la boca
ni la pronunciación. Entré en gran cuidado de si maquinaban
algo contra mí en aquella plática tan secreta. Poníame en este
recelo lo que lodos decían de'estos Mainas, quehabia tan poca
seguridad en los que nos acompañaban como amigos, como en
los retirados por lebeldes. Preguntaba varias veces á un Maina
ladino en lengua del iuga: ajuan, ¿que tratan tus parientes?»
Siempre me respondia que manáj que nada. Ya apurado de
mi recelo, con voz más alta y esforzada, le dije me habia de decir
lo que sus parientes trataban. Respondióme entonces: «lo que
dicen es que van derechos á morir y poner sus cabezas en ma-,
nos de Cocamas», y que era esto infalible, como lo enseñaba
la inundación tan general, con otras abusiones 6 invenciones
por donde estos bárbaros se gobiernan. Aquí fué el quedar yo
no sé si me diga peor que ellos. Confieso los efectos de mi fla-
queza, aunque los procuré en la ocasión encubrir y me procu-
raba alentar; cerraba la boca y la apretaba para que no me
oyesen dar diente con diente. Llegaba la mano á la cabeza y.
parece me espinaban los cabellos, tales estaban de erizados y
mi corazón tan poseído de temor y sombras fatales, que puedo,
decirse haUaba todo él en mí: Ubique pavor et plurima mor-
ii8 imago. Pasamos en estas fantasías tan congojosas algu-
nas horas, cuando, volviendo la cabeza rio arriba, divisé á lo.
lejos unas luces confusas de que di aviso á los indios. Dudá-
bamos si eran de luciérnagas ó nina-curus (1), que dicen los^
indios, porque á veces se perdían y otras aparecían. Oyósa
•
(1) Gusano (le fuego, en quichua.
892 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
algún murmullo, conque reconocimoá eran los soldados, que
armados con sus escaupiles, arcabuces y cuerda encendida,
abordaron luego con nosotros; conque se perdió mucho del
temor y entramos en aliento, que duró en mí poco, por el ac-
cidente que luego diré. Ya estaba la noche en buena altura,
debía de ser la mitad de ella, cuando llegamos á las juntas
del Pastasa, alojamiento, antiguo de nuestro real, en cuyo?
ranchos iba nuestra mira, para reposar algo y descansar; ha-
llárnoslos inundados hasta por encima los caballetes, con que
se frustró el intento y se puso en atravesar á la otra banda del
Marañon, en demanda de una barbacoa antigua que hablan he»
cho para troje de maiz; hicimoslo así, y habiendo atravesado^
desembarcaron todos, porque aunque estaba inundado el suelo,
no tanto en aquella parte y que no pudiéramos hacer pié. Fué*
ronse todos diciéndome quedase yo en mi canoa en tanto que
volviesen por mí, habiendo visto la disposición del camino y
estado de la troje; hícelo así, pero ellos no volvieron, ó porque
lo inundado del camino les emperezó, ó porque entretenidos en
apagar su hambre y necesidad tan antigua con unas mazorcas
de maiz que hallaron, se olvidaron; ó porque el cansancio y
sueño les rindió. Aguárdeles un rato y otro rato y tanto, que
entré en no pequeño cuidado. Diles voces; no se oian. Repetí-
las muchas veces, pero sin efecto. El verme solo enmedio del
mayor riesgo do Cocamas, me congojaba con demasía; enjam*
bres de mosquitos zancudos [plaga la más insufrible de este río,
en que hervía), me sajaban; la inquietud de la canoa no me
concedía el menor reposo, conque sin coger el sueño y gri-
tando pasé la noche. Llegó la mañana; vinieron los soldados;
diles mí queja, á que respondieron me habían estado toda la
noche posteando. Por no decirles lo que merecían, me sonreí
y lo dejó. Trataron de que fuésemos á la barbacoa, quise ha-
cerlo, pero la congoja, los mosquitos, las voces, la falta de sue*
ño y sustento me tenían tal y habían hecho tal operación y en
la cabeza tal perturbación, que ni tenerme en pió podía. Cui-
dadosos los soldados de lo que veian, me sacaron y llevaron.
Asáronme algunas mazorcas de maiz, que todos comimos, con-
que nos reforzamos y alentamos. Estando en esto, llegó una
NOTÍGIAS AUTÉNTÍGA.S DEL FAMOSO RÍO MARAÑON. 383
canoa de Xéberos que había hecho noche no distante de la mia;
venían muy azorados por el riesgo en que se habían hallado y
de que con bien habían salido. Este fué haberse topado con
Tabichechuma, que valaba (síc) fugitivo de su repartimento.
Habían ahorcado á su padre y á todos sus hermanos por prin-
cipales delincuentes matadores en la rebelión; por éste, que era
el menor, se pidió á lajusticialo dejara con vida; concediósela,
pero mal contento de lo que pasaba entre españoles, se huyó
con los suyos á los montes. De estos escaparon dichos Xéberos,
á quienes no vieron. Tampoco debieron oir mis gritos, conque
no se me llegaron ¡Gracias al Señor, que nos guarda! Algo
rehechos con el refresco del maíz, proseguimos nuestra nave-
gación, siempre armados de escaupil, arcabuz y cuerda encen-
dida, por el recelo á cada paso de topar con los cosarios Coca-
mas. Llegamos con ella al rio de Apena, y á día y medio que
navegamos, dimos en la quebrada que baja de las rancherias
de los Xéberos. En ella nos perdimos varias veces, porque inun*
dada toda hasta los árboles, se encubría la madre que habíamos
de seguir, conque todo era alucinar. Acabóse este trabajo á las
cuatro leguas de navegación, donde ya reconocimos por donde
caía y topamos con altos y tierra ñrme, donde nos rancheamos
con grande gozo, por haber salido de tanto afán, tanto riesgo,
lan estrecha hambre y tantas plagas. En este puesto hallamos
refresco de plátanos y yucas traídas de Xéberos, en cuyo puerto
entré el segundo día, de que se me llenó el corazón, por hallarme
como si hubiera salido de entre tinieblas espesas á un paraíso
ameno bañado del sol; tal me pareció este puerto y esta mon-
taña de Xéberos, que si bien toda ella es de arcabuco, parece
por su desahogo y claridad más ameno que pajonal, cotejado
con el de Mainas, de Pastasa y del Marañen, tan espeso y
ahogado. Fui caminando por buen camino enjuto y tieso á la
primera ranchería; el siguiente día á la del cacique principal;
ni á él ni á su hermano ni á otros indios de séquito los hallé,
con que pude asentar poco en orden á su población y doctrina,
que parece habrá de dar no poco trabajo, por la gran división
en que está toda esta nación, repartida en varias rancherias
distantes entre sidos, cuatro y seis leguas, algunas tres y cuatro
26
m BOLETÍN DE LA SOCIEDAD OEOORÁFIGA.
jornadas. El agasajo que hallé en los que alcancé á ver, fué se-
mejante al que dije al principio de este escrito. La tierra, aun-
que muy caliente, á causa de ser el suelo de arena, cuyos reflejos,
heridos del sol, son un fuego, lo templan las noches, que son
apacibles. Aunque es estéril para plátanos, maiz y algodón,
que no se da, se puede suplir esta falta en una isla, cinco le-
guas de sus casas, que la hace el rio Marañen, con más de se-
senta leguas de circuito, donde se dan esos frutos con abundan-
cia. Las aguas son muy saludables, y aunque no frias, menos
calientes que las de otros rios que de3aguan en el Marañon.
No hay mosquitos rodadores, zancudos, tábanos ni gegenes;
si unos que llaman enfadosos, por serlo mucho en meterse
por los ojos, narices, oidos y boca, si la hallan abierta; ven-
taja muy estimable en este puesto, por ser esta plaga tan co-
mún y tan molesta en casi todas partes y rio Marañen. Lo que
hasta ahora he descubierto en estos indios (dejando aparte el
ser matadores y caribes, que eso no se puede negar), no es tan
malo como corre entre los españoles; conque se puede esperar,
y yo lo confio y espero en nuestro gran Dios y Señor, que este
principio y primer paso y entrada á esta nación, se ha de pro-
seguir con felices sucesos en su reducción, enseñanza y bautis-
mo. También entiendo que se ha de lograr el primero en un
indio que hallé moribundo con toda la piel pegada á los huesos,
á quien instruí, y lo bauticé con mucho consuelo suyo y mió.
Este es, Padre mió, el discurso de mi viaje y misión en que
tanto y tan á manos llenas me ha dado el Señor en qué me-
recer con tan varios trabajos de hambres, incomodidades y ries-
gos, de que yo estuviera muy gozoso; pero como no está el ne-
gocio cu padecer, sino en padecer bien, como ni el valor de la mo-
neda en ser moneda, sino en serlo buena, de buena ley, de dar
y recibir, el recelar le falta esta buena ley á mi padecer, me
da mucho cuidado y aun pasa á congoja. El Señor me haga
misericordia y no permita que la escala de la cruz de trabnjos
y penas, que lo es para el cielo, como lo fué al buen ladrón, la
haga yo escala para el profundo, como le sucedió al malo, lle-
vándola con impaciencia, rabia y blasfemias. V. R. me solicité
esta misericordia con su diviua Magostad, que le guarde pai'a
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 8»
Cauto bien en la conversión de este gentilismo. De Xéberos 16 de
abril de 1638. — Siervo de Y. R., Lucas de la Cuevaí^, Hasta
aquí la carta.
Emprendió el P. Lucas su excursión á las rancherías para
reunirías en pueblo. Cada cacique quería que se hiciera 6a
Ja suya. Decidieron por fín que fuese en una en que cayó el
Padre enfermo sin poderse mover. Allí se alzaron primero
tinas cien casas, y aunque á duras penas, se concluyeron des-
pués las necesarias para toda la nación, que al fin se pobló
allí. El P. Gaspar Cuxia los visitaba de cuando en cuando,
como Superior, para animarlos y fomentar la obra; padeciendo
uno y otro Padre los mismos trabajos sufridos en los viajes de
reducción. El Diablo, por sus mohanes y hechiceros de Xébe-
ros, trató de deshacer la obra de los justos, cuyo fin era entre^
garlos a] espanto; cuando veia rezar y santiguarse al Padre,
decía que con aquellas señales llamaba desde sus tierras á los
españoles. Decidieron volver á sus montaraces escondrijos;
pero antes se lo avisaron al Padre, el cual les dijo que tenían
razón de hacerlo si temían y y que el iría con ellos á donde
fuesen para protegerlos. Este ardid los aplacó y no se fueron.
Otra vez, en una ausencia del Padre, habiendo entendido que
querían sacarle de la misión, fueron hasta Borja á pedir que
no se fuera, con tales ahíncos, que hasta el general se enter-
neció y alegró de ver que en los Padres estaba el sosteni-
miento y prosperidad de su gobierno. Llegó la reducion de
Xéberos á ser la más linda en policía y cristiandad de aque-
llas montañas, sirviendo de ejemplar á las demás. Por esta
causa, á los que de nuevo se .fundan se les propone que se
han de poblar y ser como los Xéberos, tomándolos por idea de
sus pueblos, iglesia y doctrina. El P. Cueva fué el más asis-
tente obrero en esta misión, y el que más trabajos de todo
género, hasta peligro de muerte, sufrió por ella. Esta gente,
aunque perciba, no conserva la fe sino con la asistencia con-
tinua. Y es tal su calidad, que teniendo Padre que les asista,
se pueblan, moran en sus puestos y pueblos y obran lo que les
importa; pero en faltándoles el Padre, se desparraman como
ganado sin pastor, por la natural inclinación que tienen á
996 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
paseos largos y á sus ladroneras antiguas y modo de vivir
distantes unos de otros, y á sus barbaridades, que las vuelven
á ejercitar fácilmente en viéndose sin quien les corrija y mire.
Esta plaga, general calidad de estos desdichados, la han tenido
los Xéberos, pues cuatro ó cinco veces que al Padre le ha sido
forzoso hacer ausencia á Quito, Lima y otras partes, por nego-
cios de la misión, los ha conquistado de nuevo y reducido á
sus pueblos y buenos estilos (1).
Esta reducion y sus anejos estuvo unos cinco años sin
que se tratase de bautizar toda la gente, sino á solos niños
y moribundos, hasta que estuvo bien poblada y dispuesta.
Pedian ellos el bautismo, diciendo (quizá por lo que en Moyo*
bamba los motejaban) que estaban como caballos ¿que cuándo-
los hacían cristianos? Las enseñanzas principales que le»
hacia el P. Lucas era el respeto y reverencia con que habiao
de entrar á oir misa, cómo habían de tomar el agua bendita
cuando entrasen 6 saliesen de la iglesia, con otros ritos qu&
debían observar como ya cristianos. Todo iba bien, cuando el
Demonio levantó otro torbellino, inspirando al curaca de los
Xéberos que el Padre les ponía nombres y los escribía en el
libro para entregarlos á los españoles, señalando los que á cada
español habían de servir, diciendo: este y este son para tal espa^
ñol^ aquel y aquel para el otro y etc. Hablaban entre sí coa
gran misterio estas pláticas, con las cuales encadenaban que
también era mucho trabajo cargar maderas tan grandes y pesa*
das para la iglesia y casa del Padre, etc. Sobre estas y otras
razones echaron el sello cinco Mainas, que por ese tiempo
aportaron á Xéberos^ sembrando algunas novedades. Uno de
ellos, llamado Muchupete, que sabia la lengua xébera por
haberse criado entre ellos, les dijo: €los españoles de Borja
están ya puestos en arma para venir y hacer castigo en los
Xéberos; han de ahorcar á N. y á N., caciques, y á los viejos,
porque en tiempo antiguo fueron matadores de Mainas y con-
sumido el ayllu de los Curilibas y de los Achipaures, indios
(1) Todo este párrafo es extracto no copia del texto del P. Figueroa.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MaRAÑÓN. 397
del gobernador; y á los mozos han de desnarigar, y última-
mente los han de sacar á todos y llevarlos á la Gran Cocama,
donde habrán de perecer, y los que quedaren acabarán en las
tarazanas de Borja. Así que ¿qué aguardaban y por qué no se
huían? Que huidos ellos, también los Mainas deseaban alzar-
se, y no lo hacían, porque los españoles se valían y reforzaban
con los Xéberos para buscarlos, como lo habían hecho en el
castigo, cuando se levantaron, y que, faltándoles los Xéberos,
no tendrían gente de quien valerse.» Para acabarse de rematar,
sucedió que por ese tiempo se levantó una tempestad de true-
nos y relámpagos que iba de las parles de Borja, indicio, en
estas gentes, de guerra, con que lo dieron todo por infalible.
Andaban en estos discursos y pláticas y el Padre nada sabia,
cuando una noche, á la mitad de ella, media hora después de
recogido el Padra, levántase de repente un loco alboroto en el
pueblo y comienzan á huir deshaylados (sic) unos por una
parte y otros por otra, tan sin concierto ni prevención, como
«i de improviso hubiera dado sobre ellos un ejército de ene-
migos, dejándose sus alhajas, hachas, cuchillos, sabandijas
{que estiman en mucho los que crian), y aun á sus mismos
hijos olvidados. Avisan al Padre; «¡Padre, Padre, la tierra se
levanta y amotina la gente.» Levantóse armándose cojq la
«eñal de la cruz. Salió á esperar el golpe y ver lo que era. Diér
ronle noticia de lo que pasaba, y pasó toda la noche esperando
á ver si lo venían á matar. Por la mañana vio su pueblo casi
todo despoblado, y á pocos días lo quedó del todo, porque se
fueron todos, quedando el Padre solo con un muchacho casado
que había criado y le fué siempre fiel, llamado Lucas, y un
mozo de Moyobamba, que le sirvieron de consuelo y algún
alivio para que no muriese con los achaques que en esta
ocasión se le recrecieron. Ofreciéndose el Padre al riesgo,
fué en seguimiento de los fugitivos á una laguna y quebrada
donde se embarcaban, por ver si los podía desengañar y sedu-
cir con razones. Fué inútil, y al tercero día se volvió por otro
camino, cargando el hato él y tres indios que se habían que-
dado. En el tiempo que estuvo ausente entraron algunas veces
algunos indios, que serian de los de más mala intención, con
906 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
armas, á buscarle en su casa, y por haberse vuelto por otra
camino, no se encontró con los que le buscaban.
Estuvo muchos dias en este desamparo, albergado en el
soberado de la casa, por que no le cogiesen dormido con faci-
lidad, en que cayó enfermo gravemente , sin tener persona
con quien ponerse en camino, ni modo, aunque la hubiera,
por falta de canoas, que las habían llevado los fugitivos, y de*
quienes se consideraba rodeado y cercado por todas partes y
caminos; por la misma causa no tenia con quien enviar á
avisar á la ciudad, para que le socorriesen; hasta que asoma*
ron por el puebla dos viejos que F.e criaron con los Xéberos^
aunque eran de diferente nación , habidos en tiempos pasados
por cautivos en sus guerrillas. Con éstos, ofreciéndoles buena
paga, se animó el Padre á escribir un papel á cualquier espa-
ñol que encontrasen. Pusiéronse los dos viejos en camino, y
por serlo, no podían bogar ni andar á prisa, como el negocio
lo pedia, sino que se tardaron quince ó veinte dias para llegar,
no á la ciudad, sino á poco más de la mitad del camino, á una
laguna á la boca del rio Potro, donde á la sazón estaba el
teniente general, que habia bajado de la ciudad á una pesca,
para la cual tenian por convidado al P. Gaspar de Guxia con
algunos soldados vecinos de ella. Visto el papel y lastimados
del suceso y de lo que el P. Lucas de la Cueva padecía, con la
gente que tenian presente y enviando á Borja por más solda-
dos que después les siguiesen, se pusieron en camino para
Xéberos por un varadero ó travesía, varando algo más de dos
leguas las canoas; por ser camino más breve. Estaba el P. Lu-
cas enfermo en la cama y soberado alto, donde digo se habia
guarecido porque no intentase algún indio alguna barbaridad
fácilmente; en su compañía el muchacho Lucas atalayando de
continuo por una ventana y mirando hacia el camino que va
de los Maínas, á ver si parecía alguna persona. Estaban dudo*
sos entre esperanzas y recelos del despacho de los dos viejos,
con bastante fundamento de que no habrían proseguido su
viaje, cuando un día, estando el muchacho mirando al cami-
no, alegre de lo que veía dice: cPadre, Mainas, Viracochas».
Los cuales iban saliendo á la deshilada todos de la ceja de la
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MAR ANÓN. 899
montaña y árboles á lo descombrado del pueblo. Dispara-
ron algunos arcabuces, costumbre que tienen los españoles
cuando entran es estos pueblos de indios. El P. Lucas, con
el alborozo, cobró alientos y los tuvo para levantarse y salir
á recibirlos, bajando de su guarida. Duráronle poco, porque
á una hora que duraroa las salutaciones, abrazos y lágri-
mas, volvió á caer, y prosiguiendo el achaque, llegó á estar
sacramentado, sin poder pasar sustento alguno ni habia cosa
más á propósito que darle sino unos granos de maiz que
cocidos enteros, le ponían en la boca. Fué Dios servido de
que mejorase para que con el discurso del tiempo trabajase
más y padeciera otros semejantes en orden al fomento de estas
misiones.
Poco después de esta mejoría, comenzaron á volverse los
fugitivos bien castig:ados y azotados de los mosquitos y hambre
que padecían fuera de sus casas, en especial las mujeres, y con
un bando que echó el teniente general de que á todos los que
hallase fuera de sus pueblos les habia de llevar á Borja á que
sirviesen á los españoles, se redujeron, excepto algunos que se
hablan retirado á varias partes y á la Gocama de Ucayali, que
también volvieron á sus tierras cuando se pacificó aquella
provincia. También se redujeron los Paranapuras y los Coca-
millas, que todos se habian metido y entrado en estas revuel-
tas y alborotos. Buscaban los españoles por los rios y retiradas
álos recios (sic, reacios) y rebeldes que no trataban de irse
á sus pueblos, ejecutando lo que en el bando se les habia
amenazado. Pero finalmente, en lo que vino á parar todo, fué
en que todos se fueron á vivir en sus pueblos sin que quedase
alguno en Borja ni en otra parte. Una carta dejaba escrita el
P. Lucas de la Cueva, en que daba razón al Padre Superior,
á lo largo, de este suceso, de las personas y circunstancias.
De ella me ha parecido trasladar un capitulo, porque dice el
aprieto y ánimo con que se hallaba y porque toca muchos
de los puntos que refiero con este Informe. Habiendo dicho
los motivos que tuvieron los Xéberos para su alzamiento y
fuga, de que hice mención arriba, dice:
€No dudo sino que fue motivo éste grande; pero lo que yo
400 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
»digo 7 con gran fundamento imagino, es, que les levantó el
«mismo Demonio, haciéndoles duro é insoportable el yugo
•suave de nuestra Santa Ley. Sintió, sin duda, este enemigo mu-
»cho el ver levantada en estos Hyermos (sic) y oficinas de su
•maleza una iglesia la más hermosa que se ha hecho en mon-
•tañas y que pudiera parecer bien donde quiera. Sintió más
•el ver bautizadas en ocho dias 250 almas. Sintió mucho el ver
•esta plaza asistida de gente en unas procesiones en que se can-
•taba, la dotrina y catecismo en altas voces; y asi rabió y se
•exasperó, persuadió é instó con rabia infernal á estos pobres,
•pegándoles hastío á la ley que se les enseñaba. Gomo ellos
•han vivido tan á rienda suelta en sus anchuras, persuadió-
•ronse fácilmente. Decirles, Padre mió, á éstos han de acudir
•á dotrina, han de oir misa las fiestas, han de tener sola una
>»muger, no han de repudiar cada dia á la que lo es legítima,
•que no han de matar ni bailar cabezas, ni comer los hígados
•y corazones de los que matan, con los demás preceptos do
•nuestra Santa Ley, durus est hic sermo. Querer quitarles que la
•mtto de las tortugas (1) no salgan y la gasten en los arenales
(1) MiUt (vez tanda, turno en quichua) de las tortugas es el tiempo que cada
año, en la época del desove de las charapas y charapillas 6 tarieayasae tomaban los
indios ó tenian que concederles sus misioneros, para mudarse á las riberas expla-
yadas y arenosas donde dichos quelonios acuden en número incalculable á cum-
plir aquel acto de la reproducción de su especie. En ellas se establecen los mita^
yos por grupos al abrigo de ligeras ramadas y pasan alegres días buscando los
nidos ocultos bajo la arena, extrayendo la manteca de los huevos, que pisan en
las canoas, como la uva en los lagares, para que suelten el exquisito aceite en
que abunda la yema y pueda recogerse, cuando sobrenada, con pilches ó cascos de
totumo^ y comiendo á saciedad (y saciedad indiana) de la sabrosa y suculenta
carne de las hembras; de las cuales apartan y reservan las que al fln de la mita
han de conducir de regreso á sus pueblos, para surtir las charaperas ó cochas
acorraladas, especie de piscinas ó viveros salvajes, una de las raras despensas
que hacen excepción á la ingénita incuria y natural indolencia de aquellas
gentes.
Su periódica emigración á las playas de sus ríos , así en el Amazonas y los que
le tributan, como en las cuencas fluviales del Orinoco y Magdalena, á caza de
tortugas, obedece á un instinto tan irresistible como el de los mamíferos, pájaros
7 otros animales que viajan de Oriente á Occidente ó viceversa á través de las
selvas espesísimas que aquellos bañan, en busca de los frutos de su alimento,
agotados ya en una zona y próximos á su madurez en la inmediata; y gracias á
^ta fenómeno puramente zoológico, puede observarse á veces otro etnográñco de
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 401
»del Marañon, Pastasa, Guallaga; que la mita de los zapotes
»no la gasten en los montes, y asi las demás mitas y tempo-^
iradas que les meten en sus anchuras, es quererse oponer á
»las más furiosas corrientes; y asi digo, que aunque estas
icosas no se les habia.dado á entender con fuerza ni castigo,
•porque no era tiempo, sola su simple proposición les pareció
»tan recia, que les obligó á atropellar con toda consideración
»y hacer una tan bárbara fuga como he dicho, sin reparar en
«dejarme á perecer en estos desiertos y en querer matarme
»los mesmos á quienes habia favorecido con tantas ventajas,
• pues, arrastrándome y muñéndome, anduve mas de 50 leguas
•de tierra á pié, sin las del rio, por ir á Moyobamba, atra ve-
rsando los cerros y cordilleras de aquel tan áspero camino á
•que ellos mesmos tienen horror, y sacarles de entre los tornos
•de aquellos ciudadanos los hijos y mujeres que les hablan
•cautivado, sin dejar una sola pieza. No esto ni el estar hecho
más curiosidad: que durante el desove de laa charapas vivan vecinos y en buenas
relaciones internacionales tribus y castas que se odian á muerte, pero que depo-
nen sus rencores y olvidan sus deudas sangrientas mientras comen á costa da
un tercero que no ha de reclamarles daños y perjuicios. Resultado también, aun-
que indirecto, de aquella natural inclinación, es posibilitar las contingencias de
que el viajero estudioso vea , coinunique y conozca naciones que habitan en lo
interior de los bosques y remotísimas de los ríos, en cuyos arenales no parecen
sino con las charapas.
Por consiguiente, nada más disculpable (y asi lo entendieron los sagaces misio«
ñeros jesuítas) que esa pasión de los tiernos neófitos de Mainas por la mita de las
tortugas^ ocasión para ellos de trocar por nutritivo y abundante sustento y por la
vida ancha, libre, fácil, tan propia de su genio, con que sin condiciones les rega-
laba la Naturaleza, la dieta irregular y sobria de sus reducciones cristianas y la
mecánica frecuencia del Pater noster^ del Áw María y otras oraciones, en cuyo
piadoso ejercicio hubieran podido reemplazarles los loros y papagayos que dejaban
en sus viviendas.
Las tortugas ñuviátiles del Amaionas suplen aun hoy día (para mi gusto ven-
tajosamente) la vaca y el carnero de nuestras tablajerías. Al acercarse los vapo-.
res de las lineas peruana y brasilera á las recaladas de su itinerario, lo primero
que ven los pasajeros es, á una parte, largas hacinas ó rimeros de zoquetes de
leña destinados á alimentar los fogones de piróscafo; á otra, en la playa más
próxima al desembarcadero, unas cuantas docenas de charapas con el peto 'hacia
arriba y pataleando inútilmente, hasta que llega el despensero y las libra de aquel
martirio, conduciéndolas á bordo para que presten su sustancia á los platos fun-.
•damentales de la característica vianda de aquella navegación. Por 16 menos, esto*.
sucedía cuando yo bajé de Tabatinga al Para el año 1865. - ' - i^
408 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGIUFIGA.
»su defensor y tributario , pues en tierra donde , como V. R*
•sabe, se padece tanta nervosidad, que he llegado á veces d
>Io último de sola hambre, sustentándome, por gran regalo,
>de sus raices desabridas, ratones y las demás inmundicias,
Bcon toda esta necesidad he partido con ellos de la limosna
ique Y. R. y los de Borja me han hecho, y aun tenia enta-
»blado darles limosna esta semana á los más pobres, yéndolen
ȇ curar personalmente en su enfermedad. Nada les fue estorba
»para no sacar á plaza su fiereza, tratar unos de matarme y
•otros de atarme, y si esto no lo han ejecutado, veo no es falta
»de voluntad la suya, sino gran misericordia de Dios en que-
•rerme dejar disponer y enmendarme de mi tibia y relajada
•vida. Nada, como digo, les estorbó ejecutar tanta maldad
•y, antes de ejecutarla, buscar otros medios, como apartarse
•de la sujeción evangélica, pues unos fueron á buscar la Cam-
itpana del Supay (1), para bebería é irse á vivir debajo de
•las aguas á pasar buena vida como sus parientes, dicen, lo
•hicieron; pues una de sus poblaciones se tornó laguna, á
•donde se hundieron sus habitadores á vivir con gusto debajo
•de las aguas, por haber bebido dicha yerba de la campana (2).
•Otros fueron á bañarse con aguas de yerbas y cachas (3), para
•no ser vistos ni descubiertos de cristianos; y al indio Guamce,
•en una de estas estaciones se lo llevó el Demonio, no dejando
•otro rastro de él sino sus pisadas^ á los principios de hombre»
•más adelante de niño y luego se formaron de tigre. Estos son
•los medios que estos bárbaros han tomado para huir, como
•he dicho, del yugo de nuestra santa fé; este es el estado ex>
•que está la tierra, sin un Xébero solo en toda ella. Yo, Padre-
»mio, ya ve Y. R. el que tendré de tanto trabajo, sobresaltos y
•aflicion, cada hora esperando al enemigo, sin menearse una
(1) Campana del Diablo; floripondio.
(2) En el Hombre blanco jr signo de la Crut^ etc. íCongris International der
Ámtricanittee.^ Compie rendu de la troisiéme seasion.— Bruzelles, 18^39: 1. 1, pá-
ginas 589-9Í), hay un pasi^e que ae refiere á etta laguna, tomado de la Historia de
las reducciones de Miainas^ escrita por el P. Carlos Brentano, con el titulo de Lopo^
leri Amaumici,
(8) Kacha, hierba seca comestible.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RfO MARAÑÓN. 40a
jimata ó el más mínimo ruido, que no entienda está ya sobre
»mí, aguardando á cada hora el golpe de su Divina Magestad
i¡Hágase, hágase su Santísima voluntad! El medio que la
Aprudencia humana parece dicta en esta ocasión, es )a fuga
»y retiro de la tierra; cierra á esta resolución la puerta el
ihallarme aislado por todos caminos; estóilo para Borja, por
>estar 80 leguas de navegación y no tener ni quien me bogue
»ni canoa en que poder entrar, por haberme hurtado cuatro
>Ios amotinados; si quiero tirar á Moyobamba, son 60 leguas,
ipor tierra con ásperas cordilleras que me lo imposibilitan,,
fia mas de no tener canoa en que navegar á Paranapura y
>Rio de la Sal; á más de que el dicho rio Paranapura y Apena
«están hirviendo de enemigos, porque los rebeldes, unos
stiran hacia Aunaras y Cocamas, otros hacia Paranapuras,
iNovambis y Chayavitas; y cuando estas dificultades se alla-
maran, me estorba ya totalmente mi falta de salud, que tan-
itos trabajos atrasados, tantas hambres, tantas mojaduras y
«ciénagas hasta la cintura, tantos sustos y sobresaltos me
«tienen tan consumido y acabado, que apenas puedo ya tener-
•me en pié para decir misa, en la cual hasta ahora no he
«faltado, si bien muy breve, á solas, por tener al muchacho
«por espia para ser avisado si biene el ática (1). Este es,
, «Padre mió, el suceso de la tierra, sus rebeliones, inquietu-
«des, causas de ellos y sus autores. Queda este papel encima
«del ayiinal de la iglesia, para que, si después de mis dias so
«vinieren por acá, se sepa la verdad, que será fácil de hallar,
«por el rótulo que dejo escrito en el mesmo aytinal. Yo, Padre
«de mi alma, espero cada dia acabar en manos destos indios^
«y cuando no de ellos, porque con mi falta de salud voy muy
^apriesa desfalleciendo, consumiéndome' y acabándome. Lo
«que con todo el afecto de mi corazón y en reverencia de la
»Pasion acerbísima y sangre preciosísima de N.® S.'' Jesu-
«cristo, pido á V. R. y á mi Padre Francisco, es, que aunque yo-
«muera á manos de estos bárbaros, YV. RR. no los dejen ni
«se ausenten de ellos ni triunfe Satanás después; el que yo-
(1) Enemigo, traidor.
404 boletín de la SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
•muera será para mejor y más aumento y acrecentamiento.
•También les pido encarecidamente sepan luego los nuestros
•de mi muerte, para que sea ayudado con sus santos sacrifl-
»cios y oraciones, según nuestra santa Gompañia lo ordena.
•Guarde Dios á W. RR., Padres mios. En la Limpia Concep-
•cion de Xéberos á 9 de octubre de 1643. — Lucas de la Cueva.»
Este es el capítulo de mi referencia. El indio llamado Guam-
«e, que dice se lo llevó el Diablo, pareció al cabo de mucho
tiempo, refiriendo las estaciones por donde el Espíritu maligno
le habia llevado. Probablemente se puede creer todo.
Volvieron, como dije arriba, los fugitivos, y porque no que-
dasen sin castigo de la justicia, el teniente general de Borja
lo hizo, si bien los que lo merecían de muerte, pareció por
entonces y oslar las misiones tan tiernas en sus principios,
que bastaba para su corrección y aviso, dárselas á tragar en
las horcas, intercediendo los Padres para librarlos. Y han
quedado con tanto temor, que hasta hoy tiemblan de sólo
haber visto las horcas en la plaza de Xéberos y del paseo con
que los sacaron hasta las escaleras, y agradecidos á los Padres,
en especial .il Padt*e Gaspar de Guxia, quien les asistía y dis-
ponía á los sentenciados cómo para morir, y con prudentes
trazas y ruegos dispuso también el que les perdonasen las
vidas, de que perseveran reconocidos.
Después de estos lances han quedado los Xéberos tan asen-
tados, que se han dotrinado y domesticado tan bien como dije
arriba, y son los má» fieles para los españoles y Padres, sir-
viéndoles con fidelidad en las armadas y descubrimientos que
se hacen para pacificar nuevas naciones y reducirlas ai Santo
Evangelio, y están por particular merced reservados de visita
y tributo, dedicados solamente á las cosas de guerra y serví-*,
tío de los Padres en lo tocante á reducciones y descubrimien-
tos. Entran en este privilegio los Cocamas de Guallaga y los
Paranapuras; conque no sólo se les ha seguido provecho para
sus almas y su salvación, sino para las de otras naciones, á quo
ayudan y concurren, como dicho es, con fdicidad [fidelidad?]
y sujeción ; y son como frontera que tiene la ciudad para su
resguardo y de los Padres, para que otras gentes no se atrevan
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 405
á intentar alzamientos y barbaridades, porque ven que tienen
los españoles gente fiel de quien valerse cuando los intenten.
Hanse entablado en policia y doctrina muy bien; y siendo
asi que en tiempos pasados andaban desnudos, las mujeres
con sólo una pampapanilla que les cubria de la cintura para
abajo, los varones á lo más con un capuz ó saco como costal
largo abiertas ambas cabeceras, en que metidos y encostala-
dos, lo colgabau desde los hombros, cubriéndoles el cuerpo^
dejaban el pecho y vientre descubiertos, no avergonzándose
cuando les daba la gana de andar desnudos en cueros (1). Este
traje es común en las naciones que se han descubierto de
aquellas que usan vestirse, que todas lo usan y también el
andar desnudos en cueros cuando se les antoja; y más común
el cordelillo, que les da vuelta al cuerpo, atado por bajo de la
cintura, en que añrman las partes indecentes, por evitar en
algo la demasiada inmodestia; de este cordel usan y no lo
dejan aunque están ya vestidos con camisolas y calzones (2).
Ahora lo están los Xéberos al uso de los indios del Perú, y no
con malas galas, asi de las que tejen y pintan de algodón^
como de las que han adquirido las veces que han salido á
Quito, y otras de Moyobamba. Saben rezar todos, excepto los
muy viejos. Oyen misa los domingos y fiestas de guardar y
muchos todos los dias, por su devoción. Rezan en los palios de
sus casas todas las oraciones de noche en voz alta, que es de
sumo consuelo oir tantos y tan buenos coros al tiempo que
tocan las Ánimas (3). A los niños y mozos se les reza en la
iglesia con mucha puntualidad todos los dias, por la mañana
en la lengua del inga, y á la tarde en la materna, en que
también se les dice el catecismo. Los niiércoles, viernes y
domingos hay doctrina general para todos. Los domingos por
la tarde no so les llama á doctrina, y les sirve como asueto á
(1) Así, interrumpido el inciso.
(2) Como que su objeto no es rendir un tributo, aunque ligrero, á la honesti-
dad, sino suspender las partes genitales, euyo peso ó balumba, cuando cuelgan,
les incomoda en las marchas, cacerías y otros ejercicios montaraces. /
(8) Esta costumbre dura en los indios del Ñapo.
406 boletín de la SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
los niños. Para los aprendices hay maestros, varones para los
varones 7 mujeres para las mujeres, divididos en clases, en
que, después de haber rezado en la doctrina, so les enseña
á unos el Pater noster^ á otros el Ave María y á otros el
Credo, etc., y pasan de unos á otros conforme han apren-
dido, tomándolos á sus tiempos el Padre cuenta de todo, corri-
giendo y castigando á los descuidados. Tienen sermón y plá-
tica todos los domingos y fiestas principiles. La Cuaresma
confiesan y los que son más capaces comulgan.- La confesión
la hacen preparándose para ella con atención, silencio y retiro
y buena distinción de especies y número de los pecados.
In articulo mortis se les da á todos la sagrada comunión por
viático, y á muchos entre año, que en algunas fiestas comul-
gan por su devoción.
Celebran fiestas del año, la de su titular de la Limpia Cpn-
cepcion de Nuestra Señora y la del Corpus, ambas con proce-
siones, danzas, flautas y otros festines y adornos, añadiendo
á la del Corpus los de los altares y castillos hechos de flores y
ramos, frutas y pájaros y otros anímales, y las calles enrama-
das con arcos de palmas.
La Cuaresma, fuera de las procesiones de doctrina, que
hay y se hacen cada semana una vez, tienen la de el Viernes
Santo, á que todos acuden, unos con cruces cargados, otros
azotándose y haciendo varias penitencias y los demás con
luces de cera negra, y los que no la alcanzan, las llevan de
copal, sin que quede alguna persona que no Heve luz, puestas
todas en orden de dos hileras. La Pascua de Resurrección la
celebran con procesiones y las mismas luces, danzas y regoci-
jos, etc. Causa edificación y consuelo ver solemnizar estas
fiestas y obras de cristianos en medio de estas montañas,
donde en tiempos pasados no se veían sino fiestas y bailes con
abundantes bebidas á las cabezas de los (]ue entre guerrillas y
malocos mataban de otras naciones, en que era extremada esta
de Xéberos, más señalada que otras en semejantes matanzas,
destruyendo varias provincias de este contorno del Marañen;
y habiendo sido seminario do crueles barbaridades, hoy lo es
de doctrina cristiana y sirve de ejemplar y ayuda para que
NOTIGíAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 40f7
Otras se reduzcan y se hagan cristianas; y habiendo vivido tan
á su voluntad y ñeras costumbres, al presente están en suma
sujeción, que aun para sus paseos en tiempo de tortugas,
frutas, pescas y otras cosas necesarias á su sustento, piden al *
Padre licencia, quien les señala los dias que han de tardar,
porque no falten muclio de sus casas. También la piden para
sus bebidas, que son de ordinario los domingos y no pasan de
la hora en que les tocan las Aves Manas. Con que se evitan
casi del todo las embriagueces, asi porque no excedan dema*
siado en sus bebidas, sino porque las que usan no son fuertes
y se destetan y crian con ellas, sirviéndoles de sustento ordi*
nario, con que no les hacen tanta impresión como álos que no
están acostumbrados. Rarísima vez, ó casi nunca, se ve un
Xébcro caido y perdido el juicio con embriaguez.
La iglesia que tienen fabricada es famosa y vistosa, no
tanto por lo subido de sus materiales^ riqueza y primor del
arte en sus pinturas, como por la curiosidad, limpieza y aseo
con que está en su altar y ornamentos y en las pinturas, que
son de colorado sobre blanco, las cuales renuevan cada sema-
na personas que hay diputadas por esto, quitando cualquier
mancha que se haya hecho y enluciendo cualquier parte que
se haya deslustrado; con que por esta causa siempre parece
nueva y siempre agradable. Hase conservado hermosa, tan
vistosa y de tanta devoción, que apenas se hallan epítetos de
excelencia con que no la califíquen, diciendo unos es el ünico
consuelo en estas partes tan remotas y retiradas; otros el
relicario de estas montañas y arcabucos; y todos que pudiera
parecer en las ciudades mayores, más populosas y de más
aventajados templos; y loque generalmente se reconoce es,
que cuantos entran en ella se hallan movidos á devoción y
ternura; con que noticiosos, por lo mucho que han oido, mu-
chas personas de partes muy distantes han enviado para con-
currir á su adorno y se halla enriquecida de algunos ornamen-
tos costosos de tela, lama y otras sedas, y do candeleros y
vasos por el culto divino y otras cosas de plata y muy lind;is
campanas. En el aliar esta colocada una hermosísima imagen
de escultura de la Limpia Concepción de Nuestr^^ Señora, que
408 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
envío el P. Alonso de Rojas desde Quito, diciendo que la
enviaba en su lugar, ya que personalmente por su imposibili-
dad no podia venir á la misión. Está puesta en un vistoso
nicho con su^ cartelas embutidas de conchas y salpicadas de
oro batido. Debajo de él un sagrario en forma de águila, con
el mismo adorno de conchas y oro. Ambas piezas dan mucha
hermosura al altar de la iglesia.
Tiene esta reducción tres anejos, de adonde acuden á ella
la gente los domingos y fiestas á oir misa, doctrina y sermón.
Son el de San Pablo de los Pambadeques (que también llaman
Guallaga); el de Santo Tomé de los Gutinanas, y el de San
Josef de los Ataguates, todos con sus iglesias y campanas,
donde rezan y dice misa el Padre cuando va á sacramentar á
alguno. Por todos llegan á 800 personas, rebaja á que les han
traido las repetidas pestes, de mil y seiscientos que eran.
Tienen también sus regidores, alcaldes y alguaciles, con cargo
de que los ha de confirmar el teniente general de Borja; fuera
de los fiscales, que con vigilancia cuidan de lo tocante á la
doctrina y los nombra el Padre. Hay cárcel bien hecha, con su
cepo, donde prenden y castigan á los delincuentes. Para todo
los dirige la justicia de Borja y con más asistencia el Padre,
porque, como bárbaros, no yerren en lo que con justicia pue-
den hacer.
Por imposición del gobierno de Borja hacen de comunidad
sementeras y chacras de yucas, plátanos, maiz, barbasco,
algún algodón para vestirse, casas de vivienda y otras cosas
necesarias de vivir, en lugar del estipendio que deben pagar
para el sustento del Padre que los doctrina. En tierras tan
pobres y desvalidas no hay otro modo para sustentarse ni se
hallara por dinero, que no corre ni hay en ellas. No ayuda
poco para el sustento, el haber dispuesto la justicia que cada
semana acudan los indios que llaman mitayos á buscar algo
en los montes y quebrados y cada día lo traigan al Padre. Asi
lo hacen, trayendo ya el mono, ya el papagayo y otros pájaros
y animales, 6 el pescado, palmitos y varias cosas de montería
y frutas que se hallan en los bosques y quebrados. Esta traza
se estima en mucho, por ser socorro cuotidiano en tierras
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 400
donde se halla muy mal para cada dia, si no es por este
medio; porque, aunque es verdad que hay algunas veces en
abundancia, esta se acaba ó se pudre en breve. Van á una
pesca y echan el barbasco en una laguna ó quebrada, y cogen
en tan la cantidad el pescado, que no pudiendo todo beneficiarlo
salándolo, dejan mucho podrido y perdido; vuelven á sus
casas con el que han beneficiado, y á pocos meses se les acaba
todo ó daña y entran en nueva necesidad. Así pasa en otras
cosas, con que la penuria es más cuotidiana que la abundan-
cia. Las mismas tierras, en sus sembrados, si dan copiosamente '
sus frutos, á las segundas siembras amainan, y ios frutos que
se cogen en las cosechas, á pocos meses se corrompen ó se
acaban. Por esta causa usan mudar las sementeras en nuevas
tierras, tomando el trabajo de limpiar y desmontar la espe-
sura de montaña brava y su grande arboleda, dejando, las
que una vez sembraron, por muchos años, porque quedan
cansadas y sin vigor, hasta que crie nuevo monte, y se valen
de frutas de estos bosques y de trazas y diligencias porque
no les falte el sustento. Los mismos altibajos que padecen
las cosas propias de la tierra, se hallan con más razón en
las que se meten de fuera, pan, queso, vestuario y otras de
que, cuando hay comodidad (que es raras veces), entra can-
tidad; pero en acabarse presto y podrirse van á la par por la
misma causa que las de por acá, que es lo cálido, húmedo y
destemplado de la tierra. Aun el ganado vacuno padece seme-
jantes menguas. Hanse metido de las partes de Jaén algunas
cabezas á estas montañas y ciudades de Santiago y Borja;
pocos, porque no hay pajonales en que se crien. A esta reduc-
ción de Xéberos se metieron con mucho trabajo y venciendo
dificultades de sus malas entradas é incomodidades de las em-
barcaciones, dos terneras y un ternero; después algunos más,
de modo que llegaron á 10 cabezas, para probar á ver si medra-
ban en unos pajonales que en esta tierra arenisca de Xéberos
se crian en las rozas viejas y duran algunos años, hasta que
crece de nuevo el monte y arboleda. Este poco ganado, á los
primeros dias engrosó tanto, que era exceso de gordura, según
estaba de medrado. Los primeros partos no se lograban, y se
27
410 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
atribuye á la demasiada gordura de las madres, con que salían
los becerrillos tan tiernos y delicados, que no podian tenerse
en pié, sin poderse levantar á mamar, y así se morian. Des-
pués comenzaron á lograrse y multiplicó el ganado hasta más
de 100 de cabezas, de que se repartieron algunas á otras
reducciones y se mataban para comer; hacíanse también
quesos, que suplían la falta que de ellos hay en estas tierras,
de cuyo suero sallan muy gustosos requesones. Eran hasta 75
cabezas las que perseveraron en Xéberos; han descaecido de
modo ahora, que no ha quedado la mitad, y prosigue con su
mengua, muriéndose de flacas, fuera de algunas que han sido
ayudadas á morirse con lanzadas y veneno de las cerbreCanas
(sic), que algunos indios han intentado, hiriéndolas, por el
daúo que reciben en sus sembrados 6 por sus antojos; y por la
gran plaga de murciélagos que hay.
Mediante estos indios se ha procurado solicitar otras na-
ciones á que acudan coa fidelidad. Así lo hicieron con los Cu-
linanas, que es uno de sus anejos. Trataron de irles á hablar
dándose por parientes de ellos, en orden á traerlos á esta re-
ducción de Xéberos, con licencia que tenian del justicia y del
Padre; porque conviene que semejantes acciones no las hagan
sin esas licencias y registros. Fueron caminando algunos dias
por el Marañon abajo, y subiendo por una quebrada que de-
sagua en él, con intérpretes, que tenian uno ó dos de la misma
nación, hallándolos en sus tierras, les propusieron lo que pre-
tendían en orden á la amistad, convidándoles á que se vinie
sen á vivir en Xéberos. Quisieron los Guti nanas asegurarse
más y enviar unas seis personas de los suyos á ver que tierra
era la de los Xéberos. Así se volvieron por entonces con estos
exploradores los Xéberos que hablan ido. Los dichos explorado-
res, habiéndolo visto todo, satisfechos de tierras y gente, die-
ron vuelta á las suyas con una tropa de Xéberos y el cacique
que tenia á su cargo esta facción. Dijeron los Gutinanas á sus
parientes mucho bien de las tierras y gentes de Xéberos, que
era el suelo tieso y seco, dormían seguros y sin recelo do ene-
migos. Gon estas nuevas, pénense en camino casi todos, chicos
y grandes, que serian unas cien familias, cargando las comi-
íNOTIGUS auténticas del famoso río MARAÑÓN. 411
■
•
das que pudieron, hasta llegar al punto donde habían dejado
las canoas, que estaba distante de sus casas. Dispusieron la
•cosa á lo bárbaro, porque faltando canoas para toda la gente,
hubieron de enviar á Xéberos por ellas, tardando muchos días,
por ser la navegación de rio arriba; mientras las traían, consu-
mieron las comidas; con pocas de ellas se embarcaron y se pu-
sieron en camino, con que por el trabajo y penuria llegaron
al pueblo de Xéberos gandidos (1) de hambre, por haberles
faltado el sustento, y enfermos muchos. Teníalos á todos el
cacique xébero referido alojados en su casa y otras de su
parcialidad; hacia lo que podia para que no les faltasen las
comidas y bebidas, pero no alcanzaba para todos y tantos.
El P. Lucas de la Cueva, viendo el aprieto y necesidad en
que estaban , propuso en la iglesia á los demás del pueblo
cuan bueno era usar de la caridad y socorrer á los necesitados,
y que importaba hacerlo con los muchos huespedes que se
veian en aprieto y á riesgo de perecer, por ser pocas las casas
y gente que los sustentaba y no podia. Salen luego los indios
do la iglesia y vánse á las casas donde estaban alojados los Cu-
tinanas, y llévanse á las suyas, cual una familia, cual dos ó
tres para regalarles y cuidar de ellos. Acerté á bajar esta oca-
sión á Xéberos, y vi la tropa de Gutinanas repartidos por las
casas de los del pueblo, los más tendidos y enfermos, donde
les acudian con voluntad y agasajo pon las comidas y bebidas
que hablan menester, mirando por ellos. Hallé ai Padre afli-
gido con el suceso y tanto (sic) enfermo. Ayúdele á catequi-
zar, bautizar, etc. Murieron muchos. Los que quedaron funda-
ron el anejo referido.
Esta reducción, desde sus principios y progresos, es obra
del P. Lucas de la Cueva y fruto de su sudor, cuidado y dili-
gencia. Lo más que he dicho de ella conviene á las otras; por-
que, como he apuntado, ésta ha servido y sirve de ejemplar
para todas; en las cuales se procura introducir lo que en esta
está introducido, á que atienden los indios, para obrar en su
tierra lo que ven en la de Xéberos*. Así se hace en los que se
(1) Galdidos, en castellano de León; trantidoi.
412 BOLETÍN OE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
van entablando, conforme á su capacidad y lugar que da el
tiempo (1).
El P. Lucas exhortó á los Xéberos á usar de caridad con los
huéspedes, con que cada cual llevó á su casa la gente que pudo,
para regalarla y cuidarla. No obstante esto, murieron muchos
con el santo baptismo. Los que quedaron con vida, fundaron
el pueblo anejo que dijimos [Santo Tomé de Gutinanas], el
cual, después, como los demás, se agregó á la reducción prin-
cipal.
También cerca el año de 1665, en que sucedió el alzamiento
de los Ucayales, de que se dirá en adelante, el curaca cutinana,
habiendo encontrado á los Aguanaguas, trajo consigo al pue-
blo un principal de aquella nación con buen trozo de gente
deseosa de poblarse y traer tras sí todo lo restante de la nación .
ADICIONES.
Después de los escarmientos y lances que dijimos arriba, se
han mostrado siempre los Xéberos muy fírmes y ñeles á los
Padres y españoles, y por muchos años han sido el principal
instrumento de los nuevos descubrimientos» conquistas y cas-
tigos que se han hecho de otras naciones. En estos últimos
años han reconocido de paz y agregado á su pueblo muchos
Aúnales del rio del Tigre, y están actualmente previniéndose
para hazer lo mismo con unos Gutinanas que recien se han
descubierto entre los ríos Ghambira y Pasiaza, en las tierras
inmediatas á los Urarinas.
Discurro se les debe también á ellos y sus misioneros atri-
buir la reducción de Ntra. Sra. de los Cahuapanas y Chon-
chos^ situada en la ribera del rio Gahuapana en distancia de
Xéberos tres dias de camino de montaña. En los papeles, así
antiguos como modernos, no he hallado memoria (2) acerca
(1) Hasta aquí el núm. 4 del Informe del P. Figueroa. Lo que e$te misionero no
refiere y afiade el nuestro, es lo que sigue inmediatamente incluso las Adi-
tioneti como ya tengo advertido.
(2) CMa escribió antes.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑON. 418
él origea desta reducción. La tradición que corre entre algu-
nos indios es que el P. Miguel de Silva dio principio á ella y
juntó también á la de Xéberos los tres anejos arriba dichos.
Lo que me consta de cierto es, que en los principios de este
siglo, el P. Francisco Vidra doctrinó á dichos Gahuapanas por
espacio de 14 años y recogió á más de 200 Ghonchos, que vi-
vían dispersos por los montes y eran reliquias de una nación
numerosa que consumieron con sus malocas los vecinos de
Moyobamba.
Hoy dia cuenta esta reducción 518 almas. Por relación de
su misionero actual es gente muy pacífica, ni hay ejemplar
de que hombre casado haya jamás maltratado de manos ó con
palabra á la propria muger.
La reducción de los Xéberos, que es hoy dia la más nume-
rosa de toda la misión, cuenta 1.257 almas. Muchas más tu-
viera si no hubiese también ella en varias ocasiones experi-
mentado el rigor de la peste que ha consumido á otras reduc-
ciones. Quien le dio mucho realce en este siglo ha sido el
Y. P. Samuel Friz (sic), el cual asistió en esta reducción desde
el año de 1714 hasta el de 725, en que murió. Fabricó casa é
iglesia muy lucida; enriquecióla de alhajas de mucho precio;
•doctrinó con particular cuidado á los indios é instruyóles en
la policía y costumbres zpianas, por lo cual le veneran todos
como á su segundo padre y se precian de tener las reliquias
del cuerpo de este varón apostólico.
8 III.
Misión de los Guaüagas ó Cocamillas.
Esta reducción tuvo sus principios de solos los Cocamillas,
llamados asi, porque los naturales los nombraban Cocamas
pequeños y Cocama la pequeña, á diferencia de la grande de
Ucayali, de que después diré. Están en el rio de Guallaga ó
Guariaa^ que en lengua maina quiere decir rio de hada
414 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
ahajo. Este es el de Guánuco de los Caballeros. Vivían cerca-
nos unos de otros los Gocamillas, y cuando vinieron los pri-
meros Padres á estas misiones , estaban á media paz con los
Xéberos. Así los Padres les hablaban, visitaban y disponían
para que fuesen doctrinados cuando hubiese sacerdote. En el
alzamiento y fuga de los Xéberos, entraron á la parte y aun
fueron los primeros que removieron la cosa, intentando matar
á una escuadra de españoles y al teniente general, que por ese
tiempo pasaban por sus tierras, según se vieron prevenciones,
porque tenian garrotes ocultos y armas, de que avisados por
un indio ñel los españoles, los cogieron con el hurto ó traición
en las manos que pretendían cuando durmiesen. Mostráronla
más claramente dejando al teniente desviado en el viaje que
entonces hacía hacia Moyobamba, desamparándole todos los^
que de esta gente le bogaban y echándole las canoas rio abajo y
andando en asechanzas por coger á los españoles en lance para
poder ejecutar sus intentos. Finalmente, se huyeron todos,
dejando su rio de Guallaga despoblado, y la mayor parte de
ellos, con su cacique principal, se acogieron á la Gran Goca-
ma, de donde después, cuando esta nación se dio de paz, se
redujeron á sus tierras por solicitudes del P. Gaspar de Cuxía,
que les negoció perdón de sus malos intentos y fuga, como se
hizo en los Xéberos, en que en la misma Gocama puso el
teniente general en aprieto á los principales, por amedrentar-
los, y el Padre intercedió por ellos: traza de que se han valido,
para que cobren los indios más amor á los Padres, viendo los
libran y amparan con la justicia, y la continúan hasta ahora
con sagacidad y cautela, porque no la entiendan los naturales;
aunque ya no es con tanta liberalidad que no ahorquen algu-
nos, porque han menester ver que el negocio va de veras con
los delincuentes, disponiendo la cosa de modo, que ajusticiando
á los más culpados, quede algo en que entre la intercesión de
los Padres para perdonarlos, sometiendo también á otros
medios (sic) y personas que entren á la parte en la intercesión,
conforme se ofrecen las ocasiones; que sirve también para
darles á entender el poder de la justicia y el respeto y temor
que le han de tener.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DfíL FAMOSO RÍO MAR ANÓN. 4l5
Con esta ocasión de la paz que dieron los de la Gran Coca-
ína y vuelta de los Gocamillas á su rio de Guallaga, se vino un
cacique de los más principales de la Gocama con la gente que
le reconocía de ser [su ?] voluntad, á poblarse y vivir con los
Gocamillas; con que de unos y otros se formó una razonable
población, que estuvo algún tiempo sin sacerdote que los doc-
trinase, hasta que, habiendo venido á estas misiones él P. Bar-
tolomé Pérez, los comenzó á dar de propósito doctrina por el mes
de setiembre del año 1649^ poniendo la reducción, que estaba
formada sin orden, en forma de pueblo, señalando plaza, si-
tio para la iglesia^ casa del Padre y los demás, con división de
calles, á la orilla del rio y dándole el título de 5/ Af.' de Gua-
llaga.
Trabajó con ellos mucho tiempo y con gran incomodidad
por los mosquitos que allí abundan, aunque no tanto si hay
limpieza.
Después, habiendo venido el P. Raimundo de Santa Gruz el
año de 1651 con otros compañeros que trajo el P. Guxia de
Quito, le encargó la santa obediencia esta reducción, y la ha
tenido muchos años doctrinándola con santo celo y trabajo,
porser la gente de jaez más tosco que otras, y hecha á su bár-
bara forma de vivir. Gonstaba de 160 indios de lanza, que con
la chusma y mujeres hacia 600 personas, con esperanza de
crecer mucho con nueva gente; y así fuera, si no lo hubieran
impedido los infortunios, pestes y sucesos que después diré,
con que al presente está muy minorada.
Era el sitio de la primer fundación excesivamente húmedo;
todo se perdía, hasta los libros, aunque se cuidaban con fre-
cuencia. Por cuya causa se trasladó á fines de 1654 á otro
algo más arriba, aseado y sanísimo, aunque no exento de mos-
quitos.
Estos indios, aunque siempre vivieron poblados casi todos
juntos, como los hallaron los españoles, y por eso parece ha-
blan de tener más de policía que otros que viven muy dividi-
dos y apartados unos de otros con menos comercio humano;
con todo eso, es poco ó nada lo que en sus pueblos alcanzaron
de policía; sólo en el vestirse los que eran de la Gocama con
416 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOQRÁFÍCA.
camisetas muy pintadas (los Gocamillas no, sino medio des-
nudos con el mismo traje que dije de los Xéberos, de capuces y
pampanillas); en el ayudarse en las guerrillas que ellos em-
prendian más cómodamente, ó en defenderse de las que otros
intentaban contra ellos; en las bebidas, bailes, cantos y otras
cosas semejantes, que requieren concurso de gente, se puede
decir les valió el vivir en pueblos; pero en otras cosas de im-
portancia estaban como si no las hubiesen (sic) entre hombres.
No habia gobierno; cada cual hacia lo que se le antojaba y
tiraba por donde quería; en las maldades y delitos que come-
tían, ni habia quien los castigase ni los caciques tenian mano
para nada; si alguno habia sido agraviado de otro, él mesmo
tomaba la venganza; costumbre que es común á las demás na-
ciones. Esta en que se criaron los Cocamas y Gocamillas, ha
dado mucho en que entender y en que padecer á los Padres,
y aun la justicia no se ha podido averiguar con ellos, aunque
ha usado de castigos y azotes. Para acudir á la doctrina, ha-
cer la iglesia y otras obras que de comunidad deben hacer y á
que el Padre los juntaba, aunque todos se mostraban prontos
á acudir, después se iban á donde 'se les antojaba, madrugando
para irse y diciendo: «los otros que quedan lo harán. • Otros
se estaban en sus casas y decían, cuando los llamaban, que
tenian pereza. En ñn, gente enseñada á no tener yugo ni su-
jeción y á no estar atareados á cosa sino á sus antojos.
Mucha paciencia ha sido menester; pero ya se van enmen-
dando é imitando á los Xéberos, cuya organización tienen en
punto á autoridades y demás.
Acuden á la semana dos indios á buscar el sustento del Pa-
dre, que traen cada dia conforme lo hallan. Lo más ordinario es
pescado y tortugas, por ser el principal mantenimiento de. esta
gente y hallarlo en su rio y lagunas. Son diestrísimos en co-
gerlo con flechas, que las despiden al agua con admirable co-
nocimiento de los peces y tortugas que andan debajo de ella,
para flecharlos y prenderlos. En el rio y lagunas tienen, como
en opulenta despensa, librado el vivir, ejercitándose todos Iqs
dias en esto, porque no usan guardar para mucho tiempo,
si no son tortugas, cuando cogen muchas. Para el mesmo su^-
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO "MARAÑüN. 417
tentó del Padce hacea algunas sementeras de plátanos, maiz,
yucas y suelen acudir con camaricos (1). También siembran
algún algodón, que en parte suple el vestido del Padre, de los
de su casa y pobres. Para ayuda de su sustento tienen 14 cabe-
zas de ganado vacuno y alguno de cerda.
Con la ocasión de la jornada de Xíbaros, adonde fueron en
buena cantidad por setiembre del año 1655 con los demás in-
dios Mainas y Xéberos, dejando al general D. Martin de la
Riva y Herrera, que la hacia, y á los soldados en el real que
tenian en tierras de Xíbaros, se vinieron huyendo muchos, y
llevándose de su pueblo otros, se fueron á la Gran Gocama, de
donde eran naturales, como tengo dicho; los cuales, con su mal
ejemplo y resabios que llevaban de la jornada, fueron de gran-
de estorbo para que aquella gente (que después diré) no entrase
por camino en su doctrina, teniendo, como tuvieron dos años
Padre que les ensenase. Gon esta fuga recibió grande daño y
mengua esta reducción. No fué menor, sino mucho mayor, el
de la peste de viruelas que por ese mismo tiempo entró y cun-
dió en estas montañas, traida de fuera por los que iban y ve-
nían de Moyobamba, é hizo lastimoso estrago en las provincias
pacíficas, principalmente en esta reducción del Guallaga, así
por el rigor de el contagio, como por ser casi toda esta gente
sarnosa de carate negro, blanco ó escamoso, en que hacia
más pestífera y mortal presa. Por esta causa y ser la gente tan
sin modo para curarse y mirar por su salud, que antes huyen
de lo que puede ser de provecho, y con lo que piensan aliviar-
se, aumentan las enfermedades con los géneros de comidas y
bebidas que usan, ayunos que observan, en especial en ba-
ñarse con las calenturas en el rio, pareciéndoles que se les re-
frigeran los ardores de ella. Era cosa horrorosa ver los enfer-
mos y cuerpos muertos por los arenales, adonde en ranchillos
se habían retirado, comidos de gallinazos y otras aves, y ex*
puestos á que el rio con sus crecientes barriese, como barrió,
con los huesos. Por estas causas ha venido esta reducción á
(1) Ofrendas da comestibles animales y vegetales destinados al sustento de los
coras y gente de su casa.
418 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
gran disminución. No tiene presentes más que 40 indios de
lanza, que con mujeres y niños son por todos hasta 100 per-
sonas. Pero es de importancia; así porque es paso y como
llave del Guallaga, como porque el Padre que los doctrina (que
al presente es el P. Tomás Mazano), valiéndose de este pueblo
para su vivienda, cuida de la reducción que se va formando
de los Barbudos, que está cerca, de la otra banda del rio, la
tierra dentro un cuarto de legua corto.
ADICIONES.
Habiéndose pacificado nuevamente por el año de 1669 los
Cocamas alzados, trujéronme desde Ucayale algunas familias,
en especial de Maparinas^ á esta reducción de Guallaga, con
que volvió otra vez á levantar cabeza. Pero como la Providen-
cia divina ha tenido siempre cuidado de enviar de cuando en
cuando enfermedades contagiosas á esta y otras poblaciones,
quizá para remedio de su inconstancia, con la peste que hubo
el año de 1680, habiéndose nuevamente disminuido, se tuvo
por bien el pasar sus reliquias á Santiago de la Laguna, en
donde viven al presente con los Cocamas y Panos, aunque en
barrio distinto. El año de 1737 contaba esta parcialidad 292
almas.
SIV.
Misión de los Barbudos ó Mayorunas.
Los Barbudos (á quienes los Cocamas llaman Mayorunas
y los Xéberos Dallus) tienen sus tierras enfrente y de la otra
banda de las de losCocamillas, por la parte del rio arriba. Habi-
tantes, no á la orilla de este rio de Guallaga, sino la tierra aden-
tanlas. Eran lan temidos, que los indios de las demás reduccio-
nes no se atrevían á navegar el rio por la banda de sus tierras,
sino siempre por la contraria, recelosos no saliesen (como su-
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 41»
cedía) á las orillas á matarlos. No había comunicación ningu-
na con ellos, sin que se supiese tampoco qué lengua hablaban.
Ni aun en armada se atrevianá entrar en sus tierras, teniendo
en memoria lo mal que les había ido á los que en tiempos pa-
sados habian entrado, haciendo liga Gocamillas, Mainas, Xé-
beros y otros, y habian vuelto con las manos en la cabeza, hu-
yendo y dejando en ellos gran parte de los suyos muertos á
manos de los Barbudos. Aun de los españoles de Moyobamba
refieren que entrando una escuadra de ellos, encontraron con 8
ó 9 Barbudos que pelearon haciendo rostro á los españoles con
tanto valor, que aunque con los arcabuces les mataron los más
de ellos, no huyeron ni se rindieron. Considerando esto los
españoles y que siendo pocos, como eran, no les pudiera ir bien
empeñándose con gente tan valerosa en lo grueso de la pro-
vincia, se hubieron de volver. Solamente habia en tiempos pa*
sados un modo de comercio ó rescates que con ellos hacían
algunos indios de los que vivían en el río Guallaga, en que
por ciertos tiempos salían Barbudos á la orilla y con señas
que hacían con bebonas ó bocinas de cañutos gruesos, lla-
maban á los de la otra banda, sus contratantes, los cuales iban
en canoas, y citándose en ellas sin saltar en tierra ni revol-
verse con los Barbudos, unos y otros, con las armas preveni-
das, daban y recibían los géneros de los trueques con las puntas
de las flechas, chinganas y lanzas; dando los Barbudos papa-
gayos, hamacas toscas y gruesas de algodón silvestre, llantos
y plumas de varios colores y otras chucherías, por cuchillos y
otras herramientas. La despedida dicen que era algunas veces
tirándose de parte á parte flechazos y chinganazos. Llaman
chinganas un modo do lanzas que usan las más naciones de
estos ríos, que tienen por asta un dardo con puntas muy agu-
das y en lugar de hierro un pedazo de una tercia de largo, la-
brado al modo de lengua puntiaguda, sacada cuchilla á los la-
dos y la punta tostada, de unos cañutos nienores que las gua-
duas, que les sirven también de hacer flautas gruesas. En un
cuerpo desnudo, como lo están los de estas naciones, abren
grande y horrorosa herida, y en los animales silvestres que
cazan con estas chinganas. Así tenian los de esta nación ce-
42ü BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
rradas las puertas para poderlos comunicar y meterles el Santo
Evangelio, hasta que en estos tiempos, inculcándolos Padres
la materia, inopinadamente vinieron á descubrir hablaban la
lengua de una nación que vive en Ucayali con los Cocamas y
habia dos de ellos en Santa Maria de Guallaga. El medio con
que se descubrió y suceso que tuvo, lo refiere el P. Raimundo
de Santa Cruz en carta que escribió al P. Lucas de la Cueva,
que era Superior, de 2 de febrero de 1654, donde dice así:
«Desde la reducción del Loreto de Paranapura escribí á Y. R.
•dando razón de lo que allí queda obrado y mi venida á este
»de Guallaga. Habiendo salido de aquel rio, á cosa de dos ho-
nras que navegaba este de Guallaga, me encontré la armada
•cocama que iba á los Mainas. Habíame pedido el cacique don
•Raimundo Aconoma licencia para ir á amistar esta nación
•que tan temida ha sido y tan cerradas tenia las puertas á su
•comunicación, fiando en las lenguas que fué Dios servido de
•depararnos de una nadon muy distante que antiguamente
•se agregó á la Gran Cocama, hallamos ser la misma lengua,
•cuando por junio del año pasado salieron los Mayorunas
•harto impensadamente al puerto donde salían antiguamente
»á sus rescates, que viene á estar poco más de una legua dis-
•tante de este pueblo. Habia cesado esta feria, así por haber
•con las inquietudes antiguas retirádose los que navegaban
•este rio, como por algunos estruendos de arcabuces que oye-
•ron los Mayorunas, á que temen muchísimo. En estos tiem-
•pos, parece que viendo la quietud con que este río se trajina,
•necesitados ya de herramientas, salieron á sus rescates, con
•que se reconoció la lengua, y yo con el intérprete los hablé
•entonces, ellos en tierra y yo en el rio; y aunque no pude
•tiatar ni alcanzar cosa alguna, por no dar oídos á cosa sino
•á su interés, con todo, quedé empeñado en procurar su amis-
•tad. No hallaba modo, por no fiarse las lenguas de ellos, has-
•ta que el dicho cacique me pidió ir allá con toda su gente y
•lenguas. Fué ahora tres meses á sus pueblos por el camino
•por donde habian salido ; hallaron sus casas quemadas, con
•claras señas de haber desamparado las tierras que más se
•acercan á nosotros. No desmayó ni desistió el cacique instan-
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑON. 421
»do en lo que había comenzado y diciendo que lo que el Padre
»]e habia dado para atraer los aucas no se lo habia de volver.
•Con nueva licencia fué diez dias ha á buscarlos en su retiro
•con suficiente gente para cualquier empeño. Llegó ayer, vís-
»pera de la Purificación de Nuestra Señora, triunfante y ha-
Aciendo alarde con su gente de las rodelas, dardos y chinganas
»de aquella nación. Luego que fueron sentidos los nuestros,
vhuyó la chusma de una casa que encontraron; uno solo de los
nenemigos lomó las armas, y puesto á la punta de la casa,
«comenzó á defenderla, arrojando con destreza algunas chin-
sganas. Mostró nuestra gente las herramientas que llevaban;
shablaron los intérpretes, y conocido el intento, se sosegó. Lia-
smó su gente, convocó la provincia, amistáronse y en buena
«conformidad y muestras de agasajo pasaron aquella noche,
ven que no dejaban de venir nuevas parcialidades, por haberse
«puesto todos en disposición de ayudarse al estruendo de los
«tambores, habiendo estado hasta aquí muy divididos. Coge
«?u habitación parte de la serranía. Allí hallaron á los que ha-
«bitaban las casas que la primera vez vieron quemadas; obli-
«góles á retirarse un grave asalto que les dio el Aguano; añu-
sque quedaron amistados, no se atrevieron á venir á este pue-
»blo, por no asegurarse; prometieron hacerlo en otra ocasión,
«y que entre tanto hacian camino por donde comunicarse con
^brevedad y comodidad de los nuestros, por estar hoy algo
«apartado. í^a lengua es la misma que la del Chipeo^ Cheleo y
nCapanagua, que están en el rio Ucayali.» Hasta aquí, etc.
Por este medio se abrió puerta para la paz y doctrina de
los Barbudos, de que poco después tomó posesión en forma el
teniente general de Borja. Van continuando con buenos fun-
damentos para formar uno ó dos pueblos cerca del rio de 6ua-
Uaga, á donde los van sacando. Ha ido el P. Raimundo de
Santa Cruz varias veces á sus tierras y rancherías andando á
pié por entre zarzales, espinos, raigones, etc., de que se ha
llagado los pies y piernas y empeorado del pecho. Ha hecho va-
rios caminos en los escondrijos, bautizando Barbudos. Reci-
bíanle con agrado y agasajo á su modo, que es bien tosco y po-
bre. Hospedábanle en una casa toda tapada, porque no entren
422 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
mosquitos, llena de hamo, calor, vaho y olor de los indios y
chusma y de sus orines, á que acuden dentro las mesmas vi-
viendas. Para el Padre dejaban la una cabecera desocupada y
ellos se apartaban á la otra. Para comer le daban plátanos,
yucas y algún mani. No tienen carne ni pescado sino pocas
veces, á causa de no usar de la cerbatana y estar lejos de los
ríos. No han sido sin fruto estos viajes, pues se ha cogido asi
en los que mueren con el santo bautismo, como en que se van
reduciendo á poblarse cerca de Santa María de Guallaga; de
modo que, como dije arriba, el Padre que está en ese pueblo
(mientras viene otro que los tengan á su cargo), yendo por la
mañana y pasando á la otro banda, los hace rezar la doctrina
y vuelve antes de medio día.
Andan desnudos hombres y mujeres, sin tener cosa que cu-
bra parte alguna de su cuerpo; ni aun el cordel que los varones
de otras naciones se atan por bajo de la cintura para ponerse
con menos inmodestiai los Barbudos no lo usan. Ahora van
entrando en usos más honestos y huelgan de ponerse camiseta,
el que la alcanza, y las mujeres cúbrense con pampanillas,
en especial para ponerse delante del Padre y españoles. Irause
industriando en que se vistan y otras cosas de policía y cris-
tiandad, porque son dóciles y de buenos naturales para ser en-
señados. Son bien agestados y de buenas facciones en el rostro,
limpios del carate que mancha á otras naciones; muchos de
ellos blancos al modo que los mestizos, principalmente recien
nacidos y en su infancia antes que se tuesten con el sol. Mu-
chos de los varones son barbados con barbas de zamarro cer-
dosas, en algunos muy pobladas, en que se funda el nombre
que les han dado de Barbudos. Por estas señales se presume
tienen sangre de españoles, de los que metió por este rio de
Guallaga, por los Lamas^ Tavalosos y Santa Cruz de Saposoas
(fundación y ciudad que hubo antiguamente) el general Pedro
de Orsua, quien se llevó consigo á todos los vecinos de dicha
ciudad é hizo sus bergantines cerca las tierras de esta nación
(según las señas que da el P. F. Pedro Simón en sus Noticias
historiales y es constante tradición en Moyobamba y esta
provincia) para su dilatada navegación. Es probable que los
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 423
haría en sus tierras y que entonces estuviesen poblados más
cerca del rio ó que entrasen los soldados á ellas en busca do
comidas, conque sería fácil el mezclarse con los naturales de
esta nación, deteniéndose mucho tiempo en las fábricas y pre-
venciones que hacian para su largo viaje de este rio Marañon.
Si esto es verdad, no se les pegó cosa en materia de policía de
los españoles, como se ve en vivir desnudos y con modo aun
más brutal que otras naciones. Gomen carne humana , y lo
que más horror causa, es que se comen á sus mismos difuntos,
sin que se sepa den sepultura á alguno sino es en sus vientres.
Muérese el pariente, hijo ó allegado; Uóranle, y por remate,
entre los llantos, lo hacen pedazos, comen lo que les parece,
cocido ó asado, por vianda de carne fresca, y lo restante lo
ahuman para comerlo otros dias. Lo más ordinario que hacen
es poner el cuerpo entero en una hoguera, donde, como se va
asando, le van arrancando la carne á pellizcos y comiéndosela
entre sus endechas y llantos, que mezclan con los bocados,
hasta que acaban de comerse al difunto. Los huesos que que-
dan los tuestan después y los muelen y beben echándolos en
sus mazatos (1) y bebidas. Las cabezas las guardan hasta que
crien gusanos en sus cuencas y sesos, y las comen con ellos,
porque les saben muy bien revueltos con ají. Poco há que ha-
biendo entrado á verlos algunos españoles con el teniente ge-
neral, que era el mariscal de campo D. Diego de Armas Tenorio
(y el teniente de quien hago mención algunas veces, que estaba
asignado para encomendarse de esta provincia, á quien debía-
mos buena voluntad y obras buenas en esta misión y há poco
que nos faltó, por haber pasado á la otra vida) encontraron los
españoles con un niño que lo estaban asando en una hoguera.
Quitándoselo y reprendiéndoles su bestialidad^ lo hicieron en-
terrar.
£n materia de el valor y esfuerzo que publicaban de ellos,
sino es que en sus casas lo tengan ó contra otros indios (lo
cual no so ha visto en estos tiempos), las muestras que dan son
(1) Pasta ópuréáe yaca, generalmente cocida, preparado para hacer la chicha
desliéndolo eo agua.
421 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
de gente triste y medrosa. Este puede ser argumento contra lo
que se presume de que tienen sangre de español. Poco des-
pués que se hicieron amigos con los Cocamas de Guallaga, los
primeros Barbudos que se determinaron á pasar á ver el pue-
blo y al Padre, fué un cacique llamado Chipunagua y 19 indios
sus sujetos. Queria el Padre hablarles con sobrepelliz y estola,
como disponen las ordenanzas reales, que importa, esta cere-
monia y otras que se hacen, mucho en las primeras vistas. El
suceso de ellas me reñere el Padre en una carta que entonces
me escribió, donde dice:
«Vinieron los Barbudos á este pueblo la Dominica in Pasto-
>ne; llegaron por la mañana; siendo tiempo tocaron á misa;
•ellos vinieron con todos, y aunque abrevié con el rezo, per-
eque no se cansasen, no lo pude conseguir. Acabada la misa,
•me senté á decir al pueblo según la materia presente breve-
emente lo que tenia (sic). En este intervalo de tiempo parece
•se apoderó del cacique Ghipanagua (sic) un gran temor, que se-
•ría: «el pueblo se ha juntado á matarnos, y el Padre se sienta
•ahora á decir lo ejecuten;» (así lo discurren todos y los otros
•Mayorunas); y sin más acuerdo, se metió el monte adentro
•sin dejar rastro de sí. Sabido este azar, fué mucho mi alboro-
•to. Los Mayorunas lloraban su cacique muerto, que discu-
•rrian. Hice buscar al perdido, no cesando hasta tarde de la
»noche de dar mil voces los Mayorunas por estos montes.
•Quisiéronse ir el lunes; no lo permití, por tener lugar de
•buscar al dicho cacique y por asegurarles, teniendo atravesa-
•dos en mi corazón cuatro indios de este pueblo que parece
•dejaron ó hicieron so quedasen en rehenes. Es mucho lo que
•por esto padecí y mucho lo que había que decir. Fiando, con
•todo, en Dios, despaché de los restantes 17 agasajados con
•obligación de que me enviasen los cuatro indios. Fué Dios
•servido no les hiciesen daño alguno, si bien los parciales lo
•quisieron hacer. Dicen ayudó á los nuestros un cacique viejo.
•Entre el miércoles y jueves santo los tuve aquí todos y con
•ellos otros cuatro que venían á ver donde se había perdido el
•cacique, y por otros dos que yo había hecho dejar con título
•de que lo buscasen. Grande es el temor á todo lo que es es-
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MAR ANÓN. 425
«pañol Ó SU nombre ó sombra. Puedo decir, que, como no
»usan cordelillo, cuando los llamaba, venían distilando temor
Dsin sentir y rociando el suelo y sus piernas, etc.» Hasta aquí
el Padre, en que da bien á entender cuan tímidos son los
Barbudos.
Donde con más daño suyo lo han mostrado, es en las pri-
meras vistas que tuvieron de españoles. Estaban ya de paz y
no los habían visto mas que álos Padres. Quiso el general don
Martin de la Riva Herrera, que trataba de las conquistas, ver-
los y también á los Agúanos. Habiendo venido á Xéberos, de
allí bajó á este ñn con el P. Lucas de la Cueva y algunos sol-
dados, y habiendo prevenido el Padre á los caciques y gente de
Agúanos y Barbudos, para que no temiesen y saliesen á la
orilla del rio de Guallaga, con todo eso y con haberlos agasa-
jado y dádolos herramientas y otras cosas, de solas estas vis-
taa que hicieron de paso, se apestaron estas dos naciones y
perecieron muchos. Decia el cacique Gocamilla viendo á los
Barbudos que se morian: «de solo oír el estruendo del arca-
buz les da cámaras.» Este es el achaque primero, y también el
del catarro ó dolor de costado, que, sin pretenderlo, dejan los
españoles á los indios en las primeras vistas. Este padecieron
los de la Gran Gocama, los RoamainaSy Zapas^ Agúanos y
Barbudos que se han paciñcado sin hacerles guerra, dejándolos
en sus tierras con buenas dádivas y agasajos que los Padres y
españoles les hicieron. Son de tal calidad, que asustados de
ver españoles y oir los arcabuces, se les debe de inmutar la
sangre y corromperse de modo que les ocasiona y causa mor-
tales enfermedades y contagios. Es común en estas naciones
que se han descubierto llamar al español con el nombre de
Diablo, sin duda por lo que les asombra, malos efectos que les
ocasiona y otros daños que temen.
Pocos meses ha entró el teniente general con tres soldados
y una escuadra de indios amigos á una parcialidad de Barbu-
dos llamados Maconaguas, que aun no habían salido á dar la
paz, antes hacian algunas matanzas en los pacíficos, sus pa-
rientes. Llegando el teniente á una casa sin ser sentido de los
de ella, que tenia solas dos puertas, una en cada cabecera, dio
28
«K BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
orden de que la cercasen los amigos, que él con un soldado
acometería por la una puerta y los otros dos soldados por la
otra; y que estando dentro no disparasen sino á lo alto, por el
riesgo que habría de herir á los amigos, si acaso estuviesen
revueltos. Acometiendo, pues, el teniente por la una puerta,
le rechazaron con chinganazos y lanzadas que le daban en el
escaupil y le hirieron á un indio Maina en una pierna. Esta-
ban los enemigos en grande orgullo y alboroto para pelear y
resistir la entrada, hasta que uno de los dos soldados que en-
traban por la otra puerta disparó dentro de la casa, alcanzan-
do á uno el taco en el vientre sin herirle, que cayó del espan-
to. Al punto, con el estruendo, humo y chispas que vieron de
la pólvora, se aturdieron todos, rodando unos sobre otros y
sobre sus ollas; con que tuvo lugar el teniente de prender á
los más de ellos, sin que hubiese más daño. Y después, sose-
gados, les dio á entender con intérpretes á lo que iba, que
no era á matarlos ni quitarles sus hijos, sino á que se hiciesen
amigos con los españoles y demás indios y se poblasen donde
fuesen doctrinados. Con que los prisioneros, asegurados, sa-
liendo de las prisiones, le sacaron de paz toda la demás gente
que habia en otras rancherías distantes, trayéndola á su pre-
sencia. Yanse poblando con los demás Barbudos. Asi los rinde
y aturde el ruido solo de el arcabuz, sin que muestren valor
para más.
Según la gente que se ha visto y diligencias que se han
hecho informándose de la que hay en sus rancherías de la
tierra adentro, después de las pestes, tienen los Barbudos cum-
plidamente 200 indios de lanza, que con sus mujeres y chusma
harán unas 1.000 personas. De lo que se ha alcanzado á saber
quizá habrá más. Yause poblando cerca de la reducción de
Santa María de Guallaga por la otra banda del rio, á donde va
el Padre á verlos y doctrinarlos dos ó tres veces á la semana.
Tienen casa hecha de bahareque para el Padre, y aunque te-
nían otro rancho que les servia de iglesia, con sus dos campanas,
le van haciendo mejor de nuevo. Hanse bautizado de esta na-
ción hasta ahora 110 niños, y en caso de necesidad y algunos
que sin estar enfermos lo piden con afecto, hasta 50 adultos; de
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 437
los cuales han muerto muchos... Entre ellos, si mal no me
acuerdo, el cacique perdido que arriba se dijo, quien remane-
ció en sus tierras al cabo de mucho tiempo y fué délos prime-
ros que salieron luego á poblarse. Faltan todavía muchas par-
cialidades que aun no han sacado su chusma de los retiros.
Van saliendo poco á poco, unos ahora, otros después, y también
be van y se vienen, porque no hay modo de apretarles más para
retenerlos en su población. Lo principal es no tener sacerdote
propio en su pueblo que los doctrine y mantenga.
8V.
Misión de los Agúanos, Chamicuros, Tibilos, Meleguinas,
Chechunas, etc.
Al modo que los Barbudos tienen sus tierras y rancherías
por la parte de arriba de Santa María de Guallaga, los Agua-
nos, en la misma banda, las tienen por la parte de abajo hasta
llegar á las juntas del rio Guallaga con el Marañon, cogiendo
de la orilla unas 30 leguas á lo largo. Eran tan temidos y
tenian la comunicación tan cerrada como los Barbudos, por
las mesmas causas y casos belicosos que de su valor habian
experimentado. Era caliñcacion grande en grado superior de
valentía del indio que hubiese peleado con aguano y calido
bien de sus manos. En lo que más se pondera la fama de los
Agúanos, es que el gobernador D. Diego Yaca, fundador de
este gobierno, habiendo bajado al rio de Guallaga con 60 sol-
dados y cantidad de indios amigos, con fin de fundar otra
ciudad, según sus capitulaciones, aunque deseó y quiso entrar
y pacificar esta nación de Agúanos y la de los Barbudos, de-
sistió del intento, por haber reconocido el cuidado que daba á
sus soldados el empeño, por el mucho valor y gran multitud
de gente que publicaba la fama de estas naciones, alegando
muchos que no tenian dispuestas las cosas de sus casas para
haberse de poner en tan peligrosa empresa. Tanto como esto
atemorizaba la fama de esta gente.
49B BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
No se sabia qué lengua hablaban ni que hubiese intérpretes
con quien comunicarles, siendo así que teníamos en la reduc-r
cion de Xéberos algunos 200 que eran Gutinanas y hablaban
la misma lengua, y algunos Maparinas en Guallaga, que tam-
bien la entienden. Todo se ignoraba, basta que se descubrió con
la ocasión que diré. Un vecino de Borja, que era el capitán
Juan Martínez y fomentaba mucho estas misiones, se deter-
minó á petición de los Padres á descubrir este sacramento y
romper los muros de temores que había de la nación Aguana.
Juntó hasta 320 indios de los amigos, y con otros cuatro sol-
dados entró la tierra adentro de los Agúanos, acompañándole
el P. Raimundo de Santa Cruz. Cogieron en una casa 13 per-
sonas, y teniéndolas en prisiones, repararon que un cutinana
de los qu^ iban por amigos estaba en conversación con uno de
los prisioneros, con que se descubrió ser la misma lengua.
Volviéronse antes que la provincia se convocase, por haber
conseguido el intento, que era sacar lenguas, llevándose con-
sigo á los Agúanos que habían cogido; teniendo á grande dicha
y buena Jiazaña el haber hallado tenían por intérpretes á los
Gutinanas, y el llevar lenguas de la mesma nación que con
más seguridades les hablasen, y el haber entrado y salido sin
lesión alguna ni derramamiento de sangre.
El año siguiente de 1654, por enero, se comenzó á pacifir
car esta nación, casi por el mismo modo y por el mismo
tiempo que los Barbudos. El cacique de los Gocamillas don
Felipe Manico, que estaba nombrado por gobernador de su
pueblo, juzgando que no había de ser para menos que el caci-
que cocama don Raimundo de Aconoma, que «pacificaba á los
Barbudos, tomó á su cargo á los Agúanos; y así, con licencia
que tenían ambos del teniente de Borja y pidiéndosela al E^dre,
juntó su gente, y llevando herramientas, un intérprete cutina-
na y una india aguana, fué á probar ventura, cuyo suceso re-
fiere el P. Raimundo de Santa Gruz en la misma carta que el
de los Barbudos, que arriba referí, y dice:
tUará tres meses fui á ver á V. R. (el P. Lucas de la Gueva,
•que era Superior); dejé dicho al gobernador D. Felipe Mani-
aco fuese á enviar á hablar á sus parientes la mujer aguana.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 429
«reliquia de las que el año pasado se sacaron con la gruesa
•armada. Hizo el gobernador lo que le dije, enviando, decom-
spasivo, la otra muchacha, por consolar la mujer. Llevólas
j»hasta la mitad del camino, donde entendió no habria más
sriesgo de tigres. Salióse á esperar á la orilla del rio. Al cabo
»de algunos dias vio Agúanos; llegóse y ellos se retiraron, quizá
»por pasar en la ocasión unas canoas de españoles. Estúvose
•allí diez dias bobonando (1) de día y de noche; como vio que
»no salían, se vino al pueblo. Dióme aviso de lo sucedido pi<-
•diendo licencia para volver, Dísela, enviándole á decir entra-
rse, si se hallaba con buen corazón, y hablase á esta nación en
Bsus tierras. Volvió á llamar con bobonería; no salieron, y co-
«giendo otro camino casi un día más arriba, se entró con 21
•indios y Pedro el cutinana, que Y. R. me hizo caridad dé dar
•para solicitar esta nación. Durmieron una noche en el camí-
sno; otro día á las cuatro de la tarde hallaron una chacra y en ella
»una mujer; no la quisieron hacer daño, sino hablarla; luego
•que sintió gente, corrió á dar aviso á los suyos, con que lio-
svieron Agúanos con sus armas sobre nuestra gente. Quisie-
•ron pelear; hablóles Pedro, ayudándole dos mozos Maparinas^
«>que en la ocasión hallaron se entendían con esta nación.
^Declararon el intento; mostraron las herramientas; dio el go-
•bernador D. Felipe Manico su hacha y cuchillo; los otros
•dieron las que llevaban; con que se aseguraron algo los pri-
•mcros, que con la experiencia dicha defendieron á los nues-
)>tros de los que de nuevo venían. Señaláronse en defenderlos
•un cacique y su hijo, y aun no bastaba, porque entendían
•que era engaño. Procuraron los nuestros asegurarlos, y no
•pudiendo del todo, les atemorizaron con decir el cacique
•Manico tenia mucha gente en su pueblo, que muerto óly ven-
•dria sobre ellos juntamente con los españoles, á quienes de-
•jaba en el rio, y que ellos solos se habían adelantado por no
•alterarlos y hablarles con quietud; que se sosegasen y no pe-
•leasen, que seria para su mal y destrucción. Con esto cesaron
*dé querer pelear; pero quisieron, para informarse, quedar
(1) Tocando la babona ó bocina de caña brava ó guadua.
4S0 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOdRÁFIGA.
»con el gobernador; defendiéronlo y también á los dos Ma-
»parinas. AI fin cogieron á Pedro, quizá por disposición
adivina, por ser él muy capaz y más conforme con su lengua.
>No pudieron defenderlo, antes trataron de despedir nuestra
tgente, diciendo saldrian con el muchacho al quinto dia.
«Nuestra gente trató de salir y á cada paso los atajaban á qui-
litarles las flechas, cerbatanas, rodelas y camisetas, quizá con
»el seguro de que iban de paz, que ellos al principio también
«temieron. Dicen estos les querían quitar las armas para ma«
•tarlos sin ellas; algunas trocaron; una rodela quitaron junta-
emente con las cerbatanas que estos tienen por armas. Gami-
»naron la noche para salir á donde tenian las canoas. El go-
»bernador dice, que, estando ya cerca de la casa, cuando en-
»traban, se hincó dos veces de rodillas pidiendo á Dios y á la
«Virgen Santísima lo sacase con bien del empeño. Salieron
»como pidió, queriendo la Divina Magestad se deba á sí
»e8ta nación. Dieron aviso al pueblo, diciendo fuesen con he-
»rramientas á rescatar y á avistarse con los Agúanos. Bajaron
«todos juntamente con Antonio López, que llevaba su arcabuz.
»A1 quinto dia salieron los Agúanos; hablaron y amistáronse,
«viniendo con nuestra gente á este pueblo los que cabian en
•las canoas, en que se entraban á porfía; y aunque antes de
•haber pasado á esta banda todos los que habian de venir, dis-
•paró Antonio á un palo, para que viesen la arma española^
•no se inquietaron, pasando después del tiro algunos sin re*
•celó ni miedo. Estuvieron aquí tres dias muy placenteros.
•Fuese esta primera camada y con ellos los Gocamillas, que
•los bogaban, hasta su casa, que dice uno de .los que fueron
•es mayor que la iglesia de Borja. Durmieron nuestros indios
•entre ellos con seguridad, viniéndose con los mismos otros á
•ver el pueblo; unos y otros fueron cargados de herramientas
•que estos pobres les dieron, que es lo mismo que haber dado
•sus joyas y riquezas. La segunda tropa se habia ido cuando
•yo vine; envíelos á llamar; vinieron 15 con su cacique antes
•de ayer y hoy se fueron. Diles el hacha que Y. R. me habia
•enviado para la canoa, por saber era muy de su gusto esta
laccion de caridad, y por no hallarme con otra cosa á propósi-
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 481
ato para la ansia que el cacique tenia de hacha. Los otros He-
»varon á cuchillo, y algunos de los 400 anzuelos que Y. R. me
»hizo limosna; aunque los Agúanos no saben de su uso, no
•dejan de estimarlos; más los apetecen los Barbudos. Todo el
•apetito de los Agúanos es hachas y cuchillos. Dejaron un mozo
)>para lengua y prometieron darme hasta 5 que les pedí para
•el mismo intento. La mujer y muchacho que enviamos no
•han aprovechado aún para estas amistades, por ser la parcia-
•lidad que hemos comunicado fieramente opuesta á la de la
•mujer, á quienes llaman Chamicuro, Ni piensan ni tratan
•estos más que destruir á Ghamicuro. Dicen que sabiendo el
•Ghamicuro la nueva amistad, se ha irritado más, diciendo,
•que cómo se han amistado con quien tanto daño les ha hecho?
•y que tratan de matarlos por las herramientas que han reci*
•bido; y aunque son ambas parcialidades de una nadon y
•lengua, no se hablan sino con el dardo y chingana en medio;
•siendo tal el rencor, que decian querían matar estos niños
•que han quedado, por ser hijos de Ghamicuros, etc.» Esto
dice el Padre en la carta de lo tocante al modo con que co*
menzó á pacificarse esta nación.
Juzgábase ser una parcialidad la pacífica; después se halló
que erao dos con diferentes caciques y rancherías, si bien
aMados y unidos, llamados Seculusepa y Chilicagua. Resta-
ban par pacificarse otras de la misma nación, sus contrarias,
y que se hacían bárbaras matanzas. Para su quietud y paci-
ficación han hecho los Padre varias diligencias, procuran-
do hablarlas á todas, y los españoles algunas entradas en ar*
madillas. Últimamente, el general D. Juan Mauricio Baca
de Evan, que entró á ver esta nación, en que estaban ya de
paz los Meliquinea [ó Meleguinas] y Tibilos y otras parciali-
dades de menor porte, despachó un capitán á que pacificase y
sacase á verle al cacique Ghamicuro, que restaba, y era el más
ruidoso y temido. Redújose con toda su parcialidad y salió á
ver al general, con que se puso la tierra en paz, no con la fir-
meza que se pretendió entre ellos, porque no han dejado de ejer-
citar sus venganzas y matanzas, y ha sido menester que el te-
niente general entre á sus tierras á hacer castigos, como los
432 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
hizo, ahorcando á un cacique y á otro principalejo de los Me-
liquines, por haber muerto á traición cuatro de los que primero
se pacificaron, que eran el cacique Ghilicagua y tres de sus
compañeros, que habian ido á verlos debajo de amistad.
El P. Raymundo de Santa Cruz ha hecho muchos viajes á
sus rancherías hasta las de Ghamicuro, la tierra adentro, tres y
cuatro dias de camino de á pié con las incomodidades y moja-
duras de estas montañas, con muchas llagas que se le abrían
y apreturas del pecho asmático, que llegaba casi á caerse
muerto, según lo que ahogándole le apretaba. Tomaba este tra-
bajo, y aun otros riesgos de la vida, porque varias veces le di-
jeron que le querían matar y comérselo, con fin de atraerlos á
que acabasen de salir á poblarse en partes que se pudiesen doc-
trinar. Antes que el P. Raimundo de Santa Cruz fuese á sus
tierras, con los mismos intentos hizo viaje á. ellas el P. Lucas
de la Cueva, en la ocasión que dije arriba bajó con el general
D. Martin de la Riva á ver esta nación y la de los Barbudos;
donde fué de estimar la fineza de cristiandad, piedad y vene-
ración de sacerdotes que usó este caballero con el Padre, en el
camino de tierra que hay desde las orillas del rio, á donde ha-
bian salido los Agúanos á ver á su señoría y al Padre, hasta la
ranchería de esta gente, que quisieron verla. Era fuerza cami-
nar unas tres leguas, y el Padre desmayó de cansancio y délos
achaques que padecía, sin poder caminar. Fué necesario car-
garlo en un htmndo (1) de una hamaca, y que la carga se re-
partiese entre los españoles, porque los indios llevaban otras.
El primero que cogió el palo del huando fué su señoría y lo
llevó la parte del camino que le cabia, que fué un buen tre-
cho, cargando al Padre. Después que se remudó con otros, sa-
cando la espada ancha que llevaba, iba con ella cortando las
ramas y aderezando el camino para que pasase, estimando
esta acción con más afecto que el cargo de gobernador y ca-
pitán general y el hábito de Santiago que tenia á los pechos,
con que dio gran ejemplo á los gentiles y aun á los espa-
ñoles.
(1) PaUoquiD, silla de maoos, angarillas, etc. en quichua.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 433
Las muestras que se vieron de esta nación en razón del
número de gente, fueron buenas y de mucha chusma, y se
pudo colegir de los que habitaban y dormian en sola una
casa. El P. Lúeas de la Cueva contó en sola una casa 108 ha-
macas, y después los vi yo aun en mayor número, y en otras
casas á 40 y 60, por ser estilo de esta gente, que tantas hama-
cas ha de haber colgadas cuantas personas moran en la casa;
porque el niño recien nacido, la mujer, el marido y todos,
cada uno duerme en su hamaca distinta, con un fogoncillo en
el suelo hacia los pies. Tiénenlas colgadas por todo el cuerpo
de la casa, de un lado á otro, en hileras, pendientes de las ti-
rantes que al propósito atraviesan. Los más alentados duer-
men inmediatos á las dos puertas que tiene la casa, una en
cada cabecera, con las armas á punto arrimadas á la tirante ó
clavadas para poderlas coger en cualquier rebato.
Al tiempo que padecían la peste que he dicho les sobrevino
de las primeras vistas de españoles, bajó el teniente general
de este gobierno á tomar la posesión y recibir la obediencia
que daban á S. M. estas dos naciones de Agúanos y Bar-
budos; iba yo en su compañía, y sabiendo lo que padecían de
los caciques y gente que salieron á la orilla del rio á dar la
obediencia, hube de entrar á sus rancherías para lograr los
niños que suelen peligrar con semejantes pestes, metiéndome
la canoa unos tres cuartos de legua por entre árboles, por es-
tar el rio crecido, que inundaba hasta muy dentro del monte;
dejando la canoa á tres leguas de tierra, llegué á las ranche-
rías, donde de buena gana me sacaron los niños para que los
bautizase. De ambas parcialidades se bautizaron 75 infantes y
varios adultos, ya catequizados y nombrados.
Con la referida y otras pestes se ha minorado mucho esta
provincia, de modo que al presente, de lo que se sabe de ella,
no se halla que tendrá sino unos 200 indios de lanza (como los
Barbudos), que harán hasta 1.000 almas. Yanse poblando en las
mejores tierras que se conocen en estas montañas para sus fru-
tos de maíz, plátanos, yucas, chontas, etc.; de buenas aguas,
un dia de rio abajo de Santa María de Guallaga, unas tres
leguas la tierra adentro, en tres pueblos. £1 primei*o dista del
.434 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Último tres leguas, y eu medio, en el mesmo camino, está el
otro. Pasa por abora con estas divisiones, á causa de que la»
parcialidades aún no se acomodan á vivir juntas. Puédanse
doctrinar así bastantemente, hasta que el tiempo enseñe otra
cosa, y puede ser que se descubran otras parcialidades de la
mesma nación con que crezcan los pueblos, para que bayga
ocupación de dos sacerdotes. No se les aprieta á que se pueblen
más á las orillas del rio de Guallaga, por la multitud de zan-
cudos que en ellas hay, que en gente desnuda y que no usa de
toldos, no fueran tolerables. Es gente limpia de sarna ó carato,,
desnuda, si bien las mujeres traen pampanillas, que se en-
vuelven y cubren de la cintura para abajo, y los varones otras
menores curiosamente tejidas, con labores, de una tercia ó más
de largo, poco menos de ancho, que se cuelgan de la cintura
para abajo, con que no andan tan indecentes como los Barbu-
dos. Ya van poniéndose algunos camisetas, que las tejen las
mujeres aguanas, muy delgadas, de algodón.
Con los que después se han ido bautizando de esta nación,
por todos son hasta 200 los niños y otros 80 los adultos. No
se ha visto aún la chusma de varias rancherías, ni se sabe
si son de su mesma nación los Siclunas^ sus comarcanos, que
mediante ellos.se pueden pacificar. Unas de sus ñeras cos-
tumbres es matarse con barbasco ó veneno, que lo toman las
mujeres, principalmente para vengarse con tanto daño proprio
de sus maridos ó de otros.
Tienen su modo de iglesia con campanas..., rancho para el'
Padre con algunas alhajas, y para principio de su sustento,
cuatro ó seis cabezas de ganado vacuno y algunas aves, de que
cuidan los indios.
ADICIONES.
Dos reducciones principales de Agúanos hubo desde los
principios: la de San Antonio A6ad, en poca distancia del Gua-
llaga, y la de San Xavier^ que hoy se llama de los Ghamicuros,
algunas leguas más distante. Quien les dio mucha forma íá-
^
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 4a5
bricando en ellas casa é iglesia é industriando la gente en el
rezo 7 policia cristiana, fue el P. Lorenzo Lucero, el cual, des*
pues de fundado el pueblo do la Laguna, mandó desde allí
abrir camino de á caballo para visitarlos á menudo. Recogió
también, con la ayuda del gobernador don Gerónimo Vaca,
muchos indios de la parcialidad del Ghamicuro que aun vivían
en su retiro. Gon esto, la reducciou de San Xavier tuvo por
entonces notable aumento. Del pueblo de los Agúanos apartó
la parcialidad de los Tibilos, con quienes tenían disensiones
continuas, 7 fundó con ellos otro pueblo aparte entre el de San
Xavier 7 la Laguna, que se llamó San Lorenzo de los Tihilos.
Este, con el tiempo, por fin, se acabó. El de San Xavier, que
aun persevera, cuenta al presente 237 almas, 7 el de San Anto-
nio Abad solas 92. A más de las pestes, matanzas entre sí, lo
que ha consumido á los Agúanos han sido las correrías i los
Xíbaros 7 otras naciones, porque, por muy valientes, eran
un tiempo muy apetecidos para soldados. Los pocos que que-
dan, en especial los Ghamicuros, tienen boy fama de muy
cobardes, pero muy fieles 7 amantes de sus misioneros.
«
I VL
Misión de los ParanapuraSy ChayábitaSj ñíuniches y Otanavis.
Paranapura es un río ó quebrada que, teniendo su origen
en los cerros de Moyobamba y de los Ghayabitas, desemboca
en el de Guallaga á poco más de un dia de camino de rio, arri»
ba de el pueblo de Santa María de Guallaga. En esta quebrada
6 en algunos sitios de ella vivían escondidos y huyendo de las
malocas que solían hacer los vecinos de Moyobamba, llevándose
las mujeres 7 chusma de la gente que encontraban, algunas
parcialidades de la nación Xébera, que no pasaban de 30 indios
de lanza; parte de ellas se llamaban Xéheros Muniches, por la
4a6 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
comunicacioQ y haber emparentado con los Muniches y apren-
dido su lengua, por estar vecinos á ellos, cuyas rancherías y
habitaciones están mas adelante de Paranapuras(sic), en que-
bradas que bajan.de los mismos cerros de la jurisdicción de
Moyobamba.
Yeian algunas veces los Padres á los dichos Xéberos de Pa-
ranapuras, viniendo ellos también á ver al que estaba en la
Limpia Concepción de Xéberos y en Santa María de Guallaga.
Por haber reconocido la amistad y comunicación que tenían
con los Munichos, deseaban los Padres por ese medio intentar
y fundar una reducción con unos y otros en Paranapura. No
se ponia en ejecución por haber falta de Padres, añadiéndose
después, que, con ocasión de haber hurtado un Xébero la mu-
jer de otro principal, llevándosela á Moyobamba, donde á poco
tiempo la mujer murió, andábase el raptor descarriado, sin
tratar de volver á los suyos, de miedo del marido de la india.
Aportó á los Chayabitas, que no dejaban de tener alguna, co-
municación con los Paranapuras, donde, introduciéndose y
ganando la voluntad de aquella gente, el cacique le dio por
mujer á una hija suya, y con ella trató de bajar á Guallaga y
pedir al Padre la bautizase y los casase. Así lo hizo, y bajó lle-
vándose consigo al cacique su suegro y otro también cacique
de otra parcialidad con algunos sus sujetos, persuadiéndoles
pidiesen al P. Raimundo de Santa Cruz, que era el que residía
en Guallaga, los bautizase y doctrinase también su pueblo, sa-
cando Dios de aquel mal este bien. Con buena instrucción y
catecismo los bautizó y casó al contenido; y para ver la dispo-
Bicion que tenia su pueblo para doctrinarse, subió con ellos
mesmos y algunos Cocamas navegando unos diez dias hasta
los cabeceros de Paranapuras, y trepando tres leguas de cerros
•con molestia de unas garrapatas que se pegan al cuerpo y aga-
rran tan fuertemente, que no se arrancan^sin dejar llaga, hasta
llegar á un alto en que estaba el primer pueblo de los Chaya-
bitas, pequeño, de unas 100 personas, que hacían 20 familias
de buena chusma; é informándose de los demás que había la
tierra adentro, que decían eran más en número, los dejó apala-
brados de que harían lo que conviniese á su doctrina, conten-*
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑON. 4ar7
tándose por entonces con bautizar solos niños y pocos adultos
que había necesitados.
Por este mismo tiempo envió el Padre recado al cacique
principal de los Muniches convidándole le viniese á ver. Vino
el cacique á ver al Padre con algunos de sus sujetos, á quienes
habló y acarició en orden á tenerlos en amistad y que diesen
obediencia á S. M. y admitiesen el ser doctrinados; y dándoles
algunas hachas y herramientas (principal cariño y agasajo
para ganar estas gentes), los despachó. Dando el Padre razón
de todo al P. B. Pérez, que era Superior y estaba en Borja, se
determinó á enviar otro Padre que tratase de fundar una re-
ducción de Paranapuras, Ghayabitas y Muniches, procurando
juntar todas estas naciones, por ser pequeñas, rezagos de las
malocas de Moyobamba, que cada una sola no era bastante;
juntas harian algo de importancia. Señaló y envió la santa obe-
diencia al Padre que tomase á su cargo esta reducción, á me-
diado del año de 1654. Llegó á Santa María de Guallaga, por ser
paso para subir á Paranapura, donde halló que le esperaban
los principales de los Paran apuras y Ghayabitas, y logrando la
ocasión y gusto que mostraban los indios con su nuevo y pro-
pio Padre, subió con ellos á que se viese y registrase el punto
más á propósito para que se poblasen ellos y los Muniches.
Visto el que parecía más acomodado y que caia en medio, para
que en él se llamasen y juntasen estas naciones, mientras se
disponían las cosas y hacian las sementeras, se estuvo el Pa-
dre en las rancherías de Paranapuras, que estaban en el retiro
de una quebradilla, mosquitero continuo y de excesivo calor
con los reflejos del sol, por ser arenisco.
De estas rancherías fué también el Padre, con fin de solici-
tarlos á que bajasen á poblarse, á ver á los Ghayabitas, nave-
gando unos siete dias de rio arriba y subiendo á los cerros, con
molestia de garrapatas, donde tenían su pueblo y de donde se
ven las inmensas llanadas de estas montañas, cubiertas de es-
pesura de árboles altos y copados y variedad de palmas, sin
que haya cerro ni cosa que estorbe á la vista hasta todo lo que
puede alcanzar. Gon estas visitas, comodidades y doctrinas
que se les ofrecía, aunque sentían dejar sus tierras, fueron
438 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
bajando los de este pueblo adonde se había señalado para po*
blarse en Paranapura, ayudándoles el Padre con canoas, he-
rramientas y otras cosas que habían menester, y asegurándo-
les principalmente que, teniendo doctrina, no les harían daño
los españoles ni llevarían sus hijos, que es lo que sumamente
sienten. Bajaron á lo mesmo algunos de la tierra adentro de la
nueva nación Ghayabíta, con que iba la población poniéndose
en buen punto, con esperanzas de reducirlos á todos.
Trató el Padre de hacer lo mismo con los Muniches (á quie-
nes en Moyobamba llaman OtanábesJ en orden á arrancarlos de
su tierra y que se poblaran en Paranapura. Envió á llamar al
cacique principal, á quien habló, diciéndole lo que convenia
en la materia. Oyó el cacique con atención, y llegando su vez,
respondió que él también. Así lo hizo, admitiendo el ser doc-
trinados, pero dando solución (por ser de juicio y capacidad) á
todas las razones que se le hablan propuesto para mudarse,
todo en orden á no dejar sus tierras. Díjole el Padre (mostrán-
dole agrado de su buen entendimiento y claridad con que ha-
bla hablado) que iria á verlos en ellas y ver si habia comodi-
dad y bastante gente para tener un Padre que los doctrinase.
El cacique (llamábase Juanio) respondió que fuese en hora
buena, que seria bien recibido y con gusto do todos. Hizo «I
viaje el Padre con 17 indios solos de escolta y bogas no sin
recelo y riesgo de enemigos, navegando catorce dias, por haber
de dar la vuelta por el rio de Guallaga y entrar subiendo la
quebrada donde viven los Muniches, que está tres dias más
arriba de la boca de Paranapuras. Tuvo gran cantidad de zan-
cudos, que de noche parecía estaba todo el aire hecho un en-
jambre de ellos; no dejaban hacer la pobre cena á la gente;
metíanse por la boca, narices y ojos; menos los dejaban dor-
mir, porque no tenían toldos; íbanse, dejando al Padre solita-
rio en la playa, huyendo de ellos en las canoillas, por ver si
podían dormir en ellas apartados en el rio; ni con estas dili-
gencias, de que usan valerse estas gentes en semejantes casos,
se podían librar, por estar todo cundido de zancudos. Este tor-
bellino de ellos tiene el rio de Guallaga y las partes sus veci-
nas, como dije arriba, en especial en aquella temporada, que
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 489
era por el mes de noviembre y cuando cesan las crecientes
que inundan la tierra, por el cieno y podredumbre de hojas y
palos, que es de donde se crian tan molestas sabandijas. Ca-
minando por la quebrada arriba, cesó esta plaga, pero vino la
de la hambre, porque les faltó in totum la comida. Un dia les
suplió por pan al Padre y á los indios el cogollo de una pal-
mera de chonta (1) y su fruto en flor. Sobre l2^ hambre entraron
on grandes temores de que estaban de malas los Muniches,
fundándose en que no hallaban el socorro de comidas que ha-
bian enviado á decir al cacique Municbe tuviese en el camino,
7 en las amenazas que había echado un indio de que se habia
de valer y hacerse fuerte con los Muniches y matar á los es-
pañoles, al Padre y á todos, por una vuelta que le habían dado
unos indios de Paranapura, y en otras memorias semejantes,
que refrescaban, de que habían dicho en otros tiempos habían
de matar al Padre, al cacique principal de Paranapura, que
iba en esta escuadra, etc. Estos temores, como de enemigos,
los asombraban y ponían en cuidado ; pero el mayor enemigo
que les hacia ya la guerra y apuraba, era la hambre. En fin,
andando en frutas silvestres que la matasen ó engañasen , se
socorrió esta necesidad con una chacra de yucas y alguna gente
de Muniches que acertaron á encontrar, porque con este en-
cuentro, que en la sazón fué de mucha alegría, cesó la hambre
con las yucas y se quitaron los temores con la relación que
dieron los Muniches. Aseguróse todo más, porque, habiendo
tenido aviso el cacique muniche (que se lo dieron dos indios que
habían 'despachado había dos ó tres días ha, con ñn de que
viesen qué rumores corrían) de que iba ya el Padre y estaba en
necesidad, bajó el cacique á recibirle con socorro de comidas y
bogas, dándole á su modo la bien venida á sus tierras y dícién-
dole que habia estado muy triste y cuidadoso con la tardanza,
juzgando le habían muerto los aucas enemigos que suelen andar
por el rio de Guallaga; y cómo habia enviado cuatro indios con
comidas al camino, donde esperaron algunos días y de donde.
(1) Buterpe oUraeta.
440 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
por madurarse los plátanos y echarse á perder, se habian vuel-
to. Llevó al Padre por la quebrada arriba hacia sus rancherías,
donde en el puerto esperaba la demás, de fiesta, con llautus de
palma que coronaban sus cabezas, una rueda de indios que
daban vueltas danzando á su modo, con flautas pequeñas ó
zamponas, que las tocan con buena armonía y consonancia, y
otra rueda de flautas grandes y gruesas. Ck)n esta fiesta lleva-
ron al Padre á las casas del cacique, que distan del puerto
como un cuarto de legua, donde tenían hecho un rancho para
el Padre y luego hicieron capilla para que dijese misa. El ca-
cique mandó trujesen camarico, á que acudieron todos trayen*
do pescado, yucas, plátanos, zapallos, caña dulce y otros frutos
de la tierra, de que pusieron al Padre un buen rimero. Hízole
al dia siguiente una pesca con barbasco en su quebrada, que
es muy abundante de sábalos y boquichicos, deque cogieron
gran cantidad. No halló el Padre ser bastante la gente para
ocupación de un sacerdote, pues no pasaban de 64 indios de
lanza de toda la nación, con pocas mujeres y chusma. Díjole
por medio de intérpretes el intento conque había ido á sus tie-
rras, y aunque todos en voz común admitían el ser doctrina-
dos y cristianos, en tratándoles de que saliesen de sus tierras
á poblarse donde puedan serlo teniendo Padre, hoc opus, hic
labor est. Habiendo hecho varias pláticas sobre la materia, los
días que allí estuvo, y de los misterios de la fé, no consiguió
más por entonces que el que se acercarían algo á Paranapura,
y se poblarían en una quebrada que llaman Sadassoy que no
sale de los términos de su tierra. Pasó el Padre con ello,
con fin de irlos sacando con el tiempo á Paranapura, y se vol-
vió, dejando bautizados algunos viejos, de quienes supo des-
pués habian volado dentro de pocos días á la otra vida casi
todos.
De lo referido se sabrá lo que pasa en otras partes, porque
casi de la misma manera recibep á los Padres otras naciones,
con el mismo aplauso y fiestas á su modo, que no deja de ser
indicio de la disposición que en ellos hay para tenerlos en sus
tierras y sus doctrinas. El embarazo mayor que hay es el ser
algunas naciones muy pequeñas y vivir en partes tan inhabí-
NOTICIAS AUTÉNnCAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 441
tables y remotas para la comunicación, que no es posible hu-
manamente puedan vivir en ellas sacerdotes. Así, á más
no poder, se ha procurado sacar los tales indios á donde
puedan morar con doctrina y comunicación y ser corre-
gidos y dirigidos de la justicia, sin la cual no se entablará
cosa.
Hechas estas diligencias, proseguía la población no tan sin
efecto, pues no sólo se iban poblando los Paranapuras y Gha-
yabitas de los altos referidos, sino que de la tierra adentro
iban saliendo algunos á poblarse, y también de los Muniches;
y parece se redujeran todos y se formara una razonable re-
ducción. Faltóles el Padre, porque lo llamó la santa obediencia
para ocuparlo en otra parte forzosa, y hubo de desampararlos,
dejando solamente hasta 50 (?) familias y otros que también co-
menzaban á poblarse. Mostraron grave sentimiento los indios,
porque así como supieron que el Padre se iba, comenzaron á
levantar alharidos desde sus ranchos, como cuando lloran sus
muertos. Otros, que eran los más principales y viejos, se iban
al rancho del Padre y se paraban á mirarle y á llorar, sirvién-
doles las lágrimas de palabras, que signiñcaban su dolor y
aflicion; de modo, que no pudiendo el Padre contenerse, se
retiraba á un rincón á dar lugar él también á las lágrimas,
sintiendo grandemente el dejar á aquellos pobres más que si
fuesen sus hijos naturales...
En materia de doctrina no era menester trabajar tanto con
ellos como con otros, porque tomaban bien lo que se les en-
señaba y no querían que nadie les llevase el pié adelante en
cosas de cristianos; de que es buena prueba el que, habiéndo-
les dicho el Padre la obligación de la abstinencia d^ carne en la
Cuaresma, siendo su ordinario sustento la montería que cazan
con cerbatanas y veneno, arrimaron en la Cuaresma las cerba-
tanas, buscando solamente yerbas, frutas y pescado para pa-
sarla aun los que no estaban bautizados; cosa rara en estos
naturales de montañas y en que no hay poco trabajo y difi-
cultad para que dejen de comer carne en los días prohibidos,
así por ser ellos demasiadamente carniceros, como porque no
siempre tienen á mano otros manjares ni poseen diligencia
29
412 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
en prevenirse de ellos para los días de ayuno, sino que pa-
rece forzoso han de comer lo que hallan , sea carne ó pes-
cado (1).
Han proseguido acudiendo al rezo de doctrina aun estando
sin sacerdote, y las veces que van Padres á verlos ó asistirles
por el tiempo que es posible, como lo hizo el P. Luis Vicente
Centellas, acuden á todo con más cuidado y á servir al Padre
con puntualidad. Hase minorado esta reduccion¡con las pesies
y por el punto en que está el pueblo, que con ser arenisco y
alto, tiene demasiada humedad y vapores malos, que ocasio-
nan enfermedades mortales. También se han vuelto algunos
Chayabilas á sus tierras, conque no hay más, al presente, que
30 familias. Pero si tuvieran sacerdote propio y asistente, se
mejoraran, y hay esperanzas de que Chayabilas y Muniches
so reduzcan. Y aunque á los Muniches han impedido los espa-
ñoles de los Lamas ó Triunfo de la Cruz, porque quieren de-
cir que tocan á su jurisdicción y servicio, por huir de ellos y
del trabajo que suelen darles, se vinieran á vivir en Paraná-
pura al amparo y abrigo del Padre, como de hecho ahora lo han
tratado, viniendo á hablar á los Padres, con fin de acercarse y
ponerse en Paranapura. No sé en qué pararán. Ellos dieron
la paz y la obediencia á la justicia de Borja por medio de los
Padres que los pacificaron en la forma que he referido.
Tiene esta reducción su iglesia capaz, aun no acabada, con
una imagen de pincel de la Limpia Concepción de Nuestra Se-
ñora, de casi estatura entera; un crucifijo pequeño de bulto; un
viril de plata y el pié de bronce dorado; dos campanas; y de or-
namentos pocos , con otras alhajas de lo doméstico. De ganado
vacuno hasta 14 cabezas, y de cerda otro poco. Ilácenseen esta
quebrada y en las que en ella desaguan buenas pescas. A dos
dias de camino por el que van á Moyobamba, están unas fa-
mosas salinas de peñas, de donde á golpes de hachas ó barre-
(1) Siguen otros encomioB (que suprimo) sobre su escrupulosa observancia de
la práctica religiosa y penitencias, incluso disciplinas; y relaciones de casos de
muertes ejemplares, como la de una vieja que falleció invocando A Dios y á la
Virgen, como si siempre hubiese sido cristiana.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARaÑÓN. 443
tas sacan piedras de sal en cantidad cuanta quieren ó pueden
acarrear, para embarcarla en las canoas á dos leguas, que
lian de cargarla por tierra.
ADICIONES.
Con los contratiempos que hemos dicho, los Chayabitas, que
habían dado principio á poblarse con los Paranapuras, retirá-
ronse nuevamente á los cerros, en donde, como apuntamos
arriba, se formó después otra población debajo el amparo de
Nuestra Señora de la Presentación, que aun perseveray cuenta
al presente 442 almas.
Lo mismo sucedió con los Muniches, quienes, habiéndose
-dividido en dos parcialidades, la una se pobló por fin junto al
río Paranapura, en donde desemboca la quebrada Sadasso^
un dia de camino en distancia de Guallaga. Llamóse esta re-
ducción San Antonio de Padua de los Muniches, y es la que
hoy aun persevera. La otra parcialidad, que se llamó de los
Otonaves, poblóse debajo el patrocinio de San Estanislao Koska,
un dia y medio más arriba, en el camino que lleva ala ciudad
de los Lamas, junto á una quebrada llamada Sanonsi, que sale
á Guallaga; pero habiéndose disminuido mucho, volvió por
íiñ á juntarse con los Muniches. Ambas reducciones juntas
cuentan hoy 151 almas.
La de los Paranapuras, qué está cuatro dias más arriba en
la orilla del mismo rio, numera hoy dia almas 19*2 y es anejo
del pueblo de los Chayabitas.
§ VII.
Misión de los Roamainas y Zapas,
Conmunmente han entendido y hablado de Roamainas y
Zapas como de dos naciones distintas. No hay más funda-
mento para eso que el tener diversos nombres y poblaciones
444 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
apartadas, pero hablan una misma lengua con poca diferen*
cia en la pronunciación; y aunque vivían en diferentes que-
bradas del rio Tigre, no dejaban de comunicarse ni estaban
muy distantes; con que no hay para qué tenerlas por distin-
tas naciones ni provincias, sino distintas parcialidades ó po-
blaciones de una misma nación, la una con nombre de Roa-
mainas, la otra de Cepas^ que en lengua del inga es lo mis-
rao que «conchas». Este nombre de Cepas les dieron los espa-
ñoles, porgue las mujeres traian por cubierta sola una concha
grande, pendiente de un hilo que les tapaba las partes inde-
centes (1); Su nombre propio con que los nombran los Roamai-
nas es Iñuru. Aunque digo que son dos parcialidades, se ha
de entender que cada una contenia otras muchas con diferen-
tes caciques, pobladas muy á lo dilatado en varias partes. La»
tierras propias de esta nación son en las quebradas que des-
aguan en el rio Tigre, avecindándose por ellas al de Pastasa
(que se forma de los rios de Latacuuga y Hambato, donde lo
llaman Corino), de cuyo lado, que es á man derecha, como su-
bimos por él, tienen las dichas quebradas sus cabeceras. De
ellas, varando canoas, salian á hacer guerra ó matanza á los*
Mainas, que tenian por propias tierras y rios los de este con-
torno, principalmente al de Pastasa. También se la hacian á
ellos los Mainas y Xéberos por ambos rios, éste y el de Tigre^
y otras quebradas. Entendíase seria gran nación según eran de
dilatadas las tierras que ocupaba*, [..uego que llegaron los pri-
meros Padres á estas misiones, trataron de buscar los medios
para apaciguarla y doctrinarla; en orden á este intento se dis»
puso una armada en que fué el P. Lucas de la Cueva, y en
cuya entrada y caminos padecieron muchos trabajos, porque,
sin topar rastro de gente, anduvieron muchos días perdidos por
achuales (2) y pantanos, ciénagas hondables y llenas de raigones
y espinas, y sobre todo summa hambre, que la padeció con los
(1) Véase la quinta nota del § XI, del capítulo primero de la parte primera.
(2) Palmares de la especie llamada Achita^ que crece y se espesa en los terre -
nos anegadizos. Equivalen a los llamados Morichales en el Orinoco por la palma
moriche ó murichi (Aíauricia JlexuosaJ, acaso la misma Achua.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑON. 445
demás el Padre hasta caer desmayado. Túvose á favor divino
<:oncedido por los méritos del glorioso apóstol de la India San
Francisco Xavier (patrón de las armas de estas misiones), qne
en su infra octavam del año de 1641, habiendo dicho misa
el Padre, y encomendándole el negocio, se halló luego gente
de la nación Roamaina, de que prendieron algunos, que des-
pués han servido de lenguas para pacificarla. Un mozo de los
-que prendieron, acertó á estar en lo alto de un árbol adonde
habia subido á coger un mono que tenia aturdido con la yer-
ba con que cazan y se habia detenido en las ramas. Vio de re'
pente al pié del árbol gente de la nuestra; asombrado de te-
mor, perdió el sentido, ó como él después decia, se le perdió
el corazón, y quedando más aturdido que el mono, cayó de lo
alto dando un gran golpe en el suelo, de que quedó como
muerto, maltratado un lado, que se le hablan quebrado las
costillas. Escapóse su cabeza de las manos de nuestra gente,
que eran Xéberos y entonces las tcnian todavía afiladas (sic)
para cortar cabezas. Presentáronlo al Padre vendiéndole el ser-
vicio de que no se la habian corlado. Encomendólo al santo,
porque estaba el muchacho más muerto que vivo. El dia si-
guiente remaneció con alientos y fué menester aprisionarlo
porque no so huyese. Entre estos alborotos, un soldado, por
inadvertencia, disparó su arcabuz con dos balas, y dio con ellas
cu otro soldado sobre el escaupil, sin que le lastimasen ni hi-
riesen, por su buena ventura. Todo se atribuyó al favor de San
Francisco Xavier, en cuya infra octavam tuvieron [lugar]
estos sucesos. El muchacho que cayó del árbol y otros dos
que también se lograron de esta ocasión, han servido después,
como he dicho, de lenguas muy fieles para pacificar la pro-
vincia de Roamainas y Zapas.
Pacificóse por medio de los vecinos de Borja y de un capi-
tán, que, habiendo alcanzado título, quiso fuCsSe con el ejer-
cicio. Dispuso una armadilla de pocos más de 20 soldados y
cantidad de indios amigos, con buenas instrucciones de los
Padres para que hiciesen lo que convenia. Salieron de Borja á
los principios del año de 1654, con intento de dar en los Coro-
Jiadüs á titulo de delincuentes y do restaurar una india, mujer
m BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
de un Pardo (1), soldado, que se había llevado un indio ladina
Coronado y se sabia la tenía entre sus parientes, que enton-
ces eran unas 20 familias, rezagos que se habian escapado de
malocas y sacas de gente que hacian en tiempos pasados los
vecinos de Macas y de Borja. Aunque de los soldados que
habian ido habia algunos bien intencionados, que se confor-
maban con las órdenes del Rey Nuestro Señor y buenas ins-
trucciones, otros de menos capacidad y advertencia no tenían
el íinímo puesto sino en cargar y traerse la gente que hallasen,
para que se repartiese entre ellos, que es lo que llaman «pie-
zas»; conque habia grandes recelos de que, viéndose en la oca-
sión, hiciesen alguna injusticia con estrago y mortandad de la
nación que encontrasen, que siempre se siguen de semejantes
sacas de indios violentas, con otras inhumanidades, que és
fuerza las hayga al repartir la gente, por contentar á los solda-
dos, apartando y dividiendo hijos de padres y parientes do pa-
rientes, adjudicándolos á diversos amos por un modo que pa-
rece esclavitud ó es peor que esclavitud; cosa sensibilísima
para estas pobres gentes, que sin duda por ella miís que por
otras incomodidades se dejan morir. Así, suele suceder, que ni
el diezmo se logra de tales sacas de indios, porque todo es mo-
rirse en breve lastimosamente.
Acerca de estos recelos, en una carta que escribió el maris-
cal de campo D. Diego Daarmas (sic), (quien iba por capitán
acompañado en esta jornada) al P. Lucas de la Cueva, que era
Superior, dice este capítulo: «Se han conseguido, nú P. Rector,
«obras tan grandes en gloria de Nuestro Criador, cuya fué la
«disposición total, porque me consta que el P. N., pretendien-
»do mi hermano, como justicia mayor y con la comisión délas
«armas de este gobierno, impedir esta facción, por los mismos
«recelos que al principio de ésta refiero á V. P. que*tuve de
«algún gran desacierto, se opuso con gran eficacia, diciendo
«lo mismo que á mi en varias ocasiones: «Señor capitán, no
«lo estorbe Vmd., antes fomente este viaje, que espero en Dios
(1) Es apellido ó sinónimo de negro, mestizo?
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 447
^Nuestro Señor, ha de resultar de él grande gloria suya.» No
«hacia eslo el Padre porque le faltasen los mismos recelos, ycon
«todos se atropello, que impulsos soberanos lo movian. No pue-
/)do entender otra cosa, etc.» Este capítulo es de dicha carta,
y fue Dios servido de disponer las cosas bien en esta facción,
sin que surtiesen los malos efectos de «piezas» que se recela-
ban y lemian; porque, habiendo navegado más de veinte dias
por el rio de Pastasa arriba en demanda de los Coronados, y
buscándolos, escudriñando sus quebradas, principalmente
donde los habian visto, y dejando unos Mainas que estuvieron
entre ellos ó iban por guias, no los hallaron, porque se habian
puesto en cobro, temerosos de que irian españoles ó Mainas á
la venganza de dos que habian muerto dos años antes en una
refriega que los mismos Mainas les ocasionaron por causa de
unas mujeres. Por no volverse manivacios ó sin haber hecho
nada, determinaron el capitán y soldados entrar á la provincia
de Roamainas y Zapaj. Con este intento, tomando puesto en el
mismo rio de Pastasa, más abajo de donde había buscado á los
Coronados, vararon 20 canoas medianas hasta coger una de
las quebradas de los Roamainas, donde á una legua que vara-
ron por tierra, se volvieron á embarcar, yá pocos dias que na-
vegaron por ella, encontraron con casas y alguna gente que no
tuvo lugar de retirarse, como lo hicieron los demás que viviaii
en ellas. Prendieron cerca de 100 personas roamainas. A mu-
chos de los soldados les parecía bastante la presa para no vol-
verse á Borja manivacíos; pero los más advertidos les metieron
en camino, diciéndoles que era mucho mejor dejar toda la pro-
vincia de paz, que después les serviría, que no cargar con los
pocos que tenian cogidos á riesgo de que se huyesen ó murie-
sen ó saliese toda la provincia al camino para quitarlos, donde
les podía suceder mal con las emboscadas y guazabaras que les
diesen. Con estas y otras razones del servicio de Dios y del Rey
Nuestro Señor y de la propia comodidad, se determinaron á va-
lerse de los mismos prisioneros, para enviar con ellos recados
y algunas dádivas ó presentes de herramientas á los caciques,
convidándolos con la paz. El acuerdo fué acertado, pues por
este medio redujeron las provincias de Roamaina y Cepas á la
448 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
paz y obediencia de S. M., y habiendo salido muchos caciques
y gran multitud de gente, tomaron la posesión á principio de
abril del año de 1654, con las ceremonias y actos necesarios
y acostumbrados y buenas salvas de arcabucería. Estuvieron
entre ellos en buena amistad algunos dias á petición de los
mismos indios y caciques, que les dieron abasto de maiz, yucas,
plátanos, chontas y otros frutos de sus tierras, aunque, por fal-
tarles carne y sal, no dejaron de padecer mucho los españoles.
Al mismo tiempo, mediante los Roamainas, yendo á sus tierras,
pusieron de paz á los Zapas , tomándoles la posesión al modo
que se ha dicho. Dijéronles á unos y á otros, que para conser-
var la paz y que tuviesen doctrina, era conveniente que se po-
blasen en las orillas de Pastasa; á todo salieron los indios que
también deseaban libremente y con seguridad lograr la como-
didad de ese rio. Volvieron á salir, varando otra vez las canoas
con mucha gente de la nación. Los españoles les señalaron los
puestos donde se habian de poblar, y dejándolos contentos, se
volvieron á Borja, llevando solamente algunos mozos que pi-
dieron y les concedieron los caciques, conforme á las ordenan-
zas reales, para lenguas. Uno de los principales que iban en
esta jornada y á quien en especial se le debe el buen consejo
y acuerdo que tomaron, era el mariscal de campo que he refe-
rido, D. Diego Daarnias Tenorio, entonces capitán del número
de Borja, que iba por acompañado y amigo del que lo era do
esta facción, en la carta cuyo capítulo dije arriba y que escri-
bió al P. Lucas de la Cueva, Superior que era de la Misión,
dándole cuenta á lo largo del suceso y jornada; concluye di-
ciendo:
«Díjoseles que dentro de cinco meses iria Padre á quien todos
«reverenciamos, que los dariamás entera noticia de Dios, cria-
ador de el cielo y tierra, y que á las 10 lunas iría nuestro Su-
»perior ó yo á verlos en sus mismas tierras, en orden á la trans-
»migracion. En esta conformidad, como humilde siervo de Je-
»sus y uno de los capitanes de estas conquistas, postrado á los
»pies de V. P.,le requiero y pido con encarecimiento provea de
«operario que labre esta viña del Señor y vaya logrando la mies
»que juzgo por muy sazonada. P. Rector, buena gente, de su
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑON. 419
«valor no hay que dudar, pues á medida de ól es su docilidad
»y entiendo será su fidelidad; y pues nos la ha puesto en las
órnanos el Señor, no la desamparemos, antes haga V. P. más
»de lo posible, pidiendo á la provincia de Quito y Padre provin-
»cial sujetos que se empleen en este santo ministerio, pues esta
»es la advocación de la Conipañia Sania, que yo por mi parte
»haré los posibles, escribiendo á los Padres conocidos mios para
»que fomenten esto. Puerto de Roamainas y rio de Pastasa,
»13 de abril de 1654 años.» Este capítulo he querido referir,
porque manifiesta la mayor necesidad de estas misiones, que es
de Padres, para su buen logro. Si esta provincia de Roamainas
y Zapas los hubiera tenido'desde sus principios en que se pa-
cificó, sin duda lo hubiera tenido colmado y no hubiera pa-
decido esta gente tantos altibajos y estragos en mortandades y
^n mañas y resabios que es difícil ahora el remediarlos.
íbanse poblando en Pastasa, como les ordenaron, y estu-
vieron dos años menos uno ó dos meses sin que pudiera ir
Padre alguno á verlos y fomentar sus poblaciones, disponién-
dolas como las debian hacer. El faltarles á la palabra que se
les da es uno de los mayores inconvenientes que hay, y los
hubo en esta nación, por no haberle cumplido la que le dieron
de que á los cinco meses iría Padre á verlos. No se pudo más,
así por la falta que había de Padres, como por la facción y
conquista de Xéberos, que á todos nos embarazó en ese tiem-
po. Solamente nos contentábamos con enviarles recados de
varias excusas, contentándolos solo con esperanzas de que iría
Padre á verlos. Al fin hubo de ir con orden del Superior, rom-
piendo y atropellando varias dificultades y estorbos que ocu-
rrían con la conquista de Xéberos, en que estaban actualmente,
y no era la menor el haber de dejar el puesto que tenia á su
cargo; pero dejando en él á otro Padre, aunque achacoso,
atendiendo que era necesario y de mucho servicio de Dios
dar una vista á los Romainas y Zapas y comenzar á predi-
carles, fué por febrero de 1656, y navegando diez dias de rio
de Pastasa arriba desde sus juntas con el Marañen, los halló
que se iban poblando en sus orillas. Estaban apestados con un
catarro ó dolor de costado maligno, con que tuvo el Padre
450 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
bien que hacer con los moribundos, que parece no esperaban
más que al Padre y recibir el bautismo para volar á la otra
vida, catequizándolos con buenos intérpretes que llevaba.
De lo que Iba obrando y de la disposición que hallaba dio el
Padre razón al Superior, que entonces era el P. R. de Santa
Cruz por ausencia del P. L. de la Cueva, en una carta que le
escribió desde los Roamainas, con fecha 26 de marzo de 1656.
Después de escribir esta carta, prosiguió su trabajo otros
tres meses por las orillas del rio y rancherías de hacia adentro.
Para estos viajes de tierra, aunque era Cuaresma, desayuná-
base el Padre con un pedazo de yuca; en llegando á las casas,
que era á medio dia, no hallaba más que otra yuca y algunos
plátanos, que era buen ayuno. Tal vez llegó mojado de agua-
ceros, y, por lo que habia que hacer y estar más distante que
otras rancherías, le anocheció sin tener qué mudarse ni en
qué dormir y sólo se cubrió con un cachihanco mientras le
secaban el vestido y ropa del cuerpo, á que los pobres indios
acudían con caridad, haciendo una buena hoguera. La noche
la pasó con muchos zancudos porque el toldo de cachihanco
era corto.
Con los que dice en la carta y los que después bautizó, dejó
bautizados 235 niños y 125 adultos. De éstos murieron en ese
tiempo antes que el Padre los dejase los 60... Después los Padres
han ido bautizando más niños y adultos de tierra adentro,
conforme van saliendo ó porque se casan. Todavía no han sa-
lido todos los de adentro. Por todos los que se hallan escritos
en las memorias llegan los bautizados á 475. De estos más de
260 niños.
íbase poniendo buena su doctrina con la asistencia del Padre
Lucas de Maxano, que Dios haya, quien los tenía á su cargo.
En algunas cartas que me escribió, da razón cómo iba el pue-
blo principal poniéndose lucido en iglesia, casas y gente y que
acudía á doctrinarse y perder costumbres y juegos indecentes
que la gente moza solía tener sin recato. Llevóse Dios al Padre
á 24 de julio de 1660, antes de que cumpliese un año entero
do asistencia en la educación de Roamainas y Zapas, habiendo
precedido á su muerte la peste de sarampión y «mal del va-
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 451
lie» (1) en Roamainas y primero en Mainas, á donde poco antes
había bajado y venido á confesarse y fué forzoso que asistiese,
como lo hizo, con diligencia, andando de unas partes á otras á
los apestados en Mainas, que estaban distantes y divididos en
sus repartimientos, con los sacramentos; añadiéndose los bau-
tizos de dos buenas tropas de cimarrones gentiles que á la sa-
zón hablan sacado los espaiíoles de los montes. Asistió á esta
ocupación bien trabajosa un mes sin parar, hasta que, te-
niendo aviso de nuevo contagio en Roamainas y Zapas, fué á
socorrerlos. De ahí á poco murió, no de sarampión, sino de
achaque ocasionado por humedades^ malos tratamientos que
hacía en su persona, y otros trabajos necesarios á su ejerci-
cio. Quedaron esos pobres indios sin sacerdote, con que, como
sucede de ordinario, se esparcen fácilmente los que con difi-
cultad y trabajo se recogieron, volviendo á sus ladroneras.
Mucho daño en lo temporal y espiritual se les ocasionó con
la nueva fundación de ciudad que se trató hacer y se comenzó
en el mismo rio de Pastasa, cerca del Marañon, el año de 1656.
Obligáronles á que ellos también so mudasen y poblasen cerca
de la nueva ciudad, más de 40 leguas del rio más abajo de
donde ellos se iban poblando, cosa que repugnaban con ahinco;
con que muchos se retiraron la tierra adentro y todos se vie-
ron obligados á ir dejando sus casas y comidas que ya tenian
hechas, suspendiéndoseles entonces su doctrina por espacio
de dos años, y cobraron ellos algunos malos resabios, que lo-
maron de ver cómo los traian al retortero y tanta multitud de
encomenderos que los hablan señalado y les molestaban por
el servicio, sacándoles la chusma y engañándoles en muchas
cosas. No será poco vengan á olvidarlos con el tiempo ó dejen
de cobrar otros peores con el trato y servicio de los españoles.
Descompúsose la fundación por la mudanza que hubo del
Gobierno, y ellos, pidiéndolo con instancia, con permiso que
les concedió el señor gobernador D. Juan Mauricio Baca de
Evan, se volvieron á poblar donde primero hablan comenzado;
(1) Relajación del esflncter del ano y descenso del intestino recto.
152 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
en los puestos de arriba. No se consigue adecuadamente su
población, por las causas que toco en varias partes y por la in-
clinación que tienen á los retiros donde se criaron, dando
continuas guiñadas á sus tierras antiguas, donde se quedan
de ordinario.
Lo que más les ha disminuido ha sido las pestes, desde que
dieron la paz y obediencia á los españoles, de catarro, mo-
quillo ó dolor de costado y últimamente de sarampión. De
modo, que habiendo calculado los españoles que los apacigua-
ron entre Roamainas y Zapas hasta 2.000 indios de lanza, que
hacian 9 ó 10.000 almas, hoy nos contentamos con que lle-
guen á 300 lanzas y 1.500 personas, que lo dudo mucho. Ellos
han ayudado á matarse, fomentando las pestes con sus des-
órdenes, estando sin abrigo, bañándose con las calenturas,
usando de comidas y bebidas perniciosas, cuales son las que
hacen de plátanos maduros y otra de papayas verdes cocidas
y molidas, que para ellos es gustosa bebida, y otras inmundi-
cias. También ha ayudado á su consumo el matarse unos á
otros por leves ocasiones, y comerse; porque no sólo usan co-
mer carne humana de enemigos y naciones extrañas, sino la
de sus parientes; y aun dicen que tal vez se les antoja matar
niños para comérselos. Guando alguno muere de enfermedad,
echan la culpa á otro que ellos imaginan por sus discursos ó
embustes, y dan sobre el y procuran la venganza, diciendo que
él lo hechizó. Cuando por esta causa ó por otras trata alguno
de vengarse ó malar á su pariente, suelen algunas veces en-
riarle á avisar que va á matarlo y que tiene gana de comerle;
el que recibe la embajada no huye, sino que despeja la casa,
echando la chusma y mujeres á que se escondan en el monte,
y él coge las armas, que suelen ser chinganas ó lanza y una
rodela, y limpiando el patio, aguarda en él al contrario, que
por ir provenido de gente que le ayude, lleva de ordinario la
victoria, y muere el que esperaba peleando, y se lo comen.
Pero tal vez les sucede al revés, que van por lana y vuelven
trasquilados, ó por mejor decir, queda el desdichado agresor
muerto y comido de el que él buscaba.
Es gente limpia de sarna ó carato, desnuda, aunque las
NOTICIAS AUTENTICAS DEL FAMOSO RIO MAHaÑuX, m
mujeres usan de pampanillas y los varones de media pampa-
nilla. Guando les da gana so ponen capuces largos, los varones,
de cachibanco de que hacen las pampanillas, que lo sacan de un
género de palmas que llaman los españoles achuas, cuya fruta
es de buen gusto y sustento; de los cogollos sacan el hollejo
largo, y atando uno con otro hasta envolver ovillos gruesos,
tejen de él telas, unas toscas, otras delgadas, curiosamente
listadas de colores con que tiñen la hebra. Son estas telas muy
útiles para sus pampanillas, capuces, camisetas y toldos de
dormir defendidos de los zancudos y para otros ministerios.
Los Zapas usan lo mismo, aunque, por ser más toscos en su
estilo que los Roamainas, no tienen tanta curiosidad, ni las
mujeres se cubrian con pampanillas, sino con una concha
grande, como tengo dicho. Ya usan pampanillas. No usan de
algodón sino poco, aunque se da mucho ¡cuando lo siembran
en sus tierras, como en las demás de estas montañas. Usan
del cachibanco, por parecerles que les da menos trabajo, aun-
que no es de tanta dura como el algodón. Conque vieue á ser
propio ropaje y trato para comerciar y vender el cachibanco
de los Roamainas. De los Zapas suele ser el de las hamacas de
chambira, que es un género de fique (sic), que sacan de las hojas
de otras palmas muy fuerte y bueno para todo género de cor-
deles.
Son dóciles á la doctrina y voluntarios y gustosos de ella y
de los actos y ceremonias. No son muy dados á la embria-
guez, aunque se sustentan y viven bebiendo, pero bebidas sim-
ples y sin fortaleza. Pocas veces, que suele ser en sus fiestas
de bailar cabezas, las hacen muy fuertes que puedan embria-
gar. Cuando la peste, morian gimiendo, porque no estaba el
Padre allí para bautizarlos.
Ahora los asiste el P. Ignacio Ximenez, que ha recibido á
su cargo esta provincia. Tratan de poner su pueblo en puesto
más enjuto y sano que el que tenian, que era casi lo más cieno
y muy hiimedo. Esto ayudarla al achaque de que murió el
P. Lucas Maxano y al que padecen los naturales. Por eso se
quieren mudar donde digo, cerca de donde han estado. El Pa-
dre atiende á su población y doctrina y á sacarlos de sus si-
454 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
(ios... procurando juntamente solicitar y ganar á los Avitoas
y Azoronatoas , con quien han comenzado á comunicarse los
Roamainas y Zapas.
ADICIONES.
Habiendo salido para Quito el P. Ignacio Ximenoz, sucedióle
en el cargo de aquella misión, juntamente con la de los Gáés,
el P. Agustin Hurtado, á quien por el año de 1G77 un muíalo
desalmado quitó con una puñalada la vida, según refiere lar-
gamente en su Historia, lib. v, cap. ii, el P. Manuel Rodrí-
guez; donde es de advertir, que el caso sucedió, según la tra-
dición común, no ya en los Gaés, como cuenta el P. Rodriguez,
sino en Dacramona, que así se llama el sitio en donde estuvo
el pueblo de Roamaynas, y de donde después de la muerte del
Padre se pasaron á la otra banda del río algo más abajo de la
quebrada en que viven.al presente los Pinches, De allí también
habiendo entrado en el pueblo el achaque de las viruelas y
muerto algunos, todos los demás se retiraron á sus tierras an»-
liguas, de modo que, según consta de un informe que hizo
siendo Superior el P. Gaspar Vidal por el año de 1G95, ya no se
reconocian más los Roamaynas como parte de la misión; y así,
fue preciso enviar á solicitar nuevas paces con ellos. El P. Ni-
colás Durango, quien al año siguiente de 1696 tomó á su cargo
el reducirlos nuevamente, dice en sus apuntes haber encon-
trado en el pueblo antiguo de Roamaynas cinco solos indios,
tres mujeres y diez muchachos. Lo que obró en. orden á sa-
carlos nuevamente de los bosques y amistar á otras parcialida-
des, seguirá, hablando de la reducción de los Pinches.
Marcos Jiménez de la Espada.
^Continvard.J
EXTRACTO
DB LAS
ACTAS DE LAS SESIONES
0RLKRRADA8 POR LA SOCIEDAD Y POR LA JUNTA DIRECTIVA.
JUNTA DIRECTIVA.
Sesión del 4 de Febrero de 1890.
Presidencia del Sr, Coello,
Abierta la sesión á las nueve de la noche, con asistencia de los
Sres. Aparici, Andía, Foronda, Gorostidi, Suarez, Suarez lucían, Lai^so
de la Vega, Sánchez y Massiá, Arrióla, Anií, Ferreiro y Torres-Campos,
BC leyó y fué aprobada el acta de la anterior.
Se leyó una comunicación de la Academia Politécnica de Oporto
acusando recibo del ejemplar do la Circular remitida á las Sociedades
Geográficas invitándolas á que se adhiriesen á la protesta de las de
Lisboa y Madrid contra la conducta de Inglaterra; agradecía, además,
las pruebas de afecto que la Sociedad Geográfica do Madrid daba á
Portugal y el servicio que con su concurso prestaba á los derechos é
intereses de esta nación.
A propuesta del Sr. Presidente acordó la Junta que constara en acta
su dolor por la pérdida del Excmo. Sr. Conde de Toreno, Presidente
que había sido de la Sociedad, individuo honorario de esta y uno de los
que tomaron parte más activa y principal en la fundación de la misma.
También resolvió la Junta celebrar solemne sesión en memoria de tan
ilustro socio y de los Sres. D. Hilario Nava y D. Vicente de la Fuente,
que tan excelentes servicios habían prestado á la Sociedad y á la cien-
cia. Para pronunciar los respectivos discursos necrológicos se acordó
invitará los Sres. Suarez Inclán, Fernández Duro y Foronda. El señor
Suarez Inclán, que se hallaba presente, alegó varias excusas que la
Junta no aceptó por considerar que solo se fundaban en la excesiva
153 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
modestia de aquel. El Sr. Foronda declaró que, en esto como en todo,
se hallaba á las órdenes de la Junta directiva. *
Continuó después el debate acerca de la cuestión del Muni. usaron
de la palabra los Sres. Presidente, Sánchez y Massiá, Suarez y Foronda,
y se acordó que era ya ocasión de proceder con energía y apelar á los
medios que más convinieran para lograr pronta solución, mediante la
que se reconocieran los derechos de España á todos los territorios que
nos disputan los franceses. En las próximas sesioned debería ocuparse
la Junta de la elección de medios para el fin indicado.
El Sr. Torres-Campos advirtió que se hallaba vacante el importantí-
simo cargo de Gobernador de las posesiones españolas del Golfo de
Guinea, é indicó la conveniencia de que la Junta directiva de la Socie-
dad gestionase en favor de una acertada designación de persona que
conociera el estado de aquella Colonia y las reformas que debían intro-
ducirse en su régimen administrativo. Acordó la Junta pedir al Minis-
tro de Ultramar que el cargo de Gobernador del Golfo de Guinea se
proveyese en persona apta por sus conocimientos y antecedentes para
el desempeño de tan difícil puesto.
Y se levantó la sesión á las diez y media.
JUNTA DIRECTIVA.
Sesión del 11 de Febrero de 1890.
Presideneia del Sr, Coeüo.
Abierta la sesión á las nueve menos cuarto de la noche con asistencia
de los Sres. Botella, Abclla, García Martín, Foronda, Codera, Andía,
Suarez, Sánchez y Massiá, Ferreiro, Torres Campos, Motta, Valero é
Ibarra, se leyó y fué aprobada el acta de la anterior.
Se leyeron comunicaciones:
De la Sociedad de Geografía de Hannover, adhiriéndose á la protesta
de la de Madrid con motivo del conflicto surgido entre Portugal é
Inglaterra.
De la Asamblea de protesta patriótica de Torres Novas, agradeciendo
con frases muy lisongeras la actitud de la Sociedad Geográfica, tan
favorable á los derechos de Portugal.
EXTRACTO DE LAS ACTAS. 457
El Sr. Coello participó que, en cumplimiento de loe acuerdos de la
Junta, había procurado conferenciar con el Sr. Ministro de Ultramar,
y que no habiendo podido verle, le escribió, recordándole que es mi-
sión de la Sociedad Geográfica interesarse en todo cuanto afecta á la
integridad de nuestro territorio colonial y al aprovechamiento de todas
las fuentes de riqueza que cabe explotar en las colonias, por lo que
estimaba aquella indispensable que el Gobernador de las del Golfo de
Guinea ofreciera, por sus antecedentes y por sus especiales conocimien-
tos, firme garantía de poder contribuir al desarrollo material de aque-
llas y convicción firmísima también de los derechos que España tiene
á los territorios que los franceses nos disputan.
Anunció además el Sr. Presidente que había comunicado al Sr. Fer-
nández Duro el acuerdo de la Junta de suplicarle que se encargase del
dircurso necrológico del Excmo. Sr. D. Hilario Nava. El Sr. Fernández
Duro se dignó aceptar el encargo de la Junta. Resolvió esta que se pre-
guntara, tanto al Sr. Fernández Duro, como á los Sres. Foronda y Sua-
rez Inclán, el día en que podría celebrarse la proyectada sesión so-
lemne.
Leyóse después una carta del Sr. Marcel, de París, dirigida al señor
Fernández Duro, en la que se pedían informes acerca de una misión
española que se suponía realizaba trabajos arqueológicos en Marruecos,
y se daba noticia de un mapa del Airica central, del siglo xvii, descu-
bierto por dicho Sr. Marcel, mapa que con toda evidencia probaba que
los portugueses poseían ya establecimientos y fuertes en la época cita-
da. Ninguno de los señores de la Junta tenían noticia de la misión en
Marruecos á que aludía el Sr. Marcel, y se acordó participárselo así al
Sr. Fernández Duro. Respecto del mapa del siglo xni, se acordó, reco-
nociendo la gran importancia de este descubrimiento en los momentos
actuales, remitir copia del párrafo de la carta que á él se refería á la
Sociedad de Geografía de Lisboa, y pubhcarlo en las Revistas y Bole-
tines Geográficos.
Después, el Sr. Presidente recordó á la Junta que se hallaban pre-
sentes los Sres. Ibarra y Valero, é invitó á estos á que hicieran uso de
la palabra, pues sus noticias y observaciones podrían ilustrar á la Junta
en la cuestión relativa al Muñí y demás territorios del Golfo de Guinea.
El Sr. Ibarra dio noticias del estado de la colonia de Femando Poó,
á la que, añadió, no puede en realidad denominarse así, puesto que
hasta el presente no se han hecho trabajos serios de colonización. Res-
pecto al conflicto con Francia, manifestó que el statu quo nos perju-
dica tanto como favorece á Francia y que, por consiguiente, conviene
30
458 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
que Be dé pronta y defínitíva solución ai litigio. Instado de nuevo por
el Sr. Presidente, ofreció el Sr. Ibarra dar una conferencia en la Socie-
dan en ocasión oportuna.
El Sr Valero, que acababa de regresar de Barcelona donde había con-
ferenciado con el Sr. Marqués de Comillas, manifestó que los proyec-
tos de este se hallaban ya en vías de realización; que se había mandado
construir la casa para la factoría principal de Elobey; que se pensaba
establecer otras subalternas y dedicar terrenos que la Compañía había
adquirido al cultivo de cacao, café y otros productos; que la expedición
saldría á fines de Marzo y que, como él había de formar parte de ella,
suplicaba á la Sociedad que le honrase encargándole trabajos especia-
les en dichas regiones.
El Sr. Coello le ofreció, en nombre de la Junta, instrucciones para el
caso en que pudiese explorar y reconocer algunos territorios. Elogió,
además, los proyectos y la iniciativa del Sr. Marqués de Comillas, cuya
empresa demuestra la urgente necesidad de resolver la cuestión pen-
diente con Francia.
Prosiguiendo el debate comenzado en anteriores sesiones, anunció
el Sr. Presidente que debía tratarse en esta de los medios y de la opor-
tunidad para las consecución de los propósitos de la Junta.
El Sr. Suarez manifestó que, á su juicio, no cabía discutir ya sobre
la oportunidad, dada la urgencia con que se imponía la solución del
conflicto para evitar mayores daños. Como medio, propuso que en
primer término se conferenciase con el Sr. Ministro de Estado y que
se recomendara gran actividad á la Comisión de límites.
El Sr. Coello recordó que esta Comisión no ha conducido á resultado
ninguno favorable para los derechos de España y que por tanto no
debía volver á reunirse. La cuestión debe ventilarse directamente
entre el Sr. Ministro de Estado y el Embajador de Francia. Usaron
también de la palabra los Sres. Torres Campos, Foronda, Botella y
Sánchez Massiá, y acordó, por fin, la Junta, que una Comisión se avis-
tase con el Sr. Ministro de Estado y le apremiara para la resolución
del conflicto, y que también se noticiara al Sí. Ministro de Ultramar el
propósito de la Sociedad y se le recordase la conveniencia de enviar
buques de poco calado á las aguas del Golfo de Guinea. Se aplazó
todo otro acuerdo definitivo hasta que la Comisión conferenciase con
el Sr. Ministro de Estado. La Secretaría se encargó de solicitar de este
audiencia para asunto urgente de interés público. Fueron designados
para formar la Comisión citada los Sres. Coello, Aparici, Botella, Torres
Campos y Ferreiro.
EXTRACTO DE LAS ACTAS. 459
En el transcurso del debate se recibió y leyó atenta carta del señor
3ünistro de Ultramar, contestación á la que le había dirigido el señor
Presidente respecto á la provisión del cargo de Gobernador de las
posesiones españolas del Golfo de Guinea. El Sr. Ministro recordaba
que ese nombramiento había de hacerse de acuerdo con el Ministro de
Marina, y que por su parte haría todo cuanto pudiera para complacer
á la Sociedad.
El Sr. Torres Campos leyó una carta del Hermano Alejo Gochet, en
la que le encargaba que diera muy expresivas gracias á la Sociedad
por haberle nombrado corresponsal.
Ateniéndose la Junta á lo dispuesto en el par. 3.o del art. 3.o del
Reglamento de la Medalla, acordó proponer á la Sociedad que sé autOr
rizase para usarla á los Socios corresponsales Sres. Gauthiot y GaiSarel.
Los Sres. Sánchez Massiá y Torres Campos rogaron á la Junta que
les señalase el día en que habrían de pronunciar sus respectivas con-
ferencias. La Junta señaló el martes 25 de Febrero para la conferencia
del Sr. Sánchez Massiá, y el martes 1 1 de Marzo para la del Sr. Torres
Oampos.
Y se levantó la sesión á las diez y media.
JUNTA DIRECTIVA.
Sesión del 18 de Febrero de 1890.
Presidencia del Sr, Coello,
Abierta la sesión á las nueve de la noch^, con asistencia de los seño-
res Botella, Abella, Foronda, Andía, Suarez, Suarez Inclán, Sánchez y
Massiá, Amí, Ferreiro y Torres-Campos, se leyó y fué aprobada el acta
de la anterior.
Se leyeron comunicaciones ;
De la Sociedad Académica Franco-hispano-portnguesa, de Tolosa,
adhiriéndose con entusiasmo á la protesta de la Geográfica de Madrid.
Del Sr. Marqués de Croizier, Presidente de la Sociedad Académica
Indo-China, de París, anunciando que esta se reuniría en breve para
adherirse á la ya citada protesta.
Se acordó proponer á la Sociedad que se autorizase para usar de la
medalla al socio corresponsal D. Alfredo Geelhand de la Bistrate.
El Sr. Coello manifestó que la comisión nombrada al efecto no había
4C0 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
podido conferenciar con el Sr. Ministro de Estado por haberse recibida
el aviso de este horas después de la señalada para la entrevista. Anun-
ció también que, según noticias particulares, en el Ministerio de Marina
prevalecía el propósito de proponer para el cargo de Gobernador del
Golfo de Guinea á quien tuviese la categoría de capitán de fragata^
prescindiendo de las condiciones especiales que debía reunir la per-
sona nombrada para aquel puesto.
Acordó la Junta pedir audiencia al Sr. Ministro de Marina á fin de
indicarle la conveniencia de elegir persona con dotes y conocimientos
á propósito para el gobierno de aquellas colonias. Fueron designados
para conferenciar con el Sr. Ministro los Sres. Presidente y Secretario
general. También se dispuso que por segunda vez se solicitara audien-
cia del Sr. Ministro de Estado.
El Sr. Foronda leyó un extracto del discurso que en el Senado pro-
nunció el Sr. Ministro de la Guerra con motivo de una interpelación de
un Sr. Senador acerca del dique que proyectan los ingleses en Gibral-
tar. El Sr. Ministro terminaba declarando que el Gobierno, el Senado y
todo el país tienen suficiente patriotismo para no consentir que se
menoscabe en lo más mínimo la integridad del territorio ni allí ni en
ninguna parte. Propuso el Sr. Foronda que una comisión de la Sociedad
felicitase al Sr. Ministro por tan patriótica declaración y á la vez le
indicara la conveniencia de recabar todos nuestros derechos sobre el
Muni. Apoyaron la idea del Sr. Foronda los Sres. Botella y Suarez.
El Sr. Ferreiro llamó la atención de la Junta acerca del estado de Ma-
rruecos y de la excesiva ingerencia que en este imperio van tomando
naciones extranjeras. Sobre este particular expusieron también algu-
nas consideraciones los Sres. Coello, Amí, Suarez, Andía, Torres Cam-
pos, Suarez Inclán y Sánchez Massiá, y por fin se convino en que una
comisión, formada por los Sres. Coello, Botella y Amí, conferenciase
con el Sr. Ministro de la Guerra acerca de los puntos antes indicados
y le expusiera también las opiniones de la Junta respecto á la política
que España debe adoptar en Marruecos.
A propuesta del Sr. Torres-Campos se acordó pedir al Sr. Ministro
de la Guerra que concediese á D. José Valero comisión del servicio, sin
aumento sobre el sueldo de la Península y por término de un año, para
las posesiones españolas del Golfo de Guinea.
Acordó por último la Junta reunirse el próximo martes á las ocho y
media y que á las nueve se celebrará reunión ordinaria para oir la con-
ferencia del Sr. Sánchez Massiá.
Y se levantó la sesión á las once menos cuarto.
EXTRACTO DE LAS ACTAS. 461
JUNTA DIAECTIVA.
*
Sesión del 25 de Febrero de 1890.
Presidencia del Sr, Coello,
Abierta la sesión á las ocho y media de la noche, con asistencia de
•de los Sres. Botella, Aparici, Abella, García Martín, Foronda, Codera,
Andía, Sánchez y Massiá, Hallada, Montes de Oca, Ferreiro y Motta,
fie leyó y fué aprobada el acta de la anterior.
Se leyeron comunicaciones.
£1 Sr. Presidente dio cuenta de las entrevistas que las comisiones
respectivas habían celebrado con los Ministros de la Guerra y de
Marina. Añadió que el Ministro de Estado aún no había señalado día
y hora para la conferencia.
Debiendo reunirse la Sociedad á las nueve, y siendo esta ya la hora,
la Junta levantó su sesión.
REUNIÓN ^ORDINARIA.
Sesión del 25 de Febrero de 1890.
Presidencia del Sr, Coello,
Abierta la sesión á las nueve y cuarto de la noche, se leyó y fué
íiprobada el acta de la anterior.
El Sr. Presidente recordó que durante el período transcurrido entre
la última sesión y la que ahora celebraba la Sociedad, había perdido
esta tres de sus socios más ilustres: el Conde de Toreno, fundador y
honorario y Presidente que fué de la Corporación; el Sr. D. Hilario
Nava, Vicepresidente que fué también de la Sociedad, y el Sr. D. Vi-
-cente de la Fuente, Vocal que había sido de la Junta directiva. Todos
habían prestado muy señalados servicios á la Sociedad, y la Junta
directiva, después de hacer constar en acta su dolor por tan sensibles
bajas, había acordado celebrar pública y solemne sesión en memoria
de los íinados. La reunión se adhirió imánime á los acuerdos de la
Junta.
Se concedió autorización para usar la medalla de la Sociedad á los
<;orresponsales extranjeros Sres. Gaffarel, Gauthiot y Geelhand de la
Bistrate.
402 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Ingresaron en la corporación, como socio de número, el 6r. D. Pedro
Gounaud, de París, y como socio vitalicio, el Sr. Ilarionol^átch Sacha-
rof, de Yakutsk.
El Sr. Presidente anunció que iba á darse cuenta de los acuerdos de
la Junta directiva y de las comunicaciones que habían mediado entre
la Sociedad de Madrid y la de Lisboa y otras del extranjero con motivo
del incalificable atropello cometido por Inglaterra contra Portugal,
pueblo hermano nuestro, y como nosotros, también débil, pero resuelto
á no sufrir pacientemente las imposiciones del poderoso. Recordó que
acaso España pudiera hallarse en breve en situación semejante á la de
Portugal, puesto que no ha de consentir que los franceses ocupen Ios-
territorios españoles de la cuenca del Muni, ni que los ingleses realicen
en Gibraltar las obras marítimas que proyectan ; y por otra parte, ha
de defender con bríos, si las circunstancias lo exigiesen, la integridad
del territorio marroquí.
El Secretario general leyó los documentos á que se había referido el
Sr. Presidente y que ha de publicar el Boletín.
Acto seguido, el Sr. Sánchez Massiá disertó acerca de la necesidad
de formar el catastro en España. La reunión aplaudió unánime esta
conferencia que el Boletín publicará también. El Sr. Presidente, al
felicitar al orador, insistió en la conveniencia y necesidad de formar
el catastro parcelario y adujo interesantes datos que demostraban la
posibilidad de realizar esta obra con menor coste que el que hoy repre-
sentan los numerosos trabajos parciales que se ejecutan. Puede hacerse
el catastro con un gasto de 4 á 5 pesetas la hectárea; gasto igual 6
inferior al del mapa topográfico que publica el Instituto Geográfico y
Estadístico, sin rendir tal mapa las inmensas utilidades que propor-
ciona el catastro. Estima el Sr. Coello que hecho este, la riqueza impo-
nible habría de triplicarse, no tan solo por el descubrimiento do la
ocultación, que en algunos términos es de 100 por 1, sino por el mayor
valor que la propiedad adquiriría una vez conocidos con exactitud Ios-
linderos de cada finca y la naturaleza de los terrenos. No obstante, cree
el Sr. Coello que el catastro no ha de hacerse en España porque, aunque
favorece al país, á la Hacienda y al contribuyente, perjudicaría á mu-
chos de los hombres que viven de la política y cuya infiuencia es
incontrastable en España.
Con entusiasta aplauso mostró la Sociedad que participaba de las
mismas ideas de su Presidente, y acto seguido se levantó la sesión^
Eran las diez y media.
EXTRACTO DE LAS ACTAS. 4GJ
REUNIÓN ORDINARIA.
Sesión del 11 de Marzo de 1890.
Presidencia del Sr. Coello,
Abierta la sesión á las nueve y coarto de la noche , se leyó y fué
aprobada el acta de la anterior.
El Sr. Presidente participó que la Sociedad había tenido la desgracia
de perder á dos de sus más ilustres socios, el Sr. Marqués de Monis-
trol y D. Juan Pérez del Pulgar. La reunión expresó unánime su dolor
por tan sensibles bajas.
Ingresó en la Sociedad el Sr. D. José Valero, Comisario de guerra,
quien, según anunció el Sr. Presidente , iba á marchar en breve á los
territorios españoles del Golfo de Guinea con ánimo decidido de estu-
diar aquellos países y prestar así un buen servicio á su patria y á la
ciencia geográfica.
Acto seguido y previa invitación del Sr. Presidente, el Sr. Torres-
Campos explanó su anunciada conferencia acerca del Congreso inter-
nacional de ciencias geográficas 'de París, conferencia que publicará
íntegra el Boletín, y que fué acogida con repetidos aplausos de la
numerosa concurrencia que asistía á la sesión.
El Sr. Presidente felicitó al orador en nombre de la Sociedad, y
acto seguido, se levantó la sesión.
Eran las diez y media.
JUNTA DIRECTIVA.
Sesión del 18 de Marzo de 1890.
Presidencia del Sr. Coello.
Abierta la sesión á las nueve de la noche, con asistencia de los seño-
res Abella, Foronda, Suarez, Sánchez Massiá, Amí y Ferreiro, se leyó
y fué aprobada el acta de la anterior.
Se leyeron comunicaciones:
De la Sociedad Académica Indo-China de París, adhiriéndose resuel-
tamente á los acuerdos de la Sociedad Geográfica de Madrid y enviando
copia de su protesta contra el proceder de Inglaterra.
464 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Del Sr. Aparici, participando que el Ministro de la Guerra había com-
placido á la Sociedad otorgando al Comisario de Guerra, Sr. Valero, co-
misión del servicio para las posesiones españolas del Golfo de Guinea.
Acordó la Junta que constara en acta su gratitud al Sr. Ministro de la
Guerra.
Del Sr. Suarez Lorenzana, de Melilla, anunciando que remitía al señor
Presidente sus itinerarios en el Rif. £1 Sr. Coello manifestó que no
había recibido dichos itinerarios.
Del Socio corresponsal Sr. Blumentritt felicitando á la Sociedad por
la actitud que había tomado en la cuestión anglo-portuguesa.
Del Sr. Fernández Duro, participando que había terminado el dis-
curso necrológico del Sr. D. Hilario Nava y que esperaba que la Junta
designara el día en que había de celebrarse la sesión anunciada. La se-
cretaría anunció que también el Sr. Suarez Inclán, encargado de la ne-
crología del Sr. Conde de Toreno, se hallaba dispuesto á leerla. £1 se-
ñor Foronda, á quien correspondía leer la del Sr. D. Vicente de Lafuente,
manifestó que había estado ausente de Madrid, que no había recogido
aún todos los datos necesarios, y que probablemente se pondría á dis-
posición de la Junta en los primeros días de Abril.
Se leyó también una circular impresa de los españoles residentes en
Oporto que unían su protesta á la de los portugueses contra el Grobierno
de la Gran Bretaña.
£1 Sr. Suarez presentó apuntes inéditos de la expedición del general
ürbistondo á Joló y descripción de la antigua provincia de Nueva Vizca-
ya, redactados por el Sr. Ochoteco, Gobernador que había sido de dicha
provincia. Acordó la Junta que dichos apuntes se publicaran en el Bo-
LBTÍK, previa revisión por la secretaría.
Tratóse después de la conveniencia de publicar las Relaciones topo-
gráficas de Felipe II, como há tiempo proyectó la Sociedad. Se acordó
que ante todo se examinaran los manuscritos para calcular su extensión
una vez impresa la obra.
Y no habiendo de más asuntos que tratar se levantó la sesión á
las diez.
JüKTA DIRECTIVA.
Sesión del l.o de Abril de 1890.
Presidencia del Sr. Coello,
Abierta la sesión á las nueve de la noche, con asistencia de los seño-
res Botella, Abella, Foronda, Suarez, Lasso de la Vega, Sánchez Massiá,
EXTRACTO DE LAS ACTAS. 465
Amí, Ferreiro, Torres-Campos y Motta^ se leyó y fué aprobada el acta
de la anterior.
Se leyeron comunicaciones :
De la Unión Ibero- Americana, llamando la atención hacia los traba-
jos que está realizando dicha Sociedad. Con este motivo el Sr. Foronda
recordó que el Presidente de la Sociedad Geográfica figura en la Junta
directiva de aquella Asociación; el Sr. Suarez habló de los proyectos
de esta relativos á la exposición industrial y comercial de 1892, y el
Sr. Coello indicó que el Gobierno se había comprometido á que se cele-
brara aquella y la Comisión del centenario de Colón procuraría que se
cumplieran tales propósitos. Añadió el Sr. Presidente que dicha Comi-
sión había conferido al Sr. Fabié y á él el encargo de ultimar los traba-
jos para la publicación de los hbros del Almirante que se custodian en
la Biblioteca Colombina; que el Sr. Fabié había estado en Sevilla donde
supo que Italia se propone también reproducir los citados libros, y que
al tener noticia de este proyecto, el Sr. Coello y la Comisión del Cen-
tenario opinaron que era aún mayor por parte de España el compro-
miso de dar publicidad á los manuscritos de que se trata. A este
parecer se adhirió unánime la Junta.
De la Sociedad de Geograña de París, consultando acerca de las
poblaciones en que podrían celebrarse los próximos congresos interna-
cionales de Geografía. Habiendo indicado algunos Sres. Vocales la
conveniencia de que se celebrara en Madrid el Congreso de 1892,
acordó la Junta aplazar la contestación hasta tanto que el Sr. Presi-
dente hubiese dado cuenta de esta idea á la Comisión del Centenario.
El Sr. Coello presentó un ejemplar del mapa de África del siglo xvi,
publicado con un folleto por el Sr. Marcel. Acordó la Junta repro-
ducir dicho folleto y mapa en el Boletín, previo permiso del autor que
se encargó de solicitar el Sr. Presidente.
Se presentó un cálculo aproximado de los volúmenes que harían
impresos los manuscritos de Relaciones topográficas de Felipe U.
Resultaban unos 10 tomos de 500 páginas con la caja del Boletín de
LA Sociedad. No se tomó resolución definitiva aplazándola para cuando
pudieran confrontarse la copia existente en la Biblioteca de la Real
Academia de la Historia y los originales que se conservan en la de
San Lorenzo del Escorial.
Acordó la Junta que se celebrase el próximo martes la sesión solemne
en honra y memoria de los Sres. Conde de Toreno, Nava y Lafuente, y
que para dicha sesión se invitara á todas las Corporaciones á que los
finados pertenecieron.
4G6 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
A propuesta del Sr. Torres-Campos , y teniendo en cuenta los méri-
tos del oficial de Secretaría, Sr. D. Ricardo Beltrán, y los importantes
6ervicios que había prestado á la Sociedad, acordó la Junta por unani-
midad proponer á la general su nombramiento de Archivero perpetuo,
como cargo de la Junta directiva, y con voz y voto en la misma.
Acordó también la Junta proponer á la general que se autorizase á
los socios corresponsales Sres. Du Fief y Gochet para el uso de la
medalla y que en lo sucesivo se restrinja tal autorización.
Y se levantó la sesión á las diez y media.
REUNIÓN EXTRAORDINAaU.
Sesión del 8 de Abril de 1890.
Presidencia del Sr, Coeüo.
Abierta la sesión á las nueve y media de la noche, el Sr. Presidente
manifestó que la Sociedad se reunía en sesión extraordinaria y pública
para honrar la memoria de los Sres. Conde de Toreno, D. Hilario Nava
y D. Vicente de La Fuente , que desempeñaron cargos importantes en
la Sociedad y que habían dejado en esta vacíos muy difíciles de llenar.
Acto seguido, leyeron discursos los Sres. D. Manuel de Foronda,.
D. Julián Suarez Inclán y D. Cesáreo Fernández Duro, en elogio, res-
pectivamente, de los Sres. D. Vicente de la Fuente, Conde de Toreno y
D. Hilario Nava. Estos discursos fueron muy aplaudidos é íntegros los
publica el Boletín.
El Sr. Presidente felicitó á los Sres. Foronda, Suarez Inclán y Fernán-
dez Duro y les dio gracias muy expresivas en nombre de la Sociedad.
Acto seguido se levantó la sesión. Eran las once.
JUNTA DIRECTIVA.
Sesión del 15 de Abril de 1890.
Presidencia del Sr. Coeüo,
Abierta la sesión á las nueve de la noche, con asistencia de los se-
ñores Abella, García Martín, Foronda, Codera, Suarez, Sánchez Massiá,
Amí, Ferreiro y Motta, se leyó y fué aprobada el acta de la anterior.
EXTRACTO DE LAS ACTAS. 467
El Sr. Beltrán suplicó que constara en acta su gratitud á la Junta
<lirectiva por la honrosa distinción con que le había favorecido al acor-
dar se propusiera á la general su nombramiento de Archivero perpe-
tuo, como cargo de aquella.
El Sr. Foronda participó que, según carta que había recibido del
Rector del Monasterio de San Lorenzo del Escorial, eran siete los
tomos de Relaciones topográficas de Felipe II que en aquella Biblio-
teca existían. Añadía el Sr. Rector que los monjes no podían compro-
meterse á hacer la confrontación de dichos tomos con la copia que se
conserva en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, por ser
trabajo muy difícil y que requería mucho tiempo.
El Sr. Presidente manifestó que la Real Academia de la Historia no
tenía por ahora el propósito de publicar las citadas Relaciones, y que
vería con gran satisfacción que la Sociedad Geográfica se encargase de
publicarlas.
El Sr. Foronda ofreció examinar detenidamente los originales del
Escorial é informar á la Junta de cuanto le conviniera saber para for-
mar el plan y el presupuesto de la publicación.
El Sr. Presidente participó:
Que había recibido carta del Sr. Mareel, de París, autorizándole
para que la Sociedad reprodujera el mapa del centro de África, del
siglo XVII y el folleto que le acompaña.
Que el Sr. Suarez, de Melilla, le había enviado el itinerario del Rif
que hace tiempo ofreció; era poco detallado, pero ofrecía remitir un
nuevo itinerario descriptivo.
Que , según noticias fidedignas, la situación de la factoría de Río de
Oro era deplorable desde el punto de vista comercial, pues la titulada
Compañía mercantil Hispano-Africana carecía de recursos de todo
género para hacer cambios con los indígenas.
Que el Sr. Saint-Sand y otros alpinistas franceses se proponían rea-
lizar una expedición al Valle de las Hurdes y á los Picos de Europa.
Con este motivo algunos señores de la Junta indicaron la conveniencia
de procurar que el Sr. Barrantes pronunciase lo antes posible su
ofrecida conferencia acerca del citado valle.
A propuesta del Sr. Foronda se dispuso completar el índice ya
publicado de los 20 primeros tomos del BoletIn con otro índice de
autores.
Y se levantó la sesión á las diez y media.
468 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
JUNTA DmECTlYA.
Sesión del 22 de Abxil de 1890.
Presidencia del Sr, Coello.
m
Abierta la sesión á las nueve de la noche, con asistencia de los seño-
res Rodríguez Arroquia, Botella, Abella, Grarcia Martin, Foronda, An-
dia, Suarez, Suarez Inclán, Lasso de la Vega, Garralda, Espin, Ferreiro,
Torres-Campos y Motta, se leyó y fué aprobada el acta de la anterior.
El Sr. Presidente leyó carta que había recibido del Sr. Marcel, de
París, quien le daba cuenta de un nuevo documento que apoyaba los
derechos históricos de Portugal á la región africana del Zambese; era
un Atlas publicado en los primeros afíos del siglo xvii. £1 Sr. Marcel
autorizaba á la Sociedad para reproducir en su Boletín los párrafos de
su carta relativos á este importantísimo documento, como ampliación
de los datos contenidos en el folleto que anteriormente remitió y que
la Junta había resuelto traducir y publicar también.
£1 mismo Sr. Coello anunció que la Asamblea de la Liga de Contri-
buyentes, convocada para el mes de Mayo próximo, debía tratar, entre
otros puntos, de la conveniencia de formar el catastro, y consultó á la
Junta si procedía que la Sociedad Geográfica procurase tomar parte
en estas deliberaciones. La Junta resolvió afirmativamente, y el señor
Foronda ofreció informarse de cuantos puntos interesaba conocer para
que la Junta decidiese en qué forma y por qué medios podía intervenir
la Sociedad en la citada Asamblea.
£1 Secretario general participó que la Oficina Hidrográfica de Was-
hington se había dirigido al Depósito Hidrográfico de España, pidiendo
noticia del sistema ó sistemas aceptados entre nosotros para la nomen-
clatura geográfica y la transcripción de los nombres extranjeros, no
pertenecientes á la escritura latina, y dio cuenta del sistema que acep-
taba el citado Depósito en sus cartas hidrográficas , leyendo al efecto
la comunicación que aquel dirigía á la Oficina de Washington.
£1 Sr. Presidente declaró que no podía aceptar el sistema propuesto
por el Depósito Hidrográfico; que estimaba mucho más conveniente y
lógico el adoptado por la Sociedad Geográfica; que cada nación debe
tener su sistema en armonía con la pronunciación de su idioma; que el
nuestro tiene, sobre todos, la ventaja del acento ortográfico y de la
pronunciación invariable de sus letras.
EXTRACTO DE LAS ACTAS. 4ní>
El Secretario que suscribe expuso que el aceptar el Depósito Hidro-
gráfico el sistema que acababa de leer obedecía al deseo de armonizar
en lo posible la transcripción española de los nombres geográficos con
el admitido por las Oficinas Hidrográficas de Francia, Inglaterra y
Alemania.
La Junta declaró su conformidad con las ideas del 8r. Coello.
El Sr. Torres-Campes rogó al Sr. Botella que diera á conocer en una
conferencia sus notables trabajos hipsométricos y los de la Comisión
de Estadística minera que dirige. El Sr. Presidente apoyó las excita-
ciones del Sr. Torres-Campos. El Sr. Botella manifestó que en breve
daria en el Ateneo una conferencia sobre los primeros de dichos traba-
jos, y que respecto de los segundos se habían publicado dos mapas y
estaba á punto de terminarse la impresión de la nueva Estadística
Minera. No creía, pues, que procedía dar conferencia sobre estos estu-
dios, puesto que sus resultados eran ya conocidos unos y otros iban á
publicarse. No obstante, ofreció presentar á la Junta los mapas á que
se había referido.
Habiendo anunciado el Sr. Torres-Campos que se proponía visitar á
España el príncipe Rolando Bonaparte, tan conocido por sus trabajos
geográficos, acordó la Junta, á propuesta de aquel, invitarle para que
diese una conferencia en la Sociedad.
Se acordó también que los Sres. Presidente y Secretario general for-
mularan propuesta de socios honorarios ó corresjKínsales á favor de
los más ilustres geógrafos extranjeros que aún no hubieran recibido
distinción alguna de la Sociedad Geográfica de Madrid. Esta propuesta,
una vez aceptada, por la Junta directiva, se someterá á la aprobación
de la Junta general de Mayo.
Y se levantó la sesión á las once menos cuarto.
JUNTA DIRKCrrVA.
Sesión del 29 de Abril de 1890.
Presidencia del Sr, Coello.
Abierta la sesión á las nueve de la noche, con asistencia de los seño-
res Botella, Aparici, Abella, Foronda, Codera, Andía, Suarez, Suarez
Inclán, Laso de la Vega, Amí, Garralda, Ferreiro, Torres-Campos y
Motta, se leyó y fué aprobada el acta do la anterior.
El Sr. Foronda participó que en cumplimiento del encargo que le dio
470 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
la Junta, había conferenciado con los organizadores de la Asamblea
general de Contribuyentes, quienes le manifestaron que la Sociedad
Creográfica de Madrid se hallaba expresamente invitada para tomar
parte en las deliberaciones de aquella Asamblea.
La Junta agradeció el celo y la actividad del Sr. Foronda.
El Sr. Presidente participó que, en cumplimiento de acuerdos ante -
riores, había indicado, en la Comisión del Centenario de Colón, la opor-
tunidad y la conveniencia de reunir en Madrid, en 1892, un Congreso
internacional de ciencias geográficas. La Cornisón aceptó la idea, y en
consecuencia, y previo acuerdo de la Junta, el Sr. Coello anunció que
escribiría á la Sociedad de Geografía de París contestando á la comu-
liicación que en sesión anterior hubo de leerse, y proponiendo que uno
de los congresos internacionales de Geografía se celebrase en Madrid
en el citado año y en los días en que habría de solemnizarse el cuarto
centenario del descubrimiento de América.
Anunció también el Sr. Coello que el Sr. Barrantes estaba dispuesto
á dar su ofrecida conferencia sobre el territorio de las Hurdes.
Á propuesta del Sr. Torres-Campos, la Junta rogó con insistencia al
Sr. Garralda que pronunciase una conferencia en el próximo mes de
Mayo. Aceptó el Sr. Garralda y anunció que se proponía recordar datos
y consideraciones de algún interés acerca del viaje de la fragata Nu-
manda alrededor del mundo.
Resolvió también la Junta proponer el nombramiento de socio co-
rresponsal á favor del Sr. Mendizabal, profesor de Geodesia en Méjico
y representante que fué de esta República en el Congreso de ciencias
geo^áficas de París.
Y se levantó la sesión á las diez y cuarto.
ÍNDICE
DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN EL TOMO XXVIIL
MEMORIAS.
Páfirs.
Memoria sobre el progreso de los trabajos geográficos, leída en
la Junta general de 27 de Mayo de 1890, por el Secretario
general D. Martín Ferreiro 261
CONFERENCIAS.
Elogio del Excmo. Sr. D. Francisco de Borja Queipo de Llano y
Gayoso, conde de Toreno, presidente que fué de la Sociedad
Geográfica. Discurso leído en la sesión extraordinaria de 8
Abril de 1890, por el Sr. D. Julián Suarez Inclán 236
Elogio del Excmo. Sr. D. Hilario Nava y Caveda, vicepresidente
que fué de la Sociedad Geográfica de Madrid. Discurso leído
en la sesión extraordinaria del 8 de Abril de 1890, por el
limo. Sr. D. Cesáreo Fernández Duro 260
El Dr. D. Vicente de La Fuente como socio de la Geográfica de
Madrid. Conferencia leída en la misma el 8 de Abril de 1890
por D. Manuel de Foronda 298
Viaje de circunnavegación de la Numancia. Conferencias dadas
en la Sociedad Geográfica de Madrid los días 13 y 20 de
Mayo de 1890 por el Marqués de Reinosa, capitán de fragata
retirado 327
ARTÍCULOS.
Las razas indígenas de Filipinas, por el profesor D. Fernando
Blumentritt 7
La cuestión anglo-portuguesa 43
^ BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
PágB.
La últíma parte desconocida del litoral del Mediterráneo. El Kif,
por Henri Duveyríer 58
Ríos de Venezuela y de Colombia. Relaciones inéditas reunidas
por Cesáreo Fernández Duro 76
Noticias auténticas del famoso río Marafíón, por Marcos Jiménez
de la Espada 176 y 28S
Del material de enseñanza de la Geografía y de su racional em-
pleo, por el hermano Alexis Marie Gochet^ profesor en las
escuelas normales de Carhboury y París 217
MISCELÁNEA.
Cochabamba; posición geográfica de las capitales de provincia y
algunos cantones del departamento 204
PARTE OFICIAL.
Reales órdenes por las que se autoriza á los individuos de las
armas, cuerpos é institutos del Ejército que pertenezcan á la
Sociedad Geográfica de Madrid, para usar la medalla de dis-
tinción creada por Real orden de 11 de Noviembre de 1886. 206
TAREAS Y ACTAS DE LA SOCIEDAD.
Extracto de las actas de las sesiones celebradas por la Sociedad
y por la Junta directiva 208 y 466
Reseña de las tareas y estado actual de la Sociedad Geográfica
de Madrid, leída en Junta general de 3 de Junio de 1890,
por el Secretario adjunto D. Rafael Torres Campos 291
Dictamen de los revisores de cuentas 297
LÁMINA.
Mapa etnográfico del archipiélago filipino 43
BOLETÍN
DB LA
SOWAD fiEOdRÁFIGA DE HADRiD
S U M A ti 1 O .
I. El Congreso y la Exposición de Geografía de París vn 18S0,
por D. Rafael Torres Campos 7
II. Los portuíxueses en el África Austral. El Chanibcze, origen
del Congo, descubierto por los portugueses on 1700, pur
M. Gabriel Marcel 49
III. El viajero polaco Roguzinski en Femando Púo 03
IV. Noticias auténticas del faníDSo río Marañón, j)or D. Mar
eos Jiménez de la Eupada 73
V. El porvenir de la lengua española («comparada con las prin-
cipales del mundo) estud¡a«lu desde el i>unto de vista
geográfico y estadístico. Coi¡iunicaci()n dirigida ala Real
Academia de la Leugua por />. Gabriel (\irras(.o, 120
VI. El catastro en España. Confidencia i>ronrini!Íada en la So-
ciedad Geográlica de Madrid en la sesi«'»n pública del •J")
de Febrero de 1890 por LK Juan Sánchez y Massiá 147
LAMINA.
REPRODUCCIÓN DK UN MAPA MANUSailTO DKL SIOLO XVI.
TOMO XXrX. — NÚMEROS !.• Y 2.*
Julio y Agosto, 1890.
La Sociedad no es responsable <le laR ojiinioueH emiti>las por lus autores de ¿os
artículos insertos en el Rolrtín.
MADRID
IMPRENTA DE FORTANET
CALLE DB LA LIBERTAD, NÚM. 29
^ 890
JUNTA DIRECTIVA
Pl LA
SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE MADRID.
PRESIDSNTS.
Bzcmo. 8r. D. Franeiieo Coello y Qaewda.
VICEPRESIDENTES.
Bxemo.Sr. D. Federico de Botella p.
Bzemo.Sr. D. José María Aparioi Cd.
Bxemo.Sr. D. Tomás de Reyna O.
Bzcmo. Sr. D.Antonio Andia C.
SECRETARIO GENERAL..
limo. Sr. D. Martin Ferreiro.
SECRETARIOS ADJUNTOS.
Sr. D. Rafael Torres-Campos (coifTADOs).
Sr. D. Adolfo de Motta (tbbobbso).
ARCHIVERO PERPETUO.
Sr. D. Ricardo Beltrán y Rózplde.
VOCALES.
Sr. D. Marceliano de Abella P.
Sr. D. Luís García Martin P.
Bzcmo. Sr. D. Manuel de Foronda Cd.
Sr. D. Francisco Codera ^Bibliote-
cario) C.
Sr. D. Francisco Oorostidi P.
limo. Sr. D. Sergio Suarez P.
Sr. D. Emilio Bonelli Cd.
Sr. D. I^Dacio de Arce Mazón. ... P.
Sr. I). Julián Suarez Inclán C.
limo. Sr. D. Anpel Lasso d»?la Vefira C.
Sr. D. Junn Sáuclioz y Maaaiá... O.
Sr. D. Manuel Maria Arrióla P.
Sr. D. Lucas Mallada P.
Sr. D. Castor Ami P.
Sr. Marqués de Rein osa P.
Sr. D. Miguel Espin O.
Sr. D. Antonio V&zquez y López
Amor Q.
Sr. D. Alejandro Churruca P.
Sr. D. Luis Maria de Tro Cd.
Sr. Conde de Torata C.
Sr. I). I'!milio Ruiz de Salazar. ... P.
ICxcmü. Sr. I>. Juan Qarcia López C.
Sr. D. Riluardo González Velasen C.
Sr. D. Francisco Quiroga P.
Nota. Con las iniciales C., P., G. y Cd., se designan los individuos que pertene-
cen respectivamente á Ins secciones de Correspondencia, Publicaciones, Gobierno
anterior y Contabilidad.
BOLETÍN
DI LA
SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE MADRID
BOLETÍN
DE LA
SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE MADRID
TOMO XXIX —SEGUNDO SEMESTRE DE 1890
MADRID
ESTABLECBUENTO TIPOGRÁFICO DE FORTANET
IMPRESOR DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
Calle de la Libertad^ núm. 29
1890
BOLETÍN
DB LA
SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE MADRID,
ADVERTENCIA.
Según lo acordado por la Junta Directiva, á conti-
nuación, y por vía de recuerdo, se da un sucinto
resumen de las reglas de pronunciación figurada y de
las principales sobre la acentuación, aprobadas para
las publicaciones de la Sociedad Geográfica, é insertas
en el primer número del Boletín, así como un cuadro
que expresa las diferencias de longitud entre nuestro
meridiano de origen en la isla de Hierro y los que
pasan por los Observatorios más importantes.
REGLAS DE PRONUNCIACIÓN FIGURADA.
Para expresar con alguna propiedad los nombres extranje-
ros se han adoptado , subrayadas en la impresión y en los ma-
pas, las vocales e, u y las consonantes h, 11, v, x, j, z.
La e suena como el diptongo eu francés.
La u como la u francesa.
La h se pronunciará aspirada, ó como una; muy suave.
La 11 como doble ele y no como elle.
La X parecida á la ch francesa, ó sea como aojen los dialectos
catalán y gallego.
La V como su semejante en francés.
La y algo parecida á la g francesa y más bien como la g cata-
lana en la palabra Sitges,
La z como la z francesa, ó como ds suave.
REGLAS PRINCIPALES DE ACENTUACIÓN.
Todo vocablo agudo que termine en vocal llevará sobre ella
un acanto. Si termina en diptongo, se pondrá el acento en la
6 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
vocal fuerte (A, E, O) y si las vocales terminales son débi*
les (I, U) acentúese aquella sobre la cual viene á cargar la
pronunciación.
No se pondrá acento en las voces agudas que terminen en
consonante: las dos excepciones de esta regla se reducen á
poner siempre acento sobre la palabra aguda que termino
en N ó en S.
Ninguna voz llana terminada en vocal se acentúa. — Por el
contrario (salvas dos excepciones únicas), se acentuarán las
voces llanas que terminen en consonante. Redúcense las dos
excepciones de esta regla á no poner acento sobre los vocablos
llanos terminados en las consonantes N ó S, por hallarse en
ellos comprendidos los plurales de muchos nombres y verbos^
En las voces llanas que deban acentuarse y cuya sílaba acen-
tuada forme diptongo, se ha de poner el rasguillo sobre la
vocal fuerte.
Los vocablos llanos que terminen en dos vocales, y la pri-
mera de ellas sea débil y acentuada (1, U) y la segunda fuerte,
habrán de llevar forzosamente acento en la primera.
Cuando las dos vocales terminales sean débiles, esto es,
lU, UI, llevará acento aquella sobre que cargue la pronun-
ciación.
Se acentuarán en la vocal débil las voces llanas cuya pe-
núltima sílaba consta de una vocal débil. I, U, precedida de
otra fuerte, A, E, O
Todo esdrújulo se acentuará. También llevarán acento los
semi-esdrújulos, ó sean los vocablos que finalizan en dos vo-
cales fuertes (A, E, O) sobre ninguna de las cuales carga la
pronunciación.
CUADRO DE DIFERENCIAS DE LONGITUD.
Punta de la Orchilla (Occidental de la isla
de Hierro) O'
Madrid M
San Fernando 44
París 20
Greenwich 48
Pulkovo 48
Lisboa 9
Washington 304
0'
0"
28
29
57
26
30
0
9
46
29
34
4
45
6
54
EL CONGRESO
LA EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA DE PARÍS
EIsT 1889 (1)
I.
El Congreso y los congresistas.
No es fácil para mí llenar el encargo de exponeros en esta
conferencia un verdadero resumen délos trabajos del Congreso
internacional de Ciencias geográficas, y más si á esto ha de
añadirse alguna idea de la Exposición y de los trabajos y obras
admirables relativas á nuestra ciencia acumulados en el Pa-
lacio de Artes liberales, en el de Industrias diversas y en la
interesante Exposición colonial de los Inválidos.
Como el programa del Congreso era vastísimo y muy nume-
rosas las colecciones geográficas, sobre todo de Francia, querer
abarcarlo todo equivaldría á hacer una enumeración escueta.
Por otra parte, dividido el Congreso en siete grupos (2) que
celebraban sesiones al propio tiempo, no nos fué posible asis-
tir á la lectura y discusión de todos los trabajos importantes,*
limitándose cada uno á tomar parte en las sesiones del grupo
de sus particulares aficiones. Por razón de mi oficio he debido
asistir, ante todo, al quinto ó didáctico— en una de cuyas sesio-
nes, por hacer honor á la Sociedad Española de Geografía Co-
(1) Conferencia pronunciada por D. Rafael Torres Campos en la Sociedad Geo-
gráfica de Madrid el dia 17 de Marzo de 1890.
(2) Geografía matemática; -geografía física; -geografía económica;— geografía
histórica, historia de la geografía y de la cartografía;— geografía pedagógica;—
viajes y exploraciones; geografía antropológica, etnografía y lingüistica.
8 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
mercial, quo representaba, fui designado para la presidencia
— y en cuanto era compatible con los trabajos de aquel, al ter-
cero ó económico. Pues bien, las materias tratadas en el pri-
mero, especialmente, no son de aquellas de un interés bastante
general para entreteneros con una exposición detallada de sus
discusiones esta noche.
Agradable tarea sería hablaros de los actos relacionados con
los Congresos: de grandes recepciones, banquetes y fiestas con
que la hospitalidad francesa ha obsequiado espléndidamente á
los extranjeros. De buen grado os entretendría bosquejando
algunos retratos de las figuras más salientes del Congreso: del
«gran francés» su presidente, quo no olvida que tiene sangre
española, habla siempre con calor de nuestros hombres y de
nuestras cosas, se complace en describir á Málaga y Barcelona,
y hombre de fe ante todo, encarnación viva del entusiasmo y
la constancia, que le han servido para realizar maravillas,
conserva un optimismo sobre su segunda magna empresa, que
á la verdad comparten ya muy pocas personas. Del príncipe
Rolando Bonaparte, excepción original en su familia, ajeno á
las ambiciones y á las miras políticas, que ha consagrado su
vida á viajes, exploraciones y estudios etnográficos; cuyo ma-
yor placer es alternar con los hombres de ciencia, entre los
cuales ocupa un lugar honroso; y que pueda vivir en Francia,
á pesar de su apellido, rodeado de los respetos de todos. Del
sabio Daubrée, á quien sus relaciones estrechas con D. Federi-
co de Botella tienen al tanto de los trabajos españoles. De Levas-
seur, fundador de la geografía económica francesa, verbo de la
renovación de los estudios geográficos llevada á cabo en los
últimos veinte años. De Paul Vidal de la Blache, insigne maes-
tro de una nueva generación de brillantes profesores que hoy
extienden el alto sentido de aquel sobre la geografía humana
desde las cátedras délas Escuelas y de las Facultades. Del orga-
nizador del Congreso, conde de Bizemont, un hombre ado-
rable, que á la distinción del aristócrata del faúbourg une los
méritos del científico, el carácter abierto y jovial propio del ma-
rino, y el trato amenísimo que es privilegio de los viajeros de
vasta cultura y gran talento. Del incansable Gauthiot, profesor
EL CONGRESO Y LA EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA. 9
distinguidísimo, alma de la Sociedad de Geografía comercial
de París, de la Comisión de Misiones científicas y otras corpo-
raciones de análogo carácter que le tienen en su seno; que
viene desplegando por el progreso de nuestra ciencia, una acti-
vidad V una iniciativa verdaderamente extraordinarias. De
Brazza y del doctor Ballay, creadores del Oeste africano.
Del sabio doctor Hamy, que en el Museo del Trocadero reúne
los documentos vivos para la historia de la civilización, el es-
ludio de las razas y la comparación de las artes, de los usos y
do las costumbres de todos los pueblos y de todas las épocas.
De M."« Kleinhans, la colaboradora de Lavasseur, tan her-
mosa como inteligente, testimonio vivo de lo que puede espe-
rarse de la mujer cuando se le da una sólida cultura y pre-
paración científica. De Maunoir, iluslre secretario de la So-
ciedad de París. Del sabio Duveyrier. De Drapeyron, infati-
gable promovedor de instituciones geográficas. Del distinguido
americanista Gaííarel. Del diligente investigador G. Marcel.
De Luciano Cordeiro, á quien debe Portugal tantas agitacio-
nes fecundas y tantos éxitos coloniales. Del veterano presidente
de la Sociedad real de Geografía de Amberes, general Wau-
vermans. Del hermano Alejo María Gochet, la eminencia de
la Congregación de la Doctrina cristiana, cuyos libros, relieves
y cartas, tan conocidos hoy en toda Europa, han servido para
introducir el sistema hipsomótrico, con los nuevos métodos,
en la enseñanza primaria. Del ilustre y activo secretario ge-
neral de la sociedad de Bruselas Du Fief. Del general barón
Nicolás Kaulbars, representante de la nueva Rusia. Del após«f
tol de la inmigración argentina Gabriel Carrasco, y de muchas
otras figuras interesantes y dignas de ser conocidas, que reu-
nió el amorá la geografía, en el Hotel de la Sociedad de París,
en la Exposición y en los salones de Mr. Lesseps, de los con-
des de Bizemont, del príncipe Rolando Bonaparte y del Hotel
de Ville durante la segunda semana de Agosto.
Pero hay que renunciar á esto. Se hace, á decir verdad, tan
poca Geografía en nuestra patria, que entiendo no es lícito em-
plear una de las raras sesiones dedicadas á tratar asuntos de
nuestra ciencia, en digresiones, en escarceos literarios y en
10 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
anécdotas. Reservaré, pues, mis apuntes sóbrelos geógrafos por
si alguna vez tuviera ocasión de .hacer un libro para mi entre-
tenimiento— que no lo espero — y busquemos algo de Geografía
y de Geografía que pueda interesar á España en mi cartera.
Por las razones ya dichas no trataré de hablaros de todas las
sesiones del Congreso y de todas las instalaciones de la Expo-
sición, sino tan solo de algunas de las sesiones y de algunos
objetos 6 publicaciones expuestos.
II.
La hora universal.— Tendencia de la cartografía moderna.
La cuestión del meridiano inicial único y de la hora univer-
sal no podía menos de llevarse al Congreso.
Recordáis bien la actitud de los diferentes países en la Con-
ferencia internacional de Washington de Octubre de 1884 y el
resultado nulo de la misma.
Francia quería á todo trance que el meridiano inicial tuvie-
se carácter real de internacionalidad, y para esto que se pres-
cindiera de los representados por los grandes observatorios
existentes, adoptando uno oceánico definido por su distancia
horaria á observatorio elegido arbitrariamente, ó que pasase
por una isla perdida en el mar.
En oposición á esta tendencia, 21 Estados, de 24 representa-
dos en la asamblea internacional, se decidieron por el meri-
diano de Greenwich, no sin que nuestro compatriota Ruíz del
Árbol alegase que el meridiano inicial de hecho existe ya; y que
ha sido tácitamente elegido por casi todas las naciones civili-
zadas al adoptar los calendarios Juliano y Gregoriano para eí
cálculo de las horas; y que si Roma nos dice desde hace siglos
cómo debemos medir el tiempo, lógico es buscar en Roma el
comienzo de la hora universal, aceptando su meridiano.
En este orden de ideas, y dando un paso más para buscar el
punto do partida de la era cristiana ó la razón á que atiende
Roma para decir cómo debe contarse el tiempo, el P. Tondini
EL CONGRESO Y LA. EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA. 11
de Qiiarenghi, en representación do la Academia de Ciencias
de Bolonia, vista la imposibilidad de llegar á un acuerdo
para elegir meridiano determinado por observatorio preexis-
tente ó con carácter absolutamente neutro, propuso que se
aceptase el meridiano de Jerusalén como inicial y, asimismo,
el empleo universal do la hora de este meridiano, juntamente
con la hora local, para las comunicaciones telegráficas.
En la marina y la astronomía, consideraba conveniente el
statuo quoy dejando en libertad á los marinos y á los astróno-
mos de emplear el meridiano inicial que les convenga; y en
la cartografía geográfica de las diversas naciones, pedía el uso
de doble graduación, una en líneas negras y otra en líneas ro-
jas ó de puntos, para los dos meridianos nacional y universal.
Según dicha propuesta debería indicarse en cada telegrama,,
al lado de la hora local, la del meridiano convenido. De esta
manera para los que no sienten necesidad ni deseo de innova-
ciones, todo marcharía del mismo modo que ahora, y los
banqueros, los comerciantes, los meteorólogos, los hombres
políticos, los periodistas, tendríaíi la ventaja de poder hacer
constar sin dificultad el momento de la expedición de un des-
pacho, el de un hecho acabado de suceder, el del alza ó baja
de los valores, así como la duración de la transmisión, que-
dando atendidos los intereses prácticos del comercio y de las
relaciones internacionales.
Obtenido esto, aunque se tomara consejo de la experiencia
para toda aplicación ulterior de la hora universal, y se respe-
lasen, por medio de una prudente transición, los intereses de
cada pueblo, podría considerarse un hecho la completa unifi-
cación en la medida del tiempo á juicio del P. Tondini, no
siendo ya difícil su aplicación á las necesidades científicas
y á las demás diversas relaciones internacionales. Y toda vez
que la hora universal supone é indica como múltiplo un ano
igualmente universal, se llegaría así seguramente y sin sacu-
didas al empleo de un solo calendario para todos los pueblos (1).
(1) Letti'e auw repr/sentanís de diterses puissances sur VapUcation de Vheure «ni-
verselle á la thélégraphie^ Noutelle Revne^ 188ü.
12 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Sacando rigurosamente conclusiones de las premisas, el
meridiano debía ser el de Belén, cuya longitud difiere de la
de Jerusalén algo; pero como la diferencia es tan pequeña, tres
minutos de grado que representan doce segundos de tiempo, y
la elección de Jerusalén rcuiic más probabilidadi's de conseguir
éxito, como no consta que Jesucristo naciese tampoco á la me-
dia noche precisamente para que pudiera alcanzarse la exacti-
tud matemática, la Academia de Bolonia ha creído que cabía
despreciar aquella.
A lo largo de este meridiano, continental como lo quería la
Conferencia de Washington, se pueden escalonar observato-
rios á divers.is latitudes. Jerusalén es el centro de los tres
continentes del mundo antiguo y está en el gran camino co-
mercial que dentro de poco unirá la Europa y el África Sep-
tentrional con el Asia. La preferencia por tal punto sería una
compensación al sentimiento religioso de las poblaciones or-
todoxas por el abandono del calendario Juliano, y ofrecería la
ventaja de que la diferencia de fecha ocasionada por el tiempo
universal sería para ellos casi imperceptible. Además, el ca-
lendario israelita reformado en el siglo iv por cl Rabbi Hillel
Hanassi se basa en la luna nueva inicial y, por consiguiente,
para todas sus lunaciones en el meridiano de Jerusalén, que
ha sido meridiano inicial universal para la cristiandad en la
Edad Media. Era considerado, en efecto, Jerusalén como el
centro de la tierra, y cuando en la cartografía se introdujo el
uso de los meridianos, se le colocaba sobre el primero de donde
partían las longitudes de E. á O.
El meridiano de Jerusalén es el línico de los propuestos que
toca á todas las partes del mundo. Corla en su parte continen-
tal á Europa, Asia y África, y en el antimeridiano á América y
á un archipiélago de Oceanía.
En apoyo de su transacción, el R. P. Tondini ha buscado
pi'ecedentes franceses en la proposición presentada al Congreso
geográfico inlornacional de París de 1875 por MM. Laharpc,
Salomón y J. De Morsier. Invocaba también el apoyo indirecto
de España á su pensamiento implicado en las nKinifest.icione«?
de Ruíz del Árbol, haciendo valor que el meridiano de Jerusa-
EL CONGRESO Y LA EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA. 15
lén llena mejor que cualquier otro la condición exigida al me-
ridiano neutro por la Gran Bretaña do prestarse á la creación
de un observatorio internacional.
Hay lógica indudable en buscar el origen de la era cristiana
y el punto de partida de las horas; sería, sin duda, el de Jeru-
salen un meridiano aceptable, como tantos otros; pero los
hechos tienen gran fuerza, la verdad es que se usa el meri-
diano de Greenwich en los inmensos dominios de la Gran Bre-
taña y los Estados-Unidos, y que el mayor número de las car-
tas marinas estjtn trazadas con arreglo al mismo; la suprema-
cía de Inglaterra y de su meridiano en la navegación es incon-
testable, la reconocen aun los que no quieren consagrarla con
una declaración oñcial que obligue á todos los países (i).
Ahora bien, se ¿satisfará esta potencia con que se le permita
no renunciar á su meridiano dejando plena libertad á los ma-
rinos de usar el que les plazca? ¿Puede esperarse que después
de haber impedido Francia en Washington la adopción del
meridiano do Greenwich, haga aquella sacrificios de amor
propio para llegar á la unanimidad en un acuerdo molesto,
siendo menos soberbia que su rival y vecina en el continente?
Por otra parte, ¿hay lógica en usar un meridiano como
origen de longitudes que no convenga con el de las horas?
El grupo estuvo dividido en dos porciones iguales al votarse
esta cuestión. Actitudes significativas: el profesor Morgan, de
la Royal Geog. Society, elogiando la erudición, el celo y la
energía desplegados por el P. Tondini para llevar á cabo su
empresa, se reservó en nombre de Inglaterra; el general Kaul-
bars hizo análoga manifestación como representante de Ru-
sia; pero es digno de notarse que no ocultó sus preferencias
personales por Greenwich, añadiendo que con tal que la cues-
tión se resuelva de una vez, cualquier meridiano es bueno.
Además, yo, como individuo de esta Sociedad, y entre nos-
otros, tengo un argumento de gran fuerza en favor del meri-
(1) Lo .que se pide es que la supremacía de Inglaterra sea pacífica, voluntaria-
mente acept da, y no una supremacía oficial é impuesta á la fuerza á la marina
de todas las naciones.
14 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
diano de Greenwich: el propio Ferreiro, ya comprenderéis
bien lo que esto significa, considera su adopción conveniente.
Es un inconveniente gravísimo el largo espacio que media
entre la recolección de los dalos para las obras cartográficas
y su.publicación, por virtud de los procedimientos en uso, que
dan cartas anticuadas ya cuando se tiran, y que impiden apro-
vechar con celeridad los trabajos hechos en el campo.
El Depósito de la Marina exhibía en la Exposición cartas en
que, además de emplear tintas en lugar de sombras, ha sus-
tituido el grabado á buril por el sistema más económico de
grabado á percloruro. En 1881 entró en este camino para evi-
tar dicho inconveniente.
' El servicio geográfico del ejército emplea también desde
hace mucho tiempo el grabado en zinc, sirviéndose de un
taller de fotografía para hacer las correcciones más fáciles y
menos costosas. Así ha podido publicar al día los levantamien-
tos de las brigadas topográficas en Túnez y Tonquín, propor-
cionando cartas, si no tan bellas como las grandes obras, aptas
para prestar los mismos servicios que estas, y, sobre todo, uti-
lizables en el momento preciso por los militares que hacían
la guerra btijo la bandera do Francia.
Nosotros, que por tener en, el siglo venidero una obra admi-
rable, que al acabarse resultará un bello monumento para la
historia, inútil en gran parte para conocer la planimetría del
país, que cambia en pocos años; que no contamos con cartas
oficiales á gran escala — dicho sea en honor del Sr. Cuello que
ha podido él solo realizar, con un esfuerzo de inteligencia y
voluntad verdaderamente admirable, que formará época en
la historia de la ciencia española, lo que no realizan los cen-
tros oficiales con poderosos medios; — nosotros que hemos
sacrificado el catastro á aquel monumento de lujo, si me es
permitida la frase, debiéramos tener en cuenta esta tenden-
cia do la cartografía, puesta de relieve en París, y las necesi-
dades actuales de la ciencia geográfica al reorganizar nuestro
Instituto.
M. Gastón Tissandier y el Ministerio de la Guerra han he-
EL CONGRESO Y LA EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA. J5
*
cho ensayos para aplicar la fotografía á la topografía. Había
en la Exposición fotografías muy interesantes tomadas en glo-
bo á 300, 600, 1.000 y 1.200 m. de altura, que pueden utilizarse
para obtener planos de una exactitud minuciosa, en que apa-
rezcan los menores accidentes del suelo.
III.
Cuestiones de Geografía física.
Ferreiro, adscripto al grupo II, Geografía física, y presi-
dente del mismo en una sesión, adujo datos interesantes rela-
tivos á la región de los terremotos en España, con ocasión de
observaciones del Sr. Méndez Guerreiro, vicepresidente de la
Sociedad de Lisboa, sobre la posibilidad de que los fenómenos
seísmicos se produzcan por infiltración de las aguas en hendi-
duras subterráneas; y habiéndose ocupado I. Wada de la cien-
cia seísmica en el Japón, y de Saussure de las observaciones
hechas en Suiza, trató también nuestro compañero de los tra-
bajos emprendidos por el Gobierno español en Filipinas.
Á los trabajos del explorador y del viajero que abren ca-
minos, recorren extensos territorios, forman las primeras car-
tas y describen á grandes rasgos comarcas y pueblos, siguen
los del investigador paciente, del hombre de ciencia que recoge
numerosos datos, hace observaciones precisas, ahonda en el
estudio de los países descubiertos, explica los fenómenos y
sorprende los secretos de la naturaleza. Bajo este último punto
de vista poco se sabe aún del centro y del Sur de África. De
un trabajo notable del Barón Won Schwerin, que ha explo-
rado la desembocadura del Congo, se dio cuenta en el segundo
grupo. Allí el mar se retira y el suelo se eleva, las lluvias son
cada vez menos frecuentes, la tierra se deseca y por consi-
guiente se contrae: de aquí el hundimiento á lo largo de la
CQsta.
El difícil problema de los movimientos lentos de la corteza
16 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
•
terrestre, cuyas leyes son poco conocidas, ocupará al próxima
Congreso. Los geógrafos están invitados á reunir la mayor
suma posible de datos que puedan servir para resolverlo.
Nuestro secretario general tomó también parte en la discu-
sión del tema «Acción de los agentes de erosión en el mode-
lado del suelo», haciendo — para apoyar las opiniones de
M. Thoulet, que sostenía ser siempre causada la erosión por
corrientes superficiales, nunca submarinas — oportunas consi-
deraciones sobre la orografía del Cantábrico y las alteraciones
que ha sufrido en la época histórica el litoral del Mediterráneo
hacia el Ebro.
IV.
La conquista del desierto.— Caminos de hierro á través del Sabara
y de los Andes.
Con legítimo orgullo exponía Francia en la Explanada de
los Inválidos sus aparatos perforadores y sus pozos artesianos
de tubo de hierro empleados en el Sahara. En el pabellón pró-
ximo de Argelia llamó mi atención la exposición agrícola del
Uad-Rhir.
Estudiar cómo en plena región de ¡los xots sondajes arte-
sianos han hecho brotar el agua y permitido regar y hacer
valer terrenos reputados estériles, era de interés para mí, que
recordaba las rotundas afirmaciones sobre la completa inutili-
dad del Sahara español hechas por alguien.
No creen los franceses que es inaprovechable su Sahara
argelino, y, en lugar de mirarlo con desdén y abrigar propó-
sitos de abandono— al uso de España, — se aplican con gran
brío á transformarlo. La esterilidad, en efecto, no dependo del
suelo, es una consecuencia de la falta de agua; donde esta so
alumbra, alrededor de las fuentes aparece el oasis, el terreno
es de cultivo. Por eso, abandonada la obra problemática del
comandante Rondaire, que debía convertir en un mar interior
el xot Melrir, cambiando el clima de la Argelia, se aplican á
EL CONGRESO Y LA EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA. 17
la realización del progreso enteramente práctico de restaurar
oasis y fertilizar terrenos incultos por medio del riego.
A partir de Urir, á 100 km. de Biskra, ha desaparecido
el desierto. En una extensión de 130 km., se encuentran
de corto en corlo trecho oasis y pueblos. Mraíer, Sidi, Khe-
lil, Uriana, Sidi-Yahia; las palmeras no desaparecen hasta
Tugurt en el extremo sur del Uad-Rhir; llegan al número
de 660.000 en la región, á 100.000 los árboles de fruta. Para
esto ha hecho falta una gran cantidad de agua, porque hay
que tener en cuelita que la palmera vive en los suelos más
ingratos, pero exige para crecer y producir mucha humedad
al pie. «Los pies en el agua y la cabeza en el fuego» son las
condiciones que el proverbio árabe exige para la prosperidad
de la palmera y la excelencia de sus frutos. Los raros oasis
donde se concentran el trabajo y la vida de las regiones más
pobres del globo, poseen, gracias á la palmera, fuerza de pro-
ducción y elementos de riqueza agrícola que no encuentra
equivalente sino en los terrenos más fértiles de los países más
favorecidos por la naturaleza y el clima. Una hectárea de pal-
meras puede dar, segün cálculos de M. RoUand, ingeniero
de minas que ha contribuido mucho á la conquista del de-
sierto, 1.000 francos líquidos siempre que haya riego abun-
dante y una proporción considerable de dátiles de variedad
fina.
No más que dos años después de la conquista del país por
las tropas francesas, come;izaron los trabajos de sondaje. Mer-
ced á ellos, el país que estaba en la miseria se salvó, y los an-
tiguos oasis, que habían desaparecido, se formaron de nuevo.
En 1856 quedó abierto el primer pozo, y desde entonces ha
proseguido con perseverancia los sondeos la Administración
militar francesa. Con ellos el país ha sufrido una transforma-
. cióu: los oasis han quintuplicado su valor y la población ha
crecido lo menos en un doble. Hoy los pozos artesianos de
Uad-Rhir— que se cuentan por centenares — arrojan más de
4 m.^ de agua por segundo, es decir, un verdadero río. Hay
desde 1879 oasis enteramente nuevos, creados en medio délas
estepas, donde no se encontraba antes un árbol ni una gota
13 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
de agua. Solamente la Sociedad de Batna, fundada en 1881, ha
plantado en el Uad-Rhir 50.000 palmeras, creado tres grandes
oasis, Urir, Sidi-Yahia y Ayata, perforado ocho pozos quedan
24 ra.^ de agua por minuto, roturado 400 ha. de estepas, ca-
vado 40 km. de canales de drenaje y construido casas y espa-
ciosos almacenes (1).
Un pueblo cuyas aptitudes colonizadoras en general se nie-
gan, penetra en territorio de condiciones en extremo ingratas
y lo transforma, realizando una verdadera conquista del de-
sierto.
Territorios del SE. de Argelia que desde hace largo tiempo
venían considerándose como absolutamente inútiles, antes
abandonados y por completo estériles, están hoy habitados y
cubiertos de vegetación, con pintorescos pueblos llenos de ani-
mación y de vida, rodeados de plantaciones que recrean la
vista y producen sombra y frescura. Se ha demostrado que
poseen fuerzas productivas cuya existencia no se sospechaba,
y alimentan al presente un movimiento de cambios que se
acentúa más cada día.
Colonos europeos dirigen las explotaciones, se aclimatan
sin obstáculo y viven bien en el desierto observando higiene
rigurosa y eligiendo puntos convenientemente situados para
las habitaciones.
Tomemos nota de estos ejemplos, no para abrigar la mira
ambiciosa de llevar la colonización agrícola al Sahara espa-
ñol, aunque hay en él regiones colonizables y consta que es
el Adrar un país de palmeras donde habita población sedenta-
ria— cuántas cosas hacen otros países que no tenemos energía
para repetir nosotros; — pero sí para afirmar una vez más que
no se deben abandonar los desiertos, que es posible vivir en
el Sahara, y que á bien poca costa cabe hacer en Río de Oro
alumbramientos de aguas, que permitan llevar á cabo planta-
ciones y mejoren sus condiciones como residencia; en espera
de que algún día puedan aprovecharse las ventajosas condi-
(1) Za Conquétedu Déaert par M. Geor^s Rolland, Pana 1889. L'Oued Rir, Ro-
Uand, Revue SeUntiphique^ Ib89.
%
EL CONGRESO Y LA EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA. 19
h->s
eiorles de. la situación de este punto para dar salida ál comer- .
-cío de las caravanas, la abundancia del pescado en efl banco
• • •
próximo para la creación, de productivas industrias, y, en todo
C4S0, para dar garantías á nuestra dominación en Canarias y
«vitar que el imperio de Marruecos quede bloqueado por do-
minios extranjeros.
Recuérdese que existen allí pozos susceptibles de mejora y
señal de la existencia de una capa de agua. Algún estudio del
•
.terreno, siguiendo las ideas de Costa (t), y utilizando los infor-
mes de Cervera y Quiroga (2)^ el reconocimiento de los pozos .
actuales — los franceses han sabido aprovechar y poner én uso
Á poca costa antiguos pozos desecados, — ia investigación de.
Jas aguas- subterráneas con tendencia á jalona-r el camino hasta
lyil coii pozos y pequeños oasis— doild^e se encontraran aguas
frescura. y pastos — que lo convirtiesen en vía fácilmente tran-
sitable, habrían sido obra patriótica y fecundü piara España,
.aproximándonos al Sudán comercialmente! Mucho más largo
ese\ camino para Francia, y/ sin embargo, no desespera de
ilegar á Tembuctu á. través del Sáhar» Central mediante la
conquista pacífica de este, empleando como arma la sonda
artesiana.
Verdad que allí los hombres de ciencia son hombres de ac-
ción al propio tiempo, sollaman Roudaire, Jus, Roliand, abri-
gan atrevidos proyectos, se ocupan en nivelaciones, explora-
ciones hidrológicas y sondeos. Entre' nosotros, cuando los
deberes del servicio llevaron á la costa española del desierto
ilustrados oficiales de un cuerpo sabio, hap' entretenido sus
ocios én escribir informes retói'icos sobre las arideces del
Sahara. •
Ni el clima, ni las arenas, ni la falta de agua, ni la hostili-
dad de los nómadas-^que. ocasionan desastres como los de la
misión Fiatters, de Palat y el recieníe de Camilo Douls,-r-soa •
obstáculos para el establecimiento dó los franceses en el Sá-
íl) Agricultura en el Sahara^ Revista de Geografía Comercial^ 1886.
(2) Revista de Geografía Comercial y Boletín de la institución libre de Éns^ñau^
*fl, 1888.
20 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
hará, que se proponen cruzar además por camino de hierro»
para que el camello sea reemplazado por la locomotora en breve
plazo.
Existen tres proyectos: la continuación del camino qué hoy
llega á Biskra Jhasta Tugurt y Uarglá en dirección al lago
Tsad; una línea central de Argel á Lagtiouat y El Golea; y la
del Sur Oranés hacia Tembuctu.
Han tenido partidarios én el Congreso al discutirse el tema
tLas grandes vías de comunicación del Globo,» los dos traza-
dos extremos.
Tiene tráfico superior — por atravesar las principales regio-
nes del oasis, donde éxi'ste yá hoy un movimiento considera-
ble— y ofrece acaso un porvenir comercial más inmediato la
línea de Biskra, defendida por M. RoUand, de acuerdo con las-
opiniones de Leroy Beaulieü.
En punto al trazado occidental, que patrocinaba la Sociedad
de Oran representada por M. Bouty, debe tenerse en cuenta
que es supuesto necesario para llevarlo á cabo «la posesión in-
contestable del oasis de Tuat como base sólida de operaciones.»
Pues bien; el oasis de Toat, que tiene 800.000 habitantes,
es, como parte integrante del imperio de Marruecos, territorio
intangible. A su ocupación, con cüakjuier motivo, España
opondría enérgico veto. Conste que solo por no asistir á la se-
sión del grupo ninguno de los delegados españoles, pudieron
pasar las ideas de M. Bouty sin protesta.
No debe extrañarnos este plan; las aspiraciones de Francia
son manifiestas. De lá propia manera que Inglaterra se pro-
pone entender su influencia desdólos lagos Alberto y Victoria
Nansa hasta el país de los Betchuanas, poniendo en comu-
nicación I4 colonia del Cabo y las provincias ecuatoriales de
Egipto, con la mira de una dominación político-económica en
los vastos territorios comprendidos entre el Delta del Nilo y
el cabo de Buena Esperanza, Francia quiere hacer al O. otro
tanto, penetrar en el corazón de las regiones abiertas hoy á su
influjo, unir sus colonias de Argelia, Senegal y Oeste africano,
y afirmar su dominio sin solución de continuidad desde el
Congo al Mediterráneo.
EL CONGRESO Y LA. EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA. 21
Pero es demasiado tarde y sé halla al presente muy dividida
África para que seau' posibles imperios tan vastos.
sin celos verá España que lleva á cabo felizriieQte Francia
sil obra civilizadora y de penetración en el continente negro;
perobueírto será que al emular á Inglaterra no imite sus abe-
rraciones y sus violencias, olvidando que hay en lá vecindad
•países amibos, derechos incuestionables consagrados por la
historia y posiciones tomadas^ que no pueden atropellarse, en *
su camino.
Dióse cuenta en las sesiones del mismo grupo del estado de .
las grandes obras que han de facilitar de un modo notable las
comunicaciones en el. globo.
. • • • •
Entre las comunicaciones hechas con este motivo ofreció
particular interés la del Dr. Garr^^sco sobre el camino de hierro
á través de' los Andes que debe enlazar la República Argentina
con Chile. Lá longitud total de esta línea será 1.700 km.; al-
* *
canzará en algunos puntos altitud de 4.000 m.; y permitirá ir
úe Buenos Aires á Valparaíso en cuarenta horas, en lugar de'
doce días, que es el tiempo en la actualidad necesario para
efectuar el trayecto. Se cuenta con que quedará concluida en
un plazo de cuatro años. . •
V.
La emigración.— Sus ventajas.-^ Manera de organizaría.
El candente y vital problema dje la emigración se ha discu-
tido con amplitud en las sesiones del terceír grupo del Con-
greso de ciencias geográficas y en un Congreso especial cele-
brado poco después do aq-uel*
Desearía que mis ma¡nifestaciones en París acerca de este
punto no merecieran la desaprobación de la Sociedad, aun-
que se separan en algo de las opiniones corrientes. Permitid*
que me justifique.
Yo no soy, señores , de los enemigos de la emigración y de
los que se alarman cada vez que ven alejarse un ciudadano de
22 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA. .
la patria. Y el motivo de estas inclinaciones mías favorables á
ciertas clases de emigración es muy obvio: consisto en que las
dos comarcas de España que conozco mejor, donde he perm.a-
nécidp largo tiempo y que he estudiado en vivo- y sobre e| te-
• rreno, son el Norte y el Sur, el país de los indianos y el de
los emigrantes á Argelia. Quien ha visto cómo ganan la ri- •
queza y la cultura del país en Galicia, Asturias, Santander .
y las Provincias Bascas con la vuelta de los jóvenes que en
una ruda campaña en América, han templado su espíritu, han '
desarrollado y nutrido su inteligencia, al propio tiempo que
reunieron una fortuna; quien ha podido apreciar la atracción
irresistible que ejercen aquellas montañas, que lá emigracióft
no es definitiva, y que los emigrantes que obtienen éxito
vuelven siempre á vivir y morir en el valle donde nacieron;
quien ha visto á los indianos mejorar los cultivos y fundar
industrias, ejercer en las aldeas una especie de patronato, ver-
dadera misión civilizadora, merced á las enseñanzas recogidas
fuera de la patria, no puede considerar como una desdicha la
emigración al Nuevo Mundo de los habitantes de la zona can-
tábrica, y piensa solo en prepararlos por medio de una ins-
trucción adecuada y en procurarles apoyo eficaz para que en
sus empeños tengan éxito (1).
(I) Se han establecido en algrunas partes sociedades para auxiliar á los jóvenes
instruídoa ansiosos de buscar fortuna en otros países, pero sin recursos para
trasladarse, que debieran imitarse entre nosotros. Por iniciativa de la Sociedad
de Geografía de Burdeos se formó una en este puerto, que ha adquirido mucha
importancia. Sus fondos de reserva pasan de 1(50.000 francos, y encuentra valio-
sísimo apoyo en el Banco de Francia y en casi todas la^ Cámaras de Comercio. En
cumplimiento de su principal objeto, que es «facilitar la colocación y el establecí-
miedto en el extranjero, ó en las colonias francesas, de jóvenes francesop, dig-noa
de protección, y que justifican poseer conocimientos comerciales ó induRtriales,
á fin de asegrurar nuevos mercados á la industria nacional,» la Sociedad ha colo-
cado ó establecido en los últimos tres años á muchos jóvenes, de los quo.3 se
bailan en Europa, 45 en Asia, 11 en África, 18 en l{t AmÍTica del Norte, íen la
Am<>rica Central, 46 en la Amórica del Sur y 11 en Oceanía. A los que carecen de
toda clase de recursos les abona el pasaje y les anticipa respetables cantidades,
que el favorecido reembolsa desde el momento en que /I misma iviz^ñ. que se en-
cuentra* en situación de hacerlo. En estas condiciones, la Sociedad ha anticipada
ya máfl de 100.000 francos. En cambio, recibe útilísimos informes y cuantos dato»
EL. CONGRESO Y LA EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA. 29
La falta de comunicaciones en la provincia de Almería, la
sequía y las irinndaciones en toda la costa de Levante , sirven
para que la relación nunca. interrumpida entre la Península
y Berbería se traduzca en una emigración considerable de es-
pañoles á la floreciente, colonia argelina.
Verdad es que quedan allí -muchos do los que adquieren
propiedades ó alcanzan en el comercio, en la industria ó en
las profesiones liberales grandes éxitos, merced á lo cual en la
provincia de Oran es mayor la población de origen español
que la francesa (1); pero, á decir verdad, yo no sé&i atendiendo
á consideraciones políticas podemos estimar como una desgra-
cia que haya en la parte oriental de Argelia, punto obligado
de avance hacia el imperio de Marruecos, una masa de pobla-
ción rica é influyente que, á pesar de los esfuerzos del cardenal
de Lavigerie y del Gobierno de la República, no se afrance-
sa (2), que pudiera algún día, en caso de ruptura con España,
crear á Francia no pequeñas complicaciones, y que constituye,
á no dudar, un serio obstáculo á la extensión del influjo y aun
de la dominación de nuestros vecinos por el Occidente.
convienen para dar mayor impulso al comercio. (Boletín de las Cámaras de Comer-
cío, 1889.)
El Verein fUr Handlungs-commiSy de Hamburgo, tiene por objeto proporcionar
colocaciones en la industria y el comercio á los jóvenes que lo desean. Le prestan
apoyo el Senado, la Cámara de Comercio y los grandes negociantes de Hamburgo.
Se cerciora con gran celeridad de las condiciones de los pretendientes y facilita
en brevísimo tiempo colocaciones. Contando con activos corresponsales, no solo
en Europa, sino también en Asia, África, América y Oceania, sus medios de
acción son muy enérgicos, puede proporcionar colocación en cualquier plaza
comercial del globo.En 16 de Febrero de 1885 había facilitacío 19.00() empleos y en
Agosto del mismo año 20.00 ). f Boletín de las Cámaras de Comercio^ 1887.)
(1) Existen en el 4épartamento de Oran 75.(X)0 franceses y 88 '000 españoles. La
población agrícola española era en 1884 de 39.733; la francesa y de otras nacionali-
dades no llegaba á 27.000. En la parte próxima al litoral, que es la más rica, la
colonia española representa del 25 al 60 por 100 de los habitantes. Él 33 pot 100 de
nuestros compatriotas figuran como propietarios, el 25 por 100 como arrendatarios
y el 75 por 100 como jornaleros.
(2) Aunque la Administración otorga grandes ventajas álos naturalizados y
les dá preferencia en las obras y trabajos públicos se les concede sobre los ex-
tranjei'os que conservan su nacionalidad, pocos son los españoles que han acep*
tado la francesa. De 1865 á 1888 se han concedido á estos solamente 1.812 na-
■
turalizaciones. (Boletin de las Cántaras de Comercio, Julio de 1889.)
24 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD OBOGRÁFIGA.
La gran masa de braceros que atraviusan el Mediterráneo
van por temporada y vuelven. Es bien sabido que cuando el
trabajo escasea, el campo no da frutos y la miseria se avecina,
hay una salvación para los labriegos. A muy -corla distancia,
con solo una noche de navegación y el gasto de algunas pese-
tas, hallan al otro lado del mar explotaciones qué ocupan mu-
chos hombres, numerosos trabajos bien retribuidos, inteligen-
tes empresas que demandan, para transformar un suelo fecun-
do, todavía poco aprovechado, brazos y brazos.
¡Y qué ventaja tan grande no es en estas condiciones la
emigración, la salida temporal del suelo patrio de muchas fa-
milias condenadas en este al hambre, qué viven. y que aho-
rran, volviendo á animar la casa cerrada durante algunos me-
ses, y á cultivar los campos, solo por breve espacio de tiempo
abandonados , cuando el cambio de estación , las lluvias y las
condiciones físicas y sociales les permiten esperar para una
época próxima favorables resultados !
Esta corriente emigratoria constituye una válvula de segu-
ridad que evita graves cuestiones sociales, que trae, por el re*
greso de los trabajadores con no desprecíales ahorros capita-
les, merced á cuyo empleo los esfuerzos son más fecundos y
la tierra más productiva, y que introduce allá en los abando-
nados campos de. mi provincia de Almería un cierto reflejo de
la cultura y de la vida moderna que los emigrantes han visto
de cerca en la colonia francesa.
Ya veis que no toda emigración es funesta; que no todo
abandono del suelo patrio debe combatirse pol* sistema; que
no hay derecho á crear obstáculos y á detener violentamente
en su camino á los que tratan de buscar fuera de la tierra na-
tal medios de vida, condenándolos por puro patriotismo ala
miseria y al hambre.
La emigración produce muchas veces ventajas, no solo para
el país de destino, sino para el de origen. Sirve para propagar
la manera de ser, usos y costumbres de un pueblo, para en-
sanchar el comercio, para ejercer influjo en el exterior y para
extender el genio nacional á remotas regiones.
Todo lo que sea ensanchar el comercio y crear mercados es
EL CONGRESO Y LA. EXPOSICIÓN DK GEOGRAFÍA. . 25
mantener y multiplicar la riqueza; y como la población está
siempre en razón directa de los recursos y. de las ganancias
- • • •
posibles, cada uno que se va, si adquiere el bienestar, óonti-
uiia siendo consumidor de los productos de la metrópoli y los
propaga ó extiende la afición .á ellos, contribuyendo al éxito
de las industrias nacionales ^ puede dar lugar al aumento del
trabajo y ^1 crecimiento de la población en m patria.
A título de que existeq en un país elementos de producción,
os irracional sujetar á los habitantes al terruño. Para vivir
estos necesitan, no solo riquezas posibles, sino actuales, y si
al presente no se explotan, es como si no existieran, hay
que buscarlas en otra parte. Si la falta de iniciativa y de
experiencia, la desorientación de las gentes, la incultura,
mantienen baldíos los recursos naturales de un pueblo, no
tiene duda que el espectáculo de una producción activa, lois
ejemplos de fuera, el estímulo de las ganancias que en otras
partes se consiguen, reobrarán sobre el país de emigración
notablemente, pudiendo servir para sacarlo de su letargo y
contribuir á que á su vez se convierta naturalmente en foco de
atracción de la corriente inmigratoria algün día.
El mismo criterio se puede aplicar á.la emigración á las
colonias. Debe procurarse que la actividad nacional en su
movimiento expansivo encuentre empleo en operaciones colo-
niales más bien que én la cireación de centros comerciales en
países extranjeros; — poroso merecen aplauso empresas como
la de Canga Arguelles en la Paraguá y la de Ortoneda en
Mindanao, y medidas como las del actual ministro de Ultra-
mar— y consocio nuestro D. Manuel Becerra, en las Añti-
lias; — pero si en general en las posesiones de un país no
encuentran sus nacionales las facilidades y las ventajas que
en otras partes, aun cuando las estadísticas acusen muchos
miles de kilómetros cuadrados de tierra virgen , bueno será
servir el interés nacional impulsando por esté .lado la co-
rriente; pero con prudencia suma, sin quebranto para las per-
sonas, después de haber preparado el terreno para que la suer-
te de los colono^ sea tan favorable como en las otras comarcas
extrañas donde. se les solicita.
26 . BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
El problema, por tanto, está en dirigir la emigración; en
que se lleve "á cabo en buenas condiciones, para que los emi-
gjant^s tengan éxito; en velar por ellos después amparándolo»
siempre con eficacia, y en que no se desliguea de la metrópoli,..
para que en remolas regiones sigan siendo Ciudadanos y ser-
vidores de- su patria.
Abundando en estos puntos de vista, M. Léon Walls y
Mr. John Le Long insistían en el Congreso de la interven-
ción de los poderes públicos en la emigración y la inmigra-
ción, en que la emigración ño implica pérdida de fuerza para
el país que la sufre, sino traslación de la misma.
«Invocando la historia de los pueblos colonizadores, con-
cluían que la emigración no debe considerarse siempre como
causa de despoblación. Añadían que el emigrante extiende en
el exterior el trabajo, las costumbres, la lengua, y por conse-
cuencia la influencia de su patria; que llega á ser un agente
. de consumo y una palanca de producción, introduciendo há-
bitos y gustos qlie sü país de origen puede satisfacer mejor que
otro alguno. Crea á favor del mismo un foco de importación.»
Apoyando estas consideraciones con ejemplos, mostraban
cómo la emigración francesa en la América del ^\ir, y sobre
todo en La Plata, ha creado vastos mercados para los puertos
del Havre, Dunkerque; Burdeos y Marsella, en los cuales la
cifra de los cambios coii la madre patria se eleva á 250.000.0.00
de francos por año (1).
En efecto, el aumento de. la población francesa en la Repú-
blica Argentina ha hecho subir el importe de las exportacio-
nes y de las importaciones de 45 á 200.000.000 de francos en
menos de treinta años. Allí el comercio francés no ha dejado
de crecer desde 1862, mientras que en los demás países está
en decadencia desde 1879 (2). •
(1) Ln Républiqve Argfntine et Vémigration John Le Loogr. París, 1889.
(2) Explica la escasa importancia que tiene el comercio de España con la Re-
pública Argentina, á pesar del ífran número de compatriotas nuestros allí domi-
ciliados, la falta de relaciones regrulares con la Península.
Hasta que se ha puesto en vigorel contrato con la Transatlántica, las mercan-
*
. EL CONGRESO Y LA E^ÍPOSIGIÓN DE GEOGRAFÍA. . 27
^ ■ • . . . . •
Afiadían que, sin el concurso dQ sus nacionales expatriados
• en Buenos Aires, Italia, durantela crisis que le ha causado la
brusca interrupción de sus relaciones comerciales coii Fran-^
cia, no habría podido .lanzar á la América del Sur una gran
parte de. sus cosechas de vino que permanecerían sin vender
en las bodegas.
Los americanos, especialmente los argentinos, entre los que
figuraba mi amigo el notable y fecundo escritor Gabriel Ca-
rrasco, alar/nados ante la idea de que la intervención de los
Estados, pudiera disminuir y entorpecer el movimiento de la
población que va á fecundar el inmenso y fértil territorio de
aquella República (1), en que la densidad kilométrica es de 1
á 3 habitantes, treinta veces meilor que en Europa, pedían
que la emigración fuese declarada útil y que los Gobiernos no
le pusiesen ninguna Iraba, es decir, proclamaban la abstención
absoluta respecto á este fenómeno S9cial del poder público^
negándole hasta el derecho de informar y proteger á los emi-
grantes. Todo según ellos, hay que esperarlo délos Gobiernos
americanos.
Se invocan las ventajas ofrecidas por la ley de coloñizaciórt
de 1876,. á todo emigrante que entra en territorio de la Re-
pública,.y las medidas tomadas por el Gobierno en beneficia
del.mismo. Es alojado y alimentado á costa de la nación du-
rante los cinco días que siguen á su desembarco; se le trans-
porta con su familia y equipajes al punto donde deseen fijar
cías españolas destinadas á la República Arerentina tenían que expedirse para su
embarque á Burdeos ó Marsella ó esperar en Barcelona, Cádiz, Santander ó Co-
ruña que los vapores procedentes de puertos extranjeros que hacían escala en
ellos tuvieran vacío en que jcolocar la c^rga.
Una vez creadas comunicaciones periódicas, y merced A su desarrollo, podrá •
notarse cómo abre l,a emigración mercados.
(1) La República Argentina ha venido á ser para la raza latina lo que los Es-
tados-Unidos, el Canadá y Australia para la anglo-sajona. La entrada de extran-
jeros es do 15 á 20.0í)0 por mes, igual á ía que tiene lugar por los puertos de la
República del Norte. Én 32 años, ha habido utia inmigración de 1.621.009 inrlivir '
dúos. De estos son 646.0C0 italianos, 114.000 españoles, 91.000 franceses. En 188^ '
han entrado 155.632 emigrante^ 75 029 italianos, 25.485 españoles, n.lOSfianceses»
3 201 belgas. 2.333 austríacos, 1.536 aleihanes, 1.4':9 suecos y 1.426 ingleses.
US BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
•
su' residencia; se le permite introducir sin pagar derechos los
objetos de su uso, vestidos, -muebles, herramientas, útiles y
armas de caza; si enferma es sostenido por el Estado mientras,
la enfermedad dura.. Al llegar á su destino, las Comisiones de
•emigración' atienden alas lieceaidades del colono. El Gobierr-.
no tiene un Comisariato general do emigración en Buenos
Aires y Comisiones dependientes de este que trabajan en las
provincias. Anejas al Comisariato general y á los agencias
auxiliares hay oñcina^cle colocación cuya misión es procurar
«n breve plazo al emigrante empleo en relación con sus apr
titudes. •
■ Pero como á- pesar de todo esto los emigrantes se suelen en-
contrar abandonados; como los agentes auxiliares de los orga-
nizadores de la inmigración son á veces especuladores sin
conciencia que, recibiendo una prima por cabeza de emigrante
atienden solo á hacer considerable su ganancia, merced al gran
número de los alistados, sin preocuparse dé las probabilidades
de éxito que en América tengan, y aun haciendo sobre sus
aptitudes declaraciones falsas; como so debate si los pasajes
gratuitos y los adelantos de las oficinas da inmigración impli-
can verdaderamente- protección y eficaz auxilio ó son medios
de enajenar fa libertad y de constituirse en situación de dura
servidumbre frente á ún acreedor poderoso, hay que hacer
sobre la emigración luz completa, importa que tengan en sus
operaciones, intervención activa todos los países interesados y
que de común acuerdo se adopten las medidas necesarias para
evitar las desdichas que puedan ocurrir, á los que se expa-
trian.
Hay sin duda, en los países nuevos de América condiciones
favorables para- que hallen .el bienestar muchos emigrantes,
el obrero no espera allí el trabajo, es el trabajo el que espera
al obrero-; domina la demanda de brazos sobre la oferta; la
mano de obra y los elementos personales de todas clases que
existen, son muy insuficientes para las grandes necesidades
que suponen las operaciones de roturación, de construcción do
caminos de hierro, de canales y otros trabajos públicos; para
ios servicios urbanos en poblaciones que surgen como por en-
EL CONGRESO Y LA ÍTXPOSICION DE GEOGRAFÍA.
29
canto en los desiertos (1); parala Administración que concl
desarrollo de la riqueza y de la población se complica; para
las escuelas, para los hospitstles y para tantas y tantas institu-
ciones como lleva consigo la vida moderna.
Con objeto do aprovechar estas favorables condiciones, á fia
de encauzar y dirigir con provecho la emigración que va á
América, hace falta una organización compleja que comien-
zan á montar los Gobiernos, sobro todo en Chile y La Plata>
pero en la cual tienen el derecho y el deber de intervenir, los
países euroí)eos de donde los colonos proceden.
La obra de aquellos Gobiernos, que es digna y generosa", no
resulta bastante eficaz tqdavfa para asegurar el éxito á cuantos
emigrantes arriban. Si de esto no estuviéramos- convencidos
por hechos tristes que de vez eil cuando acontecen, nos lo ha-
bría dado á entender la conducta del doctor Gabriel Carrasco
en las sesiones del tercer grupo, del Congreso de Ciencias geo-
gráficas. Le interrogué sobre el problema concreto de .las me-
didas que podría tomar el e'inigrante para tener la seguridad
de ericontrar en La Plata, no meramente auxilio? de momen*-
IQ y benévolas disposiciones en los agentes oficiales, sino ocu-
pación ventajosa; un delegado italiano, Enea Cavalieri, quisó
poner en claro las condiciones en que la promesa de convertir
en propietarios á los colonos se realiza; puso los puntos sobre
las ii Levaséur, presidente, resumiendo y llamando la- aten-
ción, ^bro- nuestras manifestaciones; se nos ofreció respuesta
cumplida, y en efecto,Gabriel Carrasco hizo un trabajo tratan-
do de la emigración en términos elevados y generalísimos
como medio de verificar la trasfusion de sangre de unos pue-
blos á otros, insistiendo en las ventajas que ofrecían el suelo,
el estado socíaI y las leyes de La Plata para los expatriados {2},
(1) Buenos Aires, era capital de toda la Conferíeración Arírentina y de la pro-
vincia de Buenos Aires. Excluida de esta para formar un distrito federal especial
siguiendo como capital de la Confederación, en 18^-2 se puso la primera piedra de
una nueva ciudad, la Plata, que debía ser capital de la provincia de Buenos Ai-
res. A los siete años tenía más do 60.00) habitantes.
(2) Causes et statistique de rémiyration ct de l'immigrntion considérées prineipale-^
ment au ¡^oint de vuc de la République Árgentine^ Gabriel Carrasco, Paris, 1889.
30 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
pero sin resolver aquellas cuestiones de inmediato interés prác-
tico para Italia, España y Francia^ que por dar el mayor con-
tingente de brazos tienen interés muy vivo en saber cuál va á
ser la suerte de los que se marchan.
Nó es esta cuestión de las que con' el sistema, del laissez
• • • •
faire se resuelve. Hay que obrar,, precisa moverse; ya que no
se levanten barreras, no se puede menos de ejercer una acción
protectora sobre los que tratan de ausentarse de la patria.
El emigrante es pobre por. lo general, poco instruido, tiene
escasa previsión,' no cuenta con los obstáculos que pueden
ofrecérsele en su camino. De aquí la' necesidad de instruirle,,
de velar por su porvenir, de defenderld de asechanzas, hijas de
un interés torpe, y aan de prepararle para qué alcance éxitos.
No es humano dejar transportar cargamentos de desgraciados á
la ventura sin tener idea de lo que van á encontrar, quiz^I peo^
que lo que dejan, careciendo de medios para instalarse, corrien-
do detrás de una miseria más profunda qae la que le perse-
guía de lejos.
Tal esel sentido.de las modernas leyes suiza é italiana: en
él sé inspira la circular Consians de 18 de Abril de 1889, tari
combatida por los americanos;
El Congreso de Geografía reconociendo las ventajas de con-
servar en los campos la mayor cantidad de brazos posible, no
condenó la emigración. Declaró respecto á esta que la contra-
tación de grupos de emigrantes debe estar sometida á regla-
■
memos, que los agentes es preciso que ofrezcan garantías efi-
caces, y que en todos los puertos por donde la emigración pase
se establezcan oficinas de informes muy completos.
Legítima es la acción del Estado, decía Mr. Léon Bicbuyck
en el Congreso de la emigración y de la'inmigración, y aun
necesaria, c<iandó se manifiesta con un ñn de educación y pro-
tección para enseñará los que proyectan expatriarse qué suerte
les puedo estar reservada en los países de Ultramar, y para
defender á los débiles contra los que tiendan á su creílnliilad
emboscadas. De acuerdo con este punto de vista, dijo aquella
asamblea cjue «el Estado no debe intervenir directamente en el
movimiento de la emigración, sino solo proteger al emigran le.»
EL CONGRESO Y LA EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA. 31
La Sociedad de Geografía Comercial completaba este pensa-
miento, añadiendo, entre otras cosas en su propuesta: «Libér*
tad de propaganda, libertad de reclutamiento, vigils^ncia seve-
rade la una y del otro; vigilancia rigurosa de las operaciones;
represión implacable de los fraudes y de los abuso9.»
Por iniciativa del Príncipe de Cassano, delegado de Italia,
quedó acordado procurar que se reúna una conferencia de los .
Estados Cuyos naturales figuran en el movinliento de la emi-^
gración y de la inmigración, para llegar á la conclusión de un-
tratado diplomático que determine las medidas de protección
debidas á los emigrantes á la partida del territorio nacional ó
á la llegada al país de destino.
Entre otras ilustraciones europeas y americanas, nuestro
ex presidente, D. Segismundo Moret, forma parte de una co-
misión encargada de gestionar que* uno do los Estados de Eu-
ropa, de los que tengan mayor interés en la cuestión, tome la
iniciativa en esta conferencia.. Por si aquel eminente hombre
de Estado me hiciera el honor de pasar la vista por estas pági-
nas, yo estamparé aquí el deseo — que creo compartir con mis
colegas de la Sociedad — de que sea España el país en que ten-
ga lugar la proyectada conferencia.
Hizo notar M. Gauthiot el papel considerable que la inicia-
tiva privada puede llenar en las operaciones de emigración,
invocando los buenos resultados alcanzados en í'rancia y en
otros países por sociedades formadas para proteger al emi-
grante.
El Congreso se pronunció por la conveniencia de la creación
de sociedades de esta especie, que sirvan de lazo de unión entre
el país de salida, en el que pueden hacer elección de emigran-
tes, y el de deslino, al cual enviarían estos emigrantes, en vista
de la demanda de corresponsales debidamente acreditados, .y
obrando, como ellos, con el fin de protección y d*e humanidad.
La Sociedad de Geografía comercial de París, perseverando
en sus iniciativas fecundas, trata de llevar estas aspiraciones
á la práctica con la creación de un centro protector de los emi-
gran tes.
Antes que las dómás naciones se ha preocupado Bélgica ea
32 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
proporcionar á los que se expatrían noticias sobre los países
extranjeros y las colonias. El departamento de Negocios Ex-
tranjeros'viene tiempo hace atendiendo A estos servicios; pero
como iii él mismo, ni las diferentes comisiones que funcionan
bastan para conjurar los daños de la obra de los agentes áe
emigración, que, llevados á veces de su egoísmo y de su afán
de lucro, sirviendo mal á los Gobiernos y á las sociedades de
América, sé preocupan tan solo en reclutar gran numero de
emigrantes, sin considerar sus aptitudes, su constitución y
sus necesidades, ha tratado la Sociedad Real de Geografía de
Amberes, por iniciativa de M. Alfred Geelhand Kervym, nues-
tro correspondiente, dé promover un movimiento filantrópico
qiie tenga por fin la formación de un comité nacional que pro--
porcione gratuitamente y á domicilio datos- exactos sobre el
país dé destino y la probabilidad de encontrar inmediatamente
un trabajo remuTíierador, á los ciudadanos que deseen expa-
triarse; que vigilen su embarque y les aseguren á la llegada ,
una protección' suficiente, no solo para sustraerse á la miseria,
sino con objeto también de procurarles el trabajo necesario
para su sostenimiento.
Comité privado ú oficina publica, con uno ü otro carácter,
la institución responde á una necesidad de estos tiempos, y es
de rigor que en todos lo.s países de emigración se establezca.
Para realizar dicho servicio hay tres sistemas. Existe en Bro-
adway, en Londres, una asociación libre de este género bajo el
pí^tronato del Ministerio de las Colonias, VEmigrani's infor»
mation office^ que publica una memoria trimestral sobre la si-
tuación económica, fabril y comercial de las colonias inglesas.
Da á luz lina especie do repertorio por países donde se pueden
encontrar clasificados los datos relativos á cada uno necesa-
rios á los emigrantes.
Otros proponen una oficina central de informes bajo la di-
rección del Ministerio que entiende en los asuntos exteriores.
Hay una tercera opinión que sostiene que dicho Ministerio
debo comunicar los datos que adquiera á las autoridades de
provincia para su divulgación más completa, pudiéndolas So-
ciedadcs libres secundar al Gobierno en esta obra.
EL CONGRESO Y LA EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA. 33
De todos los sistemas cabe tomar algo. El Estado, coa sus
numerosos agentes diplomáticos y consulares, puede procurar
informes completos y estar al corriente del porvenir reservado
á los emigrantes. Mediante la organización jerárquica de sus
funcionarios se halla en condiciones de vulgarizarlos y exten-
derlos por todas partes. Al centro ministerial competente en
asuntos de comercio exterior toca reunirlos. Donde existen So-
ciedades, estas completan y perfeccionan la acción del Estado.
Mas para que el sistema inglés por sí solo dé resultados efi-
caces, hace falta un interés en la nación por el problema y una
energía en las iniciativas privadas que concurren, por desgra-
cia, en pocas partes.
Merced á los trabajos de la Sociedad de Amberes y á la cam-
paña parlamentaria de M. Merode (1), se ha conseguido en
Bélgica adelantar en esta organización notablemente.
Ad»*más delaofici.ja central de informes del Ministerio, que
'funciona desde 1887, hay otras al lado de cada gobierno pro-
vincial, con excepción de la de Amberes, que se halla instala-
da en el Museo comercial, industrial y etnográfico.
Dirigiendo cuestionarios á los agentes diplomáticos y con-
sulares, se han formado cuadros sinópticos que ofrecen un re-
snmen de los recursos de los diferentes países bajo el punto de
vista del colono, tipos de jornales, coste de la existencia, útiles
necesarios, clima, higiene que debe observarse y demás por-
menores útiles.
El tipo de salarios, la oferta y la demanda en los distintos
oficios y profesiones, pueden variar frecuentemente; para que
los datos sean exactos y útiles es necesario que se renueven
con cortos intervalos. A esto se aspira.
Dichos documentos, así como las memorias de los cónsules,
se [lublican y están á la disposición de los interesados en las
oficinas de informes.
Un funcionario del departamento de Negocios Extranjeros
(1) Sesio'^es de la Cámara de Representantes de 28 de Enero de lS87y 19 de
Enero de 1888 Société royale de Qéographie d'Anvers. Ewírait de la Séance du 29 Dé^
eembre 18S6. Aíofion de M. Al/red Oeelhand, Anvers.
3
84 BOLBTÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
está 'encargado en la central de recibir á los visitantes y de
comunicarles los documentos y noticias que deseen. Por me-
dio de explicaciones verbales se completan las indicaciones que
contienen los documentos. Se procura que en la oficina cen-
tral, especialmente, haya tipos de efectos, vestidos, útiles, etc.,
en uso en los diferentes países de colonización, así como mues-
tras de productos naturales y de toda clase de las comarcas le-
janas.
Los emigrantes no saldrán ya á la ventura ignorando los
recursos del país de destino, ni su clima, ni la higiene que
hay que observar, ni el tipo de los salarios , ni el coste de la
vida, ni siquiera las autoridades á las cuales hay que dirigirse
después del desembarco.
Aquí tenéis, señores, la fórmula eficaz de la tutela fecunda
ejercida sobre los desheredados á quienes empuja la desgracia
á abandonar el suelo patrio, cómo se ¡les prepara para que al-
cancen éxito y sean al propio tiempo agentes útiles del comer--
cío nacional en el extranjero, la manera de propagar la Geo-
grafía y de sacar para la vida partido de las condiciones emi-
nentemente prácticas de nuestra ciencia.
VI.
Antiguos caminos en España.— Recuerdo de las exploraciones españolasen el
Golfo de Guinea.— Nomenclatura geográñca.
En el grupo histórico, cuyos trabajos dirigió en una sesión
el Sr. Coello, dio el mismo algunas noticias sobre las vías
romanas en España, indicando curiosos detalles acerca de su
trazado y circunstancias á que se atendía en ellas. Se ocupó
también de oti*a parte del programa, describiendo los caminos
que seguían los peregrinos para ir á Santiago de Compostela,
que eran, calzadas romanas, señalando muchos pormenores
poco conocidos acerca de ellos. No he de formular juicio sobre
este discurso, pero séame permitido transcribir el extracto de
acta publicada por un periódico que dio sumarísima cuenta de
EL CONGRESO Y LA EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA. 86
las tareas del Congreso. Esto trabajo es un mero índice é in-
completo; no hace más que enumerar cuestiones; no cita si-
quiera los nombres de todos los oradores que lomaron parle
en los debales; dicho se está que no derrocha el espacio en
elogios. Sin embargo, al llegar á la exposición de nuestro
Presidente, dice: «Esta conferencia improvisada, y, no obstan-
te, nutrida de detalles nuevos y precisos, atrae muy particu-
larmente la atención de la asistencia.»
El incidente capital del Congreso en lo que á España se re-
fiere fué el recuerdo de las exploraciones españolas en el Golfo
de Guinea, con motivo de la conferencia que en sesión gene-
ral hizo Mr. Crampel acerca de sus viajes á aquella región de
África. Conocido en sus pormenores este incidente, dada cuenta
á la Sociedad del mismo por Ferreiro y Molla (1) y publicado
en la Revista de Geografía Comercial el discurso de nuestro
Presidente, yo no he de insistir sobre el asunto; pero debo fe-
licitar á la Sociedad que tuvo en el Congreso representante
capaz de obtener un éxito como el alcanzado, aun luchando con
Brazza, entre franceses, merced á su gran prestigio y autori-
dad científica y en fuerza de discreción y laclo.
De una cuestión de nomenclatura se ha tratado que tiene á
mi juicio sentido profundo, y que traduce una aspiración
llamada cada día á abrirse más camino.
Si la montaña ó el río que encuentra el explorador tienen
un nombre indígena, debe hacerlo constar, buscar su sentido
y sancionarlo traduciéndolo.
Como el indígena ve mejor y entiende mejor los accitienl ís
que le rodean, da el nombre que corresponde á cada objeto;
su lenguaje es razonado, evoca con frecuencia los rasgos físi-
cos de la comarca, y sirve siempre al filólogo para estudiar la
génesis del idioma y el alcance y la génesis de la idea al etnó-
grafo. Con buen acuerdo proponía L. Drapeyron un cambio
en el sistema de designar los lugares.
Ofreció M. Duveyrier una feliz fórmula: '
(1) Memoria de los progresos geográjtcos y ReseTta de las tareas y actos de la »SV>-'
eiedad^ Boletín de l\ Sociedad Geoürápica de Madrid, Noviembre, 188Í).
36 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
«El derecho del explorador ea materia de toponimia no existe-
mientras que en las comarcas exploradas haya indígenas.»
Si los accidentes naturales que se ofrecen á los ojos del via-
jero no han recibido denominación, entonces puede darla, y
conviene que la saque de lo que ve, de sus impresiones, en
lugar de evocar recuerdos de tierras distintas, para que sea
adecuada.
Cuando se funda una población, esta, que es creación nueva
y obra de los hombres, puede llevar también legítimamente
un nombre nuevo que sirva para evocar en los colonos el
dulce recuerdo de la patria (1).
Generalícese esta teoría de respeto á los nombres, y llegare-
mos á afirmaciones que quizá se tengan por radicales, pero á
las cuales yo profeso adhesión profunda.
En toda civilización, en los usos y costumbres de cualquier
pueblo, por bárbaro ó atrasado que parezca, hay un fondo sano
y una consecuencia natural del medio y de las condiciones de
la raza, que no se debe desarraigar. Importa corregir los ex-
travíos, oponerse á cuanto niegue las leyes fundamentales de
la vida humana, ejercer una cierta tutela; pero no para hacer
al pueblo inferior á imagen y semejanza del más culto, con
objeto de que se desenvuelva normalmente, tome de la civili-
zición con que entra en contacto, de un modo natural, por pro-
pio y libre movimiento, lo que le sirva y pueda serle lílil, y
avance lenta y gradualmente, sin proponerse la transforma-
ción radicíil, renunciando al ideal arbitrario de la asimila-
ción por completo. En resumen, un pueblo colonizador debe
dar condiciones y crear estímulos á los salvajes para que se
le aproximen, pero no imponer con ametralladoras y con ca-
ñones de tiro rápido el progreso.
(1) Véase \bl Herue de Oí'ograp/iie^ 1879, Les résolutions et ivrésolutions dn Coñ-
^rét Qéographique international de I8¡?9.
EL CONGRESO Y LA EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA. 37
VII.
La generalización de la Geografía.— Sociedades francesas.— Enseñanza: métodos
y organización.— Servicios que la Geografía presta al comercio.
Reconócese ya en lodos los países cultos que la propagación
<ie la Geografía es una de las necesidades de la vida moderna
y del comercio. Buena falta hace que esta opinión trascienda
á nuestra patria. Mientras no se generalice el conocimiento de
los países lejanos, en tanto que los productores y los comer-
ciantes no tengan ideas claras acerca de los mismos, toda ope-
ración mercantil con ellos será una aventura, á realizar lacual
es difícil se arriesguen.
Esfuerzos dignos del mayor aplauso hacen en este sentido
las Sociedades geográficas francesas: la Exposición lo ponía de
relieve. El país, interesado en el progreso de los estudios geo-
gráficos, despierto á esta afición desde 1871 sobre todo, apro-
vecha el impulso y la dirección que en interés público le ofre-
cen; sabe que la de París mantiene el alto nivel de los estudios
geográficos, da calor á laá exploraciones y hace conocer al día
sus resultados; que la de Geografía Comercial despliega gran-
des iniciativas para favorecer los cambios con el extranjero y
extender la inñuencia francesa en todáis las regiones de la
tierra; que la de Topografía inspira el gusto de la Geografía,
trabaja en la propagación de los nuevos métodos y presta
á la cultura del país valiosos servicios, preparando al gran
público para el uso de las cartas; que la de Marsella contribu-
ye poderosamente al desarrollo del comercio con el Norte de
África; que la de Burdeos desempeña función análoga respecto
al del Senegal y del Sudán, en que especialmente se ocupa;
que la de Lila, con sus originales excursiones, hace provecho-
sa propaganda; que la obra de todas es muy fructuosa; y les
-otorga apoyo y les da vida exuberante, que ponían de relieve
sus publicaciones, las noticias de sus trabajos y sus estadísti-
ticas con millares de socios de que hacían alarde.
Hemos tratado nosotros también de extender la cultura geo-
gráfica, sobre todo en las clases mercantiles, por medios acti-
38 BOLETÍN DE Lk SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
VOS de propaganda; creóse una sociedad popular, que podía
haber servido» de intermediaria entre la masa general del país
y esta otra más reposada y académica, que se mantiene por lo
general en las serenas esferas de la ciencia. Pareció que res-
pondía la opinión y se pudo contar en algún tiempo con el
apoyo de los gobiernos; llegó á experimentar España una gran
sacudida, que pudo ser fecunda y surtir análogo efecto que los
desastres de 1870 para Francia, cuando el suceso de las Caro-
linas; sirviendo solo para demostrar, al cabo, que tiene bríos y
altivez de sobra para defender el suelo patrio, si no constancia
y buen sentido para hacerlo valer y explotarlo. Después, lodo
ha quedado en calma: el país sigue olvidado de Geografía, los
comerciantes piensan que pueden hacer su negocio sin saber
lo que pasa en el mundo, y nuestro tráfico, merced á esté aban-
dono, sigue pobre y raquítico, expuesto á mil contingencias y
amenazado cada día de mayor merma.
Los geógrafos han cumplido con el país un deber, han pro-
curado llevarle por donde marcha Europa, sin éxito; pero to-
davía los esfuerzos posibles no están agotados, aún quedan
otros; uno de efecto tardío, pero seguro, la reforma de la ense-
ñanza geográfica; otro inmediato, atraer al cultivo de nuestros
estudios á los hombres de negocios por medio de museos co-
merciales bien organizados.
Dadas estas opiniones mías, natural era que estudiase los
dos problemas en la Exposición y en el Congreso.
En el grupo didáctico de este, discutimos el método de en*
señanza de la Geografía.
Nuestro correspondiente el hermano Alejo María Gochet,
desarrolló el método intuitivo y topográfico, en trabajo que,
inédito, debo á su buena amistad con destino al Boletín de la
Sociedad y á una publicación pedagógica.
Un joven y distinguido profesor de Geografía, que es hala-
güeña esperanza para la ciencia francesa, M. Dupuy, lo com-
batió con brillantez y extraordinario talento (1). A decir ver-
(l) Ha desarrollado sus opiniones en la monografía pedagógica Ixí Qéographie
dant renseignemcfit primaifet Paris 18W.
EL CONGRESO Y LA EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA. 39
dad, las culpas atribuidas al mismo uo arrancan de su princi-
pio fundamental, sino de desviaciones y de errores en la ma-
nera de aplicarlo. Después de una acalorada discusión, en que
tomamos parte muchos, sostenida con, gran brío y copia de
razones, por los representantes de las Sociedades de topografía
(Drapeyron, Hennequin, Muret, el capitán Colette), hubo de
reconocerse que no había llegado el momento de abandonar el
método en boga, renunciando á la observación directa de la
forma del terreno, á la Geografía local, al uso de las cartas
topográficas como preparación indispensable para el manejo
de las usuales, á todo lo que estimamos como un progreso y
han preconizado las asambleas de geógrafos reunidas en Pa-
rís , en Bruselas y en Venecia.
La fórmula de la conclusión acordada la dio Du Fief, en los
siguientes términos:
«Conviene combinar los ejemplos proporcionados por la Geo-
grafía local con la enseñanza de las relaciones quQ enlazan los
fenómenos de la Geografía general, y hacer ejercicios prác-
ticos sobre las cartas do Estado Mayor ó topográficas.»
¡Qué decir, señores, en España de la organización de la en-
señanza geográfica! Entre nosotros falta el cimiento. Para ha-
cer entrar en la cultura general estos estudios, se necesitan
ante todo profesores distinguidos. La formación del personal
docente es, por esto, de la mayor transcendencia. Discutié-
ronse en el Congreso el sitio y las relaciones que debe tener
la enseñanza geográfica en las Facultades; pidióse una agrega-
ción ó título especial de profesor de Geografía (1), y se votó
que en las escuelas secundarias debe haber un titular que
consagre toda su atención á dicha ciencia. El problema plan-
teado era el perfeccionamiento de una enseñanza que está á
gran altura.
Aquí pugna la Sociedad, sin éxito, por el establecimiento de
cátedras de Geografía en las Facultades, para que no se dé él
(l) Véase el citado trabajo Leí résolutUms é irrésolutiotis du Congris Qéographff^
que internationale de 1889, de M. L. Drapeyron.
40 ' BOLBTÍN DB LA SOGIEDilD GEOGRÁFICA.
caso de llegar á enseñar una materia que no se ha cultivado en
el período de los estudios superiores. En nuestros institutos,
antes de la pubertad, siguen los alumnos un curso de esta
asignatura, accesorio, con frecuencia poco atendido, de la de
Historia.
Constantemente se nos invitaba en el Congreso á exponer
cómo habían resuelto los países extranjeros los problemas dis-
cutidos. Yo desoí la invitación en este punto, no atreviéndome
por pudor patriótico á confesar nuestro estado, y me limité á
defender con Lauberl, único delegado alemán en el Congreso,
que para que resulte debidamente cultivada la Geografía bajo
su doble aspecto natural y humano, no bastan las cátedras de
la Facultad de Letras, es indispensable que se dé esta ense-
ñanza en la de Ciencias.
Por razones circunstancíales^ la mayoría francesa, creyendo
ver amenazada la Geografía humana ó histórica— que allí
cuenta con cultivadores como el ilustre decano de Letras de la
Sorbona Himly^ el célebre profesor de la Escuela Normal Su-
perior y de la de Institutrices Paul Vidal de la Blache, Paul
Gaffarel, Henri Cons, Ludovico Drapciron y una pléyade de
jóvenes y distinguidos profesores, entre los que ñguran Came-
na d'Almeida, Dupuy, Gallois, Bourgoing y muchos otros —
se negó á admitir una conclusión radical en este punto; pero
reconocida la exactitud del principio, quedó afirmado en una
fórmula de transacción al declarar que «so deben hacer todos
los esfuerzos posibles para facilitar, en las Facultades, las rela-
ciones orgánicas entre la enseñanza de Geografía y la de las
Ciencias que pueden servirle de auxiliares.»
VIII.
PrgaDización para el tráflco.— Museos comerciales — Museo de Bruselas.— Museo
Oriental de Yiena.— Necesidad de estas instituciones en España.
En las condiciones actuales del comercio que resultan de la
prolongada crisis que atravesamos, de la desproporción entro
la oferta y la demanda ó de la producción con el consumo , y
EL CONGRESO Y LA EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA. 41
del carácter de empeñada lucha con que hoy se realiza el tráfi-
co, se necesita para asegurar los mercados y para obtener otros
nuevos toda una organización que supone la existencia de
agentes hábiles y seguros en los principales centros, medios
de información suficientes, comunicaciones periódicas, venta-
jas para retirar fondos y facilidades para cobrar los créditos.
A crearla se vienen consagrando los particulares y los GrO-
biernos en todas partes ; el Congreso y la Exposición dieron
testimonio de ello.
Entre nosotros se han hecho en este sentido loables esfuer-
zos; pero la organización es todavía incompleta; les faltan á
nuestros productores algunas de las armas necesarias para
combatir en la lucha internacional con éxito.
La reformado las memorias comerciales de 13 de Noviem-
bre de 1887 está hecha con un conocimiento cabal del proble-
ma; señala todo lo que debe ser objeto de atención para los
funcionarios españoles á quienes toca fomentar el comercio
patrio, cuanto á los exportadores interesa; bieii puede sostener
el paralelo con las disposiciones más previsoras que para el
servicio consular existen en el extranjero.
Por si esto no bastase, dada la aceleración del comercio y
las rudas necesidades de la competencia, que obligan á tener,
no sólo un conocimiento completísimo, sino también noticias
frecuentes de los mercados, se crearon las Cámaras de Comer-
cio en el extranjero, que suponen el agrupamiento y utilización
de las fuerzas antes dispersas en interés de la prosperidad
patria.
Por el contrato con la Compañía Trasatlántica se extendie-
ron de un modo notable nuestras líneas de navegación, con la
mira de fomentar los intereses creados en la América española
y Oceanía, de convertir en colonias prósperas las hoy abando-
nadas del Golfo de Guinea, y engrandecer nuestra marina
mercante.
Todas estas son, sin duda, condiciones favorables; pero aún
se echa de menos la exi.' jncia de instituciones que den á los
productores informes que les permitan ponerse directamente
en relaciones con los intermediarios de los centros de distri-
42 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
bucióa Ó comerciantes importadores: los museos comerciales,
que con tanto éxito vienen funcionando en el extranjero, y
cuyo establecimiento prometió, como ministro do Estado, uno
de nuestros ex -presiden tes (t).
Sobre ellos he recogido algunos datos para complementar
un trabajo sobre las instituciones mercantiles modernas, y sin
entrar en prolijos detalles, he de exponer breves observacio-
nes sobre la manera como funcionan.
Conviene hacer la recolección de muestras mediante la ayu-
da del Estado. El servicio consular está organizado en condi-
ciones para obtener aquéllas, así como tarifas, noticias esta-
dísticas y toda clase de documentos.
Las muestras deben ser renovadas según los cambios de
gustos ó de moda que no tienen lugar en nuestra Europa so-
lamente.
Ponen los museos á la vista de los industriales y de los co-
merciantes los artículos recibidos con favor en los mercados
lejanos.
Los comerciantes aprenden el gusto, la moda, la calidad y
el precio de los artículos, bien indígenas ó procedentes de los
países con los cuales hay que sostener la concurrencia, la ma-
nera de fabricar con éxito, en una palabra, para colocar ven-
tajosamente los productos y abrirse mercados nuevos.
«Por mucho tiempo — dice G. Marcel (2), — los fabricantes
han producido géneros cuya venta estaba asegurada en ciertos
países, y forzaban á los indígenas á plegarse á nuestros gustos.
Hoy no sucede así, y los industriales han comprendido que el
medio más seguro de dar salida á sus mercancías es fabricar-
las según el gusto de los compradores y á su arbitrio.»
Las relaciones comerciales no se improvisan, y en países
poco civilizados menos que en parte alguna. Es preciso un co-
nocimiento profundo de las poblaciones, de sus costumbres y
de sus hábitos, á fin de poder apreciar exactamente las nece-
(1) D. Segismundo Moret en el Real decreto de creación de las Cámaras de Co-
mercio en el extranjero.
(2) La Qéographie á l'Ecepoiition^ Revue seientipAigM, Noviembre, 1889.
EL CONGRESO Y LA EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA. 43
sidades á las cuales se traía de dar satisfacción , modificándo-
las gradualmente con objeto de acrecentar la cantidad de mer-
cancías pedidas por el consumo (I).
Medios de realizar esto ofrecen las instituciones de que ve-
nimos hablando. Ellas sirven á los comerciantes para averi-
guar la índole del tráfico, cuáles son las cosas pedidas, los ra-
mos á que cabe consagrarse con éxito.
Otros países interesan principalmente bajo el punto de vista
de importación directa de sus productos. De ellos recogen,
ante todo, los museos comerciales, primeras materias cuya ad-
quisición puede ser á la industria nacional conveniente, con
objeto de sugerir á los fabricantes la idea de utilizarlos, de
promover nuevas relaciones y de desarrollar las existentes.
Un país no puede exportar, por regla general, con provecho
sino para las comarcas de donde importa. De aquí que el co-
nocimiento de los recursos de los mercados explotados debe
procurarse siempre.
Como hoy se concede gran importancia á la manera de pre-
sentar las mercancías, hasta el punto de que sólo por abando-
no en este respecto no tienen aceptación muchas veces en los
mercados ultramarino?, los embalajes y los procedimientos de
apresto son materia de estudio y de útil enseñanza en los mu-
seos destinados á servir al comercio.
Es característica de tales museos— como los de todos los es-
tablecimientos análogos organizados con un sentido moderno,
que tienen su tipo en España en el Museo de Instrucción pri-
maria— servir no de almacén de ejemplares, sino como insti-
tuciones vivas que cuentan con personal competente para dar
una verdadera enseñanza ó información cumplida sobré los
objetos que en las mismas se encierran.
La mera exhibición de colecciones, como se encuentran en
nuestro Museo ultramarino, por ejemplo, puede dar la idea
remota de intentar una operación de comercio; pero de esto á
llevarla á cabo hay un mundo de distancia; so requiere toda
(l) Véase Le Transaharien, M. H. Fock, Retín scientiphique^ N.. viembre, 1889.
44 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
un estudio que el Museo comercial da hecho por completo,
convirtiéndose en auxiliar eficacísimo de los traficantes. Al
-efecto hay una Oficina de informes con empleados que pro-
porcionan al público todas las noticias que reclama. El Museo
oficial de Bruselas, que ha sido el verdadero tipo de estas ins-
tituciones en Europa, admite consultas y contesta á las de un
cierto interés general relativas á la función que le está enco-
mendada.
Es más; en el establecimiento, dependiente del Ministerio de
Negocios Extranjeros , hay una oficina del de obras públicas,
donde se procuran todos los informes que puede ofrecer este
ramo sobre medios de comunicación y transporte por caminos
de hierro y por mar para todas parles.
A mayor abundamiento, en el Museo existe Biblioteca de
carácter técnico-comercial muy completa, y además del catálo-
go de las colecciones con extensas indicaciones sobre los obje-
tos expuestos por dicho establecimiento, se publica un boletín
semanal para dar ó conocer al día los avisos de utilidad prác-
tica para la industria y el comercio de origen auténtico.
En tales condiciones, la creación de M. Frcre Orban ha rea-
lizado plenamente el fin para que se la creó, ha prestado los
grandes servicios que de ella se esperaban, procurando á los
industriales belgas, al lado allá del Atlántico, grandes éxitos
en la lucha por los mercados.
La han estudiado con interés los países más adelantados de
Europa y lo han copiado la mayor parte. Para el Foreign
Office y la Comisión real de información industrial se han
hecho informes sobre el Museo-tipo de Bruselas. Dos autori-
dades en la materia, Mr. Ch. M. Bennedy, jefe del Departa-
mento comercial del Foreign Office y Mr. Bateman, jefe de la
misma oficina del Board of Trade, han propuesto, después de
visitar los Museos de Bruselas y Ambercs, el nombramiento
de una comisión que se ocupe en el asunto (1).
(1) Exposition universelle d'A nvers de \S85.—fíappor(s des membres du Jury inter-
naíional des recompenses.— Les artichs d'exportation á Vusage des indigénes des con-
irées non civilisées. —Les musées commerciaux. Bruxelles. 18S6.
EL CONGRESO Y LA EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA. 45
Figuran en el museo oriental de Viena colecciones comple-
tas do mercancías que tienen salida en los diferentes merca-
dos continentales y de Ultramar, colecciones etnográficas para
iniciar á los industriales y exportadores austro-húngaros en
las costumbres y en los hábitos de los pueblos extranjeros,
productos de artes é industrias, particularmente orientales,
para servir de modelo al arte industrial nacional, y coleccio-
nes de embalajes de mercancías, tales como son exigidos por
los compradores extranjeros.
Gracias á los citados modelos, Viena ha conseguido rápido»
progresos en la cerámica, la cristalería y vidriería, la libre-
ría, etc., y hace concurrencia terrible en los productos de gus-
to á la industria parisién.
Merced á las colecciones de embalajes de las mercancías, los
vieneses hacen un comercio de exportación fructuoso y pueden
pensar en competir con los alemanes é ingleses, sobre toda
entre los negros y los annamilas.
Hay en esta institución Biblioteca con gran numero de re-
vi^itas y periódicos, y una importante colección de carta? geo-
gráficas. Oficina de informes para ilustrar á los negociantes
sobre medios de comunicación, tarifas, condiciones generales
de las plazas de comercio y situación y crédito del comercio
de cada una de ellas. Publica un boletín semanal con uiilísi-
mas memorias de los cónsules, que son verdaderos agentes
comerciales en Austria-Hungría, una revista mensual aus-
tríaca para Oriente y un anuario para las tarifas de aduanas
especialmente.
Organiza el Museo vienes cursos especiales y conferencias
para contribuir á la educación práctica de los comiTciantes é
industriales importadores y exportadores, y hace exposiciones
temporales de muestras en los centros de producción. Sus co-
lecciones circulan, pues, por los puntos donde es más útil que
sean conocidas.
La importancia de la institución es tal, que no solamente
los negociantes, acostumbrados á proceder según las indica-
ciones de su doctísimo personal, acuden á él, el mismo Go-
bierno oye la opinión del Museo frecuentemente antes de con-
46 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
cluir tratados de comercio, y en muchas otras ocasiones,
cuando se trata de conocer las ventajas ó los inconvenientes
de medidas relativas al comercio ó la industria (1).
Existen museos comerciales en los Países- Bajos, Portugal,
Francia, Alemania, Italia y Austria-Hungría. No hace mucho
que para un Museo Comercial del Japón se recolectaban mues-
tras en nuestra patria.
E:$tas instituciones son de dos clases, que importa no con-
fundir.
Hay Muscos de primeras materias y de productos importados
de p.iíses extranjeros ó exportados por estos al mercado donde
se rivaliza, como los de Bruselas, el de Francfort, el holandés
y los portugueses, y otros que funcionan como exposiciones
permanentes de los artículos producidos en el país donde
existen: ejemplo, Stuttgart.
Son ya privados, como los de Holanda é Italia, oficiales
como el belga y el húngaro, y funcionan bajo los auspicios
del Gobierno, como los de Portugal y Francia.
Si en los países donde el comercio y la industria han sido
siempre más independientes de la intervención oñcial, y han
sabido desplegar grandes iniciativas, en la propia Inglaterra
se considera indispensable la asistencia del Estado para la re-
colección de mercancías tipos en los mercados rivales, y con-
veniente la fundación de estas instituciones auxiliares, calcú-
lese si hará falta en España.
Para la cultura y la iniciación de los comerciantes se nece-
sitan Museos completos y deben situarse estos en las capitales
y al la«lo de las Escuelas de Comercio; pero los organismos
destinados á formular directamente las transacciones, convie-
ne que sean especiales y muy completas, que se refieran á un
ramo y se establezcan en los centros productores y manufac-
tureros.
D ida nuestra situación mercantil y lo que deben ser nues-
tros i leales, yo entiendo que importa en España crear Museos
(1) Le Musée romm^rcial-oriental dt Vicnne^ Paul Vibert.
EL CONGRESO Y LA EXPOSICIÓN DE GEOGRAFÍA. 47
especiales á la manera del Oriental de Viena, ó desarrollar en
Museos generales las secciones relativas al África del Norte,
Golfo de Guinea, posesiones oceánicas y América del Sur y
del Centro.
Tales instituciones podrían servir para concluir con hs ano-
malías y las deficiencias de nuestras relaciones mercantiles;
para que realice España en Marruecos las importaciones que
con provecho llevan á cabo Francia, Inglaterra Alemania y
Bélgica; para que los aceites del Golfo de Guinea — introdu-
cidos hoy de los depósitos europeos — sean objeto de comercio
directo; para surtir de cáñamo de Filipinas á los centros in-
dustriales; y para que lleguemos á ocupar el lugar que nos co-
rresponde en América. Reconoce todo el mundo que es este
nuestro gran mercado natural y ofrece, por el aumento de po-
blación y el desarrollo de la riqueza, un gran porvenir á Es-
paña; y sin embargo, ¡en qué abandono lo tenemos !
No hace mucho que se celebraba una solemnidad académica
en el país vecino, cuya acta — que contiene para nosotros pro-
vechosa enseñanza, — ha publicado el Boletín de la Sociedad
de Geografía de Tolosa. Era, notadlo bien, la inauguración
del curso público municipal de lengua española. Y ya supon-
dréis que no se fundan cátedras ni nacen allí ateneos para el
cultivo del idioma de Cervantes, porque los franceses aspiren
á conocer directamente la España contemporánea ; es para es-
tablecer estrechas relaciones «con las numerosas colonias es-
pañolas de la América del Sur, desligadas de la madre patria,
naciones en formación que , en medio de vicisitudes diversas,
crean actualmente, sobre una nueva tierra, nuevos pueblos,
nuevos intereses y una nueva historia.»
Meditad, señores de la Sociedad de Geografía, sobre lo que
esto significa y acerca de las consecuencias probables de un
tal movimiento, para justificar el cual, uno de nuestros cole-
gas de la Sociedad del Languedoc (i) pronunciaba frases que
nos vienen de molde.
<1) M. Gucnot, Secretario general de la Sociedad de Tolosa.
48 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
aBien puede afirmarse, en presencia de la actividad prodigio-
sa que desplegan ciertos pueblos alrededor nuestro en su mo-
vimiento de expansión hacia el exterior, que toda nación que
se desinterese de este movimiento, se aislará completamente,
se rodeará, por este solo hecho, de una muralla mil veces más
infranqueable, mil veces más espesa que la de China, y verá
su influencia, por grande que sea, desaparecer para siempre.
R. Torres Campos.
LOS PORTUGUESES EN EL ÁFRICA AUSTRAL.
EL CHAMBEIE, ORIGEN DEL CONGO,
DESCUBIERTO POR LOS PORTUGUESES EN 1790,
por Mr. OABRISX. MARCBL (1).
^^N^kM^h^k^^^^^^*^*^
«Con el corazón dolorosamente lacerado y bajo la iafluencia
de una ofensa tan grave como inmerecida, os dirigimos nues-
tra protesta solemne contra el acto de violencia que Inglaterra
nos ha hecho sufrir». Con esta dignidad se expresaba la Socie-
dad Geogi*áñca de Lisboa, en respuesta al «ultimátum» que
la poderosa Inglaterra acababa de imponer á Portugal el 11 de
Enero de 1890.
Es antiguo adagio, que de tantas maneras hemos pagado para
conocerle bien da fuerza huella el derecho» ¡el que todavía se
ha puesto por obra á fines del siglo zix y en plena civilización!
¡y el país, que en vez de argumentos presenta buques acora-
zados y cañones, era aquella Inglaterra que se dice apóstol de
la justicia y campeón de la libertad! No empleaba, ciertamente,
tan soberbio lenguaje ni amenazaba con su espada la soberbia
Albión cuando se dirigía al imperio alemán; como encontraba
quien le hiciese frente, se inclinaba con humildad.
(1) Mr. Gabriel Marcel, bibliotecario de la Nacional de Paria, ha encontrado un
mapa inédito del imperio de Monomotapa con el curso del ^ambeze, muy intere-
sante porque demuestra la justicia que asiste á Portugal contra las pretensiones
de Inglaterra sobre aquel país.
El Boletín, con la debida autorización de Mr. Marcel, inserta la traducción de
este articulo y reproduce un facsímile del citado mapa.
4
90 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Todavía no han hecho reflexionar á Inglaterra ni la viril
actitud de todo Portugal, ni el cambio de ministerio, ni la
grave crisis que ha seguido. Ha sido necesario que la nación
tan cobardemente insultada y ultrajada comenzase á romper
toda relación comercial con Inglaterra, para que esta se deci-
diese á emplear un tono más mesurado, y viera con horror el
arbitraje á que Portugal acudía, con arreglo á las cláusulas
de la Conferencia de Berlín. « Business^ business, negocio, ne-
gocio». Por ese lado se debe acometer si se ha de ser escucha-
do, y no hay amenaza más elocuente que el ver cerrado el
comercio con Portugal.
Conviene recordar, aunque sea ligeramente, el origen de
este conflicto. Habíase encargado al explorador Serpa Pinto de
estudiar sobre el valle del Xiré un camino de hierro á la vez
que el reconocimiento geográfico de aquella región, cuando
supo que algunos jefes makololos habían atacado á un vapor
perteneciente á la African Lakes Company. Se apresuró á
reprenderlos, amenazándoles con grave castigo si el hecho se
reproducía, porque no podía autorizar Portugal que su autori-
dad se menospreciase.
Lejos de agradecer la conducta del representante de Portu-
gal, el cónsul inglés Johnstone tomó una actitud insultante,
declarando que todo el país de los makololos se hallaba bajo
el protectorado británico, y que la intervención de Portugal
era tan inoportuna como injustificada. Debe recordarse que
este mismo cónsul se había visto precisado , para llegar á la
región del Xiré, á proveerse de un salvo-conducto del go-
bernador de Mozambique y de recomendaciones para las auto-
ridades portuguesas; pero tan buen servicio lo pagaba luego
distribuyendo banderas inglesas entre los indígenas é incitán-
dolos á la resistencia.
Era un modo especial de mirar la cuestión , porque si los
misioneros escoceses se habían establecido en el país, siguiendo
los pasos de Livingstone y trabajando en la conversión de los
indígenas; y si un poco después una Compañía particular, la
African Lakes Company, hacía lo mismo con miras puramente
comerciales, no por ello debía deducirse que Inglaterra tomaba
LOS PORTUGUESES EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 51
•posesión del territorio. Y en todo caso no existía una notiflca-
•ción que anunciase á las potencias signatarias del tratado de
Berlín su protectorado sobre la cuenca del Xiré.
Sabido es que hay mapas en los cuales se marcan como per-
tenecientes á Inglaterra todo el mencionado valle, así como el
terreno que hay entre el Nasa y el Tangañica, por donde fué
Trivier hasta el límite con el Estado del Gongo; pero esto no
<^s un argumento serio, como nada probaría el que indicáse-
mos en las cartas, como nuestras, las islas normandas.
También sabemos que al ganar Trivier la costa oriental,
supo de boca del mismo Serpa Pinto muchos pormenores sobre
los recientes acontecimientos ocurridos en las márgenes del
Xiré. Los makololos, á quienes azuzaban los ingleses, acome-
tieron á las tropas portuguesas, pero las encontraron muy
bien armadas y á pesar de su arrojo tuvieron que cejar ante
las ametralladoras. A la cabeza de 5.000 hombres y de tres
barcos que surcaban constantemente el Xiré contaba Serpa
Pinto limpiar todo el país hasta el Nasa de las bandas de la-
drones que lo infestaban , y que sin motivo le habían atacado.
Después, cediendo Portugal á la presión inglesa, tuvo que re-
frenar los ímpetus de su agente.
Pero Inglaterra quería extender más su poder; llevaba tam-
bién sus pretensiones al O. sobre las orillas del Zambeze, pre-
tensiones absolutamente injustificadas desde el punto de vista
histórico, como vamos á demostrar en el acto.
Inglaterra codicia hace mucho tiempo el Mashonaland, in-
menso territorio que se extiende desde el paralelo 25 de lati-
tud S. hasta las márgenes del Zambeze, y sobre él pretenden
tener derecho porque Livingstone, sus cazadores y sus viajeros
lo han recorrido en todas direcciones (1); pero los portugueses
no satisfechos con tener históricos derechos, han tomado re-
(1) Eq el Exame das tiagems do doutor Livingstone^ por José de Lacerda (Lisboa,
1867), se encuentran innumerables pruebas de las exploraciones portuguesas en
Aquella región. De esta obra hubiéramos podido hacer muchas citas; más para no
ser tachados de parcialidad, hemos preferido atenernos á lo que dice el inglés
Bowditch.
2 BOLETÍN DE L\ SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
cientemente posesión efecliva del reino de Matabeles, regióir
así llamada en el mapa de M. de Lannoy de Bissy. Así el te-
niente Cordón que salió de Zumbo sobre el Zambeze, cruz6
el valle del Pañame, siguió el curso del Sañati (afluente del
Zambeze) y del Umfuli, que nace en las montañas de Umti-
gesa, recibiendo la sumisión y homenaje de todos los jefes allí
establecidos, y al mismo tiempo, M. Paiva d'Andrade , recorría
el país celebrando tratados con los jefes que reconocían la au-
toridad de Portugal.
Dícese que en aquella región han hallado estos exploradores
ruinas de establecimientos europeos, testimonio de la antigua
ocupación de los portugueses, atraídos desde el siglo xvi por la.
riqueza de las minas de oro del Manica, que miraban como el
Ophir de Salomón, y sobre las cuales ha llamado la atención
el viajero alemán Cari Mauch hace unos veinte años. Esta cir-
cunstancia no debe sorprendernos porque las estaciones portu-
guesas eran muy numerosas y es posible que no hayan des-
aparecido todavía sus ruinas.
A partir de 1489, Pero de Covilham, procedente del mar
Rojo, costeó el litoral africano hasta Sofala; en 1498, Vasco de
Gama había tocado en esta ciudad y en Mozambique, de la
cual se apoderaron los portugueses en 1508, erigiendo la for-
taleza que aun subsiste. Este fué el primer paso para la con-
quista que se extendió con rapidez hasta Quiloa, Melinde y
otros pueblos de la costa, puertos de refugio y de abasteci-
miento, sirviendo de precioso recurso para el camino de la
India.
El viajero inglés T. E. Bowditch (1) autor de una interesante
descripción del Dahomey, nos suministra acerca de las expe-
diciones portuguesas al África, un resumen, tanto más preciosa
cuanto que en su mayor parte está sacado de documentos oñ-
ciales de Portugal. Es bien mortificante para Inglaterra que
sea un inglés el que haya acumulado las pruebas de la ocupa-
(1) An account Cifthe discoveries qf tke Portuguesa in the interior of Angola and
Motambique. London, por J. Booth, 1824. Acompaña á esta obra un mapa muy cu-
rioso, levantado en 1790 por el teniente coronel Portado.
LOS PORTUGUESES EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 53
ción efectiva de un país que sus compatriotas disputan con una
acritud tan grande á los primeros ocupantes, de modo que á
este autor recurrimos muchas veces con la esperanza de que
no lo recusen los ingleses.
En 1570 se conñó á Barreto la empresa de penetrar hasta las
minas de oro de Manica, que poseía entonces el Quitevo ó so-
berano del Matapa ó Monomotapa, cuyos dominios se exten-
dían desde Sofala al Zanjbeze. Saliendo de Sofala^ penetró Bar-
reto en los territorios donde existe la plaga de la mosca tsetse;
pero los continuos ataques de los indígenas en un terreno pan-
tanoso é insalubre, le obligaron á retroceder, no sin que antes
dejase de concluir un tratado con el QuitevOf consiguiendo el
libre paso de los portugueses por aquel Estado mediante una
contribución anual de 200 piezas de tela.
En otra expedición fundó también Barreto el pueblo de Sena,
cruzó las selvas de Lupata que cubren la alta sierra llamada
Espina del mundo, penetró hasta Ghicova donde esperaba en-
contrar una mina de plata, y de regreso fundó la estación
de Tete.
a En aquella época, dice Livingstone, avanzaron mas que
Barreto los misioneros de la iglesia romana, pues ya, según
refiere Bórdalo en sus' Ensayos históricos^ el P. Goncalode Sil-
veira habia sufrido el martirio en Monomotapa».
Los portugueses habían fundado en el interior del país mu*
<;hos centros comerciales, feiras 6 mercados donde se cambia-
ban los géneros indígenas, como el marfil y el oro en polvo,
por mercaderías europeas. Así es que, á pesar de la pereza in-
génita en los negros, solo el lavado, y sin trabajaren las minas,
daban á Portugal 100.000 cruzados de oro; los tejidos de Su-
rate, las sederías y el hierro eran los artículos que se trocaban
por el oro, el marfil y el cobre.
Acompaña á este artículo un mapa manuscrito que nos pa-
rece datar de los veinte últimos años del siglo xvii, si se atiende
á la escritura, á la ortografía y á la clase del papel. Este tra-
bajo inédito forma parte de una colección de mapas grabados
ó manuscritos que poseía el abate Miguel Antonio Baudrand,
geógrafo francés que murió en 1700: en todo el volumen donde
54 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
se halla el documento reproducido, no se encuentra ninguna
posterior á la mencionada fecha. A la muerte de Baudrand, vina
á parar esta colección á la abadía de Saint-Germain des Prés;
al terminar la revolución perteneció á la Biblioteca del Tribu-
nal ,7, por último, á la Nacional, donde consta en la sección
de Geografía con el nüm. 388.
Este diseño del Monomolapa mide 0,54 X 0,35 m., habién-
dolo reproducido próximamente á un cuarto de su escala.
Creemos que ofrece gran interés porque demuestra la verdad
de los documentos que usó Bowditch, y prueba la antigüedad
de la ocupación portuguesa. En el mapa se ve trazado el Zam*
beze de un modo bastante exacto; en el sitio correspondiente á
los saltos y raudales de Kebrabasa y á la catarata de Morum-
bua tiene inscripciones con las cuales manifiesta que el río,,
navegable por espacio de 200 leguas, deja de serlo repentina-
mente y vuelve más abajo á permitir la navegación. Allí marca
un fuerte de San Estevaó, que nos ha sido imposible identifi-
car; un fuerte de Chicova, cuyas murallas almenadas nos dan
indicio de una fortificación bastante formal, y algunos merca-
dos como Mnzapa y Manzovo, llamados feiras. En muchos pa-
rajes hay otras leyendas que señalan la existencia de minas de
oro, como Térras de moca Ouro, minas de Ouro, y aun se de-
clara en cierto paraje á la izquierda del Zambeze la existencia de
oro fino. Por liltimo, se ve en el mapa trazado el curso del Xiré,
próximamente en su verdadera dirección, en un país fértil y
poblado, pero no tiene indicación alguna sobre los lagos Nasa
y Tangañica, que hallamos en otros documentos contemporá-
neos ó algo más modernos.
Si examinamos las cartas de Merca tor, de Bertius, de Hondius^
de Meursius,de Sansón y de Duval, veremos en ellas un curse
del Guama ó Zambeze enteramente fantástico; es preciso llegar
al famoso globo de Goronelli para encontrar el Zambeze tra-
zado como en el mapa que reproducimos. Es, pues, evidente
que este autor veneciano pudo consultar los documentos por-
tugueses hoy perdidos, mapas ó relaciones de viajes que arro-
jarían una luz preciosa sobre las exploraciones de los portu-
gueses y las relaciones que mantenían con las belicosas gente»
LOS PORTUGUESES EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 56
de la cuenca del Xiré. En aquel enorme globo, del cual ha
publicado Deuwez una reducción en 1688, no está el nombre
del Xiré; en cambio hallamos las siguientes inscripciones:
Citta e Fortalezza de Tete de Portog.^ Empango, Fortezza de
S. EstevaOy a navegagao lago^ fortezza de Chicova^ y, en fin,
Minere d' argento ch' il re di Monom. promiae al Re di Spagna
nel i604; ya trataremos más adelante de esta mina de plata.
En una carta de África, del año 1689, coloca el mismo Goro-
nelli en la margen izquierda del Xiré una fortaleza de San
Martial, reproducida por de Fer en su mapa africano de 1698;
y nos hace conocer en el interior del Mashonaland una locali-
dad que llama Figueiral.
Tomaremos aún del mapa del Gongo y del^aís délos Gafres,
publicado por Delisle en 1708, la nomenclatura siguiente colo-
cada sobre la derecha del Zambeze, cuyo curso traza como el
que reproducimos: la Victoire^ couvent des Dominicains^ Sena
en la confluencia del Xiré, Mont Jura^ mines d'or, Teté ó San-
tiago^ Chicova; sobre la orilla izquierda: Cafres alliés du rol
de Portugal^ Chiré, M. tres fertile et tres peuplée, enfrente de
Tete: Cafres alliés du roi de Portugal^ Cataractes, Zambese
empondo ó Couama^ mines d'or en varios parajes, y por último:
On ne sait pas oü la riviére do Couama prend sa source.
Ya se sabe que Delisle era un geógrafo serio y que disponía
de buenos datos, en sus propias fuentes tomados. Por último,
D'AnvilIe, asimismo, en su «Ethiopie occidentale» publicado
en Enero de 1732, traza como sus predecesores el curso del río
y enriquece su mapa con las leyendas siguientes: Sena aux
Portugais^ Chiri montagne fertile eipeuplée^ Teté aux Portu^
gais, EmpongOy Saut, Les Rochers interrompent id la naviga-
tion du Zambese dans une espace d'environ vingt lieues , Chi^
aova, royaume de Chicova ou Von tient qu'il y a des mines
d'argent, l'origine du fleuve n'a point encoré été découverte; y
por fin, sobre el curso del Manzovo ó Gabreze, más arriba de
Manica, coloca Massapa aux Portugais.
De este conjunto de noticias, sacadas de geógrafos de diver-
sas nacionalidades, resulta que, desde fines del siglo zvii hasta
mediados del xviii, conocían los portugueses el Zambeze lo
se BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
menos hasta Zumbo; que tenían muchos establecimientos for-
tificados, así como mercados en el interior del país en todo el
Mashonaland; y que, por tanto, es enteramente inexacto lo
que asegura Larousse, cuando dice: «Aun en el tiempo de su
apogeo solo tuvieron los portugueses imperfecto conocimiento
del interior de África y no ocupaban más que el litoral: las
pocas noticias que se alcanzaban de aquellos países eran muy
vagas, confusas é inciertas, con arreglo á los informes de los
indígenas ó de los misioneros.»
Completemos ahora los datos que nos suministran los ma-
pas con algunos detalles tomados de Bowditch. Zumbo, dice,
donde tienen una factoría los portugueses, se halla sobre la
Guama á un mes de marcha de Tete. Los quince primeros
días tienen los viajeros que ir por tierra hasta llegar á Chico-
va, á fin de evitar la catarata de Sacumbé que impide la nave-
gación; pero más arriba queda libre.
Zumbo, aunque no tiene forzaleza, ni terrenos cultivados,
sino que está rodeada de bosques, es un punto muy impor-
tante por su mercado que, no solo recibe el oro de las ricas
minas de Abutua, á 20 leguas al O., sino también de las de
Pemba y de Murusura, así como gran cantidad de marfil que
viene del río Orange, cuernos de rinoceronte, etc. Los mulatos
portugueses que allí residen, faltos de principios morales, se
ven estimulados á seguir una vida criminal por los misioneros
que se aprovechan de sus rapiñas.
Esta es una calumnia fácil de comprender y que no hay
para qué creerla.
Al volver de Angola vio Livingstone las ruinas de Zumbo;
colocado ^quel pueblo en la confluencia del Loangua y sobre
ambas orillas de este río, tenía una situación admirable, reci-
biendo el oro y el marfil de Manica, los productos del N. por
el Loangua y del O. por el Zambeze.
El Qaitevo ó soberano del Matapa, continúa Bowditch, había
cedido más de la mitad de sus Estados á D. Sebastián, rey de
Portugal, en recompensa del auxilio que le prestara; pero en
1759 estalló una guerra civil, dividiéndose aquel imperio en
pequeños principados á consecuencia de continuas luchas que
LOS PORTUGUESES EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 57
hicieron muy precarias las relaciones de los portugueses,
cuyas caravanas corrían continuo riesgo de verse robadas.
Aprovechó estas circunstancias Changamera, jefe maravi, para
tomar el titulo de Quitevo; mas no por oso ganaron nada la
seguridad y el desarrollo del comercio.
No puede dudarse, añade el mismo autor , de la existencia
de las minas de plata de Chicova (que Livingstone declara
fabulosas), puesto que son pruebas convincentes las pesadas y
macizas lámparas de este metal que hay en aquel estableci-
miento.
Diego de Gonti hizo una serie de experiencias en Mozambi-
que, por los años de 1560 á 1570, con los lingotes de plata que
Vasco F. Homem llevó de Chicova, hallando que contenían lo
menos dos terceras partes de plata pura.
Por último, resulta de una memoria redactada por d'Anville,
según los datos que le proporcionó M. da Cunha, embajador
en la corte de Francia, y con los cuales pudo formar un mapa
de aquella parte de África (1), que los portugueses tenían mer-
cados en el Manica, Luanza y Bocuto. A 50 leguas de Tete se
encontraba la población de Massapa, también uno de sus prin-
cipales mercados, y en ella residía un oQcial portugués con el
titulo de capitán de puerto. También deben citarse las ferias
de Logoe y de Dambarari, que un Changamera destruyó en
1693: el último pueblo citado debió ser importante á juzgar
por las ruinas de sus murallas bien cimentadas: aún existía
el campanario y la campana en el siglo xviii, aunque estaba
derruido el edificio cuando la toma de la población, desde
entonces abandonada. Enfrente de Tete vive la nación de los
Zimbas ó Mazimbas; y el imperio de los Bororos, compuesto
de pequeños principados, entre ellos el de Mará vi, del nombre
de una población situada á más de 60 leguas de Tete.
Como á media legua de esta población hay un lago que se
extiende al NNE.; tiene de 4 á 5 leguas de ancho y más en
algunos parajes, cuya longitud excede ¿su anchura, porque
(1) Bowditch es quien ha hecho el resumen de esta memoria.
58 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
se sabe que se remonta hasta la latitud de Monbaca^ habiendo
motivos para creer que llega aun más arriba.
Con razón, pues, marcaron Delisle y Anville en sus mapas
un lago Maravi, que no es otro que el Tangañica, hallado,
pero no descubierto, por los viajeros modernos.
Las noticias que los portugueses recogían no se relacionaban
solo con el Mashonaland; existe el recuerdo de una expedición
comercial que en 1785 dirigió Gregorio Méndez para hacer des-
cubrimientos en Angola y Rengúela. Este viajero avanzó bas-
tante lejos al interior trayendo noticias muy detalladas sobre
las cuales no hay necesidad de extenderse.
En 1807, Da Costa, mercader establecido en Cassange, envió,
con autorización del gobernador conde de Saldanha, álos mu-
latos portugueses Pedro Juan Bautista y Amaro José, con
guías é intérpretes indígenas hasta Moolooa, capital del Muata
Yanvo, el cual mandó á su vez una embajada á Saldanha.
A esta expedición aludía Livingstoneal decir c Hacia 1809, dos
esclavos negros, Pedro Bautista y Andrés José, fueron desde
Cassange (á 300 millas de la costa occidental) hasta Tete, que se
halla á la misma distancia del mar Indico. Una señora que
todavía vive en Tete, Doña Eugenia, se acuerda perfectamente
de aquellos esclavos, con su cabellera lanuda peinada según la
moda de Loanda; recuerda su permanencia en el pueblo hasta
la llegada del gobernador general, y de los despachos que tra-
jeron á Cassange. Por este motivo pretenden los portugueses
que han poseído un camino que cruza el África de Oriente á
Occidente; no tienen otro hecho en apoyo de su pretensión» (1).
En 1796 habían penetrado los portugueses en el interior del
continente y asi lo confiesa el mismo Livingstone. «Manoel
Goncalo Pereira, natural de Goa, que había hecho siempre el
comercio del oro en aquella parte de África y que por su vio-
lento carácter había merecido el nombre de Terror (Livings-
tone dice que le llamaban Moendo Mondo ó Pata del mundo ó
viajero que recorre la tierra) habiendo sabido el regreso de 500
(I) Véase, á propósito de esUapombeiros^ á J. de Lacerda, obra antes citada.
LOS PORTUGUESES EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 5»
mercaderes Movizas, envió á su hijo á ftn de que averiguase
de dónde sacaban el oro que traían. Partió el joven Pereira en
Mayo de 1796 de Maringa, tres jornadas al N. de Tele: cruzó el
país de los Maravis, viendo un río de precipitada corriente, el
Aruangoa (Luanga), que según informes de los indígenas^
vierte en el Zambeze no lejos de Zumbo.
Á pesar de la tama de ladrones que tenían los Maravis, no
sufrió contratiempo alguno; dejó algunos esclavos para hacer
las contrataciones (1) en aquel valle^ penetró en el territorio
de los movizas, y al cabo de once días dio en otro río que los
habitantes llamaban Zambeze, y que estaban convencidos que
no era el mismo que el de Tete, porque este nuevo del mismo
nombre corre en otra dirección y vierte en otro río.
Observen á este propósito, que Livingstone ha encontrado,
pero no descubierto como creía, este río Ghambeze que es un
afluente del lago Bangueolo. Esto prueba hasta la evidencíala
verdad de la expedición de Pereira y le da la gloria de haber
descubierto uno de los orígenes del Congo; es un hecho de ca-
pital importancia, sobre el cual no se había llamado hasta
ahora la atención y que aumenta considerablemente los des-
cubrimientos que en el África austral han hecho los portugue-
ses. Bowditch, de quien tomamos las noticias que anteceden,
las publicó en 1824, pero, desde aquella época ¿quién ha me-
ditado en Francia sobre los viajes de Livingstone? ¿Cuáles
eran nuevos descubrimientos y cuáles eran hallazgos de lo ya
descubierto?
Pereira y los suyos entraron en el territorio de Cazembe al
otro lado del Zambeze; para llegar á la capital tuvieron que
hacer diez y nueve jornadas á través de un país desierto, solo
habitado por animales montaraces y emplearon un día entero
(1) Después de once dias durante los cuales anduvo á razón de cinco ó seis horas
diarias di6 en otro rio que los Movizas llaman Zambese, pero que se convenció
no era el río de este nombre que pasa por Tete, porque el nuevo Zambese corre
en otra dirección yendo á confluir en otro rio del cual se dará noticia después,
Bowditch, páginas 87-88. También J. de Lacerda cita este pasaje en el Emame dos
viagem do doutor Livingstone^ pág. 42. Pero este autor que escribia en 1867 no podía
alcanzar la importancia del descubrimiento de Pereira.
60 boletín de la sociedad geográfica.
en cruzar un lago de poco fondo que pasaron con agua á la
cintura, y que desaguaba por un ancho río llamado Murusura,
á cuyas márgenes estaba situada la capital del Gazembe (t).
«Acompañaban á Pereira, dice Liviugstone, un sacerdote y al-
gunos hombres armados; á su llegada mandó hacer disparos;
Gazembe preguntó el motivo de aquella demostración: mis fu-
siles, respondió, piden esclavos y marfil, lo que le fué dado
inmediatamente.» Bowditch da muchos pormenores acerca de
la recepción hecha al viajero, las costumbres de los habitantes,
detalles de las tropas, de la capital, etc. El soberano negro no
dejó salir de sus Estados á Pereira sin la promesa de que vol-
vería. Durante el viaje de regreso, los portugueses sufrieron
mucho por la falta de víveres, y habiendo equivocado el camino
no tuvieron que cruzar el lago que á la ida pasaron.
Este mismo Pereira es el que dos años más tarde sirvió de
guía al coronel de ingenieros Francisco José de Lacerda Al-
méida, gobernador de Tete. Hombre de ciencia y antiguo pro-
fesor de una escuela militar, había recibido del Gobierno la
comisión de fijar los límites entre las posesiones españolas y
portuguesas de América; había cruzado en todos sentidos el
Matto Grosso, y descrito el primero el río Guarape, elegido
como frontera.
En Mayo de 1798 salió de Tote á la cabeza de 6 oficiales y
70 soldados, gente poco numerosa para el género de expedición
que proyectaba; pero el gobernador de Mozambique, del cual
se quejaba amargamente, no había querido darle maycír soco-
rro; sin embargo consiguió ganar á Lunga, capital del país de
los Gazembes y población situada á más de 1.400 km. de la
costa. Perfectamente acogido por el soberano, no contaba La-
cerda permanecer allí mucho tiempo á causa del deseo de com-
pletar los descubrimientos hechos dos años antes por su com-
pañero Pereira; pero al cabo de algunas semanas de viajo cayó
enfermo y murió á orillas del Ghougu por los 9^ 32' de latitud
(1) Esta 68 la traducción casi textual del informe que el Dr. Lacerda remitió al
ministro D. Rodrigo de Souza Continho. Ánnaes maritimos eeoloniaes, cuarta serie,
pág.290.
LOS PORTUGUESES EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 61
meridional y no por 8** 43' como Arrowsraith situó en su
mapa (1).
Quizás á causa de los acontecimientos que á principios de
siglo conmovieron á Europa y al mismo Portugal, fuera de
los viajes de los pombeiros desde 1807 á 1811, antes referidos»
impidieron á esta potencia continuar sus exploraciones y las
tentativas de colonización. Si hubo algunas se ha perdido el
recuerdo y hemos de llegar al año 31 para asistir á otra explo-
ración dirigida por jefes ilustrados. En 1.* de Junio el mayor
Monteiro y el capitán Gamitto salieron de Tete en dirección á
los Estados del Gazembe.
Livingstone lo refiere así: cCuando Monteiro hizo esta visita
la población se encontraba situada en el mismo punto que hoy.
Monteiro permaneció en ella, pero alguno de sus compañeros
alcanzaron á Luapula que dista de allí unas seis millas. En sus
relaciones se queja Monteiro de que Gazembe le robó. He pre-
guntado al funcionario actual el motivo de este robo y nada
sabía porque no estaba presente cuando ocurrió, pero Ben-Seli
me dijo que no era cierto lo que decía Monteiro, sino que ven-
dió sus géneros para procurarse víveres en vez de emplearlos
en comprar oro y marfil, inventando aquel simulado despojo
para acallar á sus acreedores».
Monteiro llevaba una gran escolta: Kapika, un viejo que aún
vivía, fué uno de los jefes de aquellas bandas, y cuenta que
acompañó á Monteiro en su viaje á Tete, Sena y Quilimane.
Esta guardia de honor parece confirmar el dicho de Moham-
med, pues si Gazembe hubiese robado al mayor, ni le hubiese
dado escolta ni aquel la hubiera aceptado.
Las exploraciones modernas de los portugueses en estas re-
giones son muy conocidas para referirlas, pues bien notorios
son los ilustres nombres de Gapello, Ivens y Serpa Pinto.
Pero sí diremos, para terminar este ligero estudio de Geo-
grafía histórica y de cartografía que á nuestro entender no
(l) Livingstone, páginas 317 y 318. Puede leerse también lo que J. de Lacerda
dice de esta exploración y de los asertos de Livingstone.
e2 BOLETÍN DE LA: SOCIEDAD GBOGRÍFIGA.
existe, ni aun en Portugal, un mapa más antiguo y detallado
del África austral que el reproducido eguí. Este documento
viene á confirmar lo que la tradición, por muy pobre que sea,
nos enseña acerca de los establecimientos que la nación portu-
guesa ha tenido en el Mashonaland y hasta el Zambeze. Tam-
bién hemos querido recordar las expediciones de los portugue-
ses en las cercanías de los lagos Bangueolo y Bemba, el des-
cubrimiento del Ghambeze ó Zambese por Pereira, y la per-
manencia de este viajero, de Lacerda y de Monteiro en las
regiones que hoy pretenden tomar los ingleses sin otro dere-
cho que el de la fuerza. Si alguien hay interesado en la cues-
tión es sin duda el indígena, pero en él, precisamente, será en
quien menos se piense.
Pongamos, en fin, de relieve la política colonial de Inglate-
rra. En las regiones del Nasa, del Tangañica y del Victoria,
como en las demás partes del mundo, los misioneros abren
camino á los comerciantes, y cuando estos han conseguido
arraigarse en el país, se les otorga una carta Real y queda
hecha la anexión. Esta amalgama híbrida de la religión y del
comercio es privativa de Inglaterra; si es un bien considerado
moralmente, es un mal desde el punto de vista práctico.
Deseamos que, pensando algo menos en ideas ambiciosas,
por el adagio de cel que mucho abarca poco aprieta» esconda
sus uñas el leopardo inglés. Si Portugal no puede resistir, tiene
derechos que exponer ante el tribunal que pide, que es el de
la opinión pública, solamente recusado por los que acuden á
la fuerza. Las simpatías de Europa entera son para aquella
pequeña pero valiente nación tan injustamente herida.
EL VIAJERO POLACO ROGOZINSKI
EN FERNANDO PÓO-
En Diciembre de 1883 el subteniente de la Marina imperial
rusa, Esteban P. Rogozinski, organizó una expedición cientí-
fica con el propósito de explorar el interior de los países que
lindan con el golfo de Biafra, especialmente el macizo de Ca-
marones y los territorios de Bekundu. De esta expedición se
dio noticia en las Memorias sobre progresos de la Geografía,
correspondientes á 1884. El Sr. Rogozinski compró la isla de
Mandóle, delante del río Mungo, que corre al B. de aquellos
montes, y después de hacer una excursión preliminar, subió
en busca de los lagos por el río, penetrando en el interior hasta
Bukundu y reconociendo el lago Balombi-Ombu, que da origen
al río del Rey. También efectuó la ascensión al Muxma-Lobo,
pico principal de las montañas de Camarones. Esta ascensión
le inspiró el deseo áé subir al pico de Santa Isabel en la isla
de Fernando Póo, con objeto de comparar ambas cumbres, que
parecen de formación idéntica, y en Enero último, en compa-
ñía de su esposa, pudo realizar tal propósito y alcanzó la cima
de la montaña.
Juzgando el Sr. Rogozinski que su última expedición puede
interesar á la metrópoli de la hermosa isla española, ha diri-
gido á nuestras autoridades el siguiente relato de aquella, que
reproducimos sin corrección ninguna de estilo, tal como lo es-
cribió el viajero, á juzgar por la copia que el Ministerio de Ul-
tramar ha remitido á la Sociedad Geográfica:
64 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRXFIGA.
«Nuestra caravana se componía de 14 crumanes que rema-
ban nuestras dos chalupas el 8 de Enero desde Santa Isabel
hacía un punto llamado Bassuala, donde creíamos encontrar
una acogida favorable entre el pueblo hubi para obtener uno ó
dos indígenas que nos guiasen entre la maleza, hacia el pico.
Un bubi civilizado, Balakadi^ que usaba el nombre inglés de
George Scolt, se comprometió á encontrarnos lo que buscába-
mos en Bassuala,
9 Con gran sorpresa nuestra, los bubis no quisieron, bajo
ningún concepto, entrar en relación con los blancos, pretex-
tando que les llevaba la desgracia el guiar á los blancos hacia
el pico de la montaña, y el jefe principal del lugar, Buelorif
volvió para devolverme una camisa blanca que yo le había en-
viado como presente de amistad.
^Hubimos, pues, de abandonar á Bassuala y nos volvimos á
Bao (situado cerca del islote de Bellohpó, en la misma costa
oriental de la isla), para procurar nuestra suerte en este lugar.
»Los bubis de Bao se mostraron muy hospitalarios, y des-
pués de algunas palabras con Mea, jefe del lugar, nos encami-
namos hacia la montaña. El mencionado George Scott, como
intérprete, y Jeodo, un bubi de Mea, acompañado de sus dos
mujeres, durante medio camino, guiaron nuestra caravana.
» Desde la primera jornada se nota una diferencia patente
entre la subida al pico de Camarones y al de Fernando Póo.
^La montaña de Camarones tiene, quizás, los lugares más
difíciles para subir, especialmente en sus regiones más eleva-
das, pero fatiga menos al viajero permitiéndole descansar sobre
los terraplenes y suaves pendientes que conducen hacia su
cúspide. Este pico de Fernando Póo, presenta, por el contrario,
una escarpadura continuada casi hasta la boca del cráter, que
se levanta sobre una especie de meseta, único lugar en que se
puede obtener una posición horizontal.
^Hacia las 4^ de la tarde del 12 de Enero, á falta de mejor
campamento, hubimos de colocar nuestra tienda de campaña
sobre un declive del terreno tal, que era casi imposible asen-
tarla del todo.
i»Sin embargo, el paraje era muy interesante respecto á la
EL VIAJERO POLACO ROGOZINSKI EN FERNANDO POO. 65
flora. Estábamos rodeados de heléchos que alcanzaban aquí una
altura de 26 ó 30 pies, arborescentes, que empiezan en la isla
de Fernando Póo bastante más bajos que en los montes Cama-
rones, y por su gran abundancia dan al bosque un acento su-
mamente pintoresco, pero que lo hacen á la vez de difícil acceso
á causa de las agudas espinas de aquellas plantas. Un gran
número de orquídeas cubrían sus troncos huecos y los de los
gigantes árboles que nos rodeaban; pero lo que hacía á esta
zona de la montaña de Fernando Póo por demás interesante,
era la vista vivamente saludable de las enredaderas de caucho
que parecían empezar, en Fernando Póo, en regiones más ele-
vadas que las alturas de Camarones. Creo poder asegurar con
toda firmeza que no tardaría en explotarse aquí el caucho con
la misma facilidad con que se hace ahoraen Camarones, donde
presenta desde 1884 más grande riqueza.
dEI barómetro, suspendido al aire libre, marcaba en este día
27. G2 con una temperatura de 17*,50 Reaumur sin brisa alguna
perceptible.
aAI otro día por la mañana, los mismos instrumentos da-
ban aquí:
á las e»» 30" de la mañana B. 27.58; T. 14.16
> 7 > B. 27.58; T. 15.20
> 7 30 > B. 27.58; T. 15.60
* S > B. 27.58: T. 16.70
» Hacia las 8^' 30™ del 13 de Enero continuamos nuestro ca-
mino, que siempre fué igualmente difícil y escabroso.
»A nuestra derecha corría en un abismo muy profundo un
torrente de agua clara y pura que formaba el curso superior
<ie un río que tiene su embocadura cerca de Bao y que los bu-
bis llaman Kote, según nuestro guía.
»E1 aspecto de sus profundas orillas proporciona un espec-
táculo extrañamente salvaje, cuando el torrente cae de roca en
roca, llenando el bosque virgen con el ruido de sus cascadas.
• Hacia las 10** IS'" de la mañana llegamos á una roca un
poco aplastada que dejaba ver el mar, y yo pude formar un
5
05 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
ángulo tomando como uno de los lados la costa entre Bassuala
y Busoso, pequeña plantación del litoral de U isla que se dis-
cernía perfectamente bien en el B. magnético.
9EI camino se iba haciendo cada vez más penoso y hacia
mediodía nos vimos obligados á hacer una parada para repo-
ner nuestras fuerzas y las de nuestros guías loscrumanes. Dos
enormes árboles que formaban una especie de arcada, nos pro-
porcionaron un lugar de descanso entre las precipitadas y es-
cabrosas pendientes que nos circundaban. Los árboles llama-
dos por los indígenas Lupopo^ pertenecen también á la gran
familia de los cauchucos; y cada incisión producía una leche
que se coagulaba en seguida, dando una materia muy impreg-
nada de substancias de caucho. Los hijos de los bubis utilizan
este jugo del Lupopo para coger pájaros jóvenes. En esta zona
de la isla abunda más el caucho que en ninguna otra. Nues-
tros crumanes recogieron aquí mismo una gran cantidad de
nuez kola.
^Hacia las 5^ de la tarde llegamos á un río llamado Essé por
los bubis y ya que su cauce de piedras solo contenía aquí poca
agua amarillenta, hubimos de erigir allí nuestro campamento
para la noche, por cierto bien fría para nosotros, pues el ter-
mómetro solo marcaba á las S^ 30°* 8*,25 R.
»La vegetación marcaba aquí posteriormente las regiones
elevadas de las montañas. Ta no se distinguía aquella espe-
sura de maleza; una determinada y característica escasez de
las cúspides de las montañas, empezaba á reinar por todas
partes.
»En efecto, al siguiente día, 14 de Enero, nos apercibimos,
al emprender la marcha, que nos aproximábamos á la me-
seta que corona el macizo de las montañas y sostiene las
últimas zonas entre las cuales se encuentra el pico do Santa
Isabel.
» A las 1^ de la mañana de dicho día el termómetro marcaba
10^,50 Reaumur. Un considerable número de abejas se instaló
cerca de nosotros poco después de la salida del sol, las cuales
se hicieron insoportables al momento de nuestra salida, es
decir, hacia las 9^ de la mañana.
EL VIAJERO POLACO ROGOZINSKI EN FERNANDO PÓO. 67
»Los árboles que rodeaban nuestro campamento cerca del
río Essó desaparecieron en seguida y las vastas praderas, sem-
bradas de oasis de arbustos aquí y allá, presentando por todas
parles variedades de musgos, constituían desde ahora el ropaje
del país.
«En las montañas Camarones, este cambio se hace brusca-
mente cerca de Manspring á una altura de 7.600 pies sobre el
nivel del mar; aquí, en Fernando Póo, encontramos un paso
muy graduado entre la región de los bosques y las de las pra-
deras; los grandes campos de lava desnuda del macizo de Ca^p
marones, no se encuentran aquí; en cambio, el contorno de la
meseta superior del pico de Santa Isabel es bastante más duro
que el de las praderas que rodean al Mongo-Na-Lubah, y está
rodeado de desfiladeros y barrancos.
» Hacia las 10^ de la mañana estábamos cerca de la ultima
agua representada por un punto superior del mismo Essé. En
la estación de las lluvias este da igualmente agua alas corrien-
tes cercanas al gran cráter, y debe formar aquí majestuosas
cataratas á juzgar por los enormes peñascos que atraviesan su
cauce.
» Ahora, sin embargo, llenamos todas nuestras botellas y
otros recipientes, pues que sabemos que no encontraremos
otra fuente más alta.
sSegün nuestros cálculos, debíamos llegar al pico este mismo
día; nuestra decepción fué, pues, grande, cuando el bubi civi-
lizado, Scott, y su compañero salvaje nos declararon hacia las
4*^ de la tarde que habían perdido el rumbo.
«Ante nosotros se levantaba un cono con un cráter que Tiodo,
el bubi, designaba coa el nombre indígena de Bassaba-Bu-
Eleleh y que yo me permití designar con el de Hajota que es el
pseudónimo de mi mujer. Un pequeño oasis de arbustos cu-
biertos por musgos, ofrecía abrigo contra las brisas de la noche,
perjudiciales en estas grandes alturas, y en aquel almohadón
de verdura abrieron nuestros crumanes un pequeño hueco
donde fué colocado nuestro campamento para esperar el si-
guiente día y buscar el pico.
»La noche era completamente calmosa, aunqu'e fría.
68 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
»E1 termómetro marcaba:
á las 6^ de la tarde 0o,50
^ 6 > 7o
^ ^^ ' Reaumur.
» 7 > 60,25
» 8 > 6o
\
^Cuatro hogueras encendidas constantemente alrededor de
nuestra tienda debían de ser alimentadas toda la noche.
i>La mañana siguiente, 15 de Enero, una espesa bruma ro-
deaba todo el campamento, no dejando ver á algunos metros
de distancia, en tanto que en el NO. sonaban constantes y le-
janos truenos.
»E1 termómetro mai'caba á las 6*^ 30°» de la mañana 8* R.
Poco tiempo después comenzó una pequeña lluvia, y á su con-
clusión bajó el termómetro á 7", 20 R.
»A las 7** 40"» de la mañana empezaron á verse los alrededo-
res; el tiempo despejó y el cono de Hajota acabó bien pronto
por mostrarse de nuevo ante nosotros con todos sus detalles.
Desde nuestra tienda su dirección era OSO. magnético.
9 Aquí descubrimos que nuestros bubis empezaban á descon-
fiar. Pasaron la noche fuera del campamento, y parecían asus-
tados y contrariados. Habiéndolos fortificado con un poco de
grog, nos pusimos en camino á las 9*» 20"» de la mañana en
busca del Pico.
«Debemos hacer constar aquí una gran superstición de los
indígenas. El bubi Tíodo marchaba en profundo silencio, con
el cual armonizaba extrañamente la tranquilidad casi muerta
de los alrededores de aquellas regiones, y ya el día anterior
nos rogó que no hablásemos durante el camino, creyendo fir-
memente que el menor ruido podría provocar á los espíritus de
las montañas, y seríamos tragados por terribles tempestades.
También á la salida del campamento hacía invocaciones mudas
y mentales, y movimientos misteriosos.
«Durante una hora de camino, en una pradera que se levan-
taba entre el peñasco de lava, el tiempo despejó por compleio
y un panorama notable por su grandeza se abrió á nuestros
ojos.
EL VIAJERO POLACO ROGOZINSKI EN FERNANDO POO. 69
«
DDesde un asiento entre el cono de Hajota y una colina de
la meseta de las praderas, se ofreció á nuestra vista en un in-
menso mapa rodeado á nuestros pies, toda la configuración de
la mitad septentrional de la isla, pudiéndose admirar las no-
tables cualidades del puerto de Santa Isabel, que (1) de la
punta Fernanda y del cabo del Hospital con los islotes do Don
Enrique, parecía un espejo siempre tranquilo sobre el cual
pudimos distinguir claramente el cañonero Isabel llyél pontón
Ferrolana y un vapor inglés anclado en el puerto, en tanto que
en la bahía de la Carbonera se veía un velero en rada.
»Las vastas llanuras de las partes bajas de la isla se exten-
dían alrededor como un enorme almohadón verde obscuro
entre aquellas clases de vegetación interrumpidas por tres pun-
tos blancos, el lazareto do Basiló, la casa de plantación de la
misión, donde las avenidas de mangues se dibujaban como dos
largas líneas negras entre los campos de tabaco y cacao.
»Yo utilicé esta favorable posición para lomar los ángulos
de los puntos más notables que se presentaron á nuestra vista,
como sigue:
»La punta Fernanda, NE., 10^ magnético. Las islas Horacio
(punta S.), NE., magnético. Basilé, N., 3* magnético.
»La casa Santa María, NO., IT.
»Habiendo subido poco tiempo después una pendiente alre-
dedor de la cual se abría un precipicio inesperado que nos se-
paraba del resto del camino, nos apercibimos de que los bubis
nos habían guiado mal, y que su inquietud de la mañana había
sido fundada. Después de algunas conversaciones entre ellos,
el miserable Jorge Scott, aunque más civilizado que su com-
pañero, perdió antes el valor, y habiendo procurado en vano
desmoralizar á nuestros guías persuadiéndoles de rehusar á
seguirnos, declaró que nos abandonaba y que desertaba de-
jándonos en aquellos despoblados desconocidos con media bo-
tella de agua para catorce personas y á día y medio de marcha
de la fuente mas cercana.
(1) Aquí hay un blanco en la copia.
"TO BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
»AquelIa situación inesperada acobardó por un momento á
nuestros crumanes; pero todo se salvó con la presencia de
ánimo de mi bravo compañero femenino. Por una feliz casua-
lidad pudimos apercibirnos de que al otro lado de la cima se
divisaba la subida al gran cráter, enseñando el último pico en-
teramente encima.
•Era preciso, pues, hacer una bajada y volver á subir, sin
pérdida de tiempo al otro lado. Esta resolución se efectuó pronto,
bajando la primera mi mujer, diciendo alegremente álos cru-
manes que dudaban, si habrían de tener más miedo que una
mujer. Interpelados así los guías emprendieron de nuevo la
marcha, y pronto, después de un escalamiento muy duro,
pero acabado sin accidente alguno, subimos las pendientes del
otro lado. Durante todo el camino hice cortar ramas y musgos
que colgaban por todas partes en largas barbas grises, y arro-
jarlos sobre nuestro paso para poder reconocer después el ca-
mino de vuelta. La medida fué muy útil, porque apenas llega-
mos al asiento del último cono, cuando el otro bubi Tiodo, que
todavía estaba con nosotros, declaró que por nada del mundo
avanzaría más, y mostrando su fusil y su cuchillo exclamó:
cMatadme, porque no podría ir más lejos; moriría en lo alto.»
Y el indígena se fué; era evidente que nada hubiera podido
retenerle.
»La cúspide, sin embargo, estaba ahora completamente en-
frente do nosotros, y dejando nuestros equipos en un pequeño
asiento abrigado por la pendiente y un cono próximo, subimos
á lo alto por nuestros propios instintos. Los crumanes estaban
ahora animados, por loque con un entusiasmo general llega-
mos á la boca del cráter, y cuarenta minutos después, hacia
las 2** 15™ de la tarde del 15 de Enero, estábamos en el pico en
profundo silencio y con cierta emoción comprensible ante las
huellas y botellas de Pellón.
»Un silencio sepulcral reinaba por todas partes; solamente
un viento que nos pasaba.de frío, procedente del NE. magné-
tico, traía y llevaba constantemente á las nubes, de modo que
el aspecto del país cambiaba á menudo. Bien pronto sin em-
bargo, desaparecía todo de encima de nosotros, y nos parecía que
EL VIAJERO POLACO ROGOZINSKI EN FERNANDO POO. 71
nadábamos en el infinito de la atmósfera sobre una pequeña
•colina de tierra de algunos metros cuadrados de superficie.
»La temperatura á la sombra en el pico á las 2** 30™ de la
larde y al abrigo de la brisa, fuó de 9** 25' R.
»La vegetación solo presentaba una hierba espesa, pero corla,
salpicada de fiorecitas semejantes á las ñores de un campo del
Norte de Europa, y en diferentes sitios blancas y bellas siem-
previvas.
©Pedazos de madera del antiguo mástil colocado en el pico
por Pellón y largos trozos de cordaje de hierro que evidente-
mente sostuvieron el m.lstil, yacían por todas partes alrededor
del agujero, de donde un fuerte viento debió arrancarlo. Encon-
tramos allí el esqueleto de un antílope y el cráneo de un mono,
y poco después de nuestros primeros pasos sobre la cúspide,
nuestro perro Mango cogió un animalilo vivo que los indíge-
nas llaman Neva, y que llevamos con nosotros.
«Nuestra primera atención se dirigió hacia dos botellas co-
locadas cerca del agujero del mástil.
»Una de ellas estaba completamente vacía, pero evidente-
mente su contenido fuó quitado por alguien, porque estaba
colocada boca abajo intacta; quizás fuese la botella de Beccroft,
<ie la cual habla Pellón en su documento.
»La otra contenía un rollo de papeles viejos envuelto en tela
roja, en otro tiempo probablemente impermeable. Con pro-
funda emoción contemplamos aquel triste testimonio deposi-
tado aquí por encima de las nubes de Fernando Póo, durante
treinta años.
»E1 documento estaba húmedo de tal manera que lo guar-
damos intacto para conservarlo, secarlo y abrirlo á nuestro
regreso á Sania Isabel, y depositamos dos nuevos documentos,
uno de mi mujer y otro mío, pero cada uno firmado por los
dos y concebido en dos lenguas (nuestra lengua natal la po-
laca, y la inglesa), que contenidos en un tubo herméticamente
cerrado, esperará la próxima blanca mano que los recogerá á
su vuelta.
«Antes de nuestra salida de la cúspide hacia las 3*' 40™ de
la tarde, se descubrió la parte SO. de la isla, presentando un
•32 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
nuevo y gigantesco mapa. El aspecto de estos lugares más des-
conocidos que los que acabamos de pasar, me atrajo con extraña
fuerza. Este es un rincón de la isla comprendido entre el Pico
y la bahía de San Carlos, que ofrece mucho interés, mostrando
llanuras abiertas, mesetas sembradas de numerosas colinas,
teniendo el carácter de una meseta general sobre la cual el ojo
del espectador encuentra un agrupamienlo definitivo de nume-
rosos conos y colinas.
»A nuestra bajada del Pico, consagramos una minuciosa
atención al gran cráter de la cúspide. La boca cubierta de flo-
res bajas, está inclinada teniendo su punto más bajo hacia el N.
Toda ella está cubierta de verdura poco espesa, pero viva y
agradable á la vista. No hay que decir que toda huella de erup-
ción ha debido desaparecer hace mucho tiempo. Otro cráter
que cubría un cono parásito situado en la línea del pico á las
puntas de los Frailes, parecía indicar huellas bastante más re-
cientes.
«Nuestro camino de vuelta se consagró especialmente á la
herborización y á las colecciones de plantas vivas, sobre todo
orquídeas, de las que recogimos en la expedición una gran
cantidad.
»Mi esposa completó una bella colección de musgos de todas
las regiones elevadas de la montaña, destinados á una de las
Universidades de nuestro país.
•Este camino de vuelta fué, sin embargo, muy penoso. La
dirección do nuestros guías nos causó inseguridad en el ca-
mino, y gracias á la buena memoria de nuestros crumanes
no nos perdimos en los matorrales, y después de gran fatiga,
saludamos al puerto de Santa Isabel el 20 de Enero, donde nos
aguardaba el descanso, y una acogida cariñosa nos rehabiiil6
bien pronto».
NOTICIAS AUTENTICAS
DEL
(1)
FAMOSO mO MARANON.
§ VIH.
Misión de la Gran Cocama (2).
Esta es la Gran Cocama; grande en el nombre y en la
fama que tenia de numerosa en gente antes que el P. Gaspar
de Cuxia y los españoles de Borja la viesen, y en el temor
que todas estas naciones la tenian; si bien no era tan pequeña
que respecto de otras provincias no fuese grande, en especial^
respecto de la Cocama Pequeña, do que ya so ha dicho. Las tie-
rras y río en que viven se llama Ucayali, que desciende de los
Andes de Xauxa y es caudaloso, mayor que Guallaga. Hacia
sus cabeceras tienen misión los Padres de San Francisco, fun-
dados algunos pueblos y reduciendo otros de las naciones que
habitan en aquellas partes y serranías, andando á buscarlos y
solicitarlos con no pequeños trabajos por tierra y por agua;
donde mataron (dicen los Chípeos) cuatro religiosos de esta
sagrada religión y tres soldados, estando dormidos (3).
(1) Vóanse las pájjinas 191 y 31)7 del tomo xxvi, 19 del xxvir, Hoy 383delxxviii.
(2) Nuestro § viii es el ix de las Xoticiax; pero conviene anteponerlo al de los
Coronados ó Tpapi/zaSy porque con éste concluye el I*. Fiffueroa la descripción
parcial de las misiones, A que añade un resumen cuyo extracto nos interesa. El
orden cronológico de la total narración nada sufre con el cambio.
(3) Ni en la Crónica franciscana del P. Córdoba y Salinas, ni en la farragosa
introducción al Aparato de la Crónica de los Doce Apóstoles dtl Perú, del P. Rodrí-
guez Tena, hallo mención de este suceso.
li BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Desemboca Ucayali cinco dias, que serán 60 leguas, más
abajo de Gualiagü. Subiendo por él, se da, á los doce días de
río arriba, en las tierras y poblaciones de los Cocamas , que
viven á la orilla y á la lengua del agua, por no tener trabajo
do andar para embarcarse. Las tierras son todas inundadizas^
inficionadas de mosquitos y húmedas; con lodo eso, fértiles
para los frutos de montaña. El rio muy abundante de pescado
y tortugas, que es su ordinario sustento.
Hacíanse temer mucho en el contorno de estas misiones y
rio Marafion, porque salían casi todos los años en armadas de
40 ó 50 canoas por una travesía en que en dos partes las vara-
ban algún trecho, cogiendo en el intermedio la navegación de
varios rios y quebradas, y á los seis ó siete dias, varando el
segundo trecho, tomaban puerto en el rio de Guallaga, y cor-
riendo por él y por el Marañon, quebradas y lagunas, dego-
llaban á los que encontraban, llevándose las cabezas, que era
el fin (fuera del pillaje de herramienta) de sus jornadas. Por
cslü causa no habia quien se atreviese á andar con seguridad
por estos rios desde enero hasta junio, que es el tiempo de
las crecientes grandes en que suelen, ayudados de ellas para
su travesía, salir las armadas de Cocamas. Duraron estas
guerras y estos temores hasta que los vecinos de Borja, con las
comisiones que tienen de su gobernador y CHipitan general
para semejantes facciones, se determinaron, por diligencia y
solicitud de los Padres, á ir y ver enemigo tan pernicioso y hacer
con él lo posible para reprimirle ó ponerlo en obediencia del Rey
Nuestro Señor y en paz con toda esta tierra. La mayor hazaña
fué acometer á lo que daba á entender el nombre de la Gran
Cocama y á la multitud de gente belicosa que la fama publi-
caba. Fueron de armada, que constaba do solo 25 soldados y de
los amigos Xéberos, Cocamillas y Mainas los que pudieron dis-
ponerse, en unas 30 canoas, y pasando por la misma travesía
y varaderos que he dicho, llegaron á la Gran Cocama el año
de 164i, víspera de la Santísima Trinidad, 21 de mayo, poco
después del alzamiento, fuga y vuelta á sus tierras que hablan
hecho los Xéberos. El teniente general iba por cabo de esta ar-
mada, y en su compañía el P. Gaspar de Cuxia. Entre los sol-
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 75
dados, había uno llamado Pedro de la Torre, natural de San-
tiago [de las Montañas?], mestizo, hijo de una india de los
Xibitaonas, que habían sido encomendados y servido á los
vecinos de esa ciudad. Este soldado, llegando á oír la lengua
cocama en los que iban para intérpretes, que eran dos ó tres
indios, y después en la provincia , halló ser la que habia ma-
mado de su madre, y ser la misma (con poca diferencia) que
la de los Xibitaonas, que no fué de poco provecho y utilidad,
por la mayor seguridad con que hablaría y oiría á los indios Co-
camas. Salieron del varadero los españoles y el Padre al rio de
Ucayalí, habiendo varado á la salida en un pequeño trecho,
puestas las canoas en ala y todos en arma enfrente de donde,
Á la otra banda, estaba el primer pueblo de los Cocamas, y en-
viaron por delante á los indios lenguas á avisarlos que no
iban á hacerles guerra. Los Cocamas, con esta vista se albo-
rotaron y entraron en dudas con el recado del teniente, y
porque supieron que iba el Padre, se sosegaron y resolvieron
recibir de paz á los españoles, y como es uso entre ellos hicie-
ron la señal de paz con sus tambores, que son unos maderos
gruesos y huecos por de dentro, socavados por fuego, no lodos
de un tamaño, sino el uno mayor, que tendrá cinco varas de
largo, que sirve de bajo; los demás van minorando hasta hacer
como un coro ó juego de cuatro ó seis tambores, que los tocan
á la par juntos, y en ellos hacen varios sonidos á compás con
armonía, que retumba y suena mucho. Hecha esta seña de paz,
el Padre se puso en pié en la canoa, á quien conocieron bien
los que estaban allí de los retirados de Xéberos y Cocamillas,
con no pequeño gusto suyo y de los demás, mostrándolo á
todos y dándolo á conocer á los Cocamas, por parecerles que,
yendo el Padre, no podían recibir daño alguno. Recibieron al
Padre y á los españoles con muestras de fiesta y abrazos, que,
por ser de tanta gente, les manchaban mucho los vestidos con
el jambo ó bija colorada de sus camisetas y brazos. Luego les
trajeron cantidades de camaricos de plátanos, yucas, maíz y
otras cosas. El Padre y el teniente general les dieron á cnten-
drr el ñn de su ida, que no era á quitarles sus hijos ni hacer-
les mal alguno, sino para darles á conocer á Dios y al Rey
la BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Nuestro Señor con lo demás que convenia en la materia. Con
que dieron la paz y obediencia á S. M. y le recibieron con sal-
vas de sus arcabuces y las ceremonias acostumbradas, á 24 del
mismo mes y año, prosiguiendo después con la mesma acción
en otros dos pueblos que había más arriba.
Para darles á entender la veneración y respeto que deben
tener á los sacerdotes y á la Justicia, se dispuso que el Padre^
delante de todos, reprendiese con una vara ó disciplina en la
mano al teniente y á los otros españoles, á que estiban lodos
destocados con mucha sumisión. Y el teniente, por su parte^
prendió al cacique Cocamilla, llamado Manico, que era de los
retirados, metiendo también en prisiones a otros de los mis-
mos. El Padre intercedió por su libertad y vidas, metiendo dios
caciques y gente principal de los Cocamas que rogasen por él
y desenojasen al teniente, dándoles á entender lo que podía.
Sucedió también acaso que riñeron dos soldados, á quien cin-
tarcó el teniente y puso en prisiones. Y lo que no dejaban de
admirar era ver el orden y cuidado de los españoles en la vi-
gilancia y las postas, principalmente de noche, en que no de-
jaban entrar á nadie en su cuartel. Todo los servia de que co-
nociesen el temor y respeto que se debe á la Justicia y á los
españoles.
Tuvieron que celebrar con el soldado que dije y servia do
intérprete para todas estas acciones, porque, oyendo que los
hablaba en su lengua, decian los Cocamas que era el alma de
un cacique que poco antes habia muerto, y así lo reconocian^
dándole de sus regalos. Un cacique del pueblo le sacó unos
niños, hijos del muerto, y le dijo: «estos son tus hijos, y do
esta casa para arriba son los indios tus sujetos y los demás
para abajo son mios.» No sólo los de este pueblo, sino los de
arriba, vcnian en tropas diciendo que venian á ver la alma
del cacique que habia resucitado en otras tierras. De los sol-
dados no faltaban algunos que aconsejaban á Pedro de la Torro
que se quedase con los Cocamas, pues le reconocían, y los in-
dustriaria, metiéndoles por camino de lo que debian hacer. El
anduvo más cuerdo, que no quiso fiarse de resurrecciones
imaginadas.
NOTIGtAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÜN. 77
*
Usan los Cocamas vestirse con camisetas, y entonces las
tenian muchas, muy pintadas y galanas. Hicieron de ellas res-
cates á porfía, dando una camiseta, no solo por un cuchillo
braguetilla, ó carnicero, ó una puya ó anzuelo, sino por un
cabo de cinta de badanilla, que lo estimaban para hacer de él
una barbada, que la encajan con algunos avalorios ensartados
y pendientes de ella en un agujero que desde niños se abren
y conservan debajo del labio. Por faltarles ya á los soldados
€abos de cintas, iban haciendo barbadas de las balas, hasta
que les fueron á la mano, porque no las gastasen en eso. Hoy
están los Cocamas más advertidos, pues no darán ya una ca-
miseta tan barata.
De este pueblo pasaron el Padre y los españoles á ver los
otros dos que estaban más arriba. El último de ellos era el
mayor, como frente ó frontera que resistiese al Chipeo, que
les solia hacer mucho daño por su valor y armas de arco y fle-
chas. En todos fueron recibidos los españoles como en el pri-
mero, y puestos en amistad, se volvió nuestra armada á Bor-
ja, reduciendo á sus naturales tierras á los fugitivos Xéberos
y Gocamillas que se habían acogido á esa provincia , como
dije arriba.
Con no haber hecho los españoles cosa que no fuese de
amistad, antes muchas de agasajo y dádivas de herramientas
que el Padre y españoles les dejaron, con todo eso, de sola la
vista de los españoles y de oir los arcabuces en las salvas que
se hadan, se apestaron luego y murieron muchos. Grave des-
dicha y miseria de estas gentes y naciones, que no han me-
nester más achaque que este asombro para inficionarse con
pestes fatales, morir y aun consumirse. Por esto deben de ha-
ber puesto el nombre de Diablo á los españoles y por lo que
les temen.
Algún tiempo después volvieron los españoles en arma-
da á esta provincia por unos rumores que corrían de alza-
miento, afirmando varios indios que ya con las paces se
comunicaban y habían ido á ella, que los Cocamas ame-
nazaban habian de venir en armada y dar sobre la de los
Mainas y sobre los españoles, pelándoles la barba con ca-
78 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
rada (1), y otros dichos que debían de echar cuando estaban
calientes con sus bebidas; así lo aseveraban ya unos, ya otros
repetidamenle y lo ratificaban. Tomado el dicho por el te-
niente general, por reprimirlos, si fuese verdad, y sosegar
estas naciones que comenzaban á entrar en los temores anti-
guos, fué dando la vuelta por el rio Marañon, y subiendo por
el de Ucayali doce dias, llegó á sus tierras, prendió á los caci-
ques y á otros principales, sin poder averiguar cosa, porque
no habia indio que se atreviese á declarar contra otro. Con
que se hubo de volver, amenazándoles si algo intentasen y
sacándoles algunos cautivos que tenian.
Estuvieron sin doctrina muchos años por falta do sacerdo-
te y de comodidad para verlos, hasta que el P. Bartolomé Pé-
rez fué á sus tierras y comenzó á dársela por el año de 1652.
Estuvo con ellos unos tres meses pasando gran molestia de
mosquitos, soledad y mal sustento, y dejando enseñados á un
buen número do indiecillos, y algunos señalados con su fiscal^
para que rezasen, y cerca de 300 cristianos en solo un pueblo,
á que todos se habían reducido, viéndose tan aminorados con
las pestes, se hubo de volver el Padre á otras ocupaciones que le
tiraban en estas otras partes de la misión, donde era Superior,
con fln de darles sacerdote luego que pudiese, para doctrinar-
los d3 asiento, como lo hizo desde Quito, do donde luego que
se vio con mano de Superior, les envió al P. Tomás Maxano,
dedicado á que doctrinase á los Cocamas (2). Tomó esta ocupa-
(1) Resina de In Tcica Caranna. La manera de practicar la cruel operación se
adivina fácilmente.
(2) El Anónimo nos da más amplias noticias de los actos del P. Pérez en su
misión do los Cocamas, donde dice que entró un año después, por el de 1653. tCRit
un apunte que dejó dicho Padre (Pérez) de su letra — escribe — en el libro de
los baptismos, dice así: <k\ dos de febrero do 1C53 dediqué la iglesia para los
^Cocamas con el título de Santa María de Ucayale y tolo el pueblo A la Pre-
>^8entacion de Santa (sic) Reina. La imposibilidad de asistir á estos pobres por
«falta de Padres y la dificultad de suplir la asistencia con visitas, por estar á tras
»mano, me detenían; con (lue empecé á doctrinarlos, para no perder tan buena
xocasion en que entiendo me puso Dios, y por prendar á Su Divina Mag'estad
»para que los provea de ministros »— De allí -se sifjue otro apunte del mismo Pa-
dre, que me ha parecido conveniente el trasladar aquí, porque puede servir ile
norma á los que misionan gente nueva. Dice así: ^uPara que la doctrina que con
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 19
cion el Padre con buen ánimo, siendo bien menester, por caer
en parte muy retirada y á trasmano para la comunicación,
teniendo por compañero al Hermano Domingo Hernández. En
la carta en que el Padre nos da razón de esta misión y de las
causas que había para suspender por ahora su doctrina y
asistencia do sacerdote, dice de su recibimiento y viajo el capí-
tulo siguiente.
«La noche siguiente á la larde que recibí el de V* R. que me
»manda escriba mi misión á Ucayali, comencé (sic): Salí, pues,
i»P. Visitador, de Xéberos, con el Hermano Domingo Hernán-
»dez el año de 1657, un lunes 15 de octubre, dia de la señora
•Santa Teresa de Jesús, y habiendo navegado el Marañon rio
nabajo con mucha bonanza de tiempo, embocamos al quinto
»dia sobro tarde en el rio Ucayali, cuya noche nos sacudió
9una valiente tempestad, tparece (dijo entonces mi compa-
»ñero) qno están enojados los diablos de los Cocamas.» Al
«tercer día que navegamos rio arriba, viernes de mañana, á
ntiora de decir misa, topamos una canoa de Cocamas (y aun-
Bque eran dos, la otra se retiró medrosa, de modo que no la
»taDto trabajo bo ha aprendido no se olvide en ausencia del Padre, se juntarán á
>>rezarla los niños y niñas todas las mañanas, y todas las tardes todo el pueblo^
»cxcepto los domingos, en los cuales se juntará todo el pueblo á medio Jia, reza-
>:rán las oraciones y catpcismo y acabarán con el Alabado y á la tarde con el Ave-
»MaHa^ de rodillas. Los rezantes serán los que saben mejor, que son N. N Que-
»<lan nombrados tres alf^uaciles. ITno cuidará de los niños, de la iglesia para
>>abajr.; el otro de la iglesia para arriba: otro, aparte, de los Maparinas. Queda
»nombrado sacristán con ayudante, que cuida de la iglesia; más seis enfermeros,
>ítres de la.parte de arriba y tres de la parte de abajo, á cuyo cuidado está el
«recurrir á menudo su parcialidad, y si hay enfermo, decirle que se acuerde de
»bios y que le llame, y rezarle las oraciones y asistirle, si muriese. Queda más
vuno industriado para baptizar, con orden de solo hacerlo con los infantes que
»se estuvieren muriendo. En este estado suspendí la doctrina y salí de Santa
»Marla de Ucayale á 14 de abril de IC53, habiendo estado con mis pobres Cocamas
»tres meses menos tres días, y estuviera más si el oficio no me llamara á otras
»partes» etc.— Habiendo sido después llamado para el colegio de Quito, donde
fué Rector y Vice-provincial, como quien tenía muy á pechos la enseñanza y re-
ducción de sus Cocamas, envió desde allá á que los cuidase al P. Tomás Maxano.
Entró este nuevo misionero á aquella provincia por octubre del año 1657 con el
Hermano Domingo Hernández, para que no le faltase siquiera compañero en
aquel retiro.>>
so BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
«pudimos ver hasta que la canoa que topamos nos la trajo).
«Confioso A V. R. que miedo no faltó desde que entré en Uca-
«yali, andando, como andaba, fresca la muerte de religiosos y
«españoles que los Chípeos habían hecho. Siguiendo, pues,
«nuestro rio arriba en compañía de las dos canoas Cocamas,
»al sexto ó sétimo día, de mañana, llegué á una ranchería do
»seís ó siete casas llamada Quechi. Dije misa y comimos. Re-
»cibiéronnos aquí los indios con bohenas y otros instrumeu-
«tos de sus músicas, habiendo bajado Ignacio, el muchacho
«de los Padres, en compañía de otros, como una vuelta del rio, á
Brecibirnos. Salimos obra de medio dia de aquí en prosecución
•del pueblo principal, que pretendimos ver al dia siguiente.
dA la causa (sic) madrugamos aquella mañana, y como á las
•siete ó ocho del dia topamos otra ranchería de seis ó siete casas.
•Salté en tierra, vi á unos caciques de nombre (porque ni
•ellos tienen dominio ni gente que se les sujete como á señor
•á quien sirven, y de este jaez son cuantos caciques he visto),
• y como quien desea decir siempre verdad, me afligí viendo
•esta ranchería, juzgando había de ser allí nuestra estancia,
»por la maleza del lugar y otras malas cualidades. Estaban
•éstos bebiendo actualmente. Mas, sabiendo que el pueblo
• principal estaba más arriba, nos embarcamos prestamente, y
•así pudimos llegar á hora de las doce del dia. Viera V. R. salir
• una canoilla de muchachillos á recibirnos con Alabado sea el
^Sanlisimo Sacramento^ fruto del santo celo de nuestro Padre
• Bartolomé Pérez. La gente nos esperaba en la barranca del
• pueblo (que me alegró cuando la vi) con sus instrumentos
•músicos, arcos, flechas, broqueles, y gritando al modo que
•ellos acostumbran cuando se alegran. Saltamos en tierra, y
•el fiscal que dejó el P. Pérez me llevó á su casa, que tenia
•ya desocupada y barrida. Dijimos misa en acción de gracias
•víspera de Todos los Santos 31 de octubre y viernes, gasta-
•dos diez y siete dias en todo el viaje.» Hasta aquí el capítulo
de la carta, etc.
Estuvo dos años con su compañero atendiendo á la predi-
cación y enseñanza de los Cocamas, los cuales, aunque al
principio acudían bien á su doctrina y á lo que el Padre habia
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 81
menester para su sustento, después, llevados de su vida holga-
zana y costumbres bárbaras en que se criaron, fueron faltando
á todo y dejando casi desamparados al Padre y al Hermano, sin
modo de remediarlo, porque no ha podido ir la justicia de Borja
á corregirlos, que es freno que los sujeta y mete por camino, y
con cuyo temor ellos se van á la mano en sus barbaridades.
Es gente que se gobierna poco por razón. Han menester nece-
sariamente castigo y temor. Este les ha faltado á los Cocamas,
y así han hecho lo que han querido sin temer á nadie. Menos
temen á sus caciques, á quienes en poco reconocen ni se su-
jetan; y aunque el señor gobernador D. J. Mauricio Baca,
cuando estuvo en este gobierno, viendo que en mucho tiempo
no se sabía del Padre y Hermano, por haber faltado aun la co-
municación de aquella provincia, y que vendría á ser asilo de
fugitivos é inquietos, dejó ordenado fuese luego persona de im-
portancia con escuadra armada á procurar se poblasen en puerto
más cercano y acomodado y castigar culpados; no se puso en-
tonces en ejecución por falta de pólvora. Luego sucedieron
pestes y ocupaciones, faltándonos con las mortandades gentes
y vecinos y lugar para todo. Con que por estas causas y por
haberlo propuesto el Padre, se juzgó por conveniente enviar de
Guallaga avio de canoas y bogas, para que el Padre y Herma-
no se viniesen con todo el hato, dejando por ahora aquella
reducción, y se pusiese donde trabaje con provecho en Santa
María de Guallaga, que estaba sin sacerdote, y use de la len-
gua cocama en que está y la habla como si le fuera natural, y
cuide, en lo que pudiese, déla reducción que se va haciendo de
los Barbudos. Guando hayga comodidades, irán españoles á la
Cocama y verán lo que se puede hacer para que sean doctri-
nados, haciendo las diligencias para que no se pierdan aque-
llas almas de que hay algún número de cristianos. Los más
son gentiles, porque el Padre, viendo como procedían, no
se prendó en el bautismo de todos.
Cuando fueron la primer vez los españoles y el P. Gaspar
de Cuxia á esta provincia, según la multitud de gente que vie-
ron, le echaron tendría hasta 2.000 indios de lanza y 10 6
12.000 personas. En un pueblo tenia contadas 30 casas, en otro
6
82 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
40, y en el de en medio 30 (fuera del cuarto, de Maparinas, sus
aliados, que dejaron de ver), todas bien pobladas de muchas
familias en cada una. Después, cuando estuvo en ella el P. Pé-
rez, le pareció habia poco más de 300 lanzas de solos Cocamas,
reducidas á poco más abajo de donde primero estaban, fuera
de la partida que se habia venido á vivir en Guallaga, que eran
cerca de i 00 lanzas con sus familias. Ahora, dice el P. Tomas
Maxano, son muchas menos, en 33 casas de un pueblo y algunas
rancherías, que vivian fuera de él. Hanse consumido con al-
gunas matanzas y cautiverios que han hecho en ellos los Chí-
peos, y lo principal con pestes repetidas, que hacen en esta
gente más impresión y más estragos que en otras, de las virue-
las que en todos cundió, por ser sarnosos casi todos los de esta
misión ó nación, de varios géneros de sarna ó carate, quizá por
vivir casi de ordinario navegando y por dormir en partes hú-
medas y anegadizas, ó por la multitud de mosquitos que hay
en su tierra, ó por todo junto con el calor y destemple de sus
montañas. Su vivir es á la lengua del agua y en sus canoas so-
bre ellas; su sustento el pescado, tortugas y sus huevos y algu-
na montería, y los frutos de la tierra, con continuas bebidas,
danzas y cantos.
Tienen guerra, ó por mejor decir la hacen ellos á varias
naciones del rio Ucayali y de el Marañon, y ellos la suelen pa-
decer con mucho daño suyo de los Chípeos, que están arriba
de sus tierras, si bien tal vez les dan el retorno. Aunque tan
encontrados, de pocos años á esta parte han trabado amistad,
que parece haber sido traza del Demonio, para que con ese se-
guro puedan los Cocamas retirarse y huir de la sujeción de los
españoles de Borja, y con eso dejen de ser doctrinados. En el
tiempo que estaba el Padre y Hermano en esa reducción, ba-
jaron unos 40 Chípeos á ver á los Cocamas, con quienes tu-
vieron aquella noche el hospedaje de una buena bebida. A
deshora de la noche avisaron algunos al Padre y Hermano
que los querían malar con el calor de la borrachera. Hubie-
ron de estar en vela á ver ó esperar el suceso, encomendándose
á Dios. Fuese verdadero el intento ó mentira, lo que sucedió
fué, que antes de amanecer vinieron de las tierras los Chípeos á
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 83
darles aviso cómo otros enemigos habian dado en sus casas y
sobre su chusma; con que á toda prisa se hubieron de ir á so-
•correr sus casas, dejando seguros y libres de el temor al Pa-
dre y Hermano (1).
Esta nación de Cocamas (y aun otras también) tienen una
inhumana costumbre peor que de fieras. Esta es el matar á sus
hijos cuando nacen, por no criar muchos y por otras causas,
enterrándolos vivos con las pares. Nace el chicuelo; llega su
padre á mirarlo, diciendo á su mujer: «Muchos hijos tenemos,
¿para qué hemos de criar tantos? ¿para qué hemos de tener
quien nos esté llorando?» Con estas ú otras razones semejan-
tes, en el hoyo que preparan para los pares, con ellos sepultan
y entierran al inocente. Lo mismo hacen cuando son habidos
(1) Nuestro Anónimo cuenta de otro modo esta aventura de los Chípeos:—
«A los principios -escribe— acudían (los Cocamas! á la doctrina con bastante pron-
titud, así grandes como pequeños, y proveían al Padre y su compañero de el
sustento necesario; después fueron aflojando mucho hasta retirarse del todo de la
igrlesia y dejar á los Padres on un total desamparo Lo más sensible para el P. To-
más era que no querían dejar las matanzas y otras barbaridades sumamente
opuestas al Evangelio, que habian aprendido de sus mayores. Afeábales con eñ-
cacia su rebeldía y costumbres gentílicas y les proponía el ejemplo de otras na-
ciones que vivían conforme á la ley y estilos cristianos; pero aquellos bárbaros,
en lugar de agradecer al Padre sus reprensiones y consejos, llegaron á cobrarlo
mucho hastío hasta tratar de quitarle la vida. A este efecto llamaron en cierta
ocasión de sus tierras á los Chípeos, que eran ya á la sazón sus amigos, y habién-
doles recibido con mucha bebida, les pidieron matasen al Padre, porque les era>-
barazaba el vivir según los estilos de sus antepasados. A deshora de la noche, los
muchachos que asistían en casa, avisaron al Padre de lo que se maquinaba. Con
esta noticia, retiróse el ¿ la iglesia á encomendarse á Dios y prevenirse para la
muerte, que discurría tener ya cerca. Fuese verdadero el intento ó no más que
•sospecha, lo que sucedió fué, que antes de amanecer vino gente de las tierras de
los Chípeos á avisarlos cómo sus enemigos habian entrado en el pueblo y se iban
ja llevando las mujeres é hijos; con que ¿ toda priesa fueron todos en segui-
miento de ellos y dejaron al Padre libre de todo temor. En carta de edifícación se
peñere también (lo mismo apunta en su Historia el P. Rodríguez), que habiendo
-estado el Padre grande rato en la iglesia orando, como tardaban los matadores,
salió á la puerta á donde halló á varios indios armados, á quienes con santa im«
paciencia dijo: «si me buscáis, aquí estoy, aquí me tenéis, sin que tengáis que
rebibir de mí alguna resistencia». La respuesta de los indios fué venerarle silen-
ciosos y retirarse á toda priesa a sus casas. Después dijeron, que aunque real-
mente llevaban el ánimo de matarle, le vieron en aquella ocasión tan resplande-
'cíente el rostro, que no se atrevieron á acometerlo.»
84 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
fuera de matrimonio, haciendo esta fiereza las madres; y mu-
chas veces la previenen abortando; porque dicen tienen ver-
güenza de tener hijos sin padre conocido. Pero si sucede que^.
estando arbitrando sobre la vida del niño, llega alguna perso-
na, que suele ser de sus allegados, y levanta la criatura del
suelo, queda con vida y la crian. Esta acción suele hacerla su
padre ó la misma madre, arrimándolos á su regazo y pechos.
De modo que la ventura del infante está en que, cuando nace,
lo levanten del suelo para quedar con vida. Por esta causa tie-
ne esta gente poca chusma. Y con ser tan inhumana, cuando-
nacen sus hijos, después que se determinan á darles el pecho
y criarlos, es demasiado el amor que les tienen.
§ IX.
Misión de los Coronados ó Ipapitzas.
Dos años después del lance referido, en que dije no halla-
ron los españoles á los Coronados, aunque los buscaron coa
diligencia, trataron los Padres de tomar otro medio para ha-
blarlos y reducirlos. Habia en la ciudad de Borja dos indios de
la nación, de los que antiguamente sacaron en una maloca lo»
españoles. Estos dos se animaron á irlos á buscar, asegurán-
donos que no los matarian sus parientes dándoseles á conocer»
Con este seguro, les dio la Justicia licencia, y el Padre, que habia
ido á los Roamainas, los despachó con buenos recados y perdo-
nes que alcanzó de la Justicia de los delitos que se les acumu-
laban, particularmente al ladino que habia llevado la mujer
del soldado, con tal que la restituyese. Pusiéronse en camino
con otros tres Mainas ladinos y conocidos del raptor, en espe-
cial uno de ellos, que habia estado algunos años con él éntre-
los Coronados. Llegando á las quebradas y puestos arriba, en
el mismo rio de Pastasa, donde juzgaban estarían, anduvieron
buscándolos de unos en otros sin topar rastro, hasta que uno
de los Coronados que iban, llamado Antonio, como si ya tu-
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 85
viese noticia de sus parieates, quitándose la camiseta, para es-
tar más desembarazado en cualquier lance, y tomando un ma-
chete en la mano, se apartó de los compañeros y fué entrando
¡por la orilla de una quebrada, y de repente vio una india em-
bebecida con lo que lavaba en el agua, que reconoció ser de su
nación, y llegándose poco á poco sin ser sentido de ella, la co-
gió. Ella, con el susto, comenzó á dar voces, entendiendo era
•enemigo el que la prendía. El la decía en su lengua materna,
de que se acordaba algo: «Yo soy N., hijo de N.» A estas vo-
ees salía ya del monte el marido embrazando la lanza para de-
fenderla; pero conocido el Antonio por ellos, por lo que en su
lengua con ahinco les decía, le miraban y decían: ¿Tu eres N.?
— «Sí, yo soy, respondía, y aquí viene N., hijo de tal cacique,»
que era el otro su compañero. Convirtiéronse los alborotos y
temores en llantos de gusto ó de memorias antiguas que re-
frescaban. Llamando á los compañeros, se fueron todos á la
casa donde estaban los demás Coronados, con quienes estuvie-
ron algunos dias, y bajaron después con unos 6 ó 7 de ellos á
ver al Padre en el puesto de los Roamainas, y después volvie-
ron á bajar y ver á los gobernadores D. Martin de la Riva y
D. Juan Mauricio liaca, á cada uno en diferentes tiempos, lle-
vando en estas ocasiones buenas herramientas de hachas y
cuchillos, casi todos, y confirmación de los perdones que les ha-
bían concedido. Refirieron cómo habiendo visto los rastros de
los españoles que los años antes les buscaron, se habían ido
de su parentela 7 familias con su chusma á los Oas , sus pa-
rientes ó ayllus, que están en la jurisdicción de Archidona, y
que ellos solos quedaron tratando de esconderse bien. Con
este fin se habían metido muy arriba de una quebrada que
llaman Aarrahima, donde les dieron un asalto los Gayes, sus
enemigos, y mataron unas 5 personas y se las comieron, lie*
vándose cautivos otras* 4 ó 5. Por esto se hablan salido de la
dicha quebrada y puéstose en la que los halló nuestra gente.
Entre las personas que mataron los Gayos una fue la mujer
del soldado que he referido. El modo do dar asalto los Gayes
es singular, según lo pintan estos Coronados, que los han
probado varias veces. Otras naciones dan el asalto al alba por
85 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
lograr el dia y ver lo que haceu. Los Gayos no lo dan sino ¿r
media noche; espían de dia la gente que pretenden matar^
subiéndose á los árboles, para ver el humo de sus fogones ó á
oir el ruido que hacen y notar donde duermen. Cuando estáií
más descuidados y en el profundo sueño, se llegan agachados»
por entre los matorrales poco á poco á tiro de lanza y arrojan
las que llevan, que son fornidas de una pieza do chonta con
ambas puntas trianguladas y bien agudas, apuntando á los^
bultos que en medio de la oscuridad divisan^ y hecho el tiro,
acometen á coger y acabar de malar los heridos y ver si pue-
den agarrar otros, que, despertando con el repentino alboroto,
no tratan sino de huir. A los que matan se los comen, logran-
do luego lo que les parece y ahumando lo demás para llevár-
selo. Así lo hicieron con los referidos Coronados, y según los
pintan ellos, tienen este ejercicio de salir y buscar hombres^
como quien anda á caza de brutos para comérselos.
Ya que hago mención de los Gayes, diré lo que al princi-
pio de este año de 1661 se ha intentado con ellos, porque
suelen salir al rio de Bobonasa, que es el paso y el que se
navega para la Canela y camino que se trata de abrir, por ser
conveniente asegurarlo de estos enemigos. Despachó el tenien-
te general D. Diego de Armas una escuadra de iteis soldados ó
indios amigas con el fin de que sacasen lenguas de los Gayes,
para que, enseñados en la del inga, se les pueda hablar, por no
hallarse idioma ni modo como se les pueda dar á entender
s^lgo, y cualquier cosa que con semejante gente se intenta, es
como si se tratara con brutos, que ni entienden ni los entende-
mos. Fué nuestra escuadra navegando por Bobonasa algunos
dias y después por otra quebrada en que tomaron puerto y ca-
minaron por tierra cuatro ó cinco dias. Cogió y prendió algu-
nos Gayes. Estando en una casa con los prisioneros disponién-
dose para volver á salir con la presa, los acometieron cinco
Gayes, peleando valerosamente hasta caer los ires á arcabuzazos
y flechazos. Ellos nos mataron dos de los mejores Xéberos que
trataban de prenderlos, defendiéndose con solas las rodelas y
no de pelear hiriendo. Claváronle al uno la lanza sobre una de
las cejas; al otro lo pasaron de parle á parte por los costados»
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RIO MARAÑÓN. 87
Entiéndese que losXéberos en venganza dejaron más descabe-
zados fuera de los 3; pero ellos encubren y callan estas haza-
ñas, porque saben no las recibe bien la Justicia ni los Padres.
En fin, salieron los nuestros con los que prendieron para len-
guas, de que han quedado tres, que, lográndose, servirán para
hablar á su nación y apaciguarla.
Volviendo á los Coronados, éstos son pocos, pues no pasan de
12 indios [de lanza?], que hacen con sus familias 43 personas.
Tienen sus casas cinco dias más arriba de los Roamainas, en
el mismo rio de Pastasa, enfrente de la boca de Bobonasa. En
tiempos pasados fué razonable provincia; hanla acabado y
consumido los españoles de Borja, que antiguamente sacaron
mucha gente y mucha chusma; y también los de Macas, que
han hecho las mismas facciones, despoblando esta nación y
pereciendo los pobres naturales. También han hecho en ella
muchas matanzas los Gayes y otros enemigos que tenian.
Solian andar desnudos varones y mujeres, sin cubierta al-
guna; por esto los llamaban los Mainas Ipapiza^ que quiere
decir «mujer sin cubierta.» Los españoles, corrompiendo el
nombre los llaman Ipapizas (sic). El nombre de Coronados les
pusieron, porque traian pelada la cabeza desde la frente en for-
ma triangular ó piramidal que remataba la punta de lo pelado
en la coronilla. Viven muchos en una casa largíi tapada toda,
oscura, sin ventanas, donde con divisiones tienen sus dormidas
y fogones y soberado, donde guardan el mani, maiz y otras
cosas. Con esta traza de lobreguez y humo se defienden de los
mosquitos rodadores y se ahorran el trabajo de hacer muchas
casas (1).
Son de buenos naturales y dóciles. Aunque son pocos, es-
peramos serán de importancia para principiar y fundar una
buena reducción con los Chudavinas, que eran sus amigos, y
otros que hay noticia viven más arriba que ellos, la cual sirva
de puerto ó paso en el camino de la Canela y Baños ó de la
travesía á Ñapo, si Dios es servido que se abra para el trajín
y comunicación de estas misiones con la provincia de Quito,
(1) Estas viviendas son idénticas á las de los Piojés de Aguarico.
88 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
que sería el remedio para el consuelo, aumento y estabilidad
de ellas.
El Hermano Antonio Fernández de Enciso estuvo con estos
Coronados unos seis ó siete meses el año pasado de 1659, espe-
rando orden de los Superiores ó modo para salir adonde la
santa obediencia le ordenase. En este tiempo les enseñó á re-
zar y aprendieron todos, chicos y grandes, hasta los muy vie-
jos, las oraciones en castellano, cosa que no creyera, porque en
otras partes, los de mayor edad se dan por excluidos de tomar
de memoria. Viendo su buena voluntad, el Hermano los bau-
tizó á todos después de instruirles en los misterios de nuestra fe.
Los Coronados gustan mucho de que los Padres les oigan rezar
y ellos lo hacen en su capilla que tienen hecha, juntándose
todos los días á rezar en canto las oraciones que aprendieron.
De esta nación son los Oas ó Oaquis y Deguacas que estau
de paz en la jurisdicción de Archidona y Quijos, adonde
dije se fueron las 7 familias atravesando por tierra, repután-
dose todos por parientes. A estos Oas parece que doctrinará
también la Compañía, porque así lo encargó y pidió el señor
Obispo al P. Lucas de la Cueva. Por caer estos Oas á trasmano,
en distinto gobierno y jurisdicción, no he visto su pueblo ni
hay modo para verlo. En Pastasa, en las casas de nuestros Co-
ronados, vi una tropa buena de ellos, que vinieron con el
P. Ignacio Ximenez y P. Francisco Alvarez (que Dios haya)
este año de 1661 por enero. Sé muchos de sus buenos natura-
les y corto número en que quedaron después que los consumió
la peste del sarampión. No los cuento por parte de esta misioa
que tenemos á nuestro cargo, por caer á trasmano y porque
juzgo son más á propósito para que, con Archidona, den prin-
cipio á otra más cuantiosa en gente, que puede entablar la
Compañía, teniendo sujetos para todo, en el rio de Quito y
Ñapo, donde están los Ahixiras, Zaparas^ Jquiios, Encahella-
dos, Rumus^ Yetes, Aviarias, Ceños, Becahas, Tamas, Chu-
phias, Yarasunes y Pay aguas (t).
(1) En las Adiciones al § de los Coronados dice nuestro Anónimo: «Con el tiem-
po, como no tenían misionero de asiento, fueron retirándose á sus tierras anti-
NOTICIAS AUTÉiNTIGAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 89
En este informe no meto esas naciones ó provincias, ni las
que están del rio de Quito para abajo en más de 1 .000 leguas por
el Marañon hasta que desagua en el Océano, como son los
Omaguas y los demás que refiere el P. Cristóbal de Acuña y
el P. Andrés de Artiedaeusu «Nuevo descubrimiento». Ni las
que caen hacia las cabeceras de Ucayali, de los Payansos^ Pa*
tanaguas (sic) y otras donde tienen misión los PP. de San
Francisco. Ni las que están hacia las cabeceras de Guallaga,
que tocan á la ciudad del Triunfo de la Cruz, nueva población
de españoles; desde los Barbudos y Muniches para arriba, donde
habia varias naciones, los Lamas ó Tahalosos, los Churuíinas
ó Coscahoscas, los Fuines^ los Amazafuines^ los Chalones, los
Jibitos y otras. Sólo trato de las que he referido en las reduc-
ciones de arriba, que son las que al presente están en doc-
trina y á nuestro cargo, y de las demás que en esta parte de
misión, dándole por término hasta las juntas y boca del rio de
Quito, se pueden manejar por un Superior y gobernar por la
Justicia de Borja en sus mesmas tierras ó acercando con el
tiempo á comunicación los que están más distantes, sin que
pierdan muchos de sus naturales aires y temperamentos. De
estas solas (fuera de lo particular que he referido en las reduc-
ciones de arriba), diré en los números siguientes lo que en
común les conviene á todos y lo que alcanzo de su número y
calidades.
La gente que de presente tienen y manejan los Padres doc-
trinándola, con la que se va entablando para lo mismo después
de pasadas las pestes del año de 1660 (en que se hallaban hasta
10 000 personas), que han consumido mucha gente, son por
todos siete mil almas, poco más ó menos. De estos son cristia-
guaSf de donde, por julio de 1702, sacólos nuevamente el P Gaspar Vidal y los
volvió á poblar en el mismo sitio, con intentos de juntarlos con \o% Semigaes y
otros infíeles que decían habria en aquellos contornos. Hoy dia no hay quien
sepa dar razón déllos. Acabaríanse probablemente como otros muchos, ó se yol -
verian á sus retiros.JD *
Lo que sigue es el final del núm. II y primera mitad del 12 del Informe del
P. Figueroa, en los cuales resume el estado de las misiones amazónicas en el
ano 1661.
90 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
nos los tres mil y ciento. Los restantes, por cuanto se van dispo-
niendo y doctrinando y quieren el Santo Bautismo, se pueden
llamar catecúmenos, y son cerca de cuatro mil personas, que
por faltarles sacerdotes que les asistan , no se ven ni se doctrinan
sino de paso, cuando los Padres los visitan. Estos son de las
provincias y reducciones que antes he dicho con sus títulos.
Fuera de éstos, se ha dado principio y podemos decir que están
de próximo para reducirse á la paz y obediencia del Rey Nues-
tro Señor y á que sean doctrinados, los Aúnalas, Urarinas^
Chudavinas, Avitoas, Azoranatoas, Gayes, Maparinas, Itu^
cales, Y esperamos que salgan á poblarse en Paranapura los
Chayahitas de la tierra adentro y los ^funiches de que arriba
se hizo mención. De estas tres nacioncillas últimas se nos ha
retirado alguna cantidad después de bautizados los más do los
Itucales, que por todos serán más do 200 cristianos, que no
entran en el número de arriba. Si hubiera Padres que se en-
cargaran de su educación, sí entraran á ellos y sus parientes
que están por bautizarse, que no son pocos, antes suele ser
mucha la gente que ocultan estos bosques.
Hay además de lo dicho otras muchas provincias y naciones
en esta jurisdicción y esfera que he dicho do esta parte de
misión, con quienes aun no se ha tenido comunicación al-
guna, pero puede tenerse conforme el tiempo les abriere las
puertas para que entre la luz del Evangelio. De las que
tenemos noticias del Pongo adentro, así en este Marañon
como en cuatro ríos de los principales que en el desaguan an-
tes que el de Quito, y están pobhidas en dichos rios, sus que-*
bradas, lagunas y contorno, referiré las que hay y junta-
mente las que arriba he dicho están reducidas y en doctrina,
porque se sepa y so dé noticia por junto de la mies que cada
cual de estos rios tiene en sus términos.
En este Marañon, inmediato al Pongo, está poblada la pro-
vincia de Mainas con su ciudad cabeza de gobernación y
única frontera y presidio de todas, San Francisco de Borja.
En el rio de Pastasa, que baja de Latacunga y Ilambato,
donde lo llaman Corino^ están los Roamainas y Zapas, los
Coronados, los Chudavinas, Andoas, Xanones, Urarinas.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 91
En el rio del Tigre, que corre por la misma banda y dere-
cera que Pastasa, están los lineales 6 Cingaeuehuscas, los
Aúnalas^ los ¡quitos (que también se extienden al río de
Quito), los Avitoas (que se entiende son los que se llaman
Micoaras)^ los Azoronatoas, los Siaviris ó Gayes, los Cuquites; .
de éstos los más se pueden poblar en Pastasa y en el Ma-
rañen.
Al rio de Guallega, que desciende por esta otra banda del
Marañen, pertenecen los Xéberos^ Cutinanas^ CocamillaSj Pa-
ranapuras^ con los Chayahitas y Muniches^ y de la otra parte
del mismo Guallaga, los Agúanos, Barbudos ó Mayorunas,
Chariianas, Matavichus, Tecejas y Amajus,
Al rio de Ucayale, que desemboca eñ el Marañen por la
misma banda que el de Guallaga, tocan los Cocamas, los Afa-
parinas 6 Panipas, otros Mayorunas, los Capanaguas, Chipa^
naguas. Chipaos, Pagiagis, Cheteos, Carichais, Cunios, Zapas,
Aguanaguas,
Desde la boca de Ucayale al rio de Quito, tiene este mismo
Marauon á sus lados á los Yameos, Tegaramais ó Ballesteros
V a los Pay aguas. Hasta dicha boca y juntas del rio de Quilo
con este Marañen, es lo más á que se puede extender esta
parle de misión, y me alargo mucho, pues son desde Borja
más de 200 leguas caminando por solo el Marañen, fuera de
las que hay entrando á los rios y quebradas que he dicho, si
bien por andarse por agua en canoas vienen á ser más de la
milad menos en tiempo y trabajo que las que se andan por
tierra.
De modo que son por todas unas 40 provincias ó naciones
las que caen ó se contienen en este conlorno y esfera de mi-
sión, y puede ser que otras más no haygan llegado á nuestra
noticia. Llámanse provincias, no porque sean tan grandes que
merezcan el nombre como las de Europa y otras partes, sino
porque tienen diferentes lenguas ó están tan separadas, que
entre sí no se reputan por parientes, teniéndose por diversos
y extraños desde los tiempos antiguos. De las cuales algunas
son muy pequeñas, en tanto que no tengan arriba de i.OOQ
almas, excepto cual y cual que las han consumido enemigos.
92 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Otras son mayores, que se hallan de 4 y 5.000 almas y de ahí
para arriba. Asi se ha visto en las que se han descubierto y
de ellas se toma el argumento para juzgar en proporción las
que faltan por ver y descubrir. Cada nación ocupa muchas
leguas de tierra dividida en parcialidades. Asi se puede ase-
gurar en ellas el número de gente que digo, no otras milla-
radas que refleren y hay en tierras más fértiles y mejores que
estas de las montañas, que no son capaces de sustentar tanta
gente. Por esto, me parece que, sin usar de exageraciones
(como he procurado no usarlas en todo lo que digo en este
informe), se puede, en la esfera y contornos que he dicho de
esta misión, echar arriba de 60.000 almas de las 40 provincias
referidas.
§ X.
Alzamiento de los Cocamas y otras naciones confederadas.
Muerte gloriosa del R, P, Francisco de Figueroa, protomartir
del Marañon,
Viéndose ya los Cocamas sin doctrina, por haberla impe-
dido su mal natural y depravadas costumbres, volvieron otra
vez á sus hostilidades y matanzas antiguas con más insolen-
cia que nunca, como quienes hablan estado por algún tiempo
represados. No habia quien se tuviese por seguro aun en las
reducciones más remotas, pues á todas partes penetraban
amenazando y ejecutando crueles estragos. Con esto, el gober-
nador y vecinos de Borja se vieron precisados á servirse nue-
vamente de las armas para sujetarlos. El año 1663 dispúsose
una armadilla de doscientos indios amigos con algunos solda-
dos españoles á quienes fué capitaneando, como otras veces, el
teniente general. El P. Tomas Maxano fué haciendo las veces
de capellán, por el conocimiento que tenia de aquella gente.
El éxito desta jornada lo refiere el P. Lucas de la Cueva en
carta escrita casi dos años después al P. Gaspar Cuxía, su
NOTÍCIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 93
antiguo con-misionero y á la sazón provincial de Quito, en
que dice así:
«Llegado el plazo señalado y dia en que habian de concu-
rrir los soldados de Borja con su teniente y las tropas de indios
amigos, que todos salieron de sus rios para juntarse en la
boca de Guallaga, como lo hicieron en número de decientas
lanzas, comenzaron su navegación por el Marañen abajo
hasta Ucayale. Tuviéronla buena en uno y otro y buen reci-
bimiento en el primer pueblo del cacique Pacaya^ mostrán-
dose fiel y amigo de los españoles, á quienes subió acompa-
ñando hasta la laguna ó ladronera adonde Yaricotüj con los
demás cimarrones que se huyeron desde los Xéberos y Gua-
llaga, se habian remontado. Hallaron á éstos llenos de temor,
en que les tenía su fuga y otros delitos, y ya con la noticia de
nuestra armadilla, todos los delincuentes alterados y con mal
ánimo de pelear y matar. Dieron luego las espías que habian
bajado del pueblo alto noticias de la llegada á los de Yaricota,
con que se convocaron unos á otros para ayudarse y en
número de canoas bajaron muy armados y emplumados los
Cocamas, Chípeos y Maparinas. Emboscáronse en la boca ó
entrada de la laguna por ambas partes, para cogerlos en medio
y de una y otra dar la guazabara y descargar la flechería. Fué
providencia del Señor el que echasen por delante al Yaricota,
que sabia muy bien desta emboscada, con que entrando en
temor y pocas esperanzas de buen succeso (sic), les dijo á los
emboscados que habian venido para ayudar á dicho Yaricota
y á los suyos, que no disparasen flecha ni empuñasen armas,
porque el español había venido de paz y entrado con ella y
con buen tratamiento en su laguna y en sus casas. Sosegá-
ronse con esta plática; pero el cacique chipeo /: encarnizado y
alentado con los sucesos que había tenido en las matanzas que
hizo de españoles y religiosos franciscos que desde los Panata-
guas vinieron á su tierra, donde juntamente con el cheleo los
mató, y triunfando, vestido con los despojos de los nuestros,
se bajó á Cocama en traje de español con jubón, ropilla y calzo-
nes y sombrero con barbadas y narigueras de plata hechas de
la patena con que los religiosos decían misa, y otros muchos
91 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
despojos que le rescataron los Cocamas: / no vino en que se
desisliese de la matanza con que intentaba consumir los espa-
ñoles soldados de Borja y á los indios Maynas que les boga-
ban y servían; conque, alentando á los Cocamas y Maparinas,
les dijo: no le parecía desistir de la guazabara, porque no
podía volver sin llevar á su muger cabezas de españoles para
bailar el mazato con que le esperaba ; que él estaba hecho á
matar españoles blancos, grandes, altos y alentados, y que con
mayor facilidad mataría á aquellos pequeños, mestizos y de
poco aliento. Con esta y otras pláticas parece vinieron en su
parecer los demás que habían bajado, pero resolvieron no dar
la guazabara en aquel puesto ni hacer su matanza de día, sino
salir, como lo hicieron^ á un arenal grande de Ucayale /: que
hoy le llaman de los ahorcadoSj por los muchos que dejaron
colgados en 61: / En este enterraron sus flechas, arcos y otras
armas, con intento de recibir de paz á los de nuestra armada
y dejándolos descuidados y dormidos, dar sobre ellos con el
mayor silencio de la noche, cogiéndoles en lo más seguro del
sueño. No quiso Dios pudiesen encubrir su mal pecho, porque
luego lo reconocieron los soldados é indios, quienes, topando
con los píes en las armas mal enterradas en la arena y sacán-
dolas della hicieron patente la traición, ayudando á descu-
brirla lo perturbado del juicio de los Cocamas y Chípeos, que,
embriagados como lo tienen por costumbre, cuando tratan de
matanzas, y para esta que intentaban había precedido gran
bebida, que les duró aun en las mismas canoas, hablaban
como suelen y desvariaban con muchas roncas, palabras y
obras ofensivas. Conque, reconocidos los intentos por los
nuestros, mandó el teniente desarmarlos. Alteráronse viéndose
descubiertos y trataron de fuga. Dieron sobro ellos los Xébe-
ros y los demás amigos. Fueron presos casi todos, y substan-
ciada la causa, les condenaron á horca. Executose en diez los
más principales, Apity el uno, Alolama el otro; los otros cua-
tro, indios de séquito, matadores los tres, gran hechicero el
cuarto. Este murió como buen cristiano; los otros cinco con
pocas prendas de su salvación, principalmente el Apity, quien,
encima de la horca y ya para echarlo della; dijo al P. Tomas
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. ü5
Maxano, que le acompañaba: «si yo te hubiera matado á ti,
no me mataras tu ahora á mí.» De los Chípeos ahorcaron cuatro,
al cacique principal, llamado Zuyo^ y á su hermano, con otros
dos, todos ellos matadores. Aventajáronse estos á los Cocamas
en la buena disposición con que murieron. Dejaron con envi-
dia á los que los vieron morir. A ninguno de los Maparinas
ahorcaron, por haber constado de los autos que se hicieron,
haberlos traido violentados, amenazándolos de muerte los
Chipeos y Cocamas sino se embarcaban con ellos y ayudaban
á su traición. Comprobóse esto con no haberles hallado género
de armas ni ofensivas ni defensivas; con que los condenaron
á azotes, pena que se ejecutó en ellos y en los demás Cocamas
y Chipeos, á quienes se les conmutó la de la horca en este
suplicio; el cual hecho, levantaron ranchos, y trayéndose con-
sigo á los Chipeos para que sirviesen en Borja, y á los retira-
dos de Guallaga para que estuviesen en sus pueblos, y habiendo
mandado á los demás Ucayales subiesen á tomar el puesto que
se les señalase para poblarse en Guallaga, dio la vuelta nues-
tra armadilla; la cual, metiéndose por atajos y varaderos,
entendiendo con esto abreviar el viaje y quedar libre de los
mosquitos y otras plagas de Ucayale, dieron en mayores pena-
lidades y calamidades; porque, hallando secos los esteros y
varaderos por donde entendían abreviar su camino, quedaron
empantanados ó varados sin poder ir adelante ni volver
atrás, padeciendo suma miseria, y ya casi muertos salieron
en fin por el CimilideCy y engañando la hambre con las fru-
tillas del monte, arribaron hasta Pastasa, donde hallaron
refresco de plátanos y maíz que se les remitió de Borja.» —
Hasta aquí la carta del P. Cueva, tocante al castigo de los
Cocamas alzados.
No sosegaron ellos con esto, antes, más encarnizados que
nunca, determinaron vengar á cualquier costa la muerte de
sus caudillos y otros castigos que habian llevado. Mucho
ayudó también para esto la fuga de los Chípeos que habian
llevado los borjeños á que les sirviesen, pues vueltos éstos á
sus tierras, metieron mucho fuego entre los de su nación,
persuadiéndoles convenia hacer todo el esfuerzo posible para
66 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
consumir á los españoles, si no querían ser todos un dia sus
esclavos. Y así, por el año de 1666, habiéndose juntado una
armadilla numerosa de los más valientes de aquellas naciones
que se preciaban todos de matadores, fueron bajando al Mara-
ñon con ánimo de no volver á sus tierras sin hacer primero
algún destrozo. Llevaron la mira, en primer lugar, de subir
por Guallaga al pueblo de los Cocamillas, con intento de matar
al P. Tomas Maxano, contro (sic) quien era su saña desde
que había sido su misionero , y porque discurrían había sido
promotor del castigo que hablan hecho con ellos los borje-
ños. Ignoraban, sin duda, de que castigos semejantes penden
únicamente de la Justicia y gobierno seglar, y que los mi-
sioneros, no solo no los promueven, sino antes procuran
estorbarlos 6 templar por lo menos el rigor de quien los
ejecute, que este es el fin por el cual acompañan á las arma-
das y tropas de guerra. Después de muerto el P. Maxano^ el
ánimo que llevaban los rebeldes era pasar á Borja á consu-
mir, si fuese posible, á todos los españoles, para que no hu-
biese en adelante quien castigase sus desatinos.
Con esta mira, el día 15 de marzo, entrando por Guallaga,
iban encaminándose á toda prisa para el pueblo de los Coca-
millas, en busca del P. Maxano, cuando al acercarse á la boca
de un riacho llamado Apena, que viene de las tierras de los
Xéberos, dispuso Dios se topasen con el P. Francisco de
Figueroa, que en una canoilla iba ya saliendo de dicho riacho
para el de Guallaga, con ánimo de subir él también á los
Cocamillas, para verse y reconciliarse con el P. Tomas. Así
como vio el Padre la armada enemiga que se iba acercando,
mandó luego á los indios arrimasen la canoa y se apeó en una
playa casi inmediata á la boca de Apena, probablemente para
disponerse á lo que sucedió. Allá enderezaron la proa tam-
bién los rebeldes, y saltando á tierra^ mientras los unos con
fingida sumisión se llegaban al Padre á besarle la mano,
saludándole, según estilan los cristianos, con el Alabado^ uno
de elloSy el más atrevido, que se discurre fue el cacique
Pacaya, un tiempo fiscal de la doctrina, llegándose detras, le
dio un golpe con la macana en el pescuezo, que no le hizo
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 37
mella. Con esto fueron todos acometiendo unos al Padre, otros
á los remeros y muchachos que le acompañaban.
Así como recibió el Padre el primor golpe, alzó los ojos al
cielo por tres veces y comenzó á ayudar á bien morir á sus
muchachos, parece que con señas de que les echaba la absolu-
ción y repitiendo siempre: aJesus^ mi hijo; Jesus^ mi hijo.n
Viendo aquellos bárbaros que el Padre no se moria, con repe-
tidos golpes de macana le quebraron ambas piernas, conque
cayó por fin en tierra, pero aun vivo y en sus sentidos, conque
empezaron todos á temer. Entonces, volviéndose á ellos el
Padre, con voz mansa y apacible les dijo en la lengua: Ama^
manchahuaichic; imaraycu manchahuanguichic? «No me
temáis; porqué me teméis?» Macahuaichic: «bien podéis herir-
me.» Con esto se recobraron y le cortaron la cabeza; el cuerpo
lo echaron al río. Parece que, ciegos con la rabia, no habían
conocido al Padre, pues así como acabaron de matarlo, mi-
rándole atentamente, reconocieron que no era el P. Maxano,
á quien buscaban, sino el P. Figueroa; conque todos á gritos
lloraron por haber errado el golpe.
Desta manera y con estas formales palabras refiere la muerte
desle venerable váron en carta escrita al P. Gaspar Vivas,
Rector del Colegio de Quito, el P. Juan Lorenzo Lucero, que
fue quien desde Borja con cinco soldados bajó luego en busca
del cuerpo del difunto, pero no halló más que la patena del
ornamento, los antojos del Padre, una Suma moral y papeles
rotos que llevaba consigo. Añade dicho P. Lucero en su carta,
que la cabeza del V. mártir, según se decia, la guardaban los
matadores en sus tierras, colocada muy aparte de las demás,
y que cuando salían, después deso, al Marañen á sus matanzas,
solían decir que el P. Francisco estaba ya muy cansado de
confesar y necesitaba otro compañero que le ayudase; y así
venían en busca de otro Padre. Tal era la insolencia de aque-
llos sacrilegos.
Después de muerto el Padre, dejando la derrota que lleva-
ban, fueron subiendo por Apena al pueblo de los Xéberos,
en donde, habiéndolos cogido desprevenidos, mataron á cua-
renta y cuatro indios y un español, llamado Domingo de
1
98 boletín de la sociedad geográfica.
Salas, que se había quedado cuidando la reduccioa en au-
sencia del Padre. De allí, por entonces, volvieron para sus
tierras á festejar bárbaramente la victoria. Unos Xéberos
fugitivos dieron aviso á Borja de lo que habia sucedido.
Tocante á las virtudes del V. P. Figueroa, á quien todos los
misioneros del Marañon veneramos hoy dia con afición pia-
dosa por mártir glorioso, pues murió á manos de unos após-
tatas de la Fe, que intentaban extinguirla en estas montañas,
á más de lo que refiere en su Historia el P. Rodríguez, aña-
diré aquí un testimonio autentico del gobernador don Geró-
nimo Vaca y otros seis testigos, quienes con juramento afir-
man haber sucedido el caso siguiente, con ocasión del castigo
que después se hizo de los matadores del Padre. Dice así:
«Estando la armada en uno de los pueblos de los Chípeos,
enfermó un indio Roamaina en una estancia fuera de aquel
pueblo y murió; y habiendo el teniente y cabo enviado gente
para traer el difunto, para que no lo comiesen los infieles ó se
llevasen la cabeza, volvieron con decir que no parecía. Envió
segunda vez más gente con mandato le buscasen en los mon-
tes del contorno, y á la noche volvían con decir no parecía,
cuando repararon á corta distancia que venia con sus pies el
indio difunto arrimado á un báculo, cuya novedad le ocasionó
al cabo ir él mismo á hablar con él; y diciéudole que si no era
el que habia muerto, respondió que sí, y que venia del Cielo,
donde se había holgado muy bien y visto el V. P. Figueroa y
todos los españoles que mataron los Cocamas en Pastasa
(: déstos se dirá en otra parte:}; y que había vuelto por man-
dado de Dios á recomendar su muger é hijos al gobernador y
Padre, y que éste le dijese tres ó cuatro misas. Y habiéndole
preguntado el teniente si habia de volver á morir, respondió
quo á los dos días, como con efecto sucedió; y añadió que pro-
siguiesen con la facción y castigo en que estaban, sin acobar-
darse, pues saldrían muy bien de todo y no morirían más que
dos españoles (: eran estos 20 y los indios 160:), como sucedió,
en medio de estar muy apestado el lugar». Hasta aquí el tes-
timonio del gobernador y testigo, cuyo original con juramento
y firmas se conserva en el Archivo de la provincia de Quito.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 99
Ojala pareciese otra relación difusa que de la vida y muerte
del R. Padre se discurre escribió el P. Lucero, según da &
entender en una carta (1).
§ XI.
Breve noticia de las ciudades de Lamas y Sant-Ander^ y viaje
del P. Lucas de la Cueva para la corte de Lima.
Por remate de este capítulo apuntaré brevemente el origen
de las dos ciudades de Sant-Ander y Lamas, que so erigieron
por los años de 1655 y 56, dentro de los términos de nuestras
misiones, y viaje que hizo én dicha ocasión el P. Lucas de la
Cueva á la corte de Lima.
Habiendo el general don Martin de la Riva Agüero, corre-
gidor de Caxamarca, por el año 1654 capitulado con el señor
virrey del Perú la conquista de los Motilones^ Tábalosos, Casas*
blancas^ Xiharos y otras naciones que fuese descubriendo y
poblando en las vertientes del río Marañen, principió su con-
quista por los Motilones y Tabalosos, cuyas tierras se acercan
al rio Guallaga; y habiéndolos felizmente sujetado, fundó en
sus tierras por el año de 1655 una ciudad llamada LamaSy que
aun persevera, encomendando parte de los indios á los prime*
ros pobladores por tres vidas. De allí, bajando por Guallaga á
lo interior de nuestras misiones con el P. Lucas de la Cueva,
fue entrando á algunas naciones de aquel rio, en especial á los
Barbudos y Agúanos, para apaciguarlos. Hasta aquí muy al
deseo de nuestros misioneros, pues mostraba mucho celo por
el adelantamiento de toda la misión, en lo cual, por su valor
y destreza en tratar á los indios hubiera hecho grandes pro-
(l) Pero, á fdlta de la relación del P. Lucero, pueden leerse los documentos
incluidos en uno de los primeros apéndices á estas Noticias , los cuales intere-
san además por los pormenores que suministran acerca de la muerte del P. Fi-
gueroa, muy otros de los consignados por nuestro Anónimo.
100 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
grcsos, si su principal intento no hubiese sido el apoderarse do
las provincias y minas de los Xíbaros, escollo en que también
tropezó el celo de algunos sucesores suyos, con grande detri-
mento de toda la misión, como se dirá hablando de aquella
conquista.
Pareció conveniente por entonces á nuestros misioneros el
condescender con sus deseos, concediéndole para el efecto cien
indios, que acompañó el P. Raimundo de Santa Cruz, aunque
con intentos muy diferentes de los que llevaba el conquista-
dor seglar. Mallogrose (sic) aquella entrada, como sucedió con
otras muchas, pero no por eso desistió don Martin de sus desig-
nios; y para efectuar mejor lo que pretendía , dispuso fundar
en la orilla de Pastasa otra ciudad semejante á la de los Lamas.
Diose de hecho principio á la fundación con el nombre de la
ciudad de Sant-Ander^ obligando á los indios Roamainas
desamparar el sitio en que hablan empezado á poblarse cua-
renta leguas más arriba, para que sirviesen como encomenda-
dos á los nuevos pobladores que trajo de varias partes, tam-
bién de Borja y Sant-iago. El intento era fijar el pié en aquella
provincia, aun á pesar de los gobernadores de Mainas, é ir
agregando á la nueva ciudad más y más gente, para efectuar
con ella cuanto le pareciese.
Con esta nueva fundaciou alborotáronse mucho, no sólo lo»
Roamainas, sino también otras naciones, hasta amenazar á cara
descubierta aunaríanse entre sí y destruirían á toda la misión.
Harto tuvieron que hacer los Padres para sosegarlos, y fué
preciso tomase á su cargo el P. Lucas de la Cueva la causa de
los indios, hasta pasar en peréona á la corte de Lima, en donde,
con el Sr. Virrey Conde de Alba de Liste alcanzó se revocase
la capitulación hecha con don Martin de la Riva, se suspen-
diese la nueva fundación y se diese el gobierno no sólo de los
Mainas, que habia vacado por muerte de don Pedro Vaca, sino
también de todas las demás provincias, ríos y naciones en que
estuviese misionando la Compañía, á don Juan Mauricio Vaca
de Vega, hermano del difunto.
El rumbo que llevó el P. Lucas en su viaje para Lima fue
por üuallaga y ciudad de los Lamas recién fundada, en donde>
NOTICIAS AUTENTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑON. 101
porque carecían de sacerdote, detúvose algunos dias doctri-
nando así á los indios como á la gente española. De vuelta
no pudo pasar por ahí, porque los negocios le obligaron á
encaminarse para Quito, de donde, por los Quixos y Ñapo,
entró otra vez á la misión.
Este fué el principio que tuvo la misión de los Lamas;
aunque se discurra probablemente que ya algunos años
antes, dicho P. Cueva, con ocasión que salió á la ciudad de
Moyobamba á libertar unos Xéberos que estaban como cauti-
vos, comunicó también de paso y amistó á unos indios de la
provincia de los Lamas, mediante los Paranapuras que con
ellos comerciaban. Algunos años después de fundada la ciudad,
como hubo falta de misioneros, ni era tan fácil el suplir la
falta de asistencia con repetidas visitas, habiendo los Padres
instruido en la gramática y teología moral á un mozo llamado
Francisco Pérez Mexía, que fue de los primeros vecinos de
Lamas, le alcanzaron se ordenase sacerdote, para que cuidase
de esa misión como cura misionero y coadjutor de los nues-
tros; lo cual hizo él con mucho celo y aplicación hasta cerca
el año de 1707, en que por fin murió; y el señor obispo de
Truxillo nombró por cura propietario á un clérigo de Moyo-
bamba, quien al presente cuida de aquella feligresía. No obs-
tante esto, todos los vecinos de aquella ciudad, en especial los
indios, se han profesado siempre y profesan hijos de la ense-
ñanza de la Compañía, y como tales han solicitado muchas
veces con grande empeño se les envíe Padre que constante-
mente les asista; lo cual como no han podido conseguir, mu-
chos indios, dejando sus tierras, han bajado á la misión, para
vivir debajo el amparo de los nuestros, y han fundado una
nueva población en las orillas del rio Paranapura debajo el
patrocinio de S. Francisco Regís.
Tocante al gobierno político de la ciudad de Lamas, el
P. Lorenzo Lucero alcanzó del Sr. Virrey el duque de la Palata,
concediese á Juan López el título de teniente capitán á guerra,
con el cargo de acudir con los vecinos á lo que se ofreciere en
la misión. Con esto se fué poco á poco apartándose de la juris-
dicción y gobierno de Mainas, y como los gobernadores han
102 BOLETÍN DE L\ SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
descuidado á veces nombrar tenientes que adminislren justi-
cia, los corregidores de Chachapoyas han pedido y parece aun
alcanzaron del Sr. Virrey, el que se sujetase á su jurisdicción,
aunque no han dejado de reclamar en todo tiempo los vecinos,
alegando haber sido siempre desde sus principios parte del
gobierno y misiones de Mainas.
Volviendo ya á la ciudad de Sant-Ander, el nuevo gober-
nador don Mauricio Vaca, condescendiendo con los deseos de
los indios y orden del Sr. Virrey de que se dijo arriba, mandó
luego al punto se deshiciese la nueva fundación y los Roamai-
nas, en primer lugar, volviesen ásu reducción. Con esto sose-
garon casi del todo las misiones y el P. Lucas volvió á ellas
muy ganancioso con los dones que le hizo el Sr. Virrey y
otros caballeros limeños, conforme refiere en el tercer libro
de su Historia el P. Rodríguez, á lo cual no puedo dejar de
añadir lo que en su informe refiere en orden á esto el Padre
Figueroa y es lo siguiente:
uCon ocasión de la salida del P. Lucas destas misiones para
•Lima, el Sr. Virrey conde de Alba de Liste ha mostrado la
•mucha estimación y afecto que tiene á esta misión, no sólo
•concediendo todos los pedimientos que para su estabilidad y
•aumento le hizo el Padre, en que se portó más como procu-
•rador y abogado y agente que juez y censor, y mostrando el
•mismo aprecio y afecto la honró mucho queriendo ser pa-
•drino de un mozo aguano, que llevó el Padre, á quien tam-
•bien quiso llamasen don Luis Enrique[z] de Guzman, nom-
•bre y apellidos de su Excelencia, sino en lo más arduo,
•situando primero en las cajas de Loja, después en las de
•Quito, 625 pesos para sustento del Padre y sus compañeros,
•siendo de incentivo á otras personas para que ayudasen á esta
•misión con gruesas limosnas que hicieron de muchos quin-
•tales de hierro y acero, cerca de 500 hachas y otras herramien-
•tas é instrumentos de fragua, 20 campanas, con 100 frascos
•de vidrio grandes y otros medianos, genero muy estimado
•en estas partes para preservar en ellos de la corrupción mu-
•chas cosas; muchos y buenos libros; casi dos mil pesos de
•plata labrada en lámparas, cálices, candeleros, y sobre todo
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 103
b21 lámina (sic) de plata maciza de los Apóstoles, Evangelistas
»y otros santos, que ha causado admiración y lástima á mu-
>chos de que obra tan preciosa se destinase para las iglesias
i>pachizas[pajizas] dcstos retiros; añadiéndose á esto cerca de
»diez mil pesos de principal para renta de cada año (1).
j>El afecto y estimación de algunos pasó á dedicar á la mi-
»sion sus propias personas, resolviéndose á venir á la conver-
ision de esta gentilidad; y aunque no en todas llegó al efecto
»su deseo y llamamiento por graves causas que lo embaraza-
»ron, lo puso en ejecución con grande edificación el bachiller
«Antonio de Aguilar, clérigo do muy señalada virtud y por
»eso muy estimado en la corte de Lima. Pdsose en camino;
»llegó á Quito; pasó á los Quixos, y embarcándose en el puerto
»de Ñapo con el P. Cueva, á poca distancia se volcó en un
»raudal la canoa en que ambos navegaban, y aunque maravi-
«llosamento salió el Padre después de largo rato que anduvo
«agonizando debajo del agua, no sucedió así al Bacl.'' [bacca^
y>laureu8]j que murió ahogado , . premiando Dios con este
«género de muerte, que lo parece de martirio, sus fervorosos
«deseos y vida angelical en todo inculpable, habiéndose dis-
«puesto los dias antecedentes con una confesión general y
1» mucha oración y habiendo repartido su hacienda en muchas
«limosnas, de que participó buena parte esta misión.»
(1) Hay diferencias y aun contradicciones muy considerables entre el conte-
nido de este § xi y lo que resulta de otros documentos de igual procedencia sobre
el mismo asunto.
Los misioneros jesuitas de Malnas y los historiadores de la Compañía más
conocedores de los sucesos acaecidos en aquellas misiones, no han podido escribir
con imparcialidad y reposada conciencia los relacionados con las fundaciones del
gobierno de los Lamas y ciudad de Santander. Por una parte eran apeisionados, y
con razón, de la piadosa y sumisa estirpe gubernamental de los Vacas; y por otra
tenían que mirar necesariamente con malos ojos la invasión ó entrada á sus apos-
tólicos y tranquilos dominios del codicioso é innovador D. Martín de la Riva, con
el cual no mediaban previos compromisos.
En uno de nuestros apéndices procuraremos añadir algunas noticias acerca de
este episodio, cuyo origen no sea la Historia del P. Rodríguez.
104 BOLETÍN DE Lk SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
CAPÍTULO TERCERO.
DB ALGUNOS NUEVOS DESCUBRIMIENTOS T REDUCCIONES QUE SE HAN
FUNDADO DESPUÉS DEL Aí50 1666 Y HAN RESULTADO EN GRAN PARTE
DB OTRAS MÁS ANTIGUAS. SACÁRONSE ESTAS NOTICIAS DE VARIOS
APUNTES T CARTAS DB MISIONEROS QUE SE IRÁN CITANDO EN
SU LUGAR.
Nueva reducción de CocamaSj Cocamillas, Chípeos^ Panos y
otras nacioneSj que se llama hoy Sant-iago de la Laguna.
Con la muerte del V. mártir Francisco de Figueroa c indios
de su reducción, no sosegó la rabia y sana de los Cocaínas y
otras naciones rebeldes, antes, más insolentes con la victoria,
fueron prosiguiendo todos los años infestando con sus arma-
dillas el Marañen y rios colaterales, sin que hubiera reducción
que se tuviese segura, pues no contentos de andar matando
por los ríos, acometían la gente en sus mismas casas con mu-
cha osadía. Entro otros estragos que fueron ejecutando, por el
año de 1664, subiendo casi quince jornadas por el rio Pastasa,
mataron á muchos indios cristianos y entre ellos á seis espa-
ñoles, que eran el valor y desempeño de Borja. En esa misma
ocasión se tuvo á favor particular de María Santísima el que
no cayese en sus manos el P. Lorenzo Lucero, quien, por cele-
brar una festividad de Nuestra Señora en el pueblo de los Roa-
mainas, distante muy pocas cuadras de donde mataron á los
indios y españoles, se habia quedado con el misionero dése
partido. En otra ocasión, habiendo entrado los rebeldes de
mano armada al pueblo de los Cocamillas, pegaron fuego á
todas las casas, mataron á lanzadas unas vacas que allí habia,
desarrajaron (sic) las puertas de la iglesia, sagrario y cajones;
pero queriendo quemar la misma iglesia y casa del Padre,
nunca quiso prender el fuego; con que se fueron harto admi-
rados y corridos. La gente con el Padre escapáronse mil;i-
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 105
grosamente de la muerte, escondiéndose entre espinales del
monte.
Con estas y otras hostilidades que fueron ejecutando, aviva-
do, por fin, el celo y valor de españoles é indios amigos, que
estaban algo amedrentados, por ver que el último castigo en
que ahorcaron las cabeziis dellos no habia servido sino para
irritar más y más su fiereza, por mandato del gobernador don
Mauricio Vaca, se juntó una armada de cerca 200 indios y 20
españoles, y por agosto del año 1669, desde Guallaga, se enca-
minó en busca de los matadores y rebeldes. Acompañó la tropa
el P. Juan Lorenzo Lucero, que era á la sazón el misionero
de más resolución y experiencia y á quien se debe el buen
éxito do aquella jornada, pues enmedio de los castigos que
quiso ejecutar la Justicia con los que habian muerto al P. Fi-
gueroa, supo de tal manera ganarse las voluntades de aque-
llas bárbaros, que los más dellos, dejando sus tierras, fueron
siguiéndole para el rio de Guallaga, en donde, junto á una
hermosa laguna, fundó una población numerosa, que de solos
Cocamas y Chípeos (: sin contar á los Cocamillas y Panos, que
fue también agregándole :) numeraba más de mil y seiscientas
almas; y esta es la reduelen que hoy se llama Sant-iago de la
Lagunay en que, como cabeza de toda la misión, reside de or-
dinario el Superior.
Los sucesos particulares y pasos que dio el Padre para efec-
tuar su intento, no los hallo apuntados, sólo en el libro anti-
guo de bautismos de dicho pueblo encontró un breve apunte
de letra del Padre, que dice así: «En 25 de julio de 1670 años,
»se dio principio á la enseñanza evangélica de los Xi tipos y
•Chepeos que traje de Ucayale, cuya reducción y población se
«acabó de hacer el dicho dia, mes y año á la sombra del glo-
Drioso apóstol Sant-iago, á quien se dedica dicha reducción,
»(]ue por estar en una muy hermosa laguna que desagua en
«Guallaga, se llama la Nueva Cartagena de Sant-iago. Y por-
y¡q[iQ el alférez Juan Dávila Bejarano ha sido mi línico com-
»pañero y quien ha hecho dicha reducción movido del celo de
•echar almas al Cielo, quiero conste por ésta á lodos los que
»la leyeren, cómo se le debe grande agradecimiento. Ques fecho
106 BOLETÍN DE L4 SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
•en esta nueva reducción de S. Lorenzo de Tibilos, tres leguas
«distante por tierra de la dicha Nueva Cartagena, 3 de agosto
»de 1670.— Lucero.»
De los Cocamas no hace aquí mención, pero por los libros
de los baplismos y otros apuntes consta que vivían ellos tam-
bién cerca de la dicha laguna, pero en barrio distinto. Los
Xitipos son los que llamamos hoy dia con el nombre de Panos^
que en su lengua quiere decir «hermanos.»
Para no omitir cosa tocante á esta reducción, trasladaré
aquí parte de una carta de dicho P. Lucero, que trae también
en su Historia el P. Rodríguez, lib. 5, cap. 3, en que se refiere
lo sucedido en tiempo de la peste que afligió mucho aquella
reducción por el año de lf)80, y dice así (1):
«La carta que V. R. se sirvió de escribirme desde Tacunga,
recibí en estos margenes del Marañon, y luego al punto visitó
como superior las misiones. Puse en los Roamaynas al Padre
Francisco Fernandez [de Mendoza] en lugar del P. Miguel de
Silva, difunto en Jaén de Bracamoros, cuya noticia dio ya por
mi orden á V. R. el P. Juan Ximenez, á quien tengo puesto
por cura en San Francisco do Borja, donde cuida de tres pue-
blos de Maynas, S. Luis Gonzaga, nuestro P. S. Ignacio, y
(1) Nuestro Anónimo traslada de la carta del P. Lucero únicamente los capítu-
los r^'Iativos á la peste que se padeció en la Laguna. Nosotros la damos integrra
por el texto publicado en hoja suelta, antes que la Historia del P. Rodrígruez,
8. 1. n. a. (en Madrid^ con el título y pié que reproducimos:
Titulo.— <^CdsXA del Superior de las misiones de Maynas, P. Juan Lorenzo Luce-
ro, avisando al P. Vico-provincial de la Compañía de Jesús del Nuevo Reino de
Granada [Oaspar Vivas], del estado que tiene parte de aquella gloriosa misión
que había visitado el año pasado de 1681.»
/'^«'.-«Juzgando estimable y de cdiñcación esta carta que vino en los galeones
de este año de 82 [1(582], ha querido el Procurador de Indias en Madrid partici-
parla á estas provincias de Europa, siempre estimadoras y solícitas de saber el
buen logro del trabajo de los nuestros en la conversión de la gentilidad; y ha sido
tal el progreso de estas gloriosas misiones que llaman de los Maynas y con nom-
bre más general del Marañon, que á sus orillas y las do otros ríos so ven hoy
fundados ya los 18 pueblos que se reñeren, habiéndose empezado su cultivo desde
el año de 1638.»
La Historia del P. Rodríguez es muy rara; pero mucho más la carta de odiflca-
cion, que copio «leí ejemplar existente en la Real Academia de la Historia entre
los Papeles de Jesnitas.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 107
Santa Teresa de Jesús. El P. Francisco Fernandez ademas de
cuidar de el pueblo de los Santos Angeles de Roamaynás,
cuida de S. Xabier de Gayes. El P. Pedro Ignacio de Cáceres
cuida del pueblo de la Limpia Concepción de Xeberos, y de
otros tres, como son Chayavitas, Muniches, y Paranapuras.
Yo estoy en esta Laguna donde tengo tres naciones juntas;
como son Vcayales, Xitipos y Chepeos, con nombre de Santa
Maria de Ucayales, y Santiago de Xitipos y Chepeos. Tengo
también á mi cargo tres dias de rio arriba y á la lengua del
agua, otras cuatro reducciones; como son, Santa Maria de
Guallaga, S. Josef de Maparinas, Nuestro P. S. Ignacio de
Mayurunas, y S. Estanislao de Otanavis, Tengo también de
gente de tierra, en distancia de un dia tres pueblos; como son
S. Lorenzo Mártir de Tibilos, S. Xabier de Chamicuros, y
S. Antonio Abad de Agúanos. Estos últimos pueblos visito á
muía, porque los caminos son llanos y tiesos, aunque siempre
debajo de árboles, por ser todo esto bosque e^^pesísimo, que
aun los pueblos gozan solo de aquel despejo, que les da la
importunidad de las hachas y machetes, y es tanto el vicio de
la tierra que á seis meses de descuido están los pueblos sin
forma de pueblos porque la infinita ramazón de el selvaje
nuevo, los encubre de forma, que parece se han desaparecido.
Las comodidades que tenemos por acá, son solamente tener
por cierto se salvan muchos de estos barbaros, que parece
dijo de ellos David, hablando con Dios: HomineSj et iumenta
salvahis Domine, Son estos indios animales estólidos sin
gobierno, porque jamas reconocieron Principe. Mandan los
hijos á sus padres, los agravian y hieren. Matan sus hijos,
unas veces porque nacen mujeres y no varones, á que más se
inclinan; otras veces, porque la mujer tuvo pereza de criar su
hijo, que esta es la razón que dan muchos cuando los repren-
demos. El modo de matar las crias es meterlas vivas en unos
agujeros que hacen, donde las ahogan, echándoles ceniza
encima muy despacio, en que fundan la piedad maternal,
pues á no ser madre del infante la que ejecuta la muerte
dicha, sino mujer extraña, con cogerlo de un pie y echarlo al
rio, y reir mucho, estaba todo hecho. Cuando muere alguna
1» BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
de enfermedad, dicen lo hechizaron, porque entre estos la
muerte no es natural, sino casual, causada de beneficio de
otro, á quien ellos tienen por mohán: decirles que statutum
€8t homnibiis (sic) hominibiis semel mori, os hablarles en geri-
gonza. Pedirles los cuerpos muertos para enterrarlos en la
iglesia, es darles una lanzada, y aunque entierro muchos en la
iglesia, á que asisto con rigor, á una vuelta de cabeza hallo
muchos enterrados en sus casas. Otros hay que ni en la igle-
sia ni en sus casas los entierran, porque dicen, es lastima que
a sus parientes se los haya de comer la tierra, con que los
descuartizan como á carneros, y entre todos los deudos se lo
comen. Los huesos muy bien asados, los muelen, y revueltos
en sus vinos se los beben con grande llanto. Hacen luego una
grande borrachera, que dura ocho dias, donde beben se em-
briagan, se tiznan con Xagua, y lloran sus difuntos con gran-
des alaridos. En muchos tiene hoy ya olra forma la nueva
cristiandad, porque nuestro Señor ha sido servido de mirarlos
con ojos especiales de piedad.
«El año pasado á principios de junio, entró la peste de la^
viruelas en los primeros pueblos de el Rio arriba; llegó aquí
la noticia, y con ella dispuse cinco procesiones, en que hubo
muchas penitencias, á que asistí predicando con la palabra, y
con la obra, haciendo cuanto pude por darles ejemplo de
penitencia. Confesaron y comulgaron muchísimos con tal
ternura que me hacian llorar; pero viendo que sin embargo
de todo caminaba la peste, el dia 23 do junio vi 75 canoas Je
gente en esta Laguna, diciendome todos desde ella: — Retí-
rate padre, no aguardes la peste, por que si la esperas, te lii
de matar. Lloraban todos, dando desde las canoas grandes
gemidos y anadian: — \o huimos de ti, padre amado, sino
de la peste porque tu nos quieres mucho y ella nos aborroot*.
Adiós, adiós, Caquire tanii papa, caquere vra Dios icatotonare,
que quiere decir: — Quédate con Dios hombre esforzado, Dios
le guarde y te de mucha vida. Quede sin esta parcialidad cüino
en un desierto, porque aunque restaban las dos de Chepeos y
Xitipos, juzgué hablan de hacer lo mismo, y aun llega»'» a
sospechar mequeriau matar, porque en todo el tiempo de \:\
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARANÓN. 109
despedida dicha, no parecieron en el pueblo. Éntreme á mi
Iglesia, encendí luces, y descubrí la Virgen Santísima, donde
estuve de rodillas mucha parte del día, aguardando se hiciera
en todo la voluntad de Dios. Como á las cinco de la tarde vino
junta toda la gente restante; saliles al encuentro á la puerta
de la iglesia, eran, como dije, Xi tipos y Chepeos; al acercárse-
me dijeron lodos el Alavado en tono alto y devoto, y á porfía,
unos por un lado y otros por otro, me cogieron las manos, y
me las besaron. Dijeronme venían á hablarme; dijeles que
hablasen lo que gustasen, que ya les oía de buena gana —
Hemos ente^idido estas muy pesaroso de haber visto la facili^
dad con que han dejado este pueblo los Ucaijales, habiéndoles
tu reducido á él con tayito trabajo^ y ya se vé tienes razón; pero
ahora deseamos mucho alegrarte^ y para eso te ofrecemos nueS'
tra compañia, aunque haya de venir la peste^ puestos que mu-
riéremos hemos de subir al cielo, porque moriremos creyendo
en DioSj y dolietidonos mucho de haberle ofendido» Los que
Dios quisiera que escapemos estamos aparejados a rastrear los
retirados, 'y traértelos otra vez. Con este razonamiento quiso
Dios consolarme. Visitó los enfermos de arriba, confesán-
dolos, y sacramentándolos, y bautizando á muchísimos iníle-
les. Entró aquí la peste, y á una, dio también en los tres pue*
blos de la tierra adentro, y duró desde octubre hasta princi-
pios de mayo. El trabajo que tuve en asistir a tanto enfermo,
casi incapaz do asistencia, por el pestilente hedor del contagio,
en tierras tan sumamente calientes, no es decible, ni mi
intento es explicarlo, dejándolo todo para el dia del juicio,
donde para confusión mia, se verá claramente las muchas
ocasiones que nuestro señor me ha dado para servirle y lo
poco ó nada que de todo se ha aprovechado mi alma; pues
como dijo San Agustín: Non tam multum, sed quam bene.
Murieron muchísimos, y juzgo que todos se salvaron, por
que fuera de confesarse en sana salud, lo hacían también
cuando les comenzaba el achaque. Los gentiles lomaron ejem-
plo de los cristianos y vonian á mi a bandadas, pidiéndome
el bautismo. En menos de 15, sobre asistir á tanto mo-
ribundo, instado de ellos bauticé y puse olio y crisma á
no BCLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
seiscientos indios. Cuando estos morían y yo los enterraba,
mandaba repicar las campanas; y como para los crístianos
antiguos se doblaban, dándoles yo la distinción de unos á
otros; quedo ya por común dicho suyo decirme: — Padre ya
murió fulano, el que no debe nada, y es fuerza que mandes
repicar a su entierro. Cuando moría de los cristianos antiguos
alguno, me decían: — Murió uno que debe y así roguemos á
Dios por él, y las campanas dóblense; con que todavía he
tenido coyuntura de explicarles el purgatorio que era de antes
imperceptible para estos indios. Habrá como 8 dias se me
vinieron 5 indios de los retirados, y me dicen están los demás
de camino para venirse, sin embargo de que toparon el rio
abajo gran comodidad de poder vivir sin ley de Dios, que es
lo que la carne tanto apetece.
«Toparon con tres pueblos de Omaguas, los cuales les hicie-
ron mucho agasajo; estos tales dicen se me acercan por miedo
del Portugués, que desde la Ciudad de S. Luis, y Castillo del
Gran Para, donde está haciendo rostro al Holandés, se han
subido á la gran Omagua en busca de cautivos; aseguranme
se me vendrán los demás que son como tres mil indios, y
claro está que los trae el miedo del Portugués; porque á vuel-
tas de rescatar cautivos, juzgo los hacen mucho daño. En todo
este mes de junio, aguardo aqui la gente retirada de este
pueblo; y por Agosto, juzgo me vendrán á ver los Omaguas
que he dicho, y puede ser conchave yo con ellos se me pue-
blen seis dias de esta Laguna. Lo que siento mucho es no
tener que darles, porque sin los dones de hachas y cuchillos
no se hace nada, y con ellos se obra mas que con las escopetas,
y estruendos militares. Hoy no tiene la Misión una libra de
hierro, ni una onza de acero; y ya veo que de Quito es difi-
cultoso venga, porque ha cerca de 4 años que no nos envian
una hilacha. Las sotanas son de manta, y sobre las carnes no
dejan de congojar, aunque con mucho consuelo de entender
servimos á tan Soberano Señor: Nudos amat eremuSj dijo el
Sr. San Gerónimo; con que por esta parte no hemos menester
mas. Lo que deseamos es tener con que perseguir nuestras
conquistas espirituales, y para eso diré a Y. R. en papel
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 111
aparte un medio que me dieron unos indios de Cangasa, de la
jurisdicción de Jaén, distante de Borja 7 dias solos. Cierro
este por empezar el otro. G.**® D. á V. R. m.^ a.^ para aumento
de estas sus conquistas de el Marañon y Amazonas. Laguna
y Junio 3 de 1681 años. Siervo de V. R. — luán Lorengo
Luzero.n
Por lo que aquí refiere nadie no echará de ver la grande
mutación de costumbres que obró Dios mediante el celo de su
misionero en gente, al parecer, tan rebelde y que pocos años
antes no trataba sino de matanzas. Después que estas naciones
se pasaron á Guallaga y se fundó esta reducción, no consta
hayan dado muestras de intentar cosa alguna contra sus mi-
sioneros, sino es en ocasión de las conquistas y correrías de
los Xéberos, cuando fué común el alboroto en toda la misión;
y entonces también se sosegaron con facilidad y desistieron de
lodo mal intento, sin que hobiese menester de castigo.
Con el rigor de la peste que hemos dicho, mucho se dismi-
nuyó el número de la gente, y con esa ocasión se agregaron
también los Cocamillas y Maparinas, que vivían, Guallaga
arriba, en pueblos distintos. Hoy día está esta reducción re-
partida en cuatro como barrios, que forman cuatro naciones
diferentes de Cocamas, Cocamillas, Panos y Chepeos. Unos
lineales que se trujeron pocos años ha del río Chambira,
viven en gran parte con los Panos.
Todas estas naciones, ó por mejor decir, reliquias déllas,
después de muchas pestes y otros desastres que han padecido,
hacen al presente 1.072 almas. De los Panos y Chepeos, según
dicen, quedan aun algunas familias que reducir en sus tierras
antiguas cerca de Ucayale.
Tocante á las costumbres, es hoy día la gente desta reduc-
ción la que más se conforma con los estilos y policía cristiana
y juntamente la de más confianza para todo cuanto se ofrece
en orden al adelantamiento de la misión y alivio de los misio-
neros; no hay entrada á tierras de infieles ni despacho dentro
ó fuera de la misión en que no tenga mucha parte.
En cuanto á la población, situada está en un llano capaz
aunque en partes algo cenagoso, en la orilla y á vista de una
112 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
hermosa laguna, que, mediante un caño que sirve de senda y
puerto para entrar al pueblo, comunica con el río Guallaga.
En secándose el caño, como sucede en tiempo de verano, se
entra por tierra desde Guallaga casi media legua de camino.
Los cuatro barrios en que está repartida la gent«, forman una
media luna con una plaza muy extendida de por medio, ea
cuya cabecera está la iglesia, bien capaz, á tres naves, sirviendo
de columnas unos maderos gruesos bien labrados. Las paredes
son de tapia muy firme, con la portada y presbiterio pintados
con aseo. A un lado de la iglesia está la casa del Padre, tam-
bién de tapiales, con sus aposentos altos y mirador divertido,
que goza de la vista de la laguna y mucha parte del pueblo.
Entre iglesia, casa y oficinas hay un patio hermoso que sirve
como do claustro, con algunas flores y naranjos repartidos
con simetría y una cruz en medio, alrededor de la cual se
juntan á la noche los indios de doctrina á cantar unas cancio-
nes devotas para la diversión del misionero y edificación do la
gente que acude á oir. El temple no es de lo más caluroso, ni
son continuos, como en otras partes, ni muchos los zancudos.
Esto es lo más memorable desta población.
§ IL
De la ciudad de Archidona y pueblos anejos de Ñapo y Tena,
Es hoy día la ciudad do Archidona la principal puerta y
escala de las 'provincias del Marañen, por donde de ordinario
entran y salen nuestros misioneros y en donde también han
ejercitado su celo muchos déllos. Situada está, conforme apun-
tamos en las Noticias generales, á las faldas de la Cordillera,
sobre un collado que domina á gran parte de la montaña. De
Quito dista cerca de 60 leguas de camino de montaña hacia
el Este, con alguna declinación al Sur.
Forman esta ciudad (que así la llaman comunmente), cerca
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 118
de cien (1) casas, fabricadas con caña y hojas de palma, en que
viven al presente cerca de 550 almas, toda gente india menos
tres ó cuatro españoles y diez mestizos, nietos algunos dellos
de los primeros conquistadores, un tiempo, según dicen, níuy
poderosos,, dueños de encomiendas numerosas, que se han
acabado ó disminuido. Hubo también cerca de Ñapo minas
ricas de oro en que trabajaban los indios, por cuya causa
muchos dellos se huyeron, y no falta quien afirme, que hasta
el día de hoy, los que llamaban Curizetas^ viven retirados en
las cabeceras del Gosanga, que es uno de los ríos que entran
en [el de] la Coca.
Después de destruidas las ciudades de Quixos y Baeza,
pasóse á Archidona el título que goza al presente de cabeza
del gobierno, por lo cual, á falta de gobernador, que entra á
veces á la visita, reside en ella un teniente, que administra
justicia á españoles ó indios. El cura ó doctrinero es hoy un
sacerdote de nuestra Gompañia, quien cuida también de otros
dos pueblos anejos, y son, el uno el de Napo^ distante como
siete leguas hacia el Sur á la orilla del rio que tiene el mismo
nombre. Hay cerca de 40 casas y en ellas 380 almas. El otro,
que media entre Archidona y Ñapo, se llama Tena y tiene
diez casas con 61 almas. Todos los indios destos tres pueblos
que tienen edad competente, pagan tributo, unos al Rey y
otros á sus encomenderos. Los Archidonas y Tenas pagan en
pita, que es una especie como de cabuya (2) delgada, que suple
en estas tierras las veces de lino y cáñamo. Los Ñapos pagan
en oro en polvo, que con harta molestia (3) recogen en las
arenas y lavaderos del río. Antiguamente el tributo era de
doce castellanos, que hacen 24 pesos; hoy, á diligencias de los
curas de la Compañía, pagan solos dos castellanos [de oro],
que hacen cuatro castellanos [pesos] en plata.
Hubo pocos años ha, otro pueblo anejo llamado Chita^ dis-
tante de Archidona tres ó cuatro leguas de camino fragoso
(1) Antes habia puesto sesenta y más.
(2) Agave americana.
(3) No, sino con sama facilidad.
8
114 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
hacia el Oriente. Este, por el año de 1730, se deshizo y los
pocos moradores que hubo pasaron á Avchidona.
Por estar esta ciudad tan inmediata al puerto principal del
rio Ñapo, adonde llegan las embarcaciones que suben desde
el Marañon, y desde donde, como tengo dicho, se encaaiinaa
para sus reducciones los misioneros, solicitó la Compaiiia la
administración de aquel curato, que desde su primer origen
habia sido de clérigos seglares. No faltaron émulos que, por
no sé qué motivos, quisieron estorbarlo; pero en ñn, á dili-
gencia del Sr. Presidente de Quito el Dr. D. Pedro Vázquez
de Velasco, quien con particular celo y afecto miraba por la
misión, cerca el año 1658 se dio en ínterin al P. Lucas de la
Cueva, mientras que informado el Real Consejo, se le conce
diese en propiedad á él y otros de la Compañia que fueran
sucediéndole. Tardó en llegar á Quito la aprobación y cédula
de S. M., después de repetidos informes hasta el año de 1672,
en que el P. Lucas, obligado de sus achaques, habia ya salido
de Archidona para ese colegio, en donde poco después murió.
En habiendo, pues, entrado dicho P. Cueva con el P. Sebas-
tian Sedeño en aquel curato , á la sazón poblado mucho más
que. ahora de españoles é indios, su primer cuidado fué ganarse
la voluntad de los feligreses, lo cual á poca costa alcanzó con
su trato amabilísimo y total desinterés en todo cuanto toca-
ba [á] su ministerio. Sin embargo, no poco desvelo le costó
doctrinar aquella gente con la exacción que estila la Compa-
ñia, principalmente para hacer capaces los indios de la sagrada
Eucaristía, de que habian hasta entonces carecido. Tuvo tam-
bién que hacer para quitar varias injusticias y abusos que
habia ido introduciendo la codicia de algunos encomenderos y
tratantes que andaban por aquella tierra, como también el
dia de hoy. Todo lo alcanzó por fin el Padre con su celo y
trazas, y lo que es digno de notar, con aprobación de los mis-
mos españoles, los cuales repetidas veces dieron las gracias á
los superiores de la Compañia, por haberlos proveído de tan
buen pastor. A éstos también les persuadió frecuentasen los
Sacramentos; que es cosa rara en gente de montaña, y los
fundó una Congregación devota debajo el amparo de la Reina
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 115
de los Angeles, que dura hasta el dia de boy, acudiendo todos
puntualmente á la misa y plática que se hace los sábados al
altar desa soberana Señora con el rosario y salve por la tarde
y celebrando todos los años su fiesta con mucha devoción y
aparato.
Al mismo paso que iba el P. Lucas mejorando su curato, no
dejaba de ayudar cuanto podía al adelantamiento de las misio-
nes que le tenían encargado los Superiores, especialmente por
lo que toca al río Ñapo; á más de que todos los misioneros del
Marañen le veneraban como á padre, ni se atrevían [á] dar
paso sin consultarlo. Motivado de su celo y amor que profe-
saba á las misiones, ya solicitaba desde Quito nuevos obreros
que ayudasen á la labor de aquella mies tan copiosa, ya los
proveía de herramientas, alhajas para las iglesias y otras
cosas necesarias para la manutención y adorno de los pueblos,
ya ideaba nuevas conquistas, que fué también ejecutando,
unas veces mediante los compañeros que tenia á su lado, otras
de por sí, cuando le parecia no haría mucha falta su asistencia
en el curato, como fué la pacificación de los Oas y Gaés, el
descubrimiento del rio Guraray y otras empresas semejantes,
que, como se dirá en adelante, fueron en gran parte fruto de
su celo apostólico, siendo cura de Archidona. A este fin tenia
en el curato un como seminario de intérpretes de varias nacio-
nes , que criaba con grande amor y aplicación para que sirvie»
sen después de ejemplares y maestros á sus parientes y ayu-
dasen á su conversión.
Desta manera fué manteniéndose en el curato hasta el año
do 1672, en que, por estar cargado de achaques, llagado y
medio baldado de una pierna, le mandaron los superiores
saliese al Colegio de Quito á curarse, dejando sus veces al
P. Francisco Güels, misionero que había sido de los Gas,
Estando ya el Padre en aquel Golegio, recibió la cédula de
S. M. la Reina gobernadora doña Mariana de Austria, fecha
en Madrid á 21 de abril de 1670, en que confirmaba á la Com-
pañia la administración de la doctrina de Archidona, por ser
escala, puerta y frontera de las misiones, añadiendo algo, al
sínodo de ella y del curato de Borja, para el alivio de toda la
116 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
misión. La cédula la trae el P. Rodríguez en su Historia,
libro 4.% cap. iv, en donde la podrán ver los curiosos; yo
copiaré aquí soló una ó otra cláusula, de donde, si no me-
engaño, se colija la voluntad del Roy N. S., tocante á las
conquistas de Ñapo y provincias contiguas. Dice, pues, así:
Lo que podíais afirmar es, que esta Religión (: de la Compañía: J
es la que únicamente se emplea en la conversión de los indios-
infieles de los parajes referidos^ con mucho fruto, y falland<>
por algún accidente su residencia tenéis por evidente se cerra^
ria la puerta para la continuación^ porque los demás religioso»
no atienden á estas conquistas espirituales ni tienen al presente
sugetos para ellas^ aunque se moviesen por alguna razón de
emulación; y los clérigos rara vez ó minea se hahian desvelado^
en estOy antes huyen de asistir en los curatos de las montañas
por las dificultades y riesgos á que están expuestos^ de que se
origina el vivir siempre los indios en >*u idolatría y etc. Mandó
que la provisión de dicha doctrina se haga de aqui en adelante
habiéndose cumplido en todo con lo que dispone la cédula de
Patronazgo Real.
Muy gustoso el P. Lucas con esta cédula^ dio las gracias á
la R. Audiencia y oficiales reales por los informes favorables
que habían hecho al Consejo, y puso al corriente la paga do
las cajas reales acerca el estipendio ó sínodo de ambos curatos.
Parece quiso la Providencia divina dilatarle la vida hasta la
llegada de esta cédula, para que no lo faltase al buen Padre en
la muerte este consuelo, pues de allí á poco tiempo, habién-
dole sobrevenido á los achaques habituales una calentura con*
tinua, fué poco á poco consumiéndose hasta acabar con la
vida. Sucedió su muerte por setiembre de dicho ano 1672, con
sentimiento universal de toda la ciudad, y mucho más de los
misioneros del Marañen, que perdían en él todo su consuelo y
amparo.
Después de su muerte, habiendo solicitado la Compañía le
substituyese en el curato otro sujeto de su misma religión y
conforme parece se mandaba en la cédula, hubo tales oposi-
ciones, que fomentaron algunos pretendientes, discurriendo
hallar en aquella doctrina grandes conveniencias, que por flii
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 117
-se tuvo por acertado, para evitar pleitos, renunciar por entoú-
ced á todo derecho, pidiendo al Sr. Obispo señalase cura clé-
rigo, guien administrase como antes el curato. Con esto,
habiendo entrado nuevamente en la posesión los señores clé-
rigos, no dejaron ellos, con la generosidad y cariño que estilan
con la Compañía, [de] franquear el paso á nuestros misioneros
é indios todas las veces que quisieron por ahí entrar y salir á
la misión; sin embargo, como faltó el fomento dé parte de los
curas, no sólo se atrasaron, sino que se dejaron del todo las
conquistas que había empezado el P. Lucas en las riberas de
Ñapo y Guraray; y esta es una de las causas principales por-
que la Compañía no ha tenido hasta estos últimos años reduc-
ción alguna en estos ríos.
Por fln, el año 1709, habiéndose solicitado nuevamente la
posesión de aquel curato, ofreciendo en su lugar la misión de
los Colorados, que fundó á sus expensas la Compañía en los
bosques que se extienden hacia la mar del Sur, entre Tacan- '
ga y Guayaquil, se le dio como cura propietario la posesión
ál P. Juan de Narvaez, quien con mucho celo procuró nueva-
mente reformarlo, restableciendo las leyes y costumbres que
habla en él sabiamente introducido el P. Líicas de la Cueva.
Quiso también pasar la ciudad de Archidona á otro sitio me-
jor, pero por la mucha repuñancia (sic) de los indios en dejar
el suelo nativo en que se hablan criado, no tuvo efecto su in«
tonto; sólo se quedó el sitio señalado, en que se principió la
iglesia, con el nombre de Narvaez. Al P. Juan sucedieron, y
sé espera proseguirán sucediendo en adelante, otros curas de
la misma Compañía.
Desde entonces se dio otra vez principio á la conquista de
las naciones infieles del Ñapo, en especial de los Icaguates,
que es la nación más numerosa deste rio. El misionero que
asiste al presente en el curato, imitando los pasos del P4 Lu-
cas de la Cueva, ha bajado algunas veces en persona á ver di-
chos infieles, y ha principiado con ellos sus reducciones, que
van cada día aumentándose. Tiene también en su curato al-
gunos niños de la misma nación, á quienes cria con grande
amor y aplicación en las costumbres cristianas, á que sirvaa
lis BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA»
un día de ejemplar á los suyos. Sobre todo, no deja acudir
(sic) de continuo con crecidos socorros de herramientas y otras
cosas necesarias á los misioneros que al presente asistimos ea
estas nuevSis reducciones (1); con qu:e esperamos ver en breve
en este rio establecida una muy lucida misión, que sirva de
escala á otras muchas conquistas, y Tacilite mucho la comani»
cación de los que' viven en el retiro del Marañen con la ciu*
dad y provincia de Quito, que es lo que tanto se desea.
I IIL
Reducción de los Oas.
Eran los Oas nación de una misma lengua y costumbre»
con los Corónados ó Ipapizas de Pástasa, y aún se discurre tí-
vían antiguamente con ellos, en las mismas tierras, cerca dé
Aarrábima. De allí, por temor» parte de los españoles, y
parte de los Gfoes, qué mucho los perseguian, se retiraron pri-
mero á las cabeceras del Rio del Tigre; de allí, acosados de
otros infieles y aun de los mismos Gaes, se pasaron al ria
Nonxino^ que entra en el Guraray, de la banda del Ñapo, vein-
te y un dia de navegación desde las juntas destos dos riod.
Los Coronados de Pastasa dieron noticia á nuestros misione-
ros desta gente, y el uno déllos servio (sic) de intérprete al
P. Lucas de la Cueva, quien por el año de 1659, con escolta
de algunos Xéberos, entró desde el pueblo de Ñapo & sus
(ierras á amistarlos.
Fundóse con ellos una mediana población en las orillas del
mismo Nonxíno, tres cottás jornadas en distancia del puebh>
de Ñapo por atravesia de monte. Se entraba también á ella su-
biendo por Araona [Arajunof] Los misioneros de los Oas fue-
toa los PP. Sebastian Sedeño, Esteban Cáicedo y Francisco
y». I .Mu
(]) V. la Advbbtincza que va al frente de estas Noticias.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO lU^AÑÓN. 119
Güels. Después del alzamiento de los Abiziras, de que se dirá
en adelante, se pasó esta reducción, primero á Ansupiy riacho
que sale á Ñapo pocas cuadras más arriba del pueblo de este
nombre. De allí se bajaron al puerto que llaman hoy dia de
Santa Rosa^ en donde hay aún algunas familias de nación Oa.
Así lo dispuso, siendo cura de Archidona, el P. Lucas de la
Cueva, para facilitar la navegación de Ñapo y tener cerca á
unos indios que miraba como á hijos, por haberlos conquis-
tado. De aquí es, que mientras cuidó el Padre de aquel cura-
to, así dicho pueblo de Santa Rosay como también otro más
arriba, que llamaban üamhunu, y hoy se llama Napotoay se
consideraban como anejos de Archidona. Después de la muer-
te del Padre, habiendo renunciado la Compañía á aquel cu-
rato, los curas clérigos que entraron en él, por los pasos peli-
grosos del rio que dificultan la comunicación desos pueblos
con el de Ñapo y Archidona, cedieron su administración y
cuidado al cura de Ávila, que hasta el dia de hoy les adminis-
tra los Sacramentos. No dejan, sin embargo, los indios do
preciarse haber sido un tiempo misión de la Compañía, y
hasta estos últimos años conservaron con veneración, como
reliquia, un cajón de ornamento que decian haber sido del
P. Lúeas de la Cueva, y el actual cura de Archidona lo pasó
á su pueblo para memoria de ese varón apostólico»
Marcos Jiménez di la Espada»
fCmUiñuarij
El rORTENIR DE U lENGDl ESNNOLl
(OOMPARADA CON LAS PRINCIPALES DEL HONDO)
ESTUDIADO DESDE EL PUNTO DE VISTA GEOGRÁFICO Y ESTADÍSTICO.
COMUNICACIÓN
DnuoiOA
A LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA
roB
GABRIEL CARRASCO.
Nada prueba que, en la gran batalla
de las leng-uas, la ventila no acabe por
ser del capafioí.
CONTHA-ALMIBANTB RBYKILLBRB.
De todas las naciones de Europa, loe
españoles son los únicos que actual-
mente pueden tener la ambician de
disputar á los ingleses y á los rusos la
preponderancia futura en los movi-
mientos étnicos de la humanidad.
Blisbo Rbclus.
fN&uvflU 0/ogrqphie üniver$$lt€^ 1. 1,
p. 910.)
La casi completa ignorancia de la lengua española, que rei-
na en toda Europa, fuera de España, es causa de que se des*
conozca la importancia de un idioma, qne está destinado á
compartir con el inglés, en lo futuro, el dominio del mundo
civilizado , y aun á convertirse, quizá en un plaio algo más
lejano, en el más importante de todos cuantos se hayan habla-
do alguna vez sobre la superficie de nuestro planeta.
Pero, si entre el vulgo de los sabios (y con mayor razón en
la masa general de la población europea) es desconocido nues-
tro idioma, y no se puede apreciar, por consecuencia, ni su
importancia actual, ni aquella á que está destinada, hay una
clase de hombres que ya empiezan á tener mayores conocimien-
tos á este respecto; nos referimos á los marinos, que por su
EL PORVENIR DE LA LENGUA ESPAÑOLA. 121
profesiÓQ se ven obligados á recorrer el mundo, y que saben
que en toda la redondez del globo, hay países en que el idioma
español sirve como único medio de expresar el pensamiento.
Hace poco tiempo se ha publicado un artículo del contra-
almirante Reveillére, de la marina francesa, que, dirigiéndose
á M. Havet, profesor del Colegio de Francia, y tratando el
gran problema de la reforma de la ortografía francesa, dice:
«El porvenir pertenece, sin duda alguna, á la escritura verda-
deramente fonética».
Refiriéndose á la española, que aprendió en un viaje á vela,
y en la que se perfeccionó con una corta residencia en la Ha-
bana, el mismo marino dice «entonces para el oficial de mari-
na, la lengua mas útil sería la española» de la que hace elogios
á causa de la facilidad de su escritura, verdaderamente fonéti-
ca; y, al compararla al inglés y al francés, tan difíciles de es-
cribir, agrega:
«El inglés se extiende porque es la lengua comercial por ex-
celencia, y también porque su estructura es muy lógica, pero
las dificultades de su ortografía son considerables, y teniendo
en cuenta el modo como se desarrolla hace un cuarto de siglo
la América del Sur, nada prueba que en la gran batalla de las
lenguas, la ventaja no acabe por ser del español, precisamente
por sus facilidades ortográficas».
Esta es una de las pocas veces en que hemos leído aprecia-
ciones justas sobre nuestro idioma, hechas por un europeo no
^pañol, apreciaciones fundadas en el conocimiento de un idio-
ma que pasa por muerto en Europa, fuera de España.
Pero, antes de entrar de lleno en el estudio de nuestro
tema, queremos transcribir, como un fuerte apoyo de nuestras
ideas, las palabras del gran geógrafo francés, M. Elíseo Reclus,
que, refiriéndose al idioma y rasa española, dice «De todas las
naciones de la Europa, los españoles son los únicos que actual-
mente pueden tener la ambición de disputar á los ingleses y
á los rusos, la preponderancia futura en los movimientos
étnicos de la humanidad» (1).
<1) NouvelU Oéo^raphie UnivfnelU^ T. 1, p. 010.
122 BOLBTÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Examinemos, ahora, las causas que han motivado los dos
juicios citados, y el nuestro propio.
El desarrollo de los idiomas sobre la tierra está ligado,
entre otras muchas, á tres grandes causas principales, que
colocaremos por el orden de su importancia.
La primera es, indudablemente, la extensión territorial útil
sometida al imperio de la misma raza ¿ idioma que se ha de
desarrollar^ ó que ya se desarrolla dentro de sus límites, y
el aumento probable de su población.
La segunda, es la facilidad que ese idioma presente para su
aprendizaje, ya sea simplemente hablado ó ya escrito»
La tercera, es la riqueza intelectual de la raza ó de las razas
que lo hablen, la importancia de su comercio, de su literatura,
de los pensamientos, en fin-, que se susciten en sus sabios y
escritores, que hagan popular y necesario en el mundo su
manera de expresarse.
Estudiando detenidamente cada una de esas principales
causas, podremos deducir el porvenir que está reservado á los
idiomas.
I.
EXTENSIÓN TERRITORIAL Y POBLACIÓN.
El imperio ruso , con casi 22 millones de kilómetros cua-
drados de superficie y 100 millones de habitantes (de los
cuales 5.389.000 km. y 87 millones de habitantes en Europa)
se presenta inmediatamente al espíritu, como una de las
grandes agrupaciones humanas del presente, y también del
futuro, pero á pesar de tales favorables condiciones, puede
asegurarse desde luego que, lógicamente, el idioma ruso no
preponderará en el porvenir.
Esa enorme superficie está compuesta, en gran parte, de
tierras desoladas por los rigurosos fríos de las regiones árticas:
la Siberia, por sí sola, ocupa la mitad de esa extensión, qu&
permanecerá siempre, si no desierta como en la actualidad, á
lo menos con una población muy poco densa.
EL PORVENIR DE LA LENGUA ESPAÑOLA. 1»
Queda eliminada, pues, de un golpe, la mitad de esa enorme
superficie.
Pero no es esto solo: la Rusia no está unificada por el idio-
ma; dentro de esos vastos dominios se hablan docenas de
idiomas y dialectos diversos, desde los de las regiones árticas,
hasta los del Asia y de la China, que forman su límite
austral.
El idioma ruso es uno de los más difíciles y duros de la
Europa, tiene una. escritura complicada, que necesita de carac*
teres especiales desconocidos en el resto del continente, y
el pueblo, sometido á un régimen de opresión y tiranía, nada
ó casi nada ha producido que haga necesario al resto del mundo
el conocimiento de su idioma. . .
El aumento de su población, que ha sido el más fuerte de
Europa, reserva, indudablemente, al idioma rusa una gran
masa que lo contará como lengua materna, pero lógicamente
esta no traspasará nunca las propias fronteras de su territorio^
y el ruso^ una vez adquirida la densidad definitiva de su po^
blación, no se propagará fuera del continente en que actual-
mente existe.
De los idiomas del Asia, el chino, actualmente es el ha^
blado por mayor número de seres humanos; el sánscrito y
sus derivados, en que se expresan gran parte de las poblacio-
nes que riegan los grandes ríos de la India, pertenecen á las
razas que es.án ya en su decrepitud y para las cuales ha
sonado la hora del retroceso: el chino no se puede escribir
fonéticamente; sus letras no representan sonidos como todas
las de los alfabetos europeos, sino pensamientos como las
cifras árabels i — 2—3—4 etc.; que pueden ser leídas y com-
prendidas aunque cada nación les dé un sonido diferente;
necesita, pues, millares de letras para escribirse, y es^ por
consecuencia, de una dificultad tal que asegura su no pro-
pagación.
Esos idiomas, además, no pueden extenderse más de lo que
ya lo están, porque la densidad de la población ha llegado á
su máximo por la apatía de esas razas y porque dadas las con-
diciones políticas actuales del mundo, no tienen mayor espacio
121 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
en que extenderse, siendo, por el contrario, perseguidos hasta
dentro de los límites geográficos de sus territorios, por la in-
vasión extranjera, que ha dominado sus costas y que aspira á
la conquista de su interior; la Inglaterra en la India, Francia
en Tonkin, Rusia en la China, hasta la Holanda y Portugal
«n sus divei^sas posesiones, están combatiendo ya la prepon-
derancia local de aquellas razas é idiomas y cada conquistador
trata de propagar el suyo.
Dentro de la Europa, el alemán es indudablemente el idioma
hablado por mayor número de habitantes.
El imperio alemán, con cerca de 47 millones; el Austria
^propiamente dicha) con 22 millones, y Suiza con 2 millones,
forman un total de 71 millones de habitantes que hablan ale-
máq, distribuidos en una superficie de 861.000 km.'
Pero fuera de esos territorios y prescindiendo de alguna
insignificante partícula que puede haber en el grande Océano,
el alemán no tiene mayor territorio en que extenderse; la
densidad de su población, si no ha llegado al máximum, está
ya muy cerca de él; aumentará algo, llegará á 100 millones,
ó á poco más, pero puede preverse que el idioma alemán, no
podrá aspirar á ser uno de los más extendidos en el globo.
El idioma francés, se encuentra en mucho mejores condi-
ciones, no solo en el presente, sino también en el futuro,
«egiin lo indican las siguientes cifras relativas á la extensión
ierritorial y número de habitantes que lo hablan:
Kilómetros. Habitantes.
Francia.... 586.408 88.218.903
ídem, posesiones y colonias (sin las de Asia). 2.686 .610 U.565.800
Bélgica (del habla francesa) 29.467 2.280.816
43uixa — — 20.000 608.007
Haiti — — 28.900 960.000
Total 8.201.275 68.582.026
El idioma francés ^^uenta, pues, actualmente con más de
.3 millones de kilómetros cuadrados de territorio en que se
EL PORVENIR DE LA LENGUA ESPAÑOLA. 125
habla, y con 53 millones de personas que lo reconocen como
lengua materna, pero á más el genio francés se ha extendido
de tal manera por el mundo, su literatura, su comercio, sus-
ciencias y artes han llegado á tan alto grado dé desarrollo,
que bien puede calcularse que hay en el mundo más de 30 mi*
Uones de individuos que hablan ó leen el francés, aunque no
sea su lengua nativa.
En el Canadá y la Luisiana, es, todavía, el idioma nativo-
de muchos cientos de miles de naturales, pero rodeadas de po*
blaciones de habla inglesa, se prevé que no tardará en desapa-
recer do América el francés, como idioma nativo, para ser
completamente reemplazado por el inglés, en el Norte, y por
el español, en la Ouayana.
De todas maneras, el francés tiene más de 3 millones do
kilómetros cuadrados en que extenderse, y la riqueza natural
de voces, y el genio de sus sabios y literatos, le asegura, du-
rante muchos años, una grande importancia universal; pera
no será la lengua nativa que prepondere en lo futuro, porque
no tiene extensión suficiente en que desarrollarse, además do
las dificultades que ofrece su escritura, por no ser una lengua
que se escriba fonéticamente.
No hemos tenido en cuenta la superficie de las posesiones,
francesas en el Asia, Tonquín, Annam, etc., porque indudable-
mente nunca el francés será allí mas que el idioma de la gente
oficial; unos cuantos miles de franceses, no podrán cambiar el
idioma que hablan millones de naturales siendo por el contra*
rio los franceses los que serán absorbidos por el idioma
del país.
Llegamos al inglés, que es hablado en los territorios y por
los habitantes que expresa el siguiente cuadro:
Kilómetros. Habitantes.
Gran Bretaña y poBesioncs (sin la India
ni'Ceilan) 20.126.895 60.286.137
Estados-Unidos 9.212.270 60.445.336
29.338.666 110.780.483
128 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD QEOORÁnCA.
Prescindimos de las posesiones inglesas en la India y Gei-
lan, porque sus 258 millones de habitantes, no hablan, ni ha-
blarán nunca inglés: unos cuantos millares de ingleses, no
podrán nunca convertir á su idioma esa enorme masa de po-
blación indígena.
Eso no obstante, con 110 millones de habitantes cirili-
zados 7 una superficie de 29 millones de kilómetros cuadra^
dos, distribuidos en toda la superficie del globo, queda asegu-
rada á la lengua inglésala supremacía en el presente, y pof
mucho tiempo en el porvenir, pero, ¿esa supremacía, será de-
finitiva, en cuanto actualmente puede preverse?
Las conclusiones finales de este artículo, nos darán la
respuesta.
Examinemos, ahora, la lengua española, tema especial de
úuestro estudio.
¿Cuál es la superficie territorial, reservada á este idioma, y
cuántos son los que actualmente lo hablan?
Es difícil encontrar un cuadro estadístico que demuestre con
datos recientes, la extensión y población de las repúblicas
sud-americanas, y de la monarquía española.
Aprovechamos pues, la oportunidad, y, tomando los datos
del almaifiaque de Gotha, correspondiente á 1890, el cual, á su
vez, los ha tomado de las publicacioues más recientes de cada
país, damos el siguiente cuadro, que creemos de interés para
la resolución del problema que estudiamos.
Incluimos en este cuadro la superficie y población del Bra-
sil, porque el portugués, propiamente dicho, por sus grandes
analogías y su comunidad de origen, puede considerarse como
una rama del idioma español, estando destinados aquellos in-
mensos territorios á ser poblados por habitantes del habla de
las numerosas naciones que los rodean, es decir, del habla es-
pañola, que es la que predomina en toda la América del Sur
y Central.
EL PORVENIR DE LA LENGUA ESPAÑOLA.
127
Snperíicie y población de las naciones del habla española
7 portuguesa.
Argentina
Boliyia.
Brásü
Ohüe
Colombia
Costa Rica ."
Dominicana
Ecuador
Guatemala
Honduras
México ,
Nicaragua
Paraguay
Perú
Salvador
Uruguay
Venezuela
Total en América
España
— posesiones
Total general
Portugal '.
— posesiones
Total español y portiigttés .
Español solamente
Portugués solamente
Kil6metro8
cuadrados.
2.894.267
1.139.260
8.887.218
758.216
1.327.860
50.760
45.200
660.988
121.140
120.480
1.946.292
183.800
258.100
1.187.000
18.720
186.920
1.639.898
20.666.639
604.561
1.129.370
22.289.460
92.076
1.825.220
24.206.766
18.962.242
10.264.618
Habitantes.
4.000.000
2.825.000
14.002.886
2.666.485
8.408.582
218.785
604.000
1.004.661
1.427.116
831.917
11.487.210
262.872
826.688
2.621.924
664.618
614.257
2.198.320
48.056.155
17.660.246
8.100.800
73.607.201
4.708.1.78
4.987.900
88.808.279
69.606.866
23.697.418
128 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Está demostrado que en la lucha por la existencia, tanto ea
las razas como en los individuos, las superiores matan ó ab«
sorben á las inferiores, y las fuertes prevalecen allí donde las
débiles sucumben.
Aplicando, como creemos se puede lógicamente hacer, la
misma teoría á los idiomas, en cuanto racionalmente es de
preverse, se demuestra que la marcha general de la civiliza*
ción tiende á la unificación de los grandes idiomas, destru-
yendo esos dialectos de provincia, que durante siglos, cuando
el mundo no tenía los medios de comunicación que hoy aban*
dan^ apartaban unos de otros, á pueblos del mismo origen
étnico.
Es así como el bearnés, el provenzal, y tantos otros patuás
franceses, desaparecen cada día, así como el geno vés, napoli-^
taño, piamontés y demás dialectos de la Italia, se van borrando
poco á poco, ante la generalización de la enseñanza del idioma
oficial de la nación.
El idioma vascuence, liltimo resto de una antigua civiliza-
ción, está condenado á desaparecer en corto tiempo, á causa
de la poca utilidad que presta una lengua solo hablada en un
pequeño rincón del mundo, y el catalán ha dejado ya de ser el
lenguaje oficial de un pueblo, que no puede comunicarse con
él más que unas cuantas leguas á la redonda de su capital.
Aunque no en tan alto grado, el portugués se encuentra en
condiciones semejantes respecto al castellano.
En Europa, confinado en un rincón de España, rodeado de
los habitantes del habla española, debe cada día sufrir ia in*
fluencia preponderante de este idioma, así como en el espacio
las grandes masas siderales obran sobre las más pequeñas en
razón de la célebre ley de Newton, tan aplicable á la materia
como á las influencias étnicas.
En América, el grandioso imperio Brasileño cayó, derrum-
bado por la influencia preponderante de la República, que lo
rodeaba por todas sus fronteras; del mismo modo, como de las
fronteras republicanas ha partido hacia el centro la influencia
política, partirá, en lo futuro, la influencia étnica, y las ocho>
naciones del habla española que lo rodean irán, con el tiempo»
EL PORVENIR DE LA LENGUA ESPAÑOLA.
129
mandándole lentamente la inñuencia de su población y de su
idioma.
En el futuro será, pues, el español la lengua general de
una América y de toda la Península española.
Pero, aun prescindiendo por completo de esta influencia;
aun suponiendo, en absoluto, que ella no se ejercite, y que
Portugal y el Brasil continúen indefinidamente conservando
su idioma y sin mezcla, y aumentando el número de sus habi-
tantes en razón de la inmensa superficie de territorio en que
flamean sus banderas, no por eso podemos dejar de considerar
la propagación de ese idioma como si fuese el español mismo,
más ó menos degenerado, puesto que es tal la similitud entre
ellos, que los habitantes de esas naciones pueden entenderse
perfectamente con todos los del habla española, sin necesidad
de estudios previos que no sean muy fáciles y superficiales.
Para el desarrollo de nuestra tesis, consideramos, pues, los
dos idiomas como formando un solo conjunto lingüístico, des-
tinado en lo futuro á formar un todo único, en el que prepon-*
dorará, seguramente, aquel de los dos que tiene mayores ele-
mentos de vida propia, es decir, el español.
Hecha la comparación entre los principales idiomas del
mundo civilizado contemporáneo, resulla, pues, que tienen,
para desarrollarse, la extensión superficial que revela el cua-
dro siguiente, en el que se comprenden también las cifras de
los habitantes que los hablan.
i3dio:m:-a.s.
Inglés
Español (y portugués). . .
Ruso (en Europa)
Rusia (total del imperio)
Alemán
Español (solamente). . . .
Francés
Portugués (solamente). .
Kilómetros.
Habitantes.
29.838.665
110.736.483
24.206.765
83.303.279
5.389.626
87.407.721
21.891.401
103.824.451
861.000
71.000.000
13.952.242
69.605.866
3.201.276
53.582.026
10.254.613
23.697.413
9
lao BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Tenemos, pues, en la actualidad, como el idioma más ha-
blado en el mundo (prescindiendo de los del Asia), al inglés,
que sirve á 110 millones de seres humanos; lo sigue el ruso
(87 millones), que ocupa el segundo puesto, el tercero corres-
ponde al alemán, el cuarto al español y el quinto al francés.
Pero si consideramos al portugués como formando un solo
idioma con el español, este resulta el tercero, inmediatamente
después del ruso.
En cuanto á superficie territorial en que esos idiomas se
desarrollan, el inglés es siempre el primero; el español (con el
portugués), el segundo; el ruso, el tercero; el francés, el cuarto,
y el alemán, el quinto.
Pero no basta conocer esas superficies, sino que es necesa-
rio poderlas apreciar desde el punto de vista de su capacidad
productiva, en futuro, para mantener el aumento de población
de que es susceptible.
De los 29 millones de kilómetros cuadrados en que actual-
mente prepondera el idioma inglés, más de nueve millones es-
tán formados por el dominio del Canadá, Terranova, y el La-
brador, es decir, que se encuentran en climas fríos; casi todo
el Canadá, por ejemplo, está entre las líneas isotermas anua-
les de cinco grados, ó menos, y una buena parte tiene una
temperatura media inferior á cero, siendo esos territorios por
consecuencia, muy poco aptos para contener una población
densa.
De esa enorme extensión en que el idioma inglés se desarro-
lla, hay, pues una parte importante, casi un tercio, cuya po-
blación será siempre muy poco densa.
Rusia se encuentra en condiciones mucho peores todavía:
las dos terceras partes do su territorio están formados por la
Siberia, la Finlandia y el Asia central, cuya temperatura me-
dia anual es inferior á cero grados, es decir, que jamás tendrá
una población densa, estando esos ferritorios destinados á ser,
en lo futuro, poco más ó menos lo que son hoy — desiertos
helados.
Alemania, Francia, y con mayor razón las demás naciones
europeas tienen territorios tan pequeños, en comparación con
EL PORVENIR DE LA LENGUA ESPAÑOLA. Í3I
las agrupaciones étnicas que venimos estudiando, que ni me-
recen tenerse en cuenta.
Quedan, últimamente, los inmensos territorios en que se
desarrolla el habla española y portuguesa.
Los 24 millones de kilómetros cuadrados que le pertenecen
«stán todos situados dentro de las zonas templada y tórrida,
y sus territorios casi completamente vírgenes encierran tan
grandiosas riquezas naturales, inexplotadas, que no tienen
igual en la superficie de la tierra.
Cualesquiera que sean en lo futuro las leyes que presidan
al desenvolvimiento de la población del mundo, ya continúe
«esta con el rápido aumento que se observa en la actualidad,
ya crezca todavía, ó ya por el contrario disminuya, puede
asegurarse que las regiones en que predomina actualmente el
idioma español, llegarán siempre á una máxima de densidad
mucho mayor que la de los territorios del habla inglesa.
Las leyes naturales demuestran que los climas suaves y
templados son más propios para el desarrollo de la especie hu-
mana que los menos templados ó mas fríos; en cuanto á los
climas calientes, y aún tórridos, como los de la mayor parte
del Brasil, tendrán siempre una población mucho más densa
que los fríos y glaciales, como el norte de los Estados-Unidos,
casi todo el Canadá y la totalidad de la Siberia.
La lengua inglesa se continuará desarrollando anchamente
en toda la Australia, en la Oceanía y en el Cabo, cuyo clima
y riquezas naturales son altamente favorables para la propa-
gación de la especie humana; crecerá también en los Estados-
Unidos, pero con menos rapidez, porque estas regiones han
alcanzado ya una densidad de población que es relativamente
importante, y aumentará, por último, pero ya muy débilmen-
te, en todo el dominio del Canadá y tierras boreales circumpo-
lares, cuyo clima no se presta para dar abrigo á una población
muy densa.
Si, empleando el tiempo que necesario fuere, suponemos
una época en que los territorioB del habla inglesa, rusa, é
hispano-porluguesa hayan alcanzado su máximo de población,
encontraríamos que ese máximo sería, por ejemplo:
182 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Para el ruso, que se extiende en territorios helados y pobres,
un promedio de 10 habitantes por kilómetro cuadrado.
Para el inglés, que dispone de territorios excelentes, como
Norte-América y Australia, pero que tiene también 9 mi-
llones de kilómetros (el Canadá etc.) de clima frío ó glacial,
el máximo sería, probablemente, triple que el do Rusia, ó sea
30 habitantes por kilómetro cuadrado, es decir, casi la densi-
dad media actual de la Europa.
Para el hispano-portugués, cuyo total territorio se encuen-
tra dentro de las dos zonas templadas, el máximum sería algo
mayor, por ejemplo, 40 habiíanles.
Partiendo de estas bases, puede racionalmente preverse que
llegará para el mundo una época en que el número de seres
humanos que hablen los tres idiomas que actualmente predo-
minan en Europa, estarán representados por guarismos cuya
relación sería entre sí, como las cantidades siguientes:
Ruso 22.000.000 de km. á 10 habitantes : 220.000.000
Inglés 29 000.000 — 80 — 870.000.000
Español 24.000.000 ^ 40 — 960.000.000
Si esos máximos parecen muy remotos; si se cree que las
actuales leyes decrecimiento de la población no se mantendrán
el tiempo bastante para que la densidad crezca hasta ese punto,
supóngase solamente la mitad do esa densidad, y entonces
tendríamos:
Ruso á 10 110.000.000
Inglés á 16 435.000.000
Espafíol á 20 480.000.000
Siempre resultará que, partiendo de la actual base de terri-
torios de que lógicamente disponen los diversos idiomas ana-
lizados, llegará un día en que predominará el hispano-lusi-
tmo.
Los demás idiomas europeos habrán quedado rezagados.
El alemán, por ejemplo, confinado en el centro de la Europa,
habiendo alcanzado ya una fuerte densidad de población que
EL PORVENIR DE LA. LENGUA ESPAÑOLA. 133
no es lógico se aumente mucho, puede considerarse como cer-
cano á su máximo de desarrollo.
El francés, seguramente con más porvenir, como que cuenta
una superficie en que extenderse cuatro veces mayor^ crecerá,
aumentará en importancia absoluta, pero n.o en la relativa;
superará al alemán pero allí quedará; no será, probablemente,
uno de los idiomas que se disputen la supremacía del mundo,
que pertenece, desde luego, al inglés y en lo futuro, segura-
mente al español.
II.
FACILIDADES DEL APRENDIZAJE.
En el artículo anterior, hemos tenido en cuenta, para cal-
cular la importancia futura de los diversos idiomas, únicamen-
te la extensión territorial en que actualmente predominan, y
la población que tienen ó puedea lógicamente contener.
Ese es, en efecto, el más importante factor.
Pero, queda otro, cual es la facilidad que cada idioma pre-
senta para su aprendizaje, ya sea simplemente para hablarlo,
<5 también para escribirlo.
A este respecto, la cuestión está fallada con soló proponerla.
El inglés y el alemán, idiomas fuertes, ricos en consonan-
tes, de pronunciación difícil para el extranjero, con inflexiones
nasales y guturales que hacen la desesperación del estudiante,
necesitan , para su conocimiento , una suma de labor y de
estudio mucho más fuerte que el italiano ó el español.
El inglés, es verdad, tiene la inmensa ventaja de su estruc-
tura lógica y de su género neutro, que evita la necesidad de
«se prolijo estudio para conocer que silla y escalera^ son eu
castellano hembras mientras que sillón y escalón^ son machos^
pero esta ventaja, está más que compensada en el español, por
la facilidad de su pronunciación. (Hablamos siempre desde
el punto de vista de un extranjero cualquiera que trata de
aprender uno de esos dos idiomas.)
Pero, si del lenguaje hablado pasamos al escrito, las venta-
m BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
jas del español resultan fuertemente sobre todos los demás
idiomas europeos, compartiéndolas únicamente con el italiano^
En efecto: el español se habla como se escribe y se escribe
como se habla, con la sola excepción de una letra muda -^ la
h — cuya supresión será obra del tiempo.
El inglés y el francés, por el contrario, son diñcilísimos;
numerosas letras se escriben para no leerse^ y, por el contra-
rio, muchas se leen sin que se escriban.
El aprendizaje de la ortografía y de la proiiunciación de lo
escrito en esos idiomas, es, por sí solo, una tarea más difícil
que aprender á hablar y escribir el español.
El extranjero que con una gramática y un diccionario
aprende, solo y en pocos meses, á hablar y escribir pasable-
mente el español, escolla en el inglés ó francés, y acaba por
no aprenderlo.
La propagación de esos idiomas que está en razón directa
de su facilidad para aprenderlos, asegura, pues, al español una
preponderancia que no pueden tener aquellos otros dos, mien-
tras no reformen por completo su ortografía, asunto que es
quizá cuestión de siglos.
El español es, pues, verdaderamente un idioma fonético^
mientras que el inglés y el francés están muy lejos de serlo.
Hé aquí cómo se expresa áeste respecto el contra-almirante
francés Reveillére, cuyo testimonio no puede ser sospechoso:
«En cinco minutos un francés puede aprender las reglas de
la ortografía española.»
«Basta solo aprender el valor de algunas letras especiales:
se escribe como se pronuncia, y ahí está todo.»
cLa lengua francesa, desgraciadamente , no se presta á una
reforma tan radical. Para conseguirla, se necesitará una trans-
formación completa del idioma.»
«Esta transformación, dentro do más ó menos siglos, se ope-
raráy porque se hará necesaria: no hay otra alternativa para
las cosas de la tierra: transformarse ó perecer.»
Lo que, según Reveillére, será obra de muchos siglos para
el francés, existe ya, respecto al español ; este idioma le lleva,
pues, una delantera de siglos, durante la cual, aun sin contar
EL PORVENIR DE LX LENGUA ESPAÑOLA. 135
las demás circunstancias favorables, prosperará sin que el
francés pueda propagarse con igual facilidad.
Iguales consideraciones pueden hacerse respecto del inglés.
El español, pues, por la facilidad de su pronunciación y
por su escritura fonética, lleva una inmensa ventaja para pro-
pagarse sobre el inglés y el francés.
III.
IMPORTANCIA FINANCIERA, COMERCIAL É INTELECTUAL.
Queda por analizar la última de las tres grandes causas á
que hemos dicho está ligado el desarrollo de los idiomas en la
tierra.
Ella es la riqueza intelectual de la raza ó de las razas que lo
hablan, la importancia de su comercio, de su industria, de su
literatura, de los pensamientos, en fin, que se suscitan en sus
sabigs y escritores, que hagan popular y necesario en el mun-
do su manera de expresarse.
Una ligera investigación estadística nos demuestra cuál es
la importancia del comercio de las naciones que hablan los
principales idiomas.
Tomando, en números redondos, las cifras del comercio de
importación y exportación que da el almanaque de Gothá de .
1890, resulta que ese comercio, en los últimos años, ha sido
en millones de pesos fuertes (un peso equivale á 5 francos):
Importación. Exportación.
Naciones hispano-americanas y Brasil
España y posesiones
Total del habla hispano-lusifana. . .
Estados-Unidos
Gran Bretaña, Australia, Canadá y posesio-
nes (sin la India)
Total del habla inglesa
Francia y posesiones 1.084 926
Bélgica 286 248
Alemania y Austria-Hungría 1.143 1.174
436
162
503
144
598
647
723
2.660
683
1.980
3.283
2.663
136 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD OEOORÍFICA.
Lo que da las siguientes sumas como importe del comercio
total actual de importación y exportación en los países de los
idiomas indicados:
Inglés 5.946 millones.
Francés 2.644 >
Alemán (húngaro) 2.817 >
Español y portugués 1.245 >
En la actualidad, el comercio de las naciones del habla
inglesa, es cinco veces más grande que el de los españoles, y
casi tres veces mayor que el francés.
Las relaciones universales que se desprenden de ese inmenso
movimiento, demuestran claramente la importancia de un
idioma que sirve á las transacciones de un comercio doble que
el de todas las ilaciones del habla francesa y española juntas.
La supremacía del inglés, establecida actualmente, está por
consecuencia asegurada para un largo período histórico.
El comercio francés se desarrollará mucho en lo futuro;
pero, por falta de territorios suficientemente vastos en que
propagarse, no podrá aspirar nunca á rivalizar con el inglés.
No es, pues, en el comercio donde el idioma francés tiene
su importancia: ella le está asegurada por el genio de sus lite-
ratos, de sus sabios, de sus hombres de estado, de sus grandes
popularizadores científicos, que han avasallado el mundo lite-
rario, que traduce sus obras , cuando no las lee originales, y
que rinde pleito homenaje á su ciencia y á su política.
La Grecia nunca fué más que un girón geográfico perdido
«n la grandeza de la Europa; pero el genio de sus poetas, de
sus artistas y de sus sabios, la elevó sobre todas entre las
naciones de la tierra, y aun hoy, á través de los siglos, ha
perpetuado su idioma, su literatura y su genio.
En cuanto al comercio alemán y austro-húngaro, algo ma-
yor, aparentemente, que el francés, porque no hemos podido
obtener los datos relativos solamente á la población que habla
alemán, en el imperio austríaco es realmente inferior, si se
considera que una buena parto de ese total corresponde á po-
blaciones que no son alemanas.
EL PORVENIR DE LA. LENGUA ESPAÑOLA. 137
El comercio de esta nación, como su idioma, están circuns-
criptos á un límite bastante estrecho, que no podrán pasar
una vez que llegue al máximo que racionalmente se le puede
suponer.
Pero ¿qué rango corresponde á los pueblos de la lengua es-
pañola en esta revista universal?
¿Cuál será la importancia que lógicamente se le pueda atri-
buir en lo futuro?
Un ligero examen de la intensidad comercial de las nacio-
nes que analizamos, nos demostrará cuál es, evaluado en pe-
sos, la potencia de cada una de ellas; tenemos dos bases: la ex-
tensión territorial y la población.
Dividiendo la suma que representa el comercio de importa-
ción y exportación reunidos de cada uno de los países del
habla que estudiamos, por el numero de habitantes ó por el do
kilómetros cuadrados en que están repartidas, tendremos una
cifra que representa la intensidad comercial actual de cada
uno de ellos.
Hecho el cálculo, resultan las cantidades siguientes en nú-
meros redondos:
Comercio
por
habitante.
Lengua inglesa 64 pesos.
> francesa 4S >
> alemana 82 >
» española 16 >
f
Comercio
por km.s
Lengua alemana 2.691 pesos.
> francesa 796 »
> inglesa 208 »
> española 61 >
Importantísimas consecuencias, para el presente y el futuro,
se desprenden del estudio y meditación de esas cifras.
138 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Vemos que el máximo de la intensidad comercial por habi-
tante pertenece á las poblaciones del habla inglesa, la Gran
Bretaña y los Estados-Unidos, pueblos vigorosos, industriales,
trabajadores; están á^ la cabeza del mundo comercial por su
producción y consumo.
Sigue la Francia ocupando el segundo puesto, á corta dis-
tancia; las poblaciones de habla alemana continúan, aunque
bastante lejos; y las de habla española son todavía las últi-
mas, con una intensidad que no alcanza á la mitad de la fran-
cesa, y es solamente la tercera parte de la inglesa.
Las poblaciones del habla española son, pues, todavía poco
industriosas; consumen y producen en corta cantidad relativa,
como pueblos nacientes que toman reciente puesto en el con-
cierto universal.
Pero, justamente esa corta intensidad actual, es la mejor
revelación de sus progresos en el porvenir: esos pueblos pro-
ducen y consumen poco, porque nacen recientemente, pero á
medida de que so robustezcan por la acción del tiempo que
entraña el progreso, ellas se levantarán y entrarán á compe-
tir con las que hoy les llevan, desde tan lejos, la delantera.
Lleguemos ahora á la segunda importantísima cifra; anali-
cemos la intensidad kilométrica del comercio de las cuatro
grandes razas que estudiamos.
Resalta el comercio de los hombres que hablan alemán, con
la enorme cifra de 2.691 pesos, tres veces mayor que el de los
del habla francesa.
Esto era de prever, puesto que todo el comercio de Alema-
nia y Austria, se desarrolla en el territorio, relativamente pe-
queño, de esas naciones: su comercio, que ha adquirido una
notable intensidad, ha llegado, pues, á una altura que no so-
brepujará mucho en lo futuro. Se encuentra, por decirlo así,
en el período de madurez en que está el ser humano, cuando
habiendo adquirido ya casi todo su desarrollo, se puede pre-
ver que no continuará creciendo con mucha rapidez.
El comercio de los hombres del habla francesa, con cerca de
800 pesos por cada uno de sus 3.200.000 km.^, puede aun ade-
lantar bastante, no en Francia precisamente, cuya intensidad
EL PORVENIR DE LA LENGUA ESPAÑOLA. 1»
comercial es ya muy grande para que pueda crecer mucho to-
davía, sino en Argelia y en sus demás posesiones, que son
la gran reserva que tiene para el porvenir.
Los hombres del habla inglesa, con un comercio de 200 pe-
sos por kilómetro cuadrado, pueden fácilmente multiplicarla
cuatro veces antes de alcanzar la intensidad actual de la Fran-
cia: queda el mundo* entero de la Australasia y toda la Amé-
rica del Norte, hoy todavía relativamente despobladas, que da-
rán lugar en lo futuro á un asombroso desarrollo comercial.
Pero donde está el porvenir del mundo comercial es en la»
naciones del habla española.
Un comercio intensivo, cuatro veces inferior al inglés, que
tiene un mundo por poblar; diez y seis veces menor que el
francés y más de cincuenta veces inferior al alemán, está
demostrando que es en esa América , hoy desierta é inexplo-
tada, donde acudirá el mundo del futuro á arrebatar á las
montañas sus preciosos metales, á los bosques sus maderas y
sus tintes, á su reino animal y vegetal el alimento, y á su
industria, que nacerá poderosa, todo cuanto puede ofrecer un
mundo virgen á una humanidad hambrienta.
El porvenir comercial del mundo está, pues, en esa América
española, hoy pobre y desierta, pero que es el gran emporio
que la naturaleza reserva al hombre del futuro, durante mu-
chos siglos, hasta que toque su vez al África, de ser el nuevo
centro de la humanidad.
Ese comercio, que se desarrollará poderosamente en la Amé-
rica española, á medida que aumente su población, dará cada
día mayor importancia á su idioma, que se está convirtiendo
en el de un mundo comercial y rico, extendiendo su influencia
por toda la tierra, acercándose al principio al inglés, por el
número de habitantes que lo hablan, para llegar muy proba-
blemente en el porvenir á constituirse el más popular sobre la
tierra.
En cuanto á la riqueza intelectual de las razas actuales, es
indudable que la inglesa, la alemana, y especialmente la fraa-
cesa, producen más para el mundo que la española.
Los alemanes, con sus filósofos y mateniá ticos; los ingleses^
140 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
<;on sus químicos, sus físicos y rus grandes mecánicos ó
industriales, y los franceses, con sus brillantes literatos y sus
grandes hombres de ciencia, llevan actualmente la iniciativa
•en el mundo intelectual, que los hombres del habla española
siguen á una distancia, inmensa todavía.
Pero esto claramente se explica por las circunstancias del
desarrollo actual de la civilización en el mundo.
¿Cuáles son los grandes sabios y literatos de reconocida
fama universal que han producido las razas del habla holan-
desa, sueca, dinamarquesa?
Tan pocos, que comparándolos numéricamente á los de las
antes citadas, pueden considerarse como casi nulos, y esto es
lógico.
Los sabios de esas naciones no disponen de un instrumento
poderoso para popularizar sus ideas, si es que han de valerse
üiiicamente de su idioma patrio, solo hablado por unos cuantos
millones de hombres sobre la estrecha superficie de sus terri-
torios; si se valen de otro idioma cesan de pertenecer á su
patria, considerados desde el punto de vista de la lingüística,
para hacerse tributarios de aquella nación ó raza cuyo idioma
adopten.
A más, como el desarrollo y aplicación de la inteligencia
«stán sometidos, como todas las cosas, á las múltiples influen-
cias del medio ambiente, resultará, como ha resultado, que
los pensamientos de los hombres confinados en territorios
•estrechos y remotos, no pueden ser, generalmente, de univer-
sal interés y aplicación para la gran masa de la humanidad.
Por esta razón las literaturas y las ciencias de esas razas,
oprimidas en un estrecho campo, sin horizontes, nacen y mue-
ren casi siempre sin traspasar sus límites geográficos, y sin
«que el nombre de sus literatos y sus sabios alcancen la popu-
laridad y la influencia que tienen en el mundo los de naciones
del habla alemana, inglesa y francesa, que pueden comuni-
•carse con una gran parte de la humanidad, sin necesitar
intérpretes intermediarios.
Un libro inglés ó francés puede tener cien millones de seres
humanos distribuidos en todo el globo, que lo lean ó puedan
EL PORVENIR DE LA LENGUA ESPAÑOLA. 141
entender su lectura; si por su importancia científica ó literaria
ese libro es digno de la consideración del mundo, la tendrá
desde el día siguiente de su publicación, hará de su autor una
gloria nacional y llevará las ideas de un hombre y una raza,
á pesar directamente en el desarrollo intelectual del mundo.
En iguales condiciones, un libro escrito en sueco li holan-
dés, pasaría inadvertido si no buscara el padrinazgo de un
idioma extranjero, en el cual popularizarse, con todas las des-
ventajas de esa careta que se llama traducción.
Algo análogo, aunque por otras razones, acontece actual-
mente respecto á la lengua española.
En Europa, solo en España, y entre diez y siete millones de
habitantes, puede popularizarse el conocimiento de un libro
escrito en ese idioma.
Verdad es que la América del Sur y Central ofrecen un
vasto territorio para su popularización, pero es cierto también
que, la distancia, el desierto, la falta de comunicaciones regu-
lares y fáciles, dificultan de tal manera el comercio intelectual,
que las producciones del habla española permanecen mutua-
mente desconocidas.
Otra razón, muy poderosa, ha impedido hasta ahora que
estos países tengan una literatura propia bastante rica para
interesar á la humanidad, como acontece con la francesa, in-
glesa y alemana.
La América es todavía un mundo en formación. No tiene
tres habitantes por kilómetro cuadrado; inmensos bosques,
territorios desiertos, separan unas de otras sus principales
naciones; la civilización está comenzando á penetrar en sus
soledades, y todavía, y aun durante mucho tiempo, no podrán
sus habitantes ocuparse de otra cosa que de la satisfacción de
las necesidades inmediatas de la existencia.
Italia tiene pintores y escultores, porque desde que nacen
sus habitantes están en continuo contacto con las obras maes-
tras que se acumulan en templos, museos y palacios; la Fran-
cia tiene literatos y artistas, porque se educa el gusto de sus
generaciones en el conocimiento de sus clásicos y de sus sa-
bios; el cochero parisiense, desde el pescante de su carruaje,
112 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
pasa revista al mundo literario leyendo el artículo del día ó la
novela de moda; Inglaterra y Estados-Unidos, tienen nave-
gantes y mecánicos, porque está formada la tradición de sus
grandes marinas y porque se ve á cada instante el funciona-
miento de los más admirables monumentos de la mecánica
moderna, en fábricas y ferrocarriles, que existen en su suelo
y en buques que navegan sus costas.
Nada de eslo existe todavía en América del Sur, sino eu
estado embrionario y naciente; no pueden, pues, los hombres
americanos del habla española, producir libros y trabajos in-
telectuales y mecánicos que interesen al mundo en un grado
semejante á las producciones de los del habla francesa, inglesa
ó alemana.
Pero aquí también, es á los hombres de raza española á
quienes está reservado el más grandioso porvenir.
Esa América desierta se poblará; las riquezas que abrigan
sus entrañas brillarán á la luz del sol; las inteligencias que
duermen despertarán al choque de las impresiones que reserva
el porvenir á los hombres del futuro; la ilustración reempln-
zará á la actual ignorancia; las cabanas salvajes serán susti-
tuidas por los palacios de las ciudades del futuro, y los libros
y las ideas de los hombres del habla española, que hoy per-
manecen desconocidas porque solo interesan á una pequeña
y pobre fracción de la humanidad, irradiarán por el mundo,
porque serán las que predominen en una de las más fuertes
colectividades de los siglos que vendrán.
La raza del habla española ha demostrado ya, con su his-
toriadel pasado, que es convenientemente apta para el des-
arrollo de la civilización y para todas las manifestaciones de
la inteligencia y de la fuerza. En los siglos xv y xvi descubrió
y conquistó un mundo, fundando una nueva humanidad.
Hacia la misma época dominó en la Europa, por las armas
y por las letras, teniendo idioma y literatura formadas y ricas,
cuando no habían nacido todavía la francesa é inglesa, y, si
en los siglos posteriores perdió su predominio á consecuencia
del fanatisnio religioso y político, esa raza, regenerada en
América por la libertad republicana, y refrescada por la com-
EL PORVENIR DE LA LENGUA ESPAÑOLA. 143
bi nación intima de la sangre de todos los europeos que se
trasladan al Nuevo Mundo, y que le dejan el fecundo limo de
su simiente, será de nuevo en lo futuro, la que predomine en
la humanidad, compartiendo, antes de eso, con lavaza inglesa,
el predominio comercial é intelectual del globo, y dejando
muy atrás de sí á las razas que no tienen suficiente territorio
para su expansión.
La raza del habla española, mejorada por su contacto con
todas las otras, tiene pues, todas las condiciones necesarias
para propagar su idioma en el mundo futuro, empezando,
desde luego, el aumento de su importancia sobre los demás
idiomas, hasta que lleguen á igualar al más extendido, y ter-
mine por dominarlo.
IV.
¿CUÁNDO SERÁ. EL ESPAÍ^ÍOL TAN HABLADO GOMO EL INGLÉS?
Esta pregunta no es de tan imposible contestación como á
primera vista pudiera suponerse.
Si fuera posible averiguar la ley de crecimiento de la po-
blación del habla inglesa comparada con la española, teniendo,
como ya tenemos, el número aproximativo de los seres huma-
nos de cada una de ellas, un sencillo cálculo nos daría la re-
solución del problema.
Pero este no es tan simple; múltiples causas lo hacen uno
de los más complejos que pueden caer bajo el dominio del cál-
culo, cuando se trata de las leyes del aumento de la población.
Tenemos así, como principales factores, lo que se sabe sobro
el crecimiento de ambas poblaciones, la riqueza y extensión
de los territorios en que se desarrollan, y la tendencia actual
de propagación de la especie en ambas razas, no solamente
por el crecimiento natural, sino por la inmigración universal
á los países en que se hablan esas dos lenguas, con las cuales
acaban por asimilarse los inmigrantes, cualesquiera que sea
su idioma de origen.
144 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
En Europa podemos dar por relativameute terminado el
desarrollo de esos dos idiomas; el aumento de la población en
las islas británicas y en la península española es muy lento,
y tratándose de grandes cifras y de millones de kilómetros
cuadrados, el crecimiento de la población de ambos en los
territorios europeos, puede considerarse como ejerciendo uua
influencia casi nula en el resultado final.
Pero el problema cambia completamente de aspecto cuando
se traslada el teatro de la lucha por el predominio entre esos
idiomas.
La América del Norte, entera, reservada al idioma inglés,
poblada ya por más de 60 millones de habitantes que lo ha-
blan, ha crecido enormemente en el último siglo, en que la
población, de 3 millones, ha llegado á la actual.
Aquellos inmensos territorios continuarán creciendo en po-
blación, pero hay que tener muy presente la ley de ese creci-
miento: irá disminuyendo rápidamente á medida de que se
llene el vacío de sus desiertos, y de que aumente la densidad
de la población que esos territorios deban alimentar.
En el último siglo, la población se ha multiplicado ¡veinte
veces!, pasando de 3 á 60 millones; pero es bien seguro que,
en un siglo más, no se multiplicará otras sesenta veces, por-
que llegaríamos á amontonar ¡1.200 millones de seres huma-
nos en los Estados-Unidos, cuya densidad sería de 150 por km.,
es decir, ¡cinco veces mayor que la de la Europa actual!
Los Estados-Unidos, que durante un siglo han sido un cen-
tro de inmigración, empiezan á llenarse, y solo crecerán, en
adelante, con una rapidez mucho menor que hasta ahora.
La población del Canadá crecerá más rápidamente todavía
durante cierto tiempo, pero su clima frío no ofrecerá nunca
una densidad de población notable.
Queda para el inglés el Cabo, la Australia y las posesiones
del Grande Océano.
Todos esos territorios, situados en la zona templada, dota-
dos de un clima apto para la raza europea y do todas las ri-
quezas naturales, se encuentran aún vacíos, y son los desti-
nados al más rápido crecimiento.
EL PORVENIR DE LA LENGUA ESPAÑOLA. 145
Veamos ahora los territorios del habla española-portuguesa.
Todos aquellos están situados dentro délas zonas templadas
ó en la tórrida, que ofrece mayores ventajas para la población
que las frías ó glaciales.
Todos ellos se encuentran, pues, casi despoblados, puesto
que en 20 millones de kilómetros cuadrados de la América,
apenas hay 2X habitantes por kilómetro.
Es conocido el vertiginoso movimiento de inmigración que
actualmente se opera de Europa hacia toda América, que re-
cibe X millón de hombres por año, que dentro de poco reci-
birá 1 millón, y que más adelante llegará á sumas que no po-
demos racionalmente prever.
Es fuera de toda duda que la ley de crecimiento actual de
las poblaciones del habla española es más fuerte que la de los
pueblos ingleses.
Calculando, empíricamente, que la población del habla in-
glesa continúe durante algunos períodos, duplicándose en cua-
renta, cincuenta y sesenta años, y que la española se duplique
en treinta, cuarenta, y cincuenta años, y partiendo de las ci-
fras de población actual, tendríamos para el futuro las siguien-
tes poblaciones:
Inglesa.
Espafiola..
Año.
Millones
de habitantes.
1800
110
1980
220
1980
440
1890
88
1920
166
1960
882
1986
498
Es decir, que dentro de un siglo, aproximadamente, supo-
niendo un desarrollo cercano al calculado, los dos idiomas,
inglés y español, se habrían igualado, teniendo cada uno cerca
de 500 millones de individuos que los hablaran.
La densidad con que estarían poblados los territorios de
ambas lenguas, serían 18 habitantes por kilómetro cuadrado
10
146. BOLETÍN DE LA SOCIEDAD OEOORÁFIGA.
para la lengua inglesa y 21 para la española, es decir, una ter-
cera parte menor que la densidad actual de la población europea.
Una vez llegado á esa altura, los dos idiomas continuarían
aumentando más lentamente el número de individuos que los
hablarán, y todo hace suponer que, siendo los territorios del
habla española más aptos que los ingleses para contener ma-
yor población, aumentarían más que los otros, llegando defi-
nitivamente á obtener la supremacía.
Pero cualquiera que sea el porvenir reservado á estos dos
idiomas en el más remoto futuro, es lo cierto que, desde
luego, el crecimiento do la población del habla española es un
hecho adquirido, y que esta lengua irá aumentando rápida-
mente en importancia.
Si las ideas emitidas en el curso de este estudio no se pier-
den; si dentro de un siglo se conservan algunas de estas hojas
y caen en manos de los estadígrafos de entonces, ¡sería de ver
los comentarios á que se prestarían estos cálculos, ya por su
confirmación por los hechos, ó ya, lo que es más probable, por
la enorme diferencia entre el cálculo y la realidad!
Pero, de todas maneras, hemos querido demostrar en este
trabajo que nuestra rica, sonora y fácil lengua española es
mucho más digna de estudio de lo que se la considera en la
envejecida Europa, que, porque no la comprende, ni sabe leer
en el porvenir de la civilización liispano-americana, cree que
el español es un idioma que no merece la pena de estudiarse.
Felices nosotros si con estas líneas hemos conseguido lla-
mar la atención de los hombres de estudio sobre el porvenir
de nuestro idioma, haciendo que por él se tenga el respeto que
en las viejas monarquías se tenía al príncipe, destinado un
día á ser el jefe del Estado.
Reformemos nuestro idioma, quitémosle las dificultades or-
tográficas que hacen que no sea todavía fonético en absoluto,
y habremos contribuido á asegurar más rápidamente el resul-
tado que en este estudio se prevé.
Gabriel Carrasco.
Rostrio de Santa Fe, en la República Argentina.— Mario de 1890.
EL CATASTRO EN ESPAÑA.
^^^h^^N^^%^^«^^^M^^^^#«^
CONFERENCIA
pronunciada^ en la Sociedad Geográfica de Madrid en la sesión
pública del 25 de Febrero de 1890
POR
D. JUAN SÁNCHEZ Y MASSIÁ.
ExcMO. Sr., SbFíores:
La Sociedad Geográfica, atenta á los pro^fresos de la Geo-
grafía y sus ciencias auxiliares, ha venido fijando la opinión
del país sobre todos a(|uellos acontecimientos que tienen rela-
ción con el estudio del territorio.
Al terminar el curso de 1888-89, tuve la honra de llamar la
atención de la Junta Directiva, acerca dol proyecto de ley de
medición del territorio por términos municipales que presentó
el Sr. Ministro de Hacienda á las Cortes con el decreto de
25 de Junio. La Junta estimó desde luego que tal proyecto era
deficiente, que no debía llegar á ser ley, y que era conveniente
exponer en público el juicio que dicho proyecto le merecía, é
insistir una vez más en la necesidad de hacer el catastro par-
celario, misión que incumbe á un centro científico é indepen-
diente como el Instituto Geográfico y Estadístico, y de ninguna
suerte á juntas especiales ni á las autoridades municipales
como se intenta por el proyecto referido.
148 BOLETÍN DK LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Esta oportunidad es tanto mayor en los momentos actuales
en que con fecha 20 de Diciembre ultimo se ha creado una
Comisión de personas competentísimas para proponer la re-
organización del Instituto Geográfico.
Ya podéis comprender que no era el que en este momento
molesta vuestra atención el que naturalmente debiera encar-
garse de dar esta conferencia. Personas mucho más aptas hay
en la Sociedad y en la Junta Directiva que hubiesen dado cima
con elocuente voz y conocimiento profundo de la materia á
este problema tan importante. La modestia de los unos, la po-
sición especial de los otros, han sido causa deque todos hayan
ido declinando este honor, y siendo yo el promovedor de la idea,
según el principio del Código militar, que establece que el autor
debe siempre morir, no he tenido más remedio que aceptar
esta carga, demasiado pesada para mis escasas fuerzas, ani-
mándome sólo la benevolencia que un público tan ilustrado
no puede menos de tener con el que comienza confesando su
insuficiencia y que viene á cumplir un deber reglamen-
tario.
Catastro es el conjunto de datos para conocer científica y
prácticamente la riqueza inmueble de un país.
No será, pues, conocido un país mientras no tengamos su
catastro perfectamente hecho.
El presenta grandes ventajas bajo el punto de vista fiscal,
jurídico, económico, político y administrativo.
Bajo el punto de vista fiscal, nos da á conocer la riqueza im-
ponible y las personas que deben satisfacer los tributos. De
manera que un país que tenga su catastro bien hecho, podrá
aumentar sus ingresos, rebajando sin embargo la cuota con-
tributiva, porque entonces conocerá todas las propiedades que
existen en el país, tales y como son, haciendo imposible la
ocultación de ninguna parte de las mismas, viniendo por con-
siguiente á tributar todos en la proporción de su riqueza.
Bajo el punto de vista jurídico, impide los pleitos entre los
dueños de fincas colindantes, fijando de un modo claro , pre-
ciso é invariable la cabida, figura, posición y linderos de todas
y cada una de las heredades, complementando de esta manera
EL CATASTRO EN ESPAÑA. 149
los datos del Registro civil, que unido con el catastro son la
más ñrme garantía de la propiedad individual.
Bajo el punto de vista económico, facilita las transacciones,
da mayor valor é importancia á la propiedad, y en cierto modo
la moviliza. Cada propietario puede llevar unida á su título
una cédula catastral, en donde consta, no sólo la figura y po-
sición de la heredad , sino también la naturaleza del suelo y
del subsuelo y el valor de su finca. De esta manera convierte su
título de propiedad en un título al portador, y es fácil obtener,
sin necesidad de nuevas mediciones, visitas, ni peritaciones el
dinero que necesita, ya en préstamo, ya en concepto de venta,
desterrando en el primer caso los efectos de la usura, porque
tanto más económicamente se presta el dinero , cuantas más
garantías y facilidades ofrece la cosa pignorada.
Estudiando la naturaleza del suelo y del subsuelo propor-
ciona cuantos datos se necesitan para conocer el cultivo apro-
piado de cada terreno, las mejoras ó abonos que necesita y los
puntos en que los encuentra. Tal vez se van á buscar á lejanas
tierras abonos y mejoras que se obtendrán del subsuelo mismo
con sólo hacer más honda la labor del arado. Tal vez se toman
del extranjero, pagándolas á alto precio, sustancias fertilizantes
que se extraen de nuestro país á precios excesivamente bajos.
Por fin, el agricultor que encuentra su propiedad asegurada,
libre y defendida en vez de estar arma al brazo para rechazar
los ataques que se le dirigen, en vez de buscar los medios de
contribuir menos de lo que se debe, ó por lo menos de no pagar
más de lo que corresponde, pensará en mejorar sus posesio-
nes y en aumentar de esta manera su fortuna y su influencia
social.
Bajo el punto de vista político, concluye con el caciquismo,
ó sea la influencia de los grandes propietarios, puestos al ser-
vicio de los partidos que explotan á mansalva al pobre y al
pequeño propietario, procurando que casi todo el peso de la
contribución recaiga sobre él y arruinándole por completo,
pues como no puede satisfacerla, el Estado le confisca sus bie-
nes, que se apresura á comprar á bajo precio acaso el mismo
cacique que motivó su ruina.
150 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOORÁFIGA.
El catastro de esta manera eleva y dignifica al ciudadano
y mata la empleomanía, supuesto que los hombres políticos
no pueden esperar nada de la corrupción administrativa, y
porque mejora la condición de los agricultores; marchan al
paso todas las industrias, y encuentran mejor y más útil apli-
cación las inteligencias dedicadas á la industria, que puestas
al servicio del Estado.
Con un catastro bien hecho son más difíciles las revolucio-
nes, supuesto que es evidente que en las épocas de bienestar
general no hallan eco los .espíritus inquietos y mal avenidos
con el público sosiego.
Bajo el punto de vista administrativo, además de moralizar
por la dificultad que encuentran los funcionarios de poder ha-
cer injnstos favores, facilita las obras públicas, supuesto que
nos da estudiado el territorio, y por consiguiente levantado el
mapa, y también porque se conoce mejor cuáles son los nece-
sarios y se simplifican y facilitan las expropiaciones de los
predios que atraviesan, supuesto que son conocidos los dueños
á que pertenecen y los productos que de los mismos obtienen.
Facilita también la defensa del territorio, marcando los si-
tios donde deben construirse las fortificaciones y enseñando
las condiciones de los parajes donde han de establecerse cam-
pamentos y arsenales.
Disminuye considerablemente el número de funcionarios al
servicio del Estado, que no necesita esa frecuente y numerosa
repetición de unas mismas operaciones, ya cuando hace los
amillaramientos, ya cuando levanta los planos de un territo-
rio con distinto objeto, según la clase de necesidades que trata
de satisfacer.
Con un buen catastro desaparecen los bienes baldíos, su-
puesto que son conocidos todos los propietarios y pueden ven-
derse con sujeción á la ley; de esta manera se contienen las
invasiones, que son tan frecuentes, de los propietarios que
lindan con bienes del Estado, de corporaciones, de meno-
res, etc., en los cuales suelen intrusarse los partidarios de la
teoría que sostiene que el que linda con el común no linda con
ningún.
EL CATASTRO EN ESPAÑA. 151
Claro es que estos detentadores do pagan contribución por
los trozos de terreno de que ilegalmenle se aprovechan.
Por fin, la desamortización civil y eclesiástica viene á que-
dar reducida de este modo á sus justos límites; pues se deter-
mina de una manera clara y evidente cuáles son los bienes del
Estado, de la provincia y del Municipio, y en qué concepto los
poseen.
No es moderno el catastro entre los hombres, pues vemos
que ya Moisés cuéntalos hijos de Israel en las faldas del Sinaí,
formando el primer censo de población, que sirve después de
base al caudillo Josué, para distribuir por tribus y familias
entre los hijos de Israel la tierra prometida; y se establece en
aquel pueblo el año sabático y el año de jubileo, en los cuales
se restablece entre las familias israelitas aquel primer catastro
que Josué formara. David hace uu nuevo censo: y cuando más
tarde vuelven á tomar posesión de su país los judíos que ha-
bían estado cautivos en Babilonia, hace Esdras un nuevo ca-
tastro, excluyendo del reparto de tierras á todos los que no
han sabido conservar los entronques con la agrupación de fa-
milias establecidas en el campamento del Sinaí.
Se sabe que los persas tenían sus catastros tomados á seme-
janza de los egipcios, que acaso se lo comunicaron también á
los judíos, y de quien lo recibieron los griegos y romanos. Los
chinos tienen un catastro tan antiguo como su historia, que,
como sabemos, data de tiempos tan remotos, que se pierde en
los albores de la humanidad.
En Europa, los trabajos catastrales que hoy se conservan,
datan del siglo xviii. Milán hizo un catastro en 1740 á 1760.
Lombardía le comenzó en 1800 y continuó hasta lvS15, en que
fué suspendido durante doce años, hasta que, reanudados
en 1827 los trabajos catastrales, se terminaron en muy pocos
años. Los Estados Pontificios, cuyo Gobierno, á pesar de sus
detractores, no ha ido nunca á la zaga de la civilización, co-
menzaron por ley de 6 de Julio de 1817 y terminaron en 1833,
estableciendo la conservación dos años más tarde. Empezaron
en Toscana en 1810, suspendiéndose á los tres años: se mandó
que continuasen en 17, pero no se publicaron reglamentos
152 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
hasta el 19: se terminaron los planos el año 26 y las valora-
ciones el 32, estableciéndose el 30 la conservación. El Pía-
monte hizo su catastro de 1808 á 14, con arreglo á la ley fran-
cesa, suspendiéndose á la caída del imperio, hasta que el
año 53 se comenzaron de nuevo los trabajos, recibiendo gran
impulso en los años sucesivos.
Francia tenía trabajos desde remotos tiempos. En 28 de
Agosto de 1791 se dio un decreto para descargar y reducir la
contribución territorial, y en 23 de Septiembre del mismo año;
otro que entre sus fines tenía el de reglamentar la ejecución
del catastro. De 1802*á 1808 se hizo por masas de cultivo; pero
como este catastro no satisface las condiciones de un buen tra-
bajo de esta índole, se hicieron hasta el año 14 trabajos parce-
larios. En esta época había 9.000 términos acabados; pero casi
se abandonaron los trabajos. En 1825 se entregaron á los de-
partamentos; diez años más tarde se hizo el primer ensayo de
revisión; en el 46 se presentó un proyecto de ley para conser-
vación y revisión del mismo. Desde 1837 están pidiendo las
Diputaciones provinciales una ley de ejecución del catastro,
que parece se ha de realizar muy en breve.
En Bélgica se hicieron los trabajos de 1802 á 1826. Se orga-
nizó la conservación en 1835. Algunas provincias han publi-
cado en litografía los planos parcelarios, que pueden adqui-
rirse á precios muy baratos.
Se hicieron en Holanda al mismo tiempo que en Bélgica, y
«n 1826 se hizo una renovación, que terminó á los seis años.
En este país va unida la conservación al registro de la pro-
piedad.
Hay algunos cantones de Suiza que tenían establecido el
catastro desde el principo del siglo. Al hacerse el parcelario
hubo algunos pleitos de deslindes, aunque no más que de or-
dinario; pero después no ha habido ninguno. No hay conser-
vación, pero cada año se renuevan ocho municipios, y por
tanto en cincuenta queda renovado el catastro de todo el
país.
En Alemania existía desde muy antiguo en los Estados de
la izquierda del Rhin, el llamado libro de lo8 derechos reales^
EL CATASTRO EN ESPAÑA. 158
que ha facilitado mucho la formación de su catastro; de modo
que casi todos ellos tienen un parcelario muy bien conser-
vado. En Prusia no existe uno bueno, lo cual contribuye á la
mayor pobreza de este territorio. En Baviera se comenzó á
uniformar el año 32 y terminó el 55, estableciéndose los revi-
sores técnicos.
En Austria comenzaron los trabajos el año 22, y después de
terminados por funcionarios civiles, se estableció la conser-
vación.
En Hungría se va haciendo y conservando al mismo tiempo.
Comenzaron en Rusia los trabajos el año 37 por las tierras
de dominio imperial, descubriendo notables ocultaciones. En
los territorios de señorío ha sido hecho por masas de cultivo,
lo cual se comprende perfectamente que basta en aquel pueblo
de grandes propietarios.
En Inglaterra no hay más que planos de las parroquias ó
términos municipales. Allí no es tan necesario el catastro,
porque la propiedad está muy poco dividida y hay términos
que son solo parte de la inmensa propiedad de un lord.
En los Estados-Unidos de América, como país de coloniza-
ción, se dividieron desde luego las tierras en parcelas regula-
res, que se han ido entregando á los colonos; de suerte que en
realidad el catastro estaba hecho antes de constituirse la pro-
piedad; de un modo análogo á lo que hemos dicho al hablar
de los judíos.
En España, en los tiempos no muy lejanos, de los Reyes
Católicos, y posteriormente en los do Felipe II, se hicieron
estadísticas de población y de territorio^ aunque estas últimas
muy imperfectas, pero no tanto que hoy mismo no se busquen
y estudien por los amantes del país. Hacia mediados del si-
glo xviii, el célebre ministro Marqués de la Ensenada, mandó
ejecutar un catastro muy elemental y erróneo; ha sido de gran
utilidad durante muchos años. Á principios de este siglo se
hicieron también trabajos de esta índole, á los cuales toda-
vía se recurre en algunas provincias á falta de otros me-
jores.
Las Cortes decretaron en 25 de Junio de 1822 que se ejecu-
154 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
taso un catastro y estadística del Reino por el Ministerio de la
Gobernación.
Por Real decreto de 10 de Julio de 1846 se estableció en el
Ministerio de Hacienda una Dirección central de estadística de
la riqueza, especialmente de la territorial.
Por Real decreto de 3 de Noviembre de 1856 se creo la Co-
misión de Estadística general del Reino que, según el regla-
mento de 27 del mismo, tenía por objeto, entre las estadísticas
más importantes, los planos topográficos para su aplicación
catastral.
En 3 de Diciembre siguiente se encargó al Ministerio de la
Guerra el levantamiento de los planos topognifíco-catastrales.
En 5 de Julio de 1859 se promulgó la ley para la medición
del territorio, que debía estudiarse á la vez bajo todos sus prin-
cipales aspectos, cuyas bases fueron determinadas en un Real
decreto de 20 de Agosto siguiente. La Junta ó Comisión citada
anteriormente había organizado un personal muy poco nume-
roso al principio; pero verdaderamente idóneo para la ejecu-
ción de los planos parcelarios y demás trabajos catastrales.
Conforme á lo dispuesto en la ley de 1859, se empezaron di-
chos trabajos por administración en un corto número de tér-
minos municipales de la provincia de Madrid por vía de en-
sayo, al mismo tiempo que se contrataron con empresas parti-
culares los de 18 términos situados en las inmediaciones de la
corte, que componían en total unas 43.000 ha.
Comparados más tarde el coste y la i)ondad de los trabajos
de ambos sistemas, resultó una ventaja indiscutible en favor
de los hechos por administración, tanto en exactitud como en
celeridad de la ejecución y en la economía. Naturalmente los
contralistas procuran siempre realizar la mayor ganancia lo
más pronto posible, y los trabajos que hacen inspiran siempre
poca confianza. Se abonó á estos á razón de 3,50 pesetas por
hectárea, y fué desechado el sistema de contrata.
Continuáronse los trabajos catastrales por el personal á las
órdenes de la Junta general de Estadística y más inmediata-
mente á la del entonces director D. Francisco Coello, nuestro
digno presidente, ensanchando progresivamente el círculo de
EL CATASTRO EN ESPAÑA, 155
acción^ aunque siempre dentro de la provincia de Madrid;
hasta que publicado el admirable reglamento de 5 de Agosto
de 1865, tomaron los trabajos catastrales el carácter de defini-
tivos.
Tratóse entonces de aunientar el personal y dar gran im-
pulso á las operaciones, emprendiéndose algunas en las pro-
vincias de Murcia, Granada, Soria, Toledo y Cuenca, además
de los que se ejecutaban en 91 pueblos de la provincia de Ma-
drid, con 363.000 ha. de superficie. También se emprendió
la determinación de los perímetros de los términos munici-
pales en las provincias de Guadalajara, Cuenca y Toledo, en
las cuales quedaron medidos 511 pueblos, que en conjunto
arrojan uua superficie de 1.61 1.000 ha.
En 1869 se emprendieron los trabajos en todos los términos
de la provincia de Madrid en que no se habían empezado toda-
vía, sin perjuicio de continuar hasta su terminación los que
se estaban ejecutando; con lo cual, en el espacio de dos ó tres
años hubiera quedado terminado el catastro parcelario de toda
la provincia, si no hubiera venido el Real decreto de 14 de
Septiembre de 1870, en que fué creado el Instituto Geográfico
y se mandaron suspender los trabajos catastrales, sin organi-
zar la conservación de los ya realizados. Cesó de funcionar la
citada Junta y predominó en las esferas oficiales un criterio
distinto.
Desde entonces y con el nombre de avance catastral no se
ha hecho más que rellenar el mapa con los detalles de las ma-
sas de cultivo, cuyos trabajos están ya casi terminados en su
parte planimétrica en las provincias de Madrid, Toledo, Ciu-
dad-Real, Albacete, Jaén, Córdoba, Cádiz, Málaga y Sevilla,
estando muy adelantada la nivelación.
El coste de los trabajos topográfico-catastrales en la provin-
cia de Madrid, ha variado desde 2,50 pesetas á 4 la hectárea,
cuya diferencia se explica por las condiciones especiales de cada
término municipal, habiendo, por ejemplo, algunos en que
una superficie de 3.000 ha. está dividida en 8 ó 10.000 parce-
las, mientras que alguno como el del Pardo no tiene más que
una para una extensión de 16.000 ha.
156 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
El mapa topográfico de España en escala de uno por 50.000,
es un trabajo excelente, bajo el punto de vista geográfico; pero
no sirve para conocer y fijar la propiedad, ni para repartir el
impuesto de una manera equitativa; sin embargo, se ha des-
cubierto que hay términos cuya superficie es diez veces mayor
de la que arrojan los amillaramientos, resultando, por consi-
guiente, una ocultación de 900 por 100.
Muy natural parecía que al descubrirse estos fraudes se les
hubiera impuesto el oportuno correctivo, y que á esos pueblos
que venían pagando la décima parte de lo que debían, se les
hubiese obligado á satisfacer la contribución que realmente les
corresponde, si no desde que el fraude venía cometiéndose, al
menos desde el punto y hora en que fué descubierto. Pero la
política, que todo lo invade, ha hecho que esos propietarios
sigan pagando como antes por la razón clarísima de que mien-
tras no se descubran todas las ocultaciones, paguen unos lo
que deben mientras otros contribuyen por menos de lo que les
corresponde. Aplicando este principio al derecho penal, deja-
ríamos sin castigo los crímenes descubiertos mientras no se
encontrasen los autores de todos los cometidos.
¿Hay en España elementos bastantes para hacer el catastro?
Indudablemente que sí. En España hay hechos numerosísimos
trabajos científicos, de los que son indispensables para su rea-
lización.
Se ha dicho por personas respetabilísimas que «el catastro
es el frac del país, y que este carece de camisa y no debe pen-
sar en hacerse aquella prenda de lujo.» Esta frase la conside-
ramos altamente equivocada; el frac son todas las cosas de apa-
rato, en que se gasta por el país, pero la camisa, esa prenda
que debe adaptarse al cuerpo y ceñirse inmediatamente á los
miembros todos que le componen, es sin duda alguna el ca-
tastro parcelario.
Las grandes ventajas que trae esta institución bien merecen
el sacrificio que haga por ella el país, aunque no sea más que
por hallar en él un venero inagotable de riqueza, que ha de
contribuir á aumentar en gran manera los recursos del Estado.
Hay provincias ya levantadas por masas de cultivo, solo falta
EL CATASTRO EN ESPAÑA. 187
añadir los datos geológicos, hidrológicos, hidrográficos, agrí-
colas, climatológicos, etc., que se hallan en gran parte recogi-
dos por las distintas comisiones que de ellos se vienen ocupan-
do desde hace muchos años.
Solo los cohechos, que con motivo de los amillaramientos
se cometen, suponen sumas enormes gastadas cada vez que
aquellos se renuevan. Además se hacen numerosos trabajos
aislados con motivo de los diversos servicios que el catastro
puede prestar por sí solo, además de los trabajos de conjunto
para formar los mapas, militar, geológico, demográfico, marí-
timo, hidrográfico, topográfico, de correos, etc., etc., cuando
bastaría unir todos estos trabajos parciales é irlos haciendo
sobre las mismas regiones de un modo parcelario, para obte-
ner el catastro con el mismo coste que cualquiera de ellos
representa, con muy pequeñas adiciones. Y como el catastro
resume en sí todos aquellos servicios, claro es que no queda-
ban desatendidos. Y como hechos de una vez subsisten para
siempre con solo él trabajo ligero de una acertada conserva-
ción, pueden suprimirse los amillaramientos, las comisiones
de avalúo, las tres cuartas partes de los demás funcionarios
de hacienda, como investigadores y cuantos se ocupan de
variar y modificar la contribución de los pueblos, que se
obtendrá sin esos comisionados de apremio y sin ese aparato
de fuerza, que suele desplegarse muchas veces, porque los
pueblos se resisten con razón á pagar las contribuciones
caprichosas é injustas; pero se prestan dócilmente cuando son
equitativas, aunque resulten un poco elevadas.
No debe hacerse el catastro por masas de cultivo; porque
este resulta siempre incompleto, no evita las injusticias en el
reparto de las contribuciones, ni proporciona á los ciudadanos
las ventajas que en el orden civil puedan alcanzar del par-
celario.
Para un buen catastro han de tenerse en cuenta todos los
datos necesarios para conocer las dimensiones, la distribución
y la naturaleza del suelo. Las parcelas han de medirse plani*
métricamente, no con una medición desarrollada, como pre-
tende el Ministerio de Hacienda en su proyecto de ley. Las
15B BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
plantas no crecen normalmente á la superficie del suelo; sino
que se elevan en su desarrollo siguiendo la vertical, y por
consiguiente no se encuentran en mayor número en una
montaña inclinada, de las que se darían en la base de la mis-
ma montaña, si pudiéramos hacerla desaparecer.
No vemos inconveniente alguno, sino por el contrario, gran
conveniencia y una economía no despreciable de tiempo y de
dinero, en ir haciendo la nivelación á la vez que la planimetría.
Pero no basta hacer el catastro, es necesario conservarle de
tal modo, que podamos ir siguiendo constantemente la histo-
ria de cada finca. Gomo este es también uno de los objetos del
registro, se ve que una institución y otra se complementan de
tal modo, que es necesario unirlas bajo una sola mano; de
mañera que los conservadores del catastro sean dependientes
de los encargados del registro, ó que los registradores traduz-
can en sus libros los resultados que aquellos apunten y dibu-
jen en los suyos. Así podrá darse á cada propietario no solo
el título ó descripción escrita de su propiedad, sino también
el plano ó descripción gráfica y su valoración, ó sea la des-
cripción que pudiéramos llamar moral. La escritura con el
plano y la valoración, podrá considerarse como un título al
portador.
Hemos dicho que al mismo tiempo que se describe el suelo,
debe hacerse el estudio del subsuelo y deteruiiuarse también
el catastro de este mismo como base para el desarrollo de la
explotación de minas y canteras tan ricas y abundantes en
nuestra patria y tan poco conocidas y estimadas; como base
también para el descubrimiento de las corrientes subterráneas
tan ricas y variadas bajo el punto de vista médico y agrícola,
cuyo estudio apenas se ha iniciado entre nosotros.
Claro es que encontramos absurda la clasificación de los
terrenos en solo tres clases, que no consideramos justa ni ra-
cional. U)ia misma clase de terreno valdrá más en un país
húmedo y poblado como Galicia ó las Provincias Vasconga-
das, que en Almería ó la Mancha. Por eso hemos dicho, que
para un buen catastro no basta la medición y composición
química del suelo y del subsuelo, sino que se hace preciso el
EL CATASTRO EN ESPAÑA. 150
estudio de la exposición, clima, temp^atura, abundancia de
lluvias, costumbres del país, etc., cuyas condiciones todas son
de apreciar para hallar el valor de una finca determinada.
Todos estos estudios se hacen entre nosotros separadamente,
de donde resulta que, como no se les imprime una dirección
uniforme, es incompleto el estudio de cada parte del país.
Pero si estos trabajos se hicieran unidos bajo una acertada
dirección, tendríamos hecho el catastro. Guando este se halle
hecho, podrá saberse lo que vale el país, y conociendo la im-
portancia de cada comarca y territorio se distribuirán con
acierto las obras públicas, haciendo, por ejemplo, que los fe-
rrocarriles pasen por las regiones más productoras, en vez de
ir, como hasta ahora han ido, por los lugares que les ha tra-
zado la intriga y la influencia, no siempre al servicio de las
verdaderas necesidades de la nación.
En conclusión, el catastro debe empezarse en seguida utili-
zando todos los trabajos hechos hasta el día, y dirigiendo uni-
formemente los que faltan por hacer.
¿Quién ha de ejecutar estos trabajos? Nada de comisiones
honoríficas y gratuitas; nada de encargar estos trabajos sin
remuneración alguna á funcionarios de diversos órdenes, que
tienen ocupaciones para ellos más importantes y principales;
y por las cuales tienen asignados sus haberes. Todo trabajo
gratuito es caro y malo. Podrán utilizarse los cuadros de ofi-
ciales de reservas y los cuerpos ficultativos civiles y milita-
res, que por su organización se dedican á trabajos análogos.
Pueden utilizarse los individuos del cuerpo creado expresa-
samente para esta clase de trabajos, hoy dedicado exclusiva-
mente á la formación del mapa, tan adelantado con respecto
á su publicación, que tiene acopiados trabajos para muchos
años.
El aumento de gasto para los oficiales de reserva estaría re-
presentado por la diferencia entre el sueldo de excedencia y el
activo, y las indemnizaciones de campo representarían mu-
cho menos de lo que hoy se gasta en amillaramientos y comi-
, sienes de avalúo.
De este modo se pueden aplicar las energías del país á su
160 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
mejora y desarrollo; se pueden terminar las obras públicas;
completar la marina de guerra; desarrollar y ocupar la mer-
cante; completar la defensa de la patria y sus colonias; devol-
viendo al país, aumentado, el esplendor que tuvo cuando los
Reyes Católicos, Felipe II y Garlos III, r^yes que hicieron
estudiar el territorio, eran arbitros de los destinos del mun-
do.— He dicho.
boletín
DE LA
SOCIEDAD GEOGRÁFICA DI MADRID
SUMARIO.
lili» de Venezuela y <Ic Columbia. Itelaciüuea inúditas
rcuniílaa pur D. Cesáreo Fernández Duro 101
Kotictas autéiitii'Us del fomoao rio Maranún, por D. Har-
em Jiménez de la Espada 220
l*ya I'iríiiHQs eepañoles. Conferciiciu imiiro^'ieails i>or el
CoKile de Saint-Salid el 1.' úo Julio de 180O 207
N.ila aubre los tral-iijoB meteorolúaiefs de Eapalla 2T6
I.'ii nuevo mapa del Zambese. 277
I.,as uiisioiiL-a cspaíioiau de Fi.'riiaudo P<h> y sus dependen-
<^i(ui. 270
Kstracto de lus actas df las si'síones celebradas por 1» So-
cie<.Iadyi>orlu Junta Dirtetiva 28Ü
TOMO XXIX.— NÚMEROS 3." Y 4.'
Soptlembre y Octubro, 1890.
MADRID
IMPRENTA DE FOETANET
OALLE DB LA L1DEBTAD, KÚM. 19
.y? lÜ: Hs
JUNTA DIRECTIVA
DE LA
SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE MADRID.
PRESIDENTK.
Bzcmo. Sr. D. Francisco Coello y Quesada.
VICEPRESIDENTES.
Excmo.Sr. D. Federico de Botella P.
Excmo. Sr. D.José María Aparici , Cd.
Excmo. Sr. D. Tomás de Rey na O.
Excmo. Sr. D. Antonio Andia C.
SECRETARIO GENERAL.
limo. Sr. D. Martin Ferreiro.
SECRETARIOS ADJUNTOS.
Sr. D. Rafael Torres-Campos (contador).
Sr. D. Adolfo de Motta (tesorero).
ARCHIVERO PERPETUO.
Sr. D. Ricardo Beltrán y Rózpide.
VOCALES.
Sr. D. Marceliano de Abella P.
Sr. D. Luís García Martin P.
Excmo. Sr. D. Manuel de Foronda Cd.
Sr. D. Francisco Codera /Bibliote-
cario) C
Sr. D. Francisco Gorostidi P.
limo. Sr. D. Sertrio Suarez P.
Sr. I). Emilio Honelli Cd.
Sr. 1). iK'uaciu de Arce Mazún. ... P.
Sr. I). Julián .Suarez Inclán C.
limo. í^r. n. AiiKtíl Lasso d»« la Ve;,'a C.
Sr. D. Juan Súnrhfz y Massiá... G.
Sr. I) Manuel María Arrióla P.
Sr. D. Lucas Mallada P.
Sr. D. Castor A mí P.
Sr. Marqués de Reino.sa P.
.Sr. D. MíiTuel Espin Q.
Sr. D. Antonio Vázquez y López
Amor G.
Sr. D. Alejandro Cburruca P.
Sr. D. Luis María de Tro Cd.
Sr. Conde de Torata C.
Sr. 1). Kmilio Ruiz de Saluzar. ... P.
Kxcmo. Sr. D. Juan García López C.
Sr. I). Eduardo González Velasco C.
Sr. D. Francis<'0 guiroga P.
NdTA. Cun lan iniciales C-i P., G. y Cd., se dcsi^Mian los individuos que pariene-
cn respectivamentH á las socciones de Corrc?pondencia, Publicaciones, Gobierno
nlerior y Contabilidad.
BOLETÍN
DI LA
SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE MADRID.
II DE
(1)
RELACIONES INÉDITAS
IX.
Ordenanza que el Licdo. Helctaar Pérez de Arteaga, Oidor
de la Real Aadiencia ; Chancilleria del Nnevo Reino de
Granada, y visitador de la provincia de Cartagena, manda
observar para la navegación yvoga de las canoas en el Rio
Grande de la Magdalena, ciénega de Santa Harta, Ríos de
Cauca, Cesan, Carari, Miel, Rio Hegro y sus ciénegas, en
31 de Octubre de 1560.
El licenciado Melchor Pérez do Arteaga, oidor eii el Audien-
cia Real de S. M. del Nuevo reino de Granada, VisilaJor ge-
neral en esta gobernación de Cartagena, isla do Santa Marta,
provincia del valle de Hupar, co^ta y navegación del Rio gran-
de do la Magdalena, á los gobernadoi-es, alcaldes mayores y
sus lugarcstcniünles y alcaldes ordinarios y otros cuales^uier
jueces c justicias del distrito de la dicha Real Audiencia, e a
todos los vecinos y moradores, asi eucomeiidi.'ro3 como nierca-
(1; Víaue lumativii:, ptíK "K.
162 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
deres y otras cualesquier personas do cualquier estado, condi-
ción, preeminencia e dignidad que sean, e a Vos los caciques
e capitanes e principales del dicho distrito, e a los demás in-
dios naturales aquien lo de yuso toca y atañe:
Bien sabéis como el negocio más principal que por S. M. á
los Ministros de su Real justicia do los sus reinos y provincias
de las Indias les ha sido encargado y mandado, es la protec-
ción y defensa de los naturales, que tan opresos y maltratados
han sido en sus vidas, libertades y haciendas, con diversos gé-
neros de injurias y crueldades, como se han visto y entendi-
do, siendo el remedio dellos tan prevenido por las muy católi-
cas y santas leyes, provisiones y ordenanzas dadas y libradas
por su Real Magostad, con cuya guarda y ejecución los dichos
daños se hubieran reparado y los dichos naturales fueran de-
fendidos, como en muchos casos y agravios lo han sido y son,
asi por la remisión que en algunos jueces ha habido en el cum-
plir y ejecutar las dichas leyes, como por las mañas y astucias
y ardides que contra la indefensa facilidad e inhabilidad de los
dichos naturales, por los que los han oprimido y de ellos se
han servido, han tenido y tienen, colorando la maliciosa ser-
vidumbre en que los han impuesto e imponen, con falsos co-
lores e remedios, de manera que por arle, los agravios y estor-
siones que á los dichos naturales han hecho, los han adulte-
rado y puesto renombre de su pulicia y descanso; y porque
uno de los más notables y necesarios de presente y breve re-
medio ha sido y es el de los daños, muertes e insultos que con-
tra los indios naturales del dicho Rio grande de la Madalena
y de otros rios, ciénegas e lagunas se han fecho y facen con
las muertes, servidumbre y malos tratamientos que por la voga
de las canoas del dicho rio y de otros rios, ciénegas e lagunas
han rescebido o resciben, como á todos que han navegado el
dicho rio ha seido y es notorio, e yo como uno de ellos lo he
visto y entendido por los muchos pueblos que de los dichos
naturales, por su muerte, se han despoblado y de cada dia se
mueren por el grand trabajo que vogando en las dichas canoas
tienen, desnudos eu pie y descubiertos al sol y al agua, con
pobres y míseros mantenimientos hechos de solamente maiz
Ríos DE VENEZUELA. Y DE COLOMBIA. 163
y largo camino de muchas jornadas y gran corriente y violen-
-cia y fuerza del dicho rio, uno de los mayores del mundo, y
grand carga y mucho peso de las dichas canoas, y siendo sa-
•cados de sus tierras y naturalezas, en lo cual, no solamente
ha resultado y resulta el desventurado daño de la salud y muer-
te de los dichos naturales, pero ocupándolos sus encomende-
ros en la dicha cruel servidumbre, igual y aun mayor de las
mayores que contra los dichos naturales indios se han inven-
iado en todas las Indias, no han podido entender ni entienden
•en las labranzas y grangerias que de su natural tenian, e lo
que peor es, que por la ausencia, trabajo y debilitación de la
dicha voga, como se ha entendido, no han engendrado ni au-
mentado como los otros indios, e sobre todo es el último y más
miserable daño que por esto han quedado y están sin industria
temporal ni espiritual; en lo primero, viviendo como brutos y
bestias salvajes, descubiertas sus carnes y vergüenzas, hom.-
bres y mujeres, y en lo segundo y más principal, causa de
grandísimo dolor y lástima sin ninguna lumbre de fee, que no
50 les han dado ni procurado por los ocupar en la dicha servi-
dumbre de la voga, en la cual han muerto muchos con repen-
tina y apresurada muerte, pereciendo el cuerpo, y cosa de in-
comparable lástima, el ánima que se pudiera salvar, siendo la
muerte quieta y segura; y habiendo entendido las dificultades
que para la navegación del dicho rio y aviamiento del dicho
Nuevo reino de Granada y sus provincias que allende do él
están, se oponían por algunas personas, conferido y comuni-
-cado el dicho negocio coa personas eclesiásticas y seglares y
celosas del bien de los dichos naturales y descargo de la Real
conciencia, e informándome de otros expertos en la dicha na-
vegación y tierra, precedida sobro ello información, conside-
rado principalmente el intento de S. M., que estima en más la
«alud y vida de un natural que todas las riquezas y haciendas
que de los dichos sus Reinos y provincias de las Indias se le
pueden seguir, por que si esta dicha servidumbre adelante pa-
sase, la divina y temporal Magostad serian gravemente deser-
vidas, e siendo como la dicha voga es la mayor servidumbre
personal, tan defendida por las dichas leyes, reales cédulas e
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161 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÍFIGA.
provisiones, y entendido la dicha navegación poderse facer con
facilidad, de manera que de aqui adelante para siempre jamás
la voga de los dichos naturales y servidumbre cese con la or-
den que de yuso se hará mención; por virtud del poder que
como tal Oidor e Visitador general por S. M. me es dado y con-
cedido, en su Real nombre mandé dar e di el presente para
Vos, los susodichos y cada uno de vos en la dicha razón, por
el cual os mando que luego que este mi mandamiento sea apre-
gonado, hagáis guardar y guardéis en la navegación y voga
del dicho Rio grande de la Madalena, ciénega de Santa Mar-
ta, rios de Cauca y Cesari, y de Carari, de la Miel y Rio Ne-
gro y sus ciénegas y lagunas y de otros cualesquier rios, cié-
negas, y lagunas que en el dicho distrito se han navegado y
pudieren navegar, la orden y capítulos siguientes, ejecután-
dolos vos los dichos gobernadores y justicias, mandándolo»
guardar cumplir y ejecutar como en ellos se contiene, con todo
cuidado, sin haber en ello remisión, so pena de cada mil pesos
de oro, aplicados, la mitad para la Cámara e íisco de S, M, y
la otra mitad para los gastos de la dicha dotrina y visita de los
dichos indios, y de perpetua privación de vuestros oficios por
la forma y orden siguiente.
Primeramente, por cuanto de presente no están aprestados
los barcos que han de navegar el dicho rio, e algunos vecinos
e moradores del dicho Nuevo reino y otras personas que van
á negocios á la dicha Real Chancillería están de camino para
ellas, por tanto se permite la dicha voga con los dichos natu-
rales desde aquí á la natividad de San Juan Bautista, primera
que verná para efecto de llevar los pasajeros y no otras ha-
ciendas ni mercadurías, con que en el Ínterin del dicho tiem-
po en la dicha voga se guarde y tenga esla orden.
Que en ninguna manera, con voga de los dichos naturales,
se lleve otra hacienda ni mercaduría alguna sino fuere la que
los dichos pasajeros llevaren de sus vestidos y arreos para sus
personas y mantenimientos, para el matalotaje del dicho rio,
sopeña de tenerla perdida con otro tanto de valor, y al enco-:
mendero ó dueño de la dicha canoa que lo permitiese, so la
mesma pena, e de privación de su repartimiento, aplicada la
liíOS DE VENEZUELA. Y DE COLOMBIA. 165
dicha pena, la tercera parte para la Cámara de S. M. y la otra
tercera parte para el denunciador y la otra tercera parte para
los indios que en la dicha canoa vogaren y justicia que lo sen-
tenciare.
Otrosi que por los dichos indios si hubieren do vogar en las
dichas canoas, se meta comida de maíz y tasajos de manatí ó
otro pescado, y tasajos de carne y mucuras de chicha para en
bebida, ó viuo^ y estos mantenimientos sean tantos que basten
para la ida y vuelta de la dicha navegación sin faltarles, los
cuales dichos mantenimientos no vayan ni estén á las partes
de la proa y popa donde los dichos indios van vogando, las
cuales vayan desembarazadas, poniendo en el cuerpo de las di-
chas canoas donde va la ropa de los dichos pasajeros los dichos
mantenimientos, y las justicias y los dichos encomenderos ó
dueños de las dichas canoas, no permitan ni consientan que
de otra manera se carguen ni fleten, so la dicha pena de los
dichos mil pesos, y á los dichos sus encomenderos de priva-
ción de repartimiento de los indios que cada uno tuviere, y
ante todas cosas lomen y resciban juramento de los pasajeros
que en las dicha canoas fueren, que no removerán , ni muda-
rán, ni permitirán, ni consentirán remover, ni mudar, añadir
ni quitar, según y como está dicho, que la dicha canoa debe y
ha de ir, y mas les ponga á cada uno de ellos pena de diez mil
maravedís lo contrario haciendo , y en defecto de ellos de cien
azotes y destierro perpetuo de las Indias, la cual dicha pena
desde agora les pongo y he por puesta y aplicada la dicha
pena pecuniaria como dicho es.
Otrosi en el ínterin del dicho tiempo que se permite vogar
los dichos indios, según dicho es, que hagan las jornadas de
manera que salgan del rancho una hora después de amaneci-
do, poco más ó menos, y á la hora del comer y asestar des-
cansen espacio de dos horas y más, y se ranchen y alojen y
acaben la jornada aquel dia una hora antes que se ponga el
sol , y en medio de este tiempo, durante la dicha jornada, los
dejen lavar y descansar las veces que ellos lo quisieren y pi-
dieren, so la dicha pena y juramento.
Iten que los dichos pasajeros no apremien ni permitan á
166 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
los dichos indios que les hagan ranchos, fuegos ni adrezo»
para sus comidas , sino que solamente se ocupen en esto para
solas las suyas y suis ranchos, so la dicha pena y jura-
mento.
Iten so manda á las dichas justicias en los puertos y luga-
res donde las dichas canoas se Helaren á coste del flete de las-
dichas canoas, se les den los mantenimientos á los dichos in-
dios sin que mengüe cosa ninguna de ellos, y que primera
y ante todas cosas igualen la soldada y trabajo que los dichos
indios han de llevar, de manera que no sean menos de dos
partes de las tres en que se fletaren las canoas y su trabajo, y
la dicha Justicia, antes que la dicha canoa parta, les paguen y
entreguen el dinero que hubieren de haber, y en cada una de
las dichas canoas vaya una lengua é indio ladino para quo
entienda si se guarda y cumple lo susodicho, y la dicha Justi-
cia esté presente y no se parta hasta que la dicha canoa que
así visitare haya salido del puerto.
Iten se manda á los alcaldes de los desembarcaderos que
visiten las dichas canoas y sepan y entiendan si se ha cumpli-
do y guardado la orden sobredicha, y si á los dichos indios
les faltare mantenimientos, se lo haga dar y de á costa de los
pasajeros que llevare, á los cuales, si hallan culpados, exce-
diendo en la orden susodicha, les secuestren sus bienes y pren-
da las personas, y presos los envié á la justicia más cercana
para que los Heve á la cárcel real de la dicha Chancillería,
las cuales dichas justicias y alcaldes así lo hagan c cumplau
sopeña de privación perpetua de sus oficios, y de cada cuatro-
cientos pesos, la mitad para la Cámara de S. M. y la otra mi-
tad gara gastos de la dicha visita y doctrina de los dichos na-
turales.
Iten, se ordena y manda, prohibe y defiende que pasado el
dicho tiempo, en ninguna manera los dichos indios naturales
voguen en los dichos rios y ciénegas con personas ni hacien-
das de pasajeros ni mercadurías algunas, ni otra hacienda,
sino fuera en sus tratos particulares en sus mesnios pueblos y
naturalezas contra su voluntad, ni por ella ni la justicia, ni
sus encomenderos lo permitan por alguna manera, ho la pena
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 137
que á las dichas justicias está puesla, y destierro perpetuo de
las Indias, y á los dichos encomenderos de privación do re-
partimiento y de perdimiento de la mitad de sus bienes é
del dicho destierro perpetuo e a la persona que navegarer
con la dicha voga de los dichos naturales, en pena de qui-
nientos pesos, aplicados como dicho es, ó en defecto, de dos-
cientos azotes y de cuatro años de forzado de voga en el
dicho rio.
Iten, se permite que vogando negros ó españoles ü otros
que no sean indios las dichas canoas, puedan ir en cada una
dos indios ladinos, de su voluntad, por el precio y salario que
se concertaren, con que sean mantenidos, tratados y regidos
como los pasajeros y mercaderes que fueren en las dichas
canoas, y de sus mesmos mantenimientos, para gobernar en
popa y proa de las dichas canoas, y sin vogar, hasta que otra
cosa se provea y mande.
Otrosi, por cuanto en el dicho rio al presente no hay bas-
tante aviamiento para subir mercaderías de ropa con voga de
negros, se manda y apercibe que cualquiera persona que qui-
siese subir la dicha mercadería y ropa, parezca ante mi en la
dicha ciudad de Cartagena, o ante el gobernador de ella, que
se les mandará dar el dicho aviamiento.
La cual dicha orden, como de suso va declarada, so guarde
y cumpla según y como en ella se contiene, so las penas arri-
ba dichas, las cuales se ejecutarán en las personas que en ella
incurrieren sin otro auto ni declaración, e a los dichos caci-
ques e capitanes e los demás indios les sea declarada y dada á
entender, e no la quebranten so pena que al cacique sea pri-
vado de su dominio y cacicado, y a los dichos capitanes y de-
mas indios les sean dados cada cincuenta azotes y desterrados
perpetuamente de sus sitios y pueblos, reservando, como re-
servo en mi, de poner y dar instrucción y orden y buen recau-
do que á la navegación de los dichos rios y lagunas mas con-
venga al servicio de Dios y de S. M., y bien de los dichos na-
turales y pública utilidad, y mándase apregonar públicamente
para que venga á noticia de todos y nadie pretenda ignoran-
cia. Fecha en Cartagena á postrero dia del mes de Octubre
168 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
de 15G0 años.=El licenciado Melchor Pérez de Arteaga.=
Fui presente, Bartolomé de Alba.
Archivo de Indias. — Legajo segundo de Relaciones y Des-
cripciones,—Colección NavarretCy tomo 27^ núm, 42,
X.
Reales cédulas, ordenanzas y aranceles expedidos sobre la
navegación y yoga de los indios del Rio grande de la
Magdalena en los años 1552, 1558, 1559 y 1561.
Don Phelipe, por la gracia de Dios, rey do Castilla, de Ara-
gón, etc. A vos el licenciado Melchor Pérez de Artcaga, nues-
tro Oidor de la nuestra Audiencia y Chancilleria del Nuevo rei-
no de Granada, y.visitador de las gobernaciones de Cartagena
y Santa Marta y sus provincias y Rio grande de la Madale-
na, y los que son ó fuesen nuestros gobernadores y justicias
mayores de las dichas gobernaciones, y á sus lugartenientes,
y a los alcaldes ordinarios, y á otras cualesquier nuestras jus-
ticias de todas las ciudades y lugares de ellas y del dicho Rio
grande, a cada uno de vos en nuestros lugares y jurisdicción
y otras cualesquier personas aquien esta nuestra carta fuere
mostrada, salud y gracia.
Sepades que pleito se ha tratado y trata en la dicha nuestra
Audiencia y Chancilleria real del Nuevo reino de Granada,
ante el presidente y oidores de ella, entre Alonso de Olalla y
Hernando de Alcocer, vecinos do esta ciudad de Santa Fee del
dicho Nuevo reino y Martin de Agurto, como defensor gene-
ral de los indios del distrito de la dicha nuestra Audiencia e
la villa de Santa Cruz de Mopox, e presentó su procurador en
su nombre, e ciertos mercaderes e personas particulares, cada
uno por lo que le tocaba, de la otra, sobre la navegación de
los barcos e canoas por el Rio grande de la Madalena, en el
cual, por los dichos nuestro Presidente y oidores fueron pro-
nunciados autos en vista y grado de resulta sobre la dicha
navegación, de los cuales se pidió y mandamos dar y librar y
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA.. 169
fue dada y librada en la dicha nuestra Audiencia carta e pro-
visión real sellada con nuestro sello, del tenor siguiente.
Don Phelipe, por la gracia de Dios rey de Castilla, de
León, etc. Al que es ó fuere nuestro gobernador de la gober-
nación de Cartagena, e Justicia mayor de la provincia de
Santa Marta y a sus lugartenientes en los dichos ofinios y a
los alcaldes ordinarios y otras cualesquier nuestras justicias
de todas las ciudades, villas y lugares de las dichas provincias
de este Nuevo reino de Granada, y alcaldes de los desembar-
caderos y puertos de él y de las dichas provincias, a cada uno
de vos en vuestro lugar y jurisdicción aquien esta nuestra
carta fuese mostrada y a otros cualesquier personas a quien lo
contenido en esta carta toca y atañe, tocar y atañer puede en
cualquier manera, a cada uno de vos salud y gracia. Sepades
que sobre la orden que se ha de tener en el vogar los indios
del Rio grande, de las canoas, con acuerdo de los del nuestro
Consejo real de las Indias, mandamos dar e dimos nuestra
cédula del tenor siguiente.
El Príncipe. — Presidente e oidores de la Audiencia real del
Nuevo reino de Granada. Á nos se ha hecho relación que los
indios que hay en los pueblos junto a la barranca del Rio
grande, entre Santa Marta y Cartagena, tienen excesivo tra-
bajo en subir hasta ese nuevo reino las canoas con mercadu-
rías, y que aunque el trabajo es muy grande, la comida es
poca y ruin, porque ha acaecido diversas veces por meter mu-
cha mercaduría no dejar meter a los indios la comida necesa-
ria, y que de esto se sigue, que volviendo los indios a sus
casas caen en grandes enfermedades y mueren muchos de
ellos, y que seria gran bien para los dichos indios mandar
que ninguna canoa subiese con mercaduría, pues se podía
subir con barcos, como agora algunos lo hacen, sin que en
ellos entiendan indios, y que los vecinos de la dicha barranca
dicen que quitándoles esta granjeria de alquilar las canoas,
que no podrían permanecer, por ser los indios pobres y no
poderlos mantener, y porque como sabéis no se puede a los
indios poner servicios personales en las tasaciones, sino que
de los frutos de la tierra den lo que pudieren buenamente;
lio BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
por ende yo vos mando que proveáis que este servicio perso-
nal de indios que andan en las canoas en provecho do los en-
comenderos, se quite y se tase en los frutos de la tierra, lo
que en lugar de ello buenamente puedan pagar, conforme a
las provisiones acordadas que cerca de la dicha tasación están
dadas, y a los indios dejareis libremente usar de estas canoas
para su provecho, queriendo ellos andar en el trato, de su
voluntad, y daréis orden como se hagan barcos grandes en
en que se pasen las mercadurías, y proveeréis que en el pre-
cio que los dichos indios se concertaren con los que quisieren
pasar en sus canoas, no sean engañados, y que los hayan ellos
mismos para si, y vosotros y la persona aquieu lo cometiere-
des tasareis lo que los dióhos indios han de llevar por el pa-
s^j<3, y sobre ello no consintáis que los dichos indios resciban
agravio ni vejación alguna. Fecha en Monzón de Aragón a 1 1
dias del mes de Agosto de 1552 años. Yo el Principe. — Por
mandado de su Alteza, Joan de Samano.
Después de lo cual,, en nuestra Audiencia y Ghancilleria
real del Nuevo reino de Granada, ante el Presidente e oidores
de ella, Alonso de Olalla y Francisco Gómez y Hernando de
Alcocer se ofrecieron a hacer barcos en la navegación del di-
cho Rio grande, desde el puerto de Choco ri hasta los desem-
barcaderos del dicho Nuevo reino, dándoles para ello licencia
en la dicha nuestra Audieucia, sobre lo cual pasaron ciertos
autos, y sobre ello, con acuerdo de los dichos nuestros Presi-
dente e oidores, mandamos dar e dimos una nuestra carta e
provisión, sellada con nuestro sello, del tenor siguiente.
Don Phelipe por la graciado Dios, rey de Castilla, de León, etc.
A vos el nuestro Presidente e oidores de la nuestra Audiencia
e Chancelleria real del Nuevo reino de Granada y a los nues-
tros gobernadores, etc., etc. Sepades que Alonso de Olalla y
Hernando de Alcocer y Francisco Gómez, vecinos de la ciudad
de Santa Fee del dicho Nuevo reino, por petición que en la di-
cha nuestra real Audiencia ante el nuestro Presidente y oidores
de ella presentaron, nos hicieron relación diciendo que para
aumento e conservación de los naturales del Rio grande y del
dicho Nuevo reino, con nuestra licencia querian y se obliga-
Ríos ÜE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 171
baa a echar barcos en la navegación que hay desde el pueblo
de Chocori, que es el de dicho Rio grande de la Madalena,
hasta los puertos de Mariquita y Velez y otros cualesquier
puertos por donde a este Reino vinieren mercadurias, a su
costa y misión, con ciertas condiciones, y por los dichos nues-
tros Presidente e oidores, visto el dicho pedimento fue proveido
que se apregouase de tres en tresdiasla dicha petición con las
condiciones en ella contenidas, y que si bebiese persona que
con otras mejores se obligase, se resceberia sin postura, y pa-
resce que fue apregonado por los dichos' reinos y no páreselo
persona alguna que quisiese obligarse a lo susodicho, y por
parte del Concejo, Justicia y Regimiento de la dicha ciudad
de Santa Fee fue presentada una petición ame los dichos nues-
tro Presidente e oidores por la cual nos suplicaron les mandá-
semos dar treslado de lo pedido por los dichos Hernando de
Alcocer y Alonso de Olalla y Francisco Gómez, porque que-
rían informarnos de lo que sobre ello convenia para el bien del
dicho Nuevo reino y república, y a lo por ellos dicho, y poner
los objetos y dificultades que para el dicho negocio habia, de
que se le mandó dar traslado según lo pedian, y no paresce que
por su parte fue dicho sobre el armar de los barcos ni contra
las dichas condiciones cosa alguna, y por parte de Martin de
Agurto, defensor general de los indios del distrito de la dicha
nuestra Audiencia, fue presentada cierta petición por la cual
dijo que a su noticia era venido que los dichos Hernando de
Alcocer y Alonso de Olalla y Francisco Gómez se habian ofres-
cido a echar barco? para la navegación del Rio grande con ne-
gros que anduviesen desde el Chocori al embarcadero de Mari-
quita y al de Velez, con que no anduviesen canoas con indios,
y que no se habia proveido sobre ello cosa alguna, y que por-
que lo susodicho era muy útil y provechoso para los indios
del Rio grande y para el descargo de nuestra real conciencia,
porque de esta manera cesaba la navegación de los dichos in-
dios tan lejos de sus casas y natural, y la mortandad que a
esta causa habia habido, que nos suplicaba con brevedad cerca
de esto con los dichos Alonso de Olalla y consortes, o con otros
que a ello se ofreciesen, mandásemos proveer lo que mas fuese
172 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
a nuestro servicio y su utilidad de los indios naturales al dicho
Rio grande; y por los dichos nuestros Presidente e oidores,
visto todo lo susodicho y la cédula por nos dada sobre el vogar
de los indios con canoas, les concedemos que puedan hacer la
dicha navegación con barcos y negros, por tiempo de dos anos,
con las condiciones con que se ofrecían á lo hacer, escepto en
lo délos precios de la ropa, que reservaban en si la modera-
ción de ellos, y con que si no tuvieren el recaudo necesario,
que otros lo puedan traer, conforme a lo que en la dicha nues-
tra Audiencia fuere ad)rdado, lo cual fue notificado a los dichos
Hernando de Alcocer y Alonso de Olalla y Francisco Gómez.
y por ellos fue pedido se les señalasen los precios que han de
llevar por el traer las dichas mercaderías desde el dicho pue-
blo de Chocori a los dichos desembarcaderos del dicho Nuevo
reino, e por los dichos nuestros Presidente e oidores vistd,
dieron e pronunciaron un auto, el tenor del cual es este que
se sigue.
En Santa Fee, 27 dias del mes de mayo de 1558 años, los
señores Presidente e oidores de la Audiencia real de S. M. ha-
biendo visto estos autos y pedimentos, dijeron que mandaban
y mandaron que el cabildo, justicia y regimiento de esta ciu-
dad de Santa Fee nombren una persona que les parezca, y la
parte de los mercaderes que residen de presente en esta dicha
ciudad, otra, y los dichos Alonso de Olalla y Francisco Gómez
y Hernando de Alcocer, y de aquello en que se resumieren se
de noticia a la Real Audiencia para que visto se provea lo que
convenga; en cumplimiento del cual dicho auto paresce que
por el cabildo, justicia y regimiento de la dicha ciudad de Santa
Fee fueron nombrados el bachiller Gonzalo Rodríguez de Lo-
desma, alailde ordinario y el mariscal D. Gonzalo Ximentz
de Quesada, regidor en ella, y por parte de los mercaderes de
la dicha ciudad, a Luis Calderón, mercader, y por los dichos
Alonso de Olalla y Hernando de Alcocer y Francisco Gómez
fue nombrado á Diego Rodriguez de Valdias, vecino de la dicha
ciudad, los cuales paresce que dieron ciertos parescercs, y por
no se conformar en ellos, por los dichos nuestros Presidente
e oidores fue proveido que se lomasen a juntar ante el licen-
RÍOS DE VENEZUELA Y DE GOLOMUIA. 173
ciado Briceño, nuestro oidor de la dicha nuestra Audiencia, y
conforme a los paresceres de la mayor parte hiciesen y orde-
nasen ordenanzas y aranceles para la dicha navegación, para
que hecho, y visto por ellos, proveyesen lo que conviniese al
l)ien público, y en cumplimiento de ello paresce que se hicie-
ron ciertas ordenanzas y aranceles, de algunas de las cuales
se agraviaron los dichos Alonso de Olalla y Hernando de Al-
cocer y Francisco Gómez, en la dicha nuestra Audiencia, y
nos suplicaron las mandásemos ver y desagraviar, pues su vo-
luntad era servirnos, y por los dichos nuestro Presidente e oi-
dores vistas, con lo pedido por los dichos Alonso de Olalla y
consortes, proveyeron y dieron cierta orden sobre ello en lo de
los precios que han de llevar por el traer de la ropa y pasaje-
ros, e agora páreselo ante Nos, en la dicha nuestra Audiencia
la parte de los dichos Alonso de Olalla y sus consortes, y nos
suplicaron, que pues les estaba hecha merced de la dicha na-
vegación con las condiciones y por el tiempo que se le habla
concedido, que les míindasemos librar nuestra Provisión de lo
sobre ello proveído por los dichos nuestro Presidente e oidores,
o como la nuestra merced fuese, lo cual visto por ellos, fue
acordado que debíamos mandar dar esta nuestra carta para vos
eala dicha razón, y Nos tuvimoslo por bien, porque vos man-
damos a cada uno de vos, que de aquí adelante, por tiempo y
espacio de dos años cumplidos primeros siguientes, no consin-
táis que anden ni suban desde el dicho pueblo de Chocori a los
desembarcaderos y puertos de este dicho Nuevo reino, ningu-
nas canoas ni barcos en que suban ningún genero de mer-
cadurías ni pasajeros, ni otra cosa alguna, salvo los barcos
o canoas que los dichos Alonso de Olalla y Francisco Gómez
y Hernando de Alcocer han de tener en el dicho viaje, con
negros que voguen en ellas, con que guarden en la dicha
navegación, ansí en los precios que han de llevar por subir la
dicha ropa, como en lo demás a ello tocante, las ordenanzas
siguientes:
Primeramente son y han de ser obligados á dar todo avia-
miento de barcos para subir toda la ropa y pasajeros que al
dicho puerto de Chocori llegaren para el dicho Nuevo reino,
174 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
por manera que en ello haya buen despacho y aviamíento , y
no se detengan los dichos viajeros y mercadurías.
Iten, que los dichos Alonso de Olalla y consortes sean obli-
gados á pagar y paguen cualesquier averias que las dichas
mercadurías hicieren, en poca ó en mucha cantidad, de cual-
quier género y condición que sean, ansí por andar los barcos
mal acondicionados, como por otra cualquier causa que sea á
culpa del arráez ó de los que los trajeron á cargo.
Iten, que en llegando cualquier mercader ó otra cualquier
persona al dicho puerto, como traiga hasta cien arrobas, ó
las haya entre dos ü tres mas personas en el dicho puerto, lo
suban luego sin esperar más ropa y tren que traigan los di-
chos mercaderes y otras personas y a su ropa y mercadurías,
a cualquier de los puertos de este dicho Reino, de Mariquita
y Yelez, sin índucillos ni apremiallos á que vengan á uno
mas que a otro, sino al que ellos mas de su voluntad qui-
sieren.
Iten, que así en el dicho puerto de Chocorí como en los di-
chos desembarcaderos de Mariquita y Velez, carguen y des-
carguen la ropa de los mercaderes pasajeros hasta la poner
en los bohíos ó casas de los alcaldes, sin llevar por ello cosa
alguna.
Iten, que los alcaldes y guardas que estuvieren en los di-
chos puertos y desembarcaderos y los dichos mercaderes y
arráeces ni otras personas en su nombre, por el agua ni en
tierra, no vendan ningunos mantenimientos sino fuere por
los precios y arancel que por los dichos nuestro Presidente y
oidores les fuere puestos.
Iten, que los dichos armadores, arráeces, marineros, ni
barqueros que en los dichos barcos anduvieren , no compren
nengunas mercadurías en poca ni en mucha cantidad de nen-
gun pasajero ni mercader, aunque sea antes de llegar al dicho
puerto de Chocorí, sino, fuere de lo que tuvieren necesidad
para sus casas, con licencia de los dichos nuestro Presidente
e oidores, manifestando ante ellos primero lo que quisieren
comprar.
Iten, que den abasto de mantenimientos en el dicho puerto
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 175
de Chocori para todos los mercaderes y otras personas que
allí vinieren, lo cual vendan conforme al arancel que por los
dichos nuestro Presidente e oidores les fuere dado.
Iten^ que estando en el dicho puerto de Chocori hasta seis
personas aunque no haya las cien arrobas do ropa ni otra
nénguíia, los lleven al desembarcadero de Yelez, y habiendo
doce personas, aunque no haya ropa los lleven al desembar-
cadero de Mariquita, ó al de Yelez, donde ellos mas quisieren,
por manera que no se detengan los dichos pasajeros en el di-
cho puerto de Chocori, llevándoles por ello el flete infraes-
cripto.
Iten, que lleven de flete por las mercadurías ú otra ropa ó
pasajeros los precios siguientes. Desde el dicho puerto de Cho-
cori al de Mariquita, por cada arroba de ropa de caja, cinco
reales y medio de oro, y de hierro, jabón, higo ó pasa, arroz
ó otra cosa de lastre, cuatro reales y medio. Por cada botija
de vino perulera ó otra cualquier cosa, nueve reales y medio,
y por cuartillo de aceite otros nueve reales y medio; y por un
pasajero con dos petacas, una de comida y otra de sus vesti-
dos, del tamaño ordinario, que pese cada una dos arrobas,
seis pesos de oro, y si mas pesasen las dichas petacas, paguen
por ellas al respecto que por la ropa de caja, y si no tuviere
petacas, pague cuatro pesos.
Iten, que los mercaderes ni otras personas que trajeren
cincuenta arrobas de ropa y de ahí arriba, no se les lleve por
el flete do su persona cosa alguna, y si trujeren menos de las
dichas cincuenta arrobas, paguen la mitad de lo que han de
pagar los otros pasajeros que no traen ropa, y esto se entiende
al un desembarcadero ó a otro.
Iten, que lleven desde el dicho puerto de Chocori al desem-
barcadero de Velez los precios siguientes. Por cada arroba de
ropa de caja á dos reales y medio , y de cosa de lastre dos rea-
les; por cada botija de vino perulera cuatro; de aceite, cuatro
reales; por cada pasajero con dos petacas del tamaño y peso di-
cho, un peso y medio de oro, y sin las dichas petacas un peso.
Iten, que cualquiera persona que bajare del dicho Nuevo
reino por el desembarcadero de Mariquita, llevando las dichas
176 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
dos petacas del peso y tamaño, pague uii peso, y por la ropa
que mas llevare pague a tomín y medio por cada arroba, y si
bajare por el desembarcadero de Velez pague, llevando las di-
chas dos petacas, medio peso y por la mas ropa á tomín por
cada arroba. Y es nuestra merced y voluntad que el dicho
tiempo de los dichos dos años, puedan los dichos Alonso de
Olalla y Hernando de Alcocer y Francisco Gómez poner en los
dichos puertos de Chocori y Mariquita, alcaldes que tengan
cuenta con la ropa que allí viniere, á los cuales se les pague
por la guarda de ello; al que estuviere en el puerto de Mari-
quita un tomín por cada arroba de ropa ó botija de vino peru-
lera, y a medio tomín por cada botija de aceite; y al que estu-
viere en el dicho puerto de Chocori, a ocho granos de oro por
cada arroba de ropa ó botija de vino perulera ó cuartillo de
aceite.
Y con estas condiciones y precios es nuestra merced y vo-
luntad de les hacer esta dicha merced de la dicha navegación
por el dicho tiempo de los dichos dos años, á los cuales man-
damos que guarden y cumplan las dichas ordenanzas, ansí en
lo que tocan a los dichos precios, como en lo demás en ellas
contenido, sopeña que por cada vez en que por cualquier cosa
excedieren ó falUiren de lo susodicho y en esta nuestra Provi-
sión y ordenanzas contenido, paguen á los dichos mercaderes
y otras personas los intereses y menoscabos que se les siguie-
ren y recrecieren, y mas quinientos pesos de buen oro para
la nuestra cámara y gastos de justicia, por mitad, y manda-
mos á todas las dichas nuestras Justicias y oirás personas de
suso contenidas que veáis esta nuestra carta y todo lo en ella
contenido y la guardéis y cumpláis y la hagáis guardar y
cumplir en todo y por lodo, como en ella se contiene, y contra
el tenor y forma de ella no vayáis ni paséis ni consintáis ir ni
pasar por manera alguna, sopeña de la nuestra merced y de
cada quinientos pesos de buen oro para la nuestra cámara, so
la cual dicha pena mandamos a cualjuier escribano publico
que para esto fuere llamado, que de ende al que vos la mos-
trare, testimonio signado con su signo poique Nos sepamos
en como se cumple nuestro mandado.
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 1T7
Dada en Santa Fee á 8 de Julio de 1558 años. — Yo Juan de
Otalora, escribano de cámara de su Católica Magestad la fice
escribir por su mandado, con acuerdo de su Presidente e
Oidores. — El Licenciado, Grageda. — El Licenciado, BriceSío.
— El Doctor Juan Maldonado. — Registrada. — Diego Xuarez.
E ahora por los dichos Alonso de Olalla y Hernando de Al-
cocer por su petición que en la dicha nuestra Audiencia e
Chancilleria real ante el Presidente e Oidores de ella presen-
taron en 8 dias del mes de Agosto de 1559 años, nos hicieron
relación diciendo que por nos servir hablan pedido licencia a
los dichos nuestro Presidente e Oidores para hacer barcos en
el dicho Rio grande, con que se subiesen las mercadurías a
los puertos y embarcaderos del dicho Nuevo reino, que los
vogasen negros, á fin que cesase la voga de las canoas que vo«
gabán los indios del dicho Rio grande, de que morían del tra-
bajo excesivo gran cantidad de indios, como era notorio, e que
habiéndose puesto en ello, habian hecho barcos, los cuales,
por no haber salido tales para la navegación del dicho Rio,
como convenían, los habian enviado á la costa con cantidad de
su hacienda para comprar negros para la dicha navegación,
donde los habian robado franceses, y habian hecho otros cua-
tro barcos y esquifallos de negros, y en ello y en los demás
adrezos y costas habian gastado más de treinta mil castellanos, .
y que los cuatro dichos barcos los tenían en el agua, tales, que
navegaban y traían las dichas mercad urias a los dichos des-
embarcaderos, y que haciéndose ansí se hacia gran servicio a
Dios nuestro Señor e a Nos, e venía gran bien a los naturales,
así por su conservación como por ser relevados del trabajo tan
excesivo para su conversión, e que mediante no acertar la pri-
mera vez en el hacer de los dichos barcos y en haberlos ro-
bado franceses y habérseles muerto y huido diez negros, y en
no haber venido armada con mercaderías tanto tiempo habla,
habla sido parte de estar adebdados con quince mil pesos, de
los cuales debían a nuestra real hacienda los mil quinientos
de ellos, y que si no tuviesen socorro para subvenir de presen-
te, su necesidad sería causa que la dicha obra, tan útil y pro-
vechosa para el bien y conservación de los naturales, cesase,
12
178 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD OEOORÁFIGA.
porque las personas y nuestros oficiales aquien debían deudas
de cosas que para ello habían tomado , se las pedían, y los di-
chos indios del dicho Rio grande e de otras partes que anda-
ban e anduviesen con la dicha voga acabarían de perecer, y
porque obra tan cumplidera a nuestro real servicio no cesase
por los dichos inconvenientes, tenían necesidad, suplicándo-
nos les hiciésemos merced que de nuestra hacienda real les
fuesen prestados ocho mil pesos de buen oro por tiempo de
tres años, porque con ellos pagarían parte de lo que hablan
gastado en nuestro servicio, que ellos se obligarían y daban
fianzas que dentro del dicho término los volverían á nuestra
caja real, e con ellos echarían al agua otros dos barcos, que
serian por todos seis, con los cuales por lo menos habían de
andar sesenta negros, y que si la dicha merced no se les hi-
ciese, seria causa que los dichos negros y barcos y otros per-
trechos que para ello tenían hecho se vendiese, y ellos queda-
rían en gran disminución, y que en muchos años no hubiese
personas que lo pusiesen en el punto que ellos lo tenían, pues
de lo cual les fue mandada dar información, y por su parte
fue dada cierta información, después de lo cual Luis López y
Pedro de Arevalo, Juan de Ortega, Rodrigo de Soria, merca-
deres, por una petición que en la dicha nuestra Audiencia
presentaron, nos hicieron relación diciendo que en la flota y
armada habían traído sus haciendas, mercadurías y compa-
ñías, las cuales venían por el Rio arriba, y que en el puerto
de Chocori, el alcalde que estaba puesto por Nos, tomaba las
mercadurías y ropa que venia al dicho puerto y desembarca-
dero y descargaba las canoas que las traían, diciendo que las
dichas canoas no habían de pasar ni subir arriba, porque de-
cía que el dicho puerto de Chocori arriba habían de subir la
dicha ropa en barcos, que así hobiese de pasar se perdería la
dicha ropa y mercadurías y habría de daño más de cíen mil
pesos de buen oro, porque los que traían los dichos barcos,
que eran Alonso de Olalla y Hernando de Alcocer, no tenían
más de tres barcos y muy pequeños y sin los negros que se
requería para ello, y que sí la dicha ropa, por falta de ello se
detuviese, como estaba detenida, toda so dañaría y comería de
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBU. 179
comegen, hormigas y cucarachas y otras sabandijas que la
distraian, y que si no se remediase, los mercaderes quebra-
rían y no acudirian con sus compras ni pagarían sus deudas,
lo cual convenia remediar, y que las dichas canoas pasasen
adelante á los puertos del dicho Nuevo reino donde solian pa-
sar, porque si se descargaban en el dicho puerto de Chocori
no tendrían remedio nenguno, de lo cual podrían informar el
Licenciado Melchor Pérez de Arteaga, nuestro Oidor, que lo
habia visto ser y pasar ansi por vista de ojos, suplicándonos
mandásemos dar nuestra Provisión real para que las dichas
haciendas y mercaderías subiesen en canoas hasta el Rio Ne-
gro, que era el puerto donde los dichos indios y sus encomen-
deros pedian, y vendrían de buena voluntad, que era dos jor-
nadas más abajo de donde los dichos indios solian subir, has-
ta tanto que hobiese más recaudo de barcos y negros para po-
der subir con brevedad las dichas haciendas y mercadurías,
de 1(T cual fue mandado dar traslado al licenciado Balverde,
nuestro procurador fiscal de la dicha Audiencia, por el cual,
por su petición que presentó, respondió e dijo que no habia
lugar á lo que los dichos mercaderes pedian, porque los dichos
Alonso de Olalla y Hernando de Alcocer estaban obligados a
subir la dicha ropa en barcos, y de ello tenian dadas fianzas,
a los cuales se les hablan de pedir y habían de ser compelidos
a que tuviesen el recaudo suficiente, conforme a sus obliga-
ciones, y no que los dichos indios volviesen a andar en ca-
noas, pues era cierto que era su total destrucción, y que no
bastaba decir que la ropa se tardarla en subir, ni que se per-
derla alguna ó mucha, porque aunque nunca subiese y parte
ó todo se perdiese, era menos inconveniente que no que los
indios del dicho Rio grande se acabasen y muriesen subiendo
la dicha ropa, pues por nuestras leyes de Indias decían tener
en más la conservación de los dichos indios que todo el inte-
rés del mundo, por lo cual y por otras cosas que alegó nos
suplicó mandásemos no haber lugar lo que las partes contra-
rias pedian, y que dos personas viesen el recaudo de barcos
y negros y lo demás que los dichos Alonso de Olalla y Alco-
cer tenian, y no lo teniendo, los compeliesen a que lo tuviesen
180 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
conforme a su obligación, e a que la dicha ropa subiese al
embarcadero e no al Rio Negro; de lo cual fue mandado dar
traslado, y por parte de los dichos Alonso de Olalla y Hernan-
do de Alcocer, nos fue suplicado que porque ellos tenian dada
la información que se les habla mandado dar, los mandásemos
socorrer, porque á causa de las grandes pérdidas que habian
perdido por efectuar la dicha navegación, ni tenian recauda
más de para tres barcos, y el Armada era venida, y que soco-
rriéndolos, darían recaudo bastante á todas las mercadurías
que oviesen venido y viniesen al dicho puerto de Chocori, sin
que bebiese falta, y si no mandásemos que las dichas canoas
anduviesen libremente y ellos quitasen los dichos barcos, y no
se perdiesen mas de lo perdido; después de lo cual, Juan Nu-
ñez de Iruita, procurador de la villa de Pox, por otra petición
que en la dicha Audiencia presentó, dijo: que por el Rio ve-
nia y habia venido mucha ropa y mantenimientos y otras
haciendas particulares, en cantidad de más de cien mil pesos
la cual dicha ropa estaba represada en el puerto nuevo de
Chocori, la cual estaba detenida y totalmente se perderla asi,
porque la comerían las hormigas y comegen, de manera quo
toda se perderla y los mercaderes quebrarían y que el di-
cho detenimiento y destrucción sobrevenía sobre una nues-
tra Provisión dada a pedimento de Alcocer y Olalla quo se
habian ofrecido á tener aviamiento de barcos y negros sufi-
cientemente para el aviamiento de las dichas mercadurías, el
cual los susodichos no podian tener ni sustentar, y que de la
dicha nuestra real Provisión estaba suplicado, porque de ha-
berse dado sin haber oido a la dicha villa de Pox, Tenerife y
Tamalameque y a los puertos de este reino, para que sobre el
dicho negocio se diese la orden que conviene a su servicio, de
Dios nuestro señor y nuestro, era justo comunicarse con los
dichos pueblos, y a los dichos indios se les habia quitado y
quitaba su contratación y grangeria, porque ellos, de su vo-
luntad holgaban de venir y venían hasta el puerto de Carare
y puerto nuevo del Rio Negro, y que si no se remediase, las
dichas haciendas y mercadurías se perderían, con más de cien
mil pesos, por el mal recaudo que los dichos Alcocer y Olalla
#
RÍOS DE VENEZUELA. Y DE COLOMBIA. 181
habían dado y daban, y que ellos mismos confesaban en su
petición no podian dar aviamiento ni buen recaudo a las di-
chas haciendas, por lo cual y por otras causas que dijo y ale-
gó, nos suplicó, que pues de la dicha real Provisión estaba
suplicado con tiempo y en forma, y para traer las dichas ha-
ciendas por el Rio arriba estaba dada la orden que se habia
de tener y guardar por nuestro Presidente e Oidores, sin per-
juicio de los dichos naturales y con su consentimiento y vo-
luntad, pagándoles su trabajo y dándoles sus comidas en
abundancia, hasta que otra mejor orden se diese, tuviesepnos
por bien se trajesen las dichas haciendas, como constase traían
alimentos, que los dichos indios las tragesen en canoas como
solian, hasta el puerto nuevo do Rio Negro, de lo cual se
ofrecieron a dar bastante información, como informaría el di-
cho Licenciado Melchor Pérez de Arteaga, que por vista de
ojos lo habia visto, e que de la dicha real Provisión estaba
suplicado en la dicha villa de Mopox, e si era necesario supli-
caba de nuevo de ella, y por parto de la ciudad do Tunja y
por Pedro de Sotelo, procurador, en su nombre, por su poder;
y por otra petición que presentó, nos hizo relación y dijo que
en el dicho puerto de Chocori, que era en el dicho Rio gran-
de de la Magdalena, residían Alonso de Olalla y Hernando de
Alcocer, y personas en su nombre, que con nuestra Provisión,
ganada con siniestra relación, detenían todas las mercadurías
y ropa que venia al puerto de Velez, y que visto por los suso-
dichos la dicha ropa que venia para Velez y Tunja, la que-
rían llevar al puerto de Mariquita, y que si así fuese, las di-
chas ciudades de Velez y Tunja recibirían notorio daño y
agravio, porque claro era que sí hobiesen de proveer de ropa
y mantenimientos por el dicho puerto de Mariquita, serian los
gastos muy excesivos y mas que el valor de la dicha ropa, por
lo cual y por otras causas que alegó, nos suplicó mandásemos
dar nuestra Provisión real para que los dichos Alonso de Ola-
lla y Alcocer, y los demás que estaban en el puerto de Cho-
cori y otras partes con su poder, no estorbasen las canoas que
con ropa fueren al dicho puerto de Velez, so graves penas, que
si necesario era suplicaba de la dicha Provisión que a pedi-
182 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
mentó de los susodichos se habia dado, y se ofreció a dar
información de ello y del agravio que sus partes recebian; y
asi mesmo por parte del Consejo, justicia y regimiento de la
ciudad de Santa Fee del dicho Nuevo reino, por una petición
que por su parte se presentó, dijeron que ya constaba lo que
se habia tratado con Alonso de Olalla y Hernando de Alcocer
sobre lo de los barcos que se hablan obligado á traer al em-
barcadero de Mariquita, y puesto caso que en aquella sazón so
habia dicho los inconvenientes que traian, lodavia se habia
despachado que se hiciese en cierta forma, la cual nunca se ha-
bia cumplido ni cumplía ni podria cumplir adelante, como era
notorio, y por tal lo alegaban, porque dejado aparte que como
subian las canoas al embarcadero de Velez podrian subir al de
Mariquita, que era dia y medio mas abajo, y subido al puerto
de Chocori mas arriba, y hecho otras cosas que eran notorias,
y sobre todo traian dos barcos no mas, con que estaba toda la
ropa represada en Chocori, de tal manera que no podia subir
la ropa que cada armada trújese en tres ni cuatro años, y que
asi en el dicho tiempo no subirla la que esta armada habia
traido y que en solo cuatro meses que estuviese en Chocori
estarla perdida y comida del comején, de lo cual se seguirla
valdrían las mercadurías y cosas de España tan caras, que
vendrían á valer diez y quince veces mas de lo que valían;
lodo lo cual debíamos remediar mandando anduviesen las
dichas canoas como antes solian andar, y por parte de
los dichos Alonso de Olalla fue suplicado se mandase ver
lo por su parle pedido y las cédulas que sobre ello habla-
ban, que estaban en el dicho negocio, y hacer lo por ellos
suplicado.
Todo lo cual visto por los dichos nuestro Presidente e Oido-
res, fue mandado que los dichos Alcocer y Olalla y la parte de
las ciudades de Santa Fee, Tunja y villa de Mopox, diesen in-
formación dentro de cierto término, de lo que pedian, y fue
dada cierta información de testigos, la cual, con los demás
autos e información del dicho pleito, visto por los dichos nues-
tro Presidente e Oidores, con ciertos autos que fueron exhibi-
dos por el Licenciado Arleaga, nuestro Oidor, dieron y pro-
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 183
nanciaron un auto y mandamiento firmado de sus nombres,
del tenor siguiente:
En la ciudad de Santa Fee á 22 dias del mes de Septiembre
de 1559 años, visto por los Señores Presidente e Oidores de la
Audiencia real de S. M. lo peilido por Alonso de Olalla y Her-
nando de Alcocer, vecinos de la dicha ciudad, que piden y su-
plican se le presten de la real caja ocho mil pesos por tres años
para suplir la necesidad que tienen y lo que se han adeudado,
perdido y gastado, y deben, á causa de los barcos que dicen
que han hecho y hacen para la navegación del Rio grande, con
negros, desde Chocori hasta los puertos de este reino, y la in-
formación por su parte dada, y lo que sobre ello se ha pedido
por parte de la ciudad de Santa Fee y de la de Tunja y villa
de Mopox, y mercaderes y personas particulares, y la infor-
mación sobre ello dada, y los autos hechos al tiempo que se
les concedió lo susodicho á los dichos Alonso de Olalla y Her-
nando de Alcocer, dijeron; que atento que los susodichos no
han cumplido lo que se ofrecieron, y consta no tener aparejo
conviniente para la navegación de las personas y ropa que en
este reino han de entrar, e los daños e inconvinientes que de
ello se recrecen, sobreseían y sobreseyeron lo que en razón de
ello fue concedido á los susodichos por la Provisión que se les
dio, hasta que otra cosa se provea y mande, y en el entretanto
que conforme á lo que se ofrescieron no hay aparejo de barcos
que á los dichos señores paresciese ser bastante para la dicha
navegación, permitian y permitieron que las personas y ropa
que de la costa subiese á este reino, venga como mejor pudie-
se, de suerte que se cumpla y no se quebrante la cédula de
S. M. en que prohibe y manda que no voguen indios si no fue-
re de su voluntad, y pagados, y que no se eche tributo de voga
para encomenderos, según que en ella se contiene, lo cual se
pregone en las plazas públicas y mercados, de manera que ven-
ga á noticia de todos y señaladamente de los encomenderos de
indios del Rio grande, y particularmente se les notifique y
apruebe la ejecución de las penas de la dicha cédula, y las que
más so impusieren, y que teniendo consideración á lo que S. M.
tiene [mandado] de la conservación de los dichos naturales, y
184 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
que sin poderse remediar se disminuyen en el dicho Rio coa
la dicha voga, que para que se impida y cesen los daños dichos
y la navegación del dicho Rio en barcos con negros haya efec-
to, como los dichos Alonso de Olalla y Hernando de Alcocer
se han ofrescido, y á lo que han gastado, y mejor se puedan
avisar y tener cumplido aparejo en la dicha navegación, pues
de ello S. M. se sirve tanto bien y utilidad, y aumento viene
á los dichos naturales, mandaban y mandaron que de la real
caja de S. M. se les presten á los susodichos para el dicho efecto
y no para otro alguno, cuatro mil pesos de buen oro por dos
años, en esta manera; que se sobresee la cobranza de los mil
quinientos pesos que deben y les piden los oQciales de S. M.
y los dichos mil quinientos pesos restantes (sic) se les den y
entreguen luego de la dicha real caja, con tanto que primero
y ante todas cosas se obliguen ellos y sus mujeres y otros fia-
dores abonados, como depositarios de hacienda de S. M. Que
cumplirán los dichos cuatro mil pesos con las cosas necesarias
para la navegación de los dichos barcos con negros, y no los
emplearán en otros ningunos usos y aprovechamientos, y los
harán y cumplirán ansí dentro de cuatro meses primeros si-
guientes, y cumplidos los dichos dos anos, los volverán á la
dicha real caja como tales depositarios, habiendo cumplido y
hecho lo que dicho es dentro de los dichos cuatro meses, y que
siendo pasados y no lo habiendo cumplido, que luego puedan
ser ejecutados por la dicha cuantía, y que se vuelvan á la dicha
real caja. — El Licenciado, Tomás López. — El Doctor, Juan Mal-
donado. — El Licenciado, Melchor Pérez de Arteaga.
El cual fué notificado á las dichas partes, y por Martin de
Agurto, defensor de los indios del distrito de la dicha vuestra
Audiencia, por su petición que presentó, dijo: que por los di-
* chos nuestro Presidente e Oidores habia sido pronunciado el
dicho auto por el cual, entro otras cosas, que mandaban que
la ropa y mercaderías que subiesen al dicho reino, subiesen
en cierta forma aunque no fuese en barcos, según más largo
en el dicho auto se contenia, á lo que se refirió, el cual, en
cuanto á lo que tocaba á los dichos indios, en traellos en ca-
noas por el Rio grande, e que como de auto muy agraviado con-
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 185
tra ellos, suplicaba y suplicó, el cual se habia de revocar, lo
primero, porque los dichos Alonso de Olalla y Hernando de
Alcocer estaban obligados á traer en barcos la dicha ropa que
viniese desde el puerto de Chocori hasta el desembarcadero,
sin que subiese canoa ninguna, y que pues los susodichos se
habian obligado y eran personas que tenían muchas hacien-
das, habian de ser compelidos y apremiados á que cumpliesen
la obligación, aunque fuese vendiéndolos y ejecutándolos en
sus haciendas porque el bien general de los dichos indios se
habia de preferir á la particular de los dichos Olalla y Alcocer,
y porque el permitir que los dichos indios vogasen en el en-
tretanto que habia aparejos de barcos, era total destrucción de
todos los naturales del dicho Rio, porque, como era notorio,
el trabajo de la dicha voga los habia acabado, y acabarla de
consumirlos, y que no era suficiente remedio decir que voga-
sen de su voluntad, porque no lo hacian con ella, ni se les
daba la paga que habian de haber, antes se la llevaban sus
encomenderos, por lo cual y por otras causas que alegó y por
las demás que en favor de los dichos indios hacian, nos supli-
có en cuanto hacia á su daño y que vogasen, so revocase el
dicho auto y se compeliese y apremiase á los dichos Olalla y
Alcocer cumpliesen á lo que se habian ofrescido, y uo permi-
tiésemos que en ninguna manera los dichos indios vogasen,
que estaba presto de probar todo lo que decía; todo lo cual fue
mandado dar treslado á las partes, e por parte de los dichos
Luis López e Pedro de Arevalo y otros mercaderes fue repli-
cado á ello de lo contradicho e alegando de su derecho, dicien-
do se habia de conformar sin embargo de la dicha suplicación
hecha por el dicho defensor, y por parte de los dichos Alonso
de Olalla y Hernando de Alcocer en cuanto el dicho auto hacia
en su favor lo consentian y lo que les dañaba se habia de re-
vocar, y suplicaron y alegaron de su derecho sobre el dicho
emprestido que pedian, de todo lo cual fue mandado dar tres-
lado, y el dicho negocio fue concluso, y visto por los dichos
nuestro Presidente e Oidores en grado de revista, dieron y
pronunciaron otro auto señalado de sus señales, del tenor si-
guiente:
186 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
«En la ciudad de Santa Feo 25 dias del mes de Septiembre
de 1559 años, estando los Señores Presidente y Oidores de la
Audiencia real de S. M. en acuerdo, visto el proceso e autos
hecho entre Alonso de Olalla y Hernando de Alcocer sobre la
navegación de los barcos por el Rio, y el em prestido que piden
se les haga, y vista la suplicación interpuesta por el defensor,
del auto en esta causa por los dichos Señores proveído en 22
del dicho mes e año, y lo que sobre ello han pedido la parte de
la villa de Mopox y otros mercaderes y personas particulares,
dijeron; que por los daños e inconvenientes que se recrecen de
no subir las mercadurías á este reino, y atento lo nuevamente
pedido por los susodichos, que confirmaban y confirmaron en
grado de revista el dicho auto, solamente en cuanto por él se
manda que las dichas mercadurías suban á este reino como
mejor pudieren, según y como en el dicho auto se contiene, y
en lo demás por las partes alegado y pedido en esta causa, lo
rescibieron á la prueba en forma, con término de diez dias pri-
meros siguientes, salvo me impertinentium et nomen admt-
tendum^ y mandaron que se notifique este pleito y el estado de
el al fiscal de S. M. para que pretenda, pida y alegue y pruebe
lo que bien que conviene, y asi lo mandaron en el entretanto
que otra cosa se determina y provee, el cual fue notificado á
las dichas partes, y agora la parte de la dicha ciudad de Tunja,
e de la de Mopox, e de los dichos Luis López y demás merca-
deres nos fue suplicado les mandásemos dar nuestra carta eje-
cutoria de los dichos autos, ó como la nuestra merced fuese,
lo cual visto por los dichos nuestro Presidente e Oidores fue
acordado que se la debíamos mandar dar, insértala dicha nues-
tra cédula real, en la dicha razón, y Nos tuvímoslo por bien,
porque vos mandamos á todos e á cada uno de vos según dicho
es, que luego que con ella fueredes requerido por parte de los
susodichos e de cualquier de ellos, veáis la dicha nuestra carta
e autos de vista e revista en la dicha causa dados y pronuncia-
dos por los dichos nuestro Presidente e Oidores, que de suso
van incorporados, y los guardéis y cumpláis y ejecutéis y ha-
gáis guardar y cumplir y llevar y llevéis á pura y debida eje-
cución con efecto, como en ellos y en la dicha nuestra cédula
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 1S7
real se contiene, y contra el tenor y forma de ella y de los di-
chos autos no vayáis ni paséis, ni consintáis ir ni pasar por
alguna manera, y para que venga á noticia de todos y ningu-
no pretenda ignorancia, mandamos hagáis pregonar esta nues-
tra carta en las plazas y partes públicas de las dichas ciudades,
villas y lugares, y embarcaderos y puertos del dicho Nuevo
reino y provincias de Santa Marta y Cartagena, y los unos y
los otros no fagades ni fagan ende al por alguna manera, so
pena de la nuestra merced y de quinientos pesos de buen oro
para la nuestra cámara. Dada en Santa Fee á 2 de Octubre de
1559 años. — ^Yo Diego de Robles, escribano de Cámara de su
Católica Magestad la fice escribir con acuerdo de su Presiden-
te e Oidores. — Registrada. — Bernardino de Bruero. — El Li-
cenciado, Grageda. — El Licenciado^ Tomás López. — El Doctor,
Juan Maldonado.
E agora Juan de Penagos, en nombre de la ciudad de Santa
Fee, y como procurador general de ella, y Pedro de Sotelo,
procurador, en nombre de la villa de Mopox e ciudad de Ta-
malameque, costa del Rio grande, y de las ciudades de Tocai-
ma y Vague y Vitoria, por sus peticiones que presentaron en
la dicha nuestra Audiencia nos hicieron relación diciendo:
que a su noticia y de sus partes ha venido que vos, el dicho
Licenciado Arteaga, nuestro Oidor, habiendo como habiades
sido enviado á tasar la gobernación y provincia de Cartagena
y otras cosas, diz que era ansí, que sin haberlo visitado ni
pasado los naturales del dicho Rio, sin tener comisión nues-
tra y contra la dicha nuestra cédula, en que se da facultad que
los indios del dicho Rio grande, como ejercicio natural suyo
propio, puedan alquilarse y subir a los puertos de este reino,
con que ellos lleven el precio de ello, contra lo cual vos el di-
cho nuestro Oidor, diz que habéis mandado que no anden las
dichas canoas ni los indios las voguen, so color que diz que
tenéis concertado con ciertos vecinos de Cartagena que andan
con ciertos barcos hasta el puerto de Velez, lo cual allende de
ser contra la dicha nuestra cédula, se habia hecho sin ser ci-
tados ni llamados sus partes, como personas en cuyo perjuicio
se trataba por muchas causas^ especialmente porque si se cum-
188 BOLKTÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
pliese lo que por vos habiades mandado, habiéndose de pro-
veer sus partes en la ciudad de Velez, valdría todo á excesivos
precios que no los podrian pagar, de que padescerian grandes
necesidades, y que lo susodicho no se podía ni se debía man-
dar-sin lo consultar primero con los dichos nuestro Presiden-
te y Oidores, para que visto las condiciones y calidades del
negocio, y oídas las partes, se mandara por ellos lo que fuese
justicia y convenía a nuestro servicio, cuyo negocio de barcos
e impedimento de ello, ya los dichos nuestro Presidente e
Oidores tenían noticia por los que antes se hablan intentado
y del gran daño que con ellos había habido, y que sobre ello
habiades hecho grandes mandatos para que las dichas canoas
no anduviesen, poniendo grandes penas; todo lo cual era en
gran perjuicio de la dicha ciudad de Santa Fee y de todo el
dicho Nuevo reino, e porque de lo que los dichos barcos ha-
bían de aprovechar estaba muy sabido, e que cuando en ello
se había de tratar habia de ser con otros fundamentos para
que se diera orden de la madera de ellas y cuantos hablan de
ir á un puerto y cuantos á otro y otras causas de considera-
ción fatibles y sustentables, y con acuerdo de los dichos nues-
tro Presidente e Oidores, para que dieran remedio general
a tan general provecho ó general daño de todo el distrito de
la dicha nuestra Audiencia, por lo cual y por otras causas que
dijeron y se ofrecieron de dar información, nos suplicaron
que con brevedad, sin dar lugar á dilaciones ni permitir que
sobre ello hobiese pleito, mandásemos remediar lo susodicho
y el daño y perjuicio tan notorio, mandándoos enviasedes a la
dicha nuestra Audiencia lo que sobre ello teniades hecho, con-
certado y acordado con los que hacian los dichos barcos para
que los dichos nuestro Presidente e Oidores viesen lo que más
conviniese, y que de todo se les diese traslado, y que en el en-
tretanto no proveyesedes, como diz que habiades proveído que
no anduviesen las dichas canoas, sino que las dejásedes andar
libremente como antes andaban, con aquella moderación y
paga y visita que los gobernadores de la dicha ciudad de Car-
tagena hablan siempre mandado, conforme á la dicha nuestra
cédula y provisiones reales, sin que haya novedad en ello has-
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 189
la que todo se viese por los dichos nuestro Presidente y Oido-
res hecho sobre ello, y que se estuviese como antes se estaba,
dando licencia á todos para que subieren como antes subian y
andaban ó que sobre todo ello proveyésemos como la nuestra
merced fuese; y por D. Pedro de Arevalo y Pedro Marin, como
vecinos de la villa de San Miguel, por su petición que acerca
de la dicha navegación presentaron alegando contra ella, por
el daño que diz que le venia de ello, suplicándonos lo mandá-
semos remediar; lo cual visto todo por los dichos nuestro Pre-
sidente y Oidores con los autos y proceso que como dicho es,
so ha tratado y está pendiente en esta dicha nuestra Audiencia
sobre la dicha navegación, de que en la dicha nuestra carta y
Provisión real de suso incorporada se hace mención, fue acor-
dado que debíamos mandar dar esta nuestra carta para vos en
la dicha razón y Nos tuvimoslo por bien, porque vos manda-
mos a todos e a cada uno de vos, según dicho es, que siendo
con ella requeridos por parte de las dichas ciudades y villas y
personas susodichas ó de cualquier de ellas dentro de sesenta
dias primeros siguientes enviéis ante los dichos nuestro Pre-
sidente y Oidores todos los autos y diligencias que sobre la
dicha navegación de los dichos barcos, concierto y orden de
ellos vos, el dicho nuestro Oidor, nuevamente habéis fecho y
tratado y concertado, con toda brevedad, para que visto se
provea lo que mas convenga al servicio de Dios nuestro Señor
y nuestro, y al bien y conservación de los naturales del dicho
Rio grande; y en el entretanto vos mandamos a vos, e a las
dichas justicias, según dicho es, veáis la nuestra dicha carta e
provisión e cédula en ella inserta que de suso van incorpora-
das, y lo guardéis y cumpláis y ejecutéis, y lo fagáis guardar
e cumplir y ejecutar en todo y por todo, según y como en
ellas se contiene, y contra el tenor y forma de ellas y de lo en
ellas contenido no vayáis ni paséis ni consintáis ir ni pasar
por alguna manera, so pena de la nuestra merced e de las pe-
nas en la dicha nuestra carta e provisión contenidas. Dada en
Santa Fee a 21 dias del mes do enero de 1561 años. — Yo Diego
do Robles, escribano de Cámara de su Católica Magestad, la
fice escribir por su mandado, con acuerdo de su Presidente y
190 BOLSTÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Oidores.— El Licenciado, Grageda. — El Liceociado, Tomas Lo-
PBz. — El Doctor, Juan Maldonado. — Registrada. — Pbdro Süa-
RBZ. — Chanciller. — Pedro Suarez.
Archivo de Indias. Legajo segundo de relaciones y descrip-
ciones. Madrid. Colee. Navarrete. T. 27, núm. 43.
XI.
Ordenanzas sobre la voga y navegación de los indios
en el Rio grande de la Magdalena, año 1576.
En la ciudad de Santa Fee del Nuevo reino de Granada de
las Indias, a 18 dias del mes de hebrero de 1576 años, los
Señores Presidente y Oidores de la Real Audiencia de S. M.
desta ciudad, habiendo visto la visita del Señor Licenciado
D. Diego de Narvaez, Oidor della, y lo que della resulta acerca
de la voga y de los excesos que algunos vecinos del Rio grande
y Santa Marta han hecho en el vogar de los indios y otras
cosas tocantes a la dicha voga, para remedio de lo susodicho,
teniendo consideración a la conservación de los naturales del
dicho Rio grande de la Madalena y de los pueblos de los espa-
ñoles que están en él, y porque del todo no cese el comercio
de los mercaderes, y este Nuevo reino se sustente; y asi mis-
mo habiendo visto una ejecutoria que se dio a pedimiento del
Licenciado Alonso de la Torre, fiscal de S. M. de la dicha
Real Audiencia contra los vecinos de algunos pueblos del dicho
rio, y que en ella en muchas cosas está bien y justamente
proveído en lo tocante a la dicha voga; pues para mayor clari-
dad y en confirmación de la dicha ejecutoria, y por virtud
della, para que a todos les sea notorio lo que deben guardar y
cumplir, sin que por esto sean vistos revocar la dicha ejecu-
toria, antes dejándola en su fuerza y vigor, mandaron que se
guarden y cumplan las ordenanzas siguientes.
Primeramente ordenaron y mandaron que ningún indio de
las provincias de Cartagena y Santa Marta denlos que sirven
al Rio grande, direcle ni indirectemente vogue contra su
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 191
voluntad y por fuerza, so pena de perdimiento de los indios
que tuviere encomendados el que tal fuerza le hiciere, y las
demás penas en que incurren los que fuerzan a hombres
libres y como libres pueden hacer su voluntad en lo que no
les fuere dañoso, bien se permite que como tales libres pue-
dan, de su libre y espontanea voluntad, vogar, con lo que se
les hobiere de dar por la dicha voga sea todo para ellos, para
sus necesidades, sin que su encomendadero ni otra persona
se lo pueda tomar ni comutar, ni en su salario se pueda entre-
meter persona alguna por cualquier razón que sea, so pena
que el que lo contrario hiciere, y les tomare alguna parte de
lo que han de haber por su trabajo, pierda los indios, si los
tuviere, y no los teniendo, pague mil pesos para la Cámara
de S. M. las dos tercias partes, y la otra para el juez y denun-
ciador por iguales partes.
Iten, ordenaron y mandaron que si los indios quisieren
vogar de su voluntad y tuvieren canoas propias ó alquiladas,
que ellos hayan todo el flete de las dichas canoas, como dicho
es; pero si el encomendadero pusiere la canoa, se manda que
lo que asi montare lo que se manda pagar por cada canoa, se
parta por iguales partes, la mitad al encomendadero y la otra
mitad á los indios, pagándoselo en la forma que abajo se
poma, lo cual se cumpla y guarde so las penas contenidas en
la ordenanza pasada, aplicadas como en ella se contiene.
Iten, que cuando enviaren a llamar a los indios con algún
indio ladino para que vengan á vogar, el tal indio lo avise al
cacique y capitán dellos, y el dicho cacique los invie dentro
de dos dias, y el que los fuere á llamar se salga luego del
repartimiento sin les hacer daño ni mal.
Y por que se cumpla mejor todo lo proveído en estas orde-
nanzas, se ordena y manda que cuando el encomendero qui-
siere enviar a llamar indios para la dicha voga, ante todas
cosas parezca ante el alcalde y juez de canoas, pida licencia
para llamar los dichos indios, y á las dichas justicias se les
manda den la dicha licencia con que vean ante todas cosas, si
conforme a lo que está ordenado pueden hacer aquel viaje, o
si han cumplido con los viajes permitidos y han descansado
192 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
entre viaje y viaje el tiempo (JUe está mandado, so pena que
el encomendero que no lo guardare y juez que diere licencia
contra lo permitido, incurra en pena de cien pesos de plata,
aplicados, la mitad para la Cámara de S. M. y la otra mitad
para el juez y denunciador.
Iten que los indios de venida ni vuelta no los detengan mas
que un dia cada vez y no les ocupen en cosa alguna.
lien se manda que los dichos indios queriendo vogar, sola-
mente lo puedan hacer en los meses de diciembre, enero y
febrero y marzo, junio y julio y agosto, en que se les encarga
a los jueces que si en estos tiempos al principio que se abre la
voga ó durante de ella hobiere alguna creciente ó impedi-
mento en el dicho rio, no les permitan vogar, sobre lo cual se
les encarga la conciencia. Y en el mes de marzo y agosto, que
son los finales de las vogas, de tal manera han de salir, que
en los dichos meses han de tornar a volver, sopeña que si los
dejaren salir en tiempo que no puedan volver, y alguno
excediere desta ordenanza, por la primera vez pague cient
pesos, la mitad para S. M. y la otra mitad por iguales partes
para el juez y denunciador, y por la tercera vez pierdan la
canoa e indios, y el juez que permitiere pierda el oficio y
cient pesos; pero bien se permite que para avisar del pliego
de S. M. que los gobernadores nos avisen con una canoa
pequeña y seis indios, con que no traiga ropa alguna.
íten se ordena que todas las canoas sean solamente de
porte de cien botijas de vino y que no pueda caber mas, y el
señor de la canoa que la tuviere de mas porte, la venda dentro
de dos meses para Cartagena, para que sirva en la mar, y
pasado el dicho término, hallándose en cualquier puerto, sea
quemada, sopeña que si las justicias asi no lo hicieren, irá
juez a su costa con dias y salario a lo ejecutar y a castigar los
señores de canoas que las tuvieren mayores del dicho porto
de cien botijas; y en las dichas canoas, aunque sean de las
dichas cien botijas de porte, no se pueda cargar mas de
ochenta botijas en vino, y el mercader que cargase en cual-
quier canoa de mas porte que el de las cien botijas de vino,
haya perdido y pierda todas las dichas botijas que asi cargare,
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 193
las tres partes para S. M. y su real Cámara y fisco, y la cuarta
parte para el juoz y denunciador, por iguales partes, y tra-
yendo ropa de caja, trayan las dichas cien botijas en ropa al
respeto, y si mas trajese la canoa, pierda el mercader la
ropa y el dueño de la canoa, aplicada en la forma susodicha,
y siendo menor la canoa, se cargue a rata por cantidad.
lien se manda que en cada canoa del dicho porte de cien
botijas necesariamente hayan de ir doce indios mayores de
diez y ocho años y menores de cuarenta años, y que no tengan
enfermedades ni lision alguna, y que todos lleven sus comi-
das conforme al viaje que han de hacer, y sus sombreros y
hamacas y esteras, y vayan proveidos de lo necesario, y
siendo menor la canoa, se pueda vogar con menos indios, con
que a cada ocho botijas de flete se descuente un indio y no
mas, y en esto se encarga mucho las conciencias de los jueces
y visitadores de canoas, y se les apercibe que si en esto tuvie-
ren descuido alguno, serán rigorosamente castigados.
Iten porque los indios con el premio del salario y jornal no
trabajen mas de lo justo, se ordena y manda que los indios de
la ciénega de Santa Marta voguen hasta Tenerife y no mas,
so pena de que el encomendero pierda los indios y el merca-
der pierda la ropa, aplicada como en la ordenanza pasada,
aunque ellos digan que quieren pasar adelante, de su volun-
tad, y queriendo ellos venir á Tenerife a vogar, puedan vogar
seis viajes en las dos vogas de cada un año, en la mayor cua-
tro y en la menor dos, y los indios de Gayra de S. M. y del
Dursino, queriendo, puedan vogar por la mar á la ciénega y
no mas, y los dichos indios de la ciénega sean visitados en
Tenerife por el juez de canoas y alcalde, ante escribano.
lien los indios de Tacaloa y Malambo y Barrancas que están
debajo de Mompox, voguen, queriendo ellos, solamente hasta
Mompox y Tamalameque, sin que puedan subir mas arriba,
sopeña de perdimiento de indios y de la ropa que en las ca-
noas subiere, y de las canoas, aplicado como en las ordenan-
zas pasadas.
Iten los dichos indios de Tacaloa y Malambo, queriendo ir
ellos, y no de otra suerte, puedan hacer seis viajes cada un
18
191 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
año en las dos vogas del año, en la mayor cuatro y en la me-
nor dos.
Iten los indios de Mompox y Tamalameque queriendo ellos
como libros vogar para su útil, se les permita que puedan su-
bir hasta el puerto de Gararí, ó el puerto de las Angosturas, ó
el puerto de Ocaña, con que a los puertos de Gararí y Angos-
turas hagan solamente cuatro viajes en las dos vogas, y no
mas, y al puerto de Ocaña seis, los cuatro en la mayor y los
dos en la menor, y entiéndese que el indio que vogare a Ga-
rarí los cuatro viajes, no ha de poder aunque quiera vogar a
otro puerto, porque solamente han de vogar aunque ellos
quieran, no mas de lo permitido por estas ordenanzas.
Iten ordenaron y mandaron que los indios de Mompox y
Tamalameque, que no puedan bajar por ropa ni mercadería
ni por personas a las Barrancas de las dos gobernaciones; pero
bien se permite que no habiendo canoas de retorno de las Ba-
rrancas de abajo, y queriendo algunos indios de su voluntad,
puedan bajar con personas y matalotaje y a la vuelta puedan
traer sal, con que sea la cuarta parte de la sal para los dichos
indios, y por dos viajes que bajaren se les descuente uno de
los que podran hacer arriba, y no de otra manera, y los de
Tamalameque, que puedan bajar por ropa á Mompox y los ve-
cinos de Mompox no hagan estanco de la ropa, sino que igual-
mente se carguen las canoas, sin que se pueda poner en esto
por los vecinos ni justicia impedimento, sopeña de mil pesos,
y que irá juez a costa de culpados.
Iten porque las canoas do Tamalameque que van á cargar a
Mompox no pueden ser bien visitadas en la dicha villa de
Mompox y se van sin se visitar en la ciudad de Tamalameque,
para que cese todo fraude mandaron que las canoas, al salir
que salieren de Tenerife por carga, se registren ante el juez, y
al salir cargadas de Mompox se tome por fee y testimonio de
cuya es, y que dia salió, y en que mes y año, y vayase á visi-
tar a Tamalameque, sopeña que si alli no se visitare, sea per-
dida la canoa y la ropa que asi llevare, aplicada en esta forma:
que las tres partes haya S. M. y su real fisco, y la cuarta par-
te para el juez y denunciador.
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 195
Y porque los que tienen canoas de cien botijas y otras me-
uores, no quieren dar las menores hasta que las mayores estén
fletadas, se manda que los pasajeros y mercaderes libremente
puedan fletar las canoas del porte que las hallaren, menores de
las dichas cien botijas, y las justicias se las hagan dar por los
precios á rata por cantidad, sopeña de cien pesos para la cáma-
ra, y privación de oficio, y que sabiéndose que en esto no se
guarda esta ordenanza irá juez a costa de culpados a la ejecutar.
Iten porque los indios con el continuo trabajo no se acaben,
se manda que entre viaje y viaje por lo menos los de Barran-
cas, descansen en sus casas quince dias, y los de Mompox y
Tamalameque un mes, y sin que pase este tiempo, aunque
ellos quieran, no los dejen vogar, sopeña de doscientos pesos
para la Cámara, y que la canoa sea perdida y aplicada como
las ordenanzas pasadas.
Los precios que se han de llevar por la ropa que se trajere
en canoas:
Desde Malambo a Mompox cuatro reales por cada botija.
Desde Mateo a Mompox, tres reales por cada botija.
Desde Malambo a Tamalameque, cinco reales.
Desde Mateo a Tamalameque, cuatro reales.
Desde Mompox a Cararí ó a las Angosturas, doce reales.
Desde Tamalameque, que saliendo cargada desde Tamala-
meque hasta Cararí ó Angosturas, once reales.
Desdo Mompox a Ocaña, cinco reales.
Desde Tamalameque a Ocaña, cuatro reales.
Los indios de la ciénega de Santa Marta lleven por cada
botija hasta Tenerife, cuatro reales.
Y si los indios que llegasen a las Angosturas quisieren de
su voluntad pasar a Zuna, se les permite con que les paguen
a tres reales mas por cada botija.
Y cualquiera que llevare mas por la canoa de lo contenido
-en el arancel, por la primera vez pague cien pesos de plata
ensayada, la mitad para la Cámara y la otra mitad para el
juez y denuuciadorj y por la segunda sea la canoa perdida,
aplicada para la Cámara y fisco de S. M., y mas otros cien pe-
sos aplicados como dicho es.
196 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Iten se ordena que los indios de S. M. que están en su co-
rona realy no puedan llamallos para que voguen, y que las
justicias no consientan tal por alguna manera, salvo viniendo
ellos de su voluntad, y para su provecho y útil, y esto desde
la ciénega de Xigua hasta Mompox, con que aunque quieran
no voguen mas de los seis viajes permitidos y siendo suyas las
canoas todo sea para ellos, ecepto que subiendo alguno de
Presidente, oidores, fiscal o gobernador ó oficiales de la Ha-
cienda real o su lugartenientes y obispos, puedan vogar hasta
Gararí ó las Angosturas, pagándose por los. precios en el aran-
cel contenidos, lo cual se permite, porque por experiencia se
tiene lo muy bien que son tratados, y que son muy bien pa-
gados.
Iten se manda que los indios sean pagados ante el alcalde y
juez de canoas y escribano del cabildo y por ello le»» de un peso
el escribano y medio el juez y medio el alcalde, lo cual pague
el señor de la canoa, sin que los indios paguen desto cosa algu-
na, ni de los mercaderes, sopeña de volvcllo con el cuatro tanto,
e ninguna canoa salga del puerto sin ser por ellos mirada.
Y para que se entienda como se guarda lo contenido en es-
tas ordenanzas, se manda que los alcaldes do los puertos de
Gararí y Angostura tengan un libro en que pongan los viajes
que cada una canoa hace, y cuya es y con qup indios, y las
visite, y no viniendo conforme a estas ordenanzas, avise á esta
Real Audiencia de lo que sintiere ser necesario.
Iten se ordena que ni los indios ni señores de canoas lleven
cosa alguna por el cargar y descargar las canoas, con que los
mercaderes les pongan la ropa a la lengua del agua.
Iten que los alcaldes de los puertos tengan arancel de las
cosas de comer y mantenimiento, asi para indios como para
españoles, y lo guarde.
Iten que en ninguna manera ni por escusa alguna los in-
dios de Mompox y Tamalameque voguen a Rio Negro ni a
Unda, so pena de perdimiento de indios y de canoas, y de la
ropa que ansi vogaren, y si trajeren españoles, los dichos es-
pañoles incurran en destierro perpetuo de las Indias, y los
alcaides de los puertos los prendan y envien presos a esta ciu-
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 1^7
dad de Santa Fee a su costa, y les secuestren sus bienes y ca-
noa y ropa.
Iten se ordena y manda que los indios que de su voluntad
se ocupan en vogar, que no sean ocupados en otros servicios
algunos de hacer casas, ni hacer leña, ni la traer, ni yerba, ni
otras ocupaciones, y permítese que siendo necesario, la justi^
cia pueda hacer venir en tiempos desocupados y no impidan
sus labores á los indios que no vogan, hacer casas y servicios
de las villas y ciudades, pagándoselo por precios moderados y
tasados por la justicia, con que la paga se haga realmente ante
la justicia y escribano, y conste por escrito, en que se les en-
carga las conciencias a las dichas justicias, y se les apercibe
que no permitan de otra suerte trabajar a los indios, porque
se les pedirá cuenta estrecha en las residencias.
Iten se ordena que los indios que de su voluntad quisieren
servir a sus encomenderos, de pajes y criados y para otros
servicios de casa moderados, se pongan por la justicia y escri-
bano, y estos no paguen demora, y hayan cuatro pesos, en
reales cada un año para sus necesidades, y la paga sea ante la
justicia, y tengan libro della.
Iten que los indios ladinos que sirven de andar en las ca-
noas, que demás de su parte de las vogas hayan, por lo que
sirven a sus amos, tres pesos cada año, y la paga sea ante la
justicia, y tengan libro della.
Iten que si los indios fuesen menores de diez y seis años,
solamente se los dé de comer y vestir, dos camisetas de angeo
y dos pares de saragüelles y calzado, y un sombrero de palma
ó lana, y doctrina, y la paga sea ante la justicia, y tengan libro
della.
Iten porque se entiende que entre los Malibues hay gran
falta de indios y por esto se acaba la generación, se ordena y
manda que todas las indias que se hallaren en Tamalameque,
Mompox y Tenerife que hubiese menos tiempo de cuatro años
que salieron de sus repartimientos, las vuelvan á ellos, y sien-
do cristianas las casen con cristianos, y todos tengan cuidado
de buscar indias para casar los dichos indios, y en esto los
gobernadores y justicias pongan toda diligencia.
196 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Iten que todas las indias e indios anden cubiertas sus car-
nes y lo mas honesto que se pueda, y asi mismo los indios, y
en esto se ponga por la justicia gran diligencia, y los religio-
sos harán en esto y en la pulicia todo lo que les fuere po-
sible.
. Y las indias ladinas lavanderas se les den en cada un año
seis pesos en reales de soldada, y a las demás que no lo sean
a cuatro pesos, y la paga sea ante la justicia y tengan libro
della.
Y porque se entiende que algunos vecinos faltan de las vi-
llas de Mompox y Tamalameque, que se manda que luego que
esta ordenanza se les notifícase, dentro de un mes, asistan
cada uno en su pueblo y hagan la vecindad, so pena de que si
pasados treinta dias después de la notificación, los dichos ve-
cinos no fuesen á hacer vecindad, que en tal caso de?de luego
sean los indios por vacos, y se les manda a los gobernadores
los provean en personas tales, conforme a las cédulas de S. M.
Iten se ordena y manda que ningún indio deste Nuevo rei-
no de Granada pueda ser compelido a vogar por fuerza y con-
tra su voluntad, so pena de perdimiento de indios; pero que-
riendo ellos libremente y de su espontanea voluntad vogar,
como hombres libres lo puedan hacer, solamente aquellos que
tienen inmemorial costumbre y uso de vogar, y no mas, y
ninguno sea osado de meter a vogar indios de Tocaima y Ca-
lamoina, ni de los Patangaros, ni otros que no tengan el dicho
uso, so pena de perdimiento de los dichos indios.
Iten se ordena y manda que las canoas que anduvieren en
esta voga del Rio grande, no voguen mas que desde el puerto
de Gallote hasta las Angosturas, de ida y vuelta, sin que pue-
dan bajar mas abajo ni subir mas arriba, so pena que el en-
comendero incurra en perdimiento de indios y de la canoa,
aplicada en esta forma; que las dos tercias partes sean para la
Cámara de S. M. y la otra tercia parte para el juez y denun-
ciador por iguales partes, y el mercader pierda la ropa, apli-
cada en la dicha forma, eceto a Zuna, dándoles tres reales por
cada botija de las dichas Angosturas á Zuna.
Iten cada canoa que bajare lleve los precios siguientes:
Ríos DE VENEZUELA. Y DE COLOMBIA. 199
Para cada español que bajare, por sola su persona pague
dos pesos de oro, y por cada indio que con licencia desta real
audiencia que bajare, o cada negro, pague medio peso de oro,
y por cada petaca medio peso de dicho oro, y ansi al respeto
se tase y modere y avalie cualquier otra cosa por petaca, a rata
por cantidad.
Y los mismos precios se lleven desde el Angostura á Tama-
lameque 6 Mompox.
Y desde Mompox o Tamalameque hasta las Barrancas, por
cada persona un peso en reales, y tres reales por cada indio ó
esclavo, y otros tres reales por cada petaca y asi al respeto.
Iten que la canoa que subiere cargada desde el puerto de las
Angosturas hasta el Gallote, lleve por cada botija medio peso
de oro, y asi al respeto, como dicho es.
Iten se ordena y manda que no suban canoas cargadas,
ahora sea con negros ni con indios, desdo el puerto de Gallote
arriba, so pena de perdimiento de indios y de los dichos ne-
gros y de la ropa que subieren, aplicado como en las demás
ordenanzas.
Iten se ordena y manda que se lleve de porte por tierra lo
siguiente: Por una arroba de peso de ropa de caja, desde el
puerto del Gallote hasta la dicha Santa Fee, cinco tomines de
oro corriente, y de cada arroba de valume ó hierro, medio peso
del dicho oro, y por óada cabalgadura cuatro pesos del dicho
oro, y por razón de fiar los portes no se lleve mas, so pena del
cuatro tanto, y por cada botija de vino dos pesos, y entiénda-
se que dos botijas de aceitunas hacen una de vino y tres de
aceite otra de vino, y lo mismo desde la dicha ciudad al dicho
puerto.
Iten, desde el dicho puerto de Gallote ó Mariquita por cada
botija de vino, por el trabajo de pasar el Rio grande, medio
peso de oro, y al respeto por las de aceitunas y aceite, y por
la carga de cada arroba de hierro ó valume, torñin y medio, y
por cada arroba de ropa de caja, un tomin del dicho oro, y si
la trujere a Onda, se le pague las dos tercias partes del porte.
Iten se ordena y manda que porque los mercaderes no sean
defraudados en la ropa que entregan a los señores de canoas.
200 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
que el dicho señor de canoa sea obligado de dar cuenta con
pago de toda la ropa y viuo que recibiere en su canoa, y para
que esto conste, el mercader reciba del señor de la canoa ó del
alcaide del puerto un conocimiento firmado del recibo de las
botijas ó ropa, y el dicho alcaide reciba asimismo la ropa por
fee y testimonio para que el mercader sepa si entregaron los
indios tanta como recibieron, y lo que faltare se lo pague el
señor de la canoa al mercader.
Iten porque no haya fraude en el porte de las canoas, cada
que se hubiere de echar una canoa al agua, se manda que uno
de los alcaldes y el juez de canoas ante el escribano y en pre-
sencia de un mercader, hagan cargar la dicha canoa y proballa
en el rio, y conforme a lo que hiciere, asi sea sellada y mar-
cada, con que no exceda de las dichas cien botijas de porte, y
lo mismo se haga con las que ahora andan porque por aquella
manera de aqui adelante sea cargada en la ropa y botijas á
rata por cantidad, so pena que la canoa que no estuviere mar-
cada sea perdida y se divida en tercias partes, aplicadas como
en las ordenanzas pasadas.
Iten se ordena y manda que los gobernadores de Cartagena
y Santa Marta no dejen subir á este reino a ninguna persona
de ninguna calidad de estado o condición que sea, sin expresa
licencia de S. M. despachada por la Gasa de la Contratación de
la ciudad de Sevilla, conforme a lo dispuesto por las cédulas
de S. M. que sobre este caso hablan, y solamente dar licencia
que puedan subir y volver a este reino los que como mercade-
res hobiesen bajado del y quisieren volver a el con sus merca-
derías, lo qual cumplan y guarden los dichos gobernadores y
sus lugartenientes y no permitan subir a estas partes personas
prohibidas, so pena que si dieren licencia contra lo ordenado
por S. M., los que con la dicha licencia subieren, serán vueltos
a costa de los dichos gobernadores y justicias que asi diesen
las dichas licencias, demás de que conforme a derecho serán
castigados.
Iten se ordena y manda que ningún señor de canoa ni mer-
cader ni otra persona de cualquier estado y condición que sea
suba en su canoa o en su compañía persona alguna que no
RÍOS DE VENEZUELA. Y DE COLOMBIA. 201
traiga licencia de S. M. para subir a estas partes, so pena que
el señor de la canoa en que viniere, por la primera vez incurra
en pena de cien pesos de plata ensayada^ las dos terceras par-
tes para la cámara y fisco de S. M. y la otra tercia par^e para
juez y denunciador por iguales partes, y por la segunda vez
haya perdido y pierda la canoa, la cual le sea vendida y el
precio della se aplica en la forma susodicha, y por la terce-
ra vez haya perdido y pierda los indios de su encomienda y
sean puestos en la corona de S. M., y demás destas penas,
siempre que constare haber venido en la dicha su canoa hom-
bre sin licencia, a su costa sean sueltos los que asi vinieron, y
el mercader o otra cualquier persona en cuya compañia cons-
tase venir alguna persona o personas sin licencia de S. M.,
como dicho es, incurra en pena de doscientos pesos por la pri-
mera vez, aplicados en la forma susodicha, y por la segunda
vez la pena doblada, y por la tercera incurra en destierro por
diez años de las Indias, en las cuales dichas penas incurra el
señor de la canoa, aunque diga que el mercader que le alquiló
la canoa trujo la dicha persona sin su consentimiento sin li-
cencia, probándose que al partir del puerto el dicho señor de
canoa avió y entendió venir en la canoa persona prohibida, y
asi mismo el dicho mercader o pasajero incurra en las mismas
penas aunque diga y alegue qne el señor de la canoa metió a
la tal persona prohibida contra su voluntad.
Iten se ordena y manda que por lo susodicho se cumpla y
guarde que los visitadores de canoas, alcalde y escribano que
las han de visitar al tiempo de salir de los puertos de Tenerife,
Mompox y Tamalameque y los alcaides de los puertos de Ca-
rari, Angosturas y Gallote y otros, tengan especialisimo cui-
dado en prender todas cualesquier personas de cualquier con-
dición y calidad que sean, que por el dicho Rio grande subie-
ren sin licencia expresa de S. M., con apercibimiento que si
se entendiese que tácita ó expresamente permiten ó consienten
subir los tales hombres sin licencia de S. M. serán gravisima-
mente castigados, y se enviaran jueces a su costa con dias y.
salarios a hacer información y Iraellos presos para que sean
castigados conforme á derecho.
202 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Las cuales dichas ordenanzas ordenaron y mandaron se
guarden y cumplan por todas las justicias y jueces y merca-
deres, señores de canoas e indios y todos los demás aquieu toca
ó tocar puede, de todo este distrito, so las penas en ellas con-
tenidas y so pena de mil pesos para la Cámara y ñsco de S. M., y
se apercibe a las justicias que tengan ^ran cuidado y vigilan-
cia en la observación dellas porque no las guardando serán
gravemente castigados e irán cada que lo contrario constase,
juez o jueces a las ejecutar con dias y salario a costa de los di-
chos jueces y de los inobedientes, y mandamos que se guarden
sin embargo de otras cualesquier ordenanzas que a estas sean
contrarias, autos o pregones de cualesquier gobernadores o
desta real Audiencia, los cuales se revocan y anulan y suspen-
den, y asimismo se ejecuten sin embargo de suplicación, y
cumpliéndolas y guardándolas en todo y por todo, él y los que
se sintieren agraviados, parezcan conforme a derecho en esta
real Audiencia dentro de sesenta dias a alegar de su derecho,
donde serán oidos, y pasado dicho termino o dentro del, toda-
vía se guarden y cumplan, y para que vengan a noticia de
todos se envié un traslado a los gobernadores de Cartagena y
Santa Marta, para que las hagan cumplir en sus distritos e
invien ante nos un testimonio del pregón que dellas se hiciere
con toda brevedad. — El Licenciado, Don Diego de Narvaez. —
El Licenciado, Francisco de Aüncibay. — El Licenciado, Ceti-
na.— Yo Juan de Alviz, escribano de S. M., fui présenle. — El
Licenciado, Francisco de Aüncibay. — El Licenciado, Antonio
de Cetina. — Yo Juan de Alviz, escribano de Cámara de S. M.
fui presente.
Archivo de Indias. — Legajo i2 de Buen gobierno de Indias.
— Madrid^ Colecc. Navarrete^ tomo 27 núm, 44.
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 203
XII.
Memorial que dio Ifiigo de Aranza sobre la orden que se
debia tener en la navegación del Rio grande de la Mag-
dalena y mercadurías que por ¿1 suben^ hasta tanto que
hubiese otro que diese mejor.
Illmo. Sr.: Una de las cosas más necesarias que hay para
el descargo de la real cohcieacia y las de los encomenderos, y
bien de los naturales del Rio grande de la Madalena, y sus-
tento del Nuevo reino de Granada, es que para la navegación
de aquel rio y mercadurias que por él suban se tenga este
orden, hasta tanto que haya otro que lo dé mejor.
Primeramente que se descabra y abra y navegue un estero
de agua que de las Ciénegas y lagunas de Cartagena sale al
dicho Rio grande junto a Tenerife, para que todo lo que ho-
biere de subir al Nuevo reino y entrar en el dicho rio para
proveimiento de los pueblos del, entre por el dicho estero, y
no por otra parte, el cual descubriéndose se navegará en cual-
quier tiempo del año, por estar dentro en la tierra, y harán
los barcos que convinieren los que hobieren de navegar.
Mandar que ninguna fragata entre en el Rio grande con
mercadurias por la boca del rio, sino por aquel estero, a lo
menos después que se haya descubierto y se pueda navegar
por él, aunque sea con barcos menores o canoas.
Que si alguna ropa se descargare en Sancta Marta, que sea
para el reino, ningún indio de_ Sancta Marta suba con la tal
ropa de Mompox arriba.
Que ningún indio que tuviere su casa y asiento mas arriba
de Mompox, no baje por mercaduría ni a vogar canoa cargada
al puerto del estero ni a otro alguno de los que están mas
abajo, y que los que hay de los dichos puertos hasta Mompox,
naveguen los indios que tienen sus canoas y asiento mas abajo
de Mompox, de una banda y de la otra del Rio grande, que son
de ambas gobernaciones, Sancta Marta y Cartagena.
204 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Que los indios que hobieren de navegar de Mompox para
arriba, a cualesquiera de los puertos del reino, sean de aque-
llos que tienen sus casas y asientos del dicho pueblo de Mompox
para arriba, de la una banda y otra del Rio, de manera, que
los que están mas abajo naveguen y voguen hasta Mompox y
no pasen de alli, y los que están de alli para arriba, naveguen
hacia los puntos del reino y no bajen de Mompox.
Que no navegue ninguna canoa que no lleve tres negros
que voguen en ella.
Que ningún indio navegue con canoa cargada mas de dos
viajes al año en la navegación que se les reparte, y sean de
edad de 18 años para arriba y de 50 abajo.
Que toda la mercaduría que fuere para Pamplona, y lo que
nuevamente pobló Francisco Hernández, entre por la ciénega
del Bachiller y por el puerto nuevo que el dicho Francisco
Hernández descubrió arriba de Tamalameque.
Que todo lo que fuere para Velez y Tunja entre por el
puerto de Carari y no por otra parte alguna.
Que todo lo que fuere para Sancta Fee entre por la villa de
la Palma, por el puerto que descubrió Alonso de Olalla o por
el que tiene Alcocer, digo, Hernando de Alcocer, o por el que
se asentare en aquel paraje.
Iten, en el entretanto qu*3 se adrezan los caminos y puentes
y puerto de la Palma, las dichas mercadurías que fueren para
Sancta Fee, se descarguen a la boca del Rio Negro, y de alli
se lleven en recuas.
Que todas las mercadurías que fueren para Mariquita, To-
caima y Bague, se descarguen en el Rio Negro, y de alli has-
ta Honda se suban en las canoas de Honda o en recuas, como
cada uno quisiere.
Que las canoas de Honda no suban ni carguen en el Rio
Negro ninguna carga que no sea realmente para Mariquita o
Tocaima o Bague, y que no bajen mas que hasta el dicho Rio
Negro.
Que se tase lo que se ha de pagar de flete a las canoas, a
cada una conforme al porte y donde navegare, y a los natura-
les su trabajo.
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 205
Esto es lo que me parece que por agora se debe mandar,
por descargo de mi conciencia. — Iñigo de Aranza.
Que ningún indio que no tuviere mujer o hijos, padre o
madre o familia aquien dejar encomendada su casa y labran*
za, 00 salga a vogar. — Iñigo db Aranza.
Archivo de Indias. — Legajo il de Buen gobierno de Indias.
Madrid, Colección Navarrete^ tomo 27, núm. 45.
XIII.
Memorial de las Ordenanzas y reformación de capítulos
hechos para la conservación de los indios y cómoda
navegación del Rio grande de la Magdalena, por el capitán
Camacho, en la Ciénega, Tenerife y Santa Cruz de Mompox,
en virtud de la Comisión que para ello tuvo. En la Ciénega
en 24 de Diciembre de 1597.
Primeramente, porque el encomendero y sus mayordomos
fuerzan, contra su voluntad, a los indios vayan a vogar, orde-
na que el cacique llame ante si y el Padre de la doctrina a los
indios, sin que asista el encomendero ni su mayordomo, y
que el Padre de la doctrina diga que los que quisieren vogar se
señalen, y a los que de su voluntad lo hicieren, sean pagados
ante el doctrinero, y estos no sean de los que no hubieren
descansado de la voga, ni los mayores de 40 ni menores de 18
años, que están jubilados; y para que los mayores de 18 años
sean admitidos, ha de presentar el encomendero la fee del bau-
tismo ante la justicia, sacada del doctrinero, con las señas, lo
cual cumpla el encomendero pena de doscientos pesos de buen
oro, y en falta del doctrinero, el cacique haga las dichas dili-
gencias, pena de que será castigado.
Iten porque el señor don Antonio González permitió que si
el encomendero necesitaba de indios los pueda, con su volun-
tad de los dichos indios, sacar de sus repartimientos y con li-
cencia de la justicia, la cual ha de moderar los precios de lo
que cada uno ha de llevar en cada un año, y porque ha visto
206 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD OEOORÁFIGA.
los que D. Antonio encomendó tiene en su servicio y le sir-
ven de su voluntad, ordenó les págiie a los que hoy tiene y de
adelante tuviere, en esta forma: A las indias que sirven de
mandaderas y cocineras y costureras a 16 pesos a cada una en
cada un año, y permite se les pague en Rúan ó otro lienzo de
valor para camisas, y un chinchorro en que duerma, a cada
una. A los indios estancieros, porque declararon no ocuparse
en mas de en guardar las estancias, a 8 pesos cada uno en
cada un año. A los arrieros a 16 pesos. A las que sirven a los
mayordomos a un peso cada mes, y a los pajes, de vestir y
comer, y las pagas han de ser por San Juan y Navidad, en
cada paga medio año, y dellas ha de recibir su carta de pago
el encomendero, del Padre doctrinero, ante el escribano de
Santa Marta. Proveyóse con auto y notificóse al encomendero.
lien que el encomendero y doctrinero den á los muchachos
de la doctrina los pertrechos de pescar necesarios, y maiz que
coman, y por ello han departir el pescado en esta forma. Entre
los dichos muchachos y el Padre doctrinero y encomendero
por iguales partes, y porque en los meses de diciembre, ene-
ro y febrero suele haber mucha pesquería, se ha de hacer el
pescado cuatro partes, y las tres han de ser, para el encomen-
dero dos, para el doctrinero una, y la otra parte coman los
muchachos, que les es suficiente, y por este pescado, a mas de
los pertrechos, les han de dar el encomendero y doctrinero
sendas camisas y calzones de cañamazo a los dichos mucha-
chos, y que no vayan a pescar sin oir misa. Proveyóse con
auto, pena de cien pesos, y al doctrinero se le encargó la con-
ciencia, y que vuelvan de la pesca á rezar a la iglesia.
Iten porque de Santa Marta a Cartagena no hay otro paso
sino por las ciénegas, y que para la conservación de los pue-
blos de esta costa conviene navegarse con bastimentos y otras
cosas necesarias, y que estos indios no tienen otro sustento
sino la voga, por ser la tierra inútil de sementera y no se
crian carnes para comer, si solo el pescado, á pedimento de los
mismos indios les dio licencia de poder vogar en tiempo de
voga cerrada, hasta Tenerife y Malambo, porque hizo primero
información de la utilidad que se les seguia, con que las di-
RÍOS DE VENEZUEIA Y DE COLOMBIA. 207
chas canoas no pasen de Tenerife y Malambo, pena de dos-
cientos pesos de oro, en que dio por condenado al encomen-
dero, para la Cámara, y que será castigado. Proveyóse con
auto y nolificósele.
lien porque los indios de esta ciénega se valen del pescado,
miel y sal que hacen, vendiéndola aquien se les paga, y el
encomendero suele por menos precio quilái*selo, ordena que
200 pesos de oro para la real Cámara lo tal no hagan, y que
los indios lo puedan vender libremente aquien mas les diere,
y si por el tanto lo quisiere tomar el encomendadero lo pueda
hacer, atento que los indios le pagan de demora seis reales
cada mes al dicho encomendero por los dichos frutos que
cogen.
Iten que de los dichos indios de su voluntad puedan todo el
año vogar hasta Malambo, porque asi conviene para la provi-
sión de Santa Marta, llevando cada indio a razón de ocho rea-
les, y dellos haya de dar un real a su cacique, y el encomen-
dero ha de llevar por la canoa otro tanto, que son 84 reales, y
QSta tasa hizo porque el señor doctor Antonio González no lo
dejó ordenado, y que el dicho encomendero no pueda llevar
mas por el flete, pena de doscientos pesos de oro para la real
Cámara.
lien porque la navegación de aqui a Tenerife tiene ocho
dias de subida, y el señor don Antonio González les tasó a
medio peso por cada botija de flete, y la mayor parle de la
voga se hace en barquetas de a treinta botijas, que van aviadas
con cinco ó seis indios, y que si estos no llevasen a mas pre-
cio y quisiere la mitad el encomendero en tan largo camino
no les alcanzarla aun a la costa; ordena hasta que la Real
Audiencia de Santa Fee otra cosa mande, pueda llevar cada
indio que salga a vogar á 26 reales, de los cuales dé un real a
su cacique, y el encomendero lleve a razón de 25 reales de
flete por cada indio que vogare, que es otro tanto como cada
indio llevare, de manera que el encomendero lleve otro
tanto como todos los indios juntos, y el cacique un real por
cada indio, y esto se guarde^ pena de doscientos pesos de oro
para la real Cámara.
203 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Iten porque algunos indios tienen unas barquetas de que
solian usar para pasajeros, y los mayordomos y encomende-
ros no les dejan usar dellas, ordena, que pagando al señor de
la barqueta conforme arriba está dicho, puedan usar dellas,
dando la mitad al señor de la barqueta, y estas sean preferidas
en el flete a las del dicho encomendero; y esto se guarde,
pena de doscientos pesos de oro para la real Cámara.
Iten que a los indios que fueren en Geivas a Santa Marta,
se les pague a medio peso de ida a cada uno, y otro medio de
vuelta, volviendo con carga, y no la trayendo no se les pague
nada, y que se les haga pagar delante del Padre Cura, y esto
guarde el encomendero, pena de cincuenta pesos para la
Cámara. Proveyóse con auto y notificósele.
Iten por cuanto el señor D: Antonio González no tasó lo
que los indios hablan de llevar iiavegando hasta Mompox, y
do Tenerife a Mompox hay la mitad de camino que desta
ciénega a Tenerife, manda se le pague a cada indio a 36 reales,
vogando en el tiempo permitido por las ordenanzas, por ma-
nera que por una barquetona de diez indios se paguen de flete
setenta y un pesos, treinta y cinco para el encomendero y
treinta y seis para los indios, los cuales den a su cacique cada
uno un real, y que esto se guarde hasta que la real audiencia
de Santa Fee otro provea, pena de cien pesos de oro. Prove-
yóse con auto y notificóse al encomendero.
Iten que los indios que vogaren a Tenerife descansen diez
dias, y los que vogaren a Malambo cinco dias, y no se les
consienta volver a la voga sin haber descansado, aunque de
su voluntad lo quieran hacer, so pena de cincuenta pesos de
oro. Proveyese con auto y notificóse al encomendero.
Iten que el encomendero cada mes visite los Lohios y haga
reparar los que se llovieren y hacer de nuevo los que fueren
menester, a lo que acudan todos los indios que sean necesarios,
y mientras entiendan en esta obra no se les permita entien-
dan en otra cosa, pena de cien pesos de buen oro. Proveyóse
en auto y notificóse al encomendero.
Iten porque D. Lope, Cacique, es pobre y no tiene con que
se sustentar, manda que cada indio de los suyos que salga a
RÍOS DE VENEZUELA^ Y DE COLOMBIA. 209
vogar, por cada vez le den un real, y la sexta parte de toda la
pesca, y que el encomendero lo haga asi cumplir, pena de
doscientos pesos, lo cual se le señaló de conocimiento de todos
los indios.
Iten porque los indios gastan lo que ganan en vino y andan
desnudos, manda que nadie sea osado de vendelles vino, pena
de cien pesos para la Cámara real, y la misma pena al enco-
mendero, y se le permite que les pueda vender hierro y algo-
don, a los precios que vale en Santa Marta, con que no les
fuerce a comprar. Proveyóse con auto y notificóse.
Iten, que por información del Padre Cura faltan en la igle-
sia unas crismeras y una imagen de Cristo, de plata, para el
altar, mandó que dentro seis meses lo haga el encomendero,
so pena de cien pesos de oro para la Cámara.
Iten que las canoas de esta ciénega que volvieren cargadas
de retorno de Mompox, Tenerife y Malambo cobren por su
flete la mitad de lo que llevaron de viaje, y sino trujeren carga
entera cobren al respeto, y esto lo partan con el encomendero
por mitad. Proveyóse, porque el señor D. Antonio González
no ordenó en esto. Hízose auto. Notificóse al encomendero lo
cumpla, pona de cien pesos.
Iten que se cumplan las ordenanzas hechas por el señor
D. Antonio González en cuanto no repugna a esta reforma-
ción, la cual y sus capítulos manda se cumplan hasta que la
real Audiencia otra cosa provea.
En Tenerife 15 de Hayo de 1598.
Primeramente que los encomenderos y otras personas que
tienen indios a su cargo adviertan que la voluntad de S. M.
es que los indios no voguen, y que en el tiempo que de su
voluntad vogarcn,. no paguen demora, porque esta han de
pagar de los frutos que cojen de la tierra, como está ordenado
pero porque los negros que sirven en la navegación no están
diestros, y se hace con peligro no llevando indios pilotos, quo
por esta razón ordena por tiempo de año y medio puedan
14
210 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
vogar, para que en este tiempo adiestren á los negros, y
pasado, se guarde lo ordenado por la Audiencia de Santa Fec,
y al encomendero ó persona que contraviniere, desde luego le
da por condenado en quinientos pesos para la Cámara, de
oro, y por incurrido en las demás penas en la Real cédula de
Santa Fee contenidas.
Iten que porque está informado el capitán Camacho, visita-
dor, de que los encomenderos y otras personas vogan todo el
año con negros a fin de que los indios los adiestren, les per-
mite en cada canoa puedan vogar cuatro indios, aunque sea
en tiempo de voga cerrada, con que la canoa no exceda de cien
botijas de flete, que se permite porque el tiempo de voga
cerrada hay mas necesidad de pilotos indios que adiestre los
negros, por las crecientes *y corrientes del rio. Proveyóse con
esto y notificóse lo cumplan, pena de doscientos pesos.
Iten porque generalmente se ha rompido el orden que habia
en el tamaño de las canoas, do manera que todas hoy 3on ma-
yores de lo dispuesto por la ordenanza, y es mas conveniente
poi^que portean mas mercadería y los vogadores llevan con
mas comodidad su sustento, a fin de que los indios no trabajen
en demasía, manda que la canoa que fuere de ciento y veinte
botijas traiga trece hombres de voga, y la que fuere de mas
carga catorce, aunque no lleve mas de un indio por piloto, y
que esto se entienda cuanto a las canoas de negros; pero
cuanto a las de indios, se guarde la ordenanza.
Iten porque es conocida la utilidad de la abundancia de
negros en la voga para el alivio de los indios, y a ñu d^que
los que con ellos vogan se animen a traellos, se les concede
que en cada canoa pueda meter cuatro indios, con que la
demás voga sea de negros, y que puedan los señores de las
canoas llevar por el flete todo lo que se concertaren, y los que
vogaren con mas indios de cuatro, cumplan lo ordenado por
el señor D. Antonio González so las penas por su merced im-
puestas.
Iten porque los que vogan con indios no guardan las orde-
nanzas en razón de los fletes, ordena que los que navegaren
de Tenerife a Mompox y a Zaragoza con mas de cuatro indios.
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 211
declaren conjuramento lo que llevan, y el mercader o pasa-
jero lo que les dan de flete, y se asiente en el rejistro, para
que conste quien delinque y en que tiempo y cantidad, y que
se registren todas las canoas que se afletaren, ante el juez y
escribano de canoas, pena de cien pesos, y que se haga libro
para el registro desde el dia de la publicación de este capitulo,
y que se cumpla asi hasta que otra cosa se ordene por la real
Audiencia de Sania Fee.
Iten que todos los indios que hubieren de vogar se registren
•cada vez que hicieren viaje, ante el escribano y juez de canoas,
para que se vea si ostáu sanos y si son de los jubilados, y que
•el escribano que admitiere alguno de los jubilados ó dejare de
registrar alguno de los que vogaren, incurra en pena de
cincuenta pesos de oro, aplicados a voluntad de la Audiencia
4e Santa Fee, y que el doctrinero sea obligado a dar fee de
bautismo al encomendero de los que pasai^n de diez y ocho
años, con los nombres y señas que tienen, y asimismo el doc-
trinero certifique que no se ha servido el encomendéis) ni otra
persona de los dichos indios hasta aquel tiempo.
Iteu para que los señores de canoas solo se sirvan de pilo-
ios indios, y para que los indios que hicieren rozas no tengan
más trabajo que los que vogan, ordena que los encomenderos
puedan hacer con cada catorce indios mayores de diez y ocho
años y menores de cuarenta, una fanega de roza nueva en
cada un año, y la cojan y siembren dos- veces, como en lim-
pialla no ocupen á las indias ni menos consientan que los in-
dios se cargueu el maiz á cuestas, y sembrado el maiz puedan
sembrar lo que cupiere de frisóles y yuca, conforme a la tasa
que el señor D. Antonio González en esto hizo a los indios de
Cartagena que no acuden a la voga, porque los indios enco-
mendados al capitán Manuel Pallares y sus compañeros no
han de vogar, y los que trajeren por pilotos para adiestrar a
los negros no se han de ocupar en otro servicio, aunque ellos
lo quieran hacer, pena de doscientos pesos de oro.
Iten porque no se pudo guardsir la ordenanza que el señor
D. Antonio González hizo, de que los indios que vogasen no
¿e ocupen en otra cosa, por ser las casas de paja y tener nece*
212 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
sidad de continuo reparo, en el cual los indios están muy
diestros, manda que quien tuviere necesidad do hacer ó repa-
rar casa, dé petición ante la justicia pidiendo licencia, y se le
de para que trabajen los indios que fuere menester, los cuales
se hayan de registrar ante el escribano, conque primero cons-
te han hecho sus sementeras, y conque no se carguen madera
á cuestas, que esto lo han de hacer negros; y porque las tales
personas se quedaban con el trabajo de los indios; manda que
acabada la obra se tase, y la justicia se les haga pagar, y desta
se tenga registro, pena de cincuenta pesos.
Iten que por los muchos pasajeros que hay, y no haber de
esta villa hasta la Barrauca de Mateo Rodríguez mas de un
dia de camino, les da licencia do lo poder navegar dentro del
dicho año y medio en todo tiempo, aunque sea en tiempo de
voga cerrada, con que no pasen de alli, y esto se guarde pena-
de doscientos pesos para la Cámara, hasta que otra cosa se
mande por la Real Audiencia.
Iten porque hay grande exceso en los fletes desde esta villa ^
hasta la dicha Barranca, ordena se pague el flete por cada
canoa de cien botijas, por cada viaje desdo esta villa hasta
la Barranca, 16 pesos de plata corriente, de los cuales ha de
haber cada indio 6 reales, y el resto ha de haber el dueño de
la canoa, y a esto respeto se ha de pagar por el porte de barca»
do menos carga, lo que no se entienda con los que naveguen
con cuatro ludios y ocho negros, o todos negros, porque estos
podrán fletar a toda su ventaja, y esto se guarde pena de cien
pesos de oro para la real cámara y las canoas de los contravi-
nientes perdidas.
Iten porque los encomenderos y mayordomos no pagan a
los indios su voga, manda que cada un indio le paguen medio
real de Castilla por legua yendo á solo llevar el encomendera
o sus mayordomos de un cabo a otro, y si hubieren de ir y
volver los dichos mayordomos, se les pague a medio real por
dos leguas; pero si haciéndoseles viaje a los indios para su
casa fueren los tales encomenderos o mayordomos, no les pa-
guen nada, y esto se guarde pena de cincuenta pesos de oro,
Iten porque los encomenderos sacaban a los indios de sus
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 213
casas y natural para que los sirviesen, el dicho capitán Ca-
macho ha reducido a sus casas a los que han querido volver,
y porque el señor Doctor Antonio González no les dejó tasado
su trabajo, dejándolo encargado a las justicias, los cuales han
sido remisos en esto, ordeno que a las indias mayores de diez
años que sirvan de las puertas adentro a los encomenderos,
les paguen 16 pesos de plata en cada un año, en dos pagas,
por San Juan y Navidad, ante la justicia, y el escribano que
de fee, e se les pueda hacer la paga en hierro, al precio que
valiere y a los pajes á 12 pesos, y no se les ha de mandar vo-
gar, y si lo quisieren hacer, ha de ser pagándoles al respeto
que a los otros indios, y a los indios vaqueros a 16 pesos y a
los demás que sirven fuera de sus casas se les de bastante
sustento y los curen de sus enfermedades y no los maltraten,
•pena de que serán castigados como los que maltratan a perso-
nas libres, y de cien pesos de oro.
Iten porque no se ha guardado lo que dejó ordenado el
señor D. Antonio González de que no saquen los encomende-
ros indios para su servicio, contra su voluntad, manda que no
lo puedan hacer ni aun con licencia de la justicia, y que den-
tro de dos dias después de la publicación desto, los encomen-
deros trayan ante el dicho capitán Camacho los indios e
indias de su servicio, y de los que quisiera quedarse les de
testimonio por el escribano de la Comisión, con la edad y
señales que tienen y nombres, dando fee como quedan de
su voluntad, porque a los demás ha de inviar a sus casas, y
en el pie de los dichos testimonios han de asentar las pagas
de cada año, y que esto se cumpla hasta que otro se provea
por la Audiencia de Santa Fee, pena de cien pesos de oro.
Iten quo los encomenderos puedan receptar para servirse de
ellos á los muchachos y muchachas huérfanas, dándoles el
sustento necesario, y quo el doctrinero de fee de bautismo, y
como no tienen padres ni parientes, poniendo la edad y seña-
les, y siendo de doce años arriba se hayan de pagar por su
servicio como en los capítulos de arriba.
Iten que los encomenderos visiten cada mes las casas de sus
indios e indias, y las hagan reparar, mandando que todos acu-
\
214 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
dan á las obras, y que se cumpla, pena de cincuenta pesos de
oro para la Cámara.
Iten porque de ordinario los mayordomos se sirven de la»
indias de criadas y mancebas, quitándolas a sus maridos y pa-
rientes por fuerza, manda que ningún mayordomo pueda te-
ner mas de un mes una india que le sirva, y que do noche se
vaya a dormir con su marido o parientes, y que cumplido le
de delante el Padre doctrinero y el cacique y su marido un
peso de plata, y el dicho cacique tenga obligación de dalle otra
india, la mas desocupada; pero si hallare india de cuarenta y
cinco años arriba que le sirva, la puede tener todo el tiempa
que quisiere, pagándole un peso cada mes por su servicio, y
el mismo orden se tenga en el servicio de los Padres doctrine-
ros, y esto se cumpla, pena de cincuenta pesos de oro.
Iten porque muchos pasajeros llevan indios engañados de
unas partes á otras y los encomenderos de do llegan, por tene-
llos obligados los casan fuera de su natural , manda que no
puedan ser admitidos, y luego que parecieren forasteros se do
cuenta a la justicia y sean restituidos á su natural, pena de
que serán llevados a costa de los encomenderos, y cincuenta
pesos de oro, y se procederá y serán castigados.
Tten porque en los repartimientos tienen, donde mas, cuatre
meses de doctrina, y en partes no mas de uno al año, y en el
demás tiempo que están sin ella se les olvidan las oraciones a
los indios, y aun cuando la tienen la continúan poco, porque
los mayordomos los ocupan, haciéndolos madrugar tres horas
antes del dia para ir a las rozas, y vienen de noche, manda
que cada mañana en siendo de dia les rece el doctrinero, y en
su ausencia el mayordomo, todo el año, y que el encomendera
le apremie a ello, pena cada uno de cincuenta pesos de oro para
la real Cámara, y después vayan al trabajo, y para que esto se
pueda cumplir, manda no hagan rozas mas lejos de una legua
del pueblo.
Iten porque por haberse acabado los indios desta tierra se
perdió la doctrina, y los que ahora hay son forasteros y en
efecto no la hay, hasta que la real Audiencia de Santa Feo otra
cosa ordene, dice, que ha hecho minuta de los indios y dado
RÍOS DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 215
en cada un mes 14 indios mayores de diez y ocho años de doc-
trina, en esta forma. Al capitán Manuel Pallares, por 74 in-
dios, cinco meses de doctrina a razón de 14 indios por un mes,
y a este respeto a los demás y deja señalados entre cuantos han
de tener un doctrinero, y porque son pobres estos encomen-
deros, manda que entre todos, a rata por cantidad, hagan un
ornamento para esta villa, con sus crismeras de plata, dentro
de dos meses , y que al doctrinero le paguen lo que se acos-
tumbra, lo cual cumplan, pena de doscientos pesos de oro, y que
en las iglesias tengan imágenes y una campana para llamar
los indios a rezar, y que del tanto que destos capítulos en po-
der del escribano ha de quedar, saque un traslado deste capí-
tulo, autorizado, y lo de al Gura para que en el libro de la doc-
trina haga poner la razón con que queda ordenada, y para
hacella cumplir, le encarga al Cura la conciencia, y al escri-
bano de cabildo que asi lo cumpla, pena de cincuenta pesos
de oro.
Iten porque el señor Doctor Antonio González dejó ordena-
do que cada indio diere a su encomendero en cada un año una
arroba de pescado y una botija perulera de manteca de manatí,
y los indios extranjeros no saben pescar, y asi no lo pueden
cumplir, y con esta ocasión traen todo el año ocupados a los
que saben pescar, mando que cada encomendero pueda en tiem-
po de cuaresma tener los pescadores que hubiere menester le
pesquen para su sustento, y pasada la cuaresma, les de a cada
uno de los que le hubiesen pescado unos calzones y una camisa
de cañamazo, lo cual cumplan, pena de doscientos pesos para
la Cámara.
Ordenanza de la calidad de vasos que han de
navegar el Rio grande de la Madalena.
Porque de comprar los que navegan el Rio grande fragatas
y barcos viejos y desacomodados, se siguen daños, y ansi mis-
mo los indios hurtan las mercadurías y se huyen, ordeno los
siguientes capítulos:
216 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Primeramente, que ninguna fragata, ora vaya páralos puer-
tos de San Bartolomé, Caracas, ora venga a Cartagena, no pue-
da salir sin ser visitada por la persona que quedará nombrada
para ver si va bien pertrechada de jarcia y marineros, y caso
que no estuviese el tal visitador, haga la visita el juez de
canoas, y se registre ante su escribano, y el que lo contra-
rio hiciere, incurra en pena de cien pesos de oro, y el piloto
a galeras por el tiempo a voluntad de la real Audiencia de
Santa Fee.
Iten que ninguna fragata que venga de Cartagena, de sete-
cientas botijas de flete, o salga de aqui para los puertos de
Pruno y Honda, se consienta navegar, antes la justicia la haga
descargar, y las que navegaren de seiscientas o setecientas bo-
tijas de flete, hayan de llevar 14 marineros y el arráez, y 400
brazas de toa, 3 resones, y la barqueta porta-toa, y han de ir
estancas de quilla, costado y cubiertas.
Iten que los barquillos que suelen navegar de 300 á 500 bo-
tijas, pueden subir a los puertos de Pruno y Honda, y demás
referidos, llevando 12 negros, un arráez y 300 brazas de buena
loa, barquilla y 3 resones.
Iten que las fragatas que suban a San Bartolomé, Caracas,
Balaparte (asi), no sean de mas porte de 1.300 botijas, han de
llevar 13 marineros y el arráez, y 800 brazas de toa, barca de
alijar, 3 resones, barquilla de porta-toa y estancas.
Iten que ningún arráez ni marinero deje el viaje hasta acá-
bailo, y el que lo hiciere y se huyere hurtando algo, como lo
han hecho, dejándose perdida la hacienda, incurra en pena de
perdimiento de bienes, azotes y galeras.
Iten que las fragatas que de aqui salen a Cartagena, se re-
gistren y visiten, y yendo bien pertrechadas y con honesta
carga se les de licencia de navegar y no de otra manera.
En la villa de Mompox 27 de diciembre de 1598.
Primeramente que se advierta que la voluntad de S. M. es
que los indios no voguen en aprovechamiento de sus enco-
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 2i7
menderos, ni de la voga paguen sus demoras, pues las han de
pagar en frutos de la tierra, y porque los negros que se van
metiendo en la voga no están diestros, se les permite traer por
tiempo de año y medio pilotos y proeles indios en sus canoas,
para en este tiempo adiestrar los negros, con apercibimiento
que pasado el dicho tiempo no lo puedan hacer, pena de qui-
nientos pesos de oro para la Cámara.
Iten que dentro del dicho año y medio y en tiempo el de la
voga cerrada puedan navegar cuatro indios con ocho negros,
porque en este tiempo hay mas necesidad de marineros dies-
tros, y que dentro de este tiempo se acaben de enseñar los
negros.
Iten porque los encomenderos después de haber registrado
meten indios en las canoas en mas cantidad de lo que les es
permitido, y sacan los negros, ordena que el que tal hiciere
pierda la canoa y el flete que le dieren, aplicado a voluntad de
la real Audiencia.
Iten que los dueños de las canoas estén obligados a pagar
lo que los negros hurtan de las mercaderías que llevan, y si se
pierde la canoa y mercadería, el dueño de la canoa le vuelva
al mercader lo que le llevó de flete, pues está obligado a tener
buenos marineros, y esto se les haga guardar y cumplir, pena
de cien pesos de oro.
Iten que las canoas que salieren, asi do indios como de
negros, se registren y sean visitadas por el juez de canoas, y
que yendo bien pertrechadas de marineros, y estancas, y con
moderada carga, se les de licencia para navegar.
Iten que los encomenderos de los lugares de Cauca, Tacaloa
y Chambacü tengan un libro registro donde, ante el Cura
doctrinero asienten todas las canoas que despachan, con el
dia, mes y año, y los nombres y señas de los indios que las
llevan, a los cuales el Padre doctrinero vea si están con salud,
y no la teniendo, no los consienta ir, sobre que se le encarga
la conciencia, y al encomendero que no guardare este orden,
pena de treinta pesos de oro.
Iten que los escribanos tengan todos los nombres y señas
de los indios jubilados por mayor y menor edad, de 18 y 40
218 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
años, 7 para que los conozcan cuando se van á registrar para
vogar, 7 no les consientan vogar á los tales jubilados.
Iten que los muchachos que fueren de mas de 18 años, el
encomendero los ha7a de presentar ante el juez de canoas, y
pareciéndole tienen la dicha edad, les pueda dar licencia para
vogar de su voluntad, 7 esta se asiente en el registro con dia,
mes 7 año 7 señas, 7 esto se guarde, pena de cincuenta pesos
de oro para la real Cámara.
Iten porque en estos pueblos no han tenido doctrina y los
encomenderos han alegado que no se les ha repartido por
ningún juez, se les repartió entre los encomenderos, 7 para
ello han de hacer sus ornamentos e iglesias, 7 el Vicario nom-
brar doctrinero 7 hacerse asiento en el libro do se asientan las
doctrinas de este partido.
Iten que mientras se hace la doctrina en los repartimientos
desta villa respectivamente, no invien los encomenderos a la
voga los indios, pena de cien pesos de oro para la Cámara.
Iten que los encomenderos en el tiempo de la pesquería,
sean obligados a dar a los indios los pertrechos de pescar,
botijas para la manteca de los manatíes, 7 el maiz que ha7aa
de comer, 7 acabada la dicha pesquería, ha7an los dichos
encomenderos de declarar con juramento las botijas de man-
teca 7 las arrobas de pencado que han hecho, ante el juez de
canoas, 7 el dicho juez haga tres partes de lo susodicho, las
dos para los encomenderos 7 la otra para los indios, 7 si los
dichos indios quisieren vender su parte, sean obligados ven-
della a los encomenderos a los precios mas moderados que
entonces corrieren, 7 destas diligencias tenga registro parti-
cular en donde las asiente el escribano del dicho juez de
canoas.
Iten porque los encomenderos han destruido sus pueblos de
gente sacándolos para su servicio personal en grande daño
del cacique 7 de la procreación, mando que ningún encomen-
dero saque indio ni india sin expresa licencia de la real
Audiencia de Santa Fee, sino en caso que sean menores de
diez años 7 huérfanos, porque a estos se les sigue utilidad por
el albergue 7 crianza, porque en los indios ha7 poca caridad.
Ríos DE VENEZUELA Y DE COLOMBIA. 219
Iten por cuanto la ordenanza que dispono que no puedan
los encomenderos sacar indios sin licencia de la justicia, no
se guarda, mando que no puedan ser sacados sin licencia de
real Audiencia, y a los que hoy quedan en su servicio, ante la
justicia les hayan de pagar 15 pesos a cada uno por cada
un año, en lienzo y ropa para su vestido, y esto se guarde,
pena de cien pesos de oro.
Iten que los mayordomos a las indias que les sirvieren^ y
de su voluntad^ den un peso cada mes, de plata, y no se
amanceben con ellas, pena de cincuenta pesos, y que se pro-
cederá contra ellos.
Iten que los encomenderos y mayordomos en cada dos
meses una vez visiten las casas del doctrinero, iglesia, e de
los indios, las hagan reparar pena de cien pesos de oro> que
por ser pajizas tienen necesidad de continuo reparo.
Iten que para hacer casas los negros corten la madera, que
es de mayor trabajo este oficio, y los indios las enjaulen y
cubran de paja, y la justicia les tase y haga pagar su trabajo,
y que este capitulo no se use hasta que la real audiencia lo
haya decretado.
Iten que ninguna persona sonsaqué indios ni indias para
llevallos fuera de su natural y los que fueren hallados estran-
jeros, los encomenderos y mayordomos los hayan de manifes-
tar ante la justicia, y constando de donde son, hacellos volver
a sus casas y no consentir se casen fuera de su tierra, pena de
que a costa de los dichos encomenderos será vuelto, y de cien
pesos de oro, y que todos estos capítulos se notifiquen a los
encomenderos de esta villa de Santa Cruz de Mompox.
Archivo de Indias, Legajo rotulado. Papeles diversos sin
fecha, Madrid. Colee, Navarrete, T, 27, núm. 46.
NOTICIAS AUTENTICAS
DEL
-^-- (1)
FAMOSO RIO MAR ANÓN.
§IV.
Descubrimiento del rio Curaray y reducción de San Miguel
de los Ahixiras.
A más de la pacificación de los Oas, una de las empresas
más gloriosas que ejecutó el celo del P. Lucas de la Cueva,
siendo cura de Archidona, fué el descubrimiento del rio Cu-
raray 7 reducción de los Abixiras, que refiere el mismo difu-
samente en dos cartas escritas á su amado conmisionero el
P. Francisco de Figueroa, pocos meses antes de la gloriosa
muerte de éste. La primera que escribió desde el puerto de
los Abixiras el dia 22 de marzo de 1665, dice así (2):
tP. Rector Francisco de Figueroa — Pax Christi de.=s Lo últi-
mo que conferimos, sábado del Señor San Lúeas, en las juntas
de Apena con el río Guallaga, donde con tan intimo dolor me
aparté de Y. R., fué que de este mi viaje pendía quedar en
nuestra Santa Misión echados los fundamentos, zanjas y
(1) Véanse las páginas 191 y 397 del tomo xxvi, 49 del xxvii, 175 y 383 del xx viii
y 73 del xxix.
(2) No llegaron estas dos cartas al P. Figueroa á tfempo de que pudiera in-
cluirlas en su Informe; pero sí de añadirlas por vía de apéndice^ y con este
titulo:
Navegación y descubrimiento del rio Curaray .^Reconocimiento de sus puertos y
naciones.— Lenguas que se sacaron de ellas.— Paces que dio la de A visir as.— Doctrina
que se asentó en ella^ con los demás sucesos y circunstancias de dicho descubrimiento^
y viaje de Xéberos á Naapo y Archidona, etc.
Por las mismas razones expuestas en casos análogos, nos tomamos la libertad de
sustituir los textos del Anónimo con los genuinos del P. Figueroa.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 221
cimientos que le habrán de dar estabilidad y progreso. En
orden á que esto se consiguiese, puedo certificar no haber
dejado ni medio ni piedra por mover, ni perdonado trabajo,
emprendiendo aun los que sobrepujan mucho mis fuerzas,
edad y poca salud, la cual ha quedado tan apurada y el sujeto
tan estropeado, que los más dias, cuando salgo de la canoa, no
puedo tenerme en pié, molido, lleno de dolores, corrimientos
y reumas y renovados los tullimientos en manos y rodillas
de que me hallaba tan aliviado, y recelo más trabajosas re-
sultas de tan dilatado afanar, así en una navegación tan pro-
longada, que pasa ya de cinco meses y llegará á siete y más,
tan llena de penalidades, plagas, hambres, sobresaltos y ries-
gos, como en lo andado y trajinado por tierra con más difi-
cultades fatigas y afanes. Por bien empleado se dé todo, como
diera también la vida que he traido tan vendida, por lo que
se ha obrado y va obrando, así en el aumento de la misión
como en la disposición para facilitar su camino, aunque no
por la atravesía, como luego diré. Ahora iré apuntando por
su orden el viaje y lo obrado en él, dando entera relación de
rodo, según V. R. quiere y me lo pidió y yo lo deseo, por ajus-
tarme á su voluntad.
•Domingo 12 de octubre de 1664 salí de Xéberos, y habiendo
navegado á Apena, me aparté en sus juntas con Guallaga á los
18, en que entré en el Marañon y le navegué ese y el siguiente
dia sin embarazo de monta. Al tercero, que me cogió en el
Chamhirayacu y rio del Tigre, comenzó la molestia de mos-
quitos, rodadores y zancudos con tanta porfia, que recelé mo
renovasen las veintisiete llagas que me hicieron cuando le
navegué de vuelta de Lima, aunque se me hincharon mucho y
á los indios, mas no llegaron á llagarse; debió do ser por el
tiempo de labrarnos, por ir rio abajo. Desde Ucayale alas jun-
tas de Naapo siguieron varias veces las canoas caimanes muy
embravecidos, por estar en aquellos puertos muy cebados en
cuerpos muertos; dicen estos indios son de los que se matan
entre aquellos bárbaros. En mucho cuidado nos pusieron á
todos y más cuando llegamos al puerto de la desgracia, tan
sentida y llorada, de Rodrigo Chuta, á quien nos sacó (y sin
222 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
más verlo se lo comió) de medio de la canoa donde iba bogando.
Fué el Señor servido nos faltase lo que más recelaba, que son
los oleajes y tormentas del Marañon, que tanto retardan y
arriesgan su navegación, porque faltaron casi totalmente los
uracanes y brisas que las levantan, y aunque los hubo un dia,
por habernos cogido antes de embarcar, uo experimentamos
ni sus daños ni sus riesgos ni otra incomodidad sino habernos
detenido por seis horas la navegación; esta se acabó en el
Marañon á los seis dias, pocas horas más, y comenzamos la do
Naapo, menos asustada y más descansada, por ser en ella
menos las plagas, temores y riesgos que en el Marañon tanto
molestan y asustan. Durónos por nueve dias la de Naapo
arriba hasta la boca del Curaray. Desde el cuarto comenzamos
á topar muchos rastros y ranchos de cimarrones indios Su^
cumhios de Pasto, que descendiendo fugitivos por los rios de
la Coca y AguaricOy dan en este de Naapo, infestando no sólo
las naciones bárbaras que en él hay, sino á los indios cristia-
nos de Avila y Naapo, de donde el presente han salido doce
soldados y varias tropas de indios en su seguimiento. En las
juntas de dicho Curaray se hizo real en orden á buscar el
mantenimiento de que ya se carecía, y no debiera, pues no
faltó cuando se descubrió esta navegación en mucho más
tiempo que en ella se gastó. Pero los Xéberos, con la noticia
que ya tienen de las naciones bárbaras de este rio, gastan muy
aprisa lo que se trae, para con esta ocasión tenerla de asaltar-
las y acometerlas con pretexto de necesidad, sin reparar en su
riesgo y mió, que lo es siempre grande. Y en esta tan dilatada
navegación, no ha sido esta la menor incomodidad, por haber
comenzado tan desde luego á sustentarnos sólo con lo que se
buscaba de las armas en estas naciones bárbaras y caribes.
»Hízose en ellos la primera entrada desde dichas juntas
del Curaray, aunque sin fruto, por haber hallado á los Qui^
linosj donde se entró, asaltados por los cimarrones Sucumbios,
quemadas sus casas y ellos muertos ó huidos, coligiendo ser
estos cimarrones, por las cortaduras, no de piedra ó hueso, que
usan los gentiles, sino del hierro que traen los cimarrones
habido de los encomenderos. Hecha esta entrada sin fruto,
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 223
se puso la mira para tenerlo en Avixiras, donde entiendo nos
le tenia Dios guardado muy copioso, no sólo del sustento cor-
poral que se necesitaba, sino del espiritual de tantas almas tan
dispuestas, á lo que podemos colegir de las señale^ exteriores
y visibles, como se podía desear para recibir la luz de nuestra
Santa Fe Católica y abrazar la ley evangélica. Comenzamos á
navegar el Curaray arriba en demanda do esta nación, con
quien se pensaba toparíamos al cuarto dia; no fué así, porque
la mitad del primero se dio con una laguna en cuya boca se
hallaron dos canoillas muy ruines y el camino por donde
venían á ellas; siguióse, y dando cou los Avixíras, tomaron
las armas para resistirse; pero, reconocidas ventajas en los
nuestros, las dejaron con sus casas y coaat j se pusieron en
fuga. Seguidos, se cogieron algunos, entre ellos á su curaca
Yaguara, á quien se propuso el fin de nuestro viaje, que lo
era el deseo de su aotistad, por la conveniencia, doctrina y
enseñanza en las cosas de Nuestra Santa Fe.
»No le asentó esta propuesta á este curaca tan presto, no por
mala, sino por no asegurarse en ella, acordándose lo mal que
le salió á esta nación otra semejante que le hicieron no mu-
chos anos ha los Encabellados, sus vecinos, matadores del
capitán Palacios en la rebelión contra él y los demás soldados
que estaban con los buenos Padres de San Francisco que en-
traron antiguamente á su doctrina. Dichos Encabellados ma-
tadores, acosados de otros Encabellados de su nación, por los
grandes castigos, trabajos y calamidades que les hablan sobre-
venido después que hablan muerto al capitán español y rebe-
ládose contra los demás, que bastaran para tenerlos horroriza-
dos, aunque no hubieran sido más sino lo que padecieron así
en el consumo de sus comidas, como de las muchas matanzas
y vidas que les costó la asistencia de la armada portuguesa, que
por espacio de once meses estuvo sobre ellos, cuando el año
de 1638 subió desde el Para á la ciudad de Quito, atribuyendo
á los agresores ser ellos la única causa de lo que padecieron,
los apuraron tanto, que los obligaron á dejar su tierra y pasar
á las de estos Avixiras, obra en que los halló el P. Raimundo
do Santa Cruz navegando por Naapo. Para mejor hacerlo y
224 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
vivir entre ellos, asentaron amistad, valiéndose para ella de
un lengua Avixira que tenian consigo cautivo y se habia
criado con ellos, á quien enviaron con la embajada. Pasando
con esta amistad, el curaca encabellado le dijo al de Avixiras,
tenía gana de comer carne; á que le respondió no faltaria,
pues tenían tanta caza los montes. «No es esa la carne qu(i
deseo», replicó el Encabellado, y le preguntó si tenía algún
hechicero; respondióle que no, con que cesó la plática, y to-
mando el Encabellado el camino para una ranchería apartada
y matando á los que había en ella, satisfizo su deseo, har-
tándose de carne humana, y ahumó lo restante. Habida noticia
de este suceso, que á los Avixiras causó mucho dolor, entraron
en consejo, conñriendo el procedimiento de sus amigos, de
quienes no podían esperar sino que otro dia hiciesen lo que
habían hecho con sus parientes, matándolos y comiéndoselos;
con que, para prevenir el daño, tomaron las armas, y dando
sobre los Encabellados, comenzando por el lengua embajador,
hicieron en ellos gran matanza, mucha carnicería y banquete,
particularmente del indio que blasonaba haber muerto al
capitán español. Los rastros de la matanza los vemos hoy en
las valonas de dientes y muelas de Encabellados que estos
Avixiras se ponen por trofeo, y en unos cordeles que penden
de estas valonas por las espaldas, cuyo remate es de muchos
dientes y muelas, al modo de las borlas que rematan los cor*
dones de un pendón.
»La memoria de este suceso y amistad con Encabellados no
aseguraba á este curaca Yaguara en la que se le ofrecía por
nuestra parte; pero, satisfecho con la relación de Enoma^ nues-
tra lengua, que lo ha hecho muy bien, y lo principal porque
habrá llegado la hora que el Señor tiene determinada para la
doctrina de esta nación, este curaca mejoró de intento, no sólo
amistándosenos estrechamente, sino convocando sus vecinos
toda aquella noche para que se amistasen, y sirviéndome de
embajador para llamar y sacar, como lo hizo, las parcialida-
des que se avecindan por mano derecha del Guraray. Este fui-
mos navegando por tres dias hasta el puerto de Iroinci, curaca
de más numerosa población, y habiéndosenos amistado varias
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 225
parcialidades, que por la banda de mano izquierda se iban lla-
mando y nos iban saliendo á sus puertos, llegamos al de dicho
Iroinci. Despachósele á este curaca la embajada casi con toda
la armadilla, por el recelo en que nos puso un Abixira Aznarij
de lo que este curaca retaba contra los españoles; con que sin
duda nos recibida con las armas. Quedó en [el] arenal en-
frente del puerto, y hecho este despacho una hora habia, ha-
llándome casi solo, comenzaron á salir del monte tantos Avi-
xiras, que parecia se despoblaba toda la nación sobre mí. Fué
grande este sobresalto y tal, que se juzgó haber sido la única
causa de haber luego allí enfermado la maina, mujer de Mní-
moto, que hasta hoy no ha arribado. No duró mucho este sus-
to, por haberse reconocido era toda esta gente la que por mano
derecha había venido convocando el curaca Yaguara, según
se le habia ordenado, y que todos venían de paz y á darla,
como sucedió con no poco regocijo. Estuve entre ellos este dia
y el siguiente en que volvieron los embajadores y con ellos el
Iroinci con su gente muy de paz; diéronuosla y yo á ellos va-
rios dones, que eslimaron mucho, de hachas á los principales
curacas, de machetillos ó cuchillos grandes á los no tanto, de
anzuelos, agujas y chaquiras á la chusma; también gallinas
para que criasen, de que ya he visto aquí el aumento; y hechos
los razonamientos necesarios, me partí de élios, dejándoles
para su resguardo el escrito que se sigue, por si en algún
tiempo aportare por allí alguna persona antes que á esta gente
se dé dotrina:
d/i los señores españoles y otras personas, si llegaren á esta
9 nación de Avixiras^^Desáe el sábado 8 de noviembre de 1664,
^octava de Todos ios Santos, comencé la pacificación de esta
«nación de Avixiras que fué Nuestro Señor servido surtiese
»buen efecto, pues habiéndolos llamado, salieron de paz, y ha-
sbiéndolos hecho el razonamiento conveniente, me dijeron se
•poblarían donde les dijese y que serian doctrinados con bue-
»na voluntad; conque los ofrecí de hacerlo por mí ó por otro
» Padre que les solicitaría en Qujto, y de favorecerlos y ampa-
«rarlos en lo justo y ayudarlos con herramientas, como lo co-
•meneó á hacer, dándolos hachas, machetes, anzuelos, agujas
15
226 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
»y chaquiras, etc. Y en conformidad de mi oferta, pido á Vmds.
»los que llegaren á esta nación, los traten con la humanidad y
»buen agasajo que pide N. S. Ley, para que con este buen trato
«conozcan lo es de caridad y amor en Nuestro Gran Dios y
»Seüor ]a que los cristianos profesamos; en que S. D. Mgd. nos
•aumente y guarde á Vmds. De esta nación de Avixiras 16 de
nov. de 1664 — Siervo de Vmds.=Lúcas de la Cueva, religioso
>de la Compañia de Jesús.»
»Mucho convendrá el buen despacho de este papel y pedi-
mento, para que estos bárbaros reconozcan el respeto y reve-
rencia que los cristianos tienen á sus sacerdotes, de los cuales
soy uno, aunque indigno, para que aprendan á tenerlo, óOn el
buen ejemplo, al que Dios les enviare.
«Hecha esta diligencia , proseguí mi navegación Guraray
arriba, en demanda de la última parcialidad de Avixiras, la
más apartada y más temida. Erramos su puerto, con que nos
pasamos sin amistarla; ya, á Dios las gracias, hoy lo está y coa
mucha felicidad, hallando en ella un gran curaca, Quiricuari,
segundo tomo de el Ghamicuro de Agúanos, en su aliento,
disposición y buen agrado; confío en el Señor ha de ser el que
agregue toda esta nación, como lo tiene prometido, en que
tiene bien que hacer, por hallarse estos Avixiras, como las de-
más naciones, tan divididas en casas apartadas unas de otras
cuatro, seis, ocho y más leguas. Seis dias de Guraray arriba
ocupan, no por sus orillas, sino dos, tres, cuatro y algunas
más leguas la tierra adentro; y no es lo más sensible esta divi-
sión y poca unión en sus casas y viviendas, éslo muchísimo
la que tienen en su voluntad y afecto unos con otros ó unos
contra otros, mirándose y tratándose como enemigos mortales,
matándose en hallando ocasión; y como el Demonio que los
posee, sigue y gobierna, inventor de esta división, saca de ella
todas sus ganancias, se la introduce y entabla con gran firme-
za. Por esta causa, á todas las parcialidades que se enviaron
recaudos, para que recibiesen nuestra amistad, se les entró por
asalto, porque si bien el recaudo se enviaba con Avixiras que
se habían amistado en lo del curaca Yaguara, pedían escolta
de nuestros Xéberos, porque, yendo solos sin esa defensa, los
i
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. ' 227
matarian sus parientes, y así se hacia; con que los Xéberos,
guiados de los Avixiras mensajeros, echaban el chaco (i) y da-
ban sobre ellos haciendo presa en los que se podia, á quienes
se aseguraba y daba el mensaje, que recibieron siempre bien;
•conque estos mismos recogían y juntaban á los fugitivos en el
asalto, en que tal vez hubo su resistencia, llegando á las armas.
Y en lo del cacique Iroinci hirió en la refriega un Abixira á
Pedro Azipaliy el valentejo, por parte tan peligrosa, que nos
puso su vida en no poco cuidado hasta el segundo dia, en que
se reconoció no había sido la herida penetrante. De estos tra-
bajos y riesgos nos excusó el curaca Yaguara, nue3tro primer
amigo, quien por la banda de mano derecha fué hablando,
amistando y recogiendo todos aquellos Avixiras que dije me
salieron y pusieron en tanto cuidado y enfermedad á la maina
con el susto. Queda dicho Quiricuari en recogerlos y poblar-
los; su dificultad' tendrá y el Señor la vencerá en esto y en
otras cosas, como lo ha hecho en otras partes de esta Santa Mi-
sión, como los Padres con paciencia hayan perseverado.
»Habiendo dejado esta nación en la disposición dicha, nave-
gado el Curaray arriba dos días del puerto de Quiricuari, se
topó con un rastro, y seguido, se dio en un rancho y camino.
Enviáronse cuarenta indios á reconocer de quién fuese, y al
tercer dia volvieron con once personas de gentiles no conoci-
dos, desnudos totalmente así hombres como mujeres; pusimos-
los por nombre los Ardas^ por parecérseles en un mazo solo de
cabellos que les pende de la nuca en forma de cola de ardilla
y los llega á la cintura; en lo restante de la cabeza lo tienen
cortado. Llegaron muy maltratados, hinchados y acardenala-
dos, porque, aunque no se pusieron en resistencia para que no
les cogiesen, ya cogidos, se resistieron con tanta violencia á
la prisión, que para sujetarlos á ella, en orden á asegurarlos,
se padeció mucho, de que ellos llevaron la mala parte de tanto
golpe, de tanto cardenal é hinchazón. Hallaron cinco casas en
una parte, once muy grandes en otra, en puesto eminente y
<(l) Chaceo j caza, batida, en quichua .
2W BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
muy limpio, con tanta abundancia de gente, que la dan á en-
tender no con centenares, sino con guarangas (1).
cHabidas ya lenguas de esta nación, se prosiguióla navega-
cion, ya con algunos enfermos de los que llaman chuchos (2),
de dolores de cabeza y calenturas secas, en que se ha pasada
gran penalidad, por haber sido estos achaques tan generales^
que no sé hayan dejado á ninguno libre; á muchos sí apretá-
doles demasiado, hasta ponernos en cuidado ; pero gracias á
Dios, con tanto padecer, ninguno ha llegado á desfallecer, y
de presente no hay cosa de importancia. Arribando íbamos coa
nuestra navegación, cuando á los cinco días toparon los espías
nuevos rastros, no sin gozo, por que iba ya la hambre pi-
cando y acabándose el mantenimiento muy á priesa, porque
no se sacó nada de los Ardas, por la longitud de su camino y
por recelo de guazabara, que se tuvo por cierto la darían, por
ser el número de gente tan grande. Hallado camino, se des-
pachó á reconocer y traer algunas personas para lenguas y la
comida que se pudiese. Fueron casi todos á esta facción, dejan-
do en el real la gente enferma, de que conté este día quince.
Parece fueron vistos nuestros portadores por estos bárbaros,
quienes, luego que sintieron gente extraña en su tierra, so
pusieron en armas fieramente, descargando dardos sobre nues-
tros Xéberos, que parecía aguacero de lanzas; pero, á Dios
gracias, con buen suceso, pues á ninguno hirieron. Viéndose
en este conflicto nuestra gente, acribadas ya las rodelas con
tanto agujero hecho de las lanzas que reparaban y que toda-
vía persistían, trató de defenderse y como pudiesen guardar la
vida; con que, empuñando sus estolicas y flechas, dieron sobre
los enemigos y mataron cinco y mal hirieron otros; con que
desistieron y se retiraron, no parece tanto atemorizados con los
heridos y muertos, cuanto por habérseles gastado los dardos 6
lanzas, pues una hora después, habiéndose rehecho, volvieron
á dar segunda guazabara con los mismos bríos que la primera;
los nuestros, aventajados ya en el puesto, los rechazaron coa
(1) Esto es, con miles; de huarancca^ mil, en quichua.
(2) Chucehu^ frío de calentura y la misma calentura, en quichua.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 229
SUS flechas, les mataron 6 hirieron á los que los capitaneaban,
€on que se volvieron á retirar y nunca míts parecieron.
«En tendiendo por la gran valentía y fuerza de estos bárba-
ros y por algunas otras señales que eran los Gayes, me persua-
dieron los Xéberos se volviese á entrar, para con las lenguas
hablarles, y aun me decían metiese las dos campanas que
traigo. Fuimos sin olro efecto que el de habernos molestado
mucho la hediondez que los cuerpos muertos exhalaban de sí.
No se pudo dar alcance á indio, con que salimos, habiendo
reconocido no eran Gayes, porque Pascual y Sebastian, que lo
son, no hallaron señal ninguna en las casas y en las demás
cosas que indicase serlo. Sospechaban algunos ser Soronaíoas,
por no sé qué señales en que dicen se les parece. Sacóse algún
maíz, de que tenían alguna cantidad; lo que se trajo fué- tan poco,
que á poco tiempo se sintió mucha falta, que nos puso en mucha
congoja, aumentando no poco este trabajo el haber crecido el
rio y cubierto las arenas, que nos eran de grande alivio, por el
plato tan abundante que nos ofrecían los huevos de tortugas y
de tortuguillas que ya comenzaban á reventar. Lo que más
agravaba la diñcultad y aumentaba la congoja (que en mí lo era
mucha), fué el hallarnos tan á ciegas, sin la menor noticia del
puesto y altura en que estaba nuestra navegación, porque na-
die la [ha] hecho este Curaray arriba, antes imposibilitádola
por su longitud, que la imaginaban y daban por sin término,
y por lo maligno de su temperamento, que lo tienen por fatal,
y por el mucho número de enemigos. Y aunque los Xéberos
que despaché de Oas por octubre de 1659 la navegaron, deján-
dome con gran recelo, porque les anunciaban no llegarían á
sus tierras ni saldrían de Curaray, por lo dicho de su longitud,
enfermo y muchos enemigos, fué dicha navegación rio abajo,
con gran creciente y andando dia y noche, como gente que
huia; con que ni nos daban luz, ni la tenían, ni se acordaban
de nada.
«Caminando con todo este trabajo, ya sin el orden que en
estos viajes y tierras de guerra se suele llevar y habíamos trai-
do, yendo juntos para más bien defendernos, con manguardia
(sic) y retaguardia, espías y postas, todo se dejó y se dio licen-
230 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
•
cia para que cada cual, quedándose y adelantándose, buscase el
sustento que pudiese y hallase, ya sin esperanzas de rehacernos
en esta parte, porque ni se hallaba ni se esperaba nación nuc-
va con que hacerlo. Yendo en esta aflicción, distantes cinco
jornadas de los Semigayes (que ese nombre pusimos álos de la
guazabara pasada, por parecerse tanto á los Gayes), dio la canoa
delantera con nuevos rastros y camino seguido. Recibimos con
esta nueva (habida en la octava de la limpia Concepción de
Nuestra Señora) mucho gozo, con que, siguiendo este camino^
se dio con los Zaparas^ y habiendo hecho presa de ocho per-
sonas en una casa, sentido el asalto e^as otras, se pusieron
en armas, convocándose para ella con fatutos y bebonas (1)
que hace esta nación de pellejos de armadillo. Dieron su gua-
zabara con brío, despidiendo con él cantidad de dardos; éste se
les gastó luego, quizá por haber reconocido la flechería en mis
indios, arma muy temida en todas estas naciones, con que arro-
jando de sí los que les habían quedado y sus rodelas, á paso ti-
rado y carrera suelta se pusieron en fuga tan apresuradamente,
que, topando unos con otros, se atrepellaban y aun rodaban, y
ciegos de miedo les parecía faltarles campo para correr. Sacá-
ronse ocho personas para lenguas, en conformidad de lo que
S. M. manda; sacóse algún mantenimiento, y para no llegar
al extremo pasado de necesidad, dispuse segunda entrada,
como se hizo, y se trajeron más de setenta tazas de maíz, con que
se prosiguió nuestra navegación, abastecidos de este género,
y á los cuatro dias se llegó con ella á una islilla, que recono-
cieron los Pamhadeques ser donde el buen P. Raimundo de
Santa Cruz encontró, por particular providencia de Dios, coa
un indio y su mujer, bajando derrotado sin saber dónde estaba
y ya sin mantenimientos, en ocasión que había venido al des-
cubrimiento de la atravesia por este Guraray; y dicho indio le
sacó de su pérdida, enderezándole por el rumbo que habia
de seguir y de su necesidad, enseñándole muchos chontales
donde se rehizo de chontas y otras raíces, con que pudo pro-
seguir.
(t) Instrumentos á modo de bocinas y trompas.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑON. 231
»De mucho gozo fué esta noticia, pero de mayor el día si-
guiente, en que á los (sic) topamos con las juntas de Noxino 6
Rio de Oas con el Curaray; dimos todos á Dios muchas gra-
cias con singular consuelo, por habernos sacado de tan gran
confusión en que nos hallábamos, sin saber la parte y altura
de nuestra navegación. Cincuenta días se gastaron en la de
este Curaray, no en navegado solamente, sino en las entradas,
descubrimientos, esperas y detenciones que se ofrecían, y fue-
ron muchas. Los de navegación veintiuno; en los ocho prime-
ros con la plaga de mosquitos rodadores que nos acompañó en
él y en Naapo, no con la abundancia y malicia del Marañon.
A esta plaga se añadió en los primeros dias de este Curaray, la
de grillos, que nos hicieron mucho daño en los cachibancos y
en la demás ropa y ornamento de altar, dejando algunas pie-
zas sin que ya puedan servir; en lo restante faltaron así gri-
llos como mosquitos hasta cerca de los Oas, con que se pasó
con menos ahogo. La navegación muy apacible por la gran
mansedumbre de este rio, y la retiene aun cuando crece, pues,
habiéndolo hecho, se prosiguió como antes, aunque no con tan
largas jornadas. Los arenales muchos y con muchos huevos
de tortugas grandes y pequeñas, hasta que los cubrió la ave-
nida. Aventájase en esta parte á otros ríos, pues parece ponen
dos veces al año en éste, donde habiendo hallado muchas tor-
tuguillas en los meses de noviembre y diciembre, en que se
acaba esta mita^ en esos mesmos comienzan á poner otras, de
que al presente nos sustentamos, estando en la Dominica de
Pasione.
»Habiendo pasado tanto tiempo así en este rio como el Naapo
y Marañon, me pareció tomase la gente algún resuello y ali-
mento de plátanos y yucas, con que determiné subir á ellos
antes de proseguir á la atravesía, [y] para desembarazarme
también del tráfago de tantos muchachos, lenguas y otros tras-
téenlos que traía; con que, dejando más de setenta tazas de maiz
acomodadas en un rancho y algunos enfermos en su guar-
da, subí á Oas con mucho trabajo (que nunca pensé tener), por
haber hallado á Noxino muy bajo, con que en muchos baxios
y palizadas se trabajó mucho, varando las canoas, y no menos
232 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRXFIGA.
por los muchos mosquitos que en él volvimos á topar; en fin,
se llegó y descansó algo, y yo con mucho gusto, por haber visto
á mis buenos padres Sebastian Sedeño y Esteban Gaicedo,
aunque no pudo ser por el espacio que quisiera, por instar la
partida, que casi fué luego, volviendo á bajar con el mesmo
trabajo que á la subida, por la mesma razón, en que se gasta-
ron los mesmos dias que á la subida (que fueron cinco). Llega-
dos á los juntas, comenzamos á arribar por Beleño con buena
navegación en el primer dia, con embarazo de palos y bajios
en los dos siguientes hasta LehonOy donde se hizo el real y va-
raron las canoas para la facción de Gayes y atravesia, que luego
se puso en obra y prosiguió y acabó á los veinte dias con el
suceso que diré. Y para dar razón de esta facción, digo antes,
que la mentira que todo lo daña, lo vicia y lo pervierte, nos ha
ocasionado no pocas veces en estos montes muchos gastos,
daños y empeños y muchos riesgos, de que no ha sido poca
merced de Dios salir.
» Ahora veinticuatro años, se procuró disponer y juntar la
más gente y mejor armada que se ha visto en la. conquista, en
orden á sacar las lenguas necesarias de Roamainas, por la amis-
tad y conversión que de ellos se deseaba. Las noticias de su
entrada y camino fueron tales y tan aseveradas de que lo tenían
real, abierto y tan ancho que pudieran entrar por él carretas,
entablando esto por tan cierto y asentado, que, proponiendo al
capitán don Diego llevase por guia un indio que estaba preso
(entiendo que era de los Achipaures), muy baquiano y cur-
sado en aquella carrera, respondió: para qué habia de llevar
consigo y arriesgar un delincuente, si tenia camino patente,
abierto, real y carretero que le guiaria? Emprendióse el viaje,
llegamos adonde se decia que estaba el camino; lo que halla-
mos fué mucho monte muy sin rozar, por donde habiéndonos
metido, remontado y perdido en inmensos achuales^ ciénegas,
pantanos y lozadales, gandidos de hambre, tuvimos á gran
fortuna y suerte salir con la vida después de muchos dias de
este conflicto, sin quedar enterrados en tan profundos achua^
les y lodazales, dejando la empresa de Roamainas con mayor
horror que habia sido el deseo, aunque tan grande, deempren-
NOTICIAS AUTENTICAS DEL FAMOSO RÍO MAR ANÓN. 233
derla, y estuviera dejadíi hasta hoy, si no nos hubiera suce-
dido, bien acaso, subiendo en demanda de los Micuaras, haber
topado rastro de Roamainas, por donde entramos y sacamos lo
que deseábamos, que fueron las lenguas, con quienes después
felizmente se consiguió la amistad, reducción y conversión de
esta nación.
>Muy cortado á la medida del suceso de los Roamainas ha
sido el de los Gayes , de cuyos rastros frescos y sendas abier-
tas nos daban los Ipapizas y sus parientes los Oas noticias
tan ciertas y asentadas, que nos parecía ser lo mismo poner-
nos en camino para ellos, que topar con sus veredas anchas y
meternos en sus casas. El suceso ha sido tan de otra manera,
que después de haber gastado veinte dias en sus trochas anti-
guas por donde andaban, sallan y paseaban, damos gracias á
Dios de haber salido de ellas sin quedar ahogados, porque sus
caminos son rios, arroyos y quebradas de donde tal vez salen
á lomas, y ni en ellos ni en éstas se ha hallado el menor ras-
tro, después de veinte dias que se han pasado en hacer las di-
ligencias. En orden á que estas se hiciesen con cuidado, por
haber reconocido el poco que los Xéberos han tenido varias
veces en lo que se ha ofrecido de este camino, me puse en el
trabajo de ir con ellos; fuélo para mí muy grande y despro-
porcionado, por ser tan sobre mi poco vigor, salud y edad.
Anduve nueve dias casi continuamente metido en el agua,
porque las sendas, según dije, son rios, arroyos y quebradas,
á media pierna el agua, lo menos á la rodilla, y cerca de la
cintura por los de Beleño^ Callana y Piquiena, que fueron los
que se siguieron, y por donde Pascual el Gaye nos llevó, por
ser los que él andaba con los suyos antes que le sacasen de
ellos. No se vio ni pudo haber cosa fresca ni por todo aquel
distrito ha pasado persona humana después del asalto que
los dieron de Borja cuatro años ha, que es el que tan remon-
tados los tiene, sin saber hacia donde; y como la mella fué
tanta, así por los que les mataron en la guazabara, como por
los que se sacaron para lenguas, no se extraña tanta retirada.
En las juntas de Lebono, donde se hizo el real, se hallaron
unas piedras que parecía las hablan puesto para hachas. Dice
234 boletín de la sociedad geográfica.
Sebastian el Gaye, que por aquella parte salían por ellas,
pero esto era antigualla, como lo demás que se topó donde
solía hallarse tanto y tan fresco antes que los de Borja les en-
trasen y ellos se remontaran.
» Muchas veces ponderé, viéndome tan continuamente en
aquellos ríos y en tanta fragosidad, el mal pasaje que aun en
esta vida hace á estos pobres gentiles el Demonio que los
posee, trayéndolos por tan ásperas veredas y metidos como si
fueran peces en las aguas, y en tan intratables caminos. Re-
conocí, en ñn, que la atravesía no era á propósito para tra-
jinarla, porque en manera ninguna es capaz de cavalgaduras
que yo venia tan metido en poner, de que he desistido con
firmeza; por lo que se ha reconocido en agua y tierra, sólo po-
drá servir para si alguna persona quiere venir de allá ó ir de
acá con más brevedad que por el rio; y por este ñn procuré se
alegrase ó aclarase la senda que se siguió hasta Loiona, años
ha, ya tan cerrada, borrada y perdida, que se gastaba más
tiempo en alucinar y adivinar por donde iba, que en andarla,
cuando se podía seguir con solos los rastros y ranchos que de los
Gayes se hallaban; pero, como llevo dicho, ya eso se acabó, por
haberse remontado y perdido ellos; con que, perdidas las es-
peranzas por este rumbo, me volví al real á pedimiento de los
mismos indios, que les afligía y apuraba el verme metido en
tantas aguas y aspereza, á riesgo de peligrar; con que vine en
su petición por no afligirlos.
»Y digo para lo de adelante, por lo que tengo experimenta-
do, que no es conveniente vaya el Padre con los indios á las
entradas, por serles de gran estorbo. Explicóme con esta se-
mejanza: entréganle á una persona una joya muy rica para
que se la lleve, de la cual ha do dar cuenta con pago; con que
todos sus cuidados y desvelos los pone en guardarla. Lo mes-
mo es llevar á las facciones en que van solos indios al Padre,
porque todo su cuidado lo ponen en él, y cesan casi totalmente
en otras diligencias de la guerra que piden todo cuidado. Lo
que el Padre ha de hacer es quedar á pié quedo en real, poro
con número de gente, por ser lo de mayor riesgo, pues, como
se tiene experimentado, lo mismo es dar asalto en las casas
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MAR ANÓN. 235
donde se llega, que huir los asaltados y dar en el real y
matar, robar y quebrar las canoas que hallan en él. Y de
presente tenemos un ejemplar muy lastimoso en los doce
soldados y mangas de indios que dije arriba habian salido
en demanda de los cimarrones Sucumbios, con tan mal su-
ceso, que de muerte ó de heridas ó de quedar robados nin-
guno se escapó, hasta desnudarlos; y ésto no en las casas
donde dieron el asalto, sino en el camino y real donde de-
jaron sus canoas; y lo mismo ó peor me pudiera haber
sucedido á mí en la ocasión que arriba dije, cuando me
hallaron casi solo tantas mangas de Avixiras, por haber des-
pachado casi todos los Xéberos con la embajada á lo de
Iroiuci.
j»Volvíme, como dije, á petición de los indios, y aunque no
la hicieran, era forzoso el volverme por el gran quebranto y
caimiento en que me habian puesto la dificultad, aspereza y
gran fragosidad de caminos tan extraordinarios. Llegué al
real no por mis pies , por la viveza del dolor que me causó en
ellos su hinchazón hasta reventar en sangre , y otras llagas,
ocasionado todo de lo pedregoso de aquellos rios y de haberme
faltado las alpargatas cuatro leguas antes, deshechas con tanta
pedrería; y aunque llevaba otras, no me pudieron entrar por
la hinchazón dicha; con que, á dos leguas que vine descalzo
por el Callana-yacu, caí rendido con tan vivo dolor en los
pies que me hacia saltar las lágrimas, aunque más procuraba
reprimirlas, porque no reconocieran mi flaqueza los indios,
los cuales me cargaron con buena voluntad y me pusieron en
el real. El pedazo de rio que se navega por el Lebono para
esta atravesía, es también trabajoso, por sus bajios y paliza-
das en que las canoas se arriesgan, como sucedió principal-
mente con la de Manuel, Roamaina, y la do D. Diego; ésta se
volcó en una palizada donde perdió toda su pobreza, de que
yo quedé con no poco dolor. Ya sin esperanzas de trajín por
este rumbo, me quedaban algunas por más abajo, donde vi-
nieron á salir desde el rio Tigre ó de Piguiena (que es lo
mesmo) los Oas, cuando dieron sobre ellos los Gayes; pero
informado de Guacotej su curaca, dice es camino de muchos
236 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
guaicos (1) y cerros, como el de arriba. Yflnalmeute, en to-
cando á serranía, como ya se toca en estas partes, es muy
dificultoso el tragin de á caballo. No pierdo las esperanzas de
tenerlo por Zaparas desde el Tigre; pero como va á la larga,
pues las lenguas para amistar aun están bozales, alienta poco
esta esperanza.
» Viendo ya cerradas las puertas, á lo que parece, por esto
rumbo, puse la proa en poner tratable el de la navegación.
No lo estaba, por falta de un descanso ó resolladero en su dis-
tancia, al modo que lo tiene en la mitad una escalera grande
y larga. Este tenía ya premeditado en la nación de Avixiras
años ha, deseando su pacificación y amistad, con que, habién-
donoslos dado Dios con tan buenos sucesos en esta ocasión,
me pareció gozarla; y así, hallándome con el P. Esteban Cai«
cedo, y proponiéndole la empresa, con buen deseo y espíritu
salió á la obra. Determinado este negocio, volví á subir á
Oas por algunas cosas necesarias y volví á juntarme con dicho
Padre, á quien había adelantado en compañía de los Xébcros,
y navegamos rio abajo este Curaray (¡quién tal pensara des-
pués de tan largo afán I ) Quise acompañar á dicho Padre para
convocar á la gente y dárselo con los razonamientos necesarios,
y juntamente para amistar la parcialidad de Quiricuari, que
es la más temida. Hízose con felicidad, y parece tenemos en él
un segundo Chamicuro (según dije). Bajó con nosotros ala de
Iroinci y Yaguara, donde fuimos recibidos con gran gusto y
solemnidad, que duró ocho dias, con tanto regocijo y fiesta,
que no podré explicarlo, porque pedia larga relación, á que ni
el tiempo ni la fuerza alcanzan. Sólo digo ha sido un remedo de
unas fiestas reales ó de un guampinico (2) de los que hacen los
Xéberos, pues para cada dia parece buscaban nuevo traje y re-
gocijo, vistiéndose á su modo, unas veces de hojas, otras do
palmas, con taiila variedad de voces, tambores y flautas en sus
bailes, con sus dardos y rodelas, que nos han admirado y mu-
chas veces enternecido. Con los Xéberos no sólo se han amis-
(1) Quebradas y barraDCOs profundos.
(2) Véase al fin del g ix del capitulo iii de la parte primera.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 237
tado siaó emparentado, diciendo son parcialidades de ellos, lla-
mados Enomaes, y retirados antiguamente por las guerrillas
civiles que suelen tener entre sí. No se extraña ésto mucho,
considerando esto mismo en los Cutinanas con los Xéberos;
con los Barbudos en los Agúanos; con los Sidunas y Coilati--
lis^ que gracias á Dios hoy tenemos juntos después de tantos
años de tan larga retirada y ausencia, con que se habian teni-
do por distintas naciones.
»Son muy parecidos á los Xéberos, no en su número, quo
es el de estos Avixiras mucho mayor, sí en su limpieza, pues
ni una sola mancha de sarna ó carate los he visto, de que en
otras naciones hay tanta abundancia, y con que nos causan
tanto asco y horror. Aunque tienen esta limpieza que Dios los
dio en el cuerpo, de la que á ellos les pertenece cuidan poco
ó nada, pues no conocen escoba, según tienen sus casas de
inmundas; y la experiencia que hicimos parece lo demues-
tra, pues, habiondo dispuesto el lugar para el altar y lla-
mado á las mujeres para que lo barriesen, no supieran hacer-
lo. De aquí parece los viene la abundancia de piques 6 niguas
de que tienen muy poblados los pies, y los vi muchas ve-
ces ocupados en sacárselos ya como garbanzos, y aun los
ofrecí traer de Quito agujas grandes ó topos para ese minis-
terio, por ser tan tosco del que usan (éslo cualquier palillo que
topan en el suelo). Muy á la par les van, si no es que se les
adelantan, en este poco aseo, los Semi- Gayes, cuyas casas ha-
llamos ya viejas, y lo que juzgamos fué, que desde que las le-
vantaron no las habian barrido. Gomo estos miserables están
tan poseidos del Espíritu inmundo, no parece extrañan la in-
mundicia; más parecen chiqueros ó zahúrdas de lechones,
que habitaciones de gentes racionales. También se parecen á
dichos Xéberos en los dijes con que se adornan las orejas, na-
rices y barba; en las ligas de piernas y brazos; en la curiosi-
dad del tejido de la paja para cubrir sus casas, aunque mucho
mayores las do estos Avixiras; una cuadra (1) tiene de largo
y veinticinco varas de ancho la en que nos hospedaron, que
(1) Ciea varas?— La extensión de esta medida varia mucho en América.
238 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
hace un pueblo. En lo que no se les parecen es en el vestido,
porque estos Avixíras están omnino desnudos; pero entraran
en él como los Xéberos, quienes lo estaban antes de su cris-
tiandad. Las mujeres Avixiras visten pampanillas de manta
de algodón, torcido el hilo como el de los Omaguas ó Cocamas,
Y pintadas á pincel como los mesmos, aunque en uno y otro
con menos sutileza y primor. Son tan largas estas pampani-
llas, que algunas las arrastran y esto desde muy niñas, pero
muy estrechas ó angostas, con que al andar descubren toda la
pierna y muslo derecho, aun desde la cintura, donde se las
prenden. Aventájanse en esta decencia á las demás mujeres
de las otras naciones de este Guraray, omnino desnudas me-
nos las Zaparas, que con una hoja de vijao bien pequeña y
muy doblada, cubren sus partes ocultas. Las Ardas y S«mt-
Gayes ni aun en ese embarazo de decencia han entrado; cuando
lo haga el Santo Evangelio, se compondrán esos desaliños. El
Señor se lo envíe dándoles obreros que se aprovechen de las
lenguas que les hemos sacado.
»Usan ya estos Avixiras su poquito de navegación, al modo
de Barbudos y Agúanos, mal perficionada, así en las canoas,
que vienen á ser unos dornajos, como en el remar y regirlas
con gran destreza, por lo modernos que aún están en este
ejercicio, en que los introdujo un indio llamado Acuari, á
quien en tiempos pasados sacaron los españoles de Quijos de
esta nación, en- sus entradas y malocas; pero mal contento
entre ellos, se les retiró y volvió á los suyos, y yo le hallé
aquí hecho bárbaro como ellos, no sólo en sus usos y costum-
bres bestiales, sino en el traje y vestido, que lo era de sola su
piel, sin embarazarle y causarle horror el parecer delante de
mí con tan indecente desnudez. Aféesela, y luego se enmendó
y vistió una jaquetilla de corteza de árboles que llamamos
Damahagua (1), y á su imitación he visto con otra semejante
al cacique Iroinci; y no entiendo será nada diflcultoso el ves-
tirse; sólo lo retardará su demasiado dejamiento, flojedad y
pereza tan arraigada en estas gentes, de que ninguna he visto
(I) Y ¿ la corteza, ó mejor dicho, el líber macerado, llanchama
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MAR ANÓN. 239
se exceptúa; y en esto podemos adecuadamente afirmar son
todos cortados por una misma tijera. Con el tiempo y perse-
verancia se vencerán esta y otras dificultades, como se han
vencido donde las ha habido. El Señor nos la dé y obreros para
tanto que tienen en qué ocupar su labor. También enmenda-
ran otras barbaridades, cuales la muchedumbre de mujeres
los curacas, tropezadero en que de ordinario tenemos que topar;
pero, con la docilidad que muestran estos Avixiras, no entien-
do que habrá mucho que vencer en ésto, y mucho menos en el
azotarse cruelmente en orden á ser en la guerra fuertes, alenta-
dos, vigilantes y diligentes. Toman este castigo voluntariamen-
te en la manera que diré. Uníanse los ojos con ají tan picante,
que los deja casi fuera de sí; mándanse azotar con un reben-
que breado al indio más viejo y alentado, en que están inmo-
bles como si lo fueran, y tan sufridos y callados como si estu-
vieran insensibles. Navegué con un curaca llamado Quiriara;
vile en el vientre tres verdugones tan hinchados, moreteados
ó acardenalados, y con una costra de sangre tan gruesa por en-
cima, que me causó horror; pregunté por aquel achaque; ni
él ni otros me lo decian; hasta que los Xéberos, prácticos en
esta y otras barbaridades antes de su conversión, me declara-
ron su achaque y el misterio, y es el que llevo dicho.
»E1 mantenimiento en estos Avixiras y las otras naciones
de este Curaray, no me pareció muy abundante, antes corto,
porque los instrumentos con que hacen las rozas, que son ha-
chas de piedra, junto con su pereza, les desayudan mucho;
de aquí les vino la grande estimación que han hecho de las de
hierro que les tengo dadas; es extraordinario el contento que
muestran con las que les he dicho les daré y con una docena
de ellas y otras de machetillos que dejo al Padre que les vaya
prestando. Redúcese dicho mantenimiento, en la cortedad que
asimesmo dije, á yucas y plátanos, que esto, verde y cocido,
les sirve de pan. La vianda con que lo acompañan cual y cual
vez es de puerco de monte que ahuman y guardan. Esta cor-
tedad obliga á esta nación, como á las demás, á valerse de
cuantas inmundicias topan en el monte, donde andan de ordi-
nario chucheando, como son ratones, lagartos, hormigas, gu-
240 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
saaosy sapos, culebras, lombrices, y en fin, cuantos se topan;
á todo arrostran ni nada extrañan, ni ya nosotros, por tan co-
mún. Lo que sí extrañé en los Ardas fué el verlos saborearse
en una patarasca (i) ó envoltorio de hojas donde hablan asado
en el rescoldo gran cantidad de gusanos verdes, lanudos y
con unas estrelluelas coloradas, de los que nos suelea des-
truir las hojas de la yuca, y por venenosos no los solemos
tocar. A lo corto, ó poco y menguado de estas viandas, se
junta lo insípido de su aderezo, por cocerla con sola agua sia
otro adherente, á causa de no tener sal, así estos Avixiras
como las otras naciones de este Curaray. Cual y cual vez usaa
de algunas cenizas y sacan de ellas la lejía con que templaa
ó sazonan el manjar; pero siempre es sazón y temple como de
ceniza.
»La disposición de esto Curaray es la mejor que he visto
para misión, pues las naciones que tiene están tan seguidas,
unidas y compasadas, que á dos días de navegación rio abajo
podrán los Padres que estuviesen en ellas verse, confesarse y
consolarse.
«Asimesmo se continuará, abrazará y hermanará con la mi-
sión de Mainas, y espero ha de ser, aun por mejor rumbo que
el Marañon, descubiertas las atravesias del Tigre para estas
misiones. Concluyo finalmente con que hoy domingo in Pas*
sionOy 22 de marzo de 1665, se les dio al P. Esteban Caicedo, coa
toda solemnidad de rejpiques, tambores, pífanos y flautas, á
quien recibieron con mucho gusto, y mañana partiremos para
dejarle en lo del curaca Quiricuari, donde se ha de hacer la
población y reducción del Señor San Miguel, que esa es la
advocación que se le ha puesto á devoción y pedimento del
P. Francisco del Castillo, nuestro procurador en Lima y gran
bienhechor. Dejando al Padre, proseguiré mi navegación; pri-
mero acabaran la suya los Xéberos y llegaran á la santa pre-
sencia de V. R., á quien pido con todo el afecto de mi corazón
no me falte con sus santos sacrificios y oraciones, y que me
(1) Patarascca, participio de patarani, hacer dobleces, doblar, plegar, en
quichua.
NOTIGÍAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 241
avise, cuan presto pueda, de lo que se le ofrece, aunque sea
dificultoso, al servicio de la santa misión, pues hasta el último
aliento estoy dedicado á su fontento, aunque sea menester pa-
sar per ignem et aquam y morir en la demanda, sin que nada
acobarde, pues nada lo debe hacer cuando se obra por Nues-
tro Gran Dios y Señor, etc,=Del Señor San Miguel de los Avu
xiras, 22 de marzo de 1665.=Siervo de V. R.=Lúüas de la
Cueva.-»
«P. Rector Francisco de Figueroa. — Pax Christi, etc.=A
22 de marzo escribí á V. R. desde el puerto donde se juntaron
los principales caciques de los Avixiras y recibieron al P. Es-
teban Gaicedo con las fiestas y regocijos que dije. Salimos de
allí para lo del curaca Quiricuari, donde se asentó habian de
irse juntando, poblando y reduciendo, para que el Padre los
enseñase, doctrinase y bautizase. Habiendo navegado tres
dias rio arriba de el Guraray, llegamos al puerto del Quiri-
cuari dicho, y habiendo andado cinco leguas de á pie la tierra
adentro, dimos en su caserío, donde fuimos muy bien recibi-
dos de los de ella, pero demasiadamente maltratados de un
sinnúmero de grillos que parece tiraban á desnudarnos, según
acometían á roer la ropa; plaga que, á perseverar, dejará el
puerto inhabitable; pero dijéronnos los indios que se origina-
ba de lo nuevo de él, y que en pasando algún tiempo calmaba
y faltaban. Yo gasté en este puerto sólo el que hube menester
para recoger algún mantenimiento para mi navegación, que
la comencé Viernes Santo. Y para dar á conocer lo largo, pro-
lijo y penoso de ella, bastaba decir era el Guraray arriba;
pero en esta ocasión la hicieron mucho más penosa las cir-
cunstancias de la soledad en que quedé, por haber despachado
ya á los Xéberos, y la canoa de Francisco, que me acompa-
ñaba, dio en tan somera, por el avio, que se quedó atrás, casi
en los mesmos Avixiras y nunca más le vi hasta doce dias
después que me desembarqué en los Oas, que todos esos me
adelanté. También la inundación, que por ser ya el cora-
zón del invierno, iba el Guraray de monte á monte, y aunque
no imposibilitaba la navegación, por ser este rio manso, la
retardaba mucho, por ser las avenidas muy crecidas. Lo que
16
r
212 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÍFIGA.
más nos agravó fueron los muchos cuidados y continuos rece-
los j^r los muchos puertos y nuevos rastros de bárbaros que
se toparon no vistos ni descubiertos en las otras dos navega-
ciones, por ser tan grandes los arenales que nos apartaban y
ocultaban dichos caminos y puertos. En ésta, como el rio iba
por el monte, parecian tan patentes y cursados con rastros y
pisadas tan frescas, que nos hacian huir y aun no dormir;
pues hubo dia que, juzgando con gran fundamento nos habian
visto los Zaparas que estaban á la orílla del rio en caza de pa-
pagayos, de que cogimos uno, que cayó embarazado y enre-
dado en la liga en que los prenden, hubimos de caminar siu
tratar de ranchear, por si acaso seguian la canoa para hacer
presa en ella donde parase. Lo que templó grandemente lo pe-
noso de esta navegación, fué el conocimiento con que ya nos
hallábamos de la altura en que íbamos, de los puertos y pues-
tos que topábamos, de lo que nos podia faltar para el término;
el saber estas cosas nos desahogaba mucho, como, al contrario,
la falta de su conocimiento nos trajo en la primera navega-
ción y descubrimiento muy congojados y atribulados. Llegué,
en fin, á los Oas; de ellos pasé á Naapo, donde, habiéndome
derribado totalmente lo rigoroso de los corrimientos, reumas
y gran romadizo, con poca mejoría pasé á Archidona, con-
cluida mi navegación á los siete meses y diez dias, que estos
gasté en su discurso desde 12 de octubre de 1664, en que me em-
barqué en Aiaguate, puerto de Xéberos, hasta 22 de mayo de
1665, que rae desembarqué en Naapo; y para que V. R. pueda
saber, sin cansarse con la relación mayor y sus circunstancias,
lo obrado en dicha navegación y viaje, concluiré esta carta
apuntándolo todo sumariamente.
]>Hase descubierto y navegado el Curaray de popa á proa
con todas sus cabezadas; obra que, desde que las Indias lo son
y los Gobiernos de Quijos y Mainas se fundaron, nunca se ha
emprendido, antes dificultándolo é imposibilitándolo tanto,
que ni aun rio abajo lo tenian por factible á causa de su lon-
gitud, á que no daban término, de lo maligno y enfermo de
su temperamento, aprendiéndolo fatal y muy principalmente
por los muchos bárbaros caribes que lo pueblan.
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 2tó
:»Hanso reconocido sus naciones, sus puertos y puestos, sus
mantenimientos y tierras y sacádose lenguas, según S. M.
manda..., menos de los Semi=cGayes, que por haberse puesto
-en armas con tanta üereza, damos gracias á Dios de haber
tsalido de sus puertos y tierra§ con vida, obligando á nuestros
indios á ejecutar en ellos mucha matanza, para salir con ella
-de dos guazabaras que dieron con horrorosa porfía.
>Hase reconocido la atravesía de Beleño á Lotona y buscado
los Gayes en orden á su amistad, conversión y doctrina, gas-
tando sólo en buscarlos veinte dias, con tan extraordinario
l;rabajo, que despeados, abiertos los pies y enfermos se vol-
vieron muchos indios al real, extrañando tan nuevo modo de
caminar por rios, arroyos y guaicos tan ásperos. Lo más prin-
cipal y señalado es haber dejado en paz y doctrina toda la
nación de Avixiras, visto todas sus parcialidades y puéstoles
campana, ornamentos y Padre para que se la enseñe; habiendo
traido siempre por lo obrado arriesgada la vida y*aventurá-
dola en once asaltos, de que nos ha sacado Dios con ella por
su infinita bondad y misericordia.
»Guando no fuera por los veintiocho años en que nuestra
Santa Religión ha atendido con tanto cuidado y desvelo á la
amistad y conversión de tantos bárbaros y obediencia á S. M.,
que Dios guarde, por lo obrado en estos siete meses y más de
navegación y trajin en el rio y naciones del Curaray, pudiera
sin recelo y sin rebozo afirmar habia servido mucho á S. M.
Digo esto, por que, siendo estas cosas tan ciertas y notorias,
se escribe de Quito metió un memorial una persona eclesiás-
tica apocándolo, deshaciéndolo y anonadándolo tanto y con
tal modo, que hubieron los Señores de la Real Audiencia de
mandar repeliese de los autos tal escrito y penar al procurador
que lo metió, en 12 patacones. Todo esto nos está muy bien
por muchas razones, y la principal para enseñarnos á obrar
derechamente por Nuestro Gran Dios y Señor, que guarde
á V. R. De Archidona 24 de mayo de 1665 — Siervo de V. R.=
Lúeas de la Cueva.
241 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
§ V.
Muerte gloriosa del V. P, Pedro Stiarez d manos
de los Avixiras.
Principiada, como se refiere en las dos cartas que acabamos
de trasladar, la reducción de los Avixiras, debajo del patroci-
nio del Arcángel S. Miguel, harto tuvo en que ejecutar su
celo y paciencia su primer misionero el P. Estaban Caicedo,
para recoger las parcialidades que vivían divididas y apartadas
entre [sí] y empezar á doctrinarlas. El trabajo que pasa un
misionero en semejantes entables, especialmente en parajes
retirados y sin comercio con otros pueblos cristianos, ni es
para escribir ni será fácil lo perciba quien no ha tenido ea eso
alguna experiencia. Al cabo de un año y meses de asistencia
con el afán, poco y mal sustento y otras muchas penalidades^
rendido en la cama el P. Esteban con unas cuartanas muy
pertinaces, como no hallase alivio en aquel retiro, se vio pre-
ciso (sic) salir á Archidona y de allí pasar á Quito, de donde,
después de algún tiempo, cobrada por fin la salud, volvió en-
trar (sic) al Marañen, en donde acabó gloriosamente sus dias^
Al P. Esteban sucedió en la misión de los Avixiras el
P. Pedro Suarez, de cuya vida angelical y virtudes harto dejó
escrito en su Historia el P. Rodríguez, á que remito al lector.
Yo me daré por satisfecho con apuntar aquí brevemente las
circunstancias más notables de su muerte y martirio que
padeció de aquellos bárbaros y fué desta manera:
Habiendo principiado el P. Pedro á doctrinar con grande
fervor á aquella gente, viendo que el principal estorbo para in-
troducir la Fe y costumbres cristianas era la pluralidad de mu-
geres, pues sólo el cacique Quiricuari tenía doce, y á su ejem-
plo los demás unos cuatro, otros cinco, sin que hubiese nin-
guno que se contentase con una sola, no pudo reprimirse el
santo celo del Padre de no reprender tan brutal abuso; y como
no cesase en sus cotidianas exhortaciones de ponderarlos con
viveza su fealdad, diciéndoles que por este camino se irían
NOTICIAS AUTÉNTÍGAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 245
lodos como sus antepasados al Infierno, dicho Quiricuari, que
se hallaba muy bien con su torpe costumbre y á más destoera
muy inhumano y cruel, que se sustentaba con carne humana,
llevó muy [á] mal el fervor y empeño del Padre, y poseido de
un fervor diabólico, se resolvió [á] quitarle la vida. Para eso,
acompañado de seis parciales suyos todos armados con lanzas,
entró un dia á la casa del Padre, y acometiéndole él el primero,
atravesóle con una lanzada el cuerpo. Cayó el Padre en el
suelo con la violencia del golpe, pero luego, recobrándose, se
hincó de rodillas y puestas las manos en el pecho, los ojos en
el Cielo, recibió imóvil (sic) seis lanzadas, de las cuales la
última fué en la boca, sin duda para quitarle aquellas dulces
p?ílabras ¡Dios mió! ¡Dios mió! que sólo pudieron percibir los
que se hallaron presentes á aquel sangriento sacrificio. Des-
pués de muerto, trataron de dividirle la cabeza de los hombros
(¡costumbre que tienen esos bárbaros para festejar sus borra-
cheras, bebiendo en la calavera de los que matan:) Todos siete
probaron los filos de. sus cuchillos, pero como si el cuello del
Padre fuese de acero, no consiguieron el cortárselo, no obs-
tante que al intérprete, que murió á su lado, se lo corlaron
con mucha facilidad. Espantados de este prodigio, dejaron el
cadáver á que le diese[n] sepultura los muchachos de casa.
Otros refieren, que los agresores, viendo no moria breve, le
enterraron estando aun vivo. Después desto, queriendo los bár-
baros aprovecharse de las alhajas del Padre, en especial de los
ornamentos y vasos sagrados, todos los que se atrevieron
tocarlos (sic), enfermando con cursos de sangre, de allí á poco
murieron; por lo cual, juzgando que de aquellas alhajas se les
pegaba el contagio, las arrojaron todas al rio, sin reservar cosa
alguna. Al cacique Quiricuari, viendo que estaba muy inso-
lente con la maldad que habia hecho, sus mismos vasallos,
poco después, le mataron á lanzadas, conforme habia hecho él
con el Padre.
Sucedió la muerte y martirio del Padre por marzo de 16G7;
sin embargo, por las distancias y otros estorbos, se tardó én
hacer las averiguaciones y fastigar á los agresores hasta el
año de 1676, en que el capitán D. Diego Lucero, por man-
246 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
dato del gobernador D. Gerónimo Vaca de Vega, fue á aquel
castigo.
Después deso, hasta aquí no habido guien trate con empeño
restablecer aquella misión, en especial, por no haber tenido la
Compañía pié firme en el rio Ñapo y estar los misioneros
empeñados en otras conquistas más inmediatas al Marañen.
Querrá Dios se restablezca un día la fe también en aquella
provincia y rio Curaray, que fuera muy para gloria suya.
El P. Lorenzo Lucero, que también asistió al castigo de los^
matadores del Padre, en carta escrita algunos años después,
dice, que cuando registró las tierras de los Avixiras, vio que
habia siete rancherías distintas de á 800 personas, poco más 6
menos, y que después, con la mayor comunicación y comercia
por aquellos rios, supo se extendían á 70 rancherías, que toda^
se llaman de Avixiras, y añade que estos infieles entienden
la lengua de los Gayes y Coronados. Según ésto ¿quien no
echará de ver la mies tan copiosa de almas que ofrece el rio»
Curaray en sola esta nación ?
§VL
Descubrimiento y pacificación de los Gayes,
La nación de los Gayes ha sido un tiempo de las más beli-
cosas y carniceras que hubo en estos bosques. Su habitación
era cerca do los rios Bobonaza y Tigre, de donde salian á matar
para hartarse de carne humana, que era el fin principal de sus
guerras con los Coronados y otras naciones. Como estos bár-
baros infestasen mucho la navegación de Bobonaza y camino
de travesía para Ñapo, por el año de 1661, el teniente de Borja,
á petición de nuestros misioneros, envió una armadilla en busca
déllos, para coger siquiera algunas lenguas y con ellas después
apaciguarlos. Habiendo los soldados llegado á sus tierras y
acometido una casa, mucha fué la resistencia que hallaron en
ellos, con que costó bastante tra^jajo el coger unos mozos para
lenguas. El uno déstos fue el Pascual, do que hace mención el
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MAR ANÓN. 247
P. Lucas de la Cueva hablando del descubrimiento del Cura-
ray. Con él, en dicha ocasión, tentó entrar por Beleño en
busca de sus parientes, para amistarlos. No tuvo por entonces
efecto el intento, por haberse remontado mucho aquellos bár-
baros y desamparado las tierras en que los hallaron los solda-
dos de Borja; pero lo tuvo tres años después, esto es, el de 1668,
en que dicho P. Lúeas, en compañía de los PP. Lorenzo
Lucero y Agustín Hurtado, volvió á la misma empresa por
otro rumbo. Las circunstancias desta jornada, muy dignas de
apuntarse, las refiere el mismo Padre en carta escrita dejdc
Oas al P. Hernando Cavero, que dice así:
« La mucha importancia y necesidad precisa de la paciflca-
»cion do Gayes ( : no sólo para su reducción y conversión á
» nuestra Santa Fe y evitar sus matanzas y carnicerías en los
»Ipapizas ó Coronados, nación que casi la han ya consumido
T>Y comido, sino para desembarazar de enemigo tan caribe, así
» el camino que se descubrió por el rio Bobonaza para estos
dQuíxos, tan infestado todo por los de esta nación, que sin
«escolta no era ya posible su trajín : ) no ha dado lugar á que
»se cese en discurrir y buscar los medios para conseguirla; y
» siendo el principalísimo el tener lenguas con que hablarles,
> se consiguió el sacarlas ahora siete años con armadílla que
»para el efecto se hizo de soldados arcabuceros acompañados
j)do indios amigos de flecha y lanza, Xéberos y Mainas. Sacá-
Dronse con gran dificultad á causa de la fiereza desta nación
»tan animosa, atrevida y arrestada, que sólo cinco indios aco-
ametieron á toda nuestra tropa hasta morir y llevando ya casi
»por suya la victoria, habiéndonos muerto dos soldados, los
«mejores y más valientes de nuestros amigos. Aprendieron la
«lengua general del Inga en nuestra casa de Mainas; perficio-
«náronse en ella en algunos años que los he traído en mí
«compañía y ahora tres entré con ellos al descubrimiento del
»Curaray y se consiguió felizmente, navegándolo todo de popa
ȇ proa, descubriendo sus puestos, sus puertos y naciones,
«sacando de casi todas lenguas para su pacificación y conver-
«sion y reducido á paz y doctrina la de los Avixiras. Subí á las
«cabeceras de dicho rio, y atravesando para las del Tigre,
218 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
•donde están los Gayes, guiado por estos lenguas, gasté veinte
• y un dias en buscarlos, para hablarlos y amistarlos; y
•habiendo padecido trabajos insuperables por la mayor aspe-
• reza de caminos que se ha andado y visto en la conquista,
D siguiendo casi siempre rios á la pierna, rodilla y cintura, ya
» despeados , abiertos los pies , llagados , y los mas indios y yo
• enfermos, y todos quebrantados, se desistió de este intento
• para proseguirlo por Bobonaza, habiendo tomado algún
• resuello. En esta ocasión fui llamado de Quito para la
• cobranza de estipendios, ajuste en las cajas y otros negocios
•graves que ocasionaron varias cédulas del R. Consejo tocantes
•al curato de Archidona y al situado de Mainas y otras depen-
•dencias, á que fué Dios servido se diese feliz conclusión y aun
• muy favorable informe de la R. Audiencia para S. M. y
•R. Consejo de Indias.
• Di la vuelta á estas partes con el intento que dije, y á poco
• tiempo que llegué á ellas , se me dio aviso que los Gayes en
• cantidad gruesa casi habiau llegado á los umbrales de los
• Oas á sus malocas y carnicerías, conque, no sólo estos, sino
• los Ñapos y Archidonas, corrían gran riesgo. Entróse en
•mucho cuidado y en más que todos la Justicia. Tocó al arma^
• hizo leva, nombró soldados, señaló indios, en que gastó uo
• pocos meses, y con no pequeños azares, por la diversidad de
•juicios, contradicion de pareceres y fugas de los indios seña-
alados para la guerra; á que, sin entrar ni salir en nada ni
• poner diligencia alguna de mi parte, estaba á la mira de esta
•ocasión, considerando podia tenerla para la paz de esta nación;
• y así, traté no sólo de ir á esta facción, como hice, en compa-
• ñia do mis buenos Padres Juan Lorenzo Lucero y Agustin
» Hurtado, sino de engrosarla armadilla con algunos mozos
• que tenia en mi compañía, de Xéberos y otras naciones del
• Gobierno de Mainas , que fué lo mejor, más seguro y alen-
•tado que nos acompañó. Salimos, en ñn, de estos Oas á 4 de
• enero de 1668; llegamos á Beleño, donde se hizo real, y
•habiendo descubierto el puente por donde pasaron los Gayes
• para su maloca, sus ranchos y otros rastros y su trocha, la
• fuimos siguiendo, topando siempre más y más señales de
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 249
»ollas, callanas [1¡, maíz y algunas armas que dejaban y hasta
9 yesca con que sacaban candela.
dEI pensar seria mucha la cercanía para sus casas, les hizo
«sacar tan corto y tan poco matalotaje á los nuestros de las
«suyas, que á las catorce leguas de á pié nos hallamos sin él,
nimposibilitados, no sólo para proseguir, sino aun para volver,
«picando ya tanto la hambre, que trujo á muchos caimiento,
»y obligó, no sólo á valerse de sabandijas inmundas, sino de
«hojas y cogollos silvestres insípidos y malsanos, con que ya
»se comenzó á adolecer y enfermar.
«Reconocido y considerado el modo de marcha y armadi-
«Ua, su disposición, que todo lo extrañé y admiró, tuve por
«misericordia especial del Señor esta hambre, para tomarla
«por pretexto y dar la vuelta, porque, á proseguir en la forma
«que se llevaba, íbamos sin duda al degolladero, como lo re-
«conoscieron y murmuraron los pocos mozos Xóberos que nos
«acompañaban.
«Volvimos, en fin, no sólo hambrientos y descaecidos, sino
«comidos de mosquitos, garrapatas, hormigas y otras plagas,
«y no menos quebrantados de las cuestas, ciénegas, resbala-
«deros, y arcabuco cerrado, y arresgadas en puentes ni vistas
«ni imaginadas, y lo peor, con mayor recelo y riesgo de algún
«asalto de Gayes de presente más fundado, por haber queda-
«do, no sólo, en pié su dificultad, sino aumenládose el riesgo
«por el cuidado en que les ha do haber puesto nuestro viaje
«con tanto rastro, y por el mayor que han de poner en exami-
«nar de dónde y por dónde les amenazaba el rayo, para reba-
« tirio y prevenir ofendiendo á quienes imaginaban les iban á
«ofender.
«Muy descaecidos quedamos mis buenos compañeros y yo
«con este suceso y vuelta tan desairada; pero el Señor, que
«mortifica y vivifica, mirando sin duda á su paciencia, sufri-
» miento y buen deseo con que se emprendió de su parte este
«trabajo, usó de su infinita misericordia, trocándolo en el su-
(1) Cazuelas.
25) BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
»ceso mAs gozoso que en muchos años han visto estas monta-
Ȗas. Es en la forma siguiente:
»E1 mismo dia que se desvaneció el medio que se habia to-
jomado para la pacificación de Gayes, mediante las armas de
«soldados é indios amigos, de que se compuso una razonable
»armadilla, ese mismo dia dispuso la Divina Providencia su
•pacificación por medio del Evangelio, sin más ruido, es-
Dtruendo ni fuerza que la de un mancebo lengua llamado
•Pascual, á quien años ha traigo en mi compañía. Este, ha-
•biéndome visto así en esta ocasión, como ahora tres años,
«buscar á los de su nación con tantas hambres, trabajos y ca-
«lamidades, dijo á los compañeros con quienes iba espiando y
«rastreando el camino de los suyos, ¿que hasta cuándo me
«habia de ver afanar en busca de los de su nación? que él sola
«habia de entrarla, amistarla y traérmela de paz.
«Estando en esta resolución firme y para irse solo, le acon-
«sejaron sus compañeros no lo hiciese sin darme parte ni sin
«mi licencia; con que le volvieron. Llegó á mi presencia, pro-
«púsome su determinación con tanta resolución, que juzgué
«por cierto se iría sin ella si no se la diere; con que, después
«de larga conferencia, yo en detenerle, él en insistir, habién-
«dolo encomendado á Dios, le avió y di cantidad de anzuelos,
«agujas, navajas, vestido de paño para su padre, seis hachas;
«y héchole confesar á él y á un mozo Xébero de mucha capa-
«cidad y muy animoso, llamado Alonso Chilo, que volunta-
«riameiite quiso acompañarle, con otro muchacho Avixira, su
«discípulo en la doctrina, habiéndoles dicho los razonamien-
»tos, pláticas y recaudos que se acostumbran y disponen las
«ordenanzas, salieron en secreto del real de Beleño jueves 19
«enero del corriente, dejándome en un horroroso recelo y
«profundo cuidado del suceso que continuamente pedia á Dios
«fuese bueno. Su Divina Magestad usó de su infinita miseri-
«cordia, oyó nuestros gemidos, se compadeció de nuestros
•trabajos, y á los 27 de febrero y octavo de un novenario de
«misas, letanías y otras diligencias que estábamos haciendo á
«nuestro apóstol de la India San Francisco Xavier, llegó
«nuestro Pascual Gaye, el Alonso Chilo y el muchacho Avi-
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 251
»xira con doce Gayes, los dos caciques, i\ darnos la paz de su
«parte y de toda la nación, como de hecho nos la dieron al fin
»de un Te Deum laudamus^ con gran repique y fiesta y el
»mayor gozo que me parece he tenido en estas montañas, así
»como mis cuidados, recelos y congojas fueron en los dias que
^esperé los mayores que he padecido. Gracias á nuestro Gran
«Señor y Dios que así mortificat et vivificáis deducit ad 7n-
i^feros, etc.
»La relación que nos dan los portadores del suceso, es como
«sigue: A los diez dias de camino dieron vista á la primera
Bcasería de Gayes; poco antes de entrar en ella, dejó el Pas-
«cual emboscado á Chilo con el muchacho Avixira, recelando
«el suceso que podia tener, advirliéndoles se pusiesen en co-
«bro según le oyesen. Entróse el Pascual en diclia casería, á
«quien al punto cercaron muchos indios con sus lanzas y mu-
«cha gritería. Alzando la voz el Pascual les dio voces no le
«matasen, que no era auca, sino su pariente; luego fué reco-
«noscido, con que, la gritería, de guazabara se convirtió en un
«llanto muy clamoroso, que es la señal de grande amor con
«que estas gentes reciben á los suyos, cuando, habiendo he-
«cho largas ausencias, les daban ya por muertos y consumi-
«dos. Extrañaron mucho al Pascual, festejáronle muchísimo;
«corrió luego el aviso á toda la nación; vino toda ella á verle
«como á cosa tan nueva y como á hijo y sobrino de los dos
«principales caciques de Gayes. Vino su padre á las voladas
«poniendo el grito en el cielo; su madre, hermanos, hermanas
«y parientes en la misma forma. Lo mesmo habia hecho su
»tio, ít cuya casa llegó primeramente cuando le cercaron.
«Este su tio, que es el primer curaca do la nación, luego
«que le conoció, preguntó si venia solo; díjole habia dejado á
«su compañero y á otro muchacho emboscados, conque A
«carrera suelta fué el buen curaca, llevándolo mucho masato
»y comida, y habiéndoles recibidos (sic) en sus brazos, tomó
»en sus espaldas el qiiipesillo (1) que cargaba el Chilo, lleván-
«dolo á su casa con grandísimo amor. Gastaron tres dias en
(l) Hatillo.
252 BOLETÍN DE Lk SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
•descansar, dar sus recaudos y razonamientos, repartir sus
«dones; y de todo sacaron los Gayes deducciones muy racio-
•nales, diciendo los caciques padre y tio de Pascual: quien á
nii no te ha hecho mal, no te ha muerto ni comido, sino antes
rtte ha guardado y tiene tan bien tratado y á nosotros nos
i>envia tan buenas cosas tan necesarias para nuestro sustento^
vqué mal nos puede hacer? de qué nos hemos de recelar? Vamos,
nveámosle, sujetémosnos y nos pondrá donde quisiere. Como
»lo dijeron lo hicieron. Vino el padre de Pascual casi con
» toda la nación; llegaron contentísimos al rio Beleño, donde
»yo les habia dejado dos canoas con gente; pero los Oas, con
«su temor y horror á [los] Gayes tan arraigado y tan antiguo,
i»aprendicron que nuestro Pascual, Chilo y el Avixira estaban
wya comidos de Gayes, esperando harian lo mismo con ellos
©sí allí se tardaban, con que no s>ólo se huyeron, sino que se
«trujeron las canoas.
«Llegados nuestros portadores á Beleño con casi toda la
•nación, se hallaron á pié, con que, muy llenos de dolor,
•hubieron de volver á enviar los Gayes á sus casas hasta otra
•ocasión, menos doce, dos curacas con ellos, y nadando rios
•y rompiendo montes, en que dieron gran demostración de
•su fineza, llegaron aquí bien lastimados en los pies, y con
•mucho agrado nos dieron la paz, según he dicho. Estuvieron
•siete dias muy agasajados. Entre otros dones, se le dio á
•cada uno su machetillo ó cuchillo hechizo, que acá dicen,
•que ellos mesmos vieron hacer, con no poca admiración, en
»la fragua que aquí se ha puesto, que es el añagaza mayor
«para estos bárbaros. Remitilos con cuatro de los mozos que
•me acompañan de Xóberos y Mainas y con el mesmo Pascual
•lengua, para que lleven adelante lo comenzado y dispongan
•el camino. Tres quedaron aquí para lenguas.
•Este suceso de tan buenas consecuencias, tan deseado,
•pretendido y agenciado, nos ha dado Dios de presento con
•tanta facilidad. Su mucha importancia me ha hecho pedir á
•los Padres de por acá una misa en acción de gracias y para
•que el Señor lo confirme. V. Rev. podrá hacer allá lo que
•fuere servido y le dictare su buen deseo y santo celo. Póneme
~ '
NOTICIAS AUTENTICAS DEL FAMOSO RIO MARANON. 253
»en gran deseo de oraciones el entender son causa de este
»buen suceso y buenos efectos las que un gran mi amigo y
•bieuhechor destas misiones solicita por allá en la escuela de
»Xpto. tan santamente entablada en esa ciudad; conque juntas
»las de esa santa comunidadad, serán de grande eficacia para
»que se prosigan y confirmen estos buenos sucesos y los más
sque se desean en pro de esta gentilidad. A más de haberse
Acontinuado, eslabonado, unido y hermanado esta misión de
»Quixos y Curaray con la del Marañon y Mainas, se le ha
^quitado el único embarazo que dificultaba y aun imposibili-
>taba la travesía de Bobonaza, por donde se comunican estas
amisiones; conque podran ser continuos los avisos sin que haya
j)en que se detengan y estanquen, como ha sucedido siempre,
• y de presente se ha detenido más de año el que á la misión de
»Mainas se hacia con el envió de algunos Padres, por el em-
»barazo de cosario tan caribe como ha sido el Gaye. El Señor
»lo lleve adelante en su buen intento y guarde á V. Rev. De
•Noxino y febrero 24 de 1668. — Lúeas de la Cueva.»
Hechas desta manera las paces con los dos curacas gayes y
despachados éstos á sus tierras, para coger desde luego el
fruto de tan prodigiosa pacificación á dar principio á (sic)
poblar aquella nación, resolviéronse do repente los PP. Lucero
y Hurtado ir tras dellos, aunque por camino algo diferente, y
entrar por aquella provincia á los Mainas; empresa que des-
pués les costó harto susto y afán, por las asperezas del camino,
y tuvieron que dar muchas gracias á Dios de haber salido
con vida. Todo lo refiere con elegante brevedad el P. Lucero
en carta escrita desde Borja por octubre del mismo año, en
que dice así:
«De Gayes á Oas por tierra hay un mundo que andar. Loa
«muchachos que despachamos desde Beleño tardaron doce
»dias y dijeron era muy mal camino y lleno de puentes muy
ndificultosos de pasar, por haber muchos rios. Desde Beleño
«hay sus ocho días largos por rio y canoa. Mi viaje fué por el
«rio todo, pero fué viaje de arrojo y salimos el P. Agustín
«Hurtado y yo con vida milagrosamente. Diez días navegamos
«por rio desde tierras de Oas hasta Callanayacu. De aquí
'&i
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
*4 '
r*'
V'
ir
Bcogimos seis leguas á pió por el bosque adentro hasta el rio
•del Tigre. Aquí estuvimos comiendo sólo maíz tostado, que
eno había otra cosa, catorce días largos. Hicimos embarcación
»y arrojámonos en nombre del Señor San Xabier rio abajo en
»una canoa el P. Agustin y yo, y en dos balsas la gentecilla
»0a que llevábamos, que era bien poca y muy cobarde, y
•llevábamos los cabellos harto erizados, así por navegar un
•rio tan malo y tan nuevo que nadie lo había visto navegar,
•como también por ir por tierra de aucas sin más guías que
•Dios por delante. Trece ó catorce veces nos vimos ahogados,
aporque el rio es un pilancon de molino tan arrebatado, que
•jamas pudimos embarcados tener providencia en las vueltas
•de los escollos continuos en que sin remedio topábamos.
•Con este trabajo navegamos diez dias de rio abajo hasta dar
•en tierras de Gayes. Entramos en ellas juzgando hallar algún
•alivio, y en la primera casa sólo topamos con un buen viejo,
•quien nos dijo que todos los demás estaban retirados en el
•monte, por miedo de la peste que los íbamos metiendo. Tres
•dias estuvimos solos y en tan gran confusión, que hubiera-
•mos tomado de mejor gana el que no se hubiesen amistado
•con nosotros, que el padecer tales desamparos en sus mismas
•tierras en que nos hallamos empeñados satisfechos de su
•amistad. Finalmente, el Señor San Xavier fué sacando del
•monte á muchos y los iba trayendo á mi vista con harto
•consuelo del P. Agustin y mío, porque de verdad nos juzga-
•mos del todo perdidos. Finalmente, cuando, más consolados,
•tratábamos de nuestro camino para Bobouaza, á que nadie
•se atrevía, por estar los más de los Gayes acatarrados (: peste
•que entra siempre con el Evangelio y con los soldados;), me
•vino un Gaye por las espaldas armado de lanza y rodela y
• me dijo: seas bien venido: has de saber que mi padre se está
nmuriendo y desea verle ^ porque dice que ha muchos dias que te
^aguarda. Pregúntele dónde estaba, y según las señas, juzgué
•que cercano á mi rancho. Pedile al P. Agustín me aguar-
•dase, y coguiendo (sic) sólo el toldillo, me partí con el indio.
•Hízome caminar siete leguas largas, aunque por camino
•bueno, para dar en la casa del viejo. Hállele á boca de noche
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÜN. 255
•casi boqueando; dijele si quería ser hijo de Dios; díjome que
»sí, pero que quería vivir algún tiempo más, para servir á
«Dios. Dijele que lo pidiese á Nuestro Señor. Hizo su plegaria
«como pudo y cogióme el rosario y abrazado del durmió
•aquella noche y á mí me hizo durmiese en una hamaca muy
•cercana á la suya. Nuestro Señor oyó al bárbaro y diole tan
•entera salud, que otro día se levantó y dispuso mi viaje á
•Bobonaza con tanta presteza, que fue forzoso escribirle al
•Padre tuviese paciencia. Tres dias caminé por tierra con
Btreinla Gayes muy bien armados. Dimos en Bobonaza, y
•haciendo una balsa, me arrojé con ellos rio abajo. Al tercero
•día di con los Ipapizas ó Coronados. Hice lue^'O despacho por
•canoas á los Roamainas; trajéronmelos, y en un día de rio
•abajo de Pastasa di con el P. Ignacio Ximenez en el puerto
»nuevo de Roamainas, donde me aguardaba. Otro dia le
•enviamos canoas al P. Agustín Hurtado con cuarenta amigos
•de escolta, con que al punto se vino. Desde Roamainas á
•Gayes hay sólo siete dias do navegación y uno de tierra el
•bosque adentro. Y si corriere esa reducción por cuenta de los
• Padres de por acá, andando el tiempo, solo habrá medio
•cuarto de legua que andar, porque me pidieron querían
•poblarse todos en una loma tendida, que yo anduve con
•ellos, muy cercana al rio; y sí surte efecto, vendrá á ser gran
•escalón para el camino de la Canela y juntamente para ir
•manejando las naciones del río del Tigre, que por lo menos
•pasan de siete provincias las que sabemos y tenemos por
•cierto que hay.» — Hasta aquí la carta del P. Lucero.
Fué particular providencia de Dios para que no se mallogra-
se aquella nación, fuesen desde luego los Padres á tomar po-
sesión della en sus tierras y darse á conocer, porque se pasó
después bastante tiempo sin que nadie entrase á verla. Por fin,
el año de 1672, el P. Agustín Hurtado, siendo misionero de
los Roamainas, entró otra vez á aquella provincia y dio prin-
cipio á poblar la gente cerca del Bobonaza, casi un dia de ca-
mino, monte adentro, y cuatro de navegación más arriba de
los Coronados. Costóle mucho afán la empresa, por ser los Ga-
yes de natural altivo y enemigos de toda sujeción. Desde en-
286
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
' » '
\vt-^-
toncos prosiguió el Padre visitándolos de cuando en cuando
para doctrinarlos y baptizarlos hasta el año 1677, en que mu-
rió de una puñalada, como se dijo hablando de los Roamai-
ñas (1).
Al P. Hurtado sucedió el P. Francisco Fernandez de Men-
doza^ quien, según se colige de su carta, que trae el P. Rodrí-
guez, libro 5.°, cap. 12 (2), fué el primero que asistió á pié
quedo en aquella reducción, por haberse disminuido mucho la
de los Roamainas, y bautizó á los adultos á petición do los
mismos indios, quienes mucho le querían. Después del P. Fer-
nandez, entró á cuidar de aquella reducción el P. Pedro do Ca-
seros (sic), á quien sucedió el P. Tomas Santos, quien dio prin-
cipio á poblar los Andoas algunas jornadas más arriba en la
orilla del mismo Bobonaza, en el sitio que llaman hoy día los
indios Tomas Santos (3). A éste, por ñn, el año de 1696, suce-
dió el P. Nicolás Durango, á quien mataron los mismos Gayes
por el año de 1707, como se dirá en el § siguiente.
§ VIL
' i
Muerte del P. Nicolás Durando á manos de los Gayes,
Tocante á los hechos, virtudes y muerte deste insigne mi-
sionero, para no decir cosa que no conste auténticamente, co-
piaré aquí parte de la carta que con ocasión de su muerte es-
cribió el P. Wenceslao Breyer, quien se encargó del restable-
cimiento de aquella misión. Dice así:
cDoy noticia á -Ys. Revs. de la desgracia sucedida en estas
•misiones en que los indios Gayes el dia 14 de abril del co-
•rriente año 1707, mataron bárbaramente al P. Nicolás Du-
(í) Ed las Adiciones.
(2) Antes se imprimió en Madrid como carta de edificación, janto con la del
P. Lucero fecha en La laguna á 3 de Junio de 1681.
(3) Publicamos la relación de su evangélica jornada en los Ápéiídicei,
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 257
•rango, de nación napolitano (1), quien habia sido su misio-
»nero por once años y cuatro meses, doctrinándolos y asistién-
»dolos con mucha caridad. Originádose ha su muerte de la al-
»tivoz de los indios, que extrañaban mucho la sujeción en que
»los tenia el Padre en orden á la doctrina cristiana, costura-
abres y gobierno político del pueblo, en que pedia dóllos mu-
»cha puntualidad y aseo, como se dirá en adelante. Con oca-
»sion de un cerco que mandaba hacer el Padre cerca de su
»casa, un indi» que estaba de concierto con otros muchos para
«matarle, buscando de propósito ocasión y pretexto para eje-
»cutar su maldad, puso de adrede (sic) un palo al revés de lo
»que se le mandaba; reprendióle el Padre con alguna vivera,
»y el indio, levantando la macana, que tenia prevenida, *le dio
«con ella en el brazo derecho y se lo quebró; luego, los otros,
«acometiéndolo, le dieron muchos golpes en las espaldas, te-
aniéndole el uno agarrado de los cabellos; mientras esto, lle-
Dgándose otro con una hacha en la mano, y riñiendo de burlas
»á los demás que así maltratasen al Padre, descargólo un golpe
»en las sienes, que bastó para derribarle al suelo. Dejándole
oasí por muerto, con grande algazara fueron todos á sus casas
»á coger las lanzas y rodelas, y vueltos á donde el Padre, ha-
«llaron que vuelto en sí, de rodillas, con el Santo Cristo qne
«llevaba siempre al pecho en las manos, estaba haciendo actos
«fervorosos. Entonces acabaron de matarle á lanzadas. Los An-
adeas, que es otra parcialidad de los que vivian en el pueblo
»y no concurrieron de ningún modo á la muerte de) Padre,
«mucho lo lloraron y enterraron en la iglesia al pió del altar
«mayor. Me aseguran los que asistieron al Padre, que el dia
«antes tuvo aviso de su muerte, y fué, que, rezando en el Diur-
«no delante de la iglesia, reparó caian en él unas como gotas
«de sangre, de lo cual espantado dijo á los muchachos: queme
jidirá esta sangre? por ventura infieles han de venir á matarméf
«Sin recelarse de sus mismos feligreses, y diciendo esto, en-
(1) Su verdadero apellido era Lanzamani. Escribió, á poco de llegar á las mi-
siones do Mainas, una curiosa carta que se imprimió en Madrid en la misma
forma que las de los PP. Mendoza y Lucero ya citadas.
17
253 BOLETÍN DE Lk SOCIEDAD GEOGRÁFICA •
Dtrose á la iglesia y se estuvo buen rato de rodillas en todos
•los altares del Santo Cristo, de la Virgen y San Xavier, pa-
»trón del pueblo, ofreciendo sin duda su vida en sacrificio y
apreviniéndose para la muerte que liabia de sucederle al dia
»siguientc.
»Fuó el P. Nicolás religioso muy exacto en la observancia
»de sus reglas, varón verdaderamente apostólico, quien ha
«trabajado mucho en este partido de Roamainas y Gayes, en-
•trando 61 mismo muchas veces á los montes á. amistar infle-
»les y reducir cristianos fugitivos, no obstante que padecia
•mucho del asma y otros achaques. Podemos decir haber sido,
»si no autor, á lo menos restaurador del pueblo de Gayes;
•cuando se encargó del, halló poco más de setenta indios. Con
Dsus entradias al Tigre y Curaray fué agregando muchos An-
»doas, Semigayea, hfaithiores y otros, hasta formar un pueblo
»de los más numerosos de la misión. En lo que excedía esta
•misión á las demás era en el orden y gobierno, que causaba
«asombro á los que pasaban por ahí. Aquí las físcalías repar-
lítidas [repartíanse] hasta entre las mujeres, para lo que se
•ofrecía en lo espiritual y temporal. Para todo habia sus sin-
ódicos y mandones, sin que faltasen en lo entablado aun en
•las ausencias del Padre, averiguándose hasta la menor falta
•que hubiese habido tocante á la iglesia y en lo que era obli-
pgacion de cada uno.
•Habia enfermeros que cada dia referían del estado de los
•enfermos, aplicaban remedios y les llevaban la comida. Otros
•avisaban puntualmente si habia algún niño ó adulto que
•bautizar ó sacramentar, en lo cual suele ser mucho el des-
ceñido de los indios. Hasta la planta y dispusicion del pueblo
•la iba el Padre cada dia puliendo más y más con tanta her-
» mesura y aseo, que no habia cosa igual en toda esta mon ta-
cna. Todo el pueblo estaba siempre limpio como un jardin y
•sus moradores tan puntuales en todo cuanto se les mandaba,
•que era cosa rara y nunca vista entre naciones bárbaras. Lo
•más apreciable era, que .tomando ejemplo de su misionero,
•los indios parecían llenos de celo cristiano en buscar y atraer
•gentiles del monte á que se poblasen é hiciesen cristianos.
-!. ►
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑON. Í59
^Estando todo en esta conformidcid, cuando parecía habia
»de ser este pueblo el ejemplar de los demás, por permisión
»uo pensada de Dios, todo cayó; porque, aunque no todos los
j)Gaves liabian concurrido en la muerte del Padre, temej'osos
»de algún castigo, aunándose de común consentimiento con
»su cacique D. Carlos Maniri, sabedor de todo, determinaron
«retirarse á los montes y armarse contra la Justicia, caso qnc
«fuesen españoles á castigarlos. Luego quemaron la casa del
«Padre, rajaron en el puerto las canoas, pusieron centinelas
»en varias partes para que los Andoas no fuesen á Borja á avi-
»sar y para matar cuantos asomasen por ahí, mientras dispo-
»nian su retirada. Alguuos. déllos bajaron al pueblo de los
«Roamainas para convidar al cacique D. Damián entrase él
• también con su gente en el alzamiento. No le hallaron, por-
»que estaba ausente en los Pinches, y como mediante un mu-
«chachillo se supiese á qué habían venido, avisado dicho ca-
«cique, que era indio muy leal y buen cristiano, luego despa-
»chó aviso á Borja y él en persona con sesenta Pinches subió
»á los Gayes con intento de prender á los matadores. Xo los
«halló, porque, viéndose descubiertos, apresuraron la fuga,
«habiendo quemado primero todas sus casas y las de los An-
adeas. Quisieron hacer lo mismo con la iglesia, pero la madre
»del cacique gaye y unos Andoas se interpusieron, diciendo les
«habia de ir mal en su retirada. Por este miedo no so atrívie-
«ron [á] tocar A los cálices y ornamentos sagrados, menos la
«capa de coro y unos manteles que llevaron los Semigaes para
«usar dellos en sus bailes. Los Andoas desparamáronse (sicj
»por el monte sin orden ni concierto, recelosos no les matasen
«los Gayes si quedaban en el pueblo.
«Desta manera deshízose por fin la reducción, poco antes
«tan celebrada, de San Xavier, y en este estado la he hallado
«cuatro meses há que subí por acá con alguna escolta, á fin de
«favorecer á los Andoas. Tengo ya recogidos hasta setenta de-
«Uos y espero seguirán en breve los demás. Mientras esto,
«llegó también á este sitio el teniente de Borja D. Baltasar de
«Rioja, y de aquí luego se fué en seguimiento de los apóstatas
«con diez y ocho españoles y doscientos indios amigos. La jor-
200 BOLETÍN DE £A SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
inada ha sido muy larga y penosa, por haberse retirado mu-
»chos Gayes más allá de Curaray y haber quemado sus trojes
•de maíz, que habla en el camino, los Semigayes y Zaparas á
«petición del cacique Maniri, para imposibilitar, como ellos
•discurrían, á los españoles el llegar por ahí, por falta de
•comida. Llegaron, sin embargo, hasta dar alcance á dicho
•cacique, quien los aguardó emboscado con treinta indios y
•tuvo la osadía de hacer un tiro contra un español con un tra-
mbuco que llevaba consigo y habia sido del Padre difunto. No
•tuvo efecto el tiro, por la ligereza del soldado en tenderse en
•el suelo á tiempo que prendía el polvorín. Viendo esto el
•teniente, mandó á los.de la armada embistiesen á los alzados.
•Apenas se empezó [á] tirar algunos dardos, que el cacique coa
•los suyos se dieron á huir á toda priesa^ y como estaban más
•ligeros y diestros en aquellos montes que los nuestros, ya ren-
•didos con la hambre y cansancio, no se pudo darles alcance.
•Quedó, sin embargo, presa la madre, hermana, mujer é hi-
•jito único del cacique, que acá me los trajeron con otras se-
•tenta almas que han ido recogiendo en el camino. Entre és-
•tos hay algunos infieles de varias parcialidades, que luego
•despaché libres para sus tierras con algunos dones, á que me
•traigan por acá sus curacas. No sé qué efecto tendrá la em-
•bajada. Espero en el glorioso apóstol San Xavier volverá á
•reítablecerse esta reducción, por lo menos con los Andoas y
•Semigayes. Vs. Revs. lo encomienden muy de veras á Su
•Divina Mageslad, etc. Desde este que fué pueblo de Gayes,
• 1 noviembre de 1707. — Wenceslao Breyer.j»
Dos años después, habiendo vuelto algunos soldados borje-
ños en busca de los matadores del P. Durango, prendieron á
casi todos los Gayes, y en castigo de su apostasía, fueron re-
partiéndolos en diferentes pueblos cristianos, en donde dentro
de poco tiempo fueron consumiéndose, menos tres ó cuatro
familias que, por estar ausentes del pueblo cuando sucedió la
muerte del Padre, no tuvieron. parte en nada de cuanto hicie-
ron los demás. Sospechan, sin embargo, algunos, quedan aun
Gaes infieles en los bosques contiguos al Curaray. El cacique
Maniri, andando retirado entre los Nevaa y Zaparas, quiso
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 261
gastar mucho señorío sobre ellos, hasta obligarles fuesen todas
las mañanas á su rancho á cortejarle y saludarle con el Alaba-
dOy como si fuese Padre y misionero de ellos; por lo cual, abu-
rridos, extrañando tanta altivez, una mañana, estando él muy
descuidado, en lugar del Alabado, le dieron con la macana en
la cabeza y acabaron con él. A otro indio de séquito que acabó
de matar al Padre, habiéndole preso los borjeños, le ahorca-
ron y cortaron la mano para el escarmiento de los demás.
§ VIII.
Nueva reducción de los Andoas y Semigayes,
Habiendo vuelto de Gayes para el pueblo de la Laguna el
P. Wenceslao Breyer, y dado cuenta al Superior que era á la
sazón, el P. Samuel Fritz, de todo lo sucedido, como también
de las disposiciones favorables que habia para el restableci-
miento de aquella reducción, tuvo éste por acertado el encar-
gar aquella empresa al celo y eficacia de dicho P. Wenceslao,
á que prosiguiese con la diligencia que habia empezado. Con
esto, á fines de enero de 1708 se encaminó nuevamente el Pa-
dre para Pastasa y Gayes, y antes de llegar á Bobonaza, en
la boca de una hermosa quebrada halló á los Andoas empeña-
dos en hacer nueva población. Eran casi cien indios, parte
Guasagas y parte del Tigre, parcialidades distintas, pero de
una misma lengua. Alegróse mucho el Padre con tan buenos
principios, y desde luego, asentando allí el pié, empezó á doc-
trinarlos con macha aceptación de los indios, quienes siempre
le han aceptado y querido en los diez y nueve años y más que
vivió constantemente con ellos hasta salir para Quito, en donde
poco después murió. Llamóse la nueva reducción Sanio Tomé
délos AndoaSj advocación que se les señaló desde que algunos
de ellos empezaron años ha á poblarse en Bobonaza.
Dos meses después de haber llegado á los Andoas, consolóle
Dios, según dice él mismo en sus apuntes, con la llegada de
Don Xavier Meruca^ cacique Semigaye de los Maithiorea, y
282 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Otro de los Zaparas, que con gente de su séquito y algunos
Gayes bajaron en balsas á verle con dnimo de volver íí poblar-
se en la reducción antigua de San Xavier. Subió luego con
ellos it dicho sitio, donde estaba esperando lo demás de la gente,
que eran por todo ochenta y seis almas, parte cristianos y parte
aun infieles. Dando muchas gracias á Dios el Padre de tan
buen principio, mandó limpiasen luego la iglesia; después,
cantando el AlahadOj hizo pidiesen todos perdón á Dios de su
apostasía, y al P. Durango, que estaba alli enterrado, del des-
agradecimiento; hizo también reverenciasen, abrazasen y be-
sasen unas cruces que se plantaron en público el dia mesnio
de la Exaltación, en satisfacción de haber algunos en su huida
alanceado sacrilegamente una dellas. De alli bautizó unos pár-
vulos y á los adultos que lo parecieron (sic) estaban bastante-
mente instruidos. De allí, encargando á todos la perseverancia,
se volvió muy gustoso á sus Andoas.
Desde entonces prosiguieron saliendo de sus retiros otros
muchos indios, gran parte Semigayes, con que volvió á po-
blarse aquella reducción; pero como no podían gozar continua-
mente de la asistencia del Padre, se resolvieron por fin todos
[A] bajar á vivir en compañía de los Andoas, quienes también,
por haber experimentado poco fíivorableel temple del lio Pas-
tasa, pasaron su población como media legua monte adentro,
en la orilla de la misma quebrada en donde viven al presente.
En los años que asistió el P. Wenceslao en aquella reduc-
ción, muchos han sido los inQeles que se agregaron, aun desdo
el Curaray; pero al mismo paso, muchos han sido también ios
que han muerto con diferentes achaques, apenas recibido el
baptisnio. Lo mismo ha sucedido con los misioneros que suce-
dieron al P. Wenceslao; y así, toda la gente no pasa hoy dia
de cuatrocientas cuarenta y siete almas.
Tocante al origen y algunas costumbres délla, la nación prin-
cipal que da hoy el nombre á la reducción, es la de los Andoas,
parte Guasagas y parlo del Tigre, que llamaron también en
algún tiempo Guallpayos y Toqueoreos, Los Guasagas vivían
antiguamente cerca do un riacho deste nombre, que sale á
Pastasa un dia más abajo de los Pinches. Los borjeños lleva-
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 263
ron muchos dellos para el pueblo de Naranjos, ea la frontera
de los Xíbaros, en donde fueron consumiéudose. Los que que-
daban empezó á poblarlos cerca de sus tierras el P. Durango
por el año do 1701. De allí se pasaron á Gaes, y después en
donde viven al presente. Sus costumbres en la gentilidad pasa-
ban de bárbaras, y contra toda ley mezclábanse con todo géne-
ro de animales y pájaros, perdonando solo á tal ó cual especie
de que usaban para el sustento. A la brutalidad juntaban la
embriaguez, que era casi continua de todos los dias. Parece que
Dios, en castigo de tan enormes delitos, permitió se consumie-
sen casi del todo.
Por lo contrario, los Guallpayos, aun en su gentilidad, te-
nían algunas costumbres muy loables y conocimiento del
verdadero Dios, á quien llamaban en sus necesidades con el
nombre de Cumhanama. Aprendieron eso quizá de los veci-
nos de Sant-iago, en cuya cercanía dicen que vivieron en
algún tiempo. De allí, pasando el Maraüon y subiendo por el
Tigre, fueron á parar cerca de las sierras de los Gayes, quie-
nes, siendo cristianos, los sujetaron y trujeron á su pueblo,
ejercitando con ellos un género como de superioridad, confor-
me hoy los Andoas la ejercitan con los Semigayes. Estos, que
son la otra nación de que se compone el pueblo de Santo
Tomé, vivían hacia el Curaray repartidos en varias parciali-
dades de Aracohores, Mocosiohores^ Usicohores^ Ichocomohores
é Itoromohores. Hoy dia viven todos revueltos y muy dismi-
nuidos. Amistólos en tiempo del P. Durango el cacique gaye,
y el mismo Padre entró á verlos en sus tierras el año de 1699.
Después del alzamiento y fuga, volvieron á amistarse del
modo que dijimos arriba. Tienen la misma lengua y costum-
bres de los Gayes pero, por vivir en distintas tierras y no te-
ner comunicación con ellos, se tuvieron á los principios por
de otra nación y se les dio el nombre de Semigayes (1).
Con estos confinaban los Neovas y Zaparas, de que se dijo
(1) Es decir, medio Gayes ó Gaes, como declara el mismo misionero que les puso
el nombre; el cual escriben algunos autores (entre ellos el P. Juan de Velasco)
Simi-gayes^ convirtiendo el $emi en la voz quichua timi: boca, palabra, lenguaje.
961 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFIGA.
en el descubrimiento del Curaray, donde quedan aún los más
para (sic) conquistar. Algunos déllos Irujeron en estos últi-
mos años para el pueblo de los Andoas, los Semigayes, sus
amigos.
' Remataré este párrafo con un caso memorable que sucedió
el año de 1729 con unos Andoas, que por vivir á su libertad,
se habían retirado del pueblo. Encomendólos mucho su mi-
sionero el Apóstol San Xavier, quien no tardó mucho ea
traérselos, porque habiendo ellos muchos dias por diferentes
caminos tentado buscar sitio en la espesura del monte ea
donde fijar su domicilio, al anochecer, después de haber ca-
minado todo el dia , se hallaron siempre en el mismo paraje
de donde hablan salido por la mañana; de que aburridos y
ya sin tener de qué sustentarse, volvieron muy arrepentidos
al pueblo, pidiendo perdón al Padre de su mal intento y refi-
riéndole sencillamente lo que les había sucedido.
S IX.
Nueva reducción de los Pinches y Pavas.
Habiéndose consumido parte y parte desaparecido la nación
de los Roamainas, como se dijo hablando de aquella reduc-
ción, nuestros misioneros trataron [de] formar otra nueva
población con los Pinches^ Pavas, Arazas y otras parcialida—
des casi todas de una misma lengua con los Roamaiuas.
Yivian éstos, parte en las cabeceras del Chambira y parte
hacia el Tigre. Habíanse amistado mucho tiempo ha junta-
mente con los Roamainas y Zapas, pero como cesó la comu-
nicación, fué preciso enviar nuevamente á hablarlos. Quien
abrió la puerta para eso fué el cacique roamaina don Damián,
de qaien hicimos mención arriba. Este fué quien por el año
de 1698 fué guiando para sus tierras al P. Nicolás Durango,
á fin de convidarlos para que saliesen á poblarse en Pastasa.
Repuüaron (sic) ellos, por estar hechos á vivir en medio de
loe bosques, y así, en sus mismas tierras principiáronse dos
NOTICIAS AUTÉNTICAS DEL FAMOSO RÍO MARAÑÓN. 385
poblaciones, llamada la una San Joseph de los PincheSj y la
otra Santa Marta de la Asum'pcion de los Pavas.
Habiendo entrado por ahí también el P. Gaspar Vidal,
Superior, por el año de 1700, halló habria como quinientos
indios de lanza á quienes convidó é instó s¿iliesen á Pastasa á
poblarse, si querían tener misioneros que les asistiesen cons-
tantemente; pero no tuvo efecto su convite hasta el año de 1708,
en que, habiéndose encargado de aquella misión el P. Pedro
de Campos, entró nuevamente á sus tierras y persuadió por
fin á los Pinches y Pavas á que, dejadas sus tierras, se junta-
sen con los Roamainas en la orilla de Pastasa. No haber sido
el empeño muy acertado enseñó desde luego la experiencia,
porque con esta mutación enfermaron y murieron los más.
Viendo esto el Padre, á los que quedaban con vida determinó
poblarlos algo monte adentro en la orilla de una hermosa
quebrada, en donde viven al presente en compañía de algunos
Roamainas y Arazas, pero en muy corto número.
Poco después de la fundación deste nuevo pueblo, que se
llama hoy dia San Joseph de los Pinches^ habiendo sido
llamado el P. Pedro para el Colegio de Quito, sucedióle cerca
el año de 1713 el P. Juan de Zaldarriaga, en cuyo tiempo,
instigado del Demonio, el gobernador de los Roamainas Don
Ignacio Ratihí, retiróse al monte con tres hermanas concubi-
nas y auyentó del pueblo á muchos así Roamainas como
Pinches. Perseveró el miserable ciego en su apostasia hasta el
año de 1721, en que, habiéndole encontrado casualmente en
el monte unos indios, lo trujeron al pueblo, en donde vive al
presente muy arrepentido de sus muchos delitos; pero los
Roamainas y Pinches aun no se han podido recoger. Habiendo
enviado varias veces nuestros misioneros en busca dellos,
revolvieron los indios diciendo no parecían tales Pinches, y
que á los Roamainas los hablan acabado dé comer y consu-
mir los Urarinas de Chambira. Por fin, el año pasado de 1737
fué Dios servido se descubriesen cerca de Capirona veinte y
más familias de Roamainas, que prontos están á admitir la
enseñanza cristiana, pero repuñan salir á poblarse cerca de
Pastasa. Del mismo modo se espera han de parecer también
266 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
los Pinches fugitivos y otros que se discurre habrá aiíu en
aquellos montes. Los que al presente asisten en el pueblo de
San Joseph son ciento treinta y seis almas.
§ X.
Reducción de los Ilucales,
Los ItucaleSy que llaman también Singacuchuscaa ^ por lo
que se dijo hablando de las costumbres desta nación , vivían
cerca de Ghambira, riacho que sale al Marauon dos dias y
medio más abajo de Guallaga, pero á la otra banda. Esta na-
ción, un tiempo numerosa, amistóla el P. Tomás Maxano,
mediante unos Cocamas que con ellos comerciaban, y con
esperanza de poblarlos, baptizó hasta doscientas almas. Ha-
biéndose retirado al monte el año de 1679, sacó de sus tierras
algunos déllos el P. Lorenzo Lucero, y los pasó primero al pue-
blo de Ghamicuros, de allí al do la Laguna, y estos son pro-
bablemente los que hoy llaman Arucuies. Por el año de 1712,
habiendo unos Gocamas bajado á Ghambira en busca de cha-
rapas, toparon en un arenal algunos déllos, y entre otros un
indio y una india que baptizó años ha el P. Maxano. Gogoi-
dos (sic), los trujeron á la Laguna, en donde el P. Samuel
[Fritz]^ Superior, mucho los agasajó y regaló; y habiéndoles
encargado que, juntando á los demás^ se poblasen en su mis-
•
mo rio, remitiólos para su tierra. Allá se fué también con
ellos el P. Joseph Ximenez^ que les señaló sitio dos dias Gham-
bira arriba, en donde hiciesen su pueblo. Así lo ejecutaron
desde luego^ y perseveraron en dicho sitio hasta el año de 1730,
de donde solían subir á la Laguna á verse con el misionero.
Por fin^ como se hablan disminuido mucho, se tuvo por me-
jor el traer los que quedaban para el mismo pueblo do la La-
guna, donde viven al presente muy contentos. Mediante éstos,
se espera reducir en breve también los ürarinas^ que viven
inmediatos á sus tierras antiguas y tienen una misma lengua.
Marcos Jiménez db la Espada,
fin db la sbaunda partb.
LOS PIRINEOS ESPAÑOLES.
CONFERENCIA
IMPROVISADA
:P0I& Eli aOlSTJD'JSl X)E s^ij^tt-s^ttid
EL 1.» DE JULIO DE 1890.
Señores:
Doy ante todo las gracias á la Sociedad de Geografía de
Madrid por la benévola acogida que me ha dispensado y muy
en particular á su distinguido Presidente Excmo. Sr. D. Fran-
cisco CoellOj'^con cuya amistad me honro hace muchos años, y
de quien obtuve excelentes mapas manuscritos que facilitaron
mis excursiones por el Pirineo español. Por consideración,
pues, á su eminente persona y al justo renombre que tiene
esta Sociedad, me atrevo á dirigiros la palabra, aunque con la
timidez del que no tiene la costumbre de hablar en público.
En mi país nunca lo hice, siendo la primera vez en Barcelona
ante la Associació d'excursions catalana, por complacer á mis
amigos.
Y ya que tenéis la bondad de escucharme, tened la de per-
mitirme que use mi idioma natural, pues no soy capaz de em-
plear la hermosa lengua castellana, que aprendí algo en las
montañas del alto Aragón, y lo poco que llegué á saber hace
cuatro años puedo decir que lo he olvidado.
(El Sr. Conde de Saint-Saud continuó en francés su impro-
visado discurso del que damos á continuación extenso extracto.)
Hallándome en Gavarnie el año 1877 y bajo la influencia de
una idea inexplicable, crucé los Pirineos españoles, con ánimo
de ir á Zaragoza. En cuanto puse el pie en España fué graade
mi sorpresa al notar los groseros errores en que, geógrafos
como Capitaine, habían incurrido en sus mapas de la vertiente
268 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
meridional. Desde aquel momento pensó si podría ser capaz
de aplicar en lo sucesivo una nota científica á mis aficiones de
excursionista por aquellas montañas. A ello me animó el co-
ronel Prudent, sin cuyos consejos nada hubiese adelantado,
por carecer de los especiales y necesarios conocimientos de la
Topografía: y no solo me auxilió de esta manera, sino que se
encargó de calcular y ordenar los datos que de mis viajes le
suministraba; me proveyó de instrumentos, primero rudimen-
tarios y luego de más precisión, según adelantaba yo en ex-
periencia: así, gracias á tan buen amigo, pude prestar algún
servicio á los estudios geográficos del Pirineo. Por su parte el
coronel Coello, á quien reitero mis sentimientos de gratitud,
facilitó mi trabajo por todos los medios que estuvieron á su
alcance. En 1879 atravesé diagonalmente los Pirineos desde
Gavarnie hasta Monserrat, para tener en conjunto una idea
exacta de la vertiente meridional y saber situarme en las cam-
pañas sucesivas. Regresé de Barcelona por Vich y Ribas: al
llegar á Puigcerdá quedé maravillado á la vista de la Sierra
de Cadí, que por el Sur sirve de límite á la Cerdaña. Aquel
núcleo de montañas, al que se le daban de 2.500 á 3.000 m.
de altitud, bien merecía una visita; en efecto, volví al año si-
guiente, subiendo á la cima culminante, la punta de la Canal
Baridana {2.638 m.) El mal tiempo y los defectuosos instru-
mentos que llevaba me contrariaron, y tuve que volver hace
tres años, subiendo otra vez al pico del Orvi ó de San Juan
del Erm (2.431 m.) que había visitado ya en 1880.
Desde el año 1881 mis itinerarios, que por lo regular, se di-
rigían siempre del O. al E., han cruzado tanto, subordinán-
dolos á las necesidades de los estudios geográficos, emprendi-
dos formalmente, que no he do especificarlos detalladamente.
Publicado el mapa de Navarra por el Sr. Coello, solo anduve
en aquella provincia lo necesario para ligar mis trabajos co-
rrespondientes á los de Zaragoza y Huesca. Por ella existen
los valles de Fago, Ansó y Hecho, habitados por altiva gente
que en otras épocas hacía el contrabando en grande y cuyas m
mujeres llevan un traje extraño y original, que indudablemente
todos conoceréis. Hace tres días y con asombro de los que con-
LOS PIRINEOS ESPAÑOLES. 269
migo estaban, encontramos una aldeana de aquellos valles,
con su larga falda verde y bizarro locado, á la cual pedí noti-
cia de su pueblo que había dejado poco tiempo antes.
Los alrededores de Jaca merecen también ser más conocidos,
como probablemente lo serán cuando se haya terminado la vía
férrea internacional; por de pronto se anuncia para el año que
viene la apertura de la sección entre Huesca y Jaca. Por mi
parte deploro que no se hayan comenzado aún en Cataluña
los trabajos desde Lérida á Tremp por el Noguera Pallaresa.
El río Aragón se desvía en Jaca al O., yendo de Canfranc y
viéndose detenido por la peña deOroel (1.76Ó m.) y la sierra
de San Juan de la Peña (convento, 1.220 m.; ermita de San
Salvador, vértice 1.536 m.) Quizás conozcáis menos estos nom-
bres que los de Cangas de Onís y Covadonga, y sin embargo,
deben ser igualmente queridos para la patria española, por el
importante papel que han jugado en la recouíjuista de la Pe-
nínsula. ¡Sí! de aquellos agrestes valles; de aquellas selvas de
pinos seculares, donde el moro jamás plantó su tienda sino de
paso, no habiendo sufrido el yugo musulmán aquellos altivos
montañeses. A la voz de los ermitaños escondidos en las cue-
vas de la peña de Oroel para detener la invasión sarracena, se
reunieron en la cercana sierra de San Juan, concertando una
alianza que fué el origen del reino de Sobrarbe, padre del de
Aragón. También en una cueva de aquella peña salvaje se
enterraron los primeros reyes del exiguo estado cristiano,
panteón que debía ser más visitado por el majestuoso recuer-
do que encierra. Por dos veces he subido á la cercana cumbre,
con motivo de mis trabajos topográficos,' respirando con placer
el fresco ambiente de aquella soledad, y rindiendo homenaje
á la memoria de aquellos insignes caudillos de los victoriosos
aragoneses que, unidos más tarde con los castellanos habían
de arrojar á los sectarios de Mahoma con un raro patriotismo
que yo admiro con todo mi corazón. (Aplausos,)
Desde lo alto de los grandes picos de la frontera el horizonte
parece limitado al S. por una extensa cordillera azulada que,
desde San Pedro en Navarra llega haCIta las orillas del Segre,
sin dejar paso más que á dos ó tres ríos; cadena de 250 km.
2T0 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
que sirve de transición entre las grandes montañas y el llano.
En aquellas se goza de nuestro clima francés; nuestras aguas
frescas y vivas, nuestros lagos azules y nuestras impenetrables
selvas de pinos: luego viene la meseta montuosa que separa
las nevadas cumbres de la cordillera subpircnáica; meseta ora
inculta como en Sarrallo y en Monesma, ora fértil como el
Sobrarbe y la Conca de Tremp.
En cuanto á la cordillera secundaria, peñascosa, desnuda
de vegetación y de aspecto triste, tan justamente llamada
Montsech en la parte catalana, su altura no pasa en general
de 1.500 á 1.600 m., salvo en el punto culminante de la sierra
de Guara que alcanza la altitud de 2.070. Por el S. y cortada
á pico, excepto en la comarca de Balaguer, se extiende la lla-
nura de Huesca, de Barbastro y de Tamarite, el Somontano
que fertilizan los riegos y las flitraciones de las aguas subte-
rráneas.
Estas sierras que se llaman de Santo Domingo, Pasilibro,
Guara, Sevil« la Caredilla y Montsech, contienen bellezas na-
turales de primer orden: están hendidas de arriba abajo por
gargantas ó profundos barrancos que dejan paso á ríos como
el Gallego, el Esera y los dos Nogueras, tributarios todos del
Ebro. Las aguas socavan á fuerza de tiempo aquellos peñas-
cos, quedando en pie los más duros que hoy ostentan las más
pintorescas formas. ¿Quién de vosotros, señores, que haya ido
á los célebres baños de Panticosa, no habrá admirado á la en-
trada de los Pirineos los Mallos de Rigió?
Desde el ferrocarril de Zaragoza á Huesca se divisan dos
enormes peñas que á guisa de jambas de una puerta colosal,
guardan la entrada de un angosto barranco: es el salto de
Roldan. En ambas vertientes del Pirineo se guarda el recuer-
do del gran paladín; aquí una brecha gigantesca que lleva el
nombre de Cuchillada de Roldan; allí un peñasco en el cual
quedó la huella de las herraduras de su caballo, y por último,
en Roncesvalles se conserva la canción de Altobiscar que ce-
lebra la derrota que los vascos hicieron sufrir á la retaguardia
del ejército de Carlo*Magno.
Entre los angostos desfiladeros de que os hablo, conviene
LOS PIRINEOS ESPAÑOLES. 271
citar la garganta de Mascuu con sus peñascos en forn^a de
obelisco, sus cuevas y sus abundantes manantiales; la Hoz de
Balcez entre la sierra Sevil y la de Rodellar, y el desfiladero
de Olvena que salva el río Esera antes de reunirse con el Cin-
ca; pero los m<1s célebres son indudablemente los Portells que
corlan en tres partes la sierra de Montsech. El cañón por
donde pasa el Noguera Ribagorzana es tan estrecho que no
permite el más pequeño sendero, de manera que los caminos
do herradura que le siguen por la orilla derecha como por la
izquierda, tienen que subir respectivamente la montaña del
Monlsech ó el CoU de Ares, cerca del Tosal de Montsech de
Ager, para volver á bajar al río, habiendo 1.000 m. de diferen-
cia de altura entre el lecho del torrente y los collados ante-
dichos.
Habiendo visitado toda la garganta de los Pirineos españo-
les quise averiguar si el Portell deis Terradets por donde se
abre paso el Noguera Pallaresa, era tan bello como me asegu-
raban. Poco tiempo hace que lo vi, y confieso que su fama no
es inferior á la realidad: la senda de herradura que por el
desfiladero pasa, y en el que se invierten más de dos horas de
marcha, tan pronto va al borde de un abismo, como metido
en un hueco de la peña, ó bien costea el lecho del torrente
entre paredes verticales y tan altas que, mirando arriba, solo
se descubre un pequeño espacio de cielo azul muy oscuro.
Más arriba, al N. de laConcadcTremp, abundante en vinos
tintos y generosos, se encuentra al paso de la Argentera
en la garganta de Gollegats, cerca de Garrí de la Sal; el agua
que, rezumándose, cubre el frente de la peña, se trueca durante
el invierno en una cristalina capa de hielo, que parece de
plata al reflejarse en ella los rayos del sol.
No he de olvidar los desfiladeros del Segre entre la Seo de
Urgel y Oliana: el más pintoresco se abre cerca de CoU de
Nargo en las rojas paredes de conglomerados de la sierra
Anaurens: la señal de Cascollet se levanta á la altura de
1.000 m. y pico sobre el camino que va del llano á la Seo.
Los ríos grandes que bajan de las altas montañas nevadas,
así como los torrentes invernales que tienen su origen en las
272 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
mesetas inferiores, se abren paso á través de gargantas y des-
filaderos impenetrables: así, pues, los caminos han tenido que
trazarse aprovechando los pasos más accesibles, y sobre ellos
están construidas las fortalezas que los defienden. Dichas for-
talezaSy que por cierto se encuentran á cada paso, entran por
mucho entre las curiosidades que ofrece el Pirineo español,
mereciendo su arquitectura un estudio especial y detenido.
La tradición atribuye su construcción á los moros como es
costumbre general en España. ¡Error grande! Basta leer algo
de historia para ver que los romanos, y antes que ellos los
iberos han dejado á la posteridad hermosos monumentos, como
saben los que por ejemplo han visto las murallas de Tarragona,
y sobre aquellos monumentos han levantado muchas veces
otros los árabes. A medida que adelantaba la reconquista los
cristianos utilizaban los castillos para su defensa.
Uno de los más notables se alza en Loarre, cerca del
camino real de Huesca á Jaca, más al PL se encuentra el de
Alquezar; después el monumento de Mora y los d(5 Purroy y
Piezan en el corazón del antiguo condado de Ribagorza. Las
crestas que rodean la üonca de Tremp, en el condado de
Pallars, están como almenadas por aquellas antiguas fortalezas.
Pero hay en todo Aragón hasta el Segre, por no decir en
toda la cordillera pirenaica otros monumentos no menos repa-
rables, y de origen puramente cristiano: hablo de aquellas
torres aisladas, algunas sin puertas ni ventanas, situadas en
algún aislado pico y siempre junto á un manantial; son las
llamadas Atalayas, dispuestas de tal suerte que desde una du
ellas se ven por lo menos las dos más inmediatas. Si algunos
han querido darles origen fenicio, la tradición, de acuerdo coa
algunos textos, solo en ellos ven un medio de defensa empleado
por los primeros que emprendieron la reconquista. Con hogue-
ras encendidas en lo alto de aquellos torreones se avisaba la
aproximación de las tropas mahometanas, y pronto se propa-
gaba á lo lejos la noticia, llamando á los montañeses á defen-
derse contra las hordas invasoras.
Lejos estoy de las montañas, señores, pero cuando de ellas
hablo, sobro todo dirigiéndome á españoles, y recuerdo aque^
LOS PIRINEOS ESPAÑOLES. 273
líos tiempos do las guerras contra los moros, de las luchas
que un puñado de héroes sostenían contra las muchedumbres
venidas del Asia y del África ¿cómo no dejarse arrastrar del
entusiasmo, sintiendo latir el corazón al recuerdo de vuestros
combates que engendraron en vuestra alma un sentimiento
do patriotismo desconocido entonces en los demds países de
Europa? (Aplausoé.)
En la región montañosa intermedia, formada en general de
conglomerados, hay puntos muy interesantes cuya nomen-
clatura omito por no creerlo necesario para vosotros. Por su
composición se desmorona sin cesar aquellas montañas, que-
dando solo de pie las partes más resistentes en cortaduras,
peñascos, mallos y morrones. Cerca de Puente Roda, sobre
las márgenes del Isábena, se ve el extraño pico que se llama el
Brocalo; más allá las Comasas de Auiet, separadas de San
Gervas por la profunda hendidura de Sopeira, donde salta
entre las sinuosidades de su oscuro cauce el Noguera Riva-
gorzana; y sobre San Gervas, en su extremo oriental el pitón
peñascoso llamado la Bcdula de Adons (1.839 m.) escogido
por los geodestas españoles como vértice de primer orden, y
cuya bizarra figura so reconoce de lejos fácilmente.
El Cap de Boumort (2.079 m.) que subí dos veces en 1879
y 1887 es una de las cumbres más altas de aquella región
intermedia; entre el Pallaresa y el Segre se encuentra un
buen observatorio. Este núcleo de montañas se ve, como el
Orri situado más al N., es redondeado, cortado aquí y allí por
¿)rofundas quebradas, dando idea de formación primitiva que
no ha transformado la acción do los glaciares, de los torren-
tes, el deshielo de las nieves, las lluvias, los vientos y las tor-
mentas. Es bellísimo el panorama que so extiende desde el
Monte Perdido y de la sierra de Guara hasta Puigmal, Mont-
seny y Monserrat, y luego desde la frontera hasta las últimas
estribaciones en una anchura de 100 km. en 200 de longitud.
Los primeros años de mis excursiones llevaba un guía fran-
cés, tanto para que me sirviera de intérprete como para mi tran-
quilidad en los riesgos que podía correr en un país descono-
cido. Después fui solo y sin temor por las montañas de Aragón
18
274 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
y de Cataluña. Siempre alabaré los habitantes coa quienes he
vivido: diré más; he hallado en ellos, bajo una apariencia algo
primitiva, gran sentimiento de urbanidad y delicadeza, que
realmente no me ha sorprendido porque estaba en España,
país de la cortesía por excelencia, que nosotros llamamos cor-
tesía castellana. ¡Cuántas veces entrando como un extraño en
alguna casa, porque allí se practica una hospitalidad mejor
que en parte alguna, salía de ella como amigo prometiendo
volver alguna vez; y me aconteció en ocasiones que al cabo de
algunos años volvía á visitar á varios de aquellos excelentes
montañeses y me acogían como si fuera un individuo de la
familia!
Hago alto, señores, porque no quiero abusar de la benévola
atención con que me habéis escuchado y que profundamente
agradezco. A consultar mi gusto, os hablaría horas y horas
acerca de los Pirineos españoles que tanto estimo, y que
en medio de las fatigas propias del viajero, me han hecho olvi-
dar tantas veces las penas y disgustos de la vida.
Estimo tanto vuestras altivas montañas de Aragón y Cata-
luña, de tan variado aspecto, tan brumosas al N. como solea-
das al Mediodía, donde nacen y prosperan desde las flores
polares hasta las plantas africanas, que yo terminaré con un
deseo nacido del fondo del corazón: ¡ojalá que las facilidades
de acceso y de alojamiento, y sobre todo los medios de comu-
nicación como ferrocarriles, carreteras y buenos senderos per-
mitan á los turistas — á cuya clase pertenezco — observar que
también hay en las vertientes transpirenaicas, maravillas natu-
rales de indisputable hermosura en donde habita una valiente
y honrada población, y gasten entre ella algún oro del mu-
cho que se prodiga en otras regiones de Europa! He dicho.
SOBRE
IOS TRÜBM HETEOROLDGIGOS DE ESMSA.
En relación con el Observatorio de Madrid existen en Espa-
ña 58 estaciones meteorológicas. Hay además que contar el
Observatorio de San Fernando, el mismo de Madrid y Ub tres
estaciones portuguesas de Oporto, Coimbra y Lisboa; en todo
suman r>3 estaciones. En varias provincias no hay estación, y
en otras comarcas están demasiado agrupadas, como v. gr. en
las provincias de Levante, con dos estaciones en Alicanle, dos
en Cartagena y una en Murcia. Tan solo los Observatorios de
Madrid y de San Fernando cuentan con instrumentos regis-
tradores; en las estaciones de provincias donde, por regla ge-
neral, no se efectúan más que dos observaciones, á las 9^ de
la mañana y á las 3^ de la tarde, los instrumentos son los si-
guientes: Barómetro de mercurio, de cubeta fija, tubo de 10
milímetros do diámetro. Psicrómetro de mercurio. Termóme-
tro de mercurio, de máxima, del sistema de Phillips. Termó-
metro de mínima, de alcohol, de Rutherford. Termómetro de
mercurio, de máxima, con la bola ennegrecida. Termómetro
do mínima, de alcohol, para el estudio de la irradiación, noc-
turno. Pluviómetro. Vaso evaporatorio. Veleta. Anemómetro
de Robinson.
Con estos instrumentos se determina la presión atmosférica;
la temperatura del aire á la sombra en los dos momentos de
la observación , ya citados", de las 9*' de la mañana y 3'* de la
tarde; la humedad absoluta y relativa de la atmósfera; las tem-
276 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
peraturas máxima y mínima del aire á la sombra; la máxima
al Sol y la mínima á cielo descubierto y á corta distancia del
suelo ó tierra vegetal; la lluvia y nieve; la evaporación á cielo-
descubierto; la dirección y velocidad del viento, y además se
determina á ojo la nublosidad y el aspecto general del tiempo,
cuidando también cada observador de registrar cualquier fe-
nómeno algo notable que ocurra. Estas observaciones se corri-
gen y reducen y se anotan en dos hojas iguales, una de las
cuales conserva el observador, remitiendo la otra al Observa-
torio de Madrid, el que las resume y condensa, publicándolas
en volúmenes anuales con el título de Resumen de las ohser-
vaciones meteorológicas efectuadas en la Península y algunas
de sus islas adyacentes. El ultimo volumen publicado corres-
ponde al año de 1883.
Cierto número de estaciones de provincias envía diariamea-^
leal Observatorio de Madrid un telegrama comprensivo do las
observaciones efectuadas á las 9^ de la mañana, el cual se pu-
blica al día siguiente en la Gaceta de Madrid,
En la actualidad se está organizando el Instituto Central
Meteorológico, cuya misión principal será la de predecir el
tiempo de un modo análogo á lo que se hace en Europa. El
local está designado, nombrado el personal y adquiridos los
instrumentos; solo hay que vencer algunas pequeñas dificul-
tades administrativas para que el Instituto comience á cum-
plir su cometido.
ÜN NUEVO MAPA DEL ZAMBEZE.
M. Gabriel Marcel, bibliotecario de la Nacional de París,
que ha publicado un mapa portugués de la parte de África,
disputada á Portugal por Inglaterra, y cuya copia da nuestro
Boletín, ha encontrado un nuevo dato en corroboración de
aquel, para probar el derecho que tiene la nación lusitana
sobre los territorios en litigio.
En 1837 compró la Biblioteca Nacional á la duquesa de Be-
rry un curioso atlas manuscrito portugués que contenía
veinte mapas dibujados en pergamino; atlas que ha debido
formar parte do Bibliotecas importantes, á juzgar por su lu-
josa encuademación en tafilete rojo, con elegantes adornos
dorados, que revelan la mano de un artista francés del si-
glo XVII.
Este documento, sin firma ni fecha, debe ser obra, sin duda,
de un cartógrafo portugués de principios ^e aquel siglo, con-
siderando que llama Estreito Novo al Estrecho de Lemaire»
descubierto en 1610, y que no contiene ninguno de los descu*
brimientos hechos por los holandeses en el Pacífico. Además
pone en Nueva Guinea y alrededores, nomenclatura exclusi-
vamente portuguesa, como Ilhas de Salamad^ S. Bras, Chu-
<]uisena, Chuquipia^ Noua Gerusaléy R. de Vera CruZy S. Tia-
go, S. Filipe y la Terra de Spo Sanio, únicos puntos que sabe
aquel cartógrafo de los 'descubrimientos de Mendaña y de
Quirós; pero no consigna la Nueva Zelanda hallada por Tas-
man en 1642, ni los parajes que en las costas occidentales y
278 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
meridionales de Australia se llaman de Torres^ de Leenioin^
Edels y Endracht, conocidos antes.
Por estas consideraciones puede conjeturarse, que el citada
atlas pertenece á la primera mitad del siglo xvn, ya que na
en el primer cuarto, ó sea, unos cincuenta años antes que el
recien descubierto.
En uno de los mapas de este atlas se ve toda la costa orien-
tal de África, hasta Quiloa, con Madagascar inclusive, y toda
la nomenclatura. De él se ha tomado el curso del Zambeze,
como se ve en el plano adjunto, los fuertes y puntos de mer-
cado, etc., que hay sobre sus orillas en el interior del país*
Aunque el rio no está diseñado de un modo tan exacto coma
en el mapa inédito que en este número se publica, tiene las
mismas fortalezas, é indica un mercado de oro que se llama
Luanes; notándose la semejanza entre ambos documentos que
corroboran mutuamente la verdad de tan importantes no-
ticias.
^V:
^nncionn^
\
US MISIONES ESPAÑOLAS
DE
FERNANDO PÓO Y SUS DEPENDENCIAS
Por primera vez, las misiones españolas de Fernando Póo
dan noticia oñcial de sus trabajos, en Memoria publicada por
el reverendo padre procurador de los misioneros hijos del In-
maculado Corazón de María.
A fines de 1883 llegaron á Fernando Póo 12 misioneros, y
por Real orden de 18 de Octubre de 1884 se autorizó la crea-
ción de nuevas misiones en Cabo San Juan, Coriseo y Anno-
bón, y de una escuela de niñas en Fernando Póo, confiada á
las Hermanas Concepciouistas de Barcelona. A estas funda-
ciones siguieron en 1886 las de Banapá (Fernando Póo) y
Elobey Chico, y en 1887 y 1888 respectivamente las de San
Carlos y Concepción, bahías importantes de Fernando Póo;
de suerte que los misioneros Hijos del Corazón de María, que
en 1883 establecieron en Santa Isabel una comunidad de 12
individuos, son hoy 50 distribuidos en estas ocho casas: Santa
Isabel, Banapá, San Carlos y Concepción, en la isla de Fer-
nando Póo; Cabo San Juan, en el continente africano, é islas
de Coriseo, Elobey y Annobón« en el Golfo de Guinea.
Cuando los primeros misioneros se establecieron en Santa
Isabel, población de 1.000 habitantes, únicos que, en cierto
modo, podían llamarse civilizados entre los 35.000 de que
consta, según datos muy recientes, la isla de Fernando Póo
no respiraba sino anglicanismo; el culto, la enseñanza, el idio-
ma, las costumbres, estaban proclamando muy elocuentemente
que Fernando Póo, en derecho tierra española, de hecho pa-
recía ser una colonia inglesa. Ya se deja comprender cuún
280 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD OEOGRÁFIGA.
serios obstáculos tendrían que superar los misioneros para
dar cima á la empresa que se habían propuesto, sobre todo en
aquella isla dominada muchos años por el elemento anglo-
protestante.
Abrieron clases de primera enseñanza en castellano; pero la
predilección general que había por el inglés, y la especie de
aversión ó desprecio á nuestro idioma que los pastores pro-
testantes habían, por decirlo así, inoculado en los fernandia-
nos, contribuyó en gran manera a que fuesen muy poco con-
curridas. Hubo que apelar al recurso de que hoy se están
valiendo para implantar su respectivo idioma los ingleses en
Sierra Leona, los portugueses en Santo Tomé y los franceses
en Gabón; esto es, pedir que se hiciera obligatoria la enseñan-
za en castellano. Apenas se puso en vigor la Real orden que
se dio al efecto, ya las clases aumentaron notablemente y los
niños y jóvenes se habituaron á nuestra lengua, que apren-
dían sin gran dificultad. Hoy se cuentan ya en Santa Isabel
400 católicos, entre ellos 92 que ya en edad adulta se han con-
vertido de la secta protestante. Existen además dos florecientes
colegios, uno de 73 niños, de los cuales 61 son internos, y
otro de 48 niñas educadas por las hermanas Concepcionistas;
siendo de notar que la mayor parte de los niños saben además
algün arte ú oficio. También se ha formado una banda de mú-
sica, aprovechando las buenas disposiciones que ofrecen los
negros para este arte.
Pero la gran dificultad era la conversión y civilización de
los bubís paganos. Era preciso aprender la lengua del país,
recorrer las tribus procurando ganarse la benevolencia y sim-
patías de los jefes; dar á estos seguridades sobre los propósitos
pacíficos y humanitarios de los misioneros; exhortar á los pa-
dres de familia á que se desprendieran desús hijos para darles
conveniente educación; abrir colegios de enseñanza primaria
y talleres de oficios, etc., ele; es decir, extender á las tribus
infieles del interior de la isla el sistema planteado con buen
éxito en Santa Isabel.
Procedieron, por tanto, nuestros misioneros al estudio de la
iengua bubí, subdividida en variedad de dialectos, casi tantos
LAS MISIONES ESPAÑOLAS DE FERNANDO PÓO. Sáf
-como tribus, efecto, sin duda, de no liaber entre ellas apenas
-comunicación ni trato social. Con el auxilio de los primeros jó-
venes bubís que pudieron conquistarse para el Colegio de Santa
Isabel, redactaron una gramática bubí, con apéndices sobre los
-dialectos propios de las bahías de San Carlos y la Concepción,
sin descuidar el diccionario de dicha, lengua que llevan muy
adelantado. . '
Con objeto de facilitar la inteligencia con los bubís, esta-
blecióse en 1886 una residencia en la tribu más próxima á
Santa Isabel que se denomina Santa María de Banapá, cons-
truyéndose un edificio de madera, parte del cual fué destinado
á escuela, á la que acudieron los bubís del contorno. Con tra-
bajadores krumanes se desmontó parte del terreno contiguo
y se hizo en él una plantación de cacao, y asimismo, aunque
en ínfima escala, de café y tabaco, conservando en orden de lí-
nea varias palmeras, que mejoraron notablemente su rico fruto.
Esta granja podrá servir de escuela de agricultura á los jóve-
nes de los colegios de Santa Isabel y Banapá que muestran
predilección á ese ramo.
Hecho un estudio sobre los puntos principales de la isla, so
consideró conveniente establecer colegios en las dos bahías de
San Carlos y Concepción, ó sea al O. y al B. de la isla de Fer-
nando PÓO, donde el clima es más benigno y saludable que en
Santa Isabel, como lo demuestra la experiencia, con la cir-
cunstancia notable de hallarse situadas frente por frente en la
parte central y más estrecha de la prolongada isla fernandia-
na; de suerte que, abriendo una vía recta sin grandes expen-
sas y levantando un solo puente, podrían comunicarse los ha-
bitantes de ambas bahías en un recorrido de poco más de
cuatro leguas, facilitando además la comunicación con otros
puntos importantes del interior de la isla.
En la bahía de San Carlos buscaron los misioneros uu pun-
to que reuniera buenas condiciones climatológicas, y que tu-
viera próximas algunas tribus de importancia. Esas dos venta-
jas reunía el pueblo denominado Bátete, y así no dudaron esta-
blecer en él su residencia. Allí la atmósfera, aunque nebulosa
y húmeda, no lo es tanto como la de Santa Isabel. El clima es
«2 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
muy benigno por las conlinuas brisas que vienen del mar,
siendo las mañanas y las noches bastantes frescas. La tempe-
ratura media es de 15 á 20 grados Reaumur; sin embargo, es
muy peligrosa y expuesta á fiebres la acción del sol, por más
que sus rayos no sean sofocantes.
En el segundo semestre de 1889 había ya 35 alumnos en el
colegio de Bátete.
Declaran los padres que es muy erróneo el concepto que
generalmente se ha formado de los bubís así en orden á sus
facultades intelectuales como en materia de laboriosidad.
Nuestros misioneros han quedado agradablemente sorprendi-
dos al descubrir en ellos sin gi*an esfuerzo, dotes de aptitud
para las letras, inclinación al trabajo, y sobre todo, un cora-
zón bellísimo, donde, cual en tierra fértil, echa profundas raíces
la semilla del Santo Evangelio, cuyos primeros rudimentos
adquieren con facilidad y conservan con tesón.
Su laboriosidad la tienen probada los misioneros con el en-
sayo que hicieron, de acuerdo con el gobernador, distribu-
yendo entre los más crecidos algunos lotes de terreno y enco-
mendándoles su roturación, plantío y cultivo del cacao. Era
de ver la emulación que se despertó en ellos, esmerándose
cada cual en que apareciera su respectiva parcela muy limpia
de malezas y con esbelta plantación. Por manera que, acos-
tumbrándolos en tierna edad, como lo están haciendo los mi-
sioneros, serán laboriosos y aplicados como pueden serlo los
europeos.
Sin embargo, la superstición está muy arraigada en ellos.
Tienen por cierto que el demonio es el principio de todo mal,
y se consideran obligados á ofrecerle sacrificios para desagra-
viarle y evitar toda suerte de desgracias, así como para que no
les prive de los bienes que desean. Poco á poco se les va con-
venciendo de tales absurdos. Llenos de pavor, presenciaban
cierto día el vapuleo que un misionero enderezó al Aíorimó
(ídolo del demonio) hasta destrozarle, pues creían que el padre
sufriría en breve las venganzas del Morimó. La impunidad
del padre produjo su efecto en los sencillos indígenas.
El colegio de la Concepción, situado al E. de la isla fernau-
LAS MISIONES ESPAÑOLAS DE FERNANDO POO. 283
diana, es el más reciente, de 1888; sin embargo, cuenta ya con
16 alumnos internos, que por sus cualidades ofrecen buenas
esperanzas, así como los de San Carlos, y no se duda que pro-
gresará notablemente á medida que vayan abriéndose vías de
comunicación con Santa Isabel y San Garlos.
*
♦ »
En la isla de Annohón los misioneros españoles hallaron ya
tradiciones calólicas, debidas sin duda á los trabajos de los
portugueses en tiempos anteriores. Había allí un indígena ti-
tulado el Cura que [estaba al cuidado de la iglesia, y, en de-
terminados días practicaban algunos rezos, entre ellos las leta-
nías de los Santos; y por toda Epacta ó Calendario, tenía una
vara de forma cuadrangular de más de un metro de longitud
con varias líneas, cruces y otros signos convencionales, por
los que llevaba la cuenta de las principales fiestas del año y
días de la semana.
Era en realidad una isla de cristianos; pero tan ignorantes
de la doctrina católica, que para fundamentarles en las sanas
creencias y en las buenas costumbres, habia qne trabajar
tanto como para convertir á los bubís fernandianos.
Annobón es una isla de forma cónica; rodéanla por su base
bonitas palmeras, y en su cumbre hay una espaciosa laguna
de agua potable. El clima es muy templado merced á las fres-
cas brisas que se disfrutan; de suerte que, á pesar de hallarse
la isla casi en el Ecuador, el termómetro oscila entre los 18® y
22'' Reaumur. Consta de unos 2.000 habitantes, que viven en
chozas de mala construcción, cubiertas con diferentes vegeta-
les. Su idioma es una derivación del portugués, y su gobierno
la monarquía electiva. Es muy original la costumbre estable-
cida como límite de la duración de cada monarquía, que es
por todo y solo el tiempo que tardan en hacer sucesivamente
escala en la isla 12 buques. Apenas se ha retirado el duodé-
cimo, precédese á nueva elección, la cual ordinariamente re-
cae en uno de los más caracterizados indígenas. El recibimien-
to que hicieron estos, en su mayor parte, á los padres misio-
«4 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
ñeros fué muy cordial: hospedáronlos en una gran barraca
llamada por ellos iglesia parroquial^ ínterin se montaba el
edificio de madera destinado á Casa-Misión, y desde luego se
prestaron á oír los consejos é instrucciones de los misioneros.
Las gestiones de estos ya han dado algiin resultado, pues asis-
ten *1 la escuela primaria 111 niños y en otro local unas 100
niñas.
De muy escasa valía son las producciones de esta isla. Una
mitad, ó poco menos, hacia el N., se reduce á enormes bancos
de piedra, ó de lava petrificada, pues se supone que lo que hoy
es una magnífica laguna de 600 m. de largo por 400 de ancho,
fué antiguamente la boca de un grandioso volcán. Hacia lá
parle S. está muy bien vestida de arbolado; pero en muclios
puntos se hace inaccesible. Es, por tanto, muy limitado el te-
rreno que hoy por hoy puede cultivarse. Hay ganado de cerda,
aunque muy raquítico, y algunas aves domésticas. La princi-
pal industria de aquellos indígenas es el tejido de las palme-
ras y otros vegetales, de los cuales hacen sombreros y cestillos
que no carecen de arte, y sobre todo la pesca.
• •
Dentro de la bahía de Coriseo se halla situada la isla de este
nombre, voz que en portugués significa rayo; se cree que los por-
tugueses, prescindiendo del verdadero nombre que todavía
conserva, Mangi^ la llamaron Coriseo por la multitud de exha-
laciones que en ella caían, atraídas, sin duda, por el célebre
Mangi, que es un árbol muy corpulento que por su elevación
domina toda la isla. Esta es de forma oval, con multitud de
puntas ó cabos en su contorno, y mide unos 20 km. de circun-
ferencia. El terreno es arenisco y pantanoso. Los principales
productos son el coco y el algodón, y como plantas alimenti-
cias figuran las más comunes en toda la región africana, esto
es, el ñame y la yuca. Su idioma es el henga continental, y
algo de inglés que conservan de la secta presbiteriana de los
norte-americanos, que tuvo su representación en la isla por
espacio de cuarenta años. La población se llegó en un princi-
LAS MISIONES ESPAÑOLAS DE FERNANDO POO. 285
pió á suponer de unos 2.000 habitantes; pero, segvhi el censo
de 1889, hecho con datos muy precisos por nuestros misiono-
ros, después de haberla recorrido toda, no llega más que á 934^
incluyendo en este número 190 esclavos.
El gobierno de esta isla se compone de un jefe ó rey, — que
al mismo tiempo tiene la representación del Gobierno de Es-
paña y percibe por ello desde 1869 la suma de 120 pesos anua-
les,— y una especie de tribunal ó jurado que se titula Piaba ^
presidido por el rey. Allí se ventilan todos los pleitos y discor-
dias y se substancian las causas criminales, para cuyo fallo
suelen regirse por la ley del Tallón, aplicando una pena aná-
loga al delito.
Al año de instalada la misión, se consiguió la conversión de)
jefe de la isla, y en 1889 figuraban ya 266 católicos, es decir,,
poco menos de la tercera parte de la población. El colegio do
niños cuenta con 48 alumnos internos, aparte de los que se
envían á los talleres de la misión central de Santa Isabel.
***
En la embocadura del rio Muui se hallan las dos pequeñas
islas llamadas Elobey Chico y Elobey Grande á una milla de
distancia entre sí, pero con tan poco fondo de agua, que en de-
terminadas épocas suelen vadear los indígenas el trayecto que
las divide; lo cual da lugar á suponer que en su día formaron
una sola isla. Elobey (rrande no tiene más que seis pueblos
con unos 100 habitantes: por lo general van vestidos á la eu-
ropea: sus casas de bambú están mejor construidas que las de
los bubís.fcrnandianos.
La población de la pequeña, cuyo perímetro puede recorrer-
se en poco miis de media hora, pues no tiene más de 1.500 m.
de largo por 400 de ancho, se reduce al personal del subgo-
bicrno español y de cuatro factorías extranjeras con el servicio
de krumanes consiguiente. Esta isla, sin embargo, tiene mu-
cha importancia, por ?er como la llave del Muni, cuyas már-
genes están muy pobladas de pámues, que es la tribu africana
más sobresaliente en cualidades de energía, inteligencia y la*
2^ BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
boriosidad, y, por tanto, la que más contingente puede ofrecer
entre todas las demás tribus del continente á los colegios do la
misión, como lo demuestra ya en la actualidad el colegio de
Klobey Chico, que reúne 57 alumnos internos de dicha tribu.
Todos ellos son fruto de las importantes expediciones que, eii
número de doce, han hecho al continente y por las orillas del
Muni los misioneros.
La más notable de todas tuvo lugar en 4 de Marzo del 89.
VA caudaloso río Muni tiene por afluentes el Gongue y el Uton-
go por un lado, y por el otro el Noya, que á su vez recibe al
Utamboni: cruzados estos ríos, el Muni pierde su nombre, sien-
do continuación de él en línea curva hacia la izquierda el río
Bañe. Pues bien; unas tres horas hacia el nacimiento de este
río, que también es navegable, subieron con su bótelos misio*
ñeros, desembarcando á una y otra orilla, á medida que divi-
saban los pueblos pámues, que ocupan toda aquella comarca.
Gomo la curiosidad atraía muy pronto á sus habitantes, sig-
nificábanles la misión de paz que les llevaba por aquellas ribe-
ras, y el deseo ardiente de consagrarse á la educación de sus
hijos en la isla de Elobey; pudieron recorrer aquel día hasta
veinte pueblos, sin que en ninguno de ellos fueran molesta-
dos, por más queá los pámues se les tiene por antropófagos.
Al regreso descansaron algunas horas en la isla Grande^ que
otros llaman ^bon^e, próxima á la embocadura del Noya, con-
tinuando luego su viaje de regreso á Elobey sin el menor per-
cance. Una vez deslindados los territorios que corresponden á
España y á Francia, dicha isla Ebonge está indicada para es-
tablecimiento de una nueva misión, por el contingente de ni-
ños que les darían la multitud de pueblos situados en las már-
genes del Noya, Utamboni y Bañe.
»*#
También hay misión en el territorio de Cabo San Juan, que
hoy estaría acaso en poder de Francia con los 100 km. de costa
que allí posee España sin el establecimiento de aquella. Los
misioneros desean que se ventile pronto la enojosa cuestión
LAS MISIONES ESPAÑOLAS DE FERNANDO PÓO. 287
de límites coa Francia, que ha originado ya varios conflictos
internacionales y aun otros en el orden de la jurisdicción ecle-
siástica entre la Prefectura apostólica de Fernando Póo y el Vi-
cariato apostólico de Gabón. Verdad es que Roma sostuvo los
derechos de los misioneros españoles; pero estos se ven cohi-
bidos en su celo de propaganda por el temor de salir del límite
de su jurisdicción, y así no es extraño que el colegio de Cabo
San Juau ^ea el más reducido; solo cuenta 36 alumnos inter-
nos, pero son muy listos y aplicados, y los hay tan precoces
que en seis meses aprenden á leer, escribir y hablar en caste-
llano. Para facilitar la instrucción se sirven los misioneros de
un vocabulario en idioma ben^a-español, que les ha prestado
muy buenos servicios.
El territorio que hoy ocupa la misión está muy poco pobla-
do; el censo de 1889 traía no más que 117 habitantes, todos de
la tribu benga; pero son innumerables los individuos de la raza
pámuej vico y halenga que se extiende hacia el interior, y
muy particularmente por las márgenes de los ya mencionados
ríos Muni y sus afluentes Congue, Utongo, Noya, Utamboni
y Bañe. En las tres referidas tribus podrán hacer mucho los
misioneros, una vez que se hayan deslindado los límites in-
ternacionales, como han podido conjeturarlo en sus diferentes
expediciones.
Visitado ya el territorio continental del E. de Cabo San
Juan, que es el que forma las riberas de los precitados ríos,
desearon los misioneros inspeccionar el O.; así lo verificaron
en una expedición de más de 50 km. de costa, hasta el río Be-
nito, y poco después, tomando un bote, penetraron por el ci-
tado río á tan gran distancia, que pasaron dos días y dos no-
ches por aquellas hermosas riberas: de ellas tuvieron el gusto
de llevar siete niños al colegio de Cabo San Juau.
Los jóvenes pámues se distinguen, no solo por su talento,
sino principalmente por su arrojo y valentía, sin que les inti-
miden las ñeras del bosque ni les arredre la profundidad de
los mares.
El suelo de la costa africana en que reside la misión es fera-
císimo como el de Fernando Póo, y se dan, por consiguiente,
^ BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA,
arboles y frutos análogos. Una industria han logrado ensayar
en dicha misión, y es la cerámica. Observaron que la lierra
era muy á propósito para la fabricación de ladrillos, y en efec-
to, salieron bastante perfectos. Faltábales aú para cemento,
y aunque la piedra no está muy abundante, lo están los ma-
riscos petrificados, con los cuales han hecho algunas horna-
das de cal. De esos materiales, debidos á su industria, han po-
dido construir un ala dé la galería que les destruyó'un torna-
do, embaldosar el presbiterio de la iglesia y algunas depen-
dencias de la casa, y por último, amurallar el nuevo cemen-
terio.
# «
»
Termina la Memoria con un resumen de los resultados obte-
nidos en los cinco años escasos que llevan funcionando en e)
Golfo de Guinea los cincuenta misioneros Hijos del Corazói)
de María que hoy cuenta la Prefectura de Fernando Póo, dis-
tribuidos en ocho casas.
Número de católicos, según el censo de 1889: en Fernanda
• Póo, 400; Auuobón, 2.000; Coriseo, 2J6; Klobey, 03, y Cabo
San Juan, 61: total, 2.790 católicos.
Número de alumnos que se educan en los colegios de la mi-
sión: 83 en el de Santa Isabel y sucursal de B.mapá, 35 en
San Carlos, 16 en la Concepción, 211 en Annobón, 48 en Co-
riseo, 57 en Elobey, 36 en Cabo San Juan: totnl, 486 alumnos,
•253 internos y 233 externos. Hay, además, en Santa Isabel,
un colegio de 48 niñas educadas por seis Hermanas Concep-
cionista?.
Los jóvenes que han aprendido las primeras lelras pasan ú
los talleros de la misión, donde se instruyen principalmente
en los oficios de sastre, zapatero y carpintero, que hoy por hoy
son allí los más necesarios, y oíros en la agricultura. Visita-
dos recientemente estos talleres por los Sres. Valero y Bone-
lli, quedaron prendados de los adelantos de aquellos jóvenes,
y en su entusiasmo llegó á decir el primero: «Voy á escribir
sobro esto á la Sociedad Geográfica,»
EXTRACTO
DB LAS
ACTAS DE LAS SESIONES
0RLBBRADA8 POR LA SOCIEDAD T POR LA JUNTA DIRBOTIYA.
JUNTA DIRECTIVA.
Sesión del 6 de Mayo de 1890.
Presidencia del Sr, Coeüo.
Abierta la sesión á las nuevo de la noche, con asistencia de los
Sres. Rodríguez Arroquia, Botella, Aparici, Abella^ García Martín,
Foronda, Andía, Gorostidi, Suarez, Lasso de la Vega, Sánchez y Massiá,
Garralda, Ferreiro y Torres-Campos, se leyó y fué aprobada el acta de
la anterior.
Se leyó una comunicación del Sr. Presidente de la Liga de Contribu-
yentes de Madrid invitando á la Sociedad para que tome parte en la
Asamblea de Contribuyentes y remitiendo los temas que habrían de
ser objeto de las deliberaciones de aquella. La Junta nombró para que
representaran á la Sociedad en dicha Asamblea á su presidente y á los
Sres. Foronda, Suárez y Gorostidi.
Se acordó que en el próximo martes se celebrase reunión ordinaria
para oir la conferencia del Sr. Garralda.
El Sr. Presidente participó que había escrito al príncipe Rolando
Bonaparte, invitándole á dar una conferencia en la Sociedad cuando
viniera á Madrid. Leyó la minuta de la contestación á la Socie<lad de
Geografía de París respecto á la oportunidad de celebrar Congreiío
internacional de ciencias geográficas en la primera decena del mes de
Octubre de 1892, época en que ha de commemorarse el 4," centenario
del descubrimiento de América. También leyó una carta del Sr. Suárez
Lorenzana, de Melilla, quien remitía noticia y croquis de uno de sus
Itinerarios y solicitaba apoyo de la Sociedad para conseguir algún auxi-
lio que le permitiese completar sus expediciones y estudios en el Rif.
19
íBM BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
El Sr. Coello declaró que tanto el croquis como el diario del viaje ofre-
cían algún interés y debían publicarse, y que respecto al auxilio soli-
citado convendría enterar al ISr. Ministro de la Guerra de la petición
del Sr. Suarez y de la importancia que pueden tener las expediciones
que aquel proyecta. Así se acordó. Finalmente, participó también el
Sr. Presidente que le babía escrito el Sr. D. Enrique Irabieu, de Santa
Cruz de Tenerife, dándole noticias del estado de la factoría de Río de
Oro y manifestándole vivos deseos de penetrar en la parte occidental
del Sahara para llegar basta el Adrar y países occidentales del Sudán,
á fin de abrir relaciones comerciales con los pueblos que allí viven.
También indicaba la necesidad de que se hicieran efectivos nuestros
derechos de protectora<lo sobre la costa al N. del cabo Bojador.
A propuesta del Sr. Torres-Campos se acordó imprimir la Memoria
semestral sobre progresos de la Geografía y repartirla entre los con-
currentes.
Y se levantó la sesión á las diez.
REU!riÓK ORDINARIA.
Sesión del 13 de Mayo de 1890.
Presidencia del Sr. Coello.
Abierta la sesión á las nueve y media de la noche, se leyó y fué
aprobada el acta de la anterior.
Ingresaron en la Sociedad los Sres. D. Joaquín Baeza, ex-senador del
reino, D. Ricardo Garibaldi y D. Félix Tranzo, comisarios de guerra, y
D. Pedro Emilio Canaby, bachiller en letras.
Previa invitación del Sr. Presidente, el Sr. D. Joaquín Garralda.
marqués de Reinosa, comenzó la lectura de su anunciada conferencia
acerca del viaje de circunnavegación de la fragata Numancia. El diser-
tante no pudo terminar, por ser hora bastante avanzada, la interesante^
relación de este viaje, y anunció que daría fin á la lectura en otra
sesión. Nutridos aplausos mostraron la singular complacencia con que
la reunión había escuchado al Sr. Garralda; el Sr. Presidente le felicitii
en nombre de la Sociedad y añadió que impacientes esperaban todoi)
la anunciada segunda conferencia.
Y acto seguido se levantó la sesión. Eran las diez y media.
tlXTH.VGTO ÜE LAS ACTAS. 291
REUNIÓN ORDINARIA.
Sesión del 20 de Mayo de 1890.
Presidencia del Sr, Coello.
Abierta la sesión á las uueve y media de la noche, se leyó y fué
aprobada el acta de la anterior.
El Sr. Presidente participó que había fallecido el Socio fundador,
Excmo. Sr. D. Juan Bautista Antequera, pérdida dolorosa para la So-
ciedad y para la patria. La reunión acordó unánime que constara en
acta el sentimiento de la Sociedad.
Acto seguido el Sr. Garralda prosiguió y terminó su conferencia
acerca del viaje de circunnavegación de la fragata Numancia.
Con nutrido aplauso mostró la reunión el agrado con que había oido
€sta conferencia; el Sr. Presidente felicitó al orador.
Y acto seguido se levantó la sesión. Eran las diez y media.
JUNTA DIRECTIVA.
Sesión del 27 de Mayo de 1890.
Presidencia del Sr, Coello.
Abierta la sesión á las nueve menos cuarto de la noche, con asisten-
cia de los Sres. Botella, Abella, García Martín, Andía, Suarez, Arce
Mazón, Lasso de la Vega, Zaragoza, Arrióla, Ferreiro, Torres Campos
y Motta, so leyó y fué aprobada el acta de la anterior.
Se leyeron comunicaciones:
Del Sr. Subsecretario del Ministerio de Ultramar, enviando copia de
la relación que el viajero polaco Sr. Kogozinski había escrito de su
reciente ascensión al pico de Santa Isabel en Femando Póo. Acordó
la Junta que se dieran gracias muy expresivas al citado Ministerio y
que se insertara en el Boletín dicha relación.
Del Secretario del Gobierno general de Fernando Póo solicitando
que 80 enviara para la biblioteca de dicho Gobierno el Boletín de la
Sociedad, ya como donativo, ya si así no fuera posible, en concepto de
suscripción. Acordó la Junta acceder á esta solicitud, remitiendo como
232 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
donativo para dicha biblioteca los tomos dol Boletín de que hubiem
existencias sobrantes. También, á propuesta del Sr. Torres Campos,
resolvió donar una colección completa al Negociado del Golfo de Gui-
nea del Ministerio de Ultramar.
De la Sociedad Africana de Italia y de la Real Sociedad de Geografía
<le Australia, contestando á la circular de esta Sociedad relativa al
conflicto anglo-portugués y expresando sus simpatías en favor do
Portugal.
Se dio cuenta de la constitución de la Sociedad fundada para con-
memorar el cuarto centenario del descubrimiento de América y so ley6
el programa de los fines que la misma se propone realizar. A la reunión
preparatoria había asistido el Secretario general por delegación del
Sr. Presidente.
Los Sres. Presidente y Secretario general sometieron á la aprobación
<le la Junta la lista de geógrafos extranjeros para quienes habría de
pedirse en la general el nombramiento de Socios honorarios corres-
pondientes. Fueron aceptados todos y se acordó además ir formando
nueva Usta de geógrafos residentes en América j)ara pedir que se les
concediera igual título en la Junta general de Noviembre.
Siendo muy escasa la concurrencia de socios y público á la Juntii
general á causa de los festejos que se celebraban en esta corte, acord*'»
la Directiva suspender aquella hasta el martes próximo.
El Sr. Torres Campos leyó noticias de Fernando Póo y Elobey qin»
había remitido D. José Valero.
£1 Sr. Presidente dio cuenta de la participaci(m que había tomadla
en la Asamblea nacional de la Liga de Contribuyentes, representando á
la Sociedad en unión de los Sres. Suarez y Foronda. En ella fué nom-
brado segundo Vicepresidente, habiendo correspondido la primera vico
presidencia á un Presidente de Liga provincial, como deferencia á estas;
aquel honor le halag('>, no por él, sino por la representación que llevaba.
Cumpliendo los acuerdos de la Junta, usó de la palabra en el tema
que se refería al catastro. Las primeras indicaciones que hizo sobrr
ocultación fueron bastante mal recibidas; pues al indicar que las r>cu]-
taciones variaban entre el 1 por 100 y el 100 i)or 1 y que había pnebk.s
<*omo Elsuijo en que se declaraban 67 ha., habiendo 6.700, hub«>
quien creyó que exageraba y le fué preciso demostrar sus afirmaciones
con datos irrecusables. Algunos sostuvieron que no era preciso formar
el catastro parcelario y que bastaba la triangulación de tercer order.,
otros se contentaban con el catastro por masas de cultivo. El Sr. Coell'>
demostró íjue ni uno ni otro procedimiento eran suficientes. Algiiii-ii
EXTRACTO DE LAS ACTAS. 293
pidió que no se consignaran en acta los datos que el orador había pre-
sentado sobre ocultaciones; pero aquel exigió y logró que constaran con
las comprobaciones respectivas. En la Comisión que había de formular
las conclusiones figuraban personas opuestas antes al catastro; pero
ahora estas mismas se prestaron á firmar las conclusiones del Sr. Coello
con un breve resumen de las condiciones que debía reunir el catastro
parcelario. El Sr. Coello recibió de la Asamblea un voto de gracias
uoniinal que aceptó satisfecho porque lo consideraba otorgado á la
-Sociedad Geográfica de Madrid cuyas aspiraciones quedaban realiza-
das, puesto que la Asamblea de Contribuyentes de Espafía declaraba
necesaria y conveniente la ejecución del catastro parcelario. Afíadió el
Sr. Coello que también habían tomado parte muy notable en las deli-
beraciones de la Asamblea los Sres. Suarez, Sánchez Massiá y Foronda.
También el Sr. Suarez dio noticia de la participación que tuvo en la
Asamblea.
La Junta otorgó unánime voto de gracias á los representantes de la
Sociedad.
En vista de las noticias que había comunicado el Sr. Valero y de
^tros antecedentes que tenía el Sr. Presidente, acordóse pedir audiencia
4il Sr. Ministro de Estado para encarecerle la necesidad de resolver en
breve plazo el litigio pendiente con Francia sobre posesión de territo-
rios en la Guinea continental.
El Sr. Tesorero dio cuenta del estado económico de la Sociedad.
Y se levantó la sesión á las diez y media.
JUNTA GENERAL.
Sesión del 3 de Junio de 1890.
Presidencia del Sr. Coello.
Abierta la sesión á las nueve y cuarto de la noche, se leyó y fué
-aprobada el acta de la anterior.
Fueron nombrados socios honorarios-corresponsales, á propuesta de
la Junta directiva, los señores:
Antonio d'Abbadie, del Instituto de Francia, Paria,
Annenkoff's, General del ejército ruso, San Petershnrgo.
Adolfo de Bastían, Director del Museo Etnográfico de Berlin.
Enrique Bouthillier de Beaumcnt, Presidente de la Sociedad de Geo-
^afía de Ginebra.
tK)l BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Verney Lovett Cameron, Comandante, Devenport
Cayetano Casati, Capitán del ejército italiano, Boma.
Enrique Duveyrier, Faris.
£min-Bajá (Dr. Schnitzler), El Cairo.
Guillermo Junker, Viena.
H. Kiepert, Profesor de la Universidad de Berlín.
Emilio Levasseur, del Instituto de Francia, Faris,
Liagre, Teniente general y Secretario perpetuo de la Keal Academia
de Bélgica, Bruselas,
Carlos Maunoir, Secretario general de la. Sociedad de Geografía do
Faris,
Jorge Nares, Comandante, Londres,
Enrique Rawlinson, Mayor general, Londres,
Elíseo Reclus, Geógrafo, Clarens (Suiza).
W. Reiss, Vicepresidente de la Sociedad de Antropología de Berlín.
Barón Femando de Kichthofen, Presidente de la Sociedad de Geo-
grafía de Berlín.
S. A. I. el Archiduque Luís Salvator, Viena,
Jorge Schweinfurth, Cairo,
Pedro Semenoff, Vicepresidente de la Sociedad Imperial rosa de
Geografía, San Fetershurgo,
Conde Teleky Sandomé, Buda-FesU
José Thompson, Londres.
Armin Vambéry, Buda-Fest.
José Dalla Vedova, Catedrático, Boma.
W. J. Versteeg, Coronel de ingenieros, Amsterdam,
Pedro Veth, Profesor en la Universidad de Leiden,
Felipe Waldemar Schmidt, Copenhague,
H. Wauwermans, General de ingenieros, Amberes,
Conde Wilczek, Viena.
El Sr. Presidente anunció que en la próxima Junta general propon-
dría la Directiva el nombramiento de honorarios corresponsales en
América.
Se leyeron y fueron aprobadas las siguientes proposiciones:
«Según el párrafo 3.o del artículo 3.' del Reglamento para el nso de
la Medalla, se puede dispensar de las condiciones que exigen los ar-
tículos anteriores á los socios que hayan desempeñado comisiones de
la Sociedad ó prestado á la misma ó á la ciencia geográfica algún ser-
vido de importancia á juicio de la Sociedad, la que dará su parecer ¿
propuesta de la Junta directiva.
EXTRACTO DE LAS ACTAS. 2y5
Con arreglo á este artículo, la Junta direcÜTa, teniendo en cuenta
los méritos que por sus publicaciones geográficas han contraído los
socios correspondientes Sr. Marqués de Croizier, D. Alejo María Go-
chet, D. J. du Fief , D. Alfredo Geelhand y D. Garlos Gauthiot, propone
á la general que se les autorice para usar la Medalla de la Sociedad.»
«La Junta directiva, en virtud de acuerdo tomado por unanimidad en
sesión del 1/ de Abril del corriente año, y teniendo en cuenta los mé-
ritos del oficial de Secretaría Sr. D. Ricardo Beltrán y los importantes
servicios que ha prestado á la Sociedad desde la fundación de esta,
propone á la general su nombramiento de Archivero perpetuo como
cargo de la Junta directiva y con voz y voto en la misma.
El Archivero perpetuo percibirá á título de indenmización la canti-
dad que estaba asignada como sueldo al cargo de oficial de Secretaría
y Biblioteca, que queda suprimido.
La Junta directiva solicita, además, de la general, autorización para
modificar los artículos 6.® y 6.0 del Reglamento, que determinan la
composición de la Junta directiva, en consonancia con la propuesta
que ahora se hace, caso de que fuera aceptada.»
Leyóse, y también fué aprobado, el dictamen que presentaron los
Sres. Revisores de Cuentas, correspondientes á 1889, así como el voto
de gracias que los mismos proponían á favor de la Sección de Contabi-
lidad y muy especialmente del Sr. Tesorero D. Adolfo de Motta.
Acto seguido el Sr. Torres Campos procedió á la lectura de la reseña
de las tareas y estado actual de la Sociedad, y después el Sr. Ferreiro
leyó la Memoria sobre los trabajos geográficos durante el último se-
mestre. Ambos trabajos, que íntegros publica el Boletín, fueron muy
aplaudidos.
Por último, y habiéndose leído la lista de los individuos de la Junta
directiva que^ según Reglamento, debían cesar en sus cargos, se proce-
<}ió á la votación y escrutinio: resultaron elegidos y fueron procla-
mados:
Fresidenie.
Excmo. Sr. D. Francisco Coello.
Vicepresidentes.
Excmo. Sr. D. Federico de Botella.
Excmo. Sr. D. Antonio Andía.
Secretario adjunto,
Sr. D. Adolfo Motta.
296 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Vocales,
Sr. D. Luis Grarcia Martín.
Sr. D. Francisco Codeía.
Sr. D. Francisco Gorostidi.
limo. Sr. D. Sergio Suarez.
limo. Sr. D. Ángel Lasso de la Vega.
Sr. D. Juan Sánchez y Massiá.
Sr. D. Alejandro Churruca.
Sr. D. Luís María de Tro.
Sr. D. Femando Valdés, Conde de Torata.
Sr. D. Emilio Huíz de Salazar.
Excmo. Sr. D. Juan García López.
Sr. D. Eduardo González de Velasco.
En 8tí8titución del Sr, Montes de Oca,
Sr. D. Francisco Quiroga.
El Sr. Presidente felicitó, en nombre de la Sociedad, á los Sres. Fe-
rreiro y Torres Campos, y acto seguido se levantó la sesión. Eran las
diez y media.
JUNTA DIRECTITÁ.'
Sesión del 10 de Junio de 1890.
Presidencia del Sr, Coello,
Abierta la sesión á las nueve y cuarto de la noche con asistencia
de los Sres. Botella, Aparid, Andía, Abella, Codera, Suarez, Arce Ma-
zón, Lasso de la Vega, Sánchez y Massiá, Arrióla, Marqués de Reinosa,
Churruca, Ruíz de Salazar, González de Velasco, Quiroga, Ferreiro,
Torres Campos y Beltrán, se leyó y fué aprobada el acta de la anterior.
Se leyó también la lista de la Junta Directiva, tal como quedaba
constituida después de las elecciones verificadas en la última Junta
General. El Sr. Presidente dirigió afetuoso saludo á los nuevos Vo-
cales que venían á prestar á la Junta el valioso concurso de su recono-
cida ilustración.
El Sr. Presidente y los Sres. Andía, Botella, Suarez y otros expresa-
ron su gratitud por la elección ó reelección con que les había favorecido
la Sociedad.
EXTRACTO DE LAS ACTAS. 207
Los Sres. Tro 7 Huiz de Salazar daban también gracias en atento ofi-
cio y el primero excusaba su asistencia á esta sesión por falta de salud.
El Sr. Conde de Torata manifestaba por escrito que no le era posi>
ble concurrir á todas las sesiones de la Junta y que con tal motivo re-
nunciaba el cargo de Vocal. La Junta acordó que se le manifestara que
no era indispensable la asistencia á todas las sesiones y que vería con
singular complacencia que no insistiera en la renuncia.
Se hizo la designación de los nuevos Vocales para las secciones en que
se divide la Junta Directiva
Se acordó enviar á los socios extranjeros el diploma por medio del
correo.
Se participó que deseaba ingresar como socio D. Eduardo Lucini.
El Sr. Presidente, ampliando las noticias que en la sesión anterior
dio acerca de la participación que hubo de tomar en los debates de la
asamblea de las Ligas de Contribuyentes^ manifestó que aunque no
era nartidario del avance catastral, aceptó la proposición que en tal
sentiob se presentó porque le aseguraron que en muchas provincias se
habían realizado ya trabajos catastrales bastante completos.
Participó que en el último cuaderno de los Proceedings de la Socie-
dad Geográfica de Londres se inseilaba un artículo del que convenía
tomar nota^ puesto que se refería á un viaje en el Maxona, y en él se
afirmaba que la civilización en el Zumbo se debía principalmente á los
portugueses.
Dio luego cuenta de la entrevista que la Comisión de la Sociedad
tuvo con el Sr. Ministro de Estado, quien manifestó su firme propósito
de mantener los derechos de España en la cuenca del Muni. Afiadió
que, afortunadamente, no hay temores de que vuelva á reunirse la co-
misión hispano-francesa, y que acaso en breve plazo podrán hacerse
efectivos nuestros derechos de protectorado sobre la costa comprendi-
da entre el cabo Bojador y la frontera meridional de Marruecos. Parti-
cipó además que el Sr. Ministro de Estado le envió el nombramiento
de caballero Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica á favor del
Sr. Marqués de Croizier, á quien avisó por telegrama y escribió des-
pues remitiéndole la credencial. £1 Marqués de Croizier había expre-
sado su gratitud á la Sociedad por telegramas, que se leyeron.
Respecto á la cuestión del Muni, añadió el Sr. Coello que los fran-
ceses siguen publicando mapas en los que nos cercenan gran parte
de territorio, y que la revista titulada La Géographie contesta en su
último número al artículo que publicó la de Marine ei colonies. La Géo-
graphie insiste en sus argumentos, ya refutados, sin aportar ningún
*<296 boletín de la sociedad geográfica.
dato nuevo á la cuestión. No obstante, creía conveniente el Sr. Coello
contestar al citado periódico, citándole los documentos en que España
apoya sus derechos.
Por último, participó que el Sr. Barrantes tenia ya casi terminada
su conferencia escrita sobre el territorio de las Hurdes, y que proba-
blemente podría leerse el próximo martes.
El Sr. Aparíci declaró que le satisficieron sobremanera las declaracio-
nes del Sr. Ministro de Estado, porque demostraban que había hecho
estudio muy detenido de las cuestiones que se trataron en la entrevista.
Como era probable que el alpinista francés Sr. Saint-Sand viniera á
Madrid, acordó la Junta invitarle á que diese una conferencia. El sefior
Presidente se encargó de escribirle.
También se acordó apresurar la impresión del folleto del Sr. Marcel
relativo al mapa del centro de África, del siglo xvn, y agregar á dicho
trabajo la traducción del artículo de los Froceedings antes mencionado.
£1 Sr. Botella presentó un ejemplar de la estadística minera de
1887-1888 que acababa de publicar la oficina cuya dirección le está en-
comendada. La Junta examinó detenidamente dicho trabajo, oyendo
las explicaciones que expuso el Sr. Botella, á quien aquella felicitó y
dio la más cumplida enhorabuena. £1 Sr. Presidente insistió en que el
8r. Botella diera una conferencia pública, aunque fuese en el próximo
curso, ampliando las ideas y los datos que acababa de exponer.
£1 Sr. Sánchez Massiá consultó á la Junta si procedía que la Socie-
dad felicitase al Sr. Peral por el buen éxito de las pruebas del subma-
rino. Opinó la Junta que no habiéndole ya felicitado al tener noticia
del resultado de las primeras pruebas^ procedía esperar á la última.
Los Sres. Marqués de Reinosa y Churruca recibieron el encargo de avi-
sar con oportunidad al Secretario general para que este telegrafiara
inmediatamente. A propuesto del Sr. Ruíz de Salazar acordó la Junta
que constara en acta la satisfacción con que la Sociedad había tenido
noticia del buen resultado de las primeras pruebas.
Y se levantó la sesión á las diez y media.
JUNTA DIRKCTIVA.
Sesión del 17 de Junio de 1890.
Presidencia del Sr. Coeüo.
Abierta la sesión á las nueve y media de la noche, con asistencia de
los Sres. Botella, Aparíci, Andía, Abella, García Martín, Foronda, Co-
EXTUAGTU DE LAS ACTAS. 2<J9
«lera, Goristidi, Suarez, Arce Mazón, Lasso de la Vega, Sánchez y
Massiá, Arrióla, González de Velasco, Ferreiro, Torres-Campos y Bel-
trán, se leyó y fué aprobada el acta de la anterior.
£1 Sr. Presidente dio cuenta del estado en que se hallaba la cuestión
con Francia, relativa á los territorios de la cuenca del Muni. Participó
además que el Sr. Barrantes entregaría en breve su conierencia escrita
sobre las Hurdes; que el Príncipe Rolando Bonaparte le había escrito
animciándole que aplazaba su viaje á Espafia y que agradecía sobre-
manera la invitación que la Sociedad le había dirigido. Presentó tam-
bién, y se leyó, una carta en la que se llamaba la atención del Sr. Pre-
sidente de la Sociedad Geográfica acerca de la conducta del Comisario
de Alemania en las Carolinas orientales, quien en documentos oficiales
y en los sellos de la Comisaría, consideraba como posesión alemana
el grupo de Providencia, situado dentro de los límites que forman los
meridianos de 133* y 164o de longitud E. Greenwich, y por consiguiente
en la zona española, según el art. 2.o del protocolo de 1886. Acordó la
Junta excitar el celo del Sr. Ministro de Estado para que procure el
cumplimiento del citado artículo.
£1 Sr. Botella ofreció á la Sociedad, en nombre del autor Sr. Jules
Marcou, un ejemplar del folleto titulado Nuevas investigaciones sobre
el Oi-igen del nombre de América, traducido al español por D. J. D. Ro-
dríguez de Managua.
El Sr. Presidente recordó los proyectos de Inglaterra, respecto al
canal marítimo de Gibraltar, proyectos que no han sido abandonados,
y cuya realización importa mucho impedir, pues si se llevase á cabo,
los ingleses reforzarían la defensa del Peñón y dispondrían de buen
abrigo para sus escuadras.
El Sr. Suarez no creía que el proyectado canal ofreciera para Ingla-
terra grandes ventajas, dadas las rompientes que allí se forman y los
vientos qu3 reinan; pero no obstante, opinaba que debía ponerse coto
á los avances de Inglaterra hada territorio español, exigiendo el cum-
plimiento estricto de los tratados.
Hablaron también sobre el particular los Sres. Andía, Botella y Fe-
rreiro, y á propuesta de éste se acordó pedir al Gobierno que procure
fijar de modo definitivo la situación respectiva de España y de Ingla-
terra en Gibraltar. También se convino que procedía llamar la atención
del país y del Gobierno acerca de la conveniencia de fortificar líneas
y posiciones inmediatas al Peñón, haciendo caso omiso de las reclama-
ciones que, sin derecho ninguno, suele formular Inglaterra cuando se
trata de levantar fuertes ó baterías en territorio español, que es todo
300 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
el que se halla al N. del foso, según declara el tratado de TJtrecht, no
debiéndose, por tanto, consentir la denominación de zona neutral que
86 da á parte del territorio fronterizo. Para redactar la exposición al
Gobierno fueron nombrados los Sres. Andía, Suarez y Ferreiro.
El Secretario general participó que en el Fomento de las Artes se
habia' reunido una Asamblea do Sociedades para la difusión de toda
clase de enseñanza, y que dicha Asamblea solicitaba el concurso de
todas las Asociaciones científicas délos pueblos latinos. La Junta apla-
zó su resolución hasta tanto que fuera invitada.
El Sr. Presidente participó que en Francia se proyectaba nniñcar
todos los trabajos geográficos que realizan las yarías dependencias
oficiales, y con este motivo recordó que por iniciativa suya se dispuso
hacer lo mismo en España por virtud de una ley aprobada en Cortes
en ] 859 y á la que no se ha dado cumplimiento.
El Sr. Torres Campos leyó una carta del Sr. D.José Valero, en la
que anunciaba su propósito de enviar muestras de los productos de
Guinea, con las que podría acaso organizarse en Madrid una Exposi-
ción comercial. También indicaba la conveniencia de establecer facto-
rías en el río Utamboni ú en otros puntos del interior^
El Sr. Garda Martin llamó la atención de la Junta acerca del mapa
que habia publicado el periódico El Oloho^ con la relación del viaje de
Stanley, y en el que no figuraban las posesiones españolas de la Guinea
continental. Se acordó gestionar una rectificación. El mismo Sr. García
Martin dio noticia de una carta del Sr. Canga- Arguelles que habia pu-
blicado un periódico de Sevilla, y en la que se indicaba la convenien-
cia de aumentar nuestras fuerzas marítimas en Filipinas en atención
al gran desarrollo que había adquirido la marina de guerra china.
El Sr. Botella recordó los anteriores acuerdos de la Junta respecto á
la publicación de mapas de las posesiones españolas.
El Sr. Coello manifestó que nada se habia hecho, en primer lugar
por falta de recursos, y también porque la Sociedad no disponía de los
datos oficiales necesarios para resolver las dudas que se tenían respec-
to de algunas pequeñas islas en el Sur del Archipiélago filipino.
Y se levantó la sesión á las once.
EXTRACTO DE LAS ACTAS. :í01
JUNTA DIRECTIVA.
Sesión del 24 de Junio de 1890.
Presidencia del Sr, Coello,
Abierta la sesión á las nueve de la noche, con asistencia de los seño-
res Botella, Aparici, Andía, Abella, Codera, Gorostidi, Foronda, Lasso
de la Vega, Sánchez y Mnssiá, Arrióla, Churruca, González de Velasco^
Ferreiro, Torres-Campos y Beltrán, se leyó y fué aprobada el acta de
la anterior.
El Sr. Presidente, ampliando las noticias que dio en la sesión ante-
rior, manifestó que el barón Reille había tomado en Fraocia la inicia-
tiva para reunir en un Instituto Geográfico los diferentes servicios de
topografía y cartografía dependientes de los Ministerios de la Guerra,
Marina, Negocios Extranjeros, Obras públicas é Interior, y recordó que
él en 1858, formuló un proyecto con el mismo objeto, proyecto que fué
ley en España en 1859 con el nombre de Ley de medición del territo-
rio. Pero aquí no se cumplió lo legislado, y cada uno de los centros fa-
cultativos ha preferido ejecutar á su antojo los estudios topográficos
correspondientes á su especialidad, repitiendo los gastos y trabajos,
sin que exista ninguno completo.
8e dio cuenta de la constitución de una Sociedad de Africanistas en
Ahnería.
El Sr. Presidente presentó un número del periódico Marine ei Coló-
nx€8 en el que se insiste en la conveniencia de resolver por medio de
un arbitraje la cuestión pendiente con Francia respecto á los territorios
del Muni; leyó una carta de D. Amado Ossorio, que anunciaba que en
breve haría ima exploración al Gran Chaco, lamentando no poder
tomar parte en las expediciones al Golfo de Guinea, y participó que
probablemente en la próxima semana podría leerse la conferencia del
Sr. Ban*antes. Pidió autorización, y la Junta se la otorgó, para invitar
al Sr. Conde de Saint-Saud, si llegaba á Madrid oportunamente, á que
en la misma sesión en que se leyese la conferencia de aquel, expusie-
ra algunas noticias de sus últimas exploraciones en los Pirineos.
El Secretario general participó que la Comisión encargada de estu-
íliar la cuestión de Gibraltar había reimido ya algunos datos, y que en
breve presentaría dictamen.
Se di<) cuenta del resultado de las últimas pruebas del Feral y se
3W BOLETÍN DE LA SOCIEPAD GEOGRÁFICA .
acordó esperar las deñnitívas para cumplir lo que la Junta había ya
resuelto.
El Sr. Torres-Campos leyó cartas del Sr. D. Gabriel Carraaco, direc-
tor de Estadística en la provincia argentina de Santa Fe. Anunciaba el
envío de obras y de un artículo acerca de la importancia y porvenir de
la lengua española. Se acordó reproducir este artículo, ya en el BoLETfx
de la Sociedad, ya en otras publicaciones.
£1 mismo Sr. Torres-Campos llamó la atención de la Junta acerca de
la carestía de los ñetes en los vapores de la Compañía Transatlántica
entre Cádiz y Fernando Póo.
Y no habiendo más asuntos de qué tratar se levantó la sesión á las
diez y media.
REUNIÓN' ORDINARIA.
Sesión del l.o de Julio de 1890.
Presidencia del Sr. Coello.
Abierta la sesión á las nueve y media de la noche , se leyó y fué
aprobada el acta de la anterior.
Ingresó en la Sociedad D. Eduardo Lucini, Ingeniero.
El Sr. Presidente participó que asistía á la sesión el docto alpinista
francés Sr. Conde de Saint-Saud; reseñó los importantes estudios y
trabajos que este había llevado á cabo en la zona pirenaica» citando
muy especialmente los últimos que hizo en Lérida* en la Conca do
Tremp y en el Montsech; anunció que en breve haría nuevas expedi-
ciones á los picos de Europa y á las Uurdes, y añadió que el Sr. de
Sain^Saud, á quien tenía el honor de presentar á la Sociedad, se había
prestado á honrarla en esta sesión pronunciando algunas palabras para
dar breve idea de sus recientes excursiones.
El Sr. Conde de Saint-Saud agradeció con elocuente frase el honor
que le dispensaba la Sociedad, y expuso interesantes noticias acerca
de sus excursiones en la zona pirenaica, noticias que en artículo aparte
publica el Boletín.
Nutridos y entusiastas aplausos demostraron la satisfacción con quo
la Sociedad había escuchado al Sr. Conde de Saint-Saud. El Sr. Presi-
dente le felicitó, y también á la Sociedad, no tan solo porque había
tenido el honor de oir al sabio alpinista, sino también porque había
dado motivo á que este se revelara como consumado y elocuente orador.
EXTRACTO DE LAS ACTAS. \m
Acto seguido, y previa invitación de la presidencia, el Sr. D. Vicente
de Barrantes leyó erudita disertación acerca del territorio de las Hur-
des. También fué muy aplaudido y felicitado el ilustre Académico,
cuyo notabilísimo estudio ha de publicar íntegro el Boletín.
Se levantó la sesión á las doce menos cuarto.
JUNTA DIRBCTIYA.
Sesión del 12 de Julio de 1800.
Presidencia del Sr. Coello,
*
Abierta la sesión á las ocho y media de la mañana , con asistencia
de los Sres. Andía, Aparici, Espin, Motta, Quiroga, Abella, Botella,
Massiá y Ferreiro, se leyó y fué aprobada el acta de la anterior.
Se leyeron comunicaciones:
De los Sres. General Waumermans, Beaumont, Nares, Eliseo Reclus,
dalla Vedova y Levasseur dando gracias por sus respectivos nombra-
mientos de Socios honorarios correspondientes.
De D. José Vázquez, de Zamora, participando la noticia del falleci-
miento de su hermano el Socio D. Antonio y ofreciéndose á ordenar y
remitir los trabajos que para una conferencia sobre el terreno que fué
teatro do las guerras de Viriato había reunido el difunto; la Junta
agradeció y aceptó la oferta resolviendo que así se le expresara al darle
el pésame por tan sensible pérdida.
El ^Secretario general leyó la comunicación que al Gobierno de
8. M. debía dirigir la Sociedad acerca de Gibraltar.
Quedó aprobada con una adición esencial referente al canal que,
segiín algunos rumores, trataban de abrir los ingleses en el istmo que
une al Peñón con la Península.
Manifestó el Sr. Presidente que según sus noticias se había vuelto á
pensar en la Comisión de límites del Golfo de Guinea y que estaba
nombrado ya el Secretario de ella; opinó que la Sociedad debía
hacer una representación al Gobierno , pidiendo que tan malhadado
asunto so resolviera directamente y sin el intermedio de una Co-
misión.
Hicieron uso de la palabra también los Sres. Botella y Aparici, acor-
dándose, á propuesta del último, que se pidiera una audiencia al señor
3)4
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Duque (le Tetiián, con objeto de enterarle de todos los pasos qne había
da<1o In Soriedad en esta cuestión, antes de enviarle una comunicaciáD
oñcial.
La Junta acordó que se dirigiera expresiva felicitación á nuestros
ilustres consocios 8res. Cánovas del Castillo y Fa'bié por haber tenido
I:i honra de ser llamados á los consejos de la Corona.
Se levantó la sesión á las diez.
boletín
DB LA
SOCIGDAD GIOGRÁFIGA DE HiDRID
I.
n.
UL
IV.
VI.
VII.
VIU.
IX.
SUMARIO.
El Ksar-el-Acabir, i)or D, Teodoro de Cuevas 305
Portugal ó Inglaterra en el África austral; confereucia pro-
nunciada en el Fomento de las Artes el día 17 de Mayo
do 18'J0, por D. Rafael Torres- Camjws 333
Kesefia de las tareas y estado actual do la Sociedad Geo-
gráfica do Madrid leída en la Junta General del 25 de
Noviembre de 1890, por D. Adolfo de Motta 379
Memoria sobre el prí.)greso de los trabajos geo^ráíicos
leída en la Junta General del 25 do Noviembre de IS'JO,
por D. Martín LWreiro 385
Las islas l*rovidencia en el arcliii)iéla^^o de las Carolinas.. 415
Gibraltar 418
Lista general ile socios en tin de 1890 423
Extracto de las actas de las cesiones celvbradas por la íSu-
ciedad y por la Junta Directiva 138
índice de las materias contenidas en el tomo xx.x 447
TOMO XXIX.— NÚMEROS 5." Y Ü."
Noviembre y Diciembre, 1890.
La Sociedad no es responsable de laa opiniones emitidas por los autores de los
artículos insertos en el Boletín.
MADRID
IMPRENTA DE FORTANET
OALLB DK LA LIBERTAD, NÓM. 29
i 8SO
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JUNTA DIRECTIVA
DI LA
SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE MADRID
PRE:S[DE]^^TE.
Bzemo. Sr. D. Francisco Coello y Quesada.
VICEPRESIDENTES.
Bzcmo.Sr. D. Federico de Botella : p.
Ezcmo.Sr. D. José María A parid Có,
Ezomo. Sr. D. Tomás de Reyna O.
Bzcmo. Sr. D. Antonio Andfa C.
SECRETARIO GENERAL.
limo. Sr. D. 11 artin Ferreiro.
SECRETARIOS ADJUNTOS.
Sr. D. Rafael Torres-Campos (contador).
Sr. D. Adolfo de Motta (tbboribo).
ARCHIVERO PERPETUO.
Sr. D. Ricardo Beltrán y Rózpide.
VOCALES.
Sr. D. llarceliano de Abolla P.
Sr. D. Luís García Martin P.
Ezcmo. Sr. D. Manuel de Foronda Cd.
Sr. D. Francisco Codera ^Bibliote-
cario) C.
Sr. D. FrancÍHco Oorostidi P.
limo. Sr. D. Sergrio Suarez P.
Sr. D. Emilio Bonelli Cd.
Sr. D. I^^nacio de Arce Mazón. ... P.
Sr. D. Juliáo Suarez Inclán C.
limo. Sr. D. An^'d Lasso déla Vega C
Sr. D. Junti Sánchez y Massiá... O.
Sr. D. Munuel María Arrióla P.
Sr. D. Lucas Mallada p.
Sr. D. Castor Ami p.
Sr. Marqués de Reinosa p.
Sr. D. Miguel Espin O.
Sr. D. Antonio Vázquez y López
Amor O.
Sr. D. Alejandro Churruca P.
Sr. D. Luis María de Tro Cd.
Sr. Conde de Torata C.
Sr. D. Emilio Ru!z de Salazar.... P.
Kxcmo. Sr. D. Juan García López C.
Sr. D. Francisco Quiroga ?.
Nota. Con las iniciales C., P., O. y Cd., te designan los indlyiduoB que pertene-
cen respectivamente á las secciones de Correspondencia, Pablicaciones, Gtobierno
.nterior y Contabilidad.
boletín
DE LA
SOCIEDAI) GEOGRÁFICA DE MADRID.
EL KSAR-EL-ACABIR.
(1)
^^^%^^%^»^^^^»^»^^»^>^^^>^>^
I.
La Atlántlda de Platón y la Gema da loa Ubioa.
La Real Academia de la Historia se ha dignado confiarme una
misión por demás honrosa. D. Joaquín Costa, socio correspon-
diente de aquella ilustro corporación, publicó en la Revista de
Geografía comercial (1) un trabajo importante. Trata en él muy
A fondo dos cuestiones que vienen, desde hace mucho tiempo, ali-
mentando la controversia geográfica referente á las regiones visi-
tadas ó colonizadas por el cartaginés Hannón en el África occi-
dental. El Sr. Costa, con elegante estilo y profunda y razonada
erudición, fija la situación de Cyranis^ isla citada por el padre de
la historia, en la península de Dajla Ai tjJI (2) ó Río de Oro;
toma realmente el Lixua de Plinio y de Strabón por el de Han-
nón, y extremando sus razonamientos cree haber descubierto, no
tan solamente el verdadero asiento de la Cerne 6 capital de los
Etíopes Atlantes, sino la Cerne metrópoli de la Atlántida de
Platón, que no forman en su concepto más que una, si bien va-
(1) El yiceconsul de España en Larache, Sr. D. Teodoro de Cuevas, ha presentado
una obra con este titulo á nuestra Sociedad y á la Real Academia de la Historia. De
ella se inserta la parte esencialmente geo^áflca.
(2) Números ÍS á 30, Julio-Septiembre de 1886.
(3) Dajla: la que entra, la que avanza, esto es, la que se adelanta hacia el mar.
20
3 6 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
cila entre colocarla en la península ó gezira (1) del Shemmish^
que es el propio Lixua^ 6 en la ciudad de Alcázar El-acábir (3),
inclinando á esta última versión.
A inquirir por el estudio del terreno y de la historia la posibi-
lidad de que, en el emplazamiento mismo del que M. Tissot su-
pone á su vez haber sido el antiguo Oppidum novum^ se hubiese
alzado cualquiera de las dos famosas Cerne ^ 6 el convencimiento
de que sea preciso desechar tal suposición, deberá reducirse nues-
tro cometido.
En el terreno de las objeciones diremos cuatro palabras acerca
de Cerne ^ capital de los Libios , cuya situación no nos presenta
duda alguna. El Sr. Costa cita textos convincentes y tan claros,
que no necesitan grandes manipulaciones. Con tomarlos en su
recto sentido basta.
Dice Plinio (vi, 31-36): Polybi^ in extrema Mauritania contra
montem Atlantem á térra stadia octo ahesse prodidit Cemem,
Avieno (v, 328): Terminus Aetiopum populus adet ultima Cer^
ne. Strabón (t. iir, p. 474) (3): Lixus está situada á la extremidad
occidental de la Mauritania; esto es, no en los últimos confínes
meridionales de tal región.
Strabón (t. i, p. 212): Los Etiopes son los pueblos mas meridio-
nales de la Libia. Debajo de ellos (es decir, hacia el Septentrión
y enumerando de levante á poniente), se encuentran los Gara--
mantés^ los Pharusios y los Nigritas, — Más abajo, los Gétulos; los
Maurusios^ pueblos nómadas^ cazadores y pastores^ vienen luego.
— Entre los Pharusios y los Maurusios (t. iii, p. 473), media el
desierto, que aquellos atraviesan llevando odres llenos de agua
suspendidos debajo del vientre de sus caballos. — La distancia
que separa á los Pharusios del Lyxus romano (t. iii, p. 469), es de
treinta dias de camino.
Por último, al relatar, el primero délos referidos autores, la
expedición de Suetonio Paulino dice (t. i, p. 128), que, salido este
(1) En árabe el nombre Oetira es indistintamente aplicado á la isla y á la pe-
ninsula.
(2) £1 Ksar-el-aeabir: alcázar de la ^andeza.
(3) Ti aducción de A. Tardieu.
EL KSAR-EL-AGABIR. 807
del Lixus con algunas tropas romanas, llegó en diez días de
marcha al Atlas. Después de atravesar tan fragoso monte, encon-
tró el río Guir. Pondera Plinio la profundidad de las selvas que
desde allí en adelante se extienden; hace observar que están po-
bladas de fíeras y habitadas por los Cauarii y advierte que la
nación de los Etiopes pororsos no está lejos de aquellos extremos
países: junctam Aetiopum gentem quos Pororsos vocant^ satis
constat (vi, 14-16.)
Aquí haremos mención del anónimo de Ravena citado por
M« Tissot. Según el desconocido autor de aquel manuscrito, la
costa que se extiende desde el Estrecho hasta el Sus se denomi-
naba Mauritania Egel^ y la correspondiente al Dad iVun y al
Sahara, Mauritania Pororsis vel Salinarum.
De las autorizadas citas que anteceden, se desprende sin es-
fuerzo alguno el siguiente razonamiento:
1/ El AtlaSj el Dyris de los antiguos, el Chehel Idraren de los
Bráber, se encontraba á diez dias de marcha al Sur del Lixus ro-
mano, dato exacto. Tengamos presente que la cordillera atlán-
tica arranca de la costa oceánica del Sus.
2.^ En la extrema Mauritania^ enfrente del propio monte y
próxima al país de los Etiopcit, estaba Cerne, capital de los Lybios.
3.° Los Etiopes Pororsos (probablemente la gente do color de
los grandes oasis del Tuat), lindaban con las selvas habitadas por
los Canarii.
De paso haremos la observación de que la multitud de perros,
que por necesidad han de tener todas las tribus nómadas para
defender los ganados, y con objeto de dar la voz ^ alarma
durante la noche á los dormidos pastores, pudo ser la causa de
^ue se diese la denominación de Canarii á los pueblos visitados
por Paulino al Sur del Atlas; á no ser que, equivocado el nom-
bre, hubiese querido Plinio 'designar á los habitantes de Cerne.
Añadamos que los Pharusios llegaban desde la comarca de lo&
Pororsos al mar, según Plinio el naturalista.
Cerne debió, pues, subsistir en la comarca en que tales selvas
había. Esta región no puede ser más que la del ¡Jad Guir 6 la
del ¡Jad Ziz^ que enfrente del Atlas se encuentran. Pero en la
cuenca del primero de dichos ríos, se buscarían en vano indicios
308 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
de grandes y antiguas ciudades. Además, la historia no registra
en sus anales la existencia de población alguna de importancia
en aquellos sitios.' Por el contrario, los campos bañados por el
Uad Ziz^ son ricos en tradiciones históricas. Allí se levantan hoy
día los pueblos y alcazabas de Tafilete la patria de los Sherifes.
I^ro, ¿sobre qué se alzaron tales construcciones? Sobre el empla-
zamiento de la famosa ciudad de Sigilmeaa , que á su vez pudo
haber reemplazado á la Cerne de los Lybios.
Buscar las ruinas de esta misteriosa ciudad allí ó en otra parte,
sería inútil. Cualquiera que conozca el especialísimo sistema de
construcción que desde inmemorables tiempos vienen emplean-
do los pueblos del Atlas, los montañeses de todo el Moghréb y los
habitantes de ciertos oasis saharianos comprenderá por qué ha-
yan podido desaparecer hasta los menores vestigios de la jamás
encontrada metrópoli lybica. Si los monumentos de la antigua
Roma, labrados con el duro granito, no han podido resistirá las
injurias del tiempo ó á la ira destructora del bárbaro, y aun menos
á la del hombre civilizado , si la acción de las aguas ha borrado
las inscripciones que recordaban triunfos y glorias de venturosos
caudillos, si el polvo ha sepultado los labrados pedruscos que los
constituyeron, y si los musgos y los matorrales los han cubierto
con un manto de verdura, ocultándolos así á nuestras investiga-
ciones, ¿cómo extrañar el derrumbamiento y la pulverización de
murallas y edificios formados de arcilla ó de tierra amasada con
paja y cocida al sol? Tales debieron ser las casas y los palacios, si
los tuvo, de la antigua C4erne. Tales también los que tenía Sigil-
mesa que á Cerne debió reemplazar para á su vez desaparecer.
Si alguna cantería tuvieron entrambas poblaciones, debe haber
sido aprovechada después para la edificación de las alcazabas do
Tafilet. Ningún otro centro de población pudo, en nuestro con-
cepto, reunir como Sigilmesa las condiciones de situación geo-
gráfica que Aviene y Polybio atribuyen á Cerne.
Por lo demás, los Pororaos del gran Sahara, los Pharusios del
extremo Sus y del Draa y los Nigritas del Sudán, han venido en
parte á poblar al Moghreh, Las invasiones almorávides, almoha-
des y merinidas y el advenimiento al trono de los Sherifes Saa-
dia y do los Alani, hicieron cambiar de asiento á numerosas y
EL KSAR-EL-ACABIR. 309
fuertes tribus, Irayéndolas, desde las abrasadas regiones tropica-
les, á las zonas templadas del Atlas septentrional y á las monta-
fias que se extienden desde el Sehü al Mediterráneo. Con sólo
inquirir la procedencia de cada una de estas tribus, se vendría
en conocimiento de la época precisa de su establecimiento en el
país; hecho que ha ido realizándose desde la última invasión
arábiga.
No terminaremos el presente capítulo sin consignar una cir-
cunstancia basta hoy de muchos desconocida, y cuya investiga-
ción legamos á los filólogos.
Los judíos del reino de Fez llaman Phalusiin á los habitantes
de las montañas comprendidas entre el Rif, por la parte de la sie-
rra de Gomara^ y el Atlántico^ El singular de tal denominación
es phalus. En las referidas montañas phalus significa aldea ca-
rrada, es decir, rodeada de cualquier valla ó rústica defensa
construida por medio de espinos, piedras, estacas, zanjas, etc.
Por tchar 6 mejor dchar, se entiende una aldea montañosa abier-
ta, y la aldea montañosa está invariablemente compuesta de habi-
taciones fijas. Si phalus se refíere á una sola aldea circunvalada,
phalusiin designa la pluralidad de pueblos que en igual disposi-
ción se encuentran. De ^/laZusünápharusü, sálvala terminación
arabizada en in, bien corta es la diferencia y mi>y cercana se nos
antoja la analogía. Si en estas regiones llaman los hebreos pha-
lus al montañés á causa de la costumbre, que en las tribus serra-
nas radica, de fortificar á su manera los respectivos lugares,
hemos de recordar que también en no pocas ocasiones designa-
ban los antiguos á muchos pueblos con nombres apropiados á
sus usos nacionales más salientes. ¿Por qué los Pharusii fueron
así llamados? ¿Sería por haber observado en ellos los antiguos
geógrafos esa misma tendencia á fortificar el recinto de sus po-
blaciones? ¿Cómo se explica la coincidencia de llamar les monta-
ñeses phalus y phalusiin á sus aldeas cerradas, y de designar los
libros mosaicos con idénticas denominaciones á las tribus mon-
tañesas habitantes en poblaciones fijas, diferenciándose así de
los philisliin que, según aquellos textos, vivían debajo de la tien-
da del nómada?
310 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
n.
Pariploa da Hannon y de Soylax.
Conociendo perfectamente el terreno, podemos confirmar la
opinión de M. Tissot en la parte que se refiere á la situación del
golfo de Cotes junto al cabo Espartel; la de la ciudad de Pontion
í orillas del mismo y á las del lago Cephisias á que alude Soy-
lax y del que restan como recuerdo los pantanos formados por
el Maharhar. El golfo ha desaparecido igualmente, á consecuen-
cia de la acumulación de las arenas marinas. Pero en lo que di-
sentimos de tan estimable autor es en creer que el promontorio
Hermeo corresponda á el Kuás , así llamado á causa de los arcos
ruinosos que allí se encuentran y no por líbica etimología.
Para fijar de una manera definitiva este punto, empecemos por
asegurar que, habiendo recorrido en toda su extensión el üad el
Garifa^ nos hemos convencido de que siempre ha sido de escasí-
simo caudal; que su fondo rocoso y escaso no ha sufrido altera-
ción y no ha podido en ningún tiempo consentir la navegación,
y que entre el Kuás^ punto en donde termina su curso, y el mar
falta el espacio para colocar no solo el gran lago, en donde hace
Scylax desaguar el AnideSy sino una laguna de mediana exten-
sión. Por consiguiente, el moderno Garifa 6 el Kuás no puede
ser el antiguo Anides. Lo cual nos obliga á buscar más al septen-
trión el promontorio Hermeo. Esto debió consistir en una emi-
nencia harto considerable para que el mismo Scylax la hubiese
puesto en parangón con el que hoy conocemos por cabo de San
Vicente. Desde el Kuás al cabo Espartel, en la divisoria de los
valles del Maharhar y del Meshrá el Hashef^ y adelantándose en
lo antiguo hacia el mar, existen las altas mesetas de El Recláu^
que arrancando de Gehel-el-Habih van á terminar en un verdadero
promontorio sobre lo que actualmente forma la ría de Tahaddart.
Desde El Recláu á cabo Espartel existieron indudablemente el
golfo de Cotes con Pontion y su lago Cephisias. El Recláu era el
promontorio Hermeo libyo cuya falda meridional estaba bañada
EL KSAR-EL-AGABIR. 311
por el Otro gran lago en donde desembocaba, algo más al Levante
de la Garhitty el río Anides, el actual Uad el Jarroh. El fondo del
lago fué levantándose á consecuencia de los depósitos sedimenta-
rios hasta llegar á constituir una gran llanura, dejando entre
esta y las faldas de El Recláu un cauce por donde corre aquel
río con el nombre de Meshrá él Hashef que trueca en el de Tahad-
dart así que reúne su caudal con el del Maharhar.
En materias de topografía antigua y de etimologías, es nece-
sario proceder más que con prudencia con recelo sumo. Hay que
desechar la fe para creer únicamente lo tangible. En nuestros
días, en que impera la manía de explicarlo todo, no vacilan los
autores más verídicos en echar mano hasta de los fantasmagóri-
cos recursos de las piezas de gran espectáculo. Estórbales una
montaña, la suprimen; háceles falta una isla, un cabo, los inven-
tan. Y entre hundimientos y emersiones trastornan de tal suerte
la razón y la materia que concluye uno por no saber á qué ate-
nerse. En asuntos etimológicos empiezan otros por desechar el
recto sentido de un texto que constituye autoridad. Guando no^
pretenden desentrañar cuál fué la verdadera intención del autor;
á menudo aseguran que no quiso decir este lo que dijo, sino que
precisa atribuirle una versión completamente opuesta, y cuando
nada de esto les sea dable hacer, proceden á demoler letra por
letra los nombres propios, añadiendo, quitando ó sustituyendo
con gran arte, con gran copia de razonamientos, hasta que trans-
formados de una manera radicalísima vengan aquellos á respon-
der al objeto que el desnaturalizado comentador se propusiera.
in.
ColozíUui fenlolas, griegaa, oartaglnesaa y romanas.
Cumple á nuestro propósito fijar la atención en Claudio, porque
en el reinado de este Emperador la Mauritania fué declarada pro-
vincia romana y dividida en Cesariense y Tingitana. De las co-
lonias establecidas en esta última recordaremos la del Lixua, de
la cual debieron depender como prcefecturce, Bahba 6 lulia Cam-
. «
•t '
.V
812 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÍFIGA.
pestris, cuyas ruinas llamadas Dehna por los naturales, existen
junto á la villa de Sahara en la montaña de Beni Górfed domi-
nando el collado por donde se abre paso el ¡Jad El ídjazen,
Oppidum Novum ó castillo nuevo, cuya verdadera situación se
ignora; otra que es actualmente conocida con el nombre de Brija
ó el fortín sobre el Luccus al pie septentrional de la sierra de Ar-
jona^ cuya parte meridional tiene otras ruinas no romanas, las
de Ashején que Mármol escribe Ezagen y que nosotros hemos vi-
sitado. Por último, debía ser prcefectura de este distrito, Frigiáce
probablemente Fuara (los surgidores de agua)y á orillas del Emda
y Banasa colonia á la otra parte del Sébü^ en Sidi Ali Bu Jenun.
No estará demás observar que, únicamente á consecuencia de
incorrecciones ortográficas, ha podido el nombre de Brija ser con-
fundido con el de Naranjia (Ij, desconocido entre los indígenas,
pero citado desde Mármol por muchos autores. Brija fué destrui-
da por los portugueses, que en sus incursiones llegaban hasta
cerca del sitio en donde se encuentra Uasán.
Si á algún punto conviene aplicar la denominación de FrigicUe,
es seguramente á Fuara en donde los manantiales de frescas aguas
brotan del suelo con extraordinaria abundancia. Fuara, como
Frigidce, se encuentra en el antiguo itinerario de Oppidum No-
vum á Volúbilis y á unas dos horas de camino de El Esar^el-aca''
hir. Mucho más natural es que busquemos á Frigidce en aquella
dirección que en la de Suáir, como pretende M. Tissot; toda vez
que Suáir^ por su pequenez y situación, indica no haber sido más
que un puesto militar (castellum) aislado en el centro del Garb y
perdido entre los inmensos encinares que, en aquellos tiempos,
ocupaban todo el territorio comprendido entre el Luccus y el
Sehú.
Antojásenos igualmente errónea la opinión de los que creen
ver en las ruinas de Besra^ de puro origen africano, á la antigua
colonia 6 prcefectura de Tremulce, Semejante denominación ins-
(I) Asi debe ser en efecto. En árabe J?r(/a se escribe ^«^ »J y Naranjia Lsr' ,j
Suprimiendo los puntos diacriticos, resultaría Is^y , figuración común á en-
trambos nombres.
EL KSAR-EL-AGABIR. 3!H
pira como cierta idea de uaa ensena marcial tremolada al viento;
hecho que, con mayor propiedad, pudiera convenir á un sitio
prominente como es el arruinado y antiquísimo castillo, por nos-
otros visitado, en la cima del cono central del Sarsar (1), que á
Besra, cuyas derruidas torres albarranas se encuentran sobre dos
oteros en el eje de un valle semicircular formado por el propio
Sarsar j la sierra de Masamoda y Jehel farsin^ ó monte del helécho.
IV.
El Ksai^-el-aoablr. Oppidum Novum.
No en balde nos hemos extendido en referir el sistema emplea*
do por los romanos en sus establecimientos coloniales. Si á las
reglas aducidas añadimos la costumbre que aquel pueblo tenía
de establecer en el punto culminante de las nuevas ciudades el
castrum 6 ciudadela, destinado á refugio y defensa de los habi-
tanteSy y que tanto este castrum como los principales edificios pú-
blicos de la República y del Imperio estaban construidos ó reves-
tidos por lo menos con el saxum quadratum, habremos comple-
tado el diseño de las lineas generales y características de toda
colonia romana.
Si lo fué Alcázar El-acahir ¿cómo no conserva de ella, ni el
más ligero trazo? Ninguna de sus calles se encuentra en la con-
sagrada dirección N.-S. del cardo maximus; ninguna en la E.-O.
del decumanus maximus cuyo punto de intersección con aquel
hubiera debido corresponder al tradicional forum. ¿En dónde
podemos suponer que estuviera situado el castrum? ¿En el recin-
to de la ciudad? Difícil se hace creerlo. Toda ella es llana. En
(1) Sarsar, elevada montaña de triple cima situada al S6. de £1 Ksar-el-acabir á
unas dos horas de distancia. El Sarsar significa gorjeo. En aquella grran altura existe
un pozo que debe ser la boca de alguna mina. I.a tradición asegura haber allí un
tesoro enterrado. Tapa la boca del pozo una gran piedra. Según los indígenas, este
saxum quadratunt tiene grabados numerosos y tal vez mágicos signos. Será alguna
inscripción romana. La desconfianza de los indígenas, que espiaban atentos todos
nuestros movimientos, nos impidió aproximarnos al pozo para examinar aquella lá-
pida. Algún día, no lejano tal vez, nos sea posible efectuarlo.
314 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
ninguno de sus barrios existen cuestas ni desigualdades aprecia-
bles; el nivel de las actuales calles concuerda perfectamente con
el de las entradas de las casas y sobre todo con el de las mezqui-
tas, algunas de las cuales cuentan con más de seiscientos años
de existencia; de suerte que el terreno, que va suavemente subien-
do desde la alta margen del rio, se halla á igual altura que en la
época en que la ciudad fué fundada ó simplemente rodeada de
muros por Yacub el Mansur.
El único punto en que hubiera debido en todo caso existir el
castrum, sería en el cerrillo denominado Emsal-lay al NE. de la
ciudad. Pero allí hemos buscado inútilmente vestigios romanos.
Lo único que existe, casi al pié de la altura, es el cimiento de una
casa ó de una atalaya cuadrilonga, pero hecha de fuerte tapia
que nada tiene de común con la partas formaceus, Y al O. de la
Emsal'la^ en plena llanura, dominando el camino de Larache y
perdido entre los sembrados, puede seguirse á flor de tierra el
trazado de otro fuerte de tapia de cien metros de lado, orientada
N.-S. Los viejos muros de Muley Yacub el Mansur, lo propio que
las paredes El Hará, derruido hospital de leprosos, son igualmen-
te de tapia, género de construcción importado en el Magreb por
los Beni Merines, cuyos cimientos han de ser necesariamente de
sólida piedra. No es de creer, sin embargo, que los moros hayan
empleado la cantería romana en tales fundaciones. Mejor hubie-
ran levantado con ella paredes de vistosos edificios. Para la ci-
mentación tienen en el Gehel 6ant, á 2 km. de distancia, una
cantera inagotable que todavía explotan con idéntico objeto.
El que no conozca á Alcázar; el que haya oído hablar de las
lagunas y de los pantanos que la circundan; el que algo haya
leído de las inundaciones anuales con que el río la castiga, podría
muy bien suponer que aquel suelo ha debido por fuerza irse
levantando á consecuencia de los sedimentos en él depositados
por las esparcidas aguas. Y sin embargo, se equivocaría en ab-
soluto. Desde el pié de las estribaciones septentrionales del Gebel
SarsaVy en la orilla derecha del Luccus^ hasta el Meshra el Neshma
ó el Vado de la Estrella, territorio que conocemos, ningún cenagal,
ninguna charca, ningún pantano se ve. Alcázar se encuentra en
sitio seco y perfectamente á cubierto de toda inundación. El río
EL KSAR-EL-AGABIR. 315
pasa encajonado entre márgenes de más de 10 metros de altura
que nunca rebasa. La misma horizontalidad del plano, levemente
inclinado, que desde el río conduce hasta el pie de El Emsal-la^
unida á la inalterabilidad del nivel del piso con respecto á los
edificios, hace incurrir en sospecha al observador. Pero cesa
toda admiración al saber que la inundación es producida artifi-
cialmente por cuestión de policía y de higiene, para purificar la
atmósfera y el suelo de la pestilencia de las letrinas, cuyo asque-
roso producto circula al aire libre, y con objeto de estercolar sin
coste alguno las huertas y los olivares que al poniente de la ciu-
dad ocupan una extensa zona. Así, pues, las aguas del Luccus no
penetrarían tierra adentro por su derecha margen, si la mano
del hombre no hubiese practicado á 1 km, más arriba de Alcá-
zar una cortadura que los naturales llaman sud, palabra árabe
que ha dado indudablemente origen á la voz castellana azud.
El sud tiene su nivel 3 m. más alto que el de las aguas flu-
viales. Cuando estas exceden de tal medida van entrando por
aquella brecha de la cual arranca un cauce de 5 m. de anchó
por 4 de altura, que, desembocando en el zoco, inunda á Alcázar,
barre las inmundicias, las transporta á las huertas y alas planta-
ciones de olivos, para volver al Luccus por otro ancho caño lla-
mado cántara de Bujuts, que es en nuestro sentir resto del anti-
guo lecho del desviado río. Así, aquellos naturales hacen produ-
cir en pequeño á esta corriente, un efecto parecido al que en
Egipto ocasiona el Nilo.
En donde realmente se encuentran los pantanos es en la orilla
izquierda. Llámanse colectivamente lagunas de Sidi Salema.
Empiezan algo más arriba del paralelo de Alcázar, para terminar
á la altura del cementerio israelita, en un punto denominado Afe-
natiiny en donde en tiempo de avenidas establece la administra-
ción una lancha de pasaje. ¿No pono esto ya en evidencia la in-
verosimilitud de la leyenda que León el Africano, y Mármol
luego, refieren respecto al novelesco incidente que diera lugar á
la fundación de tan famosa ciudad? Si las circunstancias que de-
jamos apuntadas siembran la duda en el ánimo, el relato de la
tradición local, apoyada en algunos vestigios materiales, com-
pleta la convicción.
816 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
En efecto, ¿cuál de los habitantes de Alcázar ignora en qué si-
tio estuvo antiguamente situada la ciudad? Ninguno. Todos os
señalarán con la mano el horizonte hacia el E. en la falda de un
monte cercano al río, en frente de Gebel Gani, Todos pronun-
ciarán el mismo nombre, El Dudmar, Media hora do camino he-
cho á caballo > os transportará á una especie de ager. Allí, bus-
cando entre la hierba, encontraréis indicios de haber existido en
otros tiempos extensas construcciones. Pero son de tapia merini-
da, anguladas con piedra é hileras de ladrillos idénticos á los que
hoy produce la industria alcazarreña, cimentado el todo por me-
dio de cal. En aquel sitio, completamente falto de vestigios ro-
manos, fué fundada, pues, la antigua Alcázar. Pero á medida
que iba avanzando la obra, observábase que las herramientas de
los operarios desaparecían misteriosamente durante la noche y
eran encontradas al siguiente día en el sitio en que hoy se le-
vanta la mezquita del barrio de la Cheriá, Repetido el hecho
muchas veces, fué considerado como secreto aviso del cielo, y
así fueron las obras abandonadas para proceder á fundar la ciu-^
dad en su actual emplazamiento. Mas la simple inspección del
terreno demuestra que el santo autor del milagro debió ser un
hábil estratégico. En el Alcázar de Duámar^ el castillo ó pobla-
ción tendría probablemente por objeto impedir las carreras y
consiguientes depredaciones de los montañeses de las opuestas
orillas, al paso que dominaba un vado al pie de Gebel Gant, en
el cual se nos antoja reconocer el cimiento de varios pilones de
un antiquísimo puente, entre cuyas ruinas hay tres pedruscos
que á primera vista parecen cubiertos de extraños dibujos como
de entrelazadas ramas, y que muy bien pudieran ser resultado
de la descomposición de la caliza corroída por la acción de las
aguas. Más arriba del río, junto á su derecha orilla, entre i)tid-
mar y\yJ^ y Querárua ij»! JUI se ve otra piedra parecida. La
experiencia debió demostrar que muy bien podía prescindirse
del puente para cruzar el Lucctis por otro punto más occidental
que era la verdadera llave del camino del Garb. Este sitio es el
del actual Alcázar, cuyos fundadores debieron derrocar aquel
cómodo viaducto para quitar facilidades á la invasión enemiga.
Además del nivel del suelo, que no puede haber cambiado por
EL KSAR-EL-ACABIR. 317
las razones aducidas, eu Alcázar todo es de ladrillo, las casas,
las mezquitas, los minaretes. El saxum quadratum forma una
excepción tan extraordinaria, tan rara, que sólo se hace notar en
los ángulos del alminar de la gran aljama. En uno de ellos pue-
de el transeúnte ver la inscripción funeraria griega de que ha-
blamos en nuestro Estudio del Bajalato de Larache. Pero, ¿quién
podría asegurar de una manera positiva que el tal monumento
epigráfico haya sido encontrado en aquellos sitios? ¿No pudie-
ron haberlo transportado, con otras piezas de cantería, desde el
Luccus por el río?
No debemos, en absoluto, fijarnos, sin embargo, en la no exis-
tencia del saxum quadratum en Alcázar. Los romanos empleaban
igualmente el cementum^ la piedra sin labrar para construir las
murallas de sus ciudades fortificadas, género que apellidaban ce-
mentida structura antiqua. Pero de haber encontrado los indí-
genas en aquellos sitios la abundancia de tosca piedra que sería
de suponer, si allí hubiese habido una población romana de la
importancia de Oppidum Novumy algo parecería en los edificios
públicos ó particulares que, por el contrario, presentan unáni-
mes, y al desnudo las acumuladas hileras de ladrillo de que so
componen. Además, en antiguos cimientos descarnados por la
acción de las aguas, y en otros que el propietario mandaba abrir
de nuevo para darles mayor profundidad, hemos observado que
la piedra, en unos y otros empleada, no es el saxum quadratum,
sino el cementum^ la piedra irregular sacada de las inagotables
canteras del Gehel Gani.
Así, pues, faltan en absoluto las pruebas materiales de que la
ciudad de que tratamos haya reemplazado á una colonia romana,
y existe, por el contrario, la convicción apoyada en testimonios
materiales de que el antiguo asiento de Alcázar no fué el que
actualmente ocupa. Difícil es, por lo tanto, creer, que el famoso
Oppidum Novum^ plaza fuerte y silla episcopal, circunstancias
que hacen suponer una población relativamente considerable, y
la existencia de templos, circo y otros edificios públicos insepa-
rables de tales fundaciones, soa ese mismo. El Ksar-el'acahiry
cuya historia verdadera no ha sido escrita todavía, y cuyos la-
drillos y arcillosos paredones y agudos tejados, diseminados en
818 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
estrechas y torluosas callejuelas, ofrecen, en su conjunto, el
aspecto de una de las grandes tchora 6 aldeas de las mauritanas
montañas.
Y si Alcázar El-acahir hubiese reemplazado á Oppidum Novum^
y esta á Cerne, capital de los Libios atlantes, ¿cómo no hicieron
mención de tan memorabilísima circunstancia ni Plinio el mayor
ni el joven Plinio, siendo así que vivieron en el primer siglo de
nuestra Era, época en que el imperio romano, declarando provin-
cia suya á la Mauritania, desarrolló en ella su sistema de colo-
nias militares?
Para no dejar inconlestada cualquiera objeción que pudiera
sernos presentada, combatiremos un error de etimología, que no
es de Costa ni de Tissot, sino de Mármol, y que de dejarlo sub-
sisfir, fácil sería que sirviese de punto de'apoyo á los que insisten
en que en el emplazamiento del actual Alcázar Elrocahir se había
alzado una fundación romana.
En la mayor parte de las ciudades marroquíes existe la calle
ó barrio llamado Alcaicería. También hubo alcaicerías en Es-
paña, y, según nuestros autores, eran casi exclusivamente ven-
didas en ellas las sedas en rama. En las del Magreb son expendi-
dos pluralidad de artículos, entre los cuales predominan los teji-
dos de toda clase. Mármol quiere hacer derivar Al-caiseria
hj^.^] de AZ-caisar, j-«jiil nombre que los árabes, como los ale-
manes, dan al que nosotros, tal vez con menos razón que ellos,
pronunciamos César. Y así Al^aiseria siempre, según el referido
escritor, signiñcaría el silio de la ciudad en donde se pagaba el
tributo al romano emperador, al César ó Caisar.
Nosotros opinamos que no debe buscarse la etimología de aquel
nombre fuera del idioma árabe que le ofrece indubitable. Cáis
^r^ indica medida en volumen, en profundidad, en altura, en
capacidad y demás. Esta medida puede referirse igualmente por
extensión al peso,*ya que nadie duda de que el peso es una me-
dida aplicada á artículos de difícil msdición. Por lo tanto, vi¿-ca»-
seria signíQca en realidad el barrio del Comercio, en donde los
efectos son expendidos por medida, como los paños, telas y sede-
rías, ó por peso, como las piedras preciosas, los perfumes, el té,
el azücar y todo otro objeto considerado como de lujo, á los cua-
EL KSAR-EL-AGABIR. 319
Íes se van de día en día agregando otros de distinta naturaleza.
Esto explicará, cómo teniendo Alcázar una Al-Caiéeria, no de-
riva el nombre de tal barrio de haberse pagado de antiguo en él
tributo al César, sino de la necesidad, que en las ciudades maho-
metanas ha dejado siempre sentirse, de concentrar en sitios ce-
rrados é independientes del domicilio particular, y en puntos de
fácil y común acceso, custodiado de noche por la fuerza públi-
ca, toda la actividad comercial. Y debe ser así, por cuanto vemos
establecidas alcaicerías en todas las ciudades fundadas por ára-
bes y berberiscos muchos siglos después de la dominación roma-
na. Sirvan de ejemplo Tetuán, Fez, Rabat, Marruecos, etc., si-
tios en los cuales, no habiendo existido antes centros habitados
por los antiguos conquistadores del mundo, jamás pudo el César
tener edificios ocupados por el Censor encargado de recaudar los
caudales acumulados por la tributación, ni el aerarium en donde
depositarlos.
Recapitulando las materias tratadas, creemos haber aducido
los suficientes datos para que claramente resulte probado que Al»
Ksar-el-acabir no pudo ser, por imposibilidad material absoluta,
la Cerne de la famosa Atlantida Platoniana, ni por su situación
septentrional y lejana de la verdadera región del Atlas, la Cerne
de los Libios Atlantes; así como el hecho de haber sido otro su
primitivo asiento y la absoluta carencia de vestigios romanos en
su actual recinto y en las inmediaciones, hacen indudable que
allí tampoco existió Oppidum Novum.
Creemos necesario dar fin á nuestra tarea diciendo algo refe-
rente á la parte geográfica de la región que nos ocupa, siquiera
no sea más que para hacer inteligible el tosco croquis que acom-
pañamos.
V.
Cuenoa del Luooob. Ruinas y l&pidas. Las tumbas de los gigantes.
Ya estamos enfrente de la barra del Luccus. \ Magnífico pano-
rama so despliega á nuestra vista! En primer término Larache
con su cintura de viejos y almenados murallones, único vestigio
de la dominación española, con sus blanquecinas casas, con su
320 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
alto y esbelto minarete, con sus fortalezas coronadas de redondas
cúpulas, con su venerado santuario áe Lalla-Menana-Mesebajia
Y su ropaje de verdes naranjales cargados de azahar, cuyas sua-
ves emanaciones, transportadas en alas de la brisa, embalsaman
el ambiente. En la opuesta orilla, áridas y extensas dunas, cons-
tituidas por tenues y voladoras arenas que el mar arroja cons-
tantemente á la costa. Más adentro, á una legua de distancia y
entre los cerros de Lixua y de Sidi Uaddar, avanzados como bas-
tidores de inmenso escenario, un fondo de azules montañas, las
de Halserifj y allá en la región de las nubes el elevado picacho
de Sarsar, que, mirado de perñl desde el Océano, tiene la forma
de un pilón de azdcar, pero que visto de frente desde el Garb se
asemeja con su triple cono á un, águila enorme, desplegadas las
alas y baja la cabeza en ademán de ir á lanzarse sobre invisible
presa.
El espacio comprendido entre las referidas montañas y el mar
lo constituye un plano inclinado en cuya parte media superior se
encuentran Alcázar y las onduladas y célebres llanuras que tres
siglos atrás presenciaron la destrucción de un ejército lusitano y
la muerte de su heroico caudillo el malogrado rey D. Sebastián.
Tal disposición topográfica da por resultado que las que contem-
pladas desde el mar eran altísimas sierras, pierden de su impor-
tancia á medida que se sube hacia ellas, hasta el extremo de que
al llegar á su falda parecen haberse achicado y reducido á poco
considerables cerros. En la mitad inferior del plano de inclina-
ción corre la plateada corriente del Luccus engrosada con el cau-
dal del Uad Elmjázen ^y^^ ^]^ y del Uarur jjjj ^^j Allí
empieza el Luccus á describir sinuosas circunvoluciones, ciñendo
á uno y otro lado extensas penínsulas levantadas por sucesivos
aluviones del fondo de las aguas marinas que indudablemente
cubrieron siglos antes de la Era cristiana la cuenca inferior del
propio río desde la península de Sidi Embárec sj/'X^ >-5*\r*
hasta el Océano.
Y en efecto. Abstracción hecha de los terrenos de aluvión que
en el centro de la cuenca del Luccus so miran, la configuración
de entrambos lados de la misma, constituidos por alturas que
desde abajo parecen montañas y que resultan en lo alto extensos
EL KSAR-EL-ACABIR. 321
y accidentados llanos arenosos, evoca en la imaginación como la
idea de haber existido allí una gran bahía, en una extensión de
más de dos leguas tierra adentro por una escasa de anchura, es-
pacio hoy ocupado por las cenagosas penínsulas del Gelich ^,-J^i
Zuada el Adir jJ->jJI y una que otra isleta, intrincado laberinto
de que se escapa el río corriendo veloz hacia su desembocadura.
La configuración de la inmediata costa exterior entre el cabo
Cenitoso (1) al N. y la puuta del Molino de Viento (2) al SO. es
la de un aimts de cuatro leguas de abertura, en cuyo vértice so
encuentra la cuenca del Luccus. La extremidad septentrional de
la antigua bahía está erizada de rocas areniscas y calcáreas. Los
indígenas la apellidan El Emcásera (3).
En la extremidad meridional se encuentra construida Larache
sobre enormes moles de areniscas y calcáreas cimentadas por ca-
pas arcillosas de gran profundidad. Bañando las murallas de la
población, la ría, y entre la ría y la Emcásera las dunas que van
subiendo progresivamente hasta alcanzar igual elevación que las
alturas vecinas. Á pesar de los muchos siglos transcurridos desde
que las arenas empezaron á obstruir la boca de la bahía, opo-
niendo su fuerza de inercia á la acción de las mareas que iban
arrastrando los aluviones fluviales , facilitando así el depósito de
los sedimentos actuales, su blanco color contrasta con el de la
roja arenisca de la región septentrional contigua, que es la de
Sáhel, y que desde las márgenes del Luccus va estrech.-lndose
hasta llegar más allá de Arzila. De la Emcásera ai Shammish
^j-;;^! j^^íLJ] 6 Lixus corren las mesas del Sáhel, de la propia
arenisca todas hasta su base, cuyo borde extremo^ de algunos
metros de ancho, lo forman los barros depositados por el río. Lo
cual demuestra que entre ambos puntos no ha invadido este gran
cosa los terrenos. Á igual distancia de ambas localidades el tchar
(1) Los moros le llaman HeaJTa el Baida Le^l , c'J^ 1 El despeñadero Llanco.
(2) Este cabo es conocido en el país por el Nador t JáJ;, el Mirador, á causa de
la gran extensión de mar que desde allí se descubre.
(3) Emcás:^ra y^\LóJ^ La escollera.
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322 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
t^^' Ó aldea de Racada >^U. (1), con sa centenar de chozas de
pajizo y puntiagudo techo y de terrosas paredes y sus estériles
huertos cercados con el espinoso chumbal. En vano se busca entre
el pueblo y el Luccus cualquier pequeña elevación que nos indi-
que la existencia del islote de Racada citado por M. Tissot, como
sustentando un templo del sol, y suponiendo que en sus flancos
debió florecer el famoso jardín de las Hespérides, á pesar de que
ya en remotísimos tiempos, según el relato de Scylax, se le con-
sideraba situado más arriba de Phycus sinus, al poniente de
Cyrene (2). Pasmado quedará el lector cuando sepa que se trata
de un simple montón de tierra en cuya parte superior se ven
unos como cimientos de cierta construcción cuadrada de un cen-
tenar de metros de lado. Aun suponiendo que el aluvión hubiese
llegado á depositar en torno sus barrizales sobre fondo arenoso
con un espesor de 2 m., circunstancia que parece desmentir el
terreno cretáceo é intacto de Biada ^Lj punto blanco y visible
de la propia orilla situado entre el islote y el Shammish ^>»j.,¿.M
y otro punto fijo constituido por las rocas calcáreas que se alzan
entre el mismo islote y las dunas , no alcanzaría aquel á cuatro
estaturas de un hombre regular. El cieno se eleva poquísimos
pies sobre el antiguo nivel de las aguas marinas, á idéntica altura
del puerto del Liams, cuyo muelle es todavía visible entre el ba-
rrizal y el pantano mencionado por el P. Aldrete, que hoy
merece ya casi el nombre de península. Trabajo le habría de
costar al Sr. Tissot encontrar en lo que él titula el islote de /2a-
cada espacio suficiente que le permitiese i*eplantar de una ma-
nera presentable, no ya la selva que debió existir en el jardín de
las manzanas de oro, mala áurea ^ sino siquiera algunas docenas
de los árboles que tan maravillosa fruta producían, y que no pu-
dieron ser Utiranjos. El naranjo es originario de la China, de
donde lo importaron los portugueses algunos años después de la
famosa expedición de Vasco de Gama, es decir en el siglo xvi.
(l ^am(/a. La recostada.
(2) Dice así en su Periplo: '<Ceteruin inde a Cyrene usque ad Hespérides occu-
rrunt portus et loca sunt ubi liius recesus hábil; haec Phycus sinus; in locis superio-
ribus ibi horius Hesperiduiuv, etc.
EL KSAR-EL-AGABIR. 323
El Shammish ó Lixus ocupa un corro compuesto de tierras
cretáceas cubiertas de espesa vegetación, cuyo verde oscuro se
destaca de una manera notable sobre la que produce la arenisca
roja vecina. Jamás ha sido una verdadera isla. Así lo demuestra
la pequeña loma que á modo de istmo la enlaza por su parte sep-
tentrional con las mesetas del Sáhel. Antes que el cieno cegase
el puerto del Lixus, que cae al oriente del cerro, y de que forma-
se elllano que hoy se extiende á su pie hasta la opuesta orilla,
donde se encuentra Sidi Uaddar^ llano interrumpido por el
sinuoso Ltíccws, debió aparecer como un promontorio avanzando
so1)re las aguas de la bahía.
Rodeando el Lixus E. y ESE. , hay un valle con un pequeño
cauce de arroyo en su centro, en cuyas márgenes se ven restos
como de antigua cañería. Por ella venían las aguas de Ain Ham-
mam a'v^' f^ abundante manantial que nace en el tchar del
Gemis jTCí^' j^-^^ á ui^3, hora del Lixus. La parte inferior de
este valle debió estar ocupado por las aguas cuando el Shammish
era península, pero fué enalteciéndose su suelo á medida que
iban acumulándose los barros en la cuenca del río. No obstante,
la presencia de los restos de acueductos hacen presumir que ya
en tiempo de los romanos el valle debió encontrarse fuera del
ordinario nivel de las aguas fluviales.
Al poniente del Shammish hay un cerro aislado de inclinada
base y casi tan elevado como el monte de las ruinas. Los natura-
les, que en todo creen ver la intervención de los jenn ^^^, re-
fieren una corta leyenda, según la cual estos genios formaron el
referido montículo con los materiales que sobraron después de
construido el Shammish. La forma especial del cerro y su aisla-
miento nos hacen sospechar en él uno de esos tumuli tan fre-
cuentes en el país. Si en efecto fuese un tumulus^ sus extraordi-
narias dimensiones indicarían ser aquella la sepultura de algún
ilustre personaje. Por algunos ladrillos circulares encontrados
en lo alto, se deduce que debió haber sido erigida allí una colum-
na. No creemos que sea este el famoso sepulcro de Anteo, del
cual dice Mela, citado por Tissot: itCollis modicus resupini homi-
nis imagine jacentis,^ Una colina regular presenta el aspecto de
3M BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
ua hombre tendido boca arriba. Si en vez de presenta pudiése-
mos decir recuerda, no solamente lendríamos el sepulcro de An-
teo á la disposición de nuestros lectores, sino una serie de enor*
mes tumuli que en una de nuestras expediciones al Garh descu-
brimos hace algunos años, y que la tradición local atribuye á
cierta familia de gigantes. De tales monumentos prehistóricos
daremos detallada cuenta al finalizar el presente capítulo.
La base de la opuesta orilla desde Larache á Sidi Uaddar^ y
aun hasta cerca de Al Ksar-eUacábir t^^-XJ! ^^^1 , es la arcilla^
sobre la cual descansan rocas areniscas que á su vez sustentan la
capa do piedras calcáreas , cuya masa, en vez de ser comparta, se
presenta como perforada por aberturas circulares ü ovales, que
más bien se asemejan á tubos ó chimeneas perpendiculares esta-
blecidas á propósito para ayudar, por medio de forzadas corrientes^
de aire, al enfriamiento y á la cristalización de la corteza terres-
tre. El todo se encuentra cubierto por las arenas rojizas que ocu-
pan las mesas de entrambas márgenes del Luccus , pues el cauce
con los llanos colaterales lo constituye sin excepción la clase de
terreno llamada dajsh ^j^^\. Nosotros traducimos dajsh por
bujeo, tierra arcillosa extraordinariamente fértil, por lo mucho
que conserva la frescura y la humedad, á pesar de que sean es-
casas las lluvias. Si remontando la derecha orilla se ven sucesi-
vamente los escarpes del Sáhel J^LJI , del Shammish, de Rejiin
^j^ysri J] j^'^f de Sidi Emhárec^ de Busafi <;?'->«^, de Uad
Emjazem, del Varar ^ de Vlad üshej Jf^j -^^j'j de las colinas
dé Duámar j^\j^^^ y de los montes de Haherif del Ota J— »
i^b v^oj j--» , al descender por la margen izquierda notamos
en las estribaciones del Gehel Sarsar j^^^j^.^ J * g> los propios
montes de Haherif, el Gehel Gani ¿yi\ J-ow, los desfiladeros de
Má el Báred ^JJ^ yi, las colinas de Siar jL^, dominadas al S.
por las onduladas alturas de Drisa ^j-^j^, línea divisoria de las
cuencas del Emdá ja^l ^[^ y del LuccuSy los cerros de Muyahe^
din ^j^UsJl, los de Ulad Amar j[^ ^^j y Braktsa i/t^-JI^
EL KSAR-EL-AGABIR. 325
•entre los cuales y el llano vecino al río bajan las mesas inferiores
de Sidi Gueddar j\^ v-5-^» Shelejats c^lísrliJI, Simi del Má
ImíJI J-^^-^--, Bushárem ^L-¿.^, ülad Gammi -^-a. ^^j^, Sidi
Uaddar, y por último las huertas de Larache y la población del
mismo nombre. Remontando él.Luccus desde su desembocadura,
encontramos entre las huertas y el Lixus dos penínsulas: el Gelish
] , cí menudo inundada por las aguas del mar, y la del
Shammish. Después de esto, y frente á Sidi üaddar^ á levante,
otra llamada Zuada ^^jj^U ^^ P^s de la cual, y dividida por el
arroyo llamado el Jolsh del Cántara el baida Ua^^-Jt jídsi\ ^^^^^
que desemboca á poniente de Sidi Emhárec, en donde hay una
dehesa del imperial patrimonio, casi enfrente de uu islote de más
■de 100 pasos de largo por el tercio en anchura; de semejante exten-
sión, viene el Adir j^s»}) , otra gran dehesa del Sultán enfrente
•del río Busafi. Subiendo siempre por el Adir se encuentra un
Ciiño formado perlas aguas venidas de Bus1}firem Mu^^ , que se
•cruza por un sitio que, á pesar de ser designado con el nombre de
Cántara del Lehén ^^'«^ j!ía:J¿\^ no tiene puente alguno. Más
allá corre otro riachuelo que, venido de Simi del Má, va á dar
igualmente en el Luccus por un sitio denominado Majajiha
,._^>-^rsr^M. Entre ambos puntos se encuentran en medio del río,
á flor de agua, los cimientos de varios pilares de un gran puente
desaparecido, probablemente el puente por donde pasaba la vía
romana de Lixus á la región del Suhur, Algo más allá deserabo-
ean frente al mismo Adir^ antes de llegar al vado de Meshra el
Neschma Msr^\ F T^^ ^^ arroyo Busafi y los ríos üad Emjazefn
y Uarur. Sigue Sidi Gueddar^ en donde y hacia el S. empieza ci
llano Mujiddin, en el cual hay muchos silos de trigo, y que ter-
mina en otra dehesa del Sultán denominada Taccayud sS^jJ3.
Taccayud llega á su vez hasta las lagunas de Sidi Zalema yS'^^T^
i^bL- , y estas desaparecen un poco más arriba del paralelo nie
Alcázar, después de haberse extendido algún tanto en dirección
:m BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
de Star jLw. Ya hemos hablado de los vestigios de otro puente^
que se ven en el recodo que el Luccus forma al pie de Gebei Ganiy
enfrento de los i)uámar^L;c)t, con aquellas piedras que pare-
cen cubiertas de misteriosos diseños. Un tercer puente debió exis-
lir en el propio río al N. del vado de la Merisa i^.^' ; pero allí
se limitan los vestigios á algunos ladrillos diseminados en la es-
carpa de la derecha orilla.
Daremos fin á esta reseña geográfica señalando algunos puntos
en donde, al decir de los indígenas, se encuentran lápidas con
caracteres para ellos desconocidos, ó ruinas de ignorado origen^
No obstante tales indicaciones, dúdese siempre de la exactitud
de la noticia, pues bien á menudo nos ha sucedido, después de
cuatro ó cinco horas de trabajoso camino por despoblados ó de
trepar á lo alto de escarpadas montañas con un sol abrasador»
encontrarnos con que la piedra escrita era un pedazo de peñasco
lleno de grietas ocasionadas por la inclemencia. Lo propio acon-
tece con las ruinas. Bástale á un moro ver algunos pcdruscos
amontonados á consecuencia de cualquier fenómeno geológico»
para suponer que aquel sitio debió haber sido ocupado por una
ciudad de los Rximi.
He aquí, aunque en parte nos repitamos, un resumen de tales
antigüedades, cuya busca recomendamos á las personas compe-
tentes.
En la cumbre del Sarsar y^j^ J-¿x existe un castillo arrui-
nado, y en él un pozo cuya boca cubre una lápida con una ins-
cripción.
En el aduar de Querárua ijjj^^ j\j^ (jolot) IJbí! , detrás del
monte Duámar, sobre el Luccus^ una piedra llamada El Arosa
L^jj»¡] «la novia.» Parece que en aquel mismo sitio hubo antes
un pequeño puente.
En Gebel Gani^ estribación NO. del Sarsar, se dice existir un
peñasco con una inscripción.
Al pie de este monte, en el recodo que forma el Luccus para
entrar en el llano de Alcázar, llaman la atención dos piedras cu-
biertas al parecer de extraños dibujos, junto á los derribados pila-
EL KSAR-EL-ACABIR. 327
res de otro antiguo puente. Otra piedra parecida está 2 km. más
arriba en la orilla derecha del mismo río.
En Alcázar la inscripción funeraria griega en el alminar de la
gran mezquita; las derruidas murallas merinidas de tapia y los
cimientos de otros fuertes pertenecientes á la propia época.
Cerca del vado de la Merisay entre el río y el aduar de los Ulad
Ushej ,¿r^j ^Xí'j dos piedras, denominada la mayor el jayera
emzuca ^j}^^ j^^ Y situada en medio de un campo. La pe-
queña se encuentra junto á un pozo.
A 100 pasos más abajo de la Merisa una multitud de ladrillos
diseminados en la escarpa de la derecha margen del Lucciis pa-
rece acreditar la opinión de los indígenas, que suponen haber
allí subsistido un antiquísimo puente, á pesar de que ningún
otro indicio lo compruebe.
Más abajo, entre Meshrá Neshma *:^1 p' T^^ ^ '^*^* Emhárec^
la corriente del Luccus espumea al chocar con los cimientos, á flor
do agua, del antiguo y desaparecido puente romano.
En último lugar señalaremos el Lixus con su tumidus, y una
hora más allá, hacia levante, el Gemis, cuya fuente del Hammam^
ó del baño, llevaba antiguamente sus frescos cristales á la colonia
del emperador Claudio, por medio de un acueducto algo tosco,
que ha dejado marcada huella en el valle intermedio de Rejiin
Por otro lado , en Beni Górfed ^j=s, ^jj , encima de la villa
de Sahara ys^\ , en el desfiladero por donde sale al llano el
Uad el Emjázeriy hay las ruinas de una antiquísima población.
Los montañeses la llaman Dehna ^^^t , pero su situación al E.
de Lixus nos hace suponer que sea la colonia Bahha de los ro-
manos. De Beni Górfed á Sarsar corren las montañas de Halserif
del jehel y Halserif del Otá^ y además otros montes del Jolot. En
uno de estos, situado á la derecha del Luccus y en el Tchar maál"
íem Jxyll ^x», ciertas ruinas de un fuerte, en forma de cuadri-
látero, y constituidas por sólido tapial , indican haber sido aque-
llos sitios expuestos á los incursiones de los pueblos montaraces
de Arjona ¿j^!.
328 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Entre la sierra de Masamoda i^^^^^ y los montes de Uasán
ihj pueden verse unas Li pidas inscriptas en el pequeño zoco de
Erhia de Aúf s^^j^^ ^J^ >w9J"^ » "^ ^^Í^s ^® Tenin de Jorf el
Meljá .J^\ ^^^jj^"^ eT^^ v-J-^^-
Al pié septentrional de Arjona están indicadas las ruinas de
Brija L.sri j^ que, según hemos ya visto, varios autores leen
Naranjia i^\y\ mientras que á la falda meridional de la propia
sierra, muy cerca de Uasán , vastas ruinas de muros hechos de
tapia revelan que allí existió la Ezagen de Mármol, hoy Ashejen
Continuemos.
Al SO. del Sarsar^ en el centro del valle del Emda ^j&a^ for-
mado por aquel monte, la sierra de Masamoda^ Gehel Farsiu J-^a^
j^^ , Gebel Bihan ^jL^I J-j=w y sus estribaciones, por un lado,
y las onduladas alturas y dependencias de Drisa L^ v-^, se alzan
los restos de la antigua ciudad edrisita de Besra k-sJ'. El referido
valle, que conocemos bastante, está completamente cerrado por
la parte del Luccus, Bekri y M. Tissot afirman lo contrario.
Al O. de Besra^ la fuente de las perlas, Ain johar »*_^ ^^^,
brinda con su fresco manantial al sediento viandante.
En igual dirección, y media hora más lejos, hay las ruinas de
la Caria del Gerishi -¿o^^!^ ^. t-^' i antiguo bajá del Garh^
anterior á la también desaparecida familia de Ben Atuia.
Al S. del valle de Besra ^ en un monte rodeado de manantiales
y minado de cuevas, denominado Gehel de Ain Quivtr ^ J-<^
j^;-SJ\ ^ á dos horas de Gad Cored s1j\S -^J^i, hay el aduar
de Viad Bezaz \\ji S)ij, En él me han señalado una lápida anti-
gua, que yo no he podido encontrara Otra debe existir enfrente
de la vertiente septentrional de Gehel Bihan, no lejos del aduar
de los Ulad Aisa ^«^^ ^^j!. Según las indicaciones obtenidas,
nada de particular tendría que este monumento epigráfico perte-
neciese á la época fenicia.
Más allá del Sehú \j^ ^L , en el aduar de Sidi Ali Bu Jenum^
podemos señalar una inscripción , cuya copia remitimos hace al-
EL KSAU-EL-ACAI3IR. ?20
giín tiempo á la Real Academia de la Historia , y que habíamos
indicado á M. Tissot cuando efectuó su viaje á Rabal en 1872.
Se asegura que en Gad Cliillul ^^^jisw ^^j ^^-^t y^j^ se
ven antiguos vestigios. En Mulay Buselaam f^^^ji sS^J^y ^^"
minando la laguna, y en los Suair, enseñoreando el paso del arro-
yo, hay otros; fenicios aquellos, romanos los últimos, al paso
que en Geheí Bal Jw^sJI J-:-^. el desfiladero de Bah-el-gador
jX»i\ v^_:,lj Ó Bab enserani t\j^\ v''^' puerta de la traición ó
del crisiiano, y el hir ensarani ?]j^^ j^ ó pozo del cristiano,
que en medio del no lejano bosque de El Gerisi ^-<A)yCb jüU)t
se encuentra, parecen perpetuar el recuerdo de algunas incursio-
nes que por aquella parte efectuaban los españoles de la Mehedia
Al O. de Gehel Dal, y sobre un cerro, se mira un alminar me-
dio derrumbado, el Sma emgarja ^ tV' /*r^'» resto de cierta
villa arábiga fundada por los Sherifes Mesábajiin ,^^j.J^\
,.*--^'-w^t de la Meca.
Una de las exploraciones más interesantes, y que daría tal vez
resultados de consideración para la ciencia arqueológica, sería la
de las tumbas prehistóricas del Garb.
Muchos son los tumuli diseminados por aquella región, pero
en ningún punto de Marruecos se encuentran agrupados en tanto
número y de tan colosales dimensiones como los que, entre los
aduares de Ulad jarrai ^Ip- ^^j\ y el Bedaua el fnrja »jl^
^ ja!!^, alimentan la supersticiosa credulidad del vulgo. Si el se-
pulcro de Anteo pudo haber existido en alguna parte, ha de ser
precisamente allí en cualquiera de aquellas tumbas de los gigan-
tes, el Cóbor eljohal Jl^! jy^ ^ según las apellidan los natu-
rales.
He aquí lo que respecto á los tumuli de la comarca referida
decimos en nuestro inédito libro El Garb y el Jebel J«^tj w^':
«Después de las ruinas fenicias, romanas y árabes del Garb,
DJusto será decir dos palabras acerca de los tumuli 6 sepulturas
330 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
•que podemos llam«ir prehistóricas, y que en diferentes punios
»de la propia región hemos encontrado.
»Los tumuli ofrecen el aspecto de pequeños montículos de tíe-
»rra de uno á cuatro metros de altura, por cuatro á seis de diá-
» me tro.
«Abunda esta clase de monumentos funerarios entre el Luccus
»y Tánger.
•En el Garh v^^^^^JUl son menos numerosos, pero algunos de
»ellos más notables por sus dimensiones. Tales son los nueve
yítumuli llamados Cohor johal JL^t JJ^ ^ sepulcros de los gi-
•gantes, situados al O. y junio al aduar de Bedaua el farja^ y
»q.uiuce minutos al NE. de Uladjerray ^^1^ ^^j, en un dila-
Dladísimo claro antiguamente ocupado por los encinares del bos-
»que mismo de Jehila iL--^!^ v^UJI y á la derecha del camino
»que conduce desde la Caria de Benrremosh ij^y'j^^^ hj^^% ^c-
»tual gobernador de los Sfian »Ljau-, al soco de Jumaa de Ta-
nganaut sji^ySj^ í**^t, tan largos que se asemejan á pequeñas
•colinas por lo general desnudas de toda vegetación.
»Los Cohor €¡l johal ostentan una forma común á todos ellos.
•Consisten en altos terraplenes á guisa de caballetes cuadrilón-
•gos con redondeados extremos, anchos en su base y deprimidos
»en lo alto, en donde hoy quedan plataformas más ó menos ex-
•tensas, según la magnitud del respectivo monumento. Por lo
•que puede colegirse de uno de ellos , situado sobre cierta colina
•á la parte NNO. de la colección, y en el que la vegetación ha
•impedido hasta cierto punto el arrastre y esparcimiento de lie-
•rras, se adivina que las dos caras del paralelógramo , subiendo
•en escarpa, debieron quedar unidas por lo alto como prolongada
•loma. La acción de las aguas las han planiQcado algún tantOf
•truncando aquellas especies de pirámides y dejándolas reduci-
•das á poco más de la mitad de su primitiva elevación.
•Los nueve tumuli están uniformemente colocados en dirección
•longitudinal de E. á O., como las tumbas fenicias de piedra que
•se encuentran cerca de Tánger, pero son de diferentes magnilu-
•des. El más meridional de todos ellos, que se alza en medio de
• una meseta baja y algo extensa, es el más considerable, pues
EL KSAR-EL-ACABIR. 3ífl
•mide próximamente 400 pasos de circunferencia por 00 de diá-
«metro transversal , y de 7 á 8 metros de altura. El que en el
»mismo llano le sigue en orden hacia el NB. tiene 252 por 50 y 7;
«otro, al N. de este último, 300, 55 y 7, etc., etc.
»La tradición local es de que aquellos tumuli encierran los es-
«queletos de una familia de hombres de hercúleas fuerzas y des-
•comunal talla que antiguamente poblaba el país; que en sus
•guerras con otros desaforados gigantes solían desarraigar las
•montañas para arrojarlas contra sus enemigos, y que al atrave-
•sar en su mayor profundidad los mares, llevando por báculo al-
• tísimas palmeras, el agua les alcanzaba únicamente á los to-
•billos.
•Dejando á un lado estas ficciones, que parecen reminiscencia
•de la fábula de los Titanes, vista la respectiva situación de los
utumuli y examinada la topografía de aquellos lugares, nos indi-
gnaremos á creer que allí habrá tenido lugar en remotas edades
•alguna gran batalla entre los aborígenes y algún pueblo con-
•quislador, tal vez el fenicio ó el cartaginés. Este pueblo debió
»lriunfar, y dueño del campo proceder al sepelio de los muertos.
•Esparcidos estos en un espacio de más de una legua cuadrada,
•fueron acumulados en nueve puntos diferentes á que correspon-
•den los nueve tumuli existentes. Orientados, según hemos hecho
• ya observar, debieron ser los montones de cadáveres cubiertos
•con las pirámides de tierra que á nuestra vista todavía se ofre-
•cen , y cuyo objeto debió ser sin duda defender los inanimados
•restos de los guerreros contra la voracidad de las bestias feroces
•que, en número considerable y de variadas especies, pululaban
•entonces por las mauritanas selvas, al propio tiempo que la es-
•carpada vertiente de los tumuli tenía la ventaja de impedir hasta
•cierto punto la filtración de las aguas pluviales y la disemina-
•ción de las tierras. De haber ganado la batalla los Mauri^ los
• muertos hubieran sido sepultados aisladamente en su particular
•fosa, según costumbre inmemorial conservada por las cabilas de
•las montañas del Magreb.
»¿Se encontrará acaso en estos tumuli la sepultura del famoso
•gigante Anteo, mandada abrir por Sartorio cuando fuera á Ttn-
j>gi$ con objeto do destronar á Ascalis, rey de la Mauritania, se-
332 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÍFIGA.
»gúa Plutarco nos refiere en la vida de aquel celebérrimo cau-
•dillo?
>De todos modos , los tumuli de Cohor^Ujohal deben encerrar
»más de un secreto arqueológico interesante y de gran importan*
»cia para la historia de las razas que en los tiempos prehistóricos
vpoblaron esta parte del africano continente.
«Tanto los tumuli de Ulad Jerrai, que son los más notables de
Ala Mauritania, como los que se encuentran entre Sidi Ali Buje^
imun i^JL-2sr^ ^c ^x¡^ Y \SL Caria delJahbasi ^'w^' H.J^^
•entre el Arha de Sidi Aisa ^**^ v^-^-í-^-^ ¿^J^ v^-^^ y ®^
»Bihan ^jL-wJI, en el monte de Jad Cored y en las inmediacio-
»nes de Besra^ etc., etc., son objeto de religiosa superstición por
«parte de los indígenas que, temerosos de incurrir en la cólera
»y en la venganza de algún ser sobrenatural, especie de genius*
i>loci de todo sitio solitario y de toda ruina, no se atreven á hacer
»en ellos excavación de ninguna clase, ni á pasar junto á aque-
«llos fúnebres monumentos cuando, auséntela lumbre solar, que-
i>da nuestro hemisferio envuelto entre las sombras de la noche.»
Hasta aquí llega nuestro relato. De él pueden aprovecharse
cuantos tengan ocasión de explorar estas provincias marroquíes.
Mas si quieren evitar contratiempos por parte de las gentes del
campo, y tal vez vejaciones por la de las autoridades, les aconse-
jaremos que nada intenten sin llevar consigo un firman impe--
rial. De lo contrario, serían infructuosos sus esfuerzos.
Larache 6 de Junio de 18:n.
Teodoro de Cuevas.
PORTUGAL É INGLATERRA
EN EL ÁFRICA AUSTRAL. f'>
I.
La cuestfón del Zambeze. — El teatro de los sucesos.
Tiempo hace que los que siguen los progresos de los países
colonizadores en África veían aproximarse un conflicto, des-
arrollado al cabo eñ daño de Portugal en los últimos días del
año de 1889, con el nombre de cuestión del Xiré y del Zam-
beze.
Tiene esta cuestión un aspecto internacional evidente; su
solución importa á la generalidad de las naciones, toda vez
que se ventilan el respeto á los tratados, la seguridad de las
colonias do los países menos fuertes y el valor de la honradez
y la buena fe en las relaciones entre los Estados. Y para nos-
otros hay algo más que esto en el conflicto anglo-lusitano, por
tratarse de un pueblo al cual nos ligan los más estrechos
vínculos que pueden existir entre dos naciones; cuya gloria
es nuestra gloria; cuyos intereses son nuestros intereses;
cuyas desgracias serían tan sentidas en España como las de
cualquiera otra de las regiones de la Península; y cuya expan-
sión y desarrollo, como la expansión y desarrollo de España
para los portugueses, aun permaneciendo separados política-
mente, habían de robustecer ante los extraños y dar mayor in-
flujo y respetabilidad en el mundo á la nación vecina, unidos
(l) Conferencia pronunciada en El Fomento de las Artes el día 17 de Mayo
de 1890.
3»! BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
como hoy estamos por la más calurosa simpatía y por el con-
vencimiento de nuestra solidaridad indiscutible.
Por eso se hicieron aquí á Capello é Ivens honores como no
los han recibido nunca en España los modestos obreros de la
ciencia y del progreso pacífico, y el reciente atropello ha sido
para nosotros como un nuevo conflicto de las Carolinas, con el
cual tiene, después de todo, mucha semejanza.
Ya que nuestro porvenir colonial como nación sea muy du-
doso, por secular olvido de lo que, con razón, se ha llamado el
testamento de Isabel la Católica, debemos pensar en el porve-
nir de la raza; y golpe fatal sería para esta la pérdida de la
privilegiada región del Zambeze (1).
A fin de que la raza latina se extienda y se multiplique,
ocupe gran parte de la superficie del planeta y cuente con
centenares de millones de hombres, haciendo equilibrio, en
bien de la civilización, en los futuros movimientos étnicos de
la humanidad, á los sajones, los eslavos y los chinos — grupos
por excelencia expansivos y vivaceí— requiérese que Francia
abra camino á nuestros colonos, que Portugal conserve el
glorioso legado de sus exploradores, y que las dos naciones
de la Península estén en condiciones de dar salida á esa pobla-
ción que, como ninguna otra, sirve para transmitir con su len-
gua su genio y para establecer en cuantas regiones del xilanota
huelle un perdurable influjo.
Por eso es un interés de primer orden para los pueblos
latinos que rindan culto, sobre el ideal particularista de la
nación, ai ideal más amplio y permanente de la raza, la con-
servación de la soberanía de Portugal sobre el gran cuadri-
látero del Océano Atlántico al mar de las Indias, cuatro veces
como la Península ibérica y capaz de contener 200 millones
de hombres, comprendido entre las desembocaduras del Gon-
go, el Cunene, el Limpopo y el Rovuma.
Corresponde la Zambezia á la gran meseta central africana
(1) Véase EJ porrenir de la raza espaTiola. Dlscurw) pronunciado en la scRíón
inaugural del Conjíreí-o Kspuíiol «leCieo^rafía colonial y mercantil, el día 1 de No-
viembre de lí<Ki, ])or Joa«iuin Costa.
PORTUGAL É INGLATERRA EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 335
de 1.000 m. de elevación sobre el nivel'del mar, con rebordes
montañosos paralelos á ambas costas, y á cuyo pie se extien-
den zonas litorales de clima tropical, húmedo é insalubre.
Inclinado el territorio de O. á'E., las aguas corren desde los
macizos próximos al Atlántico en dirección al Océano Indico,
abriendo en este sentido caminos naturales, que obstruyen de
vez en cuando las cataratas.
El carácter casi horizontal de la llanura muestra que está
formada en el fondo de las aguas. Un vasto lago ocupaba gran
parle de esta región del África entre las alturas ribereñas del
Limpopo y las montañas del país de los Damaras. Abiertas las
gargantas del Zambeze, se vació el lago, dejando como señales
de su existencia estanques que alternativamente aumentan y
disminuyen mucho, y el lago Ngani, de tan variables orillas
que no ha habido dos viajeros que lo dibujen del mismo modo.
En muchos sitios las aguas no pueden correr por falta de pen-
diente, y permanecen en la llantfra abundante en juncos, que
parece pradera sin límites (i). Tal es la región del lago Dilolo,
donde se forma el Liba.
Los dos ríos gemelos Liba ó alto Zambeze y el Kubango na-
cen á poca distancia del Atlántico.
Aquel, lago sin límites fijos al principio, se cambia en canal
de aspecto regular, y así corre entre paredes verticales 30 km.
Interrumpen el curso bancos de rocas, que forman las cataratas
de Ganyé, de muy vario aspecto. El agua, muy removida allí,
parece que hierve; la navegación es imposible; los cocodriloss,
acechan junto á las cascadas. Tiene todavía otro curso libre de
200 km. antes de llegar á la red de canales que se ramifican
al S. hacia los lagos de Tochobé y á la gran cascada por donde
se vació el mar interior, que ofrece un espectáculo único en el
mundo. El río, de 1 km. de anchura, que corre tranquilamente
entre islas de orillas bajas y pobladas de vegetación, por medio
de selvas de palmeras y frondosos árboles entrecruzados por
enredaderas, se hunde, parece que se sumerge por completo en
la tierra, cayendo desde una altura de 120 m. en el fondo de
(1) Geógraphie Univo'selU, E. Reclus.
33G tíOLETlN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
grieta cuyas paredes no dislaa entre sí más de 35. El bosque
que cubre la roca sobre la cascada está constantemente bañado
de vapores; el agua cae en gotas copiosamente hacia la sima,
pero detenida por la corriente* de aire que sube, se deshace y
asciende otra vez en humo; la masa líquida comprimida en
aquella estrechura rebola y se rompe en moles espumosas; los
vapores en 5 y hasta 10 ciJlumnas se elevan á algunos cen-
tenares de metros. De lejos el ruido semeja un trueno con-
tinuo. Los indígenas que habitan la comarca no osan apro-
ximarse á la cascada. En estos ruidos ven algo sobrenatural y
terrorífico.
Recibe después el gran río al Kafué, que viene del O. y que
marca el mejor trazado para el camino de hierro de la costa á
la contra-costa.
Todavía se hallan otras caídas y los rápidos de Kebrabasa
en el sitio en que la corriente desciende hacia el SE. cambian-
do de dirección, y al atravesad las montañas que continúan al
N. el macizo de Manica, la famosa caída de Lupata considerada
como la «Espina del mundo.»
Luego el río se bifurca, uno de sus brazos, el septentrional ó
Ziu-Ziu, va á unirse al Xiré atravesando tierras bajas y panta-
nosas. Las embarcaciones toman ü'ecuentameuteesta vía para
dirigirse al alto Xiré y al bajo Zámbeze. El río lleva aquí el
nombre d^ Guama.
Como restó de los mares interiores de que quedan pobres
.huellas en el alto Zambeze, existe un vasto lago en el África
oriental, el Nasa ó Maravi de los portugueses. Llena una
quiebra del suelo análoga á la que produjo el Tangañika, y
está rodeado de montañas. De una bahía al S. del mismo
sale el Xiré, que, amplio y tranquilo al principio, al descender
de la terraza por donde corre, da lugar á una serie de catara-
tas, de Murchison, donde la navegación concluye.
El Ruó ó Luo, que desciende de os Montes Milanyi, situados
al S. del lago Chima, se une al Xiré por la orilla izquierda.
La corriente resultado de la unión de ambos ríos se divide
al cabo para formar una pata de ganso en el delta. Las bocas
del río están variando constantemente. Uno de estos canales.
PORTUGAL É INGLATERRA EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 337
el Kua-Kua, va á Qaelimane. Los barcos llegan por el Zam-
beze hasta el pie de Morambala.
Las comarcas que el río atraviesa son tan ricas como por el
suelo vegetal, por la gran abundancia do sustancias minera-
les; la hulla está al descubierto, raya de negro las montañas;
el hierro abunda por todas parles; el oro se recoge casi en la
superficie de las tierras. Son estos, territorios donde la activi-
dad humana hallará un vastísimo campo para el desarrollo de
sus maravillosas y múltiples creaciones. No es aventurado
suponer que en breve estarán recorridos por barcos y cruza-
dos de caminos de hierro que enlacen ciudades populosas como
las de los Estados-Unidos de América.
IL
La obra colonial portuguesa.— Exploraciones y establecimiento en el interior.
Vías de acceso.
La raza portuguesa, cuyo elevado espíritu no podía des-
envolverse en la estrecha faja de territorio litoral que poseía
en Europa, emprendió desde el siglo xv, antes que ningún
otro pueblo de los que han sido colonizadores, atrevidos viajes
en busca de nuevas tierras con que agrandar sus dominios.
Por virtud de tales empresas, se lleva á cabo la circunnave-
ción do África; el comercio de Oriente, que estaba en manos de
los árabes, cambia de ruta, pudiendo seguir la nueva vía ma-
rítima descubierta. El establecimiento en la India, la Indo-
china, las islas del Pacífico y Macao, la fundación del Brasil y
de las vastas colonias del Congo y Mozambique, y la penetra-
ción en África, que persiguen con verdadero empeño, son obras
admirables que han servido para inspirar las estrofas de la epo-
peya ibérica, por los cuales Portugal es grande — sus colonias
equivalen á veinte veces el territorio de la metrópoli — tiene fiso-
nomía propia y está llamado á destinos ilustres en la historia.
Hora es ya de rectificar la especie que en un período de son-
22
338 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
nolencia, en que nuestros hermanos fueron poco celosos de
sus glorias pudo acreditarse, de que se limitó Portugal á fun-
dar factorías y establecerse en la costa. Fueron centros de
conquista y cultura, verdaderas estaciones colonizadoras, por
su obra Sao, Quelimane, Tete, Sena y Zumbo.
Desde estos depósitos las mercancías europeas eran trans-
portadas á grandes distancias. Se cambiaban en ferias muy
concurridas por gentes que venían en busca de lelas y avaló-
nos desde comarcas remotas. No se conoce el emplazamiento
de todos los mercados; pero pueden citarse algunos, como
Suave, Massapa y Manica.
Había iglesias en los centros de actividad portuguesa ser-
vidas por frailes. El propio Livingstone confiesa que debían
ser los misioneros católicos muy numerosos, por la gran can-
tidad de ruinas de sus casas que en esta parte del continente
han quedado. El índice cronológico de los padres que dirigie-
ron la cristiandad de Tete ó de las misiones del Zambeze, pu-
blicado por Courtois (1), ocupa numerosas páginas. Muchos
perecieron víctimas de las enfermedades locales; otros, como
Fr. Joao de Trinidad y Fr. Luís do Spirito Santo, sufrieron
el martirio por su fe y por su patria.
Entre los hechos culminantes relativos á la ocupación del
territorio al S. del Zambeze, figiu*a el viaje de Francisco Ba-
rrete, fundador de Sena y del establecimiento de Tete, en 1570.
Por estipulaciones ó pactos, pazes, según la palabra consa-
grada, con el Quitevo ó soberano de Matapa ó Monomotapa,
cuyos dominios se extendían desde Sofala al Zambeze, se ase-
guró el camino á los mercaderes de Sofala para llegar á las
minas de Manica, localidad situada eutre el Limpopo y Sena:
podían entrar libremente en el reino con mercancías y resga-
tar el oro de sus minas. Estipulaciones de esta clase se repiten
después mucho.
En 1607 lograron los portugueses la cesión de las minas del
(1) Xútcs C?t,'únologiqu€S sur íes anciennes míssions catfi'jliqíies au Zaml^xe^ par
le Rcv. Pore C ourtois, l.isbonne, 18.S0.
PORTUGAL É INGLATERRA EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 339
imperio de Monomotapa (1) y afirmaron sus derechos con la
creación de fortalezas cuyas ruinas existen hoy. El ir y venir
continuo do expediciones portuguesas sirvió para que se cono-
(1) H6 aquí el tratado en que se hizo la cesión:
Treslado da escriptura e doafuo que o imperador Maiiamotapa mandou/a^er iCeste
campo de um rio por nome Manzovo.
Ao l.^ de agosto da era de 1007, estando o imperador Manarootapa em campo ao
long-o de um rio que se chama Manzovo, defronte de urnas povoac5es, á saber,
uma que se chama o Marenga, c outra Inhamacoto, DiogoSimOes Madcira, capi-
tao da guerra, que veiu em favor do dito imperador Manamotnpa, tratou no mes-
mo dia ácima declarado algumas coisas de importancia ao servido de Deus e de
Sua Mogestade, como já tinha feito por muitas vezes, e alcanrou, com razoes que
deu ao dito iropcrailor Manamotapa, que désse a Sua Magestade todas as minas
de oiro, cobre e ferro, estanho e chumbo, que em todo o seu imperio houvesse; o
que o dito imperador concedeu assim e da maneira que por Diogo SimQes Madei-
ra, capitüo da guerra, Ihe foi pedido; e logo disse a elle dito Diogo SimOes Madei-
ra, capitilo, em presenra de mira, escrivao, que trouxesse comsigo todos os portu-
guezcs que comsigo tinha, qtie em presenca d'clles todos quería dar a Sua Ma-
gestade as minas que Ihe pedia, c logo no mesmo dia, mez era ácima declarado,
mandou o dito capitüo mor tanger tambor com pregílo, que dizia que toda a pessoa,
de qualquer condi^ao que fosse, o acompanhasse, porque quería ir com todos
diantc do imperador Manamotapa, porque cumpria assim ao servico de Sua Ma-
gestade. Mandou a mim, cscrivSo, que ñzesse este termo, e dou minha fé tudo
ácima passar na verdade por a tudo estar presente, e em fó do qual me assignei
^qui, com o dito cnpitflo, em este campo do imperador Manamotapa no mesmo dia
€ era ácima declarado. E eu Miguel Nunes, escriv3o, que o escrevi, e me assignei
de meu signal raso e acostumado, que tal 6 como se vé.
E logo no mearao dia, Diogo SimDes Madeira, capitilo da guerra, se foi ter aos
panos do dito im])erador Manamotapa com todos os portuguezes que estavam na
sua companhia, e disse ao imperador Manamotapa que ahi estavam todos os por-
tuguezes, en presenfa dos quas podia dizer o que com elle dito Diogo Simoes
Madeira, capitilo da guerra, tinha assentado, e logo o dito imperador, em presenta
de todos, disse o que se segué.
Eu imperador Manamotapa, hei por bem e me apraz dar a Sua Magestade todas
as minas de oiro, cobre, ferro, chumbo e estanho que houver em todo o meu im-
perio, com tanto (juc el Rei de Portugal, a quem dou as ditas minas, me conserve
em meu Estado, que eu possa por o dispor, e assim e da maneira que até agora o
ílz, e ñzcram os meus antepassados; e que Sua Magestade me dé guerra para me
ir metter de possc em minha crtrte, e destruir um ladreo alevantado por nome
Matuzianhe, que tcm roubado algumas térras de oiro, o impede os resgates das
fazendas dos mercadores.»
E assim disse mais elle dito imperador que pedia a Sua Magestade o acceitasse
por seu irmño em armas, e que nSo mandava os seus embaixadores logo pelas
muitas occu pames cine tinha na guerra, mas que j)edia a Diogo Sim5es Madeira,
capitilo da guerra, que escrevesse ao Viso-rei da India, e Ihe désse conta de tudo
o que se passava, para que Ihe mandasse alguma gente para a couservaoSo do seu
3i0 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
ciera el país, á tal punto, que muchas de las particularidades^
geográQcas que pasan eu nuestros días por descubrimientos
modernos, se encuentran en las obras de Joáo dos Santos,
imperio; e assim Ihe mandasse un par de cavallos para elle dito imperador andar
n'elles, e para o anno, Deus querendo, entrejraria a Diogo SimOes Madeira, capi-
tSo, o principe seu fllho, e Samangana seu embaixador, para o levar ao Viso-ret
da India com sua embaixada.
E oatrosim disse o dito imperador Manamotapa, em presenca do dito Diogo
SimOes Madeira e dos mais portuguezes que presente estavam, que elle dava o
seu ñlho príncipe, para o levar á India emcompanhia do embaixador Samangana^
para conñrmac9o de tudo aquillo que com elle dito Diogo Simocs Madeira, capítüo,
tinha assentado e efttava n'estaescriptura.
E assim dis^e mais elle dito imperador, em presenta de todos, que elle tinba
dado dois filhos para os ensinar e elle os ter em sua casa, e assim Ihe tinha pro*
mettido duas filhas, e disse em presenta de todos que uns e outros eUe dito Diogo
Simdes Madeira, os podia fazer christSos, porque d'isso era elle dito imperador
contente.
B Diogo Simí5es Madeira, capit^o da guerra, tratando ao dito imperador acerca
das minas de prata, Ibe respondeu em presenta de todos,— as minas de prata, ea
vol as tenho dadas pelos muitos servidos que me tendes feito em minhas guerras;
vos as podéis dar, se quizerdes, a Sua Magestade, pois sao vossas, e vol-as tenho
dadas.— E logo o dito Diogo SimtSes Madeira Ihe respondeu ao dito imperador, em
presenca de todos, que pois as minas de prata Ihe as tinha dadas, que elle dito
Diogo Simdes as largava as ditas minas e dava a Sua Magestade, pois por elle a«c
pcdiu e grangeou como seu vasallo. E logo pelo dito imperador foi dito a Sim5eft
Madeira que de tudo o que elle dizia publicamente mandasse fazer papéis, que
alie dito imperador Manamotapa se assignaria n'elles. E perguntando-le o dito
Diogo Simoes Madeira, capitSo, o signal que havia de fazer, pois nflo sabia Icr,
nem escrever, em pressenca de todos disse: - farei assim, e fez tres cruzes no cbño
com a sua propia m9o e disse:- este é meu signal.— E disse elle imperador que o
que elle dava, e promettia a Sua Magestade, protestara curoprir e guardar e
manter, e que nenhum tempo po<le8se quebrar o conteudo n'esta escriptura: e
que elle imperador o queria assim e mandava e ordenava, e de tudo era contente.
Em fé do qual se assignaram aqui com o dito Diogo SimOes Machado, capitfto da
guerra, e com as mais testamunhas que presente estavam, as quaes sño as que 8e
seguem; freí Joüo Lobo, vigario da igreja de Luanze, e o padre frei Manuel de
S. Vicente, vigario e assistente n'esta guerra e campo do imperador Manamotapa,
Bstevam Moreira, Francisco Gago, Francisco Madeira, Fernflo Rodrigues, Manuel
Borges, Domingos Cardoso, Nicolau Alvares, Manuel Fernandes LeitÜo, Francisco
Nunes, Malho, Francisco de Moura, Gaspar Pereira Cabral, Francisco Dourado,
Manuel da Fonseca. Manuel Pinto, Luis Aranha CaMeira, Antonio de Montarroio,
Diogo Nunes, Matheus Rodrigues, Pero de Abreu, Manuel Gastan ho, Antonio Ro-
drigues, Francisco Rodrigues, Domingos Fernandes de Alracida, Gaspar Coelho
Bandeira. E assim se acharam outras muitos portuguezes, que aqui nSo nomeio
por seus nomes por nSo saljerem escrever, mas vSo aqui assignados.
E eu dito Miguel Nunes, escrivflo, dou roinha féachar-me tudo presente, e tudo
PORTUGAL É INGLATERRA EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 341
Diego do Couto, Mondaros, Lucas de Santa Catharina y
otros (1).
Ha publicado Gabriel Marcel una carta manuscrita portu-
guesa perteneciente á los últimos años del siglo xvii, que existe
en la Biblioteca Nacional de París (2), de gran interés para el
esclarecimiento de la cuestión histórica, que histórica tiene
que ser — mal que pese á los malhumorados diplomáticos ene-
migos de la erudición que contraría sus aspiraciones — la
cuestión del Zambeze.
En ella, el curso de esie río, que se figura con gran error
por los cartógrafos del tiempo, está trazado de una manera
bastante exacta, con las caídas y rápidos de Kebrabasa y la
<:atarata de Morumbua é inscripción que declara que el río,
navegable en 200 leguas, deja de serlo repentinamente, para
ofrecer poco más allá las mismas facilidades que antes. Se ve
también el curso del Xiré con su dirección aproximada, atra-
vesando un país que se reputa muy fértil y poblado, sin nin-
guna indicación de los lagos Nasa y Tangañika, que se en-
cuentran, sin embargo, en documentos contemporáneos ó poco
posteriores. En esta curiosísima carta figuran fuertes como
Empaiigo, Torre de San Estevao, Chicova (sobre el Zambeze
en lugar de Zumbo), y mercados como Massapa y Monzovo.'
Hay numerosas indicaciones de la presencia del oro (3). Sirve,
passar na verdado, pelo juramento que tenho do meu oñlcio, em fé do qual mo*
assignei acjui, e o dito imperador Manamotapa e Diogo SimOes Madeira, capitSo
da g-uerra, e eu Mi^^uel Nunes, escrivilo d'este dito campo do imperador tresladei
do propio original, que era meu poder flca, bem e fielmente, sera accrescentar
nem dirainuir coisa alguma: em fe do cual me assignei aqui de meu signal raso
e acostumado, que tal é como se segué, n'este campo do imperador Manamotapa,
no mesmo dia, mez e eraatraz declarado.— Miguel Nunes.— Diogo SiraOes Madeira.
Este abaixo é o signal de Manamotapa.— O im+perador Mana-f motapa Gasse-H
Lucere.
(As Colonias Poríuguezas, 31 de Mar^o, 1890.)
(1) El Conjlicto anglo-lusitano^ José de Caso.
(2) Les Portngais dans VA frique Australe^ Gabriel Marcel, París, 1800.
(3) Después de la publicación que se cita, ha dado á conocer el mismo erudito
geógrafo otro mapa anterior, de la primera mitad, si no del primer cuarto, del
-siglo XVII, en que se ve el curso del Zambeze y los mismos fuertes del primero,
lo que corrobora la exactitud de sus datos.— Boletín de la Sociedad Geográ-
fica dk^Iadeid, Septiembre y Octubre de 1890.
142 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
por tanto, para acreditar, juntamente con el globo de 1683 del
famoso geógrafo veneciano Coronelli, una carta del mismo de
1689, la carta del Congo y del país de los Cafres de 1708 de
Delisle, y aun fuQutes inglesas como las narraciones del via-
jero T. E. Bowditch (I ), que el país de Maxona, que se extiende
desde los 20^ de lat. hasta las orillas del Zambeze, está deutra
de la esfera de real influencia de los portugueses desde fines
del siglo XVII por lo menos.
El interés mercantil fué causa de empresas atrevidas, por
medio de las cuales los traficantes extendieron más y más la
acción de la patria. Con motivo de tales excursiones, los por-
tugueses, especiaimonle los establecidos en Sena y Tete, visi-
taron las regiones del Xiré y del Nasa y navegaron por dichos
ríos. Es este un punto acerca del cual no cabo duda. El propia
Burtou reconoce á favor de los portugueses la prioridad en el
descubrimiento del famoso lago (2). Y sin embargo, todavía se
afirma como argumento capital para sostener la superioridad
de los derechos de la Gran Bretaña sobre los de Portugal en
la llamada Ñasalandia, que los viajeros de aquella nación ex-
ploraron y dieron á conocer la comarca antes que nadie (3).
(1) An Account of the discooerics of the Portuguese in the interior of Angola ana
Motambique^ London, 1821.— En una carta dirigida al Times {wñm. de. 6 de Enero
de 1890) desde Cape-Tovvn por F. C. Selous, caluroso defensor de los derechos
británicos sobre el territorio do Maxona, que funda en la travesía de este país du-
rante los últimos veinte anos por viajeros y cazadores, reconoce dicho escritor
que los portugrueses realizaron numerosas expediciones militares, diplomáticas y
filantrópicas á lo largo del Zambeze hasta Zumbo, y en el interior del país entre
el^ambeze inferior y el río Sabi; y habla de la conversión del emperador Mono>
motapa y de la mayor parto de sus subditos al catolicismo, de los frailes, que en
el país de Manici elevaron iglesias y escuelas, y de un puesto militar en el mis-
mo país. Trata de desvirtuar, sin embargo, estos hechos negando que la influen>
cia civilizadora lusitana arraigara entre los salvajes.
(2) Hé aquí sus palabras: «The Shire-River draíning the Lakc Nyassa 'was
evidently, I have said, well known to the Portuguese.» The lands of (^azembe^ pá-
gina 75.— «But it is too much to assert that bis predecessors (los portugueses con
respecto á Livingstone) ignored the course of the Zambeze the Shire and the
NyasFa Lakc, which under the nome Zaflan was Known centuries ago.i» Obser-
vaciones preliminares á la traducción del Diario del explorador portugués, Lacer-
da, pag. 3\
(3) H. Drummond, H. Waller, Silva White.
PORTUGAL K INGIATERRA EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 343
El Xiró y sus márgenes fueron frecuentados por los portu-
gueses, sin duda, en el siglo xvii.
En Marzo de 1616, sale de Tote un portugués, Gaspar Boca-
rro, atraviesa el Xiré, pasa junto al Nasa, cruza la región al
Este del lago , sigue parte del curso del Rovuma y continúa
hasta ELilua. Describe minuciosamente su itinerario, porque
iíse se offerecer fdzer-se este caminho mais vezes^ seiba o ven-
tureiro que a fizer por onde ha de caminham (1).
Luis Mariano describe en 1624 la relación entre el río y el
lago y el curso de aquel: (lao principio é muito manso^ mas de-
pois por causa dos numerosos rochedos que encontra^ e onde se
quehra, se toma tdo impetuoso que éinnavegaveh (2). Hé aquí
una gráfica descripción de las caídas de Murchison.
Manuel Godinho, en descripción publicada en 1665, conside-
ra el Nasa y el Xiré como formando parte del mejor camino
para atravesar el África del Atlántico al Océano índico: «Qt/e
haja a tal lagoa dizen-n'o^ ndo so os cafres^ sendo portuguezes
quefa la chegaran navegando pelos rios ácimas (3).
Dice Francisco de Sousa en 1655 que quisieron los Padres
de la Compañía de Jesús navegar por este lado «até Etiopia»,
y habla de la necesidad de construir con tal objeto barcos de
velas y remo, por ser imposible que en pequeños botes pue-
dan los hombres *íaturar una navegagao tao prolongada é tao
incerta (4).
Paralelos al lago Nasa hay en los mapas portugueses, ó he-
chos según estos, un cierto número de lugares llamados bares,
que eran localidades donde se trabajaba el oro. Muchos fueron
descubiertos por los portugueses, llevando á ellos capitaes
mores y misioneros dominicos. Figuraban entre estos bares
Mochinga, Mixonga, Yava, Cansissa, Chinsundo', Missale y
Mano.
(1) Os portugueses na regiao do Xyassa, Jayme Batalha Reís, Lisboa, 1889. Déca-
da 13.* da Historia da india, Antonio Bocarro, Lisboa, 1635.
(2) lettere annue d'Ethiopia d'all amo 16201624, 1(327, Roma.
(3) Relajo do novo caminho que ferpor térra e mar vindo da india para Portugal
no anno de 1663, Lisboa, 16(», ed. 1842.
(4) O Oriente conquistado^ Lisboa, 1710.
3U BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Se comerciaba en marfil y tabaco con los países de Ayaua 6
Yao, entre Liyunde y el Nasa, calculándose en más de 15.600
arrobas anuales la cantidad de marfil traída por los traficanj?
tes. Dichas mercancías eran cambiadas por productos de la
India portuguesa, Goa, Damao y Diu, ó por los que iban del
Brasil y Lisboa. El Gobierno portugués subvencionó cu el si-
glo xviii una compañía destinada á explotar este comercio.
Durante algunos siglos los jefes electos de los macuas vinie-
ron á pedir confirmación do su título al gobernador portugués
de Mozambique.
Teniendo en cuenta las relaciones no interrumpidas que
mediaron desde la costa del Océano índico hasta el Nasa, los
escritores portugueses y los gobernadores de Ibo considera-
ban el distrito de Cabo Delgado en Mozambique como exten-
diéndose hasta las orillas del Nasa.
Quissonga, frente á Ibo, fué durante mucho tiempo un lugar
de reunión y de comercio con el interior (1).
Desde 1846 Cándido da Costa Cardoso, residente en Tete,
comerció en los territorios de las orillas del Xiré y del Nasa.
En 1856 describió á Livingstone el río y el lago, señalados en
un imperfecto mapa en 1837 por este viajero en virtud de
dichos informes (2).
Pero á pesar de esto, Livingstone, que fué al Xiré en Enero
de 1859 y al Nasa en Septiembre del mismo año, dijo que los
conocimientos geográficos de los portugueses no alcanzaban á
las cataratas del Xiré; y que una vaga noticia sobre pantanos
más abajo de aquellas se ha tomado como anuncio evidente de
la existencia del gran lago (3); y esta opinión ligera é inexacta
ha circulado como artículo de fe en Europa en revistas y pe-
riódicos, contribuyendo á formar una historia y geografía fal-
sificadas. Hay que reconocer que dos siglos antes del viaje de
Livingstone, estaba escrito por los portugueses lo que el ilus-
tre misionero declaraba ignorado. Por esto Sir Richard Bur-
<l) Distrieto de Cabo Delgado^ Perry da Cámara.
í2) Misionary TraveU.
<3) Narration ofan expedition to the Zambeji^ 1858-186Í.
PORTUGAL É INGLATERRA EX EL ÁFRICA AUSTRAL. 315
ton tiene que confesar que su compatriota hizo poca justicia á
la heroica nación que enseño á Europa un nuevo camino para
Oriente (1).
Verdad es que las exploraciones portuguesas no dan el re-
sultado que debía esperarse de la importancia de los esfuerzos
hechos, por causas muy complejas. Las estaciones civilizado-
ras decaen, y de muchas solo quedan hoy ruinas. Dicen los
escritores portugueses que á esto ha podido contribuir pode-
rosamente la crisis consecuencia de la lucha contra la escla-
vitud, enérgicamente perseguida en las colonias del reino ve-
cino: cosa verosímil si se tiene en cuenta la condición de las
razas, análoga á la de aquellas que hacen retroceder á la civi-
lización en el Sudan egipcio y la tienen á raya en la costa ale-
mana del Mar de las Indias. Abona tal explicación el hecho
significativo de que los esfuerzos de Inglaterra en muchos años
no han bastado para hacer prosperar las misiones escocesas de
Livingstone, Blantyre y Zomba, ni las plantaciones á su inme-
diación establecidas, segdn Augusto Cardoso (2), cuyas aseve-
raciones confirma Mr. Henry Drumond (3), viajero inglés que
tiene gran simpatía por la obra de sus compatriotas.
Si los viajes disminuyen alguna vez, no se interrumpen
nunca; y en la medida de los recursos y segdn las circunstan-
cias de los tiempos, se ha continuado la obra de exploraífciones
y de anexiones en la región próxima al Zambeze, dando cons-
tantes pruebas Portugal de su tenaz y leal empeño de afirmar
allí el orden y la seguridad y de conseguir la transformación
pacífica y civilizadora de sus dominios remotos del África
oriental, que comprendían el Nasa y el Maxona.
El paréntesis fué, según el Sr. Coello, más bien que en las
expediciones portuguesas, en el interés hacia ollas (4). Por el
(1) Supplementary papers to the M'Wata Cazemhe^ 1873.— Oí portuguezes na
regiáo do Nyasaa^ Jayme Batalha Reis, Lisboa, 1889.
(2) Política portugueta na AJHca^ Memoria histórica epoUtica^ Lisboa, Im prensa
Nacional, 1889.
(3) Tropical África.
(4) Discurso del Excmo. Sr. D. Francisco Coello, presidente de la Sociedad de
Geografía Comercia^ en el meeting en honor de Capello é Ivens, celebrado el día
25 de Octubre de 1883 en el teatro de la Alhambra de Madrid.
346 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
decrecimiento de este, quedaron olvidados muchos que vienen
á continuar la serie de las antiguas empresas y á enlazarlas
con las de nuestros días.
En el siglo xviii, Pedro Cayetano Pereira se hizo reconocer
jefe de la tribu de los Muzimbos y del reino de Makanga. Sus
descendientes fueron, como él, representantes de la soberanía
lusitana y del gobierno portugués, á quien servían.
Lacerda, coronel de ingenieros y gobernador de Tete, guiado
por Manuel Cayetano Pereira, que había realizado dos años
antes descubrimientos notables, penetra en 1798 desde las cos-
tas orientales hasta Cazembe (1), junto al lago Moero (2).
En los primeros años del siglo actual el teniente coronel
Honorato da Costa envió \os pomheiros Pedro Joáo Baptista y
Auastacio José á Tete. Partieron de Cassange en Mayo de 1806,
llegaron á Tete en 2 de Febrero de 1811 y de allí regresaron.
Comprendióse bien la trascendencia de este viaje, que su-
ponía la posesión de un camino á través de África do Oriente
á Occidente, y se crearon fuerzas al mando de aquel jefe con
el fin exclusivo de determinar y fijar la ruta entre las dos
costas.
En 1824 Joáo de Jesús María do Prazo Marral, fué de Que-
limane al Xiré y de aquí al Nasa, anexionando en nombro del
Gobierno portugués, los territorios al E. del río, entre este
y el lago Chirua.
En 1825 A 27 se establece una colonia portuguesa en Maram-
bo, un grado al O. del Nasa, en tierras compradas á los
jefes indígenas.
El mayor Corroía Monleiro y el capitán Pedroso Gamitto,
fueron desde la costa oriental hasta Cazembe en 1830 y 31. Sus
narraciones ponen de manifiesto que las relaciones y alianzas
con el rey de Monomotapa no habían cesado. Los reyes de
aquel país no subían al trono sin avisar á los gobernadores de
Sófala, que enviaban regalos, pagados con otros análogos.
En el presente, brinde ó bindo^ según ellos lo llamaban, del
(1) Citado traliajo Os portuguftes ím regiúo do y,'¡/assa.
(2) Citado trabajo Política portuguesa na A/i'ica.
PORTUGAL E INGLATERRA EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 317
goberiitidor portugués, debía figurar una, fumha, esto es, un
fardo de samater, paño blanco precedente de Asia. Era cos-
tumbre que los reyes fueran amortajados con esta tela, que
debía proceder siempre de Sofala. Asimismo, cuando se acla-
maba á un nuevo régulo, se advertía á los portugueses que
vinieran á tomar posesión del territorio que allí les pertene-
cía, cedido por el régulo ó emperador Panzaguttc al rey don
Sebastián (1).
En 1853, J. B. Abreu da Silva y Victoriano RomSo J. da
Silva hicieron una expedición en busca de marfil por el SO.
del lago hasta el valle del Aroangoa y las inmediaciones
del lago Bemba. Robados por los indígenas, lucharon con
ellos, y con autorización del Gobierno de Quelimane subyuga-
ron muchos jefes (2).
En oficio do 1." de Abril de 1854, comunicaba el goberna-
dor gener¿il que habían llegado á Sena mensajeras de los
reyes de Manica y de Quiteve pidiendo que los portugueses
volvieran á establecerse en sus tierras, y se nombrase, como
era antigua práctica, un capitdo mor y para decidir os milano
dos ou litigios (3).
Poco antes de las famosas exploraciones de este siglo, de
1853 á 1854, Silva Porto partió de Angola, atravesó el Xiré,
pasó al N. del lago Chirua y terminó su viaje al N. del Ro-
vuma.
Véase la sinrazón con que se afirma «que ningún portu-
gués anterior á Serpa Pinto y Cardoso (1885) exploró el inte-
rior del África oriental; que ningún portugués adelantó cono-
cimiento alguno á lo que ya se sabía de la región de los lago»
de África; que ninguna otra nación, aparte de la inglesa, tra-
bajó en este mismo campo» (4).
Desconocida tal obra, no hechos valer oportunamente estos
méritos, se ha atribuido toda la gloria de las exploraciones
(1) Citado trabajo Política portiigueía na Africc .
(2) Citado trabajo Osportitguetes na regiáo do Nyassa,
(3) Citado trabajo PolUka porttigneza na Afriea,
(4) Scottish geograph tea I magazine.
318 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
del iatcrior del África á Livingstoae, que realiza una travesía
análoga á la de Silva Porto en los mismos años, y permanece
largo tiempo en el continente; á Grant, que estudia el alto
Nilo; á Burlón y Speke, exploradores del Tangañika y del
Victoria Ñausa; á Samuel Baker, descubridor del Alberto; á
Cameron, cuya travesía de 5.500 km. sirve para señalar nu-
merosos ríos cu el mapa; á Stanley, «1 quien se debe la aper-
tura de la gran vía del Congo, que han de seguir la civiliza-
ción y el comercio para transformar el continente de la bar-
barie; es decir, á los viajeros que lo estudian desdo 1858 á
1877, cuyos descubrimientos tienen gran resonancia en Eu-
ropa.
Nada tan lejos de mi ánimo como achicar la hermosa figu-
ra de Livingstone, «misionero, viajero y filántropo», como
dice con sobria elocuencia la inscripción de su tumba en
Wcstmiuster. Pero si la individualidad se destaca sobre la de
los demás viajeros africanos por su espíritu humanitario y
cristiano, con los negros especialmente; para los blancos no era
tan respetuoso — es sabido que no le parecía mal que la Gran
Bretaña despojase á Portugal de la colonia de Mozambique;
— si es digno de universal admiración aquel héroe, que supo
renunciar á todo por contribuir á la redención de los escla-
vos; que en las situaciones más críticas continuó hasta la
muerte sus observaciones científicas, demostrando el inmenso
poder que tienen, aun entre tribus antropófagas, la abnega*
cióu y el sacrificio por una noble causa; no ofrece duda que,
unida la obra del misionero escocés con la de sus compatriotas
y comparada con la de los portugueses, resulta menos impor-
tante que esta.
Está demostrado que la prioridad en el descubrimiento del
lago Nasa y del Xiré, y aun en el reconocimiento de su impor-
tancia, pertenecen de derecho á los portugueses. Algunas otras
glorias se atribuyen inmotivadamente á Livingstone. No des-
cubrió el río Chambeze, afluente del lago Bangueolo y una de
las fuentes, por tanto, del Congo, hallado por el portugués
Manuel Cayetano Pereira, que salió de Maringa, á tres días de
Tete, en Mayo de 1794, vio el río Aroangoa (Loanga), que se
PORTUGAL É INGLATERRA EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 349
une con el Zambeze cerca de Zumbo, penetró en el territorio
de los Movizas, y al cabo de once días encontró un nuevo
Zambeze que corre en dirección diferente que el conocido y va
á parar á otro río (i).
Ya en nuestros días, por los viajes de Serpa Pinto, Cardoso,
Capello é Ivens, se coloca Portugal en primera línea bajo el
punto de vista de las exploraciones.
Serpa Pinto, la figura saliente del conflicto actual, comienza
su historia de explorador de una manera gloriosa. Se interna
por Benguela con resuelto ánimo de llevar á cabo una obra
digna de la patria de Vasco de Gama y de Alburquerque; no
retrocede aunque le abandonan lo? porteadores, y falto de re-
cursos y. de toda ayuda, caminando á la ventura, alimentán-
dose no pocas veces de raíces, en riesgo continuo de perecer
de hambre ó do fiebre, devorado por las tribus antropófagas, ó
,asaetado por feroces gentes, llega á la costa oriental, después
de estudiar el alto Zambeze y el Kubango, cargado de planos
y de notas, con numerosísimos datos meteorológicos y astro-
nómicos, que han hecho dar un paso considerable á la Geogra-
fía africana.
Serpa Pinto y Cardoso han explorado la región comprendida
enlrc el mar y el lago Nasa, recogiendo gran caudal de posi-
ciones astronómicas y de dalos orográficos, hidrográficos, me-
teorológicos y comerciales, haciendo importantes rectificacio-
nes á los mapas antes de sus viajes trazados, y obteniendo re-
novación do las protestas de obediencia al rey de Portugal de
los régulos indígenas.
Es digno de notarse un hecho que se ha repetido varias ve-
ces. Cerca del monte Milanyi, á orillas del río Luo, la expe-
dición Serpa Pinto fué objeto de manifestaciones hostiles por
haber creído los naturales que era inglesa; pero la acogieron
favorablemente al comprender que tenían que habérselas con
subditos del rey D. Luis (2).
Guando el citado viajero llegó á Medo en 1885, ondeaba allí
(1) Les portugais dans VA/vique australe, par Gabriel Marcel, París, 1800.
(2) Revista de Geografía Comercial^ t. ii, pég. 102,
350 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
la bandera de las quinas, y lo mismo en Musalia, en el centro
de la región enlre el mar y el Nasa. Quedó así demostrado
que los jefes de tribu obedecían las órdenes del gobernador
portugués de Ibo. Serpa Pinto y Cardóse fueron muy atendi-
dos en circunstancias graves. MTarica, jefe de Liyunde, que
prestó á Cardoso toda clase de auxilios, recibió de él la bandera
portuguesa, enarbolada en su ciudad, y prestó vasallaje al rey
de Portugal, como su hermano Kuira, jefe en las orillas del
Nasa. El Gobierno tiene, desde hace mucho tiempo, residentes
en Medo y Mucaribo (1).
Capello é Ivens han contribuido poderosamente á que en la
historia de las exploraciones pueda competir la raza latina con
la sajona y la germana.
La idea atrevida para su tiempo de Abreu de Brito, que
proponía en 1592 el establecimiento de comunicaciones y de la
dominación poruña línea estratégica de puntos entre Angola
y Mozambique; el proyecto que abrigaron á fines del siglo xviii
el viajero Lacerda y el ministro Sonsa Goutinho de abrir una
comunicación por tierra entre las dos costas oriental y occi-
dental de África; el empeño perseguido por Da Costa, que tra-
bajó en los primeros años de este siglo con el mismo objetivo,
toman cuerpo en la opinión, encarnan en las aspiraciones na-
cionales y constituyen preocupación de los Gobiernos desde que
el ilustre Pinheiro Chagas inicia la exploración de Capello é
Ivens, viajeros que, en sus expediciones de Benguela á las tie-
rras de lacea y de Angola á la Contra Costa, unen los estudios
practicados en la cuenca del Zambeze á los que se realizaron
en la del Congo; exploran las fuentes de los dos grandes ríos
y la región del Bangueolo; visitan los principales centros co-
merciales del interior, verdaderos puntos estratégicos para el
ataque de la barbarie (2); abren camino por el Lungo-é-Ungo,
(1) Citado trabajo Os portugueses na regias do Npassa.
(2) Han dado á conocer Gonyi, rico en marfil y en caucho y de fácil enlace
con Beng-uela por una carretera; Garangaña (verdadera Terabuctu del África
austral), donde acuden en laríras caravanas los árabes de Zanzíbar y los negro»
de las riberas del Xanibeze en busca de marfil, goma elástica, cobre, aceite de se-
PORTUGAL É INGLATERRA EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 351
Kafué, parte del Zambeze y el Xiré; revelan que puede des-
arrollarse el comercio por medio de la navegación fluvial y tra-
yectos cortos de ferrocarril que salven las cataratas y rápidos
y enlacen unos ríos con otros; y llenan los espacios en blanco
de los mapas modernos, haciendo la ocupación científica del
alto y medio Zambeze (1).
Uno de los reyes más poderosos que encontraron en la tra-
vesía es el Muchiri, que impera en la antigua Catanga y en la
Garangaña, mercado indígena importantísimo. La mujer fa-
vorita del Muchiri es una mulata hija de portugués. El rey
mismo se hace llamar Muchiri María II, en memoria de la
reina de Portugal de igual nombre abuela de D. Carlos:
señal evidente del prestigio de la monarquía lusitana en aque-
lla comarca y de las no interrumpidas tradiciones del ejercicio
de su poder soberano.
Si una travesía análoga do Stanley por el África ecuatorial
siguiendo el Congo ha servido para formar un imperio de
2 millones de kilómetros cuadrados en que solo existen de 180
á 200 europeos, y cuyas fronteras se hallan á 7® ú 8" de las
estaciones realmente ocupadas, bien vale la expedición cuyo
feliz éxito festejaban en Madrid, con aplauso unánime del país,
las Sociedades geográficas no hace mucho, como título — si por
ventura no fuesen suficientes los derechos seculares y la san-
gre portuguesa infiltrada en el corazón de África — para fun-
dar el imperio lusitano entre el mar de las Indias y el Océano
Atlántico, de Angola á la Contra-Costa, como han dicho los
exploradores en el significativo título de su libro (2).
Así lo reconocieron Francia y Alemania al afirmar, en so-
lemnes tratados de 12 de Mayo y 30 de Diciembre de 1886
millas, pieles, etc., que cambian por lelas de algodón, hilo, rom, tabaco, azúcar,
sal, armas, bisutería y otras manufacturas europeas, y Mucusso, abundante en
marfil, goma, cera y orchilla. Véase el discurso del Excmo. Sr. D. Segismundo
Moret, presidente de la Sociedad Geográfica de Madrid en el citado meeting en
honor de Capel lo é Ivcns.
(1) Jíensta de Geografía Comercial^ Noviembre, 18S9.
(2) De Angola á f'ontra-Costa. Descrip^ao de uma viagem atravez do continente
africano, por II. Capello, R. Ivens, Lisboa, 18"í6.
im BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
respectivamente, el derecho de S. M. Fidelísima de ejercer su
influencia soberana y civilizadora en los territorios que sepa-
ran las posesiones portuguesas de Angola y Mozambique (1).
Aunque de menos alcance que las expediciones de costa á
costa, tienen importancia indudable las de Carvalho, Cordón
y Paiva de Andrade. Carvalho fué desde Loanda al Muata
Yambo. El teniente Cordón salió de Zumbo, atravesó el valle
de Pañamé, siguió el curso del Sañatí, afluente del Zambeze
y del Unfuli, que nace en los montes Umliyesa, recibiendo el
homenaje y la sumisión de todos los jefes establecidos sobre el
curso de estos ríos. Paiva de Andrade ha recorrido el país de
Maxona, concluyendo con los jefes tratados por los cuales
reconocían la soberanía de Portugal.
En 1886, ocho jefes de la región superior al E. del Nasa,
vinieron á Ibo á someterse á Portugal, confirmando el vasa-
llaje que sus antepasados tenían prestado; y desde entonces,
las caravanas que iban desde el Nasa á Lindi y Kilua, al N,
del Rovuma, comenzaron á dirigirse á Ibo y á los puertos
portugueses.
En 1887, muchos de los jefes dominados por Cayetano Pe-
reira pidieron al Gobierno portugués el establecimiento de
un gobierno militar en Makanga.
Salvando las dificultades que ofrecían los declives de la gran
meseta africana por Mossamedes y un verdadero desierto, tra-
(l) Por el art. 4.° del primer tratado «el Gobierno de la República francesa
reconoce á S. M. Fidelísima el derecho de ejercer su influencia soberana y civi-
lizadora en los territorios que separan las posesiones portuguesas de Angola y de
Mazambique, bajo reserva de los derechos antes adquiridos por otras potencias,
y se compromete por su parte á abstenerse de toda ocupación. v— Según el art. 3.*
del segundo de dichos tratados «S. M. el emperador de Alemania reconoce
á S. M. Fidelísima el derecho de ejercer su influencia soberana y civilizadora
en los territorios que separan las posesiones portuguesas de Angola y de Mo-
zambique, sin perjuicio de los derechos que puedan haber adquirido hasta d
presente otras potencias sobre estos países; y se obliga, de conformidad con este
reconocimiento, á no intentar en dichos territorios ninguna adquisición de do-
minio, á no aceptar protectorado sobre ellos, y á no poner, flnalmentc, en esta»
regiones ningún obstáculo á la extensión de la influencia portuguesa.
PORTCGAL É INGLATERRA EN EL ÁFRICA AUSTRAL. ^'3
tan de unir con la costa los terrenos fértiles del interior pro-
pios para la colonización — iniciada con gran éxito (1) — donde
prosperan los cultivos de la Europa meridional, se experi-
menta temperatura agradable y hay pastos riquísimos, agua
abundante y una población numerosa, pacíñca y trabajadora,
con un ferrocarril de 100 km., que ha estudiado el eminente
ingeniero Joaquín José Machado, y cuyo coste asciende á 8 ó
10 millones de pesetas.
Trabajan, asimismo, por unir la plaza de San Pablo de
Loanda con Ambaca (300 km.) , con sacrificio importante del
Estado, que asegura á los capitales que se inviertan en la
empresa, un interés de 5,50 por 100.
En Junio de 1885, se inauguraron los trabajos para el ferro-
carril de Lourenco Marques á la frontera de los boers (80 km.),
conforme al proyecto del mismo Machado. Hace difícil esta
empresa la oposición de los colonos ingleses del S. , que aspi-
ran el que el Transvaal— país completamente interior y al
cual no consiguen dominar por el odio invencible de los des-
cendientes de los colonos holandeses — tenga la salida y el
puerto mercantil que busca por la bahía Delagoa, pertenecien-
te á país amigo, en Port Natal, Cape-Town y Kimberly.
Trataban también de un proyecto de ferrocarril de Queli-
manc al Xiré con un ramal para el Zambezc. Importa estu-
diar el medio de unir Tete con Quelimane utilizando el
Xiró, por ser difícil entre estos puntos la navegación del
Zambeze.
Es notable el estudio de Machado para obtener, abriendo el
canal de Qua-Qua y construyendo 167 km. de ferrocarril, ex-
celentes vías en una extensión de 1 .243 km. desde Quelimane al
interior de África (2).
En tales empeños sorprende á Portugal Inglaterra, y sin
respetar una de las obras do colonización más tenaces que se
han realizado en la historia, pone la mano sobre los países de
Maxona y del Nasa, perdidos los cuales ya no sería posible la
(1) Véase la Revista de Qeograjia Comercial, t. ii, pág. 821.
(2) Jornal do Comercio, 5 de Abril 1890.
23
35i BOLETÍN DÉ LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
realización de las legítimas aspiraciones de Portugal en los te-
rritorios recorridos por Capello é Ivens.
Cuando las expediciones cientíQcas al nnando de oficiales é
ingenieros de gran valía, calurosamente acogidos por los indí-
genas, estudiaban y preparaban los medios de abrir esos te-
rritorios— por el camino de hierro, por el telégrafo y por uua
policía civilizadora y cristiana — á una amplia exploración en
provecho del comercio lícito y de la colonización europea, un
país que invoca á cada paso sus servicios á la civilización eu
África, movido de interés egoísta, pone su veto á la continua-
ción de estos trabajos, y obliga á que un puñado de hombres
ilustres de la madera de los Stanley, Serpa Pinto, Cardoso,
Paiva de Andrade, Ferraz y Cordón, cejen en su obra y aban-
donen el campo de su acción civilizadora.
¡Cuan grave responsabilidad no tiene que exigir la historia
á quien de tal modo malogra y elimina preciosos eleoienlos
que cooperaban de admirable manera á la transformación de
África!
III
La cuestión de Lourenco Marques —El ferrocarril de la bahía Delato* á Preto-
ria.—Aspiraciones de Inglaterra á la posesión de los territorios Teciaoe d la co-
lonia de Mozambique —Intereses creados en los mismos — Ineficmcía de estos
como título de adquisición —El conflicto ang-lo lusitano.— Juicio de la conducta
de Inglaterra —Principios aplicables á la ocupación de territorio». — Actitud de
Europa: los pueblos y los Gobiernos ante el conflicto.— Causas que pueden in»
fluir en su solución definitiva —Enseñanzas que del mismo debea sacar loa
pueblos ibéricos.
Ha codiciado Inglaterra el Transvaal y la bahía Delagoa para
dar eipansión á sus colonias del Sur de África. La tenai resis-
tencia de los boeri, que mantienen viva la enemiga de la raza
holandesa contra los que, á título de defender sus colonias, se
apoderaron de ellas en 1796 y 1815, ha tenido á raya en la
frontera del Vaal á los ingleses, que ejercen solo un derecho de
PORTUGAL É INGLATERRA EN ÉL ÁFRICA AUSTRAL. '855
nominal soberanía sobre el país de los diamantes comprendido
entre aquel río y el Limpopo.
Poseyendo la bahía Delagoa, natural salida del Transvaal,
podían imponer la ley, estrechar á los boers y conseguir así lo
que por otros medios no les fué dado.
Adjudicado este territorio en 1873 a Portugal por el maris-
cal Mac-Mahon en calidad de arbitro nombrado por ambas po-
tencias, se cambió de camino.
En 1879, al caer el gobierno regenerador presidido por Fon*
les, hizo un tratado (1) por el cual se declaraba libre la nave-
gación del Zambeze y sus afluentes; se concedía á Inglaterra el
libre tránsito por el puerto de Lourenco Marques, ó sea la bahía
Delagoa, para las mercancías destinadas al Transvaal; se da-
ban facilidades para el paso de las tropas y municiones de
guerra por territorio portugués hasta la frontera de las posesio-
nes británicas; y se convenía en nombrar una comisión que
estudiase la posibilidad de construir un ferrocarril entre la
bahía de Lourenco Marques y el Transvaal. Equivalía esto á
formal renuncia de la soberanía sobre el territorio disputado.
La opinión se conmovió, con este motivo, profundamente,
cuando el tratado fué público; las amenazas no se detenían en
los hombres del partido progresista á la sazón en el Gobierno
— que por esta causa perdieron— liban dirigidos al rey; pudo
temerse un movimiento revolucionario; cayó el gabinete
Bramcamp, y el nuevo Ministerio tuvo que solicitar la sus-
pensión del humillante tratado, que quedó sin efecto. Por esta
vez Inglaterra cedió, obedeciendo á consideraciones elemen-
tales de prudencia; poro sin desistir en absoluto do sus
planes.
No podía ver con buenos ojos el desarrollo económico del
Transvaal fuera de la esfera de su influencia, con lo cual
ganaba mucho aquel país en el sentido de garantizar su inde-
pendencia, contrariando los propósitos de absorción de los
. (1) Fueron negociadores del tratado Joílo d*Andrade Corvo, ministro de NegrO"
cius Extranjeros, y sir Robert Burnet David Morier, ministro plenipotenciario de
Inglaterra en Portugal.
d56 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Estados del África Austral, que abrigaba la Gran Bretaña.
Capitales ingleses se interesaron en la construcción del ferro-
carril de Lonrenco Marques á Pretoria. Una compañía al
principio americana se metamoríoscó en inglesa y no persi-
guió solamente flnes mercantiles. El Gobierno portugués
pudo convencerse de que la obra era el pretexto para fomen-
tar intereses británicos en daño de los de Portugal en aquella
región; vio que la cuestión de Lonrenco Marques resucitaba
bajo un tercer aspecto, y se incautó del ferrocarril, ofrecién-
dose á pagar indemnización á la compañía, no sin ruidosa
protesta de los interesados. Este golpe de energía ha sido uno
de los antecedentes que contribuyeron á preparar el actual
conflicto. La reclamación por daños y perjuicios, por lodo ex-
tremo exagerada, será un arma que se esgrima en la negó-
elación pendiente.
Interesaban también los territorios del interior vecinos á la
colonia de Mozambique á Inglaterra, y procuró adquirirlos;
pero notadlo bien, con anuencia de Portugal, mediante cesión
voluntaria, y á cambio de compensaciones tan importantes
como era, antes de la conferencia de Berlín, la renuncia á re-
clamar contra la ocupación portuguesa del Bajo Gongo; lo
cual equivalía á un formal y solemnísimo reconocimiento del
derecho más tarde hollado.
Las aspiraciones de Inglaterra á la región del Zambese,
por propia ocupación, son recientes. Comenzó por enviar allí
sus misioneros, y detrás de estos sus comerciantes, á conse-
cuencia de los viajes de Livingstone.
Sabido es el carácter especial do los misioneros británicos
que preceden y abren el camino á los mercaderes. Ha sido
objeto de censuras la alianza de la religión y del comercio que
representan; se dice de ellos que son agentes disfrazados que
recorren los territorios africanos llevando en una mano una
Biblia truncada y en la otra una muestra de algodón de Li-
verpool, para mayor gloria de la vieja Inglaterra. Yo no pue-
do censurar que el misionero, considerándose como represen-
tante de la civilización, en el más amplio concepto, de los pue-
blos superiores, apele á toda clase de recursos que estén á su
PORTUGAL É INGLATERRA EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 857
alcance para sacar de la barbarie á los indígenas; y especial-
mente á aquellos medios que se relacionan con el bienestar
material y son, desde luego, más fácilmente apreciados. Los
mismos portugueses elogian, y con razón, á sus misioneros
que no renunciaron á su condición nacional, y al mismo
tiempo que atendían á los intereses eternos de las almas^ en
nombre de la religión de que eran ministros, procuraban el
desarrollo del comercio, del que se constituían en agentes,
trabajaban por la grandeza y la gloria de la patria de que
eran hijos (1). El mal estuvo en ejercer acción política en pro-
vecho del Estado á que pertenecían aquellos; en arrastrar al
Ministerio británico á la declaración del protectorado sobre
un territorio que no era nullius; en llevar los celos y atizar la
enemiga de unos países contra otros, allí donde tantas diñcul*
tades opone á la civilización la barbarie, y debieran los es-
fuerzos todos de los pueblos cultos para una acqión concorde
y colectiva aunarse.
Con miras comerciales se establece más tarde una empresa
particular Z'African Lakes Company.
Sobre los mismos territorios vecinos al Nasa, en el propio
emplazamiento de las misiones de Blantyre y Bandaué, ó en
Livingstonia, se ha ejercido la acción de ambos países; pero
entre la obra de los ingleses y de los portugueses hay una di-
ferencia esencialísima. Las estaciones portuguesas creadas
desdo el siglo xvi servían para la ocupación militar (2). La
colonia de Marambo fué fundada en 1825 en nombre del rey
de Portugal. Á Portugal ofrecieron vasallaje los pueblos al E.
del lago Nasa desde las márgenes del mismo hasta Liyunde
y Medo. Los portugueses jefes de los Muzimbos tuvieron una
graduación militar. Las expediciones de Lacerda, Pinto, Mon-
teiro y Gamitto fueron mandadas organizar por el Gobierno
portugués, lo mismo que lá del teniente coronel Costa y las
dos de Cardóse. En todo se ve la acción del Gobierno y el
propósito de consolidar la soberanía.
(1) Citado trabajo PoUtica portugueta na África.
(2) Citado trabajo Oa portuguetM na regido do Nyatta,
35a BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
En cambio, Inglaterra no tiene otra representación que la de
sus cónsules, es decir, la organizada en países extraños donde
no ejerce poder político, á fin de garantizar los intereses pri-
vados, puestos á salvo en la intención del Gobierno portugués,
según se desprende de los tratados que ól mismo concluyó con
Francia y Alemania para el deslinde de sus dominios.
Dichos intereses privados son hasta fecha recientísima la
preocupación única del Gobierno británico. Todavía en el mes
de Abril último decía lord Salisbury: «La Sociedad de los La-
gos no encuentra hostilidad más que en los árabes, temerosos
de que el éxito de la misma interrumpa la trata de esclavos.
Ninguno de los obstáculos hallados por la Sociedad proviene
de los agentes portugueses. El Gobierno ingles favorecerá de
buen grado las empresas de sus nacionales; pero no pertene-
ciendo el territorio á Inglaterra, ni estando bajo el protectora-
do inglés, la acción del Gobierno se encuentra limitada. Como
la política de los demás Estados, la de Portugal debe consistir
en impedir la introducción de armas y de municiones en el
interior de África (1).»
Pocos días después, en el mes de Mayo, habiendo hecho
cargos al Gobierno un miembro del Parlamento por su polí-
tica en la región del Nasa y del Zambeze, contestó Sir J. Fer-
gusson subsecretario de Estado en el Foreign Office: «El Go-
bierno mantiene la política que ha seguido en el Sudán con
éxito: una política, no de agresión, sino de abstención. El
Gobierno no es indiferente á los intereses ingleses sobre el
Nasa; pero no puede asumir una acción militar en estas re-
giones, porque es incuestionable que Portugal, toda vez que
posee soberanía sobre las costas, tiene derecho á ajercerla en
el interior de las tierras.»
' Las sociedades de misiones pidieron al primer ministro la
intervención del Gobierno para que los misioneros del Lago
Nasa fueran autorizados á usar armas con que defenderse, lo
(1) V»'*ase ol trabajo Le rnnjlit angln-portugais (Gen^vc, 1890), hecho por el ilus-
tre director de L\\ frique exploree et cirilisre, Mr Ch. Faure, que trata este asunto
con alto sentido de imparcialidad y grran competencia.
PORTUGAL É INGLATERRA EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 850
que les prohibíau los portugueses, respondiéndoles lord Sa-
lisbury que no podría hacer otra cosa que representaciones
diplomáticas de muy dudoso éxito.
Necesitada de auiilios contra los esclavistas árabes la Com-
pañía do los Lagos, fué un cónsul á Karonga, declarando allí
que el Gobierno inglés nada tenía que ver en estos asuntos, y
que las fuerzas particulares no podrían ser auxiliadas por las
de su nación.
Hasta entonces se elogian los esfuerzos de los ingleses, se
les alienta en su meritoria obra; pero, respecto á Portugal, la
conducta del Gobierno británico es del todo correcta.
Mientras aquel se abstiene de toda inmixtión do carácter
político, el Gobierno lusitano obra activamente.
Cuando en 1879 el cónsul británico en Mozamb¡que*pregun-
tó al gobernador de la provincia si en el caso de una diferen-
cia con los indígenas intervendría en favor de los misioneros
de Blantyre, contestó el último afirmativamente, manifes-
tando que estaba bajo la protección de la Corona de Portugal
aquel distrito.
Después del establecimiento de los escoceses en Mándala y
de la construcción de un camino para salvar las cataratas do
Murchison, tuvieron lugar algunos actos de piratería sobre el
Xiré inferior, reprimidos por los portugueses, que construye-
ron un fuerte sobre el mismo.
Pero so produce entonces un movimiento en Inglaterra fa-
vorable á extender en gran escala el poderío británico en Áfri-
ca; toma cuerpo la aspiración á enlazar las posesiones del Cabo
y del Bechuanaland, hoy bajo el protectorado de Inglaterra,
con el Nilo. Con tal objeto se crea la Sociedad South African
Company, que debía unir el África meridional inglesa con la
del centro por el país de los matabeles, y se anuncia la consti-
tución de una entidad poderosa que administraría todos los
territorios al N. y al S. del Zambezo. Las ambiciones nacio-
nales se despiertan, é Inglaterra — que ha tenido, por proceder
parsimoniosamente en la costa del Océano Indico , un gran
quebranto, cediendo ante el poder y la firmeza de Alemania,
que sin antecedentes y sin historia colonial quiso sacar una
380 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA,
parte de león en el reparto de África, consiguiendo anexionar-
se un litoral en que tenía puesta la mira Inglaterra, donde esta
había adquirido influjo efectivo, contaba con subditos y ejer-
cía vigilancia en persecución de la trata — concibió la idea hala-
gadora de indemnizarse de esta pérdida con los territorios fér-
tiles, habitables para el europeo, abundantes en metales y en
todos sentidos de gran porvenir del Zambeze.
Por esta vez no se impondría el país rival ni sería preciso
ceder en el litigio, como tantas veces ha sucedido en los con-
flictos con Rusia y con Alemania; se trataba al cabo de un país
sin ejército temible y sin poderosa marina; faltaba la razón
pero sobraba la fuerza. No se pidieron grandes pruebas ni de-
mostraciones prolijas á los que sostenían extenderse la activi-
dad de la Sociedad de los Lagos hasta el Moero y el Bangueo-
lo, consagrado por la muerte de Livingstone, y hasta el curso
medio del Zambeze, y que la influencia inglesa predominaba
al N. y al S. del río. Tales afirmaciones circularon como ar-
tículo de fe por la prensa inglesa y encarnaron en la opinión
pública sólidamente.
Quizá predominen allí los intereses británicos, Dios sabe por
qué causas — no entro en la explicación de este hecho posible,
porque deseo tratar con serena imparcialidad la cuestión, y me
importa dejar á un lado las tremendas acusaciones y los car-
gos gravísimos que un pueblo se hace á otro en el ardor de la
lucha de pluma y tal vez con exageración hija del apasiona-
miento;— pero nótese que ni el envío de misiones, ni el ejercicio'
del comercio por los naturales de una nación, ni aun siquiera
el predominio de estos en comarca extraña, son motivos bastan-
tes para fundar el ejercicio de los derechos soberanos. ¿Es que,
por ventura, podríamos presentarnos en un Congreso europeo
pidiendo la anexión á España de la parte occidental de Argelia,
porque españoles son los que convirtieron su suelo infecundo
y abrasado en deliciosos huertos, los que sanearon los terre-
nos pantanosos, tienden los ferrocarriles y construyen carre-
teras, los que constituyen, en suma, el elemento europeo de
más valer, más numeroso y más rico en la zona del litoral so-
bre todo? Todos estos hechos servirían de títulos atendibles
PORTUGAL É INGLATERRA EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 861
para fundar nuestro dominio en Oran, con una sola condición,
que por desgracia falta: la de haberse realizado autos de 1832,
época de la conquista de Francia.
El Gobierno, al principio reservado y sereno, como siempre
sucede en Inglaterra, se dejó llevar de la opinión, por esta vez
irreflexible y egoísta, extraviada por una aspiración que allí
tiene gran fuerza, la expansión de las colonias, obrando en el
sentido que aquella le exigía. Se trataba de la grandeza nacio-
nal, del aumento considerable del imperio, del porvenir de
la Mayor Bretaña, como diría sir C. Dilke; era preciso que al
salir del poder el partido conservador, tan pagado de éxitos
exteriores y de aumento en el poderío, más bien que de esta-
blecer entre los distintos organismos que forman aquel Estado
las más racionales y justas relaciones — preocupación definitiva
de Gladstone — el balance de su obra no acusase un gran fra-
caso en i frica; y ante estas consideraciones, la resistencia
gubernamental á la avalancha de la opinión no era posible.
Desde entonces es una empresa oficial y empeño del Gobier-
no el despojo. Para llevarlo á cabo han servido el viajero
Jonhslon, enviado como cónsul á Mozambique, y algunos jefes
indígenas. La parte principal que toma en el conüicto aquel
peraonaje y la representación que ostentaba, obliga á precisar
sus actos.
Jonhston, que el 21 de Julio de 1889 pedía al gobernador
de Mozambique un pasaporte y carta de recomendación para
los oficiales portugueses que encontrara en el interior, que al
día siguiente da gracias al gobernador por este servicio, se
ofrece á llevar pliegos á los agentes de Portugal en el Xiró y el
distrito del Nasa meridional, y declara que IjOrd Salisbury ha
sido informado de la ayuda que se le presta, sale el 24 para el
interior y por donde quiera trata de adquirir territorios para
su patria, en la mira de afirmar la infiuencia inglesa en la re-
gión del Xiré y del Nasa hasta el Tangañika.
En 21 do Septiembre proclamó el protectorado inglés en
Mándala sobre el Ma-Koldland, el Yas y el Ma-Chinga, dentro
de los límites siguientes: la confluencia del Ruó con el Xiré,
el curso del Ruó hasta su origen, las montañas Milanyi, estas
a32 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
montañas hasta la extremidad del lago Ghirua, la orilla crien*
tal de este lago, la vertiente septentrional de las montañas de
Zomba y de Matosa,, para ganar, por una línea situada á 80
kilómetros de la orilla izquierda del alto Xiré, la confluencia
del río Lisuñié; es decir, en toda la cuenca del Xiré desde sa
salida del lago hasta la confluencia del Ruó, país donde se
atribuían soberanía las sociedades de misiones y la Compañía
de los Lagos.
Los agentes y los aliados de Inglaterra son los matabeles,
raza la más bárbara, la más guerrera y la más sanguinaria de
las que habitan el África del SE. De ellos ha dicho el obispo
de BlcBnfbntein de regreso de un viaje por su país en 1888:
«hubiera preferido sacriücar toda mi expedición á proporcionar
armas á un matabele, porque es preciso que sepa todo el mun-
do que estos fusiles serían empleados en el asesinato de gentes
inocentes é inofensivas.» «El suministro de armas á los mata*
beles es un acto de tal suerte abominable^ que ninguna bruta-
lidad diabólica podría excederla» (1).
Es este un pueblo invasor que, bajo el célebre Lobengula,
dominó el territorio por la fuerza, saqueó los pueblos, expul-
só á los naturales pacíficos y bien avenidos con los portugue-
ses, los persigue actualmente, y trata de sojuzgarlos ó de coa*
cluir con ellos, ejecutando inauditas crueldades.
Pues bien, estos salvajes, intrusos en el territorio de los ma-
xonas y á la causa de la civilización funestos, tienen, por obra
de Inglaterra, armas perfeccionadas, que les permiten aniqui-
lar fácilmente á los pullos que les rodean, y que solo usan fle-
chas y lanzas. De ellos son las concesiones de minas de oro
y los privilegios que invocan como derechos respetables los
ingleses.
Los habitantes de las orillas de Xiré y de los territorios
próximos al Ruó al S. de las cataratas ó Mangañeiros eran
subditos portugueses. Livingstone hubo de dejar en Tete, con
(1) ImportaíioH abusive en A frique par des sajets anglais d'armes perfeciionméeM,
Protesíaíion présentée au gonvernement por tugáis par la S'Mété de Qtographit át
li9bonne (Traduction), Lisboa, 1889.
PORTUGAL É INGLATERRA EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 36^
motivo de SU expedición, un grupo de individuos de raza lui-
na á que él llamaba makololos. Enviados á la región de las
cataratas del Xiré, no se encontraron allí por falta de pobla-
ción, y descendieron, viniendo A establecerse entre los man-
gañciros, á los cuales se impusieron. Estas gentes han tra-
tado de oponerse á los portugueses y de impedirles el paso del
Xiró, mientras que los mangaúeiros, verdaderos dueños del
país, pedían protección al Gobierno portugués y se unían á
las expediciones organizadas por este. Con los llamados mako-
lolos se entendieron los ingleses. Los pretendidos derechos de
la Compañía británica son, pues, muy recientes, y se fundan
en cesiones de indígenas que no eran dueños — por anexión
antigua y ocupación sostenida de Portugal — de disponer del
territorio.
La actitud del Gobierno inglés fué clara cuando confirió á
la Compañía inglesa del África meridional, por Real carta,
facultades soberanas sobre una gran extensión de territorio
en que figuraban dominios portugueses. Para rechazar esta
intrusión, crea entonces el Gobierno de Portugal el nuevo dis-
trito de Zumbo, que comprendía el país de Maxona. La sobe-
ranía de Portugal es efectiva allí: cuenta el jefe de Zumbo con
numerosas fuerzas, acaso 10.000 hombres, siempre á disposi-
ción del gobernador de Teto. Las expediciones oficiales orga-
nizadas en los últimos años por el teniente coronel Paiva de
Andrade y el teniente Cordón, de gran éxito, obtuvieron el
reconocimiento de la dominación portuguesa.
La prioridad de la adquisición y la efectividad de la ocupa-
ción eran indudables. Sin embargo, lord Salisbury protestó
contra el decreto, afirmando que el país de Maxona estaba
bajo el protectorado británico, y que el Gobierno inglés no
reconocería ninguna pretensión de Portugal sobre estas re*
giones.
Comisionado el explorador Serpa Pinto para estudiar un ca-
mino de hierro en el valle del Xiré y reconocer la región,
tuvo noticia de que un vapor de la Sociedad de los Lagos ha-
bía sido atacado por algunos jefes makololos. Serpa Pinto
hubo de conminarles con un severo castigo si el hecho so
>.i BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
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PORTUGAL É INGLATERRA EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 865
ConUindo con algunos millares de hombres y tres barcos de
río armados, que recorrían el Xiré y el Ruó, se proponía lim-
piar el territorio de bandas hostiles; pero las exigencias de
al Gobierno de las dificultades con que tropezaba. Recibí orden de hacer lo nece-
sario para llevar adelante mi empresa. En Octubre de 1889 dejéá Mozambique
para volver á las orillas del Xiré, después de haber levantado en el bajo Zambeze
6 ó 7.000 cafres, provisto ya de armas portátiles y de cañones. Haíro gracia de los
preparativos del encuentro, que tuvo lugar el 8 de Noviembre. Los makololos me
atacaron en masa en M'passo, en las dos orillas del Xiré, donde me había hecho
fuerte. Estaban armados de fusiles de tiro rápido, y si sus pérdidas fueron consi-
derables, no dejaron de hacer bastante daño á mis tropas. Los creía en fuga,
cuando los vi venir precedidos de dos de ellos que llevaban banderas inglesas.
No me detuve por este subterfugio cuyo origen era claro. El combate se trabó de
nuevo. Mis cafres mataron á los porta-estandartes y se apoderaron de las dos
banderas; visto lo cual por los makololos, huyeron para reunirse á la parte allá
del Ruó, en su confluencia con el Xiré, en una posición muy fuerte, de donde los
desalojé algunos días más tarde. Después de esta última derrota se sometieron, y
yo envié á aquella comarca oflciales de marina con pequeños destacamentos, que
concluyeron de pacificarla. El rey había encontrado la muerte en el combate.
Esta muerte fué celebrada como una liberación. Los makololos estaban tan bien
sometidos, que ayudaban á nuestros soldados á construir abrigos y fuertes, y ex-
presaban sin reserva su pesar por haber seguido los consejos de los ingleses
declarándome la guerra.
»Pueron los ingleses, efectivamente, los que me pusieron frente á frente este
pueblo. Habían fundado hac^a pooo tiempo, con autorización del Gobierno portu-
gués, una misión en Blantyrc, y la Compañía de los Lagos estableció allí una
estación. Misioneros y representantes de la Compañía, comprendidos mujeres
y niños, hacían un total de veinte individuos. Son los únicos ingleses que habitan
en el interior de aquellas tierras, y es á esta población de veinte personas á la
que debe Portugal que se vean, comprometidas sus conquistas seculares. Por
todas partes se encuentran allí negociantes portugueses y autoridades portugue-
sas, pero no hay huella de influencia ingles^i, salvo en las factorías de la costa.
Los misioneros, que han podido darse cuenta de los numerosos recursos del país:
productos naturales, minas de oro y de plata, etc., veían con inquietud que Por-
tugal se ocupase en ponerlos ea explotación. Nuestros proyectos contrariaban loa
suyos, é imagioaron aconsejar á los jefes de los makololos hacerme la guerra
y apoderarse de mi persona, diciéndoles que el mayor Serpa Pinto obraba por
cuenta propia y no por la de su Gobierno. Los jefes negros se reunieron; la
mayor parte era de opinión de no oponerse á mi paso; pero el rey pensó de otra
manera y la expedición de M'passo fué decidida. Como he dicho, los makololos,
después de su primera derrota aparecieron precedidos de banderas inglesas.
Estas banderas me han contado que se las proporciocaron los misioneros de
Blantyre.
»— Son fetiches, decían los misioneros. Colocadlas á la cabeza de vuestras tropas
y veréis como el jefe blanco ordena á sus soldados que depongan las armas.
^Naturalmente, mo apoderada las dos banderas, no sin haber hecho expiará
8Ó6 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOÓRÁFICA.
Inglaterra paralizaron su acción, y le han alejado del teatro
de sus descubrimientos.
Lo sucedido después lo ha dicho, por modo elocuente, la
Sociedad de Geografía de Lisboa: «Inglaterra cortó una co-
rrespondencia serena y tranquila; arrogante y provocadora,
antepuso al derecho, que no tenía ni podía probar, la fuerza
material, la brutal superioridad de sus ingenios y medios de
guerra, de opresión y de coacción violenta. Exigió del Gobierno
portugués que en el término de cuatro horas ordenase la reti-
rada de las fuerzas y expediciones científicas de los territorios
del Nasa y del Maxona, donde representaban, no solo el de-
recho, sino también la ciencia, la civilización y el orden ante
el salvajismo excitado, la esclavitud armada y la codicia fili-
bustera (1).»
Apela Portugal al juicio de las naciones, se acoge al art. 12
del tratado de Berlín, en el que aceptaron el compromiso Lis
potencias firmantes de recurrir á la mediación de uno ó varios
Estados amigos en el caso de disentimientos graves en la deli-
mitación de los territorios coloniales antes de llegar á las ar-
mas; reservándose^en el mismo caso el derecho al arbitraje.
Con especiosos pretextos ha eludido esta solución Inglate-
rra, y se comprende bien tal conducta; sus pretendidos dere-
los makololos la falta de haber prestado oídos á las pérfidas excitacioneB de loi
ingleses.
»E8 digno de notar que después del combate recibí una carta del representante
de la Compañía de los Lagos, advirtiéndome que me hacía responsable de las
propiedades de la misma. A la carta unía un inventario de dichas propiedades
sobre el Xiré. ¿Y sabéis á qué cifra asciende este inventario? A I.IOO libras ester-
linas. ¿No es esto risible? Esta suma representa todo el valor de las diez estacio-
nes de la Compañía sobre el Xiré y de los dos barcos que hacen el servicio del río.
Las estaciones son de dos clases: las más importantes valen á 10 pesetas la pieza;
son chozas de paja bastante capaces; las otras, más pequeñas, valen á 3 pesetas
cada una; los dos barcos forman la cifra importante del inventario. Ahora b en,
sobre el Zambeze, como sobre el Xiré, hay árabes cuyos edificios con las mercan-
cías que contienen valen más de 100 000 pesetas. Estos nada han dicho y la Com-
pañía de los Lagos con su ridiculo inventario tiene la audacia de querer poner la
roano sobre el África 0riental.>>
(Le Temps, 16 Agosto 1800.)
( ) Protesto da Sociedade de Oengrnpltia de Lisboa a todas as AcademUts SO"
CiedadeSy InstiHttos ejomaes das svas relacdes, Lisboa, 18 de Janeiro de 1890.
^0RTÜGAL É INGLATERRA EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 8Gt
chos no pueden discutirse ante un arbitro. En el pleito no hu-
biera salido mejor que en las famosas cuestiones de las bahías
Delagoa y del Alabama. Era preferible «coger un cuchillo y
corlar el nudo» (I), después de hacerlo.
No se presta á dudas el art. 12 del Acta general de la Con-
ferencia do Berlín, aplicable á la región al E. del valle del
Congo hasta el Océano Indico, desde 5* de lat. N. hasta la em-
bocadura del Zambeze al S.; desde este por el Zambeze hasta
5 millas aguas arriba de la confluencia del Xiré, y por la divi-
soria de aguas entre el lago Nasa y los tributarios del Zam-
beze, hasta encontrar la divisoria Zambeze-Congo (2). Si no
alcanza la región de la libertad comercial á los territorios al
S. del Zambeze, dentro de ella quedan los próximos al Nasa
codiciados por la compañía británica.
De la obra llevada á cabo en Berlín en 1885 queda lo que
fué desmembración, el reparto de territorios, el despojo de
Portugal; aquellas cláusulas del tratado que significan la in-
tervención de los hombres de ciencia y de los escritores de De-
recho internacional en sus debates, de los Englehardt, los Lam-
bermont y los Trawers-Twis, comienzan á ser letra muerta.
Despréndese de aquí que no bastan las meras declaraciones
favorables al moderno derecho de gentes, que se necesitan ga-
rantías, que es preciso que tales pactos se pongan al amparo
de una alianza destinada á hacerlos respetar al Estado que
quisiera recurrir á las armas en vez de sujetarse á la decisión
de arbitros.
En la América española, donde quizá hay más sincero deseo
de concluir con la guerra y las ideas de soüdaridad han pro-
gresado más que en Europa, se han formulado con repetición
proyectos de arbitraje internacional en este sentido dignos de
estudio (3).
Vale la pena de establecer pactos de unión que sirvan para
impedir prevalezca la fuerza material contra los débiles, impi-
(1) Th¿ standard.
C2) Art. L*, párrafo 3.* del Acta general.
(3) Boletín de la Intütución libre de Enfenanut, 1883.
838 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
diendo que á la apelación al arbitraje estipulado pueda con-
testar un país, por llamarse Inglaterra, tener 24 millones de
kilómetros cuadrados de territorio, 115 millones de habitantes,
700 barcos de guerra, 70 acorazados y 1.460 cañones flotantes:
« el Gabinete sabe lo que quiere, no hace ni pide nada sin ha-
berlo pensado bien y sin estar decidido á apoyar sus reclama-
ciones con la fuerza» (1).
¡Qué diferencia, señores, entre este lenguaje y el empleado
en Alemania en 1885, cuando declaró su protectorado dicha
potencia en una extensa costa del mar de las Indias, en daño
del Sultán de Zanzíbar y con perjuicio también de Inglaterra,
que aspiraba á establecerse en aquel litoral algún día! Hizo
presente Inglaterra la obra de sus misioneros y de sus comer-
ciantes, la importancia de los intereses británicos allí desarro-
llados, sus especlativas legítimas, el influjo de sus represen-
tantes sobre el Sultán de Zanzíbar y los esfuerzos hechos en la
persecución de la trata. Esta obra representaba un esfuerzo no
menor que el realizado para explotar la Zambezia.
Desentendiéndose la cancillería germánica de tales argumen-
tos, resuella á no ceder, notificó á Londres la carta que colo-
caba bajo el protectorado alemán las cuatro provincias al O. de
Zanzíbar. El Johnston de aquella negociación, Mr. Kirk cón-
sul general inglés, recibió orden de proceder de acuerdo con
su colega alemán en todas materias, y el Conde Granville, jefe
del Forcign Office, escribía al embajador inglés en Berlín: «La
suposición de que el Gobierno de S. M. no tiene la inten-
ción de contrariar los proyectos alemanes de colonización en
la vecindad de Zanzíbar es absolutamente exacta. Al con-
trario, el Gobierno de S. M. mira favorablemente estos pro-
yectos»... Trató solo de aprovechar lo que los alemanes le de-
jaban libre al N. é inició el proyecto de establecerse ¡en la re-
gión comprendida entre la costa y los lagos que son fuentes
del Nilo Blanco, y de unirla al litoral por un camino de hierro;
pero se declara «que el Gobierno de S. M. no apoyará tal pro-
yecto sino en la plena seguridad de que este plan no podría
(1) Discurso de sir J. Fergusson, Dail^ NetvSj 25 Enero 1890.
PORTUGAL E INGLATEARA EN EL ÁFRICA AUSTRAL, 38»
ocasionar un conflicto con los intereses del terríiorio colocado
bajo la protección de Alemania» (I),
Inglaterra cede, y tal vez esta cesión y esta debilidad ante el
fuerte, lo van á costar ahora — mediante la expedición de Emin
Pacha por cuenta de Alemania — la región del Victoria y el
Sudán egipcio, que codicia, y á que tiene, á decir verdad, más
derecho que nadie.
Para juzgar tales actos discurramos, con la brevedad que la
premura del tiempo impone, sobre los principios aplicables íi
la ocupación de los territorios.
Están los escritores de Derecho internacional muy divididos
en esta materia. Sostienen unos que es nullius toda región
que no se halle bajo la soberanía ó el protectorado de una de
las naciones que forman la comunidad del derecho de gentes.
Es la opinión de Martitz, catedrático de la Universidad de Tu-
binga y ponente nombrado por el Instituto de Derecho inter-
nacional (2) para dar diclamen sobre esta cuestión en la asam-
blea tenida por el mismo en Lausanne en 1885.
Hay otros que, pagados de declaraciones formalistas, se
contentan con encubrir el modo de obrar de los pueblos cultos
en la adquisición de colonias bajo buenas formas, y, á título
de consagración de los sentimientos de humanidad y de justi-
cia, afirman que no solo los pueblos que han llegado á cierto
adelanto en la constitución social y política, aun los salvajes
son dueños de sus destinos; y proponen, como consecuencia de
esto, el procedimiento de los contratos directamente celebrados
con los jefes indígenas como regla para las ocupaciones terri-
toriales.
Adviértase que si hay algún principio para la adquisición
de colonias es el de la tutela ejercida por los pueblos superio-
res sobre los menos cultos-, y la tutela en esta esfera, como en
la del derecho privado, en tanto que sea motivada, no puede
(1) Citado trabajo íe cBuflit aixgio-portvgaii.
[;!) L'ItutiInt de Dmil Internalienal el la gueitioH da oecvpatioiu de lerriíoiitt,
"Bírve/roHfaiie de rElraager tt del Cotmítt el FE^hratíou, 1* Oetobre 1B90.
870 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ÜEOGRÁFICA.
rechazarse ni depende del consentimiento de la entidad que
necesite dirección, incapacitada por el mismo hecho para
prestarla.
Nada tan sagrado como un pacto llevado á cabo por persona
ó entidad con aptitud para realizarlo jurídicamente; pero este
valor no pueden tenerlo los compromisos de un menor ó de
un loco ni los irrisorios tratados con indígenas, que merecen
consideración análoga á la que se otorga á las convenciones
de aquellos.
¿Saben, por ventara, los jefes soberanos, cuando realmente
son soberanos los que aparecen cediendo territorios, lo que
hacen? ¿Tienen principios morales que sean garantía de su
exacto cumplimiento? ¿Cumplen lo estipulado? ¿Existen me-
dios de demostrar la autenticidad de los contratos? ¿Qué efica-
cia tiene el documento en que un régulo ha puesto su signo
para conseguir algunas armas, una pipa de rom ó varias pie-
zas de pintadas telas, sin perjuicio de repetirlo cuantas veces
sea preciso á favor de nuevos exploradores ó mercaderes?
Como los tratados representan la indecisión, como pueden
obtenerse á poca costa para legitimar toda clase de aspiracio-
nes, no vienen sino á embrollar los litigios territoriales, á dis-
frazar la arbitrariedad y a hacer posible que prevalezca bajo
buenas formas, en último término, la fuerza de que disponen
los países más poderosos. Sirvió un papel para arrebatar
á Portugal las tierras de Duarte López y Diego Cam, uniendo
al Estado libre del Congo pueblos que vivían cuatrocientos
años en comunidad de ideas, de costumbres, de lengua y de
religión con los portugueses, y que tenían desde 1491 en San
Salvador soberanos nombrados por la Corona; pero cuando
los régulos de Boma y sus dependencias protestaron alegando
que se les había hecho firmar aquel papel con engaño, que so
consideraban subditos portugueses y que habían vivido siem-
pre en el mismo vasallaje, en que querían á todo trance con-
servarse, no valió la voluutad solemnemente declarada de los
indígenas para rasgar el malhadado protocolo en el que, no
sin la oposición de España, se consumó el primer despojo de
nuestros lii*rmanos en África.
PORTUGAL É INGLATERRA EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 371
Publicado está el formalísimo tratado que suscribió Mono-
molapa; pero su eficacia para hacer prevalecer los evidentes
derechos de Portugal no ha sido grande ante «las necesidades
de la expansión natural de la raza anglo-sajona, que no puede
soportar al verse cohibida por los portugueses en el litoral y
en la embocadura de los ríos», según el Times.
Tratados tiene España con Boncoro rey de Coriseo y de las
tribus Vengas que ocupan las vecinas costas y las orillas del
Muni, y con otros jefes, desde Marzo de 1843: tratados que se
ratiflcaron sin protesta de Francia en 1846, incluyendo enton-
ces expresamente en los mismos las islas Elobey. En 1858 se
«
señalan como límites de los dominios de Bonkoro II, ó sea á
los territorios de España, el río del Campo Etembue ó Nten
por el N. y el cabo de Santa Clara por el S. Y sin embargo
Francia nos disputa los Blobeys y la costa desde el Muni al
Campo, aunque sus pretensiones solo datan de 1860, en virtud
de tratados á que se atribuye antigua fecha, hasCa 1842; si
bien iu formaciones practicadas de orden del Gobierno acredi-
taron que estaban hechos en 1860 y aun en 1885. El docu-
mento más formal de todos los que presenta, de Abril de 1885,
está firmado por un indígena que aceptó de buen grado el
papel de rey para hacer cesión de lo que no le pertenecía á
cambio de una pensión de 70 pesetas para sí, 50 para su
heredero, 40 para cuatro proceres y 25 para otros dos (1). Las
listas civiles del Golfo de Guinea son muy económicas. El
valor irrisorio de tales convenciones no obsta para que Fran-
cia nos cree, fundándose en ellas, un conflicto que amenaza al
buen acuerdo y á la perfecta inteligencia que debe reinar
entre dos naciones latinas.
Ved, pues, cómo cuando se quieren tratados los hay para
todos los gustos: de aquí su ineficacia. Por esto entiendo que
es preciso buscar otros principios que justifiquen las ocupa-
ciones territoriales.
(1) Za cuestión del Muni. Conferencia pronunciada por el Excmo. Sr. D. Fran-
cisco Coello el 9 de Rnoro de 1889 en reunión pública de la Sociedad Geográfica
de Madrid.- Madrid, 1889.
372 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Guando se hallan en contacto dos pueblos uno civilizado y
otro salvaje, tiene el primero, no solo el derecho incontestable,
el deber de elevar al segundo, y para esto de llevar á él su
influjo, su dominación 6 su protectorado.
Si son varios los pueblos que se hallan en análoga situación
respecto á las comarcas colonizables, los pasos decisivos, la
voluntad manifiesta de cumplir aquella misión por parte de
alguno, traducida en actos, constituye un derecho de prefe-
rencia que debe ser bastante para que los demás respeten la
relación colonial formalmente establecida. Y es este respeta
necesidad imperiosa, condición jurídica precisa, elemental, del
derecho colonial contemporáneo, demostrado como está que
no es posible en un día llegar á ejercer acción eficaz sobra
pueblos lan apartados de nuestra vida, como los de África y
Oceanía; y que si de un modo rápido se intenta llegar á la
resolución de estos problemas, las consecuencias son lan
desastrosas, el resultado tan escaso como el que ofrecen las
modernas é improvisadas colonias del imperio germánico.
Para dar tiempo, pues, al estado colonizador á que desen-
vuelva sus propósitos y lleve á cabo sus planes, es precisa la
abstención absoluta de los demás, suprimir toda concurrencia
y evitar á todo trance la rivalidad y la lucha, que no puede
menos de ser funesta. Por esto el primer acto de ocupaciÓQ
debe causar estado y asegurar permanentemente los derechos
del país que quiera y pueda ejercer soberanía sobre otro
nuevo.
Para mí la doctrina sobre la materia se resume en las aQr-
maciones siguientes: grandes facilidades para la ocupación de
los territorios nullius; carácter definitivo de todo acto de esta
clase; delimitación clara de las esferas de influencia; y absten-
ción de todo acto de intrusismo. Pero entiéndase bien, que si
considero legítimos los actos de ocupación de los territorios de
pueblos salvajes, creo que quien los lleva á cabo contrae muy
estrechos deberes respecto á los indígenas, que merecen todo-
respeto.
«En toda civilización, en los usos y costumbres de cualquier
pueblo, por bárbaro ó atrasado que parezca, hay un fondo sano
PORTUGAL E INGLATERRA EN EL ÁFRICA AUSTRAL. 373
•
y una consecuencia natural del medio y de las condiciones de
la raza, que no se debe desarraigar. Importa corregir los ex-
travíos, oponerse á cuanto niegue las leyes fundamentales de
la vida humana, ejercer una cierta tutela; pero no para hacer
al pueblo inferior á imagen y semejanza del más culto, con
objeto de que se desenvuelva normalmente, tome de la civili-
zación con que entra en contacto, de un modo natural, por pro-
pio y libre movimiento, lo que le sirva y pueda serle útil, y
avance lenta y gradualmente, sin proponerse la transforma-
-ción radical, renunciando al ideal arbitrario de la asimila-,
ción por completo. En resumen, un pueblo colonizador debe
dar condiciones y crear estímulos á los salvajes para que se
le aproximen, pero no imponer con ametralladoras y con ca-
ñones de tiro rápido el progreso» (1).
A este ideal se aproxima la colonización portuguesa, bené-
vola con los naturales y suave, sin duda, y, por esto, quizá
tardía.
No es extraño que pueblos que no pueden llevar á cabo ver-
daderos despojos, tomen un camino indirecto, nieguen hábil-
mente los derechos históricos, reconozcan la usurpación,
lancen á unos pueblos contra otros y pacten con los conquis-
tadores, recibiendo de estos lo que no ha debido perder el
país primer ocupante. Tal es el caso de los pactos con los
makololos y matabeles.
Cuando el mayor Serpa Pinto hizo la relación de sus viajes,
algunos periódicos ingleses se mofaron de sus noticias afir-
mando en tono de burla que es el África un continente extra-
ño, y que tal vez en el fondo de sus bosques impenetrables y
á orillas de sus ríos desconocidos pasan cosas que no pueden
ser comprendidas por los hombres de nuestros días. ¡Y á fe
que han venido los hechos á dar la razón á aquellos humorís-
ticos escritores!
La prensa europea, órgano de la opinión, se ha pronunciado
(1) El Congreso y la Exposición de Geografía de París en 1889, por Rafael Torres
Campos, Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid, Julio y Agosto
<le 1890.
874. BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
en contra de Inglaterra con excepción de los periódicos de
cámara de la triple alianza. Los mismos periódicos liberales
ingleses, sin atreverse á desaprobar los propósitos del Gobier-
no, han censurado con enérgica frase la solución arbitraria y
violenta dada al conflicto.
Y, sin embargo, la actitud reservada y muda de los Gobier*
nos ante la apelación de Portugal no corresponde á aguelLis
expresivas manifestaciones de la conciencia pública.
Perfectamente equilibradas las fuerzas de Alemania, Austria
é Italia con las de Rusia y Francia, que forman dos bandos
dispuestos á venir á las manos, la intervención de Inglaterra
con sus grandes medios y sus poderosas escuadras, las primo-
ras del globo, decidiría probablemente la contienda en favor
del grupo de Estados á que concediese eficaz ayuda.
La Gran Bretaña, que conoce la fuerza de su posición, la
explota, y sin inclinarse á ningún lado, sin contraer obliga-
ciones que puedan comprometerla en una guerra, es objeto de
las contemplaciones de todos; consigue que aun en sus desva-
rios se la respete. De aquí proviene la desgracia de Portugal
en los nK)mentos presentes.
De no modiOcarse la situación de las cosas, no hay que
esperar tenga buen término el conflicto.
Pero adviértese que hay anuncios de crisis que podrían
hacer cambiar la faz de Europa. Tal vez está llamado -A des-
aparecer este divorcio entre la teoría y la práctica, entre lo
que se dice y lo que se hace, entre las aspiraciones generosas
y los actos menguados que convierte la vida pública en un
eterno doctrinarismo.
Ha caído el hombre de Estado extraordinario de la segunda
mitad de nuestro siglo, que, mediante la fascinación ejercida
por sus éxitos admirables, ha rectificado las ideas cosmopoli-
tas de la época, para poner en boca el egoísmo nacional y el
particularismo más estrecho.
Bismarck, que ha hecho una obra muy grande bajo el punto
de vista alemán, ha hecho una obra de funesta transcendencia
bajo el punto de vista humanitario. La misma idea de la uni-
dad alemana no le pertenece, como han revelado el Duque
PORTUGAL É INGLATEBBA EN El, ÁFRICA AUSTRAL. T,5
Ernosto de Sajonia Coburgo y Federico III cu sus memorias;
era para él demasindo amplia, auiii[tio después la haya ser-
vido como nadie. El comprendió en I8ñ8, época de desgracias
y de humillación para Priisia, la manera de transformarla en
una potencia do primer orden, y supo hacer esto, puede decirse
que solo, contra el Parlamento, contra el puehlo y aun contra
la corte, no tanto con el hierro y el fuego, como con la pluma
que le servía para envenenar con notas diplomáticas la política
europea. Debilitó á Austria con tal intento, y ha quebrantado
y neutralizado sistemáticamente el poder y la acción de cuan-
tas naciones pudieran oponérsele. Hé aquí la idea madre de
sus sabias combinaciones, la razón de sus atrevidos cam-
bios de postura. Nadie como él ha escarnecido los principios
tomándolos y dejándolos con un descaro inaudito, según las
necesidades del momento, hasta acreditar la especie de que en
el gran arte do guiar las naciones la moral honrada es una
puerilidad que sirve muy poco.
¡Qué diferencia entre la época en que sube al poder el conde
de Bismarck y la en i[ue deja los negocios el príncipe duque
do Lauemburgo! ¡Cuánta aspiración generosa, cuántos her-
mosos actos en la primera parte del siglo, que parecía llamado
á inaugurar la era en qne transcendieran ^or modo amplio á
la vida las ideas de los filósofos y los cantos de los poetas que
se inspiraron en las desgracias nacionales!
En un arranque de romanticismo, como homenaje al pueblo
que echó los cimientos de la civilización moderna, se creó el
reino de Grecia; la Gran Bretaña, la eterna acaparadora de
islas, cede un archipiélago; en 1R30 se sueila en la fraternidad
de los pueblos; en 1848 se habla del desarme general; el inten-
to socialista, desacertado sin duda, fué nobilísimo; el desarro-
llo de las nuevas vías de comunicación y la libertad comercial,
inaugurada en 1860, parecía que iban á aproximar las nacio-
nes, á fundar la confraternidad de los pueblos
Hoy, la necesidad de los grandes armamentos comprime las
energías y esteriliza los grandes progresos de las naciones eu-
ropeas; hemos presenciado despojos inicuos, mortal herida
para pueblos generosos; la tendencia esa elevar por todas par-
376 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
tes barreras á la libre circulación de los productos del suelo y
do la industria del hombre. Esta es la política europea bajo la
dirección y el influjo del canciller germánico, su director y
supremo arbitro, j Qué gran retroceso !
Bismark es un hombre del pasado, y de un pasado remoto.
No estaba conforme con su tiempo; las corrientes iban en otro
sentido; pero individualidad poderosa, genio superior, ha sa-
bido desviarlas teniendo poder bastante para hacer recular la
historia.
Ahora bien, recojamos como una señal de los tiempos la ac-
titud del pueblo alemán ante la desaparición del fautor de su
grandeza, como si cansado de política realista, de conquista y
de dominación, se dispusiera á emprender con gozo nuevos
rumbos. Para continuar la marcha seguida, si no hubiera de
hacerse nueva política, ¿para qué nuevos hombres? ¿Quién para
continuar la actual más abonado que el autor del tratado de
Praga y de Francfort, el negociador del pacto de los tres impe-
rios y alma de la triple alianza?
La hermosa invocación á la humanidad y á la justicia
desde un trono secular, casi de la Edad Media, que hace
aparecer a Guillermo II de Hoenzollern como un filósofo y un
poeta más que como un soldado, ¿será indicación de un cambio
en los ideales en beneficio de la civilización y del derecho, que,
como todo lo que es generoso y grande, puede propagarse rá-
pidamente? Y entonces, si hay piedad para la obrera y para el
niño en la esfera industrial, ¿consentirá sin reprobación enér-
gica y eficaz la conciencia universal el despojo de los débiles
en la esfera pública? ¿Entraremos al cabo en el reinado de la
paz y de la justicia, traducido en el orden de las relaciones in-
ternacionales por el sistema de dirimir las contiendas ante tri-
bunales de Estados? ¿Será el arbitraje algo más que un doc-
trinarismo ineficaz y el afán de guardar las formas? ¿Se inau-
gurará una nueva época idealista y romántica? ¡Quién sabe!
Hay quien afirma que no es entusiasta el sucesor de Bismark
por las empresas de exteriorización, porque entiende que inte-
resa á Alemania que desarrollen otros países sus colonias para
apoderarse luego de ellas. A los rescriptos sobre la cuestión
PORTUGAL É INGLATERRA. EN EL AfRICA AUSTRAL. 377
social han seguido los proyectos recientes de autneDlo de la
fuerza armada. ¿Nos reserva el porvenir qiicasistamos ala vio-
lación de las neutralidades y á nuevos repartos en Europa, á
la expoliación de Holanda, á la ruina de Portugal y á la mer-
ma del modesto imperio colonial de España, en provecho de
unos y con la indiferencia de otros, como solución al ploito co-
lonial entablado en Ic^ tiempos modernos? Aquí tenéis uno de
los grandes problemas de la historia contemporánea.
En las oscilaciones en un sentido y en otro, en el ir y venir
continuos que constituyen la trama de la historia, en virtud
de lo que acaba por marcharse el espíritu viejo y sopla una
nueva brisa que conforta y trae nueva vida y más altos idea-
les, ¿habremos de vislumbrar todavía á gran distancia, cual
cbjelivo inasequible, la aplicación sincera del derecho á las
relaciones internacionales?
Por si no viniera tal transformación y la política interna-
cional, desenvolviéndose dentro de los mismos estrechos
moldes, continuara traduciendo la fórmula que no ha mucho
invocaba descaradamente un periódico inglés, might is right
(la fuerza es el derecho); para esto caso, se impone la solución
de vivir como en tiempo do lucha, organizarse para la resis-
tencia, robustecerse, tener fuerzas— no para competir con ios
imperios militares que esterilizan en armamentos y en inge-
nios de guerra su gran poderío industrial y la preciosa labor
de sus habitantes, haciendo victimas desdichadas de los agen-
tes do la civilización material contemporánea, — tan solo lo
bastante para desarrollar y desequilibrar las artíñciosas pon-
deraciones de los elementos dispuestos para la lucha en Euro-
pa, Para conseguir esto sin militarizarse, seimponeel sistema
de alianzas de los Estados medianos y pequeños, de los pueblos
sin torpes ambiciones y sin agravios que vengar, sobre todo
de los que tienen comunes destinos: alianzas no de esas que
duran un día, de las que pueden desaparecer con un Minis-
terio sin dejar huclln, de las que se fundan en vínculos indes-
tructibles, en identidad de aspiraciones y arrancan de las en-
trañas mismas do los pueblos.
Por eso, vuestro Presidente, que hace obra práctica, que
STB BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
mira al pi'esente cuando impulsa al Uúbieriio á que ÍQtcrpoi
sus buenos oQcios para probar lo que valen todavía lu raz<
el derecho y el respeto sincero á los tratados en las Can
Herías de Europa, hace una ohra para el porvenir, una o¡
de iadudaí)le alcance, para la historia, cuando desde la n
alta tribuna de España dice al país [1), concretando en una I
muía admirable vagas y soñolientas aspiracioues que todí
mundo tiene, que casi nadie precisa, por las cuales son ra
los que se mueren: conoced y estimad & nuestros vecinos,
á Portugal y recibid con los braz9S abiertos á nuestros hi
manos, estableced la comunidad científica y profesional, id(
(ificad los títulos, dad validez A las sentencias dictadas
Portugal, estableced cónsules y factorías comunes para pi
mover los intereses de ambos pueblos, facilitad la adquisici
do la ciudadanía, fundad la unióu aduanera, cread en sur
sin perjuicio de laautonomía de los dos pueblos, unaÍDtirai(
que proporcione á la acción de cualquiera de ellos, coudicio
de vigor y eficacia en el concierto internacional contemí
raneo.
R. ToflnES Campos.
(1) D. Rafael María de Labra, vísnae Bua dlscurao9 parlamentarios en la le
]aturade18e»90.
RESESí de liS TAREAS í ESTADO ACTUAL
SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE MADRID
LEiDl £N Lt JUHTt GEHEML EL IS OE NOVIEIBRE DE 1890
iDaisr ^uox.B'o jde miott^.
Ciipome la houra ea la ultima Junta general de ser reele-
gido para el cargo de Secretario adjunto, y con este molivo
me fué impuesto el deber reglamentario de daros á conocer en
este dia loa trabajos hechos por la Directiva en el último se-
mestre y el listado do la Sociedad en el momento présenle. De
lo primero me es grato ocuparme, porque, como vais á ver,
la Junta Directiva sigue respondiendo il )a confianza que en
ella depositó la Sociedad. En cuanto ú. lo segundo, habré de
daros noticias menos satisfactorias; así es que esta breve re-
seña podría ser comparada con uq terrón de acibar cuidado-
samente euvuelto por una capa de caramelo. Y ahora que ya
estáis advei'lidos, procurad retener el dulce para que uo os
sea tan sensible el amargo ñnal.
Como el semestre segundo comprende el período de vaca-
ciones, lio habréis de extrañar que solo pueda daros cuenta de
dos con reren cias, que tuvieron lugar en ia reunión ordinaria
de 1.* do Julio. La primera no figuraba en e! programa y fué
debida á la circunstancia de hallarse presente en la reunión
el distinguido alpinista francés Sr. Conde de Saint-Saud, que
invitado por el Sr. Presidente se prestó bondadosamente á dar
'T
380 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
breve noticia de sus excursiones por los Pirineos españoles,
improvisando una sabrosa é instructiva conferencia en su
idioma natal, cuya traducción se ha insertado en el iiiimero
del Boletín correspondiente á Septiembre y Octubre ultimes.
Ruidosos y espontáneos aplausos alcanzó el Sr. Conde durante
su discurso, y al final recibió los más sinceros plácemes del
Sr. Presidente, que supo interpretar con el acierto de siempre
los sentimientos del auditorio.
Acto seguido comenzó el Sr. D. Vicente Barrantes la lec-
tura de su anunciada conferencia sobre el territorio de las
Hurdes, ó Jurdes, como pronuncian los naturales del país
aspirando fuertemente la H. Esta pequeña y montañosa co-
marca, situada en la parte N. de la provincia de Gáceres, lin-
daildo con la de Salamanca, ha sido desde muy antiguo objeto
de misteriosas consejas sobre el estado de civilización primi-
tiva de sus pobres habitantes, recluidos en sus ásperas y casi
inaccesibles montañas, sin comunicación con el resto de Es-
paña. Este puñado de miseras aldeas, tan escasamento visi-
tado por los viajeros, excitó siempre la curiosidad de los geó-
grafos, pero pocos se tomaron el trabajo de recorrerlo. El
Fénix de los ingenios, el ínclito Lope de Vega lo eligió para
lugar de la acción de una de sus comedias, donde lo presenta
como una tribu poco menos que independiente enclavada en
los estados del Duque de Alba y regida patriarcalmente. Cier-
tamente, el país es digno de visitarse, porque contiene bellezas
naturales, curiosidades geológicas y hasta monumentos his-
tóricos; pero su atraso, aunque grande, sus]sencillas costum-
bres y su relativa pobreza están lejos de ser las que la fanta-
sía y la tradición le atribuyen. Hace unos cuarenta años tuve
ocasión de recorrer una parte de las Hurdes con motivo de
una expedición de recreo al hermoso valle de las Batuecas,
donde se asentaba el famoso monasterio, hoy cu ruinas, y
aún conservo en la memoria la impresión que la pobreza de
Cate país y su terreno excesivamente accidentado produjeron
en mi imaginación de adolescente; pero siempre rae parecie-
ron algo exageradas las noticias que sobre el estado salvaje de
los hurdanos oía á personas que solo de oidas conocían la
RESESA de las tareas y estado de la sociedad. 381
comarca. Todavía no hace dos años que la casualidad me hizu
conocer á un secretario de ayuntamiento do las Hurdes, natu-
ral del país, y puedo aseguraros que era persona relativa-
mente ilustrada, de no vulgar inteligencia, que vestía de ropa
fina y hasta usaba corbata. Este detalle basta para demostrar
quo aquellos habitantes no son lan salvajes como se ha su-
puesto. Es indudable, de todos modos, que dicho país es inte-
resante para el excursionista y hasta para el geógrafo; y
prueba de ello es que el antes mencionado Sr. Conde de Saint-
Saud ha realizado una expedición alas Hurdes en este verano
acompañado del médico francés Sr. Bidé, los cuales, por cier-
to, manillcslan que no es tan grande el atraso en que so en-
cuentran aquellos montañeses como se suponía, y que han
comprobado los vestigios de una vía romana quo ya habla
sospechado nuestro digno Presidente Sr. Coello.
Con estos antecedentes, y dada la erudición y la g.tlanura
de estilo del Sr. Barrantes, podéis juzgar de cuiln agradable é
instructiva resultó su conferencia, á pesar de que lo avanzado
de la hopa en que comenzó Ic obligó á suprimir la lectura do
gran nñniero de cuartillas, privando á sus oyentes de muchos
párrafos y noticias interesantes, que podremos saborear cuan-
do el Boletín publique la disertación íntegra.
Catorce han sido las sesiones celebradas por la Junta Direc-
tiva duranle el período de que se trata, y en todas ellas se ha
ocupado con verdadero afán de las cuestiones que actualmente
afectan á la integridad de los territorios nacionales, princi-
palmente de los situados en el continente negro, en esa África
inmensa, que á pesar de sus fabulosas dimensiones todavía
les parece pequeña A las naciones europeas para satisfacer su
desmedida sed de dominios coloniales. Años há que la Socio-
dad Geográfica dirige al Gobierno exposición sobre exposición
y mensaje sobre mensaje para que se procuro la pronta reso-
lución de la cuestión do línoites entre las posesiones francesas
y las españolas del Golfo de Guinea, y apenas hay sesión en
que la Junta Directiva no se preocupe de esto importante
asunto; pero fuerza es confesar que hasta ahora nuestros es-
fuerzos no han sido coronados por el éxito, y es ya necesario.
382 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
como así lo ha acordado la Junta, acudir á la publicación de
mapas, noticias y datos para que la opinión pública se ilustre
y pueda emplear su poderosa influencia en beneñcio de los
levantados y patrióticos fines de esta Sociedad.
Los lamentables sucesos de Melilla dieron motivo para que
el Sr. Presidente convocara á dos sesiones extraordinarias en
plenas vacaciones de verano, que fueron celebradas en los
días 21 y 28 de Agosto y á las que acudieron los siete lí ocho
vocales de la Junta Directiva que á la sazón se hallaban en
Madrid, acordando, después de amplias y luminosas discu-
siones, elevar al Gobierno de S. M. una representación sobre
las diversas é importantes cuestiones que tenemos planteadas
en África, consignando las opiniones de la Sociedad y acom-
pañando los correspondientes mapas.
También ha acudido la Junta al Gobierno en demanda de
que se procure fijar definitivamente la situación respectiva de
España é Inglaterra en esa espina, siempre clavada en el cora-
zón de los españoles, que se llama Gibraltar, manifestando la
conveniencia de fortificar las posiciones y las líneas inmedia-
tas á dicha plaza, sin tomar en cuenta las reclamaciones des-
tituidas de todo derecho, menos el de la fuerza, que acostum-
bra Inglaterra á formular cuando se trata de levantar fuertes
en el territorio español. Este es, según el tratado de Utrech,
todo el que se halla al Norte del foso, y que importa muclio
tratar de impedir la construcción del canal marítimo que pro-
yectan los ingleses en Gibraltar, porque se reforzaría notable-
mente la defensa del Peñón y contarían con un nuevo y buen
abrigo las escuadras inglesas.
En la sesión de 28 de Octubre la Junta consignó su pro-
testa contra la instalación de un puesto militar francés en el
alto Benito, que es territorio español, como toda la cuenca
del citado río de Guinea.
Habiendo sabido la Junta con satisfacción que se iba á celo*
car en Medellín una estatua de Ilerníln Cortés, acordó felici-
tar al Ayuntamiento de la villa en que nació el gran conquis-
tador de Méjico, por haber realizado el pensamiento há largo
tiempo formulado por la Sociedad Geográfica, sin que por
RESEÑA, DE LAS TAREAS Y ESTADO DE LA, SOCIEDAD. 883
esto se etitionda que renuncia la Jtinla á gestionar la eleva-
cián de ott-a estatua eu esta corte A la memoria de tan escla-
recido extremeño.
Rucibida la convocatoria para el Congreso de Ciencias Geo-
gráficas que ha de celebrarse en Berna en el próximo año
de 1891, el Sr. Presidente propuso que nuestra Sociedad to-
mase la iniciativa para simplificar el sistema de numerosos
grupos adoptado en los Congresos anteriores, y la Junta
acordó encargarle que formulase la correspondiente proposi*
ción, como así lo hizo el Sr. Coello, tan á satisraccióu de la
Junta, que fué vivamente felicitado. Según el dictamen apro-
bado, es conveniente reducir los temas y fijar bien los asun-
tos concretos sobre los cuales pudiera recaer resolución. Tres,
entre ellos, han merecido la preferencia, á saber: el meridiano
ünico, la nomenclatura geográfica y la uniformidad en el sis-
tema do enseñanza de la Geografía. Ya se ocupan los Vocales
designados de las correspondientes memorias, que han de ser
remitidas oportunamente á la Sociedad Geográfica de Berna,
donde serán en su caso defendidas por los representantes de
nuestra Sociedad que indudablemente habrán de asistir al
Congreso.
Continila nuestra biblioteca enriqueciéndose con todo gé-
nero de publicaciones geográficas modernas, sin desembolso
ostensible, y cuenta ya con 2.548 voMinenes y 1.341 hojas de
mapas, sin contar los voliimeiies qne forman y los mapas que
contienen los'/íoíetíiies de las C6 Sociedades GeogriíEcas y las
110 Sociedades y Corporaciones científicas que cambian sus
publicaciones con las nuestras.
Desdóla ultima Junta general solo han ingresado tres socios
(ya llegamos al terroncito de acíbar), mientras que las bajas
han sido 1G, entre ellas 7 por defunción, que son las más sen-
sibles, y de las cuales merecen especial.mención por su noto-
riedad las de D. Salvador Albacete y D. Francisca de Paula
Pavía. Los cinco fallecidos restantes han sido D. Antonio
Vaquero, D. Bruno Moreno, D. Roque León del Rivero,
D, Cipriano Martínez y D. Eduardo González de Velasco. Sit
Ierra levis.
dí^ BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Diez años há, el día 7 de Noviembre de 1880, mi amigo-
D. Martín Ferreiro, desde este mismo sitio, se lamentaba ea
su reseña semestral de qne esta Sociedad perdía fuerzas ince-
santemente á causa de la continua disminución de socios y
hacía constar que habiendo sufrido Ib bajas solo habían sido 7
los nuevos socios ingresados; y sin embargo, la Sociedad con-
taba en 1880 con 407 individuos que satisfacían la cuota men-
sual, mientras que hoy solo tenemos 189 socios de número 6
sea de pago. Así, no extrañaréis que os diga que el estado
económico de la Sociedad es un tanto aflictivo, precisamente
en estos tiempos en que las cuestiones coloniales se agitan
entre las naciones civilizadas y cuando más útiles é indispen-
sables son á los Gobiernos el auxilio y el consejo de las Socie-
dades Geográficas. ¿Habremos de amilanarnos ante estas con-
trariedades? Nunca. Confiemos en que han do venir tiempos
mejores; pero á Dios rogando y con el mazo dando: la Juntii
Directiva no desmaya y há tiempo que, abandonando el Ierre»
no científico puramente especulativo, entró de lleno en el do
las soluciones prácticas y beneficiosas para la patria, y se
constituyó en centinela avanzado de los derechos do España y
de sus territorios coloniales en las cinco partes del mundo»
Ayúdela, pues, la Sociedad, cuyos intereses representa y cuya
dirección desempeña por delegación. Haced incansable propa*
ganda, aportad nuevos adeptos y dirigid vuestros esfuerzos
individuales al sostén de nuestra Corporación, para que, á
semejanza de lo que sucede en todas las naciones europeas,
levantemos el espíritu nacional y no nos dejemos arrebatar
los territorios que poseemos con legítimo derecho y que tan
valiosos pueden llegar á ser en un porvenir no lejano.
MEMORIA
SOBRE EL
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS
LEÍDA EN LA JUNTA GENERAL OEL 25 DE NOVIEMBRE DE 1890,
POR EL SECRETARIO GENERAL
ID. 3Nd:A-ILT±IíT :FEILR/EIR/0.
SeíÍores:
Poco fecundo ha sido este semestre en exploraciones geográ-
ficas; el campo de acción, grande todavía, se va restringiendo,
y absortas las naciones europeas con ^us nuevas adquisiciones
y sus eternas contiendas, tratan de organizar lo adquirido, •
antes de acometer nuevas empresas. España, que casi siempre
duerme el sueño de los justos, no se preocupa gran cosa de lo
que sucede más allá de sus fronteras, y apenas si despierta
alguna vez al ruido de los acontecimientos: resignada con su
suerte de hoy, no se cuida del mañana, hasta que llegue. Va
paso á paso, obedeciendo, sin duda, al proverbio italiano de
achi va piano va lontano.»
Entremos en materia, dando cuenta de los trabajos hechos
por los establecimientos oficiales, cuya relación se nos ha en-
viado.
Desde 1.° de Mayo de este año han terminado las Comisio- Depósito de la
nes del Depósito de la Guerra los trabajos siguientes: Guerra.
Itinerario del ferrocarril de Marchcna á Córdoba en la es-
Plano de la comarca de las Guilleríás que abraza lina exten-
sión de 1.700 km.* en la escala de -^q^*
En ejecución se hallan:
25
J.
386 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
1
Itinerario del ferrocarril de León á Oviedo en
ídem del id. de Almorchón á Bélmez en
20.000 •
1
20.000
Plano de Algeciras y sus alrededores, en la escala de y^'
Plano de Córdoba y sus alrededores, en la escala de .
Hojas números 33, 37 y 47 del Mapa Itinerario Militar de
España, en la escala de -^^oóó'
Reconocimiento topográfico militar del Imperio de Ma-
rruecos.
Mapa Militar Itinerario de la isla de Cuba, en -^j^^^.
ídem, id. de la isla de Puerto-Rico, en -jqqqqq-.
Se ha grabado la hoja nüm. 46 del Mapa Militar Itinerario
de España , en la escala de -^q-qqo"'
Y se están grabando las hojas números -44, 54, 57 y 67 del
Mapa Militar Itinerario de España, en -^q^qq--
Planos de Bilbao y Sevilla, en la escala de ^ooo'
Itinerario del ferrocarril de Madrid á Irún, en -^.^^ .
100.000
Depósito Hi- El Depósito Hidrográfico ha publicado la carta de la costa
drofirráflco. oriental de España desde la Torre de la Mesa hasta la de Ca-
picorp, el plano del puerto de Pasajes, y los de la rada de Cu-
lasian (isla de la Paragua en Filipinas) y del puerto de Mutok
en Ponapé (Carolinas).
Se están grabando los planos del puerto de Balábac, de la
bahía de las piedras Marangas (Paragua) y de la bahía de Pu-
jaga (Mindanao) correspondientes al archipiélago Filipino; el
plano de la ensenada de Mayagüez (isla de Puerto-Rico) y el
del Portillo (isla de Cuba).
Ha publicado también el Derrotero de las Antillas y de las
costas orientales de América desde el río délas Amazonas hasta
el cabo Hatteras.
La Comisión Hidrográfica de la Península ha terminado la
hoja primera de las costas de Mallorca , habiendo hecho el
levantamiento de aquella costa desde el cabo Blanco, término
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 3S7
oriental de la bahía de Palma hasta el cabo Grosset, y formado
los planos del puerto de Andraitx y de la inmediata ensenada
de Santa Ponza. Además ha hecho las observaciones necesa-
rías para determinar, por el método de Talcott, la latitud del
pilar astronómico de la bahía de Palma.
La Comisión Hidrográfica de Filipinas continúa los trabajos
-de levantamiento en aquellas costas rectificando la de Luzón
desde Subic á Manila.
Por Real orden de 29 de Julio de este año sé ha dispuesto
-que una Comisión Hidrográfica levante el litoral de la isla de
Puerto-Rico y los planos de sus puertos.
En la Comisión del mapa geológico de España se han hecho comísióu d
los trabajos siguientes desde Mayo último á la fecha, Mapaoeoiógi
t.° Se ha impreso el tomo 16.° del Boletín de la Comisión
del mapa geológico de España que contiene:
a. Reconócimienio geográfico y geológico de la provincia de
Tarragona por D. Lúeas Mallada, un apéndice de D. J. Gon-
zalo y Tarín, en que se hace el estudio micrográfico de las
rocas hipogénicas descritas en la Memoria que consta de 175
páginas y va acompañada de su correspondiente mapa geoló-
gico en la escala de 1 : 400 000.
h. Memoria descriptiva de los manantiales minero-medici-
nales de la isla de Luzón, estudiados por la Comisión com-
puesta de los Sres. D. José Centeno, ingeniero de minas y vo-
cal presidente, D. Anacleto del Rosario y Sales, vocal farma-
céutico, y D. José de Vera y Gómez, vocal médico, creada por
^1 Excmo. Sr. D. Joaquín Jovellar y Soler, gobernador gene-
ral de Filipinas. En esta Memoria, mandada imprimir de Real
orden, que consta de 120 páginas, se describen las aguas aci-
dulas carbónicas de Lalo en Camarines del Sur, 4 manantiales
do aguas alcalinas hicarbonatadaSf 3 de ellos de La Laguna
y uno de Bataan; aguas alcalinas silicatadas de Santolau,
Manila; 11 manantiales de aguas sulfídricas^ 4 de Bulacan,
2 de Táyabas, y las demás de Pangasinán, Camarines Sur,
Benguet, La Laguna y Nueva Ecija; las aguas sulfidratadas
de Jigabó en Albay; 2 manantiales de aguas ferruginosas bi-
-carbonatadas de Camarines del Norte y Bulacán, las aguas fe-
S88 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA,
rruginosas sulfatadas de Tamalax en Albay; 5 manantiales de
aguas cloruradas sódicas de llocos Sur, Camarines Sur, La
Laguna, Albay y Lepaato; 3 de aguas cloruradas mixtas^ 2 de
Alva y uno do llocos Sur; las aguas sulfatadas calcicas de Cer-
vantes en Lepante y las aguas sulfatadas mixtas de Sapany
Mainets en Nueva Ecija.
c. Estudios relativos al terremoto ocurrido en Andalucía
el 25 de Diciembre de 1884 y á la constitución geológica del
suelo conmovido, efectuado por la Comisión destinada al
objeto por la Academia de Ciencias de París, presidida por
M. Fouqué; Introducción. — Exposición y discusión de los
fenómenos que caracterizaron el terremoto del 25 de Diciem-
bre.—Ñolas de la Comisión del mapa geológico de España á
dicho trabajo. Experimentos acerca de la velocidad de propaga-
ción de los sacudimientos en diversos terrenos por MM. Fou-
qué y Michel Levy. Acompaña á estos estudios el mapa sis-
mológico publicado con el original, así como las figuras re-
ferentes á los aparatos y experimentos para determinar la ve-
locidad de propagación de los sacudimientos.
d. Colecciones geológicas. Encargada la Comisión del mapa
geológico de España, de formar colecciones de rocas, minera-
les y fósiles con destino á los establecimientos de enseñanza
oficial, se ha procurado que las que se entregan sean lo sufi-
cientemente completas y bastante estudiadas para diferenciar-
las de las que ordinariamente puede adquirirse en los almace-
nes de objetos de historia natural. Como muestra de lo que
son las colecciones oficiales, se ha creído conveniente publicar
el Catálogo razonado que por orden del Ministerio de Fomento
y á solicitud del catedrático de terapéutica se ha entregado á
la Facultad de Medicina de Madrid.
Esta colección, estudiada por el ingeniero D. Daniel de Cor-
tázar, si bien no representa todas las especies petrográficas
que constituyen la estratigrafía de España, es, en cambio,
especialísima, por contener los materiales geognósticos donde
brotan las principales fuentes minerales de nuestro país, y
desde este punto de vista podría ser de verdadera utilidad para
€l estudio de la hidrología española.
PROGRESO DE LOS TRAIjAJOS GEOGRÁFICOS. 389
Las colecciones destinadas á las cátedras de Historia Natu-
ral de los Institutos y Universidades, se procura que los esta-
blecimientos de cada provincia reciban los tipos principales
de rocas y minerales de la Península, los especiales de la co-
marca para satisfacer mejor las necesidades de la enseñanza
provincial.
Cada una de las etiquetas de las 200 rocas que componen la
colección, expresa el número de la roca en el catálogo, su
nombre, sinonimia, peso específico, dureza, composición, edad,
procedencia, yacimiento y observaciones, entre las cuales se
expresan las circunstancias especiales que la caracterizan ó
^icompañan; por ejemplo, su estudio raicrográfico, la natura-
leza de las aguas que en ella brotan, los minerales que en ella
se encuentran, su aplicación, etc., etc. Con este tomo del Bo-
letín se publican también 12 láminas de la Sinopsis 'paleonto-
lógica de España, con las cuales se completan todas las del
sistema cretáceo inferior; cuyo texto, debido al Sr. D. Lucas
Mallada, se imprimió en el tomo xiv del Boletín.
2.** Ha comenzado la impresión del tomo de las Memorias,
que comprende la «Descripción física, geológica y agrológica
de la provincia de Soria» del ingeniero D. Pedro Palacios.
3.0 Repartidas las cuatro hojas 6.', 8.*, 12 y 16 del Mapa
Geológico en la escala do 1 : 400.000, cuya tirada se anunció
en la «Memoria sobre el progreso de los trabajos geográficos»
leída en Mayo de 1890, se ha tirado la 4.' y está estampán-
dose la 3."
4." Se han tirado y repartido también las hojas 15, 16, 19,
20, 23, 24, 27, 28, 31, 32, 39, 40, 47, 48, 55, 56, 03 y 64 de la
edición económica, en la misma escala.
5.** Se está estampando el mapa de conjunto en la escala
de 1:1.500.000.
6.*" Durante el año que acaba de transcurrir se han prac-
ticado estudios de campo en las provincias de Córdoba, León,
Lérida, Logroño, Santander y Zaragoza.
7." Se han continuado los trabajos de gabinete relativos á
■estas y otras provincias, así como los que se refieren á la for-
mación de colecciones de rocas minerales y fósiles para los
390
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Servicio esta-
dístico y mi-
noro.
Institutos y otros establecimientos de enseñanza oficial y cen-
tros científicos, liabiendo ya remitido al Colegio de Medicina
la de 200 ejemplares de rocas destinada á la cátedra de Tera-
péutica de la facultad de Medicina de la Universidad Central,
y cuyo catálogo hemos mencionado antes.
Servicio estadistico minero. — En los últimos meses del ante-
rior año económico de 1889-90, se ordenó á los ingenieros de
esta Comisión girasen una visita á las provincias de Guadala-
jara, Albacete, Valencia, Castellón, Ciudad-Real, Salamanca,
Falencia, Zamora, Valladolid, Burgos, Santander y Oviedo,
las cuales, agregadas á las que fueron visitadas en 1888-89,
componen la casi totalidad de las de la Península, y puede
decirse, que todas las que tienen interés bajo el punto de vista
minero.
De resultas de estas visitas se ha rectificado el catastro mi-
nero, que ejecutado por primera vez á raíz de haber sido creada
esta Comisión Ejecutiva, adolecía de los defectos confeiguientes
al abandono con que se había mirado este servicio y la falla
dé elementos para su desempeño, y aunque trabajo de tanta
entidad no puede darse por concluido, sin embargo, puestas
ya de acuerdo en cada provincia la Sección de Fomento, con
la Delegación de Hacienda y la Jefatura de Ingenieros, y
practicadas una minuciosa revisión de expedientes y datos en
los Archivos de cada una de estas oficinas, por los ingenieros
de esta Comisión, ha podido averiguarse la existencia de gran
número de concesiones, que afectas de vicio de caducidad,
tenían no obstante existencia legal, resultado de este descuido,
graves perjuicios para la industria y para el erario, y el de-
tentarse en manos muertas grandes extensiones de zonas mi-
neras, cuya reversión al Eslado se prosigue con gran actividad
por los medios legales y por las respectivas autoridades, ha-
ciendo esperar que en breve tendrá la industria minera uu
verdadero catastro con todas las condiciones apetecibles.
Otro servicio viene prestando la Comisión Ejecutiva no me-
nos importante que el anterior, y todavía por desgracia más
difícil de realizar, dados los vicios de nuestra legislación y la
falta de un reglamento de policía minera; este es el i*eferente
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 391
á la producción, cuya cifra dista mucho aún de la verdadera,
tanto en las toneladas producidas como en los precios asigna-
dos á los productos, siendo de esperar que, con el apoyo oficial
y el mejor acuerdo de las mismas empresas mineras llegarán,
á desaparecer paulatinamente las deficiencias que sobre su par-
ticular resaltan.
A pesar del escaso tiempo que ha mediado desde la publica-
ción de la Memoria estadística que comprendía el año econó-
mico de 1887-88 y separadamente la serie de cuadros genera-
les de los cuatro semestres de los anos naturales, asimismo
de 1887-88 la Comisión tiene reunidos casi todos los datos y
gestiona constantemente el envío de los pocos que le faltan
para la nueva publicación que espera verá la luz en breve
plazo. Esta publicación, referente en primer término al año
económico de 1888-89, comprenderá los cuadros generales
para los dos semestres del año natural, y contendrá, como la
anterior, los datos de Aduanas y el movimiento de minerales
por los ferrocarriles, los concernientes á los establecimientos
de Almadén y Arrayanes, varios apéndices, siendo ilustrada
como aquella con mapas y diagramas.
Hé aquí los principales datos de interés que han de consig-
narse en la estadística del año de 1888-89, sin perjuicio de
cualquier variación que pudieran sufrir por rectificaciones
que se hagan conocer á este centro á última hora.
RAMO DE LABOREO.
En 1.*» de Julio de 1889 había en toda España 15.178 minas,
1.899 demasías, 66 terreros y 65 escoriales, con una superficie
total de 500.428 ha. 9.723. De ellas eran productivas 1.849
minas y 626 demasías, con 239.017 ha. 8.384.
En todo el año económico de 1888-89 «e expidieron 1.259
títulos de minas y demasías con 26.515 ha. 5.120 y se cadu-
caron 2.893 con 52.316 ha. 6.619, resultando una disminución
en la propiedad minera de 1.634 con 25.801, 1.499 ha., debido
no á decadencia de la industria, sino á las gestiones de la Co-
misión que dieran por resultado el que se llevara á término
:m BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
la tramitacióQ de numerosos expedientes que estaba en sus-
penso sin razón de ser.
Las minas que han estado en explotación dieron eu 1888-89
un producto de 9.455.836 t. métricas de mineral de todas cla-
ses, de un valor de 94.939.571,59 pesetas, ocupando 56.151
operarios y 679 máquinas de vapor con la fuei*za total de
17.904 caballos.
En el referido año económico de 1888-89 y coeT respecto al
ramo de beneficio hubo 161 fábricas en actividad con 64 má-
quinas hidráulicas, de fuerza total de 1.591 caballos y 444 de
vapor con la de 26.450 caballos, que emplearon 16.223 opera-
rios, dando un rendimiento total de 127.751.318,54 pesetas.
De los demás centros oficiales no se han recibido noticias.
EUROPA.
Axioma es, reconocido por todos, que tan indispensables sou
los conocimientos geográficos para la guerra, como la vista
para trasladarse de un punto á otro; y que, cuanto mayor sea
el campo de acción sobre el que deban desarrollarse las tro-
pas, más profundos deben ser aquellos conocimientos. Si en
las microscópicas batallas de la antigua Grecia, la geografía
que debían saber los strategos quedaba reducida á la topo-
grafía del estrecho campo de combate, en las actuales guerras
entre las grandes potencias, donde juegan ejércitos que pasan
de un millón de hombres, los detalles topográficos son un ac-
cidente en el extenso territorio que ocupan legiones tan nu-
merosas, y la geografía sublime, digámoslo' así, la geografía
con toda la serie de conocimientos accesorios, se impone como
necesidad imprescindible para el general qne debe manejar
tantos y tan distintos elementos; si á más de esto el teatro de
la guerra se ensancha, agregando á las tierras la inmensa su-
perficie de los mares, no hay para qué encarecer la extensión
que debe darse á la ciencia geográfica. Así lo han comprendi-
do los hombres de Estado ingleses, que estudian la superficie
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. \m
del planeta con la solicitud del agricultor que trata de conocer
sus fincas para darles el más provechoso cultivo, y para que
en el porvenir le den grandes rendimientos y ofrezcan más co-
modidades y bienestar á sus herederos. Así lo han entendido
igualmente los generales de sus ejércitos marítimos, que te-
niendo por campo de batalla el mundo entero, han de dar ma-
yores vuelos á su estrategia, por la increíble movilidad de sus
fuerzas y su larguísimo radio de acción; por eso decía el al-
mirante Jervis, que las primeras líneas defensivas de Inglate-
rra, estaban siempre ou las costas del enemigo, como ya lo
había demostrado Drakc al incendiar los buques españoles
dentro del puerto de Cádiz, como atrevido reto al poderosos©
Felipe II. Las segundas líneas son el Océano todo, que guar-
necen con sus cuatrocientos buques de guerra; y las terceras
se encuentran en su propio litoral defendido con exquisito
celo y hasta con prudencia excesiva.
Han hecho los gobernantes británicos, sobre todo desde los
tiempos de su grau reina Isabel, lo humanamente posible
por alcanzar la supremacía en los mares sin reparar en los
medios; pero esta segunda línea de defensa, que han ido per-
feccionando con tanto esmero, como que en ella cifran la se-
guridad de su patria, tiene demasiada extensión para cubrirla
como es debido; ni su potente marina militar, ni los numero-
sos puntos fortificados en sitios hábilmente elegidos, ni sus
grandes guardias en la entrada y salida de los mares cerra-
dos, ni el acaparamiento del canal de Suez que les asegura el
privilegio exclusivo de aquel paso en la ocasión de una gue-
rra; ni el dominio del África desdo el Nilo al Cabo de Buena
Esperanza, ni la rápida comunicación entre los dos océanos
que les permiten sus tierras canadienses; ni los cuadriláteros
en el Pacífico, nada de ello es bastante, si á todas partes y con
sus propios recursos debe acudir la verdadera patria inglesa,
el home británico por excelencia.
No hay nación que en el transcurso de tres siglos haya se-
guido con mas perseverancia una misma línea de conducta,
ni haya rendido culto más fiel á la egoísta pero patriótica sen-
tencia de «Cada uno para sí»; máxima que, si no muy ajusta-
994 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
da al Evangelio ni á veces muy equitativa, es al fin y al cabo
la que todas las naciones de la tierra siguen, han seguido y
seguirán siempre que puedan.
Entre las buenas cualidades que á la nación inglesa distin-
guen, es una de las principales la de saberse amoldar alas
circunstancias, variando de regla con tal de que la misma va-
riación conspire á idéntico fin: ella comenzó, por ejemplo, la
trata de esclavos cuando le convino, y en el avance de su civi-
lización y de su poderío, ella también, como en desagravio de
aquella iicción inmoral, fué la primera en procurar la aboli-
ción de la esclavitud; proteccionista cuando debía serlo, se
puso á la cabeza del libre cambio cuando se halló en condi*
cienes de sostener las competencias, hasta el punto de matar
su propia agricultura para dar pan barato á su pueblo, y enca-
minarlo hacia sus naturales fuentes de riqueza, que son la in-
dustria y el comercio: ella, por último, tiene la India como po-
sesión colonial á la que ni por sueños piensa en concederle los
modernos derechos, y al mismo tiempo, permite á las diversas
provincias que forman el Dominion del Canadá y á las colo-
nias de Australia y Sur de África, una autonomía rayana en
absoluta independencia.
Pero tan brillan te habilidad no es suficiente para sostener la
inmensa balumba de su poderío y ejercer en todas partes la
ocupación efectiva; y para que ese poderío continúe y crezca,
nació la idea de la «Federación imperial», en el Congreso co-
lonial celebrado en Londres el año 1887.
Escarmentada Inglaterra con la emancipación de los Esta-
dos-Unidos, y viendo las aspiraciones autonómicas de sus co-
lonias que se han desarrollado, dando señales de haber salida
de su adolescencia y de cumplir su mayor edad, quiere buscar
lazos que las unan fuertemente á la metrópoli; que sujetas á
un mismo Parlamento y bajo la misma bandera, formen con
ella lo que llaman la Mayor Gran Bretaña, creyendo que en
el estado actual do las ciencias, y borradas las distancias, no
hay dificultad para lograrlo. Con esto pensamiento llevado á
la práctica y siguiendo la misma política que hasta hoy ha se-
guido, do acaparar el comercio y extender su iníluencia por
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 395
todo el planeta, aseguran los partidarios de la Federación,
como Dilke y el conde Rosebery, que Inglaterra será la sobe-
rana universal.
Hace veinte años, el inglés Prevost-Paradol, como inspira-
do profeta, auguraba que el globo quedaría repartido entre las
razas inglesa, rusa y china: hoy, más radicales, lanzan los
nuevos apóstoles el grito de England for ever, solo Inglaterra
prevalecerá.
Para observar esa tendencia, de muy antiguo acariciada por
los ingleses, no era necesario ser muy lince; ahora la procla-
man con entero desahogo, porque se juzgan bastante fuertes
para sostenerla.
La lucha está iniciada: ¡alerta naciones latinas! No os des-
cuidéis: el trabajo, el estudio y la unión son absolutamente
indispensables para vuestra vida; de no emplear estos únicos
y legítimos medios, quedará por desgracia demostrado con los
hechos, que la raza anglo sajona es superior á la nuestra; te-
ned presente que las razas inferiores sucumben siempre.
Sería lástima por la brillante historia que los latinos tienen,
y porque prevaleciese el intrincado y estrafalario idioma in-
glés, sobre el armonioso y enérgico español. ¡Plegué al cielo
que no se cumpla tan detestable profecía!
Los avaros suelen tener rasgos de generosidad que ellos
mismos no pueden explicarse. En Inglaterra se han visto
dos: uno de ellos el regalo que de las islas Jónicas hizo á
Grecia, el segundo la devolución de la isla de Ilelgoland que
ha hecho el 1.* de Julio al imperio de Alemania. Confieso que
no puedo entender esta largueza, en una nación que disputa
con encarnizamiento hasta un peñón insignificante, por más
que esté envuelta en el tratado anglo-alemán para el reparto
de África , pero el hecho es cierto y no hay más remedio que
alabarlo; sin que tengamos motivo ni aun para recordar el
vulgar proverbio español do a cuando el arriero vende la
bota...»
Dejemos ya los felices habitantes de las Islas Británicas y
atendamos una proposición económica del barón Reille, que
nuestro presidente hace tiempo ha reclamado para España^
396 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
y es la reunión en un solo Instituto geográfico, de todos los
servicios que en Francia se refieren á cartografía y topografía,
sea cual fuere el Ministerio de que dependan, porgue en nues-
tro país, que por lo visto tiene el dinero de sobra, gasta cada
centro ministerial como si fuera una nación aparte, cuando
podría ejecutarse todo en el mismo centro, utilizando cada
uno lo que necesitase para su cometido especial. Ya que
tanto se copia, bueno sería copiar lo que á todas luces con-
viene.
Otra medida útil y que en nuestra nación hace tiempo que
se está predicando en vano , la van á efectuar los rusos esta-
bleciendo un museo comercial en cada uno de sus consulados
más importantes; es la perfección de la idea, puesto que no
hay mejor medio para dar á conocer los productos de un país,
que el establecimiento de un depósito ordenado en los países
con quienes se tiene el principal comercio, ó con los que quie-
re entrar en relaciones mercantiles.
En España se necesita una voluntad de hierro para im-
plantar novedades por útiles que sean, si han de depender de
la perseverancia de muchos; es virtud que no ha sentado sus
reales en nuestra Península; todo se reduce á elevar quejas
al cielo y á ecliar la culpa de todo á los Gobiernos; pero nadie
se mueve, como si hubiera de repetirse la benéfica lluvia del
maná.
Otra idea que se impone. El Gobierno italiano, conforman-'
dose con la transacción propuesta por la Universidad de Bo-
lonia, ha comunicado á todas las potencias que coucurrierou
al Congreso de Washington de 1884, una reunión con objeto de
que se adopte un meridiano único, el de Jerusalén, para la
hora universal, que se indicarla en los despachos juntamente
con la respectiva hora local.
De no adoptarse como punto de partida el meridiano de la
isla de Hierro, (jue es el único entre todos que tiene derecho
histórico, convendrá adoptar uno cualquiera, aunque, acep-
tado para las longitudes el de Greenvich, parecía más lógico
contar desde 61 las horas. No podrá tachárseme en esto de an-
glofobia.
I
I
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 307
ASIA.
«
La Sociedad Geográfica de San Petersburgo, cuya suerte no
me canso de envidiar, porque ha conseguido obtener del pue-
blo y del Gobierno toda clase de protección, al revés que la
nuestra, prosigue por medio de sus comisionados, interesan-
tes exploraciones en el Asia, muy particularmente en el Tibet
y toda la región central hacia la China y la India.
El capitán Grombchesvki, que debía explorar el O. de la me-
seta de Pamir, no pudo verificarlo por especiales circunstan-
cias, y se dirigió hacia Oriento para reconocer los orígenes del
Roskemdaria, que había ya intentado en 1888 y lo consiguió,
completando así los estudios de la expedición del coronel
PeutsoíF. Eñ 10 de Abril se encontraba en Jolan desde don-
de trataba de encaminarse hacia el S. en dirección al Nia,
con objeto de reunirse con PeutsoíF. Logrado su objeto, se
separó nuevamente desús compatriotas, marchó á Polu pa-
sando antes por las minas de oro de Sarjam que explotan
unos 3.000 chinos. Las autoridades chinas le prohibieron en-
trar en el territorio tibetano, y entonces se dirigió hacia las
inexploradas regiones altas del Tibet occidental.
PeutsoíT, después de haber pasado el invierno en Nía, se
dirigió á Tibet por el desfiladero de Idyhek Jansum; durante
la invernada, deteniente Roboruski reconoció el río Cherche-
ne, y el ingeniero Rogdanowich las montañas de Karagun
Tag al S. de Jotan.
Los hermanos Grum Grimailo se hallaban á mediados de
Enero en Janis; habían explorado la cordillera china del
Thian Xañ; llegaron á las fuentes del Jargos que nace al pie
de una de las más elevadas cumbres de los montes del Cielo,
la del Does Magueneor, al que atribuye 6.600 m. de altitud;
después subieron al Bogdoola al E. de ürumchi, bajando por
último al oasis de Turfan á orillas del Lob ñor. Este viaje ha
de reformar todos los mapas del Thian Xañ oriental, que lo
representan como una llanura arenosa, cuando es una región
accidentada y llena de montañas.
-.J98 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
También el príncipe Enrique de Orleans y su compañero
Bonvalot que trataban de cruzar el Tibet de N. á S. , lo han
conseguido con toda felicidad. Comenzaron su expedición en-
trando en el Turquestán oriental; siguieron el valle del Tarim
hasta tocar lo cordillera que es prolongación del Kuen Luu
y separa el Tui*questán del Tibet. Entonces trataron de pene-
trar en esta ultima región yendo directamente al S. desde
Charkalik á través de un terreno pedregoso hasta el pie del
Altin Tag, que atravesaron pasando por dos collados, el Kum
Davan y el Tas Davan. Encontraron luego otra cordillera, el
Xiaman Tag, en cuyas peñascosas y altas mesetas sufrieron
mucho á causa de lá temperatura que era de 15"* bajo cero de
día y descendía por la noche á — 29°. Desde allí se lanzaron
derechos al S. cruzando afortunadamente por un país entera-
mente desconocido hasta llegar áTatsienlu, provincia china
del Sechuan. En ella encontraron un vicario apostólico de los
padres misioneros y en cuya misión se encuentran unos 200
católicos.
En Cambodía ha terminado igualmente su viaje el francés
Pavie, que desde Hanoi remontó el río Claire, y cruzando el
país de Xaus, pasó al Mekong en Luang Prabaug bajando por
él hasta Pnom Penh.
Los ingleses, en cambio, no han tenido buen éxito en su
excursión militar en el Tibet por la parte de Sikkina, de donde
han retirado sus tropas.
Parece que en Corea surge ahora una cuestión que puede
revestir cierta gravedad por disputarse la preponderancia en
aquel reino, ingleses, rusos, japoneses y norte-americanos. Sa-
bido es que el rey coreano es vasallo del emperador de la Chi-
na; que en tal concepto hay en la capital, Seúl, un agente del
Gobierno de Pekín y que todos los años recibe un rico presen-
te el emperador como signo de vasallaje. El de Corea no sufre
sin disgusto esta dependencia, y repetidas veces ha tenido co-
natos de sacudir tan odioso yugo.
Ahora tales intentos se han acentuado, gracias al apoyo y
consejos del norte-americano Mr. Denny; en consecuencia;
han aprovechado esta coyuntura las potencias antes citadas.
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 399
entablando relaciones directas con el rey de Corea y procuran-
do cada cual sobreponerse á las demás. Los Estados-Unidos en
1882 y luego Rusia en 1888, celebraron tratados comerciales,
pero de repente, quien se ha adelantado á todos, ha sido el al-
mirante norte-americano Belknap, que ha ocupado á Seúl con
un fuerte destacamento de su escuadra, instalándose él con su
estado mayor en el mismo palacio real. Veremos hasta qué
punto lo sufre el soberano de China, el del Japón y las poten-
cias europeas Inglaterra y Rusia.
ÁFRICA.
Nada de particular ocurre en Marruecos; es decir, nada nue-
vo favorable para España: siguen pululando las intrigas entre
la gente diplomática de las demás naciones europeas, viendo
cada cual la mejor manera de aumentar su influjo. Los alema-
nes en voz alta, y los ingleses en silencio, son los que al pa-
recer adelantan más. Cuando llegue el fin, que tal vez no se
haga esperar mucho, nos contentaremos con encogernos de
hombros y copiar el estoicismo de nuestros parientes los ma-
rroquíes y su piadoso dicho «¡estaba escrito!»
Pasemos á lo largo de la costa occidental de África, sin de-
tenernos en nuestra mal atendida posesión de Río de Oro, ni
en la turbulenta del Senegal francés; doblemos el Cabo de las
Palmas para descubrir la costa de Dahomey, donde los fran-
ceses tienen que habérselas con las amazonas del feroz sucesor
detjleglé; no con las hermosas matadoras de hombres de He-
rodoto que originarias de la costa occidental de Marruecos,
cruzaron toda Europa y establecidas en el Caucase, perecieron
heroicamente; no con las Deyaniras, Pentesileas y Orizias,
sino con las horribles marimachos negras del déspota Daho-
meyano, que forman la vanguardia de su ejército, y que, em-
briagadas con espirituosa ginebra^ avanzan sin temor hasta
llegar á las bayonetas y á los cañones europeos.
Portugal hizo bien al abandonar un protectorado que no po-
4C0 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
dría mantener: puesto que Francia ha visto comprometido
hasta el honor de sus armas ante las hordas del Nerón
africano.
Después del ataque sostenido el 4 de Marzo detrás de las
trincheras de Kolonou y del escarmiento que les dio el tenien-
te coronel Terrillon; después de haber comenzado los prelimi-
nares de paz con la mutua devolución de los rehenes, el rey
negro prosiguió la campaña y el 20 de Abril sostuvicrou sus
gentes con las tropas francesas vivísimo combate 7 km. al
NNE. do Portonovo. Componíanse estas últimas de 350 sol-
dados regulares con tres piezas de montaña y un cuerpo de
vanguardia formado por una compañía de tiradores del Seue-
gal y 500 auxiliares del rey l'offa. Atacaron á los dahomeya-
nos que tenían 7,000 guerreros y 2.000 amazonas, y se hallaban
guarecidos en el pueblo de Achupa; pero pronto se. invirtió el
ataque, embistiendo los negros á cuerpo descubierto á pesar de
la metralla y obligando á los franceses á formar el cuadro»
después de ahuyentar á los auxiliares de Taffa; el cuadro re-
trocede sin romperse, y marcha dos horas en retirada á Porto-
novo; haciendo alto varias veces para rechazar los violentos
ataques de las harpías amazonas que llegan hasta las compac-
tas filas, muriendo muchas á bayonetazos.
Este combate confiesan los franceses que les costó 8 muertos
y 53 heridos; asegurando que las pérdidas del enemigo fueron
la tercera parte do sus tropas; pero la verdad es que la situa-
ción de los franceses no mejora; de 1 200 hombres que guar-
necen la colonia, más de la mitad están enfermos de fiebre,
disentería ó de anemia; Portonovo, donde se encuentra el cuar-
tel general, es insalubre y los soldados sufren mucho con los
rigores de la intemperie. Las negociaciones entabladas con el
tirano de Dahomey no parecen muy seguras ni que se dó por
vencido, antes bien, ha emprendido una serie de incursiones
en los países limítrofes, sobre todo contra los Egbas, habiendo
destruido más de 130 pueblecillos, hecho 2.000 prisioneros y de-
gollado sin número de mujeres y de ancianos, después de ro-
bar cuanto á mano encontró.
Es problema un tanto arduo el que Francia tiene que resol-
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 401
ver en aquel terrible país; y que solo puede hacerlo atacando y
destruyendo al cruel Behanzen en su misma capital Abomey.
Otro problema es el reparto entre Francia, Inglaterra y Ale-
mania de todo el Sudán occidental y el central; de este ya se
encargan las dos últimas naciones, permitiéndose mutua-
mente, por el Tratado de 1.* de Julio, hacer toda clase de con-
tratos con los jefes de aquel país, pero dejándose el paso libre
para el comercio hasta el lago Chad; hacia este se encaminan
los ingleses por el Banué, y los alemanes desde su posesión de
Camarones. Inglaterra se lleva la palma, y así como es dueña
de una zona N.-S. de África, desde el cabo de Buena Espe-
ranza al Cairo, obtendrá también el dominio de otra en el
sentido E.-O., desde el Níger hasta el Nilo y la costa de los
Somalis. Francia debe contentarse con la parte alta del Níger
y su comunicación con Dahomey.
Por otro Tratado, concluido el 5 de Agosto entre Francia é
Inglaterra, se reconoce á la primera el protectorado de Mada-
gascar, y una extensión de inñuencia desde sus posesiones
mediterráneas hasta el Níger y el país de Sokoto hacia el lago
Chad, y en cambio, la segunda obtiene el reconocimiento de
su protectorado sobro las islas Zanzíbar y de Pemba.
El explorador alemán Zingtgraff ha salido el 5 de Septiem-
bre para Camarones, con el intento de estudiar los recursos
que ofrece el país, teniendo como punto de partida la estación
de Bali que había fundado anteriormente.
En el Congo francés, en ese Congo donde nuestros amigos
los franceses nos disputan con una tenacidad inconcebible la
pequeña zona comprendida entre la Punta de Santa Clara y
el río del Campo, siguen haciendo exploraciones como la de
Cholet hacia el río Sanga, y la de Crampel, visitador de nues-
tro territorio, que después de subir por el Congo y su afluente
el Ubangui, debe dirigirse al N. hasta el lago Chad; una vez
llegado allí, y celebrar, si puede, un convenio con los Tuareg,
dividirá su gente en dos secciones; una que debe atravesar el
Sahara hasta la Argelia, y otra que marche al O. por el río
Beuué.
También acaban los franceses de establecer un nuevo vica-
26
402 BOLETÍN DE LA 50CIEDM) OEOÚRÁKICA.
riato en la cuenca superior del Ubangui, para la cual
nombrado obispo el misionero Angouard.
En estos días hau insertado los periódicos ua telegrama
Londres dando cuenta del mapa de África que publica la
ciedad Geogi'áGca inglesa, en el cual se marcan las posesic
españolas del golfo de Guinea á gusto de lo3 franceses, y
cambio, llenan aquel continente los colores británicos, su
niendo sujetas á su influencia zonas enormes que lo ocu
de S. á N. y de Oriento á Poniente; como on casi todas
publicaciones de esta índole se indica de igual manera la p;
que á España interesa, nuestra Sociedad Geográfica, ce
justa protesta á tan erróneas apreciaciones, dará ua mapa
el que se restablezca la verdad, scñalaudo los territorios á *
tenemos derecbo, y que, por lo tocante al golfo de Guiu
comprende desde la divisoria entro los ríos Gabón y Mu
hasta la desembocadura del río Campo, con una zona q
scgiin lo establecido en la conferencia de Berlín, para las
rras interioi'es ó hinterland dp las posesiones europeas, He;
hasta el grado 17° de longitud E. de Greenwich, Ó sea ha
la orilla derecha del Ubangui ó Mubangui, anuente del Con,
España debe saber que, si reivindicó por manera tan em
gica sus derechos sobre las islas Carolinas, no con menos
zón debe reclamar las cuencas del Muni y del Benito en Gi
nea, que tan obstinada como injustamente quiere arrebatan
Francia.
£1 capitán Bocker ha llenado un claro en la geografía i
centro de África, entre el Ueló y el Aruimi. El explorad
partió de Yambuga sobre el Aruimi, empleando veinticuai
jornadas para llegar al Uelé, cruzando un bosque de allísio:
árboles, continuación, sin duda, del que atravesó Stanley
su marcha al lago Alberto. Pasó el río Lulu, afluente <
Aruimi, cerca de su conQuencia con el Congo; cruzó despi
el Itimbiri y el, Rubí, este ultimo, junto á unas cataratas; i
conoció cuatro suballucntes, dos por la derecha y dos por
izquierda del Rubi, y á los tres días de marcha llegó al Ue
en un punto donde se halla una estación del Estado del Cod)
Del árbol caído todos hacen leña ; esto puede decirse de
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 403
cuestión que el Estado independiente del Congo suscita á Por-
tugal con motivo del territorio de Muata Yanvo, que hasta
ahora se había considerado como el trozo interior de la provincia
portuguesa de Loanda, y que, con arreglo al convenio anglo-lu-
sitano de 20 de Agosto último, quedaba dentro de la influencia
de Portugal; pero el Estado del Congo dice que, según el Tra-
trado de 14 de Febrero de 1883, el Kuango sirve de límite del
Estado por el O., y todo el lado oriental queda ipso fado fuera
del dominio portugués; alguna dificultad ofrece este derecho
invocado, cuando ambas partes apelan al arbitraje del Consejo
federal suizo.
También parece que encuentran los portugueses algunos
obstáculos por parte del reyezuelo de Bihé, entre el Cunene y
el Cubango; y aun corren voces de que no es extraño á esta
malquerencia cierto misionero escocés, al que Silva Porto ha-
bía recomendado eficazmente á los indígenas.
Ingleses y alemanes se han repartido el África siguiendo
procedimientos iguales; cada una de ellas ha fundado primero
siete compañías consecutivas, y después de ellas ha venido el
protectorado y en seguida la dominación directa; bien deta-
llado está el reparto del África central en el libro publicado
por Mr. Fief, secretario general de la Sociedad belga de Geo-
grafía; ya no queda un solo claro que no tenga los colores in-
gleses ó germánicos, de manera que pueden darse por despe-
didas las demás naciones. Portugal ha tenido que sufrir, la
primera, los efectos de aquel contrato entre los poderosos, y
por más que trabajen por el Zambeze, no lograrán un palmo
de terreno sobre lo que se les ha concedido; por si no bastase
lo hecho por Inglaterra, acaba de adquirir esta el protectorado
del Barotse, región colocada al NE. del Zambeze hacia la
divisoria de este río y el Congo, así como la del reino Ba-
manguato al N. del Transvaal.
Un acontecimiento se dibuja en el África austral, que puede,
en cierto modo, llegar á ser un hecho, porque vendrá en auxi-
lio de la gran federación inglesa, de que anteriormente di no-
ticia. Empieza á tener allí muchos prosélitos el partido llamado
autonomista, el cual pretende formar una repíiblica federal
401 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA,
compuesta de las colonias del Cabo y de Natal, del Transvaal^
el Estado libre de Orange, y de todos los territorios que en
aquel país reconocen el protectorado de la Gran Bretaña, con
la cual entrarían todos ellos en confederación. La idea prosi-
gue su camino, y no se puede predecir si se contentarán los
autonomistas con esta solución ó preferirían la independen-
cia completa.
Antes de pasar adelante he de anunciar que el viajero Trivier
va á emprender una excursión con objeto comercial, saliendo
á principios de este mes de Burdeos y, tocando en Dakar que,
visitará sucesivamente todo el litoral africano hasta llegar á
Zanzíbar, término de su expedición.
Por su parte el Gobierno portugués comisionó al Sr. Car-
valho para que vaya á Mozambique con el fin de estudiar los
recursos de aquella provincia.
En el pugilato de astucia y de fuerza que mantienen Alema-
nia é Inglaterra sobre los países inmediatos á los grandes lagos
de África, no es la primera la que lleva peor parte, auxiliada
por sus leales emisarios Emin bajá^ mayor Wissmann, el doc-
tor Peters y aun se dice que el capitán italiano Casati que
volverá al África. Todo el juego de los ingleses ha sido lograr
una comunicación por aquella comarca entre sus nuevas ad-
quisiciones del Zambeze y antiguas del Cabo con el alto Xilo
que cuentan ya como suyo lo mismo que lodo el Egipto. Por
eso con todo afán disputaban á los alemanes los terrenos
orientales del Tangañica; pero Alemania está firme en soste-
ner su demanda hasta el grado 30 al E. de Greenwich y solo
concede el paso libre á los ingleses entre este lago y Victoria
Nansa. Además se encuentra Inglaterra con la dificultad de que
el rey de Uganda rechaza su protectorado, y más bien se inclina
á los alemanes, habiéndose hecho cristiano y pedido misio-
neros y médicos al cardenal Lavigerie, ofreciéndose en cambio
á combatir la esclavitud.
Los comisionados alemanes van pacificando el país sujeto
á su influencia, después de haber sostenido varios combates
Vissmann al S. de Bagamoyo, Peters al O. y Emin bajá en
las inmediaciones del lago Victoria.
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 405
Subiendo en latitud N. nos encontramos con otra cuestión,
Italia con Inglaterra ¡siempre Inglaterra! Tanto se la oye que
nada tendría de extraño que el mundo se cansara de su nom-
bre, como el ciudadano ateniense estaba harto de oir el de Arís-
tides, y que, andando el tiempo la condenase también al ostra-
cismo, á pesar de la fama que tiene de defensora de las buenas
causas; fama que indudablemente debe ser tan justa como el
dictado que ostentan sus reyes de Fidei defensor.
Italia desea tener la costa oriental de África desde el río
Yuba hasta el grado 8** de latitud N.; y en el interior pretende
que su zona de influencia llegue á los territorios Gallas y del
Harrar que reconocen la soberanía del Negus Menilek; pero
Inglaterra quiere abarcar hasta Kaífa, país explorado por los
viajeros Teleki, Hóhnel y Borelli: hacen oposición poco viva
los ingleses hacia esta parte, porque les importa más la zona
del Nilo, y tienen gran extensión sobre el Indico y sobre el
golfo de Aden.
Las dificultades con que Italia tropezaba en Abisinia, á lo
que parece, van allanándose; los generales del Negus Etiope,
uno de ellos el famoso Ras Alula han hecho el solemne jura-
mento sobre la cruz y el evangelio de no quebrantar la paz
con los italianos, que mantienen su frontera por el Mareb y el
Belesa. No se presenta igualmente halagüeño el porvenir
hacia el Sudán: Kassala, posición estratégica que Italia ambi-
ciona está lejos de caer en sus manos. Reina en el Sudán
oriental la más completa anarquía, acentuada cada vez más
desde la muerte del Mahdi, poderoso enemigo de los ingleses;
su sucesor Aldulai carece de prestigio y sus principales jefes
se han convertido en otros tantos reyezuelos. Ahora so dice
que el célebre Osman Digma intenta apoderarse de Kas-
sala, destronando á Abdulai para reconstituir el imperio del
Mahdi.
Entre tanto los ingleses siguen muy á gusto en Egipto, sin
que den señales de dejarlo; antes bien, lo dirigen sin cuidarse
de las advertencias y protestas que de tiempo en tiempo reci-
ben, y á las cuales contestan siempre lo mismo con la mayor
cortesanía. Ya todo el mundo se va acostumbrando al hecho
406 BOLETÍN DE hk SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
consumado de la ocupación y á ver en el canal de Suez un
patrimonio de Inglaterra, que se convertirá en exclusivo en
cuanto llegue el caso de una guerra. En tiempo de paz ya lo
es; véase la relación del movimiento de buques en el año 1889
y se observará que de los 3.4*25 que han cruzado el istmo,
2.611 eran ingleses con 5.352.886 t. ó sea cerca del 79 por 100
de las 6.783.180 que medía el total de los buques.
Terminando la vuelta del continente africano, nos hallamos
en el litoral Mediterráneo, que oculta hoy desde Egipto á Ma-
rruecos arduas cuestiones, probablemente resueltas en el por-
venir con una guerra europea: la codicia de lodos no ha podido,
en verdad, evitar lo que la astucia y la fuerza de dos atrevidas
naciones ha logrado; pero, por lo mismo, es cada vez más di-
fícil imitar estos ejemplos: si Francia se ha establecido en
Túnez ó Inglaterra en Egipto, ha sido por sorpresa: hoy estáu
todos muy alerta y por eso Italia llega tarde al demostrar su
disgusto por Tiínez y su aspiración por Trípoli, así como sobre
Marruecos están fijos los ojos de Europa entera.
Francia es la que se muevo con más ahinco y busca los me-
dios más estratégicos y simulados para el ataque. Ha dejado
ver su deseo de rodear el Mogreb, enlazando su posesión Ar-
gelina con el Senegal; pero ambicionando más, quiere unir
ambas con el Niger y las regiones del lago Chad, y por eso
agita formalmente la cuestión del ferrocarril por el Sahara:
titubea en construirlo junto á la frontera de Marruecos, porque
es descubrir demasiado su pensamiento^y se decide mejor por
Ouargla y Anguid que al mismo tiempo considera más seguro.
Nosotros proseguiremos observando todas las maniobras,
como los lugareños presencian absortos y entretenidos los
juegos de cubiletes y las habilidades del juglar de plazuela.
AMÉRICA.
Por caprichos de la suerte lleva Terranova el nombre que
en América menos le cuadra, porque precisamente debiera
llamarse Terra antiqua, por ser la primera ó una de las pri-
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 407
meras que cerca de quinientos años antes del viaje de Colón,
vieron los europeos escandinavos mandados por Erik el Rojo,
llamándola Markland.
Volvióla á ver Juan Caboto en 1494, y hay quien añrma la
descubrieron los vascongados, animosos pescadores de balle-
nas que enseñaron á los holandeses las costas de Groenlandia
donde las buscaban.
Hacia 1580 se reunían en las aguas de Terranova sobre 400
embarcaciones á pescar el bacalao, de las cuales más de 100
eran españolas, y las otras francesas ó inglesas. Por el funesto
tratado de Utrecht de 1713 se concedió á Francia el derecho de
pesca y taimadamente se ;iegó á España, quedando para la
primera el privilegio de establecer secaderos y almacenes en
la costa occidental de la isla, que hoy todavía se llama Frenc/i
Shore 6 costa francesa. Este privilegio les molesta mucho á
los ingleses y tratan de mil maneras de quitarlo, ya ponién-
doles trabas en las construcciones en tierra, ya prohibiendo á
los pescadores franceses coger el cebo necesario para la pesca
del bacalao, con lo cual se suscitan mil cuestiones diplomáticas
entre los gabinetes de Londres y de París.
De aquí, sin duda, ha nacido la idea de ofrecer á Francia
una compensación á cambio del abandono de la French shore;
es decir, de la renuncia á la pesca en aguas de Terranova: el
premio sería la retrocesión á los franceses de la isla Mauricio
ó de Francia en el mar índico; pero aparte de que semejante
compensación, solo aprovechaba á los ingleses, los isleños no
se muestran muy dispuestos á ella, porque ni les agradan las
leyes de policía y de seguridad que da Francia, ni la embro-
llada burocracia; según el dictamen de M. Dejean de la Batie,
perderían en el cambio, á causa de las tendencias del Gobierno
francés á hollar la libertad individual y los derechos do la
conciencia; la República y los habitantes de la isla Mauricio,
dice, pueden compararse á una madre y á sus hijos que no
pueden vivir en paz, sino estando separados. ¡Lucida queda
Francia con semejante informe!
Ya di cuenta en otra ocasión del conflicto pendiente entre
Inglaterra y los Estados-Unidos con motivo de pretender la
406 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
nación americana que el mar de Beering debe considerarse
como mar cerrado, y en consecuencia como uua especie de
golfo no sometido á las reglas generales del derecho marítimo
internacional. En una palabra, que los Estados-Unidos quie-
ren ejercer solos el monopolio de la pesca de focas.
Esta misma nación sostenía exactamente la teoría contraria
cuando el territorio de Alaska, sobre el continente de América,
pertenecía á Rusia, que dueña de todas las tierras é islas que
circundan el mar de Beering, reclamaban su. posesión exclu-
siva, que les negó en absoluto el gabinete de Washington. Con
estos antecedentes, ya se conoce de parte de quién está la ra-
zón, y mucho más recordando que siempre ha sido libre la
pesca de focas para los buques ingleses y de las demás na-
ciones.
Y sin embargo, Inglaterra, con el derecho de su parte, no
ha enviado todavía su ultimátum: lo que se hace con Portugal
no puede hacerse tan fácilmente con los Estados- Unidos:
con ellos se usa más cortesía. Por supuesto que, en esta
cuestión como en todas, nunca falta un abogado pica-
pleitos que defienda con argucias lo más insostenible, y así
acontece ahora: hay uno que establece la distinción entre la
propiedad del mar y el derecho de la pesca; con cuya teoría
puede el Gobierno norte-americano prohibir dicha industria en
todas sus tierras como en las islas de San Pablo y San Jorge,
y en las aguas jurisdiccionales, considerando estas con el nú-
mero de millas que se necesite para que resulte el monopolio
en su favor, no las tres que señala el derecho internacional,
sino 50 qne son las que recorren las focas para buscar el pasto
necesario á sus hijuelos, así como los ingleses lo extienden á
10 en las pesquerías de perlas alrededor de Ceilan. El argu-
mento no está mal preparado; pero mejor lo está la opinión
del presidente Harrison, segiin la cual, debe precederse con
arreglo á la legislación americana contra los buques ingleses
que pesquen focas en el mar de Beering. Lord Salisbury ha
protestado; pero, como antes dije, sin ultimátum^ porque se-
gún dice un proverbio castellano: un lobo á otro no se muerden.
En el mes de Septiembre del año pasado convocó el Gobier-
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 409
DO de Wasbíngtoii á todas las naciones de América coa el pro-
pósito de foi-mar un Zollverein, ó liga aduanera americana;
con ella se hubieran asegurado los Estados-Unidos el comercio
del nuevo continente y aumentado su producción industrial,
rechazando asi toda competencia que pudieran hacerle las na-
ciones manufactureras y productoras de Europa: era el verda-
dero paso con que se llevaba á la práctica las ideas de Monroe,
y al mismo tiempo la preponderancia completa de los norte-
americanos, que después de la unión aduanera preparaban la
unión política. Por instinto de conservación negaron su asen-
timiento los estados latinos de América, y ahora, como en des-
pecho, han lanzado los Eslados-Unidos el bilí exageradamente
protecciouísta de Mac Kinley, verdadero reto á los países eu-
rupeos, aunque al mismo liempo un arma de dos filos que daña
al que lo emplea casi tanto como al que trata de herir.
La tendencia es bien clara y hace mucho tiempo que la tongo
apn atada.
Canal de Fakauí. — Cuando se declaró quo la terminación
del Canal se baria por esclusas y no á cielo abierto, y que la
trinchera de 42 km. que faltaba abrir con la profundidad de
78 m, se efectuaría después sin interrumpir la navegación,
añrmé que tal obra era imposible, y sigo en la misma idea, que
la Comisión de estudios corrobora en su ultimo informe de
Mayo de este año. Después de varias consideraciones para de-
mostrar que no puede concluirse el Canal en ocho años, renuu-
cía al Canal á nivel y añade que es preciso invertir aun lo me-
nos la suma de 900 milloues de francos, contando con dos se-
ries de esclusas alimentadas por un lago divisorio de 20 km. de
longitud, á que deben llegar las aguas del río Chagres. Calcula
la Comisionen 10 millones defrancos el gasto anual de conser-
vación, y en 12,5 francos el derecho que por tonelada se podrá
exigir á los buques, lo que debe producir un ingreso medio de
50 millones por año; pero al uucvo coste hay que reconocer á
ios antiguos dueños una cantidad de 450 millones de francos,
mitad del coste futuro. De estos números puede deducirse el
porvenir nada lisonjero de la obra, que no es por cierto seme-
jante al del Canal de Suez.
410 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Hé aquí por qué dije hace mucho tiempo que Nicaragua era
ol rival más temible de Panamá.
Por de pronto el ferrocarril de Tehuantepec tratará de apro-
vechar su ventajosa situación durante el tiempo en que uno
de los canales pueda hacerle la competencia: y ya tiene hechos
127 km. de los que componen su longitud total.
Sigue todavía en pie la cuestión entre Inglaterra y Venezue-
la con motivo de la intrusión inglesa en terrenos venezolanos
á la derecha del Orinoco. Venezuela poseía toda la mencionada
orilla exlondicndose hasta el rio Essequibo que era el límite
con la Guayana: los ingleses traspasaron calladamente la fron-
tera hasta Cabo Nassau en busca de la desembocadura del Ori-
noco; las protestas de Venezuela consiguieron en 1850 que,
mientras se ponía en claro la contienda, se estableciese un
modu8 vivendi, durante el cual no ocupasen el terreno dispu-
tado ninguna de las dos naciones; pero cansada de esperar la
Gran Bretaña, y deseosa de contribuir á la explotación de
aquellos ricos campos auríferos, hace cinco años que siguió su
avance, llegando á la boca del Orinoco, y dominando en con-
secuencia la navegación de aquel importante río. Venezuela, y
con ella otros países americanos se opondrán seguramente al
establecimiento de un nuevo punto estratégico á que tan añcio*
nados son los políticos ingleses.
Francia, entre tanto agrega á su Guayana el territorio ó ca-
pitanía de (iunani, á petición de sus escasos habitantes, y sin
oposición del Brasil, único que podía tener interés en oponer-
se: al mismo tiempo sostiene una contienda con Holanda, por
la comarca aurífera que media entre los rios Awa y Tápana-
honi, brazos ambos del Maroni; para dirimirla se han someti-
do al arbitraje del czar.
Después de la sublevación ocurrida en la República Argen-
tina, se ha puesto bien en claro la situación de aquel país,
cuya prosperidad tenía mucho de ficticia, como luego se ha
visto por la vuelta á Europa de muchos emigrantes que allí en-
contraban la miseria en vez de la fortuna que les prometían
los agentes de emigración. El cúmulo de obreros que al Plata
acudían era excesivo para los elementos con que se contaba, y
PROGRESO DE LOS TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 411
los especuladores han estado á punto de causar la ruina total
de la nación argentina, que ha de necesitar mucho tiempo an-
tes de ver restablecido su equilibrio social.
OCEANÍA.
No hay, al menos no ha llegado á mis noticias, ninguna ex-
ploración en esta parte del mundo, en cambio han ocurrido
insurrecciones en algunas islas del PacíQco: en nuestra isla
Ponapé ó de la Ascensión ha costado la vida á varios soldados
españoles la última rebelión, así como en la primera murió
asesinado el desgraciado amigo mió y gobernador de las Caro-
linas D. Isidro Posadillo; por las últimas noticias sabemos
que han quedado destruidas varias aldeas rebeldes por la co-
lumna española, auxiliada por nuestros buques. En Septiem-
bre estallaron también insurrecciones en las islas Huahinc,
Bora-Bora y Raiatea, pertenecientes al archipiélago de la
Sociedad , dominio francés. Las autoridades tenían á su dis-
posición tres buques de guerra con suficientes tropas para cas-
tigar á los rebeldes, como lo hicieron, transportando luego á
los jefes á Papeete, capital de Otaiti. Pero hay una diferencia
entre las posesiones oceánicas de España y de Francia: esta,
que eligió bien las islas que tomaba, ha empezado su explota-
ción y tiene para su custodia las fuerzas navales necesarias, en
tanto que España, para conservar lo que de antiguo le perte-
necía, se ve precisada á gastar mucho; no saca utilidad alguna
y concede forzosa protección á unos cuantos extranjeros que
se han establecido en aquellas remotas tierras, hasta que Dios
quiera que en nuestro país se desarrolle más la industria, con
ella el comercio, y como precisa consecuencia, la iniciativa
individual.
Así han obrado y obran las demás naciones europeas, no
desperdiciando el más pequeño rincón que hallan ó creen des-
ocupado. No há mucho tiempo, el gobernador alemán de las
islas Marshall se daba el título de comisario imperial de la isla
412 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Providencia, que pertenece á nuestras Carolinas orientales^ y
á las reclamaciones de España contesta el periódico geográfico
de Justus Porthes, que si bien cae aquella isla dentro de los lí-
mites asignados para nuestras posesiones del Pacíñco, no co-
rresponde al grupo de las Carolinas, sino al alemán de Mars-
hall. Bastara la primera condición para ser nuestra; pero ade-
más la misma razón hay para considerar la isla Providencia en
uno ó en otro archipiélago porque se halla entre los dos y no
hay regla segura para clasificarla en uno determinado.
Parece que se ha comprendido que España tiene razón y la
isla quedará como una de las Carolinas orientales.
REGIONES POLARES.
Tienen las gentes del N. una calidad que sólo adorna á los
españoles en el caso de ver comprometida la independencia de
su patria; entonces, afortunadamente, sobrepujan á los demás
mortales; esta cualidad es la perseverancia. Después del largo
catálogo de víctimas que han producido los viajes en busca del
polo, y sin recordar el martirio de un frío de 40 grados bajo
cero en las horribles interminables noches polares, sin más
auxilio que el de sus propios recursos, y cerniéndose sobre sus
cabezas la muerte en mil espantosas formas, todavía intentan
buscar un lado vulnerable en las murallas de hielo con que se
defiende aquel punto terminal de nuestro globo, y que se ocul-
ta al ansia escrutadora del hombre moderno, intento que pa-
rece más insensato que el de la construcción de la torre de
Babel; 150 leguas de distancia faltan por ver en el casquete
polar, desde el sitio más avanzado á que llegaron por el mar
paleocristico los más animosos viajeros. Hoy, el noruego Nan-
sen, proyecta un nuevo ataque; pero meditando sobre la ex-
periencia adquirida, se propone utilizar las fuerzas de la na-
turaleza en vez de contrarrestarlas; para ello estudia las co-
rrientes observadas en aquellos mares, por la marcha que han
seguido varios objetos flotantes, cuyos puntos de partida y de
llegada se han podido determinar exactamente.
PROGRESO DE L09 TRABAJOS GEOGRÁFICOS. 413
Sabido es el fin desastroso que tuvo la expedición de la /ean-
nette, la cual, siguiendo las instrucciones de Gordon Bennett
había entrado por el estrecho de Beering, pensando salir al
Atlántico auiiliada por la corriente, prolongación del Kuro-
sivo, que suponía la condujera por el Norte de América hasta
el mar de Baffin; aprisionada aquella embarcación por los
hielos en Septiembre de 1879, al NO. del Estrecho, fué condu-
cida en aquella dirección, contraria á la que debía llevar, hasta
las islas de Nueva Siberia, donde se sumergió eu Junio de
1881, pereciendo casi todos los tripulantes de hambre y de
frío al tratar de coger las costas del continente junto á las bo-
cas del Lena. Tres aüos después aparecieron algunos restos
de su naufragio en Julianshaab, costa SE. do Groenlandia,
como habían aparecido también en Gothaab, un poco más
al S., otros objetos pertenecientes á los habitantes de Alaska,
costa oriental de Beering; mas por los puntos citados de la
costa groenlandesa, sólo existe una corriente marítima que baja
de N. á S. por el oriente de la Groenlandia y recurva hacía
el N. al doblar el cabo Farewell, se deduce que las aguas desde
la costa septentrional del antiguo continente van paulatina-
mente hacia el polo, y dan la vuelta por el N. de las tierras de
Grinnell y de Groenlandia á salir al Atlántico.
Con estos antecedentes se propone el explorador Nansen
hacer su expedición en un buque de vapor de 170 toneladas, y
construido de modo que sus costados tengan mucha inclina-
ción á flu de que los hielos lo suspendan sin aplastarlo; lleva-
rá proviíiiones para cinco aüos y suficientes para los diez ó
doce hombres que le acompañen. Debe salir de Noruega en
1892, entrando en el mes de Junio por el estrecho de Beering;
aprovechará el verano, avanzando cuanto pueda hacia el N,, y
cuando quede preso entre los hielos, cuenta ir conducido len-
tamente por ellos en la dirección apetecida para salir por la
costa oriental de la Groenlandia, después de haber pasado por
el extremo del eje de nuestro planeta. Los expedicionarios em-
plearán en su viaje dos años por lo menos, ¡Dios los ampare!
Aiin existe otro proyecto más atrevido, porque reposa on
más deleznable fundamento, se apoya en el aire. Dos frauce-
414 BOLETÍN DE Lk SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
ses, MM. Besancon y Hermile, piensan hacer una expedi-
ción científica al Polo ártico en un globo de 30 metros de
diámetro, ó sea con el volumen de 14.130 m.' lleno de hidró-
geno puro y protegido con un barniz que le haga del todo im-
permeable; transportando su vehículo á Spitzberg, y provistos
de todo lo necesario para lan fantástico viaje, verificarán alli
su arriesgada ascención, confiando en que, según la teoría del
americano Maury, las corrientes atmosféricas les llevarán
puntualmente al ignorado polo por una espiral, y por otra más
baja serán devueltos á una latitud que les permita volver á su
patria.
Al solo anuncio de tan extraño proyecto, se ocurre que de-
biera visitar á sus autores algún doctor Ezquerdo, ó que los
tribunales los detuviesen como presuntos suicidas, porque de
mil probabilidades apenas tendrían una de salvación ; quizá
no saldrá la idea del terreno especulativo, aunque no puede
asegurarse, pues en todas épocas han existido hombres que
por la ciencia han llevado su entusiasmo hasta la heroicidad y
hasta la locura, y sin ellos, ciertamente, no estaría el mundo
redimido del pecado de la ignorancia.
LAS ISLAS PROVIDENCIA
EN EL
ARCHIPIÉLAGO DE LAS CAROLINAS
La Sociedad Geográfica de Madrid, que nunca pierde de vista
cuanto puede interesar á la conservación y aumento de nues-
tras colonias, supo hace tiempo que Alemania, al tomar pose-
sión del Archipiélago Marshall, extendía sus dominios á
tierras situadas dentro de los límites que por el art. 2.** del
Protocolo de 17 de Diciembre de 1885, se asignaron á los do-
minios de España en la Micronesia.
Sobre esto hecho, la Sociedad Española de Geografía Comer-
cial hubo ya de llamar la atención del señor ministro de Esta-
do en Abril de 1886; y presumía la Geográflca de Madrid que
el Gobierno de S. M. habría exigido la observancia estricta de
tan solemne convenio.
Pero, si la reclamación se formuló, nada parece que se ha-
bía conseguido, puesto que el comisario alemán de Faluit, ca-
pital de las islas Marshall, se titula «Comisario Imperial ale-
mán para las islas de Marshall, Brown y Providenciay^ y así
consta en los sellos en lacre (jue usa.
Ahora bien, el grupo Providencia^ que es el llamado Uyilong
por los indígenas y que muchos mapas, aun los extranjeros,
nombran Arrecifes, porque así se designaban generalmente en
los españoles, equivocando la verdadera situación de las islas
descubiertas por Villalobos, se halla en la parte NE. y comple-
416 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
lamente dentro del cuadro formado por el Ecuador y el para-
lelo de ir lat. N. y los meridianos de 133<> y 164* de long. E.
de Greenwich, que son los límites señalados en el art. 2.* del
Protocolo. La situación del centro del grupo es de 9* 35' de
lat. N. y 161* 7' de long. E. Greenwich.
Después de la terminante declaración de límites que, con
los demás artículos del Protocolo de 1885^ suscribieron en
Roma los representantes de España y de Alenriania, no cabe
duda ni pretexto de ningún género que pueda, no ya justificar,
sino excusar la invasión de las autoridades alemanas en la
zona española de la Micronesia.
Se persevera, pues, en la tentativa de despojo y España no
ha de permitir que llegue á consumarse. Por esto, la Sociedad
Geográíica de Madrid reiteró las m.tnifestaciones que al mi-
nistro de Estado expuso la Sociedad española de Geografía
Comercial, y por conduelo de aquel, al Gobierno de S. M,, que
simboliza el prestigio, el honor y los derechos de España, su-
plicó en 25 de Junio ultimo que, por los medios que eslimara
procedentes, hiciera saber al Gobierno del emperador de Ale-
mania que el grupo Providencia 6 Uyilong se halla dentro de
la región limitada por los paralelos y meridianos que cila
el art. 2.* del Protocolo de 17 de Diciembre de 1885 y que, por
consiguiente, es territorio español y no puede figurar como
parte de una colonia alemana.
Añadía la Sociedad que urge entablar las reclamaciones que
procedan, porque ya en mapas alemanes arbitrariamente se
modifica el límite oriental de la Micronesia española, de tal
suerte que el grupo Providencia queda dentro de la zona ale-
mana; y acaso, si tales hechos pasaran sin protesta de España,
pudiera en lo porvenir suponerse que nuestra nación renun-
ciaba al dominio de dicho grupo y provocarse así nuevo con-
flicto..
El Sr. Ministro de Estado se dignó contestaren los términos
siguientes:
«Excmo. Sr.: — En respuesta á la comunicación de V. E. de
LAS ISLAS PROVIDENCIA. 417
fecha 25 de Junio próximo pasado, en que movido de un inte-
rés patriótico, digno de elogio, denuncia el titulo que se arro-
ga el Comisario alemán en el Archipiélago Marshall, del que
parece extiende su soberanía á la isla de los Arrecifes ó Provi-
dencia, que se halla dentro de los límites que por el art. 20 del
Protocolo de 17 Diciembre de 1885 se asignaron á los domi-
nios de España en la Micronesia, cúmpleme manifestar á Y. E.
que comunico al Representante de S. M. en Berlín las instruc-
ciones oportunas, con inclusión del sello que al escrito de V. E.
acompañaba, para que practique cerca del Gobierno alemán
las gestiones convenientes á fin de que este dicte al Comisario
del Imperio en aquel Archipiélago la orden terminante de que
en lo sucesivo se abstenga de incluir entre sus títulos el de
Comisario alemán en la isla de la Providencia. — Dios guarde
á V. E. muchos años. — Palacio, 10 de Julio de 1890. — El Du-
que DB TBTüAN,--Sr. Presidente de la Sociedad Geográfica de
Madrid,^
26
GIBRALTAR.
La Junta Directiva de la Sociedad Geográfica de Madrid re-
solvió pedir al Gobierno que fijara, de modo defluitivo, la i-es-
pectiva siluacióü de España é Inglaterra en Gibraltar, y que
exigiera el abandono de los territorios españoles que la Gran
Bretaña ocupa en las inmediaciones del Peñón.
En cumplimiento de este acuerdo, se elevó al Gobierno
de S. M., con fecha 29 de Agosto, la siguiente comunicación:
«Tiene Gibraltar el triste privilegio de ocupar siempre la
atención do España, que no puede acostumbrarse á verla en
poder de otra nación; háse avivado este interés con los rumo-
res que circulan acerca de obras que los ingleses intentan ha-
cer en aquella plaza, y muy particularmente acerca de uu ca-
nal que se ha dicho pretenden abrir en el istmo, que es uues-
tro, siguiendo, como de costumbre, su sistema de continuas
intrusiones.
En el corazón de todos los españoles está grabado el origen
de la pérdida de aquella ciudad, que no fué ciertamente por
derecho de conquista, siempre glorioso, aunque sea injusto,
sino por maniobra indigna, que no merece otro nombre, lo
que al amigo y aliado se le hurta, como hizo en 1704 el almi-
rante Rooke con eL pretendiente á la corona do España, el lla-
mado Carlos III, sustituyendo arteramente el pabellón aus-
triaco por el británico. La alevosía de Rooke, si no la dispuso,
la apadrinó Inglaterra, y de ella se aprovecha, añadiendo al
GIBR ALTAR. 419
fruto de su rapiña el sarcasmo del Parlamento inglés, que hizo
severos cargos al almirante por su conducta desleal, y sin em-
bargo, la aprobaba, simulando luego perfecto derecho, porque
Felipe V, que no tuvo representante en el Tratado de Utrecht
de 1714, sancionó con su firma un despojo convenido por re-
yes extranjeros, en contra del poder que al rey cristianísimo
le dio* el mismo D. Felipe en Diciembre de 1711, negándose á
toda cesión de territorio. España no ha prestado su consentí-'
miento, ni lo prestará nunca, porque la posesión de .mala fe
no prescribe si hay protesta del legítimo dueño, y España ha
protestado en debida forma con las armas en 1704, 1727 y 1782,
y sin interrupción con su voz, siempre que hay ocasión para
ello.
Pero ya que los infortunios de la patria, no le han permitido
recuperar lo que es «uyo, no dejemos que se agreguen otros
hurtos al hurto principal, ni consintamos descaradas intrusio-
nes, que son, después de lo tomado, las que prosigue Inglate-
rra cuando solo encuentra debilidades ó complacencias.
El Tratado do Utrecht, hablando de Gibraltar, dice termi-
nantemente en su art. 10: que la dicha propiedad se ceda d la
Gran Bretaña sin jurisdicción alguna territorial, y sin comu-
nicación alguna abierta con el pais circunvecino por la parte
de tierra. i^ Si el Tratado se invoca para afirmar el derecho de
ocupación, no ha de ser letra muerta para la forma en que tal
derecho deba ejercerse; sin embargo, así obra Inglat(^rra, pa-
gando, además, con la felonía la generosa caridad de España,
pues en 1815, y durante la epidemia que por entonces afligía
á Gibraltar, concedió á los ingleses que abriesen un portillo
en comunicación con el istmo, á flií de establecer barracones
para los apestados, portillo que no solo ha permanecido abier-
to, sino que descaradamente han utilizado para arrebatarnos
cada vez más, avanzar sus líneas, y declarar campo neutral un
terreno que, hasta por el Tratado de Utrecht era y es español;
hoy vigilan nuestro propio territorio con exquisito cuidado;
tienen propiedades para veranear en la ciudad de la Línea;
hacen excursiones y cacerías en tierras españolas hasta Ron-
4a, estudiando de paso aquella comarca y los sitios que pue-
420 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
dan causar perjuicio á su plaza de guerra, con el natural re*
celo del que retiene lo ajeno contra la voluntad de su dueño.
No para en estas insignes injusticias la conducta de Ingla-
terra; en 1810, y durante nuestra gloriosa guerra de la Inde-
pendencia que, dicho sea de paso, les sirvió de fundamento y
base para domeñar al omnipotente Napoleón, so pretexto de
que los franceses podrían hostilizar su plaza, ocupando las ba-
lerías y los fuertes que para defensa de su territorio tenía Es-
paña, los demolieron con promesa formal de levantarlos con-
cluida la guerra; pero no tan solo dejaron do cumplir lo pac-
tado, sino que quieren prohibirnos restablecerlos con cínico
é insultante descaro; prohibición que hiere con injuriosa bo-
fetada las mejillas de todo buen patricio, de todo el que estime
en algo su dignidad personal. Complemento de las defensas
españolas era la muralla que á i.GOO m. de Gibraltar, y cor-
tando el istmo, había construido en 1728 el conde de Monte-
mar, y lambién cayó demolida aquella cortina, llamada la
Banqueta^ al mismo tiempo que nuestras fortifícaciones.
Gomo digno remate á esta serie de insultos y de ignominias»
y perseverando Inglaterra en esta incalificable conducta, se
abroga el dominio sobre toda la bahía de Algeciras, llamando
aguas inglesas las que bañan nuestras costas^ dándose el caso
de que España posee las tierras de Punta Mala, distante 3 km.
de la plaza, y un bote inglés se considera en dominios britdni-
eos á 1 m. de la playa. Mirando como aguas de su jurisdicción
allí donde alcancen los tiros de sus cañones, prescinde en
absoluto de lo que en tiempo del Tratado alcanzaban, que no
llega ni con mucho á2.000 m.,al paso que hoy, con los mons-
truosos proyectiles de las modernas máquinas, destruirían á
la propia Algeciras. Por supuesto, que Inglaterra corona su
obra de iniquidad negándonos igual derecho, y por lo visto
reduce á cero el alcance de los cañones españoles. No há mu-
chos años prohibió en absoluto que hiciera sondajes en nues-
tras propias costas el buque hidrógrafo El Piles^ que no pudo
completar el plano marítimo de la bahía.
A protestar contra esta irritante conducta y contra la incali-
ficable apatía de los hombres que han regido los destinos del
GIBRALTAR. 421
país, se encamina, excelentísimo señor, esta formal represen-
tación de la .Sociedad Geográfica de Madrid, que considera la
más sagrada de sus obligaciones el llamar la atención del Go-
bierno sobre un estado de cosas que la dignidad de España no
puede consentir.
No aconseja, no, la loca aventura de recobrar por la fuerza
la ciudad española, hoy velada por el extranjero pabellón del
jack; ni fundándose en el proyecto que ahora se debate en el
Parlamento británico, pretende tampoco una devolución con
permuta, como la de Helgoland al imperio de Alemania; abri-
gamos la convicción de que Gibraltar volverá al seno de la ma-
dre patria, cuando los españoles, con perseverante laboriosi-
dad, sepan elevarla al rango que le corresponde entre las de-
más naciones, y no queremos comprar lo que es nuestro, sino
recibirlo, habiendo antes anulado su valor en manos de los
detentadores. Lo que pide la Sociedad Geográfica, y para ello
confía en el patriotismo del Gobierno, que resueltamente, y sa-
biendo que en tan vilal asunto ha de tener el incondicional
apoyo de la nación entera, entable serias negociaciones con la
Gran Bretaña, con objeto de estipular un modus vivendi basado
en tres puntos capitales: 1.° Restablecimiento, en cuanto sea
posible, de las estipulaciones que fija el art. 10 del Tratado de
ütrecht, marcando una línea fija de separación entre el terri-
torio español y el detentado. 2.° Señalamiento de la línea di-
visoria de aguas jurisdiccionales, con sujeción á lo prescrito
para este caso en el derecho internacional que hoy siguen los
países civilizados. Pudiera ser, por ejemplo, dicha divisoria
una prolongación, por ambos lados, del paralelo que sobre el
istmo trace la frontera terrestre previamente marcada; enten-
diendo por aguas inglesas del E. y del Mediodía una zona de
3 millas hacia fuera, al S. del paralelo citado; y en la bahía de
Algeciras, llegue la jurisdicción inglesa hasta su medianía,
limitándose al N. por el paralelo en cuestión. 3."^ España, á
imitación de lo que Inglaterra hace en Gibraltar, establecerá
sus defensas cómo y dónde le convenga, sin limitación alguna,
considerando cualquier reclamación hecha en contrario, como
atentatoria á su dignidad y soberanía. 4.° y último. No per-
45a BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
mitir, en manera alguna, que so abra caiial en el istmo que
une el Peñón con la Península, obra que puede hacerse en
evidente perjuicio de España para lo presente y para las con-
tingencias del porvenir.
Esta es la petición que la Sociedad Geográfica de Madrid,
segura de interpretar los sentimientos de todos los españoles,
se atreve á elevar al Gobierno de S. M., en cuyo amor patrio
descansa para llevar á cabo tan jusla como noble aspiración.»
Esta exposición mereoió del Sr. Minisiro de Estado la con-
testación que sigue:
«Excmo. Sr.: — Recibí á su tiempo y he leído con el mayor
detenimiento el escrito de V. E. de 29 del pasado mes de Agos-
to, en que á nombre de la Sociedad Geográfica, de que es dig-
no Presidente, solicitó se entablen negociaciones con el Go-
bierno inglés para estipular un modus vivendi que fije las lí-
neas de demarcación y defensa entre el territorio de España y
la plaza de Gibraltar. — En respuesta participo á V. E. que
tendré en cuenta las observaciones de esa Sociedad cuando se
trate de cuestión tan delicada. — Dios guarde á V. E. muchos
años. — Palacio 15 de Septiembre de 1890. — El Duque de Tk-
TUÁN. — Sr. Presidente de la Sociedad Geográfica de Madrid.y>
SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
LISTA GENERAL DE SOCIOS EN FIN DE 1890 (1),
S. M. La REINA REGENTE, Socia protectora.
Presidente Honox*ario
F. CoELLO (Excmo. Sr. D. Francisco), Coronel retirado de Ingenieros
y Académico de la Historia. — Serrano, 23, 3.° dra.
Socios Honorarios.
Gervera y Batiera (D. Julio), Capitán Comandante de Ingenieros.
Iradier (D. Manuel), Viajero. — Vitoria* *
Montes de Oca (D. José), Capitán de fragata,
OsoRio (D. Amado), Doctor en Medicina y Viajero. — Buenos Aires.
Victoria, 1453.
QuiROGA (D. Francisco), Geólogo y Viajero. — Alcalá, 11. «
Socios Honorarios Correspondientes'.
Abbadis (D. Antonio de), Geógrafo % individuo del Instituto do
Francia. — Farís^ rué du Bac, 120.
Annenkoff's, General del Ejército ruso.
(1) Los Sres. Socios á cuyo nombre precede la inicial F. son, además, Socios
fundadores.
^i BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Bállitian (D. Manuel V.)— 2^ Paz (Bolivia).
Barbosa du Bocaoe (D.José Vicente), ez-Presidente de la Sociedad
de Geografía de Lisboa.
. Bastuk (D. Adolfo de), Director del Maseo Etnográfico de Seríin.
Hafen Platz, 4.
BoüTHiLLiER DE Beaümont (D. Enriquo^ Presidente de la Sociedad
de Geografía de Cfinebra.
, Brito Capello (D. Hermenegildo), Viajero. — Lisboa,
Cameron (Sr. Vernoy Lovett), Comandante.- Devenport.
Carrasco (D. Gabriel), Jefe de la Oficina de Estadística de Rosario
de Santa Fe.
Casati (D. Cayetano), Capitán del Ejército italiano y Viajero. —
Boma.
Dalt (D. Carlos), Geógrafo y Geólogo.^ NetO'York.
DiKsoN (D. Osear), Viajero. — Stockholm.
DuvETRiER (D. Enrique), Geógrafo. — Sévres, rué des Gres, 1 6.
Emin Bajá (Dr. Schnitzler), Viajero.— £/ Cairo.
EzQüERRA (D. Joaquín O.), Geógrafo.— 5anfa Fe de Bogotá,
FoHSBCA (D. Juan Severiano áe). Geógrafo.— ^io de Janeiro.
García Cubas (D. Antonio), Geógrafo.— 3í¿f/ico.
Itbns (D. Roberto), Viajero. — Lisboa.
JuNKER (D. Guillermo), Geógrafo. — Viena.
KiEPERT (D. U.), Profesor de la Universidad de BeWin.-^Lindens-
trasse, 11.
Lbnz (D. Osear), Viajero.— Viena, iv, Hengasse, 46.
Levasseür (D. Emilio), Geógrafo é individuo del Instituto de Fran-
cia.— París, rué Monsieur le Prince, 26.
Lugre, Teniente General y Secretario de la Real Academia de
Bélgica. — Bruselas.
Maunoir (D. Carlos), Secretario general de la Sociedad de Geogra-
fía de París.
lÍARts (D. Jorge), Almirante y Viajero. — Surbiton, Rochester Houso.
Neori (Sr. Comendador Cristóforo), Primer Presidente fundador
de la Sociedad Geográfica Italiana. — Turin, Corso Vittorio
Emanuele II, 44. *
NoRDENSKióLD (Sr. Barón A. E.), Viajero.— Síoc*Ao/ifi, Kongl.
Wetenskaps Akademicn.
Pallander (D. Adolfo A. Luís), Capitán de marina y Viajero. —
Stockholm. •
Raimundi (D. Antonio), Geógrafo.— Zima.
LISTA, GENERAL DE S0C103. «5
RiwLiNsoK (D. Ennqne), Mayor General.— Zonáre», 21 Chai!es
8t. Berkeley Sqn.
Rbclvs (D. EHseo), Geógrafo. — Claren* (Vaud, Suiza).
Reiss (D. W.), Vicepresidente de la Sociedad de Aotropolofria <k>
Berlín.— V/. Kurfürstenstrasse, 98.
RicHTHOFBK (Barón FeniBodo de), Presidente de la Sociedad de
Geografía de Beríín,— W. KurfüretenstrasBO, 117.
Rojiis (D. Ariaticlea), Geógrafo. — Caracas.
Sálvitob (8, A. el Archiduque Luis). — Viena.
ScHWBijrruRTH (D. Jorge), Viajero. — El Cairo.
Sburkoff (D. Pedro), Vicepresidente de la Sociedad imperial mea
de Geografía. — San PeUnburgo.
SsaPA PiHTO (D. Alejandro), Viajero. — Lisboa.
Stahlbt (D. Enriqae H.), Viajero.— ¿onrlres.
Tblekt SiNDOKNÉ (Sr. Conde), Geógrafo.— £iMla/ie«í.
Thoupson (D. Joeó), Geógrafo.— Xoníres,
TftOYA (D. J. M.), Geógrafo.— (?uifo.
ViMBBBT (D. Arminio), Geógrafo. — Budapeel.
Vbdot* (D. Joeó dalla), Secretario de la Sociedad de Geografía de
ItalÍA.— £(»na.
VEftereBO (D. W. J.), Coronel de Ingenieroa. — Amsíerdam.
Vbth (D. Pedro), Profesor de la Universidad de Leiden.
ViDiL GoRUAZ (D. Francisco), Director de la Oficina hidrográflca
de Santiago de Chile.
ViviBK DB Saint-Mabtiic (D. L.), Geógrafo y Académico honorario
de la Historia. — Versailles, rué de la Biblioth^ne, T.
Wáldbmib Si^DTa (D. Felipe), Geógrafo. — Copenhague.
WAin>BBHAN3 (D. H.), General de Ingenieros. — Ambere».
WiLCZBK (Sr. Conde), Geógrafo. — Fteno.
Socios Corresponsales.
Ababoues de Sostén (D. Víctor), Viajero. — El Cairo.
Abd-el-Kadbr (eI HacbX Moro de tiradores del Rií y VUjero.—
Melilla.
Ahhed-ben-SccrOh, Teoien te Coronel de Ingenieros del Ejército
Marroquí.
A1.0NSO Cbiado (D. Matías), Cónsul general del Urugnay y Corres-
pondiente de la Real Academia de la Historia. —AfontrtiHlea.
^'y> BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Barillas (D. Lisaixlo), Presidente de la República de Guatemala.
BizEMONT (Sr. Conde de), Vicepresidente de la Sociedad de Geo-
grafía de Paria,
Blfmentritt (D. Femando), Catedrático de la Escuela Municipal
de Leitmeritz (Bohemia).
BooRÁN' (D. Luís), Presidente de la Ropübltca de Honduras.
BoxELLi (D. Emilio), Teniente Capitán de Infantería y Viajero. —
Claudio Coello, 1 2, 2.*» izq.
BoNOLA (Sr.), Secretario de la Sociedad Jedivial de Geografía del
Cairo,
Castaño (D. Arturo), Ingeniero Geógrafo. — BuenoB-Aires.
Centurión (D. Juan C), Ministro de Estado de la República del
Paraguay. — La Asunción,
CoRDEiRo (D. Luciano), Secretario general de la Sociedad de Geo-
grafía de Lisboa.
Corte (Excmo. Sr. D. Felipe de la). General de Brigada. — Penin-
sular, 13.
Croizier (Excmo. Sr. Marqués de). Presidente déla Sociedad Aca-
démica Indo-China. — París.
Faure (D. Carlos), Secretario de la Sociedad de Geografía de Gi-
nebra.
FiKP (D. J. du), Profesor del Ateneo Real y Secretario general de
la Sociedad de Geografía de Amberes.
Gaffarel (D. Pablo), Profesor de la Facultad de Letras de Diján.
García (D. Ritardo), Ministro del Uruguay en el Paraguay. — La
Asunción.
Gauthiot (D. C), Comisario del Congreso internacional de Cien-
cias geográficas de Parts.
Geelhand de la Bistrate (D. Alfredo), Secretario del Museo Co-
mercial de Amberes.
Ghesquiebe (D. Pablo), Capitán de Estado Mayor. — Bruselas, me
des Paroissiens, 18 y 20. ^
Gibert (D. Eugenio C), Secretario general de la Sociedad Acadé-
mica Indo-China. — Parts,
m
Gochet (Fray Alejo María), Hermano del Instituto délas Escuelas
Cristianas. Paris^ rué Oudinot, 27.
Grevt (D. Pablo), Presidente de la Sociedad de Geografía de
Lila. ,
Hessb Wartego (D. Ernesto de), Geógrafo. — Londres^ Germán
Alhenaeum Club, 93, Mortimer Str.
LISTA GENERAL DE SOCIOS. 427
HuQüET Latour (D. L. a.), Geógrafo. — Montreal (Canadá), 36, Me,
Gilí CoUege Avenue.
Lablache (D. Vidal), Subdirector de la Escuela normal superior de
FaHs,
Larsen (D. Gabriel), Director del Banco Nacional y ex- catedrático
de la Universidad de Buenos Airea,
Meulemans (D. Augusto), Cónsul general del l'araguay en Francia,
— París, 1, rué Lafayette.
Mota (Sr. D. Francisco Javier), Comandante de Artillería, — Valla-
dolid,
Palomeque (D. Alberto), Publicista y Catedrático, ^itfow/eüiííco.
Kaymond le Brun (D. G.), Secretario general de la Sociedad de
Geografía 4© Berna,
Kizzo (D. Felipe), Intérprete y Viajero.
Solano Altaburuaga (D.Francisco). — Santiago de Clnle.
Soto (D. Bernardo), Presidenta de la República de Costa-Rica.
Studer (D. Teófilo), Presidente de la Sociedad de Geografía de
Berna.
Vicent (D. Francisco). — New York, 180, Fifth Avenue.
Zaremba (D. Carlos). — Chicago, 1676, Milwankee Ave.
Socios Vitalicios.
S. A. R. la Infanta dofia María Isabel.
p. Agosta y Alveab (Excmo. Sr. D. Francisco de), General de Bri-
gada.--J7a&ana, Calzada de San Lázaro, 221.
Atral (D. Urbano), Propietario. — ParíSy rué des Petits-Champs, 48.
Barutell (D. Carlos), Teniente Coronel de Infantería. — Arco de
Santa María, 42, bajo izq.
F. Bergareche (Excmo. Sr. D. Sap^iago), General de Brigada. —
Bilbao.
Borbón (Excmo. Sr. D. Pedro de), Duque de Dúrcal.— Costanilla de
los Angeles, 13.
Callejón (D. Ventura), Cónsul de España en Glasgow,
Casal (D. Eduardo P.)— Carrera de San Jerónimo, 49.
Chürruca (D. Alejandro), Capitán de Fragata. — Alfonso XII, 8.
F. Domínguez (D. Modesto), Inspector de 1.* clase de Ingenieros de
la Armada.— Farmacia, 14. ■
Duro (D. Julián), Agente de Bolsa. — Greda, 9.
428 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
F, EizAGUiRRE (D. Carlos de), Propietario y Naviero. — San Sebastián,
Gallardo Torrejók (D, Antonio),. Abogado y Director del Ferro-
carril de Salamanca á la frontera portuguesa. — Serrano, 55,
hotel.
González de Mendoza (D. Antonio), Abogado.— JSa&ana» Amar-
gura, 23.
p. GoRDóN (D. Anlonio), Cateirático. — Habana, O'Reilly, 48.
GoROSTiDi (D. Francisco), Abogado y Diputado á Cortes. — Made-
ra, 1, 2.° dra.
GuiLLERNA (D. César de^ Ingeniero de Montes. — Faencarral, 5S,
3." dra.
Ilariokowitch Sacharof (D. Pedro), Comerciante. — Yakutsk (Sibe-
ria Oriental).
p. Los Arcos (D. Javier), Capitán de Ingenieros y Diputado á Cortes.
— San Marcos, 34.
F. Mazarredo (D. Carlos), Ingeniero de Montes. — Claudio Coello, 12.
Murga (D. Manuel de). — Bilbao,
Ojinaoa (D. Juan Justo de). — Cádiz, Aduana, 24, pmL
Olaguibbl (D. Podro José de). Presidente de la Junta de Agricul-
tura, Industria y Comercio de Mayagüez,
F. Pacheco (D. Manuel), Comerciante. — Habana, Ap. 450.
Pinto de Bartol (D. Juan), Comerciante y Banquero. — I*ortOj Pi-
cada, 49.
Rajal (D. Joaquín), Teniente Coronel y Fiscal permanente.— Car-
tagena.
Sánchez de Toca (D. Pedro), Teniente de navio.— Plaza de Santa
Ana, 17, 2.^
F. Sánz t Larumbe (D. Javier), Ingeniero jefe de Caminos. — Oviedo,
Herrería 8.
Tro t Moxó (D. Luís María de). Abogado.— San Miguel, 27, l.°iaq.
F. Urzaiz (D. Antonio de). — ^rmacia, 12, 3.**
Valdés y Héctor (D. Fernando), Conde de Torata, Coronel de Ar-
tillería.— Hortaleza, 67.
Vallejo (Excmo. Sr. Marqués de). Propietario. — Fnencarral, 4.
Zavellá (Sr. Conde de).— Palacio de Peralada, Gerona,
F. Zayas (D. Joaquín de), Ingeniero de Caminos. — Granada^ Cuchi-
lleros, 10.
LISTA GENERAL DE SOCIOS. 429
Socios Fundadores.
Abades (D. Julio Gabriel), Profesor de Geografía. — Concepción
Jerónima, 24 y 26, 2.<*.izq.
Abella (D. Marceliano de), Oficial de la Interpretación de Lenguas.
— Corredera de San Pablo, 16 y 17.
Acebo (limo. Sr. D. José del), Jefe del Cuerpu de Topógrafos.—
Corredera de San Pablo, 67, pral.
Agosta y CoDE8n)o (D. Juan de). Subinspector de 1." clase de Sa-
nidad de la Armada. — Ferrol.
Alameda (D. Federico), General de Brigada, Comandante general
de Ingenieros.— -Barcelona.
Andía (Excrao. Sr. D. Antonio), General de Brigada. — Saúco, 16, 4.**
Angosto (D. Félix), Coronel de Infantería de Marina.
Aparici y BiEDMA (Excmo. Sr. D. José María), General de División.
—Saúco, 13, trip., 2.**
Aparicio (D. Narciso), Ingeniero Jefe de Caminos. — Valencia,
Arce Mazók (D. Ignacio de), Comerciante.— Plaza del Príncipe
Alfonso, 4.
Arrillaga (Excmo. Sr. D. Francisco de Paula), Director del Insti-
tuto Geográfico y Estadístico. — Claudio Coello, 14, pral.
Arrióla (D. Alejandro de). Oficial del Cuerpo de Topógrafos. —
Sevilla,
Arrióla (D. Manuel María de), Oficial del Cuerpo de Topógrafos.
— Argensola, 4, pral.
AzcÁRRAGA (Excmo. Sr. D. Manuel), Diputado á Cortes. — Dofía
Bárbara de Braganza, 14, pral.
Becerra (Excmo. Sr. D. Manuel), ex-Ministro de Ultramar. — Plaza
del Cordón, 1, 2.^
Benkáser (Excmo. Sr. D. Joaquín), General de Brigada.— Pa/wa
de Mallorca.
BioNDi (D. Juan José), Inspector General de Sanidad de la Arma-
da.— San Femando, Real, 81.
BoRREoóJí (Excmo. Sr. D. Antonio), Ingeniero Jefe de Caminos. —
Alcalá, 27, 3.*»
Botella (Excmo. Sr. D. Federico de). Inspector General de Minas.
— San Andrés, 34, pral.
Buelta (D. Juan), Oficial del Cuerpo de Topógrafos.— Pelayo, 62.
Bütler (D. Eduardo), Capitán de Navio.— Juan de Mena, 13, pral.
43:^ BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÍFIGA.
Calderón y Ponte (D. Luís), Ingeniero de Montes. — Valle ¿Le Ca^
buérniga (íjantander).
Carderkra (D. Mariano), Oficia\ del Ministerio de Fomento. — Calle
de Moreto.
Castro (Excmo. Sr. D. Carlos María de), Inspector General de
Caminos. — Lista, 20, hotel.
Catalina (D. Mariano), Oficial del Cuerpo de Archiveros. — ^Cañi-
zares, 3, 2.**
Cayo del Rey (Excmo. Sr. Marqués del). — Femando el Santo, 4,
bajo.
CoLMEiRO (Excmo. Sr. D. Manuel), Fiscal del Tribunal Supremo y
Académico de la Historia y de Ciencias Morales y Políticas. —
Barquillo, 8 dup.°
CoLMEiRO (Excmo. Sr. D. Miguel), Catedrático y Académico de
Ciencias Exactas. — Barquillo, 8, dup.**
(yOMERMA (D. Andrés Avclino), Ingeniero de la Armada. — Ferrol,
Keal. 77.
CoNTRERAS (D. Bibiano), Licenciado en Medicina. — Jadraque (Gua-
dalajara).
CuKLi (Excmo. Sr. D. Antonio), General de Brigada.— Valencia,
Calle de Cabuleros, 18, 3.**
DÍEZ (Kdo. P. Fray Manuel), Procurador general do A^stinos de
Man ila. -— Escoria 1.
Domingo y Roca (D. Valentín), Comerciante.— Orell ana, 3, dupli>
cado, 3." izq.
DuruY DE Lome (D. Enrique), Ministro residente. — Columela, 6,
1." izq.
Erostarbe (D. José de). Médico de la Armada. — San Femando,
Real, 210.
Espinosa (Excmo. Sr. D. Francisco), General de División. — Sevilla,
Jesús, 22.
Esteban y Gómez (D. Mariano), Coronel de Ingenieros. — Mahón,
Dayá, 27.
Fabié (Excmo. Sr. D. Antonio María), Ministro de la Corona y
Académico de la Historia.— Reina, 43, 2.» Í2q.
Fabra (D. Nilo alaría), Escritor público.— Huertas, 16, pral. dra.
Fernández Alonso (D. Antonio), Propietario.— Mayor, 18 y 20.
Fernández Cardín (D. Joaquín María), Catedrático.— Ballesta, 1, 2.*
Fernández de Castro (Excmo. Sr. D. Manuel), Inspector General
de Minns. — Jorge Juan, 23, pral.
LISTA GKNEBAL DE SOCIOS, 431
Ferkávükz Cubüta (D. Nemesio), Escritor público. — Traginoros. 22.
Fernández Duro (Fxcmo. 8r. D. Cesáreo), Capitiode Kavioy Afa-
il6mico de la Historia y de Bellas Artes. — Saúco, 13, trip.°, 3."
Ferkánde:: t González (Excmo. Se. D. Francieco), Catcilnitico y
Académico de la Historia y de Bellaa Artes. — Palma, 42, pral.
Fernáhuez GnEBH* (Excmo. Sr. D. AureliaDo), Acailóibico de la
Historia y de la Espafiola. — Valverde, 26, i."
Fernánde;! De Losada (Exento. Sr. D. Cesáreo), Inspector de Sani-
dad Militar.— Plaza del Progreso, 6,
FEBNÁNDEZ-V.iLLÍK(Excmo. Sr. D. Acisclo], Catedrático. — Cedace-
ros, 5, 2.«
Ferreihu (limo. Sr. D. Martin}, Conetructor de cartn,^ en la Direc-
ción de Hidrografía y Correapondieiite úo la Academia de la
Historia, — San Juan, 1 1, 3." dra.
FiQL-EBOLi (Eicmo, Sr. D. Laureano), Académico de CicDcias Exac-
tas y ex-Ministro. — Serrano, 49.
Foronda (Excmo. 6r. D. Manuel de), Abogado.— Argensút a, 2, 3,"
(.tibcIa AbádIa (D. Anaclcto), Catedrático del Instituto de Zamora.
GarcIa Martín (D. Luis), Teniente Fiscal militar del Consejo Su-
premo de la Guerra. — Kamonte, 20.
GiRCiNi y Pastor (D. Vicente de], Ingeniero de Caminos. — Sania
Engracia, 3, 3.o dra.
Gatanoos (Kxcmo. Sr, D. Pascual de), Catedrático y Académico
de la Historia.— Barquillo, 4 y 6, 3.° dra.
GriMEZ San Joan (Ü. José Maria), Coronel de Infantería. — Plaza de
loa Ministerios, 1, 2,°, 1."
Guijarro (D. Andrés), Tapicero. — Torres, 11.
Gutiérrez r Fernández (D. Panlaleón), Ingeniero de Caminos.—
Zamora.
Ibarreta (Excmo, Sr. D. Adolfo de;. Ingeniero de Caminos.—
Bilbao.
JiUKNEZ DE i.A Esi'ADA (1). Marcos), A'iajero y Académico electo df
la Historia. — Claudio Coello, 36.
JüVBLLAB (Eicmo. Sr. D. Joaquín], Capitán General.— !í urbano, 27.
Lassü de la Veoa (limo. Sr. D. Ángel), Oficial del Ministerio de
Marina, Lcganitos, 47.
Luseba (D. Enrique), Ingeniero de Caminos.— Serrano, 17, 8."
derecha.
Maci'hbbson (D. José), Geólogo.— Es posición j 4.
Marrazo (D. Luís de), Pintor de Historia. — Caballero du Gracia, 37.
4:« BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Magenis (Excmo. Sr. D. Kamón), GeDeral de Brigada. — Fuenca-
rral, 41, 3.° dra.
Maldonado-Macakaz (D. Mario), Propietario y Agricultor. — Sala'
manca.
Martínez Campos (Excmo. Sr. D. Miguel)^ Ingeniero Jefe de Cami-
nos.— Goya, 14.
Mateo Sagasta (D. Pedro), Ingeniero Jefe de Montes. — San Ma-
teo, 22, 3.*
Merelo (Excmo. Sr. D. Manuel), Catedrático y Consejero de Ins-
trucción Pública. — Barquillo, 13, 8.** izq.
Merino íExcmo. Sr. D. Miguel), Director del Observatorio de Ma-
drid y Académico de Ciencias Exactas.
Mira (D. Gaspar), Ingeniero de Montes. — Ayala, 16.
MiRALLÉs DE IMPERIAL (D. Clemente). — Barcelona^ Rambla de Es-
tudios, 1, 2.0
Miranda (D. Fausto), Banquero. — I^ealtad, 14, principal.
Monet (D. Fernando), Coronel de Estado Mayor. — Barco, 82, praL
Monreal (D. Bernardo), Catedrático y Correspondiente de la Aca-
demia de la Historia. — Cuesta de Santo Domingo, 11, 2.®
Montesinos (Excmo. Sr. D. Cipriano Segundo), Director de la
Compafíía de los ferrocarriles de Madrid á Zaragoza y Alicante
y Académico de Ciencias Exactas. — Ix)pe de Vega, 66.
Monteyerde (D. Juan), Comandante Capitán de Ingenieros. —
Zaragoza,
Montojo (Excmo. Sr. D. José), Contra-almirante. — Jorge Juan,
21, 1."
Morales y Pérez (D. Valentín), Propietario. — Mayor, 26 y 28.
Moreno (D. (fuillermo Luís), Propietario. — Carrera de San Jeró-
nimo, 19, 2.°
Moreno t Pozo (D. Adolfo), Doctor en Medicina. — Valenzuela, 4
tercero.
Motta (D. Adolfo de), Jefe del Cuerpo de Topógrafos. — Corredera
Baja, 57, pral. izq.
Nieto Serrano (D. Matías), Doctoren Medicina.— Genova, 11.
Olavarría (1). Marcial de», Injíeniero Jefe de Minas. — Unquera
(Santander).
Orteoa y Mu:?()Z (Excmo. Sr. D. Joaquín), Ingeniero Jefe de Cami-
nos.— Barquillo, 5, 2." dra.
Pacíe (Kxcino. Sr. I). Eusflúo), Ingeniero Jefe de Caminos y Sena-
<lor.— Calle de Casado del Alisal, hotel.
LISTA GENERAL DE SOCIOS. ^^^
Pardo (Timo. Sr. D. Manuel), Ingeniero Jefe de Caminos. — Alcalá
27, 3." (ira.
Pkdrayo (D. Manuel), Catedrático.— Montera, 10, pral.
Pkña-Kamiko (Sr. Conde de), Propietario.— Bola, 2, pral.
Pékez-Rpíz (limo. Sr. D. Félix), Jefe de Administración.— Biblio-
teca, 4. 2.**
Pozo Y Alvarez (D. Manuel del),- Inspector general de Montes. —
Puebla, G, 2.*» dra.
PüiG (D. Gabriel), Ingeniero de Minas. — Pavía, 4.
Quintana (limo. Sr. D. Mariano).— Jefe del Cuerpo de Topógrafos.
—Bordadores, 6, 2.° izq.
Rada y Delgado (Excmo. Sr. D. Juan de Dios de la). Catedrático y
Académico de la Historia. — Corredera, 12, 2.o
Ramos (D. Clemente), Comandante de Infantería de Marina.—
Rota, Rodrigo Márquez, 8.
Reinosa (Sr. Marqués de).— Plaza de Santa Bárbara, 6.
Reyes y Rich (D. Carlos), Comandante de Ingenieros.— Guatíoi^z/ara.
Reyna (Excmo. Sr. D. Tomás <le). General de División.— Saúco, 5,
8.*» izq.
RiAXO (Excmo. Sr. D. Juan Facundo), Catedrático y Académico de
la Historia. — Barquillo, 4 y 6, 3.o dra.
Rodríguez (Excmo. Sr. D. Tiburcio), Ministro plenipotenciario. —
Velázqucz, 48, 2."
Rodríííüez Arroquia (Excmo. Sr. D. Ángel), General de División.
— Prado, 29, pral.
Romero (D. Vicente Crísteto), Ayudante de Obras Públicas.— Mag-
dalena, 22, pral. izq.
Rüíz DE Saijizar (D. Emilio), Catedrático. — Valverde, 26.
Saavedra (Excmo. Sr. D. Eduardo), Ingeniero Jefe de Caminos,
Académico de la Española, de la Historia y de Ciencias Exactas.
—Valverde, 22, 2.*»
Sagols (D. Pedro). — Barcelona, Ixiona, 14, 2.o 1."
Sánchez y Massiá (D. Juan), Ingeniero de Minas.— Silva, 27, prin-
cipal derecha.
Santiago y Sáenz Díez (D. Julio de). Administrador de la Aduar.a
de Bilbao,
Serantes (D. Ricardo), Ingeniero de Caminos. — Plaza de Orienti*,
8, 2.^ dra.
Tat.lkríe (limo. Sr. D. Tomás Eduardo), Inspector de Ingenien s
de la Armada.— Cfiría^ycna.
28
434 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
ToRKKs Agolab (D. Salvador), Catedrático. — Goya, 4, 2.** izq.
ToRRKS ViLDósoLA (Ilmo. Sf. D. Luía de), Inspector general de Ca-
minos.— Válgame Dios, 3.
Vaumar (Excmo. Sr. Marqués de), Académico de la Española y de
Bellas Artes. — Cervantes, 3, pral.
Valle (limo. Sr. D. Manuel María del), Catedrático y ex-Director
de Contribuciones. — Genova, 21, 2."
Vázquez Illa (D. Ricardo), Comandante de Infantería y Corres-
pondiente de la Academia de Ciencias Exactas.— Fa¿2ado/úi, calle
de la Catedral, 9 pral.
VÁZQUEZ Y López Ampb (D. Antonio), Doctor en Derecho y Vice-
cónsul.—Plaza de Santa Bárbara, 8, bajo.
Vestosa (D. Vicente), Astrónomo. — Observatorio de Madrid.
ViLAKOVA (D. Juan), Catedrático y Académico de la Historia y de
Ciencias Exactas. — San Vicente, ^12, pral.
ViLLALBA ^^Excmo. Sr. D. Ricardo), Jefe de Administración de 1.*
ciase y ex-Senador del Reino. — ^\'ergara, 4, pral. izq.
Viso (Excmo. Sr. Marqués del). Capitán de fragata retiraiio. — Son
Bernardino, 14.
Zaragoza (D. Justo), Publicista, San Mateo, 11, 2.o
Socios de Número.
Aguilar (D. Casto), Capitán de Estado Mayor.— ^cím^r.
Alpoxzo (Excmo. Sr. D. Félix S.), Senador. — San Mateo, 16, cua-
druplicado, 2.°
Alvabez de la Puerta (D. Femando}, Ofícial del Cuerpo de Top<y-
grafos. — Caboalles (León).
Amí (D. Castor), Comandante Capitán de Ingenieros. — Salud, í»,
3.*» dra.
Angosto (D. Luís), Teniente de Navio. — Serrano, 90, 2.o
Baeza (Excmo. Sr. D. Joaquín), ex-Senador del Reino. — Pizarro,
13, 1.0 izq.
Bbltbán y RózpiDE (D. Ricardo), Abogado y Doctor en Filosofía y
Letras. — Fuencarral, 47, 3.o izq.
BL.ÍZQUEZ (D. Antonio), Oficial 1.* de Administración militar.
Egnilaz, 3, entresuelo dra.
BiExo (D. Salvador), Abogado. — Dofla Bárbara de Bragauza, 5.
LISTA GENERAL DE SOCIOS. 4.'C
CiN'iBT (D. Pedro Emilio], Bachiller en Letras. — Burdeos, rué dii
l'ont de la Mousque, 34.
Címovab del Castillo (Excmo. Sr. D. Antonio), Director de la Real
Academia de la HÍEtoria. — Serrano, &T, hotel.
CíSamíque (Ejccnio. Sr. D. FrandBco), Diputado á Cortea. — Her-
mosilla, 8, 2.° izq.
Carlier (D. Eduardo), Propietario. — Atocha, 103, 3." dra.
Casaxatob (D. Femando). Coronel dp Caballería. — Lagaeca, 61 du-
plicado, principal.
OoDEBA (D. Fraucisco), Catedrático. — MinnH, 26, 2.o dra.
CoNCAS (D. Víctor), Capitán de Navio. — Cádiz, Murgula, 1, 8."
Díaz Qi'iiANí) (D. Mariano).— CaKoa, 3, pral.
DoFORTo (D. Scveriano), Catedrático del Instituto de Teruel,
£acDzA (D. José María de), Abof^ado. — Lepanto, i.
Esfín (D. Mijíuel).— Beatas. 24, 2.» izq,
FuENSAiiiTA DEL Vallg (Sr. Marqués de). — Alcalá, 49 cuadruplicado.
Gabcía L6PEZ (Escmo. tír. D. Juan).— BoQa Bárbara de Bragau-
zo, 10. '
Oambaldi (D. Ricardo), ComíBario df> Guerra.— Marqués de Mon-
déjar, 8 hotel.
Gayoso (D. Juan Tomás), Capitán de Ingenieros. — General Caeto-
ñoa, O, pral. izq.
GosNAUD (D. Pedro).— Parií, me de LiUe, 4.
Iranzo (D. Félix), Comisario de Guerra.— Barquillo, 20, pral. dra.
Jiménez (D. Euaebio), Teniente de Ingenieros. — Zurbano, 18, prtn-
Li Baillt d'Ikohübm [Sr. Vizconde).— Chateau de Honton, Saint
Martin dea Seignaux, préa Bayonne.
LoBEMTE T Tdriih (D. Pedro), Teniente coronel de Ingenieros. —
Arco de Santa María, 37 y 39, 1."
Lncisi (D. Eduardo). Ingeniero. — ^Torrea, U.
Lt^MO I pBitai (Escrao. Sr. D. Manuel), Abogado. — Sacramento, G.
Llofis (D. Juan), Catedrático en el Instituto de Palma de 31a-
Mallada (D. Lncas), Ingeniero de Minas.- Orel lana, S, 3." izq.
Marín [Excmo. Sr. D. Babas), Teniente General.— Sevüla.
Mbbtbb (D. Vicente).— JVuewi Tork, P. O. Box, 1 766 ,
HiouBL Medrano (D. Gregorio), Anudante de Obras Públicae.—
Málaga, calle de Santo Domhigo, 44 y 46, pral,
MoKARGs Insa (D. Ángel).— Pmim (Puerto Rico). .
m BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
MoRET T Prendeboast (Excmo. Sr. D. Segismundo), ex-I^ünistro de
Estado y Gobernación. — Blanca de Navarra, é.
Nbussel (D. Otto), Litógrafo.— Travesía de Trujillo, 1.
Novo (D. Pedro de), Teniente de Navio.— Carrera de San Jeróni*
mo, 7, 8.° izq.
Olivan (D. Joaquín A. de), Abogado.— Sevilla, 14, 2.*'
O'Rták (Excmo. Sr. D. Tomás), Teniente General.— D. Pedro, 8.
OsLBR (D. Guillermo), Litógrafo.— Serrano, 2L
Pastoríx (D. Juan), Teniente de navio. — Valencia.
Pozzi (D. Camilo), Secretario de la Diputación provinciaL — SaD
Bernardo, 18, 3.o dra.
Ramírez de Villaurrutia (D. Wenceslao), Oficial del Ministerio de
Estado. — Reina, 24.
Rato (D. Apolinar de).— Recoletos, 4, 2.*
Salcedo (D. Jacinto), Administrador de la Aduana de la Coruña.
Seco y Bittini (D. Ricardo), Comandante Capitán de Ingenieros. —
Habana.
Seguí (D. Julio), Teniente Coronel de Lifantería y Abogado.—
Dofia Bárbara de Braganza, 18. /
Serrino Fatioati (D. Eduardo), Abogado.— Ferraz, 8, 2.*
Sierra-Bullokes (Excmo. Sr. Marqués de), General de Brigada. —
Alcalá, 72, dup.o, bajo.
Socorro (Sr. Marqués del), Catedrático de Geología. — Jacome
trezo. 41.
SuAREz (limo. Sr. D. Sergio), Jefe superior de Adminiatración. —
Prado, 8. 2.* dra.
SuARBz Ikclín (D. Julián), Coronel de Ejército, Teniente Coronel
de Estado Mayor y Diputado á Cortes. — Genova, 16, l.o izq,
ToooRBS (D. Joaquín), Ingeniero de la Armada.
Torres Campos (D. Rafael), Catedrático y Abogado. — Femando el
Santo, 6, 2.*
Val (Excmo. Sr. Conde del), Propietario.— Arenal, 22, pral.
Yalera (D. Joaquín], Oficial del Ministerio de Estado. — Cervan-
tes, 10.
Valero (D. José). — Comisario de Guerra.
Villa- Antonia (Excmo. Sr, Marqués de la), General de División,-—
Virgen de las Azucenas, 3, 2.o
LISTA GENERAL DE SOCIOS.
Suscritorea al Boletín.,
Amo (D. Demetrio del). — Zamora.
Ateneo Barcolonéa.
Ateneo de Madrid.
Biblioteca de la Academia de Estado Mayor <1el Ejército.
Biblioteca de la Academia general Militar.
Biblioteca del Conaejo de Estado.
Biblioteca del Senado.
Biblioteca particular de S. M, la Reina.
Casino de Madrid.
Caaiiio La Oran Peña, de Madrid.
Centro Militar.— JfniíHiI.
Círculo de la Uniíln Mercantil.— ifadHif.
Colegio del Cuerpo dn Carabineros.— San Lorento del Etcorial.
Congreso de los Diputados.
Corradi (Doña Aurora).— jtfaái-ü.
Guijarro (D. Miguel). — Madrid.
Inspección general de Carabineros.
Le Soudier (M. Ü.)—Parii.
Librería 'Nación al y Estranjera.— Afadríd.
MBr<:|iiina (D. JüAn),— Santiago.
Ministerio de Ealedo.
Ministerio de Fomento.
Ministerio de la Guerra.
Ministerio de Hacienda.
Ministerio de Marina.
Ministerio de Ultramar.
Real y I'rado ¡D. Federico). — Madrid.
Sayago (ü. Carlos María),— Cojwaprf (Cliile).
Soineruelos ;Sr. Marqués de). — Madrid.
Siiarcz p. Victoriano).— Ifadriíí.
EXTRACTO
DB LAB
ACTAS DE LAS SESIONES
OKLBBRADAH POR LA 800IBDAD Y POR LA JUNTA DIRROTIVA,
JUNTA DIRECTIVA.
Sesión del 21 de Agosto de 1890.
Presidencia del Sr, Coello,
Abierta la sesión á las ocho y media de la mañana , con asistencia
<le los Sres. Reina, Amí, Abolla, Andía, Arrióla, Sánchez Massiá, Espín»
Ferreiro y Motta, se leyó y fué aprobada el acta de la antorior. *
Omitido el despacho ordinario por el objeto á que la sesión se de<li-
caba, expuso el Sr. Presidente que era esta la situación difícil en qne
el imperio de Marruecos se encuentra, y por tanto era urgente que la
Sociedad pensara lo que sería conveniente representar al Gobierno
de S. M.
Manifestó que había conferenciado con los Ministros de la Guerra y
de Estado para favorecer los reconocimientos que deba ejecutar el
Sr. Suarez, y aprovechó la ocasión respecto do las cuestiones <le Melilla
y del Muni, hallando propicios á entrambos para adoptar las eol aciones
más convenientes. Aconsejó que al dirigir representación al Gobierno
fuera siempre acompañando mapas cosidos para evitar los frecuentes
extravíos que sufren. También les habló de los reconocimientos conve-
nientes en el Rif. Llamó la atención sobre lo que dicen algunos periiS-
dicos acerca de la intención que tiene Francia de extenderse alrededor
do Marruecos, desdo el Muluya al Uad Nun, asegurando que este es
francés, con el proyecto de un ferrocarril desde él á Teiubuctü. Afia«^li«'»
que si llegaran á realizarse semejantes intentos, no solo quedaría para*
lizada la acción de España en Marruecos, sino gravemente amenazadas
nuestras islas Canarias.
En vista de estas consideraciones proponía á la Junta qac ce elevase
EXTRACTO DE LAS ACTAS. i:n)
al Gobierno una representación sobre las diversas é importantes cues-
tiones que tenemos planteadas en África, indicando los puntos que á
su juicio debía abarcar.
A invitación del Sr. Presidente dio cuenta el Sr. Amí de las noticias
que del estado actual de Marruecos había adquirido, por cierto, na<la
halagüeñas para nuestra nación, y poniendo de relieve los trabajos de
las demás potencias europeas para adquirir preponderancia en el im-
perio, y por último, preguntó á la Junta si convendría hacer una enér-
gica representación al Gobierno en unión de la Sociedad de Geografía
Comercial.
Hicieron uso de la palabra los Sres. Aiidía, Botella y Espín, abun-
dando todos en las mismas ideas, y se acordó según lo propuesto por
el Sr. Presidente, debiendo celebrarse otra sesión con el mismo objeto.
El Secretario general leyó un artículo publicado por D. Felipe Canga-
Arguelles en que daba noticia de la llegada á Manila de una fuerte
escuadra china y señalaba el peligro que por aquel lado comenzaba á
surgir para nuestras islas Filipinas. El Sr. Presidente manifestó que le
inspiraba más temor el Japón, país que adelanta con rapidez en su
marcha civilizadora y que necesita buscar salida al exceso de su pobla-
ción encerrada en una superficie relativamente pequeña.
Dio cuenta el Sr. Coello de haber recibido una carta del Conde de
SaintSaud, con la conferencia que dio en nuestra Sociedad: le decía
que había hecho el viaje á los picos do Europa y una ligera excursión
á las Hurdos, acompañado del médico francés M. Bidé; ambos encon-
traron este país con mucho menos atraso del que por la fama se supo-
ne; sobre todo el médico M. Bidé hace elogios de la moralidad de los
hurdanos y han encontrado cerca de Camino Morisco algunos indicios
que confirman la existencia de vía romana, como el Sr. Coello había
sospechado y consignado hace algunos años.
El Sr. Botella expuso la conveniencia de que en el Boletín se
diese un extracto del último folleto do M. Marcou acerca del nombre
de América, á lo que contestó el Sr. Presidente que no había prospe-
rado la idea del autor como se demostraba en otro folleto y en varios
artículos de M. Gaffarel; insistió el Sr. Botella en que pudiera darse á
un americanista, como el Sr. Jiménez de la Espada, el encargo de ha-
cerlo en vista de los antecedentes y datos que existen.
El Sr. Sánchez Massiá manifestó que el Ingeniero de minas D. Enri-
que Abella, auxiliado por un ayudante del cuerpo, había levan todo el
mapa de las islas de Luzón y otras, así como últimamente el de Panay,
todavía inédito, estando dispuesto á verificar igual trabajo en todo el
lU) BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Archipiélago; que le parecía muy conveniente y juEto «1 que la Socie-
dad Geográfica le recomendase al Ministro de Ultramar á fin de que
se le prestase algún apoyo oficial, ya que tan buenas disposiciopes tenia
para hacer un servicio tan útil como meritorio. También habló de los
trabajos que allí había hecho el Ingeniero Sr. d'Almonte.
£1 Sr. Presidente y el Sr. Botella aprobaron la idea, expresando el
primero que debía hacerse la petición al Ministerio, y si el asunto pa-
saba al Consejo de Ultramar, lo apoyaría en él con mucho gusto.
Acordado así, se levantó la sesión á las diez.
JUKTÁ DIRECTIVA.
Sesión del 28 de Agosto de 1890.
Presidencia del Sr, Coeüo.
Abierta la sesión á las nueve de la mañana, con asistencia de los
Srcs. Andía, Motta, Tro y Moxó, Amí, Massiá y Ferreiro, se leyó y fué
aprobada el acta de. la anterior.
Se leyeron comunicaciones: del Dr. Gabriel Marcel dando gracias
¡)or haber dado cabida en nuestro Boletín de su trabajo sobre el
África portuguesa, y ruégase le envíen algunos ejemplares, lo quo fué
acordado. Dice que se ocupa en publicar una bibliografía cartográfica
d;* España.
De los argelinos españoles reiterando su petición de que se les envíe
á Femando Póo.
A propuesta del Sr. Coello se acordó aconsejarles que dirijau instan-
cia al Ministro de Ultramar y la Sociedad la apoyará.
El Sr. Presidente da cuenta de algunos artículos de períiklieos fran-
ceses que defienden á España do los ataques de La Géographie. £n otm
periódico presenta un mapa en que solo se muestra una pequeña faja
en la costa sabanea, como perteneciente á nuestra nación , y en la
costa de Guinea pone como español únicamente el cabo de Sau Juan.
Se leyó el proyecto de representación al Gobierno sobre tollas las
cuestiones de África, á la cual deben acompañar los correspouclíentefi
mapas.
Hicieron algunas observaciones los Sres. Massiá y Tro, quedando
aprobado con alguna i>equeña modificación.
Se levant('> la sesión á las diez.
EXTRACTO DE LAS ACTAS.
Sesión del 7 de Octubre de 1890.
Presidenña del Sr. Cotilo.
Abierta la sesión á las nueve y cuarto de la noclie, con aaislencia de
)oe Sres. Botella, Anilla, Abclla, Goristidi, Bonelli, L^sao de la Vega,
AiDÍ, Espin. Cliurnica, Quiroga, Torres-Campos, Motta y Beltrán, ee
leyó j fué aprobada el acta de la anterior.
El Sr. Presidente partlripó que cii cumplimiento de anterior acuerdo,
se babia rcmitidn ya al Sr. Presidente del Consejo de Ministros la ex-
posición de la Sociedad GeogrúQca de Madrid y de la de Geografía CO'
niurcial, arerca de ta política ele EspaAa en África, acompañada de
niiipas y documentos.
Se leyeron comuntcacionea:
De la Sociedad de Geografía de Parla, participando que el prósimo
Congreso inteToacional de Geografía se celebrará en Berna en 1891, y
alegando las razones por virtud de las que no era posible acordar desde
luogo la reunión de otro Congreso en Madrid en 1892.
Del Sr. Ministro de Ei-tado, acusando recibo de la comunicación de
la Sociedad referente ¿ Gibraltar, y manifestando que se tentlrian en
cuentn las observaciones de la Sociedad cuando se trate de cuestión tan
<lelieada.
De la Sociedad de Geografía de París, poniendo á díaposicíón de la
Sociedad un ejemplar del mapa de tos viajes de Binger en el Niger.
Acordó la Junta que recogieran este mapa los Sres. Jiménez de la Es-
pada ó Vilanova, que deben marchar á París para rcpreaentar á Espafla
en el Congreso de Americanistas.
De la Sociedad de Geografía de Lisboa, enviando un ejemplar de la
representación que elevaba at rey en protesta contra el convenio anglo-
portugués sobre las colonias de África.
Del Sr. Bonola, Secretario de la Sociedad de Geografía del Cairo,
solicitando el nombramiento de socio corresponsal. El Sr. Presidente
manifestó que los trabajos ge<^áScos del 8r. Bonola le hacían acree-
dor á este título, y la Junta acordó proponerle en la general del pró-
ximo Noviembre.
El Sr. Presidente llamó la atención acerca de las noticias que habían
circulado sobre abolición del derecho de visita, que bacía ya algunos
412 BOLETÍN DE LA. SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
años pidió la Sociedad. Esta no tenía informes detallados clel convenio
por virtud del cual quedaba abolido el citado derecho, y la Junta en-
cargó al Sr. Abella quo procurase obtenerlos.
El mismo Sr. Presidente participó que el Sr. Bonelli acababa de re-
gresar de los territorios españoles del Golfo de Guinea, donde había
realizado algunas excursiones y establecido una factoría en Elobey
Chico en representación de la Compañía Trasatlántica de Barcelona;
añadió que el Sr. Bonelli le había ofrecido dar cuenta de sus trabajos
en conferencia pública.
Kl Sr. Bonelli manifestó que había empezado con gran éxito á cum-
plir la misión que le encargó la citada Compañía; que se iniciaba con
muy buen resultado la explotación agrícola on Femando Póo, en la
posesión de Basilé, y que había de extenderse á las bahía» de Santa
Isabel, la Concepción y San Carlos; quo había recorrido el litoral de
Guinea desde el Muni al Campo, con objeto de preparar la explotación
comercial; que la región que mejores condiciones ofrece para esta em-
presa es la comprendida entre los rios Benito y Campo, pues allí pue-
den obtenerse los brazos quo tanto escasean para el cultivo y demás
faenas agrícolas, industriales y comerciales, dado que los bubis no
sirven y los krumanes repugnan el trabajo en Fernando Póo, y los que
van solo se contratan por un año; que había explorado los ríos Benito
y Campo y todos los afluentes del Muni, menos el Utongo, sin que los
franceses, que allí todo lo vigilan, lo hubieran opuesto el menor obs-
táculo; finalmente, que el tráfico ha comenzado en buenas condiciones
y que ya se han vendido en Barcelona algunas de las mercancías que
trajo. Añadió algunas otras noticias, que ha de ampliar en la conferen-
cia pública.
£1 Sr. Churruca preguntó si había noticias do los contratos celebra-
dos con indígenas de la orilla del Muni en 1860. El Sr. Coello mani-
festó que de estos contratos, celebrados por los Sres. Maimón y Noeli,
dio ya noticia en el informe que redactó como delegado térnico en la
conferencia do Berlín.
El Sr. Torres Campos pidió al Sr. Bonelli algunos informes acerca de
los proyectos de caminos en Fernando Póo. El Sr. Bonelli expuso loa
trabajos de esta índole de que tenía noticia.
Se levantó la sesión á las once menos cuarto.
EXTRACTO DE LAS ACTAS.
Sesión del 14 de Octubre de 1890.
Presidencia del Sr'. Coello.
Abierta 1a sesión il las nueve de la noche, con asisteDcia üe loa
Sres. Rodríguez Arroquin, Botella, Anjla, Abella, García Martín, Bone-
llí, Arce Mazóii, Sánclieii y Massiá, Amf, Churruca, Ferreiro, ToVrcs-
Campos, Motta y Beltnin, se leyó y fué aprobada el acta de la an-
Kí Sr. Abella, en cumplimiento del encargo que recibió de la Junta,
dio cuenta do las limitaciones impuestas al derecho de visita por virtud
de los acuerdos tomados en el Congreso antiesclavtsta de BrueelaB. Se
aconló publicar en el Boletíh las actas de dicho Congreso, que hicieran
referencia al mencionado derecho, y á propuesta del Sr. Rodríguez
Arroquia, reproducir en extracto loa acuerdos de la Sociedad y del
Congreso de Geografía Colonial y Mercantil, relativos también á la de-
rogación del derecho de visita.
£1 Sr. Presidente participó que había recibido un estudio referente
al proyecto de un camino entre Sania Isabel y Snn Carlos en Femnndo
Póa, estudio que podría publicarse en el Boletín; que le había visitado
el Sr, B arrasa, nombrado jefe de la estftciún naval del Golfo de Guinea,
quien le manifestó loa buenos propdaitos que le animaban en favor de
todas aquellas mediilns que tendieran al desarrollo y progreso de la
colonia, y que le había escrito el Sr. Suarez Lorenzana, anunciándole
que se disponía á salir do MelUla para dirigirse por el interior á Alhu-
cemas, Xesuan y Taza.
El Sr, Torres Campos leyó párrafos de una carta de D. José Valero,
con interesantes noticias. de Femando Póo y sii8 dependencias. .Se
acordó publicarlas en el BolbtíS.
El Sr. Amí recordó otro acuerdo de la Junta, por virtud del -que se
convino en gestionar la erección de una estatua á Hernán-Cortés. ."^O
resolvió escitar el celo de la comisión nombrada al efecto, si bien de-
jando á su arbitrio la oportunidad de procurar la realiaación de la idea,
puesto que se hallaba muy prósimo el centenario del descubrimiento
do América, y acaso do convendría conmemorar á un miamo tieOipo
laa glorias de los descubridores de aqoel continente y del conquistador
de Méjico.
s
■ I-
m BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
Se acordó también que para cumplir anteriores resoluciones de la
Junta, los Sres. Presidente y Secretario general presentaran lista de
los geógrafos americanos que hubiesen contraído méritos suficientes
para obtener el título de honorarios de la Sociedad Geográfica de
Madrid.
Y no habiendo más asuntos de que tratar, se levantó la sesión á las
diez y media.
r
* » JUNTA DIRECTITA.
Sesión del 21 de Octubre de 1890.
Presidencia del Sr, Coello,
i
Abierta la sesión á las nueve y cuarto de la noche, con asistencia de
los Sres. Botella, Andía, García Martín, Foronda, Bonelli, Arce Mazón,
Sánchez y Massiá, Amí, Quiroga, Rajal, Torres-Campos y Beltrán, si'
leyó y fué aprobada el acta de la anterior.
Acordó la Junta que á la comisión nombrada para gestionar la erec-
ción de una estatua á llemán-Cortés, se agregara el Sr. Coello, x)or ser
este ahora el Presidente de la Sociedad.
So presentaron las actas de la Conferencia de Bruselas, y como en
ollas no constaba tenninantemente que el derecho de visita hubiera
sido derogado, resolvió la Junta suplicar al Sr. Abella que procurase
adquirir nuevos informes.
El Sr. Presidente participó que asistía á la Junta el Sr. D. Joaquín
Kajal, cuyos trabajos sobre Mindanao debía publicar el Bolbtík, según
acuerdos anteriores; que esta publicación se había aplazado por dificul-
tades para la reproducción de las láminas, y que el Sr. Hajal daría
cuenta á la Junta de las gestiones que había hecho en los centros oficia-
les para conseguir auxilios que le permitieran dar á luz sus importan-
tes trabajos. Así lo hizo el Sr. Rajal, refiriéndose á la solicitud que ele-
vó al Sr. Ministro de la Guerra, de la que se dio traslado á Ultramar,
sin que hasta la fecha haya recaído solución, sin duda por haberse
extraviado los manuscritos originales. La Junta acordó publicar desde
luego el texto en el Boletín', y las láminas cuando hubiere recursos; á
no ser que hicieran la publicación, ya el ^Ministerio de la Guerra^ ya
algún editor.
El Sr. Coello presentó las últimas entregas publicadas de la traduc-
ción española de la Geografía de Reclús, y varios cuadernos de los
EXTRACTO DE LAS ACTAS. 445
Anales de Estadística de Italia. Sobre esta última publicación llamó la
atención de la Junta; la recibía directamente por haberla pedido en
época en que se necesitaba consultar los interesantes datos que con-
tiene; después, cuando ya no le eran necesarios, había suplicado á la
Dirección de Estadística de Italia que los enviase á la Sociedad Geo-
gráfica, y creía conveniente que se pidieran además por esta. Así se
acordó.
Se presentó también el programa del próximo Congreso de Ciencias
geográficas convocado para Berna, y con este motivo el Sr. Presidente
indicó la conveniencia de que la Sociedad Geográfica de Madrid tomase
la iniciativa para simplificar el sistema de grupos que en estos Congre-
sos prevalece; debían reducirse los temas y fijar asuntos concretos so-
bre los cuales pudieran tomarse resoluciones. Había tres, sobre todo,
que merecían especial atención: la cuestión del meridiano único, la no-
menclatura geográfica y la uniformidad en el sistema de enseñanza de
la Geografía. Unánime la Junta convino con el Sr. Coello en la necesi-
dad de esta reforma^ y le dio el encargo de formular la correspondien-
te proposición para procurar que se llevara á cabo en el citado Con-
greso de Berna.
£1 Sr. Sánchez y Massiá presentó la minuta de la comunicación que
debía dirigirse al Ministerio de Ultramar, recomendando los trabajos
de los Sres. Abella y Almonte. La aprobó la Junta, acordando que á
la vez se recomendasen también los trabajos del Sr. Rajal.
Participó luego el Sr. Presidente que se había acordado reunir en
España en 1 892 el Congreso de Americanistas, y propuso también que
se invitara para dar conferencias en la Sociedad á los señores que re-
presentaban á nuestra patria en el Congreso de Americanistas que
acababa de reunirse en París, y muy especialmente al Sr. D. Marcos
Jiménez de la Espada.
Y se levantó la sesión á las diez y cuarto.
Índice.
DE LAS haterías CONTENIDAS EN EL TOMO XXIX.
MEMORIAS.
Memoria sobre el progreso de Iob trabajos geográficoe, por i>im
Martin Ferreiro 385
COKFEREKCIAS.
El CoDgrceo y la Espoeidón de Geografía de París en 1 889, por
Don Rafael Torres Campos 7
El catastro en Eepaüa, por Z>. Juan Sánchez y Matsiá li'
Loa Pirineos ospafloles; por el Conde de SaintSaud 267
Portugal é Inglaterra en el África Austral, por D. Rafael Torre»
Campos 33:t
ARTÍCULOS.,
Los portugueses en el África Austral. El Cbambeze, origen del
Congo descubierto por los portugueses on 1T9G, por M. Ga-
briel Mareel ! 4ít
El viajero polaco Rogoxinski en Fernando Póo 63
KoticiaB auténticas del famoso rfo Maraflón, por Z>. Marcos Jimé-
nez de la Espada 73 y 320
£1 porvenir de la lengua espaflola (comparada con las principales
del mundo) estudiado desde el punto de vista geográfico y
estadístico, por 2>. Oabriel Carrasco 120
418 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA.
RÍOS de Venezuela y de ColoDibia; relacioues inéditas reunidas
por D, Cesáreo Fernández Duro J Cl
Xotu sobre los trabajos meteorológicos de España 275
Un nuero mapa del Zambeze 277
Las misiones españolas de Fernando Póo y sus dependencias.. • 279
El ksar-el-Acabir, por D. Teodoro de Cuevas 30.%
ACTAS Y TAREAS DE LA SOCIEDAD.
Extracto de las actas de las sesiones celebradas por la Sociedad
y por la Junta Directiva 289 y 43S
Reseña de las tareas y estado actual de la Sociedad (Teocrática
de Madrid, por D, Adolfo de Moita 379
Las islas Providencia en el archipiélago de las Carolinas 410
Gil)raltar 418
Lista general de socios en íin de 1890 423
MAPAS.
Reproducción de un mapa manuscrito de ñnes del siglo xvi que
existe en la sección de Geografía de la Biblioteca nacional
de París (Imperio de Manamotapa) 02
Curso del Zambeze tomado de un atlas manuscrito que existe en
la Biblioteca nacional de París 278
LISTA
U US SOCIEDAIIES, lUIIIIIIAS I ESTABLECIIIEMOS OEMinCOS
eos LOB QCII BS BALLÁ ESTABLECIDO OAUBIO DI FUBLICACIOSES.
SOCIEDADES. ACADEMIAS Y ESTABLECIMIENTOS EXTHANJEROS.
aociBKADitB OEoaKAFJOii lie Ameleritani. Anver», lierUti, ilírn, [torrieBui. Brs-
mcD, nríHhaiip, BrJiellíg.BuoureBcl, Budapest, Buenos Airen, L'Bire. D*nnt-
tadt, Uijan. Dousi. ilrmileii, KiliTuliureo. Kpinal, Kfltukolmn, rrnnkfart. Oh-
nite, OreifBwald, H«11b, Humburtt. Hiinaover, Havre, Hel-iaulcrs, Irktilnk,
Jenn, Kiett, l^opáK, Lillp, Liaban. Louada. LondoD. Lj'on, Mnurtiealar, Msr-
eeitle, Melbóurne, ileii, Uéiira, MoDtpíltier, Uoiamhii(ue, MUncbeo. Nancy,
NeucbalPl, New York, i iráD, OrentiurB. PsriB, Pgrto, Bio de JbqíI™, Rneliefurl,
Roma, Rouea, SamariiDii', St. Pelemljurit. 8alnt-Valrry rn Caux, SaoFauío,
Sulnoy, Slutlgart,Tifl¡9,TnHno,TouintiBe,Toura j TVipo.
Ac«dbmijl8 de Cienciaa da BoatOD, BruifUva, Córdoba (República Areentiiia),
Frnnce, Liaboa y Pbiladelpbla.— Imperial Leopoldina Curaliua: Halle.— Real
Cli.'b ArairAKO: Napoli.
Clcbs alpinos: DeutBeben und OPSterreiebiHrbeti: 1kIlliiclien.~FraTi(aiB: Paria.—
llaUano:Torino.-Scbweiier:OeQ*Te.-SDeiétó ItaraondiBagnéiea de BlBarM.
— Uaf^riscben Karpalhnn VeTeiD: Ldesa (HuhBt!*).
Cli-h de lo9 MnnteB Appalacbea.
D^píl dea cartPH et plaaa de la marine : Parii.
DjTtclion dtr QtKrrhisthttU : liielnti. DireilonB genei-ale dalla Stntlatiea. Rooia.
SialOj/ical and OiogracMcal Survey of tbs Territorlea: Waabiuijton.— 0ei Ayjcal
Surveyof India: Calciilla.
Ooberio g'ral da MoíambujUB.
iNBTiTi'Toe; Oeoítráflco Artrentino: RueaOB Aires.— ArcbeoloiticD r OeoifrapliiCD
Alagouao: Ala^uas. EtnoKrlflco: PRrÍB.— Voor de Taal-Laad eu Volfc<^n1cuade
Tan Nederlandach Indie: La Heye. — Smlthaouian: NawYorlt.— OeolSfico da
Noruega.— Gsnndie D se, de Toronto.
ilvsioOmmtl: I.yon.— iJe lIi$lorta .\ataral,ÍK Viena.
Obtcrzatorio meltorolofiro ftalral de Méxnn.— A'iitin»ii/ do Tarubn.vB.
OJIeinú MdrOj/r^ea de í?antiai;o deCbile.-jDs ClrcMiaeioH y l-unjei, de San Sal-
Stgia Drpvtetioot di Storia patria : Torino.
Sn-ao doi iraíiiHm groloí/irtU! Lisboa.
SociBDADBX: Atad<^MÍra íntln-CMna de Vnit^.—AMcana de Zr.i\ia.—AHáHcaÍti\
Japón, en Vokobamaide Uomliay.— iV Borda. vn Dri.—Di rienriai ualvroltt áa
Casael.— d»i((/f<a Arerntína.—fieurl.lt^a Antonio Aliaf, de ilejiro.— ÍJ/aifí*-
tíeas de Londun y Parla. — Uh BxploriKwH Comereial en Afri'-ii, de Milano.—
Di Btítidioi diveriol de Le Y\t\ie.—Dt E^lvdxM lado-riiHii de SaigOD.—Ofif-
idficnt de Uublin, Btockholm y Wien.— /ííioaBO-íflríiviiMadeToulouBe.— ite
Hilteria Xalurul de Toulouse: ife BoetOD.— //iifortca da Pi^nnaylTania.— Vrtni-
rDíotf/fJide London y Wlen.— rrirNifo, de San Francisco di- CHlifornin.-T'iípo-
( ratea de iiariB! de Oeníve.- A'aíioiiiii de Tepasrafia prarlica, de Pana.— De
JB TuritUl, de Chriatiania: de SUikoimo —üpteala Vatteaaa, Koma,
UnivBBMiDADKB; de Colmtira: de Chrialiania.
KEVISTAS Y PUBI.ICACIONF^ PEIUÓDICAS EXTRANJERAS.
Bnenot-A irm Revista da la Halón Uililar.
Lando»: Nature.
íarií.— l.'Ki] Plural ion.— I* Tuur du Monde.— Revue Crltiiiue de HiBtoire et da
Liltárature. — ¡(eme de OéOKraphie. — Bevue Oíograpliique inlemaüpnale.
Oatha: Mitlbellun(.-en ausJustue Perlbea'eeograpliieclier Anstalt.
roriim: Cosmos, de Guido Cora.
I/llano: L'Kaploratore.
ESTABLECIMIENTOS, SOOEDADES. ACADEMIAS
¥ CUBPdBACIONEB NACIONALEH.
¡Unillrrifí de Estado, Fomento, Hacienda, Gobernación. Gracia y Juatieia,
Áeademiai: de Bellas Artes: de Buenas letras (Barcelona): de Ciencias eiaetM,
flaicasv naturales: deCiennias morales y ¡loiiticas; Eapañola; in la Hialorla:
de Medicina. — Ameiacimt ctnlml de itigeuieroa induHtrislea.—ABSOciaeió cata-
■ ■ - ■■ ■ - -■ itiflcan.-lilPm deicursinns catalana,— foMijina del
ilode la nuerra. — í>i'r<frianri.'de Aduanas: de Arti-
. . ^ lelDRenisroB. — /«.ifríKíinn libre dn enseñan™.— M a-
llorquina de eneenania. — IhsIÍIuIc urogntleo y estadiatiC!
Uadrid: da MsDila: de San VwnaDáo.— Soeiedadei: .^ntieeRiavisui es
Sconomica Matrltenae: de Hidrología mídica: de Historia Natural.
REVISTAS Y PUBLICAaONES I'EHIÓÜICAS NACIONALES.
Madrid: Anales de la Construcción y de Is lodustria.— Arrijlai.' Calas
Minera.- De Ub roa Públicas.- De la Sociedad Central de Arquitectos.
S^reiUma: CróDiet ciealiflca.- Ei Eco .onusta Kspaaoi.
oríH
Las Reuniones oiiliiiaiias Jola Sociedad se celebrarán, du- w
ranteel añoile liSOl, vn los primeros y terceros ó quintos mar- ,
tes de. caila iur>. Kn lus otros m;irtes se reunirá la •Imita Di-
rectiva, y nirüa hora anics la Sección de Puhlicaciom/s.
Cuando cir«*ii¡isl.uir¡as imprevistas obliguen á alterar lo> días
señalados ¡nra las Heini iones ordinarias, se anunciará o¡jijr-
tunami'ute en los periódicos.
ARTÍCULOS DEL REGLAMENTO
BKLATIVOS Á LAS CuXPICluNKS EXIGn»A8 PARA EL INOUESO ÜK LOS SOCIOS
T DKKECPO QL'K h>TO.S TIKNEN Á HACER TIRADAS APARTE DE SL*8 KSCUI TOS.
Art. 1 1. La Si."if»iíail k;^ cüiii pondrá de un número indefinido de Socios ••flina-
rios, ciiHli]<.iipru i(uc i«('Hsu resiileucia, admitiéndose los extruujeron con ideuLtcua
ccndirioue.s que los uaouiisiles.
Art. ly. Lo-» ííoniis impiniu la suma do 25 pesetas por cuota de «'utr^da , y ni .;•-
narén además, por triiufstrt^s adelantados, la de :i> petfotas unui.les. Ksta fto^'rm.ia
pued»» compensarse con el pii;.'o tl«» '¿7i pesetas, heclto de uuu Ví'Z y t»xi rijji..jiiier
época. DtílKTáu U-s Sucios dar cuenta ile sus Cíunlmiatle resulencia y «lomsoiLiu. U^^~
ciblrMTi ei Diploini, IlH^lamento y IJoi.KTiN nieusuiil de la Suciediiil , y teu-iran
dentello pura asi.stir á tDdas sus ri'iinionos púhücus y á su Hibiioteca.
Art. '¿"K Dejara «le enviarse el HoLKTÍx áli'S Socios qu'.* no satifciflciercn iiu tri-
mestre: y si .se atrasasen en otro, serán dailos de baja, anunciáuili)k*s previaun.'iit';
en ambos casos su desculiierto. Los Socios tendrán en todo tiempo liiifrtad p.ira
retirur.'-e, participán<l>>ij durante el trimestre cuya cuota hayan natisfechu.
Art. '¿\. Después de constituida la Sociedad, la admisión de nue\us Sui*io.»i, lien
la soüc.feii ,i;>r hi, ú por meiho du utro que ya !o sen. se hará en una de las renuio-
ne3 ool.nurias.
Art. 'il. l.'uand*» bj pidieren oportunamente y lo acueple la Junta DireotiVsi , se
eutre^rarán á bis autores veinte ejemplares de sus articubis ó Memoriaíj, fíoei !<¡es
pemiitidd baci'r u.sn de las c.ija^ y planchas para una tira>ia especial pi.ir ñu rui*nia.
y:. \f :irtíi"ulo lúe inlerpri-.tHib) p<jr la Junta Directiva de la Socieilad , eu .seíi:.ri
de ".i"' de Abril «le >si, en»*! s»»iilidi> tle que habrán iIh eutrl'^'arse a 1«.»h Hutor»-a
Vftnte ejemplares, dju pu¿,'iua(-iiiU distinta, de ^on iiriiculos o memorias ^^iie puíil.*
qu-í. t.'i »1 roi.r.uN).
CONDICIONKS Y PRECIOS DE LA SUSCUIPCIÓN
para loa que no fueren Bocios.
El BoLi::ÍN i'V. l\ S<»rii:i)AD Cíkocjráfica de Madriu ho publicará por
cua.Uriii s hii i..-.: i!« h líi- SÜ á 96 páginas Je texto, próxiiiiameiite, con uno
ó variuH lunpriri en autografía ú grabadu. La NiiHcripción 8o hará por afio8
ó Büiiiustrcr^ vnv\ local do la Sociedad, callo del León, uúm. ¿1 , mediuiito
pago adelanta lo do las cantidades HÍguieiitcs:
En Kspivñ.i. ¡hlívs a<lyaccijte» y Portugal. 3U peMotas. \^y p^-Hutas.
En el ^e^l(l lie i;ur<»f»a 3,'> » 47,50 >
En América, Ahia, Ai'rica y Oceauía... 40 > SO >
Núuieiü Biiclto : 3 pesetas.
THE UNIVERSITY OP MKHIOAN
GRADÚATE UBRARY
DATE DUE
FEB2 71976
SERIAL
OCT2 9iq7(