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Full text of "Boletín de la Real sociedad geográfica"

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BOLETÍN 


DB  LA 


SOCIEDAD    GEOGRÁFICA    DE    MADRID 


BOLETÍN 


DE    LA 


^-   SOCEDAD  GEOGRÁFICA  ^DE  j  MADRID 


TOMO  XXVIII -PRIMER  SEMESTRE  DE  1890 


MADRID 

ESTABLECIMIENTO  TIPOGRÁFICO  DE  FORTANET 

IMFBESOB  DE  LA  REAL  AOADEMLi  DE  LA  HISTORU 

Calle  de  la  Libertad,  núm.  29 
1890 


JUNTA  DIRECTIVA 


DB  LA 


SOCIEDAD    GEOGRÁFICA  DE  MADRID. 


PRESIDENTE. 

Bxcmo.  8r.  D.  FraneiBco  Coello  y  Quesada. 

VICEPRESIDENTES. 

Exorno. Sr. |.r  7é<lorico  de  Botella %..  P. 

8r.  D.  Juao.Vikiíova C. 

Bxcmo.  Sr.  D.José  María  Aparicí Cd. 

Bxemo.  Sr.  D.  Tomás  de  Re^'oa O. 

SECRETARIO     GENERAL.. 

limo.  Sr.  D.  Martim  Perreiro. 

SECRETARIOS     ADJUNTOS. 

8r.  D.  Rafael  Torrea-Campos  (contador). 
8r.  D.  Adolfo  de  Motta  (tbsobbbo). 

VOCAUES. 


Sr.  D.  Marceliano  de  Abolla P. 

Sr.  D.  Luf B  García  Martin P. 

Bxcmo.  Sr.  D.  Manuel  de  Foronda  Cd. 
Sr.  D.  Francisco  Codera  ^Bibliote- 
cario)   C. 

Excmo.  Sr.  D.  Antonio  Andía.. . .  C. 

Sr.  D.  Francisco  Oorostidi P. 

limo.  Sr.  D.  Sergio  Suárez P. 

Sr.  D.  Emilio  Bonelli Cd. 

Sr.  D.  Ignacio  de  Arce  Mazón. ...  P. 

Sr.  D.  Julián  S uárez  Inclán C. 

Sr.  D.  Justo  Zaragoza Cd. 

limo.  Sr.D.  Ángel  Lasso  de  la  Vega  C. 


Sr.  D.  Juan  Sáuclicz  y  Masstá. . .  O. 

Sr.  U.  Casto  Aguilar C. 

Sr.  I).  Mfinnel  María  Arricia P. 

Sr.  Marqués  del  Socorro C. 

6r.  D.  Fernando  Monet P. 

Sr.  D.  José  Maria  de  Kscuza P. 

Sr.  D.  Lucos  Mailada P. 

Sr.  D.  Castor  A  mí P. 

Sr.  D.  Joaquín  Qarralda P. 

Sr.  D.  José  Montes  de  Oca P. 

Sr.  D.  Miguel  Espin O. 

Sr.  D.  Antonio  Vázquez  y  López 

Amor O. 


Nota.  Con  las  iniciales  C.,  P.,  O.  y  Cd.,  se  designan  los  individuos  que  perieue- 
cen  respectivamente  á  las  secciones  de  Correspondencia,  Pablicaciones,  Oobierno 
Interior  y  Contabilidad. 


BOLETÍN 


DB  LA 


SOCIEDAD  GEOGRÁFICA  DE  MADRID. 


ADVERTENCIA. 

Según  lo  acordado  por  la  Junta  Directiva,  á  conti- 
nuación, y  por  vía  de  recuerdo,  se  da  un  sucinto 
resumen  de  las  reglas  de  pronunciación  figurada  y  de 
las  principales  sobre  la  acentuación,  aprol)adas  para 
las  publicaciones  de  la  Sociedad  Geográfica,  é  insertas 
en  el  primer  número  del  Bolktín,  así  como  un  cuadro 
que  expresa  las  diferencias  de  longitud  entre  nuestro 
meridiano  de  origen  en  la  isla  de  Hierro  y  los  que 
pasan  por  los  Observatorios  más  importantes. 

REGLAS   DE   PRONUNCIACIÓN   FIGURADA. 

Para  expresar  con  alguna  propiedad  los  nombres  extranje- 
ros se  han  adoptado,  subrayadas  eu  la  impresión  y  en  los  ma- 
pas, las  vocales  o,  u  y  las  consonantes  h,  U,  v,  x,  y,  z. 
La  e  suena  como  el  diptongo  eu  francés. 
La  u  como  la  u  francesa. 

La  h  se  pronuncianl  aspirada,  ó  como  una ;  muy  suave. 
La  11  como  doble  ele  y  no  como  elle. 
La  X  parecida  á  la  ch  francesa,  ó  sea  como  aojan  los  dialectos 

catalán  y  gallego. 
La  V  como  su  semejante  en  francés. 

La  j  algo  parecida  a  la  g  francesa  y  más  bien  como  la  g  cata- 
lana en  la  palabra  Sitges. 
La  z  como  la  z  francesa,  ó  como  ds  suave. 

REGLAS  PRINCIPALES   DE   ACENTUACIÓN. 

Todo  vocablo  agudo  que  termine  en  vocal  llevará  sobre  ella 
un  acento.  Si  termina  en  diptongo,  se  pondrá  el  acento  en  la 


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6  BOLETÍN  DE  LA.  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

vocal  fuerte  (A,  E,  O)  y  si  las  vocales  terminales  son  débi- 
les (I,  U)  acentúese  aquella  sobre  la  Cual  viene  á  cargar  la 
pronunciación. 

No  se  pondrá  acento  en  las  voces  agudas  que  terminen  en 
consonante:  las  dos  excepciones  de  esta  regla  se  reducen  á 
poner  siempre  acento  sobre  la  palabra  aguda  que  termine 
en  N  6  en  S. 

Ninguna  voz  llana  terminada  en  vocal  se  acentúa. — Por  el 
contrario  (salvas  dos  excepciones  únicas),  se  acentuarán  las 
voces  llanas  que  terminen  en  consonante.  Redúcense  las  dos 
excepciones  de  esta  regla  á  no  poner  acento  sobre  los  vocablos 
llanos  terminados  en  las  consonantes  N  ó  S,  por  hallarse  en 
ellos  comprendidos  los  plurales  de  muchos  nombres  y  verbos. 

En  las  voces  llanas  que  deban  acentuarse  y  cuya  sílaba  acen- 
tuada forme  diptongo,  se  ha  de  poner  el  rasguillo  sobre  la 
vocal  fuerte. 

Los  vocablos  llanos  que  terminen  en  dos  vocales ,  y  la  pri- 
mera de  ellas  sea  débil  y  acentuada  (1,  U)  y  la  segunda  fuerte, 
habrán  de  llevar  forzosamente  acento  en  la  primera. 

Cuando  las  dos  vocales  terminales  sean  débiles,  esto  es, 
lU,  UI,  llevará  acento  aquella  sobre  que  cargue  la  pronun- 
ciación. 

Se  acentuarán  en  la  vocal  débil  las  voces  llanas  cuya  pe- 
niiltima  sílaba  consta  de  una  vocal  débil,  I,  U,  precedida  de 
otra  fuerte,  A,  E,  O 

Todo  esdrújulo  se  acentuará.  También  llevarán  acento  los 
semi-esdrújulos,  ó  sean  los  vocablos  que  finalizan  en  dos  vo- 
cales fuertes  (A,  E,  O)  sobre  ninguna  de  las  cuales  carga  la 
pronunciación. 

CUADRO  DE  DIFERENCIAS  DE  LONGITUD. 

Punta  de  la  Orchilla  (Occidental  de  la  isla 

deHierro) 0°  O'       O" 

Madrid U  28  29 

San  Femando 44  57  26 

París 20  30        O 

Greenwich 48  9  46 

Pulkova. 48  29  31 

Lisboa 9  4  45 

Washington 301  6  54 


LAS  RAZAS  INDÍGENAS  DE  FILIPINAS 

POR  EL  PROFESOR 

D.   FERNANDO   BLUMENTRITT. 

ESTUDIO  DEDICADO  AL  EMINENTE  GEÓGRAFO  ESPAÑOL 

ExcMO.  Sr.  D.  FRA.NCISCO  COELLO. 


Entre  las  muchas  obras  que  sobre  Filipinas  se  han  escrito, 
no  hay  una  que  nos  dé  á  conocer  las  razas  que  pueblan  aquel 
archipiélago,  circunstancia  explicable  por  la  historia  etnográ- 
fica del  país.  Hasta  nuestros  días  eran  la  isla  de  Luzón  y  las 
Visayas,  el  principal  objeto  á  que  se  dedicaban  los  estudios  de 
los  sabios  y  de  los  viajeros  nacionales  y  extranjeros,  sin  que 
llamase  la  atención  de  los  filipinólogos,  activos  ó  sedentarios, 
las  de  Mindanao  y  la  Paragua. 

Veintiocho  ó  treinta  años  hace  que  el  naturalista  alemán, 
Dr.  C.  Semper,  visitaba  la  parle  oriental  de  Mindanao  y  en 
muy  raras  publicaciones  se  ha  tratado,  fuera  de  aquel  viaje, 
de  las  regiones  meridionales  del  archipiélago. 

Los  compendios  geográficos  alemanes,  ingleses  y  franceses 
que  trataban  de  Mindanao  y  de  la  Paragua,  eran  abreviada 
copia  de  las  noticias  que  habían  publicado  Forres  t  (1774  á  1 779) , 
Rienzi  (1836  á  1838),  Hunt  (1815),  de  Guignes  (1784  á  1801), 
Renouard  de  S.*«  Croix  (1803  á  1807),  Crawford  (1820  á  1856), 
Mallat  (1843  á  1846),  y  hasta  Dampicr  (1693 á  1723).  Asi,  pues, 
todos  estos  relatos  se  distinguían  por  una  respetable  antigüe- 
dad. Pero  con  las  admirables  campañas  evangélicas  con  que 
los  PP.  Jesuítas  conquistaron  tantos  miles  de  almas  para  el 
cristianismo  y  tantos  kilómetros  cuadrados  para  España, 
cambió  de  aspecto  aquel  cuadro:  gracias  á  los  trabajos  de  aque- 
llos intrépidos  misioneros  y  á  los  viajes  do  los  franceses  Mar- 


8  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

che  y  Montano  y  de  los  alemanes  Schadenberg  y  Koch  se  re- 
dujo considerablemente  la  térra  incógnita  de  aquellos  países. 
Por  esta  causa  aparecen  hoy  antiguas  las  publicaciones  de  1860 
á  1880  sobre  Mindaaao,  pudiendo  asegurarse  que  los  últimos 
mapas  de  las  misiones  de  la  Compañía  de  Jesús,  junto  con  los 
de  Montano  y  de  Schadenberg  han  transformado  por  completo 
las  ideas  que  antes  teníamos  sobre  Mindanao,  sin  que  haya- 
mos conocido  el  fin  de  estos  descubrimientos  etnográficos,  por- 
que de  año  en  año  alcanzamos  otras  noticias  que  detallan  ó 
corrigen  lo  ya  sabido. 

No  es  solamente  el  estado  actual  de  los  conocimientos  etno- 
gráficos sobre  Mindanao,  el  que  me  ha  inspirado  estas  líneas: 
también  abundan  acerca  de  las  otras  islas  del  archipiélago  erro- 
res, equivocaciones  y  noticias  contradictorias  que  piden  en- 
miendas ó  aclaraciones.  Al  escribir  artículos  etnográficos  sin 
tener  á  la  vista  el  mapa  correspondiente,  ó  al  copiar  de  otros 
sin  la  precaución  necesaria,  se  copian  también  erratas  que  se 
convierten  luego  en  nombres  de  razas  ó  de  pueblos  imagina- 
rios. Además  hemos  de  lamentar  una  mala  costumbre  que  era 
y  es  origen  de  muchos  errores,  tanto  de  autores  nacionales 
como  extranjeros.  Los  antiguos  cronistas  supieron  distinguir 
las  diferentes  razas,  pero  al  generalizar  emplearon  denomina- 
ciones castellanas  como  infieles,  montaraces,  cimarrones,  etc.; 
pero  los  escritores  peninsulares  y  la  prensa  de  Manila  del  siglo 
actual  han  ido  abusando  de  las  denominaciones  indígenas 
como  igorrotes,  calingas  y  manguianes,  aplicándolas,  no  solo 
á  las  tribus  á  quienes  corresponden,  sino  también  á  otras  que 
pertenecen  á  distintas  ramificaciones  de  la  raza  malaya:  de 
aquí  la  principal  fuente  de  errores  que  son  muy  difíciles  de 
corregir,  pues  no  puede  todo  el  que  escribe  una  descripción 
etnográfica  del  país,  recorrer  por  sí  mismo  todas  las  comarcas 
del  archipiélago  para  reunir  los  datos  que  necesita. 

También  se  incurre  por  muchos  en  la  falta  de  citar  nombres 
de  rancherías  como  si  lo  fueran  de  raza,  tomando  así  los  de 
origen  topográfico  por  denominaciones  etnográficas. 

Los  conocedores  de  la  etnografía  filipina,  saben  con  cuántas 
dificultades  tienen  que  luchar  en  vista  de  esa  inmensa  serie 


.   LAS   RAZAS   INDÍGENAS   DE   FILIPINAS.  9 

de  A'agas  y  á  veces  imaginarias  denominaciones;  dificultades 
que  se  aumentan  cuando  se  quieren  localizar  los  nombres,  esto 
es,  buscar  en  el  mapa  el  territorio  que  habita  cada  una  de  las 
razas. 

La  mayoría  de  los  escritores  peninsulares  y  filipinos  no  fijan 
su  atención  sobre  la  historia  cartográfica  del  país  y  á  veces  des- 
acreditan los  trabajos  de  sus  antecesores  copiando  lo  que  es- 
tos en  su  época  describieron  exactamente,  pero  que  hoy  es  in- 
exacto, por  ejemplo:  si  un  autor  habla  en  el  año  1819  de  una 
tribu  de  infieles  residentes  á  la  sazón  enCagayán  ó  en  la  Pam- 
panga,  no  podemos  copiarle  hoy  sin  la  aclaración  necesaria; 
porque  entonces  la  provincia  de  Cagayán  comprendía  todo  el 
territorio  que  ahora  ocupan  las  actuales  provincias  de  Gaga- 
yán,  Isabela,  Sallan,  Quiangán,  Nueva  Vizcaya  y  Nueva  Ecija. 
Estos  errores  se  copian  y  perpetúan  multiplic.lndose  los  dalos 
falsos  ó  erróneos,  para  mayor  trabajo  del  etnógrafo  filipino 
que  tropieza  con  inexactitudes,  hasta  dogmatizadas  algunas  do 
ellas  (véase  el  artículo  Bürik), 

Mi  objeto,  al  publicar  este  escrito,  es  llamar  principalmente 
la  atención  de  todos  los  que  se  interesan  por  la  etnografía  fili- 
pina, sobre  lo  mucho  que  en  ella  es  discutible,  dudoso  ó  total- 
mente inexacto.  Abrigo  la  esperanza  de  que  este  escrito  esti- 
mule á  los  que  posean  mayores  conocimientos  á  corregir  lo 
falso,  aclarar  lo  dudoso  y  detallar  lo  poco  determinado  y  cono- 
cido; en  una  palabra,  es  mi  intento  contribuir  á  la  solución  de 
las  cuestiones  etnográficas  de  aquel  país. 

Creo  que,  en  primer  lugar  los  filipinos,  en  segundo  los  ma^ 
tandas  peninsulares  y  en  general  todos  los  españoles,  tienen 
el  deber  de  rivalizar  con  la  acliva  é  incansable  diligencia  de 
los  extranjeros  (especialmente  alemanes  y  franceses),  en  el  es- 
ludio  de  la  etnografía,  etnología  y  antropología  de  aquel  trozo 
tan  considerable  del  reino  de  España.  Creo  asimismo  que  los 
trabajos  ctno-geográficos  de  Jordana,  Montero  Vidal,  I.  délos 
Reyes  y  Lacalle  prueban  que  adsunt  vires^  adest  voluntas]  so- 
lamente falta  el  apoyo  por  parle  del  Estado. 

En  este  opúsculo  hallarán  los  conocedores  del  país  la  serie 
más  completa  de  nombres  etnográficos  que  se  ha  publicado 


10  BOLETÍN   DE   LA.   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

hasta  hoy,  pues  no  contienen  tantos  ninguna  de  las  obras  geo- 
etnográficas  que  hay  sobre  Filipinas,  incluso  el  diccionario  de 
los  PP.  Buzeta  y  Bravo,  y  las  obras  de  los  ilustrados  señores 
Jordana,  Lacalle,  Montero- Vidal  y  el  P.  Ruíz;  sime  tachando 
inmodesto,  añadiré  que  según  mi  opinión,  no  estará  completa 
mi  relación,  pues  hay  gentes  en  Filipinas,  y  sobre  todo  en 
Mindanao  y  la  Paragua,  que  todavía  no  se  conocen. 

También  debo  llamar  mi  atención  sobro  lo  poco  que  sabe- 
mos acerca  de  los  infieles  habitantes  de  las  cordilleras  que  se- 
paran las  provincias  llocos  del  Norte  y  de  Abra,  del  Gobierno 
del  valle  do  Cagayán,  pues  apenas  conocemos  sus  nombres. 

Cuando  en  1882  publiqué  mi  Ensayo  de  una  etnografía  de 
Filipinas  (escrito  en  alemán),  tuve  el  gusto  de  remitir  50  ejem- 
plares del  mapa  que  acompañaba  al  folleto,  á  varias  personas 
residentes  en  el  archipiélago,  con  la  súplica  de  que  me  indi- 
casen las  inexactitudss  que  pudiesen  hallar;  pero  solo  uno,  mi 
distinguido  amigo  el  Sr.  Dr.  D.  José  de  la  Campa,  tuvo  la 
bondad  de  contestarme,  los  demás  no  so  dignaron  correspon- 
der, ignoro  si  por  indiferencia  ó  porque  no  temieran  incurrir 
en  descortesía. 

Quizá  sea  hoy  más  oportuna  la  publicación,  pues  á  causa  de 
haberme  ocupado  en  la  parte  política  del  país,  he  adquirido 
gran  número  de  enconados  adversarios,  que,  imaginando  al 
hombre  científico  con  la  vanidad  de  los  novelistas  y  de  los 
poetas,  procurarán  buscar  las  inexactitudes  de  mis  obras,  sin 
considerar  que  este  es  cabalmente  mi  deseo,  y  es  lo  que  pres- 
tará mejores  servicios  á  la  ciencia. 

Para  terminar,  debo  añadir  que  solo  reconozco  dos  razas 
indígenas  en  el  archipiélago  filipino,  la  malaya  y  la  negrita. 
Considero  un  descrédito  el  seguir  las  modas  etnográficas  del 
día  sobre  la  subdivisión  de  la  raza  malaya;  cada  autor  sigue 
distinto  camino:  el  uno,  forma  grupos  según  determinados 
momentos  antropológicos;  otro,  según  costumbres  ó  particula- 
ridades de  carácter  etnológico;  un  tercero,  según  el  idioma,  y 
no  falta  quien  tiene  en  cuenta  para  ello  el  diámetro  del  pe- 
lo, etc.,  que  más  parece  un  juego  que  un  estudio  verdadera- 
mente científico.  Deducir  por  12  ó  13  esqueletos  ó  por  300  ó 


LAS    RAZAS   INDÍGENAS   DE   FILIPINAS.  11 

400  vocablos  del  idioma  los  grupos  ó  subdivisiones  de  la  raza 
malaya^  tiene  los  visos  de  una  puerilidad,  por  más  que  al  opi- 
nar así  aparezca  en  contra  de  nombres  que  pronuncio  con  ver- 
dadero respeto.  Con  la  misma  franqueza  confieso  que  no  creo 
en  las  teorías  de  la  mezcla  con  sangre  china;  pues  si  en  alguna 
raza  filipina  se  observa  un  tipo  semejante,  prefiero  llamarle 
mongol,  porque  la  mezcla  china  no  puede  probarse  ni  por  la 
historia,  ni  por  la  lengua.  Los  que  conocen  cuanto  se  ha  es- 
crito sobre  el  génesis  de  la  raza  malaya,  saben  que  hay  autores 
que  solo  ven  en  ella  el  resultado  de  la  unión  de  pueblos  mon- 
goles con  los  negros  oceánicos,  no  extrañando  por  lo  tanto  que 
en  alguno  predomine  el  tipo  mongol. 

Abacas.  El  P.  Mozo  habla  de  una  tribu  de  indios  salvajes 
que  hablaron  un  idioma  diferente  de  los  vecinos  italones. 
Vivieron  en  las  cañadas  meridionales  del  Caraballo  Sur, 
y  con  ellos  se  formó  el  actual  pueblo  de  Caranglan  (Nueva 
Ecija),  después  de  haberse  sometido  al  cristianismo  y  á  la 
civilización  europea.  No  sé  si  aún  existe  esta  ramificación 
de  la  raza  malaya,  cuyo  nombre  no  citan  los  autores  del 
siglo  xiz. 

Abra  (igorrotes  de).  Denominación  colectiva  de  todos  los  in- 
fieles sanguinarios  de  Abra,  especialmente  de  los  gui- 
naanes. 

Abúnlon.  Nombre  de  tribus  salvajes  qu«  viven  en  las  mon- 
tañas de  Zambales:  se  dice  que  son  mestizos  de  raza  ma- 
laya  y  negrita. 

AdanCt.  ¿Raza  malaya?  Quizás  una  ramificación  de  los  veci- 
nos apayaos,  aunque  tienen  propio  y  diferente  idioma. 
Pueblan  las  montañas  y  el  pueblo  de  Adang  (provincia  de 
llocos  Norte).  Hasta  1720  vivieron  como  salvajes;  ahora 
son  cristianos  y  están  ya  civilizados.  Según  el  diccionario 
de  los  PP.  Buzeta  y  Bravo,  son  mestizos  de  una  raza  india 
(malaya)  y  de  negritos.  En  su  nombre  hay  alusión  á  Ata^ 


12  BOLETÍN   DE  LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

denominación  de  ciertas  tribus  de  negritos.  Como  faltan 
casi  lodos  los  datos  sobre  sus  condiciones  físicas  .y  etnoló- 
gicas, y  no  se  ha  publicado  hasta  ahora  ninguna  gramá- 
tica ó  vocabulario  de  su  idioma,  no  podemos  decir  nada 
definitivo  sobre  el  lugar  que  les  corresponde  en  la  etno- 
grafía. Los  Adang,  variaciones  de  su  nombre,  son  adán, 
ADANGTAS,  ADANGiNOs  y  ADAMiTAS.  La  Última  dcnominacíón 
es  de  origen  cristiano  y  ha  de  derivarse  de  la  alusión  de 
su  nombre  á  Adán. 

Agtas,  aitas.    Nombre  indígena  de  los  negritos  ahetas. 

Aeta  (v.  negritos). 

Agutainos.  Así  se  llaman  los  indígenas  de  la  isla  de  Agu- 
laya  del  archipiélago  de  Cuyo  (provincia  do  Calamianes). 
Pertenecen  á  la  raza  malaya  y  hablan  un  idioma  propio. 

Alibabáon,  alibabáun.  Parece  ser  un  título  de  principales 
entre  los  moros  del  seno  de  Dávao,  pero  jamás  el  nombre 
de  una  raza. 

Alimüt.  Se  cita  ese  nombre  en  la  forma  igorrotes  de  Alimut. 
Supongo  que  forman  esos  «igorrotes»  una  fracción  de  los 
infieles  belicosos  que  habitan  la  comandancia  de  Quian- 
gán  y  las  orillas  del  río  Alimut. 

Altasanes.  Esa  tribu  de  «igorrotes»  ó  indios  salvajes  debe 
existir  en  las  cordilleras  occidentales  de  la  Nueva  Vizcaya. 
Buzeta  y  Bravo  los  llaman  así,  pero  el  autor  español 
S.  Mas  y  el  viajero  alemán  Dr.  A.  Bastían,  escriben  su 
nombre:  altabanes.  No  sé  lo  que  es  exacto,  pues  sola- 
mente los  citados  autores  (y  Mallat)  hablan  de  ellos.  Los 
demás  autores  reproducen  las  noticias  que  aquellos  dan. 

Apayaos.  Raza  malaya;  habita  la  parte  occidental  de  la  pro- 
vincia de  Cagayán  y  las  comarcas  vecinas  de  Hocos  Norte 


LAS   RAZAS   INDÍGENAS   DE   FILIPINAS,  13 

y  de  Abra.  Son  infieles  en  su  mayor  parte  y  muy  temidos 
por  sus  vecinos.  Los  apayaos  salvajes  cortan  las  cabezas 
de  sus  enemigos.  Los  PP.  Buzela  y  Bravo  afirman  que  la 
raza  de  los  apayaos  es  el  resultado  de  la  mezcla  de  indios 
(malayos)  y  negritos;  pero  lo  que  se  conoce  del  idioma  y 
de  las  costumbres  de  los  apayaos,  tanto  de  los  infieles 
como  de  los  sometidos,  no  permite  esa  hipótesis,  debiendo 
confesar  que  es  muy  poco  lo  que  sabemos  sobre  esa  na- 
ción. Variaciones  de  su  nombre,  son:  apayos,  apoyaos.  Se- 
gún algunos  escritores,  el  idioma  de  aquella  tribu  se  llama 
MANDAYA,  pcro  iguoro  la  exactitud  del  aserto. 

Aripas.    Raza  malaya  que  habita  las  montañas  cerca  de  Nac- 
siping  y  Tubang  (Cagayán).  Son  infieles  pacíficos,  en  parte 
reducidos,  con  quienes  se  ha  establecido  la  visita  Aripa. 
Variaciones  del  nombre:  apipanes,  aribas. 

Atas.  1.  Así  se  llama  una  tribu  muy  numerosa  de  infieles 
que  habitan  la  parte  altado  los  ríos  de  Dávao,  Tuganay  y  * 
Libagánum  y  se  extendían  por  el  NO.  hasta  el  territorio 
ocupado  por  los  buquidnones.  Parecen  mestizos  de  mala- 
yos y  negritos  con  predominación  del  tipo  malayo.  Es  la 
raza  menos  conocida  deMindanao.  Hablan  idioma  propio. 
Según  los  padres  misioneros,  su  nombre  significa:  Que 
viven  en  los  altos. 

m 

Variantes  del  nombre:  ataas,  itaas. 
—       2.  Así  se  llaman  también  una  tribu  de  infieles  mesti- 
zos de  negritos  é  indios  que  habita  en  Camarines  Sur, 
(Dr.  Montano.) 

Até.    Nombre  que  dan  los  tagbanuas  de  la  isla  de  Paragua  á 
los  negritos  (según  A.  Marche). 

Atta.    El  nombre  del  idioma  que  hablan  los  negritos  de  Ca- 
gayán (Sr.  Mas). 

Baganis.    Entre  otras  equivocaciones  que  padece  la  impor- 


14  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

tante  obra  Las  islas  Filipinas,  del  Sr.  D.  Francisco  J.  de 
Moya,  hay  que  enumerar  una  tribu  de  Mindauao  llamada 
haganiSf  pues  aquel  nombre  no  es  otra  cosa  sino  cierto 
título  de  caudillos  de  guerreros  de  los  manobos  (y  manda- 
yas).  Quien  ha  matado  á  7  hombres  recibe  el  título  de 
hagani, 

Bagobos.  Raza  malaya.  Habita  en  las  faldas  del  Apo  (Minda- 
nao).  Son  infieles,  pero  los  padres  jesuítas  se  ocupan  en 
su  conversión.  Son  sanguinarios. 

Balugas.  Este  nombre  parece  una  denominación  general  que 
se  aplica  á  diversas  tribus  de  infieles  descendientes  de  ne- 
gritos puros  ó  de  mestizos  de  negritos  é  indios  remonta- 
dos. En  el  idioma  tagalog  se  entiende  bajo  el  vocablo  ba- 
loga:  mestizo  negro ^  mezclado,  chapurrado.  El  viajero 
alemán  Dr.  C.  Semper,  encontró  halugas  en  las  llanuras 
centrales  de  Luzón,  provincia  de  Pangasinán,  y  los  llama 
mestizos  de  negritos  é  indios.  D.  Sinibaldo  de  Mas  cita, 
entre  las  denominaciones  indígenas  de  los  negritos,  tam- 
bién el  de  halugas,  y  D.  Manuel  Scheidnagel,  asegura:  Se 
les  suele  denominar  por  los  indios  con  el  nombre  de  balu- 
gas. También  Cavada-Méndez  de  Vigo,  habla  de  Balugas 
ó  Acias,  y  el  misionero  P.  Mozo  titula  el  cap.  viii  de  su 
obra:  Missiones  de  Balugas  6  Actas.  El  Sr.  Cámara  habla 
de  Negros  halugas  de  los  montes  de  Camumusan.  La  des- 
cripción de  la  vida  y  del  exterior  de  los  balugas  de  Ca- 
mumu,  Porac,  Tarlac,  Mabalacat,  Angeles  y  Capas  co- 
rresponden á  las  costumbres  y  al  aspecto  físico  de  negri- 
tos puros. 

Bangal-bangal.  Nombre  que  dan  á  los  dulanganes  los  mo- 
ros vecinos. 

Bangot.  Denominación  vaga  de  diversas  tribus  de  los  man- 
guianes  de  Mindoro.  Así  se  llaman:  i.*  Los  que  ocupan  las 
llanuras  entre  Socol  y  Bulacao.  2.''  Los  que  pueblan  las 


LAS   RAZAS   INDÍGENAS   DE   FILIPINAS.  15 

orillas  de  los  ríos  al  S.  de  Pinamalayán;  pertenecen  al 
tipo  chino  ó  mongol  de  los  manguianes. 

Banobos.    i  Bagobos  ? 

Banuáon.  Una  tribu  de  manobos  que  compone  la  nueva  re- 
ducción Amparo  en  el  bajo  Agüsan.  (Cartas  de  los  padres 
jesuítas,  tomo  vi,  p.  273.) 

Babangán.  Así  se  denominan  los  manguianes  que  habitan 
las  regiones  altas  de  las  cordilleras  de  Mangarín  (Mindoro). 

Batac.  Nombre  que  se  da  á  los  Tinitianos  que  viven  en  la 
cercanía  de  la  punta  Tinitia  y  del  golfo  de  Babuyán  (isla 
Paragua). 

Batán.  Hasta  ahora  se  han  clasificado  los  indígenas  de  los 
grupos  de  Batanes  y  Babuyanes  entre  los  ibauags  ó  caga- 
yanes:  pero  el  distinguido  lingüista  filipino  señor  doctor 
D.  T.  H.  Pardo  de  Tavera  nos  advierte  que  los  batanes 
tienen  un  dialecto  llamado  batán,  que  difiere  efectiva- 
mente del  idioma  ihanag.  El  batán  es  uno  de  los  dialectos 
más  interesantes  de  Filipinas,  pues  tiene  la  ch  y  una 
vocal  como  la  eu  francesa. 

Los  batanes  son  cristianos  civilizados,  aunque  viven 
muy  atrasados. 

Bayabonan.  No  se  conoce  más  que  el  nombre  de  esa  tribu 
(malaya?)  que  habita  al  lado  de  los  gamunanges  en  las 
faldas  de  las  montañas  al  E.  de  Tuao  (Gagayán).  Según  el 
Sr.  Mas,  tienen  idioma  propio. 

Beribí.  Así  se  llaman  los  manguianes  entre  Socol  y  Búlala* 
cao  (Mindoro),  que  se  hallan  refugiados  en  las  cumbres  de 
los  montes. 

BicoL.    Raza  malaya  de  antigua  civilización.  Habita  las  pro- 


16  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

vincias  de  Camarines  Sur,  Alba  y,  Buhas,  los  pueblos  de 
Daet  y  Basud  y  otros  do  Can)Arinés  Norte,  y  el  pueblo  de 
Malanay  de  Tayabas.  En  mi  mapa  etnográfico  de  Filipi- 
nas, figuran  las  islas  de  Masbate  yVTicao  pobladas  por  bí- 
coles,  siguiendo  la  opinión  de  autores  extranjeros,  pero  el 
nomenclátor  oficial  lo  niega.  Quizás  estos  líneas  contribu- 
yan á  corregir  lo  que  es  inexacto.  Los  bicole^son  cristianos. 
Los  llamados  «igorrotes  de  Isaróg,  Iriga  iBuhí  y  Cara- 
rauán»,  parecen  ser  en  parte  descendientes  puhs^  de  Meó- 
les remontados,  y  en  parte  mestizos  de  ellos  y  i^gritos. 
Ya  el  nombre  de  cimarrones  que  les  suelen  dar  losN^nti- 
guos  cronistas,  junto  con  las  escasas  pruebas  de  su  ic^io- 
ma,  permiten  tal  hipótesis. 

BiLANES.    Raza  malaya  que  habitó  el  territorio  cnlre  la  laguna 

de  Buluán  (de  aquí  su  nombre  verdadero  buluanos)  (1)  y 

la  cordillera  de  Butulán;  además  habitan  las  islas  de  Sa- 

rangani  (Mindanao).  Son  infieles  dóciles. 

Variantes  del  nombre:  büluanbs,  bül-u-an,  vilanes,  vi- 

LAANES. 

Su  idioma  tiene  la  letra  F. 

BiSAYAS.  Raza  malaya  de  antigua  civilización.  Habita  las 
islas  Visayas  y  las  playas  de  Mindanao  Norte  y  Este, 
además  de  Zamboanga  y  Cottabalo.  En  la  época  de  la  con- 
quista habitaban  también  el  Sur  de  la  isla  de  Mindoro. 
Entonces  sollamaron  Pintados^  nombre  que  recibieron 
de  los  españoles  por  su  costumbre  de  pintar  ó  picotear  su 
cuerpo.  Ese  pintado  se  describe  por  los  corsarios  holande- 
ses del  siglo  XVII.  Son  cristianos. 

El  idioma  bisaya  se  parteen  varios  dialectos;  entre  ellos 
merecen  ser  citados  el  cebuano  y  el  panayano. 

Véanse  además  los  artículos  Calamiano,  Hiliguayna, 
Halayo  y  Caraga. 


(l)    Creo  que  entonces  se  llamarían  tagabulmn,,  lo  que  hace  suponer  un  pare* 
cido,  si  no  de  sanare,  al  menos  de  origen  con  el  nombre  do  los  tagabcUes. 


LAS   RAZAS  INDÍGENAS   DE   FILIPINAS.  H 

BoNTOK  (iGORROTEs  de).    Deiiominación  colectiva  de  los  infie- 
les malayos  de  la  comandancia  de  Bontok. 
En  alemán:  Bontok-Leute  (pronunciación:  B-LayteJ. 

BoüAYANÁN.  Tribu  de  infieles  en  el  interior  de  la  isla  de  la 
Paragua  (según  A.  Marche). 

BüCTüLÁN.  Nombre  de  los  manguianes  mongoles  de  Pinama- 
Ijayán,  refugiados  en  las  cumbres  de  las  montañas.  Tam- 
bién se  les  suele  denominar  durugmun. 

BüJüANOs.  Tribu  de  indios  infieles,  que  solo  cita  Mr.  Scheid- 
nagel;  vive  en  la  Isabela  de  Luzón. 

BüLALACAüNOS.  Tribu  salvaje  que  puebla  el  interior  (?)  de  las 
islas  Calamianes  y  el  Norte  de  la  Paragua.  Parecen  per- 
tenecer á  la  raza  malaya. 

BüLUANES  (V.    BiLANES.) 

BüNGANANES.  Tribu  de  infieles ,  pertenecientes  á  la  raza  ma- 
laya. Viven  en  la  provincia  do  la  Nueva  Vizcaya  ó  Isa- 
bela de  Luzón.  No  se  conoce  mas  que  el  nombre. 

BuQumNOXEs.  Raza  malaya;  habita  en  la  parte  oriental  del 
distrito  de  Misámis  (entre  Ilígan  y  la  Punta  Divata  y  la 
cuenca  del  río  de  Tagoloán.  Extiéndese  hasta  el  origen  del 
río  Grande  de  Mindanao.  Son  infieles,  pero  en  parle  están 
cristianizados  por  los  PP.  jesuítas.  Los  españoles  suelen 
darles  el  nombre  monteses,  lo  que  es  una  traducción  cas- 
tellana de  su  nombre.  Yo  preferiría  la  transcripción  Bu- 
kidnon. 

BüQuiL  (yo  preferiría  la  transcripción  bukil).  Nombre  de 
varias  tribus  de  manguianes  de  Mindoro,  á  saber:  !.•  La 
tribu  con  tipo  negro,  que  habita  en  las  inmediaciones  de 
Bacóo  y  Subaán.  2.*  Las  tribus  de  manguianes,  que  entre 

2 


18  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Socol  y  Bulalacao  se  albergan  en  las  faldas  de  los  montes, 
pertenecen  á  la  raza  malaya.  3."  En  Pinamalayán  se  lla- 
man asi  las  tribus  que  ocupan  las  llanuras;  pertenecen  á 
los  mangiiianes  de  tipo  mongol.  4.^  En  Mangarín  se  lla- 
man así  los  manguianes  de  las  orillas  de  los  ríos. 

Espero  que  se  aclararán  más  tarde  aquellas  vagas  deno- 
minaciones. Como  el  nombre  Buquil  se  deriva  del  voca- 
blo hiikid ,  puede  aplicarse  solamente  á  tribus  que  viven 
en  los  montes  y  en  el  bosque. 

BuQuiTNÓN.  La  Oceania  Española  reproduce  en  su  nüm.  181 
(9  Agosto,  1889)  ún  artículo  del  Porvenir  de  Visayas^  que 
trata  de  los  monteses  de  la  isla  de  Negros.  El  autor  anó- 
nimo dice:  «dos  razas  completamente  distintas  habitan  en 
la  cordillera  central  que  divide  esta  isla:  los  aetas  6  ne- 
gritos, y  los  huquitnónó  monteses.»  «Estos  (huquitnón) 
en  nada  se  diferencian  de  los  indios  que  conocemos  y  ve- 
mos todos  los  días,  en  cuanto  á  lo  físico;  pues  los  supone- 
mos de  la  misma  raza.»  Son  inüeles  valientes,  hasta  fero- 
ces. Hay  unos  40.000  en  la  isla. 

Parece  que  son  descendientes  do  visayas  remontados  ó 
idénticos  con  aquellos  infieles  que  por  otros  autores  reci- 
bieron la  denominación  de  carolanos.  El  parecido  de  su 
nombre  con  el  de  los  buquidnones  de  Mindanao  no  revela 
ni  prueba  la  identidad  de  ambas  razas  monteses ,  porque 
los  buquidnones  de  Mindanao  tienen  su  propio  idioma, 
mientras  los  huquitnón  de  Negros  parece  que  hablan  el 
idioma  visaya.  Además  hay  diferencias  notables  en  su 
vida  social  y  en  sus  costumbres. 

BúRiK.  En  todas  las  obras  que  tratan  de  los  igorrotes  se  cita 
una  tribu  ó  nación  igorrote  llamada  húrik;  pero  las  inves- 
tigaciones y  estudios  del  autor  y  viajero  alemán  Doctor 
Hans  Meyer  han  probado  que  tal  tribu  no  existe.  Búrik 
se  llaman  solamente  aquellos  igorrotes  pertenecientes  á 
diversas  rancherías  quQ  tienen  su  cuerpo  pintado  con 
cierta  forma  ó  modelo  de  taraceado,  como  lo  demuestra 


LAS  RAZAS   indígenas   DE   FILIPINAS.  19 

la  iluslración  de  la  obra  Die  Igorroten  del  citado  autor. 
Búrik  es  un  vocablo  del  idioma  igorrote  que  significa  de 
varios  colores^  pintorreado,  barajado,  abigarrado.  Cada 
igorrote  puede  hacerse  búrik  adoptando  tal  modo  de  tara- 
ceado. Las  noticias  que  publicó  el  viajero  alemán  queda- 
ron comprobadas  por  los  igorrotes  de  la  Exposición  fili- 
pina de  Madrid  (1887) ,  como  me  lo  comunicó  mi  distin- 
guido amigo  el  Sr.  D.  Eduardo  P.  Casal. 

BusAOs.  Según  los  autores  españoles,  forman  los  Busaos  una 
tribu  ó  parte  de  los  igorrotes  verdaderos.  El  intrépido  via- 
jero alemán  Dr.  Hans  Meyer  visitó  las  rancherías  de  los 
igorrotes  de  Benguet,  Bontok  y  Lepanto,  y  asegura  qiie 
los  llamados  Busaos  ó  Besaos  tienen  más  parecido  con  los 
guinaanes  y  los  infieles  de  Bontok  que  con  los  igorrotes 
verdaderos,  y  esto  por  su  hábito  físico,  trajes  y  cos- 
tumbres.  ^ 

Cafres  f  (1).  No  hubo  raza  indígena  de  tal  nombre,  pero 
así  se  denominaron  los  esclavos  papuas  que  llevaron  á 
Manila  algunos  comerciantes  portugueses  (1580-1620). 

Cagayanes.  Raza  malaya.  Habita  la  cuenca  del  Río  Grande 
de  Cagayán,  desde  Furao  hasta  su  boca,  los  pueblos  que 
viven  en  el  litoral  de  la  provincia  de  Cagayán ,  y  las  islas 
Babuyanes  y  Batanes ,  aunque  los  autores  ingleses  creen 
que  los  indígenas  de  las  Batanes  corresponden  á  otra  ra- 
mificación de  la  raza  malaya.  Pero  como  las  islas  Ba- 
tanes forman  casi  una  Terra  incógnita  para  el  antropólogo 
y  etnógrafo,  no  puede  confirmarse  nada  seguro.  Los  ca- 
gayanes  alcanzaron  cierto  grado  de  civilización  en  la  épo- 
ca de  la  conquista;  son  cristianos  y  civilizados.  Su  idioma 
se  llama  ibanag. 

Calaganes.    Tribu  perteneciente  á  la  raza  malaya  y  que  vive 

<l)    La  craz  indica  que  el  vocablo  es  de  siglos  pasados. 


20  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

en  el  seno  de  Casilarán  (Dávao).  Los  calaganes  no  son 
moros.  Hay  una  reducción  de  cristianos  en  Dígos. 

Calamiano.  Los  PP.  Buzeta  y  Bravo  entienden  el  vocablo 
Calamiano  como  nombre  de  un  dialecto  visaya,  resultado 
de  la  mezcla  del  visaya  y  tagalo,  y  hablado  en  la  islas  Ca- 
lamianes  y  la  parte  sometida  (1851)  de  la  isla  de  Paragua 
(mientras  Barrantes  dice  que  el  calamiano  se  habla  en 
cuatro  pueblos  de  la  provincia  de  Calamianes);  además  se 
sabe  que  el  P.  Fr.  Juan  do  San  Antonio  compuso  en  íen- 
gua  calamiana  un  tomo  de  Sermones  morales  y  otro  de 
Explicación  del  Catecismo;  así,  sería  muy  natural  creer 
que  existo  el  idioma  calamiano,  6  como  dialecto  del  visa- 
ya, ó  como  lengua  propia;  pero  el  sabio  viajero  francés 
A.  Marche,  que  visitó  estos  territorios,  dice  que  no  existe 
ningiin  idioma  calamiano  así  llamado.  El  i^alamiano  del 
nomeíiclator  debe  ser  idéntico  con  el  idioma  taghanua. 

Galauas.  Raza  malaya  que  vive  en  las  alturas  inmediatas 
al  S.  de  Malaueg,  en  Nacpising  y  en  las  cañadas  del  río 
chico  de  Cagayán.  Son  infieles  de  carácter  pacífico.  Como 
habitan  la  comarca  llamada  El  partido  de  llaves  recibo  el 
idioma  que  hablan  también  la  denominación  itavés,  aun- 
que hay  autores  que  suponen  que  el  idioma  de  Malaüeg 
sea  el  idioma  de  los  calañas. 

Variación  del  nombre:  calaguas.  Además  hemos  de 
añadir  que  los  calañas  del  partido  de  llaves  reciben  tam- 
bién por  algunos  autores  la  denominación  de  itaveses; 
ignoro  si  es  exacto. 

Calibüganbs.    Nombro  de  los  mestizos  de  moros  y  súbanos. 

Calingas.  1.  Según  el  sabio  viajero  alemán  Dr.  C.  Semper, 
así  suelen  denominarse  colectivamente  en  la  parte  orien- 
tal del  N.  do  Luzón  todas  las  tribus  de  infieles  salvajes, 
como  sucede  con  el  nombre  igorrote  en  la  parto  O.  do 
aquella  región.  2.  Se  funda  esta  denominación  colectiva 


LAS   RAZAS  INDÍGENAS   DE   FILIPINAS.  21 

€Q  una  tribu  de  indios  salvajes  que  habita  la  cordillera 
que  corre  de  SO.  á  NE.  entre  el  rio  Grande  de  Gagayán 
y  el  Ahulug;  son  vecinos  de  los  aripas,  pero  menos  pací- 
ficos que  ellos.  El  viajero  alemán  Dr.  A.  Schadenberg 
dice  que  su  aspecto  parece  que  revela  alguna  mezcla  con 
sangre  china.  3.  Algunos  autores,  entre  ellos  Semper, 
advierten  que  también  á  los  irayas  se  les  suele  denomi- 
nar Calingas. 

<!amuconbs  f .    Así  se  llamaron  los  moros  piratas  de  las  islas 
6  islotes  que  están  situadas  entre  Táui-táui  y  Borneo. 
Variante  del  nombre :  gamoconbs. 

Canganay.    Nombre  del  dialecto  igorrote  hablado  en  la  parte 
NO.  de  Benguet. 

Garagas.  En  las  obras  de  los  siglos  pasados,  especialmente 
en  las  holandesas  é  inglesas^  se  llamaron  así  los  belicosos, 
pero  reducidos  y  cristianizados  indígenas  de  los  pueblos 
situados  en  la  costa  oriental  de  Mindanao  (desde  la  punta 
Gáuit  hasta  la  punta  Taucanán  ó  aun  hasta  el  cabo  de 
San  Agustín).  Se  creía  que  tenían  idioma  propio  ó  un 
dialecto  particular  del  visaya.  No  puedo  asegurarlo.  Su- 
pongo que  ya  entonces  había  manobos  y  mandayas  cris- 
tianizados en  los  antiguos  pueblos  do  Garaga,  Gateel, 
Liangán,  etc.,  quienes  chapurreaban  el  visaya,  y  los  au- 
tores antiguos  tomaron  ese  visaya  de  tienda  por  un  idio- 
ma propio ,  ó  por  lo  menos  por  un  dialecto  particular  del 
idioma  visaya. 

Variaciones  del  nombre:  garaganes,  calaganes  (pero 
tiene  que  distinguirse  esa  variante  bien  del  nombre  igual 
de  los  calaganes  de  Dávao),  garaguei^os  (hoy  nombre  de 
los  habitantes  de  Garaga). 

Garolano.  Solo  cita  el  nombre  de  estas  tribus  de  infieles  el 
Sr.  Díaz  Arenas,  según  el  cual  en  1848  vivían  2.322  caro- 
lanos  en  la  cordillera  que  se  extiende  desde  la  antigua 


a  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

cabecera  hasta  Cauayán  (isla  de  Negros).  Supongo  que  no 
son  otros  sino  los  infieles  que  el  inglés  Plant  (siguiendo 
la  mala  costumbre  de  los  españoles  y  filipinos  que  gene- 
ralizan el  nombre  igorrote)  llamaba  igorrots.  Si  mi  su- 
posición es  exacta,  pertenecen  los  carolanos  á  la  raza  ma- 
laya, é  idéntica  subdivisión  á  la  cual  corresponden  los 
infieles  sanguinarios  del  interior  de  Luzón  N.  y  de  Min- 
danao. 

Gatalanganes.  Tribu  de  infieles  pertenecientes  á  la  raza  ma- 
laya de  tipo  mongol;  hablan  el  mismo  idioma  que  los 
irayas.  Habitan  las  orillas  del  río  Catalangán  y  las  co- 
marcas vecinas  (Isabela  de  Luzón).  Son  pacíficos. 

Gataoán.  Nombre  del  dialecto  que  hablan  los  igorrotes  de 
la  cuenca  del  río  Abra. 

Catubangañes.  Tribu  de  infieles  hostiles.  Viven  en  los  mon- 
tes pertenecientes  á  la  jurisdicción  do  Guinayangán  (Ta- 
yabas).  Como  faltan  noticias  detalladas  ^  no  puede  decirse 
si  pertenecen  á  la  raza  malaya  ó  son  negritos  con  mezcla 
de  sangre  malaya. 
Variación  del  nombre :  catabanoanbs. 

Gebuano.    Dialecto  del  Visaya. 

GoTuvos.  Así  se  llaman  los  indígenas  del  archipiélago  de 
Guyo  que  no  pertenecen  á  la  raza  de  los  agulaiaos.  Según 
A.  Marche  parecen  Tagbanuas  cristianizados,  y  hablan  el 
mismo  idioma. 

GuAMAN  (LOS  de).  Trfbu  mauoba  que  vive  entre  el  río  Hijo 
y  Garaga.  Pero  creo  más  exacto  que  su  nombre  es  el  de 
culámanes. 

Culá&íanes.  Así  se  llaman  los  manobos  de  la  costa  O.  del  Seno 
de  Dávao. 


LAS   RAZAS   INDÍGENAS   DE   FILIPINAS.  23 

Dadayag.  Raza  malaya  cuyo  nombre  recuerda  el  de  los  fa- 
mosos Dayaks  de  Borneo  (sin  que  esto  dé  motivo  para 
fábulas  etimológico-etnográficas).  Habitan  las  montañas 
al  O.  de  Cabagán  (Cagayán).  Son  infieles.  Faltan  noticias 
detalladas.  Tienen  idioma  propio.  Variación  del  nombre: 

DADAYA. 

Dapítan  (nación  de)  t-  Nombre  que  los  españoles  del  si- 
glo XVI  dieron  á  los  visayas  de  la  hoy  Comandancia  de 
Dapítan.  (Distrito  de  Misámis.) 

Dayhagang  t-  Según  el  Sr.  Mas,  el  nombre  délos  mestizos  de 
borneyes  y  negras  aetas  en  los  tiempos  anteriores  á  la  con- 
quista. Dudo  la  exactitud  de  esta  noticia  y  de  su  ortografía. 

Dülanganes.  Habita  esta  raza  el  S.  del  distrito  de  Dávao. 
Su  nombre  significa  gente  de  bosque.  Son  infieles  salvajes. 
No  sé  si  pertenecen  á  la  raza  malaya  ó  son  malayo-negri- 
tos, pero  creo  que  predomina  el  tipo  malayo.  Como  tam- 
bién se  llaman  gulanganes,  es  de  suponer  que  formen  una 
fracción  de  la  poco  conocida  raza  de  los  mangulangas  6 
manguangas  y  de  los  guiangas  del  S.  de  Mindanao.  Los 
moros  les  dan  la  denominación  de  bangal-hangjiL 

DuMAGAT.  Nombre  que  dan  algunos  autores  extranjeros  á  los 
negritos  que  viven  en  la  parte  de  la  contracosta  de  Luzón 
que  se  extiende  desde  la  ensenada  de  Palanán,  al  N.,  hasta 
el  cabo  Engaño.  También  aplican  los  mismos  igual  deno- 
minación á  otras  razas  que  pueblan  las  contracostas  de 
Samar,  Leyte  y  Mindanao  y  hasta  de  Mindoro.  Así  me 
parece  que  dumagat  (vocablo  tagálog  que  significa  hom- 
hre  diestro  en  la  mar)  se  introdujo  en  la  nomenclatura 
etnográfica  por  una  serie  de  errores. 

DuRUGükCUN.  Así  se  llaman  los  manguianos  del  tipo  mongol  de 
Pioamalayán  (Mindoro),  refugiados  en  las  cumbres  de  los 
montes.  También  se  llaman  büctülán. 


^  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Etas  (v.  Negritos). 

Gaddanes.    Raza  malaya.  Habita  parte  de  la  Nueva  Vizcaya, 
Isabela,  Gagayán,  y  de  la  comandancia  de  Saltan.  Los  de 
Bayombone  y  Bagabag  son  cristianos  civilizados,  los  otros 
son  ineñles. 
En  las  antiguas  crónicas  se  llaman  yogades. 

Gamunang.  Raza  malaya  que  habita  las  montañas  al  E.  y  NE. 
de  Tuao  (Gagayán)  y  tiene  idioma  propio.  Son  infieles  sal- 
vajes. Faltan  datos  detallados  y  modernos,  los  últimos  da- 
tan de  1842. 

Guanga  (v.  Güianga). 

GüíANGAS.  Raza  malaya  que  habita  al  N.  y  NO.  de  Dávao. 
Son  infieles;  apenas  se  diferencian  de  los  bagobos  más  que 
en  su  idioma  bastante  difícil  de  entender,  por  no  parecerse 
en  nada  á  las  lenguas  que  hablan  los  otros  infieles  de  Min- 
danao.  Son  muy  bárbaros.  Los  variantes  guanga  y  gülanga 
de  su  nombre,  que  significa  habitante  deselva^  hace  supo- 
ner que  forman  una  fracción  de  aquella  raza  que,  bajo  los 
diversos  nombres  de  manguangas,  mangulangas  y  delun- 
ganes,  se  conoce  en  el  S.  de  Mindanao. 

GuiBiBAJANOs.  Así  llamarou  los  historiadores  de  los  siglos  pa- 
sados una  gente  montaraz  que  habitaba  el  interior  de  la 
isla  de  Joló.  Eran  muy  belicosos.  Recibieron  este  nombre 
por  ir  al  combate  acompañados  de  los  sonidos  fuertes  de 
sus  tambores  ó  guimhas.  Existen  todavía.  El  Sr.  D.  P.  A. 
do  Pazos,  en  su  muy  importante  monografía,  los  cita  dos 
veces,  y  en  un  periódico  de  Manila  he  leído  las  siguientes 
lineas:  «Los  guimhajanos  ó  monteses  del  valle  de  Loo,  son 
muy  odiados  del  resto  de  los  moros.  Se  les  cree  aboríge- 
nes, y  lo  cierto  es  que  en  todos  tiempos  han  tenido  en  jaque 
á  sus  convecinos».  En  la  cercanía  de  Carondón  hay  Guim- 
hajanos. 


LAS   RAZAS   INDÍGENAS   DE   FILIPINAS.  íS 


Variantes  del  nombre:  guinbajanos,  güimbanos,  qüimpa- 

NOS,  GUIMBAS. 


GOINBAJANOS   (y.  GUIMBAJANOS). 

GuiNAANES.    Raza  malaya;  habita  la  cordillera  que  separa  las 

provincias  de  Abra  é  Isabela.  Son  infieles,  muy  belicosos 

y  sanguinarios,  teniendo  la  costumbre  de  cortar  la  cabeza 

á  sus  enemigos.  Su  lengua  tiene  la  F. 

Variaciones  del  nombre:  guinanes,  ginan,  quinaanes, 

QUINANES. 
GULANGA   (V.   GuIANGa). 
GOLANGANES   (v.   DULANGANESJ. 

Halato  f .  Dialecto  visaya  hablado  en  el  interior  (?)  de  la 
isla  de  Panay. 

Haraia,  haraya  f.  Lenguaje  ó  dialecto  del  visaya  hablado  en 
Panay,  supongo  que  es  idéntico  al  llamado  Halayo. 

HiLiGUAYNA  f.    Dialecto  visaya  que  se  habla  en  el  litoral  de 
la  isla  de  Panay. 
Variaciones  del  nombre:  hiligueyna,  hiligvoyna. 

Ibalones  f.    Antiguo  nombre  de  los  bicoles  (de  Albay). 

IbInag.  Nombre  del  idioma  de  los  cagayanes,  característico 
por  la  letra  /  (F)  que  falta  en  la  mayoría  de  los  dialectos 
filipinos. 

Ibilaos.  Raza  malaya  (algo  mezclada  con  sangre  aeta).  Habita 
los  montes  entre  el  Caraballo  Sur  y  Caraballo  de  Baler 
(Nueva  Vizcaya,  Nueva  Écija).  Son  infieles  muy  feroces, 
cortan  las  cabezas  de  sus  enemigos  y  viven  en  la  mi- 
seria. 


26  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Idan  ó  idaan.  Según  el  alemán  Dr.  Waitz  y  el  inglés  Dal- 
rymple,  se  llaman  así  las  tribus  de  infieles  de  diferentes 
idiomas  que  habitan  la  parte  O.  de  la  isla  de  Paragua  y  el 
interior  de  la  isla  de  Joló.  Creo  que  ambos  sabios  eran 
víctimas  de  un  error,  porque  los  modernos  autores  y  via- 
jeros no  conocen  tal  raza  ni  nombre. 

loAYÁN.    Dialecto  negrito  de  Cagayán. 

Ifügaos.  Raza  malaya  que  habita  en  las  provincias  de  Nueva 
Vizcaya,  Isabela  y  la  nueva  comandancia  de  Quiangán. 
A  los  ifugaos  pertenecen  los  quianganes,  gilipanes,  etc. 
La  lengua  de  los  ifugaos  tiene  la  letra  f  (F).  Son  infieles 
guerreros. 

Ifubíangies.  Según  el  Sr.  Díaz  Arenas,  se  denominaba  así  una 
tribu  de  «igorrotes»  que  tuvo  sus  rancherías  en  los  terri- 
torios que  formaban  la  provincia  de  Nueva  Vizcaya  de  1848. 
La  letra  F  de  su  nombre  me  induce  á  suponer  que  esta 
tribu  pertenece  á  la  raza  do  los  ifugaos. 

Igorbotes.  Con  el  nombre  ygolot  designaban  los  primeros 
cronistas  á  los  infieles  que  habitaban  las  cercanías  del 
monte  de  Santo  Tomás,  así  como  los  igorrotes  del  Ben- 
guet  moderno.  Más  tarde  se. extendió  esa  denominación  á 
todos  los  infieles  de  carácter  sanguinario  de  la  cordillera 
central  y  septentrional  de  Luzón.  En  la  época  moderna  se 
aplica  erróneamente  este  nombre  para  una  denominación 
genérica  ó  colectiva  de  todos  los  infieles  paganos  y  salva- 
jes, contribuyendo  así  á  una  gran  confusión  en  la  nomen- 
clatura etnográfica  del  país  que  censuran  los  extranjeros. 
Así  se  habla  de  «igorrotes  do  Mindanao»,  «igorrotes  de 
Buhi»,  etc.  Aun  los  extranjeros  empiezan  á  adoptar  esa 
mala  costumbre  de  la  prensa  y  literatura  peninsular  y  fili- 
pina. Lo  llamo  mala  costumbre,  porque  el  castellano  tiene 
bastante  número  de  vocablos  para  reemplazar  el  nombre 
de  igorrote  con  otros  que  no  induzcan  á  notables  errores. 


^ 


LAS  RAZAS   INDÍGENAS  DE   FILIPINAS.  27 

Según  las  indicaciones  del  Dr.  Hans  Meyer,  pertenece 
el  nombre  etnográfico  igorrote  solamente  á  aquellos  infie- 
les valientes  que  pueblan  Benguet  y  Lepanto.  Son  de  la 
raza  malaya.  Hablan  un  idioma  que  se  divide  en  cuatro 
dialectos.  £1  dialecto  Inihaloi,  que  se  habla  en  las  ranche- 
rías de  la  cuenca  del  río  Agno  (Benguet);  el  Cancanai  se 
habla  en  la  parte  NO.  de  Benguet;  el  llamado  Catasán,  en 
las  rancherías  de  Lepanto,  situadas  en  las  llanuras  y  tierra 
baja  del  río  de  Abra,  y  el  último  dialecto  (Siiflin  ??J,  que 
hablan  los  igorrotes  del  monte  Data  y  sus  cercanías. 

Variantes  del  nombre:  ygolot,  ygulut. 

Ilamut.    El  nombre  de  esta  tribu  de  «igorrotes»  ó  indios  sal- 
vajes se  cita  siempre  junto  con  los  altasanes.  Supongo 
que — si  existe  tal  raza — habita  la  cordillera  que  sepárala 
Nueva  Vizcaya  de  Benguet. 
Quizás  la  verdadera  y  exacta  forma  de  ese  nombre  es 

ALIMUT  (V.  a.) 

Ilanos  (v.  Illanos). 

Ileabanes.  Según  el  Sr.  Díaz  Arenas,  existía  una  tribu  de 
«igorrotes»  de  este  nombre  en  la  provincia  de  Nueva  Viz- 
caya (1848). 

Iloganos.  Raza  malaya  de  antigua  civilización.  Habitan  las 
provincias  de  llocos  N.  y  S.,  de  Unión  y  varios  pueblos, 
barrios  y  visitas  de  Abra  (están  ilocanizando  los  mayores 
pueblos  de  esta  provincia),  Benguet,  Pampanga,  Gagayán 
(Pueblo  Alcalá),  Pangasinán,  Zambales  y  Nueva  Ecija. 
Gomo  son  muy  activos,  emigran  muchos,  fundando  colo- 
nias en  provincias  lejanas,  ejemplo,  Dicapulao  (ó  Dipacu- 
lao),  en  la  contracosta  de  Luzón  (Príncipe)  y  Lensón,  en  la 
cercanía  de  Gamú  (Isabela  de  Luzón),  pero  si  mis  informes 
son  exactos,  ha  desaparecido  ya  la  población  ilocana  de 
Dicapulao,  y  Lensón  fué  incendiado  en  1883  por  los  gad- 
danes  sublevados.  Son  cristianos.  Es  notable  su  tendencia 


28  BOLETÍN  DE   hk  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

expansiva,  así  pueblan  hoy  mucho  mayor  territorio  que 
en  la  época  de  la  conquista. 

Ilongotes.  Raza  malaya  de  tipo  mongol.  Habitan  las  comar- 
cas lindantes  con  Nueva  Vizcaya,  Isabela  y  Príncipe  y  se 

# 

conocen  también  en  Nueva  Ecija.  Son  infieles,  sanguina- 
rios y  cortan  la  cabeza  á  sus  enemigos. 
Variación  de  nombre:  ilungüt,  lingotes. 

Ilungüt  (v.  Ilongotes). 

Illanos.    Así  se  llaman  los  moros  que  ocupan  el  territorio 
Ulano  de  Mindanao. 
Variante  del  nombre:  LANUN,  lañaos,  malanaos. 

Inibaloi.  Nombre  del  dialecto  igorrote  hablado  en  el  valle  del 
río  Agno. 

Irapis.  Según  el  Sr.  Mas,  es  una  subdivisión  de  los  llamados 
«igorrotes». 

Ihayas.  Raza  malaya  mezclada  con  negritos.  Habita  el  S.  de 
los  catalanganes  en  el  lado  occidental  de  la  cordillera  de 
Palanán.  Hablan  el  mismo  idioma  que  los  catalanganes. 
Son  infieles. 

Algunos  autores  les  aplican  la  denominación  general  ó 
colectiva  de  calingas  (v.  c.)  á  los  irayas. 

IsiNATs.  Así  se  llamaron  en  el  siglo  xviii  los  infieles  de  la 
llamada  Provincia  de  Ituy  (donde  se  han  fundado  los  pue- 
blos Aritao,  Dupax,  Banibang  y  Bayombong  de  la  moderna 
Nueva  Vizcaya.  Ignoro  si  los  isinays  formaban  una  nación 
propia  ó  pertenecían  á  otras  tribus  (gaddanes,  italones, 
if  ugaos] . 
Variante  del  nombre:  isanay,  isinayas. 

Italones.    Raza  malaya  que  habita  las  montañas  de  Nueva 


LAS   RAZAS   INDÍGENAS   DE   FILIPINAS.  29 

Yizcaya  y  Príncipe.  Son  ínfleles  pero  hay  muchos  vedu- 
cidos  y  cristianizados;  es  de  suponer  que,  no  solo  con  gad- 
danes,  sino  también  con  italones  reducidos,  se  formaban 
los  pueblos  Aritao  y  Dupax,  aunque  ahora  parece  invero- 
símil. Los  infieles  son  salvajes  feroces. 

* 
Ita  (v.  Negritos). 

Itaas  (v.  Atas). 

ItANEGA,    ITAUEG,    ITAVEG  f    (V.    TlNGUIANES). 

Ita  VÉS.    Así  se  llama  el  idioma  de  los  calaluas,  pero  según  al- 
gunos autores,  el  idioma  itavés  es  un  idioma  hablado  por 
una  tribu  distinta  de  ínfleles.  Ignoro  sí  es  cierto. 
Variaciones  del  nombre:  ítaüés,  itanés. 

Itetapanes.    Raza  malaya  que  habita  las  montañas  de  O.  de 
Isabela  de  Luzón  y  quizás  parte  de  Bontok.  Son  ínfleles. 
Según  los  PP.  Buzela  y  Bravo,  tienen  bastante  dosis  de 
sangre  negrita  en  sus  venas. 
Variante  del  nombre:  itetapaanes. 

Ituis.  Según  el  Sr.  Más,  forman  una  subdivisión  de  lo? 
«igorrotes.»  No  conozco  más  que  esta  noticia.  Quizás  son 
idénticos  á  los  infieles  para  cuya  reducción  se  formaba  la 
misión  ó  provincia  de  Ituy  que  comprendió  la  jurisdic- 
ción de  los  pueblos  Aribao,  Dupax,  Banibang  y  Bayom- 
bong  (Nueva  Vizcaya). 

Ibanhá.    Variante  del  nombre  ibanag  (Cl.  Montero  y  tíay). 

Jacanes  ó  yacanes.  •  Meros  de  Basílan  (v.  yacanes). 

JoLOANO.  Idioma  de  los  moros  de  Joló.  Según  el  señor  doc- 
tor Montano  lo  hablan  todos  los  moros  filipinos.  Creo 
que  hay  dialectos,  porque  encuentro  variantes  ó  diferen- 


ao  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

cias  entre  las  frases  y  vocabularios  del  joloano  publi- 
cados por  el  Sr.  Montano,  y  entre  el  catecismo  publicado 
eu  moro  de  maguindanao  por  los  PP.  jesuítas  y  al  ñn 
entre  la  fábula  publicada  en  joloano  de  Balanguingui. 

JüMANGi.  Raza  de  infieles  del  centro  de  *Luzón ,  citado  por 
el  P.  Mozo. 

Lactán.  Las  tribus  manguianas  de  las  llanuras  de  Mangarin 
(Mindoro). 

Lañaos  (v.  illanos  y  malanaos). 

Lanun  (v.  illanos). 

Laút  (v.  sámales-laút). 

Lingotes  f  (v.  ilongotes). 

LoACS.  El  P.  Quirico  Moré  S.  J.  escribe  en  su  carta  fechada 
en  Dávao,  1.'  de  Noviembre  de  1884...  «los  loacs,  raza 
que  habita  en  lo  más  recóndito  de  los  montes  de  Sigáboy 
(en  la  península  que  termina  con  el  cabo  de  San  Agustín, 
distrito  de  Dávao)  y  aparece  rodeada  de  mucho  misterio, 
de  la  cual  se  cuentan  cosas  muy  singulares,  cuales  sou 
que  huyen  de  los  que  van  vestidos  de  blanco,  que  no  reci- 
ben en  el  interior  de  sus  casas  á  ningún  individuo  de  otra 
raza,  etc.  Creo  que  dicha  raza  cuenta  con  poca  gente.» 

El  P.  Pablo  Partells  (Manila  20  Abril  de  1887)  dice: 
«Los  loac  son  tagacaolos  cimarrones  más  degradados  to- 
davía que  los  mamánuas  que  viven  en  los  altos  del  Ha- 
guimitán. 

LuTANGAS.  Moros  que  viven  en  la  Silanga  de  la  Olutanga 
(Mindanao  O.).  Son  mestizos  de  moros  y  gubanos. 


LAS   RAZAS   INDÍGENAS   DE   FILIPINAS.  31 

Lutaos,  lutatos.  Así  se  denominaron  los  moros  del  distrito 
de  Zamboanga  y  muchas  veces  también  los  del  territorio 
Ulano.  Parece  que  el  nombre  puede  derivarse  del  vocablo 
malayo:  Orang-Laut. 

Maguindánaos.  Así  se  llaman  los  moros  de  Gotlabato  y  de  la 
cuenca  del  río  Pulanguí.  A  esta  raza  pertenecen,  según  el 
P.  Quirico  Moré  S.  J.,  también  los  moros  de  las  islas  de 
Sarangani  y  algunos  del  seno  de  Dávao. 

Malanaos.  Nombre  de  los  moros  iilanosy  cuyas  rancherías 
están  situadas  á  las  orillas  de  la  laguna  de  Danao  ó 
Malanao. 

Malangos.  Raza  de  Mindanao  que  debe  su  existencia  imagi- 
naria á  un  error  de  imprenta  en  vez  de  malanaos. 

Malaubg.  Según  el  autor  anónimo  de  los  Apuntes  intere- 
santes sobre  las  islas  Filipinas  (Madrid  1870)  y  él  Excelen- 
tísimo Sr.  D.  V.  Barrantes  (La  instrucción  primaria  en 
Filipinas,  Madrid  y  Manila  1869)  se  llama  así:  el  lenguaje 
vulgar  del  pueblo  de  Malaueg,  provincia  de  Cagayán  y  el 
que  se  habla  eti  las  islas  Babuyanes.  Otros  autores  deno- 
minan así  el  idioma  délos  nabayuganes  ó  el  de  los  calañas. 
Con  esas  contradictorias  noticias  no  es  posible  aclarar  lo 
que  deba  entenderse  por  idioma  de  Malaueg  ó  á  qué  raza 
pertenecen  los  que  lo  hablan.  Algunos  suponen  que  con 
el  nombre  de  idioma  malaueg  so  entiende  una  lengua 
franca  compuesta  de  varios  dialectos  vecinos. 
Variaciones  del  nombre:  malaueg,  malaneg. 

Mamánuas.  Iníieles  que  habitan  la  península  de  Surigao 
(menos  las  costas)  y  las  orillas  de  la  laguna  de  Mainit 
(Mindanao).  El  P.  misionero  jesuíta  Jaime  Planas,  que 
vivió  entre  ellos,  los  llama  verdaderos  negritos  abori' 
genes  de  Mindanao,  lo  que  está  conforme  con  las  noticias 
que  debemos  al  P.  Juan  Bautista  Heras  S.  J.  y  al  viajero 
francés  Dr.  Montano. 


»  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Manalaos.    Les  manalaos  del  Sr.  Moya  son  los  malanaos, 

Mananapbs.  Nombre  de  una  tribu  de  infieles  del  interior  de 
Mindanao,  supongo. que  es  una  tribu  de  monteses. 

Su  nombre  significa  lo  mismo  que  brutos»  Los  moder- 
nos autores  no  hacen  mención  de  esa  tribu. 

Mandaya.  a).  Según  algunos  autores  se  denomina  así  el 
idioma  de  los  apa  vos  de  Luzón  Norte, 

Mandayas.  h).  Raza  malaya  muy  belicosa  y  sanguinaria.  So 
extiende  desde  el  seno  de  Dávao  hasta  el  N.  del  seno 
de  Liangán  (Mindanao  E.)  Los  PP.  jesuítas  están  redu- 
ciéndolos. 

Su  nombre  man-daya  significa  gente  de  Haya. 

Manga YAOs.  Los  mangayaos  no  forman  una  raza,  sino  que 
así  se  llaman  los  lanceros  de  los  manobos. 

Manguangas.  Con  este  nombro  se  designan  por  el  P.  Pablo 
Partells  S.  J.  infieles  habitantes  en  la  cercanía  de  Catecl 
(Mindanao  E.)  El  P.  Saturnino  lirios  S.  .1.  cira  mangu- 
langas  ü  hombres  de  selva  como  indígenas  de  h\  comarca 
de  la  reducción  del  Pilar  ó  del  territorio  donde  corren  los 
ríos  Mánat  y  Batutu.  En  otra  carta  identifica  el  P.  Partells 
los  manguangas  y  mangulangas  (man-gulanganes,  gente 
de  bosque)  y  dice  que  viven  en  la  parte  alta  del  rio  Salug. 
Con  todo  eso  me  parece  que  el  nombre  manguangas  ó  es 
un  nombre  colectivo  ó  genérico  ó  que  estos,  junto  con  los 
dulanganes  y  quiangas,  forman  ramificaciones  de  una 
misma  raza. 

Manguianes.  Así  se  llaman  los  infieles  de  las  islas  de  Mindoro, 
Romblón  y  Tablas.  Parece  que  Manguian  es  un  nombro 
colectivo  ó  general  con  que  se  denominan  allá  los  infieles 
sin  mirar  á  la  diversidad  de  sangro  ó  idioma,  porquo 
según  lo  que  dice  el  ilustradísimo  Sr.  D.  Ramón  JordanA, 


.  LAS  RAZAS  INDÍGENAS  DE  FILIPINAS.  «I 

hay  solo  cuatro  distintas  castas  entre  los  manguianes  de 
Mindoro,  una  de  ellas — bukil— es  una  raza  mestiza  resul- 
tantes de  mezcla  de  negritos  y  malayos;  los  del  S.  de  Pi- 
namalayán  parecen  mestizos  chinos  por  su  tipo  mongol, 
los  otros  parecen  malayos.  Son  todos  de  carácter  pacífico. 
Los  manguianes  de  Mindoro  se  dividen  en  varias  tribus^ 
pero  existe  bastante  vaguedad  respecto  á  sus  denomina- 
clones,  á  saber:  manguianes  (así  se  denominan  entre 
Socol  (1)  y  Bulalacao  los  infieles  que  pueblan  las  orillas 
de  los  ríos),  bangot,  buquil,  tadianAn,  durügmun,  beribí, 
buctulAn,  tirón,  lactán. 

Mangulangas  (v.  manguangas). 

Manobos.  Raza  malaya.  Habita  la  cuenca  del  río  de  Agiisan 
(Mindanao)  desde  Moncayo  hasta  Butüan.  Además  hay 
poblaciones  de  manobos  en  la  península  que  comienza 
desde  el  istmo  de  Balete  y  termina  con  la  punta  ó  cabo 
de  San  Agustín  y  en  la  llamada  Costa  de  Culamán  6  sea 
la  costa  occidental  de  Dávao  (entre  el  seno  de  Gasilarán  y 
el  río  Butulán).  También  se  hallan  en  la  parte  O.  del  dis- 
trito de  Dávao.  Pero  no  existen  en  el  distrito  de  Cottabato. 
Hay  también  algunas  familias  de  manobos  en  la  isla  de 
Tumánao  ó  Sarangani  del  Este. 

Su  verdadero  nombre  es  manuha  6  mejor  man-súbá  lo 
que  quiere  decir:  habitante  de  rio. 

Los  incansables  PP.  misioneros  de  la  Compañía  de 
Jesús  han  convertido  al  cristianismo  la  mayor  parte  de 
esa  tribu  guerrera  y  temible. 

He  de  añadir  que  se  abusa  mucho  del  nombre  de  ma- 
noho,  denominando  así  también  á  los  otros  infieles  idóla- 
tras de  Mindanao. 

Manuba,  mansuba  (v.  manobos). 

(1)    En  Mangarfn  solo  los  manguianes  de  las  laderas  de  las  montañas  se  deno-  * 
minan  aei,  mientras  los  de  las  orillas  se  llaman  buquil. 

3 


31  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÍFIGA. 

Mahdigas  f.  Así  se  llamaron  los  guerreros  mercenarios  in- 
dígenas de  Célebes  (Mangkasar  ó  Macasar)  y  Molucas,  em- 
pleados en  las  guerras  de  los  españoles  contra  holandeses 
y  moros  durante  el  siglo  xvii,  (Fray  Juan  de  la  Concep- 
ción). Según  el  interesantísimo  trabajo  del  distinguido 
lingüista  T.  H.  Pardo  de  Tavera  (el  sánscrito  en  la  lengua 
tagalog),  parece  que  ese  vocablo  significa  libre. 

Marítimos.  Por  este  nombre  se  conocen  remontados  alzados 
de  Camarines  Norte,  refugiados  en  las  islas  é  islotes 

del  N.  y  E. 

Mayotaos.  Raza  malaya.  Habita  las  partes  SO.  de  Isabela 
de  Luzón  y  NO.  de  Nueva  Vizcaya.  Son  infieles  belicosos 
y  sanguinarios. 

Parecen  que  pertenecen  con  los  quianganes,  pungianes, 
silipanes  y  bungananes  á  la  raza  de  los  ifugaos. 

Variante  del  nombre,  mayayaos. 

mlndanaos  (v.  maguindanaos). 

Monteses  (v.  buquionones). 

Moros.  Los  españoles  suelen  denominar  así  á  los  malayos 
mahometanos  de  Mindanao,  Joló,  Paragua,  Balábac  y 
Borneo.  Los  centros  de  la  población  mora  de  Filipinas  son 
el  archipiélago  de  Joló,  el  territorio  illano  y  la  parte  baja 
del  Río  Grande  de  Mindanao.  En  los  otros  puntos  pueblan 
solamente  las  costas,  y  tampoco  estas  en  ellas  de  continuo 
(Misámis  y  Dávao). 

Mundos.  Bajo  esa  denominación  se  entienden  diversas  tribus 
de  infieles  que  habitan  los  montes  de  Panay  y  Cebú.  Se- 
gún los  PP.  Buzeta  y  Bravo,  son  los  mundos  visayas  re- 
montados que  han  llegado  á  formar  un  verdadero  pueblo 
salvaje.  Con  esa  noticia  está  conforme  lo  que  habla  de  los 
mundos  el  P.  Mozo.  El  viajero  austríaco,  barón  de  Hügel, 


LAS  RAZAS  INDÍGENAS  DE   FILIPINAS.  35 

asegura  que  en  sus  costumbres  se  asemejan  á  los  igorro- 
tes  de  Benguet,  lo  que  no  corresponde  con  las  noticias  de 
los  autores  españoles  que  me  parecen  más  exactas.  Qui- 
zás es  mundo  también  un  nombre  genérico  ó  colectivo. 

!Nabayoganbs.    Raza  malaya. que  tiene  su  propio  idioma  y 
habita  la  comarca  al  O.  de  Malaueg  (provincia  de  Ga- 
gayán).  Faltan  noticias  detalladas.  Quizás  pertenecen  á  la 
raza  de  los  guinaanes. 
Son  infieles  salvajes. 

Negritos.  Denominación  española  (adoptada  también  por  los 
etnógrafos  extranjeros)  de  los  aborígenes  de  Filipinas, 
pertenecientes  á  la  raza  negra  oceánica.  Viven  en  la  mi- 
seria enclavados  entre  las  razas  de  origen  malayo  en  las 
islas  Luzón,  Mindoro  (?),  Tablas,  Panay,  tíusuanga  (*^), 
Culión  (?),  Paragua,  Negros,  Cebú  y  Mindanao. 

Sus  nombres  indígenas  son  aetas,  etas,  itas,  até  y  en 
Mindanao  NE.  también  mamánuas.  Además  reciben  ellos 
ó  sus  mestizos  el  nombro  de  balugas.  El  idioma  de  los  ne- 
gritos de  Gagayán  se  llama  atta. 

Variante  del  nombre:  negros  del  país,  negrillos  f . 

Palauanes.    Algunos  autores  llaman  así  á  los  Tagbaniias. 

Pampangos.  Raza  malaya  de  antigua  civilización.  Habita  la 
provincia  de  Pampanga  y  Porac,  y  varios  barrios  y  visi- 
tas  de  Nueva  Ecija,  Bataán  y  Zambales. 

Son  cristianos. 

En  los  siglos  XVI  y  xvii  se  llamaron  los  soldados  indí- 
genas de  Luzón  pampangos,  porque  formaban  la  mayoría 
de  ellos. 

# 

* 

Panayano.    Dialecto  del  visaya. 

Pangasinanes.  Raza  malaya  de  antigua  civilización.  Habita 
la  mayor  parte  de  Pangasinán  y  varios  pueblos  ó  barrios  ó 


96  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

rancherías  d,e  Zambales,  Nueva  Écija,  Benguet,  y  Porac  (?) . 
Son  cristianos. 

Panguianes  (v.  püngianes). 

Panuipüyes.    Tribu  de  indios  salvajes  («igorrotes»).  Sus  ran- 
cherías deben  existir  en  ]a  parte  occidental  de  Nueva  Viz- 
caya ó  Isabela  de  Luzón.  Solamente  Más  y  Buzeta-Bravo 
citan  su  nombre. 
Variación  del  nombre:  panipuyes. 

PiDATANOs.  En  las  Hagas  del  pueblo  moro  de  Libungán  (delta 
del  río  grande  de  Mindanao)  vive  una  tribu  de  salvajes 

de  aquel  nombre.  No  se  conoce  más. 

Pintados  f .  Nombre  que  recibieron  los  visayas  por  los  es- 
pañoles por  su  costumbre  de  pintarse  el  cuerpo.  Siglos 
ivi  y  ivii. 

PüNGiANES.    Tribu  de  mayoyaos. 

QuiANGANES.    lufioles  sanguluaríos  pertenecientes  á  una  rama 
de  la  raza  malaya,  que  comprende  los  ifugaos,  mayoyaos^ 
íilipaneSy  etc. 
Habitan  la  comandancia  de  Quiangán. 

QUIMPANOS  (V.  GUIMBAJANOS). 
QUINANES  (V.  GUINAANES). 

Sámales.  1.  Raza  malaya  que  habita  la  isla  Samal  del  seno 
de  Dávao.  Según  el  P.  Gisbert  S.  J.  proceden  de  moros, 
pero  ahora,  ó  son  infieles  ó  ya  cristianizados. 

Sámales.  2.  Moros  que  habitan  las  islas  situadas  entre  el  S. 
de  Basilán  y  el  E.  de  Joló. 


LAS   RAZAS   indígenas   DE   FILIPINAS.  87 

Samales-laút.  Así  se  denominaíi  los  moros  de  la  costa  de  ]a 
isla  de  Basílan.  (P.  Pablo  Cavallería  S.  J.) 

Sameacas.  Según  algunos  autores  se  llaman  asilos  indígenas 
que  pueblan  el  interior  de  la  isla  de  Basílan.  Se  cree  que 
son  los  aborígenes  de  la  isla.  No  sé  si  existen  aún  ó  si  son 
idénticos  con  los  moros  yacanes.  Según  el  Sr.  D.  Claudio 
Montero  y  Gay,  son  infieles. 

Sangüiles.  1.)  Hasta  época  reciente  se  entendían  bajo  esta 
denominación,  los  infieles  que  habitan  la  península  que 
separa  la  bahía  de  Saranganí  del  seno  de  Dávao.  Los 
PP.  Jesuítas  no  encontraron  allá  ninguna  raza  infiel  así 
llamada,  tal  vez  Sanguil  era  un  nombre  colectivo  dado  á 
los  bilanes,  dulanganes  y  manobos  que  viven  en  aquella 
península.  El  nombre  puede  derivarse  del  volcán  Sanguil 
ó  Sarangani. 

2.)  Moros  sangüiles  se  llaman  los  moros  cuyas  ran- 
cherías están  situadas  desde  el  puerto  de  Graán  hasta  la 
punta  Panguitau  ó  Tinaka  (Mindanao  S.). 

SiLiPANEs.  Infieles  sanguinarios  de  una  rama  de  la  raza  ma- 
laya, á  laque  pertenecen  también  los  ifugaos,  mayoyaos, 
quianganes,  etc. 

Su  nombre  se  deriva  de  la  ranchería  Silipán  (hasta  1889 
pertenecía  á  Nueva  Vizcaya). 

SoLOG.    Nombre  holandés  de  Joló  y  joloanos. 

SoüLOüAN.    Nombre  francés  de  los  joloanos. 

Súbanos  (ó  mejor  sübánon,  «gente  de  río»).  Raza  malaya, 
ocupan  casi  toda  la  península  de  Sibuguey  (Mindanao  O.). 
Son  infieles. 

SüfLíN.  Según  los  Sres.  Barrantes  y  el  autor  anónimo  délos 
Apuntes  interesantes  etc.,  es  su/lín  un  dialecto  igorrote 


3B  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

que  se  habla  en  quince  rancherías  de  tribus  salváticas  del 
Caraballo  (ó  de  Boutok).  No  se  sabe  mds.  La  suposición 
de  que  el  dialecto  hablado  por  los  igorrotes  que  habitan 
desde  la  ranchería  Loo  hasta  el  monte  Data,  deriva  del  igo- 
rrote  svflín  no  corresponde  con  la  situación  geográfica  de 
las  indicaciones  de  Barrantes,  además  no  sé  si  el  alfabeto 
de  dicha  subdivisión  de  igorrotes  también  tiene  la  letra  F, 
que  hay  en  el  nombre  suflin.  Según  el  primer  fílipinólogo, 
Dr.  Feodor  Jagor,  así  se  llama  un  dialecto  hablado  en 
Bontok, 

SúLUs,  suluAnbr.    Nombre  alemán  de  los  joloanos* 

Tabanuas  (v.  tagbanuas). 

Tadianán.  Denominación  de  los  manguianes  de  tipo  mongo- 
loide  que  se  albergan  en  las  faldas  de  los  montes  de  Pina- 
malayán  (Mindoro). 

Tagabaloyes.  En  el  mapa  del  P.  Murillo,  se  ve  una  inscrip- 
ción según  la  cual,  los  tagabaloyes  ocupan  el  territorio 
al  O.  de  Garaga  y  Bislig.  También  hay  autores  ingleses 
-  que  tratan  de  esta  tribu  y  el  alemán  Waitz  habla  del  color 
muy  claro  de  su  piel.  El  Sr.  Más  los  llama  «igorrotes»  y 
hay  autores  que  aseguran  que  los  tagabaloyes  son  mes- 
tizos de  indios  y  japoneses.  Todo  esto  es  un  mito  ó  le- 
yenda fabulosa,  porque  no  hay  tarraza,  siendo  tagabalo- 
yes la  antigua  denominación  de  los  mandayas  ó  de  los  ta- 
gabelíes. 
Variantes  del  nombre:  tagbalvoys,  tagabalooyes,  ta- 

G0BAL00Y8,  etC. 

Tagabawas.  Según  el  viajero  francés,  Dr.  J.  Montano,  se 
llama  así  una  raza,  procedente  de  la  mezcla  de  bagobos, 
manobos  y  tagacaolos.  Las  tribus  de  esta  poco  uumerosa 
y  muy  degradada  raza,  están  esparcidas  por  ambos  la^jios 
del  seno  de  Dávao,  especialmente  en  las  cercanías  del  río 


LAS  RAZAS  INDÍGENAS  DE   FIUPINAS.  3» 

Hijo.  Quizás  los  tagabawas  de  Montano  son  idénticos  con 
los  citados  tagabaloyes  ó  tagbalvoys. 

Tagabelíes.  Raza  malaya  quo  ocupa  el  territorio  entre  la- 
laguna  de  Bullían  y  la  bahía  de  Sarangani.  Son  in&eles 
muy  belicosos,  pero  no  ofensivos.  Como  se  llaman  tam- 
bién taga-bulüj  supongo  que  puede  derivarse  su  nombre 
de  la  laguna  de  Bulii-an,  lo  mismo  como  el  de  los  bulua- 
nes  ó  bilanes. 

Tagabotss.  Se  cita  una  raza  de  este  nombre  y  habitante  de 
Mindanao  en  el  nüm.  17  de  la  Ilustración  filipina  (tS60). 

Tagabulo  (v.  tagabelíes). 

Tagabuli.    Variante  del  nombre  de  lo^  tagabelíes. 

Tagacaolos.  Raza  malaya.  Sus  rancherías  están  esparcidas 
por  ambos  lados  del  seno  de  Dávao.  Son  infieles  muy 
valientes.  Una  tribu  de  tagacaolos  degenerados  que  vive 
en  los  altos  del  monte  Haguimítan,  se  llama  Loac. 

Su  nombre  taga-ca-olo  quiere  decir  habitante  de  la 
cabeza  ú  origen  de  los  rios, 

Tagalaogos.    Variante  del  nombre  de  los  tagacaolos. 

Tagáloo  6  TAGALOS.  Raza  malaya  de  antigua  civilización. 
Habita  las  provincias  ó  distritos  de  Manila,  Cavite,  Ba- 
taán,  Bulacán,  Batangas,  Infanta,  Laguna,  Mindoro,  Ta- 
yabas,  Zambales,  Nueva  Ecija,  Isabela  y  Príncipe. 

Son  cristianos  así  como  los  visayas,  é  ilocanos  los  más 
importantes  representantes  de  la  raza  malaya  de  Filipinas, 
tanto  por  su  número  cuanto  por  su  inteligencia,  civiliza- 
ción é  ilustración  elevadas. 

Tagbalvoys  (v.  tagabaloyes). 


40  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Tagbanuas.  Raza  malaya  mezclada  coa  sangre  negrita,  do- 
mina el  tipo  malayo  según  el  sabio  francés  A.  Marche. 
Son  idólatras  y  parecen  haber  estado  en  mayor  altura  de 
civilización  que  hoy  por  tener  un  alfabeto  propio  ó  una 
escritura  parecida  á  la  de  los  antiguos  tagalos,  visayas, 
pampangos,  ilocanos,  etc.  Su  actual  decadencia  se  explica 
por  los  continuos  ataques  de  los  moros  piratas  de  Joló  y 
Borneo.  Según  el  excelente  lingüista  francés,  A.  Pinart 
el  idioma  tagbanua  tiene  mucho  parecido  con  el  visaya. 
Habitan  la  isla  de  Palauán  ó  Paragua,  y  las  islas  Gala- 
miaues. 
Variante  del  nombre:  tabanua. 

Tagobalooys  (y.  tagabaloyes). 

Talaos.  No  son  de  raza  filipina,  sino  indígenas  del  archipié- 
lago Talaut  (pertedeciente  á  las  colonias  holandesas)  que 
van  todos  los  años  á  las  islas  de  Sarangani  y  á  la  llamada 
costa  de  Culimán  del  seno  de  Dávao  á  proveerse  de 
víveres. 

Tanoolanos.  Así  se  denominan  las  tribus  salvajes  de  la 
parte  O.  de  la  isla  de  Paragua  (entre  la  punta  Diente  y  la 
punta  Tuluaran).  Parece  que  pertenecen  á  la  raza  malaya. 

Teduray  (v.  tiruray).  Los  tirurayes  llaman  teduray  su 
idioma. 

Teguraybs.    Forma  adulterada  del  nombre  de  los  tirurayes? 

TiNGUiANEs.  Infieles  pacíficos  pertenecientes  á  la  raza  malaya. 
Habitan  la  provincia  del  Abra  y  las  vecinas  partes  de 
llocos  Norte  y  Sur.  Además  hay  rancherías  de  tinguia- 
nes  en  la  Unión.  Los  tinguianes  cristianos  parecen  iloca- 
nizarse. 
Variaciones  del  nombre:  itanega  f ,  itaueg  f,  itaveg  f, 

TINGUES  f . 


LAS   RAZAS   I^TDÍGENAS   DE   FILIPINAS.  41 

LlNGUES    (V.  TINGUIANES). 

TiNiTiANOs.    Raza  de  infieles;  vive  al  N.  de  la  ensenada  de  Ba- 
buyán  (isla  de  Paragua).  Parece  que  pertenecen  á  la  raza 
malaya  y  son  quizás  una  subdivisión  de  los  tagbanuas. 
Variante  del  nombre:  tinianos. 

TiNivATANBs.  Moros  (?)  Ó  íuñeles  (?)  de  la  cuenca  del  Río 
Grande  de  Mindanao.  Parece  que  son  idénticos  con  los 
tirurayes. 

Tino.    El  idioma  de  los  zambales. 

Tirón.  Nombre  de  los  manguianes  de  Mindoro  que  se  hallan 
refugiados  en  las  cumbres  de  los  montes  de  Nauján. 

Tirones  *}*.  Así  se  llamaron  los  moros  piratas  de  la  comarca 
de  Borneo  llamada  Tirón,  Tedon  ó  Tidong  y  de  las  islas 
adyacentes. 

Tirurayes.    Raza  malaya  pacífica  que  vive  en  las  vertientes 
de  la  izquierda  del  bajo  Pulangui  (distrito  d^  CottabatQ). 
Son  infieles.  Los  de  Tamontaca  están  cristianizados  por 
los  PP.  jesuítas. 
Variantes  del  nombre:  teduray,  tírulay. 

VlCOL  (v.  bicol). 

Visayas  (v.  bisayas.) 

Ygolot  (v.  igorrotr). 

Yacanes.  Según  el  P.  Pablo  Cavallería,  se  denominaron  así 
los  moros  del  interior  de  la  isla  de  Basilán.  Véanse  los 
artículos:  Sameacas  y  Sámales-Laút. 

Yogades  (v.  gaddanes). 


42  BOI^ETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

YUMANGUIS   (V.  JUMANGUIS). 

ViLANES    (V.  BILANES). 

Zaubales.  Raza  malaya  civilizada  y  cristiana.  Habita  la  pro- 
vincia de  su  nombre.  Su  idioma  so  llama  tino.  Supongo 
que  aquellos  infieles  que  bajo  el  nombre  «igorrotcs  de 
Zanibales»  ó  «cimarrones  de  Zambales»  pueblan  la  cordi- 
llera de  Zambales  con  las  tribus  de  negritos,  pertenecen 
á  la  misma  raza  zambales,  siendo  descendientes  de  re- 
montados. 


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J 


—i 


Isabela , 


B  Reuu^éltA.aT 


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LA  CUESTIÓN  ANGLO-PORTÜGÜESA. 


En  Mayo  de  1889  publicaba  el  Boletín  de  nuestra  Sociedad 
los  siguientes  párrafos:  aHan  acometido  al  África  los  ingleses 
por  el  S.,  y  van  avanzando  hacia  el  N.  como  Dios  les  da  á  en- 
tender; les  molesta  encontrar  obstáculos  en  su  camino,  y  se 
enfadan  con  la  república  sur-africana;  no  pueden  anexio- 
narla; la  rebasan  por  el  Occidente  y  tratan  de  rebasarla  por 
Levante;  comprenden  que  han  de  hallar  una  barrera  en  la  faja 
de  territorio  que  de  una  á  otra  costa  enlaza  las  posesiones  de 
Portugal,  y  entonces,  mal  humorados,  no  le  reconocen  á  esta 
nación  aquel  derecho  de  soberanía,  y  ponen  todo  su  ahinco 
en  dividir  en  dos  trozos  las  posesiones. portuguesas;  luego  ase- 
guran que  el  reino  negro  de  Matabele  al  S.  del  Zambeze  se 
halla  dentro  de  la  influencia  inglesa,  y  por  último,  se  revuel- 
ven airados  al  ver  que  los  portugueses,  en  uso  de  su  perfeclí- 
simo  derecho,  extienden  su  acción  civilizadora  hasta  el  lago 
Nasa,  que  está  de  una  manera  incontestable  dentro  de  sus  do- 
minios, sin  poner  más  pretexto  que  la  existencia  de  una  mi- 
sión inglesa  en  las  orillas  de  aquel  lago;  es  decir,  que  si  se  les 
ocurriera  enviar  sus  pastores  evangélicos  al  punto  de  España 
que  más  apetecible  les  pareciese  (como  ya  han  comenzado  á 
hacerlo),  por  tan  extraña  doctrina  tendríamos  que  resignar- 
nos á  ver  la  bandera  del  yack  en  otro  pedazo  de  nuestro  terri- 
torio. 

«Mucho  es  de  esperar  en  la  energía  de  los  portugueses,  como 
lo  prueba  la  que  han  desplegado  para  sofocar  la  rebelión  de 
fienga  y  la  de  los  Makangas  en  el  interior  de  Mozambique,  á 


41  BOLETÍN  DE   LA.  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

orillas  del  Zambeze,  y  en  la  expedición  que,  á  las  órdenes  del 
ilustre  Serpa  Pinto,  está  hoy  hacia  el  lago  Nasa  para  socorrer 
al  oficial  de  marina  Antonio  María  Cardozo. 

»La  misión  de  este,  que  salió  de  Lisboa  en  Julio  del  año 
pasado,  era  fundar  estaciones  de  protección  y  vigilancia  para 
impedir  la  esclavitud  en  la  región  del  Nasa,  sin  expulsar  á  los 
misioneros  ingleses  de  Blantyre  ni  estorbar  el  comercio  de  los 
subditos  británicos.  Cardozo  encontró  serias  dificultades  á  cau- 
sa de  la  guerra  que  sostenían  varias  tribus  entre  sí;  afortuna- 
damente las  ha  vencido,  y  ha  vuelto  salvo  á  la  costa,  dejando 
en  el  Nasa  á  nueve  jefes  indígenas  sometidos  á  Portugal.» 

£sto  decíamos  en  Mayo  del  año  pasado,  y  en  estas  profóti- 
cas  apreciaciones  se  encuentra  la  clave  del  incidente  anglo- 
portugués. 

Punto  por  punto  se  han  cumplido,  como  lo  prueba  la  pro- 
testa justísima  y  mesurada  que  acaba  de  publicar  la  ilustre 
Sociedad  de  Geografía  de  Lisboa,  inserta  á  continuación  y  á  la 
cual  se  adhiere  nuestra  Sociedad.  Aquellas  apreciaciones  son 
la  historia  exacta  del  conflicto  reciente.  Nunca  se  ha  llevado 
á  la  práctica  con  más  rigor  la  fábula  del  cordero  y  ci  lobo; 
este  provocando,  aquel  con  toda  paciencia  prestándose  á  dis- 
cutir su  indiscutible  derecho,  y  el  lobo,  queriendo  fundar  el 
suyo  en  aquella  misma  longanimidad,  no  aguarda  á  más 
razones  y  se  lanza  sobre  su  presa,  alentado  por  la  impunidad 
de  otras  agresiones;  respondan  Alejandría  y  Venezuela;  res- 
ponda España  misma  con  el  callado  avance  de  las  garitas  in- 
glesas en  el  campo  de  Gibraltar  hacia  la  línea  española.  Está 
Inglaterra  acostumbrada  á  tomar  lo  que  le  parece,  y  fundar 
luego  su  derecho  en  la  posesión  tomada,  poniéndose  muy 
incomodada  si  se  le  niega  el  fundamento,  y  en  último  caso, 
recordando  sus  buques  y  sus  cañones. 

El  Times  lo  dice:  aNo  considera  imposible  que  Inglaterra  se 
vea  obligada  á  tomar  medidas  para  hacer  abandonar  los  terri- 
torios del  interior  del  África  ocupados  por  los  portugueses» 
(este  es  el  blanco  adonde  se  apunta).  «Prevé  que  las  colonias 
británicas  se  desarrollarán  obedeciendo  á  la  expansión  natural 
de  la  raza  anglosajona^  y  que  no  soportarán  mucho  tiempo 


LA   CUESTIÓN   ANGLO-PORTUGUESA.  45 

verse  cohibidas  por  los  portugueses  en  litoral  africano  y  en  la 
desembocadura  de  los  ríos.» 

¡Dichosa  expansión  de  la  raza  anglo-sajona!  Esa  es  la  mejor 
voz  de  alarma  para  todas  las  naciones,  y  muy  especialmente 
para  las  latinas,  las  más  amenazadas  por  aquella  raza  que  se 
cree  superior.  Y  no  es  paradoja:  Inglaterra  hoy,  en  su  ince- 
sante acción  por  extender  su  dominio  sobre  todo  el  globo,  po- 
see 24  millones  de  km.*,  casi  dos  veces  y  media  de  superficie 
de  Europa,  y  cuenta  315  millones  de  subditos  (1);  posesionada 
de  los  puntos  más  estratégicos  del  planeta;  apoderada  del  '80 
por  100  del  comercio  universal,  matando  todos  los  de  las  otras 
naciones  con  astuta  perseverancia;  y  con  su  predominio  sobre 
los  océanos,  verdaderas  vías  de  comunicación  del  mundo,  ame- 
naza matar  por  hambre  á  las  demás  razas  civilizadas  y  conver- 
tirse en  señora  universal. 

Cuenta  hábilmente  con  la  poca  unión  de  sus  adversarios, 
con  sus  ilusiones  y  su  apatía;  es  posible  que  logre  su  intento, 
continuando  su  tradicional  política  exterior  hacia  una  mira 
que  nunca  ha  perdido  de  vista.  Solo  la  Providencia,  ya  que  los 
hombres  se  descuidan,  pondrá  el  veto  universal  de  la  muerte 
á  ese  poderío,  porque  todo  lo  que  nace,  muere;  único  y  triste 
consuelo  que  por  espacio  de  algunos  siglos  tendrán  los  hom- 
bres no  ingleses,  cuando  se  vean  sujetos  irremediable  y  des- 
póticamente al  yugo  anglo-sajón.  ¡Alerta,  pues,  naciones  lati- 
nas! La  raza  anglo-sajona  os  amenaza  tanto  en  Europa  como  en 
América;  en  uno  y  en  otro  continente  van  descubriendo  su 
pensamiento,  con  tanto  menos  disimulo,  cuanta  mayor  es  su 
fuerza.  Dentro  de  poco  dirán,  parodiando  la  doctrina  de  Monroe: 
«El  mundo  es  y  debe  ser  para  los  ingleses.» 


(1)   Inglaterra  tiene  en  Europa.... 

326.000  km.« 

y 

37.400.0G0 

habitantes. 

»             »     en  Asia 

4.&18.(K)0 

)i> 

261.000.000 

V 

»             '»     en  África 

2.437.20D 

» 

3.245.000 

» 

»             »     en  América... 

8.701.030 

» 

6.297  000 

» 

»             »     en  Oceanía . . . 

8.067.000 

» 

4.139.000 

» 

24.879.000 

315.081.000 

10 

46  BOLETÍN  DE   LA.  SOCIEDAD  GEOaRÁFIGA. 


Protesta  de  la  Sociedad  de  Geografía  de  Lisboa ,  dirigida 
á  todas  las  academias,  sociedades,  institutos  y  diarios 
con  quienes  se  halla  en  correspondencia. 

Pocos  días  há  que  la  Sociedad  de  Geografía  de  Lisboa,  tuvo 
la  honra  de  comunicar  á  las  sociedades  congéneres  la  expresión 
sincera  de  su  juicio  acerca  del  conflicto  diplomático  surgido 
entre  Portugal  é  Inglaterra. 

Por  deber  y  en  consideración  á  la  generosa  solidaridad  que 
á  ellas  nos  une  en  las  mismas  aspiraciones  y  en  idénticas 
miras  humanitarias  y  civilizadoras,  depongamos  ante  esas 
ilustres  hermanas  nuestras  en  la  ciencia,  como  nosotros,  empe- 
ñadas en  la  santa  causa  de  la  paz,  de  la  civilización  y  de  la 
exploración  científica  del  África,  nuestra  esperanza  y  nuestro 
leal  deseo  de  que  no  vuelva  á  verse  perturbada  esa  causa  por 
pretensiones  y  codicias,  tan  ofensivas  para  la  acción  y  para  la 
soberanía  legítima  de  nuestro  país,  como  evidentemente  con- 
trarias á  la  verdad,  á  la  razón  y  al  derecho. 

Y  nuestra  manifestación  era  tan  oportuna  como  ciertas  eran 
tales  pretensiones,  que,  haciendo  traición  á  la  justicia  de  los 
pueblos,  procuran  há  mucho  tiempo  y  tenazmente  falsear  la 
Geografía  y  la  Historia;  que  para  favorecer  y  disfrazar  las 
pasiones  y  avaros  intereses  de  aventura  y  de  secta,  han  orga- 
nizado una  conspiración  de  capciosa  propaganda  y  de  influen- 
cias brutalmente  egoístas,  con  objeto  de  engañar  á  la  opinión 
y  de  incitar  á  los  Gobiernos  contra  el  honrado  pueblo  que  fué 
el  primero  en  abrir  el  Continente  Negro  á  la  civilización  y  á 
la  ciencia. 

Perseguida  y  extinta  la  esclavitud  en  las  costas  portuguesas 
del  África  occidental,  los  intereses  que  la  infame  trata  alimen- 
taba, procuraron  persistir  y  lo  consiguieron  por  largo  tiempo, 
bajo  la  protección  de  la  política  inglesa,  hasta  que  nuestra 
acción  civilizadora  y  nuestro  derecho  soberano  les  arrancó  el 
último  reducto,  ocupando  regular  y  definitivamente  nuestros 
territorios  del  bajo  Congo. 


LA   CUESTIÓN   ANGLO- PORTUGUESA.  47 

Pretísamente  un  apresamiento  hecho  por  la  autoridad  por- 
tuguesa de  un  barco  negrero  en  la  boca  del  río,  motivó  la  for- 
mal oposición  á  que  entonces  ocupáramos  aquel  terreno,  por 
parte  del  Gobierno  inglés,  ya  indignamente  engañado. 

De  igual  manera  se  agitan  hoy  ferozmente  los  intereses  de 
la  licenciosa  y  opresiva  explotación  de  los  indígenas,  las  pre- 
tensiones de  especulación  y  monopolio  mercantil,  el  fanático 
espíritu  de  secta  y  las  absorbentes  ambiciones  y  envidias  de 
predominio  y  di)  expansión  política,  contra  el  leal  y  persistente 
empeño  de  Portugal  en  organizar  y  afirmar  el  orden,  la  segu- 
ridad y  la  transformación  pacífica  y  civilizadora  en  nuestros 
dominios  más  remotos  del  África  oriental,  en  el  Zambeze,  el 
Nasa  y  el  Mashona. 

Algunos  mercaderes  y  misioneros  ingleses,  establecidos  bajo 
nuestra  prolección  y  nuestro  favor  en  algunos  pantos  insigni- 
ficantes y  esparcidos  de  aquellos  territorios,  donde  no  han  lle- 
vado ninguna  acción  benéfica,  ensayaron  convertir  el  hecho 
de  tan  precario  y  particular  establecimiento  en  extensivo  dere- 
cho de  protectorado  y  dominio,  en  pro  de  la  nación  de  quien  se 
dicen  subditos,  para  sustraerse  á  la  culta  policía  de  la  sobera- 
nía que  les  dio  hospedaje,  que  tan  generosamente  los  ha  pro- 
tegido y  que  es  la  única  que  puede  ejercerse  y  se  ha  ejercido 
efectiva  y  pacíficamente  en  aquellas  regiones. 

La  diplomacia  británica  acabó  por  adoptar  tan  abusivas  pre- 
tensiones, procurando  primero  obtener  nuestra  anuencia  y 
voluntaria  cesión,  á  cambio  de  retirar  sus  formales  pretensio- 
nes contra  la  posesión  y  ocupación  portuguesa  del  Zaire,  lo 
que  equivale  á  reconocer  nuestro  derecho  á  lo  que  nos  pedía, 
derecho  que  ahora  nos  disputa.  Desbaratada  la  idea  por  la 
oposición  de  Europa  en  lo  tocante  al  Congo,  á  los  pocos  años 
de  la  conferencia  de  Berlín,  nos  reclama  Inglaterra,  no  ya  la 
renovación  de  aquellas  negociaciones,  sino  la  pretensión  for- 
mal de  un  derecho  sobre  un  territorio,  cuya  cesión  nos  había 
pedido  y  procurado  obtener  por  medio  de  largas  compensa- 
ciones. 

Después  del  fracaso  de  aquel  tratado,  por  el  cual  esperaba 
la  diplomacia  inglesa  arraigarse  en  las  orillas  del  Nasa,  vinie- 


48  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

ron  otros  sucesos  á  exacerbar  y  recrudecer  las  pretensiones  y 
la  codicia  británica,  como  fueron: 

1.*  La  incómoda  concurrencia  de  otras  potencias  que  por 
el  Norte,  por  el  lado  de  Zanzíbar  y  en  el  mar  Rojo  tuvo  que 
aceptar  Inglaterra. 

2.*  El  saber  que  nuestros  territorios  entre  el  Zambeze  y  el 
Limpopo,  y  particularmente  Mashona,  son  de  los  más  ricos  en 
oro  de  toda  el  África  austral. 

3.*  Nuestro  decisivo  esfuerzo  por  asegurar  el  desarrollo 
económico  y  político  de  nuestra  colonia  de  Lorenzo  Márquez, 
que  tanto  recelan  las  colonias  inglesas  del  Sur,  y  que  contraría 
á  la  obsesión  británica  por  la  absorción  de  los  estados  inde- 
pendientes del  África  austral. 

4.*  y  último,  el  vigoroso  impulso  que  procurábamos  impri- 
mir al  desarrollo  de  los  pueblos  y  territorios  de  nuestro  vasto 
dominio  africano. 

Llegó  á  la  mayor  intensidad  esa  exacerbación  de  codicia, 
cuando  nuestras  expediciones  científicas,  mandadas  por  distin- 
guidos oficiales  é  ingenieros  y  muy  bien  acogidas  por  los  indí- 
genas, estudiaban  aquellos  territorios  y  procuraban  asegurar- 
los, en  provecho  del  comercio  lícito  y  de  la  colonización  euro- 
pea, por  medio  del  camino  de  hierro,  del  telégrafo  y  de  una 
policía  civilizadora  y  cristiana.| 

Entonces  estalló  el  mercantilismo  del  monopolio,  el  fanatis- 
mo de  secta  y  el  insolente  orgullo  del  predominio  político,  esa 
triste  y  opresora  trinidad  que  pretende  dominar  el  interior  del 
África  con  el  látigo  de  siete  puntas,  de  que  no  há  mucho  se 
habló  en  el  Parlamento  inglés  á  propósito  de  las  misiones  del 
Nasa,  ó  con  las  cadenas  y  cohetes  de  guerra  que  recientemente 
quisieron  introducir  por  nuestras  aduanas  de  Inhambane  y  de 
Quilimane,  los  pseudo- filántropos,  ó  con  las  armas  de  precisión 
entregadas  al  bárbaro  Lubengula  para  esclavizar  los  pueblos 
del  Mashona  y  robarles  las  minas  do  oro  con  que  había  de 
pagar  á  los  ingleses  aquellas  armas. 

Al  mismo  tiempo  que  algunos  aventureros  y  agentes  britá- 
nicos azuzaban  á  un  reyezuelo  embrutecido  y  usurpador  con- 
tra nuestras  expediciones  científicas,  la  política  inglesa,  la  po- 


LA   CUESTIÓN   ANGLO -PORTUGUESA.  49 

lítica  de  una  noble  nación  europea  nos  intimaba  con  imperio 
aquellas  pretensiones  y  codicias,  como  un  derecho  que  no  te- 
nía fundamento  alguno. 

Esta  es,  á  grandes  ragos,  la  verdad  de  la  situación,  eviden- 
ciada amplia  é  irrecusablemente,  con  los  fidedignos  documen- 
tos que  hemos  exhibido  y  continuaremos  dando  al  criterio 
imparcial  del  mundo  y  de  la  historia. 

Con  toda  sinceridad,  y  en  justa  deferencia  para  con  una  na- 
ción culta  y  amiga,  en  el  constante  empeño  de  cooperar  á  que 
no  se  turbara  la  paz  y  la  civilización  de  África,  Portugal,  po- 
seída de  su  derecho  y  confiada  en  la  dignidad  y  en  la  justicia 
de  la  nación  inglesa,  se  prestó  á  discutir  con  aquel  Gobierno 
aquellas  desdichadas  pretensiones,  y  á  convencerle  de  la  falta 
de  base  y  de  la  sinrazón  en  que  las  apoyaba. 

Ora  exhibiendo  ante  el  Gobierno  británico  los  muchos  títu- 
los de  nuestro  derecho  y  los  leales  propósitos  do  nuestra 
acción,  ora  llamando  con  sincero  deseo  á  un  tercer  Estado 
para  que  juzgue  imparcialmente  este  pleito  extraordinario,  ó 
aceptando  también  la  mediación  ó  examen  de  una  conferencia 
de  todas  las  naciones  interesadas  en  la  paz  y  en  la  civilización 
de  África,  Portugal  ofrecía  á  Inglaterra  todos  los  medios  jus- 
tos, seguros  y  decorosos  de  liquidar  con  ella  esta  cuestión  leal 
7  definitivamente. 

Nunca  dudamos  de  nuestro  derecho  ni  abrigábamos  el  me- 
nor recelo  de  la  justicia  de  las  demás  naciones  ni  de  la  con- 
ciencia universal. 

El  incidente  á  que  ya  hemos  aludido  (el  ataque  de  una  ex- 
pedición científica  en  territorio  que  nunca  nos  había  disputado 
la  misma  Inglaterra,  por  una  horda  de  salvajes  que  sabemos 
fueron  incitados  á  ello  por  agentes  ingleses)  movió  al  Gobier- 
no británico  á  entablar  reclamaciones  y  exigencias  nuevas  sin 
demostrar  siquiera  una  vez  el  derecho  que  vaga  é  imperiosa- 
mente alegaba.  Aquellas  reclamaciones  y  aquellas  exigencias 
aparecían  absurdas  y  desprovistas  de  todo  fundamento,  como 
basadas  en  falsos  y  sospechosos  informes. 

Pero  todavía  se  prestó  Portugal  á  mandar  que  se  suspendie- 
se su  acción  y  el  trabajo  de  sus  expediciones  científicas  en  los 

4 


50  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

territorios  disputados,  exigiendo  solo  en  cambio,  como  natural 
reciprocidad,  el  respeto  del  statu  quo  por  los  agentes  británi- 
cos, para  entrar  definitivamente  en  la  liquidación  diplomática 
y  tranquila  de  la  cuestión. 

Ya  sabe  la  Europa,  ya  sabe  el  mundo  culto,  cuál  ha  sido  el 
procedimiento  del  Gobierno  británico:  aglomerar  grandes  fuer- 
zas navales  en  las  cercanías  de  algunos  de  nuestros  puertos 
europeos  y  africanos;  amenazarnos  desde  las  columnas  de  sus 
más  autorizados  periódicos,  en  medio  de  estúpidos  y  despre- 
ciativos insultos,  con  emprender  un  acto  de  fuerza  expoliadora 
en  nuestros  territorios.  Inglaterra  cortó  una  correspondencia 
serena  y  tranquila;  arrogante  y  provocadora,  antepuso  al  de- 
recho, que  no  tenía  ni  podía  probar,  la  fuerza  material,  la  bru- 
tal superioridad  do  sus  ingenios  y  medios  de  guerra,  de  opre- 
sión y  de  coacción  violenta.  Exigió  del  Gobierno  portugués 
que  en  el  termino  de  cuatro  horas  ordenase  la  retirada  de 
nuestras  fuerzas  y  expediciones  científicas  de  los  territorios 
del  Nasa  y  del  Mashona,  donde  representaban  no  solo  nuestro 
derecho,  sino  también  la  ciencia,  la  civilización  y  el  orden 
ante  el  salvajismo  excitado,  la  esclavitud  armada  y  la  codicia 
filibustera. 

A  nuestra  negativa  á  tal  exigencia  seguirían  actos  que  equi- 
valdrían de  seguro  á  un  rompimiento  de  hostilidades,  ó  más 
bien  á  un  ataque  inmediato,  cobarde  y  traidor  contra  territo- 
rios, fortunas  y  vidas  portuguesas. 

Esto  pasaba  y  esto  se  hacía  cuando  distaba  poco  tiempo  de 
la  reapertura  de  la  conferencia  de  Bruselas,  donde  las  nacio- 
nes de  Europa,  asociadas  en  un  grande  y  generoso  empeño  de 
paz,  de  libertad  y  de  civilización,  estudian  los  medios  de  ga- 
rantirlas para  el  África. 

Contra  este  hecho  insólito  que  afrenta  nuestra  independen- 
cia secular,  y  reconocida  por  todas  las  naciones,  nuestra  leal 
y  constante  cooperación  en  los  progresos  del  derecho  moderno, 
nuestros  sentimientos  de  hombres  libres  y  civilizados,  de  estu- 
diados y  trabajadores  honrados;  contra  este  hecho  monstruoso 
con  el  cual  una  gran  nación  europea  al  terminar  el  siglo  xix 
se  muestra  dispuesta  á  tomar  el  papel  de  la  antigua  piratería 


LA   CUESTIÓN   ANGLO-PORTUGÜESA.  51 

argelina  ó  de  los  bucaneros  de  las  Antillas;  contra  coacción  tan 
brutal  é  indigna,  la  Directiva  de  la  Sociedad  Geográfica  de 
Ijisboa,  en  nombre  de  esta,  presenta  á  las  Sociedades  herma- 
nas la  más  solemne  y  formal  protesta,  hecha  ante  la  ciencia, 
ante  la  conciencia  universal  y  ante  la  solidaridad  de  la  civili- 
zación moderna. — Lisboa  13  de  Enero  de  1890. — El  Presidentef 
Faancisco  María  de  Cunha. — Siguen  las  firmas  de  todos  los 
individuos  de  su  Junta  Directiva. 


Acuerdos  de  la  Sociedad  Geográfica  de  Madrid. 

La  Junta  directiva  hizo  constar  en  actas  sus  simpatías  en 
favor  de  Portugal  apenas  tuvo  noticia  del  conflicto  promovido, 
y  después  dirigió  al  Secretario  general  de  la  de  Lisboa  la  si- 
guiente comunicación: 

«Madrid  11  de  Enero  de  1890. 

nExcmo.  é  limo,  Sr,  Secretario  general  de  la  Sociedad  Geo- 
gráfica de  Lisboa: 

»La  Sociedad  Geográfica  de  Madrid  ha  recibido,  en  6  de 
Enero  actual,  la  comunicación  que  V.  E.,  en  nombre  de  la  de 
Lisboa  le  ha  remitido,  juntamente  con  el  folleto  titulado  /n- 
•cidente  anglo-portugués.  Esta  Sociedad,  que  mira  á  la  noble 
nación  portuguesa  como  hermana  de  la  española,  y  por  tanto 
ve  con  el  más  vivo  interés  todo  cuanto  puede  afectarla,  se 
había  ya  enterado  de  aquel  incidente,  y  en  su  consecuencia, 
la  Junta  directiva,  en  sesión  de  17  de  Diciembre  último,  de- 
claró por  unanimidad  «sus  simpatías  en  favor  de  Portugal  en 
la  cuestión  que  Inglaterra  injusta  y  abusivamente  promueve 
-con  motivo  de  los  trabajos  de  colonización  que  está  realizando 
€l  animoso  Sr.  Serpa  Pinto.»  La  Sociedad  Geográfica  de  Ma- 
drid cumple  un  deber  de  justicia  al  reconocer  á  Portugal  mejor 
derecho  que  á  ninguna  otra  nación  europea  para  ejercer  juris- 
dicción en  los  territorios  de  Maxona,  así  como  en  los  situados 
al  N.  de  Zambeze,  del  lado  de  Xiré  y  del  Nasa,  y  hace  votos 
porque  prevalezca  su  causa  sobre  la  ambición  y  la  injusticia, 


S2  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

confiando,  por  una  parte,  en  que  Inglaterra  ha  de  reconocer 
su  error,  y  por  otra,  en  la  entereza  con  que  Portugal  sabrá 
mantener  la  integridad  de  su  territorio.  Tengo  el  honor  do 
comunicar  á  V.  E.  este  acuerdo  de  la  Junta  directiva,  rogán- 
dole se  sirva  hacerlo  así  presente  á  la  ilustre  Sociedad  Geográ- 
fica de  Lisboa.  Acepte  V.  E.  el  testimonio  de  nuestra  conside- 
ración y  simpatía.  Por  la  Junta  directiva:  El  Secretario  gene^ 
ral,  Martín  Ferrbiro.» 

Posteriormente,  en  sesión  de  14  de  Enero  y  enterada  ya  del 
ultimátum  de  Inglaterra,  hizo  expedir  á  la  Sociedad  de  Geo- 
grafía de  Lisboa  este  telegrama: 

«La  Sociedad  Geográfica  Madrid  acaba  acordar  adherirse 
protestas  de  Geográfica  Lisboa  contra  conducta  Inglaterra,  in- 
vitando Sociedades  Geográficas  del  mundo  tomen  igual  reso- 
lución en  nombre  ciencia  geográfica  y  derechos  históricos. — 
Presidente^  Coello. 

En  confirmación  de  este  telegrama,  envió  la  siguiente  co- 
municación: 

«Madrid  15  de  Enero  de  1890. 

nExcmo.  é  limo.  Sr,  Presidente  de  la  Sociedad  de  Geo- 
grafía de  Lisboa: 

i» Después  de  la  comunicación  dirigida  á  esa  ilustre  Sociedad 
con  fecha  11  del  actual,  llegó  á  conocimiento  de  la  Geográfica 
de  Madrid,  que  presido,  la  noticia  de  los  últimos  actos  de  In- 
glaterra, que  tan  justa  indignación  han  causado  en  Portugal. 
Al  constituirse  ayer  en  sesión  la  Junta  directiva,  se  dio  cuenta 
do  aquel  atropello,  y  por  unánime  voto  se  acordó  dirigir  el 
telegrama  que  V.  E.  habrá  ya  recibido  adhiriéndose  á  las  pro- 
testas de  la  do  Lisboa,  así  como  redactar  una  circular  dirigida 
á  las  demás  Sociedades  de  Geografía,  invitándolas  á  que  tomen 
igual  resolución  en  nombre  de  la  ciencia  geográfica  y  de  los 
derechos  históricos,  que  indisputablemente  asisten  á  Portugal 
más  que  á  ninguna  otra  nación  europea,  para  la  colonización 
y  civilización  del  África  en  los  territorios  donde  tan  feliz  y 
activamente  las  ha  emprendido.  Tengo  una  verdadera  satis- 
facción en  comunicar  á  V.  E.  este  unánime  acuerdo  y  le  ruego 


LA   CUESTIÓN   ANGLO-PORTUGUESA.  53 

'que  se  haga  intérprete  de  nuestros  sentimientos  ante  la  ilustre 
Sociedad  portuguesa  que  tan  dignamente  preside.  Soy  de  V.  E. 
■con  la  mayor  consideración  atento  y  S.  S.  Q.  B.  S.  M.;  El 
Presidente,  Francisco  Coello. 

La  Sociedad  de  Geografía  de  Lisboa  telegrafió  inmediata- 
mente agradeciendo  la  adhesión  y  confraternidad  de  la  Socie- 
dad española,  y  lo  mismo  hicieron  la  Academia  de  Oporto  y 
otras  corporaciones  portuguesas  después  de  conocer  los  acuer- 
dos de  la  Geográfica  de  Madrid. 

Finalmente,  esta  ha  dirigido  ya  á  todas  las  Sociedades 
Geogr<ificas,  en  cumplimiento  de  su  acuerdo,  la  siguiente 
circular: 

«Madrid  le  15  Janvier,  1890. 

»Le  conflict  qui  a  surgi  entre  les  Gouvernements  d'Angle- 
terre  et  du  Portugal,  au  sujet  de  la  souveraineté  incontestable 
de  cette  derniére  puisoance  sur  les  terriloires  de  Mashona, 
Chire  et  Nyassa,  a  été  suivi  avec  le  plus  vif  intérct  par  la  Se* 
ciótó  Géograpbique  de  Madrid  qui,  en  vue  de  la  motion  élevet 
¿  son  Gouvernement  par  la  Société  de  Géographie  de  Lis- 
bonne,  s'est  empressée  de  luí  manifester  Tadhésion  la  plus 
sincere  h  ses  declarations  appuyées  sur  le  droit  et  la  justice. 
Aujourd'hui  que  TAngleterre  en  appelle  h  la  forcé  dans  son 
ultimátum  pour  arriver  h  réaliser  son  expoliatíon,  la  Société 
de  Madrid  renouvelle  sa  conformité  complete  aux  protestations 
de  la  Société  de  Lisbonne  et  se  croit  en  devoir  de  s'addresser 
-en  méme  temps  k  toutes  les  Gorporations  qui  s*adonnent  á 
Tétude  des  Sciences  Géographiques. 

»G'est  qu'en  eífet  il  ne  s'agit  point  ici  d'un  simple  conflict 
de  natiou  á  nalion;  Tacle  accompli  par  TAngleterre,  au  mépris 
meme  de  récents  traites,  représente  la  negation  absolue  de 
droits  reconnus  et  sanctionnés  par  rhistoire  et  par  la  sciencc, 
droits  desquels  sont  solidaires  toutes  les  Sociétés  de  Géogra- 
phie, quelque  soit  leur  nationalité. 

»La  Société  de  Madrid  a  done  rhonne-ir,  M.  le  Président, 
d'inviter  cette  savaule  Corporation,  au  nom  de  la  sciencc  géo- 
¿raphíque  et  des  droits  consacrés  par  Tbistoire,  h  s'unir  h  la 


M  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

protestatioQ  solennelle  contre  Táttentat  commis  par  le  Gouveiv 
nement  anglais  et  á  appuyer  de  toute  sa  haute  influence  mo-* 
rale  les  droits  indiscutibles  du  Portugal,  gui  a  porté  déjá  si 
loin  ses  travaux  incessants  pour  la  civilisalion  et  la  colonisa- 
tion  des  ses  possessiones  africaines. 

»Veuillez  agréer,  M.  le  Presiden t,  Texpression  de  mes  sen- 
timents  les  plus  distingues  et  de  la  plus  haute  considération» 
— Le  Presidenta  Francisco  Goello. — Le  Secrétaire  general^ 
Martín  Ferreiro. — M.  le  Président  de  la  Sociélé  de  Géogra- 
phie  de...» 

Posteriormente,  recibió  las  siguientes  comunicaciones: 

Lisboa  21  de  Enero  de  1890. 

limo,  y  Ezcmo.  Sr.:  La  Sociedad  de  Geografía  de  Lisboa  h» 
agradecido  profundamente  la  manifestación  de  levantada  y 
generosa  adhesión  con  que  la  ilustrada  Sociedad  que  Y.  E. 
dignamente  preside,  se  dignó  honrar,  animar  y  fortalecer 
nuestro  sentimiento  y  protesta  contra  el  procedimiento  in- 
digno, brutal  y  traidor  del  Gobierno  británico  respecto  de 
Portugal. 

En  medio  de  la  profunda  pena  con  que  nuestra  conciencia 
de  hombres  libres  y  de  honrados  cultivadores  de  la  ciencia  ve 
al  Gobierno  de  una  nación  civilizada,  en  pleno  siglo  ziz,  re- 
cobrar el  papel  de  la  antigua  piratería  argelina  y  de  los  buca- 
neros de  las  Antillas — al  servicio  de  los  más  bajos  intereses — 
sírvenos  de  gran  consuelo  saber  que  la  conciencia  universal 
se  une,  indignada,  á  nuestra  protesta. 

Y  más  agradable  había  de  sernos  ver  á  la  hidalga  y  gene- 
rosa nación  española,  nuestra  compañera  en  los  descubri- 
mientos y  en  la  expansión  civilizadora  de  la  vieja  Europa,  co- 
locarse noble  y  resueltamente  á  nuestro  lado  en  la  reivindica- 
ción del  derecho  y  de  la  civilización,  brutalmente  afrentados- 
por  la  codicia  y  la  violencia. 

Oportunamente  os  remitiremos  el  documento  en  el  que  ex- 
ponemos nuestra  protesta.  No  hemos  querido  demorar  la  ex- 
presión de  agradecimiento  de  la  Sociedad  al  nuevo  testimonio 


LA    CUESTIÓN   ANGLO-PORTUGÜESA.  55 

de  caballerosa  fraternidad  de  vuestra  ilustre  Corporación. — 
limo,  y  Excmo.  Sr.  Presidente  de  la  Sociedad  Geográfica  de 
Madrid.— £*i  Presidente,  Francisco  María  da  Cunha. — El  Se- 
cretario perpetuo^  Luciano  Gordeiro. 

limo,  y  Excmo.  Sr.  Presidente  de  la  Sociedad  Geográfica  de 
Madrid. — La  Comisión  ejecutiva  de  la  Asamblea  de  Protesta 
Patriótica  reunida  en  esta  villa  de  Torres  Novas  á  fin  de  acor- 
dar los  medios  que  deben  ponerse  en  práctica  para  formular 
solemne  protesta  contra  el  procedimiento  injustificable  con  que 
la  Inglaterra,  nuestra  hipócrita  aliada  de  quinientos  años, 
pretende  atentar  contra  la  integridad  de  nuestra  querida  patria, 
tiene  el  gratísimo  placer,  impuesto  por  la  misma  Asamblea, 
de  significar  á  la  doctísima  Sociedad  de  Geografía  que  Y.  E. 
tan  sabia  y  superiormente  preside,  los  sentimientos  de  nuestra 
más  profunda  y  sincera  gratitud  por  la  manera  brillante,  ca- 
balleresca y  generosa  con  que  esa  muy  distinguida  Sociedad 
tuvo  á  bien  unir  su  elocuente  protesta  á  la  de  la  nación  por- 
tuguesa, afirmando  asi  una  vez  más  los  lazos  de  fraternidad 
entre  las  dos  naciones  que  primero  abrieron  el  mundo  á  la 
civilización  moderna. 

Dios  guarde  á  V.  E.— Torres  Novas  20  de  Enero  de  1890.— 
El  Presidente  de  la  Comisióny  Francisco  Amado  de  Mello  Ra- 
xalho  da  Cünha  de  Yasconcellos. 

limo,  y  Excmo.  Sr.:  El  Consejo  de  esta  Academia  Politéc- 
nica, á  la  cual  presenté  el  ejemplar  del  manifiesto  dirigido 
por  la  Sociedad  Geográfica  de  Madrid  á  las  Sociedades  análo- 
gas de  otros  países  respecto  á  la  cuestión  entre  Portugal  é 
Inglaterra,  me  encarga  dar  las  gracias  á  Y.  E.  y  suplicarle 
que  en  nombre  de  ella  las  dé  á  la  ilustrada  Sociedad  que  Y.  E. 
preside,  por  el  importante  servicio  que  ha  prestado  esa  Cor- 
poración á  nuestro  país  y  por  las  pruebas  de  afecto  de  que  nos 
da  elocuente  testimonio.  Por  mi  parte  uno  la  expresión  de  mi 
gratitud  á  la  del  Consejo  de  esta  Academia. 


56  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA.. 

Dios  guarde  á  V.  E. — Academia  Politécnica  do  Porto,  29 
de  Enero  de  1890. -^£í  Director^  Gomes  Tbizeira. — Ilustrí- 
simo  y  Excmo.  Sr.  Presidente  de  la  Sociedad  Geográfica  de 
Madrid. 


4^ 


Hannover  6  Febrero  1880. 


Señor:  La  Sociedad  de  Geografía  de  Hannover  tiene  el  honor 
de  saludar  á  la  Sociedad  de  Madrid.  Participamos  de  los  sen- 
timientos de  los  portugueses;  la  conducta  de  Inglaterra  contra 
un  pueblo  tan  noble  y  tan  bravo,  es  irritante,  inaudita. 

Gomo  estamos  resueltos  á  emitir  opinión  sobre  el  conflicto 
desde  el  punto  de  vista  de  la  ciencia,  estimaríamos  mucho  que 
se  nos  enviaran  más  datos  relativos  al  conflicto  anglo-portu- 
gués. — Os  rogamos,  señor,  que  recibáis  las  seguridades  de 
nuestra  muy  distinguida  consideración. — El  Secretario  de  la 
Sociedad  de  Geografía  de  Hannover^  Saghther. 

*  * 

La  Sociedad  Franco-hispano-portuguesa  de  Tolosa  de  Fran- 
cia, según  comunica  su  Presidente  por  carta  del  5  de  Febrero, 
aplaude  la  noble  iniciativa  tomada  por  la  Sociedad  Geográfica 
de  Madrid  y  se  adhiere  con  entusiasmo  á  su  imponente  pro- 
testa. Le  indigna  la  violación  del  derecho  de  gentes  cometida 
por  Inglaterra,  y  una  vez  más  hace  votos  por  la  fraternidad  de 
España,  Portugal  y  Francia. 

Las  Sociedades  de  Geografía  de  Marsella  y  de  Tolosa,  al 
contestar  ambas  .con  fecha  11  de  Febrero  á  la  circular  de  la 
Sociedad  Geográfica  de  Madrid,  declaran  que  sus  reglamentos 
les  prohiben  intervenir  en  cuestiones  de  política  internacional. 
Pero,  eslimando  el  asunto  desde  el  punto  de  vista  científico, 
la  de  Marsella  «reconoce  los  derechos  tradicionales  de  los  por- 
tugueses sobre  esas  regiones  del  África  ecuatorial,  en  las  que 
sus  intrépidos  exploradores  y  sus  heroicos  misioneros  tanto 
han  trabajado,  desde  hace  cuatro  siglos,  para  propagar  la 


LA  CUESTIÓN   ANGLO-PORTÜGUESA.  57 

civilización  cristiana.  Lamentamos,  continúa  la  Sociedad,  que 
en  el  conflicto  surgido  entre  Portugal  é  Inglaterra,  la  nación 
más  poderosa,  en  vez  de  apelar  inmediatamente  á  la  fuerza, 
no  haya  preferido  los  medios  de  conciliación  y  el  arbitraje  de 
un  tribunal  europeo.  No  podemos  creer,  sin  embargo,  que  la 
cuestión  quede  en  tal  estado;  confiamos  en  que  las  unánimes 
manifestaciones  de  simpatía  del  mundo  civilizado  en  favor  de 
Portugal  servirán  para  que  esta  potencia  obtenga  al  fin  la  sa- 
tisfacción de  sus  legítimas  reivindicaciQues.» 

La  Sociedad  de  Tolosa  de  Francia  se  expresa  en  estos  tér- 
minos: «Todas  nuestras  simpatías  están  con  vosotros,  y  como 
á  vosotros  nos  ha  indignado  el  proceder  de  Inglaterra  respecto 
de  un  Estado  latino  que  no  se  hajla  en  situación  de  defender 
sus  derechos.  Pero  tales  procedimientos,  si  nos  han  indignado 
no  nos  han  sorprendido,  porque  desde  hace  trescientos  años 
son  los  que  habitualmente  usa  Inglaterra  respecto  de  Estados 
á  quienes  las  circunstancias  colocaron  en  desfavorables  con- 
diciones de  defensa.» 


Un  mapa  de  África  del  siglo  XVn. 

El  Sr.  Marcel,  bibliotecario  de  la  Nacional  de  París,  par- 
ticipa que  ha  tenido  la  suerte  de  hallar  un  mapa  manuscrito, 
y  por  consiguiente  inédito,  de  los  territoiios  que  Inglaterra 
disputa  á  Portugal.  Es  un  mapa  del  siglo  xvii,  de  gran  interés 
histórico.  Prueba  que  en  aquella  época  Portugal  ocupaba 
efectivamente  el  centro  del  continente,  donde  tenía  fuertes  y 
establecimientos  comerciales.  El  curso  del  Zambeze  aparece 
bien  trazado;  y  después  de  declarar  que  este  río  es  navegable 
en  200  leguas,  el  autor  del  mapa  señala  un  paraje  en  que  la 
navegación  se  interrumpe;  corresponde  este  lugar  al  de  las 
famosas  cataratas  que  vio  Livingstone.  También  se  halla  in* 
dicado  el  curso  del  Xiré.  El  Sr.  Marcel  anuncia  que  va  á  pu- 
blicar este  mapa  en  la  Revue  de  Géographie. 


U  IITIMA  PARTE  DESCONOCIDA  DEL  UTORAL  DE  MEDITERRÁNEO. 


^^^^^^^^^^^^i^v^i^^^^k^^^^^k^^S^ 


EL    RIF, 


POR 


B35rEi    D-crvEirEiBE. 


Há  poco  tiempo  comuniqué  á  la  Sociedad  de  Geografía  un 
resumen  del  viaje  que  emprendí  por  tierra  desde  Oran  á  Me- 
lilla,  con  objeto  de  visitar  la  costa  septentrional  de  Marruecos; 
viaje  que  no  pude  realizar,  no  solo  por  la  hostilidad  manifiesta 
de  las  poblaciones  que  obedecen  al  Sultán,  sino  por  el  cuidado 
que  las  autoridades  del  presidio  español  pusieron  en  crearme 
toda  clase  de  obstáculos.  Hubiera  sido,  con  efecto,  bien  des- 
agradable para  los  españoles  ver  que  un  geógrafo  francés  fuese 
el  primero  que  hiciese  un  itinerario  en  un  país,  sobre  cuya 
costa  dominan  hace  cuatro  siglos,  en  la  que  todavía  conser- 
van cuatro  plazas  fuertes,  sin  conocer  más  terreno  que  el  que 
pueden  recorrer  con  la  vista. 

A  centenares  pasan  anualmente  á  Oran  los  hombres  del  Rif, 
á  tomar  parte  en  los  trabajos  de  nuestra  colonización  y  su- 
pongo que  estas  continuas  relaciones  con  Francia  habrán  con- 
tribuido á  suavizar  algún  tanto  sus  costumbres. 

Tuve  por  un  momento  á  dicha  el  que  me  aceptase  como  mé- 
dico un  protegido  francés  Abd-es-Salam,  de  miras  ambiciosas 
pero  inepto,  versátil  é  ingrato,  indigno  heredero  de  Muley  Ta- 
yeb,  y  que  hoy  parece  que  tiene  alguna  influencia  en  algunos 
puntos  de  Marruecos  como  jefe  nato  de  una  cofradía  religiosa, 
porque  ignoran  su  falta  de  fe,  sus  intrigas  y  el  género  de  vida 
que  lleva.  Por  eso  de  día  en  día  ve  mermado  su  prestigio. 


EL   RIF.  «► 

pudiendo  sostenerse  merced  á  ]a  tolerancia  que  el  Gobierno 
francés  le  dispensa,  permitiéndole  hacer  sus  colectas  entre  los 
musulmanes  argelinos,  recursos  que  constituyen  la  mejor 
parte  de  sus  rentas.  Cierto  es  que  sin  el  xerif  de  Uazan  no 
hubiera  yo  podido  salvar  la  frontera  occidental  do  Argel, 
porque  en  el  estado  de  hostilidad  permanente  de  unas  tribus 
con  otras,  no  me  lo  hubiesen  permitido  las  autoridades  fran- 
cesas. La  debilidad  del  xerif,  su  falta  de  prestigio  y  su  docili- 
dad para  obedecer  las  sugestiones  de  los  españoles  (i)  mi  ten- 
tativa de  viaje  fracasó  al  entrar  en  el  territorio  de  los  Guela*- 
ayas,  es  decir,  en  las  puertas  del  Rif,  propiamente  dicho. 

No  uecesito  reproducir  aquí  el  resumen  de  las  observacio- 
nes hechas  en  el  trayecto  de  Oran  á  Melilla,  cruzando  el  país 
de  los  Beni  Izcasen,  el  llano  de  Terifa  y  el  territorio  de  los 
Iquebdan  y  de  los  Guela'aya:  solo  me  fijaré  en  dos  puntos 
principales;  el  primero  es  bien  interesante  respecto  á  la  geo- 
grafía física,  terreno  arenoso,  dunas  y  flora  del  Sahara  á  orillas 
del  Mediterráneo  por  35®  6'  de  latitud  i*  más  al  N.  del  desierto 
argelino;  lo  que  se  explica  por  haber  olvidado  los  cartógrafos 
modernos  el  desierto  de  Garet,  que  corla  de  S.  á  N.  la  parte 
oriental  de- Marruecos  y  termina  en  la  costa;  el  segundo  punto 
de  mis  observaciones  se  refiere  á  la  sebja  de  Abu  Areg,  lecho 
de  un  lago  salado,  antigua  bahía  del  Mediterráneo  que  nues- 
tras cartas  modernas,  y  aun  las  españolas,  bosquejan  sin  unirlo 
con  la  mar,  á  pesar  de  que  solo  dista  4  km.  escasos  del  presi- 
dio de  Melilla.  Esta  sebja  tiene  unos  29  km.  de  largo,  y  en  los 
recios  temporales  la  mar  rompe  la  débil  barra  que  obstruye  su 
salida,  llenando  el  lecho  salino,  que  cuando  está  seco  es  bastante 
sólido  y  pudiera  servir  de  pista  en  las  carreras  de  caballos. 

El  objeto  que  me  propongo,  es  demostrar  la  importancia  de 
una  exploración  del  Rif,  exponiendo  los  conocimientos  que  de 
aquel  país  tenemos,  dando  al  mismo  tiempo  una  idea  de  las 
dificultades  que  tal  empresa  ofrece. 


(t)  Debe  estar  mal  informado  el  autor  en  este  punto,  pues  los  españoles  no  tie^ 
nen,  por  desgracia,  el  inñujo  soberano  que  preconiza  sobre  el  xerif  de  Uazan, 
que  debía  ser  protegido  de  España  en  vez  de  serlo  de  Francia. 


«o  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

La  parte  seplenlrional  de  Marruecos  que  falta  por  explorar 
ó  descubrir,  es  la  más  interesante  y  do  mayor  extensión,  por- 
que Melilla  se  encuentra  en  el  primer  tercio  de  la  distancia 
que  hay  entre  Lalla  Maghnia  á  Xixauan,  punto  donde  termi- 
naron sus  itinerarios  hacia  el  Rif  el  doctor  Hooker  y  el  viz- 
conde de  Foucauld,  después  de  haber  hecho  un  corto  reconoci- 
miento por  la  parte  de  Tetuán.  De  Melilla  á  Xixauan,  por  el 
camino  más  corto  hay  200  km.  por  terreno  inexplorado  que 
corresponde  todo  al  litoral  Mediterráneo  y  comprende,  hacia 
el  S.,  por  término  medio,  una  zona  de  125  km.  hasta  la  línea 
de  Taza,  Fas  y  Uazan,  habiendo  visto  en  ella  el  capitán  Col- 
ville  (1879)  y  el  conde  de  Chavagnac  (1882)  los  puntos  de 
Yebel  el  Metalsa  (34*  48'  de  latitud  N.)  Yébel  Guezennaya 
(34«  30'  N.)  y  Yébel  Mediuna  (34*  37'  N.) 

En  suma,  el  país  que  está  por  reconocer  en  el  Rif  y  que  ha 
de  agregarse  á  los  puntos  oscuros  de  la  parte  oriental,  ó  sean 
el  territorio  de  Guela'aya,  la  cuenca  del  Muluya  y  él  desierto 
de  Garel,  viene  á  ser  de  unos  23.000  km.* 

Gonócense  los  nombres  de  los  grupos  de  población  que  allí 
viven,  pero  carecemos  de  dalos  completos  acerca  de  ellos.  Es 
una  barrera  infranqueable  el  orgullo  de  aquellos  ignorantes  y 
bárbaros  montañeses,  en  guerra  constante  entre  sí,  y  en  cuya 
vida  social  impera  solo  la  fuerza  ó  el  azar.  Por  eso  rechazan 
siempre  al  europeo  que  intenta  visitarlos,  y  eluden  las  pre- 
guntas indiscretas  cuando  se  trasladan  á  un  punto  que  este 
gobierna. 

Antes  de  resumir  nuestros  escasos  conocimientos  acerca  del 
Rif,  propiamente  dicho,  convendrá  fíjar  las  ideas  sobre  las 
grandes  divisiones  de  la  provincia.  El  país  de  los  Guela*aya, 
parte  de  la  «amala»  de  Uxda,  termina  al  O.  en  el  Uad  Kart  ó 
Uad  Karat  cuyo  nombro  se  parece  tanto  al  de  la  provincia 
de  Garel,  que  inclina  á  creer  que  es  el  mismo,  producido  por 
una  variante  de  la  pronunciación,  tan  común  entre  los  ma- 
rroquíes. Allí  comienza  el  Rif,  en  el  cantón  de  los  Beni  Said, 
que  forma  parte  del  país  de  Botuya.  Sigue  este  al  Occidente, 
regado  por  el  Uad  Bu  Azzun  y  cuya  población  corresponde  á 
los  Beni  Ulichich;  luego  el  Temsaman  que  fertilizan  el  Uad 


EL   RIF.  61 

Ghis  y  su  afluente  el  Uad  Neku,  adonde  llegan  los  Ulichich. 
Sobre  el  Uad  Ghis  y  junto  á  su  confluencia  con  el  Nekur  6 
Naccor,  se  halla  la  antigua  y  célebre  ciudad  de  este  último 
nombre;  en  el  siglo  xi  era  la  capital  de  una  extensa  circuns- 
cripción administrativa  que  comenzaba  al  E.  en  el  Muluya  y 
llegaba  por  el  O.  á  Bálex  (Peñón  de  Vólez).  Frente  á  la  em- 
bocadura del  riachuelo  se  encuentra  en  la  mar  la  isleta  En 
Nekur  (piedra  do  Nekur)  que  ocupa  el  presidio  español  de 
Alhucemas,  cedido  por  Marruecos  á  España  en  1560  y  ocupado 
en  1873  (1).  El  nombre  de  Alhucemas,  como  el  francés  de 
Albouzéme  son  corrupción  del  nombre  árabe  El-Mezemma, 
de  la  población  que  se  halla  en  la  costa  frente  al  islote. 

El  Uad  Ghis  y  su  afluente  el  Naccor  son,  con  el  Uad  Kart, 
los  ríos  más  largos  del  Rif,  y  sin  embargo  sus  fuentes  no  se 
encuentran  más  de  60  ó  70  km.,  en  linea  recta,  de  sus  desem- 
bocaduras, aunque  su  curso  respectivo  es  mucho  más  largo, 
por  la  configuración  del  terreno  y  las  cordilleras,  paralelas  á  la 
costa  que  se  ven  obligados  á  cruzar.  Estos  ríos  son  de  menos 
importancia  que  el  Uad  Uargha»  de  que  se  tratará  más  ade- 
lante. 

'  Al  S.  de  los  Beni  Ulichich,  do  los  Beni  Uriaghal  y  de  los 
Temsaman,  casi  hasta  el  camino  que  enlaza  á  Uxda  con  el 
Fas,  viven  los  Metalsa,  los  Guezennaya,  los  Beni  Tuzin  y  los 
Ain  Bu-Yahiyin,  cuyas  montañas  vi  por  la  brecha  de  Fumm 
Garet. 

Al  O.  de  Temsaman  viene  el  país  do  los  Bocuya,  llamados 
también  Boquina;  después  siguen  los  Beni  Ferá,  en  cuya 
costa  se  encuentra  el  presidio  español  del  Peñón  de  Vélez  con- 
quistado en  1508,  vuelto  á  perder  y  recobrado  en  1564.  El  nom- 
bre árabe  es  Bálex.  Como  hay  nna  población  marroquí  cerca 
de  cada  posesión  española,  está  Badis  delante  de  Vélez.  Más 
arriba  de  los  Bocuyas  y  de  los  Beni  Mezduí,  se  escalonan  en 
el  inlcrior  hacia  el  E.  los  Beni  Aramart  y  los  Marnisa;  y  por 
el  Occidente  los  Beni  Itteft,  los  Tsarguist,  los  Sanhadja  y  los 


(1)    Si  no  es  errata  del  autor,  no  demuestra  haUarse  muy  bien  enterado,  pues 
la  tomaron  en  28  de  Agosto  de  1613  los  navios  españoles  A'an  Agvstin  y  San  Carlos. 


62  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Mediana,  que  tienen  fronterizos  en  el  camino  de  Fez  á  los 
Fixtala.  Estas  tres  últimas  tribus  han  jugado  importante  papel 
en  la  historia  de  los  Beréberes. 

Prolongando  la  costa  hacia  el  O.,  más  allá  de  los  Beni  Bu 
Ferá  se  hallan  los  Mesettasa;  luego  los  temibles  Metina  El- 
Bahar  (Metiuas  del  mar)  que  tienen  por  vecinos  al  S.  sus  her- 
manos los  Metiua  El-Yébel  (ó  de  la  Montaña).  Entre  estos  y 
los  Fixtala,  viven  los  Beni  Seddeth,  los  Taghzut  y  los  Ketama 
que  alcanzaron  algún  renombre  histórico. 

Más  lejos  todavía,  y  pasada  la  desembocadura  del  Uargha 
(üringa  de  la  carta  marítima)  existe  el  vasto  territorio  de  la 
tribu  berberisca  y  no  menos  célebre  de  los  Gomara,  de  la  que 
descienden  los  Metiua,  los  Boni  U-zernal  y  los  Meycasa,  y 
que  en  el  siglo  xiv  ocupaban  toda  la  costa  comprendida  entre 
Jasasa  y  Tánger,  con  una  zona  de  cinco  jornadas  de  ancho 
desde  el  Mediterráneo  hasta  el  Uad  Uargha. 

El  Bekrí  señala  un  hecho  geográfico  muy  notable  que  los 
cartógrafos  no  han  aprovechado:  dice  que  el  río  Uargha  viene 
como  el  Uad  Naccor  del  Yébel  Beni  Cáuin  en  el  país  de  Gue- 
zennaya:  indicación  que  tiene  mucho  valor,  porque  El  Bekrí 
pudo  tener  en  la  Córdoba  musulmana  documentos  fidedignos, 
como  eran  los  informes  de  los  agentes  del  Califa  en  África  y  el 
trato  con  los  naturales  de  Marruecos  que  frecuentaban  la  corte. 
Confirmada  la  noticia  en  el  texto  de  Ibn  Jaldun  deja  entrever 
dos  rasgos  característicos  de  la  topografía  del  Rif,  como  son:  la 
existencia  de  un  grupo  montañoso  entre  Badis  y  Taza  á  80  ó 
90  km.  del  mar,  y  la  clasificación  del  Uad  Uargha  como  el  río 
más  considerable  del  Rif,  con  un  curso  doble  que  el  Uad  Gihs. 
Aquel  corre  en  su  principio  al  O.,  por  la  falda  meiidional  de 
las  primeras  montañas  paralelas  á  la  costa,  dirigiéndose  al  N. 
en  la  mitad  de  su  curso. 

En  la  actualidad  consideran  árabes  á  los  bereberes  Gomara 
porque  hablan  aquel  idioma,  y  solo  conservan  su  lengua 
original  una  de  sus  tribus,  la  de  los  Beni  Bu  Zerán.  Estos, 
que  se  hallan  afiliados  al  orden  religioso  de  Sidi  Ahmet  El 
Filali,  tienen  una  tradición  según  la  cual  el  país  de  los 
Gomara  será  algún  día  de  los  cristianos,  excepto  el  territorio 


EL   RIF.  63 

de  SU  tribu  y  el  monte  llamado  Kaf  El-Tha  aban,  donde  está 
la  ciudad  de  Xaun  y  el  cerro  de  Ez  Zeráa  (i).  No  se  conoce  la 
situación  de  estos  tres  puntos. 

Al  O.  de  Gomara  habitan  los  Xixauan;  al  NE.  otra  tribu  de 
los  Beni  Said  en  cuyo  territorio  está  la  elevada  montaña 
Yebel,  Beni  Hasa  (Monte  Auna),  y  los  Beni  Madaán  ocupan  el 
país  hasta  las  cercanías  de  Tetuán. 

La  única  persona  de  nuestra  raza  que,  según  mis  noticias, 
ha  ido  desde  Melilla  á  Tánger  y  ha  publicado  algo  de  lo  que 
ha  visto,  es  la  inteligente  mujer  cristiana  del  Xerif  de  Uazán, 
de  apellido  Keane.  Hizo  de  memoria  el  relato  de  su  excursión 
en  1886,  porque  estaba  prohibido  aun  á  la  misma  esposa  del 
Xerif  tomar  notas  por  escrito,  y  tuvo  que  usar  el  traje  musul- 
mán y  observar  el  ayuno  del  Ramadán,  obligada  por  los  rece- 
los, más  bien  que  por  el  fanatismo  religioso  de  los  descreídos 
rífenos. 

Debo  á  la  amabilidad  de  esta  inglesa  las  noticias  de  su  viaje 
que  llevó  acabo  siguiendo  el  litoral;  el  país  es  sumamente 
accidentado,  con  un  pésimo  y  peligroso  camino,  hasta  el  punto 
de  haberse  despeñado  un  caballo  de  Muía  Abd  Es  Salam  y 
estuvo  á  punto  de  sucederle  lo  mismo  á  un  hijo  del  xerif,  que 
debió  la  vida  á  un  matorral  que  16  detuvo  en  su  caída. 

El  europeo  libre  que  ha  cruzado  el  Rif  de  N.  á  S.  desde  El 
Mezemma  á  Taza  fué  el  francés  Roland  Frejus.  Hizo  el  viaje 
por  orden  de  Luís  XIV  desde  el  9  de  Abril  de  1667  al  19  de 
Junio,  empezando  en  El  Mezemma,  población  inmediata  á 
Alhucemas  y  llegó  á  Taza,  á  la  sazón  residencia  del  sultán 
Muley  Er  Rachid.  Pasó  per  Naccor  y  Tafersit,  y  volvió  á  El 
Mezemma  siguiendo  casi  el  mismo  itinerario.  Frejus  era  el 
agente  de  una  compañía  mercantil  francesa  que  tenía  un  esta- 
blecimiento en  Beni  Bu  Yamb,  punto  que  dista  unos  28  km. 
de  Naccor  en  el  cantón  de  Temsaman,  pero  ningún  mapa  lo 
indica.  Invitado  por  Amar,  jeque  de  Temsaman  y  de  Botuya, 


(1)  El  nombre  de  esta  fracción  de  los  Gomara  y  el  del  cerro  no  tienen  conexión 
l^o^ráflca  cou  la  ensenada  Zara  de  la  carta  marina  al  E.  del  cabo  Ncgri  (país  de 
los  Guela'aya)  y  á  150  km.  al  Oriente  del  país  de  Gomara. 


64  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

que  consideraba  la  medida  títil  para  los  habitantes,  Frejus 
preconizó  hace  doscientos  ochenta  años  la  conveniencia  de 
construir  un  fuerte  francés  en  El  Mezemma. 

El  levantamiento  de  la  costa  es  obra  de  otros  franceses: 
Vincendon-Dumoulin,  el  capitán  de  fragata  Kerhallet  y  el 
almirante  Mouchez,  cuyos  datos  han  copiado  todos  los  extran- 
jeros. De  modo  que  á  los  franceses  exclusivamente  se  debe  lo 
poco  que  se  conoce  sobre  esta  parle  septentrional  de  Marrue- 
cos. ¿Quién  descubrirá  esta  incógnita?  Es  un  secreto  que  per- 
tenece al  porvenir. 

Por  lo  que  se  ve  desde  la  mar  y  está  confirmado  por  Iba 
Jaldun,  la  orografía  del  Rif  presenta  una  serie  de  cadenas 
paralelas  á  la  costa;  se  parece  aquel  terreno  al  que  enfrente 
forman  en  España  la  Contraviesa  de  las  Alpujarras  y  Sierra 
Nevada.  La  dirección  y  la  longitud  de  los  ríos  que  desembo- 
can en  el  Mediterráneo  demuestran  que  las  cordilleras  se 
hallan  cortadas  en  varios  puntos  y  como  divididas  en  seccio- 
nes prolongadas.  Respecto  á  las  formaciones  geológicas,  tanto 
la  basáltica  volcánica  de  Guela'aya,  como  las  rocas  sedimen- 
tarias del  terreno  secundario  (oolítico  y  cretáceo),  el  terciario 
eoceno  de  las  cercanías  de  Tánger  y  de  Tetuán,  y  los  yaci- 
mientos carboníferos  al  NE.  de  esta  última  ciudad,  hay  que 
dejar  su  explicación  á  los  futuros  exploradores. 

Según  Mr.  Maw  (1)  la  costa  meridional  del  estrecho  ofrece 
pruebas  evidentes  de  su  levantamiento  volcánico  coincidiendo 
con  mis  observaciones  hechas  en  las  Sebjas  al  S.  de  Melilla  á 
245  km.  al  E.  del  estrecho.  Estas  indicaciones  recuerdan  un 
hecho  que  refiere  Hasen  Ben  Mohammed  El  Uasas  ó  León  el 
Africano,  hombre  que  debía  estar  bien  informado  sobre  aque- 
llos parajes  donde  su  padre  poseía  terrenos,  aunque  no  hay 
ningún  otro  documento  que  lo  consigne:  es  á  saber  la  exis- 
tencia de  un  volcán  cerca  del  país  de  los  Beni  Uriaghel  perte- 
neciente á  la  tribu  que  el  traductor  latino  del  texto  árabe  llama 
Beni  Guazual,  que  no  podía  ser  ni  los  Beni  Zerual,  nombrados 
porHaseu  Ben  Mohammed,  y  que  pudiera  inclinarnos  á  iden- 

(1)    J.  D.  Hooker,  Journal  o/ a  tour  in  Marocco.  Londres,  1878. 


EL   RIF.  65 

tificarlos,  ó  bien  coa  los  Beni  U-Zerual  ó  bien  con  los  Gueza- 
maya  á  pesar  de  la  grao  distancia  que  los  separa  (1). 

Dice  León  el  africano,  que  el  volcán  estaba  en  la  cumbre  de 
una  montaña;  antro  del  que  salían  llamas  y  en  el  que  al  punto 
se  consumía  la  leña  que  en  él  se  echara.  Muy  interesante 
sería  la  exploración  de  aquella  boca  volcánica  y  las  noticias 
que  por  tradición  se  conservaran  de  aquel  fenómeno  en  el  país. 
El  cráter  de  los  Beni  Guazenal  es  hoy  el  único  en  actividad  de 
la  mitad  occidental  de  África,  pudiendo  la  ciencia  estudiar  la 
relación  que  existiera  entre  el  régimen  de  este  volcán  con  los 
del  Vesubio,  Etna,  Stromboli  y  Santorin.  En  cuanto  á  los  tem- 
blores  de  tierra,  dice  M.  Benchimol,  que  en  Marruecos  no 
llegaron  á  sentirse  los  recientes  que  el  año  1886  ocurrieron  en 
el  litoral  Mediterráneo,  especialmente  en  Andalucía. 

El  suelo  del  Rif  es  rico  en  minerales,  según  confesión  de 
ano  de  sus  habitantes,  aunque  se  muestren  muy  reservados 
en  este  punto.  Según  noticias,  hay  una  mina  de  un  metal 
que  ignoro  en  el  Yébel  Hamman,  cerca  de  Badis:  el  hierro 
abunda  mucho;  se  encuentra  en  los  territorios  de  los  Beni 
Said,  Beni  Tuzin,  Beni  Said  del  Oriente  desde  donde  se  lleva 
á  Fez  á  165  km.  de  distancia;  y  por  ultimo,  en  el  Meggeo  de 
León  el  africano,  ó  sea  el  país  de  Guela'aya.  Así  se  explican 
las  desviaciones  anormales  de  la  brújula  que  observaron 
Vincendon-Dumoulin  y  Kerhallet  en  la  costa  del  Rif. 

Puede  decirse  que  no  se  conoce  la  riqueza  minera  del  país. 
En  cuanto  al  clima  se  observan  también  grandes  diferencias. 
Se  tienen  algunas  alturas  de  la  cordillera  que  empezando  en 
Yébel  Musa,  sobre  el  estrecho,  algunos  de  cuyos  puntos  se 
han  medido  desde  la  mar  hasta  la  distancia  máxima  de  23  km. 
al  interior.  El  punto  culminante  de  2.201  m.  es  Yébel  Beni 
Hasan  (monte  Anua  de  las  cartas)  á  25  ó  26  km.  de  Tetuán:  en 
el  territorio  de  los  Gomara  hay  picos  que  llegan  á  los  1.850  m.; 


(1)  «Visitar  in  summitate  bujus  montia  seu  antrum  quodam  quod  perpetuos 
ejaeulatur  i^es.  P^rmulti  rei  miraculo  huc  allecti,  ligna  injecere  qua  moz  ig-ni 
consumpta  fuerunt...»  (Joannis  Leonis  Africani  De  totius  A/rias  descriptiom  ^ 
libri  IX.  Amberes  1556,  pág.  nO.) 


06  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

eo  el  de  los  Metiua  EI-Bahar  de  1.410  á  1.782,  y  en  el  de  los 
Beni  Ulichich  de  1.437  á  1.620.  Los  observadores  antes  citados 
no  vieron  nieve  en  las  cumbres  durante  los  meses  de  Agosto, 
Septiembre  y  Octubre  do  1855  en  que  se  hicieron  sus  trabajos; 
es  decir,  que  se  hallan  por  bajo  del  nivel  de  las  nieves  perpe- 
tuas como  indica  la  teoría  para  esta  latitud. 

Según  mis  observaciones  y  las  del  malogrado  Charmes, 
hechas  en  1885,  hacen  creer  que  no  se  apartan  mucho  de 
aquel  límite;  el  8  de  Abril  he  visto  cubierto  de  nieve  el  Yébel 
Beni  Hasan  en  35*  22'  de  latitud  N.  y  los  cerros  que  hacia 
el  N.  continüan  por  espacio  de  14  km.  (lat.  35°  29').  El  mismo 
día  vi  un  manchón  de  nievo  en  las  montañas  de  Gomara  y  el 
11  de  Junio  otra  cerca  de  la  cumbre  de  esta  cadena  en  35* 
16'  45".  Eu  igual  fecha  vio  M.  Charmes  nieve  en  el  pico  más 
alto  del  territorio  de  los  Mctina  El-Bahar,  que  en  la  carta  de 
Yincendon-Dumoulin  tiene  asignados  1.500  m.  de  elevación 
(35*^  4'  20"). 

Se  dice  que  las  montañas  del  Rif  son  frías  y  están  cubiertas 
de  bosques  (1). 

El-Bekri  y  liasen  Ben  Mohámmed  El-Uassas  citan,  entre 
otros  árboles  que  cubren  aquellas  montañas,  los  pinos  de 
Yelles  cerca  do  Badis,  de  cuyas  maderas  construían  sus  trirre- 
mes en  la  antigüedad;  los  enebros  y  los  cedros  del  Naccor,  con 
los  que  se  hizo  su  mezquita,  y  el  boj  de  las  cercanías  de 
Tetuán.  Entre  los  árboles  frutales  ^hundan  el  olivo,  la  higuera, 
el  almendro,  el  membrillero,  el  nogal,  el  naranjo  y  la  vid.  En 
otros  tiempos  tenía  el  Rif  extensos  viñedos  de  que  se  extraía 
muy  buen  vino.  Junto  con  estos  árboles  se  cultiva  el  trigo,  la 
cebada,  las  cebollas  y  el  lino. 

Adivínase  la  aridez  do  la  mayor  parte  de  los  cerros  y  llanu- 
ras del  interior  por  la  que  se  advierte  en  las  montañas  costeras, 
así  se  explica  el  poco  ganado  que  tienen:  el  mular  es  el  más 
apreciado  para  el  transporte,  lo  cual  implica  la  cría  del  caballo 


(1)  Hac  regio  prorsus  cst  áspera,  frigídissimis  montis  plena,  in  quibus  vastis- 
simas  reperies  solitudines,  arborisque  elegantissimis  atque  rectisaimis  refer- 
tissimaa.  fJoanni^  Leonii  A/rieaniJ 


EL  RiF.  en 

y  del  asno:  hay  muchas  cabras,  siendo  el  animal  doméstico 
,  más  numeroso.  Tampoco  es  rica  la  fauna  silvestre;  no  existen 
los  grandes  felinos,  ni  antílopes,  ni  gacelas;  pero  en  cambio  no 
escasean  los  javalíes,  los  chacales,  las  liebres  y  las  perdices: 
hay  abundancia  de  abejas  y  de  sanguijuelas,  así  como  hacen 
los  rífenos  buena  pesca  de  sardinas  que  salan  y  llevan  al  inte- 
rior  del  país  desde  hace  siglos. 

No  recuerdo  qué  misántropo  dijo  que  el  animal  peor  y  más 
malvado  es  el  hombre;  y  creo  que  no  se  equivocó  si  se  aplica 
el  dicho  al  rifeño.  Se  reúne,  como  el  chacal,  en  bandadas  para 
dar  sus  asaltos,  pero  nunca  el  chacal  acomele  á  otro  menos 
robusto  de  su  especie:  en  el  Rif  no  hay  seguridad  personal  en 
absoluto;  las  guerras  de  tribu  á  tribu  son  constantes,  y  en 
tiempo  de  paz  el  fuerte  roba  y  mata  al  más  débil  sin  el  menor 
motivo. 

Un  indígena  de  los  Beni  Iznasen,  me  decía  hablando  de  los 
rífenos,  «no  hay  peor  gente;  son  capaces  de  matar  á  un  hom- 
bre por  cinco  céntimos.» 

ün  musulmán,  aunque  sea  marroquí,  si  tiene  que  viajar 
por  el  Rif  le  es  preciso  comprar  la  protección  del  más  pode- 
roso de  cada  tribu;  desmienten  á  cada  paso  nuestro  orgulloso 
axioma  de  que  el  Mediterráneo  es  la  cuna  de  la  civilización. 

Los  rífenos  que  van  á  segar  á  la  provincia  de  Oran  no 
aprenden  de  nuestro  espíritu  de  orden  y  de  justicia;  se  creen 
superiores,  porque  en  su  patria  no  obedecen  á  ninguna  clase 
de  autoridad,  acostumbrados  á  tomarse  la  justicia  por  su  mano; 
nos  creen  débiles  porque  les  abrimos  nuestro  país  y  les  permi- 
timos que  ganen  lo  bastante  para  su  viaje  de  ida  y  vuelta  y 
para  mantenerse  el  resto  del  año;  por  el  contrario,  se  consi- 
deran más  fuertes  y  temibles,  puesto  que  Europa  ha  sufrido 
durante  largo  tiempo  sus  tropelías  sin  otra  respuesta  que  esté- 
riles demostraciones.  En  el  vapor  Mohámmed  EsSadoc,  que 
hace  viajes  á  Tánger,  decía  á  sus  compañeros  un  segador  rife- 
ño,  cmbriagadocon  el  humo  del  cáñamo:  «¡dicen  que  vana  in- 
vadir nuestro  territorio!  ¡el  de  los  Beni  Chiquer!  dejadlos  que 
vengan;  yo  solo  basto  para  cortarles  la  cabeza».  Di'spucs  de 
€8tbs  informes,  no  parecerá  extraño  decir  que  no  hay  en  el 


«8  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

Rif  espíritu  religioso:  la  primitiva  religión  de  los  beréberes 
era,  segiin  la  tradición,  el  culto  do  los  manes,  confiado  á  las 
mujeres  que  pasaban  por  profetisas  (kahena),  de  cuya  práctica 
encontré  algunas  huellas  entre  los  Tuareg  Azyer;  algún  tiempo 
después,  cuando  ocurrió  la  invasión  de  los  árabes,  recluta 
adeptos  en  el  Rif  la  religión  mosaica,  sin  que  faltasen  tam- 
poco los  ipisioneros  musulmanes:  entre  los  años  710  y  740  de 
nuestra  era  se  convirtieron  al  islamismo  los  Temsaman  y  los 
Gomara;  pero  á  gentes  acostumbradas  á  otra  clase  de  vida  y  á 
no  obedecer  ley  alguna,  les  era  difícil  aceptar  todos  los  pre* 
ceptos  de  una  nueva  religión;  pronto  salió  un  nuevo  profeta 
en  Yeraua,  cerca  de  Naccor,  de  la  tribu  de  los  Meykasa,  lla- 
mado Hamim,  hijo  de  Men  Allah,  hijo  deHariz,  hijo  de  Amrü, 
hijo  de  U-Yefual,  hijo  de  U-Zerual.  Musulmán,  como  lo  indi- 
can los  nombres  de  sus  antecesores:  eran  su  madre  y  una  de 
sus  tías  dos  profetisas  ó  hechiceras  de  la  religión  nacional  anti- 
gua y  quiso  armonizar  el  culto  de  los  manes  con  el  del  islam, 
sin  olvidar  lo  que  convenía  á  sus  propios  intereses.  Hamim 
abolió  la  circuncisión,  las  abluciones  y  la  peregrinación  á  la 
Meca;  prohibió  comer  huevos  y  mandaba  que  se  degoUaso  á 
los  peces  en  lugar  de  matarlos  por  asfixia,  autorizando  el  uso 
de  la  carne  de  jabalí:  instituía  el  ayuno  en  la  mañana  de  los 
miércoles  y  todo  el  día  del  jueves  en  cada  semana,  y  abreviaba 
la  cuaresma  mahometana  en  cinco  días  durante  el  mes  de 
Ramadán;  las  seis  oraciones  musulmanas  diarias  quedaban 
reducidas  á  dos,  una  á  la  salida  y  otra  á  la  puesta  del  sol: 
también  ordenaba  que  cada  hombre  diese  al  profeta  cinco  bue- 
yes y  el  diezmo  de  sus  bienes.  Esto  ultimo  precepto  no  era  del 
agrado  de  los  rífenos,  gente  más  acostumbrada  á  tomar  que  á 
dar,  y  la  nueva  religión  tuvo  muy  corta  vida. 

En  cuanto  á  la  historia  del  islam,  se  reduce  en  sus  princi- 
pios á  la  enumeración  do  algunos  cismas  que  se  intentó  pro* 
pagar  y  á  los  esfuerzos  que  diversas  cofradías  musulmanas 
hicieron  para  crearse  en  él  un  feudo  semejante  al  que  los 
jesuítas  formaron  en  el  Paraguay:  aunque  no  se  presta  mucho 
á  la  religión  el  espíritu  de  los  indígenas,  las  cofradías  de  Sid- 
Abd  El-Kadcr  El  Ghilani,  de  Muloy  Tayeb  y  de  Sidi  Mohám- 


EL   RIF.  69 

med  Ben  Abu-Zíyan  tuvieron  algunos  proséliios;  los  Dercana- 
Xadheliya  fundaron  un  convento  en  Yebel  Bu  Berih;  y  por 
último,  los  Salamiyüs  ó  discípulos  de  Sidi  Abd  El-Salam  Ben 
Maxiz,  natural  de  Tetuán,  encontraron  numerosos  partida- 
rios. Sus  herederos  políticos  ó  el  capítulo  de  los  Xorfa  de 
Muley  Edris,  tan  influyente  en  Fez,  es  casi  la  única  autoridad 
religiosa  que  tiene  verdadero  influjo  en  el  Rif;  influjo  que 
más  bien  se  deriva  de  la  tradición  política  que  de  la  simpatía 
religiosa,  pues  son  raros  los  rífenos  que  piensan  en  su  salva- 
dón,  ni  en  ofrecer  su  óbolo  á  los  escasos  conventos  de  aquel 
territorio. 

De  modo  que  en  la  actualidad  la  protección  que  puede  ser- 
vir al  vi¿yero  en  el  Rif  es  la  de  los  Xorfas  de  Muley  Edris. 

Hé  aquí  lo  que  sabemos  del  país  y  de  su  población  en  gene- 
ral. Solo  resta  considerar  un  aspecto  que  presenta  alguna  uti- 
lidad. 

La  historia  contemporánea  de  las  relaciones  de  los  sultanes 
de  Fez  y  de  las  naciones  europeas  con  los  habitantes  de  las 
dos  provincias  del  Garet  y  del  Rif,  viene  á  ser  una  relación  de 
rebeliones  contra  sus  soberanos  nominales,  de  incursiones  en 
territorio  argelino,  de  actos  de  piratería  y  muy  rara  vez  de 
algún  intento  de  represión.  Así  se  explica  por  qué  estas  pro- 
vincias son  hasta  hoy  la  térra  incógnita. 

Figurándome  que  no  me  crean  algunos  lectores  si  afirmo  la 
existencia  de  los  «Hermanos  de  la  costa»,  haré  el  balance  de 
las  relaciones  exteriores  del  Rif  y  del  Garet  con  Europa  y  con 
el  Gobierno  marroquí.  A  falla  de  documentos,  excepto  para 
dos  hechos  de  1845  y  de  1850,  expondré  una  serie  seguida 
desde  el  5  de  Octubre  de  1851  al  de  1855;  añadiendo  otro  caso 
ocurrido  en  1856  y  en  1886.  Para  los  cuatro  años  de  que  tengo 
noticias  completas,  será  mi  mejor  guía  el  registro  de  las  mi- 
nutas de  la  correspondencia  oQcial  de  nuestro  querido  conso- 
cio de  la  Sociedad  Geográfica  M.  Charles  Jágerschmídt,  á  la 
sazón  encargado  de  negocios  de  Francia  en  Tánger,  y  cuya 
modestia  sufrirá,  tal  vez,  con  lo  que  tengo  que  decir  respecto 
á  sus  apreciaciones,  sus  consejos,  su  actitud  y  su  iniciativa  en 
Marruecos,  que  durante  cuatro  años  han  sido  un  modelo  á 


70  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

que  no  podía  llegar  ningiin  agente  europeo;  en  particular  de* 
dicó  al  Rif  y  á  los  acontecimientos  que  allí  ocurrían  toda  su 
atención  y  notoria  perspicacia. 

Desde  la  conquista  de  Argel  y  de  Oran,  en  que  vino  á  ser 
Francia  vecina  de  Marruecos,  no  le  interesaba  mucho  saber 
lo  que  pasaba  en  la  amala  ó  provincia  de  Uzda,  el  Garet  y  el 
Rif,  hasta  el  año  1844,  en  que  una  columna  francesa  libró  un 
combate  en  Sidi  Azis  sobre  el  valle  del  Muluya  contra  el  emir 
Abd  El-Kader,  auxiliado  por  un  ejército  marroquí.  El  16  de 
Junio  combatieron  los  generales  Bedeau  y  Lamoriciére  á  los 
marroquíes  junto  á  la  capilla  de  Sidi  Mohámmed  El  Uasini, 
uno  de  los  puntos  de  mi  último  itinerario.  Los  días  27  y  28  de 
Abril  de  18iG  quebrantó  Abd  El-Kader  su  reputación  caballe- 
resca, dejando  asesinar  á  270  prisioneros  franceses  en  territo- 
rio de  Marruecos.  Se  estableció  en  Ain  Zohra  (1),  donde  per- 
maneció hasta  la  primavera  de  1847;  se  trasladó  después  á 
Sabrá,  junto  al  Muluya,  y  en  seguida  á  Uad  Aslaf,  en  el  Rif. 
Allí  batió  al  ejército  del  sultán;  pero  había  dejado  su  familia 
en  la  Kasba  de  Iseluán,  territorio  de  los  Guela'aya.  El  emir, 
como  dignatario  de  la  cofradía  siempre  militante  de  Sidi  Abd 
El-Kader  el  Guilani,  debía  saber  que  su  congregación  tenía 
un  fuerte  convento  no  lejos  de  la  ensenada  de  Zera,  y  con  su 
protección  contaba;  pero  se  equivocó,  pues  aprovechando  su 
ausencia  habían  intentado  un  ataque  en  busca  de  tan  precioso 
botín.  Vengó  bien  el  ultraje;  pero  los  días  11  y  12  de  Diciem- 
bre del  mismo  año,  un  ejército  marroquí  le  derrotó  junto  á  la 
Kasba  de  Iseluán,  persiguiéndole  hacia' la  costa  y  el  río  Mu» 
luya,  que  cruzó  bajo  el  fuego  enemigo  el  día  21. 

En  1850,  el  general  Mac-Mahon  tuvo  por  dos  veces  que  re- 
chazar á  los  Mezauir,  parientes  ó  vecinos  de  los  Beni  Iznasen, 
que  se  habían  establecido  en  territorio  francés. 

En  Octubre  do  1851 ,  los  Gucla'aya  capturaron  una  goleta 
española,  parada  por  la  calma  á  4  millas  de  Ras  Vorek,  ó  cabo 


(l)  Ni  aproximadamente  podría  situar  estos  puntos  en  el  mapa,  por  ser  el  pais 
del  todo  desconocido;  lo  mismo  puedo  decir  de  Agueddin,  que  está,  sin  embargo, 
muy  cerca  de  la  costa. 


EL  RIF.  "71 

Tres  Forcas,  y,  cerca  de  Melilla,  un  buque  inglés,  asesinando 
álos  tripulantes,  salvo  á  dos  que  se  llevaron  esclavos.  De  Gi- 
braltar  salió  un  vapor  en  auxilio  de  aquellos  desgraciados,  y 
solo  pudo  traer  la  noticia  de  que  junto  al  cabo  Tres  Forcas 
había  varios  buques  desmantelados  ó  naufragados.. 

En  Marzo  de  1852,  los  Guela'aya,  asaltaron,  entre  Melilla  y 
cabo  Tres  Forcas,  tres  embarcaciones  españolas  y  una  inglesa, 
matando  cinco  marineros  de  esta  última. 

Por  tres  veces,  en  Abril,  Mayo  y  Junio,  los  generales  Pelis- 
sier  y  Montauban,  escarmentaron  á  los  Beni  Iznasen,  en  cas- 
tigo por  las  incursiones  que  hacían  en  nuestro  territorio,  ins- 
tigados por  sus  morabitos,  especialmente  por  Sidi  Mohámmed 
£1-Meki,  jefe  del  convento  de  la  orden  de  Muley  Tayeb,  en 
donde  estuve  el  año  último,  y  que  hoy  es  el  factótum  del  xe« 
rif  Abd  Es-Salam. 

En  1853,  trataron  los  mismos  Guela'aya  de  robar  una  em« 
barcación  española;  pero  el  gobernador  de  Melilla  envió  tro- 
pas que  les  hicieron  50  prisioneros;  poco  tiempo  después  les 
dieron  libertad,  recibiendo  en  cambio  50  bueyes  para  consumo 
de  la  guarnición  de  la  plaza. 

Por  esta  misma  época,  recibió  Abd  Es-Sadoc,  caid  de  Uxda, 
orden  del  emperador  de  penetrar  en  el  Rif  y  cobrar  las  contri- 
buciones atrasadas;  pero  los  rifeños  hallaban  muy  conveniente 
dejar  las  cosas  como  estaban,  y  no  solo  no  pagaron,  sino  que 
el  caid  tuvo  que  vender  sus  muías  para  atender  á  su  propia 
subsistencia. 

.  En  1854,  se  renovaron  los  casos  de  piratería,  y  en  vista  de 
la  apatía  y  aun  de  la  impotencia  de  las  naciones  más  interesa- 
das, tomó  la  iniciativa  el  Gobierno  francés  para  la  exploración 
de  la  costa  y  la  represión  de  aquellos  actos  salvajes. 

El  comandante  del  Newton  castigó  á  los  Guela'aya,  destru- 
yéndoles algunas  lanchas  y  matándole  hombres;  pero  el  escar- 
miento duró  siete  meses. 

Pop  entonces,  el  ingeniero  hidrógrafo  Vincendon-Dumoulin, 
recibía  orden  de  embarcarse  en  el  aviso  P/iare,  al  mando  del 
capitán  de  fragata  Kerhallet,  para  levantar  la  carta  de  la  costa 
africana  desde  el  estrecho  de  Gibraltar;  con  dificultad  obtuvo 


•n  BOI^ETlN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

M.  Jágerschmidt  del  ministro  de  Negocios  extranjeros  Ho- 
hammed  el  Jatif,  la  autorización  para  que  nuestros  ingenieros 
pudieran  desembarcar  en  todos  los  puntos  que  median  entre 
Tánger  y  Ceuta.  Pronto  hubo  necesidad  de  suspender  los  tra- 
bajos, tanto  porque  los  desembarcos  inquietaban  á  los  indíge- 
nas, como  por  el  mal  tiempo. 

Con  objeto  de  obviar  entrambos  obstáculos,  buscó  M.  J&- 
gerschmidt  el  pretexto  de  una  cacería,  para  que  los  oficiales 
pudiesen  trabajar  por  tierra;  pero  ni  el  ministro  ni  el  gober- 
nador de  la  provincia  de  Tánger  Ben  Abú  quisieron  tomar 
parte,  y  negaron  su  permiso.  M.  Yincendon-Dumoulin,  acom- 
pañado del  encargado  de  negocios  francés,  salió,  y  en  ocho 
días  hizo  un  estudio  tan  satisfactorio,  que  desde  entonces  lo 
utilizscn  todos  los  navegantes.  Á  pesar  de  haberle  negado  su 
concurso,  no  por  eso  dejaron  las  autoridades  marroquíes  de 
seguir  los  movimientos  y  la  marcha  de  la  comisión  francesa, 
y  habían  prohibido  de  antemano  á  los  naturales  el  que  facili- 
tasen víveres  á  nuestros  compatriotas,  conminándolos  con  una 
tanda  de  palos. 

Solo  una  vez  se  mostró  aquella  singular  y  oculta  escolta,  al 
llegar  á  la  zona  neutral  en  los  límites  del  territorio  español  de 
Ceuta,  zona  que  viene  á  ser  como  otra  muralla  de  China  ó  un 
cordón  sanitario  permanente. 

Durante  este  tiempo  habían  renovado  sus  fechorías  los 
Guela'aya,  si  bien  hasta  entonces  no  habían  atacado  á  nin- 
guna embarcación  francesa;  pero  el  8  de  Abril  de  1855,  la 
Jeune  DieppoiSy  que  iba  de  Cardiff  á  Malta,  al  hallarse  á  30  mi- 
llas al  O.  de  cabo  Tres  Forcas,  se  vio  acometida  por  200  Beni 
Bu  Gafer  de  Azanen,  repartidos  en  doce  lanchas;  apresaron  la 
tripulación  francesa,  que  era  necesario  rescatar  ante  todo;  fué 
encargado  para  ello  el  capitán  de  fragata  Duveyrier,  coman- 
dante del  PhéniXj  que  no  debía  emplear  la  fuerza,  y  tocando 
en  Azanen  pudo  recoger  á  los  seis  desgraciados,  entregando 
16,000  francos  por  su  rescate. 

Aquí  termina  la  serie  que  marcan  las  minutas  oficiales  del 
Sr.  Jágerschmidt. 

A  fines  de  1855,  prosiguió  M.  Kerhallet  los  trabajos  hi- 


EL   RIF.  '73 

drográficos;  desde  Ceuta  á  las  Chafarinas,  tuvieron  que  res- 
ponder ocho  veces  á  los  ataques  de  los  rífenos;  en  las  cerca- 
nías de  Melilla  cambió  el  Phare  algunos  cañonazos  con  la  ba- 
tería que  tenían  establecida  los  Guela'aya;  hubo  tiroteo  junto 
á  Alhucemas;  cerca  de  Yelez  de  la  Gomera;  en  la  ensenada  de 
Iris,  de  los  Beni  Bu  Ferá,  que  considera  Kerhallet  como  la 
peor  de  las  tribus  del  Rif;  en  las  ensenadas  de  los  Traidores, 
de  Piedras  Negras  y  de  Pescadores,  en  territorio  de  los  Metiua 
El-Bahar,  y  por  último  en  el  pueblo  de  Ustrak,  de  los  Beni 
Said. 

En  1856,  el  príncipe  Adalberto  de  Prusia,  primo  hermano 
del  rey  y  jefe  del  almirantazgo  prusiano,  costeaba  el  Rif;  le 
hicieron  fuego  desde  la  costa^  desembarcó  y  recibió  una  he- 
rida en  el  combate. 

En  Marzo  de  1885,  atacaron  en  Beni  Bu  Riaga  á  unos  ofi- 
ciales de  la  guarnición  de  Alhucemas,  que  montaban  una  lan- 
cha; pero  dieron  inmediata  satisfacción  á  los  españoles. 

En  1886,  estallaron  desórdenes  entre  las  tribus  marroquíes 
de  la  frontera  argelina.  Poniendo  en  práctica  el  antiguo  axio- 
ma divide  ut  imperes^  decretó  el  sultán  de  Marruecos  la  divi- 
sión administrativa  de  la  tribu  de  los  Mehaya  en  cuatro  distri- 
tos, mandados  por  un  caid;  y  las  poblaciones,  ya  descontentas 
con  las  exigencias  del  fisco,  se  amotinaron;  el  caid  Bu  Beker, 
jefe  único  hasta  entonces  de  aquella  tribu,  se  niega  á  obedecer 
y  mata  á  uno  de  los  nuevos  caides,  y  muere  también  luego, 
reemplazándole  Ei-Hach  El-Saheli.  Tres  días  después,  los  Me- 
haya batieron  á  la  columna  marroquí  de  Abd  El-Malek,  refor- 
zada por  los  Ulad  Alí  Ben  Talha,  junto  á  los  muros  de  Uxda. 
A  consecuencia  de  esta  derrota  se  vio  el  gobernador  obligado 
á  penetrar  en  territorio  argelino,  pidiendo  á  las  autoridades 
francesas  una  escolta  para  la  seguridad  de  su  persona  hasta 
avistar  la  fortaleza  marroquí  Beni  Es  Saidiya,  construida  cerca 
de  la  frontera.  Al  mismo  tiempo  los  Ulad  Alí  Ben  Talha  en- 
viaron sus  ganados  á  la  provincia  de  Oran;  quisieron  perse- 
guirlos sus  enemigos  Mehaya,  y  tanto  para  proteger  á  los  re- 
fugiados como  para  hacer  respetar  el  territorio  francés,  el  ge- 
neral Gand,  que  mandaba  la  subdivisión  de  Tlemsen,  esta- 


74  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

bleció  un  campo  de  observación  sobre  la  frontera  en  Biron, 
uno  de  los  puntos  de  mi  itinerario. 

El  31  de  Marzo,  se  renovó  el  combate  al  S.  de  Uzda,  entre 
los  Ulad  Alí  Ben  Talha,  auxiliados  por  una  parte  de  los  Beni 
Iznasen^  contra  la  otra  parte  de  estos  que  auxiliaban  á  los 
Mehaya. 

En  cuanto  es  posible  evaluar  la  población  de  un  país  seme- 
jante, los  197  pueblos  de  los  Beni  Iznasen  pueden  suministrar 
7.000  infantes  y  700  jinetes.  Los  Ülad  Alí  Ben  Talha  con  los 
Beni  Hamdun,  los  Ijebdan  y  los  Mehaya  reunidos  pondrán  en 
pié  de  guerra  15.000  de  á  pie  y  2.000  caballos.  Estos  datos 
aproximados,  aunque  no  dan  el  total  de  fuerzas  militares  en 
aquella  época,  permiten  formar  ideado  la  fuerza  respectiva  de 
ambos  partidos. 

Frente  á  frente  se  hallaban  los  beligerantes  el  1.*  de  Abril 
entre  Uxda  y  Lalla  Maghnia,  en  Yerf  El  Barud  Ü  «Otero  de  la 
pólvora»,  nombre  predestinado.  El  gobernador  de  Uxda,  Sidi 
Abd  El-Malek  se  avistó  con  el  general  Gand,  pidiéndole  la  in- 
tervención de  Francia,  que  se  le  rehusó,  porque  no  debía  mez- 
clarse en  asuntos  puramente  marroquíes.  Al  dia  siguiente  los 
Mehaya,  acampados  á  10  km.  de  Baru,  quemaron  7  pueblos 
de  los  Beni  Jaled,  una  de  las  fracciones  del  partido  enemigo. 
El  día  5  estaban  reunidos  en  Jeneg  Ruñan,  desfiladero  de 
La]la  Maghnia,  los  Ulad  Alí  Ben  Talha,  ocupando  el  SO.  de 
la  misma  ciudad  los  Mehaya;  el  17  emprendieron  estos  un 
ataque  general,  derrotando  á  sus  adversarios,  que  hubieron 
de  refugiarse  en  Argelia,  en  las  tribus  de  los  Mesirda  y  los 
Atiya,  volviendo  el  20  á  sus  campamentos  habituales;  pero 
esta  tregua  era  fingida,  pues  se  renovó  la  pelea  el  día  24,  en  la 
que  salió  herido  Alí  Ben  Bu  Beker,  jefe  de  los  Mehaya,  que 
se  retiraron  á  Ras  El  Ayun,  bajo  el  reducto  francés  de  Mena- 
sele  Kis;  mientras  tanto,  por  el  O.  se  batían  con  encarniza- 
miento varias  tribus  enemigas.  Un  mes  más  tarde,  el  2  de 
Junio  de  1886,  comencé  mi  exploración  por  el  territorio  de  los 
Beni  Iznasen. 

Según  noticias  que  considero  exactas,  el  emperador  de  Ma- 
rruecos se  propone  someter  las  provincias  de  Uxda,  de  Garet 


EL   RIF.  1& 

«  i» 

y  del  Rif;  pero  entretenido  con  otras  rebeliones  más  cercanas 
al  centro  de  su  poder,  no  se  sabe  cuándo  podrá  realizar  su 
proyecto. 

Fácil  es  deducir  la  consecuencia  de  esta  revista  contempo- 
ránea; cuanto  más  interesante  y  atractiva  parece  la  exploración 
científica  del  Rif,  más  especiales  condiciones  exige  empresa 
tan  peligrosa,  en  la  que  se  necesita  una  gran  facultad  de  ob- 
servación y  una  paciencia  á  toda  prueba;  además,  requiere 
mucho  tiempo,  puesto  que  será  necesario  buscar  con  todo  es- 
mero entre  los  indígenas  aquellas  personas  que  sean  capaces 
de  proteger  al  viajero  en  cada  cantón.  Aquí  no  puede  contarse 
como  en  otras  partes  de  Marruecos  con  el  apoyo  de  los  israeli- 
taSy  porque  los  naturales  temerán  que  se  inicie  otra  industria 
y  otro  comercio  que  no  sea  el  suyo  en  un  país  que  el  mar  baña 
y  que  tan  fácilmente  explota.  Los  presidios  son  callejones  sin 
salida;  la  soberanía  del  sultáa  de  Marruecos  es  quimérica  en 
el  Rif,  ni  existe  respeto  alguno  á  la  autoridad  religiosa. 


Ríos  DE  VElZIJELl  Y  DE  COLOMBIi. 


^^^ll^^^0^f^^^^^^*^9^^^t0S^»^*^*^ 


RELACIONES   INÉDITAS 

■ 

REUNIDAS   POR 


I. 

Viaje  por  los  ríos  Meta  y  Orinoco  hecho  por  D.  Antonia 
de  la  Torre  en  los  afios  de  1782  y  1783. 

AL  VIRRBY  DE  NUEVA  GRANADA. 

Excmo.  Sr.:  En  camplimiento  de  la  orden  de  V.  E.,  verifi- 
qué mi  salida  de  esta  capital  (Santa  Fe)  el  25  de  Septiembre 
del  año  anterior  de  82  por  el  camino  que  faldea  la  montaña  de 
Monserrate  sobre  la  derecha:  atravesé  el  pueblo  de  Uzaquen  y 
pasé  á  hacer  noche  á  la  venta  de  Fusca,  avistándose  varios 
pueblos  que  van  demostrados  en  el  plan. 

El  26,  siguiendo  la  misma  falda,  atravesé  por  puente  el  río 
Sopó  y  por  medio  del  pueblo  Tocancipá,  llegué  á  hacer  noche 
al  de  Guachancipá. 

El  27,  continuando  la  misma  falda  y  dejando  sobre  la  dere- 
cha el  pueblo  de  Sesquilé,  por  donde  hace  una  alza  la  monta- 
ña, atravesé  por  puente  el  río  de  dicho  nombre  á  subir  al  cerro 
de  San  Vicente,  y  á  su  bajada  atravesó  por  vado  río  de  Suga  y 
pasé  á  dormir  al  pueblo  de  Chocontá,  muy  abundante  de  ajos 
y  garbanzos,  para  que  es  á  propósito  el  terreno. 

El  día  28,  á  cosa  de  tres  horas  de  camino,  atravesé  el  río 
Toma,  y  llevándolo  siempre  culebreando  á  la  derecha  y  por  la 
ladera  de  una  loma  á  la  izquierda,  llegué  á  otras  tres  horas  y 
media  á  la  venta  de  Joya,  donde  lo  volví  á  atravesar  por  puente, 
quedándome  en  ella  á  hacer  noche. 


.  RÍOS  DE   VENEZUELA  Y  DE   COLOMBIA.  77 

El  29,  á  distancia  de  una  hora  y  media  de  dicha  venta,  atra- 
vesé por  puente  el  río  de  Albarracín,  próximo  á  la  venta  de 
este  nombre,  y  á  otras  dos,  atravesando  un  monte  de  malísimo 
camino,  llegué  á  oir  misa  á  la  parroquia  de  Venta-Quemada, 
y  como  á  más  de  tres  y  media  horas  fui  á  dormir  á  la  venta 
del  puente  de  Boyacá. 

El  30  llegué  al  mediodía  á  Tunja,  ciudad  á  la  falda  de  una 
loma  en  terreno  bastante  desagradable,  con  muchas  zanjas  y 
barrancos  próximos  á  ella:  falta  de  todos  los  alivios  que  co- 
munmente se  solicitan  para, hacer  agradable  una  población: 
es  reducida  y  bastante  deteriorada,  y  aunque  en  su  fundación 
sería  una  de  las  más  bien  delineadas ,  está  tan  destruida  que, 
según  lo  que  demuestran  sus  ruinas,  no  es  una  sombra  de  lo 
que  anteriormente  sería:  es  muy  pobre;  lo  poco  que  permanece 
en  pie,  será  sostenido  del  gasto  diario  de  las  religiones  do  Agus- 
tinos Calzados  y  de  Recoletos  de  San  Francisco,  Sanio  Domin- 
go, San  Juan  de  Dios,  monjas  de  la  Purísima  Concepción  y  de 
Santa  Clara,  que  acaso  será  la  única  plata  que  circula  en  ella. 
Acuden  á  la  ciudad  todos  los  viernes  con  el  motivo  del  mercado 
á  vender  los  frutos  de  las  inmediaciones,  de  semillas  y  verduras, 
porción  de  carneros  en  canal  y  algunas  manufacturas  de  algo- 
dón de  muy  poca  monta.  En  todo  el  camino,  desde  Santa  Fe  á 
dicha  ciudad ,  se  conoce  la  poca  curia  que  ha  habido  para  su 
composición,  pues  aunque  en  él  hay  bastante  tierra  quebrada 
con  montes,  lomas,  ríos  y  torrentes,  á  poco  que  se  le  ayudase 
sería  más  transitable  y  menos  molestoso.  La  dispersión  de  las 
habitaciones  de  los  vecinos,  á  grandes  distancias  de  sus  pueblos 
y  parroquias,  puede  ser  la  causa  de  no  haber  contribuido  á  una 
obra  de  tantos  beneficios  para  sí  mismos  y  el  público,  por  la 
precisión  en  que  se  ven  constituidos  de  emprender  caminos 
desde  sus  mismas  casas  para  cualquiera  parte  que  les  precise, 
sin  atender  al  camino  reíil  ó  común  que  debe  servir  para  los 
demás  transeúntes.  Me  persuado  que  la  causa  de  la  dispersión 
de  los  habitantes  de  estos  parajes  y  de  los  demás  de  tierra 
firme,  lo  ocasionará  la  irregularidad  de  los  terrenos  para  la 
producción  de  frutos,  pues  no  todos  son  aptos  para  ellos,  por 
lo  que  se  ven  obligados  á  establecer  sus  casas  próximas  á  sus 


'3S  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

labranzas,  aunque  distantes  de  sus  parroquias,  para  poderlas 
beneficiar  con  más  comodidad,  pues  de  lo  contrario,  la  mucha 
desidia,  que  es  general  en  aquel  reino  y  lo  inclinados  que  son 
á  la  bebida  y  otros  vicios,  les  daría  motivo  para  dejar  las  tie- 
rras abandonadas,  con  lo  que  se  aumentaría  más  su  pobreza. 

El  5  de  Octubre  salí  de  dicha  ciudad  por  donde  llaman  En- 
caño Chico,  por  haber  unos  tres  ó  cuatro  caños  de  agua,  de  la 
que  se  sirven  para  lavar  sus  ropas,  porque  para  beber  la  tienen, 
aunque  turbia  y  mala,  dentro  de  la  ciudad,  y  en  medio  de  la 
plaza  hay  una  fuente,  traída  á  ella  de  larga  distancia  por  una 
cañería  que  la  reparte  también  á  todos  los  Conventos.  Aunque 
es  el  camino  por  tierra  llana,  demasiado  desagradable,  así  por 
los  muchos  pantanales,  como  por  los  infinitos  zanjones  que 
tiene  á  los  costados,  dejándolo  muy  estrecho,  á  que  se  agre- 
gan  luego  varias  lomas  de  tierra,  pendientes  y  resbalosas,  que 
precisa  á  faldearlas  con  mucho  cuidado,  y  dos  quebradas  panta- 
nosas que,  aunque  fuese  con  piedra  tosca,  se  les  podía  poner 
puente  y  evitar  muchos  quebrantos  que  suelen  recibir  los  ani- 
males y  cargas;  como  á  unas  cuatro  horas  de  Tunja  se  atra- 
viesa el  río  Sogamozo  por  vado,  y  poco  más  adelante  el  de 
Toca,  que  se  une  con  él.  De  allí  pasé  á  dormir  al  sitio  de  Carri- 
zal, que  así  llaman  á  varias  casas  esparcidas  correspondientes 
á  la  feligresía  ó  pueblo  de  Toca. 

El  6  atravesamos  por  Quebrada  Honda ,  que  está  en  un  monte 
dé  muy  mal  piso,  y  después  de  tres  horas  de  camino  igual  al 
anterior,  bajé  al  pueblo  de  Tirabitoa  (atravesando  á  su  entrada 
el  río  de  dicho  nombre,  y  que  poco  más  abajo  se  une  con  el 
de  Sogamozo),  situado  en  un  valle  muy  llano  y  deleitable,  cer- 
cado  de  eminentes  lomas,  que  tendrá  de  travesía  como  una 
hora  y  media,  y  de  largo  como  otras  cinco  horas.  En  dicho 
valle  se  hallan,  en  las  abras  que  hacen  las  montañas,  y  á  la 
falda  de  ellas,  nuevo  pueblos,  que  son:  Toca,  Iza,  Sogamozo, 
Topayá,  Gamezá,  Chamezá,  Nacusá,  Tibacoza  y  el  dicho  de 
Tirabitoa.  Pasé  al  pueblo  de  Sogamozo,  que  distará  como  dos 
horas  y  media,  en  donde  se  hace  todos  los  martes  mercado 
como  el  de  Tunja,  acudiendo  mayor  abundancia  de  semillas  y 
manufacturas  de  algodón,  de  que  se  proveen  varios  para  pasar 


Ríos  DE   VENEZUELA  Y   DE   COLOMBIA.  ^ 

á beneficiarlas  á  parajes  muy  distantes,  que  comunmente  es 
la  moneda  con  que  se  paga  á  los  jornaleros,  en  particular  en 
tierra  caliente,  y  Qon  lo  que  se  compran  algunos  víveres  y  otros 
efectos,  con  los  que  suelen  lucrar  excesivamente,  aunque  la 
recompensa  del  trabajo  su^le  ser  igual  de  parte  de  los  jornale- 
ros, pues  como  mal  pagado  y  hecho  de  mala  gana^  no  estando 
presentes  los  interesados,  ocupan  muchos  días  en  lo  que  podían 
hacer  en  uno  solo,  y  muchas  veces,  cuando  vana  sembrar,  en- 
tierran  toda  la  semilla  en  una  excavación  que  hacen,  lo  que  no 
se  echa  de  ver  hasta  que  empieza  á  brotar  el  fruto,  perdiéndo- 
se de  esta  suerte  toda  la  siembra  y  trabajo  por  la  maldad  del 
que  se  hizo  cargo  de  sembrarla. 

El  día  7  pasé  á  la  hacienda  que  fué  de  los  Jesuítas  en  Tira- 
bitoa. 

El  11,  subiendo  por  la  loma  de  Iza,  dejando  el  pueblo  sobre 
la  derecha,  atravesé  en  el  espacio  de  tres  horas  varias  lomas  y 
quebradas  hasta  bajar  á  las  orillas  de  la  laguna  de  Toca,  que 
tendrá  de  circunferencia  por  la  irregularidad  de  su  círculo 
como  unas  seis  leguas.  Viene  á  ser  un  valle  profundo,  donde 
se  recogen  las  aguas  de  las  muchas  lomas  y  montañas  emi- 
nentes que  la  circundan.  En  medio  de  ella  se  descubren  sus 
mogotes  ó  cerros  bastante  separados,  de  mayor  y  menor  exten- 
sión, y  en  los  mayores  me  dijeron  que  había  porción  de  vena- 
dos, que  no  es  difícil  respecto  de  lo  mucho  que  nadan.  Sus 
aguas  son  muy  claras  y  buenas,  de  las  que  bebí,  y  me  parecie- 
ron especiales.  A  sus  orillas  hay  algunas  haciendas  en  que  se 
coge  abundante  fruto  y  buenos  pastos  para  toda  especie  de  ani- 
males vacuno,  ovejuno  y  mular.  De  dicha  laguna  sale  el  río  de 
Opia,  el  que  despuéá  de  recoger  la  vertiente  de  varias  quebra- 
das con  los  ríos  de  Somondoco,  Albarracín  y  el  de  Turnequé, 
entra  en  el  río  Meta  antes  que^el  Guicana,  ya  en  la  provincia 
de  los  Llanos. 

De  allí  proseguí  á  la  estancia  de  Hato  Grande  y  á  subir  la 
loma  de  Soutano,  y  á  su  bajada  se  atraviesa  la  quebrada  de 
dicho  nombre,  y  por  su  orilla,  con  muchos  fangales  y  mal 
piso  llegué  al  llano  de  Toquilla,  sitio  de  una  sola  casa  y  á  pro- 
pósito para  poner  en  él  alguna  población  con  todas  las  como- 


80  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

didades  que  se  pueden  apetecer.  Su  temperamento  es  muy 
bueno  y  capaz  de  producir  cuantos  frutos  se  dan  en  el  reino,  y 
es  mejor  por  sus  abundantes  y  próximos  pastos  para  cría  de 
ganados  de  lana,  mular  y  vacuno,  sin  el  perjuicio  de  la  intem- 
perie  del  páramo,  por  la  suma  elevada  de  él  y  profundidad  de 
esta  planicie.'  Distará  como  unas  tres  horas  de  la  laguna  de 
•Toca;  me  dijeron  que  los  Barredas  de  Sogamozo  poseen  aque- 
lla tierra  con  título  de  merced;  que  de  dicho  pueblo  se  pudie- 
ran sacar  vecinos  que  la  poblasen  por  pasar  de  más  de  mil 
familias  libres  las  que  tiene. 

El  12,  volviendo  á  atravesar  dicha  quebrada  deSoriano  (que 
es  la  cabecera  del  río  Cuciana  que  entra  por  abajo  de  donde  se 
halla  fundada  ahora  la  ciudad  de  Santiago  al  río  de  Meta),  pro- 
seguí subiendo  la  loma  de  las  Minas,  llamada  así  por  ser  de 
tierra  pantanosa  y  de  muchos  barriales,  que  fué  forzoso  ha- 
cerlo á  pie  hasta  bajar  á  Quebrada  Honda.  Proseguí  por  otra 
loma  de  mal  paso  y  muchos  saltos,  á  coger  la  cañada  de  igual 
camino  de  fangales  y  desaguaderos  de  varias  quebradas,  hasta 
la  Loma  de  las  Lajas,  que  toda  es  de  piedra  pizarra,  con  tantos 
resbaladeros  cuantos  pasos  se  caminan  por  ella,  á  los  que  se 
añaden  algunos  cangilones  y  saltos  de  más  de  vara,  con  mucha 
desigualdad  en  todo  el  piso ,  y  como  al  pasarla  estaba  llovien- 
do, se  hizo  más  intransitable  y  se  tardó  más  de  una  hora  en 
salir  de  ella. 

De  allí  proseguí  hasta  el  paraje  que  llaman  el  Contadero, 
próximo  á  la  laguna  de  Ugenta,  y  dejándola  sobre  la  derecha, 
proseguí  la  bajada  y  atravesé  la  quebrada  que  desagua  de  di- 
cha laguna,  la  que  se  va  á  unir  con  las  de  Siama,  que  estas, 
con  otras  varias,  componen  el  río  de  Labranza  Grande.  Pasé 
á  dormir  á  la  ramada  que  llaman  Los  Pozos,  á  orilla  de  la 
quebrada  de  el  Bermejal  en  el  centro  del  páramo,  que  aunque 
en  invierno  fué  excesivo  el  frío  que  padecí,  no  obstante  que 
está  aquel  paraje  poblado  de  árboles,  con  dificultad  se  pudo 
encender  candela,  siendo  inaguantable  el  frío  por  la  mañana. 

El  13,  atravesé  dicha  quebrada  del  Bermejal  y  subí  la 
sierra  de  dicho  nombro,  que  es  muy  pendiente,  tanto  á  la  su- 
bida como  á  la  bajada,  con  muchos  saltos  y  cangilones,  ha- 


Ríos   DE   VENEZUELA   T   DE   COLOMBIA.  81 

déndola  de  peor  piso  la  piedra  suelta  que  rueda  detrás  de  los 
caminantes  y  bestias;  la  que  proseguí  hasta  donde  llaman  el 
Arenal,  por  haber  un  poco  de  llano.  Luego  se  continúa  bajan- 
do hasta  la  de  Bizcocho.  Más  adelante  está  Hato  Viejo,  que 
son  varias  casas  esparcidas  por  la  loma,  feligreses  de  Labran- 
za Grande,  tierra  mucho  más  templada  que  la  del  páramo, 
que  este  comprende  desde  la  loma  de  las  Minas  hasta  la  baja- 
da 4el  Bizcocho,  que  según  el  camino  por  donde  se  transita, 
se  necesita  más  de  un  día  para  atravesarlo. 

Dicho  terreno  de  Hato  Viejo  declina  su  temperamento  á 
cálido,  y  produce  todos  los  frutos  de  él.  Es  muy  á  propósito 
para  cría  de  ganados  de  toda  especie  y  para  poner  una  buena 
población,  aunque  sea  de  300  vecinos,  los  que  se  pueden  sacar 
del  pueblo  de  Labranza  Grande,  que  este  pasa  de  600  familias 
libres  esparcidas  sin  necesidad  (como  las  tierras  frías) ,  á  lar- 
gas distancias  é  internadas  en  los  montes  y  quebradas ,  que  si 
se  verifica  se  podrá  componer  con  muchas  ventajas  y  alivio  el 
camino  del  páramo,  en  el  que  se  ve  la  poca  curia  que  se  ha 
puesto  desde  que  lo  comenzaron  á  practicar  ó  transitar.  Dichas 
tierras  las  labran  varios  sujetos  con  título  de  merced  en  los 
mismos  términos  que  los  Barredas  las  de  Toquilla. 

Proseguí  bajando  dicha  loma  ó  sierra  hasta  la  quebrada  de 
Siama,  que  atravesé  por  puente  de  á  caballo;  es  bien  caudalo- 
sa y  veloz  su  corriente,  con  el  fondo  de  muchas  piedras  gran- 
des que  impiden  el  vadearla,  siguiendo  asi  hasta  que  entra  en 
el  río  de  Labranza  Grande,  como  llevo  dicho.  A  la  banda 
opuesta  de  dicha  quebrada,  me  quedé  á  dormir  aquella 
noche. 

El  14,  proseguí  subiendo  la  loma  del  alto  de  la  Cruz,  sierra 
muy  alta  y  pendiente  con  el  piso  de  piedra  gruesa  suelta,  y  lo 
mismo  su  bajada  hasta  llegar  á  las  orillas  del  río  de  Labranza 
Grande,  de  más  de  seis  horas  de  camino.  Atravesé  dicho  río 
por  un  puente  de  bejuco,  que  allí  llaman  hamaca,  por  ser  de 
la  misma  ñgura  estos  enlazados.  A  modo  de  red  pendiente  de 
dos  cuerdas  paralelas  de  la  misma  materia,  tendidas  de  la  una 
banda  á  la  otra  del  río,  forman  una  galería  en  el  aire  y  ofrecen 
á  la  vista  el  aspecto  ó  figura  de  una  hamaca  grande  colgada  en- 

e 


82  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

cima  del  agua.  Gomo  son  muy  anchas  las  mallas  de  aquella  red, 
tienen  adentro  para  pisar  algunas  cañas  abiertas  y  cortezas  de 
árboles.  Bien  se  echa  de  ver  que  debe  arquearse  mucho  toda 
la  máquina  por  su  propio  peso  y  mucho  más  cuando  cargada, 
y  que  llegando  el  que  pasa  á  mitad  de  su  carrera,  especial- 
mente cuando  hay  viento,  se  halla  expuesto  á  unos  balances 
grandes,  por  donde  se  puede  juzgar  que  puentes  de  esta  he- 
.chura,  aunque  sea  estrecho  el  río,  no  convidan  al  pasajero 
á  la  primera  vista,  sin  embargo,  los  indios,  poco  animosos 
por  su  naturaleza,  los  pasan  corriendo  y  cargados,  riéndose 
de  ver  suspender  al  recien  venido,  que  luego  se  avergüenza  de 
mostrar  menos  resolución. 

El  16,  proseguí  por  tierra  llana  con  el  río  sobre  la  derecha 
y  la  falda  de  la  montaña.  Atravesé  la  Quebrada  Grande,  y 
después  de  media  hora  subí  lo  que  llaman  el  Volador  de  Ga- 
cha, que  es  un  peñón  con  unos  saltos  formidables,  que  precisa 
á  descargar  las  bestias  para  que  pasen,  ó  suban  por  mejor  de- 
cir, con  bastante  dificultad,  y  aun  con  esa  precaución  son  mu- 
chas las  que  se  han  maltratado. 

La  causa  de  este  paso  es  una  eminente  sierra  muy  áspera, 
que  remata  en  aquella  punta,  y  por  la  derecha  la  profundidad 
del  río.  La  mucha  desidia  y  poca  curia  de  aquellas  gentes,  no 
ha  arbitrado  el  echar  el  camino  por  otra  parte ,  ó  allanado  el 
que  siguen  con  tanto  quebranto,  pues  es  fácil  su  composición. 

Proseguí  subiendo  y  bajando  varias  lomas  pedregosas  hasta 
el  río  del  Gallinazo,  llamado  así  por  sus  aguas,  que  son  muy 
turbias  y  de  color  de  ceniza,  el  que  distará  del  Volador  como 
unos  tres  cuartos  de  hora. 

Inmediatamente  emprendí  la  subida  de  la  loma  de  Corral  de 
Piedra,  muy  pendiente,  escabrosa  y  dilatada,  caracoleándola, 
con  muchos  cangilones  y  saltos,  en  que  se  fatigan  demasiado 
los  pasajeros  y  bestias,  y  pasando  por  lo  que  llaman  la  Aguada, 
fui  á  dormir  á  dicho  Corral  de  Piedra,  que  son  unas  casas  es- 
parcidas por  aquellos  montes  y  quebradas  de  la  feligresía  de 
Labranza  Grande. 

El  17  acabé  de  subir  la  loma,  como  á  cosa  de  media  hora,  y 
á  su  bajada  atravesé  el  monte  de  Paya,  en  el  que  tardaría  como 


RÍOS   DE    VENEZUELA   Y   DE    COLOMBIA.  83 

Otra  hora,  tan  fragoso  como  la  subida,  y  en  algunos  pedazos  de 
terreno  que  falta  la  piedra,  hay  muchos  fangales,  cangilones  y 
despeñaderos  muy  peligrosos,  que  precisan  á  que  se  camine  á 
pie  para  evitar  el  riesgo,  provenidos  estos  malos  pasos  de  que 
cuando  se  manda  á  los  indios  á  componer  los  caminos,  si  es  en 
tiempo  de  invierno  allanan  los  fangales  desembarrancando  tie- 
rra de  los  costados  con  que  los  cubren,  y  como  ellos  comun- 
mente caminan  á  pie  y  son  prácticos  para  los  deshechos,  seles 
da  poco  de  que  se  atasquen  los  que  van  á  caballo  y  cargas,  como 
sucede  frecuentemente  en  aquellos  parajes.  Fui  á  comer  á  una 
labranza  de  los  indios  de  Paya,  que  está  á  la  salida  del  monte 
y  proseguí  bajando  la  loma  por  tierra  rasa,  y  con  tanto  caracol 
y  piedra^  que  maltrata  demasiado  las  bestias,  sucediendo  lo 
mismo  en  el  poco  llano  que  hay,  por  los  muchos  pantanales 
y  piedra  menuda  hasta  llegar  al  río  do  Paya,  el  que  también 
atravesó  por  puente  de  bejuco  hamaca,  como  la  anterior,  con 
mucha  retardación  en  el  paso  de  las  cargas,  y  el  de  las  muías, 
que  se  echaron  á  vado,  con  lo  que  se  maltrataron  algunas,  por 
las  muchas  piedras  grandes  que  hay  en  el  río  y  no  es  posible 
hacer  pie  en  ellas.  Proseguí  subiendo  una  loma  de  igual  piso 
al  anterior,  hasta  llegar  á  dicho  pueblo,  situado  en  la  emi- 
nencia de  ella. 

El  18,  con  el  río  á  la  derecha  y  varias  montañas  desbarran- 
cadas que  tienen  cerrado  el  camino  á  la  izquierda,  seguí  bajando 
la  loma,  en  que  atravesé  tres  quebradas  para  llegar  al  llano  que 
ilaman  de  Miguel,  que  es  de  poca  extensión  y  lleno  de  pajonal. 
Pasé  luego  la  quebrada  de  dicho  nombre  y  emprendí  la  loma 
del  Degredo  (llamado  así  por  la  guardia  que  ponen  en  ella  para 
no  dejar  pasar  á  los  que  transitan  de  tierra  donde  hay  viruelas) 
la  que  tiene  muchos  repechos,  cangilones  y  piedras  sueltas 
hasta  atravesar  el  monte  de  Castro,  subiendo  siempre  á  la  loma 
del  alto  de  Chilacaba,  que  su  bajada  es  por  el  monte  de  Mor- 
cóte, hasta  llegar  á  la  quebrada  de  Tanga,  y  de  allí  se  vuelve  á 
subir  á  otra  loma  hasta  dicho  pueblo,  que  está  fundado  en  una 
meseta  muy  alta  y  de  mal  camino. 

El  22  proseguí  bajando  la  serranía  con  muchas  vueltas  y 
malos  pasos.  Á  unas  dos  horas  de  bajada  llegué  al  Uano^  que 


84  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

sigue  hasta  las  orillas  del  río  de  Tocaría,  que  no  permitió  va* 
dearse  por  lo  muy  crecido,  obligándome  á pasar  la  noche  á  sus 
orillas. 

El  25,  con  un  grande  aguacero  y  bastante  riesgo,  pasé  dicho 
río,  que  por  aquella  parte  es  muy  ancho  y  rápido,  con  muchas 
piedras  grandes,  de  suerte  que  no  pueden  hacer  pie  las  bestias, 
y  es  menester  que  vayan  dos  hombres  con  cada  una,  y  con  todo 
se  mojaron  las  cargas,  repitiéndose  lo  mismo  en  las  quebradas 
del  Calvario,  de  S.  Javier,  Radul  y  Salitre,  por  lo  muy  cre- 
cidas. 

Antes  del  medio  día  llegué  á  la  hacienda  de  Tocaría,  que 
fué  de  los  Jesuítas.  Las  muchas  aguas  y  peores  caminos  para 
seguir  al  Macuco,  me  obligaron  á  detenerme  para  pedir  em- 
barcaciones y  proseguir  mi  viaje.  Poco  más  adelante  de  donde 
se  vadea  el  río  de  Tocaría,  le  entra  el  de  Paya,  incorporado 
con  todas  las  quebradas  que  se  atraviesan  desde  aquel  pueblo 
hasta  el  de  Morcóte. 

El  23  despaché  chasqui  (1)  en  solicitud  de  dichas  embarcacio- 
nes, que  no  vinieron  hasta  el  10  de  Noviembre  por  la  tarde, 
en  que  salí  de  Tocaría  y  fui  á  Garcitas,  que  es  el  puerto,  dis- 
tante de  allí  como  unas  tres  horas,  á  disponer  las  cargas  y 
embarcaciones,  que  se  reducían  á  dos  curiaras  (así  llaman  á 
las  de  un  solo  palo),  muy  pequeñas  y  de  poco  buque,  la  una 
tan  celosa,  que  al  más  leve  movimiento  hacía  agua  por  el  cos- 
tado, y  es  la  que  se  señaló  para  mi  trasporte,  en  que  no  tuve 
más  recelo,  por  la  poca  profundidad  del  río,  que  el  que  sá 
averiase  ó  perdiese  el  equipaje. 

El  11  me  embarqué  en  dicho  puerto  de  Garcitas,  estando 
muy  bajo  dicho  río  de  Tocaría,  y  por  lo  mismo,  cada  instante 
se  iban  varando  las  embarcaciones,  siendo  mucha  la  incomo- 
didad que  me  causó  la  en  que  iba;  se  navegó  aquel  día  muy 
poco,  y  me  quedé  á  pernoctar  en  el  puerto  de  Maní;  así  llaman 
á  unas  cuatro  casas  que  hay  en  aquella  ladera,  donde  gozan 
el  beneñcio  de  las  tierras,  y  encontré  otra  embarcación  para 
proseguir  menos  incómodo. 

(1)    Chatqui^  correo,  emisario. 


RÍOS  DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  85 

El  12  proseguí  con  los  mismos  embarazos  de  varaduras,  y  á 
unas  dos  horas  del  Maní  por  la  costa  opuesta  desemboca  el  rio 
Cravo,  nombre  que  conservan  los  dos  juntos  hasta  llegar  al 
río  de  Meta,  quedándonos  á  nocturnar  aquella  noche  en  una 
playa. 

El  13,  con  las  mismas  incomodidades,  proseguí  hasta  la 
hacienda  de  Gravo,  que  era  de  las  temporalidades  de  los  expa- 
triados y  correspondía  á  un  pueblo  que  estaba  fundado  muy 
arriba  y  se  extinguió. 

£114  llegué  al  medio  día  al  pueblo  de  Macuco,  de  nación 
Salivas,  y  dejando  el  equipaje  en  una  ramada,  pasé  á  dicho 
pueblo,  que  distará  del  puerto  como  una  legua,  y  de  él  cuida 
un  religioso  misionero  de  los  Recoletos  de  San  Agustín,  siendo 
de  la  misma  religión  los  de  Casimena,  Surrimena  y  Gua- 
napalo. 

En  lodo  lo  que  observe  desde  Labranza  Grande  é  informes 
que  adquirí,  echo  de  ver  que  se  puede  sacar  un  camino  desde 
aquel  pueblo  hasta  dicho  río  (que  al  pasar  por  la  montana  del 
pueblo  de  Gravo  toma  este  nombre  y  poco  más  abajo  se  une 
con  el  de  Tocarla,  como  llevo  dicho),  mucho  más  cómodo  y 
breve  y  á  poco  trabajo,  que  poniendo  una  población  en  la  falda 
de  la  loma  de  dicho  pueblo  de  Gravo  (pues  proporciona  todas 
las  comodidades  para  ella)  y  una  bodega  en  la  junta  de  los  dos 
ríos,  que  (listará  de  la  loma  como  unas  cuatro  horas,  se  hará 
transitable  en  todos  tiempos  y  sin  las  incomodidades  de  bus- 
car embarcación  por  otra  parte. 

Las  orillas  de  dichos  ríos  Gravo  y  Tocaría,  que  unidos  solo 
se  nombra  Gravo,  es  tierra  más  calta  que  la  restante  que  se  va 
apartando  de  ellos:  está  poblada  de  árboles  y  tiene  tal  cual  casa 
esparcida  por  sus  labranzas,  aunque  por  algunas  partes  se  des- 
cubre la  sabana  rasa,  y  lo  que  me  pareció  más  alto  y  libre  de 
anegarse,  es  en  donde  llaman  Pueblo  Viejo,  por  haber  estado 
allí  uno  de  naturales  á  quienes  correspondía  la  hacienda  de 
Gravo,  del  que  no  ha  quedado  fragmento  alguno,  y  se  puede 
hacer  una  población  y  reducir  allí  á  los  vecinos  que  se  hallan 
sirviendo  en  las  orillas  de  los  ríos  Gravo  y  Tocaría,  con  otros 
muchos  que  están  esparcidos  en  aquellos  campos,  la  que  no 


86  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

solo  sería  útil  para  ellos,  sino  también  para  los  transeúntes,, 
que  encontrarían  víveres  y  lo  demás  que  hubiesen  menester, 
procurando  hacerse  de  algunas  embarcaciones  para  la  navega- 
ción de  dicho  río  y  el  de  Meta,  del  que  dista  menos  de  media 
día,  agua  abajo,  y  poco  más  del  puerto  del  pueblo  de  Macuco. 

No  he  comprendido  los  finos  que  pudieron  tener  los  Padres 
Jesuítas  para  retirar  tanto  los  pueblos  de  sus  puertos,  por  tener 
estos  tierra  alta  y  con  bastante  extensión  y  capacidad  para 
haber  poblado  en  ellos:  aunque  me  parece  que  el  temor  de  los 
indios  gentiles,  que  aun  trafican  por  el  otro  lado  del  río,  sería 
causa  de  eso. 

También  extrañé  bastante  el  que  proporcionando  tantas  co- 
modidades una  y  otra  banda  de  dicho  río  Meta,  no  se  hubiesen 
establecido  algunos  vecinos  para  hacer  Estancias  por  aquellos 
parajes,  aprovechándose  de  la  fertilidad  de  aquellas  tierras. 
Comunicándolo  con  algunos  misioneros  de  Macuco,  y  el  Co- 
rregidor de  aquellos  pueblos,  me  respondieron'que  así  en  aquel 
pueblo  como  en  el  de  Guanapalo  y  demás  de  las  misiones,  es- 
taban establecidas  muchas  familias  con  estancias  de  cañave- 
rales y  cacaoales,  logrando  buenas  cosechas  de  maíces  y  otros 
muchos  frutos,  y  obligados  á  tomar  las  armas  en  las  invasio- 
nes de  gentiles  que  pudieran  ofrecerse;  pero  que  en  el  gobierno 
del  Dr.  Caicedo,  el  gobernador  D.  Alonso  de  Vareas,  que  lo 
era  de  dichos  pueblos,  por  disposición  ó  aprobación  de  dicho 
gobernador,  desterró  de  allí  por  sus  fines  particulares  á  aque- 
llas vecinos,  haciéndolos  perder  cuanto  tenían  en  ser,  lo  que 
después  oí  lamentar  á  muchos  do  estos,  por  el  perjuicio  que 
habían  recibido;  y  al  pasar  de  vuelta  por  el  Caño  de  Caraban- 
taba,  donde  áe  fué  á  establecer,  haciendo  casa  y  trapiche,  con 
buenos  cañaverales,  platanales  y  labranza  de  otros  frutos, 
Francisco  Cruzel,  natural,  vecino  honrado,  uno  do  los  expul- 
sados del  pueblo  Macuco,  este  me  dijo  había  perdido  por  causa 
de  dicho  Corregidor  toda  la  hacienda  que  allí  tenía,  y  que  des- 
pués de  tantos  quebrantos  como  había  padecido,  pretendía  don 
Miguel  Cadenas,  mayordomo  de  la  hacienda  de  Cravo,  que 
dista  de  allí  más  de  cuatro  leguas,  hacerlo  perder  cuanto  había 
vuelto  á  trabajar  y  tenía  en  ser,  pretextando  que  había  per- 


Ríos  DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  87 

juicio  á  la  hacienda  y  de  que  aquellas  tierras  eran  del  rey.  El 
que  me  hizo  ver  que  el  perjuicio  sería  á  los  fines  particulares 
del  mayordomo,  y  que  antes  más  bien  sirve  de  beneficio,  así 
para  los  que  navegan  como  para  los  que  caminan  por  tierra, 
pues  desde  Macuco  hasta  aquí  no  se  encuentra  otra  casa  en 
día  y  medio  de  camino,  á  excepción  de  dicha  hacienda,  que 
queda  sobre  la  izquierda,  muy  distante  del  camino,  y  por 
consiguiente,  ahuyenta  los  tigres  y  animales  feroces  que 
hacen  grave  daño  en  la  gente  y  ganados. 

Hícelo  así  presente  al  gobernador  de  aquella  provincia  don 
Joaquín  Ferniz  y  me  dijo  lo  remediaría.  Hallo  que  sería  muy 
conveniente,  y  parece  lo  mismo  á  otros  que  lo  miran  con  re- 
flexión, que  se  volvieran  á  establecer  en  aquellos  pueblos  los 
vecinos  honrados  que  quisiesen  ir  á  vivir  á  ellos,  sin  limitar 
el  número,  los  que  serían  de  mucha  comodidad,  así  para  liber- 
tar de  insultos  á  los  indios,  como  para  resguardo  de  los  misio- 
neros, proveer  á  los  transeúntes  y  contener  y  reducir  á  los 
pocos  indios  gentiles  que  hay  por  aquellos  parajes,  á  que  se 
añade  el  de  evitar  el  costo  de  la  tropa  que  se  dice  de  escolta, 
que  sirve  de  más  perjuicio  que  provecho,  y  hasta  ahora  solo 
se  ha  ocupado  en  servicio  de  los  Corregidores,  con  graves  per- 
juicios de  los  indios  y  misioneros,  como  lo  acredita  la  expe- 
riencia, y  de  esta  suerte  habría  de  quien  echar  mano  en  cual- 
quier evento,  aun  en  Macuco,  como  en  Guanapalo  y  demás 
pueblos,  y  á  su  inmediaci(}n  se  podría  esperar  el  que  los  indios 
adelantasen  en  las  labranzas  y  manufacturas,  y  que  los  que 
entre  ellos  se  tienen  por  esforzados  pudiesen  servir  en  las  oca- 
siones con  sus  flechas  y  macanas  y  adelantar  poblaciones  en 
todas  las  orillas  del  Meta  hasta  sus  bocas. 

Distará  Macuco  de  Guanapalo  en  tiempo  de  verano,  medio 
día  de  camino,  pero  en  invierno  es  impractible,  y  por  el  río, 
menos  de  un  día,  agua  abajo.  Dicho  río  Meta,  desde  que  se 
entra  por  él  por  el  de  Gravo,  tendrá  de  ancho  casi  media 
legua  española,  y  esta  anchura  conserva  de  barranca  á 
barranca,  con  corta  diferencia  hasta  embocar  en  el  río  Ori- 
noco, á  excepción  de  lo  que  se  estrecha  en  una  de  las  puntas 
de  la  barranca  del  Trapiche,  á  cuasi  200  varas,  y  sin  em- 


88  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

bargo,  que  antes  de  entrar  en  él  le  tributan  aguas  el  río  de 
Macuco,  que  es  permanente  y  abundante;  el  de  Guanapalo, 
Pauto,  Aríporo,  Aricaporo,  Chire,  Casanare  y  Ele,  que  todos 
nacen  en  la  cordillera  desde  las  montañas  de  la  Tocaría  hasta 
las  de  Gucuí  6  Gbigas,  recogiendo  cada  uno  de  ellos  las  aguas 
de  muchas  quebradas  y  arroyos  que  le  suministran  sus  ver- 
tientes, por  cuyas  cabeceras  atravesé  á  mi  regreso,  á  excepción 
de  las  del  río  Ele,  como  se  manifiesta  en  el  plan,  siendo  tantas 
las  aguas  que  recoge  de  dichos  ríos  y  otras  muchas  de  varios 
caños  y  quebradas  que  no  se  expresan  por  no  ser  permanentes 
en  todo  tiempo. 

Tiene  dicho  río  Meta  muy  poco  fondo,  algunas  isletas  y 
muchos  bancos  de  arena  que,  á  no  explayarse  tanto,  sería  su 
navegación  engodos  tiempos  mucho  más  cómoda.  Las  señales 
de  su  mayor  creciente  en  las  barrancas  no  exceden  de  cinco 
varas,  porque  represando  el  agua  de  los  ríos  que  la  suminis- 
tran por  venir  más  bajos ,  la  hace  derramar  con  otra  mucha 
que  él  les  contribuye,  por  las  próximas  sabanas,  que  en  parte 
son  más  bajas  que  la  planicie  del  río,  formando  en  algunas 
partes  ciénagas  muy  dilatadas,  motivo  que  hace  sean  aquellos 
llanos  intransitables  en  el  verano  por  muchos  parajes  á  causa 
de  los  atascaderos  que  siempre  permanecen,  y  solo  en  sus 
orillas  es  donde  la  tierra  tiene  alguna  más  elevación.  En 
tiempo  de  verano  le  quedan  algunas  canales  tan  escasas  de 
agua,  que  precisa  arrastrar  las  embarcaciones  (si  van  algo 
cargadas,  mayormente  si  son  lanchas)  para  que  lleguen  hasta 
el  Macuco.  También  retarda  la  ignorancia  de  los  indios  en  el 
uso  de  la  palanca,  que  solo  usan  en  todos  aquellos  parajes 
para  desatracar  de  la  costa,  acomodándose  más  bien  á  las 
cuerdas  ó  cabullas  para  ir  guiando  desde  las  playas.  Muchas 
ventajas  ofrece  la  dirección  de  su  curso  para  que  puedan  las 
embarcaciones  subir  á  la  vela,  á  excepción  de  las  primeras 
vueltas  inmediatas  al  Orinoco,  que  estas  precisan  á  subir  á 
remo  ó  con  cabullas  á  lo  que  llaman  sirga. 

El  20,  después  de  desvanecidos  todos  los  obstáculos  que 
ocurrieron  para  entorpecer  mi  comisión,  me  embarqué  en 
dicho  pueblo  del  Macuco  en  una  lanchita  pequeña  de  cuatro 


Ríos  DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  89 

remos,  bastante  incómoda  por  ser  muy  celosa.  Al  siguiente 
día  llegué  á  Guanapalo;  á  su  frente  hay  una  isla  donde  acuden 
muchos  indios  á  hacer  sus  labranzas,  que  distribuyen  con 
abundancia  de  plátanos,  yucas,  ñames,  maíz,  etc.,  adonde 
tomé  otra  curiaca  con  tres  hombres  para  que  acompañase  la 
lancha  en  cualquiera  evento  por  no  ser  esta  de  ninguna  segu- 
ridad. A  una  hora  río  abajo  pasamos  por  la  boca  del  puerto; 
á  otras  dos  horas  más  abajo,  en  la  barranca  izquierda,  se 
halla  el  paraje  que  llaman  Ibaiba,  donde  tienen  las  demás 
rancherías  y  labranzas  los  naturales  de  Guanapalo ,  y  desean 
fundar  pueblo  muchos  de  los  guajiros  gentiles  que  están  sin 
reducir.  Sería  conveniente  agregarles  también  algunas  fami- 
lias de  libres  para  los  mismos  fines  que  en  los  pueblos  ante- 
riores ,  ó  poner  solo  población  de  estos  para  mayor  seguridad 
y  que  disfrutasen  aquellas  tierras  tan  pródigas  y  abundantes 
para  todos  frutos.  Sobre  la  izquierda  se  dilata  la  barranca  de 
Domare,  tierra  alta  y  con  algunos  montes  próximos  y  mucha 
porción  de  palma  de  morichc  para  techar  la  casas  y  otros 
muchos  menesteres. 

Las  mismas  proporciones  tienen  las  orillas  del  río  Ariparo, 
que  esta  más  abajo  y  cosa  de  cinco  horas,  y  las  de  Aricaporo, 
que  distará  de  aquel  como  otras  cinco  horas.  A  media  hora 
más  abajo  de  este  río  se  halla  la  barranca  de  los  Arrecifes, 
que  en  tiempo  de  verano  es  paso  bien  peligroso  así  para  bajar 
como  para  subir,  pues  estando  el  río  bajo  se  descubren  muchas 
peñas,  y  la  fuerza  de  la  corriente,  si  no  se  va  con  bastante 
cuidado,  arroja  las  embarcaciones  sobre  ellas,  y  son  tantas, 
que  con  algunos  cortos  intervalos  se  dilatan  más  de  media 
legua.  Fuimos  á  dormir  á  la  playa,  que  está  al  frente,  el  día  23. 

El  24  proseguimos,  y  á  cinco  horas  más  abajo  encontramos 
las  bocas  del  río  Chire,  y  á  unas  300  varas  las  del  río  Casa- 
nare,  y  á  cosa  de  media  hora  más  abajo  las  del  río  Ele,  todo 
sobre  la  izquierda.  Aquella  noche  nos  quedamos  á  dormir  en 
una  playa. 

£1  25  proseguimos,  y  sobre  la  derecha  encontramos  la  punta 
del  monte  llamado  Trapiche.  Como  unas  ocho  horas  más  abajo 
del  río  Ele,  es  tierra  alta  y  deliciosa,  apta  y  capaz  para  fundar 


90  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

una  buena  población;  tiene  próximo  un  pedazo  de  monte  y 
mucha  palma  de  moriche  para  hacer  y  techar  las  casas,  coa 
todas  las  proporciones  para  labranzas  y  demás  menesteres, 
con  unas  sabanas  muy  dilatadas  y  amenas  que  alcanzan  hasta 
los  raudales  de  Atures  en  el  Orinoco,  y  del  hato  del  pueblo  de 
San  Borja,  que  estuvo  fundado  en  aquel  paraje.  Se  ve  comun- 
mente en  aquellas  sabanas  mucho  ganado  vacuno  y  caballar 
que  se  ha  amontonado  y  llaman  cimarrón.  Sobre  la  izquierda 
está  la  barranca  de  Yuguagá,  que  sigue  con  bastante  exten- 
sión. Es  también  tierra  alta,  pero  no  tanto  como  la  del  Trapi- 
che. Como  unas  cinco  horas  más  abajo  encontramos  la  punta 
y  monte  del  Perú,  en  donde  algún  trecho  de  tierra  adentro 
estuvo  fundado  el  pueblo  de  dicho  nombre,  de  nación  guanuna, 
que  desampararon  volviendo  al  monte  con  los  guaviros; 
aquella  noche  me  quedé  á  dormir  en  una  playa. 

El  26,  á  cosa  de  unas  cuatro  horas,  se  encontró  el  caño  de 
Fruta  sobre  la  misma  costa;  su  barranca  es  también  alta  y 
con  buenas  proporciones  para  población.  A  unas  tres  horas 
más  abajo  encontré  la  barranca  de  Buenavista,  sobre  la  dere- 
cha. Es  tierra  alta,  y  reconocido  su  piso,  es  el  terreno  de  pie- 
dra esponjosa;  tiene  próximo  un  pedazo  de  monte  y  un  mori- 
che bien  dilatado,  y  á  distancia  de  la  orilla,  como  unas  200 
varas  apartada  del  río,  es  tierra  parda,  con  alguna  mezcla  de 
arena  y  á  propósito  para  cañaverales,  con  muchas  sabanas 
muy  dilatadas,  hasta  donde  puede  alcanzar  la  vista.  Sigue  di- 
cha barranca  orillando  el  río  más  de  dos  horas  con  intervalos 
chicos  de  tierra  algo  baja;  aquella  noche  nos  quedamos  á  dor- 
mir en  una  playa. 

El  28,  como  á  unas  ocho  horas,  desemboca  Meta  en  el  Ori- 
noco, con  tanta  anchura,  que  parecen  iguales,  aunque  este  es 
de  mucha  más  profundidad.  Sobre  la  izquierda  hay  una  peña 
muy  grande,  llamada  Cumare,  la  que  so  une  con  la  barranca, 
que  es  bastante  alta  y  capaz  de  una  buena  población.  Su  te- 
rreno me  pareció  muy  á  propósito;  próximo  á  ella  tiene  un 
caño  de  agua  con  el  mismo  nombre,  y  á  sus  orillas  se  pueden 
poner  muchos  platanales  y  cañaverales;  es  abundante  de  ma- 
dera  y  de  moriche.  Poco  más  abajo  está  el  hato  do  San  Anto- 


Ríos   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  01 

nio,  que  fué  de  los  ex-Jesuítas,  que  aunque  há  muchos  años 
que  se  tiró  á  extinguir,  y  no  se  ha  cesado  de  hacer  matanza 
de  ganados  para  las  expediciones  del  alto  Orinoco  y  Río  Ne- 
gro, permanece  aún  mucha  porción  de  él. 

Aquí  me  dijeron  que  había  orden  de  la  Corto  para  que  se 
fundase  para  la  provincia  de  Caracas  la  villa  de  Meta,  y  para 
ello  pasaron  á  reconocer  aquel  terreno  el  teniente  corregidor 
de  los  pueblos  del  río  Apure,  D.  Juan  Antonio  Rodríguez  y 
un  religioso  capuchino,  y  sin  embargo  de  las  proporciones 
que  ofrece  para  ellos,  estos  parece  la  quieren  poner  mucho 
más  abajo,  á  orillas  del  Orinoco,  después  de  pasados  los  rau- 
dales de  Carichana,  donde  no  será  tan  conveniente  como  lo 
fuera  en  la  desembocadura  de  Meta,  porque  dado  caso  que  se 
estableciera  la  comunicación  y  comercio  de  este  reino  con 
aquellas  provincias,  como  es  regular,  en  tiempo  de  verano;  en 
que  el  Meta  queda  con  pocas  aguas,  pueden  llegar  embarca- 
ciones grandes  desde  las  bocas  de  Orinoco  hasta  aquel  paraje 
con  mucha  cargazón,  la  que  trasbordándose  á  otras  pequeñas 
seguirían  hasta  el  Macuco  lí  otro  cualesquiera  puerto  del 
Meta,  y  también  sería  mucho  alivio  para  los  que  varasen  en 
embarcaciones  chicas  por  el  Meta,  encontrar  otras  mayores 
para  poder  pasar  los  raudales  de  Carichana,  en  donde  son  ve-» 
lucísimas  sus  corrientes,  y  toda  embarcación  pequeña  va  ex- 
puesta á  zozobrar  ó  estrellarse  contra  las  peñas. 

Frente  á  la  misma  boca  del  Meta  atravesé  el  río  Orinoco  á 
la  costa  opuesta,  donde  está  un  peñón  que  llaman  Piedra  de 
la  Paciencia.  A  una  hora  agua  abajo  atravesó  el  raudal  de  Ca- 
.  richana  con  bastante  cuidado  por  los  muchos  peñones  que  se 
iban  descubriendo,  A  su  frente  estuvo  antes  dicho  pueblo  de 
Carichana. 

Proseguimos,  dejando  sobre  la  derecha  dos  peñones  formi- 
dables de  una  sola  piedra;  la  primera  se  llama  Pacuna,  y  la 
segunda,  que  la  divide  el  río  de  Amapuri,  y  es  mucho  mayor, 
la  nombran  Marimaruta.  En  este  paraje  se  estrecha  el  Orino- 
co 4  menos  de  un  tiro  de  fusil;  como  á  unas  dos  horas  más 
abajo  está  el  puerto  de  Carichana,  en  la  falda  de  un  peñón 
plano,  de  unas  600  varas  de  largo  y  de  poca  elevación.  En  la 


J 


M  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

• 

parte  opuesta  de  él,  en  terreao  Ilaao  y  de  arena,  está  fundado 
dicho  pueblo,  de  nación  Salivas  y  Yaruros,  de  muy  pocas  ca- 
sas, y  sin  sacerdote  há  más  de  cuatro  años,  motivó  de  su  dis- 
minución. Pasé  á  dormir  á  él  y  proveerme  de  lo  necesario 
para  seguir  el  viaje.  Enfrente  de  dicho  puerto  (intermediando 
una  isla  bastante  grande,  donde  los  indios  hacen  sus  abun- 
dantes sementeras)  está  fundado  el  hato  de  San  Antonio  que 
llevo  expresado. 

£1  29,  á  cosa  de  hora  y  media  de  Garichana,  después  de 
otros  muchos  cerros  y  los  más  de  piedras  [como  el  de  Mari- 
maruta,  que  dejé  sobre  la  derecha,  pasé  próximo  á  lo  que 
llaman  del  Castillo,  por  una  batería  que  tenían  en  ella  en 
tiempo  de  los  PP.  Jesuítas,  y  un  pueblo  en  su  meseta  de  con- 
siderable altura  y  extensión.  Á  media  hora  más  abajo  pasé  á 
nooturnar. 

El  30,  como  á  tres  horas  y  media  del  Castillo,  está  en  la  mis- 
ma costa  la  boca  del  río  Anyapo?,  donde  estuvo  fundado  el 
pueblo  de  Bararuma,  nombre  también  de  un  ceri*o  todo  de  una 
sola  piedra,  como  el  anterior  á  él  y  sobre  el  que  estaba  dicho 
pueblo  de  nación  saliva.  De  las  singularidades  de  estos  cerros, 
de  su  delicia  y  proporciones  da  noticia  el  P.  Gumilla  en  su 
Orinoco  ilustrado^  y  me  aseguran  ser  así  los  mismos  salivas 
que  vivieron  en  ellos. 

En  la  costa  del  N.,  á  su  frente  estuvo  fundado  el  pueblo  de 
Santa  Bárbara,  de  nación  Otomacos,  que  después  abandonaron. 
Á  unas  dos  horas  más  abajo  atravesamos  por  las  bocas  del  río 
Sinaruco.  Á  su  frente  está  el  caño  Caripo;  media  hora  más 
abajo  el  de  Chapure.  Montamos  la  punta  de  Abere,  y  atrave- 
sando la  playa  del  Rosario  por  encima  déla  peña  de  Mina,  que 
son  dos  peñones  en  medio  del  río.  Costeé  el  peñón  de  San  Re- 
gis,  que  está  á  la  entrada  del  caño  de  Guaraturu,  dejando  sobre 
la  derecha  todo  lo  que  llaman  Barragan,  que  son  unos  peñones 
formidables,  unos  sobre  otros,  que  alcanzan  hasta  el  pueblo  de 
Urbana,  de  indios  otomacos  y  caribes  (allí  hace  el  río  un  semi- 
círculo do  una  vuelta  de  más  de  tres  leguas).  Frente  de  San 
Regis  está  el  caño  de  Capanciparu,  y  á  unas  cuatro  y  media  ho- 
ras de  San  Regis  se  halla  dicho  pueblo  de  Urbana.  Enfrente 


RÍOS  DE   VENEZUELA  Y  DE   COLOMBIA.  03 

de  él  hay  una  isla  que  divide  el  río  de  Guanaparu  unido  con 
el  de  Gunaviche. 

DCa  1/  de  Diciembre,  como  á  unas  tres  horas  de  Urbana, 
pasamos  por  el  cerro  de  Buena  Vista,  nombre  de  aquella  ladera. 
Desde  dicho  pueblo  y  á  unas  cuatro  leguas  de  este  paraje,  atra- 
vesamos por  la  boca  del  caño  de  Mariapuri,  y  á  su  frente  des- 
agua el  Cabillari.  Poco  más  abajo  sobre  la  derecha,  á  la  orilla 
de  un  cerro,  está  fundado  el  pueblo  de  la  Encaramada;  cinco 
horas  más  abajo  se  hizo  noche  en  el  cerro  de  Curiquima,  fren- 
te á  las  bocas  del  rio  Apure,  el  más  caudaloso  de  la  provincia 
de  Caracas,  mucho  mayor  que  el  de  Meta. 

El  2,  á  un  cuarto  de  hora  de  Apure,  en  la  costa  del  Sur,  se 
hallan  los  cerros  de  Abera  y  Capuchino:  á  su  frente  desagua 
el  río  Guarico.  Á  media  hora  de  este  se  encuentra,  en  la  costa 
del  Norte,  el  cerro  y  pueblo  de  Cabruta,  de  nación  guamos 
y  de  gente  libre.  Como  á  una  hora  sobre  la  derecha  está  el 
cerro  llamado  Pan  de  Azúcar,  por  ser  de  la  misma  ñgura. 
Media  hora  más  abajo  la  villa  de  Caycara,  que  además  de 
los  libres  tiene  indios  de  nación  maypures,  en  la  que  me 
detendría  como  unas  dos  horas,  y  por  causa  de  los  mosquitos 
seguí  otra  hora  y  media  más  abajo  á  nocturnar  en  la  isla  de 
Taruma. 

El  día  3,  á  unas  dos  y  media  horas  por  la  banda  del  Norte 
desagua  el  río  Maoapire  y  en  la  misma  costa  el  Cuchivero, 
que  son  bocas  de  Apure.  A  dos  horas  en  la  costa  del  Sur  des- 
agua el  de  Anyapi,  en  donde,  á  una  legua  tierra  adentro  de 
sus  orillas  estuvo  fundada  la  ciudad  de  Al(agracia  por  el  co- 
mandante de  la  expedición  de  límites  con  los  portugueses,  el 
jefe  de  escuadra  D.  José  Iturriaga,  la  que  después  se  abandonó 
por  enfermedad  de  sus  vecinos;  se  repartieron  en  varios  pue- 
blos y  con  el  último  residuo  se  ha  fundado  cinco  leguas  más 
abajo  laque  permanece  hoy  con  dicho  nombre,  y  son  tan  pocos 
que  aún  no  han  podido  hacer  iglesia,  sin  embargo  de  habérse- 
les agregado  algunas  familias  de  indios  de  los  que  pasaron 
con  licencia,  de  la  costa  de  Caracas,  de  nación  Goaquire. 
A  cuatro  horas  de  este  caño  llegué  á  dicha  ciudad  de  Altagra- 
cia,  administrada  por  un  religioso  observante  aragonés  y  fun- 


94  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

dada  sobre  un  cerro  próximo  á  uúa  laguna  llamada  Arímaba, 
á  orillas  del  río. 

El  4,  antes  de  tres  horas  encontramos  la  isla  de  luaria  y  á 
hora  y  media  mis  abajo  pasamos  á  arranchar. 

Día  5,  á  tres  y  media  horas  pasamos  por  la  punta  de  Moti- 
que  y  atravesamos  el  río  á  la  banda  del  Norte  por  la  mucha 
vuelta  de  recodo  que  hace  en  aquella  costa  y  evitar  las  corrien- 
tes del  río  Caurá,  que  entra  por  aquella  banda  con  mucha  ra- 
pidez. A  cosa  de  tres  horas  avistamos  las  bocas  de  dicho  río 
Gaurd,  cuasi  tan  ancho  como  Orinoco.  A  dos  horas  más  abajo 
avistamos  el  pueblo  de  Quiriquiripa,  nación  del  mismo  nom- 
bre; á  media  hora  más  abajo  pasé  por  la  boca  del  caño  de 
Ocapcta  y  la  piedra  de  Monsieur  Ignacio.  A  media  hora  el  caño 
de  Maripicuro,  el  que  tiene  un  peñón  en  la  boca  que  llaman 
el  puerto  del  Fraile.  Por  esta  parte  atravesé  el  río  á  la  costa 
del  Sur  en  diez  minutos,  por  la  mucha  fuerza  de  las  corrientes, 
que  todas  cargan  sobre  ellas.  A  otra  media  hora  pasamos  el 
caño  de  Panchiquito,  y  á  un  cuarto  de  hora  por  punta  Brava, 
con  mucha  velocidad,  llamada  así  á  causa  de  un  arrecifal  de 
piedras  muy  peligrosas.  A  una  hora  más  abajo  pasamos  á 
arranchar  cerca  del  puerto,  del  pueblo  de  Carumotoporo,  na- 
ción Caribes. 

Día  6,  á  un  cuarto  de  hora  pasamos  por  la  boca  del  caño  de 
Brava,  á  otro  cuarto  por  junto  á  la  peña  de  D.  Alonso,  donde 
hay  una  población  de  dicho  nombre,  de  pocos  vecinos.  Allí 
nos  hicimos  bien  afuera  á  causa  de  los  remolinos  que  hacen 
las  aguas.  En  aqu^  paraje  se  divide  en  dos  brazos  el  río,  que- 
dando en  medio  una  isla  de  peñones  disformes,  y  aunque  con 
mucha  vuelta,  seguimos  por  la  banda  del  Sur  huyendo  siem- 
pre del  Norte,  que  aunque  mucho  más  breve,  tiene  unos  arre- 
cifes y  raudales  tan  furiosos,  que  por  esto  le  llaman  la  Boca 
del  Infierno,  que  aun  cuando  está  el  río  con  poca  agua  es  pe- 
ligrosísimo su  paso,  bien  que  entonces  es  menester  también 
bastante  cuidado  por  la  infinidad  de  peñascos  que  descubre, 
al  navegar  por  el  brazo  de  la  banda  del  Sur,  como  sucedió  á 
mi  subida,  después  de  un  dilatadísimo  rodeo,  por  las  pocas 
aguas  que  le  quedan,  recogiéndose  todas  á  la  canal  principal. 


RÍOS   DE   VENEZUELA,  Y    DE    COLOMBIA.  96 

A  media  hora  del  sitio  de  la  piedra  está  el  caño  de  Canava- 
pana.  A  otra  media  el  de  Maripiche,  puerto  también  del  pueblo 
de  Camurica,  nación  Caribes,  y  logrando  la  proporción  de  que 
tenía  agua  el  derecho,  proseguimos  por  él,  dejando  el  de  la 
vuelta  del  Torno  (que  en  realidad  lo  es)  á  unas  seis  horas  de 
Camurica.  En  la  costa  del  Norte  se  avista  el  pueblo  de  Cabru- 
tica,  Casi  á  su  frente  en  las  del  Sur  las  bocas  del  caño  Muita, 
puerto  de  la  ciudad  de  Real  Corona  ó  Muitaco,  población  de 
muy  pocos  vecinos  y  algunos  naturales  de  los  pueblos  de  la 
provincia  de  Caracas  de  nación  Cumanatoras  administrado  por 
un  religioso  observante  de  las  misiones  el  Piritú  y  de  la  pro- 
vincia de  Castilla.  Allí  permanecí  hasta  el  día  8,  que  navega- 
mos con  hora  y  cuarto. 

Día  9,  á  otra  hora  y  cuarto,  atravesamos  á  la  banda  del  Nor- 
te por  evitar  una  vuelta  muy  dilatada.  Como  á  un  cuarto  de 
hora  pasamos  por  la  boca  del  río  Pau;  á  tres  cuartos  de  hora 
avistamos  las  bocas  del  río  Largo,  en  la  costa  del  Sur.  A  unas 
cuatro  horas  volvimos  á  atravesar  el  río  por  la  banda  de  arriba 
de  la  peña  de  Tococuima,  y  seguimos  la  ladera  del  Sur,  de- 
jando á  cosa  de  media  hora,  río  arriba,  el  pueblo  de  Borbón, 
de  gente  libre,  en  la  misma  costa;  á  hora  y  media  más  abajo 
arranchamos  frente  á  la  boca  del  caño  de  Cari,  que  desagua 
en  la  costa  del  Norte.  Aquí  llegaron  á  ranchar,  á  causa  de  una 
fuerte  turbonada,  tres  indios  y  una  india  caribes  del  pueblo 
de  Tapipire,  su  traje  el  que  les  dio  naturaleza,  pintados  de 
anoto  y  que  así  llaman  una  mezcla  de  achiote  y  manteca  de 
tortuga,  que  os  la  gala  qne  usan  todos  ellos. 

Día  10,  á  tres  horas  del  caño  de  Tari,  en  la  costa  opuesta 
del  Sur  entra  el  caño  de  Orocopique,  que  pasa  por  el  pueblo 
de  Santa  Teresa,  de  nación  Guárannos,  Cumanacotos  y  Sali- 
vas, y  dando  vuelta  á  la  punta  (en  que  siempre  son  muy  rá- 
pidas las  corrientes),  costeando  la  misma  ladera,  á  una  hora 
más  abajo  entra  el  caño  de  Cumacaype.  Un  cuarto  de  hora 
más  abajo  está  el  pueblo  de  Buenavista,  nación  Guárannos, 
algo  apartado  del  río,  y  á  tres  cuartos  de  hora  el  pueblo  de  la 
Angostura  ó  Nueva  Guayana,  donde  llegué  á  las  doce.  Desde 
Orocopiche  hasta  dicho  puerto  se  abren  las  dos  costas,  for- 


96  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

mando  casi  un  círculo  poco  irregular,  y  ofrece  á  la  vista  una 
bahía  muy  extensa  y  deliciosa.  Las  laderas  son  bajas  y  pobla- 
das de  árboles.  Próximo  á  la  Angostura  se  descubren  algunos 
peñones,  y  poco  antes  de  llegar  á  ella,  casi  en  medio  del  río, 
hay  uno  de  bastante  extensión,  sin  hierba  alguna.  Arrimado 
á  él  son  las  corrientes  de  uno  y  otro  lado  muy  rápidas.  Me 
dijeron  que  la  anchura  del  río  por  aquel  paraje  era  de  890  va- 
ras en  la  mayor  menguante,  pero  á  mi  parecer  no  puede  ser 
tanto,  según  las  playas  que  descubrió  el  tiempo  que  estuve 
allí,  y  sí  lo  puede  ser  en  el  de  creciente. 

La  población  está  fundada  sobre  varios  peñones  que  el  arte 
ha  suavizado  para  la  comodidad  de  sus  casas,  las  que,  aunque 
pocas,  son  de  muy  buena  fábrica  y  gusto,  las  más  con  azoteas 
y  buenos  repartimientos,  con  parras  de  muy  buena  uva  en 
los  patios.  Las  calles  no  muy  pendientes,  pero  sí  anchas  y 
empedradas,  beneficio  que  se  debe  al  celo  y  algún  peculio  del 
auditor  de  guerra.  La  santa  iglesia,  concluida,  será  de  las  más 
magníficas.  Se  halla  en  el  arranque  de  las  bóvedas,  con  todos 
ó  los  más  arcos  concluidos,  situada  en  buen  paraje  y  cómodo 
para  el  vecindario.  Su  puerto  es  muy  bueno  y  capaz  para  mu- 
chas embarcaciones  grandes,  pensionadas  á  estar  amarradas 
en  tierra  para  la  mayor  seguridad  de  las  brisas  que  reinan  la 
mayor  parte  del  verano  y  mucha  del  invierno,  que  es  una  de 
las  mayores  felicidades  para  subir  el  río  y  superar  los  rauda- 
les y  arrebatadas  corrientes,  y  á  no  ser  muy  fuerte  no  impide 
navegar  á  los  que  bajan  por  él,  pero  sí  se  debe  prevenir  (arri- 
mándose á  la  costa)  cualquier  chubasco  que  amenace,  porque 
con  la  violencia  y  remolinos  del  viento  hace  zozobrar  las  em- 
barcaciones medianas ,  y  si  van  á  la  vela  es  mucho  más  peli- 
groso. No  tiene  ninguna  defensa  de  fuerte  ó  baterías  para  caso 
de  invasión,  por  estar  ya  arruinados  tres  fuertes  provisionales 
que  se  construyeron  de  faginas  para  la  contención  de  los  in- 
dios: ahora  solo  se  hallan  nueve  cañones  montados,  todos  in- 
útiles y  de  irregulares  calibres ,  sin  baterías  en  que  poderlos 
colocar.  En  la  banda  enfrente  del  río  hay  una  batería  antigua 
para  siete  cañones  (que  ya  no  tiene),  dominada  de  una  loma  á 
cuya  falda  está  colocada  la  que  solo  sirve  para  el  río,  con  per- 


RÍOS  DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA*  97 

juicio  de  la  capital,  que  precisamente  la  habían  de  ofender  sus 
balas. 

El  17,  pareciéndome  debía  reconocer  lo  que  restaba  del  río 
Orinoco,  pedí  licencia  (á  fin  de  que  se  me  franquease  la  entrada 
en  los  fuertes  del  presidio)  al  gobernador,  y  conseguida  dicho 
día,  acompañado  del  guarda-almacén  provincial  de  artillería, 
emprendí  el  viaje  por  tierra ,  y  á  las  dos  horas  llegué  al  pue- 
blo de  Maruanta,  nación  Guárannos,  y  otras  dos  horas  al  de 
Pianapiaua,  Caribes  y  Guárannos,  nombre  que  dan  á  los 
caños  que  dan  á  su  inmediación  y  entran  en  Orinoco,  y  la 
última,  á  causa  de  las  aguas,  nos  quedamos  á  dormir. 

El  18,  á  unas  seis  horas,  llegamos  al  pueblo  de  Santa  Ana, 
de  nación  Araucos,  Guaraunos  y  Caribes,  el  que  estaban 
dando  los  PP.  Capuchinos  disposición  de  trasladarlo  á  la  otra 
parte  de  Garoní,  por  ser  de  sus  misiones,  como  unas  10  leguas 
distantes,  con  perjuicio  de  los  transeúntes,  porque  dejando 
aquel  paraje  abandonado,  en  15  leguas  no  se  encuentra  pobla- 
ción, y  á  cuatro  horas  más  adelante  pasamos  á  dormir  al  hato 
de  dicho  pueblo,  el  que  precisamente  seguirá  al  pueblo  en  su 
traslación. 

El  19,  en  cinco  horas,  llegamos  al  pueblo  del  Monte  Calva- 
rio, de  Guáyanos,  Guaraunos,  Guaycas  y  Caribes,  bien  moja- 
dos, y  corresponde  á  dicha  misión.  Todo  el  camino  es  por 
tierra  llana  y  muy  deleitable,  llevando  siempre  el  río  Orinoco 
sobre  la  izquierda.  Sus  orillas  están  pobladas  de  árboles,  aun- 
que se  internan  muy  poco;  á  varios  trechos  del  camino  se 
encuentran  muchos  moricliales ,  que  es  una  especie  de  palma 
de  que  se  sirven  para  techar  sus  casas  y  otros  muchos  obrages, 
tanto  que  dice  cierto  autor  que  tienen  en  ella  los  indios  cUanto 
necesitan  para  sufragar  la  conservación  de  la  vida  humana. 
No  se  me  hace  difícil,  en  vista  de  su  utilidad,  y  de  que  preci- 
samente ha  de  haber  agua  donde  quiera  que  se  cría,  la  mucha 
desnudez  de  los  naturales  y  lo  tosco  de  los  alimentos  de  que 
usan ,  y  sacan  licores  para  sus  embriagueces. 

£1  20  atravesamos  con  siete  bogas  en  una  curiara  el  río 
Caroní  en  veinte  minutos,  quedándonos  en  un  pueblo  de  dicho 
nombre,  que  son  de  nación  Guaraunos,  Araucos  y  Guáyanos, 

7 


98  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOORÁFIGA. 

y  el  principal  de  las  misiones  de  PP.  Capuchinos  catalanes, 
t3n  el  que  comunmente  reside  el  prefecto  y  procurador  de  todas 
ellas,  que  se  componen  de  27  pueblos  con  22  sacerdotes  y  un 
hato  de  más  de  200.000  reses,  que  se  contaron  en  tiempo  del 
gobernador  Centurión,  cuando  pretendió  poner  corregidores 
en  dichos  pueblos.  Este  es  todo  techado  de  teja,  y  las  manzanas 
de  las  casas  rodeadas  de  un  corredor  con  sus  arcos  muy  visto- 
sos, dados  de  blanco  y  encarnado,  con  una  iglesia  muy  buena 
y  hospicio  de  un  alto  para  los  religiosos.  Su  temperamento 
muy  benigno  y  templado;,  está  situado  en  la  falda  de  un  monte 
y  próximo  al  rió,  en  el  que  no  se  encuentran  caimanes  ni 
otros  animales  nocivos ,  á  causa  de  despeñarse  poco  más  abajo 
en  unos  raudales  formidables,  que  á  la  vista  parece  cada  gota 
de  agua  menudos  copos  de  nieve.  Me  dijeron  que  eran  mu- 
chos los  raudales  que  tenía  hasta  su  nacimiento ,  aunque  por 
eso  no  se  dejaba  de  navegar  hasta  mucho  más  arriba  de  la 
ciudad  de  Guirior. 

El  21  bajamos  por  tierra  al  puerto  de  San  Joaquín,  que  dis- 
tará del  pueblo  como  una  hora,  y  después  de  haber  observado 
lo  furioso  de  los  raudales,  nos  embarcamos,  y  con  la  fuerza  de 
la  corriente,  á  cosa  de  media  hora  desembocamos  en  Orinoco; 
aunque  es  caudalosísimo  dicho  río  Garoni,  no  tiene  en  su  boca 
mayor  anchura.  A  su  frente  tiene  una  isla  que  se  une  en 
verano  con  la  de  Faxardo ,  que  estas  dividen  á  Orinoco  en  dos 
brazos  iguales,  aunque  entonces  se  seca  el  del  lado  de  Caroni 
y  solo  las  aguas  de  este  río  son  las  que  corren  por  él.  Dicha 
isla  de  Faxardo  promete  alguna  seguridad  para  impedir  la 
subida  del  río,  poniendo  en  ella  las  baterías  correspondientes 
que,  según  he  oído,  está  ya  mandado  por  el  Rey,  por  ser  el 
.  terreno  eminente  y  á  propósito  para  ello. 

A  una  hora  y  media  más  abajo  está  el  puerto  del  pueblo  de 
San  Miguel ,  de  Araucas  y  Guárannos.  A  tres  horas  y  media 
montamos  la  punta  del  cerro  de  la  Hacha  y  avistamos  el  pre- 
sidio de  la  Guayana.  A  media  hora  pasamos  el  cerro  de  Are- 
nas, á  tres  cuartos  de  horas  el  de  Mieres,  y  á  otros  tres  cuartos 
llegamos  al  presidio,  que  fué  á  las  cuatro  y  media  de  la  tarde 
y  caminaríamos  desde  Caroni  como  unas  20  leguas.  La  misma 


Ríos   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  99 

tarde  determiné  ver  las  fortaleías,  y  pasando  á  la  de  San  Fran- 
•cisco,  observé  un  fuerte  muy  reducido,  fundado  sobre  un  peñón 
que  alcanza  iiasta  la  orilla  del  propio  río  Orinoco,  de  figura 
irregular,  con  las  murallas  endebles  y  de  muy  poca  defensa,  y 
]a  mucha  porción  de  piedras  grandes  que  la  circundan  facilita 
él  asalto  por  todas  partes,  pues  muchas  de  las  peñas  alcanzan 
hasta  las  troneras,  y  en  el  principal  piso  ó  plaza  de  armas 
tiene  6  cañones  montados  de  á  20,  12  y  8,  y  á  la  espalda  de 
<^tos  un  paredón  que  dijeron  era  para  la  defensa  de  las  balas 
y  cubre  las  puertas  de  los  almacenes  de  pólvora  y  pertrechos 
próximos  al  cuartel,  todo  bien  reducido,  tanto,  que  ni  aun 
deja  desaliogo  para  el  manejo  de  la  artillería.  En  una  especie 
de  caballete  tiene  3  cañones  de  á  6,  que  así  estos  como  los 
otros  están  inútiles.  La  entrada  del  fuerte  mira  al  presidio,  la 
que  es  por  una  escalera  de  madera  manejable  la  mitad  de  ella 
para  introducirla  dentro.  No  tiene  dicho  fuerte  por  el  lado  de 
afuera  foso  ni  otro  resguardo  que  unos  maderos  formados  á 
manera  de  caballos  de  frisa  (nombre  impropio  para  su  cons- 
trucción) que  le  circundan  por  todas  partes.  Lo  tenaces  que 
estuvieron  los  aguaceros  no  nos  permitieron  pasar  más  ade- 
lante y  nos  hicieron  retirar  al  alojamiento. 

El  22  pasamos  al  fuerte  de  Badraito,  que  predomina  al  de 
San  Francisco.  Está  fundado  como  á  medio  tiro  de  cañón  de 
este,  sobre  una  loma  de  mezcla  de  tierra  gredosa  y  piedra  en 
forma  de  pirámide,  que  aunque  tiene  camino  señalado,  se 
puede  subir  á  él  por  todas  partes  con  la  última  facilidad. 
Estará  separado  del  río  como  un  tercio  de  tiro  de  cañón ;  se 
halla  construido  en  cuadro  con  la  diferencia  de  un  cubo  por  la 
banda  de  Este,  guarnecido  todo  con  9  cañones  de  los  mismos 
calibres  y  servicio  que  los  de  San  Francisco.  Ambos  tienen 
por  padrastro  el  cerro  Imperial  y  el  del  Calvario,  con  algunos 
otros  cerritos  próximos.  También  este  se  halla  cercado  del 
mismo  maderaje  que  el  anterior  y  la  escala  de  madera  con  las 
mismas  oficinas. 

Entre  las  laderas  de  dichos  fuertes  están  fundadas  algunas 
casas,  que  todas  no  llegan  á  20,  inclusos  todos  los  edificios, 
formadas  todas  las  paredes  de  barro,  caña  y  paja,  y  de  esta 


100  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

están  cubiertas,  á  excepción  de  la  iglesia,  casa  del  comandante 
y  oficinas  en  los  fuertes,  todo  cercado  de  igual  palizada,  quc^ 
estos  son  de  una  cerca  como  de  dos  varas  de  alto  y  una  y 
cuarto  de  grueso,  de  barro,  que  allí  llaman  bajareque.  A  dis* 
tanda  de  tiro  y  medio  de  fusil  por  la  banda  de  tierra,  frontera 
á  una  llanada  muy  dilatada,  hay  una  línea  del  maderaje  mis- 
mo que  circundaba  los  fuertes  y  casas.  El  río,  por  frente  de 
los  fuer  tes  9  se  ensancha  como  á  tiro  perdido  de  cañón  ó  algo 
más,  que  dudo  alcance  en  su  mayor  creciente:  la  barranca 
opuesta  i  esta  es  bastante  baja  por  aquella  parte;  me  dijeroi> 
que  se  anegaba  y  que  su  terreno  es  de  arena.  Próximo  á  las* 
casas  que  están  en  la  falda  del  cerro  de  San  Francisco,  tienen 
montados  dos  morteros  do  bronce  sobre  fustes  del  misma 
metal,  del  calibre  de  á  12,  asestados  á  la  bajada  del  río,  sin 
que  desde  aquel  paraje  se  pueda  poner  la  mira  á  otra  parte 
que  al  fuerte  del  Padrasto.  También  hay  una  chirena  de  gra* 
nadas  de  mano  próximo  á  la  iglesia. 

A  lo  expresado  se  reduce  toda  la  fortificación  de  dicho  pre* 
sidio,  que  se  halla  guarnecido  con  50  hombros  del  regimienta 
de  Victoria,  un  capitán  comandante  y  un  teniente  de  tierra, 
otro  de  artillería  y  del  ingeniero  ordinario  D.  Juan  Antonia 
Perelló  y  Cardona,  el  que  solo  en  pagar  el  peonaje,  hasta 
Mayo  de  82  había  gastado  24.000  pesos.  No  teniendo  más  que 
ver  en  dicho  presidio,  me  embarqué  á  las  tres  de  la  tarde,  y 
con  un  fuerte  brisote,  sin  chubasco,  fuimos  á  dormir  á  la 
punta  de  Aramaya. 

El  23,  á  las  ocho,  entramos  por  la  boca  de  Caroni;  á  las 
nueve  llegamos,  habiendo  venido  con  bastante  trabajo  por  las 
corrientes  que  hacen  los  raudales,  al  puerto  de  San  Joaquín, 
del  que  fuimos  á  las  once  y  media  por  tierra  al  pueblo  de  Ca- 
roni, donde  permanecimos  por  ser  Pascua  de  Navidad  hasta 
el  día  28,  á  las  cuatro  de  la  tarde,  que  nos  embarcamos  coa 
cinco  bogas  y  tardamos  en  la  travesía  del  río  Caroni  media 
hora.  A  las  cinco  llegamos  al  pueblo  de  Monte  Calvario. 

El  31,  á  las  diez  y  media,  llegamos  por  tierra  á  la  Angos- 
tura ó  Nueva  Guayana,  sin  más  novedad  que  los  continuo» 
chubascos  y  aguaceros  desde  que  salimos  hasta  la  vuelta. 


•• 


Ríos   DE  VENEZUELA  Y  DE   COLOMBIA.  101 

Esta  provincia  presta  las  mayores  ventajas  al  comercio  na- 
cional, al  europeo  y  colonias  amigas  por  la  progresión  de  su 
río  Orinoco  y  los  que  le  tributan,  muchos  de  ellos  navegables 
para  los  viajes  de  Europa;  tiene  tomada  la  altura  con  solo  el 
paralelo  de  la  Barbada,  distante  á  100  leguas  de  las  bocas. 

El  comercio  interior  de  la  provincia  con  sus  inmediatas  se 
lo  franquean  los  ríos  Apure  y  Santo  Domingo,  que  tributan  á 
«ste  y  hace  trafícable  toda  la  provincia  de  Barinas;  el  Meta  se 
lo  facilita  con  el  Nuevo  Reino,  cuyo  ramo  de  harinas  y  otros 
frutos,  aunque  pocos,  han  estado  girando  hasta  ahora. 

El  Gaura  facilita  para  cuasi  80  leguas  cuadradas.  £1  Gasi- 
quiare,  brazo  de  Orinoco  que  tributa  al  Río  Negro,  hace  lo 
mismo  con  ese  de  Amazona,  sin  otro  obstáculo  que  los  rauda- 
les de  Atures  y  Maipure,  pero  se  facilitan  pasando  el  carga- 
mento por  tierra  y  las  embarcaciones  por  agua,  á  la  conducta 
de  aquellos  naturales,  universalmente  prácticos  en  estas  ma- 
niobras. 

El  Alabapo  acorta  el  viaje  por  Río  Negro,  tiene  tres  y  me- 
dio días  de  navegación  hasta  el  pueblo  de  San  Antonio  de 
Tuamini,  tres  horas  de  montaña  hasta  el  de  Pimichini  y  dos 
iioras  de  este  aguas  abajo  hasta  Río  Negro,  y  desde  su  des- 
embocadura hasta  la  fortaleza  de  San  Agustín,  frente  á  San 
darlos,  de  dos  á  dos  y  medio  días  agua  abajo. 

Al  Atabapo  le  tributa  cerca  de  su  boca  el  Guaviari,  que 
▼íene  del  Reino,  y  á  este  el  Ariarí,  que  pasa  por  las  inmedia- 
ciones de  San  Juan  do  los  Llanos. 

Los  ríos  Toma,  Vichada,  Sama  y  Matabini,  vienen  también 
del  Reino;  son  navegables  desde  media  creciente,  excepto  el 
de  Vichada  que  lo  es  siempre  y  se  interna  más  adentro  que  el 
Ariari. 

Los  ríos  Ghimona,  Pamoni,  Bariva,  Siapa  y  Basimona  que 
tributan  al  Gasiquiari,  son  navegables  desde  media  creciente, 
se  internan  como  algunas  30  leguas  elque  más,  excepto  Basi- 
oíona  que  en  todos  tiempos  lo  es,  formando  con  los  caños  Ba- 
ria, Iminare,  Metioraco,  Gababure,  el  Río  Negro  y  el  Gasi- 
quiari, una  isla  de  más  de  60  leguas  de  longitud  y  más  de  40 
de  longitud. 


m  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

El  mismo  río  Gababure,  con  una  corta  travesía  do  tierra^, 
da  comunicación  con  el  Guapo,  que  desemboca  á  Orinoco  por 
encima  de  la  villa  de  la  Esmeralda. 

El  río  Guaivia  que  desemboca  al  Negro  por  bajo  de  la  forta» 
leza  portuguesa  San  José  de  los  Madivitanos,  también  con 
corta  travesía  de  tierra,  facilita  comunicación  con  el  caña 
Tomé,  siempre  navegable,  y  desemboca  en  lo  alio  del  Río 
Negro,  en  el  intermedio  de  los  pueblos  San  Gabriel  y  San 
Miguel,  y  en  la  margen  opuesta. 

El  río  Garoni,  navegable  solamente  desde  su  boca  hasta  el 
puerto  de  San  Joaquín,  por  causa  de  los  soberbios  raudales 
de  que  se  compone,  se  junta  en  el  río  de  San  Pedro  con  el  río 
Paragua.  Este,  aunque  tiene  bastantes  raudales,  se  navega 
hasta  el  Paraguamisi,  por  cuyo  brazo  y  el  Paracaico,  me- 
diante un  baradero,  se  cae  al  Guraricara,  y  de  este  al  río  Pa- 
rime,  al  que  desagua  el  Mao,  y  este  á  la  laguna  Parime  6 
Parara  por  el  caño  de  este  nombre.  Inmediato  á  ella  está  ol 
cerro  Dorado,  llamado  así  porque  tiene  un  corte  á  la  parte  del 
Norte  cuya  materia  es  de  particular  brillantez,  que  con  la 
refleiión  del  sol  aparece  materia  metdlica,  de  lo  cual  se  da  á 
entender  ha  tenido  origen  la  fábula  del  Dorado.  AI  pié,  por 
aquella  parte,  tiene  una  mina  de  alcaparrosa.  Los  indios  lla- 
man al  cerro  y  su  extensión  Mucumucu,  y  lo  mismo  á  un 
caño  que  entra  en  la  laguna.  Los  holandeses  por  el  río  Es- 
quivo han  comerciado  con  las  naciones  del  Parime  y  Laguna,, 
recibiendo  en  calidad  de  esclavos  á  otros  indios  que  estos  ha- 
cen  prisioneros,  y  dan  en  pago  aguardiente,  herramientas  y 
aun  pólvora  y  armas  de  chispa,  de  que  usan  bien  aunque  en 
confusión. 

También  los  holandeses  tienen  comunicación  con  los  indios 
de  las  Misiones  de  Padres  Catalanes  por  medio  del  río  Cuyu- 
ni,  al  que  desemboca  el  Yuruari,  que  pasa  por  el  pueblo  de 
Divina  Pastora,  bien  que  en  verano  casi  se  seca. 

Toda  la  provincia,  por  la  ramazón  de  sus  ríos  y  caños,  se 
puede  hacer  traficable,  cuyas  bellas  proporciones,  con  la  de 
sus  inagotables  tierras  de  labor  y  sabanas  para  ganados,  la 
hacen  objeto  de  la  mayor  atención,  pero  ninguna  se  pone  por 


RÍOS   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  103 

quien  se  debe,  antes  se  trabaja  para  su  desolación  sin  refle- 
xionar es  la  llave  de  esta  América  y  un  Gibraltar  de  ella. 

De  igual  atención  y  codicia  son  sus  producciones.  Es  abun- 
dante de  ganado  vacuno,  pues  solo  el  hato  de  las  Misiones  de 
PP.  Capuchinos  catalanes  pasa  de  200.000  cabezas.  Produce 
excelente  tabaco  y  café,  pero  no  hay  quien  trabaje.  Prueba 
bien  la  uva  y  la  caña  y  en  todas  partes  se  pueden  poner  inge- 
nios por  las  muchas  aguas.  Las  maderas  son  excelentes  para 
construcción,  hallándose  las  piezas  por  naturaleza  como  saca- 
das á  plantilla,  y  las  montañas  casi  inagotables  de  cedros  y 
caobas,  y  lo  mismo  maderas  de  colores  y  lustre;  no  es  mucho 
el  costo  de  su  corte  y  saca,  pero  solo  podrían  sacarse  en  fra- 
gatas medianas  por  razón  de  la  sonda  de  sus  bocas,  que  lo  es 
.de  dos  y  media  hasta  cuatro  brazas. 

Es  abundante  de  cascarilla  ó  quina,  raicilla,  zarzaparrilla  y 
un  jardín  botánico  por  la  muchedumbre  de  vegetales  medici- 
nales. 

En  el  Padámo  se  da  abundancia  de  cacao  silvestre,  y  no 
tienen  número  las  haciendas  que  pueden  hacerse  en  las 
inmensas  vegas  que  hay  en  toda  su  extensión.  En  la  isla  que 
forman  el  Pasimona,  Casiquiari,  Río  Negro  y  Cababure,  se  da 
la  más  excelente  zarza  de  las  Américas.  El  cacao  de  Padámo 
sufre  más  dulce  por  su  amargor  y  mucha  manteca.  La  casca- 
rilla la  dan  las  montañas  de  las  misiones  de  PP.  Catalanes  y 
se  remite  á  España  por  recomendación. 

Los  bálsamos  son  prodigiosos,  especialmente  el  Maraña,  que 
se  saca  en  el  Paraguamíri  y  espíritu  de  La  viro,  que  se  saca  en 
Río  Negro,  tan  inflamable  como  el  aguardiente  de  prueba  y 
tan  violento  como  el  fuego  más  activo. 

El  temperamento  es  suave  y  benigno  en  general,  pero  hay 
parajes  en  que  hace  mucho  frío  y  aun  graniza,  como  es  en 
aquellos  valles  y  serranías  de  Cointinanta,  y  forzoso  que  pro- 
duzcan aquellos  los  mismos  frutos  que  Santa  Fe,  por  ser  un 
mismo  temperamento  y  tal  vez  más  propio.  Esta  fué  la  causa 
por  qué  D.  Manuel  Centurión  hizo  abrir  por  aquel  paraje 
camino  por  tierra,  desde  la  villa  de  la  Esmeralda  á  esta  capi- 
tal, y  se  fundaron  17  poblaciones,  que  en  el  año  de  1778  las 


104  BOLETÍN  DE  LA.  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

quemaron  los  indios  de  resultas  de  la  sublevación  de  los  del 
Parime^  por  la  desolación  que  hicieron  los  portugueses  de 
nuestros  pueblos  en  aquel  río,  aprisionando  nuestras  partidas 
y  destacamentos,  y  últimamente  á  la  que  hizo  el  descubri- 
miento de  la  Laguna  y  Cerro  Dorado,  que  aprisionaron  de 
vuelta  en  la  boca  del  Mao  y  los  tuvieron  seis  años  en  él  sin 
quererlos  restituir. 

Se  ha  dicho  y  probado  ser  esta  provincia  de  la  mayor  aten- 
ción, y  es  de  añadir  lo  es  también  de  codicia  para  las  naciones 
que  tienen  de  ella  bastante  noticia.  Los  franceses  saben  que 
ella  sola  les  ha  proveído,  durante  la  presente  guerra,  de  car- 
nes para  su  subsistencia,  y  la  de  sus  tropas;  en  todos  tiempos 
de  muías,  tabaco,  etc.,  para  su  tráfico  y  comercio,  y  es  pre- 
sunción bien  fundada  que  su  empeño  en  las  fortificaciones  de 
la  colonia  de  Esquibo  que  ahora  poseen,  no  es  tanto  por  ella 
como  por  gozar  de  la  proximidad,  y  aun  de  ver  si  con  el  tiempo 
pueden  quedarse  con  algunas  tierras,  que  por  sus  ventajas 
para  todo,  no  las  tiene  iguales  ningún  soberano,  y  ellos  lo 
saben  muy  bien. 

Lo  mismo  sucede  á  los  portugueses,  cuya  historia,  aunque 
larga,  procuraré  ceñirme  parala  mejor  inteligencia.  De  resul- 
tas de  la  expedición  de  límites  del  jefe  de  escuadra  D.  José 
Iturriaga,  se  señalaron  por  Real  cédula  de  Marzo  de  69  por 
linderos  á  esta  provincia  los  siguientes  : 

Por  el  Oriente  el  Océano  Atlántico ;  por  el  septentrión  las 
provincias  de  Gumaná  y  Venezuela;  por  el  occidente  el  alto 
Orinoco,  Casiquiari  y  Río  Negro,  y  por  el  Mediodía  el  río  de 
las  Amazonas. 

Por  esta  prefijación  se  conoce  que  todas  las  tierras  que 
intermedian  hasta  la  ribera  de  Amazonas  corresponden  á  esta 
provincia,  bajo  cuya  inteligencia  procuran  ahora  los  portu- 
gueses que  en  el  presente  tratado  de  límites  se  tire  la  línea 
por  el  río  Yupurá  tan  arriba,  que  no  solo  queden  cubiertos 
sus  establecimientos  en  el  Río  Negro,  sino  también  que  los 
nuestros  de  San  Garlos  y  la  fortaleza  fronteriza  les  entre  en 
parte.  El  gobernador  de  Maynas,  que  evacuada  su  división 
adelantó  el  trabajo  de  la  que  debe  salir  de  aquí,  internándose 


RÍOS  DE   VENEZUELA   Y  DE   COLOMBIA.  105 

por  el  Yupuráy  levantándose  los  planos  y  figurada  por  estima 
la  linea  que  nos  corresponde ,  no  obstante  de  que  ignora  la 
situación  de  esta  provincia,  conoció  la  causa  del  empeño  de  los 
portugueses  y  se  les  opuso,  defendiendo  las  regalías  del  sobe- 
rano,  atacándoles  con  razones  y  demostraciones  concluyentes; 
pero  tenaces  en  sus  resoluciones  los  portugueses,  se  han 
negado  por  esta  causa  hasta  entregarles  los  puertos  de  su 
pertenencia  acordados  por  los  respectivos  comisarios. 

Para  precaver  las  funestas  resultas  y  solicitar  á  un  mismo 
tiempo  el  que  subiere  nuestra  expedición  y  se  les  socorriesen, 
pues  há  tres  años  que  nos  esperan,  y  que  las  entradas  en  el 
Yupurá  con  la  falta  de  subsidios  han  causado  muchas  enfer- 
medades y  muertes  de  los  de  su  división,  escribió  á  la  capita- 
nía general  de  Caracas  y  á  este  gobierno.  Por  aquel  se  dieron 
las  órdenes  convenientes  y  se  dio  parte  á  la  corte,  pero  por  este 
nada  se  ha  providenciado ,  negando  hasta  los  auxilios  á  nues- 
tros comisarios  para  que  pudiesen  emprender  su  viaje,  bajo 
el  pretexto  de  carencia  de  caudales  en  caja,  de  forma  que  un 
atraso  tan  remarcable  del  servicio  no  se  sabe  á  qué  atribuirlo. 
Lo  cierto  es  que  el  gobierno  de  Maynas  con  la  representación 
que  acaba  de  llegar,  lo  ha  ejecutado  por  ires  ocasiones  y  con  el 
desconsuelo  y  propio  sentimiento  de  no  haber  sido  contestado. 

Estas  operaciones  dan  clara  idea  del  ningún  caso  que  se  hace 
de  esta  provincia,  cuando  ella  por  sí  está  pidiendo  ser  aten- 
dida, como  lo  estuviera  si  la  poseyeran  los  extranjeros,  en  cuyo 
poder  gozan  los  habitantes  de  menos  extensiones,  si  atende- 
mos á  que  aquellos  procuran  el  fomento  eu  general,  y  aquí  se 
trabaja  en  la  desolación  de  ella  y  sus  vecinos,  siendo  los  que 
más  sufren  aquellos  que  más  trabajan  y  han  trabajado  con 
amor  á  Dios,  al  Rey  y  á  la  Patria. 

El  16  de  Enero  de  83,  en  una  lanchita  que  hice  bajar  desde 
Garichana  y  dejé  ajustada  cuando  pasé  por  allí,  me  embarqué 
á  las  cinco  de  la  mañana,  con  mi  escolta  y  siete  boyas,  incluso 
práctico  y  piloto,  y  largando  vela,  á  las  siete  montamos  la 
punta  de  Orocopiche  y  en  nueve  horas  llegamos  á  ranchar  á  la 
playa  de  los  venados. 

El  17  en  cuatro  horas'á  remo  y  vela,  por  ser  escaso  el  viento. 


106  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

llegamos  al  puerto  de  Borbón  y  á  otras  cinco  horas  fuimos  á 
ranchar  frente  á  la  boca  del  río  Pao. 

El  18  en  seis  horas  llegamos  al  puerto  de  la  ciudad  de  Real 
Corona  ó  Moitaco,  donde  me  detuve  el  día  siguiente  por 
oir  misa. 

El  20  escaseó  mucho  el  viento  y  solo  caminamos  seis  horas  y 
media,  y  habiendo  arreciado  á  las  nueve  de  la  noche,  nos  inco- 
modó bastante  la  arena  de  la  playa  hasta  cuasi  el  amanecer. 

El  21;  habiendo  aflojado  el  viento,  á  las  cuatro  de  la  mañana, 
proseguimos  á  la  vela  hasta  las  seis,  que  habiendo  entrado  eu 
la  vuelta  del  Torno,  por  estar  el  río  bajo,  y  siendo  contrario 
allí  el  viento,  proseguimos  á  remo  y  sirga  con  grande  inco- 
modidad por  la  mucha  troza  de  árboles  y  ramas  de  que  esta- 
ban llenas  las  laderas.  De  está  suerte  caminamos  siete  horas 
y  pasamos  á  hacer  noche  en  la  isla  de  Murucuri  fi*ente  al  caño 
del  Derecho,  llamado  así  por  ser  más  breve  estando  el  río  cro< 
cido,  y  evitar,  los  que  navegan  por  61  una  vuelta  de  más  de 
cinco  horas. 

El  22  seguí  dos  horas  á  remo  hasta  la  punta  de  la  isla,  por 
medio  de  un  arrecifal  provenido  de  los  muchos  peñones  de  la 
misma  isla,  la  que  por  el  caño  de  la  banda  del  Norte,  tiene 
otro  mayor  de  peñas  más  grandes  y  muchos  remolinos,  que 
llaman  Boca  del  Infierno  y  á  las  dos  horas  refrescó  el  viento  y 
á  la  vela,  dentro  de  una  hora  llegamos  al  puerto  del  sitio  de  la 
Piedra,  llamado  así  acaso  por  ser,  aunque  plana,  de  más  de 
400  varas  de  extensión  la  que  allí  se  ve  en  la  menguante  del 
río,  donde  almorzaron  los  bogas  y  en  ocho  y  media  horas  fui- 
mos á  ranchar  en  una  playa  junto  al  caño  de  Mr.  Ignacio, 
nombre  de  un  famoso  contrabandista  que  desde  Esquibo,  unas 
veces  por  el  río  y  otras  atravesando  por  tierra, déla  Guayana, 
desde  allí  se  introducía  por  dicho  caño  á  la  provincia  de  Gara- 
cas,  donde  expendía  sus  efectos  y  sacaba  mayores  frutos,  sin 
que  hubieran  logrado  su  aprensión  por  más  esfuerzos  que  hi- 
cieron de  orden  del  jefe  de  escuadra  D.  José  Iturriaga,  coman- 
dante de  la  división  de  límites  del  alto  Orinoco. 

El  23  á  las  dos  horas  de  dicho  puerto  pasamos  por  frente  al 
río  Gaura,  que  desagua  en  la  costa  del  Sur,  proseguimos  con 


Ríos   DE   VENEZUELA  Y   DE   COLOMBIA.  107 

viealo  flojo  y  en  nueve  horas  llegamos  á  hacer  noche  en  la 
punta  del  caño  de  Inaria. 

El  24  proseguimos  con  viento  flojo  y  en  tres  horas  llegamos 
próximos  á  la  boca  del  caño  é  isla  de  Tucurao  y  á  otras  cinco 
horas  llegamos  al  puerto  de  latriudad  de  Altagracia,  detenién- 
dome allí  para  oir  misa  el  domingo. 

El  26  proseguimos  á  remo  con  el  viento  fuerte  por  proa  más 
de  una  legua  á  causa  de  que  por  estar  el  río  bajo,  son  dema- 
siadas las  playas  que  se  descubren  y  nos  precisó  á  montar  la 
punta  de  una  de  ellas  para  salir  del  puerto,  que  vencida  se 
hizo  vela  y  á  una  hora  calmó  el  viento.  Proseguimos  otra  hora 
á  remo  y  pasamos  á  ranchar  en  la  playa  de  la  isla  de  Benito. 

El  27  proseguimos  con  viento  muy  flojo  media  hora,  y  ar- 
mando remos  seguimos  por  medio  de  un  grande  arrecifal  de 
peñones  que  atraviesa  el  río  de  banda  á  banda,  con  bastante 
cuidado  por  causa  de  los  que  están  entre  dos  aguas,  que  al 
más  leve  descuido  se  puede  maltratar  la  embarcación,  cuando 
no  peligre.  A  otra  hora  refrescó  el  viento  y  como  á  media  hora 
salimos  del  peligro  del  arrecifal  á  la  vela,  á  cosa  de  tres  cuar- 
tos de  hora  pasamos  por  la  boca  del  caño  de  Uyape,  donde  ya 
se  dijo  que  fué  fundada  la  ciudad  de  Altagracia  por  el  jefe  de 
escuadra  D.  José  Iturriaga.  A  dos  horas  y  media  pasamos  por 
la  boca  del  río  Manipure,  que  entra  por  la  costa  de  Caracas. 
A  otras  tres  horas  por  la  boca  del  río  Guchivero,  en  la  misma 
costa,  á  cosa  de  dos  horas  calmó  el  viento  y  proseguimos  á 
remo  otra  hora  y  media  quedándonos  á  ranchar  en  la  playa  de 
la  isla  de  Taruma. 

El  28  proseguimos  con  viento  fresco  y  á  cosa  de  una  hora 
varamos  frente  del  caño  de  Taruma  y  aunque  es  de  arena,  se 
enterró  demasiado  la  lancha  y  costó  trabajo  sacarla.  Lo  muy 
bajo  del  río  y  las  muchas  playas  que  tiene  ala  lengua  del  agua, 
nos  retardó  demasiado  y  obligó  á  aumentar  más  de  un  tercio 
de  camino  por  lo  mucho  que  caracolea;  á  tres  horas  de  allí 
llegamos  á  la  villa  de  Gaicara.  Su  corregidor  me  dio  la  noticia 
que  llevo  dicha  de  la  fundación  que  se  ha  mandado  poner  de 
ordeú  de  S.  M.  en  la  boca  del  río  Meta.  Pasé  á  ranchar  una 
hora  más  arriba  en  una  playa  de  la  misma  costa. 


103  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

£1  29,  á  dos  horas  más  arriba,  pasamos  á  la  playa  de  Paa 
de  Azúcar,  llamado  así  por  un  peñón  formidable  que  tiene  la 
misma  figura.  A  su  frente  de  él  está  fundado  el  pueblo  de 
Gabruta,  en  la  costa  de  Caracas.  Allí  arreció  demasiado  el 
viento  levantando  muchísima  marejada;  proseguimos  á  la  vela 
cosa  de  una  hora,  y  viendo  lo  poco  que  se  adelantaba,  arriba- 
mos á  la  playa  de  Capuchinos.  A  cosa  de  una  hora  aflojó  el 
viento  é  hicimos  vela ,  y  á  oirás  tres  horas  pasamos  por  frente 
de  las  bocas  del  río  Apure,  que.  no  se  vieron  por  intermediar 
una  isla  y  ser  nuestra  derrota  orillando  el  cerro  de  Curitama; 
á  otras  tres  horas  pasamos  por  el  puerto  de  la  Encaramada,  y 
á  una  hora  ranchamos  en  la  punta  de  dicho  puerto. 

El  30  proseguimos  con  viento  flojo;  á  cosa  de  hora  y  media 
varamos  y  seguimos  á  remo  media  hora,  y  volviendo  á  izar 
vela,  á  cosa  de  otra  hora  pasamos  por  la  boca  del  caño  Gabu- 
yari,  brazo  del  Apure;  se  encontraron  unas  rancherías  de 
otomacos  empleados  en  la  pesca  de  tortugas,  que  son  infinitas 
las  que  salen  por  aquel  tiempo  á  desovar  en  aquellas  playas. 
A  unas  dos  horas  pasamos  por  las  bocas  del  río  Mauiapure;  á 
otras  seis  horas  por  la  isla  de  Murucuri,  y  á  hora  y  media 
más  arriba  ranchamos  en  la  playa  y  punta  de  Bucnavista. 

Día  31  proseguimos  á  las  tres  y  media  de  la  mañana  á  la 
vela,  temerosos  de  que  entrase  viento  fresco  á  causa  de  las 
corrientes  de  la  costa  por  cargar  en  ella  todas  las  aguas  del 
Orinoco,  y  á  las  cinco  y  media  llegamos  con  mucha  marejada 
al  puerto  de  Urbana,  y  sin  embargo  de  ser  malísimo,  en  donde 
se  maltratan  las  embarcaciones  con  la  marejada,  llevándose 
algunas  río  abajo,  fué  forzoso  detenernos  para  hacer  preven- 
ción de  carnes  y  demás  bastimentos. 

Es  aquel  paraje  de  muchos  caimanes  cebados,  habiendo 
sucedido  ejemplares  de  llevarse  algunas  personas,  y  entre 
ellas  á  un  negro  mayordomo  del  hato  del  pueblo  que,  arri- 
mándose á  la  orilla  para  lavarse,  al  meter  una  totuma  (1)  para 
tomar  el  agua,  le  cogió  uno  por  la  mano  y  se  lo  llevó  á  pique 


(1)    Totuma,  cascara  de  una  fruta,  cortada  en  forma  semiesférica,  semejante  á 
la  de  calabaza. 


RÍOS  DE   VENEZUELA  Y  DE   COLOMBIA.  109 

hasta  haberle  ahogado,  y  después  de  dos  horas  lo  sacó  á  una 
playa  más  abajo  para  comérselo,  por  ser  animal  que,  segün 
su  construcción,  no  lo  puede  hacer  dentro  del  agua.  Allí 
acudieron  algunos  indios  que,  flechándole,  consiguieron  reco- 
ger entero  el  cuerpo  y  enterrarlo  en  la  iglesia.  Las  indias  para 
precaverse  de  semejante  riesgo  al  tiempo  de  ir  por  agua,  tienen 
clavadas  en  el  río  muchas  estacas  en  forma  de  jaulas  para  que 
ningún  caimán  pueda  entrar,  y  sin  embargo  que  todos  los 
naturales  viven  mucha  parte  del  día  dentro  del  agua;  estos  se 
contienen  á  causa  de  los  muchos  caimanes  y  se  contentan  con 
echarse  totumas  de  agua  al  cuerpo  desde  las  mismas  playas  y 
jaulas.  Allí  vi  que  se  pasmó  el  mayordomo  que  ahora  existe, 
y  sin  embargo  de  tener  ya  trabadas  las  quijadas  sin  movi- 
miento alguno  y  cuasi  falto  de  pulsos,  le  dieron  á  beber,  ó  por 
mejor  decir,  le  echaron  en  su  boca  un  poco  de  agua  en  que  se 
había  desleído  azufre  cabolonga,  ó  raspadura  de  miembro  ó 
verga  de  caimán,  y  á  poco  rato  volvió  en  sí,  y  recuperado  el 
calor  natural  en  las  partes  pasmadas,  antes  de  media  hora  se 
puso  enteramente  bueno. 

En  las  playas  correspondientes  á  aquel  pueblo  son  sin 
número  las  tortugas  que,  más  que  en  otras,  salen  á  desovar, 
y -por  el  mes  de  Marzo  acuden  de  todos  los  pueblos  del  Orinoco 
y  mucha  parte  de  Barinas  y  provincia  de  Cumaná  y  Caracas 
para  proveerse  do  la  manteca  de  tortuga,  que  me  aseguraron 
ha  habido  año  se  han  sacado  de  28  á  30  000  francos ,  y  siendo 
necesario  á  lo  menos  300  huevos  para  un  frasco,  é  infinitos 
más  que  se  comen  los  indios  y  gentes  que  acuden,  no  lleván- 
dose la  menor  parte  los  gallinazos  (que  allí  llaman  samuros), 
los  tigres  y  otros  animales,  se  puede  echar  de  ver  qué  infini- 
dad de  tortugas  puede-haber  para  tanta  provisión,  no  obstante 
que  cada  una  de  ellas  pone  de  200  á  240  huevos,  como  hallaron 
muchas  veces  nuestros  bogas  en  las  nidadas  que  sacaron.  Con 
esta  manteca  suplen  la  falta  de  la  de  puerco  y  aceite,  y  creeré 
que,  según  están  por  aquellos  parajes  acostumbrados,  despre- 
ciarían las  demás  aunque  estuviesen  abundantes.  Allí  se  vende 
en  un  real  cada  frasco  de  manteca,  y  llevándola  á  otras  partes 
suele  valer  á  tres  y  cuatro  y  más  reales,  y  siendo  así  que  los 


lio  boletín  de  la  sociedad  geográfica. 

otomacos  son  los  dueños  de  aquellas  playas  y  que  ú.  ninguno 
dejan  cogerlos  si  no  les  dan  algún  tanto;  es  muy  poco  su  ade- 
lantamiento porque  todo  lo  consumen  por  lo  regular  en  aguar- 
diente y  otras  bebidas  á  que  son  muy  inclinados. 

De  otras  especies  de  pescados  es  abundante  todo  el  Orinoco, 
y  entre  ellos  bay  uno  que  llaman  Laus,  que  no  tiene  escama, 
pero  tan  grandes,  que  algunos  pasan  de  cuatro  varas  de  largo, 
por  lo  que  es  menester  6  li  8  hombres  para  cargarlo;  su  carne 
es  suave  y  sabrosa,  y  me  dijeron  no  ha  habido  ejemplar  de 
que  haya  hecho  daño.  Abunda  de  rayas,  aunque  no  tan  gran- 
des como  las  del  mar.  De  estas  procuran  reservarse  los  indios, 
tanto  que  jamás  andan  por  las  orillas  de  las  playas  sin  llevar 
en  la  mano  con  que  ahuyentarlas,  pena  de  que  al  más  leve  des- 
cuido suelen  salir  picados  de  ellas,  padeciendo  un  dolor  exce- 
sivo y  de  bastante  tormento  por  veinticuatro  horas.  De  las  4 
ó  6  púas  que  tienen  en  la  cola  se  suelen  los  indios  aprovechar 
para  poner  en  las  flechas,  no  haciendo  caso  de  su  carne. 

Muchos  han  escrito  sobre  la  voracidad  de  los  Guacaritos 
(que  los  indios  llaman  por  su  crueldad  Caribes),  de  las  sardi- 
netas y  de  los  demás  pescados  de  esta  naturaleza.  Habiendo 
concluido  la  salazón  de  las  carnes  y  esperando  acabar  de  pro- 
veerme en  el  pueblo  de  Carichana,  proseguimos  nuestro  viaje 
después  de  haber  bautizado  dos  criaturas  por  faltado  sacerdote, 
que  ha  más  de  cuatro  años  que  carecen  de  él  diez  y  ocho  pue- 
blos que  hay  desde  allí  hasta  el  Alto  Orinoco. 

El  día  3  de  Febrero  atravesamos  el  río  hasta  la  punta  de  la 
isla  que  está  enfrente  del  puerto  por  lograr  lo  más  favorable 
del  viento,  que  por  lo  regular,  á  causa  de  lo  muy  afuera  que 
salen  las  playas,  se  suele  cambiar  por  la  proa:  aunque  se  echa- 
ron remos  no  se  adelantó  cosa  alguna,  obligándonos  á  caminar 
á  sirga,  y  pareciendo  al  patrón  que  dejando  á  otro  el  timón  y 
ayudando  él  con  los  que  estaban  en  tierra  se  saldría  más  breve 
de  la  corriente,  se  arrojó  al  agua:  inmediatamente  se  acalambró 
el  cuerpo  y  estuvo  muy  á  pique  de  ahogarse,  sin  atreverse  los 
demás  á  sacarlo  temerosos  de  quedarse  ahogados  con  él,  ni 
menos  se  le  podía  favorecer  desde  la  lancha  porque  la  habían 
sollado  y  no  pudiendo  resistir,  la  corriente  la  llevó  casi  media 


RÍOS  DE   VENEZUELA   Y   DE    COLOMBIA.  111 

legua,  que  aconchándola  sobre  la  playa  se  consiguió  recupe- 
rarla. En  este  tiempo  uno  de  los  bogas  procuró  ponerse  delante 
del  patrón,  y  llamándolo  con  la  mano,  logró  se  viniese  para 
tierra,  hasta  que  se  le  vio  hacer  pié,  y  pudieron  sacarle  del 
agua,  allí  fué  preciso  detenernos,  así  para  que  almorzasen 
<;omo  para  atender  á  su  alivio  hasta  que  echó  todo  el  agua  que 
había  tragado. 

Proseguimos  viaje  y  á  unas  tres  horas  de  Urbana  pasamos 
por  la  boca  del  caño  Ganaparo,  en  cuyas  inmediaciones  había 
mochas  rancherías  de  indios  Otomacos,  logrando  la  abundan- 
cia de  tortugas  de  las  que  suelen  anticipar  á  desovar  (pues  ya 
se  dice  arriba  que  es  por  Marzo  la  fuerza  de  esta  cosecha). 
A  cosa  de  una  hora  volvió  el  viento  por  la  proa,  no  porque  él 
ee  variase,  sino  á  causa  de  la  mucha  vuelta  que  allí  da  el  rio, 
Y  precisa,  no  siendo  demasiado  íuerte,  seguir  á  remo  ó  sirga, 
acomodándose  mejor  los  bogas  á  lo  último,  y  sin  duda  les 
hace  mucha  falta  no  saber  usar  de  la  palanca.  Así  seguimos 
por  la  costa  del  peñón  de  San  Regis,  uno  de  los  innumerables 
que  componen  el  cerro  de  Barragán.  A  su  frente  está  el  río  de 
Mina  y  á  unas  tres  horas  ranchamos  en  la  ensenada  de 
dicho  cerro. 

El  día  4  proseguimos  á  remo  aguas  abajo  más  de  medía  le- 
gua á  montar  la  punta  de  la  playa,  y  siendo  difícil  atravesar 
el  río,  así  por  su  mucha  corriente  como  por  ser  el  viento  fuerte, 
contrario  y  siempre  peligrosísimo  para  hacer  la  travesía,  de 
que  tienen  repetidos  ejemplares,  seguimos  á  sirga  con  mucho 
trabajo,  y  á  cosa  de  unas  cinco  horas  nos  vimos  obligados  á 
arrimar  á  la  punta  de  arriba  de  dicha  playa.  A  unas  tres  horas 
aflojó  el  viento,  y  aunque  no  muy  favorable  hicimos  vela  y 
logramos  hacer  la  travesía,  y  á  media  hora  atravesamos  por 
las  bocas  del  Siapure,  sobre  la  izquierda.  A  una  hora  más 
arriba,  por  la  del  Sinaruco;  á  hora  y  media  ranchamos  en  la 
isla  de  Santa  Bárbara. 

El  día  5  seguimos  á  remo  una  hora  y  cuarto;  entró  un  paco 
de  viento  fresco  é  izamos  vela,  y  á  una  hora  pasamos  por  la 
boca  del  cano  Macupina;  á  su  frente  se  vieron  las  del  caño  de 
Aayapó  ú  Urarima  (por  el  cerro  ó  sitio  que  estuvo  fundado  en 


112  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA* 

él  como  llevo  dicho).  A  unas  dos  horas  pasamos  faldeando  el 
cerro  del  Castillo,  otro  semejante  al  anterior.  A  este  le  baña 
también  el  caño  de  Purarica;  una  hora  más  arriba,  por  el  caño 
del  hato  de  San  Antonio,  que  tiene  á  su  frente  el  peñón  de 
María  Maruta;  á  otra  hora  llegamos  al  puerto  del  pueblo  de 
Carichana,  de  donde  eran  los  bogas  que  me  conducían:  allí 
£ué  forzoso  detenernos  á  hacer  prevención  de  casabe,  plátanos, 
naranjas  y  limones  para  proseguir. 

El  día  6,  proveídos  de  una  curiara  con  tres  bogas  para  el 
servicio  de  la  lancha,  proseguimos  á  las  cinco  de  la  tarde  y 
fuimos  á  ranchar  en  la  playa  del  cerro  de  Marumaruta. 

El  día  7  proseguimos  con  viento  fresco,  y  á  dos  horas  pasa- 
mos el  raudal  de  Oropi;  á  una  hora  por  frente  de  la  piedra  de 
Tigre,  próxima  á  un  cerro  llamado  también  Marumaruta;  á 
otra  hora  el  raudal  de  Carichana,  con  repetidísimas  vueltas 
y  excesivas  corrientes;  á  otra  hora  atravesamos  el  río  y  se  nos 
rompió  el  macho  del  timón,  poco  más  abajo  de  las  bocas  del 
Meta.  Fue  felicidad  que  entre  los  bogas  que  tomé  en  Carichana 
fuese  uno  de  ellos  herrero,  y  que  habiendo  arribado  á  la  costa, 
siendo  toda  la  ladera  de  tierra  barrosa,  que  no  se  podía  hacer 
pié  en  ella,  antes  de  dos  horas  se  compuso  lo  mejor  que  se 
pudo.  Seguimos  cosa  de  una  hora  á  la  vela  y  llegamos  á  las 
bocas  del  Meta;  el  viento  muy  fresco  y  contrario  nos  obligó  á 
arriarla:  allí  nos  detuvimos  más  de  dos  horas,  así  por  la  mu- 
cha marejada  como  por  estar  sus  bocas  cerradas  por  la  mucha 
arena,  que  forma  una  barra  bastante  alta  y  no  encontrarse  la 
canal  para  poder  pasar  la  lancha,  pues  aún  la  curiara  cada 
instante  se  iba  varando,  que  no  sirvió  lo  muy  prácticos  que 
eran  los  indios  para  conseguirlo,  hasta  que  impaciente  y  te- 
meroso de  mayor  quebranto  y  retardación,  nos  arrojamos  to- 
dos al  agua  y  arrastrando  largo  tiempo  y  trecho  la  lancha, 
conseguimos  superar  las  corrientes  así  de  Orinoco  como  del 
Meta  y  entrar  en  la  canal  de  este  río. 

Volví  á  reconocer  el  terreno  de  la  costa  de  Caracas  y  me 
pareció,  como  llevo  dicho,  muy  á  propósito  para  poner  una 
población,  de  que  resultarían  todas  las  utilidades  que  llevo 
expresadas.  Seguimos  muy  poco  á  poco  á  sirga  por  ser  contra- 


RÍOS  DE   VENEZUELA  Y  DE   COLOMBIA.  118 

rio  el  viento,  á  causa  de  que  sus  bocas  y  dos  primeras  vueltas 
hacen  su  curso  del  Sur  al  Norte  rectamente,  y  este  es  el  viento 
más  común.  Nos  ranchamos  en  la  playa  del  Gaño  de  Gumáre, 
á  cuyas  orillas  hay  muchas  maderas  y  varios  morichales. 

Bl  día  8  proseguimos  á  sirga  once  horas  y  ranchamos  en  la 
barranca  y  playa  de  Murucaha. 

El  día  9  proseguimos  también  á  sirga  á  causa  de  las  calmas, 
7  en  algunas  vueltas,  por  lo  mucho  que  culebrea  el  río,  por 
estar  muy  bajo  y  descubrir  muchas  playas,  era  contrario 
el  viento.  A  unas  tres  horas  pasamos  por  las  bocas  del  caño 
de  Jurepe,  y  á  siete  horas  ranchamos  en  la  playa  de  6ua- 
chapara. 

El  día  10  caminamos  á  vela  hora  y  media  y  por  haber  cal- 
mado el  viento  proseguimos  á  sirga.  A  una  más  adelante  en- 
contramos tres  indios  que,  siguiéndonos  uno  dé  ellos  lo  cono- 
cieron por  su  pariente  dos  de  los  bogas;  hice  arrimar  á  la 
costa  y  arrojando  en  el  suelo  el  arco  y  flechas  se  vino  á  la 
lancha.  Dijo  se  llamaba  Juan  Bautista,  de  nación  Yaruro,  que 
nació  en  el  pueblo  de  San  Borja,  el  que  quedó  abandonado  en 
la  expulsión  de  Jesuítas,  y  que  los  más  de  los  naturales  se 
habían  vuelto  al  monte;  que  muchos  de  los  del  pueblo  de  Ga- 
richana  eran  sus  parientes  (teniéndose  por  tales  todos  los  que 
hablan  una  misma  lengua):  díjele  que  por  qué  no  se  iba  con 
ellos  7  me  respondió  que  porque  no  había  sacerdote  y  no 
teniendo  quien  los  enseñase,  vivían  con  más  satisfacción  en  el 
monte:  le  mandé  dar  un  poco  de  carne,  casabe  y  plátanos. 

Proseguimos  á  remo  y  sirga  orillando  la  barranca  Golorada, 
tierra  alta  y  deliciosa  y  en  su  medianía  tiene  un  grandísimo 
morichal,  y  habiendo  caminado  como  unas  nueve  horas  en 
todo  el  día,  ranchamos  en  la  punta  de  la  playa  de  Pacadi. 
A  las  seis  picó  con  bastante  fuerza  el  viento  al  Oeste;  á  las 
seis  y  media  cayó  un  fuerte  chubasco;  á  las  siete  cambió  el 
viento  por  el  Norte,  luego  aflojó  y  se  mantuvo  en  calma  toda 
la  noche.  A  las  once  llegó  una  curiara  con  9  hombres,  con 
cartas  del  factor  de  la  compañía  de  Garacas  para  Santa  Fe. 

El  12  proseguimos  á  remo  diez  horas  y  á  hora  y  media  con 
viento  flojo  ranchamos  en  la  playa  de  Guadapari  frente  de  la 

s 


114  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

barranca  de  Barro  Colorado.  Tiene  esta  costa  las  mismas  pro- 
porciones para  poner  una  buena  población,  pero  debería  ser 
preferida  la  del  frente  que  está  á  la  mano  izquierda,  coa  solo 
atravesar  el  río,  que  es  la  de  Buena  Vista. 

El  13  pasé  á  reconocer  segunda  vez  el  terreno  de  Buena 
Vista  por  cerciorarme  de  lo  mismo  que  antes  había  observado 
(según  dije  en  20  de  Noviembre) ;  á  cosa  de  una  hora  aguas 
arriba  encontramos  una  curiara  que  conducía  varios  géneros 
del  Reino.  No  nos  dieron  noticia  alguna,  y  habiendo  seguido 
con  viento  flojo  unas  cinco  horas  pasamos  las  bocas  del  caño* 
de  Guasataro.  A  otras  tres  horas  más  adelante  ranchamos  en 
la  playa  de  Maravali,  pueblo  que  estuvo  en  aquel  paraje;  sus 
naturales  se  pasaron  á  fundar  otro  junto  á  los  raudales  de 
Maipures  en  el  caño  de  Toma,  que  también  se  ha  extinguido. 

El  14  seguimos  con  viento  ílojo  ayudados  del  remo.  A  cosa 
de  cuatro  horas  pasamos  por  las  bocas  del  caño  de  Gapausí,  y 
á  unas  seis  horas,  habiendo  refrescado  el  viento,  fuimos  á 
ranchar  frente  de  donde  empieza  la  barranca  de  Paruví,  sobre 
la  banda  del  Sur,  y  á  la  opuesta  llaman  la  de  Gloria. 

El  15  proseguimos  con  calma  cosa  de  una  hora,  y  refres- 
cando el  viento  á  cuatro  horas  pasamos  por  frente  de  donde 
estuvo  el  pueblo  Paruví,  de  nación  Yaruros,  que  antes  de  la 
expulsión  de  los  Jesuítas  se  volvieron  al  monte.  Inmediata- 
mente entramos  en  los  raudales  provenidos  de  unos  dilatadí- 
simos arrecifales ,  que  por  estar  el  río  bajo  son  peligrosos ,  y 
atravesamos  cinco  en  el  espacio  de  dos  leguas;  á  todos  los  lla- 
man los  Guindales.  A  cosa  de  dos  horas  de  ellos  encontramos 
cuatro  indios  bravos  de  los  que  llaman  Guavirog,  que  aunque 
los  llamamos  no  quisieron  llegar  á  la  lancha,  y  solo  á  uno  se 
le  oían  grandes  voces  en  su  lengua,  y  siempre  que  nos  pará- 
bamos á  esperarle  se  retiraba  al  monte.  A  otras  tres  horas 
ranchamos  en  la  playa  de  Yubaba. 

El  16  proseguimos  á  remo  como  hora  y  media;  izamos  vela 
con  viento  flojo,  varando  la  lancha  con  mucha  frecuencia  por 
lo  mucho  que  se  esplaya  el  río  y  la  poca  agua  que  queda  en  la 
canal,  habiendo  mudado  esta  á  proporción  de  las  corrientes 
que  había  tenido  el  río,  que  por  ser  su  fondo  de  arena,  se 


Ríos  DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  115 

mueve  coa  cualquiera  corneóte.  Como  á  otras  dos  horas,  con 
•esta  grande  incomodidad,  llegamos  á  la  barranca  del  Trapi- 
-che.  Es  muy  á  propósito  para  poner  en  ella  una  población, 
-como  llevo  dicho.  Toda  la  barranca  es  alta  y  sigue  más  de 
legua  y  media  interpolada  de  árboles  y  sabanas  muy  delicadas. 
En  una  de  las  puntas  de  dicha  barranca  se  estrecha  el  río  á 
•cuasi  200  varas,  que  es  en  la  única  parte  en  que  lleva  más  reco- 
gidas las  aguas,  volviendo  á  ensanchar  insensiblemente  hasta 
que  queda  en  la  anchura  igual  de  media  legua,  que  conserva 
desde  Macuco  hasta  Orinoco.  La  barranca  opuesta  es  muy 
alia  y  tan  dilatada  que  llega  hasta  el  río  Gasanare,  del  que 
recibe  desde  allí  ese  nombre,  aunque  la  atraviesa  el  río  Ele. 
A  unas  cinco  horas  avistamos  dos  indios  gentiles  que  estaban 
<X)giendo  en  la  playa  nidadas  de  huevos  de  tortugas,  y  aunque 
les  llamamos,  no  hicieron  caso.  Al  mismo  tiempo  calmó  el 
Tiento  y  seguimos  á  remo  y  sirga  otras  dos  horas  y  rancha- 
mos en  una  playa  de  la  costa  de  Gasanare. 

El  17  proseguimos  á  remo  como  unas  dos  horas  y  media. 
Nos  detuvimos  á  que  almorzasen  los  bogas  y  esperar  entrase 
algún  viento;  con  él  flojo  seguimos  á  una  hora  y  pudimos 
aprovechar  como  tres  cuartos.  So  arrió  la  vela  á  causa  de  una 
gran  vuelta  que  hacen  las  aguas,  y  á  remo  y  sirga  anduvimos 
otros  tres  cuartos  de  hora.  Volvimos  á  izar  vela,  y  como  á  una 
hora  pasamos  por  la  boca  del  río  Ele,  con  tan  poca  agua,  que 
no  era  posible  entrase  por  ella  la  más  pequeña  embarcación. 
A  otras  dos  horas  pasamos  por  las  del  río  Gasanare,  tan  seco 
como  el  anterior,  haciendo  allí  un  gran  playón  de  arena  muy 
grande;  como  á  unas  300  varas  atravesamos  por  la  boca  del 
rio  Ghire.  A  unas  dos  horas  arriamos  vela,  aunque  ya  estaba 
demasiado  fresco  el  viento  para  pasar  un  arrecifal  que  nos 
puso  en  bastante  cuidado  por  más  de  hora  y  media  que  tarda- 
mos en  atravesarle  á  remo  y  sirga;  se  volvió  á  largar  la  vela 
y  proseguimos  como  otra  hora  y  media  hasta  que  llegamos  á 
ranchar  en  la  playa  de  Cerro. 

El  18  proseguimos  con  viento  flojo:  como  á  tres  horas  j)asa- 
mos  por  la  playa  de  las  matas  de  Guaduas,  llamada  así  á  causa 
de  un  cañaveral  muy  dilatado  que  hay  en  la  costa,  á  cuatro 


116  BOLETÍN  DE  LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

horas  más  adelante  pasamos  por  la  boca  de  Aricaporo;  á  tres- 
horas  por  el  caño  del  Perro  á  la  izquierda;  á  una  hora  por  el 
de  Cararabo,  en  la  misma  costa.  Calmó  el  viento  y  seguimos 
hora  y  media  á  remo,  quedándonos  á  ranchar  en  la  playa  de- 
Tupa. 

El  19  seguimos  á  remo  tres  horas;  izamos  vela  aunque  con 
viento  flojo  y  á  seis  horas  pasamos  por  la  boca  del  río  Oriporo; 
á  dos  horas  pasamos  más  adelante;  encontramos  con  diez 
indios  gentiles  que  haciendo  atracar  la  lancha  á  tierra  vinieron 
alegres  á  ella;  les  hice  dar  carne  y  casabe  que  lo  estimaron 
mucho.  Me  dijeron  iban  con  frecuencia  al  pueblo  de  Guana- 
palo  y  se  espera  se  queden  en  él  establecidos  con  otros  muchos 
que  ha  reducido  con  su  buen  modo  el  religioso  misionera 
Fr.  Miguel  de  los  Dolores,  de  los  Descalzos  de  San  Agustín, 
patrono  de  dicho  pueblo.  Nos  detuvimos  más  de  una  hora; 
calmó  el  viento  y  seguimos  á  remo  más  de  tres  horas  y  ran- 
chamos en  la  playa  de  Sepia. 

El  20  seguimos  tres  horas  y  media  á  remo;  encontramos  una 
curiara  de  la  factoría  de  la  compañía  de  Caracas  que  llevaba 
algunas  harinas  y  correspondencia  de  Santa  Fe:  á  otra  hora  y 
media  pasamos  por  la  boca  del  caño  Guachiría;  izamos  vela  j 
á  tres  horas  pasamos  por  la  boca  del  caño  Yatea  á  la  derecha; 
á  una  hora  pasamos  por  la  punta  de  la  barranca  de  Dunari; 
allí  por  una  vuelta  grande  que  hace  el  río,  seguimos  media 
hora  á  sirga  y  remo.  Volvimos  á  hizar  vela  y  á  hora  y  media 
se  atravesaron  unos  arrecifales  junto  á  la  boca  del  caño  de 
Ghiaque>  que  queda  á  la  izquierda,  á  cuatro  horas  más  ade- 
lante ranchamos  en  la  punta  de  Comenturi: 

El  21  seguimos  á  remo  tres  y  media  horas  bástala  barranca 
de  Ibaiva,  que  es  donde  llevo  dicho  tienen  sus  labranzas  los 
naturales  del  pueblo  de  Guanapalo,  muy  á  propósito  para 
población;  donde  fué  forzoso  detenernos  más  do  hora  y  media 
para  que  los  bogas  viesen  á  sus  parientes,  que  todos  acudieron 
á  la  lancha,  franqueándose  recíprocamente  lo  que  tenían  con 
muy  buena  voluntad  y  semblantes  alegres:  allí  al  atravesar  el 
río  se  llevó  un  caimán  un  cachorro  lebrel  que  traía,  que  lo» 
indios  lo  sintieron,  por  persuadirse  quedaría  cebado  y  resul- 


Ríos  DE   VENEZUELA  Y   DE   COLOMBIA.  117 

tarles  alguaa  desgracia  en  las  crialuras,  que  por  lo  común 
siempre  se  están  bañando,  y  toda  su  diversión  la  tienen  en  el 
^gua,  usando  del  baño,  por  la  mañana,  al  mediodía  y  á  la 
tarde,  que  es  común  á  todos  los  indios. 

Izamos  vela  y  á  una  hora  pasamos  por  la  boca  del  rio  Pauto, 
tan  seco  como  los  anteriores;  á  otra  hora  por  frente  del  puerto 
que  usan  en  verano  aquellos  naturales  y  en  invierno  por  el 
mismo  caño  llegan  próximos  al  pueblo,  quedando  como  tres 
cuartos  de  legua  tierra  adentro;  á  otra  hora  pasamos  junto  á 
la  isla  Macucuante,  donde  ya  se  dijo  tienen  muchas  labranzas 
los  indios,  y  á  cosa  de  dos  horas  por  la  boca  del  caño  de  Ma- 
ría, sobre  la  derecha  y  á  otras  tres  horas  ranchamos  junto  ala 
boca  del  caño  Paraburu. 

£1  22  seguimos  al  remo  y  á  dos  horas  y  media,  pasamos  por 
la  boca  del  caño  Aruguiba  á  la  izquierda.  A  su  frente  está  la 
de  Cuya;  una  hora  más  abajo  entró  viento  ó  izamos  vela,  y  á 
otra  hora  encontramos  la  boca  del  caño  de  Gabiuua  á  la  dere- 
cha. A  tres  horas  y  media  llegamos  al  puerto  de  Macuco,  que 
seria  la  una  y  media  de  la  tarde.  Se  desembarcó  inmediata- 
mente el  equipaje  y  pasé  al  pueblo,  que  ya  se  dijo  está  una 
legua  del  puerto.  Es  de  advertir  que  en  todo  el  río  Meta  y  en 
-el  Orinoco  no  se  encuentra  más  piedra  que  en  los  arrecifales  y 
raudales  y  todas  sus  playas  son  de  arena,  en  unas  algo  grue- 
sa, pero  por  lo  común  delgada.  No  se  halla  ningún  cascajo 
ui  piedra  redonda  como  en  el  río  Magdalena. 

Estando  bajo  el  Meta  es  mucho  lo  que  caracolea,  por  lo  muy 
ancha  que  tiene  la  madre  y  por  lo  común  las  vueltas  que  hace 
son  de  barranca  á  barranca,  motivo  porque  muchas  veces,  el 
viento  que  sería  favorable  estando  crecido,  en  verano  suele 
ser  contrario,  con  lo  que  se  retarda  en  más  de  un  tercio  de 
camino;  todas  sus  orillas  y  las  de  los  ríos  y  caños  que  le  en- 
tran están  poblados  de  árboles,  entre  los  que  hay  muchos  fru- 
tules  y  otros  resinosos  de  que  se  suelen  aprovechar,  aunque 
poco,  por  su  desidia.  Hay  también  mucho  maderaje  para  hacer 
embarcaciones  menores  y  menesteres  de  cosas  de  que  poco 
usan. 

Puestas  poblaciones  en  los  parajes  que  se  llevan  expresados, 


118  BOLETÍN  DE  LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

se  Utilizarían  de  todo  y  fomentarían  una  especie  de  comercio 
de  las  muchas  producciones  de  que  abunda,  que  aunque  ahora, 
están  silvestres,  se  mejorarían  con  algún  beneficio,  pues  entre 
ellos  se  hallan  muchos  guaymaros,  fruta  de  que  en  tiempo  de 
escasez  se  hace  una  especie  de  pan  en  las  provincias  de  Santa 
Marta  y  Cartagena.  En  esta  lo  he  comido  y  aun  cocida  solo  la 
fruta  es  muy  sabrosa,  tanto  cuasi  como  la  de  castaña  en  Gali- 
cia. La  del  caracoli  es  algo  acida  y  su  castaña  ó  pezón  cruda,, 
es  un  horrible  cáustico  y  cocida  es  sabrosa.  Las  guamas  ma- 
duras son  muy  dulces  y  allí  son  tan  grandes  que  algunas 
pasan  de  media  vara  y  un  grueso  de  seis  á  ocho  pulgadas.  Na- 
ranjillas silvestres,  dátiles,  pinas  y  piñuelas  manavaez  es 
fruta  que  se  da  en  una  especie  de  palma  muy  baja.  Gubarros 
se  dan  en  otras  más  altas  y  espinosas;  de  estas  abunda  el  ca- 
mino de  tierra  desde  Macuco  á  Tocarla  y  aun  hasta  Pauto. 
Gorozos  de  que  se  saca  manteca  á  fuego  y  sin  61  en  la  provin- 
cia de  Gartngena  y  allí  se  pudiera  hacer  lo  mismo.  Higos 
chumbos.  De  limones  se  suelen  encontrar  manchones  de  te- 
rrenos; se  encuentran  muchos  peramanes,  tremen  tinos,  man- 
gles terrestres,  cedros  blancos,  algarrobos,  canimes,  otiva,  ca- 
raña,  currucuí,  marapucheri,  que  es  una  pepita  abierta  por 
medio  y  suple  la  nuez  de  toda  especie  y  es  de  la  misma  utili- 
dad. Abunda  de  vainilla,  polipodio,  zarza,  raíz  de  Ghina,  san- 
gre de  drago,  palo  de  aceite,  fruta  de  burro,  cañafístola  y  otras 
infinitas  que  de  sus  particularidades  se  podría  componer  una 
historia  do  mucho  volumen.  Solo  queda  el  dolor  de  que  todo 
está  abandonado,  careciéndose  de  sus  utilidades  por  despobla- 
ción, cuando  en  algunas  partes  del  reino  está  la  gente  sobra- 
dísima sin  tener  en  qué  emplearse,  ni  aun  de  qué  poder  comer. 
No  es  de  menor  utilidad  la  mucha  cacería  de  animales  te- 
rrestres y  volátiles,  que  hay  y  se  pudiera  aprovechar,  como  la 
abundante  pesca  en  los  caños  y  ríos  que  se  entran,  admirán- 
dome el  pescado  llamado  pavón,  de  la  propia  figura  que  el 
besugo,  aunque  mucho  mayor,  pues  algunos  pasan  de  8  y 
10  libras;  no  tiene  escama  y  su  pellejo  es  tan  hermoso  y  ma- 
tizado como  las  plumas  del  ave  del  mismo  nombre.  Gomí  do 
él  en  el  caño  de  Gaida,  uno  de  los  que  entran  en  el  río  Gravo 


RÍOS   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  119 

y  me  pareció  muy  suave  y  de  buen  gusto,  y  á  este  tenor  otros 
muchos  pescados. 

Fuéme  forzoso  permanecer  en  el  pueblo  de  Macuco  por  pro- 
porcionar bagajes  para  nuestra  conducción  y  del  equipaje,  que 
por  estar  despobladas  aquellas  tierras  de  gentes  libres,  me 
obligó  á  mandarlas  pedir  á  Tocaría,  que  dista  tres  días  á  la  li- 
gera, y  por  no  haberse  encontrado  allí,  lo  volví  á  repetir  á  la 
ciudad  de  Pore,  que  hay  otros  días  más  de  camino,  lo  que 
hubiera  excusado  si  tiránicamente  no  se  hubieran  expulsado 
los  vecinos  libres  que  estaban  establecidos  en  los  pueblos,  con 
lo  que  se  evitarían  los  quebrantos  que  así  para  proveerse  de 
bagajes  como  de  bastimentos  se  padecen.  Y  aunque  de  la  ha- 
cienda de  Gravo,  que  está  próxima  se  pudieran  facilitar,  por 
las  muchas  bestias  de  que  abunda,  su  administrador  procede 
con  tanta  desidia  que  ni  aun  tiene  aperos  para  las  que  se  em- 
plean en  el  servicio  ordinario  de  ella,  el  que  habiendo  tenido 
noticia  que  yo  había  llegado  á  aquel  pueblo,  pretextó  ir  á  ver 
al  gobernador  para  ausentarse  y  que  no  se  le  pidiesen  bestias. 
Bien  sabido  es  que  algunos  de  estos  mayordomos  ó  adminis- 
tradores más  bien  miran  el  alma  del  negocio  que  el  negocio 
del  alma. 

Con  el  motivo  de  mi  detención  en  aquel  pueblo  me  impuse 
de  que  la  falta  de  medios  para  atraer  á  los  indios  gentiles  es 
causa  de  que  no  se  hayan  reducido' á  población,  y  como  que 
es  preciso  darles  algún  lienzo  para  cubrir  sus  carnes,  algunas 
herramientas  para  edificar  sus  casas  y  cultivar  la  tierra  para 
sus  labranzas  (que  en  el  Orinoco  llaman  conucos)  y  otros 
menesteres,  como  que  no  hay  fondos  para  ello,  se  ven  los 
misioneros  precisados  á  conservar  solo  los  que  ya  estaban 
reducidos,  aunque  el  de  Guanapalo  no  ha  dejado  de  sacar 
muchos  del  monte  y  reducido  aquel  pueblo,  asegurándome 
que  de  los  gentiles  no  ha  habido  ejemplar  que  hicieran  daño 
alguno  (por  más  que  lo  ponderen)  si  antes  no  les  han  causado 
algún  perjuicio,  como  ha  sucedido  muchas  veces,  que  algunos 
corregidores  por  quitarles  las  guanichas  (así  llaman  á  las  mu- 
chachas y  muchachos)  procuran  saber  donde  ranchan  y  de 
golpe,  matando  á  diestro  y  siniestro,  robando  las  que  pueden 


120  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

para  venderlas  después  por  Ínfimo  precio  de  10  pesos,  que  es 
lo  más  común  en  que  los  suelen  comprar,  pretextando  la  reli- 
gión que  quieren  sirva  de  capa  de  sus  maldades,  sin  reparar 
en  las  almas  que,  para  conseguir  estos  lucros,  con  tantas 
muertes  han  echado  á  los  infiernos,  ni  la  ocasión  que  han 
dado  para  otras  muchos  desastres  y  homicidios. 

El  anterior  corregidor  á  este,  en  una  sola  ocasión  mató  más 
de  300  indios  é  indias  y  recogió  80  párvulos^  que  para  empresa 
semejante  y  servirse  de  ellos  los  corregidores,  apellidan  tanto 
por  la  tropa  de  escolta,  y  también  para  perseguir  á  los  misio- 
neros sino  condescienden  á  dejar  sacrificar  á  los  indios  redu- 
cidos,  haciéndoles  contribuyan  con  los  frutos  que  han  recogido 
y  con  el  trabajo  personal  para  sus  lucros;  bien  que  en  otros 
pueblos  del  reino  he  oído  decir  se  padece  el  mismo  mal,  pre- 
textando los  corregidores  que  no  se  les  paga  su  sueldo  y  que 
aun  ni  este  les  alcanza  para  comer,  sin  advertir  que  hay  otros 
muchos  arbitrios  para  ganarlo  si  quieren  dedicarse  á  trabajar, 
sin  pretender  semejantes  empleos,  en  que  servirían  más  bien 
á  Dios  y  salvarían  sus  almas,  pues  allí  son  y  serán  siempre 
perjudiciales,  y  por  mucho  que  roben  continuamente  perecerán 
de  hambre,  no  dejando  de  incomodar  con  repetidas  represen- 
taciones siniestras  á  los  superiores. 

El  río  Meta  tiene  por  puertos  todos  cuantos  ríos  y  caños  des- 
aguan en  él  en  tiempo  de*  invierno,  pero  los  más  comunes  son 
el  de  Pachaquero  en  el  río  Negro,  que  nace  en  la  cordillera  de 
Santa  Fe,  que  siguiendo  de  dicha  capital  por  Chipaque  á  Ca- 
quesa,  Estagico,  la  Laguneta,  á  pasar  la  tara  vita  del  Río  Ne- 
gro, siguiendo  á  las  quebradas  de  Susamaco,  la  del  Pipiral  y 
por  el  cerro  de  Buenavista  á  bajar  á  Apiay  y  de  allí  á  la  que- 
brada del  puerto  de  Pachaquero,  viaje  de  doce  días  con  cargas, 
que  embarcándose  en  dicho  puerto  de  Pachaquero,  en  un  día 
se  llega  al  río  Meta.  Después  de  este  lo  son  todas  las  quebradas, 
caños  y  ríos,  como  llevo  dicho.  También  Garcitas  es  puerto  del 
Tocaría  (el  que  frecuentan  todos  los  del  reino  que  bajan  por 
Barranca  Grande,  Paya,  Macote  y  Gravo),  dicho  río  entra  en  el 
Gravo  y  ambos  en  Meta  poco  antes  del  Macuco.  En  verano,  por 
no  permitir  navegación  dichos  ríos,  se  sigue  por  tierra  hasta 


Ríos   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  121 

embarcai^se  en  Macuco.  Guanapalo  solo  sirve  de  escala  para  los 
que  quiereu  llegar  á  proveerse  de  alguuas  cosas,  en  particular 
de  casabe,  de  que  es  abundante,  aunque  para  los  de  la  banda 
de  Pore,  Chire,  ó  los  que  bajan  de  Chita,  puede  servir  de  puerto 
en  tiempo  de  verano  teniendo  buenos  prácticos  de  las  sabanas, 
con  lo  que  excusarán  á  lo  menos  tres  días  de  tierra.  En  el  in- 
vierno también  pueden  los  de  Pore  y  demás  transeúntes  que 
bajan  por  los  páramos  de  Chita  ó  Cucuy  embarcarse,  si  tuvie- 
ran curiaras  ó  lanchas  en  el  río  Pauto,  que  pasa  próximo  á  di- 
cha ciudad,  y  seguir  hacia  el  Meta  ó  poco  más  abajo  de  Gua- 
napalo. 

En  el  puerto  de  Gasanare  se  podrían  embarcar  los  de  Chire 
7  pueblos  inmediatos,  pero  me  dijeron  que  há  cerca  da  treinta 
años  que  no  se  trafica,  y  que  el  pueblo  que  estaba  fundado  en 
el  puerto  se  extinguió  de  todo  punto,  que  ha  sido  motivo  para 
que  se  hayan  extraviado  muchos  naturales,  y  también  la  falta 
que  hay  de  doctrineros  en  aquellos  pueblos.  No  se  sabe  por  qué 
motivo  navegaran  por  Gasanare  los  que  subían  por  el  situado 
desde  Guayana,  porque  es  de  mucha  más  retardación  y  el  ca- 
mino de  tierra  impracticable;  en  el  verano  suelen  bajar  algu- 
nos al  puerto  de  Surimena,  donde  se  proveen  de  bogas,  embar- 
cándose en  el  mismo  río  Meta  poco  más  arriba  de  la  boca  de 
Gravo. 

£1  9  de  Marzo  á  las  cuatro  y  media  de  la  tarde,  salimos  de 
dicho  pueblo  con  la  determinación  de  caminar  de* noche  para 
evitar  el  calor  y  el  sol,  que  molesta  mucho  en  aquellas  inmen- 
sas llanadas,  de  lo  que  se  arrepintieron  breve  los  peones  poco 
enseñados  á  desvelarse,  queriendo  más  padecer  los  rigores 
del  sol  que  perder  la  noche.  Aquella  tarde  atravesamos  los  ca- 
ños de  Oroquel,  Guaripia,  y  á  unas  tres  horas  ranchamos  en 
el  Gaida,  que  fué  donde  llevo  dicho  comí  el  pescado  pavón,  y 
todos  estos  caños  desaguan  en  el  río  Gravo. 

El  10,  por  la  mucha  flojedad  y  desidia  de  los  peones  para  re- 
coger las  bestias  y  cargas,  proseguimos  á  las  ocho  de  la  ma- 
ñana, orillando  el  río  Gravo,  á  excepción  de  tal  cual  ensenada 
que  atravesamos  para  abreviar  el  viaje,  sin  poder  seguir  camino 
derecho  á  causa  de  que,  siendo  solo  tierra  alta  las  délas  orillas 


122  BOLETÍN  DE  LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

de  dicho  río,  las  domas  de  las  sabanas  se  suelen  anegar,  y  el 
mucho  ganado  del  pueblo  Macuco,  que  alcanza  á  14.000  reses, 
el  de  la  hacienda  de  Gravo,  de  Tocaría  y  de  otros  varios  hatos 
que  se  apacientan  por  aquellos  parajes,  con  el  mucho  pisoteo 
cuando  se  van  retirando  las  aguas,  dejan  unos  zanjones  que  es 
imposible  transitar  por  allí,  pues  á  no  ser  este  inconveniente 
se  ahorrarían  para  ir  á  la  ciudad  de  Pore  más  de  dos  días  de 
camino,  y  en  el  que  se  sigue  suele  haber  algunas  grietas  que 
embarazan  bastante. 

A  unas  dos  horas  llegamos  á  donde  llaman  Pueblo  Viejo, 
por  haber  estado  fundado,  como  llevo  dicho,  en  aquel  paraje 
uno  de  naturales  de  quienes  era  la  hacienda  de  Gravo,  la 
que  sería  muy  conveniente,  respecto  á  que  era  propia  de  los 
indios,  aplicarla  al  pueblo  de  Guanapalo  para  que  tuvieren  con 
que  atraer  muchos  de  los  gentiles  que  por  falta  de  subsistencia 
y  no  tener  aquel  misionero  que  suministrarles,  carecen  de  re- 
ducción. Reconocí  dicho  terreno,  el  que  tiene  todas  las  propor- 
ciones para  una  buena  población  de  libres  ó  gente  blanca  (que 
así  llaman  á  toda  casta  que  no  sean  indios  ó  negros  aunque 
tenga  de  dichas  castas).  A  tres  horas  de  camino  se  halla  el 
caño  de  la  Miel;  fuimos  á  ranchar  cuatro  horas  más  adelante  á 
orillas  del  río,  que  por  estar  muy  bajo  descubre  las  playas  muy 
dilatadas. 

El  11  proseguimos  con  la  misma  nema;  á  una  hora  atrave- 
samos el  caño  de  Guravataba;  á  otras  ocho  horas  ranchamos 
en  el  caño  de  Usuma. 

El  12  caminamos  cinco  horas  hasta  el  caño  de  Nayaque, 
donde  tiene  habitación,  hato,  trapiche  y  buenas  labranzas, 
aprovechándose  también  de  la  costa  opuesta  el  dueño  de  los 
bagajes,  los  que  fué  forzoso  remudar  por  lo  muy  maltratados 
que  llegaron,  así  por  la  falta  de  pastos,  por  estar  entonces  re- 
toñando, como  por  no  saber  cargarlos  y  haberse  sofocado  con 
los  rigores  del  sol,  y  esto  causó  detención. 

El  15,  queriéndome  adelantar,  recibí  un  fuerte  golpe  de  un 
caballo  en  que  habían  estado  corriendo  venados  los  días  antes, 
de  que  abundan  aquellas  llanadas ;  de  suerte  que  entre  dos 
hombres  solo  con  lazos  suelen  coger  de  100  á  130  en  un  día, 


RÍOS   DE   VENEZUELA.  Y  DE   COLOMBIA.  123 

solo  por  aprovechar  las  pieles.  Proseguí  coa  alguna  incomo- 
didad después  de  haber  usado  todos  los  preparativos  que  tie- 
nen para  semejantes  lances,  y  á  unas  tres  horas  llegamos  á 
las  juntas  del  río  Gravo  con  el  de  Tocaría,  que  los  divide  una 
barranca  alta.  Es  de  poca  extensión,  que  solo  permite  tres  ó 
cuatro  casas,  porque  á  unas  100  varas  ó  poco  más  de  la  orilla 
se  baja  tanto  el  terreno  que  se  hace  anegadizo  todo  lo  demás, 
lio  obstante  que  la  loma  alta  sigue  hasta  la  falda  de  la  loma 
de  Gravo,  cosa  de  cuatro  horas  á  la  ligera,  y  con  cargas,  poco 
menos  de  un  día,  con  muchas  ventajas  al  que  se  transita  aho- 
ra, y  siendo  aquella  falda  á  propósito  para  poner  una  buena 
población,  estableciendo  una  bodega  ó  dos  ó  tres  vecinos  en 
las  juntas  de  los  dos  ríos,  serviría  de  mucha  utilidad  á  los  ve- 
cinos y  al  comercio.  Su  temperamento  es  el  mismo  de  tierra 
caliente  y  á  propósito  para  beneficiar  todos  los  frutos,  prome- 
tiendo abundantes  cosechas.  A  hora  y  media  de  las  juntas 
atravesamos  el  caño  de  Suri  van;  á  un  cuarto  de  hora  el  de  Gu- 
raay;  á  media  hora  el  de  Garcitas,  puerto  donde  me  había  em- 
barcado para  bajar  al  Meta:  le  hallé  tan  seco,  que  le  vadeaban 
á  pie,  con  solo  una  canal  muy  estrecha;  á  tres  horas  rancha- 
mos junto  á  la  hacienda  de  Tocaría,  donde  antes  estuve  aguar- 
dando las  embarcaciones  á  mi  bajada.  Hasta  aquí  es  tierra 
llana  de  muy  dilatadas  sabanas. 

£1 16  seguimos  por  el  llano  con  el  equipaje,  faldeando  las 
montañas,  y  yo  me  dirigí  á  la  parroquia  de  Tocada,  así  por 
oír  misa  como  por  ver  su  situación;  tardé  cinco  horas  á  buen 
paso  para  llegar  á  ella,  que  está  fundada  en  la  meseta  de  una 
loma  bastante  escabrosa,  en  la  horqueta  que  hacen  dos  que- 
bradas de  las  que  forman  el  río  Tocaría.  A  dos  horas  y  media 
fuimos  á  ranchar  á  las  orillas  del  río  Panto,  que  tiene  sus  ca- 
beceras en  las  lomas  del  pueblo  de  Támara. 

El  17  vadeamos  el  río  Panto  con  bastante  trabajo  á  causa  do 
la  mucha  piedra  que  tiene,  que  aunque  se  ensancha  mucho 
está  profundo  bastantemente,  el  que  en  invierno  creeré  no 
se  pueda  vadear  en  algunas  leguas  más  arriba;  de  allí  tardé 
cuatro  horas,  por  camino  muy  llano,  en  llegar  á  la  ciudad  de 
Pore,  una  de  las  de  la  jurisdicción  de  los  Llanos  de  Gasanare. 


m  BOLETÍN   DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁHCA. 

No  da  muestra  de  haber  sido  más  de  lo  que  ahora  es,  y  sí 
creeré  que  después  que  llegó  el  nuevo  gobernador  haya  ade- 
lantado alguna  cosa,  porque  se  ven  algunas  casas  nuevas  cu- 
biertas de  teja  y  otras  que  se  están  levantando  para  lo  mismo. 

Se  conoce  que  han  carecido  hasta  ahora  de  fomento,  de  quien 
les  animase  y  protegiese;  y  como  que  es  una  de  las  poblaciones 
de  tierra  caliente,  estaban  connaturalizados  con  la  desidia  y 
poltronería,  sin  atender  á  las  labranzas,  ni  manufacturas,  ni 
otros  ejercicios  en  que  pudiesen  adelantar,  porque  en  sabiendo 
enlazar  una  res,  á  que  son  inclinados,  hasta  las  mujeres,  les 
parece  que  ya  tienen  cuanto  han  menester;  por  lo  que,  aten- 
diendo su  gobernador  D.  Joaquín  Ferni  á  los  muchos  arbi- 
trios de  que  pueden  usar  con  excesivo  beneficio,  así  para  su 
conservación  como  para  lucrar  y  expender,  va  inclinando  á 
los  vecinos  á  que  siembren  cacahuales,  que  hasta  ahora  no 
han  tenido,  cañaverales,  algodonales  y  otros  frutos,  y  á  que 
formen  potreros  para  los  ganados,  así  para  engordarlos  como 
para  evitar  mucho  trabajo  y  pérdida  de  tiempo  en  recogerlo 
cuando  lo  han  menester,  evitando  también  por  este  medio  el  que 
muchos  no  se  apropien  lo  que  no  es  suyo.  No  procura  menos 
sobre  el  trabajo  áb  las  manufacturas,  pues  en  varios  pueblos 
que  no  sabían  tejer,  ya  tienen  muchos  telares  y  trabajan  con 
gusto.  Intenta  hacer  lo  mismo  en  las  poblaciones  de  libres,  y 
creo  conseguirá  su  pretensión  si  no  ocurre  algún  accidente, 
pues  no  todos  se  acomodan  á  ver  que  otros  tengan  utilidad  y 
se  utilicen  para  tener  que  comer. 

D.  Joaquín  Ferni,  según  he  experimentado,  es  muy  pro- 
penso al  bien  común,  y  tiene  muchos  deseos  de  acertar,  y  que 
como  se  le  sostenga  no  nos  queda  duda  de  que  con  exactitud 
cumplirá  y  hará  cumplir  cuanto  se  le  mande,  y  no  en  todos 
concurre  esta  virtud,  y  que  en  caso  de  establecerse  las  pobla- 
ciones que  son  necesarias,  así  en  aquella  provincia  como  en 
las  orillas  del  río  Meta  hasta  Orinoco,  no  me  parece  que  habrá 
otro  más  á  propósito  para  verificarlo ,  porque  no  es  lo  mismo 
proponerlo  ó  hablarlo  que  ejecutarlo;  que  esto  pide  un  buen 
conocimiento  del  país  y  del  humor  de  los  que  se  hayan  de  es- 
tablecer, donde  el  rigor  suele  hacer  pie  para  la  desesperación. 


RÍOS   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBÍA.  125 

lo  que  más  bien  se  suele  conseguir  con  el  buen  modo,  sin  fal- 
tar á  su  obligación,  que  verificado  todo  lo  que  va  estableciendo 
resultará  de  ello  un  regular  comercio  con  lo  demás  del  reino, 
así  por  las  manufacturas  como  por  los  frutos  y  ganados  vacu- 
noSy  mulares  y  caballares,  que  son  de  alguna  importancia,  y 
lo  mismo  con  otras  provincias. 

El  25  proseguimos  más  de  tres  horas  por  el  llano,  y  entran- 
do luego  en  las  montañas  y  tierras  quebradas  atravesé  el  río 
de  Aricaporo:  ranchamos  temprano  á  causa  de  los  bagajes  que 
se  fatigan  breve. 

El  26  volvimos. á  bajar  á  tierra  llana,  aunque  con  algunas 
quebradas,  orillando  el  río  Oriporo,  que  en  invierno  es  preciso 
pasarlo  por  tarabita  ó  puente  de  hamaca.  A  unas  tres  horas  le 
atravesamos  para  subir  al  pueblo  de  Ten ,  que  está  situado  en 
una  meseta  de  bastante  eminencia,  con  muy  pocas  casas,  y  el 
piso  de  unas  lajas  muy  grandes.  Ya  desde  allí  proseguimos 
por  tierras  muy  quebradas,  subiendo  y  bajando  lomas  muy 
pendientes  con  muchos  despeñaderos:  atravesé  la  quebrada  do 
Guaimoria  y  la  del  Arenal,  subiendo  la  loma  do  Barro-Negro; 
á  la  caída  de  ella  ranchamos  en  una  casa  bien  infeliz. 

El  27,  á  cosa  de  una  hora,  atravesamos  la  quebrada  de  Agua 
Tibia  y  subimos  á  la  Sabaneta,  que  aunque  corta  tiene  una 
vista  muy  buena  y  agradable.  Es  paraje  á  propósito  para  poner 
una  población.  También  tiene  una  iglesia  que  sirve  de  parro- 
quia á  varios  vecinos  que  viven  á  largas  distancias,  á  los  que 
administra  un  religioso  Agustino,  puesto  para  misionero  de 
los  indios  Tunebos  que  viven  retirados  de  aquel  paraje  más 
de  cuatro  ó  cinco  leguas,  internados  en  el  monte,  sin  habita- 
ción fija,  porque  la  mudan  donde  quiera  que  hacen  las  labran- 
zas, los  que  están  abandonados  y  sin  instrucción  en  la  religión. 
Estos  se  creen  poseedores  de  muchas  leguas  de  tierra,  con 
cuyo  motivo  causan  excesivos  quebrantos  á los  demás  vecinos, 
á  quienes  con  el  más  leve  pretexto  arrojan  de  aquellas  tierras 
sin  cultivarlas  ellos  ni  dejar  que  otros  las  cultiven,  haciéndo- 
Jes  perder  sus  casas,  sementeras  y  frutales,  siendo  así  que 
ellos  no  quieren  vivir  en  aquel  paraje  ni  menos  poner  en  él 
su  pueblo,  pretextando  de  que  un  antecesor  suyo  maldijo  toda 


126  BOLETÍN  DE   Lk  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

la  tierra  que  está  de  aquella  banda  de  Casanare^  por  lo  que  no 
producirá  el  fruto  que  ellos  siembren  allí.  No  quieren  desistir 
de  su  error  á  que  contribuirán  los  fines  particulares  de  su 
misionero,  como  también  para  que  incomoden  á  los  vecinos 
libres  que  tienen  allí  sus  estancias. 

A  cosa  de  un  medio  cuai-to  de  legua  á  la  orilla  de  Gasanare 
se  encuentra  una  sola  casa  de  un  vecino  á  lo  que  llaman  el 
Piñal;  allí  tuvieron  su  pueblo  dichos  indios  Tunebos ,  que 
dejaron  abandonado  y  se  internaron  en  las  montañas,  en  la 
banda  opuesta  del  Gasanare;  no  descubrí  señal  de  haber  tenido 
iglesia;  la  que  existe  está  fundada  en  la  Sabaneta  anterior.  No 
muy  lejos  de  ella  encontré  clavadas  varias  estacas  que  me 
dijeron  era  la  delineación  de  otra  iglesia  que  para  hacer  la 
parroquia  de  la  Divina  Pastora  habían  puesto  los  religiosos 
Gapuchinos  c^n  el  ñn  de  que  se  estableciesen  allí  algunos 
vecinos.  No  hay  duda  que  el  paraje  y  proporciones  que  ofre- 
cen sus  inmediaciones  es  muy  á  propósito,  pero  me  parece  que 
antes  de  emprenderlo  era  menester  disponer  que  el  religioso 
Agustino  pasase  á  otra  parte  ó  que  se  fuese  con  los  indios 
Tunebos  de  quienes  es  misionero,  reduciéndolos  á  población 
adonde  ahora  se  hallan ,  y  lo  más  acertado  retirarlo  á  su  con- 
vento, poniendo  otro  en  su  lugar  para  los  Tunebos;  pues  de 
permanecer  allí,  además  de  que  no  tendría  efecto,  es  muy 
perjudicial  á  todo  vecindario,  sugiriendo  á  los  indios  para  que 
les  causen  muchos  daños. 

El  domingo  anterior  á  mi  pasada  requirieron  á  uno  de  los 
que  estaban  inclinados  á  que  se  hiciese  parroquia  para  que 
saliesen  de  la  tierra,  siendo  así  que  vive  más  de  cuatro  leguas 
apartado  de  su  estancia,  donde  tiene  buenos  platanales  y 
cañaverales,  con  un  buen  trapiche,  que  he  visto,  y  aun  aquel 
día  dicho  misionero  le  había  abochornado  á  la  puerta  de  la 
iglesia,  según  me  dijeron. 

En  el  Piñal  se  junta  el  camino  y  siguen  desde  la  ciudad  de 
Ghire  á  las  salinas  de  Ghita  con  el  que  se  lleva  de  Pore;  aquel 
viene  por  entre  unas  montañas  muy  eminentes  y  escarpadas; 
me  dijeron  era  de  mal  piso  y  de  muchas  lomas  para  Hogar  á 
dicha  ciudad  de  Ghire,  que  de  ella  al  puerto  había  cuatro 


Ríos  DE   VENEZUELA   Y  DE   COLOMBIA.  127 

horas  de  camino  impracticable  en  invierno,  sin  embargo  de 
ser  por  tierra  llana. 

Desde  el  Piñal  proseguí  orillando  el  río  Casanare  hasta  el 
páramo  de  Chita,  en  el  que  entran  muchas  quebradas  de  tan- 
tas aguas  como  las  que  trae;  hasta  aquellos  parajes  atravesa- 
mos las  quebradas  de  Agua  Colorada  y  Agua  Blanca  con  bas- 
tante trabajo  por  sus  muchas  crecientes,  tanto  que  cuasi  no 
permite  vado,  nadando  las  bestias  y  mojándonos  al  tiempo  de 
pasarlas. 

A  cinco  horas  de  Piñal  llegamos  á  Sabana  Larga,  llamada 
así  por  una  sabaneta  que  se  dilata  más  de  media  hora  de 
camino  entre  varias  montañas  ó  lomas  y  las  orillas  del  río 
Casanare.  Lo  mucho  que  llovía  no  permitió  pasásemos  ade- 
lante: en  ella  vi  al  vecino  á  quien  requirieron  los  indios  Tune- 
bos para  que  se  mudase  á  otro  paraje  y  en  su  casa  ranchamos, 
el  que  es  también  muy  bueno  para  poner  una  población.  Su 
temperamento  cálido;  las  montañas  inmediatas  prometen  pro- 
ducir cuanto  le  quieran  sembrar,  y  lo  mismo  el  llano.  Tiene 
por  el  Oriente  el  río  Casanare  y  por  el  Occidente  (orillando  la 
montaña)  las  cabeceras  de  las  dos  quebradas  que  atravesé,  y 
de  una  y  de  otra  agua  se  pueden  servir  en  sus  menesteres  y 
sin  necesidad  de  estar  esparcidos,  que  puesta  la  población  ser- 
viría de  escala  para  todos  los  que  de  los  Llanos  de  Casanare 
transiten  á  las  salinas  de  Chita,  y  lo  mismo  para  los  que  vie- 
nen á  ella  por  ser  jornadas  proporcionadas  desde  Pore  á  Ten, 
y  en  tiempo  de  invierno  que  queda  abandonado  el  camino  de 
Aguativia,  por  lo  impracticable  que  se  pone,  lo  es  también 
desde  Ten  á  Sabana  Larga,  y  solo  una  casualidad  puede  pri- 
var de  llegar  á  ella.  A  esta  Sabana  intentaron  los  religiosos 
Capuchinos  saliese  un  camino  desde  las  salinas  de  Chita, 
pareciéndoles  que  sería  mejor  que  el  que  ahora  usan  por  tener 
allí  el  río  Casanare  dos  peñones  opuestos  que  facilitan  hacer 
de  uno  á  otro  un  buen  puente  de  á  caballo.  Sacaron  la  vereda 
y  me  informaron  los  mismos  que  la  trabajaron  que  el  camino 
es  mucho  más  corlo,  pero  tiene  varios  pasos  impracticables  en 
tiempo  de  invierno,  porque  la  corriente  del  río  ataja  en  muchas 
partes  el  camino.  La  relación  que  nos  hicieron  fué  la  siguiente: 


128  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

«Se  emprende  el  camino  desde  las  salinas  de  Chita,  que 
están  á  orillas  del  río  Casanare  (como  luego  repetiré),  subiendo 
la  loma  con  bastantes  vueltas  hasta  llegar  á  la  iglesia,  donde 
hay  también  algunas  casas  de  los  vecinos  del  pueblo;  luego  se 
vuelve  á  bajar  á  las  salinas  de  Chirivague,  que  estarán  como 
dos  tiros  de  fusil  apartadas  de  las  primeras,  y  obliga  á  todo 
este  rodeo  (que  es  de  más  de  hora  y  media  de  camino)  la 
cuchilla  de  la  loma,  que  remata  con  un  escarpe  de  más  de 
20  varas  en  la  orilla  del  río,  y  aunque  tiene  un  atajo  para 
los  de  á  pie,  van  con  tanto  peligro  que  á  cada  paso  se  experi- 
mentan muchas  desgracias,  que  con  facilidad  se  evitarían,  y 
con  poco  trabajo.  De  dichas  salinas  se  prosigue  por  lo  alto  de 
la  loma  de  Río  Negro,  que  es  bastante  áspera.  Al  bajar  dicho 
río  se  vuelve  á  subir  otra  mejor,  llamada  puerta  de  Tarme- 
cona,  y  se  baja  á  la  quebrada  de  Cucharas  y  subiendo  y  ba- 
jando otras  varias  lomitas,  se  viene  á  pasar  por  una  laja  de 
peña  viva  de  m<1s  de  media  hora  de  camino  muy  resbaloso,  á 
la  que  toda  ella  en  creciente  cubre  el  agua  del  río.  Se  sube 
luego  á  una  meseta  que  llaman  el  Tablón;  después  se  encuen- 
tra otra  peña  que  no  permite  camino  por  ninguna  parte  para 
llegar  á  donde  se  había  de  poner  el  puente  en  dicha  Sabana 
Larga.» 

No  hay  duda  que  á  no  ser  estos  dos  malos  pasos  era  de  mu- 
cha más  comodidad  y  ahorro  que  el  que  yo  transité.  Me  parece 
que  los  religiosos  desistieron  de  su  empresa,  pero  no  se  puede 
menos  que  agradecer  su  buen  celo  por  el  bien  del  publico. 

El  28  á  media  hora  atravesamos  la  loma  que  llaman  de  la 
Laja,  muy  expuesta  para  precipitarse  cada  instante,  con  una 
montaña  á  la  izquierda  y  sobre  la  derecha  al  río  y  quebrada 
de  Maqueque,  la  que  atravesé:  á  su  bajada  tiene  varios  saltos 
y  precisa  subirla  y  bajarla  á  pie,  donde  se  maltrataron  mucho 
las  bestias  de  carga,  y  aun  las  de  silla.  A  unas  cinco  horas 
atravesé  la  quebrada  de  Socama,  de  muy  mal  vado,  que  cuando 
va  creciendo  impide  la  subida  á  una  sabaneta  de  mucha  pie- 
dra. En  ella  hay  una  mala  enramada  donde  ranchamos,  por 
no  haber  pasto  para  las  bestias  en  lo  restante  del  camino,  y 
porque  tomasen  algún  vigor  para  emprenderle. 


Ríos   DE   VENEZUELA   Y   DE    COLOMBIA.  129 

£1  29  proseguimos  subiendo  la  loma  de  Socama,  muy  pen- 
diente y  alta,  de  más  de  dos  horas  de  camino  yendo  á  la  lige- 
ra,  á  bajar  á  la  quebrada  de  Iguarin;  se  prosigue  por  la  loma 
del  mismo  nombre,  de  malísimo  piso,  así  para  las  bestias 
como  para  los  de  á  pie,  á  bajar  á  la  quebrada  de  Santa  Lucía 
7  subir  la  loma  de  peor  piso  que  la  anterior,  todas  pobladas 
de  muchos  árboles  y  peñones  formidables;  lo  mismo  en  el 
paso  de  las  quebradas,  que  parece  imposible  puedan  transitar 
bestias  por  aquellos  parajea,  teniendo  todo  fácil  composición: 
la  continuación  les  hace  perder  el  horror  que  causa  tanto  pre- 
cipicio á  los  novicios  en  aquellos  caminos,  por  verse  en  unas 
elevaciones  tan  excesivas,  que  al  muy  firme  de  cabeza  se  le  en- 
turbia ó  desvanece  la  vista. 

En  lo  alto  de  ella  hay  una  sabaneta,  aunque  corta,  algo  có- 
moda para  descansar,  solo  que  el  agua  está  muy  distante  y 
con  algún  precipicio  para  cogerla;  la  bajada  está  algo  más  tra- 
table, pero  tan  pendiente  y  de  tanto  caracol  que  parece  se  baja 
caminando  punto  menos  que  por  una  pared.  Su  mucha  eleva- 
ción y  algunos  derrumbaderos  ponen  en  bastante  cuidado  á 
los  caminantes,  y  así  los  más  juiciosos  lo  suelen  hacer  á  pie 
I^ara  evitar  alguna  mala  pisada  de  la  bestia,  que  por  cuales- 
quiera parte  que  caiga  se  precipita  irremediablemente;  con 
lodo,  hay  bárbaros  que  bajan  y  suben  corriendo,  sin  escarmen- 
tar en  las  muchas  desgracias  que  han  sucedido. 

Llegamos  después  de  siete  horas  á  la  travesía  de  las  Cruces, 
á  caer  á  la  loma  de  San  Ignacio,  de  allí  á  la  Sirica,  en  donde 
se  encuentran  dos  ranchitos  de  poca  sustancia  ni  alivio,  y  sin 
haber  bajado  (por  haber  inmensa  distancia  muy  pendiente 
hasta  el  río),  se  prosigue  subiendo  la  loma  de  Sirica,  se  vuel- 
ve á  bajar  á  la  quebrada  de  Guanaripe,  que  aún  está  en  lo  alto, 
á  subir  la  loma  del  cerro,  desde  donde  se  descubren  las  sali- 
nas, pareciendo  las  casas  menudos  granos  de  mostaza  y  casi 
no  se  distinguen  últimamente;  después  de  otras  tres  horas  se 
baja  al  río  Casanare,  que  se  atraviesa  por  puente  de  madera, 
y  á  sus  orillas  están  las  salinas  de  Chita  y  población  provisio- 
nal para  tiempo  de  verano,  porque  en  invierno  con  las  cre- 
cientes del  río  las  cubre  el  agua  y  priva  el  que  se  puedan  bene- 

9 


190  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

ficiar,  sucediendo  lo  mismo  á  las  de  Chinivaque,  que  están 
poco  mas  abajo.  Uuas  y  otras  serian  á  poco  costo  útiles  en 
todo  tiempo  y  de  inmenso  beneficio  y  de  ellas  se  proveen  todas 
las  poblaciones  de  los  Llanos  y  pueblos  de  la  cordillera  de  los 
páramos  de  Chita. 

Hasta  unos  60  manantiales  de  agua  salobre  se  descubren 
en  las  orillas  del  río,  y  solo  se  benefician  dos  de  ellos,  que 
haciendo  unos  pozos  argamasados  en  altura  en  donde  no 
alcancen  las  corrientes  y  tapándoles  el  conducto  bajo,  se  po- 
drían beneficiar  en  todos  tiempos  con  excesiva  utilidad  y 
menos  quebranto  de  los  que  acuden  á  ellas.  En  tiempo  de  in- 
vierno se  retiran  todos  dejándolo  desamparado,  y  por  consi- 
guiente se  arruinan  los  ranchos  y  casas  que  habían  fabricado 
á  la  entrada  del  verano,  repitiendo  todos  los  años  la  misma 
maniobra. 

Son  muchos  los  vecinos  que  habitan  repartidos  por  aquellas 
quebradas,  los  que  se  podían  reunir  en  una  meseta  próxima  á 
las  salinas,  que  está  casi  en  la  falda  de  la  loma,  en  que  hay 
fundada  iglesia  rany  indecente  y  deteriorada,  la  que  breve 
obligará  que  la  hagan  de  nuevo,  que  será  su  mejor  compos- 
tura. Me  dijeron  que  las  principales  y  retablos  los  habían 
llevado  al  pueblo  de  Chita,  pero  en  caso  de  que  se  haya  de 
renovar  ó  hacer  iglesia,  sería  más  conveniente  en  la  meseta 
que  está  en  la  falda,  en  donde  agregándole  algunos  vecinos  se 
aumeniaría  la  población.  En  la  retardación  de  cargas  y  preve- 
nir muías  se  pasó  un  día. 

El  31  subimos  la  loma  de  Tanaeque  hasta  llegar  á  la  meseta 
de  este  nombre;  seguimos  á  llegar  á  Quebrada  Honda  prosi- 
guiendo otra  loma  á  pasar  el  río  Casanare  por  el  puente  de 
Recugeche;  sigue  otra  loma  de  muy  mal  piso  de  piedra  con 
muchos  repechos  y  cangilones  hasta  lo  alto  del  monte,  que  hay 
una  sahaneta  y  de  allí  á  la  Boca  del  Monte^  que  llaman  así 
por  concluir  allí  todo  lo  que  es  arboleda,  lo  que  goza  tempe- 
ramento templado,  donde,  se  puede  poner  una  venta  ó  enra- 
mada para  descanso  y  abrigo  de  los  que  no  puedan  pasar  el 
páramo  con  día,  para  que  no  se  expongan  á  perecer  en  él,  por 
ser  de  los  más  crueles.  Yo  tardé  ocho  horas  desde  las  salinas 


RÍOS   DE    VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  131 

€11  subir  allí.  Luego  se  prosigue  ya  por  temperamento  frígidí- 
simo, subiendo  siempre  varias  lomas,  y  unas  dos  horas  ran- 
chamos en  lo  rigoroso  del  páramo,  lloviendo  y  sin  tener  con 
que  encender  candela;  el  quedarme  allí  fué  culpa  de  los  peo- 
nes que  se  adelantaron. 

El  !.•  de  Abril  proseguí  á  acabar  de  subir  y  atravesando 
próximo  del  Tragadero,  que  es  una  laguneta  llamada  así  por 
estar  en  la  creencia  de  que  cuantos  animales  y  personas  se 
arrimaban  á  ella,  inmediatamente  con  superior  impulso  los 
atraía  y  tragaba  (de  estas  ilusiones  padecen  mucho  no  solo  los 
naturales  sino  también  otros  que  no  lo  son).  Está  en  el  medio 
del  páramo  y  creeré  sea  también  de  lo  más  rigoroso  de  él. 

Sigúese  subiendo  la  loma  hasta  llegar  á  la  Culebreada,  de 
allí  á  la  loma  y  cuevas  del  Corcovado  (llaman  cuevas  algunos 
huecos  que  hace  las  peñas  aunque  sin  algiin  abrigo  en  todo  el 
camino  hasta  allf),  se  halla  mucha  osamenta  muy  blanca  y 
limpia  de  los  muchos  animales  que  se  han  emparamado,  y  se 
prosigue  subiendo  hasta  el  hato  de  Tetuquica  y  luego  se  baja 
á  la  laguna  del  mismo  nombre,  que  es  pequeña.  Se  prosigue 
hasta  la  quebrada  de  Escaraman,  en  la  que  se  reconoce  ya 
algiín  abrigo  y  se  pudiera  hacer  allí  alguna  venta  para  alivio 
de  los  transeúntes.  Desde  el  monte  á  llegar  á  esta  quebrada  se 
pondrán  tres  horas  en  lo  que  se  echa  de  ver  que  es  seis  tantos 
más  corto  este  páramo  que  el  de  Toquilla. 

Siguiendo  á  la  quebrada  de  la  Chorrera,  en  que  por  estar 
más  abrigada  que  la  anterior  se  podría  poner  la  venta,  allí  se 
unen  las  dos  quebradas  dichas  y  van  á  desaguar  al  río  de 
Sogamozo.  Se  emprende  la  subida  de  la  loma  de  la  Cruz  á 
bajar  al  sitio  de  la  Barraca,  orilki!  *  la  laguneta  de  Chica- 
gua  y  atravesando  la  quebrada  del  Mo.ino  se  llega  al  pueblo 
de  Chita,  distante  de  las  salinas  como  día  y  medio.  Algunos 
dicen  lo  hacen  en  un  día,  pero  me  hace  fuerza,  á  excepción  de 
los  que  caminan  á  pió,  que  esos  encuentran  mayores  derechos 
por  donde  no  pueden  ir  las  bestias. 

El  día  5  de  Abril,  habiéndose  juntado  los  bagajes,  prose- 
guimos bajando  la  loma  á  pasar  la  quebrada  de  las  Y^^guas;  á 
unas  ocho  horas  subimos  al  páramo  del  Aserradero,  cordillera 


132  BOLETlN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

del  anterior,  en  el  que  se  siente  mucho  el  frío;  es  corlo  y 
bajamos  á  ranchar  á  la  quebrada  del  Muerto,  feligresía  de 
.  Cheva. 

El  6  se  huyeron  las  bestias  y  quedamos  aUí  todo  el  día. 

El  7  subimos  la  loma  de  Mausa,  á  bajar  á  la  quebrada,  que 
atravesé  por  puente,  y  llegué  después  de  cinco  horas  al  pueblo 
de  Socotá:  proseguí  á  bajarla  quebrada  de  Comeza;  se  empren- 
dió la  subida  á  la  loma  de  Sagra,  de  malísimo  piso  y  muchas 
vueltas,  á  bajar  á  la  quebrada  de  Soacha,  y  subimos  después 
de  otras  cinco  horas  á  ranchar  al  pueblo  de  dicho  nombre. 

El  8  bajamos  á  la  huerta  y  atravesamos  por  vado  el  río  So- 
gamozo;  en  el  mismo  paraje  esta  puesta  la  tarabita,  que  es 
una  cuerda  por  lo  regular  de  cuero,  atravesada  de  una  á  otra 
banda  del  río,  y  de  esta  pende  una  argolla  de  lo  mismo  que 
sostiene  una  especie  de  cesta  ó  zurrón,  todo  de  cuero,  en  el  quo 
se  posa  el  pasajero  y  con  otra  cuerda  la  conducen  á  la  orilla 
opuesta,  y  lo  mismo  ejecutan  con  las  bestias,  siendo  en  para- 
jes donde  es  excesiva  la  corriente,  y  en  algunas  partes,  como 
en  esta,  se  pudiera  excusar  esta  máquina,  nada  agradable,  ni 
aun  á  los  que  la  pasan  con  frecuencia,  por  tener  buenas  pro- 
porciones para  poner  puente.  Proseguimos  con  el  río  á  la  iz- 
quierda y  lo  mismo  el  pueblo  de  Vetaitiva,  y  fuimos  á  ran- 
char á  los  molinos  de  Otálora,  habiendo  caminado  como 
unas  diez  horas;  las  bestias  con  la  falta  de  alimentos  y  fatigas 
de  las  lomas  llegaron  bastante  cansadas. 

El  9  proseguimos  subiendo  la  loma  de  Manitas  y  á  su  baja- 
da en  el  llano  pasamos  cerca  del  convento  de  Belén,  de  reli- 
giosos de  San  Agustín,  sobre  la  derecha,  y  lo  mismo  los  pue- 
blos de  Chameza,  Nauza  y  Tibacosa,  situados  en  las  faldas  y 
abras  que  hacen  las  lomas  ó  montañas.  Atravesantes  por  vado 
otra  vez  el  río  Sogamozo,  y  á  unas  cinco  horas  de  los  Molinos 
llegamos  al  pueblo  de  Sogamozo. 

El  10  proseguimos  hasta  Quebrada  Ilonda. 

El  11  á  la  ciudad  de  Tunja,  donde  dejé  un  granadero  en- 
fermo. 

El  1.°  de  Mayo  atravesando  eLpueblo  Cucinta,  dejando  á  la 
derecha  el  de  Sora  y  á  la  izquierda  el  de  Samacá,  fuimos  á 


RÍOS   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  133 

dormir  á  la  hacienda  de  esle  nombre,  de  los  religiosos  de  Santo 
Domingo,  que  así  esta  como  dichos  pueblos  están  situados  en 
un  valle,  la  mayor  parte  de  él  pantanoso. 

El  2  seguimos  á  la  loma  de  Chumbita,  dejando  el  convento 
de  la  Candelaria,  de  Recoletos  de  San  Agustín,  sobre  la  izquier- 
da, bajamos  á  dormir  al  pueblo  de  Tinjacá. 

£1  3  seguimos  la  loma  de  Suta  por  lo  que  llaman  la  piedra 
Bajada,  al  Almorzadero  y  á  la  fuente  del  Moral;  bajamos  á 
atravesar  el  río  por  la  puente  de  la  Balsa,  ya  en  el  llano  de 
Ghinquinquirá,  y  después  de  nueve  horas  llegamos  á  la  pa- 
rroquia de  dicho  nombre. 

El  4  pasando  por  el  Boquerón  fuimos  á  dormir  después  de 
tres  horas  al  pueblo  de  Simijaca. 

El  5  atravesamos  por  el  pueblo  de  Susa,  subimos  la  loma, 
bajamos  al  pueblo  de  Tuquere  dejando  la  laguna  grande  sobre 
la  izquierda,  fuimos  á  ranchar  después  de  haber  caminado  en 
todo  el  día  diez  horas,  al  vado  del  río  de  Ubaté. 

El  6  atravesamos  por  el  pueblo  de  Ubaté;  subiendo  la  loma 
dejamos  al  pueblo  de  Tansa  sobre  la  derecha,  atravesamos  por 
el  Boquerón  y  bajamos  á  ranchar  á  donde  llaman  la  Capilla. 
El  7,  remudando  las  bestias  de  silla,  proseguimos  por  el 
llano,  dejando  á  Nemocon  á  la  izquierda,  atravesamos  por  los 
pueblos  de  Zipoquirá,  el  de  Cagicá  á  la  derecha  y  Chita,  atra- 
vesamos el  río  por  el  puente  de  dicho  nombre,  y  después  de 
diez  horas  á  la  ligera,  llegamos  al  pueblo  de  Uzaquen. 

El  8,  á  causa  de  lo  mucho  que  llovió  el  día  anterior,  en  dos 
horas  de  andadura  llegamos  á  esta  capital. 

De  todo  lo  expuesto  en  el  anterior  diario,  se  deduce  que  se 
pueden  poner  poblaciones  para  la  comodidad  del  comercio,  del 
camino  del  páramo  de  Toquilla,  en  la  quebrada  de  Soriano, 
que  es  el  mismo  paraje  donde  está  la  casa  que  llaman  do  To- 
quilla, de  la  que  loma  su  nombre  el  páramo.  Que  del  pueblo 
de  Sogamozo  se  pueden  sacar  vecinos  para  ella.  Otra  población 
en  donde  llaman  Hato  Viejo,  á  la  salida  de  dicho  páramo, 
antes  de  llegar  á  la  quebrada  de  Siama,  sacando  los  poblado- 
res de  la  feligresía  de  Labranza  Grande,  de  los  muchos  que 
viven  en  sus  laderas  y  quebradas  inmediatas.  Otra  en  la  mon- 


184  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

taña  de  Gravo,  á  orillas  de  Llano  Grande,  reuniendo  los  más 
próximos. 

En  las  juntas  de  los  ríos  Gravo  y  Tocaría,  se  puede  poner 
una  bodega  ó  ramada  con  algunos  vecinos  para  alivio  de  los 
transeúntes,  mientras  vienen  embarcaciones  ó  les  llegan  bes* 
tias  para  sus  viajes,  que  distará  á  la  ligera  como  cuatro  horas, 
y  menos  de  un  día  con  cargas,  de  la  población  que  se  haga. 

Que  en  el  río  Gravo ,  donde  llaman  Pueblo  Viejo ,  se  puede 
poner  otra  población  en  donde  sus  vecinos  procurarán  preci- 
samente tener  embarcaciones ,  así  para  su  uso  como  para  al- 
quilarlas á  los  que  las  hayan  menester,  y  también  proveerles 
do  bastimentos  y  bogas  para  sus  viajes,  distante  de  la  bodega 
unas  diez  horas  río  abajo. 

Que  en  el  rio  Meta,  más  abajo  de  Guanápalo,  donde  llaman 
íbaiba  y  tienen  labranza  los  naturales  de  dicho  pueblo,  se 
puede  también  poner  otra  buena  población,  teniendo  como  tie* 
non  muy  buenas  proporciones,  y  será  la  primera  que  desde  el 
nacimiento  del  Meta  se  halle  á  la  banda  del  Sur,  pues  hasta 
ahora  todas  están  establecidas  de  la  banda  del  Norte  y  dista 
.tres  horas  del  puerto  de  Guanápalo,  siendo  de  advertir  que 
Macuco  y  Guanápalo  están  una  legua  tierra  adentro  apartados 
de  sus  puertos,  y  en  invierno  que  permiten  sus  caños  la  nava- 
gftción,  son  el  que  menos  de  más  de  tres  horas  de  retardación, 
y  que  así  esta  población  como  las  demás  que  son  convenientes 
han  de  estar  á  las  orillas  del  mismo  río. 

Sin  embargo  de  que  prometen  buenas  proporciones  para  po- 
ner poblaciones  á  las  orillas  de  los  ríos  Ariporo,  que  está  cinco 
horas  río  abajo  de  íbaiba;  Aricaporo,  otras  cinco  horas  más 
del  río  Chire  y  Casanare  que  entran  cuasi  juntos  en  el  Meta, 
y  distan  quince  horas  de  íbaiba;  como  que  no  se  podrán  ha- 
cer á  un  liempo  todas  las  poblaciones  necesarias,  me  parecía 
conveniente  preferir  á  todos  estos  el  paraje  que  llaman  el  Tra- 
piche, que  aunque  dista  de  íbaiba,  donde  se  debe  poner  la  otra 
población,  veinticuatro  horas  poco  más  aguas  abajo,  es  paraje 
muy  alto  y  que  puede  servir  de  vigía,  y  como  el  que  sube  por 
el  río  Meta  no  tiene  ya  paraje  por  donde  poderse  extraviar,  por 
estar  del  lado  de  arriba  todos  los  ríos  que  desaguan  en  él,  es  pre- 


RÍOS   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  185 

dso  pasen  por  allí,  y  viene  á  quedar  como  la  llave  de  todos  los 
puertos  de  aquel  río.  Tiene  además  de  las  buenas  proporciones 
de  siembras  y  pastos ,  la  comodidad  de  poder  hacer  un  fuerte 
ai  fuese  menester  para  resguardo  de  cuanto  por  allí  quiera  en- 
trar, sin  padrastro  que  le  pueda  ofender,  por  ser  una  pequeña 
eminencia  en  medio  de  aquellos  inmensos  llanos  hasta  cuanto 
puede  alcanzar  la  vista,  y  será  la  segunda  población  de  aquel 
río,  y  segunda,  también  de  la  banda  del  Sur.  Se  puede  poner 
otra  población  en  donde  llaman  Buenavista,  que  es  barranca 
de  las  mismas  proporciones  y  circunstancias  que  la  del  Trapi* 
ohe,  de  la  que  distará  como  doce  horas  poco  más,  y  aunque 
hay  otras  más  abajo,  como  lo  es  la  barranca  Eslibana,  me  pa- 
rece que  son  suficientes  las  expresadas  por  ahora,  y  aunque 
para  desembocar  al  Orinoco  distará  de  allí  como  catorce  horas, 
debiéndose  poner  allí  la  villa  de  Meta,  que  dicen  está  mandada 
por 6.  M.  en  las  bocas  de  él,  se  excusan  más  poblaciones.  Lo 
restante  es  ya  entrando  en  Orinoco,  de  la  provincia  deOuaya- 
&a«  de  la  que  no  tengo  que  expresar  más  de  lo  que  llevo  dicho. 

■d  estos  dos  últimos  parajes  del  Trapiche  y  Buenavista,  si 
86  itt^esen  por  convenientes,  se  pueden  poner  fortalezas,  que 
á  excepción  de  la  cal,  tienen  próximos  los  demás  materiales, 
bien  que  se  necesiten  á  lo  menos  veinticinco  días  para  llegar  á 
ellos  desde  las  bocas  del  Orinoco,  habiendo  de  atravesar  por 
las  pscKviQeias  de  Cumaná  y  Caracas  y  Barinas,  que  me  páre- 
se corresponde  ahora  á  Maracaybo  y  también  por  la  banda  del 
Sur  y  toda  la  Guayana  hasta  la  boca  del  Meta,  que  desde  allí 
anriba  creeré  sea  de  este  reino. 

Volviendo  portel  camino  de  Chita,  digo,  que  como  todos  los 
de  los  Llanos  transitan  á  las  salinas  en  tiempo  de  invierno 
desde  el  pueblo  Ten  por  la  cordillera  de  la  loma  á  salir  á  Sa- 
bana hvga,  sería  co&veníente  á  no  hacer  más  que  una  pobla- 
dóQ,  preferir  á  este  paraje  en  el  que  concurren  todas  las  cir^ 
aiíitfaflrias  ^ara  que  sea  buena^  que  esta  también  proporción 
nará  la  compostura  del  restante  del  camino  hasta  dichas 
salinas. 

Ea  la  falda  de  la  loma  donde  está  ahora  la  parroquia  de  las 
Salinas  de  Chita,  no  solo  es  conveniente  hacer  otra  población, 


196  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

sino  que  precisa  á  ello  para  evitar  tantos  perjuicios  como  reci- 
ben en  tener  que  fabricar  todos  los  veranos  las  casas  en  que 
han  de  habitar  cuando  van  á  beneficiar  la  sal,  y  si  se  hiciesen 
los  pozos  para  lograr  de  su  beneficio  en  invierno,  con  mucha 
más  razón  se  debe  beneficiar  la  población. 

Solo  restan  las  dos  ramadas  ó  ventas  en  lo  alto  del  monte 
antes  de  entrar  en  el  páramo  de  Chita  y  otra  á  la  salida  de  él 
ó  bien  en  la  quebrada  de  Escarama  ó  en  la  de  la  Chorrera,  que 
verificado  lo  que  llevo  expuesto,  con  más  proporción  y  facili- 
dad se  puede  atender  á  la  derechura  y  compostura  de  los  ca- 
minos, advirtiendo  que  con  la  prohibición  de  que  se  introduz* 
can  efectos  de  la  provincia  de  Guayana,  incluyen  también 
ellos  las  herramientas  para  cultivar  las  tierras  y  demás  labo- 
res del  campo,  y  siéndoles  muy  costoso  y  difícil  adquirirlas 
por  otras  partes,  son  infinitos  los  que  por  falta  de  estos  instru- 
mentos se  ven  ociosos,  y  otros  que  por  no  tener  los  necesarios, 
por  causa  de  esta  prohibición  aumentan  excesivamente  el  tra- 
bajo con  poquísima  ó  ninguna  utilidad.  Casi  lo  mismo  sucede 
en  aquella  provincia  y  por  lo  mismo  siempre  serán  inütiles 
las  órdenes  que  se  dieren  para  el  fomento  y  cultivo  de  aque- 
llas tierras,  cuando  tienen  cerrado  el  conducto  de  adquirir  he- 
rramientas para  labrarlas;  siendo  decomiso  hasta  la  pobredad 
de  un  cuchillo  de  los  que  suelen  traer  para  su  uso. 

Y  parecién^dome  que  no  resta  otra  cosa  que  exponer  sobre  la 
comisión  que  se  dignó  Y.  E.  poner  á  mi  cuidado,  ruego  á  Dios 
que  redunde  todo  en  su  santo  servicio,  y  que  guarde  la  vida 
de  Y.  E.  muchos  años  para  alivio  de  este  reino.  Santa  Fé,  Ju- 
nio 17  de  1783  años. — Antonio  de  la  Torre  (1). 


(1)  Depósito  de  la  Guerra.  Est.  P.  Tab.  I.  Cartera  2,  núm.  86.  En  la  memoria 
que  el  Virrey  arzobispo,  escribió  para  su  sucesor  en  l'2S9  elogia  al  capitán  Anto- 
nio de  la  Torre,  expresando  que  fundó  de  nuevo  ó  mejoró  de  situación  á  cuarenta 
y  tres  poblaciones  con  cuarenta  mil  habitantes,  en  la  provincia  de  Cartagena. 


Ríos   DE    VENEZUELA   Y    DE   COLOiMBIA.  137 


IL 


Diario  del  viaje  hecho  de  orden  de  D.  José  Solano  al 
reconocimiento  del  río  Meta,  1765. 

m  día  18  de  Marzo  á  Ia§  siete  de  la  mañana,  salí  del  pueblo 
7  puerto  del  Raudal  con  cuatro  champanes,  dos  de  ellos  desti- 
nados á  conducir  los  indios  de  la  provincia  de  la  Guayana  á 
sus  misiones,  los  cuales  debían  mantenerse  en  mi  conserva 
hasta  Garichana,  los  otros  dos  tenían  el  destino  de  conducir  las 
harinas  que  se  hallaban  en  Macuco,  misión  del  Meta.  A  las  seis 
de  la  tarde  ranché  sin  ocurrir  me  cosa  de  particular;  el  día  fué 
de  calma  y  nubes. 

£1  día  19  á  las  cinco  y  media  me  embarqué,  pasé  el  raudal  de 
Tabaje  á  las  siete  del  día  y  llegué  á  la  misión  de  Garichana  á 
las  dos  de  la  tarde,  donde  me  detuve  todo  el  día  20  para  espe- 
rar las  bogas  y  proveerme  de  víveres;  los  champanes  que  iban 
á  Guayana  siguieron  este  mismo  día  su  viaje,  y  el  siguiente,  21 , 
seguí  el  mío  á  las  diez  del  día,  pasando  el  raudal  de  Garichana 
poco  después  de  medio  día,  con  algún  trabajo,  á  la  sirga,  por 
ser  el  día  de  calma  y  alguna  llovizna;  á  las  cinco  de  la  tarde 
entré  por  la  boca  del  Meta,  que  tendrá  un  cuarto  de  legua  de 
ancho  en  los  meses  de  río  crecido,  quedando  reducida  á  un  tiro 
y  medio  de  fusil  en  verano,  y  está  variable  todos  los  años;  en 
el  espacio  comprendido  entre  las  dos  orillas,  que  no  cubre  en 
su  mayor  creciente,  hallé  el  río  en  una  gran  creciente,  que  con 
haberse  levantado  algún  viento,  con  las  dos  velas  y  remos  solo 
pude  granjear  poco  más  de  un  tiro  de  fusil,  y  en  el  paraje 
donde  ranché  fué  menester  por  dos  veces  internar  el  rezón,  á 
causa  de  llevar  la  creciente  del  río  mucha  parte  de  aquella  playa, 
dejando  siempre  una  barranca  de  cosa  de  media  vara  en  per- 
pendicular, donde  podía  estar  embicado  el  champán.  Al  po- 
nerse el  sol  hallé  15*  de  variación  NE. 

El  día  22  á  las  cinco  y  media  me  largué  á  la  sirga;  confirmé 
la  variación  hallada  el  día  anterior  al  salir  el  sol,  y  navegué  lo 


188  BOLETÍN   DE   LA   SOGIEDAJ)   GEOGRÁFICA. 

más  del  día  á  la  sirga  con  bastante  trabajo  de  la  gente,  á  causa 
de  ir  en  muchos  parajes  con  el  agua  á  la  cintura,  según  las 
puntas  y  ensenadas  que  formaban  la  orilla.  A  la  noche  observé 
la  primera  del  cuadrado  de  la  gran  Ursa  y  por  ella  la  lat.  5^,  53\ 
23'';  el  paraje  de  la  observación  estará  como  4  leguas  déla  boca, 
y  con  corta  diferencia,  en  la  dirección  E.-O. 

El  día  23  á  las  cinco  y  media  me  largué  navegando  á  la  vela 
hasta  el  medio  día,  regularmente  con  el  trinquete,  pues  el  ^oca 
fondo  del  río  no  mo  permitía  llevar  mucha  viada.  A  las  cinco 
y  media  ranché  como  era  de  costumbre. 

El  día  24  navegué  lo  mismo  que  el  antecedente,  .con  vientfO 
hasta  el  medio  día,  el  que  me  acompañó  algunos  días,  caU 
mando  luego  que  llegaba  dicha  hora. 

•  Día  25.  Este  día  se  dejaron  ver  algunas  rancherías  y  bal-* 
sas  de  guajibos,  y  al  mismo  tiempo  las  marcas,  que  «e  suce^- 
dian  unas  á  otras  y  daban  á  entender  se  avisaban  la  novedad 
de  las  embarcaciones,  pero  su  temor  no  les  coQsentía  de^ 
jarse  ver. 

El  día  26  encontré  como  en  el  antecedente  rancherías  y  bal- 
sas, pero  más  en  número,  y  todos  los  días  se  iba  manifestaoAo 
mayor  número,  cuyo  aumento  duró  hasta  la  boca  deCasanare, 
y  en  adelante  empezó  á  disminuir  hasta  las  inmediaciones  de 
Macuco,  que  dejaron  de  verse.  Estas  balsas  son  hechas  del  bás* 
tago  del  moríche  (llamado  bojardo),  que  es  una  especie  de^eii*- 
rrizo  muy  ligero;  se  componen  de  18  ó  20  báaUtgos  de  tires  y 
media  varas  de  largo,  tres  cuartas  de  ancho  en  la  proa,  y  uai^^ 
dos  allí  los  bástagos  por  su  extremo  con  un  enlazado  de  bejuco; 
eo  la  popa  tenían  una  vara  de  ancho,  cuya  dif^renda  la  oca» 
aionaba  el  mayor  grueso  del  bojardo  por  aquella  parte,  junta*- 
mente  con  estas  el  enlazado  de  los  bejucos,  un»  teceia  apai«i|i«* 
dos  de  los  extremos,  lo  que  daba  lugar  á  alguna  desuoióo  entre 
sí;  su  mauejo  es  con  una  media  caña  (llamada  m^maea],  áe 
cuatro  dedos  de  ancha,  socavada  la  caroosidad  interior,  y  de 
dos  y  media  varas  de  largo,  rematando  sus  extremos  en  punta; 
usan  de  esta  caña  cogiéndola  por  medio  con  lunbas  manos  f 
cajialeteapdo  á  un  lado  y  otro,  y  al  mismo  iieoipo  sirve  de 
timón. 


Ríos   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  13» 

El  día  27  encontramos  unos  indios  en  una  isla  de  arena,  que 
á  nuestra  vista  corrieron  á  tomar  sus  balsas  y  se  pasaron  á  la 
tierra  firme,  dejando  abandonados  grandes  canastos  de  huevos 
de  tortuga.  Después  de  montada  la  isla  se  dejaron  ver  en  la 
costa,  dando  gran  grita  y  arrojando  puñados  de  tierra  al  aire, 
basta  que  librándoles  del  temor  la  distancia,  volvieron  á  pa- 
sarse á  la  isla. 

El  día  28  experimenté  los  vientos  más  constantes,  no  fal- 
tando hasta  las  cuatro  de  la  tarde;  pero  lo  bajo  del  río  y  el  pe- 
ligjTO  de  algunos  arrecifes  no  permitían  aprovecharlo  ente- 
ramente. 

Día  29.  Al  medio  día  pasamos  un  sitio  llamado  Parure,  donde 
tmbo  una  misión  de  yarurus  que  despoblaron  el  año  pasado, 
trayendo  los  iudios  de  ella  á  la  de  San  Borja.  A  la  tarde  se  de- 
jaron ver  unos  guajibos  dando  la  grita  que  ya  habíamos  expe- 
rimentado otra  yez,  con  solo  la  diferencia  de  dejarse  entender 
las  voces  de  curare  y  capitán^  al  mismo  tiempo  que  manifes- 
taban sus  flectjLas. 

JSl  dia  30  tuve  el  viento  ^constante  todo  el  día  aunque  con 
muchas  nubes  y  señales  de  tiempo  revuelto. 

El  día  31  AO  me  ocurrió  novedad  alguna,  pues  ya  no  lo  ora 
la  muchedumbre  de  balsas  y  rastros  que  siempre  habían  ido  á 
iQás  hasta  este  paraje. 

£1  día  1.*  de  Abril,  á  las  ocho  del  día,  pasamos  la  boca  de 
Casanare,  y  como  media  milla  más  arriba  la  de  un  río  llamado 
jCbiré,  cuya  boca  se  manifestaba  tan  grandes  como  la  del  Casa- 
nare, y  esta,  según  me  pareció,  era  del  mismo  ancho  que  tenía 
^lli  e¡L  Meta.  A  la  jtanjLe  encontré  una  curiara  que  venía  de  Ma- 
cuco y  dijo  q^e  traía  tres  días  die  viaje,  y  el  suyo  era  á  la  En- 
caramada, de  donde  había  subido  á  conducir  unos  pasajeros. 

JSl  día  2  navegué  todo  el  áía  á  la  vela  sin  otra  novedad  que 
algunos  guajibos  que  ^imos,  pero  tan  temerosos,  que  no  se 
atsevierott  á  dar  la  grita  que  Ue^n  de  costumbre  á  toda  em- 
barcacióia  4^e  pasa. 

£1  3,  4  la  tarde,  empezamos  á  pasar  las  diferentes  bocas  de 
ríos  mediados  que  despico  la  serranía,  que  de  inmediato  al 
puerto  de  Casanare,  corren  .casi  «n  la  lepisma  dirección  que  el 


140  boletín  de  la  sociedad  geográfica. 

Meta,  siendo  el  primero  Aríporo  (que  según  los  indios)  tiene 
su  origen  inmediato  á  dicho  puerto. 

£1  día  4,. al  medio  día,  pasé  la  boca  de  un  río  llamado  Ca- 
muere,  bien  pequeño  y  que  desagua  en  la  banda  del  E. 

El  día  5,  á  las  once  del  día,  pasé  la  boca  de  Ponto,  río  que 
tiene  su  origen  en  la  Serranía,  y  á  la  una  y  media  otro  llamado 
Guanaparo,  donde  estuvo  la  misión  de  Surimena;  de  uno  y 
otro  hace  memoria  el  P.  Gumilla,  pero  son  pequeñas  y  solo 
capaces  de  admitir  curiaras. 

El  día  6,  á  la  tarde,  pasé  las  bocas  de  los  ríos  María  y  Pera- 
barí,  de  poco  caudal  y  en  la  misma  banda  occidental.  La  noche 
fué  toda  de  lluvia  acompañada  de  truenos  y  de  mucho  viento. 

Día  7.  Desde  el  medio  día  encontramos  á  una  y  otra  banda 
del  río  grandes  labranzas  de  maíz,  yuca,  plátanos  y  algunos 
cañaverales  pequeños;  en  cada  labranza  había  una  choza  sufi- 
ciente al  abrigo  de  las  aguas;  en  una  curiara  que  pedí  á  un 
indio  que  se  hallaba  en  su  labranza,  despaché  un  soldado  al 
pueblo  avisándole  al  Padre  la  proximidad  de  mi  llegada. 

El  día  8^  á  las  ocho  del  día,  llegué  al  j)uerto,  y  á  poco  después 
un  caballo  que  me  enviaba  el  Padre,  pero  por  la  continua 
lluvia  no  pude  ir  al  pueblo  basta  después  de  medio  día  que 
dejó  de  llover. 

El  día  9  no  se  hallaban  sino  la  mitad  de  las  harinas  en  el 
pueblo  y  las  restantes  no  podrían  bajar  hasta  Junio,  por  ha- 
llarse aun  sin  agua  el  río  Gravo,  por  donde  debía  ser  su  con- 
ducción. La  sal  se  hallaba  en  Surimena,  dos  días  de  viaje  por 
el  río:  despaché  uno  de  los  champanes  por  ella. 

El  pueblo,  doctrina  de  San  Miguel  del  Macuco,  tiene  819 
almas,  inclusas  las  de  los  soldados  y  sus  familias,  que  llegan 
á  38.  El  resto  es  de  indios  Salivas,  nación  antiguamente  nu- 
merosa y  hoy  reducida  á  este  pueblo  y  el  de  Carichana;  son 
pasibles,  usan  el  arco  y  flecha,  más  para  la  caza  y  pesca  que 
para  otro  fín,  no  obstante  que  los  de  Macuco  suelen  tener 
algunos  asaltos  que  les  hacen  los  Gugibes  á  sus  labranzas,  por 
la  codicia  de  hurtar  las  frutas,  lo  que  ya  sucede  pocas  veces, 
pues  luego  que  llega  la  noticia  al  pueblo,  salen  soldados  en  su 
alcance  dejándolos  escarmentados. 


RÍOS   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.    *  141 

Los  Salivas  (á  excepción  de  los  Achaguas)  son  los  más  ca- 
paces de  cuantas  naciones  se  conocen  en  Orinoco,  Meta  y  Ca- 
sanare;  son  dóciles,  tratables,  han  abrazado  con  grandes  veras 
la  fe  católica,  pues  no  teniendo  aquel  pueblo  más  que  veintiséis 
años  de  fundación,  no  se  halla  indio  alguno  que  no  sea  cris- 
tiano 7  capaces  del  Sacramento  de  la  Eucaristía,  pues  es  raro 
el  que  deja  de  recibirlo,  frecuentándolo  algunos  entre  año. 
Han  olvidado  enteramente  las  costumbres  de  los  montes;  el 
vicio  de  la  embriaguez,  tan  general  en  todos  los  indios,  aun- 
que se  halla  entre  ellos,  es  con  tal  consideración,  que  tal  cuál 
vez  suelen  privarse,  siendo  entre  ellos  mal  visto  el  que  lo  eje- 
cuta, pues  obligaron  al  P.  Manuel  Román  (según  me  refirió) 
á  que  quitase  el  mando  á  un  fiscal  que  lo  vieron  una  vez  pri- 
vado. Antes  de  poblarse  habitaban  en  Orinoco,  más  arriba  del 
raudal  de  los  Maipures,  de  donde  se  fueron  retirando  por  las 
guerras  de  estos.  Su  vestuario  se  compone  de  las  camisetas  de 
lana  que  traen  del  reino;  un  calzón  corto  de  lienzo  de  algodón 
7  muchas  camisas  de  lo  mismo.  Las  mujeres  usan  de  unas 
enaguas  largas,  puestas  por  los  hombros,  y  algunas  de  camisa 
y  enaguas.  Los  soldados  un  calzón  corto  de  algodón,  otros  de 
otro  género  encima  y  aun  ceñidos,  descalzos  de  pie  y  pierna, 
usando  del  calzado  solamente  cuando  cumplen  con  la  iglesia. 
EH  día  11  envié  el  champán  á  Surimena,  donde  no  pudo 
llegar  hasta  el  13.  El  día  12  salí  para  el  pueblo  de  Surimena 
en  una  curiara  con  la  boga,  á  cuya  diligencia,  y  salir  á  las 
tres  de  la  mañana,  debí  llegar  aquel  día  al  pueblo. 

El  pueblo  de  Surimena  tiene  muy  cerca  de  800  almas,  las 
más  de  la  nación  Achagua,  sacadas  del  Ayrico,  indios  los 
más  racionales  que  se  conocen  en  todo  el  nuevo  reino:  hay 
entre  ellos  herreros,  carpinteros  y  torneros.  La  iglesia,  re- 
cién acabada  por  ellos,  es  la  más  curiosa  de  cuantas  he  visto 
en  lo  que  hemos  andado  de  América;  las  casas  son  grandes,  y 
los  más  viven  cada  familia  de  por  sí;  andan  todos  vestidos,  el 
que  menos  con  una  camiseta  del  reino  y  un  calzón  corto  de 
algodón;  sobre  ellos  otro  de  algún  otro  género  con  ceñidor  co- 
lorado y  una  camiseta  ó  capotillo;  á  este  traje,  añadido  el  pelo 
largo,  dividido  desde  la  frente  hasta  el  medio  de  la  cabeza,  á 


142  BOLETÍN   DE   LA   SOGIEDAI^  GEOGRÁFICA. 

uno  y  Otro  lado,  como  d  peinado  antiguo  de  las  españolas 
llamado  raya,  y  hecho  trenza  á  la  espalda,  hace  una  viva  re- 
presentación de  un  gitano.  Las  mujeres  traen  las  enaguas  por 
los  hombros,  vestuario  comün  á  todas  las  misiones. 

El  día  14  me  restituí  al  Macuco,  y  el  18,  después  de  misa, 
me  largué  para  volverme  á  Orinoco,  de  donde  salí  el  24  á  me- 
dio día:  en  estos  seis  días  experimenté  una  continua  calma, 
con  muchas  aguas,  no  dejando  de  llover  tres  ó  cuatro  horas 
todos  los  días. 

El  río  Meta  tiene  su  origen  en  la  serranía  inmediata,  entre 
Santa  Fe  y  Tunjar;  desagua  en  Orinoco  á  dos  y  media  leguas 
del  raudal  de  Carichana;  es  navegable  nueve  ó  diez  días  más 
arriba  de  la  misión  de  Macuco,  hasta  otro  río  llamado  Negro, 
por  donde  se  sube  á  Apiay.  Ijas  embarcaciones  que  más  lo  fre- 
cuentan son  curiaras  falcadas  y  sin  falcas ,  manejándolas  así 
unas  como  otras  qdu  canalete;  el  método  de  gobernarse  en  la 
navegación  es  el  puesto  en  práctica  en  Orinoco.  Es  escaso  do 
pesca,  pues  solo  puede  lograrse  haciendo  demora  al  propósito 
en  los  caños  ó  ríos  pequeños  que  le  entran;  los  peces,  que  más 
regularmente  se  entran,  son  laulaus,  cachamas,  bagres,  sába- 
los, manatíes,  guayapariano ,  rayas,  sardinas  y  muchos  cai- 
manes. La  corriente  mucho  más  veloz  que  la  de  Orinoco,  par- 
ticularmente en  los  meses  de  Abril,  Mayo,  Junio  y  Julio, 
meses  en  que  las  continuas  avenidas  ó  crecientes  violentas 
impiden  enteramente  el  paso,  hasta  que  pasada  vuelve  el  río 
á  su  regular  curso,  quedando  siempre  con  más  aguas,  de  estas 
avenidas. 

Su  fondo,  exceptuando  algunos  arrecifes  que  tiene  y  quedan 
descubiertos  en  su  mayor  vaciante,  es  arena  poco  más  ó  menos 
fina,  según  lo  inmediato  de  las  barrancas. 

No  se  ve  en  todo  lo  que  anduve  piedra  alguna  ni  cerro,  sien- 
do una  y  otra  orilla  barrancas,  unas  de  montes  y  otras  de  sa- 
banas. 

Se  pueblan  sus  playas  en  el  verano  de  gran  número  de  ran- 
cherías de  indios  Guajibos,  que  concurren  á  lograr  las  cosechas 
de  iguanas,  tortugas  y  mucha  cacería  de  diferentes  castas,  de 
palos  y  otras  aves. 


Ríos   DE    VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  143 

Estos  indios,  viva  representación  de  los  brutos,  andan  ente- 
ramente desnudos,  no  tienen  otra  habitación  que  donde  hallan 
la  cacería,  duermen  en  el  suelo  y  siempre  á  descubierto.  Han 
llegado  á  fundar  los  Padres  tres  pueblos  numerosos,  pero  siem- 
pre con  costos  y  trabajo  inútil,  pues  luego  se  huyen.  No  obs- 
tante, se  mantiene  la  misión  de  Gasimena  con  doce  años  de 
fundación,  y  el  pasado  dejaron  al  Padre  con  solo  tres  ó  cuatro 
muchachos;  pero  avisados  por  estos  del  camino  que  llevaban, 
los  cogieron  con  la  tropa,  y  esperan  que  vuelva  á  suceder  presto 
lo  mismo. 

Antes  de  pasar  la  boca  del  Gasanare,  é  inmediato  á  ella, 
cuando  volví  á  atravesar  el  río  sondando  en  paraje  que  ten- 
dría tiro  y  medio  de  fusil  de  ancho,  en  2  >i ,  3,  2,  1 ,  3,  4,  ya 
inmediato  á  una  barranca  alta  que  formaba  paredón.  Lo  mismo 
practiqué  como  media  legua  antes  de  salir  á  Orinoco,  teniendo 
el  río  un  tiro  de  fusil  corto,  y  hallé  2X,  3,  4,  4Xi  5,  5,  3X> 

El  día  24,  luego  que  salí  á  Orinoco,  lo  atravesé  y  tomé  puesto 
en  la  piedra  de  Paciencia,  de  donde  despaché  un  soldado  áCa- 
richanay  según  se  me  había  prevenido;  á  las  cuatro  de  la  tarde 
volvió  con  una  carta  orden  en  que  D.  José  Solano  me  mandaba 
que  los  patrones  á  cuyo  cargo  venían  las  harinas,  entregasen 
á  la  disposición  de  D.  Eugenio  Alvarado  las  que  pidiese,  loque 
se  ejecutó  luego  que  llegó  una  piragua  que  para  su  conducción 
remitía. 

E)  día  25  me  largué,  y  conseguí,  no  sin  algún  trabajo, 
pasar  aquel  día  el  raudal  de  San  Borja;  el  día  28,  á  las  diez 
de  la  mañana,  pasé  el  raudalito,  llegando  aquella  tarde  al  Ba- 
radero,  de  donde  avisé  á  D.  José  Solano  de  mi  llegada,  y  el 
siguiente  día  vino  el  P.  Olmo  con  los  Atures,  debiendo  á  la  ac- 
tividad y  destreza  de  aquel  y  estos  el  llegar  á  las  cinco  de  la 
tarde  al  puesto  de  Pueblo. 

A  D.  Joseph  Solano,  caballero  del  Orden  de  Santiago,  Ga- 
pitán  de  navio  de  la  Armada,  Gobernador  y  Capitán  general 
de  las  provincias  de  Venezuela  y  Caracas. — 1765. 


Ht  BOLETÍN  DE   LA  SOCtEDAD  GEOGRÁFICA. 


III. 

Reconocimiento  del  rio  Apure  y  de  la  provincia  de  Barínas, 

por  D.  José  de  Iturriaga  en  1757. 

«Excmo,  Sr.:  MuiSr.  mió.  En  vista  de  que  Don  Vicente  Doz 
y  Don  Nicolás  Guerrero  estaban  bastantemente  combalecidos 
a  beneficio  del  tiempo  seco  de  continuas  brisas  de  este  pueblo, 
los  embic  al  reconocimiento  del  Rio  Meta  hasta  la  boca  de  Sa- 
rare  afines  del  mes  de  Abril,  con  la  mira  de  que  lograsen  estar 
de  vuelta  antes  que  llegase  el  tiempo  de  aguas.  Llevaron  tam- 
bién el  encargo  de  informarse  de  las  Misiones  de  Barinas, 
puestas  al  cuidado  de  los  PP.  Dominicos  de  Santa  Fe. 

«Volvieron  por  Mayo  antes  que  empezara  á  llover  aqui  abajo, 
y  me  entregaron  sus  observaciones,  y  el  papel  que  acompaña 
informativo  del  fondo  del  rio  y  de  las  misiones. 

«Sobre  sus  observaciones  han  levantado  los  mismos  el  viaje 
del  rio  y  de  los  brazos  que  navegaron,  y  han  puesto  los  otros 
sobre  el  informe  de  buenos  prácticos. 

•  Para  que  el  curso  del  rio  no  quedara  desnudo  en  sus  már- 
genes se  le  ha  agregado  por  la  parte  del  norte  un  trabajo  mió 
hecho  en  otro  tiempo,  habiéndole  corregido  con  las  observa- 
ciones de  este  viaje,  y  le  remito  en  esta  ocasión  enrollado  y 
acomodado  en  unacajita  rotulada  áV.  E.  Han  querido  después 
emprender  algunos  otros  trabajos,  y  no  he  convenido  porque 
no  pierdan  su  poco  constante  salud  con  la  nmcba  humedad  de 
las  continuas  Ilubias.  Todos  estamos  alentados,  ninguno  ha 
hecho  cama;  pero  todavía  duran  los  humores  de  Guayana.  To- 
davia  estamos  mui  sensibles  á  cualquiera  mutación  de  tiempo, 
y  á  cualquiera  dia  lluvioso. 

»Para  salir  menos  mal  de  este  tiempo  de  aguas^  les  procuro 
las  diversiones  que  permite  esta  soledad. 

«Por  la  misma  razón  no  he  condescendido  con  los  deseos  de 
reconocer  algunos  rios,que  me  avisó  Don  Eugenio  Albarado,  y 
lo  mismo  he  execulado  con  Don  Ignacio  Millau  no  obstante 


Ríos   DE   VENEZUELA.   Y   DE   COLOMBIA.  145 

la  repetición  de  sus  instancias  con  motivo  de  haberme  em- 
biado  algunas  cortezas  con  nombre  de  canela,  su  fruta  y  hojas. 

»La  corteza  y  la  frutasen  semejanlcsá  las  que  embió  Don  Jo- 
seph  Solano,  pero  las  hojas  son  mui  diferentes  y  parecidas  á  las 
de  la  canela.  Es  verdad  que  quien  vio  aquellas  hojas  en  el  Rau- 
dal me  asegura  que  eran  lo  mismo  que  estas,  y  yo  espero  pasar 
en  tiempo  oportuno  y  combcnienle  á  reconocer  unos  y  otros 
arboles  y  curar  sus  cortezas  de  la  suerte  que  llegue  á  entender, 
curaban  los  Olandeses  las  de  los  arboles  canelas. 

»Si  este  método  no  correspondiere  al  intento,  haré  otras  dife- 
rentes pruevas  en  caso  que  los  arboles  muestren  señales  de 
buena  ó  mediana  calidad. 

•Dios  guarde  á  V.  E.  muchos  años.=»Cabruta  de  Orinoco  1 2  de 
Junio  de  1757.  Exmo.  Sr.  Blm.  de  V.  E.  su  menor  servidor.= 
Don  Joseph  db  lTüRRiAGA.=Exmo.  Sr.  D.  Ricardo  Wal.» 

El  río  Apure  desagua  en  Orinoco  por  cuatro  bocas:  la  pri- 
mera subiendo  Orinoco  que  sale  junto  á  Gabruta  y  llaman  el 
Ouaríco,  tiene  seis  brazas  de  fondo  en  casi  su  mayor  bajante. 
La  principal  boca  que  llaman  Apure  distante  de  Gabruta  tres 
leguas,  la  hallamos  en  su  mayor  bajante  tres  brazas  y  media 
de  fondo,  y  de  ancho  tendría  80  varas,  lo  mismo  que  el 
Guarico  á  corla  diferencia;  aunque  en  tiempo  de  crecientes 
uno  y  otro  se  derraman.  La  tercera  llamada  Orochuna  que 
sale  enfrente  de  la  Encaramada  á  distancia  de  tres  leguas  y 
inedia  de  la  principal  en  tiempo  de  verano,  solo  es  navegable 
para  canoas;  como  también  la  cuarta  que  desagua  enfrente  de 
la  misión  de  Uruana  y  llaman  la  Horqueta  ó  Gaviari  en 
lengua  de  Indios,  cuya  distancia  de  la  primera  boca  son 
18  leguas. 

La  dirección  de  Apure,  hasta  la  boca  del  río  Masparro  es  al 
Oeste  y  desde  esta  hasta  la  de  Sarare  tira  más  al  Sur. 

Compónese  este  río  Apure  de  los  ríos  Sarare,  Orivantes, 
Aliles  y  Gaparu.  El  primero  nace  de  la  serranía  que  está  al 
Sur  de  Pamplona  y  los  otros  tres  de  la  que  está  al  Norte  y  Nor- 
oeste de  la  villa  de  San  Ghristoval. 

A  24  leguas  de  la  boca  principal  llamada  así  por  ser  la  más 
derecha  y  de  más  fácil  navegación,  se  encuentra  la  separación 

10 


146  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

de  Orochuua  y  á  seis  leguas  más  arriba,  todas  tomadas  por  el 
aire,  la  separación  del  Guarico;  en  esta  hallamos  cuatro  y 
media  brazas,  y  en  la  boca  del  río  la  Portuguesa,  que  está  una 
legua  más  arriba,  encontramos  cinco  y  media. 

A  distancia  de  63  leguas  de  dicha  boca  principal  está  la  se- 
paración de  la  Horqueta;  su  fondo  es  poco  por  lo  mucho  que 
desde  aquí  el  río  se  ensancha,  pues  por  partes  es  casi  tan 
ancho  como  en  Orinoco,  y  así  en  cualquiera  parle  de  él  se 
encuentra  fondo  con  la  palanca.  Desde  la  Horqueta  hasta  la 
boca  de  Sarare  hay  50  leguas,  también  tomadas  por  el  aire. 

Hasta  el  Guarico  sus  orillas  son  de  monte;  desde  él  en  ade- 
lante son  sabanas  con  algunas  cejas  y  por  partes  desde  la 
Horqueta  se  hallan  palmares.  Están  también  pobladas  de  mu- 
chos tigres,  sin  número  de  guarda  tinajas  ó  chiguires,  perezas 
y  varias  especies  de  monos.  En  sus  playas  patos  reales,  carre- 
teros y  huiches,  paugies,  garzas,  gavanes  y  otros.  En  sus 
aguas  innumerables  caimanes  y  algunos  en  su  tamaño  disfor- 
mes; toninas,  rayas  y  diferentes  peces  buenos  para  el  gusto. 

A  tres  leguas  de  la  boca  de  Masparro  se  halla  la  de  Santo 
Domingo,  y  enfrente  de  esta  la  fundación  de  una  villa  que  al 
presente  se  compone  de  cinco  pequeñas  chozas  en  donde  viven 
unas  familias  pardas  atendiendo  á  la  cría  do  poco  ganado  y 
cortas  labranzas.  Tienen  buenas  sabanas  y  monles  inmediatos 
de  fértil  tierra  para  labores;  pero  por  las  más  verosímiles  noti- 
cias solo  es  un  asilo  de  hombres  perdidos  de  aquel  partido  y 
escala  para  los  tratos  ilícitos. 

A  un  día  de  camino  por  tierra  desde  la  boca  del  río  Santo 
Domingo  en  la  dirección  del  Noroeste,  se  halla  la  misión  de 
San  José  (aunque  subiendo  por  el  río  de  Santo  Domingo  se 
gastan  tres),  donde  reside  el  capitán  de  la  escolta  de  los 
PP.  Dominicos,  la  que  se  compone  de  asignación  para  25  pla- 
zas á  razón  de  111  pesos  cada  una  y  ICO  el  capitán.  Se  hallan 
ocupadas  solamente  17  plazas  por  no  cobrarse  la  asignación 
cinco  años  hace;  pues  siendo  preciso  para  ello  que  los  Alcal- 
des ordinarios  de  Barinas  den  certificación  de  la  existencia  y 
servicio  de  la  escolta,  como  también  la  de  los  Padres,  no  lo  han 
hecho  por  diferencias  que  con  estos  han  tenido.  Está  despro- 


RÍOS  DE   VENEZUELA.   Y   DE   COLOMBIA.  147 

veida  esla  escolta  de  armas  y  muuiciones,  y  falta  de  todo  re- 
glamento militar. 

A  esta  capitanía  estaban  sujetas  las  misiones  de  la  villa  de 
San  Chrisloval  con  un  teniente;  pero  por  representación  de  el 
P.  Superior  se  quitaron  plazas  asignadas  y  conociendo  su 
falta,  á  instancia  de  él  mismo  les  han  concedido  14  con  un  ca- 
pitán separado. 

El  número  de  limosnas  concedidas  á  los  Padres  son  10  á  ra- 
zón de  200  pesos  cada  una,  y  mantienen  con  ellas  1  i  religiosos 
entre  las  misiones  de  Harinas  y  San  Christoval,  unas  y  otras 
sujetas  á  un  superior.  El  número  de  misiones  comprendidas 
en  la  jurisdicción  de  Barinas  son  seis,  su  situación  según  va 
anotada  en  el  plano. 

El  pueblo  de  Nuestra  Señora  del  Rosario,  la  Palma,  su  cura 
misionero  el  P.  Superior,  tiene  los  Indios  de  nación  Achagua; 
su  número  306  almas;  hacen  petacas  de  caña  para  la  conduc- 
ción de  los  tabacos;  conQesan  y  comulgan,  y  sus  frutos  son 
maiz,  yuca  y  plátanos. 

El  pueblo  de  San  Joseph,  su  cura  misionero  elP.  Fr.  Igna- 
cio Matiz,  nación  Guama;  su  número  523  almas,  christianos 
y  casados  por  la  Iglesia;  sus  frutos  son  los  mismos  en  corta 
cantidad. 

El  pueblo  de  Nuestra  Señora  del  Real,  de  nación  Guaranaes; 
su  número  113  almas. 

Elpueblo  de  Santa  Cathalina,  de  nación  Guama;  su  número 
342  almas.  Le  asiste  el  P.  Fr.  Miguel  Palomino,  que  ha  dos 
años  vino  de  misionero  de  España,  el  que  por  su  incansable 
celo  les  ha  hecho  ya  capaces  de  confesión  y  comunión,  ha 
fabricado  una  hermosa  iglesia,  y  tiene  el  pueblo  arreglado  de 
casas;  también  les  ha  quitado  las  bebezones,  circunstancias 
que  no  concurren  en  los  demás  pueblos. 

Elpueblo  de  San  Vicente,  de  nación  Guama;  su  número 
241  almas;  le  asiste  el  P.  Fr.  Francisco  Delgado,  son  christia- 
nos y  casados  por  la  Iglesia. 

El  pueblo  de  Santa  Rosa,  de  nación  Guama;  su  número 
425  almas;  son  christiauos  y  casados  por  la  Iglesia  y  le  asiste 
el  t^.  Fr.  Estevan  Forero. 


148  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

Los  pueblos  San  Rafael,  Santo  Domingo  y  Santa  Lucía,  de 
nación  Guajiva,  se  hallan  desiertos  y  su  crecido  numero  de* 
indios  en  las  montañas. 

Asimismo  en  el  sitio  que  llaman  la  Soledad,  se  halla  un  ere- 
cido  numero  de  indios  arrochelados  cuyo  caudillo  es  uno  lla- 
mado Juan  Marcos,  con  el  título  de  haber. ganado  una  Real 
provisión  de  la  Audiencia  de  Santa  Fe,  para  sujetarse  á  las  jus- 
ticias ordinarias  de  Barinas^  ó  al  capitán  de  las  misiones,  á  la 
voluntad  de  ellos  lo  uno  ó  lo  otro,  de  que  usan  según  y  coma 
les  conviene.  Y  con  el*  mismo  título  se  halla  otro  sitio  que 
llaman  Pueblo  nuevo,  donde  se  haila  otra  porción  de  indios  de 
la  misma  especie,  unos  y  otros  sin  asistencia  espiritual  ni  tem* 
poral. 

Hacia  la  Serranía,  á  distancia  de  seis  y  media  leguas  de  San 
Joseph,  está  el  pueblo  de  Garoni;  lo  administra  el  Sacristán 
de  Pedraza,  Presbítero;  sus  indios  no  pagan  tributo. 

Inmediato  á  este  están  los  pueblos  de  Imbradaseca  y  los  Go- 
rozos;  no  han  tenido  cura  ni  pagan  tributo.  Estos  pueblos  en- 
tregaron los  Padres  al  Ordinario,  no  se  han  arreglado  á  tributo 
ni  se  han  proveído  más  curas  que  los  primeros. 

A  distancia  de  día  y  medio  de  camino  de  estas  misiones,  está 
la  segunda  ciudad  de  Barinas;  está  despoblada,  sin  asistencia 
de  cura,  por  haberse  acercado  á  un  día  de  camino,  que  con 
el  motivo  de  algunas  casas  y  una  capilla  le  llaman  la  Fun- 
dación. 

A  dos  días  de  camino  de  dichas  misiones  está  la  ciudad  de 
Pedraza  sin  residencia  de  cura,  y  en  lo  temporal  un  Juez  con 
el  título  de  Justicia  mayor.  A  su  inmediación  están  las  misio- 
nes San  Luis  de  las  Palmas,  Santa  Rosa  y  San  Luis  de  Tico- 
poro  asistidas  por  los  Padres  Fr.  Antonio  Guseategui  y  Fray 
Agustín  Jiménez,  los  cuales  asisten  por  caridad  uno  á  Pedraza 
y  otro  á  un  pueblo  que  llaman  Gurvati  de  indios  Guaracapo- 
noes  como  los  de  arriba,  entregado  también  al  Ordinario. 

En  la  jurisdicción  de  la  villa  de  San  Ghristoval,  tienen  estos 
Padres  cuatro  misiones,  llamadas  San  Miguel,  Santa  Cathali- 
na,  Santa  Bárbara  y  Zancudos;  asisten  á  ellas  los  tres  restantes 
Padres,  los  que  se  hallaban  retirados  á  San  Ghristoval  por  su- 


Ríos   DE   VENEZUELA.   Y   DE   COLOMBIA.  149 

blevacióu  de  los  indios,  asunto  que  había  llamado  al  P.  Su- 
perior. 

En  este  estado  estaban  las  misiones  en  el  mes  de  Abril  de 
este  año  de  1757. 

Ha  cuarenta  y  tres  años  que  las  fundaron  los  PP.  Dominicos. 

Archivo  de  Indias — Audiencia  de  Caracas, —  Cartas  y  expe^ 
dientes.'-mS. 


IV. 

Obras  de  limpia  del  río  Santo  Domingo  ejecutadas  por 
orden  del  gobernador  de  la  provincia  de  Barinas  en  1787. 

•En  prueba  de  cuanto  informé  á  V.  S.  con  fecha  de  17  de  Fe- 
brero ijllimo  acerca  de  lo  mucho  que  importaba  componer  el 
rio  de  Santo  Domingo  hasta  dejar  corriente  su  navegación,  y 
de  cuanto  he  practicado,  acompaño  á  Y.  S.  copia  de  la  f elación 
en  forma  de  diario,  que  instruye  con  bastante  individualidad 
el  estado  en  que  se  bailaba,  la  necesidad  urgente  de  reparar  su 
total  pérdida  y  lo  que  se  ha  trabajado  en  detall  desde  el  día  7  de 
Enero  próximo  pasado  que  empecé  á  dar  mis  primeras  dispo- 
siones  para  el  arreglo  por  partidos  de  las  cuadrillas  de  gente 
quedebían  emplearse,  provisión  de  víveres,  canoas,  herramien- 
tas Y  demás  instrumentos,  como  martinetes,  palancas,  cuerdas 
y  x)tras  menudencias  necesarias  para  emprender  un  trabajo 
fuerte  y  peligroso,  como  acreditan  las  ocurrencias  del  mismo 
<liario;  pero  !a  fortuna  se  empeñó  en  favorecer  la  empresa, 
y  sin  haber  perdido  la  vida  un  solo  hombre,  á  pesar  de  la 
abundancia  de  fieras  que  á  cual  más  terrible  se  disputan  la  pre- 
ferencia, se  ha  conseguido,  desde  el  día  5  do  Febrero  que  se 
dio  principio  por  la  desembocadum  del  Santo  Domingo  al  Apure 
(que  dista  30  leguas  de  esta  capital),  hasta  el  16  del  corriente 
que  se  suspendió  de  obra  en  la  boca  de  Guachiquin,  por  las 
muchas  lluvias  y  crecientes,  limpiar  todo  el  cañón  de  río  que 
inedia  entre  uno  y  otro  punto  y  consta  de  18  leguas,  habiéndose 
tapado  al  mismo  tiempo  con  la  mayor  firmeza  las  bocas  y  caños 


150  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

que  con  distinción  de  sus  nombres,  anchura  y  estantillos  que 
se  emplearon  en  cada  una,  demostraré  en  la  forma  siguiente: 

NOMBRES.  de\^ncho.         Estantillos, 


1.a  Boca  de  Ospino 

2.a  de  ideiü 

Cafío  en  su  frente 

ídem  Guacimal , 

ídem  Miguelejo , 

Boca  de  Matute  en  la  Madre  Vieja 

Santo  Dominguito , 

Guacbiquin 

Oafio 

Otro 


Totales. 


25 

200 

51 

530 

10  V. 

125 

8% 

54 

10 

83 

18 

100 

60 

500 

75 

300 

84 

75 

30 

400 

822 

2367 

También  es  del  caso  tener  presente  que  en  la  caja  de  algunas 
de  estas  bocas  había  bastante  profundidad  y  caudal  de  agua 
que  dificultó  mucho  el  cerrarlas,  siendo  preciso  formar  con  es- 
tantillos de  10  varas  de  largo  cajones  de  6  de  ancho,  y  macizar* 
los  del  modo  más  sólido  que  se  ha  podido. 

En  todo  el  tiempo  que  duró  el  trabajo  se  emplearon  368  hom* 
bres  que  exigí  de  15  partidos  con  esta  proporción: 

PARTIDOS.  Hombres. 


Apure 45 

Pueblo  de  S.  Vicente  de  id 25 

ídem  de  S.  Josef 25 

ídem  de  Garoni 10 

Boca  de  Paguey 10 

Pueblo  de  S.  Juan  Nepomuceno 25 

ídem  de  Santa  Rosa 20 

ídem  de  la  Palma 15 

Partido  de  la  Madre  Vieja  y  Cascabel 22 

ídem  Papayal  y  Potrero 25 

ídem  de  la  Palma 10 

ídem  de  la  Luz 22 

ídem  de  Teran,  Cucuaro  y  Santo  Domingo.  103 

ídem  de  Comagua. 9 

Pueblo  nuevo 4 


Total 868 


RÍOS  DE   VENEZUELA   Y   DE    COLOMBIA.  151 

Ahora  solo  resta  por  limpiar  hasta  el  puerto  de  Torunos  8  le- 
guas de  río,  pero  sin  ningún  peligro,  y  tres  bocas,  que  son  la 
de  la  Ceiba,  Cacagual  y  Nutrias,  todas  de  corta  entidad,  y  las 
reservo  para  cuando  cesen  las  aguas. 

Celebraré  haber  acertado  á  llenar  esta  parte  de  mi  obligación 
y  que  sea  del  agrado  de  V.  S.,  en  el  supuesto  que  nada  me  ha 
quedado  que  hacer  para  conseguirlo,  sin  omitir  mi  personal 
asistencia  y  reconocimiento  de  cuanto  lo  ha  merecido. — Dios 
guarde  á  V.  S.  muchos  años. — Harinas,  30  de  Abril  de  1787. — 
Fernando  Mítares  González. — Sr.  Intendente  general,  don 
Francisco  de  Saavedra. 


Relación  de  lo  trabaíado  en  el  rio  de  Santo  Domingo  para 
facilitar  su  navegación  con  arreglo  á  lo  dispuesto  é  ins- 
trucciones que  me  ha  comunicado  para  dirigir  la  obra  el 
Sr.  D.  Fernando  Miyares  González,  comandante  militar  y 
político  de  la  provincia  de  Barinas. 
• 

ENERO. 

Desde  el  día  7  de  Enero  de  1787  se  dio  principio  por  los  res- 
pectivos comisionados  á  preparar  las  cuadrillas  de  gentes  que 
debían  emplearse  en  el  trabajo,  canoas,  bogas,  víveres  y 
herramientas. 

FEBRERO. 

El  día  2  toqué  eu  el  pueblo  de  San  Josef  á  reunir  20  peones 
7  11  indios  Guamos,  con  los  que  seguí  el  viaje. 

El  3  se  destinaron  los  peones  ó  indios  al  partido  del  Hur- 
tado á  cortar  la  madera  para  tapar  la  boca  del  Cacagual  y  la 
de  la  Toroba.  El  mismo  día  bajé  á  la  boca  de  la  Ceiba  donde 
86  me  reunieron  10  peones  y  los  destiné  á  cortar  madera  para 
tapar  dicha  boca.  Continué  el  viaje  hasta  llegar  á  las  diez  y 
inedia  del  día  á  la  primera  boca  de  Guachiquin.  Después  do 
reconocida  se  comisionó  á  D.  Juan  Belo  para  cortar  la  madera 
con  que  habían  de  taparse  las  dos  bocas  de  Guachiquin ,  y  á 


152  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGHÍFIGA. 

D.  Jacinto  Palacio  para  la  de  Santo  Dominguito,  destinándo- 
les la  gente  á  sus  respectivos  partidos ,  y  hecha  esta  distribu- 
ción seguí  hasta  la  Madre  Vieja. 

£1  4  continuamos  la  navegación,  y  sin  detenernos  más 
tiempo  que  el  preciso  para  oir  misa  en  San  Juan  Nepomu- 
ceno,  que  está  sobre  el  río ,  llegamos  á  las  seis  de  la  tarde  á  la 
desembocadura  de  Santo  Domingo  al  Apure. 

£1  5,  á  las  seis  de  la  mañana,  se  dio  principio  al  trabajo  del 
río  con  87  hombres,  y  en  todo  el  día  quedó  limpia  la  boca  de 
los  muchos  bajos  ó  carameros  y  gruesos  troncones  de  palos 
que  la  embarazaban. 

£1  6  subí  á  la  primera  boca  de  Ospinitos,  que  tiene  de 
ancho  25  varas,  dando  principio  en  este  día  y  se  concluyó  el  7, 
habiéndose  empleado  200  estantillos  de  un  grueso  conside- 
rable. 

£1  8  pasé  á  la  segunda  boca  de  Ospinitos,  dejando  limpio  el 
río  de  carameros  y  troncos  que  impedían  el  curso  de  las  aguas, 
y  me  mantuve  el  8,  9  (i)  y  el  10  en  el  trabajo  de  la  tapa  de 
dicha  boca  que  consta  de  51  varas  de  ancho,  en  lo  que  se  con- 
sumieron 530  estantillos  de  mucho  grueso  y  se  clavaron  cerca  ' 
de  2  varas.  Al  mismo  tiempo  se  tapó  la  boca  de  otro  caño  que 
se  halla  casi  en  su  frente,  por  donde  se  desaguaba  el  río  en 
tiempo  de  invierno  á  la  Sabana  de  Callejo,  y  tiene  10  X  varas 
de  ancho 9  en  la  que  se  emplearon  125  estantillos. 

£1  i  1  no  se  trabajó  por  ser  domingo. 

£1 12  mudé  el  trabajo  á  la  boca  de  Guacimal,  repartiendo  la 
gente  para  limpiar  el  río  y  otros  á  tapar  la  boca,  que  tiene 
8  varas  de  ancho,  y  se  gastaron  54  estantillos  (2). 

£1  13  me  trasladé  á  la  playa  de  Miguelejo,  en  cuyo  paraje 
destiné  unos  á  limpiar  el  río  y  otros  á  tapar  la  boca  de  un 
caño  que  derrama  también  á  la  Sabana  de  Callejo,  y  tiene  10 
varas  de  ancho,  que  consumieron  83  estantillos. 

£114  pasé  la  ranchería  á  la  boca  del  río  Paguey,  donde  se 


(1)  Este  dia  ocurrió  la  deshacía  de  que  un  caimán  hiriese  gravemente  i  ano 
de  loe  peones  que  se  empleaban  en  destruir  un  caramero,  pero  no  murió. 

(2)  Este  dia  se  mataron  dos  rayas  y  un  temblador. 


í_í/ 


RÍOS   DE   VENEZüEíA   Y   DE    COLOMBIA.  153 

trabajó  en  deshacer  carameros  y  quitar  gruesos  troncones, 
con  el  recelo  de  ios  muchos  caimanes  que  se  encontraron  en 
este  paraje,  y  en  el  mismo  día  se  retiraron  los  30  hombres  de 
San  Yicente. 

El  15  llegaron  18  hombres  del  pueblo  de  San  Tícente,  con 
los  cuales  y  los  que  antes  había  se  continuó  limpiando  el 
río  (1)  hasta  el  16. 

£1  17  mudé  el  trabajo  á  la  boca  de  los  Guaranaos,  empleán- 
dose la  gente  en  limpiar  el  cañón  del  río,  lo  que  continuaron 
hasta  el  18  (2),  y  el  19  no  se  trabajó  por  ser  domingo,  y  llega- 
roa  14  indios  Guamos  de  San  Juan  Nepomuceno. 

El  20  subí  al  paso  de  los  Camachos,  y  de  allí  al  de  los  Grí- 
tenos, dejando  limpio  todo  el  cañón  del  río  (3). 

£121  se  mudó  la  ranchería  al  paso  de  los  Romeros,  conti- 
nuando el  trabajo  del  río,  y  á  las  cuatro  de  la  tarde  llegaron 
15  indios  Achaguas  del  pueblo  de  la  Palma  (4). 

£1  22  se  continuó  el  trabajo  en  el  mismo  paraje,  por  ser 
mucha  la  palazón  y  carameros  en  todo  el  cañón  del  río  (5). 

£1  23  se  trasladó  la  ranchería  al  trapiche  de  D.  Pedro  Rodrí- 
guezy  y  se  empleó  este  día  y  el  24  en  limpiar  el. río,  donde, 
entre  otros  estorbos  de  consideración ,  había  en  lo  más  hondo 
un  palo  de  Orero  que  atravesaba  el  río,  con  20  varas  de  largo 
y  3^4  de  circunferencia,  que  costó  el  trabajo  de  50  hombres 
dos  días  con  el  mayor  empeño  (6),  y  cerca  de  noche  pasamos 

(1)    Este  día  se  mataron  dos  culebras  de  agua  disformes  y  dos  tembladores. 
,  (2)    Incrédulos  algunos  peones  del  efecto  del  temblar,  se  tomaron  las  manos  seis 
<l0  eUoa  que  estaban  dentro  del  río  y  el  primero  tocó  al  temblador  con  un  machetef 
y  cayeron  en  el  momento  todos  al  agua. 

(8)    Este  día  se  mató  una  culebra  de  10  varas  de  largo  y  un  grueso  extraordina- 
rio; dos  babas  (segunda  especie  de  caimán)  y  dos  tembladores,  con  la  desgracia 
de  qae,  por  cortar  un  peón  un  palo  dentro  del  agua,  tocó  el  temblador,  y  al  tiempo 
de  caer  privado  se  hirió  gravemente  la  pierna  con  el  mismo  machete. 
(4)     En  este  día  se  mataron  dos  rayas  y  tres  culebras  de  agua. 
(S5)     Este  día  picó  una  raya  á  un  peón  y  se  mataron  cinco  culebras  de  agua  y 
dos  babas. 

(6)  No  alcanzando  la  gente  pie  donde  estaba  el  palo,  bajó  un  peón  que  hacía  de 
bazo  á  pasar  un  cabo  por  debajo,  de  donde  le  salió  una  caimana  parida,  y  haciendo 
presa  al  cabo  se  sobreaguó  embistiendo  á  todos  con  ferocidad;  pero  no  se  pudo 
matar  y  costó  mucho  reducir  á  la  gente  á  que  volviesen  á  entrar  en  el  charco, 
como  lo  hicieron,  hasta  sacar  el  palo. 


154  BOLETÍN  DE   LA.  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

al  pueblo  de  San  Juan  Nepomuceiio,  donde  oimos  misa 
el  25. 

El  26  se  trabajó  en  destruir  carameros  y  palos  enterrados,  y 
llegaron  14  hombres  con  su  cabo  del  partido  de  Madre  Vieja. 

El  27,  continuando  el  mismo  trabajo,  subimos  al  paso  de 
Cascabel,  y  á  las  ocho  de  la  mañana  llegaron  20  indios  Gua- 
mos del  pueblo  de  Santa  Rosa  (1). 

El  28  siguió  el  trabajo  en  el  mismo  paraje,  y  se  despidieron 
los  peones  de  San  Vicente  do  Apure  con  el  reemplazo  de  18 
que  llegaron  del  Potrero  (2). 


MABZO. 

El  1.^  hasta  las  diez  del  día  no  se  pudo  mudar  el  trabajo  al 
paso  de  Bruno  Soto  por  no  haberse  concluido  el  del  anterior  á 
causa  de  la  mucha  palazon  y  broza  (3). 

El  2  se  continúo  en  limpiar  el  río  de  la  mucha  palazon  y 
algunos  muy  enterrados,  con  particularidad  un  madero  grueso 
llamado  hueso  de  pescado,  que  estaba  en  un  pozo  hondo  y  dio 
mucho  que  hacer  para  sacarlo,  como  se  consiguió  (4). 

El  3  siguió  el  mismo  trabajo  (5),  y  el  4  por  ser  día  festivo  no 
se  hizo  otra  cosa  que  mudar  la  ranchería  al  paso  de  San 
Antonio. 

El  5  subí  el  trabajo  hasta  el  paso  de  San  Juan  de  la  Pazcón 
poco  adelanto  por  haber  crecido  el  río  y  cubierto  los  carameros 


(1 )  Este  día  se  mataron  dos  tembladores. 

(2)  Este  dia  estuvo  un  peón  á  la  muerte  de  la  picada  de  raya  y  otro  se  hiri6 
i^avemente,  por  lo  que  se  enviaron  á  sus  casas  después  de  la  primera  cura,  y  se 
mataron  cuatro  culebras  de  agua,  la  raya  y  tres  tembladores. 

(3)  Este  dia  hubo  un  hombre  picado  de  raya  y  se  mataron  tres  culebras  de 
agua  y  dos  tembladores. 

(4)  Este  día  fse  mataron  tres  culebras  de  agua  y  dos  rayas. 

i5)  Este  dia  una  culebra  de  12  varas  de  largo  y  extraordinario  grueso,  hizo 
presa  i  un  hombro  dentro  del  agua,  y  cuando  se  advirtió  por  las  ansias  del  pa- 
ciente lo  tenia  tragado  pierna  y  muslo  hasta  la  cintura,  á  cuyo  tiempo  acudi6 
toda  la  gente  y  lo  salvaron  sin  más  quebranto  que  el  de  una  herida  en  la  pierna 
que  le  imi)osibilitó  el  trabajo,  y  mataron  la  culebra. 


RÍOS   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  155 

y  palos  enlerrados  sia  dar  pie  á  los  peones  por  ninguna 
parte  (i). 

El  6  se  trasladó  la  ranchería  á  la  boca  do  la  Madre  Vieja^ 
donde  debíamos  esperar  al  señor  comandante  general  de  esta 
provincia,  que  en  efecto,  arribó  al  mismo  sitio  en  su  bote  y 
un  bongo  á  las  cuatro  y  media  de  la  tarde  del  propio  día  y 
después  de  haberse  desembarcado,  reconocido  por  tierra  lo 
interior  del  caño,  las  maderas  preparadas  para  cerrarlo,  su 
fondo,  ancho  y  demás  que  merecía  atención,  dispuso  el  modo 
de  verificar  la  obra  y  siguió  su  navegación  aguas  abajo.  Este 
día  llevó  la  mayor  parte  del  tiempo  un  grueso  madero  de 
Órero  enterrado  donde  había  un  caimán,  lo  que  obligó  á  traba- 
jar  con  bastante  recelo. 

El  7  se  continuó  en  el  mismo  paraje  por  las  dificultades  de 
grandes  carameros  y  troncones  que  había  en  aquella  parte.  Se 
reforzó  el  trabajo  con  13  indios  de  la  Palma,  nueve  de  San 
Rafael  y  11  vecinos  de  San  José,  habiéndose  despedido  á  sus 
casas  11  por  haber  cumplido  su  tiempo  (2). 

El  8  no  se  pudo  adelantar  el  trabajo  por  haber  cubierto  el 
río  con  la  creciente  muchos  palos  y  carameros  dificultando  el 
arrancarlos  (3). 

El  9  sin  mudar  de  ranchería  se  le  dio  principio  al  Guamal, 
cuyo  cañón  de  río  que  consta  de  cinco  leguas,  era  el  más  peli- 
groso de  todo  él  y  donde  se  han  perdido  muchas  embarcacio- 
nes, así  por  las  brozas  y  palazones  que  cerraban  el  paso  den- 
tro y  fuera  del  agua^  como  por  los  remolinos  ó  chorreras  que 
formaba  la  misma  broza,  y  era  la  causa  de  que  se  trabuca- 
sen (4). 


(1)  Una  cuadrilla  que  se  determinó  á  zambullir  en  un  pozo  á  sacar  unos  palos^ 
fue  rechazada  de  un  caimán  siguiéndolos  hasta  la  superñcie  del  agua  donde  em- 
bestía á  unos  y  otros,  pero  á  ninguno  ofendió. 

(2;    Bq  este  dia  se  mataron  cinco  culebras  y  dos  babas. 

(8)  Estedíase  mataron  tres  culebras,  dos  rayas  y  un  temblador  tumbó  á 
cuatro  hombres. 

(4)  Este  dia  se  encontraron  tres  caimanes  de  los  cuales  dos  se  fueron  y  el  otro 
salió  embistiendo  á  la  gente  hasta  lo  seco,  donde  le  acertaron  un  balazo  en  un  ojo 
y  lograron  matarlo;  tenía  8  %  Taras  de  largo. 


156  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

fil  10  se  trasladó  la  ranchería  á  la  quesera  de  D.  Fernando 
Dávila  (1),  y  el  11  no  se  hizo  nada  por  ser  domingo. 

El  12  se  continuó  el  mismo  trabajo  con  bastante  fatiga  por 
los  muchos  y  gruesos  bracos  de  árboles  y  la  palazon  del  río  (2). 

El  13  (3)  y  14  siguieron  desembarazando  el  río,  que  cada  vez 
presentaba  más  trabajo  (4). 

El  15  mudamos  la  ranchería  al  paso  del  Papayal,  siguiendo 
siempre  la  limpieza  del  río  (5). 

El  16  se  empleó  en  destruir  dos  gruesos  troncos  de  Orero  que 
amenazabanVorlar  el  curso  de  las  aguas,  cuyo  fuerte  trabajo 
estropeó  cuatro  peones,  por  la  fuerza  que  era  preciso  hacer. 

El  17  subimos  á  la  bocado  Matute,  que  sale  ala  Madre  Vieja 
y  tiene  3  varas  de  hondo  y  18  de  ancho,  que  so  tapó  con  100 
estantillos  de  6}i  varas  de  largo,  de  las  cuales  i}{  quedaron 
enterradas  á  fuerza  de  martinete. 

El  18  seguimos  á  la  boca  de  Santo  Dominguito,  y  por  ser 
domingo  no  so  hizo  otra  cosa  que  reconocerla,  y  tenía  60  varas 
de  ancho  y  2X  de  hondo. 

El  19  so  dio  principio  á  tapar  la  boca  anterior  con  un  pare*- 
don  formado  de  dos  líneas  de  estantillos,  que  en  cada  una  se 
invirtieron  250  bien  clavados,  de  9  varas  de  largo,  dejando  un 
intermedio  de  6  varas  que  se  macizó  con  troncos  de  árboles, 
faquía  y  tierra  (6),  cuyo  trabajo  se  continuó  el  20  y  quedó  con- 
cluido el  21  temprano,  de  modo  que  á  las  cuatro  de  la  tarde  se 
mudó  la  ranchería  á  la  segunda  boca  de  Guachiquín» 

El  22,  después  de  reconocida  dicha  boca,  que  tenía  75  varas 
de  ancho  la  primera  palizada  y  6  pies  de  agua  en  donde  forma- 
ba  caja,  se  dio  principio  á  taparla,  en  cuyo  trabajo  so  emplea- 
ron los  días  23,  24  y  25,  que  se  concluyó,  consumiendo  300 


<1)    Hubo  un  peón  picado  de  raya  y  se  mataron  tres  culebras  de  a^ua. 

(2)  Se  mataron  tres  culebras  mapanares  disformes. 

(3)  Se  mataron  dos  tembladores  y  del  golpe  de  estos  cayeron  cuatro  hombres. 

(4)  Se  mataron  tres  Ixabas  y  una  de  ellas  mordió  á  un  peón. 

(5)  Estando  desbaratando  los  peones  un  caramerOf  embistió  un  caimán  á  dos 
de  ellos,  que  se  libertaron  por  la  prontitud  con  que  los  demás  ocurrieron  con  ar- 
pones y  machetes. 

(6)  En  este  día  mordió  una  baba  á  un  peón,  dejándolo  inútil  para  el  trab^o. 


RÍOS   DE    VENEZUELA   Y   DE    COLOMBIA.  157 

estantillos,  y  algunos  de  ellos  de  10  varas  de  largo,  para  que  la 
obra  quedase  firme,  y  al  mismo  tiempo  se  fortificó  un  pedazo 
de  barranca  por  donde  podría  el  río  romper. 

El  26  se  empezó  á  tapar  la  segunda  boca  del  caño,  y  el  27  se 
concluyó  la  estacada,  habiendo  llegado  12  hombres  del  partido 
de  la  Luz. 

El  28  se  continuó  el  trabajo  llenando  el  cajón  de  la  estacada^ 
que  tiene  de  ancho  4  varas,  y  se  concluyó  el  29, 

El  30  se  emprendió  tapar  la  boca  de  otro  caño  que  tenía  una 
vara  de  profundidad  y  34  de  ancho,  en  la  que  se  emplearon  76 
estantillos  bien  clavados  á  fuerza  de  martinete,  pues  de  5  X 
varas  que  tenía  cada  uno,  se  le  enterró  la  mitad. 

El  31  se  dividió  la  gente  en  tres  cuadrillas:  la  primera  se 
destinó  á  la  tapa;  la  segunda  á  cortar  estacas,  y  la  tercera  á 
limpiar  el  río  (1). 

ABRIL. 

£1 1.*  no  se  movió  la  ranchería  por  ser  domingo,  y  desde  las 
doce  de  la  noche  hasta  las  doce  del  día  siguiente  fué  tanto  lo 
que  llovió,  que  apenas  encontramos  paraje  donde  no  nos  inun- 
dásemos. 

El  2,  que  fué  lunes  santo,  se  pasó  el  día  trabajando  en  la  se- 
gunda boca  y  se  concluyó  la  primera  estacada,  y  el  3  la  se- 
gunda, empleando  en  una  y  otra  400  estantillos  á  fuerza  de 
martinete,  y  se  dio  principio  á  macizar  el  cajón  (que  tiene  de 
ancho  30  }í  varas)  con  troncos  de  árboles  gruesos,  ramazón 
y  tierra,  y  el  4  se  concluyó  á  las  cuatro  y  media  de  la  tarde,  á 
cuya  hora  se  retiró  la  gente  á  sus  partidas  y  me  quedé  solo  con 
6  hombres  para  cuidar  la  herramienta  y  la  ranchería,  donde 
me  mantuve  el  5,  6,  7  y  8,  que  fué  domingo  de  Pascua  y  em- 
pezaron á  reunirse  los  peones. 

El  9  se  dio  principio  á  limpiar  el  cañón  del  río  desde  Santo 
Domínguito  á  Guachiquín,  cuya  obra  se  había  atrasado  por 


(1)    Este  día  maltrató  un  temblador  á  dos  peones. 


159  ÜOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

preferir  la  tapa  de  las  bocas  antas  que  entrase  el  invierno, 
como  de  mayor  importancia. 

El  10  llegaron  20  indios  de  Santa  Rosa,  y  se  prosiguió  el 
trabajo,  bien  con  alguna  incomodidad  por  las  continuas  ave- 
nidas del  río  y  no  poder  subsistir  la  gente  sobre  el  terreno, 
que  ya  era  un  barral  por  todas  partes. 

El  11  llegaron  15  hombres  del  partido  de  Cañaveral,  y  sin 
embargo  de  ser  cada  día  más  copiosas  las  aguas  y  tan  frecuen- 
tes que  no  permitían  el  menor  descanso  ala  gente  ni  adelantar 
el  trabajo,  se  continuó  este  en  limpiar  el  cañón  del  río  los  días 
12, 13  (1),  14  y  15,  en  el  cual  recibí  orden  del  señor  Coman- 
dante de  esta  provincia,  previniéndome  que,  respecto  de  ha- 
berse conseguido  tapar  las  bocas  y  desembarazar  el  río  de 
cuanto  impedía  su  navegación  hasta  la  boca  de  Guachiquín, 
procurase  acabar  de  limpiar  el  cañón  del  río  que  media  entro 
dicha  boca  y  Santo  Dominguilo,  suspendiendo  después  la  obra 
hasta  que  el  tiempo  permitiese  seguirla  con  la  solidez  que 
hasta  allí  se  había  ejecutado,  en  cuyo  cumplimiento  procuré 
esforzarme  á  continuar;  y  en  efecto,  pusimos  mano  al  trabajo 
la  mañana  del  16,  sin  embargo  de  no  permitirnos  las  aguna 
descansar  un  instante,  ni  aun  de  noche  en  los  ranchos,  donde 
el  agua  llegaba  por  partes  á  la  rodilla  no  obstante  de  estar  si- 
tuados en  una  barranca  alta;  pero  á  las  once  del  mismo  día 
experimentamos  una  formidable  creciente  que  acabó  de  deci- 
dir la  suspensión  de  la  obra,  por  no  haber  dejado  el  menor  ar- 
bitrio á  proseguirla,  y  en  su  consecueucía  despedí  la  gente  á 
.sus  partidos. 

.  De  la  boca  de  Guachiquín  seguí  río  arriba,  reconociendo 
las  que  restaban  por  cerrar  hasta  el  puerto  de  Torunos,  y  solo 
encontré  tres,  que  son  los  de  la  Ceiba,  la  del  Cacagual  y  la  de 
las  Nutrias,  todas  muy  fáciles  de  trabajar  en  el  verano,  al  paso 
que  en  el  día  es  imposible.  Torunos,  19  de  Abril  de  1787. — 
Andrés  Pina. 


(1)    Se  encontró  an  caimán  de  extraordinario  tamaño,  pero  se  huyó  sin  ofender 
ni  poderle  matar. 


RÍOS   DE    VENEZUELA   Y   DE    COLOMBIA.  159 


V. 

Noticias  de  los  ríos  Ariari,  Guayavero,  Guaviari,  Atabapu, 
Casiqniare,  Guarapichi,  Santo  Domingo,  Río  Negro,  Apure, 
Orinoco  y  fundación  del  pueblo  de  San  Fernando,  por 
el  capitán  de  navio,  D.  José  Solano,  en  1758. 

Excmo.  Sr.:  Luego  que  llegué  á  este  pueblo  traté  de  allanar 
las  dificultades  que  podríamos  encontrar  en  la  continuación 
del  viaje,  aunque  mis  disposiciones  han  sido  interrumpidas. 

Participo  á  V.  E.  que,  en  la  margen  de  Atabapu,  he  fundado 
un  pueblo  de  Guaypunavis,  como  más  latamente  informa  la 
razón  adjunta  y  el  mapa  que  le  acompaña. 

Le  he  nombrado  San  Fernando,  y  suplico  humildemente 
á  S.  M.  lo  tenga  á  bien. 

Nuestro  Señor  guarde  á  V.  E.  los  muchos  años  que  la  Mo- 
narquía necesita,  y  yo  he  menester. — Raudal,  20  do  Abril 
de  1758.— D.  José  Solano. — Excmo.  Sr.  D.  Ricardo  Wall. 


«Rason  de  la  nueva  fundación  de  San  Fernando  de  los 
Guaypunavis,  medio  de  imposibilitar  la  internación  de 
los  Extrangeros  por  Orinoco,  y  los  Rios  que  le  entran 
y  sus  consequencias  combenientes  al  Real  Erario  y  Ca- 
tholica  piedad  de  S.  H.  acerca  de  la  combersion  de  los 
Infieles. 

»De  las  vertientes  orientales  de  la  serranía  que  corre  desde 
Santa  Fee  á  L\  Plata,  se  forman  los  dos  Rios  Ariari  y  Guaya- 
vero,  y  de  la  unión  de  estos,  el  Guaviari,  tan  caudaloso,  que 
a  trescientas  leguas  del  mar  entra  en  Orinoco,  por  su  orilla  oc- 
cidental, compitiéndole  por  largo  espacio;  media  legua  antes 
que  se  pierda  Guaviari,  recibe  al  Atabapu,  que  por  suanchurii 
puede  competirle,  pero  es  de  poca  profundidad  y  lenta  corriente; 
su  curso  es  del  medio  dia  al  septentrión,  y  sus  cabeceras  están 
tan  inmediatas  á  Rio-negro  que  los  indios  arrastran  sus  canoas 


160  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

del  uno  al  otro.  Las  aguas  de  Atabapu  son  mui  claras,  y  lige- 
ras, pero  con  algún  color  de  oro;  es  muy  abundante  do  pezes 
de  esquisito  gusto  y  sus  orillas,  de  mucba  cazeria:  las  tierras 
que  vana,  y  riegan  los  Ríos  que  le  entran,  son  fertilisiraas,  y 
robustos,  y  belicosos  sus  aviíadores. 

»Estos  de  tiempo  inmemorial  han  sido  los  Cabres;  nación 
tan  temida  aun  de  los  cari  ves,  por  su  crueldad^  y  inhumanidad, 
que  la  redución  de  unos  pocos,  y  su  población  á  la  frontera  de 
aquellos  en  la  margen  de  Orinoco,  fué  suficiente  causa^  para 
que  se  estrechasen  y  solicitasen  el  amparo  de  los  Misioneros 
ob.3ervantes  de  Piritu,  y  Capuchinos  cathalanes  de  Guayana. 

]>A  estos  Cabres  obligo  la  misma  razón  á  poblarse  por  que 
los  Guaypunavis,  Nación  guerrera  y  inhumana  que  bibialas 
aguas  de  Rio  negro,  ayudados  de  los  Portugueses,  con  armas 
de  fuego,  que  alrueque  de  esclavos  les  davan,  cautivaron  mu- 
chos de  ellos,  otros  se  les  sometieron  y  otros  dejaron  su  Patria, 
y  buscaron  el  asilo  de  esta  escolta  de  estas  misiones. 

•Vencidas  las  Naciones  más  vecinas,  y  hechas  tributarias 
de  racionales  parala  esclavitud,  y  para  satisfacerla  inhumana 
gula,  fueron  estendiendo  su  dominio  por  la  parte  del  Guaviari 
hasta  las  Misiones  de  los  R.  R.  P.  Franciscanos  observantes  de 
Santa  Fee,  inmediatas  <i  la  ciudad  de  San  Juan  de  los  Llanos, 
que  siendo  ya  pueblos  tributarios,  en  pocos  días>  han  quedado 
solas  las  ruinas  de  las  casas,  y  por  Orinoco  han  llegado  á  este 
pueblo,  y  á  atacarle  por  tres  vczes,  y  por  mas  á  esclavizar  los 
indios  de  el,  obligando  á  esta  escolta  á  estar  sobre  ladefensiva. 

«En  esta  decadente  constitución  halle  estas  partes,  á  princi- 
pios del  año  de  cinquenta  y  sois  que  llegue  á  este  pueblo,  y  en 
vista  del  gran  servicio  que  baria  á  S.  M.  en  la  reducción  de  los 
Guaypunavis,  abri  platicas  con  ellos  sobre  la  paz,  y  principal- 
mente con  un  cabezuela,  llamado  Cruzero,  por  ser  el  mas  fa- 
moso; negocie  esta,  y  la  reduge  á  que  nos  viésemos,  y  en  las 
vistas  concluí  su  redución,  y  población  en  la  orilla  oriental  de 
la  boca  de  Atabapu,  y  que  el  ni  su  gente  comiese  más  carne 
humana:  á  otro  afamado  llamado  Inmo  apalabré;  pero  en  este 
estado  me  vi  precisado  á  dejarlo,  y  marchar  á  Santa  Fee;  y 
aunque  avise  al  Crucero  y  los  domas  mi  viage,  y  prefigé  mi 


Ríos   DE    VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  161 

buelta,  como  la  detención  fue  mayor  que  la  que  entonces  creía, 
á  mi  arrivo  á  este  pueblo,  alié  noticias  de  contraria  determina- 
ción de  aquellas  gentes^  y  con  poca  escolta  pase  á  la  ligera  á 
hablarlos  y  sosegarlos,  y  logré  esto  con  tantos  aumentos  de 
seguridad,  en  vista  de  la  conñanza  mia,  que  á  sus  suplicas  de- 
termine  poner  alli  mi  capellán  Fray  Francisco  Xavier  de  Lla- 
nos» religioso  observante  Franciscano  de  Santa  Fee,  para  que 
los  vaya  instruyendo,  y  bauptizando  los  niños,  que  sus  padres 
ofrecen  con  una  solicitud  que  parece  celo.  Para  escolta  de  este 
Religioso  degé  en  aquel  pueblo,  que  nombré  San  Fernando,  y 
suplico  humildemente  á  S.  M.  lo  tenga  á  bien ,  la  gente  que 
llevé  en  vn  torreón  fuerte  que  fabriqué,  capaz  de  artilleria 
pequeña  para  el  resguardo  propio  y  defensa  del  pueblo. 

«Despaché  exploradores  por  el  Guaviarí  para  abrir  su  nave- 
gación, y  comunicación  con  San  Juan  de  los  Llanos,  y  aquellas 
nuevas  reduciones. 

«Dejando  los  ánimos  quietos ,  y  havieudo  despachado  aviso 
de  mi  llegada  á  otros  Cabezuelas ,  me  vine  a  este  pueblo,  para 
proveer  á  la  mayor  seguridad  de  aquel  puesto  tan  ventajoso, 
y  dar  parte  a  Y.  E.  para  que  ponga  en  noticia  de  su  M.  y 
mande  lo  que  hallare  combeniente,  si  yo  hubiere  acertado  en 
esto,  a  que  me  movieron  las  siguientes  reflexiones. 

«Deviendo  llevar  de  bogas  los  Indios  de  estas  misiones,  en 
nuestro  viaje,  hasta  juntarnos  con  los  portugueses  distantes  de 
este  pueblo  cinquenta  ó  sesenta  dias  do  navegación,  y  estando 
estas  naciones  inhumanas  apoderadas  de  este  transito,  era  evi- 
dente la  esclavitud,  y  muerte  de  aquellos,  quando  se  restitu- 
yesen á  sus  pueblos;  por  que  de  nuestra  escolta  no  podríamos 
destacar  la  suficiente  para  su  resguardo  sin  faltar  á  el  propio, 
y  la  de  estas  misiones  no  podria  dar  gente  alguna  por  el  evi- 
dente riesgo  en  que  quedavan  los  pueblos,  déla  invasión  ene- 
miga, y  su  voracidad  mas. 

«Que  no  siendo  estos  despoblados  barrera  para  las  misiones 
de  Orinoco,  ni  San  Juan  de  los  Llanos,  por  la  facilidad  que  dan 
los  Ríos  á  los  Portugueses  para  introducirse  en  los  dominios 
de  S.  M.  y  comprar  los  esclavos  que  los  barbaros  han  hecho, 
fomentados  por  ellos  contra  la  voluntad  de  S.  M.  fídclisima, 

11 


162  BOLETÍN  DE  hk  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

y  fomentándolos  de  nuebo  con  las  armas  de  fuego  que  les  dan 
en  paga:  embarazando  con  este  medio  la  combersion,  y  redu- 
cion  de  los  Infieles  Vasallos  del  Rey,  y  causando  la  total  rui- 
na de  los  pueblos,  ya  tributarios,  de  San  Juan,  y  sus  misio- 
nes, y  los  temores  de  estas  de  Orinoco,  por  la  continuamente 
amenazada  irrupción  de  los  Guaypunavis,  es  necesario  para 
adelantar  estas  reduciones  embarazar  la  entrada  de  portugue- 
ses en  Orinoco  por  el  Casiquiari  ó  paso  de  Rio  Negro  a  Ataba- 
pu:  para  este  fin  conquiste  las  voluntades  de  estos  Indios  domi* 
nantes,  y  funde  el  pueblo  de  San  Fernando,  en  la.punta  me- 
ridional que  fsta  entre  el  Guaviari,  y  Orinoco,  cerrando  igual- 
mente Atabapu,  por  la  occidental  disposición  de  sus  juntas;  y 
pienso  establecer  otros  dos,  luego  que  el  Comisario  Principal 
me  socorra  con  gente,  por  que  tengo  no  mas  que  doze  hom- 
bres y  de  mala  calidad,  en  el  paso  do  este  a  Rio-Negro,  y  otro 
donde  Orinoco  despide  a  este  el  brazo  Casiquiari. 

«Estas  Naciones  velicosas  necesitan  de  un  respeto  que  las 
contenga  en  su  fidelidad,  para  que  las  reduciones  se  aumen- 
ten de  otras,  que  seguirán  su  exemplo;  pero  no  es  suficiente 
el  de  esta  escolta,  ni  el  de  la  guarnición  de  Guayana,  por  que 
le  desvanece  la  distancia;  y  aunque  se  que  la  piedad  de  S.  M. 
desea  estos  motivos,  mas  que  otros,  quatro  años  de  solicita  ex- 
periencia me  han  adquirido  suficientes  materiales  para  pro- 
poner otro  medio  que  tengo  por  mas  combeniente. 

>La  fortaleza  de  Araya  se  fabricó,  para  defensa  de  vna  gran 
salina,  de  este  nombre,  en  tiempo  que  no  se  havian  descu- 
bierto otras  en  esta  costa-,  pero  la  causa  cesó  y  el  mar  rompió 
el  isthmo  que  mediava  y  la  anegó  quasi  toda.  No  conozco  vli- 
lidad  en  mantener  este  puesto,  que  no  cubre  el  pais,  por  que 
su  situación  en  la  punta  occidental  de  vn  promontorio  árido, 
que  dexa  el  mar  que  vana  la  costa  meridional  de  la  Margarita, 
y  septentrional  de  Cumaná ,  no  tiene  otra  comunicación  con 
esta  Provincia  que  la  que  da  el  mar  y  esta  estaría  cerrada  en 
caso  que  enemigos  la  atacasen:  el  resto  de  su  guarnición,  no 
desvanece  estos  intentos;  por  esta  razón  y  por  que  el  socorrer- 
se mutuamente  las  Fuerzas  de  Araya,  y  Cumaná  franquean  al 
enemigo  que  media  con  fuerzas  superiores  de  mar,  el  puesto 


RÍOS   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  163 

mas  flaco,  y  un  castillo  donde  for linearse,  y  de  donde  costaría 
mucho  echaríe. 

»No  haviendo  causa  para  mantener  la  fortaleza  de  Araya, 
su  tropa  y  artillería  pondrían  en  estado  de  defensa,  y  de  admi- 
tir fomento  la  Isla  de  la  Trinidad  y  tierras  que  vana  Orinoco, 
y  las  aguas  que  le  forman  cerrando  el  paso  franco  que  su  Na- 
vegación y  la  de  los  Rios  que  le  entran  por  su  orilla  occiden- 
tal da  a  los  extrangéros,  para  internarse  por  las  espaldas  de 
las  Provincias  de  Gumaná,  Caracas,  Maracaybo,  y  aun  Santa 
Pee,  con  arto  detrimento  del  Real  Erario  y  de  la  Combersion 
de  los  ínfleles;  particularmente  hacen  este  daño  los  Olandeses 
de  Esquivo,  empeñando  los  Carives  para  que  hagan  correrías 
7  esclavos,  y  siendo  causa  de  los  repetidos  levantamientos  de 
las  Misiones  de  Orinoco  y  de  las  continuas  fugas  de  los  Indios 
ya  reducidos,  por  la  engañosa  livertad  de  las  selvas  que  les  re- 
cuerdan, y  ofrecen  asegurar,  para  esclavizarlos  en  ellas,  ya 
divididos,  y  sin  amparo,  por  medio  de  los  carives  sus  inhu- 
manos contratantes. 

•Encargado  Orinoco,  y  la  Trinidad  de  un  Governador  con 
la  tropa  de  Araya,  los  cien  hombres  que  á  el  presente  están 
guarneciendo  á  Guayana,  agregándole  las  escoltas  de  los 
R.  R.  PP.  Dominicos  de  Barinas,  y  Jesuítas  de  Orinoco, 
atendería  como  mas  inmediato  á  la  provicion  del  trato  ilícito 
6  internación  de  los  estrangcros  en  los  dominios  del  Rey; 
fomentaria  la  fertilisiTna  Isla  de  la  Trinidad,  y  riveras  de  Ori- 
noco; recogería  las  gentes  dispersas  de  las  Provincias  de  Bar- 
celona y  Caracas,  que  faltas  de  Yervas  para  sus  ganados,  vagan 
sin  domicilio  y  atendería  á  la  defensa  reducion,  y  Población 
de  tantos  Infieles  como  avitan  estas  selvas. 

>De  esta  Tropa  se  pueden  destacar  cinquenla  hombres  para 
la  guarnición  de  la  Trinidad.  Desde  este  puesto  se  cierra  con 
facilidad  la  costa  de  Paria,  y  rio  Guarapichi,  por  donde  se 
internan  los  estrangeros  en  toda  la  Provincia  de  Cumaná,  y 
llegan  á  la  de  Barcelona. 

»Otro  destacamento  de  quarenta hombres  guarnecerael  Cas- 
tillo de  laGuayana;  de  estos  mismos  se  provee  vna  lancha  cor- 
saria que  de  continuo  esté  de  guardia  en  el  Río,  y  otra  que 


1«  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

igualmente  estará  prompta  para  acudir  á  el  aviso  ó  señal  de* 
aquella.  Esta  disposición  producirá  mejor  efecto  que  el  nuevo 
fuerte  que  se  fabrica  á  la  otra  costa  de  Guayana,  con  cinquenla 
plazas  de  dotación ,  como  se  eiperimenLi  después  que  el  buen 
succeso  de  una  presa  que  izieron  pocos  años  pasados,  les  ense- 
ño á  mantener  la  armada  y  servirse  de  ella.  Esta  misma  tropSi 
abriga  las  Misiones  de  los  R.  R.  P.  P.  Capuchinos  Catalanes. 

dEu  la  Angostura,  que  dista  de  la  Guayana  cinquenta  leguas- 
á  el  occidente,  y  es  donde  el  Rio  estrecha  tanto  que  alcanza 
vna  bala  de  fusil  á  la  orilla  opuesta,  combiene  poner  una  casa 
fuerte  con  veinte  hombres  de  guarnición,  que  tengan  una  lan* 
cha  prompta  para  seguir  á  el  alcance.  Esta  tropa  escolta  las^ 
misiones  cari  vas  de  los  R.  R.  P.  P.  Franciscanos  de  Barcelona. 
Veinte  hombres  en  una  casa  fuerte  fabricada  en  la  boca  del  Río- 
Santo  Domingo,  que  sale  al  Apuro,  escoltará  las  missiones  de 
los  R.  R.  P.  P.  Dominicos  de  Barinas  y  guardará  esta  Pro- 
vincia. 

•Otros  veinte  son  suficientes  para  guarnecer  el  nuevo  puebla 
de  S.  Fernando,  6 el  quede  las  missiones  de  los  R.  R.  P.  P.  Je- 
suítas hiciere  frontera  á  los  Portugueses.  La  demás  tropa  la 
tendrá  el  Gobernador  donde  alie  mas  combeniente  establecer 
su  residencia,  para  atender  á  todas  partes,  que  me  parece  será 
en  Cabruta,  por  ser  el  centro,  y  por  la  vecindad  á  el  Cuarica 
y  Apure.  Desde  este  sitio  á  donde  puede  pasar  la  Ciudad  de  la 
Guayana,  para  que  su  sanidad  y  proporciones  la  den  el  fo- 
mento que  no  a  tenido  después  de  dos  siglos,  y  de  muchas 
entradas  de  familias  que  acosta  del  Real  Erario  so  an  traido, 
y  miserablemente  an  perecido  sin  sucesión,  como  muchos  in- 
felizes  atraidos  del  situado  de  aquella  fortaleza  y  se  evite  la 
mortandad  de  Indios  que  para  atender  á  esta  población  tienen 
poblados  en  las  imediacioncs,  desde  este  sitio  puede  atender 
el  Gobernador  á  la  conservación  y  adelantamiento  de  las  mi- 
siones, acudiendo  con  m;is  tropa  si  fuere  necesaria,  y  dando 
en  los  tiempos  oportunos  la  que  juzguen,  él,  y  el  Prelada 
combeniente,  para  las  entradas  de  los  misioneros;  pero  estos 
seguro  que  de  esta  fuerza  vnida  y  vajo  de  vn  mando,  coa  la 
facilidad  de  aliarse  brevemente  en  lo  más  distante  por  media 


RÍOS   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  165 

<le  la  navegación,  solo  el  respeto  obraría,  se  evitarían  muchas 
muertes,  y  el  odio,  y  obstinación  de  los  Infieles  que  se  sigue 
A  ellas-,  mas,  las  ordenes  del  Rey  en  los  Gobiernos  de  Cuma- 
aá,  Caracas,  y  Maracaybo  serían  mejor  obedecidas;  pues  oy  los 
alientan  á  la  inobediencia,  las  esperíencías  repetidas  que  tie- 
nen, de  no  poderlas  hacer  cumplir  los  Gobernadores. 

*De  estas  disposiciones  no  se  sigue  mas  gasto  á  la  Real 
Adeuda;  antes  bien  queda  á  su  fabor  el  situado  concedido  á  el 
4Quebo  Fuerte  que  se  fabrica  en  la  costa  ó  fuera  á  la  Guayana, 
y  el  de  las  dos  escoltas  concedidas  á  los  R.  R.  P.  P.  Capuchi- 
nos, y  Franciscanos;  y  el  aumento  necesario  para  cubrir  de 
los  insultos  de  los  Portugueses  tantos  infelices  vasallos  del 
Rey  como  esclavizan,  ademas,  el  que  rendiría  el  comercio  de 
Orinoco,  y  Trinidad  encargado  por  ahora,  á  una  compañía, 
4]ue  puede  ser  la  mas  combeniente,  la  de  Catalanes,  señalán- 
doles la  Trinidad  para  facturia  principal. 

bEsIo  comercio  directo  á  esta  Isla  fomentarla  el  cultibo  de 
1SUS  fertilissimas  tierras;  se  aumentarían  las  cosechas  de  su 
buen  tabaco,  que  con  las  grandes  de  Barinas,  harian  vn  ramo 
<de  Importancia;  otro  seria,  y  mayor,  el  azúcar,  por  la  excelente 
caña  que  cria;  á  estos  se  agregarían  otros  como  el  exquisito 
cafe,  y  gengíbre.  En  Orinoco  se  fomentarían  los  cañavera- 
les, y  desde  oy  recogería  la  campaña  el  mucho  corambre  que 
se  les  pierde  á  estos  miserables  por  la  dificultad  de  llevarlos  á 
los  puertos  de  mar;  y  mas,  proveerla  de  efectos  á  todas  las  Mi- 
ssiones,  tropa  y  avítantes  de  las  margenes  de  Orinoco,  y  ríos 
4iue  le  entran,  asta  donde  les  permitan  su  navegación. 

sEl  paboroso  nombre  de  la  Guayana  comprende  á  todo  Ori- 
noco en  la  inteligencia  común;  pero  como  hemos  esperimen- 
iado,  aquel  maligno  temperamento  solo  alcanza  asta  la  Angos- 
tara por  las  riveras  del  Rio,  sin  internar  mas  que  de  8  á  12 
leguas,  como  lo  experimentan  los  missioneros  Capuchinos 
C!atalaaes  que  abitan  en  los  pueblos  internados  y  los  obser« 
vantes  de  Barcelona,  y  Jesuítas  que  tienen  sus  fundaciones  en 
l2L3  orillas  de  Orinoco,  arriva  de  la  Angostura. 

Raudal  de  los  Atures  á  20  de  Abril  de  1759. — Don  Joseph 
SoLANO-=  Arc/iiuo  de  Indiaa.n 


IM  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 


VI. 


Noticia  de  la  navegación  y  progresos  del  rio  San  Faustino, 
que  desagua  en  la  laguna  de  Haracaybo,  dada  por  D.  Casi* 
miro  Isava. 

£1  citado  río  de  San  Faustino,  toma  este  nombre  por  pasar 
por  las  inmediaciones  de  esta  ciudad,  pues  su  principal  deno- 
minación es  la  de  Zulia,  por  ser  este  río  el  que  le  da  su  mayor 
fomento.  Nace  este  Zulia  en  las  serranías  de  la  ciudad  de  Sala- 
zar  de  las  Palmas,  alcaldía  mayor  del  vire!  y  nato  de  Santa  Fe, 
y  dividiendo  las  jurisdicciones  de  Salazar  y  parroquia  de  San 
José,  que  es  la  de  Pamplona,  baja  hasta  incorporarse  con  loa 
de  Pamplona  y  Táchira,  que  unidos  con  el  de  San  Faustino  le 
entran  en  el  paraje  donde  hoy  se  halla  el  puerto,  distante  & 
leguas  río  abajo  do  la  ciudad  de  San  Faustino. 

Dicho  río  Zulia  es  de  un  caudal  regular,  y  desde  dos  días 
antes  de  mezclarse  con  los  otros,  es  navegable,  por  cuya  razón 
tiene  desde  la  antigüedad  dos  puertos,  uno  al  lado  de  la  juris- 
dicción de  Salazar  y  otro  al  de  la  de  San  José,  desde  donde 
navegaban  los  respectivos  vecinos  de  una  y  otra,  habiendo 
quedado  los  primeros  aunque  entraron  los  puertos  en  arrenda- 
miento, con  el  privilegio  de  navegar  tres  canoas  de  carga  y 
tres  de  guerra  para  su  provisión,  exentos  del  arrendamiento. 

El  de  Pamplona  es  un  río  pequeño  que,  bajando  por  aquella 
ciudad  en  un  corto  hilo,  pasa  por  el  valle  de  Cdcuta,  entre  las 
parroquias  de  San  José  y  Nuestra  Señora  del  Rosario  de  aque- 
lla jurisdicción,  y  á  poca  distancia  de  ellas  se  junta  con  el  de 
Táchira,  que  es  otro  río  pequeño  que  divide  la  jurisdicción  de  los 
lugares  de  esta  provincia  de  los  de  Pamplona,  y  juntos  entran 
al  ya  tocado  de  Zulia  con  el  nombre  de  Pamplona.  Este  no  se 
puede  navegar,  pues  aunque  en  tiempos  pasados  subieron  con 
embarcaciones  medianas  un  poco  más  arriba  de  la  Horqueta, 
fué  á  mucho  trabajo,  por  lo  que  enteramente  se  separaron  de 
este  intento. 


Ríos   DE   VENEZUELA  Y  DE   COLOMBIA.  167 

Desde  el  puerto  Real  de  la  boca,  que  es  donde  se  juntan  di- 
chos ríos,  comienza  esta  navegación,  y  en  el  día,  desde  los  que 
quedan  explicados  de  Salazar,  es  muy  penosa  por  la  escasez  de 
agua  y  mucha  cantidad  de  palos,  de  suerte  que  haciéndose  el 
viaje  hasta  la  Laguna  en  tiempo  de  crecientes  en  tres  ó  cuatro 
días  agua  abajo,  hay  ocasión  de  que  por  el  verano  se  gastan 
hasta  sesenta.  Esta  sequedad  continúa  hasta  entrar  al  río  Gata- 
tumbo,  que  como  á  distancia  de  40  leguas  ó  más,  baja  desde 
las  serranías  de  la  ciudad  de  Ocaña,  en  donde  se  cree  tiene  su 
oñgen,  hasta  embocar  en  la  Laguna. 

Es  tan  antigua  esta  navegación,  que  no  hay  memoria  de  su 
principio,  y  solo  la  tradición  de  haberse  actuado  mucho  tiem- 
po antes  que  se  comenzase  la  hostilidad  motilona  fué  siempre 
libre,  de  tal  suerte  que,  habiéndose  muchos  años  solicitado  su 
arrendamiento  por  D.  Manuel  de  Almeira,  se  denegó  por  S.  M., 
por  Real  cédula,  cuya  instancia  repitió  después  D.  Juan  Ma- 
chimbarrena,  á  que  tampoco  se  accedió,  hasta  que  por  los  años 
de  1755  se  verificó  el  asiento  en  D.  Juan  Ignacio  Gutiérrez, 
rematándose  en  la  capital  de  Santa  Fe,  é  ingresando  en  aque- 
llas cajas  su  producto. 

En  aquel  y  el  siguiente  quinquenio,  hasta  que  habiéndolo 
rematado  D.  Antonio  Dávila  el  año  de  1770,  con  motivo  de  la 
escasez  de  dinero  que  había  en  estas  cajas,  ofreció  hacer  el  en- 
tero de  4.200  pesos  que  importó  en  ellas,  lo  que  se  concedió. 

El  año  1775,  con  motivo  de  los  perjuicios  que  sufrían  los 
mercaderes,  por  tener  que  pagar  cuatro  pesos  de  flete  río  abajo 
7  cinco  río  arriba,  con  dos  reales  de  bodega,  con  la  sujeción 
de  tener  que  aguardar  á  la  voluntad  del  asentista  para  el  em- 
barque, se  quejaron  al  Excmo.  Sr.  Virey  pidiendo  libertad  de 
la  navegación,  con  cuyo  motivo  D.  Pedro  Navarro  hizo  propo- 
siciÓQ  de  que  daría  por  cinco  años  lo  mismo  que  había  rendido 
el  liltimo  quinquenio,  para  que  quedando  libre  solo  se  pagasen 
cuatro  reales  por  cada  carga,  ofreciendo  que  sacando  el  princi- 
pal y  salarios  de  los  administradores  que  debía  poner  en  las 
dos  bodegas,  lo  demás  que  rindiese  lo  dejaría  á  beneficio  de 
S.  M.  y  en  obsequio  á  la  pacificación  motilona,  y  que  acabado 
811  quinquenio  correría  la  administración  por  cuenta  de  S.  M., 


108  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

lo  que  habiéndose  aceptado  por  dicho  Sr.  Virey  se  puso  en 
práctica  ea  el  año  pasado  de  1777,  desde  cuyo  tiempo  se  ha  se- 
guido al  común  la  utilidad  de  no  pagar  más  que  dos  pesos  por 
el  flete  de  cada  carga  río  abajo  y  20  reales  río  arriba,  y  el  que 
se  hayan  fabricado  varias  embarcaciones  menores,  en  que  los 
traficantes  de  pocas  cargas  actúan  sus  viajes  sin  necesidad  de 
esperar  como  antes  á  que  se  juntase  la  suficiente  para  una  de 
las  embarcaciones  mayores;  y  últimamente,  que  la  carga  de 
sal  á  10  arrobas,  que  antes  valía  en  los  valles  de  Cúcuta  de  12 
á  15  pesos,  hoy  su  mayor  precio  es  á  7  y  8,  llegando  muchas 
veces  hasta  á  5  pesos,  sin  otras  ventajas  que  dicha  libertad  les 
atraería,  y  no  han  podido  disfrutar  por  la  miseria  en  que  se 
ven  constituidos  estos  vecindarios. 

A  distancia  de  8  leguas  del  puerto  Real  de  la  boca,  se 
halla  situada  la  ciudad  de  San  Faustino,  gobierno  dependiente 
que  se  provee  por  el  vireinato,  cuyo  distrito  se  divido  de  la 
comprensión  de  esta  provincia  por  un  río  de  este  nombre,  que 
como  se  dijo  arriba,  viendo  á  los  de  Táchira  y  Pamplona  entra 
en  el  Zulia  y  de  todo  se  integra  el  navegable  de  Zulia  ó  sau 
Faustino.  Transitase  desde  el  puerto  á  dicha  ciudad  por  ca- 
mino de  montaña  fresca  y  tan  quebrada  de  sertenejos  y  barria- 
les, que  siendo  regular  el  viaje  de  dos  días  con  cargas,  ha  lle- 
gado el  caso  de  demorarse  hasta  doce. 

Esta  ciudad  es  antiquísima  y  en  sus  principios  tuvo  una 
regular  población  con  algunas  haciendas  de  cacao,  y  hoy  aúa 
se  ven  los  vestigios  de  ocho  pueblos  de  indios  que  civilizados 
tuvo  en  su  jurisdicción,  pero  con  motivo  de  la  hostilidad  mo- 
tilona que  cargó  sobre  aquella  ciudad,  vino  en  notable  deca- 
dencia, hasta  que  hoy  con  la  pacificación  va  volviendo  á  fo- 
mentarse, plantándose  varias  haciendas  de  cacao. 

Desde  esta  ciudad  al  valle  de  Cúcuta  en  que  están  fundadas  á 
corta  distancia  unas  de  otras  las  parroquias  de  S.  José  y 
Nuestra  Señora  del  Rosario,  de  la  jurisdicción  de  Pamplona, 
y  la  de  San  Antonio  de  la  villa  de  San  Cristóbal  de  esta  pro- 
vincia, hay  la  distancia  de  seis  ó  siete  leguas  de  buen  camino. 
En  este  valle  á  las  riberas  de  los  ríos  sobredichos,  hay  copio- 
sas haciendas  de  cacao  que  rinden  anualmente  como  5.000 


RÍOS   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  ICd 

cargas  de  este  fruto,  todo  el  más  en  las  jurisdicciones  de  Pam- 
plona y  Salazar,  y  una  pequeñísima  parte  en  la  de  San  Cris- 
tóbal. A  la  compra  de  este  fruto  concurren  varios  mercaderes 
de  esta,  de  Cartagena  y  del  Reino,  los  primeros  hacen  su  co- 
mercio il  dinerOy  por  no  sufragar  utilidad  los  efectos  que  pu- 
dieran llevar  de  esta  factoría,  por  venderse  allí  por  los  de  Car- 
tagena muchos  con  más  comodidad  que  aun  en  esta  ciudad^ 
con  cuyo  motivo  apenas  se  extraen  para  esto  puerto  de  2.000  á 
2.500  cargas,  alguna  parte  al  Reino  y  el  resto  á  Cartagena  para 
donde  sin  duda  seguirían  todas  á  no  ser  el  inconveniente  de  que 
siendo  preciso  llevarlos  por  tierra  hasta  el  puerto  Real  de  Oca- 
ña,  donde  se  embarcan  para  navegarlo  por  el  río  de  la  Mag- 
dalena, por  camino  fragoso,  y  no  se  encuentran  las  muías  su- 
ficientes para  la  conducción  en  tiempo,  á  cuyo  fin  se  está  tra- 
tando de  poner  en  corriente  el  río  Calatumbo,  que  se  cree  na- 
vegable hasta  las  inmediaciones  de  la  ciudad  de  Ocaña,  que 
conseguido,  será  muy  poco  ó  ninguno  el  que  venga  á  esta,  por 
la  ninguna  utilidad  que  rinde  este  giro,  á  causa  de  la  dificul- 
tad déla  salida  por  barra,  extorsiones  que  experimentan  los 
comerciantes  y  crecidos  derechos,  que  se  hacen  más  pesados 
por  los  referidos  inconvenientes. 

Las  utilidades  que  esta  navegación  ha  producido  á  los  arren- 
dadores, aunque  algunos  las  gradúan  excesivas,  no  pueden 
ser  de  mayor  consideración,  y  menos  en  el  día  á  los  dueños 
de  embarcaciones,  pues  ganando  cada  boga  10  pesos  por 
viaje,  18  el  patrón  y  14  el  proero,  lo  que  rinde  el  flete  de  para 
abajo  se  eroga  precisamente  en  estos  sueldos  y  los  víveres,  que- 
dándoles solo  el  retorno,  que  por  no  haber  carga  que  suba 
de  esta  ciudad,  capaz  de  ocupar  el  buque  de  la  menor  embar- 
cación, se  reduce  á  llevar  sal  de  su  cuenta,  la  cual  van  al- 
macenando y  vendiendo  con  mucha  lentitud,  no  á  dinero  y 
si  á  cambio  de  otros  efectos,  fletes  de  muías,  etc.,  cuyo  ne- 
gocio á  más  de  dilatado  necesita  fondos  y  solo  puede  servir 
para  el  que  siendo  comerciante  puede  verificar  la  reducción, 
,  de  suerte  que  los  interesados  en  el  asiento  precedente  al  de  don 
Antonio  Dávila  aún  mantienen  porción  de  sales  existentes. 
Por  lo  que  es  seguro  que  á  ningún  otro  que  á  los  mismos 


170  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

que  mantienen  este  tranco  pueden  sufragarle  utilidad,  si  es 
que  la  tienen.  Fuerte  de  San  Carlos  y  Febrero  22  de  1781. — 
Casimiro  Isava. — Al  Intendente  de  Caracas  D.  José  de  Avalos. 


VIL 

Noticia  anónima  de  un  viaje  desde  la  laguna  de  Maracayba 
por  los  ríos  Catatumbo  y  Zulla  á  fines  del  siglo  XTIIL 

Subiendo  por  el  Catatumbo,  terreno  cenagoso,  hasta  la  isla 
y  aduana  de  las  Damas,  se  toma  á  la  derecha  de  la  corriente 
el  río  Zulia,  que  tiene  dos  brazos,  el  uno  llamado  Bobo  y  el 
otro  Encontrado.  Luego  que  se  juntan  estos  brazos  hay  uu 
pueblecito  llamado  Buena  Vista,  que  ha  quedado  enteramente 
desolado  por  las  enfermedades.  Aquí  desemboca  el  río  Grita  y 
empieza  á  angostar  y  crece  la  corriente  de  modo  que  falla 
fondo  y  hay  mil  trabajos.  A  los  cuatro  días  se  encuentra  á  la 
orilla  derecha  otra  población  llamada  San  José  de  las  Palmas, 
también  enfermiza,  pero  no  tanto  como  la  anterior,  con  unas 
400  almas.  De  aquí  adelante  se  dificulta  la  navegación  y  á  los 
dos  días  está  el  pueblo  llamado  San  Buenaventura,  de  menor 
población  que  el  de  San  José. 

Desde  aquí  hay  mucha  rapidez  en  la  corriente  y  aumentan 
los  palos  y  obstáculos,  sobre  todo  en  dos  pasos  peligrosos. 

A  poco  de  un  día  se  llega  al  puerto  de  los  Cachos,  que  tiene 
aduana,  y  el  río  en  adelante  es  pocas  veces  navegable,  y 
cuando  más  dos  días. 

El  río  en  general  es  incómodo  por  la  plaga  de  mosquitos, 
que  son  muy  pequeños  é  hinchan,  y  la  de  los  zancudos,  que 
vienen  desde  la  oración  á  inquietar  y  quitar  el  sueño  á  los  que 
tienen  la  desgracia  de  pasar. 

No  hay  ningún  punto  en  que  proveerse  de  víveres;  tan  solo 
se  encuentran  plátanos  y  algún  cacao,  que  siembran  los  indios 
de  las  mencionadas  poblaciones  y  se  mantienen  de  lo  que 
cazan  y  de  lo  que  los  viajeros  quieren  cambiarles.  Sus  casas 


BÍOS   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  171 

son  miserables  en  extremo;  solo  indios  pueden  habitar  allí, 
pues  los  criollos  y  españoles  mueren  de  calenturas. 

Las  orillas  del  río  son  cenagosas,  porque  las  continuas  cre- 
cientes forman  en  el  bosque  grandes  lagunas  é  infinitas  cañas 
donde  se  cría  excelente  pescado. 

Hay  muchas  fieras  y  caimanes,  de  cuyos  huevos  hacen  tam- 
bién alimentos  los  indios  y  los  cogas  pobres,  partiendo  tan 
desagradable  manjar  con  los  tigres. 

A  pesar  de  todo  esto  se  hace  comercio  de  consideración  por 
el  río,  entre  Maracaybo  y  Cúcuta  (1). 


VIII. 

Descripción  de  la  laguna  dé  Maracaybo  y  río  de  la -Magdalena 
por  el  capitán  Gonzalo  de  Pina  Ludueña  (2). 

El  capitán  Gonzalo  de  Pina  Ludueña ,  en  cumplimiento  de 
lo  que  se  le  ha  mandado  acercj^  de  la  navegación  y  discrepción 
de  la  laguna  de  Maracaybo  y  río  de  la  Magdalena ,  da  estos 
apuntamientos  y  advertencias: 

La  laguna  de  Maracaybo  tiene  130  leguas  de  circuito  y  40 
de  ancho;  tiene  menguante  y  creciente  como  la  mar,  porque 
entra  en  ella  por  una  boca  que  tiene  de  más  de  media  legua 
de  ancho 9  y  en  medio  una  pequeña  isla  que  habitan  en  ella 
indios;  tiene  dos  cañales,  la  una  de  9  palmos  de  fondo,  que  no 
entran  por  ella  sino  fragatas  y  navios  pequeños  de  poco  porte, 
y  la  otra  es  de  más  fondo  y  no  entran  por  ella  navios.  Respecto 
de  no  haber  hasta  ahora  trato  en  la  laguna  de  mucha  conside- 


(1)  D«p66ito  de  la  Guerra,  Est.  P.  Tab.  I.  Cartera  2,  núm.  28. 

(2)  BI  capitán  Gonzalo  de  Pina  Ludueña,  á  quien  D.  José  de  Oviedo  nombra 
Pina  Lidueña  en  su  Historia  de  la  provincia  de  Venezuela  y  se  avecindó  en  la  ciudad 
de  Herida  de  Maracaybo,  y  allí  le -alcanzó  el  nombramiento  real  de  gobernador 
de  Venezuela,  en  relevo  del  general  de  las  galeras  D.  Diego  de  Osorio  que  lo  ser- 
via, y  fué  trasladado  á  la  Presidencia  de  Santo  Domingo;  Pina  Ludueña  murió  en 
la  ciudad  de  Santiago,  ejerciendo  el  gobierno,  el  15  de  Abril  del  año  i600. 


vn  boletín  de  la  sociedad  geográfica. 

ración,  y  por  haber  en  aquella  costa  indios  de  guerra,  y  si 
hubiese  algún  mal  suceso  irían  á  dar  la  gente  del  navio  en 
manos  de  los  indios.  Tiene  esta  laguna  muy  grandes  salinas 
donde  se  coge  mucha  sal  sin  que  se  haga  beneficio  en  ellas. 
A  la  entrada  de  la  laguna,  ocho  leguas  de  la  boca,  está  un 
pueblo  de  españoles  que  so  dice  la  Nueva  Zamora,  donde  hay 
mucho  ganado  de  vacas  y  tienen  indios  que  bogan  en  canoas 
y  se  aprovechan  de  las  salinas.  Treinta  leguas  de  este  pueblo, 
la  laguna  arriba,  está  Santo  Antonio  de  Gibraltar,  que  yo  poblé 
ha  cinco  años,  y  tiene  su  asiento  seis  leguas  do  la  boca  del  río 
de  Pamplona,  por  donde  se  sube  la  ropa  al  Reino. 

Y  los  navios  que  entran  en  la  laguna  toman  puerto  en  la 
Nueva  Zamora,  y  de  allí  van  á  San  Antonio  de  Gibraltar, 
donde  hacen  su  descarga ,  y  las  canoas  de  aquella  laguna  to- 
man allí  la  ropa  y  la  suben  por  el  río  arriba  y  la  desembarcan 
en  el  puerto  de  Zulia,  que  está  40  leguas  de  la  laguna  y  tres 
jornadas  de  arrias  á  la  ciudad  de  Pamplona,  que  es  pueblo 
principal  del  Reino,  y  de  Pamplona  hay  40  leguas  á  la  ciudad 
de  Tunja,  y  de  la  ciudad  de  Tunja  á  Santa  Fe  22,  y  todo  es 
buen  camino  y  tierra  fresca  y  de^nuchos  pastos  para  las  arrias 
y  muy  buenas  dormidas,  que  todo  el  año  tienen  hierba  que 
comer,  porque  no  hay  montes  ni  breñas,  y  es  tierra  toda  po- 
blada de  haciendas  de  españoles  y  pueblos  de  indios,  y  muy 
abundante  de  pan  y  carne  y  maíz  y  cebada  para  las  cabalga- 
duras. 

En  la  ciudad  de  Pamplona  hay  gran  cría  de  muías  y  caba- 
llos, y  en  la  ciudad  de  Tunja  es  lo  propio',  que  podrán  andar 
i.OOO  cabalgaduras,  y  los  fletes  serán  baratos  respecto  de  ser 
el  camino  apacible  y  haber  mucha  hierba  todo  el  año,  y  los 
mantenimientos  de  pan  y  carne,  cebada  y  maíz  que  hay  mu- 
chos. Y  respecto  de  los  muchos  indios  que  hay  por  aquel  ca- 
mino, con  poca  costa  se  podrá  aderezar  y  hacer  algunos  puen- 
tes en  ríos  y  quebradas  pequeñas,  porque  los  ríos  tienen  ma* 
deras  para  poderlas  hacer. 

Las  ciudades  se  podrán  aprovechar  del  trato  de  la  laguna, 
así  para  las  mercaderías  de  España  como  para  llevar  á  la  la- 
guna harina  y  bizcocho  en  las  propias  cabalgaduras  que  fue* 


RÍOS   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  175 

Ten  por  la  ropa  al  puerto,  con  que  estará  muy  bien  proveída 
la  ciudad  de  Cartagena  y  las  armadas  y  notas  y  toda  la  costa 
y  la  isla  de  Santo  Domingo  y  Puerto-Rico,  porque  las  canoas 
que  subieren  la  ropa  bajarán  la  harina,  como  el  día  de  hoy  se 
hace,  y  los  navios  y  fragatas  lo  llevan  á  las  partes  que  tengo 
dicho:  son  Tunja,  y  Pamplona,  y  la  villa  de  San  Cristóbal,  y 
la  ciudad  del  Espíritu  Santo,  y  la  ciudad  de  Mérida,  y  la  ciu- 
dad de  Trujillo,  que  es  de  la  gobernación  de  Venezuela.  Todas 
estas  ciudades  cogen  trigo. 

El  puerto  de  este  río  es  muy  bueno,  que  tiene  muchos  pra- 
dos  para  las  arrias  y  un  pueblo  de  indios  que  es  de  mucha 
consideración  para  aquel  puerto. 

Y  el  río  es  muy  apacible  y  de  muy  poca  corriente;  tiene 
mucha  caza  y  pesquería  y  muy  buenas  playas  para  las  dormi- 
das; pueden  subir  barcos  medianos,  chatos,  como  suben  el  día 
de  hoy,  y  no  tardan  en  el  río  más  de  siete  ú  ocho  días  las  ca- 
noas, y  vuelven  á  la  laguna  en  tres  ó  en  cuatro  días.  Tiene 
esta  laguna  800  indios  de  boga  y  son  muy  diestros,  respecta 
de  tener  sus  pueblos  dentro  en  el  agua,  y  desde  muy  niños  se 
crían  en  las  canoas. 

Y  sin  estos  indios  que  hoy  bogan,  hay  una  provincia  de  in- 
dios que  no  están  de  paz,  que  á  poca  diligencia  lo  estarán,  que 
se  llama  Aliles;  tienen  sus  casas  en  unas  ciénegas,  y  son  muy 
diestros  de  bogar  en  canoas,  que  con  estos,  trayéndolos  de 
paz,  y  con  los  que  hoy  bogan,  habrá  bastantemente  y  sobra- 
rán muchas  canoas  para  el  trato  del  río  de  Pamplona,  y  esta 
diligencia  ha  de  hacer  el  gobernador  de  Venezuela,  porque  le 
toca  y  es  su  jurisdicción. 

De  la  isla  Española  de  Santo  Domingo  á  esta  laguna  vienen 
los  navios  en  cinco  ó  en  seis  días,  y  es  navegación  de  travesía 
quo  se  anda  en  cualquier  tiempo  del  año. 

Y  para  que  los  mareantes  y  mercaderes  que  trataren  en 
aquella  laguna  no  se  les  haga  agravio,  y  el  comercio  se  acre- 
ciente, sería  muy  necesario  que  la  jurisdicción  de  esta  laguna 
fuese  toda  una,  y  con  esto  no  se  les  haría  agravio  en  ningunos 
de  los  dos  pueblos  que  hoy  están  poblados  en  la  laguna ,  por- 
que la  Nueva  Zamora  es  de  la  jurisdicción  de  Venezuela  y 


174  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

Santo  Antonio  de  Gibraltar,  que  yo  poblé,  os  de  la  Jurisdic- 
ción del  Reino. 

Las  flotas  cuando  van  de  España  pasan  cerca  de  esta  laguna, 
y  de  ella  á  Cartagena  hay  200  leguas ,  y  por  esta  ratón ,  apar- 
tándose el  navio  de  la  flota,  entrará  breve  en  la  laguqa. 

Y  el  día  de  hoy  la  ropa  que  va  para  el  Reino  podrá  excusar 
aquellas  200  leguas  que  hay  de  la  laguna  á  Cartagena ,  y  de- 
más de  la  mucha  costa  que  hace  en  Cartagena  va  por  la  mar 
20  leguas  en  fragatas  hasta  entrar  en  el  río  Grande  y  sube 
hasta  la  orilla  de  Mompox,  y  allí  descarga,  y  por  falta  de  in- 
dios que  bogan  las  canoas  se  detienen  los  mercaderes  muchos 
días  y  aun  meses,  que  es  causa  de  mucha  costa,  por  ser  el 
pueblo  caro,  y  solía  valer  el  flete  de  una  canoa  hasta  el  puerto 
de  Honda  110  pesos  de  plata  corriente,  tasados  por  la  Audien- 
cia, y  el  día  de  hoy  se  llevan  300  pesos ,  y  la  causa  de  ser  tan 
caros  estos  fletes  es  por  la  falta  de  los  indios,  que  con  el  tra- 
bajo de  la  boga  se  han  consumido  y  acabado,  y  los  pocos  que 
hay  se  acabarán  muy  presto,  porque  bogan  más  que  nunca, 
respecto  de  que  bogan  por  el  río  de  Cauca  á  la  ciudad  de  Za- 
ragoza, y  por  el  río  Grande  de  la  Magdalena  al  Reino,  en  que 
trabajan  mucho,  por  ser  el  camino  largo;  y  algunas  veces  su- 
cede arribar  y  volverse  la  mitad  del  camino,  y  suelen  tener 
desgracias  en  las  dormidas  de  la  boca  del  río  de  Carare,  donde 
salen  indios  de  guerra  y  matan  á  los  indios  y  á  los  españoles 
que  van  en  las  canoas,  y  el  remedio  de  esto  he  suplicado  yo 
á  Y.  S.  por  parte  de  la  ciudad  de  Mariquita. 

Y  por  falta  de  canoas  suben  fragatas  el  río  arriba  con  boti- 
jas de  vino,  que  tardan  en  el  viaje  muchos  meses ,  y  algunas 
se  pierden,  y  la  gente  que  van  en  ellas  suelen  enfermar,  y  son 
los  fletes  muy  caros. 

Archivo  de  Indias.  Estante  145.  Cajón  7.  Legajo  7,  cuya  ro- 
tulación es:  Indiferente  general.^^ Descripciones. 

^Continuará,) 


NOTICIAS  AUTÉNTICAS 


DEL 


FAMOSO  EIO   MAEANON. 


(1) 


PARTE  SEGUNDA. 

Noticias  de  las  Misiones  más  antiguas 

del  Marañón. 


SUMARIO. 

En  mU  aegunda  parte  ee  refieren  primero  brevemente  las  misiones  de  la  Com- 
pañía en  las  provincias  cercanas  al  Marañón  antes  de  su  descubrimiento  hecho 
'  por  el  Padre  Xtoval  de  Acuña;  de  allí  los  pasos  de  los  primeros  misioneros  que 
entraron  á  las  tierras  más  inmediatas  á  este  rio,  y  reducciones  que  fundaron, 
Añadiendo  después  de  cada  cual  el  estado  que  tiene  al  presente.  Después  desto 
«e  trata  de  algunas  otras  reducciones  que  se  han  ido  sucesivamente  entablando 
basta  los  principios  deste  siglo,  y  han  sido  como  resalto  y  efecto  de  algunas 
más  antiguas,  que  con  el  tiempo  se  han  deshecho  ó  consumido; 

CAPÍTULO  PRIMERO. 

VISIONES  DB  LA  COMPAÑÍA  DE  JESÚS  EN  ALGUNAS  PROVINCIAS 
CERCANAS  AL  MARA5Í0N  ANTES  DE  SU  DESCUBRIMIENTO.  SACÁRONSE 
B8TA8  NOTICIAS  DB  UNA  RELACIÓN  APOLOGÉTICA  QUE  SE  PRESENTÓ 
EN  EL  REAL  CONSEJO  DE  INDIAS  POR  EL  AJ^O  DE  1643  (2),  T  DE  OTROS 

PAPELES  AUTÉNTICOS. 

Si- 
Visión  de  ¡08  Cofanes  y  muerte  gloriosa  del  V.  P.  Rafael  Ferrer. 

Tavo  principio  la  Compañía  de  Jesús  en  la  ciudad  de  Quilo 
por  los  años  del  Señor  de  1586,  bajando  de  Lima,  Ciudad  de  los 


(1)  Véanse  las  páginas  191  y  397  del  tomo  xxti  y  49  del  xxvii. 

(2)  Ck)pia  de  esta  Relación  existe  en  la  biblioteca  de  la  Real  Academia  de  la 
Historia,  y  espero  poderla  publicar  con  otros  documentos,  por  apéndice  de  estas 
NoTiaAS. 


I"»  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Reyes,  Padres  de  mucha  virtud  y  celo,  que  pusieron  los  pri- 
meros fundamentos  á  aquel  Colegio;  y  siendo  parte  tan  prin- 
cipal de  su  instituto  las  misiones,  principalmente  de  infieles, 
apenas  tuvo  casa  asentada  en  aquella  ciudad,  cuando,  teniendo 
noticia  de  los  muchos  gentiles  que  pueblan  las  montañas  del 
Marañon,  para  los  cuales  la  puerta  más  principal  era  la  pro- 
vincia de  los  Quijos  y  su  cabeza  la  ciudad  de  Baéza,  determinó 
despachar  por  ahí  por  explorador  á  uno  de  sus  hijos,  que  fué 
el  V.  P.  Rafael  Ferrer,  valenciano  de  nación,  muy  exercitado 
en  misiones  entre  españoles,  con  fama  de  hombre  apostólico. 
Entró  dicho  Padre  á  esta  espiritual  conquista  el  año  de  1599 
con  facultades  auténticas  de  la  Real  Audiencia  en  lo  secular, 
y  del  señor  obispo  que  era  á  la  sazón,  don  fray  Luis  López  de 
Solis,  en  lo  espiritual;  y  habiendo  penetrado  felizmente  hasta 
la  provincia  de  los  Cofanes,  situada  en  las  riberas  del  rio 
Aguarico,  fundó  con  aquellos  bíírbaros  varias  reducciones, 
una  en  especial' llamada  Bendoa^  siendo  el  primer  sacerdote 
que  entró  por  las  puertas  de  aquellos  rios  y  naciones  la  luz 
del  Evangelio  y  gracia  del  sagrado  Baptismo  que  administró  á 
muchos,  reduciéndolos  por  vía  de  paz,  antes  que  ningún 
español  entrase  por  ahí  con  estruendo  de  armas  (1).  Habiendo 
gastado  el  Padre  algunos  años  en  este  trabajoso  empleo,  sin 
compañero  religioso  ni  otra  persona  que  le  sirviere  de  con- 
suelo y  ayuda  en  medio  de  aquellos  bárbaros,  determinó  salir 
á  la  ciudad  de  Quito  á  pedir  sujeto  que  le  acompañase,  y  como 
la  Compañia  estaba  en  sus  principios  falta  de  obreros  para  sus 
ministerios,  no  pudo  darle  más  que  un  lego,  que  fue  el  hermano 
Antón  Martin,  de  nación  francés,  con  quien,  vuelto  el  Padre  á 
los  Cofanes  por  el  año  de  1605,  fue  prosiguiendo  con  más  alienta 
en  su  apostólica  tarea.  Aumentábase  cada  dia  el  número  de 
los  neófitos  reducidos  por  via  de  paz  y  de  amor,  que  era 


(1)  Esta  aflrmación,  como  todas  las  que  se  refieren  á  la  primacía  de  entradas  y 
descubrimientos  de  las  Órdenes  reliffiosas  en  los  territorios  al  Orieote  de  la  Cor- 
dillera andina,  es  muy  aventurada  y  cuestionable.  Creo  haber  dicho  ya  en  al- 
guna de  mis  notas  por  qué  debo  limitarme  en  estos  casos  discutibles  á  lamerá 
advertencia  de  que  lo  son.  Ahora  añadiré  que  en  otros  análogos  hasta  la  adver- 
tencia me  parece  ociosa. 


NOTICIAS  AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      177 

mucho  el  que  tenían  al  P.  Ferrer  como  á  su  primer  padre  en 
el  espíritu,  y  no  siendo  ya  el  solo  bastante  para  el  beneficio 
espiritual  de  tantas  almas,  salió  segunda  vez  para  Quito  á 
pedir  compañero  sacerdote.  Señaláronle  entonces  al  P.  Fer- 
nando Arnulñni,  de  nación  italiano  y  natural  de  la  ciudad  de 
Luca,  desde  donde  habia  venido  poco  antes  con  deseo  de  em- 
plearse en  misiones  de  infieles.  Con  este  compañero,  muy  á  la 
medida  de  sus  deseos,  hizo  tercera  entrada  el  P.  Ferrer  á 
aquellas  montañas,  en  donde  los  dos,  por  espacio  de  tres  ó 
cuatro  años  trabajaron  gloriosamente  no  sólo  en  los  Gofanes, 
sino  también  en  los  Coronados,  Omaguas,  Icaguates  y  Abi- 
xir^,  que  vivian  en  los  bosques  contiguos  á  los  rios  Aguarico 
y  Ñapo,  siendo  buen  testigo  desto  la  ciudad  y  Colegio  de 
Quito,  para  donde  se  truxeron  las  primicias  destas  naciones  á 
que  lograsen  de  mano  de  su  principal  pastor  el  Sr.  Obispo,  el 
Sacramento  de  la  Confirmación,  conforme  se  estila  hacer  aun 
el  dia  de  hoy  con  otros  indios  destas  montañas  (1). 

Hallábanse  engolfados  los  celosos  obreros  en  medio  de  na- 
ciones bárbaras  sin  más  defensa  y  amparo  que  el  del  Cielo,  y 
tanto,  que  los  que  tenian  noticia  de  aquellas  provincias,  juz- 
gaban á  temeridad  el  proseguir  con  la  empresa  sin  la  ayuda 
de  algunos  soldados  siquiera  que  les  sirviesen  de  escolta.  Los 
Padres,  aunque  conocían  el  peligro,  sin  embargo,  juzgaban 
aun  más  arriesgado  el  admitir  semejante  presidio  y  mucho 
más  el  permitir  asentasen  el  pié  entre  aquella  gente  aun  tierna 
en  la  fe  unos  vecinos  de  Baeza,  cuyos  intentos  eran  aprove- 
charse de  los  recien  convertidos  para  la  labor  de  no  sé  qué 
minerales  y  su  personal  servicio.  Los  superiores  de  la  Com- 
pañía, deseosos  de  acertar  en  punto  tan  crítico,  despacharon 
por  ahí  á  los  Padres  Juan  de  Arcos  y  Oaofre  Esteban,  ambos 
varones  de  mucha  experiencia  y  celo,  quienes,  llegados  á  los 
Gofanes  y  tanteadas  de  cerca  las  cosas  y  disposiciones  que 


(1)  Por  lo  que  claramente  se  deduce  de  estas  Noticias  y  de  la  Relae.  Apologética, 
el  P.  Ferrer  no  llegó  al  verdadero  Marañón,  sino  al  Ñapo  solamente.  De  aquí  el 
eapefio  de  los  jesuítas  en  que  este  río  fuese  la  rama  principal  de  aquel,  y  sus 
cabeceras  las  más  remotas  fuentes  del  Amazonas.  No  obstante,  después  de  los 
trabajos  y  planes  del  P.  Samuel  Fritz,  variaron  de  propósito. 

12 


m  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

liabia,  porque  ya  los  españoles  resueltos  estaban  á  cualquier 
costa  á  hacerse  dueños  de  aquella  gente  y  provincias,  discu- 
rrieron que,  para  evitar  disturbios,  lo  más  acertado  era  Be  re- 
tirasen por  entonces  los  Padres,  mientras  el  tiempo  compu- 
siese las  cosas.  Con  esto  todos  cuatro  Padres  salieron  juntos 
para  la  ciudad  y  Colegio  de  Quito. 

Dejaba  el  P.  Ferrer  tantos  hijos  espirituales  tiernos  en  la  fe 
esparcidos  por  aquellos  bosques,  que  no  le  sosegaba  el  corazón 
ni  hallaba  reposo  en  el  retiro  de  su  aposento,  antes  sobresal- 
tado de  continuo,  acusaba  de  cobardía  su  retirada,  con  no  ha- 
berla hecho  culpable  lo  voluntario,  sino  antes  meritoria  por 
la  obediencia;  y  así  no  sosegó  un  dia  tan  solo,  quizá  porque  el 
Espíritu  Santo  interiormente  lo  espoleaba  con  tantas  inspira- 
ciones y  prenuncios  del  fin  glorioso  que  le  aguardaba  entre 
aquella  gente,  hasta  que,  por  fin,  los  superiores,  reconociendo 
qvara  [cuan]  de  veras  deseaba  adelantar  aquella  empresa  para 
el  bien  de  tantas  almas,  le  concedieron  nueva  licencia  para 
volver  á  las  montañas;  lo  cual  executó  con  celo  más  ardiente 
que  nunca  cerca  el  año  de  1608,  llevando  consigo  un  sacerdote 
seglar,  á  quien,  como  á  cura  propio,  queria  entregar  los  Cofa- 
nes,  después  de  haberlos  todos  baptizado,  para  pasar  él  adelante 
doctrinando  y  poblando  las  naciones  que  había  antes  amistado. 

Iban  ya  á  la  sazón  los  Cofanes  muy  hostigados  y  alborota- 
dos con  las  armas  del  Capitán  don  Pedro  de  Palacios  y  otros 
vecinos  do  liaeza,  quienes,  fundada  en  poca  distancia  del  Rio 
Aguarico  una  pequeña  ciudad,  que  de  su  fundador  se  llamó 
San  Pedro  de  Alcalá,  de  allí  salían  á  correrías,  para  agregar 
más  y  más  gente  á  la  nueva  población  y  reales  de  minas  que 
habían  descubierto  en  la  ribera  del  rio.  Sentían  los  indios  á 
par  de  muerte  aquella  opresión,  sin  hallar  modo  de  libertarse, 
y  esta  fué  no  pequeña  para  que  el  P.  Ferrer,  informado  al 
pasar  por  Baeza  de  lo  que  pasaba  con  sus  amados  hijos,  cayese 
gravemente  enfermo  en  aquella  ciudad.  Avisados  de  la  enfer- 
medad los  superiores  de  Quito,  despacharon  luego  para  Baeza 
al  P.  Luis  Vazíjuez,  con  orden,  que  si  hallase  en  ella  al  P.  Fe- 
rrer, lo  volviese  para  Quito,  hasta  tanto  que  cobrase  enle^a 
salud.  Llegado  el  P.  Vázquez  á aquella  ciudad,  halló  que  aquel 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.       Hy 

tnismo  dia  el  fervoroso  misionero,  enfermo  como  estaba,  se 
habia  hecho  llevar  en  hombros  la  tierra  adentro;  con  que, 
habiendo  el  allí  predicado  algunos  pocos  dias,  sin  atreverse 
pasar  adelanto,  se  volvió  para  Quito,  cumpliendo  con  la  lega- 
-cía  de  su  obediencia  y  dejando  al  P.  Ferrer  en  la  conquista  de 
^u  Parayso,  aunque  muy  achacoso  y  afligido  con  lo  que  estaba 
sucediendo.  Aquí  el  siervo  de  Dios,  conformándose  con  las 
circunstancias  del  tiempo,  empezó  de  nuevo  á  trabajar  coa 
grandes  alientos,  predicando  á  españoles  c  indios  y  procurando 
él  consuelo  de  entrambos,  como  lo  hizo  por  espacio  de  cuatro 
ó  cinco  años.  No  pudo,  sin  embargo,  efectuar  con  sus  exhor- 
4aciones  y  consuelos  se  conformasen  los  indios  con  lo  que  ya 
lio  tenia  más  remedio,  y  era,  llevar  con  paciencia  y  sujetarse 
al  dominio  de  los  españoles,  que  se  habian  apoderado  de  sus 
tierras;  antes  discurrían  ellos,  que  pues  el  Padre  habia  subido 
y  entrado  tantas  veces  á  sus  tierras  y  después  desto  habian 
entrado  con  armas  los  nuevos  conquistadores,  el,  sin  duda, 
«ra  quien  los  habia  llamado  y  llevado  para  que  les  quitasen  la 
libertad,  obligándolos  á  una  mísera  servidumbre,  vasallaje  y 
tributos.  De  aquí  fué  que  el  grande  amor  que  antes  le  habian 
tenido  á  el  y  á  la  feé  que  les  predicaba,  lo  trocaron  en  un  cruel 
aborrecimiento  hasta  tratar  de  quitarle  la  vida.  Avisáronle 
algunas  veces  los  que  aun  le  querían,  se  saliese  de  sus  tierras 
y  dejase  de  predicarles,  porque  sino  le  matarían  en  breve,  cosa 
que  jamás  pudo  creer  el  buen  Padre  de  hijos  que  tanto  le 
habian  costado  y  á  quienes  tanto  quería;  pero  el  hecho  lo  com- 
probó bien  presto;  y  fué,  que  por  el  año  de  1611,  caminando  el 
Padre  solo  con  algunos  indios  para  los  Pastos,  á  ñn  de  recon- 
ciliarse y  proveerse  de  lo  necesario  para  el  sacrificio  de  la  misa, 
al  pasar  por  un  puente  de  dos  palos  un  rio  que  por  entre  gran- 
-des  peñoles  arebaladamente  se  precipitaba,  los  que  le  acom- 
pañaban quitaron  de  repente  los  palos  y  lo  arrojaron  al  rio.' 
Asióse  el  Padre  al  caer  del  uno  de  los  maderos,  y  pidiéndoles 
con  amorosas  quejas  de  padre  á  queridos  hijos  le  favoreciesen 
y  sacasen  de  aquel  conflicto,  uno  de  los  indios  le  pidió  la  mano 
con  falso  disimulo,  y  fue  lo  mismo  desasirse  del  madero  y 
dársela  al  indio,  que  soltarle  este  báibaro  otra  vez  á  las  hon- 


ISO  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

duras  de  aquel  precipicio,  haciéndose  pedazos  con  repetidos 
golpes  enlre  aquellas  peñas  antes  de  llegar  á  lo  profundo  del 
rio.  El  cuerpo  de  este  glorioso  varón  no  se  pudo  encontrar,  por 
más  diligencias  que  hicieron  en  buscarlo  españoles  é  indios 
cuando  supieron  su  muerte.  Después  deslo,  los  de  aquellas 
provincias  afirmaban  de  que  lo  veían  no  pocas  veces  en  los 
altillos  del  monte  diciendo  misa  revestido  con  vestiduras  sa- 
gradas. De  todo  lo  cual  se  hizo  pocos  años  después  información 
auténtica,  cuyo  original  se  conserva  en  el  Archivo  del  Colegio 
de  Quito  y  dice  así: 

«En  la  ciudad  de  San  Pedro  de  Alcalá  de  los  Gofanes,  Rio 
»Dorado,  de  la  gobernación  de  los  Quijos,  en  21  días  del  mes 
»de  enero  de  1622,  Melchor  Velazquez  de  Ovando,  cura  y  vi- 
searlo de  esta  ciudad  por  el  Revermo.  Señor  Maestro  don  Fray 
» Alonso  de  Santillan^  obispo  de  este  opispado  de  Quito  y  del 
^Consejo  de  su  Magostad,  etc.  Digo,  que  el  primer  sacerdote 
vque  convirtió  á  la  fe  de  Jesu  Ghristo  á  los  indios  destas  pro- 
•vincias  de  los  Gofanes  fué  el  P.  Rafael  Fcrrer,  de  la  Gompa- 
»ñía  de  Jhs.,  varón  apostólico  y  de  loables  costumbres,  el  cual 
sentró  en  esta  provincia  habrá  más  de  catorce  años,  antes  quo 
»esta  ciudad  de  Alcalá  se  poblase,  donde  con  mucho  trabajo 
Implantó  el  Santo  Evangelio  en  los  dichos  naturales,  enseñan- 
»doles  la  doctrina  Ghristiana,  predicándoles  en  su  misma  len- 
»gua  natural,  administrándoles  los  Santos  Sacramentos5  an- 
idando á  pié  y  muchas  veces  descalzo  con  el  ornamento  á 
«cuestas  en  tierra  tan  áspera,  lodosa  y  de  montaña,  de  unos 
«pueblos  en  otros,  acudiendo  á  las  necesidades  espirituales 
>con  mucha  caridad  y  amor,  con  grande  ezemplo  de  vida  que 
«les  daba,  donde  le  hallaron  ocupado  en  lo  dicho  el  capitán  y 
«soldados  que  entraron  á  la  conquista  de  esta  provincia,  donde 
«consoló  á  los  españoles  en  predicar  y  decir  misa  y  haciendo 
«con  ellos  oficio  de  Gura,  que  á  todos  edificaba  su  buena  vida 
«y  modo  de  proceder,  en  lo  cual  se  ocupó  muchos  años,  pa- 
«sando  muchos  trabajos  y  afrentas  de  los  indios  y  persecudo- 
«nes  que  lo  hacían  haciendo  burla  de  él  y  de  lo  que  les  predi- 
«caba,  lo  cual  sufría  con  mucha  paciencia  y  alegría;  doiKle 
«todo  el  tiempo  que  estuvo  en  esta  tierra  fué  su  comün  sus- 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS  DEL   FAMOSO    RÍO   MARAÑÓN.      181 

Jálenlo  raíces  y  yerbas.  Y  estando  el  dicho  padre,  después 
»de  poblada  esta  ciudad  de  Alcalá,  ocupado  en  lo  dicho  en  la 
«provincia  de  Chichiquey  deste  districto,  habrá  diez  años,  le 
«amenazaron  los  caciques  é  indios  de  aquella  provincia,  que 
»le  habian  de  mata  (síc),  que  por  lo  que  dicho  Padre  predicaba 
»y  enseñaba  á  los  indios  y  por  su  causa,  habian  entrado  en 
«esta  tierra  de  Cofanes  los  españoles,  y  que  se  fuese  de  su  tie- 
jorra  y  no  predicase  más,  porque  el  hacerlo  le  costaría  la  vida; 
»y  esto  le  vinieron  diversas  veces  á  decir  los  dichos  caciques 
»al  dicho  Padre,  y  con  buenas  palabras  los  aplacaba,  dándoles 
ȇ  entender  lo  mucho  que  les  importaba  el  sen  cristianos  y 
«creer  en  Dios  para  salvarse,  y  que  no  por  su  causa  habian 
«venido  los  españoles,  que  el  Rey  los  enviaba  para  que  le  die- 
»sen  la  paz  como  sus  vasallos  y  para  que  fuesen  cristianos  y 
«no  hacerles  mal  ninguno;  y  viéndose  necesitado  de  lo  necesa- 
«rio  para  la  celebración  del  culto  divino  y  para  confesarse,  iba 
«caminando  para  los  Pastos,  y  en  el  camino,  pasando  una 
«puente  de  dos  palos  en  una  quebrada  hondísima  y  profunda, 
«los  indios  que  iban  cqn  él  le  cortaron  la  puente  y  lo  arrojaron 
«en  lo  profundo  de  dicha  quebrada  tajada  de  peñas,  donde  se 
«hizo  pedazos  y  no  pareció  más;  y  aunque  los  españoles  é  in- 
«dios,  cuando  supieron  su  muerte,  lo  buscaron  con  gran  dili- 
•gencia  y  cuidado,  no  pudieron  hallar  el  cuerpo;  y  porque  la 
«vida  y  martirio  de  varón  tan  insigne  y  santo  no  quede  en 
«silencio  y  se  manifieste  á  todos  los  fíeles  para  gloria  de  Dios, 
•mando  se  haga  della  información.» 

En  esta  información  declaran  cinco  testigos  con  juramento 
€n  forma  y  dereclio  ser  verdad  todo  lo  dicho;  y  el  uno,  que  fué 
el  capitán  Gabriel  Machacón,  teniente  general  de  la  goberna- 
ción de  los  Quijos,  añade,  que  cerca  el  año  1602  habia  visto  al 
Padre  predicar  el  Santo  Evangelio  también  en  la  ciudad  de 
Sevilla  del  Oro  de  la  provincia  de  Macas;  y  después  de  su 
muerte,  habia  oido  decir  de  los  mismos  Cofanes,  que  á  cada 
paso  se  les  aparecía  y  le  velan  en  los  altillos  del  monte  decir 
misa  con  vestiduras  sagradas. 

A  estos  testimonios  se  puede  también  añadir  el  del  Hermano 
Pedro  Limón,  religioso  de  la  Compañía,  quien  pocos  años 


1S2  BOLETÍN   DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

después  entró  á  aquellas  tierras,  como  se  dirá  en  adelante» 
Hablando  éste  de  una  puente  de  piedra  que  habia  dos  jornadas- 
más  allá  do  San  Pedro  de  Alcalá  hacia  Bacza,  dice  así: 

«En  esta  puente  de  piedra  están  estampadas  las  señales  de 
»dos  pies  humanos  y  unos  caracteres  que  no  ha  habido  quien 
ílos  acierte  á  leer,  así  por  estar  ya  por  el  tiempo  gastados^ 
»como  por  no  parecerse  en  cosa  ninguna  á  los  nuestros.  Han- 
»los  visto  muchas  personas  y  entre  ellas  un  Padre  de  nuestra 
•Compañia,  llamado  Rafael  Ferrer,  conocidamente  santo,  al 
»cual  mataron  los  indios  Cofanes  del  pueblo  de  Bendoa,  y  por 
«permisión  de  Dios,  hoy  no  hay  indio  vivo  de  este  pueblo.» 

La  tradición  que  anda  aun  el  dia  de  hoy  en  las  provincias 
cercanas  de  Quijos  y  Ávila,  es  que  poco  después  de  la  muer- 
te del  P.  Ferrer  envió  Dios  un  temblor  espantoso,  en  que 
abriéndose  la  tierra,  quedaron  sepultados  todos  los  vecinos  de 
Bendoa. 


§  II. 
Misión  de  los  Coronados,  Omaguas ,  Icaguates,  etc. 

Regados  aquellos  rios  y  provincia  con  la  sangre  y  sudores 
del  V.  P.  Rafael  Ferrer,  clamaban  por  nuevos  operarios  que 
prosiguiesen  con  tan  gloriosa  empresa  de  sembrar  la  fe  entre 
aquellas  naciones  bárbaras  que  se  habían  descubierto  y  en 
parte  ya  amistado.  A  las  voces,  pues,  desta  sangre,  provocados 
de  santo  celo,  salieron  de  Quilo  por  los  años  de  1621  los 
PP.  Simón  de  Rojas  y  Umberto  Coronado,  y  siguiendo  Ios- 
pasos  de  sus  antecesores  Ferrer  y  Arnulfini,  penetraron  hasta 
las  provincias  de  los  Coronados,  Omaguas  é  lea  guates,  que 
llamaban  á  la  sazón  Encabellados,  y  comunicaron  tambiei> 
con  los  Avijiras,  que  vivían  en  las  tierras  que  median  entre 
Ñapo  y  el  Curaray,  sacando  y  bautizando  algunos  dellos,  que 
en  señal  y  prueba  de  sus  espirituales  correrías,  sacaron  des* 
pues  á  Quito;  en  la  cual  ocasión  admiraron  mucho  los  nues- 
tros lo  encontrado  y  opuesto  que  se  mostraban  en  los  natura- 
les conforme  lo  eran  en  las  naciones  un  Encabellado  y  otro 


NOTICIAS  AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      183 

.  (sic)  Avijira,  pues  aun  después  de  reducidos  al  gremio  y  uni- 
dad de  la  fe,  en  encontrándose  los  dos  el  uno  ala  presencia 
''del  otro,  no  podia  encubrir  en  el  semblante  la  natural  antipa- 
tía que  hay  entre  aquellas  naciones,  y  era  preciso  viviesen  di- 
vididos, para  no  reñir  entre  sí  á  cada  paso. 

En  donde  fixaron  el  pié  algo  más  despacio  los  dos  obreros 
.  apostólicos  fué  en  la  provincia  de  los  Omaguas,  de  cuya  situa- 
ción, costumbres  y  lo  que  se  obró  á  la  sazón  en  orden  á  su 
enseñanza ,  la  Relación  del  Hermano  Pedro  Limón ,  quien 
acompañó  á  los  dos  PP.  en  aquella  jornada,  dice  así: 

«Ocho  leguas  de  distancia  de  las  juntas  de  Cymba  con  Agua- 
arico,  en  tierra  de  Cofanes,  está  la  ciudad  de  San  Pedro  de  Al- 
»calá  del  Rio  Dorado,  que  así  llaman  también  al  rio  Aguarico, 
•porque  del  han  sacado  mucho  oro  y  muy  fino:  dicen  es  co- 
»rrido  del  páramo  Pu^  que  está  á  las  espaldas  del  de  Cayambe, 
ȇ  donde  es  fama  que  hay  grande  riqueza  (1).  Tiene  su  asiento 
»esta  ciudad  en.  uno  de  los  mejores  puestos  que  hay  en  toda 
•aquesta  tierra ,  porque,  además  de  darse  cualquiera  cosa  así 
»de  frutas  como  de  legumbres,  tiene  lindo  suelo  y  mejor  cielo. 
»Está  puesta  en  un  alto  de  donde  se  divisa  todo  lo  que  la  vista 
•puede  alcanzar.  Vénse  en  medio  de  aquellos  montes  y  llana- 
•das  muchas  lagunas  y  gran  parte  de  los  rios,  que  por  la  ma- 
juana y  á  la  tarde,  cuando  los  baña  el  sol,  parecen  pedazos  de 
•plata,  con  que  hacen  la  vista  más  agradable.  Están  encomen- 
•dados  en  esta  ciudad  trecientos  indios  divididos  en  once  en- 
•comenderos;  es  tierra  rica  de  oro,  arroz,  pita  y  canela. 

•Doce  leguas  abajo  desta  ciudad,  rumbo  á  Leste,  está  una 
•población  de  indios  á  quienes  llaman  Coronados.  Habrá  como 
•veinte  familias;  son  belicosos  y  han  dado  bien  en  que  en- 
•tender  á  los  españoles;  pero  con  el  buen  tratamiento  están 
•ya  más  seguros,  aunque  hay  poco  que  fiar  dellos.  Son  ya 
•xpianos,  y  así  serán  de  importancia  para  las  entradas  que  se 
•hubieren  de  hacer  la  tierra  adentro.  Son  famosos  canoeros  y 


(1)  Desde  el  tiempo,  por  lo  menos,  de  Huayna  Capac,  quien ,  según  refiere  To- 
ribio  de  Ortiguera,  ordenó  una  expedición  á  las  minas  de  oro  de  esa  comarca  .— 
V.  mis  notas  á  la  edición  castellana  de  los  Anales  de  Montesinos ^  p.  145. 


184  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

«buenos  pilotos  y  ligeros  como  unos  corzos  por  el  monte.  El 
«puerto  de  esta  navegación  del  río  Aguarico  al  Marañon  está 
j>en  su  mismo  pueblo  sobre  el  rio.  Llámase  San  Francisco  de* 
»Íos  Coronados,  porque  el  dia  de  este  santo  se  dijo  la  primera 
nmisa  en  una  capilla  que  para  ello  edificó  su  encomendero 
»Juan  de  Palacios.  Dijeron  la  primera  misa  en  la  dicha  capí-* 
»lla  los  PP.  Simón  de  Rojas  y  Umberto  Coronado  de  la  Com-, 
3>pañia  de  Jesús,  bajando  en  prosecución  de  la  misión  de  las 
^provincias  de  los  Omaguas,  Encabellados  etc.,  á  donde  fue- 
»ron  el  dicho  año  de  1621. 

»Está  esta  provincia  de  los  Omaguas  entre  los  ríos  de  Agua- 
>rico  y  Orellana,  desde  la  quebrada  de  Eno  (hoy  día  llámase 
»Quebeno  y  sale  á  Ñapo  cerca  de  Gapucuy)  hasta  las  juntas 
»que  hacen  los  dichos  ríos,  en  donde  están  pobladas  como  cien' 
^familias.  Llámase  esta  población  San  Juan  de  los  Omaguas. 
«Son  ya  xpianos,  porque  el  año  pasado  de  1621,  á  15  de  octu- 
»bre,  entraron  los  dichos  Padres  y  yo  en  su  compañía.  Fuimos 
Abicn  recebidos  de  los  indios;  pagóseles  el  recebimiento  con 
senpezarlos  á  catequizar  en  la  doctrina  cristiana  en  su  mesma 
«lengua  natural,  que  es  buena  y  no  dificultosa,  ayudándonos 
»para  esto  dQ  un  buen  intérprete,  con  quien  se  tradujo  de  len- 
Dgua  del  Inga  en  la  suya.  Tomaron  con  tanto  afecto  las  cosas 
•de  nuestra  Sania  Fe,  que  cuando  se  les  explicaba  la  doctrina 
^cristiana,  dificultaban  algunos  puntos,  como  si  fueran  estu- 
sdiantes  de  facultad;  y  en  dándoles  la  declaración  de  aquel 
apunto  que  dificultaban,  quedaban  satisfechos,  porque  sólo 
«preguntaban  para  hacerse  más  capaces  de  ello:  gente  de  tan 
«buen  entendimiento  como  esto  es  ésta.  Aprendían  con  afición 
«la  doctrina  xtiana  desde  el  más  niño  hasta  el  más  viejo,  y 
«algunos  de  edad  de  cinco  años  aprendían  el  Pater  noster  y  el 
f>Ave  Marta;  y  bobo  niño  que  para  responder  á  algunas  pre- 
«guntas  del  Catecismo,  dejó  el  pecho  de  la  madre,  que  estaba 
«mamando;  porque  es  costumbre  de  esta  gente  dar  de  mamar 
«á  sus  hijos  hasta  esta  edad,  y  adonde  quiera  que  van  los  lie- 
•van  cargados,  aunque  ellos  pudieran  ir  por  su  pié;  y  así  se 
«crian  robustos. 

«Viste  esta  gente  ropa  de  algodón,  los  indios  camisetas,  las 


NOTICIAS   A'üTÉNTIGAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.       185 

nindias  uiias  mantillas  de  la  cintura  para  bajo.  Es  gente  cudi* 
DCiosa  en  el  trabajo  é  inclinada  notablemente  á  guerrear;  y 
Dcuando  no  tienen  con  quien,  arman  entre  sí  grandes  penden- 
»cias,  causadas  de  la  embriaguez;  aunque  esto  es  de  tarde  en 
» tarde,  por  ser  en  esta  parte  algo  sobrios;  y  á  esta  causa  se  han 
«consumido  unos  con  otros  y  no  hay  mds  gente  reducida  á  la 
samistad  de  los  españoles.  Son  sin  embargo  de  importancia 
»para  las  entradas  que  se  han  de  hacer  á  las  naciones  circum- 
Dvecioas,  que  son  muchas,  por  ser  briosos,  valientes  y  buenos 
^canoeros  y  tener  exploradas  á  todas  estas  provincias.  Mues- 
»tran  amor  á  los  españoles,  aunque  hay  poco  que  fiar  de  ellos, 
Aporque  naturalmente  son  traidores,  y  si  algo  han,  ha  de  ser 
Bmás  por  miedo  que  han  concebido  de  los  españoles,  que  por 
DOtra  razón  alguna.  Son  liberales  entre  sí,  dando  de  lo  que 
stienen  sin  repugnancia,  antes  no  aguardan  á  que  se  lo  pi- 
»dan.  No  saben  género  de  cortesía,  ni  muestran  agradecimien- 
»to  aunque  les  den  cosa  de  estima.  Son  viciosos  en  comer,  no 
Aguardando  tiempo,  ni  paj*a  ello  le  tienen  señalado,  sino  que 
«comen  cuando  les  parece,  juntándose  en  corrillos,  los  hom- 
»bres  á  una  parte  y  las  mujeres  á  otra.» 

Hasta  aquí  la  Relación  del  Hermano  Limón. 

Habiendo  gastado  los  PP.  poco  más  de  un  año  en  doctrinar 
á  los  Omaguas  y  explorar  los  intentos  de  los  españoles  y  dis- 
posiciones que  tenían  las  naciones  infieles,  revolvieron  para 
Quito  á  informar  personalmente  á  los  superiores,  quienes  parte 
por  falta  de  obreros  y  parte  por  las  dificultades  que  habia 
para  adelantar  con  acierto  aquella  empresa,  porque  los  espa- 
ñoles proseguían  llevándolo  todo  á  fuerza  de  armas,  tuvieron 
por  bien  el  suspender  otra  vez  aquella  misión  y  emplear  el 
celo  y  talentos  de  los  Padres  en  otras  ocupaciones.  Con  esto  no 
hubo  quien  tratase  continuar  la  conquista  espiritual  de  aquella 
•gente  hasta  el  año  de  1630,  en  que  el  P.  Francisco  Rugí,  varón 
de  los  más  esclarecidos  do  la  Provincia,  concebió  grandes 
deseos  para  eso.  Habia  muchos  años  que  el  Padre  se  ocupaba 
en  ejercicios  literarios  de  Artes  y  Theologia  escolástica,  cuando 
de  repente,  llevado  dtj  superior  impulso,  determinó  dejarlo 
todo  para  dedicarse  á  misionero  de  infieles.  Alcanzado  el  bene- 


m  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

plácito  de  sus  superiores,  con  el  P.  Juan  Sánchez  y  el  Her- 
mano Sylva,  encaminóse  para  la  ciudad  de  Baeza,  que  era, 
como  dijimos,  la  puerta  principal  para  entrar  á  naciones 
Ínflele?,  cuando  donde  menos  halló  (sic)  cerrado  el  paso  á  sus 
fervores  apostólicos.  Al  cabo  de  más  de  un  mes  que  estuvo  en 
aquella  ciudad  haciendo  para  su  entrada  exquisitas  diligen- 
cias, no  pudo  efectuarlo;  porque,  por  una  parte,  el  gobernador 
íle  Quixos,  don  Vicente  de  los  Reyes  Villalobos,  no  consentía 
entrasen  solos  los  Padres  á  tierras  de  infieles;  por  otra,  el  Pre- 
sidente de  la  Real  Audiencia  de  Quito,  el  doctor  don  Anloni6 
de  Morga,  no  quiso  dar  licencia  para  que  llevasen  consigo  sol- 
dados de  escolta,  alegando  para  ello  copia  de  razones  al  parecer 
convincentes.  Con  esto  el  P.  Rugí  hubo  por  fin  de  ceder  al 
tiempo  y  revolver  con  los  compañeros  para  Quito.  Do  donde 
poco  después,  con  más  feliz  succeso,  se  encaminó  á  otras  mi- 
siones hacia  la  mar  del  Sur,  en  donde  trabajó  gloriosamente 
muchos  años,  según  se  lee  en  las  Annuas  ms.^"  [manuscritas] 
de  la  Provincia  y  hace  dello  gloriosa  mención  el  Tlustrísimo 
Señor  Montenegro,  obispo  de  Quito,  en  su  Párroco  de  Indios. 


§  III. 

Ocasión  que  dispuso  la  Providencia  de  Dios  para  el  descubrí'^ 

miento  del  Marañon. 

Viendo  desocupado  el  campo  de  los  obreros  de  la  Compañia 
en  las  provincias  cercanas  al  Marañen,  los  religiosos  de  la 
Orden  Seráfica,  que  hasta  entonces  se  hablan  ocupado  en  la 
enseñanza  de  los  indios  ya  christianos,  determinaron  emplear 
también  ellos  su  celo  entre  naciones  infieles,  con  fundadas  es- 
peranzas que  el  Presidente  de  la  Real  Audiencia,  no  obstante 
habia  negado  á  los  de  la  Compañia  la  licencia  do  entrar  con 
escolta  á  aquellas  provincias,  no  se  la  negaría  á  su  Religión, 
de  quien  se  profesaba  Mecenas  tan  grande  como  digno.  De 
liecho,  por  el  año  de  1G3'2  alcanzaron  licencias  amplísimas  para 
entrar  á  aquella  conquista,  ya  solos,  ya  con  escolta,  como  me<- 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO    RÍO   MAR  ANÓN.       187 

jor  les  pareciese.  Por  esto,  en  agosto  de  aquel  mismo  año  aco- 
metieron su  primera  entrada  por  Los  Pa^osY  provincia  de  los 
Siicumbios,  la  cual  no  tuvo  efecto  por  las  asperezas  y  otras  di- 
ficultades que  encontraron  por  aquel  camino.  Fueron  después 
prosiguiendo  con  el  mismo  intento  por  los  años  de  1634  y  35, 
en  que  entraron-  felizmente  por  Baeza  y  San  Pedro  de  Alcalá 
á  aquellas  provincias,  accompañados  del  capitán  Juan  de  Pala- 
cios, quien  con  unos  infieles  de  la  nación  ícaguate,  en  las  ori* 
lías  de  Ñapo,  18  leguas  más  arriba  de  las  juntas  de  Aguarico, 
principió  una  población  llamada  Ante  (1),  que  sirviese  do  es- 
cala para  reducir  á  esa  y  otras  naciones.  Aquí  asentaron  el 
pié  los  misioneros  franciscos  con  esperanza  de  mies  muy  co- 
piosa, cuando  permitió  se  mallograssc  (sic)  de  repente  aquella 
misión,  abriendo  al  mismo  paso  la  puerta  con  particular  pro- 
videncia á  la  conversión  de  otras  innumerables  naciones  que 
viveu  en  las  riberas  del  Marañon.  El  caso  fué,  que  en  una  co- 
rrerla, ó  como  otros  refieren,  al  fabricar  la  capilla  en  dicho 
pueblo  de  Ante,  irritados  los  indios  de  que  el  capitán  Juan 
Palacios  castigó  con  un  bastonazo  la  tardanza  y  dejamiento 
del  hijo  de  un  cacique^  cogiendo  de  repente  sus  lanzas,  aco- 
metieron al  dicho  capitán,  y  habiéndolo  muerto,  retiráronse 
otra  vez  para  sus  tierras.  Viendo  esto  los  religiosos,  tuvieron 
por  bieu  el  recogerse  también  ellos  á  la  ciudad  de  Alcalá,  de 
donde  se  encaminaron  de  vuelta  á  su  convento  de  Quito,  me- 
nos dos  legos,  llamado  el  uno  fr.  Domingo  de  Brieva,  y  el  otro 
fr.  Andrés  de  Toledo,  quienes,  con  cinco  ó  seis  soldados  aven- 
tureros que  se  ofrecieron  prontos  á  acompañarlos,  en  una 
corta  embarcación  se  arrojaron  bien  á  caso  y  á  la  ventura  por 
ei  rio  abajo,  siendo  ya  el  año  del  Señor  1636,  y  después  de 
cuatro  meses  de  navegación,  llegaron  á  Gurupa,  fortaleza  de  los 
portugueses,  donde  unos  soldados  que  los  llevaron  adelan- 
te (sit),  primero  para  la  ciudad  del  Para,  de  allí  por  la  cosía  de  la 
mar  á  San  Luis  del  Marañon,  cabeza  de  aquel  Estado.  Plabien- 
do  aquí  los  dos  religiosos  dado  cuenta  al  gobernador  portugués 
Jácpme  Ray mundo  de  Noroña,  de  su  viaje  prodigioso,  de  que 

<I)    Ánete,  según  los  escritores  ft>ancí8canos. 


188  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

tuvieron  harto  que  contar,  deseoso  éste  de  informarse  aun 
mejor  acerca  de  un' rio  tan  afamado,  que,  por  su  amplitud  y 
naciones  belicosas  que  la  habitaban,  nadie  se  atrevia  á  navegar 
para  arriba,  á  fin  de  dar  fíel  cuenta  de  todo  á  su  magostad  Ca« 
tólica,  mandó  se  aprontase  luego  una  armada  numerosa,  seña- 
lando por  cabo  principal  á  Pedro  Texeira,  á  quien  encargó 
fuese  subiendo  por  el  rio  con  los  dos  religiosos  hasta  salir  á  la 
ciudad  y  provincia  de  Quito.  Así  lo  executó  con  admiración  de 
muchos  que  recelaban  no  tendría  efecto  aquella  jornada*  Al 
cabo  de  un  año  que  tardaron  en  el  camino,  llegó  por  fin  feliz- 
mente á  la  ciudad  de  Quito  el  capitán  Texeira  con  parte  de  sus 
soldados,  y  de  allí,  por  orden  del  señor  virey  del  Perú  el  Con- 
de de  Chinchón,  revolvió  para  el  Para  en  compañía  de  los 
PP.  Christobal  de  Acuña  y  Andrés  de  Artieda,  que  despachó 
de  su  parle  la  Real  Audiencia  de  Quito,  á  que  notasen  fiel- 
mente lo  más  memorable  de  aquel  rio  y  naciones,  y  llegados  al 
Pard,  se  encaminasen  derecho  á  la  Corte  de  España,  á  dar  per- 
sonalmente cuenta  á  su  Magestad  y  su  Real  Consejo  de  cuan- 
to habían  visto,  como  también  de  los  medios  que  juzgaban 
mas  conducentes  para  la  conquista  temporal  y  espiritual  de 
aquel  nuevo  mundo.  Y  este  es  aquel  «Descubrimiento  del  rio 
Marañen  y  Amazonas»  tan  aplaudido  de  los  eruditos  y  que  re- 
fiere en  su  Uistoria  el  P.  Manuel  Rodríguez,  á  quien  remito  el 
lector  curioso,  para  no  repetir  lo  que  con  mucha  exacción 
escribió  y  aclaró  con  sus  eruditos  aditamentos  dicho  historia- 
dor (1).  Lo  que  se  ha  ido  después  descubriendo  acerca  algunas 


(l)  Perdóneme  el  autor  de  estas  Noticias;  pero  el  P.  Rodríguez  incurrió  en 
muchas  inexactitudes  y  en  grravisi mas  omisiones  al  narrar  el  famoso  Descubri- 
miento á  que  se  alude  aquí.  Para  conocer  su  verdadera  historia  no  basta  lo  escrito 
y  publicado  acerca  de  él  por  los  religiosos  de  la  Compañia,  hay  que  consultar  ade- 
más, entro  otros  documento»,  la  Relación  del  P.  Fr.  Laureano  de  la  Cruz,  del  Orden 
de  San  Francisco,  inserta  (con  incorrecciones  notables)  por  el  cronista  seráfico 
Fr.  Marcellino  da  Civezza  en  su  Saggio  di  bibliografia...  Sanfi-anrescana  (Prato, 
1879),  n."  325;  el  Viaje  del  capitán  Pedro  Texeira  aguas  arriba  del  rio  de  ia$  Amaso^ 
nasy  que  di  á  luz  en  el  BoletIn  de  la  Sociedad  Geográfica  dk  Madrid;  las  Me- 
morias de  gobierno  de  los  virreyes  del  Perú  conde  de  Chinchón  y  marquéfi  de 
Mancera,  esta  última  impresa  (en  Lima^  s.  1.  n.  a.  con  el  titulo  de  Relación  del\ 
estado  del  govierao  del  |  Perv  que  haze  el  marqces  de  Maneera  \  al  se'ior  Virrey  CoMée 


NOTICIAS  AUTENTICAS   DEL   FAMOSO    RÍO    MARAÑÓN.       189 

naciones  y  rios  colaterales,  como  también  acerca  algunos  pun< 
los  que  dejó  dudosos  el  P.  Acuña,  parle  va  ya  apuntado  en  las 
Noticias  generales  y  parte  se  colegirá  del  nuevo  descubrimien- 
to que  hizo  pocos  años  ha  el  P.  Samuel  Fritz  y  se  trasladará  á 
la  letra  hablando  dé  la  misión  de  la  Grande  Omagua. 


de  Saina-  \  tierra.  Fecha  en  Lima  á  8  de  octubre  de  1648, 18  foj.  f.*;  y  por  último, 
!•  siguiente  carta  con  que  el  P.  Rarnuevo  remitió  á  la  Corte  la  Relación  apologé- 
Hea  más  arriba  citada,  que  juzgamos  de  especial  interés: 

«P.  Baltasar  de  Lagunilla. 

vPax  xpi  etc.=3E8ta  carta  es  acerca  de  las  misiones  del  Para  sobre  que  los  PP. 
CbrJBtobal  de  Acuña  y  Andrés  de  Artieda  bajaron  á  España  y  3'o  escrebi  el  año 
pasado  y  dije:  Cómo  el  S**  Presidente  don  Juan  de  Lizarazu  escribía  al  Consejo 
pidiendo  licencia  para  hacer  esta  conquista,  y  estaba  tan  en  ella,  que  dejara 
primero  la  presidencia  que  de  hacerla.  Hoy  está  parado,  si  bien  el  Señor  don 
Fnn.M  de  Prada,  oidor  desta  Aud.*  y  señalado  para  la  do  S^*  Fee,  se  ha  decía- 
Ttdoy  trata  de  hacerla;  y  para  esto  se  ayuda  de  los  religiosos  de  San  Francisco,  y 
en  onien  á  conseguir  su  pretensión,  envia  un  fraile  lego  de  parte  de  su  religión, 
llamado  fr.  Martin ,  que  vino  de  España  con  fr.  Domingo  [Brieba]  el  año  de  013,  y 
espártente  del  protonotario.  Este  dice  que  ha  de  alcanzar  la  conquista  para  el 
Sr  D.  Francisco,  que  es  lo  mismo  que  decir  que  solos  los  franciscanos  han  de  ir 
con  su  merced  y  no  nosotros,  por  ser  declarada  la  enemiga  que  nos  tiene. 

»Y  aunque  no  necesitamos  de  ir  con  él,  por  cuanto  estamos  ya  en  posesión  en 
la  misión  de  Mainas,  donde  actualmente  están  cuatro  padres,  y  es  el  principio  del 
Para,  y  adonde  yo  he  enviado  al  P.  Andrés  de  Artieda  á  que  lo  reconozca  to<lo  y 
vea  si  podemos  tomar  la  entrada  mas  cercana  á  Quito  que  la  que  tenemos  en  los 
llaioas ,  que  dista  destn  ciudad  duciontas  leguas.  Pero ,  con  todo  eso,  es  reputa- 
ción nuestra  y  conforme  á  las  cédulas  de  S  M.,  que  V.  R.*  tendrá  allá,  el  que  esta 
entrada  no  se  haga  sin  nosotros,  pues  somos  los  principales  descubridores  della 
y  los  más  antiguos,  y  la  primera  cédula  que  se  alcanzó  lo  demuestra ,  que  la  se- 
gunda que  se  concedió  á  los  frailes,  fue  condecendcucia  que  se  hizo  con  ellos;  y 
para  la  prueba  desta  verdad  remito  á  V.  R.  con  esta  uuh  relación  copiosa  de  donde 
se  podran  sacar  los  informes  que  fueren  necesarios  para  el  Consejo,  que  es  papel 
coríoso  y  se  holgará  VR.  que  se  lo  lean  en  la  siesta;  y  es  necesario  que  Y.  R.*  lo 
vea.  porque  en  ella  va  refutada  una  relación  que  estos  benditos  PP.  hicieron  en 
desdoro  de  la  Compañía  3'  podrá  ser  haya  llegado  allá.  Guarde  N.  Señor  á  V  R. 
como  deseo  etc.  Quito  y  mayo  31.  1643.— R.°  [Rodrigo]  Barnuevo  (una  rubrica). — 
(Original:  (Papeles  de  Jesuítas.—  R.  Ac.  de  la  Hist.)»—  La  relación  de  eslot  bendi- 
tos PP  debe  ser  la  que  publicó  en  Madrid  el  año  de  IGll  el  Comisario  general  de 
Indí«s  de  la  O.  franciscana  Fr.  José  Maldonado. 


190  BOLETÍN   DE   L\  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 


ADICIONES. 

Con  ocasión  del  alzamiento  de  los  Icaguatcs,  que  roatarou 
al  Capitán  Juan  de  Palacios^  es  muy  verosímil  que  los  españo- 
les de  Baeza  y  Quixos  llevarían  para  arriba  los  Omaguas  que 
vivían  cerca  de  Aguaríco  y  los  poblarían  en  las  juntas  del  río 
SunUy  según  tradición  que  conservan  hasta  el  día  de  hoy  los 
.vecinos  de  Santa  Rosa  [de  Oas];  si  no  es  que  lo  hayan  hecho 
algunos  años  antes,  para  aprovecharse  de  ellos  en  la  labor  de 
las  minas,  después  que  los  PP.  Rojas  y  Coronado  dejaron 
aquella  misión.  Desde  Sunu ,  habiéndose  alzado  también  ellos 
y  muerto  á  su  encomendero,  parte  se  retiraron  á  las  cabeceras 
de  Tepuetini,  de  donde  salen  al  presente  á  sus  matanzas,  y 
¡)arte  se  dejaron  ir  rio  abajo  hasta  encontrarse  con  la  fuerza 
de  su  nación,  que  vivia  en  las  islas  del  Marañen,  conforme 
apunta  en  su  diario  el  P.  Acuna  y  dan  también  á  entender  los 
Omaguas  de  San  Joaquim,  quienes  dicen  ser  sus  parientes  los 
de  Tepuetini,  en  especial  los  que  llaman  Jetes  [Yetes].  Hoy 
día,  por  testimonio  de  los  Icaguates  de  la  banda  de  Aguaríco, 
medio  día  arriba  de  este  rio,  en  una  laguna  que  llaman  Cocaya 
6  Taricaija  (i),  consta  de  que  hay  aun  algunos  Omaguas,  y 
es  probable  de  que  haya  muchos  más,  para  arriba,  hacia  la 
quebrada  de  Eno  ó  Quebeno,  que  salo  á  Ñapo  junto  á  Gupu- 
cuy,  hasta  donde  se  extendían  antiguamente  sus  tierras;  pues 
algunos  vecinos  de  Ñapo  y  Archidona  atestiguan  haber  encon- 
trado por  ahí  rastro  de  ínfleles. 

Cuándo  se  destruiría  la  ciudad  de  San  Pedro  de  Alcalá,  no 
lo  he  hallado  hasta  aquí  apuntado  de  nadie.  Lo  que  se  sabe  de 
cierto  es  que  muchos  años  por  acá  no  hay  ni  rastro  de  dicha 
pobhicion ,  mucho  menos  de  la  nación  Cofana,  que  vivía  allí 
cerca  repartida  en  varios  pueblos.  Los  indios  que  viven  al 
presente  en  el  puerto  do  Aguaríco,  que  llaman  la  Nariguera, 
[Hieden  ser  sean  (sic)  reliquias  de  los  Coronados,  que  doctri- 


(1)    o  trncajá,  charapilla  ú  tortu;?uilla,  ol  más  pequeño  de  los  quelonios  fluviá- 
tilch  del  .\mazouart  ('  Pudocnemis  (  Peltocephalut/  tracaxuj. 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO    RÍO   MARAS'ÓN.       191 

naron  nuestros  misioneros  al  bajar  para  los  Omaguas  el  año 
1621  y  como  se  dijo  arriba.  De  los  Icaguates  del  pueblo  de  Ante, 
que  se  han  por  fin  nuevamente  descubierto  y  se  van  al  pre- 
sente reduciendo  después  de  casi  cien  años  después  que  mata- 
ron al  capitán  Palacios,  se  dirá  en  otro  lugar,  hablando  en 
particular  de  esta  nación. 


CAPÍTULO  SEGUNDO. 

PASOS  QUE  DIERON  LOS  PRIMEROS  MISIONEROS  EN  LAS  PROVINCIAS 
DEL  MARA^fON  Y  REDUCCIONES  QUE  FUNDARON  HASTA  EL  ANO  DE 
1666,  EN  QUE  SUCEDIÓ  LA  MUERTE  DEL  V.  P.  FRANCISCO  DE  FIGUEROA, 
PROTOBfARTIR  DEL  MARaSÍON.  SACÁRONSE  ESTAS  NOTICIAS  DE  UN 
INFORME  QUE  HIZO  DICHO  P.  FIGUEROA  EL  ANO  DE  16G1,  POR  ORDEN 
DEL  PROVINCIAL  DE  LA  PROVINCIA  DE  QUITO  HERNANDO   CAVERO,   Y 

CAUTAS  DE  ALCIINÜS  MISIONEROS. 


§  I. 

Promnda  de  May  ñas  y  ciudad  de  San  Francisco  de  Borja. 

La  primera  provincia  del  Marafion  en  que  entraron  á  misio- 
nar de  asiento  los  obreros  do  la  Compañía  y  dio  despuós  el 
nombre  á  toda  la  misión,  es  la  provincia  de  los  Maynas,  cuya 
cabeza  es  la  ciudad  de  San  Francisco  de  Boija.  Eslendíaseesta 
provincia  en  tiempos  pasados  |  :  cual  sea  hoy  su  ostensión 
después  se  dirá:  |  por  más  de  150  leguas,  empezando  desde  la 
estrechura  del  Pongo,  parte  en  las  riberas  del  Marañen  y  Pas- 
íasa,  y  parte  entre  lagunas  y  malezas  impenetrables.  La  ciu- 
dad de  San  Francisco  de  Borja  se  fundó  cerca  (1)  el  año  de  1619, 
después  de  varias  entradas  que  hicieron  á  aquellas  tierras  los 
vecinos  de  Sant-iago  y  Nieva,  á  fin  de  sacar  gente  de  servicio 
para  sus  haciendas  y  reprimir  la  insolencia  y  arrojo  de  nui- 

(1)    Antes  del  año,  alrededor  del  año. 


192  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

chos  maynas,  que  con  sus  invasiones  y  salidas  por  el  Pongo, 
se  habian  hecho  formidables  á  las  vecinas  provincias,  obli- 
gando sus  moradores  (sic)  á  vivir  con  sentinela  y  vigilancia 
continua  (L).  Finalmente,  en  una  entrada  que  hizo  por  el 
Pongo  en  el  año  de  1616  cierto  cabo  y  soldados  en  seguimiento 
de  unos  indios  fugitivos,  fue  Dios  servido  se  diesen  por  amigos 
los  caciques  más  principales  de  los  Maynas,  con  muestras  de 
querer  sujetarse  al  dominio  español  y  admitir  la  fe  de  Jesu 
Chrislo.  Con  esta  ocasión  muchos  caballeros  de  valor  y  celo 
acudieron  luego  al  Señor  Virrey  del  Perú,  quo  era  á  la  sazón 
el  Príncipe  de  Esquilacho  don  Francisco  de  Borja,  para  capi- 
tular la  pacificación  y  conquista,  no  sólo  de  los  Maynas,  sino 
también  de  todas  las  naciones  que  se  continúan  por  las  riberas 
del  Marañen  hasta  el  mar  del  Norte.  Pero  Dios,  quien  quería 
que  aquesta  conquista  fuese  adelantándose  poco  á  poco,  más 
con  la  eficacia  del  celo  y  do  una  heroica  paciencia,  que  con  el 
estruendo  de  las  armas,  dispuso  que  el  Señor  Virrey  escogiese 
entre  todos  á  don  Diego  Vaca  de  Vega,  natural  de  la  ciudad 
de  Loja  en  el  Perú,  caballero  en  quien,  entre  otras  muchas 
prendas,  la  que  mas  sobresalía  era  la  piedad  y  celo  de  la  exten- 
sión de  nuestra  Santa  Fe.  Diósele  aquella  conquista  por  dos 
edades  juntamente  con  el  título  de  Gobernador  y  Capitán  Ge- 
neral, quo  empezó  á  ejercitar  desde  luego,  entrando  á  las  nue- 
vas provincias  con  más  de  sesenta  españoles  y  prevención  nece- 
saria para  la  fundación  de  una  ciudad  que  fuese  cabeza  de 
aquel  gobierno  y  sirviere  de  real,  no  tanto  á  los  soldados, 
cuanto  á  los  misioneros,  de  quienes  desde  entonces  discurría 

servirse  para  aquella  conquista.  Desde  su  primera  entrada  en- 

• 

contró  mucha  parte  de  los  Maynas  ya  poblados  en  la  ribera 
del  Marañon,  por  obra  de  un  indio  de  Nieva  llamado  don 
Antonio,  quien  tuvo  mucha  cabida  enlrellos,  por  estar  casado 
con  la  hija  de  un  cacique  principal.  Persadióles  este  á  que, sa- 
liendo de  sus  retiros,  aguardasen  junto  al  rio  la  venida  de  los 
espí<ñol(»s  y  gobernador,  para  darles  la  paz  y  obediencia,  como 


{Vi    Kl  anónimo  no  conocía  ó  prcprindió  do  los  íntcrosnntoft  buccsos  que  prect- 
dieron  ú  la  fuuilución  de  Borja  y  Nieva  é  irrupción  de  los  maynas. 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL  FAMOSO   RIO   MARAÑÓN.      103 

de  hecho  lo  hicieron.  Con  esto  facilitóse  mucho  la  fundación 
de  la  nueva  ciudad,  á  quien  el  gobernador  dio  el  nombre  de 
San  Francisco  de  Borja  por  respeto  del  Señor  Virrey,  nieto  del 
santo,  quien  le  habia  hecho  la  merced  de  aquel  gobierno.  En 
la  primera  numeración  y  repartimiento  de  la  gente  que  se  hizo 
el  mismo  año  de  1619  en  que  se  fundó  (1)  dicha  ciudad,  habiendo 
sacado  de  paz  á  todos  los  indios,  se  contaron  hasta  setecientos 
tributarios;  el  cual  numero  fué  después  disminuyéndose  con 
varios  accidentes  de  pestes  y  peleas  que  no  dejaban  de  tener 
á  menudo  entre  sí,  y  sobre  todo,  de  un  alzamiento  general  que 
hubo  el  año  de  1635,  en  que  los  indios,  llevados  de  su  natural 
inconstancia  y  aborrecimiento  á  toda  sujeción,  de  común  con- 
sentimiento mataron  hasta  34  personas  y  entre  estas  las  29 
de  cuenta,  encomenderos  y  oficiales  de  guerra,  que  cogieron 
una  noche  descuidados  y  gran  parte  dormidos  en  sus  reparti- 
mientos 7  estancias.  De  allí  fueron  encaminándose  á  la  ciudad, 
con  ánimo  de  consumir  á  todos  sus  moradores  y  retirarse  otra 
vez  á  los  bosques.  Pero  fueron  rechazados  con  valor  de  los 
pocos  españoles  que  allí  hubo  y  no  pasaban  de  doce  á  trece,  no 
contando  cuatro  viejos  impedidos.  Hiciéronse  éstos  fuertes  en 
la  iglesia  juntamente  con  las  mujeres,  que  con  valor  varonil 
iban  animando  [á]  sus  maridos  á  la  defensa,  acudiéndoles  con 
la  pólvora,  cuerda  y  otros  menesteres;  y  así,  divididos  en  tres 
partes  por  donde  les  embestían  los  indios  con  mucha  flechería 
y  algazara,  mataron  parte  dellos  á  balazos  y  á  los  demás  los 
ahuyentaron,  sin  que  nadie  de  los  españoles  quedase  lastima- 
do. Con  esto  quedó  la  victoria  de  parte  déstos;  pero  como  se 
veian  sin  gente  para  sus  menesteres,  y  era  muy  dificultoso  el 
apaciguar  y  sacar  otra  vez  de  sus  escondrijos  tanto  rebelde,  tra- 
taron desamparar  (sic)  la  ciudad  y  retirarse  á  otras  provincias. 
Así  lo  hubieran  hecho  sin  duda,  si  avisado  del  caso  Don  Pedro 
Vaca,  caballero  de  mucho  valor  y  piedad,  que  habia  ya  sucedi- 
do en  el  gobierno  á  su  padre  don  Diego,  pero  se  hallaba  á  la 
sazón  ausente,  no  hubiese  acudido  con  tiempo,  despachando 
nuevas  tropas  de  soldados  con  el  maestre  de  campo  Miguel  de 

(1)    Antes  dijo  que  eerea  de  1619;  ahora  creo  que  está  en  lo  cierto. 

13 


194  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Funes  y  otros  cabosj  que  se  encargaron  del  castigo  y  reducción 
de  los  Maynas.  Con  esto  fue  poco  á  poco  recogiéndose  otra  vez 
gran  parle  dellos;  para  cuya  conservación,  viendo  don  Pedro 
no  habia  medio  mejor  como  el  establecer  en  los  pueblos  la  en- 
señanza y  costumbres  cristianas,  conforme  habia  discurrido 
también  su  padre ,  pero  por  varios  estorbos  no  habia  podido 
executarlo,  pidió  con  empeño  á  los  superiores  de  la  Compaüia 
se  encargasen  de  aquella  nueva  cristiandad,  enviando  misio- 
neros de  mucho  celo  y  virtud,  á  quienes.se  ofreció  también 
pronto  á  acompañarlos  y  ayudarlos  en  cuantas  conquistas  qui* 
siese  comprender  su  celo  por  aquellos  rios  y  bosques  poblados 
de  mucho  gentilismo. 

Nada  tanto  deseaban  nuestros  obreros  como  que  se  abriese 
la  puerta  á  la  conversión  de  aquel  Nuevo  Mundo  de  almas, 
de  que  tenían  bastantes  noticias  desde  que  el  P.  Ferrer  y  los 
misioneros  hablan  comunicado  con  algunas  naciones  que  se 
extienden  hacia  el  Ñapo;  y  así,  no  bien  llegaron  á  saber  que  los 
Superiores  querían  condescender  con  la  petición  del  nuevo  go- 
bernador, cuando  muchos  sujetos  de  los  más  graves  de  la  Pro- 
vincia, con  santa  emulación  se  ofrecieron  prontos  para  aquella 
empresa.  El  P.  Vice-provincial  Francisco  de  Fuentes,  que  go- 
bernaba la  provincia  por  ausencias  del  P.  Visitador  Rodrigo . 
de  Figueroa,  señaló  por  fin  á  los  PP.  Gaspar  de  Guxia,  sardo 
de  Callari,  que  á  la  sazón  asistía  en  la  misión  de  Guanacas  de 
la  jurisdicion  de  Popayan,  y  Lucas  de  la  Cueva,  natural  de 
Cazorla  en  España,  que  exercia  en  Quito  el  oñcio  de  obrero 
muy  celoso.  Estos  dos  varones  apostólicos,  que  eran  de  los 
más  ilustres  de  la  Provincia,  como  lo  dirán  sus  hechos,  sa- 
lieron de  Quito  en  compañía  del  Gobernador,  el  día  ^1  de 
octubre  de  1637,  y  por  el  camino  de  Jaén  y  canal  del  Pongo, 
llegaron  á  Borja  el  día  6  de  febrero  del  año  siguiente ,  ha- 
biendo empleado  en  el  camino,  que  es  do  casi  300  leguas, 
cuatro  meses,  exercitando  su  celo  por  las  ciudades  y  lugares 
por  donde  pasaron,  hasta  granjearse  para  sí  y  para  lodos  los 
de  la  Compañía  por  aquellas  partes,  el  renombre  de  Padres 
Santos. 

Llegados  á  Borja,  hallaron  que  la  ciudad  y  real  del  rio 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO    RÍO   MARAÑÜN.       195 

Pastasa,  en  donde  andaba  Ja  armadilla  en  seguimiento  de  los 
Maynas  alzados,  contaban  poco  más  de  cuarentas  personas, 
que  eran  los  que  merecian  el  nombre  de  soldados  y  ciudada- 
nos de  Borja,  á  más  de  las  mugeres.  Los  indios  tributarios 
eran  cerca  de  200,  que  con  mugeres  y  niños  y  algunos  adveni- 
dizos  bacian  como  mil  almas,  fu£radelos  fugitivos,  queharian 
otras  quingentas  (sic).  Las  costumbres  de  unos  y  otros  eran 
como  de  gente  que  habia  carecido  largo  tiempo  de  predica- 
dores y  ministros  evangélicos,  pues  el  último  cura  clérigo, 
que  babia  sido  don  Sebastian  de  Almcndaris,  desde  los  prin- 
cipios del  alzamiento  se  habia  retirado,  desamparando  su  grey 
para  asegurar  su  vida.  El  vicio  de  la  torpeza  andaba  muy 
suelto  y  sin  recato,  especialmente  entre  españoles.  Los  aman- 
cebamientos eran  muy  frecuentes.  Practicábanse  comunmente 
algunas  injusticias  graves  con  los  indios,  parte  de  ignorancia 
y  parte  de  malicia,  como  era  el  servirse  dellos  como  de  es- 
clavos, echándoles  cargas  pesadas  en  descuento  de  los  tribu- 
ios, quitarles  sus  mugeres,  principalmente  si  eran  gentiles 
y  pertenecian  á  otros  repartimientos,  diciendo  no  habia  entre 
ellos  vínculo  de  matrimonio.  Sacaban  también  con  violencia 
de  provincias  infieles  mucha  gente,  que  repartian  á  su  arbi- 
trio, y  estas  eran  las  que  llamaban  piezas.  De  aquí  se  ocasio- 
naba un  destrozo  lastimoso  entre  aquellos  miserables,  parte 
por  el  mal  trato,  hambres  y  penalidades  que  pasaban,  y  parte 
perla  mudanza  del  temple;  de  modo,  que  al  cabo  de  algunos 
dias,  apenas  se  quedaba  con  vida  la  décima  parte  déllos.  Estos 
eran  los  abusos  y  costumbres  de  los  que  se  llamaban  españo- 
les. Nada  mejores  eran  las  de  los  indios,  por  la  suma  ignoran- 
cia que  tenian  de  nuestra  Religión  Christiana,  pues  no  obs- 
tante que  desde  su  primera  pacificación  habian  tenido  cuatro  ó 
cinco  curas  clérigos  que  los  administraron  los  Sacramentos, 
ni  rastro  tenian  de  enseñanza  y  costumbres  cristianas,  escepto 
los  de  uno  ó  otro  repartimiento  que  doctrinó  con  cuidado  para 
el  Baptismo  uu  fervoroso  dotrinero  llamado  Alonso  Peralta. 
Lo  más  lastimoso  era  que  no  constaba  del  valor  del  baptismo 
de  todos  los  demás,  antes  habia  motivo  bastante  para  juzgar 
lo  contrario.  A  unos  se  averiguó  que  sus  amos  les  hablan 


196  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

puesto  nombre  de  cristianos  sin  bautizarlos.  Los  que  lo  es- 
taban, había  sido  sin  darles  primero  á  entender  lo  que  era 
bautismo  ni  decirles  cosa  tocante  al  Catecismo,  habiendo  sido 
el  catequizante  un  soldado,  quien,  por  encargo  del  Cura,  con 
la  ayuda  de  un  mal  intérprete,  según  el  mismo  después  con- 
fesaba, no  hacia  más  que  ip;|le  rancheria  en  ranchería  pre- 
guntando en  la  lengua  si  querían  agua,  y  respondiendo  que  sí, 
les  echaba  el  sacerdote  el  agua  del  bautismo;  lo  cual  parece  no 
era  suficiente  por  (sic)  el  valor  del  Sacramento,  principal- 
mente por  no  tener  lo  más  de  la  gente  conocimiento  alguno  de 
lo  que  se  estila  entre  cristianos.  También  los  soldados  habían 
baptizado  á  muchos  adultos  sin  más  prevención  que  echarles 
el  agua,  y  á  todos  estos  los  habían  tenido  y  tenían  por  cris- 
tianos. 

En  este  estado  lastimoso  hallaron  los  Padres  aquella  pro- 
vincia cuando  entraron  en  ella  á  dar  principio  á  su  misión, 
por  lo  cual  será  fácil  el  colegir  lo  mucho  que  les  costaría  su 
reforma^  aun  más  que  la  conversión  de  los  infieles. 

Llegados,  como  diximos,  á  la  ciudad  el  P.  Lucas  de  la 
Cueva,  luego  se  encaminó  para  el  real  de  Pastasa,  donde 
estaban  los  más  de  los  soldados  ocupados  en  rastrear  á  los 
Maynas  fugitivos.  Allí  dispuso  se  publicase  su  perdón  general 
para  todos  menos  las  cabezas  de  motín,  con  que  se  ganó  la 
voluntad  de  aquellos  miserables,  que  hasta  entonces  habían 
experimentado  sólo  el  rigor  de  la  justicia,  y  se  facilitó  mucho 
su  reducción.  Persuadió  también  á  los  soldados  á  que  limpia- 
sen todos  sus  conciencias  con  la  confesión,  de  lo  cual  se  siguió 
no  poca  reforma  entre  ellos  y  celebraron  con  mucha  piedad  la 
Semana  Santa.  Después  de  lo  cual,  el  Padre  quiso  entrar  á  las 
tierras  do  los  Xéberos  á  amistar  aquella  nación  infiel  y  dar 
principio  á  poblarla,  como  se  dirá  en  su  lugar. 

Mientras  esto,  el  P.  Gaspar  Cuxia,  que  había  quedado  en 
Borja,  dio  también  el  principio  (sic)  á  mejorar  las  costumbres 
de  la  gente  que  allí  había.  Entabló  algunas  fiestas  y  jubileos, 
según  estila  la  Compañía,  con  sus  pláticas  y  doctrinas,  así. 
para  españoles  como  para  indios.  Abrió  escuela  de  niños  para 
ensenar  á  los  hijos  de  los  españoles  á  leer  y  escribir  junta- 


NOTICIAS   AUTENTICAS   DEL   FAMOSO   RIO   MAR  ANÓN.      197 

mente  con  la  doctrina  cristiana.  Después,  con  el  tiempo,  iniro- 
dujo  también  estudios  de  latinidad,  en  que  algunos  más  capa» 
ees  aprovecharon  hasta  alcanzar  el  sacerdocio. 

Habiéndose  ya  concluido  por  entonces  la  correría  de  Pastasa 
y  vuelto  también  de  las  tierras  de  los  Xéberos  el  P.  Cueva,  do 
.  común  acuerdo  pusiéronse  varios  límites  y  reglas  en  orden  á 
las  conquistas  y  servicio  personal  de  los  indios  tributarios. 
Dispusiéronse  dos  como  posadas  ó  seminarios  junto  á  la  casa 
de  Iqs  Padres,  en  donde  se  fuesen  criando  los  niños  y  niñas 
huérfanas,  en  especial  los  que  se  traian  de  tierras  de  infieles, 
á  que  aprendiesen  la  lengua  general  y  costumbres  cristianas  y 
sirviesen  después  de  guias  é  intérpretes  para  reducir  á  sus 
parientes.  Sobre  todo  empezaron  los  Padres  á  catequizar  con 
grande  cuidado  á  los  indios,  á  Qn  de  revalidar  los  baptísmos 
que,  como  diximos  arriba,  eran  muy  sospechosos  y  probable- 
mente nulos. 

Estando  ocupados  en  eso  con  particular  gozo  de  su  corazón, 

cataquí  recibe  el  P.  Lucas  carta  de  los  Superiores  en  que  se  le 

'  mandaba,  que  dejando  aquella  misión,  se  saliese  luego  para 

Quito,  de  donde  pasaria  á  otra  que  con  más  fruto  se  esperaba 

entablar  en  los  Barbacoas  hacia  el  mar  del  Sur,  donde,  como 

diximos  en  otra  parte,  trabajó  gloriosamente  por  algún  tiempo 

el  P.  Francisco  Rugi.  El  caso  fué,  que  por  unos  informes  poco 

verídicos  que  se  hablan  tenido  de  no  sé  quien,  que  los  gentiles 

del  Marañen  no  eran  tan  numerosos  como  se  decia  y  el  fruto 

que  se  esperaba  no  correspondería  al  trabajo,  los  Superiores 

estaban  con  ánimo  de  desamparar  aquella  misión  y  epiplear 

los  sujetos  en  otras  partes.  No  es  decible  el  desconsuelo  que 

tuvieron  ambos  Padres  con  esta  noticia.  Fué  luego  volando 

para  Quito  el  P.  Lucas,  en  donde  habiendo  representado  á  los 

Superiores  la  mucha  mies  de  crecido  gentilismo  que  tenia  ya 

entre  manos  en  solos  los  Xéberos,  de  que  se  dirá  adelante,  y  el 

fruto  considerable  que  se  iba  también  consiguiendo  con  los 

Maynas,  alcanzó  mudasen  por  fin  do  parecer,  y  el  Provincial, 

que  era  á  la  sazón  el  P.  Gaspar  Sobrino,  le  concedió  volviese 

á  proseguir  con  su  misión,  pero  con  orden  de  que  luego  que 

llegase  á  Borja,  saliese  á  la  provincia  el  P.  Cuxia,  para  tratar 


198  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

cop.él  algunos  puntos  tocantes  imediatamente  (sic]  al  cura- 
to (1);  que  de  vuelta  se  le  darían  probablemente  algunos  com- 
pañeros que  los  ayudasen  en  sus  conquistas. 

Con  esto  volvió  el  P.  Lucas  muy  alegre  á  los  May  ñas,  en 
donde  halló  al  P.  Guxia  ocupado  aun  en  doctrinar  y  rebaptizar 
á  los  indios.  Los  repartimientos  ó  encomiendas  eran  á  la 
sazón  21,  situados  en  parajes  distintos,  por  lo  cual  no  era 
factible  el  concluir  dentro  de  poco  tiempo  con  aquel  exercicio, 
porque  era  preciso  pasar  de  encomienda  en  encomienda  á 
doctrinar  la  gente,  y  no  poca  paciencia  y  desvelo  costaba  el  ' 
juntarla  para  el  efecto,  por  estar  á  cada  paso  ocupada  en  el 
servicio  de  sus  amos.  El  consuelo  que  en  eso  tenia  el  Padre  era 
el  ver  que  aquellos  pobres  indios,  no  obstante  su  mucha 
rudeza,  oian  con  gusto  lo  que  íes  decía  y  lo  repetían  á  los 
ausentes;  de  donde  se  originó,  que  en  las  ultimas  encomiendas 
hubo  menos  trabajo,  por  lo  que  y?i  sabían  y  habían  aprendido 
de  los  primeros.  Faltaban  tres  encomiendas  de  asegurarse  en 
sus  baptismos  y  matrimonios,  cuando  el  P.  Cuzia  fue  llamado 
para  Quito,  las  cuales,  por  instar  el  tiempo  de  salida,  dejó  al  - 
cuidado  del  P.  Lucas,  quien  concluyó  con  aquel  exercicio. 

Cuánto  éste  agradase  á  su  Divina  Magestad,  parece  quiso 
darlo  á  entender  con  lo  que  sucedió  con  una  india  con  quien 
tenia  el  Demonio  comunicación  muy  estrecha,  sin  dejarla 
sosegar  en  ninguna  parte.  El  mismo  día  que  la  miserable  se 
volvió  á  baptizar,  parió  un  monstruo  á  manera  de  sapo  sobre 
manera  fiero  y  asqueroso,  con  muchas  manos  y  pies,  quedando 
con  esto  más  muerta  que  viva.  Apareciósele  después  el  Demonio 
íncubo,  pero  de  lejos,  espantándola  y  rifiiéndola  de  que  se 
había  dejado  echar  el  agua  del  Padre;  pero  con  esto  quedó  la 
pobre  libre  de  allí  en  adelante  del  infame  cautiverio  en  que  la 
había  tenido  oprimida  aquella  bestia  infernal. 

Concluida  la  revalidación  de  los  baptismos,  siendo  ya  el  año 
de  1642,  envió  Dios  á  toda  la  provincia  una  peste  universal  en 
que  hubo  harta  cosecha  para  el  Cielo.  Para  que  esta  no  se 


(l)    El  ejercicio  del  curato  de  Borja  fué  la  verdadera  causa  de  la  tentativa  de 
abandono  ó  renuncia  de  loa  Jcsuitas  á  la  misión  de  Mainas. 


NOTICIAS  AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑON.      199 

mallograse,  dispuso  la  Bondad  Divina  llegase  con  tiempo  á  la 
misión  de  vuelta  de  Quito  el  P.  Gaspar  Cuxia  con  otro  com- 
pañero muy  fervoroso,  que  fue  el  P.  Francisco  de  Figueroa, 
de  quien  hemos  de  hablar  muchas,  vece»  en  adelante.  En  esa 
ocasión  so  trujo  en  propiedad  el  curato  de  Borja  y  tomó  del 
posesión  dicho  P.  Cuxia  el  día  13  de  julio  del  mismo  año. 
Algunos  meses  antes  habia  principiado  la  peste,  pero  aun  no 
habia  pasado  de  las  primeras  encomiendas  más  inmediatas  á 
la  ciudad,  con  muerte  de  solos  algunos  párvulos»  El  P.  Lucas, 
que  era  el  único  obrero  evangélico  que  hubiese  en  toda  la 
montaña,  estaba  á  la  sazón  postrado  en  la  cama  con  un  apos- 
tema que  no  le  permitía  dar  paso.  Así  como  llegaron  los  dos 
Padres  Cuxia  y  Figueroa,  sin  descansar  de  tan  largo  y  penoso 
camino,  fueron  luego  corriendo  por  las  encomiendas  para 
administrar  los  sacramentos  á  muchos  indios  enfermos,  que 
•  parecía  habían  estado,  aguardando  la  venida  de  los  Padres, 
para  no  morir  sin  aquel  último  alivio.  Fue  creciendo  la  peste 
en  toda  la  provincia  con  mucha  furia,  que  duró  los  dos  meses 
siguientes  y  se  llevó  mucha  gente.  Corrían  los  Padres  sin 
parar  por  las  encomiendas  situadas  dentro  del  espacio  de  ocho 
leguas  de  la  ciudad,  otras  cerca  del  rio  Grande  y  otras  en  sus 
brazos,  visitándolas  todas  una  vez  por  lo  menos  cada  semana, 
atravesando  el  río  de  una  parte  á  otra  por  malos  pasos,  con 
soles  y  aguajeros  (sic),  en  pequeñas  canoillas  y  por  tierra  á 
pié  á  las  chozas  retiradas  de  los  indios,  administrando  i  unos 
el  sacramento  de  la  Confesión,  á  otros  el  de  la  Extremaunción 
y  á  muchos  también  el  Baptísmo.  Con  los  que  entendían  la 
lengua  general  del  Inga  no  había  tanta  dificultad  en  instruir- 
los; no  faltó,  sin  embargo,  uno  destos,  que  al  confesarse  decía 
números  exorbitantes,  v.  g.,  que  habia  muerto  docientas  ó 
trecientas  personas.  Decíale  el  Padre  avisase  el  número  pre- 
ciso, porque  también  con  decir  más  de  lo  qi^e  habia  hecho,  se 
hacia  culpable  la  confesión.  Pero  el  indio  con  su  rudeza  repli- 
caba, que  para  salir  con  bien  de  la  enfermedad  y  desenojar  á 
Dios,  era  menester  confesar  bien;  pareciéndole  que  el  bien 
confesar  consistía  en  decir  hartos  pecados;  y  no  hubo  que 
sacarlo  (sic)  de  ahí. 


20D  BOLETÍN   DE   LA.   SOCIEDAJ)   GEOGRÁFICA. 

Con  los  bozales  que  ignoraban  del  todo  la  lengua  del  Inga, 
mayor  era  la  dificultad,  pues  no  obstante  se  les  habia  apuntado 
lo  bastante  en  el  catecismo,  en  la  práctica  mostraban  de  igno- 
rar del  todo  lo  que  era  confesión  y  qué  pecados  eran  los  que 
habían  de  manifestar.  Los  más  discurrían  que  las  culpas  de 
que  se  habían  de  acusar  era  el  no  haber  acudido  puntualmente 
á  limpiar  la  chacra,  traído  harta  cacería  y  otras  cosas  seme- 
jantes, que  tocaban  al  servicio  de  sus  amos.  Seria  sin  duda 
porque  deso  solo  les  reñían.  Los  Padres  les  decían  que  no  por 
eso  se  habían  de  condenar:  las  culpas  que  habían  de  avisar 
eran  las  embriagueces,  los  amancebamientos,  matanzas  y 
otros  semejantes.  Al  oír  esto,  sin  recelo,  en  voz  alta  avisaban 
cuanto  habían  hecho  en  toda  su  vida,  sin  poderles  persuadir 
que  eso  se  había  de  decir  en  secreto  al  confesor  á  que  (sic) 
nadie  oyese.  En  la  administración  y  práctica  de  este  sacra- 
mento habia  otras  muchas  dificultades,  de  las  cuales  no  era  la. 
menor  que  los  enfermos  estaban  las  más  veces  juntos  en  el 
mismo  lecho,  ó  muy  cerca  el  uno  del  otro,  llagados  de  pies  á 
cabeza,  con  mucha  hediondez,  sin  poder  apartarlos,  para  que 
á  solas  y  con  intérprete  se  confesasen.  Muchos  también  repu- 
ñaban  del  todo  el  hacerlo,  sin  más  motivo  que  decir  no  que* 
rían  aun  morir.  No  menor  era  la  repuñancia  que  mostraban 
de  recibir  la  Extremaunción;  en  viendo  al  sacerdote  que  se 
llegaba  á  ellos  con  sobrepeliz  (sic)  y  estola,  se  tapaban  y 
escondían  en  un  rincón  del  toldo,  como  quien  vee  un  fantas- 
ma ó  un  hechicero  que  pretende  hacerles  algún  daño.  Procu- 
raban los  Padres  desengañarlos,  diciéndoles  no  eran  ellos 
hechiceros  como  sus  parientes,  que  ese  era  un  remedio  insti- 
tuido de  Christo  para  el  alivio  del  alma  y  cuerpo;  valíanse  de 
los  indios  más  capaces  y  ladinos  que  habían  estado  en  tierras 
de  cristianos  á  que  los  desengañasen.  Por  fin,  sujetábanse  los 
más  y  hacían  lo  que  el  Padre  les  decía.  Con  esto  muchos  sin 
duda  alcanzarían  la  salvación,  pues  por  particular  providencia 
do  Dios,  en  tanta  tropelía  (sic)  de  enfermos  en  provincia  tan 
esparcida,  con  tan  pocos  sacerdotes,  solas  seis  ó  siete  personas 
murieron  sin  sacramentos. 

Sucedieron  también  algunos  casos  memorables,  como  fué  el 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑON.      201 

que  pasó  con  una  india  de  edad  que  vivia  en  una  ranchería 
de  las  más  distantes.  Uu  dia  que  acertó  á  llegar  el  Padre  cerca 
de  su  choza,  encontróse  con  ella  que,  llevada  de  interior  im- 
pulso, venia  en  busca  suya  con  un  indio  ladino  que  le  sirviese 
de  intérprete.  Así  cómo  vio  el  Padre,  con  muestras  de  sen- 
timiento le  dixo,  que  cómo  ella  sola  habia  de  carecer  del 
baptismo,  cuando  á  todos  los  demás  se  lo  iba  ofreciendo, 
para  hacerlos  hijos  de  Dios?  Admiróse  el  Padre  de  la  pro- 
puesta, porque  todos  la  tenían  por  cristiana,  y  no  se  sabe 
cómo,  siendo  muy  antigua  en  la  tierra,  después  de  repetidas 
diligencias  que  se  habiao  hecho  para  averiguar  los  baptismos 
de  cada  cual,  haya  por  ñn  quedado  sin  baptismo.  Catequizóla 
el  Padre  luego  al  punto  y  le  echó  el  agua  del  baptismo  con- 
forme ella  lo  pedia,  y  de  allí  á  pocos  días,  yendo  ella  misma 
de  por  sí  á  la  ciudad  con  deseo  de  recibir  los  demás  sacra- 
mentos, herida  del  contagio  en  el  camino,  murió. 

No  menos  memorable  es  lo  que  sucedió  con  otra  india  gen- 
til. Enfermó  ésta  de  muerte  con  la  peste.  Avisaron  al  Padre 
del  riesgo  en  que  se  hallaba,  añadiendo  también  que  estaba 
sin  sentidos,  por  haber  bebido  la  Campana  (1);  fuese  sin  em- 
bargo á  verla,  y  después  de  haberla  gritado  buen  rato  al  oido, 
halló  estaba  hecha  un  tronco  sin  hablar  ni  oir.  Cuidadoso  el 
Padre,  salió  de  la  choza  para  encomendarla  á  Dios,  pidiendo  á 
unos  españoles  que  iban  en  su  compañia  hiciesen  lo  mismo. 
De  allí  á  poco  rato,  volviendo  á  dar  otro  tiento  á  la  enferma, 
abrió  esta  de  repente  los  ojos,  oyó  y  respondió  con  mucho 
sosiego  al  catecismo;  con  que,  hecha  capaz  de  lo  que  en  aquel 
aprieto  habia  de  creer,  recibió  el  baptismo  y  de  allí  á  poco 
espiró. 


ADICIONES. 

Estos  fueron  los  empleos  y  hechos  más  memorables  de  los 
primeros  misioneros  y  curas  de  Borja  y  provincia  de  los  May- 


(1)   ó  floripondio  (Datura  arboreaj. 


2rt2  BOLETÍN  DE   Lk  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

ñas.  Semejantes  á  estos  han  sido  y  son  en  gran  parte  los  de 
sus  sucesores,  á  quienes  también  por  algunos  años  los  demás 
misioneros  reconocieron  por  superiores  y  como  rectores  de 
toda  la  misión,  por  ser  Borja  el  real  de  donde  se  salia  á  las 
conquistas  y  en  donde  se  criaban  las  lenguas  ó  intérpretes  de 
las  naciones  infieles  que  cogían  en  sus  correrias  los  cabos  y 
soldados  de  aquella  ciudad;  por  lo  cual  siempre  habia  alguna 
nueva  gente  que  catequizar  é  instruir;  aunque  el  principal 
trabajo  de  los  curas  ha  sido  en  todo  tiempo  con  las  Maynas, 
por  tener  éstos  por  costumbre  el  huirse,  unas  veces  por  el  mal 
tratamiento  de  sus  amos,  y  otras  por  gozar  de  libertad  y  vivir 
á  su  arbitrio.  En  busca  de  estos  fugitivos  suelen  aun  el  dia  de 
hoy,  aunque  no  con  tanta  frecuencia  como  en  tiempos  pasados, 
salir  sus  amos  y  otros  vecinos  andando  con  mil  penalidades 
por  rios,  quebradas,  lagunas  y  espinales  hasta  encontrarlos  y 
volverlos  á  sus  casas  y  estancias.  Muchas  veces  np  encuentran 
,á  nadie,  otras  hallan  á  otros  huydos  desde  mucho  tiempo,  con 
quienes,  en  trayéndolos  á  la  ciudad,  es  menester  maña  y  pa- 
ciencia para  sacar  en  limpio  si  han  sido  baptizados  en  algún 
tiempo  y  nuevamente  instruirlos,  pues  todo  lo  olvidan  en  el 
retiro  del  monte  y  se  vuelven  más  brutos  que  muchos  infieles. 
A  más  de  esto,  lo  que  causó  por  largo  tiempo  no  poca  congoja 
á  los  Padres,  fue  el  doctrinar  los  Santos  Sacramentos  á  los  de- 
mas  indios,  por  vivir  casi  todos  repartidos  en  estancias  y  tam- 
bos distantes  entre  sí  lo  bastante  y  tenerlos  los  españoles  casi 
de  continuo  atareados  en  cosas  de  su  servicio.  Esta  dificultad 
minoróla  en  parte  por  el  año  de  1668,  siendo  cura  y  rector  de 
la  misión,  el  P.  Juan  Lorenzo  Lucero,*  por  haber  juntado  á  la 
gente  en  tres  reducciones,  la  primera  de  San  Luis  Gonzaga, 
con  70  indios  de  lanza;  la  segunda  de  San  Ignacio  de  Loyola, 
con  lio,  y  la  tercera  de  Santa  Teresa,  con  91.  Hubo  después 
otras  muchas  mutaciones  de  sitios  que  han  tenido  estos  mis- 
mos anejos  por  las  corrienles  del  río  y  otros  contratiempos. 
Por  fin,  cesó  casi  del  todo  dicha  dificultad,  por  haberse  dismi- 
nuido muchísimo  la  gente,  de  modo  que  hoy  día  todos  los  in- 
dios encomendados  se  han  reducido  á  un  pueblecito  solo,  casi 
inmediato  á  la  ciudad,  que  se  llama  de  San  Ignacio,  con  64  al- 


NOTICIAS  AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      203 

mas,  entre  éstos  14  iodios  de  lanza  y  24  personas  reservadas 
entre  viudas  y  huérfanos. 

En  la  ciudad  hay  al  presente  como  30  españoles,  que  llama- 
mos por  acá  Wiracochas,  en  todo  120  almas,  con  12  indios  que 
no  son  encomendados.  Casi  en  frente  de  la  ciudad,  á  la  otra 
banda  del  rio,  hay  otro  anejo  de  indios  Andoas,  que  llaman 
del  Alto  y  y  tienen  por  patroua  Nuestra  Señora  de  las  Nieves  (1). 
Fueron  también  éstos  un  tiempo  indios  encomendados.  Su 
última  encomendera  dejólos  al  morir  como  en  herencia  á  los 
PP.  curas,  de  quienes  son  hoy  dia  todo  el  alivio,  proveyendo- . 
les  del  sustento  necesario  y  acompañándolos  á  veces  en  los 
viajes.  Son  hoy  dia  15  indios  de  lanza,  almas  por  todo  56. 

«  '  (Se  continuará.) 


(1)    Un  pueblo  de  ese  nombre  y  cerca  de  ese  paraje  fundó  por  los  años  de  1557 
ó  5^,  Juan  de  Salinas  Loyola,  gobernador  de  Yaguarzongo  y  Pacamurus. 


201 


BOLETÍN  DB   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 


MISGÍ 


COCHÍ 

Posición  geográfica  de  las  capitales  de  provincia  y  algunos  cantones  del  departameni 
sin  más  curvatura  que  la  natural  de  la  esfera,  en  leguas  de  4.444,44  meleros,  ó  » 

meridiano  de  la  ciudad  de  Gochabamba,  fijai 

AUttra  de  la  ciudad  de  Cochabamha  sobre  el  nivel  del  mar,  2,548  m.;  altitud  barométri 

del  mar;  altitud  barométrica  media,  549  mm.;  temperatura  n 

liatltnd  S.->I«oiiglt«4  i 


LUGARES. 


Independencia 

Challa 

Tapacarí 

Arque 

Sipesipe 

Capinota , 

Quillacollo.  . . 

Caraza 

Cochabamba, . . 

Sacaba , 

Tarata 

Cliza 

Golomi 

Siqtdmira.  . . . , 

Punata , 

Arani 

Tiraque 

Vacas 

Pocoua 

Misque 

Tolosa 

Quiroga 

Aiquite 

Pojo 

Pasorapa 


LiTITDD. 


6' 


8 


68' 
33 
26 
42 
24 
37 
22 
30 
22 
21 
33 
30 
9 
2 
27 
31 
16 
26 
28 
48 
27 
21 
68 
20 

n 


46" 
16 

• 

11 
47 
8 
14 
10 
67 
16 
28 
46 
11 
46 
24 
46 
43 
26 
26 
47 
46 
46 
46 
61 
26 
66 


LONGITUD  01  ÁROO. 


69* 

69 

69 

68 

68 

68 

68 

68 

68 

68 

G8 

68 

68 

68 

68 

68 

68 

67 

67 

67 

67 

67 

67 

67 

66 


16' 
11 

6 
60 
48 
43 
42 
39 
37 
32 
27 
22 
18 
17 
14 
12 

6 

68 
61 
43 
33 
33 
30 
10 
57 


41" 

12 

63 

64 

24 

46 

64 

44 

16 

17 

38 

41 

48 

19 

42 

19 

26 

31 

13 

14 

47 

46 

42 

31 

16 


MISCELÁNEA. 


205 


LÁNEA. 


BAMBA. 

inferencia  de  horas  respecto  &  la  capital ;  sus  distancias  &  esta  ciudad,  en  linea  recta» 
í.316,96  varas ,  con  más  el  rumbo  ó  ángulo  de  posición  de  los  lugares,  respecto  al 
BU  el  centro  de  la  plaza  del  14  de  Setiembre. 

viediQj  551  mm.;  temperatura  media,  19^,7  cent%gr,—De  Arani,  2,639,40  m,  sobre  el  nivel 
Ha,  lS^j5  centigr, — En  Arica,  temperatura  media,  23^,4  centigr. 


leí  meridiano  de  Parts* 

- 

'   LOHGITDD  01  TIEMPO. 

DIFEREHCIi  DE  HORAS. 

RDIBO. 

OBTAIICIA. 

1* 

37« 

7» 

11^ 

67» 

22S 

68» 

2' 

86" 

NO. 

18  V, 

4 

36 

46 

11 

67 

44 

71 

16 

6 

SÓ. 

H  '/* 

36 

23 

11 

68 

6 

81 

60 

28 

SO. 

"V. 

36 

23 

11 

69 

6 

32 

24 

3 

SO. 

10'/, 

36 

14 

11 

69 

16 

80 

2 

43 

SO. 

4% 

84 

56 

11 

69 

34 

22 

29 

66 

SO. 

0V« 

34 

52 

11 

69 

37 

88 

66 

20 

NO. 

2V* 

1         . 
I       4 

34 

30 

11 

69 

60 

16 

16 

8 

SO. 

3  V* 

1 

34 

29 

12 

0 

0 

0 

0 

0 

> 

0 

34 

9 

12 

0 

20 

80 

24 

21 

NE. 

2 

33 

61 

12 

0 

38 

38 

38 

0 

SE. 

6'/. 

33 

31 

12 

0 

68 

60 

20. 

33 

SE. 

6  V, 

á 
« 

33 

16 

12 

1 

14 

64 

38 

26 

NE. 

9 

33 

9 

12 

1 

20 

26 

19 

30 

SE. 

18  V, 

. 

32 

69 

12 

1 

30 

76 

39 

21 

SE. 

»'A 

4 

32 

49 

12 

1 

40 

68 

20 

16 

SE. 

10  V, 

A 

32 

26 

12 

2 

3 

78 

46 

19 

NE. 

12  V, 

31 

54 

12 

2 

36 

83 

34 

6 

SE. 

15'/. 

A 
^ 

31 

25 

12 

3 

4 

81 

33 

36 

SE. 

18'/. 

30 

63 

12 

3 

36 

62 

46 

62 

SE. 

24'/, 

30 

16 

12 

4 

14 

84 

49 

33 

SE. 

26  •/, 

•                    - 

30 

16 

12 

4 

14 

46 

26 

23 

SE. 

35  % 

30 

3 

12 

4 

26 

60 

0 

55 

SE. 

30'/, 

28 

42 

12 

6 

47 

88 

43 

11 

NE. 

34  V« 

27 

49 

12 

6 

40 

62 

27 

17 

SE. 

44  V* 

1 

• 

1 

PARTE  OFICIAL. 


Reales  órdenes  por  virtud  de  las  que  se  autoriza  á  los 
individuos  de  las  Armas,  Cuerpos  é  Institutos  del  Ejér- 
cito y  la  Armada  que  pertenezcan  á  la  Sociedad  Geo- 
gráfica de  Madrid  para  usar  la  medalla  de  distinción 
oreada  por  Real  orden  de  11  de  Noviembre  de  1885. 


Excmo.  Sr.:  El  Excmo.  Sr.  Ministro  de  la  Guerra,  en  Real 
orden  de  5  de  Julio  del  año  próximo  pasado,  me  dice  lo  si- 
guiente: Excmo  Sr.:  En  vista  de  una  comunicación  del  pre- 
sidente de  la  Sociedad  Geográfica  de  Madrid,  fecha  de  12  de 
Abril  ultimo,  interesando  el  que  á  los  socios  militares  de  la 
misma  se  les  autorice  para  poder  usar  la  medalla  de  distinción 
creada  por  el  Ministerio.de  Fomento  por  real  orden  de  11  de 
Noviembre  de  1885  para  los  que  reúnan  las  condiciones  re- 
glamentarias, el  Rey  (q.  D.  g.),  y  en  su  nombre  la  Reina  Re- 
gente del  Reino,  ha  tenido  á  bien  acceder  á  dicha  propuesta, 
limitando  su  uso  solo  á  las  solemnidades  científicas  y  aquellos 
actos  á  que  puedan  concurrir  motivados  por  su  especial  carác- 
ter de  tales  socios.  De  Real  orden  lo  digo  á  V.  E.  para  su  co- 
nocimiento y  el  del  presidente  de  la  referida  Sociedad,  esta- 
blecida en  esta  corte,  calle  del  León,  niim.  21.  Lo  traslado 
á  V.  E.  con  el  referido  objeto.  Dios  guarde  á  V.  E.  muchos 
años.  Madrid,  11  de  Enero  de  1890. — Alejandro  Rodríguez 
Arias. — Excmo.  Sr.  Presidente  de  la  Sociedad  Geográfica  de 
Madrid. 


PARTE    OFICIAL.  2J7 

Excmo.  Sr.:  El  Sr.  Ministro  de  Marina  dice  con  esta  fecha 
al  Presidente  del  Centro  Técnico  lo  que  sigue;  Excmo.  Sr.:  En 
vista  de  una  comunicación  del  presideníle  de  la  Sociedad  Geo- 
gráfica de  Madrid,  fecha  14  del  mes  actual,  interesando  el  que 
á  los  socios  que  pertenezcan  á  los  diversos  Cuerpos  de  la  Ar- 
mada se  les  autorice  para  poder  usar  la  medalla  de  distinción 
creada  por  el  Ministerio  de  Fomento  por  Real  orden  de  11  de 
Noviembre  de  1885  para  los  que  reúnan  las  condiciones  re- 
glamentarias, el  Rey  (q.  D.  g.),  y  en  su  nombre  la  Reina  Re- 
gente del  Reino,  ha  tenido  á  bien  acceder  á  dicha  propuesta, 
limitando  su  uso  sólo  á  las  solemnidades  científicas  y  á  aque- 
llos actos  á  que  puedan  concurrir  motivados  por  su  especial 
carácter  de  tales  socios.  De  Real  orden  lo  digo  á  V.  E.  para  su 
conocimiento  y  el  de  esa  Corporación.  Y  lo  traslado  á  V.  E.  de 
la  propia  Real  orden  comunicada  por  el  expresado  señor  mi- 
nistro para  el  suyo  y  demás  efectos.  Dios  guarde  á  V.  E.  mu- 
chos años.  Madrid,  18  de  Enero  de  1890. — El  general  director, 
Alejandro  Arias  Salgado. — Sr.  Presidente  de  la  Sociedad 
Geográfica  de  Madrid. 


EXTRACTO 


DB  LAB 


ACTAS  DE   LAS   SESIONES 


0RLKBRADA8  POR  LA  ^OOIBDAD  T  POR  LA  JUNTA  DIRBOTIVA. 


JXTNTA   DIRECTIVA. 

Sesión  del  3  de  Diciembre  de  1889. 

Presidencia  del  Sr,  Botella, 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  de  la  noche,  con  asistencia  de  los 
Sres.  Aparici,  Reyna,  García  Martín,  Foronda,  Andia,  Gorostidi,  Suá- 
rez,  BoncUi,  Sánchez  y  Massiá,  Arrióla,  Hallada,  Amí,  Espín  y  Ferreiro, 
se  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

Participó  el  Secretario  general  que  el  Sr.  Presidente  excusaba  su 
asistencia  por  hallarse  enfermo. 

Se  dio  cuenta  del  fallecimiento  del  socio  Excmo.  Sr.  Marqués  de 
Santa  Cruz  y  de  la  baja  del  Sr.  D.  Luís  Sorela.  La  Junta  acordó  que 
constara  en  acta  su  sentimiento  por  la  pérdida  del  ilustre  Marqués. 

Se  leyó  una  comunicación  del  Sr.  Fernández  Cardín,  participando 
que  el  estado  de  su  salud  no  le  permitía  aceptar  el  cargo  de  revisor  de 
cuentas.  Acordó  la  Junta  sustituirle  con  el  socio  que  inmediatamente 
le  siguiera  cu  el  orden  de  lista. 

Se  leyeron  comunicaciones: 

Del  Sr.  D.  Alejandro  de  Arrióla,  agradeciendo  el  favorable  juicio  que 
su  informe  había  merecido  de  la  Junta. 

Del  Sr.  Ministro  plenipotenciario  de  Portugal,  remitiendo  dos  ejem- 
plares de  una  Memoria  sobre  la  abolición  de  la  esclavitttd  en  las  colonias 
portuguesas. 

Del  Sr.  D.  Miguel  Merino,  enviando  un  cuadro  de  posiciones  geográ- 
ficas de  varias  localidades  de  Bolivia,  formado  por  D.  Benjamín  Blanco, 
Secretario  de  la  Legación  de  dicha  República.  La  Junta  acordó  publi- 
car dicho  cuadro  en  el  Boletín. 

Y  no  habiendo  más  asuntos  de  que  tratar,  se  levantó  la  sesión  á  las 
nueve  y  media. 


EXTRACTO  DE   LAS  ACTAS.  209 


JUNTA  DIRECTIVA. 

Sesión  del  10  de  Diciembre  de  1889. 

Presidencia  del  Sr,  Coello. 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  menos  cuarto  de  la  noche,  con  asis- 
tencia de  los  Sres.  Abella,  Foronda^  Codera,  Andía,  Suárez,  Bonelli, 
Arce  Mazón,  Sánchez  y  Masiá,  Arrióla,  Amí,  Garralda,  Montes  de  Oca, 
Espín,  Ferreiro  y  Motta,  se  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

Se  leyeron  comunicaciones: 

Del  Sr.  D.  Pedro  Gonnaud,  solicitando  el  ingreso  en  la  Sociedad. 

Del  Sr.  D.  Matías  Alonso  Criado,  dando  gracias  por  haber  sido  nom- 
brado  corresponsal  de  la  Sociedad  y  exponiendo  algunas  apreciaciones 
acerca  del  tráfico  entro  España  y  la  Kepública  del  Plata.  La  Junta 
estimó  que  ofrecían  gran  interés  los  datos  y  observaciones  del  señor 
Alonso  Criado,  sobre  todo  en  lo  que  se  refería  á  la  conveniencia  de 
establecer  nuevas  líneas  de  navegación.  Con  este  motivo  recordó  el 
Sr.  Suárez  las  gestiones  que  había  hecho  la  Unión  Ibero-americana 
para  conseguir  que  se  ampliase  el  servicio  marítimo  entre  España  y  la 
República  Argentina. 

Se  participó  la  baja  del  Sr.  D.  Carlos  Ibáñez. 

En  sustitución  del  Sr.  Fernández  Cardín  fué  nombrado  revisor  de 
cuentas  el  Sr.  Fernández  Duro. 

El  Sr.  Foronda  participó  que,  cumpliendo  el  encargo  que  hubo  de 
conferirle  la  Junta,  había  visitado  al  Sr.  Abu  Nadara  y  le  invitó  á  que 
diera  una  conferencia  en  la  Sociedad;  el  Sr.  Nadara  manifestó  que,  con 
gran  sentimiento,  no  podía  complacer  á  la  Junta  por  tener  que  salir  de 
Madrid  en  muy  breve  plazo;  pero  ofreció  dar  la  conferencia  cuando 
regresara  al  Egipto  si,  como  era  probable,  pasaba  por  Madrid.  Además 
entregó  al  Sr.  Foronda,  para  que  los  presentara  á  la  Sociedad,  varios 
ejemplares  del  periódico  que  publica. 

El  Sr.  Presidente  recordó  la  oportunidad  de  que  se  expusieran  en 
reunión  pública  algunas  ideas  acerca  de  la  medición  de  términos  muni- 
cipales acordada  por  el  Ministerio  de  Hacienda. 

Con  este  motivo  se  habló  de  la  necesidad  y  conveniencia  de  formar 
el  catastro  parcelario  que,  en  opinión  del  Sr.  Coello,  no  solo  facilitaría 
la  repartición  equitativa  de  los  impuestos,  sino  que  era  indispensable 

•  14 


m  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  .GEOGRÁFICA. 

pai*a  la  constitución  de  la  propiedad  y  para  facilitar  el  desarrollo  del 
crédito  agrícola. 

También  hicieron  uso  de  la  palabra  los  Srcs.  Motta,  Ferreiro,  Suárez, 
Arrióla,  Sánchez  Masiá,  Foronda  y  Espín,  expresándose  todos  en  el 
mismo  sentido  que  el  Sr.  Coello,  es  decir,  declarando  que  era  indispen- 
sable formar  el  catastro  parcelario  en  España.  Solo  el  Sr.  Suárez  indicó 
que  por  el  pronto  bastaría  acaso  un  catastro  aproximado.  A  proi)uesta 
del  Sr.  Presidente  se  encargó  de  dar  la  conferencia  el  Sr.  Sánchez 
Masiá. 

El  Sr.  Coello  anunció  que  tenía  que  dar  algimas  noticias  sobre  el 
estado  de  la  cuestión  del  Muni,  pero  que  siendo  bastante  avimzada  la 
hora  lo  haría  en  la  próxima  sesión.  Y  se  levantó  esta  á  las  diez  y  media. 


JUNTA   DIRECTIVA. 

Sesión  del  17  de  Diciembre  de  1889. 

Presidencia  del  Sr.  Coello, 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  menos  cuarto  de  la  noche,  con  asisten- 
cia de  los  Sres.  Rodríguez  Arroquia,  Botella,  Abella,  Foronda,  Andía, 
Gorostidi,  Suárez,  Bonelli,  Arco  Mazón,  Laso  de  la  Vega,  Garralda, 
Ferreiro  y  Torres-Campos,  se  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

Se  leyeron,  entre  otras  cartas  y  comunicaciones,  una  del  Sr.  D.  José 
Valero,  solicitando  el  apoyo  y  la  mediación  de  la  Sociedad  para  obte- 
ner un  puesto  ó  cargo  oficial  en  alguna  de  las  estaciones  civilizadoras 
del  Estado  libre  del  Congo. 

Kl  Sr.  Torres-Campos  apoyó  la  petición  del  Sr.  Valero,  á  quien  cono- 
cía, y  puso  de  relieve  las  favorables  dotes  y  excelentes  coudi(;iones 
que  aquel  reunía  para  desemiHíflar  el  cargo  que  solicitaba.  Pertenecía 
el  Sr.  Valero  al  ejército,  como  comisario  de  guerra,  había  hecho  la 
campaña  de  Cuba  durantt»  dos  afíos  y  medio,  liabituándose  así  al  clima 
de  los  tn'>picos  y  mostrando  siempre  gran  valor  en  los  combates  y  en 
las  difíciles  empresas  que  se  le  encomendaron,  circunstancias  y  méritos 
cjue  le  valieron  recompensas  extraordinarias;  era  además  hombre  de 
gran  cultura,  pues  liabía  hecho  todos  los  estudios  de  la  facultad  de 
Filosofía  y  Letras  hasta  alcanzar  el  grado  de  Licenciado.  En  suma, 
creía  el  Sr.  Torres-Campos  que  el  Sr.  Valero  poilía  prestar  en  África 
excelentes  seavicios  á  la  causa  <le  la  civUizaci<>n  y  propuso  que  se  le 


EXTfLVGTO   DE   LAS  ACTAS.  211 

rücomendara  á  las  Sociedades  de  Geografía  de  Amberes  y  Bruselas 
para  que  estas  gestionaran  su  colocación  en  el  puesto  que  deseaba. 
Los  Sres.  Coello,  Foronda  y  Abella  ofrecieron  escribir  en  este  sentido 
lí  los  Presidentes  de  dichas  Sociedades  y  á  personas  de  influencia  en 
el  Gobierno  del  Estado  libre  del  Congo.  El  Sr.  Rodríguez  Arroquia 
recordó  que  una  Compañía  mercantil  española,  la  Trasatlántica  de  Bar- 
celona, so  propone  establecer  factorías  y  colonias  en  los  territorios 
españoles  del  Golfo  de  Guinea,  é  indicó  la  conveniencia  de  utilizar  en 
l>rovecho  de  aquella,  y  por  consiguiente  de  los  intereses  de  España,  los 
servicios  del  Sr.  Valero.  Pareció  á  la  Junta  muy  aceptable  la  idea  del 
»Sr.  Rodríguez  Arroquia,  y  habiendo  declarado  el  8r.  Torres- Campos  que 
el  8r.  Valero  preferiría  servir  á  Empresas  españolas,  preferencia  que  se 
deducía  también  del  contenido  de  su  carta,  aconló  la  Junta  solicitar 
para  dicho  señor  un  puesto  en  las  factorías  que  la  Compañía  Trasatlán- 
tica 60  propone  fundar.  El  Sr.  Bonelli,  encargado  de  la  dirección  de 
dicha  Compañía  para  el  desarrollo  del  comercio  y  navegación  en  las 
costas  occidentales  de  África,  ofreció  apoyar  la  solicitud  de  la  Sociedad 
y  las  pretensiones  del  Sr.  Valero. 

El  Sr.  Coello  presentó  recortes  de  varios  periódicos  de  los  departa- 
montos  franceses  en  los  que  se  daba  cuenta  de  la  discusión  que  sostuvo 
en  el  Congreso  de  Ciencias  geográficas  de  París  con  el  Sr.  Brazza,  cali- 
ficando de  impertinentes  las  alusiones  de  este  á  los  supuestos  derechos 
de  Francia  en  la  cuenca  del  Muni.  Con  este  motivo  recordó  el  Sr.  Coe- 
llo el  estado  de  la  cuestión,  poco  favorable  para  los  intereses  de  España, 
y  añadió  que,  según  le  había  comunicado  el  Sr.  Ibarra,  subgobernador 
de  Elobey,  los  franceses  estaban  autorizados  por  nuestro  Gobierno 
para  establecer  factorías  y  arbolar  su  bandera;  además  ios  cañoneros 
de  aquella  nación  surcaban  de  continuo  las  aguas  del  golfo  de  Coriseo 
y  del  río  Muni,  en  tanto  que  no  había  barcos  de  guerra  españoles  que 
pudieran  remontar  las  aguas  de  esto,  pues  no  lo  consentía  el  calado 
del  buque  que  allí  tenemos,  hermoso  crucero  de  segunda  clase  que  nos 
cuesta  más  de  100.000  duros  al  año  y  que,  sin  embargo,  por  la  razón 
indicada,  puedo  prestar  muy  pocos  servicios.  Creía,  en  consecuencia, 
que  había  llegado  el  momento  de  mover  la  opinión  pública;  por  otra 
parte,  los  mismos  proyectos  do  la  Compañía  Trasatlántica  exigen 
pronta  y  favorable  solución,  pues  de  otra  suerte,  aquellos  podrían 
encontrar  obstáculos  y  dar  origen  á  conflictos  más  graves  que  los  que 
han  ocurrido  hasta  el  día. 

En  el  mismo  sentido  se  expresaron  los  Sres.  Suárez,  Bonelli,  Andía, 
Rodríguez  Arroquia,  Torres- Campos,  Arce  Mazón,  Gorostidi  y  GaiTOlda, 


212  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

proponiendo  diferentes  medios  para  conseguir  que  nuestro  Gobierno 
se  decidiera  á  tomar  resolución  definitiva. 

El  Sr.  Bonelli  anunció  que  en  breve  daría  noticia  detallada  de  los 
proyectos  de  la  Compañía  Trasatlántica,  y  aludió  también  á  los  buenos 
servicios  que  el  Sr.  Ibarra  había  prestado  en  el  subgobiemo  de  Elobey, 
siendo  uno  de  ellos  el  haber  dado  libertad  á  300  y  tantos  esclavos  que 
aún  conservaban  los  indígenas  de  Elobey  grande  y  Coriseo.  El  mismo 
Sr.  Bonelli  leyó  una  carta  del  Sr.  Soler,  de  Barcelona,  que  proponía 
dar  una  conferencia  acerca  de  los  viajes  de  D.  Sinibaldo  de  Más  en 
Oriente.  La  Junta  aceptó  el  ofrecimiento  del  Sr.  Soler. 

La  Junta,  á  propuesta  del  Sr.  Botella  declaró  unánime  sus  simpatías 
en  favor  de  la  nación  portuguesa  en  la  cuestión  que  Inglaterra  injusta 
y  abusivamente  promueve  con  motivo  de  los  trabajos  de  colonización 
que  está  realizando  el  animoso  viajero  Sr.  Serpa  Pinto. 

El  Sr.  Garralda  llamó  la  atención  de  la  Junta  hacia  el  abandono  en 
que  nuestros  Gobiernos  suelen  tener  á  las  fuerzas  de  Marina  destaca- 
das en  las  colonias. 

£1  Sr.  Coello  añadió  que,  según  sus  noticias,  los  franceses  insistían 
en  llegar  hasta  la  orilla  izquierda  del  Muni,  lo  que  de  ningún  modo 
debía  consentirse.  Participó  también  que  había  invitado  al  Sr.  Ibarra 
para  que  diese  una  conferencia  en  la  Sociedad. 

£1  Sr.  Arroquia  declaró  que  no  debía  transigirse  con  Francia,  sino 
sostener  íntegros  nuestros  derechos  y  no  ceder  ni  un  palmo  de  terreno. 

Y  se  levantó  la  sesión  á  las  diez  y  media. 


JUNTA  DIREOTIVA. 

Sesión  del  7  de  Enero  de  1890. 

Presidencia  del  Sr.  Coello, 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  de  la  noche^  con  asistencia  de  los  seño- 
res Abella,  Foronda,  Andía,  Montes  de  Oca,  Ferreiro  y  Motta,  se  leyó 
y  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

£1  Sr.  Foronda  presentó  un  pliego  de  la  Colección  legislativa  del 
Ejército,  en  el  que  se  insertaba  la  Real  orden  autorizando  el  uso  de  la 
Medalla  de  la  Sociedad  á  los  individuos  del  ejército  que  pertenecen  á 
aquella.  Acordó  la  Junta  solicitar  análoga  autorización  del  Sr.  Ministro 
de  Marina  en  favor  de  los  socios  que  pertenecen  á  los  cuerpos  é  insti- 
tutos de  la  Armada. 


EXTRACTO   DE   LAS   ACTAS.  213 

Se  leyeron  comunicaciones: 

De  la  Sociedad  de  Geografía  de  Lisboa,  dando  cuenta  de  la  actitud 
que  ha  tomado  con  ocasión  del  conflicto  que  Inglaterra  piomuove  á 
Portugal  sobre  dominio  en  algunos  territorios  en  la  cuenca  del  Zam- 
beze,  y  remitiendo  ejemplares  de  la  exposición  que  con  tal  motivo 
dirige  á  su  Gobierno;  documento  que  fué  leído  integro  por  el  Secretario 
general.  Acordó  la  Junta  comunicar  á  la  Sociedad  de  Geografía  de 
lisboa  el  acuerdo  que  tomó  en  la  sesión  de  17  de  Diciembre  último. 

De  la  Sociedad  de  Geografía  de  Brema,  anunciando  que  en  dicha 
ciudad  va  á  celebrarse  una  exposición  industrial  de  la  Alemania  del 
Norte,  con  sección  comercial  de  carácter  internacional,  en  la  que  han 
de  exponerse  mapas  que  demuestren  el  estado  físico  y  económico  de 
todos  los  países,  por  lo  que  solicitaba  que  se  enviasen  mapas  físicos, 
políticos  y  económicos  do  España.  Acordó  la  Junta  remitir  el  mapa 
del  Sr.  Coello  y  algunos  otros. 

Y  se  levantó  la  sesión  á  las  nueve  y  media. 


JUNTA  DIREOTIYÁ. 

Sesión  del  14  de  Enero  de  1890. 

Presidencia  del  Sr,  Coello. 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  de  la  noche,  con  asistencia  de  los 
Sres.  llodríguez  Arroquia,  Botella,  Abella,  Foronda,  Codera,  Andía, 
Suárez,  Bonelli,  Montes  do  Oca,  Espín,  Ferreiro,  Torres-Campos  y 
Motta,  se  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

Se  participó  la  defunción  de  los  socios  D.  Hilario  Nava  y  D.  Vicente 
de  la  Fuente.  La  Junta  recordó  los  excelentes  servicios  que  uno  y  otro 
habían  prestado  á  la  Sociedad  como  Vicepresidente  y  Vocal,  respecti- 
vamente, de  su  Junta  directiva,  é  hizo  constar  su  dolor  por  tan  sensi- 
bles pérdidas. 

Dióse  lectura  de  la  minuta  de  la  carta  que,  según  acuerdo  anterior, 
se  había  dirigido  á  la  Sociedad  de  Geografía  de  Lisboa. 

8e  leyó  también  el  traslado  de  la  Real  orden  por  virtud  de  la  que  se 
autoriza  á  los  socios  militares  de  la  Sociedad  para  usar  la  medalla  dis- 
tintivo de  esta.  Participó  el  Sr.  Presidente  que  se  había  ya  solicitado 
análoga  autorización  del  Ministerio  de  Marina  para  los  socios  que  per- 
tenecen á  cuerpos  é  institutos  de  la  Armada. 

Leyó  el  Sr.  Coello  un  artículo  del  periódico  francés  Lff,  Wographie^ 


214  BOLETÍN  DE  LA.  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

en  el  que  se  hacían  impertinentes  ó  inexactas  apreciaciones  acerca  de 
la  legitimidad  de  4os  derechos  de  España  sobre  las  cuencas  de  los  ríos 
Munda,  Muni  y  San  Benito.  Leyó  además  algunas  notas  que  había 
redactado  en  contestación  al  mencionado  artículo. 

Recordaron  después  algunos  señores  de  la  Junta  que  con  posteriori- 
dad á  la  comunicación  que  se  había  dirigido  á  la  Sociedad  de  Geogra- 
fía de  Lisboa,  se  había  tenido  noticia  en  Madrid  del  ultimátum  de 
Inglaterra  (juo  había  provocado  las  justas  protestas  del  pueblo  i)ortu- 
gués,  y  añadieron  que  aóaso  convendría  que  la  Sociedad  Geogiáfica  do 
Madrid  insistiera  en  sus  declaraciones  de  adhesión  á  la  de  Lisboa.  A^?i 
se  acordó  desde  luego. 

Propuso  además  el  Sr.  Torres-Campos  que  la  Junta  de  la  Sociedad 
Geográfica  de  ^íadríd  invitase  á  todas  las  Sociedades  análogas  del 
extranjero  á  adherirse  al  acuerdo  que  aquella  había  tomado,  y  ijue 
así  se  comunicara  inmediatamente  por  telégrafo  al  Presidente  de  la 
Sociedad  de  Geografía  de  Lisboa.  Hicieron  uso  de  la  palabra  los  seño- 
res Forreiro,  Botella,  Rodríguez  Arroquia,  Suárez,  Foronda,  Bonelli  y 
Presidente,  y  por  ñn  se  resolvió  dirigir  una  circular  en  el  senti<lo 
indicado  á  todas  las  Sociedades  Geográficas  y  se  expidió  á  la  de  Lisboa 
el  siguiente  telegrama: 

«Sociedad  Geográfica  Madrid  acaba  acordar  adherirse  protestas  de 
Geográfica  Lisboa  contra  conducta  Inglaterra,  invitando  Sociedades 
Geográficas  del  uumdo  tomen  igual  r9Solución  en  nombre  ciencia  geo- 
gráfica y  derechos  históricos.— Preaídew/e,  Coello.» 

El  Sr.  Torres-Campos  presentó  sus  excusas  por  no  haber  dado  aún 
la  conferencia  que  se  le  había  encargado;  lo  había  impedido  el  estado 
de  su  salud,  y  ofreció  cumplir  su  compromiso  lo  antes  posible. 

Por  indicación  del  mismo  Sr.  Torres-Campos  se  acordó  pedir  al 
Ministerio  de  Ultramar  algunas  obras  y  textos  legales  que  solicitaba  el 
Secretario  del  Congreso  Colonial  do  París. 

Y  se  levantó  la  sesión  á  las  diez. 

JUNTA  DIRECTIVA. 

Sesión  del  21  de  Enero  de  1890. 

Freaidencia  del  Sr.  Coello, 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  de  la  noche,  con  asistencia  de  lo»  svíu)- 
res  Botella,  Reyna,  Abella,  Andía,  Vázquez,  Ferreiro  y  Motta,  se  leyó 
y  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 


EXTRACTO   DE   LAS  ACTAS.  215 

Se  leyeron  telegramas  do  la  Sociedad  de  Geografía  de  Lisboa  y  de  la 
Academia  de  Porto,  agradeciendo  la  actitud  que  había  tomado  la 
Sociedad  con  motivo  del  conflicto  anglo-portugués,  y  una  comunicación 
del  Sr.  Marqués  de  Comillas  aceptando  el  concurso  del  Sr.  Valero  para 
el  día  en  que  se  realizasen  los  proyectos  de  la  Compañía  Trasatlántica 
en  los  territorios  españoles  del  golfo  de  Guinea. 

Se  leyó  también  la  circular  que  la  Sociedad  dirige  á  todas  las  demás 
Geográficas  invitándolas,  en  nombre  de  la  ciencia  y  de  los  derechos 
históricos,  á  protestar  contra  el  proceder  de  Inglaterra  respecto  á  Por- 
tugal, con  ocasión  del  conflicto  suscitado  en  el  África  meridional. 

Y  no  habiendo  más  asuntos  de  que  tratar,  se  levantó  la  sesión  á  las 
nueve  y  media. 


JUKTA   DIRECTIVA. 

Sesión  del  28  de  Enero  de  1890. 

Presidencia  del  Sr.  Coello, 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  de  la  noche,  con  asistencia  de  lo8«eño- 
res  Rodríguez  Arroquia,  Botella,  Aparici,  Abella,  García  Martín,  Fo- 
ronda, Codera,  Suárez,  Sánchez  y  Massiá,  Arrióla,  Montes  de  Oca, 
Espín,  Ferreiro,  Torres-Campos  y  Motta,  se  leyó  y  fué  aprobada  el 
acta  de  la  anterior. 

£1  Sr.  Foronda  excusó  su  asistencia  en  la  sesión  anterior  por  haberse 
hallado  enfermo. 

Los  Sres  Aparici,  García  Martín  y  Arrióla  se  adhirieron  á  los  acuer- 
dos de  la  Junta  respecto  al  apoyo  que  la  Sociedad  hubo  de  prestar 
á  las  declaraciones  de  la  Sociedad  de  Geografía  de  Lisboa  con  motivo 
de  la  conducta  de  Inglaterra  en  el  conflicto  promovido  sobre  dominio 
de  territorios  en  las  cuencas  del  Zambeze  y  Xiré,  acuerdos  tomados  en 
sesiones  á  que  aquellos  no  asistieron. 

Se  leyeron  comunicaciones: 

De  la  Sociedad  de  Geografía  de  Lisboa,  agradeciendo  la  actitud  que 
la  Sociedad  había  tomado  en  la  cuestión  antes  citada. 

Bel  Sr.  Ministro  de  Marina  trasladando  la  Real  orden  por  virtud  de 
la  que  se  autoriza  á  los  individuos  de  los  cuerpos  é  institutos  de 
la  Armada  que  pertenezcan  á  la  Sociedad  para  usar  la  medalla  de  la 
misma.  El  Sr.  Foronda  hizo  saber  que  el  anterior  Ministro  de  Marina, 
Sr.  Rodríguez  Arias,  había  puesto  singular  empeño  en  despachar 


216  BOLETfN  DE   LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

pronta  y  favorablemente  la  solicitud  de  esta  Corporación,  por  lo  que 
acordó  la  Junta  que  se  le  dieran  gracias  muy  expresivas. 

Del  Sr.  Lorenzana,  de  Melilla,  que  so  proponía  realizar  exploraciones 
en  la  zona  del  Rif,  ofreciendo  enviar  itinerarios.  Acord<>  la  Junta 
pedirle  de^de  luego  algunos  de  los  itinerarios  ofrecidos.  Con  esto  mo- 
tivo participó  el  Sr.  García  Martín  que  en  Alhucemas  residía  una  per- 
sona bastante  instruida  y  á  quien  él  conocía,  que  proyectaba  empren- 
der algún  viaje  por  los  vecinos  territorios  de  Marruecos.  La  Junta  rogó 
al  Sr.  García  Martín  que  escribiera  á  dicha  persona  animándole  á 
realizar  sus  propósitos. 

Los  Sres.  Sánchez  y  Massiá  y  Torres-Campos  participaron  que  no 
habían  podido  dar  las  conferencias  que  ofrecieron  por  haber  estado 
enfermos  y  prometieron  cumplir  su  compromiso  lo  antes  posible. 

£l  Sr.  García  Martín  indicó  la  conveniencia  de  que  la  recaudación  se 
hiciera  por  meses  y  no  por  trimestres. 

Acto  seguido  se  reanudó  el  debate  acerca  de  los  medios  que  conve- 
nía poner  en  juego  para  hallar  pronta  y  satisfactoria  8oluci<ui  al 
conflicto  ocasionado  por  las  pretensiones  de  Francia  á  nuestros  territo- 
rios continentales  del  golfo  de  Guinea.  Usaron  de  la  palabra  los  seño- 
res. Presidente,  Montes  de  Oca,  Abella,  Suárez,  Rodríguez  Arroquia, 
Sánchez  Massiá  y  Botella,  y  se  acordó  continuar  la  discusión  en  las 
próximas  sesiones. 

Y  se  levantó  la  sesión  á  las  diez  y  media  # 


Ija  Junta  Directiva  ha  acordado  proponer  á  la  General  el  nombra- 
miento de  un  Archivero  perpetuo  como  cargo  de  aquella,  en  sustitu- 
ción del  de  Oficial  de  Secretaría  y  Biblioteca. 


^ 


boletín 


DE    LA 


SOGiDAD  GEOfiRÁFIGA  DE  MADRID 


SUMARIO. 

I.         Del  matí-Tial  <lo  líiiseííaiiza  de  la  Giíugrafía  y  »le  su  rai*io- 

nal  empleo,  i)or  el  liennaiio  Alexis  Marie  Gochct 217 

n.  Klojrio  del  J^xeiiio.  »Sr.  D.  Francisco  de  Horja  Qiieipo  ele 
Jilano  y  Gayuso,  conde  de  Toreno,  presidente  que  fué 
de  la  Sociedad  <  íeoírrálica.  IMscursí.»  leiMo  en  la  sesi<'»n 
extraordinaria  de  8  ele  Abril  de  1S90,  por  el  St,  IJ,  Ju- 
lián Smircz  Incl'in 2'M\ 

III.  Elogio  del  FA'cniu.  Sr.  1).  Hilario  Nava  y  Cávela,  viceprií- 

sidenttí  que  fué  de  la  S(^ci(»dad  Geográñca  de  Madrid. 
Discurso  leído  en  la  sesión  extraordinaria  de  8  de  Abril 
de  1800,  por  el  limo.  Sr,  1).  (Cesáreo  Fernández  Duro,. .     200 

IV.  Moni<»ri:i  sobre  'el  i)rogre!?o   de  los  tra}.»ajos  geográlicos, 

leí*la  en  la  Junta  «rencral  dr  27  de  Mayo  dr  181)0,  por  el 
Secretario  general  J).  Martin  Ferreiro 201 

V.  lUctamen  d«»  !<»«  revisores  de  cuentas 207 

VI.  El  Dr.  I),  ^'icente  de  La  Fuente  como  socio  «le  la  (íeo^rá- 

lica  de  Madrid.  Conferi*ncia  leída  en  la  misma  el  8  de 
Abril  de  1 890  por  IK  Manuel  de  Foronda 2lí8 

VII.  Viaje  de  circumiaveíracicni  de  la  yuniancin^  Confcrentiia» 

dadas  en  la  Sociedad  Geo^/rálica  tic  Madri«l  los  días  13 
y  20  de  ^layo  de  1800  por  el  Sr.  Maniucs  de  Tíclnosa, 
capitán  de  fragata  retirado 327 

VIII.  Noticias  auténticas  del  famoso  rí«>  Marañón,  por  D.Mar- 

cos Jiménez  de  la  Espada 383 

IX.  Extracto  de  las  actas  «le  las  »csií»nes  ci*li«bradas  por  la 

Sociedad  y  por  la  Junta  l)ireci¡va 45-'» 

X.  índice  del  tomo  xxviii 17 1 


TOMO  XXVIII.— NÚMEROS  4.°,  5.'  Y  0.' 
Abril,  Mayo  y  Junio,  1890. 


La  Sociedad  no  es  responsable  cío  las  opiniones  emitidas  por  ios  autores  do  los 

artículos  inHertA)S  en  el  BoletIn. 


MADRID 

IMPRENTA    DE    FORTANET 

OALLE  DE   LA   LIUKUTAÜ,   NÚM.  29 
1  8  O  O 


JUNTA  DIRECTIVA 


DI  LA 


SOCIEDAD    GEOGRÁFICA  DE  MADRID 


PRESIDENTE. 

Bicmo.  Sr.  D.  Franciaco  Coello  y  Queaada. 

VICEPRESIDENTES. 

Bzemo.  Sr.  D.  Federico  de  Botella p. 

Ezcmo.Sr.  D.  José  María  Aparid Cd. 

Bxcmo.  Sr.  D.  Tomás  de-  Rey  na O. 

Ezcmo.  Sr.  D.  Antonio  Andia C. 

SECRETARIO     GENERAL.. 

limo.  Sr.  D.  Martín  Ferreiro. 

SECRETARIOS    AD  J  U  NT08, 

Sr.  D.  Rafael  Torres-Campos  Ccontadob). 
Sr.  D.  Adolfo  de  Motta  (tbbosbbo). 

ARCHIVERO    PERPETUO. 

Sr.  D.  Ricardo  Beltrán  y  Rózpide. 

VOCALES. 


Sr.  D.  Marceliano  de  Abella P. 

Sr.  D.  Luís  Oarcia  Martin P. 

Bxcmo.  Sr.  D.  Manuel  de  Foronda  Cd. 
Sr.  D.  Francisco  Codera  fEilUott' 

cario) C. 

Sr.  D.  Francisco  Gorostidi P. 

limo.  Sr.  D.  Sertfio  Suarez P. 

Sr.  D.  Emilio  Bonelli Cd. 

Sr.  D.  Ignacio  de  Arce  Mazón. ...  P. 

Sr.  D.  JuliAn  Suarez  Inclán C. 

limo.  Sr.  D.  Ángel  Lasso  dt*  la  Vega  C* 

Sr.  D.  Juan  Sánchez  y  Massiá. ..  G. 

Sr.  D.  Manuel  María  Arrióla P. 


Sr.  D.  Lucas  Mallada P. 

Sr.  D.  Castor  A  mi P. 

Sr.  Marqués  de  Reí nosa P. 

Sr.  D.  Miguel  Espln O. 

Sr.  D  Antonio  Vázquez  y  Lópeí 

Amor o. 

Sr.  D.  Alejandro  Churruca P. 

Sr.  D.  Luis  María  de  Tro Cd. 

Sr.  Conde  de  Torata. C. 

Sr.  D.  Emilio  Ruiz  de  Salazar. ...  P. 

Ezcmo.  Sr.  D.  Juan  García  López  C« 

Sr.  D.  Eduardo  González  Velasco  C. 

Sr.  D.  Francisco  Quiroga P. 


Nota.  Con  las  iniciales  C,  P.,  G.  y  Cd.,  se  designan  los  individuos  que  pertene- 
cen respectivamente  á  las  secciones  de  Correspondencia,  Publicaciones,  Gobierno 
.ntehur  y  Contabilidad. 


n 


BOLETÍN 


DE  LA 


SOCIEDAD  GEOGRÁFICA  DE  MADRID. 


DEL  lATEBIAL  DE  ENSEÑANZA  DE  LA  GEOGRAFÍA 

Y  DE  SU  RACIONAL  EMPLEO, 

'  POR  EL  HERMANO 

^IjExiis   isj£j^:rx:e}   o-ooiacET, 

PROFESOR  Bl  US  CSCUEUS  HORHALES  DE  CIRHBOURT  T  PARÍS  (1). 


Nos  proponemos  responder  de  un  modo  breve  en  este  tra- 
bajo á  la  segunda  parte  de  la  pregunta  nüm.  76  formulada  en 
el  Congreso  (sección  didáctica),  referente  al  material  geográfi- 
co  que  debe  emplearse  en  la  enseñanza  primaria  y  en  la  secun- 
daria. 

Hoy,  más  que  nunca,  una  enseñanza  racional  de  la  geogra- 
fía supone  el  empleo  de  material  complicado,  de  numerosos 
objetos  de  intuición  y  de  demostración^  con  destino  al  maestro^ 
al  alumno,  ó  á  uno  y  otro  juntamente. 

Basta,  para  convencerse  de  ello,  haber  viálo  en  las  exposi- 
ciones universales  y  escolares,  como  también  en  las  especiales 
anejas  á  los  Congresos  de  geografía,  el  lugar  importante  con- 
cedido á  aquel  material  y  á  la  multitud  de  inventos  destinados 
á  desarrollar  y  dar  variedad  á  esta  enseñanza.  Verdad  es  que, 
por  su  carácter  decorativo,  son  las  cartas  murales  las  que  es- 


(1)    Del  Botetin  de  la  Institución  libre  de  Enseñanza, 

15 


218  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

pecialmente  cubren,  tan  agradable  como  útilmente,  las  paredes 
de  las  salas  de  exposición,  de  igual  manera  que  ocurre  en 
nuestras  clases,  por  lo  general. 

El  material  geográfico  completo  para  una  escuela  bien  mon- 
tada, debe  comprender  especialmente  los  siguientes  objetos: 
Manuales  ó  libros  para  el  maestro  y  páralos  alumnos;  cuader- 
nos para  el  trazado  de  mapas;  atlas;  mapas  murales  escritos; 
mapas  murales  mudos;  un  mapa  apizarrado;  algunas  hojas  de 
los  mapas  del  Estado  mayor;  relieves  locales^  uno  sumergible, 
otro  terminológico  típico;  un  panorama  geográfico;  una  rosa 
de  los  vientos;  brújula,  globos  terrestre  y  celeste,  y  algún  apa- 
rato  cosmográfico.  Esta  lista  se  completa  con  otros  muchos  ob- 
jetos de  intuición  que  forman  el  Museo  geográfico  ó  escolar. 


I. 

METODOLOGÍA  Ó  LIBRO   DEL  MAESTRO. 

De  tal  maestro,  tal  enseñanza:  porque  nadie  puede  dar  sino 
lo  que  posee  propiamente;  y  antes  de  poseer  hay  que  adquirir, 
sirviéndose  para  ello  de  un  buen  método.  Para  esto,  el  maestro 
novel  debe  recurrir  á  la  experiencia  ajena.  No  basta  que  haya 
aprendido  en  la  Escuela  normal  los  principios  didácticos  en 
que  se  basa  la  enseñanza  racional  de  la  geografía;  necesita 
para  ello  un  libro  especial,  nnaimetodologia  teórica  y  práctica, 
que  no  solo  desarrolle  los  principios  anteriormente  estableci- 
dos, sino  que  añada  á  ellos  las  noticias  más  útiles  sobre  el  em- 
pleo del  material  geográfico,  y  le  ofrezca  también  algunas  lec- 
ciones modelos  que  ha  de  aprovechar  sin  seguirlas  servil- 
mente. 

En  segundo  lugar,  el  maestro  no  debe  ceñirse  á  la  materia 
contenida  en  el  texto  del  alumno.  Debe  saber  añadir,  á  cada 
momento,  algo  más,  sobre  todo  detalles  interesantes,  leídos  ó 
contados,  que  conduzcan  á  los  alumnos  á  desear  conocer  más 
aún,  avanzando  de  clase  en  clase  y  cambiando  de  programa. 
Por  esta  razón  es  preciso  que  el  maestro,  además  de  su  tratado 


DEL  MATERIAL   DE   ENSEÑANZA   DE   LA   GEOGRAFÍA.      219 

■áe  metodología,  posea  algunas  obras  más  extensas,  que  lasclá^ 
«icas  usuales,  á  fin  de  sacar  de  ellas  asuntos  de  lecturas  ó  de 
«arraciones. 

II. 

MANUAL   Ó   LIBRO    DEL  ALUMNO. 

La  memoria  es  la  facultad  de  retener,  de  consertar  las  no- 
ciones adquiridas;  y  los  estudios  de  memoria  suponen  el  em- 
pleo de  manuales  que  son  el  sumario  ó  el  resumen  de  los  co^ 
nocimientos  que  el  alumno  debe  aprender.  Sin  manual,  el 
maestro  puede  muy  bien  explicar  excelentes  lecciones,  pero  á 
condición  de  exigir  cada  vez  un  compte-rendu  ó  sumario  es- 
crito que  la  falta  de  tiempo  ü  otras  razones  no  permiten  exigid 
siempre. 

Por  otra  parte,  el  manual  es,  para  el  maestro,  una  guia  me-r 
iódica  y  en  rigor  casi  un  sustituto;  para  el  alumno,  un  indica* 
dor  de  las  cosas  que  ha  de  buscar  en  el  mapa ,  y  del  orden  en 
que  debe  hacer  estas  investigaciones.  Además,  proporciona^ 
«obre  todo  en  el  orden  político.,  gran  número  de  nociones  et- 
nográficas, administrativas  y  estadísticas,  que  no  se  encuen- 
tran en  los  mapas. 

Los  manuales  corrientes  en  las  escuelas  primarias  se  adap- 
tan, por  lo  común,  á  los  tres  cursos,  elemental^  medio  y  supe^ 
rior,  de  los  programas  oficiales.  Obedecen  todos  á  un  plan 
idéntico,  salvo  que  el  primero  trata  especialmente  de  la  geo- 
grafía local.  El  desarrollo  de  la  materia  es  concéntrico:  como 
las  curvas  producidas  en  la  superficie  del  agua  van  ensanchán- 
dose paralelamente,  así  las  materias  esenciales  de  la  geografía^ 
que  se  repiten  en  cada  curso,  forman  el  punto  central  de  cstos^ 
y  alrededor  de  él  se  agrupan  los  pormenores  cada  vez  rúásam- 
plios.  De  modo  que,  sea  cual  fuere  la  edad  en  que  el  uiño 
abandone  la  escuela,  sale  poseyendo — por  lo  menos  solé  han 
enseñado — nociones  sobre  toda  la  materia:  geografía  local;  na? 
dopal  y  general,  y  no  solamente  sobre  una  d:e  estasf  partes.-  ': 

De  todo  un  poco:  tal  es  el  sentido  de  los  programas  que  hoj- 
rigen.  Aceptamos  este  sistema,  ^  condición  de  gue  no  sQ^oaig^ 


1290  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

en  el  exceso,  dando  demasiado  poco  de  las  cosas  esenciales  y 
entreteniéndose  en  muchas  cosas  fútiles. 

A  menudo,  estos  manuales  están  impresos  en  varias  clases 
de  tipos  de  imprenta,  de  modo  que  resalten  las  nociones  cuyo 
estudio  de  memoria  es  más  necesario ,  y  se  diferencien  de  las 
notas  descriptivas  ó  complementarias,  para  las  cuales  basta, 
por  lo  común,  una  lectura  atenta  y  razonada.  En  cuanto  al 
orden  metódico  de  asuntos  y  á  la  división  del  programa  en  las 
varias  clases  de  una  escuela  primaria  ó  intermedia,  es  precisa 
conformarse  al  reglamento  establecido  por  las  autoridades 
competentes. 

Hace  quince  años  que  se  ha  introducido  en  Francia  el  siste- 
ma americano  de  atlas  escolares,  que  ofrecen,  en  relación  con 
los  mapas,  el  texto  que  ha  de  estudiarse,  y  con  frecuencia  po- 
nen cuestiones  que  resolver  y  trabajos  que  redactar  en  clases 
ó  en  el  domicilio  del  alumno.  A  este  sistema,  que  reúne  el  do- 
ble carácter  de  un  atlas  y  de  un  manual,  le  llamamos  Geogra- 
fía-Atlas  (Géographie-'AtlasJ.LaLSveníSíiaLS  de  esta  combinación 
son  más  aparentes  que  reales:  con  ella  se  atiende — dicen— á 
que  el  alumno  no  estudie  nada  sin  consultar  el  mapa;  pera 
cuando  el  texto  va  separado  es  más  fácil,  y  con  frecuencia  más 
cómoda  su  confrontación  con  el  mapa  ó  mapas  correspondien- 
tes, porque  puede  haber  muchos  para  un  solo  texto.  Por  el 
contrario,  á  menudo  resulta  imposible  encerrar  matemática- 
mente en  una  página  de  Geografia^atlas  lo  necesario  para  el 
comentario  del  manual;  para  mayor  dificultad,  los  diversos 
mapas  están  lejos  do  tener  igual  importancia  desde  el  punto  do 
vista  del  comentario.  Por  último,  en  cuanto  al  estudio  formal 
y  serio  del  texto,  dudamos  que  se  haga  más  cómodamente  en 
una  página  en  folio,  mezclada  con  grabados  y  otros  motivos 
de  distracción,  que  en  el  texto  compacto  de  un  manual  aparte 
y  menos  voluminoso. 

Sea  lo  que  fuere,  es  digno  de  notarse  que  el  sistema  de  geo- 
grafías-atlas haya  tomado  tan  gran  desarrollo  como  el  que  hoy 
tiene.  Se  le  encuentran  grandes  ventajas,  especialmente  para 
los  cursos  inferiores,  en  razón,  no  solo  de  los  mapas  que  acom- 
pañan al  texto,  sino  de  los  grabados  ó  viñetas  que  interesan  al 


DEL   MATH:RIAL   de   enseñanza  de   la   geografía.      221 

iliño  y  le  ofrecen  ocasión  de  adquirir  nociones  complementa- 
rias. Además,  una  serie  graduada  de  preguntas  preparan  las 
'redacciones  que  ha  de  hacer  el  alumno,  ya  en  su  casa,  ya  en 
ia  escuela. 

III. 

CUADERNOS   DE  EJERCICIOS   CARTOGRÁFICOS. 

Debemos  persuadirnos  de  que  la  mejor  lección  de  geografía 
será  la  que  se  funde,  á  la  vez  en  la  observación  de  la  natura^ 
ieza,  cuando  sea  posible,  en  el  uso  de  los  mapas,  que  son  la 
imagen  de  la  realidad,  y  en  los  trazados  geográficos  que  el 
mismo  alumno  ha  de  hacer. 

Estos  ejercicios  cartográficos  deberán  hacerse  tomando  por 
modelo,  no  los  mapas  de  atlas,  por  lo  común  excesivos  en  de- 
talles, sino  croquis  simplificados  que  se  venden  en  cuadernos 
-ad  hoc  6  en  hojas  separadas.  No  basta,  tampoco,  que  el  alum- 
no copie  ó  dibujo  teniendo  el  modelo  á  la  vista.  Para  asegurarse 
de  que  recuerda  bien  la  posición  respectiva  de  los  sitios  y  la 
configuración  de  los  países,  es  necesario  que  llegue  á  reprodu- 
cirla solo  de  memoria  ó  imaginativamente.  Un  croquis  hecho 
de  esta  manera,  por  recuerdo,  no  alcanzará,  sin  duda,  la  debida 
exactitud  ó  la  perfección  que  tiene  un  dibujo  trazado  frente  al 
modelo  y  con  ayuda  de  instrumentos;  pero  será  más  provecho- 
so, tanto  más  cuanto  que  podrá  repetirse  con  mayor  frecuen- 
cia. Aconsejamos,  pues,  enérgicamente,  el  trazado  de  mapas, 
y  con  mayor  razón  porque  en  él  encontrará  el  maestro  un  me- 
-dio  excelente  de  aligerar  su  carga,  haciendo  que  el  alumno  tra- 
baje por  sí  mismo. 

Por  regla  general,  cada  mapa  debe  ser,  sucesivamente: 
1.**,  completado  por  el  alumno,  de  acuerdo  con  las  indicacio- 
nes del  manual;  2.'',  copiado  á  la  vista;  3.^,  reproducido  de 
memoria.  El  darle  colorido  previo,  es  facultativo.  El  estudio 
literal  del  texto  correspondiente  en  el  libro,  no  acaba  hasta 
haber  realizado  estos  ejercicios. 

Para  llegar  á  dibujar  fácil  y  rápidamente  ante  el  modelo  (6 
4e  memoria)  un  mapa  cualquiera,  hay  dos  procedimientos: 


2»  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

1.°  Usar  un  modelo  muy  sencillo,  dejando  aparte  toda  su- 
perfluidad de  detalles  de  contorno  ó  de  otro  género;  porque  la 
bondad  de  un  croquis,  que  no  ha  de  ser  precisamente  un  di- 
bujo perfecto,  debe  juzgarse  en  vista  de  las  grandes  líneas,  de- 
las  formas  generales. 

2.*  Emplear  como  cuadro  destinado  á  producir  las  propor- 
ciones relativas  de  las  grandes  líneas,  una  figura  geométrica 
regular  (cuadrado  ó  rectángulo),  siempre  la  misma,  dibujada 
sobre  el  modelo  y  sobre  el  papel  en  que  se  hace  la  reproduc- 
ción. Se  deben  proscribir  las  formas  poligonales  irregulares, 
cuya  construcción  exige  mayor  Cuidado  que  el  mismo  dibujo^ 
del  mapa. 

IV. 

DE   LOS  ATLAS. 

Los  mapas  son  la  figura  de  los  países  estudiados;  hablan  á^ 
la  imaginación  y  al  entendimiento;  sin  ellos  es  imposible  ha- 
cer racionalmente  ningún  estudio  geográfico.  En  la  enseñanza 
de  esta  especialidad  se  puede  prescindir,  en  rigor,  de  cual- 
quier otro  medio;  pero  nunca  de  los  mapas,  ya  murales,  ya 
manuales.  La  utilidad  de  los  atlas  ó  colecciones  de  mapas  geo- 
gráficos manuales,  se  deduce  de  la  necesidad  general  del  uso- 
de  mapas.  Para  colocarlos  al  alcance  de  todas  las  fortunas ,  y 
á  la  vez  en  relación  con  los  programas  de  las  clases,  existe 
hoy  una  serie  de  muchos  atlas  graduados  de  sucesivo  des- 
arrollo, pero  todos  relativamente  completos;  es  decir,  que 
comprende  á  la  vez  los  mapas  generales  de  las  cinco  partes  del 
mundo  y  los  mapas  especiales  de  Francia.  Es  posible,  pues, 
sustituirlos  entre  sí,  en  virtud  de  las  relaciones  que  tienen 
unos  con  otros,  y  con  los  manuales. 

Los  atlas  de  pequeñas  dimensiones,  como  las  geografías- 
atlas,  dan  á  la  vez  el  texto  y  los  mapas,  y  van  dirigidos  á  los 
principiantes  ó  á  los  alumnos  del  curso  preparatorio.  Los 
grandes  corresponden  especialmente  á  la  enseñanza  primaria 
superior  ó  á  la  intermedia.  Cada  país  está  en  ellos  tratado- 


DEL   MATERIAL   DE    ENSEÑANZA   DE    LA    GEOGRAFÍA.      223 

según  su  importancia,  en  relación  con  el  punto  de  vista  de  la 
enseñanza  en  Francia. 

Los  atlas  superiores  se  completan  mediante  numerosos  ma^ 
pas  históricos,  puestos  en  correspondencia  con  los  cursos  de 
historia  nacional  y  universal. 

En  la  enseñanza  primaria,  los  mapas  de  atlas  deben  ser  so- 
brios de  detalle,  muy  legibles,  y  dibujados  con  rasgos  muy 
señalados. 

Sin  embargo,  es  preciso  acostumbrar  á  los  alumnos  á  leer 
los  mapas  más  complicados,  como  son  los  nacionales  llamados 
del  Estado-Mayor,  según  diremos  más  adelante. 


V. 

MAPAS   MURALES   ESCRITOS. 

Se  llaman  mapas  escritos  6  parlantes  los  que  dan  los  nom- 
bres de  los  países,  de  las  poblaciones  y  otros  datos  que  los  dis- 
tinguen de  los  mapas  llamados  mudos,  los  cuales  omiten  esas 
indicaciones  literales  y  se  contentan  con  el  trazado. 

El  uso  de  mapas  murales  para  la  'demostración  en  público 
es  siempre  útil,  sean  como  fueren  los  alumnos;  pero  se  hace 
obligatorio  en  la  enseñanza  primaria,  donde  el  maestro  se  di- 
rige generalmente  á  mayor  número  de  niños  que  á  menudo 
carecen  de  atlas. 

En  un  mapa  mural,  la  atención  debe  ir  dirigida  más  bien 
hacia  las  cosas,  6  sea  al  trazado  geográfico^  que  hacia  las  pa- 
lahras  ó  nombres  escritos.  Esto  es  más  exacto  aún  tratándose 
de  alumnos  ya  instruidos,  que,  en  rigor,  podrían  y  aun  debe- 
rían contentarse  con  los  mapas  mudos.  Guando  menos,  con- 
vendrá que  los  nombres  no  sean  demasiado  visibles,  para  que 
no  oscurezcan  lo  esencial,  que  es  el  trazado;  pero  muchos 
maestros  prefieren,  por  razones  que  varían  en  cada  uno,  todo 
lo  contrario,  y  que,  cuando  menos  para  las  clases  interme- 
dias, las  letras  sean  muy  visibles.  No  admitimos  esta  exigen- 
cia, sino  á  condición  do  que  ha  de  usarse,  como  correctivo, 
un  mapa  mudo  del  mismo  territorio. 


224  BOLETÍN  DE   hk  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

La  dimensión  de  los  mapas  mudos  debe  ser  suficientemente 
grande,  y  el  dibujo  de  las  costas,  montañas  y  ríos,  fuerte- 
mente acentuado.  El  colorido  debe  ayudar,  ya  á  la  expresión 
del  relieve,  ya  á  la  división  de  los  Estados,  pero  sin  confun- 
dir las  líneas. 

El  relieve  del  suelo  se  figura  mediante  el  sombreado  ordi- 
nario con  disfumino,  ó  por  medio  de  las  curvas  de  nivel:  estas 
dan  lugar  á  los  mapas  hipsométricos,  que  son  de  gran  interés. 
Es  preciso  que,  á  lo  menos,  en  los  mapas  nacionales,  se  pre- 
sente á  los  alumnos  varios  tipos  en  dibujo  y  color,  hechos 
desde  diversos  puntos  de  vista:  hidrográfico,  hipsométrico, 
administrativo,  etc. 

En  una  escuela  primaria,  los  tres  mapas  esenciales  son  el 
de  la  patria,  el  de  Europa  y  el  mapa-mundi  6  planisferio. 
Los  mapas  locales  son  también  indispensables:  planos  de  la 
escuela  y  del  municipio,  mapas  del  cantón,  del  distrito  y  del 
departamento.  Como  los  primeros  no  existen  en  el  comercio, 
indicaremos  luego  la  manera  de  que  el  maestro  pueda  cons- 
truirlos. Pero  hablemos  antes  del  porta-mapas.  Es  un  mueble 
especial,  como  una  caja  con  cornisa  y  que  permite  envolver  y 
desenvolver  á  voluntad  los  grandes  mapas  murales,  para  con- 
servarlos mejor  al  abrigo  del  polvo  y  de  la  luz  demasiado 
viva. 

Algunos  maestros,  estimando  que  los  mapas  constituyen  el 
mejor  adorno  de  una  clase,  prefieren  que  estén  constante- 
mente extendidos  á  la  vista  de  los  alumnos,  quienes  de  este 
modo  cada  día  pueden  aprender  algo.  Pero  así  se  destruyen 
más  pronto,  y  tal  vez  los  alumnos  llegan  á  prestar  menor 
atención  á  una  cosa  que  ven  á  diario,  por  lo  que  es  bueno  re- 
tirar los  mapas  á  menudo. 


VL 

MAPAS  LOCALES. 

.    La  geografía  local  es  el  natural  punto  de  partida  de  esta 
enseñanza,  puesto  que  los  alumnos  ven  por  sí  mismos  la  ma- 


DEL   MATERIAL  DE   ENSEÑANZA   DE  LA   GEOGRAFÍA.      225 

teria  que  forma  su  objeto:  territorio,  montañas  ó  colinas,  ríos, 
productos  naturales  ó  industriales. 

Bajo  el  nombre  de  topografía,  se  ha  llegado  á  tomar  el  prin- 
cipio de  la  geografía  local  de  un  modo  exagerado,  al  querer 
pedir  á  los  niños  lo  que  los  alumnos  más  avanzados  apenas 
pueden  saber.  Hay  que  prevenirse  contra  esta  exageración. 
Para  enseñar  bien  la  geografía  local,  debe  el  maestro,  con  la 
ayuda  de  sus  mejores  discípulos,  construir  en  grande  diver- 
sos planos  y  mapas,  como  son: 

1.°  Plano  de  la  clase  en  que  figuren  los  pupitres,  bancos, 
plataforma,  estufa,  armario  y  cruz  de  orientación,  según  la 
escala  de  0,10  por  metro. 

2.**  Plano  de  la  escuela  con  sus  dependencias:  patio,  prado 
ó  campo,  jardín,  habitación  del  maestro,  etc.  Escala  de  100  ó 
de  200,  sea,  i  ó  0,05  cm.  por  metro. 

3.°  Plano  de  la  manzanay  6  de  la  porción  del  pueblo  cons- 
truida en  los  alrededores  de  la  escuela,  figurando  las  manza- 
nas de  casas  y  las  calles  cercanas  que  conducen  á  la  iglesia,  á 
la  estación  del  ferrocarril...  Si  el  grupo  de  edificios  es  consi- 
derable, como  en  una  ciudad,  convendrá  tener  dos  planos: 
uno  de  los  alrededores  inmediatos  de  la  escuela,  en  escala  de 
500,  V.  gr. ;  otro  del  grupo  total,  en  escala  más  pequeña. 

4  .**  Mapa  del  municipio,  comprensivo  de  todas  las  porciones 
construidas  y  del  territorio  (campo,  praderas,  bosques,  etc.), 
que  depende  de  61,  en  escala  de  4.000  á  10.000,  según  la  ex- 
tensión relativa. 

Esta  colección  cartográfica  especial  de  la  localidad,  formará 
en  cada  escuela  una  parte  de  las  más  interesantes  del  mobi- 
liario y  del  museo  clásicos,  y  su  lugar  preferente  estará  en  la 
división  inferior. — Se  completará  mediante  los  mapas  del  can- 
tón, del  distrito  y  del  departamento,  según  hemos  dicho  antes. 

El  maestro  preparará,  pues,  cuidadosamente  y  de  antema- 
no, como  lo  hace  para  el  municipio,  las  redacciones  necesa- 
rias para  las  lecciones,  según  los  planes  dados.  Construirá 
también  el  mapa  del  cantón  en  escala  de  30.000  ó  40.000,  y  el 
del  distrito  en  la  de  80.000  ó  100.000,  utilizando  documentos 
militares. 


226  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

En  cuanto  al  mapa  del  departamento,  podrá,  y  aun  deberá 
preferir  la  adquisición  de  uno  de  los  publicados  que  se  en- 
cuentran en  las  librerías. 


VII. 

MAPAS  MUDOS. 

Si  los  mapas  murales  escritos  son  útiles  al  maestro  para  la 
exposición  y  demostración  de  las  lecciones,  los  mapas  mudos  ó 
semi-mudos  son  aún  más  útiles,  más  necesarios,  para  compro- 
bar el  estudio  de  los  alumnos  por  la  recitación  diaria,  los  exá- 
menes periódicos  y  los  concursos. 

El  alumao  ha  estudiado,  por  ejemplo,  los  ríos  ó  las  capita- 
les de  distrito  (arrondiñsemeni)  de  Francia;  la  explicación  so- 
bre el  mapa  mural  escrito  sería  muy  fácil  y  ociosa,  pueslo 
que  aquel  encontraría  todos  los  nombres  que  habría  de  decir; 
mientras  que,  por  el  contrario,  sobre  el  mapa  mudo  no  ve  más^ 
que  el  trazado  de  los  ríos  y  las  posiciones  de  los  pueblos,  á 
los  cuales  debe  aplicar  sus  nombres  correspondientes. 

Si  lo  realiza  convenientemente,  probará  que  conoce  bien  la 
geografía  en  su  parte  esencial,  que  es  el  mapa  mismo,  y  que 
no  ha  hecho  solo  un  estudio  literal  mecánico,  cosa  que  siem- 
pre hay  que  temer. 

Con  este  fin  ofrecemos  nuestros  mapas  mudos,  que  se  ca- 
racterizan por  la  sencillez  de  las  líneas,  y  que  no  dan  más  que 
las  cosas  que  exige  el  texto  de  los  manuales,  conduciendo  al 
trazado  cartográfico  por  medio  de  cuadrados  reglamentarios. 
Están  en  relación,  no  solo  con  los  manuales,  sino  también  con 
los  cuadernos  cartográQcos,  los  atlas  y  los  grandes  mapas  mu- 
rales escritos. 

Una  serie  completa  de  cartas  mudas  de  gran  tamaño,  de 
1,20  m.  por  0,90  m.  do  dimensión,  debería  comprender  para 
ser  totalmente  útil: 

1.%  2.®  y  3.**  Tres  mapas  de  Francia  (hipsométrico,  hidro- 
gráfico y  político).  Estos  son  los  más  indispensables. 

4.*  y  5.*    Europa  en  dos  ediciones:  una  hipsométrica  para 


DEL  MATERIAL  DE  ENSEÑANZA  DE  LA  GEOGRAFÍA.   «7 

él  curso  superior,  y  otra  política  menos  completa  para  el  cursa 
intermedio. 

6."    Mapa-mundij  con  la  Oceania, 

7.0,  8.*,  9."*  y  10.  ilsia,  África^  América  del  Norte  y  Amé* 
rica  del  Sur  (con  Australia), 

11.     Palestina. 

La  serie  completa  de  estos  n^apas  mudos  es  de  la  mayor 
utilidad  en  todos  los  establecimientos  de  segunda  enseñanza 
para  el  objeto  de  los  exámenes  periódicos.  Dispuestos  conve- 
nientemente en  la  sala,  se  hace  viajar  sobre  ellos  brevemente 
á  los  alumnos,  unos  tras  otros,  sin  dispensarles  por  esto  de 
quQ  dibujen  el  croquis;  ya  sobre  la  pizarra  ordinaria,  ya  80-¿ 
bre  el  mapa  apizarrado  de  que  hablaremos  en  seguida. 


VIII. 

MAPA   APIZARRADO. 

Indícase  con  este  nombro  una  tela  apizarrada*  que  lleva  se- 
ñalado el  contorno,  ya  del  mapa  de  Francia,  ya  el  do  Europa, 
y  á  veces  de  ambos  uno  por  cada  lado. 

El  objeto  de  este  mueble  es:  1.*,  reemplazar  á  la  pizarra  que 
debe  servir  más  comunmente  para  los  ejercicios  de  cálculos, 
ortografía,  etc.;  2.*,  facilitar  al  maestro  el  trazado  geográfico^ 
3.%  hacer  que  se  vayan  ejercitando  los  alumnos  sucesivamen- 
te; 4.**,  conservar  al  fin  de  la  lección  un  trabajo  no  concluídOy 
para  continuarlo  cómodamente  en  las  lecciones  siguientes» 

Si  el  maestro  posee  un  mapa  apizarrado,  cuando  llegue  la 
hora  de  la  lección  de  geografía  lo  colocará  sobre  la  pizarra ,  y 
con  tiza  dibujará  sobre  el  trazado  impreso,  y  á  compás  de  sus 
explicaciones,  los  detalles  sobre  los  cuales  quiera  despertar  la 
atención.  Su  iniciativa  no  se  halla,  por  esto,  enteramente 
anulada,  ya  que  el  mapa-apizarrado  representa  solo  los  con- 
tornos y  las  divisiones  políticas  del  país,  quedando  por  dibu* 
jar  las  corrientes  de  agua  y  las  montañas,  el  lugar  de  las  ca- 
pitales ó  cabezas  de  partido,  ó  por  escribir  los  nombres  de' loa 
diversos  accidentes  geográficos,.etG. ;  solo  que  este  trabajo 


^i5»  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

complementario  se  hace  entonces  más  segura  y  más  rápida- 
mente,  y  ofrece  á  los  ojos  de  los  alumnos  un  modelo  más  co- 
rrecto,  que' es  el  que  deberán  imitar. 

Después  de  la  lección ,  el  mapa  se  enrolla  y  se  guarda  para 
dejar  libre  la  pizarra. 

IX. 

LOS  MAPAS  DEL  ESTADO  MAYOR. 

Los  mapas  que  generalmente  se  emplean  en  las  escuelas, 
ora  sean  murales,  ora  de  atlas,  están  dibujados  como  para 
mostrar  el  conjunto  de  una  comarca,  en  escala  demasiado  pe- 
queña para  que  pueda  figurar  en  ellos  el  pormenor  de  las 
construcciones,  como  las  ciudades  y  sus  alrededores,  los  pue- 
blos y  los  caseríos.  De  aquí  la  necesidad  de  recurrir  á  mapas 
detallados,  de  escala  grande,  cuando  se  quiere  reconocer  la 
representación  exacta  de  los  sitios  importantes. 

El  mapa  principal,  dicho  del  Estado  Mayor  y  construido 
para  el  servicio  del  ejército,  es  el  mapa  de  Francia  en  escala 
de  80.000.  Es  el  más  antiguo.  Desde  hace  algunos  años  se  vie- 
nen construyendo  otros  en  diversa  escala  de  100.030,  200.000, 
350.000  y  500.000.  Hay,  pues,  donde  escoger. 

Es  útil  y  aun  necesario,  hoy  que  tanto  se  habla  de  vulgari- 
zar la  ciencia,  que  nuestros  alumnos,  á  lo  menos  los  de  las 
clases  superiores,  conozcan  de  visu  los  mapas  oficiales,  y  que 
sepan  comprenderlos,  interpretarlos;  en  una  palabra,  leerlos. 

La  lectura  de  mapas  debe  ser  tan  familiar  á  nuestros  alum- 
nos de  las  clases  superiores ,  como  la  de  una  obra  tipográfica 
cualquiera. 

Una  escuela  bien  montada  debe  poseer,  como  complemento 
de  los  mapas  ordinarios ,  una  ó  varias  hojas  del  mapa  do 
SO.OOO,  es  decir,  á  lo  meaos  Ja  que  correspondo  al  municipio 
donde  aquella  se  encuentra.  Sabido  es  que  el  precio  es  de  un 
franco  la  hoja. 

Con  una  de  las  hojas  de  escala  de  320.000  se  obtienen  natu- 
ralmente menos  detalles  sobre  el  municipio,  pero  en  cambio 
comprende  una  región  diez  y  seis  veces  más  extensa. 


DEL   MATERIAL  DE   ENSEÑANZA   DE   LA   GEOGRAFÍA,      2» 


X. 

SfAPAS  EN  RELIEVE. 

Los  mapas  llamados  en  relieve^  es  decir,  de  bullo,  son  los 
que  por  su  forma  misma  dan  las  tres  dimensicmes:  largo ,  an- 
cho y  alio.  Solamente  ellos  permiten  apreciar  la  elevación  de 
las  montañas,  las  profundidades  de  los  valles  y*  la  extensión 
de  las  corrientes  de  agua,  de  modo  exacto  y  matemático:  úni- 
camente ellos  nos  presentan  la  naturaleza  tal  como  es  en  sí,  no 
de  tamaño  natural,  pero  sí  en  dimensiones  proporcionales, 
aunque  reducidas.  Tales  son  las  grandes  ventajas  de  los  ma- 
pas de  relieve;  y  tal  es,  también,  la  razón  de  los  esfuerzos  he- 
chos en  los  últimos  años  para  construir  relieves  de  comarcas 
más  ó  menos  extensas. 

Pero  débese  tomar  una  precaución.  Si -se  quiere  que  el  re- 
lieve sea  exacto,  es  preciso  qne  la  reducción  se  amolde  á  la 
misma  escala  en  las  medidas  verticales  que  en  las  horizonta- 
les. Sin  embargo,  para  representar  un  terreno  poco  accidenta- 
do, cuyo  relieve  sería  imperceptible  al  sentido,  si  hubiera  de 
ser  rigurosamente  proporcional,  se  tolera  una  pequeña  exage- 
ración que  llega  hasta  doblar  ó  cuadruplicar  la  escala  vertical. 

Resulta  de  esta  regla  que  la  ejecución  satisfactoria  del  re- 
lieve de  un  terreno  muy  grande,  como  seria  el  de  una  parte 
del  mundo  ó  el  de  un  gran  Estado  como  Francia,  Alemania  ó 
Rusia,  se  hace  imposible,  á  no  ser  en  dimensiones  de  muchos 
metros.  í^os  mapas  pequeños  de  Europa,  de  Asia,  de  América^ 
sobre  todo  los  pretendidos  globos  en  relieve^  no  consiguen  sino 
falsear  las  ideas  en  perjuicio  de  la  realidad.  Deben,  pues,  uti- 
lizarse con  precaución  y  solo  para  dar  una  vista  general  de  la 
configuración  del  país.  No  sucede  lo  mismo  respecto  á  territo- 
rios limitados. 

No  aconséjanos  á  los  maestros  que  construyan  el  relieve  de 
toda  la  nación,  ni  aun  de  un  departamento  ó  de  un  distrito 
(arrondisscment);  sino,  antes  que  ningún  otro,  el  del  munici- 
pio en  que  se  encuentran,  tomado  aisladamente,  ó  unido  á 


330  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  OEOGRÍFIGA. 

Otros  ó  parte  de  otros  vecinos,  cuando  el  lugar  lo  exige  para 
obtener  un  resultado  más  interesante,  ya  por  el  conjunto,  ya 
por  los  contrastes  que  resultan. 

El  relieve  se  obtiene  de  varios  modos:  por  medio  de  carto- 
nes  superpuestos,  de  tierra  plástica,  de  arena  engomada  ó  de 
madera  tallada.  No  disponemos  de  sitio  para  dar  mayores 
detalles.  • 


XI. 

RELIEVE    SUMERGIBLE. 

r 

£1  medio  intuitivo  más  directo  para  hacer  comprender  á  los 
alumnos  las  curvas  de  nivel  y  la  superposición  de  los  colores 
convencionales,  sería  tener  un  mapa  en  relieve  del  país  que 
se  estudia  (v.  gr.,  Francia,  Europa),  y  experimentar  las  inun- 
daciones sucesivas  de  que  hablaremos  luego ,  colocándolo  en 
una  especie  de  acuario,  que  se  iría  llenando  de  agua  progresi- 
vamente, de  modo  que  primero  se  inundasen  las  tierras  bajas 
y  luego  las  más  elevadas. 

Como  los  mapas  de  relieve  ordinarios  no  se  prestan  á  esta 
experiencia,  se  ha  atendido  á  ella  por  medio  de  un  pequeño 
relieve  especial  en  yeso,  muy  sencillo  y  barato,  pintado  al 
óleo  y  capaz  de  soportar  la  inmersión  sin  deshacerse,  durante 
un  corto  período  de  tiempo.  Este  relive  sumergible  representa 
sumaria  ó  teóricamente  una  montaña,  una  meseta,  un  llano  ó 
un  valle.  Las  formas  están  muy  redondeadas,  á  fin  de  obtener 
curvas  de  nivel  muy  sencillas,  las  más  fáciles  do  seguir  con 
la  vista  y  de  dibujar  acto  continuo.  Colocado,  pues,  el  relieve 
de  un  acuario,  se  llena  este  lentamente,  haciendo  alto  cada 
vez  que  el  agua  llega  á  una  nueva  curva  de  nivel:  así  se 
liarán  desaparecer  sucesivamente  los  llanos,  las  mesetas  pro- 
gresivamente elevadas,  y  en  fin,  los  montes.  Será  excelente 
hacer  que  los  alumnos  dibujen  en  la  pizarra,  y  reproduzcan 
luego  en  papel  el  resultado  de  esta  demostración. 


DEL   MATERIAL   DE   ENSEÑANZA   DE   LA   GEOGRAFÍA.      231 


XII. 

t 

RELIEVE  TERMINOLÓGICO. 

Este  objeto,  do  yeso  y  barnizado,  es  un  paisaje  ficticio  6 
ideal  ejecutado  en  relieve  ó  de  bulto,  de  manera  que  en  él  se 
reúnen,  en  una  superficie  de  60  á  80  cm,  de  lado,  la  mayor 
parte  de  los  accidentes  geográficos:  continentes,  mares,  islas, 
ríos,  montañas  y  otros  de  que  se  ocupa  la  geografía. 

Para  hacer  más  sensibles  ciertas  formas,  es  preciso,  sin 
duda,  alterar  con  frecuencia  las  relaciones  de  las  alturas  y  ta- 
maños, observación  que  el  maestro  repetirá  á  los  alumnos. 
Un  relieve  de  este  género  construido  según  las  proporciones 
exactas,  sería  muy  incompleto,  ó  no  produciría  efecto  ningu- 
no, especialmente  sobre  espectadores  numerosos  que  no  pue- 
den ver  de  cerca  el  experimento. 


XIII. 

PANORAMA   GEOGRÁFICO. 

Como  el  paisaje  de  relieve  citado,  el  panorama  geográfico 
de  que  tratamos  ahora  está  basado  en  absoluto  en  el  mismo 
principio  de  la  enseñanza  intuitiVa  ó  por  el  cbspecto.  Consiste 
en  una  litografía  en  colores  ó  cromolitografía,  imitación  de 
un  cuadro,  y  que  representa,  de  un  lado,  una  vista  de  los  Al- 
pes  con  sus  glaciares,  unida  á  la  perspectiva  lejana  del  Océano; 
de  otro,  un  gran  llano  continental  sembrado  de  golfos  y  cahosj 
penínsulas,  islas  y  (^f^chipiélagoSy  que  forman  entre  sí  estre- 
chos,, golfos,  cabos,  istmos ,  barras  de  arena,  etc. 

Se  objetará,  quizá,  que  este  paisaje  es  ideal,  y  que  semejante 
reunión  de  accidentes  no  existe  en  el  globo.  Pero  sería  difícil 
encontrar  un  punto  de  vista  que  mostrara,  á  la  vez,  los  tipos 
de  todas  las  formas  terrestres  que  los  alumnos  deben  conocer. 
El  cuadro,  si  no  es  verdadero,  es,  cuando  menos,  verosímil^  y 


282  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

esto  basta.  Todo  lo  que  encierra  tieae  su  correspondencia  e» 
la  realidad;  y  por  esto,  el  maestro ,  no  contentándose  con 
nombrar  las  cosas ^  índica,  luego,  mediante  él,  un  ejemplo  de 
cada  una. 

El  maestro  puede  así  desarrollar  por  sí  mismo  la  lección,, 
ó  bien  preguntar  á  los  alumnos  sobre  los  objetos  que  está» 
representados  en  el  paisaje  ideal.  La  experiencia  demuestra 
que  los  niños  saben  dar  pruebas  de  sagacidad  en  esta  materia. 

XIV. 

ROSA  DE  LOS  VIENTOS. 

Bajo  el  título  de  rosa  de  los  vientos  6  brújula  de  techo,  exis* 
te  un  medio,  tan  sencillo  como  barato,  de  facilitar  los  ejerci- 
cios acerca  de  los  puntos  cardinales,  y  de  fijar  de  modo  esta* 
ble  la  orientación  de  la  clase.  Consiste  en  una  hoja  de  70  cm. 
por  lado,  pegada  sobre  tela,  y  en  la  cual  va  el  dibujo  colorea- 
do de  una  gran  brújula,  en  la  que  la  aguja  imantada  está  pin- 
tada en  negro.  Un  círculo  graduado  lleva  las  iniciales  y  los 
nombres  de  los  puntos  cisrdinales  y  colaterales.  En  el  exterior 
se  ven  las  figuras  del  sol  saliente,  sol  poniente,  sol  en  el  zenit 
y  estrella  polar,  así  como  los  nombres  do  los  continentes  y 
océanos,  situados  en  cada  una  de  estas  direcciones. 

Sabido  es  que,  á  pesar  de  las  explicaciones  varias  veces  re- 
petidas, los  alumnos  vacilan  con  frecuencia  en  la  indicación 
de  los  puntos  cardinales,  porque  no  hay  nada  á  su  alrededor 
que  fije  sus  ideas  sobro  este  punto.  Por  el  contrario,  colocada 
esta  brújula  en  el  tocho  y  el  alumno  bajo  de  ella  y  algo  hacia 
atrás,  solo  tiene  que  levantar  la  cabeza  y  leer  las  indicaciones 
impresas,  extendiendo  á  la  vez  los  brazos  en  las  direccione.s 
preguntadas. 

XV. 

ESFERAS  TERRESTRE   T  CELESTE. 

El  USO  de  una  esfera  es  indispensable,  sobre  todo  al  princi- 
pio, puesto  que  es  el  único  objeto  que  presenta  la  forma  de  la 


DEL   MATERIAL  DE   ENSEÑANZA   DE   LA   GEOGRAFÍA.      283 

tierra;  mas  en  opinión  mía,  una  esfera  de  pequeñas  ó  de  me- 
dianas dimensiones  basta  para  mostrar  los  mares  y  los  con- 
tinentesy  y  en  especial  los  círculos  de  ella.  Los  detalles  geo- 
gráficos no  pueden  verse  más  que  sobre  los  mapas  ordina- 
rios. 

En  cuanto  á  los  globos  llamados  en  relieve,  ya  hemos  acon- 
sejado que  se  rechacen  en  absoluto. 

Hay  también  esferas  en  negro,  es  decir,  apizarradas  y  mu- 
das; unas,  que  solo  llevan  dibujadas  las  líneas  de  los  meridia- 
nos y  paralelos  principales;  otras,  que  añaden  el  contorno  de 
los  continentes,  etc.  Teóricamente,  responden  á  la  mi^ma  idea 
que  los  mapas  apizarrados  de  que  hemos  hecho  mención,  y 
pueden  utilizarse  de  modo  análogo;  pero  su  empleo  es  más  di- 
fícil, más  restringido  y  menos  necesario. 

La  esfera  celeste^  que  señala  las  constelaciones,  es  la  pareja 
útil  de  la  terrestre;  pero  se  usa  menos,  porque  supone  que  los 
alumnos  están  muy  adelantados. 


XVI. 

MUSEO  GEOGRÁFICO. 
I 

Por  lo  mismo  que  la  geografía  se  ocupa  á  la  vez  de  todo  lo 
que  se  refiere  á  la  tierra  y  al  hombre,  es  esencialmente  una 
ciencia  enciclopédica.  Todo  lo  que  depende  de  la  historia  na- 
tural en  general,  de  la  física,  de  la  meteorología,  geología, 
ciencias  agrícolas,  industriales  y  comerciales,  así  como  de  la 
arqueología,  etnografía,  estadística,  etc.,  le  pertenece,  á  lo 
menos  en  cuanto  á  los  objetos  tangibles  y  materiales.  El  tan 
fecundo  principio  de  mostrar  las  cosas  para  que  se  las  com- 
prenda, halla  su  aplicación  lógica  en  las  colecciones  de  todo 
género  que  hoy  se  aconseja  reunir  en  los  museos  escolares. 
Para  nosotros,  museo  escolar  y  museo  geográfico  son  sinóni- 
mos: por  esto  créenlos  de  utilidad  hablar  aquí  de  ellos. 

Nos  falta  espacio  para  desarrollar  por  entero  nuestro  pen- 
samiento; pero  todo  maestro  inteligente,  curioso  y  trabajador 
lo  interpretará,  si  no  descuida  ninguna  ocasión  de  reunir,  de 

16 


m  BOLETÍN  DE  hk  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

cualquier  modo  que  sea,  y  especialmente  haciéndose  ayudar 
por  los  alumuos,  que  son  casi  siempre  excelentes  rebuscado- 
res, todos  los  objetos  que  pueden  hacer  intuitiva  la  enseñanza, 
y  mediante  esto,  interesante  y  fructuosa. 

Hé  aquí  cuál  pudiera  ser  la  manera  de  clasiñcar  un  museo 
de  cuya  formación  se  trate: 

1.®  Todos  los  objetos  que  componen  el  material  geográfico 
y  de  que  hemos  hablado  ya:  mapas,  relieves,  atlas,  libros^etc, 
forman  parte  del  museo  escolar,  cualquiera  que  fuese  el  sitio 
que  ocupen  en  la  escuela. 

í.'  Los  cuadros,  en  general:  grabados  ó  estampas,  pintu- 
ras, fotografías,  litografías,  etc.,  que  representen  paisajes,  vis- 
tas, asuntos  de  etnografía  ó  de  historia  natural:  como  los  cua- 
dros etnográficos  y  geográficos  de  Lehmann,  los  zoológicos  de 
Leutmann,  los  de  historia  natural  y  tecnología  de  Deyrolle, 
el  interesante  museo  industrial  de  Dorangcon,  los  cuadros  si- 
nópticos de  historia,  etc. 

3.**    Los  ejemplares  naturales,  á  saber: 

a)  Para  la  mineralogía:  muestras  de  los  minerales  y  meta- 
les más  frecuentes,  piedras  de  construcción  y  otros  materiales 
análogos;  los  elementos  constitutivos  de  los  suelos  cultivables: 
arcillas,  arenas,  cales,  margas,  etc. 

h)  Para  botánica:  herbarios,  compuestos  especialmente  de 
vegetales  indígenas,  clasificados  en  colecciones  de  plantas 
alimeniiciasy  de  huerta^  industriales^  áe  pastos,  venenosas,  me- 
dicinales V  de  bosque, 

c)  Para  la  zoología:  mamíferos  pequeños,  pájaros,  repti- 
les, peces,  crustáceos,  insectos,  etc.,  más  notables  por  su  uti- 
lidad, costumbres  y  demás  condiciones,  y  preparados  de  modo 
que  puedan  conservarse. 

4.*  Productos  agrícolas  é  industriales,  empezando  por  los 
de  la  localidad  y  alrededores.  Muestras  de  primeras  materias, 
con  la  serie  de  las  transformaciones  que  la  industria  les  hace 
sufrir,  y  relativas  á  la  alimentación,  vestido,  habitaciones, 
transporte,  etc.  El  %nuseo  industrial  escolar,  preparado  por 
M.  Dorangcon  en  12  cuadros  y  que  contiene  más  de  700  mues- 
tras, es  muy  recomendable. 


DEL   MA.TERIAL   DE   ENSEÑANZA   DE   LA   GEOGRAFÍA.      285 

5/  Los  instrumentos  propios  para  las  demostraciones  físi- 
<;as  y  químicas,  agrimensura,  modelos  de  dibujo  en  relieve  ó 
de  otras  clases,  herramientas  de  artes  y  oñcios  (tecnología). 

6.""  Antigüedades:  manuscritos  antiguos,  monedas,  imáge- 
nes y  otros  objetos  relativos  á  la  historia  de  la  localidad,  á  la 
•etnografía,  ó  en  general  á  la  arqueología. 

7.^  Al  museo  escolar  debe  añadirse  una  exposición  de  tra- 
bajos de  los  alumnos,  en  la  que  los  mapas  geográQcos  figuren 
al  lado  de  los  dibujos  en  general,  de  las  planas  de  escritura  y 
de  las  redacciones  sobre  las  diferentes  materias  de  la  ense- 
ñanza. 

Nada  más  favorable  para  la  emulación  que  esta  exposición 
permanente  de  objetos  renovados  con  frecuencia,  y  á  la  que 
-cada  alumno  contribuye  con  algo  en  relación  con  su  trabajo  y 
sus  progresos. 


EXjOO-IO 

DBL   EXCUO.   BBFIOR 

D.  FRiNCISCO  DE  BORJA  QüEIPO  DE  LLANO  Y  GAYOSO, 

CONDE    DE    TORENO, 

FREemEKTE  QDE  FUÉ  DB  LÁ  aociEDAs  oeoobAfica  de  HADnm. 


DISCURSO 

l«ido  en  la  sesión  «xtraordinaña  da  8  de  Abril  de  1890, 
por  el  8r.  D.  Julián  Snares  Incláo. 


Rudo  batallar  aquel  en  que  noüempeDamos  durante  nues- 
tra existencia  en  el  mundo  para  satisfacer  el  ohjeto  que  en  úl- 
debemos  cumplir.  Distraídos  por  el  fragor  de  la  pelea,  hace- 
mos abatracción  frecuento  de  lo  que  eu  derredor  nuestro  pasa, 
dándonos  cuenta  de  los  estragos  del  combate  cuando  el  fatiga- 
do cuerpo  solicita  descanso  ó  el  conturbado  espíritu  se  siente 
presa  de  afliccióu  profuuda  viendo  desaparecer  al  compañero 
esforzado  y  animoso,  al  jefe  hábil  y  experto  que  nos  condujera 
y  guiara  fortaleciendo  nuestro  ánimo  con  el  ejemplo  de  bri- 
llantes acciones,  y  excitando  nuestro  celo  con  el  dechado  áa 
selectas  virtudes. 

Correspóudenos  hoy,  poi 
momento  de  tregua  á  unes 
homeuaje  justo  de  admiraci 
pañeros  ilustres  que  la  mi 
cercanos  días.  Y  en  esta  noi 
se  enaltece  honrando  á  los 
cimientos  í  ella  la  honrar 
miembro,  presentar  ante  v 


ELOGIO  DEL  EXCMO.  SR.  CONDE  DB  TOREXD.    m 

más  preclaros  varones  que  se  asoció  á  nuestra  labor,  dirigicn- 
dola  no  hace  mucho  tiempo  desde  el  elevado  sitial  á  que  el 
voto  de  todos  justamente  lo  elevara. 

üáltome  de  cierto  envuelto  en  perplejidad  extrema  al  tratar 
de  poner  por  obra  el  encargo  carifioso  que  de  la  Junta  directi- 
va he  recibido,  porque  bien  fuese  que  persona  de  muy  mejo- 
res  cualidades  que  las  mías  tuviera  á  su  cuidado  el  recordar 
los  hechos  del  esclarecido  Conde  de  Toreno.  Pareciera  á  mu- 
chos, y  con  juslicia  en  mi  parecer,  elección  de  mayor  acierto 
la  que  encomendase  esto  trabajo  á  quien  por  sus  prendas  y 
dotes  pudiera  con  lucimiento  realizarlo;  pues  yo  de  mi  parte 
os  aseguro  sincera  y  honradamente  que  nunca  he  sentido  más 
la  flaqueza  de  mis  medios  que  al  reseñar  en  concisa  síntesis 
los  actos  de  un  personaje  con  el  cual  me  unieron  lazos  de  ca- 
riño respetuoso,  pero  del  cual  me  separó  la  distancia  inmensa 
que  existe  entre  quien  tuvo  dotes  excelsas  un  i  versal  mente 
apreciadas  y  reconocidas,  y  el  que  por  la  debilidad  de  su  en- 
tendimiento y  escasez  de  sus  facultades  se  mueve  solo  dentro 
de  limitado  y  pobre  horizonte.  Para  la  egregia  personalidad 
del  Conde  de  Toreno  correspondiera  mejor  enaltecedor  que 
aquel  á  quien  confiasteis  con  eiceso  de  afecto  el  cometido  que 
boy  cumplo,  amparado  por  la  benevolencia  de  cuantos  os  dig- 
náis escucharme.  Estimo,  ^i)  embargo,  que  aún  siendo  exacto 
que  las  acciones  de  los  hotnbres  tanto  más  brillantes  panoa, 
cuanto  más  gallarda  es  la  Imaginación  del  que  las  describe  f 
más  espléndidas  las  galas  con  que  se  ofrecen  á  la  c 
ción  de  los  demás,  la  verdad  sobresale  siempre  y  canipeí,  b 


23S  BOLETÍN  DE  Lk  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

vista  de  la  generalidad,  pasan  para  casi  todos  inadvertidos,  y 
que,  completando  luminoso  surco,  constituyen  por  su  enlace 
con  los  primeros  conjunto  de  acabada  perfección.  A  pocas  per- 
sonalidades puede  realmente  aplicarse  con  mayor  motivo  estas 
indicaciones  que  al  ilustre  procer,  en  quien  á  dotes  sobresa- 
lientes del  hombre  público  se  juntaron  preciadísimas  cualida- 
des que  en  la  esfera  privada  le  distinguieron. 

Pertenecía  á  muy  noble  extirpe  el  malogrado  patricio  don 
Francisco  de  Borja  Queipo  de  Llano  y  Gayoso.  Fueron  desde 
el  siglo  XVII  los  Condes  de  Toreno,  sus  antepasados,  alféreces 
mayores  del  Principado  de  Asturias,  y  ejercieron  distinguido» 
cargos,  ocupando  honroso  puesto  en  la  antigua  Junta  general, 
y  gozando  de  multitud  de  preeminencias  á  que  les  hacían  acree- 
dores sus  altas  prendas;  que  de  no  corta  fecha  parecen  vincu- 
lados en  los  Condes  de  Toreno  el  talento  y  la  instrucción,  que 
más  que  otras  condiciones  han  mantenido  el  prestigio  sumo  y 
envidiable  que  disfruta  tan  ilustre  casa.  D.  José  María,  Viz- 
conde de  Matarrosa  y  padre  del  eminente  repúblico,  es  de  so- 
bra conocido  por  todos,  para  que  me  detenga  á  recordar  ahora 
sus  grandes  dotes  y  servicios.  Al  ocurrir  los  sucesos  de  1808, 
siendo  todavía  un  niño  por  su  edad,  un  hombre  provecto  por  la 
madurez  de  su  reflexión,  tomó  parle  muy  señalada  en  el  levan- 
tamiento del  Principado  contra  la  dominación  francesa:  pasan- 
do á  Inglaterra,  demostró  al  punjo  habilidad  y  fortuna  extraor- 
dinarias en  el  desempeño  del  cometido  que  se  le  confió,  atra- 
yendo la  cooperación  británica  para  la  gigantesca  lucha  que 
contra  el  invasor  emprendió  España,  y  dando  muestras  en  su 
mocedad  de  las  brillantes  cualidades  de  estadista  con  que  más 
tarde  había  de  distinguirse,  haciendo  perdurable  su  nombre 
en  la  historia  política  de  nuestra  patria,  y  su  fama  de  escritor 
insigne  en  la  inmortal  obra  que  escribió,  digno  trasunto  de 
los  famosos  hechos  que  perpetúa.  Y  aquí  señalo  la  circunstan. 
cia  felicísima  y  por  extremo  notable  en  los  Condes  de  Toreno 
de  alcanzar  en  breve  término  y  juveniles  años  la  notoriedad 
que  ¡en  general  es  consecuencia  de  larga  carrera. 

Siendo  tan  clara  la  alcurnia  del  estadista  cuya  pérdida  llo- 
ramos, aún  realzada  por  las  excelsas  cualidades  que  elevaron 


ELOGIO   DEL   EXGMO.    SR.    CONDE   DE   TORENO,  239 

á  lugar  distinguidísimo  al  varón  eximio  que  le  diera  el  ser, 
grandes  eran  los  merecimientos  y  dotes  que  habían  de  jun- 
tarse en  él,  para  que  mientras  representó  en  el  mundo  su 
ilustre  casa,  lejos  de  empañarse  la  reputación  y  crédito  de 
esta,  más  se  abrillantase  y  realzara.  Y  como  si  el  presenti- 
miento de  que  su  vida  había  de  ser  breve  le  aguijase  con  ener- 
gía indomable  á  obtener  en  poco  tiempo  lo  que  hombres  es- 
clarecidos alcanzan  en  premio  de  señalados  servicios  y  excep- 
cionales condiciones  al  cabo  de  largos  años  de  trabajo  y  es- 
fuerzo, coronando  de  ese  modo  tras  fatigosa  jornada  los  azares 
de  una  lucha  perseverante  y  ruda,  el  Conde  de  Torcno  multi- 
plicó su  actividad,  extremó  el  estudio,  adelantó  la  instrucción, 
y  tan  gallarda  y  prestamente  ejercitó  su  inteligencia,  que  en 
edad  en  que  otros  hombres  apenas  comienzan  á  recoger  los 
frutos  de  los  primeros  alardes  de  la  mocedad,  el  insigne  patri- 
cio habíase  encumbrado,  por  justificados  y  rápidos  adelantos, 
á  los  puestos  más  honrosos  y  eminentes  que  un  ciudadano 
puede  apetecer  y  conseguir  dentro  del  sistema  representativo. 
Pero  hagamos  punto  en  este  género  de  consideraciones  que  el 
recuerdo  del  finado  nos  sugiere,  y  expongamos,  siquiera  sea 
sobriamente  y  en  concisa  síntesis,  los  hechos  más  salientes 
que  ofrece  la  biografía  del  que  aún  hace  poco  presidía  nues- 
tras tareas. 

Nació  el  Conde  de  Toreno,  cuya  memoria  hoy  honramos, 
cuando  corría  el  año  1840.  Dedicóse  durante  los  primeros 
tiempos  de  su  mocedad  á  cui*sar  la  filosofía  y  algunas  mate- 
rias de  las  que  constituyen  la  facultad  de  Derecho,  y  como  ya 
entonces  demostrara  preferencias  por  los  estudios  relativos  á 
las  ciencias  morales  y  políticas,  en  el  retiro  del  hogar  acre- 
centó sus  conocimientos  en  estos  asuntos  de  modo  tal,  que  al 
aparecer  eu  la  escena  pública  venia  dotado  con  ilustración 
vastísima  y  competencia  extremada  que  prepararon  sólida- 
mente los  triunfos  rápidos  y  notables  que  poco  después  llegó 
á  alcanzar.  Eli^gido  diputado  á  Cortes  por  el  distrito  de  Salas 
en  1864,  cuando  aún  no  cumpliera  la  edad  requerida  para 
ejercer  las  funciones  de  legislador,  promovióse  en  el  Congreso 
acalorada  discusión  con  motivo  del  examen  de  su  acta,  en  que 


210  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

intervinieron  para  demostrar  la  falta  de  capacidad  legal  del 
elegido,  que  todavía  no  llegara  á  los  veinticinco  años,  algunos 
de  los  hombres  ilustres  que  más  tarde  fueron  los  más  íntimos 
amigos  políticos  del  Conde  de  Toreno,  y  que  eran  sus  correli- 
gionarios eminentes  al  ocurrir  su  muerte.  ¡Tan  grandes  y  ex- 
trañas son  las  vicisitudes  de  la  vida  y  los  azares  de  la  política! 

Figurando  en  el  partido  moderado,  á  que  lealmente  se  afl- 
lió,  perteneció  á  las  Cortes  de  1867,  de  que  fué  secretario,  dis- 
tinguiéndose como  hombre  de  selecto  criterio  y  aventajada 
instrucción  en  varios  debates  en  que  tomó  parte.  El  movi- 
miento revolucionario  de  1868,  al  modificar  los  moldes  de  la 
antigua  política  española,  colocó  al  Conde  de  Toreno  en  la 
agrupación  que  enérgicamente  sostuvo  la  causa  de  la  legiti- 
midad monárquica;  y  en  las  minorías  parlamentarias  de  que 
fué  miembro  en  las  Cortes  de  1871  y  de  1873  dio  aún  el  joven 
ilustre  más  señaladas  muestras  de  alteza  de  miras,  de  profun- 
didad de  juicio  y  de  firmeza  de  convicciones. 

Movido  por  indomable  energía  y  vigorosos  alientos,  cooperó 
el  Conde  de  Toreno  con  ardor  incesante  al  triunfo  de  sus  idea- 
les políticos,  y  entendiendo  que  no  era  bastante  su  esfuerzo 
diario  en  el  Parlamento,  empicó  sus  ardorosos  bríos  en  co- 
operar á  la  fundación  del  Círculo  Alfonsino  y  en  dirigir  con 
actividad  extraordinaria  la  campaña  periodística  que  desde  las 
columnas  de  El  Tiempo  se  mantuvo  en  pro  de  los  derechos  in- 
discutibles de  D.  Alfonso  XII.  Con  todo  esto  y  con  fructuosos 
y  repetidos  viajes  al  extranjero,  puede  afirmarse  que  el  Conde 
de  Toreno  fué  uno  de  los  que  más  valiosa  y  eficazmente  con- 
tribuyeron á  realizar  el  transcendental  hecho  político  engen- 
drador  del  actual  orden  de  cosas. 

Mas  como  fuese  indudable  que  no  en  balde  se  realizaran 
ciertos  sucesos  modificadores  de  nuestras  costumbres  y  del 
modo  de  ser  de  nuestra  sociedad,  consideró  el  Conde  de  To- 
reno que  los  principios  del  antiguo  partido  moderado  no  se 
acomodaban  á  las  exigencias  de  la  política  española  en  fines 
de  1874.  Paladinamente,  y  en  la  forma  sincera  que  sus  con- 
vicciones le  imponían,  lo  declaró  así,  entrando  por  su  parte 
á  militar  en  las  filas  del  partido  conservador-liberal  que  desde 


ELOGIO   DEL   EXCMO.    SR.    CONDE   DE   TORENO.  241 

el  advenimiento  do  D.  Alfonso  al  trono  acaudilló  el  Sr.  Cáno- 
vas del  Castillo;  y  en  esa  fuerte  agrupación  política  obtuvo 
el  distinguido  puesto  á  que  le  hacían  acreedor  sus  servicios  y 
sus  méritos. 

Al  punto  de  realizarse  la  restauración  monárquica  en  la 
forma  que  requería  la  tradición,  discretamente  aparejada  con 
las  ideas  modernas,  fué  el  Conde  de  Toreno  alcalde  presidente 
del  Ayuntamiento  de  Madrid,  en  cuya  administración  muni- 
cipal ya  interviniera  antes  de  la  revolución  de  1868;  y  en  el 
desempeño  de  aquel  cargo,  nada  fácil  por  cierto,  acreditó  por 
gran  manera  su  laboriosidad,  honradez  y  talento,  justamente 
apreciados  por  el  vecindario  de  la  capital,  que  estimó  en  su 
debido  valor  las  condiciones  de  administrador  integérrimo  y 
celosísimo  que  adornaban  al  ilustre  Conde:  por  eso  dejó  este 
huellas  memorables  de  su  notable  gestión  municipal,  las  cua- 
les aún  se  habrían  marcado  de  modo  más  indeleble  y  benefi- 
cioso para  la  corte  de  España,  si  la  necesidad  de  llevar  al  Conde 
de  Toreno  á  un  puesto  donde  pudiera  servir  en  más  amplia 
escala  los  intereses  generales  del  país,  no  le  apartara  algunos 
meses  después  del  cargo  que  con  tan  grande  satisfacción  y 
aplauso  del  pueblo  madrileño  ejerció.  Nombrado  en  1875  mi- 
nistro de  Fomento  en  el  segundo  ministerio  de  la  restaura- 
ción, que,  como  el  anterior,  presidió  el  Sr.  Cánovas  del  Casti- 
llo, el  Conde  de  Toreno  no  se  dio  un  punto  de  reposo,  ni  cesó 
de  poner  constantemente  en  ejercicio  su  laboriosidad  incansa- 
ble,  su  ilustración  aventajadísima  y  su  despierto  entendi- 
miento para  introducir  reformas  ventajosas,  en  que  á  la  loza- 
nía de  la  transformación  se  juntaba  la  madurez  de  la  pruden- 
cia, y  realizar  trabajos  de  señalado  mérito,  con  que  se  favore- 
cieron los  intereses  materiales  del  país,  y  se  elevó  la  general 
cultura. 

Impulsó  el  Conde  de  Toreno,  por  modo  considerable,  las 
obras  públicas  en  cuanto  lo  permitía  el  estado  del  Erario, 
protegiendo  el  adelanto  de  las  que  de  tiempos  anteriores  se 
venían  ejecutando,  y  promoviendo  la  construcción  de  impor- 
tantes obras  nuevas  cou  que  se  fomentó  la  riqueza  y  se  des- 
arrolló la  prosperidad  de  muchas  comarcas;  y  eso  que  la  na- 


212  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

ción  acababa  de  salir  de  profunda  crisis  que  enervara  su  podei 
vital,  y  menester  era  restaurar  con  sumo  cuidado  las  perdidas 
fuerzas  antes  de  acometer  vigorosamente  tareas  que  solo  pue- 
den imponerse  á  un  organismo  robusto  y  poderooo.  Regiones 
de  España,  antes  desatendidas,  y  desde  entonces  ayudadas  por 
la  fortuna,  al  recordar  la  época  en  que  concluyó  su  aislamiento 
y  en  que  la  llegada  de  la  locomotora  puso  en  acción  elementos 
de  vida  y  de  progreso  capaces  de  realizar  en  breve  término 
notables  metamorfosis,  mantendrán  vivo  el  recuerdo  del  ilus- 
tre personaje  á  quien  son  deudores  de  tan  importantes  bene- 
ficios. 

Conocedor,  como  pocos,  de  las  verdaderas  necesidades  del 
paíSy  y  apreciando  lo  mucho  que  en  esta  nuestra  nación  deben 
hacer  los  poderes  públicos  para  imprimir  desarrollo  á  la  agri- 
cultura, fomentar  los  cultivos  y  la  ganadería,  atendió  coa  es- 
mero  especialísimo,  tanto  como  el  que  más  do  los  ministros  de 
Fomento  que  le  precedieron,  á  difundir  la  enseñanza  y  la 
práctica  agronómicas,  sentando  en  este  punto  las  bases  de  in- 
dudables mejoras;  y  además  de  esto,  el  Conde  de  Toreno  no 
perdonó  medio  para  dar  impulso  vigoroso  á  todo  género  de 
iniciativas  que  contribuyesen  á  acrecer  la  prosperidad  de 
nuestra  patria. 

Dejando  en  todos  los  ramos  que,  como  ministro  de  Fomen- 
to, tuvo  á  su  cuidado,  huella  imperecedera  de  su  paso  por  el 
centro  directivo  que  principalmente  puede  y  debo  contribuir 
á  mejorar  las  condiciones  materiales  del  pueblo,  y  á  enaltecer 
las  cualidades  morales  del  país  con  el  adelantamiento  de  la 
instrucción  en  sus  diversas  manifestaciones,  el  egregio  Conde 
de  Toreno,  en  punto  al  adelantamiento  de  la  enseñanza  públi- 
ca, llevó  á  efecto  trabajos  do  verdadero  mérito  que  por  sí  solos 
bastaran  á  perpetuar  su  memoria.  Fundó  la  escuela  Frcebel;  c 
inspirándose  en  nobilísimas  aspiraciones,  procuró  con  par- 
ticular esmero  mejorar  la  condición  de  la  desatendida  é  im- 
portantísima clase  del  profesorado  de  primera  enseñanza,  á  la 
cual  fuera  bien  que  todos  los  Gobiernos  concedieran  atención 
cuidadosa  y  preferente,  en  provecho  de  la  ilustración  general, 
que  es  base  y  fundamento  esencialísimo  de  la  grandeza  de  los 


ELOGIO  DEL   EXGMO.    SR.    CONDE   DE   TORENO.  243 

pueblos;  y  en  tan  hermosa  tarea,  no  descuidó  el  inteligente 
ministro  la  prolección  que  era  prudente  otorgar  á  los  que 
desde  más  altas  categorías  dedican  sus  afanes  por  deber  de 
profesión  á  la  prolija  labor  de  la  enseñanza  en  los  centros  do- 
centes oficiales. 

Los  eruditos  y  amantes  de  los  estudios  históricos  y  científi- 
cos no  han  de  olvidar  ciertamente  que  al  ilustre  Conde  de  To- 
reno  se  debe  la  reorganización  importantísima  del  Archivo  de 
Alcalá  de  Henares,  la  impresión  escogida  de  la  justamente  ce- 
lebrada Historia  de  Felipe  11^  por  Cabrera  de  Córdoba,  y  de 
las  Variedxdes  de  la  vid,  por  el  sabio  Rojas  Clámenle;  ni  tam- 
poco han  de  considerar  menos  merecedoras  de  aplauso  la  soli- 
citud con  que  el  diligente  ministro  decretó  la  publicación  de 
Lis  famosas  Cartas  de  Indias  y  de  la  primera  Compilación  de 
instrucción  pública.  Todo  esto,  unido  á  la  construcción  del 
edificio  en  que  hoy  se  halla  establecida  la  Escuela  de  Veteri- 
naria, y  á  la  adopción  de  las  primeras  disposiciones  tomadas 
para  erigir  el  en  que  está  ya  instalado  el  Instituto  del  Carde- 
nal Cisneros,  acreditan  muy  á  las  claras  cuan  fructuosa  fué  la 
permanencia  del  Conde  de  Toreno  al  frente  del  departamento 
ministerial  que  rigió  hasta  fines  del  año  1879  con  raro  acier- 
to, que  nosotros  principalmente  tenemos  el  deber  gratísimo  de 
encarecer,  por  lo  mismo  que  á  la  fundación  de  esta  Sociedad 
prestó  grande  apoyo  y  eficaz  protección  desde  su  elevado 
cargo  de  ministro,  el  que  fué  más  tarde  nuestro  esclarecido 
presidente. 

Desempeñó  luego  el  Conde  de  Toreno  la  cartera  de  Estado; 
mas  por  breve  espacio  de  tiempo,  porque  de  allí  pasó,  en  los 
comienzos  del  año  1880,  al  muy  alto  puesto  de  Presidente  de 
la  Cámara  popular,  donde  tan  señaladas  pruebas  dio  de  sus 
exquisitas  dotes  en  el  no  muy  largo  plazo  que  tuvieron  aún  de 
vida  aquellas  Cortes,  que  reconociéndose  en  él  aptitudes  no- 
tabilísimas para  ocupar  el  sillón  presidencial  del  Congreso  de 
los  Diputados,  llevóle  á  él  de  nuevo  la  voluntad  de  su  partido, 
cuando  en  1884  se  reunieron  las  Cortes  conservadoras  elegidas, 
al  volver  á  la  dirección  del  Gobierno  del  país  el  Sr.  Cánovas 
del  Castillo;  uo  sin  que  antes,  acreditando  su  gran  modestia, 


M4  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

ojerciose  el  cargo  de  gobernador  de  Madrid,  porque  así  con- 
vino entonces  á  los  intereses  de  la  colectividad  política  á  que 
pertenecía,  á  los  cuales  pospuso  siempre  toda  idea,  utilidad  y 
beneíicio  personal. 

Nadie  hay  que  desconozca  y  deje  de  apreciar  en  su  extremo 
valor  las  cualidades  eminentes  que  demostró  el  Conde  de  To- 
reno  dirigiendo  las  discusiones  del  Congreso,  y  es  generalmente 
sabido  que  ninguno  de  los  políticos  eximios  de  la  nación,  que 
en  épocas  diversas  fueron  elevados  por  sus  méritos  á  tan  ele- 
vado  cargo,  aventajó  al  finado  ilustre,  cuyo  recuerdo  honra- 
mos esta  noche,  en  el  cumplimiento  de  aquellas  difíciles  fun- 
ciones. Hiciéronse  más  que  nunca  notorios  el  tacto  extraordi- 
nario, la  prudencia  selectísima,  el  juicio  reflexivo  y  la  rectitud 
incomparable  del  Conde  de  Toreno,  al  presidir  las  sesiones 
del  Congreso  de  los  Diputados.  Prescindiendo  de  las  estrechas 
miras  de  partido,  supo  siempre  contener  los  ardores  exagera- 
dos que  en  ocasiones  suelen  desplegar  las  mayorías,  ampa- 
rando los  derechos  de  todos  los  diputados;  y  como  jamás  dejó 
de  dar  solución  satisfactoria  por  la  eficacia  de  su  proceder  co- 
rrectísimo á  los  incidentes  apasionados,  que  de  frecuente  é 
inopinadamente  surgen  en  acalorados  debates,  cuando  las  pa- 
siones se  desbordan  acallando  los  impulsos  de  la  razóo,  fué  el 
Conde  de  Toreno  por  unos  y  otros  respetado  y  querido,  lo- 
grando por  sus  peregrinas  condiciones  de  inteligencia  y  tino 
la  consideración  y  el  respeto  que  las  más  veces  solo  se  otorgan 
al  venerable  rostro  en  que  marcan  su  huella  profunda  é  in- 
evitable la  influencia  natural  de  los  años. 

En  su  no  corta  vida  política,  distinguióse  especialmente 
como  orador  parlamentario  el  Conde  de  Toreno;  y  si  en  sus 
discursos  no  campeaban  las  imágenes  arrebatadoras  que  son 
propias,  sobre  todo,  de  la  imaginación  exuberante  de  los  hijos 
del  Mediodía,  veíase  en  ellos  la  fuerza  de  la  razón,  el  estudio 
prolijo,  el  juicio  acertado,  el  argumento  vigoroso,  el  análisis 
maduro,  capaces  de  impresionar  siempre  al  auditorio.  Cuantos 
tuvimos  ocasión  de  estimar  sus  cualidades,  no  podremos  dar 
al  olvido  la  exquisita  discreción,  el  acierto  esmeradísimo  y  el 
juicio  seguro  con  que  su  claro  talento  hallaba  la  solución  más 


ELOGIO  DEL  EXGMO.  SR.  CONDE  DE  TORENO.    W5 

feliz  para  toda  clase  de  cuestiones,  por  difíciles  que  ellas  fue- 
sen, y  por  súbitamente  que  se  presentaran. 

Como  la  laboriosidad  y  el  estudio  eran  condiciones  que  so- 
bresalieron por  modo  esencial  en  el  ilustre  personaje,  las  ta- 
reas parlamentarias,  á  que  dedicaba  asiduidad  excepcional, 
(que  no  ha  de  encontrar  fácilmente  imitadores),  no  le  im- 
pedían, sin  embargo,  realizar  trabajos  importantes  de  otro 
orden,  do  que  conservarán  grata  memoria  la  Academia  dd 
Ciencias  Morales  y  Políticas,  la  Sociedad  Económica  Matri- 
tense, y  todas  aquellas  corporaciones  que  se  deleitaron  con  la 
profundidad  de  criterio  que  distinguía  á  todas  las  obras  del 
Conde  de  Toreno.  Entre  estos  trabajos  debemos  citar  el  dis- 
curso que  pronunció  el  29  de  Diciembre  de  1885  para  solem- 
nizar el  aniversario  de  la  fundación  de  la  Academia  citada, 
eligiendo  materia  sobre  que  había  meditado  profundamente, 
cual  era  La  importancia  poliiica^  social  y  económica  de  las 
grandes  capitales  en  las  naciones  modernas.  Fué  esta  labor  de 
suma  importancia,  y  si  no  nos  arredrase  el  temor  de  distraer 
por  sobrado  tiempo  la  atención  de  nuestro  auditorio,  nos  de- 
leitaríamos en  exponer  algunas  consideraciones  sobre  aquel 
discurso,  que  versaba  sobre  asunto  íntimamente  ligado  con 
nuestras  tarcas.  Y  la  Sociedad  Geográfica,  que  se  honró  con 
su  presidencia,  en  fecha  cercana,  halló  motivo  justificado  para 
reconocer  que,  la  reputación  obtenida  por  tan  egregia  perso- 
nalidad, tenía,  como  pocas,  sólido  fundamento.  Cuantas  dotes 
meritísimas  había  demostrado  poseer  el  Condo  de  Toreno  en 
todas  las  circunstancias  de  su  vida,  acreditólas  cumplidamente 
al  dirigir  nuestros  trabajos,  y  su  consejo  y  opinión  pesaron 
entonces  con  decisiva  y  provechosa  influencia  en  las  tareas 
de  esta  Sociedad.  ¡Qué  menos,  por  lo  tanto,  podemos  hacer, 
que  rendir  un  tributo  de  admiración  y  afecto  cariñoso  al  que 
nos  concedió  en  vida  protección  oficial  primero,  la  importan- 
cia de  su  personal  auxilio  después! 

Tales  son,  expuestos  sobriamente,  porque  bien  comprendo 
que  no  debo  solicitar  vuestro  atención  para  más  extensa  labor, 
los  hechos  más  notables  que  ilustraron  la  personalidad  á 
quien  dedicamos  esle  modesto  recuerdo.  Alcalde  de  Madrid  A 


*¿46  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

los  34  años  de  edad,  ministro  á  los  35,  presidente  del  Con- 
greso  de  los  Diputados  á  los  40,  el  Conde  de  Toreno  pudo  legí- 
iinaamente  envanecerse,  de  que  no  por  la  tradición  y  la  clari- 
dad de  su  apellido,  no  por  los  blasones  de  su  casa,  ni  por  noe- 
moria  de  culminantes  hechos  que  sus  antecesores  cumplieran, 
llegaba  en  edad  tempranal  á  tan  elevados  destinos,  sino  por  la 
eficacia  sola  de  sus  propias  y  distinguidas  acciones.  Cebáronse 
en  él,  á  las  veces,  cual  sucede  en  casos  semejantes,  las  pasio- 
nes ruines  de  malévolos  insidiosos,  á  quienes  la  luz  que  irra- 
dia de  foco  luminosísimo  ofusca  la  obscura  y  rebajada  con- 
ciencia; pero  al  punto  las  facultades  extraordinarias  del  ilus- 
tre personaje,  tanto  más  bizarramente  desenvueltas,  cuanto 
más  delicadas  eran  las  funciones  que  se  le  confiaban,  y  donde 
muy  aventajados  ingenios  en  más  de  una  ocasión  fracasaran, 
imponíanse  á  todos  con  invencible  impulso;  y  después  de  ocu- 
par el  Conde  de  Toreno  tan  altos  puestos,  reconocíase  unáni- 
memente, por  amigos  y  adversarios,  por  doctos  é  indoctos, 
que  pocos  le  habían  igualado  en  habilidad  y  pericia  para  des- 
empeñarlos, ninguno  quizás  aventajado.  Ni  podía  ser  otra 
cosa;  porque  el  talento  notabilísimo  del  Conde  de  Toreno;  su 
cultura  de  espíritu  y  elevación  de  miras;  su  instrucción  aventa- 
jada y  laboriosidad  exquisita;  su  rectitud  acrisolada  y  su  gran 
prudencia;  su  cortesía  y  afabilidad  notorias,  que  no  excluían 
la  austeridad  en  él  ingénita;  su  firmeza  de  carácter  y  amor  á  la 
justicia;  su  respeto  á  las  leyes  y  á  las  opiniones  de  los  demás; 
su  integridad  purísima,  hicieron  de  él  una  personalidad  sa- 
liente de  nuestro  tiempo,  de  quien  pudo  decir  razonadamente 
un  insigne  estadista,  que  sobre  todos  sus  méritos  y  condicio- 
nes intelectuales,  debía  hacerle  acreedor  á  pasar  á  la  posteri- 
dad con  título  gloriosísimo,  la  circunstancia  de  ser  uno  de  los 
hombres  de  más  limpia  vida  que  han  honrado  jamás  la  socie- 
dad española.  ¡Qué  satisfacción  mayor  puede  haber  que  la 
experimentada  por  aquel,  que  en  medio  de  las  vicisitudes  y 
contingencias  de  la  política,  siempre  apasionada  é  injusta  con 
el  adversario,  merece  el  aprecio  y  la  consideración  general  de 
sus  conciudadanos!  Esto  lo  obtuvo  mientras  vivió  el  Conde  de 
Toreno;  ¿quién,  como  él,  podrá  gozar  de  tan  legítimo  orgullo 


ELOGIO   DEL   EXGMO.    SR.    CONDE   DE   TORENO.  247 

entre  los  que  vívea  en  esa  perpetua  é  incesante  lucha,  donde 
se  atacan  las  reptitaciones  más  sólidas,  y  se  debilitan  con  fre- 
cuencia los  prestigios  más  espléndidos  y  mejor  afirmados? 

T  así  se  explica  que,  cuando  en  momento  infausto  para  la 
patria,  el  Conde  de  Toreno  abandonó  la  pobre  mansión  que 
transitoriamente  habitamos  para  elev^ar  su  alma  tras  corta 
existencia  en  el  mundo  á  regiones  donde  únicamente  sedan  la 
suma  pureza  y  perfección,  Madrid  entero  llenóse  de  tristeza; 
los  que  conocieron  y  se  honraron  en  tratar  al  que  para  toda 
una  eternidad  dejaba  el  mundo,  sentían  acudir  á  su  corazón  las 
mayores  amarguras;  todos  á  porfía  recordaban  las  dotes  excel- 
sas del  finado,  igual  aquellos  que  él  distinguió  con  su  amistad, 
que  quienes,  menos  afortunados,  solo  le  apreciaban  por  sus  ac- 
tos como  hombre  público;  y  cuando  poco  después,  el  telégrafo, 
avisador  iústantáneo  de  los  sucesos  y  productor  súbito  de  ale- 
grías y  pesares,  transmitía  con  terrible  concisión  la  fatal  noti- 
cia, el  dolor  se  extendía  por  toda  la  Península;  y  allá,  en  aque- 
lla región  enaltecida  por  la  historia  y  exaltada  por  los  hechos 
de  hijos  ilustres  en  donde  el  Conde  de  Toreno  derramara  be- 
neficios sin  cuento,  reconocidos  con  gratitud  natural  en  pechos 
nobles;  en  la  provincia  de  Oviedo,  cuna  de  la  clara  estirpe  del 
Conde  de  Toreno,  la  aflicción  fué  inmensa,  pensando  todos  los 
asturianos  que  al  perder  el  personaje  á  quien  tanto  debe  aque- 
lla comarca,  más  que  al  hombre  de  Estado,  habían  perdido 
algo  que  con  ellos  vivía  en  el  seno  de  la  propia  familia.  Cu- 
brióse el  antiguo  Principado  de  luto,  que  se  mantiene  y  se 
mantendrá  siempre  en  los  corazones  de  cuantos  hoy  lo  pue- 
blan y  que  se  transmitirá  luego  á  las  generaciones  venideras 
para  que  perdurablemente  se  conserve  la  memoria  del  varón 
insigne,  cuyo  recuerdo  quisieran  los  asturianos  aprisionar  con 
egoísmo  cariñoso,  escudándolo  con  las  agrestes  alturas  cánta- 
bras y  las  imponentes  olas  oceánicas. 

Penetró  el  dolor  en  las  Cámaras  españolas,  donde  tantas 
veces  se  había  escucihado  la  autorizada  palabra  del  Conde  de 
Toreno:  en  el  Congreso,  sobre  todo,  á  que  el  ilustre  procer 
había  pertenecido  desde  temprana  edad,  dejáronse  oir  voces 
elocuentísimas  del  presidente  de  aquel  Cuerpo,  del  jefe  del 


248  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Gobierno  y  de  los  que  capitanean  las  diversas  fracciones  polí- 
ticas, ansiosos  todos  de  rendir  homenaje  de  respetuoso  afecto 
á  la  memoria  de  quien  por  tantos  años  había  ilustrado  la  tri- 
buna. Y  es  que  en  el  Conde  de  Toreno  se  veía  algo  míísquo  al 
hombre  de  partido  leal  y  consecuente;  en  él  se  admiraba  al 
caballero  cumplidísimo,  de  hidalgos  sentimientos  y  de  corazón 
sano,  al  personaje  de  conciencia  honrada  y  condición  austera; 
y  no  están  ciertamente  tan  sobrados  de  personalidades  como 
el  Conde  de  Toreno  la  sociedad  y  política  españolas  para  que 
no  deba  deplorarse  amargamente  la  muerte  de  quien  supo 
reunir  aquellas  preciadas  cualidades  en  armónico  conjunto,  y 
conservar  siempre  tan  privilegiado  tesoro.  Los  sentidos  acentos 
que  en  la  sesión  del  1.*  de  Febrero  brotaron  de  los  labios  de 
distinguidos  oradores,  la  voz  apagada  y  comprimida  á  las  ve- 
ces por  el  sentimiento  y  los  sollozos  que  parecían  salir  del 
fondo  mismo  del  alma,  la  aflicción  retratada  en  los  semblantes 
de  los  concurrentes,  asociándose  todos  con  muestras  inequívo- 
cas de  dolor  á  las  palabras  de  los  que  expresaban  el  general 
pesar,  constituyeron  un  acto  hermoso  y  grande  que  jamás  se 
borrará  de  la  mente  de  cuantos  tuvimos  ocasión  de  presen- 
ciarlo. 

Pero  aun  con  ser  solemnes  estas  manifestaciones,  fué  toda- 
vía, si  cabe,  más  brillante  la  que  en  el  acto  de  conducir  á  su 
postrera  morada  los  restos  del  esclarecido  patricio  efectuaron 
todas  las  clases  sociales,  como  si  á  porfía  se  afanasen  en  ates- 
tiguar la  consideración  sincera  que  al  Conde  de  Toreno  profe- 
saban. El  pueblo  de  Madrid  acudió  en  apretada  masa  á  formar 
parte  del  fúnebre  cortejo,  ó  á  presenciar  su  paso;  tras  el  mo- 
desto féretro  en  que  por  voluntad  del  finado  se  encerraba  el 
cadáver,  y  en  las  calles  y  plazas  de  tránsito,  agolpábase  inmensa 
muchedumbre  ávida  de  rendir  la  última  expresión  de  cariño  al 
que  prematura  y  desdichadamente  dejara  de  existir.  El  Con- 
greso y  el  Senado  on  su  más  alta  representación,  el  Ayunta- 
miento de  la  corte  y  corporaciones  ilustres,  el  estadista  insig- 
ne, el  representante  do  la  nación,  el  hombre  de  ciencia,  el  no- 
ble linajudo,  el  funcionario  público,  el  correligionario  polítino, 
el  comerciante,  el  industrial,  el  propietario,  el  hombre  acau- 


ELOGIO  DEL  BXCMO.  SR.  CONDE  DE  TORENO.    249^ 

dalado  y  de  modesta  clase,  todos  se  juntaroQ  en  magnífica  ex- 
presión de  duelo,  cual  acaso  no  se  recuerde  otra  semejante 
desde  hace  muchos  años.  Y  cuando  en  estrecha  fosa  quedaron 
depositados  los  despojos  mortales  del  Conde  de  Toreno,  en 
todos  los  rostros  se  advertía  la  honda  pena  con  que  para  siem- 
pre se  abandonaba  al  diputado  eminente,  al  hombre  honrado, 
al  amigo  cariñoso. 

En  esta  velada  se  aviva  en  nosotros  el  recuerdo  del  que 
por  sus  acciones  logró  universal  aprecio:  al  dedicarle  este  re- 
cuerdo, propongámonos  todos  seguir  con  firmeza  la  noble  senda 
trazada  por  el  personaje  preclaro  que  nos  dio  ejemplo  con  sus 
grandes  virtudes,  capaces  de  obtener  galardón  merecido  en  la 
tierra,  de  alcanzar  en  el  cielo  el  premio  que  Dios  otorga  á  los 
varones  justos. 

• 

He  dicho. 


17 


IjOOIO 


DEL   BXCMO.    SEÑOR 


D.  HILARIO  NAVA  Y  CAVEDA, 

YICEPRESIDERTE  QUB  FOÉ  DE  U  SOCI£OAD  GSOGRÁnCA  DE  MADRID. 


DISCURSO 

leído  en  la  sesión  extraordinaria  del  8  de  Abril  de  1890, 
por  el  limo.  Sr.  D.  Cesáreo  Fernández  Duro. 


Acababa  la  guerra  civil  que  hundió  á  nuestra  nación;  sufri- 
das las  naturales  consecuencias  en  larguísimo  período,  cuando 
el  del  orden  relativo  tuvo  principio,  se  sintió  en  las  esferas  del 
Gobierno  la  necesidad  de  un  elemento  sin  el  cual,  ni  la  conside- 
ración en  el  exterior,  ni  la  seguridad  dentro,  ni  la  perspectiva 
de  enlace,  concurrencia  y  comunicación  con  propios  y  extra- 
ños podrían  existir  en  una  península  de  costas  dilatadas  en 
dos  mares,  poseedora  todavía  de  provincias  en  lejanas  partes 
del  mundo. 

No  había  Marina  por  entonces;  los  restos  de  aquella  que 
acabó  en  Trafalgar  Fe  habían  desmoronado  eñ  los  arsenales, 
si  tal  nombre  podía  en  propiedad  conservarse  á  inmensos 
corralones  cuyas  tapias  tan  solo  cercaban  ruinas,  escombros 
y  herrumbre.  No  había  comercio  ni  navegación ,  gastados  los 
hombres  y  los  caudales  en  la  lucha  fratricida.  No  había  apenas 
concepto  de  la  patria,  perdida  la  costumbre  de  extender  la 
vista  más  allá  de  sus  fronteras,  con  el  empeño  insensato  de 
alzar  otras  artificiales  por  en  medio. 

Se  pensó  al  fin  en  el  remedio  de  estos  males,  cuando  la  me- 
joría de  circunstancias  lo  consintió,  proyectando  la  reconsti- 
tución progresiva  de  la  Armada,  y  como  para  ella  fuera  ante 
todo  indispensable  pericia  en  la  arquitectura  naval,  quedó 


ELOGIO   DEL   EXGMO.    SR.    D.    HILARIO   NAVA.  «51 

resuelta  la  creación  de  un  cuerpo  de  ingenieros  especiales  á 
cuyo  cuidado  se  fiara  la  cimentación  de  la  obra,  abriendo  con- 
curso en  que  se  llamaba  á  los  que  con  fuerzas  y  conocimientos 
se  sintieran. 

Fueron  las  exigencias  del  Gobierno  muchas,  naturalmente, 
y  el  rigor  con  que  se  examinó  á  los  pretendientes,  extremado; 
no  faltó,  con  todo,  quien  supiera  satisfacer  á  las  peticiones  del 
certamen,  lesultando  escogido  un  grupo,  si  pequeño,  de  apti- 
tud sobresaliente  en  la  prueba.  Obtuvo  en  él  superior  califica- 
ción y  vino  á  quedar  el  número  primero  D.  Hilario  Nava  y 
Caveda,  natural  de  Gijón,  joven  de  21  años  cumplidos  en  el 
de  1848,  que  fué  el  de  los  exámenes,  ganando  desde  luego, 
como  sus  compañeros,  el  empleo  de  alférez  de  fragata,  empero 
teniendo  con  la  antigüedad  que  alcanzó,  asegurada  la  jefatura 
del  instituto  y  cuerpo  en  que  ingresaban. 

Enviado  por  el  Gobierno  á  hacer  estudios  de  aplicación  en 
la  escuela  de  construcciones  navales  que  la  Marina  france- 
sa tenía  establecida  en  Lorien t,  practicados  luego  en  el  arse- 
nal de  Bresl;  visitados  los  principales  de  Inglaterra,  regresó  á 
España  en  1853,  siendo  destinado  á  Ferrol  con  cargos  y  comi- 
siones harto  superiores  á  su  empleo  de  alférez  de  navio. 

Todo  había  de  hacerse  allí  para  que  el  primero  y  principal 
de  los  arsenales  de  España  se  pareciera  á  los  del  extranjero 
en  algo  más  que  en  la  especificación;  diques,  gradas,  varade- 
ros, talleres,  herramientas,  máquinas,  y  aun  operarios  que 
las  supieran  manejar;  y  también  había  que  deshacer  algo;  la 
rutina;  había  que  corregir  vicios,  que  reformar  corruptelas 
arraigadas  en  tanto  tiempo  de  penuria  y  forzado  abandono. 

Lo  bueno  que  se  consiguió  en  Ferrol  en  ocho  años,  no  es 
en  absoluto  obra  de  D.  Hilario  Nava,  ni  le  es  imputable  en 
conjunto  lo  que  no  se  estime  excelente  durante  el  mismo  es- 
pacio. No  tenía  por  entonces  representación,  autoridad  ni  ini- 
ciativa suficientes;  no  estaba  á  su  entero  cargo  la  dirección  del 
establecimiento;  sin  embargo,  en  ese  período  de  los  ocho  años 
en  que  se  inauguraron  las  grandes  obras,  en  que  se  formó  la 
maestranza,  se  sentaron  las  reglas  de  marcha,  en  una  palabra, 
se  estableció  el  sistema  ordenado  de  aquel  mecanismo  fabril  y 


252  BOLETÍN   DE   LA   SOGIEPAD    GEOGRÁFICA. 

administrativo,  Nava  pudo  influir  6  influyó  mucho  beneficio- 
samente. 

La  fuerza  de  las  circunstancias  en  un  principio  indicadas, 
le  llevó  á  la  dirección  de  su  instituto  demasiado  pronto,  no 
por  consideración  á  la  competencia,  sino  atendiendo  á  las 
condiciones  exteriores  de  respetabilidad  que  suelen  tener  los 
que  á  tal  altura  llegan.  Iba  á  concurrir  y  alternar  en  los  Con- 
sejos de  la  Marina,  joven  y  con  el  empleo  de  capitán  de  navio, 
que  á  muchos  parecería  rápidamente  conseguido,  con  los  di- 
rectores de  otros  cuerpos,  generales  ancianos.  Iba  á  ser  objeto 
de  atención  general;  punto  de  partida  en  determinadas  reso- 
luciones; blanco  de  la  crítica  de  los  trabajos  de  ingeniería,  sin 
égida  fuerte  con  que  amparar  á  los  que  en  ellos  se  empleaban. 
íY  en  qué  tiempos  le  tocaba  soportar  el  peso  enorme  de  su 
cargo! 

Al  crearse  el  cuerpo  de  ingenieros  navales,  empezaba  á  ge- 
neralizarse la  aplicación  del-  vapor  á  la  navegación,  pero  aún 
no  se  había  determinado  entre  nosotros;  los  buques  que  cons- 
tituían la  Marina  española  eran  de  vela;  de  vela  y  madera  los 
que  en  nuestros  astilleros  se  construían,  teniendo  procedencia 
extranjera  los  que  formaban  excepción.  Al  poco  tiempo,  la 
adopción  de  la  hélice  por  propulsor  cambió  completamente  la 
forma,  las  dimensiones,  el  armamento,  el  modo  de  ser  de  las 
naves  de  guerra.  Creyóse  haber  encontrado  los  tipos  perfectos 
en  el  navio  y  la  fragata;  se  hicieron  acopios  de  materiales  en 
consecuencia;  se  montaron  los  talleres  de  fundición,  forja  y 
ajustaje,  y  con  rapidez  tuvimos  escuadra  respetable;  aquella 
que  con  honra  y  lucimiento  hizo  la  campaña  del  Pacífico;  tu- 
vimos tipos  hermosos  capaces  de  afrontar  comparación  con 
cualquiera  otros;  núcleo  de  las  fuerzas  necesarias  á  la  conside- 
ración y  respeto  nacionales;  mas  no  tardó  en  iniciarse  la  lu- 
cha de  competencia  entre  el  cañón  y  la  coraza,  lucha  después 
llevada  hasta  el  delirio.  De  nuevo  la  figura,  la  capacidad,  la 
velocidad  y  la  maquinaria  fueron  variando,  sin  que  sirvieran 
los  elementos  antiguos,  obligando  los  cambios  á  sustituir  los 
diques  y  los  talleres,  los  obreros  y  las  herramientas,  en  suce- 
sión vertiginosa  mantenida  con  tesón,  aun  á  costa  de  sacri- 


ELOGIO   DEL   EXGMO.    SR.    D.    HILARIO   NAVA.  2^8 

fíelos,  por  las  grandes  naciones,  imposible  á  las  de  recursos 
contados.  En  las  primeras  se  han  gastado  millonadas  en  ensa- 
yos; la  prudencia  ha  aconsejado  á  las  otras  irse  con  parsimo- 
nia, quedando  rezagadas  por  no  aceptar  lo  que  la  experiencia 
no  tenga  bastantemente  sancionado. 

No  faltan  entre  nosotros  inteligencias  que  observen  y  apre- 
cien lo  que  la  mutación  significa  y  requiere;  pero  abundan 
más  las  que  influidas  de  la  impaciencia  ó  del  buen  deseo  qui- 
sieran que  figurara  España  en  primera  línea,  aunque  carezca 
de  aquel  nervio  de  vitalidad  sin  el  cual  no  se  hacen  milagros. 
Una  construcción  malograda  nada  significa  en  aquellas  pri- 
meras naciones  citadas^  donde  el  empeño  de  la  superioridad 
estimula  la  inventiva  y  aventura  gastos  enormes,  beneficiosos 
en  todo  caso  á  sus  factorías;  mientras  que  la  menor  contrarie- 
dad, acaso  producida  por  la  inexperiencia  de  un  obrero,  suele 
en  las  otras  alzar  clamoreo  general  con  impresionabilidad 
por  la  que  ni  el  concepto  ni  la  reputación  se  libran  de  sos- 
pecha. 

El  director  de  ingenieros  navales  hubo  de  pasar  necesaria- 
mente por  un  período  de  prueba  peligrosa  en  que  el  tiempo 
había  do  parecerle  escaso,  obligado,  independientemente  de  la 
labor  asidua  del  despacho,  á  un  estudio  incesante  de  los  pro- 
gresos, de  las  teorías,  de  las  experiencias  hechas  por  doquiera, 
á  un  cálculo  continuo  de  las  aplicaciones,  comparadas  las  ven- 
tajas con  los  inconvenientes  y  con  los  recursos.  En  la  situa- 
ción en  que  estaba  colocado,  no  podía  ser  de  aquellos  jefes  que 
conciben  y  ordenan;  la  desconfianza  lo  obligaba  á  contarse  en 
el  número  de  los  que  discurren  y  ejecutan  simultáneamente. 

La  faja  de  general  que  ciñó  al  empezar  el  año  de  1870  no  dio 
á  su  personalidad  respeto  que  sin  ella  no  tuviera  conquistado. 
En  las  propuestas,  en  los  informes,  en  los  estudios  que  se  le 
habían  encomendado  ó  que  por  obligación  debía  presentar, 
había  una  profundidad  de  pensamiento,  un  estudio  tan  dele- 
nido,  un  lujo  de  erudición  y  un  celo  de  tal  modo  evidente  en 
la  gestión  de  los  intereses  del  Estado,  que  daban  á  los  expe- 
dientes sollo  original  preventivo  de  objeciones  ó  reparos,  pen- 
sados de  antemano  cuantos  pudieran  ocurrir  á  la  más  delicada 


234  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

atención  y  aun  á  la  más  maliciosa  suspicacia.  El  general  Nava 
había  dado  por  sí  mismo  solidez  al  asiento  en  los  centros  con- 
sultivos de  la  Armada,  donde  su  voto  tuvo  peso. 

Y  no  allí  solo:  también  lo  emitió  con  autoridad  en  los  Mi- 
nisterios de  Hacienda  y  Fomento,  nombrado  por  elección  pre- 
sidente en  la  sección  de  Industria  del  Consejo  Superior  de 
Agricultura  y  Comercio,  y  miembro  en  la  Junta  do  valoracio- 
nes para  el  arancel  de  aduanas  y  de  estadística  comercial. 

La  inclinación  que  en  todos  los  hombres  se  pronuncia  por 
determinadas  aficiones,  en  oposición  muchas  veces  con  el  curso 
de  los  estudioa  profesionales,  y  por  contraste  ó  esparcimiento 
algunas,  de  los  deberes,  se  manifestó  en  el  general  Nava  por 
senderos  convergentes  al  punto  de  su  principal  aptitud.  Lle- 
vábale á  la  meditación  de  la  industria  en  el  concepto  general 
y  á  la  mecánica  aplicada  á  sus  fines,  un  impulso  irresistible, 
enderezado  por  el  deseo  de  implantar  en  el  país  las  ramifi- 
caciones que  con  savia  propia  lo  emanciparan  de  la  depen- 
dencia. 

Grandes  fueron  los  conocimientos  de  este  hombre  estudio- 
so; señalado  el  dominio  que  tuvo  en  los  ramos  de  la  admi- 
nistración, y  aún  lo  alcanzó  mayor  profundizando  la  economía, 
la  filiación,  el  desarrollo  de  las  industrias,  ya  en  las  nocivas  á 
la  salud  y  á  la  seguridad  pública,  ya  en  las  de  ficticia  existen- 
cia, ya  en  las  que  han  venido  á  ser  el  pan  de  las  otras,  como 
la  extracción  de  minerales  de  carbón  y  hierro  y  la  transfor- 
mación del  último  en  materia  esencial  para  las  artes  de  la  paz 
y  de  la  guerra,  no  siendo  estériles  los- esfuerzos  que  hizo  para 
que  entre  nosotros  progresaran.  En  la  información  pública 
abierta  con  objeto  de  llegar  á  la  supresión  del  derecho  diferen- 
cial de  bandera;  en  los  informes  y  ponencias  acerca  de  los  de- 
rechos de  arancel  con  que  había  de  cargarse  á  los  hierros  y 
algodones;  en  el  fomento  de  la  Marina  mercantil;  en  el  dis- 
curso que  como  diputado  pronunció  en  el  Congreso  discutien- 
do el  proyecto  de  Código  de  Comercio,  quedan  elocuentes  tes- 
timonios do  su  valer  en  estas  materias. 

Jamás  se  dijera,  no  obstante,  sin  oirle,  que  lo  atesorara; 
modesto,  sin  la  afectación  del  que  pretende  parecerlo;  modesto 


ELOGIO   DEL   EXGMO.    SR.    D.    HILARIO   NAVA.  255 

como  de  ordinario  lo  es  el  sabio,  en  el  vestir,  en  el  hablar,  en 
cualquier  acto  de  concurrencia,  esquivaba  las  ocasiones  de  sig- 
nificación, huyendo  de  las  de  apariencia  innecesaria.  Placíale 
el  retiro  en  santificación  del  trabajo  que  fué  su  lote,  consu- 
miendo lo  más  y  lo  mejor  de  su  vida.  Si  se  reunieran  los  ex- 
pedientes que  han  pasado  por  su  mano,  asombraría  el  volu- 
men que  componen  tanto  como  el  discurso  que  representan, 
por  más  que  estuvieran  destinados  á  la  oscuridad  de  un  archi- 
vo después  de  decidir  cuestiones  de  momento,  áridas,  enojosas 
cuando  no  impertinentes. 

Y  no  siempre  por  necesidad  intervenía.  En  una  de  las  oca- 
siones, designado  por  él  como  presidente  de  la  sección  de  In- 
dustria el  vocal  á  quien  correspondía  el  estudio,  por  excusa  no 
muy  bien  fundada  que  en  el  acto  alegó  el  elegido,  tomó  sobre 
sus  hombros  la  carga,  prefiriendo  aumentar  la  de  su  abruma- 
dora ocupación  diaria  á  insistir  en  una  imposición  que  violen- 
taba á  su  carácter  bondadoso,  aunque  fuera  justificada.  El  caso 
no  es  único,  y  no  hay  que  decir  que  el  servicio  salió  ganan- 
cioso cuando  hubo  conckiído  el  informe  que  tituló  Considera^ 
dones  sobre  la  pesca  del  saimón  en  España  y  legislación  espe^ 
cial  que  debe  regir  dichapesca. 

Examinó  la  importancia  de  la  explotación  de  las  aguas  en 
general  y  la  decadencia  que  se  observa  entre  nosotros  en  la  de 
las  dulces;  la  naturaleza  del  salmón  y  los  obstáculos  naturales 
y  artificiales  que  se  oponen  á  su  propagación;  la  deficiencia  de 
las  leyes  y  la  necesidad  de  reformarlas, atendiendo  aun  recur- 
so que  interesa  á  la  alimentación  del  pueblo.  Expuso  lo  que 
esa  explotación  representa  y  produce  en  otros  países,  especificó 
en  la  del  salmón  los  procedimientos  usados  en  Escocia,  Irlan- 
da, Suecia  y  Noruega;  describió  los  ríos  con  los  respectivos 
saltos  naturales  ó  acomodados  al  movimiento  de  fábricas,  sin 
olvidar  los  medios  discurridos  para  conciliar  los  interesesd  e 
unas  facturas  con  los  de  otras. 

Es  el  estudio  gallarda  muestra  de  las  dotes  del  autor;  la  geo- 
grafía, la  historia,  la  economía,  la  legislación,  la  política,  dan 
su  contingente  á  la  disertación  encaminada  en  síntesis  á  do- 
tar á  nuestra  Península  de  una  industria  útilísima,  por  deja- 


%)6  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

dez  no  aprovechada.  Todos  los  trabajos  del  general  Nava  son 
lo  mismo;  en  todos,  correspondiendo  á  la  medida  de  sus  fuer- 
zas, que  eran  grandes,  se  descubre  al  hombre  cuyo  pensa- 
miento iba  guiado  por  el  servicio  de  la  patria;  no  obstante, 
leído  que  fué  en  sesión  plena  del  Consejo  de  agricultura  el  in- 
forme, por  la  actitud  del  autor  quedara  como  los  demás  guar- 
dado en  un  legajo;  quedara  ciertamente,  si  contra  su  volun- 
tad, no  presentara  el  que  había  sido  causa  de  su  ponencia, 
moción  que  por  unanimidad  aceptó  el  Consejo  mismo,  acor- 
dando que  se  publicase. 

Le  faltaron  tiempo  y  decisión  para  dedicar  la  inteligencia  á 
escritos  literarios  con  que  lucir  en  círculo  más  amplio  y  más 
ameno  que  el  del  expedienteo;  no  encontró  espacio  en  que  re- 
dactar el  discurso  de  ingreso  en  la  Academia  de  Ciencias,  es- 
tando de  muy  atrás  elegido  para  la  sección  de  las  exactas, 
aunque  para  mí  tengo  que  la  desconfianza  de  sí  mismo  no 
•d^jó  de  influir  en  el  propósito  que  un  día  para  otro  fué  demo- 
rando indefinidamente.  Presumo  que  se  proponía  historiar  el 
arqueo  de  las  embarcaciones,  desde  su  origen  hasta  el  Con- 
greso de  Constantinopla,  en  que  se  adoptaron  reglas  unifor- 
mes de  aplicación  universal,  porque  le  he  visto  acopiar  datos 
antiguos.  Hubiera  sido  asunto  original  de  mucho  interés,  y 
acaso  entre  sus  papeles  haya  quedado  el  bosquejo  confundido 
«n  el  montón  de  materiales  de  toda  especie  que  recogía  y  co- 
mentaba á  ratos,  puesto  que  no  los  tuvo  de  ocio. 

Dio,  por  excepción  rara,  á  la  estampa,  un  libro  que  responde 
de  lleno  á  los  fines  de  nuestra  sociedad,  bien  que  no  sea  ex- 
clusivo servicio  que  esta  le  deba;  fué  socio  fundador,  vicepre- 
sidente reelegido  en  veces,  y  dirigió  con  acierto  las  discusio- 
nes de  la  Junta  directiva. 

El  libro,  por  demás  curioso  é  instructivo,  se  titula  Noticias 
sobre  el  imperio  del  Japón,  y  á  las  que  contienen  comun- 
mente los  tratados  especiales  de  geografía  y  de  historia,  juntó 
las  que  fueron  fruto  de  propia  observación  sobre  los  produc- 
tos y  los  datos  oficiales  presentados  por  la  comisaría  imperial 
en  las  Exposiciones  de  Viena  de  1873,  de  Filadelfia  de  1876,  y 
de  París  de  1878,  con  algunos  más  de  estadística  comercial, 


ELOGIO   DEL   EXGMO.    SR.    D.    HILARIO   NAVA.  257 

de  población  y  presupuestos,  reunidos  hasta  el  año  de  1882  en 
que  la  obra  se  imprimió.  Abraza  la  descripción  del  país,  cli- 
ma, forma  de  gobierno,  división  territorial  y  administrativa, 
universitaria  y  judicial;  obras  públicas,  sistemas  de  pesos, 
medidas  y  monedas;  productos  agrícolas,  forestales,  de  mine- 
ría y  metalurgia;  productos  de  las  aguas;  industria  fabril  y 
manufacturera;  instrucción  publica;  ejército  y  marina.  En  la 
última  se  revela  el  ingeniero  naval,  por  la  atención  con  que 
examina  los  materiales  de  construcción  y  estudia  los  estable- 
cimientos en  que  se  transforman;  en  el  examen  de  la  indus- 
tria se  descubre  el  amante  de  sus  progresos  y  aplicaciones, 
tanto  se  fija  en  las  que  los  japoneses  dominan;  sedería^  pape- 
lería, cerámica,  bronces,  lacas,  pesca;  en  el  conjunto  aparece, 
como  siempre,  el  patriota,  que  no  ve  cosa  sin  procurar  utili- 
zarla. Oigámosle: 

«Siempre  han  disfrutado  el  privilegio  de  interesar  la  aten- 
ción pública  en  Europa  los  pueblos  del  extremo  Oriente,  pero 
ninguno  quizá,  como  el  Japón,  ha  logrado  cautivarla  con  más 
fundamento  durante  el  último  cuarto  de  siglo  que  va  trans- 
currido; y  es  que  el  Japón  despertará  siempre  verdadero  in- 
terés, ora  se  le  estudie  en  su  historia  como  un  pueblo  vivien- 
do en  el  mayor  aislamiento  posible,  pero  con  civilización  pro- 
pia, muy  adelantada  en  ciertos  ramos,  y  bastándose  en  todos 
los  casos  á  sí  mismo,  ora  se  considere  bajo  el  punto  de  vista 
de  la  influencia  que  podrá  ejercer  en  los  demás  pueblos  y  co- 
lonias del  Asia,  la  resurrección  de  un  gran  imperio  á  la  vida 
moderna,  entrando  en  el  concierto  universal  de  las  demás  na- 
ciones... 

j>El  vasto  Archipiélago  filipino,  que  aún  poseemos  entre  los 
restos  que  nos  han  quedado  de  nuestro  antiguo  poderío  colo- 
nial, está  llamado  á  un  gran  porvenir  tan  pronto  se  desarrollen 
y  utilicen  los  recursos  naturales  con  que  cuenta;  y  su  proxi- 
midad al  Japón,  y  la  naturaleza  de  las  producciones  de  ambos 
países  convida  á  cambios  recíprocos,  con  ventaja  para  los  dos 
pueblos.  El  arroz,  por  ejemplo,  que  con  tanta  abundancia  se 
produce  en  el  Japón,  y  que  hoy  es  de  libre  exportación,  podría 
recibirse  directamente  en  Filipinas,  donde  se  hace  gran  con- 


258  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

sumo  de  aquel  artículo,  y  enviar  en  cambio  al  Japón  azúca- 
res, tabaco  elaborado  y  algodones,  y  seguramente  á  medida 
que  se  estrecharan  las  relaciones,  se  multiplicarían  los  cam- 
bios, serían  objeto  de  ellos  nuevos  artículos,  y  las  corrientes 
de  comercio  que  se  establecieran  darían  alimento  á  nuestra 
Marina  mercante,  tan  falta  de  fletes  en  todas  partes.  Para 
conseguir  estas  ventajas,  que  parecen  evidentes,  nada  ó  muy 
poco  hemos  hecho  hasta  ahora.  España  ha  sido  quizá  la  última 
de  las  naciones  de  Occidente  que  ha  celebrado  tratados  de  co- 
mercio con  el  Japón,  ó  que  más  bien,  se  ha  adherido  á  los 
que  otros  países  habían  hecho  antes,  pues  hasta  el  8  de  Abril 
de  1870  no  fueron  canjeadas  las  ratificaciones  del  tratado;  es 
indudable  que  en  Filipinas  se  consumen  artículos  del  Japón, 
y  algo  ha  de  consumir  este  de  aquella  procedencia,  pero  es  por 
el  intermedio  de  terceros  pabellones.  España  no  figura  en  las 
estadísticas  de  comercio,  y  al  leer  los  estados  de  movimiento 
de  la  navegación  en  los  puertos  abiertos  al  comercio  interna- 
cional, se  observa  con  pena  que  no  aparece  un  solo  buque  de 
nuestra  Marina  mercante  entre  los  que  han  frecuentado  aque- 
llos puertos.» 

Confirmado  con  estos  párrafos  el  juicio  de  la  obra,  véase  en 
el  ultimo  el  retrato  moral  del  autor. 

«Damos  fin  á  las  Noticias^  que  á  algunos  les  parecerán  de- 
masiado extensas,  á  otros  deficientes;  no  pocos  echarán  de 
menos  orden  y  enlace  en  la  exposición,  y  todos  tendrán  razón, 
según  el  punto  do  vista  en  que  so  coloquen  y  el  criterio  con 
que  las  juzguen;  pero  conviene  recordar  que  nuestro  objeto, 
como  se  ha  indicado  ya  en  la  introducción,  ha  sido  dar  á  co- 
nocer las  fuerzas  militares  del  imperio  japonés,  y  más  prin- 
cipalmente sus  fuerzas  navales  y  establecimientos  marítimos; 
y  para  apreciar  debidamente  la  importancia  de  unos  y  otros, 
hemos  creído  debía  preceder  una  reseña  del  país,  que  permita 
jMzgar  su  actual  situación  y  las  fuerzas  productoras,  las  fuerzas 
vivas  con  que  cuenta  para  sostener  aquellas  y  desarrollarlas. 
Si  no  hemos  conseguido  nuestro  intento,  confiamos  que  este 
trabajo  podrá  servir  de  base  para  que  otras  personas  más  ilus- 
tradas lo  rectifiquen  y  completen,  sobre  todo  si  tienen  la  for- 


ELOGIO   DEL   EXCMO.    SR.    D.    HILARIO   NAVA.  259 

tuna,  que  no  hemos  alcanzado  nosotros,  de  visitar  tan  intere- 
sante país.» 

;Ah!  Por  la  ilustración  sin  otras  condiciones  deja  el  general 
Nava  en  la  Armada,  en  los  Consejos,  aquí  mismo,  vacíos  que 
muy  difícilmente  se  rellenarán. 

En  la  Revista  general  de  Marina^  órgano  científico  de  la 
Corporación,  después  de  la  enumeración  de  cargos,  comisio- 
nes, ascensos  y  condecoraciones  españolas  y  extranjeras  que 
tuvo  el  fluado,  se  han  impreso  las  frases  que  transcribo  por 
garantía  de  sinceridad  de  las  mías. 

«Para  quienes  no  le  conocieron,  ociosa  pudiera  resultar 
cualquiera  tentativa  de  retratarles  con  minuciosos  rasgos  la 
vida  tan  bien  empleada  de  aquel  hombre  modesto  que  silen- 
ciosamente y  sin  vanos  alardes  consagró  sus  pensamientos 
todos  al  servicio  de  su  patria;  porque  la  modestia,  semejante 
á  esas  mansas  corrientes  de  agua  que  depositan  en  los  campos 
su  fecundo  légamo,  no  provoca  aquellos  encarecimientos 
prestados  de  ordinario  á  bulliciosas  glorias,  ni  despierta  la 
curiosidad  inquieta  de  los  que  ensordecidos  por  el  fragor  del 
torrente  que  de  empinada  cima  se  despeña,  y  deslumhrados 
con  los  rayos  de  luz  que  rompe  su  espuma,  aplauden  solo  el 
vano  ruido,  los  vistosos  efectos,  las  ondulantes  líneas,  sin 
penetrar  en  el  revuelto  fondo  que  cubre  la  engañosa  superficie. 

»Y  para  quienes  le  conocieron  y  trataron,  patentes  deben 
ser  los  títulos  de  sus  merecimientos,  sin  que  en  este  lugar 
y  como  postumo  tributo  á  su  memoria,  haya  necesidad  de 
abrillantar  sus  timbres.  Todos  los  que  testigos  fueron  de  su 
labor  asidua,  los  que  pudieron  apreciar  su  entendimiento  cla- 
ro, sus  rectas  intenciones  y  medir  la  extensión  de  sus  conoci- 
mientos, le  harán  justicia... 

tLahore  est  orare  se  ha  dicho  con  mucha  delicadeza  de  senti- 
miento, y  ciñéndose  á  esta  máxima,  bien  pudiera  afirmarse  que 
D.  Hilario  Nava,  como  en  preparación  de  esa  otra  vida  á  que 
ha  pasado  ya,  y  en  la  que  habrán  recibido  sus  virtudes  justa 
recompensa,  perteneció  siempre  á  la  milicia  de  los  hombres 
escogidos,  cuyas  almas  se  templan  en  la  religión  del  trabajo.» 


200  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Acabemos,  notando  las  rarísimas  coincidencias  que  ofrecían 
los  tres  hombres  eximios,  á  cuya  honra  dedica  esia  sesión  la 
Sociedad  Geográfica.  La  humanidad  presenta  en  sus  ejempla- 
res una  variedad  casi  infinita  por  los  caracteres,  las  aptitudes, 
Jas  aficiones  y  las  cualidades;  es  fenomenal  que  en  un  mo- 
mento se  manifieste  acuerdo  ni  concordancia  entre  las  ideas  y 
los  propósitos,  cuanto  más  entre  las  condiciones  personales  de 
los  individuos;  mas  ved  aquí  á  un  Grande  de  España  empe- 
ñado en  la  lucha  de  la  política;  á  un  catedrático  que  se  dedica 
á  la  enseñanza  de  la  juventud;  á  un  marino  buscando  contra 
la  escasez  el  progreso;  que  por  tan  distintos  caminos  en  la  ac- 
tividad de  la  vida,  llevaban  idéntica  provisión  de  elementos. 
Los  tres  fueron  cumplidos  caballeros;  corteses,  afables,  bon- 
dadosos, tolerantes  en  la  sociedad;  modelos  en  el  hogar  de  la 
familia;  esclavos  en  el  cumplimiento  del  deber.  En  el  amor  de 
la  patria  no  tuvieron  superiores;  en  la  severidad  de  principios, 
rectitud  de  pensamientos,  honradez  de  acciones  é  integridad 
de  procederes,  si  puede  haber  extremo,  fueron  extremados.  Los 
tres,  en  religión  eran  fervientes  católicos;  en  política,  de  opi- 
niones conservadoras;  de  incansable  laboriosidad  en  el  trans- 
curso ordinario  de  los  acontecimientos;  de  valor  cívico  proba- 
do en  aquellos  que  conmovieron  á  la  nación.  Los  tres  fueron 
dotados  de  inteligencia  superior  y  la  emplearon  en  ejercicio 
de  la  virtud.  ;Quó  mucho  que  por  ellos  demos  libre  expansión 
al  dolor,  si  no  es  la  sociedad  sola,  es  España.,  quien  los  pierde 
y  los  llora! 

¡Descansen  en  paz,  en  el  seno  de  Dios,  nuestros  amigos! 


MEMORIA 


SOBRE 

EL    PROGRESO    DE    LOS    TRABAJOS    GEOGRÁFICOS 

LEÍDA  EN  LA  JUNTA  GENERAL  OE  27  OE  MAYO  DE  1890, 
POR   EL   BECRETARtO    GENERAL 


Seííores: 

Al  ofrecer  á  la  Sociedad  la  Memoria  reglamentaria  del  se- 
mestre anterior,  empezaré  con  la  reseña  do  las  tareas  hechas 
en  España. 

El  Instituto  Geográfico  y  Estadístico  da  cuenta  del  resul-     iDsututo  gco- 
lado  de  sus  trabajos  desde  el  mes  de  Mayo  del  año  anterior,  ^^^  y  ^***- 

/  ^  '    dístico. 

en  la  siguiente  forma: 

Trabajos  geodésicos. — Se  ha  continuado  y  terminará  en  bre- 
ve el  cálculo  relativo  á  la  diferencia  de  longitud  entre  los  vér- 
tices Madrid  y  Tetica,  cuyo  lado  forma  parte  del  polígono  in- 
ternacional París-Marsella- Argel- M'Sabiha-Tetica  Madrid. 

Una  Comisión  de  geodestas  estudia  el  medio  de  resolver 
algunas  dudas  surgidas  acerca  del  origen  do  ciertos  errores 
señalados  en  la  compensación  de  varias  cadenas  de  triángulos 
de  primer  orden.  Siete  brigadas  se  dedicaron  á  la  observación 
de  quince  estaciones  en  vértices  de  segundo  orden  y  setenta  y 
cinco  de  tercero. 

Se  ha  llevado  á  cabo  en  París  la  publicación  de  los  «Resul- 
tados de  la  operación  internacional  de  la  diferencia  de  longi- 
tudes entre  Madrid  y  París,»  según  lo  prevenido  en  Real  orden 
de  16  de  Marzo  de  1886. 

Trabajos  topográficos. — Cuarenta  y  nueve  brigadas  distri- 
buidas en  cinco  regiones  topográficas,  cuyos  centros  residen 
en  Albacete,  Jaén,  Córdoba,  Sevilla  y  Málaga,  se  han  dedicado 


2<>2  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   QSOGRÁFICA. 

á  la  nivelación  y  planos  de  población  en  los  términos  munici- 
pales de  Marmolejo,  Arjonilla,  Baños  de  la  Encina,  Higue- 
ruela  de  Arjona,  Porcuna,  Bailón,  Linares,  San  Pedro  de 
Escañuela,  Fuente  del  Rey,  Villardom pardo,  Villanueva  de  la 
Reina,  Jabalquinto  y  Torreblascopedro,  de  la  provincia  de 
Jaén:  Pozohondo,  Jorquera,  Corral  Rubio,  La  Recueja,  Moli- 
nicos,  Villaverde,  Elche  de  la  Sierra,  Jerez,  Nerpio,  Lctur  y 
Bogarra,  de  la  provincia  de  Albacete;  Constantina,  Almadén 
de  la  Plata,  Navas  do  la  Concepción,  Gazalla  de  la  Sierra  y 
Real  de  la  Jara,  de  la  provincia  de  Sevilla;  Ovejo,  Montoro, 
Villa  del  Río,  Villafranca,  Siete  Villas  de  los  Pedroches, 
Villaharta,  Villanueva  del  Rey  con  Espiel  y  Adamuz,  do  la 
provincia  de  Córdoha\  Antequera,  La  Mameda,  Cuevas  de  San 
Marcos,  Cuevas  Bajas,  Humilladero,  Fuente  de  Piedra,  Mo- 
llina, Villanueva  de  Algaida,  Villanueva  de  Tapia  y  Sierra 
de  Yeguas  de  la  provincia  de  Málaga. 

Se  hau  publicado  y  puesto  á  la  venta  las  hojas  del  mapa 
tituladas  Torre  de  Juan  Abad  núm.  839,  Viso  del  Marqués 
núm.  837,  Almadén  núm.  808,  Lezuza  núm.  789  y  Brazator- 
tas  niím.  835;  y  están  actualmente  en  prensa  Mestanza  nú- 
mero 836,  Valdemanco  núm.  782,  La  Gineta  núm.  765  y  /?o- 
bledo  núm.  815.  Declarados  oficiales  los  «Resultados  generales 
del  censo  de  la  población  de  España  en  fin  de  1887»  por  Real 
decreto  de  27  de  Junio  de  1889,  se  han  publicado  en  un  volu- 
men en  4.'  mayor,  en  el  que  aparecen  los  habitantes  clasi- 
ficados con  distinción  de  sexo,  en  residentes  presentes,  tran- 
seúntes y  residentes  ausentes,  subdivididos  en  españoles  y 
extranjeros.  Estas  clasificaciones  son  suficientes  para  conocer 
la  población  de  hecho  y  la  de  derecho. 

Los  totales  generales  han  sido:  17.550.246  habitantes  de 
hecho  y  17.650.234  de  derecho,  lo  que  representa  un  aumento 
respecto  al  censo  de  1877  de  915.901  habitantes,  ó  sea  5,51 
por  100  y  de  896.643  ó  sea  5,35  por  100  respectivamente. 

Se  activa  y  muy  pronto  se  podrá  empezar  la  publicación, 
pues  solo  faltan  datos  de  cuatro  provincias,  la  clasificación  del 
censo  por  sexos,  estado  civil,  instrucción  elemental,  naturale- 
za, nacionalidad  y  domicilio  legal.  A  la  vez  que  estas  clasifica- 


Guerra. 


PROGRESO   DK   LOS   TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  263 

cioues  y  con  objeto  de  dar  á  conocer  la  distribución  de  los  ha- 
bitantes en  entidades  de  población  inferiores  al  municipio,  se 
está  formando  un  Nomenclátor  general  délas  ciudades,  villas, 
lugares,  aldeas,  etc.,  existentes  en  España  en  31  de  Diciembre 
de  1887,  es  decir  en  el  momento  de  hacerse  el  recuento  de  los 
habitantes.  Por  último,  se  prepara  además,  si  bien  su  publi- 
cación no  será  inmediata,  la  clasificación  de  los  habitantes  por 
edades  de  año  en  año  y  por  profesiones. 

En  el  Depósito  de  la  Guerra  se  han  terminado  por  las  dife-     Depósito  de  u 
rentes  Comisiones  los  trabajos  siguientes: 

Itinerario  del  ferrocarril  de  Boadilla  á  la  frontera  porlu- 

tuguesa  en  Barca  de  Alba,  en  ■^^^' 

ídem  del  id.  de  Córdoba  á  Belmez,  en  ^^. 

Hojas  números  34  y  36  del  Mapa  Militar  Itinerario  de 
España,  en  ¿^. 

Itinerarios,  en  ^-r^  de  las  siguientes  carreteras  de  la  isla 

de  Luzón:  De  Tauáuan  á  Talisay;  de  Lipa  á  Alaminos;  de 
Bauan  á  Nasugli  y  Liang;  de  Taal  á  San  Luís;  de  Bauan  á 
Cuenca;  de  Batangas  á  Rosario;  de  Rosario  á  San  Juan  de 
Boc-Boc;  de  Taisán  á  Rosario;  de  Ibáan  á  Taisán;  de  Ibáan 
á  Lipa  y  de  Ibáan  á  San  José. 

Se  hallan  en  ejecución: 

Itinerario  del  ferrocarril  de  León  á  Oviedo,  en  Y¡m' 

Plano  de  Algeciras  y  costa  del  Estrecho  de  Gibraltar,  que 
abraza  800  km.*,  en  -=-ttt. 

'  5.000 

Plano  de  la  comarca  de  las  Guillerías;  que  abraza  una  su- 
perficie de  1.700  km.*,  en  gjooó'  (Termiufidos  los  trabajos  de 
campo.) 

Itinerario  del  ferrocarril  de  Córdoba  á  Marchena,  en  -^^r-zr^. 

Hojas  números  33,  37,  47  y  74  del  Mapa  Militar  Itinerario 
de  España,  en  ^¿oo- 

Reconocimiento  topográfico  para  la  publicación  del  Mapa 
Militar  del  Imperio  de  Marruecos,  en  -^^^>  habiéndose  ya 


2bl  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

ejecutado  en  ^^^  los  itinerarios  de  los  caminos  y  hecho  el 

reconocimiento  de  la  parte  comprendida  entre  Ceuta,  Tánger, 
Saley,  Rabal,  Mequinez,  Fez,  Alcázar-Kevir  y  Tetuán,  como 

asimismo  los  croquis,  en  ^^  de  las  poblaciones  más  impor- 
tantes y  sus  alrededores. 
Mapa  Militar  Itinerario  de  la  isla  de  Puerto-Rico,  en  . 

ídem,  id.  de  la  isla  de  Cuba,  en  goowó" 

En  la  sección  de  grabado,  se  terminaron  las  hojas  números 
56  y  64  del  Mapa  Militar  Itinerario  de  España,  en  ^ooooo'  ^  ^® 
están  grabando  las  hojas  números  44,  46,  54,  57  y  67  del 
Mapa  Militar  Itinerario  de  España,  en  ¿oóooo* 

Plano  de  Bilbao,  en  ^j^. 

Plano  de  Sevilla,  en  g^. 

Depórito  Hi-      El  Depósito  Hidrográfico  ha  publicado  las  hojas  XIV  y  XV 
diográfloo.         ¿^gj  Mediterráneo,  que  comprenden  desde   Punta  Palomera 

hasta  el  cabo  Tossa  y  los  planos  del  abra  y  ría  de  Bilbao,  de 
Fuengirola,  Puerto  de  la  Selva  y  Cadaqiíés:  el  croquis  del 
puerto  de  Tumanao,  isla  de  Sarangani,  en  el  archipiélago 
filipino  y  el  plano  del  puerto  de  Santiago  de  Bonebey,  isla  de 
Ponape  ó  de  la  Ascensión,  en  las  Carolinas. 

Se  están  grabando  la  hoja  XV  del  Mediterráneo,  desde  cabo 
Tossa  á  la  frontera  francesa;  el  plano  del  río  Miño;  el  de  la 
bahía  de  Palma  de  Mallorca;  un  croquis  del  surgidero  del  Jií- 
caro  (isla  de  Cuba);  el  plano  de  la  rada  de  Cularian  (isla  Pa- 
ragua,  de  Filipinas),  y  el  del  puerto  de  Mutok  (isla  de  la  As- 
censión, en  las  Carolinas.) 

La  Comisión  hidrográfica  de  la  Península  continuó  el  levan- 
tamiento del  litoral  de  Mallorca  y  la  de  Filipinas  el  de  la  isla 
de  Leite. 

Entre  los  libros  publicados,  además  de  varios  derroteros  de 
costas  extranjeras,  ha  publicado  el  Anuario  de  la  Dirección  y 
cuadernos  de  faros, 
ctaüdón  del      En  la  Comisión  del  Mapa  geológico  de  España  se  han  hecho 
ji^G«oi6gico.  i^g  trabajos  siguientes: 


PROGRESO   DE   LOS   TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  265 

1.^  Se  ha  terminado  la  impresión  del  tomo  ii  de  la  Descrip- 
ción  física ,  geológica  y  minera  de  la  provincia  de  Huelva,  del 
ingeniero  D.  Joaquín  Gonzalo  y  Tarín,  impresión  cuyo  comien- 
zo se  anunció  en  la  nota  suministrada  á  la  Sociedad  Geográfica 
en  Noviembre  último.  La  extensión  que  el  autor  ha  dado  á  la 
Descripción  minera  de  la  provincia  de  Huelvaj  exigió  que  se 
le  dedicara  un  tomo  entero,  y  aun  así  ha  resultado  este  muy 
voluminoso  (cerca  de  650  páginas)  por  ser  muchas  las  materias 
de  que  trata,  y  en  gran  número  las  explotaciones  mineras  á 
que  en  él  se  hace  referencia. 

Comienza  el  Sr.  Gonzalo  y  Tarín  por  una  breve  introducción, 
después  de  la  cual  reseña  la  historia  de  la  minería  en  la  pro- 
vincia de  Huelva,  tratando  separadamente  de  los  tiempos 
proto-históricos  é  históricos  y  dividiendo  estos  últimos  en  las 
tres  edades,  antigua,  media  y  moderna. 

Para  entrar  en  el  estudio  de  los  diversos  criaderos,  los 
agrupa  en  dos  secciones,  según  correspondan  á  la  categoría 
de  los  metalíferos  ó  no  metalíferos.  La  sección  destinada  á  los 
Criaderos  metaliferos  es  con  mucho  la  más  extensa  y  abarca 
diversos  capítulos  dedicados  á  Consideraciones  generales;  for- 
mación de  los  criaderos  metalíferos  de  Huelva;  criaderos  de 
pirita  de  hierro  y  ferro-cobriza;  de  chalcopirita  y  oxisulfuros 
de  cobre;  de  sulfuros  múltiples  de  hierro,  plomo,  plata,  zinc 
y  cobre;  de  menas  de  plomo;  de  menas  de  antimonio;  de  óxidos 
de  hierro  y  de  menas  de  manganeso. 

Bajo  el  citado  título  de  Consideraciones  generales,  hace  una 
enumeración  razonada  de  las  ideas  y  teorías  emitidas  en  dis- 
tintas épocas  acerca  de  los  criaderos  metalíferos  en  general,  y 
da  algunas  noticias  referentes  á  la  producción  artificial  de 
minerales,  que  llevan  á  la  investigación  del  origen  que  puedan 
tener  las  sustancias  que  entran  en  la  constitución  de  aquellos 
mismos  criaderos,  todo  lo  cual  conduce  al  estudio  de  la  ma- 
nera cómo  han  podido  formarse  los  de  la  provincia,  clasificados 
por  el  autor  en  criaderos  de  relleno,  de  segregación,  sedimen- 
tarios y  metamorfoseados. 

Natural  era,  dada  la  singular  importancia  de  los  criaderos 
piritosos  de  la  provincia,  que  el  Sr.  Gonzalo  les  concediera  la 

18 


d66  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

preferencia,  y  así,  en  efecto,  antes  de  describirlos  individual- 
mente, dando  noticia  de  las  principales  explotaciones  sobre 
ellos  practicadas,  con  dalos  históricos  é  industriales,  particu- 
larmente de  Río-Tinto  y  Tharsis,  se  fija  en  diversas  circuns- 
tancias generales  para  todos  ellos,  tales  como  los  elementos 
que  los  constituyen,  los  caracteres  exteriores,  las  relaciones 
entre  los  mismos  criaderos  y  sus  cajas,  las  alteraciones  sufri- 
das por  estas  y  las  variaciones  en  las  riquezas  de  las  menas. 

Siguen  en  interés  los  criaderos  de  manganeso,  respecto  de 
los  cuales  traza  la  historia  de  su  disfrute  y  los  describe  minu- 
ciosamente, detallando  las  explotaciones  que  merecen  mención 
especial;  y  respecto  á  la  sección  de  los  Criaderos  no  metalíferos^ 
da  cuantas  noticias  puedan  apetecerse  acerca  de  los  ocres  y 
almagras,  filones  de  barita,  esteatita,  amianto,  jaspes,  arcillas, 
calizas  y  demds  materiales  de  construcción  que  el  suelo  de  la 
provincia  suministra. 

Acompaña  á  esta  descripción  el  mapa  de  la  zona  central  mi- 
nera de  la  provincia  en  escala  de  -jooooo"»  ^  además  otras  40 
láminas,  24  de  ellas  de  las  dimensiones  de  las  páginas  del 
libro  á  que  se  refieren,  14  de  un  tamaño  doble  y  2  mayores 
adn,  la  mayor  parte  de  las  cuales  representan  planos  de  dife- 
rentes minas. 

2.°  Se  ha  preparado  el  material  para  la  impresión,  que  ha 
comenzado  ya,  del  tomo  xvi  del  Boletin. 

S.'  Se  han  tirado  4  hojas  de  las  16  que  constituyen  el 
mapa  general  de  España,  que  esta  Comisión  ha  trazado  en  la 
escala  de  ^^. 

Y  4.'  Por  último,  se  han  hecho  estudios  de  campo  en  las 
provincias  de  Albacete,  Soria,  Segovia  y  Tarragona,  conti- 
nuándose los  de  gabinete  relativos  á  estas  y  otras  varias  pro- 
vincias, así  como  los  de  la  publicación  del  mapa  general,  y  los 
que  se  refieren  á  la  formación  de  colecciones  de  minerales, 
rocas  y  fósiles  con  destino  á  los  Institutos  de  2.*  enseñanza  y 
otros  centros  científicos,  hallándose  ya  preparada  para  ser 
enviada  á  su  destino,  la  colección  que  se  ha  formado  para  la 
Cátedra  de  terapéutica,  materia  médica  y  arte  de  recetar  del 
Colegio  de  San  Carlos. 


PROGRESO   DE   LOS   TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  287 

Poco  se  puede  añadir  á  lo  dicho  en  Noviembre  próximo  pa-     comiaión  del 
sado;  pues  la  Comisión  del  Servicio  Estadístico  minero,  por  la  servicio Estadii- 

^  '^  tico  minero. 

índole  especial  de  los  datos  que  está  encargada  de  recopilar, 
sigue  uniforme  su  marcha,  y  solo  las  cifras  son  las  que  varían. 

La  estadística  minera  de  1887-88,  primera  dada  á  luz  por 
€sta  Comisión  (creada  en  Julio  de  1887),  está  ya  totalmente 
impresa,  y  comprende,  además  del  año  económico  de  1887-88, 
los  años  naturales  de  1887  y  1888,  dispuestos  de  manera  que 
su  comparación  con  los  datos  similares  de  los  demás  países 
sea  fácilmente  practicable,  lo  que  no  ocurriría  seguramente  si 
se  hubiera  limitado  á  la  forma  á  que  obliga  nuestro  año  eco- 
nómico. Dos  mapas  mineros  de  España  de  los  mismos  años 
de  1887  y  1888  muestran  gráñcamente  el  valor  representado 
por  la  riqueza  minera  de  la  Península,  y  su  peso  y  valores, 
los  diversos  factores  que  en  minerales  y  metales  concurren  á 
formarlo,  expresándose,  además,  la  exportación  verificada  por 
cada  una  de  las  Aduanas  del  reino,  y  la  producción,  tanto  en 
minerales  como  en  productos  metalúrgicos. 

En  dos  diagramas  unidos  igualmente  á  este  tomo  se  mues- 
tran las  diferencias  entre  los  datos  oficiales  y  los  comproba- 
dos que,  aunque  no  alcanzan  más  que  á  cierto  número  de 
sustancias,  arrojan,  sin  embargo,  42.344.895  para  mayor  va- 
lor en  1887,  y  44.439.319  para  1888,  ó  sea  un  total  de  86.784.214 
como  mayor  valor  de  lo  producido,  comparado  con  lo  oficial  y 
declarado. 

Un  estado  de  todas  las  canteras  del  reino  en  actividad  en  * 
1888,  y  un  spécimen  de  la  forma  adoptada  para  la  estadística 
detallada  de  los  motores  de  vapor  aplicados  á  la  minería  com- 
pletan este  tomo,  que  contiene  además  las  memorias  especia- 
les de  cada  distrito  remitidas  por  los  jefes  de  los  mismos,  y 
varios  estados  sobre  exportación  é  importación,  de  tanto  ma- 
yor interés,  cuanto  que,  como  quedan  dispuestas  en  un  cua- 
dro especial  las  sustancias  que  forman  el  objeto  de  ambas 
operaciones,  puede  el  industrial  fijar  su  atención  y  meditar 
si  las  condiciones  de  fabricación  podían  permitirle  elaborar 
en  nuestro  propio  suelo,  con  gran  ventaja  del  país  y  de  su 
población  obrera,  sustancias  que  se  exportan  á  otros  países, 


208  tiOL£TÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

de  los  cuales  vuélvense  á  recibir  los  productos  á  que  daií 
lugar. 

Por  lo  demás,  la  minería  sigue  su  progresión  marcada, 
bailándose  representada  la  riqueza  minera  de  España  en  el  pe* 
ríodo  citado  por  las  cifras  sucesivas  de  212.296.775,  228.490.387 
y  239.695.907  pesetas,  sin  bacer  mérito  de  los  valores  desarro- 
llados por  las  industrias  anexas  á  la  minería. 

El  número  de  trabajadores  de  las  minas  en  dicho  año  1888,. 
ba  sido  el  de  55.473;  en  las  canteras,  31.902;  y  en  el  ramo  de 
beneficio,  19.071,  ó  sea  un  total  de  106.451  operarios. 

Terminada  ya  la  relación  de  los  trabajos  ejecutados  en  lo* 
centros  oficiales  que  interesan  más  directamente  á  nuestra 
Sociedad,  resumiré  en  una  ligera  revista  los  principales  he- 
chos geográñóos  que  durante  el  último  semestre  han  ocurrido 
en  el  mundo. 


EUROPA. 

A  pesar  de  lo  que  asegura  un  periódico  científico,  de  que 
solo  quedan  por  explorar  en  el  planeta  los  casquetes  polares, 
falta  mucho  más  por  conocer,  y  no  solo  en  las  regiones  del 
interior  de  la  América  meridional, de  África,  Asia  y  Nueva  Ho- 
landa, sino  en  la  misma  Europa,  como  lo  atestigua  el  reciente 
viaje  que  por  encargo  de  la  Sociedad  Geográfica  de  San  Pe- 
tersburgo  acaba  de  hacer  Mr.  Istomino  en  la  cuenca  del  Pét- 
chora,  río  que  envía  sus  aguas  al  Océano  glacial  Ártico  en  la 
parte  NE.  de  la  Rusia  europea.  El  viajero  ha  hecho  intere- 
santes estudios  etnográficos  y  un  mapa  del  país  recorrido, 
dando  cuenta  de  una  notable  cueva,  que  según  la  tradición 
sirvió  de  morada  á  una  virgen  amazona.  Y  aun  con  cierto  ru- 
bor, podríamos  decir,  que  también  exploran  algunos  extranje- 
ros ciertas  comarcas  españolas,  como  lo  prueban  las  excursio- 
nes de  los  alpinistas  Schríeder  y  el  conde  de  Saint  Saud  en  los 
Pirineos  aragoneses,  y  las  que  tiene  proyectadas  el  úliimo  al 


PROGRESO   DE   LOS   TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  209 

olvidado  territorio  de  las  Hurdes,  en  la  parte  N.  de  la  provin- 
-cia  de  Cáceres.  En  honor  de  la  verdad,  no  necesita  Europa  ^ 
grandes  exploraciones;  toda  ella  se  encuentra  bien  explotada 
por  sus  respectivos  Gobiernos,  que  por  milagro  dejarán  de 
exigir  los  impuestos  hasta  en  las  últimas  aldeas,  porque  no  es 
creíble  que  pueda  haber  ocultaciones  en  la  riqueza,  como  es- 
tamos acostumbrados  á  oir  que  en  España  ocurren,  sino  en 
naciones  cuyo  catastro  se  halle  tan  atrasado  como  en  la 
nuestra. 

En  casi  todas  se  conocen  perfectamente  los  recursos  públi- 
co?, así  como  sus  necesidades,  y  de  día  en  día  se  procura  sa- 
tisfacer estas  y  aumentar  la  riqueza  con  los  elementos  que  la 
industria  proporciona,  y  con  los  cuales  también  se  fomenta  el 
comercio.  Para  ello  se  idean  y  se  ejecutan  obras  que  en  ante- 
riores épocas  parecerían  un  mito;  pero  el  siglo  xix,  el  siglo 
del  hierro  y  de  la  ingeniería,  nos  tiene  acostumbrados  á  sus 
maravillas,  y  después  de  los  proyectos  de  canales  interoceá- 
nicos, parecerá  muy  pequeña  obra  la  de  enlazar  las  dos  gran- 
des ciudades  de  Birmingham  y  de  Liverpool,  ya  pronto  en 
vías  de  ejecución,  y  cuyo  presupuesto  asciende  á  300  millones 
de  reales.  Abandonada  la  moda  de  los  túneles,  tócales  su  tur- 
no á  los  puentes,  y  se  piensa  en  reunir  por  uno  monumental 
las  costas  de  Dinamarca  y  de  Suecia  en  el  histórico  paso  del 
Suud. 

Desde  que  se  han  visto  los  hermosos  detalles  de  construc- 
ción en  el  magnífico  puente  del  Firth  of  Forth  en  Escocia, 
son  ya  creíbles  las  obras  que,  con  auxilio  del  hierro,  pueden 
hacerse.  Aquel  puente  tiene  dos  tramos  de  518  m.,  y  otros  dos 
de  la  mitad,  cruzando  la  extensa  ría  en  una  distancia  de 
1.615  m.,  y  elevado  el  piso  46  sobre  las  pleamares  de  sizigias. 
Descansa  en  dos  estribos  centrales  y  otros  dos  en  los  extremos, 
utilizando  para  uno  de  aquellos  el  islote  Garvie.  Viene  á  ser 
como  seis  torres  EiíTel  colocadas  horizontalmente,  pareadas  dos 
veces  por  las  bases  y  tres  por  los  vértices,  y  formando  los  es- 
tribos la  unión  de  sus  bases  intermedias. 

El  puente  sobre  el  Sund,  canal  que  tien6'4.500  m.  de  ancho 
«ntre  el  palacio  ó  fortaleza  dinamarquesa  de  Kronborgen  Hel- 


TiO  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

singar  y  el  puerto  sueco  de  Helsingborg,  habrá  de  ser  tres 
veces  más  largo,  aunque  lleva  la  ventaja  de  poderse  construir 
en  aguas  menos  profundas,  pues  la  mayor  sonda  alcanza  27  m.,- 
variando  luego  el  fondo,  que  es  de  piedra,  desde  6  á  26: 
cuestión  todo  de  hierro  y  de  cálculo. 

Una  nota  suelta:  interpelado  el  ministro  de  Marina  en  el 
Parlamento  inglés  acerca  del  proyectado  dique  en  Gibraltar^ 
declaró  que  lo  consideraba  urgente  y  que  muy  pronto  empe* 
zarían  los  trabajos.  Nada  se  habló  relativo  al  paraje  donde  ha 
de  construirse. 

Estamos  ya  tan  curtidos  por  los  golpes  que  de  Inglaterra 
hemos  recibido  en  Gibraltar,  ya  avanzando  con  descaro  sus 
casetas  hacia  nuestra  línea,  ya  ocupando  las  aguas  españolas 
hasta  Punta  Mala,  como  si  fueran  los  verdaderos  dueños  de 
toda  la  bahía  de  Algeciras,  que  nada  de  lo  que  hagan  debe 
extrañarnos.  Lo  que  sí  parece  raro  es  que  los  Gobiernos  de 
España  no  hayan  resuelto  de  una  vez  para  siempre  la  cuestión 
de  nuestros  límites  con  la  plaza  donde  todavía  sigue  flotando 
la  bandera  británica. 

Para  terminar  con  Europa  daré  cuenta  de  un  pensamiento 
inglés.  Nos  enseña  la  Historia  que  al  crecimiento  excesivo  de 
un  Estado  sigue  fatalmente  su  desmembración,  quedando  con 
frecuencia  encarnizados  enemigos  de  la  metrópoli  los  frag- 
mentos desprendidos  que  antes  fueron  de  ella  humildes  vasa- 
llos. No  ha  desaprovechado  Inglaterra  estas  lecciones  de  la 
experiencia,  porque  ya  tuvo  patente  ejemplo  con  su  colonia 
americana,  convertida  desde  el  tiempo  de  Tomás  Jefferson  en 
la  poderosa  nación  de  los  Estados-Unidos.  Domina  la  Gran 
Bretaña  sobre  una  extensión  de  23  millones  de  kilómetros 
cuadrados,  mucho  más  de  dos  veces  la  superQcie  de  Europa; 
obedecen  sus  órdenes  319  millones  de  habitantes  esparcidos 
por  todo  el  globo  (1)  constituyendo  sus  principales  posesiones 

(1)    Tiene  Iníflaterra  en  Europa.  .'. .        314.(528  km.«  con   3h  ir>5.526  habitantes. 

»  »        Asia 4.6;}1.473         »         2(J5.180v82  *> 

»  »        Australia..  8.21fi.525        »  1017.191  ji) 

»>  »        África 1.2G5.«":5        »  4.271.718  » 

Colonias  diversas .  9  531.1G2        »  0.6t').9«)0  » 

Total....    23.959.6C3        »        3181)14.017         » 


PROGRESO  DE   LOS  TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  271 

la  India,  la  Australia  y  el  dominio  del  Canadá.  En  previsión, 
pues,  de  futuras  desmembraciones,  ha  surgido  en  Londres  la 
idea  de  una  confederación  imperial  que  ligue  estrechamente  á 
la  metrópoli  con  sus  dependencias,  no  consistiendo  solo  en 
una  simple  alianza  militar,  sino  en  la  completa  fusión  política 
de  sus  colonias  con  Parlamentos  federales  y  un  poder  ejecu- 
tivo líuico.  Si  consiguen  llevar  á  cabo  este  pensamiento,  será 
el  único  medio  para  asegurar  la  supremacía  inglesa  en  el 
mundo,  que  hoy  tiene  casi  del  todo  acaparado  por  su  comer- 
cio y  por  su  influjo,  y  será  también  un  motivo  más  de  alarma 
para  las  demás  razas,  que  no  deben  olvidar  la  divisa  de  Bél- 
gica, ala  unión  hace  la  fuerza.» 


ASIA. 

Esta  vez  puedo  dar^cuenta  de  varios  viajes  de  exploración 
en  Asia,  sobre  todo  en  la  parle  central,  que  era  la  preferida 
del  animoso  Prjevalski:  continúa  su  obra  Ruboruski,  levan- 
tando los  planos  del  terreno  que  media  entre  el  Issikul  y  las 
cercanías  de  Yarkand,  sin  descuidar  por  eso  los  estudios 
etnográficos  y  políticos  de  aquella  región.  La  Sociedad  Geo- 
gráfica rusa  ha  enviado  otras  expediciones  á  varios  puntos, 
muy  principalmente  al  Tíbet  y  á  las  montañas  mongólicas. 
El  coronel  Pietsof  comenzó  su  viaje  desdo  la  Kaxgaria,  pa- 
sando por  Jotán  y  Keria  con  objeto  de  alcanzar  los  montes 
tibetanos,  y  en  ellos  buscar  un  paso  al  NE.  del  Tíbet  para 
visitar  aquella  parte  aún  inexplorada.  Logró  llegar  al  oasis 
de  Nia,  y  á  las  130  verstas  (139  km.)  de  dicho  punto  encontró 
el  paso  buscado  hacia  la  región  aurífera  de  Sarik-Tuz:  luego 
volvió  á  Nia,  donde  pensaba  invernar,  continuando  en  el  buen 
tiempo  su  viaje. 

El  Sr.  Elisselef  ha  explorado  el  territorio  del  Ussari,  visi- 
tando las  cuevas  de  la  Manchuria  y  los  Sres.  Yadimsef  y 
Smisluski  viajan  por  la  Mongolia  septentrional;  al  pasar  por 
los  llanos  de  Arjola  han  visto  ruinas  de  gran  interés  histórico. 


272  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Otro  ruso,  Mr.  Kuzaetsof,  ha  recorrido  varios  glaciares  al  N. 
del  Cáucaso. 

El  capitán  ruso  Grombcheuskí,  explorador  de  las  grandes 
montañas  asiáticas,  ha  hecho  la  ascensión  del  pico  de  Mustag 
ó  Godwin  Ostin,  pico  más  alto  después  del  Gaurisankar. 

Tres  franceses  recorren  también  el  Asia:  uno  de  estos, 
Mr.  Dauvergue,  explora  el  Turquestán  oriental  y  los  otros  dos, 
que  son  el  príncipe  Enrique  de  Orleans  y  su  compañero 
M.  Bonvalot,  se  hallaban  en  Kulya  (China)  el  9  de  Octubre, 
con  el  propósito  de  emprender  su  marcha  para  Lob-Nor  que 
dista  370  km.;  de  allí  piensan  ir  por  el  alto  Kiucha-Kiang  y 
volver  al  Yunnán  y  el  Tonquín.  Si  pueden,  reconocerán  las 
fuentes  del  Hoang-bo  ó  Rio  Amarillo. 

También  el  norte-americano  Rockill,  secretario  de  la  lega- 
ción de  los  Estados-Unidos  ha  salido  de  Pekín  en  dirección  al 
Tíbet:  al  llegar  á  Mongolia  se  disfrazó  de  peregrino,  cousi- 
guiendo  entrar  en  la  ciudad  sagrada  de  Lassa;  pero  descu- 
bierto le  quitaron  cuanto  llevaba,  y  falto  de  recursos  tuvo  que 
volver  á  China,  reconociendo  de  paso  la  ignorada  región  del 
alto  Yangtzó. 

Por  último,  debo  señalar  otra  importante  expedición,  la  de 
Mr.  Rosset  en  la  Indo-China,  que  ha  explorado  el  Mekong  y 
el  Dongiié,  entrando  en  territorios  de  Annam,  Cochinchina, 
Cambodia,  Siam  y  Laos. 

Tanto  los  franceses  en  el  Tonquín  como  los  ingleses  en 
Birmania  siguen  sus  forzosas  expediciones  guerreras  contra 
los  rebeldes,  casi  siempre  auxiliados  por  gentes  chinas,  seña- 
lándose los  piratas  tonquineses,  que  se  baten  con  sangre  fría 
contra  las  columnas  francesas  causándoles  bajas  de  considera- 
ción. Nguyen-Van,  uno  de  los  jefes  que  hicieron  prisionero, 
y  que  fué  decapitado  en  Hanoi,  se  había  sometido  al  protec- 
torado francés;  pero  al  sublevarse,  dio  una  proclama  al  pueblo 
explicándole  su  sumisión  y  la  causa  de  su  rebeldía,  que  no 
era  otra  que  el  ver  agobiada  á  su  patria,  y  terminaba  diciendo: 
thoy  vuelvo  á  ejercer  mi  antigua  autoridad  y  juro  no  vivir 
bajo  el  mismo  cielo  con  los  piratas  de  Occidente:  así,  pues, 
compatriotas,  cuando  nuestro  ejército  os  visite  preparadle 


PROGRESO   DE   LOS  TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  273 

víveres,  y  si  alguno  desobedeciere  esta  orden  ó  abrazase  la 
causa  de  los  piratas  de  Occidente,  haré  rodar  su  cabeza.» 

Con  esta  situación  se  comprende  que  Francia  tenga  en 
Tonquín  un  ejército  de  35.000  hombres. 

Debe  contarse  entre  todos  los  esfuerzos  que  hace  Rusia, 
como  uno  de  los  más  colosales,  la  línea  férrea  que  ya  está  en 
vías  de  ejecución,  desde  la  Rusia  europea  á  Vladivostok  en  la 
costa  del  Pacífico  y  cruzando  toda  la  Siberia.  Tendrá  6.500 
kilómetros  de  longitud,  es  decir,  mucho  más  larga  que  la 
mayor  de  Norte-América,  la  North  Paciñc,  que  solo  alcanza 
.5.300.  Entre  las  obras  de  este  camino  se  hallan  los  puentes 
sobre  los  grandes  ríos  siberianos  como  el  Obi,  el  Yenissei  y 
el  Lena.  Cuando  se  termine  la  gigantesca  obra  quedará  por 
bajo  de  la  realidad  la  novela  de  Julio  Verne,  en  su  vuelta 
alrededor  del  mundo,  pues  podrá  verificarse  en  cuarenta  días 
saliendo  de  París  y  volviendo  á  él  por  Nueva- York,  San  Fran- 
cisco, Yokohama  y  Vladivostok. 

Terminaré  la  reseña  de  Asia,  dando  cuenta  de  las  opiniones 
que  sobre  la  política  inglesa  expuso  en  Bradford,  no  ha  mu- 
cho tiempo  el  estadista  Sir  Carlos  Dilke,  opiniones  que  coinci- 
den con  las  que  en  difereutes  ocasiones  he  manifestado  res- 
pecto á  la  situación  de  rusos  ó  ingleses  eu  Asia.  El  Sr.  Dilke 
opina  que  Inglaterra  debe  ocuparse  con  más  interés  en  los 
asuntos  de  la  India,  que  debe  dársele  alguna  mayor  participa- 
ción en  los  asuntos  administrativos  del  país,  para  que  en  un 
momento  de  crisis,  no  queden  aquellas  posesiones  á  cargo  de 
una  burocracia  irresponsable  y  anónima;  y  cree  absoluta- 
mente necesaria  la  existencia  de  Estados  intermedios,  «tapo- 
nes» como  los  llamaba  gráficamente,  entre  Rusia  ó  Inglaterra 
en  Asia,  no  porque  tema,  decía,  una  invasión,  siendo  limí- 
trofes ambas  potencias,  sino  porque  entonces  habría  que  tran- 
quilizar á  la  opinión  pública  aumentando  allí  las  fuerzas  mi- 
litares, y  por  consiguiente,  los  tributos  para  mantenerlas. 

Sir  Dilke  ve  el  peligro  para  Inglaterra  donde  es  natural 
verlo,  donde  muchas  veces  lo  hemos  señalado,  en  Persia  y  en 
el  Afghanislan. 

Por  esto  sin  duda  y  en  prevención  de  lo  que  pueda  ocurrir, 


274  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

haa  cruzado  los  ingleses  el  Himalaya  y  el  Karakorum,  eri- 
giendo una  fortaleza  en  Xabiduljah;  en  su  vista  los  chinos 
vecinos  del  Jotán  han  construido  otra  en  sus  inmediaciones: 
también  han  levantado  dos  pequeños  fuertes  los  ingleses 
al  NO.  del  Indo,  al  pie  del  Hindokux  y  no  lejos  del  nacimiento 
del  Óxus. 


ÁFRICA. 

Los  detractores  de  Galicia  aseguran  que  el  gallego  no  entien- 
de otra  justicia  que  la  que  él  diga.  Bastante  más  exacto  sería 
el  aplicar  esta  definición  á  los  norte-americanos,  los  cuales 
proclaman  y  sostienen  la  doctrina  de  Monroe  para  el  nuevo 
continente  y  no  la  practican  en  el  antiguo. 

Así  i"esulta  del  incidente  ocurrido  en  Tánger  durante  el  mes 
de  Diciembre  último.  Parece  que  el  vapor  Congo^  procedente 
de  Amberes,  llevaba  un  cijou  que  el  consignatario  en  la  ciu- 
dad declaró  como  géneros  de  fi»rrelería,  y  presentó  un  salvo- 
conducto de  Mr.  Reed  Lewis  cónsul  de  los  Estados- Unidos; 
los  empleados  marroquíes  exigieron  que  se  abriese,  hallando 
fusiles  en  vez  de  los  artículos  declarados,  por  lo  cual  lo  deco- 
misaron; incomodado  el  cónsul  forzó  las  puertas  de  la  aduana 
plantando  la  bandera  norte-americana  en  el  cajón.  Como  de  este 
ruidoso  asunto  no  ha  vuelto  á  hablarse,  es  lo  más  probable 
que  los  fusiles  se  hayan  rescatado,  quedando  por  el  suelo  la 
justicia  que  asistía  á  Marruecos.  Es  un  aviso  para  Europa  este 
respeto  á  la  legalidad  demostrado  por  los  norte-americanos. 

En  tanto,  dicen,  el  Gobierno  marroquí  vaá  hacer  en  Alema- 
nia una  importante  compra  de  cañones  Krupp  por  valor  de  I 
millón  de  duros;  esto  sí  que  es  gastar  pólvora  en  salvas. 

Pasemos  adelante  y  sin  detenernos  en  Santa  Cruz  de  Mar 
Pequeña  ni  aun  en  Río  de  Oro,  por  no  recordar  el  abandono 
en  que  los  españoles  tienen  todo  cuanto  puede  interesarles, 
como  nos  decía  en  su  conferencia  el  Sr.  Santa  Olalla;  llegue- 
mos á  las  posesiones  francesas  del  Senegal,  donde  nuestros 
vecinos  van  consolidando  su  poder.  Allí,  para  no  hacer  muy 


PROGRESO   DE   LOS   TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  275 

costosas  SUS  colonias  á  la  madre  patria,  conservan  una  serie 
de  puntos  con  guarnición  francesa  (1)  y  dejan  en  libertad  á  los 
indígenas  sobre  los  cuales  solo  ejercen  el  protectorado,  y  pro- 
curan alimentar  con  ellos  su  comercio.  Allí  también  han  regu- 
larizado sus  dominios,  fijando  de  acuerdo  con  el  Gobierno  in- 
glés, los  límites  do  las  respectivas  posesiones,  no  solo  en  la 
Senegambia,  sino  en  toda  la  parte  occidental  donde  las  tienen 
ambas  potencias  (2). 

No  descuida  tampoco  Francia  su  objetivo  del  comercio  de 
Timbuctü,  por  el  lado  del  alto  Níger,  nuevamente  recorrido 
en  1.600  km.  por  el  teniente  de  navio  Jaime  á  bordo  del  ca- 
ñonero Le  Afage, 

Es  evidente  que  ninguna  nación  puede  acometer  una  empre- 
sa sin  arriesgar  algo  en  ella;  Francia,  al  extender  su  influjo 
en  África,  se  ve  precisada  á  remover  obstáculos  y  á  luchar  con 
eiiergía  para  vencerlos. 

Eso  le  acontece  ahora  en  sus  posesiones  del  Dahomey.  Este 
país,  edén  de  la  barbarie,  como  le  llama  el  excéntrico  Arturo 
Granson,  había  celebrado  con  Francia,  en  1878,  un  tratado,  ce- 
diéndole una  parte  del  territorio  de  Kotonou;  el  21  de  Febrero 
quisieron  los  franceses  tomar  posesión  de  él,  negándose  á  en- 
tregarlo el  jefe  dahomeyano;  ocurrió  un  choque  sangriento  y 
el  teniente  coronel  Terrillon  ocupó  el  pueblo  á  viva  fuerza, 
haciendo  prisionero  al  jefe  con  su  familia.  En  represalia,  fue- 
ron capturados  los  agentes  de  varias  casas  de  Marsella  estable- 


cí) Francia  se  reserva  como  posesiones  directas:  los  puestos  de  Matani,  Saldé, 
Po.lor.  Aeré,  y  Dagana  con  las  aldeas  que  de  ellos  dependen;  el  puesto  telegráfico 
de  N'Diaen;  el  de  M'Pal;el  de  Richard  Toll  en  la  orilla  occidental  de  T^uey;  el 
de  Mérina^hen  junto  al  lago  de  Guiers;  los  de  N'Diago  y  Lnmpsnr;  una  faja  de 
terreno  de  2  km.  de  ancho  en  los  caminos  de  Diaudune  y  de  Tund-Tuli,  á  la 
derecha  del  ferro-carril  de  Dakar;  la  isla  de  "^o-;  el  pueblo  de  Ley  bar;  el  i»  lote  de 
BabaguJ^ye  y  las  salinas  de  Koumette  y  de  Gandióle. 

{i)  Según  el  tratado  entre  las  dos  naciones,  los  limites  fijados  son  los  siguientes: 
una  línea  por  el  N.  y  otra  por  el  S.  del  rio  Gambia,  que  marca  el  territorio  inglés 
allí  enclavado;  la  linca  por  el  lado  de  Sierra  Leona;  la  situación  respectiva  de  am- 
bos países  en  el  golfo  de  Benín,  fijando  las  frontera"  de  Porto  Novo  y  de  la  colonia 
inglesa  de  Lagos,  quedando  libre  por  aquella  parte  la  navegación  del  Lajarra  y 
del  Addo  Por  último,  se  determina  que  Inglaterra  ejercerá  su  acción  en  la  parte 
oriental  y  Francia  en  la  occidental. 


278  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

cidos  en  Whidah,  y  llevados  á  la  capital  Abomey.  Desde  enlon- 
ceSy  no  era  posible  el  acomodamiento  y  prosiguieron  las  hos- 
tilidades tomando  en  ellas  la  iniciativa  el  principe  Kondo, 
hijo  del  difunto  Gleglé,  déspota  de  Dahomey. 

Sabido  es  que  el  ejército  dahomeyano  consta  de  12.000  gue- 
rreros y  6  ú  8.000  amazonas,  mujeres  terribles  y  perfectamente 
armadas,  que  manejan  con  suma  destreza  tanto  ol  fusil  como 
el  arma  blanca  y  que  por  su  salvaje  intrepidez  forman  el  nií- 
cleo  de  aquellas  hordas.  Después  de  ocupar  Kondo  toda  la  costa, 
dirigió  sus  fuerzas  contra  Kotonou  atacándolo  varias  veces 
hasta  que  intentó  un  asalto  el  4  de  Marzo,  llegando  casi  á  tocar 
los  cañones  de  la  plaza.  La  guarnición,  compuesta  de  gabone- 
ses  y  de  tiradores  del  Senegal,  rechazó  el  ataque,  en  el  cual 
perdieron  los  de  Dahomey  la  generala  de  las  amazonas  y  500 
combatientes,  teniendo  los  franceses  9  muertos  y  19  heridos. 

El  coronel  Terrillon  salió  del  fuerte  con  su  columna  y  des- 
pués de  varias  escaramuzas  con  escasas  pérdidas,  bombardeó 
el  pueblo  de  Agobbo  situado  á  la  izquierda  del  rio  Uemé,  al  N. 
del  lago  de  los  Caimanes  é  incendió  ocho  poblaciones  más. 
Se  ha  notifícado  el  bloqueo  de  la  costa  de  los  Esclavos  y  con 
los  refuerzos  llegados  de  Dakar  y  Gabón  se  propone  seguir  la 
campaña  para  escarmentar  al  tirano  de  Dahomey.  Los  portu- 
gueses hicieron  bien,  renunciando  al  protectorado  de  aquel 
país,  que  les  hubiera  costado  esfuerzos  imposibles  pues  á  la 
misma  Francia  en  razón  al  ingrato  clima  en  que  han  de  operar 
sus  tropas,  le  saldrá  muy  cara  la  empresa.  Posteriormente  se 
ha  sabido  que  los  buques  franceses  bombardearon  á  Whidah; 
que  el  ejército  de  Dahomey  estaba  algunos  kilómetros  tierra 
adentro,  y  que  hay  esperanzas  de  que  pida  la  paz. 

Los  ingleses  prosiguen,  en  cambio,  muy  tranquilamente  su 
avance  por  el  Xíger  é  intentan  penetrar  en  el  Sudán.  Mr.  Gra- 
ham  Brooke  ha  organizado  una  expedición  que  debe  ir  al  lago 
Tsad,  y  cuyo  objeto  es  conseguir  de  aquellas  tribus  que  se  so- 
metan al  protectorado  de  la  Gran  Bretaña,  acaparando  así  todo 
su  comercio.  No  nos  parecemos  mucho  en  actividad  á  los  demás 
europeos.  En  Noviembre  pasado  se  organizó  una  expedición 
cuyo  objeto  era  explorar  con  minuciosidad  el  territorio  próximo 


PROGRESO   DE    LOS   TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  277 

iil  Ogoué.  El  francés  M.  Fourneau  era  el  encargado  de  llevarla 
á  cabo  y  con  efecto  remontó  aquel  río  hasta  Lape  á  500  km. 
de  la  embocadura;  desde  allí  se  dirigió  al  N.  hasta  el  río 
Campo,  que  siguió,  terminando  su  viaje  en  la  costa;  durante 
su  marcha  celebró  convenios  con  diferentes  jefes  de  tribu 
sometiéndose  muchos  al  protectorado  de  Francia.  Ha  encon- 
trado terrenos  montañosos  con  puntos  entre  1.000  y  1.500  m. 
de  altura  que  corren  paralelos  á  la  costa  y  que  le  parecen 
muy  á  propósito  para  la  colonización  europea,  siendo  todo  el 
país  fértil  y  rico.  Es  decir  que  por  nuestra  apatía  y  cuanto 
lUcIs  perseveremos  en  ella,  toda  la  serie  de  hechos,  que  van 
consiguiendo  los  franceses,  se  irán  convirtiendo  en  derechos 
que  luego  será  cada  vez  mas  difícil  combatir.  En  tanto  nosotros 
hacemos  tiempo,  labor  en  que  sobresalimos  entre  todos  los 
demás  mortales.  Los  portugueses  nos  dan  continuas  lecciones 
del  interés  que  debe  tomarse  respecto  á  las  colonias,  no  dejan- 
do pasar  nada  que,  á  su  entender,  lastime  sus  derechos.  Ahora 
mismo  ha  surgido  una  cuestión  entre  Portugal  y  el  estado  del 
Congo,  y  para  solventarla  tratan  de  establecer  definitivamente 
las  fronteras  de  su  posesión  de  Cabinda,  habiendo  elegido 
ambas  partes  contratantes  como  arbitro  al  Consejo  federal 
suizo,  si  no  llegan  directamente  á  su  acuerdo. 

Como  un  paso  más  para  el  objeto  que  Portugal  persigue,  de 
unir  sus  posesiones  orientales  y  occidentales  en  África,  van 
avanzando  por  el  O.  y  obteniendo  la  sumisión  de  varios 
reyezuelos  indígenas. 

Por  fin  vamos  á  entrar,  si  es  posible,  en  el  intrincado  labe- 
rinto llamado  cuestión  anglo-portuguesa,  en  el  cual  no  se  sabe 
á  qué  atenerse,  cuando  uno  y  otro  contendiente  niega  sus 
mutuas  recriminaciones,  y  las  imputa  todas  al  adversario.  Los 
ingleses  acusan  á  los  lusitanos  de  protectores  de  la  esclavitud 
y  de  la  inmoralidad  en  el  África  Oriental;  estos  achacan  á 
aquellos  felonías  y  deslealtades,  de  manera  que  solo  podemos 
juzgar  por  los  hechos  ñuales  y  por  los  antecedentes  históricos 
algo  de  lo  que  verdaderamente  ocurre.  Portugal,  quizá  en  me- 
dida superior  á  sus  fuerzas,  pero  con  perfecto  y  antiguo  dere- 
cho, explora  por  medio  desús  animosos  viajeros  los  territorios 


2fj8  boletín  de  la  sociedad  geográfica. 

de  eutrainbas  orillas  del  Zambeze,  sujeta  régulos  y  atrae  á  su 
obediencia  muchas  tribus:  Serpa  Pinto,  Antonio  Gardoso  y 
Víctor  Cordón  han  sido  los  encargados  de  esta  empresa;  este  úl- 
timo, cuyo  viaje  es  el  mas  reciente,  ha  visitado  el  territorio  de 
Zumbo  y  los  valles  de  Umfuli  y  de  Sahata,  donde  encontró 
vestigios  de  fortalezas  y  de  trabajos  mineros  hechos  de  anti- 
guo por  los  portugueses.  Paiva  d'Andrade  contribuyó  también 
á  extender  por  aquella  parle  la  influencia  de  Portugal  hasta  la 
región  del  Nasa.  Alvaro  Gaslelhacs  hacía  entretanto  los  estu- 
dios para  un  ferrocarril  en  el  alto  Xiré;  tenía  repartida  su 
gente,  unos  300  hombres,  con  el  segundo  ingeniero  Sr.  The- 
mudo,  y  al  cruzar  el  territorio  de  los  Makololos,  cerca  del  río 
mencionado,  se  vio  hostilizado,  teniendo  que  responder  á  la 
agresión  y  se  replegó  hasta  encontrar  á  Themudo.  Este  fué 
el  principio  del  conflicto  con  Inglaterra  y  de  ello  se  acusaba 
á  los  ingleses  Harry  Petit  y  al  hermano  Jorge  Petit  que  exci- 
taban á  los  indígenas  contra  los  portugueses.  Los  hombres  que 
llevaba  querían  huir  por  temor  á  los  Makololos,  cada  día  más 
amenazadores,  y  le  costó  gran  trabajo  contenerlos  hasta  re- 
unirse con  el  mayor  Serpa  Pinto. 

Había  llegado  á  oídos  del  Gobierno  de  Lisboa  que  á  la  com- 
pañía inglesa  Sud-africana  se  le  concedía  por  una  carta  real 
una  gran  extensión  que  tomando  por  base  el  Zambeze,  en  una 
y  otra  orilla,  forma  una  zona  trasversal  de  N.  á  S.,  y  por 
el  SO.  del  lago  Nasa  corta  la  comunicación  entre  Mozambique 
y  las  colonias  occideutales  de  Mossámedes.  Para  prevenir  este 
peligro  era  preciso  obrar  con  toda  energía  y  actividad,  estable- 
cerse sólidamente  en  el  Xiré  y  el  Nasa,  contrarrestando  el 
influjo  de  los  misioneros  ingleses  de  Mponda,  y  celebrar  tra- 
tados con  los  jefes  indígenas,  para  que  la  Compañía  inglesa  se 
encontrase  con  los  hechos  consumados,  y  no  pudiera  cortar  las 
posesiones  portuguesas.  Serpa  Pinto  había  llegado  á  tiempo  con 
refuerzos,  y  á  lo  que  parece,  se  vio  sin  embargo  atacado  por  los 
Makololos,  bien  armados;  pero  los  derrotó  y  esta  fué  la  última 
gota  que  promovió  la  indignación  inglesa.  En  Londres  no  po- 
dían resignarse  á  que  les  hubieran  tomado  la  delantera,  y 
como  el  lobo  de  la  fábula,  les  incomodó  que  los  portugueses 


PROGRESO   DE   LOS   TRABAJOS    GEOGRÁFICOS.  279 

bebiesen  las  aguas  del  Xiré,  que  ya  estaba  concedido  en  el  pa- 
pel á  la  Compañía  inglesa;  decían  que  sobre  aquellos  terrenos 
no  había  más  que  hacer  sino  plantar  la  gloriosa  bandera  bri- 
tánica, y  precisamente  esto  es  lo  que  habían  hecho  los  lusita- 
nos, poniendo  su  pabellón  azul  y  blanco.  Prescindiendo  de 
anteriores  derechos,  bastaba  allí  el  natural  y  reconocido  depri- 
mo occupante.  La  justicia  de  siempre:  bueno  si  lo  hacen  los 
ingleses,  insolente  y  ridículo  si  lo  hacen  otros.  Y  sobre  todo, 
nadie  estorba  á  la  Compañía  inglesa,  que  no  representa  á  su 
nación,  comerciar  y  establecerse  en  territorio  dependiente  de 
Portugal. 

No  es  necesario  decir  cuánto  ha  molestado  á  nuestros  veci- 
nos el  altanero  ultimátum  de  Lord  Salisbury  en  25  de  Noviem- 
bre, símbolo  del  derecho  de  la  fuerza.  Nuestra  nación  herma- 
na ha  protestado  con  toda  energía,  y  sus  habitantes  han  toma- 
do acuerdos  hostiles  para  el  comercio  inglés,  íinica  protesta 
que  podían  hacer  ante  el  poderío  británico,  acompañándolos 
nuestra  Sociedad  en  la  protesta  y  nuestra  nación  con  sus  sim- 
patías. No  basta  que  Portugal  haya  pedido  un  arbitraje;  no 
basta  que  haya  ofrecido  presentar  los  documentos  que,  aparte 
del  consentimiento  universal,  prueban  sus  antiguos  como  sus 
recientes  derechos  á  ejercer  legítima  soberanía  en  aquellos  paír 
ses,  derechos  más  legítimos  que  los  que  pueden  alegar  los  ingle- 
ses sobre  muchos  puntos  de  la  tierra;  ni  se  hará  caso  del  último 
documento  descubierto  por  Mr.  Marcel  en  la  Biblioteca  nacio- 
nal de  París,  mapji  curiosísimo  é  inédito  de  fines  del  siglo  xvii, 
donde  se  ve  el  curso  del  Zambeze  con  torres  y  pueblos  de 
nombre  portugués,  y  en  donde  se  marcan  los  parajes  de  mi- 
nas de  oro.  Era  necesario  que  el  orgullo  británico  quedara  sa- 
tisfecho del  quimérico  agravio,  y  con  fuertes  amenazas  obliga- 
se á  Portugal  á  ceder  contra  todo  derecho  y  razón.  Con  esto  y 
con  rebuscar  datos  que  cohonesten  la  violencia,  puede  Ingla- 
terra esperar  tranquila  el  fallo  inexorable  de  la  historia,  que 
por  lo  visto  le  tiene  sin  cuidado. 

Antes  de  seguir  la  reseña  del  África  oriental,  diré  algunas 
palabras  acerca  del  viajero  francés  M.  Trivier  que,  acompaña- 
do del  joven  Weissenburger,  empezó  su  expedición  en  Loango 


280  BOLETÍN   DE   L\   SOCIEDAD   GEOGRÁFrCA. 

el  10  de  Diciembre  de  1888,  pasó  á  Brazzaville  el  C  de  Enero  de 
1889,  á  Stanley  Fall  el  18  de  Febrero,  llegó  á  Uyiyi  en  el  lago 
Tangañica  el  6  de  Junio  y  el  30  de  Octubre  á  Livingstonia  en 
el  Nasa,  terminando  su  peligroso  viaje  eu  Quilimane  el  1.°  de 
Diciembre  pasado. 

Su  infeliz  compañero  Weissenburger  desapareció  misterio- 
samente y  luego  se  supo  que  había  muerto  asesinado  en 
Fuambo  al  SE.  del  Tangañica. 

Henos  aquí  en  la  nota  más  saliente  de  las  exploraciones  en 
África,  el  portentoso  viaje  de  Stanley,  terminado  el  4  de  Diciem- 
bre ultimo.  Había  salido  el  intrépido  aventurero  de  Liverpool 
el  21  de  Enero  de  1887;  pasó  por  Egipto,  y  en  Zanzíbar  formó 
la  escolta  que  llevó  consigo,  dobló  el  cabo  de  Buena  Esperan- 
za llegando  á  la  boca  del  Gongo  el  18  de  Marzo.  El  10  de  Mayo 
estaba  en  la  confluencia  del  Aruhimi,  y  el  22  en  las  cataratas 
de  Yambuga,  verdadero  principio  de  su  expedición  hacia  lo 
desconocido.  Ciento  sesenta  dias  caminó  por  una  selva  inex- 
tricable, atestada  de  vegetación,  de  insectos  y  de  toda  clase  de 
alimañas;  húmeda,  mal  sana  y  obscura,  porque  el  inmenso  ra- 
maje que  se  extendía  sobre  los  viajeros  les  ocultaba  el  sol  cons- 
tantemente, teniendo  que  soportar  los  ataques  de  los  feroces 
negros  que  á  su  paso  hallaban,  y  á  más  el  hambre  que  convirtió 
en  espectros  á  los  que  podían  sobrevivir  á  tan  extraordinaria 
fatiga.  Enfermo  gravemente  el  indomable  jefe,  asesinado  su 
segundo  Barthelott  en  Yambuga,  y  enfermos  también  otros 
compañeros  que  dejó  en  Bonalya  á  7  jornadas  de  Yambuga, 
parecía  imposible  la  salvación,  y  su  muerte  se  creyó  segura 
en  Europa.  Afortunadamente  consiguió  alcanzar  el  lago  Alber- 
to el  15  de  Diciembre  de  1888,  pero  tuvo  que  volver  atrás  por- 
que Emin  rehusaba  despedirse  de  África;  acometió  de  nuevo  su 
marcha  llegando  otra  vez  al  lago  el  27  de  Abril  del  89  á  cuyas 
orillas  habló  con  Emin  bajá.  Se  separó  de  él  para  recoger  á 
sus  enfermos  de  Bonalya,  y  cuando  por  tercera  vez  tocó  en  el 
Alberto  Nansa  supo  que  Emin  y  Casati  estaban  en  poder  de 
sus  oñciales  rebeldes  y  rodeados  de  enemigos  por  todas  partes, 
puesto  que  los  mahdistas  vencedores  eran  dueños  de  Wadelai, 
habiéndoles  intimado  que  se  entregasen. 


PROGRESO  DE  LOS  TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  281 

En  esta  difícil  situación  se  encontraba  Stanley,  cuando  se 
reunieron  con  él  Emin  y  Casali,  libres  ya,  pero  fugitivos,  y 
con  numeroso  acompañamiento  de  hombres,  mujeres  y  niños: 
1.300  personas  componían  aquella  población  viajera  y  con  ellas 
tenía  que  llegar  á  la  salvadora  costa  oriental:  intentó  adoptar 
el  camino  más  corto;  pero  no  siéndole  posible  por  fa  hostilidad 
que  indudablemente  había  de  hallar,  se  dirigió  al  S.  del  lago 
Alberto;  faldeólas  grandes  montañas  de  Ruvenzori  (Montes  de 
la  Luna  de  los  antiguos  mapas),  siguió  parte  del  curso  del  río 
Simliki,  desaguadero  del  lago  Muta,  y  uno  de  los  orígenes  del 
Nilo,  cuyas  orillas  orientales  hubo  de  rodear,  y  pasando  al  pie 
del  Monte  Nfumbíro,  que  se  quedaba  al  poniente,  se  encaminó 
derecho  al  SO.  del  gran  lago  Victoria,  que  tiene  aún  mayor 
extensión  que  la  presumida  hacia  aquella  parte;  desde  allí  fué 
con  menos  inconvenientes  por  el  territorio  alemán  de  Ituru  y 
Usagara  hacia  Bagamoyo,  donde  felizmente  llegó  á  principios 
de  Diciembre. 

De  las  1.500  personas  que  le  acompañaban,  la  mitad  solo  al- 
canzaron el  término  de  su  penoso  viaje. 

Hombre  extraordinario  Stanley,  ha  descollado  entre  todos 
los  exploradores  del  continente  negro  y  merece  mejor  que  Es- 
cipión  el  renombre  de  Africano:  solo  pueden  compararse  con 
él  algunos  de  los  antiguos  aventureros  españoles  que  cruzaron 
la  América  meridional  hace  tres  siglos. 

Aunque  no  tan  batallador,  también  aparece  grande  la  figura 
de  Emin  Bajá,  que  ha  sabido  mantenerse  años  enteros,  desde 
1886,  entregado  á  su  propia  iniciativa  y  falto  de  todo  au- 
xilio. 

Desde  su  reunión  con  Stanley  se  sospechó  en  Europa  que 
no  había  entre  los  dos  ilustres  personajes  la  más  completa 
armonía;  quizá  su  respectivo  origen  y  los  intereses  encontra- 
dos que  en  África  tienen  las  dos  naciones  á  que  pertenecen, 
dieron  margen  á  esta  sospecha. 

Los  partidarios  de  uno  y  de  otro  los  recriminan  respectiva- 
mente: tomando  pretexto  de  la  gran  cantidad  de  marfil  aco- 
piada por  Emin,  dicen  unos  que  la  expedición  de  Stanley 
debió  recompensarse,  para  él  y  para  los  que  la  costearon,  con 

19 


282  BOLETÍN  DE   LA.  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

los  12  millones  de  pesetas  á  que  asciende  el  precio  de  tan  rica 
mercancía;  otros  aseguran  que  £min  servirá  los  intereses  de 
Alemania  su  patria,  pues  apoyado  por  ella  recobraría  las  pro- 
vincias que  ha  sabido  gobernar,  devolviendo  también  á  la 
civilización  tan  hermoso  país,  hoy  entregado  á  las  hordas 
mabdistas.  En  cambio  muchos  atribuyen  á  Stanley  el  pensa- 
miento de  que  Inglaterra  podría  establecer  allí  su  dominio 
gastando  3  millones  de  libras  esterlinas. 

Lo  cierto  es  que  Alemania  é  Inglaterra  se  disputan  la  pre- 
ponderancia en  África  y  que  se  dan  prisa  para  llevar  cada  cual 
la  mayor  ventaja  posible.  Ya  no  van  quedando  en  el  mundo 
otras  tierras  disponibles  para  colonizar  directamente  que  las 
africanas,  ni  Alemania  ve  tampoco  otra  salida  para  el  exceso 
de  su  población  y  de  su  industria. 

Es  verdaderamente  un  embrollo  el  estado  actual  de  las 
posesiones  europeas  en  la  costa  oriental  de  África;  con  golpes 
parecidos  á  los  que  dan  los  jugadores  de  cierta  reputación, 
se  han  ganado  trozos  del  continente,  quedando  á  la  postre  el 
sultán  de  Zanzíbar  despojado  de  sus  dominios:  desde  Cabo 
Delgado,  límite  de  la  colonia  portuguesa  de  Mozambique  hasta 
Usambara,  es  de  los  alemanes,  que  llegan  por  el  interior  muy 
cerca  del  Nasa  y  pretenden  alcanzar  las  orillas  occidentales 
del  Tangañica  y  el  O.  y  S.  del  Victoria:  ciertamente  no  logra- 
rán esta  última  zona,  porque  se  la  reservan  los  ingleses  como 
continuación  de  lo  tomado  á  Portugal  en  el  Zambeze,  que 
debe  unirse  por  el  E.  del  estado  del  Gongo  con  la  posesión  de 
la  compañía  inglesa  oriental  africana  hasta  llegar  al  Nilo.  Ya 
se  sabe  que  el  intento  británico  es  unir  la  colonia  del  Cabo  con 
Egipto  por  medio  de  una  faja  de  tierra  no  interrumpida.  Lin- 
dando en  la  costa  con  la  posesión  alemana,  sigue  la  inglesa 
otra  vez  hasta  Vitu,  punto  aislado  perteneciente  á  los  alema- 
nes, y  más  al  N.  mientras  se  lo  disputaban  Italia  y  Alemania, 
lo  tomó  también  Inglaterra,  mediante  el  subterfugio  de  ser 
mandataria  y  administradora  del  sultán  de  Zanzíbar,  quedán- 
dose con  el  territorio  perteneciente  á  la  aduana  de  Kismayu. 
Italia  ha  llevado,  pues,  sus  pretensiones  más  al  N.  en  tierras 
de  los  Somalis.  Como  el  interés  descompone  amistades,  pudie- 


PROGRESO  DE   LOS  TRABAJOS   GEOGRÁFICOS. 

Tan  ser  aquellas  tierras  la  maazana  de  la  discordia  entre  las 
tres  naciones. 

Italia  no  descuida  la  Abisinia  en  donde  va  poco  á  poco  añr* 
mando  su  influencia,  desde  la  declaración  de  su  protectorado; 
-aunque  en  Francia  han  desenterrado  ahora  un  documento 
que  desde  el  año  1843  yacía  en  los  archivos,  y  que  utilizará  en 
ocasión  oportuna:  me  reflero  al  tratado  que  Luís  Felipe  cele- 
bró con  el  abuelo  del  actual  rey  de  Abisinia  y  Xoa.  En  dicho 
tratado  figura  Luís  Felipe  como  protector  de  Jerusalera  y  en 
este  concepto  debía  proteger  á  los  peregrinos  de  Xoa;  en  cam- 
bio se  daban  á  los  franceses  importantes  ventajas  y  franqui- 
<;ias  comerciales  de  todo  género. 

Dadas  ya  las  principales  noticias  acerca  del  pugilato  en  que 
se  hallan  enzarzadas  estas  naciones  europeas,  y  en  el  que  para 
vencer  se  valen  de  toda  suerte  de  astucias  y  de  artimañas,  diré 
algo  sobre  la  ascensión  del  Kilimanyaro,  efectuada  por  fin  des- 
pués de  varias  infructuosas  tentativas  de  otros  viajeros.  El 
alpinista  austríaco  Purtscheller  y  el  alemán  Hans  Meyer 
^este  último  había  subido  el  año  pasado  hasta  los  5.650  m.) 
llegaron  á  la  cima  (6.000  m.)  el  22  de  Octubre,  empleando  diez 
y  seis  días  en  su  ascensión,  después  de  escalar  una  muralla 
•de  hielo  de  200  m.  de  altura.  En  la  cumbre  de  la  gigantesca 
montaña,  que  es  el  cerro  Kibo,  hay  un  cráter  de  2  km.  de 
diámetro  por  200  m.  de  profundidad,  ocupado  por  un  glaciar 
■que  se  forma  con  la  aglomeración  de  las  nieves  y  que  por  una 
brecha  que  hay  al  O.  se  desborda  y  baja  hasta  los  5.400  m.  de 
altitud  en  distancia  de  3  km.  También  subieron  al  segundo 
pico,  el  Kimauenzi,  que  alcanza  la  elevación  de  5.800  m. 


AMERICA. 

'  En  varias  ocasiones  he  sido  acusado  de  anglofobia,  quizá 
porque  hacía  resaltar  vivamente  los  defectos  de  la  raza  anglo- 
sajona, que  sus  admiradores  han  dado  en  llamar  superior. 
Yo  no  tengo  la  culpa  de  que  los  tenga,  ni  de  que  entre  ellos 


»*  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

sobresalga  el  egoísmo  llevado  hasta  la  má^  descarada  injusti* 
cia.  También  á  sa  lado  he  puesto  sus  buenas  cualidades  de^ 
laboriosidad  y  perseverancia,  de  estudio  y  de  previsión,  pero 
realmente  mi  anglofobia  no  es  otra  cosa  que  una  voz  de  alar- 
ma para  la  raza  latina  que,  á  mi  modo  de  ver,  se  halla  ame- 
nazada y  gravemente  comprometida  en  un  porvenir  no  muy 
lejano.  El  principio  de  la  lucha  definitiva  entre  ambas  razas 
no  se  hará  esperar  mucho. 

En  mi  anterior  Memoria  recordó  el  poderío  siempre  cre- 
ciente de  Inglaterra  en  el  mundo:  continuación  de  la  vieja 
Gran  Bretaña  es  hoy  la  nueva  y  mayor  Inglaterra,  que  en  la 
enorme  extensión  de  los  Estados-Unidos  se  desarrolla  con  pas- 
mosa rapidez  al  otro  lado  del  Atlántico;  que  en  el  espacio  de 
un  siglo  ha  visto  su  población  aumentada  22  veces  ó  sean 
67  millones  de  habitantes;  y  que  siguiendo  tal  aumento  pasará 
en  el  segundo  siglo  de  1.200  millones,  que  proclamó  la  doc- 
trina de  Monroe  hace  sesenta  y  cinco  años  y  hoy  ejerce  efcc* 
tiva  hegemonía  en  el  Nuevo  Continente  hasta  en  las  institu- 
ciones, en  las  costumbres  y  en  la  marcha  general  úe  la  civili- 
zación; que  nunca,  por  fin,  estuvo  poder  alguno  m«1s  cerca  do 
alcanzar  la  soberanía  universal  de  lo  que  hoy  está  la  raza 
inglesa;  soberanía  verdadera,  no  la  sostenida  ficticiamente  por 
la  fuerza  de  las  armas,  sino  la  que  da  la  riqueza,  la  que  ejerce 
el  prestamista  sobre  el  que  necesita  su  oro  para  vivir,  y  que 
de  hecho  se  convierte  en  vasallo  suyo,  porque  no  puede  jamás 
liborar  la  hipoteca,  y  concluye  por  caer  del  todo  en  sus  manos 
como  acaba  de  verse  con  el  deudor  egipcio. 

El  comercio  del  mundo  está  en  poder  de  la  raza  inglesa;  su 
lenguaje  aspira  á  ser  el  universal  de  hecho;  más  de  la  mitad 
de  las  cartas  que  se  escriben  estdn  redactadas  en  ingles,  dico 
M.  Reclus,  y  cada  año  aumenta  en  más  de  3  millones  do 
hombres  la  gente  que  habla  su  idioma. 

Instintivamente  empieza  la  raza  latina  á  defenderse  en  Amé- 
rica, último  baluarte  que  le  resta  y  campo  en  donde  tendrá  que 
librar  la  batalla  decisiva,  como  Persia  lo  será  entre  las  gentes 
eslavas  y  británicas,  y  África  entre  la  germánica  y  la  anglo- 
sajona. Allí  ha  rechazado  la  confederación  con  que  los  Estados* 


PROGRESO  DE  LOS  TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  2S5 

Unidos  la  brindaba,  y  no  quiso  aceptarla  á  pesar  del  pretexto 
simpático  á  las  naciones  republicanas,  de  no  permitir  en  el 
Nuevo  Continente  ninguna  clase  de  ingerencia  á  los  poderes 
monárquicos  de  Europa.  Hizo  muy  bien;  la  aceptación  sería 
^1  suicidio,  pues  de  Europa  le  llegan  incesantes  refuerzos  que 
renuevan,  aumentan  y  vigorizan  su  savia,  y  con  el  Viejo 
Jdundo  mantiene  un  comercio  sin  peligros,  que  no  puede 
esperar  de  los  norte-americanos.  Hizo  muy  bien;  porque 
tinida  á  sus  hermanos  europeos  y  no  enemiga  de  ellos,  es 
<:omo  podrán  defender  su  existencia;  si  algún  día  se  ve  provo- 
'Cada  al  duelo,  estará  en  disposición  de  tomar  la  parte  del 
mundo  que  legítimamente  le  corresponde,  y  mejor  si  le  brin- 
dan á  noble  combate  por  medio  del  trabajo  y  del  estudio. 

Y  voy  á  dar  alguna  prueba  de  lo  que  pueden  esperar  en  los 
Estados-Unidos  las  razas  diferentes  de  la  anglo-sajona. 

Después  de  lo  que  todo  el  mundo  conoce  respecto  á  los  Pieles- 
rojas,  hoy  se  opera  un  movimiento  voluntario  de  los  negros 
residentes  en  Norte-América  en  favor  de  su  vuelta  al  África; 
uno  de  los  principales  promovedores  de  la  idea,  es  el  obispo 
negro  de  Georgia,  Turner,  el  cual  asegura  que  sus  hermanos 
no  pueden  prosperar  en  América,  porque  no  cuentan  con  la 
necesaria  protección,  como  lo  demuestra  el  que  en  los  últimos 
4oce  años,  ningún  tribunal  americano  ha  dado  una  sola  sen- 
tencia favorable  á  un  negro. 

Dejemos  á  los  Estados-Unidos.  Las  cinco  pequeñas  repúbli- 
cas que  en  la  América  central  están  limitadas  por  Méjico  y  por 
Colombia,  han  firmado  un  pacto  de  unión  que  empezará  á  regir 
en  15  de  Septiembre  de  este  año^  siendo  provisional  durante 
diez  años  para  quedar  definitivo  en  1900  con  el  nombre  de  Re- 
pública centro-americana;  por  lo  tanto  desaparecerán  los  nom- 
bres oficiales  de  Honduras,  Guatemala,  Costa-Rica,  Nicaragua 
y  San  Salvador  como  de  naciones  independientes. 

No  habiendo  asunto  de  que  tratar  ni  en  punto  á  exploracio- 
nes importantes,  salvo  la  que  hace  M.  Coudreau  en  la  Guayana 
francesa,  ni  en  los  adelantos  del  canal  de  Panamá,  completo 
fiasco  en  su  aspiración  de  canal  de  esclusas,  en  lo  que  ha  de 
5er  vencido  por  el  de  Nicaragua,  cruzaré  á  la  América  del  Sur 


98S  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

para  encontrarme  con  la  nueva  República  federal  brasileña  dé- 
los veinte  Estados  que  ha  sustituido  el  último  y  solo  Estado 
monárquico,  resto  de  la  herencia  que  á  las  coronas  española  y 
portuguesa  dejara  el  decreto-sentencia  de  Alejandro  VI. 

Al  ilustre  y  simpático  emperador  que  hoy  se  consume  en  la 
nostalgia  por  su  querido  Brasil,  le  ha  tocado  descender  del 
trono  que  la  familia  de  los  Braganzas  consideró  mucho  tiempo- 
como  el  más  bello  florón  de  la  diadema  lusitana. 

Si  en  las  Repúblicas  centro-americanas  cada  nación  baja  al 
rango  de  provincia  autónoma,  en  la  federación  brasileña  suben 
sus  provincias  á  Estados.  Aquellas,  que  por  su  población  escasa 
ó  por  sus  pequeños  ingresos,  no  reúnan  elementos  suficientes, 
quedarán  reducidas  á  territorios  que  dependerán  directamente^ 
del  Gobierno  federal. 

El  trastorno  político  alcanzará  también  á  la  capital  del  Im- 
perio; se  trata  de  trasladar  la  residencia  del  nuevo  Gobierno  al 
S.  de  Río  Janeiro,  en  paraje  más  sano  que  esta  ciudad  y  más^ 
apartado  del  bullicio  mercantil. 

Al  Gobierno  republicano  lo  ha  tocado,  asimismo,  resolver 
una  antigua  cuestión  que  durante  siglos  fué  muchas  veces  mo- 
tivo de  graves  disensiones  entre  España  y  Portugal,  sin  que 
jamás  pudieran  venir  á  un  acuerdo  satisfactorio  para  las  dos 
partes  contendientes:  la  delimitación  de  las  fronteras  entre  el 
Brasil  y  la  Argentina. 

Sabida  es  la  guerra  de  cosmógrafos  y  de  diplomáticos  que  la 
contienda  ocasionó,  y  sabida  también  la  poca  lealtad  que  hubo- 
hasta  en  las  mediciones  de  los  grados,  y  los  obstáculos  que  se 
opusieron  á  los  trabajos  de  los  comisionados  para  fijar  los^ 
límites  entre  la  posesión  portuguesa  y  la  capitanía  general  d& 
Buenos  Aires. 

Hoy  han  zanjado  amistosamente  las  dificultades  por  medio 
del  tratado  de  25  de  Enero  último,  según  el  cual,  el  territorio 
de  las  Misiones,  causa  principal  del  antiguo  litigio,  queda- 
dividido  en  cuatro  partes;  tres  de  ellas  vana  formar  parte  de  la 
República  Argentina,  y  el  resto  para  el  Brasil.  La  linca  diviso- 
ria va  entro  los  ríos  de  San  Antonio  y  Pepiri  Guasú,  siguiendo 
próximamente  la  dirección  del  meridiano. 


PROGRESO  DE  LOS  TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  287 

No  han  arreglado  así  sus  diferencias  las  repúblicas  de  Boli- 
via  y  del  Paraguay  que  se  disputan  los  terrenos  intermedios 
entre  los  ríos  Paraguay  y  Pilcomayo.  Quizá  sean  las  armas  las 
que  decidan  la  cuestión,  pues  Bolivia  ha  presentado  un  ulti- 
mátum reclamando  para  sí  todo  el  territorio  mencionado  entre 
Bahía  Negra  y  la  confluencia  del  Pilcomayo.  Dándolo  por  he- 
cho, ha  concedido  á  una  compañía  alemana  la  construcción  de 
un  ferrocarril  de  1.700  km.  que  debe  unir  todas  las  poblacio- 
nes situadas  á  la  derecha  del  río  Paraguay  con  las  de  Tupirá 
y  Quiaca. 


OCEANÍA. 

Una  sola  exploración  debo  señalar  en  esta  parte  del  mundo, 
la  de  Mr.  Mac  Gregor,  administrador  de  la  Nueva  Guinea  in- 
glesa, el  cual,  acompañado  de  cinco  indígenas,  hizo  la  ascen- 
sión del  pico  Uan-Stanley  de  4.000  m.  de  altura:  desde  allí 
pasó  por  la  cumbre  de  la  cordillera  hasta  el  monte  Victoria  y 
el  pico  Lilley  en  distancia  de  30  millas,  cruzando  por  el  naci- 
miento del  río  Venapa,  que  es  el  más  caudaloso  de  la  vertiente 
meridional  de  la  gran  isla. 

Dicho  esto,  he  de  recordar  un  hecho  verdaderamente  escan- 
daloso llevado  á  cabo,  con  relación  á  la  Oceanía,  á  ciencia  y 
paciencia  de  todas  las  naciones:  Inglaterra  y  Alemania  nego- 
ciaron en  secreto  y  concluyeron,  en  1887,  un  tratado  por  el 
cual  se  repartían  buenamente  todas  las  tierras  del  Pacífico  oc- 
cidental. 

En  virtud  de  este  tratado,  que  hacían  como.dueñas  del  mun- 
do ambas  potencias,  y  sin  consultar  para  nada  á  las  demás,  so 
confirmaba  á  la  Gran  Bretaña  en  sus  posesiones  del  inmensa 
continente  australiano  con  sus  anejos  y  dependencias  actuales, 
como  el  importante  grupo  de  Nueva  Zelanda,  Tasmania,  islas 
Fidyi,  Norfolk,  Middleton,  etc.,  y  recientemente  los  grupos 
de  la  Unión  y  de  Phoenix. 

Quedaba  la  enorme  isla  de  Nueva  Guinea,  quo  viene  á  ser 
una  segunda  Australia:  no  podían  disponer  enteramente  de  ella 


m  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÍFIGA. 

porque  Holanda  retiene  hace  siglos  su  parte  occidental,  así  es 
que  Inglaterra  tomaba  para  sí  la  vertiente  de  Mediodía,  que- 
dando inglés  el  estrecho  de  Torres,  y  Alemania  cogía  la  tercera 
parte,  ó  sea  el  NE.  de  la  isla,  y  arramblaba  con  todo  lo  que  al 
Oriente  existe  inmediatat  la  Nueva  Bretaña,  la  Nueva  Irlan- 
da, las  islas  de  Salomón,  el  archipiélago  de  Gilbert,  etc.,  ote, 
hasta  los  grupos  de  Tonga  y  de  Samoa,  donde  no  pudo  ser 
dueña  exclusiva  por  el  poderoso  veto  de  los  Estados-Unidos. 

Dolidos  los  franceses  de  este  reparto,  recuerdan  sus  derechos 
á  muchas  islas  de  aquellos  mares  y  los  nombres  de  sus  marinos 
que  las  visitaron:  España  los  tenía  mejores  y  más  antiguos  sobre 
la  parte  de  Nueva  Guinea,  ahora  inglesa,  lo  mismo  que  sobre 
las  islas  del  Espíritu  Santo,  de  Salomón,  de  Yavao  y  otras 
muchas,  visitadas  y  reconocidas  por  sus  antiguos  navegantes, 
Mendaña,  Villalobos,  Fernandez  de  Quirós,  Vacz  de  Torres  y 
Mourelle.  Con  más  razón  que  nadie  podremos  decir  que  Espa- 
ña ha  ido  siempre  de  descubierta,  y  levantando  la  caza,  que 
después  y  con  toda  comodidad,  enseñado  el  camino,  recogían 
otras  naciones.  ¡Siempre  nos  queda  la  gloria  de  ir  los  prime- 
ros aunque  tengamos  la  desgracia  de  quedarnos  los  ültimosl 

Las  Nuevas  Hébridas,  que  pro  hidiviso  no  se  atrevió  nadie 
á  coger,  ni  á  nadie  se  permite  que  las  tome,  se  han  declarado 
independientes,  renunciando  al  tácito  y  doble  protectorado 
anglo-francés  en  que  se  hallaban.  Terminaré  la  reseña  de 
Oceanía  indicando  una  nube  que  en  el  espléndido  cielo  inglés 
80  forma  hacia  sus  colonias  australianas.  Han  enviado  estas  á 
Londres  representantes  que  en  su  nombre  piden  la  adminis- 
tración autónoma  para  ellas,  con  lo  cual  han  puesto  en  grave 
compromiso  al  Gobierno.  Con  objeto  de  ir  preparando  la  con- 
federación imperial  de  que  antes  hablé,  el  ministro  de  las  Co- 
lonias, Lord  Knutsford  había  presentado  al  Parlamento  un 
proyecto  de  ley  que  en  cierto  modo  daba  alguna  satisfacción  á 
las  aspiraciones  australianas:  el  proyecto  fué  tan  mal  acogido 
que  el  ministro  se  vio  precisado  á  retirarlo,  justamente  cuando 
con  más  tenacidad  y  más  amplitud  lo  piden  aquellas  apartadas 
posesiones,  cuya  tendencia  es  á  formar  otro  segundo  Domi- 
nion como  el  Canadá,  con  su  Parlamento  aparte,  y  en  este  sen- 


PROGRESO  DE  LOS  TRABAJOS  GEOGRÁfIGOS.  m 

lido  existen  ya  inteligencias  entre  los  gobernadores  dé  sus  di- 
ferentes distritos. 

El  gabinete  inglés  sabe  hacer  de  la  necesidad  virtud,  y  es  po- 
sible que  ceda  ante  la  tenacidad  australiana,  como  cedió  de 
diferentes  modos  con  el  Canadá  y  con  los  Estados-Unidos. 


REGIONES  POLARES. 

Poco  hay  que  decir  acerca  de  las  exploraciones  de  los  mares 
polares:  el  anuncio  de  dos  proyectos  de  viaje;  uno  á  las  costas 
orientales  de  Groenlandia  que  se  hará  bajo  la  dirección  del  te- 
nienle  Ryder  de  la  marina  dinamarquesa,  para  estudiar  la  re- 
gión situada  entre  los  grados  66  y  73,  y  otro  al  polo  antartico 
que  debe  emprenderse  hacia  el  otoño  del  año  91,  mandado  por 
«1  célebre  Nordenskiüld,  y  que  costeará  la  Sociedad  geográfica 
<le  Australasia  y  el  negociante  Dickson  que  contribuyó  tam- 
bién á  los  gastos  de  la  notable  expedición  del  paso  del  Nordeste. 
Dice  el  geógrafo  M.  Reclus  que  los  viajes  polares  serían  la 
más  grande  de  las  puerilidades,  si  únicamente  se  hicieran  por 
la  vanidad  de  llegar  al  punto  donde  se  reúnen  los  meridianos; 
pero  que  tienen  más  alto  objeto  como  es  el  de  estudiar  la  forma 
-de  los  mares  y  de  las  costas,  las  corrientes  y  las  mareas,  los 
movimientos  de  la  atmósfera  y  otros  interesantes  fenómenos 
de  la  vida  terrestre:  no  hay  sin  embargo  á  mi  modo  de  ver  con 
el  logro  completo  de  tan  arriesgada  empresa,  bastante  com- 
pensación á  las  penalidades  que  exigen  estos  viajes:  de  cien 
probabilidades  hay  noventa  de  perecer  del  modo  tan  terrible 
que  perecieron  los  mártires  de  la  Jeannete  junio  á  las  bocas 
del  Lena,  y  muchas  más  de  ser  víctimas  del  lento  y  espantoso 
-escorbuto,  de  morir  sofocados  en  una  tempestad  de  nieve,  he- 
lados con  uu  frió  de  50*  bajo  cero  ó  aplastados  por  enormes  ma- 
sas de  hielo,  monstruos  de  formas  fantásticas,  iluminados  con 
los  lúgubres  destellos  de  las  auroras  magnéticas,  que  á  cada 
instante  amenazan  pulverizar  el  desamparado  buque  sin  auxi- 
lio humano:  y  todo  ello  en  medio  de  interminable  noche  y  del 
estridente  fragor  de  los  hielos  que  se  quiebran,  y  de  las  moles 


290  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  OEOORÁnCA. 

que  se  hunden  con  horrible  estrépito  en  los  abismos  del 
mar,  aumentando  con  el  siniestro  ruido  el  pavor  que  las  tinie- 
blas causan.  Tanta  abnegación  es  demasiada  para  el  escaso 
fruto  que  ofrece.  Y  sin  embargo,  se  encuentran  á  millares  los 
hombres  que  se  han  brindado  á  tan  arriesgadas  empresas,  prue- 
ba de  que  en  medio  de  las  infinitas  atrocidades  y  crímenes  de 
que  se  halla  sembrada  la  historia  de  la  humanidad,  hay  siem- 
pre corazones  grandes  y  generosos. 


RESEÑA  DE  LAS  TAREAS  Y  ESTADO  AOTUAL 


DB  LA 


SOCIEDAD  GEOGRÁFICA  DE  MADRID 

LEÍDA  EN  U  JUNTA  GENERAL  DEL  3  DE  JUNIO  DE  1890, 
POR  EL  SECRETARIO  ADJUNTO 

D.  RAFAEL  TORRES  CAMPOS. 


SEFfORES: 

Una  vez  más  me  cabe  la  honra  de  daros  cuenta  de  las  ütile» 
tareas  de  la  Sociedad  Geográfica. 

Han  tenido  lugar  durante  el  último  semestre  diez  y  seis 
reuniones  de  la  Junta  directiva,  consagradas,  como  siempre, 
al  estudio  de  problemas  que  arectan  al  cultivo  científico  de  la 
Geografía  á  intereses  vitales  del  país  ó  al  porvenir  de  nuestras* 
colonias. 

La  designación  de  gobernador  de  las  posesiones  del  Golfo* 
de  Guinea  era  un  acto  de  gran  transcendencia  en  las  actúales- 
circunstancias,  no  solo  por  la  necesidad  imperiosa  en  que  en» 
tamos  de  fomentar  la  riqueza  de  aquellos  olvidados  territorios, 
sino  también  porque  acaso  este  nombramiento  ejerza  influjo- 
en  la  solución  del  conflicto  ocasionado  por  las  pretensiones 
francesas.  La  Sociedad  gestionó  que  para  regir  la  colonia  fue- 
ra nombrada  una  persona  que  conociese  la  situación  y  necesi- 
dades de  aquella,  se  interesara  por  su  prosperidad,  llevara  un 
vasto  plan  de  reformas  y  hubiera  demostrado  poseer  grandes 
condiciones  de  energía  y  tacto,  necesarias  hoy  como  nunca 
para  este  difícil  mando,  y  ha  recibido  con  aplauso  la  designa- 
ción hecha  por  el  Gobierno  del  teniente  de  navio  D.  José  d& 
Ibarra  y  Autran,  llamado  á  juicio  de  muchos  á  escribir  una 
importante  página  y  á  abrir  un  nuevo  período  en  la  historia 
de  la  colonización  española  en  el  Golfo  de  Guinea. 


m  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

Uay  para  eslo  uu  concurso  singular  de  elemenlos  que  dicha 
autoridad  sabrá  aprovechar  en  interés  patriótico  sin  duda.  £1 
Gobierno  acaba  de  enviar  edificios  de  acero,  puentes  y  cami- 
nos de  hierro.  Se  instalan  en  buenas  condiciones  escuelas  y 
hospitales  que  serán  un  medio  poderoso  de  atracción  y  de  in- 
flujo respecto  á  los  indígenas.  En  lugar  de  un  gran  barco  in- 
adecuado para  remontar  los  ríos,  irán  allí  pequeños  y  ligeros 
buques  que  hagan  ver  frecuentemente  á  los  paniues  y  á  los 
Tengas  los  colores  del  pabellón  de  España.  Acompaña  al  go- 
bcruador  un  joven  de  grandes  alientos  como  oficial  técnico, 
D.  Germán  Garibaldi,  cuya  misión  es  principalmente  llevar 
á  cabo  el  pensamiento  del  Sr.  Ibarra  de  crear  caminos  en  la 
isla  y  de  unir  desde  luego  las  bahías  de  Santa  Isabel  y  San 
Carlos.  La  Compañía  Transatlántica,  inspirándose  en  altas 
razones  de  patriotismo,  emprende  seriamente  bajo  la  direc- 
ción de  Bonnelli  el  establecimiento  de  factorías  y  el  cultivo 
de  extensos  territorios.  Con  el  concurso  de  la  misma  Com- 
pañía Transatlántica  y  del  Gobierno,  en  comisión  del  servi- 
cio, según  Real  orden  con  cuya  expedición  ha  obligado  á  la 
Sociedad  notablemente  el  Sr.  Ministro  de  la  Guerra,  está  en 
ol  Golfo  de  Guinea  como  representante  nuestro  un  cariñoso 
amigo  mío  de  quien  esperamos  mucho  cuantos  lo  conocemos: 
el  comisario  de  Guerra  D.  Josó  Valero* 

De  antiguo  vienen  las  Sociedades  Geográficas,  órgano  de  las 
aspiraciones  generales  del  país,  siguiendo  con  el  interés  más 
vivo  los  problemas  de  la  colonización  portuguesa,  cuyo  éxito 
ha  de  afectar  gravemente  al  porvenir  de  nuestra  raza  en  el 
mundo.  Al  estallar  el  conflicto  que  un  extravío  de  la  opinión 
inglesa,  el  estrecho  egoísmo  nacional,  la  falta  de  respeto  al 
heroico  pueblo  portugués  y  la  ineficacia  de  los  tratados  inter- 
nacionales produjeron,  tocaba  á  nuestra  Sociedad,  estrecha- 
mente unida  á  la  de  Lisboa,  apelar  á  las  congéneres,  tratar  de 
hacer  valer  la  solidaridad  entre  estas  y  el  peso  de  la  opinión 
científica  para  impedir,  si  era  posible,  un  verdadero  despojo. 
Así  lo  hizo,  obteniendo  demostraciones  calurosas  de  simpatía 
de  Portugal,  la  adhesión  entusiasta  de  unos  y  el  apoyo  moral 
á  nuestros  puntos  de  vista,  de  gran  número. 


RESEÑA   DE   LAS   TAREAS   Y  ESTADO   DE   LA   SOCIEDAD.      299 

Complemento  de  esta  actitud  fué  el  homenaje  acordado  al 
viajero  insigne  que  representa  los  nobles  empeños  de  Portu- 
gal por  explorar  y  civilizar  las  regiones  del  Zambeze  y  del 
Nasa,  Alejandro  Serpa  Pinto.  Motivos  respetables  han  sido 
causa  de  que  las  públicas  demostraciones  de  simpatía  y  aplauso 
no  tengan  lugar  en  el  momento;  pero  podrán  realizarse,  á  lo 
que  parece,  en  breve  plazo;  y  para  entonces  no  ha  de  faltar  á 
las  Sociedades  GeográQcas  el  concurso  activo  que  las  fuerza» 
intelectuales  do  la  capital  prestaron  para  las  manifestaciones 
en  honor  de  Capello  y  Ivens. 

Muy  satisfactorio  ha  sido  para  la  Sociedad  proporcionar  li- 
bros relativos  á  nuestra  legislación  ultramarina,  obtenidos  del 
Ministerio  del  ramo,  al  Congreso  Colonial  de  París  y  á  la  So- 
ciedad de  Colonización  alemana  berlinesa. 

La  Junta  directiva,  que  considera  al  Sr.  Beltrán  y  Rózpide 
como  uno  de  los  especialistas  de  más  saber  y  que  han  hecho 
de  la  ciencia  geográfica  estudios  más  profundos,  acordó,  como 
una  demostración  de  gratitud  por  los  importantes  servicios 
que  le  ha  prestado,  proponer  á  la  Junta  general  su  nombra- 
miento de  Archivero  perpetuo  como  cargo  do  aquella,  y  coh 
voz  y  voto  en  la  misma.  Permitid  al  antiguo  compañero  en 
las  aulas  y  al  amigo  cariñoso  de  siempre  felicitar  al  Sr.  Bel- 
trán por  la  merecida  sanción  que  obtienen  sus  notables  tra- 
bajos. 

Convocada  una  asamblea  de  contribuyentes,  y  señalados 
entre  sus  temas  la  contribución  territorial  y  las  ocultaciones 
y  la  estadística  de  la  riqueza,  debía  la  Sociedad  tomar  parte 
en  ella  para  tratar  especialmente  del  catastro,  y  nadie  más 
abonado  para  representarla  en  tal  ocasión  que  nuestro  ilustre 
presidente,  que  ha  unido  su  nombre  á  este  género  de  trabajos^ 
iniciándolos  con  un  vigor  y  un  acierto,  quo  de  continuar  como 
empezaron,  habrían  proporcionado  al  país  grandes  beneficios. 
A  dicha  asamblea  han  ido  con  el  Sr.  Coello  los  Sres.  Sánchez 
Massiá,  Suarez  y  Foronda,  tomando  todos  parte  activa  en  las 
deliberaciones.  Demostró  aquel  con  datos  incontestables  la 
enormidad  de  las  ocultaciones  y  la  gran  diferencia  de  su  en- 
tidad en  las  diversas  regiones  de  España;  sostuvo  briosamente 


V&i  BOLETÍN  DE  LA.  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

el  catastro  parcelario  contra  los  que  defendían  el  de  masas  de 
cultivo,  y  se  opuso  á  las  subvenciones  á  las  obras  publicas  en 
forma  de  garantía  de  interés,  que  conducirían  á  la  ejecución 
de  proyectos  de  utilidad  escasa  con  imposición  de  duras  cargas 
al  Estado. 

Los  acuerdos  de  la  Asamblea  que  ha  publicado  la  prensa 
sobre  ejecución  definitiva  de  catastro  parcelario  completo  y 
posibilidad  y  economía  de  tales  trabajos,  el  voto  nominal  de 
gracias  que  le  otorgó,  además  de  su  elección  de  vicepresiden- 
te, suponen  un  gran  éxito  para  el  Sr.  Coello,  y  para  la  So- 
ciedad, por  tanto,  identificada  con  él  en  absoluto. 

En  26  de  Noviembre  dio  el  Sr.  Gutiérrez  de  Alba  una  con- 
ferencia, en  que  describió  é  hizo  conocer  las  antigüedades  del 
valle  de  San  Agustín  ó  de  las  estatuas  de  Colombia. 

El  Sr.  Sánchez  Massiá  disertó  en  la  sesión  ordinaria  de  25 
de  Febrero  sobre  la  necesidad  de  formar  el  catastro  de  Es- 
paña.  El  Sr.  Coello  hizo  constar,  con  tal  motivo,  que  puede 
iiacerse  con  un  gasto  de  4  ó  5  pesetas  la  hectárea,  igual  ó  infe- 
rior al  del  mapa  del  Instituto,  que  no  produce  la  utilidad  que 
aquel  trabajo,  llamado  á  descubrir  ocultaciones  y  á  aumentar 
el  valor  de  la  propiedad,  al  hacerla  diáfana,  y  .dar  á  conocer 
con  toda  exactitud  su  naturaleza  y  sus  linderos. 

En  la  sesión  del  11  de  Marzo  tuve  el  honor  de  daros  cuenta 
de  los  trabajos  del  Congreso  Internacional  de  Ciencias  geográ- 
ficas de  París. 

En  8  de  Abril  se  celebró  reunión  extraordinaria  en  honra  y 
memoria  de  los  Sres.  D.  Vicente  de  la  Fuente,  el  Conde  de  To- 
reno  y  el  general  D.  Hilario  de  Nava  y  Caveda.  De  los  elogios 
estuvieron  encargados  los  Sres.  Foronda,  Suarez  lucían  y 
Fernández  Duro  respectivamente.  Tuvo  el  buen  acuerdo  el 
Sr.  Foronda  de  dar  á  conocer  en  su  notable  discurso  trabajos 
del  Sr.  Lafuente.  La  oración  del  Sr.  Suarez  Inclán,  escrita 
con  el  corazón,  sentida,  elocuentísima,  estuvo  á  la  altura  de 
la  inmensa  pérdida  para  el  país  que  la  motivaba.  Con  deleite 
escuchó  la  Sociedad  el  elogio  del  general  Nava  y  Caveda, 
cuya  biografía  es  la  historia  interesante  de  la  formación  de 
nuestra  marina  de  guerra,  leído  por  el  Sr.  Fernández  Duro;  y 


RESEÑiL   DE   LAS   TAREAS   Y   ESTADO   DE   LA   SOCIEDAD.      S95 

no  hay  que  decir  es  este  un  trabajo  que,  por  la  elevación  do 
sus  ideas  y  la  belleza  del  singular  estilo  del  sabio  académico, 
honrará  á  nuestro  Boletín,  en  que  los  discursos  necrológi- 
cos deben  publicarse  brevemente. 

El  Sr.  D.  Joaquín  Garralda,  marqués  de  Reinosa,  uno  de 
los  oficiales  que  merecieron  el  honor  de  ser  elegidos  para  el 
atrevidísimo  ensayo  de  utilizar  en  navegaciones  de  altura  un 
barco  blindado  como  la  Numancia^  conduciéndolo  al  Pacífico 
para  sostener  allí  el  houor  de  España,  nos  ha  dado  dos  nota- 
bles conferencias,  acogidas  dentro  y  fuera  de  la  Sociedad  cou 
aplauso,  en  las  cuales  demostró  de  elocuente  manera  que,  si 
supo  rayar  á  gran  altura  como  actor  en  los  gloriosos  empeños 
de  nuestra  armada,  digno  cronista  de  aquellos  sucesos,  posee 
el  arte  admirable  de  ponerlos  de  relieve  historiándolos. 

Entre  los  donativos  que  han  venido  á  aumentar  nuestras 
colecciones,  que  constan  hoy  de  2.431  volúmenes  de  obras  y 
atlas,  sin  contar  los  que  forman  las  publicaciones  periódicas, 
y  1.302  hojas  de  mapas  y  planos,  merecen  mención  especial 
uno  del  Depósito  Hidrográfico  de  Francia  y  otro  valiosísimo 
del  socio  correspondiente  Alejo  M.  Gochet,  compuesto  de  li- 
bros, atlas  y  mapas  publicados  por  el  Instituto  de  las  Escuelas 
Cristianas,  al  cual  ha  dado  el  infatigable  y  sabio  hermano  con 
sus  trabajos  no  poca  gloria. 

Época  de  duelo  tiene  que  ser  para  la  Sociedad  el  semestre 
en  que  ha  perdido  miembros  tan  eminentes,  patriotas  tan  in- 
signes como  D.  Francisco  de  Borja  Queipo  de  Llano,  D.  Hi- 
lario de  Nava  y  Caveda,  D.  Vicente  de  Lafuente  y  D.  Juan 
Bautista  Antequera. 

Los  celebrados  trabajos  necrológicos  de  los  Sres.  Suarez  In- 
clan,  Fernández  Duro  y  Foronda,  y  las  hermosas  palabras 
consagradas  por  nuestro  presidente  y  por  el  Sr.  Garralda,  al 
comenzar  en  la  sesión  anterior  su  conferencia,  al  comandante 
inolvidable  de  la  Numancia^  eximen  á  la  Secretaría  del  pia- 
doso deber  que  se  ha  impuesto  de  consagrar  en  la  Memoria 
semestral  un  recuerdo  á  nuestros  muertos. 

El  escaso  número  de  socios — somos  230 — pone  bien  á  las 
claras  la  deficiencia  de  la  cultura  geográfica  en  España,  y  sin 


296  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

cultura  geográfica,  señores,  esto  es  un  axioma  indiscutible,  no 
hay  posibilidad  de  que  el  comercio  nacional  tenga  éxitos  y  de 
que  la  riqueza  pública  se  sostenga  y  crezca.  Siendo  el  tráfico- 
una  verdadera  lucha,  para  poderla  entablar  hace  falta  conoci- 
miento del  campo  en  que  se  desarrolla,  es  decir,  do  los  merca- 
dos. Por  esto,  al  lado  de  las  reformas  económicas,  que  justa- 
mente preocupan,  como  uno  de  los  problemas  para  el  ponre- 
nir  del  país  y  el  desarrollo  de  su  prosperidad  vitales,  hay  que- 
poner  la  difusión  de  la  Geografía  y  el  estudio  de  los  países 
nuevos,  donde  pueden  encontrar  los  pueblos  productores  com- 
pensación á  sus  actuales  quebrantos. 

Trabajar  con  este  objetivo  debe  ser  uno  de  los  empeños  d& 
la  Sociedad  al  presente.  Yo  entiendo  que  sería  oportuno  para 
ello  acudir  á  los  hombres  políticos  que,  mediante  su  acciós^ 
directora  en  el  país,  pueden  servir  con  eficacia  aquellos  ñnes. 
Algunas  de  las  personalidades  eminentes  de  la  política  espa- 
ñola comparten  nuestros  puntos  de  vista.  En  uno  de  sus  in- 
comparables discursos,  afirmó  en  1885  D.  Segismundo  Morct 
«la  necesidad  de  que  los  partidos  españoles  concedan  en  sus  es* 
ludios  y  en  sus  programas  un  lugar  preferente  á  la  geografía. »- 
Procuremos  que  estas  ideas  se  extiendan  y  vivan  en  interés  de 
la  prosperidad  de  la  patria. 


DICTAMEN 


Ul£   LOS 


REVISORES  DE  CUENTAS. 


Los  socios  que  suscriben,  elegidos  en  la  Junta  general  de 
Noviembre  ultimo  para  revisar,  según  dispone  el  Reglamento, 

# 

las  cuentas  de  la  Sociedad  correspondientes  á  todo  el  año 
de  1889,  han  inspeccionado  los  libros  de  Tesorería  en  la  parte 
relativa  á  dicho  período,  y  también  las  cuentas  parciales  y  la 
general  ó  resumen  del  estado  económico  déla  corporación  que 
presentó  el  Tesorero  Sr.  D.  Adolfo  de  Motta. 

Resulta  de  dichos  documentos  que  los  ingresos  durante  todo 
el  año  de  1889  fueron  de  11.617  pesetas,  cantidad  que  sumada 
con  las  2.522,77  del  saldo  de  1888,  compone  un  total  de 
14.139,77  pesetas.  Los  gastos  durante  el  año  referido  fueron 
de  1 1 .606,08  pesetas.  Quedan,  pues,  en  caja  al  comenzar  el  año 
de  1890,  2.533,69  pesetas. 

El  débito  de  la  Sociedad  por  impresión  del  Boletín  que  á 
mediados  de  1887  se  aproximaba  á  15.000  pesetas  es,  en  31  de 
Diciembre  de  1889,  de  11.100,08  pesetas;  aunque  conviene 
advertir  que  hoy  está  reducido  á  9.600,08  pesetas  por  haberse 
entregado  con  posterioridad  á  dicha  fecha  1.500  pesetas  cuya 
data  ha  de  ñgurar  en  la  cuenta  de  1890. 

A  cada  cuenta  parcial  acompaña  el  respectivo  comprobante, 
y  todas  ñguran  anotadas  en  los  libros  de  Tesorería.  Así  lo  ha 
reconocido  y  declara  la  Comisión  Revisora,  y  en  consecuencia, 
propone  á  la  Junta  general  la  aprobación  de  las  referidas  cuen- 
tas, y  cree  también  que  procede  renovar  el  voto  de  gracias  que 
con  tanta  justicia  vienen  mereciendo  la  Sección  de  Contabili- 
dad, y  muy  especialmente  el  Tesorero  Sr.  D.  Adolfo  de  Motta. 

Madrid  26  de  Mayo  de  1890. — Nemesio  Fernández  Cuesta. 
— Cesáreo  Fernández  Duro. 

20 


ELDr.  D.  VICENTE  de  la  fuente 


COMO  SOCIO  DE  LA  GEOGRÁFICA.   DE   MA.DRID 


'     CONFERENCIA 


POR 


D.    MANUEL    DE    FORONDA. 


Al  Excmo.  Sr.  D.  Aureliano  Linares  Rivas. 

Honra  grande  recibe  en  esta  noche  la  Sociedad  Geográfica 
de  Madrid  al  ver  congregado  en  éste  recinto  á  un  auditorio  tan 
respetable  como  distinguido,  que  acude  solícito  á  compartir 
con  ella  el  tributo  de  cariño,  admiración  y  respeto  á  que  por 
sus  indisputables  merecimientos  se  hicieron  acreedores  los  va- 
rones insignes  cuyos  preclaros  talentos  contribuyeron  en  tan 
grande  escala  á  la  obra  civilizadora  que  la  corporación,  con 
tanto  afán  como  patriotismo,  sin  cesar  persigue. 

No  es  esta,  en  verdad,  la  ocasión  primera  que  tan  doloroso 
como  laudable  deber  se  cumple  en  este  sitio,  porque  desgra- 
ciadamente, el  tributo  debido  á  la  naturaleza  se  paga  con  harta 
frecuencia  entre  nosotros,  y  la  implacable  Parca  nos  arrebata 
á  cada  instante  y  con  desdichada  predilección  á  los  más  ilustres 
de  nuestros  consocios. 

Por  eso,  siguiendo  la  cristiana  costumbre  de  honrar  á  los 
muertos,  cada  vez  que  nuestras  filas  se  aclaran,  la  Sociedad 
procura  que  el  recuerdo  de  los  que  fueron  no  nos  abandone  y, 
ya  que  no  en  mármoles  y  en  bronces,  ordena  que  en  las  pági- 
nas de  nuestro  Boletín  se  consignen  los  merecimientos  de  los 
que  tanto  la  ilustraron  con  su  ciencia  y  con  su  eficaz  coopera- 
ción: por  eso  celebra  estas  públicas  manifestaciones  en  honor 


EL   DR.    D.    VICENTE   DE   LA   FUENTE.  299 

<le  los  consocios  qu^  más  brillo  la  prestaron,  y  por  eso  me 
veo  yo  en  la  crítica  cuanto  honrosa  situación  de  haber  de  diri- 
giros mi  incorrecta  palabra  desde  este  sitio,  poniendo  de  relie- 
ve las  altas  prendas  que  adornaron  á  nuestro  insigue  consocio 
el  Dr.  D.  Vicente  de  la  Fuente. 

Cuando  la  Junta  directiva  tuvo  á  bien  confiarme  tan  grata 
tarea,  la  acepté  con  verdadera  fruición,  con  verdadero  entu- 
:SÍasmo. 

Se  trataba  del  elogio  de  mi  antiguo  catedrático  de  Derecho; 
del  comentador  de  las  obras  de  Santa  Teresa,  bautizada  en  la 
misma  pila  en  que  me  cupo  la  dicha  de  recibir  las  aguas  de 
•cristiano;  del  rector  déla  Universidad  Central  á  cuya  personal 
iniciativa  debí  el  verme  honrado  con  el  cargo  de  vocal  de  varios 
jurados  de  examen;  del  maestro  que,  en  este  mismo  recinto, 
aceptando  alusiones  mías,  tomó  parte  en  importantísimo  de* 
bale,  haciéndose  cargo  y  hasta  apoyando  con  inmerecida  bene- 
volencia mis  modestas  opiniones;  del  docto  académico  que  con 

ian  cariñosa  amistad  me  distinguiera y  razones  eran  todas 

estas  más  que  suficientes  para  que  yo  aprovechara  la  primera 
oportunidad  para  tributarle  en  público,  el  público  testimonio 
de  mi  cariño,  gratitud  y  respeto. 

Pero  como  no  hay  satisfacción  completa  en  esta  vida,  la  que 
mi  alma  experimentaba  al  pagar  esta  deuda  de  gratitud  se  vio 
prbntamente  envuelta  en  los  crepúsculos  de  la  vacilación  y  del 
temor. 

Pocos  días  después  de  conferírseme  y  aceptar  tan  grato  co- 
metido, la  prensa  me  reveló  la  noticia  de  que  la  Real  Acade- 
mia de  la  Historia  había  encomendado  el  estudio  crítico  bio- 
gráfico del  insigne  la  Fuente  al  ilustradísimo  individuo  de 
aquella  docta  corporación  Sr.  D.  Bienvenido  Oliver.  ¡Ocupar- 
me yo,  rae  dije,  de  trazar  el  estudio  histórico-crítico  del  ilus- 
tre finado,  cuando  la  bien  corlada  pluma  del  profundo  Oliver 
ha  recibido  de  la  Academia  tal  encargo....!  ¡Osadía  fuera  esta 
que  sólo  puede  hallar  disculpa  en  el  refrán  aquel  que  hace  de 
la  ignorancia  la  más  atrevida  de  las  cosas  del  mundo!  Pero  yo 
que  reconozco  mi  ignorancia,  no  podía  caer  en  el  atrevimiento 
de  permitirme  hacer  un  trabajo  que  pudiera  creerse  por  al* 


»0  boletín  de  hk  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

guien  como  llamado,  no  ya  á  hombrearse^  ni  siquiera  á  reci-- 
bir  modesta  alternativa  con  el  que  del  Sr.  de  Oliver  había  de- 
publicar  la  Academia,  y,  resuelto  á  desistir  de  mi  encargo  ó  á 
seguir  un  camino  distinto  del  generalmente  empleado  en  tales 
ocasiones,  enderecé  mis  pasos  á  la  casa  del  docto  académico  y 
una  vez  expuestos  allí  mis  fundados  temores  y  decidido  pro- 
pósito de  desistir^  encontré  en  el  Sr.  Oliver,  cuyas  relevantes 
prendas  de  carácter  son  sólo  comparables  con  sus  vastos  cono- 
cimientos é  ilustración,  no  sólo  al  benévolo  amigo,  sino  tam- 
bién al  enérgico  instigador  que,  con  persuasiva  frase,  modi- 
ficó mis  propósitos,  hasta  el  punto  de  dejar  para  mí  intacto  el 
estudio  de  D.  Vicente  de  la  Fueute  como  individuo  de  la  So- 
ciedad Geográfica  de  Madrid. 

Hechas  estas  declaraciones,  que  á  mi  juicio  son  pertinentes 
al  caso,  y  que  me  he  creído  en  el  deber  de  consignar  en  esta 
ocasión  y  momento,  vamos  á  la  ciudad  natal  de  nuestro  pre- 
claro consocio,  que  bien  merece  nuestra  visita  la  patria  de  tan- 
tos ilustres  varones  y  en  la  que  tantos  y  tan  insignes  hechos 
registra  nuestra  historia. 

Entre  ese  conjunto  de  cordilleras,  sierras,  picos,  valles,  fa- 
llas y  quiebras  que  constituyen  la  Orografía  de  la  península, 
y  en  el  cual  es  tan  difícil,  si  no  imposible,  el  hallar  las  lincas 
generales  que  puedan  servir  de  guía  para  su  ordenada  descrip- 
ción, se  encuentra  esa  cadena  de  montañas,  tan  impropiamente 
llamada  por  algunos  Cordillera,  y  que  no  es  sino  el  tSistema 
Ibérico)»  tan  magistral  y  recientemente  descrito  por  el  geodesta 
é  ingeniero  de  minas  D.  Juan  Bisso  (1);  sistema  que  on  gran 
parte,  como  es  sabido,  limita  la  cuenca  del  Ebro  por  la  margen 
derecha  y  destaca  hacia  este  río  numerosos  é  importantes  estri- 
bos que,  á  su  vez,  son  la  línea  divisoria  do  los  afluentes  del 
mismo,  siendo  el  de  más  interés  para  el  caso  presente  el  estri- 
bo que  del  Moncayo  se  dirige  hacia  el  Ebro  y  se  bifurca  cerca 
de  Tarazona,  y  los  que  separando  afluentes  del  Jalón,  ya  entre 


(I)    Setena  Qeográjlca  y  Ettadistiea  de  España^  publicada  en  1888  por  el  Institu* 
to  Geográfico  y  Estadístico. 


EL   DR/  D.    VIGENTE  DE   LA  FUENTE.  801 

-Sí,  ya  de  este  río,  parten  de  la  línea  principal  las  sierras  de 
Deza  y  de  Solorio,  empezando  la  primera  en  la  de  Muedo  y  la 
segunda  entre  la  de  Molina  y  la  Ministra,  que  es  la  divisoria 
de  las  provincias  de  Soria  y  Guadalajara,  y  en  la  que  nace  el 
Jalón,  que,  corriendo  por  la  primera  de  las  provincias  citadas 
y  por  la  de  Zaragoza  en  la  dirección  de  SO.  á  NE.  y  después 
de  recibir  las  aguas  de  varios  afluentes — entre  ellos  el  Giloca 
que  so  le  une  en  Calatay  ud — viene  á  perderse  en  el  Ebro  entre 
Cabanas  y  Torres  de  Berrellen  (1);  cuenca  descrita  también 
de  una  manera  incomparable  por  el  asimismo  geodesta  é  in- 
geniero de  montes  D.  Victoriano  Deleito. 

Pequeño  imitador  del  Nilo,  dice  el  Sr.  D.  J.  M.  Quadrado  (2), 
inunda  el  Jalón  con  artificiales  correntias  los  campos  que  fer- 
tiliza, y  no  bien  penetra  en  Aragón,  una  continuada  huerta 
marca  su  paso  y  grandes  y  antiguos  pueblos  menudean  á  lo 
largo  del  prolongado  valle  por  donde  se  desliza  bajo  un  bosque 
de  frutales. 

Monreal,  obscura  patria  de  Antonio  Pérez;  Ariza^  con  el  re- 
cuerdo de  regias  entrevistas  y  de  cruentos  combates,  cedida 
á  menudo  en  rehenes  de  paz  ó  en  usufructo  de  reinas,  llave 
de  la  monarquía  por  su  fuerte  y  hoy  derruido  castillo,  cuya 
defensa  estuvo  siempre  á  cargo  de  un  rico  hombre;  Cetina^ 
decadente  ya  en  el  siglo  xiv;  Alhamay  cuyas  aguas  termales 
la  dieron  origen  y  nombradla  en  las  más  remotas  épocas; 
Bübiercay  doblemente  guardada  por  su  castillo  y  la  casa  fuer- 
te de  Sancho  Jordán;  y  no  lejos  del  río,  Emhid  y  Bordalva^ 
que  recuerdan  la  noble  resistencia  de  aquella  y  la  entrega  de 
esta  á  D.  Pedro  de  Castilla,  constituyen  una  parte  de  aquellos 
hermanados  pueblos  que  siempre  juntos,  ora  avasallados  por 
Rodrigo  el  Campeador,  ora  ganados— aunque  no  sin  resisten- 
cia— para  la  cruz,  en  i  120,  por  el  emperador  Alfonso  el  Batalla* 
<ior^  ora  arrostrando  los  peligros  y  visicitudes  de  la  asoladora 
guerra  y  efímera  dominación  de  D.  Pedro  el  Justiciero  en  su 


(l)    Reseña  Qeográjlca  y  Estadística^  antes  citada. 

(2     Parcerisa,  Recuerdos  y  Bellezas  de  España^  tomo  de  Aragón,  pág.  33 i  y  si- 
igaieotes. 


802  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

lucha  de  muerte  con  el  monarca  de  Aragón,  giraron  siempre 
cual  satélites  en  derredor  de  la  ilustre  Calatayud  del  mismo* 
modo  que  en  tiempos  anteriores  acompañaron  á  la  celtíbera 
Bilbilis  cuando  Martial  cantaba  las  patrias  sierras  de  Edúbeda 
Y  las  nieves  y  quebrados  riscos  de  Calvo  y  Vaclaveron,  y  las- 
aguas  del  Salón  tan  aptas  para  templar  aceros  como  para  sa- 
zonar frutos,  y  el  delicado  bosque  de  Boirodo,  delicias  de  Po- 
mona.  El  municipio  de  AUacum  reemplazaba  áilfeca,  Alhama 
encarecía  sus  termas  con  el  nombre  de  Aqux  Bilhilitanorum 
y  Arcohriga^  en  el  lugar  de  Ariza  servía  de  estación  ó  do  pa- 
rada en  el  camino  de  Mérida  á  Zaragoza. 

No  con  menor  respeto  que  á  la  animada  Calatayud,  ceñir 
parece  el  Jalón,  algo  más  abajo,  una  enriscada  y  solitaria  al- 
tura conocida  con  el  nombre  de  Bamhala^  cuya  vista  hace  ex- 
clamar á  Quadrado:  a  ¡Sabe  Dios  qué  fábricas  pasaron  á  for- 
»mar  ó  en  qué  polvo  yacen  convertidos  los  sillares  de  los  mu- 
iros, los  capiteles  de  los  templos  y  pórticos  que  allí  se  levanta- 
»ban...  El  calizo  suelo  arrojó  ya  de  su  seno  cuantas  urnas, 
•monedas  y  lápidas  encerraba  de  sus  primitivos  moradores, 
>para  adornar  los  gabinetes  del  curioso  ó  ilustrar  las  investi- 
Dgaciones  del  anticuario  y  sólo  algunos  restos  de  edificios 
«comunes,  revelan  el  antiguo  asiento  de  Bilbilis  augusta» 
cuyo  segundo  epíteto  marca  el  favor  con  que  la  distinguie- 
ran los  dominadores  del  mundo,  pero  cuyo  primer  nombre,  de 
origen  ibérico  y  por  consiguiente  nada  latino,  impide  atribuir 
á  estos  su  fundación;  y  por  más  que,  respirando  el  aura  de  la 
belicosa  Celtiberia  y  siendo  celebrada  por  sus  armas  y  sus  cor- 
celes, su  historia  se  reduce  casi  á  sus  títulos  y  su  más  famoso 
timbre  es  el  ser  cuna  de  aquel  poeta,  cuya  sal  epigramática 
distrajo  á  Roma  de  su  precoz  senectud.  Marcial  fué  quien,  tra- 
zándonos con  amor  sus  nativos  lares,  comunicó  á  estos  su  pro- 
pia inmortalidad  y  quien  entre  los  muchos  rasgos  descriptivos 
que  á  su  patria  dedica  marcó  exactamente  la  situación  de  Bil- 
bilis en  este  dístico. 

^MunicipeSf  Augusta  mihi  quos  Bilbilis  acriy 
i^monte  creat,  rapidis  quem  Salo  cingii  aquis,9 


EL   DR.    D.   VIGENTE   DE   LA   FUENTE.  803 

Del  mismo  modo  que  los  pueblos  del  Norte  en  el  siglo  v,  los 
sarracenos,  en  713,  respetaron  su  nombre  y  existencia. 

Dos  años  más  tarde  se  alia  con  los  refugiados  del  Pirineo  y 
con  algunas  ciudades  católicas,  soñando  que  aquel  pasajero 
triunfo  sobre  la  morisma,  y  aquella  incursión  hasta  Zaragoza, 
rompían  el  yugo  que  solo  el  transcurso  de  siete  siglos,  y  un 
sin  número  de  combates,  habían  de  destruir. 

Muerte  y  destrucción  encomendadas  al  vengativo  Habid, 
fueron  el  castigo  de  tanto  heroísmo  (1).  Pero  un  año  más  tarde, 
Ayudy  otro  caudillo  más  clemente,  ó  más  ilustrado,  hizo  nacer 
de  las  humeantes  ruinas  de  Bílbilis,  si  bien  algo  más  apar- 
tado, pero  en  la  ribera  misma  del  Jalón,  un  pueblo  que  con 
su  castillo  llevó  el  nombre  de  su  fundador,  y  que  con  los  res- 
tos de  la  población  asolada,  acogió  un  destello  de  la  fe,  por  la 
que  había  perecido  su  antecesor;''y  la  cruz,  subterráneamente 
adorada  por  espacio  de  cuatro  siglos,  tremoló  por  fin  en  1120 
(festividad  del  Bautista)  sobre  las  almenas  de  Calat-Ayuhy 
plantada  por  Alfonso  el  Batallador^  quien  al  punto  la  escogió 
por  lo  fuerte  y  rayano  del  sitio  y  por  sus  heroicos  anteceden- 
tes, como  punto  de  apoyo  para  constituir  la  unidad  nacional, 
robusteciendo  el  trono,  apoyado  por  pueblos  libres  que  con- 
trarrestaran la  invasión  del  feudalismo,  y  como  dique  contra 
los  árabes,  empujados  hacia  el  Estrecho,  y  centra  la  rivalidad 
de  otros  monarcas  de  la  misma  fe  y  origen,  que  comenzaban 
ya  á  entorpecerse  en  su  mutua  y  victoriosa  carrera. 

Por  eso  la  pobló  de  gente  de  guerra,  y  en  1130  instituyó  la 
comunidad,  institución  tan  maravillosamente  descrita  y  tan 
profundamente  estudiada  por  nuestro  inolvidable  La  Fuente 
en  muchas  de  sus  obras. 

Para  ver  cómo  rfespondió  Calatayud  á  las  esperanzas  de  su 
lealtad  concebidas,  basta  solo  citar  cómo,  ella  sola,  en  Aragón 
fué  la  que  tomó  partido  por  el  joven  rey  D.  Jaime  I,  logrando 
que  no  se  ahogara  en  su  origen  el  que  después  fué  tan  glo- 
rioso reinado;  cómo  desoyendo  el  grito  general  de  unión  con- 
tra Pedro  lY,  castigaba  dentro  de  sus  muros  á  los  sediciosos» 

(1)    Quadrado,  obra  citada. 


m  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

despeñando  á  Alfonso  de  Agreda;  cómo  envió  sus  huestes  po- 
pulares á  arrollar  el  pendón  aristocrático,  y  á  compartir  con 
las  hermandades  de  Teruel  y  Daroca  el  suceso  de  la  jornada 
de  Épila;  cómo  se  erigió  en  robusto  amparo  de  los  pueblos 
aragoneses»  que  en  lucha  con  los  castellanos  preferían  incen- 
diar sus  propios  hogares  antes  que  verlos  en  posesión  de  los 
enemigos,  y  cómo  su  justicia  Pedro  Jiménez  Samper  fué  el 
principal  ordenador  de  la  resistencia,  que  al  cabo  de  seis  años 
de  estéril  lucha,  llegó  á  cansar  al  orgulloso  castellano. 

Tranquila  Galatayud,  presenció,  en  1291,  la  venida  de  la 
hija  de  Sancho  IV,  para  casarse  con  Jaime  II,  celebrándose 
justas,  en  las  cuales  brilló  el  famoso  Roger  de  Lauria,  y  en 
1311,  la  entrega  de  la  hija  de  Jaime  II  á  Fernando  IV,  para 
esposa  del  infante  D.  Pedro. 

No  así,  en  1362,  vio  la  llegada  de  30.000  peones,  12.000  in- 
fantes y  36  máquinas  de  guerra,  procedente  de  Gaslilla.  Pero 
consultando  solo  á  su  honra,  Liñanes  y  Sayas,  antes  divididos, 
se  aprestaron  al  combate,  realizando  una  de  las  más  brillantes 
defensas  que  registra  la  historia  militar  de  España,  hasta  que 
por  orden  del  rey  capitularon  en  29  de  Agosto,  consiguiendo 
que  sus  haciendas  y  fueros  q^iedaran  respetados. 

Y  cuando  en  31  de  Marzo  de  1366  se  alejaron  los  castellanos 
huyendo  de  los  franceses  de  Duguesclin,  y  el  Ceremonioso 
trasladó  allí  sus  Cortes  en  Abril,  exigiendo  fiscalización  de  la 
entrega  heclia  por  orden  suya;  Calatayud  resultó  erigida  en 
ciudad;  su  lealtad,  probada  de  vivos  y  muertos,  cristianos,  mo- 
ros y  judíos,  las  fortalezas  devueltas  á  la  defensa  de  los  bilbi- 
litanos  y  la  fiesta  de  las  batallas  y  la  procesión  á  Santa  María 
do  la  Peña,  recuerdan  anualmente  á  las  modernas  generacio- 
nes tan  gloriosos  acontecimienlos. 

Ya,  después  del  interregno  de  1410,  viendo  ensangrentadas 
sus  calles  por  los  Linares  y  Sayas,  partidarios  los  unos  y  ene- 
migos los  otros  del  conde  de  Urgel;  ya  por  mediación  del  Papa 
Luna,  y  una  vez  firmadas  las  treguas  en  Santa  Clara,  ante  su 
hermana  la  abadesa  Coniesina^  convocando  el  Parlamento 
aragonés  para  elegir  arbitros  que,  en  unión  de  los  de  Catalu- 
ña y  Valencia,  adjudicaran  la  corona,  cuyo  hecho  se  realizara 


EL  DR.    D.    VIGENTE  DE  LA  FUENTE.  80G 

más  tarde  en  Gaspe;  ya  en  1445,  sirviendo  de  sepulcro  al  in- 
fante D.  Enrique,  hermano  de  los  reyes  de  Aragón  y  Navarra; 
ya  en  1447,  presenciando  los  belicosos  aprestos  que  precedie- 
ron al  enlaóe  de  Juan  de  Navarra  con  la  hija  del  almirante  de 
dastilla;  ya  asistiendo  á  la  jura  de  Fernando  en  1461,  que  con- 
solidaba la  futura  grandeza  de  su  trono;  esclarecida  por  fuera, 
pero  turbulenta  en  su  interior,  continúa  la  historia  de  Galata- 
yud  como  la  de  todas  las  ciudades  libres  de  la  Edad  Media; 
•ora  poniendo  en  armas  á  toda  la  población,  el  rapto  de  una 
doncella;  ora  espirando  en  el  templo  del  Carmen,  y  á  manos 
de  sus  enemigos,  el  célebre  Martín  Sayas;  ora  reclamando  del 
rey  la  cabeza  del  justicia  Juan  de  Nueros,  que  en  1502  expul- 
sara violentamente  al  abad  de  Huerta;  ora  provocando  un  tu- 
multo popular  á  causa  de  haber  reintegrado  las  Cortes  de  1519 
«n  su  anterior  participación  en  los  cargos  públicos  á  aquellos 
hidalgos  que  por  su  negativa  de  votar  los  impuestos  en  las 
-Cortes  de  1515  les  había  sido  retirada  por  el  soberano;  ora 
acaudillada  por  Serra  y  Lasarte,  cerrando  las  puertas  á  los  ca- 
balleros; Calatayud  sufre  los  vaivenes  y  alternativa  pujanza 
de  las  dos  encarnizadas  facciones  hasta  1525  y  no  ve  terminar 
aquel  siglo  sin  que  Antonio  Pérez,  prófugo  de  la  justicia  del 
^ran  Felipe,  excitara  al  pueblo  bilbilitano,  preludiando  las 
asonadas  de  Zaragoza,  que  habían  de  apresurar  la  muerte  de 
las  antiguas  libertades  aragonesas. 

A  pesar  de  esto,  dicen  los  historiadores,  siguió  la  uniforme 
dicha  é  índole  patriarcal  de  la  población,  enriquecida  por  los 
judíos  con  su  industria  y  por  los  sarracenos  con  su  agricultura 
y  artes,  quienes  obtuvieron  el  respeto  á  su  ley  y  el  amparo 
para  sus  personas,  alternando  la  mezquita  y  la  sinagoga  con 
los  templos  cristianos,  sin  que  la  diversidad  de  cultos  entibia- 
ra el  fervor  de  sus  creencias,  ni  produjera  conflicto  alguno; 
pudiendo  celebrarse,  sin  género  de  protesta,  toda  clase  de  fles- 
tas,  rezos  y  procesiones,  ya  en  pleno  día,  como  la  solemne  del 
Corpus,  acompañada  de  músicas  y  con  gran  concurrencia  de 
juglares,  ya  envueltas  en  las  tibias  luces  del  naciente  cre- 
púsculo, como  la  poética  del  Rosario,  llamado  de  la  Aurora. 

Grande  fué  el  número  de  personajes  célebi*es  que  en  el  si- 


906  BOLETÍN  DE  lA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

glo  XVI  albergara  Calatayud:  ya  el  16  de  Abril  de  1518,  en  que 
el  César  Carlos  V  juró  «servar  é  guardar»  flelmente  el  pri- 
vilegio de  la  población;  ya  el  9  de  Junio  de  1571,  en  que  Don 
Juan  de  Austria,  de  paso  para  Messina,  recibió  cartas  de  va- 
rios personajes  dándole  la  enhorabuena  por  su  elección  y  un 
breve  de  San  Pío  V,  exhortándole  á  que  acelerase  su  viaja 
para  ponerse  pronto  al  frente  de  la  escuadra;  ya  en  23  de  Sep- 
tiembre de  1599,  en  que  con  grandes  festejos  recibió  á  Feli- 
pe III,  de  paso  para  Zaragoza,  quien  juró  los  fueros  en  el  pór- 
tico de  Santa  María,  con  gran  solemnidad,  y  se  alojó  en  las* 
casas  de  Heredia  y  Pujadas,  quedando  desde  entonces  el  nom- 
bre de  Plaza  del  Rey  á  la  principal  déla  población,  cuyo  Mu- 
nicipio había  recobrado,  si  bien  por  poco  tiempo,  su  antigua 
vitalidad,  y  cuya  silla  episcopal  fué  ocupada  en  el  mismo  año 
por  el  célebre  escritor  de  la  vida  deSanta  Teresa,  el  monge 
Jerónimo  de  Toledo  Fr.  Diego  de  Yepes. 

Nuevas  constituciones  fueron  otorgadas  al  clero  en  1628,  así 
como  fiestas  especiales,  que  con  los  votos  y  procesiones,  con- 
cordados en  1632  entre  el  clero  y  el  Ayuntamiento,  dieron  ca- 
rácter especial  á  las  festividades  de  aquella  época. 

Y  aunque  parezca  impropio  de  esto  sitio  y  contrario  á  mi 
repulsión  hacia  el  llamado  «espectáculo  nacional, «  como  este 
tiene  desgraciadamente  muchos  admiradores,  por  si  se  en- 
cuentra alguno  de  ellos  entre  este  ilustrado  concurso,  diré  de 
pasada  que  en  el  arreglo  de  la  carnicería  de  1550  se  estipuló 
que  los  arrendadores  habían  de  dar  á  la  ciudad  francamente 
tres  toros  bravos  para  las  fiestas  de  la  Virgen  de  Agosto,  do  la 
feria  y  del  Corpus  Cristi,  debiendo  abonar  aquel  á  la  ciudad  IS 
florines  si  se  dejaba  de  correr  alguno;  teniendo  que  dar,  ade- 
más, otros  tres  para  las  cofradías  do  San  Juan,  San  Pedro  y 
San  Marcial,  por  precio  do  11  ducados  de  oro  cada  uno,  y  si 
no  eran  bastante  bravos,  el  Justicia  enviaba  por  otros  á  costa 
del  arrendador,  haciéndose  la  prueba  quince  días  antes  do  San 
Juan,  en  que  comenzaba  el  arriendo. 

En  las  ordenanzas  de  Carnicerías  de  1574  se  decía:  cque  el 
»arrendador  sea  tenido  de  dar  graciosamente  dos  toros  bravos 
•para  fochar  é  matar  en  la  plaza  mayor  del  mercado  en  dos 


EL   DR.    D.    VIGENTE   DE   LA   FUENTE.  301 

3>dias,  cada  día  el  suyo,  que  á  los  ditos  justicia  é  oficiales,  ó  á 
»la  mayor  partida  de  aquellos  sera  bien  vista;  é  aquellos  traer^ 
»é  facer  traer  dentro  de  la  dita  carnicería  cerrada,  de  la  dita 
sciudat,  á  sus  espensas,  é  ademas  prestar  dos,  tres  ó  cuatro 
^novillos  para  focbar  en  dicha  plaza.» 

Las  Cortes  convocadas  por  Felipe  IV  de  Gaslilla  y  III  de 
Aragón,  el  24  de  Diciembre  de  1629,  para  Madrid  y  que  so 
abrieron  el  21  de  Enero  siguiente  en  Barbastro,  y  se  trasla- 
daron á  Calatayud ,  por  el  deseo  del  rey  de  estar  más  cerca 
de  Castilla,  duraron  hasta  el  24  de  Julio,  habiendo  posada 
S.  M.  durante  las  mismas  en  el  palacio  del  Obispo  junto  á  la 
iglesia  de  Santa  María,  donde  celebraron  sus  sesiones. 

Calatayud  solicitó  la  creación  de  una  concatedral  al  rey,, 
apoyada  por  el  emperador  de  Austria,  y  su  denegación  por  el 
soberano  motivó  no  solo  un  dictamen  de  50  catedráticos  do 
Alcalá  y  Salamanca,  sino  también  un  agresivo  memorial  do 
Tarazona,  oponiéndose,  en  1700,  á  tan  justa  pretensión,  y  una 
violenta  contestación  por  parte  de  los  bilbilitanos.  Señalando 
la  decadencia  á  que  vinieron  las  enseñanzas ,  las  artes  é  in- 
dustria á  fines  del  siglo  xvii,  contrastada  con  el  sinnúmero  do 
personajes  célebres  en  política,  letras  y  bellas  artes,  que  en 
igual  época  florecieron ,  llegamos  al  advenimiento  al  trono  d& 
Felipe  V(l). 

El  clero  y  la  aristocracia  eran  borbónicos;  el  pueblo  en  su 
inmensa  mayoría  austríaco  y  el  justicia  Ramiro  fué  conducida 
por  los  imperiales  á  Zaragoza  en  7  de  Octubre  de  1706,  des- 
pués de  confiscados  sus  bienes,  donde  permaneció  preso  y  si- 
guiéndosele un  proceso  que  alcanzó  1.400  fojas,  cuya  termi- 
naciÓQjiubiera  sido  fatal  si  el  duque  de  Orleans,  llegando  muy 
átien^,  no  le  hubiera  puesto  en  libertad  y  mandado  qu& 
volviera  á  Calatayud  donde  de  nuevo  se  encargó  del  justiciaz- 
go, en  10  de  Junio  do  1707,  que  desempeñó  hasta  el  4  de  Ju- 
lio de  1708. 

Suprimida  la  institución,  muertas  las  Cortes  aragonesas,  y 
establecidas  las  del  reino,  dálatayud  tuvo  voto  en  ellas  y  vid 

(1)    Lafuente,  id.  id. 


906  BOLETÍN  DB  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

premiada  por  el  rey  la  lealtad  de  un  regidor  decano  D.  Juan 
Bautista  Ramiro,  cuya  biografía  sintetiza  la  historia  de  la 
dudad  durante  los  tristes  sucesos  de  la  guerra  de  Sucesión, 
en  cuyo  período  y  para  que  nada  le  faltara,  fueron  muchas  y 
graves  las  cuestiones  religiosas  que  allí  se  agitaron. 

El  aparato  desplegado  en  la  proclamación  de  Fernando  VI 
el  día  24  de  Octubre  de  1746,  en  la  cual  no  se  alzó  ya  el  pen- 
dón de  la  ciudad,  sino  el  estandarte  real  con  las  armas  de 
Castilla  y  León,  cuyo  escudo  llevaban  los  mal  llamados  allí 
reyes  de  armas,  y  la  fórmula:  cGastilla  y  Aragón  por  el  Rey 
nuestro  Señor  D.  Fernando  VI»,  en  la  que  se  anteponía  la  pa- 
labra <  Castilla  • ,  en  que  se  le  llamaba  Fernando  VI ,  cuando 
allí  era  solo  III,  y  la  fórmula  «nuestro  señor»  contrastaba  con 
los  azules  trajes  de  los  heraldos  y  atabaleros,  por  privilegio  de 
Pedro  IV,  y  que  recordaban  la  antigua  prepotencia  de  aque- 
llos hermanados  pueblos,  en  los  que  alcanzó  por  entonces  un 
lisonjero  estado  el  arte  de  la  imprenta,  el  cultivo  del  cáñamo 
y  la  manufactura  del  hierro  y  el  acero  en  que  tanto  se  distin- 
guió el  cerrajero  conocido  por  el  Picado. 

m 

También  festejó  la  proclamación  de  Carlos  III  el  domingo 
21  de  Octubre  de  1759,  época  y  reinado  en  que  la  enseñanza 
volvió  á  prosperar  y  en  cuyo  colegio  de  jesuítas  erigido  en  se- 
minario de  nobles,  cursaron  hombres  tan  ilustres  como  don 
Leandro  Fernández  Moralín. 

Va  en  decadencia,  Calatayud,  celebró  la  proclamación  de 
Carlos  IV,  el  3  de  Septiembre  de  1789,  siendo  muy  do  notar 
los  numerosos  y  no  pequeños  contratiempos  que  la  enemistad 
de  Godoy  la  acarreara,  hasta  el  punto  de  hacerla  acoger  con 
júbilo  la  noticia  de  la  abdicación  del  rey  y  la  caída  del  fa- 
vorito. ^ 

Pero  pocos  años  después,  su  bélica  actitud  al  recibir  la  no- 
ticia del  2  de  Mayo,  el  alistamiento  de  la  juventud,  la  forma- 
ción de  la  división  al  mando  de  Versax,  los  grandes  servicios 
y  lealtad  de  los  bilbilitanos  y  los  atropellos  de  que  los  france- 
ses les  hicieron  víctimas,  la  toma  del  fuerte  de  la  Merced  y  las 
batallas  del  Fresno  y  de  la  Almunia,  probaron  al  mundo  que 
aquella  decadente  población  albergaba  todavía  corazones  que 


EL  DR.    D.    VIGENTE   DE   LA  FUENTE.  8(» 

en  la  guerra  de  la  Independencia  eran  dignos  sucesores  de  los 
que  encerraban  los  pechos  dé  los  valerosos  soldados  de  la  her- 
mandad de  Galalayud. 

I^ero  sigamos  otro  orden  de  ideas. 

De  las  alturas,  bajó  Galatayud  al  llano  en  tiempos  más  pa* 
cíñeos,  conservando  hoy  el  arco  bajo,  la  puerta  juriega,  la 
casa  consistorial,  dependiente,  cuando  era  aícacena  del  Mo- 
nasterio de  Piedra  al  cual  fué  cedida  en  1248,  con  el  privilegio 
de  que  nadie,  fuera  de  sus  tiendas,  pudiera  cambiar  monedas, 
vender  paños,  tener  botica,  horno  ni  otras  cosas  más,  bajo  pena 
de  500  mrs.  de  oro;  las  angostas  sendas  que  caracolean  por  los 
ribazos;  y  la  roca  abriendo  su  seno  para  hospedar  al  hombre 
sin  más  obras  que  el  tabique  que  cierra  la  abertura  y  el  puli- 
mento de  los  muros  interiores,  cuyo  recinto  se  ensancha  á  la 
medida  de  las  necesidades  de  los  habitantes. 

Sus  promontorios  están  coronados  por  el  castillo  de  Doña 
Martina,  por  la  pintoresca  torre  de  Lopícado  ó  del  reloj  (colo- 
cado allí  ya  en  el  siglo  xv),  por  la  octógona  torrecilla  del  «Co** 
ción  de  los  Moros»,  por  los  restos  de  los  cinco  castillos  confia- 
dos por  Pedro  IV  á  la  hermandad,  y  por  abandonada  ermita 
y  antes  Colegiata  de  Santa  María  do  la  Peña,  tan  honrada  por 
Alfonso  II  con  sus  privilegios,  como  por  la  piadosa  Sancha 
con  sus  preciadas  reliquias. 

Poco,  muy  poco,  en  el  terreno  artístico  podrá  el  viajero  apre- 
ciar en  sus  once  parroquias  con  once  conventos,  pobres  y  no 
antiguos,  derruidos  y  en  gran  parte  abandonados:  sin  embar- 
go, casi  todos  ellos  atesoran  algún  recuerdo  histórico. 

El  ábside  bizantino  de  Santiago;  la  antigua  portadita  de  San 
Martín;  las  góticas  naves  y  octógona  torre  con  arabescos  de 
ladrillo,  de  San  Andrés;  el  ábside  gótico  y  las  ventanas  antes 
caladas  de  San  Pedro  Mártir,  á  cuyo  campanario  y  fachada 
comunican  aspecto  arábigo  los  combinados  ladrillos  y  azulejos, 
y  cuyo  interior  es  sepulcro  del  infante  D.  Enrique  de  Aragón, 
y  cuyo  claustro  plateresco  con  sus  tres  órdenes  recuerda  el 
buen  gusto  de  los  dominicos;  como  recuerda  á  los  jesuítas  el 
adornado  interior  de  San  Juan  Bautista,  con  su  portada  de  1 534; 
como  recuerda  á  los  caballeros  Sanjuanistas  el  sepulcro  del  co- 


910  BOLETÍN   DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

mendador  Marcilla  y  el  escudo  de  la  orden  sobre  la  puerta  do 
Santa  Lucía,  no  lejos  de  la  cual  se  halla  la  lápida  en  caracte- 
res góticos  engastada  sobre  arco  ojivo,  indicando  el  hospital  de 
labradores,  propiedad  de  ocho  familias,  y  que  la  tradición  re- 
monta á  la  época  de  los  mozárabes;  como  recuerda  la  casa  natal 
de  San  Iñigo,  en  el  año  1000,  la  iglesia  de  San  Benito,  y  como 
recuerda,  finalmentei  su  antigua  grandeza  el  templo  de  San 
Pedro  de  Francos,  y  su  pura  y  sencilla  portada  del  siglo  xv, 
adornada  con  las  efigies  del  Resucitado  y  de  los  apóstoles,  que 
introduce  al  templo,  cuyas  altas  y  despejadas  naves,  sosteni- 
das por  ligeras  columnas,  cobijaron  en  1461  á  las  Cortes  del 
reino  y  presenciaron  la  formación  de  libres  fueros  y  del  tri- 
bunal popular  de  los  Í7,  que  había  de  juzgar  al  justicia  y  ser- 
vir de  salvaguardia  á  los  agraviados...;  edificios  son  todos 
ellos  que  constituyen  la  parte  superviviente  de  la  brillante 
historia  de  la  localidad,  cuya  colegiata  del  Santo  Sepulcro, 
encomienda  poderosa  otorgada  por  Ramón  Berenguer  á  los 
caballeros  de  Jcrusalen  en  indemnización  del  imperio  de 
Alfonso  el  Batallador^  que  selló  su. caballeresca  vida  con  un 
testamento  singular,  dejando  en  16  kal.  Oct.  de  1143  á  las 
nacientes  órdenes  militares  por  herederas  de  sus  estados, 
constando  la  donación  del  solar  por  documento  fechado  en  Ene- 
ro de  1151,  y  cuyas  bóvedas,  levantadas  por  Gerardo,  prior  en 
España  del  Santo  Sepulcro,  estaban  dedicadas  ya  en  1156  á 
residencia  de  sus  canónigos  seglares  hermanados  con  los  caba- 
lleros. 

La  restauración  á  fines  del  siglo  xvi  ó  principios  del  xvii 
presenta  hoy  solo  una  inmensa'mole  de  ladrillo,  tres  puertas, 
dos  campanarios  dominando  el  barrio  sometido  por  Berenguer, 
.tres  frías  y  desnudas  naves,  moderna  ciípula,  los  relieves  de  la 
Pasión  y  el  pobre  claustro  de  elegante  ojiva,  aunque  de  época 
posterior. 

Sólo  el  archivo  atestigua  lo  que  fué  la  casa  y  los  favores  re- 
cibidos de  los  soberanos. 

Pero  la  colegiata  de  Santa  María  la  Mayor,  tiene  para  nos- 
otros más  importancia,  y  aunque  su  octógono  campanario,  ele- 
vado, esbelto  y  adornado  con  labores  de  ladrillo  impresione 


% 


EL   DR.    D.    VICENTE  DE   LA  FUENTE.  811 

agradablemente,  de  sus  tres  naves,  crucero  y  cúpula  andan 
desterrados  la  antigüedad  y  la  belleza,  de  las  cuales  sólo  queda 
un  destello  en  el  claustro  ó  en  los  góticos  arabescos  de  la  puer- 
ta que  le  pone  en  comunicación  con  el  templo,  consagrado  por 
«1  arzobispo  de  Tarragona  en  1249. 

La  portada  plateresca,  rica  y  de  perfectos  detalles,  carece  de 
la  elegancia  y  osadía  de  construcción  de  otras  obras  de  su  cla- 
se. Dos  abalaustradas  columnas  levantan  á  la  altura  del  portal 
el  primer  cuerpo,  cuya  mitad  inferior  hasta  el  arranque  del 
arco,  ocupan  en  tres  nichos  por  lado  mutiladas  estatuas  de  los 
apóstoles;  constituyendo  el  segundo  cuerpo  un  relieve  con  la 
Venida  del  Espíritu  Santo,  coronando  la  composición  la  efi- 
gie del  Padre  Eterno.  Juan  de  Talavera  y  Esteban  de  Obray, 
de  nación  francés  y  artífice  más  tarde  del  coro  del  Pilar,  fue- 
ron los  maestros  de  la  obra,  el  obispo  D.  Gabriel  de  Orti  su 
principal  promovedor.  Lá  construcción  duró  de  1523  á  1528  y 
su  coste  1.300  ducados.  Dos  medallones,  uno  á  cada  lado  de  la 
portada  ostentan  las  inscripciones  que  así  lo  atestiguan  (1), 
como  otra  fastuosa  y  revesada  añadida  á  su  lado  hace  constar 
la  fecha  y  el  obispo  á  cuya  costa  se  hizo  el  enlosado  del  pavi- 
mento de  la  iglesia  (2). 

En  esta  iglesia  mayor,  colegial  de  Santa  María  recibió  las 
aguas  de  la  fe  el  día  30  de  Enero  de  1817  un  niño  nacido  el 
día  antes,  y  que  más  tarde  llegó  á  ser  el  sabio  catedrático  y 
canonista,  el  docto  jurisconsulto  y  publicista,  el  concienzudo 
historiador  y  académico,  nuestro  consocio,  en  fin,  el  ilustrísi- 
mo  Sr.  D.  Vicente  de  la  Fuente. 

Llegados  á  este  punto,  posible  es  que  alguno  de  vosotros  se 
esté  diciendo  para  sus  adentros  ¿y  á  qué  viene  ese  alarde  de 


(1)  Exactum  opus  anno  MDXXVII.  K.«  V.» 
Imperante  Hisp.  Reg.  Catho. 

Clemente  VII  pontiñce  max.  Gabriele  de  Orti. 
Tirasonem  epo. 

(2)  Ruinosum  sed  pedibus,  tempore  Fontino  pasio 
simili  pavimentum  atrii  et  armantino  p olito 
lapide  illust.  Baltasar  Navarro  Epis.  Tira,  suo  sre. 

in  pres  statum  veduxit  stravit  X  id  oct.  MDCXXXVI. 


812  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

erudición  histórica,  de  apreciaciones  críticas  y  de  apuntes  ar» 
queológicos  empleados  por  el  disertante?  ¿Es  que  hemos  veni- 
do aqu(  á  recordar  todas  esas  rebuscadas  y  conocidas  noticias,. 
ó  á  ocuparnos  de  D.  Vicente  de  la  Fuente? 

Felizmente  para  mí  creo  poder  afirmar  con  fundamento  que- 
no  hay  entre  vosotros  quien  haya  podido  formularse  tales  pre* 
guntas;  primero,  porque  todos  sabéis  que  no  presumo  de  eru- 
dito, ni  aun  siquiera  de  estudioso,  y  segundo,  porque  desde 
los  primeros  momentos  habréis  descubierto  la  hilaza,  pues  de 
seguro  todos  habréis  visto  que  cuanto  llevo  relatado  no  es  má» 
que  el  extracto  (imperfecto  como  mío)  de  lo  consignado  por  el 
Sr.  la  Fuente  (1)  en  sus  notables  obras  Historia  de  Calatayud^ 
Estudios  críticos  sobre  la  historia  y  el  derecho  de  Aragón^  el 
tomo  xLix  de  la  España  sagrada,  el  discurso  de  recepción  en 
la  Real  Academia  de  la  Historia  sobre  tLas  tres  comunidades 
de  Aragón»,  la  Historia  eclesiástica  de  España  y  la  conferen» 
cia  dada  en  este  mismo  sitio  y  ante  esta  misma  Sociedad  so- 
bre «Las  comunidades  de  Castilla  y  de  Aragón  bajo  el  punta 
de  vista  geográfico». 

Ved  ahí,  cómo  evitando  tiempo  y  rodeos,  he  procurado  po- 
neros de  manifiesto  las  poderosas  razones  en  que  la  Sociedad 
Geográfica  se  apoyó  para  llamar  y  conservar  cariñosamente  en 
su  seno  al...  por  qué  no  decirlo...  al  geógrafo,  cuya  pérdida 
nunca  lloraremos  lo  bastante. 

No  nos  detengamos  á  enumerar  sus  estudios  en  Tudela  y  Za- 
ragoza, donde  recibió  el  grado  de  Bachiller  en  filosofía,  ni  los 
realizados  con  tan  soberano  aprovechamiento  en  Alcalá,  donde 
ganó  por  oposición  una  beca  en  el  colegio  llamado  de  Málaga, 
en  el  que,  estudiante  aún,  sustituyó  la  Cátedra  de  escritura  y 
en  el  que  desempeñó  el  rectorado  hasta  el  22  de  Febrero  de  1842. 

No  le  sigamos  en  la  Universidad  de  Madrid  donde,  como  en 
la  de  Alcalá,  á  nota  do  «nomine  discrepante»  y  de  csobresalien- 


(1)    Y,  en  efecto,  cuantos  datos  históricos  y  arqueológicos  consigno  están  toma- 
dos de  las  obras  que  cito  de  D.  Vicente  de  la  Fuente,  y  de  lo  expuesto  por  don 
J  M.  Quadrado  en  el  indicado  tomo  de  Aragón  de  la  obra  Recuerdos  y  belleuu  de 
España, 


EL  DR,   D.   VICEirrE  DB  LA  FUENTE.  813 

te  por  asignatura  y  ejercicio,  recibió  los  grados  de  Doctor  en 
Teologfa  y  Jurisprudencia,  cursó  y  aprendió  las  asignaturas 
de  Lengua  Árabe  y  de  Hebreo,  y  desempeñó  los  cargos  de  Bi- 
bliotecario y  Regente  en  las  Facultades  de  Derecho  y  Teologfa. 

No  vayamos  á  la  Universidad  de  Salamanca  á  oir  sus  sabias 
explicaciones  de  «elementos  de  Derecho  Canónico,»  de  que  ya 
era  Catedrático  propietario  en  1852,  ni  vengamos  á  la  corte  i 
escucharle  como  Catedrático  propietario  de  «Disciplina  eclesiás- 
tica!» de  la  Universidad  Central  desde  1859;  con  la  categoría 
de  ascenso  desde  1862  y  con  la  de  término  desde  1871,  y  en  cuyo 
docto  establecimiento  fué  Rector  y  decano  de  la  Facultad  de 
Derecho. 

No  acudamos  á  la  academia  de  San  Isidoro  de  ciencias  ecle- 
siásticas, donde  fué  individuo  con  la  categoría  de  profesor,  y 
más  tarde  con  igual  categoría  en  la  Matritense  de  Jurispruden- 
cia y  L»egislación,  ejerciendo  los  cargos  de  Bibliotecario  y  Pre- 
sidente de  la  sección  de  Derecho  civil,  y  en  la  que  había  ya  ob- 
tenido medalla  de  honor  en  el  concurso  de  1844  por  su  brillante 
Memoria  sobre  un  tema  de  Derecho  penal. 

Méritos,  estudios  y  trabajos  son  todos  ellos  de  incuestiona- 
ble y  altísima  importancia,  y  de  todos,  así  como  también  de 
sus  tareas  en  la  Real  Academia  de  Ciencias  Morales  y  Políti- 
cas, pluma  mejor  cortada  que  la  mía  expondrá  las  considera- 
ciones y  obtendrá  las  deducciones  á  que  tanto  estudio,  ciencia 
y  perseverancia  se  prestan. 

Vengamos  sólo  al  orden  de  conocimientos  que  más  íntima- 
mente se  relacionan  con  las  Ciencias  Geográficas:  Yeámosle 
desde  1851  como  literato  auxiliar  de  la  comisión  de  Cortes  y 
fueros,  cuya  compilación  estaba  encomendada  á  la  Real  Aca- 
demia de  la  Historia;  desde  1854  como  su  individuo  correspon- 
diente; desde  10  de  Marzo  de  1861,  como  Académico  numerario; 
y  desde  estas  fechas,  ya  comisionado  con  el  Sr.  Gayangos  para 
la  publicación  de  las  cartas  inéditas  de  Cisneros,  ya  dirigien- 
do la  publicación  de  las  de  sus  secretarios,  y  ya  en  el  Boletin^ 
ya  en  las  sesiones  de  la  Corporación,  ya  en  el  líbro^  ya  en  la 
Iribuna  académica  dando  continuas  y  prodigiosas  muestras  de 
su  actividad,  ciencia,  agudo  ingenio  é  indisputable  talento,  re- 

SI 


814  boletín  D$  la  sociedad   GEOaRiFIGA. 

conocidos  por  todo  el  mundo  y  muy  parücularmente  por  el 
Consejo  de  Instrucción  Pública,  que  al  declarar  de  texto  au 
obra  de  «Disciplina  eclesiástica»  consignaba  que  «el  autor  re- 
velaba la  pureza  de  las  doctrinas  que  profesaba  y  los  extensos 
conocimientos  que  poseía  en  la  materia,»  y  al  informar  sobre 
la  de  «Historia  eclesiástica»  la  consideraba  «como  mérito  de 
los  pertenecientes  á  la  primera  clase,  fundado  en  la  importan- 
cia de  la  obra,  escogida  erudición  que  atesora  y  el  estudio  con* 
denzudo  y  prolijo  que  revela  en  su  extensión  y  originalidad,» 
informe  que  ya  había  sancionado  el  público  con  el  hecho  de 
haberse  agotado  en  1855  seis  mil  ejemplares  de  los  tres  prime- 
ros volúmenes. 

Bastaba  y  sobraba  ya  con  esto,  para  tener  asiento  por  dere- 
cho propio  en  la  Sociedad  Geográfica  desde  su  fundación;  pero 
no  puedo  menos  de  mencionar  alguna  de  las  obras  que,  eo  mi 
sentir,  revelan  la  justicia  con  que  le  concedimos  lugar  preem{«> 
nente,  no  ya  solo  entre  nosotros,  sino  entre  todos  aquellos  que 
en  las  Ciencias  Geográficas  más  han  resplandecido.       «     . 

Fué  el  discurso  de  recepción  en  la  Real  Academia  de  la  His^ 
loria  uno  de  los  que  más  resonancia  tuvieron,  pues  el  vulgo, 
que  sólo  había  oído  hablar  de  las  comunidades  de  Castilla,  em*» 
pezó  á  enterarse  de  que  también  en  Aragón  hubiera  conjuni- 
dades  y  que  su  historia  fué  digna  pareja  de  las  de  los:  Casta- 
llanos.  Cómo  estudió  en  ^ste  discurso  nuestra  antigua  división 
territorial  en  reinos,  señoríos  y  principados;  subdivididos  en 
provincias,  comunidades,  merindades  y  corregimientos;  frac- 
cionados á  su  vez  en  sexmos,  alfoces,  partidos,  cañadas  y  dis- 
tritos: el  «origen  militar  de  las  comunidades»  en  el  siglo  xit, 
.én  que  Alfonso  el  Batallador  trajo  la  gente  briosa,  fuerte  y 
cristiana  de  las  montañas  de  Jaca  y  de  Sierra  Guara^  otorgan.* 
do  á  los  de  Calatayud,  en  tl30,  el  fuero  redactado  ppr:  ellos 
mismos,  recibiendo  los  de  Daroca  el  de  Ramón  Berenguer  (rf- 
tiflcación  en  1142  de  el  del  mismo  Alfonso  de  1123),  que  de- 
marcaba los  términos,  y  la  de  Teruel  el  de  Alonso  el  Castd^eín 
1176;  y  el  del  Arzobispo,  concediendo  el  patronato  activo  y  pa- 
sivo, respectivamente,  al  concejo  y  á  los  hijos  legítimos: de  los 
nacidos  y  bautizados  en  la  villa:,  el  aasp.coto,mlUtar»:de  laias- 


KL  DR.    D.    VICENTE  DS   LA  FUENTE.  Ü15 

tilución^  ya  por  su  rormación  con  el  consentimiento  del  ixio- 
narca,  ya  por  los  países  vecinos  á  quienes  hablan  de  hacer  fi'eñ'- 
te,  ya  por  la  división  del  territorio  aragonés  en  cinco  distritos 
á  las  órdenes  de  su  respectivo  y  noble  suprajunciarius  y  de  va- 
rios paciarü^  y  en  cuya  división  no  entraron  nunca  las  comu- 
nidades; el  «aspecto  político»  detallando  la  división  en  seis  sex- 
mos por  hermandad,  estando  los  de  Galatayud  mandados  por 
6eis  merinos,  uno  por  cada  uno  de  los  ríos  Jalón,  Xilocá,  Ma- 
publes,  Ibdes,  Miedes  y  Ribota  ó  Gai'íada,  y  á  las  órdenes  de 
un  Procurador  general;  la  de  Teruel,  con  su  Procurador  y  Seis 
regidores  en  Monteagudo,  Rubielos,  Sarrión,Río  Martín,  Río 
Celia  y  Campo  de  Visiedo;  y  la  de  Daroca  con  su  Asistente  y 
seis  sexmeros;  haciendo  notar  que  de  esta  unifoi^me  organiza- 
ción resultó  que,  mientras  las  comunidades  ise  repoblaban,  kd 
despoblaba  el  centro  de  Aragón,  quedando  Zaragoza  como  un 
oasis  en  el  desierto:  y  por  ultimo,  el  ^aspecto  económico,»  ter- 
minando con  la  delimitación  de  los  términos  de  cada  comuni- 
dad,.según  cada  uno  de  sus  respectivos  fueron,  describiendo 
los  pueblos  y  términos,  ya  posoídos,  ya  conóedidos  eii  distin- 
tas épocas  y  detallando,  en  la  nota  fínal,  los  pueblos  que  com- 
ponían las  tres  comunidades  y  su  estadística  comparada,  següil 
el  censo  de  1797,  constituyendo  un  trabajo  geográfico  perfecto, 
creo  excusado  el  ponderarlo. 

Sí  examináis  el  tomo  iii  del  Boleíin  de  la  Real  Acadelnta  de 
id  Hiétoria^  hallareis  en  él  un  trabajo  esencialmente  geográfi- 
co y  debido  á  nuestro  inolvidable  compañero'.  Tilúlaáó  expé'- 
dición  científica  y  artística  á  la  Sierra  de  Francia,  provincia  do 
Salamanca  en  Julio  de  1857. 

Hoy  (}ne  comisiones  de  sociedades  extranjeras  Ise  próponéi^i 
visitar  aquella  región,  no  estará  fuera  de  propósito  el  haicer  óóns- 
Car  que  ya  nuestro  La  Fuente  se  ocupó  de  fesefártí oso' Ici^ri torio 
Uanlado  Las  Jurdes,  acerca  del  cual,  así  como  del  itionastéri6 
dedióado  á  Nuestra  Señora  en  aquella  sierra,  nds  dejó  kióláble^ 
descripciones.  ' 

La  Real  Academia  de  la  Historia  encomendó  á  hiicsírb  Insig- 
ne compañero  la  redacción  del  tomo  xlix  de  la  España ^üg'rá- 
da^  y  basta  solo  indicar  los  epígrafes  de  alguno  de'átti  cfá|ptt\i- 


^16  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

los  para  comprobar  el  caudal  de  conocimientos  geográflcos  qué 
aquel  poeeia.  El  tomo  es  el  correspondiente  al  obispado  de  Ta^ 
razoua.  En  el  capítulo  i— «Descripción  de  la  Celtibería»^-esta-^ 
dia  el  origen  y  vicisitudes  de  los  pueblos  que,  procedentes  deV 
Norte,  atravesaron  los  Pirineos  y  se  mezclaron  en  el  Ebro;  Ios- 
puntos  en  que  se  fijaron;  los  límites  oriental  y  occidental,  fij.i* 
dos  por  Plinio,  y  los  austral  y  boreal,  por  Estrnbón;  los  con- 
tornos, detallando  los  pueblos  limítrofes  y  los  que  ocupabnri. 
cada  una  de  las  partes  del  territorio,  y,  por  último,'  la  divi- 
sión de  la  Celtiberia  por  Estrabón  en  cuatro  partes,  orientat 
(Segprbe  y  Tarazona),  meridional  (Requena  á  Aranjuez)  diy 
aquí  á  Ruidera  y,  por  último  los  pelendones  y  arevacos. 

Describe  en  el  capítulo  ii  los  c Límites  del  obispado»,  y  des- 
pués de  aclarar  los  nombres  y  detallar  las  poblaciones  citadas 
por  Marcial  en  la  epístola  xlii  del  libro  i,  dirigida  ad  Licinin- 
num  y  en  la  xm  del  libro  iv,  dirigida  á  Lucio;  señala  la  divi-^ 
sión  eclesiástica  en  la  primera  época,  hasta  Alfonso  el  Baía^ 
Uador;  la  segunda  hasta  el  concilio  de  Burgos  en  1137,  y  í» 
tercera  hasta  nuestros  días,  elevándose  en  notables  disquisi- 
ciones sobre  la  división  de  Wamba,  la  transacción  en  Zarago« 
za  de  los  obispos  do  Tarazona  y  Navarra  que  solo  duró  vcinto 
años  y  fué  alterada  después  por  Alfonso  Vil,  terminando  coi) 
el  detallo  minucioso  de  los  pueblos  que  quedaron  sujetos  á  las 
iglesias  de  Tarazona  y  Sigtionza. 

En  el  tercer  capítulo,  dedicado  «i  la  «Descripción  de  Tarazo* 
na»  y  sus  antigüedades,  da  cuenta  de  su  situación,  grandeza  y 
fundación,  de  las  monedas  celtiberas  y  medallas  romanas  des*- 
cubiertas,  de  haber  sido  mansión  del  camino  de  Astorga  á  Za- 
ragoza, de  las  inscripciones,  pinturas  en  las  casas,  del  pasca 
Rudiana  (Rus  Dianas)  y  estudia  la  posición  favorable  do  la 
población,  comprimida  por  el  Moncayo  y  el  Ebro,  con  mul- 
titud de  detalles  geográficos;  siendo,  por  ultimo,  el  capítulo  iv 
el  que,  ocupándose  de  las  «Antigüedades  más  notables  de  los 
pueblos  de  aquel  obispado»,  señala  á  treinta  y  cuatro  de  estos- 
con  sus  nombres  antiguos  y  modernos  y  describe  sus  curiosi- 
dades  ó  historia,  haciendo  de  él  un  verdadero  tratado  de  geo-^ 
grafía  local. 


EL   DR.    D.    VICENTE   DE   LA   FUENTE.  817 

No  es  esto  decir  que  no  demuestre  el  autor  en  el  resto  de  la 
obra  su  competencia  en  aquellas  materias,  pues  harto  se  re- 
conoce en  toda  ella;  pero  como  el  libro  es  muy  conocido,  pue- 
do excusarme  de  proseguir  extractándolo,  en  obsequia  á  la 
brevedad,  de  que,  al  parecer,  me  voy  olvidando. 

No  vayáis  á  creer  que  por  tratarse  de  una  misma  región,  la 
obra  Historia  de  Calatayud  es  un  simple  trasunto  de  las  noti- 
cias y  dalos  que  van  indicados  en  los  trabajos  de  la  Fuente  de 
•que  antes  hicimos  mérito.  Todo  lo  contrario.  La  Historia  de 
Calatayud  no  solo  contiene  lo  antes  descrito,  sino  que  amplía 
y  detalla  con  tal  riqueza  de  detalles  y  recto  criterio  todo  lo  que 
de  esa  ciudad  se  ha  dicho  hasta  nuestros  días,  que  hace  de  ella 
un  monumento  inapreciable. 

Como  el  extracto  histórico  y  arqueológico  que  al  comienzo 
•os  hice,  está  tomado  en  gran  parte  de  aquí,  me  creo  relevado 
de  detallároslo  nuevamente,  aparte  de  que  todos  vosotros  co- 
iiocéis  y  sin  duda  habéis  sabido  apreciar  en  lo  que  vale  el  tan 
hermoso  trabajo  del  Sr.  La  Fuente. 

Algunas  de  las  apreciaciones  contenidas  en  el  relatada 
lomo  XLix  de  la  España  sagrada^  al  tratar  de  San  Millán  de  la 
€ogolla,  fueron  impugnadas  por  el  ilustrado  religioso  agusti- 
no P.  Minguella,  cuya  impugnación  contestó  nuestro  D.  Vi- 
cente con  un  valiente  escrito  que  vio  la  luz  pública  en  1883, 
con  el  título  de  San  Millán^  presbítero  secular. 

De  cómo  refutó  al  ilustrado  religioso,  y  de  qué  sinnúmero 
de  datos  históricos  se  valió  nuestro  sabio  doctor  para  sacar 
triunfantes  sus  autorizadas  opiniones,  sería  pretencioso  en  mí 
el  aquilatarlo,  pues  opinión  más  que  favorable  es  la  que  del 
folleto  en  cuestión  han  formado  todos  cuantos  le  conocen. 

Pero  no  puedo  menos  de  consignar  que  en  el  capítulo  n,  pá- 
rrafos VI  y  vil,  en  que  se  ocupa  de  la  (Cuestión  geográfica  so- 
bre los  límites  del  obispado  de  Tarazona»  y  «Observaciones 
topográficas  acerca  de  Vergegium  que  no  cuadran  á  Berceo», 
hace  gala  de  tanta  erudición  y  sana  crítica,  que  imperdonable 
sería  en  mí  el  no  recordároslos.  Ya  examinando  las  distancias 
que  de  Verdejo  y  Berceo  separan  á  Tarazona,  ya  dilucidando 
la  verdadera  posición  geográfica  de  Idubeda,  ya  revelando  la 


918  boletín:  de  la  sociedad  geográfica. 

inexactitud  cometida  por  el  que  colocó  al  SE.  de  una  cordi- 
llera  (supuesta  Idubeda)  á  Berceo,  ya  estudiando  el  curso  del 
río  Cárdenas,  ya  negando  que  el  límite  de  losberones  y  pelen- 
donesi  corriese  entre  Nájera  y  Berceo,  sostiene  su  primitiva 
afirmación  respecto  de  los  límites  del  obispada  de  Tarazona,  y 
cuan  lejos  estaba  de  ser  cierto  que  todos  los  pueblos  de  la  comu- 
nidad de  Calalayud,  y  menos  Verdejo,  fueran  del  obispado  de- 
Zaragoza. 

Demostrado  el  primer  punto  y  estudiando  la  descripciÓQ 
del  sitio  donde  se  halla  el  Monasterio,  hecha  por  el  P.  Meco- 
laeta,  y  en  la  que  este  insiste  varias  veces  en  lo  escabroso  del 
terreno,  calificándole  de  arduo,  costanero  y  de  penosa  subida, 
que  precisa  subir  á  lomo  todo  lo  que  fuera  necesario,  aduce- 
tales  razones,  consigna  tales  textos,  describe  de  tal  manera  los 
lugares,  que  no  dejaría  lugar  á  duda  en  el  más  descontentadizo.. 

Fundado  en  el  dicho  de  Sancho  el  Mayor  de  que  las  aspi- 
raciones do  los  reyes  de  Castilla,  desde  D.  Fernando  I  hasta 
D.  Pedro,  había  sido  las  de  tener  «el  Ebro  por  frontera*),  titu- 
la así  el  capítulo  ii  de  sus  Estudios  criticas  sobre  la  historia  y^ 
el  derecho  de  Aragón.  La  extensión  de  dicho  capítulo  y  la  im- 
posibilidad de  sintetizarlo  debidamente  me  obligan  á  recorda- 
ros tan  sólo  algunas  de  las  materias  que  lo  constituyen. 

Después  de  hacer  resaltar  la  importancia  histórica  del  famoso- 
río  y  su  denominación  de  Iberia^  y  de  ver  que,  mientras  Ios- 
reyes  del  Pirineo  rebasan  el  Ebro  y  avanzan  hacia  el  Duero, 
los  de  León  pugnan  por  hacer  suya  la  parte  meridional  de- 
Aragón, y  que  á  la  muerte  de  D.  García  de  Navarra  inician 
los  reyes  do  Castilla  la  política  de  tener  el  Ebro  por  frontera, 
una  vez  perdida  esta  por  Alonso  VI,  estudia  la  infiuencia  del 
Batallador  en  la  resolución  del  asunto  y  las  continuas  luchas 
que  hasta  nuestros  días  ha  producido  esa  ambición  fronte- 
riza, por  parte  de  Alfonso  VII,  Pedro  el  Cruel^  los  franceses 
enseñoreados  de  Navarra,  Luis  XIV,  trabajos  de  Pedro  Mar* 
ca,  etc.,  etc.,  etc.,  pues  sabido  es  que  la  tal  línea  divisoria  ha 
sido  siempre  causa  de  apetito  desordenado  para  todos — anti- 
guos y  modernos — cuantos  han  tenido  con  nosotros  relaciones 
de  vecindad  más  ó  menos  afectuosas La  Fuente,  aragonés 


EL   DR.    D.    VIGENTE  DE  LA   FUENTE.  3Í# 

7  por  coásiguíente  español  de  pura  sangre,  termiaa  esle  capí»! 
tule  con  un  párrafo  tan  lleno  de  patriotismo,  que  de  buena 
gana  le  reproduciría,  si  el  temor  de  repetíroslo,  por  la  seguri- 
dad que  tongo  de  que  de  todos  es  conocido,  no  me  lo  vedara. 

Nobleza  obliga,  dice  el  refrán,  y  el  Sr.  la  Fuente,  de  quien 
puede  afirmarse  que  su  culto  fué  la  norma  á.que  ciñó  todos 
los  actos  de  su  honrada  vida,  no  podía,  al  verse  entre  nosotros, 
dejar  de  contribuir  al  prestigio  de  esta  corporación.  Sus  más 
distinguidos  individuos  habían  tomado  parte  en  los  trabajos 
de  la  Sociedad,  y  una  leve  indicación  de  nuestra  directiva  bas- 
tó para  que  inmediatamente  vertiera  en  este  recinto  los  rauda* 
les  de  su  talento  y  de  su  ciencia. 

cLas  comunidades  de  Castilla  y  Aragón,  bajo  el  punto  de 
vista  geográfico»  fué  el  tema  de  la  notable  conferencia  que, 
unos  oyéndola  en  la  noche  del  8  de  Enero  de  1880,  y  otros  en 
nuestro  Boletín,  han  podido  saborear.  Gomo  se  desprende  de 
su  epígrafe,  no  fueron  ya  sólo  las  comunidades  aragonesas  las 
que  hizo  objeto  de  su  estudio,  sino  que  examinando  concien- 
zudamente las  de  Castilla,  redondeó,  si  por  acaso  lo  necesitara, 
el  tema  de  su  discurso  de  ingreso  en  la  Academia,  y  amplificó 
el  estudio  de  ambas  comunidades  con  inapreciables  datos  geo- 
gráfico-históricos,  en  los  que,  además  de  fijar  las  cinco  condi- 
ciones que  para  serlo  necesitaba  toda  comunidad,  indicó  la 
necesidad  de  que  entre  los  mapas  de  la  Edad  Media  se  forme 
uno  del  siglo  xii,  por  lo  menos,  que  debería  llevar  la  fecha 
de  1200,  y  que  señalase,  no  sólo  los  territorios  de  realengo, 
abadengo  y  solariego  de  grandes  señoríos,  sino  los  de  las  de- 
marcaciones territoriales  de  comunidades,  merindades  y  be- 
hetrías. 

Terminaba  el  Sr.  la  Fuente  con  su  natural  gracejo:  «Yo  sé 
>dc  antemano  lo  que  se  dirá  á  eso,  ¡me  lo  han  dicho  tantas 
vveces!  la  observación  es  muy  amable,  ¡Magnífico  pensamieu- 
»to!  ¿Por  qué  no  lo  hace  V.?  ¡Hágalo  V.!  Es  verdad,  señores, 
»pero  yo  estoy  muy  ocupado  en  otras  cosas:  que  lo  hagan 
»otros  más  capaces  y  más  competentes.  Siembro  para  que 
>otros  recojan»,  y  esta  respuesta  me  sugiere  una  considera- 
ción que  de  seguro  os  la  estáis  sugiriendo  todos  vosotros: 


m  BOLETÍN  DS  Lk  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

^Siempre  la  modestia  fué  inseparable  compañera  del  verdadero 
talento! 

Sesenta  y  ocho  días  más  tarde,  el  17  de  Marzo,  nos  cautivó  de 
nuevo  en  este  sitio,  haciéndonos  ver  la  necesidad  de  un  dic- 
cionario geográfico  universal  en  castellano,  y  haciendo  alarde 
de  su  pasmosa  erudición  y  señalando  la  multitud  de  ocasiones 
en  que  había  echado  de  ver  la  falta  de  aquella  obra,  exclama: 
€¿ Podría  hacerlo  la  Sociedad  Geográfica?  y  añádeles  indudable 
>que  sí;  pero  no  me  atrevo  á  decir  que  deba  hacerlo.  Á  nadie 
»se  le  debe  cargar  fácilmente  con  deudas...  y  de  difícil  pago». 

Coronación  digna  de  esta  conferencia  son  las  doce  cuestio- 
nes que  presenta  en  apoyo  de  su  opinión,  de  la  necesidad  de 
consignar  los  nombres  de  los  pueblos  en  castellano,  y  de  ha- 
cer desaparecer  la  ortografía  geográfica  antigua  sin  tener  en 
cuenta  la  etimología,  sino  la  sencillez,  economía  y  fonetismo. 
Excusado  es  decir  que  la  idea  del  Sr.  la  Fuente  fué  acogida 
con  entusiasmo  por  la  Sociedad,  que  al  punto  nombró  una 
comisión  para  estudiar  el  modo  de  realizar  lo  propuesto,  y  que 
no  dudo  que  los  individuos  que  la  componen  darán  feliz  tér- 
mino á  su  cometido,  no  solo  por  la  importancia  del  asunto, 
sino  por  dar  esta  ultima  prueba  á  nuesti^o  llorado  consocio  del 
afecto  que  le  profesábamos  en  vida  y  del  respeto  que  guarda- 
mos á  su  memoria. 

Todos  sabéis  que  desde  hace  unos  cuantos  anos  viene  pre- 
ocupando la  pública  atención  la  necesidad  de  realizar  una  nue* 
ya  división  territorial  en  España.  La  Sociedad  Geográfica  se 
preocupó  desde  luego  con  el  asunto  é  hizo  de  este  el  tema  para 
una  piiblica  discusión,  que  por  largo  tiempo  ocupó  las  reunio- 
nes ordinarias  de  la  Sociedad.  Las  personas  más  competentes 
en  todos  los  ramos  y  de  diversas  procedencias  y  carreras,  ya 
voluntariamente,  ya  invitados  al  efecto,  vinieron  á  esto  recin- 
to y  nos  ilustraron  con  su  docta  palabra. 

No  podía  menos  de  consultai*$o  las  opiniones  del  Dr.  La 
Fuente,,  y  así  se  hizo.  Aludido  directa  y  personalmente,  pro- 
nunció un  extenso  y  erudito  discurso,  en  el  que  no  supimos 
qué  admirar  más,  si  lo  profundo  de  la  doctrina  ó  la  transigencia 
de  que  hizo  gala.  Leedle,  pues, — que  en  el  núm.  2.''  del  tomo  xi 


h 


EL  DR.    D.    VIGENTE  DE   LA  FUENTE.  3»! 

<de  nuestro  Boletín  se  encuentra — y  decidme  luego  si  cabe  más 
-sano  criterio  y  más  desapasionamiento  al  sustentar  sus  teorías. 

Porque  La  Fuente  no  sólo  reseñó  la  historia  de  la  división 
territorial  eclesiástica  en  España,  sino  que  reconoció  los  defec- 
tos de  que  adolece  la  hoy  existente,  la  conveniencia  de  que 
•coincida  esta  con  las  demás  divisiones  (civil,  militar,  judi- 
cial, etc.,  etc.),  y  después  de  consignar  su  creencia  de  que 
la  Santa  Sede  no  se  opondría  á  una  nueva  demarcación,  siem- 
pre que  esta  tuviera  carácter  de  estable  y  definitiva,  terminó 
haciendo  pública  la  propuesta  que  en  1868  formulara  á  la  co- 
misión nombrada  al  efecto,  de  que,  teniendo  en  cuenta  la  tra- 
•dición,  la  historia,  la  topografía,  las  necesidades  del  servicio 
espiritual  y  la  mayor  uniformidad  posible  en  las  divisiones 
administrativas,  debía  procurarse  una  buena  y  acertada  refor- 
ma en  el  plazo  más  breve  y--  ¡cómo  conocía  á  su  país! — pro- 
cediendo en  secreto  á  ñn  de  evitar  influencias  intempestivas 
por  parte  de  las  localidades  interesadas. 

Pero  como  la  hora  avanza,  pongo  aquí  término  á  este  des- 
aliñado conjunto  de  retazos  y  transcripciones  de  los  escritos 
del  docto  geógrafo,  hombre  recto,  severo  y  estudioso  que  el 
día  1.**  de  este  año  entregó  tan  cristianamente  como  había 
vivido  y  siempre  había  pensado,  su  alma  al  Criador. 

Reflexivo  y  profundo  hasta  en  aquello  que  llamábamos  sus 
genialidades,  terminaba  casi  todos  sus  escritos  con  alguna  agu- 
deza con  que  su  ingenio  venía  á  herir  las  cuestiones  que  se 
agitaban  en  aquel  momento  histórico,  como  ahora  han  dado 
en  llamarse. 

Por  eso  al  ver  á  tan  ilustrado  auditorio  congregado  para  hon* 
irar  la  memoria  de  los  distinguidos  consocios  que  nos  abando- 
naron, séame  permitido  exclamar,  parodiando  el  final  de  nues- 
tro maestro,  compañero  y  amigo  en  su  San  Millárif  presbítero 
secular. 

No  todo  ha  de  ser  ocuparse  de  política  y  de  cuestiones  de 
interés  personal,  olvidándonos  délos  estudios  científicos  y  lite- 
rarios que  en  tan  elevado  puesto  colocaron  á  nuestra  patria,  y 
•on  los  cuales  brillaron  hombres  tan  insignes  como  el  inolvida- 
ble D.  Vicente  de  la  Fuente. 


i 


3»  BOLBTÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA» 


jL'jp'Bn<rjDX(D:E]. 


IOTA  DE  ALGUNAS  OBRAS  T  ESCRITOS  DE  D.  TICEITE  DE  LA  FUERTE  (1). 

Vida  de  Santa  Teresa  de  Jobús.— Edición  autográñca  bajo  la 
dirección  del  Sr.  La  Fuente,  con  notas  sayas,  peculiares  de  la  edición^ 
— XJn  tomo  en  folio  de  420  págs.  de  impresión  y  otras  tantas  de  foto- 
cincografía, por  los  Sres.  Selfa  y  Fernández. 

Fundaciones  de  Santa  Teresa  de  Jesús.— Continuación  dé  la 
anterior. — Otro  tomo  igual  en  folio:  fotografía  por  D.  Antonio  Belfa, 
anotada  por  el  Sr.  La  Fuente. 

La  Virgen  Maria  y  su  culto  en  España. — Dos  tomos  en  folio» 
edición  de  lujo  y  adornada  de  magníficos  cromos. 

Las  Quincuagenas  de  la  Nobleza  de  España,  por  el  capitán 
Gonzalo  Fernández  de  Oviedo ;  publicadas  por  la  Real  Academia  de 
la  Historia  y  anotadas  por  D.  Vicente  de  la  Fuente. —  Un  tomo  en 
folio. 

Las  Ciomunidades  de  Aragón,  bajo  el  punto  de  vista  po- 
litice y  económico. — Discurso  de  recepción  leído  en  la  Real 
Academia  de  la  Historia. — ^Un  cuaderno  en  folio. 

Don  Rodrigo  Jiménez  de  Rada.^Discurso  leído  en  la  Real  Aca- 
demia de  la  Historia,  en  que  se  demuestra  la  gran  importancia  de 
aquel  célebre  Arzobispo,  bajo  el  punto  de  vista  religioso,  político  y 
literario. — Un  cuaderno  en  folio  con  muchos  y  curiosos  documentos. 

Discurso  contra  las  teorias  de  separación  de  la  Iglesia 
y  del  Estado,  leído  ante  la  Real  Academia  de  Ciencias  morales 
y  políticas,  en  la  recepción  del  autor,  en  Abril  de  1875.  Revisada 
por  una  comisión  sinodal,  de  orden  del  £mmo.  Sr.  Cardenal  Arzo- 
bispo de  Toledo,  y  declarado  exento  de  supuestos  errores. — Un  cua- 
derno en  folio. 

Sancti  Anselmi  Lucensis  Episcopi  vita,  a  Rangerio  successore 
8U0  latino  carmine  acnpto.— Precioso  poema  del  siglo  xii,  reciente- 


(1)  Esta  noticia  la  publicamos  con  el  pleno  conocimiento  de  que  es  sumamente 
incompleta,  pero  entre  hacer  este  conato  de  catálogo  y  no  haber  dado  la  noticia,, 
optamos  por  aquello  y  confiamos  en  que  no  faltará  quien  lo  complete. 


EL  DR.   D.   VICENTE  DE  LA  FUENTE.  3» 

mente  descubierto  y  elogiado  por  el  papa  Pío  DC. — Un  tomo  en  4.o- 
de  más  de  260  págs.,  impreso  con  mucha  corrección  y  elegancia  en 
casa  de  Aguado:  afio  de  1870. 

ücdesiasticaB  DisciplinaB  praBleotiones  ex  Sacro  Tridentíno» 
Concilio,  necnon  ex  Hispanis  synodis  et  conventionibus. — Sirve  de 
texto  en  muchos  seminarios  de  España.— Segunda  edición:  dos  to- 
mos en  4.0^  de  más  de  300  págs.  cada  uno. 

Procedimientos  Eclesiásticos ;  por  los  Sres.  Gómez  Salazar  y  Ls 
Fuente:  cuatro  tomos  en  4.o 

Lecciones  de  Disciplina  Eclesiástica  y  Suplemento  al 
Tratado  teórico-práctico  de  Procedimientos  Eclesiás- 
ticos, por  los  mismos  Sres.  Gómez  Salazar  y  La  Fuente.  Tercera 
edición  corregida  y  aumentada:  1880.— Dos  tomos  en  4.^  de  más  de 
600  págs.  cada  uno,  con  muchos  y  muy  útiles  documentos. 

La  retención  de  bulas  en  España  ante  la  Historia  y  el  Dere- 
cho.—Dos  volúmenes  en  4.o,  que  forman  un  tomo»  Contiene  un  tra- 
tado sobre  la  prohibición  de  libros  y  el  índice  expurgatorio. 

La  pluralidad  de  cultos  y  sus  inconvenientes.— Esta  obra» 
impresa  en  1865,  mereció  los  elogios  de  la  Santa  Sede. — Un  toma 
en  4.^,  igual  al  anterior,  y  de  más  de  400  páginas. 

Relaciones  entre  la  Iglesia  y  el  Estado.- Un  cuaderno  en  4.^ 
está  agotado. 

Los  Concordatos.- Un  folleto  de  64  págs.  en  4.^  impreso  en  1872. 

Historia  Eolesiástioa  de  España.— Segunda  edición,  por  la  Gom^ 
pafiía  de  Impresores  y  Libreros. 

España  Sagrada.— Continuación  de  la  célebre  obra  iniciada  por  el 
P.  Florez,  y  de  la  cual  está  encargada  la  Real  Academia  de  la  Histo- 
ria: tomos  ZLix  y  l  correspondientes  á  la  Santa  Iglesia  de  Tarazona. 

El  tomo  U  de  dicha  España  Sagrada,  que  trata  acerca 
de  los  obispos  auxiliares  y  titulares  en  España. — Fué 
escrito  por  el  difunto  D.  Carlos  Ramón  Fort,  y  publicado  por  orden 
de  la  Academia,  encargándole  la  coordinación  de  noticias  y  su  rc-^ 
visión. 

Historia  de  las  Sociedades  secretas  en  España.— Segunda 
edición  corregida  y  aumentada. 

Cartas  de  los  Secretarios  del  Cardenal  Jiménez  de  Gis- 
ñeros.— Publicadas  de  orden  y  por  cuenta  del  Gobierno. 

Obras  de  Santa  Teresa  de  Jesús.— Novísima  edición,  correa 
gida  y  aumentada  conforme  á  los  originales  y  con  notas  aclaratorias 
por  D.  Vicente  de  la  Fuente.— Seis  tomos  en  4.o  mayor. 


«U  BOLETÍN  DE  LA   SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

Vida  de  Santa  Teresa  de  Jesús,  por  el  Mtro.  Juliánde  Ávila, 
primer  Capellán  de  la  Santa ;  anotada  y  adicionada  por  D.  Vicente 
de  la  Fuente. — Un  tomo  en  4.^,  con  384-zsit  páginas. 

Casas  y  recuerdos  de  Santa  Teresa  en  España.— iíanua^ 
del  viajero  para  visitarlas. ^SegundA  edición,  corregida  y  aumen- 
tada, de  la  misma  que  se  publicó  en  1882,  con  el  titulo  de  c  Tercer 
centenario  de  Santa  Teresa  de  Jesús». — Un  tomo  de  468yui  págs. 

Historia  de  la  siempre  augusta  y  íidelisima  ciudad  de 
Galatayud;  impresa  en  la  tipografía  del  Diario  de  aquella  ciudad, 
con  varias  láminas  en  acero  y  litografía ,  y  grabados  intercalados  en 
el  texto.— Dos  tomos  en  4.* 

Ijas  Comunidades  de  Castilla  y  Aragón,  bajo  el  punto  de 
vista  geográfico.— Un  folleto  en  4. o 

La  Enseñanza  Tomistioa  en  España«—  Un  folleto  de  46  págs. 
en  4.0 

lia  Sopa  de  los  Conventos  — Tratado  de  economía  política  en 
estilo  joco-serio.  Vindicación  de  los  regulares  acusados  de  haber 
fomentado  la  holganza  en  Espafia.— Un  tomo  en  4.° 

Expulsión  de  los  Jesuítas  de  España.— Dos  cuadernos  en  8.^ 
£1  primero  titulado  1767-1867,  y  el  segundo  titulado  La  Corte  de 
Carlos  IIL 

Doña  Juana  la  Looa  vindicada  de  la  nota  de  herejía  — 
Un  folleto  de  44  págs.;  cuarta  edición^  corregida  y  aumentada. 

San  Millán,  presbítero  secular.— Respuesta  al  libro  del  padre 
Fr.  Toribio  Minguella,  titulado  «San  Millán  de  la  Cogolla>,  en  vin- 
dicación de  lo  que  se  dijo  acerca  del  Santo  en  el  tomo  l  de  la  Espafía 
Sagrada:  1883.— Un  tomo  en  8.^  86viii  págs. 

Andrés  Tuun.— La  Muerte  feliz.— La  Virgen  María.- Res- 
puesta al  Manifiesto  protestante.  Números  I.*",  3.^  4.*^  y  5.« 
de  la  colección  de  opúsculos  contra  los  folletos  protestantes,  ó  sea 
El  Protestante  protestado:  1869.  En  S.' 

Lecturas  populares,  ó  sea  colección  de  articules  breves 
y  sencillos,  para  instrucción  y  solaz  de  las  familias  visitadas  por 
la  Socieilad  de  San  Vicente  de  Paul;  tomadas  en  gran  parte  de  las 
que,  con  el  titulo  de  Petites  lectures,  publica  aquella  Sociedad  en 
francés,  1856  á  1867.  -Doce  cuadernos  en  8.',  con  grabados;  por 
D.  Vicente  de  la  Fuente,  con  la  cooperación  de  D.  Mariano  Lezcano. 

Cartas  de  Santa  Teresa  de  Jesús. — Edición  autográñca  del 
mismo  tamaño  y  tipos  que  los  tomos  de  la  Vida  y  fundaciones.  Se 
publica  por  cuadernos,  cada  uno  de  los  cuales  contendrá  cuatro 


EL  DR.    D.    VIGENTE  DE  LA.  FUENTE.  8» 

pliegos  de  autógrafos  y  otros  cuatro  de  impresión  con  la  traducción 
y  notas  aclaratorias. 
Historia  de  las  Universidades,  Seminarlos,  Colegios  y  de* 

más  establecimientos  docentes  en  España. 
Boletín  de  la  Real  Academia  de  la  Historia, 
Tomo  L — El  Fuero  de  Nájera,  Observaciones historicocríticas sobre 
su  origec,  vicisitudes  y  disposiciones  más  notables. 
Informe  sobre  el  libro  del  Sr.  Morel  Fatio  VEspagne  au  XVI  et 
au  XVIIsiecle  (en  colaboración  con  D,  (-ayetano  Rosell  y  don 
Antonio  María  Fabié). 
Noticia  acerca  de  un  edificio  romano  que  se  conserva  en  las  inme- 
diaciones de  Favara. 
Tomo  III. — Informe  acerca  de  la  Historia  Eclesiástica  y  civU  de 
Nueva  Oranada^  por  D.  José  María  Groot. 
Informe  sobre  la  obra  de  M.  Kocher  titulada  La  Catedral  de  Fuy 

y  la  de  Gerona, 
Dictamen  acerca  de  los  libros  sobre  instrucción  publica  en  Portu- 
gal escrito  por  D.  Antonio  da  Costa. 
Expedición  científica  y  artística  á  la  Sierra  de  Francia. — Provincia 

de  Salamanca,  Julio  de  1857. 
Informe  sobre  el  Cartulario  de  las  abadías  de  la  Couturo  y  de  So- 

lesmes.  (En  colaboración  con  el  Sr.  Fernández  Duro.) 
La  calavera  del  Conde  de  Tendilla. 
Tomo  IV. — Informe  sobre  el  mosaico  romano  de  Belmonte. 
Tomo  V.— Informe  sobro  las  Bienandanzas  ¿fortunas  que  escribid 
Lope  G.  de  Saladar. 
Avilescs  célebres  inscritos  en  el  monumento  á  Santa  Teresa  de 
Jesüs. 
Tomo  VL— Informe  sobro  el  monasterio  de  Santas  Crcus. 
Los  restos  mortales  del  arzobispo  D.  Rodrigo  Giménez  de  Rada  7 
estado  de  su  sepulcro  en  Santa  María  de  Huerta. 
Tomo  IX.— Informe  sobre  la  Cruz  Patriarcal  de  doble  traviesa  y  su 
antigüedad  y  uso  en  España,  á  propósito  de  la  Cruz  de  Caravaca. 
Informo  del  libro  del  Sr.  Cuadrado  Continuación  del  discurso  sobre 

la  Historia  por  Bossuet. 
Informe  sobre  la  Cruz  de  Caravaca. 
Informe  sobre  el  Cartulario  de  Eslonaa. 
Tomo  X.— Informe  sobre  El  Señorío  de  Bizcaya  histórico  y  f oral  por 
D.  Arístides  de  Artifiano  y  Suricalday. 
Informe  sobre  el  reconocimiento  de  los  restos  mortales  del  célebre 


m  BOLETÍN  DE  LA.  SOCIEDAD  GEOGRÁFIGA. 

arzobispo  D.  Rodrigo  Giménez  de  Rada  en  Santa  Maria  de 
Huerta  y  otran  antigüedades  de  este  monasterio. 
Informe  sobre  el  documento  relativo  á  la  elevación  de  las  reliquias 
de  D.  Rodrigo  Giménez  de  Rada  al  sitio  donde  ahora  están  por 
el  padre  abad  Fr.  Luís  de  Estrada  en  1653. 
Informe  sobre  la  Historia  del  colegio  de  San  Gregorio  de  VáHa- 
dolid. 
Tono  XTT. — Supuesto  partp  de  una  supuesta  reina. 

Informe  sobre  la  Historia  de  Salamanca  por  D.  Manuel  Maclas. 
Tomo  XIIL — La  iglesia  de  Santi-Spirítus  en  Salamanca. 

San  Esteban  de  Salamanca. 
'fouo  XIV.— El  monasterio  de  Oña  y  su  Panteón  Regio. 
San  Juan  de  la  Pefia. 
El  último  Justicia  de  Aragón,  en  1710. 


YIAJB  DE  C1RCÜMAVE6AC1ÓN  DE  Li  iNllANGUi. 


*^**^^^^^^^^0*0^^^0^^^^ 


CONFERENCIAS 

DADAS 

ca  la  Soeiedad  Geográfica  de  Madrid  Io8  días  13  y  20  de  Majo  de  1890 

POR 

EL    MARQUÉS    DE    REINOSA, 

CAPITÍK  de  fragata  B8TIRAD0. 


Conferencia  del  13  de  Mayo. 

Señores: 

En  la  segunda  mitad  de  este  siglo  se  presentó,  como  nuevo 
elemento  de  la  marina  militar,  el  buque  blindado. 

Prescindiendo  de  las  cañoneras  que  tomaron  parte  en  la 
guerra  de  Crimea,  y  que  eran  el  rudimento,  digámoslo  así,  del 
blindaje,  lo  vemos  figurar,  por  primera  vez,  en  los  combales 
navales ,  cuando  la  guerra  de  secesión  en  los  Estados-Unidos. 

Al  batirse  en  las  costas  de  Virginia  los  acorazados  Afern- 
mak  Y  Monitor  en  la  primavera  de  1862,  consiguieron  que  s^ 
fijase  en  ellos  la  atención,  y  todas  las  potencias  de  Europft 
emprendieron  seriamente  el  estudio  de  proteger  con  corazas 
á  los  buques,  para  hacerlos,  si  posible  fuera,  invulnerables, 
mipntras  los  progresos  de  la  artillería  no  hicieran  estas  defen- 
sas ilusorias. 

.  Francia  fué  la  primera,  que  presentó  en  los  mares  las  fra- 
gatas acorazadas,  siendo  las  Gloire  y  Couronne  en  las  que  se 
hizo  el  ensayo  de  llevarlas  á  la  zona  tórrida,  atravesando  el 
Atlántico,  para  tomar  parte  en  la  expedición  de  México. 

Las  malas  condiciones  de  estos  buques,  bajo  el  punto  de 
vista  higiénico  primero,  y  marinero  después^»  hicieron  que  sn 
expedición  fuera  una  serie  no  interrumpida  de  desastres,  quelas 
4eQlaró  inútiles,  por  no  poder  sufrir  sus  tripulantes  los.calor 


328  BOLWrtS  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÍFICA. 

res  de  la  zona  tórrida  dentro  de  la  coraza,  y  haberse  visto  se- 
riamente comprometidas  en  su  viaje  de  regreso  á  Francia  con 
los  tiempos  que  do  ordinario  reinan  en  el  golfo  de  las  Ye- 
guas. 

Este  mal  resultado  vino  á  confirmarse  contribuyendo  pode^ 
rosamente  á  desacreditar  á  los  blindados  el  viaje  hecho  por  el 
inglés  Warrior  á  los  puertos  de  I^isboa  y  Cádiz,  desde  donde- 
tuvo  que  regresar  á  Inglaterra  escoltada,  y  con  tales  precau- 
ciones que  constituyó  este  ensayo  el  mayor  descrédito  de  Ios- 
acorazados* 

Posteriormente,  en  el  año  1863,  una  escuadra  francesa  com- 
puesta de  cinco  acorazados  y  dos  navios  de  hélice  que  servían 
de  punto  de  comparación,  estudió  las  condiciones  marineras  de 
aquellos,  haciendo  un  viaje  de  Cherbourg  á  Canarias,  del  qu& 
quedaron  muy  satisfechos,  pero  que  no  resolvían  el  problema 
de  arrostrar  los  temporales  que  en  las  altas  latitudes  so  expe- 
rimentan. 

De  aquí  i*esultó  una  controversia  en  la  que,  aunque  habí» 
quien  creía  que  los  acorazados  podían  desempeñar  toda  clase 
do  comisiones,  otros,  y  estos  eran  los  más,  daban  por  sentado* 
que  estos  buques  eran  muy  á  propósito  para  la  defensa  de  las- 
costas,  pero  que  no  servían  para  alta  mar. 

Esta  duda  no  podía  durar  mucho,  pues  entonces  se  estaban 
construyendo  seis  acorazados  para  la  marina  española,  y  de) 
mismo  modo  que  en  buques  do  esta  nación  hizo  Colón  el  des- 
cubrimiento del  Nuevo  Mundo;  así  como  se  organizó  la  expe- 
dición de  Magallanes  y  Elcano,  que  encontró  la  unión  de  los 
mares  Atlántico  y  Pacífico,  dando  el  nombre  del  primero  a! 
Estrecho,  que  lo  inmortaliza,  y  siendo  el  segundo  el  que  tuvo 
la  gloria  de  circundar  por  primera  vez  el  globo  terráqueo;  de 
este  mismo  modo  estaba  reservado  á  España  el  que  su  bandera 
fuera  la  primera  que  se  pasease  por  todo  el  globo  sobre  un 
buque  blindado,  resolviendo  satisfactoriamente  el  problema 
que  se  tenía  por  imposible  de  que  estos  buques  sirvieran  para 
las  grandes  navegaciones. 

El  primer  acorazado  que  tuvo  España,  al  que  hubo  el  buen 
acuerdo  de  llamar  Numancia^  pues  debía  reverdecer  los  lau- 


VIAJE   DE   GIRGUNNAVEGAGION   DE   LA    (KNUMANCIAS).       329 

relés  de  su  nombre  por  si  el  transcurso  de  los  tiempos  podía 
haberlos  marchitado,  quedó  terminado  en  Diciembre  de  1864, 
y  apenas  habían  transcurrido  unos  días,  se  le  destinó  á  formar 
parte  de  la  escuadra  del  Pacíñco  por  encontrarse  empeñado  el 
honor  de  nuestra  bandera  en  aquellos  remotos  mares. 

La  necesidad  de  reforzar  aquella  escuadra  dictó  esta  deter- 
minación. Si  el  viaje  era  ó  no  realizable  estaba  por  ver.  La 

« 

Numancia  hacía  falta  en  el  Pacíñco.  Era,  pues,  necesario  in- 
tentar su  traslación  á  aquel  mar,  y  mientras  no  se  tocase  la 
imposibilidad  de  ejecutarlo,  habiendo  puesto  en  juego  todos 
los  medios  de  realizarlo,  no  se  habría  hecho  lo  que  se  debía 
para  reforzar  á  los  buques  que  sostenían  el  honor  de  nuestra 
patria  á  tan  larga  distancia. 

El  general  Armero  regía  los  destinos  de  la  marina  por  aquel 
entonces,  y  apreciando  debidamente  las  diñcultades  que  pro- 
sentaba  el  viaje,  nombró  para  mandar  la  fragata  á  un  jefe  jo- 
ven, de  altos  vuelos,  de  gran  corazón,  y  que  á  su  reconocida 
competencia  unía  el  haberse  hecho  notable,  porque  estando 
en  Filipinas  apoyando  con  los  buques  que  mandaba  á  una  co* 
lumna  del  ejército  que  en  condiciones  desventajosísimas  batía 
un  fuerte  que  tenían  los  moros  de  Mindanao  á  la  orilla  del 
Río  Grande,  fuerte  que  intentaron  asaltar  varias  veces  al  des- 
cubierto y  sin  tener  brecha  por  donde  realizarlo,  lo  que  les 
causaba  grandes  perdidas;  al  ver  este  mal  resultado,  resolvió 
tomarlo  al  abordaje,  y  embistiendo  á  toda  máquina  sobro  él, 
embarrancó  en  la  orilla  del  río,  y  por  el  bauprés,  descolgó  toda 
su  tripulación. 

Este  jefe,  que  luego  había  de  cubrirse  de  gloria  en  la  cam- 
paña del  Pacífico,  era  el  ilustre  cuanto  malogrado  Méndez 
y  Nüñez. 

Al  conferírsele  el  mando  de  la  fragata  se  le  dio  carta  blanca 
para  escoger  el  personal  de  oñciales  que  lo  habían  de  acom- 
pañar, y  no  porque  yo  figurase  entre  ellos  se  crea  tan  desacer- 
tada la  elección  que  no  fueran  mis  compañeros  muy  dignos  de 
secundar  los  planes  y  deseos  de  nuestro  jefe. 

Desgraciadamente,  la  mayor  parte  de  ellos  han  muerto,  y 
tres  hemos  dejado  de  pertenecer  á  la  Marina,  pues  no  figura- 

22 


«o  BOLETÍN  DE  LA.  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

mos  en  su  escalafón,  por  más  que  de  corazón  nos  hallemos 
siempre  entre  nuestros  queridos  compañeros.  De  los  que  si- 
guen en  el  cuerpo^  el  que  fué  el  segundo  de  Méndez  y  Nüñez, 
y  luego  C6mandante.de  la  fragata,  el  que  realmente  hizo  el 
viaje  de  circunnavegación,  el  que  hoy  es  el  vicealmirante  An- 
tequera, por  desdicha  no  tiene  toda  la  salud  que  quisiéramos 
sus  buenos  amigos,  y  que  la  Marina  y  hasta  la  nación  necesi- 
tarían. 

Fácilmente  se  comprenderá  que,  habiéndose  terminado  el 
armamento  de  la  fragata  en  Francia  en  el  mes  de  Diciembre 
de  1864,  para  poder  hacer  todos  los  preparativos  necesarios  á 
un  viaje  tan  largo  como  el  que  debíamos  emprender,  en  el 
que  además  se  combinaba  la  parte  de  duda  ó  ensayo  que  te- 
níamos que  resolver  con  el  de  mantenernos  en  un  pie  de  gue- 
rra activa,  pues  nos  disponíamos  á  entrar  en  campaña;  se 
comprenderá,  repito,  que  el  mes  de  Enero  que  pasamos  en 
Cádiz  preparando  la  marcha  fuese  atareadísimo,  pues  á  los 
preparativos  ordinarios  de  todo  buque  se  unían  los  especiales 
que  adoptamos  para  no  dejar  al  azar  más  que  lo  que  fuera 
absolutamente  inevitable. 

Listos  completamente,  y  deseosos  de  dar  comienzo  á  la  em- 
presa que  nos  habíamos  propuesto,  salíamos  de  la  bahía  de 
Cádiz  el  día  4  de  Febrero  de  1865,  á  las  cuatro  y  media  de  la 
tarde,  con  tiempo  hermoso,  anocheciendo  á  la  vista  de  la  fa- 
rola, y  amaneciendo  al  siguiente  día  ya  en  alta  mar,  sin  tie- 
rra á  la  vista.  El  ensayo  había  comenzado,  y  á  la  verdad,  la 
primera  prueba  no  nos  dejó  muy  satisfechos,  pues  habiendo 
encontrado  mar  gruesa  tendida  por  el  través,  y  como  el  viento 
que  reinaba  no  tenía  fuerza  suficiente  para  sujetar  al  buque  á 
favor  del  velamen,  resultaban  los  balances  de  tal  intensidad, 
que  excedían  á  cuanto  habíamos  visto  en  los  diversos  barcos 
en  que  habíamos  navegado. 

La  amplitud  de  los  balances  llegó  al  extremo  de  hacernos 
modificar  la  tablilla  del  cuaderno  de  bitácora,  y  dando  menor 
importancia  á  la  temperatura  del  agua  del  mar  en  la  super- 
ficie y  á  la  densidad  específica,  reservamos  esas  dos  casillas 
para  consignar  en  ellas  el  número  de  balances  y  su  amplitud. 


VIAJE   DB  GIRGUNNAYEGAGION   DE   LA   «NUMANGIA)!) .       391 

Estos  eran  siempre  diez  por  minuto»  cinco  á  cada  banda,  j 
llegaron  hasta  el  punto  de  medir  uno  68°  de  un  extremo  á 
otro.  El  movimiento  era  lento,  empezaba  el  buque  á  caer  so* 
bre  un  costado,  y  parecía  que  no  iba  á  concluir  nunca,  vol- 
viendo  luego  al  otro  en  la  misma  forma  y  con  igual  len- 
titud. 

Esto  hacía  molestas  las  maniobras  é  imposibilitaba  todo 
•ejercicio  militar,  preocupándonos  la  posibilidad  de  que  faltase 
alguna  trinca  de  la  artillería,  pues  si  llegaba  á  soltarse  un  ca* 
ñon,  nos  hubiera  dado  mucho  que  hacer. 

De  esta  primera  observación  resultaba  la  fragata  inútil 
<x)mo  buque  de  guerra  con  mar  tendida  de  través,  pero  como 
•cualquier  otro  acorazado  que  se  encontrase  á  nuestro  lado, 
<X)rrería  igual  suerte,  no  tenía  más  importancia  el  hecho  que 
la  de  tener  que  aplazar  un  combate  para  mejor  ocasión. 

Más  adelante  la  tuvimos  de  ver  que  la  fragata  se  defendía 
admirablemente  de  la  mar  en  otras  posiciones,  pero  por  de 
pronto  se  tomó  la  providencia  de  dirigirnos  á  Canarias,  pues 
aunque  no  pensábamos  tocar  en  esas  islas,  la  prudencia 
aconsejaba  que  hiciéramos  el  viaje  pensando  siempre  en  uu 
puerto  de  refugio,  por  si  las  circunstancias  lo  hacían  nece- 
sario. 

El  día  8  de  Febrero  pasábamos  próximos  á  Tenerife,  y  de 
allí  nos  dirigimos  á  las  islas  de  Cabo  Verde;  el  10  se  cortó  el 
trópico  de  Cáncer  y  el  13  á  mediodía  fondeamos  en  Porto 
Grande  de  la  isla  de  San  Vicente. 

En  los  nueve  días  que  duró  esta  navegación,  habíamos 
aprendido  que  la  fragata  lo  hacía  muy  mal  con  mar  tendida 
de  través,  única  posición  en  que  pudimos  observarla. 

Cuatro  días  estuvimos  en  San  Vicente  tomando  carbón,  de 
•cuyo  combustible  no  solo  llenamos  las  carboneras  del  buque, 
sino  cuantos  espacios  había  disponibles,  pues  como  la  trave- 
sía que  íbamos  á  emprender  era  muy  larga,  nos  convenía  lle- 
var la  mayor  cantidad  posible  de  este  combustible. 

Nada  diré  de  las  islas  de  Cabo  Verde,  ó  mejor  dicho  de  San 
Vicente,  única  que  conozco. 

Como  depósito  de  carbón,  está  muy  bien  situado  y  admira- 


332  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

blemente  servido;  fuera  de  esto  es  un  arenal  sin  agua,  ni 
vegetación  de  ninguna  clase,  con  una  población  miserable 
compuesta  de  negros,  que  todos  sin  exceptuar  sexo  ni  edad 
trabajan  en  el  embarque  y  desembarque  del  carbón,  única- 
cosa  que  lleva  los  buques  á  esa  desolada  isla. 

Como  si  el  Océano  hubiera  querido  probar  el  temple  de 
ánimo  de  nuestro  jefe,  haciéndonos  pasar  verdaderos  malos 
ratos  en  la  travesía  de  Cádiz  á  estas  islas,  y  al  ver  que  no  ha-^ 
bían  sido  causa  bastante  para  hacerlo  retroceder,  desistiera  de 
su  empeñOy  cambió  de  sistema  en  términos  que  se  nos  presen- 
tó con  toda  la  belleza  y  esplendor  de  sus  días  de  calma  y  brisa 
bonancible,  desde  el  momento  que  abandonamos  las  islas  do 
Cabo  Verde  para  dirigirnos  al  Río  de  la  Plata. 

Recorríamos  la  zona  tórrida  mecidos,  dulcemente  por  las  in- 
sensibles olas  de  una  mar  tranquila  que  apenas  rizaba  la  sua- 
ve brisa  de  los  vientos  generales,  que  aprovechábamos  llevan- 
do todo  el  aparejo,  y  al  mismo  tiempo  cuanta  manguera  y 
aparato  de  ventilación  podíamos  utilizar  además  del  mecánico^ 
que  trabajaba  á  toda  fuerza  para  renovar  aquella  atmósfera  de 
fuego  que  producía  el  esplendoroso  sol  intertropical,  contra  el 
que  no  siempre  podíamos  emplear  un  toldo  que  nos  defendiese 
de  sus  rayos. 

El  24  de  Febrero,  á  las  tres  de  la  tarde,  se  cortó  la  línea  con 
un  calor  sofocante  por  estar  cargadísima  la  atmósfera,  pero  al 
día  siguiente  las  continuas  lluvias  refrescaron  algo  el  am- 
biente. 

La  fragata  entraba  en  el  hemisferio  S. ;  el  7  de  Marzo  salía 
de  la  zona  tórrida  cortando  el  trópico  de  Capricornio,  y  llega- 
ba al  Río  de  la  Plata  el  13. 

Esta  travesía  hecha  en  bellísimas  condiciones,  so  prestó  á 
toda  clase  de  ejercicios  militares  incluso  de  fuego,  y  aprove- 
chando los  vientos  favorables,  se  apagó  la  máquina  y  navega- 
mos á  la  vela  para  economizar  carbón. 

Cuando  se  iba  á  la  vela,  que  aunque  el  buque  se  manejaba 
bien  andaba  con  una  lentitud  desesperante,  se  aprovechaban 
esas  condiciones  pora  poder  llevar  un  blanco  de  remolque,  y 
hacer  sobre  él  ejercicio  de  tiro  con  carabina. 


VIAJE   DE   CIRCUNNAVEGACIÓN   DE   LA    «NÜMANCIA»,       333 

Uno  de  los  días,  el  9  de  Marzo,  terminado  aquel,  se  pescó 
un  dorado,  al  que  se  le  encontraron  en  el  buche  32  balas  de 
carabina,  que  sin  duda  cogía  cuando  perdida  la  velocidad  ini- 
'Cial,  se  iban  hacia  el  fondo;  pero  lo  prodigioso  no  es  la  agili- 
dad y  deslreza  de  este  pez,  lo  admirable  es  su  estupidez  que  lo 
llevó  hasta  tragarse  32  balas,  sin  darse  cuenta  de  que  no  eran 
icomestibles. 

Refiero  este  hecho,  porque  en  la  fragata  tuvimos  todos  buen 
-cuidado  de  consignarlo  en  los  libros  de  bitácora  y  nuestros 
-diarios  de  navegación,  pues  dado  lo  extraño  y  hasta  inverosí- 
mil que  parece,  tuvimos  el  temor  de  que  se  pusiera  en  duda 
nuestro  aserto,  lo  que  trato  y  trataré  siempre  de  evitar,  máxi- 
me cuando  tengo  muy  presente  el  dicho  de  uno  de  nuestros 
«compañeros  de  viaje,  el  malogrado  teniente  de  navio  D.  José 
Pardo  de  Figueroa,  que  constantemente  decía  aque  por  lo  que 
se  alegraba  dar  la  vuelta  al  mundo,  era  porque  no  le  contasen 
mentiras»;  razón  poderosísima  para  no  contarlas  yo. 

Al  fondear  en  Montevideo,  habíamos  resuelto  una  .buena 
parte  del  problema,  la  de  las  condiciones  higiénicas  del  buque 
y  el  modo  con  que  se  podían  soportar  los  calores  de  la  zona 
tórrida  dentro  de  la  coraza. 

El  ensayo  nos  había  satisfecho  por  completo;  no  así  la  parte 
marinera  que  aún  se  nos  presen ciba  casi  tan  desconocida  como 
^1  primer  día. 

La  presencia  de  la  fragata  en  el  Río  de  la  Plata,  produjo 
^omo  no  podía  menos  de  suceder,  una  gran  curiosidad,  es- 
pecialmente en  las  marinas  extranjeras  que  siempre  tienen 
representación  en  aquellas  aguas,  y  fué  tema  largamente  dis- 
cutido el  de  las  probabilidades  de  éxito  que  tenía  para  hacer 
<el  paso  del  Magallanes. 

Pero  antes  de  llegar  á  él,  y  ya  que  estamos  en  la  capital  de 
la  República  Oriental  del  Uruguay,  hablemos  algo  de  ella, 
.por  más  que  sea  conocida  para  esta  Sociedad. 

El  país  parecía  estar  de  fiesta;  por  todas  partes  se  prepara- 
han  festejos  y  espectáculos  públicos  para  obsequiar  á  un  ejér- 
cito vencedor;  pero  al  tratar  de  investigar  la  causa,  al  desco- 
rrer el  velo  de  esta  aparente  alegría,  se  veía  el  cuadro  tristí- 


881  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

simo  que  sobre  un  fondo  de  luto  y  sangre  presentaba  una  de- 
esas luchas  civiles  terribles  en  que  todos  los  muertos  son  her^ 
manos  y  en  que  se  viste  de  verdadero  luto  á  la  patria;  pero  por- 
si  esto  fuera  poco ,  sobre  las  víctimas  pasadas  se  preparaban 
otras  nuevas  y  pues  estaba  declarada  una  guerra  extranjera. 

El  origen  de  tanta  desdicha  era  el  siguiente: 

Siendo  presidente  de  la  República  el  ilustrado  doctor  Berro^ 
jefe  del  partido  conservador,  ó  sea  el  blanco ,  según  le  llaman 
en  el  país,  se  sublevó  contra  él  el  general  Flórez^  que  lo  era  del 
partido  avanzado  ó  colorado,  y  empezó  una  de  estas  guerras 
que  hacía  más  mortífera  el  sistema  de  lucha  á  la  desbandada 
que  habían  establecido  en  los  bosques,  pues  los  sublevados^ 
no  tenían  ejército  suficiente  para  presentar  batallas  en  forma. 

En  estas  circunstancias,  reclamó  el  Gobierno  del  Brasil  el 
pago  de  una  antigua  deuda,  á  lo  que  se  negó  el  del  Uruguay, 
expresando  las  circunstancias  en  que  se  hallaba,  que  como  no 
fueron  atendidas  por  el  Brasil,  dio  origen  al  cambio  de  notas^ 
diplomáticas  tan  enérgicas  que  concluyeron  por  una  declara* 
ción  de  guerra. 

Entablada  esta,  el  general  Flórez  tuvo  la  poco  envidiable- 
idea  de  unirse  al  ejérto  brasilero,  y  con  él  sitiaron  á  Paysan- 
dú  13.000  hombres,  que  fué  heroicamente  defendido  por  el  ge- 
neral Leandro  Gómez  al  frente  de  700  que  sucumbieron  heroi- 
camente en  las  trincheras,  mientras  la  escuadra  brasilera  re<- 
ducía  á  escombros  la  ciudad. 

Deeste  modo  llegó  fácilmente  á  Montevideo  el  ejército  ven- 
cedor, y  gracias  á  la  mediación  de  las  potencias  europeas  pudo 
evitarse  mayor  derramamiento  de  sangre,  entrando  Flórez  á 
ocupar  la  presidencia  de  la  República,  cargo  que  quizás  por  no 
bien  adquirido  no  pudo  disfrutar  mucho  tiempo,  muriendo  en 
él  asesinado...;  pero  entonces  ya  no  estaba  allí  la  Numancia^ 

En  el  centro  de  la  América  del  Sur,  ocupando  su  corazón, 
digámoslo  así,  existe,  ó  mejor  dicho,  existía  una  nación  poco 
menos  que  desconocida,  de  la  que  supo  hacer  un  país  excep- 
cional el  doctor  Francia,  que  ha  pasado  á  ser  un  héroe  legen- 
dario. 

Este  país,  isla  interior,  formada  por  varios  ríos  que  al  cir» 


VLUE    DE   CIRCUNNAVEGACIÓN   DE   LA    «NUMANCIA».       885^ 

candarla  la  hacían  más  impenetrable  que  la  famosa  muralla 
de  China,  es  el  Paraguay.  . 

Ejercía  en  él  la  dictadura  López,  y  al  encontrar  poco  correcta 
la  acción  del  Brasil  en  el  Uruguay,  protestó  contra  ella;  mas 
como  su  protesta  fué  desatendida,  se  dejó  de  diplomacias  é  in- 
vadió las  provincias  limítrofes  del  imperio. 

Para  llevarlo  á  cabo,  solicitó  de  la  República  Argentina  la 
autorización  competente  para  pasar  sus  tropas  por  la  provincia 
de  Corrientes,  lo  que  le  fué  negado;  pero  conceptuando  López 
más  breve  tomarse  las  cosas  por  su  mano  que  invertir  tiempo 
en  prácticas  cancillerescas,  se  apoderó  de  esta  provincia,  y  por 
ende  se  encontró  de  repente  en  guerra  contra  estas  tres  nacio« 
ues,  que  se  aliaron  contra  él. 

En  Diciembre  del  64  tuvieron  lugar  estos  acontecimientos» 
de  modo  que  en  Marzo  inmediato,  cuando  llegó  la  Numancia^ 
se  hallaba  el  ejército  brasilero  acampado  en  las  inmediaciones 
de  Montevideo,  y  la  escuadra  que  al  mando  del  barón  Taman* 
daré  debía  forzar  los  pasos  del  Paraná. 

Pero  dejemos  á  los  paraguayos  sostener  esta  gigantesca 
lucha  contra  tres  naciones  á  un  tiempo,  pues  aún  volveremos 
á  encontrarlos  sin  que  hayan  podido  exterminarlos  á  pesar  de 
no  ocupar  ni  la  vigésima  parte  del  territorio  que  los  aliados, 
y  volvamos  á  Montevideo,  donde  la  fragata  se  alistaba  para 
proseguir  su  viaje,  mientras  los  orientalistas  y  españoles  re- 
sidentes allí  nos  obsequiaban  dándonos  varias  ñestas,  éntrelas 
que  citaré  una  comida  á  que  nos  invitó  Buchental,  á  la  que 
asistieron  los  ministros  no  pudiendo  hacerlo  el  presidente 
de  la  República  por  impedírselo  sus  ocupaciones,  y  una  gira 
campestre  que  nos  dio  el  Sr.  Cibols  á  su  matadero ,  en  el  que 
hoy  se  hace  el  extracto  de  carne,  y  entonces  no'  se  sabía  más 
que  salarla. 

Es  una  cosa  verdaderamente  curiosa  ver  funcionar  á  esta  fá* 
brica  de  salazón,  en  la  que  en  la  época  de  la  matanza,  que  no 
era  entonces,  se  sacrifican  1.000  reses  vacunas  al  día,  pero  que 
nosotros  solo  lo  vimos  funcionar  con  una  veintena. 

£1  edificio,  que  es  mucho  más  largo  que  ancho,  tiene  en  una 
de  sus  grandes  fachadas  un  enorme  corral  en  el  que  se  encie» 


886  BOLETÍN  DE  Lk  SOCIEDAD   aEOORÁFIGA. 

rra  el  gauado,  al  que  acosan  los  pastores,  obligándole  á  entrar 
por  una  porción  de  puertas  que  tiene  la  fábrica,  y  que  por 
su  forma  de  embudo  no  pueden  dar  paso  más  que  á  una 
sola  res. 

Al  entrar  esta,  recibe  la  puntilla  de  un  individuo  que  se 
halla  junto  á  la  puerta,  defendido  por  una  barandilla  de  ma- 
dera, y  cae  muerta  ya  sobre  un  carrito  que  corre  por  unos 
rails  para  que  en  las  diferentes  pilas  que  hay  de  lavado  y  sa- 
lazón le  vayan  haciendo  todas  las  operaciones  de  limpieza  y 
preparación. 

La  habilidad  consiste  en  matarlas  al  pasar;  y  los  hombres 
encargados  de  esta  operación,  que  se  hallan  más  altos  que  el 
animal,  le  tiran  la  puntilla  con  tal  precisión,  que  es  rarísimo 
que  yerren  el  golpe. 

Si  esto  sucede,  es  un  conflicto,  porque  el  animal  cae  sobre 
una  plataforma  giratoria  que  da  vuelta  y  lo  tira  al  carrito,  y 
si  esta  operación  se  ejecuta  con  un  toro  vivo,  por  manso  que 
se  le  suponga,  es  do  presumir  que  no  le  hiciera  gracia  la 
broma. 

Nuestra  visita  al  matadero  terminó  con  una  función  do  en- 
lazado de  reses,  espectáculo  que  puede  llamarse  clásico  del 
país. 

Subimos  á  la  tapia  del  corral,  que  merced  á  la  doble  baran- 
dilla que  tenía,  constituía  un  sitio  cómodo  y  de  altura  conve- 
niente para  dominar  bien  al  ganado. 

A  nuestro  lado  se  colocó  un  reputadísimo  enlazador,  verda- 
dero maestro  del  arte,  que  enlazó  á  cuantas  roses  echaron  los 
pastores  á  la  carrera,  algunas  á  distancias  extraordinarias; 
pero  en  lo  que  hizo  verdaderos  prodigios  de  habilidad,  fué  cuan- 
do reunido  el  ganado  en  un  ángulo  del  patio  estaba  en  masa 
tan  compacta,  que  los  animales  levantaban  la  cabeza  para  res- 
pirar, formando  un  apretado  haz  de  caernos,  del  que  sacaba  al 
que  se  le  señalaba  sin  enganchar  á  ningún  otro. 

Pero  no  se  crea  que  este  enlazador  era  un  hijo  do  las  pam- 
pas, un  semi-indio,  nada  de  eso,  él,  la  mayoría  do  los  pastores 
y  casi  todos  los  cacheteros  eran  vascos,  ninguno  había  nacido 
en  el  país. 


VIAJE   DB   CIRCUNNAVEGACIÓN   DE   LA    «NUMANCIA».       337 

Veinte  días  después  de  nuestra  llegada  al  Río  de  la  Plata  lo 
abandonamos  para  proseguir  nuestro  viaje.  £1  2  de  Abril  sa- 
líamos juntos  de  Montevideo,  la  Numancia  y  el  transporte 
Marqués  de  la  Victoria,  que  nos  llevaba  carbón  al  estrecho  de 
Magallanes  para  que  no  careciéramos  de  un  elemento  tan  im- 
portante en  los  mares  tormentosos  en  que  nos  íbamos  á  ver  y 
•donde  la  máquina  nos  era  de  absoluta  necesidad,  pues  no  po« 
<iíamos  confiarnos  á  la  vela. 

Ya  en  la  desembocadura  del  Plata,  hubo  una  avería  en  la 
onáquina  que  tuvo  la  importancia  suficiente  para  hacernos  fon- 
dear en  el  Banco  Inglés,  pero  que  alas  veinticuatro  horas  pro- 
seguíamos nuestro  viaje. 

La  navegación  hasta  el  día  10  se  hizo  sin  incidente  notable, 
teniendo  que  variar  constantemente  la  fuerza  de  la  máquina 
para  conservarnos  junto  al  Marqués  de  la  Victoria  que  andaba 
mucho  menos;  pero  al  hallarnos  en  el  paralelo  52  S.,  se  dejó 
mentir  la  influencia  de  estas  latitudes,  declarándose  ya  duro  el 
viento  que  había  ido  arreciando  en  los  liltimos  días. 

Había  llegado  la  ocasión  que  tanto  deseábamos  de  poder  pro- 
bar el  barco. 

Como  el  Marqués  de  la  Victoria  vencía  con  gran  dificultad 
la  gruesa  mar  que  teníamos  de  proa,  hubo  necesidad  de  decirle 
que  maniobrase  con  independencia,  y  entonces  la  Numancia, 
forzando  de  máquina,  emprendió  la  lucha  con  el  temporal. 

Grande  fué  nuestra  satisfacción  al  ver  lo  bien  que  se  defen- 
día; las  olas  chocaban  contra  la  proa  con  esa  impetuosidad  de 
los  temporales  de  las  altas  latitudes  que  no  se  parece  á  nada, 
y  aunque  al  golpe  paraban  al  buque  que  iba  lanzado  con  bas- 
ante fuerza,  apenas  embarcaba  agua. 

La  potencia  desarrollada  por  la  máquina  hubiera  hecho  an- 
dar á  la  fragata  10  millas  en  otras  circunstancias,  en  aquellas 
avanzábamos  4Xf  casi  en  la  dirección  que  deseábamos. 

La  noche  del  lunes  Santo,  10  de  Abril  de  1865,  nos  hizo 
comprender  á  todos  que  teníamos  buque,  que  la  navegación 
estaba  asegurada,  y  que  la  fragata,  poniendo  la  proa  al  tem- 
poral, se  defendería  siempre  bien  y  no  tendríamos  nada  que 
temer. 


88B  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Al  día  siguiente  embocábamos  el  Estrecho  de  Magallanes^ 
dejando  caer  el  ancla  en  la  bahía  Posesión. 

No  trataré  de  establecer  comparaciones  entre  los  grande» 
navegantes  de  la  antigüedad,  ni  puede  entrar  en  los  límites 
de  esta  conferencia  el  ocuparse  de  los  grandes  hombres  de 
otros  siglos;  pero  sí  diré  que,  para  el  que  ha  pasado  el  Estrecha 
que  lleva  el  nombre  de  este  marino  ilustre,  al  que  ha  sentida 
esas  rachas  tremendas  capaces  de  voltear  á  una  fragata  que 
salen  de  los  múltiples  ventisqueros  que  á  cada  paso  se  encuen- 
tran, el  que  se  ha  visto  á  merced  de  las  corrientes  que  con  una 
velocidad  de  8  millas  por  hora  arrastran  al  buque  y  lo  preci- 
pitan, ó  sobre  los  bajos  que  hay,  ó  contra  las  costas  escarpa- 
das é  inhospitalarias  que  están  cubiertas  de  las  nieves  perpe- 
tuas, donde  la  intensidad  del  frío  presenta  esos  colores  rojo  y 
azul  que  en  la  nievo  producen  unas  vegetaciones  microscópi- 
cas; el  que  ha  pasado,  en  ñn,  el  Magallanes  con  los  grandes 
elementos  del  día  y  recuerda  los  que  tuvo  su  descubridor,  es 
evidente  que  si  cree  haber  hecho  algo  de  provecho  tiene  qu& 
reconocerse  muy  pigmeo  y  admirar  más  y  más  á  aquel  coloso. 

Buena  prueba  es  de  las  dificultades  de  esta  peligrosa  nave- 
gación, el  (}ue  los  buques  de  vela  todos  prefirieran  y  aun  hoy 
sigan  prefiriendo  el  montar  el  cabo  de  Hornos  á  hacer  la  na- 
vegación del  Estrecho;  solamente  con  vapores  que  cuenten  con 
potencia  de  máquina  suficiente  para  vencer  la  fuerza  del  vienta 
contrario  y  sobre  todo  la  impetuosidad  de  la  corriente,  puede 
aventurarse  á  hacer  ese  paso,  teniendo  de  antemano  estudia- 
das las  mareas  y  habiendo  resuelto  el  puerto  en  que  ha  de  pa- 
sarse la  noche,  pues  no  es  posible  navegar  más  que  do  día. 

A  todas  estds  dificultades  se  agregaba  otra  más  para  la  Afu- 
mancia:  su  excesivo  calado. 

No  había  entrado  nunca  en  el  Estrecho  de  Magallanes  nin- 
gún buque  de  las  dimensiones  de  la  Numancia^  y  donde  los 
demás  habían  encontrado  el  paso  franco,  podía  haber  un  gra- 
vísimo peligro  para  este,  máxime  en  la  primera  parte  de  él,  6 
sea  la  oriental,  en  que  abundan  los  bajos  fondos. 

Dos  días  necesitamos  para  llegar  al  puerto  del  Hambre  desde 
la  bahía  de  Posesión,  pues  el  primero,  que  habíamos  contada 


YIAJE  DE   GIRGUNNAVEGAGION  DE  LA   CCNUMANGIA».      83» 

llegar  al  N.  de  la  isla  de  Santa  Isabel,  la  fuerza  del  viento 
contrario  nos  obligó  á  retroceder  al  de  San  Gregorio.  En  el 
del  Hambre  tuvimos  que  cambiar  de  fondeadero  por  haber  en- 
contrado un  bajo  próximo  á  donde  estábamos,  que  no  lo  mar- 
caban las  cartas. 

Aquí  habíamos  dado  cita  al  Marqués  de  la  Victoria^  cuanda 
el  temporal  nos  separó,  y  mientras  llega,  justo  es  que  bajemos 
á  tierra,  que  pisemos  esas  playas  patagónicas  tan  desconoci- 
das, que  penetremos  los  secretos  de  ese  Sur  de  Améripa  tan 
ignorado  y  que  dediquemos  un  recuerdo  á  nuestros  antepasa- 
dos y  veamos  por  qué  á  la  Colonia  de  Sarmiento,  que  debió 
llamarse  Ciudad  del  Rey  D.  Felipe,  se  le  llama  Puerto  del 
Hambre. 

En  1579,  con  objeto  de  impedir  las  piraterías  de  la  escua- 
drilla del  inglés  Drake,  se  organizó  en  el  Perú  una  expedición 
al  mando  del  caballero  español  Pedro  Sarmiento  de  Gamboa,, 
que  salió  del  Callao  en  Octubre,  y  después  de  reconocer  mi- 
nuciosamente el  Estrecho  llegó  á  España  á  los  diez  meses  de 
viaje. 

Aquí  trabajó  Sarmiento  con  una  constancia  inquebrantable 
basta  que  obtuvo  del  rey  D.  Felipe  II  que  se  organizara  una 
expedición  para  poblar  el  Estrecho,  que  salió  en  23  naves  al 
mando  de  D.  Diego  de  Flores. 

Fácilmente  se  comprenderá  que  este  y  Sarmiento  fueron  in- 
compatibles, y  en  los  dos  años  escasos  que  estuvieron  discu- 
rriendo por  las  costas  de  América  estos  buques,  fueron  tantos 
los  disgustos,  escándalos  y  choques  que  tuvieron,  que  Flores 
abandonó  á  Sarmiento,  volviéndose  á  España  con  todos  los 
recursos,  lo  que  no  fué  causa  bastante  para  arredrar  á  este,, 
que  con  5  naves  que  le  quedaron  salió  de  Río  Janeiro  para  el 
Estrecho,  fondeando  en  su  embocadura  hasta  que  el  tiempo  1& 
permitiera  internarse. 

Desembarcó  300  hombres  y  dio  comienzo  á  edificar  la  ciudad 
de  Nombre  de  Jesús,  y  cuando  no  tenían  estos  en  tierra  todos- 
Ios  elementos  de  que  podían  disponer,  un  temporal  obligó  á 
los  buques  á  levar  y  salir  á  la  mar.  Uno  se  perdió  en  la  costa, 
y  3  desertaron,,  volviendo  á  España,  quedando  reducidos  á  la 


3»  BOLETÍN   DE   Lk  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

nao  Maria^  que  por  fin  pudo  entrar  en  el  Estrecho  y  dirigirse 
á  este  puerto,  mientras  Sarmiento,  con  100  liombres,  lo  hacía 
por  tierra,  llegando  á  reunii*se  al  fin  después  de  haber  tenido 
entre  mil  obstáculos  que  vencer  el  sostener  una  lucha  con  los 
.patagones,  á  quienes  dispersaron  con  muerte  de  su  jefe. 

Así  fundaron  la  ciudad  del  Rey  D.  Felipe,  separada  70  leguas 
de  la  Nombre  de  Jesús,  dos  poblaciones  españolas  en  la  costa 
patagónica,  délas  que  Sarmiento,  que  era  el  alma,  se  vio  sepa- 
rado por  un  temporal  que  le  cogió  cerca  de  Nombre  de  Jesús, 
obligándole  á  ir  á  Río  Janeiro. 

No  habiéndoles  podido  enviar  recursos  á  estos  infelices,  fue- 
ron pereciendo  miserablemente,  en  términos  quedos  años  des- 
pués, cuando  llegó  la  expedición  inglesa,  compuesta  de  3  na- 
vios, que  mandaba  el  inglés  Candisk,  solo  vivían  15,  y  de  es- 
tos recogió  1,  dejando  á  los  14  restantes  sin  auxiliarlos,  para 
que  perecieran  como  sus  compañeros. 

Este  hecho  y  este  apellido  inglés  deben  conservarse  para 
perpetua  memoria;  siendo  él  el  que  bautizó  á  este  puerto  con 
el  fatídico  nombre  del  Hambre  que  aún  conserva. 

En  este  sitio  fué  donde  Chile  fundó  su  colonia  penitenciaria 
en  la  que,  sublevándose  los  soldados  y  deportados,  asesinaron 
al  gobernador  y  sus  defensores,  embarcándose  para  su  patria, 
donde  se  les  recibió  como  merecían. 

Todavía  pudimos  nosotros  ver  los  restos  de  esta  colonia, 
pues  aún  se  conservaban  algunas  ruinas,  entre  las  que  como 
veíamos  salir  humo,  supusimos  que  encontraríamos  á  los  sal- 
vajes, lo  que  nos  hizo  buscarlos  con  gran  empeño,  sin  conse- 
guirlo hasta  el  siguiente  día,  en  que  fueron  ellos  á  bordo. 

Es  verdaderamente  curioso  el  modo  que  licnon  los  s.ilvajes 
de  conservar  el  fuego  tapándolo  con  tierra  cu  forma  de  un 
horno  especial,  al  que  dejan  muy  poca  respiración,  consiguien- 
do conservarlo  así  mucho  tiempo,  tanto,  que  cuando  nosotros 
lo  encontramos  no  se  veían  huellas  recientes  de  sus  pi^'adas. 

Pocos  desencantos  pueden  experimentarse  tan  completos 
como  el  que  tuvimos  nosotros  á  la  vista  de  los  salvajes  del 
puerto  del  Hambre,  que  habían  venido  en  una  piragua  que 
salió  del  río  San  Juan. 


VIAJE   DE   CIRCUNNAVEGACIÓN   DE   LA    «NüMANCIA».       Sil 

Por  más  que  todos  los  navegantes  hacen  una  gran  diferen- 
cia entro  los  patagones  propiamente  dichos,  ó  sean  los  habi- 
tantes do  las  tierras  llanas,  que  es  la  parte  oriental  de  la  Amé* 
rica  y  los  de  las  montañas  que  forman  ese  dédalo  de  islas  lia* 
mado  Tierra  de  Fuego  y  las  estribaciones  de  los  Andes,  á  lo» 
que  llaman  indios;  aunque  todos  convienen  en  que  estos  son 
más  bajos  que  los  patagones,  creíamos,  sin  embargo,  hallar 
hombres  menos  raquíticos  que  los  que  se  nos  presentaron^ 
pues  eran  bajos,  regularmente  formados,  de  facciones  abulta- 
das, extraordinariamente  sucios  y  apestando  á  marisco  de  una 
manera  bien  poco  grata  por  cierto. 

La  verdad  es  que  la  temperatura  que  hacía  no  convidaba  á 
bañarse,  pero  de  eso  á  pasarse  la  vida  en  seco  como  parecía 
que  les  sucedía  á  esos  desgraciados,  media  un  abismo. 

Los  hombres  llevaban  echadas  sobre  los  hombros  una  piel  de 
guanaco,  que  se  sujetaban  en  el  cuello  con  un  nudo  de  cuerda, 
conservando  todo  el  pecho  y  las  piernas  al  descubierto,  excepta 
lo  poco  que  les  cubría  el  taparrabo,  que  era,  ó  de  la  misma 
piel,  ó  de  avestruz;  las  mujeres  llevaban  la  piel  puesta  por  de- 
bajo de  los  brazos,  tapándole  desde  el  pecho  hasta  las  rodillas. 

Unos  y  otros  llevaban  el  pelo  largo,  de  unos  20  á  30  cm., 
cortándose  únicamente  el  de  la  frente,  do  modo  que  no  les  ta- 
pase los  ojos,  y  se  lo  sujetaban  con  las  ondas,  que  al  mismo 
tiempo  que  de  adorno  les  sirven  de  defensa.  Estas  y  todas  las 
cuerdas  que  usan  están  hechas  de  tripa  de  pescado. 

Las  flechas  tienen  la  punta  de  piedra  aguzada  ó  de  hueso 
de  algún  animal,  son  extraordinariamente  toscas,  muy  peque- 
ñas, y  aunque  ellos  las  disparan  con  verdadera  habilidad  na 
nos  parecieron  armas  muy  temibles. 

Lo  que  encontramos  más  extraño  fué  el  verlos  constante- 
mente tiritar  de  frío,  pues  si  estaban  así  en  la  mejor  estación, 
que  era  cuando  nosotros  pasamos,  no  se  concibe  cómo  sopor- 
tan el  invierno;  esto  hace  que  manejen  el  fuego  de  una  ma- 
nera admirable,  habiéndonos  llamado  la  atención  el  que  lo 
traían  en  su  tosquísima  piragua,  y  ni  quemaba  la  embarca- 
ción ni  se  apagaba,  á  pesar  del  agua  que  tenía  dentro  en  bas* 
tanto  cantidad. 


3tt  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

La  temperatura  que^  teníamos  oscilaba  entre  2*  de  frío  y  7  de 
oalor;  cierto  os  que  los  vientos  tremendos  que  reinaban ,  como 
venían  de  los  ventisqueros,  que  estaban  cubiertos  de  nieve,  se 
hacían  sumamente  desagradables,  por  lo  que  aquellos  infeli- 
ces salvajes,  que  iban  casi  enteramente  descubiertos,  nos  da- 
ban verdadera  compasión. 

A  uno  que  parecía  ser  el  jefe  y  que  llevaba  las  mejillas  pin- 
tadas de  eucarnadOy  se  le  vistió  con  un  traje  completo,  en  el 
que  no  faltaba  ni  el  sombrero  de  copa  alta. 

A  pesar  de  ser  la  ropa  que  se  le  dio  de  verano,  dejó  de  tiri- 
tar en  el  acto  y  se  le  conocía  en  la  cara  el  bienestar,  por  más 
que  se  le  notaba  lo  mucho  que  le  estorbaban  los  pantalones 
para  andar. 

Nos  fué  absolutamente  imposible  entenderles  ni  una  sola 
palabra,  ellos  repetían  con  gran  facilidad  las  nuestras,  no 
sucediéndonos  á  nosotros  lo  mismo.  Mucho  nos  dio  que  hacer 
el  que  constantemente  decían  capitán  ctrrtí,  y  hasta  después 
que  salimos  del  Estrecho  no  comprendimos  que  debían  refe- 
riré al  capitán  de  la  marina  inglesa  Fitz  Roy  que  estuvo  mu- 
cho tiempo  levantando  los  planos  del  Magallanes. 

A  los  dos  días  de  fondear  en  el  puerto  del  Hambre  lo  hizo 
el  Marqués  de  la  Victoria  á  quien  el  temporal  maltrató  más 
que  á  nosotros,  y  reunidos  con  sus  oficiales  exploramos  el  río 
San  Juan  siguiendo  su  orilla  izquierda  con  objeto  de  ver  á  los 
salvajes  en  sus  moradas. 

Sea  porque  nos  vieron  armados  ó  porque  los  tiros  que  dis- 
parábamos á  los  patos  salvajes  les  causaran  miedo,  ó  porque 
no  tuvimos  la  habilidad  de  hallar  sus  huellas,  el  caso  es,  que 
no  los  encontramos,  y  aunque  volvieron  al  siguiente  día  á 
bordo,  como  no  los  entendíamos,  habíamos  satisfecho  la 
curiosidad  y  tenían  más  de  repugnante  que  agradables  no  les 
hicimos  ya  gran  caso. 

Concluido  de  tomar  el  carbón  que  nos  trajo  el  Marqués  de  la 
Victoria,  continuamos  la  navegación  del  Estrecho  eli9  de  Abril. 

Aquel  día  montamos  el  morro  de  Santa  Águeda,  extremi- 
dad S.  de  la  América  dentro  del  Estrecho  que  se  encuentra  en 
los  54*  de  latitud. 


VIAJE   DE   GIRGUNNAVEGAGION   DE   LA   aNUMANGIA».       348 

Es  imposible  concebir  espectáculo  tan  grandioso  como  el 
que  presenta  el  Magallanes  á  partir  de  este  punto.  Por  un 
lado  lo  forma  la  costa  de  América,  elevadísima  como  toda  la 
cordillera  de  los  Andes  que  aquí  empieza  ó  concluye  según  se 
quiera;  y  por  el  otro  la  Tierra  del  Fuego  más  alta  aun  si 
cabe  y  en  la  que  se  ve  la  enorme  montana  que  formó  parte 
de  la  gran  cordillera  y  que  ha  sido  desgarrada  en  mil  y  mil 
pedazos. 

¡Qué  espantoso  debió  ser  el  cataclismo  geológico  que  formó 
«ste  estrecho  arrancando  este  pedazo  de  los  Andes! 

Si  en  una  mole  de  cristal  se  descargase  un  fuerte  marti- 
llazo no  se  rompería  en  tantos  pedazos  y  pedacitos  como  está 
dividida  la  Tierra  del  Fuego. 

El  dédalo  de  canales  que  se  forman  entre  tanta  isla  ó  mejor 
dicho  entre  tanta  montaña  cuya  mayoría  son  inaccesibles,  y 
entre  los  que  descuella  el  llamado  de  las  Nieves  por  su  tamaño, 
tortuosidades  y  elevación  de  los  montes  que  lo  forman,  en 
cuyos  ventisqueros  se  ven  las  nieves  roja  y  azul,  es  decir,  el 
máximum  de  frío:  ese  laberinto,  ese  conjunto  de  montañas  de 
formas  tan  extrañas  causan  un  verdadero  asombro. 

La  soledad  tan  espantosa  que  allí  reina,  pues  no  se  ve  ves- 
tigio de  ser  humano,  el  silencio  sepulcral  solo  interrumpido 
por  el  graznido  del  pato  salvaje  ó  por  los  resoplidos  de  las 
ballenas  y  lobos  marinos  que  allí  abundan,  formaban  el 
cuadro  en  que  se  destacaba  la  Numancia  que  navegando  con 
toda  la  impetuosidad  de  su  potente  máquina  se  sentía  orgu- 
llosa  de  haber  llevado  á  cabo  lo  que  ningún  acorazado  había 
podido  hacer,  pasearse  en  los  54*  de  lat.  S. 

Aquella  noche  la  pasó  en  Fortescue,  á  donde  llegó  poco  des- 
pués la  corbeta  peruana  I7ntdn,  la  que  salió  al  amanecer,  de- 
lante de  nosotros  pero  la  pasamos  antes  de  desembocar. 

En  la  tarde  del  21  salía  la  Numancia  al  Pacífico,  que  nos 
recibía  con  un  fuerte  chubasco  de  granizo  en  el  momento  de 
llegar  al  final  de  la  Tierra  del  Fuego,  que  es  algo  más  baja  y 
á  la  que  se  llama  Tierra  de  la  Desolación... 

¡Jamás  he  visto  nombre  mejor  puesto! 

A  medida  que  ganábamos  hacia  el  N.  íbamos  moderando 


344  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

la  fuerza  de  la  máquina  para  ahorrar  combustible  y  cuando* 
el  tiempo  lo  permitió  guindamos  los  masteleros  que  llevába- 
mos calados,  dimos  las  velas  y  hasta  apagamos  la  máquina 
para  aprovechar  el  viento. 

El  27  llegamos  á  Valparaíso  donde  estaba  la  corbeta  Vence^ 
dora  de  nuestra  escuadra,  y  sin  fondear  recibimos  la  visita  de- 
su  comandante  y  nuestro  cónsul,  y  como  no  tenían  orden- 
ninguna  que  comunicarnos  continuamos  para  el  Callao  pa- 
sando por  las  Chinchas. 

Antes  de  llegar  á  estas,  experimentamos  el  curiosísimo- 
efecto  de  la  mar  de  loche. 

En  la  noche  del  3  al  4  de  Mayo,  de  una  á  dos  en  medio  de- 
una  oscuridad  profundísima  apareció  el  mar  completamente 
blanco,  iluminado  con  una  luz  fosforescente  que  se  asemeja 
mucho  á  la  que  reflejan  los  objetos  á  que  se  ha  dado  la  pintura 
luminosa. 

Tanto  la  reventazón  de  las  olas  como  la  que  formaban  á 
proa  de  la  fragata  al  romper  el  mar,  despedían  unos  destellos 
de  luz  que  iluminaban  por  completo  el  costado. 

Este  fenómeno,  atribuido  á  la  presencia  de  miríadas  de  ani* 
malulos,  es  mucho  más  potente  de  lo  que  puede  creerse. 

En  la  tarde  del  4  pasamos  á  la  vista  de  las  Chinchas,  taa 
próximos  á  ellas  que  puedo  expresarlo  con  esta  frase:  estába- 
mos á  tiro  de  nariz. 

Pocas  cosas  pueden  encontrarse  tan  curiosas  como  estas 
islas,  y  aun  concediendo  que  para  reunir  la  cantidad  de  guano 
que  hay,  ó  mejor  dicho  hubo  en  ellas,  es  indispensable  que- 
no  llueva  en  ese  punto,  pues  de  otro  modo  las  aguas  le  arras- 
trarían; se  necesita  una  cantidad  de  tiempo  muchísimo  mayor 
de  la  que  con  el  mejor  deseo  han  dado  algunos  de  vida  á 
nuestro  planeta. 

Tres  son  las  islas  Chinchas  además  de  un  islote  pequeño  á 
que  se  llama  la  boya,  y  que  se  hallan  colocadas  en  una  direc- 
ción casi  N.-S. 

La  del  N.  estaba  ya  completamente  limpia  de  guano,, 
habiendo  tenido  un  espesor  de  200  pies  ingleses  las  capas 
que  le  extrajeron,  la  del  centro  que  estaba  en  explotación 


YIAJE   DE   CIRCUNNAVEGACIÓN  DE  LA   «NÜMANCIA^.      845 

llegaba  á  los  160  pies  de  espesor  y  la  del  S.  estaba  sin  em- 
pezar. 

Gomo  es  verdaderamente  curioso  esta  inmensa  cantidad  de 
guano  y  todos  los  trabajos  de  explotación  de  estas  islas  adquirí 
en  Lima  una  colección  de  fotografías,  que  tengo  el  gusto  de 
presentar,  en  las  que  por  la  comparación  con  los  hombres  que 
se  ven  en  ellas  se  puede  apreciar  bien  las  elevaciones  de  los 
cortes. 

Bien  desagradable  es  por  cierto  el  comercio  del  guano  para 
todos  los  que  toman  parte  en  él. 

Los  operarios  destinados  por  el  Gobierno  del  Perú  para 
estos  trabajos  son:  ó  presidiarios,  ó  chinos  contratados.  El 
tren  de  carga  está  muy  bien  entendido,  pero  los  que  son  ver- 
daderamente dignos  de  lástima  son  los  tripulantes  de  los 
barcos,  que  á  todas  las  molestias  de  un  malísimo  fondeadero 
donde  les  hacen  permanecer  cerca  de  noventa  días  que  es  el 
plazo  de  contrata  en  que  se  compromete  el  Gobierno  peruano 
á  cargarlos,  tiene  todas  las  molestias  del  fuerte  olor  á  amo- 
niaco que  se  siente,  además  de  lo  que  quema,  especialmente 
el  aparejo,  el  polvillo  impalpable  de  guano  que  el  viento  tiene 
en  suspensión. 

Un  día  de  viento  fuerte  es  una  grandísima  pérdida  para  el 
Gobierno  del  Perú,  pues  arrastra  todo  el  guano  que  hay  remo- 
vido en  los  cortes  y  desaparecen  con  gran  facilidad  miles  de 
toneladas. 

Grandes  recomendaciones  hace  el  Gobierno  del  Perii,  y 
hasta  consigna  la  penalidad  en  que  incurren  los  que  en  estas 
islas  disparan  armas  de  fuego  ó  hacen  ruidos  tales  que  ahu- 
yenten á  los  pájaros,  principales  formadores  de  estos  depósitos 
de  guano;  pero,  á  pesar  de  ello,  los  tripulantes  de  los  buques 
ingleses,  con  el  desprecio  con  que  miran  todo  lo  que  no  perte- 
nece á  su  país,  celebran  siempre  su  salida  de  las  Chinchas,  no 
solo  disparando  tiros  de  fusil,  sino  también  los  de  los  cañones 
de  aviso  que  llevan. 

Esto  ha  hecho  que  los  conirihuyentesy  nombre  que  con  ver- 
dadera oportunidad  dio  Antequera  á  estos  pájaros,  porque  son 
los  que  llevan  las  cargas  del  presupuesto  peruano,  hayan  emi- 

23 


816  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

• 

grado  á  unas  islas  próximas  que  se  hallan  junto  á  la  costa  de 
Arica,  y  que  se  llaman  Blanca  y  las  Paracas,  donde  se  hace 
sensible  el  crecimiento  del  guano. 

El  5  de  Mayo,  á  las  once  y  cuarto  de  la  mañana^  se  incor- 
poraba la  Numancia  á.  la  escuadra,  dando  fondo  en  la  bahía 
del  Callao. 

Quedaba,  pues,  cumplida  la  misión  que  el  Gobierno  le  ha- 
bía confiado  de  reforzar  la  escuadra  del  Pacífico,  para  lo  cual, 
descontando  los  treinta  días  que  pasó  en  los  diversos  puertos 
en  que  tocó,  había  invertido  sesenta  en  recorrer  3.000  leguas. 

La  gran  cordillera  de  los  Andes,  en  su  vertiente  occidental, 
después  de  formar  la  serie  de  mesetas  á  que  debe  su  nombre, 
llega  por  algunos  puntos,  con  sus  estribaciones,  á  tocar  las 
aguas  del  Pacífico,  dejando  en  otros  una  faja  estrecha  entre 

las  montañas  v  la  costa. 

ti 

Una  sección  de  esta  faja  es  la  provincia  de  Lima,  en  cuyo 
puerto  del  Callao  acababa  de  fondear  la  Numancia. 

A  nuestra  vista  se  extendía  la  llanura  que  termina  en  el 
monte  de  Amaneaos,  sobre  cuya  base  se  apoyan  las  últimas 
casas  de  la  ciudad  de  los  Reyes,  que  fundó  el  gran  Pizarro,  y 
que  hoy  se  llama  Lima,  por  corrupción  del  nombre  Rimac, 
del  río  que  la  atraviesa. 

Esta  población,  Chorrillos,  cuyas  playas  es  el  puerto  de  cita 
de  la  sociedad  elegante  de  Lima  y  el  Callao,  fueron  los  únicos 
puntos  del  Perú  que  pudimos  visitar  los  tripulantes  de  la 
Numancia^  no  obstante  nuestra  larga  permanencia  en  esta 
República;  pero  el  estado  de  las  relaciones  de  ambas  naciones 
no  nos  permitió  internarnos,  no  obstante  la  curiosidad  que  nos 
inspiraba  el  legendario  valle  de  Jauja,  aunque  en  nuestro  afán 
quizás  hubiera  algo  de  capricho  para  poder  decir  á  nuestro  re- 
greso. «He  estado  en  Jauja.» 

Es  imposible,  al  desembarcar  en  el  Callao  y  llegar  á  Lima 
en  el  ferrocarril  que  hace  continuos  viajes  y  traspone  en  unos 
minutos  los  12  km.  que  separan  ambas  ciudades,  contener  la 
imaginación  y  no  presentarse  en  primer  término  la  gigantesca 
figura  de  Pizarro  con  toda  la  epopeya  de  la  conquista,  seguir 
las  rencillas  que  ocasionaron  su  muerte,  ver  luego  el  vireina- 


YIAJE   DE   CIRGUNNAVEGAGÍON  DE   LA   «NUMANCIA».      8i7 

to  con  SUS  grandezas,  sus  miserias,  sus  rivalidades,  y  final- 
mente, la  guerra  que  concluyó  con  la  independencia  del  país. 

De  aquí  resulta  que  nuestra  primera  visita  fué  á  la  Plaza 
Mayor,  en  que  se  alza  el  modestísimo  palacio  del  presidente  de 
■la  República,  construido  en  el  mismo  sitio  en  que  estuvo  el 
de  Plzarro,  y  donde  fué  vilmente  asesinado;  el  callejón  que 
está  enfrente,  por  donde  fueron  los  asesinos,  y  la  catedral,  que 
se  halla  en  medio,  cuyos  cimientos  puso  Pizarro  y  en  cuya 
cripta  se  conserva  su  cabeza. 

Parecíanos  como  un  deber  rendir  este  tributo,  y  una  vez 
iiecho,  nos  pusimos  á  recorrer  la  ciudad,  que  es  de  más  de 
100.000  almas,  de  calles  rectas,  perpendiculares  y  paralelas 
entre  sí,  atravesada  por  el  Rimac,  del  que  se  toman  las  aguas 
para  formar  un  arroyo  en  el  centro  de  las  calles  que  llevan  la 
dirección  del  río,  y  que,  aunque  debería  servir  de  aseo  á  la 
población,  constituía  un  foco  de  inmundicia  por  arrojarse  en 
él  cuanto  querían  los  vecinos. 

Es  verdaderamente  doloroso  que  una  población  tan  llana, 
de  construcción  tan  moderna  y  con  elementos  para  ser  una 
joya,  esté  tan  abandonada  y  sucia. 

No  contribuye  poco  á  la  falta  de  aseo  de  la  ciudad  el  no  llo- 
ver nunca;  pues,  aunque  los  relentes  que  hay  todas  las  noches, 
dan  la  humedad  suficiente  y  aun  acusan  en  un  pluviómetro  la 
misma  cantidad  de  agua  al  cabo  del  año  que  la  que  llueve  en 
otro  paraje  cualquiera,  el  caso  es  que^  como  el  agua  no  cae  con 
la  fuerza  de  la  lluvia,  no  lava,  como  en  los  demás  países,  las 
fachadas  de  los  edificios;  resultando  que,  especialmente  en  los 
templos  y  conventos,  cuyos  moradores  no  se  fijan  en  la  exte- 
rioridad como  los  propietarios  de  las  casas,  están  llenos  de 
telarañas  casi  seculares,  donde  se  ha  ido  depositando  el  polvo 
de  mucho  tiempo,  contribuyendo,  no  solo  á  afear  y  ensuciar 
los  edificios,  sino  á  que  toda  la  población  presente  muy  mal 
aspecto;  pues  la  municipalidad^  como  llaman  allí  al  Ayun- 
tamiento, no  se  toma  la  molestia  de  ocuparse  del  aseo  pú- 
blico. 

El  mal  aspecto  que  presenta  la  ciudad  se  olvida  pronto  al 
^^ontemplar  la  belleza,  tan  justamente  elogiada,  de  las  limeñas. 


818  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

que  son  muy  dignas  de  su  merecida  fama,  por  más  que  le  sea 
muy  difícil  á  un  español  encontrar  encantos  fuera  de  los  que- 
tienen  sus  compatriotas. 

Larga  fué  la  permanencia  de  la  Numancia  en  las  aguas  del 
Pacífico,  especialmente  en  las  costas  chilo-peruanas;  y  á  la 
verdad,  ai  mismo  tiempo  que  deseo  tocar  muy  ligeramente  los 
episodios  que  sucedieron  en  aquella  campaña,  porque  no  quie- 
ro abrir  heridas  que  hoy  están  cicatrizadas,  ni  contar  glorias 
en  las  que,  al  haber  tomado  parte,  parecería  como  que  traba- 
jaba en  alabanza  propia,  tampoco  quiero  suprimirlas  por  com* 
pleto,  porque  mi  silencio  quizás,  ó  se  atribuyese  á  falsa  mo- 
destia personal,  ó  á  no  querer  elogiar  cual  se  merece  el  mérito 
de  mis  compañeros. 

Dos  asuntos  importantes  se  suscitaban  en  el  Pacífico  cuan» 
do  llegamos  con  la  Numancia;  las  contestaciones  que  nuestro- 
representante  en  Chile,  Sr.  Tavira,  sostenía  con  aquel  Go- 
bierno, y  la  sublevación  que  había  estallado  en  el  Perú  cou- 
tra  el  presidente  Pecet  por  el  tratado  de  paz  firmado  con  Es*^ 
paña. 

El  Sr.  Tavira  llegó  un  día  en  que  se  dio  por  satisfecho  con 
las  explicaciones  dadas  por  el  Gobierno  chileno,  á  pesar  de  ser 
exactamente  iguales  en  la  forma  y  en  el  fondo  á  las  que  había 
rechazado  antes,  lo  que  hizo  que  nuestro  Gobierno  lo  relevara 
del  cargo,  no  prestase  su  conformidad  á  lo  propuesto  por  él  y 
nombrara  al  general  Pareja,  que  mandaba  la  escuadra,  repre- 
sentante de  España  en  aquella  República,  á  la  que  debía  pedir 
una  reparación. 

Con  este  motivo  salió  el  general  con  toda  la  escuadra  para 
Chile,  dejándonos  solo  á  la  Numancia  en  el  Perú,  donde,  coma 
digo,  había  estallado  una  rebelión  contra  el  Gobierno  del  pre- 
sidente Pecet. 

Es  imposible  concebir  mayor  número  de  tropelías,  crímenes 
y  falsedades  que  los  que  cometieron  los  sublevados  para  apo- 
derarse de  la  escuadra  peruana.  Citaré  algunos. 

Mandaba  esta  escuadra  el  general  Panizo,  que  arbolaba  su 
insignia  en  la  fragata  Amazonas^  con  la  que  salió  para  Arica > 
llevando  tropas  que  debían  batir  á  los  insurrectos. 


YIAJB  DE   GIRGUNNAYEGACION  DE   LA   CCNUMANGIA».      848 

Fondeado  en  aquel  puerto,  durante  la  noche  los  sargentos 
ele  esas  tropas  asesinaron  al  oficial  de  guardia  y  entraron  á 
sangre  y  fuego  en  las  cámaras,  donde  mataron  al  general  y 
cuantos  oficiales  tenía  el  buque,  á  los  que  cogieren  durmien- 
do y  á  quienes  ni  siquiera  se  intimó  la  rendición. 

Poco  después  llegaba  á  Valparaíso  la  corbeta  Unton,  que 
acababa  de  construirse  en  Inglaterra,  y  mientras  se  repostaba 
para  continuar  el  viaje  á  su  patria,  el  representante  de  ella, 
general  Castillo,  que  hacía  poco  había  sido  nombrado  para 
aquel  cargo  y  se  le  habían  entregado  20.000  duros  para  gas- 
tos de  instalación  y  representación,  sublevó  al  buque  y  se  fué 
•con  él  á  unirse  á  los  insurrectos,  habiéndose  nombrado  á  sí 
mismo  almirante,  cargo  que  no  le  quisieron  reconocer  los  de- 
más sublevados,  por  lo  que  tuvo  que  emigrar  para  ocultar  su 
vergüenza. 

Llegada  nuestra  escuadra  á  Valparaíso,  y  no  habiéndose 
prestado  el  Gobierno  chileno  á  dar  las  satisfacciones  que  se  le 
pedían,  no  hubo  más  remedio  que  declararle  la  guerra  y  en- 
tablar el  bloqueo  de  sus  puertos. 

La  revolución  peruana,  entre  tanto,  avanzaba  y  llegó  á 
triunfar,  uniéndose  el  Gobierno  que  estableció  á  Chile»  ha« 
-ciendo  juntamente  con  los  de  Bolivia  y  Ecuador  la  cuádruple 
alianza  que  dio  por  resultado  que  nos  encontráramos  con  toda 
la  costa  de  la  América  del  Sur  por  enemiga,  y  en  un  estado  de 
aislamiento  y  abandono  que  solo  nosotros  pudimos  apreciar 
en  toda  su  magnitud. 

La  oposición  tan  terminante  que  hizo  nuestro  representante 
en  el  Perú  al  deseo  del  comandante  de  la  Numancia^  D.  Casto 
Méndez  y  Nüñez,  de  apoderarse  de  la  escuadra  peruana  que  en- 
tró en  el  Callao,  y  el  haber  salido  esta  antes  de  declararnos  la 
guerra  para  unirse  á  los  barcos  chilenos,  según  nos  asegura- 
ron, fué  causa  de  que  resolviese  abandonar  aquel  puerto  y 
marchar  á  incorporarnos  á  la  escuadra,  como  lo  ejecutó  el  6 
•de  Diciembre,  llevándonos  al  Marqués  de  la  Victoria^  que  es- 
taba con  nosotros,  llegando  al  puerto  chileno  de  Caldera  el  12. 

Allí  supimos  la  desgraciada  muerte  del  general  Pareja,  por 
lo  que  correspondió  el  mando  de  la  escuadra  á  Méndez  y  Nii- 


850  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

ñez,  que  pasó  á  arbolar  su  insignia  á  la  Villa  de  Madrid^  to- 
mando desde  aquel  momento  el  mando  de  la  fragata  D.  Juaa 
Bautista  Antequera. 

El  nuevo  jefe  de  la  escuadra  dispuso  reconcentrar  esta  en* 
Valparaíso,  y  como  á  salir  del  Callao,  lo  habían  hecho  tam- 
bién á  la  vela  dos  buques  que  formaban  nuestro  convoy  y 
que  iban  mandados  por  los  alféreces  de  navio  marqués  del 
Viso  y  D.  Antonio  Armero,  que  pertenecían  á  la  dotación  de 
la  Numancia^  quedamos  en  el  puerto  de  Caldera  esperando  su 
llegada  en  unión  de  la  Berenguela. 

En  este  intervalo  se  tuvo  noticia  de  que  en  el  inmediato- 
puerto  de  Calderilla^  ó  Inglés,  se  estaba  preparando  un  vapor 
para  servir  de  torpedero,  y  comisionaron  al  teniente  de  navio 
D.  Santiago  Alonso,  á  cuyas  órdenes  iba  yo,  para  que  con 
la  lancha  de  vapor  y  un  bote  de  la  fragata  apresásemos  al 
vapor. 

Como  en  este  hecho  tomé  una  parte  tan  activa,  y  ha  sido 
descrito,  entre  otros,  por  nuestro  compañero  de  viaje  el  inge- 
niero naval  D.  Eduardo  Triondo,  alma  de  la  expedición,  poeta 
facilísimo  y  felicísimo,  lazo  de  unión  entre  todos  los  compa- 
ñeros, cronista  humorístico  del  viaje,  autor  de  dos  poemas 
sobre  él,  interminable  uno,  según  su  título,  y  en  nueve  cantos 
y  una  piedra  el  otro;  como  nuestro  querido  Iriondo,  una  de 
las  infinitas  víctimas  de  la  fiebre  amarilla  en  la  Habana 
poco  después  de  nuestro  regreso  á  España,  lo  ha  descrito,  re- 
pito, me  concretaré  á  decir  que,  no  obstante  habernos  tenido 
que  batir  solo  con  el  cañón  de  la  lancha  contra  500  hombres, 
se  cumplió  el  objeto  de  la  expedición,  pues  se  destruyó  el  va- 
por, perteneciéndole  toda  la  gloria  do  las  maniobras  y  com~ 
bate  á  mi  querido  amigo  Alonso,  y  á  mí  la  fortuna  de  que  la 
bala  que  me  alcanzó  apenas  me  lastimara. 

Llegados  los  buques  que  se  esperaban,  y  habiendo  hecho 
Armero,  en  la  Valenzuela  de  Castillo  que  mandaba,  el  viajo 
más  azaroso,  más  expuesto  y  hasta  temerario  por  el  malísimo 
estado  del  buquo,  que  flotaba  de  milagro,  se  resolvió  nuestra 
marcha  á  Valoaraíso  á  unirnos  al  resto  de  la  escuadra  el  13 
de  Enero  do  1866,  después  de  incendiar  todos  los  buques  apre- 


VIAJE   DE   CIRCUNNAVEGACIÓN   DE    LA    «NUíMANCIA».       351 

sados  quo  teníamos,  y  que  nos  embarazaban  extraordinaria- 
mente, llegando  á  Valparaíso  el  16. 

Reunida  de  este  modo  toda  la  escuadra,  y  siendo  la  inac- 
ción del  bloqueo  una  cosa  tan  contraria  á  nuestro  carácter, 
resolvió  el  general  buscar  la  escuadra  aliada,  cuyo  paradero 
no  se  sabía  á  punto  fijo. 

Con  ese  objeto  destacó  á  la  Blanca  y  Villa  de  Madrid^  que 
la  hallaron  y  batieron  en  Abtao,  no  obstante  su  inferioridad 
en  fuerzas,  de  cuyo  hecho  de  armas  no  me  ocuparé,  por  ce- 
ñirme exclusivamente  al  viaje  de  la  Numancia, 

De  regreso  á  Valparaíso  nuestras  dos  fragatas,  y  deseando 
Méndez  y  Nüñez  buscar  personalmente  á  los  aliados,  una  vez 
que  ya  se  sabía  su  paradero,  salió  con  la  Blanca  y  Numancia^ 
en  la  que  arbolaba  la  insignia  de  jefe  de  la  escuadra  desde 
que  dispuso  la  salida  anterior  de  la  Villa  de  Madrid. 

El  17  de  Febrero  dejábamos  á  Valparaíso  dirigiéndonos  al 
archipiélago  de  Chiloe. 

Pocos  días  después,  desde  el  22  al  24,  el  viento  de  SSE.  re- 
frescó en  términos  de  hacerse  duro.  La  Blanca  no  podía  ven- 
cerlo á  toda  fuerza  de  máquina,  por  lo  que  hubo  que  capear  el 
temporal.  Era  la  segunda  vez  que  se  nos  presentaba  un  mal 
tiempo,  con  el  que  había  que  luchar,  y  en  esta  ocasión,  como 
en  la  otra,  teníamos  otro  buque  con  quien  compararnos;  ha- 
biendo, sin  embargo,  la  diferencia  de  que  las  circunstancias 
de  guerra  en  quo  nos  hallábamos  no  nos  hubiesen  permitido 
nunca  abandonar  á  la  Blanca  por  mucho  que  arreciara  el  tem- 
poral. 

La  Numancia  capeó  admirablemente,  no  tuvo  necesidad  de 
usar  la  máquina,  lo  hizo  á  vela  solo,  y  en  esta  posición,  con 
la  gavia  arrizada,  trinquetilla  y  mesana  de  capa  le  g^aba  en 
barlovento  y  distancia  á  la  Blanca,  sobre  la  que  con  frecuen- 
cia tabía  que  arribar  para  conservar  la  unión.  Solamente  al 
levantar  la  capa  embarcaba  agua  con  la  mar  de  través,  pues 
mientras  capeaba,  la  cubierta  estaba  seca. 

Complacidísimos  de  esta  segunda  prueba,  no  nos  quedó  duda 
alguna  de  que,  mientras  pudiéramos  poner  la  proa  á  un  tem- 
poral, no  teníamos  nada  quo  temer;  que  de  través  lo  hacía 


85B  BOLETÍN  DE  Lk  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

muy  mal,  y  en  cuanto  á  correr,  no  nos  hubiéramos  atrevido  á 
intentarlo. 

El  día  21,  habiendo  pasado  por  el  S.  de  Ghiloe,  pues  no 
intentamos  el  paso  por  el  N.  por  la  posibilidad  de  que  estu- 
viera obstruido  con  torpedos,  fuimos  á  fondear  en  puerto 
Low,  en  la  isla  Guaiteca^  donde  nos  preparamos,  no  solo  para 
la  peligrosísima  navegación  que  íbamos  á  emprender  por  me- 
dio de  un  intrincado  archipiélago  lleno  de  bajos,  sin  buenas 
cartas,  con  las  corrientes  potentísimas  que  producen  los  gran- 
des  desniveles  de  las  mareas,  donde  las  neblinas  son  tan  fre- 
cuentes como  intensas;  sino  para  que  llegada  la  posibilidad  de 
un  combate^  no  nos  estorbase  el  aparejo  ni  ningiin  otro  objeto 
por  marinero  que  fuera. 

Si  tratase  de  referir  detalladamente  la  navegación  de  la 
Numancia  por  este  archipiélago  haría  interminable  esta  con- 
ferencia, el  mérito  marinero  de  ella  no  ha  sido  discutido  más 
que  por  los  que  la  juzgaron  temeraria  y  reputándola  como 
locura  creían  que  á  pesar  del  feliz  resultado  debería  oxigírsele 
responsabilidad  á  quien  la  dispuso. 

Basta  recorrer  el  plano,  y  con  decir  que  las  dos  fragatas 
llegaron  hasta  los  esteros  de  Abtao,  Tabón  y  Galbuco,  des- 
pués de  haber  fondeado  en  Puerto  Oscuro,  y  que  permane- 
cieron en  aquel  laberinto  hasta  el  5  de  Marzo  en  que  salieron  á 
la  mar  libre  por  el  mismo  sitio  que  entraron,  se  comprenderá 
lo  que  pasaríamos  en  esos  seis  días  en  que  en  una  clara  de 
neblina  descubrimos  un  bajo  que  no  estaba  en  las  cartas  y  al 
que  pusimos  el  nombre  de  Numancia. 

El  haber  andado  á  tiros  en  Puerto  Oscuro,  es  un  pequeño 
detalle  que  no  merece  referirse;  pero  sí  confesábamos  todos 
que  la*  cruz  del  mérito  naval  que  se  nos  concedió  por  esta 
navegación  creíamos  haberla  ganado,  á  pesar  de  no  haber 
podido  dar  con  el  enemigo  que  supimos  se  había  refugiado  en 
el  estero  de  Huito  donde  faltaba  agua  para  la  Numancia. 

A  nuestro  regreso  á  Valparaíso  tocamos  en  la  isla  Santa 
María  y  aunque  el  tiempo  fué  bueno  las  neblinas  nos  dieron 
que  hacer. 

No  se  perdió  nuestro  viaje  á  esta  isla  pues  apresamos  uu 


VIAJE   DE   CIRCUNNAVEGACIÓN  DE   LA    OCNUMANCIA».       358 

vapor  con  tropas  chilenas  y  dos  buques  cargados  de  carbón 
^ue  llevamos  á  Valparaíso  de  los  que  me  tocó  marinar  uno. 

Reunida  la  escuadra  en  Valparaíso,  no  habiendo  forma  de 
batir  á  la  aliada  y  teniendo  que  terminar  esta  guerra,  se  resol- 
vió el  bombardeo  de  Valparaíso. 

Por  aquel  entonces  se  habían  reunido  allí  una  escuadra 
norte-americana  compuesta  del  monitor  Monadnock  que  mon- 
taba artillería  de  500  de  ánima  lisa  y  que  había  tardado  cinco 
meses  en  hacer  el  viaje  desde  Nueva- York  pegado  á  la  costa, 
haciendo  cortas  travesías  de  puerto  á  puerto  y  rodeado  de 
los  vapores  Vanderhitt^  Tuscarora^  Poiohatan  y  Mohongo  que 
estaban  artillados  con  cañones  rayados  desde  el  calibre  de 
SO  al  de  200. 

Los  ingleses  tenían  dos  fragatas  de  50  y  44  cañones  y  un 
vapor  con  4. 

Consigno  los  calibres  de  la  artillería  de  la  escuadra  ameri- 
cana^ porque  el  mayor  que  teníamos  nosotros  era  el  de  68,  y 
-de  este  modo  podrá  darse  todo  el  valor  que  tienen  aquellas 
palabras  de  nuestro  jefe  cuando  al  oponerse  estas  dos  escua- 
dras aliadas  á  que  bombardeásemos  á  Valparaíso,  les  dijo  que 
lo  haría  aun  cuando  tuviese  que  batirse  primero  con  ellos  y 
pereciese  en  la  demanda,  pues  le  constaba  que  España  prefe- 
ría honra  sin  barcos  á  barcos  sin  honra. 

Sobradamente  conocidos  son  aquellos  sucesos  para  que 
tenga  ahora  que  repetirlos. 

El  31  de  Marzo,  sábado  de  gloria  y  que  fué  poco  glorioso 
por  cierto  para  la  nación  que  desmontó  su  artillería  antes  de 
batirse,  después  de  haber  transcurrido  el  plazo  que  se  había 
dado  á  Valparaíso  para  retirar  la  gente  y  efectos  que  quisiera, 
y  que  no  quiso  aprovecharlo  en  estos  últimos  porque  con  las 
promesas  de  los  jefes  de  las  escuadras  antes  citadas  que  les 
aseguraron  que  el  bombardeo  no  se  efectuaría,  ese  día  al 
ver  el  movimiento  de  los  buques,  pues  todos,  lo  mismo  los 
nuestros  que  los  ingleses  y  norte-americanos,  teníamos  las 
máquinas  encendidas,  empezábamos  á  maniobrar;  se  subieron 
los  habitantes  de  Valparaíso  á  las  alturas  que  rodean  la  pobla- 
«ción,  que  está  en  forma  de  anfiteatro,  para  presenciar  el  com- 


S51  BOLETÍN  DE  LA.  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

bate  de  las  escuadras  sobre  cuya  duración  y  resultados  se- 
habían  hecho  grandes  apuestas  que  publicaron  los  periódicos.. 

Cruel  debió  ser  su  desengaño  al  ver  que  á  una  señal  de  la 
Numancia  que  estaba  colocada  en  el  centro  de  la  boca  del 
puerto  se  dirigían  nuestros  buques  á  tomar  las  posiciones  quo 
previamente  tenían  señaladas,  mientras  los  ingleses  y  norte- 
americanos salían  del  fondeadero  dirigiéndose  á  la  mar. 

Al  hallarse  cada  uno  en  su  puesto  mandó  la  Numancia 
romper  el  fuego,  y  mientras  nuestros  buques  bombardeaban 
la  población,  el  acorazado  con  su  gran  bandera  de  combate^ 
desplegada  permaneció  quieto,  fijo,  en  la  boca  del  puerto, 
interpuesto  entre  las  escuadras  extranjeras  y  nuestros  buques^ 
á  quienes  parecía  proteger  con  su  coraza. 

Terminado  aquel  acto  y  cuando  se  creyó  ya  bien  castigada 
á  Chile,  se  mandó  cesar  el  fuego,  y  entonces  se  hizo  á  las^ 
escuadras  extranjeras  la  señal  convenida  de  que  podían  volver 
al  puerto,  que  era  izar  otra  bandera  española  en  un  peñol  de 
la  mayor. 

Catorce  días  después  salía  la  escuadra  toda  para  el  Callao  á 
donde  llegó  el  25  en  cuyo  día  se  dio  un  plazo  á  los  habitantes 
de  este  puerto  para  que  se  retirasen  si  no  querían  sufrir  las- 
consecuencias  del  combate  y  bombardeo. 

El  plazo  espiraba  el  29  y  por  si  no  se  habían  preparado  bien- 
para  batirnos,  en  lugar  de  atacarlos  aquel  día  lo  dejamos  para 
el  2  de  Mayo,  probando  de  este  modo  que  no  se  había  olvidada 
en  España  que  más  ó  menos  descendemos  del  ilustre  man* 
chego  que  inmortalizó  á  Cervantes. 

El  combate  del  Callao  es  sobradamente  conocido  en  España 
para  que  vuelva  yo  á  hablar  de  ese  glorioso  hecho  de  armas, 
en  el  que  tomé  una  parte  muy  activa,  por  la  circunstancia  de 
que  por  mi  antigüedad  me  correspondió  mandar  los  6  cañones 
de  proa  de  la  batería  de  Numancia^  y  estos  fueron  los  que 
rompieron  el  fuego  y  terminaron  el  combate  habiendo  estada 
en  acción  sin  descansar  las  cinco  horas  y  diez  minutos  qua 
duró. 

Asi  es  que  para  no  cantar  alabanzas  propias,  para  no  volver 
á  recordar  hechos  que  por  algún  tiempo  separaron  á  dos- 


VIAJE   DE  CIRCUNNAVEGACIÓN  DE  LA    «NUMANGIA».      3Sv 

naciones  que  debieron  mirarse  siempre  como  madre  é  hija, 
pasaría  por  alto  este  hecho  si  no  hubiera  necesidad  de  contar 
lo  que  á  la  Numancia  se  refiere,  pues  me  he  comprometido  á 
describir  su  viaje  de  circunnavegación. 

El  día  2  de  Mayo  de  1866  amaneció  con  el  cielo  cargado  de 
neblina,  como  si  no  quisiera  presenciar  el  espectáculo  que  había 
de  tener  lugar  tan  luego  despejase,  como  en  efecto  sucedió  á 
las  once  de  la  mañana^  hora  en  que  después  de  los  preparati-» 
vos  indispensables  en  estos  casos,  se  dirigió  la  escuadra  á  las 
baterías  del  Callao  yendo  la  Numancia  á  la  cabeza  para  poder 
recibir,  como  debía>  la  primera  embestida  de  los  96  cañones 
que  tenían  los  enemigos,  entre  los  cuales  los  había  que  dispa- 
raban proyectiles  de  acero  de  350  y  500  libras  de  peso. 

Los  peruanos  tenían  establecidos  en  el  punto  que  calcularon 
que  se  colocarían  los  buques  una  serie  de  torpedos  fijos  cuyos^ 
boyarines  estaban  pintados  de  distintos  colores,  sirviéndoles 
al  mismo  tiempo  de  puntos  de  mira  para  conocer  la  distancia 
á  los  buques  y  hacernos  creer  á  nosotros  que  solo  tenían  ese 
objeto. 

Entre  ellos  habían  puesto  una  red  de  alambre  para  que  en- 
redara nuestros  hélices  y  á  fin  de  que  la  marejada  no  la  arras-^ 
trase  á  mayor  fondo  estaba  sujeta  á  tierra  con  un  cable  de 
alambre  que  al  mismo  tiempo  serviría  para  incendiar  los  tor- 
pedos. 

El  general  había  estudiado  en  el  plano  el  sitio  más  conve- 
niente para  situar  la  Numancia  y  resultaba  que  estando  en  el 
menor  fondo  en  que  debía  colocar  á  la  fragata  nos  quedarían 
las  baterías  á  1.600  m.,  por  lo  que  recibí  orden  de  arreglar 
las  alzas  para  disparar  con  granada  á  esta  distancia. 

Los  peruanos  en  el  temor  de  un  posible  desembarco  tenían 
además  de  la  gente  que  cubría  las  baterías  un  fuerte  contin- 
gente de  infantería  y  caballería  que  hacían  ascender  á  15.000 
hombres. 

De  estos,  se  hallaban  una  gran  parte,  sino  todos,  ocultos  en 
un  gran  foso  que  había  detrás  de  las  baterías. 

Cuando  íbamos  marchando  hacia  estas,  la  fragata  lo  hacía 
con  gran  lentitud,  sondando  constantemente  para  avanzar 


aS6  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

siempre  que  el  fondo  lo  permitiese,  y  tal  fué  el  afán  del  gene- 
ral de  acercarse  que  cuando  giró  el  barco  para  presentar  uues- 
ira  batería  á  los  enemigos  estábamos  á  1.300  m. 

Tan  luego  como  pude  ver  á  estas  rompí  el  fuego,  con  arreglo 
á  las  órdenes  que  tenía,  y  como  llevaba  los  cañones  elevados 
á  l.GOO  m.,  fueron  á  reventar  mis  granadas  300  m.  más  atrás, 
-es  decir,  en  el  centro  del  foso  donde  estaban  las  tropas  en 
masa  cerrada,  produciendo  el  destrozo  que  puede  calcularse. 

Al  tercer  disparo  de  la  fragata,  respondieron  á  un  tiempo  los 
1)6  cañones  peruanos,  y  como  á  ellos  les  sucedió  lo  mismo  que 
á  nosotros,  todos  sus  tiros  nos  pasaron  por  encima  sin  recibir 
ninguno;  produciéndonos  el  efecto  contrario  que  á  ellos. 

Al  avanzar  tanto  la  fragata,  sucedió  lo  que  era  de  temer  y 
•es  que  varase;  pero  esto  que  pudo  ser  una  gran  desgracia  fué 
una  fortuna,  pues  al  remover  el  fondo  con  la  hélice  agarró  el 
cable  de  alambre  por  el  cual  debían  dispararse  los  torpedos  y 
al  arrollarlo  en  el  eje  lo  cortó,  inutilizando  tan  destructoras 
máquinas. 

Ambas  cosas  no  las  pudimos  saber  hasta  después,  pero  es 
indudable  que  estos  dos  servicios  fueron  los  más  importantes 
que  prestó  la  Numancia. 

De  los  52  balazos  que  recibió  la  fragata,  solo  uno  atravesó 
completamente  la  coraza  pero  no  pudo  hacer  lo  mismo  con  el 
almohadillado  interior  de  teca,  en  el  que  penetró  12  cm.,  y 
este  que  fué  producido  por  una  bala  sólida  Armstrong  de  350, 
tuvimos  la  fortuna  de  que  perdiera  gran  parle  de  su  fuerza 
por  haber  tenido  que  corlar  primero  una  capa  de  agua  de  más 
de  1  m.  de  espesor,  no  chocar  normalmente,  y  hacerlo  en  un 
momento  en  que  nos  hallábamos  á  1.600  m.  de  distancia.  Si 
lo  hubiéramos  recibido  al  estar  varados,  seguramente  atravie- 
sa, y  dado  el  punto  del  buque  en  que  chocó,  hubiera  ido  á 
parar  al  pañol  de  granadas,  ocasionando  irremisiblemente  la 
voladura  de  la  fragata. 

Entre  los  heridos  que  tuvimos  estaba  el  ilustre  jefe  de  la  es- 
cuadra, alma  de  ella  y  objeto  de  cariño  y  veneración  en  la 
Numancia;  cuyas  heridas  aunque  eran  nueve,  no  creímos  que 
algún  tiempo  después  fueran  causa  de  su  muerte. 


VIAJE    DE   CIRCUNNAVEGACIÓN  DE  LA   «NUMANCIA».       2ST 

Tres  días  después  del  combate,  cuando  estábamos  más  ocu- 
pados en  los  trabajos  de  remediar  averías  y  después  de  no  pa- 
rar en  todo  el  día  nos  disponíamos  por  la  noche  á  medio  des* 
cansar  de  nuestras  fatigas  los  que  no  estábamos  de  guardia^ 
tuvieron  los  peruanos  la  piadosa  idea  de  ponernos  un  torpedo. 

Creo  sinceramente  que  para  formarse  una  idea  del  efecta 
que  esto  produce,  se  necesita  pasar  por  ello. 

No  trataré  de  describirlo,  pero  lo  que  sí  diré  es  que  si  el  jefe 
de  una  escuadra  puede  estar  orgulloso  de  la  precisión,  sereni- 
dad y  prontitud  con  que  se  maniobró,  seguramente  lo  estaría 
Méndez  y  Nüüez,  que  Dios  sabe  lo  que  sufriría  al  oir  los  caño- 
nazos  de  los  botes  de  ronda  y  de  la  fragata  Berenguela  esíanio 
en  cama  sin  poderse  mover. 

El  combate  del  Callao  había  terminado  nuestra  misión  en  el 
Pacíñco.  El  abandono  incalificable  con  que  se  tuvo  á  la  escua- 
dra aumentando  extraordinariamente  nuestros  padecimientos 
y  enfermedades,  hacía  imperiosa  la  necesidad  de  dejar  aque* 
lias  aguas  y  buscar  la  salud  y  el  descanso  que  tanto  necesitá- 
bamos en  país  que  no  fuese  enemigo. 

Para  conseguirlo  pensó  el  general  marchar  al  Brasil  á  espe- 
rar la  órdenes  del  Gobierno.  ¿Pero  cómo  se  intentaba  el  paso 
del  Magallanes  ó  montar  el  cabo  de  Hornos  en  pleno  invierna 
con  buques  como  la  Berenguela  que  había  quedado  tan  des- 
trozada en  el  combate  del  Callao  y  que  se  había  compuesta 
mal  y  de  mala  manera.  Cómo  la  Vencedora^  corbeta  de  muy 
poca  fuerza,  los  transportes  y  la  Numancia,  que  si  hasta  en- 
tonces había  dado  buen  resultado  no  era  cosa  de  enviarla  á 
buscar  temporales  á  sabiendas,  en  que  seguramente  habría  que 
correr,  para  lo  que  creíamos  todos  que  no  servía  la  fragata? 

Esta  consideración  hizo  al  general  que  nos  mandara  regre- 
sar á  España  dando  la  vuelta  al  mundo,  ó  mejor  dicho,  que 
nos  enviara  á  Filipinas  á  esperar  órdenes,  y  hé  aquí  el  por 
qué  de  nuestro  viaje  de  circunnavegación. 

Pero  como  este  es  muy  extenso,  y  ya  he  abusado  demasiada 
de  la  benevolencia  del  público,  suspendo  esta  conferencia, 
agradeciendo  mucho  la  paciencia  con  que  se  me  ha  escu-> 
chado. 


a»  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 


Conferencia   del  20  de  Mayo. 


Se!$ores: 

Terminé  mi  conferencia  anterior,  en  el  momento  en  que 
nuestra  escuadra  abandonaba  las  costas  de  la  América  del  Sur 

« 

^n  el  Pacífico,  donde  había  concluido  su  misión,  y  formando 
dos  divisiones  se  dirigía  una  á  Río  Janeiro  y  la  otra  á  Filipi- 
nas, á  esperar  las  órdenes  del  Gobierno. 

A  esta  segunda  división  pertenecía  la  Numancia,  de  cuyo 
TÍaje  de  circunnavegación  me  vengo  ocupando;  pero  como  es- 
tán tan  íntimamente  unidos  el  nombre  de  esta  fragata  y  el  de 
su  comandante,  hoy,  antes  de  entrar  en  materia,  no  puedo 
menos  de  daros  la  tristísima  nueva  del  fallecimiento  de  este 
ilustre  marino,  acaecido  en  los  días  que  han  mediado  desde 
mi  conferencia  anterior. 

D.  Juan  Bautista  Antequera  ha  muerto;  el  que  fué  coman- 
dante del  primer  acorazado  que  dio  la  vuelta  al  mundo;  el  que 
después  de  haber  enaltecido  su  brillante  hoja  de  servicios  con 
esta  gloriosa  página  ha  ocupado  los  primeros  puestos  de  la 
Marina;  el  que  al  presentarse  el  conflicto  de  las  Carolinas  fué 
nombrado  jefe  de  la  escuadra  que  hubiese  tenido  que  medir 
sus  fuerzas  con  la  Alemania;  ese  general  ilustre,  ha  dejado  de 
existir. 

No  es  que  yo  haya  perdido  á  mi  antiguo  jefe,  á  mi  querido 
amigo;  es  que  la  Marina  ha  perdido  á  uno  de  sus  mejores  ge- 


VIAJE  DE   CIRCUNNAVEGACIÓN  DE  LA   ((NUMANCIA».       859 

nerales;  es  que  la  nación  ha  perdido  á  uno  de  sus  ilustres  hi- 
jos. Pérdida  tanto  más  sensible,  cuanto  que  son  tan  necesarios 
A  la  patria  los  hombres  que  tengan  la  abnegación,  el  entu- 
siasmo, el  amor  patrio,  el  desinterés  y  el  valor  heroico  de 
Antequera. 

Perdonadme,  señores,  si  la  pena  que  siento  me  aparta  del 
asunto  que  debo  tratar,  pero  no  podía  pasar  en  silencio  la 
muerte  de  Antequera  al  hablar  del  viaje  que  hizo  el  buque  que 
él  mandaba  y  al  contar  las  vicisitudes  de  esa  expedición,  tenía 
que  rendir  ese  tributo,  ya  que  no  pueda  cual  quisiera  enviar 
un  consuelo  á  su  virtuosa  esposa  y  á  sus  tiernos  hijos. 

Pero  por  más  que  lo  sienta,  no  puedo  hacer  un  discurso 
necrológico  de  Antequera;  habéis  venido  á  oir  el  viaje  de 
la  Numancia,  y  por  cierto  que  creo  venís  muy  equivocados, 
pues  la  prensa,  con  una  galantería  que  no  merezco  y  que 
nunca  le  agradeceré  bastante,  ha  juzgado  tan  ventajosamente 
mi  conferencia  anterior,  que  os  habrá  hecho  concebir  unas 
esperanzas  para  esta  que  por  desdicha  mía  vais  á  ver  defrau- 
dadas. 

Decía  que,  dada  la  estación  en  que  nos  encontrábamos  (me- 
diados de  Mayo)>  por  pronto  que  la  escuadra  pudiera  llegar  al 
cabo  de  Hornos,  sería  en  Junio,  y  por  consiguiente  casi  en 
{>Iono  invierno  y  en  ocasión  en  que  los  temporales  de  las  altas 
latitudes  son  más  duros,  lo  que,  unido  al  frío  y  á  lo  corto  de 
los  días,  hace  gravísima  la  situación  de  los  buques,  por  cuya 
causa  no  quiso  el  general  someter  á  la  Numancia  á  esa  terri- 
ble prueba,  disponiendo  nuestra  marcha  á  Filipinas,  en  unión 
de  la  mal  compuesta  Bhrenguela ,  la  corbeta  Vencedora  y  los 
vapores  transportes. 

Cuando  el  día  10  de  Mayo  salimos  del  Callao  y  perdimos  de 
vista  la  costa  del  Perú,  nos  pareció  mentira  el  dormir  desar- 
mados, y  ver  amanecer  sin  que  la  corneta  nos  hubiera  desper- 
tado á  media  noche. 

¡Qué  tranquilo  nos  pareció  el  Pacífico,  y  qué  bien  apropiado 
-^encontramos  su  nombre! 

Navegábamos  juntos  los  cinco  buques,  y  como  lo  hacíamos 
■á  la  vela,  tenían  los  otros  que  sujetarse  á  la  pesada  marcha 


860  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

de  la  Numancia,  que  no  queriendo  gastar  carbón,  del  que- 
escaseábamos  bastante,  aprovechaba  el  viento  favorable. 

Pronto  empezaron  los  demás  á  decir  que  el  escorbuto  hacía 
progresos  y  y  que  como  aumentaba  el  número  de  enfermos^ 
les  convenía  llegar  cuanto  antes  á  puerto  .para  atajar  el  des- 
arrollo del  mal,  por  lo  que  forzando  de  vela  se  fueron  alejando- 
uno  á  uno,  quedándonos  solo  nosotros  que,  como  el  estado  de 
nuestros  enfermos  lo  permitía,  seguíamos  á  la  vela  para  aho- 
rrar carbón,  á  fin  de  podérselo  dar  á  nuestros  compañeros. 

Con  un  tiempo  hermosísimo,  viento  y  corrientes  favora- 
bles, recorrió  la  Numancia  los  paralelos  de  12  y  11®  S.,  in- 
clinándonos siempre  al  N.  en  busca  de  la  más  S.  de  las  islas 
Marquesas,  la  que  vimos  el  16  de  Junio,  presentándose  á 
nuestra  vista  como  todas  las  del  Pacífico,  con  su  inseparable 
nube  encima,  que  es  lo  primero  que  siempre  se  ve  y  sirve  de 
guía  para  reconocerlas. 

No  era  posible  que  la  Numancia  se  viere  libre  de  la  plaga 
que  asolaba  á  sus  compañeros  de  fatiga,  y  con  efecto,  al  ha* 
llamos  á  la  altura  de  isla  Magdalena  ó  Fatu-Hiba,  y  cuando 
cambiamos  nuestra  dirección  en  busca  del  archipiélago  Socie- 
dad, se  nos  presentaron  los  primeros  enfermos  de  escorbuto, 
mal  que  unido  á  la  nictalopia,  fué  tomando  tales  proporciones, 
que  trea  días  después  figuraban  110  hombres  inscritos  en  las 
listas  de  enfermería,  por  lo  que  se  encendió  la  máquina  y 
activamos  la  marcha.  El  21  pasamos  entre  las  islas  Rairoa  y 
Ticahua,  y  el  22  llegábamos  á  Tahiti;  mas  como  la  noche  sa 
acercaba,  tuvimos  que  fondear  en  Taonoa,  por  ser  muy  difícil 
la  entrada  en  Papéeté,  adonde  fuimos  al  siguiente  día,  te* 
niendo  el  gusto  de  reunimos  á  los  otros  buques  do  la  escua- 
dra que  estaban  todos  ya  allí. 

¡Tahiti!  la  tierra  tan  deseada,  la  que  tanta  falta  nos  hacía 
para  atender  á  la  quebrantada  salud  de  nuestra  sufrida  y  tra- 
bajada  tripulación,  por  la  que  tanto  habíamos  suspirado,  la 
teníamos  ante  nuestra  vista. 

Cuantos  navegantes  han  llegado  á  esta  encantadora  isla,  la 
han  llamado  la  perla  del  Pacífico.  Nosotros  que  no  habíamos 
pisado  la  tierra  desde  el  7  de  Septiembre  del  año  anterior; 


VIAJE   DE   CIRCUNNAVEGACIÓN  DE   LA    «NÜMANCIA».       »1 

cuando  el  23  de  Junio  desembarcamos  en  Papéeté  creíamos 
haber  llegado  al  Paraíso  terrenal. 

Cerca  de  diez  meses  de  encierro  abordo,  en  guerra  y  sin 
comer  ó  haciéndolo  tan  mal  que  no  merecía  este  nombre,  es 
para  tomar  con  gusto  la  tierra  y  saborear  sus  productos  frescos. 

Después  de  la  brillante  descripción  que  ha  hecho  de  esta 
isla  nuestro  compañero  D.  Ricardo  Beltrán  y  Rózpido,  no  es 
posible  decir  ni  una  palabra  más  sobre  ella,  así  es,  que  conta- 
ré exclusivamente  lo  que  á  la  permanencia  allí  de  la  Numan- 
cia  se  refiere. 

Siento  no  estar  conforme  con  mi  ilustrado  amigo  el'Sr.  Bel- 
trán en  cuanto  al  descubrimiento  de  esta  isla  que  él  atribuye 
á  Wallis  y  yo  creo  que  le  corresponde  á  Quirós,  siendo  esta  la 
isla  que  él  llamó  Sagitaria;  pero  los  cortos  límites  de  una  con- 
ferencia y  el  apartarse  del  objeto  de  ella  esta  discusión,  me 
obligan  á  no  entablarla. 

La  isla  es  de  formación  volcánica,  teniendo  en  el  interior 
unas  montañas  no  de  gran  elevación,  pero  que  como  en  la 
Polinesia  escasean  tanto,  se  les  ha  dado  una  importancia  que 
no  tienen.  Toda  ella  está  rodeada  de  arrecifes  coralinos  que 
forman  una  serie  de  puertos  alrededor,  de  los  que  el  más  im« 
portante,  por  su  población,  no  por  otra  cosa,  es  el  de  Pa- 
péeté (1)  capital  de  la  isla.  Cierra  este  puerto  una  islita  cora- 
lina llamada  Moto,  que  como  todas  ellas,  tiene  su  lago  interior. 

El  Gobierno  francés,  que  cuando  la  Numancia  estuvo  en 
Tahiti  ejercía  el  protectorado  de  la  isla,  tenía  fortificada  á 
Moto  en  la  que  estaban  los  cuarteles  y  una  pequeña  batería. 


(1)  El  nombre  de  la  capital  es  Papéeté  y  no  Papeiti  como  dice  el  Sr.  Beltrán. 
Para  sostener  esta  tesis,  me  fundo  no  solo  en  que  en  todos  los  documentos  oficia- 
les que  nos  pasaron  tanto  las  autoridades  francesas,  como  las  canacas,  los  fe- 
chaban Papéeté,  sino  porque  esta  palabra  se  compone  de  las  dos  Papé  que  quiere 
decir  offua  6  rio  y  eté  cesta. 

Aunque  parece  un  anacronismo  decir  agua  en  cesta,  me  dieron  la  siguiente  ex- 
plicación. En  este  punto  desemboca  un  río.  en  cuya  boca  se  criaban  unos  peeeei- 
llosmuy  delicados  y  que  estaban  casi  descastados  cuando  estuvimos,  á  los  que 
cogian  metiendo  una  cesta  en  el  agua  y  sacándola  de  repente  cuando  ios  peces 
ataban  encima  de  ella.  De  aquí  el  Papé-eté  agna  en  cesta,  cuyo  nombre  tienen 
esos  pececillos,  que  se  dio  al  sitio  ese  y  por  lo  tanto  á  la  ciudad  que  se  fundó  en  M. 


862  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

El  gobernador  francés,  conde  de  la  Ronciore,  al  ver  el  lasti- 
moso estado  de  nuestras  tripulaciones  tuvo  la  gran  atención, 
que  le  agradecimos  en  el  alma,  de  desalojar  la  íslita  y  entre- 
gárnosla con  cañones  y  todo,  de  los  que  únicamente  se  llevó 
cuatro  pequeños  para  contestar  á  nuestros  saludos,  y  de  ese 
modo  pudimos  convertirla  en  hospital  llevando  allí  á  nuestros 
numerosos  enfermos,  donde  encontraron  bien  pronto  la  salud 
perdida,  pues  además  de  este  gran  auxiliar  había  en  Tahiti  con 
profusión  pasmosa  los  tres  grandes  antídotos  del  escorbuto, 
los  berros,  el  coco,  y  la  naranja. 

No  solamente  merecimos  esta  afectuosa  acogida  á  las  autori- 
dades francesas,  sino  que  los  canacas  6  sean  los  naturales  del 
país,  se  esforzaron  en  hacer  nuestra  estancia  lo  más  agradable 
posible. 

Mucho  se  ha  hablado  de  la  excesiva  voluptuosidad  de  las 
mujeres  de  esta  isla,  y  aunque  estoy  muy  lejos  de  negarla,  ni 
aun  de  atenuarla  siquiera,  debo  manifestar  que  por  efecto  de 
tener  su  sociedad  constituida  de  una  manera  opuesta  á  la 
nuestra,  los  resultados  que  se  obtienen  no  son  tan  desastrosos 
como  podría  creerse,  sino  que  por  el  contrario,  declararé  que 
el  país  dista  muchísimo  de  ser  inmoral. 

Desde  el  momento  en  que  la  mujer  no  insulta  deshonrada 
nunca,  sino  que  el  deshonrado  es  el  hombre,  las  solteras  que 
tienen  sucesión  se  encuentran  siempre  con  marido,  pues  el 
que  fuera  padre  de  la  criatura  y  no  la  reconociera,  sería,  según 
ellos,  indigno  del  Dios  que  le  dio  poder  para  reproducirse,  y 
de  la  sociedad  en  cuyo  seno  presenta  un  nuevo  individuo  sin 
darle  la  educación  necesaria  para  que  sea  un  buen  servidor 
de  Dios  y  de  la  patria. 

De  este  mismo  modo,  aunque  la  ñdelidad  conyugal  no  es 
obligatoria  y  solo  la  guardan  los  que  quieren,  los  hijos  que 
nacen  en  la  casa  son  siempre  del  marido,  el  que  compadece 
con  toda  su  alma  al  padre,  á  quien  considera  además  de  des- 
honrado, desposeído  de  las  caricias  do  su  hijo  y  no  pudicndo 
labrar  su  porvenir. 

No  entraré  en  comparaciones  do  un  sistema  con  otro,  pues 
no  es  ese  mi  objeto,  pero  sí  diré  de  pasada  que  tienen  más 


YIAJE   DE   CIRCUNNAVEGACIÓN   DE   LA   «NÜMANCIA».       868 

Tazón  ellos  en  lanzar  el  anatema  sobre  el  adúltero  que  no  nos- 
otros, que  nos  reimos  siempre  del  marido,  aunque  sea  digno 
de  mejor  suerte. 

Las  mujeres  canacas  tienen  más  que  agradecer  á  sus  hom-' 
bres,  que  las  nuestras  á  nosotros,  en  cuanto  á  consideración 
dentro  de  la  familia,  pues  la  primogenitura  en  aquel  país 
^corresponde  al  primero  que  nace,  prescindiendo  de  sexo,  por 
lo  cual  ejercen  los  cargos  públicos  hereditarios  muchas  muje- 
res que  tienen  hermanos  y  á  estas  las  representan  sus  mari- 
dos en  algunos  actos  que  no  les  es  dado  ejecutar  por  sí 
mismas. 

En  el  trono  aventajan  á  los  hombres  para  la  sucesión:  pues 
siendo  ellas  las  propietarias  de  la  corona,  sus  hijos  tienen 
incuestionable  derecho  á  sustituirlas,  sea  quien  fuere  su 
marido,  pero  si  el  monarca  es  varón,  necesita  casarse  con  una 
princesa  de  estirpe  real  para  asegurar  la  sucesión  al  trono  de 
-sus  hijos,  pues  si  estos  son  concebidos  en  el  seno  de  una  mujer 
por  cuyas  venas  no  circule  sangre  real,  están  imposibilitados 
de  ceñir  la  corona. 

Cierto  es,  que  como  no  hay  una  completa  garantía  en  la 
•paternidad,  tiene  necesidad  de  ñjarse  en  la  maternidad. 

Guando  nosotros  llegamos  á  Tahiti  ocupaba  el  trono  la  gra- 
-ciosa  soberana  Pomaré  IV,  la  antigua  princesa  Aimatá,  mujer 
de  talento  claro,  que  no  estando  muy  bien  avenida  con  los 
franceses,  tuvo  buen  cuidado  de  hacérnoslo  notar  con  esa  diplo- 
macia astuta  propia  de  su  raza ,  y  agradeció  en  extremo  las 
-atenciones  que  la  prodigamos,  pues  nosotros  ajenos  á  sus 
disidencias  tuvimos  buen  cuidado  de  conservar  en  nuestro 
trato  á  cada  uno  en  su  lugar. 

Esta  reina  tenía  la  desgracia  de  estar  casada  con  Arii  Faite 
d  sea  el  príncipe  Faite,  indio  hermoso  que  por  su  corpulencia 
y  gran  aspecto,  hubiera  servido  muy  bien  en  sus  mocedades 
para  modelo  á  un  escultor  que  tratase  de  hacer  un  Apolo  indio; 
cuando  lo  conocimos  podía  pasar  por  Baco  dadas  sus  aficiones. 

El  futuro  monarca  Arii  Aué,  que  tomaría  el  título  de  Poma- 
ré V  al  subir  al  trono,  era  mucho  más  escaso  de  inteligencia 
^jue  su  padre,  así  es,  que  dada  su  poco  disimulada  odiosidad  á 


HM  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

los  franceses  me  ha  sorprendido  extraordinariamente  que  en 
su  reinado  no  solo  haya  mostrado  una  afición  tan  marcada  á 
Francia ,  sino  que  haya  sabido  convencer  á  su  pueblo  de  la 
necesidad  y  conveniencia  de  anexionarse  á  nuestra  vecina 
República,  segiin  aparece  en  los  documentos  oficiales  publi- 
cados por  los  franceses,  pues  cuando  nosotros  visitamos  la 
isla  distaba  muchísimo  de  ser  buena  la  armonía  que  reinaba 
entre  unos  y  otros. 

Gomo  Pomaré  rodeada  de  estos  elementos  no  podía  plan* 
tear  una  política  de  abierta  oposición  á  los  franceses,  sufría 
los  tormentos  naturales  en  un  monarca  que  sueña  con  la 
independencia  de  su  país  y  ve  que  cada  vez  se  alejaban  más 
las  probabilidades  de  obtenerla. 

Tantas  atenciones  como  al  gobernador  francés  y  demás  em* 
pleados  de  esta  nación,  merecimos  á  los  naturales  del  país  y  á 
los  extranjeros  residentes  en  la  isla,  especialmente  los  subdi- 
tos ingleses,  Mr.  Brander  y  Horts,  que  fueron  los  primeros  en 
ponernos  en  contacto  con  la  sociedad  tahitiana,  dándonos 
unas  espléndidas  soirées  en  sus  casas,  lo  que  nos  dio  ocasión 
de  poder  corresponder  á  tanta  atención  con  un  baile  á  borda 
de  la  Numancia. 

Nada  más  lejos  de  nuestra  idea  que  el  poder  ver  sobre  la  cu* 
bierta  de  la  fragata,  que  en  un  año  escaso  de  campaña  no  ha* 
bíamos  visto  más  que  armas  y  efectos  militares  de  todas  clases, 
presentarse  con  los  vaporosos  trdjes  de  baile  á  las  bellas  tahi- 
tianas  y  vestidos  de  etiqueta  á  cuanto  más  distinguido  ence- 
rraba Papéeté  en  los  elementos  civil  y  militar,  y  por  si  esto 
fuera  poco,  llegar  la  soberana  Pomaré  IV  rodeada  de  su  corte. 

Decir  que  todos  los  oficiales  de  los  buques  españoles  rivali- 
zaron en  obsequiar  á  aquella  sociedad  á  que  tantas  atenciones 
debíamos,  que  se  hicieron  por  todos  grandes  esfuerzos  para 
transformar  la  Numancia  en  un  jardín,  en  los  que  no  se  había 
podido  prescindir  de  los  trofeos  de  armas  sobre  el  que  flota- 
ban en  amable  consorcio  las  banderas  española,  francesa  y  ta- 
hitiana,  parece  excusado;  y  que  el  esfuerzo  debió  realmente 
serlo,  ó  por  lo  menos  el  éxito  lo  coronó,  pues  desde  aquel  mo- 
mento hasta  el  de  nuestra  marcha  de  la  isla,  no  cesó  de  co- 


VIAJE   DE   GIRCUNNAYEGAGION  DE   LA   aNUMANGIAJ».       865 

meatarse  el  efecto  que  produjeron  todos  los  buques  con  las  tri- 
pulaciones en  las  vergas  con  luces  de  bengala  encendidas  al 
paso  de  la  improvisada  góndola  veneciana,  que  conducía  á  la 
reina  Pomaré  con  su  corte. 

Aunque  en  el  programa  de  pruebas  que  debíamos  hacer  con 
la  Numancia  no  entraba  la  de  los  bailes ,  este  ensayo  no  dio 
mal  resultado. 

Los  oficiales  franceses,  no  satisfechos  sin  duda  de  las  mu- 
<;has  atenciones  que  habían  tenido  con  nosotros,  quisieron 
•extremarlas  hasta  el  punto  de  darnos  otro  baile  como  despe- 
dida. 

De  este  modo  se  nos  hizo  cortísimo  el  mes  de  permanencia 
•en  Tahiti,  de  cuya  isla  toda  la  vida  conservaremos  gratísimos 
recuerdos  cuantos  la  visitamos,  y  en  la  que  tuve  ocasión  de 
conocer  y  probar  el  fruto  del  pan,  así  como  vi  por  primera  ves 
^n  mi  vida  encender  fuego  con  dos  pedazos  de  madera. 

Creo  que  para  alguno  de  mis  oyentes  será  esto  nuevo,  y  voy 
á  referirlo. 

El  árbol  del  pan  es  corpulento  y  copudo,  y  adquiere  las  pro- 
porciones y  formas  de  nuestros  grandes  nogales.  Sus  hojas 
sonde  unos  30  centímetros,  formando  nueve  puntas  lanceo- 
ladas, tan  separadas  como  los  dedos  de  una  mano  abierta. 

Su  fruto  es  mayor  que  una  granada  y  alcanza  las  dimensio- 
nes de  un  melón  pequeño,  de  corteza  verde  y  pulpa  blanco- 
amarillenta. 

Cuando  está  en  sazón,  que  se  conoce  como  en  nuestras  fru- 
tas á  la  presión  de  los  dedos,  se  cuece  en  un  horno,  que  los  in- 
dígenas forman  con  cinco  piedras  de  las  que  cuatro  hacen  de 
paredes  y  la  quinta  de  tapa  ó  cubierta,  del  cual  se  saca  de 
cuando  en  cuando  para  apreciar  el  punto  de  cocción,  que  se  co- 
noce por  sonar  á  hueco  cuando  está  bien  hecha. 

Preparado  de  este  modo  es  muy  agradable  y  resulta  más  fa- 
rináceo y  alimenticio  que  la  patata  á  la  que  se  asemeja  mucho 
-en  el  gusto. 

En  cuanto  á  encender  el  fuego,  se  hace  con  una  madera  es- 
pecial; no  sirve  cualquiera. 

Desconozco  el  nombre  de  esta  madera,  que  es  sumamente 


30S  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

blanca,  tanto  como  el  láñete  de  Filipinas,  mucho  más  que  toda» 
las  de  Europa;  de  corteza  brillante  y  de  corazón  tan  blando,, 
que  se  asemeja  al  palo  bobo  que  forma  la  pita  en  Anda- 
lucía. 

Todos  los  indios  hacen  acopio  de  esta  madera,  de  la  que  lle- 
van un  grueso  bastón  cuando  creen  necesitarla  como  combus- 
tible, y  la  emplean  en  esta  forma. 

Cortan  una  astilla  á  lo  largo,  que  sin  acabar  de  despren- 
derla, la  levantan,  formando  un  ángulo  recto  con  el  palo^ 
que  tienden  en  el  suelo  con  la  astilla  hacia  arriba  y  sujetan 
con  las  rodillas. 

Hacen  punta  á  otro  palo  de  la  misma  madera,  y  cogiéndolo- 
con  ambas  manos,  con  los  dedos  entrelazados,  quedando  de- 
bajo de  estos,  y  sujeto  con  los  pulgares,  lo  van  corriendo  poco- 
ci  poco  sobre  el  corte  dado,  hasta  tropezar  en  la  astilla. 

£1  movimiento,  que  es  lento  al  principio,  hace  que  vaya 
tomando  un  color  obscuro,  de  tostado  el  palo  fíjo  en  el  sitio 
donde  trabaja  la  punta  del  movible,  hasta  que  empieza  á  des- 
prenderse un  polvo  como  el  serrín,  que  aumenta  rápidamente, 
formándose  un  depósito  contra  la  astilla,  que  al  poco  tiempo- 
toma  el  color  negro  y  empieza  á  salir  humo,  en  cuyo  momen- 
to se  acelera  el  movimiento,  convirtiéndose  en  brasa  todo  el 
polvo  reunido  quo  comunica  el  fuego  á  la  madera. 

La  operación  total  dura  escasamente  cinco  minutos  cuando- 
lo  hace  un  práctico. 

A  nosotros  nos  pareció  tan  sencillo  que  la  intentamos  mu- 
chas veces  sin  poder  conseguirlo  jamás,  por  más  que  llegamos 
á  hacerlo  cuestión  de  honra,  pero  ni  por  esas  obtuvimos  re- 
sultado. 

Mucho  más  hablaría  de  esta  isla,  de  una  colonia  fundada  en 
ella  por  una  compañía  inglesa;  pero  temo  prolongar  indeílni- 
damente  esla  conferencia  y  abusar  más  de  lo  que  lo  estoy  ha- 
ciendo de  la  benevolencia  del  auditorio. 

El  18  de  Julio,  curados  nuestros  enfermos,  habiendo  lim- 
piado los  fondos  de  la  fragata  los  pescadores  de  perlas  de 
Tuanmotü,  buzos  que  nadan  como  todos  estos  habitantes  de 
la  Oceanía,  que  tienen  mucho  de  anfibios,  y  con  víveres 


VIAJE   DE   CIRCUNNAVEGACIÓN   DE   LA    «NUMANCIA».       357 

frescos  y  grandes  provisiones  de  cocos,  naranjas  y  limones, 
salimos  de  Papéelé  para  Manila. 

Esta  era  la  travesía  más  larga  de  cuantas  teníamos  que  ha- 
cer en  el  viaje,  2.100  leguas  sin  locar  en  ningún  puerto;  en 
ella  era  necesario  que  la  fragata  anduviera  mucho  á  la  vela, 
y  por  lo  tanto,  que  nos  armáramos  de  paciencia,  para  lo  cual, 
aunque  salíamos  todos  los  buques  juntos,  como  no  temíamos 
encontrar  enemigos,  resolvimos  separarnos  tan  luego  como  á 
cada  cual  le  conviniera. 

Al  tercer  día  de  viaje  se  apagó  la  máquina  y  continuamos  á 
la  vela,  navegando  en  una  dirección  cuyo  promedio  era 
N.  70°  O.,  que  según  las  proximidades  de  tierras  ó  bajos  co- 
nocidos se  modifícaba,  pero  insistiendo  siempre  en  tomar  esta 
dirección  hasta  llegar  al  paralelo  10**  S.  que  corrimos  algunos 
días. 

De  este  modo,  hallándonos  en  9  Va""  de  latitud  S.,  cortamos 
el  meridiano  opuesto  el  miércoles  8  de  Agosto,  cuyo  día  no 
contamos  por  navegar  al  O.,  resultándonos  una  semana  sin 
miércoles  por  haber  tenido  que  pasar  del  martes  al  jueves. 
Entonces  modificamos  algo  nuestra  dirección  hacia  el  N. 

Al  hallarnos  en  grado  y  medio  de  latitud  S.,  entramos  en  la 
zona  de  calmas,  y  encendimos  la  máquina  después  de  haber 
navegado  treinta  y  dos  días  á  la  vela. 

El  25  de  Agosto  corlamos  la  línea  por  segunda  vez,  y  al  en- 
trar en  el  hemisferio  N.  saludamos  á  la  Polar  con  la  fruición 
de  quien  ve  á  un  antiguo  amigo,  á  quien  se  ha  echado  mucho 
de  menos,  pues  más  de  cuatro  noches  hubiéramos  dado  algo 
por  poder  dirigirle  el  seslante. 

Los  vientos  que  tanto  nos  habían  favorecido,  nos  proporcio- 
naron un  ahorro  de  combustible  que  tratamos  de  aprovechar 
en  la  región  de  calmas;  pero  nos  encontramos  con  un  calor 
tan  excesivo,  que  no  pudieron  los  fogoneros  trabajar  con  seis 
de  las  ocho  calderas,  como  hubiera  sido  nuestro  deseo,  y  por 
lo  tanto,  tuvimos  que  conformarnos  con  cuatro  ó  cinco  á  lo 
sumo. 

El  5  de  Septiembre  fondeamos  en  el  puerto  de  Sorsogon  en 
la  isla  de  Luzón  para  tomar  un  práctico  que  nos  acompañó  has- 


883  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

ta  Manila,  donde  dejamos  caer  el  ancla  el  8,  á  los  51  días  de 
nuestra  salida  de  Papéeté. 

La  recepción  que  se  nos  hizo  en  Manila  hubiera  bastado  por 
sí  sola  para  compensarnos  de  nuestras  fatigas  de  la  campaña. 

Tanto  las  autoridades  como  el  comercio  y  cuantas  personas 
de  importancia  encierra  Manila,  rivalizaron  en  obsequiarnos. 

Se  nos  dieron  funciones  de  teatro,  toros  y  bailes,  habiendo 
salido  el  Ayuntamiento  en  corporación  á  recibirnos  y  llevar- 
nos á  las  casas  Consistoriales,  pues  la  campaña  del  Pacifico 
había  entusiasmado  en  extremo  tanto  á  los  españoles  como  á 
los  naturales  del  país. 

Cuatro  meses  permaneció  la  Numancia  en  Filipinas,  de  cuyo 
país  no  puedo  decir  nada  que  no  sepa  este  ilustrado  público, 
pues  en  España  es  sobrado  conocido  ese  archipiélago. 

A  los  cuatro  meses,  el  19  de  Enero,  salíamos  de  Manila  di- 
rigiéndonos á  la  isla  de  Java. 

El  26  cortábamos  por  tercera  vez  el  ecuador  por  los  114*  2V 
E.  de  San  Fernando,  el  29  pasábamos  el  estrecho  Clemente  ó 
canal  Stolze  y  el  30  fondeábamos  en  Batavia. 

No  tan  conocida  la  isla  de  Java  como  las  Filipinas,  diré  de 
ella  que  estando  su  capital  Batavia  situada  en  un  terreno  tan 
pantanoso  que  dio  origen  á  las  tan  conocidas  como  molestas 
fiebres  que  llevan  su  nombi-e,  hubo  que  trasladarla  más  aden- 
tro dejando  solo  en  la  playa  los  almacenes  y  casas  de  comer- 
cio en  los  que  se  trabaja  de  día,  y  se  abandonan  de  noche  tan 
luego  como  el  sol  se  aproxima  á  su  ocaso. 

La  población  nueva,  ó  sea  la  del  interior,  tiene  un  barrio 
europeo  precioso;  está  hecho  tal  y  como  marcan  nuestras  le- 
yes de  Indias  (que  creo  excusado  decir  que  no  se  cumplen),  y 
que  consiste  en  que  cada  casa  sea  un  hotel  situado  en  el  cen- 
tro de  un  jardín  y  separada  su  cerca  de  las  vecinas  por  una 
calle  de  veinte  varas  de  ancho. 

El  efecto  de  esto  es  precioso,  y  para  los  que  recorríamos  las 
distancias  en  coche  muy  agradable;  pero  para  los  que  iban  á 
pie  resulta  la  población  tan  extendida  que  no  es  práctico. 

En  cambio  el  barrio  chino  está  tan  apretado,  que  recuerda 
cualquiera  de  las  poblaciones  del  imperio  celeste,  y  es  indu- 


VIAJE   DE   CIRCUNNAVEGACIÓN  DE   LA   (¡CNUMANGIAV.       a» 

dable  que  se  necesita  ser  chino  para  caber  en  tan  poco  es- 
pacio. 

El  sistema  de  colonización  de  los  holandeses  se  aparta  tanto 
del  nuestro,  que  puede  decirse  que  es  el  polo  opuesto.  Yo  creo 
que  el  nuestro,  aunque  deja  mucho  que  desear,  es  mejor;  pero 
sin  entrar  en  comparaciones,  dh*é  algo  del  holandés. 

En  la  isla  de  Java,  como  en  toda  la  colonia  holandesa,  no  se 
habla  más  idioma  que  el  malayo;  los  indios  desconocen  en  ab- 
soluto el  holandés,  y  la  única  publicación  que  hay  en  el  país 
es  un  periódico  oficial  al  que  pudiéramos  llamar  La  Gaceta^ 
escrita  por  de  contado  en  malayo  y  en  la  que  además  do  las 
noticias  oficiales  se  publican  aquellas  que  la  autoridad  quiere 
consentir. 

Los  caminos  son  pocos  y  por  ellos  no  circulau  más  diligen- 
cias que  las  del  Gobierno,  en  las  que  no  se  admite  más  pasaje 
que  el  oficial. 

El  Residente,  ó  sea  la  primera  autoridad,  no  solo  de  Java, 
43ino  de  todo  el  archipiélago,  tiene  una  casa  de  campo  en  un 
pueblo  del  interior  llamado  Buitensorg,  del  que  oímos  contar 
mil  maravillas. 

Muchos  deseos  teníamos  de  ir  á  verlo,  pero  como  para  ello 
se  necesitaba  que  el  Residente  autorizase  que  fuese  un  coche 
á  buscarnos,  y  como  no  vimos  indicación  alguna  que  nos  au- 
torizara á  contar  con  el  permiso,  nos  abstuvimos  de  pedirlo  por 
temor  á  una  negativa. 

Todos  los  funcionarios  del  Estado  hablan  el  malayo,  sin 
cayo  requisito  no  pueden  ser  destinados  á  la  colonia,  y  por 
consiguiente,  los  particulares  que  se  dedican  al  comercio  tie- 
nen buen  cuidado  de  aprenderlo  antes  de  llegar  al  país,  por- 
que saben  que  de  otro  modo  no  podrían  entenderse. 

Llega  á  tal  punto  el  no  hablarse  más  idioma  que  el  malayo, 
que  como  ninguno  de  nosotros  lo  entendíamos,  yo  sé  los  apu- 
ros que  pasamos. 

No  está  permitido  el  internarse  en  la  isla,  sobre  todo  en  los 
puntos  productores  del  café,  más  que  á  las  personas  que  van 
debidamente  autorizadas  por  el  Residente  y  este  no  concede 
ese  permiso  á  todos  los  holandeses  que  lo  solicitan. 


3^  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

De  aquí  el  que  el  modo  con  que  tratan  á  los  indios  esté  en- 
vuelto en  el  misterio. 

Por  lo  que  vimos  se  pueden  hacer  deducciones. 

En  el  camino  que  va  de  la  población  comercial,  ó  sea  la  que 
está  á  la  orilla  del  mar  y  la  interior,  hay  un  cañón  de  bronce 
de  un  calibre  que  correspondería  al  liso  de  80.  Está  tirado  en 
el  suelo  y  me  aseguraron  que  hay  otro  igual  al  otro  extremo 
de  la  isla^  en  Surabaya. 

Los  indios  creen  que  el  día  que  estos  cañones  se  unan  por 
arte  milagrosa  será  cuando  puedan  proclamar  la  independen- 
cia. Los  holandeses  fomentan  esa  creencia  y  de  eso  modo  tie» 
nen  una  relativa  tranquilidad. 

Este  cañón  tiene  otra  particularidad.  El  cascabel  es  una 
mano  cerrada  saliendo  el  pulgar  entre  el  índice  y  el  inmedia- 
tOy  y  ante  él  hacen  ofrendas  las  jóvenes  desposadas  para  obte- 
ner sucesión. 

El  caso  es  que  no  se  pasa  por  allí  sin  encontrar  hombres  6^ 
mujeres  haciéndole  ofrendas  ó  bailando  en  su  presencia  las 
danzas  de  ritual. 

La  gravedad  con  que  un  centinela  holandés  presencia  esta 
sería  digna  de  mejor  causa,  pues  es  impropio  del  decoro  de  un 
europeo  autorizar  un  acto  de  salvajismo  y  superstición  seme- 
jante; pero  nada  hay  que  extrañar  al  ver  la  inscripción  que 
tiene  este  cañón,  que  dice:  Ex  me  ipsa  renata  sum. 

El  ejército  se  compone  de  30.000  hombres.  La  infantería  es 
mixta,  pues  en  todos  los  batallones,  que  tienen  seis  compañías, 
las  cuatro  del  centro  son  indígenas  y  las  dos  de  los  extremos 
de  europeos.  La  caballería  es  en  su  totalidad  europea  y  en  la 
artillería  las  tres  cuartas  partes. 

El  uniformo  es  muy  poco  á  propósito  para  el  clima,  por  sus^ 
colores,  telas  y,  sobre  todo,  por  usar  el  antiguo  morrión  de 
nuestro  ejército,  que  es  lo  que  menos  sirve  para  quitar  el  sol 
y  refrescar  la  cabeza  de  cuanto  se  ha  inventado:  cierto  es  que 
en  los  cuarteles  tenían  recientemente  puestos  tejados  de  zinc, 
con  los  que  habrán  tenido  más  bajas  que  en  la  guerra  que 
constantemente  sostienen  en  Sumatra  y  Borneo. 

Muy  digno  de  llamar  la  atención  es,  por  cierto,  el  museo  de 


VIAJE   DE   CIRCUNNAVEGACIÓN  DE   LA   «NUMANCIA».       871 

Batavia,  que  encierra  una  colección  de  armas  y  de  instrumen- 
tos de  música  de  todas  las  islas  holandesas,  tan  completa  y 
numerosa,  que  constituyen  una  verdadera  maravilla. 

Hay  también  algunos  fósiles  notables  entre  los  que  vimoa 
las  mandíbulas  de  un  saurius  que  excederían  de  3  m.  de  lon- 
gitud, y  una  gran  colección  de  estatuas  de  piedra  do  un  anti- 
guo y  grandioso  templo  del  interior  de  la  isla,  del  que  vimoa 
varias  fotografías  de  sus  ruinas. 

Todas  las  estatuas  están  sentadas  con  las  piernas  cruzadas- 
en  la  posición  en  que  se  colocan  los  brazos  al  cruzarse,  pero- 
poniendo  los  pies  con  la  planta  hacia  arriba,  de  un  modo  que 
resulta  imposible  de  ejecutar.  Las  manos  las  tienen  colocadas 
sobre  las  rodillas  y  también  con  las  palmas  hacia  arriba. 

Nos  fué  imposible  comprender  su  significación,  máxime  na 
habiendo  catálogo  y  no  entendiendo  ni  una  palabra  de  lo  que 
nos  decía  el  que  parecía  ser  conserge  del  museo. 

El  templo  dicen  que  estaba  erigido  al  Dios  Buda  y  que 
cuando  la  irrupción  y  conquista  de  los  malayos  decapitaron  á 
estas  estatuas,  que,  en  efecto,  tienen  las  cabezas  pegadas,  y 
algunas  otra  que  no  es  la  suya;  pero  lo  que  encuentro  máa 
extraño  por  la  falta  de  conexión  que  tiene  con  la  religión  de 
Buda,  son  unos  enormes  priapos  que  en  el  museo  había  y  que 
decían  era  del  mismo  templo. 

En  varios  puntos  de  la  isla  existen  algunos  príncipes  de  la 
antigua  raza  javanesa,  con  los  que  los  holandeses  han  celebrada 
convenios  diversos  y  á  los  que  dan  una  guardia  de  honor  con 
tropas  holandesas,  que  más  se  parece  á  la  que  se  daá  un  presa 
que  la  que  guarda  un  palacio. 

De  estos,  había  uno  en  Batavia,  aunque  no  tenía  los  honores 
de  la  guardia,  pero  que  era  un  personaje  excepcional  por  la 
mezcla  que  tenía  de  europeo  y  salvaje. 

Educado  en  Alemania,  hablaba  con  gran  perfección  siete 
idiomas  y  adquirió  toda  la  elegancia  y  distinción  de  un  corte- 
sano europeo. 

Vuelto  á  su  país,  habían  retoñado  en  él  los  instintos  del  hija 
de  la  selva  y  se  había  dedicado  con  fruición  á  cazar  fieras.  En 
Europa  obtuvo  por  oposición  el  título  de  pintor  de  Cámara  del 


^2  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

Rey  de  Holanda.  En  Java  tenía  un  tigre  suelto  en  su  jardín 
que  le  servía  de  modelo,  al  que  había  cogido  pequeño  matando 
á  la  madre.  Tal  era  la  mezcla  de  este  extraño  personaje  llamado 
Raden  Saleh  ó  príncipe  Saleh. 

En  las  visitas  que  le  hicimos,  nos  llamó  la  atención  la  eti- 
queta javanesa,  que  no  consiente  que  un  criado  esté  de  pie 
delante  de  su  señor,  ante  el  que  están  siempre  sentados  en  el 
suelo,  no  levantándose  más  que  para  ir  de  un  lado  á  otro  pero 
arrodillándose  al  entregarle  un  objeto  ó  servirle  cualquier 
cosa. 

Repuesto  nuestro  carbón  después  de  veinte  días  de  perma- 
nencia en  Batavia,  salimos  para  el  cabo  de  Buena  Esperanza. 

¡Quién  nos  había  de  decir  cuando  al  pasar  el  estrecho  de 
Sonda  contemplábamos  al  Krakatoa,  que  había  de  dar  la  espan- 
tosa explosión  que  años  después  consternó  al  mundo  entero! 

La  navegación  al  cabo  de  Buena  Esperanza  fué  muy  variada; 
primero  tuvimos  un  serio  temporal  al  poco  de  entrar  en  el 
Océano  índico,  que  nos  duró  dos  días  y  nos  rifó  cuantas 
velas  llevábamos,  teniendo  que  correrlo  con  ayuda  de  la  má- 
quina y  defendiéndose  el  barco  bien;  luego,  entrado  en  los 
vientos  generales,  navegamos  á  vela  solo,  y  al  llegar  á  la  región 
de  los  huracanes  volvimos  á  encender  la  máquina  para  atrave- 
sarla pronto. 

Estando  en  ella,  el  27  de  Abril  se  nos  presentaron  con  per- 
fecta claridad  todos  los  indicios  de  un  huracán.  Ni  uno  solo  de 
nosotros  dejó  de  verlo  claro:  ninguno  dijo  una  palabra  á  los 
demás.  Todos  nos  echamos  vestidos  en  la  cama,  listos  á  ma- 
niobrar... 

Á  la  mañana  siguiente,  el  aspecto  había  variado,  el  cariz  era 
bueno,  el  barómetro  había  subido,  el  cielo  estaba  despejado... 
entonces...  entonces  todos  hablamos,  nos  comunicamos  nues- 
tras impresiones,  y  todos  confesamos  que  creíamos  había  lle- 
gado la  dltima  página  de  la  Numancia, 

El  5  de  Abril  nos  presentábamos  en  el  Puerto  Simón  de  la 
colonia  inglesa  del  Cabo  de  Buena  Esperanza. 

Como  esta  población  es  pequeña  y  no  tiene  sobre  la  ciudad 
del  Cabo  más  ventaja  que  el  puerto,  al  desembarcaren  ella  nos 


VIAJE   DE   CIRCUNNAVEGACIÓN  DE  LA   «NUMANCIA».       »:» 

apresuramos  á  tomar  unos  coches  que  nos  llevasen  á  Yimberg, 
estación  de  la  vía  férrea  que  une  la  ciudad  del  Cabo  con  Cons- 
tanza. 

Ambas  ciudades  visitamos,  admirando  en  la  primera  un 
puerto  artificial  que  construían^  en  el  fondo  del  cual  habría  un 
dique  seco.  Esta  construcción,  como  todas  las  de  este  género, 
las  hacen  los  ingleses  al  revés  que  nosotros. 

Ellos  construyen  el  puerto  en  tierra  en  seco  y  cuando  lo  han 
terminado  dan  entrada  al  a^ua,  con  lo  que  hacen  lo  que  de- 
sean, pues  ven  bien  lo  que  trabajan,  lo  que  no  nos  sucede  á 
nosotros  por  hacer  las  obras  en  el  agua. 

En  el  segundo  punto  vimos  las  renombradas  viñas  donde  se 
hace  el  Pon  tac  y  Frontiñac,  vinos  tan  dulces,  especialmente 
este  iiltimo,  que  todo  él  se  vende  en  Rusia ,  no  yendo  aada  á 
Inglaterra. 

La  colonia  toda,  cuando  la  visitamos,  estaba  en  verdadera 
decadencia,  pues  habiendo  perdido  sus  lanas  estaba  reducida 
á  ser  un  punto  de  escala  más  bien  que  de  exportación,  la  que 
no  existía  más  que  en  Puerto  Naval. 

Trece  días  permaneció  la  Numancia  en  Puerto  Simón,  sien- 
do visitada  por  cuantas  personas  había  en  todos  los  pueblos 
de  la  colonia;  porque  dadas  las  aficiones  marineras  de  los  in- 
gleses, la  llegada  de  un  buque  distinto  de  lo  que  habían  visto 
puso  en  movimiento  á  todo  el  mundo. 

Los  periódicos  locales  nos  hicieron  el  obsequio,  no  solo  de 
hacer  entusiastas  descripciones  del  buque,  de  su  viaje  y  cam- 
paña, sino  que  concluían  con  un  elogio  tan  cumplido  de  nos- 
otros y  ponderaban  tanto  la  amabilidad  con  que  se  obsequiaba 
al  público,  que  muchos  nos  enseñaban  los  escritos  de  los  pe- 
riódicos como  papeleta  de  introducción. 

El  18  de  Abril  salimos  para  Santa  Elena,  donde  segün  las 
órdenes  que  habíamos  recibido  del  Gobierno  nos  dirían  en  de- 
finitiva si  deberfamos  regresar  á  España  ó  volver  otra  vez  á 
América. 

El  24  cortamos  el  trópico  de  Capricornio  por  sexta  vez,  y  el 
29  fondeamos  en  Santa  Elena. 

Desde  nuestra  salida  de  Manila  se  había  presentado  por  tres 


a74  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÍKICa. 

veces  distintas  una  epidemia  de  viruelas.  Un  enfermo  que  nos 
embarcaron  á  nuestra  salida  produjo  el  contagio,  y  aunque 
por  dos  veces  creímos  haber  aislado  y  extinguido  la  enferme- 
dady  volvió  nuevamente  á  presentarse. 

Lo  desconsolador  era  que  aunque  el  número  de  atacados  no 
era  grande,  la  enfermedad,  ó  mejor  dicho,  el  local  donde  se 
aislaba  á  estos  enfermos  tenía  tan  malas  condiciones,  que  la 
mortalidad  guardó  siempre  la  proporción  de  perder  á  5  de 
cada  8  atacados. 

Con  la  tercera  invasión  llegamos  á  Santa  Elena,  y  en  el  mo- 
mento de  fondear  dábamos  sepultura  en  el  mar  á  uno,  lo  que 
fué  causa  bastante  para  que  nos  impidieran  el  bajar  á  tierra. 

Llegar  á  Santa  Elena,  ver  con  un  anteojo  á  Lonwoud,  y  no 
podei»  pasearse  por  él ,  no  poder  recorrer  los  sitios  donde  el 
gran  Napoleón  estuvo  cautivo,  tiene  mucho  parecido  con  el  su- 
plicio de  Tántalo. 

¡Cuántas  ilusiones  nos  habíamos  forjado  sobre  nuestra  visita 
á  esta  isla,  y  qué  triste  desencanto  al  llegar  y  no  poder  ir  á 
Cierra! 

Más  triste  era  aún  el  motivo  que  nos  privaba  de  esta  expan- 
sión; llevábamos  tres  meses  de  tener  á  bordo  viruelas  y  no  po- 
díamos desterrarlas;  nos  causaban  muchas  víctimas^  y  no  sa- 
bíamos aún  cuántas  más  nos  costaría. 

Gomo  si  la  prueba  á  que  se  nos  sometía,  sin  duda,  parecía 
aún  poca,  recibimos  la  orden  de  volver  á  América  á  reforzar 
otra  vez  la  escuadra  de  Méndez  y  Niiñez,  que  se  creía  en  peli- 
gro por  la  presencia  de  los  acorazados  peruanos  que  se  habían 
construido  últimamente  en  Inglaterra. 

Mucho  sentíamos  tener  que  dar  á  nuestros  marineros  esta 
noticia,  pues  como  muchos  habían  cumplido  el  tiempo  de  su 
servicio,  algunos  hacía  seis  meses;  otros  eran  de  la  Berenguela 
y  Vencedora^  y  como  quedaban  eu  Manila  á  nuestra  salida, 
habíamos  recogido  sus  cumplidos  para  llevarlos  á  España;  pero 
esta  sufridísima  tripulación  nos  reservaba  aun  la  última  prue- 
ba de  su  patriotismo. 

El  2  de  Mayo  salíamos  de  Santa  Elena,  y  el  modo  que 
tuvieron  de  celebrar  el  aniversario  del  combate  del  Callao,  fué 


VIAJE   DE   CIRCUNNAVEGACIÓN  DE  LA   ocNUMANGíAJí).      3r75 

formárseles  sobre  cubierta ,  decirles  el  comandante  la  orden 
que  había  recibido,  la  necesidad  que  tenía  la  escuadra  de 
nuestro  auxilio  y  el  nuevo  esfuerzo  de  su  abnegación  que 
'esperaba  la  patria. 

Un  nutridísimo  «¡Viva  la  Reina!»,  fué  la  contestación  de 
aquellos  valientes  y  al  romper  filas,  volvió  laNumancia  á  sus 
buenos  tiempos. 

Cierto  es  que  cortábamos  otra  vez  el  meridiano  de  Cádiz  y 
ya  habíamos  recorrido  los  360*  do  longitud,  luego  la  vuelta  al 
mundo  que  ya  estaba  dada  la  empezábamos  de  nuevo. 

Con  aquella  febril  actividad  de  la  pasada  campaña  se  cala- 
ron masteleros,  se  recogió  todo  lo  que  no  tenía  un  carácter 
esencialmente  militar  y  se  pusieron  unas  cavillas  do  hierro  á 
lo  largo  del  buque  que  marcaban  la  dirección  de  la  quilla  para 
poder  dar  trompadas  pues  se  consideró  como  mejor  táctica  la 
de  embestidas  dada  la  diferencia  del  calibre  de  nuestra  artille- 
ría y  la  de  los  acorazados  peruanos. 

Con  efecto  al  cañón  no  podíamos  batirnos. con  ellos  sin 
llevar  la  peor  parte,  pero  á  embestidas  sucedía  lo  contrario. 

Doce  días  invertimos  en  esta  travesía,  con  una  vigilancia 
excepcional,  no  solo  por  si  encontrábamos  al  enemigo,  sino 
porque  como  navegábamos  sin  luces  para  no  ser  vistos  podía- 
mos embestir  con  otro  barco. 

El  17  de  Mayo  llegamos  á  Río  Janeiro  y  allí  encontramos  la 
orden  de  seguir  al  Río  de  la  Plata  para  donde  salimos  el  l.*de 
Junio;  al  tercer  día  de  viaje  se  hizo  una  grave  avería  en  la 
máquina  en  un  fuerte  balance,  y  como  llevaba  tanto  tiempo 
de  trabajo,  empezaba  á  cansarse  ya.  Se  remedió  como  pudo  en 
la  mar,  i n virtiendo  tres  días  para  ello  y  como  no  nos  inspiraba 
gran  confianza  su  estado,  resolvimos  en  junta  regresar  á  Río 
Janeiro  á  donde  llegamos  el  9. 

El  Emperador  del  Brasil  manifestó  deseos  de  conocernos  y 
habiéndonos  concedido  una  audiencia,  fuimos  presentados  á 
él  por  nuestro  ministro  plenipotenciario.  La  exquisita  amabi- 
lidad con  que  fuimos  recibidos,  y  las  preguntas  que  como 
conocedor  de  los  achaques  de  mar  nos  hizo,  probaban  no  solo 
sus  conocimientos  sino  también  la  gran  curiosidad  que  tenía 


ai6  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

de  adquirir  noticias  exactas  del  viaje  que  había  seguido  con 
gran  interés. 

Después  de  prodigarnos  frases  de  elogio  y  tener  la  atención 
de  recibirnos  vestido  de  almirante,  pasamos  á  ofrecer  nuestros 
respetos  á  la  Emperatriz  que  mostró  mucho  interés  por  las 
cosas  de  España,  país  á  que  miraba  como  propio  por  el  paren- 
tesco tan  próximo  que  tenía  con  nuestra  Soberana. 

Las  noticias  que  adquirimos  de  los  buques  peruanos  y  de 
nuestra  escuadra  nos  apartaron  de  toda  idea  de  guerra  y  por 
lo  tanto  se  enviaron  á  España  los  marineros  cumplidos  que 
excedían  á  la  dotación. 

Los  demds,  mientras  se  componía  la  máquina  nos  dedica- 
mos á  pasear  la  población  que  es  la  mejor  de  la  América  de) 
Sur,  fuera  de  Buenos  Aires. 

No  tiene  grandes  edificios,  pero  sí  un  museo  que  en  la  parte 
botánica  creo  que  es  el  mejor  del  mundo^  así  como  también  es 
muy  notable  en  aves  disecadas,  que  abundan  en  el  país  como 
en  ningún  otro. 

El  jardín  botánico  es  la  principal  belleza  de  la  población. 
No  tengo  conocimientos  para  juzgar  el  mérito  de  las  plantas  y 
árboles  corpulentos  que  en  él  hay,  pero  la  gran  variedad  que 
existe,  la  extensión  que  ocupa  y  sobre  todo  una  interminable 
calle  de  palmeras  de  una  elevación  extraordinaria,  constitu- 
yen, al  menos  para  los  profanos,  un  sitio  de  recreo  agradabilí- 
simo á  lo  que  contribuyen  las  mesas  que  en  él  se  encuentran 
y  en  las  que  los  restauranes  de  la  población  sirven  comidas 
siempre  que  se  pide. 

Los  teatros  son  muchos  y  buenos  y  en  los  alrededores  se 
encuentran  poblaciones  muy  bonitas  como  San  Domingos  y 
Niteroy  á  los  que  hay  un  servicio  constante  de  vapores. 

El  país  estaba  grandemente  preocupado  con  la  guerra  de) 
Paraguay  que  aun  duraba,  de  la  que  hablé  al  tratar  de  nuestro 
paso  por  Montevideo. 

Se  habían  invertido  sumas  cuantiosas,  habían  perdido  algu- 
nos buques;  tuvieron  que  construir  otros  á  toda  prisa  en  el 
extranjero  y  á  cualquier  precio;  sumaban  muchos  miles  las 
bajas;  habían  cambiado  varias  veces  de  general  en  jefe,  que  es 


VIAJE    DE    CIRCUNNAVEGACIÓN   DE    LA    «NÜMANCIA».       377 

la  peor  señal  de  las  guerras  y  aún  había  otra  más  mala,  y  e.^:, 
que  como  se  llegó  á  los  alistamientos  extraordinarios,  subió 
el  precio  de  los  esclavos  porque  al  que  le  tocaba  ir  á  una  cam- 
paña que  le  repugnaba,  compraba  á  cualquier  precio  un  negro 
que  le  sustituyera. 

Gomo  nosotros  estábamos  cerca  del  arsenal,  presenciábamos 
todos  los  preparativos  que  se  hacían  para  la  guerra,  y  tuvimos 
ocasión  de  ver  diariamente  ai  Emperador  dirigir  los  embar- 
ques de  armas,  municiones,  víveres  y  tropas. 

Cuando  recientemente  he  visto  el  destronamiento  de  este 
monarca,  no  he  podido  menos  de  recordar  aquellos  días  en 
que  pasaba  horas  y  horas  en  el  arsenal  presenciándolo  todo, 
disponiéndolo  por  sí  mismo  y  ocupándose  hasta  del  más  mí- 
nimo detalle. 

No  podrán,  por^  cierto,  los  republicanos  brasileros  tildar  á 
su  destronado  monarca  de  autócrata,  pues  si  bien  en  los  actos 
oficiales  la  corte  del  Brasil  se  pasaba  de  ceremoniosa,  pues 
recuerdo  haber  visto  una  apertura  de  Cortes  en  que  el  Empe- 
rador se  presentó  vestido  con  el  traje  de  los  reyes  que  nos  des- 
cribe la  historia,  sin  faltarle  el  manto,  la  corona  en  la  cabeza 
y  el  cetro  en  la  mano;  á  pesar  de  eso,  cuando  podia,  cuando 
la  ocasión  no  le  obligaba,  como  era  al  ir  al  arsenal,  solía  ha- 
cerlo solo,  á  pie  y  sin  que  lo  acompañara  ni  un  ayudante,  dis- 
tinguiéndose de  todos  por  su  gran  estatura  y  notándose  su 
presencia  por  el  interés  que  todos  mostraban  de  que  se  les  vie- 
se saludarlo;  así  es,  repito,  que  me  sorprendió  en  extremo  su 
destronamiento. 

La  llegada  de  la  escuadra,  mandada  por  Méndez  y  Niiñez, 
coincidió  con  la  terminación  de  la  reparación  de  la  avería  de 
la  máquina;  y  el  general,  teniendo  en  cuenta  el  estado  de  la 
fragata,  y  sobre  todo  el  de  su  tripulación,  dispuso  nuestro  re- 
greso á  España,  que  lo  verificamos  saliendo  el  15  de  Agosto  y 
llegando  á  Bahía  de  Todos  los  Santos  el  20. 

Aquí  estuvimos  á  punto  de  perecer  todos  los  oficiales  de 
la  fragata,  menos  el  de  guardia,  merced  á  una  impremedi- 
tación. 

Una  tarde,  cuando  concluíamos  de  comer,  nos  avisaron  de 

25 


878  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

que  un  bote  del  país  había  arponado  una  ballena  dentro  de  la 
inmensa  bahía  en  que  nos  hallábamos. 

Sallar  todos  á  un  bole  y  dirigirnos  al  cetáceo,  fué  cuestión 
de  un  momento. 

Al  aproximarnos  pasó  junto  á  nosotros;  y  como  recibiera 
otro  nuevo  arponazo  en  aquel  momento,  dio  un  coletazo,  del 
que  nos  libramos  de  milagro,  no  porque  maniobráramos  con 
acierto,  pues  lo  hacíamos  malísimamentCy  en  atención  á  que 
todos  mandábamos  á  un  tiempo  cosas  contradictorias,  y  el  pa- 
trón del  bote  no  sabía  á  qué  atenerse. 

Otra  nueva  salida  del  animal  á  respirar  hizo  que  pasaran 
por  nuestro  lado,  con  una  velocidad  vertiginosa,  los  cuatro 
botes  que  habían  arponado  ya  á  la  ballena;  y  habiendo 
salvado  también  de  milagro  de  un  abordaje,  que  nos  hu- 
biera hecho  zozobrar,  pudimos  cogernos  á  uno,  y  repartién- 
donos entre  todos  los  botes  en  que  iba  gente  práctica  en  esta 
pesca,  pudimos  presenciar  el  fin  de  este  sorprendente  espec- 
táculo. 

Pocos  son  los  puertos  de  las  dimensiones  de  este.  Su  perí- 
metro mide  10  leguas,  y  como  si  no  hubieran  encontrado  si- 
tio donde  colocar  la  población,  fueron  á  situarla  quizás  en  el 
peor  punto  de  toda  la  bahía,  pues  se  halla  al  pie  de  un  monte 
que  forma  una  faja  tan  estrecha  con  la  orilla,  que  no  caben 
más  que  dos  calles,  siendo  una  de  ellas  la  que  forman  los 
muelles. 

El  resto  de  la  población  está  en  la  vertiente  del  monte,  y  es 
tan  inclinada,  que  la  subida  se  hace  por  calles  en  forma  de 
zig-zag,  que  no  tienen  casas  más  que  en  una  acera,  por 
formar  la  otra  los  tejados  de  las  que  están  en  el  tramo  an- 
terior. 

Es  tan  grande  la  pendiente,  que  nos  refirieron  como  un  pro- 
digio de  habilidad,  y  en  tal  concepto  lo  iciigo,  el  que  habiendo 
estado  una  vez  un  principe  extranjero,  al  obsequiarlo  el  go- 
bernador, le  hizo  subir  en  coche  a  su  casa,  que  está  en  lo 
alto. 

El  referir  esto  como  un  hecho  notable,  da  una  idea  de  lo 
inclinado  de  la  pendiente. 


VIAJE   DE   CmCUNNAVEGACIOX   DE   LA    «XUMANCIA».       37» 

Poca  importancia  tiene  cl  comercio  que  se  hace  por  este 
•  puerto,  y  únicamente  se  encuentra  con  verdadera  profusión 
todo  género  de  p¿íjaros  disecados  y  flores  de  plumas  de  tan 
variados  colores,  que  la  señora  más  exigente  quedaría  com- 
placidísima ante  aquel  conjunto  de  adornos.  Esto  y  litis  pe- 
queñísimos adquirimos  á  precios  fabulosamente  baratos;  pero 
-estos  últimos,  que  estaban  vivos,  no  pudieron  soportar  el 
viaje. 

Tres  días  después  de  nuestra  llegada,  salíamos  para  Cabo 
Verde.  El  31  de  Agosto  cortamos  la  línea  y  entramos,  por  fin, 
'-en  el  hemisferio  Norte  para  no  salir  de  él. 

El  6  de  Septiembre  llegamos  á  Cabo  Verde;  el  10  salimos; 
él  16  pasábamos  cerca  del  muelle  de  Santa  Cruz  de  Tenerife, 
siendo  saludados  por  los  muchos  curiosos  que  había  en  él,  y 
el  20  dejábamos  caer  nuestras  anclas  en  Cádiz,  á  los  dos  años 
y  ocho  meses  escasos  de  haberlas  levado  en  aquel  sitio. 

Nuestra  misión  estaba  terminada. 

En  resumen;  en  este  intervalo  había  cortado  la  Numancia 
dos  veces  el  trópico  de  Cáncer,  cuatro  el  Ecuador,  ocho  el  tró- 
pico de  Capricornio;  había  vuelto  á  América  después  de  reco- 
rrer los  3n0°  de  longitud,  y  todo  esto  lo  efectuó  en  una  zona  de 
90*  y  S  de  ancha  comprendida  entre  los  36°  36'  N.  y  54** 3'  S., 
habiendo  andado  entre  todos  los  viajes  14.094  leguas;  próxi- 
mamente el  doble  del  meridiano  terrestre. 

Ni  los  peligros  del  Magallanes,  ni  la  navegación  del  archi- 
piélago de  Chiloe  fueron  bastantes  á  detenerla,  así  como  tam- 
poco los  rigores  del  frío  y  del  calor,  ni  las  privaciones  de  una 
guerra  tan  larga  como  falta  do  recursos.  ¡Qué  mucho  que  esto 
sucediera  cuando  no  la  arredraron  las  enfermedades,  ese  azote 
que  es  superior  al  hombre! 

Una  verdadera  invasión  de  nictalopia,  dos  de  escorbuto  y  tres 
de  viruelas,  fueron  las  grandes  plagas  que  los  sufridos  tripu- 
lantes de  la  Numancia  tuvieron  que  arrostrar.  De  todas  supo 
triunfar  su  esforzado  comandante. 

D.  Juan  Hautista  Anlequeni,  aunque  en  su  dilatada  hoja 
de  servicios  contó  muchos  hechos  meritorios,  ninguno,  en  mi. 
sentir,  iguala  á  este;  pues  á  él  le  correspondió  la  gloria  de  ser 


980  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

el  primero  que  ha  dado  la  vuelta  al  mundo  en  un  buque  blin- 
dado. 

Los  que  tuvimos  la  satisfacción  de  acompañarlo,  conserva- 
remos  siempre  un  gratísimo  recuerdo  de  esta  campaña,  y  se- 
guiremos ostentando  con  el  mayor  entusiasmo  la  medalla  que 
lo  conmemora  y  que  tengo  el  honor  de  presentar. 

He  dicho. 


La  dotación  de  la  fragata  á  la  salida  de  Cádiz,  la  componían:  coman- 
dante, capitán  de  navio,  D.  Gasto  Méndez  y  Núfíez. 

Segando  comandante:  coronel  de  infantería,  capitán  de  fragata,  don 
Juan  Bautista  Antequera. 

Tenientes  de  navio:  D.  Emilio  Barreda,  D.  Santiago  Alonso^  D.  José 
Pardo  de  Figueroa,  D.  Antonio  Basafíes  y  D.  Celestino  Lahera. 

Alféreces  de  navio:  D.  Miguel  liafío,  D.  Alvaro  Silva,  D.  Joaquín 
Garralda  y  D.  Antonio  Armero. 

Oficial  de  ingenieros:  ingeniero  primero,  D.  Eduardo  Iríondo. 

Oficial  de  artillería,  capitán  D.  Enrique  Guillen. 

Oficial  de  infantería:  teniente,  D.  Juan  Quiroga. 

Oficial  de  Administración:  contador  de  navio,  D.  Jerónimo  Manchón. 

Profesores  de  sanidad:  primer  médico,  D.  Femando  Oliva;  segundo^ 
D.  Luis  Gutiérrez. 

Capellán,  D.  José  Moirón. 

Guardias  marinas  de  primera  clase:  D.  Domingo  Caravaca,  D.  Gui- 
llermo Camargo,  D.  Emilio  Hediger,  D.  Pío  Porcell,  D.  Pedro  Alvarez 
Sotomayor,  D.  Leonardo  Gómez,  D.  José  Serantes,  D.  Francisco  Sevilla» 
D.  Salvador  Rapallo  y  D.  Alvaro  Barón. 

Guardias  marinas  de  segunda  clase:  D.  Julián  Ordófíez  y  D.  Eugenio 
Manella. 

14  maquinistas  y  ayudantes  de  máquina,  8  oficiales  de  mar,  4  con- 
destables, 20  operarios  de  maestranza,  37  cabos  de  cofión,  71  soldados 
de  infantería,  1  guarda  banderas,  27  cabos  de  mar,  50  marineros  pre- 
ferentes, 35  marineros  ordinarios,  203  grumetes,  8  aprendices  navales, 
27  fogoneros  y  45  paleadores;  total  590  individuos. 


VIAJE   DE   CIRCUNNAVEGACIÓN  DE   LA   «NUMANCIA».      Wl 

De  la  plana  mayor:  el  comandante  dejó  de  serlo  por  tomar  el  mando 
de  la  escuadra  al  fallecimiento  del  general  Pareja,  quedando  mandando 
jol  buque  D.  Juan  Bautista  Antequera. 

Todos  los  guardias  marinas  de  primera  clase  desembarcaron  al  divi- 
dirse la  escuadra  á  la  salida  del  Callao  ó  antes,  de  modo  que  no  dieron 
la  vuelta  al  mundo  más  que  Ordófiez  y  Manella. 

El  primer  médico  regresó  á  España  desde  Manila,  por  enfermo,  de 
jnodo  que  no  dio  la  vuelta  al  mundo. 

De  esta  dotación  han  fallecido : 

D.  Casto  Méndez  y  Núñez,  primer  comandante  del  baque. 

D.  Juan  Bautista  Antequera,  segundo  id.  del  id. 

D.  Emilio  Barreda,  D.  José  Pardo  de  Figueroa,  D.  Antonio  Basafies 
y  D.  Celestino  Lahera,  tenientes  de  navio. 

D.  Antonio  Armero,  alférez  de  navio. 

D.  Eduardo  Iriondo,  ingeniero  primero. 

D.  Juan  Quiroga,  teniente  de  infantería. 

D.  Femando  Oliva,  primer  médico. 

D.  Julián  Ordóñez,  guardia  marina. 

Que  constituyen  una  verdadera  pérdida  para  la  Marina. 

Hay  una  circunstancia  muy  curiosa.  En  el  combate  del  Callao  man- 
daba la  batería  el  teniente  de  navio  D.  Santiago  Alonso,  y  tenía  á  sus 
•órdenes  á  los  tres  alféreces  de  navio  más  antiguos,  D.  Miguel  Liafio, 
D.  Alvaro  Silva  y  D.  Joaquín  Garralda.  Estos  son  los  únicos  oficiales 
<lel  cuerpo  general  que  viven,  y  de  ellos  están  retirados  los  tres  alf ére- 
-ces  de  navio  que  hoy  se  les  conoce  por  sus  títulos  de  marqués  de  Casa 
Recafio,  Santa  Cruz  y  Reinosa,  siendo  el  de  Santa  Cruz  el  grande  de 
España  que  lleva  todos  los  títulos  de  su  ilustre  antecesor  D.  Alvaro  de 
Bazán. 

D.  Santiago  Alonso  es  el  único  que  sigue  en  el  cuerpo,  con  el  guardia 
marina  Manella. 

En  Tahiti  embarcó  en  la  fragata  el  alférez  de  navio  D.  Salvador 
Poggio,  y  continuó  en  ella  hasta  la  llegada  á  España.  También  está 
retirado. 

Al  salir  la  Numancia  de  Río  Janeiro  para  España,  el  general  de  la 
escuadra  D.  Casto  Méndez  y  Núfiez,  le  dirigió  á  su  comandante  el  si- 
guiente oficio  de  despedida,  que  fué  leído  á  toda  la  tripulación: 

*Coinandancia  general  de  la  escuadra. — Al  llegar  V.  S.  á  Cádiz  con 
€se  buque,  habrá  terminado  una  campaña  que  refleja  tanta  honra  sobre 
los  que  tomaron  parte  en  ella,  que  el  solo  recuerdo  de  haberla  verifica- 
do es  una  compensación  más  que  suficiente  de  las  privaciones,  peligros 


8-2  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

y  sufrimientos  de  toda  especie  jKjr  que  ha  tenido  que  pasar  la  valiente^ 
subordinada  é  inteligente  dotación  de  la  Numancia, 

>Yo  espero  además  quo  la  Reina,  el  Gobierno  y  el  país  entero,  dando 
á  la  campaña  todo  el  mérito  que  en  sí  tiene,  sabrán  premiar  de  una. 
manera  expresiva  tan  distinguidos  servicios. 

>  Nadie  mejor  que  V.  S ,  con  quien  me  unen  además  de  los  estrecho» 
lazos  de  la  amistad  y  compañerismo,  los  del  reconocimiento  que  debo 
al  que  siempre  y  en  los  momentos  más  críticos  he  visto  á  mi  lado  para 
darme  con  lealtad  y  verdadero  espíritu  militar  su  franca  opinión  y  su 
decidida  cooperación;  nadie  mejor  que  V.  S.,  repito,  podrá  expresar  á 
la  dotación  de  la  Numancia  los  sentimientos  que  hacia  ella  me  animan. 
No  es  solo  el  general  el  que  á  ella  se  dirige,  es  su  antiguo  comandante, 
es  su  antiguo  compañero,  título  con  que  me  honro,  porque  no  podré 
nnnca  olvidar  la  decisión,  la  buena  voluntad,  el  valor  y  sufrimientos 
que  todos  sus  individuos  han  manifestado  durante  nuestra  pasada 
campaña,  y  el  respetuoso  afecto  con  que  siempre  me  han  distinguido. 
Quieran  ellos  también  conservar  grabado  en  su  corazón  el  recuerdo  de 
su  antiguo  jefe,  quien,  cualquiera  que  sea  la  posición  que  ocupe,  siem- 
pre considerará  como  un  sagrado  deber  y  tendrá  una  verdadera  satis- 
facción en  hacer  cuanto  le  sea  posible  en  favor  de  los  que  han  perte- 
necido á  la  Nutnancia. 

>Por  hoy  me  limitaré  á  desear  á  oso  buque  un  próspero  y  rápido 
viaje,  y  que  terminado  este  puedan  todos  los  individuos  de  su  dotación 
encontrar  en  el  seno  de  sus  familias  y  en  el  reconocimiento  y  respeto 
do  sus  conciudadanos,  la  envidiable  recompensa  que  tan  merecida  tie- 
nen por  sus  verdaderamente  distinguidos  servicios. 

> Sírvase  V.  S.  hacerlo  así  presente  á  todos,  ofiaialcs,  marineros  y  sol- 
dados, y  admitir  también  la  expresión  de  mis  sentimientos  de  cariñoso 
afecto  y  de  lamas  distinguida  consideración. — Dios  guarde  á  V.  S.  mu- 
chos años.— Río  Janeiro,  lo  de  Agosto  de  1867. — Casto  Mékdez  NúSíez.» 


NOTICIAS  AUTENTICAS 


DEL 


~-  -  -  -      (1) 


FAMOSO  RIO   MARANON. 


S  11. 

Misión  de  los  XéberoSj  Cutinanas^  CahuapanaSj  etc. 

La  primera  reducción  de  gentiles  que  fundó  la  Compañía  en 
las  montañas  del  Marañon  y  ha  servido  después  de  ejemplar 
á  todas  las  demás ,  ha  sido  la  de  los  Xéheros,  debajo  del  patro- 
cinio de  Nuestra  Señora  de  la  Limpia  Concepción.  Cuáles  ha- 
yan sido  sus  principios,  lo  refiere  difusamente  su  primer  misio- 
nero el  P.  Lucas  do  la  Cueva  en  caria  escrita  desde  sus  tierras 
al  P.  Gaspar  Cuxia,  por  abril  del  mismo  año  1638,  en  que 
ambos  entraron  al  Marañon ,  y  dice  así  (2): 


(1)  Vóanse  las  pág-inas  19 1  y  307  del  tomo  xxvi»  49  del  xxvii  y  175  del  xxviu. 

(2)  El  texto  de  la  carta  del  P.  Cueva  al  P.  Cuxia  que  nos  da  nuestro  anónimo, 
es  muy  deflciente;  en  idéntico  caso  se  encuentra  todo  el  §  ii,  tomado,  como  la 
carta,  del  núm.  4  del  Informe  del  P.  Figrueroa ,  que  ya  conocemos;  y  otro  tanto 
acontece  con  los  párrafos  sif^uientes  hasta  el  ix  inclusive  del  presente  capitulo. 
Por  todo  lo  cual,  y  en  atención  á  que  las  Noticias  auténticas  no  es  obra  con- 
cluida, y  á  que  su  autor,  á  juzg'ar  por  los  caracteres  del  orig'inal  manuscrito,  es 
probable  que  no  considerase  como  dcflnitivos  el  número,  extensión  y  forma  de  las 
divisiones  de  las  Partes  que  de  ella  nos  dejó,  me  he  resuelto  á  sustituir  los  indi- 
cados párrafos  del  anónimo  por  los  correspondientes  números  del  Informe  del 
P.  Figueroa,  respetando,  sin  embargo,  las  Adiciones  con  que  aqueUos  terminan, 
por  referirse  casi  en  su  totalidad  á  suceso^*  que  no  pudo  alcanzar  el  P.  Figrueroa. 

Habrá  quien  califique,  y  con  razón ,  de  libertad  y  aun  de  licencia  este  cambio 
tan  desacostumbrado  entre pnblicadores  de  libros  ajenos,  pero  me  ayudará  á  sufrir 
conforme  y  resignado  este  fallo  justísimo  la  consideración  de  las  ventajas  que 
proporciono  á  los  lectores  eruditos,  sirviéndoles  un  texto  original,  genuino  y  tra- 
bajado por  un  criollo  de  Popayan  contemporáneo,  testigo  ó  actor  de  los  hechos 


964  BOLETÍN  DE   LA  SOGIEDJLD   GEOGRÁFICA. 

a  Padre  Gaspar  de  Cuxia. — Paz  Gkristi,  etc. — A  los  cuatro  dias 
que  salí  de  Borja,  apartándome  de  la  Santa  Compañía  de  Y.  R., 
llegué  á  las  juntas  de  Pástasa,  por  donde  desagua  el  Rio  de  la 
piedra  pomez^  que  desciende  de  Latacunga,  en  el  gran  rio  Ma- 
rañon,  repitiendo  en  este  puesto  á  un  mar  dulce,  así  por  lo  an- 
churoso de  su  abra,  como  por  sus  muchas  aguas  y  fondo.  En 
dichas  juntas  hallé  plantado  el  real  y  alojada  la  armada  que 
se  ocupa  en  la  reducción  y  castigo  de  los  Mainas,  tan  retirados 
y  escondidos  por  las  crueldades  y  matanzas  de  su  rebelión. 
Fui  recibido  de  los  soldados  con  singular  agasajo  y  universal 
regocijo,  que  dieron  bien  á  entender  con  repetidas  salvas  de  su 
arcabucería  y  ruido  de  sus  cajas  y  pífanos  y  otras  demostracio- 
nes de  gusto,  que  tendrían  por  verse  ya  con  sacerdote  que  los  con- 
fesase, dijese  misa  y  administrase  los  otros  santos  sacramentos 
de  que  tanto  tiempo  habían  carecido,  pues  nunca  aportó  á  estos 
montes  sacerdote  desde  el  suceso  trágico  de  la  general  rebelión. 
Estuve  en  dichas  juntas  algunos  ocho  dias  espt^rando  se  reco- 
giesen los  indios  amigos,  que  son  el  nervio  príncipal  de  esta 
milicia,  pues  sin  ellos  nada  se  hiciera.  Estaban  derramados 
en  varías  correrías  en  busca  del  sustento,  que  lo  tienen  librado 
estas  armadas  en  lo  que  cazan  en  el  monte  y  pescan  en  los  ríos 
y  lo  que  sacan  de  las  chacras  de  los  cimarrones  y  fugitivos; 
conque,  si  ésto  falta,  perecen,  á  causa  de  no  cargarse  para  estas 
guerras  otros  víveres,  de  que  se  carece  en  estos  arcabucos  tie- 
rra adentro,  y  porque  se  pudren  brevemente  en  ellos,  aunque 


que  narra,  en  vez  de  su  extracto  aderezado  por  pluma  extranjera  setenta  y  ocho 
años  después.  Aparte  de  que  el  Informe  es  el  documento  jesuítico  mis  ingenuo, 
más  veraz  y  mis  transcendental  de  cuantos  conozco  acerca  de  la  historia  de  las 
misiones  de  Mainas  y  el  mis  instructivo  de  los  curiosos  fenómenos  morales  y 
materiales  originados  del  contacto  de  la  civilización  católico-española  con  las 
ideas  y  costumbres  de  las  gentes  salvajes  de  la  región  amazónica. 

El  escrito  del  P.  Piqueros  lleva  por  título: 

Informe  de  las  Alie>ones  de  el  Maranon ,  y  gran  Pará^  ó  Rio  df  las  Amazonas ,  que 
Mace  el  P.  Francisco  de  Figveroa^  visitador  y  rector  de  ellas  al  P.  Hernando  Cabero^ 
provincial  de  la  Compañía  de  Jesús  del  Sueto  Reino  y  Quito  ^  á  ^del  mes  de  Agosto 
deieei. 

(Manuscrito  en  4.*'  de  210  piginas  y  2  hojas  de  índice.  Copia  con  todas  las  seña- 
les (incluso  el  olor)  de  haberse  hecho  en  tierra  de  aquellas  misiones.) 

Debo  su  conocimiento  i  un  ilustrado  jesuíta  y  bondadoso  amigt>. 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      385 

se  trajeran  de  fuera.  Eu  el  espacio  de  estos  días  (por  mi  buena 
suerte),  aportó  á  este  real  una  gran  manga  de  indios  gentiles, 
Xéberos  de  nación,  en  que  venían  los  caciques  más  principales 
y  gente  alentada.  Salieron  estos  de  sus  tierras  en  prosecución 
del  servicio  que  habían  comenzado  á  hacer  á  los  españoles, 
ayudándoles  en  la  guerra  contra  los  Mainas  rebeldes,  descu- 
briéndolos, prendiéndolos  y  entregándoselos,  en  que  han  hecho 
finezas  los  de  esta  nación;  y  aunque  por  este  servicio  pudie- 
ran esperar  premio  y  correspondencia  y  vivir  alentados  con 
esa  esperanza,  no  solamente  no  la  tenían,  antes  bien,  poseídos 
de  un  horroroso  recelo  de  los  españoles,  andaban  caídos,  tris- 
tes, amilanados  y  llenos  de  congoja  y  llanto.  Poníalos  en  estos 
extremos  el  haber  visto  tantos  indios  ajusticiados,  tantos  cuer- 
pos descuartizados  en  los  árboles  y  horcas,  tantos  desorejados, 
muchos  desnarigados,  desgarronados  otros,  cortadas  las  manos 
y  pies,  cual  y  cual  llagados  y  deshollados  con  azotes  los  que 
mejor  libraban;  y  que  todo  eso  no  paraba,  porque  la  mano  de 
la  justicia  adhuc  erat  extenta,  y  que  á ellos  también  les  amena- 
zaba por  delitos  y  traiciones  y  aun  muertes  de  españoles  que  les 
achacaban.  Conque,  según  he  dicho,  estaban  tristes,  temerosos, 
amilanados  y  caídos  con  extremo.  Ni  sé  sí  fué  por  el  grande 
amor  con  que  los  recibí  y  mucho  agasajo  con  que  los  traté  y 
alenté  ó  por  lo  que  otros  les  dijeron  de  lo  mucho  que  favorecen 
los  Padres á  los  indios,  ellos  se  me  allegaron  y  pegaron  con  tanta 
firmeza  y  con  tales  demostraciones  de  amor  y  confianza,  como 
pudieran  hacerlo  con  sus  padres  naturales  y  aun  más;  conque 
mtí  pareció  hallaba  la  disposición  y  puerta  que  podía  desear 
para  entrar  á  la  reducción,  doctrina  y  bautismos  de  esta  na- 
<:ion.  Propáseles  mí  deseo,  á  que  salieron  con  tantas  demostra- 
ciones de  gusto  y  promesas  de  abrazar  lo  que  les  enseñase,  que 
luego  luego  me  hubiera  puesto  en  camino,  á  no  embarazarme 
las  ocupaciones  cuaresmales  de  confesiones,  predicación,  doc- 
Irina  y  lo  demás  con  los  soldados  españoles  de  la  armada  á  que 
debía  primeramente  acudir  y  atender;  conque  suspendí  mi  viaje 
hasta  la  Pascua  y  emprendí  en  compañía  del  real  el  que  se  co- 
menzaba  en  prosecución  de  la  reducción  y  castigo  délos  Mainas 
rebeldes.  Este  se  enderezó  á  Rímachuma;  la  mas  célebre  laguna 


'JSÜ  BOLETÍN   DE   LA.   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

que  se  halla  oq  toda  lá  conquista^  por  su  grandeza,  la  cual  le 
da  el  nombre  do  Rimachuma,  que  en  lengua  maina  quiere  de* 
cir  «la  gran  laguna»,  Cuya  voz  [boj^  circuito]  dicea  que  pasa 
de  cuarenta  lenguas  [leguas] ,  por  sus  muchas  islas,  naturales 
uiías,  portátiles  ó  advenedizas  otras,  de  que  luego  diré,  por  su 
grande  profundidad,  que  en  algunas  partes  no  essondable,  coii 
tanta  inquietud  y  olaje  en  ellas,  como  si  fuera  un  golfo  en  alta 
mar.  Y  lo  que  la  hace  más  célebre  es  su  multitud  do  pescados- 
mayores  y  menores  do  todos  géneros,  su  inQnidad  de  tortu- 
gas y  vacas  marinas,  un  sinnúmero  de  lagartos  y  caimanes, 
con  que  tienen  siempre  bien  proveido  el  plato  los  Maínas 
cimarrones,  que,  inquietos  siempre  con  las  memorias  de  esta 
abundancia,  paran  (sic)  en  la  penuria  de  sus  repartimientos, 
de  donde  se  ausentan  con  continuas  fugas  para  venir  á  go- 
zarla, teniendo  á  dicha  laguna  por  su  paraíso  de  recreación  y 
mesa  abundante  de  boda.  No  la  experimentamos  en  esta  oca- 
sión tal  todos  los  de  nuestra  armada,  antes  bien  tan  estéril, 
intratable  ó  inhabitable,  que,  por  no  perecer  en  ella,  la  hubi- 
mos de  dejar  con  más  priesa  que  hablamos  traido  cuando  na- 
vegamos en  su  demanda.  Originóse  este  trabajo  de  las  grandes 
avenidas  del  rio  de  Pastasa,  cuyas  aguas  la  llenan,  y  de  otros 
riachones,  Sillay,  Apaga  y  Acapirre,  que  en  ella  desaguan; 
conque  quedó  toda  inundada,  no  sólo  en  la  tierra  y  sus  islas, 
sino  en  gran  parto  do  la  arboleda  que  las  ocupa.  Obligónos,  no 
sólo  á  mudar  los  puestos  por  algunas  veces  en  que  nos  habla- 
mos alojado,  sino  á  armar  en  el  último  barbacoas  encima  del 
agua,  albergándonos  en  ellas  ó  encarcelándonos  en  su  mucha 
angostura,  casi  sin  podernos  menear.  Y  lo  más  sensible  era  los 
vahídos  do  cabeza  y  otros  achaques  que  las  humedades  y  va* 
pórés  del  agua  tan  inmediata  á  los  cuerpos  ocasionaban  en  ellos. 
Agravábase  esta  incomodidad  con  el  recelo  en  que  se  vivia  del 
dañó  que  nos  amenazaban  las  islas  portátiles  y  advenedizas 
que  arriba  dije.  Estas  se  fabrican  (como  ahora  diré)  en  tiempo 
do  grandes  avenidas:  robando  las  orillas  do  los  rios,  la  fuerza 
de  las  corrientes  arranca  muchos  árboles,  de  que  vemos  en 
el  río  Marañon  y  en  los  otros  inmensas  palizadas.  Do  las  que 
trae  el  de  Pastasa,  que  son  en  número  y  grandeza  no  infe- 


NOTICIAS   AüTÉNTIGAá   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓX.      331 

riores  á  las  del  Marañon,  entra  gran  parte  en  esta  laguna^ 
donde  quedan  como  estacadas.  Cesan  las  crecientes,  men- 
guan las  aguas,  conque  estas  palizadas  quedan  asentadas  en 
lá  tierra  ó  arena.  Con  la  gran  humedad,  producen  en  breve 
mucha  y  espesa  arboleda,  y  á  poco  tiempo  se  hace  monte 
bravo.  Pasan  firmes  y  aferradas  estas  islas  todo  el  tiempa 
que  duran  los  árboles  ó  palizadas  que  les  sirven  de  anclas 
ó  amarras  con  que  se  aferran  en  la  tierra;  con  el  tiempo  so 
pudren  y  faltan^  conque  quedan  sueltas.  En  las  grandes  ave- 
nidas, las  aguas  las  levantan  y  se  ven  andar  de  unas  á  otras 
partes,  á  donde  el  viento  las  lleva,  sirviéndoles  de  velas  los 
árboles  que  encima  sustentan.  Si  estas  islas  movedizas  y  vían* 
dantes  so  allegan  y  abordan,  como  dicen  sucede,  á  otras  islas 
y  puestos  donde  están  alojados  los  que  navegan,  los  ponen  á 
riesgo  de  quedar  anegados;  conque  el  recelo  por  esta  parte,  por 
ser  las  crecientes  de  este  año  tan  sobresalientes,  tíos  ponia  en 
no  pequeño  cuidado.  Lo  que  echó  el  sello  ¿I  nuestro  trabajo  y 
con  lo  que  más  se  agravó,  fué  la  estrechura  en  que  nos  puso  la 
hambre,  que  parece  quiso  llegar  al  extremo.  Ya  dije  arriba  cómo 
libran  el  sustento  estas  armadas  en  lo  que  se  pQsca  por  los  rios,  se 
caza  en  los  montes  y  se  halla  en  las  chacras  do  los  fugitivos  y  ci- 
marrones; todo  esto  faltó,  porque  el  pescado  no  pica  en  tiempo  do 
crecientes,  por  hallar  en  la  tierra  inundada  los  gusarapillos,  lom- 
brices y  otros  cebos  que  pueden  buscar  en  el  anzuelo.  Lo  turbio 
de  las  aguas  en  tiempo  de  las  avenidas  priva  el  uso  de  la  ñecha, 
por  no  divisarse  el  pescado  para  tirarle.  En  los  montes,  por  estar 
llenos  de  agua,  la  caza  ni  se  halla  ni  se  busca.  Por  la  mesma 
causa  no  se  pudo  ni  hasta  hoy  se  ha  podido  topar,  aunque  so 
han  hecho  varias  salidas  y  despachos,  ni  cimarrones  ni  delin- 
cuentes ni  sus  comidas  ni  chacras,  por  tener  las  avenidas  total- 
mente ocultos  los  caminos,  borrados  los  rastros  y  ciegas  las 
veredas  y  todo  inundado;  conque  nos  hallamos  sin  ningún 
recurso.  Con  esto  hubimos  de  dejar  á  Rimachuma  y  salir  al 
rio  á  buscarlo.  La  niucha  flaqueza,  con  la  fuerza  de  las  corrien- 
tes, en  que  se  hallaban  las  bogas  ó  remeros,  nos  impedia  casi 
totalmente  el  poder  arribar;  lo  inundado  de  los  montes,  el 
poder  soplar  candela  ni  salir  de  la  canoa,  aun  parala  más  pre- 


S88  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

cisa  necesidad.  Aquí  amainó,  descaeció  y  cayó  mi  poco  vigor 
de  todo  punto,  poniéndome  en  estado  de  no  poderme  levantar,  6 
desmayado  con  la  hambre  y  falta  de  sustento,  el  calor  natural 
parece  se  me  había  apagado.  En  este  mi  mayor  aprieto  ocurrie* 
ron  á  mi  necesidad  y  caimiento  dos  soldados  con  unos  pedazos 
de  armadillo  [el  uno],  y  con  dos  huevos  el  otro,  que  me  dijo  los 
había  hurlado  viéndome  padecer  y  para  perecer.  Ya  sin  fuer- 
zas la  armada  para  poder  arribar,  se  topó  con  un  coito  pedazo 
de  tierra,  aunque  lodosa  y  mojada,  pero  no  inundada.  Alojóse 
en  él  el  real  para  pasar  la  semana  Santa.  Diósele  por  nombre  á 
€Ste  puesto  el  Real  del  Tigre,  por  habérsenos  entrado  por  medio 
de  la  plaza  de  armas  uno  muy  feroz  con  la  seguridad  que  si  en- 
trara en  su  madriguera.  Aquí  se  tuvo  la  Semana  Santa,  que  fué 
muy  abundante  de  carne  de  el  monte,  y  de  todas  las  sabandi- 
jas que  en  él  se  hallan,  porque  éstas,  retiradas  de  las  partes 
inundadas,  se  recogen  en  los  mogotillos  más  altos  que  no  lo 
«stán,  como  lo  hicieron  en  este  nuestro  alojamiento,  conque  se 
cogieron  muchas.  Vi  en  esta  ocasión  paseándome  por  él,  lo 
que  ya  había  comenzado  á  ver,  y  aun  á  comer,  días  antes;  esto 
^,  muchas  ollas  en  los  fogones  llenas  de  monos,  ratones,  lagar* 
ios,  papagayos,  y  de  cuantas  inmundicias  hay  y  se  cogen  en 
estos  arcabucos,  hasta  de  hormigas  y  gusanos,  sin  perdonar  de 
las  culebras  aun  á  las  más  ponzoñosas,  ocurriendo  á  este  daño 
con  cortarles  y  arrojar  la  cabecilla  donde  tienen  su  veneno. 
Vi  que  nada  se  extrañaba  ni  asqueaba  y  que  se  sustentaban 
destas  inmundicias,  no  solo  los  indios,  sino  también  los  solda- 
dos españoles.  Vi  que  nadie  se  ahogaba  con  ellas,  conque,  juz- 
gando que  á  mi  tampoco  me  ahogarían,  y  diciendo  con  el  oiro 
filósofo:  Nihil  humanum  a  me  alienum  judicavij  entré  en  estas 
viandas  y  paso  ya  corriente  en  su  uso;  sólo  en  la  cabeza  del 
mono  aun  no  he  entrado,  horrorizado  de  aquella  figura  tan  de 
hombre,  que  á  no  saberse  lo  que  es,  se  juzgara  por  un  negro, 
que  tal  queda  ya  asada.  También  entraré  en  ella,  porque  yo 
tengo  reconocido,  que  de  todo  esto  nos  tenemos  de  valer  sino 
queremos  perecer,  pues  en  estos  arcabucos  no  hay  otro  recurso 
á  que  podamos  aspirar.  Ni  lo  tan  cálido  y  húmedo  de  su  clima 
da  lugar  á  que  nada  se  pueda  guardar,  como  lo  tengo  visto  y 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO    RÍO   MARAÑÓN.      3» 

reconocido,  hallando  podrido  á  la  tarde  lo  que  se  cazó  y  pescó 
á  la  mañana,  si  no  se  le  acude  con  presteza  con  el  beneficio  de 
la  sal  y  humo,  y  ni  aun  de  esta  manera  basta.  Hecha  la  Semana 
Santa,  traté  de  mi  viaje  y  primera  entrada  á  Xéberos,  según  la 
tenia  asentada  con  ellos.  Conferí  mi  intento  con  el  mariscal  de 
campo  y  cabo  Miguel  de  Funes,  en  quien  hallé  no  poca  resis» 
tencia,  representándome  dos  riesgos  de  la  vida  que  daba  no  sólo 
por  probables  sino  por  ciertos.  El«uno,  el  entrar  á  Xéberos, 
gente  fiera,  grandes  matadores,  caribes  principalmente  de  hí- 
gados, asaduras  y  corazones  de  hombre  y  que  revolviendo  con 
el  ají  que  molian,  les  daban  aquella  grosura  y  lustre  mantecosa 
que  se  veia  en  las  olluelas,  que,  llenas  de  este  género,  vendian 
en  sus  rescates  á  los  soldados  españoles.  Que  la  paz  que  tenían 
con  nosotros  era  muy  somera,  mal  segura  y  arriesgada,  como 
se  habia  visto  en  varias  traiciones  que  de  ellos  se  referían,  con- 
que nadie  entraba  en  sus  tierras.  Que  su  ocupación  y  ejercicio 
sólo  era  matar,  cortar  cabezas  y  bailarlas,  conque  tenian  con* 
movidas  varias  naciones.  Y  últimamente,  que  al  principal  ca- 
cique le  tenia  probado  delito  y  hecho  causa  de  muerte,  por  ha- 
berla él  dado  á  dos  españoles,  que,  cogiendo  cacao  en  las  juntas 
de  Pastasa,  aunado  con  el  cacique  de  Gocamilla,  los  habia 
muerto,  y  que  iba  á  riesgo  de  que  hiciesen  lo  mismo  conmigo. 
Lo  segundo  que  me  propuso,  fué  correr  el  mismo  riesgo  y 
mayor  en  la  navegación  que  emprendía  por  el  rio  de  Pastasa 
del  Marañen  y  Apena,  para  entrar  á  Xéberos,  por  estar  en  este 
tiempo  de  crecientes  hirviendo  en  enemigos  bárbaros  Ucayales 
de  la  Gran  Gocama,  de  donde  sallan  en  grandes  armadas  nava- 
les de  40, 60  y  más  canoas  á  matar  cuanto  topaban  sin  resisten- 
cia, así  por  la  muchedumbre  de  estos  cosarios  piratas,  como 
por  su  mucha  destreza  en  el  rio,  donde  el  campo  era  todo  suyo, 
como  se  habia  reconocido  en  tan  repetidas  matanzas  conque  á 
la  nación  de  los  Mainas  la  hablan  en  gran  parte  consumido  en 
las  juntas  de  Pastasa,  siendo  esta  la  causa  de  haber  cobrado 
tanto  horror  á  dichas  juntas  en  tiempo  de  invierno  y  sus  ave- 
nidas, que  no  los  nombraban  sin  alterarse,  atemorizarse  y  eri- 
zarse (Soy  testigo  desto  por  haberlo  visto,  así  en  indios  como 
en  españoles).  No  obstante  estas  propuestas ,  me  cerré  en  que 


adO  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

había  de  entrar  ;1  esta  nación,  respondiendo  á  lo  primero,  que 
parecía  imposible  que  losXéberos  me  matasen,  habiéndose  visto 
en  ellos  tan  extraordinarias  demostraciones  de  amor  y  deseo 
de  que  entrase  á  sus  tierras  y  los  enseñase  y  bautizase,  y  que 
más  por  ellos  que  por  mí  hablan  de  recelarse,  recatarse  y  guar- 
darse de  ese  caso,  pues  habían  visto  y  velan  la  justicia  tan  viva 
y  sangrienta  con  los  matadores  Mainas,  cuya  sangre  aun  veían 
correr  por  los  rollos  y  horcas  en  que  los  descuartizaban,  y  por 
las  orejas,  manos  y  pies  y  narices  que  los  cortal)an,  y  que  esio 
bastaba  para  que  en  mí  no  se  tuviese  por  temeridad  la  entrada 
á  esta  nación,  auque  tan  caribe  como  decían.  Al  segundo  riesgo 
de  los  Uoayalis  Cocamas,  le  dije  no  era  posible  que  dichos  bár- 
baros no  tuviesen  noticia  ni  supiesen  de  la  armada  tan  refor- 
jada de  soldados  españoles  y  de  indios  amigos  que  navegaba 
dichos  ríos  tanto  tiempo  había,  ni  les  podía  faltar  de  los  casti- 
gos y  justicias  que  se  habían  ejecutado  y  ejecutaban,  y  que 
sus  amigos  y  confederados  los  Cocamillas  de  Guallaga  se  los 
habrían  dado  muy  cumplidas,  como  su  merced  les  mandó  se  las 
diesen;  couque  sin  duda  no  habrían  salido  de  Ucayali,  y  cuando, 
hubiesen  salido,  no  vendrían  ni  se  acercarían  al  Marañen,  Ape- . 
na  y  juntas  de  Pastasa.  No  se  aseguraba  nada  el  mariscal  de 
campo  aunque  más  le  decía,  conque,  diciéndome  que  si  no  n)ira- 
ba  por  mí,  mirara  por  él,  que  le  habían  de  imputar  cualquier 
desmán  y  hacer  suyo  el  delito  que  otros  cometiesen  porque  me 
dejó  salir  y  arriesgar;  y  así,  que  si  no  era  llevando  una  manga 
de  soldados  que  me  hiciesen  escolta,  me  suplicaba  no  saliese  de 
aquel  real.  Hube  de  aceptar  el  partido,  por  no  contristarle  y 
que  me  dejase,  couque  el  segundo  día  de  Pascua,  5  de  abril 
de  1638,  me  embarqué  y  comencé  mi  navegación  río  abajo, 
andando  en  pocas  horas,  por  las  grandes  corrientes  y  furiosas 
crecientes,  lo  que  había  gastado  muchos  días  cuando  subí.  La 
escolla  ó  manga  de  soldados  que  salió  en  mi  compañía,  á  poco 
rato  la  perdí  de  vista,  ó  por  la  grande  anchura  del  rio,  ó  porque 
cogió  el  rumbo  por  alguno  de  sus  brazos,  con  el  inconveniente 
que  diré.  Llegó  la  hora  do  ranchear  y  lo  hiciera  de  buena  gana, 
siquiera  por  aguardar  á  que  llegasen;  no  se  halló  tierra  en  que 
hacerlo,  por  estar  toda  inundada, conque  fué  forzoso  el  proseguir, 


^ 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS    DEL   FAMOSO    RÍO    MARAÑÓN.      39.1 

!a  navegación.  Cerró  la  noche  y  entraron  con  ella  unas  horro- 
rosas tinieblas  de  pavor,  que  ocuparon  los  corazones  de  los 
Mainas  que  me  bogaban  y  no  menos  el  mió.  Fue  la  razón,  que 
reconociéndose  eslos  ya  muy  disLanlcs  de  las  juntas  de  Paslasa 
á  quienes  podemos  llamar  tajón  y  carnicería  de  los  Mainas, 
{por  haber  sido  tantos  degollados  en  ellas  por  los  cosarios  co- 
camas  de  Ucayali)  y  viéndose  ya  sin  la  escolta  en  que  libraban 
su  seguridad,  se  comenzaron  á  descaecer  y  pavorizar  con  som- 
bras mortales.  Ellos  hablaban  entro  sí  y  en  su  lengua  con  voz 
tan  triste,  lúgubre  y  baja,  que  apenas  parece  lessalia  de  la  boca 
ni  la  pronunciación.  Entré  en  gran  cuidado  de  si  maquinaban 
algo  contra  mí  en  aquella  plática  tan  secreta.  Poníame  en  este 
recelo  lo  que  lodos  decían  de'estos  Mainas,  quehabia  tan  poca 
seguridad  en  los  que  nos  acompañaban  como  amigos,  como  en 
los  retirados  por  lebeldes.  Preguntaba  varias  veces  á  un  Maina 
ladino  en  lengua  del  iuga:  ajuan,  ¿que  tratan  tus  parientes?» 
Siempre  me  respondia  que  manáj  que  nada.  Ya  apurado  de 
mi  recelo,  con  voz  más  alta  y  esforzada,  le  dije  me  habia  de  decir 
lo  que  sus  parientes  trataban.  Respondióme  entonces:  «lo  que 
dicen  es  que  van  derechos  á  morir  y  poner  sus  cabezas  en  ma-, 
nos  de  Cocamas»,  y  que  era  esto  infalible,  como  lo  enseñaba 
la  inundación  tan  general,  con  otras  abusiones  6  invenciones 
por  donde  estos  bárbaros  se  gobiernan.  Aquí  fué  el  quedar  yo 
no  sé  si  me  diga  peor  que  ellos.  Confieso  los  efectos  de  mi  fla- 
queza, aunque  los  procuré  en  la  ocasión  encubrir  y  me  procu- 
raba alentar;  cerraba  la  boca  y  la  apretaba  para  que  no  me 
oyesen  dar  diente  con  diente.  Llegaba  la  mano  á  la  cabeza  y. 
parece  me  espinaban  los  cabellos,  tales  estaban  de  erizados  y 
mi  corazón  tan  poseído  de  temor  y  sombras  fatales,  que  puedo, 
decirse  haUaba  todo  él  en  mí:  Ubique  pavor  et  plurima  mor- 
ii8  imago.  Pasamos  en  estas  fantasías  tan  congojosas  algu- 
nas horas,  cuando,  volviendo  la  cabeza  rio  arriba,  divisé  á  lo. 
lejos  unas  luces  confusas  de  que  di  aviso  á  los  indios.  Dudá- 
bamos si  eran  de  luciérnagas  ó  nina-curus  (1),  que  dicen  los^ 
indios,  porque  á  veces  se  perdían  y  otras  aparecían.  Oyósa 

• 

(1)    Gusano  (le  fuego,  en  quichua. 


892  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

algún  murmullo,  conque  reconocimoá  eran  los  soldados,  que 
armados  con  sus  escaupiles,  arcabuces  y  cuerda  encendida, 
abordaron  luego  con  nosotros;  conque  se  perdió  mucho  del 
temor  y  entramos  en  aliento,  que  duró  en  mí  poco,  por  el  ac- 
cidente que  luego  diré.  Ya  estaba  la  noche  en  buena  altura, 
debía  de  ser  la  mitad  de  ella,  cuando  llegamos  á  las  juntas 
del  Pastasa,  alojamiento,  antiguo  de  nuestro  real,  en  cuyo? 
ranchos  iba  nuestra  mira,  para  reposar  algo  y  descansar;  ha- 
llárnoslos inundados  hasta  por  encima  los  caballetes,  con  que 
se  frustró  el  intento  y  se  puso  en  atravesar  á  la  otra  banda  del 
Marañon,  en  demanda  de  una  barbacoa  antigua  que  hablan  he» 
cho  para  troje  de  maiz;  hicimoslo  así,  y  habiendo  atravesado^ 
desembarcaron  todos,  porque  aunque  estaba  inundado  el  suelo, 
no  tanto  en  aquella  parte  y  que  no  pudiéramos  hacer  pié.  Fué* 
ronse  todos  diciéndome  quedase  yo  en  mi  canoa  en  tanto  que 
volviesen  por  mí,  habiendo  visto  la  disposición  del  camino  y 
estado  de  la  troje;  hícelo  así,  pero  ellos  no  volvieron,  ó  porque 
lo  inundado  del  camino  les  emperezó,  ó  porque  entretenidos  en 
apagar  su  hambre  y  necesidad  tan  antigua  con  unas  mazorcas 
de  maiz  que  hallaron,  se  olvidaron;  ó  porque  el  cansancio  y 
sueño  les  rindió.  Aguárdeles  un  rato  y  otro  rato  y  tanto,  que 
entré  en  no  pequeño  cuidado.  Diles  voces;  no  se  oian.  Repetí- 
las  muchas  veces,  pero  sin  efecto.  El  verme  solo  enmedio  del 
mayor  riesgo  do  Cocamas,  me  congojaba  con  demasía;  enjam* 
bres  de  mosquitos  zancudos  [plaga  la  más  insufrible  de  este  río, 
en  que  hervía),  me  sajaban;  la  inquietud  de  la  canoa  no  me 
concedía  el  menor  reposo,  conque  sin  coger  el  sueño  y  gri- 
tando pasé  la  noche.  Llegó  la  mañana;  vinieron  los  soldados; 
diles  mí  queja,  á  que  respondieron  me  habían  estado  toda  la 
noche  posteando.  Por  no  decirles  lo  que  merecían,  me  sonreí 
y  lo  dejó.  Trataron  de  que  fuésemos  á  la  barbacoa,  quise  ha- 
cerlo, pero  la  congoja,  los  mosquitos,  las  voces,  la  falta  de  sue* 
ño  y  sustento  me  tenían  tal  y  habían  hecho  tal  operación  y  en 
la  cabeza  tal  perturbación,  que  ni  tenerme  en  pió  podía.  Cui- 
dadosos los  soldados  de  lo  que  veian,  me  sacaron  y  llevaron. 
Asáronme  algunas  mazorcas  de  maiz,  que  todos  comimos,  con- 
que nos  reforzamos  y  alentamos.  Estando  en  esto,  llegó  una 


NOTÍGIAS   AUTÉNTÍGA.S  DEL   FAMOSO    RÍO   MARAÑON.      383 

canoa  de  Xéberos  que  había  hecho  noche  no  distante  de  la  mia; 
venían  muy  azorados  por  el  riesgo  en  que  se  habían  hallado  y 
de  que  con  bien  habían  salido.  Este  fué  haberse  topado  con 
Tabichechuma,  que  valaba  (síc)  fugitivo  de  su  repartimento. 
Habían  ahorcado  á  su  padre  y  á  todos  sus  hermanos  por  prin- 
cipales delincuentes  matadores  en  la  rebelión;  por  éste,  que  era 
el  menor,  se  pidió  á  lajusticialo  dejara  con  vida;  concediósela, 
pero  mal  contento  de  lo  que  pasaba  entre  españoles,  se  huyó 
con  los  suyos  á  los  montes.  De  estos  escaparon  dichos  Xéberos, 
á  quienes  no  vieron.  Tampoco  debieron  oir  mis  gritos,  conque 
no  se  me  llegaron  ¡Gracias  al  Señor,  que  nos  guarda!  Algo 
rehechos  con  el  refresco  del  maíz,  proseguimos  nuestra  nave- 
gación, siempre  armados  de  escaupil,  arcabuz  y  cuerda  encen- 
dida, por  el  recelo  á  cada  paso  de  topar  con  los  cosarios  Coca- 
mas. Llegamos  con  ella  al  rio  de  Apena,  y  á  día  y  medio  que 
navegamos,  dimos  en  la  quebrada  que  baja  de  las  rancherias 
de  los  Xéberos.  En  ella  nos  perdimos  varias  veces,  porque  inun* 
dada  toda  hasta  los  árboles,  se  encubría  la  madre  que  habíamos 
de  seguir,  conque  todo  era  alucinar.  Acabóse  este  trabajo  á  las 
cuatro  leguas  de  navegación,  donde  ya  reconocimos  por  donde 
caía  y  topamos  con  altos  y  tierra  ñrme,  donde  nos  rancheamos 
con  grande  gozo,  por  haber  salido  de  tanto  afán,  tanto  riesgo, 
lan  estrecha  hambre  y  tantas  plagas.  En  este  puesto  hallamos 
refresco  de  plátanos  y  yucas  traídas  de  Xéberos,  en  cuyo  puerto 
entré  el  segundo  día,  de  que  se  me  llenó  el  corazón,  por  hallarme 
como  si  hubiera  salido  de  entre  tinieblas  espesas  á  un  paraíso 
ameno  bañado  del  sol;  tal  me  pareció  este  puerto  y  esta  mon- 
taña de  Xéberos,  que  si  bien  toda  ella  es  de  arcabuco,  parece 
por  su  desahogo  y  claridad  más  ameno  que  pajonal,  cotejado 
con  el  de  Mainas,  de  Pastasa  y  del  Marañen,  tan  espeso  y 
ahogado.  Fui  caminando  por  buen  camino  enjuto  y  tieso  á  la 
primera  ranchería;  el  siguiente  día  á  la  del  cacique  principal; 
ni  á  él  ni  á  su  hermano  ni  á  otros  indios  de  séquito  los  hallé, 
con  que  pude  asentar  poco  en  orden  á  su  población  y  doctrina, 
que  parece  habrá  de  dar  no  poco  trabajo,  por  la  gran  división 
en  que  está  toda  esta  nación,  repartida  en  varias  rancherias 
distantes  entre  sidos,  cuatro  y  seis  leguas,  algunas  tres  y  cuatro 

26 


m  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   OEOORÁFIGA. 

jornadas.  El  agasajo  que  hallé  en  los  que  alcancé  á  ver,  fué  se- 
mejante al  que  dije  al  principio  de  este  escrito.  La  tierra,  aun- 
que muy  caliente,  á  causa  de  ser  el  suelo  de  arena,  cuyos  reflejos, 
heridos  del  sol,  son  un  fuego,  lo  templan  las  noches,  que  son 
apacibles.  Aunque  es  estéril  para  plátanos,  maiz  y  algodón, 
que  no  se  da,  se  puede  suplir  esta  falta  en  una  isla,  cinco  le- 
guas de  sus  casas,  que  la  hace  el  rio  Marañen,  con  más  de  se- 
senta leguas  de  circuito,  donde  se  dan  esos  frutos  con  abundan- 
cia. Las  aguas  son  muy  saludables,  y  aunque  no  frias,  menos 
calientes  que  las  de  otros  rios  que  de3aguan  en  el  Marañon. 
No  hay  mosquitos  rodadores,  zancudos,  tábanos  ni  gegenes; 
si  unos  que  llaman  enfadosos,  por  serlo  mucho  en  meterse 
por  los  ojos,  narices,  oidos  y  boca,  si  la  hallan  abierta;  ven- 
taja muy  estimable  en  este  puesto,  por  ser  esta  plaga  tan  co- 
mún y  tan  molesta  en  casi  todas  partes  y  rio  Marañen.  Lo  que 
hasta  ahora  he  descubierto  en  estos  indios  (dejando  aparte  el 
ser  matadores  y  caribes,  que  eso  no  se  puede  negar),  no  es  tan 
malo  como  corre  entre  los  españoles;  conque  se  puede  esperar, 
y  yo  lo  confio  y  espero  en  nuestro  gran  Dios  y  Señor,  que  este 
principio  y  primer  paso  y  entrada  á  esta  nación,  se  ha  de  pro- 
seguir con  felices  sucesos  en  su  reducción,  enseñanza  y  bautis- 
mo. También  entiendo  que  se  ha  de  lograr  el  primero  en  un 
indio  que  hallé  moribundo  con  toda  la  piel  pegada  á  los  huesos, 
á  quien  instruí,  y  lo  bauticé  con  mucho  consuelo  suyo  y  mió. 
Este  es,  Padre  mió,  el  discurso  de  mi  viaje  y  misión  en  que 
tanto  y  tan  á  manos  llenas  me  ha  dado  el  Señor  en  qué  me- 
recer con  tan  varios  trabajos  de  hambres,  incomodidades  y  ries- 
gos, de  que  yo  estuviera  muy  gozoso;  pero  como  no  está  el  ne- 
gocio cu  padecer,  sino  en  padecer  bien,  como  ni  el  valor  de  la  mo- 
neda en  ser  moneda,  sino  en  serlo  buena,  de  buena  ley,  de  dar 
y  recibir,  el  recelar  le  falta  esta  buena  ley  á  mi  padecer,  me 
da  mucho  cuidado  y  aun  pasa  á  congoja.  El  Señor  me  haga 
misericordia  y  no  permita  que  la  escala  de  la  cruz  de  trabnjos 
y  penas,  que  lo  es  para  el  cielo,  como  lo  fué  al  buen  ladrón,  la 
haga  yo  escala  para  el  profundo,  como  le  sucedió  al  malo,  lle- 
vándola con  impaciencia,  rabia  y  blasfemias.  V.  R.  me  solicité 
esta  misericordia  con  su  diviua  Magostad,  que  le  guarde  pai'a 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL  FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      8» 

Cauto  bien  en  la  conversión  de  este  gentilismo.  De  Xéberos  16  de 
abril  de  1638. — Siervo  de  Y.  R.,  Lucas  de  la  Cuevaí^,  Hasta 
aquí  la  carta. 

Emprendió  el  P.  Lucas  su  excursión  á  las  rancherías  para 
reunirías  en  pueblo.  Cada  cacique  quería  que  se  hiciera  6a 
Ja  suya.  Decidieron  por  fín  que  fuese  en  una  en  que  cayó  el 
Padre  enfermo  sin  poderse  mover.  Allí  se  alzaron  primero 
tinas  cien  casas,  y  aunque  á  duras  penas,  se  concluyeron  des- 
pués las  necesarias  para  toda  la  nación,  que  al  fin  se  pobló 
allí.  El  P.  Gaspar  Cuxia  los  visitaba  de  cuando  en  cuando, 
como  Superior,  para  animarlos  y  fomentar  la  obra;  padeciendo 
uno  y  otro  Padre  los  mismos  trabajos  sufridos  en  los  viajes  de 
reducción.  El  Diablo,  por  sus  mohanes  y  hechiceros  de  Xébe- 
ros, trató  de  deshacer  la  obra  de  los  justos,  cuyo  fin  era  entre^ 
garlos  a]  espanto;  cuando  veia  rezar  y  santiguarse  al  Padre, 
decía  que  con  aquellas  señales  llamaba  desde  sus  tierras  á  los 
españoles.  Decidieron  volver  á  sus  montaraces  escondrijos; 
pero  antes  se  lo  avisaron  al  Padre,  el  cual  les  dijo  que  tenían 
razón  de  hacerlo  si  temían  y  y  que  el  iría  con  ellos  á  donde 
fuesen  para  protegerlos.  Este  ardid  los  aplacó  y  no  se  fueron. 
Otra  vez,  en  una  ausencia  del  Padre,  habiendo  entendido  que 
querían  sacarle  de  la  misión,  fueron  hasta  Borja  á  pedir  que 
no  se  fuera,  con  tales  ahíncos,  que  hasta  el  general  se  enter- 
neció y  alegró  de  ver  que  en  los  Padres  estaba  el  sosteni- 
miento y  prosperidad  de  su  gobierno.  Llegó  la  reducion  de 
Xéberos  á  ser  la  más  linda  en  policía  y  cristiandad  de  aque- 
llas montañas,  sirviendo  de  ejemplar  á  las  demás.  Por  esta 
causa,  á  los  que  de  nuevo  se  .fundan  se  les  propone  que  se 
han  de  poblar  y  ser  como  los  Xéberos,  tomándolos  por  idea  de 
sus  pueblos,  iglesia  y  doctrina.  El  P.  Cueva  fué  el  más  asis- 
tente obrero  en  esta  misión,  y  el  que  más  trabajos  de  todo 
género,  hasta  peligro  de  muerte,  sufrió  por  ella.  Esta  gente, 
aunque  perciba,  no  conserva  la  fe  sino  con  la  asistencia  con- 
tinua. Y  es  tal  su  calidad,  que  teniendo  Padre  que  les  asista, 
se  pueblan,  moran  en  sus  puestos  y  pueblos  y  obran  lo  que  les 
importa;  pero  en  faltándoles  el  Padre,  se  desparraman  como 
ganado  sin  pastor,  por  la  natural  inclinación  que  tienen  á 


996  BOLETÍN    DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

paseos  largos  y  á  sus  ladroneras  antiguas  y  modo  de  vivir 
distantes  unos  de  otros,  y  á  sus  barbaridades,  que  las  vuelven 
á  ejercitar  fácilmente  en  viéndose  sin  quien  les  corrija  y  mire. 
Esta  plaga,  general  calidad  de  estos  desdichados,  la  han  tenido 
los  Xéberos,  pues  cuatro  ó  cinco  veces  que  al  Padre  le  ha  sido 
forzoso  hacer  ausencia  á  Quito,  Lima  y  otras  partes,  por  nego- 
cios de  la  misión,  los  ha  conquistado  de  nuevo  y  reducido  á 
sus  pueblos  y  buenos  estilos  (1). 

Esta  reducion  y  sus  anejos  estuvo  unos  cinco  años  sin 
que  se  tratase  de  bautizar  toda  la  gente,  sino  á  solos  niños 
y  moribundos,  hasta  que  estuvo  bien  poblada  y  dispuesta. 
Pedian  ellos  el  bautismo,  diciendo  (quizá  por  lo  que  en  Moyo* 
bamba  los  motejaban)  que  estaban  como  caballos  ¿que  cuándo- 
los  hacían  cristianos?  Las  enseñanzas  principales  que  le» 
hacia  el  P.  Lucas  era  el  respeto  y  reverencia  con  que  habiao 
de  entrar  á  oir  misa,  cómo  habían  de  tomar  el  agua  bendita 
cuando  entrasen  6  saliesen  de  la  iglesia,  con  otros  ritos  qu& 
debían  observar  como  ya  cristianos.  Todo  iba  bien,  cuando  el 
Demonio  levantó  otro  torbellino,  inspirando  al  curaca  de  los 
Xéberos  que  el  Padre  les  ponía  nombres  y  los  escribía  en  el 
libro  para  entregarlos  á  los  españoles,  señalando  los  que  á  cada 
español  habían  de  servir,  diciendo:  este  y  este  son  para  tal  espa^ 
ñol^  aquel  y  aquel  para  el  otro  y  etc.  Hablaban  entre  sí  coa 
gran  misterio  estas  pláticas,  con  las  cuales  encadenaban  que 
también  era  mucho  trabajo  cargar  maderas  tan  grandes  y  pesa* 
das  para  la  iglesia  y  casa  del  Padre,  etc.  Sobre  estas  y  otras 
razones  echaron  el  sello  cinco  Mainas,  que  por  ese  tiempo 
aportaron  á  Xéberos^  sembrando  algunas  novedades.  Uno  de 
ellos,  llamado  Muchupete,  que  sabia  la  lengua  xébera  por 
haberse  criado  entre  ellos,  les  dijo:  €los  españoles  de  Borja 
están  ya  puestos  en  arma  para  venir  y  hacer  castigo  en  los 
Xéberos;  han  de  ahorcar  á  N.  y  á  N.,  caciques,  y  á  los  viejos, 
porque  en  tiempo  antiguo  fueron  matadores  de  Mainas  y  con- 
sumido el  ayllu  de  los  Curilibas  y  de  los  Achipaures,  indios 


(1)    Todo  este  párrafo  es  extracto  no  copia  del  texto  del  P.  Figueroa. 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MaRAÑÓN.       397 

del  gobernador;  y  á  los  mozos  han  de  desnarigar,  y  última- 
mente los  han  de  sacar  á  todos  y  llevarlos  á  la  Gran  Cocama, 
donde  habrán  de  perecer,  y  los  que  quedaren  acabarán  en  las 
tarazanas  de  Borja.  Así  que  ¿qué  aguardaban  y  por  qué  no  se 
huían?  Que  huidos  ellos,  también  los  Mainas  deseaban  alzar- 
se, y  no  lo  hacían,  porque  los  españoles  se  valían  y  reforzaban 
con  los  Xéberos  para  buscarlos,  como  lo  habían  hecho  en  el 
castigo,  cuando  se  levantaron,  y  que,  faltándoles  los  Xéberos, 
no  tendrían  gente  de  quien  valerse.»  Para  acabarse  de  rematar, 
sucedió  que  por  ese  tiempo  se  levantó  una  tempestad  de  true- 
nos y  relámpagos  que  iba  de  las  parles  de  Borja,  indicio,  en 
estas  gentes,  de  guerra,  con  que  lo  dieron  todo  por  infalible. 
Andaban  en  estos  discursos  y  pláticas  y  el  Padre  nada  sabia, 
cuando  una  noche,  á  la  mitad  de  ella,  media  hora  después  de 
recogido  el  Padra,  levántase  de  repente  un  loco  alboroto  en  el 
pueblo  y  comienzan  á  huir  deshaylados  (sic)  unos  por  una 
parte  y  otros  por  otra,  tan  sin  concierto  ni  prevención,  como 
«i  de  improviso  hubiera  dado  sobre  ellos  un  ejército  de  ene- 
migos, dejándose  sus  alhajas,  hachas,  cuchillos,  sabandijas 
{que  estiman  en  mucho  los  que  crian),  y  aun  á  sus  mismos 
hijos  olvidados.  Avisan  al  Padre;  «¡Padre,  Padre,  la  tierra  se 
levanta  y  amotina  la  gente.»  Levantóse  armándose  cojq  la 
«eñal  de  la  cruz.  Salió  á  esperar  el  golpe  y  ver  lo  que  era.  Diér 
ronle  noticia  de  lo  que  pasaba,  y  pasó  toda  la  noche  esperando 
á  ver  si  lo  venían  á  matar.  Por  la  mañana  vio  su  pueblo  casi 
todo  despoblado,  y  á  pocos  días  lo  quedó  del  todo,  porque  se 
fueron  todos,  quedando  el  Padre  solo  con  un  muchacho  casado 
que  había  criado  y  le  fué  siempre  fiel,  llamado  Lucas,  y  un 
mozo  de  Moyobamba,  que  le  sirvieron  de  consuelo  y  algún 
alivio  para  que  no  muriese  con  los  achaques  que  en  esta 
ocasión  se  le  recrecieron.  Ofreciéndose  el  Padre  al  riesgo, 
fué  en  seguimiento  de  los  fugitivos  á  una  laguna  y  quebrada 
donde  se  embarcaban,  por  ver  si  los  podía  desengañar  y  sedu- 
cir con  razones.  Fué  inútil,  y  al  tercero  día  se  volvió  por  otro 
camino,  cargando  el  hato  él  y  tres  indios  que  se  habían  que- 
dado. En  el  tiempo  que  estuvo  ausente  entraron  algunas  veces 
algunos  indios,  que  serian  de  los  de  más  mala  intención,  con 


906  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

armas,  á  buscarle  en  su  casa,  y  por  haberse  vuelto  por  otra 
camino,  no  se  encontró  con  los  que  le  buscaban. 

Estuvo  muchos  dias  en  este  desamparo,  albergado  en  el 
soberado  de  la  casa,  por  que  no  le  cogiesen  dormido  con  faci- 
lidad, en  que  cayó  enfermo  gravemente ,  sin  tener  persona 
con  quien  ponerse  en  camino,  ni  modo,  aunque  la  hubiera, 
por  falta  de  canoas,  que  las  habían  llevado  los  fugitivos,  y  de* 
quienes  se  consideraba  rodeado  y  cercado  por  todas  partes  y 
caminos;  por  la  misma  causa  no  tenia  con  quien  enviar  á 
avisar  á  la  ciudad,  para  que  le  socorriesen;  hasta  que  asoma* 
ron  por  el  puebla  dos  viejos  que  F.e  criaron  con  los  Xéberos^ 
aunque  eran  de  diferente  nación ,  habidos  en  tiempos  pasados 
por  cautivos  en  sus  guerrillas.  Con  éstos,  ofreciéndoles  buena 
paga,  se  animó  el  Padre  á  escribir  un  papel  á  cualquier  espa- 
ñol que  encontrasen.  Pusiéronse  los  dos  viejos  en  camino,  y 
por  serlo,  no  podían  bogar  ni  andar  á  prisa,  como  el  negocio 
lo  pedia,  sino  que  se  tardaron  quince  ó  veinte  dias  para  llegar, 
no  á  la  ciudad,  sino  á  poco  más  de  la  mitad  del  camino,  á  una 
laguna  á  la  boca  del  rio  Potro,  donde  á  la  sazón  estaba  el 
teniente  general,  que  habia  bajado  de  la  ciudad  á  una  pesca, 
para  la  cual  tenian  por  convidado  al  P.  Gaspar  de  Guxia  con 
algunos  soldados  vecinos  de  ella.  Visto  el  papel  y  lastimados 
del  suceso  y  de  lo  que  el  P.  Lucas  de  la  Cueva  padecía,  con  la 
gente  que  tenian  presente  y  enviando  á  Borja  por  más  solda- 
dos que  después  les  siguiesen,  se  pusieron  en  camino  para 
Xéberos  por  un  varadero  ó  travesía,  varando  algo  más  de  dos 
leguas  las  canoas;  por  ser  camino  más  breve.  Estaba  el  P.  Lu- 
cas enfermo  en  la  cama  y  soberado  alto,  donde  digo  se  habia 
guarecido  porque  no  intentase  algún  indio  alguna  barbaridad 
fácilmente;  en  su  compañía  el  muchacho  Lucas  atalayando  de 
continuo  por  una  ventana  y  mirando  hacia  el  camino  que  va 
de  los  Maínas,  á  ver  si  parecía  alguna  persona.  Estaban  dudo* 
sos  entre  esperanzas  y  recelos  del  despacho  de  los  dos  viejos, 
con  bastante  fundamento  de  que  no  habrían  proseguido  su 
viaje,  cuando  un  día,  estando  el  muchacho  mirando  al  cami- 
no, alegre  de  lo  que  veía  dice:  cPadre,  Mainas,  Viracochas». 
Los  cuales  iban  saliendo  á  la  deshilada  todos  de  la  ceja  de  la 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL  FAMOSO   RÍO   MAR  ANÓN.      899 

montaña  y  árboles  á  lo  descombrado  del  pueblo.  Dispara- 
ron algunos  arcabuces,  costumbre  que  tienen  los  españoles 
cuando  entran  es  estos  pueblos  de  indios.  El  P.  Lucas,  con 
el  alborozo,  cobró  alientos  y  los  tuvo  para  levantarse  y  salir 
á  recibirlos,  bajando  de  su  guarida.  Duráronle  poco,  porque 
á  una  hora  que  duraroa  las  salutaciones,  abrazos  y  lágri- 
mas, volvió  á  caer,  y  prosiguiendo  el  achaque,  llegó  á  estar 
sacramentado,  sin  poder  pasar  sustento  alguno  ni  habia  cosa 
más  á  propósito  que  darle  sino  unos  granos  de  maiz  que 
cocidos  enteros,  le  ponían  en  la  boca.  Fué  Dios  servido  de 
que  mejorase  para  que  con  el  discurso  del  tiempo  trabajase 
más  y  padeciera  otros  semejantes  en  orden  al  fomento  de  estas 
misiones. 

Poco  después  de  esta  mejoría,  comenzaron  á  volverse  los 
fugitivos  bien  castig:ados  y  azotados  de  los  mosquitos  y  hambre 
que  padecían  fuera  de  sus  casas,  en  especial  las  mujeres,  y  con 
un  bando  que  echó  el  teniente  general  de  que  á  todos  los  que 
hallase  fuera  de  sus  pueblos  les  habia  de  llevar  á  Borja  á  que 
sirviesen  á  los  españoles,  se  redujeron,  excepto  algunos  que  se 
hablan  retirado  á  varias  partes  y  á  la  Gocama  de  Ucayali,  que 
también  volvieron  á  sus  tierras  cuando  se  pacificó  aquella 
provincia.  También  se  redujeron  los  Paranapuras  y  los  Coca- 
millas,  que  todos  se  habian  metido  y  entrado  en  estas  revuel- 
tas y  alborotos.  Buscaban  los  españoles  por  los  rios  y  retiradas 
álos  recios  (sic,  reacios)  y  rebeldes  que  no  trataban  de  irse 
á  sus  pueblos,  ejecutando  lo  que  en  el  bando  se  les  habia 
amenazado.  Pero  finalmente,  en  lo  que  vino  á  parar  todo,  fué 
en  que  todos  se  fueron  á  vivir  en  sus  pueblos  sin  que  quedase 
alguno  en  Borja  ni  en  otra  parte.  Una  carta  dejaba  escrita  el 
P.  Lucas  de  la  Cueva,  en  que  daba  razón  al  Padre  Superior, 
á  lo  largo,  de  este  suceso,  de  las  personas  y  circunstancias. 
De  ella  me  ha  parecido  trasladar  un  capitulo,  porque  dice  el 
aprieto  y  ánimo  con  que  se  hallaba  y  porque  toca  muchos 
de  los  puntos  que  refiero  con  este  Informe.  Habiendo  dicho 
los  motivos  que  tuvieron  los  Xéberos  para  su  alzamiento  y 
fuga,  de  que  hice  mención  arriba,  dice: 

€No  dudo  sino  que  fue  motivo  éste  grande;  pero  lo  que  yo 


400  BOLETÍN   DE   LA.  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

»digo  7  con  gran  fundamento  imagino,  es,  que  les  levantó  el 
«mismo  Demonio,  haciéndoles  duro  é  insoportable  el  yugo 
•suave  de  nuestra  Santa  Ley.  Sintió,  sin  duda,  este  enemigo  mu- 
»cho  el  ver  levantada  en  estos  Hyermos  (sic)  y  oficinas  de  su 
•maleza  una  iglesia  la  más  hermosa  que  se  ha  hecho  en  mon- 
•tañas  y  que  pudiera  parecer  bien  donde  quiera.  Sintió  más 
•el  ver  bautizadas  en  ocho  dias  250  almas.  Sintió  mucho  el  ver 
•esta  plaza  asistida  de  gente  en  unas  procesiones  en  que  se  can- 
•taba,  la  dotrina  y  catecismo  en  altas  voces;  y  asi  rabió  y  se 
•exasperó,  persuadió  é  instó  con  rabia  infernal  á  estos  pobres, 
•pegándoles  hastío  á  la  ley  que  se  les  enseñaba.  Gomo  ellos 
•han  vivido  tan  á  rienda  suelta  en  sus  anchuras,  persuadió- 
•ronse  fácilmente.  Decirles,  Padre  mió,  á  éstos  han  de  acudir 
•á  dotrina,  han  de  oir  misa  las  fiestas,  han  de  tener  sola  una 
>»muger,  no  han  de  repudiar  cada  dia  á  la  que  lo  es  legítima, 
•que  no  han  de  matar  ni  bailar  cabezas,  ni  comer  los  hígados 
•y  corazones  de  los  que  matan,  con  los  demás  preceptos  do 
•nuestra  Santa  Ley,  durus  est  hic  sermo.  Querer  quitarles  que  la 
•mtto  de  las  tortugas  (1)  no  salgan  y  la  gasten  en  los  arenales 


(1)  MiUt  (vez  tanda,  turno  en  quichua)  de  las  tortugas  es  el  tiempo  que  cada 
año,  en  la  época  del  desove  de  las  charapas  y  charapillas  6  tarieayasae  tomaban  los 
indios  ó  tenian  que  concederles  sus  misioneros,  para  mudarse  á  las  riberas  expla- 
yadas y  arenosas  donde  dichos  quelonios  acuden  en  número  incalculable  á  cum- 
plir aquel  acto  de  la  reproducción  de  su  especie.  En  ellas  se  establecen  los  mita^ 
yos  por  grupos  al  abrigo  de  ligeras  ramadas  y  pasan  alegres  días  buscando  los 
nidos  ocultos  bajo  la  arena,  extrayendo  la  manteca  de  los  huevos,  que  pisan  en 
las  canoas,  como  la  uva  en  los  lagares,  para  que  suelten  el  exquisito  aceite  en 
que  abunda  la  yema  y  pueda  recogerse,  cuando  sobrenada,  con  pilches  ó  cascos  de 
totumo^  y  comiendo  á  saciedad  (y  saciedad  indiana)  de  la  sabrosa  y  suculenta 
carne  de  las  hembras;  de  las  cuales  apartan  y  reservan  las  que  al  fln  de  la  mita 
han  de  conducir  de  regreso  á  sus  pueblos,  para  surtir  las  charaperas  ó  cochas 
acorraladas,  especie  de  piscinas  ó  viveros  salvajes,  una  de  las  raras  despensas 
que  hacen  excepción  á  la  ingénita  incuria  y  natural  indolencia  de  aquellas 
gentes. 

Su  periódica  emigración  á  las  playas  de  sus  ríos ,  así  en  el  Amazonas  y  los  que 
le  tributan,  como  en  las  cuencas  fluviales  del  Orinoco  y  Magdalena,  á  caza  de 
tortugas,  obedece  á  un  instinto  tan  irresistible  como  el  de  los  mamíferos,  pájaros 
7  otros  animales  que  viajan  de  Oriente  á  Occidente  ó  viceversa  á  través  de  las 
selvas  espesísimas  que  aquellos  bañan,  en  busca  de  los  frutos  de  su  alimento, 
agotados  ya  en  una  zona  y  próximos  á  su  madurez  en  la  inmediata;  y  gracias  á 
^ta  fenómeno  puramente  zoológico,  puede  observarse  á  veces  otro  etnográñco  de 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      401 

»del  Marañon,  Pastasa,  Guallaga;  que  la  mita  de  los  zapotes 
»no  la  gasten  en  los  montes,  y  asi  las  demás  mitas  y  tempo-^ 
iradas  que  les  meten  en  sus  anchuras,  es  quererse  oponer  á 
»las  más  furiosas  corrientes;  y  asi  digo,  que  aunque  estas 
icosas  no  se  les  habia.dado  á  entender  con  fuerza  ni  castigo, 
•porque  no  era  tiempo,  sola  su  simple  proposición  les  pareció 
»tan  recia,  que  les  obligó  á  atropellar  con  toda  consideración 
»y  hacer  una  tan  bárbara  fuga  como  he  dicho,  sin  reparar  en 
«dejarme  á  perecer  en  estos  desiertos  y  en  querer  matarme 
»los  mesmos  á  quienes  habia  favorecido  con  tantas  ventajas, 
•  pues,  arrastrándome  y  muñéndome,  anduve  mas  de  50  leguas 
•de  tierra  á  pié,  sin  las  del  rio,  por  ir  á  Moyobamba,  atra ve- 
rsando los  cerros  y  cordilleras  de  aquel  tan  áspero  camino  á 
•que  ellos  mesmos  tienen  horror,  y  sacarles  de  entre  los  tornos 
•de  aquellos  ciudadanos  los  hijos  y  mujeres  que  les  hablan 
•cautivado,  sin  dejar  una  sola  pieza.  No  esto  ni  el  estar  hecho 


más  curiosidad:  que  durante  el  desove  de  laa  charapas  vivan  vecinos  y  en  buenas 
relaciones  internacionales  tribus  y  castas  que  se  odian  á  muerte,  pero  que  depo- 
nen sus  rencores  y  olvidan  sus  deudas  sangrientas  mientras  comen  á  costa  da 
un  tercero  que  no  ha  de  reclamarles  daños  y  perjuicios.  Resultado  también,  aun- 
que indirecto,  de  aquella  natural  inclinación,  es  posibilitar  las  contingencias  de 
que  el  viajero  estudioso  vea ,  coinunique  y  conozca  naciones  que  habitan  en  lo 
interior  de  los  bosques  y  remotísimas  de  los  ríos,  en  cuyos  arenales  no  parecen 
sino  con  las  charapas. 

Por  consiguiente,  nada  más  disculpable  (y  asi  lo  entendieron  los  sagaces  misio« 
ñeros  jesuítas)  que  esa  pasión  de  los  tiernos  neófitos  de  Mainas  por  la  mita  de  las 
tortugas^  ocasión  para  ellos  de  trocar  por  nutritivo  y  abundante  sustento  y  por  la 
vida  ancha,  libre,  fácil,  tan  propia  de  su  genio,  con  que  sin  condiciones  les  rega- 
laba la  Naturaleza,  la  dieta  irregular  y  sobria  de  sus  reducciones  cristianas  y  la 
mecánica  frecuencia  del  Pater  noster^  del  Áw  María  y  otras  oraciones,  en  cuyo 
piadoso  ejercicio  hubieran  podido  reemplazarles  los  loros  y  papagayos  que  dejaban 
en  sus  viviendas. 

Las  tortugas  ñuviátiles  del  Amaionas  suplen  aun  hoy  día  (para  mi  gusto  ven- 
tajosamente) la  vaca  y  el  carnero  de  nuestras  tablajerías.  Al  acercarse  los  vapo-. 
res  de  las  lineas  peruana  y  brasilera  á  las  recaladas  de  su  itinerario,  lo  primero 
que  ven  los  pasajeros  es,  á  una  parte,  largas  hacinas  ó  rimeros  de  zoquetes  de 
leña  destinados  á  alimentar  los  fogones  de  piróscafo;  á  otra,  en  la  playa  más 
próxima  al  desembarcadero,  unas  cuantas  docenas  de  charapas  con  el  peto 'hacia 
arriba  y  pataleando  inútilmente,  hasta  que  llega  el  despensero  y  las  libra  de  aquel 
martirio,  conduciéndolas  á  bordo  para  que  presten  su  sustancia  á  los  platos  fun-. 
•damentales  de  la  característica  vianda  de  aquella  navegación.  Por  16  menos,  esto*. 
sucedía  cuando  yo  bajé  de  Tabatinga  al  Para  el  año  1865.         -  '  -  i^ 


408  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGIUFIGA. 

»su  defensor  y  tributario ,  pues  en  tierra  donde ,  como  V.  R* 
•sabe,  se  padece  tanta  nervosidad,  que  he  llegado  á  veces  d 
>Io  último  de  sola  hambre,  sustentándome,  por  gran  regalo, 
>de  sus  raices  desabridas,  ratones  y  las  demás  inmundicias, 
Bcon  toda  esta  necesidad  he  partido  con  ellos  de  la  limosna 
ique  Y.  R.  y  los  de  Borja  me  han  hecho,  y  aun  tenia  enta- 
»blado  darles  limosna  esta  semana  á  los  más  pobres,  yéndolen 
ȇ  curar  personalmente  en  su  enfermedad.  Nada  les  fue  estorba 
»para  no  sacar  á  plaza  su  fiereza,  tratar  unos  de  matarme  y 
•otros  de  atarme,  y  si  esto  no  lo  han  ejecutado,  veo  no  es  falta 
»de  voluntad  la  suya,  sino  gran  misericordia  de  Dios  en  que- 
•rerme  dejar  disponer  y  enmendarme  de  mi  tibia  y  relajada 
•vida.  Nada,  como  digo,  les  estorbó  ejecutar  tanta  maldad 
•y,  antes  de  ejecutarla,  buscar  otros  medios,  como  apartarse 
•de  la  sujeción  evangélica,  pues  unos  fueron  á  buscar  la  Cam- 
itpana  del  Supay  (1),  para  bebería  é  irse  á  vivir  debajo  de 
•las  aguas  á  pasar  buena  vida  como  sus  parientes,  dicen,  lo 
•hicieron;  pues  una  de  sus  poblaciones  se  tornó  laguna,  á 
•donde  se  hundieron  sus  habitadores  á  vivir  con  gusto  debajo 
•de  las  aguas,  por  haber  bebido  dicha  yerba  de  la  campana  (2). 
•Otros  fueron  á  bañarse  con  aguas  de  yerbas  y  cachas  (3),  para 
•no  ser  vistos  ni  descubiertos  de  cristianos;  y  al  indio  Guamce, 
•en  una  de  estas  estaciones  se  lo  llevó  el  Demonio,  no  dejando 
•otro  rastro  de  él  sino  sus  pisadas^  á  los  principios  de  hombre» 
•más  adelante  de  niño  y  luego  se  formaron  de  tigre.  Estos  son 
•los  medios  que  estos  bárbaros  han  tomado  para  huir,  como 
•he  dicho,  del  yugo  de  nuestra  santa  fé;  este  es  el  estado  ex> 
•que  está  la  tierra,  sin  un  Xébero  solo  en  toda  ella.  Yo,  Padre- 
»mio,  ya  ve  Y.  R.  el  que  tendré  de  tanto  trabajo,  sobresaltos  y 
•aflicion,  cada  hora  esperando  al  enemigo,  sin  menearse  una 


(1)  Campana  del  Diablo;  floripondio. 

(2)  En  el  Hombre  blanco  jr  signo  de  la  Crut^  etc.  íCongris  International  der 
Ámtricanittee.^  Compie  rendu  de  la  troisiéme  seasion.— Bruzelles,  18^39:  1. 1,  pá- 
ginas 589-9Í),  hay  un  pasi^e  que  ae  refiere  á  etta  laguna,  tomado  de  la  Historia  de 
las  reducciones  de  Miainas^  escrita  por  el  P.  Carlos  Brentano,  con  el  titulo  de  Lopo^ 
leri  Amaumici, 

(8)    Kacha,  hierba  seca  comestible. 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL  FAMOSO   RfO   MARAÑÓN.      40a 

jimata  ó  el  más  mínimo  ruido,  que  no  entienda  está  ya  sobre 
»mí,  aguardando  á  cada  hora  el  golpe  de  su  Divina  Magestad 
i¡Hágase,  hágase  su  Santísima  voluntad!  El  medio  que  la 
Aprudencia  humana  parece  dicta  en  esta  ocasión,  es  )a  fuga 
»y  retiro  de  la  tierra;  cierra  á  esta  resolución  la  puerta  el 
ihallarme  aislado  por  todos  caminos;  estóilo  para  Borja,  por 
>estar  80  leguas  de  navegación  y  no  tener  ni  quien  me  bogue 
»ni  canoa  en  que  poder  entrar,  por  haberme  hurtado  cuatro 
>Ios  amotinados;  si  quiero  tirar  á  Moyobamba,  son  60  leguas, 
ipor  tierra  con  ásperas  cordilleras  que  me  lo  imposibilitan,, 
fia  mas  de  no  tener  canoa  en  que  navegar  á  Paranapura  y 
>Rio  de  la  Sal;  á  más  de  que  el  dicho  rio  Paranapura  y  Apena 
«están  hirviendo  de  enemigos,  porque  los  rebeldes,  unos 
stiran  hacia  Aunaras  y  Cocamas,  otros  hacia  Paranapuras, 
iNovambis  y  Chayavitas;  y  cuando  estas  dificultades  se  alla- 
maran, me  estorba  ya  totalmente  mi  falta  de  salud,  que  tan- 
itos  trabajos  atrasados,  tantas  hambres,  tantas  mojaduras  y 
«ciénagas  hasta  la  cintura,  tantos  sustos  y  sobresaltos  me 
«tienen  tan  consumido  y  acabado,  que  apenas  puedo  ya  tener- 
•me  en  pié  para  decir  misa,  en  la  cual  hasta  ahora  no  he 
«faltado,  si  bien  muy  breve,  á  solas,  por  tener  al  muchacho 
«por  espia  para  ser  avisado  si  biene  el  ática  (1).  Este  es, 
, «Padre  mió,  el  suceso  de  la  tierra,  sus  rebeliones,  inquietu- 
«des,  causas  de  ellos  y  sus  autores.  Queda  este  papel  encima 
«del  ayiinal  de  la  iglesia,  para  que,  si  después  de  mis  dias  so 
«vinieren  por  acá,  se  sepa  la  verdad,  que  será  fácil  de  hallar, 
«por  el  rótulo  que  dejo  escrito  en  el  mesmo  aytinal.  Yo,  Padre 
«de  mi  alma,  espero  cada  dia  acabar  en  manos  destos  indios^ 
«y  cuando  no  de  ellos,  porque  con  mi  falta  de  salud  voy  muy 
^apriesa  desfalleciendo,  consumiéndome' y  acabándome.  Lo 
«que  con  todo  el  afecto  de  mi  corazón  y  en  reverencia  de  la 
»Pasion  acerbísima  y  sangre  preciosísima  de  N.®  S.''  Jesu- 
«cristo,  pido  á  V.  R.  y  á  mi  Padre  Francisco,  es,  que  aunque  yo- 
«muera  á  manos  de  estos  bárbaros,  YV.  RR.  no  los  dejen  ni 
«se  ausenten  de  ellos  ni  triunfe  Satanás  después;  el  que  yo- 

(1)   Enemigo,  traidor. 


404  boletín  de   la   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

•muera  será  para  mejor  y  más  aumento  y  acrecentamiento. 
•También  les  pido  encarecidamente  sepan  luego  los  nuestros 
•de  mi  muerte,  para  que  sea  ayudado  con  sus  santos  sacrifl- 
»cios  y  oraciones,  según  nuestra  santa  Gompañia  lo  ordena. 
•Guarde  Dios  á  W.  RR.,  Padres  mios.  En  la  Limpia Concep- 
•cion  de  Xéberos  á  9  de  octubre  de  1643. — Lucas  de  la  Cueva.» 

Este  es  el  capítulo  de  mi  referencia.  El  indio  llamado  Guam- 
«e,  que  dice  se  lo  llevó  el  Diablo,  pareció  al  cabo  de  mucho 
tiempo,  refiriendo  las  estaciones  por  donde  el  Espíritu  maligno 
le  habia  llevado.  Probablemente  se  puede  creer  todo. 

Volvieron,  como  dije  arriba,  los  fugitivos,  y  porque  no  que- 
dasen sin  castigo  de  la  justicia,  el  teniente  general  de  Borja 
lo  hizo,  si  bien  los  que  lo  merecían  de  muerte,  pareció  por 
entonces  y  oslar  las  misiones  tan  tiernas  en  sus  principios, 
que  bastaba  para  su  corrección  y  aviso,  dárselas  á  tragar  en 
las  horcas,  intercediendo  los  Padres  para  librarlos.  Y  han 
quedado  con  tanto  temor,  que  hasta  hoy  tiemblan  de  sólo 
haber  visto  las  horcas  en  la  plaza  de  Xéberos  y  del  paseo  con 
que  los  sacaron  hasta  las  escaleras,  y  agradecidos  á  los  Padres, 
en  especial  .il  Padt*e  Gaspar  de  Guxia,  quien  les  asistía  y  dis- 
ponía á  los  sentenciados  cómo  para  morir,  y  con  prudentes 
trazas  y  ruegos  dispuso  también  el  que  les  perdonasen  las 
vidas,  de  que  perseveran  reconocidos. 

Después  de  estos  lances  han  quedado  los  Xéberos  tan  asen- 
tados, que  se  han  dotrinado  y  domesticado  tan  bien  como  dije 
arriba,  y  son  los  má»  fieles  para  los  españoles  y  Padres,  sir- 
viéndoles con  fidelidad  en  las  armadas  y  descubrimientos  que 
se  hacen  para  pacificar  nuevas  naciones  y  reducirlas  ai  Santo 
Evangelio,  y  están  por  particular  merced  reservados  de  visita 
y  tributo,  dedicados  solamente  á  las  cosas  de  guerra  y  serví-*, 
tío  de  los  Padres  en  lo  tocante  á  reducciones  y  descubrimien- 
tos. Entran  en  este  privilegio  los  Cocamas  de  Guallaga  y  los 
Paranapuras;  conque  no  sólo  se  les  ha  seguido  provecho  para 
sus  almas  y  su  salvación,  sino  para  las  de  otras  naciones,  á  quo 
ayudan  y  concurren,  como  dicho  es,  con  fdicidad  [fidelidad?] 
y  sujeción ;  y  son  como  frontera  que  tiene  la  ciudad  para  su 
resguardo  y  de  los  Padres,  para  que  otras  gentes  no  se  atrevan 


NOTICIAS    AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      405 

á  intentar  alzamientos  y  barbaridades,  porque  ven  que  tienen 
los  españoles  gente  fiel  de  quien  valerse  cuando  los  intenten. 
Hanse  entablado  en  policia  y  doctrina  muy  bien;  y  siendo 
asi  que  en  tiempos  pasados  andaban  desnudos,  las  mujeres 
con  sólo  una  pampapanilla  que  les  cubria  de  la  cintura  para 
abajo,  los  varones  á  lo  más  con  un  capuz  ó  saco  como  costal 
largo  abiertas  ambas  cabeceras,  en  que  metidos  y  encostala- 
dos, lo  colgabau  desde  los  hombros,  cubriéndoles  el  cuerpo^ 
dejaban  el  pecho  y  vientre  descubiertos,  no  avergonzándose 
cuando  les  daba  la  gana  de  andar  desnudos  en  cueros  (1).  Este 
traje  es  común  en  las  naciones  que  se  han  descubierto  de 
aquellas  que  usan  vestirse,  que  todas  lo  usan  y  también  el 
andar  desnudos  en  cueros  cuando  se  les  antoja;  y  más  común 
el  cordelillo,  que  les  da  vuelta  al  cuerpo,  atado  por  bajo  de  la 
cintura,  en  que  añrman  las  partes  indecentes,  por  evitar  en 
algo  la  demasiada  inmodestia;  de  este  cordel  usan  y  no  lo 
dejan  aunque  están  ya  vestidos  con  camisolas  y  calzones  (2). 
Ahora  lo  están  los  Xéberos  al  uso  de  los  indios  del  Perú,  y  no 
con  malas  galas,  asi  de  las  que  tejen  y  pintan  de  algodón^ 
como  de  las  que  han  adquirido  las  veces  que  han  salido  á 
Quito,  y  otras  de  Moyobamba.  Saben  rezar  todos,  excepto  los 
muy  viejos.  Oyen  misa  los  domingos  y  fiestas  de  guardar  y 
muchos  todos  los  dias,  por  su  devoción.  Rezan  en  los  palios  de 
sus  casas  todas  las  oraciones  de  noche  en  voz  alta,  que  es  de 
sumo  consuelo  oir  tantos  y  tan  buenos  coros  al  tiempo  que 
tocan  las  Ánimas  (3).  A  los  niños  y  mozos  se  les  reza  en  la 
iglesia  con  mucha  puntualidad  todos  los  dias,  por  la  mañana 
en  la  lengua  del  inga,  y  á  la  tarde  en  la  materna,  en  que 
también  se  les  dice  el  catecismo.  Los  niiércoles,  viernes  y 
domingos  hay  doctrina  general  para  todos.  Los  domingos  por 
la  tarde  no  so  les  llama  á  doctrina,  y  les  sirve  como  asueto  á 


(1)  Así,  interrumpido  el  inciso. 

(2)  Como  que  su  objeto  no  es  rendir  un  tributo,  aunque  ligrero,  á  la  honesti- 
dad, sino  suspender  las  partes  genitales,  euyo  peso  ó  balumba,  cuando  cuelgan, 
les  incomoda  en  las  marchas,  cacerías  y  otros  ejercicios  montaraces.  / 

(8)    Esta  costumbre  dura  en  los  indios  del  Ñapo. 


406  boletín   de   la  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

los  niños.  Para  los  aprendices  hay  maestros,  varones  para  los 
varones  7  mujeres  para  las  mujeres,  divididos  en  clases,  en 
que,  después  de  haber  rezado  en  la  doctrina,  so  les  enseña 
á  unos  el  Pater  noster^  á  otros  el  Ave  María  y  á  otros  el 
Credo,  etc.,  y  pasan  de  unos  á  otros  conforme  han  apren- 
dido, tomándolos  á  sus  tiempos  el  Padre  cuenta  de  todo,  corri- 
giendo y  castigando  á  los  descuidados.  Tienen  sermón  y  plá- 
tica todos  los  domingos  y  fiestas  principiles.  La  Cuaresma 
confiesan  y  los  que  son  más  capaces  comulgan.-  La  confesión 
la  hacen  preparándose  para  ella  con  atención,  silencio  y  retiro 
y  buena  distinción  de  especies  y  número  de  los  pecados. 
In  articulo  mortis  se  les  da  á  todos  la  sagrada  comunión  por 
viático,  y  á  muchos  entre  año,  que  en  algunas  fiestas  comul- 
gan por  su  devoción. 

Celebran  fiestas  del  año,  la  de  su  titular  de  la  Limpia  Cpn- 
cepcion  de  Nuestra  Señora  y  la  del  Corpus,  ambas  con  proce- 
siones, danzas,  flautas  y  otros  festines  y  adornos,  añadiendo 
á  la  del  Corpus  los  de  los  altares  y  castillos  hechos  de  flores  y 
ramos,  frutas  y  pájaros  y  otros  anímales,  y  las  calles  enrama- 
das con  arcos  de  palmas. 

La  Cuaresma,  fuera  de  las  procesiones  de  doctrina,  que 
hay  y  se  hacen  cada  semana  una  vez,  tienen  la  de  el  Viernes 
Santo,  á  que  todos  acuden,  unos  con  cruces  cargados,  otros 
azotándose  y  haciendo  varias  penitencias  y  los  demás  con 
luces  de  cera  negra,  y  los  que  no  la  alcanzan,  las  llevan  de 
copal,  sin  que  quede  alguna  persona  que  no  Heve  luz,  puestas 
todas  en  orden  de  dos  hileras.  La  Pascua  de  Resurrección  la 
celebran  con  procesiones  y  las  mismas  luces,  danzas  y  regoci- 
jos, etc.  Causa  edificación  y  consuelo  ver  solemnizar  estas 
fiestas  y  obras  de  cristianos  en  medio  de  estas  montañas, 
donde  en  tiempos  pasados  no  se  veían  sino  fiestas  y  bailes  con 
abundantes  bebidas  á  las  cabezas  de  los  (]ue  entre  guerrillas  y 
malocos  mataban  de  otras  naciones,  en  que  era  extremada  esta 
de  Xéberos,  más  señalada  que  otras  en  semejantes  matanzas, 
destruyendo  varias  provincias  de  este  contorno  del  Marañen; 
y  habiendo  sido  seminario  do  crueles  barbaridades,  hoy  lo  es 
de  doctrina  cristiana  y  sirve  de  ejemplar  y  ayuda  para  que 


NOTIGíAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      40f7 

Otras  se  reduzcan  y  se  hagan  cristianas;  y  habiendo  vivido  tan 
á  su  voluntad  y  ñeras  costumbres,  al  presente  están  en  suma 
sujeción,  que  aun  para  sus  paseos  en  tiempo  de  tortugas, 
frutas,  pescas  y  otras  cosas  necesarias  á  su  sustento,  piden  al  * 
Padre  licencia,  quien  les  señala  los  dias  que  han  de  tardar, 
porque  no  falten  muclio  de  sus  casas.  También  la  piden  para 
sus  bebidas,  que  son  de  ordinario  los  domingos  y  no  pasan  de 
la  hora  en  que  les  tocan  las  Aves  Manas.  Con  que  se  evitan 
casi  del  todo  las  embriagueces,  asi  porque  no  excedan  dema* 
siado  en  sus  bebidas,  sino  porque  las  que  usan  no  son  fuertes 
y  se  destetan  y  crian  con  ellas,  sirviéndoles  de  sustento  ordi* 
nario,  con  que  no  les  hacen  tanta  impresión  como  álos  que  no 
están  acostumbrados.  Rarísima  vez,  ó  casi  nunca,  se  ve  un 
Xébcro  caido  y  perdido  el  juicio  con  embriaguez. 

La  iglesia  que  tienen  fabricada  es  famosa  y  vistosa,  no 
tanto  por  lo  subido  de  sus  materiales^  riqueza  y  primor  del 
arte  en  sus  pinturas,  como  por  la  curiosidad,  limpieza  y  aseo 
con  que  está  en  su  altar  y  ornamentos  y  en  las  pinturas,  que 
son  de  colorado  sobre  blanco,  las  cuales  renuevan  cada  sema- 
na personas  que  hay  diputadas  por  esto,  quitando  cualquier 
mancha  que  se  haya  hecho  y  enluciendo  cualquier  parte  que 
se  haya  deslustrado;  con  que  por  esta  causa  siempre  parece 
nueva  y  siempre  agradable.  Hase  conservado  hermosa,  tan 
vistosa  y  de  tanta  devoción,  que  apenas  se  hallan  epítetos  de 
excelencia  con  que  no  la  califíquen,  diciendo  unos  es  el  ünico 
consuelo  en  estas  partes  tan  remotas  y  retiradas;  otros  el 
relicario  de  estas  montañas  y  arcabucos;  y  todos  que  pudiera 
parecer  en  las  ciudades  mayores,  más  populosas  y  de  más 
aventajados  templos;  y  loque  generalmente  se  reconoce  es, 
que  cuantos  entran  en  ella  se  hallan  movidos  á  devoción  y 
ternura;  con  que  noticiosos,  por  lo  mucho  que  han  oido,  mu- 
chas personas  de  partes  muy  distantes  han  enviado  para  con- 
currir á  su  adorno  y  se  halla  enriquecida  de  algunos  ornamen- 
tos costosos  de  tela,  lama  y  otras  sedas,  y  do  candeleros  y 
vasos  por  el  culto  divino  y  otras  cosas  de  plata  y  muy  lind;is 
campanas.  En  el  aliar  esta  colocada  una  hermosísima  imagen 
de  escultura  de  la  Limpia  Concepción  de  Nuestr^^  Señora,  que 


408  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

envío  el  P.  Alonso  de  Rojas  desde  Quito,  diciendo  que  la 
enviaba  en  su  lugar,  ya  que  personalmente  por  su  imposibili- 
dad no  podia  venir  á  la  misión.  Está  puesta  en  un  vistoso 
nicho  con  su^  cartelas  embutidas  de  conchas  y  salpicadas  de 
oro  batido.  Debajo  de  él  un  sagrario  en  forma  de  águila,  con 
el  mismo  adorno  de  conchas  y  oro.  Ambas  piezas  dan  mucha 
hermosura  al  altar  de  la  iglesia. 

Tiene  esta  reducción  tres  anejos,  de  adonde  acuden  á  ella 
la  gente  los  domingos  y  fiestas  á  oir  misa,  doctrina  y  sermón. 
Son  el  de  San  Pablo  de  los  Pambadeques  (que  también  llaman 
Guallaga);  el  de  Santo  Tomé  de  los  Gutinanas,  y  el  de  San 
Josef  de  los  Ataguates,  todos  con  sus  iglesias  y  campanas, 
donde  rezan  y  dice  misa  el  Padre  cuando  va  á  sacramentar  á 
alguno.  Por  todos  llegan  á  800  personas,  rebaja  á  que  les  han 
traido  las  repetidas  pestes,  de  mil  y  seiscientos  que  eran. 
Tienen  también  sus  regidores,  alcaldes  y  alguaciles,  con  cargo 
de  que  los  ha  de  confirmar  el  teniente  general  de  Borja;  fuera 
de  los  fiscales,  que  con  vigilancia  cuidan  de  lo  tocante  á  la 
doctrina  y  los  nombra  el  Padre.  Hay  cárcel  bien  hecha,  con  su 
cepo,  donde  prenden  y  castigan  á  los  delincuentes.  Para  todo 
los  dirige  la  justicia  de  Borja  y  con  más  asistencia  el  Padre, 
porque,  como  bárbaros,  no  yerren  en  lo  que  con  justicia  pue- 
den hacer. 

Por  imposición  del  gobierno  de  Borja  hacen  de  comunidad 
sementeras  y  chacras  de  yucas,  plátanos,  maiz,  barbasco, 
algún  algodón  para  vestirse,  casas  de  vivienda  y  otras  cosas 
necesarias  de  vivir,  en  lugar  del  estipendio  que  deben  pagar 
para  el  sustento  del  Padre  que  los  doctrina.  En  tierras  tan 
pobres  y  desvalidas  no  hay  otro  modo  para  sustentarse  ni  se 
hallara  por  dinero,  que  no  corre  ni  hay  en  ellas.  No  ayuda 
poco  para  el  sustento,  el  haber  dispuesto  la  justicia  que  cada 
semana  acudan  los  indios  que  llaman  mitayos  á  buscar  algo 
en  los  montes  y  quebrados  y  cada  día  lo  traigan  al  Padre.  Asi 
lo  hacen,  trayendo  ya  el  mono,  ya  el  papagayo  y  otros  pájaros 
y  animales,  6  el  pescado,  palmitos  y  varias  cosas  de  montería 
y  frutas  que  se  hallan  en  los  bosques  y  quebrados.  Esta  traza 
se  estima  en  mucho,  por  ser  socorro  cuotidiano  en  tierras 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      400 

donde  se  halla  muy  mal  para  cada  dia,  si  no  es  por  este 
medio;  porque,  aunque  es  verdad  que  hay  algunas  veces  en 
abundancia,  esta  se  acaba  ó  se  pudre  en  breve.  Van  á  una 
pesca  y  echan  el  barbasco  en  una  laguna  ó  quebrada,  y  cogen 
en  tan  la  cantidad  el  pescado,  que  no  pudiendo  todo  beneficiarlo 
salándolo,  dejan  mucho  podrido  y  perdido;  vuelven  á  sus 
casas  con  el  que  han  beneficiado,  y  á  pocos  meses  se  les  acaba 
todo  ó  daña  y  entran  en  nueva  necesidad.  Así  pasa  en  otras 
cosas,  con  que  la  penuria  es  más  cuotidiana  que  la  abundan- 
cia. Las  mismas  tierras,  en  sus  sembrados,  si  dan  copiosamente ' 
sus  frutos,  á  las  segundas  siembras  amainan,  y  ios  frutos  que 
se  cogen  en  las  cosechas,  á  pocos  meses  se  corrompen  ó  se 
acaban.  Por  esta  causa  usan  mudar  las  sementeras  en  nuevas 
tierras,  tomando  el  trabajo  de  limpiar  y  desmontar  la  espe- 
sura de  montaña  brava  y  su  grande  arboleda,  dejando,  las 
que  una  vez  sembraron,  por  muchos  años,  porque  quedan 
cansadas  y  sin  vigor,  hasta  que  crie  nuevo  monte,  y  se  valen 
de  frutas  de  estos  bosques  y  de  trazas  y  diligencias  porque 
no  les  falte  el  sustento.  Los  mismos  altibajos  que  padecen 
las  cosas  propias  de  la  tierra,  se  hallan  con  más  razón  en 
las  que  se  meten  de  fuera,  pan,  queso,  vestuario  y  otras  de 
que,  cuando  hay  comodidad  (que  es  raras  veces),  entra  can- 
tidad; pero  en  acabarse  presto  y  podrirse  van  á  la  par  por  la 
misma  causa  que  las  de  por  acá,  que  es  lo  cálido,  húmedo  y 
destemplado  de  la  tierra.  Aun  el  ganado  vacuno  padece  seme- 
jantes menguas.  Hanse  metido  de  las  partes  de  Jaén  algunas 
cabezas  á  estas  montañas  y  ciudades  de  Santiago  y  Borja; 
pocos,  porque  no  hay  pajonales  en  que  se  crien.  A  esta  reduc- 
ción de  Xéberos  se  metieron  con  mucho  trabajo  y  venciendo 
dificultades  de  sus  malas  entradas  é  incomodidades  de  las  em- 
barcaciones, dos  terneras  y  un  ternero;  después  algunos  más, 
de  modo  que  llegaron  á  10  cabezas,  para  probar  á  ver  si  medra- 
ban en  unos  pajonales  que  en  esta  tierra  arenisca  de  Xéberos 
se  crian  en  las  rozas  viejas  y  duran  algunos  años,  hasta  que 
crece  de  nuevo  el  monte  y  arboleda.  Este  poco  ganado,  á  los 
primeros  dias  engrosó  tanto,  que  era  exceso  de  gordura,  según 
estaba  de  medrado.  Los  primeros  partos  no  se  lograban,  y  se 

27 


410  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

atribuye  á  la  demasiada  gordura  de  las  madres,  con  que  salían 
los  becerrillos  tan  tiernos  y  delicados,  que  no  podian  tenerse 
en  pié,  sin  poderse  levantar  á  mamar,  y  así  se  morian.  Des- 
pués comenzaron  á  lograrse  y  multiplicó  el  ganado  hasta  más 
de  100  de  cabezas,  de  que  se  repartieron  algunas  á  otras 
reducciones  y  se  mataban  para  comer;  hacíanse  también 
quesos,  que  suplían  la  falta  que  de  ellos  hay  en  estas  tierras, 
de  cuyo  suero  sallan  muy  gustosos  requesones.  Eran  hasta  75 
cabezas  las  que  perseveraron  en  Xéberos;  han  descaecido  de 
modo  ahora,  que  no  ha  quedado  la  mitad,  y  prosigue  con  su 
mengua,  muriéndose  de  flacas,  fuera  de  algunas  que  han  sido 
ayudadas  á  morirse  con  lanzadas  y  veneno  de  las  cerbreCanas 
(sic),  que  algunos  indios  han  intentado,  hiriéndolas,  por  el 
daúo  que  reciben  en  sus  sembrados  6  por  sus  antojos;  y  por  la 
gran  plaga  de  murciélagos  que  hay. 

Mediante  estos  indios  se  ha  procurado  solicitar  otras  na- 
ciones á  que  acudan  coa  fidelidad.  Así  lo  hicieron  con  los  Cu- 
linanas,  que  es  uno  de  sus  anejos.  Trataron  de  irles  á  hablar 
dándose  por  parientes  de  ellos,  en  orden  á  traerlos  á  esta  re- 
ducción de  Xéberos,  con  licencia  que  tenian  del  justicia  y  del 
Padre;  porque  conviene  que  semejantes  acciones  no  las  hagan 
sin  esas  licencias  y  registros.  Fueron  caminando  algunos  dias 
por  el  Marañon  abajo,  y  subiendo  por  una  quebrada  que  de- 
sagua en  él,  con  intérpretes,  que  tenian  uno  ó  dos  de  la  misma 
nación,  hallándolos  en  sus  tierras,  les  propusieron  lo  que  pre- 
tendían en  orden  á  la  amistad,  convidándoles  á  que  se  vinie 
sen  á  vivir  en  Xéberos.  Quisieron  los  Guti nanas  asegurarse 
más  y  enviar  unas  seis  personas  de  los  suyos  á  ver  que  tierra 
era  la  de  los  Xéberos.  Así  se  volvieron  por  entonces  con  estos 
exploradores  los  Xéberos  que  hablan  ido.  Los  dichos  explorado- 
res, habiéndolo  visto  todo,  satisfechos  de  tierras  y  gente,  die- 
ron vuelta  á  las  suyas  con  una  tropa  de  Xéberos  y  el  cacique 
que  tenia  á  su  cargo  esta  facción.  Dijeron  los  Gutinanas  á  sus 
parientes  mucho  bien  de  las  tierras  y  gentes  de  Xéberos,  que 
era  el  suelo  tieso  y  seco,  dormían  seguros  y  sin  recelo  do  ene- 
migos. Gon  estas  nuevas,  pénense  en  camino  casi  todos,  chicos 
y  grandes,  que  serian  unas  cien  familias,  cargando  las  comi- 


íNOTIGUS  auténticas    del   famoso   río   MARAÑÓN.      411 

■ 
• 

das  que  pudieron,  hasta  llegar  al  punto  donde  habían  dejado 
las  canoas,  que  estaba  distante  de  sus  casas.  Dispusieron  la 
•cosa  á  lo  bárbaro,  porque  faltando  canoas  para  toda  la  gente, 
hubieron  de  enviar  á  Xéberos  por  ellas,  tardando  muchos  días, 
por  ser  la  navegación  de  rio  arriba;  mientras  las  traían,  consu- 
mieron las  comidas;  con  pocas  de  ellas  se  embarcaron  y  se  pu- 
sieron en  camino,  con  que  por  el  trabajo  y  penuria  llegaron 
al  pueblo  de  Xéberos  gandidos  (1)  de  hambre,  por  haberles 
faltado  el  sustento,  y  enfermos  muchos.  Teníalos  á  todos  el 
cacique  xébero  referido  alojados  en  su  casa  y  otras  de  su 
parcialidad;  hacia  lo  que  podia  para  que  no  les  faltasen  las 
comidas  y  bebidas,  pero  no  alcanzaba  para  todos  y  tantos. 
El  P.  Lucas  de  la  Cueva,  viendo  el  aprieto  y  necesidad  en 
que  estaban ,  propuso  en  la  iglesia  á  los  demás  del  pueblo 
cuan  bueno  era  usar  de  la  caridad  y  socorrer  á  los  necesitados, 
y  que  importaba  hacerlo  con  los  muchos  huespedes  que  se 
veian  en  aprieto  y  á  riesgo  de  perecer,  por  ser  pocas  las  casas 
y  gente  que  los  sustentaba  y  no  podia.  Salen  luego  los  indios 
do  la  iglesia  y  vánse  á  las  casas  donde  estaban  alojados  los  Cu- 
tinanas,  y  llévanse  á  las  suyas,  cual  una  familia,  cual  dos  ó 
tres  para  regalarles  y  cuidar  de  ellos.  Acerté  á  bajar  esta  oca- 
sión á  Xéberos,  y  vi  la  tropa  de  Gutinanas  repartidos  por  las 
casas  de  los  del  pueblo,  los  más  tendidos  y  enfermos,  donde 
les  acudian  con  voluntad  y  agasajo  pon  las  comidas  y  bebidas 
que  hablan  menester,  mirando  por  ellos.  Hallé  ai  Padre  afli- 
gido con  el  suceso  y  tanto  (sic)  enfermo.  Ayúdele  á  catequi- 
zar, bautizar,  etc.  Murieron  muchos.  Los  que  quedaron  funda- 
ron el  anejo  referido. 

Esta  reducción,  desde  sus  principios  y  progresos,  es  obra 
del  P.  Lucas  de  la  Cueva  y  fruto  de  su  sudor,  cuidado  y  dili- 
gencia. Lo  más  que  he  dicho  de  ella  conviene  á  las  otras;  por- 
que, como  he  apuntado,  ésta  ha  servido  y  sirve  de  ejemplar 
para  todas;  en  las  cuales  se  procura  introducir  lo  que  en  esta 
está  introducido,  á  que  atienden  los  indios,  para  obrar  en  su 
tierra  lo  que  ven  en  la  de  Xéberos*.  Así  se  hace  en  los  que  se 

(1)    Galdidos,  en  castellano  de  León;  trantidoi. 


412  BOLETÍN   OE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

van  entablando,  conforme  á  su  capacidad  y  lugar  que  da  el 
tiempo  (1). 

El  P.  Lucas  exhortó  á  los  Xéberos  á  usar  de  caridad  con  los 
huéspedes,  con  que  cada  cual  llevó  á  su  casa  la  gente  que  pudo, 
para  regalarla  y  cuidarla.  No  obstante  esto,  murieron  muchos 
con  el  santo  baptismo.  Los  que  quedaron  con  vida,  fundaron 
el  pueblo  anejo  que  dijimos  [Santo  Tomé  de  Gutinanas],  el 
cual,  después,  como  los  demás,  se  agregó  á  la  reducción  prin- 
cipal. 

También  cerca  el  año  de  1665,  en  que  sucedió  el  alzamiento 
de  los  Ucayales,  de  que  se  dirá  en  adelante,  el  curaca  cutinana, 
habiendo  encontrado  á  los  Aguanaguas,  trajo  consigo  al  pue- 
blo un  principal  de  aquella  nación  con  buen  trozo  de  gente 
deseosa  de  poblarse  y  traer  tras  sí  todo  lo  restante  de  la  nación . 

ADICIONES. 

Después  de  los  escarmientos  y  lances  que  dijimos  arriba,  se 
han  mostrado  siempre  los  Xéberos  muy  fírmes  y  ñeles  á  los 
Padres  y  españoles,  y  por  muchos  años  han  sido  el  principal 
instrumento  de  los  nuevos  descubrimientos»  conquistas  y  cas- 
tigos que  se  han  hecho  de  otras  naciones.  En  estos  últimos 
años  han  reconocido  de  paz  y  agregado  á  su  pueblo  muchos 
Aúnales  del  rio  del  Tigre,  y  están  actualmente  previniéndose 
para  hazer  lo  mismo  con  unos  Gutinanas  que  recien  se  han 
descubierto  entre  los  ríos  Ghambira  y  Pasiaza,  en  las  tierras 
inmediatas  á  los  Urarinas. 

Discurro  se  les  debe  también  á  ellos  y  sus  misioneros  atri- 
buir la  reducción  de  Ntra.  Sra.  de  los  Cahuapanas  y  Chon- 
chos^  situada  en  la  ribera  del  rio  Gahuapana  en  distancia  de 
Xéberos  tres  dias  de  camino  de  montaña.  En  los  papeles,  así 
antiguos  como  modernos,  no  he  hallado  memoria  (2)  acerca 


(1)  Hasta  aquí  el  núm.  4  del  Informe  del  P.  Figueroa.  Lo  que  e$te  misionero  no 
refiere  y  afiade  el  nuestro,  es  lo  que  sigue  inmediatamente  incluso  las  Adi- 
tioneti  como  ya  tengo  advertido. 

(2)  CMa  escribió  antes. 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑON.      418 

él  origea  desta  reducción.  La  tradición  que  corre  entre  algu- 
nos indios  es  que  el  P.  Miguel  de  Silva  dio  principio  á  ella  y 
juntó  también  á  la  de  Xéberos  los  tres  anejos  arriba  dichos. 
Lo  que  me  consta  de  cierto  es,  que  en  los  principios  de  este 
siglo,  el  P.  Francisco  Vidra  doctrinó  á  dichos  Gahuapanas  por 
espacio  de  14  años  y  recogió  á  más  de  200  Ghonchos,  que  vi- 
vían dispersos  por  los  montes  y  eran  reliquias  de  una  nación 
numerosa  que  consumieron  con  sus  malocas  los  vecinos  de 
Moyobamba. 

Hoy  dia  cuenta  esta  reducción  518  almas.  Por  relación  de 
su  misionero  actual  es  gente  muy  pacífica,  ni  hay  ejemplar 
de  que  hombre  casado  haya  jamás  maltratado  de  manos  ó  con 
palabra  á  la  propria  muger. 

La  reducción  de  los  Xéberos,  que  es  hoy  dia  la  más  nume- 
rosa de  toda  la  misión,  cuenta  1.257  almas.  Muchas  más  tu- 
viera si  no  hubiese  también  ella  en  varias  ocasiones  experi- 
mentado el  rigor  de  la  peste  que  ha  consumido  á  otras  reduc- 
ciones. Quien  le  dio  mucho  realce  en  este  siglo  ha  sido  el 
Y.  P.  Samuel  Friz  (sic),  el  cual  asistió  en  esta  reducción  desde 
el  año  de  1714  hasta  el  de  725,  en  que  murió.  Fabricó  casa  é 
iglesia  muy  lucida;  enriquecióla  de  alhajas  de  mucho  precio; 
•doctrinó  con  particular  cuidado  á  los  indios  é  instruyóles  en 
la  policía  y  costumbres  zpianas,  por  lo  cual  le  veneran  todos 
como  á  su  segundo  padre  y  se  precian  de  tener  las  reliquias 
del  cuerpo  de  este  varón  apostólico. 


8  III. 
Misión  de  los  Guaüagas  ó  Cocamillas. 

Esta  reducción  tuvo  sus  principios  de  solos  los  Cocamillas, 
llamados  asi,  porque  los  naturales  los  nombraban  Cocamas 
pequeños  y  Cocama  la  pequeña,  á  diferencia  de  la  grande  de 
Ucayali,  de  que  después  diré.  Están  en  el  rio  de  Guallaga  ó 
Guariaa^  que  en  lengua  maina  quiere  decir  rio  de  hada 


414  BOLETÍN  DE   LA.  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

ahajo.  Este  es  el  de  Guánuco  de  los  Caballeros.  Vivían  cerca- 
nos unos  de  otros  los  Gocamillas,  y  cuando  vinieron  los  pri- 
meros Padres  á  estas  misiones ,  estaban  á  media  paz  con  los 
Xéberos.  Así  los  Padres  les  hablaban,  visitaban  y  disponían 
para  que  fuesen  doctrinados  cuando  hubiese  sacerdote.  En  el 
alzamiento  y  fuga  de  los  Xéberos,  entraron  á  la  parte  y  aun 
fueron  los  primeros  que  removieron  la  cosa,  intentando  matar 
á  una  escuadra  de  españoles  y  al  teniente  general,  que  por  ese 
tiempo  pasaban  por  sus  tierras,  según  se  vieron  prevenciones, 
porque  tenian  garrotes  ocultos  y  armas,  de  que  avisados  por 
un  indio  ñel  los  españoles,  los  cogieron  con  el  hurto  ó  traición 
en  las  manos  que  pretendían  cuando  durmiesen.  Mostráronla 
más  claramente  dejando  al  teniente  desviado  en  el  viaje  que 
entonces  hacía  hacia  Moyobamba,  desamparándole  todos  los^ 
que  de  esta  gente  le  bogaban  y  echándole  las  canoas  rio  abajo  y 
andando  en  asechanzas  por  coger  á  los  españoles  en  lance  para 
poder  ejecutar  sus  intentos.  Finalmente,  se  huyeron  todos, 
dejando  su  rio  de  Guallaga  despoblado,  y  la  mayor  parte  de 
ellos,  con  su  cacique  principal,  se  acogieron  á  la  Gran  Goca- 
ma,  de  donde  después,  cuando  esta  nación  se  dio  de  paz,  se 
redujeron  á  sus  tierras  por  solicitudes  del  P.  Gaspar  de  Cuxía, 
que  les  negoció  perdón  de  sus  malos  intentos  y  fuga,  como  se 
hizo  en  los  Xéberos,  en  que  en  la  misma  Gocama  puso  el 
teniente  general  en  aprieto  á  los  principales,  por  amedrentar- 
los, y  el  Padre  intercedió  por  ellos:  traza  de  que  se  han  valido, 
para  que  cobren  los  indios  más  amor  á  los  Padres,  viendo  los 
libran  y  amparan  con  la  justicia,  y  la  continúan  hasta  ahora 
con  sagacidad  y  cautela,  porque  no  la  entiendan  los  naturales; 
aunque  ya  no  es  con  tanta  liberalidad  que  no  ahorquen  algu- 
nos, porque  han  menester  ver  que  el  negocio  va  de  veras  con 
los  delincuentes,  disponiendo  la  cosa  de  modo,  que  ajusticiando 
á  los  más  culpados,  quede  algo  en  que  entre  la  intercesión  de 
los  Padres  para  perdonarlos,  sometiendo  también  á  otros 
medios  (sic)  y  personas  que  entren  á  la  parte  en  la  intercesión, 
conforme  se  ofrecen  las  ocasiones;  que  sirve  también  para 
darles  á  entender  el  poder  de  la  justicia  y  el  respeto  y  temor 
que  le  han  de  tener. 


NOTICIAS  AUTÉNTICAS   DfíL   FAMOSO   RÍO   MAR  ANÓN.      4l5 

Con  esta  ocasión  de  la  paz  que  dieron  los  de  la  Gran  Coca- 
ína y  vuelta  de  los  Gocamillas  á  su  rio  de  Guallaga,  se  vino  un 
cacique  de  los  más  principales  de  la  Gocama  con  la  gente  que 
le  reconocía  de  ser  [su  ?]  voluntad,  á  poblarse  y  vivir  con  los 
Gocamillas;  con  que  de  unos  y  otros  se  formó  una  razonable 
población,  que  estuvo  algún  tiempo  sin  sacerdote  que  los  doc- 
trinase, hasta  que,  habiendo  venido  á estas  misiones  él  P.  Bar- 
tolomé Pérez,  los  comenzó  á  dar  de  propósito  doctrina  por  el  mes 
de  setiembre  del  año  1649^  poniendo  la  reducción,  que  estaba 
formada  sin  orden,  en  forma  de  pueblo,  señalando  plaza,  si- 
tio para  la  iglesia^  casa  del  Padre  y  los  demás,  con  división  de 
calles,  á  la  orilla  del  rio  y  dándole  el  título  de  5/  Af.'  de  Gua- 
llaga. 

Trabajó  con  ellos  mucho  tiempo  y  con  gran  incomodidad 
por  los  mosquitos  que  allí  abundan,  aunque  no  tanto  si  hay 
limpieza. 

Después,  habiendo  venido  el  P.  Raimundo  de  Santa  Gruz  el 
año  de  1651  con  otros  compañeros  que  trajo  el  P.  Guxia  de 
Quito,  le  encargó  la  santa  obediencia  esta  reducción,  y  la  ha 
tenido  muchos  años  doctrinándola  con  santo  celo  y  trabajo, 
porser  la  gente  de  jaez  más  tosco  que  otras,  y  hecha  á  su  bár- 
bara forma  de  vivir.  Gonstaba  de  160  indios  de  lanza,  que  con 
la  chusma  y  mujeres  hacia  600  personas,  con  esperanza  de 
crecer  mucho  con  nueva  gente;  y  así  fuera,  si  no  lo  hubieran 
impedido  los  infortunios,  pestes  y  sucesos  que  después  diré, 
con  que  al  presente  está  muy  minorada. 

Era  el  sitio  de  la  primer  fundación  excesivamente  húmedo; 
todo  se  perdía,  hasta  los  libros,  aunque  se  cuidaban  con  fre- 
cuencia. Por  cuya  causa  se  trasladó  á  fines  de  1654  á  otro 
algo  más  arriba,  aseado  y  sanísimo,  aunque  no  exento  de  mos- 
quitos. 

Estos  indios,  aunque  siempre  vivieron  poblados  casi  todos 
juntos,  como  los  hallaron  los  españoles,  y  por  eso  parece  ha- 
blan de  tener  más  de  policía  que  otros  que  viven  muy  dividi- 
dos y  apartados  unos  de  otros  con  menos  comercio  humano; 
con  todo  eso,  es  poco  ó  nada  lo  que  en  sus  pueblos  alcanzaron 
de  policía;  sólo  en  el  vestirse  los  que  eran  de  la  Gocama  con 


416  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOQRÁFÍCA. 

camisetas  muy  pintadas  (los  Gocamillas  no,  sino  medio  des- 
nudos con  el  mismo  traje  que  dije  de  los  Xéberos,  de  capuces  y 
pampanillas);  en  el  ayudarse  en  las  guerrillas  que  ellos  em- 
prendian  más  cómodamente,  ó  en  defenderse  de  las  que  otros 
intentaban  contra  ellos;  en  las  bebidas,  bailes,  cantos  y  otras 
cosas  semejantes,  que  requieren  concurso  de  gente,  se  puede 
decir  les  valió  el  vivir  en  pueblos;  pero  en  otras  cosas  de  im- 
portancia estaban  como  si  no  las  hubiesen  (sic)  entre  hombres. 
No  habia  gobierno;  cada  cual  hacia  lo  que  se  le  antojaba  y 
tiraba  por  donde  quería;  en  las  maldades  y  delitos  que  come- 
tían, ni  habia  quien  los  castigase  ni  los  caciques  tenian  mano 
para  nada;  si  alguno  habia  sido  agraviado  de  otro,  él  mesmo 
tomaba  la  venganza;  costumbre  que  es  común  á  las  demás  na- 
ciones. Esta  en  que  se  criaron  los  Cocamas  y  Gocamillas,  ha 
dado  mucho  en  que  entender  y  en  que  padecer  á  los  Padres, 
y  aun  la  justicia  no  se  ha  podido  averiguar  con  ellos,  aunque 
ha  usado  de  castigos  y  azotes.  Para  acudir  á  la  doctrina,  ha- 
cer la  iglesia  y  otras  obras  que  de  comunidad  deben  hacer  y  á 
que  el  Padre  los  juntaba,  aunque  todos  se  mostraban  prontos 
á  acudir,  después  se  iban  á  donde 'se  les  antojaba,  madrugando 
para  irse  y  diciendo:  «los  otros  que  quedan  lo  harán. •  Otros 
se  estaban  en  sus  casas  y  decían,  cuando  los  llamaban,  que 
tenian  pereza.  En  ñn,  gente  enseñada  á  no  tener  yugo  ni  su- 
jeción y  á  no  estar  atareados  á  cosa  sino  á  sus  antojos. 

Mucha  paciencia  ha  sido  menester;  pero  ya  se  van  enmen- 
dando é  imitando  á  los  Xéberos,  cuya  organización  tienen  en 
punto  á  autoridades  y  demás. 

Acuden  á  la  semana  dos  indios  á  buscar  el  sustento  del  Pa- 
dre, que  traen  cada  dia  conforme  lo  hallan.  Lo  más  ordinario  es 
pescado  y  tortugas,  por  ser  el  principal  mantenimiento  de.  esta 
gente  y  hallarlo  en  su  rio  y  lagunas.  Son  diestrísimos  en  co- 
gerlo con  flechas,  que  las  despiden  al  agua  con  admirable  co- 
nocimiento de  los  peces  y  tortugas  que  andan  debajo  de  ella, 
para  flecharlos  y  prenderlos.  En  el  rio  y  lagunas  tienen,  como 
en  opulenta  despensa,  librado  el  vivir,  ejercitándose  todos  Iqs 
dias  en  esto,  porque  no  usan  guardar  para  mucho  tiempo, 
si  no  son  tortugas,  cuando  cogen  muchas.  Para  el  mesmo  su^- 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO  "MARAÑüN.      417 

tentó  del  Padce  hacea  algunas  sementeras  de  plátanos,  maiz, 
yucas  y  suelen  acudir  con  camaricos  (1).  También  siembran 
algún  algodón,  que  en  parte  suple  el  vestido  del  Padre,  de  los 
de  su  casa  y  pobres.  Para  ayuda  de  su  sustento  tienen  14  cabe- 
zas de  ganado  vacuno  y  alguno  de  cerda. 

Con  la  ocasión  de  la  jornada  de  Xíbaros,  adonde  fueron  en 
buena  cantidad  por  setiembre  del  año  1655  con  los  demás  in- 
dios  Mainas  y  Xéberos,  dejando  al  general  D.  Martin  de  la 
Riva  y  Herrera,  que  la  hacia,  y  á  los  soldados  en  el  real  que 
tenian  en  tierras  de  Xíbaros,  se  vinieron  huyendo  muchos,  y 
llevándose  de  su  pueblo  otros,  se  fueron  á  la  Gran  Gocama,  de 
donde  eran  naturales,  como  tengo  dicho;  los  cuales,  con  su  mal 
ejemplo  y  resabios  que  llevaban  de  la  jornada,  fueron  de  gran- 
de estorbo  para  que  aquella  gente  (que  después  diré)  no  entrase 
por  camino  en  su  doctrina,  teniendo,  como  tuvieron  dos  años 
Padre  que  les  ensenase.  Gon  esta  fuga  recibió  grande  daño  y 
mengua  esta  reducción.  No  fué  menor,  sino  mucho  mayor,  el 
de  la  peste  de  viruelas  que  por  ese  mismo  tiempo  entró  y  cun- 
dió en  estas  montañas,  traida  de  fuera  por  los  que  iban  y  ve- 
nían de  Moyobamba,  é  hizo  lastimoso  estrago  en  las  provincias 
pacíficas,  principalmente  en  esta  reducción  del  Guallaga,  así 
por  el  rigor  de  el  contagio,  como  por  ser  casi  toda  esta  gente 
sarnosa  de  carate  negro,  blanco  ó  escamoso,  en  que  hacia 
más  pestífera  y  mortal  presa.  Por  esta  causa  y  ser  la  gente  tan 
sin  modo  para  curarse  y  mirar  por  su  salud,  que  antes  huyen 
de  lo  que  puede  ser  de  provecho,  y  con  lo  que  piensan  aliviar- 
se, aumentan  las  enfermedades  con  los  géneros  de  comidas  y 
bebidas  que  usan,  ayunos  que  observan,  en  especial  en  ba- 
ñarse con  las  calenturas  en  el  rio,  pareciéndoles  que  se  les  re- 
frigeran los  ardores  de  ella.  Era  cosa  horrorosa  ver  los  enfer- 
mos y  cuerpos  muertos  por  los  arenales,  adonde  en  ranchillos 
se  habían  retirado,  comidos  de  gallinazos  y  otras  aves,  y  ex* 
puestos  á  que  el  rio  con  sus  crecientes  barriese,  como  barrió, 
con  los  huesos.  Por  estas  causas  ha  venido  esta  reducción  á 


(1)   Ofrendas  da  comestibles  animales  y  vegetales  destinados  al  sustento  de  los 
coras  y  gente  de  su  casa. 


418  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

gran  disminución.  No  tiene  presentes  más  que  40  indios  de 
lanza,  que  con  mujeres  y  niños  son  por  todos  hasta  100  per- 
sonas. Pero  es  de  importancia;  así  porque  es  paso  y  como 
llave  del  Guallaga,  como  porque  el  Padre  que  los  doctrina  (que 
al  presente  es  el  P.  Tomás  Mazano),  valiéndose  de  este  pueblo 
para  su  vivienda,  cuida  de  la  reducción  que  se  va  formando 
de  los  Barbudos,  que  está  cerca,  de  la  otra  banda  del  rio,  la 
tierra  dentro  un  cuarto  de  legua  corto. 


ADICIONES. 

Habiéndose  pacificado  nuevamente  por  el  año  de  1669  los 
Cocamas  alzados,  trujéronme  desde  Ucayale  algunas  familias, 
en  especial  de  Maparinas^  á  esta  reducción  de  Guallaga,  con 
que  volvió  otra  vez  á  levantar  cabeza.  Pero  como  la  Providen- 
cia divina  ha  tenido  siempre  cuidado  de  enviar  de  cuando  en 
cuando  enfermedades  contagiosas  á  esta  y  otras  poblaciones, 
quizá  para  remedio  de  su  inconstancia,  con  la  peste  que  hubo 
el  año  de  1680,  habiéndose  nuevamente  disminuido,  se  tuvo 
por  bien  el  pasar  sus  reliquias  á  Santiago  de  la  Laguna,  en 
donde  viven  al  presente  con  los  Cocamas  y  Panos,  aunque  en 
barrio  distinto.  El  año  de  1737  contaba  esta  parcialidad  292 
almas. 


SIV. 
Misión  de  los  Barbudos  ó  Mayorunas. 

Los  Barbudos  (á  quienes  los  Cocamas  llaman  Mayorunas 
y  los  Xéberos  Dallus)  tienen  sus  tierras  enfrente  y  de  la  otra 
banda  de  las  de  losCocamillas,  por  la  parte  del  rio  arriba.  Habi- 
tantes, no  á  la  orilla  de  este  rio  de  Guallaga,  sino  la  tierra  aden- 
tanlas.  Eran  lan  temidos,  que  los  indios  de  las  demás  reduccio- 
nes no  se  atrevían  á  navegar  el  rio  por  la  banda  de  sus  tierras, 
sino  siempre  por  la  contraria,  recelosos  no  saliesen  (como  su- 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      41» 

cedía)  á  las  orillas  á  matarlos.  No  había  comunicación  ningu- 
na con  ellos,  sin  que  se  supiese  tampoco  qué  lengua  hablaban. 
Ni  aun  en  armada  se  atrevianá  entrar  en  sus  tierras,  teniendo 
en  memoria  lo  mal  que  les  había  ido  á  los  que  en  tiempos  pa- 
sados habian  entrado,  haciendo  liga  Gocamillas,  Mainas,  Xé- 
beros  y  otros,  y  habian  vuelto  con  las  manos  en  la  cabeza,  hu- 
yendo y  dejando  en  ellos  gran  parte  de  los  suyos  muertos  á 
manos  de  los  Barbudos.  Aun  de  los  españoles  de  Moyobamba 
refieren  que  entrando  una  escuadra  de  ellos,  encontraron  con  8 
ó  9  Barbudos  que  pelearon  haciendo  rostro  á  los  españoles  con 
tanto  valor,  que  aunque  con  los  arcabuces  les  mataron  los  más 
de  ellos,  no  huyeron  ni  se  rindieron.  Considerando  esto  los 
españoles  y  que  siendo  pocos,  como  eran,  no  les  pudiera  ir  bien 
empeñándose  con  gente  tan  valerosa  en  lo  grueso  de  la  pro- 
vincia, se  hubieron  de  volver.  Solamente  habia  en  tiempos  pa* 
sados  un  modo  de  comercio  ó  rescates  que  con  ellos  hacían 
algunos  indios  de  los  que  vivían  en  el  río  Guallaga,  en  que 
por  ciertos  tiempos  salían  Barbudos  á  la  orilla  y  con  señas 
que  hacían  con  bebonas  ó  bocinas  de  cañutos  gruesos,  lla- 
maban á  los  de  la  otra  banda,  sus  contratantes,  los  cuales  iban 
en  canoas,  y  citándose  en  ellas  sin  saltar  en  tierra  ni  revol- 
verse  con  los  Barbudos,  unos  y  otros,  con  las  armas  preveni- 
das, daban  y  recibían  los  géneros  de  los  trueques  con  las  puntas 
de  las  flechas,  chinganas  y  lanzas;  dando  los  Barbudos  papa- 
gayos, hamacas  toscas  y  gruesas  de  algodón  silvestre,  llantos 
y  plumas  de  varios  colores  y  otras  chucherías,  por  cuchillos  y 
otras  herramientas.  La  despedida  dicen  que  era  algunas  veces 
tirándose  de  parte  á  parte  flechazos  y  chinganazos.  Llaman 
chinganas  un  modo  do  lanzas  que  usan  las  más  naciones  de 
estos  ríos,  que  tienen  por  asta  un  dardo  con  puntas  muy  agu- 
das y  en  lugar  de  hierro  un  pedazo  de  una  tercia  de  largo,  la- 
brado al  modo  de  lengua  puntiaguda,  sacada  cuchilla á  los  la- 
dos y  la  punta  tostada,  de  unos  cañutos  nienores  que  las  gua- 
duas, que  les  sirven  también  de  hacer  flautas  gruesas.  En  un 
cuerpo  desnudo,  como  lo  están  los  de  estas  naciones,  abren 
grande  y  horrorosa  herida,  y  en  los  animales  silvestres  que 
cazan  con  estas  chinganas.  Así  tenian  los  de  esta  nación  ce- 


42ü  BOLETÍN   DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

rradas  las  puertas  para  poderlos  comunicar  y  meterles  el  Santo 
Evangelio,  hasta  que  en  estos  tiempos,  inculcándolos  Padres 
la  materia,  inopinadamente  vinieron  á  descubrir  hablaban  la 
lengua  de  una  nación  que  vive  en  Ucayali  con  los  Cocamas  y 
habia  dos  de  ellos  en  Santa  Maria  de  Guallaga.  El  medio  con 
que  se  descubrió  y  suceso  que  tuvo,  lo  refiere  el  P.  Raimundo 
de  Santa  Cruz  en  carta  que  escribió  al  P.  Lucas  de  la  Cueva, 
que  era  Superior,  de  2  de  febrero  de  1654,  donde  dice  así: 

«Desde  la  reducción  del  Loreto  de  Paranapura  escribí  á  Y.  R. 
•dando  razón  de  lo  que  allí  queda  obrado  y  mi  venida  á  este 
»de  Guallaga.  Habiendo  salido  de  aquel  rio,  á  cosa  de  dos  ho- 
nras que  navegaba  este  de  Guallaga,  me  encontré  la  armada 
•cocama  que  iba  á  los  Mainas.  Habíame  pedido  el  cacique  don 
•Raimundo  Aconoma  licencia  para  ir  á  amistar  esta  nación 
•que  tan  temida  ha  sido  y  tan  cerradas  tenia  las  puertas  á  su 
•comunicación,  fiando  en  las  lenguas  que  fué  Dios  servido  de 
•depararnos  de  una  nadon  muy  distante  que  antiguamente 
•se  agregó  á  la  Gran  Cocama,  hallamos  ser  la  misma  lengua, 
•cuando  por  junio  del  año  pasado  salieron  los  Mayorunas 
•harto  impensadamente  al  puerto  donde  salían  antiguamente 
»á  sus  rescates,  que  viene  á  estar  poco  más  de  una  legua  dis- 
•tante  de  este  pueblo.  Habia  cesado  esta  feria,  así  por  haber 
•con  las  inquietudes  antiguas  retirádose  los  que  navegaban 
•este  rio,  como  por  algunos  estruendos  de  arcabuces  que  oye- 
•ron  los  Mayorunas,  á  que  temen  muchísimo.  En  estos  tiem- 
•pos,  parece  que  viendo  la  quietud  con  que  este  río  se  trajina, 
•necesitados  ya  de  herramientas,  salieron  á  sus  rescates,  con 
•que  se  reconoció  la  lengua,  y  yo  con  el  intérprete  los  hablé 
•entonces,  ellos  en  tierra  y  yo  en  el  rio;  y  aunque  no  pude 
•tiatar  ni  alcanzar  cosa  alguna,  por  no  dar  oídos  á  cosa  sino 
•á  su  interés,  con  todo,  quedé  empeñado  en  procurar  su  amis- 
•tad.  No  hallaba  modo,  por  no  fiarse  las  lenguas  de  ellos,  has- 
•ta  que  el  dicho  cacique  me  pidió  ir  allá  con  toda  su  gente  y 
•lenguas.  Fué  ahora  tres  meses  á  sus  pueblos  por  el  camino 
•por  donde  habian  salido ;  hallaron  sus  casas  quemadas,  con 
•claras  señas  de  haber  desamparado  las  tierras  que  más  se 
•acercan  á  nosotros.  No  desmayó  ni  desistió  el  cacique  instan- 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO    RÍO   MARAÑON.       421 

»do  en  lo  que  había  comenzado  y  diciendo  que  lo  que  el  Padre 
»]e  habia  dado  para  atraer  los  aucas  no  se  lo  habia  de  volver. 
•Con  nueva  licencia  fué  diez  dias  ha  á  buscarlos  en  su  retiro 
•con  suficiente  gente  para  cualquier  empeño.  Llegó  ayer,  vís- 
»pera  de  la  Purificación  de  Nuestra  Señora,  triunfante  y  ha- 
Aciendo  alarde  con  su  gente  de  las  rodelas,  dardos  y  chinganas 
»de  aquella  nación.  Luego  que  fueron  sentidos  los  nuestros, 
vhuyó  la  chusma  de  una  casa  que  encontraron;  uno  solo  de  los 
nenemigos  lomó  las  armas,  y  puesto  á  la  punta  de  la  casa, 
«comenzó  á  defenderla,  arrojando  con  destreza  algunas  chin- 
sganas.  Mostró  nuestra  gente  las  herramientas  que  llevaban; 
shablaron  los  intérpretes,  y  conocido  el  intento,  se  sosegó.  Lia- 
smó  su  gente,  convocó  la  provincia,  amistáronse  y  en  buena 
«conformidad  y  muestras  de  agasajo  pasaron  aquella  noche, 
ven  que  no  dejaban  de  venir  nuevas  parcialidades,  por  haberse 
«puesto  todos  en  disposición  de  ayudarse  al  estruendo  de  los 
«tambores,  habiendo  estado  hasta  aquí  muy  divididos.  Coge 
«?u  habitación  parte  de  la  serranía.  Allí  hallaron  á  los  que  ha- 
«bitaban  las  casas  que  la  primera  vez  vieron  quemadas;  obli- 
«góles  á  retirarse  un  grave  asalto  que  les  dio  el  Aguano;  añu- 
sque quedaron  amistados,  no  se  atrevieron  á  venir  á  este  pue- 
»blo,  por  no  asegurarse;  prometieron  hacerlo  en  otra  ocasión, 
«y  que  entre  tanto  hacian  camino  por  donde  comunicarse  con 
^brevedad  y  comodidad  de  los  nuestros,  por  estar  hoy  algo 
«apartado.  í^a  lengua  es  la  misma  que  la  del  Chipeo^  Cheleo  y 
nCapanagua,  que  están  en  el  rio  Ucayali.»  Hasta  aquí,  etc. 

Por  este  medio  se  abrió  puerta  para  la  paz  y  doctrina  de 
los  Barbudos,  de  que  poco  después  tomó  posesión  en  forma  el 
teniente  general  de  Borja.  Van  continuando  con  buenos  fun- 
damentos para  formar  uno  ó  dos  pueblos  cerca  del  rio  de  6ua- 
Uaga,  á  donde  los  van  sacando.  Ha  ido  el  P.  Raimundo  de 
Santa  Cruz  varias  veces  á  sus  tierras  y  rancherías  andando  á 
pié  por  entre  zarzales,  espinos,  raigones,  etc.,  de  que  se  ha 
llagado  los  pies  y  piernas  y  empeorado  del  pecho.  Ha  hecho  va- 
rios caminos  en  los  escondrijos,  bautizando  Barbudos.  Reci- 
bíanle con  agrado  y  agasajo  á  su  modo,  que  es  bien  tosco  y  po- 
bre. Hospedábanle  en  una  casa  toda  tapada,  porque  no  entren 


422  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

mosquitos,  llena  de  hamo,  calor,  vaho  y  olor  de  los  indios  y 
chusma  y  de  sus  orines,  á  que  acuden  dentro  las  mesmas  vi- 
viendas. Para  el  Padre  dejaban  la  una  cabecera  desocupada  y 
ellos  se  apartaban  á  la  otra.  Para  comer  le  daban  plátanos, 
yucas  y  algún  mani.  No  tienen  carne  ni  pescado  sino  pocas 
veces,  á  causa  de  no  usar  de  la  cerbatana  y  estar  lejos  de  los 
ríos.  No  han  sido  sin  fruto  estos  viajes,  pues  se  ha  cogido  asi 
en  los  que  mueren  con  el  santo  bautismo,  como  en  que  se  van 
reduciendo  á  poblarse  cerca  de  Santa  María  de  Guallaga;  de 
modo  que,  como  dije  arriba,  el  Padre  que  está  en  ese  pueblo 
(mientras  viene  otro  que  los  tengan  á  su  cargo),  yendo  por  la 
mañana  y  pasando  á  la  otro  banda,  los  hace  rezar  la  doctrina 
y  vuelve  antes  de  medio  día. 

Andan  desnudos  hombres  y  mujeres,  sin  tener  cosa  que  cu- 
bra parte  alguna  de  su  cuerpo;  ni  aun  el  cordel  que  los  varones 
de  otras  naciones  se  atan  por  bajo  de  la  cintura  para  ponerse 
con  menos  inmodestiai  los  Barbudos  no  lo  usan.  Ahora  van 
entrando  en  usos  más  honestos  y  huelgan  de  ponerse  camiseta, 
el  que  la  alcanza,  y  las  mujeres  cúbrense  con  pampanillas, 
en  especial  para  ponerse  delante  del  Padre  y  españoles.  Irause 
industriando  en  que  se  vistan  y  otras  cosas  de  policía  y  cris- 
tiandad, porque  son  dóciles  y  de  buenos  naturales  para  ser  en- 
señados. Son  bien  agestados  y  de  buenas  facciones  en  el  rostro, 
limpios  del  carate  que  mancha  á  otras  naciones;  muchos  de 
ellos  blancos  al  modo  que  los  mestizos,  principalmente  recien 
nacidos  y  en  su  infancia  antes  que  se  tuesten  con  el  sol.  Mu- 
chos de  los  varones  son  barbados  con  barbas  de  zamarro  cer- 
dosas, en  algunos  muy  pobladas,  en  que  se  funda  el  nombre 
que  les  han  dado  de  Barbudos.  Por  estas  señales  se  presume 
tienen  sangre  de  españoles,  de  los  que  metió  por  este  rio  de 
Guallaga,  por  los  Lamas^  Tavalosos  y  Santa  Cruz  de  Saposoas 
(fundación  y  ciudad  que  hubo  antiguamente)  el  general  Pedro 
de  Orsua,  quien  se  llevó  consigo  á  todos  los  vecinos  de  dicha 
ciudad  é  hizo  sus  bergantines  cerca  las  tierras  de  esta  nación 
(según  las  señas  que  da  el  P.  F.  Pedro  Simón  en  sus  Noticias 
historiales  y  es  constante  tradición  en  Moyobamba  y  esta 
provincia)  para  su  dilatada  navegación.  Es  probable  que  los 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      423 

haría  en  sus  tierras  y  que  entonces  estuviesen  poblados  más 
cerca  del  rio  ó  que  entrasen  los  soldados  á  ellas  en  busca  do 
comidas,  conque  sería  fácil  el  mezclarse  con  los  naturales  de 
esta  nación,  deteniéndose  mucho  tiempo  en  las  fábricas  y  pre- 
venciones que  hacian  para  su  largo  viaje  de  este  rio  Marañon. 
Si  esto  es  verdad,  no  se  les  pegó  cosa  en  materia  de  policía  de 
los  españoles,  como  se  ve  en  vivir  desnudos  y  con  modo  aun 
más  brutal  que  otras  naciones.  Gomen  carne  humana ,  y  lo 
que  más  horror  causa,  es  que  se  comen  á  sus  mismos  difuntos, 
sin  que  se  sepa  den  sepultura  á  alguno  sino  es  en  sus  vientres. 
Muérese  el  pariente,  hijo  ó  allegado;  Uóranle,  y  por  remate, 
entre  los  llantos,  lo  hacen  pedazos,  comen  lo  que  les  parece, 
cocido  ó  asado,  por  vianda  de  carne  fresca,  y  lo  restante  lo 
ahuman  para  comerlo  otros  dias.  Lo  más  ordinario  que  hacen 
es  poner  el  cuerpo  entero  en  una  hoguera,  donde,  como  se  va 
asando,  le  van  arrancando  la  carne  á  pellizcos  y  comiéndosela 
entre  sus  endechas  y  llantos,  que  mezclan  con  los  bocados, 
hasta  que  acaban  de  comerse  al  difunto.  Los  huesos  que  que- 
dan los  tuestan  después  y  los  muelen  y  beben  echándolos  en 
sus  mazatos  (1)  y  bebidas.  Las  cabezas  las  guardan  hasta  que 
crien  gusanos  en  sus  cuencas  y  sesos,  y  las  comen  con  ellos, 
porque  les  saben  muy  bien  revueltos  con  ají.  Poco  há  que  ha- 
biendo entrado  á  verlos  algunos  españoles  con  el  teniente  ge- 
neral, que  era  el  mariscal  de  campo  D.  Diego  de  Armas  Tenorio 
(y  el  teniente  de  quien  hago  mención  algunas  veces,  que  estaba 
asignado  para  encomendarse  de  esta  provincia,  á  quien  debía- 
mos buena  voluntad  y  obras  buenas  en  esta  misión  y  há  poco 
que  nos  faltó,  por  haber  pasado  á  la  otra  vida)  encontraron  los 
españoles  con  un  niño  que  lo  estaban  asando  en  una  hoguera. 
Quitándoselo  y  reprendiéndoles  su  bestialidad^  lo  hicieron  en- 
terrar. 

£n  materia  de  el  valor  y  esfuerzo  que  publicaban  de  ellos, 
sino  es  que  en  sus  casas  lo  tengan  ó  contra  otros  indios  (lo 
cual  no  so  ha  visto  en  estos  tiempos),  las  muestras  que  dan  son 


(1)   Pasta  ópuréáe  yaca,  generalmente  cocida,  preparado  para  hacer  la  chicha 
desliéndolo  eo  agua. 


421  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

de  gente  triste  y  medrosa.  Este  puede  ser  argumento  contra  lo 
que  se  presume  de  que  tienen  sangre  de  español.  Poco  des- 
pués que  se  hicieron  amigos  con  los  Cocamas  de  Guallaga,  los 
primeros  Barbudos  que  se  determinaron  á  pasar  á  ver  el  pue- 
blo y  al  Padre,  fué  un  cacique  llamado  Chipunagua  y  19  indios 
sus  sujetos.  Queria  el  Padre  hablarles  con  sobrepelliz  y  estola, 
como  disponen  las  ordenanzas  reales,  que  importa,  esta  cere- 
monia y  otras  que  se  hacen,  mucho  en  las  primeras  vistas.  El 
suceso  de  ellas  me  reñere  el  Padre  en  una  carta  que  entonces 
me  escribió,  donde  dice: 

«Vinieron  los  Barbudos  á  este  pueblo  la  Dominica  in  Pasto- 
>ne;  llegaron  por  la  mañana;  siendo  tiempo  tocaron  á  misa; 
•ellos  vinieron  con  todos,  y  aunque  abrevié  con  el  rezo,  per- 
eque no  se  cansasen,  no  lo  pude  conseguir.  Acabada  la  misa, 
•me  senté  á  decir  al  pueblo  según  la  materia  presente  breve- 
emente  lo  que  tenia  (sic).  En  este  intervalo  de  tiempo  parece 
•se  apoderó  del  cacique  Ghipanagua  (sic)  un  gran  temor,  que  se- 
•ría:  «el  pueblo  se  ha  juntado  á  matarnos,  y  el  Padre  se  sienta 
•ahora  á  decir  lo  ejecuten;»  (así  lo  discurren  todos  y  los  otros 
•Mayorunas);  y  sin  más  acuerdo,  se  metió  el  monte  adentro 
•sin  dejar  rastro  de  sí.  Sabido  este  azar,  fué  mucho  mi  alboro- 
•to.  Los  Mayorunas  lloraban  su  cacique  muerto,  que  discu- 
•rrian.  Hice  buscar  al  perdido,  no  cesando  hasta  tarde  de  la 
»noche  de  dar  mil  voces  los  Mayorunas  por  estos  montes. 
•Quisiéronse  ir  el  lunes;  no  lo  permití,  por  tener  lugar  de 
•buscar  al  dicho  cacique  y  por  asegurarles,  teniendo  atravesa- 
•dos  en  mi  corazón  cuatro  indios  de  este  pueblo  que  parece 
•dejaron  ó  hicieron  so  quedasen  en  rehenes.  Es  mucho  lo  que 
•por  esto  padecí  y  mucho  lo  que  había  que  decir.  Fiando,  con 
•todo,  en  Dios,  despaché  de  los  restantes  17  agasajados  con 
•obligación  de  que  me  enviasen  los  cuatro  indios.  Fué  Dios 
•servido  no  les  hiciesen  daño  alguno,  si  bien  los  parciales  lo 
•quisieron  hacer.  Dicen  ayudó  á  los  nuestros  un  cacique  viejo. 
•Entre  el  miércoles  y  jueves  santo  los  tuve  aquí  todos  y  con 
•ellos  otros  cuatro  que  venían  á  ver  donde  se  había  perdido  el 
•cacique,  y  por  otros  dos  que  yo  había  hecho  dejar  con  título 
•de  que  lo  buscasen.  Grande  es  el  temor  á  todo  lo  que  es  es- 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO    RÍO   MAR  ANÓN.       425 

«pañol  Ó  SU  nombre  ó  sombra.  Puedo  decir,  que,  como  no 
»usan  cordelillo,  cuando  los  llamaba,  venían  distilando  temor 
Dsin  sentir  y  rociando  el  suelo  y  sus  piernas,  etc.»  Hasta  aquí 
el  Padre,  en  que  da  bien  á  entender  cuan  tímidos  son  los 
Barbudos. 

Donde  con  más  daño  suyo  lo  han  mostrado,  es  en  las  pri- 
meras vistas  que  tuvieron  de  españoles.  Estaban  ya  de  paz  y 
no  los  habían  visto  mas  que  álos  Padres.  Quiso  el  general  don 
Martin  de  la  Riva  Herrera,  que  trataba  de  las  conquistas,  ver- 
los y  también  á  los  Agúanos.  Habiendo  venido  á  Xéberos,  de 
allí  bajó  á  este  ñn  con  el  P.  Lucas  de  la  Cueva  y  algunos  sol- 
dados, y  habiendo  prevenido  el  Padre  á  los  caciques  y  gente  de 
Agúanos  y  Barbudos,  para  que  no  temiesen  y  saliesen  á  la 
orilla  del  rio  de  Guallaga,  con  todo  eso  y  con  haberlos  agasa- 
jado y  dádolos  herramientas  y  otras  cosas,  de  solas  estas  vis- 
taa  que  hicieron  de  paso,  se  apestaron  estas  dos  naciones  y 
perecieron  muchos.  Decia  el  cacique  Gocamilla  viendo  á  los 
Barbudos  que  se  morian:  «de  solo  oír  el  estruendo  del  arca- 
buz les  da  cámaras.»  Este  es  el  achaque  primero,  y  también  el 
del  catarro  ó  dolor  de  costado,  que,  sin  pretenderlo,  dejan  los 
españoles  á  los  indios  en  las  primeras  vistas.  Este  padecieron 
los  de  la  Gran  Gocama,  los  RoamainaSy  Zapas^  Agúanos  y 
Barbudos  que  se  han  paciñcado  sin  hacerles  guerra,  dejándolos 
en  sus  tierras  con  buenas  dádivas  y  agasajos  que  los  Padres  y 
españoles  les  hicieron.  Son  de  tal  calidad,  que  asustados  de 
ver  españoles  y  oir  los  arcabuces,  se  les  debe  de  inmutar  la 
sangre  y  corromperse  de  modo  que  les  ocasiona  y  causa  mor- 
tales enfermedades  y  contagios.  Es  común  en  estas  naciones 
que  se  han  descubierto  llamar  al  español  con  el  nombre  de 
Diablo,  sin  duda  por  lo  que  les  asombra,  malos  efectos  que  les 
ocasiona  y  otros  daños  que  temen. 

Pocos  meses  ha  entró  el  teniente  general  con  tres  soldados 
y  una  escuadra  de  indios  amigos  á  una  parcialidad  de  Barbu- 
dos llamados  Maconaguas,  que  aun  no  habían  salido  á  dar  la 
paz,  antes  hacian  algunas  matanzas  en  los  pacíficos,  sus  pa- 
rientes. Llegando  el  teniente  á  una  casa  sin  ser  sentido  de  los 
de  ella,  que  tenia  solas  dos  puertas,  una  en  cada  cabecera,  dio 

28 


«K  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

orden  de  que  la  cercasen  los  amigos,  que  él  con  un  soldado 
acometería  por  la  una  puerta  y  los  otros  dos  soldados  por  la 
otra;  y  que  estando  dentro  no  disparasen  sino  á  lo  alto,  por  el 
riesgo  que  habría  de  herir  á  los  amigos,  si  acaso  estuviesen 
revueltos.  Acometiendo,  pues,  el  teniente  por  la  una  puerta, 
le  rechazaron  con  chinganazos  y  lanzadas  que  le  daban  en  el 
escaupil  y  le  hirieron  á  un  indio  Maina  en  una  pierna.  Esta- 
ban los  enemigos  en  grande  orgullo  y  alboroto  para  pelear  y 
resistir  la  entrada,  hasta  que  uno  de  los  dos  soldados  que  en- 
traban por  la  otra  puerta  disparó  dentro  de  la  casa,  alcanzan- 
do á  uno  el  taco  en  el  vientre  sin  herirle,  que  cayó  del  espan- 
to. Al  punto,  con  el  estruendo,  humo  y  chispas  que  vieron  de 
la  pólvora,  se  aturdieron  todos,  rodando  unos  sobre  otros  y 
sobre  sus  ollas;  con  que  tuvo  lugar  el  teniente  de  prender  á 
los  más  de  ellos,  sin  que  hubiese  más  daño.  Y  después,  sose- 
gados, les  dio  á  entender  con  intérpretes  á  lo  que  iba,  que 
no  era  á  matarlos  ni  quitarles  sus  hijos,  sino  á  que  se  hiciesen 
amigos  con  los  españoles  y  demás  indios  y  se  poblasen  donde 
fuesen  doctrinados.  Con  que  los  prisioneros,  asegurados,  sa- 
liendo de  las  prisiones,  le  sacaron  de  paz  toda  la  demás  gente 
que  habia  en  otras  rancherías  distantes,  trayéndola  á  su  pre- 
sencia. Yanse  poblando  con  los  demás  Barbudos.  Asi  los  rinde 
y  aturde  el  ruido  solo  de  el  arcabuz,  sin  que  muestren  valor 
para  más. 

Según  la  gente  que  se  ha  visto  y  diligencias  que  se  han 
hecho  informándose  de  la  que  hay  en  sus  rancherías  de  la 
tierra  adentro,  después  de  las  pestes,  tienen  los  Barbudos  cum- 
plidamente 200  indios  de  lanza,  que  con  sus  mujeres  y  chusma 
harán  unas  1.000  personas.  De  lo  que  se  ha  alcanzado  á  saber 
quizá  habrá  más.  Yause  poblando  cerca  de  la  reducción  de 
Santa  María  de  Guallaga  por  la  otra  banda  del  rio,  á  donde  va 
el  Padre  á  verlos  y  doctrinarlos  dos  ó  tres  veces  á  la  semana. 
Tienen  casa  hecha  de  bahareque  para  el  Padre,  y  aunque  te- 
nían otro  rancho  que  les  servia  de  iglesia,  con  sus  dos  campanas, 
le  van  haciendo  mejor  de  nuevo.  Hanse  bautizado  de  esta  na- 
ción hasta  ahora  110  niños,  y  en  caso  de  necesidad  y  algunos 
que  sin  estar  enfermos  lo  piden  con  afecto,  hasta  50  adultos;  de 


NOTICIAS  AUTÉNTICAS   DEL  FAMOSO  RÍO   MARAÑÓN.      437 

los  cuales  han  muerto  muchos...  Entre  ellos,  si  mal  no  me 
acuerdo,  el  cacique  perdido  que  arriba  se  dijo,  quien  remane- 
ció en  sus  tierras  al  cabo  de  mucho  tiempo  y  fué  délos  prime- 
ros que  salieron  luego  á  poblarse.  Faltan  todavía  muchas  par- 
cialidades que  aun  no  han  sacado  su  chusma  de  los  retiros. 
Van  saliendo  poco  á  poco,  unos  ahora,  otros  después,  y  también 
be  van  y  se  vienen,  porque  no  hay  modo  de  apretarles  más  para 
retenerlos  en  su  población.  Lo  principal  es  no  tener  sacerdote 
propio  en  su  pueblo  que  los  doctrine  y  mantenga. 


8V. 

Misión  de  los  Agúanos,  Chamicuros,  Tibilos,  Meleguinas, 

Chechunas,  etc. 

Al  modo  que  los  Barbudos  tienen  sus  tierras  y  rancherías 
por  la  parte  de  arriba  de  Santa  María  de  Guallaga,  los  Agua- 
nos,  en  la  misma  banda,  las  tienen  por  la  parte  de  abajo  hasta 
llegar  á  las  juntas  del  rio  Guallaga  con  el  Marañon,  cogiendo 
de  la  orilla  unas  30  leguas  á  lo  largo.  Eran  tan  temidos  y 
tenian  la  comunicación  tan  cerrada  como  los  Barbudos,  por 
las  mesmas  causas  y  casos  belicosos  que  de  su  valor  habian 
experimentado.  Era  caliñcacion  grande  en  grado  superior  de 
valentía  del  indio  que  hubiese  peleado  con  aguano  y  calido 
bien  de  sus  manos.  En  lo  que  más  se  pondera  la  fama  de  los 
Agúanos,  es  que  el  gobernador  D.  Diego  Yaca,  fundador  de 
este  gobierno,  habiendo  bajado  al  rio  de  Guallaga  con  60  sol- 
dados y  cantidad  de  indios  amigos,  con  fin  de  fundar  otra 
ciudad,  según  sus  capitulaciones,  aunque  deseó  y  quiso  entrar 
y  pacificar  esta  nación  de  Agúanos  y  la  de  los  Barbudos,  de- 
sistió del  intento,  por  haber  reconocido  el  cuidado  que  daba  á 
sus  soldados  el  empeño,  por  el  mucho  valor  y  gran  multitud 
de  gente  que  publicaba  la  fama  de  estas  naciones,  alegando 
muchos  que  no  tenian  dispuestas  las  cosas  de  sus  casas  para 
haberse  de  poner  en  tan  peligrosa  empresa.  Tanto  como  esto 
atemorizaba  la  fama  de  esta  gente. 


49B  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

No  se  sabia  qué  lengua  hablaban  ni  que  hubiese  intérpretes 
con  quien  comunicarles,  siendo  así  que  teníamos  en  la  reduc-r 
cion  de  Xéberos  algunos  200  que  eran  Gutinanas  y  hablaban 
la  misma  lengua,  y  algunos  Maparinas  en  Guallaga,  que  tam- 
bien  la  entienden.  Todo  se  ignoraba,  basta  que  se  descubrió  con 
la  ocasión  que  diré.  Un  vecino  de  Borja,  que  era  el  capitán 
Juan  Martínez  y  fomentaba  mucho  estas  misiones,  se  deter- 
minó á  petición  de  los  Padres  á  descubrir  este  sacramento  y 
romper  los  muros  de  temores  que  había  de  la  nación  Aguana. 
Juntó  hasta  320  indios  de  los  amigos,  y  con  otros  cuatro  sol- 
dados entró  la  tierra  adentro  de  los  Agúanos,  acompañándole 
el  P.  Raimundo  de  Santa  Cruz.  Cogieron  en  una  casa  13  per- 
sonas, y  teniéndolas  en  prisiones,  repararon  que  un  cutinana 
de  los  qu^  iban  por  amigos  estaba  en  conversación  con  uno  de 
los  prisioneros,  con  que  se  descubrió  ser  la  misma  lengua. 
Volviéronse  antes  que  la  provincia  se  convocase,  por  haber 
conseguido  el  intento,  que  era  sacar  lenguas,  llevándose  con- 
sigo á  los  Agúanos  que  habían  cogido;  teniendo  á  grande  dicha 
y  buena  Jiazaña  el  haber  hallado  tenían  por  intérpretes  á  los 
Gutinanas,  y  el  llevar  lenguas  de  la  mesma  nación  que  con 
más  seguridades  les  hablasen,  y  el  haber  entrado  y  salido  sin 
lesión  alguna  ni  derramamiento  de  sangre. 

El  año  siguiente  de  1654,  por  enero,  se  comenzó  á  pacifir 
car  esta  nación,  casi  por  el  mismo  modo  y  por  el  mismo 
tiempo  que  los  Barbudos.  El  cacique  de  los  Gocamillas  don 
Felipe  Manico,  que  estaba  nombrado  por  gobernador  de  su 
pueblo,  juzgando  que  no  había  de  ser  para  menos  que  el  caci- 
que cocama  don  Raimundo  de  Aconoma,  que  «pacificaba  á  los 
Barbudos,  tomó  á  su  cargo  á  los  Agúanos;  y  así,  con  licencia 
que  tenían  ambos  del  teniente  de  Borja  y  pidiéndosela  al  E^dre, 
juntó  su  gente,  y  llevando  herramientas,  un  intérprete  cutina- 
na y  una  india  aguana,  fué  á  probar  ventura,  cuyo  suceso  re- 
fiere el  P.  Raimundo  de  Santa  Gruz  en  la  misma  carta  que  el 
de  los  Barbudos,  que  arriba  referí,  y  dice: 

tUará  tres  meses  fui  á  ver  á  V.  R.  (el  P.  Lucas  de  la  Gueva, 
•que  era  Superior);  dejé  dicho  al  gobernador  D.  Felipe  Mani- 
aco fuese  á  enviar  á  hablar  á  sus  parientes  la  mujer  aguana. 


NOTICIAS  AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO  MARAÑÓN.      429 

«reliquia  de  las  que  el  año  pasado  se  sacaron  con  la  gruesa 
•armada.  Hizo  el  gobernador  lo  que  le  dije,  enviando,  decom- 
spasivo,  la  otra  muchacha,  por  consolar  la  mujer.  Llevólas 
j»hasta  la  mitad  del  camino,  donde  entendió  no  habria  más 
sriesgo  de  tigres.  Salióse  á  esperar  á  la  orilla  del  rio.  Al  cabo 
»de  algunos  dias  vio  Agúanos;  llegóse  y  ellos  se  retiraron,  quizá 
»por  pasar  en  la  ocasión  unas  canoas  de  españoles.  Estúvose 
•allí  diez  dias  bobonando  (1)  de  día  y  de  noche;  como  vio  que 
»no  salían,  se  vino  al  pueblo.  Dióme  aviso  de  lo  sucedido  pi<- 
•diendo  licencia  para  volver,  Dísela,  enviándole  á  decir  entra- 
rse, si  se  hallaba  con  buen  corazón,  y  hablase  á  esta  nación  en 
Bsus  tierras.  Volvió  á  llamar  con  bobonería;  no  salieron,  y  co- 
«giendo  otro  camino  casi  un  día  más  arriba,  se  entró  con  21 
•indios  y  Pedro  el  cutinana,  que  Y.  R.  me  hizo  caridad  dé  dar 
•para  solicitar  esta  nación.  Durmieron  una  noche  en  el  camí- 
sno;  otro  día  á  las  cuatro  de  la  tarde  hallaron  una  chacra  y  en  ella 
»una  mujer;  no  la  quisieron  hacer  daño,  sino  hablarla;  luego 
•que  sintió  gente,  corrió  á  dar  aviso  á  los  suyos,  con  que  lio- 
svieron  Agúanos  con  sus  armas  sobre  nuestra  gente.  Quisie- 
•ron  pelear;  hablóles  Pedro,  ayudándole  dos  mozos  Maparinas^ 
«>que  en  la  ocasión  hallaron  se  entendían  con  esta  nación. 
^Declararon  el  intento;  mostraron  las  herramientas;  dio  el  go- 
•bernador  D.  Felipe  Manico  su  hacha  y  cuchillo;  los  otros 
•dieron  las  que  llevaban;  con  que  se  aseguraron  algo  los  pri- 
•mcros,  que  con  la  experiencia  dicha  defendieron  á  los  nues- 
)>tros  de  los  que  de  nuevo  venían.  Señaláronse  en  defenderlos 
•un  cacique  y  su  hijo,  y  aun  no  bastaba,  porque  entendían 
•que  era  engaño.  Procuraron  los  nuestros  asegurarlos,  y  no 
•pudiendo  del  todo,  les  atemorizaron  con  decir  el  cacique 
•Manico  tenia  mucha  gente  en  su  pueblo,  que  muerto  óly  ven- 
•dria  sobre  ellos  juntamente  con  los  españoles,  á  quienes  de- 
•jaba  en  el  rio,  y  que  ellos  solos  se  habían  adelantado  por  no 
•alterarlos  y  hablarles  con  quietud;  que  se  sosegasen  y  no  pe- 
•leasen,  que  seria  para  su  mal  y  destrucción.  Con  esto  cesaron 
*dé  querer  pelear;  pero  quisieron,  para  informarse,  quedar 

(1)    Tocando  la  babona  ó  bocina  de  caña  brava  ó  guadua. 


4S0  BOLETÍN  DE  LA   SOCIEDAD   GEOdRÁFIGA. 

»con  el  gobernador;  defendiéronlo  y  también  á  los  dos  Ma- 
»parinas.  AI  fin  cogieron  á  Pedro,  quizá  por  disposición 
adivina,  por  ser  él  muy  capaz  y  más  conforme  con  su  lengua. 
>No  pudieron  defenderlo,  antes  trataron  de  despedir  nuestra 
tgente,  diciendo  saldrian  con  el  muchacho  al  quinto  dia. 
«Nuestra  gente  trató  de  salir  y  á  cada  paso  los  atajaban  á  qui- 
litarles  las  flechas,  cerbatanas,  rodelas  y  camisetas,  quizá  con 
»el  seguro  de  que  iban  de  paz,  que  ellos  al  principio  también 
«temieron.  Dicen  estos  les  querían  quitar  las  armas  para  ma« 
•tarlos  sin  ellas;  algunas  trocaron;  una  rodela  quitaron  junta- 
emente  con  las  cerbatanas  que  estos  tienen  por  armas.  Gami- 
»naron  la  noche  para  salir  á  donde  tenian  las  canoas.  El  go- 
»bernador  dice,  que,  estando  ya  cerca  de  la  casa,  cuando  en- 
»traban,  se  hincó  dos  veces  de  rodillas  pidiendo  á  Dios  y  á  la 
«Virgen  Santísima  lo  sacase  con  bien  del  empeño.  Salieron 
»como  pidió,  queriendo  la  Divina  Magestad  se  deba  á  sí 
»e8ta  nación.  Dieron  aviso  al  pueblo,  diciendo  fuesen  con  he- 
»rramientas  á  rescatar  y  á  avistarse  con  los  Agúanos.  Bajaron 
«todos  juntamente  con  Antonio  López,  que  llevaba  su  arcabuz. 
»A1  quinto  dia  salieron  los  Agúanos;  hablaron  y  amistáronse, 
«viniendo  con  nuestra  gente  á  este  pueblo  los  que  cabian  en 
•las  canoas,  en  que  se  entraban  á  porfía;  y  aunque  antes  de 
•haber  pasado  á  esta  banda  todos  los  que  habian  de  venir,  dis- 
•paró  Antonio  á  un  palo,  para  que  viesen  la  arma  española^ 
•no  se  inquietaron,  pasando  después  del  tiro  algunos  sin  re* 
•celó  ni  miedo.  Estuvieron  aquí  tres  dias  muy  placenteros. 
•Fuese  esta  primera  camada  y  con  ellos  los  Gocamillas,  que 
•los  bogaban,  hasta  su  casa,  que  dice  uno  de  .los  que  fueron 
•es  mayor  que  la  iglesia  de  Borja.  Durmieron  nuestros  indios 
•entre  ellos  con  seguridad,  viniéndose  con  los  mismos  otros  á 
•ver  el  pueblo;  unos  y  otros  fueron  cargados  de  herramientas 
•que  estos  pobres  les  dieron,  que  es  lo  mismo  que  haber  dado 
•sus  joyas  y  riquezas.  La  segunda  tropa  se  habia  ido  cuando 
•yo  vine;  envíelos  á  llamar;  vinieron  15  con  su  cacique  antes 
•de  ayer  y  hoy  se  fueron.  Diles  el  hacha  que  Y.  R.  me  habia 
•enviado  para  la  canoa,  por  saber  era  muy  de  su  gusto  esta 
laccion  de  caridad,  y  por  no  hallarme  con  otra  cosa  á  propósi- 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS  DEL   FAMOSO   RÍO  MARAÑÓN.      481 

ato  para  la  ansia  que  el  cacique  tenia  de  hacha.  Los  otros  He- 
»varon  á  cuchillo,  y  algunos  de  los  400  anzuelos  que  Y.  R.  me 
»hizo  limosna;  aunque  los  Agúanos  no  saben  de  su  uso,  no 
•dejan  de  estimarlos;  más  los  apetecen  los  Barbudos.  Todo  el 
•apetito  de  los  Agúanos  es  hachas  y  cuchillos.  Dejaron  un  mozo 
)>para  lengua  y  prometieron  darme  hasta  5  que  les  pedí  para 
•el  mismo  intento.  La  mujer  y  muchacho  que  enviamos  no 
•han  aprovechado  aún  para  estas  amistades,  por  ser  la  parcia- 
•lidad  que  hemos  comunicado  fieramente  opuesta  á  la  de  la 
•mujer,  á  quienes  llaman  Chamicuro,  Ni  piensan  ni  tratan 
•estos  más  que  destruir  á  Ghamicuro.  Dicen  que  sabiendo  el 
•Ghamicuro  la  nueva  amistad,  se  ha  irritado  más,  diciendo, 
•que  cómo  se  han  amistado  con  quien  tanto  daño  les  ha  hecho? 
•y  que  tratan  de  matarlos  por  las  herramientas  que  han  reci* 
•bido;  y  aunque  son  ambas  parcialidades  de  una  nadon  y 
•lengua,  no  se  hablan  sino  con  el  dardo  y  chingana  en  medio; 
•siendo  tal  el  rencor,  que  decian  querían  matar  estos  niños 
•que  han  quedado,  por  ser  hijos  de  Ghamicuros,  etc.»  Esto 
dice  el  Padre  en  la  carta  de  lo  tocante  al  modo  con  que  co* 
menzó  á  pacificarse  esta  nación. 

Juzgábase  ser  una  parcialidad  la  pacífica;  después  se  halló 
que  erao  dos  con  diferentes  caciques  y  rancherías,  si  bien 
aMados  y  unidos,  llamados  Seculusepa  y  Chilicagua.  Resta- 
ban par  pacificarse  otras  de  la  misma  nación,  sus  contrarias, 
y  que  se  hacían  bárbaras  matanzas.  Para  su  quietud  y  paci- 
ficación han  hecho  los  Padre  varias  diligencias,  procuran- 
do hablarlas  á  todas,  y  los  españoles  algunas  entradas  en  ar* 
madillas.  Últimamente,  el  general  D.  Juan  Mauricio  Baca 
de  Evan,  que  entró  á  ver  esta  nación,  en  que  estaban  ya  de 
paz  los  Meliquinea  [ó  Meleguinas]  y  Tibilos  y  otras  parciali- 
dades de  menor  porte,  despachó  un  capitán  á  que  pacificase  y 
sacase  á  verle  al  cacique  Ghamicuro,  que  restaba,  y  era  el  más 
ruidoso  y  temido.  Redújose  con  toda  su  parcialidad  y  salió  á 
ver  al  general,  con  que  se  puso  la  tierra  en  paz,  no  con  la  fir- 
meza que  se  pretendió  entre  ellos,  porque  no  han  dejado  de  ejer- 
citar sus  venganzas  y  matanzas,  y  ha  sido  menester  que  el  te- 
niente general  entre  á  sus  tierras  á  hacer  castigos,  como  los 


432  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

hizo,  ahorcando  á  un  cacique  y  á  otro  principalejo  de  los  Me- 
liquines,  por  haber  muerto  á  traición  cuatro  de  los  que  primero 
se  pacificaron,  que  eran  el  cacique  Ghilicagua  y  tres  de  sus 
compañeros,  que  habian  ido  á  verlos  debajo  de  amistad. 

El  P.  Raymundo  de  Santa  Cruz  ha  hecho  muchos  viajes  á 
sus  rancherías  hasta  las  de  Ghamicuro,  la  tierra  adentro,  tres  y 
cuatro  dias  de  camino  de  á  pié  con  las  incomodidades  y  moja- 
duras de  estas  montañas,  con  muchas  llagas  que  se  le  abrían 
y  apreturas  del  pecho  asmático,  que  llegaba  casi  á  caerse 
muerto,  según  lo  que  ahogándole  le  apretaba.  Tomaba  este  tra- 
bajo, y  aun  otros  riesgos  de  la  vida,  porque  varias  veces  le  di- 
jeron que  le  querían  matar  y  comérselo,  con  fin  de  atraerlos  á 
que  acabasen  de  salir  á  poblarse  en  partes  que  se  pudiesen  doc- 
trinar. Antes  que  el  P.  Raimundo  de  Santa  Cruz  fuese  á  sus 
tierras,  con  los  mismos  intentos  hizo  viaje  á. ellas  el  P.  Lucas 
de  la  Cueva,  en  la  ocasión  que  dije  arriba  bajó  con  el  general 
D.  Martin  de  la  Riva  á  ver  esta  nación  y  la  de  los  Barbudos; 
donde  fué  de  estimar  la  fineza  de  cristiandad,  piedad  y  vene- 
ración de  sacerdotes  que  usó  este  caballero  con  el  Padre,  en  el 
camino  de  tierra  que  hay  desde  las  orillas  del  rio,  á  donde  ha- 
bian salido  los  Agúanos  á  ver  á  su  señoría  y  al  Padre,  hasta  la 
ranchería  de  esta  gente,  que  quisieron  verla.  Era  fuerza  cami- 
nar unas  tres  leguas,  y  el  Padre  desmayó  de  cansancio  y  délos 
achaques  que  padecía,  sin  poder  caminar.  Fué  necesario  car- 
garlo en  un  htmndo  (1)  de  una  hamaca,  y  que  la  carga  se  re- 
partiese  entre  los  españoles,  porque  los  indios  llevaban  otras. 
El  primero  que  cogió  el  palo  del  huando  fué  su  señoría  y  lo 
llevó  la  parte  del  camino  que  le  cabia,  que  fué  un  buen  tre- 
cho, cargando  al  Padre.  Después  que  se  remudó  con  otros,  sa- 
cando la  espada  ancha  que  llevaba,  iba  con  ella  cortando  las 
ramas  y  aderezando  el  camino  para  que  pasase,  estimando 
esta  acción  con  más  afecto  que  el  cargo  de  gobernador  y  ca- 
pitán general  y  el  hábito  de  Santiago  que  tenia  á  los  pechos, 
con  que  dio  gran  ejemplo  á  los  gentiles  y  aun  á  los  espa- 
ñoles. 

(1)   PaUoquiD,  silla  de  maoos,  angarillas,  etc.  en  quichua. 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      433 

Las  muestras  que  se  vieron  de  esta  nación  en  razón  del 
número  de  gente,  fueron  buenas  y  de  mucha  chusma,  y  se 
pudo  colegir  de  los  que  habitaban  y  dormian  en  sola  una 
casa.  El  P.  Lúeas  de  la  Cueva  contó  en  sola  una  casa  108  ha- 
macas, y  después  los  vi  yo  aun  en  mayor  número,  y  en  otras 
casas  á  40  y  60,  por  ser  estilo  de  esta  gente,  que  tantas  hama- 
cas ha  de  haber  colgadas  cuantas  personas  moran  en  la  casa; 
porque  el  niño  recien  nacido,  la  mujer,  el  marido  y  todos, 
cada  uno  duerme  en  su  hamaca  distinta,  con  un  fogoncillo  en 
el  suelo  hacia  los  pies.  Tiénenlas  colgadas  por  todo  el  cuerpo 
de  la  casa,  de  un  lado  á  otro,  en  hileras,  pendientes  de  las  ti- 
rantes que  al  propósito  atraviesan.  Los  más  alentados  duer- 
men inmediatos  á  las  dos  puertas  que  tiene  la  casa,  una  en 
cada  cabecera,  con  las  armas  á  punto  arrimadas  á  la  tirante  ó 
clavadas  para  poderlas  coger  en  cualquier  rebato. 

Al  tiempo  que  padecían  la  peste  que  he  dicho  les  sobrevino 
de  las  primeras  vistas  de  españoles,  bajó  el  teniente  general 
de  este  gobierno  á  tomar  la  posesión  y  recibir  la  obediencia 
que  daban  á  S.  M.  estas  dos  naciones  de  Agúanos  y  Bar- 
budos; iba  yo  en  su  compañía,  y  sabiendo  lo  que  padecían  de 
los  caciques  y  gente  que  salieron  á  la  orilla  del  rio  á  dar  la 
obediencia,  hube  de  entrar  á  sus  rancherías  para  lograr  los 
niños  que  suelen  peligrar  con  semejantes  pestes,  metiéndome 
la  canoa  unos  tres  cuartos  de  legua  por  entre  árboles,  por  es- 
tar el  rio  crecido,  que  inundaba  hasta  muy  dentro  del  monte; 
dejando  la  canoa  á  tres  leguas  de  tierra,  llegué  á  las  ranche- 
rías, donde  de  buena  gana  me  sacaron  los  niños  para  que  los 
bautizase.  De  ambas  parcialidades  se  bautizaron  75  infantes  y 
varios  adultos,  ya  catequizados  y  nombrados. 

Con  la  referida  y  otras  pestes  se  ha  minorado  mucho  esta 
provincia,  de  modo  que  al  presente,  de  lo  que  se  sabe  de  ella, 
no  se  halla  que  tendrá  sino  unos  200  indios  de  lanza  (como  los 
Barbudos),  que  harán  hasta  1.000  almas.  Yanse  poblando  en  las 
mejores  tierras  que  se  conocen  en  estas  montañas  para  sus  fru- 
tos de  maíz,  plátanos,  yucas,  chontas,  etc.;  de  buenas  aguas, 
un  dia  de  rio  abajo  de  Santa  María  de  Guallaga,  unas  tres 
leguas  la  tierra  adentro,  en  tres  pueblos.  £1  primei*o  dista  del 


.434  BOLETÍN  DE  LA   SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

Último  tres  leguas,  y  eu  medio,  en  el  mesmo  camino,  está  el 
otro.  Pasa  por  abora  con  estas  divisiones,  á  causa  de  que  la» 
parcialidades  aún  no  se  acomodan  á  vivir  juntas.  Puédanse 
doctrinar  así  bastantemente,  hasta  que  el  tiempo  enseñe  otra 
cosa,  y  puede  ser  que  se  descubran  otras  parcialidades  de  la 
mesma  nación  con  que  crezcan  los  pueblos,  para  que  bayga 
ocupación  de  dos  sacerdotes.  No  se  les  aprieta  á  que  se  pueblen 
más  á  las  orillas  del  rio  de  Guallaga,  por  la  multitud  de  zan- 
cudos que  en  ellas  hay,  que  en  gente  desnuda  y  que  no  usa  de 
toldos,  no  fueran  tolerables.  Es  gente  limpia  de  sarna  ó  carato,, 
desnuda,  si  bien  las  mujeres  traen  pampanillas,  que  se  en- 
vuelven y  cubren  de  la  cintura  para  abajo,  y  los  varones  otras 
menores  curiosamente  tejidas,  con  labores,  de  una  tercia  ó  más 
de  largo,  poco  menos  de  ancho,  que  se  cuelgan  de  la  cintura 
para  abajo,  con  que  no  andan  tan  indecentes  como  los  Barbu- 
dos. Ya  van  poniéndose  algunos  camisetas,  que  las  tejen  las 
mujeres  aguanas,  muy  delgadas,  de  algodón. 

Con  los  que  después  se  han  ido  bautizando  de  esta  nación, 
por  todos  son  hasta  200  los  niños  y  otros  80  los  adultos.  No 
se  ha  visto  aún  la  chusma  de  varias  rancherías,  ni  se  sabe 
si  son  de  su  mesma  nación  los  Siclunas^  sus  comarcanos,  que 
mediante  ellos.se  pueden  pacificar.  Unas  de  sus  ñeras  cos- 
tumbres es  matarse  con  barbasco  ó  veneno,  que  lo  toman  las 
mujeres,  principalmente  para  vengarse  con  tanto  daño  proprio 
de  sus  maridos  ó  de  otros. 

Tienen  su  modo  de  iglesia  con  campanas...,  rancho  para  el' 
Padre  con  algunas  alhajas,  y  para  principio  de  su  sustento, 
cuatro  ó  seis  cabezas  de  ganado  vacuno  y  algunas  aves,  de  que 
cuidan  los  indios. 


ADICIONES. 

Dos  reducciones  principales  de  Agúanos  hubo  desde  los 
principios:  la  de  San  Antonio  A6ad,  en  poca  distancia  del  Gua- 
llaga,  y  la  de  San  Xavier^  que  hoy  se  llama  de  los  Ghamicuros, 
algunas  leguas  más  distante.  Quien  les  dio  mucha  forma  íá- 


^ 


NOTICIAS  AUTÉNTICAS  DEL  FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      4a5 

bricando  en  ellas  casa  é  iglesia  é  industriando  la  gente  en  el 
rezo  7  policia  cristiana,  fue  el  P.  Lorenzo  Lucero,  el  cual,  des* 
pues  de  fundado  el  pueblo  do  la  Laguna,  mandó  desde  allí 
abrir  camino  de  á  caballo  para  visitarlos  á  menudo.  Recogió 
también,  con  la  ayuda  del  gobernador  don  Gerónimo  Vaca, 
muchos  indios  de  la  parcialidad  del  Ghamicuro  que  aun  vivían 
en  su  retiro.  Gon  esto,  la  reducciou  de  San  Xavier  tuvo  por 
entonces  notable  aumento.  Del  pueblo  de  los  Agúanos  apartó 
la  parcialidad  de  los  Tibilos,  con  quienes  tenían  disensiones 
continuas,  7  fundó  con  ellos  otro  pueblo  aparte  entre  el  de  San 
Xavier  7  la  Laguna,  que  se  llamó  San  Lorenzo  de  los  Tihilos. 
Este,  con  el  tiempo,  por  fin,  se  acabó.  El  de  San  Xavier,  que 
aun  persevera,  cuenta  al  presente  237  almas,  7  el  de  San  Anto- 
nio Abad  solas  92.  A  más  de  las  pestes,  matanzas  entre  sí,  lo 
que  ha  consumido  á  los  Agúanos  han  sido  las  correrías  i  los 
Xíbaros  7  otras  naciones,  porque,  por  muy  valientes,  eran 
un  tiempo  muy  apetecidos  para  soldados.  Los  pocos  que  que- 
dan, en  especial  los  Ghamicuros,  tienen  boy  fama  de  muy 
cobardes,  pero  muy  fieles  7  amantes  de  sus  misioneros. 


« 


I  VL 


Misión  de  los  ParanapuraSy  ChayábitaSj  ñíuniches  y  Otanavis. 


Paranapura  es  un  río  ó  quebrada  que,  teniendo  su  origen 
en  los  cerros  de  Moyobamba  y  de  los  Ghayabitas,  desemboca 
en  el  de  Guallaga  á  poco  más  de  un  dia  de  camino  de  rio,  arri» 
ba  de  el  pueblo  de  Santa  María  de  Guallaga.  En  esta  quebrada 
6  en  algunos  sitios  de  ella  vivían  escondidos  y  huyendo  de  las 
malocas  que  solían  hacer  los  vecinos  de  Moyobamba,  llevándose 
las  mujeres  7  chusma  de  la  gente  que  encontraban,  algunas 
parcialidades  de  la  nación  Xébera,  que  no  pasaban  de  30  indios 
de  lanza;  parte  de  ellas  se  llamaban  Xéheros  Muniches,  por  la 


4a6  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

comunicacioQ  y  haber  emparentado  con  los  Muniches  y  apren- 
dido su  lengua,  por  estar  vecinos  á  ellos,  cuyas  rancherías  y 
habitaciones  están  mas  adelante  de  Paranapuras(sic),  en  que- 
bradas que  bajan.de  los  mismos  cerros  de  la  jurisdicción  de 
Moyobamba. 

Yeian  algunas  veces  los  Padres  á  los  dichos  Xéberos  de  Pa- 
ranapuras,  viniendo  ellos  también  á  ver  al  que  estaba  en  la 
Limpia  Concepción  de  Xéberos  y  en  Santa  María  de  Guallaga. 
Por  haber  reconocido  la  amistad  y  comunicación  que  tenían 
con  los  Munichos,  deseaban  los  Padres  por  ese  medio  intentar 
y  fundar  una  reducción  con  unos  y  otros  en  Paranapura.  No 
se  ponia  en  ejecución  por  haber  falta  de  Padres,  añadiéndose 
después,  que,  con  ocasión  de  haber  hurtado  un  Xébero  la  mu- 
jer de  otro  principal,  llevándosela  á  Moyobamba,  donde  á  poco 
tiempo  la  mujer  murió,  andábase  el  raptor  descarriado,  sin 
tratar  de  volver  á  los  suyos,  de  miedo  del  marido  de  la  india. 
Aportó  á  los  Chayabitas,  que  no  dejaban  de  tener  alguna,  co- 
municación con  los  Paranapuras,  donde,  introduciéndose  y 
ganando  la  voluntad  de  aquella  gente,  el  cacique  le  dio  por 
mujer  á  una  hija  suya,  y  con  ella  trató  de  bajar  á  Guallaga  y 
pedir  al  Padre  la  bautizase  y  los  casase.  Así  lo  hizo,  y  bajó  lle- 
vándose consigo  al  cacique  su  suegro  y  otro  también  cacique 
de  otra  parcialidad  con  algunos  sus  sujetos,  persuadiéndoles 
pidiesen  al  P.  Raimundo  de  Santa  Cruz,  que  era  el  que  residía 
en  Guallaga,  los  bautizase  y  doctrinase  también  su  pueblo,  sa- 
cando Dios  de  aquel  mal  este  bien.  Con  buena  instrucción  y 
catecismo  los  bautizó  y  casó  al  contenido;  y  para  ver  la  dispo- 
Bicion  que  tenia  su  pueblo  para  doctrinarse,  subió  con  ellos 
mesmos  y  algunos  Cocamas  navegando  unos  diez  dias  hasta 
los  cabeceros  de  Paranapuras,  y  trepando  tres  leguas  de  cerros 
•con  molestia  de  unas  garrapatas  que  se  pegan  al  cuerpo  y  aga- 
rran tan  fuertemente,  que  no  se  arrancan^sin  dejar  llaga,  hasta 
llegar  á  un  alto  en  que  estaba  el  primer  pueblo  de  los  Chaya- 
bitas,  pequeño,  de  unas  100  personas,  que  hacían  20  familias 
de  buena  chusma;  é  informándose  de  los  demás  que  había  la 
tierra  adentro,  que  decían  eran  más  en  número,  los  dejó  apala- 
brados de  que  harían  lo  que  conviniese  á  su  doctrina,  conten-* 


NOTICIAS    AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑON.      4ar7 

tándose  por  entonces  con  bautizar  solos  niños  y  pocos  adultos 
que  había  necesitados. 

Por  este  mismo  tiempo  envió  el  Padre  recado  al  cacique 
principal  de  los  Muniches  convidándole  le  viniese  á  ver.  Vino 
el  cacique  á  ver  al  Padre  con  algunos  de  sus  sujetos,  á  quienes 
habló  y  acarició  en  orden  á  tenerlos  en  amistad  y  que  diesen 
obediencia  á  S.  M.  y  admitiesen  el  ser  doctrinados;  y  dándoles 
algunas  hachas  y  herramientas  (principal  cariño  y  agasajo 
para  ganar  estas  gentes),  los  despachó.  Dando  el  Padre  razón 
de  todo  al  P.  B.  Pérez,  que  era  Superior  y  estaba  en  Borja,  se 
determinó  á  enviar  otro  Padre  que  tratase  de  fundar  una  re- 
ducción de  Paranapuras,  Ghayabitas  y  Muniches,  procurando 
juntar  todas  estas  naciones,  por  ser  pequeñas,  rezagos  de  las 
malocas  de  Moyobamba,  que  cada  una  sola  no  era  bastante; 
juntas  harian  algo  de  importancia.  Señaló  y  envió  la  santa  obe- 
diencia al  Padre  que  tomase  á  su  cargo  esta  reducción,  á  me- 
diado del  año  de  1654.  Llegó  á  Santa  María  de  Guallaga,  por  ser 
paso  para  subir  á  Paranapura,  donde  halló  que  le  esperaban 
los  principales  de  los  Paran  apuras  y  Ghayabitas,  y  logrando  la 
ocasión  y  gusto  que  mostraban  los  indios  con  su  nuevo  y  pro- 
pio Padre,  subió  con  ellos  á  que  se  viese  y  registrase  el  punto 
más  á  propósito  para  que  se  poblasen  ellos  y  los  Muniches. 
Visto  el  que  parecía  más  acomodado  y  que  caia  en  medio,  para 
que  en  él  se  llamasen  y  juntasen  estas  naciones,  mientras  se 
disponían  las  cosas  y  hacian  las  sementeras,  se  estuvo  el  Pa- 
dre en  las  rancherías  de  Paranapuras,  que  estaban  en  el  retiro 
de  una  quebradilla,  mosquitero  continuo  y  de  excesivo  calor 
con  los  reflejos  del  sol,  por  ser  arenisco. 

De  estas  rancherías  fué  también  el  Padre,  con  fin  de  solici- 
tarlos á  que  bajasen  á  poblarse,  á  ver  á  los  Ghayabitas,  nave- 
gando unos  siete  dias  de  rio  arriba  y  subiendo  á  los  cerros,  con 
molestia  de  garrapatas,  donde  tenían  su  pueblo  y  de  donde  se 
ven  las  inmensas  llanadas  de  estas  montañas,  cubiertas  de  es- 
pesura de  árboles  altos  y  copados  y  variedad  de  palmas,  sin 
que  haya  cerro  ni  cosa  que  estorbe  á  la  vista  hasta  todo  lo  que 
puede  alcanzar.  Gon  estas  visitas,  comodidades  y  doctrinas 
que  se  les  ofrecía,  aunque  sentían  dejar  sus  tierras,  fueron 


438  BOLETÍN  DE   LA.  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

bajando  los  de  este  pueblo  adonde  se  había  señalado  para  po* 
blarse  en  Paranapura,  ayudándoles  el  Padre  con  canoas,  he- 
rramientas y  otras  cosas  que  habían  menester,  y  asegurándo- 
les principalmente  que,  teniendo  doctrina,  no  les  harían  daño 
los  españoles  ni  llevarían  sus  hijos,  que  es  lo  que  sumamente 
sienten.  Bajaron  á  lo  mesmo  algunos  de  la  tierra  adentro  de  la 
nueva  nación  Ghayabíta,  con  que  iba  la  población  poniéndose 
en  buen  punto,  con  esperanzas  de  reducirlos  á  todos. 

Trató  el  Padre  de  hacer  lo  mismo  con  los  Muniches  (á  quie- 
nes en  Moyobamba  llaman  OtanábesJ  en  orden  á  arrancarlos  de 
su  tierra  y  que  se  poblaran  en  Paranapura.  Envió  á  llamar  al 
cacique  principal,  á  quien  habló,  diciéndole  lo  que  convenia 
en  la  materia.  Oyó  el  cacique  con  atención,  y  llegando  su  vez, 
respondió  que  él  también.  Así  lo  hizo,  admitiendo  el  ser  doc- 
trinados,  pero  dando  solución  (por  ser  de  juicio  y  capacidad)  á 
todas  las  razones  que  se  le  hablan  propuesto  para  mudarse, 
todo  en  orden  á  no  dejar  sus  tierras.  Díjole  el  Padre  (mostrán- 
dole agrado  de  su  buen  entendimiento  y  claridad  con  que  ha- 
bla hablado)  que  iria  á  verlos  en  ellas  y  ver  si  habia  comodi- 
dad y  bastante  gente  para  tener  un  Padre  que  los  doctrinase. 
El  cacique  (llamábase  Juanio)  respondió  que  fuese  en  hora 
buena,  que  seria  bien  recibido  y  con  gusto  do  todos.  Hizo  «I 
viaje  el  Padre  con  17  indios  solos  de  escolta  y  bogas  no  sin 
recelo  y  riesgo  de  enemigos,  navegando  catorce  dias,  por  haber 
de  dar  la  vuelta  por  el  rio  de  Guallaga  y  entrar  subiendo  la 
quebrada  donde  viven  los  Muniches,  que  está  tres  dias  más 
arriba  de  la  boca  de  Paranapuras.  Tuvo  gran  cantidad  de  zan- 
cudos, que  de  noche  parecía  estaba  todo  el  aire  hecho  un  en- 
jambre de  ellos;  no  dejaban  hacer  la  pobre  cena  á  la  gente; 
metíanse  por  la  boca,  narices  y  ojos;  menos  los  dejaban  dor- 
mir, porque  no  tenían  toldos;  íbanse,  dejando  al  Padre  solita- 
rio en  la  playa,  huyendo  de  ellos  en  las  canoillas,  por  ver  si 
podían  dormir  en  ellas  apartados  en  el  rio;  ni  con  estas  dili- 
gencias, de  que  usan  valerse  estas  gentes  en  semejantes  casos, 
se  podían  librar,  por  estar  todo  cundido  de  zancudos.  Este  tor- 
bellino de  ellos  tiene  el  rio  de  Guallaga  y  las  partes  sus  veci- 
nas, como  dije  arriba,  en  especial  en  aquella  temporada,  que 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL  FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      489 

era  por  el  mes  de  noviembre  y  cuando  cesan  las  crecientes 
que  inundan  la  tierra,  por  el  cieno  y  podredumbre  de  hojas  y 
palos,  que  es  de  donde  se  crian  tan  molestas  sabandijas.  Ca- 
minando por  la  quebrada  arriba,  cesó  esta  plaga,  pero  vino  la 
de  la  hambre,  porque  les  faltó  in  totum  la  comida.  Un  dia  les 
suplió  por  pan  al  Padre  y  á  los  indios  el  cogollo  de  una  pal- 
mera de  chonta  (1)  y  su  fruto  en  flor.  Sobre  l2^  hambre  entraron 
on  grandes  temores  de  que  estaban  de  malas  los  Muniches, 
fundándose  en  que  no  hallaban  el  socorro  de  comidas  que  ha- 
bian  enviado  á  decir  al  cacique  Municbe  tuviese  en  el  camino, 
7  en  las  amenazas  que  había  echado  un  indio  de  que  se  habia 
de  valer  y  hacerse  fuerte  con  los  Muniches  y  matar  á  los  es- 
pañoles, al  Padre  y  á  todos,  por  una  vuelta  que  le  habían  dado 
unos  indios  de  Paranapura,  y  en  otras  memorias  semejantes, 
que  refrescaban,  de  que  habían  dicho  en  otros  tiempos  habían 
de  matar  al  Padre,  al  cacique  principal  de  Paranapura,  que 
iba  en  esta  escuadra,  etc.  Estos  temores,  como  de  enemigos, 
los  asombraban  y  ponían  en  cuidado ;  pero  el  mayor  enemigo 
que  les  hacia  ya  la  guerra  y  apuraba,  era  la  hambre.  En  fin, 
andando  en  frutas  silvestres  que  la  matasen  ó  engañasen ,  se 
socorrió  esta  necesidad  con  una  chacra  de  yucas  y  alguna  gente 
de  Muniches  que  acertaron  á  encontrar,  porque  con  este  en- 
cuentro, que  en  la  sazón  fué  de  mucha  alegría,  cesó  la  hambre 
con  las  yucas  y  se  quitaron  los  temores  con  la  relación  que 
dieron  los  Muniches.  Aseguróse  todo  más,  porque,  habiendo 
tenido  aviso  el  cacique  muniche  (que  se  lo  dieron  dos  indios  que 
habían  'despachado  había  dos  ó  tres  días  ha,  con  ñn  de  que 
viesen  qué  rumores  corrían)  de  que  iba  ya  el  Padre  y  estaba  en 
necesidad,  bajó  el  cacique  á  recibirle  con  socorro  de  comidas  y 
bogas,  dándole  á  su  modo  la  bien  venida  á  sus  tierras  y  dícién- 
dole  que  habia  estado  muy  triste  y  cuidadoso  con  la  tardanza, 
juzgando  le  habían  muerto  los  aucas  enemigos  que  suelen  andar 
por  el  rio  de  Guallaga;  y  cómo  habia  enviado  cuatro  indios  con 
comidas  al  camino,  donde  esperaron  algunos  días  y  de  donde. 


(1)    Buterpe  oUraeta. 


440  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

por  madurarse  los  plátanos  y  echarse  á  perder,  se  habian  vuel- 
to. Llevó  al  Padre  por  la  quebrada  arriba  hacia  sus  rancherías, 
donde  en  el  puerto  esperaba  la  demás,  de  fiesta,  con  llautus  de 
palma  que  coronaban  sus  cabezas,  una  rueda  de  indios  que 
daban  vueltas  danzando  á  su  modo,  con  flautas  pequeñas  ó 
zamponas,  que  las  tocan  con  buena  armonía  y  consonancia,  y 
otra  rueda  de  flautas  grandes  y  gruesas.  Ck)n  esta  fiesta  lleva- 
ron al  Padre  á  las  casas  del  cacique,  que  distan  del  puerto 
como  un  cuarto  de  legua,  donde  tenían  hecho  un  rancho  para 
el  Padre  y  luego  hicieron  capilla  para  que  dijese  misa.  El  ca- 
cique mandó  trujesen  camarico,  á  que  acudieron  todos  trayen* 
do  pescado,  yucas,  plátanos,  zapallos,  caña  dulce  y  otros  frutos 
de  la  tierra,  de  que  pusieron  al  Padre  un  buen  rimero.  Hízole 
al  dia  siguiente  una  pesca  con  barbasco  en  su  quebrada,  que 
es  muy  abundante  de  sábalos  y  boquichicos,  deque  cogieron 
gran  cantidad.  No  halló  el  Padre  ser  bastante  la  gente  para 
ocupación  de  un  sacerdote,  pues  no  pasaban  de  64  indios  de 
lanza  de  toda  la  nación,  con  pocas  mujeres  y  chusma.  Díjole 
por  medio  de  intérpretes  el  intento  conque  había  ido  á  sus  tie- 
rras, y  aunque  todos  en  voz  común  admitían  el  ser  doctrina- 
dos y  cristianos,  en  tratándoles  de  que  saliesen  de  sus  tierras 
á  poblarse  donde  puedan  serlo  teniendo  Padre,  hoc  opus,  hic 
labor  est.  Habiendo  hecho  varias  pláticas  sobre  la  materia,  los 
días  que  allí  estuvo,  y  de  los  misterios  de  la  fé,  no  consiguió 
más  por  entonces  que  el  que  se  acercarían  algo  á  Paranapura, 
y  se  poblarían  en  una  quebrada  que  llaman  Sadassoy  que  no 
sale  de  los  términos  de  su  tierra.  Pasó  el  Padre  con  ello, 
con  fin  de  irlos  sacando  con  el  tiempo  á  Paranapura,  y  se  vol- 
vió, dejando  bautizados  algunos  viejos,  de  quienes  supo  des- 
pués habian  volado  dentro  de  pocos  días  á  la  otra  vida  casi 
todos. 

De  lo  referido  se  sabrá  lo  que  pasa  en  otras  partes,  porque 
casi  de  la  misma  manera  recibep  á  los  Padres  otras  naciones, 
con  el  mismo  aplauso  y  fiestas  á  su  modo,  que  no  deja  de  ser 
indicio  de  la  disposición  que  en  ellos  hay  para  tenerlos  en  sus 
tierras  y  sus  doctrinas.  El  embarazo  mayor  que  hay  es  el  ser 
algunas  naciones  muy  pequeñas  y  vivir  en  partes  tan  inhabí- 


NOTICIAS   AUTÉNnCAS   DEL  FAMOSO    RÍO   MARAÑÓN.      441 

tables  y  remotas  para  la  comunicación,  que  no  es  posible  hu- 
manamente puedan  vivir  en  ellas  sacerdotes.  Así,  á  más 
no  poder,  se  ha  procurado  sacar  los  tales  indios  á  donde 
puedan  morar  con  doctrina  y  comunicación  y  ser  corre- 
gidos y  dirigidos  de  la  justicia,  sin  la  cual  no  se  entablará 
cosa. 

Hechas  estas  diligencias,  proseguía  la  población  no  tan  sin 
efecto,  pues  no  sólo  se  iban  poblando  los  Paranapuras  y  Gha- 
yabitas  de  los  altos  referidos,  sino  que  de  la  tierra  adentro 
iban  saliendo  algunos  á  poblarse,  y  también  de  los  Muniches; 
y  parece  se  redujeran  todos  y  se  formara  una  razonable  re- 
ducción. Faltóles  el  Padre,  porque  lo  llamó  la  santa  obediencia 
para  ocuparlo  en  otra  parte  forzosa,  y  hubo  de  desampararlos, 
dejando  solamente  hasta  50  (?)  familias  y  otros  que  también  co- 
menzaban á  poblarse.  Mostraron  grave  sentimiento  los  indios, 
porque  así  como  supieron  que  el  Padre  se  iba,  comenzaron  á 
levantar  alharidos  desde  sus  ranchos,  como  cuando  lloran  sus 
muertos.  Otros,  que  eran  los  más  principales  y  viejos,  se  iban 
al  rancho  del  Padre  y  se  paraban  á  mirarle  y  á  llorar,  sirvién- 
doles las  lágrimas  de  palabras,  que  signiñcaban  su  dolor  y 
aflicion;  de  modo,  que  no  pudiendo  el  Padre  contenerse,  se 
retiraba  á  un  rincón  á  dar  lugar  él  también  á  las  lágrimas, 
sintiendo  grandemente  el  dejar  á  aquellos  pobres  más  que  si 
fuesen  sus  hijos  naturales... 

En  materia  de  doctrina  no  era  menester  trabajar  tanto  con 
ellos  como  con  otros,  porque  tomaban  bien  lo  que  se  les  en- 
señaba y  no  querían  que  nadie  les  llevase  el  pié  adelante  en 
cosas  de  cristianos;  de  que  es  buena  prueba  el  que,  habiéndo- 
les dicho  el  Padre  la  obligación  de  la  abstinencia  d^  carne  en  la 
Cuaresma,  siendo  su  ordinario  sustento  la  montería  que  cazan 
con  cerbatanas  y  veneno,  arrimaron  en  la  Cuaresma  las  cerba- 
tanas, buscando  solamente  yerbas,  frutas  y  pescado  para  pa- 
sarla aun  los  que  no  estaban  bautizados;  cosa  rara  en  estos 
naturales  de  montañas  y  en  que  no  hay  poco  trabajo  y  difi- 
cultad para  que  dejen  de  comer  carne  en  los  días  prohibidos, 
así  por  ser  ellos  demasiadamente  carniceros,  como  porque  no 
siempre  tienen  á  mano  otros  manjares  ni  poseen  diligencia 

29 


412  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

en  prevenirse  de  ellos  para  los  días  de  ayuno,  sino  que  pa- 
rece forzoso  han  de  comer  lo  que  hallan ,  sea  carne  ó  pes- 
cado (1). 

Han  proseguido  acudiendo  al  rezo  de  doctrina  aun  estando 
sin  sacerdote,  y  las  veces  que  van  Padres  á  verlos  ó  asistirles 
por  el  tiempo  que  es  posible,  como  lo  hizo  el  P.  Luis  Vicente 
Centellas,  acuden  á  todo  con  más  cuidado  y  á  servir  al  Padre 
con  puntualidad.  Hase  minorado  esta  reduccion¡con  las  pesies 
y  por  el  punto  en  que  está  el  pueblo,  que  con  ser  arenisco  y 
alto,  tiene  demasiada  humedad  y  vapores  malos,  que  ocasio- 
nan enfermedades  mortales.  También  se  han  vuelto  algunos 
Chayabilas  á  sus  tierras,  conque  no  hay  más,  al  presente,  que 
30  familias.  Pero  si  tuvieran  sacerdote  propio  y  asistente,  se 
mejoraran,  y  hay  esperanzas  de  que  Chayabilas  y  Muniches 
so  reduzcan.  Y  aunque  á  los  Muniches  han  impedido  los  espa- 
ñoles de  los  Lamas  ó  Triunfo  de  la  Cruz,  porque  quieren  de- 
cir que  tocan  á  su  jurisdicción  y  servicio,  por  huir  de  ellos  y 
del  trabajo  que  suelen  darles,  se  vinieran  á  vivir  en  Paraná- 
pura  al  amparo  y  abrigo  del  Padre,  como  de  hecho  ahora  lo  han 
tratado,  viniendo  á  hablar  á  los  Padres,  con  fin  de  acercarse  y 
ponerse  en  Paranapura.  No  sé  en  qué  pararán.  Ellos  dieron 
la  paz  y  la  obediencia  á  la  justicia  de  Borja  por  medio  de  los 
Padres  que  los  pacificaron  en  la  forma  que  he  referido. 

Tiene  esta  reducción  su  iglesia  capaz,  aun  no  acabada,  con 
una  imagen  de  pincel  de  la  Limpia  Concepción  de  Nuestra  Se- 
ñora, de  casi  estatura  entera;  un  crucifijo  pequeño  de  bulto;  un 
viril  de  plata  y  el  pié  de  bronce  dorado;  dos  campanas;  y  de  or- 
namentos pocos ,  con  otras  alhajas  de  lo  doméstico.  De  ganado 
vacuno  hasta  14  cabezas,  y  de  cerda  otro  poco.  Ilácenseen  esta 
quebrada  y  en  las  que  en  ella  desaguan  buenas  pescas.  A  dos 
dias  de  camino  por  el  que  van  á  Moyobamba,  están  unas  fa- 
mosas salinas  de  peñas,  de  donde  á  golpes  de  hachas  ó  barre- 


(1)  Siguen  otros  encomioB  (que  suprimo)  sobre  su  escrupulosa  observancia  de 
la  práctica  religiosa  y  penitencias,  incluso  disciplinas;  y  relaciones  de  casos  de 
muertes  ejemplares,  como  la  de  una  vieja  que  falleció  invocando  A  Dios  y  á  la 
Virgen,  como  si  siempre  hubiese  sido  cristiana. 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARaÑÓN.      443 

tas  sacan  piedras  de  sal  en  cantidad  cuanta  quieren  ó  pueden 
acarrear,  para  embarcarla  en  las  canoas  á  dos  leguas,  que 
lian  de  cargarla  por  tierra. 


ADICIONES. 

Con  los  contratiempos  que  hemos  dicho,  los  Chayabitas,  que 
habían  dado  principio  á  poblarse  con  los  Paranapuras,  retirá- 
ronse  nuevamente  á  los  cerros,  en  donde,  como  apuntamos 
arriba,  se  formó  después  otra  población  debajo  el  amparo  de 
Nuestra  Señora  de  la  Presentación,  que  aun  perseveray  cuenta 
al  presente  442  almas. 

Lo  mismo  sucedió  con  los  Muniches,  quienes,  habiéndose 
-dividido  en  dos  parcialidades,  la  una  se  pobló  por  fin  junto  al 
río  Paranapura,  en  donde  desemboca  la  quebrada  Sadasso^ 
un  dia  de  camino  en  distancia  de  Guallaga.  Llamóse  esta  re- 
ducción San  Antonio  de  Padua  de  los  Muniches,  y  es  la  que 
hoy  aun  persevera.  La  otra  parcialidad,  que  se  llamó  de  los 
Otonaves,  poblóse  debajo  el  patrocinio  de  San  Estanislao  Koska, 
un  dia  y  medio  más  arriba,  en  el  camino  que  lleva  ala  ciudad 
de  los  Lamas,  junto  á  una  quebrada  llamada  Sanonsi,  que  sale 
á  Guallaga;  pero  habiéndose  disminuido  mucho,  volvió  por 
íiñ  á  juntarse  con  los  Muniches.  Ambas  reducciones  juntas 
cuentan  hoy  151  almas. 

La  de  los  Paranapuras,  qué  está  cuatro  dias  más  arriba  en 
la  orilla  del  mismo  rio,  numera  hoy  dia  almas  19*2  y  es  anejo 
del  pueblo  de  los  Chayabitas. 


§  VII. 
Misión  de  los  Roamainas  y  Zapas, 

Conmunmente  han  entendido  y  hablado  de  Roamainas  y 
Zapas  como  de  dos  naciones  distintas.  No  hay  más  funda- 
mento para  eso  que  el  tener  diversos  nombres  y  poblaciones 


444  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

apartadas,  pero  hablan  una  misma  lengua  con  poca  diferen* 
cia  en  la  pronunciación;  y  aunque  vivían  en  diferentes  que- 
bradas del  rio  Tigre,  no  dejaban  de  comunicarse  ni  estaban 
muy  distantes;  con  que  no  hay  para  qué  tenerlas  por  distin- 
tas naciones  ni  provincias,  sino  distintas  parcialidades  ó  po- 
blaciones de  una  misma  nación,  la  una  con  nombre  de  Roa- 
mainas,  la  otra  de  Cepas^  que  en  lengua  del  inga  es  lo  mis- 
rao  que  «conchas».  Este  nombre  de  Cepas  les  dieron  los  espa- 
ñoles, porgue  las  mujeres  traian  por  cubierta  sola  una  concha 
grande,  pendiente  de  un  hilo  que  les  tapaba  las  partes  inde- 
centes (1);  Su  nombre  propio  con  que  los  nombran  los  Roamai- 
nas  es  Iñuru.  Aunque  digo  que  son  dos  parcialidades,  se  ha 
de  entender  que  cada  una  contenia  otras  muchas  con  diferen- 
tes caciques,  pobladas  muy  á  lo  dilatado  en  varias  partes.  La» 
tierras  propias  de  esta  nación  son  en  las  quebradas  que  des- 
aguan en  el  rio  Tigre,  avecindándose  por  ellas  al  de  Pastasa 
(que  se  forma  de  los  rios  de  Latacuuga  y  Hambato,  donde  lo 
llaman  Corino),  de  cuyo  lado,  que  es  á  man  derecha,  como  su- 
bimos por  él,  tienen  las  dichas  quebradas  sus  cabeceras.  De 
ellas,  varando  canoas,  salian  á  hacer  guerra  ó  matanza  á  los* 
Mainas,  que  tenian  por  propias  tierras  y  rios  los  de  este  con- 
torno, principalmente  al  de  Pastasa.  También  se  la  hacian  á 
ellos  los  Mainas  y  Xéberos  por  ambos  rios,  éste  y  el  de  Tigre^ 
y  otras  quebradas.  Entendíase  seria  gran  nación  según  eran  de 
dilatadas  las  tierras  que  ocupaba*,  [..uego  que  llegaron  los  pri- 
meros Padres  á  estas  misiones,  trataron  de  buscar  los  medios 
para  apaciguarla  y  doctrinarla;  en  orden  á  este  intento  se  dis» 
puso  una  armada  en  que  fué  el  P.  Lucas  de  la  Cueva,  y  en 
cuya  entrada  y  caminos  padecieron  muchos  trabajos,  porque, 
sin  topar  rastro  de  gente,  anduvieron  muchos  días  perdidos  por 
achuales  (2)  y  pantanos,  ciénagas  hondables  y  llenas  de  raigones 
y  espinas,  y  sobre  todo  summa  hambre,  que  la  padeció  con  los 


(1)  Véase  la  quinta  nota  del  §  XI,  del  capítulo  primero  de  la  parte  primera. 

(2)  Palmares  de  la  especie  llamada  Achita^  que  crece  y  se  espesa  en  los  terre  - 
nos  anegadizos.  Equivalen  a  los  llamados  Morichales  en  el  Orinoco  por  la  palma 
moriche  ó  murichi  (Aíauricia  JlexuosaJ,  acaso  la  misma  Achua. 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO    RÍO    MARAÑON.       445 

demás  el  Padre  hasta  caer  desmayado.  Túvose  á  favor  divino 
<:oncedido  por  los  méritos  del  glorioso  apóstol  de  la  India  San 
Francisco  Xavier  (patrón  de  las  armas  de  estas  misiones),  qne 
en  su  infra  octavam  del  año  de  1641,  habiendo  dicho  misa 
el  Padre,  y  encomendándole  el  negocio,  se  halló  luego  gente 
de  la  nación  Roamaina,  de  que  prendieron  algunos,  que  des- 
pués han  servido  de  lenguas  para  pacificarla.  Un  mozo  de  los 
-que  prendieron,  acertó  á  estar  en  lo  alto  de  un  árbol  adonde 
habia  subido  á  coger  un  mono  que  tenia  aturdido  con  la  yer- 
ba con  que  cazan  y  se  habia  detenido  en  las  ramas.  Vio  de  re' 
pente  al  pié  del  árbol  gente  de  la  nuestra;  asombrado  de  te- 
mor, perdió  el  sentido,  ó  como  él  después  decia,  se  le  perdió 
el  corazón,  y  quedando  más  aturdido  que  el  mono,  cayó  de  lo 
alto  dando  un  gran  golpe  en  el  suelo,  de  que  quedó  como 
muerto,  maltratado  un  lado,  que  se  le  hablan  quebrado  las 
costillas.  Escapóse  su  cabeza  de  las  manos  de  nuestra  gente, 
que  eran  Xéberos  y  entonces  las  tcnian  todavía  afiladas  (sic) 
para  cortar  cabezas.  Presentáronlo  al  Padre  vendiéndole  el  ser- 
vicio de  que  no  se  la  habian  corlado.  Encomendólo  al  santo, 
porque  estaba  el  muchacho  más  muerto  que  vivo.  El  dia  si- 
guiente remaneció  con  alientos  y  fué  menester  aprisionarlo 
porque  no  so  huyese.  Entre  estos  alborotos,  un  soldado,  por 
inadvertencia,  disparó  su  arcabuz  con  dos  balas,  y  dio  con  ellas 
cu  otro  soldado  sobre  el  escaupil,  sin  que  le  lastimasen  ni  hi- 
riesen, por  su  buena  ventura.  Todo  se  atribuyó  al  favor  de  San 
Francisco  Xavier,  en  cuya  infra  octavam  tuvieron  [lugar] 
estos  sucesos.  El  muchacho  que  cayó  del  árbol  y  otros  dos 
que  también  se  lograron  de  esta  ocasión,  han  servido  después, 
como  he  dicho,  de  lenguas  muy  fieles  para  pacificar  la  pro- 
vincia de  Roamainas  y  Zapas. 

Pacificóse  por  medio  de  los  vecinos  de  Borja  y  de  un  capi- 
tán, que,  habiendo  alcanzado  título,  quiso  fuCsSe  con  el  ejer- 
cicio. Dispuso  una  armadilla  de  pocos  más  de  20  soldados  y 
cantidad  de  indios  amigos,  con  buenas  instrucciones  de  los 
Padres  para  que  hiciesen  lo  que  convenia.  Salieron  de  Borja  á 
los  principios  del  año  de  1654,  con  intento  de  dar  en  los  Coro- 
Jiadüs  á  titulo  de  delincuentes  y  do  restaurar  una  india,  mujer 


m  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

de  un  Pardo  (1),  soldado,  que  se  había  llevado  un  indio  ladina 
Coronado  y  se  sabia  la  tenía  entre  sus  parientes,  que  enton- 
ces eran  unas  20  familias,  rezagos  que  se  habian  escapado  de 
malocas  y  sacas  de  gente  que  hacian  en  tiempos  pasados  los 
vecinos  de  Macas  y  de  Borja.  Aunque  de  los  soldados  que 
habian  ido  habia  algunos  bien  intencionados,  que  se  confor- 
maban con  las  órdenes  del  Rey  Nuestro  Señor  y  buenas  ins- 
trucciones, otros  de  menos  capacidad  y  advertencia  no  tenían 
el  íinímo  puesto  sino  en  cargar  y  traerse  la  gente  que  hallasen, 
para  que  se  repartiese  entre  ellos,  que  es  lo  que  llaman  «pie- 
zas»; conque  habia  grandes  recelos  de  que,  viéndose  en  la  oca- 
sión, hiciesen  alguna  injusticia  con  estrago  y  mortandad  de  la 
nación  que  encontrasen,  que  siempre  se  siguen  de  semejantes 
sacas  de  indios  violentas,  con  otras  inhumanidades,  que  és 
fuerza  las  hayga  al  repartir  la  gente,  por  contentar  á  los  solda- 
dos, apartando  y  dividiendo  hijos  de  padres  y  parientes  do  pa- 
rientes, adjudicándolos  á  diversos  amos  por  un  modo  que  pa- 
rece esclavitud  ó  es  peor  que  esclavitud;  cosa  sensibilísima 
para  estas  pobres  gentes,  que  sin  duda  por  ella  miís  que  por 
otras  incomodidades  se  dejan  morir.  Así,  suele  suceder,  que  ni 
el  diezmo  se  logra  de  tales  sacas  de  indios,  porque  todo  es  mo- 
rirse en  breve  lastimosamente. 

Acerca  de  estos  recelos,  en  una  carta  que  escribió  el  maris- 
cal de  campo  D.  Diego  Daarmas  (sic),  (quien  iba  por  capitán 
acompañado  en  esta  jornada)  al  P.  Lucas  de  la  Cueva,  que  era 
Superior,  dice  este  capítulo:  «Se  han  conseguido,  nú  P.  Rector, 
«obras  tan  grandes  en  gloria  de  Nuestro  Criador,  cuya  fué  la 
«disposición  total,  porque  me  consta  que  el  P.  N.,  pretendien- 
»do  mi  hermano,  como  justicia  mayor  y  con  la  comisión  délas 
«armas  de  este  gobierno,  impedir  esta  facción,  por  los  mismos 
«recelos  que  al  principio  de  ésta  refiero  á  V.  P.  que*tuve  de 
«algún  gran  desacierto,  se  opuso  con  gran  eficacia,  diciendo 
«lo  mismo  que  á  mi  en  varias  ocasiones:  «Señor  capitán,  no 
«lo  estorbe  Vmd.,  antes  fomente  este  viaje,  que  espero  en  Dios 


(1)   Es  apellido  ó  sinónimo  de  negro,  mestizo? 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO    RÍO    MARAÑÓN.       447 

^Nuestro  Señor,  ha  de  resultar  de  él  grande  gloria  suya.»  No 
«hacia  eslo  el  Padre  porque  le  faltasen  los  mismos  recelos,  ycon 
«todos  se  atropello,  que  impulsos  soberanos  lo  movian.  No  pue- 
/)do  entender  otra  cosa,  etc.»  Este  capítulo  es  de  dicha  carta, 
y  fue  Dios  servido  de  disponer  las  cosas  bien  en  esta  facción, 
sin  que  surtiesen  los  malos  efectos  de  «piezas»  que  se  recela- 
ban y  lemian;  porque,  habiendo  navegado  más  de  veinte  dias 
por  el  rio  de  Pastasa  arriba  en  demanda  de  los  Coronados,  y 
buscándolos,  escudriñando  sus  quebradas,  principalmente 
donde  los  habian  visto,  y  dejando  unos  Mainas  que  estuvieron 
entre  ellos  ó  iban  por  guias,  no  los  hallaron,  porque  se  habian 
puesto  en  cobro,  temerosos  de  que  irian  españoles  ó  Mainas  á 
la  venganza  de  dos  que  habian  muerto  dos  años  antes  en  una 
refriega  que  los  mismos  Mainas  les  ocasionaron  por  causa  de 
unas  mujeres.  Por  no  volverse  manivacios  ó  sin  haber  hecho 
nada,  determinaron  el  capitán  y  soldados  entrar  á  la  provincia 
de  Roamainas  y  Zapaj.  Con  este  intento,  tomando  puesto  en  el 
mismo  rio  de  Pastasa,  más  abajo  de  donde  había  buscado  á  los 
Coronados,  vararon  20  canoas  medianas  hasta  coger  una  de 
las  quebradas  de  los  Roamainas,  donde  á  una  legua  que  vara- 
ron por  tierra,  se  volvieron  á  embarcar,  yá  pocos  dias  que  na- 
vegaron por  ella,  encontraron  con  casas  y  alguna  gente  que  no 
tuvo  lugar  de  retirarse,  como  lo  hicieron  los  demás  que  viviaii 
en  ellas.  Prendieron  cerca  de  100  personas  roamainas.  A  mu- 
chos de  los  soldados  les  parecía  bastante  la  presa  para  no  vol- 
verse á  Borja  manivacíos;  pero  los  más  advertidos  les  metieron 
en  camino,  diciéndoles  que  era  mucho  mejor  dejar  toda  la  pro- 
vincia de  paz,  que  después  les  serviría,  que  no  cargar  con  los 
pocos  que  tenian  cogidos  á  riesgo  de  que  se  huyesen  ó  murie- 
sen ó  saliese  toda  la  provincia  al  camino  para  quitarlos,  donde 
les  podía  suceder  mal  con  las  emboscadas  y  guazabaras  que  les 
diesen.  Con  estas  y  otras  razones  del  servicio  de  Dios  y  del  Rey 
Nuestro  Señor  y  de  la  propia  comodidad,  se  determinaron  á  va- 
lerse  de  los  mismos  prisioneros,  para  enviar  con  ellos  recados 
y  algunas  dádivas  ó  presentes  de  herramientas  á  los  caciques, 
convidándolos  con  la  paz.  El  acuerdo  fué  acertado,  pues  por 
este  medio  redujeron  las  provincias  de  Roamaina  y  Cepas  á  la 


448  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

paz  y  obediencia  de  S.  M.,  y  habiendo  salido  muchos  caciques 
y  gran  multitud  de  gente,  tomaron  la  posesión  á  principio  de 
abril  del  año  de  1654,  con  las  ceremonias  y  actos  necesarios 
y  acostumbrados  y  buenas  salvas  de  arcabucería.  Estuvieron 
entre  ellos  en  buena  amistad  algunos  dias  á  petición  de  los 
mismos  indios  y  caciques,  que  les  dieron  abasto  de  maiz,  yucas, 
plátanos,  chontas  y  otros  frutos  de  sus  tierras,  aunque,  por  fal- 
tarles carne  y  sal,  no  dejaron  de  padecer  mucho  los  españoles. 
Al  mismo  tiempo,  mediante  los  Roamainas,  yendo  á  sus  tierras, 
pusieron  de  paz  á  los  Zapas ,  tomándoles  la  posesión  al  modo 
que  se  ha  dicho.  Dijéronles  á  unos  y  á  otros,  que  para  conser- 
var la  paz  y  que  tuviesen  doctrina,  era  conveniente  que  se  po- 
blasen en  las  orillas  de  Pastasa;  á  todo  salieron  los  indios  que 
también  deseaban  libremente  y  con  seguridad  lograr  la  como- 
didad de  ese  rio.  Volvieron  á  salir,  varando  otra  vez  las  canoas 
con  mucha  gente  de  la  nación.  Los  españoles  les  señalaron  los 
puestos  donde  se  habian  de  poblar,  y  dejándolos  contentos,  se 
volvieron  á  Borja,  llevando  solamente  algunos  mozos  que  pi- 
dieron y  les  concedieron  los  caciques,  conforme  á  las  ordenan- 
zas reales,  para  lenguas.  Uno  de  los  principales  que  iban  en 
esta  jornada  y  á  quien  en  especial  se  le  debe  el  buen  consejo 
y  acuerdo  que  tomaron,  era  el  mariscal  de  campo  que  he  refe- 
rido, D.  Diego  Daarnias  Tenorio,  entonces  capitán  del  número 
de  Borja,  que  iba  por  acompañado  y  amigo  del  que  lo  era  do 
esta  facción,  en  la  carta  cuyo  capítulo  dije  arriba  y  que  escri- 
bió al  P.  Lucas  de  la  Cueva,  Superior  que  era  de  la  Misión, 
dándole  cuenta  á  lo  largo  del  suceso  y  jornada;  concluye  di- 
ciendo: 

«Díjoseles  que  dentro  de  cinco  meses  iria  Padre  á  quien  todos 
«reverenciamos,  que  los  dariamás  entera  noticia  de  Dios,  cria- 
ador  de  el  cielo  y  tierra,  y  que  á  las  10  lunas  iría  nuestro  Su- 
»perior  ó  yo  á  verlos  en  sus  mismas  tierras,  en  orden  á  la  trans- 
»migracion.  En  esta  conformidad,  como  humilde  siervo  de  Je- 
»sus  y  uno  de  los  capitanes  de  estas  conquistas,  postrado  á  los 
»pies  de  V.  P.,le  requiero  y  pido  con  encarecimiento  provea  de 
«operario  que  labre  esta  viña  del  Señor  y  vaya  logrando  la  mies 
»que  juzgo  por  muy  sazonada.  P.  Rector,  buena  gente,  de  su 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑON.       419 

«valor  no  hay  que  dudar,  pues  á  medida  de  ól  es  su  docilidad 
»y  entiendo  será  su  fidelidad;  y  pues  nos  la  ha  puesto  en  las 
órnanos  el  Señor,  no  la  desamparemos,  antes  haga  V.  P.  más 
»de  lo  posible,  pidiendo  á  la  provincia  de  Quito  y  Padre  provin- 
»cial  sujetos  que  se  empleen  en  este  santo  ministerio,  pues  esta 
»es  la  advocación  de  la  Conipañia  Sania,  que  yo  por  mi  parte 
»haré  los  posibles,  escribiendo  á  los  Padres  conocidos  mios  para 
»que  fomenten  esto.  Puerto  de  Roamainas  y  rio  de  Pastasa, 
»13  de  abril  de  1654  años.»  Este  capítulo  he  querido  referir, 
porque  manifiesta  la  mayor  necesidad  de  estas  misiones,  que  es 
de  Padres,  para  su  buen  logro.  Si  esta  provincia  de  Roamainas 
y  Zapas  los  hubiera  tenido'desde  sus  principios  en  que  se  pa- 
cificó, sin  duda  lo  hubiera  tenido  colmado  y  no  hubiera  pa- 
decido esta  gente  tantos  altibajos  y  estragos  en  mortandades  y 
^n  mañas  y  resabios  que  es  difícil  ahora  el  remediarlos. 

íbanse  poblando  en  Pastasa,  como  les  ordenaron,  y  estu- 
vieron dos  años  menos  uno  ó  dos  meses  sin  que  pudiera  ir 
Padre  alguno  á  verlos  y  fomentar  sus  poblaciones,  disponién- 
dolas como  las  debian  hacer.  El  faltarles  á  la  palabra  que  se 
les  da  es  uno  de  los  mayores  inconvenientes  que  hay,  y  los 
hubo  en  esta  nación,  por  no  haberle  cumplido  la  que  le  dieron 
de  que  á  los  cinco  meses  iría  Padre  á  verlos.  No  se  pudo  más, 
así  por  la  falta  que  había  de  Padres,  como  por  la  facción  y 
conquista  de  Xéberos,  que  á  todos  nos  embarazó  en  ese  tiem- 
po. Solamente  nos  contentábamos  con  enviarles  recados  de 
varias  excusas,  contentándolos  solo  con  esperanzas  de  que  iría 
Padre  á  verlos.  Al  fin  hubo  de  ir  con  orden  del  Superior,  rom- 
piendo y  atropellando  varias  dificultades  y  estorbos  que  ocu- 
rrían con  la  conquista  de  Xéberos,  en  que  estaban  actualmente, 
y  no  era  la  menor  el  haber  de  dejar  el  puesto  que  tenia  á  su 
cargo;  pero  dejando  en  él  á  otro  Padre,  aunque  achacoso, 
atendiendo  que  era  necesario  y  de  mucho  servicio  de  Dios 
dar  una  vista  á  los  Romainas  y  Zapas  y  comenzar  á  predi- 
carles, fué  por  febrero  de  1656,  y  navegando  diez  dias  de  rio 
de  Pastasa  arriba  desde  sus  juntas  con  el  Marañen,  los  halló 
que  se  iban  poblando  en  sus  orillas.  Estaban  apestados  con  un 
catarro  ó  dolor  de  costado  maligno,  con  que  tuvo  el  Padre 


450  BOLETÍN   DE   LA.   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

bien  que  hacer  con  los  moribundos,  que  parece  no  esperaban 
más  que  al  Padre  y  recibir  el  bautismo  para  volar  á  la  otra 
vida,  catequizándolos  con  buenos  intérpretes  que  llevaba. 

De  lo  que  Iba  obrando  y  de  la  disposición  que  hallaba  dio  el 
Padre  razón  al  Superior,  que  entonces  era  el  P.  R.  de  Santa 
Cruz  por  ausencia  del  P.  L.  de  la  Cueva,  en  una  carta  que  le 
escribió  desde  los  Roamainas,  con  fecha  26  de  marzo  de  1656. 

Después  de  escribir  esta  carta,  prosiguió  su  trabajo  otros 
tres  meses  por  las  orillas  del  rio  y  rancherías  de  hacia  adentro. 
Para  estos  viajes  de  tierra,  aunque  era  Cuaresma,  desayuná- 
base el  Padre  con  un  pedazo  de  yuca;  en  llegando  á  las  casas, 
que  era  á  medio  dia,  no  hallaba  más  que  otra  yuca  y  algunos 
plátanos,  que  era  buen  ayuno.  Tal  vez  llegó  mojado  de  agua- 
ceros, y,  por  lo  que  habia  que  hacer  y  estar  más  distante  que 
otras  rancherías,  le  anocheció  sin  tener  qué  mudarse  ni  en 
qué  dormir  y  sólo  se  cubrió  con  un  cachihanco  mientras  le 
secaban  el  vestido  y  ropa  del  cuerpo,  á  que  los  pobres  indios 
acudían  con  caridad,  haciendo  una  buena  hoguera.  La  noche 
la  pasó  con  muchos  zancudos  porque  el  toldo  de  cachihanco 
era  corto. 

Con  los  que  dice  en  la  carta  y  los  que  después  bautizó,  dejó 
bautizados  235  niños  y  125  adultos.  De  éstos  murieron  en  ese 
tiempo  antes  que  el  Padre  los  dejase  los  60...  Después  los  Padres 
han  ido  bautizando  más  niños  y  adultos  de  tierra  adentro, 
conforme  van  saliendo  ó  porque  se  casan.  Todavía  no  han  sa- 
lido todos  los  de  adentro.  Por  todos  los  que  se  hallan  escritos 
en  las  memorias  llegan  los  bautizados  á  475.  De  estos  más  de 
260  niños. 

íbase  poniendo  buena  su  doctrina  con  la  asistencia  del  Padre 
Lucas  de  Maxano,  que  Dios  haya,  quien  los  tenía  á  su  cargo. 
En  algunas  cartas  que  me  escribió,  da  razón  cómo  iba  el  pue- 
blo principal  poniéndose  lucido  en  iglesia,  casas  y  gente  y  que 
acudía  á  doctrinarse  y  perder  costumbres  y  juegos  indecentes 
que  la  gente  moza  solía  tener  sin  recato.  Llevóse  Dios  al  Padre 
á  24  de  julio  de  1660,  antes  de  que  cumpliese  un  año  entero 
do  asistencia  en  la  educación  de  Roamainas  y  Zapas,  habiendo 
precedido  á  su  muerte  la  peste  de  sarampión  y  «mal  del  va- 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO    RÍO    MARAÑÓN.       451 

lie»  (1)  en  Roamainas  y  primero  en  Mainas,  á  donde  poco  antes 
había  bajado  y  venido  á  confesarse  y  fué  forzoso  que  asistiese, 
como  lo  hizo,  con  diligencia,  andando  de  unas  partes  á  otras  á 
los  apestados  en  Mainas,  que  estaban  distantes  y  divididos  en 
sus  repartimientos,  con  los  sacramentos;  añadiéndose  los  bau- 
tizos de  dos  buenas  tropas  de  cimarrones  gentiles  que  á  la  sa- 
zón hablan  sacado  los  espaiíoles  de  los  montes.  Asistió  á  esta 
ocupación  bien  trabajosa  un  mes  sin  parar,  hasta  que,  te- 
niendo aviso  de  nuevo  contagio  en  Roamainas  y  Zapas,  fué  á 
socorrerlos.  De  ahí  á  poco  murió,  no  de  sarampión,  sino  de 
achaque  ocasionado  por  humedades^  malos  tratamientos  que 
hacía  en  su  persona,  y  otros  trabajos  necesarios  á  su  ejerci- 
cio. Quedaron  esos  pobres  indios  sin  sacerdote,  con  que,  como 
sucede  de  ordinario,  se  esparcen  fácilmente  los  que  con  difi- 
cultad y  trabajo  se  recogieron,  volviendo  á  sus  ladroneras. 

Mucho  daño  en  lo  temporal  y  espiritual  se  les  ocasionó  con 
la  nueva  fundación  de  ciudad  que  se  trató  hacer  y  se  comenzó 
en  el  mismo  rio  de  Pastasa,  cerca  del  Marañon,  el  año  de  1656. 
Obligáronles  á  que  ellos  también  so  mudasen  y  poblasen  cerca 
de  la  nueva  ciudad,  más  de  40  leguas  del  rio  más  abajo  de 
donde  ellos  se  iban  poblando,  cosa  que  repugnaban  con  ahinco; 
con  que  muchos  se  retiraron  la  tierra  adentro  y  todos  se  vie- 
ron obligados  á  ir  dejando  sus  casas  y  comidas  que  ya  tenian 
hechas,  suspendiéndoseles  entonces  su  doctrina  por  espacio 
de  dos  años,  y  cobraron  ellos  algunos  malos  resabios,  que  lo- 
maron de  ver  cómo  los  traian  al  retortero  y  tanta  multitud  de 
encomenderos  que  los  hablan  señalado  y  les  molestaban  por 
el  servicio,  sacándoles  la  chusma  y  engañándoles  en  muchas 
cosas.  No  será  poco  vengan  á  olvidarlos  con  el  tiempo  ó  dejen 
de  cobrar  otros  peores  con  el  trato  y  servicio  de  los  españoles. 
Descompúsose  la  fundación  por  la  mudanza  que  hubo  del 
Gobierno,  y  ellos,  pidiéndolo  con  instancia,  con  permiso  que 
les  concedió  el  señor  gobernador  D.  Juan  Mauricio  Baca  de 
Evan,  se  volvieron  á  poblar  donde  primero  hablan  comenzado; 


(1)    Relajación  del  esflncter  del  ano  y  descenso  del  intestino  recto. 


152  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

en  los  puestos  de  arriba.  No  se  consigue  adecuadamente  su 
población,  por  las  causas  que  toco  en  varias  partes  y  por  la  in- 
clinación que  tienen  á  los  retiros  donde  se  criaron,  dando 
continuas  guiñadas  á  sus  tierras  antiguas,  donde  se  quedan 
de  ordinario. 

Lo  que  más  les  ha  disminuido  ha  sido  las  pestes,  desde  que 
dieron  la  paz  y  obediencia  á  los  españoles,  de  catarro,  mo- 
quillo ó  dolor  de  costado  y  últimamente  de  sarampión.  De 
modo,  que  habiendo  calculado  los  españoles  que  los  apacigua- 
ron entre  Roamainas  y  Zapas  hasta  2.000  indios  de  lanza,  que 
hacian  9  ó  10.000  almas,  hoy  nos  contentamos  con  que  lle- 
guen á  300  lanzas  y  1.500  personas,  que  lo  dudo  mucho.  Ellos 
han  ayudado  á  matarse,  fomentando  las  pestes  con  sus  des- 
órdenes, estando  sin  abrigo,  bañándose  con  las  calenturas, 
usando  de  comidas  y  bebidas  perniciosas,  cuales  son  las  que 
hacen  de  plátanos  maduros  y  otra  de  papayas  verdes  cocidas 
y  molidas,  que  para  ellos  es  gustosa  bebida,  y  otras  inmundi- 
cias. También  ha  ayudado  á  su  consumo  el  matarse  unos  á 
otros  por  leves  ocasiones,  y  comerse;  porque  no  sólo  usan  co- 
mer carne  humana  de  enemigos  y  naciones  extrañas,  sino  la 
de  sus  parientes;  y  aun  dicen  que  tal  vez  se  les  antoja  matar 
niños  para  comérselos.  Guando  alguno  muere  de  enfermedad, 
echan  la  culpa  á  otro  que  ellos  imaginan  por  sus  discursos  ó 
embustes,  y  dan  sobre  el  y  procuran  la  venganza,  diciendo  que 
él  lo  hechizó.  Cuando  por  esta  causa  ó  por  otras  trata  alguno 
de  vengarse  ó  malar  á  su  pariente,  suelen  algunas  veces  en- 
riarle á  avisar  que  va  á  matarlo  y  que  tiene  gana  de  comerle; 
el  que  recibe  la  embajada  no  huye,  sino  que  despeja  la  casa, 
echando  la  chusma  y  mujeres  á  que  se  escondan  en  el  monte, 
y  él  coge  las  armas,  que  suelen  ser  chinganas  ó  lanza  y  una 
rodela,  y  limpiando  el  patio,  aguarda  en  él  al  contrario,  que 
por  ir  provenido  de  gente  que  le  ayude,  lleva  de  ordinario  la 
victoria,  y  muere  el  que  esperaba  peleando,  y  se  lo  comen. 
Pero  tal  vez  les  sucede  al  revés,  que  van  por  lana  y  vuelven 
trasquilados,  ó  por  mejor  decir,  queda  el  desdichado  agresor 
muerto  y  comido  de  el  que  él  buscaba. 

Es  gente  limpia  de  sarna  ó  carato,  desnuda,  aunque  las 


NOTICIAS    AUTENTICAS    DEL    FAMOSO    RIO    MAHaÑuX,       m 

mujeres  usan  de  pampanillas  y  los  varones  de  media  pampa- 
nilla. Guando  les  da  gana  so  ponen  capuces  largos,  los  varones, 
de  cachibanco  de  que  hacen  las  pampanillas,  que  lo  sacan  de  un 
género  de  palmas  que  llaman  los  españoles  achuas,  cuya  fruta 
es  de  buen  gusto  y  sustento;  de  los  cogollos  sacan  el  hollejo 
largo,  y  atando  uno  con  otro  hasta  envolver  ovillos  gruesos, 
tejen  de  él  telas,  unas  toscas,  otras  delgadas,  curiosamente 
listadas  de  colores  con  que  tiñen  la  hebra.  Son  estas  telas  muy 
útiles  para  sus  pampanillas,  capuces,  camisetas  y  toldos  de 
dormir  defendidos  de  los  zancudos  y  para  otros  ministerios. 
Los  Zapas  usan  lo  mismo,  aunque,  por  ser  más  toscos  en  su 
estilo  que  los  Roamainas,  no  tienen  tanta  curiosidad,  ni  las 
mujeres  se  cubrian  con  pampanillas,  sino  con  una  concha 
grande,  como  tengo  dicho.  Ya  usan  pampanillas.  No  usan  de 
algodón  sino  poco,  aunque  se  da  mucho  ¡cuando  lo  siembran 
en  sus  tierras,  como  en  las  demás  de  estas  montañas.  Usan 
del  cachibanco,  por  parecerles  que  les  da  menos  trabajo,  aun- 
que no  es  de  tanta  dura  como  el  algodón.  Conque  vieue  á  ser 
propio  ropaje  y  trato  para  comerciar  y  vender  el  cachibanco 
de  los  Roamainas.  De  los  Zapas  suele  ser  el  de  las  hamacas  de 
chambira,  que  es  un  género  de  fique  (sic),  que  sacan  de  las  hojas 
de  otras  palmas  muy  fuerte  y  bueno  para  todo  género  de  cor- 
deles. 

Son  dóciles  á  la  doctrina  y  voluntarios  y  gustosos  de  ella  y 
de  los  actos  y  ceremonias.  No  son  muy  dados  á  la  embria- 
guez, aunque  se  sustentan  y  viven  bebiendo,  pero  bebidas  sim- 
ples y  sin  fortaleza.  Pocas  veces,  que  suele  ser  en  sus  fiestas 
de  bailar  cabezas,  las  hacen  muy  fuertes  que  puedan  embria- 
gar. Cuando  la  peste,  morian  gimiendo,  porque  no  estaba  el 
Padre  allí  para  bautizarlos. 

Ahora  los  asiste  el  P.  Ignacio  Ximenez,  que  ha  recibido  á 
su  cargo  esta  provincia.  Tratan  de  poner  su  pueblo  en  puesto 
más  enjuto  y  sano  que  el  que  tenian,  que  era  casi  lo  más  cieno 
y  muy  hiimedo.  Esto  ayudarla  al  achaque  de  que  murió  el 
P.  Lucas  Maxano  y  al  que  padecen  los  naturales.  Por  eso  se 
quieren  mudar  donde  digo,  cerca  de  donde  han  estado.  El  Pa- 
dre atiende  á  su  población  y  doctrina  y  á  sacarlos  de  sus  si- 


454  BOLETÍN   DE    LA    SOCIEDAD    GEOGRÁFICA. 

(ios...  procurando  juntamente  solicitar  y  ganar  á  los  Avitoas 
y  Azoronatoas ,  con  quien  han  comenzado  á  comunicarse  los 
Roamainas  y  Zapas. 


ADICIONES. 

Habiendo  salido  para  Quito  el  P.  Ignacio  Ximenoz,  sucedióle 
en  el  cargo  de  aquella  misión,  juntamente  con  la  de  los  Gáés, 
el  P.  Agustin  Hurtado,  á  quien  por  el  año  de  1G77  un  muíalo 
desalmado  quitó  con  una  puñalada  la  vida,  según  refiere  lar- 
gamente en  su  Historia,  lib.  v,  cap.  ii,  el  P.  Manuel  Rodrí- 
guez; donde  es  de  advertir,  que  el  caso  sucedió,  según  la  tra- 
dición común,  no  ya  en  los  Gaés,  como  cuenta  el  P.  Rodriguez, 
sino  en  Dacramona,  que  así  se  llama  el  sitio  en  donde  estuvo 
el  pueblo  de  Roamaynas,  y  de  donde  después  de  la  muerte  del 
Padre  se  pasaron  á  la  otra  banda  del  río  algo  más  abajo  de  la 
quebrada  en  que  viven.al  presente  los  Pinches,  De  allí  también 
habiendo  entrado  en  el  pueblo  el  achaque  de  las  viruelas  y 
muerto  algunos,  todos  los  demás  se  retiraron  á  sus  tierras  an»- 
liguas,  de  modo  que,  según  consta  de  un  informe  que  hizo 
siendo  Superior  el  P.  Gaspar  Vidal  por  el  año  de  1G95,  ya  no  se 
reconocian  más  los  Roamaynas  como  parte  de  la  misión;  y  así, 
fue  preciso  enviar  á  solicitar  nuevas  paces  con  ellos.  El  P.  Ni- 
colás Durango,  quien  al  año  siguiente  de  1696  tomó  á  su  cargo 
el  reducirlos  nuevamente,  dice  en  sus  apuntes  haber  encon- 
trado en  el  pueblo  antiguo  de  Roamaynas  cinco  solos  indios, 
tres  mujeres  y  diez  muchachos.  Lo  que  obró  en.  orden  á  sa- 
carlos nuevamente  de  los  bosques  y  amistar  á  otras  parcialida- 
des, seguirá,  hablando  de  la  reducción  de  los  Pinches. 

Marcos  Jiménez  de  la  Espada. 

^Continvard.J 


EXTRACTO 


DB  LAS 


ACTAS  DE   LAS   SESIONES 


0RLKRRADA8  POR  LA  SOCIEDAD  Y  POR  LA  JUNTA  DIRECTIVA. 


JUNTA   DIRECTIVA. 

Sesión  del  4  de  Febrero  de  1890. 

Presidencia  del  Sr,  Coello, 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  de  la  noche,  con  asistencia  de  los 
Sres.  Aparici,  Andía,  Foronda,  Gorostidi,  Suarez,  Suarez  lucían,  Lai^so 
de  la  Vega,  Sánchez  y  Massiá,  Arrióla,  Anií,  Ferreiro  y  Torres-Campos, 
BC  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

Se  leyó  una  comunicación  de  la  Academia  Politécnica  de  Oporto 
acusando  recibo  del  ejemplar  do  la  Circular  remitida  á  las  Sociedades 
Geográficas  invitándolas  á  que  se  adhiriesen  á  la  protesta  de  las  de 
Lisboa  y  Madrid  contra  la  conducta  de  Inglaterra;  agradecía,  además, 
las  pruebas  de  afecto  que  la  Sociedad  Geográfica  do  Madrid  daba  á 
Portugal  y  el  servicio  que  con  su  concurso  prestaba  á  los  derechos  é 
intereses  de  esta  nación. 

A  propuesta  del  Sr.  Presidente  acordó  la  Junta  que  constara  en  acta 
su  dolor  por  la  pérdida  del  Excmo.  Sr.  Conde  de  Toreno,  Presidente 
que  había  sido  de  la  Sociedad,  individuo  honorario  de  esta  y  uno  de  los 
que  tomaron  parte  más  activa  y  principal  en  la  fundación  de  la  misma. 
También  resolvió  la  Junta  celebrar  solemne  sesión  en  memoria  de  tan 
ilustro  socio  y  de  los  Sres.  D.  Hilario  Nava  y  D.  Vicente  de  la  Fuente, 
que  tan  excelentes  servicios  habían  prestado  á  la  Sociedad  y  á  la  cien- 
cia. Para  pronunciar  los  respectivos  discursos  necrológicos  se  acordó 
invitará  los  Sres.  Suarez  Inclán,  Fernández  Duro  y  Foronda.  El  señor 
Suarez  Inclán,  que  se  hallaba  presente,  alegó  varias  excusas  que  la 
Junta  no  aceptó  por  considerar  que  solo  se  fundaban  en  la  excesiva 


153  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

modestia  de  aquel.  El  Sr.  Foronda  declaró  que,  en  esto  como  en  todo, 
se  hallaba  á  las  órdenes  de  la  Junta  directiva.    * 

Continuó  después  el  debate  acerca  de  la  cuestión  del  Muni.  usaron 
de  la  palabra  los  Sres.  Presidente,  Sánchez  y  Massiá,  Suarez  y  Foronda, 
y  se  acordó  que  era  ya  ocasión  de  proceder  con  energía  y  apelar  á  los 
medios  que  más  convinieran  para  lograr  pronta  solución,  mediante  la 
que  se  reconocieran  los  derechos  de  España  á  todos  los  territorios  que 
nos  disputan  los  franceses.  En  las  próximas  sesioned  debería  ocuparse 
la  Junta  de  la  elección  de  medios  para  el  fin  indicado. 

El  Sr.  Torres-Campos  advirtió  que  se  hallaba  vacante  el  importantí- 
simo cargo  de  Gobernador  de  las  posesiones  españolas  del  Golfo  de 
Guinea,  é  indicó  la  conveniencia  de  que  la  Junta  directiva  de  la  Socie- 
dad gestionase  en  favor  de  una  acertada  designación  de  persona  que 
conociera  el  estado  de  aquella  Colonia  y  las  reformas  que  debían  intro- 
ducirse en  su  régimen  administrativo.  Acordó  la  Junta  pedir  al  Minis- 
tro de  Ultramar  que  el  cargo  de  Gobernador  del  Golfo  de  Guinea  se 
proveyese  en  persona  apta  por  sus  conocimientos  y  antecedentes  para 
el  desempeño  de  tan  difícil  puesto. 

Y  se  levantó  la  sesión  á  las  diez  y  media. 


JUNTA  DIRECTIVA. 

Sesión  del  11  de  Febrero  de  1890. 

Presideneia  del  Sr,  Coeüo. 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  menos  cuarto  de  la  noche  con  asistencia 
de  los  Sres.  Botella,  Abclla,  García  Martín,  Foronda,  Codera,  Andía, 
Suarez,  Sánchez  y  Massiá,  Ferreiro,  Torres  Campos,  Motta,  Valero  é 
Ibarra,  se  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

Se  leyeron  comunicaciones: 

De  la  Sociedad  de  Geografía  de  Hannover,  adhiriéndose  á  la  protesta 
de  la  de  Madrid  con  motivo  del  conflicto  surgido  entre  Portugal  é 
Inglaterra. 

De  la  Asamblea  de  protesta  patriótica  de  Torres  Novas,  agradeciendo 
con  frases  muy  lisongeras  la  actitud  de  la  Sociedad  Geográfica,  tan 
favorable  á  los  derechos  de  Portugal. 


EXTRACTO   DE    LAS   ACTAS.  457 

El  Sr.  Coello  participó  que,  en  cumplimiento  de  loe  acuerdos  de  la 
Junta,  había  procurado  conferenciar  con  el  Sr.  Ministro  de  Ultramar, 
y  que  no  habiendo  podido  verle,  le  escribió,  recordándole  que  es  mi- 
sión de  la  Sociedad  Geográfica  interesarse  en  todo  cuanto  afecta  á  la 
integridad  de  nuestro  territorio  colonial  y  al  aprovechamiento  de  todas 
las  fuentes  de  riqueza  que  cabe  explotar  en  las  colonias,  por  lo  que 
estimaba  aquella  indispensable  que  el  Gobernador  de  las  del  Golfo  de 
Guinea  ofreciera,  por  sus  antecedentes  y  por  sus  especiales  conocimien- 
tos, firme  garantía  de  poder  contribuir  al  desarrollo  material  de  aque- 
llas y  convicción  firmísima  también  de  los  derechos  que  España  tiene 
á  los  territorios  que  los  franceses  nos  disputan. 

Anunció  además  el  Sr.  Presidente  que  había  comunicado  al  Sr.  Fer- 
nández Duro  el  acuerdo  de  la  Junta  de  suplicarle  que  se  encargase  del 
dircurso  necrológico  del  Excmo.  Sr.  D.  Hilario  Nava.  El  Sr.  Fernández 
Duro  se  dignó  aceptar  el  encargo  de  la  Junta.  Resolvió  esta  que  se  pre- 
guntara, tanto  al  Sr.  Fernández  Duro,  como  á  los  Sres.  Foronda  y  Sua- 
rez  Inclán,  el  día  en  que  podría  celebrarse  la  proyectada  sesión  so- 
lemne. 

Leyóse  después  una  carta  del  Sr.  Marcel,  de  París,  dirigida  al  señor 
Fernández  Duro,  en  la  que  se  pedían  informes  acerca  de  una  misión 
española  que  se  suponía  realizaba  trabajos  arqueológicos  en  Marruecos, 
y  se  daba  noticia  de  un  mapa  del  Airica  central,  del  siglo  xvii,  descu- 
bierto por  dicho  Sr.  Marcel,  mapa  que  con  toda  evidencia  probaba  que 
los  portugueses  poseían  ya  establecimientos  y  fuertes  en  la  época  cita- 
da. Ninguno  de  los  señores  de  la  Junta  tenían  noticia  de  la  misión  en 
Marruecos  á  que  aludía  el  Sr.  Marcel,  y  se  acordó  participárselo  así  al 
Sr.  Fernández  Duro.  Respecto  del  mapa  del  siglo  xni,  se  acordó,  reco- 
nociendo la  gran  importancia  de  este  descubrimiento  en  los  momentos 
actuales,  remitir  copia  del  párrafo  de  la  carta  que  á  él  se  refería  á  la 
Sociedad  de  Geografía  de  Lisboa,  y  pubhcarlo  en  las  Revistas  y  Bole- 
tines Geográficos. 

Después,  el  Sr.  Presidente  recordó  á  la  Junta  que  se  hallaban  pre- 
sentes los  Sres.  Ibarra  y  Valero,  é  invitó  á  estos  á  que  hicieran  uso  de 
la  palabra,  pues  sus  noticias  y  observaciones  podrían  ilustrar  á  la  Junta 
en  la  cuestión  relativa  al  Muñí  y  demás  territorios  del  Golfo  de  Guinea. 
El  Sr.  Ibarra  dio  noticias  del  estado  de  la  colonia  de  Femando  Poó, 
á  la  que,  añadió,  no  puede  en  realidad  denominarse  así,  puesto  que 
hasta  el  presente  no  se  han  hecho  trabajos  serios  de  colonización.  Res- 
pecto al  conflicto  con  Francia,  manifestó  que  el  statu  quo  nos  perju- 
dica tanto  como  favorece  á  Francia  y  que,  por  consiguiente,  conviene 

30 


458  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

que  Be  dé  pronta  y  defínitíva  solución  ai  litigio.  Instado  de  nuevo  por 
el  Sr.  Presidente,  ofreció  el  Sr.  Ibarra  dar  una  conferencia  en  la  Socie- 
dan  en  ocasión  oportuna. 

El  Sr  Valero,  que  acababa  de  regresar  de  Barcelona  donde  había  con- 
ferenciado con  el  Sr.  Marqués  de  Comillas,  manifestó  que  los  proyec- 
tos de  este  se  hallaban  ya  en  vías  de  realización;  que  se  había  mandado 
construir  la  casa  para  la  factoría  principal  de  Elobey;  que  se  pensaba 
establecer  otras  subalternas  y  dedicar  terrenos  que  la  Compañía  había 
adquirido  al  cultivo  de  cacao,  café  y  otros  productos;  que  la  expedición 
saldría  á  fines  de  Marzo  y  que,  como  él  había  de  formar  parte  de  ella, 
suplicaba  á  la  Sociedad  que  le  honrase  encargándole  trabajos  especia- 
les en  dichas  regiones. 

El  Sr.  Coello  le  ofreció,  en  nombre  de  la  Junta,  instrucciones  para  el 
caso  en  que  pudiese  explorar  y  reconocer  algunos  territorios.  Elogió, 
además,  los  proyectos  y  la  iniciativa  del  Sr.  Marqués  de  Comillas,  cuya 
empresa  demuestra  la  urgente  necesidad  de  resolver  la  cuestión  pen- 
diente con  Francia. 

Prosiguiendo  el  debate  comenzado  en  anteriores  sesiones,  anunció 
el  Sr.  Presidente  que  debía  tratarse  en  esta  de  los  medios  y  de  la  opor- 
tunidad para  las  consecución  de  los  propósitos  de  la  Junta. 

El  Sr.  Suarez  manifestó  que,  á  su  juicio,  no  cabía  discutir  ya  sobre 
la  oportunidad,  dada  la  urgencia  con  que  se  imponía  la  solución  del 
conflicto  para  evitar  mayores  daños.  Como  medio,  propuso  que  en 
primer  término  se  conferenciase  con  el  Sr.  Ministro  de  Estado  y  que 
se  recomendara  gran  actividad  á  la  Comisión  de  límites. 

El  Sr.  Coello  recordó  que  esta  Comisión  no  ha  conducido  á  resultado 
ninguno  favorable  para  los  derechos  de  España  y  que  por  tanto  no 
debía  volver  á  reunirse.  La  cuestión  debe  ventilarse  directamente 
entre  el  Sr.  Ministro  de  Estado  y  el  Embajador  de  Francia.  Usaron 
también  de  la  palabra  los  Sres.  Torres  Campos,  Foronda,  Botella  y 
Sánchez  Massiá,  y  acordó,  por  fin,  la  Junta,  que  una  Comisión  se  avis- 
tase con  el  Sr.  Ministro  de  Estado  y  le  apremiara  para  la  resolución 
del  conflicto,  y  que  también  se  noticiara  al  Sí.  Ministro  de  Ultramar  el 
propósito  de  la  Sociedad  y  se  le  recordase  la  conveniencia  de  enviar 
buques  de  poco  calado  á  las  aguas  del  Golfo  de  Guinea.  Se  aplazó 
todo  otro  acuerdo  definitivo  hasta  que  la  Comisión  conferenciase  con 
el  Sr.  Ministro  de  Estado.  La  Secretaría  se  encargó  de  solicitar  de  este 
audiencia  para  asunto  urgente  de  interés  público.  Fueron  designados 
para  formar  la  Comisión  citada  los  Sres.  Coello,  Aparici,  Botella,  Torres 
Campos  y  Ferreiro. 


EXTRACTO   DE    LAS   ACTAS.  459 

En  el  transcurso  del  debate  se  recibió  y  leyó  atenta  carta  del  señor 
3ünistro  de  Ultramar,  contestación  á  la  que  le  había  dirigido  el  señor 
Presidente  respecto  á  la  provisión  del  cargo  de  Gobernador  de  las 
posesiones  españolas  del  Golfo  de  Guinea.  El  Sr.  Ministro  recordaba 
que  ese  nombramiento  había  de  hacerse  de  acuerdo  con  el  Ministro  de 
Marina,  y  que  por  su  parte  haría  todo  cuanto  pudiera  para  complacer 
á  la  Sociedad. 

El  Sr.  Torres  Campos  leyó  una  carta  del  Hermano  Alejo  Gochet,  en 
la  que  le  encargaba  que  diera  muy  expresivas  gracias  á  la  Sociedad 
por  haberle  nombrado  corresponsal. 

Ateniéndose  la  Junta  á  lo  dispuesto  en  el  par.  3.o  del  art.  3.o  del 
Reglamento  de  la  Medalla,  acordó  proponer  á  la  Sociedad  que  sé  autOr 
rizase  para  usarla  á  los  Socios  corresponsales  Sres.  Gauthiot  y  GaiSarel. 

Los  Sres.  Sánchez  Massiá  y  Torres  Campos  rogaron  á  la  Junta  que 
les  señalase  el  día  en  que  habrían  de  pronunciar  sus  respectivas  con- 
ferencias. La  Junta  señaló  el  martes  25  de  Febrero  para  la  conferencia 
del  Sr.  Sánchez  Massiá,  y  el  martes  1 1  de  Marzo  para  la  del  Sr.  Torres 
Oampos. 

Y  se  levantó  la  sesión  á  las  diez  y  media. 


JUNTA   DIRECTIVA. 

Sesión  del  18  de  Febrero  de  1890. 

Presidencia  del  Sr,  Coello, 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  de  la  noch^,  con  asistencia  de  los  seño- 
res Botella,  Abella,  Foronda,  Andía,  Suarez,  Suarez  Inclán,  Sánchez  y 
Massiá,  Amí,  Ferreiro  y  Torres-Campos,  se  leyó  y  fué  aprobada  el  acta 
de  la  anterior. 

Se  leyeron  comunicaciones ; 

De  la  Sociedad  Académica  Franco-hispano-portnguesa,  de  Tolosa, 
adhiriéndose  con  entusiasmo  á  la  protesta  de  la  Geográfica  de  Madrid. 

Del  Sr.  Marqués  de  Croizier,  Presidente  de  la  Sociedad  Académica 
Indo-China,  de  París,  anunciando  que  esta  se  reuniría  en  breve  para 
adherirse  á  la  ya  citada  protesta. 

Se  acordó  proponer  á  la  Sociedad  que  se  autorizase  para  usar  de  la 
medalla  al  socio  corresponsal  D.  Alfredo  Geelhand  de  la  Bistrate. 

El  Sr.  Coello  manifestó  que  la  comisión  nombrada  al  efecto  no  había 


4C0  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

podido  conferenciar  con  el  Sr.  Ministro  de  Estado  por  haberse  recibida 
el  aviso  de  este  horas  después  de  la  señalada  para  la  entrevista.  Anun- 
ció también  que,  según  noticias  particulares,  en  el  Ministerio  de  Marina 
prevalecía  el  propósito  de  proponer  para  el  cargo  de  Gobernador  del 
Golfo  de  Guinea  á  quien  tuviese  la  categoría  de  capitán  de  fragata^ 
prescindiendo  de  las  condiciones  especiales  que  debía  reunir  la  per- 
sona nombrada  para  aquel  puesto. 

Acordó  la  Junta  pedir  audiencia  al  Sr.  Ministro  de  Marina  á  fin  de 
indicarle  la  conveniencia  de  elegir  persona  con  dotes  y  conocimientos 
á  propósito  para  el  gobierno  de  aquellas  colonias.  Fueron  designados 
para  conferenciar  con  el  Sr.  Ministro  los  Sres.  Presidente  y  Secretario 
general.  También  se  dispuso  que  por  segunda  vez  se  solicitara  audien- 
cia del  Sr.  Ministro  de  Estado. 

El  Sr.  Foronda  leyó  un  extracto  del  discurso  que  en  el  Senado  pro- 
nunció el  Sr.  Ministro  de  la  Guerra  con  motivo  de  una  interpelación  de 
un  Sr.  Senador  acerca  del  dique  que  proyectan  los  ingleses  en  Gibral- 
tar.  El  Sr.  Ministro  terminaba  declarando  que  el  Gobierno,  el  Senado  y 
todo  el  país  tienen  suficiente  patriotismo  para  no  consentir  que  se 
menoscabe  en  lo  más  mínimo  la  integridad  del  territorio  ni  allí  ni  en 
ninguna  parte.  Propuso  el  Sr.  Foronda  que  una  comisión  de  la  Sociedad 
felicitase  al  Sr.  Ministro  por  tan  patriótica  declaración  y  á  la  vez  le 
indicara  la  conveniencia  de  recabar  todos  nuestros  derechos  sobre  el 
Muni.  Apoyaron  la  idea  del  Sr.  Foronda  los  Sres.  Botella  y  Suarez. 
El  Sr.  Ferreiro  llamó  la  atención  de  la  Junta  acerca  del  estado  de  Ma- 
rruecos y  de  la  excesiva  ingerencia  que  en  este  imperio  van  tomando 
naciones  extranjeras.  Sobre  este  particular  expusieron  también  algu- 
nas consideraciones  los  Sres.  Coello,  Amí,  Suarez,  Andía,  Torres  Cam- 
pos, Suarez  Inclán  y  Sánchez  Massiá,  y  por  fin  se  convino  en  que  una 
comisión,  formada  por  los  Sres.  Coello,  Botella  y  Amí,  conferenciase 
con  el  Sr.  Ministro  de  la  Guerra  acerca  de  los  puntos  antes  indicados 
y  le  expusiera  también  las  opiniones  de  la  Junta  respecto  á  la  política 
que  España  debe  adoptar  en  Marruecos. 

A  propuesta  del  Sr.  Torres-Campos  se  acordó  pedir  al  Sr.  Ministro 
de  la  Guerra  que  concediese  á  D.  José  Valero  comisión  del  servicio,  sin 
aumento  sobre  el  sueldo  de  la  Península  y  por  término  de  un  año,  para 
las  posesiones  españolas  del  Golfo  de  Guinea. 

Acordó  por  último  la  Junta  reunirse  el  próximo  martes  á  las  ocho  y 
media  y  que  á  las  nueve  se  celebrará  reunión  ordinaria  para  oir  la  con- 
ferencia del  Sr.  Sánchez  Massiá. 

Y  se  levantó  la  sesión  á  las  once  menos  cuarto. 


EXTRACTO   DE    LAS   ACTAS.  461 


JUNTA   DIAECTIVA. 

* 

Sesión  del  25  de  Febrero  de  1890. 

Presidencia  del  Sr,  Coello, 

Abierta  la  sesión  á  las  ocho  y  media  de  la  noche,  con  asistencia  de 
•de  los  Sres.  Botella,  Aparici,  Abella,  García  Martín,  Foronda,  Codera, 
Andía,  Sánchez  y  Massiá,  Hallada,  Montes  de  Oca,  Ferreiro  y  Motta, 
fie  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

Se  leyeron  comunicaciones. 

£1  Sr.  Presidente  dio  cuenta  de  las  entrevistas  que  las  comisiones 
respectivas  habían  celebrado  con  los  Ministros  de  la  Guerra  y  de 
Marina.  Añadió  que  el  Ministro  de  Estado  aún  no  había  señalado  día 
y  hora  para  la  conferencia. 

Debiendo  reunirse  la  Sociedad  á  las  nueve,  y  siendo  esta  ya  la  hora, 
la  Junta  levantó  su  sesión. 


REUNIÓN  ^ORDINARIA. 

Sesión  del  25  de  Febrero  de  1890. 

Presidencia  del  Sr,  Coello, 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  y  cuarto  de  la  noche,  se  leyó  y  fué 
íiprobada  el  acta  de  la  anterior. 

El  Sr.  Presidente  recordó  que  durante  el  período  transcurrido  entre 
la  última  sesión  y  la  que  ahora  celebraba  la  Sociedad,  había  perdido 
esta  tres  de  sus  socios  más  ilustres:  el  Conde  de  Toreno,  fundador  y 
honorario  y  Presidente  que  fué  de  la  Corporación;  el  Sr.  D.  Hilario 
Nava,  Vicepresidente  que  fué  también  de  la  Sociedad,  y  el  Sr.  D.  Vi- 
-cente  de  la  Fuente,  Vocal  que  había  sido  de  la  Junta  directiva.  Todos 
habían  prestado  muy  señalados  servicios  á  la  Sociedad,  y  la  Junta 
directiva,  después  de  hacer  constar  en  acta  su  dolor  por  tan  sensibles 
bajas,  había  acordado  celebrar  pública  y  solemne  sesión  en  memoria 
de  los  íinados.  La  reunión  se  adhirió  imánime  á  los  acuerdos  de  la 
Junta. 

Se  concedió  autorización  para  usar  la  medalla  de  la  Sociedad  á  los 
<;orresponsales  extranjeros  Sres.  Gaffarel,  Gauthiot  y  Geelhand  de  la 
Bistrate. 


402  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD    GEOGRÁFICA. 

Ingresaron  en  la  corporación,  como  socio  de  número,  el  6r.  D.  Pedro 
Gounaud,  de  París,  y  como  socio  vitalicio,  el  Sr.  Ilarionol^átch  Sacha- 
rof,  de  Yakutsk. 

El  Sr.  Presidente  anunció  que  iba  á  darse  cuenta  de  los  acuerdos  de 
la  Junta  directiva  y  de  las  comunicaciones  que  habían  mediado  entre 
la  Sociedad  de  Madrid  y  la  de  Lisboa  y  otras  del  extranjero  con  motivo 
del  incalificable  atropello  cometido  por  Inglaterra  contra  Portugal, 
pueblo  hermano  nuestro,  y  como  nosotros,  también  débil,  pero  resuelto 
á  no  sufrir  pacientemente  las  imposiciones  del  poderoso.  Recordó  que 
acaso  España  pudiera  hallarse  en  breve  en  situación  semejante  á  la  de 
Portugal,  puesto  que  no  ha  de  consentir  que  los  franceses  ocupen  Ios- 
territorios  españoles  de  la  cuenca  del  Muni,  ni  que  los  ingleses  realicen 
en  Gibraltar  las  obras  marítimas  que  proyectan ;  y  por  otra  parte,  ha 
de  defender  con  bríos,  si  las  circunstancias  lo  exigiesen,  la  integridad 
del  territorio  marroquí. 

El  Secretario  general  leyó  los  documentos  á  que  se  había  referido  el 
Sr.  Presidente  y  que  ha  de  publicar  el  Boletín. 

Acto  seguido,  el  Sr.  Sánchez  Massiá  disertó  acerca  de  la  necesidad 
de  formar  el  catastro  en  España.  La  reunión  aplaudió  unánime  esta 
conferencia  que  el  Boletín  publicará  también.  El  Sr.  Presidente,  al 
felicitar  al  orador,  insistió  en  la  conveniencia  y  necesidad  de  formar 
el  catastro  parcelario  y  adujo  interesantes  datos  que  demostraban  la 
posibilidad  de  realizar  esta  obra  con  menor  coste  que  el  que  hoy  repre- 
sentan los  numerosos  trabajos  parciales  que  se  ejecutan.  Puede  hacerse 
el  catastro  con  un  gasto  de  4  á  5  pesetas  la  hectárea;  gasto  igual  6 
inferior  al  del  mapa  topográfico  que  publica  el  Instituto  Geográfico  y 
Estadístico,  sin  rendir  tal  mapa  las  inmensas  utilidades  que  propor- 
ciona el  catastro.  Estima  el  Sr.  Coello  que  hecho  este,  la  riqueza  impo- 
nible habría  de  triplicarse,  no  tan  solo  por  el  descubrimiento  do  la 
ocultación,  que  en  algunos  términos  es  de  100  por  1,  sino  por  el  mayor 
valor  que  la  propiedad  adquiriría  una  vez  conocidos  con  exactitud  Ios- 
linderos  de  cada  finca  y  la  naturaleza  de  los  terrenos.  No  obstante,  cree 
el  Sr.  Coello  que  el  catastro  no  ha  de  hacerse  en  España  porque,  aunque 
favorece  al  país,  á  la  Hacienda  y  al  contribuyente,  perjudicaría  á  mu- 
chos de  los  hombres  que  viven  de  la  política  y  cuya  infiuencia  es 
incontrastable  en  España. 

Con  entusiasta  aplauso  mostró  la  Sociedad  que  participaba  de  las 
mismas  ideas  de  su  Presidente,  y  acto  seguido  se  levantó  la  sesión^ 
Eran  las  diez  y  media. 


EXTRACTO   DE   LAS   ACTAS.  4GJ 


REUNIÓN   ORDINARIA. 

Sesión  del  11  de  Marzo  de  1890. 

Presidencia  del  Sr.  Coello, 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  y  coarto  de  la  noche ,  se  leyó  y  fué 
aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

El  Sr.  Presidente  participó  que  la  Sociedad  había  tenido  la  desgracia 
de  perder  á  dos  de  sus  más  ilustres  socios,  el  Sr.  Marqués  de  Monis- 
trol  y  D.  Juan  Pérez  del  Pulgar.  La  reunión  expresó  unánime  su  dolor 
por  tan  sensibles  bajas. 

Ingresó  en  la  Sociedad  el  Sr.  D.  José  Valero,  Comisario  de  guerra, 
quien,  según  anunció  el  Sr.  Presidente ,  iba  á  marchar  en  breve  á  los 
territorios  españoles  del  Golfo  de  Guinea  con  ánimo  decidido  de  estu- 
diar aquellos  países  y  prestar  así  un  buen  servicio  á  su  patria  y  á  la 
ciencia  geográfica. 

Acto  seguido  y  previa  invitación  del  Sr.  Presidente,  el  Sr.  Torres- 
Campos  explanó  su  anunciada  conferencia  acerca  del  Congreso  inter- 
nacional de  ciencias  geográficas  'de  París,  conferencia  que  publicará 
íntegra  el  Boletín,  y  que  fué  acogida  con  repetidos  aplausos  de  la 
numerosa  concurrencia  que  asistía  á  la  sesión. 

El  Sr.  Presidente  felicitó  al  orador  en  nombre  de  la  Sociedad,  y 
acto  seguido,  se  levantó  la  sesión. 

Eran  las  diez  y  media. 


JUNTA   DIRECTIVA. 

Sesión  del  18  de  Marzo  de  1890. 

Presidencia  del  Sr.  Coello. 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  de  la  noche,  con  asistencia  de  los  seño- 
res Abella,  Foronda,  Suarez,  Sánchez  Massiá,  Amí  y  Ferreiro,  se  leyó 
y  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

Se  leyeron  comunicaciones: 

De  la  Sociedad  Académica  Indo-China  de  París,  adhiriéndose  resuel- 
tamente á  los  acuerdos  de  la  Sociedad  Geográfica  de  Madrid  y  enviando 
copia  de  su  protesta  contra  el  proceder  de  Inglaterra. 


464  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Del  Sr.  Aparici,  participando  que  el  Ministro  de  la  Guerra  había  com- 
placido á  la  Sociedad  otorgando  al  Comisario  de  Guerra,  Sr.  Valero,  co- 
misión del  servicio  para  las  posesiones  españolas  del  Golfo  de  Guinea. 
Acordó  la  Junta  que  constara  en  acta  su  gratitud  al  Sr.  Ministro  de  la 
Guerra. 

Del  Sr.  Suarez  Lorenzana,  de  Melilla,  anunciando  que  remitía  al  señor 
Presidente  sus  itinerarios  en  el  Rif.  £1  Sr.  Coello  manifestó  que  no 
había  recibido  dichos  itinerarios. 

Del  Socio  corresponsal  Sr.  Blumentritt  felicitando  á  la  Sociedad  por 
la  actitud  que  había  tomado  en  la  cuestión  anglo-portuguesa. 

Del  Sr.  Fernández  Duro,  participando  que  había  terminado  el  dis- 
curso necrológico  del  Sr.  D.  Hilario  Nava  y  que  esperaba  que  la  Junta 
designara  el  día  en  que  había  de  celebrarse  la  sesión  anunciada.  La  se- 
cretaría anunció  que  también  el  Sr.  Suarez  Inclán,  encargado  de  la  ne- 
crología del  Sr.  Conde  de  Toreno,  se  hallaba  dispuesto  á  leerla.  £1  se- 
ñor Foronda,  á  quien  correspondía  leer  la  del  Sr.  D.  Vicente  de  Lafuente, 
manifestó  que  había  estado  ausente  de  Madrid,  que  no  había  recogido 
aún  todos  los  datos  necesarios,  y  que  probablemente  se  pondría  á  dis- 
posición de  la  Junta  en  los  primeros  días  de  Abril. 

Se  leyó  también  una  circular  impresa  de  los  españoles  residentes  en 
Oporto  que  unían  su  protesta  á  la  de  los  portugueses  contra  el  Grobierno 
de  la  Gran  Bretaña. 

£1  Sr.  Suarez  presentó  apuntes  inéditos  de  la  expedición  del  general 
ürbistondo  á  Joló  y  descripción  de  la  antigua  provincia  de  Nueva  Vizca- 
ya, redactados  por  el  Sr.  Ochoteco,  Gobernador  que  había  sido  de  dicha 
provincia.  Acordó  la  Junta  que  dichos  apuntes  se  publicaran  en  el  Bo- 
LBTÍK,  previa  revisión  por  la  secretaría. 

Tratóse  después  de  la  conveniencia  de  publicar  las  Relaciones  topo- 
gráficas de  Felipe  II,  como  há  tiempo  proyectó  la  Sociedad.  Se  acordó 
que  ante  todo  se  examinaran  los  manuscritos  para  calcular  su  extensión 
una  vez  impresa  la  obra. 

Y  no  habiendo  de  más  asuntos  que  tratar  se  levantó  la  sesión  á 
las  diez. 

JüKTA   DIRECTIVA. 

Sesión  del  l.o  de  Abril  de  1890. 

Presidencia  del  Sr.  Coello, 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  de  la  noche,  con  asistencia  de  los  seño- 
res Botella,  Abella,  Foronda,  Suarez,  Lasso  de  la  Vega,  Sánchez  Massiá, 


EXTRACTO    DE    LAS   ACTAS.  465 

Amí,  Ferreiro,  Torres-Campos  y  Motta^  se  leyó  y  fué  aprobada  el  acta 
de  la  anterior. 

Se  leyeron  comunicaciones : 

De  la  Unión  Ibero- Americana,  llamando  la  atención  hacia  los  traba- 
jos que  está  realizando  dicha  Sociedad.  Con  este  motivo  el  Sr.  Foronda 
recordó  que  el  Presidente  de  la  Sociedad  Geográfica  figura  en  la  Junta 
directiva  de  aquella  Asociación;  el  Sr.  Suarez  habló  de  los  proyectos 
de  esta  relativos  á  la  exposición  industrial  y  comercial  de  1892,  y  el 
Sr.  Coello  indicó  que  el  Gobierno  se  había  comprometido  á  que  se  cele- 
brara aquella  y  la  Comisión  del  centenario  de  Colón  procuraría  que  se 
cumplieran  tales  propósitos.  Añadió  el  Sr.  Presidente  que  dicha  Comi- 
sión había  conferido  al  Sr.  Fabié  y  á  él  el  encargo  de  ultimar  los  traba- 
jos para  la  publicación  de  los  hbros  del  Almirante  que  se  custodian  en 
la  Biblioteca  Colombina;  que  el  Sr.  Fabié  había  estado  en  Sevilla  donde 
supo  que  Italia  se  propone  también  reproducir  los  citados  libros,  y  que 
al  tener  noticia  de  este  proyecto,  el  Sr.  Coello  y  la  Comisión  del  Cen- 
tenario opinaron  que  era  aún  mayor  por  parte  de  España  el  compro- 
miso de  dar  publicidad  á  los  manuscritos  de  que  se  trata.  A  este 
parecer  se  adhirió  unánime  la  Junta. 

De  la  Sociedad  de  Geograña  de  París,  consultando  acerca  de  las 
poblaciones  en  que  podrían  celebrarse  los  próximos  congresos  interna- 
cionales de  Geografía.  Habiendo  indicado  algunos  Sres.  Vocales  la 
conveniencia  de  que  se  celebrara  en  Madrid  el  Congreso  de  1892, 
acordó  la  Junta  aplazar  la  contestación  hasta  tanto  que  el  Sr.  Presi- 
dente hubiese  dado  cuenta  de  esta  idea  á  la  Comisión  del  Centenario. 

El  Sr.  Coello  presentó  un  ejemplar  del  mapa  de  África  del  siglo  xvi, 
publicado  con  un  folleto  por  el  Sr.  Marcel.  Acordó  la  Junta  repro- 
ducir dicho  folleto  y  mapa  en  el  Boletín,  previo  permiso  del  autor  que 
se  encargó  de  solicitar  el  Sr.  Presidente. 

Se  presentó  un  cálculo  aproximado  de  los  volúmenes  que  harían 
impresos  los  manuscritos  de  Relaciones  topográficas  de  Felipe  U. 
Resultaban  unos  10  tomos  de  500  páginas  con  la  caja  del  Boletín  de 
LA  Sociedad.  No  se  tomó  resolución  definitiva  aplazándola  para  cuando 
pudieran  confrontarse  la  copia  existente  en  la  Biblioteca  de  la  Real 
Academia  de  la  Historia  y  los  originales  que  se  conservan  en  la  de 
San  Lorenzo  del  Escorial. 

Acordó  la  Junta  que  se  celebrase  el  próximo  martes  la  sesión  solemne 
en  honra  y  memoria  de  los  Sres.  Conde  de  Toreno,  Nava  y  Lafuente,  y 
que  para  dicha  sesión  se  invitara  á  todas  las  Corporaciones  á  que  los 
finados  pertenecieron. 


4G6  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

A  propuesta  del  Sr.  Torres-Campos ,  y  teniendo  en  cuenta  los  méri- 
tos del  oficial  de  Secretaría,  Sr.  D.  Ricardo  Beltrán,  y  los  importantes 
6ervicios  que  había  prestado  á  la  Sociedad,  acordó  la  Junta  por  unani- 
midad proponer  á  la  general  su  nombramiento  de  Archivero  perpetuo, 
como  cargo  de  la  Junta  directiva,  y  con  voz  y  voto  en  la  misma. 

Acordó  también  la  Junta  proponer  á  la  general  que  se  autorizase  á 
los  socios  corresponsales  Sres.  Du  Fief  y  Gochet  para  el  uso  de  la 
medalla  y  que  en  lo  sucesivo  se  restrinja  tal  autorización. 

Y  se  levantó  la  sesión  á  las  diez  y  media. 


REUNIÓN  EXTRAORDINAaU. 

Sesión  del  8  de  Abril  de  1890. 

Presidencia  del  Sr,  Coeüo. 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  y  media  de  la  noche,  el  Sr.  Presidente 
manifestó  que  la  Sociedad  se  reunía  en  sesión  extraordinaria  y  pública 
para  honrar  la  memoria  de  los  Sres.  Conde  de  Toreno,  D.  Hilario  Nava 
y  D.  Vicente  de  La  Fuente ,  que  desempeñaron  cargos  importantes  en 
la  Sociedad  y  que  habían  dejado  en  esta  vacíos  muy  difíciles  de  llenar. 

Acto  seguido,  leyeron  discursos  los  Sres.  D.  Manuel  de  Foronda,. 
D.  Julián  Suarez  Inclán  y  D.  Cesáreo  Fernández  Duro,  en  elogio,  res- 
pectivamente, de  los  Sres.  D.  Vicente  de  la  Fuente,  Conde  de  Toreno  y 
D.  Hilario  Nava.  Estos  discursos  fueron  muy  aplaudidos  é  íntegros  los 
publica  el  Boletín. 

El  Sr.  Presidente  felicitó  á  los  Sres.  Foronda,  Suarez  Inclán  y  Fernán- 
dez Duro  y  les  dio  gracias  muy  expresivas  en  nombre  de  la  Sociedad. 

Acto  seguido  se  levantó  la  sesión.  Eran  las  once. 


JUNTA  DIRECTIVA. 

Sesión  del  15  de  Abril  de  1890. 

Presidencia  del  Sr.  Coeüo, 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  de  la  noche,  con  asistencia  de  los  se- 
ñores Abella,  García  Martín,  Foronda,  Codera,  Suarez,  Sánchez  Massiá, 
Amí,  Ferreiro  y  Motta,  se  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 


EXTRACTO   DE    LAS   ACTAS.  467 

El  Sr.  Beltrán  suplicó  que  constara  en  acta  su  gratitud  á  la  Junta 
<lirectiva  por  la  honrosa  distinción  con  que  le  había  favorecido  al  acor- 
dar se  propusiera  á  la  general  su  nombramiento  de  Archivero  perpe- 
tuo, como  cargo  de  aquella. 

El  Sr.  Foronda  participó  que,  según  carta  que  había  recibido  del 
Rector  del  Monasterio  de  San  Lorenzo  del  Escorial,  eran  siete  los 
tomos  de  Relaciones  topográficas  de  Felipe  II  que  en  aquella  Biblio- 
teca existían.  Añadía  el  Sr.  Rector  que  los  monjes  no  podían  compro- 
meterse á  hacer  la  confrontación  de  dichos  tomos  con  la  copia  que  se 
conserva  en  la  Biblioteca  de  la  Real  Academia  de  la  Historia,  por  ser 
trabajo  muy  difícil  y  que  requería  mucho  tiempo. 

El  Sr.  Presidente  manifestó  que  la  Real  Academia  de  la  Historia  no 
tenía  por  ahora  el  propósito  de  publicar  las  citadas  Relaciones,  y  que 
vería  con  gran  satisfacción  que  la  Sociedad  Geográfica  se  encargase  de 
publicarlas. 

El  Sr.  Foronda  ofreció  examinar  detenidamente  los  originales  del 
Escorial  é  informar  á  la  Junta  de  cuanto  le  conviniera  saber  para  for- 
mar el  plan  y  el  presupuesto  de  la  publicación. 

El  Sr.  Presidente  participó: 

Que  había  recibido  carta  del  Sr.  Mareel,  de  París,  autorizándole 
para  que  la  Sociedad  reprodujera  el  mapa  del  centro  de  África,  del 
siglo  XVII  y  el  folleto  que  le  acompaña. 

Que  el  Sr.  Suarez,  de  Melilla,  le  había  enviado  el  itinerario  del  Rif 
que  hace  tiempo  ofreció;  era  poco  detallado,  pero  ofrecía  remitir  un 
nuevo  itinerario  descriptivo. 

Que ,  según  noticias  fidedignas,  la  situación  de  la  factoría  de  Río  de 
Oro  era  deplorable  desde  el  punto  de  vista  comercial,  pues  la  titulada 
Compañía  mercantil  Hispano-Africana  carecía  de  recursos  de  todo 
género  para  hacer  cambios  con  los  indígenas. 

Que  el  Sr.  Saint-Sand  y  otros  alpinistas  franceses  se  proponían  rea- 
lizar una  expedición  al  Valle  de  las  Hurdes  y  á  los  Picos  de  Europa. 
Con  este  motivo  algunos  señores  de  la  Junta  indicaron  la  conveniencia 
de  procurar  que  el  Sr.  Barrantes  pronunciase  lo  antes  posible  su 
ofrecida  conferencia  acerca  del  citado  valle. 

A  propuesta  del  Sr.  Foronda  se  dispuso  completar  el  índice  ya 
publicado  de  los  20  primeros  tomos  del  BoletIn  con  otro  índice  de 
autores. 

Y  se  levantó  la  sesión  á  las  diez  y  media. 


468  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 


JUNTA  DmECTlYA. 

Sesión  del  22  de  Abxil  de  1890. 

Presidencia  del  Sr,  Coello. 

m 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  de  la  noche,  con  asistencia  de  los  seño- 
res Rodríguez  Arroquia,  Botella,  Abella,  Grarcia  Martin,  Foronda,  An- 
dia,  Suarez,  Suarez  Inclán,  Lasso  de  la  Vega,  Garralda,  Espin,  Ferreiro, 
Torres-Campos  y  Motta,  se  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

El  Sr.  Presidente  leyó  carta  que  había  recibido  del  Sr.  Marcel,  de 
París,  quien  le  daba  cuenta  de  un  nuevo  documento  que  apoyaba  los 
derechos  históricos  de  Portugal  á  la  región  africana  del  Zambese;  era 
un  Atlas  publicado  en  los  primeros  afíos  del  siglo  xvii.  £1  Sr.  Marcel 
autorizaba  á  la  Sociedad  para  reproducir  en  su  Boletín  los  párrafos  de 
su  carta  relativos  á  este  importantísimo  documento,  como  ampliación 
de  los  datos  contenidos  en  el  folleto  que  anteriormente  remitió  y  que 
la  Junta  había  resuelto  traducir  y  publicar  también. 

£1  mismo  Sr.  Coello  anunció  que  la  Asamblea  de  la  Liga  de  Contri- 
buyentes, convocada  para  el  mes  de  Mayo  próximo,  debía  tratar,  entre 
otros  puntos,  de  la  conveniencia  de  formar  el  catastro,  y  consultó  á  la 
Junta  si  procedía  que  la  Sociedad  Geográfica  procurase  tomar  parte 
en  estas  deliberaciones.  La  Junta  resolvió  afirmativamente,  y  el  señor 
Foronda  ofreció  informarse  de  cuantos  puntos  interesaba  conocer  para 
que  la  Junta  decidiese  en  qué  forma  y  por  qué  medios  podía  intervenir 
la  Sociedad  en  la  citada  Asamblea. 

£1  Secretario  general  participó  que  la  Oficina  Hidrográfica  de  Was- 
hington se  había  dirigido  al  Depósito  Hidrográfico  de  España,  pidiendo 
noticia  del  sistema  ó  sistemas  aceptados  entre  nosotros  para  la  nomen- 
clatura geográfica  y  la  transcripción  de  los  nombres  extranjeros,  no 
pertenecientes  á  la  escritura  latina,  y  dio  cuenta  del  sistema  que  acep- 
taba el  citado  Depósito  en  sus  cartas  hidrográficas ,  leyendo  al  efecto 
la  comunicación  que  aquel  dirigía  á  la  Oficina  de  Washington. 

£1  Sr.  Presidente  declaró  que  no  podía  aceptar  el  sistema  propuesto 
por  el  Depósito  Hidrográfico;  que  estimaba  mucho  más  conveniente  y 
lógico  el  adoptado  por  la  Sociedad  Geográfica;  que  cada  nación  debe 
tener  su  sistema  en  armonía  con  la  pronunciación  de  su  idioma;  que  el 
nuestro  tiene,  sobre  todos,  la  ventaja  del  acento  ortográfico  y  de  la 
pronunciación  invariable  de  sus  letras. 


EXTRACTO    DE   LAS    ACTAS.  4ní> 

El  Secretario  que  suscribe  expuso  que  el  aceptar  el  Depósito  Hidro- 
gráfico el  sistema  que  acababa  de  leer  obedecía  al  deseo  de  armonizar 
en  lo  posible  la  transcripción  española  de  los  nombres  geográficos  con 
el  admitido  por  las  Oficinas  Hidrográficas  de  Francia,  Inglaterra  y 
Alemania. 

La  Junta  declaró  su  conformidad  con  las  ideas  del  8r.  Coello. 

El  Sr.  Torres-Campes  rogó  al  Sr.  Botella  que  diera  á  conocer  en  una 
conferencia  sus  notables  trabajos  hipsométricos  y  los  de  la  Comisión 
de  Estadística  minera  que  dirige.  El  Sr.  Presidente  apoyó  las  excita- 
ciones del  Sr.  Torres-Campos.  El  Sr.  Botella  manifestó  que  en  breve 
daria  en  el  Ateneo  una  conferencia  sobre  los  primeros  de  dichos  traba- 
jos, y  que  respecto  de  los  segundos  se  habían  publicado  dos  mapas  y 
estaba  á  punto  de  terminarse  la  impresión  de  la  nueva  Estadística 
Minera.  No  creía,  pues,  que  procedía  dar  conferencia  sobre  estos  estu- 
dios, puesto  que  sus  resultados  eran  ya  conocidos  unos  y  otros  iban  á 
publicarse.  No  obstante,  ofreció  presentar  á  la  Junta  los  mapas  á  que 
se  había  referido. 

Habiendo  anunciado  el  Sr.  Torres-Campos  que  se  proponía  visitar  á 
España  el  príncipe  Rolando  Bonaparte,  tan  conocido  por  sus  trabajos 
geográficos,  acordó  la  Junta,  á  propuesta  de  aquel,  invitarle  para  que 
diese  una  conferencia  en  la  Sociedad. 

Se  acordó  también  que  los  Sres.  Presidente  y  Secretario  general  for- 
mularan propuesta  de  socios  honorarios  ó  corresjKínsales  á  favor  de 
los  más  ilustres  geógrafos  extranjeros  que  aún  no  hubieran  recibido 
distinción  alguna  de  la  Sociedad  Geográfica  de  Madrid.  Esta  propuesta, 
una  vez  aceptada,  por  la  Junta  directiva,  se  someterá  á  la  aprobación 
de  la  Junta  general  de  Mayo. 

Y  se  levantó  la  sesión  á  las  once  menos  cuarto. 


JUNTA   DIRKCrrVA. 

Sesión  del  29  de  Abril  de  1890. 

Presidencia  del  Sr,  Coello. 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  de  la  noche,  con  asistencia  de  los  seño- 
res Botella,  Aparici,  Abella,  Foronda,  Codera,  Andía,  Suarez,  Suarez 
Inclán,  Laso  de  la  Vega,  Amí,  Garralda,  Ferreiro,  Torres-Campos  y 
Motta,  se  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  do  la  anterior. 

El  Sr.  Foronda  participó  que  en  cumplimiento  del  encargo  que  le  dio 


470  BOLETÍN   DE    LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

la  Junta,  había  conferenciado  con  los  organizadores  de  la  Asamblea 
general  de  Contribuyentes,  quienes  le  manifestaron  que  la  Sociedad 
Creográfica  de  Madrid  se  hallaba  expresamente  invitada  para  tomar 
parte  en  las  deliberaciones  de  aquella  Asamblea. 

La  Junta  agradeció  el  celo  y  la  actividad  del  Sr.  Foronda. 

El  Sr.  Presidente  participó  que,  en  cumplimiento  de  acuerdos  ante  - 
riores,  había  indicado,  en  la  Comisión  del  Centenario  de  Colón,  la  opor- 
tunidad y  la  conveniencia  de  reunir  en  Madrid,  en  1892,  un  Congreso 
internacional  de  ciencias  geográficas.  La  Cornisón  aceptó  la  idea,  y  en 
consecuencia,  y  previo  acuerdo  de  la  Junta,  el  Sr.  Coello  anunció  que 
escribiría  á  la  Sociedad  de  Geografía  de  París  contestando  á  la  comu- 
liicación  que  en  sesión  anterior  hubo  de  leerse,  y  proponiendo  que  uno 
de  los  congresos  internacionales  de  Geografía  se  celebrase  en  Madrid 
en  el  citado  año  y  en  los  días  en  que  habría  de  solemnizarse  el  cuarto 
centenario  del  descubrimiento  de  América. 

Anunció  también  el  Sr.  Coello  que  el  Sr.  Barrantes  estaba  dispuesto 
á  dar  su  ofrecida  conferencia  sobre  el  territorio  de  las  Hurdes. 

Á  propuesta  del  Sr.  Torres-Campos,  la  Junta  rogó  con  insistencia  al 
Sr.  Garralda  que  pronunciase  una  conferencia  en  el  próximo  mes  de 
Mayo.  Aceptó  el  Sr.  Garralda  y  anunció  que  se  proponía  recordar  datos 
y  consideraciones  de  algún  interés  acerca  del  viaje  de  la  fragata  Nu- 
manda  alrededor  del  mundo. 

Resolvió  también  la  Junta  proponer  el  nombramiento  de  socio  co- 
rresponsal á  favor  del  Sr.  Mendizabal,  profesor  de  Geodesia  en  Méjico 
y  representante  que  fué  de  esta  República  en  el  Congreso  de  ciencias 
geo^áficas  de  París. 

Y  se  levantó  la  sesión  á  las  diez  y  cuarto. 


ÍNDICE 


DE    LAS    MATERIAS   CONTENIDAS    EN    EL   TOMO   XXVIIL 


MEMORIAS. 

Páfirs. 
Memoria  sobre  el  progreso  de  los  trabajos  geográficos,  leída  en 

la  Junta  general  de  27  de  Mayo  de  1890,  por  el  Secretario 

general  D.  Martín  Ferreiro 261 

CONFERENCIAS. 

Elogio  del  Excmo.  Sr.  D.  Francisco  de  Borja  Queipo  de  Llano  y 
Gayoso,  conde  de  Toreno,  presidente  que  fué  de  la  Sociedad 
Geográfica.  Discurso  leído  en  la  sesión  extraordinaria  de  8 
Abril  de  1890,  por  el  Sr.  D.  Julián  Suarez  Inclán 236 

Elogio  del  Excmo.  Sr.  D.  Hilario  Nava  y  Caveda,  vicepresidente 
que  fué  de  la  Sociedad  Geográfica  de  Madrid.  Discurso  leído 
en  la  sesión  extraordinaria  del  8  de  Abril  de  1890,  por  el 
limo.  Sr.  D.  Cesáreo  Fernández  Duro 260 

El  Dr.  D.  Vicente  de  La  Fuente  como  socio  de  la  Geográfica  de 
Madrid.  Conferencia  leída  en  la  misma  el  8  de  Abril  de  1890 
por  D.  Manuel  de  Foronda 298 

Viaje  de  circunnavegación  de  la  Numancia.  Conferencias  dadas 
en  la  Sociedad  Geográfica  de  Madrid  los  días  13  y  20  de 
Mayo  de  1890  por  el  Marqués  de  Reinosa,  capitán  de  fragata 
retirado 327 

ARTÍCULOS. 

Las  razas  indígenas  de  Filipinas,  por  el  profesor  D.  Fernando 

Blumentritt 7 

La  cuestión  anglo-portuguesa 43 


^  BOLETÍN   DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

PágB. 

La  últíma  parte  desconocida  del  litoral  del  Mediterráneo.  El  Kif, 

por  Henri  Duveyríer 58 

Ríos  de  Venezuela  y  de  Colombia.  Relaciones  inéditas  reunidas 

por  Cesáreo  Fernández  Duro 76 

Noticias  auténticas  del  famoso  río  Marafíón,  por  Marcos  Jiménez 

de  la  Espada 176  y  28S 

Del  material  de  enseñanza  de  la  Geografía  y  de  su  racional  em- 
pleo, por  el  hermano  Alexis  Marie  Gochet^  profesor  en  las 
escuelas  normales  de  Carhboury  y  París 217 

MISCELÁNEA. 

Cochabamba;  posición  geográfica  de  las  capitales  de  provincia  y 

algunos  cantones  del  departamento 204 

PARTE  OFICIAL. 

Reales  órdenes  por  las  que  se  autoriza  á  los  individuos  de  las 
armas,  cuerpos  é  institutos  del  Ejército  que  pertenezcan  á  la 
Sociedad  Geográfica  de  Madrid,  para  usar  la  medalla  de  dis- 
tinción creada  por  Real  orden  de  11  de  Noviembre  de  1886.     206 

TAREAS  Y  ACTAS  DE  LA  SOCIEDAD. 

Extracto  de  las  actas  de  las  sesiones  celebradas  por  la  Sociedad 

y  por  la  Junta  directiva 208  y  466 

Reseña  de  las  tareas  y  estado  actual  de  la  Sociedad  Geográfica 
de  Madrid,  leída  en  Junta  general  de  3  de  Junio  de  1890, 
por  el  Secretario  adjunto  D.  Rafael  Torres  Campos 291 

Dictamen  de  los  revisores  de  cuentas 297 

LÁMINA. 
Mapa  etnográfico  del  archipiélago  filipino 43 


BOLETÍN 


DB    LA 


SOWAD  fiEOdRÁFIGA  DE  HADRiD 


S  U  M  A  ti  1  O  . 

I.  El  Congreso  y  la  Exposición  de  Geografía  de  París  vn  18S0, 

por  D.  Rafael  Torres  Campos 7 

II.  Los  portuíxueses  en  el  África  Austral.  El  Chanibcze,  origen 

del  Congo,  descubierto  por  los  portugueses  on  1700,  pur 

M.  Gabriel  Marcel 49 

III.  El  viajero  polaco  Roguzinski  en  Femando  Púo 03 

IV.  Noticias  auténticas  del  faníDSo  río  Marañón,  j)or  D.  Mar 

eos  Jiménez  de  la  Eupada 73 

V.  El  porvenir  de  la  lengua  española  («comparada  con  las  prin- 

cipales del  mundo)  estud¡a«lu  desde  el  i>unto  de  vista 
geográfico  y  estadístico.  Coi¡iunicaci()n  dirigida  ala  Real 
Academia  de  la  Leugua  por  />.  Gabriel  (\irras(.o, 120 

VI.  El  catastro  en  España.  Confidencia  i>ronrini!Íada  en  la  So- 

ciedad Geográlica  de  Madrid  en  la  sesi«'»n  pública  del  •J") 

de  Febrero  de  1890  por  LK  Juan  Sánchez  y  Massiá 147 


LAMINA. 

REPRODUCCIÓN   DK   UN   MAPA    MANUSailTO   DKL   SIOLO   XVI. 


TOMO  XXrX.  — NÚMEROS  !.•  Y  2.* 
Julio  y  Agosto,  1890. 


La  Sociedad  no  es  responsable  <le  laR  ojiinioueH  emiti>las  por  lus  autores  de  ¿os 

artículos  insertos  en  el  Rolrtín. 


MADRID 

IMPRENTA    DE    FORTANET 

CALLE  DB  LA  LIBERTAD,   NÚM.  29 
^  890 


JUNTA  DIRECTIVA 


Pl  LA 


SOCIEDAD    GEOGRÁFICA  DE  MADRID. 


PRESIDSNTS. 

Bzcmo.  8r.  D.  Franeiieo  Coello  y  Qaewda. 

VICEPRESIDENTES. 

Bxemo.Sr.  D.  Federico  de  Botella p. 

Bzemo.Sr.  D.  José  María  Aparioi Cd. 

Bxemo.Sr.  D.  Tomás  de  Reyna O. 

Bzcmo.  Sr.  D.Antonio  Andia C. 

SECRETARIO     GENERAL.. 

limo.  Sr.  D.  Martin  Ferreiro. 


SECRETARIOS    ADJUNTOS. 

Sr.  D.  Rafael  Torres-Campos  (coifTADOs). 
Sr.  D.  Adolfo  de  Motta  (tbbobbso). 

ARCHIVERO    PERPETUO. 

Sr.  D.  Ricardo  Beltrán  y  Rózplde. 

VOCALES. 


Sr.  D.  Marceliano  de  Abella P. 

Sr.  D.  Luís  García  Martin P. 

Bzcmo.  Sr.  D.  Manuel  de  Foronda  Cd. 
Sr.  D.  Francisco  Codera  ^Bibliote- 
cario)   C. 

Sr.  D.  Francisco  Oorostidi P. 

limo.  Sr.  D.  Sergio  Suarez P. 

Sr.  D.  Emilio  Bonelli Cd. 

Sr.  D.  I^Dacio  de  Arce  Mazón. ...  P. 

Sr.  I).  Julián  Suarez  Inclán C. 

limo.  Sr.  D.  Anpel  Lasso  d»?la  Vefira  C. 

Sr.  D.  Junn  Sáuclioz  y  Maaaiá...  O. 

Sr.  D.  Manuel  Maria  Arrióla P. 


Sr.  D.  Lucas  Mallada P. 

Sr.  D.  Castor  Ami P. 

Sr.  Marqués  de  Rein osa P. 

Sr.  D.  Miguel  Espin O. 

Sr.  D.  Antonio  V&zquez  y  López 

Amor Q. 

Sr.  D.  Alejandro  Churruca P. 

Sr.  D.  Luis  Maria  de  Tro Cd. 

Sr.  Conde  de  Torata C. 

Sr.  I).  I'!milio  Ruiz  de  Salazar. ...  P. 

ICxcmü.  Sr.  I>.  Juan  Qarcia  López  C. 

Sr.  D.  Riluardo  González  Velasen  C. 

Sr.  D.  Francisco  Quiroga P. 


Nota.  Con  las  iniciales  C.,  P.,  G.  y  Cd.,  se  designan  los  individuos  que  pertene- 
cen respectivamente  á  Ins  secciones  de  Correspondencia,  Publicaciones,  Gobierno 
anterior  y  Contabilidad. 


BOLETÍN 


DI  LA 


SOCIEDAD   GEOGRÁFICA    DE    MADRID 


BOLETÍN 


DE    LA 


SOCIEDAD  GEOGRÁFICA  DE  MADRID 


TOMO  XXIX —SEGUNDO  SEMESTRE  DE  1890 


MADRID 

ESTABLECBUENTO  TIPOGRÁFICO  DE  FORTANET 

IMPRESOR  DE  LA  REAL  ACADEMIA  DE  LA  HISTORIA 

Calle  de  la  Libertad^  núm.  29 
1890 


BOLETÍN 


DB  LA 


SOCIEDAD    GEOGRÁFICA    DE    MADRID, 


ADVERTENCIA. 

Según  lo  acordado  por  la  Junta  Directiva,  á  conti- 
nuación, y  por  vía  de  recuerdo,  se  da  un  sucinto 
resumen  de  las  reglas  de  pronunciación  figurada  y  de 
las  principales  sobre  la  acentuación,  aprobadas  para 
las  publicaciones  de  la  Sociedad  Geográfica,  é  insertas 
en  el  primer  número  del  Boletín,  así  como  un  cuadro 
que  expresa  las  diferencias  de  longitud  entre  nuestro 
meridiano  de  origen  en  la  isla  de  Hierro  y  los  que 
pasan  por  los  Observatorios  más  importantes. 

REGLAS   DE   PRONUNCIACIÓN   FIGURADA. 

Para  expresar  con  alguna  propiedad  los  nombres  extranje- 
ros se  han  adoptado ,  subrayadas  en  la  impresión  y  en  los  ma- 
pas, las  vocales  e,  u  y  las  consonantes  h,  11,  v,  x,  j,  z. 
La  e  suena  como  el  diptongo  eu  francés. 
La  u  como  la  u  francesa. 

La  h  se  pronunciará  aspirada,  ó  como  una;  muy  suave. 
La  11  como  doble  ele  y  no  como  elle. 
La  X  parecida  á  la  ch  francesa,  ó  sea  como  aojen  los  dialectos 

catalán  y  gallego. 
La  V  como  su  semejante  en  francés. 

La  y  algo  parecida  á  la  g  francesa  y  más  bien  como  la  g  cata- 
lana en  la  palabra  Sitges, 
La  z  como  la  z  francesa,  ó  como  ds  suave. 

REGLAS  PRINCIPALES   DE   ACENTUACIÓN. 

Todo  vocablo  agudo  que  termine  en  vocal  llevará  sobre  ella 
un  acanto.  Si  termina  en  diptongo,  se  pondrá  el  acento  en  la 


6  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

vocal  fuerte  (A,  E,  O)  y  si  las  vocales  terminales  son  débi* 
les  (I,  U)  acentúese  aquella  sobre  la  cual  viene  á  cargar  la 
pronunciación. 

No  se  pondrá  acento  en  las  voces  agudas  que  terminen  en 
consonante:  las  dos  excepciones  de  esta  regla  se  reducen  á 
poner  siempre  acento  sobre  la  palabra  aguda  que  termino 
en  N  ó  en  S. 

Ninguna  voz  llana  terminada  en  vocal  se  acentúa.  — Por  el 
contrario  (salvas  dos  excepciones  únicas),  se  acentuarán  las 
voces  llanas  que  terminen  en  consonante.  Redúcense  las  dos 
excepciones  de  esta  regla  á  no  poner  acento  sobre  los  vocablos 
llanos  terminados  en  las  consonantes  N  ó  S,  por  hallarse  en 
ellos  comprendidos  los  plurales  de  muchos  nombres  y  verbos^ 

En  las  voces  llanas  que  deban  acentuarse  y  cuya  sílaba  acen- 
tuada forme  diptongo,  se  ha  de  poner  el  rasguillo  sobre  la 
vocal  fuerte. 

Los  vocablos  llanos  que  terminen  en  dos  vocales,  y  la  pri- 
mera de  ellas  sea  débil  y  acentuada  (1,  U)  y  la  segunda  fuerte, 
habrán  de  llevar  forzosamente  acento  en  la  primera. 

Cuando  las  dos  vocales  terminales  sean  débiles,  esto  es, 
lU,  UI,  llevará  acento  aquella  sobre  que  cargue  la  pronun- 
ciación. 

Se  acentuarán  en  la  vocal  débil  las  voces  llanas  cuya  pe- 
núltima sílaba  consta  de  una  vocal  débil.  I,  U,  precedida  de 
otra  fuerte,  A,  E,  O 

Todo  esdrújulo  se  acentuará.  También  llevarán  acento  los 
semi-esdrújulos,  ó  sean  los  vocablos  que  finalizan  en  dos  vo- 
cales fuertes  (A,  E,  O)  sobre  ninguna  de  las  cuales  carga  la 
pronunciación. 

CUADRO  DE  DIFERENCIAS  DE  LONGITUD. 

Punta  de  la  Orchilla  (Occidental  de  la  isla 

de  Hierro) O' 

Madrid M 

San  Fernando 44 

París 20 

Greenwich 48 

Pulkovo 48 

Lisboa 9 

Washington 304 


0' 

0" 

28 

29 

57 

26 

30 

0 

9 

46 

29 

34 

4 

45 

6 

54 

EL    CONGRESO 


LA  EXPOSICIÓN  DE  GEOGRAFÍA  DE  PARÍS 


EIsT  1889  (1) 


I. 

El  Congreso  y  los  congresistas. 

No  es  fácil  para  mí  llenar  el  encargo  de  exponeros  en  esta 
conferencia  un  verdadero  resumen  délos  trabajos  del  Congreso 
internacional  de  Ciencias  geográficas,  y  más  si  á  esto  ha  de 
añadirse  alguna  idea  de  la  Exposición  y  de  los  trabajos  y  obras 
admirables  relativas  á  nuestra  ciencia  acumulados  en  el  Pa- 
lacio de  Artes  liberales,  en  el  de  Industrias  diversas  y  en  la 
interesante  Exposición  colonial  de  los  Inválidos. 

Como  el  programa  del  Congreso  era  vastísimo  y  muy  nume- 
rosas las  colecciones  geográficas,  sobre  todo  de  Francia,  querer 
abarcarlo  todo  equivaldría  á  hacer  una  enumeración  escueta. 
Por  otra  parte,  dividido  el  Congreso  en  siete  grupos  (2)  que 
celebraban  sesiones  al  propio  tiempo,  no  nos  fué  posible  asis- 
tir á  la  lectura  y  discusión  de  todos  los  trabajos  importantes,* 
limitándose  cada  uno  á  tomar  parte  en  las  sesiones  del  grupo 
de  sus  particulares  aficiones.  Por  razón  de  mi  oficio  he  debido 
asistir,  ante  todo,  al  quinto  ó  didáctico— en  una  de  cuyas  sesio- 
nes, por  hacer  honor  á  la  Sociedad  Española  de  Geografía  Co- 


(1)  Conferencia  pronunciada  por  D.  Rafael  Torres  Campos  en  la  Sociedad  Geo- 
gráfica de  Madrid  el  dia  17  de  Marzo  de  1890. 

(2)  Geografía  matemática;  -geografía  física; -geografía  económica;— geografía 
histórica,  historia  de  la  geografía  y  de  la  cartografía;— geografía  pedagógica;— 
viajes  y  exploraciones;    geografía  antropológica,  etnografía  y  lingüistica. 


8  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

mercial,  quo  representaba,  fui  designado  para  la  presidencia 
— y  en  cuanto  era  compatible  con  los  trabajos  de  aquel,  al  ter- 
cero ó  económico.  Pues  bien,  las  materias  tratadas  en  el  pri- 
mero, especialmente,  no  son  de  aquellas  de  un  interés  bastante 
general  para  entreteneros  con  una  exposición  detallada  de  sus 
discusiones  esta  noche. 

Agradable  tarea  sería  hablaros  de  los  actos  relacionados  con 
los  Congresos:  de  grandes  recepciones,  banquetes  y  fiestas  con 
que  la  hospitalidad  francesa  ha  obsequiado  espléndidamente  á 
los  extranjeros.  De  buen  grado  os  entretendría  bosquejando 
algunos  retratos  de  las  figuras  más  salientes  del  Congreso:  del 
«gran  francés»  su  presidente,  quo  no  olvida  que  tiene  sangre 
española,  habla  siempre  con  calor  de  nuestros  hombres  y  de 
nuestras  cosas,  se  complace  en  describir  á  Málaga  y  Barcelona, 
y  hombre  de  fe  ante  todo,  encarnación  viva  del  entusiasmo  y 
la  constancia,  que  le  han  servido  para  realizar  maravillas, 
conserva  un  optimismo  sobre  su  segunda  magna  empresa,  que 
á  la  verdad  comparten  ya  muy  pocas  personas.  Del  príncipe 
Rolando  Bonaparte,  excepción  original  en  su  familia,  ajeno  á 
las  ambiciones  y  á  las  miras  políticas,  que  ha  consagrado  su 
vida  á  viajes,  exploraciones  y  estudios  etnográficos;  cuyo  ma- 
yor placer  es  alternar  con  los  hombres  de  ciencia,  entre  los 
cuales  ocupa  un  lugar  honroso;  y  que  pueda  vivir  en  Francia, 
á  pesar  de  su  apellido,  rodeado  de  los  respetos  de  todos.  Del 
sabio  Daubrée,  á  quien  sus  relaciones  estrechas  con  D.  Federi- 
co de  Botella  tienen  al  tanto  de  los  trabajos  españoles.  De  Levas- 
seur,  fundador  de  la  geografía  económica  francesa,  verbo  de  la 
renovación  de  los  estudios  geográficos  llevada  á  cabo  en  los 
últimos  veinte  años.  De  Paul  Vidal  de  la  Blache,  insigne  maes- 
tro de  una  nueva  generación  de  brillantes  profesores  que  hoy 
extienden  el  alto  sentido  de  aquel  sobre  la  geografía  humana 
desde  las  cátedras  délas  Escuelas  y  de  las  Facultades.  Del  orga- 
nizador del  Congreso,  conde  de  Bizemont,  un  hombre  ado- 
rable, que  á  la  distinción  del  aristócrata  del  faúbourg  une  los 
méritos  del  científico,  el  carácter  abierto  y  jovial  propio  del  ma- 
rino, y  el  trato  amenísimo  que  es  privilegio  de  los  viajeros  de 
vasta  cultura  y  gran  talento.  Del  incansable  Gauthiot,  profesor 


EL   CONGRESO    Y   LA   EXPOSICIÓN   DE   GEOGRAFÍA.  9 

distinguidísimo,  alma  de  la  Sociedad  de  Geografía  comercial 
de  París,  de  la  Comisión  de  Misiones  científicas  y  otras  corpo- 
raciones de  análogo  carácter  que  le  tienen  en  su  seno;  que 
viene  desplegando  por  el  progreso  de  nuestra  ciencia,  una  acti- 
vidad V  una  iniciativa  verdaderamente  extraordinarias.  De 
Brazza  y  del  doctor  Ballay,  creadores  del  Oeste  africano. 
Del  sabio  doctor  Hamy,  que  en  el  Museo  del  Trocadero  reúne 
los  documentos  vivos  para  la  historia  de  la  civilización,  el  es- 
ludio  de  las  razas  y  la  comparación  de  las  artes,  de  los  usos  y 
do  las  costumbres  de  todos  los  pueblos  y  de  todas  las  épocas. 
De  M."«  Kleinhans,  la  colaboradora  de  Lavasseur,  tan  her- 
mosa como  inteligente,  testimonio  vivo  de  lo  que  puede  espe- 
rarse de  la  mujer  cuando  se  le  da  una  sólida  cultura  y  pre- 
paración científica.  De  Maunoir,  iluslre  secretario  de  la  So- 
ciedad de  París.  Del  sabio  Duveyrier.  De  Drapeyron,  infati- 
gable promovedor  de  instituciones  geográficas.  Del  distinguido 
americanista  Gaííarel.  Del  diligente  investigador  G.  Marcel. 
De  Luciano  Cordeiro,  á  quien  debe  Portugal  tantas  agitacio- 
nes fecundas  y  tantos  éxitos  coloniales.  Del  veterano  presidente 
de  la  Sociedad  real  de  Geografía  de  Amberes,  general  Wau- 
vermans.  Del  hermano  Alejo  María  Gochet,  la  eminencia  de 
la  Congregación  de  la  Doctrina  cristiana,  cuyos  libros,  relieves 
y  cartas,  tan  conocidos  hoy  en  toda  Europa,  han  servido  para 
introducir  el  sistema  hipsomótrico,  con  los  nuevos  métodos, 
en  la  enseñanza  primaria.  Del  ilustre  y  activo  secretario  ge- 
neral de  la  sociedad  de  Bruselas  Du  Fief.  Del  general  barón 
Nicolás  Kaulbars,  representante  de  la  nueva  Rusia.  Del  após«f 
tol  de  la  inmigración  argentina  Gabriel  Carrasco,  y  de  muchas 
otras  figuras  interesantes  y  dignas  de  ser  conocidas,  que  reu- 
nió el  amorá  la  geografía,  en  el  Hotel  de  la  Sociedad  de  París, 
en  la  Exposición  y  en  los  salones  de  Mr.  Lesseps,  de  los  con- 
des de  Bizemont,  del  príncipe  Rolando  Bonaparte  y  del  Hotel 
de  Ville  durante  la  segunda  semana  de  Agosto. 

Pero  hay  que  renunciar  á  esto.  Se  hace,  á  decir  verdad,  tan 
poca  Geografía  en  nuestra  patria,  que  entiendo  no  es  lícito  em- 
plear una  de  las  raras  sesiones  dedicadas  á  tratar  asuntos  de 
nuestra  ciencia,  en  digresiones,  en  escarceos  literarios  y  en 


10  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

anécdotas.  Reservaré,  pues,  mis  apuntes  sóbrelos  geógrafos  por 
si  alguna  vez  tuviera  ocasión  de  .hacer  un  libro  para  mi  entre- 
tenimiento— que  no  lo  espero — y  busquemos  algo  de  Geografía 
y  de  Geografía  que  pueda  interesar  á  España  en  mi  cartera. 

Por  las  razones  ya  dichas  no  trataré  de  hablaros  de  todas  las 
sesiones  del  Congreso  y  de  todas  las  instalaciones  de  la  Expo- 
sición, sino  tan  solo  de  algunas  de  las  sesiones  y  de  algunos 
objetos  6  publicaciones  expuestos. 


II. 

La  hora  universal.— Tendencia  de  la  cartografía  moderna. 

La  cuestión  del  meridiano  inicial  único  y  de  la  hora  univer- 
sal no  podía  menos  de  llevarse  al  Congreso. 

Recordáis  bien  la  actitud  de  los  diferentes  países  en  la  Con- 
ferencia internacional  de  Washington  de  Octubre  de  1884  y  el 
resultado  nulo  de  la  misma. 

Francia  quería  á  todo  trance  que  el  meridiano  inicial  tuvie- 
se carácter  real  de  internacionalidad,  y  para  esto  que  se  pres- 
cindiera de  los  representados  por  los  grandes  observatorios 
existentes,  adoptando  uno  oceánico  definido  por  su  distancia 
horaria  á  observatorio  elegido  arbitrariamente,  ó  que  pasase 
por  una  isla  perdida  en  el  mar. 

En  oposición  á  esta  tendencia,  21  Estados,  de  24  representa- 
dos en  la  asamblea  internacional,  se  decidieron  por  el  meri- 
diano de  Greenwich,  no  sin  que  nuestro  compatriota  Ruíz  del 
Árbol  alegase  que  el  meridiano  inicial  de  hecho  existe  ya;  y  que 
ha  sido  tácitamente  elegido  por  casi  todas  las  naciones  civili- 
zadas al  adoptar  los  calendarios  Juliano  y  Gregoriano  para  eí 
cálculo  de  las  horas;  y  que  si  Roma  nos  dice  desde  hace  siglos 
cómo  debemos  medir  el  tiempo,  lógico  es  buscar  en  Roma  el 
comienzo  de  la  hora  universal,  aceptando  su  meridiano. 

En  este  orden  de  ideas,  y  dando  un  paso  más  para  buscar  el 
punto  do  partida  de  la  era  cristiana  ó  la  razón  á  que  atiende 
Roma  para  decir  cómo  debe  contarse  el  tiempo,  el  P.  Tondini 


EL   CONGRESO    Y   LA.   EXPOSICIÓN   DE    GEOGRAFÍA.  11 

de  Qiiarenghi,  en  representación  do  la  Academia  de  Ciencias 
de  Bolonia,  vista  la  imposibilidad  de  llegar  á  un  acuerdo 
para  elegir  meridiano  determinado  por  observatorio  preexis- 
tente ó  con  carácter  absolutamente  neutro,  propuso  que  se 
aceptase  el  meridiano  de  Jerusalén  como  inicial  y,  asimismo, 
el  empleo  universal  do  la  hora  de  este  meridiano,  juntamente 
con  la  hora  local,  para  las  comunicaciones  telegráficas. 

En  la  marina  y  la  astronomía,  consideraba  conveniente  el 
statuo  quoy  dejando  en  libertad  á  los  marinos  y  á  los  astróno- 
mos de  emplear  el  meridiano  inicial  que  les  convenga;  y  en 
la  cartografía  geográfica  de  las  diversas  naciones,  pedía  el  uso 
de  doble  graduación,  una  en  líneas  negras  y  otra  en  líneas  ro- 
jas ó  de  puntos,  para  los  dos  meridianos  nacional  y  universal. 

Según  dicha  propuesta  debería  indicarse  en  cada  telegrama,, 
al  lado  de  la  hora  local,  la  del  meridiano  convenido.  De  esta 
manera  para  los  que  no  sienten  necesidad  ni  deseo  de  innova- 
ciones, todo  marcharía  del  mismo  modo  que  ahora,  y  los 
banqueros,  los  comerciantes,  los  meteorólogos,  los  hombres 
políticos,  los  periodistas,  tendríaíi  la  ventaja  de  poder  hacer 
constar  sin  dificultad  el  momento  de  la  expedición  de  un  des- 
pacho, el  de  un  hecho  acabado  de  suceder,  el  del  alza  ó  baja 
de  los  valores,  así  como  la  duración  de  la  transmisión,  que- 
dando atendidos  los  intereses  prácticos  del  comercio  y  de  las 
relaciones  internacionales. 

Obtenido  esto,  aunque  se  tomara  consejo  de  la  experiencia 
para  toda  aplicación  ulterior  de  la  hora  universal,  y  se  respe- 
lasen,  por  medio  de  una  prudente  transición,  los  intereses  de 
cada  pueblo,  podría  considerarse  un  hecho  la  completa  unifi- 
cación en  la  medida  del  tiempo  á  juicio  del  P.  Tondini,  no 
siendo  ya  difícil  su  aplicación  á  las  necesidades  científicas 
y  á  las  demás  diversas  relaciones  internacionales.  Y  toda  vez 
que  la  hora  universal  supone  é  indica  como  múltiplo  un  ano 
igualmente  universal,  se  llegaría  así  seguramente  y  sin  sacu- 
didas al  empleo  de  un  solo  calendario  para  todos  los  pueblos  (1). 


(1)    Letti'e  auw  repr/sentanís  de  diterses  puissances  sur  VapUcation  de  Vheure  «ni- 
verselle  á  la  thélégraphie^  Noutelle  Revne^  188ü. 


12  BOLETÍN   DE    LA   SOCIEDAD    GEOGRÁFICA. 

Sacando  rigurosamente  conclusiones  de  las  premisas,  el 
meridiano  debía  ser  el  de  Belén,  cuya  longitud  difiere  de  la 
de  Jerusalén  algo;  pero  como  la  diferencia  es  tan  pequeña,  tres 
minutos  de  grado  que  representan  doce  segundos  de  tiempo,  y 
la  elección  de  Jerusalén  rcuiic  más  probabilidadi's  de  conseguir 
éxito,  como  no  consta  que  Jesucristo  naciese  tampoco  á  la  me- 
dia noche  precisamente  para  que  pudiera  alcanzarse  la  exacti- 
tud matemática,  la  Academia  de  Bolonia  ha  creído  que  cabía 
despreciar  aquella. 

A  lo  largo  de  este  meridiano,  continental  como  lo  quería  la 
Conferencia  de  Washington,  se  pueden  escalonar  observato- 
rios á  divers.is  latitudes.  Jerusalén  es  el  centro  de  los  tres 
continentes  del  mundo  antiguo  y  está  en  el  gran  camino  co- 
mercial que  dentro  de  poco  unirá  la  Europa  y  el  África  Sep- 
tentrional con  el  Asia.  La  preferencia  por  tal  punto  sería  una 
compensación  al  sentimiento  religioso  de  las  poblaciones  or- 
todoxas por  el  abandono  del  calendario  Juliano,  y  ofrecería  la 
ventaja  de  que  la  diferencia  de  fecha  ocasionada  por  el  tiempo 
universal  sería  para  ellos  casi  imperceptible.  Además,  el  ca- 
lendario israelita  reformado  en  el  siglo  iv  por  cl  Rabbi  Hillel 
Hanassi  se  basa  en  la  luna  nueva  inicial  y,  por  consiguiente, 
para  todas  sus  lunaciones  en  el  meridiano  de  Jerusalén,  que 
ha  sido  meridiano  inicial  universal  para  la  cristiandad  en  la 
Edad  Media.  Era  considerado,  en  efecto,  Jerusalén  como  el 
centro  de  la  tierra,  y  cuando  en  la  cartografía  se  introdujo  el 
uso  de  los  meridianos,  se  le  colocaba  sobre  el  primero  de  donde 
partían  las  longitudes  de  E.  á  O. 

El  meridiano  de  Jerusalén  es  el  línico  de  los  propuestos  que 
toca  á  todas  las  partes  del  mundo.  Corla  en  su  parte  continen- 
tal á  Europa,  Asia  y  África,  y  en  el  antimeridiano  á  América  y 
á  un  archipiélago  de  Oceanía. 

En  apoyo  de  su  transacción,  el  R.  P.  Tondini  ha  buscado 
pi'ecedentes  franceses  en  la  proposición  presentada  al  Congreso 
geográfico  inlornacional  de  París  de  1875  por  MM.  Laharpc, 
Salomón  y  J.  De  Morsier.  Invocaba  también  el  apoyo  indirecto 
de  España  á  su  pensamiento  implicado  en  las  nKinifest.icione«? 
de  Ruíz  del  Árbol,  haciendo  valor  que  el  meridiano  de  Jerusa- 


EL   CONGRESO   Y   LA   EXPOSICIÓN   DE    GEOGRAFÍA.         15 

lén  llena  mejor  que  cualquier  otro  la  condición  exigida  al  me- 
ridiano neutro  por  la  Gran  Bretaña  do  prestarse  á  la  creación 
de  un  observatorio  internacional. 

Hay  lógica  indudable  en  buscar  el  origen  de  la  era  cristiana 
y  el  punto  de  partida  de  las  horas;  sería,  sin  duda,  el  de  Jeru- 
salen  un  meridiano  aceptable,  como  tantos  otros;  pero  los 
hechos  tienen  gran  fuerza,  la  verdad  es  que  se  usa  el  meri- 
diano  de  Greenwich  en  los  inmensos  dominios  de  la  Gran  Bre- 
taña y  los  Estados-Unidos,  y  que  el  mayor  número  de  las  car- 
tas marinas  estjtn  trazadas  con  arreglo  al  mismo;  la  suprema- 
cía de  Inglaterra  y  de  su  meridiano  en  la  navegación  es  incon- 
testable, la  reconocen  aun  los  que  no  quieren  consagrarla  con 
una  declaración  oñcial  que  obligue  á  todos  los  países  (i). 
Ahora  bien,  se  ¿satisfará  esta  potencia  con  que  se  le  permita 
no  renunciar  á  su  meridiano  dejando  plena  libertad  á  los  ma- 
rinos de  usar  el  que  les  plazca?  ¿Puede  esperarse  que  después 
de  haber  impedido  Francia  en  Washington  la  adopción  del 
meridiano  do  Greenwich,  haga  aquella  sacrificios  de  amor 
propio  para  llegar  á  la  unanimidad  en  un  acuerdo  molesto, 
siendo  menos  soberbia  que  su  rival  y  vecina  en  el  continente? 

Por  otra  parte,  ¿hay  lógica  en  usar  un  meridiano  como 
origen  de  longitudes  que  no  convenga  con  el  de  las  horas? 

El  grupo  estuvo  dividido  en  dos  porciones  iguales  al  votarse 
esta  cuestión.  Actitudes  significativas:  el  profesor  Morgan,  de 
la  Royal  Geog.  Society,  elogiando  la  erudición,  el  celo  y  la 
energía  desplegados  por  el  P.  Tondini  para  llevar  á  cabo  su 
empresa,  se  reservó  en  nombre  de  Inglaterra;  el  general  Kaul- 
bars  hizo  análoga  manifestación  como  representante  de  Ru- 
sia; pero  es  digno  de  notarse  que  no  ocultó  sus  preferencias 
personales  por  Greenwich,  añadiendo  que  con  tal  que  la  cues- 
tión se  resuelva  de  una  vez,  cualquier  meridiano  es  bueno. 

Además,  yo,  como  individuo  de  esta  Sociedad,  y  entre  nos- 
otros, tengo  un  argumento  de  gran  fuerza  en  favor  del  meri- 


(1)  Lo  .que  se  pide  es  que  la  supremacía  de  Inglaterra  sea  pacífica,  voluntaria- 
mente acept  da,  y  no  una  supremacía  oficial  é  impuesta  á  la  fuerza  á  la  marina 
de  todas  las  naciones. 


14  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

diano  de  Greenwich:  el  propio  Ferreiro,  ya  comprenderéis 
bien  lo  que  esto  significa,  considera  su  adopción  conveniente. 

Es  un  inconveniente  gravísimo  el  largo  espacio  que  media 
entre  la  recolección  de  los  dalos  para  las  obras  cartográficas 
y  su.publicación,  por  virtud  de  los  procedimientos  en  uso,  que 
dan  cartas  anticuadas  ya  cuando  se  tiran,  y  que  impiden  apro- 
vechar con  celeridad  los  trabajos  hechos  en  el  campo. 

El  Depósito  de  la  Marina  exhibía  en  la  Exposición  cartas  en 
que,  además  de  emplear  tintas  en  lugar  de  sombras,  ha  sus- 
tituido el  grabado  á  buril  por  el  sistema  más  económico  de 
grabado  á  percloruro.  En  1881  entró  en  este  camino  para  evi- 
tar dicho  inconveniente. 

'  El  servicio  geográfico  del  ejército  emplea  también  desde 
hace  mucho  tiempo  el  grabado  en  zinc,  sirviéndose  de  un 
taller  de  fotografía  para  hacer  las  correcciones  más  fáciles  y 
menos  costosas.  Así  ha  podido  publicar  al  día  los  levantamien- 
tos de  las  brigadas  topográficas  en  Túnez  y  Tonquín,  propor- 
cionando cartas,  si  no  tan  bellas  como  las  grandes  obras,  aptas 
para  prestar  los  mismos  servicios  que  estas,  y,  sobre  todo,  uti- 
lizables  en  el  momento  preciso  por  los  militares  que  hacían 
la  guerra  btijo  la  bandera  do  Francia. 

Nosotros,  que  por  tener  en,  el  siglo  venidero  una  obra  admi- 
rable, que  al  acabarse  resultará  un  bello  monumento  para  la 
historia,  inútil  en  gran  parte  para  conocer  la  planimetría  del 
país,  que  cambia  en  pocos  años;  que  no  contamos  con  cartas 
oficiales  á  gran  escala — dicho  sea  en  honor  del  Sr.  Cuello  que 
ha  podido  él  solo  realizar,  con  un  esfuerzo  de  inteligencia  y 
voluntad  verdaderamente  admirable,  que  formará  época  en 
la  historia  de  la  ciencia  española,  lo  que  no  realizan  los  cen- 
tros oficiales  con  poderosos  medios;  —  nosotros  que  hemos 
sacrificado  el  catastro  á  aquel  monumento  de  lujo,  si  me  es 
permitida  la  frase,  debiéramos  tener  en  cuenta  esta  tenden- 
cia do  la  cartografía,  puesta  de  relieve  en  París,  y  las  necesi- 
dades actuales  de  la  ciencia  geográfica  al  reorganizar  nuestro 
Instituto. 

M.  Gastón  Tissandier  y  el  Ministerio  de  la  Guerra  han  he- 


EL   CONGRESO    Y    LA    EXPOSICIÓN    DE    GEOGRAFÍA.  J5 

* 

cho  ensayos  para  aplicar  la  fotografía  á  la  topografía.  Había 
en  la  Exposición  fotografías  muy  interesantes  tomadas  en  glo- 
bo á  300,  600,  1.000  y  1.200  m.  de  altura,  que  pueden  utilizarse 
para  obtener  planos  de  una  exactitud  minuciosa,  en  que  apa- 
rezcan los  menores  accidentes  del  suelo. 


III. 

Cuestiones  de  Geografía  física. 

Ferreiro,  adscripto  al  grupo  II,  Geografía  física,  y  presi- 
dente del  mismo  en  una  sesión,  adujo  datos  interesantes  rela- 
tivos á  la  región  de  los  terremotos  en  España,  con  ocasión  de 
observaciones  del  Sr.  Méndez  Guerreiro,  vicepresidente  de  la 
Sociedad  de  Lisboa,  sobre  la  posibilidad  de  que  los  fenómenos 
seísmicos  se  produzcan  por  infiltración  de  las  aguas  en  hendi- 
duras subterráneas;  y  habiéndose  ocupado  I.  Wada  de  la  cien- 
cia seísmica  en  el  Japón,  y  de  Saussure  de  las  observaciones 
hechas  en  Suiza,  trató  también  nuestro  compañero  de  los  tra- 
bajos emprendidos  por  el  Gobierno  español  en  Filipinas. 

Á  los  trabajos  del  explorador  y  del  viajero  que  abren  ca- 
minos, recorren  extensos  territorios,  forman  las  primeras  car- 
tas y  describen  á  grandes  rasgos  comarcas  y  pueblos,  siguen 
los  del  investigador  paciente,  del  hombre  de  ciencia  que  recoge 
numerosos  datos,  hace  observaciones  precisas,  ahonda  en  el 
estudio  de  los  países  descubiertos,  explica  los  fenómenos  y 
sorprende  los  secretos  de  la  naturaleza.  Bajo  este  último  punto 
de  vista  poco  se  sabe  aún  del  centro  y  del  Sur  de  África.  De 
un  trabajo  notable  del  Barón  Won  Schwerin,  que  ha  explo- 
rado la  desembocadura  del  Congo,  se  dio  cuenta  en  el  segundo 
grupo.  Allí  el  mar  se  retira  y  el  suelo  se  eleva,  las  lluvias  son 
cada  vez  menos  frecuentes,  la  tierra  se  deseca  y  por  consi- 
guiente se  contrae:  de  aquí  el  hundimiento  á  lo  largo  de  la 
CQsta. 

El  difícil  problema  de  los  movimientos  lentos  de  la  corteza 


16  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

• 

terrestre,  cuyas  leyes  son  poco  conocidas,  ocupará  al  próxima 
Congreso.  Los  geógrafos  están  invitados  á  reunir  la  mayor 
suma  posible  de  datos  que  puedan  servir  para  resolverlo. 

Nuestro  secretario  general  tomó  también  parte  en  la  discu- 
sión del  tema  «Acción  de  los  agentes  de  erosión  en  el  mode- 
lado del  suelo»,  haciendo — para  apoyar  las  opiniones  de 
M.  Thoulet,  que  sostenía  ser  siempre  causada  la  erosión  por 
corrientes  superficiales,  nunca  submarinas — oportunas  consi- 
deraciones sobre  la  orografía  del  Cantábrico  y  las  alteraciones 
que  ha  sufrido  en  la  época  histórica  el  litoral  del  Mediterráneo 
hacia  el  Ebro. 


IV. 

La  conquista  del  desierto.— Caminos  de  hierro  á  través  del  Sabara 

y  de  los  Andes. 


Con  legítimo  orgullo  exponía  Francia  en  la  Explanada  de 
los  Inválidos  sus  aparatos  perforadores  y  sus  pozos  artesianos 
de  tubo  de  hierro  empleados  en  el  Sahara.  En  el  pabellón  pró- 
ximo de  Argelia  llamó  mi  atención  la  exposición  agrícola  del 
Uad-Rhir. 

Estudiar  cómo  en  plena  región  de  ¡los  xots  sondajes  arte- 
sianos han  hecho  brotar  el  agua  y  permitido  regar  y  hacer 
valer  terrenos  reputados  estériles,  era  de  interés  para  mí,  que 
recordaba  las  rotundas  afirmaciones  sobre  la  completa  inutili- 
dad del  Sahara  español  hechas  por  alguien. 

No  creen  los  franceses  que  es  inaprovechable  su  Sahara 
argelino,  y,  en  lugar  de  mirarlo  con  desdén  y  abrigar  propó- 
sitos de  abandono— al  uso  de  España, — se  aplican  con  gran 
brío  á  transformarlo.  La  esterilidad,  en  efecto,  no  dependo  del 
suelo,  es  una  consecuencia  de  la  falta  de  agua;  donde  esta  so 
alumbra,  alrededor  de  las  fuentes  aparece  el  oasis,  el  terreno 
es  de  cultivo.  Por  eso,  abandonada  la  obra  problemática  del 
comandante  Rondaire,  que  debía  convertir  en  un  mar  interior 
el  xot  Melrir,  cambiando  el  clima  de  la  Argelia,  se  aplican  á 


EL   CONGRESO   Y   LA   EXPOSICIÓN   DE    GEOGRAFÍA.         17 

la  realización  del  progreso  enteramente  práctico  de  restaurar 
oasis  y  fertilizar  terrenos  incultos  por  medio  del  riego. 

A  partir  de  Urir,  á  100  km.  de  Biskra,  ha  desaparecido 
el  desierto.  En  una  extensión  de  130  km.,  se  encuentran 
de  corto  en  corlo  trecho  oasis  y  pueblos.  Mraíer,  Sidi,  Khe- 
lil,  Uriana,  Sidi-Yahia;  las  palmeras  no  desaparecen  hasta 
Tugurt  en  el  extremo  sur  del  Uad-Rhir;  llegan  al  número 
de  660.000  en  la  región,  á  100.000  los  árboles  de  fruta.  Para 
esto  ha  hecho  falta  una  gran  cantidad  de  agua,  porque  hay 
que  tener  en  cuelita  que  la  palmera  vive  en  los  suelos  más 
ingratos,  pero  exige  para  crecer  y  producir  mucha  humedad 
al  pie.  «Los  pies  en  el  agua  y  la  cabeza  en  el  fuego»  son  las 
condiciones  que  el  proverbio  árabe  exige  para  la  prosperidad 
de  la  palmera  y  la  excelencia  de  sus  frutos.  Los  raros  oasis 
donde  se  concentran  el  trabajo  y  la  vida  de  las  regiones  más 
pobres  del  globo,  poseen,  gracias  á  la  palmera,  fuerza  de  pro- 
ducción y  elementos  de  riqueza  agrícola  que  no  encuentra 
equivalente  sino  en  los  terrenos  más  fértiles  de  los  países  más 
favorecidos  por  la  naturaleza  y  el  clima.  Una  hectárea  de  pal- 
meras puede  dar,  segün  cálculos  de  M.  RoUand,  ingeniero 
de  minas  que  ha  contribuido  mucho  á  la  conquista  del  de- 
sierto, 1.000  francos  líquidos  siempre  que  haya  riego  abun- 
dante y  una  proporción  considerable  de  dátiles  de  variedad 
fina. 

No  más  que  dos  años  después  de  la  conquista  del  país  por 
las  tropas  francesas,  come;izaron  los  trabajos  de  sondaje.  Mer- 
ced  á  ellos,  el  país  que  estaba  en  la  miseria  se  salvó,  y  los  an- 
tiguos oasis,  que  habían  desaparecido,  se  formaron  de  nuevo. 
En  1856  quedó  abierto  el  primer  pozo,  y  desde  entonces  ha 
proseguido  con  perseverancia  los  sondeos  la  Administración 
militar  francesa.  Con  ellos  el  país  ha  sufrido  una  transforma- 
.  cióu:  los  oasis  han  quintuplicado  su  valor  y  la  población  ha 
crecido  lo  menos  en  un  doble.  Hoy  los  pozos  artesianos  de 
Uad-Rhir— que  se  cuentan  por  centenares — arrojan  más  de 
4  m.^  de  agua  por  segundo,  es  decir,  un  verdadero  río.  Hay 
desde  1879  oasis  enteramente  nuevos,  creados  en  medio  délas 
estepas,  donde  no  se  encontraba  antes  un  árbol  ni  una  gota 


13  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

de  agua.  Solamente  la  Sociedad  de  Batna,  fundada  en  1881,  ha 
plantado  en  el  Uad-Rhir  50.000  palmeras,  creado  tres  grandes 
oasis,  Urir,  Sidi-Yahia  y  Ayata,  perforado  ocho  pozos  quedan 
24  ra.^  de  agua  por  minuto,  roturado  400  ha.  de  estepas,  ca- 
vado 40  km.  de  canales  de  drenaje  y  construido  casas  y  espa- 
ciosos almacenes  (1). 

Un  pueblo  cuyas  aptitudes  colonizadoras  en  general  se  nie- 
gan, penetra  en  territorio  de  condiciones  en  extremo  ingratas 
y  lo  transforma,  realizando  una  verdadera  conquista  del  de- 
sierto. 

Territorios  del  SE.  de  Argelia  que  desde  hace  largo  tiempo 
venían  considerándose  como  absolutamente  inútiles,  antes 
abandonados  y  por  completo  estériles,  están  hoy  habitados  y 
cubiertos  de  vegetación,  con  pintorescos  pueblos  llenos  de  ani- 
mación y  de  vida,  rodeados  de  plantaciones  que  recrean  la 
vista  y  producen  sombra  y  frescura.  Se  ha  demostrado  que 
poseen  fuerzas  productivas  cuya  existencia  no  se  sospechaba, 
y  alimentan  al  presente  un  movimiento  de  cambios  que  se 
acentúa  más  cada  día. 

Colonos  europeos  dirigen  las  explotaciones,  se  aclimatan 
sin  obstáculo  y  viven  bien  en  el  desierto  observando  higiene 
rigurosa  y  eligiendo  puntos  convenientemente  situados  para 
las  habitaciones. 

Tomemos  nota  de  estos  ejemplos,  no  para  abrigar  la  mira 
ambiciosa  de  llevar  la  colonización  agrícola  al  Sahara  espa- 
ñol, aunque  hay  en  él  regiones  colonizables  y  consta  que  es 
el  Adrar  un  país  de  palmeras  donde  habita  población  sedenta- 
ria— cuántas  cosas  hacen  otros  países  que  no  tenemos  energía 
para  repetir  nosotros;  —  pero  sí  para  afirmar  una  vez  más  que 
no  se  deben  abandonar  los  desiertos,  que  es  posible  vivir  en 
el  Sahara,  y  que  á  bien  poca  costa  cabe  hacer  en  Río  de  Oro 
alumbramientos  de  aguas,  que  permitan  llevar  á  cabo  planta- 
ciones y  mejoren  sus  condiciones  como  residencia;  en  espera 
de  que  algún  día  puedan  aprovecharse  las  ventajosas  condi- 


(1)    Za  Conquétedu  Déaert  par  M.  Geor^s  Rolland,  Pana  1889.  L'Oued  Rir,  Ro- 
Uand,  Revue  SeUntiphique^  Ib89. 


% 


EL   CONGRESO   Y   LA   EXPOSICIÓN   DE    GEOGRAFÍA.         19 


h->s 


eiorles  de. la  situación  de  este  punto  para  dar  salida  ál  comer-  . 
-cío  de  las  caravanas,  la  abundancia  del  pescado  en  efl  banco 

•  •  • 

próximo  para  la  creación,  de  productivas  industrias,  y,  en  todo 
C4S0,  para  dar  garantías  á  nuestra  dominación  en  Canarias  y 
«vitar  que  el  imperio  de  Marruecos  quede  bloqueado  por  do- 
minios extranjeros. 
Recuérdese  que  existen  allí  pozos  susceptibles  de  mejora  y 

señal  de  la  existencia  de  una  capa  de  agua.  Algún  estudio  del 

• 

.terreno,  siguiendo  las  ideas  de  Costa  (t),  y  utilizando  los  infor- 
mes de  Cervera  y  Quiroga  (2)^  el  reconocimiento  de  los  pozos  . 
actuales — los  franceses  han  sabido  aprovechar  y  poner  én  uso 
Á  poca  costa  antiguos  pozos  desecados, —  ia  investigación  de. 
Jas  aguas-  subterráneas  con  tendencia  á  jalona-r  el  camino  hasta 
lyil  coii  pozos  y  pequeños  oasis— doild^e  se  encontraran  aguas 
frescura. y  pastos — que  lo  convirtiesen  en  vía  fácilmente  tran- 
sitable, habrían  sido  obra  patriótica  y  fecundü  piara  España, 
.aproximándonos  al  Sudán  comercialmente!  Mucho  más  largo 
ese\  camino  para  Francia,  y/ sin  embargo,  no  desespera  de 
ilegar  á  Tembuctu  á. través  del  Sáhar»  Central  mediante  la 
conquista  pacífica  de  este,  empleando  como  arma  la  sonda 
artesiana. 

Verdad  que  allí  los  hombres  de  ciencia  son  hombres  de  ac- 
ción al  propio  tiempo,  sollaman  Roudaire,  Jus,  Roliand,  abri- 
gan atrevidos  proyectos,  se  ocupan  en  nivelaciones,  explora- 
ciones hidrológicas  y  sondeos.  Entre' nosotros,  cuando  los 
deberes  del  servicio  llevaron  á  la  costa  española  del  desierto 
ilustrados  oficiales  de  un  cuerpo  sabio,  hap' entretenido  sus 
ocios  én  escribir  informes  retói'icos  sobre  las  arideces  del 
Sahara.       • 

Ni  el  clima,  ni  las  arenas,  ni  la  falta  de  agua,  ni  la  hostili- 
dad  de  los  nómadas-^que.  ocasionan  desastres  como  los  de  la 
misión  Fiatters,  de  Palat  y  el  recieníe  de  Camilo  Douls,-r-soa  • 
obstáculos  para  el  establecimiento  dó  los  franceses  en  el  Sá- 


íl)    Agricultura  en  el  Sahara^  Revista  de  Geografía  Comercial^  1886. 
(2)    Revista  de  Geografía  Comercial  y  Boletín  de  la  institución  libre  de  Éns^ñau^ 
*fl,  1888. 


20  BOLETÍN  DE   LA    SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

hará,  que  se  proponen  cruzar  además  por  camino  de  hierro» 
para  que  el  camello  sea  reemplazado  por  la  locomotora  en  breve 
plazo. 

Existen  tres  proyectos:  la  continuación  del  camino  qué  hoy 
llega  á  Biskra  Jhasta  Tugurt  y  Uarglá  en  dirección  al  lago 
Tsad;  una  línea  central  de  Argel  á  Lagtiouat  y  El  Golea;  y  la 
del  Sur  Oranés  hacia  Tembuctu. 

Han  tenido  partidarios  én  el  Congreso  al  discutirse  el  tema 
tLas  grandes  vías  de  comunicación  del  Globo,»  los  dos  traza- 
dos extremos. 

Tiene  tráfico  superior — por  atravesar  las  principales  regio- 
nes del  oasis,  donde  éxi'ste  yá  hoy  un  movimiento  considera- 
ble— y  ofrece  acaso  un  porvenir  comercial  más  inmediato  la 
línea  de  Biskra,  defendida  por  M.  RoUand,  de  acuerdo  con  las- 
opiniones  de  Leroy  Beaulieü. 

En  punto  al  trazado  occidental,  que  patrocinaba  la  Sociedad 
de  Oran  representada  por  M.  Bouty,  debe  tenerse  en  cuenta 
que  es  supuesto  necesario  para  llevarlo  á  cabo  «la  posesión  in- 
contestable del  oasis  de  Tuat  como  base  sólida  de  operaciones.» 
Pues  bien;  el  oasis  de  Toat,  que  tiene  800.000  habitantes, 
es,  como  parte  integrante  del  imperio  de  Marruecos,  territorio 
intangible.  A  su  ocupación,  con  cüakjuier  motivo,  España 
opondría  enérgico  veto.  Conste  que  solo  por  no  asistir  á  la  se- 
sión del  grupo  ninguno  de  los  delegados  españoles,  pudieron 
pasar  las  ideas  de  M.  Bouty  sin  protesta. 

No  debe  extrañarnos  este  plan;  las  aspiraciones  de  Francia 
son  manifiestas.  De  lá  propia  manera  que  Inglaterra  se  pro- 
pone entender  su  influencia  desdólos  lagos  Alberto  y  Victoria 
Nansa  hasta  el  país  de  los  Betchuanas,  poniendo  en  comu- 
nicación I4  colonia  del  Cabo  y  las  provincias  ecuatoriales  de 
Egipto,  con  la  mira  de  una  dominación  político-económica  en 
los  vastos  territorios  comprendidos  entre  el  Delta  del  Nilo  y 
el  cabo  de  Buena  Esperanza,  Francia  quiere  hacer  al  O.  otro 
tanto,  penetrar  en  el  corazón  de  las  regiones  abiertas  hoy  á  su 
influjo,  unir  sus  colonias  de  Argelia,  Senegal  y  Oeste  africano, 
y  afirmar  su  dominio  sin  solución  de  continuidad  desde  el 
Congo  al  Mediterráneo. 


EL   CONGRESO   Y   LA.   EXPOSICIÓN   DE   GEOGRAFÍA.         21 

Pero  es  demasiado  tarde  y  sé  halla  al  presente  muy  dividida 
África  para  que  seau' posibles  imperios  tan  vastos. 

sin  celos  verá  España  que  lleva  á  cabo  felizriieQte  Francia 
sil  obra  civilizadora  y  de  penetración  en  el  continente  negro; 
perobueírto  será  que  al  emular  á  Inglaterra  no  imite  sus  abe- 
rraciones y  sus  violencias,  olvidando  que  hay  en  lá  vecindad 
•países  amibos,  derechos  incuestionables  consagrados  por  la 
historia  y  posiciones  tomadas^  que  no  pueden  atropellarse,  en  * 
su  camino. 

Dióse  cuenta  en  las  sesiones  del  mismo  grupo  del  estado  de . 
las  grandes  obras  que  han  de  facilitar  de  un  modo  notable  las 

comunicaciones  en  el.  globo. 

.       •     •  •  • 

Entre  las  comunicaciones  hechas  con  este  motivo  ofreció 
particular  interés  la  del  Dr.  Garr^^sco  sobre  el  camino  de  hierro 
á  través  de' los  Andes  que  debe  enlazar  la  República  Argentina 
con  Chile.  Lá  longitud  total  de  esta  línea  será  1.700  km.;  al- 

*  * 

canzará  en  algunos  puntos  altitud  de  4.000  m.;  y  permitirá  ir 
úe  Buenos  Aires  á  Valparaíso  en  cuarenta  horas,  en  lugar  de' 
doce  días,  que  es  el  tiempo  en  la  actualidad  necesario  para 
efectuar  el  trayecto.  Se  cuenta  con  que  quedará  concluida  en 
un  plazo  de  cuatro  años.  .    • 


V. 


La  emigración.— Sus  ventajas.-^ Manera  de  organizaría. 


El  candente  y  vital  problema  dje  la  emigración  se  ha  discu- 
tido con  amplitud  en  las  sesiones  del  terceír  grupo  del  Con- 
greso de  ciencias  geográficas  y  en  un  Congreso  especial  cele- 
brado poco  después  do  aq-uel* 

Desearía  que  mis  ma¡nifestaciones  en  París  acerca  de  este 
punto  no  merecieran  la  desaprobación  de  la  Sociedad,  aun- 
que se  separan  en  algo  de  las  opiniones  corrientes.  Permitid* 
que  me  justifique. 

Yo  no  soy,  señores ,  de  los  enemigos  de  la  emigración  y  de 
los  que  se  alarman  cada  vez  que  ven  alejarse  un  ciudadano  de 


22  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA.  . 

la  patria.  Y  el  motivo  de  estas  inclinaciones  mías  favorables  á 
ciertas  clases  de  emigración  es  muy  obvio:  consisto  en  que  las 
dos  comarcas  de  España  que  conozco  mejor,  donde  he  perm.a- 
nécidp  largo  tiempo  y  que  he  estudiado  en  vivo- y  sobre  e|  te- 
•  rreno,  son  el  Norte  y  el  Sur,  el  país  de  los  indianos  y  el  de 
los  emigrantes  á  Argelia.  Quien  ha  visto  cómo  ganan  la  ri-  • 
queza  y  la  cultura  del  país  en  Galicia,  Asturias,  Santander  . 
y  las  Provincias  Bascas  con  la  vuelta  de  los  jóvenes  que  en 
una  ruda  campaña  en  América,  han  templado  su  espíritu,  han  ' 
desarrollado  y  nutrido  su  inteligencia,  al  propio  tiempo  que 
reunieron  una  fortuna;  quien  ha  podido  apreciar  la  atracción 
irresistible  que  ejercen  aquellas  montañas,  que  lá  emigracióft 
no  es  definitiva,  y  que  los  emigrantes  que  obtienen  éxito 
vuelven  siempre  á  vivir  y  morir  en  el  valle  donde  nacieron; 
quien  ha  visto  á  los  indianos  mejorar  los  cultivos  y  fundar 
industrias,  ejercer  en  las  aldeas  una  especie  de  patronato,  ver- 
dadera misión  civilizadora,  merced  á  las  enseñanzas  recogidas 
fuera  de  la  patria,  no  puede  considerar  como  una  desdicha  la 
emigración  al  Nuevo  Mundo  de  los  habitantes  de  la  zona  can- 
tábrica, y  piensa  solo  en  prepararlos  por  medio  de  una  ins- 
trucción adecuada  y  en  procurarles  apoyo  eficaz  para  que  en 
sus  empeños  tengan  éxito  (1). 


(I)    Se  han  establecido  en  algrunas  partes  sociedades  para  auxiliar  á  los  jóvenes 
instruídoa  ansiosos  de  buscar  fortuna  en  otros  países,  pero  sin  recursos  para 
trasladarse,  que  debieran  imitarse  entre  nosotros.  Por  iniciativa  de  la  Sociedad 
de  Geografía  de  Burdeos  se  formó  una  en  este  puerto,  que  ha  adquirido  mucha 
importancia.  Sus  fondos  de  reserva  pasan  de  1(50.000  francos,  y  encuentra  valio- 
sísimo apoyo  en  el  Banco  de  Francia  y  en  casi  todas  la^  Cámaras  de  Comercio.  En 
cumplimiento  de  su  principal  objeto,  que  es  «facilitar  la  colocación  y  el  establecí- 
miedto  en  el  extranjero,  ó  en  las  colonias  francesas,  de  jóvenes  francesop,  dig-noa 
de  protección,  y  que  justifican  poseer  conocimientos  comerciales  ó  induRtriales, 
á  fin  de  asegrurar  nuevos  mercados  á  la  industria  nacional,»  la  Sociedad  ha  colo- 
cado ó  establecido  en  los  últimos  tres  años  á  muchos  jóvenes,  de  los  quo.3  se 
bailan  en  Europa,  45  en  Asia,  11  en  África,  18  en  l{t  AmÍTica  del  Norte,  íen  la 
Am<>rica  Central,  46  en  la  Amórica  del  Sur  y  11  en  Oceanía.  A  los  que  carecen  de 
toda  clase  de  recursos  les  abona  el  pasaje  y  les  anticipa  respetables  cantidades, 
que  el  favorecido  reembolsa  desde  el  momento  en  que  /I  misma iviz^ñ.  que  se  en- 
cuentra* en  situación  de  hacerlo.  En  estas  condiciones,  la  Sociedad  ha  anticipada 
ya  máfl  de  100.000  francos.  En  cambio,  recibe  útilísimos  informes  y  cuantos  dato» 


EL.  CONGRESO   Y   LA   EXPOSICIÓN   DE   GEOGRAFÍA.         29 

La  falta  de  comunicaciones  en  la  provincia  de  Almería,  la 
sequía  y  las  irinndaciones  en  toda  la  costa  de  Levante ,  sirven 
para  que  la  relación  nunca. interrumpida  entre  la  Península 
y  Berbería  se  traduzca  en  una  emigración  considerable  de  es- 
pañoles á  la  floreciente,  colonia  argelina. 

Verdad  es  que  quedan  allí  -muchos  do  los  que  adquieren 
propiedades  ó  alcanzan  en  el  comercio,  en  la  industria  ó  en 
las  profesiones  liberales  grandes  éxitos,  merced  á  lo  cual  en  la 
provincia  de  Oran  es  mayor  la  población  de  origen  español 
que  la  francesa  (1);  pero,  á  decir  verdad,  yo  no  sé&i  atendiendo 
á  consideraciones  políticas  podemos  estimar  como  una  desgra- 
cia que  haya  en  la  parte  oriental  de  Argelia,  punto  obligado 
de  avance  hacia  el  imperio  de  Marruecos,  una  masa  de  pobla- 
ción rica  é  influyente  que,  á  pesar  de  los  esfuerzos  del  cardenal 
de  Lavigerie  y  del  Gobierno  de  la  República,  no  se  afrance- 
sa (2),  que  pudiera  algún  día,  en  caso  de  ruptura  con  España, 
crear  á  Francia  no  pequeñas  complicaciones,  y  que  constituye, 
á  no  dudar,  un  serio  obstáculo  á  la  extensión  del  influjo  y  aun 
de  la  dominación  de  nuestros  vecinos  por  el  Occidente. 


convienen  para  dar  mayor  impulso  al  comercio.  (Boletín  de  las  Cámaras  de  Comer- 
cío,  1889.) 

El  Verein  fUr  Handlungs-commiSy  de  Hamburgo,  tiene  por  objeto  proporcionar 
colocaciones  en  la  industria  y  el  comercio  á  los  jóvenes  que  lo  desean.  Le  prestan 
apoyo  el  Senado,  la  Cámara  de  Comercio  y  los  grandes  negociantes  de  Hamburgo. 
Se  cerciora  con  gran  celeridad  de  las  condiciones  de  los  pretendientes  y  facilita 
en  brevísimo  tiempo  colocaciones.  Contando  con  activos  corresponsales,  no  solo 
en  Europa,  sino  también  en  Asia,  África,  América  y  Oceania,  sus  medios  de 
acción  son  muy  enérgicos,  puede  proporcionar  colocación  en  cualquier  plaza 
comercial  del  globo.En  16  de  Febrero  de  1885  había  facilitacío  19.00()  empleos  y  en 
Agosto  del  mismo  año  20.00 ).  f Boletín  de  las  Cámaras  de  Comercio^  1887.) 

(1)  Existen  en  el  4épartamento  de  Oran  75.(X)0  franceses  y  88 '000  españoles.  La 
población  agrícola  española  era  en  1884  de  39.733;  la  francesa  y  de  otras  nacionali- 
dades no  llegaba  á  27.000.  En  la  parte  próxima  al  litoral,  que  es  la  más  rica,  la 
colonia  española  representa  del  25  al  60  por  100  de  los  habitantes.  Él  33  pot  100  de 
nuestros  compatriotas  figuran  como  propietarios,  el  25  por  100  como  arrendatarios 
y  el  75  por  100  como  jornaleros. 

(2)  Aunque  la  Administración  otorga  grandes  ventajas  álos  naturalizados  y 
les  dá  preferencia  en  las  obras  y  trabajos  públicos  se  les  concede  sobre  los  ex- 
tranjei'os  que  conservan  su  nacionalidad,  pocos  son  los  españoles  que  han  acep* 
tado  la  francesa.  De  1865  á  1888  se  han  concedido  á  estos  solamente  1.812  na- 

■ 

turalizaciones.  (Boletin  de  las  Cántaras  de  Comercio,  Julio  de  1889.) 


24  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   OBOGRÁFIGA. 

La  gran  masa  de  braceros  que  atraviusan  el  Mediterráneo 
van  por  temporada  y  vuelven.  Es  bien  sabido  que  cuando  el 
trabajo  escasea,  el  campo  no  da  frutos  y  la  miseria  se  avecina, 
hay  una  salvación  para  los  labriegos.  A  muy  -corla  distancia, 
con  solo  una  noche  de  navegación  y  el  gasto  de  algunas  pese- 
tas, hallan  al  otro  lado  del  mar  explotaciones  qué  ocupan  mu- 
chos hombres,  numerosos  trabajos  bien  retribuidos,  inteligen- 
tes empresas  que  demandan,  para  transformar  un  suelo  fecun- 
do, todavía  poco  aprovechado,  brazos  y  brazos. 

¡Y  qué  ventaja  tan  grande  no  es  en  estas  condiciones  la 
emigración,  la  salida  temporal  del  suelo  patrio  de  muchas  fa- 
milias condenadas  en  este  al  hambre,  qué  viven. y  que  aho- 
rran, volviendo  á  animar  la  casa  cerrada  durante  algunos  me- 
ses, y  á  cultivar  los  campos,  solo  por  breve  espacio  de  tiempo 
abandonados ,  cuando  el  cambio  de  estación ,  las  lluvias  y  las 
condiciones  físicas  y  sociales  les  permiten  esperar  para  una 
época  próxima  favorables  resultados ! 

Esta  corriente  emigratoria  constituye  una  válvula  de  segu- 
ridad que  evita  graves  cuestiones  sociales,  que  trae,  por  el  re* 
greso  de  los  trabajadores  con  no  desprecíales  ahorros  capita- 
les, merced  á  cuyo  empleo  los  esfuerzos  son  más  fecundos  y 
la  tierra  más  productiva,  y  que  introduce  allá  en  los  abando- 
nados campos  de.  mi  provincia  de  Almería  un  cierto  reflejo  de 
la  cultura  y  de  la  vida  moderna  que  los  emigrantes  han  visto 
de  cerca  en  la  colonia  francesa. 

Ya  veis  que  no  toda  emigración  es  funesta;  que  no  todo 
abandono  del  suelo  patrio  debe  combatirse  pol*  sistema;  que 
no  hay  derecho  á  crear  obstáculos  y  á  detener  violentamente 
en  su  camino  á  los  que  tratan  de  buscar  fuera  de  la  tierra  na- 
tal medios  de  vida,  condenándolos  por  puro  patriotismo  ala 
miseria  y  al  hambre. 

La  emigración  produce  muchas  veces  ventajas,  no  solo  para 
el  país  de  destino,  sino  para  el  de  origen.  Sirve  para  propagar 
la  manera  de  ser,  usos  y  costumbres  de  un  pueblo,  para  en- 
sanchar el  comercio,  para  ejercer  influjo  en  el  exterior  y  para 
extender  el  genio  nacional  á  remotas  regiones. 

Todo  lo  que  sea  ensanchar  el  comercio  y  crear  mercados  es 


EL  CONGRESO   Y  LA.  EXPOSICIÓN   DK   GEOGRAFÍA.       .  25 

mantener  y  multiplicar  la  riqueza;  y  como  la  población  está 
siempre  en  razón  directa  de  los  recursos  y.  de  las  ganancias 

-  •  •  • 

posibles,  cada  uno  que  se  va,  si  adquiere  el  bienestar,  óonti- 
uiia  siendo  consumidor  de  los  productos  de  la  metrópoli  y  los 
propaga  ó  extiende  la  afición  .á  ellos,  contribuyendo  al  éxito 
de  las  industrias  nacionales  ^  puede  dar  lugar  al  aumento  del 
trabajo  y  ^1  crecimiento  de  la  población  en  m  patria. 

A  título  de  que  existeq  en  un  país  elementos  de  producción, 
os  irracional  sujetar  á  los  habitantes  al  terruño.  Para  vivir 
estos  necesitan,  no  solo  riquezas  posibles,  sino  actuales,  y  si 
al  presente  no  se  explotan,  es  como  si  no  existieran,  hay 
que  buscarlas  en  otra  parte.  Si  la  falta  de  iniciativa  y  de 
experiencia,  la  desorientación  de  las  gentes,  la  incultura, 
mantienen  baldíos  los  recursos  naturales  de  un  pueblo,  no 
tiene  duda  que  el  espectáculo  de  una  producción  activa,  lois 
ejemplos  de  fuera,  el  estímulo  de  las  ganancias  que  en  otras 
partes  se  consiguen,  reobrarán  sobre  el  país  de  emigración 
notablemente,  pudiendo  servir  para  sacarlo  de  su  letargo  y 
contribuir  á  que  á  su  vez  se  convierta  naturalmente  en  foco  de 
atracción  de  la  corriente  inmigratoria  algün  día. 

El  mismo  criterio  se  puede  aplicar  á.la  emigración  á  las 
colonias.  Debe  procurarse  que  la  actividad  nacional  en  su 
movimiento  expansivo  encuentre  empleo  en  operaciones  colo- 
niales más  bien  que  én  la  cireación  de  centros  comerciales  en 
países  extranjeros; — poroso  merecen  aplauso  empresas  como 
la  de  Canga  Arguelles  en  la  Paraguá  y  la  de  Ortoneda  en 
Mindanao,  y  medidas  como  las  del  actual  ministro  de  Ultra- 
mar— y  consocio  nuestro  D.  Manuel  Becerra,  en  las  Añti- 
lias; — pero  si  en  general  en  las  posesiones  de  un  país  no 
encuentran  sus  nacionales  las  facilidades  y  las  ventajas  que 
en  otras  partes,  aun  cuando  las  estadísticas  acusen  muchos 
miles  de  kilómetros  cuadrados  de  tierra  virgen ,  bueno  será 
servir  el  interés  nacional  impulsando  por  esté  .lado  la  co- 
rriente; pero  con  prudencia  suma,  sin  quebranto  para  las  per- 
sonas, después  de  haber  preparado  el  terreno  para  que  la  suer- 
te de  los  colono^  sea  tan  favorable  como  en  las  otras  comarcas 
extrañas  donde. se  les  solicita. 


26  .  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

El  problema,  por  tanto,  está  en  dirigir  la  emigración;  en 
que  se  lleve  "á  cabo  en  buenas  condiciones,  para  que  los  emi- 
gjant^s  tengan  éxito;  en  velar  por  ellos  después  amparándolo» 
siempre  con  eficacia,  y  en  que  no  se  desliguea  de  la  metrópoli,.. 
para  que  en  remolas  regiones  sigan  siendo  Ciudadanos  y  ser- 
vidores de-  su  patria. 

Abundando  en  estos  puntos  de  vista,  M.  Léon  Walls  y 
Mr.  John  Le  Long  insistían  en  el  Congreso  de  la  interven- 
ción  de  los  poderes  públicos  en  la  emigración  y  la  inmigra- 
ción, en  que  la  emigración  ño  implica  pérdida  de  fuerza  para 
el  país  que  la  sufre,  sino  traslación  de  la  misma. 

«Invocando  la  historia  de  los  pueblos  colonizadores,  con- 
cluían que  la  emigración  no  debe  considerarse  siempre  como 
causa  de  despoblación.  Añadían  que  el  emigrante  extiende  en 
el  exterior  el  trabajo,  las  costumbres,  la  lengua,  y  por  conse- 
cuencia la  influencia  de  su  patria;  que  llega  á  ser  un  agente 
.  de  consumo  y  una  palanca  de  producción,  introduciendo  há- 
bitos y  gustos  qlie  sü  país  de  origen  puede  satisfacer  mejor  que 
otro  alguno.  Crea  á  favor  del  mismo  un  foco  de  importación.» 

Apoyando  estas  consideraciones  con  ejemplos,  mostraban 
cómo  la  emigración  francesa  en  la  América  del  ^\ir,  y  sobre 
todo  en  La  Plata,  ha  creado  vastos  mercados  para  los  puertos 
del  Havre,  Dunkerque;  Burdeos  y  Marsella,  en  los  cuales  la 
cifra  de  los  cambios  coii  la  madre  patria  se  eleva  á  250.000.0.00 
de  francos  por  año  (1). 

En  efecto,  el  aumento  de. la  población  francesa  en  la  Repú- 
blica Argentina  ha  hecho  subir  el  importe  de  las  exportacio- 
nes y  de  las  importaciones  de  45  á  200.000.000  de  francos  en 
menos  de  treinta  años.  Allí  el  comercio  francés  no  ha  dejado 
de  crecer  desde  1862,  mientras  que  en  los  demás  países  está 
en  decadencia  desde  1879  (2).  • 


(1)  Ln  Républiqve  Argfntine  et  Vémigration  John  Le  Loogr.  París,  1889. 

(2)  Explica  la  escasa  importancia  que  tiene  el  comercio  de  España  con  la  Re- 
pública Argentina,  á  pesar  del  ífran  número  de  compatriotas  nuestros  allí  domi- 
ciliados, la  falta  de  relaciones  regrulares  con  la  Península. 

Hasta  que  se  ha  puesto  en  vigorel  contrato  con  la  Transatlántica,  las  mercan- 

* 


.    EL   CONGRESO    Y    LA   E^ÍPOSIGIÓN    DE    GEOGRAFÍA.     .     27 

^  ■         •  .  .  .  .        • 

Afiadían  que,  sin  el  concurso  dQ  sus  nacionales  expatriados 
•  en  Buenos  Aires,  Italia,  durantela  crisis  que  le  ha  causado  la 
brusca  interrupción  de  sus  relaciones  comerciales  coii  Fran-^ 
cia,  no  habría  podido  .lanzar  á  la  América  del  Sur  una  gran 
parte  de.  sus  cosechas  de  vino  que  permanecerían  sin  vender 
en  las  bodegas. 

Los  americanos,  especialmente  los  argentinos,  entre  los  que 
figuraba  mi  amigo  el  notable  y  fecundo  escritor  Gabriel  Ca- 
rrasco, alar/nados  ante  la  idea  de  que  la  intervención  de  los 
Estados,  pudiera  disminuir  y  entorpecer  el  movimiento  de  la 
población  que  va  á  fecundar  el  inmenso  y  fértil  territorio  de 
aquella  República  (1),  en  que  la  densidad  kilométrica  es  de  1 
á  3  habitantes,  treinta  veces  meilor  que  en  Europa,  pedían 
que  la  emigración  fuese  declarada  útil  y  que  los  Gobiernos  no 
le  pusiesen  ninguna  Iraba,  es  decir,  proclamaban  la  abstención 
absoluta  respecto  á  este  fenómeno  S9cial  del  poder  público^ 
negándole  hasta  el  derecho  de  informar  y  proteger  á  los  emi- 
grantes. Todo  según  ellos,  hay  que  esperarlo  délos  Gobiernos 
americanos. 

Se  invocan  las  ventajas  ofrecidas  por  la  ley  de  coloñizaciórt 
de  1876,.  á  todo  emigrante  que  entra  en  territorio  de  la  Re- 
pública,.y  las  medidas  tomadas  por  el  Gobierno  en  beneficia 
del.mismo.  Es  alojado  y  alimentado  á  costa  de  la  nación  du- 
rante los  cinco  días  que  siguen  á  su  desembarco;  se  le  trans- 
porta con  su  familia  y  equipajes  al  punto  donde  deseen  fijar 


cías  españolas  destinadas  á  la  República  Arerentina  tenían  que  expedirse  para  su 
embarque  á  Burdeos  ó  Marsella  ó  esperar  en  Barcelona,  Cádiz,  Santander  ó  Co- 
ruña  que  los  vapores  procedentes  de  puertos  extranjeros  que  hacían  escala  en 
ellos  tuvieran  vacío  en  que  jcolocar  la  c^rga. 

Una  vez  creadas  comunicaciones  periódicas,  y  merced  A  su  desarrollo,  podrá    • 
notarse  cómo  abre  l,a  emigración  mercados. 

(1)  La  República  Argentina  ha  venido  á  ser  para  la  raza  latina  lo  que  los  Es- 
tados-Unidos, el  Canadá  y  Australia  para  la  anglo-sajona.  La  entrada  de  extran- 
jeros es  do  15  á  20.0í)0  por  mes,  igual  á  ía  que  tiene  lugar  por  los  puertos  de  la 
República  del  Norte.  Én  32  años,  ha  habido  utia  inmigración  de  1.621.009  inrlivir  ' 
dúos.  De  estos  son  646.0C0  italianos,  114.000  españoles,  91.000  franceses.  En  188^  ' 
han  entrado  155.632  emigrante^  75  029  italianos,  25.485  españoles,  n.lOSfianceses» 
3  201  belgas.  2.333  austríacos,  1.536  aleihanes,  1.4':9  suecos  y  1.426  ingleses. 


US  BOLETÍN   DE   LA.   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

• 

su' residencia;  se  le  permite  introducir  sin  pagar  derechos  los 
objetos  de  su  uso,  vestidos, -muebles,  herramientas,  útiles  y 
armas  de  caza;  si  enferma  es  sostenido  por  el  Estado  mientras, 
la  enfermedad  dura..  Al  llegar  á  su  destino,  las  Comisiones  de 
•emigración' atienden  alas  lieceaidades  del  colono.  El  Gobierr-. 
no  tiene  un  Comisariato  general  do  emigración  en  Buenos 
Aires  y  Comisiones  dependientes  de  este  que  trabajan  en  las 
provincias.  Anejas  al  Comisariato  general  y  á  los  agencias 
auxiliares  hay  oñcina^cle  colocación  cuya  misión  es  procurar 
«n  breve  plazo  al  emigrante  empleo  en  relación  con  sus  apr 
titudes.  • 

■  Pero  como  á- pesar  de  todo  esto  los  emigrantes  se  suelen  en- 
contrar abandonados;  como  los  agentes  auxiliares  de  los  orga- 
nizadores de  la  inmigración  son  á  veces  especuladores  sin 
conciencia  que,  recibiendo  una  prima  por  cabeza  de  emigrante 
atienden  solo  á  hacer  considerable  su  ganancia,  merced  al  gran 
número  de  los  alistados,  sin  preocuparse  dé  las  probabilidades 
de  éxito  que  en  América  tengan,  y  aun  haciendo  sobre  sus 
aptitudes  declaraciones  falsas;  como  so  debate  si  los  pasajes 
gratuitos  y  los  adelantos  de  las  oficinas  da  inmigración  impli- 
can verdaderamente-  protección  y  eficaz  auxilio  ó  son  medios 
de  enajenar  fa  libertad  y  de  constituirse  en  situación  de  dura 
servidumbre  frente  á  ún  acreedor  poderoso,  hay  que  hacer 
sobre  la  emigración  luz  completa,  importa  que  tengan  en  sus 
operaciones,  intervención  activa  todos  los  países  interesados  y 
que  de  común  acuerdo  se  adopten  las  medidas  necesarias  para 
evitar  las  desdichas  que  puedan  ocurrir,  á  los  que  se  expa- 
trian. 

Hay  sin  duda,  en  los  países  nuevos  de  América  condiciones 
favorables  para- que  hallen  .el  bienestar  muchos  emigrantes, 
el  obrero  no  espera  allí  el  trabajo,  es  el  trabajo  el  que  espera 
al  obrero-;  domina  la  demanda  de  brazos  sobre  la  oferta;  la 
mano  de  obra  y  los  elementos  personales  de  todas  clases  que 
existen,  son  muy  insuficientes  para  las  grandes  necesidades 
que  suponen  las  operaciones  de  roturación,  de  construcción  do 
caminos  de  hierro,  de  canales  y  otros  trabajos  públicos;  para 
ios  servicios  urbanos  en  poblaciones  que  surgen  como  por  en- 


EL   CONGRESO   Y   LA   ÍTXPOSICION   DE    GEOGRAFÍA. 


29 


canto  en  los  desiertos  (1);  parala  Administración  que  concl 
desarrollo  de  la  riqueza  y  de  la  población  se  complica;  para 
las  escuelas,  para  los  hospitstles  y  para  tantas  y  tantas  institu- 
ciones como  lleva  consigo  la  vida  moderna. 

Con  objeto  do  aprovechar  estas  favorables  condiciones,  á  fia 
de  encauzar  y  dirigir  con  provecho  la  emigración  que  va  á 
América,  hace  falta  una  organización  compleja  que  comien- 
zan á  montar  los  Gobiernos,  sobro  todo  en  Chile  y  La  Plata> 
pero  en  la  cual  tienen  el  derecho  y  el  deber  de  intervenir,  los 
países  euroí)eos  de  donde  los  colonos  proceden. 

La  obra  de  aquellos  Gobiernos,  que  es  digna  y  generosa",  no 
resulta  bastante  eficaz  tqdavfa  para  asegurar  el  éxito  á  cuantos 
emigrantes  arriban.  Si  de  esto  no  estuviéramos- convencidos 
por  hechos  tristes  que  de  vez  eil  cuando  acontecen,  nos  lo  ha- 
bría dado  á  entender  la  conducta  del  doctor  Gabriel  Carrasco 
en  las  sesiones  del  tercer  grupo,  del  Congreso  de  Ciencias  geo- 
gráficas. Le  interrogué  sobre  el  problema  concreto  de  .las  me- 
didas que  podría  tomar  el  e'inigrante  para  tener  la  seguridad 
de  ericontrar  en  La  Plata,  no  meramente  auxilio?  de  momen*- 
IQ  y  benévolas  disposiciones  en  los  agentes  oficiales,  sino  ocu- 
pación ventajosa;  un  delegado  italiano,  Enea  Cavalieri,  quisó 
poner  en  claro  las  condiciones  en  que  la  promesa  de  convertir 
en  propietarios  á  los  colonos  se  realiza;  puso  los  puntos  sobre 
las  ii  Levaséur,  presidente,  resumiendo  y  llamando  la-  aten- 
ción, ^bro- nuestras  manifestaciones;  se  nos  ofreció  respuesta 
cumplida,  y  en  efecto,Gabriel  Carrasco  hizo  un  trabajo  tratan- 
do  de  la  emigración  en  términos  elevados  y  generalísimos 
como  medio  de  verificar  la  trasfusion  de  sangre  de  unos  pue- 
blos á  otros,  insistiendo  en  las  ventajas  que  ofrecían  el  suelo, 
el  estado  socíaI  y  las  leyes  de  La  Plata  para  los  expatriados  {2}, 


(1)  Buenos  Aires,  era  capital  de  toda  la  Conferíeración  Arírentina  y  de  la  pro- 
vincia de  Buenos  Aires.  Excluida  de  esta  para  formar  un  distrito  federal  especial 
siguiendo  como  capital  de  la  Confederación,  en  18^-2  se  puso  la  primera  piedra  de 
una  nueva  ciudad,  la  Plata,  que  debía  ser  capital  de  la  provincia  de  Buenos  Ai- 
res. A  los  siete  años  tenía  más  do  60.00)  habitantes. 

(2)  Causes  et  statistique  de  rémiyration  ct  de  l'immigrntion  considérées  prineipale-^ 
ment  au  ¡^oint  de  vuc  de  la  République  Árgentine^  Gabriel  Carrasco,  Paris,  1889. 


30  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

pero  sin  resolver  aquellas  cuestiones  de  inmediato  interés  prác- 
tico  para  Italia,  España  y  Francia^  que  por  dar  el  mayor  con- 
tingente de  brazos  tienen  interés  muy  vivo  en  saber  cuál  va  á 
ser  la  suerte  de  los  que  se  marchan. 
Nó  es  esta  cuestión  de  las  que  con'  el  sistema,  del  laissez 

•  •  •       • 

faire  se  resuelve.  Hay  que  obrar,,  precisa  moverse;  ya  que  no 
se  levanten  barreras,  no  se  puede  menos  de  ejercer  una  acción 
protectora  sobre  los  que  tratan  de  ausentarse  de  la  patria. 

El  emigrante  es  pobre  por.  lo  general,  poco  instruido,  tiene 
escasa  previsión,'  no  cuenta  con  los  obstáculos  que  pueden 
ofrecérsele  en  su  camino.  De  aquí  la' necesidad  de  instruirle,, 
de  velar  por  su  porvenir,  de  defenderld  de  asechanzas,  hijas  de 
un  interés  torpe,  y  aan  de  prepararle  para  qué  alcance  éxitos. 
No  es  humano  dejar  transportar  cargamentos  de  desgraciados  á 
la  ventura  sin  tener  idea  de  lo  que  van  á  encontrar,  quiz^I  peo^ 
que  lo  que  dejan,  careciendo  de  medios  para  instalarse,  corrien- 
do detrás  de  una  miseria  más  profunda  qae  la  que  le  perse- 
guía de  lejos. 

Tal  esel  sentido.de  las  modernas  leyes  suiza  é  italiana:  en 
él  sé  inspira  la  circular  Consians  de  18  de  Abril  de  1889,  tari 
combatida  por  los  americanos; 

El  Congreso  de  Geografía  reconociendo  las  ventajas  de  con- 
servar  en  los  campos  la  mayor  cantidad  de  brazos  posible,  no 
condenó  la  emigración.  Declaró  respecto  á  esta  que  la  contra- 
tación  de  grupos  de  emigrantes  debe  estar  sometida  á  regla- 

■ 

memos,  que  los  agentes  es  preciso  que  ofrezcan  garantías  efi- 
caces, y  que  en  todos  los  puertos  por  donde  la  emigración  pase 
se  establezcan  oficinas  de  informes  muy  completos. 

Legítima  es  la  acción  del  Estado,  decía  Mr.  Léon  Bicbuyck 
en  el  Congreso  de  la  emigración  y  de  la'inmigración,  y  aun 
necesaria,  c<iandó  se  manifiesta  con  un  ñn  de  educación  y  pro- 
tección para  enseñará  los  que  proyectan  expatriarse  qué  suerte 
les  puedo  estar  reservada  en  los  países  de  Ultramar,  y  para 
defender  á  los  débiles  contra  los  que  tiendan  á  su  creílnliilad 
emboscadas.  De  acuerdo  con  este  punto  de  vista,  dijo  aquella 
asamblea  cjue  «el  Estado  no  debe  intervenir  directamente  en  el 
movimiento  de  la  emigración,  sino  solo  proteger  al  emigran  le.» 


EL   CONGRESO   Y   LA  EXPOSICIÓN   DE   GEOGRAFÍA.         31 

La  Sociedad  de  Geografía  Comercial  completaba  este  pensa- 
miento, añadiendo,  entre  otras  cosas  en  su  propuesta:  «Libér* 
tad  de  propaganda,  libertad  de  reclutamiento,  vigils^ncia  seve- 
rade  la  una  y  del  otro;  vigilancia  rigurosa  de  las  operaciones; 
represión  implacable  de  los  fraudes  y  de  los  abuso9.» 

Por  iniciativa  del  Príncipe  de  Cassano,  delegado  de  Italia, 
quedó  acordado  procurar  que  se  reúna  una  conferencia  de  los  . 
Estados  Cuyos  naturales  figuran  en  el  movinliento  de  la  emi-^ 
gración  y  de  la  inmigración,  para  llegar  á  la  conclusión  de  un- 
tratado  diplomático  que  determine  las  medidas  de  protección 
debidas  á  los  emigrantes  á  la  partida  del  territorio  nacional  ó 
á  la  llegada  al  país  de  destino. 

Entre  otras  ilustraciones  europeas  y  americanas,  nuestro 
ex  presidente,  D.  Segismundo  Moret,  forma  parte  de  una  co- 
misión encargada  de  gestionar  que*  uno  do  los  Estados  de  Eu- 
ropa, de  los  que  tengan  mayor  interés  en  la  cuestión,  tome  la 
iniciativa  en  esta  conferencia..  Por  si  aquel  eminente  hombre 
de  Estado  me  hiciera  el  honor  de  pasar  la  vista  por  estas  pági- 
nas, yo  estamparé  aquí  el  deseo — que  creo  compartir  con  mis 
colegas  de  la  Sociedad — de  que  sea  España  el  país  en  que  ten- 
ga lugar  la  proyectada  conferencia. 

Hizo  notar  M.  Gauthiot  el  papel  considerable  que  la  inicia- 
tiva privada  puede  llenar  en  las  operaciones  de  emigración, 
invocando  los  buenos  resultados  alcanzados  en  í'rancia  y  en 
otros  países  por  sociedades  formadas  para  proteger  al  emi- 
grante. 

El  Congreso  se  pronunció  por  la  conveniencia  de  la  creación 
de  sociedades  de  esta  especie,  que  sirvan  de  lazo  de  unión  entre 
el  país  de  salida,  en  el  que  pueden  hacer  elección  de  emigran- 
tes, y  el  de  deslino,  al  cual  enviarían  estos  emigrantes,  en  vista 
de  la  demanda  de  corresponsales  debidamente  acreditados,  .y 
obrando,  como  ellos,  con  el  fin  de  protección  y  d*e  humanidad. 

La  Sociedad  de  Geografía  comercial  de  París,  perseverando 
en  sus  iniciativas  fecundas,  trata  de  llevar  estas  aspiraciones 
á  la  práctica  con  la  creación  de  un  centro  protector  de  los  emi- 
gran tes. 

Antes  que  las  dómás  naciones  se  ha  preocupado  Bélgica  ea 


32  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

proporcionar  á  los  que  se  expatrían  noticias  sobre  los  países 
extranjeros  y  las  colonias.  El  departamento  de  Negocios  Ex- 
tranjeros'viene  tiempo  hace  atendiendo  A  estos  servicios;  pero 
como  iii  él  mismo,  ni  las  diferentes  comisiones  que  funcionan 
bastan  para  conjurar  los  daños  de  la  obra  de  los  agentes  áe 
emigración,  que,  llevados  á  veces  de  su  egoísmo  y  de  su  afán 
de  lucro,  sirviendo  mal  á  los  Gobiernos  y  á  las  sociedades  de 
América,  sé  preocupan  tan  solo  en  reclutar  gran  numero  de 
emigrantes,  sin  considerar  sus  aptitudes,  su  constitución  y 
sus  necesidades,  ha  tratado  la  Sociedad  Real  de  Geografía  de 
Amberes,  por  iniciativa  de  M.  Alfred  Geelhand  Kervym,  nues- 
tro correspondiente,  dé  promover  un  movimiento  filantrópico 
qiie  tenga  por  fin  la  formación  de  un  comité  nacional  que  pro-- 
porcione  gratuitamente  y  á  domicilio  datos-  exactos  sobre  el 
país  dé  destino  y  la  probabilidad  de  encontrar  inmediatamente 
un  trabajo  remuTíierador,  á  los  ciudadanos  que  deseen  expa- 
triarse; que  vigilen  su  embarque  y  les  aseguren  á  la  llegada  , 
una  protección' suficiente,  no  solo  para  sustraerse  á  la  miseria, 
sino  con  objeto  también  de  procurarles  el  trabajo  necesario 
para  su  sostenimiento. 

Comité  privado  ú  oficina  publica,  con  uno  ü  otro  carácter, 
la  institución  responde  á  una  necesidad  de  estos  tiempos,  y  es 
de  rigor  que  en  todos  lo.s  países  de  emigración  se  establezca. 

Para  realizar  dicho  servicio  hay  tres  sistemas.  Existe  en  Bro- 
adway,  en  Londres,  una  asociación  libre  de  este  género  bajo  el 
pí^tronato  del  Ministerio  de  las  Colonias,  VEmigrani's  infor» 
mation  office^  que  publica  una  memoria  trimestral  sobre  la  si- 
tuación económica,  fabril  y  comercial  de  las  colonias  inglesas. 
Da  á  luz  lina  especie  do  repertorio  por  países  donde  se  pueden 
encontrar  clasificados  los  datos  relativos  á  cada  uno  necesa- 
rios á  los  emigrantes. 

Otros  proponen  una  oficina  central  de  informes  bajo  la  di- 
rección del  Ministerio  que  entiende  en  los  asuntos  exteriores. 

Hay  una  tercera  opinión  que  sostiene  que  dicho  Ministerio 
debo  comunicar  los  datos  que  adquiera  á  las  autoridades  de 
provincia  para  su  divulgación  más  completa,  pudiéndolas  So- 
ciedadcs  libres  secundar  al  Gobierno  en  esta  obra. 


EL   CONGRESO   Y   LA   EXPOSICIÓN   DE   GEOGRAFÍA.  33 

De  todos  los  sistemas  cabe  tomar  algo.  El  Estado,  coa  sus 
numerosos  agentes  diplomáticos  y  consulares,  puede  procurar 
informes  completos  y  estar  al  corriente  del  porvenir  reservado 
á  los  emigrantes.  Mediante  la  organización  jerárquica  de  sus 
funcionarios  se  halla  en  condiciones  de  vulgarizarlos  y  exten- 
derlos por  todas  partes.  Al  centro  ministerial  competente  en 
asuntos  de  comercio  exterior  toca  reunirlos.  Donde  existen  So- 
ciedades, estas  completan  y  perfeccionan  la  acción  del  Estado. 
Mas  para  que  el  sistema  inglés  por  sí  solo  dé  resultados  efi- 
caces, hace  falta  un  interés  en  la  nación  por  el  problema  y  una 
energía  en  las  iniciativas  privadas  que  concurren,  por  desgra- 
cia, en  pocas  partes. 

Merced  á  los  trabajos  de  la  Sociedad  de  Amberes  y  á  la  cam- 
paña parlamentaria  de  M.  Merode  (1),  se  ha  conseguido  en 
Bélgica  adelantar  en  esta  organización  notablemente. 

Ad»*más  delaofici.ja  central  de  informes  del  Ministerio,  que 
'funciona  desde  1887,  hay  otras  al  lado  de  cada  gobierno  pro- 
vincial, con  excepción  de  la  de  Amberes,  que  se  halla  instala- 
da en  el  Museo  comercial,  industrial  y  etnográfico. 

Dirigiendo  cuestionarios  á  los  agentes  diplomáticos  y  con- 
sulares, se  han  formado  cuadros  sinópticos  que  ofrecen  un  re- 
snmen  de  los  recursos  de  los  diferentes  países  bajo  el  punto  de 
vista  del  colono,  tipos  de  jornales,  coste  de  la  existencia,  útiles 
necesarios,  clima,  higiene  que  debe  observarse  y  demás  por- 
menores útiles. 

El  tipo  de  salarios,  la  oferta  y  la  demanda  en  los  distintos 
oficios  y  profesiones,  pueden  variar  frecuentemente;  para  que 
los  datos  sean  exactos  y  útiles  es  necesario  que  se  renueven 
con  cortos  intervalos.  A  esto  se  aspira. 

Dichos  documentos,  así  como  las  memorias  de  los  cónsules, 
se  [lublican  y  están  á  la  disposición  de  los  interesados  en  las 
oficinas  de  informes. 

Un  funcionario  del  departamento  de  Negocios  Extranjeros 


(1)  Sesio'^es  de  la  Cámara  de  Representantes  de  28  de  Enero  de  lS87y  19  de 
Enero  de  1888  Société royale  de  Qéographie  d'Anvers.  Ewírait  de  la  Séance  du  29  Dé^ 
eembre  18S6.  Aíofion  de  M.  Al/red  Oeelhand,  Anvers. 

3 


84  BOLBTÍN   DE   LA.  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

está 'encargado  en  la  central  de  recibir  á  los  visitantes  y  de 
comunicarles  los  documentos  y  noticias  que  deseen.  Por  me- 
dio de  explicaciones  verbales  se  completan  las  indicaciones  que 
contienen  los  documentos.  Se  procura  que  en  la  oficina  cen- 
tral, especialmente,  haya  tipos  de  efectos,  vestidos,  útiles,  etc., 
en  uso  en  los  diferentes  países  de  colonización,  así  como  mues- 
tras de  productos  naturales  y  de  toda  clase  de  las  comarcas  le- 
janas. 

Los  emigrantes  no  saldrán  ya  á  la  ventura  ignorando  los 
recursos  del  país  de  destino,  ni  su  clima,  ni  la  higiene  que 
hay  que  observar,  ni  el  tipo  de  los  salarios ,  ni  el  coste  de  la 
vida,  ni  siquiera  las  autoridades  á  las  cuales  hay  que  dirigirse 
después  del  desembarco. 

Aquí  tenéis,  señores,  la  fórmula  eficaz  de  la  tutela  fecunda 
ejercida  sobre  los  desheredados  á  quienes  empuja  la  desgracia 
á  abandonar  el  suelo  patrio,  cómo  se  ¡les  prepara  para  que  al- 
cancen éxito  y  sean  al  propio  tiempo  agentes  útiles  del  comer-- 
cío  nacional  en  el  extranjero,  la  manera  de  propagar  la  Geo- 
grafía y  de  sacar  para  la  vida  partido  de  las  condiciones  emi- 
nentemente prácticas  de  nuestra  ciencia. 


VI. 

Antiguos  caminos  en  España.— Recuerdo  de  las  exploraciones  españolasen  el 

Golfo  de  Guinea.— Nomenclatura  geográñca. 

En  el  grupo  histórico,  cuyos  trabajos  dirigió  en  una  sesión 
el  Sr.  Coello,  dio  el  mismo  algunas  noticias  sobre  las  vías 
romanas  en  España,  indicando  curiosos  detalles  acerca  de  su 
trazado  y  circunstancias  á  que  se  atendía  en  ellas.  Se  ocupó 
también  de  oti*a  parte  del  programa,  describiendo  los  caminos 
que  seguían  los  peregrinos  para  ir  á  Santiago  de  Compostela, 
que  eran,  calzadas  romanas,  señalando  muchos  pormenores 
poco  conocidos  acerca  de  ellos.  No  he  de  formular  juicio  sobre 
este  discurso,  pero  séame  permitido  transcribir  el  extracto  de 
acta  publicada  por  un  periódico  que  dio  sumarísima  cuenta  de 


EL   CONGRESO   Y   LA   EXPOSICIÓN   DE   GEOGRAFÍA.  86 

las  tareas  del  Congreso.  Esto  trabajo  es  un  mero  índice  é  in- 
completo; no  hace  más  que  enumerar  cuestiones;  no  cita  si- 
quiera los  nombres  de  todos  los  oradores  que  lomaron  parle 
en  los  debales;  dicho  se  está  que  no  derrocha  el  espacio  en 
elogios.  Sin  embargo,  al  llegar  á  la  exposición  de  nuestro 
Presidente,  dice:  «Esta  conferencia  improvisada,  y,  no  obstan- 
te, nutrida  de  detalles  nuevos  y  precisos,  atrae  muy  particu- 
larmente la  atención  de  la  asistencia.» 

El  incidente  capital  del  Congreso  en  lo  que  á  España  se  re- 
fiere fué  el  recuerdo  de  las  exploraciones  españolas  en  el  Golfo 
de  Guinea,  con  motivo  de  la  conferencia  que  en  sesión  gene- 
ral hizo  Mr.  Crampel  acerca  de  sus  viajes  á  aquella  región  de 
África.  Conocido  en  sus  pormenores  este  incidente,  dada  cuenta 
á  la  Sociedad  del  mismo  por  Ferreiro  y  Molla  (1)  y  publicado 
en  la  Revista  de  Geografía  Comercial  el  discurso  de  nuestro 
Presidente,  yo  no  he  de  insistir  sobre  el  asunto;  pero  debo  fe- 
licitar á  la  Sociedad  que  tuvo  en  el  Congreso  representante 
capaz  de  obtener  un  éxito  como  el  alcanzado,  aun  luchando  con 
Brazza,  entre  franceses,  merced  á  su  gran  prestigio  y  autori- 
dad científica  y  en  fuerza  de  discreción  y  laclo. 

De  una  cuestión  de  nomenclatura  se  ha  tratado  que  tiene  á 
mi  juicio  sentido  profundo,  y  que  traduce  una  aspiración 
llamada  cada  día  á  abrirse  más  camino. 

Si  la  montaña  ó  el  río  que  encuentra  el  explorador  tienen 
un  nombre  indígena,  debe  hacerlo  constar,  buscar  su  sentido 
y  sancionarlo  traduciéndolo. 

Como  el  indígena  ve  mejor  y  entiende  mejor  los  accitienl  ís 
que  le  rodean,  da  el  nombre  que  corresponde  á  cada  objeto; 
su  lenguaje  es  razonado,  evoca  con  frecuencia  los  rasgos  físi- 
cos de  la  comarca,  y  sirve  siempre  al  filólogo  para  estudiar  la 
génesis  del  idioma  y  el  alcance  y  la  génesis  de  la  idea  al  etnó- 
grafo. Con  buen  acuerdo  proponía  L.  Drapeyron  un  cambio 
en  el  sistema  de  designar  los  lugares. 

Ofreció  M.  Duveyrier  una  feliz  fórmula:  ' 


(1)    Memoria  de  los  progresos  geográjtcos  y  ReseTta  de  las  tareas  y  actos  de  la  »SV>-' 
eiedad^  Boletín  de  l\  Sociedad  Geoürápica  de  Madrid,  Noviembre,  188Í). 


36  BOLETÍN  DE   LA.   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

«El  derecho  del  explorador  ea  materia  de  toponimia  no  existe- 
mientras  que  en  las  comarcas  exploradas  haya  indígenas.» 

Si  los  accidentes  naturales  que  se  ofrecen  á  los  ojos  del  via- 
jero no  han  recibido  denominación,  entonces  puede  darla,  y 
conviene  que  la  saque  de  lo  que  ve,  de  sus  impresiones,  en 
lugar  de  evocar  recuerdos  de  tierras  distintas,  para  que  sea 
adecuada. 

Cuando  se  funda  una  población,  esta,  que  es  creación  nueva 
y  obra  de  los  hombres,  puede  llevar  también  legítimamente 
un  nombre  nuevo  que  sirva  para  evocar  en  los  colonos  el 
dulce  recuerdo  de  la  patria  (1). 

Generalícese  esta  teoría  de  respeto  á  los  nombres,  y  llegare- 
mos á  afirmaciones  que  quizá  se  tengan  por  radicales,  pero  á 
las  cuales  yo  profeso  adhesión  profunda. 

En  toda  civilización,  en  los  usos  y  costumbres  de  cualquier 
pueblo,  por  bárbaro  ó  atrasado  que  parezca,  hay  un  fondo  sano 
y  una  consecuencia  natural  del  medio  y  de  las  condiciones  de 
la  raza,  que  no  se  debe  desarraigar.  Importa  corregir  los  ex- 
travíos, oponerse  á  cuanto  niegue  las  leyes  fundamentales  de 
la  vida  humana,  ejercer  una  cierta  tutela;  pero  no  para  hacer 
al  pueblo  inferior  á  imagen  y  semejanza  del  más  culto,  con 
objeto  de  que  se  desenvuelva  normalmente,  tome  de  la  civili- 
zición  con  que  entra  en  contacto,  de  un  modo  natural,  por  pro- 
pio y  libre  movimiento,  lo  que  le  sirva  y  pueda  serle  lílil,  y 
avance  lenta  y  gradualmente,  sin  proponerse  la  transforma- 
ción radicíil,  renunciando  al  ideal  arbitrario  de  la  asimila- 
ción por  completo.  En  resumen,  un  pueblo  colonizador  debe 
dar  condiciones  y  crear  estímulos  á  los  salvajes  para  que  se 
le  aproximen,  pero  no  imponer  con  ametralladoras  y  con  ca- 
ñones de  tiro  rápido  el  progreso. 


(1)    Véase  \bl  Herue  de  Oí'ograp/iie^  1879,  Les  résolutions  et  ivrésolutions  dn  Coñ- 
^rét  Qéographique  international  de  I8¡?9. 


EL   CONGRESO   Y   LA   EXPOSICIÓN   DE   GEOGRAFÍA.         37 

VII. 

La  generalización  de  la  Geografía.— Sociedades  francesas.— Enseñanza:  métodos 
y  organización.— Servicios  que  la  Geografía  presta  al  comercio. 

Reconócese  ya  en  lodos  los  países  cultos  que  la  propagación 
<ie  la  Geografía  es  una  de  las  necesidades  de  la  vida  moderna 
y  del  comercio.  Buena  falta  hace  que  esta  opinión  trascienda 
á  nuestra  patria.  Mientras  no  se  generalice  el  conocimiento  de 
los  países  lejanos,  en  tanto  que  los  productores  y  los  comer- 
ciantes no  tengan  ideas  claras  acerca  de  los  mismos,  toda  ope- 
ración mercantil  con  ellos  será  una  aventura,  á  realizar  lacual 
es  difícil  se  arriesguen. 

Esfuerzos  dignos  del  mayor  aplauso  hacen  en  este  sentido 
las  Sociedades  geográficas  francesas:  la  Exposición  lo  ponía  de 
relieve.  El  país,  interesado  en  el  progreso  de  los  estudios  geo- 
gráficos, despierto  á  esta  afición  desde  1871  sobre  todo,  apro- 
vecha el  impulso  y  la  dirección  que  en  interés  público  le  ofre- 
cen; sabe  que  la  de  París  mantiene  el  alto  nivel  de  los  estudios 
geográficos,  da  calor  á  laá  exploraciones  y  hace  conocer  al  día 
sus  resultados;  que  la  de  Geografía  Comercial  despliega  gran- 
des iniciativas  para  favorecer  los  cambios  con  el  extranjero  y 
extender  la  inñuencia  francesa  en  todáis  las  regiones  de  la 
tierra;  que  la  de  Topografía  inspira  el  gusto  de  la  Geografía, 
trabaja  en  la  propagación  de  los  nuevos  métodos  y  presta 
á  la  cultura  del  país  valiosos  servicios,  preparando  al  gran 
público  para  el  uso  de  las  cartas;  que  la  de  Marsella  contribu- 
ye poderosamente  al  desarrollo  del  comercio  con  el  Norte  de 
África;  que  la  de  Burdeos  desempeña  función  análoga  respecto 
al  del  Senegal  y  del  Sudán,  en  que  especialmente  se  ocupa; 
que  la  de  Lila,  con  sus  originales  excursiones,  hace  provecho- 
sa propaganda;  que  la  obra  de  todas  es  muy  fructuosa;  y  les 
-otorga  apoyo  y  les  da  vida  exuberante,  que  ponían  de  relieve 
sus  publicaciones,  las  noticias  de  sus  trabajos  y  sus  estadísti- 
ticas  con  millares  de  socios  de  que  hacían  alarde. 

Hemos  tratado  nosotros  también  de  extender  la  cultura  geo- 
gráfica, sobre  todo  en  las  clases  mercantiles,  por  medios  acti- 


38  BOLETÍN  DE   Lk  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

VOS  de  propaganda;  creóse  una  sociedad  popular,  que  podía 
haber  servido» de  intermediaria  entre  la  masa  general  del  país 
y  esta  otra  más  reposada  y  académica,  que  se  mantiene  por  lo 
general  en  las  serenas  esferas  de  la  ciencia.  Pareció  que  res- 
pondía la  opinión  y  se  pudo  contar  en  algún  tiempo  con  el 
apoyo  de  los  gobiernos;  llegó  á  experimentar  España  una  gran 
sacudida,  que  pudo  ser  fecunda  y  surtir  análogo  efecto  que  los 
desastres  de  1870  para  Francia,  cuando  el  suceso  de  las  Caro- 
linas; sirviendo  solo  para  demostrar,  al  cabo,  que  tiene  bríos  y 
altivez  de  sobra  para  defender  el  suelo  patrio,  si  no  constancia 
y  buen  sentido  para  hacerlo  valer  y  explotarlo.  Después,  lodo 
ha  quedado  en  calma:  el  país  sigue  olvidado  de  Geografía,  los 
comerciantes  piensan  que  pueden  hacer  su  negocio  sin  saber 
lo  que  pasa  en  el  mundo,  y  nuestro  tráfico,  merced  á  esté  aban- 
dono, sigue  pobre  y  raquítico,  expuesto  á  mil  contingencias  y 
amenazado  cada  día  de  mayor  merma. 

Los  geógrafos  han  cumplido  con  el  país  un  deber,  han  pro- 
curado llevarle  por  donde  marcha  Europa,  sin  éxito;  pero  to- 
davía los  esfuerzos  posibles  no  están  agotados,  aún  quedan 
otros;  uno  de  efecto  tardío,  pero  seguro,  la  reforma  de  la  ense- 
ñanza geográfica;  otro  inmediato,  atraer  al  cultivo  de  nuestros 
estudios  á  los  hombres  de  negocios  por  medio  de  museos  co- 
merciales bien  organizados. 

Dadas  estas  opiniones  mías,  natural  era  que  estudiase  los 
dos  problemas  en  la  Exposición  y  en  el  Congreso. 

En  el  grupo  didáctico  de  este,  discutimos  el  método  de  en* 
señanza  de  la  Geografía. 

Nuestro  correspondiente  el  hermano  Alejo  María  Gochet, 
desarrolló  el  método  intuitivo  y  topográfico,  en  trabajo  que, 
inédito,  debo  á  su  buena  amistad  con  destino  al  Boletín  de  la 
Sociedad  y  á  una  publicación  pedagógica. 

Un  joven  y  distinguido  profesor  de  Geografía,  que  es  hala- 
güeña esperanza  para  la  ciencia  francesa,  M.  Dupuy,  lo  com- 
batió con  brillantez  y  extraordinario  talento  (1).  A  decir  ver- 


(l)    Ha  desarrollado  sus  opiniones  en  la  monografía  pedagógica  Ixí  Qéographie 
dant  renseignemcfit  primaifet  Paris  18W. 


EL   CONGRESO   Y   LA   EXPOSICIÓN   DE    GEOGRAFÍA.         39 

dad,  las  culpas  atribuidas  al  mismo  uo  arrancan  de  su  princi- 
pio fundamental,  sino  de  desviaciones  y  de  errores  en  la  ma- 
nera de  aplicarlo.  Después  de  una  acalorada  discusión,  en  que 
tomamos  parte  muchos,  sostenida  con, gran  brío  y  copia  de 
razones,  por  los  representantes  de  las  Sociedades  de  topografía 
(Drapeyron,  Hennequin,  Muret,  el  capitán  Colette),  hubo  de 
reconocerse  que  no  había  llegado  el  momento  de  abandonar  el 
método  en  boga,  renunciando  á  la  observación  directa  de  la 
forma  del  terreno,  á  la  Geografía  local,  al  uso  de  las  cartas 
topográficas  como  preparación  indispensable  para  el  manejo 
de  las  usuales,  á  todo  lo  que  estimamos  como  un  progreso  y 
han  preconizado  las  asambleas  de  geógrafos  reunidas  en  Pa- 
rís ,  en  Bruselas  y  en  Venecia. 

La  fórmula  de  la  conclusión  acordada  la  dio  Du  Fief,  en  los 
siguientes  términos: 

«Conviene  combinar  los  ejemplos  proporcionados  por  la  Geo- 
grafía local  con  la  enseñanza  de  las  relaciones  quQ  enlazan  los 
fenómenos  de  la  Geografía  general,  y  hacer  ejercicios  prác- 
ticos sobre  las  cartas  do  Estado  Mayor  ó  topográficas.» 

¡Qué  decir,  señores,  en  España  de  la  organización  de  la  en- 
señanza geográfica!  Entre  nosotros  falta  el  cimiento.  Para  ha- 
cer entrar  en  la  cultura  general  estos  estudios,  se  necesitan 
ante  todo  profesores  distinguidos.  La  formación  del  personal 
docente  es,  por  esto,  de  la  mayor  transcendencia.  Discutié- 
ronse en  el  Congreso  el  sitio  y  las  relaciones  que  debe  tener 
la  enseñanza  geográfica  en  las  Facultades;  pidióse  una  agrega- 
ción ó  título  especial  de  profesor  de  Geografía  (1),  y  se  votó 
que  en  las  escuelas  secundarias  debe  haber  un  titular  que 
consagre  toda  su  atención  á  dicha  ciencia.  El  problema  plan- 
teado era  el  perfeccionamiento  de  una  enseñanza  que  está  á 
gran  altura. 

Aquí  pugna  la  Sociedad,  sin  éxito,  por  el  establecimiento  de 
cátedras  de  Geografía  en  las  Facultades,  para  que  no  se  dé  él 


(l)    Véase  el  citado  trabajo  Leí  résolutUms  é irrésolutiotis  du  Congris  Qéographff^ 
que  internationale  de  1889,  de  M.  L.  Drapeyron. 


40     '  BOLBTÍN  DB   LA  SOGIEDilD   GEOGRÁFICA. 

caso  de  llegar  á  enseñar  una  materia  que  no  se  ha  cultivado  en 
el  período  de  los  estudios  superiores.  En  nuestros  institutos, 
antes  de  la  pubertad,  siguen  los  alumnos  un  curso  de  esta 
asignatura,  accesorio,  con  frecuencia  poco  atendido,  de  la  de 
Historia. 

Constantemente  se  nos  invitaba  en  el  Congreso  á  exponer 
cómo  habían  resuelto  los  países  extranjeros  los  problemas  dis- 
cutidos. Yo  desoí  la  invitación  en  este  punto,  no  atreviéndome 
por  pudor  patriótico  á  confesar  nuestro  estado,  y  me  limité  á 
defender  con  Lauberl,  único  delegado  alemán  en  el  Congreso, 
que  para  que  resulte  debidamente  cultivada  la  Geografía  bajo 
su  doble  aspecto  natural  y  humano,  no  bastan  las  cátedras  de 
la  Facultad  de  Letras,  es  indispensable  que  se  dé  esta  ense- 
ñanza en  la  de  Ciencias. 

Por  razones  circunstancíales^  la  mayoría  francesa,  creyendo 
ver  amenazada  la  Geografía  humana  ó  histórica— que  allí 
cuenta  con  cultivadores  como  el  ilustre  decano  de  Letras  de  la 
Sorbona  Himly^  el  célebre  profesor  de  la  Escuela  Normal  Su- 
perior y  de  la  de  Institutrices  Paul  Vidal  de  la  Blache,  Paul 
Gaffarel,  Henri  Cons,  Ludovico  Drapciron  y  una  pléyade  de 
jóvenes  y  distinguidos  profesores,  entre  los  que  ñguran  Came- 
na d'Almeida,  Dupuy,  Gallois,  Bourgoing  y  muchos  otros — 
se  negó  á  admitir  una  conclusión  radical  en  este  punto;  pero 
reconocida  la  exactitud  del  principio,  quedó  afirmado  en  una 
fórmula  de  transacción  al  declarar  que  «so  deben  hacer  todos 
los  esfuerzos  posibles  para  facilitar,  en  las  Facultades,  las  rela- 
ciones orgánicas  entre  la  enseñanza  de  Geografía  y  la  de  las 
Ciencias  que  pueden  servirle  de  auxiliares.» 


VIII. 

PrgaDización  para  el  tráflco.— Museos  comerciales  — Museo  de  Bruselas.— Museo 
Oriental  de  Yiena.— Necesidad  de  estas  instituciones  en  España. 

En  las  condiciones  actuales  del  comercio  que  resultan  de  la 
prolongada  crisis  que  atravesamos,  de  la  desproporción  entro 
la  oferta  y  la  demanda  ó  de  la  producción  con  el  consumo ,  y 


EL   CONGRESO    Y   LA   EXPOSICIÓN    DE    GEOGRAFÍA.  41 

del  carácter  de  empeñada  lucha  con  que  hoy  se  realiza  el  tráfi- 
co, se  necesita  para  asegurar  los  mercados  y  para  obtener  otros 
nuevos  toda  una  organización  que  supone  la  existencia  de 
agentes  hábiles  y  seguros  en  los  principales  centros,  medios 
de  información  suficientes,  comunicaciones  periódicas,  venta- 
jas para  retirar  fondos  y  facilidades  para  cobrar  los  créditos. 
A  crearla  se  vienen  consagrando  los  particulares  y  los  GrO- 
biernos  en  todas  partes ;  el  Congreso  y  la  Exposición  dieron 
testimonio  de  ello. 

Entre  nosotros  se  han  hecho  en  este  sentido  loables  esfuer- 
zos; pero  la  organización  es  todavía  incompleta;  les  faltan  á 
nuestros  productores  algunas  de  las  armas  necesarias  para 
combatir  en  la  lucha  internacional  con  éxito. 

La  reformado  las  memorias  comerciales  de  13  de  Noviem- 
bre de  1887  está  hecha  con  un  conocimiento  cabal  del  proble- 
ma; señala  todo  lo  que  debe  ser  objeto  de  atención  para  los 
funcionarios  españoles  á  quienes  toca  fomentar  el  comercio 
patrio,  cuanto  á  los  exportadores  interesa;  bieii  puede  sostener 
el  paralelo  con  las  disposiciones  más  previsoras  que  para  el 
servicio  consular  existen  en  el  extranjero. 

Por  si  esto  no  bastase,  dada  la  aceleración  del  comercio  y 
las  rudas  necesidades  de  la  competencia,  que  obligan  á  tener, 
no  sólo  un  conocimiento  completísimo,  sino  también  noticias 
frecuentes  de  los  mercados,  se  crearon  las  Cámaras  de  Comer- 
cio en  el  extranjero,  que  suponen  el  agrupamiento  y  utilización 
de  las  fuerzas  antes  dispersas  en  interés  de  la  prosperidad 
patria. 

Por  el  contrato  con  la  Compañía  Trasatlántica  se  extendie- 
ron de  un  modo  notable  nuestras  líneas  de  navegación,  con  la 
mira  de  fomentar  los  intereses  creados  en  la  América  española 
y  Oceanía,  de  convertir  en  colonias  prósperas  las  hoy  abando- 
nadas del  Golfo  de  Guinea,  y  engrandecer  nuestra  marina 
mercante. 

Todas  estas  son,  sin  duda,  condiciones  favorables;  pero  aún 
se  echa  de  menos  la  exi.' jncia  de  instituciones  que  den  á  los 
productores  informes  que  les  permitan  ponerse  directamente 
en  relaciones  con  los  intermediarios  de  los  centros  de  distri- 


42  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

bucióa  Ó  comerciantes  importadores:  los  museos  comerciales, 
que  con  tanto  éxito  vienen  funcionando  en  el  extranjero,  y 
cuyo  establecimiento  prometió,  como  ministro  do  Estado,  uno 
de  nuestros  ex -presiden  tes  (t). 

Sobre  ellos  he  recogido  algunos  datos  para  complementar 
un  trabajo  sobre  las  instituciones  mercantiles  modernas,  y  sin 
entrar  en  prolijos  detalles,  he  de  exponer  breves  observacio- 
nes sobre  la  manera  como  funcionan. 

Conviene  hacer  la  recolección  de  muestras  mediante  la  ayu- 
da del  Estado.  El  servicio  consular  está  organizado  en  condi- 
ciones para  obtener  aquéllas,  así  como  tarifas,  noticias  esta- 
dísticas y  toda  clase  de  documentos. 

Las  muestras  deben  ser  renovadas  según  los  cambios  de 
gustos  ó  de  moda  que  no  tienen  lugar  en  nuestra  Europa  so- 
lamente. 

Ponen  los  museos  á  la  vista  de  los  industriales  y  de  los  co- 
merciantes los  artículos  recibidos  con  favor  en  los  mercados 
lejanos. 

Los  comerciantes  aprenden  el  gusto,  la  moda,  la  calidad  y 
el  precio  de  los  artículos,  bien  indígenas  ó  procedentes  de  los 
países  con  los  cuales  hay  que  sostener  la  concurrencia,  la  ma- 
nera de  fabricar  con  éxito,  en  una  palabra,  para  colocar  ven- 
tajosamente los  productos  y  abrirse  mercados  nuevos. 

«Por  mucho  tiempo — dice  G.  Marcel  (2), — los  fabricantes 
han  producido  géneros  cuya  venta  estaba  asegurada  en  ciertos 
países,  y  forzaban  á  los  indígenas  á  plegarse  á  nuestros  gustos. 
Hoy  no  sucede  así,  y  los  industriales  han  comprendido  que  el 
medio  más  seguro  de  dar  salida  á  sus  mercancías  es  fabricar- 
las según  el  gusto  de  los  compradores  y  á  su  arbitrio.» 

Las  relaciones  comerciales  no  se  improvisan,  y  en  países 
poco  civilizados  menos  que  en  parte  alguna.  Es  preciso  un  co- 
nocimiento profundo  de  las  poblaciones,  de  sus  costumbres  y 
de  sus  hábitos,  á  fin  de  poder  apreciar  exactamente  las  nece- 


(1)  D.  Segismundo  Moret  en  el  Real  decreto  de  creación  de  las  Cámaras  de  Co- 
mercio en  el  extranjero. 

(2)  La  Qéographie  á  l'Ecepoiition^  Revue  seientipAigM,  Noviembre,  1889. 


EL   CONGRESO   Y   LA   EXPOSICIÓN   DE   GEOGRAFÍA.  43 

sidades  á  las  cuales  se  traía  de  dar  satisfacción ,  modificándo- 
las gradualmente  con  objeto  de  acrecentar  la  cantidad  de  mer- 
cancías pedidas  por  el  consumo  (I). 

Medios  de  realizar  esto  ofrecen  las  instituciones  de  que  ve- 
nimos hablando.  Ellas  sirven  á  los  comerciantes  para  averi- 
guar la  índole  del  tráfico,  cuáles  son  las  cosas  pedidas,  los  ra- 
mos á  que  cabe  consagrarse  con  éxito. 

Otros  países  interesan  principalmente  bajo  el  punto  de  vista 
de  importación  directa  de  sus  productos.  De  ellos  recogen, 
ante  todo,  los  museos  comerciales,  primeras  materias  cuya  ad- 
quisición puede  ser  á  la  industria  nacional  conveniente,  con 
objeto  de  sugerir  á  los  fabricantes  la  idea  de  utilizarlos,  de 
promover  nuevas  relaciones  y  de  desarrollar  las  existentes. 

Un  país  no  puede  exportar,  por  regla  general,  con  provecho 
sino  para  las  comarcas  de  donde  importa.  De  aquí  que  el  co- 
nocimiento de  los  recursos  de  los  mercados  explotados  debe 
procurarse  siempre. 

Como  hoy  se  concede  gran  importancia  á  la  manera  de  pre- 
sentar las  mercancías,  hasta  el  punto  de  que  sólo  por  abando- 
no en  este  respecto  no  tienen  aceptación  muchas  veces  en  los 
mercados  ultramarino?,  los  embalajes  y  los  procedimientos  de 
apresto  son  materia  de  estudio  y  de  útil  enseñanza  en  los  mu- 
seos destinados  á  servir  al  comercio. 

Es  característica  de  tales  museos— como  los  de  todos  los  es- 
tablecimientos análogos  organizados  con  un  sentido  moderno, 
que  tienen  su  tipo  en  España  en  el  Museo  de  Instrucción  pri- 
maria— servir  no  de  almacén  de  ejemplares,  sino  como  insti- 
tuciones vivas  que  cuentan  con  personal  competente  para  dar 
una  verdadera  enseñanza  ó  información  cumplida  sobré  los 
objetos  que  en  las  mismas  se  encierran. 

La  mera  exhibición  de  colecciones,  como  se  encuentran  en 
nuestro  Museo  ultramarino,  por  ejemplo,  puede  dar  la  idea 
remota  de  intentar  una  operación  de  comercio;  pero  de  esto  á 
llevarla  á  cabo  hay  un  mundo  de  distancia;  so  requiere  toda 


(l)    Véase  Le  Transaharien,  M.  H.  Fock,  Retín  scientiphique^  N..  viembre,  1889. 


44  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

un  estudio  que  el  Museo  comercial  da  hecho  por  completo, 
convirtiéndose  en  auxiliar  eficacísimo  de  los  traficantes.  Al 
-efecto  hay  una  Oficina  de  informes  con  empleados  que  pro- 
porcionan al  público  todas  las  noticias  que  reclama.  El  Museo 
oficial  de  Bruselas,  que  ha  sido  el  verdadero  tipo  de  estas  ins- 
tituciones en  Europa,  admite  consultas  y  contesta  á  las  de  un 
cierto  interés  general  relativas  á  la  función  que  le  está  enco- 
mendada. 

Es  más;  en  el  establecimiento,  dependiente  del  Ministerio  de 
Negocios  Extranjeros ,  hay  una  oficina  del  de  obras  públicas, 
donde  se  procuran  todos  los  informes  que  puede  ofrecer  este 
ramo  sobre  medios  de  comunicación  y  transporte  por  caminos 
de  hierro  y  por  mar  para  todas  parles. 

A  mayor  abundamiento,  en  el  Museo  existe  Biblioteca  de 
carácter  técnico-comercial  muy  completa,  y  además  del  catálo- 
go de  las  colecciones  con  extensas  indicaciones  sobre  los  obje- 
tos expuestos  por  dicho  establecimiento,  se  publica  un  boletín 
semanal  para  dar  ó  conocer  al  día  los  avisos  de  utilidad  prác- 
tica para  la  industria  y  el  comercio  de  origen  auténtico. 

En  tales  condiciones,  la  creación  de  M.  Frcre  Orban  ha  rea- 
lizado plenamente  el  fin  para  que  se  la  creó,  ha  prestado  los 
grandes  servicios  que  de  ella  se  esperaban,  procurando  á  los 
industriales  belgas,  al  lado  allá  del  Atlántico,  grandes  éxitos 
en  la  lucha  por  los  mercados. 

La  han  estudiado  con  interés  los  países  más  adelantados  de 
Europa  y  lo  han  copiado  la  mayor  parte.  Para  el  Foreign 
Office  y  la  Comisión  real  de  información  industrial  se  han 
hecho  informes  sobre  el  Museo-tipo  de  Bruselas.  Dos  autori- 
dades en  la  materia,  Mr.  Ch.  M.  Bennedy,  jefe  del  Departa- 
mento comercial  del  Foreign  Office  y  Mr.  Bateman,  jefe  de  la 
misma  oficina  del  Board  of  Trade,  han  propuesto,  después  de 
visitar  los  Museos  de  Bruselas  y  Ambercs,  el  nombramiento 
de  una  comisión  que  se  ocupe  en  el  asunto  (1). 


(1)  Exposition  universelle  d'A nvers  de  \S85.—fíappor(s  des  membres  du  Jury  inter- 
naíional  des  recompenses.— Les  artichs  d'exportation  á  Vusage  des  indigénes  des  con- 
irées  non  civilisées.  —Les  musées  commerciaux.  Bruxelles.  18S6. 


EL    CONGRESO    Y   LA    EXPOSICIÓN   DE    GEOGRAFÍA.  45 

Figuran  en  el  museo  oriental  de  Viena  colecciones  comple- 
tas do  mercancías  que  tienen  salida  en  los  diferentes  merca- 
dos continentales  y  de  Ultramar,  colecciones  etnográficas  para 
iniciar  á  los  industriales  y  exportadores  austro-húngaros  en 
las  costumbres  y  en  los  hábitos  de  los  pueblos  extranjeros, 
productos  de  artes  é  industrias,  particularmente  orientales, 
para  servir  de  modelo  al  arte  industrial  nacional,  y  coleccio- 
nes de  embalajes  de  mercancías,  tales  como  son  exigidos  por 
los  compradores  extranjeros. 

Gracias  á  los  citados  modelos,  Viena  ha  conseguido  rápido» 
progresos  en  la  cerámica,  la  cristalería  y  vidriería,  la  libre- 
ría, etc.,  y  hace  concurrencia  terrible  en  los  productos  de  gus- 
to á  la  industria  parisién. 

Merced  á  las  colecciones  de  embalajes  de  las  mercancías,  los 
vieneses  hacen  un  comercio  de  exportación  fructuoso  y  pueden 
pensar  en  competir  con  los  alemanes  é  ingleses,  sobre  toda 
entre  los  negros  y  los  annamilas. 

Hay  en  esta  institución  Biblioteca  con  gran  numero  de  re- 
vi^itas  y  periódicos,  y  una  importante  colección  de  carta?  geo- 
gráficas. Oficina  de  informes  para  ilustrar  á  los  negociantes 
sobre  medios  de  comunicación,  tarifas,  condiciones  generales 
de  las  plazas  de  comercio  y  situación  y  crédito  del  comercio 
de  cada  una  de  ellas.  Publica  un  boletín  semanal  con  uiilísi- 
mas  memorias  de  los  cónsules,  que  son  verdaderos  agentes 
comerciales  en  Austria-Hungría,  una  revista  mensual  aus- 
tríaca para  Oriente  y  un  anuario  para  las  tarifas  de  aduanas 
especialmente. 

Organiza  el  Museo  vienes  cursos  especiales  y  conferencias 
para  contribuir  á  la  educación  práctica  de  los  comiTciantes  é 
industriales  importadores  y  exportadores,  y  hace  exposiciones 
temporales  de  muestras  en  los  centros  de  producción.  Sus  co- 
lecciones circulan,  pues,  por  los  puntos  donde  es  más  útil  que 
sean  conocidas. 

La  importancia  de  la  institución  es  tal,  que  no  solamente 
los  negociantes,  acostumbrados  á  proceder  según  las  indica- 
ciones de  su  doctísimo  personal,  acuden  á  él,  el  mismo  Go- 
bierno oye  la  opinión  del  Museo  frecuentemente  antes  de  con- 


46  BOLETÍN    DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

cluir  tratados  de  comercio,  y  en  muchas  otras  ocasiones, 
cuando  se  trata  de  conocer  las  ventajas  ó  los  inconvenientes 
de  medidas  relativas  al  comercio  ó  la  industria  (1). 

Existen  museos  comerciales  en  los  Países- Bajos,  Portugal, 
Francia,  Alemania,  Italia  y  Austria-Hungría.  No  hace  mucho 
que  para  un  Museo  Comercial  del  Japón  se  recolectaban  mues- 
tras en  nuestra  patria. 

E:$tas  instituciones  son  de  dos  clases,  que  importa  no  con- 
fundir. 

Hay  Muscos  de  primeras  materias  y  de  productos  importados 
de  p.iíses  extranjeros  ó  exportados  por  estos  al  mercado  donde 
se  rivaliza,  como  los  de  Bruselas,  el  de  Francfort,  el  holandés 
y  los  portugueses,  y  otros  que  funcionan  como  exposiciones 
permanentes  de  los  artículos  producidos  en  el  país  donde 
existen:  ejemplo,  Stuttgart. 

Son  ya  privados,  como  los  de  Holanda  é  Italia,  oficiales 
como  el  belga  y  el  húngaro,  y  funcionan  bajo  los  auspicios 
del  Gobierno,  como  los  de  Portugal  y  Francia. 

Si  en  los  países  donde  el  comercio  y  la  industria  han  sido 
siempre  más  independientes  de  la  intervención  oñcial,  y  han 
sabido  desplegar  grandes  iniciativas,  en  la  propia  Inglaterra 
se  considera  indispensable  la  asistencia  del  Estado  para  la  re- 
colección de  mercancías  tipos  en  los  mercados  rivales,  y  con- 
veniente la  fundación  de  estas  instituciones  auxiliares,  calcú- 
lese si  hará  falta  en  España. 

Para  la  cultura  y  la  iniciación  de  los  comerciantes  se  nece- 
sitan Museos  completos  y  deben  situarse  estos  en  las  capitales 
y  al  la«lo  de  las  Escuelas  de  Comercio;  pero  los  organismos 
destinados  á  formular  directamente  las  transacciones,  convie- 
ne que  sean  especiales  y  muy  completas,  que  se  refieran  á  un 
ramo  y  se  establezcan  en  los  centros  productores  y  manufac- 
tureros. 

D  ida  nuestra  situación  mercantil  y  lo  que  deben  ser  nues- 
tros i  leales,  yo  entiendo  que  importa  en  España  crear  Museos 


(1)    Le  Musée  romm^rcial-oriental  dt  Vicnne^  Paul  Vibert. 


EL   CONGRESO   Y   LA   EXPOSICIÓN   DE   GEOGRAFÍA.  47 

especiales  á  la  manera  del  Oriental  de  Viena,  ó  desarrollar  en 
Museos  generales  las  secciones  relativas  al  África  del  Norte, 
Golfo  de  Guinea,  posesiones  oceánicas  y  América  del  Sur  y 
del  Centro. 

Tales  instituciones  podrían  servir  para  concluir  con  hs  ano- 
malías y  las  deficiencias  de  nuestras  relaciones  mercantiles; 
para  que  realice  España  en  Marruecos  las  importaciones  que 
con  provecho  llevan  á  cabo  Francia,  Inglaterra  Alemania  y 
Bélgica;  para  que  los  aceites  del  Golfo  de  Guinea — introdu- 
cidos hoy  de  los  depósitos  europeos — sean  objeto  de  comercio 
directo;  para  surtir  de  cáñamo  de  Filipinas  á  los  centros  in- 
dustriales; y  para  que  lleguemos  á  ocupar  el  lugar  que  nos  co- 
rresponde en  América.  Reconoce  todo  el  mundo  que  es  este 
nuestro  gran  mercado  natural  y  ofrece,  por  el  aumento  de  po- 
blación y  el  desarrollo  de  la  riqueza,  un  gran  porvenir  á  Es- 
paña; y  sin  embargo,  ¡en  qué  abandono  lo  tenemos ! 

No  hace  mucho  que  se  celebraba  una  solemnidad  académica 
en  el  país  vecino,  cuya  acta — que  contiene  para  nosotros  pro- 
vechosa enseñanza, — ha  publicado  el  Boletín  de  la  Sociedad 
de  Geografía  de  Tolosa.  Era,  notadlo  bien,  la  inauguración 
del  curso  público  municipal  de  lengua  española.  Y  ya  supon- 
dréis que  no  se  fundan  cátedras  ni  nacen  allí  ateneos  para  el 
cultivo  del  idioma  de  Cervantes,  porque  los  franceses  aspiren 
á  conocer  directamente  la  España  contemporánea ;  es  para  es- 
tablecer estrechas  relaciones  «con  las  numerosas  colonias  es- 
pañolas de  la  América  del  Sur,  desligadas  de  la  madre  patria, 
naciones  en  formación  que ,  en  medio  de  vicisitudes  diversas, 
crean  actualmente,  sobre  una  nueva  tierra,  nuevos  pueblos, 
nuevos  intereses  y  una  nueva  historia.» 

Meditad,  señores  de  la  Sociedad  de  Geografía,  sobre  lo  que 
esto  significa  y  acerca  de  las  consecuencias  probables  de  un 
tal  movimiento,  para  justificar  el  cual,  uno  de  nuestros  cole- 
gas de  la  Sociedad  del  Languedoc  (i)  pronunciaba  frases  que 
nos  vienen  de  molde. 


<1)    M.  Gucnot,  Secretario  general  de  la  Sociedad  de  Tolosa. 


48  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

aBien  puede  afirmarse,  en  presencia  de  la  actividad  prodigio- 
sa que  desplegan  ciertos  pueblos  alrededor  nuestro  en  su  mo- 
vimiento de  expansión  hacia  el  exterior,  que  toda  nación  que 
se  desinterese  de  este  movimiento,  se  aislará  completamente, 
se  rodeará,  por  este  solo  hecho,  de  una  muralla  mil  veces  más 
infranqueable,  mil  veces  más  espesa  que  la  de  China,  y  verá 
su  influencia,  por  grande  que  sea,  desaparecer  para  siempre. 

R.  Torres  Campos. 


LOS  PORTUGUESES  EN  EL  ÁFRICA  AUSTRAL. 


EL  CHAMBEIE,  ORIGEN  DEL  CONGO, 

DESCUBIERTO    POR    LOS    PORTUGUESES    EN    1790, 

por  Mr.  OABRISX.  MARCBL  (1). 


^^N^kM^h^k^^^^^^*^*^ 


«Con  el  corazón  dolorosamente  lacerado  y  bajo  la  iafluencia 
de  una  ofensa  tan  grave  como  inmerecida,  os  dirigimos  nues- 
tra protesta  solemne  contra  el  acto  de  violencia  que  Inglaterra 
nos  ha  hecho  sufrir».  Con  esta  dignidad  se  expresaba  la  Socie- 
dad Geogi*áñca  de  Lisboa,  en  respuesta  al  «ultimátum»  que 
la  poderosa  Inglaterra  acababa  de  imponer  á  Portugal  el  11  de 
Enero  de  1890. 

Es  antiguo  adagio,  que  de  tantas  maneras  hemos  pagado  para 
conocerle  bien  da  fuerza  huella  el  derecho»  ¡el  que  todavía  se 
ha  puesto  por  obra  á  fines  del  siglo  zix  y  en  plena  civilización! 
¡y  el  país,  que  en  vez  de  argumentos  presenta  buques  acora- 
zados y  cañones,  era  aquella  Inglaterra  que  se  dice  apóstol  de 
la  justicia  y  campeón  de  la  libertad!  No  empleaba,  ciertamente, 
tan  soberbio  lenguaje  ni  amenazaba  con  su  espada  la  soberbia 
Albión  cuando  se  dirigía  al  imperio  alemán;  como  encontraba 
quien  le  hiciese  frente,  se  inclinaba  con  humildad. 


(1)  Mr.  Gabriel  Marcel,  bibliotecario  de  la  Nacional  de  Paria,  ha  encontrado  un 
mapa  inédito  del  imperio  de  Monomotapa  con  el  curso  del  ^ambeze,  muy  intere- 
sante porque  demuestra  la  justicia  que  asiste  á  Portugal  contra  las  pretensiones 
de  Inglaterra  sobre  aquel  país. 

El  Boletín,  con  la  debida  autorización  de  Mr.  Marcel,  inserta  la  traducción  de 
este  articulo  y  reproduce  un  facsímile  del  citado  mapa. 

4 


90  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Todavía  no  han  hecho  reflexionar  á  Inglaterra  ni  la  viril 
actitud  de  todo  Portugal,  ni  el  cambio  de  ministerio,  ni  la 
grave  crisis  que  ha  seguido.  Ha  sido  necesario  que  la  nación 
tan  cobardemente  insultada  y  ultrajada  comenzase  á  romper 
toda  relación  comercial  con  Inglaterra,  para  que  esta  se  deci- 
diese á  emplear  un  tono  más  mesurado,  y  viera  con  horror  el 
arbitraje  á  que  Portugal  acudía,  con  arreglo  á  las  cláusulas 
de  la  Conferencia  de  Berlín.  «  Business^  business,  negocio,  ne- 
gocio». Por  ese  lado  se  debe  acometer  si  se  ha  de  ser  escucha- 
do, y  no  hay  amenaza  más  elocuente  que  el  ver  cerrado  el 
comercio  con  Portugal. 

Conviene  recordar,  aunque  sea  ligeramente,  el  origen  de 
este  conflicto.  Habíase  encargado  al  explorador  Serpa  Pinto  de 
estudiar  sobre  el  valle  del  Xiré  un  camino  de  hierro  á  la  vez 
que  el  reconocimiento  geográfico  de  aquella  región,  cuando 
supo  que  algunos  jefes  makololos  habían  atacado  á  un  vapor 
perteneciente  á  la  African  Lakes  Company.  Se  apresuró  á 
reprenderlos,  amenazándoles  con  grave  castigo  si  el  hecho  se 
reproducía,  porque  no  podía  autorizar  Portugal  que  su  autori- 
dad se  menospreciase. 

Lejos  de  agradecer  la  conducta  del  representante  de  Portu- 
gal, el  cónsul  inglés  Johnstone  tomó  una  actitud  insultante, 
declarando  que  todo  el  país  de  los  makololos  se  hallaba  bajo 
el  protectorado  británico,  y  que  la  intervención  de  Portugal 
era  tan  inoportuna  como  injustificada.  Debe  recordarse  que 
este  mismo  cónsul  se  había  visto  precisado ,  para  llegar  á  la 
región  del  Xiré,  á  proveerse  de  un  salvo-conducto  del  go- 
bernador de  Mozambique  y  de  recomendaciones  para  las  auto- 
ridades portuguesas;  pero  tan  buen  servicio  lo  pagaba  luego 
distribuyendo  banderas  inglesas  entre  los  indígenas  é  incitán- 
dolos á  la  resistencia. 

Era  un  modo  especial  de  mirar  la  cuestión ,  porque  si  los 
misioneros  escoceses  se  habían  establecido  en  el  país,  siguiendo 
los  pasos  de  Livingstone  y  trabajando  en  la  conversión  de  los 
indígenas;  y  si  un  poco  después  una  Compañía  particular,  la 
African  Lakes  Company,  hacía  lo  mismo  con  miras  puramente 
comerciales,  no  por  ello  debía  deducirse  que  Inglaterra  tomaba 


LOS   PORTUGUESES   EN   EL   ÁFRICA   AUSTRAL.  51 

•posesión  del  territorio.  Y  en  todo  caso  no  existía  una  notiflca- 
•ción  que  anunciase  á  las  potencias  signatarias  del  tratado  de 
Berlín  su  protectorado  sobre  la  cuenca  del  Xiré. 

Sabido  es  que  hay  mapas  en  los  cuales  se  marcan  como  per- 
tenecientes á  Inglaterra  todo  el  mencionado  valle,  así  como  el 
terreno  que  hay  entre  el  Nasa  y  el  Tangañica,  por  donde  fué 
Trivier  hasta  el  límite  con  el  Estado  del  Gongo;  pero  esto  no 
<^s  un  argumento  serio,  como  nada  probaría  el  que  indicáse- 
mos en  las  cartas,  como  nuestras,  las  islas  normandas. 

También  sabemos  que  al  ganar  Trivier  la  costa  oriental, 
supo  de  boca  del  mismo  Serpa  Pinto  muchos  pormenores  sobre 
los  recientes  acontecimientos  ocurridos  en  las  márgenes  del 
Xiré.  Los  makololos,  á  quienes  azuzaban  los  ingleses,  acome- 
tieron á  las  tropas  portuguesas,  pero  las  encontraron  muy 
bien  armadas  y  á  pesar  de  su  arrojo  tuvieron  que  cejar  ante 
las  ametralladoras.  A  la  cabeza  de  5.000  hombres  y  de  tres 
barcos  que  surcaban  constantemente  el  Xiré  contaba  Serpa 
Pinto  limpiar  todo  el  país  hasta  el  Nasa  de  las  bandas  de  la- 
drones que  lo  infestaban ,  y  que  sin  motivo  le  habían  atacado. 
Después,  cediendo  Portugal  á  la  presión  inglesa,  tuvo  que  re- 
frenar los  ímpetus  de  su  agente. 

Pero  Inglaterra  quería  extender  más  su  poder;  llevaba  tam- 
bién sus  pretensiones  al  O.  sobre  las  orillas  del  Zambeze,  pre- 
tensiones absolutamente  injustificadas  desde  el  punto  de  vista 
histórico,  como  vamos  á  demostrar  en  el  acto. 

Inglaterra  codicia  hace  mucho  tiempo  el  Mashonaland,  in- 
menso territorio  que  se  extiende  desde  el  paralelo  25  de  lati- 
tud S.  hasta  las  márgenes  del  Zambeze,  y  sobre  él  pretenden 
tener  derecho  porque  Livingstone,  sus  cazadores  y  sus  viajeros 
lo  han  recorrido  en  todas  direcciones  (1);  pero  los  portugueses 
no  satisfechos  con  tener  históricos  derechos,  han  tomado  re- 


(1)  Eq  el  Exame  das  tiagems  do  doutor  Livingstone^  por  José  de  Lacerda  (Lisboa, 
1867),  se  encuentran  innumerables  pruebas  de  las  exploraciones  portuguesas  en 
Aquella  región.  De  esta  obra  hubiéramos  podido  hacer  muchas  citas;  más  para  no 
ser  tachados  de  parcialidad,  hemos  preferido  atenernos  á  lo  que  dice  el  inglés 
Bowditch. 


2  BOLETÍN  DE  L\   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

cientemente  posesión  efecliva  del  reino  de  Matabeles,  regióir 
así  llamada  en  el  mapa  de  M.  de  Lannoy  de  Bissy.  Así  el  te- 
niente Cordón  que  salió  de  Zumbo  sobre  el  Zambeze,  cruz6 
el  valle  del  Pañame,  siguió  el  curso  del  Sañati  (afluente  del 
Zambeze)  y  del  Umfuli,  que  nace  en  las  montañas  de  Umti- 
gesa,  recibiendo  la  sumisión  y  homenaje  de  todos  los  jefes  allí 
establecidos,  y  al  mismo  tiempo,  M.  Paiva  d'Andrade ,  recorría 
el  país  celebrando  tratados  con  los  jefes  que  reconocían  la  au- 
toridad de  Portugal. 

Dícese  que  en  aquella  región  han  hallado  estos  exploradores 
ruinas  de  establecimientos  europeos,  testimonio  de  la  antigua 
ocupación  de  los  portugueses,  atraídos  desde  el  siglo  xvi  por  la. 
riqueza  de  las  minas  de  oro  del  Manica,  que  miraban  como  el 
Ophir  de  Salomón,  y  sobre  las  cuales  ha  llamado  la  atención 
el  viajero  alemán  Cari  Mauch  hace  unos  veinte  años.  Esta  cir- 
cunstancia no  debe  sorprendernos  porque  las  estaciones  portu- 
guesas eran  muy  numerosas  y  es  posible  que  no  hayan  des- 
aparecido todavía  sus  ruinas. 

A  partir  de  1489,  Pero  de  Covilham,  procedente  del  mar 
Rojo,  costeó  el  litoral  africano  hasta  Sofala;  en  1498,  Vasco  de 
Gama  había  tocado  en  esta  ciudad  y  en  Mozambique,  de  la 
cual  se  apoderaron  los  portugueses  en  1508,  erigiendo  la  for- 
taleza que  aun  subsiste.  Este  fué  el  primer  paso  para  la  con- 
quista que  se  extendió  con  rapidez  hasta  Quiloa,  Melinde  y 
otros  pueblos  de  la  costa,  puertos  de  refugio  y  de  abasteci- 
miento, sirviendo  de  precioso  recurso  para  el  camino  de  la 
India. 

El  viajero  inglés  T.  E.  Bowditch  (1)  autor  de  una  interesante 
descripción  del  Dahomey,  nos  suministra  acerca  de  las  expe- 
diciones portuguesas  al  África,  un  resumen,  tanto  más  preciosa 
cuanto  que  en  su  mayor  parte  está  sacado  de  documentos  oñ- 
ciales  de  Portugal.  Es  bien  mortificante  para  Inglaterra  que 
sea  un  inglés  el  que  haya  acumulado  las  pruebas  de  la  ocupa- 


(1)  An  account  Cifthe  discoveries  qf  tke  Portuguesa  in  the  interior  of  Angola  and 
Motambique.  London,  por  J.  Booth,  1824.  Acompaña  á  esta  obra  un  mapa  muy  cu- 
rioso, levantado  en  1790  por  el  teniente  coronel  Portado. 


LOS   PORTUGUESES   EN   EL   ÁFRICA   AUSTRAL.  53 

ción  efectiva  de  un  país  que  sus  compatriotas  disputan  con  una 
acritud  tan  grande  á  los  primeros  ocupantes,  de  modo  que  á 
este  autor  recurrimos  muchas  veces  con  la  esperanza  de  que 
no  lo  recusen  los  ingleses. 

En  1570  se  conñó  á  Barreto  la  empresa  de  penetrar  hasta  las 
minas  de  oro  de  Manica,  que  poseía  entonces  el  Quitevo  ó  so- 
berano del  Matapa  ó  Monomotapa,  cuyos  dominios  se  exten- 
dían desde  Sofala  al  Zanjbeze.  Saliendo  de  Sofala^  penetró  Bar- 
reto  en  los  territorios  donde  existe  la  plaga  de  la  mosca  tsetse; 
pero  los  continuos  ataques  de  los  indígenas  en  un  terreno  pan- 
tanoso é  insalubre,  le  obligaron  á  retroceder,  no  sin  que  antes 
dejase  de  concluir  un  tratado  con  el  QuitevOf  consiguiendo  el 
libre  paso  de  los  portugueses  por  aquel  Estado  mediante  una 
contribución  anual  de  200  piezas  de  tela. 

En  otra  expedición  fundó  también  Barreto  el  pueblo  de  Sena, 
cruzó  las  selvas  de  Lupata  que  cubren  la  alta  sierra  llamada 
Espina  del  mundo,  penetró  hasta  Ghicova  donde  esperaba  en- 
contrar una  mina  de  plata,  y  de  regreso  fundó  la  estación 
de  Tete. 

a  En  aquella  época,  dice  Livingstone,  avanzaron  mas  que 
Barreto  los  misioneros  de  la  iglesia  romana,  pues  ya,  según 
refiere  Bórdalo  en  sus' Ensayos  históricos^  el  P.  Goncalode  Sil- 
veira  habia  sufrido  el  martirio  en  Monomotapa». 

Los  portugueses  habían  fundado  en  el  interior  del  país  mu* 
<;hos  centros  comerciales,  feiras  6  mercados  donde  se  cambia- 
ban los  géneros  indígenas,  como  el  marfil  y  el  oro  en  polvo, 
por  mercaderías  europeas.  Así  es  que,  á  pesar  de  la  pereza  in- 
génita en  los  negros,  solo  el  lavado,  y  sin  trabajaren  las  minas, 
daban  á  Portugal  100.000  cruzados  de  oro;  los  tejidos  de  Su- 
rate,  las  sederías  y  el  hierro  eran  los  artículos  que  se  trocaban 
por  el  oro,  el  marfil  y  el  cobre. 

Acompaña  á  este  artículo  un  mapa  manuscrito  que  nos  pa- 
rece datar  de  los  veinte  últimos  años  del  siglo  xvii,  si  se  atiende 
á  la  escritura,  á  la  ortografía  y  á  la  clase  del  papel.  Este  tra- 
bajo inédito  forma  parte  de  una  colección  de  mapas  grabados 
ó  manuscritos  que  poseía  el  abate  Miguel  Antonio  Baudrand, 
geógrafo  francés  que  murió  en  1700:  en  todo  el  volumen  donde 


54  BOLETÍN   DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

se  halla  el  documento  reproducido,  no  se  encuentra  ninguna 
posterior  á  la  mencionada  fecha.  A  la  muerte  de  Baudrand,  vina 
á  parar  esta  colección  á  la  abadía  de  Saint-Germain  des  Prés; 
al  terminar  la  revolución  perteneció  á  la  Biblioteca  del  Tribu- 
nal ,7,  por  último,  á  la  Nacional,  donde  consta  en  la  sección 
de  Geografía  con  el  nüm.  388. 

Este  diseño  del  Monomolapa  mide  0,54  X  0,35  m.,  habién- 
dolo reproducido  próximamente  á  un  cuarto  de  su  escala. 
Creemos  que  ofrece  gran  interés  porque  demuestra  la  verdad 
de  los  documentos  que  usó  Bowditch,  y  prueba  la  antigüedad 
de  la  ocupación  portuguesa.  En  el  mapa  se  ve  trazado  el  Zam* 
beze  de  un  modo  bastante  exacto;  en  el  sitio  correspondiente  á 
los  saltos  y  raudales  de  Kebrabasa  y  á  la  catarata  de  Morum- 
bua  tiene  inscripciones  con  las  cuales  manifiesta  que  el  río,, 
navegable  por  espacio  de  200  leguas,  deja  de  serlo  repentina- 
mente y  vuelve  más  abajo  á  permitir  la  navegación.  Allí  marca 
un  fuerte  de  San  Estevaó,  que  nos  ha  sido  imposible  identifi- 
car; un  fuerte  de  Chicova,  cuyas  murallas  almenadas  nos  dan 
indicio  de  una  fortificación  bastante  formal,  y  algunos  merca- 
dos como  Mnzapa  y  Manzovo,  llamados  feiras.  En  muchos  pa- 
rajes hay  otras  leyendas  que  señalan  la  existencia  de  minas  de 
oro,  como  Térras  de  moca  Ouro,  minas  de  Ouro,  y  aun  se  de- 
clara en  cierto  paraje  á  la  izquierda  del  Zambeze  la  existencia  de 
oro  fino.  Por  liltimo,  se  ve  en  el  mapa  trazado  el  curso  del  Xiré, 
próximamente  en  su  verdadera  dirección,  en  un  país  fértil  y 
poblado,  pero  no  tiene  indicación  alguna  sobre  los  lagos  Nasa 
y  Tangañica,  que  hallamos  en  otros  documentos  contemporá- 
neos ó  algo  más  modernos. 

Si  examinamos  las  cartas  de  Merca tor,  de  Bertius,  de  Hondius^ 
de  Meursius,de  Sansón  y  de  Duval,  veremos  en  ellas  un  curse 
del  Guama  ó  Zambeze  enteramente  fantástico;  es  preciso  llegar 
al  famoso  globo  de  Goronelli  para  encontrar  el  Zambeze  tra- 
zado como  en  el  mapa  que  reproducimos.  Es,  pues,  evidente 
que  este  autor  veneciano  pudo  consultar  los  documentos  por- 
tugueses hoy  perdidos,  mapas  ó  relaciones  de  viajes  que  arro- 
jarían una  luz  preciosa  sobre  las  exploraciones  de  los  portu- 
gueses y  las  relaciones  que  mantenían  con  las  belicosas  gente» 


LOS   PORTUGUESES   EN   EL   ÁFRICA   AUSTRAL.  56 

de  la  cuenca  del  Xiré.  En  aquel  enorme  globo,  del  cual  ha 
publicado  Deuwez  una  reducción  en  1688,  no  está  el  nombre 
del  Xiré;  en  cambio  hallamos  las  siguientes  inscripciones: 
Citta  e  Fortalezza  de  Tete  de  Portog.^  Empango,  Fortezza  de 
S.  EstevaOy  a  navegagao  lago^  fortezza  de  Chicova^  y,  en  fin, 
Minere  d'  argento  ch'  il  re  di  Monom.  promiae  al  Re  di  Spagna 
nel  i604;  ya  trataremos  más  adelante  de  esta  mina  de  plata. 

En  una  carta  de  África,  del  año  1689,  coloca  el  mismo  Goro- 
nelli  en  la  margen  izquierda  del  Xiré  una  fortaleza  de  San 
Martial,  reproducida  por  de  Fer  en  su  mapa  africano  de  1698; 
y  nos  hace  conocer  en  el  interior  del  Mashonaland  una  locali- 
dad que  llama  Figueiral. 

Tomaremos  aún  del  mapa  del  Gongo  y  del^aís  délos  Gafres, 
publicado  por  Delisle  en  1708,  la  nomenclatura  siguiente  colo- 
cada sobre  la  derecha  del  Zambeze,  cuyo  curso  traza  como  el 
que  reproducimos:  la  Victoire^  couvent  des  Dominicains^  Sena 
en  la  confluencia  del  Xiré,  Mont  Jura^  mines  d'or,  Teté  ó  San- 
tiago^ Chicova;  sobre  la  orilla  izquierda:  Cafres  alliés  du  rol 
de  Portugal^  Chiré,  M.  tres  fertile  et  tres  peuplée,  enfrente  de 
Tete:  Cafres  alliés  du  roi  de  Portugal^  Cataractes,  Zambese 
empondo  ó  Couama^  mines  d'or  en  varios  parajes,  y  por  último: 
On  ne  sait  pas  oü  la  riviére  do  Couama  prend  sa  source. 

Ya  se  sabe  que  Delisle  era  un  geógrafo  serio  y  que  disponía 
de  buenos  datos,  en  sus  propias  fuentes  tomados.  Por  último, 
D'AnvilIe,  asimismo,  en  su  «Ethiopie  occidentale»  publicado 
en  Enero  de  1732,  traza  como  sus  predecesores  el  curso  del  río 
y  enriquece  su  mapa  con  las  leyendas  siguientes:  Sena  aux 
Portugais^  Chiri  montagne  fertile  eipeuplée^  Teté  aux  Portu^ 
gais,  EmpongOy  Saut,  Les  Rochers  interrompent  id  la  naviga- 
tion  du  Zambese  dans  une  espace  d'environ  vingt  lieues ,  Chi^ 
aova,  royaume  de  Chicova  ou  Von  tient  qu'il  y  a  des  mines 
d'argent,  l'origine  du  fleuve  n'a  point  encoré  été  découverte;  y 
por  fin,  sobre  el  curso  del  Manzovo  ó  Gabreze,  más  arriba  de 
Manica,  coloca  Massapa  aux  Portugais. 

De  este  conjunto  de  noticias,  sacadas  de  geógrafos  de  diver- 
sas nacionalidades,  resulta  que,  desde  fines  del  siglo  zvii  hasta 
mediados  del  xviii,  conocían  los  portugueses  el  Zambeze  lo 


se  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

menos  hasta  Zumbo;  que  tenían  muchos  establecimientos  for- 
tificados, así  como  mercados  en  el  interior  del  país  en  todo  el 
Mashonaland;  y  que,  por  tanto,  es  enteramente  inexacto  lo 
que  asegura  Larousse,  cuando  dice:  «Aun  en  el  tiempo  de  su 
apogeo  solo  tuvieron  los  portugueses  imperfecto  conocimiento 
del  interior  de  África  y  no  ocupaban  más  que  el  litoral:  las 
pocas  noticias  que  se  alcanzaban  de  aquellos  países  eran  muy 
vagas,  confusas  é  inciertas,  con  arreglo  á  los  informes  de  los 
indígenas  ó  de  los  misioneros.» 

Completemos  ahora  los  datos  que  nos  suministran  los  ma- 
pas con  algunos  detalles  tomados  de  Bowditch.  Zumbo,  dice, 
donde  tienen  una  factoría  los  portugueses,  se  halla  sobre  la 
Guama  á  un  mes  de  marcha  de  Tete.  Los  quince  primeros 
días  tienen  los  viajeros  que  ir  por  tierra  hasta  llegar  á  Chico- 
va,  á  fin  de  evitar  la  catarata  de  Sacumbé  que  impide  la  nave- 
gación; pero  más  arriba  queda  libre. 

Zumbo,  aunque  no  tiene  forzaleza,  ni  terrenos  cultivados, 
sino  que  está  rodeada  de  bosques,  es  un  punto  muy  impor- 
tante por  su  mercado  que,  no  solo  recibe  el  oro  de  las  ricas 
minas  de  Abutua,  á  20  leguas  al  O.,  sino  también  de  las  de 
Pemba  y  de  Murusura,  así  como  gran  cantidad  de  marfil  que 
viene  del  río  Orange,  cuernos  de  rinoceronte,  etc.  Los  mulatos 
portugueses  que  allí  residen,  faltos  de  principios  morales,  se 
ven  estimulados  á  seguir  una  vida  criminal  por  los  misioneros 
que  se  aprovechan  de  sus  rapiñas. 

Esta  es  una  calumnia  fácil  de  comprender  y  que  no  hay 
para  qué  creerla. 

Al  volver  de  Angola  vio  Livingstone  las  ruinas  de  Zumbo; 
colocado  ^quel  pueblo  en  la  confluencia  del  Loangua  y  sobre 
ambas  orillas  de  este  río,  tenía  una  situación  admirable,  reci- 
biendo el  oro  y  el  marfil  de  Manica,  los  productos  del  N.  por 
el  Loangua  y  del  O.  por  el  Zambeze. 

El  Qaitevo  ó  soberano  del  Matapa,  continúa  Bowditch,  había 
cedido  más  de  la  mitad  de  sus  Estados  á  D.  Sebastián,  rey  de 
Portugal,  en  recompensa  del  auxilio  que  le  prestara;  pero  en 
1759  estalló  una  guerra  civil,  dividiéndose  aquel  imperio  en 
pequeños  principados  á  consecuencia  de  continuas  luchas  que 


LOS   PORTUGUESES   EN   EL   ÁFRICA   AUSTRAL.  57 

hicieron  muy  precarias  las  relaciones  de  los  portugueses, 
cuyas  caravanas  corrían  continuo  riesgo  de  verse  robadas. 
Aprovechó  estas  circunstancias  Changamera,  jefe  maravi,  para 
tomar  el  titulo  de  Quitevo;  mas  no  por  oso  ganaron  nada  la 
seguridad  y  el  desarrollo  del  comercio. 

No  puede  dudarse,  añade  el  mismo  autor ,  de  la  existencia 
de  las  minas  de  plata  de  Chicova  (que  Livingstone  declara 
fabulosas),  puesto  que  son  pruebas  convincentes  las  pesadas  y 
macizas  lámparas  de  este  metal  que  hay  en  aquel  estableci- 
miento. 

Diego  de  Gonti  hizo  una  serie  de  experiencias  en  Mozambi- 
que, por  los  años  de  1560  á  1570,  con  los  lingotes  de  plata  que 
Vasco  F.  Homem  llevó  de  Chicova,  hallando  que  contenían  lo 
menos  dos  terceras  partes  de  plata  pura. 

Por  último,  resulta  de  una  memoria  redactada  por  d'Anville, 
según  los  datos  que  le  proporcionó  M.  da  Cunha,  embajador 
en  la  corte  de  Francia,  y  con  los  cuales  pudo  formar  un  mapa 
de  aquella  parte  de  África  (1),  que  los  portugueses  tenían  mer- 
cados en  el  Manica,  Luanza  y  Bocuto.  A  50  leguas  de  Tete  se 
encontraba  la  población  de  Massapa,  también  uno  de  sus  prin- 
cipales mercados,  y  en  ella  residía  un  oQcial  portugués  con  el 
titulo  de  capitán  de  puerto.  También  deben  citarse  las  ferias 
de  Logoe  y  de  Dambarari,  que  un  Changamera  destruyó  en 
1693:  el  último  pueblo  citado  debió  ser  importante  á  juzgar 
por  las  ruinas  de  sus  murallas  bien  cimentadas:  aún  existía 
el  campanario  y  la  campana  en  el  siglo  xviii,  aunque  estaba 
derruido  el  edificio  cuando  la  toma  de  la  población,  desde 
entonces  abandonada.  Enfrente  de  Tete  vive  la  nación  de  los 
Zimbas  ó  Mazimbas;  y  el  imperio  de  los  Bororos,  compuesto 
de  pequeños  principados,  entre  ellos  el  de  Mará  vi,  del  nombre 
de  una  población  situada  á  más  de  60  leguas  de  Tete. 

Como  á  media  legua  de  esta  población  hay  un  lago  que  se 
extiende  al  NNE.;  tiene  de  4  á  5  leguas  de  ancho  y  más  en 
algunos  parajes,  cuya  longitud  excede  ¿su  anchura,  porque 


(1)    Bowditch  es  quien  ha  hecho  el  resumen  de  esta  memoria. 


58  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

se  sabe  que  se  remonta  hasta  la  latitud  de  Monbaca^  habiendo 
motivos  para  creer  que  llega  aun  más  arriba. 

Con  razón,  pues,  marcaron  Delisle  y  Anville  en  sus  mapas 
un  lago  Maravi,  que  no  es  otro  que  el  Tangañica,  hallado, 
pero  no  descubierto,  por  los  viajeros  modernos. 

Las  noticias  que  los  portugueses  recogían  no  se  relacionaban 
solo  con  el  Mashonaland;  existe  el  recuerdo  de  una  expedición 
comercial  que  en  1785  dirigió  Gregorio  Méndez  para  hacer  des- 
cubrimientos en  Angola  y  Rengúela.  Este  viajero  avanzó  bas- 
tante lejos  al  interior  trayendo  noticias  muy  detalladas  sobre 
las  cuales  no  hay  necesidad  de  extenderse. 

En  1807,  Da  Costa,  mercader  establecido  en  Cassange,  envió, 
con  autorización  del  gobernador  conde  de  Saldanha,  álos  mu- 
latos portugueses  Pedro  Juan  Bautista  y  Amaro  José,  con 
guías  é  intérpretes  indígenas  hasta  Moolooa,  capital  del  Muata 
Yanvo,  el  cual  mandó  á  su  vez  una  embajada  á  Saldanha. 
A  esta  expedición  aludía  Livingstoneal  decir  c  Hacia  1809,  dos 
esclavos  negros,  Pedro  Bautista  y  Andrés  José,  fueron  desde 
Cassange  (á  300  millas  de  la  costa  occidental)  hasta  Tete,  que  se 
halla  á  la  misma  distancia  del  mar  Indico.  Una  señora  que 
todavía  vive  en  Tete,  Doña  Eugenia,  se  acuerda  perfectamente 
de  aquellos  esclavos,  con  su  cabellera  lanuda  peinada  según  la 
moda  de  Loanda;  recuerda  su  permanencia  en  el  pueblo  hasta 
la  llegada  del  gobernador  general,  y  de  los  despachos  que  tra- 
jeron á  Cassange.  Por  este  motivo  pretenden  los  portugueses 
que  han  poseído  un  camino  que  cruza  el  África  de  Oriente  á 
Occidente;  no  tienen  otro  hecho  en  apoyo  de  su  pretensión»  (1). 

En  1796  habían  penetrado  los  portugueses  en  el  interior  del 
continente  y  asi  lo  confiesa  el  mismo  Livingstone.  «Manoel 
Goncalo  Pereira,  natural  de  Goa,  que  había  hecho  siempre  el 
comercio  del  oro  en  aquella  parte  de  África  y  que  por  su  vio- 
lento carácter  había  merecido  el  nombre  de  Terror  (Livings- 
tone dice  que  le  llamaban  Moendo  Mondo  ó  Pata  del  mundo  ó 
viajero  que  recorre  la  tierra)  habiendo  sabido  el  regreso  de  500 


(I)    Véase,  á  propósito  de  esUapombeiros^  á  J.  de  Lacerda,  obra  antes  citada. 


LOS   PORTUGUESES   EN   EL   ÁFRICA   AUSTRAL.  5» 

mercaderes  Movizas,  envió  á  su  hijo  á  ftn  de  que  averiguase 
de  dónde  sacaban  el  oro  que  traían.  Partió  el  joven  Pereira  en 
Mayo  de  1796  de  Maringa,  tres  jornadas  al  N.  de  Tele:  cruzó  el 
país  de  los  Maravis,  viendo  un  río  de  precipitada  corriente,  el 
Aruangoa  (Luanga),  que  según  informes  de  los  indígenas^ 
vierte  en  el  Zambeze  no  lejos  de  Zumbo. 

Á  pesar  de  la  tama  de  ladrones  que  tenían  los  Maravis,  no 
sufrió  contratiempo  alguno;  dejó  algunos  esclavos  para  hacer 
las  contrataciones  (1)  en  aquel  valle^  penetró  en  el  territorio 
de  los  movizas,  y  al  cabo  de  once  días  dio  en  otro  río  que  los 
habitantes  llamaban  Zambeze,  y  que  estaban  convencidos  que 
no  era  el  mismo  que  el  de  Tete,  porque  este  nuevo  del  mismo 
nombre  corre  en  otra  dirección  y  vierte  en  otro  río. 

Observen  á  este  propósito,  que  Livingstone  ha  encontrado, 
pero  no  descubierto  como  creía,  este  río  Ghambeze  que  es  un 
afluente  del  lago  Bangueolo.  Esto  prueba  hasta  la  evidencíala 
verdad  de  la  expedición  de  Pereira  y  le  da  la  gloria  de  haber 
descubierto  uno  de  los  orígenes  del  Congo;  es  un  hecho  de  ca- 
pital importancia,  sobre  el  cual  no  se  había  llamado  hasta 
ahora  la  atención  y  que  aumenta  considerablemente  los  des- 
cubrimientos que  en  el  África  austral  han  hecho  los  portugue- 
ses. Bowditch,  de  quien  tomamos  las  noticias  que  anteceden, 
las  publicó  en  1824,  pero,  desde  aquella  época  ¿quién  ha  me- 
ditado en  Francia  sobre  los  viajes  de  Livingstone?  ¿Cuáles 
eran  nuevos  descubrimientos  y  cuáles  eran  hallazgos  de  lo  ya 
descubierto? 

Pereira  y  los  suyos  entraron  en  el  territorio  de  Cazembe  al 
otro  lado  del  Zambeze;  para  llegar  á  la  capital  tuvieron  que 
hacer  diez  y  nueve  jornadas  á  través  de  un  país  desierto,  solo 
habitado  por  animales  montaraces  y  emplearon  un  día  entero 


(1)  Después  de  once  dias  durante  los  cuales  anduvo  á  razón  de  cinco  ó  seis  horas 
diarias  di6  en  otro  rio  que  los  Movizas  llaman  Zambese,  pero  que  se  convenció 
no  era  el  río  de  este  nombre  que  pasa  por  Tete,  porque  el  nuevo  Zambese  corre 
en  otra  dirección  yendo  á  confluir  en  otro  rio  del  cual  se  dará  noticia  después, 
Bowditch,  páginas  87-88.  También  J.  de  Lacerda  cita  este  pasaje  en  el  Emame  dos 
viagem  do  doutor  Livingstone^  pág.  42.  Pero  este  autor  que  escribia  en  1867  no  podía 
alcanzar  la  importancia  del  descubrimiento  de  Pereira. 


60  boletín  de  la  sociedad  geográfica. 

en  cruzar  un  lago  de  poco  fondo  que  pasaron  con  agua  á  la 
cintura,  y  que  desaguaba  por  un  ancho  río  llamado  Murusura, 
á  cuyas  márgenes  estaba  situada  la  capital  del  Gazembe  (t). 
«Acompañaban  á  Pereira,  dice  Liviugstone,  un  sacerdote  y  al- 
gunos hombres  armados;  á  su  llegada  mandó  hacer  disparos; 
Gazembe  preguntó  el  motivo  de  aquella  demostración:  mis  fu- 
siles, respondió,  piden  esclavos  y  marfil,  lo  que  le  fué  dado 
inmediatamente.»  Bowditch  da  muchos  pormenores  acerca  de 
la  recepción  hecha  al  viajero,  las  costumbres  de  los  habitantes, 
detalles  de  las  tropas,  de  la  capital,  etc.  El  soberano  negro  no 
dejó  salir  de  sus  Estados  á  Pereira  sin  la  promesa  de  que  vol- 
vería. Durante  el  viaje  de  regreso,  los  portugueses  sufrieron 
mucho  por  la  falta  de  víveres,  y  habiendo  equivocado  el  camino 
no  tuvieron  que  cruzar  el  lago  que  á  la  ida  pasaron. 

Este  mismo  Pereira  es  el  que  dos  años  más  tarde  sirvió  de 
guía  al  coronel  de  ingenieros  Francisco  José  de  Lacerda  Al- 
méida,  gobernador  de  Tete.  Hombre  de  ciencia  y  antiguo  pro- 
fesor de  una  escuela  militar,  había  recibido  del  Gobierno  la 
comisión  de  fijar  los  límites  entre  las  posesiones  españolas  y 
portuguesas  de  América;  había  cruzado  en  todos  sentidos  el 
Matto  Grosso,  y  descrito  el  primero  el  río  Guarape,  elegido 
como  frontera. 

En  Mayo  de  1798  salió  de  Tote  á  la  cabeza  de  6  oficiales  y 
70  soldados,  gente  poco  numerosa  para  el  género  de  expedición 
que  proyectaba;  pero  el  gobernador  de  Mozambique,  del  cual 
se  quejaba  amargamente,  no  había  querido  darle  maycír  soco- 
rro; sin  embargo  consiguió  ganar  á  Lunga,  capital  del  país  de 
los  Gazembes  y  población  situada  á  más  de  1.400  km.  de  la 
costa.  Perfectamente  acogido  por  el  soberano,  no  contaba  La- 
cerda  permanecer  allí  mucho  tiempo  á  causa  del  deseo  de  com- 
pletar los  descubrimientos  hechos  dos  años  antes  por  su  com- 
pañero Pereira;  pero  al  cabo  de  algunas  semanas  de  viajo  cayó 
enfermo  y  murió  á  orillas  del  Ghougu  por  los  9^  32'  de  latitud 


(1)  Esta  68  la  traducción  casi  textual  del  informe  que  el  Dr.  Lacerda  remitió  al 
ministro  D.  Rodrigo  de  Souza  Continho.  Ánnaes  maritimos  eeoloniaes,  cuarta  serie, 
pág.290. 


LOS  PORTUGUESES  EN  EL  ÁFRICA  AUSTRAL.  61 

meridional  y  no  por  8**  43'  como  Arrowsraith  situó  en  su 
mapa  (1). 

Quizás  á  causa  de  los  acontecimientos  que  á  principios  de 
siglo  conmovieron  á  Europa  y  al  mismo  Portugal,  fuera  de 
los  viajes  de  los  pombeiros  desde  1807  á  1811,  antes  referidos» 
impidieron  á  esta  potencia  continuar  sus  exploraciones  y  las 
tentativas  de  colonización.  Si  hubo  algunas  se  ha  perdido  el 
recuerdo  y  hemos  de  llegar  al  año  31  para  asistir  á  otra  explo- 
ración dirigida  por  jefes  ilustrados.  En  1.*  de  Junio  el  mayor 
Monteiro  y  el  capitán  Gamitto  salieron  de  Tete  en  dirección  á 
los  Estados  del  Gazembe. 

Livingstone  lo  refiere  así:  cCuando  Monteiro  hizo  esta  visita 
la  población  se  encontraba  situada  en  el  mismo  punto  que  hoy. 
Monteiro  permaneció  en  ella,  pero  alguno  de  sus  compañeros 
alcanzaron  á  Luapula  que  dista  de  allí  unas  seis  millas.  En  sus 
relaciones  se  queja  Monteiro  de  que  Gazembe  le  robó.  He  pre- 
guntado al  funcionario  actual  el  motivo  de  este  robo  y  nada 
sabía  porque  no  estaba  presente  cuando  ocurrió,  pero  Ben-Seli 
me  dijo  que  no  era  cierto  lo  que  decía  Monteiro,  sino  que  ven- 
dió sus  géneros  para  procurarse  víveres  en  vez  de  emplearlos 
en  comprar  oro  y  marfil,  inventando  aquel  simulado  despojo 
para  acallar  á  sus  acreedores». 

Monteiro  llevaba  una  gran  escolta:  Kapika,  un  viejo  que  aún 
vivía,  fué  uno  de  los  jefes  de  aquellas  bandas,  y  cuenta  que 
acompañó  á  Monteiro  en  su  viaje  á  Tete,  Sena  y  Quilimane. 
Esta  guardia  de  honor  parece  confirmar  el  dicho  de  Moham- 
med,  pues  si  Gazembe  hubiese  robado  al  mayor,  ni  le  hubiese 
dado  escolta  ni  aquel  la  hubiera  aceptado. 

Las  exploraciones  modernas  de  los  portugueses  en  estas  re- 
giones son  muy  conocidas  para  referirlas,  pues  bien  notorios 
son  los  ilustres  nombres  de  Gapello,  Ivens  y  Serpa  Pinto. 
Pero  sí  diremos,  para  terminar  este  ligero  estudio  de  Geo- 
grafía histórica  y  de  cartografía  que  á  nuestro  entender  no 


(l)    Livingstone,  páginas  317  y  318.  Puede  leerse  también  lo  que  J.  de  Lacerda 
dice  de  esta  exploración  y  de  los  asertos  de  Livingstone. 


e2  BOLETÍN  DE   LA:  SOCIEDAD   GBOGRÍFIGA. 

existe,  ni  aun  en  Portugal,  un  mapa  más  antiguo  y  detallado 
del  África  austral  que  el  reproducido  eguí.  Este  documento 
viene  á  confirmar  lo  que  la  tradición,  por  muy  pobre  que  sea, 
nos  enseña  acerca  de  los  establecimientos  que  la  nación  portu- 
guesa ha  tenido  en  el  Mashonaland  y  hasta  el  Zambeze.  Tam- 
bién hemos  querido  recordar  las  expediciones  de  los  portugue- 
ses en  las  cercanías  de  los  lagos  Bangueolo  y  Bemba,  el  des- 
cubrimiento del  Ghambeze  ó  Zambese  por  Pereira,  y  la  per- 
manencia de  este  viajero,  de  Lacerda  y  de  Monteiro  en  las 
regiones  que  hoy  pretenden  tomar  los  ingleses  sin  otro  dere- 
cho que  el  de  la  fuerza.  Si  alguien  hay  interesado  en  la  cues- 
tión es  sin  duda  el  indígena,  pero  en  él,  precisamente,  será  en 
quien  menos  se  piense. 

Pongamos,  en  fin,  de  relieve  la  política  colonial  de  Inglate- 
rra. En  las  regiones  del  Nasa,  del  Tangañica  y  del  Victoria, 
como  en  las  demás  partes  del  mundo,  los  misioneros  abren 
camino  á  los  comerciantes,  y  cuando  estos  han  conseguido 
arraigarse  en  el  país,  se  les  otorga  una  carta  Real  y  queda 
hecha  la  anexión.  Esta  amalgama  híbrida  de  la  religión  y  del 
comercio  es  privativa  de  Inglaterra;  si  es  un  bien  considerado 
moralmente,  es  un  mal  desde  el  punto  de  vista  práctico. 

Deseamos  que,  pensando  algo  menos  en  ideas  ambiciosas, 
por  el  adagio  de  cel  que  mucho  abarca  poco  aprieta»  esconda 
sus  uñas  el  leopardo  inglés.  Si  Portugal  no  puede  resistir,  tiene 
derechos  que  exponer  ante  el  tribunal  que  pide,  que  es  el  de 
la  opinión  pública,  solamente  recusado  por  los  que  acuden  á 
la  fuerza.  Las  simpatías  de  Europa  entera  son  para  aquella 
pequeña  pero  valiente  nación  tan  injustamente  herida. 


EL  VIAJERO  POLACO  ROGOZINSKI 


EN    FERNANDO    PÓO- 


En  Diciembre  de  1883  el  subteniente  de  la  Marina  imperial 
rusa,  Esteban  P.  Rogozinski,  organizó  una  expedición  cientí- 
fica con  el  propósito  de  explorar  el  interior  de  los  países  que 
lindan  con  el  golfo  de  Biafra,  especialmente  el  macizo  de  Ca- 
marones y  los  territorios  de  Bekundu.  De  esta  expedición  se 
dio  noticia  en  las  Memorias  sobre  progresos  de  la  Geografía, 
correspondientes  á  1884.  El  Sr.  Rogozinski  compró  la  isla  de 
Mandóle,  delante  del  río  Mungo,  que  corre  al  B.  de  aquellos 
montes,  y  después  de  hacer  una  excursión  preliminar,  subió 
en  busca  de  los  lagos  por  el  río,  penetrando  en  el  interior  hasta 
Bukundu  y  reconociendo  el  lago  Balombi-Ombu,  que  da  origen 
al  río  del  Rey.  También  efectuó  la  ascensión  al  Muxma-Lobo, 
pico  principal  de  las  montañas  de  Camarones.  Esta  ascensión 
le  inspiró  el  deseo  áé  subir  al  pico  de  Santa  Isabel  en  la  isla 
de  Fernando  Póo,  con  objeto  de  comparar  ambas  cumbres,  que 
parecen  de  formación  idéntica,  y  en  Enero  último,  en  compa- 
ñía de  su  esposa,  pudo  realizar  tal  propósito  y  alcanzó  la  cima 
de  la  montaña. 

Juzgando  el  Sr.  Rogozinski  que  su  última  expedición  puede 
interesar  á  la  metrópoli  de  la  hermosa  isla  española,  ha  diri- 
gido á  nuestras  autoridades  el  siguiente  relato  de  aquella,  que 
reproducimos  sin  corrección  ninguna  de  estilo,  tal  como  lo  es- 
cribió el  viajero,  á  juzgar  por  la  copia  que  el  Ministerio  de  Ul- 
tramar ha  remitido  á  la  Sociedad  Geográfica: 


64  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRXFIGA. 

«Nuestra  caravana  se  componía  de  14  crumanes  que  rema- 
ban nuestras  dos  chalupas  el  8  de  Enero  desde  Santa  Isabel 
hacía  un  punto  llamado  Bassuala,  donde  creíamos  encontrar 
una  acogida  favorable  entre  el  pueblo  hubi  para  obtener  uno  ó 
dos  indígenas  que  nos  guiasen  entre  la  maleza,  hacia  el  pico. 
Un  bubi  civilizado,  Balakadi^  que  usaba  el  nombre  inglés  de 
George  Scolt,  se  comprometió  á  encontrarnos  lo  que  buscába- 
mos en  Bassuala, 

9  Con  gran  sorpresa  nuestra,  los  bubis  no  quisieron,  bajo 
ningún  concepto,  entrar  en  relación  con  los  blancos,  pretex- 
tando que  les  llevaba  la  desgracia  el  guiar  á  los  blancos  hacia 
el  pico  de  la  montaña,  y  el  jefe  principal  del  lugar,  Buelorif 
volvió  para  devolverme  una  camisa  blanca  que  yo  le  había  en- 
viado como  presente  de  amistad. 

^Hubimos,  pues,  de  abandonar  á  Bassuala  y  nos  volvimos  á 
Bao  (situado  cerca  del  islote  de  Bellohpó,  en  la  misma  costa 
oriental  de  la  isla),  para  procurar  nuestra  suerte  en  este  lugar. 

»Los  bubis  de  Bao  se  mostraron  muy  hospitalarios,  y  des- 
pués de  algunas  palabras  con  Mea,  jefe  del  lugar,  nos  encami- 
namos hacia  la  montaña.  El  mencionado  George  Scott,  como 
intérprete,  y  Jeodo,  un  bubi  de  Mea,  acompañado  de  sus  dos 
mujeres,  durante  medio  camino,  guiaron  nuestra  caravana. 

» Desde  la  primera  jornada  se  nota  una  diferencia  patente 
entre  la  subida  al  pico  de  Camarones  y  al  de  Fernando  Póo. 

^La  montaña  de  Camarones  tiene,  quizás,  los  lugares  más 
difíciles  para  subir,  especialmente  en  sus  regiones  más  eleva- 
das, pero  fatiga  menos  al  viajero  permitiéndole  descansar  sobre 
los  terraplenes  y  suaves  pendientes  que  conducen  hacia  su 
cúspide.  Este  pico  de  Fernando  Póo,  presenta,  por  el  contrario, 
una  escarpadura  continuada  casi  hasta  la  boca  del  cráter,  que 
se  levanta  sobre  una  especie  de  meseta,  único  lugar  en  que  se 
puede  obtener  una  posición  horizontal. 

^Hacia  las  4^  de  la  tarde  del  12  de  Enero,  á  falta  de  mejor 
campamento,  hubimos  de  colocar  nuestra  tienda  de  campaña 
sobre  un  declive  del  terreno  tal,  que  era  casi  imposible  asen- 
tarla del  todo. 

i»Sin  embargo,  el  paraje  era  muy  interesante  respecto  á  la 


EL   VIAJERO   POLACO   ROGOZINSKI   EN   FERNANDO   POO.        65 

flora.  Estábamos  rodeados  de  heléchos  que  alcanzaban  aquí  una 
altura  de  26  ó  30  pies,  arborescentes,  que  empiezan  en  la  isla 
de  Fernando  Póo  bastante  más  bajos  que  en  los  montes  Cama- 
rones, y  por  su  gran  abundancia  dan  al  bosque  un  acento  su- 
mamente pintoresco,  pero  que  lo  hacen  á  la  vez  de  difícil  acceso 
á  causa  de  las  agudas  espinas  de  aquellas  plantas.  Un  gran 
número  de  orquídeas  cubrían  sus  troncos  huecos  y  los  de  los 
gigantes  árboles  que  nos  rodeaban;  pero  lo  que  hacía  á  esta 
zona  de  la  montaña  de  Fernando  Póo  por  demás  interesante, 
era  la  vista  vivamente  saludable  de  las  enredaderas  de  caucho 
que  parecían  empezar,  en  Fernando  Póo,  en  regiones  más  ele- 
vadas que  las  alturas  de  Camarones.  Creo  poder  asegurar  con 
toda  firmeza  que  no  tardaría  en  explotarse  aquí  el  caucho  con 
la  misma  facilidad  con  que  se  hace  ahoraen  Camarones,  donde 
presenta  desde  1884  más  grande  riqueza. 

dEI  barómetro,  suspendido  al  aire  libre,  marcaba  en  este  día 
27. G2  con  una  temperatura  de  17*,50  Reaumur  sin  brisa  alguna 
perceptible. 

aAI  otro  día  por  la  mañana,  los  mismos  instrumentos  da- 
ban aquí: 

á  las  e»»  30"  de  la  mañana B.  27.58;  T.  14.16 

>  7  >  B.  27.58;  T.  15.20 

>  7    30  >  B.  27.58;  T.  15.60 

*  S  >  B.  27.58:  T.  16.70 

»  Hacia  las  8^'  30™  del  13  de  Enero  continuamos  nuestro  ca- 
mino, que  siempre  fué  igualmente  difícil  y  escabroso. 

»A  nuestra  derecha  corría  en  un  abismo  muy  profundo  un 
torrente  de  agua  clara  y  pura  que  formaba  el  curso  superior 
<ie  un  río  que  tiene  su  embocadura  cerca  de  Bao  y  que  los  bu- 
bis  llaman  Kote,  según  nuestro  guía. 

»E1  aspecto  de  sus  profundas  orillas  proporciona  un  espec- 
táculo extrañamente  salvaje,  cuando  el  torrente  cae  de  roca  en 
roca,  llenando  el  bosque  virgen  con  el  ruido  de  sus  cascadas. 

•  Hacia  las  10**  IS'"  de  la  mañana  llegamos  á  una  roca  un 
poco  aplastada  que  dejaba  ver  el  mar,  y  yo  pude  formar  un 

5 


05  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

ángulo  tomando  como  uno  de  los  lados  la  costa  entre  Bassuala 
y  Busoso,  pequeña  plantación  del  litoral  de  U  isla  que  se  dis- 
cernía perfectamente  bien  en  el  B.  magnético. 

9EI  camino  se  iba  haciendo  cada  vez  más  penoso  y  hacia 
mediodía  nos  vimos  obligados  á  hacer  una  parada  para  repo- 
ner nuestras  fuerzas  y  las  de  nuestros  guías  loscrumanes.  Dos 
enormes  árboles  que  formaban  una  especie  de  arcada,  nos  pro- 
porcionaron un  lugar  de  descanso  entre  las  precipitadas  y  es- 
cabrosas pendientes  que  nos  circundaban.  Los  árboles  llama- 
dos por  los  indígenas  Lupopo^  pertenecen  también  á  la  gran 
familia  de  los  cauchucos;  y  cada  incisión  producía  una  leche 
que  se  coagulaba  en  seguida,  dando  una  materia  muy  impreg- 
nada de  substancias  de  caucho.  Los  hijos  de  los  bubis  utilizan 
este  jugo  del  Lupopo  para  coger  pájaros  jóvenes.  En  esta  zona 
de  la  isla  abunda  más  el  caucho  que  en  ninguna  otra.  Nues- 
tros crumanes  recogieron  aquí  mismo  una  gran  cantidad  de 
nuez  kola. 

^Hacia  las  5^  de  la  tarde  llegamos  á  un  río  llamado  Essé  por 
los  bubis  y  ya  que  su  cauce  de  piedras  solo  contenía  aquí  poca 
agua  amarillenta,  hubimos  de  erigir  allí  nuestro  campamento 
para  la  noche,  por  cierto  bien  fría  para  nosotros,  pues  el  ter- 
mómetro solo  marcaba  á  las  S^  30°*  8*,25  R. 

»La  vegetación  marcaba  aquí  posteriormente  las  regiones 
elevadas  de  las  montañas.  Ta  no  se  distinguía  aquella  espe- 
sura de  maleza;  una  determinada  y  característica  escasez  de 
las  cúspides  de  las  montañas,  empezaba  á  reinar  por  todas 
partes. 

»En  efecto,  al  siguiente  día,  14  de  Enero,  nos  apercibimos, 
al  emprender  la  marcha,  que  nos  aproximábamos  á  la  me- 
seta que  corona  el  macizo  de  las  montañas  y  sostiene  las 
últimas  zonas  entre  las  cuales  se  encuentra  el  pico  do  Santa 
Isabel. 

» A  las  1^  de  la  mañana  de  dicho  día  el  termómetro  marcaba 
10^,50  Reaumur.  Un  considerable  número  de  abejas  se  instaló 
cerca  de  nosotros  poco  después  de  la  salida  del  sol,  las  cuales 
se  hicieron  insoportables  al  momento  de  nuestra  salida,  es 
decir,  hacia  las  9^  de  la  mañana. 


EL   VIAJERO   POLACO   ROGOZINSKI   EN  FERNANDO   PÓO.        67 

»Los  árboles  que  rodeaban  nuestro  campamento  cerca  del 
río  Essó  desaparecieron  en  seguida  y  las  vastas  praderas,  sem- 
bradas de  oasis  de  arbustos  aquí  y  allá,  presentando  por  todas 
parles  variedades  de  musgos,  constituían  desde  ahora  el  ropaje 
del  país. 

«En  las  montañas  Camarones,  este  cambio  se  hace  brusca- 
mente cerca  de  Manspring  á  una  altura  de  7.600  pies  sobre  el 
nivel  del  mar;  aquí,  en  Fernando  Póo,  encontramos  un  paso 
muy  graduado  entre  la  región  de  los  bosques  y  las  de  las  pra- 
deras; los  grandes  campos  de  lava  desnuda  del  macizo  de  Ca^p 
marones,  no  se  encuentran  aquí;  en  cambio,  el  contorno  de  la 
meseta  superior  del  pico  de  Santa  Isabel  es  bastante  más  duro 
que  el  de  las  praderas  que  rodean  al  Mongo-Na-Lubah,  y  está 
rodeado  de  desfiladeros  y  barrancos. 

» Hacia  las  10^  de  la  mañana  estábamos  cerca  de  la  ultima 
agua  representada  por  un  punto  superior  del  mismo  Essé.  En 
la  estación  de  las  lluvias  este  da  igualmente  agua  alas  corrien- 
tes cercanas  al  gran  cráter,  y  debe  formar  aquí  majestuosas 
cataratas  á  juzgar  por  los  enormes  peñascos  que  atraviesan  su 
cauce. 

» Ahora,  sin  embargo,  llenamos  todas  nuestras  botellas  y 
otros  recipientes,  pues  que  sabemos  que  no  encontraremos 
otra  fuente  más  alta. 

sSegün  nuestros  cálculos,  debíamos  llegar  al  pico  este  mismo 
día;  nuestra  decepción  fué,  pues,  grande,  cuando  el  bubi  civi- 
lizado, Scott,  y  su  compañero  salvaje  nos  declararon  hacia  las 
4*^  de  la  tarde  que  habían  perdido  el  rumbo. 

«Ante  nosotros  se  levantaba  un  cono  con  un  cráter  que  Tiodo, 
el  bubi,  designaba  coa  el  nombre  indígena  de  Bassaba-Bu- 
Eleleh  y  que  yo  me  permití  designar  con  el  de  Hajota  que  es  el 
pseudónimo  de  mi  mujer.  Un  pequeño  oasis  de  arbustos  cu- 
biertos por  musgos,  ofrecía  abrigo  contra  las  brisas  de  la  noche, 
perjudiciales  en  estas  grandes  alturas,  y  en  aquel  almohadón 
de  verdura  abrieron  nuestros  crumanes  un  pequeño  hueco 
donde  fué  colocado  nuestro  campamento  para  esperar  el  si- 
guiente día  y  buscar  el  pico. 

»La  noche  era  completamente  calmosa,  aunqu'e  fría. 


68  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

»E1  termómetro  marcaba: 

á  las  6^  de  la  tarde 0o,50 

^      6  >  7o 

^   ^^  '  Reaumur. 
»      7  >  60,25 


»      8  >  6o 


\ 


^Cuatro  hogueras  encendidas  constantemente  alrededor  de 
nuestra  tienda  debían  de  ser  alimentadas  toda  la  noche. 

i>La  mañana  siguiente,  15  de  Enero,  una  espesa  bruma  ro- 
deaba todo  el  campamento,  no  dejando  ver  á  algunos  metros 
de  distancia,  en  tanto  que  en  el  NO.  sonaban  constantes  y  le- 
janos truenos. 

»E1  termómetro  mai'caba  á  las  6*^  30°»  de  la  mañana  8*  R. 
Poco  tiempo  después  comenzó  una  pequeña  lluvia,  y  á  su  con- 
clusión bajó  el  termómetro  á  7", 20  R. 

»A  las  7**  40"»  de  la  mañana  empezaron  á  verse  los  alrededo- 
res; el  tiempo  despejó  y  el  cono  de  Hajota  acabó  bien  pronto 
por  mostrarse  de  nuevo  ante  nosotros  con  todos  sus  detalles. 
Desde  nuestra  tienda  su  dirección  era  OSO.  magnético. 

9  Aquí  descubrimos  que  nuestros  bubis  empezaban  á  descon- 
fiar. Pasaron  la  noche  fuera  del  campamento,  y  parecían  asus- 
tados y  contrariados.  Habiéndolos  fortificado  con  un  poco  de 
grog,  nos  pusimos  en  camino  á  las  9*»  20"»  de  la  mañana  en 
busca  del  Pico. 

«Debemos  hacer  constar  aquí  una  gran  superstición  de  los 
indígenas.  El  bubi  Tíodo  marchaba  en  profundo  silencio,  con 
el  cual  armonizaba  extrañamente  la  tranquilidad  casi  muerta 
de  los  alrededores  de  aquellas  regiones,  y  ya  el  día  anterior 
nos  rogó  que  no  hablásemos  durante  el  camino,  creyendo  fir- 
memente que  el  menor  ruido  podría  provocar  á  los  espíritus  de 
las  montañas,  y  seríamos  tragados  por  terribles  tempestades. 
También  á  la  salida  del  campamento  hacía  invocaciones  mudas 
y  mentales,  y  movimientos  misteriosos. 

«Durante  una  hora  de  camino,  en  una  pradera  que  se  levan- 
taba entre  el  peñasco  de  lava,  el  tiempo  despejó  por  compleio 
y  un  panorama  notable  por  su  grandeza  se  abrió  á  nuestros 
ojos. 


EL   VIAJERO   POLACO   ROGOZINSKI   EN   FERNANDO   POO.        69 

« 

DDesde  un  asiento  entre  el  cono  de  Hajota  y  una  colina  de 
la  meseta  de  las  praderas,  se  ofreció  á  nuestra  vista  en  un  in- 
menso mapa  rodeado  á  nuestros  pies,  toda  la  configuración  de 
la  mitad  septentrional  de  la  isla,  pudiéndose  admirar  las  no- 
tables cualidades  del  puerto  de  Santa  Isabel,  que (1)  de  la 

punta  Fernanda  y  del  cabo  del  Hospital  con  los  islotes  do  Don 
Enrique,  parecía  un  espejo  siempre  tranquilo  sobre  el  cual 
pudimos  distinguir  claramente  el  cañonero  Isabel llyél  pontón 
Ferrolana  y  un  vapor  inglés  anclado  en  el  puerto,  en  tanto  que 
en  la  bahía  de  la  Carbonera  se  veía  un  velero  en  rada. 

»Las  vastas  llanuras  de  las  partes  bajas  de  la  isla  se  exten- 
dían alrededor  como  un  enorme  almohadón  verde  obscuro 
entre  aquellas  clases  de  vegetación  interrumpidas  por  tres  pun- 
tos blancos,  el  lazareto  do  Basiló,  la  casa  de  plantación  de  la 
misión,  donde  las  avenidas  de  mangues  se  dibujaban  como  dos 
largas  líneas  negras  entre  los  campos  de  tabaco  y  cacao. 

»Yo  utilicé  esta  favorable  posición  para  lomar  los  ángulos 
de  los  puntos  más  notables  que  se  presentaron  á  nuestra  vista, 
como  sigue: 

»La  punta  Fernanda,  NE.,  10^  magnético.  Las  islas  Horacio 
(punta  S.),  NE.,  magnético.  Basilé,  N.,  3*  magnético. 

»La  casa  Santa  María,  NO.,  IT. 

»Habiendo  subido  poco  tiempo  después  una  pendiente  alre- 
dedor de  la  cual  se  abría  un  precipicio  inesperado  que  nos  se- 
paraba del  resto  del  camino,  nos  apercibimos  de  que  los  bubis 
nos  habían  guiado  mal,  y  que  su  inquietud  de  la  mañana  había 
sido  fundada.  Después  de  algunas  conversaciones  entre  ellos, 
el  miserable  Jorge  Scott,  aunque  más  civilizado  que  su  com- 
pañero, perdió  antes  el  valor,  y  habiendo  procurado  en  vano 
desmoralizar  á  nuestros  guías  persuadiéndoles  de  rehusar  á 
seguirnos,  declaró  que  nos  abandonaba  y  que  desertaba  de- 
jándonos en  aquellos  despoblados  desconocidos  con  media  bo- 
tella de  agua  para  catorce  personas  y  á  día  y  medio  de  marcha 
de  la  fuente  mas  cercana. 


(1)    Aquí  hay  un  blanco  en  la  copia. 


"TO  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

»AquelIa  situación  inesperada  acobardó  por  un  momento  á 
nuestros  crumanes;  pero  todo  se  salvó  con  la  presencia  de 
ánimo  de  mi  bravo  compañero  femenino.  Por  una  feliz  casua- 
lidad pudimos  apercibirnos  de  que  al  otro  lado  de  la  cima  se 
divisaba  la  subida  al  gran  cráter,  enseñando  el  último  pico  en- 
teramente encima. 

•Era  preciso,  pues,  hacer  una  bajada  y  volver  á  subir,  sin 
pérdida  de  tiempo  al  otro  lado.  Esta  resolución  se  efectuó  pronto, 
bajando  la  primera  mi  mujer,  diciendo  alegremente  álos  cru- 
manes que  dudaban,  si  habrían  de  tener  más  miedo  que  una 
mujer.  Interpelados  así  los  guías  emprendieron  de  nuevo  la 
marcha,  y  pronto,  después  de  un  escalamiento  muy  duro, 
pero  acabado  sin  accidente  alguno,  subimos  las  pendientes  del 
otro  lado.  Durante  todo  el  camino  hice  cortar  ramas  y  musgos 
que  colgaban  por  todas  partes  en  largas  barbas  grises,  y  arro- 
jarlos sobre  nuestro  paso  para  poder  reconocer  después  el  ca- 
mino de  vuelta.  La  medida  fué  muy  útil,  porque  apenas  llega- 
mos al  asiento  del  último  cono,  cuando  el  otro  bubi  Tiodo,  que 
todavía  estaba  con  nosotros,  declaró  que  por  nada  del  mundo 
avanzaría  más,  y  mostrando  su  fusil  y  su  cuchillo  exclamó: 
cMatadme,  porque  no  podría  ir  más  lejos;  moriría  en  lo  alto.» 
Y  el  indígena  se  fué;  era  evidente  que  nada  hubiera  podido 
retenerle. 

»La  cúspide,  sin  embargo,  estaba  ahora  completamente  en- 
frente do  nosotros,  y  dejando  nuestros  equipos  en  un  pequeño 
asiento  abrigado  por  la  pendiente  y  un  cono  próximo,  subimos 
á  lo  alto  por  nuestros  propios  instintos.  Los  crumanes  estaban 
ahora  animados,  por  loque  con  un  entusiasmo  general  llega- 
mos á  la  boca  del  cráter,  y  cuarenta  minutos  después,  hacia 
las  2**  15™  de  la  tarde  del  15  de  Enero,  estábamos  en  el  pico  en 
profundo  silencio  y  con  cierta  emoción  comprensible  ante  las 
huellas  y  botellas  de  Pellón. 

»Un  silencio  sepulcral  reinaba  por  todas  partes;  solamente 
un  viento  que  nos  pasaba.de  frío,  procedente  del  NE.  magné- 
tico, traía  y  llevaba  constantemente  á  las  nubes,  de  modo  que 
el  aspecto  del  país  cambiaba  á  menudo.  Bien  pronto  sin  em- 
bargo, desaparecía  todo  de  encima  de  nosotros,  y  nos  parecía  que 


EL   VIAJERO   POLACO   ROGOZINSKI    EN   FERNANDO   POO.        71 

nadábamos  en  el  infinito  de  la  atmósfera  sobre  una  pequeña 
•colina  de  tierra  de  algunos  metros  cuadrados  de  superficie. 

»La  temperatura  á  la  sombra  en  el  pico  á  las  2**  30™  de  la 
larde  y  al  abrigo  de  la  brisa,  fuó  de  9**  25'  R. 

»La  vegetación  solo  presentaba  una  hierba  espesa,  pero  corla, 
salpicada  de  fiorecitas  semejantes  á  las  ñores  de  un  campo  del 
Norte  de  Europa,  y  en  diferentes  sitios  blancas  y  bellas  siem- 
previvas. 

©Pedazos  de  madera  del  antiguo  mástil  colocado  en  el  pico 
por  Pellón  y  largos  trozos  de  cordaje  de  hierro  que  evidente- 
mente sostuvieron  el  m.lstil,  yacían  por  todas  partes  alrededor 
del  agujero,  de  donde  un  fuerte  viento  debió  arrancarlo.  Encon- 
tramos allí  el  esqueleto  de  un  antílope  y  el  cráneo  de  un  mono, 
y  poco  después  de  nuestros  primeros  pasos  sobre  la  cúspide, 
nuestro  perro  Mango  cogió  un  animalilo  vivo  que  los  indíge- 
nas llaman  Neva,  y  que  llevamos  con  nosotros. 

«Nuestra  primera  atención  se  dirigió  hacia  dos  botellas  co- 
locadas cerca  del  agujero  del  mástil. 

»Una  de  ellas  estaba  completamente  vacía,  pero  evidente- 
mente su  contenido  fuó  quitado  por  alguien,  porque  estaba 
colocada  boca  abajo  intacta;  quizás  fuese  la  botella  de  Beccroft, 
<ie  la  cual  habla  Pellón  en  su  documento. 

»La  otra  contenía  un  rollo  de  papeles  viejos  envuelto  en  tela 
roja,  en  otro  tiempo  probablemente  impermeable.  Con  pro- 
funda emoción  contemplamos  aquel  triste  testimonio  deposi- 
tado aquí  por  encima  de  las  nubes  de  Fernando  Póo,  durante 
treinta  años. 

»E1  documento  estaba  húmedo  de  tal  manera  que  lo  guar- 
damos intacto  para  conservarlo,  secarlo  y  abrirlo  á  nuestro 
regreso  á  Sania  Isabel,  y  depositamos  dos  nuevos  documentos, 
uno  de  mi  mujer  y  otro  mío,  pero  cada  uno  firmado  por  los 
dos  y  concebido  en  dos  lenguas  (nuestra  lengua  natal  la  po- 
laca, y  la  inglesa),  que  contenidos  en  un  tubo  herméticamente 
cerrado,  esperará  la  próxima  blanca  mano  que  los  recogerá  á 
su  vuelta. 

«Antes  de  nuestra  salida  de  la  cúspide  hacia  las  3*'  40™  de 
la  tarde,  se  descubrió  la  parte  SO.  de  la  isla,  presentando  un 


•32  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

nuevo  y  gigantesco  mapa.  El  aspecto  de  estos  lugares  más  des- 
conocidos que  los  que  acabamos  de  pasar,  me  atrajo  con  extraña 
fuerza.  Este  es  un  rincón  de  la  isla  comprendido  entre  el  Pico 
y  la  bahía  de  San  Carlos,  que  ofrece  mucho  interés,  mostrando 
llanuras  abiertas,  mesetas  sembradas  de  numerosas  colinas, 
teniendo  el  carácter  de  una  meseta  general  sobre  la  cual  el  ojo 
del  espectador  encuentra  un  agrupamienlo  definitivo  de  nume- 
rosos conos  y  colinas. 

»A  nuestra  bajada  del  Pico,  consagramos  una  minuciosa 
atención  al  gran  cráter  de  la  cúspide.  La  boca  cubierta  de  flo- 
res bajas,  está  inclinada  teniendo  su  punto  más  bajo  hacia  el  N. 
Toda  ella  está  cubierta  de  verdura  poco  espesa,  pero  viva  y 
agradable  á  la  vista.  No  hay  que  decir  que  toda  huella  de  erup- 
ción ha  debido  desaparecer  hace  mucho  tiempo.  Otro  cráter 
que  cubría  un  cono  parásito  situado  en  la  línea  del  pico  á  las 
puntas  de  los  Frailes,  parecía  indicar  huellas  bastante  más  re- 
cientes. 

«Nuestro  camino  de  vuelta  se  consagró  especialmente  á  la 
herborización  y  á  las  colecciones  de  plantas  vivas,  sobre  todo 
orquídeas,  de  las  que  recogimos  en  la  expedición  una  gran 
cantidad. 

»Mi  esposa  completó  una  bella  colección  de  musgos  de  todas 
las  regiones  elevadas  de  la  montaña,  destinados  á  una  de  las 
Universidades  de  nuestro  país. 

•Este  camino  de  vuelta  fué,  sin  embargo,  muy  penoso.  La 
dirección  do  nuestros  guías  nos  causó  inseguridad  en  el  ca- 
mino, y  gracias  á  la  buena  memoria  de  nuestros  crumanes 
no  nos  perdimos  en  los  matorrales,  y  después  de  gran  fatiga, 
saludamos  al  puerto  de  Santa  Isabel  el  20  de  Enero,  donde  nos 
aguardaba  el  descanso,  y  una  acogida  cariñosa  nos  rehabiiil6 
bien  pronto». 


NOTICIAS  AUTENTICAS 


DEL 


(1) 


FAMOSO  mO   MARANON. 


§  VIH. 
Misión  de  la  Gran  Cocama  (2). 

Esta  es  la  Gran  Cocama;  grande  en  el  nombre  y  en  la 
fama  que  tenia  de  numerosa  en  gente  antes  que  el  P.  Gaspar 
de  Cuxia  y  los  españoles  de  Borja  la  viesen,  y  en  el  temor 
que  todas  estas  naciones  la  tenian;  si  bien  no  era  tan  pequeña 
que  respecto  de  otras  provincias  no  fuese  grande,  en  especial^ 
respecto  de  la  Cocama  Pequeña,  do  que  ya  so  ha  dicho.  Las  tie- 
rras y  río  en  que  viven  se  llama  Ucayali,  que  desciende  de  los 
Andes  de  Xauxa  y  es  caudaloso,  mayor  que  Guallaga.  Hacia 
sus  cabeceras  tienen  misión  los  Padres  de  San  Francisco,  fun- 
dados algunos  pueblos  y  reduciendo  otros  de  las  naciones  que 
habitan  en  aquellas  partes  y  serranías,  andando  á  buscarlos  y 
solicitarlos  con  no  pequeños  trabajos  por  tierra  y  por  agua; 
donde  mataron  (dicen  los  Chípeos)  cuatro  religiosos  de  esta 
sagrada  religión  y  tres  soldados,  estando  dormidos  (3). 


(1)  Vóanse  las  pájjinas  191  y  31)7 del  tomo  xxvi,  19  del  xxvir,  Hoy  383delxxviii. 

(2)  Nuestro  §  viii  es  el  ix  de  las  Xoticiax;  pero  conviene  anteponerlo  al  de  los 
Coronados  ó  Tpapi/zaSy  porque  con  éste  concluye  el  I*.  Fiffueroa  la  descripción 
parcial  de  las  misiones,  A  que  añade  un  resumen  cuyo  extracto  nos  interesa.  El 
orden  cronológico  de  la  total  narración  nada  sufre  con  el  cambio. 

(3)  Ni  en  la  Crónica  franciscana  del  P.  Córdoba  y  Salinas,  ni  en  la  farragosa 
introducción  al  Aparato  de  la  Crónica  de  los  Doce  Apóstoles  dtl  Perú,  del  P.  Rodrí- 
guez Tena,  hallo  mención  de  este  suceso. 


li  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Desemboca  Ucayali  cinco  dias,  que  serán  60  leguas,  más 
abajo  de  Gualiagü.  Subiendo  por  él,  se  da,  á  los  doce  días  de 
río  arriba,  en  las  tierras  y  poblaciones  de  los  Cocamas ,  que 
viven  á  la  orilla  y  á  la  lengua  del  agua,  por  no  tener  trabajo 
do  andar  para  embarcarse.  Las  tierras  son  todas  inundadizas^ 
inficionadas  de  mosquitos  y  húmedas;  con  lodo  eso,  fértiles 
para  los  frutos  de  montaña.  El  rio  muy  abundante  de  pescado 
y  tortugas,  que  es  su  ordinario  sustento. 

Hacíanse  temer  mucho  en  el  contorno  de  estas  misiones  y 
rio  Marafion,  porque  salían  casi  todos  los  años  en  armadas  de 
40  ó  50  canoas  por  una  travesía  en  que  en  dos  partes  las  vara- 
ban algún  trecho,  cogiendo  en  el  intermedio  la  navegación  de 
varios  rios  y  quebradas,  y  á  los  seis  ó  siete  dias,  varando  el 
segundo  trecho,  tomaban  puerto  en  el  rio  de  Guallaga,  y  cor- 
riendo por  él  y  por  el  Marañon,  quebradas  y  lagunas,  dego- 
llaban á  los  que  encontraban,  llevándose  las  cabezas,  que  era 
el  fin  (fuera  del  pillaje  de  herramienta)  de  sus  jornadas.  Por 
cslü  causa  no  habia  quien  se  atreviese  á  andar  con  seguridad 
por  estos  rios  desde  enero  hasta  junio,  que  es  el  tiempo  de 
las  crecientes  grandes  en  que  suelen,  ayudados  de  ellas  para 
su  travesía,  salir  las  armadas  de  Cocamas.  Duraron  estas 
guerras  y  estos  temores  hasta  que  los  vecinos  de  Borja,  con  las 
comisiones  que  tienen  de  su  gobernador  y  CHipitan  general 
para  semejantes  facciones,  se  determinaron,  por  diligencia  y 
solicitud  de  los  Padres,  á  ir  y  ver  enemigo  tan  pernicioso  y  hacer 
con  él  lo  posible  para  reprimirle  ó  ponerlo  en  obediencia  del  Rey 
Nuestro  Señor  y  en  paz  con  toda  esta  tierra.  La  mayor  hazaña 
fué  acometer  á  lo  que  daba  á  entender  el  nombre  de  la  Gran 
Cocama  y  á  la  multitud  de  gente  belicosa  que  la  fama  publi- 
caba. Fueron  de  armada,  que  constaba  do  solo  25  soldados  y  de 
los  amigos  Xéberos,  Cocamillas  y  Mainas  los  que  pudieron  dis- 
ponerse, en  unas  30  canoas,  y  pasando  por  la  misma  travesía 
y  varaderos  que  he  dicho,  llegaron  á  la  Gran  Cocama  el  año 
de  164i,  víspera  de  la  Santísima  Trinidad,  21  de  mayo,  poco 
después  del  alzamiento,  fuga  y  vuelta  á  sus  tierras  que  hablan 
hecho  los  Xéberos.  El  teniente  general  iba  por  cabo  de  esta  ar- 
mada, y  en  su  compañía  el  P.  Gaspar  de  Cuxia.  Entre  los  sol- 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.        75 

dados,  había  uno  llamado  Pedro  de  la  Torre,  natural  de  San- 
tiago [de  las  Montañas?],  mestizo,  hijo  de  una  india  de  los 
Xibitaonas,  que  habían  sido  encomendados  y  servido  á  los 
vecinos  de  esa  ciudad.  Este  soldado,  llegando  á  oír  la  lengua 
cocama  en  los  que  iban  para  intérpretes,  que  eran  dos  ó  tres 
indios,  y  después  en  la  provincia ,  halló  ser  la  que  habia  ma- 
mado de  su  madre,  y  ser  la  misma  (con  poca  diferencia)  que 
la  de  los  Xibitaonas,  que  no  fué  de  poco  provecho  y  utilidad, 
por  la  mayor  seguridad  con  que  hablaría  y  oiría  á  los  indios  Co- 
camas. Salieron  del  varadero  los  españoles  y  el  Padre  al  rio  de 
Ucayalí,  habiendo  varado  á  la  salida  en  un  pequeño  trecho, 
puestas  las  canoas  en  ala  y  todos  en  arma  enfrente  de  donde, 
Á  la  otra  banda,  estaba  el  primer  pueblo  de  los  Cocamas,  y  en- 
viaron por  delante  á  los  indios  lenguas  á  avisarlos  que  no 
iban  á  hacerles  guerra.  Los  Cocamas,  con  esta  vista  se  albo- 
rotaron y  entraron  en  dudas  con  el  recado  del  teniente,  y 
porque  supieron  que  iba  el  Padre,  se  sosegaron  y  resolvieron 
recibir  de  paz  á  los  españoles,  y  como  es  uso  entre  ellos  hicie- 
ron la  señal  de  paz  con  sus  tambores,  que  son  unos  maderos 
gruesos  y  huecos  por  de  dentro,  socavados  por  fuego,  no  lodos 
de  un  tamaño,  sino  el  uno  mayor,  que  tendrá  cinco  varas  de 
largo,  que  sirve  de  bajo;  los  demás  van  minorando  hasta  hacer 
como  un  coro  ó  juego  de  cuatro  ó  seis  tambores,  que  los  tocan 
á  la  par  juntos,  y  en  ellos  hacen  varios  sonidos  á  compás  con 
armonía,  que  retumba  y  suena  mucho.  Hecha  esta  seña  de  paz, 
el  Padre  se  puso  en  pié  en  la  canoa,  á  quien  conocieron  bien 
los  que  estaban  allí  de  los  retirados  de  Xéberos  y  Cocamillas, 
con  no  pequeño  gusto  suyo  y  de  los  demás,  mostrándolo  á 
todos  y  dándolo  á  conocer  á  los  Cocamas,  por  parecerles  que, 
yendo  el  Padre,  no  podían  recibir  daño  alguno.  Recibieron  al 
Padre  y  á  los  españoles  con  muestras  de  fiesta  y  abrazos,  que, 
por  ser  de  tanta  gente,  les  manchaban  mucho  los  vestidos  con 
el  jambo  ó  bija  colorada  de  sus  camisetas  y  brazos.  Luego  les 
trajeron  cantidades  de  camaricos  de  plátanos,  yucas,  maíz  y 
otras  cosas.  El  Padre  y  el  teniente  general  les  dieron  á  cnten- 
drr  el  ñn  de  su  ida,  que  no  era  á  quitarles  sus  hijos  ni  hacer- 
les mal  alguno,  sino  para  darles  á  conocer  á  Dios  y  al  Rey 


la  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Nuestro  Señor  con  lo  demás  que  convenia  en  la  materia.  Con 
que  dieron  la  paz  y  obediencia  á  S.  M.  y  le  recibieron  con  sal- 
vas de  sus  arcabuces  y  las  ceremonias  acostumbradas,  á  24  del 
mismo  mes  y  año,  prosiguiendo  después  con  la  mesma  acción 
en  otros  dos  pueblos  que  había  más  arriba. 

Para  darles  á  entender  la  veneración  y  respeto  que  deben 
tener  á  los  sacerdotes  y  á  la  Justicia,  se  dispuso  que  el  Padre^ 
delante  de  todos,  reprendiese  con  una  vara  ó  disciplina  en  la 
mano  al  teniente  y  á  los  otros  españoles,  á  que  estiban  lodos 
destocados  con  mucha  sumisión.  Y  el  teniente,  por  su  parte^ 
prendió  al  cacique  Cocamilla,  llamado  Manico,  que  era  de  los 
retirados,  metiendo  también  en  prisiones  a  otros  de  los  mis- 
mos. El  Padre  intercedió  por  su  libertad  y  vidas,  metiendo  dios 
caciques  y  gente  principal  de  los  Cocamas  que  rogasen  por  él 
y  desenojasen  al  teniente,  dándoles  á  entender  lo  que  podía. 
Sucedió  también  acaso  que  riñeron  dos  soldados,  á  quien  cin- 
tarcó el  teniente  y  puso  en  prisiones.  Y  lo  que  no  dejaban  de 
admirar  era  ver  el  orden  y  cuidado  de  los  españoles  en  la  vi- 
gilancia y  las  postas,  principalmente  de  noche,  en  que  no  de- 
jaban entrar  á  nadie  en  su  cuartel.  Todo  los  servia  de  que  co- 
nociesen el  temor  y  respeto  que  se  debe  á  la  Justicia  y  á  los 
españoles. 

Tuvieron  que  celebrar  con  el  soldado  que  dije  y  servia  do 
intérprete  para  todas  estas  acciones,  porque,  oyendo  que  los 
hablaba  en  su  lengua,  decian  los  Cocamas  que  era  el  alma  de 
un  cacique  que  poco  antes  habia  muerto,  y  así  lo  reconocian^ 
dándole  de  sus  regalos.  Un  cacique  del  pueblo  le  sacó  unos 
niños,  hijos  del  muerto,  y  le  dijo:  «estos  son  tus  hijos,  y  do 
esta  casa  para  arriba  son  los  indios  tus  sujetos  y  los  demás 
para  abajo  son  mios.»  No  sólo  los  de  este  pueblo,  sino  los  de 
arriba,  vcnian  en  tropas  diciendo  que  venian  á  ver  la  alma 
del  cacique  que  habia  resucitado  en  otras  tierras.  De  los  sol- 
dados no  faltaban  algunos  que  aconsejaban  á  Pedro  de  la  Torro 
que  se  quedase  con  los  Cocamas,  pues  le  reconocían,  y  los  in- 
dustriaria,  metiéndoles  por  camino  de  lo  que  debian  hacer.  El 
anduvo  más  cuerdo,  que  no  quiso  fiarse  de  resurrecciones 
imaginadas. 


NOTIGtAS   AUTÉNTICAS    DEL   FAMOSO    RÍO    MARAÑÜN.        77 

* 

Usan  los  Cocamas  vestirse  con  camisetas,  y  entonces  las 
tenian  muchas,  muy  pintadas  y  galanas.  Hicieron  de  ellas  res- 
cates á  porfía,  dando  una  camiseta,  no  solo  por  un  cuchillo 
braguetilla,  ó  carnicero,  ó  una  puya  ó  anzuelo,  sino  por  un 
cabo  de  cinta  de  badanilla,  que  lo  estimaban  para  hacer  de  él 
una  barbada,  que  la  encajan  con  algunos  avalorios  ensartados 
y  pendientes  de  ella  en  un  agujero  que  desde  niños  se  abren 
y  conservan  debajo  del  labio.  Por  faltarles  ya  á  los  soldados 
€abos  de  cintas,  iban  haciendo  barbadas  de  las  balas,  hasta 
que  les  fueron  á  la  mano,  porque  no  las  gastasen  en  eso.  Hoy 
están  los  Cocamas  más  advertidos,  pues  no  darán  ya  una  ca- 
miseta tan  barata. 

De  este  pueblo  pasaron  el  Padre  y  los  españoles  á  ver  los 
otros  dos  que  estaban  más  arriba.  El  último  de  ellos  era  el 
mayor,  como  frente  ó  frontera  que  resistiese  al  Chipeo,  que 
les  solia  hacer  mucho  daño  por  su  valor  y  armas  de  arco  y  fle- 
chas. En  todos  fueron  recibidos  los  españoles  como  en  el  pri- 
mero, y  puestos  en  amistad,  se  volvió  nuestra  armada  á  Bor- 
ja,  reduciendo  á  sus  naturales  tierras  á  los  fugitivos  Xéberos 
y  Gocamillas  que  se  habían  acogido  á  esa  provincia ,  como 
dije  arriba. 

Con  no  haber  hecho  los  españoles  cosa  que  no  fuese  de 
amistad,  antes  muchas  de  agasajo  y  dádivas  de  herramientas 
que  el  Padre  y  españoles  les  dejaron,  con  todo  eso,  de  sola  la 
vista  de  los  españoles  y  de  oir  los  arcabuces  en  las  salvas  que 
se  hadan,  se  apestaron  luego  y  murieron  muchos.  Grave  des- 
dicha y  miseria  de  estas  gentes  y  naciones,  que  no  han  me- 
nester más  achaque  que  este  asombro  para  inficionarse  con 
pestes  fatales,  morir  y  aun  consumirse.  Por  esto  deben  de  ha- 
ber puesto  el  nombre  de  Diablo  á  los  españoles  y  por  lo  que 
les  temen. 

Algún  tiempo  después  volvieron  los  españoles  en  arma- 
da á  esta  provincia  por  unos  rumores  que  corrían  de  alza- 
miento, afirmando  varios  indios  que  ya  con  las  paces  se 
comunicaban  y  habían  ido  á  ella,  que  los  Cocamas  ame- 
nazaban habian  de  venir  en  armada  y  dar  sobre  la  de  los 
Mainas  y  sobre  los  españoles,  pelándoles  la  barba  con  ca- 


78  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

rada  (1),  y  otros  dichos  que  debían  de  echar  cuando  estaban 
calientes  con  sus  bebidas;  así  lo  aseveraban  ya  unos,  ya  otros 
repetidamenle  y  lo  ratificaban.  Tomado  el  dicho  por  el  te- 
niente general,  por  reprimirlos,  si  fuese  verdad,  y  sosegar 
estas  naciones  que  comenzaban  á  entrar  en  los  temores  anti- 
guos, fué  dando  la  vuelta  por  el  rio  Marañon,  y  subiendo  por 
el  de  Ucayali  doce  dias,  llegó  á  sus  tierras,  prendió  á  los  caci- 
ques y  á  otros  principales,  sin  poder  averiguar  cosa,  porque 
no  habia  indio  que  se  atreviese  á  declarar  contra  otro.  Con 
que  se  hubo  de  volver,  amenazándoles  si  algo  intentasen  y 
sacándoles  algunos  cautivos  que  tenian. 

Estuvieron  sin  doctrina  muchos  años  por  falta  do  sacerdo- 
te y  de  comodidad  para  verlos,  hasta  que  el  P.  Bartolomé  Pé- 
rez fué  á  sus  tierras  y  comenzó  á  dársela  por  el  año  de  1652. 
Estuvo  con  ellos  unos  tres  meses  pasando  gran  molestia  de 
mosquitos,  soledad  y  mal  sustento,  y  dejando  enseñados  á  un 
buen  número  do  indiecillos,  y  algunos  señalados  con  su  fiscal^ 
para  que  rezasen,  y  cerca  de  300  cristianos  en  solo  un  pueblo, 
á  que  todos  se  habían  reducido,  viéndose  tan  aminorados  con 
las  pestes,  se  hubo  de  volver  el  Padre  á  otras  ocupaciones  que  le 
tiraban  en  estas  otras  partes  de  la  misión,  donde  era  Superior, 
con  fln  de  darles  sacerdote  luego  que  pudiese,  para  doctrinar- 
los d3  asiento,  como  lo  hizo  desde  Quito,  do  donde  luego  que 
se  vio  con  mano  de  Superior,  les  envió  al  P.  Tomás  Maxano, 
dedicado  á  que  doctrinase  á  los  Cocamas  (2).  Tomó  esta  ocupa- 


(1)  Resina  de  In  Tcica  Caranna.  La  manera  de  practicar  la  cruel  operación  se 
adivina  fácilmente. 

(2)  El  Anónimo  nos  da  más  amplias  noticias  de  los  actos  del  P.  Pérez  en  su 
misión  do  los  Cocamas,  donde  dice  que  entró  un  año  después,  por  el  de  1653.  tCRit 
un  apunte  que  dejó  dicho  Padre  (Pérez)  de  su  letra  — escribe  — en  el  libro  de 
los  baptismos,  dice  así:  <k\  dos  de  febrero  do  1C53  dediqué  la  iglesia  para  los 
^Cocamas  con  el  título  de  Santa  María  de  Ucayale  y  tolo  el  pueblo  A  la  Pre- 
>^8entacion  de  Santa  (sic)  Reina.  La  imposibilidad  de  asistir  á  estos  pobres  por 
«falta  de  Padres  y  la  dificultad  de  suplir  la  asistencia  con  visitas,  por  estar  á  tras 
»mano,  me  detenían;  con  (lue  empecé  á  doctrinarlos,  para  no  perder  tan  buena 
xocasion  en  que  entiendo  me  puso  Dios,  y  por  prendar  á  Su  Divina  Mag'estad 
»para  que  los  provea  de  ministros  »— De  allí  -se  sifjue  otro  apunte  del  mismo  Pa- 
dre, que  me  ha  parecido  conveniente  el  trasladar  aquí,  porque  puede  servir  ile 
norma  á  los  que  misionan  gente  nueva.  Dice  así:  ^uPara  que  la  doctrina  que  con 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.       19 

cion  el  Padre  con  buen  ánimo,  siendo  bien  menester,  por  caer 
en  parte  muy  retirada  y  á  trasmano  para  la  comunicación, 
teniendo  por  compañero  al  Hermano  Domingo  Hernández.  En 
la  carta  en  que  el  Padre  nos  da  razón  de  esta  misión  y  de  las 
causas  que  había  para  suspender  por  ahora  su  doctrina  y 
asistencia  do  sacerdote,  dice  de  su  recibimiento  y  viajo  el  capí- 
tulo siguiente. 

«La  noche  siguiente  á  la  larde  que  recibí  el  de  V*  R.  que  me 
»manda  escriba  mi  misión  á  Ucayali,  comencé  (sic):  Salí,  pues, 
i»P.  Visitador,  de  Xéberos,  con  el  Hermano  Domingo  Hernán- 
»dez  el  año  de  1657,  un  lunes  15  de  octubre,  dia  de  la  señora 
•Santa  Teresa  de  Jesús,  y  habiendo  navegado  el  Marañon  rio 
nabajo  con  mucha  bonanza  de  tiempo,  embocamos  al  quinto 
»dia  sobro  tarde  en  el  rio  Ucayali,  cuya  noche  nos  sacudió 
9una  valiente  tempestad,  tparece  (dijo  entonces  mi  compa- 
»ñero)  qno  están  enojados  los  diablos  de  los  Cocamas.»  Al 
«tercer  día  que  navegamos  rio  arriba,  viernes  de  mañana,  á 
ntiora  de  decir  misa,  topamos  una  canoa  de  Cocamas  (y  aun- 
Bque  eran  dos,  la  otra  se  retiró  medrosa,  de  modo  que  no  la 


»taDto  trabajo  bo  ha  aprendido  no  se  olvide  en  ausencia  del  Padre,  se  juntarán  á 
>>rezarla  los  niños  y  niñas  todas  las  mañanas,  y  todas  las  tardes  todo  el  pueblo^ 
»cxcepto  los  domingos,  en  los  cuales  se  juntará  todo  el  pueblo  á  medio Jia,  reza- 
>:rán  las  oraciones  y  catpcismo  y  acabarán  con  el  Alabado  y  á  la  tarde  con  el  Ave- 
»MaHa^  de  rodillas.  Los  rezantes  serán  los  que  saben  mejor,  que  son  N.  N  Que- 
»<lan  nombrados  tres  alf^uaciles.  ITno  cuidará  de  los  niños,  de  la  iglesia  para 
>>abajr.;  el  otro  de  la  iglesia  para  arriba:  otro,  aparte,  de  los  Maparinas.  Queda 
»nombrado  sacristán  con  ayudante,  que  cuida  de  la  iglesia;  más  seis  enfermeros, 
>ítres  de  la.parte  de  arriba  y  tres  de  la  parte  de  abajo,  á  cuyo  cuidado  está  el 
«recurrir  á  menudo  su  parcialidad,  y  si  hay  enfermo,  decirle  que  se  acuerde  de 
»bios  y  que  le  llame,  y  rezarle  las  oraciones  y  asistirle,  si  muriese.  Queda  más 
vuno  industriado  para  baptizar,  con  orden  de  solo  hacerlo  con  los  infantes  que 
»se  estuvieren  muriendo.  En  este  estado  suspendí  la  doctrina  y  salí  de  Santa 
»Marla  de  Ucayale  á  14  de  abril  de  IC53,  habiendo  estado  con  mis  pobres  Cocamas 
»tres  meses  menos  tres  días,  y  estuviera  más  si  el  oficio  no  me  llamara  á  otras 
»partes»  etc.— Habiendo  sido  después  llamado  para  el  colegio  de  Quito,  donde 
fué  Rector  y  Vice-provincial,  como  quien  tenía  muy  á  pechos  la  enseñanza  y  re- 
ducción de  sus  Cocamas,  envió  desde  allá  á  que  los  cuidase  al  P.  Tomás  Maxano. 
Entró  este  nuevo  misionero  á  aquella  provincia  por  octubre  del  año  1657  con  el 
Hermano  Domingo  Hernández,  para  que  no  le  faltase  siquiera  compañero  en 
aquel  retiro.>> 


so  BOLETÍN   DE   LA.  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

«pudimos  ver  hasta  que  la  canoa  que  topamos  nos  la  trajo). 
«Confioso  A  V.  R.  que  miedo  no  faltó  desde  que  entré  en  Uca- 
«yali,  andando,  como  andaba,  fresca  la  muerte  de  religiosos  y 
«españoles  que  los  Chípeos  habían  hecho.  Siguiendo,  pues, 
«nuestro  rio  arriba  en  compañía  de  las  dos  canoas  Cocamas, 
»al  sexto  ó  sétimo  día,  de  mañana,  llegué  á  una  ranchería  do 
»seís  ó  siete  casas  llamada  Quechi.  Dije  misa  y  comimos.  Re- 
»cibiéronnos  aquí  los  indios  con  bohenas  y  otros  instrumeu- 
«tos  de  sus  músicas,  habiendo  bajado  Ignacio,  el  muchacho 
«de  los  Padres,  en  compañía  de  otros,  como  una  vuelta  del  rio,  á 
Brecibirnos.  Salimos  obra  de  medio  dia  de  aquí  en  prosecución 
•del  pueblo  principal,  que  pretendimos  ver  al  dia  siguiente. 
dA  la  causa  (sic)  madrugamos  aquella  mañana,  y  como  á  las 
•siete  ó  ocho  del  dia  topamos  otra  ranchería  de  seis  ó  siete  casas. 
•Salté  en  tierra,  vi  á  unos  caciques  de  nombre  (porque  ni 
•ellos  tienen  dominio  ni  gente  que  se  les  sujete  como  á  señor 
•á  quien  sirven,  y  de  este  jaez  son  cuantos  caciques  he  visto), 

•  y  como  quien  desea  decir  siempre  verdad,  me  afligí  viendo 
•esta  ranchería,  juzgando  había  de  ser  allí  nuestra  estancia, 
»por  la  maleza  del  lugar  y  otras  malas  cualidades.  Estaban 
•éstos  bebiendo  actualmente.  Mas,  sabiendo  que  el  pueblo 

•  principal  estaba  más  arriba,  nos  embarcamos  prestamente,  y 
•así  pudimos  llegar  á  hora  de  las  doce  del  dia.  Viera  V.  R.  salir 

•  una  canoilla  de  muchachillos  á  recibirnos  con  Alabado  sea  el 
^Sanlisimo  Sacramento^  fruto  del  santo  celo  de  nuestro  Padre 

•  Bartolomé  Pérez.  La  gente  nos  esperaba  en  la  barranca  del 

•  pueblo  (que  me  alegró  cuando  la  vi)  con  sus  instrumentos 
•músicos,  arcos,  flechas,  broqueles,  y  gritando  al  modo  que 
•ellos  acostumbran  cuando  se  alegran.  Saltamos  en  tierra,  y 
•el  fiscal  que  dejó  el  P.  Pérez  me  llevó  á  su  casa,  que  tenia 
•ya  desocupada  y  barrida.  Dijimos  misa  en  acción  de  gracias 
•víspera  de  Todos  los  Santos  31  de  octubre  y  viernes,  gasta- 
•dos  diez  y  siete  dias  en  todo  el  viaje.»  Hasta  aquí  el  capítulo 
de  la  carta,  etc. 

Estuvo  dos  años  con  su  compañero  atendiendo  á  la  predi- 
cación y  enseñanza  de  los  Cocamas,  los  cuales,  aunque  al 
principio  acudían  bien  á  su  doctrina  y  á  lo  que  el  Padre  habia 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS  DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.        81 

menester  para  su  sustento,  después,  llevados  de  su  vida  holga- 
zana y  costumbres  bárbaras  en  que  se  criaron,  fueron  faltando 
á  todo  y  dejando  casi  desamparados  al  Padre  y  al  Hermano,  sin 
modo  de  remediarlo,  porque  no  ha  podido  ir  la  justicia  de  Borja 
á  corregirlos,  que  es  freno  que  los  sujeta  y  mete  por  camino,  y 
con  cuyo  temor  ellos  se  van  á  la  mano  en  sus  barbaridades. 
Es  gente  que  se  gobierna  poco  por  razón.  Han  menester  nece- 
sariamente  castigo  y  temor.  Este  les  ha  faltado  á  los  Cocamas, 
y  así  han  hecho  lo  que  han  querido  sin  temer  á  nadie.  Menos 
temen  á  sus  caciques,  á  quienes  en  poco  reconocen  ni  se  su- 
jetan; y  aunque  el  señor  gobernador  D.  J.  Mauricio  Baca, 
cuando  estuvo  en  este  gobierno,  viendo  que  en  mucho  tiempo 
no  se  sabía  del  Padre  y  Hermano,  por  haber  faltado  aun  la  co- 
municación de  aquella  provincia,  y  que  vendría  á  ser  asilo  de 
fugitivos  é  inquietos,  dejó  ordenado  fuese  luego  persona  de  im- 
portancia con  escuadra  armada  á  procurar  se  poblasen  en  puerto 
más  cercano  y  acomodado  y  castigar  culpados;  no  se  puso  en- 
tonces en  ejecución  por  falta  de  pólvora.  Luego  sucedieron 
pestes  y  ocupaciones,  faltándonos  con  las  mortandades  gentes 
y  vecinos  y  lugar  para  todo.  Con  que  por  estas  causas  y  por 
haberlo  propuesto  el  Padre,  se  juzgó  por  conveniente  enviar  de 
Guallaga  avio  de  canoas  y  bogas,  para  que  el  Padre  y  Herma- 
no se  viniesen  con  todo  el  hato,  dejando  por  ahora  aquella 
reducción,  y  se  pusiese  donde  trabaje  con  provecho  en  Santa 
María  de  Guallaga,  que  estaba  sin  sacerdote,  y  use  de  la  len- 
gua cocama  en  que  está  y  la  habla  como  si  le  fuera  natural,  y 
cuide,  en  lo  que  pudiese,  déla  reducción  que  se  va  haciendo  de 
los  Barbudos.  Guando  hayga  comodidades,  irán  españoles  á  la 
Cocama  y  verán  lo  que  se  puede  hacer  para  que  sean  doctri- 
nados, haciendo  las  diligencias  para  que  no  se  pierdan  aque- 
llas almas  de  que  hay  algún  número  de  cristianos.  Los  más 
son  gentiles,  porque  el  Padre,  viendo  como  procedían,  no 
se  prendó  en  el  bautismo  de  todos. 

Cuando  fueron  la  primer  vez  los  españoles  y  el  P.  Gaspar 
de  Cuxia  á  esta  provincia,  según  la  multitud  de  gente  que  vie- 
ron, le  echaron  tendría  hasta  2.000  indios  de  lanza  y  10  6 
12.000  personas.  En  un  pueblo  tenia  contadas  30  casas,  en  otro 

6 


82  BOLETÍN   DE   LA.  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

40,  y  en  el  de  en  medio  30  (fuera  del  cuarto,  de  Maparinas,  sus 
aliados,  que  dejaron  de  ver),  todas  bien  pobladas  de  muchas 
familias  en  cada  una.  Después,  cuando  estuvo  en  ella  el  P.  Pé- 
rez, le  pareció  habia  poco  más  de  300  lanzas  de  solos  Cocamas, 
reducidas  á  poco  más  abajo  de  donde  primero  estaban,  fuera 
de  la  partida  que  se  habia  venido  á  vivir  en  Guallaga,  que  eran 
cerca  de  i 00  lanzas  con  sus  familias.  Ahora,  dice  el  P.  Tomas 
Maxano,  son  muchas  menos,  en  33  casas  de  un  pueblo  y  algunas 
rancherías,  que  vivian  fuera  de  él.  Hanse  consumido  con  al- 
gunas matanzas  y  cautiverios  que  han  hecho  en  ellos  los  Chí- 
peos, y  lo  principal  con  pestes  repetidas,  que  hacen  en  esta 
gente  más  impresión  y  más  estragos  que  en  otras,  de  las  virue- 
las que  en  todos  cundió,  por  ser  sarnosos  casi  todos  los  de  esta 
misión  ó  nación,  de  varios  géneros  de  sarna  ó  carate,  quizá  por 
vivir  casi  de  ordinario  navegando  y  por  dormir  en  partes  hú- 
medas y  anegadizas,  ó  por  la  multitud  de  mosquitos  que  hay 
en  su  tierra,  ó  por  todo  junto  con  el  calor  y  destemple  de  sus 
montañas.  Su  vivir  es  á  la  lengua  del  agua  y  en  sus  canoas  so- 
bre ellas;  su  sustento  el  pescado,  tortugas  y  sus  huevos  y  algu- 
na montería,  y  los  frutos  de  la  tierra,  con  continuas  bebidas, 
danzas  y  cantos. 

Tienen  guerra,  ó  por  mejor  decir  la  hacen  ellos  á  varias 
naciones  del  rio  Ucayali  y  de  el  Marañon,  y  ellos  la  suelen  pa- 
decer con  mucho  daño  suyo  de  los  Chípeos,  que  están  arriba 
de  sus  tierras,  si  bien  tal  vez  les  dan  el  retorno.  Aunque  tan 
encontrados,  de  pocos  años  á  esta  parte  han  trabado  amistad, 
que  parece  haber  sido  traza  del  Demonio,  para  que  con  ese  se- 
guro puedan  los  Cocamas  retirarse  y  huir  de  la  sujeción  de  los 
españoles  de  Borja,  y  con  eso  dejen  de  ser  doctrinados.  En  el 
tiempo  que  estaba  el  Padre  y  Hermano  en  esa  reducción,  ba- 
jaron unos  40  Chípeos  á  ver  á  los  Cocamas,  con  quienes  tu- 
vieron aquella  noche  el  hospedaje  de  una  buena  bebida.  A 
deshora  de  la  noche  avisaron  algunos  al  Padre  y  Hermano 
que  los  querían  malar  con  el  calor  de  la  borrachera.  Hubie- 
ron de  estar  en  vela  á  ver  ó  esperar  el  suceso,  encomendándose 
á  Dios.  Fuese  verdadero  el  intento  ó  mentira,  lo  que  sucedió 
fué,  que  antes  de  amanecer  vinieron  de  las  tierras  los  Chípeos  á 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.        83 

darles  aviso  cómo  otros  enemigos  habian  dado  en  sus  casas  y 
sobre  su  chusma;  con  que  á  toda  prisa  se  hubieron  de  ir  á  so- 
•correr  sus  casas,  dejando  seguros  y  libres  de  el  temor  al  Pa- 
dre y  Hermano  (1). 

Esta  nación  de  Cocamas  (y  aun  otras  también)  tienen  una 
inhumana  costumbre  peor  que  de  fieras.  Esta  es  el  matar  á  sus 
hijos  cuando  nacen,  por  no  criar  muchos  y  por  otras  causas, 
enterrándolos  vivos  con  las  pares.  Nace  el  chicuelo;  llega  su 
padre  á  mirarlo,  diciendo  á  su  mujer:  «Muchos  hijos  tenemos, 
¿para  qué  hemos  de  criar  tantos?  ¿para  qué  hemos  de  tener 
quien  nos  esté  llorando?»  Con  estas  ú  otras  razones  semejan- 
tes, en  el  hoyo  que  preparan  para  los  pares,  con  ellos  sepultan 
y  entierran  al  inocente.  Lo  mismo  hacen  cuando  son  habidos 


(1)    Nuestro  Anónimo  cuenta  de  otro  modo  esta  aventura  de  los  Chípeos:— 
«A  los  principios -escribe— acudían  (los  Cocamas!  á  la  doctrina  con  bastante  pron- 
titud, así  grandes  como  pequeños,  y  proveían  al  Padre  y  su  compañero  de  el 
sustento  necesario;  después  fueron  aflojando  mucho  hasta  retirarse  del  todo  de  la 
igrlesia  y  dejar  á  los  Padres  on  un  total  desamparo  Lo  más  sensible  para  el  P.  To- 
más era  que  no  querían  dejar  las  matanzas  y  otras  barbaridades  sumamente 
opuestas  al  Evangelio,  que  habian  aprendido  de  sus  mayores.  Afeábales  con  eñ- 
cacia  su  rebeldía  y  costumbres  gentílicas  y  les  proponía  el  ejemplo  de  otras  na- 
ciones que  vivían  conforme  á  la  ley  y  estilos  cristianos;  pero  aquellos  bárbaros, 
en  lugar  de  agradecer  al  Padre  sus  reprensiones  y  consejos,  llegaron  á  cobrarlo 
mucho  hastío  hasta  tratar  de  quitarle  la  vida.  A  este  efecto  llamaron  en  cierta 
ocasión  de  sus  tierras  á  los  Chípeos,  que  eran  ya  á  la  sazón  sus  amigos,  y  habién- 
doles recibido  con  mucha  bebida,  les  pidieron  matasen  al  Padre,  porque  les  era>- 
barazaba  el  vivir  según  los  estilos  de  sus  antepasados.  A  deshora  de  la  noche,  los 
muchachos  que  asistían  en  casa,  avisaron  al  Padre  de  lo  que  se  maquinaba.  Con 
esta  noticia,  retiróse  el  ¿  la  iglesia  á  encomendarse  á  Dios  y  prevenirse  para  la 
muerte,  que  discurría  tener  ya  cerca.  Fuese  verdadero  el  intento  ó  no  más  que 
•sospecha,  lo  que  sucedió  fué,  que  antes  de  amanecer  vino  gente  de  las  tierras  de 
los  Chípeos  á  avisarlos  cómo  sus  enemigos  habian  entrado  en  el  pueblo  y  se  iban 
ja  llevando  las  mujeres  é  hijos;  con  que  ¿  toda  priesa  fueron  todos  en  segui- 
miento de  ellos  y  dejaron  al  Padre  libre  de  todo  temor.  En  carta  de  edifícación  se 
peñere  también  (lo  mismo  apunta  en  su  Historia  el  P.  Rodríguez),  que  habiendo 
-estado  el  Padre  grande  rato  en  la  iglesia  orando,  como  tardaban  los  matadores, 
salió  á  la  puerta  á  donde  halló  á  varios  indios  armados,  á  quienes  con  santa  im« 
paciencia  dijo:  «si  me  buscáis,  aquí  estoy,  aquí  me  tenéis,  sin  que  tengáis  que 
rebibir  de  mí  alguna  resistencia».  La  respuesta  de  los  indios  fué  venerarle  silen- 
ciosos y  retirarse  á  toda  priesa  a  sus  casas.  Después  dijeron,  que  aunque  real- 
mente llevaban  el  ánimo  de  matarle,  le  vieron  en  aquella  ocasión  tan  resplande- 
'cíente  el  rostro,  que  no  se  atrevieron  á  acometerlo.» 


84  BOLETÍN   DE   LA.   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

fuera  de  matrimonio,  haciendo  esta  fiereza  las  madres;  y  mu- 
chas veces  la  previenen  abortando;  porque  dicen  tienen  ver- 
güenza de  tener  hijos  sin  padre  conocido.  Pero  si  sucede  que^. 
estando  arbitrando  sobre  la  vida  del  niño,  llega  alguna  perso- 
na, que  suele  ser  de  sus  allegados,  y  levanta  la  criatura  del 
suelo,  queda  con  vida  y  la  crian.  Esta  acción  suele  hacerla  su 
padre  ó  la  misma  madre,  arrimándolos  á  su  regazo  y  pechos. 
De  modo  que  la  ventura  del  infante  está  en  que,  cuando  nace, 
lo  levanten  del  suelo  para  quedar  con  vida.  Por  esta  causa  tie- 
ne esta  gente  poca  chusma.  Y  con  ser  tan  inhumana,  cuando- 
nacen  sus  hijos,  después  que  se  determinan  á  darles  el  pecho 
y  criarlos,  es  demasiado  el  amor  que  les  tienen. 


§  IX. 

Misión  de  los  Coronados  ó  Ipapitzas. 

Dos  años  después  del  lance  referido,  en  que  dije  no  halla- 
ron los  españoles  á  los  Coronados,  aunque  los  buscaron  coa 
diligencia,  trataron  los  Padres  de  tomar  otro  medio  para  ha- 
blarlos y  reducirlos.  Habia  en  la  ciudad  de  Borja  dos  indios  de 
la  nación,  de  los  que  antiguamente  sacaron  en  una  maloca  lo» 
españoles.  Estos  dos  se  animaron  á  irlos  á  buscar,  asegurán- 
donos que  no  los  matarian  sus  parientes  dándoseles  á  conocer» 
Con  este  seguro, les  dio  la  Justicia  licencia,  y  el  Padre, que  habia 
ido  á  los  Roamainas,  los  despachó  con  buenos  recados  y  perdo- 
nes que  alcanzó  de  la  Justicia  de  los  delitos  que  se  les  acumu- 
laban, particularmente  al  ladino  que  habia  llevado  la  mujer 
del  soldado,  con  tal  que  la  restituyese.  Pusiéronse  en  camino 
con  otros  tres  Mainas  ladinos  y  conocidos  del  raptor,  en  espe- 
cial uno  de  ellos,  que  habia  estado  algunos  años  con  él  éntre- 
los Coronados.  Llegando  á  las  quebradas  y  puestos  arriba,  en 
el  mismo  rio  de  Pastasa,  donde  juzgaban  estarían,  anduvieron 
buscándolos  de  unos  en  otros  sin  topar  rastro,  hasta  que  uno 
de  los  Coronados  que  iban,  llamado  Antonio,  como  si  ya  tu- 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO    RÍO   MARAÑÓN.        85 

viese  noticia  de  sus  parieates,  quitándose  la  camiseta,  para  es- 
tar más  desembarazado  en  cualquier  lance,  y  tomando  un  ma- 
chete en  la  mano,  se  apartó  de  los  compañeros  y  fué  entrando 
¡por  la  orilla  de  una  quebrada,  y  de  repente  vio  una  india  em- 
bebecida con  lo  que  lavaba  en  el  agua,  que  reconoció  ser  de  su 
nación,  y  llegándose  poco  á  poco  sin  ser  sentido  de  ella,  la  co- 
gió. Ella,  con  el  susto,  comenzó  á  dar  voces,  entendiendo  era 
•enemigo  el  que  la  prendía.  El  la  decía  en  su  lengua  materna, 
de  que  se  acordaba  algo:  «Yo  soy  N.,  hijo  de  N.»  A  estas  vo- 
ees  salía  ya  del  monte  el  marido  embrazando  la  lanza  para  de- 
fenderla; pero  conocido  el  Antonio  por  ellos,  por  lo  que  en  su 
lengua  con  ahinco  les  decía,  le  miraban  y  decían:  ¿Tu  eres  N.? 
—  «Sí,  yo  soy,  respondía,  y  aquí  viene  N.,  hijo  de  tal  cacique,» 
que  era  el  otro  su  compañero.  Convirtiéronse  los  alborotos  y 
temores  en  llantos  de  gusto  ó  de  memorias  antiguas  que  re- 
frescaban. Llamando  á  los  compañeros,  se  fueron  todos  á  la 
casa  donde  estaban  los  demás  Coronados,  con  quienes  estuvie- 
ron algunos  dias,  y  bajaron  después  con  unos  6  ó  7  de  ellos  á 
ver  al  Padre  en  el  puesto  de  los  Roamainas,  y  después  volvie- 
ron á  bajar  y  ver  á  los  gobernadores  D.  Martin  de  la  Riva  y 
D.  Juan  Mauricio  liaca,  á  cada  uno  en  diferentes  tiempos,  lle- 
vando en  estas  ocasiones  buenas  herramientas  de  hachas  y 
cuchillos,  casi  todos,  y  confirmación  de  los  perdones  que  les  ha- 
bían concedido.  Refirieron  cómo  habiendo  visto  los  rastros  de 
los  españoles  que  los  años  antes  les  buscaron,  se  habían  ido 
de  su  parentela  7  familias  con  su  chusma  á  los  Oas ,  sus  pa- 
rientes ó  ayllus,  que  están  en  la  jurisdicción  de  Archidona,  y 
que  ellos  solos  quedaron  tratando  de  esconderse  bien.  Con 
este  fin  se  habían  metido  muy  arriba  de  una  quebrada  que 
llaman  Aarrahima,  donde  les  dieron  un  asalto  los  Gayes,  sus 
enemigos,  y  mataron  unas  5  personas  y  se  las  comieron,  lie* 
vándose  cautivos  otras* 4  ó  5.  Por  esto  se  hablan  salido  de  la 
dicha  quebrada  y  puéstose  en  la  que  los  halló  nuestra  gente. 
Entre  las  personas  que  mataron  los  Gayos  una  fue  la  mujer 
del  soldado  que  he  referido.  El  modo  do  dar  asalto  los  Gayes 
es  singular,  según  lo  pintan  estos  Coronados,  que  los  han 
probado  varias  veces.  Otras  naciones  dan  el  asalto  al  alba  por 


85  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

lograr  el  dia  y  ver  lo  que  haceu.  Los  Gayos  no  lo  dan  sino  ¿r 
media  noche;  espían  de  dia  la  gente  que  pretenden  matar^ 
subiéndose  á  los  árboles,  para  ver  el  humo  de  sus  fogones  ó  á 
oir  el  ruido  que  hacen  y  notar  donde  duermen.  Cuando  estáií 
más  descuidados  y  en  el  profundo  sueño,  se  llegan  agachados» 
por  entre  los  matorrales  poco  á  poco  á  tiro  de  lanza  y  arrojan 
las  que  llevan,  que  son  fornidas  de  una  pieza  do  chonta  con 
ambas  puntas  trianguladas  y  bien  agudas,  apuntando  á  los^ 
bultos  que  en  medio  de  la  oscuridad  divisan^  y  hecho  el  tiro, 
acometen  á  coger  y  acabar  de  malar  los  heridos  y  ver  si  pue- 
den agarrar  otros,  que,  despertando  con  el  repentino  alboroto, 
no  tratan  sino  de  huir.  A  los  que  matan  se  los  comen,  logran- 
do luego  lo  que  les  parece  y  ahumando  lo  demás  para  llevár- 
selo. Así  lo  hicieron  con  los  referidos  Coronados,  y  según  los 
pintan  ellos,  tienen  este  ejercicio  de  salir  y  buscar  hombres^ 
como  quien  anda  á  caza  de  brutos  para  comérselos. 

Ya  que  hago  mención  de  los  Gayes,  diré  lo  que  al  princi- 
pio de  este  año  de  1661  se  ha  intentado  con  ellos,  porque 
suelen  salir  al  rio  de  Bobonasa,  que  es  el  paso  y  el  que  se 
navega  para  la  Canela  y  camino  que  se  trata  de  abrir,  por  ser 
conveniente  asegurarlo  de  estos  enemigos.  Despachó  el  tenien- 
te general  D.  Diego  de  Armas  una  escuadra  de  iteis  soldados  ó 
indios  amigas  con  el  fin  de  que  sacasen  lenguas  de  los  Gayes, 
para  que,  enseñados  en  la  del  inga,  se  les  pueda  hablar,  por  no 
hallarse  idioma  ni  modo  como  se  les  pueda  dar  á  entender 
s^lgo,  y  cualquier  cosa  que  con  semejante  gente  se  intenta,  es 
como  si  se  tratara  con  brutos,  que  ni  entienden  ni  los  entende- 
mos. Fué  nuestra  escuadra  navegando  por  Bobonasa  algunos 
dias  y  después  por  otra  quebrada  en  que  tomaron  puerto  y  ca- 
minaron por  tierra  cuatro  ó  cinco  dias.  Cogió  y  prendió  algu- 
nos Gayes.  Estando  en  una  casa  con  los  prisioneros  disponién- 
dose para  volver  á  salir  con  la  presa,  los  acometieron  cinco 
Gayes,  peleando  valerosamente  hasta  caer  los  ires  á  arcabuzazos 
y  flechazos.  Ellos  nos  mataron  dos  de  los  mejores  Xéberos  que 
trataban  de  prenderlos,  defendiéndose  con  solas  las  rodelas  y 
no  de  pelear  hiriendo.  Claváronle  al  uno  la  lanza  sobre  una  de 
las  cejas;  al  otro  lo  pasaron  de  parle  á  parte  por  los  costados» 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO    RIO   MARAÑÓN.        87 

Entiéndese  que  losXéberos  en  venganza  dejaron  más  descabe- 
zados fuera  de  los  3;  pero  ellos  encubren  y  callan  estas  haza- 
ñas, porque  saben  no  las  recibe  bien  la  Justicia  ni  los  Padres. 
En  fin,  salieron  los  nuestros  con  los  que  prendieron  para  len- 
guas, de  que  han  quedado  tres,  que,  lográndose,  servirán  para 
hablar  á  su  nación  y  apaciguarla. 

Volviendo  á  los  Coronados,  éstos  son  pocos,  pues  no  pasan  de 
12  indios  [de  lanza?],  que  hacen  con  sus  familias  43  personas. 
Tienen  sus  casas  cinco  dias  más  arriba  de  los  Roamainas,  en 
el  mismo  rio  de  Pastasa,  enfrente  de  la  boca  de  Bobonasa.  En 
tiempos  pasados  fué  razonable  provincia;  hanla  acabado  y 
consumido  los  españoles  de  Borja,  que  antiguamente  sacaron 
mucha  gente  y  mucha  chusma;  y  también  los  de  Macas,  que 
han  hecho  las  mismas  facciones,  despoblando  esta  nación  y 
pereciendo  los  pobres  naturales.  También  han  hecho  en  ella 
muchas  matanzas  los  Gayes  y  otros  enemigos  que  tenian. 

Solian  andar  desnudos  varones  y  mujeres,  sin  cubierta  al- 
guna; por  esto  los  llamaban  los  Mainas  Ipapiza^  que  quiere 
decir  «mujer  sin  cubierta.»  Los  españoles,  corrompiendo  el 
nombre  los  llaman  Ipapizas  (sic).  El  nombre  de  Coronados  les 
pusieron,  porque  traian  pelada  la  cabeza  desde  la  frente  en  for- 
ma triangular  ó  piramidal  que  remataba  la  punta  de  lo  pelado 
en  la  coronilla.  Viven  muchos  en  una  casa  largíi  tapada  toda, 
oscura,  sin  ventanas,  donde  con  divisiones  tienen  sus  dormidas 
y  fogones  y  soberado,  donde  guardan  el  mani,  maiz  y  otras 
cosas.  Con  esta  traza  de  lobreguez  y  humo  se  defienden  de  los 
mosquitos  rodadores  y  se  ahorran  el  trabajo  de  hacer  muchas 
casas  (1). 

Son  de  buenos  naturales  y  dóciles.  Aunque  son  pocos,  es- 
peramos serán  de  importancia  para  principiar  y  fundar  una 
buena  reducción  con  los  Chudavinas,  que  eran  sus  amigos,  y 
otros  que  hay  noticia  viven  más  arriba  que  ellos,  la  cual  sirva 
de  puerto  ó  paso  en  el  camino  de  la  Canela  y  Baños  ó  de  la 
travesía  á  Ñapo,  si  Dios  es  servido  que  se  abra  para  el  trajín 
y  comunicación  de  estas  misiones  con  la  provincia  de  Quito, 

(1)    Estas  viviendas  son  idénticas  á  las  de  los  Piojés  de  Aguarico. 


88  BOLETÍN   DE   LA.  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

que  sería  el  remedio  para  el  consuelo,  aumento  y  estabilidad 
de  ellas. 

El  Hermano  Antonio  Fernández  de  Enciso  estuvo  con  estos 
Coronados  unos  seis  ó  siete  meses  el  año  pasado  de  1659,  espe- 
rando orden  de  los  Superiores  ó  modo  para  salir  adonde  la 
santa  obediencia  le  ordenase.  En  este  tiempo  les  enseñó  á  re- 
zar y  aprendieron  todos,  chicos  y  grandes,  hasta  los  muy  vie- 
jos, las  oraciones  en  castellano,  cosa  que  no  creyera,  porque  en 
otras  partes,  los  de  mayor  edad  se  dan  por  excluidos  de  tomar 
de  memoria.  Viendo  su  buena  voluntad,  el  Hermano  los  bau- 
tizó á  todos  después  de  instruirles  en  los  misterios  de  nuestra  fe. 
Los  Coronados  gustan  mucho  de  que  los  Padres  les  oigan  rezar 
y  ellos  lo  hacen  en  su  capilla  que  tienen  hecha,  juntándose 
todos  los  días  á  rezar  en  canto  las  oraciones  que  aprendieron. 

De  esta  nación  son  los  Oas  ó  Oaquis  y  Deguacas  que  estau 
de  paz  en  la  jurisdicción  de  Archidona  y  Quijos,  adonde 
dije  se  fueron  las  7  familias  atravesando  por  tierra,  repután- 
dose todos  por  parientes.  A  estos  Oas  parece  que  doctrinará 
también  la  Compañía,  porque  así  lo  encargó  y  pidió  el  señor 
Obispo  al  P.  Lucas  de  la  Cueva.  Por  caer  estos  Oas  á  trasmano, 
en  distinto  gobierno  y  jurisdicción,  no  he  visto  su  pueblo  ni 
hay  modo  para  verlo.  En  Pastasa,  en  las  casas  de  nuestros  Co- 
ronados, vi  una  tropa  buena  de  ellos,  que  vinieron  con  el 
P.  Ignacio  Ximenez  y  P.  Francisco  Alvarez  (que  Dios  haya) 
este  año  de  1661  por  enero.  Sé  muchos  de  sus  buenos  natura- 
les y  corto  número  en  que  quedaron  después  que  los  consumió 
la  peste  del  sarampión.  No  los  cuento  por  parte  de  esta  misioa 
que  tenemos  á  nuestro  cargo,  por  caer  á  trasmano  y  porque 
juzgo  son  más  á  propósito  para  que,  con  Archidona,  den  prin- 
cipio á  otra  más  cuantiosa  en  gente,  que  puede  entablar  la 
Compañía,  teniendo  sujetos  para  todo,  en  el  rio  de  Quito  y 
Ñapo,  donde  están  los  Ahixiras,  Zaparas^  Jquiios,  Encahella- 
dos,  Rumus^  Yetes,  Aviarias,  Ceños,  Becahas,  Tamas,  Chu- 
phias,  Yarasunes  y  Pay aguas  (t). 


(1)    En  las  Adiciones  al  §  de  los  Coronados  dice  nuestro  Anónimo:  «Con  el  tiem- 
po, como  no  tenían  misionero  de  asiento,  fueron  retirándose  á  sus  tierras  anti- 


NOTICIAS    AUTÉiNTIGAS    DEL    FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.        89 

En  este  informe  no  meto  esas  naciones  ó  provincias,  ni  las 
que  están  del  rio  de  Quito  para  abajo  en  más  de  1 .000  leguas  por 
el  Marañon  hasta  que  desagua  en  el  Océano,  como  son  los 
Omaguas  y  los  demás  que  refiere  el  P.  Cristóbal  de  Acuña  y 
el  P.  Andrés  de  Artiedaeusu  «Nuevo  descubrimiento».  Ni  las 
que  caen  hacia  las  cabeceras  de  Ucayali,  de  los  Payansos^  Pa* 
tanaguas  (sic)  y  otras  donde  tienen  misión  los  PP.  de  San 
Francisco.  Ni  las  que  están  hacia  las  cabeceras  de  Guallaga, 
que  tocan  á  la  ciudad  del  Triunfo  de  la  Cruz,  nueva  población 
de  españoles;  desde  los  Barbudos  y  Muniches  para  arriba,  donde 
habia  varias  naciones,  los  Lamas  ó  Tahalosos,  los  Churuíinas 
ó  Coscahoscas,  los  Fuines^  los  Amazafuines^  los  Chalones,  los 
Jibitos  y  otras.  Sólo  trato  de  las  que  he  referido  en  las  reduc- 
ciones de  arriba,  que  son  las  que  al  presente  están  en  doc- 
trina y  á  nuestro  cargo,  y  de  las  demás  que  en  esta  parte  de 
misión,  dándole  por  término  hasta  las  juntas  y  boca  del  rio  de 
Quito,  se  pueden  manejar  por  un  Superior  y  gobernar  por  la 
Justicia  de  Borja  en  sus  mesmas  tierras  ó  acercando  con  el 
tiempo  á  comunicación  los  que  están  más  distantes,  sin  que 
pierdan  muchos  de  sus  naturales  aires  y  temperamentos.  De 
estas  solas  (fuera  de  lo  particular  que  he  referido  en  las  reduc- 
ciones de  arriba),  diré  en  los  números  siguientes  lo  que  en 
común  les  conviene  á  todos  y  lo  que  alcanzo  de  su  número  y 
calidades. 

La  gente  que  de  presente  tienen  y  manejan  los  Padres  doc- 
trinándola, con  la  que  se  va  entablando  para  lo  mismo  después 
de  pasadas  las  pestes  del  año  de  1660  (en  que  se  hallaban  hasta 
10  000  personas),  que  han  consumido  mucha  gente,  son  por 
todos  siete  mil  almas,  poco  más  ó  menos.  De  estos  son  cristia- 


guaSf  de  donde,  por  julio  de  1702,  sacólos  nuevamente  el  P  Gaspar  Vidal  y  los 
volvió  á  poblar  en  el  mismo  sitio,  con  intentos  de  juntarlos  con  \o%  Semigaes  y 
otros  infíeles  que  decían  habria  en  aquellos  contornos.  Hoy  dia  no  hay  quien 
sepa  dar  razón  déllos.  Acabaríanse  probablemente  como  otros  muchos,  ó  se  yol  - 
verian  á  sus  retiros.JD  * 

Lo  que  sigue  es  el  final  del  núm.  II  y  primera  mitad  del  12  del  Informe  del 
P.  Figueroa,  en  los  cuales  resume  el  estado  de  las  misiones  amazónicas  en  el 
ano  1661. 


90  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

nos  los  tres  mil  y  ciento.  Los  restantes,  por  cuanto  se  van  dispo- 
niendo y  doctrinando  y  quieren  el  Santo  Bautismo,  se  pueden 
llamar  catecúmenos,  y  son  cerca  de  cuatro  mil  personas,  que 
por  faltarles  sacerdotes  que  les  asistan ,  no  se  ven  ni  se  doctrinan 
sino  de  paso,  cuando  los  Padres  los  visitan.  Estos  son  de  las 
provincias  y  reducciones  que  antes  he  dicho  con  sus  títulos. 
Fuera  de  éstos,  se  ha  dado  principio  y  podemos  decir  que  están 
de  próximo  para  reducirse  á  la  paz  y  obediencia  del  Rey  Nues- 
tro Señor  y  á  que  sean  doctrinados,  los  Aúnalas,  Urarinas^ 
Chudavinas,  Avitoas,  Azoranatoas,  Gayes,  Maparinas,  Itu^ 
cales,  Y  esperamos  que  salgan  á  poblarse  en  Paranapura  los 
Chayahitas  de  la  tierra  adentro  y  los  ^funiches  de  que  arriba 
se  hizo  mención.  De  estas  tres  nacioncillas  últimas  se  nos  ha 
retirado  alguna  cantidad  después  de  bautizados  los  más  do  los 
Itucales,  que  por  todos  serán  más  do  200  cristianos,  que  no 
entran  en  el  número  de  arriba.  Si  hubiera  Padres  que  se  en- 
cargaran de  su  educación,  sí  entraran  á  ellos  y  sus  parientes 
que  están  por  bautizarse,  que  no  son  pocos,  antes  suele  ser 
mucha  la  gente  que  ocultan  estos  bosques. 

Hay  además  de  lo  dicho  otras  muchas  provincias  y  naciones 
en  esta  jurisdicción  y  esfera  que  he  dicho  do  esta  parte  de 
misión,  con  quienes  aun  no  se  ha  tenido  comunicación  al- 
guna, pero  puede  tenerse  conforme  el  tiempo  les  abriere  las 
puertas  para  que  entre  la  luz  del  Evangelio.  De  las  que 
tenemos  noticias  del  Pongo  adentro,  así  en  este  Marañon 
como  en  cuatro  ríos  de  los  principales  que  en  el  desaguan  an- 
tes que  el  de  Quito,  y  están  pobhidas  en  dichos  rios,  sus  que-* 
bradas,  lagunas  y  contorno,  referiré  las  que  hay  y  junta- 
mente las  que  arriba  he  dicho  están  reducidas  y  en  doctrina, 
porque  se  sepa  y  so  dé  noticia  por  junto  de  la  mies  que  cada 
cual  de  estos  rios  tiene  en  sus  términos. 

En  este  Marañon,  inmediato  al  Pongo,  está  poblada  la  pro- 
vincia de  Mainas  con  su  ciudad  cabeza  de  gobernación  y 
única  frontera  y  presidio  de  todas,  San  Francisco  de  Borja. 

En  el  rio  de  Pastasa,  que  baja  de  Latacunga  y  Ilambato, 
donde  lo  llaman  Corino^  están  los  Roamainas  y  Zapas,  los 
Coronados,  los  Chudavinas,  Andoas,  Xanones,  Urarinas. 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL  FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.        91 

En  el  rio  del  Tigre,  que  corre  por  la  misma  banda  y  dere- 
cera que  Pastasa,  están  los  lineales  6  Cingaeuehuscas,  los 
Aúnalas^  los  ¡quitos  (que  también  se  extienden  al  río  de 
Quito),  los  Avitoas  (que  se  entiende  son  los  que  se  llaman 
Micoaras)^  los  Azoronatoas,  los  Siaviris  ó  Gayes,  los  Cuquites;  . 
de  éstos  los  más  se  pueden  poblar  en  Pastasa  y  en  el  Ma- 
rañen. 

Al  rio  de  Guallega,  que  desciende  por  esta  otra  banda  del 
Marañen,  pertenecen  los  Xéberos^  Cutinanas^  CocamillaSj  Pa- 
ranapuras^  con  los  Chayahitas  y  Muniches^  y  de  la  otra  parte 
del  mismo  Guallaga,  los  Agúanos,  Barbudos  ó  Mayorunas, 
Chariianas,  Matavichus,  Tecejas  y  Amajus, 

Al  rio  de  Ucayale,  que  desemboca  eñ  el  Marañen  por  la 
misma  banda  que  el  de  Guallaga,  tocan  los  Cocamas,  los  Afa- 
parinas  6  Panipas,  otros  Mayorunas,  los  Capanaguas,  Chipa^ 
naguas.  Chipaos,  Pagiagis,  Cheteos,  Carichais,  Cunios,  Zapas, 
Aguanaguas, 

Desde  la  boca  de  Ucayale  al  rio  de  Quito,  tiene  este  mismo 
Marauon  á  sus  lados  á  los  Yameos,  Tegaramais  ó  Ballesteros 
V  a  los  Pay aguas.  Hasta  dicha  boca  y  juntas  del  rio  de  Quilo 
con  este  Marañen,  es  lo  más  á  que  se  puede  extender  esta 
parle  de  misión,  y  me  alargo  mucho,  pues  son  desde  Borja 
más  de  200  leguas  caminando  por  solo  el  Marañen,  fuera  de 
las  que  hay  entrando  á  los  rios  y  quebradas  que  he  dicho,  si 
bien  por  andarse  por  agua  en  canoas  vienen  á  ser  más  de  la 
milad  menos  en  tiempo  y  trabajo  que  las  que  se  andan  por 
tierra. 

De  modo  que  son  por  todas  unas  40  provincias  ó  naciones 
las  que  caen  ó  se  contienen  en  este  conlorno  y  esfera  de  mi- 
sión, y  puede  ser  que  otras  más  no  haygan  llegado  á  nuestra 
noticia.  Llámanse  provincias,  no  porque  sean  tan  grandes  que 
merezcan  el  nombre  como  las  de  Europa  y  otras  partes,  sino 
porque  tienen  diferentes  lenguas  ó  están  tan  separadas,  que 
entre  sí  no  se  reputan  por  parientes,  teniéndose  por  diversos 
y  extraños  desde  los  tiempos  antiguos.  De  las  cuales  algunas 
son  muy  pequeñas,  en  tanto  que  no  tengan  arriba  de  i.OOQ 
almas,  excepto  cual  y  cual  que  las  han  consumido  enemigos. 


92  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Otras  son  mayores,  que  se  hallan  de  4  y  5.000  almas  y  de  ahí 
para  arriba.  Asi  se  ha  visto  en  las  que  se  han  descubierto  y 
de  ellas  se  toma  el  argumento  para  juzgar  en  proporción  las 
que  faltan  por  ver  y  descubrir.  Cada  nación  ocupa  muchas 
leguas  de  tierra  dividida  en  parcialidades.  Asi  se  puede  ase- 
gurar en  ellas  el  número  de  gente  que  digo,  no  otras  milla- 
radas que  refleren  y  hay  en  tierras  más  fértiles  y  mejores  que 
estas  de  las  montañas,  que  no  son  capaces  de  sustentar  tanta 
gente.  Por  esto,  me  parece  que,  sin  usar  de  exageraciones 
(como  he  procurado  no  usarlas  en  todo  lo  que  digo  en  este 
informe),  se  puede,  en  la  esfera  y  contornos  que  he  dicho  de 
esta  misión,  echar  arriba  de  60.000  almas  de  las  40  provincias 
referidas. 


§  X. 

Alzamiento  de  los  Cocamas  y  otras  naciones  confederadas. 
Muerte  gloriosa  del  R,  P,  Francisco  de  Figueroa,  protomartir 

del  Marañon, 

Viéndose  ya  los  Cocamas  sin  doctrina,  por  haberla  impe- 
dido su  mal  natural  y  depravadas  costumbres,  volvieron  otra 
vez  á  sus  hostilidades  y  matanzas  antiguas  con  más  insolen- 
cia que  nunca,  como  quienes  hablan  estado  por  algún  tiempo 
represados.  No  habia  quien  se  tuviese  por  seguro  aun  en  las 
reducciones  más  remotas,  pues  á  todas  partes  penetraban 
amenazando  y  ejecutando  crueles  estragos.  Con  esto,  el  gober- 
nador y  vecinos  de  Borja  se  vieron  precisados  á  servirse  nue- 
vamente de  las  armas  para  sujetarlos.  El  año  1663  dispúsose 
una  armadilla  de  doscientos  indios  amigos  con  algunos  solda- 
dos españoles  á  quienes  fué  capitaneando,  como  otras  veces,  el 
teniente  general.  El  P.  Tomas  Maxano  fué  haciendo  las  veces 
de  capellán,  por  el  conocimiento  que  tenia  de  aquella  gente. 
El  éxito  desta  jornada  lo  refiere  el  P.  Lucas  de  la  Cueva  en 
carta  escrita  casi  dos  años  después  al  P.  Gaspar  Cuxía,  su 


NOTÍCIAS   AUTÉNTICAS  DEL   FAMOSO    RÍO   MARAÑÓN.        93 

antiguo  con-misionero  y  á  la  sazón  provincial  de  Quito,  en 
que  dice  así: 

«Llegado  el  plazo  señalado  y  dia  en  que  habian  de  concu- 
rrir los  soldados  de  Borja  con  su  teniente  y  las  tropas  de  indios 
amigos,  que  todos  salieron  de  sus  rios  para  juntarse  en  la 
boca  de  Guallaga,  como  lo  hicieron  en  número  de  decientas 
lanzas,  comenzaron  su  navegación  por  el  Marañen  abajo 
hasta  Ucayale.  Tuviéronla  buena  en  uno  y  otro  y  buen  reci- 
bimiento en  el  primer  pueblo  del  cacique  Pacaya^  mostrán- 
dose fiel  y  amigo  de  los  españoles,  á  quienes  subió  acompa- 
ñando hasta  la  laguna  ó  ladronera  adonde  Yaricotüj  con  los 
demás  cimarrones  que  se  huyeron  desde  los  Xéberos  y  Gua- 
llaga, se  habian  remontado.  Hallaron  á  éstos  llenos  de  temor, 
en  que  les  tenía  su  fuga  y  otros  delitos,  y  ya  con  la  noticia  de 
nuestra  armadilla,  todos  los  delincuentes  alterados  y  con  mal 
ánimo  de  pelear  y  matar.  Dieron  luego  las  espías  que  habian 
bajado  del  pueblo  alto  noticias  de  la  llegada  á  los  de  Yaricota, 
con  que  se  convocaron  unos  á  otros  para  ayudarse  y  en 
número  de  canoas  bajaron  muy  armados  y  emplumados  los 
Cocamas,  Chípeos  y  Maparinas.  Emboscáronse  en  la  boca  ó 
entrada  de  la  laguna  por  ambas  partes,  para  cogerlos  en  medio 
y  de  una  y  otra  dar  la  guazabara  y  descargar  la  flechería.  Fué 
providencia  del  Señor  el  que  echasen  por  delante  al  Yaricota, 
que  sabia  muy  bien  desta  emboscada,  con  que  entrando  en 
temor  y  pocas  esperanzas  de  buen  succeso  (sic),  les  dijo  á  los 
emboscados  que  habian  venido  para  ayudar  á  dicho  Yaricota 
y  á  los  suyos,  que  no  disparasen  flecha  ni  empuñasen  armas, 
porque  el  español  había  venido  de  paz  y  entrado  con  ella  y 
con  buen  tratamiento  en  su  laguna  y  en  sus  casas.  Sosegá- 
ronse con  esta  plática;  pero  el  cacique  chipeo  /:  encarnizado  y 
alentado  con  los  sucesos  que  había  tenido  en  las  matanzas  que 
hizo  de  españoles  y  religiosos  franciscos  que  desde  los  Panata- 
guas  vinieron  á  su  tierra,  donde  juntamente  con  el  cheleo  los 
mató,  y  triunfando,  vestido  con  los  despojos  de  los  nuestros, 
se  bajó  á  Cocama  en  traje  de  español  con  jubón,  ropilla  y  calzo- 
nes y  sombrero  con  barbadas  y  narigueras  de  plata  hechas  de 
la  patena  con  que  los  religiosos  decían  misa,  y  otros  muchos 


91  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

despojos  que  le  rescataron  los  Cocamas:  /  no  vino  en  que  se 
desisliese  de  la  matanza  con  que  intentaba  consumir  los  espa- 
ñoles soldados  de  Borja  y  á  los  indios  Maynas  que  les  boga- 
ban y  servían;  conque,  alentando  á  los  Cocamas  y  Maparinas, 
les  dijo:  no  le  parecía  desistir  de  la  guazabara,  porque  no 
podía  volver  sin  llevar  á  su  muger  cabezas  de  españoles  para 
bailar  el  mazato  con  que  le  esperaba ;  que  él  estaba  hecho  á 
matar  españoles  blancos,  grandes,  altos  y  alentados,  y  que  con 
mayor  facilidad  mataría  á  aquellos  pequeños,  mestizos  y  de 
poco  aliento.  Con  esta  y  otras  pláticas  parece  vinieron  en  su 
parecer  los  demás  que  habían  bajado,  pero  resolvieron  no  dar 
la  guazabara  en  aquel  puesto  ni  hacer  su  matanza  de  día,  sino 
salir,  como  lo  hicieron^  á  un  arenal  grande  de  Ucayale  /:  que 
hoy  le  llaman  de  los  ahorcadoSj  por  los  muchos  que  dejaron 
colgados  en  61:  /  En  este  enterraron  sus  flechas,  arcos  y  otras 
armas,  con  intento  de  recibir  de  paz  á  los  de  nuestra  armada 
y  dejándolos  descuidados  y  dormidos,  dar  sobre  ellos  con  el 
mayor  silencio  de  la  noche,  cogiéndoles  en  lo  más  seguro  del 
sueño.  No  quiso  Dios  pudiesen  encubrir  su  mal  pecho,  porque 
luego  lo  reconocieron  los  soldados  é  indios,  quienes,  topando 
con  los  píes  en  las  armas  mal  enterradas  en  la  arena  y  sacán- 
dolas della  hicieron  patente  la  traición,  ayudando  á  descu- 
brirla lo  perturbado  del  juicio  de  los  Cocamas  y  Chípeos,  que, 
embriagados  como  lo  tienen  por  costumbre,  cuando  tratan  de 
matanzas,  y  para  esta  que  intentaban  había  precedido  gran 
bebida,  que  les  duró  aun  en  las  mismas  canoas,  hablaban 
como  suelen  y  desvariaban  con  muchas  roncas,  palabras  y 
obras  ofensivas.  Conque,  reconocidos  los  intentos  por  los 
nuestros,  mandó  el  teniente  desarmarlos.  Alteráronse  viéndose 
descubiertos  y  trataron  de  fuga.  Dieron  sobro  ellos  los  Xébe- 
ros  y  los  demás  amigos.  Fueron  presos  casi  todos,  y  substan- 
ciada la  causa,  les  condenaron  á  horca.  Executose  en  diez  los 
más  principales,  Apity  el  uno,  Alolama  el  otro;  los  otros  cua- 
tro, indios  de  séquito,  matadores  los  tres,  gran  hechicero  el 
cuarto.  Este  murió  como  buen  cristiano;  los  otros  cinco  con 
pocas  prendas  de  su  salvación,  principalmente  el  Apity,  quien, 
encima  de  la  horca  y  ya  para  echarlo  della;  dijo  al  P.  Tomas 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.        ü5 

Maxano,  que  le  acompañaba:  «si  yo  te  hubiera  matado  á  ti, 
no  me  mataras  tu  ahora  á  mí.»  De  los  Chípeos  ahorcaron  cuatro, 
al  cacique  principal,  llamado  Zuyo^  y  á  su  hermano,  con  otros 
dos,  todos  ellos  matadores.  Aventajáronse  estos  á  los  Cocamas 
en  la  buena  disposición  con  que  murieron.  Dejaron  con  envi- 
dia á  los  que  los  vieron  morir.  A  ninguno  de  los  Maparinas 
ahorcaron,  por  haber  constado  de  los  autos  que  se  hicieron, 
haberlos  traido  violentados,  amenazándolos  de  muerte  los 
Chipeos  y  Cocamas  sino  se  embarcaban  con  ellos  y  ayudaban 
á  su  traición.  Comprobóse  esto  con  no  haberles  hallado  género 
de  armas  ni  ofensivas  ni  defensivas;  con  que  los  condenaron 
á  azotes,  pena  que  se  ejecutó  en  ellos  y  en  los  demás  Cocamas 
y  Chipeos,  á  quienes  se  les  conmutó  la  de  la  horca  en  este 
suplicio;  el  cual  hecho,  levantaron  ranchos,  y  trayéndose  con- 
sigo á  los  Chipeos  para  que  sirviesen  en  Borja,  y  á  los  retira- 
dos de  Guallaga  para  que  estuviesen  en  sus  pueblos,  y  habiendo 
mandado  á  los  demás  Ucayales  subiesen  á  tomar  el  puesto  que 
se  les  señalase  para  poblarse  en  Guallaga,  dio  la  vuelta  nues- 
tra armadilla;  la  cual,  metiéndose  por  atajos  y  varaderos, 
entendiendo  con  esto  abreviar  el  viaje  y  quedar  libre  de  los 
mosquitos  y  otras  plagas  de  Ucayale,  dieron  en  mayores  pena- 
lidades y  calamidades;  porque,  hallando  secos  los  esteros  y 
varaderos  por  donde  entendían  abreviar  su  camino,  quedaron 
empantanados  ó  varados  sin  poder  ir  adelante  ni  volver 
atrás,  padeciendo  suma  miseria,  y  ya  casi  muertos  salieron 
en  fin  por  el  CimilideCy  y  engañando  la  hambre  con  las  fru- 
tillas del  monte,  arribaron  hasta  Pastasa,  donde  hallaron 
refresco  de  plátanos  y  maíz  que  se  les  remitió  de  Borja.» — 
Hasta  aquí  la  carta  del  P.  Cueva,  tocante  al  castigo  de  los 
Cocamas  alzados. 

No  sosegaron  ellos  con  esto,  antes,  más  encarnizados  que 
nunca,  determinaron  vengar  á  cualquier  costa  la  muerte  de 
sus  caudillos  y  otros  castigos  que  habian  llevado.  Mucho 
ayudó  también  para  esto  la  fuga  de  los  Chípeos  que  habian 
llevado  los  borjeños  á  que  les  sirviesen,  pues  vueltos  éstos  á 
sus  tierras,  metieron  mucho  fuego  entre  los  de  su  nación, 
persuadiéndoles  convenia  hacer  todo  el  esfuerzo  posible  para 


66  BOLETÍN   DE  LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

consumir  á  los  españoles,  si  no  querían  ser  todos  un  dia  sus 
esclavos.  Y  así,  por  el  año  de  1666,  habiéndose  juntado  una 
armadilla  numerosa  de  los  más  valientes  de  aquellas  naciones 
que  se  preciaban  todos  de  matadores,  fueron  bajando  al  Mara- 
ñon  con  ánimo  de  no  volver  á  sus  tierras  sin  hacer  primero 
algún  destrozo.  Llevaron  la  mira,  en  primer  lugar,  de  subir 
por  Guallaga  al  pueblo  de  los  Cocamillas,  con  intento  de  matar 
al  P.  Tomas  Maxano,  contro  (sic)  quien  era  su  saña  desde 
que  había  sido  su  misionero ,  y  porque  discurrían  había  sido 
promotor  del  castigo  que  hablan  hecho  con  ellos  los  borje- 
ños.  Ignoraban,  sin  duda,  de  que  castigos  semejantes  penden 
únicamente  de  la  Justicia  y  gobierno  seglar,  y  que  los  mi- 
sioneros, no  solo  no  los  promueven,  sino  antes  procuran 
estorbarlos  6  templar  por  lo  menos  el  rigor  de  quien  los 
ejecute,  que  este  es  el  fin  por  el  cual  acompañan  á  las  arma- 
das y  tropas  de  guerra.  Después  de  muerto  el  P.  Maxano^  el 
ánimo  que  llevaban  los  rebeldes  era  pasar  á  Borja  á  consu- 
mir, si  fuese  posible,  á  todos  los  españoles,  para  que  no  hu- 
biese en  adelante  quien  castigase  sus  desatinos. 

Con  esta  mira,  el  día  15  de  marzo,  entrando  por  Guallaga, 
iban  encaminándose  á  toda  prisa  para  el  pueblo  de  los  Coca- 
millas,  en  busca  del  P.  Maxano,  cuando  al  acercarse  á  la  boca 
de  un  riacho  llamado  Apena,  que  viene  de  las  tierras  de  los 
Xéberos,  dispuso  Dios  se  topasen  con  el  P.  Francisco  de 
Figueroa,  que  en  una  canoilla  iba  ya  saliendo  de  dicho  riacho 
para  el  de  Guallaga,  con  ánimo  de  subir  él  también  á  los 
Cocamillas,  para  verse  y  reconciliarse  con  el  P.  Tomas.  Así 
como  vio  el  Padre  la  armada  enemiga  que  se  iba  acercando, 
mandó  luego  á  los  indios  arrimasen  la  canoa  y  se  apeó  en  una 
playa  casi  inmediata  á  la  boca  de  Apena,  probablemente  para 
disponerse  á  lo  que  sucedió.  Allá  enderezaron  la  proa  tam- 
bién los  rebeldes,  y  saltando  á  tierra^  mientras  los  unos  con 
fingida  sumisión  se  llegaban  al  Padre  á  besarle  la  mano, 
saludándole,  según  estilan  los  cristianos,  con  el  Alabado^  uno 
de  elloSy  el  más  atrevido,  que  se  discurre  fue  el  cacique 
Pacaya,  un  tiempo  fiscal  de  la  doctrina,  llegándose  detras,  le 
dio  un  golpe  con  la  macana  en  el  pescuezo,  que  no  le  hizo 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO    RÍO   MARAÑÓN.        37 

mella.  Con  esto  fueron  todos  acometiendo  unos  al  Padre,  otros 
á  los  remeros  y  muchachos  que  le  acompañaban. 

Así  como  recibió  el  Padre  el  primor  golpe,  alzó  los  ojos  al 
cielo  por  tres  veces  y  comenzó  á  ayudar  á  bien  morir  á  sus 
muchachos,  parece  que  con  señas  de  que  les  echaba  la  absolu- 
ción y  repitiendo  siempre:  aJesus^  mi  hijo;  Jesus^  mi  hijo.n 
Viendo  aquellos  bárbaros  que  el  Padre  no  se  moria,  con  repe- 
tidos golpes  de  macana  le  quebraron  ambas  piernas,  conque 
cayó  por  fin  en  tierra,  pero  aun  vivo  y  en  sus  sentidos,  conque 
empezaron  todos  á  temer.  Entonces,  volviéndose  á  ellos  el 
Padre,  con  voz  mansa  y  apacible  les  dijo  en  la  lengua:  Ama^ 
manchahuaichic;  imaraycu  manchahuanguichic?  «No  me 
temáis;  porqué  me  teméis?»  Macahuaichic:  «bien  podéis  herir- 
me.» Con  esto  se  recobraron  y  le  cortaron  la  cabeza;  el  cuerpo 
lo  echaron  al  río.  Parece  que,  ciegos  con  la  rabia,  no  habían 
conocido  al  Padre,  pues  así  como  acabaron  de  matarlo,  mi- 
rándole atentamente,  reconocieron  que  no  era  el  P.  Maxano, 
á  quien  buscaban,  sino  el  P.  Figueroa;  conque  todos  á  gritos 
lloraron  por  haber  errado  el  golpe. 

Desta  manera  y  con  estas  formales  palabras  refiere  la  muerte 
desle  venerable  váron  en  carta  escrita  al  P.  Gaspar  Vivas, 
Rector  del  Colegio  de  Quito,  el  P.  Juan  Lorenzo  Lucero,  que 
fue  quien  desde  Borja  con  cinco  soldados  bajó  luego  en  busca 
del  cuerpo  del  difunto,  pero  no  halló  más  que  la  patena  del 
ornamento,  los  antojos  del  Padre,  una  Suma  moral  y  papeles 
rotos  que  llevaba  consigo.  Añade  dicho  P.  Lucero  en  su  carta, 
que  la  cabeza  del  V.  mártir,  según  se  decia,  la  guardaban  los 
matadores  en  sus  tierras,  colocada  muy  aparte  de  las  demás, 
y  que  cuando  salían,  después  deso,  al  Marañen  á  sus  matanzas, 
solían  decir  que  el  P.  Francisco  estaba  ya  muy  cansado  de 
confesar  y  necesitaba  otro  compañero  que  le  ayudase;  y  así 
venían  en  busca  de  otro  Padre.  Tal  era  la  insolencia  de  aque- 
llos sacrilegos. 

Después  de  muerto  el  Padre,  dejando  la  derrota  que  lleva- 
ban, fueron  subiendo  por  Apena  al  pueblo  de  los  Xéberos, 
en  donde,  habiéndolos  cogido  desprevenidos,  mataron  á  cua- 
renta y  cuatro  indios  y  un  español,  llamado  Domingo  de 

1 


98  boletín  de  la  sociedad  geográfica. 

Salas,  que  se  había  quedado  cuidando  la  reduccioa  en  au- 
sencia del  Padre.  De  allí,  por  entonces,  volvieron  para  sus 
tierras  á  festejar  bárbaramente  la  victoria.  Unos  Xéberos 
fugitivos  dieron  aviso  á  Borja  de  lo  que  habia  sucedido. 

Tocante  á  las  virtudes  del  V.  P.  Figueroa,  á  quien  todos  los 
misioneros  del  Marañon  veneramos  hoy  dia  con  afición  pia- 
dosa por  mártir  glorioso,  pues  murió  á  manos  de  unos  após- 
tatas de  la  Fe,  que  intentaban  extinguirla  en  estas  montañas, 
á  más  de  lo  que  refiere  en  su  Historia  el  P.  Rodríguez,  aña- 
diré aquí  un  testimonio  autentico  del  gobernador  don  Geró- 
nimo Vaca  y  otros  seis  testigos,  quienes  con  juramento  afir- 
man haber  sucedido  el  caso  siguiente,  con  ocasión  del  castigo 
que  después  se  hizo  de  los  matadores  del  Padre.  Dice  así: 
«Estando  la  armada  en  uno  de  los  pueblos  de  los  Chípeos, 
enfermó  un  indio  Roamaina  en  una  estancia  fuera  de  aquel 
pueblo  y  murió;  y  habiendo  el  teniente  y  cabo  enviado  gente 
para  traer  el  difunto,  para  que  no  lo  comiesen  los  infieles  ó  se 
llevasen  la  cabeza,  volvieron  con  decir  que  no  parecía.  Envió 
segunda  vez  más  gente  con  mandato  le  buscasen  en  los  mon- 
tes del  contorno,  y  á  la  noche  volvían  con  decir  no  parecía, 
cuando  repararon  á  corta  distancia  que  venia  con  sus  pies  el 
indio  difunto  arrimado  á  un  báculo,  cuya  novedad  le  ocasionó 
al  cabo  ir  él  mismo  á  hablar  con  él;  y  diciéudole  que  si  no  era 
el  que  habia  muerto,  respondió  que  sí,  y  que  venia  del  Cielo, 
donde  se  había  holgado  muy  bien  y  visto  el  V.  P.  Figueroa  y 
todos  los  españoles  que  mataron  los  Cocamas  en  Pastasa 
(:  déstos  se  dirá  en  otra  parte:};  y  que  había  vuelto  por  man- 
dado de  Dios  á  recomendar  su  muger  é  hijos  al  gobernador  y 
Padre,  y  que  éste  le  dijese  tres  ó  cuatro  misas.  Y  habiéndole 
preguntado  el  teniente  si  habia  de  volver  á  morir,  respondió 
quo  á  los  dos  días,  como  con  efecto  sucedió;  y  añadió  que  pro- 
siguiesen con  la  facción  y  castigo  en  que  estaban,  sin  acobar- 
darse, pues  saldrían  muy  bien  de  todo  y  no  morirían  más  que 
dos  españoles  (:  eran  estos  20  y  los  indios  160:),  como  sucedió, 
en  medio  de  estar  muy  apestado  el  lugar».  Hasta  aquí  el  tes- 
timonio del  gobernador  y  testigo,  cuyo  original  con  juramento 
y  firmas  se  conserva  en  el  Archivo  de  la  provincia  de  Quito. 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.        99 

Ojala  pareciese  otra  relación  difusa  que  de  la  vida  y  muerte 
del  R.  Padre  se  discurre  escribió  el  P.  Lucero,  según  da  & 
entender  en  una  carta  (1). 


§  XI. 

Breve  noticia  de  las  ciudades  de  Lamas  y  Sant-Ander^  y  viaje 
del  P.  Lucas  de  la  Cueva  para  la  corte  de  Lima. 

Por  remate  de  este  capítulo  apuntaré  brevemente  el  origen 
de  las  dos  ciudades  de  Sant-Ander  y  Lamas,  que  so  erigieron 
por  los  años  de  1655  y  56,  dentro  de  los  términos  de  nuestras 
misiones,  y  viaje  que  hizo  én  dicha  ocasión  el  P.  Lucas  de  la 
Cueva  á  la  corte  de  Lima. 

Habiendo  el  general  don  Martin  de  la  Riva  Agüero,  corre- 
gidor de  Caxamarca,  por  el  año  1654  capitulado  con  el  señor 
virrey  del  Perú  la  conquista  de  los  Motilones^  Tábalosos,  Casas* 
blancas^  Xiharos  y  otras  naciones  que  fuese  descubriendo  y 
poblando  en  las  vertientes  del  río  Marañen,  principió  su  con- 
quista por  los  Motilones  y  Tabalosos,  cuyas  tierras  se  acercan 
al  rio  Guallaga;  y  habiéndolos  felizmente  sujetado,  fundó  en 
sus  tierras  por  el  año  de  1655  una  ciudad  llamada  LamaSy  que 
aun  persevera,  encomendando  parte  de  los  indios  á  los  prime* 
ros  pobladores  por  tres  vidas.  De  allí,  bajando  por  Guallaga  á 
lo  interior  de  nuestras  misiones  con  el  P.  Lucas  de  la  Cueva, 
fue  entrando  á  algunas  naciones  de  aquel  rio,  en  especial  á  los 
Barbudos  y  Agúanos,  para  apaciguarlos.  Hasta  aquí  muy  al 
deseo  de  nuestros  misioneros,  pues  mostraba  mucho  celo  por 
el  adelantamiento  de  toda  la  misión,  en  lo  cual,  por  su  valor 
y  destreza  en  tratar  á  los  indios  hubiera  hecho  grandes  pro- 


(l)  Pero,  á  fdlta  de  la  relación  del  P.  Lucero,  pueden  leerse  los  documentos 
incluidos  en  uno  de  los  primeros  apéndices  á  estas  Noticias  ,  los  cuales  intere- 
san además  por  los  pormenores  que  suministran  acerca  de  la  muerte  del  P.  Fi- 
gueroa,  muy  otros  de  los  consignados  por  nuestro  Anónimo. 


100  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

grcsos,  si  su  principal  intento  no  hubiese  sido  el  apoderarse  do 
las  provincias  y  minas  de  los  Xíbaros,  escollo  en  que  también 
tropezó  el  celo  de  algunos  sucesores  suyos,  con  grande  detri- 
mento de  toda  la  misión,  como  se  dirá  hablando  de  aquella 
conquista. 

Pareció  conveniente  por  entonces  á  nuestros  misioneros  el 
condescender  con  sus  deseos,  concediéndole  para  el  efecto  cien 
indios,  que  acompañó  el  P.  Raimundo  de  Santa  Cruz,  aunque 
con  intentos  muy  diferentes  de  los  que  llevaba  el  conquista- 
dor seglar.  Mallogrose  (sic)  aquella  entrada,  como  sucedió  con 
otras  muchas,  pero  no  por  eso  desistió  don  Martin  de  sus  desig- 
nios; y  para  efectuar  mejor  lo  que  pretendía ,  dispuso  fundar 
en  la  orilla  de  Pastasa  otra  ciudad  semejante  á  la  de  los  Lamas. 
Diose  de  hecho  principio  á  la  fundación  con  el  nombre  de  la 
ciudad  de  Sant-Ander^  obligando  á  los  indios  Roamainas 
desamparar  el  sitio  en  que  hablan  empezado  á  poblarse  cua- 
renta leguas  más  arriba,  para  que  sirviesen  como  encomenda- 
dos á  los  nuevos  pobladores  que  trajo  de  varias  partes,  tam- 
bién de  Borja  y  Sant-iago.  El  intento  era  fijar  el  pié  en  aquella 
provincia,  aun  á  pesar  de  los  gobernadores  de  Mainas,  é  ir 
agregando  á  la  nueva  ciudad  más  y  más  gente,  para  efectuar 
con  ella  cuanto  le  pareciese. 

Con  esta  nueva  fundaciou  alborotáronse  mucho,  no  sólo  lo» 
Roamainas,  sino  también  otras  naciones,  hasta  amenazar  á  cara 
descubierta  aunaríanse  entre  sí  y  destruirían  á  toda  la  misión. 
Harto  tuvieron  que  hacer  los  Padres  para  sosegarlos,  y  fué 
preciso  tomase  á  su  cargo  el  P.  Lucas  de  la  Cueva  la  causa  de 
los  indios,  hasta  pasar  en  peréona  á  la  corte  de  Lima,  en  donde, 
con  el  Sr.  Virrey  Conde  de  Alba  de  Liste  alcanzó  se  revocase 
la  capitulación  hecha  con  don  Martin  de  la  Riva,  se  suspen- 
diese la  nueva  fundación  y  se  diese  el  gobierno  no  sólo  de  los 
Mainas,  que  habia  vacado  por  muerte  de  don  Pedro  Vaca,  sino 
también  de  todas  las  demás  provincias,  ríos  y  naciones  en  que 
estuviese  misionando  la  Compañía,  á  don  Juan  Mauricio  Vaca 
de  Vega,  hermano  del  difunto. 

El  rumbo  que  llevó  el  P.  Lucas  en  su  viaje  para  Lima  fue 
por  üuallaga  y  ciudad  de  los  Lamas  recién  fundada,  en  donde> 


NOTICIAS    AUTENTICAS    DEL    FAMOSO    RÍO   MARAÑON.       101 

porque  carecían  de  sacerdote,  detúvose  algunos  dias  doctri- 
nando así  á  los  indios  como  á  la  gente  española.  De  vuelta 
no  pudo  pasar  por  ahí,  porque  los  negocios  le  obligaron  á 
encaminarse  para  Quito,  de  donde,  por  los  Quixos  y  Ñapo, 
entró  otra  vez  á  la  misión. 

Este  fué  el  principio  que  tuvo  la  misión  de  los  Lamas; 
aunque  se  discurra  probablemente  que  ya  algunos  años 
antes,  dicho  P.  Cueva,  con  ocasión  que  salió  á  la  ciudad  de 
Moyobamba  á  libertar  unos  Xéberos  que  estaban  como  cauti- 
vos,  comunicó  también  de  paso  y  amistó  á  unos  indios  de  la 
provincia  de  los  Lamas,  mediante  los  Paranapuras  que  con 
ellos  comerciaban.  Algunos  años  después  de  fundada  la  ciudad, 
como  hubo  falta  de  misioneros,  ni  era  tan  fácil  el  suplir  la 
falta  de  asistencia  con  repetidas  visitas,  habiendo  los  Padres 
instruido  en  la  gramática  y  teología  moral  á  un  mozo  llamado 
Francisco  Pérez  Mexía,  que  fue  de  los  primeros  vecinos  de 
Lamas,  le  alcanzaron  se  ordenase  sacerdote,  para  que  cuidase 
de  esa  misión  como  cura  misionero  y  coadjutor  de  los  nues- 
tros; lo  cual  hizo  él  con  mucho  celo  y  aplicación  hasta  cerca 
el  año  de  1707,  en  que  por  fin  murió;  y  el  señor  obispo  de 
Truxillo  nombró  por  cura  propietario  á  un  clérigo  de  Moyo- 
bamba,  quien  al  presente  cuida  de  aquella  feligresía.  No  obs- 
tante esto,  todos  los  vecinos  de  aquella  ciudad,  en  especial  los 
indios,  se  han  profesado  siempre  y  profesan  hijos  de  la  ense- 
ñanza de  la  Compañía,  y  como  tales  han  solicitado  muchas 
veces  con  grande  empeño  se  les  envíe  Padre  que  constante- 
mente les  asista;  lo  cual  como  no  han  podido  conseguir,  mu- 
chos indios,  dejando  sus  tierras,  han  bajado  á  la  misión,  para 
vivir  debajo  el  amparo  de  los  nuestros,  y  han  fundado  una 
nueva  población  en  las  orillas  del  rio  Paranapura  debajo  el 
patrocinio  de  S.  Francisco  Regís. 

Tocante  al  gobierno  político  de  la  ciudad  de  Lamas,  el 
P.  Lorenzo  Lucero  alcanzó  del  Sr.  Virrey  el  duque  de  la  Palata, 
concediese  á  Juan  López  el  título  de  teniente  capitán  á  guerra, 
con  el  cargo  de  acudir  con  los  vecinos  á  lo  que  se  ofreciere  en 
la  misión.  Con  esto  se  fué  poco  á  poco  apartándose  de  la  juris- 
dicción y  gobierno  de  Mainas,  y  como  los  gobernadores  han 


102  BOLETÍN  DE  L\  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

descuidado  á  veces  nombrar  tenientes  que  adminislren  justi- 
cia, los  corregidores  de  Chachapoyas  han  pedido  y  parece  aun 
alcanzaron  del  Sr.  Virrey,  el  que  se  sujetase  á  su  jurisdicción, 
aunque  no  han  dejado  de  reclamar  en  todo  tiempo  los  vecinos, 
alegando  haber  sido  siempre  desde  sus  principios  parte  del 
gobierno  y  misiones  de  Mainas. 

Volviendo  ya  á  la  ciudad  de  Sant-Ander,  el  nuevo  gober- 
nador don  Mauricio  Vaca,  condescendiendo  con  los  deseos  de 
los  indios  y  orden  del  Sr.  Virrey  de  que  se  dijo  arriba,  mandó 
luego  al  punto  se  deshiciese  la  nueva  fundación  y  los  Roamai- 
nas,  en  primer  lugar,  volviesen  ásu  reducción.  Con  esto  sose- 
garon casi  del  todo  las  misiones  y  el  P.  Lucas  volvió  á  ellas 
muy  ganancioso  con  los  dones  que  le  hizo  el  Sr.  Virrey  y 
otros  caballeros  limeños,  conforme  refiere  en  el  tercer  libro 
de  su  Historia  el  P.  Rodríguez,  á  lo  cual  no  puedo  dejar  de 
añadir  lo  que  en  su  informe  refiere  en  orden  á  esto  el  Padre 
Figueroa  y  es  lo  siguiente: 

uCon  ocasión  de  la  salida  del  P.  Lucas  destas  misiones  para 
•Lima,  el  Sr.  Virrey  conde  de  Alba  de  Liste  ha  mostrado  la 
•mucha  estimación  y  afecto  que  tiene  á  esta  misión,  no  sólo 
•concediendo  todos  los  pedimientos  que  para  su  estabilidad  y 
•aumento  le  hizo  el  Padre,  en  que  se  portó  más  como  procu- 
•rador  y  abogado  y  agente  que  juez  y  censor,  y  mostrando  el 
•mismo  aprecio  y  afecto  la  honró  mucho  queriendo  ser  pa- 
•drino  de  un  mozo  aguano,  que  llevó  el  Padre,  á  quien  tam- 
•bien  quiso  llamasen  don  Luis  Enrique[z]  de  Guzman,  nom- 
•bre  y  apellidos  de  su  Excelencia,  sino  en  lo  más  arduo, 
•situando  primero  en  las  cajas  de  Loja,  después  en  las  de 
•Quito,  625  pesos  para  sustento  del  Padre  y  sus  compañeros, 
•siendo  de  incentivo  á  otras  personas  para  que  ayudasen  á  esta 
•misión  con  gruesas  limosnas  que  hicieron  de  muchos  quin- 
•tales  de  hierro  y  acero,  cerca  de  500  hachas  y  otras  herramien- 
•tas  é  instrumentos  de  fragua,  20  campanas,  con  100  frascos 
•de  vidrio  grandes  y  otros  medianos,  genero  muy  estimado 
•en  estas  partes  para  preservar  en  ellos  de  la  corrupción  mu- 
•chas  cosas;  muchos  y  buenos  libros;  casi  dos  mil  pesos  de 
•plata  labrada  en  lámparas,  cálices,  candeleros,  y  sobre  todo 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      103 

b21  lámina  (sic)  de  plata  maciza  de  los  Apóstoles,  Evangelistas 
»y  otros  santos,  que  ha  causado  admiración  y  lástima  á  mu- 
>chos  de  que  obra  tan  preciosa  se  destinase  para  las  iglesias 
i>pachizas[pajizas]  dcstos  retiros;  añadiéndose  á  esto  cerca  de 
»diez  mil  pesos  de  principal  para  renta  de  cada  año  (1). 

j>El  afecto  y  estimación  de  algunos  pasó  á  dedicar  á  la  mi- 
»sion  sus  propias  personas,  resolviéndose  á  venir  á  la  conver- 
ision  de  esta  gentilidad;  y  aunque  no  en  todas  llegó  al  efecto 
»su  deseo  y  llamamiento  por  graves  causas  que  lo  embaraza- 
»ron,  lo  puso  en  ejecución  con  grande  edificación  el  bachiller 
«Antonio  de  Aguilar,  clérigo  do  muy  señalada  virtud  y  por 
»eso  muy  estimado  en  la  corte  de  Lima.  Pdsose  en  camino; 
»llegó  á  Quito;  pasó  á  los  Quixos,  y  embarcándose  en  el  puerto 
»de  Ñapo  con  el  P.  Cueva,  á  poca  distancia  se  volcó  en  un 
»raudal  la  canoa  en  que  ambos  navegaban,  y  aunque  maravi- 
«llosamento  salió  el  Padre  después  de  largo  rato  que  anduvo 
«agonizando  debajo  del  agua,  no  sucedió  así  al  Bacl.''  [bacca^ 
y>laureu8]j  que  murió  ahogado , .  premiando  Dios  con  este 
«género  de  muerte,  que  lo  parece  de  martirio,  sus  fervorosos 
«deseos  y  vida  angelical  en  todo  inculpable,  habiéndose  dis- 
«puesto  los  dias  antecedentes  con  una  confesión  general  y 
1» mucha  oración  y  habiendo  repartido  su  hacienda  en  muchas 
«limosnas,  de  que  participó  buena  parte  esta  misión.» 


(1)  Hay  diferencias  y  aun  contradicciones  muy  considerables  entre  el  conte- 
nido de  este  §  xi  y  lo  que  resulta  de  otros  documentos  de  igual  procedencia  sobre 
el  mismo  asunto. 

Los  misioneros  jesuitas  de  Malnas  y  los  historiadores  de  la  Compañía  más 
conocedores  de  los  sucesos  acaecidos  en  aquellas  misiones,  no  han  podido  escribir 
con  imparcialidad  y  reposada  conciencia  los  relacionados  con  las  fundaciones  del 
gobierno  de  los  Lamas  y  ciudad  de  Santander.  Por  una  parte  eran  apeisionados,  y 
con  razón,  de  la  piadosa  y  sumisa  estirpe  gubernamental  de  los  Vacas;  y  por  otra 
tenían  que  mirar  necesariamente  con  malos  ojos  la  invasión  ó  entrada  á  sus  apos- 
tólicos y  tranquilos  dominios  del  codicioso  é  innovador  D.  Martín  de  la  Riva,  con 
el  cual  no  mediaban  previos  compromisos. 

En  uno  de  nuestros  apéndices  procuraremos  añadir  algunas  noticias  acerca  de 
este  episodio,  cuyo  origen  no  sea  la  Historia  del  P.  Rodríguez. 


104  BOLETÍN   DE   Lk  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 


CAPÍTULO  TERCERO. 

DB  ALGUNOS  NUEVOS  DESCUBRIMIENTOS  T  REDUCCIONES  QUE  SE  HAN 
FUNDADO  DESPUÉS  DEL  Aí50  1666  Y  HAN  RESULTADO  EN  GRAN  PARTE 
DB  OTRAS  MÁS  ANTIGUAS.  SACÁRONSE  ESTAS  NOTICIAS  DE  VARIOS 
APUNTES    T    CARTAS    DB    MISIONEROS     QUE     SE    IRÁN    CITANDO    EN 

SU  LUGAR. 

Nueva  reducción  de  CocamaSj  Cocamillas,  Chípeos^  Panos  y 
otras  nacioneSj  que  se  llama  hoy  Sant-iago  de  la  Laguna. 

Con  la  muerte  del  V.  mártir  Francisco  de  Figueroa  c  indios 
de  su  reducción,  no  sosegó  la  rabia  y  sana  de  los  Cocaínas  y 
otras  naciones  rebeldes,  antes,  más  insolentes  con  la  victoria, 
fueron  prosiguiendo  todos  los  años  infestando  con  sus  arma- 
dillas  el  Marañen  y  rios  colaterales,  sin  que  hubiera  reducción 
que  se  tuviese  segura,  pues  no  contentos  de  andar  matando 
por  los  ríos,  acometían  la  gente  en  sus  mismas  casas  con  mu- 
cha osadía.  Entro  otros  estragos  que  fueron  ejecutando,  por  el 
año  de  1664,  subiendo  casi  quince  jornadas  por  el  rio  Pastasa, 
mataron  á  muchos  indios  cristianos  y  entre  ellos  á  seis  espa- 
ñoles, que  eran  el  valor  y  desempeño  de  Borja.  En  esa  misma 
ocasión  se  tuvo  á  favor  particular  de  María  Santísima  el  que 
no  cayese  en  sus  manos  el  P.  Lorenzo  Lucero,  quien,  por  cele- 
brar una  festividad  de  Nuestra  Señora  en  el  pueblo  de  los  Roa- 
mainas,  distante  muy  pocas  cuadras  de  donde  mataron  á  los 
indios  y  españoles,  se  habia  quedado  con  el  misionero  dése 
partido.  En  otra  ocasión,  habiendo  entrado  los  rebeldes  de 
mano  armada  al  pueblo  de  los  Cocamillas,  pegaron  fuego  á 
todas  las  casas,  mataron  á  lanzadas  unas  vacas  que  allí  habia, 
desarrajaron  (sic)  las  puertas  de  la  iglesia,  sagrario  y  cajones; 
pero  queriendo  quemar  la  misma  iglesia  y  casa  del  Padre, 
nunca  quiso  prender  el  fuego;  con  que  se  fueron  harto  admi- 
rados y  corridos.  La  gente  con  el  Padre  escapáronse  mil;i- 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL    FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.       105 

grosamente  de  la  muerte,  escondiéndose  entre  espinales  del 
monte. 

Con  estas  y  otras  hostilidades  que  fueron  ejecutando,  aviva- 
do, por  fin,  el  celo  y  valor  de  españoles  é  indios  amigos,  que 
estaban  algo  amedrentados,  por  ver  que  el  último  castigo  en 
que  ahorcaron  las  cabeziis  dellos  no  habia  servido  sino  para 
irritar  más  y  más  su  fiereza,  por  mandato  del  gobernador  don 
Mauricio  Vaca,  se  juntó  una  armada  de  cerca  200  indios  y  20 
españoles,  y  por  agosto  del  año  1669,  desde  Guallaga,  se  enca- 
minó en  busca  de  los  matadores  y  rebeldes.  Acompañó  la  tropa 
el  P.  Juan  Lorenzo  Lucero,  que  era  á  la  sazón  el  misionero 
de  más  resolución  y  experiencia  y  á  quien  se  debe  el  buen 
éxito  do  aquella  jornada,  pues  enmedio  de  los  castigos  que 
quiso  ejecutar  la  Justicia  con  los  que  habian  muerto  al  P.  Fi- 
gueroa,  supo  de  tal  manera  ganarse  las  voluntades  de  aque- 
llas bárbaros,  que  los  más  dellos,  dejando  sus  tierras,  fueron 
siguiéndole  para  el  rio  de  Guallaga,  en  donde,  junto  á  una 
hermosa  laguna,  fundó  una  población  numerosa,  que  de  solos 
Cocamas  y  Chípeos  (:  sin  contar  á  los  Cocamillas  y  Panos,  que 
fue  también  agregándole  :)  numeraba  más  de  mil  y  seiscientas 
almas;  y  esta  es  la  reduelen  que  hoy  se  llama  Sant-iago  de  la 
Lagunay  en  que,  como  cabeza  de  toda  la  misión,  reside  de  or- 
dinario el  Superior. 

Los  sucesos  particulares  y  pasos  que  dio  el  Padre  para  efec- 
tuar su  intento,  no  los  hallo  apuntados,  sólo  en  el  libro  anti- 
guo de  bautismos  de  dicho  pueblo  encontró  un  breve  apunte 
de  letra  del  Padre,  que  dice  así:  «En  25  de  julio  de  1670  años, 
»se  dio  principio  á  la  enseñanza  evangélica  de  los  Xi tipos  y 
•Chepeos  que  traje  de  Ucayale,  cuya  reducción  y  población  se 
«acabó  de  hacer  el  dicho  dia,  mes  y  año  á  la  sombra  del  glo- 
Drioso  apóstol  Sant-iago,  á  quien  se  dedica  dicha  reducción, 
»(]ue  por  estar  en  una  muy  hermosa  laguna  que  desagua  en 
«Guallaga,  se  llama  la  Nueva  Cartagena  de  Sant-iago.  Y  por- 
y¡q[iQ  el  alférez  Juan  Dávila  Bejarano  ha  sido  mi  línico  com- 
»pañero  y  quien  ha  hecho  dicha  reducción  movido  del  celo  de 
•echar  almas  al  Cielo,  quiero  conste  por  ésta  á  lodos  los  que 
»la  leyeren,  cómo  se  le  debe  grande  agradecimiento.  Ques  fecho 


106  BOLETÍN   DE   L4  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

•en  esta  nueva  reducción  de  S.  Lorenzo  de  Tibilos,  tres  leguas 
«distante  por  tierra  de  la  dicha  Nueva  Cartagena,  3  de  agosto 
»de  1670.— Lucero.» 

De  los  Cocamas  no  hace  aquí  mención,  pero  por  los  libros 
de  los  baplismos  y  otros  apuntes  consta  que  vivían  ellos  tam- 
bién cerca  de  la  dicha  laguna,  pero  en  barrio  distinto.  Los 
Xitipos  son  los  que  llamamos  hoy  dia  con  el  nombre  de  Panos^ 
que  en  su  lengua  quiere  decir  «hermanos.» 

Para  no  omitir  cosa  tocante  á  esta  reducción,  trasladaré 
aquí  parte  de  una  carta  de  dicho  P.  Lucero,  que  trae  también 
en  su  Historia  el  P.  Rodríguez,  lib.  5,  cap.  3,  en  que  se  refiere 
lo  sucedido  en  tiempo  de  la  peste  que  afligió  mucho  aquella 
reducción  por  el  año  de  lf)80,  y  dice  así  (1): 

«La  carta  que  V.  R.  se  sirvió  de  escribirme  desde  Tacunga, 
recibí  en  estos  margenes  del  Marañon,  y  luego  al  punto  visitó 
como  superior  las  misiones.  Puse  en  los  Roamaynas  al  Padre 
Francisco  Fernandez  [de  Mendoza]  en  lugar  del  P.  Miguel  de 
Silva,  difunto  en  Jaén  de  Bracamoros,  cuya  noticia  dio  ya  por 
mi  orden  á  V.  R.  el  P.  Juan  Ximenez,  á  quien  tengo  puesto 
por  cura  en  San  Francisco  do  Borja,  donde  cuida  de  tres  pue- 
blos de  Maynas,  S.  Luis  Gonzaga,  nuestro  P.  S.  Ignacio,   y 


(1)  Nuestro  Anónimo  traslada  de  la  carta  del  P.  Lucero  únicamente  los  capítu- 
los r^'Iativos  á  la  peste  que  se  padeció  en  la  Laguna.  Nosotros  la  damos  integrra 
por  el  texto  publicado  en  hoja  suelta,  antes  que  la  Historia  del  P.  Rodrígruez, 
8. 1.  n.  a.  (en  Madrid^  con  el  título  y  pié  que  reproducimos: 

Titulo.— <^CdsXA  del  Superior  de  las  misiones  de  Maynas,  P.  Juan  Lorenzo  Luce- 
ro, avisando  al  P.  Vico-provincial  de  la  Compañía  de  Jesús  del  Nuevo  Reino  de 
Granada  [Oaspar  Vivas],  del  estado  que  tiene  parte  de  aquella  gloriosa  misión 
que  había  visitado  el  año  pasado  de  1681.» 

/'^«'.-«Juzgando  estimable  y  de  cdiñcación  esta  carta  que  vino  en  los  galeones 
de  este  año  de  82  [1(582],  ha  querido  el  Procurador  de  Indias  en  Madrid  partici- 
parla á  estas  provincias  de  Europa,  siempre  estimadoras  y  solícitas  de  saber  el 
buen  logro  del  trabajo  de  los  nuestros  en  la  conversión  de  la  gentilidad;  y  ha  sido 
tal  el  progreso  de  estas  gloriosas  misiones  que  llaman  de  los  Maynas  y  con  nom- 
bre más  general  del  Marañon,  que  á  sus  orillas  y  las  do  otros  ríos  so  ven  hoy 
fundados  ya  los  18  pueblos  que  se  reñeren,  habiéndose  empezado  su  cultivo  desde 
el  año  de  1638.» 

La  Historia  del  P.  Rodríguez  es  muy  rara;  pero  mucho  más  la  carta  de  odiflca- 
cion,  que  copio  «leí  ejemplar  existente  en  la  Real  Academia  de  la  Historia  entre 
los  Papeles  de  Jesnitas. 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS    DEL    FAMOSO    RÍO   MARAÑÓN.       107 

Santa  Teresa  de  Jesús.  El  P.  Francisco  Fernandez  ademas  de 
cuidar  de  el  pueblo  de  los  Santos  Angeles  de  Roamaynás, 
cuida  de  S.  Xabier  de  Gayes.  El  P.  Pedro  Ignacio  de  Cáceres 
cuida  del  pueblo  de  la  Limpia  Concepción  de  Xeberos,  y  de 
otros  tres,  como  son  Chayavitas,  Muniches,  y  Paranapuras. 
Yo  estoy  en  esta  Laguna  donde  tengo  tres  naciones  juntas; 
como  son  Vcayales,  Xitipos  y  Chepeos,  con  nombre  de  Santa 
Maria  de  Ucayales,  y  Santiago  de  Xitipos  y  Chepeos.  Tengo 
también  á  mi  cargo  tres  dias  de  rio  arriba  y  á  la  lengua  del 
agua,  otras  cuatro  reducciones;  como  son,  Santa  Maria  de 
Guallaga,  S.  Josef  de  Maparinas,  Nuestro  P.  S.  Ignacio  de 
Mayurunas,  y  S.  Estanislao  de  Otanavis,  Tengo  también  de 
gente  de  tierra,  en  distancia  de  un  dia  tres  pueblos;  como  son 
S.  Lorenzo  Mártir  de  Tibilos,  S.  Xabier  de  Chamicuros,  y 
S.  Antonio  Abad  de  Agúanos.  Estos  últimos  pueblos  visito  á 
muía,  porque  los  caminos  son  llanos  y  tiesos,  aunque  siempre 
debajo  de  árboles,  por  ser  todo  esto  bosque  e^^pesísimo,  que 
aun  los  pueblos  gozan  solo  de  aquel  despejo,  que  les  da  la 
importunidad  de  las  hachas  y  machetes,  y  es  tanto  el  vicio  de 
la  tierra  que  á  seis  meses  de  descuido  están  los  pueblos  sin 
forma  de  pueblos  porque  la  infinita  ramazón  de  el  selvaje 
nuevo,  los  encubre  de  forma,  que  parece  se  han  desaparecido. 
Las  comodidades  que  tenemos  por  acá,  son  solamente  tener 
por  cierto  se  salvan  muchos  de  estos  barbaros,  que  parece 
dijo  de  ellos  David,  hablando  con  Dios:  HomineSj  et  iumenta 
salvahis  Domine,  Son  estos  indios  animales  estólidos  sin 
gobierno,  porque  jamas  reconocieron  Principe.  Mandan  los 
hijos  á  sus  padres,  los  agravian  y  hieren.  Matan  sus  hijos, 
unas  veces  porque  nacen  mujeres  y  no  varones,  á  que  más  se 
inclinan;  otras  veces,  porque  la  mujer  tuvo  pereza  de  criar  su 
hijo,  que  esta  es  la  razón  que  dan  muchos  cuando  los  repren- 
demos. El  modo  de  matar  las  crias  es  meterlas  vivas  en  unos 
agujeros  que  hacen,  donde  las  ahogan,  echándoles  ceniza 
encima  muy  despacio,  en  que  fundan  la  piedad  maternal, 
pues  á  no  ser  madre  del  infante  la  que  ejecuta  la  muerte 
dicha,  sino  mujer  extraña,  con  cogerlo  de  un  pie  y  echarlo  al 
rio,  y  reir  mucho,  estaba  todo  hecho.  Cuando  muere  alguna 


1»  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

de  enfermedad,  dicen  lo  hechizaron,  porque  entre  estos  la 
muerte  no  es  natural,  sino  casual,  causada  de  beneficio  de 
otro,  á  quien  ellos  tienen  por  mohán:  decirles  que  statutum 
€8t  homnibiis  (sic)  hominibiis  semel  mori,  os  hablarles  en  geri- 
gonza.  Pedirles  los  cuerpos  muertos  para  enterrarlos  en  la 
iglesia,  es  darles  una  lanzada,  y  aunque  entierro  muchos  en  la 
iglesia,  á  que  asisto  con  rigor,  á  una  vuelta  de  cabeza  hallo 
muchos  enterrados  en  sus  casas.  Otros  hay  que  ni  en  la  igle- 
sia ni  en  sus  casas  los  entierran,  porque  dicen,  es  lastima  que 
a  sus  parientes  se  los  haya  de  comer  la  tierra,  con  que  los 
descuartizan  como  á  carneros,  y  entre  todos  los  deudos  se  lo 
comen.  Los  huesos  muy  bien  asados,  los  muelen,  y  revueltos 
en  sus  vinos  se  los  beben  con  grande  llanto.  Hacen  luego  una 
grande  borrachera,  que  dura  ocho  dias,  donde  beben  se  em- 
briagan, se  tiznan  con  Xagua,  y  lloran  sus  difuntos  con  gran- 
des alaridos.  En  muchos  tiene  hoy  ya  olra  forma  la  nueva 
cristiandad,  porque  nuestro  Señor  ha  sido  servido  de  mirarlos 
con  ojos  especiales  de  piedad. 

«El  año  pasado  á  principios  de  junio,  entró  la  peste  de  la^ 
viruelas  en  los  primeros  pueblos  de  el  Rio  arriba;  llegó  aquí 
la  noticia,  y  con  ella  dispuse  cinco  procesiones,  en  que  hubo 
muchas  penitencias,  á  que  asistí  predicando  con  la  palabra,  y 
con  la  obra,  haciendo  cuanto  pude  por  darles  ejemplo  de 
penitencia.  Confesaron  y  comulgaron  muchísimos  con  tal 
ternura  que  me  hacian  llorar;  pero  viendo  que  sin  embargo 
de  todo  caminaba  la  peste,  el  dia  23  do  junio  vi  75  canoas  Je 
gente  en  esta  Laguna,  diciendome  todos  desde  ella:  —  Retí- 
rate padre,  no  aguardes  la  peste,  por  que  si  la  esperas,  te  lii 
de  matar.  Lloraban  todos,  dando  desde  las  canoas  grandes 
gemidos  y  anadian: — \o  huimos  de  ti,  padre  amado,  sino 
de  la  peste  porque  tu  nos  quieres  mucho  y  ella  nos  aborroot*. 
Adiós,  adiós,  Caquire  tanii  papa,  caquere  vra  Dios  icatotonare, 
que  quiere  decir: — Quédate  con  Dios  hombre  esforzado,  Dios 
le  guarde  y  te  de  mucha  vida.  Quede  sin  esta  parcialidad  cüino 
en  un  desierto,  porque  aunque  restaban  las  dos  de  Chepeos  y 
Xitipos,  juzgué  hablan  de  hacer  lo  mismo,  y  aun  llega»'»  a 
sospechar  mequeriau  matar,  porque  en  todo  el  tiempo  de  \:\ 


NOTICIAS    AUTÉNTICAS    DEL    FAMOSO    RÍO    MARANÓN.       109 

despedida  dicha,  no  parecieron  en  el  pueblo.  Éntreme  á  mi 
Iglesia,  encendí  luces,  y  descubrí  la  Virgen  Santísima,  donde 
estuve  de  rodillas  mucha  parte  del  día,  aguardando  se  hiciera 
en  todo  la  voluntad  de  Dios.  Como  á  las  cinco  de  la  tarde  vino 
junta  toda  la  gente  restante;  saliles  al  encuentro  á  la  puerta 
de  la  iglesia,  eran,  como  dije,  Xi tipos  y  Chepeos;  al  acercárse- 
me dijeron  lodos  el  Alavado  en  tono  alto  y  devoto,  y  á  porfía, 
unos  por  un  lado  y  otros  por  otro,  me  cogieron  las  manos,  y 
me  las  besaron.  Dijeronme  venían  á  hablarme;  dijeles  que 
hablasen  lo  que  gustasen,  que  ya  les  oía  de  buena  gana — 
Hemos  ente^idido  estas  muy  pesaroso  de  haber  visto  la  facili^ 
dad  con  que  han  dejado  este  pueblo  los  Ucaijales,  habiéndoles 
tu  reducido  á  él  con  tayito  trabajo^  y  ya  se  vé  tienes  razón;  pero 
ahora  deseamos  mucho  alegrarte^  y  para  eso  te  ofrecemos  nueS' 
tra  compañia,  aunque  haya  de  venir  la  peste^  puestos  que  mu- 
riéremos  hemos  de  subir  al  cielo,  porque  moriremos  creyendo 
en  DioSj  y  dolietidonos  mucho  de  haberle  ofendido»  Los  que 
Dios  quisiera  que  escapemos  estamos  aparejados  a  rastrear  los 
retirados,  'y  traértelos  otra  vez.  Con  este  razonamiento  quiso 
Dios  consolarme.  Visitó  los  enfermos  de  arriba,  confesán- 
dolos, y  sacramentándolos,  y  bautizando  á  muchísimos  iníle- 
les.  Entró  aquí  la  peste,  y  á  una,  dio  también  en  los  tres  pue* 
blos  de  la  tierra  adentro,  y  duró  desde  octubre  hasta  princi- 
pios de  mayo.  El  trabajo  que  tuve  en  asistir  a  tanto  enfermo, 
casi  incapaz  do  asistencia,  por  el  pestilente  hedor  del  contagio, 
en  tierras  tan  sumamente  calientes,  no  es  decible,  ni  mi 
intento  es  explicarlo,  dejándolo  todo  para  el  dia  del  juicio, 
donde  para  confusión  mia,  se  verá  claramente  las  muchas 
ocasiones  que  nuestro  señor  me  ha  dado  para  servirle  y  lo 
poco  ó  nada  que  de  todo  se  ha  aprovechado  mi  alma;  pues 
como  dijo  San  Agustín:  Non  tam  multum,  sed  quam  bene. 
Murieron  muchísimos,  y  juzgo  que  todos  se  salvaron,  por 
que  fuera  de  confesarse  en  sana  salud,  lo  hacían  también 
cuando  les  comenzaba  el  achaque.  Los  gentiles  lomaron  ejem- 
plo de  los  cristianos  y  vonian  á  mi  a  bandadas,  pidiéndome 
el  bautismo.  En  menos  de  15,  sobre  asistir  á  tanto  mo- 
ribundo, instado  de  ellos  bauticé  y  puse  olio  y  crisma  á 


no  BCLETÍN  DE  LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

seiscientos  indios.  Cuando  estos  morían  y  yo  los  enterraba, 
mandaba  repicar  las  campanas;  y  como  para  los  crístianos 
antiguos  se  doblaban,  dándoles  yo  la  distinción  de  unos  á 
otros;  quedo  ya  por  común  dicho  suyo  decirme: — Padre  ya 
murió  fulano,  el  que  no  debe  nada,  y  es  fuerza  que  mandes 
repicar  a  su  entierro.  Cuando  moría  de  los  cristianos  antiguos 
alguno,  me  decían: — Murió  uno  que  debe  y  así  roguemos  á 
Dios  por  él,  y  las  campanas  dóblense;  con  que  todavía  he 
tenido  coyuntura  de  explicarles  el  purgatorio  que  era  de  antes 
imperceptible  para  estos  indios.  Habrá  como  8  dias  se  me 
vinieron  5  indios  de  los  retirados,  y  me  dicen  están  los  demás 
de  camino  para  venirse,  sin  embargo  de  que  toparon  el  rio 
abajo  gran  comodidad  de  poder  vivir  sin  ley  de  Dios,  que  es 
lo  que  la  carne  tanto  apetece. 

«Toparon  con  tres  pueblos  de  Omaguas,  los  cuales  les  hicie- 
ron mucho  agasajo;  estos  tales  dicen  se  me  acercan  por  miedo 
del  Portugués,  que  desde  la  Ciudad  de  S.  Luis,  y  Castillo  del 
Gran  Para,  donde  está  haciendo  rostro  al  Holandés,  se  han 
subido  á  la  gran  Omagua  en  busca  de  cautivos;  aseguranme 
se  me  vendrán  los  demás  que  son  como  tres  mil  indios,  y 
claro  está  que  los  trae  el  miedo  del  Portugués;  porque  á  vuel- 
tas de  rescatar  cautivos,  juzgo  los  hacen  mucho  daño.  En  todo 
este  mes  de  junio,  aguardo  aqui  la  gente  retirada  de  este 
pueblo;  y  por  Agosto,  juzgo  me  vendrán  á  ver  los  Omaguas 
que  he  dicho,  y  puede  ser  conchave  yo  con  ellos  se  me  pue- 
blen seis  dias  de  esta  Laguna.  Lo  que  siento  mucho  es  no 
tener  que  darles,  porque  sin  los  dones  de  hachas  y  cuchillos 
no  se  hace  nada,  y  con  ellos  se  obra  mas  que  con  las  escopetas, 
y  estruendos  militares.  Hoy  no  tiene  la  Misión  una  libra  de 
hierro,  ni  una  onza  de  acero;  y  ya  veo  que  de  Quito  es  difi- 
cultoso venga,  porque  ha  cerca  de  4  años  que  no  nos  envian 
una  hilacha.  Las  sotanas  son  de  manta,  y  sobre  las  carnes  no 
dejan  de  congojar,  aunque  con  mucho  consuelo  de  entender 
servimos  á  tan  Soberano  Señor:  Nudos  amat  eremuSj  dijo  el 
Sr.  San  Gerónimo;  con  que  por  esta  parte  no  hemos  menester 
mas.  Lo  que  deseamos  es  tener  con  que  perseguir  nuestras 
conquistas  espirituales,  y  para  eso  diré  a  Y.  R.  en  papel 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.       111 

aparte  un  medio  que  me  dieron  unos  indios  de  Cangasa,  de  la 
jurisdicción  de  Jaén,  distante  de  Borja  7  dias  solos.  Cierro 
este  por  empezar  el  otro.  G.**®  D.  á  V.  R.  m.^  a.^  para  aumento 
de  estas  sus  conquistas  de  el  Marañon  y  Amazonas.  Laguna 
y  Junio  3  de  1681  años.  Siervo  de  V.  R. — luán  Lorengo 
Luzero.n 

Por  lo  que  aquí  refiere  nadie  no  echará  de  ver  la  grande 
mutación  de  costumbres  que  obró  Dios  mediante  el  celo  de  su 
misionero  en  gente,  al  parecer,  tan  rebelde  y  que  pocos  años 
antes  no  trataba  sino  de  matanzas.  Después  que  estas  naciones 
se  pasaron  á  Guallaga  y  se  fundó  esta  reducción,  no  consta 
hayan  dado  muestras  de  intentar  cosa  alguna  contra  sus  mi- 
sioneros, sino  es  en  ocasión  de  las  conquistas  y  correrías  de 
los  Xéberos,  cuando  fué  común  el  alboroto  en  toda  la  misión; 
y  entonces  también  se  sosegaron  con  facilidad  y  desistieron  de 
lodo  mal  intento,  sin  que  hobiese  menester  de  castigo. 

Con  el  rigor  de  la  peste  que  hemos  dicho,  mucho  se  dismi- 
nuyó el  número  de  la  gente,  y  con  esa  ocasión  se  agregaron 
también  los  Cocamillas  y  Maparinas,  que  vivían,  Guallaga 
arriba,  en  pueblos  distintos.  Hoy  día  está  esta  reducción  re- 
partida en  cuatro  como  barrios,  que  forman  cuatro  naciones 
diferentes  de  Cocamas,  Cocamillas,  Panos  y  Chepeos.  Unos 
lineales  que  se  trujeron  pocos  años  ha  del  río  Chambira, 
viven  en  gran  parte  con  los  Panos. 

Todas  estas  naciones,  ó  por  mejor  decir,  reliquias  déllas, 
después  de  muchas  pestes  y  otros  desastres  que  han  padecido, 
hacen  al  presente  1.072  almas.  De  los  Panos  y  Chepeos,  según 
dicen,  quedan  aun  algunas  familias  que  reducir  en  sus  tierras 
antiguas  cerca  de  Ucayale. 

Tocante  á  las  costumbres,  es  hoy  día  la  gente  desta  reduc- 
ción la  que  más  se  conforma  con  los  estilos  y  policía  cristiana 
y  juntamente  la  de  más  confianza  para  todo  cuanto  se  ofrece 
en  orden  al  adelantamiento  de  la  misión  y  alivio  de  los  misio- 
neros; no  hay  entrada  á  tierras  de  infieles  ni  despacho  dentro 
ó  fuera  de  la  misión  en  que  no  tenga  mucha  parte. 

En  cuanto  á  la  población,  situada  está  en  un  llano  capaz 
aunque  en  partes  algo  cenagoso,  en  la  orilla  y  á  vista  de  una 


112  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

hermosa  laguna,  que,  mediante  un  caño  que  sirve  de  senda  y 
puerto  para  entrar  al  pueblo,  comunica  con  el  río  Guallaga. 
En  secándose  el  caño,  como  sucede  en  tiempo  de  verano,  se 
entra  por  tierra  desde  Guallaga  casi  media  legua  de  camino. 
Los  cuatro  barrios  en  que  está  repartida  la  gent«,  forman  una 
media  luna  con  una  plaza  muy  extendida  de  por  medio,  ea 
cuya  cabecera  está  la  iglesia,  bien  capaz,  á  tres  naves,  sirviendo 
de  columnas  unos  maderos  gruesos  bien  labrados.  Las  paredes 
son  de  tapia  muy  firme,  con  la  portada  y  presbiterio  pintados 
con  aseo.  A  un  lado  de  la  iglesia  está  la  casa  del  Padre,  tam- 
bién de  tapiales,  con  sus  aposentos  altos  y  mirador  divertido, 
que  goza  de  la  vista  de  la  laguna  y  mucha  parte  del  pueblo. 
Entre  iglesia,  casa  y  oficinas  hay  un  patio  hermoso  que  sirve 
como  do  claustro,  con  algunas  flores  y  naranjos  repartidos 
con  simetría  y  una  cruz  en  medio,  alrededor  de  la  cual  se 
juntan  á  la  noche  los  indios  de  doctrina  á  cantar  unas  cancio- 
nes devotas  para  la  diversión  del  misionero  y  edificación  do  la 
gente  que  acude  á  oir.  El  temple  no  es  de  lo  más  caluroso,  ni 
son  continuos,  como  en  otras  partes,  ni  muchos  los  zancudos. 
Esto  es  lo  más  memorable  desta  población. 


§  IL 
De  la  ciudad  de  Archidona  y  pueblos  anejos  de  Ñapo  y  Tena, 

Es  hoy  día  la  ciudad  do  Archidona  la  principal  puerta  y 
escala  de  las  'provincias  del  Marañen,  por  donde  de  ordinario 
entran  y  salen  nuestros  misioneros  y  en  donde  también  han 
ejercitado  su  celo  muchos  déllos.  Situada  está,  conforme  apun- 
tamos en  las  Noticias  generales,  á  las  faldas  de  la  Cordillera, 
sobre  un  collado  que  domina  á  gran  parte  de  la  montaña.  De 
Quito  dista  cerca  de  60  leguas  de  camino  de  montaña  hacia 
el  Este,  con  alguna  declinación  al  Sur. 

Forman  esta  ciudad  (que  así  la  llaman  comunmente),  cerca 


NOTICIAS  AUTÉNTICAS  DEL  FAMOSO  RÍO  MARAÑÓN.      118 

de  cien  (1)  casas,  fabricadas  con  caña  y  hojas  de  palma,  en  que 
viven  al  presente  cerca  de  550  almas,  toda  gente  india  menos 
tres  ó  cuatro  españoles  y  diez  mestizos,  nietos  algunos  dellos 
de  los  primeros  conquistadores,  un  tiempo,  según  dicen,  níuy 
poderosos,,  dueños  de  encomiendas  numerosas,  que  se  han 
acabado  ó  disminuido.  Hubo  también  cerca  de  Ñapo  minas 
ricas  de  oro  en  que  trabajaban  los  indios,  por  cuya  causa 
muchos  dellos  se  huyeron,  y  no  falta  quien  afirme,  que  hasta 
el  día  de  hoy,  los  que  llamaban  Curizetas^  viven  retirados  en 
las  cabeceras  del  Gosanga,  que  es  uno  de  los  ríos  que  entran 
en  [el  de]  la  Coca. 

Después  de  destruidas  las  ciudades  de  Quixos  y  Baeza, 
pasóse  á  Archidona  el  título  que  goza  al  presente  de  cabeza 
del  gobierno,  por  lo  cual,  á  falta  de  gobernador,  que  entra  á 
veces  á  la  visita,  reside  en  ella  un  teniente,  que  administra 
justicia  á  españoles  ó  indios.  El  cura  ó  doctrinero  es  hoy  un 
sacerdote  de  nuestra  Gompañia,  quien  cuida  también  de  otros 
dos  pueblos  anejos,  y  son,  el  uno  el  de  Napo^  distante  como 
siete  leguas  hacia  el  Sur  á  la  orilla  del  rio  que  tiene  el  mismo 
nombre.  Hay  cerca  de  40  casas  y  en  ellas  380  almas.  El  otro, 
que  media  entre  Archidona  y  Ñapo,  se  llama  Tena  y  tiene 
diez  casas  con  61  almas.  Todos  los  indios  destos  tres  pueblos 
que  tienen  edad  competente,  pagan  tributo,  unos  al  Rey  y 
otros  á  sus  encomenderos.  Los  Archidonas  y  Tenas  pagan  en 
pita,  que  es  una  especie  como  de  cabuya  (2)  delgada,  que  suple 
en  estas  tierras  las  veces  de  lino  y  cáñamo.  Los  Ñapos  pagan 
en  oro  en  polvo,  que  con  harta  molestia  (3)  recogen  en  las 
arenas  y  lavaderos  del  río.  Antiguamente  el  tributo  era  de 
doce  castellanos,  que  hacen  24  pesos;  hoy,  á  diligencias  de  los 
curas  de  la  Compañía,  pagan  solos  dos  castellanos  [de  oro], 
que  hacen  cuatro  castellanos  [pesos]  en  plata. 

Hubo  pocos  años  ha,  otro  pueblo  anejo  llamado  Chita^  dis- 
tante de  Archidona  tres  ó  cuatro  leguas  de  camino  fragoso 


(1)  Antes  habia  puesto  sesenta  y  más. 

(2)  Agave  americana. 

(3)  No,  sino  con  sama  facilidad. 

8 


114  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

hacia  el  Oriente.  Este,  por  el  año  de  1730,  se  deshizo  y  los 
pocos  moradores  que  hubo  pasaron  á  Avchidona. 

Por  estar  esta  ciudad  tan  inmediata  al  puerto  principal  del 
rio  Ñapo,  adonde  llegan  las  embarcaciones  que  suben  desde 
el  Marañon,  y  desde  donde,  como  tengo  dicho,  se  encaaiinaa 
para  sus  reducciones  los  misioneros,  solicitó  la  Compaiiia  la 
administración  de  aquel  curato,  que  desde  su  primer  origen 
habia  sido  de  clérigos  seglares.  No  faltaron  émulos  que,  por 
no  sé  qué  motivos,  quisieron  estorbarlo;  pero  en  ñn,  á  dili- 
gencia del  Sr.  Presidente  de  Quito  el  Dr.  D.  Pedro  Vázquez 
de  Velasco,  quien  con  particular  celo  y  afecto  miraba  por  la 
misión,  cerca  el  año  1658  se  dio  en  ínterin  al  P.  Lucas  de  la 
Cueva,  mientras  que  informado  el  Real  Consejo,  se  le  conce 
diese  en  propiedad  á  él  y  otros  de  la  Compañia  que  fueran 
sucediéndole.  Tardó  en  llegar  á  Quito  la  aprobación  y  cédula 
de  S.  M.,  después  de  repetidos  informes  hasta  el  año  de  1672, 
en  que  el  P.  Lucas,  obligado  de  sus  achaques,  habia  ya  salido 
de  Archidona  para  ese  colegio,  en  donde  poco  después  murió. 

En  habiendo,  pues,  entrado  dicho  P.  Cueva  con  el  P.  Sebas- 
tian Sedeño  en  aquel  curato ,  á  la  sazón  poblado  mucho  más 
que.  ahora  de  españoles  é  indios,  su  primer  cuidado  fué  ganarse 
la  voluntad  de  los  feligreses,  lo  cual  á  poca  costa  alcanzó  con 
su  trato  amabilísimo  y  total  desinterés  en  todo  cuanto  toca- 
ba [á]  su  ministerio.  Sin  embargo,  no  poco  desvelo  le  costó 
doctrinar  aquella  gente  con  la  exacción  que  estila  la  Compa- 
ñia, principalmente  para  hacer  capaces  los  indios  de  la  sagrada 
Eucaristía,  de  que  habian  hasta  entonces  carecido.  Tuvo  tam- 
bién que  hacer  para  quitar  varias  injusticias  y  abusos  que 
habia  ido  introduciendo  la  codicia  de  algunos  encomenderos  y 
tratantes  que  andaban  por  aquella  tierra,  como  también  el 
dia  de  hoy.  Todo  lo  alcanzó  por  fin  el  Padre  con  su  celo  y 
trazas,  y  lo  que  es  digno  de  notar,  con  aprobación  de  los  mis- 
mos españoles,  los  cuales  repetidas  veces  dieron  las  gracias  á 
los  superiores  de  la  Compañia,  por  haberlos  proveído  de  tan 
buen  pastor.  A  éstos  también  les  persuadió  frecuentasen  los 
Sacramentos;  que  es  cosa  rara  en  gente  de  montaña,  y  los 
fundó  una  Congregación  devota  debajo  el  amparo  de  la  Reina 


NOTICIAS  AUTÉNTICAS  DEL  FAMOSO   RÍO  MARAÑÓN.      115 

de  los  Angeles,  que  dura  hasta  el  dia  de  boy,  acudiendo  todos 
puntualmente  á  la  misa  y  plática  que  se  hace  los  sábados  al 
altar  desa  soberana  Señora  con  el  rosario  y  salve  por  la  tarde 
y  celebrando  todos  los  años  su  fiesta  con  mucha  devoción  y 
aparato. 

Al  mismo  paso  que  iba  el  P.  Lucas  mejorando  su  curato,  no 
dejaba  de  ayudar  cuanto  podía  al  adelantamiento  de  las  misio- 
nes que  le  tenían  encargado  los  Superiores,  especialmente  por 
lo  que  toca  al  río  Ñapo;  á  más  de  que  todos  los  misioneros  del 
Marañen  le  veneraban  como  á  padre,  ni  se  atrevían  [á]  dar 
paso  sin  consultarlo.  Motivado  de  su  celo  y  amor  que  profe- 
saba á  las  misiones,  ya  solicitaba  desde  Quito  nuevos  obreros 
que  ayudasen  á  la  labor  de  aquella  mies  tan  copiosa,  ya  los 
proveía  de  herramientas,  alhajas  para  las  iglesias  y  otras 
cosas  necesarias  para  la  manutención  y  adorno  de  los  pueblos, 
ya  ideaba  nuevas  conquistas,  que  fué  también  ejecutando, 
unas  veces  mediante  los  compañeros  que  tenia  á  su  lado,  otras 
de  por  sí,  cuando  le  parecia  no  haría  mucha  falta  su  asistencia 
en  el  curato,  como  fué  la  pacificación  de  los  Oas  y  Gaés,  el 
descubrimiento  del  rio  Guraray  y  otras  empresas  semejantes, 
que,  como  se  dirá  en  adelante,  fueron  en  gran  parte  fruto  de 
su  celo  apostólico,  siendo  cura  de  Archidona.  A  este  fin  tenia 
en  el  curato  un  como  seminario  de  intérpretes  de  varias  nacio- 
nes ,  que  criaba  con  grande  amor  y  aplicación  para  que  sirvie» 
sen  después  de  ejemplares  y  maestros  á  sus  parientes  y  ayu- 
dasen á  su  conversión. 

Desta  manera  fué  manteniéndose  en  el  curato  hasta  el  año 
do  1672,  en  que,  por  estar  cargado  de  achaques,  llagado  y 
medio  baldado  de  una  pierna,  le  mandaron  los  superiores 
saliese  al  Colegio  de  Quito  á  curarse,  dejando  sus  veces  al 
P.  Francisco  Güels,  misionero  que  había  sido  de  los  Gas, 
Estando  ya  el  Padre  en  aquel  Golegio,  recibió  la  cédula  de 
S.  M.  la  Reina  gobernadora  doña  Mariana  de  Austria,  fecha 
en  Madrid  á  21  de  abril  de  1670,  en  que  confirmaba  á  la  Com- 
pañia  la  administración  de  la  doctrina  de  Archidona,  por  ser 
escala,  puerta  y  frontera  de  las  misiones,  añadiendo  algo,  al 
sínodo  de  ella  y  del  curato  de  Borja,  para  el  alivio  de  toda  la 


116  BOLETÍN  DE  LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

misión.  La  cédula  la  trae  el  P.  Rodríguez  en  su  Historia, 
libro  4.%  cap.  iv,  en  donde  la  podrán  ver  los  curiosos;  yo 
copiaré  aquí  soló  una  ó  otra  cláusula,  de  donde,  si  no  me- 
engaño,  se  colija  la  voluntad  del  Roy  N.  S.,  tocante  á  las 
conquistas  de  Ñapo  y  provincias  contiguas.  Dice,  pues,  así: 
Lo  que  podíais  afirmar  es,  que  esta  Religión  (:  de  la  Compañía: J 
es  la  que  únicamente  se  emplea  en  la  conversión  de  los  indios- 
infieles  de  los  parajes  referidos^  con  mucho  fruto,  y  falland<> 
por  algún  accidente  su  residencia  tenéis  por  evidente  se  cerra^ 
ria  la  puerta  para  la  continuación^  porque  los  demás  religioso» 
no  atienden  á  estas  conquistas  espirituales  ni  tienen  al  presente 
sugetos  para  ellas^  aunque  se  moviesen  por  alguna  razón  de 
emulación;  y  los  clérigos  rara  vez  ó  minea  se  hahian  desvelado^ 
en  estOy  antes  huyen  de  asistir  en  los  curatos  de  las  montañas 
por  las  dificultades  y  riesgos  á  que  están  expuestos^  de  que  se 
origina  el  vivir  siempre  los  indios  en  >*u  idolatría  y  etc.  Mandó 
que  la  provisión  de  dicha  doctrina  se  haga  de  aqui  en  adelante 
habiéndose  cumplido  en  todo  con  lo  que  dispone  la  cédula  de 
Patronazgo  Real. 

Muy  gustoso  el  P.  Lucas  con  esta  cédula^  dio  las  gracias  á 
la  R.  Audiencia  y  oficiales  reales  por  los  informes  favorables 
que  habían  hecho  al  Consejo,  y  puso  al  corriente  la  paga  do 
las  cajas  reales  acerca  el  estipendio  ó  sínodo  de  ambos  curatos. 
Parece  quiso  la  Providencia  divina  dilatarle  la  vida  hasta  la 
llegada  de  esta  cédula,  para  que  no  lo  faltase  al  buen  Padre  en 
la  muerte  este  consuelo,  pues  de  allí  á  poco  tiempo,  habién- 
dole sobrevenido  á  los  achaques  habituales  una  calentura  con* 
tinua,  fué  poco  á  poco  consumiéndose  hasta  acabar  con  la 
vida.  Sucedió  su  muerte  por  setiembre  de  dicho  ano  1672,  con 
sentimiento  universal  de  toda  la  ciudad,  y  mucho  más  de  los 
misioneros  del  Marañen,  que  perdían  en  él  todo  su  consuelo  y 
amparo. 

Después  de  su  muerte,  habiendo  solicitado  la  Compañía  le 
substituyese  en  el  curato  otro  sujeto  de  su  misma  religión  y 
conforme  parece  se  mandaba  en  la  cédula,  hubo  tales  oposi- 
ciones, que  fomentaron  algunos  pretendientes,  discurriendo 
hallar  en  aquella  doctrina  grandes  conveniencias,  que  por  flii 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      117 

-se  tuvo  por  acertado,  para  evitar  pleitos,  renunciar  por  entoú- 
ced  á  todo  derecho,  pidiendo  al  Sr.  Obispo  señalase  cura  clé- 
rigo, guien  administrase  como  antes  el  curato.  Con  esto, 
habiendo  entrado  nuevamente  en  la  posesión  los  señores  clé- 
rigos, no  dejaron  ellos,  con  la  generosidad  y  cariño  que  estilan 
con  la  Compañía,  [de]  franquear  el  paso  á  nuestros  misioneros 
é  indios  todas  las  veces  que  quisieron  por  ahí  entrar  y  salir  á 
la  misión;  sin  embargo,  como  faltó  el  fomento  dé  parte  de  los 
curas,  no  sólo  se  atrasaron,  sino  que  se  dejaron  del  todo  las 
conquistas  que  había  empezado  el  P.  Lucas  en  las  riberas  de 
Ñapo  y  Guraray;  y  esta  es  una  de  las  causas  principales  por- 
que la  Compañía  no  ha  tenido  hasta  estos  últimos  años  reduc- 
ción alguna  en  estos  ríos. 

Por  fln,  el  año  1709,  habiéndose  solicitado  nuevamente  la 
posesión  de  aquel  curato,  ofreciendo  en  su  lugar  la  misión  de 
los  Colorados,  que  fundó  á  sus  expensas  la  Compañía  en  los 
bosques  que  se  extienden  hacia  la  mar  del  Sur,  entre  Tacan-  ' 
ga  y  Guayaquil,  se  le  dio  como  cura  propietario  la  posesión 
ál  P.  Juan  de  Narvaez,  quien  con  mucho  celo  procuró  nueva- 
mente reformarlo,  restableciendo  las  leyes  y  costumbres  que 
habla  en  él  sabiamente  introducido  el  P.  Líicas  de  la  Cueva. 
Quiso  también  pasar  la  ciudad  de  Archidona  á  otro  sitio  me- 
jor, pero  por  la  mucha  repuñancia  (sic)  de  los  indios  en  dejar 
el  suelo  nativo  en  que  se  hablan  criado,  no  tuvo  efecto  su  in« 
tonto;  sólo  se  quedó  el  sitio  señalado,  en  que  se  principió  la 
iglesia,  con  el  nombre  de  Narvaez.  Al  P.  Juan  sucedieron,  y 
sé  espera  proseguirán  sucediendo  en  adelante,  otros  curas  de 
la  misma  Compañía. 

Desde  entonces  se  dio  otra  vez  principio  á  la  conquista  de 
las  naciones  infieles  del  Ñapo,  en  especial  de  los  Icaguates, 
que  es  la  nación  más  numerosa  deste  rio.  El  misionero  que 
asiste  al  presente  en  el  curato,  imitando  los  pasos  del  P4  Lu- 
cas de  la  Cueva,  ha  bajado  algunas  veces  en  persona  á  ver  di- 
chos infieles,  y  ha  principiado  con  ellos  sus  reducciones,  que 
van  cada  día  aumentándose.  Tiene  también  en  su  curato  al- 
gunos niños  de  la  misma  nación,  á  quienes  cria  con  grande 
amor  y  aplicación  en  las  costumbres  cristianas,  á  que  sirvaa 


lis  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA» 

un  día  de  ejemplar  á  los  suyos.  Sobre  todo,  no  deja  acudir 
(sic)  de  continuo  con  crecidos  socorros  de  herramientas  y  otras 
cosas  necesarias  á  los  misioneros  que  al  presente  asistimos  ea 
estas  nuevSis  reducciones  (1);  con  qu:e  esperamos  ver  en  breve 
en  este  rio  establecida  una  muy  lucida  misión,  que  sirva  de 
escala  á  otras  muchas  conquistas,  y  Tacilite  mucho  la  comani» 
cación  de  los  que'  viven  en  el  retiro  del  Marañen  con  la  ciu* 
dad  y  provincia  de  Quito,  que  es  lo  que  tanto  se  desea. 


I  IIL 
Reducción  de  los  Oas. 

Eran  los  Oas  nación  de  una  misma  lengua  y  costumbre» 
con  los  Corónados  ó  Ipapizas  de  Pástasa,  y  aún  se  discurre  tí- 
vían  antiguamente  con  ellos,  en  las  mismas  tierras,  cerca  dé 
Aarrábima.  De  allí,  por  temor»  parte  de  los  españoles,  y 
parte  de  los  Gfoes,  qué  mucho  los  perseguian,  se  retiraron  pri- 
mero á  las  cabeceras  del  Rio  del  Tigre;  de  allí,  acosados  de 
otros  infieles  y  aun  de  los  mismos  Gaes,  se  pasaron  al  ria 
Nonxino^  que  entra  en  el  Guraray,  de  la  banda  del  Ñapo,  vein- 
te y  un  dia  de  navegación  desde  las  juntas  destos  dos  riod. 
Los  Coronados  de  Pastasa  dieron  noticia  á  nuestros  misione- 
ros desta  gente,  y  el  uno  déllos  servio  (sic)  de  intérprete  al 
P.  Lucas  de  la  Cueva,  quien  por  el  año  de  1659,  con  escolta 
de  algunos  Xéberos,  entró  desde  el  pueblo  de  Ñapo  &  sus 
(ierras  á  amistarlos. 

Fundóse  con  ellos  una  mediana  población  en  las  orillas  del 
mismo  Nonxíno,  tres  cottás  jornadas  en  distancia  del  puebh> 
de  Ñapo  por  atravesia  de  monte.  Se  entraba  también  á  ella  su- 
biendo por  Araona  [Arajunof]  Los  misioneros  de  los  Oas  fue- 
toa  los  PP.  Sebastian  Sedeño,  Esteban  Cáicedo  y  Francisco 


y».  I  .Mu 


(])   V.  la  Advbbtincza  que  va  al  frente  de  estas  Noticias. 


NOTICIAS  AUTÉNTICAS  DEL  FAMOSO  RÍO  lU^AÑÓN.      119 

Güels.  Después  del  alzamiento  de  los  Abiziras,  de  que  se  dirá 
en  adelante,  se  pasó  esta  reducción,  primero  á  Ansupiy  riacho 
que  sale  á  Ñapo  pocas  cuadras  más  arriba  del  pueblo  de  este 
nombre.  De  allí  se  bajaron  al  puerto  que  llaman  hoy  dia  de 
Santa  Rosa^  en  donde  hay  aún  algunas  familias  de  nación  Oa. 
Así  lo  dispuso,  siendo  cura  de  Archidona,  el  P.  Lucas  de  la 
Cueva,  para  facilitar  la  navegación  de  Ñapo  y  tener  cerca  á 
unos  indios  que  miraba  como  á  hijos,  por  haberlos  conquis- 
tado. De  aquí  es,  que  mientras  cuidó  el  Padre  de  aquel  cura- 
to, así  dicho  pueblo  de  Santa  Rosay  como  también  otro  más 
arriba,  que  llamaban  üamhunu,  y  hoy  se  llama  Napotoay  se 
consideraban  como  anejos  de  Archidona.  Después  de  la  muer- 
te del  Padre,  habiendo  renunciado  la  Compañía  á  aquel  cu- 
rato, los  curas  clérigos  que  entraron  en  él,  por  los  pasos  peli- 
grosos del  rio  que  dificultan  la  comunicación  desos  pueblos 
con  el  de  Ñapo  y  Archidona,  cedieron  su  administración  y 
cuidado  al  cura  de  Ávila,  que  hasta  el  dia  de  hoy  les  adminis- 
tra los  Sacramentos.  No  dejan,  sin  embargo,  los  indios  do 
preciarse  haber  sido  un  tiempo  misión  de  la  Compañía,  y 
hasta  estos  últimos  años  conservaron  con  veneración,  como 
reliquia,  un  cajón  de  ornamento  que  decian  haber  sido  del 
P.  Lúeas  de  la  Cueva,  y  el  actual  cura  de  Archidona  lo  pasó 
á  su  pueblo  para  memoria  de  ese  varón  apostólico» 


Marcos  Jiménez  di  la  Espada» 


fCmUiñuarij 


El  rORTENIR  DE  U  lENGDl  ESNNOLl 

(OOMPARADA  CON  LAS  PRINCIPALES  DEL  HONDO) 

ESTUDIADO  DESDE  EL  PUNTO  DE  VISTA  GEOGRÁFICO  Y  ESTADÍSTICO. 


COMUNICACIÓN 
DnuoiOA 

A  LA  REAL  ACADEMIA  DE  LA  LENGUA  ESPAÑOLA 

roB 

GABRIEL    CARRASCO. 


Nada  prueba  que,  en  la  gran  batalla 
de  las  leng-uas,  la  ventila  no  acabe  por 
ser  del  capafioí. 

CONTHA-ALMIBANTB  RBYKILLBRB. 

De  todas  las  naciones  de  Europa,  loe 
españoles  son  los  únicos  que  actual- 
mente pueden  tener  la  ambician  de 
disputar  á  los  ingleses  y  á  los  rusos  la 
preponderancia  futura  en  los  movi- 
mientos étnicos  de  la  humanidad. 

Blisbo  Rbclus. 

fN&uvflU  0/ogrqphie  üniver$$lt€^  1. 1, 
p.  910.) 

La  casi  completa  ignorancia  de  la  lengua  española,  que  rei- 
na en  toda  Europa,  fuera  de  España,  es  causa  de  que  se  des* 
conozca  la  importancia  de  un  idioma,  qne  está  destinado  á 
compartir  con  el  inglés,  en  lo  futuro,  el  dominio  del  mundo 
civilizado ,  y  aun  á  convertirse,  quizá  en  un  plaio  algo  más 
lejano,  en  el  más  importante  de  todos  cuantos  se  hayan  habla- 
do alguna  vez  sobre  la  superficie  de  nuestro  planeta. 

Pero,  si  entre  el  vulgo  de  los  sabios  (y  con  mayor  razón  en 
la  masa  general  de  la  población  europea)  es  desconocido  nues- 
tro idioma,  y  no  se  puede  apreciar,  por  consecuencia,  ni  su 
importancia  actual,  ni  aquella  á  que  está  destinada,  hay  una 
clase  de  hombres  que  ya  empiezan  á  tener  mayores  conocimien- 
tos á  este  respecto;  nos  referimos  á  los  marinos,  que  por  su 


EL  PORVENIR  DE  LA  LENGUA  ESPAÑOLA.  121 

profesiÓQ  se  ven  obligados  á  recorrer  el  mundo,  y  que  saben 
que  en  toda  la  redondez  del  globo,  hay  países  en  que  el  idioma 
español  sirve  como  único  medio  de  expresar  el  pensamiento. 

Hace  poco  tiempo  se  ha  publicado  un  artículo  del  contra- 
almirante Reveillére,  de  la  marina  francesa,  que,  dirigiéndose 
á  M.  Havet,  profesor  del  Colegio  de  Francia,  y  tratando  el 
gran  problema  de  la  reforma  de  la  ortografía  francesa,  dice: 
«El  porvenir  pertenece,  sin  duda  alguna,  á  la  escritura  verda- 
deramente fonética». 

Refiriéndose  á  la  española,  que  aprendió  en  un  viaje  á  vela, 
y  en  la  que  se  perfeccionó  con  una  corta  residencia  en  la  Ha- 
bana, el  mismo  marino  dice  «entonces  para  el  oficial  de  mari- 
na, la  lengua  mas  útil  sería  la  española»  de  la  que  hace  elogios 
á  causa  de  la  facilidad  de  su  escritura,  verdaderamente  fonéti- 
ca; y,  al  compararla  al  inglés  y  al  francés,  tan  difíciles  de  es- 
cribir, agrega: 

«El  inglés  se  extiende  porque  es  la  lengua  comercial  por  ex- 
celencia, y  también  porque  su  estructura  es  muy  lógica,  pero 
las  dificultades  de  su  ortografía  son  considerables,  y  teniendo 
en  cuenta  el  modo  como  se  desarrolla  hace  un  cuarto  de  siglo 
la  América  del  Sur,  nada  prueba  que  en  la  gran  batalla  de  las 
lenguas,  la  ventaja  no  acabe  por  ser  del  español,  precisamente 
por  sus  facilidades  ortográficas». 

Esta  es  una  de  las  pocas  veces  en  que  hemos  leído  aprecia- 
ciones justas  sobre  nuestro  idioma,  hechas  por  un  europeo  no 
^pañol,  apreciaciones  fundadas  en  el  conocimiento  de  un  idio- 
ma que  pasa  por  muerto  en  Europa,  fuera  de  España. 

Pero,  antes  de  entrar  de  lleno  en  el  estudio  de  nuestro 
tema,  queremos  transcribir,  como  un  fuerte  apoyo  de  nuestras 
ideas,  las  palabras  del  gran  geógrafo  francés,  M.  Elíseo  Reclus, 
que,  refiriéndose  al  idioma  y  rasa  española,  dice  «De  todas  las 
naciones  de  la  Europa,  los  españoles  son  los  únicos  que  actual- 
mente pueden  tener  la  ambición  de  disputar  á  los  ingleses  y 
á  los  rusos,  la  preponderancia  futura  en  los  movimientos 
étnicos  de  la  humanidad»  (1). 

<1)   NouvelU  Oéo^raphie  UnivfnelU^  T.  1,  p.  010. 


122  BOLBTÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

Examinemos,  ahora,  las  causas  que  han  motivado  los  dos 
juicios  citados,  y  el  nuestro  propio. 

El  desarrollo  de  los  idiomas  sobre  la  tierra  está  ligado, 
entre  otras  muchas,  á  tres  grandes  causas  principales,  que 
colocaremos  por  el  orden  de  su  importancia. 

La  primera  es,  indudablemente,  la  extensión  territorial  útil 
sometida  al  imperio  de  la  misma  raza  ¿  idioma  que  se  ha  de 
desarrollar^  ó  que  ya  se  desarrolla  dentro  de  sus  límites,  y 
el  aumento  probable  de  su  población. 

La  segunda,  es  la  facilidad  que  ese  idioma  presente  para  su 
aprendizaje,  ya  sea  simplemente  hablado  ó  ya  escrito» 

La  tercera,  es  la  riqueza  intelectual  de  la  raza  ó  de  las  razas 
que  lo  hablen,  la  importancia  de  su  comercio,  de  su  literatura, 
de  los  pensamientos,  en  fin-,  que  se  susciten  en  sus  sabios  y 
escritores,  que  hagan  popular  y  necesario  en  el  mundo  su 
manera  de  expresarse. 

Estudiando  detenidamente  cada  una  de  esas  principales 
causas,  podremos  deducir  el  porvenir  que  está  reservado  á  los 
idiomas. 

I. 

EXTENSIÓN  TERRITORIAL  Y  POBLACIÓN. 

El  imperio  ruso ,  con  casi  22  millones  de  kilómetros  cua- 
drados de  superficie  y  100  millones  de  habitantes  (de  los 
cuales  5.389.000  km.  y  87  millones  de  habitantes  en  Europa) 
se  presenta  inmediatamente  al  espíritu,  como  una  de  las 
grandes  agrupaciones  humanas  del  presente,  y  también  del 
futuro,  pero  á  pesar  de  tales  favorables  condiciones,  puede 
asegurarse  desde  luego  que,  lógicamente,  el  idioma  ruso  no 
preponderará  en  el  porvenir. 

Esa  enorme  superficie  está  compuesta,  en  gran  parte,  de 
tierras  desoladas  por  los  rigurosos  fríos  de  las  regiones  árticas: 
la  Siberia,  por  sí  sola,  ocupa  la  mitad  de  esa  extensión,  qu& 
permanecerá  siempre,  si  no  desierta  como  en  la  actualidad,  á 
lo  menos  con  una  población  muy  poco  densa. 


EL  PORVENIR  DE  LA  LENGUA  ESPAÑOLA.      1» 

Queda  eliminada,  pues,  de  un  golpe,  la  mitad  de  esa  enorme 
superficie. 

Pero  no  es  esto  solo:  la  Rusia  no  está  unificada  por  el  idio- 
ma; dentro  de  esos  vastos  dominios  se  hablan  docenas  de 
idiomas  y  dialectos  diversos,  desde  los  de  las  regiones  árticas, 
hasta  los  del  Asia  y  de  la  China,  que  forman  su  límite 
austral. 

El  idioma  ruso  es  uno  de  los  más  difíciles  y  duros  de  la 
Europa,  tiene  una.  escritura  complicada,  que  necesita  de  carac* 
teres  especiales  desconocidos  en  el  resto  del  continente,  y 
el  pueblo,  sometido  á  un  régimen  de  opresión  y  tiranía,  nada 
ó  casi  nada  ha  producido  que  haga  necesario  al  resto  del  mundo 
el  conocimiento  de  su  idioma.  .     . 

El  aumento  de  su  población,  que  ha  sido  el  más  fuerte  de 
Europa,  reserva,  indudablemente,  al  idioma  rusa  una  gran 
masa  que  lo  contará  como  lengua  materna,  pero  lógicamente 
esta  no  traspasará  nunca  las  propias  fronteras  de  su  territorio^ 
y  el  ruso^  una  vez  adquirida  la  densidad  definitiva  de  su  po^ 
blación,  no  se  propagará  fuera  del  continente  en  que  actual- 
mente existe. 

De  los  idiomas  del  Asia,  el  chino,  actualmente  es  el  ha^ 
blado  por  mayor  número  de  seres  humanos;  el  sánscrito  y 
sus  derivados,  en  que  se  expresan  gran  parte  de  las  poblacio- 
nes que  riegan  los  grandes  ríos  de  la  India,  pertenecen  á  las 
razas  que  es.án  ya  en  su  decrepitud  y  para  las  cuales  ha 
sonado  la  hora  del  retroceso:  el  chino  no  se  puede  escribir 
fonéticamente;  sus  letras  no  representan  sonidos  como  todas 
las  de  los  alfabetos  europeos,  sino  pensamientos  como  las 
cifras  árabels  i — 2—3—4  etc.;  que  pueden  ser  leídas  y  com- 
prendidas aunque  cada  nación  les  dé  un  sonido  diferente; 
necesita,  pues,  millares  de  letras  para  escribirse,  y  es^  por 
consecuencia,  de  una  dificultad  tal  que  asegura  su  no  pro- 
pagación. 

Esos  idiomas,  además,  no  pueden  extenderse  más  de  lo  que 
ya  lo  están,  porque  la  densidad  de  la  población  ha  llegado  á 
su  máximo  por  la  apatía  de  esas  razas  y  porque  dadas  las  con- 
diciones políticas  actuales  del  mundo,  no  tienen  mayor  espacio 


121  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

en  que  extenderse,  siendo,  por  el  contrario,  perseguidos  hasta 
dentro  de  los  límites  geográficos  de  sus  territorios,  por  la  in- 
vasión extranjera,  que  ha  dominado  sus  costas  y  que  aspira  á 
la  conquista  de  su  interior;  la  Inglaterra  en  la  India,  Francia 
en  Tonkin,  Rusia  en  la  China,  hasta  la  Holanda  y  Portugal 
«n  sus  divei^sas  posesiones,  están  combatiendo  ya  la  prepon- 
derancia local  de  aquellas  razas  é  idiomas  y  cada  conquistador 
trata  de  propagar  el  suyo. 

Dentro  de  la  Europa,  el  alemán  es  indudablemente  el  idioma 
hablado  por  mayor  número  de  habitantes. 

El  imperio  alemán,  con  cerca  de  47  millones;  el  Austria 
^propiamente  dicha)  con  22  millones,  y  Suiza  con  2  millones, 
forman  un  total  de  71  millones  de  habitantes  que  hablan  ale- 
máq,  distribuidos  en  una  superficie  de  861.000  km.' 

Pero  fuera  de  esos  territorios  y  prescindiendo  de  alguna 
insignificante  partícula  que  puede  haber  en  el  grande  Océano, 
el  alemán  no  tiene  mayor  territorio  en  que  extenderse;  la 
densidad  de  su  población,  si  no  ha  llegado  al  máximum,  está 
ya  muy  cerca  de  él;  aumentará  algo,  llegará  á  100  millones, 
ó  á  poco  más,  pero  puede  preverse  que  el  idioma  alemán,  no 
podrá  aspirar  á  ser  uno  de  los  más  extendidos  en  el  globo. 

El  idioma  francés,  se  encuentra  en  mucho  mejores  condi- 
ciones, no  solo  en  el  presente,  sino  también  en  el  futuro, 
«egiin  lo  indican  las  siguientes  cifras  relativas  á  la  extensión 
ierritorial  y  número  de  habitantes  que  lo  hablan: 

Kilómetros.      Habitantes. 


Francia.... 586.408  88.218.903 

ídem,  posesiones  y  colonias  (sin  las  de  Asia).      2.686 .610  U.565.800 

Bélgica  (del  habla  francesa) 29.467  2.280.816 

43uixa            —            —       20.000  608.007 

Haiti            —            —       28.900  960.000 

Total 8.201.275  68.582.026 

El  idioma  francés  ^^uenta,  pues,  actualmente  con  más  de 

.3  millones  de  kilómetros  cuadrados  de  territorio  en  que  se 


EL   PORVENIR   DE   LA   LENGUA   ESPAÑOLA.  125 

habla,  y  con  53  millones  de  personas  que  lo  reconocen  como 
lengua  materna,  pero  á  más  el  genio  francés  se  ha  extendido 
de  tal  manera  por  el  mundo,  su  literatura,  su  comercio,  sus- 
ciencias  y  artes  han  llegado  á  tan  alto  grado  dé  desarrollo, 
que  bien  puede  calcularse  que  hay  en  el  mundo  más  de  30  mi* 
Uones  de  individuos  que  hablan  ó  leen  el  francés,  aunque  no 
sea  su  lengua  nativa. 

En  el  Canadá  y  la  Luisiana,  es,  todavía,  el  idioma  nativo- 
de  muchos  cientos  de  miles  de  naturales,  pero  rodeadas  de  po* 
blaciones  de  habla  inglesa,  se  prevé  que  no  tardará  en  desapa- 
recer do  América  el  francés,  como  idioma  nativo,  para  ser 
completamente  reemplazado  por  el  inglés,  en  el  Norte,  y  por 
el  español,  en  la  Ouayana. 

De  todas  maneras,  el  francés  tiene  más  de  3  millones  do 
kilómetros  cuadrados  en  que  extenderse,  y  la  riqueza  natural 
de  voces,  y  el  genio  de  sus  sabios  y  literatos,  le  asegura,  du- 
rante muchos  años,  una  grande  importancia  universal;  pera 
no  será  la  lengua  nativa  que  prepondere  en  lo  futuro,  porque 
no  tiene  extensión  suficiente  en  que  desarrollarse,  además  do 
las  dificultades  que  ofrece  su  escritura,  por  no  ser  una  lengua 
que  se  escriba  fonéticamente. 

No  hemos  tenido  en  cuenta  la  superficie  de  las  posesiones, 
francesas  en  el  Asia,  Tonquín,  Annam,  etc.,  porque  indudable- 
mente nunca  el  francés  será  allí  mas  que  el  idioma  de  la  gente 
oficial;  unos  cuantos  miles  de  franceses,  no  podrán  cambiar  el 
idioma  que  hablan  millones  de  naturales  siendo  por  el  contra* 
rio  los  franceses  los  que  serán  absorbidos  por  el  idioma 
del  país. 

Llegamos  al  inglés,  que  es  hablado  en  los  territorios  y  por 
los  habitantes  que  expresa  el  siguiente  cuadro: 

Kilómetros.        Habitantes. 


Gran  Bretaña  y  poBesioncs  (sin  la  India 

ni'Ceilan) 20.126.895       60.286.137 

Estados-Unidos 9.212.270       60.445.336 


29.338.666      110.780.483 


128  BOLETÍN  DE  LA.  SOCIEDAD   QEOORÁnCA. 

Prescindimos  de  las  posesiones  inglesas  en  la  India  y  Gei- 
lan,  porque  sus  258  millones  de  habitantes,  no  hablan,  ni  ha- 
blarán nunca  inglés:  unos  cuantos  millares  de  ingleses,  no 
podrán  nunca  convertir  á  su  idioma  esa  enorme  masa  de  po- 
blación indígena. 

Eso  no  obstante,  con  110  millones  de  habitantes  cirili- 
zados  7  una  superficie  de  29  millones  de  kilómetros  cuadra^ 
dos,  distribuidos  en  toda  la  superficie  del  globo,  queda  asegu- 
rada á  la  lengua  inglésala  supremacía  en  el  presente,  y  pof 
mucho  tiempo  en  el  porvenir,  pero,  ¿esa  supremacía,  será  de- 
finitiva, en  cuanto  actualmente  puede  preverse? 

Las  conclusiones  finales  de  este  artículo,  nos  darán  la 
respuesta. 

Examinemos,  ahora,  la  lengua  española,  tema  especial  de 
úuestro  estudio. 

¿Cuál  es  la  superficie  territorial,  reservada  á  este  idioma,  y 
cuántos  son  los  que  actualmente  lo  hablan? 

Es  difícil  encontrar  un  cuadro  estadístico  que  demuestre  con 
datos  recientes,  la  extensión  y  población  de  las  repúblicas 
sud-americanas,  y  de  la  monarquía  española. 

Aprovechamos  pues,  la  oportunidad,  y,  tomando  los  datos 
del  almaifiaque  de  Gotha,  correspondiente  á  1890,  el  cual,  á  su 
vez,  los  ha  tomado  de  las  publicacioues  más  recientes  de  cada 
país,  damos  el  siguiente  cuadro,  que  creemos  de  interés  para 
la  resolución  del  problema  que  estudiamos. 

Incluimos  en  este  cuadro  la  superficie  y  población  del  Bra- 
sil, porque  el  portugués,  propiamente  dicho,  por  sus  grandes 
analogías  y  su  comunidad  de  origen,  puede  considerarse  como 
una  rama  del  idioma  español,  estando  destinados  aquellos  in- 
mensos territorios  á  ser  poblados  por  habitantes  del  habla  de 
las  numerosas  naciones  que  los  rodean,  es  decir,  del  habla  es- 
pañola, que  es  la  que  predomina  en  toda  la  América  del  Sur 
y  Central. 


EL  PORVENIR  DE  LA  LENGUA  ESPAÑOLA. 


127 


Snperíicie  y  población  de  las  naciones  del  habla  española 

7  portuguesa. 


Argentina 

Boliyia. 

Brásü 

Ohüe 

Colombia 

Costa  Rica ." 

Dominicana 

Ecuador 

Guatemala 

Honduras 

México , 

Nicaragua 

Paraguay 

Perú 

Salvador 

Uruguay 

Venezuela 

Total  en  América 

España 

—  posesiones 

Total  general 

Portugal '. 

—  posesiones 

Total  español  y  portiigttés . 

Español  solamente 

Portugués  solamente 


Kil6metro8 
cuadrados. 


2.894.267 

1.139.260 

8.887.218 
758.216 

1.327.860 

50.760 

45.200 

660.988 

121.140 

120.480 

1.946.292 
183.800 
258.100 

1.187.000 

18.720 

186.920 

1.639.898 


20.666.639 

604.561 
1.129.370 


22.289.460 

92.076 
1.825.220 


24.206.766 


18.962.242 


10.264.618 


Habitantes. 


4.000.000 

2.825.000 

14.002.886 

2.666.485 

8.408.582 

218.785 

604.000 

1.004.661 

1.427.116 

831.917 

11.487.210 

262.872 

826.688 

2.621.924 

664.618 

614.257 

2.198.320 


48.056.155 

17.660.246 
8.100.800 


73.607.201 

4.708.1.78 
4.987.900 


88.808.279 


69.606.866 


23.697.418 


128  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

Está  demostrado  que  en  la  lucha  por  la  existencia,  tanto  ea 
las  razas  como  en  los  individuos,  las  superiores  matan  ó  ab« 
sorben  á  las  inferiores,  y  las  fuertes  prevalecen  allí  donde  las 
débiles  sucumben. 

Aplicando,  como  creemos  se  puede  lógicamente  hacer,  la 
misma  teoría  á  los  idiomas,  en  cuanto  racionalmente  es  de 
preverse,  se  demuestra  que  la  marcha  general  de  la  civiliza* 
ción  tiende  á  la  unificación  de  los  grandes  idiomas,  destru- 
yendo esos  dialectos  de  provincia,  que  durante  siglos,  cuando 
el  mundo  no  tenía  los  medios  de  comunicación  que  hoy  aban* 
dan^  apartaban  unos  de  otros,  á  pueblos  del  mismo  origen 
étnico. 

Es  así  como  el  bearnés,  el  provenzal,  y  tantos  otros  patuás 
franceses,  desaparecen  cada  día,  así  como  el  geno  vés,  napoli-^ 
taño,  piamontés  y  demás  dialectos  de  la  Italia,  se  van  borrando 
poco  á  poco,  ante  la  generalización  de  la  enseñanza  del  idioma 
oficial  de  la  nación. 

El  idioma  vascuence,  liltimo  resto  de  una  antigua  civiliza- 
ción, está  condenado  á  desaparecer  en  corto  tiempo,  á  causa 
de  la  poca  utilidad  que  presta  una  lengua  solo  hablada  en  un 
pequeño  rincón  del  mundo,  y  el  catalán  ha  dejado  ya  de  ser  el 
lenguaje  oficial  de  un  pueblo,  que  no  puede  comunicarse  con 
él  más  que  unas  cuantas  leguas  á  la  redonda  de  su  capital. 

Aunque  no  en  tan  alto  grado,  el  portugués  se  encuentra  en 
condiciones  semejantes  respecto  al  castellano. 

En  Europa,  confinado  en  un  rincón  de  España,  rodeado  de 
los  habitantes  del  habla  española,  debe  cada  día  sufrir  ia  in* 
fluencia  preponderante  de  este  idioma,  así  como  en  el  espacio 
las  grandes  masas  siderales  obran  sobre  las  más  pequeñas  en 
razón  de  la  célebre  ley  de  Newton,  tan  aplicable  á  la  materia 
como  á  las  influencias  étnicas. 

En  América,  el  grandioso  imperio  Brasileño  cayó,  derrum- 
bado por  la  influencia  preponderante  de  la  República,  que  lo 
rodeaba  por  todas  sus  fronteras;  del  mismo  modo,  como  de  las 
fronteras  republicanas  ha  partido  hacia  el  centro  la  influencia 
política,  partirá,  en  lo  futuro,  la  influencia  étnica,  y  las  ocho> 
naciones  del  habla  española  que  lo  rodean  irán,  con  el  tiempo» 


EL  PORVENIR  DE   LA   LENGUA  ESPAÑOLA. 


129 


mandándole  lentamente  la  inñuencia  de  su  población  y  de  su 
idioma. 

En  el  futuro  será,  pues,  el  español  la  lengua  general  de 
una  América  y  de  toda  la  Península  española. 

Pero,  aun  prescindiendo  por  completo  de  esta  influencia; 
aun  suponiendo,  en  absoluto,  que  ella  no  se  ejercite,  y  que 
Portugal  y  el  Brasil  continúen  indefinidamente  conservando 
su  idioma  y  sin  mezcla,  y  aumentando  el  número  de  sus  habi- 
tantes en  razón  de  la  inmensa  superficie  de  territorio  en  que 
flamean  sus  banderas,  no  por  eso  podemos  dejar  de  considerar 
la  propagación  de  ese  idioma  como  si  fuese  el  español  mismo, 
más  ó  menos  degenerado,  puesto  que  es  tal  la  similitud  entre 
ellos,  que  los  habitantes  de  esas  naciones  pueden  entenderse 
perfectamente  con  todos  los  del  habla  española,  sin  necesidad 
de  estudios  previos  que  no  sean  muy  fáciles  y  superficiales. 

Para  el  desarrollo  de  nuestra  tesis,  consideramos,  pues,  los 
dos  idiomas  como  formando  un  solo  conjunto  lingüístico,  des- 
tinado en  lo  futuro  á  formar  un  todo  único,  en  el  que  prepon-* 
dorará,  seguramente,  aquel  de  los  dos  que  tiene  mayores  ele- 
mentos de  vida  propia,  es  decir,  el  español. 

Hecha  la  comparación  entre  los  principales  idiomas  del 
mundo  civilizado  contemporáneo,  resulla,  pues,  que  tienen, 
para  desarrollarse,  la  extensión  superficial  que  revela  el  cua- 
dro siguiente,  en  el  que  se  comprenden  también  las  cifras  de 
los  habitantes  que  los  hablan. 


i3dio:m:-a.s. 


Inglés 

Español  (y  portugués). . . 

Ruso  (en  Europa) 

Rusia  (total  del  imperio) 

Alemán 

Español  (solamente). . . . 

Francés 

Portugués  (solamente). . 


Kilómetros. 

Habitantes. 

29.838.665 

110.736.483 

24.206.765 

83.303.279 

5.389.626 

87.407.721 

21.891.401 

103.824.451 

861.000 

71.000.000 

13.952.242 

69.605.866 

3.201.276 

53.582.026 

10.254.613 

23.697.413 

9 


lao  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Tenemos,  pues,  en  la  actualidad,  como  el  idioma  más  ha- 
blado en  el  mundo  (prescindiendo  de  los  del  Asia),  al  inglés, 
que  sirve  á  110  millones  de  seres  humanos;  lo  sigue  el  ruso 
(87  millones),  que  ocupa  el  segundo  puesto,  el  tercero  corres- 
ponde al  alemán,  el  cuarto  al  español  y  el  quinto  al  francés. 

Pero  si  consideramos  al  portugués  como  formando  un  solo 
idioma  con  el  español,  este  resulta  el  tercero,  inmediatamente 
después  del  ruso. 

En  cuanto  á  superficie  territorial  en  que  esos  idiomas  se 
desarrollan,  el  inglés  es  siempre  el  primero;  el  español  (con  el 
portugués),  el  segundo;  el  ruso,  el  tercero;  el  francés,  el  cuarto, 
y  el  alemán,  el  quinto. 

Pero  no  basta  conocer  esas  superficies,  sino  que  es  necesa- 
rio poderlas  apreciar  desde  el  punto  de  vista  de  su  capacidad 
productiva,  en  futuro,  para  mantener  el  aumento  de  población 
de  que  es  susceptible. 

De  los  29  millones  de  kilómetros  cuadrados  en  que  actual- 
mente prepondera  el  idioma  inglés,  más  de  nueve  millones  es- 
tán formados  por  el  dominio  del  Canadá,  Terranova,  y  el  La- 
brador, es  decir,  que  se  encuentran  en  climas  fríos;  casi  todo 
el  Canadá,  por  ejemplo,  está  entre  las  líneas  isotermas  anua- 
les de  cinco  grados,  ó  menos,  y  una  buena  parte  tiene  una 
temperatura  media  inferior  á  cero,  siendo  esos  territorios  por 
consecuencia,  muy  poco  aptos  para  contener  una  población 
densa. 

De  esa  enorme  extensión  en  que  el  idioma  inglés  se  desarro- 
lla, hay,  pues  una  parte  importante,  casi  un  tercio,  cuya  po- 
blación será  siempre  muy  poco  densa. 

Rusia  se  encuentra  en  condiciones  mucho  peores  todavía: 
las  dos  terceras  partes  do  su  territorio  están  formados  por  la 
Siberia,  la  Finlandia  y  el  Asia  central,  cuya  temperatura  me- 
dia anual  es  inferior  á  cero  grados,  es  decir,  que  jamás  tendrá 
una  población  densa,  estando  esos  ferritorios  destinados  á  ser, 
en  lo  futuro,  poco  más  ó  menos  lo  que  son  hoy — desiertos 
helados. 

Alemania,  Francia,  y  con  mayor  razón  las  demás  naciones 
europeas  tienen  territorios  tan  pequeños,  en  comparación  con 


EL   PORVENIR   DE   LA   LENGUA  ESPAÑOLA.  Í3I 

las  agrupaciones  étnicas  que  venimos  estudiando,  que  ni  me- 
recen tenerse  en  cuenta. 

Quedan,  últimamente,  los  inmensos  territorios  en  que  se 
desarrolla  el  habla  española  y  portuguesa. 

Los  24  millones  de  kilómetros  cuadrados  que  le  pertenecen 
«stán  todos  situados  dentro  de  las  zonas  templada  y  tórrida, 
y  sus  territorios  casi  completamente  vírgenes  encierran  tan 
grandiosas  riquezas  naturales,  inexplotadas,  que  no  tienen 
igual  en  la  superficie  de  la  tierra. 

Cualesquiera  que  sean  en  lo  futuro  las  leyes  que  presidan 
al  desenvolvimiento  de  la  población  del  mundo,  ya  continúe 
«esta  con  el  rápido  aumento  que  se  observa  en  la  actualidad, 
ya  crezca  todavía,  ó  ya  por  el  contrario  disminuya,  puede 
asegurarse  que  las  regiones  en  que  predomina  actualmente  el 
idioma  español,  llegarán  siempre  á  una  máxima  de  densidad 
mucho  mayor  que  la  de  los  territorios  del  habla  inglesa. 

Las  leyes  naturales  demuestran  que  los  climas  suaves  y 
templados  son  más  propios  para  el  desarrollo  de  la  especie  hu- 
mana que  los  menos  templados  ó  mas  fríos;  en  cuanto  á  los 
climas  calientes,  y  aún  tórridos,  como  los  de  la  mayor  parte 
del  Brasil,  tendrán  siempre  una  población  mucho  más  densa 
que  los  fríos  y  glaciales,  como  el  norte  de  los  Estados-Unidos, 
casi  todo  el  Canadá  y  la  totalidad  de  la  Siberia. 

La  lengua  inglesa  se  continuará  desarrollando  anchamente 
en  toda  la  Australia,  en  la  Oceanía  y  en  el  Cabo,  cuyo  clima 
y  riquezas  naturales  son  altamente  favorables  para  la  propa- 
gación de  la  especie  humana;  crecerá  también  en  los  Estados- 
Unidos,  pero  con  menos  rapidez,  porque  estas  regiones  han 
alcanzado  ya  una  densidad  de  población  que  es  relativamente 
importante,  y  aumentará,  por  último,  pero  ya  muy  débilmen- 
te, en  todo  el  dominio  del  Canadá  y  tierras  boreales  circumpo- 
lares, cuyo  clima  no  se  presta  para  dar  abrigo  á  una  población 
muy  densa. 

Si,  empleando  el  tiempo  que  necesario  fuere,  suponemos 
una  época  en  que  los  territorioB  del  habla  inglesa,  rusa,  é 
hispano-porluguesa  hayan  alcanzado  su  máximo  de  población, 
encontraríamos  que  ese  máximo  sería,  por  ejemplo: 


182  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Para  el  ruso,  que  se  extiende  en  territorios  helados  y  pobres, 
un  promedio  de  10  habitantes  por  kilómetro  cuadrado. 

Para  el  inglés,  que  dispone  de  territorios  excelentes,  como 
Norte-América  y  Australia,  pero  que  tiene  también  9  mi- 
llones de  kilómetros  (el  Canadá  etc.)  de  clima  frío  ó  glacial, 
el  máximo  sería,  probablemente,  triple  que  el  do  Rusia,  ó  sea 
30  habitantes  por  kilómetro  cuadrado,  es  decir,  casi  la  densi- 
dad media  actual  de  la  Europa. 

Para  el  hispano-portugués,  cuyo  total  territorio  se  encuen- 
tra dentro  de  las  dos  zonas  templadas,  el  máximum  sería  algo 
mayor,  por  ejemplo,  40  habiíanles. 

Partiendo  de  estas  bases,  puede  racionalmente  preverse  que 
llegará  para  el  mundo  una  época  en  que  el  número  de  seres 
humanos  que  hablen  los  tres  idiomas  que  actualmente  predo- 
minan en  Europa,  estarán  representados  por  guarismos  cuya 
relación  sería  entre  sí,  como  las  cantidades  siguientes: 

Ruso 22.000.000  de  km.  á  10  habitantes :     220.000.000 

Inglés 29  000.000       —       80         —        870.000.000 

Español 24.000.000       ^        40        —        960.000.000 

Si  esos  máximos  parecen  muy  remotos;  si  se  cree  que  las 
actuales  leyes  decrecimiento  de  la  población  no  se  mantendrán 
el  tiempo  bastante  para  que  la  densidad  crezca  hasta  ese  punto, 
supóngase  solamente  la  mitad  do  esa  densidad,  y  entonces 
tendríamos: 

Ruso á  10 110.000.000 

Inglés á  16 435.000.000 

Espafíol á  20 480.000.000 

Siempre  resultará  que,  partiendo  de  la  actual  base  de  terri- 
torios de  que  lógicamente  disponen  los  diversos  idiomas  ana- 
lizados, llegará  un  día  en  que  predominará  el  hispano-lusi- 
tmo. 

Los  demás  idiomas  europeos  habrán  quedado  rezagados. 

El  alemán,  por  ejemplo,  confinado  en  el  centro  de  la  Europa, 
habiendo  alcanzado  ya  una  fuerte  densidad  de  población  que 


EL   PORVENIR  DE   LA.   LENGUA   ESPAÑOLA.  133 

no  es  lógico  se  aumente  mucho,  puede  considerarse  como  cer- 
cano á  su  máximo  de  desarrollo. 

El  francés,  seguramente  con  más  porvenir,  como  que  cuenta 
una  superficie  en  que  extenderse  cuatro  veces  mayor^  crecerá, 
aumentará  en  importancia  absoluta,  pero  n.o  en  la  relativa; 
superará  al  alemán  pero  allí  quedará;  no  será,  probablemente, 
uno  de  los  idiomas  que  se  disputen  la  supremacía  del  mundo, 
que  pertenece,  desde  luego,  al  inglés  y  en  lo  futuro,  segura- 
mente al  español. 


II. 

FACILIDADES  DEL  APRENDIZAJE. 

En  el  artículo  anterior,  hemos  tenido  en  cuenta,  para  cal- 
cular la  importancia  futura  de  los  diversos  idiomas,  únicamen- 
te la  extensión  territorial  en  que  actualmente  predominan,  y 
la  población  que  tienen  ó  puedea  lógicamente  contener. 

Ese  es,  en  efecto,  el  más  importante  factor. 

Pero,  queda  otro,  cual  es  la  facilidad  que  cada  idioma  pre- 
senta para  su  aprendizaje,  ya  sea  simplemente  para  hablarlo, 
<5  también  para  escribirlo. 

A  este  respecto,  la  cuestión  está  fallada  con  soló  proponerla. 

El  inglés  y  el  alemán,  idiomas  fuertes,  ricos  en  consonan- 
tes, de  pronunciación  difícil  para  el  extranjero,  con  inflexiones 
nasales  y  guturales  que  hacen  la  desesperación  del  estudiante, 
necesitan ,  para  su  conocimiento ,  una  suma  de  labor  y  de 
estudio  mucho  más  fuerte  que  el  italiano  ó  el  español. 

El  inglés,  es  verdad,  tiene  la  inmensa  ventaja  de  su  estruc- 
tura lógica  y  de  su  género  neutro,  que  evita  la  necesidad  de 
«se  prolijo  estudio  para  conocer  que  silla  y  escalera^  son  eu 
castellano  hembras  mientras  que  sillón  y  escalón^  son  machos^ 
pero  esta  ventaja,  está  más  que  compensada  en  el  español,  por 
la  facilidad  de  su  pronunciación.  (Hablamos  siempre  desde 
el  punto  de  vista  de  un  extranjero  cualquiera  que  trata  de 
aprender  uno  de  esos  dos  idiomas.) 

Pero,  si  del  lenguaje  hablado  pasamos  al  escrito,  las  venta- 


m  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

jas  del  español  resultan  fuertemente  sobre  todos  los  demás 
idiomas  europeos,  compartiéndolas  únicamente  con  el  italiano^ 

En  efecto:  el  español  se  habla  como  se  escribe  y  se  escribe 
como  se  habla,  con  la  sola  excepción  de  una  letra  muda -^  la 
h  —  cuya  supresión  será  obra  del  tiempo. 

El  inglés  y  el  francés,  por  el  contrario,  son  diñcilísimos; 
numerosas  letras  se  escriben  para  no  leerse^  y,  por  el  contra- 
rio, muchas  se  leen  sin  que  se  escriban. 

El  aprendizaje  de  la  ortografía  y  de  la  proiiunciación  de  lo 
escrito  en  esos  idiomas,  es,  por  sí  solo,  una  tarea  más  difícil 
que  aprender  á  hablar  y  escribir  el  español. 

El  extranjero  que  con  una  gramática  y  un  diccionario 
aprende,  solo  y  en  pocos  meses,  á  hablar  y  escribir  pasable- 
mente el  español,  escolla  en  el  inglés  ó  francés,  y  acaba  por 
no  aprenderlo. 

La  propagación  de  esos  idiomas  que  está  en  razón  directa 
de  su  facilidad  para  aprenderlos,  asegura,  pues,  al  español  una 
preponderancia  que  no  pueden  tener  aquellos  otros  dos,  mien- 
tras no  reformen  por  completo  su  ortografía,  asunto  que  es 
quizá  cuestión  de  siglos. 

El  español  es,  pues,  verdaderamente  un  idioma  fonético^ 
mientras  que  el  inglés  y  el  francés  están  muy  lejos  de  serlo. 

Hé  aquí  cómo  se  expresa  áeste  respecto  el  contra-almirante 
francés  Reveillére,  cuyo  testimonio  no  puede  ser  sospechoso: 

«En  cinco  minutos  un  francés  puede  aprender  las  reglas  de 
la  ortografía  española.» 

«Basta  solo  aprender  el  valor  de  algunas  letras  especiales: 
se  escribe  como  se  pronuncia,  y  ahí  está  todo.» 

cLa  lengua  francesa,  desgraciadamente ,  no  se  presta  á  una 
reforma  tan  radical.  Para  conseguirla,  se  necesitará  una  trans- 
formación completa  del  idioma.» 

«Esta  transformación,  dentro  do  más  ó  menos  siglos,  se  ope- 
raráy  porque  se  hará  necesaria:  no  hay  otra  alternativa  para 
las  cosas  de  la  tierra:  transformarse  ó  perecer.» 

Lo  que,  según  Reveillére,  será  obra  de  muchos  siglos  para 
el  francés,  existe  ya,  respecto  al  español ;  este  idioma  le  lleva, 
pues,  una  delantera  de  siglos,  durante  la  cual,  aun  sin  contar 


EL   PORVENIR   DE   LX   LENGUA   ESPAÑOLA.  135 

las  demás  circunstancias  favorables,  prosperará  sin  que  el 
francés  pueda  propagarse  con  igual  facilidad. 

Iguales  consideraciones  pueden  hacerse  respecto  del  inglés. 

El  español,  pues,  por  la  facilidad  de  su  pronunciación  y 
por  su  escritura  fonética,  lleva  una  inmensa  ventaja  para  pro- 
pagarse sobre  el  inglés  y  el  francés. 


III. 

IMPORTANCIA   FINANCIERA,   COMERCIAL    É    INTELECTUAL. 

Queda  por  analizar  la  última  de  las  tres  grandes  causas  á 
que  hemos  dicho  está  ligado  el  desarrollo  de  los  idiomas  en  la 
tierra. 

Ella  es  la  riqueza  intelectual  de  la  raza  ó  de  las  razas  que  lo 
hablan,  la  importancia  de  su  comercio,  de  su  industria,  de  su 
literatura,  de  los  pensamientos,  en  fin,  que  se  suscitan  en  sus 
sabigs  y  escritores,  que  hagan  popular  y  necesario  en  el  mun- 
do su  manera  de  expresarse. 

Una  ligera  investigación  estadística  nos  demuestra  cuál  es 
la  importancia  del  comercio  de  las  naciones  que  hablan  los 
principales  idiomas. 

Tomando,  en  números  redondos,  las  cifras  del  comercio  de 
importación  y  exportación  que  da  el  almanaque  de  Gothá  de  . 
1890,  resulta  que  ese  comercio,  en  los  últimos  años,  ha  sido 
en  millones  de  pesos  fuertes  (un  peso  equivale  á  5  francos): 

Importación.    Exportación. 

Naciones  hispano-americanas  y  Brasil 

España  y  posesiones 

Total  del  habla  hispano-lusifana. . . 

Estados-Unidos 

Gran  Bretaña,  Australia,  Canadá  y  posesio- 
nes (sin  la  India) 

Total  del  habla  inglesa 

Francia  y  posesiones 1.084  926 

Bélgica 286  248 

Alemania  y  Austria-Hungría 1.143  1.174 


436 

162 

503 
144 

598 

647 

723 
2.660 

683 
1.980 

3.283 

2.663 

136  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   OEOORÍFICA. 

Lo  que  da  las  siguientes  sumas  como  importe  del  comercio 
total  actual  de  importación  y  exportación  en  los  países  de  los 
idiomas  indicados: 

Inglés 5.946  millones. 

Francés 2.644         > 

Alemán  (húngaro) 2.817         > 

Español  y  portugués 1.245        > 

En  la  actualidad,  el  comercio  de  las  naciones  del  habla 
inglesa,  es  cinco  veces  más  grande  que  el  de  los  españoles,  y 
casi  tres  veces  mayor  que  el  francés. 

Las  relaciones  universales  que  se  desprenden  de  ese  inmenso 
movimiento,  demuestran  claramente  la  importancia  de  un 
idioma  que  sirve  á  las  transacciones  de  un  comercio  doble  que 
el  de  todas  las  ilaciones  del  habla  francesa  y  española  juntas. 

La  supremacía  del  inglés,  establecida  actualmente,  está  por 
consecuencia  asegurada  para  un  largo  período  histórico. 

El  comercio  francés  se  desarrollará  mucho  en  lo  futuro; 
pero,  por  falta  de  territorios  suficientemente  vastos  en  que 
propagarse,  no  podrá  aspirar  nunca  á  rivalizar  con  el  inglés. 

No  es,  pues,  en  el  comercio  donde  el  idioma  francés  tiene 
su  importancia:  ella  le  está  asegurada  por  el  genio  de  sus  lite- 
ratos, de  sus  sabios,  de  sus  hombres  de  estado,  de  sus  grandes 
popularizadores  científicos,  que  han  avasallado  el  mundo  lite- 
rario, que  traduce  sus  obras ,  cuando  no  las  lee  originales,  y 
que  rinde  pleito  homenaje  á  su  ciencia  y  á  su  política. 

La  Grecia  nunca  fué  más  que  un  girón  geográfico  perdido 
«n  la  grandeza  de  la  Europa;  pero  el  genio  de  sus  poetas,  de 
sus  artistas  y  de  sus  sabios,  la  elevó  sobre  todas  entre  las 
naciones  de  la  tierra,  y  aun  hoy,  á  través  de  los  siglos,  ha 
perpetuado  su  idioma,  su  literatura  y  su  genio. 

En  cuanto  al  comercio  alemán  y  austro-húngaro,  algo  ma- 
yor, aparentemente,  que  el  francés,  porque  no  hemos  podido 
obtener  los  datos  relativos  solamente  á  la  población  que  habla 
alemán,  en  el  imperio  austríaco  es  realmente  inferior,  si  se 
considera  que  una  buena  parto  de  ese  total  corresponde  á  po- 
blaciones que  no  son  alemanas. 


EL   PORVENIR   DE  LA.  LENGUA  ESPAÑOLA.  137 

El  comercio  de  esta  nación,  como  su  idioma,  están  circuns- 
criptos á  un  límite  bastante  estrecho,  que  no  podrán  pasar 
una  vez  que  llegue  al  máximo  que  racionalmente  se  le  puede 
suponer. 

Pero  ¿qué  rango  corresponde  á  los  pueblos  de  la  lengua  es- 
pañola en  esta  revista  universal? 

¿Cuál  será  la  importancia  que  lógicamente  se  le  pueda  atri- 
buir en  lo  futuro? 

Un  ligero  examen  de  la  intensidad  comercial  de  las  nacio- 
nes que  analizamos,  nos  demostrará  cuál  es,  evaluado  en  pe- 
sos, la  potencia  de  cada  una  de  ellas;  tenemos  dos  bases:  la  ex- 
tensión territorial  y  la  población. 

Dividiendo  la  suma  que  representa  el  comercio  de  importa- 
ción y  exportación  reunidos  de  cada  uno  de  los  países  del 
habla  que  estudiamos,  por  el  numero  de  habitantes  ó  por  el  do 
kilómetros  cuadrados  en  que  están  repartidas,  tendremos  una 
cifra  que  representa  la  intensidad  comercial  actual  de  cada 
uno  de  ellos. 

Hecho  el  cálculo,  resultan  las  cantidades  siguientes  en  nú- 
meros redondos: 

Comercio 

por 

habitante. 

Lengua  inglesa 64  pesos. 

>  francesa 4S      > 

>  alemana 82      > 

»      española 16      > 


f 


Comercio 
por  km.s 

Lengua  alemana 2.691  pesos. 

>  francesa 796      » 

>  inglesa 208      » 

>  española 61      > 

Importantísimas  consecuencias,  para  el  presente  y  el  futuro, 
se  desprenden  del  estudio  y  meditación  de  esas  cifras. 


138  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Vemos  que  el  máximo  de  la  intensidad  comercial  por  habi- 
tante pertenece  á  las  poblaciones  del  habla  inglesa,  la  Gran 
Bretaña  y  los  Estados-Unidos,  pueblos  vigorosos,  industriales, 
trabajadores;  están  á^  la  cabeza  del  mundo  comercial  por  su 
producción  y  consumo. 

Sigue  la  Francia  ocupando  el  segundo  puesto,  á  corta  dis- 
tancia; las  poblaciones  de  habla  alemana  continúan,  aunque 
bastante  lejos;  y  las  de  habla  española  son  todavía  las  últi- 
mas, con  una  intensidad  que  no  alcanza  á  la  mitad  de  la  fran- 
cesa, y  es  solamente  la  tercera  parte  de  la  inglesa. 

Las  poblaciones  del  habla  española  son,  pues,  todavía  poco 
industriosas;  consumen  y  producen  en  corta  cantidad  relativa, 
como  pueblos  nacientes  que  toman  reciente  puesto  en  el  con- 
cierto universal. 

Pero,  justamente  esa  corta  intensidad  actual,  es  la  mejor 
revelación  de  sus  progresos  en  el  porvenir:  esos  pueblos  pro- 
ducen y  consumen  poco,  porque  nacen  recientemente,  pero  á 
medida  de  que  so  robustezcan  por  la  acción  del  tiempo  que 
entraña  el  progreso,  ellas  se  levantarán  y  entrarán  á  compe- 
tir con  las  que  hoy  les  llevan,  desde  tan  lejos,  la  delantera. 

Lleguemos  ahora  á  la  segunda  importantísima  cifra;  anali- 
cemos la  intensidad  kilométrica  del  comercio  de  las  cuatro 
grandes  razas  que  estudiamos. 

Resalta  el  comercio  de  los  hombres  que  hablan  alemán,  con 
la  enorme  cifra  de  2.691  pesos,  tres  veces  mayor  que  el  de  los 
del  habla  francesa. 

Esto  era  de  prever,  puesto  que  todo  el  comercio  de  Alema- 
nia y  Austria,  se  desarrolla  en  el  territorio,  relativamente  pe- 
queño, de  esas  naciones:  su  comercio,  que  ha  adquirido  una 
notable  intensidad,  ha  llegado,  pues,  á  una  altura  que  no  so- 
brepujará mucho  en  lo  futuro.  Se  encuentra,  por  decirlo  así, 
en  el  período  de  madurez  en  que  está  el  ser  humano,  cuando 
habiendo  adquirido  ya  casi  todo  su  desarrollo,  se  puede  pre- 
ver que  no  continuará  creciendo  con  mucha  rapidez. 

El  comercio  de  los  hombres  del  habla  francesa,  con  cerca  de 
800  pesos  por  cada  uno  de  sus  3.200.000  km.^,  puede  aun  ade- 
lantar bastante,  no  en  Francia  precisamente,  cuya  intensidad 


EL  PORVENIR  DE  LA  LENGUA  ESPAÑOLA.       1» 

comercial  es  ya  muy  grande  para  que  pueda  crecer  mucho  to- 
davía, sino  en  Argelia  y  en  sus  demás  posesiones,  que  son 
la  gran  reserva  que  tiene  para  el  porvenir. 

Los  hombres  del  habla  inglesa,  con  un  comercio  de  200  pe- 
sos por  kilómetro  cuadrado,  pueden  fácilmente  multiplicarla 
cuatro  veces  antes  de  alcanzar  la  intensidad  actual  de  la  Fran- 
cia: queda  el  mundo*  entero  de  la  Australasia  y  toda  la  Amé- 
rica del  Norte,  hoy  todavía  relativamente  despobladas,  que  da- 
rán lugar  en  lo  futuro  á  un  asombroso  desarrollo  comercial. 

Pero  donde  está  el  porvenir  del  mundo  comercial  es  en  la» 
naciones  del  habla  española. 

Un  comercio  intensivo,  cuatro  veces  inferior  al  inglés,  que 
tiene  un  mundo  por  poblar;  diez  y  seis  veces  menor  que  el 
francés  y  más  de  cincuenta  veces  inferior  al  alemán,  está 
demostrando  que  es  en  esa  América ,  hoy  desierta  é  inexplo- 
tada,  donde  acudirá  el  mundo  del  futuro  á  arrebatar  á  las 
montañas  sus  preciosos  metales,  á  los  bosques  sus  maderas  y 
sus  tintes,  á  su  reino  animal  y  vegetal  el  alimento,  y  á  su 
industria,  que  nacerá  poderosa,  todo  cuanto  puede  ofrecer  un 
mundo  virgen  á  una  humanidad  hambrienta. 

El  porvenir  comercial  del  mundo  está,  pues,  en  esa  América 
española,  hoy  pobre  y  desierta,  pero  que  es  el  gran  emporio 
que  la  naturaleza  reserva  al  hombre  del  futuro,  durante  mu- 
chos siglos,  hasta  que  toque  su  vez  al  África,  de  ser  el  nuevo 
centro  de  la  humanidad. 

Ese  comercio,  que  se  desarrollará  poderosamente  en  la  Amé- 
rica española,  á  medida  que  aumente  su  población,  dará  cada 
día  mayor  importancia  á  su  idioma,  que  se  está  convirtiendo 
en  el  de  un  mundo  comercial  y  rico,  extendiendo  su  influencia 
por  toda  la  tierra,  acercándose  al  principio  al  inglés,  por  el 
número  de  habitantes  que  lo  hablan,  para  llegar  muy  proba- 
blemente en  el  porvenir  á  constituirse  el  más  popular  sobre  la 
tierra. 

En  cuanto  á  la  riqueza  intelectual  de  las  razas  actuales,  es 
indudable  que  la  inglesa,  la  alemana,  y  especialmente  la  fraa- 
cesa,  producen  más  para  el  mundo  que  la  española. 

Los  alemanes,  con  sus  filósofos  y  mateniá ticos;  los  ingleses^ 


140  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

<;on  sus  químicos,  sus  físicos  y  rus  grandes  mecánicos  ó 
industriales,  y  los  franceses,  con  sus  brillantes  literatos  y  sus 
grandes  hombres  de  ciencia,  llevan  actualmente  la  iniciativa 
•en  el  mundo  intelectual,  que  los  hombres  del  habla  española 
siguen  á  una  distancia,  inmensa  todavía. 

Pero  esto  claramente  se  explica  por  las  circunstancias  del 
desarrollo  actual  de  la  civilización  en  el  mundo. 

¿Cuáles  son  los  grandes  sabios  y  literatos  de  reconocida 
fama  universal  que  han  producido  las  razas  del  habla  holan- 
desa, sueca,  dinamarquesa? 

Tan  pocos,  que  comparándolos  numéricamente  á  los  de  las 
antes  citadas,  pueden  considerarse  como  casi  nulos,  y  esto  es 
lógico. 

Los  sabios  de  esas  naciones  no  disponen  de  un  instrumento 
poderoso  para  popularizar  sus  ideas,  si  es  que  han  de  valerse 
üiiicamente  de  su  idioma  patrio,  solo  hablado  por  unos  cuantos 
millones  de  hombres  sobre  la  estrecha  superficie  de  sus  terri- 
torios; si  se  valen  de  otro  idioma  cesan  de  pertenecer  á  su 
patria,  considerados  desde  el  punto  de  vista  de  la  lingüística, 
para  hacerse  tributarios  de  aquella  nación  ó  raza  cuyo  idioma 
adopten. 

A  más,  como  el  desarrollo  y  aplicación  de  la  inteligencia 
«stán  sometidos,  como  todas  las  cosas,  á  las  múltiples  influen- 
cias del  medio  ambiente,  resultará,  como  ha  resultado,  que 
los  pensamientos  de  los  hombres  confinados  en  territorios 
•estrechos  y  remotos,  no  pueden  ser,  generalmente,  de  univer- 
sal interés  y  aplicación  para  la  gran  masa  de  la  humanidad. 

Por  esta  razón  las  literaturas  y  las  ciencias  de  esas  razas, 
oprimidas  en  un  estrecho  campo,  sin  horizontes,  nacen  y  mue- 
ren casi  siempre  sin  traspasar  sus  límites  geográficos,  y  sin 
«que  el  nombre  de  sus  literatos  y  sus  sabios  alcancen  la  popu- 
laridad y  la  influencia  que  tienen  en  el  mundo  los  de  naciones 
del  habla  alemana,  inglesa  y  francesa,  que  pueden  comuni- 
•carse  con  una  gran  parte  de  la  humanidad,  sin  necesitar 
intérpretes  intermediarios. 

Un  libro  inglés  ó  francés  puede  tener  cien  millones  de  seres 
humanos  distribuidos  en  todo  el  globo,  que  lo  lean  ó  puedan 


EL   PORVENIR   DE   LA   LENGUA   ESPAÑOLA.  141 

entender  su  lectura;  si  por  su  importancia  científica  ó  literaria 
ese  libro  es  digno  de  la  consideración  del  mundo,  la  tendrá 
desde  el  día  siguiente  de  su  publicación,  hará  de  su  autor  una 
gloria  nacional  y  llevará  las  ideas  de  un  hombre  y  una  raza, 
á  pesar  directamente  en  el  desarrollo  intelectual  del  mundo. 

En  iguales  condiciones,  un  libro  escrito  en  sueco  li  holan- 
dés, pasaría  inadvertido  si  no  buscara  el  padrinazgo  de  un 
idioma  extranjero,  en  el  cual  popularizarse,  con  todas  las  des- 
ventajas  de  esa  careta  que  se  llama  traducción. 

Algo  análogo,  aunque  por  otras  razones,  acontece  actual- 
mente respecto  á  la  lengua  española. 

En  Europa,  solo  en  España,  y  entre  diez  y  siete  millones  de 
habitantes,  puede  popularizarse  el  conocimiento  de  un  libro 
escrito  en  ese  idioma. 

Verdad  es  que  la  América  del  Sur  y  Central  ofrecen  un 
vasto  territorio  para  su  popularización,  pero  es  cierto  también 
que,  la  distancia,  el  desierto,  la  falta  de  comunicaciones  regu- 
lares y  fáciles,  dificultan  de  tal  manera  el  comercio  intelectual, 
que  las  producciones  del  habla  española  permanecen  mutua- 
mente desconocidas. 

Otra  razón,  muy  poderosa,  ha  impedido  hasta  ahora  que 
estos  países  tengan  una  literatura  propia  bastante  rica  para 
interesar  á  la  humanidad,  como  acontece  con  la  francesa,  in- 
glesa y  alemana. 

La  América  es  todavía  un  mundo  en  formación.  No  tiene 
tres  habitantes  por  kilómetro  cuadrado;  inmensos  bosques, 
territorios  desiertos,  separan  unas  de  otras  sus  principales 
naciones;  la  civilización  está  comenzando  á  penetrar  en  sus 
soledades,  y  todavía,  y  aun  durante  mucho  tiempo,  no  podrán 
sus  habitantes  ocuparse  de  otra  cosa  que  de  la  satisfacción  de 
las  necesidades  inmediatas  de  la  existencia. 

Italia  tiene  pintores  y  escultores,  porque  desde  que  nacen 
sus  habitantes  están  en  continuo  contacto  con  las  obras  maes- 
tras que  se  acumulan  en  templos,  museos  y  palacios;  la  Fran- 
cia tiene  literatos  y  artistas,  porque  se  educa  el  gusto  de  sus 
generaciones  en  el  conocimiento  de  sus  clásicos  y  de  sus  sa- 
bios; el  cochero  parisiense,  desde  el  pescante  de  su  carruaje, 


112  BOLETÍN  DE   LA.  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

pasa  revista  al  mundo  literario  leyendo  el  artículo  del  día  ó  la 
novela  de  moda;  Inglaterra  y  Estados-Unidos,  tienen  nave- 
gantes y  mecánicos,  porque  está  formada  la  tradición  de  sus 
grandes  marinas  y  porque  se  ve  á  cada  instante  el  funciona- 
miento de  los  más  admirables  monumentos  de  la  mecánica 
moderna,  en  fábricas  y  ferrocarriles,  que  existen  en  su  suelo 
y  en  buques  que  navegan  sus  costas. 

Nada  de  eslo  existe  todavía  en  América  del  Sur,  sino  eu 
estado  embrionario  y  naciente;  no  pueden,  pues,  los  hombres 
americanos  del  habla  española,  producir  libros  y  trabajos  in- 
telectuales y  mecánicos  que  interesen  al  mundo  en  un  grado 
semejante  á  las  producciones  de  los  del  habla  francesa,  inglesa 
ó  alemana. 

Pero  aquí  también,  es  á  los  hombres  de  raza  española  á 
quienes  está  reservado  el  más  grandioso  porvenir. 

Esa  América  desierta  se  poblará;  las  riquezas  que  abrigan 
sus  entrañas  brillarán  á  la  luz  del  sol;  las  inteligencias  que 
duermen  despertarán  al  choque  de  las  impresiones  que  reserva 
el  porvenir  á  los  hombres  del  futuro;  la  ilustración  reempln- 
zará  á  la  actual  ignorancia;  las  cabanas  salvajes  serán  susti- 
tuidas por  los  palacios  de  las  ciudades  del  futuro,  y  los  libros 
y  las  ideas  de  los  hombres  del  habla  española,  que  hoy  per- 
manecen desconocidas  porque  solo  interesan  á  una  pequeña 
y  pobre  fracción  de  la  humanidad,  irradiarán  por  el  mundo, 
porque  serán  las  que  predominen  en  una  de  las  más  fuertes 
colectividades  de  los  siglos  que  vendrán. 

La  raza  del  habla  española  ha  demostrado  ya,  con  su  his- 
toriadel  pasado,  que  es  convenientemente  apta  para  el  des- 
arrollo de  la  civilización  y  para  todas  las  manifestaciones  de 
la  inteligencia  y  de  la  fuerza.  En  los  siglos  xv  y  xvi  descubrió 
y  conquistó  un  mundo,  fundando  una  nueva  humanidad. 

Hacia  la  misma  época  dominó  en  la  Europa,  por  las  armas 
y  por  las  letras,  teniendo  idioma  y  literatura  formadas  y  ricas, 
cuando  no  habían  nacido  todavía  la  francesa  é  inglesa,  y,  si 
en  los  siglos  posteriores  perdió  su  predominio  á  consecuencia 
del  fanatisnio  religioso  y  político,  esa  raza,  regenerada  en 
América  por  la  libertad  republicana,  y  refrescada  por  la  com- 


EL   PORVENIR   DE   LA   LENGUA  ESPAÑOLA.  143 

bi nación  intima  de  la  sangre  de  todos  los  europeos  que  se 
trasladan  al  Nuevo  Mundo,  y  que  le  dejan  el  fecundo  limo  de 
su  simiente,  será  de  nuevo  en  lo  futuro,  la  que  predomine  en 
la  humanidad,  compartiendo,  antes  de  eso,  con  lavaza  inglesa, 
el  predominio  comercial  é  intelectual  del  globo,  y  dejando 
muy  atrás  de  sí  á  las  razas  que  no  tienen  suficiente  territorio 
para  su  expansión. 

La  raza  del  habla  española,  mejorada  por  su  contacto  con 
todas  las  otras,  tiene  pues,  todas  las  condiciones  necesarias 
para  propagar  su  idioma  en  el  mundo  futuro,  empezando, 
desde  luego,  el  aumento  de  su  importancia  sobre  los  demás 
idiomas,  hasta  que  lleguen  á  igualar  al  más  extendido,  y  ter- 
mine por  dominarlo. 


IV. 

¿CUÁNDO  SERÁ.  EL  ESPAÍ^ÍOL  TAN  HABLADO  GOMO  EL  INGLÉS? 

Esta  pregunta  no  es  de  tan  imposible  contestación  como  á 
primera  vista  pudiera  suponerse. 

Si  fuera  posible  averiguar  la  ley  de  crecimiento  de  la  po- 
blación del  habla  inglesa  comparada  con  la  española,  teniendo, 
como  ya  tenemos,  el  número  aproximativo  de  los  seres  huma- 
nos de  cada  una  de  ellas,  un  sencillo  cálculo  nos  daría  la  re- 
solución del  problema. 

Pero  este  no  es  tan  simple;  múltiples  causas  lo  hacen  uno 
de  los  más  complejos  que  pueden  caer  bajo  el  dominio  del  cál- 
culo, cuando  se  trata  de  las  leyes  del  aumento  de  la  población. 

Tenemos  así,  como  principales  factores,  lo  que  se  sabe  sobro 
el  crecimiento  de  ambas  poblaciones,  la  riqueza  y  extensión 
de  los  territorios  en  que  se  desarrollan,  y  la  tendencia  actual 
de  propagación  de  la  especie  en  ambas  razas,  no  solamente 
por  el  crecimiento  natural,  sino  por  la  inmigración  universal 
á  los  países  en  que  se  hablan  esas  dos  lenguas,  con  las  cuales 
acaban  por  asimilarse  los  inmigrantes,  cualesquiera  que  sea 
su  idioma  de  origen. 


144  BOLETÍN  DE  LA.  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

En  Europa  podemos  dar  por  relativameute  terminado  el 
desarrollo  de  esos  dos  idiomas;  el  aumento  de  la  población  en 
las  islas  británicas  y  en  la  península  española  es  muy  lento, 
y  tratándose  de  grandes  cifras  y  de  millones  de  kilómetros 
cuadrados,  el  crecimiento  de  la  población  de  ambos  en  los 
territorios  europeos,  puede  considerarse  como  ejerciendo  uua 
influencia  casi  nula  en  el  resultado  final. 

Pero  el  problema  cambia  completamente  de  aspecto  cuando 
se  traslada  el  teatro  de  la  lucha  por  el  predominio  entre  esos 
idiomas. 

La  América  del  Norte,  entera,  reservada  al  idioma  inglés, 
poblada  ya  por  más  de  60  millones  de  habitantes  que  lo  ha- 
blan, ha  crecido  enormemente  en  el  último  siglo,  en  que  la 
población,  de  3  millones,  ha  llegado  á  la  actual. 

Aquellos  inmensos  territorios  continuarán  creciendo  en  po- 
blación, pero  hay  que  tener  muy  presente  la  ley  de  ese  creci- 
miento: irá  disminuyendo  rápidamente  á  medida  de  que  se 
llene  el  vacío  de  sus  desiertos,  y  de  que  aumente  la  densidad 
de  la  población  que  esos  territorios  deban  alimentar. 

En  el  último  siglo,  la  población  se  ha  multiplicado  ¡veinte 
veces!,  pasando  de  3  á  60  millones;  pero  es  bien  seguro  que, 
en  un  siglo  más,  no  se  multiplicará  otras  sesenta  veces,  por- 
que llegaríamos  á  amontonar  ¡1.200  millones  de  seres  huma- 
nos en  los  Estados-Unidos,  cuya  densidad  sería  de  150  por  km., 
es  decir,  ¡cinco  veces  mayor  que  la  de  la  Europa  actual! 

Los  Estados-Unidos,  que  durante  un  siglo  han  sido  un  cen- 
tro de  inmigración,  empiezan  á  llenarse,  y  solo  crecerán,  en 
adelante,  con  una  rapidez  mucho  menor  que  hasta  ahora. 

La  población  del  Canadá  crecerá  más  rápidamente  todavía 
durante  cierto  tiempo,  pero  su  clima  frío  no  ofrecerá  nunca 
una  densidad  de  población  notable. 

Queda  para  el  inglés  el  Cabo,  la  Australia  y  las  posesiones 
del  Grande  Océano. 

Todos  esos  territorios,  situados  en  la  zona  templada,  dota- 
dos de  un  clima  apto  para  la  raza  europea  y  do  todas  las  ri- 
quezas naturales,  se  encuentran  aún  vacíos,  y  son  los  desti- 
nados al  más  rápido  crecimiento. 


EL  PORVENIR  DE  LA  LENGUA  ESPAÑOLA.  145 

Veamos  ahora  los  territorios  del  habla  española-portuguesa. 

Todos  aquellos  están  situados  dentro  délas  zonas  templadas 
ó  en  la  tórrida,  que  ofrece  mayores  ventajas  para  la  población 
que  las  frías  ó  glaciales. 

Todos  ellos  se  encuentran,  pues,  casi  despoblados,  puesto 
que  en  20  millones  de  kilómetros  cuadrados  de  la  América, 
apenas  hay  2X  habitantes  por  kilómetro. 

Es  conocido  el  vertiginoso  movimiento  de  inmigración  que 
actualmente  se  opera  de  Europa  hacia  toda  América,  que  re- 
cibe X  millón  de  hombres  por  año,  que  dentro  de  poco  reci- 
birá 1  millón,  y  que  más  adelante  llegará  á  sumas  que  no  po- 
demos racionalmente  prever. 

Es  fuera  de  toda  duda  que  la  ley  de  crecimiento  actual  de 
las  poblaciones  del  habla  española  es  más  fuerte  que  la  de  los 
pueblos  ingleses. 

Calculando,  empíricamente,  que  la  población  del  habla  in- 
glesa continúe  durante  algunos  períodos,  duplicándose  en  cua- 
renta, cincuenta  y  sesenta  años,  y  que  la  española  se  duplique 
en  treinta,  cuarenta,  y  cincuenta  años,  y  partiendo  de  las  ci- 
fras de  población  actual,  tendríamos  para  el  futuro  las  siguien- 
tes poblaciones: 


Inglesa. 


Espafiola.. 


Año. 

Millones 
de  habitantes. 

1800 

110 

1980 

220 

1980 

440 

1890 

88 

1920 

166 

1960 

882 

1986 

498 

Es  decir,  que  dentro  de  un  siglo,  aproximadamente,  supo- 
niendo un  desarrollo  cercano  al  calculado,  los  dos  idiomas, 
inglés  y  español,  se  habrían  igualado,  teniendo  cada  uno  cerca 
de  500  millones  de  individuos  que  los  hablaran. 

La  densidad  con  que  estarían  poblados  los  territorios  de 
ambas  lenguas,  serían  18  habitantes  por  kilómetro  cuadrado 

10 


146.  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   OEOORÁFIGA. 

para  la  lengua  inglesa  y  21  para  la  española,  es  decir,  una  ter- 
cera parte  menor  que  la  densidad  actual  de  la  población  europea. 

Una  vez  llegado  á  esa  altura,  los  dos  idiomas  continuarían 
aumentando  más  lentamente  el  número  de  individuos  que  los 
hablarán,  y  todo  hace  suponer  que,  siendo  los  territorios  del 
habla  española  más  aptos  que  los  ingleses  para  contener  ma- 
yor población,  aumentarían  más  que  los  otros,  llegando  defi- 
nitivamente á  obtener  la  supremacía. 

Pero  cualquiera  que  sea  el  porvenir  reservado  á  estos  dos 
idiomas  en  el  más  remoto  futuro,  es  lo  cierto  que,  desde 
luego,  el  crecimiento  do  la  población  del  habla  española  es  un 
hecho  adquirido,  y  que  esta  lengua  irá  aumentando  rápida- 
mente en  importancia. 

Si  las  ideas  emitidas  en  el  curso  de  este  estudio  no  se  pier- 
den; si  dentro  de  un  siglo  se  conservan  algunas  de  estas  hojas 
y  caen  en  manos  de  los  estadígrafos  de  entonces,  ¡sería  de  ver 
los  comentarios  á  que  se  prestarían  estos  cálculos,  ya  por  su 
confirmación  por  los  hechos,  ó  ya,  lo  que  es  más  probable,  por 
la  enorme  diferencia  entre  el  cálculo  y  la  realidad! 

Pero,  de  todas  maneras,  hemos  querido  demostrar  en  este 
trabajo  que  nuestra  rica,  sonora  y  fácil  lengua  española  es 
mucho  más  digna  de  estudio  de  lo  que  se  la  considera  en  la 
envejecida  Europa,  que,  porque  no  la  comprende,  ni  sabe  leer 
en  el  porvenir  de  la  civilización  liispano-americana,  cree  que 
el  español  es  un  idioma  que  no  merece  la  pena  de  estudiarse. 

Felices  nosotros  si  con  estas  líneas  hemos  conseguido  lla- 
mar la  atención  de  los  hombres  de  estudio  sobre  el  porvenir 
de  nuestro  idioma,  haciendo  que  por  él  se  tenga  el  respeto  que 
en  las  viejas  monarquías  se  tenía  al  príncipe,  destinado  un 
día  á  ser  el  jefe  del  Estado. 

Reformemos  nuestro  idioma,  quitémosle  las  dificultades  or- 
tográficas que  hacen  que  no  sea  todavía  fonético  en  absoluto, 
y  habremos  contribuido  á  asegurar  más  rápidamente  el  resul- 
tado que  en  este  estudio  se  prevé. 

Gabriel  Carrasco. 

Rostrio  de  Santa  Fe,  en  la  República  Argentina.— Mario  de  1890. 


EL  CATASTRO  EN  ESPAÑA. 


^^^h^^N^^%^^«^^^M^^^^#«^ 


CONFERENCIA 

pronunciada^  en  la  Sociedad  Geográfica  de  Madrid  en  la  sesión 
pública  del  25  de  Febrero  de  1890 

POR 

D.    JUAN    SÁNCHEZ   Y   MASSIÁ. 


ExcMO.  Sr.,  SbFíores: 

La  Sociedad  Geográfica,  atenta  á  los  pro^fresos  de  la  Geo- 
grafía y  sus  ciencias  auxiliares,  ha  venido  fijando  la  opinión 
del  país  sobre  todos  a(|uellos  acontecimientos  que  tienen  rela- 
ción con  el  estudio  del  territorio. 

Al  terminar  el  curso  de  1888-89,  tuve  la  honra  de  llamar  la 
atención  de  la  Junta  Directiva,  acerca  dol  proyecto  de  ley  de 
medición  del  territorio  por  términos  municipales  que  presentó 
el  Sr.  Ministro  de  Hacienda  á  las  Cortes  con  el  decreto  de 
25  de  Junio.  La  Junta  estimó  desde  luego  que  tal  proyecto  era 
deficiente,  que  no  debía  llegar  á  ser  ley,  y  que  era  conveniente 
exponer  en  público  el  juicio  que  dicho  proyecto  le  merecía,  é 
insistir  una  vez  más  en  la  necesidad  de  hacer  el  catastro  par- 
celario, misión  que  incumbe  á  un  centro  científico  é  indepen- 
diente como  el  Instituto  Geográfico  y  Estadístico,  y  de  ninguna 
suerte  á  juntas  especiales  ni  á  las  autoridades  municipales 
como  se  intenta  por  el  proyecto  referido. 


148  BOLETÍN  DK  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

Esta  oportunidad  es  tanto  mayor  en  los  momentos  actuales 
en  que  con  fecha  20  de  Diciembre  ultimo  se  ha  creado  una 
Comisión  de  personas  competentísimas  para  proponer  la  re- 
organización del  Instituto  Geográfico. 

Ya  podéis  comprender  que  no  era  el  que  en  este  momento 
molesta  vuestra  atención  el  que  naturalmente  debiera  encar- 
garse de  dar  esta  conferencia.  Personas  mucho  más  aptas  hay 
en  la  Sociedad  y  en  la  Junta  Directiva  que  hubiesen  dado  cima 
con  elocuente  voz  y  conocimiento  profundo  de  la  materia  á 
este  problema  tan  importante.  La  modestia  de  los  unos,  la  po- 
sición especial  de  los  otros,  han  sido  causa  deque  todos  hayan 
ido  declinando  este  honor,  y  siendo  yo  el  promovedor  de  la  idea, 
según  el  principio  del  Código  militar,  que  establece  que  el  autor 
debe  siempre  morir,  no  he  tenido  más  remedio  que  aceptar 
esta  carga,  demasiado  pesada  para  mis  escasas  fuerzas,  ani- 
mándome sólo  la  benevolencia  que  un  público  tan  ilustrado 
no  puede  menos  de  tener  con  el  que  comienza  confesando  su 
insuficiencia  y  que  viene  á  cumplir  un  deber  reglamen- 
tario. 

Catastro  es  el  conjunto  de  datos  para  conocer  científica  y 
prácticamente  la  riqueza  inmueble  de  un  país. 

No  será,  pues,  conocido  un  país  mientras  no  tengamos  su 
catastro  perfectamente  hecho. 

El  presenta  grandes  ventajas  bajo  el  punto  de  vista  fiscal, 
jurídico,  económico,  político  y  administrativo. 

Bajo  el  punto  de  vista  fiscal,  nos  da  á  conocer  la  riqueza  im- 
ponible y  las  personas  que  deben  satisfacer  los  tributos.  De 
manera  que  un  país  que  tenga  su  catastro  bien  hecho,  podrá 
aumentar  sus  ingresos,  rebajando  sin  embargo  la  cuota  con- 
tributiva, porque  entonces  conocerá  todas  las  propiedades  que 
existen  en  el  país,  tales  y  como  son,  haciendo  imposible  la 
ocultación  de  ninguna  parte  de  las  mismas,  viniendo  por  con- 
siguiente á  tributar  todos  en  la  proporción  de  su  riqueza. 

Bajo  el  punto  de  vista  jurídico,  impide  los  pleitos  entre  los 
dueños  de  fincas  colindantes,  fijando  de  un  modo  claro ,  pre- 
ciso é  invariable  la  cabida,  figura,  posición  y  linderos  de  todas 
y  cada  una  de  las  heredades,  complementando  de  esta  manera 


EL   CATASTRO   EN  ESPAÑA.  149 

los  datos  del  Registro  civil,  que  unido  con  el  catastro  son  la 
más  ñrme  garantía  de  la  propiedad  individual. 

Bajo  el  punto  de  vista  económico,  facilita  las  transacciones, 
da  mayor  valor  é  importancia  á  la  propiedad,  y  en  cierto  modo 
la  moviliza.  Cada  propietario  puede  llevar  unida  á  su  título 
una  cédula  catastral,  en  donde  consta,  no  sólo  la  figura  y  po- 
sición de  la  heredad ,  sino  también  la  naturaleza  del  suelo  y 
del  subsuelo  y  el  valor  de  su  finca.  De  esta  manera  convierte  su 
título  de  propiedad  en  un  título  al  portador,  y  es  fácil  obtener, 
sin  necesidad  de  nuevas  mediciones,  visitas,  ni  peritaciones  el 
dinero  que  necesita,  ya  en  préstamo,  ya  en  concepto  de  venta, 
desterrando  en  el  primer  caso  los  efectos  de  la  usura,  porque 
tanto  más  económicamente  se  presta  el  dinero ,  cuantas  más 
garantías  y  facilidades  ofrece  la  cosa  pignorada. 

Estudiando  la  naturaleza  del  suelo  y  del  subsuelo  propor- 
ciona cuantos  datos  se  necesitan  para  conocer  el  cultivo  apro- 
piado de  cada  terreno,  las  mejoras  ó  abonos  que  necesita  y  los 
puntos  en  que  los  encuentra.  Tal  vez  se  van  á  buscar  á  lejanas 
tierras  abonos  y  mejoras  que  se  obtendrán  del  subsuelo  mismo 
con  sólo  hacer  más  honda  la  labor  del  arado.  Tal  vez  se  toman 
del  extranjero,  pagándolas  á  alto  precio,  sustancias  fertilizantes 
que  se  extraen  de  nuestro  país  á  precios  excesivamente  bajos. 

Por  fin,  el  agricultor  que  encuentra  su  propiedad  asegurada, 
libre  y  defendida  en  vez  de  estar  arma  al  brazo  para  rechazar 
los  ataques  que  se  le  dirigen,  en  vez  de  buscar  los  medios  de 
contribuir  menos  de  lo  que  se  debe,  ó  por  lo  menos  de  no  pagar 
más  de  lo  que  corresponde,  pensará  en  mejorar  sus  posesio- 
nes y  en  aumentar  de  esta  manera  su  fortuna  y  su  influencia 
social. 

Bajo  el  punto  de  vista  político,  concluye  con  el  caciquismo, 
ó  sea  la  influencia  de  los  grandes  propietarios,  puestos  al  ser- 
vicio de  los  partidos  que  explotan  á  mansalva  al  pobre  y  al 
pequeño  propietario,  procurando  que  casi  todo  el  peso  de  la 
contribución  recaiga  sobre  él  y  arruinándole  por  completo, 
pues  como  no  puede  satisfacerla,  el  Estado  le  confisca  sus  bie- 
nes, que  se  apresura  á  comprar  á  bajo  precio  acaso  el  mismo 
cacique  que  motivó  su  ruina. 


150  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOORÁFIGA. 

El  catastro  de  esta  manera  eleva  y  dignifica  al  ciudadano 
y  mata  la  empleomanía,  supuesto  que  los  hombres  políticos 
no  pueden  esperar  nada  de  la  corrupción  administrativa,  y 
porque  mejora  la  condición  de  los  agricultores;  marchan  al 
paso  todas  las  industrias,  y  encuentran  mejor  y  más  útil  apli- 
cación las  inteligencias  dedicadas  á  la  industria,  que  puestas 
al  servicio  del  Estado. 

Con  un  catastro  bien  hecho  son  más  difíciles  las  revolucio- 
nes, supuesto  que  es  evidente  que  en  las  épocas  de  bienestar 
general  no  hallan  eco  los  .espíritus  inquietos  y  mal  avenidos 
con  el  público  sosiego. 

Bajo  el  punto  de  vista  administrativo,  además  de  moralizar 
por  la  dificultad  que  encuentran  los  funcionarios  de  poder  ha- 
cer injnstos  favores,  facilita  las  obras  públicas,  supuesto  que 
nos  da  estudiado  el  territorio,  y  por  consiguiente  levantado  el 
mapa,  y  también  porque  se  conoce  mejor  cuáles  son  los  nece- 
sarios y  se  simplifican  y  facilitan  las  expropiaciones  de  los 
predios  que  atraviesan,  supuesto  que  son  conocidos  los  dueños 
á  que  pertenecen  y  los  productos  que  de  los  mismos  obtienen. 

Facilita  también  la  defensa  del  territorio,  marcando  los  si- 
tios donde  deben  construirse  las  fortificaciones  y  enseñando 
las  condiciones  de  los  parajes  donde  han  de  establecerse  cam- 
pamentos y  arsenales. 

Disminuye  considerablemente  el  número  de  funcionarios  al 
servicio  del  Estado,  que  no  necesita  esa  frecuente  y  numerosa 
repetición  de  unas  mismas  operaciones,  ya  cuando  hace  los 
amillaramientos,  ya  cuando  levanta  los  planos  de  un  territo- 
rio con  distinto  objeto,  según  la  clase  de  necesidades  que  trata 
de  satisfacer. 

Con  un  buen  catastro  desaparecen  los  bienes  baldíos,  su- 
puesto que  son  conocidos  todos  los  propietarios  y  pueden  ven- 
derse con  sujeción  á  la  ley;  de  esta  manera  se  contienen  las 
invasiones,  que  son  tan  frecuentes,  de  los  propietarios  que 
lindan  con  bienes  del  Estado,  de  corporaciones,  de  meno- 
res, etc.,  en  los  cuales  suelen  intrusarse  los  partidarios  de  la 
teoría  que  sostiene  que  el  que  linda  con  el  común  no  linda  con 
ningún. 


EL   CATASTRO   EN  ESPAÑA.  151 

Claro  es  que  estos  detentadores  do  pagan  contribución  por 
los  trozos  de  terreno  de  que  ilegalmenle  se  aprovechan. 

Por  fin,  la  desamortización  civil  y  eclesiástica  viene  á  que- 
dar reducida  de  este  modo  á  sus  justos  límites;  pues  se  deter- 
mina de  una  manera  clara  y  evidente  cuáles  son  los  bienes  del 
Estado,  de  la  provincia  y  del  Municipio,  y  en  qué  concepto  los 
poseen. 

No  es  moderno  el  catastro  entre  los  hombres,  pues  vemos 
que  ya  Moisés  cuéntalos  hijos  de  Israel  en  las  faldas  del  Sinaí, 
formando  el  primer  censo  de  población,  que  sirve  después  de 
base  al  caudillo  Josué,  para  distribuir  por  tribus  y  familias 
entre  los  hijos  de  Israel  la  tierra  prometida;  y  se  establece  en 
aquel  pueblo  el  año  sabático  y  el  año  de  jubileo,  en  los  cuales 
se  restablece  entre  las  familias  israelitas  aquel  primer  catastro 
que  Josué  formara.  David  hace  uu  nuevo  censo:  y  cuando  más 
tarde  vuelven  á  tomar  posesión  de  su  país  los  judíos  que  ha- 
bían estado  cautivos  en  Babilonia,  hace  Esdras  un  nuevo  ca- 
tastro, excluyendo  del  reparto  de  tierras  á  todos  los  que  no 
han  sabido  conservar  los  entronques  con  la  agrupación  de  fa- 
milias establecidas  en  el  campamento  del  Sinaí. 

Se  sabe  que  los  persas  tenían  sus  catastros  tomados  á  seme- 
janza de  los  egipcios,  que  acaso  se  lo  comunicaron  también  á 
los  judíos,  y  de  quien  lo  recibieron  los  griegos  y  romanos.  Los 
chinos  tienen  un  catastro  tan  antiguo  como  su  historia,  que, 
como  sabemos,  data  de  tiempos  tan  remotos,  que  se  pierde  en 
los  albores  de  la  humanidad. 

En  Europa,  los  trabajos  catastrales  que  hoy  se  conservan, 
datan  del  siglo  xviii.  Milán  hizo  un  catastro  en  1740  á  1760. 
Lombardía  le  comenzó  en  1800  y  continuó  hasta  lvS15,  en  que 
fué  suspendido  durante  doce  años,  hasta  que,  reanudados 
en  1827  los  trabajos  catastrales,  se  terminaron  en  muy  pocos 
años.  Los  Estados  Pontificios,  cuyo  Gobierno,  á  pesar  de  sus 
detractores,  no  ha  ido  nunca  á  la  zaga  de  la  civilización,  co- 
menzaron por  ley  de  6  de  Julio  de  1817  y  terminaron  en  1833, 
estableciendo  la  conservación  dos  años  más  tarde.  Empezaron 
en  Toscana  en  1810,  suspendiéndose  á  los  tres  años:  se  mandó 
que  continuasen  en  17,  pero  no  se  publicaron  reglamentos 


152  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

hasta  el  19:  se  terminaron  los  planos  el  año  26  y  las  valora- 
ciones el  32,  estableciéndose  el  30  la  conservación.  El  Pía- 
monte  hizo  su  catastro  de  1808  á  14,  con  arreglo  á  la  ley  fran- 
cesa, suspendiéndose  á  la  caída  del  imperio,  hasta  que  el 
año  53  se  comenzaron  de  nuevo  los  trabajos,  recibiendo  gran 
impulso  en  los  años  sucesivos. 

Francia  tenía  trabajos  desde  remotos  tiempos.  En  28  de 
Agosto  de  1791  se  dio  un  decreto  para  descargar  y  reducir  la 
contribución  territorial,  y  en  23  de  Septiembre  del  mismo  año; 
otro  que  entre  sus  fines  tenía  el  de  reglamentar  la  ejecución 
del  catastro.  De  1802*á  1808  se  hizo  por  masas  de  cultivo;  pero 
como  este  catastro  no  satisface  las  condiciones  de  un  buen  tra- 
bajo de  esta  índole,  se  hicieron  hasta  el  año  14  trabajos  parce- 
larios. En  esta  época  había  9.000  términos  acabados;  pero  casi 
se  abandonaron  los  trabajos.  En  1825  se  entregaron  á  los  de- 
partamentos; diez  años  más  tarde  se  hizo  el  primer  ensayo  de 
revisión;  en  el  46  se  presentó  un  proyecto  de  ley  para  conser- 
vación y  revisión  del  mismo.  Desde  1837  están  pidiendo  las 
Diputaciones  provinciales  una  ley  de  ejecución  del  catastro, 
que  parece  se  ha  de  realizar  muy  en  breve. 

En  Bélgica  se  hicieron  los  trabajos  de  1802  á  1826.  Se  orga- 
nizó la  conservación  en  1835.  Algunas  provincias  han  publi- 
cado en  litografía  los  planos  parcelarios,  que  pueden  adqui- 
rirse á  precios  muy  baratos. 

Se  hicieron  en  Holanda  al  mismo  tiempo  que  en  Bélgica,  y 
«n  1826  se  hizo  una  renovación,  que  terminó  á  los  seis  años. 
En  este  país  va  unida  la  conservación  al  registro  de  la  pro- 
piedad. 

Hay  algunos  cantones  de  Suiza  que  tenían  establecido  el 
catastro  desde  el  principo  del  siglo.  Al  hacerse  el  parcelario 
hubo  algunos  pleitos  de  deslindes,  aunque  no  más  que  de  or- 
dinario; pero  después  no  ha  habido  ninguno.  No  hay  conser- 
vación, pero  cada  año  se  renuevan  ocho  municipios,  y  por 
tanto  en  cincuenta  queda  renovado  el  catastro  de  todo  el 
país. 

En  Alemania  existía  desde  muy  antiguo  en  los  Estados  de 
la  izquierda  del  Rhin,  el  llamado  libro  de  lo8  derechos  reales^ 


EL  CATASTRO   EN  ESPAÑA.  158 

que  ha  facilitado  mucho  la  formación  de  su  catastro;  de  modo 
que  casi  todos  ellos  tienen  un  parcelario  muy  bien  conser- 
vado. En  Prusia  no  existe  uno  bueno,  lo  cual  contribuye  á  la 
mayor  pobreza  de  este  territorio.  En  Baviera  se  comenzó  á 
uniformar  el  año  32  y  terminó  el  55,  estableciéndose  los  revi- 
sores técnicos. 

En  Austria  comenzaron  los  trabajos  el  año  22,  y  después  de 
terminados  por  funcionarios  civiles,  se  estableció  la  conser- 
vación. 

En  Hungría  se  va  haciendo  y  conservando  al  mismo  tiempo. 

Comenzaron  en  Rusia  los  trabajos  el  año  37  por  las  tierras 
de  dominio  imperial,  descubriendo  notables  ocultaciones.  En 
los  territorios  de  señorío  ha  sido  hecho  por  masas  de  cultivo, 
lo  cual  se  comprende  perfectamente  que  basta  en  aquel  pueblo 
de  grandes  propietarios. 

En  Inglaterra  no  hay  más  que  planos  de  las  parroquias  ó 
términos  municipales.  Allí  no  es  tan  necesario  el  catastro, 
porque  la  propiedad  está  muy  poco  dividida  y  hay  términos 
que  son  solo  parte  de  la  inmensa  propiedad  de  un  lord. 

En  los  Estados-Unidos  de  América,  como  país  de  coloniza- 
ción, se  dividieron  desde  luego  las  tierras  en  parcelas  regula- 
res, que  se  han  ido  entregando  á  los  colonos;  de  suerte  que  en 
realidad  el  catastro  estaba  hecho  antes  de  constituirse  la  pro- 
piedad; de  un  modo  análogo  á  lo  que  hemos  dicho  al  hablar 
de  los  judíos. 

En  España,  en  los  tiempos  no  muy  lejanos,  de  los  Reyes 
Católicos,  y  posteriormente  en  los  do  Felipe  II,  se  hicieron 
estadísticas  de  población  y  de  territorio^  aunque  estas  últimas 
muy  imperfectas,  pero  no  tanto  que  hoy  mismo  no  se  busquen 
y  estudien  por  los  amantes  del  país.  Hacia  mediados  del  si- 
glo xviii,  el  célebre  ministro  Marqués  de  la  Ensenada,  mandó 
ejecutar  un  catastro  muy  elemental  y  erróneo;  ha  sido  de  gran 
utilidad  durante  muchos  años.  Á  principios  de  este  siglo  se 
hicieron  también  trabajos  de  esta  índole,  á  los  cuales  toda- 
vía se  recurre  en  algunas  provincias  á  falta  de  otros  me- 
jores. 

Las  Cortes  decretaron  en  25  de  Junio  de  1822  que  se  ejecu- 


154  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

taso  un  catastro  y  estadística  del  Reino  por  el  Ministerio  de  la 
Gobernación. 

Por  Real  decreto  de  10  de  Julio  de  1846  se  estableció  en  el 
Ministerio  de  Hacienda  una  Dirección  central  de  estadística  de 
la  riqueza,  especialmente  de  la  territorial. 

Por  Real  decreto  de  3  de  Noviembre  de  1856  se  creo  la  Co- 
misión de  Estadística  general  del  Reino  que,  según  el  regla- 
mento de  27  del  mismo,  tenía  por  objeto,  entre  las  estadísticas 
más  importantes,  los  planos  topográficos  para  su  aplicación 
catastral. 

En  3  de  Diciembre  siguiente  se  encargó  al  Ministerio  de  la 
Guerra  el  levantamiento  de  los  planos  topognifíco-catastrales. 

En  5  de  Julio  de  1859  se  promulgó  la  ley  para  la  medición 
del  territorio,  que  debía  estudiarse  á  la  vez  bajo  todos  sus  prin- 
cipales aspectos,  cuyas  bases  fueron  determinadas  en  un  Real 
decreto  de  20  de  Agosto  siguiente.  La  Junta  ó  Comisión  citada 
anteriormente  había  organizado  un  personal  muy  poco  nume- 
roso al  principio;  pero  verdaderamente  idóneo  para  la  ejecu- 
ción de  los  planos  parcelarios  y  demás  trabajos  catastrales. 
Conforme  á  lo  dispuesto  en  la  ley  de  1859,  se  empezaron  di- 
chos trabajos  por  administración  en  un  corto  número  de  tér- 
minos municipales  de  la  provincia  de  Madrid  por  vía  de  en- 
sayo, al  mismo  tiempo  que  se  contrataron  con  empresas  parti- 
culares los  de  18  términos  situados  en  las  inmediaciones  de  la 
corte,  que  componían  en  total  unas  43.000  ha. 

Comparados  más  tarde  el  coste  y  la  i)ondad  de  los  trabajos 
de  ambos  sistemas,  resultó  una  ventaja  indiscutible  en  favor 
de  los  hechos  por  administración,  tanto  en  exactitud  como  en 
celeridad  de  la  ejecución  y  en  la  economía.  Naturalmente  los 
contralistas  procuran  siempre  realizar  la  mayor  ganancia  lo 
más  pronto  posible,  y  los  trabajos  que  hacen  inspiran  siempre 
poca  confianza.  Se  abonó  á  estos  á  razón  de  3,50  pesetas  por 
hectárea,  y  fué  desechado  el  sistema  de  contrata. 

Continuáronse  los  trabajos  catastrales  por  el  personal  á  las 
órdenes  de  la  Junta  general  de  Estadística  y  más  inmediata- 
mente á  la  del  entonces  director  D.  Francisco  Coello,  nuestro 
digno  presidente,  ensanchando  progresivamente  el  círculo  de 


EL   CATASTRO    EN   ESPAÑA,  155 

acción^  aunque  siempre  dentro  de  la  provincia  de  Madrid; 
hasta  que  publicado  el  admirable  reglamento  de  5  de  Agosto 
de  1865,  tomaron  los  trabajos  catastrales  el  carácter  de  defini- 
tivos. 

Tratóse  entonces  de  aunientar  el  personal  y  dar  gran  im- 
pulso á  las  operaciones,  emprendiéndose  algunas  en  las  pro- 
vincias de  Murcia,  Granada,  Soria,  Toledo  y  Cuenca,  además 
de  los  que  se  ejecutaban  en  91  pueblos  de  la  provincia  de  Ma- 
drid, con  363.000  ha.  de  superficie.  También  se  emprendió 
la  determinación  de  los  perímetros  de  los  términos  munici- 
pales en  las  provincias  de  Guadalajara,  Cuenca  y  Toledo,  en 
las  cuales  quedaron  medidos  511  pueblos,  que  en  conjunto 
arrojan  uua  superficie  de  1.61 1.000  ha. 

En  1869  se  emprendieron  los  trabajos  en  todos  los  términos 
de  la  provincia  de  Madrid  en  que  no  se  habían  empezado  toda- 
vía, sin  perjuicio  de  continuar  hasta  su  terminación  los  que 
se  estaban  ejecutando;  con  lo  cual,  en  el  espacio  de  dos  ó  tres 
años  hubiera  quedado  terminado  el  catastro  parcelario  de  toda 
la  provincia,  si  no  hubiera  venido  el  Real  decreto  de  14  de 
Septiembre  de  1870,  en  que  fué  creado  el  Instituto  Geográfico 
y  se  mandaron  suspender  los  trabajos  catastrales,  sin  organi- 
zar la  conservación  de  los  ya  realizados.  Cesó  de  funcionar  la 
citada  Junta  y  predominó  en  las  esferas  oficiales  un  criterio 
distinto. 

Desde  entonces  y  con  el  nombre  de  avance  catastral  no  se 
ha  hecho  más  que  rellenar  el  mapa  con  los  detalles  de  las  ma- 
sas de  cultivo,  cuyos  trabajos  están  ya  casi  terminados  en  su 
parte  planimétrica  en  las  provincias  de  Madrid,  Toledo,  Ciu- 
dad-Real, Albacete,  Jaén,  Córdoba,  Cádiz,  Málaga  y  Sevilla, 
estando  muy  adelantada  la  nivelación. 

El  coste  de  los  trabajos  topográfico-catastrales  en  la  provin- 
cia de  Madrid,  ha  variado  desde  2,50  pesetas  á  4  la  hectárea, 
cuya  diferencia  se  explica  por  las  condiciones  especiales  de  cada 
término  municipal,  habiendo,  por  ejemplo,  algunos  en  que 
una  superficie  de  3.000  ha.  está  dividida  en  8  ó  10.000  parce- 
las, mientras  que  alguno  como  el  del  Pardo  no  tiene  más  que 
una  para  una  extensión  de  16.000  ha. 


156  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

El  mapa  topográfico  de  España  en  escala  de  uno  por  50.000, 
es  un  trabajo  excelente,  bajo  el  punto  de  vista  geográfico;  pero 
no  sirve  para  conocer  y  fijar  la  propiedad,  ni  para  repartir  el 
impuesto  de  una  manera  equitativa;  sin  embargo,  se  ha  des- 
cubierto que  hay  términos  cuya  superficie  es  diez  veces  mayor 
de  la  que  arrojan  los  amillaramientos,  resultando,  por  consi- 
guiente, una  ocultación  de  900  por  100. 

Muy  natural  parecía  que  al  descubrirse  estos  fraudes  se  les 
hubiera  impuesto  el  oportuno  correctivo,  y  que  á  esos  pueblos 
que  venían  pagando  la  décima  parte  de  lo  que  debían,  se  les 
hubiese  obligado  á  satisfacer  la  contribución  que  realmente  les 
corresponde,  si  no  desde  que  el  fraude  venía  cometiéndose,  al 
menos  desde  el  punto  y  hora  en  que  fué  descubierto.  Pero  la 
política,  que  todo  lo  invade,  ha  hecho  que  esos  propietarios 
sigan  pagando  como  antes  por  la  razón  clarísima  de  que  mien- 
tras no  se  descubran  todas  las  ocultaciones,  paguen  unos  lo 
que  deben  mientras  otros  contribuyen  por  menos  de  lo  que  les 
corresponde.  Aplicando  este  principio  al  derecho  penal,  deja- 
ríamos sin  castigo  los  crímenes  descubiertos  mientras  no  se 
encontrasen  los  autores  de  todos  los  cometidos. 

¿Hay  en  España  elementos  bastantes  para  hacer  el  catastro? 
Indudablemente  que  sí.  En  España  hay  hechos  numerosísimos 
trabajos  científicos,  de  los  que  son  indispensables  para  su  rea- 
lización. 

Se  ha  dicho  por  personas  respetabilísimas  que  «el  catastro 
es  el  frac  del  país,  y  que  este  carece  de  camisa  y  no  debe  pen- 
sar en  hacerse  aquella  prenda  de  lujo.»  Esta  frase  la  conside- 
ramos altamente  equivocada;  el  frac  son  todas  las  cosas  de  apa- 
rato, en  que  se  gasta  por  el  país,  pero  la  camisa,  esa  prenda 
que  debe  adaptarse  al  cuerpo  y  ceñirse  inmediatamente  á  los 
miembros  todos  que  le  componen,  es  sin  duda  alguna  el  ca- 
tastro parcelario. 

Las  grandes  ventajas  que  trae  esta  institución  bien  merecen 
el  sacrificio  que  haga  por  ella  el  país,  aunque  no  sea  más  que 
por  hallar  en  él  un  venero  inagotable  de  riqueza,  que  ha  de 
contribuir  á  aumentar  en  gran  manera  los  recursos  del  Estado. 

Hay  provincias  ya  levantadas  por  masas  de  cultivo,  solo  falta 


EL  CATASTRO  EN  ESPAÑA.  187 

añadir  los  datos  geológicos,  hidrológicos,  hidrográficos,  agrí- 
colas, climatológicos,  etc.,  que  se  hallan  en  gran  parte  recogi- 
dos por  las  distintas  comisiones  que  de  ellos  se  vienen  ocupan- 
do desde  hace  muchos  años. 

Solo  los  cohechos,  que  con  motivo  de  los  amillaramientos 
se  cometen,  suponen  sumas  enormes  gastadas  cada  vez  que 
aquellos  se  renuevan.  Además  se  hacen  numerosos  trabajos 
aislados  con  motivo  de  los  diversos  servicios  que  el  catastro 
puede  prestar  por  sí  solo,  además  de  los  trabajos  de  conjunto 
para  formar  los  mapas,  militar,  geológico,  demográfico,  marí- 
timo, hidrográfico,  topográfico,  de  correos,  etc.,  etc.,  cuando 
bastaría  unir  todos  estos  trabajos  parciales  é  irlos  haciendo 
sobre  las  mismas  regiones  de  un  modo  parcelario,  para  obte- 
ner el  catastro  con  el  mismo  coste  que  cualquiera  de  ellos 
representa,  con  muy  pequeñas  adiciones.  Y  como  el  catastro 
resume  en  sí  todos  aquellos  servicios,  claro  es  que  no  queda- 
ban desatendidos.  Y  como  hechos  de  una  vez  subsisten  para 
siempre  con  solo  él  trabajo  ligero  de  una  acertada  conserva- 
ción, pueden  suprimirse  los  amillaramientos,  las  comisiones 
de  avalúo,  las  tres  cuartas  partes  de  los  demás  funcionarios 
de  hacienda,  como  investigadores  y  cuantos  se  ocupan  de 
variar  y  modificar  la  contribución  de  los  pueblos,  que  se 
obtendrá  sin  esos  comisionados  de  apremio  y  sin  ese  aparato 
de  fuerza,  que  suele  desplegarse  muchas  veces,  porque  los 
pueblos  se  resisten  con  razón  á  pagar  las  contribuciones 
caprichosas  é  injustas;  pero  se  prestan  dócilmente  cuando  son 
equitativas,  aunque  resulten  un  poco  elevadas. 

No  debe  hacerse  el  catastro  por  masas  de  cultivo;  porque 
este  resulta  siempre  incompleto,  no  evita  las  injusticias  en  el 
reparto  de  las  contribuciones,  ni  proporciona  á  los  ciudadanos 
las  ventajas  que  en  el  orden  civil  puedan  alcanzar  del  par- 
celario. 

Para  un  buen  catastro  han  de  tenerse  en  cuenta  todos  los 
datos  necesarios  para  conocer  las  dimensiones,  la  distribución 
y  la  naturaleza  del  suelo.  Las  parcelas  han  de  medirse  plani* 
métricamente,  no  con  una  medición  desarrollada,  como  pre- 
tende el  Ministerio  de  Hacienda  en  su  proyecto  de  ley.  Las 


15B  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

plantas  no  crecen  normalmente  á  la  superficie  del  suelo;  sino 
que  se  elevan  en  su  desarrollo  siguiendo  la  vertical,  y  por 
consiguiente  no  se  encuentran  en  mayor  número  en  una 
montaña  inclinada,  de  las  que  se  darían  en  la  base  de  la  mis- 
ma montaña,  si  pudiéramos  hacerla  desaparecer. 

No  vemos  inconveniente  alguno,  sino  por  el  contrario,  gran 
conveniencia  y  una  economía  no  despreciable  de  tiempo  y  de 
dinero,  en  ir  haciendo  la  nivelación  á  la  vez  que  la  planimetría. 

Pero  no  basta  hacer  el  catastro,  es  necesario  conservarle  de 
tal  modo,  que  podamos  ir  siguiendo  constantemente  la  histo- 
ria de  cada  finca.  Gomo  este  es  también  uno  de  los  objetos  del 
registro,  se  ve  que  una  institución  y  otra  se  complementan  de 
tal  modo,  que  es  necesario  unirlas  bajo  una  sola  mano;  de 
mañera  que  los  conservadores  del  catastro  sean  dependientes 
de  los  encargados  del  registro,  ó  que  los  registradores  traduz- 
can en  sus  libros  los  resultados  que  aquellos  apunten  y  dibu- 
jen en  los  suyos.  Así  podrá  darse  á  cada  propietario  no  solo 
el  título  ó  descripción  escrita  de  su  propiedad,  sino  también 
el  plano  ó  descripción  gráfica  y  su  valoración,  ó  sea  la  des- 
cripción que  pudiéramos  llamar  moral.  La  escritura  con  el 
plano  y  la  valoración,  podrá  considerarse  como  un  título  al 
portador. 

Hemos  dicho  que  al  mismo  tiempo  que  se  describe  el  suelo, 
debe  hacerse  el  estudio  del  subsuelo  y  deteruiiuarse  también 
el  catastro  de  este  mismo  como  base  para  el  desarrollo  de  la 
explotación  de  minas  y  canteras  tan  ricas  y  abundantes  en 
nuestra  patria  y  tan  poco  conocidas  y  estimadas;  como  base 
también  para  el  descubrimiento  de  las  corrientes  subterráneas 
tan  ricas  y  variadas  bajo  el  punto  de  vista  médico  y  agrícola, 
cuyo  estudio  apenas  se  ha  iniciado  entre  nosotros. 

Claro  es  que  encontramos  absurda  la  clasificación  de  los 
terrenos  en  solo  tres  clases,  que  no  consideramos  justa  ni  ra- 
cional. U)ia  misma  clase  de  terreno  valdrá  más  en  un  país 
húmedo  y  poblado  como  Galicia  ó  las  Provincias  Vasconga- 
das, que  en  Almería  ó  la  Mancha.  Por  eso  hemos  dicho,  que 
para  un  buen  catastro  no  basta  la  medición  y  composición 
química  del  suelo  y  del  subsuelo,  sino  que  se  hace  preciso  el 


EL    CATASTRO   EN    ESPAÑA.  150 

estudio  de  la  exposición,  clima,  temp^atura,  abundancia  de 
lluvias,  costumbres  del  país,  etc.,  cuyas  condiciones  todas  son 
de  apreciar  para  hallar  el  valor  de  una  finca  determinada. 

Todos  estos  estudios  se  hacen  entre  nosotros  separadamente, 
de  donde  resulta  que,  como  no  se  les  imprime  una  dirección 
uniforme,  es  incompleto  el  estudio  de  cada  parte  del  país. 
Pero  si  estos  trabajos  se  hicieran  unidos  bajo  una  acertada 
dirección,  tendríamos  hecho  el  catastro.  Guando  este  se  halle 
hecho,  podrá  saberse  lo  que  vale  el  país,  y  conociendo  la  im- 
portancia de  cada  comarca  y  territorio  se  distribuirán  con 
acierto  las  obras  públicas,  haciendo,  por  ejemplo,  que  los  fe- 
rrocarriles pasen  por  las  regiones  más  productoras,  en  vez  de 
ir,  como  hasta  ahora  han  ido,  por  los  lugares  que  les  ha  tra- 
zado la  intriga  y  la  influencia,  no  siempre  al  servicio  de  las 
verdaderas  necesidades  de  la  nación. 

En  conclusión,  el  catastro  debe  empezarse  en  seguida  utili- 
zando todos  los  trabajos  hechos  hasta  el  día,  y  dirigiendo  uni- 
formemente los  que  faltan  por  hacer. 

¿Quién  ha  de  ejecutar  estos  trabajos?  Nada  de  comisiones 
honoríficas  y  gratuitas;  nada  de  encargar  estos  trabajos  sin 
remuneración  alguna  á  funcionarios  de  diversos  órdenes,  que 
tienen  ocupaciones  para  ellos  más  importantes  y  principales; 
y  por  las  cuales  tienen  asignados  sus  haberes.  Todo  trabajo 
gratuito  es  caro  y  malo.  Podrán  utilizarse  los  cuadros  de  ofi- 
ciales de  reservas  y  los  cuerpos  ficultativos  civiles  y  milita- 
res, que  por  su  organización  se  dedican  á  trabajos  análogos. 
Pueden  utilizarse  los  individuos  del  cuerpo  creado  expresa- 
samente  para  esta  clase  de  trabajos,  hoy  dedicado  exclusiva- 
mente á  la  formación  del  mapa,  tan  adelantado  con  respecto 
á  su  publicación,  que  tiene  acopiados  trabajos  para  muchos 
años. 

El  aumento  de  gasto  para  los  oficiales  de  reserva  estaría  re- 
presentado por  la  diferencia  entre  el  sueldo  de  excedencia  y  el 
activo,  y  las  indemnizaciones  de  campo  representarían  mu- 
cho menos  de  lo  que  hoy  se  gasta  en  amillaramientos  y  comi- 
,  sienes  de  avalúo. 

De  este  modo  se  pueden  aplicar  las  energías  del  país  á  su 


160  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

mejora  y  desarrollo;  se  pueden  terminar  las  obras  públicas; 
completar  la  marina  de  guerra;  desarrollar  y  ocupar  la  mer- 
cante; completar  la  defensa  de  la  patria  y  sus  colonias;  devol- 
viendo al  país,  aumentado,  el  esplendor  que  tuvo  cuando  los 
Reyes  Católicos,  Felipe  II  y  Garlos  III,  r^yes  que  hicieron 
estudiar  el  territorio,  eran  arbitros  de  los  destinos  del  mun- 
do.— He  dicho. 


boletín 

DE    LA 

SOCIEDAD  GEOGRÁFICA  DI  MADRID 


SUMARIO. 

lili»  de  Venezuela  y  <Ic  Columbia.  Itelaciüuea  inúditas 
rcuniílaa  pur  D.  Cesáreo  Fernández  Duro 101 

Kotictas  autéiitii'Us  del  fomoao  rio  Maranún,  por  D.  Har- 
em Jiménez  de  la  Espada 220 

l*ya  I'iríiiHQs  eepañoles.  Conferciiciu  imiiro^'ieails  i>or  el 
CoKile  de  Saint-Salid  el  1.'  úo  Julio  de  180O 207 

N.ila  aubre  los  tral-iijoB  meteorolúaiefs  de  Eapalla 2T6 

I.'ii  nuevo  mapa  del  Zambese. 277 

I.,as  uiisioiiL-a  cspaíioiau  de  Fi.'riiaudo  P<h>  y  sus  dependen- 
<^i(ui. 270 

Kstracto  de  lus  actas  df  las  si'síones  celebradas  por  1»  So- 
cie<.Iadyi>orlu  Junta  Dirtetiva 28Ü 


TOMO  XXIX.— NÚMEROS  3."  Y  4.' 
Soptlembre  y  Octubro,  1890. 


MADRID 

IMPRENTA    DE    FOETANET 

OALLE  DB  LA  L1DEBTAD,  KÚM.  19 

.y? lÜ: Hs 


JUNTA  DIRECTIVA 


DE  LA 


SOCIEDAD    GEOGRÁFICA  DE  MADRID. 


PRESIDENTK. 

Bzcmo.  Sr.  D.  Francisco  Coello  y  Quesada. 

VICEPRESIDENTES. 

Excmo.Sr.  D.  Federico  de  Botella P. 

Excmo.  Sr.  D.José  María  Aparici , Cd. 

Excmo.  Sr.  D.  Tomás  de  Rey  na O. 

Excmo.  Sr.  D.  Antonio  Andia C. 

SECRETARIO     GENERAL. 

limo.  Sr.  D.  Martin  Ferreiro. 

SECRETARIOS     ADJUNTOS. 

Sr.  D.  Rafael  Torres-Campos  (contador). 
Sr.  D.  Adolfo  de  Motta  (tesorero). 


ARCHIVERO    PERPETUO. 


Sr.  D.  Ricardo  Beltrán  y  Rózpide. 


VOCALES. 


Sr.  D.  Marceliano  de  Abella P. 

Sr.  D.  Luís  García  Martin P. 

Excmo.  Sr.  D.  Manuel  de  Foronda  Cd. 
Sr.  D.  Francisco  Codera  /Bibliote- 
cario)   C 

Sr.  D.  Francisco  Gorostidi P. 

limo.  Sr.  D.  Sertrio  Suarez P. 

Sr.  I).  Emilio  Honelli Cd. 

Sr.  1).  iK'uaciu  de  Arce  Mazún. ...  P. 

Sr.  I).  Julián  .Suarez  Inclán C. 

limo. í^r.  n.  AiiKtíl  Lasso d»« la  Ve;,'a  C. 

Sr.  D.  Juan  Súnrhfz  y  Massiá...  G. 

Sr.  I)  Manuel  María  Arrióla P. 


Sr.  D.  Lucas  Mallada P. 

Sr.  D.  Castor  A  mí P. 

Sr.  Marqués  de  Reino.sa P. 

.Sr.  D.  MíiTuel  Espin Q. 

Sr.  D.  Antonio  Vázquez  y  López 

Amor G. 

Sr.  D.  Alejandro  Cburruca P. 

Sr.  D.  Luis  María  de  Tro Cd. 

Sr.  Conde  de  Torata C. 

Sr.  1).  Kmilio  Ruiz  de  Saluzar. ...  P. 

Kxcmo.  Sr.  D.  Juan  García  López  C. 

Sr.  I).  Eduardo  González  Velasco  C. 

Sr.  D.  Francis<'0  guiroga P. 


NdTA.    Cun  lan  iniciales  C-i  P.,  G.  y  Cd.,  se  dcsi^Mian  los  individuos  que  pariene- 
cn  respectivamentH  á  las  socciones  de  Corrc?pondencia,  Publicaciones,  Gobierno 
nlerior  y  Contabilidad. 


BOLETÍN 

DI  LA 

SOCIEDAD    GEOGRÁFICA    DE    MADRID. 


II  DE 


(1) 


RELACIONES   INÉDITAS 


IX. 

Ordenanza  que  el  Licdo.  Helctaar  Pérez  de  Arteaga,  Oidor 
de  la  Real  Aadiencia  ;  Chancilleria  del  Nnevo  Reino  de 
Granada,  y  visitador  de  la  provincia  de  Cartagena,  manda 
observar  para  la  navegación  yvoga  de  las  canoas  en  el  Rio 
Grande  de  la  Magdalena,  ciénega  de  Santa  Harta,  Ríos  de 
Cauca,  Cesan,  Carari,  Miel,  Rio  Hegro  y  sus  ciénegas,  en 
31  de  Octubre  de  1560. 

El  licenciado  Melchor  Pérez  do  Arteaga,  oidor  eii  el  Audien- 
cia Real  de  S.  M.  del  Nuevo  reino  de  Granada,  VisilaJor  ge- 
neral en  esta  gobernación  de  Cartagena,  isla  do  Santa  Marta, 
provincia  del  valle  de  Hupar,  co^ta  y  navegación  del  Rio  gran- 
de do  la  Magdalena,  á  los  gobernadoi-es,  alcaldes  mayores  y 
sus  lugarcstcniünles  y  alcaldes  ordinarios  y  otros  cuales^uier 
jueces  c  justicias  del  distrito  de  la  dicha  Real  Audiencia,  e  a 
todos  los  vecinos  y  moradores,  asi  eucomeiidi.'ro3  como  nierca- 

(1;   Víaue  lumativii:,  ptíK  "K. 


162  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

deres  y  otras  cualesquier  personas  do  cualquier  estado,  condi- 
ción, preeminencia  e  dignidad  que  sean,  e  a  Vos  los  caciques 
e  capitanes  e  principales  del  dicho  distrito,  e  a  los  demás  in- 
dios naturales  aquien  lo  de  yuso  toca  y  atañe: 

Bien  sabéis  como  el  negocio  más  principal  que  por  S.  M.  á 
los  Ministros  de  su  Real  justicia  do  los  sus  reinos  y  provincias 
de  las  Indias  les  ha  sido  encargado  y  mandado,  es  la  protec- 
ción y  defensa  de  los  naturales,  que  tan  opresos  y  maltratados 
han  sido  en  sus  vidas,  libertades  y  haciendas,  con  diversos  gé- 
neros de  injurias  y  crueldades,  como  se  han  visto  y  entendi- 
do, siendo  el  remedio  dellos  tan  prevenido  por  las  muy  católi- 
cas y  santas  leyes,  provisiones  y  ordenanzas  dadas  y  libradas 
por  su  Real  Magostad,  con  cuya  guarda  y  ejecución  los  dichos 
daños  se  hubieran  reparado  y  los  dichos  naturales  fueran  de- 
fendidos, como  en  muchos  casos  y  agravios  lo  han  sido  y  son, 
asi  por  la  remisión  que  en  algunos  jueces  ha  habido  en  el  cum- 
plir y  ejecutar  las  dichas  leyes,  como  por  las  mañas  y  astucias 
y  ardides  que  contra  la  indefensa  facilidad  e  inhabilidad  de  los 
dichos  naturales,  por  los  que  los  han  oprimido  y  de  ellos  se 
han  servido,  han  tenido  y  tienen,  colorando  la  maliciosa  ser- 
vidumbre en  que  los  han  impuesto  e  imponen,  con  falsos  co- 
lores e  remedios,  de  manera  que  por  arle,  los  agravios  y  estor- 
siones  que  á  los  dichos  naturales  han  hecho,  los  han  adulte- 
rado y  puesto  renombre  de  su  pulicia  y  descanso;  y  porque 
uno  de  los  más  notables  y  necesarios  de  presente  y  breve  re- 
medio ha  sido  y  es  el  de  los  daños,  muertes  e  insultos  que  con- 
tra los  indios  naturales  del  dicho  Rio  grande  de  la  Madalena 
y  de  otros  rios,  ciénegas  e  lagunas  se  han  fecho  y  facen  con 
las  muertes,  servidumbre  y  malos  tratamientos  que  por  la  voga 
de  las  canoas  del  dicho  rio  y  de  otros  rios,  ciénegas  e  lagunas 
han  rescebido  o  resciben,  como  á  todos  que  han  navegado  el 
dicho  rio  ha  seido  y  es  notorio,  e  yo  como  uno  de  ellos  lo  he 
visto  y  entendido  por  los  muchos  pueblos  que  de  los  dichos 
naturales,  por  su  muerte,  se  han  despoblado  y  de  cada  dia  se 
mueren  por  el  grand  trabajo  que  vogando  en  las  dichas  canoas 
tienen,  desnudos  eu  pie  y  descubiertos  al  sol  y  al  agua,  con 
pobres  y  míseros  mantenimientos  hechos  de  solamente  maiz 


Ríos   DE    VENEZUELA.   Y    DE   COLOMBIA.  163 

y  largo  camino  de  muchas  jornadas  y  gran  corriente  y  violen- 
-cia  y  fuerza  del  dicho  rio,  uno  de  los  mayores  del  mundo,  y 
grand  carga  y  mucho  peso  de  las  dichas  canoas,  y  siendo  sa- 
•cados  de  sus  tierras  y  naturalezas,  en  lo  cual,  no  solamente 
ha  resultado  y  resulta  el  desventurado  daño  de  la  salud  y  muer- 
te de  los  dichos  naturales,  pero  ocupándolos  sus  encomende- 
ros en  la  dicha  cruel  servidumbre,  igual  y  aun  mayor  de  las 
mayores  que  contra  los  dichos  naturales  indios  se  han  inven- 
iado  en  todas  las  Indias,  no  han  podido  entender  ni  entienden 
•en  las  labranzas  y  grangerias  que  de  su  natural  tenian,  e  lo 
que  peor  es,  que  por  la  ausencia,  trabajo  y  debilitación  de  la 
dicha  voga,  como  se  ha  entendido,  no  han  engendrado  ni  au- 
mentado como  los  otros  indios,  e  sobre  todo  es  el  último  y  más 
miserable  daño  que  por  esto  han  quedado  y  están  sin  industria 
temporal  ni  espiritual;  en  lo  primero,  viviendo  como  brutos  y 
bestias  salvajes,  descubiertas  sus  carnes  y  vergüenzas,  hom.- 
bres  y  mujeres,  y  en  lo  segundo  y  más  principal,  causa  de 
grandísimo  dolor  y  lástima  sin  ninguna  lumbre  de  fee,  que  no 
50  les  han  dado  ni  procurado  por  los  ocupar  en  la  dicha  servi- 
dumbre de  la  voga,  en  la  cual  han  muerto  muchos  con  repen- 
tina y  apresurada  muerte,  pereciendo  el  cuerpo,  y  cosa  de  in- 
comparable lástima,  el  ánima  que  se  pudiera  salvar,  siendo  la 
muerte  quieta  y  segura;  y  habiendo  entendido  las  dificultades 
que  para  la  navegación  del  dicho  rio  y  aviamiento  del  dicho 
Nuevo  reino  de  Granada  y  sus  provincias  que  allende  do  él 
están,  se  oponían  por  algunas  personas,  conferido  y  comuni- 
-cado  el  dicho  negocio  coa  personas  eclesiásticas  y  seglares  y 
celosas  del  bien  de  los  dichos  naturales  y  descargo  de  la  Real 
conciencia,  e  informándome  de  otros  expertos  en  la  dicha  na- 
vegación y  tierra,  precedida  sobro  ello  información,  conside- 
rado principalmente  el  intento  de  S.  M.,  que  estima  en  más  la 
«alud  y  vida  de  un  natural  que  todas  las  riquezas  y  haciendas 
que  de  los  dichos  sus  Reinos  y  provincias  de  las  Indias  se  le 
pueden  seguir,  por  que  si  esta  dicha  servidumbre  adelante  pa- 
sase, la  divina  y  temporal  Magostad  serian  gravemente  deser- 
vidas, e  siendo  como  la  dicha  voga  es  la  mayor  servidumbre 
personal,  tan  defendida  por  las  dichas  leyes,  reales  cédulas  e 


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161  BOLETÍN   DE  LA   SOCIEDAD   GEOGRÍFIGA. 

provisiones,  y  entendido  la  dicha  navegación  poderse  facer  con 
facilidad,  de  manera  que  de  aqui  adelante  para  siempre  jamás 
la  voga  de  los  dichos  naturales  y  servidumbre  cese  con  la  or- 
den que  de  yuso  se  hará  mención;  por  virtud  del  poder  que 
como  tal  Oidor  e  Visitador  general  por  S.  M.  me  es  dado  y  con- 
cedido, en  su  Real  nombre  mandé  dar  e  di  el  presente  para 
Vos,  los  susodichos  y  cada  uno  de  vos  en  la  dicha  razón,  por 
el  cual  os  mando  que  luego  que  este  mi  mandamiento  sea  apre- 
gonado,  hagáis  guardar  y  guardéis  en  la  navegación  y  voga 
del  dicho  Rio  grande  de  la  Madalena,  ciénega  de  Santa  Mar- 
ta, rios  de  Cauca  y  Cesari,  y  de  Carari,  de  la  Miel  y  Rio  Ne- 
gro y  sus  ciénegas  y  lagunas  y  de  otros  cualesquier  rios,  cié- 
negas, y  lagunas  que  en  el  dicho  distrito  se  han  navegado  y 
pudieren  navegar,  la  orden  y  capítulos  siguientes,  ejecután- 
dolos vos  los  dichos  gobernadores  y  justicias,  mandándolo» 
guardar  cumplir  y  ejecutar  como  en  ellos  se  contiene,  con  todo 
cuidado,  sin  haber  en  ello  remisión,  so  pena  de  cada  mil  pesos 
de  oro,  aplicados,  la  mitad  para  la  Cámara  e  íisco  de  S,  M,  y 
la  otra  mitad  para  los  gastos  de  la  dicha  dotrina  y  visita  de  los 
dichos  indios,  y  de  perpetua  privación  de  vuestros  oficios  por 
la  forma  y  orden  siguiente. 

Primeramente,  por  cuanto  de  presente  no  están  aprestados 
los  barcos  que  han  de  navegar  el  dicho  rio,  e  algunos  vecinos 
e  moradores  del  dicho  Nuevo  reino  y  otras  personas  que  van 
á  negocios  á  la  dicha  Real  Chancillería  están  de  camino  para 
ellas,  por  tanto  se  permite  la  dicha  voga  con  los  dichos  natu- 
rales desde  aquí  á  la  natividad  de  San  Juan  Bautista,  primera 
que  verná  para  efecto  de  llevar  los  pasajeros  y  no  otras  ha- 
ciendas ni  mercadurías,  con  que  en  el  Ínterin  del  dicho  tiem- 
po en  la  dicha  voga  se  guarde  y  tenga  esla  orden. 

Que  en  ninguna  manera,  con  voga  de  los  dichos  naturales, 
se  lleve  otra  hacienda  ni  mercaduría  alguna  sino  fuere  la  que 
los  dichos  pasajeros  llevaren  de  sus  vestidos  y  arreos  para  sus 
personas  y  mantenimientos,  para  el  matalotaje  del  dicho  rio, 
sopeña  de  tenerla  perdida  con  otro  tanto  de  valor,  y  al  enco-: 
mendero  ó  dueño  de  la  dicha  canoa  que  lo  permitiese,  so  la 
mesma  pena,  e  de  privación  de  su  repartimiento,  aplicada  la 


liíOS   DE   VENEZUELA.   Y   DE   COLOMBIA.  165 

dicha  pena,  la  tercera  parte  para  la  Cámara  de  S.  M.  y  la  otra 
tercera  parte  para  el  denunciador  y  la  otra  tercera  parte  para 
los  indios  que  en  la  dicha  canoa  vogaren  y  justicia  que  lo  sen- 
tenciare. 

Otrosi  que  por  los  dichos  indios  si  hubieren  do  vogar  en  las 
dichas  canoas,  se  meta  comida  de  maíz  y  tasajos  de  manatí  ó 
otro  pescado,  y  tasajos  de  carne  y  mucuras  de  chicha  para  en 
bebida,  ó  viuo^  y  estos  mantenimientos  sean  tantos  que  basten 
para  la  ida  y  vuelta  de  la  dicha  navegación  sin  faltarles,  los 
cuales  dichos  mantenimientos  no  vayan  ni  estén  á  las  partes 
de  la  proa  y  popa  donde  los  dichos  indios  van  vogando,  las 
cuales  vayan  desembarazadas,  poniendo  en  el  cuerpo  de  las  di- 
chas canoas  donde  va  la  ropa  de  los  dichos  pasajeros  los  dichos 
mantenimientos,  y  las  justicias  y  los  dichos  encomenderos  ó 
dueños  de  las  dichas  canoas,  no  permitan  ni  consientan  que 
de  otra  manera  se  carguen  ni  fleten,  so  la  dicha  pena  de  los 
dichos  mil  pesos,  y  á  los  dichos  sus  encomenderos  de  priva- 
ción de  repartimiento  de  los  indios  que  cada  uno  tuviere,  y 
ante  todas  cosas  lomen  y  resciban  juramento  de  los  pasajeros 
que  en  las  dicha  canoas  fueren,  que  no  removerán ,  ni  muda- 
rán, ni  permitirán,  ni  consentirán  remover,  ni  mudar,  añadir 
ni  quitar,  según  y  como  está  dicho,  que  la  dicha  canoa  debe  y 
ha  de  ir,  y  mas  les  ponga  á  cada  uno  de  ellos  pena  de  diez  mil 
maravedís  lo  contrario  haciendo ,  y  en  defecto  de  ellos  de  cien 
azotes  y  destierro  perpetuo  de  las  Indias,  la  cual  dicha  pena 
desde  agora  les  pongo  y  he  por  puesta  y  aplicada  la  dicha 
pena  pecuniaria  como  dicho  es. 

Otrosi  en  el  ínterin  del  dicho  tiempo  que  se  permite  vogar 
los  dichos  indios,  según  dicho  es,  que  hagan  las  jornadas  de 
manera  que  salgan  del  rancho  una  hora  después  de  amaneci- 
do, poco  más  ó  menos,  y  á  la  hora  del  comer  y  asestar  des- 
cansen espacio  de  dos  horas  y  más,  y  se  ranchen  y  alojen  y 
acaben  la  jornada  aquel  dia  una  hora  antes  que  se  ponga  el 
sol ,  y  en  medio  de  este  tiempo,  durante  la  dicha  jornada,  los 
dejen  lavar  y  descansar  las  veces  que  ellos  lo  quisieren  y  pi- 
dieren, so  la  dicha  pena  y  juramento. 

Iten  que  los  dichos  pasajeros  no  apremien  ni  permitan  á 


166  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

los  dichos  indios  que  les  hagan  ranchos,  fuegos  ni  adrezo» 
para  sus  comidas ,  sino  que  solamente  se  ocupen  en  esto  para 
solas  las  suyas  y  suis  ranchos,  so  la  dicha  pena  y  jura- 
mento. 

Iten  so  manda  á  las  dichas  justicias  en  los  puertos  y  luga- 
res donde  las  dichas  canoas  se  Helaren  á  coste  del  flete  de  las- 
dichas  canoas,  se  les  den  los  mantenimientos  á  los  dichos  in- 
dios sin  que  mengüe  cosa  ninguna  de  ellos,  y  que  primera 
y  ante  todas  cosas  igualen  la  soldada  y  trabajo  que  los  dichos 
indios  han  de  llevar,  de  manera  que  no  sean  menos  de  dos 
partes  de  las  tres  en  que  se  fletaren  las  canoas  y  su  trabajo,  y 
la  dicha  Justicia,  antes  que  la  dicha  canoa  parta,  les  paguen  y 
entreguen  el  dinero  que  hubieren  de  haber,  y  en  cada  una  de 
las  dichas  canoas  vaya  una  lengua  é  indio  ladino  para  quo 
entienda  si  se  guarda  y  cumple  lo  susodicho,  y  la  dicha  Justi- 
cia esté  presente  y  no  se  parta  hasta  que  la  dicha  canoa  que 
así  visitare  haya  salido  del  puerto. 

Iten  se  manda  á  los  alcaldes  de  los  desembarcaderos  que 
visiten  las  dichas  canoas  y  sepan  y  entiendan  si  se  ha  cumpli- 
do y  guardado  la  orden  sobredicha,  y  si  á  los  dichos  indios 
les  faltare  mantenimientos,  se  lo  haga  dar  y  de  á  costa  de  los 
pasajeros  que  llevare,  á  los  cuales,  si  hallan  culpados,  exce- 
diendo en  la  orden  susodicha,  les  secuestren  sus  bienes  y  pren- 
da las  personas,  y  presos  los  envié  á  la  justicia  más  cercana 
para  que  los  Heve  á  la  cárcel  real  de  la  dicha  Chancillería, 
las  cuales  dichas  justicias  y  alcaldes  así  lo  hagan  c  cumplau 
sopeña  de  privación  perpetua  de  sus  oficios,  y  de  cada  cuatro- 
cientos pesos,  la  mitad  para  la  Cámara  de  S.  M.  y  la  otra  mi- 
tad gara  gastos  de  la  dicha  visita  y  doctrina  de  los  dichos  na- 
turales. 

Iten,  se  ordena  y  manda,  prohibe  y  defiende  que  pasado  el 
dicho  tiempo,  en  ninguna  manera  los  dichos  indios  naturales 
voguen  en  los  dichos  rios  y  ciénegas  con  personas  ni  hacien- 
das de  pasajeros  ni  mercadurías  algunas,  ni  otra  hacienda, 
sino  fuera  en  sus  tratos  particulares  en  sus  mesnios  pueblos  y 
naturalezas  contra  su  voluntad,  ni  por  ella  ni  la  justicia,  ni 
sus  encomenderos  lo  permitan  por  alguna  manera,  ho  la  pena 


RÍOS   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  137 

que  á  las  dichas  justicias  está  puesla,  y  destierro  perpetuo  de 
las  Indias,  y  á  los  dichos  encomenderos  de  privación  do  re- 
partimiento y  de  perdimiento  de  la  mitad  de  sus  bienes  é 
del  dicho  destierro  perpetuo  e  a  la  persona  que  navegarer 
con  la  dicha  voga  de  los  dichos  naturales,  en  pena  de  qui- 
nientos pesos,  aplicados  como  dicho  es,  ó  en  defecto,  de  dos- 
cientos azotes  y  de  cuatro  años  de  forzado  de  voga  en  el 
dicho  rio. 

Iten,  se  permite  que  vogando  negros  ó  españoles  ü  otros 
que  no  sean  indios  las  dichas  canoas,  puedan  ir  en  cada  una 
dos  indios  ladinos,  de  su  voluntad,  por  el  precio  y  salario  que 
se  concertaren,  con  que  sean  mantenidos,  tratados  y  regidos 
como  los  pasajeros  y  mercaderes  que  fueren  en  las  dichas 
canoas,  y  de  sus  mesmos  mantenimientos,  para  gobernar  en 
popa  y  proa  de  las  dichas  canoas,  y  sin  vogar,  hasta  que  otra 
cosa  se  provea  y  mande. 

Otrosi,  por  cuanto  en  el  dicho  rio  al  presente  no  hay  bas- 
tante aviamiento  para  subir  mercaderías  de  ropa  con  voga  de 
negros,  se  manda  y  apercibe  que  cualquiera  persona  que  qui- 
siese subir  la  dicha  mercadería  y  ropa,  parezca  ante  mi  en  la 
dicha  ciudad  de  Cartagena,  o  ante  el  gobernador  de  ella,  que 
se  les  mandará  dar  el  dicho  aviamiento. 

La  cual  dicha  orden,  como  de  suso  va  declarada,  so  guarde 
y  cumpla  según  y  como  en  ella  se  contiene,  so  las  penas  arri- 
ba dichas,  las  cuales  se  ejecutarán  en  las  personas  que  en  ella 
incurrieren  sin  otro  auto  ni  declaración,  e  a  los  dichos  caci- 
ques e  capitanes  e  los  demás  indios  les  sea  declarada  y  dada  á 
entender,  e  no  la  quebranten  so  pena  que  al  cacique  sea  pri- 
vado de  su  dominio  y  cacicado,  y  a  los  dichos  capitanes  y  de- 
mas  indios  les  sean  dados  cada  cincuenta  azotes  y  desterrados 
perpetuamente  de  sus  sitios  y  pueblos,  reservando,  como  re- 
servo en  mi,  de  poner  y  dar  instrucción  y  orden  y  buen  recau- 
do que  á  la  navegación  de  los  dichos  rios  y  lagunas  mas  con- 
venga al  servicio  de  Dios  y  de  S.  M.,  y  bien  de  los  dichos  na- 
turales y  pública  utilidad,  y  mándase  apregonar  públicamente 
para  que  venga  á  noticia  de  todos  y  nadie  pretenda  ignoran- 
cia.  Fecha  en  Cartagena  á  postrero  dia  del  mes  de  Octubre 


168  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

de  15G0  años.=El  licenciado  Melchor  Pérez  de  Arteaga.= 
Fui  presente,  Bartolomé  de  Alba. 

Archivo  de  Indias. — Legajo  segundo  de  Relaciones  y  Des- 
cripciones,—Colección  NavarretCy  tomo  27^  núm,  42, 


X. 

Reales  cédulas,  ordenanzas  y  aranceles  expedidos  sobre  la 
navegación  y  yoga  de  los  indios  del  Rio  grande  de  la 
Magdalena  en  los  años  1552, 1558, 1559  y  1561. 

Don  Phelipe,  por  la  gracia  de  Dios,  rey  do  Castilla,  de  Ara- 
gón, etc.  A  vos  el  licenciado  Melchor  Pérez  de  Artcaga,  nues- 
tro Oidor  de  la  nuestra  Audiencia  y  Chancilleria  del  Nuevo  rei- 
no de  Granada,  y.visitador  de  las  gobernaciones  de  Cartagena 
y  Santa  Marta  y  sus  provincias  y  Rio  grande  de  la  Madale- 
na,  y  los  que  son  ó  fuesen  nuestros  gobernadores  y  justicias 
mayores  de  las  dichas  gobernaciones,  y  á  sus  lugartenientes, 
y  a  los  alcaldes  ordinarios,  y  á  otras  cualesquier  nuestras  jus- 
ticias de  todas  las  ciudades  y  lugares  de  ellas  y  del  dicho  Rio 
grande,  a  cada  uno  de  vos  en  nuestros  lugares  y  jurisdicción 
y  otras  cualesquier  personas  aquien  esta  nuestra  carta  fuere 
mostrada,  salud  y  gracia. 

Sepades  que  pleito  se  ha  tratado  y  trata  en  la  dicha  nuestra 
Audiencia  y  Chancilleria  real  del  Nuevo  reino  de  Granada, 
ante  el  presidente  y  oidores  de  ella,  entre  Alonso  de  Olalla  y 
Hernando  de  Alcocer,  vecinos  do  esta  ciudad  de  Santa  Fee  del 
dicho  Nuevo  reino  y  Martin  de  Agurto,  como  defensor  gene- 
ral de  los  indios  del  distrito  de  la  dicha  nuestra  Audiencia  e 
la  villa  de  Santa  Cruz  de  Mopox,  e  presentó  su  procurador  en 
su  nombre,  e  ciertos  mercaderes  e  personas  particulares,  cada 
uno  por  lo  que  le  tocaba,  de  la  otra,  sobre  la  navegación  de 
los  barcos  e  canoas  por  el  Rio  grande  de  la  Madalena,  en  el 
cual,  por  los  dichos  nuestro  Presidente  y  oidores  fueron  pro- 
nunciados autos  en  vista  y  grado  de  resulta  sobre  la  dicha 
navegación,  de  los  cuales  se  pidió  y  mandamos  dar  y  librar  y 


RÍOS   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA..  169 

fue  dada  y  librada  en  la  dicha  nuestra  Audiencia  carta  e  pro- 
visión real  sellada  con  nuestro  sello,  del  tenor  siguiente. 

Don  Phelipe,  por  la  gracia  de  Dios  rey  de  Castilla,  de 
León,  etc.  Al  que  es  ó  fuere  nuestro  gobernador  de  la  gober- 
nación de  Cartagena,  e  Justicia  mayor  de  la  provincia  de 
Santa  Marta  y  a  sus  lugartenientes  en  los  dichos  ofinios  y  a 
los  alcaldes  ordinarios  y  otras  cualesquier  nuestras  justicias 
de  todas  las  ciudades,  villas  y  lugares  de  las  dichas  provincias 
de  este  Nuevo  reino  de  Granada,  y  alcaldes  de  los  desembar- 
caderos y  puertos  de  él  y  de  las  dichas  provincias,  a  cada  uno 
de  vos  en  vuestro  lugar  y  jurisdicción  aquien  esta  nuestra 
carta  fuese  mostrada  y  a  otros  cualesquier  personas  a  quien  lo 
contenido  en  esta  carta  toca  y  atañe,  tocar  y  atañer  puede  en 
cualquier  manera,  a  cada  uno  de  vos  salud  y  gracia.  Sepades 
que  sobre  la  orden  que  se  ha  de  tener  en  el  vogar  los  indios 
del  Rio  grande,  de  las  canoas,  con  acuerdo  de  los  del  nuestro 
Consejo  real  de  las  Indias,  mandamos  dar  e  dimos  nuestra 
cédula  del  tenor  siguiente. 

El  Príncipe. — Presidente  e  oidores  de  la  Audiencia  real  del 
Nuevo  reino  de  Granada.  Á  nos  se  ha  hecho  relación  que  los 
indios  que  hay  en  los  pueblos  junto  a  la  barranca  del  Rio 
grande,  entre  Santa  Marta  y  Cartagena,  tienen  excesivo  tra- 
bajo en  subir  hasta  ese  nuevo  reino  las  canoas  con  mercadu- 
rías, y  que  aunque  el  trabajo  es  muy  grande,  la  comida  es 
poca  y  ruin,  porque  ha  acaecido  diversas  veces  por  meter  mu- 
cha mercaduría  no  dejar  meter  a  los  indios  la  comida  necesa- 
ria, y  que  de  esto  se  sigue,  que  volviendo  los  indios  a  sus 
casas  caen  en  grandes  enfermedades  y  mueren  muchos  de 
ellos,  y  que  seria  gran  bien  para  los  dichos  indios  mandar 
que  ninguna  canoa  subiese  con  mercaduría,  pues  se  podía 
subir  con  barcos,  como  agora  algunos  lo  hacen,  sin  que  en 
ellos  entiendan  indios,  y  que  los  vecinos  de  la  dicha  barranca 
dicen  que  quitándoles  esta  granjeria  de  alquilar  las  canoas, 
que  no  podrían  permanecer,  por  ser  los  indios  pobres  y  no 
poderlos  mantener,  y  porque  como  sabéis  no  se  puede  a  los 
indios  poner  servicios  personales  en  las  tasaciones,  sino  que 
de  los  frutos  de  la  tierra  den  lo  que  pudieren  buenamente; 


lio  BOLETÍN  DE  LA.  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

por  ende  yo  vos  mando  que  proveáis  que  este  servicio  perso- 
nal de  indios  que  andan  en  las  canoas  en  provecho  do  los  en- 
comenderos, se  quite  y  se  tase  en  los  frutos  de  la  tierra,  lo 
que  en  lugar  de  ello  buenamente  puedan  pagar,  conforme  a 
las  provisiones  acordadas  que  cerca  de  la  dicha  tasación  están 
dadas,  y  a  los  indios  dejareis  libremente  usar  de  estas  canoas 
para  su  provecho,  queriendo  ellos  andar  en  el  trato,  de  su 
voluntad,  y  daréis  orden  como  se  hagan  barcos  grandes  en 
en  que  se  pasen  las  mercadurías,  y  proveeréis  que  en  el  pre- 
cio que  los  dichos  indios  se  concertaren  con  los  que  quisieren 
pasar  en  sus  canoas,  no  sean  engañados,  y  que  los  hayan  ellos 
mismos  para  si,  y  vosotros  y  la  persona  aquieu  lo  cometiere- 
des  tasareis  lo  que  los  dióhos  indios  han  de  llevar  por  el  pa- 
s^j<3,  y  sobre  ello  no  consintáis  que  los  dichos  indios  resciban 
agravio  ni  vejación  alguna.  Fecha  en  Monzón  de  Aragón  a  1 1 
dias  del  mes  de  Agosto  de  1552  años.  Yo  el  Principe. —  Por 
mandado  de  su  Alteza,  Joan  de  Samano. 

Después  de  lo  cual,,  en  nuestra  Audiencia  y  Ghancilleria 
real  del  Nuevo  reino  de  Granada,  ante  el  Presidente  e  oidores 
de  ella,  Alonso  de  Olalla  y  Francisco  Gómez  y  Hernando  de 
Alcocer  se  ofrecieron  a  hacer  barcos  en  la  navegación  del  di- 
cho Rio  grande,  desde  el  puerto  de  Choco ri  hasta  los  desem- 
barcaderos del  dicho  Nuevo  reino,  dándoles  para  ello  licencia 
en  la  dicha  nuestra  Audieucia,  sobre  lo  cual  pasaron  ciertos 
autos,  y  sobre  ello,  con  acuerdo  de  los  dichos  nuestros  Presi- 
dente e  oidores,  mandamos  dar  e  dimos  una  nuestra  carta  e 
provisión,  sellada  con  nuestro  sello,  del  tenor  siguiente. 

Don  Phelipe  por  la  graciado  Dios,  rey  de  Castilla,  de  León,  etc. 
A  vos  el  nuestro  Presidente  e  oidores  de  la  nuestra  Audiencia 
e  Chancelleria  real  del  Nuevo  reino  de  Granada  y  a  los  nues- 
tros gobernadores,  etc.,  etc.  Sepades  que  Alonso  de  Olalla  y 
Hernando  de  Alcocer  y  Francisco  Gómez,  vecinos  de  la  ciudad 
de  Santa  Fee  del  dicho  Nuevo  reino,  por  petición  que  en  la  di- 
cha nuestra  real  Audiencia  ante  el  nuestro  Presidente  y  oidores 
de  ella  presentaron,  nos  hicieron  relación  diciendo  que  para 
aumento  e  conservación  de  los  naturales  del  Rio  grande  y  del 
dicho  Nuevo  reino,  con  nuestra  licencia  querian  y  se  obliga- 


Ríos    ÜE    VENEZUELA   Y   DE    COLOMBIA.  171 

baa  a  echar  barcos  en  la  navegación  que  hay  desde  el  pueblo 
de  Chocori,  que  es  el  de  dicho  Rio  grande  de  la  Madalena, 
hasta  los  puertos  de  Mariquita  y  Velez  y  otros  cualesquier 
puertos  por  donde  a  este  Reino  vinieren  mercadurias,  a  su 
costa  y  misión,  con  ciertas  condiciones,  y  por  los  dichos  nues- 
tros Presidente  e  oidores,  visto  el  dicho  pedimento  fue  proveido 
que  se  apregouase  de  tres  en  tresdiasla  dicha  petición  con  las 
condiciones  en  ella  contenidas,  y  que  si  bebiese  persona  que 
con  otras  mejores  se  obligase,  se  resceberia  sin  postura,  y  pa- 
resce  que  fue  apregonado  por  los  dichos' reinos  y  no  páreselo 
persona  alguna  que  quisiese  obligarse  a  lo  susodicho,  y  por 
parte  del  Concejo,  Justicia  y  Regimiento  de  la  dicha  ciudad 
de  Santa  Fee  fue  presentada  una  petición  ame  los  dichos  nues- 
tro Presidente  e  oidores  por  la  cual  nos  suplicaron  les  mandá- 
semos dar  treslado  de  lo  pedido  por  los  dichos  Hernando  de 
Alcocer  y  Alonso  de  Olalla  y  Francisco  Gómez,  porque  que- 
rían informarnos  de  lo  que  sobre  ello  convenia  para  el  bien  del 
dicho  Nuevo  reino  y  república,  y  a  lo  por  ellos  dicho,  y  poner 
los  objetos  y  dificultades  que  para  el  dicho  negocio  habia,  de 
que  se  le  mandó  dar  traslado  según  lo  pedian,  y  no  paresce  que 
por  su  parte  fue  dicho  sobre  el  armar  de  los  barcos  ni  contra 
las  dichas  condiciones  cosa  alguna,  y  por  parte  de  Martin  de 
Agurto,  defensor  general  de  los  indios  del  distrito  de  la  dicha 
nuestra  Audiencia,  fue  presentada  cierta  petición  por  la  cual 
dijo  que  a  su  noticia  era  venido  que  los  dichos  Hernando  de 
Alcocer  y  Alonso  de  Olalla  y  Francisco  Gómez  se  habian  ofres- 
cido  a  echar  barco?  para  la  navegación  del  Rio  grande  con  ne- 
gros que  anduviesen  desde  el  Chocori  al  embarcadero  de  Mari- 
quita y  al  de  Velez,  con  que  no  anduviesen  canoas  con  indios, 
y  que  no  se  habia  proveido  sobre  ello  cosa  alguna,  y  que  por- 
que lo  susodicho  era  muy  útil  y  provechoso  para  los  indios 
del  Rio  grande  y  para  el  descargo  de  nuestra  real  conciencia, 
porque  de  esta  manera  cesaba  la  navegación  de  los  dichos  in- 
dios tan  lejos  de  sus  casas  y  natural,  y  la  mortandad  que  a 
esta  causa  habia  habido,  que  nos  suplicaba  con  brevedad  cerca 
de  esto  con  los  dichos  Alonso  de  Olalla  y  consortes,  o  con  otros 
que  a  ello  se  ofreciesen,  mandásemos  proveer  lo  que  mas  fuese 


172  BOLETÍN   DE    LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

a  nuestro  servicio  y  su  utilidad  de  los  indios  naturales  al  dicho 
Rio  grande;  y  por  los  dichos  nuestros  Presidente  e  oidores, 
visto  todo  lo  susodicho  y  la  cédula  por  nos  dada  sobre  el  vogar 
de  los  indios  con  canoas,  les  concedemos  que  puedan  hacer  la 
dicha  navegación  con  barcos  y  negros,  por  tiempo  de  dos  anos, 
con  las  condiciones  con  que  se  ofrecían  á  lo  hacer,  escepto  en 
lo  délos  precios  de  la  ropa,  que  reservaban  en  si  la  modera- 
ción de  ellos,  y  con  que  si  no  tuvieren  el  recaudo  necesario, 
que  otros  lo  puedan  traer,  conforme  a  lo  que  en  la  dicha  nues- 
tra Audiencia  fuere  ad)rdado,  lo  cual  fue  notificado  a  los  dichos 
Hernando  de  Alcocer  y  Alonso  de  Olalla  y  Francisco  Gómez. 
y  por  ellos  fue  pedido  se  les  señalasen  los  precios  que  han  de 
llevar  por  el  traer  las  dichas  mercaderías  desde  el  dicho  pue- 
blo de  Chocori  a  los  dichos  desembarcaderos  del  dicho  Nuevo 
reino,  e  por  los  dichos  nuestros  Presidente  e  oidores  vistd, 
dieron  e  pronunciaron  un  auto,  el  tenor  del  cual  es  este  que 
se  sigue. 

En  Santa  Fee,  27  dias  del  mes  de  mayo  de  1558  años,  los 
señores  Presidente  e  oidores  de  la  Audiencia  real  de  S.  M.  ha- 
biendo visto  estos  autos  y  pedimentos,  dijeron  que  mandaban 
y  mandaron  que  el  cabildo,  justicia  y  regimiento  de  esta  ciu- 
dad de  Santa  Fee  nombren  una  persona  que  les  parezca,  y  la 
parte  de  los  mercaderes  que  residen  de  presente  en  esta  dicha 
ciudad,  otra,  y  los  dichos  Alonso  de  Olalla  y  Francisco  Gómez 
y  Hernando  de  Alcocer,  y  de  aquello  en  que  se  resumieren  se 
de  noticia  a  la  Real  Audiencia  para  que  visto  se  provea  lo  que 
convenga;  en  cumplimiento  del  cual  dicho  auto  paresce  que 
por  el  cabildo,  justicia  y  regimiento  de  la  dicha  ciudad  de  Santa 
Fee  fueron  nombrados  el  bachiller  Gonzalo  Rodríguez  de  Lo- 
desma,  alailde  ordinario  y  el  mariscal  D.  Gonzalo  Ximentz 
de  Quesada,  regidor  en  ella,  y  por  parte  de  los  mercaderes  de 
la  dicha  ciudad,  a  Luis  Calderón,  mercader,  y  por  los  dichos 
Alonso  de  Olalla  y  Hernando  de  Alcocer  y  Francisco  Gómez 
fue  nombrado  á  Diego  Rodriguez  de  Valdias,  vecino  de  la  dicha 
ciudad,  los  cuales  paresce  que  dieron  ciertos  parescercs,  y  por 
no  se  conformar  en  ellos,  por  los  dichos  nuestros  Presidente 
e  oidores  fue  proveido  que  se  lomasen  a  juntar  ante  el  licen- 


RÍOS    DE    VENEZUELA   Y   DE    GOLOMUIA.  173 

ciado  Briceño,  nuestro  oidor  de  la  dicha  nuestra  Audiencia,  y 
conforme  a  los  paresceres  de  la  mayor  parte  hiciesen  y  orde- 
nasen ordenanzas  y  aranceles  para  la  dicha  navegación,  para 
que  hecho,  y  visto  por  ellos,  proveyesen  lo  que  conviniese  al 
l)ien  público,  y  en  cumplimiento  de  ello  paresce  que  se  hicie- 
ron ciertas  ordenanzas  y  aranceles,  de  algunas  de  las  cuales 
se  agraviaron  los  dichos  Alonso  de  Olalla  y  Hernando  de  Al- 
cocer y  Francisco  Gómez,  en  la  dicha  nuestra  Audiencia,  y 
nos  suplicaron  las  mandásemos  ver  y  desagraviar,  pues  su  vo- 
luntad era  servirnos,  y  por  los  dichos  nuestro  Presidente  e  oi- 
dores vistas,  con  lo  pedido  por  los  dichos  Alonso  de  Olalla  y 
consortes,  proveyeron  y  dieron  cierta  orden  sobre  ello  en  lo  de 
los  precios  que  han  de  llevar  por  el  traer  de  la  ropa  y  pasaje- 
ros, e  agora  páreselo  ante  Nos,  en  la  dicha  nuestra  Audiencia 
la  parte  de  los  dichos  Alonso  de  Olalla  y  sus  consortes,  y  nos 
suplicaron,  que  pues  les  estaba  hecha  merced  de  la  dicha  na- 
vegación con  las  condiciones  y  por  el  tiempo  que  se  le  habla 
concedido,  que  les  míindasemos  librar  nuestra  Provisión  de  lo 
sobre  ello  proveído  por  los  dichos  nuestro  Presidente  e  oidores, 
o  como  la  nuestra  merced  fuese,  lo  cual  visto  por  ellos,  fue 
acordado  que  debíamos  mandar  dar  esta  nuestra  carta  para  vos 
eala  dicha  razón,  y  Nos  tuvimoslo  por  bien,  porque  vos  man- 
damos a  cada  uno  de  vos,  que  de  aquí  adelante,  por  tiempo  y 
espacio  de  dos  años  cumplidos  primeros  siguientes,  no  consin- 
táis que  anden  ni  suban  desde  el  dicho  pueblo  de  Chocori  a  los 
desembarcaderos  y  puertos  de  este  dicho  Nuevo  reino,  ningu- 
nas canoas  ni  barcos  en  que  suban  ningún  genero  de  mer- 
cadurías ni  pasajeros,  ni  otra  cosa  alguna,  salvo  los  barcos 
o  canoas  que  los  dichos  Alonso  de  Olalla  y  Francisco  Gómez 
y  Hernando  de  Alcocer  han  de  tener  en  el  dicho  viaje,  con 
negros  que  voguen  en  ellas,  con  que  guarden  en  la  dicha 
navegación,  ansí  en  los  precios  que  han  de  llevar  por  subir  la 
dicha  ropa,  como  en  lo  demás  a  ello  tocante,  las  ordenanzas 
siguientes: 

Primeramente  son  y  han  de  ser  obligados  á  dar  todo  avia- 
miento  de  barcos  para  subir  toda  la  ropa  y  pasajeros  que  al 
dicho  puerto  de  Chocori  llegaren  para  el  dicho  Nuevo  reino, 


174  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

por  manera  que  en  ello  haya  buen  despacho  y  aviamíento ,  y 
no  se  detengan  los  dichos  viajeros  y  mercadurías. 

Iten,  que  los  dichos  Alonso  de  Olalla  y  consortes  sean  obli- 
gados á  pagar  y  paguen  cualesquier  averias  que  las  dichas 
mercadurías  hicieren,  en  poca  ó  en  mucha  cantidad,  de  cual- 
quier género  y  condición  que  sean,  ansí  por  andar  los  barcos 
mal  acondicionados,  como  por  otra  cualquier  causa  que  sea  á 
culpa  del  arráez  ó  de  los  que  los  trajeron  á  cargo. 

Iten,  que  en  llegando  cualquier  mercader  ó  otra  cualquier 
persona  al  dicho  puerto,  como  traiga  hasta  cien  arrobas,  ó 
las  haya  entre  dos  ü  tres  mas  personas  en  el  dicho  puerto,  lo 
suban  luego  sin  esperar  más  ropa  y  tren  que  traigan  los  di- 
chos mercaderes  y  otras  personas  y  a  su  ropa  y  mercadurías, 
a  cualquier  de  los  puertos  de  este  dicho  Reino,  de  Mariquita 
y  Yelez,  sin  índucillos  ni  apremiallos  á  que  vengan  á  uno 
mas  que  a  otro,  sino  al  que  ellos  mas  de  su  voluntad  qui- 
sieren. 

Iten,  que  así  en  el  dicho  puerto  de  Chocorí  como  en  los  di- 
chos desembarcaderos  de  Mariquita  y  Velez,  carguen  y  des- 
carguen la  ropa  de  los  mercaderes  pasajeros  hasta  la  poner 
en  los  bohíos  ó  casas  de  los  alcaldes,  sin  llevar  por  ello  cosa 
alguna. 

Iten,  que  los  alcaldes  y  guardas  que  estuvieren  en  los  di- 
chos puertos  y  desembarcaderos  y  los  dichos  mercaderes  y 
arráeces  ni  otras  personas  en  su  nombre,  por  el  agua  ni  en 
tierra,  no  vendan  ningunos  mantenimientos  sino  fuere  por 
los  precios  y  arancel  que  por  los  dichos  nuestro  Presidente  y 
oidores  les  fuere  puestos. 

Iten,  que  los  dichos  armadores,  arráeces,  marineros,  ni 
barqueros  que  en  los  dichos  barcos  anduvieren ,  no  compren 
nengunas  mercadurías  en  poca  ni  en  mucha  cantidad  de  nen- 
gun  pasajero  ni  mercader,  aunque  sea  antes  de  llegar  al  dicho 
puerto  de  Chocorí,  sino,  fuere  de  lo  que  tuvieren  necesidad 
para  sus  casas,  con  licencia  de  los  dichos  nuestro  Presidente 
e  oidores,  manifestando  ante  ellos  primero  lo  que  quisieren 
comprar. 

Iten,  que  den  abasto  de  mantenimientos  en  el  dicho  puerto 


Ríos   DE   VENEZUELA    Y   DE   COLOMBIA.  175 

de  Chocori  para  todos  los  mercaderes  y  otras  personas  que 
allí  vinieren,  lo  cual  vendan  conforme  al  arancel  que  por  los 
dichos  nuestro  Presidente  e  oidores  les  fuere  dado. 

Iten^  que  estando  en  el  dicho  puerto  de  Chocori  hasta  seis 
personas  aunque  no  haya  las  cien  arrobas  do  ropa  ni  otra 
nénguíia,  los  lleven  al  desembarcadero  de  Yelez,  y  habiendo 
doce  personas,  aunque  no  haya  ropa  los  lleven  al  desembar- 
cadero de  Mariquita,  ó  al  de  Yelez,  donde  ellos  mas  quisieren, 
por  manera  que  no  se  detengan  los  dichos  pasajeros  en  el  di- 
cho puerto  de  Chocori,  llevándoles  por  ello  el  flete  infraes- 
cripto. 

Iten,  que  lleven  de  flete  por  las  mercadurías  ú  otra  ropa  ó 
pasajeros  los  precios  siguientes.  Desde  el  dicho  puerto  de  Cho- 
cori al  de  Mariquita,  por  cada  arroba  de  ropa  de  caja,  cinco 
reales  y  medio  de  oro,  y  de  hierro,  jabón,  higo  ó  pasa,  arroz 
ó  otra  cosa  de  lastre,  cuatro  reales  y  medio.  Por  cada  botija 
de  vino  perulera  ó  otra  cualquier  cosa,  nueve  reales  y  medio, 
y  por  cuartillo  de  aceite  otros  nueve  reales  y  medio;  y  por  un 
pasajero  con  dos  petacas,  una  de  comida  y  otra  de  sus  vesti- 
dos, del  tamaño  ordinario,  que  pese  cada  una  dos  arrobas, 
seis  pesos  de  oro,  y  si  mas  pesasen  las  dichas  petacas,  paguen 
por  ellas  al  respecto  que  por  la  ropa  de  caja,  y  si  no  tuviere 
petacas,  pague  cuatro  pesos. 

Iten,  que  los  mercaderes  ni  otras  personas  que  trajeren 
cincuenta  arrobas  de  ropa  y  de  ahí  arriba,  no  se  les  lleve  por 
el  flete  do  su  persona  cosa  alguna,  y  si  trujeren  menos  de  las 
dichas  cincuenta  arrobas,  paguen  la  mitad  de  lo  que  han  de 
pagar  los  otros  pasajeros  que  no  traen  ropa,  y  esto  se  entiende 
al  un  desembarcadero  ó  a  otro. 

Iten,  que  lleven  desde  el  dicho  puerto  de  Chocori  al  desem- 
barcadero de  Velez  los  precios  siguientes.  Por  cada  arroba  de 
ropa  de  caja  á  dos  reales  y  medio ,  y  de  cosa  de  lastre  dos  rea- 
les; por  cada  botija  de  vino  perulera  cuatro;  de  aceite,  cuatro 
reales;  por  cada  pasajero  con  dos  petacas  del  tamaño  y  peso  di- 
cho, un  peso  y  medio  de  oro,  y  sin  las  dichas  petacas  un  peso. 

Iten,  que  cualquiera  persona  que  bajare  del  dicho  Nuevo 
reino  por  el  desembarcadero  de  Mariquita,  llevando  las  dichas 


176  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

dos  petacas  del  peso  y  tamaño,  pague  uii  peso,  y  por  la  ropa 
que  mas  llevare  pague  a  tomín  y  medio  por  cada  arroba,  y  si 
bajare  por  el  desembarcadero  de  Velez  pague,  llevando  las  di- 
chas dos  petacas,  medio  peso  y  por  la  mas  ropa  á  tomín  por 
cada  arroba.  Y  es  nuestra  merced  y  voluntad  que  el  dicho 
tiempo  de  los  dichos  dos  años,  puedan  los  dichos  Alonso  de 
Olalla  y  Hernando  de  Alcocer  y  Francisco  Gómez  poner  en  los 
dichos  puertos  de  Chocori  y  Mariquita,  alcaldes  que  tengan 
cuenta  con  la  ropa  que  allí  viniere,  á  los  cuales  se  les  pague 
por  la  guarda  de  ello;  al  que  estuviere  en  el  puerto  de  Mari- 
quita un  tomín  por  cada  arroba  de  ropa  ó  botija  de  vino  peru- 
lera, y  a  medio  tomín  por  cada  botija  de  aceite;  y  al  que  estu- 
viere en  el  dicho  puerto  de  Chocori,  a  ocho  granos  de  oro  por 
cada  arroba  de  ropa  ó  botija  de  vino  perulera  ó  cuartillo  de 
aceite. 

Y  con  estas  condiciones  y  precios  es  nuestra  merced  y  vo- 
luntad de  les  hacer  esta  dicha  merced  de  la  dicha  navegación 
por  el  dicho  tiempo  de  los  dichos  dos  años,  á  los  cuales  man- 
damos que  guarden  y  cumplan  las  dichas  ordenanzas,  ansí  en 
lo  que  tocan  a  los  dichos  precios,  como  en  lo  demás  en  ellas 
contenido,  sopeña  que  por  cada  vez  en  que  por  cualquier  cosa 
excedieren  ó  falUiren  de  lo  susodicho  y  en  esta  nuestra  Provi- 
sión y  ordenanzas  contenido,  paguen  á  los  dichos  mercaderes 
y  otras  personas  los  intereses  y  menoscabos  que  se  les  siguie- 
ren y  recrecieren,  y  mas  quinientos  pesos  de  buen  oro  para 
la  nuestra  cámara  y  gastos  de  justicia,  por  mitad,  y  manda- 
mos á  todas  las  dichas  nuestras  Justicias  y  oirás  personas  de 
suso  contenidas  que  veáis  esta  nuestra  carta  y  todo  lo  en  ella 
contenido  y  la  guardéis  y  cumpláis  y  la  hagáis  guardar  y 
cumplir  en  todo  y  por  lodo,  como  en  ella  se  contiene,  y  contra 
el  tenor  y  forma  de  ella  no  vayáis  ni  paséis  ni  consintáis  ir  ni 
pasar  por  manera  alguna,  sopeña  de  la  nuestra  merced  y  de 
cada  quinientos  pesos  de  buen  oro  para  la  nuestra  cámara,  so 
la  cual  dicha  pena  mandamos  a  cualjuier  escribano  publico 
que  para  esto  fuere  llamado,  que  de  ende  al  que  vos  la  mos- 
trare, testimonio  signado  con  su  signo  poique  Nos  sepamos 
en  como  se  cumple  nuestro  mandado. 


RÍOS   DE    VENEZUELA    Y   DE    COLOMBIA.  1T7 

Dada  en  Santa  Fee  á  8  de  Julio  de  1558  años. — Yo  Juan  de 
Otalora,  escribano  de  cámara  de  su  Católica  Magestad  la  fice 
escribir  por  su  mandado,  con  acuerdo  de  su  Presidente  e 
Oidores. — El  Licenciado,  Grageda. — El  Licenciado,  BriceSío. 
— El  Doctor  Juan  Maldonado. — Registrada. — Diego  Xuarez. 

E  ahora  por  los  dichos  Alonso  de  Olalla  y  Hernando  de  Al- 
cocer por  su  petición  que  en  la  dicha  nuestra  Audiencia  e 
Chancilleria  real  ante  el  Presidente  e  Oidores  de  ella  presen- 
taron en  8  dias  del  mes  de  Agosto  de  1559  años,  nos  hicieron 
relación  diciendo  que  por  nos  servir  hablan  pedido  licencia  a 
los  dichos  nuestro  Presidente  e  Oidores  para  hacer  barcos  en 
el  dicho  Rio  grande,  con  que  se  subiesen  las  mercadurías  a 
los  puertos  y  embarcaderos  del  dicho  Nuevo  reino,  que  los 
vogasen  negros,  á  fin  que  cesase  la  voga  de  las  canoas  que  vo« 
gabán  los  indios  del  dicho  Rio  grande,  de  que  morían  del  tra- 
bajo excesivo  gran  cantidad  de  indios,  como  era  notorio,  e  que 
habiéndose  puesto  en  ello,  habian  hecho  barcos,  los  cuales, 
por  no  haber  salido  tales  para  la  navegación  del  dicho  Rio, 
como  convenían,  los  habian  enviado  á  la  costa  con  cantidad  de 
su  hacienda  para  comprar  negros  para  la  dicha  navegación, 
donde  los  habian  robado  franceses,  y  habian  hecho  otros  cua- 
tro barcos  y  esquifallos  de  negros,  y  en  ello  y  en  los  demás 
adrezos  y  costas  habian  gastado  más  de  treinta  mil  castellanos,  . 
y  que  los  cuatro  dichos  barcos  los  tenían  en  el  agua,  tales,  que 
navegaban  y  traían  las  dichas  mercad  urias  a  los  dichos  des- 
embarcaderos, y  que  haciéndose  ansí  se  hacia  gran  servicio  a 
Dios  nuestro  Señor  e  a  Nos,  e  venía  gran  bien  a  los  naturales, 
así  por  su  conservación  como  por  ser  relevados  del  trabajo  tan 
excesivo  para  su  conversión,  e  que  mediante  no  acertar  la  pri- 
mera vez  en  el  hacer  de  los  dichos  barcos  y  en  haberlos  ro- 
bado franceses  y  habérseles  muerto  y  huido  diez  negros,  y  en 
no  haber  venido  armada  con  mercaderías  tanto  tiempo  habla, 
habla  sido  parte  de  estar  adebdados  con  quince  mil  pesos,  de 
los  cuales  debían  a  nuestra  real  hacienda  los  mil  quinientos 
de  ellos,  y  que  si  no  tuviesen  socorro  para  subvenir  de  presen- 
te, su  necesidad  sería  causa  que  la  dicha  obra,  tan  útil  y  pro- 
vechosa para  el  bien  y  conservación  de  los  naturales,  cesase, 

12 


178  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   OEOORÁFIGA. 

porque  las  personas  y  nuestros  oficiales  aquien  debían  deudas 
de  cosas  que  para  ello  habían  tomado ,  se  las  pedían,  y  los  di- 
chos indios  del  dicho  Rio  grande  e  de  otras  partes  que  anda- 
ban e  anduviesen  con  la  dicha  voga  acabarían  de  perecer,  y 
porque  obra  tan  cumplidera  a  nuestro  real  servicio  no  cesase 
por  los  dichos  inconvenientes,  tenían  necesidad,  suplicándo- 
nos les  hiciésemos  merced  que  de  nuestra  hacienda  real  les 
fuesen  prestados  ocho  mil  pesos  de  buen  oro  por  tiempo  de 
tres  años,  porque  con  ellos  pagarían  parte  de  lo  que  hablan 
gastado  en  nuestro  servicio,  que  ellos  se  obligarían  y  daban 
fianzas  que  dentro  del  dicho  término  los  volverían  á  nuestra 
caja  real,  e  con  ellos  echarían  al  agua  otros  dos  barcos,  que 
serian  por  todos  seis,  con  los  cuales  por  lo  menos  habían  de 
andar  sesenta  negros,  y  que  si  la  dicha  merced  no  se  les  hi- 
ciese, seria  causa  que  los  dichos  negros  y  barcos  y  otros  per- 
trechos que  para  ello  tenían  hecho  se  vendiese,  y  ellos  queda- 
rían en  gran  disminución,  y  que  en  muchos  años  no  hubiese 
personas  que  lo  pusiesen  en  el  punto  que  ellos  lo  tenían,  pues 
de  lo  cual  les  fue  mandada  dar  información,  y  por  su  parte 
fue  dada  cierta  información,  después  de  lo  cual  Luis  López  y 
Pedro  de  Arevalo,  Juan  de  Ortega,  Rodrigo  de  Soria,  merca- 
deres, por  una  petición  que  en  la  dicha  nuestra  Audiencia 
presentaron,  nos  hicieron  relación  diciendo  que  en  la  flota  y 
armada  habían  traído  sus  haciendas,  mercadurías  y  compa- 
ñías, las  cuales  venían  por  el  Rio  arriba,  y  que  en  el  puerto 
de  Chocori,  el  alcalde  que  estaba  puesto  por  Nos,  tomaba  las 
mercadurías  y  ropa  que  venia  al  dicho  puerto  y  desembarca- 
dero y  descargaba  las  canoas  que  las  traían,  diciendo  que  las 
dichas  canoas  no  habían  de  pasar  ni  subir  arriba,  porque  de- 
cía que  el  dicho  puerto  de  Chocori  arriba  habían  de  subir  la 
dicha  ropa  en  barcos,  que  así  hobiese  de  pasar  se  perdería  la 
dicha  ropa  y  mercadurías  y  habría  de  daño  más  de  cíen  mil 
pesos  de  buen  oro,  porque  los  que  traían  los  dichos  barcos, 
que  eran  Alonso  de  Olalla  y  Hernando  de  Alcocer,  no  tenían 
más  de  tres  barcos  y  muy  pequeños  y  sin  los  negros  que  se 
requería  para  ello,  y  que  sí  la  dicha  ropa,  por  falta  de  ello  se 
detuviese,  como  estaba  detenida,  toda  so  dañaría  y  comería  de 


RÍOS   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBU.  179 

comegen,  hormigas  y  cucarachas  y  otras  sabandijas  que  la 
distraian,  y  que  si  no  se  remediase,  los  mercaderes  quebra- 
rían y  no  acudirian  con  sus  compras  ni  pagarían  sus  deudas, 
lo  cual  convenia  remediar,  y  que  las  dichas  canoas  pasasen 
adelante  á  los  puertos  del  dicho  Nuevo  reino  donde  solian  pa- 
sar, porque  si  se  descargaban  en  el  dicho  puerto  de  Chocori 
no  tendrían  remedio  nenguno,  de  lo  cual  podrían  informar  el 
Licenciado  Melchor  Pérez  de  Arteaga,  nuestro  Oidor,  que  lo 
habia  visto  ser  y  pasar  ansi  por  vista  de  ojos,  suplicándonos 
mandásemos  dar  nuestra  Provisión  real  para  que  las  dichas 
haciendas  y  mercaderías  subiesen  en  canoas  hasta  el  Rio  Ne- 
gro, que  era  el  puerto  donde  los  dichos  indios  y  sus  encomen- 
deros pedian,  y  vendrían  de  buena  voluntad,  que  era  dos  jor- 
nadas más  abajo  de  donde  los  dichos  indios  solian  subir,  has- 
ta tanto  que  hobiese  más  recaudo  de  barcos  y  negros  para  po- 
der subir  con  brevedad  las  dichas  haciendas  y  mercadurías, 
de  1(T  cual  fue  mandado  dar  traslado  al  licenciado  Balverde, 
nuestro  procurador  fiscal  de  la  dicha  Audiencia,  por  el  cual, 
por  su  petición  que  presentó,  respondió  e  dijo  que  no  habia 
lugar  á  lo  que  los  dichos  mercaderes  pedian,  porque  los  dichos 
Alonso  de  Olalla  y  Hernando  de  Alcocer  estaban  obligados  a 
subir  la  dicha  ropa  en  barcos,  y  de  ello  tenian  dadas  fianzas, 
a  los  cuales  se  les  hablan  de  pedir  y  habían  de  ser  compelidos 
a  que  tuviesen  el  recaudo  suficiente,  conforme  a  sus  obliga- 
ciones, y  no  que  los  dichos  indios  volviesen  a  andar  en  ca- 
noas, pues  era  cierto  que  era  su  total  destrucción,  y  que  no 
bastaba  decir  que  la  ropa  se  tardarla  en  subir,  ni  que  se  per- 
derla alguna  ó  mucha,  porque  aunque  nunca  subiese  y  parte 
ó  todo  se  perdiese,  era  menos  inconveniente  que  no  que  los 
indios  del  dicho  Rio  grande  se  acabasen  y  muriesen  subiendo 
la  dicha  ropa,  pues  por  nuestras  leyes  de  Indias  decían  tener 
en  más  la  conservación  de  los  dichos  indios  que  todo  el  inte- 
rés del  mundo,  por  lo  cual  y  por  otras  cosas  que  alegó  nos 
suplicó  mandásemos  no  haber  lugar  lo  que  las  partes  contra- 
rias pedian,  y  que  dos  personas  viesen  el  recaudo  de  barcos 
y  negros  y  lo  demás  que  los  dichos  Alonso  de  Olalla  y  Alco- 
cer tenian,  y  no  lo  teniendo,  los  compeliesen  a  que  lo  tuviesen 


180  BOLETÍN  DE   LA    SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

conforme  a  su  obligación,  e  a  que  la  dicha  ropa  subiese  al 
embarcadero  e  no  al  Rio  Negro;  de  lo  cual  fue  mandado  dar 
traslado,  y  por  parte  de  los  dichos  Alonso  de  Olalla  y  Hernan- 
do de  Alcocer,  nos  fue  suplicado  que  porque  ellos  tenian  dada 
la  información  que  se  les  habla  mandado  dar,  los  mandásemos 
socorrer,  porque  á  causa  de  las  grandes  pérdidas  que  habian 
perdido  por  efectuar  la  dicha  navegación,  ni  tenian  recauda 
más  de  para  tres  barcos,  y  el  Armada  era  venida,  y  que  soco- 
rriéndolos, darían  recaudo  bastante  á  todas  las  mercadurías 
que  oviesen  venido  y  viniesen  al  dicho  puerto  de  Chocori,  sin 
que  bebiese  falta,  y  si  no  mandásemos  que  las  dichas  canoas 
anduviesen  libremente  y  ellos  quitasen  los  dichos  barcos,  y  no 
se  perdiesen  mas  de  lo  perdido;  después  de  lo  cual,  Juan  Nu- 
ñez  de  Iruita,  procurador  de  la  villa  de  Pox,  por  otra  petición 
que  en  la  dicha  Audiencia  presentó,  dijo:  que  por  el  Rio  ve- 
nia y  habia  venido  mucha  ropa  y  mantenimientos  y  otras 
haciendas  particulares,  en  cantidad  de  más  de  cien  mil  pesos 
la  cual  dicha  ropa  estaba  represada  en  el  puerto  nuevo  de 
Chocori,  la  cual  estaba  detenida  y  totalmente  se  perderla  asi, 
porque  la  comerían  las  hormigas  y  comegen,  de  manera  quo 
toda  se  perderla  y  los  mercaderes  quebrarían  y  que  el  di- 
cho detenimiento  y  destrucción  sobrevenía  sobre  una  nues- 
tra Provisión  dada  a  pedimento  de  Alcocer  y  Olalla  quo  se 
habian  ofrecido  á  tener  aviamiento  de  barcos  y  negros  sufi- 
cientemente para  el  aviamiento  de  las  dichas  mercadurías,  el 
cual  los  susodichos  no  podian  tener  ni  sustentar,  y  que  de  la 
dicha  nuestra  real  Provisión  estaba  suplicado,  porque  de  ha- 
berse dado  sin  haber  oido  a  la  dicha  villa  de  Pox,  Tenerife  y 
Tamalameque  y  a  los  puertos  de  este  reino,  para  que  sobre  el 
dicho  negocio  se  diese  la  orden  que  conviene  a  su  servicio,  de 
Dios  nuestro  señor  y  nuestro,  era  justo  comunicarse  con  los 
dichos  pueblos,  y  a  los  dichos  indios  se  les  habia  quitado  y 
quitaba  su  contratación  y  grangeria,  porque  ellos,  de  su  vo- 
luntad holgaban  de  venir  y  venían  hasta  el  puerto  de  Carare 
y  puerto  nuevo  del  Rio  Negro,  y  que  si  no  se  remediase,  las 
dichas  haciendas  y  mercadurías  se  perderían,  con  más  de  cien 
mil  pesos,  por  el  mal  recaudo  que  los  dichos  Alcocer  y  Olalla 


# 
RÍOS   DE    VENEZUELA.   Y   DE    COLOMBIA.  181 

habían  dado  y  daban,  y  que  ellos  mismos  confesaban  en  su 
petición  no  podian  dar  aviamiento  ni  buen  recaudo  a  las  di- 
chas haciendas,  por  lo  cual  y  por  otras  causas  que  dijo  y  ale- 
gó, nos  suplicó,  que  pues  de  la  dicha  real  Provisión  estaba 
suplicado  con  tiempo  y  en  forma,  y  para  traer  las  dichas  ha- 
ciendas por  el  Rio  arriba  estaba  dada  la  orden  que  se  habia 
de  tener  y  guardar  por  nuestro  Presidente  e  Oidores,  sin  per- 
juicio de  los  dichos  naturales  y  con  su  consentimiento  y  vo- 
luntad, pagándoles  su  trabajo  y  dándoles  sus  comidas  en 
abundancia,  hasta  que  otra  mejor  orden  se  diese,  tuviesepnos 
por  bien  se  trajesen  las  dichas  haciendas,  como  constase  traían 
alimentos,  que  los  dichos  indios  las  tragesen  en  canoas  como 
solian,  hasta  el  puerto  nuevo  do  Rio  Negro,  de  lo  cual  se 
ofrecieron  a  dar  bastante  información,  como  informaría  el  di- 
cho Licenciado  Melchor  Pérez  de  Arteaga,  que  por  vista  de 
ojos  lo  habia  visto,  e  que  de  la  dicha  real  Provisión  estaba 
suplicado  en  la  dicha  villa  de  Mopox,  e  si  era  necesario  supli- 
caba de  nuevo  de  ella,  y  por  parto  de  la  ciudad  do  Tunja  y 
por  Pedro  de  Sotelo,  procurador,  en  su  nombre,  por  su  poder; 
y  por  otra  petición  que  presentó,  nos  hizo  relación  y  dijo  que 
en  el  dicho  puerto  de  Chocori,  que  era  en  el  dicho  Rio  gran- 
de de  la  Magdalena,  residían  Alonso  de  Olalla  y  Hernando  de 
Alcocer,  y  personas  en  su  nombre,  que  con  nuestra  Provisión, 
ganada  con  siniestra  relación,  detenían  todas  las  mercadurías 
y  ropa  que  venia  al  puerto  de  Velez,  y  que  visto  por  los  suso- 
dichos la  dicha  ropa  que  venia  para  Velez  y  Tunja,  la  que- 
rían llevar  al  puerto  de  Mariquita,  y  que  si  así  fuese,  las  di- 
chas ciudades  de  Velez  y  Tunja  recibirían  notorio  daño  y 
agravio,  porque  claro  era  que  sí  hobiesen  de  proveer  de  ropa 
y  mantenimientos  por  el  dicho  puerto  de  Mariquita,  serian  los 
gastos  muy  excesivos  y  mas  que  el  valor  de  la  dicha  ropa,  por 
lo  cual  y  por  otras  causas  que  alegó,  nos  suplicó  mandásemos 
dar  nuestra  Provisión  real  para  que  los  dichos  Alonso  de  Ola- 
lla y  Alcocer,  y  los  demás  que  estaban  en  el  puerto  de  Cho- 
cori y  otras  partes  con  su  poder,  no  estorbasen  las  canoas  que 
con  ropa  fueren  al  dicho  puerto  de  Velez,  so  graves  penas,  que 
si  necesario  era  suplicaba  de  la  dicha  Provisión  que  a  pedi- 


182  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

mentó  de  los  susodichos  se  habia  dado,  y  se  ofreció  a  dar 
información  de  ello  y  del  agravio  que  sus  partes  recebian;  y 
asi  mesmo  por  parte  del  Consejo,  justicia  y  regimiento  de  la 
ciudad  de  Santa  Fee  del  dicho  Nuevo  reino,  por  una  petición 
que  por  su  parte  se  presentó,  dijeron  que  ya  constaba  lo  que 
se  habia  tratado  con  Alonso  de  Olalla  y  Hernando  de  Alcocer 
sobre  lo  de  los  barcos  que  se  hablan  obligado  á  traer  al  em- 
barcadero de  Mariquita,  y  puesto  caso  que  en  aquella  sazón  so 
habia  dicho  los  inconvenientes  que  traian,  lodavia  se  habia 
despachado  que  se  hiciese  en  cierta  forma,  la  cual  nunca  se  ha- 
bia cumplido  ni  cumplía  ni  podria  cumplir  adelante,  como  era 
notorio,  y  por  tal  lo  alegaban,  porque  dejado  aparte  que  como 
subian  las  canoas  al  embarcadero  de  Velez  podrian  subir  al  de 
Mariquita,  que  era  dia  y  medio  mas  abajo,  y  subido  al  puerto 
de  Chocori  mas  arriba,  y  hecho  otras  cosas  que  eran  notorias, 
y  sobre  todo  traian  dos  barcos  no  mas,  con  que  estaba  toda  la 
ropa  represada  en  Chocori,  de  tal  manera  que  no  podia  subir 
la  ropa  que  cada  armada  trújese  en  tres  ni  cuatro  años,  y  que 
asi  en  el  dicho  tiempo  no  subirla  la  que  esta  armada  habia 
traido  y  que  en  solo  cuatro  meses  que  estuviese  en  Chocori 
estarla  perdida  y  comida  del  comején,  de  lo  cual  se  seguirla 
valdrían  las  mercadurías  y  cosas  de  España  tan  caras,  que 
vendrían  á  valer  diez  y  quince  veces  mas  de  lo  que  valían; 
lodo  lo  cual  debíamos  remediar  mandando  anduviesen  las 
dichas   canoas    como  antes   solian  andar,  y  por  parte  de 
los  dichos  Alonso  de  Olalla  fue  suplicado  se  mandase  ver 
lo  por  su  parle  pedido  y  las  cédulas  que  sobre  ello  habla- 
ban, que  estaban  en  el  dicho  negocio,  y  hacer  lo  por  ellos 
suplicado. 

Todo  lo  cual  visto  por  los  dichos  nuestro  Presidente  e  Oido- 
res, fue  mandado  que  los  dichos  Alcocer  y  Olalla  y  la  parte  de 
las  ciudades  de  Santa  Fee,  Tunja  y  villa  de  Mopox,  diesen  in- 
formación dentro  de  cierto  término,  de  lo  que  pedian,  y  fue 
dada  cierta  información  de  testigos,  la  cual,  con  los  demás 
autos  e  información  del  dicho  pleito,  visto  por  los  dichos  nues- 
tro Presidente  e  Oidores,  con  ciertos  autos  que  fueron  exhibi- 
dos por  el  Licenciado  Arleaga,  nuestro  Oidor,  dieron  y  pro- 


Ríos   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  183 

nanciaron  un  auto  y  mandamiento  firmado  de  sus  nombres, 
del  tenor  siguiente: 

En  la  ciudad  de  Santa  Fee  á  22  dias  del  mes  de  Septiembre 
de  1559  años,  visto  por  los  Señores  Presidente  e  Oidores  de  la 
Audiencia  real  de  S.  M.  lo  peilido  por  Alonso  de  Olalla  y  Her- 
nando de  Alcocer,  vecinos  de  la  dicha  ciudad,  que  piden  y  su- 
plican se  le  presten  de  la  real  caja  ocho  mil  pesos  por  tres  años 
para  suplir  la  necesidad  que  tienen  y  lo  que  se  han  adeudado, 
perdido  y  gastado,  y  deben,  á  causa  de  los  barcos  que  dicen 
que  han  hecho  y  hacen  para  la  navegación  del  Rio  grande,  con 
negros,  desde  Chocori  hasta  los  puertos  de  este  reino,  y  la  in- 
formación por  su  parte  dada,  y  lo  que  sobre  ello  se  ha  pedido 
por  parte  de  la  ciudad  de  Santa  Fee  y  de  la  de  Tunja  y  villa 
de  Mopox,  y  mercaderes  y  personas  particulares,  y  la  infor- 
mación sobre  ello  dada,  y  los  autos  hechos  al  tiempo  que  se 
les  concedió  lo  susodicho  á  los  dichos  Alonso  de  Olalla  y  Her- 
nando de  Alcocer,  dijeron;  que  atento  que  los  susodichos  no 
han  cumplido  lo  que  se  ofrecieron,  y  consta  no  tener  aparejo 
conviniente  para  la  navegación  de  las  personas  y  ropa  que  en 
este  reino  han  de  entrar,  e  los  daños  e  inconvinientes  que  de 
ello  se  recrecen,  sobreseían  y  sobreseyeron  lo  que  en  razón  de 
ello  fue  concedido  á  los  susodichos  por  la  Provisión  que  se  les 
dio,  hasta  que  otra  cosa  se  provea  y  mande,  y  en  el  entretanto 
que  conforme  á  lo  que  se  ofrescieron  no  hay  aparejo  de  barcos 
que  á  los  dichos  señores  paresciese  ser  bastante  para  la  dicha 
navegación,  permitian  y  permitieron  que  las  personas  y  ropa 
que  de  la  costa  subiese  á  este  reino,  venga  como  mejor  pudie- 
se, de  suerte  que  se  cumpla  y  no  se  quebrante  la  cédula  de 
S.  M.  en  que  prohibe  y  manda  que  no  voguen  indios  si  no  fue- 
re de  su  voluntad,  y  pagados,  y  que  no  se  eche  tributo  de  voga 
para  encomenderos,  según  que  en  ella  se  contiene,  lo  cual  se 
pregone  en  las  plazas  públicas  y  mercados,  de  manera  que  ven- 
ga á  noticia  de  todos  y  señaladamente  de  los  encomenderos  de 
indios  del  Rio  grande,  y  particularmente  se  les  notifique  y 
apruebe  la  ejecución  de  las  penas  de  la  dicha  cédula,  y  las  que 
más  so  impusieren,  y  que  teniendo  consideración  á  lo  que  S.  M. 
tiene  [mandado]  de  la  conservación  de  los  dichos  naturales,  y 


184  BOLETÍN  DE   LA.  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

que  sin  poderse  remediar  se  disminuyen  en  el  dicho  Rio  coa 
la  dicha  voga,  que  para  que  se  impida  y  cesen  los  daños  dichos 
y  la  navegación  del  dicho  Rio  en  barcos  con  negros  haya  efec- 
to, como  los  dichos  Alonso  de  Olalla  y  Hernando  de  Alcocer 
se  han  ofrescido,  y  á  lo  que  han  gastado,  y  mejor  se  puedan 
avisar  y  tener  cumplido  aparejo  en  la  dicha  navegación,  pues 
de  ello  S.  M.  se  sirve  tanto  bien  y  utilidad,  y  aumento  viene 
á  los  dichos  naturales,  mandaban  y  mandaron  que  de  la  real 
caja  de  S.  M.  se  les  presten  á  los  susodichos  para  el  dicho  efecto 
y  no  para  otro  alguno,  cuatro  mil  pesos  de  buen  oro  por  dos 
años,  en  esta  manera;  que  se  sobresee  la  cobranza  de  los  mil 
quinientos  pesos  que  deben  y  les  piden  los  oQciales  de  S.  M. 
y  los  dichos  mil  quinientos  pesos  restantes  (sic)  se  les  den  y 
entreguen  luego  de  la  dicha  real  caja,  con  tanto  que  primero 
y  ante  todas  cosas  se  obliguen  ellos  y  sus  mujeres  y  otros  fia- 
dores abonados,  como  depositarios  de  hacienda  de  S.  M.  Que 
cumplirán  los  dichos  cuatro  mil  pesos  con  las  cosas  necesarias 
para  la  navegación  de  los  dichos  barcos  con  negros,  y  no  los 
emplearán  en  otros  ningunos  usos  y  aprovechamientos,  y  los 
harán  y  cumplirán  ansí  dentro  de  cuatro  meses  primeros  si- 
guientes, y  cumplidos  los  dichos  dos  anos,  los  volverán  á  la 
dicha  real  caja  como  tales  depositarios,  habiendo  cumplido  y 
hecho  lo  que  dicho  es  dentro  de  los  dichos  cuatro  meses,  y  que 
siendo  pasados  y  no  lo  habiendo  cumplido,  que  luego  puedan 
ser  ejecutados  por  la  dicha  cuantía,  y  que  se  vuelvan  á  la  dicha 
real  caja. — El  Licenciado,  Tomás  López. — El  Doctor,  Juan  Mal- 
donado. — El  Licenciado,  Melchor  Pérez  de  Arteaga. 

El  cual  fué  notificado  á  las  dichas  partes,  y  por  Martin  de 
Agurto,  defensor  de  los  indios  del  distrito  de  la  dicha  vuestra 
Audiencia,  por  su  petición  que  presentó,  dijo:  que  por  los  di- 
*  chos  nuestro  Presidente  e  Oidores  habia  sido  pronunciado  el 
dicho  auto  por  el  cual,  entro  otras  cosas,  que  mandaban  que 
la  ropa  y  mercaderías  que  subiesen  al  dicho  reino,  subiesen 
en  cierta  forma  aunque  no  fuese  en  barcos,  según  más  largo 
en  el  dicho  auto  se  contenia,  á  lo  que  se  refirió,  el  cual,  en 
cuanto  á  lo  que  tocaba  á  los  dichos  indios,  en  traellos  en  ca- 
noas por  el  Rio  grande,  e  que  como  de  auto  muy  agraviado  con- 


Ríos   DE    VENEZUELA   Y    DE    COLOMBIA.  185 

tra  ellos,  suplicaba  y  suplicó,  el  cual  se  habia  de  revocar,  lo 
primero,  porque  los  dichos  Alonso  de  Olalla  y  Hernando  de 
Alcocer  estaban  obligados  á  traer  en  barcos  la  dicha  ropa  que 
viniese  desde  el  puerto  de  Chocori  hasta  el  desembarcadero, 
sin  que  subiese  canoa  ninguna,  y  que  pues  los  susodichos  se 
habian  obligado  y  eran  personas  que  tenían  muchas  hacien- 
das, habian  de  ser  compelidos  y  apremiados  á  que  cumpliesen 
la  obligación,  aunque  fuese  vendiéndolos  y  ejecutándolos  en 
sus  haciendas  porque  el  bien  general  de  los  dichos  indios  se 
habia  de  preferir  á  la  particular  de  los  dichos  Olalla  y  Alcocer, 
y  porque  el  permitir  que  los  dichos  indios  vogasen  en  el  en- 
tretanto que  habia  aparejos  de  barcos,  era  total  destrucción  de 
todos  los  naturales  del  dicho  Rio,  porque,  como  era  notorio, 
el  trabajo  de  la  dicha  voga  los  habia  acabado,  y  acabarla  de 
consumirlos,  y  que  no  era  suficiente  remedio  decir  que  voga- 
sen de  su  voluntad,  porque  no  lo  hacian  con  ella,  ni  se  les 
daba  la  paga  que  habian  de  haber,  antes  se  la  llevaban  sus 
encomenderos,  por  lo  cual  y  por  otras  causas  que  alegó  y  por 
las  demás  que  en  favor  de  los  dichos  indios  hacian,  nos  supli- 
có en  cuanto  hacia  á  su  daño  y  que  vogasen,  so  revocase  el 
dicho  auto  y  se  compeliese  y  apremiase  á  los  dichos  Olalla  y 
Alcocer  cumpliesen  á  lo  que  se  habian  ofrescido,  y  uo  permi- 
tiésemos que  en  ninguna  manera  los  dichos  indios  vogasen, 
que  estaba  presto  de  probar  todo  lo  que  decía;  todo  lo  cual  fue 
mandado  dar  treslado  á  las  partes,  e  por  parte  de  los  dichos 
Luis  López  e  Pedro  de  Arevalo  y  otros  mercaderes  fue  repli- 
cado á  ello  de  lo  contradicho  e  alegando  de  su  derecho,  dicien- 
do se  habia  de  conformar  sin  embargo  de  la  dicha  suplicación 
hecha  por  el  dicho  defensor,  y  por  parte  de  los  dichos  Alonso 
de  Olalla  y  Hernando  de  Alcocer  en  cuanto  el  dicho  auto  hacia 
en  su  favor  lo  consentian  y  lo  que  les  dañaba  se  habia  de  re- 
vocar, y  suplicaron  y  alegaron  de  su  derecho  sobre  el  dicho 
emprestido  que  pedian,  de  todo  lo  cual  fue  mandado  dar  tres- 
lado,  y  el  dicho  negocio  fue  concluso,  y  visto  por  los  dichos 
nuestro  Presidente  e  Oidores  en  grado  de  revista,  dieron  y 
pronunciaron  otro  auto  señalado  de  sus  señales,  del  tenor  si- 
guiente: 


186  BOLETÍN  DE   LA.   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

«En  la  ciudad  de  Santa  Feo  25  dias  del  mes  de  Septiembre 
de  1559  años,  estando  los  Señores  Presidente  y  Oidores  de  la 
Audiencia  real  de  S.  M.  en  acuerdo,  visto  el  proceso  e  autos 
hecho  entre  Alonso  de  Olalla  y  Hernando  de  Alcocer  sobre  la 
navegación  de  los  barcos  por  el  Rio,  y  el  em prestido  que  piden 
se  les  haga,  y  vista  la  suplicación  interpuesta  por  el  defensor, 
del  auto  en  esta  causa  por  los  dichos  Señores  proveído  en  22 
del  dicho  mes  e  año,  y  lo  que  sobre  ello  han  pedido  la  parte  de 
la  villa  de  Mopox  y  otros  mercaderes  y  personas  particulares, 
dijeron;  que  por  los  daños  e  inconvenientes  que  se  recrecen  de 
no  subir  las  mercadurías  á  este  reino,  y  atento  lo  nuevamente 
pedido  por  los  susodichos,  que  confirmaban  y  confirmaron  en 
grado  de  revista  el  dicho  auto,  solamente  en  cuanto  por  él  se 
manda  que  las  dichas  mercadurías  suban  á  este  reino  como 
mejor  pudieren,  según  y  como  en  el  dicho  auto  se  contiene,  y 
en  lo  demás  por  las  partes  alegado  y  pedido  en  esta  causa,  lo 
rescibieron  á  la  prueba  en  forma,  con  término  de  diez  dias  pri- 
meros siguientes,  salvo  me  impertinentium  et  nomen  admt- 
tendum^  y  mandaron  que  se  notifique  este  pleito  y  el  estado  de 
el  al  fiscal  de  S.  M.  para  que  pretenda,  pida  y  alegue  y  pruebe 
lo  que  bien  que  conviene,  y  asi  lo  mandaron  en  el  entretanto 
que  otra  cosa  se  determina  y  provee,  el  cual  fue  notificado  á 
las  dichas  partes,  y  agora  la  parte  de  la  dicha  ciudad  de  Tunja, 
e  de  la  de  Mopox,  e  de  los  dichos  Luis  López  y  demás  merca- 
deres nos  fue  suplicado  les  mandásemos  dar  nuestra  carta  eje- 
cutoria de  los  dichos  autos,  ó  como  la  nuestra  merced  fuese, 
lo  cual  visto  por  los  dichos  nuestro  Presidente  e  Oidores  fue 
acordado  que  se  la  debíamos  mandar  dar,  insértala  dicha  nues- 
tra cédula  real,  en  la  dicha  razón,  y  Nos  tuvímoslo  por  bien, 
porque  vos  mandamos  á  todos  e  á  cada  uno  de  vos  según  dicho 
es,  que  luego  que  con  ella  fueredes  requerido  por  parte  de  los 
susodichos  e  de  cualquier  de  ellos,  veáis  la  dicha  nuestra  carta 
e  autos  de  vista  e  revista  en  la  dicha  causa  dados  y  pronuncia- 
dos por  los  dichos  nuestro  Presidente  e  Oidores,  que  de  suso 
van  incorporados,  y  los  guardéis  y  cumpláis  y  ejecutéis  y  ha- 
gáis guardar  y  cumplir  y  llevar  y  llevéis  á  pura  y  debida  eje- 
cución con  efecto,  como  en  ellos  y  en  la  dicha  nuestra  cédula 


RÍOS    DE    VENEZUELA    Y   DE    COLOMBIA.  1S7 

real  se  contiene,  y  contra  el  tenor  y  forma  de  ella  y  de  los  di- 
chos autos  no  vayáis  ni  paséis,  ni  consintáis  ir  ni  pasar  por 
alguna  manera,  y  para  que  venga  á  noticia  de  todos  y  ningu- 
no pretenda  ignorancia,  mandamos  hagáis  pregonar  esta  nues- 
tra carta  en  las  plazas  y  partes  públicas  de  las  dichas  ciudades, 
villas  y  lugares,  y  embarcaderos  y  puertos  del  dicho  Nuevo 
reino  y  provincias  de  Santa  Marta  y  Cartagena,  y  los  unos  y 
los  otros  no  fagades  ni  fagan  ende  al  por  alguna  manera,  so 
pena  de  la  nuestra  merced  y  de  quinientos  pesos  de  buen  oro 
para  la  nuestra  cámara.  Dada  en  Santa  Fee  á  2  de  Octubre  de 
1559  años. — ^Yo  Diego  de  Robles,  escribano  de  Cámara  de  su 
Católica  Magestad  la  fice  escribir  con  acuerdo  de  su  Presiden- 
te e  Oidores. — Registrada. — Bernardino  de  Bruero. — El  Li- 
cenciado, Grageda. — El  Licenciado^  Tomás  López. — El  Doctor, 
Juan  Maldonado. 

E  agora  Juan  de  Penagos,  en  nombre  de  la  ciudad  de  Santa 
Fee,  y  como  procurador  general  de  ella,  y  Pedro  de  Sotelo, 
procurador,  en  nombre  de  la  villa  de  Mopox  e  ciudad  de  Ta- 
malameque,  costa  del  Rio  grande,  y  de  las  ciudades  de  Tocai- 
ma  y  Vague  y  Vitoria,  por  sus  peticiones  que  presentaron  en 
la  dicha  nuestra  Audiencia  nos  hicieron  relación  diciendo: 
que  a  su  noticia  y  de  sus  partes  ha  venido  que  vos,  el  dicho 
Licenciado  Arteaga,  nuestro  Oidor,  habiendo  como  habiades 
sido  enviado  á  tasar  la  gobernación  y  provincia  de  Cartagena 
y  otras  cosas,  diz  que  era  ansí,  que  sin  haberlo  visitado  ni 
pasado  los  naturales  del  dicho  Rio,  sin  tener  comisión  nues- 
tra y  contra  la  dicha  nuestra  cédula,  en  que  se  da  facultad  que 
los  indios  del  dicho  Rio  grande,  como  ejercicio  natural  suyo 
propio,  puedan  alquilarse  y  subir  a  los  puertos  de  este  reino, 
con  que  ellos  lleven  el  precio  de  ello,  contra  lo  cual  vos  el  di- 
cho nuestro  Oidor,  diz  que  habéis  mandado  que  no  anden  las 
dichas  canoas  ni  los  indios  las  voguen,  so  color  que  diz  que 
tenéis  concertado  con  ciertos  vecinos  de  Cartagena  que  andan 
con  ciertos  barcos  hasta  el  puerto  de  Velez,  lo  cual  allende  de 
ser  contra  la  dicha  nuestra  cédula,  se  habia  hecho  sin  ser  ci- 
tados ni  llamados  sus  partes,  como  personas  en  cuyo  perjuicio 
se  trataba  por  muchas  causas^  especialmente  porque  si  se  cum- 


188  BOLKTÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

pliese  lo  que  por  vos  habiades  mandado,  habiéndose  de  pro- 
veer sus  partes  en  la  ciudad  de  Velez,  valdría  todo  á  excesivos 
precios  que  no  los  podrian  pagar,  de  que  padescerian  grandes 
necesidades,  y  que  lo  susodicho  no  se  podía  ni  se  debía  man- 
dar-sin  lo  consultar  primero  con  los  dichos  nuestro  Presiden- 
te y  Oidores,  para  que  visto  las  condiciones  y  calidades  del 
negocio,  y  oídas  las  partes,  se  mandara  por  ellos  lo  que  fuese 
justicia  y  convenía  a  nuestro  servicio,  cuyo  negocio  de  barcos 
e  impedimento  de  ello,  ya  los  dichos  nuestro  Presidente  e 
Oidores  tenían  noticia  por  los  que  antes  se  hablan  intentado 
y  del  gran  daño  que  con  ellos  había  habido,  y  que  sobre  ello 
habiades  hecho  grandes  mandatos  para  que  las  dichas  canoas 
no  anduviesen,  poniendo  grandes  penas;  todo  lo  cual  era  en 
gran  perjuicio  de  la  dicha  ciudad  de  Santa  Fee  y  de  todo  el 
dicho  Nuevo  reino,  e  porque  de  lo  que  los  dichos  barcos  ha- 
bían de  aprovechar  estaba  muy  sabido,  e  que  cuando  en  ello 
se  había  de  tratar  habia  de  ser  con  otros  fundamentos  para 
que  se  diera  orden  de  la  madera  de  ellas  y  cuantos  hablan  de 
ir  á  un  puerto  y  cuantos  á  otro  y  otras  causas  de  considera- 
ción fatibles  y  sustentables,  y  con  acuerdo  de  los  dichos  nues- 
tro Presidente  e  Oidores,  para  que  dieran  remedio  general 
a  tan  general  provecho  ó  general  daño  de  todo  el  distrito  de 
la  dicha  nuestra  Audiencia,  por  lo  cual  y  por  otras  causas  que 
dijeron  y  se  ofrecieron  de  dar  información,  nos  suplicaron 
que  con  brevedad,  sin  dar  lugar  á  dilaciones  ni  permitir  que 
sobre  ello  hobiese  pleito,  mandásemos  remediar  lo  susodicho 
y  el  daño  y  perjuicio  tan  notorio,  mandándoos  enviasedes  a  la 
dicha  nuestra  Audiencia  lo  que  sobre  ello  teniades  hecho,  con- 
certado y  acordado  con  los  que  hacian  los  dichos  barcos  para 
que  los  dichos  nuestro  Presidente  e  Oidores  viesen  lo  que  más 
conviniese,  y  que  de  todo  se  les  diese  traslado,  y  que  en  el  en- 
tretanto no  proveyesedes,  como  diz  que  habiades  proveído  que 
no  anduviesen  las  dichas  canoas,  sino  que  las  dejásedes  andar 
libremente  como  antes  andaban,  con  aquella  moderación  y 
paga  y  visita  que  los  gobernadores  de  la  dicha  ciudad  de  Car- 
tagena hablan  siempre  mandado,  conforme  á  la  dicha  nuestra 
cédula  y  provisiones  reales,  sin  que  haya  novedad  en  ello  has- 


RÍOS   DE    VENEZUELA   Y   DE    COLOMBIA.  189 

la  que  todo  se  viese  por  los  dichos  nuestro  Presidente  y  Oido- 
res hecho  sobre  ello,  y  que  se  estuviese  como  antes  se  estaba, 
dando  licencia  á  todos  para  que  subieren  como  antes  subian  y 
andaban  ó  que  sobre  todo  ello  proveyésemos  como  la  nuestra 
merced  fuese;  y  por  D.  Pedro  de  Arevalo  y  Pedro  Marin,  como 
vecinos  de  la  villa  de  San  Miguel,  por  su  petición  que  acerca 
de  la  dicha  navegación  presentaron  alegando  contra  ella,  por 
el  daño  que  diz  que  le  venia  de  ello,  suplicándonos  lo  mandá- 
semos remediar;  lo  cual  visto  todo  por  los  dichos  nuestro  Pre- 
sidente y  Oidores  con  los  autos  y  proceso  que  como  dicho  es, 
so  ha  tratado  y  está  pendiente  en  esta  dicha  nuestra  Audiencia 
sobre  la  dicha  navegación,  de  que  en  la  dicha  nuestra  carta  y 
Provisión  real  de  suso  incorporada  se  hace  mención,  fue  acor- 
dado que  debíamos  mandar  dar  esta  nuestra  carta  para  vos  en 
la  dicha  razón  y  Nos  tuvimoslo  por  bien,  porque  vos  manda- 
mos a  todos  e  a  cada  uno  de  vos,  según  dicho  es,  que  siendo 
con  ella  requeridos  por  parte  de  las  dichas  ciudades  y  villas  y 
personas  susodichas  ó  de  cualquier  de  ellas  dentro  de  sesenta 
dias  primeros  siguientes  enviéis  ante  los  dichos  nuestro  Pre- 
sidente y  Oidores  todos  los  autos  y  diligencias  que  sobre  la 
dicha  navegación  de  los  dichos  barcos,  concierto  y  orden  de 
ellos  vos,  el  dicho  nuestro  Oidor,  nuevamente  habéis  fecho  y 
tratado  y  concertado,  con  toda  brevedad,  para  que  visto  se 
provea  lo  que  mas  convenga  al  servicio  de  Dios  nuestro  Señor 
y  nuestro,  y  al  bien  y  conservación  de  los  naturales  del  dicho 
Rio  grande;  y  en  el  entretanto  vos  mandamos  a  vos,  e  a  las 
dichas  justicias,  según  dicho  es,  veáis  la  nuestra  dicha  carta  e 
provisión  e  cédula  en  ella  inserta  que  de  suso  van  incorpora- 
das, y  lo  guardéis  y  cumpláis  y  ejecutéis,  y  lo  fagáis  guardar 
e  cumplir  y  ejecutar  en  todo  y  por  todo,  según  y  como  en 
ellas  se  contiene,  y  contra  el  tenor  y  forma  de  ellas  y  de  lo  en 
ellas  contenido  no  vayáis  ni  paséis  ni  consintáis  ir  ni  pasar 
por  alguna  manera,  so  pena  de  la  nuestra  merced  e  de  las  pe- 
nas en  la  dicha  nuestra  carta  e  provisión  contenidas.  Dada  en 
Santa  Fee  a  21  dias  del  mes  do  enero  de  1561  años. — Yo  Diego 
do  Robles,  escribano  de  Cámara  de  su  Católica  Magestad,  la 
fice  escribir  por  su  mandado,  con  acuerdo  de  su  Presidente  y 


190  BOLSTÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

Oidores.— El  Licenciado,  Grageda. — El  Liceociado,  Tomas  Lo- 
PBz. — El  Doctor,  Juan  Maldonado. — Registrada. — Pbdro  Süa- 
RBZ. — Chanciller. — Pedro  Suarez. 

Archivo  de  Indias.  Legajo  segundo  de  relaciones  y  descrip- 
ciones. Madrid.  Colee.  Navarrete.  T.  27,  núm.  43. 


XI. 

Ordenanzas  sobre  la  voga  y  navegación  de  los  indios 
en  el  Rio  grande  de  la  Magdalena,  año  1576. 

En  la  ciudad  de  Santa  Fee  del  Nuevo  reino  de  Granada  de 
las  Indias,  a  18  dias  del  mes  de  hebrero  de  1576  años,  los 
Señores  Presidente  y  Oidores  de  la  Real  Audiencia  de  S.  M. 
desta  ciudad,  habiendo  visto  la  visita  del  Señor  Licenciado 
D.  Diego  de  Narvaez,  Oidor  della,  y  lo  que  della  resulta  acerca 
de  la  voga  y  de  los  excesos  que  algunos  vecinos  del  Rio  grande 
y  Santa  Marta  han  hecho  en  el  vogar  de  los  indios  y  otras 
cosas  tocantes  a  la  dicha  voga,  para  remedio  de  lo  susodicho, 
teniendo  consideración  a  la  conservación  de  los  naturales  del 
dicho  Rio  grande  de  la  Madalena  y  de  los  pueblos  de  los  espa- 
ñoles que  están  en  él,  y  porque  del  todo  no  cese  el  comercio 
de  los  mercaderes,  y  este  Nuevo  reino  se  sustente;  y  asi  mis- 
mo habiendo  visto  una  ejecutoria  que  se  dio  a  pedimiento  del 
Licenciado  Alonso  de  la  Torre,  fiscal  de  S.  M.  de  la  dicha 
Real  Audiencia  contra  los  vecinos  de  algunos  pueblos  del  dicho 
rio,  y  que  en  ella  en  muchas  cosas  está  bien  y  justamente 
proveído  en  lo  tocante  a  la  dicha  voga;  pues  para  mayor  clari- 
dad y  en  confirmación  de  la  dicha  ejecutoria,  y  por  virtud 
della,  para  que  a  todos  les  sea  notorio  lo  que  deben  guardar  y 
cumplir,  sin  que  por  esto  sean  vistos  revocar  la  dicha  ejecu- 
toria, antes  dejándola  en  su  fuerza  y  vigor,  mandaron  que  se 
guarden  y  cumplan  las  ordenanzas  siguientes. 

Primeramente  ordenaron  y  mandaron  que  ningún  indio  de 
las  provincias  de  Cartagena  y  Santa  Marta  denlos  que  sirven 
al  Rio  grande,  direcle  ni  indirectemente  vogue  contra  su 


RÍOS   DE    VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  191 

voluntad  y  por  fuerza,  so  pena  de  perdimiento  de  los  indios 
que  tuviere  encomendados  el  que  tal  fuerza  le  hiciere,  y  las 
demás  penas  en  que  incurren  los  que  fuerzan  a  hombres 
libres  y  como  libres  pueden  hacer  su  voluntad  en  lo  que  no 
les  fuere  dañoso,  bien  se  permite  que  como  tales  libres  pue- 
dan, de  su  libre  y  espontanea  voluntad,  vogar,  con  lo  que  se 
les  hobiere  de  dar  por  la  dicha  voga  sea  todo  para  ellos,  para 
sus  necesidades,  sin  que  su  encomendadero  ni  otra  persona 
se  lo  pueda  tomar  ni  comutar,  ni  en  su  salario  se  pueda  entre- 
meter persona  alguna  por  cualquier  razón  que  sea,  so  pena 
que  el  que  lo  contrario  hiciere,  y  les  tomare  alguna  parte  de 
lo  que  han  de  haber  por  su  trabajo,  pierda  los  indios,  si  los 
tuviere,  y  no  los  teniendo,  pague  mil  pesos  para  la  Cámara 
de  S.  M.  las  dos  tercias  partes,  y  la  otra  para  el  juez  y  denun- 
ciador por  iguales  partes. 

Iten,  ordenaron  y  mandaron  que  si  los  indios  quisieren 
vogar  de  su  voluntad  y  tuvieren  canoas  propias  ó  alquiladas, 
que  ellos  hayan  todo  el  flete  de  las  dichas  canoas,  como  dicho 
es;  pero  si  el  encomendadero  pusiere  la  canoa,  se  manda  que 
lo  que  asi  montare  lo  que  se  manda  pagar  por  cada  canoa,  se 
parta  por  iguales  partes,  la  mitad  al  encomendadero  y  la  otra 
mitad  á  los  indios,  pagándoselo  en  la  forma  que  abajo  se 
poma,  lo  cual  se  cumpla  y  guarde  so  las  penas  contenidas  en 
la  ordenanza  pasada,  aplicadas  como  en  ella  se  contiene. 

Iten,  que  cuando  enviaren  a  llamar  a  los  indios  con  algún 
indio  ladino  para  que  vengan  á  vogar,  el  tal  indio  lo  avise  al 
cacique  y  capitán  dellos,  y  el  dicho  cacique  los  invie  dentro 
de  dos  dias,  y  el  que  los  fuere  á  llamar  se  salga  luego  del 
repartimiento  sin  les  hacer  daño  ni  mal. 

Y  por  que  se  cumpla  mejor  todo  lo  proveído  en  estas  orde- 
nanzas, se  ordena  y  manda  que  cuando  el  encomendero  qui- 
siere enviar  a  llamar  indios  para  la  dicha  voga,  ante  todas 
cosas  parezca  ante  el  alcalde  y  juez  de  canoas,  pida  licencia 
para  llamar  los  dichos  indios,  y  á  las  dichas  justicias  se  les 
manda  den  la  dicha  licencia  con  que  vean  ante  todas  cosas,  si 
conforme  a  lo  que  está  ordenado  pueden  hacer  aquel  viaje,  o 
si  han  cumplido  con  los  viajes  permitidos  y  han  descansado 


192  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

entre  viaje  y  viaje  el  tiempo  (JUe  está  mandado,  so  pena  que 
el  encomendero  que  no  lo  guardare  y  juez  que  diere  licencia 
contra  lo  permitido,  incurra  en  pena  de  cien  pesos  de  plata, 
aplicados,  la  mitad  para  la  Cámara  de  S.  M.  y  la  otra  mitad 
para  el  juez  y  denunciador. 

Iten  que  los  indios  de  venida  ni  vuelta  no  los  detengan  mas 
que  un  dia  cada  vez  y  no  les  ocupen  en  cosa  alguna. 

lien  se  manda  que  los  dichos  indios  queriendo  vogar,  sola- 
mente lo  puedan  hacer  en  los  meses  de  diciembre,  enero  y 
febrero  y  marzo,  junio  y  julio  y  agosto,  en  que  se  les  encarga 
a  los  jueces  que  si  en  estos  tiempos  al  principio  que  se  abre  la 
voga  ó  durante  de  ella  hobiere  alguna  creciente  ó  impedi- 
mento en  el  dicho  rio,  no  les  permitan  vogar,  sobre  lo  cual  se 
les  encarga  la  conciencia.  Y  en  el  mes  de  marzo  y  agosto,  que 
son  los  finales  de  las  vogas,  de  tal  manera  han  de  salir,  que 
en  los  dichos  meses  han  de  tornar  a  volver,  sopeña  que  si  los 
dejaren  salir  en  tiempo  que  no  puedan  volver,  y  alguno 
excediere  desta  ordenanza,  por  la  primera  vez  pague  cient 
pesos,  la  mitad  para  S.  M.  y  la  otra  mitad  por  iguales  partes 
para  el  juez  y  denunciador,  y  por  la  tercera  vez  pierdan  la 
canoa  e  indios,  y  el  juez  que  permitiere  pierda  el  oficio  y 
cient  pesos;  pero  bien  se  permite  que  para  avisar  del  pliego 
de  S.  M.  que  los  gobernadores  nos  avisen  con  una  canoa 
pequeña  y  seis  indios,  con  que  no  traiga  ropa  alguna. 

íten  se  ordena  que  todas  las  canoas  sean  solamente  de 
porte  de  cien  botijas  de  vino  y  que  no  pueda  caber  mas,  y  el 
señor  de  la  canoa  que  la  tuviere  de  mas  porte,  la  venda  dentro 
de  dos  meses  para  Cartagena,  para  que  sirva  en  la  mar,  y 
pasado  el  dicho  término,  hallándose  en  cualquier  puerto,  sea 
quemada,  sopeña  que  si  las  justicias  asi  no  lo  hicieren,  irá 
juez  a  su  costa  con  dias  y  salario  a  lo  ejecutar  y  a  castigar  los 
señores  de  canoas  que  las  tuvieren  mayores  del  dicho  porto 
de  cien  botijas;  y  en  las  dichas  canoas,  aunque  sean  de  las 
dichas  cien  botijas  de  porte,  no  se  pueda  cargar  mas  de 
ochenta  botijas  en  vino,  y  el  mercader  que  cargase  en  cual- 
quier canoa  de  mas  porte  que  el  de  las  cien  botijas  de  vino, 
haya  perdido  y  pierda  todas  las  dichas  botijas  que  asi  cargare, 


RÍOS   DE    VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  193 

las  tres  partes  para  S.  M.  y  su  real  Cámara  y  fisco,  y  la  cuarta 
parte  para  el  juoz  y  denunciador,  por  iguales  partes,  y  tra- 
yendo ropa  de  caja,  trayan  las  dichas  cien  botijas  en  ropa  al 
respeto,  y  si  mas  trajese  la  canoa,  pierda  el  mercader  la 
ropa  y  el  dueño  de  la  canoa,  aplicada  en  la  forma  susodicha, 
y  siendo  menor  la  canoa,  se  cargue  a  rata  por  cantidad. 

lien  se  manda  que  en  cada  canoa  del  dicho  porte  de  cien 
botijas  necesariamente  hayan  de  ir  doce  indios  mayores  de 
diez  y  ocho  años  y  menores  de  cuarenta  años,  y  que  no  tengan 
enfermedades  ni  lision  alguna,  y  que  todos  lleven  sus  comi- 
das conforme  al  viaje  que  han  de  hacer,  y  sus  sombreros  y 
hamacas  y  esteras,  y  vayan  proveidos  de  lo  necesario,  y 
siendo  menor  la  canoa,  se  pueda  vogar  con  menos  indios,  con 
que  a  cada  ocho  botijas  de  flete  se  descuente  un  indio  y  no 
mas,  y  en  esto  se  encarga  mucho  las  conciencias  de  los  jueces 
y  visitadores  de  canoas,  y  se  les  apercibe  que  si  en  esto  tuvie- 
ren descuido  alguno,  serán  rigorosamente  castigados. 

Iten  porque  los  indios  con  el  premio  del  salario  y  jornal  no 
trabajen  mas  de  lo  justo,  se  ordena  y  manda  que  los  indios  de 
la  ciénega  de  Santa  Marta  voguen  hasta  Tenerife  y  no  mas, 
so  pena  de  que  el  encomendero  pierda  los  indios  y  el  merca- 
der pierda  la  ropa,  aplicada  como  en  la  ordenanza  pasada, 
aunque  ellos  digan  que  quieren  pasar  adelante,  de  su  volun- 
tad, y  queriendo  ellos  venir  á  Tenerife  a  vogar,  puedan  vogar 
seis  viajes  en  las  dos  vogas  de  cada  un  año,  en  la  mayor  cua- 
tro y  en  la  menor  dos,  y  los  indios  de  Gayra  de  S.  M.  y  del 
Dursino,  queriendo,  puedan  vogar  por  la  mar  á  la  ciénega  y 
no  mas,  y  los  dichos  indios  de  la  ciénega  sean  visitados  en 
Tenerife  por  el  juez  de  canoas  y  alcalde,  ante  escribano. 

lien  los  indios  de  Tacaloa  y  Malambo  y  Barrancas  que  están 
debajo  de  Mompox,  voguen,  queriendo  ellos,  solamente  hasta 
Mompox  y  Tamalameque,  sin  que  puedan  subir  mas  arriba, 
sopeña  de  perdimiento  de  indios  y  de  la  ropa  que  en  las  ca- 
noas subiere,  y  de  las  canoas,  aplicado  como  en  las  ordenan- 
zas pasadas. 

Iten  los  dichos  indios  de  Tacaloa  y  Malambo,  queriendo  ir 
ellos,  y  no  de  otra  suerte,  puedan  hacer  seis  viajes  cada  un 

18 


191  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

año  en  las  dos  vogas  del  año,  en  la  mayor  cuatro  y  en  la  me- 
nor dos. 

Iten  los  indios  de  Mompox  y  Tamalameque  queriendo  ellos 
como  libros  vogar  para  su  útil,  se  les  permita  que  puedan  su- 
bir hasta  el  puerto  de  Gararí,  ó  el  puerto  de  las  Angosturas,  ó 
el  puerto  de  Ocaña,  con  que  a  los  puertos  de  Gararí  y  Angos- 
turas hagan  solamente  cuatro  viajes  en  las  dos  vogas,  y  no 
mas,  y  al  puerto  de  Ocaña  seis,  los  cuatro  en  la  mayor  y  los 
dos  en  la  menor,  y  entiéndese  que  el  indio  que  vogare  a  Ga- 
rarí los  cuatro  viajes,  no  ha  de  poder  aunque  quiera  vogar  a 
otro  puerto,  porque  solamente  han  de  vogar  aunque  ellos 
quieran,  no  mas  de  lo  permitido  por  estas  ordenanzas. 

Iten  ordenaron  y  mandaron  que  los  indios  de  Mompox  y 
Tamalameque,  que  no  puedan  bajar  por  ropa  ni  mercadería 
ni  por  personas  a  las  Barrancas  de  las  dos  gobernaciones;  pero 
bien  se  permite  que  no  habiendo  canoas  de  retorno  de  las  Ba- 
rrancas de  abajo,  y  queriendo  algunos  indios  de  su  voluntad, 
puedan  bajar  con  personas  y  matalotaje  y  a  la  vuelta  puedan 
traer  sal,  con  que  sea  la  cuarta  parte  de  la  sal  para  los  dichos 
indios,  y  por  dos  viajes  que  bajaren  se  les  descuente  uno  de 
los  que  podran  hacer  arriba,  y  no  de  otra  manera,  y  los  de 
Tamalameque,  que  puedan  bajar  por  ropa  á  Mompox  y  los  ve- 
cinos de  Mompox  no  hagan  estanco  de  la  ropa,  sino  que  igual- 
mente se  carguen  las  canoas,  sin  que  se  pueda  poner  en  esto 
por  los  vecinos  ni  justicia  impedimento,  sopeña  de  mil  pesos, 
y  que  irá  juez  a  costa  de  culpados. 

Iten  porque  las  canoas  do  Tamalameque  que  van  á  cargar  a 
Mompox  no  pueden  ser  bien  visitadas  en  la  dicha  villa  de 
Mompox  y  se  van  sin  se  visitar  en  la  ciudad  de  Tamalameque, 
para  que  cese  todo  fraude  mandaron  que  las  canoas,  al  salir 
que  salieren  de  Tenerife  por  carga,  se  registren  ante  el  juez,  y 
al  salir  cargadas  de  Mompox  se  tome  por  fee  y  testimonio  de 
cuya  es,  y  que  dia  salió,  y  en  que  mes  y  año,  y  vayase  á  visi- 
tar a  Tamalameque,  sopeña  que  si  alli  no  se  visitare,  sea  per- 
dida la  canoa  y  la  ropa  que  asi  llevare,  aplicada  en  esta  forma: 
que  las  tres  partes  haya  S.  M.  y  su  real  fisco,  y  la  cuarta  par- 
te para  el  juez  y  denunciador. 


RÍOS   DE    VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  195 

Y  porque  los  que  tienen  canoas  de  cien  botijas  y  otras  me- 
uores,  no  quieren  dar  las  menores  hasta  que  las  mayores  estén 
fletadas,  se  manda  que  los  pasajeros  y  mercaderes  libremente 
puedan  fletar  las  canoas  del  porte  que  las  hallaren,  menores  de 
las  dichas  cien  botijas,  y  las  justicias  se  las  hagan  dar  por  los 
precios  á  rata  por  cantidad,  sopeña  de  cien  pesos  para  la  cáma- 
ra, y  privación  de  oficio,  y  que  sabiéndose  que  en  esto  no  se 
guarda  esta  ordenanza  irá  juez  a  costa  de  culpados  a  la  ejecutar. 

Iten  porque  los  indios  con  el  continuo  trabajo  no  se  acaben, 
se  manda  que  entre  viaje  y  viaje  por  lo  menos  los  de  Barran- 
cas, descansen  en  sus  casas  quince  dias,  y  los  de  Mompox  y 
Tamalameque  un  mes,  y  sin  que  pase  este  tiempo,  aunque 
ellos  quieran,  no  los  dejen  vogar,  sopeña  de  doscientos  pesos 
para  la  Cámara,  y  que  la  canoa  sea  perdida  y  aplicada  como 
las  ordenanzas  pasadas. 

Los  precios  que  se  han  de  llevar  por  la  ropa  que  se  trajere 
en  canoas: 

Desde  Malambo  a  Mompox  cuatro  reales  por  cada  botija. 

Desde  Mateo  a  Mompox,  tres  reales  por  cada  botija. 

Desde  Malambo  a  Tamalameque,  cinco  reales. 

Desde  Mateo  a  Tamalameque,  cuatro  reales. 

Desde  Mompox  a  Cararí  ó  a  las  Angosturas,  doce  reales. 

Desde  Tamalameque,  que  saliendo  cargada  desde  Tamala- 
meque hasta  Cararí  ó  Angosturas,  once  reales. 

Desdo  Mompox  a  Ocaña,  cinco  reales. 

Desde  Tamalameque  a  Ocaña,  cuatro  reales. 

Los  indios  de  la  ciénega  de  Santa  Marta  lleven  por  cada 
botija  hasta  Tenerife,  cuatro  reales. 

Y  si  los  indios  que  llegasen  a  las  Angosturas  quisieren  de 
su  voluntad  pasar  a  Zuna,  se  les  permite  con  que  les  paguen 
a  tres  reales  mas  por  cada  botija. 

Y  cualquiera  que  llevare  mas  por  la  canoa  de  lo  contenido 
-en  el  arancel,  por  la  primera  vez  pague  cien  pesos  de  plata 
ensayada,  la  mitad  para  la  Cámara  y  la  otra  mitad  para  el 
juez  y  denuuciadorj  y  por  la  segunda  sea  la  canoa  perdida, 
aplicada  para  la  Cámara  y  fisco  de  S.  M.,  y  mas  otros  cien  pe- 
sos aplicados  como  dicho  es. 


196  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Iten  se  ordena  que  los  indios  de  S.  M.  que  están  en  su  co- 
rona realy  no  puedan  llamallos  para  que  voguen,  y  que  las 
justicias  no  consientan  tal  por  alguna  manera,  salvo  viniendo 
ellos  de  su  voluntad,  y  para  su  provecho  y  útil,  y  esto  desde 
la  ciénega  de  Xigua  hasta  Mompox,  con  que  aunque  quieran 
no  voguen  mas  de  los  seis  viajes  permitidos  y  siendo  suyas  las 
canoas  todo  sea  para  ellos,  ecepto  que  subiendo  alguno  de 
Presidente,  oidores,  fiscal  o  gobernador  ó  oficiales  de  la  Ha- 
cienda real  o  su  lugartenientes  y  obispos,  puedan  vogar  hasta 
Gararí  ó  las  Angosturas,  pagándose  por  los.  precios  en  el  aran- 
cel  contenidos,  lo  cual  se  permite,  porque  por  experiencia  se 
tiene  lo  muy  bien  que  son  tratados,  y  que  son  muy  bien  pa- 
gados. 

Iten  se  manda  que  los  indios  sean  pagados  ante  el  alcalde  y 
juez  de  canoas  y  escribano  del  cabildo  y  por  ello  le»»  de  un  peso 
el  escribano  y  medio  el  juez  y  medio  el  alcalde,  lo  cual  pague 
el  señor  de  la  canoa,  sin  que  los  indios  paguen  desto  cosa  algu- 
na, ni  de  los  mercaderes,  sopeña  de  volvcllo  con  el  cuatro  tanto, 
e  ninguna  canoa  salga  del  puerto  sin  ser  por  ellos  mirada. 

Y  para  que  se  entienda  como  se  guarda  lo  contenido  en  es- 
tas ordenanzas,  se  manda  que  los  alcaldes  do  los  puertos  de 
Gararí  y  Angostura  tengan  un  libro  en  que  pongan  los  viajes 
que  cada  una  canoa  hace,  y  cuya  es  y  con  qup  indios,  y  las 
visite,  y  no  viniendo  conforme  a  estas  ordenanzas,  avise  á  esta 
Real  Audiencia  de  lo  que  sintiere  ser  necesario. 

Iten  se  ordena  que  ni  los  indios  ni  señores  de  canoas  lleven 
cosa  alguna  por  el  cargar  y  descargar  las  canoas,  con  que  los 
mercaderes  les  pongan  la  ropa  a  la  lengua  del  agua. 

Iten  que  los  alcaldes  de  los  puertos  tengan  arancel  de  las 
cosas  de  comer  y  mantenimiento,  asi  para  indios  como  para 
españoles,  y  lo  guarde. 

Iten  que  en  ninguna  manera  ni  por  escusa  alguna  los  in- 
dios de  Mompox  y  Tamalameque  voguen  a  Rio  Negro  ni  a 
Unda,  so  pena  de  perdimiento  de  indios  y  de  canoas,  y  de  la 
ropa  que  ansi  vogaren,  y  si  trajeren  españoles,  los  dichos  es- 
pañoles incurran  en  destierro  perpetuo  de  las  Indias,  y  los 
alcaides  de  los  puertos  los  prendan  y  envien  presos  a  esta  ciu- 


Ríos   DE    VENEZUELA    Y    DE    COLOMBIA.  1^7 

dad  de  Santa  Fee  a  su  costa,  y  les  secuestren  sus  bienes  y  ca- 
noa y  ropa. 

Iten  se  ordena  y  manda  que  los  indios  que  de  su  voluntad 
se  ocupan  en  vogar,  que  no  sean  ocupados  en  otros  servicios 
algunos  de  hacer  casas,  ni  hacer  leña,  ni  la  traer,  ni  yerba,  ni 
otras  ocupaciones,  y  permítese  que  siendo  necesario,  la  justi^ 
cia  pueda  hacer  venir  en  tiempos  desocupados  y  no  impidan 
sus  labores  á  los  indios  que  no  vogan,  hacer  casas  y  servicios 
de  las  villas  y  ciudades,  pagándoselo  por  precios  moderados  y 
tasados  por  la  justicia,  con  que  la  paga  se  haga  realmente  ante 
la  justicia  y  escribano,  y  conste  por  escrito,  en  que  se  les  en- 
carga las  conciencias  a  las  dichas  justicias,  y  se  les  apercibe 
que  no  permitan  de  otra  suerte  trabajar  a  los  indios,  porque 
se  les  pedirá  cuenta  estrecha  en  las  residencias. 

Iten  se  ordena  que  los  indios  que  de  su  voluntad  quisieren 
servir  a  sus  encomenderos,  de  pajes  y  criados  y  para  otros 
servicios  de  casa  moderados,  se  pongan  por  la  justicia  y  escri- 
bano, y  estos  no  paguen  demora,  y  hayan  cuatro  pesos,  en 
reales  cada  un  año  para  sus  necesidades,  y  la  paga  sea  ante  la 
justicia,  y  tengan  libro  della. 

Iten  que  los  indios  ladinos  que  sirven  de  andar  en  las  ca- 
noas, que  demás  de  su  parte  de  las  vogas  hayan,  por  lo  que 
sirven  a  sus  amos,  tres  pesos  cada  año,  y  la  paga  sea  ante  la 
justicia,  y  tengan  libro  della. 

Iten  que  si  los  indios  fuesen  menores  de  diez  y  seis  años, 
solamente  se  los  dé  de  comer  y  vestir,  dos  camisetas  de  angeo 
y  dos  pares  de  saragüelles  y  calzado,  y  un  sombrero  de  palma 
ó  lana,  y  doctrina,  y  la  paga  sea  ante  la  justicia,  y  tengan  libro 
della. 

Iten  porque  se  entiende  que  entre  los  Malibues  hay  gran 
falta  de  indios  y  por  esto  se  acaba  la  generación,  se  ordena  y 
manda  que  todas  las  indias  que  se  hallaren  en  Tamalameque, 
Mompox  y  Tenerife  que  hubiese  menos  tiempo  de  cuatro  años 
que  salieron  de  sus  repartimientos,  las  vuelvan  á  ellos,  y  sien- 
do cristianas  las  casen  con  cristianos,  y  todos  tengan  cuidado 
de  buscar  indias  para  casar  los  dichos  indios,  y  en  esto  los 
gobernadores  y  justicias  pongan  toda  diligencia. 


196  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Iten  que  todas  las  indias  e  indios  anden  cubiertas  sus  car- 
nes y  lo  mas  honesto  que  se  pueda,  y  asi  mismo  los  indios,  y 
en  esto  se  ponga  por  la  justicia  gran  diligencia,  y  los  religio- 
sos harán  en  esto  y  en  la  pulicia  todo  lo  que  les  fuere  po- 
sible. 

.  Y  las  indias  ladinas  lavanderas  se  les  den  en  cada  un  año 
seis  pesos  en  reales  de  soldada,  y  a  las  demás  que  no  lo  sean 
a  cuatro  pesos,  y  la  paga  sea  ante  la  justicia  y  tengan  libro 
della. 

Y  porque  se  entiende  que  algunos  vecinos  faltan  de  las  vi- 
llas de  Mompox  y  Tamalameque,  que  se  manda  que  luego  que 
esta  ordenanza  se  les  notifícase,  dentro  de  un  mes,  asistan 
cada  uno  en  su  pueblo  y  hagan  la  vecindad,  so  pena  de  que  si 
pasados  treinta  dias  después  de  la  notificación,  los  dichos  ve- 
cinos no  fuesen  á  hacer  vecindad,  que  en  tal  caso  de?de  luego 
sean  los  indios  por  vacos,  y  se  les  manda  a  los  gobernadores 
los  provean  en  personas  tales,  conforme  a  las  cédulas  de  S.  M. 

Iten  se  ordena  y  manda  que  ningún  indio  deste  Nuevo  rei- 
no de  Granada  pueda  ser  compelido  a  vogar  por  fuerza  y  con- 
tra su  voluntad,  so  pena  de  perdimiento  de  indios;  pero  que- 
riendo ellos  libremente  y  de  su  espontanea  voluntad  vogar, 
como  hombres  libres  lo  puedan  hacer,  solamente  aquellos  que 
tienen  inmemorial  costumbre  y  uso  de  vogar,  y  no  mas,  y 
ninguno  sea  osado  de  meter  a  vogar  indios  de  Tocaima  y  Ca- 
lamoina,  ni  de  los  Patangaros,  ni  otros  que  no  tengan  el  dicho 
uso,  so  pena  de  perdimiento  de  los  dichos  indios. 

Iten  se  ordena  y  manda  que  las  canoas  que  anduvieren  en 
esta  voga  del  Rio  grande,  no  voguen  mas  que  desde  el  puerto 
de  Gallote  hasta  las  Angosturas,  de  ida  y  vuelta,  sin  que  pue- 
dan bajar  mas  abajo  ni  subir  mas  arriba,  so  pena  que  el  en- 
comendero incurra  en  perdimiento  de  indios  y  de  la  canoa, 
aplicada  en  esta  forma;  que  las  dos  tercias  partes  sean  para  la 
Cámara  de  S.  M.  y  la  otra  tercia  parte  para  el  juez  y  denun- 
ciador por  iguales  partes,  y  el  mercader  pierda  la  ropa,  apli- 
cada en  la  dicha  forma,  eceto  a  Zuna,  dándoles  tres  reales  por 
cada  botija  de  las  dichas  Angosturas  á  Zuna. 

Iten  cada  canoa  que  bajare  lleve  los  precios  siguientes: 


Ríos   DE   VENEZUELA.   Y   DE   COLOMBIA.  199 

Para  cada  español  que  bajare,  por  sola  su  persona  pague 
dos  pesos  de  oro,  y  por  cada  indio  que  con  licencia  desta  real 
audiencia  que  bajare,  o  cada  negro,  pague  medio  peso  de  oro, 
y  por  cada  petaca  medio  peso  de  dicho  oro,  y  ansi  al  respeto 
se  tase  y  modere  y  avalie  cualquier  otra  cosa  por  petaca,  a  rata 
por  cantidad. 

Y  los  mismos  precios  se  lleven  desde  el  Angostura  á  Tama- 
lameque  6  Mompox. 

Y  desde  Mompox  o  Tamalameque  hasta  las  Barrancas,  por 
cada  persona  un  peso  en  reales,  y  tres  reales  por  cada  indio  ó 
esclavo,  y  otros  tres  reales  por  cada  petaca  y  asi  al  respeto. 

Iten  que  la  canoa  que  subiere  cargada  desde  el  puerto  de  las 
Angosturas  hasta  el  Gallote,  lleve  por  cada  botija  medio  peso 
de  oro,  y  asi  al  respeto,  como  dicho  es. 

Iten  se  ordena  y  manda  que  no  suban  canoas  cargadas, 
ahora  sea  con  negros  ni  con  indios,  desdo  el  puerto  de  Gallote 
arriba,  so  pena  de  perdimiento  de  indios  y  de  los  dichos  ne- 
gros y  de  la  ropa  que  subieren,  aplicado  como  en  las  demás 
ordenanzas. 

Iten  se  ordena  y  manda  que  se  lleve  de  porte  por  tierra  lo 
siguiente:  Por  una  arroba  de  peso  de  ropa  de  caja,  desde  el 
puerto  del  Gallote  hasta  la  dicha  Santa  Fee,  cinco  tomines  de 
oro  corriente,  y  de  cada  arroba  de  valume  ó  hierro,  medio  peso 
del  dicho  oro,  y  por  óada  cabalgadura  cuatro  pesos  del  dicho 
oro,  y  por  razón  de  fiar  los  portes  no  se  lleve  mas,  so  pena  del 
cuatro  tanto,  y  por  cada  botija  de  vino  dos  pesos,  y  entiénda- 
se que  dos  botijas  de  aceitunas  hacen  una  de  vino  y  tres  de 
aceite  otra  de  vino,  y  lo  mismo  desde  la  dicha  ciudad  al  dicho 
puerto. 

Iten,  desde  el  dicho  puerto  de  Gallote  ó  Mariquita  por  cada 
botija  de  vino,  por  el  trabajo  de  pasar  el  Rio  grande,  medio 
peso  de  oro,  y  al  respeto  por  las  de  aceitunas  y  aceite,  y  por 
la  carga  de  cada  arroba  de  hierro  ó  valume,  torñin  y  medio,  y 
por  cada  arroba  de  ropa  de  caja,  un  tomin  del  dicho  oro,  y  si 
la  trujere  a  Onda,  se  le  pague  las  dos  tercias  partes  del  porte. 

Iten  se  ordena  y  manda  que  porque  los  mercaderes  no  sean 
defraudados  en  la  ropa  que  entregan  a  los  señores  de  canoas. 


200  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

que  el  dicho  señor  de  canoa  sea  obligado  de  dar  cuenta  con 
pago  de  toda  la  ropa  y  viuo  que  recibiere  en  su  canoa,  y  para 
que  esto  conste,  el  mercader  reciba  del  señor  de  la  canoa  ó  del 
alcaide  del  puerto  un  conocimiento  firmado  del  recibo  de  las 
botijas  ó  ropa,  y  el  dicho  alcaide  reciba  asimismo  la  ropa  por 
fee  y  testimonio  para  que  el  mercader  sepa  si  entregaron  los 
indios  tanta  como  recibieron,  y  lo  que  faltare  se  lo  pague  el 
señor  de  la  canoa  al  mercader. 

Iten  porque  no  haya  fraude  en  el  porte  de  las  canoas,  cada 
que  se  hubiere  de  echar  una  canoa  al  agua,  se  manda  que  uno 
de  los  alcaldes  y  el  juez  de  canoas  ante  el  escribano  y  en  pre- 
sencia de  un  mercader,  hagan  cargar  la  dicha  canoa  y  proballa 
en  el  rio,  y  conforme  a  lo  que  hiciere,  asi  sea  sellada  y  mar- 
cada, con  que  no  exceda  de  las  dichas  cien  botijas  de  porte,  y 
lo  mismo  se  haga  con  las  que  ahora  andan  porque  por  aquella 
manera  de  aqui  adelante  sea  cargada  en  la  ropa  y  botijas  á 
rata  por  cantidad,  so  pena  que  la  canoa  que  no  estuviere  mar- 
cada sea  perdida  y  se  divida  en  tercias  partes,  aplicadas  como 
en  las  ordenanzas  pasadas. 

Iten  se  ordena  y  manda  que  los  gobernadores  de  Cartagena 
y  Santa  Marta  no  dejen  subir  á  este  reino  a  ninguna  persona 
de  ninguna  calidad  de  estado  o  condición  que  sea,  sin  expresa 
licencia  de  S.  M.  despachada  por  la  Gasa  de  la  Contratación  de 
la  ciudad  de  Sevilla,  conforme  a  lo  dispuesto  por  las  cédulas 
de  S.  M.  que  sobre  este  caso  hablan,  y  solamente  dar  licencia 
que  puedan  subir  y  volver  a  este  reino  los  que  como  mercade- 
res hobiesen  bajado  del  y  quisieren  volver  a  el  con  sus  merca- 
derías, lo  qual  cumplan  y  guarden  los  dichos  gobernadores  y 
sus  lugartenientes  y  no  permitan  subir  a  estas  partes  personas 
prohibidas,  so  pena  que  si  dieren  licencia  contra  lo  ordenado 
por  S.  M.,  los  que  con  la  dicha  licencia  subieren,  serán  vueltos 
a  costa  de  los  dichos  gobernadores  y  justicias  que  asi  diesen 
las  dichas  licencias,  demás  de  que  conforme  a  derecho  serán 
castigados. 

Iten  se  ordena  y  manda  que  ningún  señor  de  canoa  ni  mer- 
cader ni  otra  persona  de  cualquier  estado  y  condición  que  sea 
suba  en  su  canoa  o  en  su  compañía  persona  alguna  que  no 


RÍOS   DE   VENEZUELA.   Y   DE   COLOMBIA.  201 

traiga  licencia  de  S.  M.  para  subir  a  estas  partes,  so  pena  que 
el  señor  de  la  canoa  en  que  viniere,  por  la  primera  vez  incurra 
en  pena  de  cien  pesos  de  plata  ensayada^  las  dos  terceras  par- 
tes para  la  cámara  y  fisco  de  S.  M.  y  la  otra  tercia  par^e  para 
juez  y  denunciador  por  iguales  partes,  y  por  la  segunda  vez 
haya  perdido  y  pierda  la  canoa,  la  cual  le  sea  vendida  y  el 
precio  della  se  aplica  en  la  forma  susodicha,  y  por  la  terce- 
ra vez  haya  perdido  y  pierda  los  indios  de  su  encomienda  y 
sean  puestos  en  la  corona  de  S.  M.,  y  demás  destas  penas, 
siempre  que  constare  haber  venido  en  la  dicha  su  canoa  hom- 
bre sin  licencia,  a  su  costa  sean  sueltos  los  que  asi  vinieron,  y 
el  mercader  o  otra  cualquier  persona  en  cuya  compañia  cons- 
tase venir  alguna  persona  o  personas  sin  licencia  de  S.  M., 
como  dicho  es,  incurra  en  pena  de  doscientos  pesos  por  la  pri- 
mera vez,  aplicados  en  la  forma  susodicha,  y  por  la  segunda 
vez  la  pena  doblada,  y  por  la  tercera  incurra  en  destierro  por 
diez  años  de  las  Indias,  en  las  cuales  dichas  penas  incurra  el 
señor  de  la  canoa,  aunque  diga  que  el  mercader  que  le  alquiló 
la  canoa  trujo  la  dicha  persona  sin  su  consentimiento  sin  li- 
cencia, probándose  que  al  partir  del  puerto  el  dicho  señor  de 
canoa  avió  y  entendió  venir  en  la  canoa  persona  prohibida,  y 
asi  mismo  el  dicho  mercader  o  pasajero  incurra  en  las  mismas 
penas  aunque  diga  y  alegue  qne  el  señor  de  la  canoa  metió  a 
la  tal  persona  prohibida  contra  su  voluntad. 

Iten  se  ordena  y  manda  que  por  lo  susodicho  se  cumpla  y 
guarde  que  los  visitadores  de  canoas,  alcalde  y  escribano  que 
las  han  de  visitar  al  tiempo  de  salir  de  los  puertos  de  Tenerife, 
Mompox  y  Tamalameque  y  los  alcaides  de  los  puertos  de  Ca- 
rari,  Angosturas  y  Gallote  y  otros,  tengan  especialisimo  cui- 
dado en  prender  todas  cualesquier  personas  de  cualquier  con- 
dición y  calidad  que  sean,  que  por  el  dicho  Rio  grande  subie- 
ren sin  licencia  expresa  de  S.  M.,  con  apercibimiento  que  si 
se  entendiese  que  tácita  ó  expresamente  permiten  ó  consienten 
subir  los  tales  hombres  sin  licencia  de  S.  M.  serán  gravisima- 
mente  castigados,  y  se  enviaran  jueces  a  su  costa  con  dias  y. 
salarios  a  hacer  información  y  Iraellos  presos  para  que  sean 
castigados  conforme  á  derecho. 


202  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Las  cuales  dichas  ordenanzas  ordenaron  y  mandaron  se 
guarden  y  cumplan  por  todas  las  justicias  y  jueces  y  merca- 
deres, señores  de  canoas  e  indios  y  todos  los  demás  aquieu  toca 
ó  tocar  puede,  de  todo  este  distrito,  so  las  penas  en  ellas  con- 
tenidas y  so  pena  de  mil  pesos  para  la  Cámara  y  ñsco  de  S.  M.,  y 
se  apercibe  a  las  justicias  que  tengan  ^ran  cuidado  y  vigilan- 
cia en  la  observación  dellas  porque  no  las  guardando  serán 
gravemente  castigados  e  irán  cada  que  lo  contrario  constase, 
juez  o  jueces  a  las  ejecutar  con  dias  y  salario  a  costa  de  los  di- 
chos jueces  y  de  los  inobedientes,  y  mandamos  que  se  guarden 
sin  embargo  de  otras  cualesquier  ordenanzas  que  a  estas  sean 
contrarias,  autos  o  pregones  de  cualesquier  gobernadores  o 
desta  real  Audiencia,  los  cuales  se  revocan  y  anulan  y  suspen- 
den, y  asimismo  se  ejecuten  sin  embargo  de  suplicación,  y 
cumpliéndolas  y  guardándolas  en  todo  y  por  todo,  él  y  los  que 
se  sintieren  agraviados,  parezcan  conforme  a  derecho  en  esta 
real  Audiencia  dentro  de  sesenta  dias  a  alegar  de  su  derecho, 
donde  serán  oidos,  y  pasado  dicho  termino  o  dentro  del,  toda- 
vía se  guarden  y  cumplan,  y  para  que  vengan  a  noticia  de 
todos  se  envié  un  traslado  a  los  gobernadores  de  Cartagena  y 
Santa  Marta,  para  que  las  hagan  cumplir  en  sus  distritos  e 
invien  ante  nos  un  testimonio  del  pregón  que  dellas  se  hiciere 
con  toda  brevedad. — El  Licenciado,  Don  Diego  de  Narvaez. — 
El  Licenciado,  Francisco  de  Aüncibay. — El  Licenciado,  Ceti- 
na.— Yo  Juan  de  Alviz,  escribano  de  S.  M.,  fui  présenle. — El 
Licenciado,  Francisco  de  Aüncibay. — El  Licenciado,  Antonio 
de  Cetina. — Yo  Juan  de  Alviz,  escribano  de  Cámara  de  S.  M. 
fui  presente. 

Archivo  de  Indias. — Legajo  i2  de  Buen  gobierno  de  Indias. 
— Madrid^  Colecc.  Navarrete^  tomo  27  núm,  44. 


Ríos  DE   VENEZUELA  Y  DE  COLOMBIA.  203 


XII. 

Memorial  que  dio  Ifiigo  de  Aranza  sobre  la  orden  que  se 
debia  tener  en  la  navegación  del  Rio  grande  de  la  Mag- 
dalena y  mercadurías  que  por  ¿1  suben^  hasta  tanto  que 
hubiese  otro  que  diese  mejor. 

Illmo.  Sr.:  Una  de  las  cosas  más  necesarias  que  hay  para 
el  descargo  de  la  real  cohcieacia  y  las  de  los  encomenderos,  y 
bien  de  los  naturales  del  Rio  grande  de  la  Madalena,  y  sus- 
tento del  Nuevo  reino  de  Granada,  es  que  para  la  navegación 
de  aquel  rio  y  mercadurias  que  por  él  suban  se  tenga  este 
orden,  hasta  tanto  que  haya  otro  que  lo  dé  mejor. 

Primeramente  que  se  descabra  y  abra  y  navegue  un  estero 
de  agua  que  de  las  Ciénegas  y  lagunas  de  Cartagena  sale  al 
dicho  Rio  grande  junto  a  Tenerife,  para  que  todo  lo  que  ho- 
biere  de  subir  al  Nuevo  reino  y  entrar  en  el  dicho  rio  para 
proveimiento  de  los  pueblos  del,  entre  por  el  dicho  estero,  y 
no  por  otra  parte,  el  cual  descubriéndose  se  navegará  en  cual- 
quier tiempo  del  año,  por  estar  dentro  en  la  tierra,  y  harán 
los  barcos  que  convinieren  los  que  hobieren  de  navegar. 

Mandar  que  ninguna  fragata  entre  en  el  Rio  grande  con 
mercadurias  por  la  boca  del  rio,  sino  por  aquel  estero,  a  lo 
menos  después  que  se  haya  descubierto  y  se  pueda  navegar 
por  él,  aunque  sea  con  barcos  menores  o  canoas. 

Que  si  alguna  ropa  se  descargare  en  Sancta  Marta,  que  sea 
para  el  reino,  ningún  indio  de_  Sancta  Marta  suba  con  la  tal 
ropa  de  Mompox  arriba. 

Que  ningún  indio  que  tuviere  su  casa  y  asiento  mas  arriba 
de  Mompox,  no  baje  por  mercaduría  ni  a  vogar  canoa  cargada 
al  puerto  del  estero  ni  a  otro  alguno  de  los  que  están  mas 
abajo,  y  que  los  que  hay  de  los  dichos  puertos  hasta  Mompox, 
naveguen  los  indios  que  tienen  sus  canoas  y  asiento  mas  abajo 
de  Mompox,  de  una  banda  y  de  la  otra  del  Rio  grande,  que  son 
de  ambas  gobernaciones,  Sancta  Marta  y  Cartagena. 


204  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Que  los  indios  que  hobieren  de  navegar  de  Mompox  para 
arriba,  a  cualesquiera  de  los  puertos  del  reino,  sean  de  aque- 
llos que  tienen  sus  casas  y  asientos  del  dicho  pueblo  de  Mompox 
para  arriba,  de  la  una  banda  y  otra  del  Rio,  de  manera,  que 
los  que  están  mas  abajo  naveguen  y  voguen  hasta  Mompox  y 
no  pasen  de  alli,  y  los  que  están  de  alli  para  arriba,  naveguen 
hacia  los  puntos  del  reino  y  no  bajen  de  Mompox. 

Que  no  navegue  ninguna  canoa  que  no  lleve  tres  negros 
que  voguen  en  ella. 

Que  ningún  indio  navegue  con  canoa  cargada  mas  de  dos 
viajes  al  año  en  la  navegación  que  se  les  reparte,  y  sean  de 
edad  de  18  años  para  arriba  y  de  50  abajo. 

Que  toda  la  mercaduría  que  fuere  para  Pamplona,  y  lo  que 
nuevamente  pobló  Francisco  Hernández,  entre  por  la  ciénega 
del  Bachiller  y  por  el  puerto  nuevo  que  el  dicho  Francisco 
Hernández  descubrió  arriba  de  Tamalameque. 

Que  todo  lo  que  fuere  para  Velez  y  Tunja  entre  por  el 
puerto  de  Carari  y  no  por  otra  parte  alguna. 

Que  todo  lo  que  fuere  para  Sancta  Fee  entre  por  la  villa  de 
la  Palma,  por  el  puerto  que  descubrió  Alonso  de  Olalla  o  por 
el  que  tiene  Alcocer,  digo,  Hernando  de  Alcocer,  o  por  el  que 
se  asentare  en  aquel  paraje. 

Iten,  en  el  entretanto  qu*3  se  adrezan  los  caminos  y  puentes 
y  puerto  de  la  Palma,  las  dichas  mercadurías  que  fueren  para 
Sancta  Fee,  se  descarguen  a  la  boca  del  Rio  Negro,  y  de  alli 
se  lleven  en  recuas. 

Que  todas  las  mercadurías  que  fueren  para  Mariquita,  To- 
caima  y  Bague,  se  descarguen  en  el  Rio  Negro,  y  de  alli  has- 
ta Honda  se  suban  en  las  canoas  de  Honda  o  en  recuas,  como 
cada  uno  quisiere. 

Que  las  canoas  de  Honda  no  suban  ni  carguen  en  el  Rio 
Negro  ninguna  carga  que  no  sea  realmente  para  Mariquita  o 
Tocaima  o  Bague,  y  que  no  bajen  mas  que  hasta  el  dicho  Rio 
Negro. 

Que  se  tase  lo  que  se  ha  de  pagar  de  flete  a  las  canoas,  a 
cada  una  conforme  al  porte  y  donde  navegare,  y  a  los  natura- 
les su  trabajo. 


Ríos   DE    VENEZUELA   Y    DE    COLOMBIA.  205 

Esto  es  lo  que  me  parece  que  por  agora  se  debe  mandar, 
por  descargo  de  mi  conciencia. — Iñigo  de  Aranza. 

Que  ningún  indio  que  no  tuviere  mujer  o  hijos,  padre  o 
madre  o  familia  aquien  dejar  encomendada  su  casa  y  labran* 
za,  00  salga  a  vogar. — Iñigo  db  Aranza. 

Archivo  de  Indias. — Legajo  il  de  Buen  gobierno  de  Indias. 
Madrid,  Colección  Navarrete^  tomo  27,  núm.  45. 


XIII. 

Memorial  de  las  Ordenanzas  y  reformación  de  capítulos 
hechos  para  la  conservación  de  los  indios  y  cómoda 
navegación  del  Rio  grande  de  la  Magdalena,  por  el  capitán 
Camacho,  en  la  Ciénega,  Tenerife  y  Santa  Cruz  de  Mompox, 
en  virtud  de  la  Comisión  que  para  ello  tuvo.  En  la  Ciénega 
en  24  de  Diciembre  de  1597. 

Primeramente,  porque  el  encomendero  y  sus  mayordomos 
fuerzan,  contra  su  voluntad,  a  los  indios  vayan  a  vogar,  orde- 
na que  el  cacique  llame  ante  si  y  el  Padre  de  la  doctrina  a  los 
indios,  sin  que  asista  el  encomendero  ni  su  mayordomo,  y 
que  el  Padre  de  la  doctrina  diga  que  los  que  quisieren  vogar  se 
señalen,  y  a  los  que  de  su  voluntad  lo  hicieren,  sean  pagados 
ante  el  doctrinero,  y  estos  no  sean  de  los  que  no  hubieren 
descansado  de  la  voga,  ni  los  mayores  de  40  ni  menores  de  18 
años,  que  están  jubilados;  y  para  que  los  mayores  de  18  años 
sean  admitidos,  ha  de  presentar  el  encomendero  la  fee  del  bau- 
tismo ante  la  justicia,  sacada  del  doctrinero,  con  las  señas,  lo 
cual  cumpla  el  encomendero  pena  de  doscientos  pesos  de  buen 
oro,  y  en  falta  del  doctrinero,  el  cacique  haga  las  dichas  dili- 
gencias, pena  de  que  será  castigado. 

Iten  porque  el  señor  don  Antonio  González  permitió  que  si 
el  encomendero  necesitaba  de  indios  los  pueda,  con  su  volun- 
tad de  los  dichos  indios,  sacar  de  sus  repartimientos  y  con  li- 
cencia de  la  justicia,  la  cual  ha  de  moderar  los  precios  de  lo 
que  cada  uno  ha  de  llevar  en  cada  un  año,  y  porque  ha  visto 


206  BOLETÍN    DE   LA  SOCIEDAD   OEOORÁFIGA. 

los  que  D.  Antonio  encomendó  tiene  en  su  servicio  y  le  sir- 
ven de  su  voluntad,  ordenó  les  págiie  a  los  que  hoy  tiene  y  de 
adelante  tuviere,  en  esta  forma:  A  las  indias  que  sirven  de 
mandaderas  y  cocineras  y  costureras  a  16  pesos  a  cada  una  en 
cada  un  año,  y  permite  se  les  pague  en  Rúan  ó  otro  lienzo  de 
valor  para  camisas,  y  un  chinchorro  en  que  duerma,  a  cada 
una.  A  los  indios  estancieros,  porque  declararon  no  ocuparse 
en  mas  de  en  guardar  las  estancias,  a  8  pesos  cada  uno  en 
cada  un  año.  A  los  arrieros  a  16  pesos.  A  las  que  sirven  a  los 
mayordomos  a  un  peso  cada  mes,  y  a  los  pajes,  de  vestir  y 
comer,  y  las  pagas  han  de  ser  por  San  Juan  y  Navidad,  en 
cada  paga  medio  año,  y  dellas  ha  de  recibir  su  carta  de  pago 
el  encomendero,  del  Padre  doctrinero,  ante  el  escribano  de 
Santa  Marta.  Proveyóse  con  auto  y  notificóse  al  encomendero. 

lien  que  el  encomendero  y  doctrinero  den  á  los  muchachos 
de  la  doctrina  los  pertrechos  de  pescar  necesarios,  y  maiz  que 
coman,  y  por  ello  han  departir  el  pescado  en  esta  forma.  Entre 
los  dichos  muchachos  y  el  Padre  doctrinero  y  encomendero 
por  iguales  partes,  y  porque  en  los  meses  de  diciembre,  ene- 
ro y  febrero  suele  haber  mucha  pesquería,  se  ha  de  hacer  el 
pescado  cuatro  partes,  y  las  tres  han  de  ser,  para  el  encomen- 
dero dos,  para  el  doctrinero  una,  y  la  otra  parte  coman  los 
muchachos,  que  les  es  suficiente,  y  por  este  pescado,  a  mas  de 
los  pertrechos,  les  han  de  dar  el  encomendero  y  doctrinero 
sendas  camisas  y  calzones  de  cañamazo  a  los  dichos  mucha- 
chos, y  que  no  vayan  a  pescar  sin  oir  misa.  Proveyóse  con 
auto,  pena  de  cien  pesos,  y  al  doctrinero  se  le  encargó  la  con- 
ciencia, y  que  vuelvan  de  la  pesca  á  rezar  a  la  iglesia. 

Iten  porque  de  Santa  Marta  a  Cartagena  no  hay  otro  paso 
sino  por  las  ciénegas,  y  que  para  la  conservación  de  los  pue- 
blos de  esta  costa  conviene  navegarse  con  bastimentos  y  otras 
cosas  necesarias,  y  que  estos  indios  no  tienen  otro  sustento 
sino  la  voga,  por  ser  la  tierra  inútil  de  sementera  y  no  se 
crian  carnes  para  comer,  si  solo  el  pescado,  á  pedimento  de  los 
mismos  indios  les  dio  licencia  de  poder  vogar  en  tiempo  de 
voga  cerrada,  hasta  Tenerife  y  Malambo,  porque  hizo  primero 
información  de  la  utilidad  que  se  les  seguia,  con  que  las  di- 


RÍOS   DE    VENEZUEIA   Y   DE    COLOMBIA.  207 

chas  canoas  no  pasen  de  Tenerife  y  Malambo,  pena  de  dos- 
cientos pesos  de  oro,  en  que  dio  por  condenado  al  encomen- 
dero, para  la  Cámara,  y  que  será  castigado.  Proveyóse  con 
auto  y  nolificósele. 

lien  porque  los  indios  de  esta  ciénega  se  valen  del  pescado, 
miel  y  sal  que  hacen,  vendiéndola  aquien  se  les  paga,  y  el 
encomendero  suele  por  menos  precio  quilái*selo,  ordena  que 
200  pesos  de  oro  para  la  real  Cámara  lo  tal  no  hagan,  y  que 
los  indios  lo  puedan  vender  libremente  aquien  mas  les  diere, 
y  si  por  el  tanto  lo  quisiere  tomar  el  encomendadero  lo  pueda 
hacer,  atento  que  los  indios  le  pagan  de  demora  seis  reales 
cada  mes  al  dicho  encomendero  por  los  dichos  frutos  que 
cogen. 

Iten  que  de  los  dichos  indios  de  su  voluntad  puedan  todo  el 
año  vogar  hasta  Malambo,  porque  asi  conviene  para  la  provi- 
sión de  Santa  Marta,  llevando  cada  indio  a  razón  de  ocho  rea- 
les, y  dellos  haya  de  dar  un  real  a  su  cacique,  y  el  encomen- 
dero ha  de  llevar  por  la  canoa  otro  tanto,  que  son  84  reales,  y 
QSta  tasa  hizo  porque  el  señor  doctor  Antonio  González  no  lo 
dejó  ordenado,  y  que  el  dicho  encomendero  no  pueda  llevar 
mas  por  el  flete,  pena  de  doscientos  pesos  de  oro  para  la  real 
Cámara. 

lien  porque  la  navegación  de  aqui  a  Tenerife  tiene  ocho 
dias  de  subida,  y  el  señor  don  Antonio  González  les  tasó  a 
medio  peso  por  cada  botija  de  flete,  y  la  mayor  parle  de  la 
voga  se  hace  en  barquetas  de  a  treinta  botijas,  que  van  aviadas 
con  cinco  ó  seis  indios,  y  que  si  estos  no  llevasen  a  mas  pre- 
cio y  quisiere  la  mitad  el  encomendero  en  tan  largo  camino 
no  les  alcanzarla  aun  a  la  costa;  ordena  hasta  que  la  Real 
Audiencia  de  Santa  Fee  otra  cosa  mande,  pueda  llevar  cada 
indio  que  salga  a  vogar  á  26  reales,  de  los  cuales  dé  un  real  a 
su  cacique,  y  el  encomendero  lleve  a  razón  de  25  reales  de 
flete  por  cada  indio  que  vogare,  que  es  otro  tanto  como  cada 
indio  llevare,  de  manera  que  el  encomendero  lleve  otro 
tanto  como  todos  los  indios  juntos,  y  el  cacique  un  real  por 
cada  indio,  y  esto  se  guarde^  pena  de  doscientos  pesos  de  oro 
para  la  real  Cámara. 


203  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

Iten  porque  algunos  indios  tienen  unas  barquetas  de  que 
solian  usar  para  pasajeros,  y  los  mayordomos  y  encomende- 
ros no  les  dejan  usar  dellas,  ordena,  que  pagando  al  señor  de 
la  barqueta  conforme  arriba  está  dicho,  puedan  usar  dellas, 
dando  la  mitad  al  señor  de  la  barqueta,  y  estas  sean  preferidas 
en  el  flete  a  las  del  dicho  encomendero;  y  esto  se  guarde, 
pena  de  doscientos  pesos  de  oro  para  la  real  Cámara. 

Iten  que  a  los  indios  que  fueren  en  Geivas  a  Santa  Marta, 
se  les  pague  a  medio  peso  de  ida  a  cada  uno,  y  otro  medio  de 
vuelta,  volviendo  con  carga,  y  no  la  trayendo  no  se  les  pague 
nada,  y  que  se  les  haga  pagar  delante  del  Padre  Cura,  y  esto 
guarde  el  encomendero,  pena  de  cincuenta  pesos  para  la 
Cámara.  Proveyóse  con  auto  y  notificósele. 

Iten  por  cuanto  el  señor  D:  Antonio  González  no  tasó  lo 
que  los  indios  hablan  de  llevar  iiavegando  hasta  Mompox,  y 
do  Tenerife  a  Mompox  hay  la  mitad  de  camino  que  desta 
ciénega  a  Tenerife,  manda  se  le  pague  a  cada  indio  a  36  reales, 
vogando  en  el  tiempo  permitido  por  las  ordenanzas,  por  ma- 
nera que  por  una  barquetona  de  diez  indios  se  paguen  de  flete 
setenta  y  un  pesos,  treinta  y  cinco  para  el  encomendero  y 
treinta  y  seis  para  los  indios,  los  cuales  den  a  su  cacique  cada 
uno  un  real,  y  que  esto  se  guarde  hasta  que  la  real  audiencia 
de  Santa  Fee  otro  provea,  pena  de  cien  pesos  de  oro.  Prove- 
yóse con  auto  y  notificóse  al  encomendero. 

Iten  que  los  indios  que  vogaren  a  Tenerife  descansen  diez 
dias,  y  los  que  vogaren  a  Malambo  cinco  dias,  y  no  se  les 
consienta  volver  a  la  voga  sin  haber  descansado,  aunque  de 
su  voluntad  lo  quieran  hacer,  so  pena  de  cincuenta  pesos  de 
oro.  Proveyese  con  auto  y  notificóse  al  encomendero. 

Iten  que  el  encomendero  cada  mes  visite  los  Lohios  y  haga 
reparar  los  que  se  llovieren  y  hacer  de  nuevo  los  que  fueren 
menester,  a  lo  que  acudan  todos  los  indios  que  sean  necesarios, 
y  mientras  entiendan  en  esta  obra  no  se  les  permita  entien- 
dan en  otra  cosa,  pena  de  cien  pesos  de  buen  oro.  Proveyóse 
en  auto  y  notificóse  al  encomendero. 

Iten  porque  D.  Lope,  Cacique,  es  pobre  y  no  tiene  con  que 
se  sustentar,  manda  que  cada  indio  de  los  suyos  que  salga  a 


RÍOS   DE    VENEZUELA^   Y    DE    COLOMBIA.  209 

vogar,  por  cada  vez  le  den  un  real,  y  la  sexta  parte  de  toda  la 
pesca,  y  que  el  encomendero  lo  haga  asi  cumplir,  pena  de 
doscientos  pesos,  lo  cual  se  le  señaló  de  conocimiento  de  todos 
los  indios. 

Iten  porque  los  indios  gastan  lo  que  ganan  en  vino  y  andan 
desnudos,  manda  que  nadie  sea  osado  de  vendelles  vino,  pena 
de  cien  pesos  para  la  Cámara  real,  y  la  misma  pena  al  enco- 
mendero, y  se  le  permite  que  les  pueda  vender  hierro  y  algo- 
don,  a  los  precios  que  vale  en  Santa  Marta,  con  que  no  les 
fuerce  a  comprar.  Proveyóse  con  auto  y  notificóse. 

Iten,  que  por  información  del  Padre  Cura  faltan  en  la  igle- 
sia unas  crismeras  y  una  imagen  de  Cristo,  de  plata,  para  el 
altar,  mandó  que  dentro  seis  meses  lo  haga  el  encomendero, 
so  pena  de  cien  pesos  de  oro  para  la  Cámara. 

Iten  que  las  canoas  de  esta  ciénega  que  volvieren  cargadas 
de  retorno  de  Mompox,  Tenerife  y  Malambo  cobren  por  su 
flete  la  mitad  de  lo  que  llevaron  de  viaje,  y  sino  trujeren  carga 
entera  cobren  al  respeto,  y  esto  lo  partan  con  el  encomendero 
por  mitad.  Proveyóse,  porque  el  señor  D.  Antonio  González 
no  ordenó  en  esto.  Hízose  auto.  Notificóse  al  encomendero  lo 
cumpla,  pona  de  cien  pesos. 

Iten  que  se  cumplan  las  ordenanzas  hechas  por  el  señor 
D.  Antonio  González  en  cuanto  no  repugna  a  esta  reforma- 
ción, la  cual  y  sus  capítulos  manda  se  cumplan  hasta  que  la 
real  Audiencia  otra  cosa  provea. 


En  Tenerife  15  de  Hayo  de  1598. 

Primeramente  que  los  encomenderos  y  otras  personas  que 
tienen  indios  a  su  cargo  adviertan  que  la  voluntad  de  S.  M. 
es  que  los  indios  no  voguen,  y  que  en  el  tiempo  que  de  su 
voluntad  vogarcn,.  no  paguen  demora,  porque  esta  han  de 
pagar  de  los  frutos  que  cojen  de  la  tierra,  como  está  ordenado 
pero  porque  los  negros  que  sirven  en  la  navegación  no  están 
diestros,  y  se  hace  con  peligro  no  llevando  indios  pilotos,  quo 
por  esta  razón  ordena  por  tiempo  de  año  y  medio  puedan 

14 


210  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

vogar,  para  que  en  este  tiempo  adiestren  á  los  negros,  y 
pasado,  se  guarde  lo  ordenado  por  la  Audiencia  de  Santa  Fec, 
y  al  encomendero  ó  persona  que  contraviniere,  desde  luego  le 
da  por  condenado  en  quinientos  pesos  para  la  Cámara,  de 
oro,  y  por  incurrido  en  las  demás  penas  en  la  Real  cédula  de 
Santa  Fee  contenidas. 

Iten  que  porque  está  informado  el  capitán  Camacho,  visita- 
dor, de  que  los  encomenderos  y  otras  personas  vogan  todo  el 
año  con  negros  a  fin  de  que  los  indios  los  adiestren,  les  per- 
mite en  cada  canoa  puedan  vogar  cuatro  indios,  aunque  sea 
en  tiempo  de  voga  cerrada,  con  que  la  canoa  no  exceda  de  cien 
botijas  de  flete,  que  se  permite  porque  el  tiempo  de  voga 
cerrada  hay  mas  necesidad  de  pilotos  indios  que  adiestre  los 
negros,  por  las  crecientes  *y  corrientes  del  rio.  Proveyóse  con 
esto  y  notificóse  lo  cumplan,  pena  de  doscientos  pesos. 

Iten  porque  generalmente  se  ha  rompido  el  orden  que  habia 
en  el  tamaño  de  las  canoas,  do  manera  que  todas  hoy  3on  ma- 
yores de  lo  dispuesto  por  la  ordenanza,  y  es  mas  conveniente 
poi^que  portean  mas  mercadería  y  los  vogadores  llevan  con 
mas  comodidad  su  sustento,  a  fin  de  que  los  indios  no  trabajen 
en  demasía,  manda  que  la  canoa  que  fuere  de  ciento  y  veinte 
botijas  traiga  trece  hombres  de  voga,  y  la  que  fuere  de  mas 
carga  catorce,  aunque  no  lleve  mas  de  un  indio  por  piloto,  y 
que  esto  se  entienda  cuanto  a  las  canoas  de  negros;  pero 
cuanto  a  las  de  indios,  se  guarde  la  ordenanza. 

Iten  porque  es  conocida  la  utilidad  de  la  abundancia  de 
negros  en  la  voga  para  el  alivio  de  los  indios,  y  a  ñu  d^que 
los  que  con  ellos  vogan  se  animen  a  traellos,  se  les  concede 
que  en  cada  canoa  pueda  meter  cuatro  indios,  con  que  la 
demás  voga  sea  de  negros,  y  que  puedan  los  señores  de  las 
canoas  llevar  por  el  flete  todo  lo  que  se  concertaren,  y  los  que 
vogaren  con  mas  indios  de  cuatro,  cumplan  lo  ordenado  por 
el  señor  D.  Antonio  González  so  las  penas  por  su  merced  im- 
puestas. 

Iten  porque  los  que  vogan  con  indios  no  guardan  las  orde- 
nanzas en  razón  de  los  fletes,  ordena  que  los  que  navegaren 
de  Tenerife  a  Mompox  y  a  Zaragoza  con  mas  de  cuatro  indios. 


RÍOS   DE   VENEZUELA   Y  DE   COLOMBIA.  211 

declaren  conjuramento  lo  que  llevan,  y  el  mercader  o  pasa- 
jero lo  que  les  dan  de  flete,  y  se  asiente  en  el  rejistro,  para 
que  conste  quien  delinque  y  en  que  tiempo  y  cantidad,  y  que 
se  registren  todas  las  canoas  que  se  afletaren,  ante  el  juez  y 
escribano  de  canoas,  pena  de  cien  pesos,  y  que  se  haga  libro 
para  el  registro  desde  el  dia  de  la  publicación  de  este  capitulo, 
y  que  se  cumpla  asi  hasta  que  otra  cosa  se  ordene  por  la  real 
Audiencia  de  Sania  Fee. 

Iten  que  todos  los  indios  que  hubieren  de  vogar  se  registren 
•cada  vez  que  hicieren  viaje,  ante  el  escribano  y  juez  de  canoas, 
para  que  se  vea  si  ostáu  sanos  y  si  son  de  los  jubilados,  y  que 
•el  escribano  que  admitiere  alguno  de  los  jubilados  ó  dejare  de 
registrar  alguno  de  los  que  vogaren,  incurra  en  pena  de 
cincuenta  pesos  de  oro,  aplicados  a  voluntad  de  la  Audiencia 
4e  Santa  Fee,  y  que  el  doctrinero  sea  obligado  a  dar  fee  de 
bautismo  al  encomendero  de  los  que  pasai^n  de  diez  y  ocho 
años,  con  los  nombres  y  señas  que  tienen,  y  asimismo  el  doc- 
trinero certifique  que  no  se  ha  servido  el  encomendéis)  ni  otra 
persona  de  los  dichos  indios  hasta  aquel  tiempo. 

Iteu  para  que  los  señores  de  canoas  solo  se  sirvan  de  pilo- 
ios  indios,  y  para  que  los  indios  que  hicieren  rozas  no  tengan 
más  trabajo  que  los  que  vogan,  ordena  que  los  encomenderos 
puedan  hacer  con  cada  catorce  indios  mayores  de  diez  y  ocho 
años  y  menores  de  cuarenta,  una  fanega  de  roza  nueva  en 
cada  un  año,  y  la  cojan  y  siembren  dos-  veces,  como  en  lim- 
pialla  no  ocupen  á  las  indias  ni  menos  consientan  que  los  in- 
dios se  cargueu  el  maiz  á  cuestas,  y  sembrado  el  maiz  puedan 
sembrar  lo  que  cupiere  de  frisóles  y  yuca,  conforme  a  la  tasa 
que  el  señor  D.  Antonio  González  en  esto  hizo  a  los  indios  de 
Cartagena  que  no  acuden  a  la  voga,  porque  los  indios  enco- 
mendados al  capitán  Manuel  Pallares  y  sus  compañeros  no 
han  de  vogar,  y  los  que  trajeren  por  pilotos  para  adiestrar  a 
los  negros  no  se  han  de  ocupar  en  otro  servicio,  aunque  ellos 
lo  quieran  hacer,  pena  de  doscientos  pesos  de  oro. 

Iten  porque  no  se  pudo  guardsir  la  ordenanza  que  el  señor 
D.  Antonio  González  hizo,  de  que  los  indios  que  vogasen  no 
¿e  ocupen  en  otra  cosa,  por  ser  las  casas  de  paja  y  tener  nece* 


212  BOLETÍN   DE   LA.   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

sidad  de  continuo  reparo,  en  el  cual  los  indios  están  muy 
diestros,  manda  que  quien  tuviere  necesidad  do  hacer  ó  repa- 
rar  casa,  dé  petición  ante  la  justicia  pidiendo  licencia,  y  se  le 
de  para  que  trabajen  los  indios  que  fuere  menester,  los  cuales 
se  hayan  de  registrar  ante  el  escribano,  conque  primero  cons- 
te han  hecho  sus  sementeras,  y  conque  no  se  carguen  madera 
á  cuestas,  que  esto  lo  han  de  hacer  negros;  y  porque  las  tales 
personas  se  quedaban  con  el  trabajo  de  los  indios;  manda  que 
acabada  la  obra  se  tase,  y  la  justicia  se  les  haga  pagar,  y  desta 
se  tenga  registro,  pena  de  cincuenta  pesos. 

Iten  que  por  los  muchos  pasajeros  que  hay,  y  no  haber  de 
esta  villa  hasta  la  Barrauca  de  Mateo  Rodríguez  mas  de  un 
dia  de  camino,  les  da  licencia  do  lo  poder  navegar  dentro  del 
dicho  año  y  medio  en  todo  tiempo,  aunque  sea  en  tiempo  de 
voga  cerrada,  con  que  no  pasen  de  alli,  y  esto  se  guarde  pena- 
de  doscientos  pesos  para  la  Cámara,  hasta  que  otra  cosa  se 
mande  por  la  Real  Audiencia. 

Iten  porque  hay  grande  exceso  en  los  fletes  desde  esta  villa  ^ 
hasta  la  dicha  Barranca,  ordena  se  pague  el  flete  por  cada 
canoa  de  cien  botijas,  por  cada  viaje  desdo  esta  villa  hasta 
la  Barranca,  16  pesos  de  plata  corriente,  de  los  cuales  ha  de 
haber  cada  indio  6  reales,  y  el  resto  ha  de  haber  el  dueño  de 
la  canoa,  y  a  esto  respeto  se  ha  de  pagar  por  el  porte  de  barca» 
do  menos  carga,  lo  que  no  se  entienda  con  los  que  naveguen 
con  cuatro  ludios  y  ocho  negros,  o  todos  negros,  porque  estos 
podrán  fletar  a  toda  su  ventaja,  y  esto  se  guarde  pena  de  cien 
pesos  de  oro  para  la  real  cámara  y  las  canoas  de  los  contravi- 
nientes  perdidas. 

Iten  porque  los  encomenderos  y  mayordomos  no  pagan  a 
los  indios  su  voga,  manda  que  cada  un  indio  le  paguen  medio 
real  de  Castilla  por  legua  yendo  á  solo  llevar  el  encomendera 
o  sus  mayordomos  de  un  cabo  a  otro,  y  si  hubieren  de  ir  y 
volver  los  dichos  mayordomos,  se  les  pague  a  medio  real  por 
dos  leguas;  pero  si  haciéndoseles  viaje  a  los  indios  para  su 
casa  fueren  los  tales  encomenderos  o  mayordomos,  no  les  pa- 
guen nada,  y  esto  se  guarde  pena  de  cincuenta  pesos  de  oro, 

Iten  porque  los  encomenderos  sacaban  a  los  indios  de  sus 


RÍOS   DE    VENEZUELA   Y   DE    COLOMBIA.  213 

casas  y  natural  para  que  los  sirviesen,  el  dicho  capitán  Ca- 
macho  ha  reducido  a  sus  casas  a  los  que  han  querido  volver, 
y  porque  el  señor  Doctor  Antonio  González  no  les  dejó  tasado 
su  trabajo,  dejándolo  encargado  a  las  justicias,  los  cuales  han 
sido  remisos  en  esto,  ordeno  que  a  las  indias  mayores  de  diez 
años  que  sirvan  de  las  puertas  adentro  a  los  encomenderos, 
les  paguen  16  pesos  de  plata  en  cada  un  año,  en  dos  pagas, 
por  San  Juan  y  Navidad,  ante  la  justicia,  y  el  escribano  que 
de  fee,  e  se  les  pueda  hacer  la  paga  en  hierro,  al  precio  que 
valiere  y  a  los  pajes  á  12  pesos,  y  no  se  les  ha  de  mandar  vo- 
gar,  y  si  lo  quisieren  hacer,  ha  de  ser  pagándoles  al  respeto 
que  a  los  otros  indios,  y  a  los  indios  vaqueros  a  16  pesos  y  a 
los  demás  que  sirven  fuera  de  sus  casas  se  les  de  bastante 
sustento  y  los  curen  de  sus  enfermedades  y  no  los  maltraten, 
•pena  de  que  serán  castigados  como  los  que  maltratan  a  perso- 
nas libres,  y  de  cien  pesos  de  oro. 

Iten  porque  no  se  ha  guardado  lo  que  dejó  ordenado  el 
señor  D.  Antonio  González  de  que  no  saquen  los  encomende- 
ros indios  para  su  servicio,  contra  su  voluntad,  manda  que  no 
lo  puedan  hacer  ni  aun  con  licencia  de  la  justicia,  y  que  den- 
tro de  dos  dias  después  de  la  publicación  desto,  los  encomen- 
deros trayan  ante  el  dicho  capitán  Camacho  los  indios  e 
indias  de  su  servicio,  y  de  los  que  quisiera  quedarse  les  de 
testimonio  por  el  escribano  de  la  Comisión,  con  la  edad  y 
señales  que  tienen  y  nombres,  dando  fee  como  quedan  de 
su  voluntad,  porque  a  los  demás  ha  de  inviar  a  sus  casas,  y 
en  el  pie  de  los  dichos  testimonios  han  de  asentar  las  pagas 
de  cada  año,  y  que  esto  se  cumpla  hasta  que  otro  se  provea 
por  la  Audiencia  de  Santa  Fee,  pena  de  cien  pesos  de  oro. 

Iten  quo  los  encomenderos  puedan  receptar  para  servirse  de 
ellos  á  los  muchachos  y  muchachas  huérfanas,  dándoles  el 
sustento  necesario,  y  quo  el  doctrinero  de  fee  de  bautismo,  y 
como  no  tienen  padres  ni  parientes,  poniendo  la  edad  y  seña- 
les, y  siendo  de  doce  años  arriba  se  hayan  de  pagar  por  su 
servicio  como  en  los  capítulos  de  arriba. 

Iten  que  los  encomenderos  visiten  cada  mes  las  casas  de  sus 
indios  e  indias,  y  las  hagan  reparar,  mandando  que  todos  acu- 


\ 


214  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

dan  á  las  obras,  y  que  se  cumpla,  pena  de  cincuenta  pesos  de 
oro  para  la  Cámara. 

Iten  porque  de  ordinario  los  mayordomos  se  sirven  de  la» 
indias  de  criadas  y  mancebas,  quitándolas  a  sus  maridos  y  pa- 
rientes por  fuerza,  manda  que  ningún  mayordomo  pueda  te- 
ner mas  de  un  mes  una  india  que  le  sirva,  y  que  do  noche  se 
vaya  a  dormir  con  su  marido  o  parientes,  y  que  cumplido  le 
de  delante  el  Padre  doctrinero  y  el  cacique  y  su  marido  un 
peso  de  plata,  y  el  dicho  cacique  tenga  obligación  de  dalle  otra 
india,  la  mas  desocupada;  pero  si  hallare  india  de  cuarenta  y 
cinco  años  arriba  que  le  sirva,  la  puede  tener  todo  el  tiempa 
que  quisiere,  pagándole  un  peso  cada  mes  por  su  servicio,  y 
el  mismo  orden  se  tenga  en  el  servicio  de  los  Padres  doctrine- 
ros, y  esto  se  cumpla,  pena  de  cincuenta  pesos  de  oro. 

Iten  porque  muchos  pasajeros  llevan  indios  engañados  de 
unas  partes  á  otras  y  los  encomenderos  de  do  llegan,  por  tene- 
llos  obligados  los  casan  fuera  de  su  natural ,  manda  que  no 
puedan  ser  admitidos,  y  luego  que  parecieren  forasteros  se  do 
cuenta  a  la  justicia  y  sean  restituidos  á  su  natural,  pena  de 
que  serán  llevados  a  costa  de  los  encomenderos,  y  cincuenta 
pesos  de  oro,  y  se  procederá  y  serán  castigados. 

Tten  porque  en  los  repartimientos  tienen,  donde  mas,  cuatre 
meses  de  doctrina,  y  en  partes  no  mas  de  uno  al  año,  y  en  el 
demás  tiempo  que  están  sin  ella  se  les  olvidan  las  oraciones  a 
los  indios,  y  aun  cuando  la  tienen  la  continúan  poco,  porque 
los  mayordomos  los  ocupan,  haciéndolos  madrugar  tres  horas 
antes  del  dia  para  ir  a  las  rozas,  y  vienen  de  noche,  manda 
que  cada  mañana  en  siendo  de  dia  les  rece  el  doctrinero,  y  en 
su  ausencia  el  mayordomo,  todo  el  año,  y  que  el  encomendera 
le  apremie  a  ello,  pena  cada  uno  de  cincuenta  pesos  de  oro  para 
la  real  Cámara,  y  después  vayan  al  trabajo,  y  para  que  esto  se 
pueda  cumplir,  manda  no  hagan  rozas  mas  lejos  de  una  legua 
del  pueblo. 

Iten  porque  por  haberse  acabado  los  indios  desta  tierra  se 
perdió  la  doctrina,  y  los  que  ahora  hay  son  forasteros  y  en 
efecto  no  la  hay,  hasta  que  la  real  Audiencia  de  Santa  Feo  otra 
cosa  ordene,  dice,  que  ha  hecho  minuta  de  los  indios  y  dado 


RÍOS   DE   VENEZUELA  Y   DE    COLOMBIA.  215 

en  cada  un  mes  14  indios  mayores  de  diez  y  ocho  años  de  doc- 
trina, en  esta  forma.  Al  capitán  Manuel  Pallares,  por  74  in- 
dios, cinco  meses  de  doctrina  a  razón  de  14  indios  por  un  mes, 
y  a  este  respeto  a  los  demás  y  deja  señalados  entre  cuantos  han 
de  tener  un  doctrinero,  y  porque  son  pobres  estos  encomen- 
deros, manda  que  entre  todos,  a  rata  por  cantidad,  hagan  un 
ornamento  para  esta  villa,  con  sus  crismeras  de  plata,  dentro 
de  dos  meses ,  y  que  al  doctrinero  le  paguen  lo  que  se  acos- 
tumbra, lo  cual  cumplan,  pena  de  doscientos  pesos  de  oro,  y  que 
en  las  iglesias  tengan  imágenes  y  una  campana  para  llamar 
los  indios  a  rezar,  y  que  del  tanto  que  destos  capítulos  en  po- 
der del  escribano  ha  de  quedar,  saque  un  traslado  deste  capí- 
tulo, autorizado,  y  lo  de  al  Gura  para  que  en  el  libro  de  la  doc- 
trina haga  poner  la  razón  con  que  queda  ordenada,  y  para 
hacella  cumplir,  le  encarga  al  Cura  la  conciencia,  y  al  escri- 
bano de  cabildo  que  asi  lo  cumpla,  pena  de  cincuenta  pesos 
de  oro. 

Iten  porque  el  señor  Doctor  Antonio  González  dejó  ordena- 
do que  cada  indio  diere  a  su  encomendero  en  cada  un  año  una 
arroba  de  pescado  y  una  botija  perulera  de  manteca  de  manatí, 
y  los  indios  extranjeros  no  saben  pescar,  y  asi  no  lo  pueden 
cumplir,  y  con  esta  ocasión  traen  todo  el  año  ocupados  a  los 
que  saben  pescar,  mando  que  cada  encomendero  pueda  en  tiem- 
po de  cuaresma  tener  los  pescadores  que  hubiere  menester  le 
pesquen  para  su  sustento,  y  pasada  la  cuaresma,  les  de  a  cada 
uno  de  los  que  le  hubiesen  pescado  unos  calzones  y  una  camisa 
de  cañamazo,  lo  cual  cumplan,  pena  de  doscientos  pesos  para 
la  Cámara. 


Ordenanza  de  la  calidad  de  vasos  que  han  de 
navegar  el  Rio  grande  de  la  Madalena. 


Porque  de  comprar  los  que  navegan  el  Rio  grande  fragatas 
y  barcos  viejos  y  desacomodados,  se  siguen  daños,  y  ansi  mis- 
mo los  indios  hurtan  las  mercadurías  y  se  huyen,  ordeno  los 
siguientes  capítulos: 


216  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Primeramente,  que  ninguna  fragata,  ora  vaya  páralos  puer- 
tos de  San  Bartolomé,  Caracas,  ora  venga  a  Cartagena,  no  pue- 
da salir  sin  ser  visitada  por  la  persona  que  quedará  nombrada 
para  ver  si  va  bien  pertrechada  de  jarcia  y  marineros,  y  caso 
que  no  estuviese  el  tal  visitador,  haga  la  visita  el  juez  de 
canoas,  y  se  registre  ante  su  escribano,  y  el  que  lo  contra- 
rio hiciere,  incurra  en  pena  de  cien  pesos  de  oro,  y  el  piloto 
a  galeras  por  el  tiempo  a  voluntad  de  la  real  Audiencia  de 
Santa  Fee. 

Iten  que  ninguna  fragata  que  venga  de  Cartagena,  de  sete- 
cientas botijas  de  flete,  o  salga  de  aqui  para  los  puertos  de 
Pruno  y  Honda,  se  consienta  navegar,  antes  la  justicia  la  haga 
descargar,  y  las  que  navegaren  de  seiscientas  o  setecientas  bo- 
tijas de  flete,  hayan  de  llevar  14  marineros  y  el  arráez,  y  400 
brazas  de  toa,  3  resones,  y  la  barqueta  porta-toa,  y  han  de  ir 
estancas  de  quilla,  costado  y  cubiertas. 

Iten  que  los  barquillos  que  suelen  navegar  de  300  á  500  bo- 
tijas, pueden  subir  a  los  puertos  de  Pruno  y  Honda,  y  demás 
referidos,  llevando  12  negros,  un  arráez  y  300  brazas  de  buena 
loa,  barquilla  y  3  resones. 

Iten  que  las  fragatas  que  suban  a  San  Bartolomé,  Caracas, 
Balaparte  (asi),  no  sean  de  mas  porte  de  1.300  botijas,  han  de 
llevar  13  marineros  y  el  arráez,  y  800  brazas  de  toa,  barca  de 
alijar,  3  resones,  barquilla  de  porta-toa  y  estancas. 

Iten  que  ningún  arráez  ni  marinero  deje  el  viaje  hasta  acá- 
bailo,  y  el  que  lo  hiciere  y  se  huyere  hurtando  algo,  como  lo 
han  hecho,  dejándose  perdida  la  hacienda,  incurra  en  pena  de 
perdimiento  de  bienes,  azotes  y  galeras. 

Iten  que  las  fragatas  que  de  aqui  salen  a  Cartagena,  se  re- 
gistren y  visiten,  y  yendo  bien  pertrechadas  y  con  honesta 
carga  se  les  de  licencia  de  navegar  y  no  de  otra  manera. 


En  la  villa  de  Mompox  27  de  diciembre  de  1598. 

Primeramente  que  se  advierta  que  la  voluntad  de  S.  M.  es 
que  los  indios  no  voguen  en  aprovechamiento  de  sus  enco- 


Ríos   DE   VENEZUELA   Y   DE   COLOMBIA.  2i7 

menderos,  ni  de  la  voga  paguen  sus  demoras,  pues  las  han  de 
pagar  en  frutos  de  la  tierra,  y  porque  los  negros  que  se  van 
metiendo  en  la  voga  no  están  diestros,  se  les  permite  traer  por 
tiempo  de  año  y  medio  pilotos  y  proeles  indios  en  sus  canoas, 
para  en  este  tiempo  adiestrar  los  negros,  con  apercibimiento 
que  pasado  el  dicho  tiempo  no  lo  puedan  hacer,  pena  de  qui- 
nientos pesos  de  oro  para  la  Cámara. 

Iten  que  dentro  del  dicho  año  y  medio  y  en  tiempo  el  de  la 
voga  cerrada  puedan  navegar  cuatro  indios  con  ocho  negros, 
porque  en  este  tiempo  hay  mas  necesidad  de  marineros  dies- 
tros, y  que  dentro  de  este  tiempo  se  acaben  de  enseñar  los 
negros. 

Iten  porque  los  encomenderos  después  de  haber  registrado 
meten  indios  en  las  canoas  en  mas  cantidad  de  lo  que  les  es 
permitido,  y  sacan  los  negros,  ordena  que  el  que  tal  hiciere 
pierda  la  canoa  y  el  flete  que  le  dieren,  aplicado  a  voluntad  de 
la  real  Audiencia. 

Iten  que  los  dueños  de  las  canoas  estén  obligados  a  pagar 
lo  que  los  negros  hurtan  de  las  mercaderías  que  llevan,  y  si  se 
pierde  la  canoa  y  mercadería,  el  dueño  de  la  canoa  le  vuelva 
al  mercader  lo  que  le  llevó  de  flete,  pues  está  obligado  a  tener 
buenos  marineros,  y  esto  se  les  haga  guardar  y  cumplir,  pena 
de  cien  pesos  de  oro. 

Iten  que  las  canoas  que  salieren,  asi  do  indios  como  de 
negros,  se  registren  y  sean  visitadas  por  el  juez  de  canoas,  y 
que  yendo  bien  pertrechadas  de  marineros,  y  estancas,  y  con 
moderada  carga,  se  les  de  licencia  para  navegar. 

Iten  que  los  encomenderos  de  los  lugares  de  Cauca,  Tacaloa 
y  Chambacü  tengan  un  libro  registro  donde,  ante  el  Cura 
doctrinero  asienten  todas  las  canoas  que  despachan,  con  el 
dia,  mes  y  año,  y  los  nombres  y  señas  de  los  indios  que  las 
llevan,  a  los  cuales  el  Padre  doctrinero  vea  si  están  con  salud, 
y  no  la  teniendo,  no  los  consienta  ir,  sobre  que  se  le  encarga 
la  conciencia,  y  al  encomendero  que  no  guardare  este  orden, 
pena  de  treinta  pesos  de  oro. 

Iten  que  los  escribanos  tengan  todos  los  nombres  y  señas 
de  los  indios  jubilados  por  mayor  y  menor  edad,  de  18  y  40 


218  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

años,  7  para  que  los  conozcan  cuando  se  van  á  registrar  para 
vogar,  7  no  les  consientan  vogar  á  los  tales  jubilados. 

Iten  que  los  muchachos  que  fueren  de  mas  de  18  años,  el 
encomendero  los  ha7a  de  presentar  ante  el  juez  de  canoas,  y 
pareciéndole  tienen  la  dicha  edad,  les  pueda  dar  licencia  para 
vogar  de  su  voluntad,  7  esta  se  asiente  en  el  registro  con  dia, 
mes  7  año  7  señas,  7  esto  se  guarde,  pena  de  cincuenta  pesos 
de  oro  para  la  real  Cámara. 

Iten  porque  en  estos  pueblos  no  han  tenido  doctrina  y  los 
encomenderos  han  alegado  que  no  se  les  ha  repartido  por 
ningún  juez,  se  les  repartió  entre  los  encomenderos,  7  para 
ello  han  de  hacer  sus  ornamentos  e  iglesias,  7  el  Vicario  nom- 
brar doctrinero  7  hacerse  asiento  en  el  libro  do  se  asientan  las 
doctrinas  de  este  partido. 

Iten  que  mientras  se  hace  la  doctrina  en  los  repartimientos 
desta  villa  respectivamente,  no  invien  los  encomenderos  a  la 
voga  los  indios,  pena  de  cien  pesos  de  oro  para  la  Cámara. 

Iten  que  los  encomenderos  en  el  tiempo  de  la  pesquería, 
sean  obligados  a  dar  a  los  indios  los  pertrechos  de  pescar, 
botijas  para  la  manteca  de  los  manatíes,  7  el  maiz  que  ha7aa 
de  comer,  7  acabada  la  dicha  pesquería,  ha7an  los  dichos 
encomenderos  de  declarar  con  juramento  las  botijas  de  man- 
teca 7  las  arrobas  de  pencado  que  han  hecho,  ante  el  juez  de 
canoas,  7  el  dicho  juez  haga  tres  partes  de  lo  susodicho,  las 
dos  para  los  encomenderos  7  la  otra  para  los  indios,  7  si  los 
dichos  indios  quisieren  vender  su  parte,  sean  obligados  ven- 
della  a  los  encomenderos  a  los  precios  mas  moderados  que 
entonces  corrieren,  7  destas  diligencias  tenga  registro  parti- 
cular en  donde  las  asiente  el  escribano  del  dicho  juez  de 
canoas. 

Iten  porque  los  encomenderos  han  destruido  sus  pueblos  de 
gente  sacándolos  para  su  servicio  personal  en  grande  daño 
del  cacique  7  de  la  procreación,  mando  que  ningún  encomen- 
dero saque  indio  ni  india  sin  expresa  licencia  de  la  real 
Audiencia  de  Santa  Fee,  sino  en  caso  que  sean  menores  de 
diez  años  7  huérfanos,  porque  a  estos  se  les  sigue  utilidad  por 
el  albergue  7  crianza,  porque  en  los  indios  ha7  poca  caridad. 


Ríos  DE   VENEZUELA  Y  DE   COLOMBIA.  219 

Iten  por  cuanto  la  ordenanza  que  dispono  que  no  puedan 
los  encomenderos  sacar  indios  sin  licencia  de  la  justicia,  no 
se  guarda,  mando  que  no  puedan  ser  sacados  sin  licencia  de 
real  Audiencia,  y  a  los  que  hoy  quedan  en  su  servicio,  ante  la 
justicia  les  hayan  de  pagar  15  pesos  a  cada  uno  por  cada 
un  año,  en  lienzo  y  ropa  para  su  vestido,  y  esto  se  guarde, 
pena  de  cien  pesos  de  oro. 

Iten  que  los  mayordomos  a  las  indias  que  les  sirvieren^  y 
de  su  voluntad^  den  un  peso  cada  mes,  de  plata,  y  no  se 
amanceben  con  ellas,  pena  de  cincuenta  pesos,  y  que  se  pro- 
cederá contra  ellos. 

Iten  que  los  encomenderos  y  mayordomos  en  cada  dos 
meses  una  vez  visiten  las  casas  del  doctrinero,  iglesia,  e  de 
los  indios,  las  hagan  reparar  pena  de  cien  pesos  de  oro>  que 
por  ser  pajizas  tienen  necesidad  de  continuo  reparo. 

Iten  que  para  hacer  casas  los  negros  corten  la  madera,  que 
es  de  mayor  trabajo  este  oficio,  y  los  indios  las  enjaulen  y 
cubran  de  paja,  y  la  justicia  les  tase  y  haga  pagar  su  trabajo, 
y  que  este  capitulo  no  se  use  hasta  que  la  real  audiencia  lo 
haya  decretado. 

Iten  que  ninguna  persona  sonsaqué  indios  ni  indias  para 
llevallos  fuera  de  su  natural  y  los  que  fueren  hallados  estran- 
jeros,  los  encomenderos  y  mayordomos  los  hayan  de  manifes- 
tar ante  la  justicia,  y  constando  de  donde  son,  hacellos  volver 
a  sus  casas  y  no  consentir  se  casen  fuera  de  su  tierra,  pena  de 
que  a  costa  de  los  dichos  encomenderos  será  vuelto,  y  de  cien 
pesos  de  oro,  y  que  todos  estos  capítulos  se  notifiquen  a  los 
encomenderos  de  esta  villa  de  Santa  Cruz  de  Mompox. 

Archivo  de  Indias,  Legajo  rotulado.  Papeles  diversos  sin 
fecha,  Madrid.  Colee,  Navarrete,  T,  27,  núm.  46. 


NOTICIAS  AUTENTICAS 


DEL 


-^--       (1) 


FAMOSO  RIO   MAR  ANÓN. 


§IV. 

Descubrimiento  del  rio  Curaray  y  reducción  de  San  Miguel 

de  los  Ahixiras. 

A  más  de  la  pacificación  de  los  Oas,  una  de  las  empresas 
más  gloriosas  que  ejecutó  el  celo  del  P.  Lucas  de  la  Cueva, 
siendo  cura  de  Archidona,  fué  el  descubrimiento  del  rio  Cu- 
raray 7  reducción  de  los  Abixiras,  que  refiere  el  mismo  difu- 
samente en  dos  cartas  escritas  á  su  amado  conmisionero  el 
P.  Francisco  de  Figueroa,  pocos  meses  antes  de  la  gloriosa 
muerte  de  éste.  La  primera  que  escribió  desde  el  puerto  de 
los  Abixiras  el  dia  22  de  marzo  de  1665,  dice  así  (2): 

tP.  Rector  Francisco  de  Figueroa — Pax  Christi  de.=s Lo  últi- 
mo que  conferimos,  sábado  del  Señor  San  Lúeas,  en  las  juntas 
de  Apena  con  el  río  Guallaga,  donde  con  tan  intimo  dolor  me 
aparté  de  Y.  R.,  fué  que  de  este  mi  viaje  pendía  quedar  en 
nuestra  Santa  Misión  echados  los  fundamentos,  zanjas   y 


(1)  Véanse  las  páginas  191  y  397  del  tomo  xxvi,  49  del  xxvii,  175  y  383  del  xx  viii 
y  73  del  xxix. 

(2)  No  llegaron  estas  dos  cartas  al  P.  Figueroa  á  tfempo  de  que  pudiera  in- 
cluirlas en  su  Informe;  pero  sí  de  añadirlas  por  vía  de  apéndice^  y  con  este 
titulo: 

Navegación  y  descubrimiento  del  rio  Curaray  .^Reconocimiento  de  sus  puertos  y 
naciones.— Lenguas  que  se  sacaron  de  ellas.— Paces  que  dio  la  de  A  visir  as.— Doctrina 
que  se  asentó  en  ella^  con  los  demás  sucesos  y  circunstancias  de  dicho  descubrimiento^ 
y  viaje  de  Xéberos  á  Naapo  y  Archidona,  etc. 

Por  las  mismas  razones  expuestas  en  casos  análogos,  nos  tomamos  la  libertad  de 
sustituir  los  textos  del  Anónimo  con  los  genuinos  del  P.  Figueroa. 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      221 

cimientos  que  le  habrán  de  dar  estabilidad  y  progreso.  En 
orden  á  que  esto  se  consiguiese,  puedo  certificar  no  haber 
dejado  ni  medio  ni  piedra  por  mover,  ni  perdonado  trabajo, 
emprendiendo  aun  los  que  sobrepujan  mucho  mis  fuerzas, 
edad  y  poca  salud,  la  cual  ha  quedado  tan  apurada  y  el  sujeto 
tan  estropeado,  que  los  más  dias,  cuando  salgo  de  la  canoa,  no 
puedo  tenerme  en  pié,  molido,  lleno  de  dolores,  corrimientos 
y  reumas  y  renovados  los  tullimientos  en  manos  y  rodillas 
de  que  me  hallaba  tan  aliviado,  y  recelo  más  trabajosas  re- 
sultas de  tan  dilatado  afanar,  así  en  una  navegación  tan  pro- 
longada, que  pasa  ya  de  cinco  meses  y  llegará  á  siete  y  más, 
tan  llena  de  penalidades,  plagas,  hambres,  sobresaltos  y  ries- 
gos, como  en  lo  andado  y  trajinado  por  tierra  con  más  difi- 
cultades fatigas  y  afanes.  Por  bien  empleado  se  dé  todo,  como 
diera  también  la  vida  que  he  traido  tan  vendida,  por  lo  que 
se  ha  obrado  y  va  obrando,  así  en  el  aumento  de  la  misión 
como  en  la  disposición  para  facilitar  su  camino,  aunque  no 
por  la  atravesía,  como  luego  diré.  Ahora  iré  apuntando  por 
su  orden  el  viaje  y  lo  obrado  en  él,  dando  entera  relación  de 
rodo,  según  V.  R.  quiere  y  me  lo  pidió  y  yo  lo  deseo,  por  ajus- 
tarme  á  su  voluntad. 

•Domingo  12  de  octubre  de  1664  salí  de  Xéberos,  y  habiendo 
navegado  á  Apena,  me  aparté  en  sus  juntas  con  Guallaga  á  los 
18,  en  que  entré  en  el  Marañon  y  le  navegué  ese  y  el  siguiente 
dia  sin  embarazo  de  monta.  Al  tercero,  que  me  cogió  en  el 
Chamhirayacu  y  rio  del  Tigre,  comenzó  la  molestia  de  mos- 
quitos, rodadores  y  zancudos  con  tanta  porfia,  que  recelé  mo 
renovasen  las  veintisiete  llagas  que  me  hicieron  cuando  le 
navegué  de  vuelta  de  Lima,  aunque  se  me  hincharon  mucho  y 
á  los  indios,  mas  no  llegaron  á  llagarse;  debió  do  ser  por  el 
tiempo  de  labrarnos,  por  ir  rio  abajo.  Desde  Ucayale  alas  jun- 
tas de  Naapo  siguieron  varias  veces  las  canoas  caimanes  muy 
embravecidos,  por  estar  en  aquellos  puertos  muy  cebados  en 
cuerpos  muertos;  dicen  estos  indios  son  de  los  que  se  matan 
entre  aquellos  bárbaros.  En  mucho  cuidado  nos  pusieron  á 
todos  y  más  cuando  llegamos  al  puerto  de  la  desgracia,  tan 
sentida  y  llorada,  de  Rodrigo  Chuta,  á  quien  nos  sacó  (y  sin 


222  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

más  verlo  se  lo  comió)  de  medio  de  la  canoa  donde  iba  bogando. 
Fué  el  Señor  servido  nos  faltase  lo  que  más  recelaba,  que  son 
los  oleajes  y  tormentas  del  Marañon,  que  tanto  retardan  y 
arriesgan  su  navegación,  porque  faltaron  casi  totalmente  los 
uracanes  y  brisas  que  las  levantan,  y  aunque  los  hubo  un  dia, 
por  habernos  cogido  antes  de  embarcar,  uo  experimentamos 
ni  sus  daños  ni  sus  riesgos  ni  otra  incomodidad  sino  habernos 
detenido  por  seis  horas  la  navegación;  esta  se  acabó  en  el 
Marañon  á  los  seis  dias,  pocas  horas  más,  y  comenzamos  la  do 
Naapo,  menos  asustada  y  más  descansada,  por  ser  en  ella 
menos  las  plagas,  temores  y  riesgos  que  en  el  Marañon  tanto 
molestan  y  asustan.  Durónos  por  nueve  dias  la  de  Naapo 
arriba  hasta  la  boca  del  Curaray.  Desde  el  cuarto  comenzamos 
á  topar  muchos  rastros  y  ranchos  de  cimarrones  indios  Su^ 
cumhios  de  Pasto,  que  descendiendo  fugitivos  por  los  rios  de 
la  Coca  y  AguaricOy  dan  en  este  de  Naapo,  infestando  no  sólo 
las  naciones  bárbaras  que  en  él  hay,  sino  á  los  indios  cristia- 
nos de  Avila  y  Naapo,  de  donde  el  presente  han  salido  doce 
soldados  y  varias  tropas  de  indios  en  su  seguimiento.  En  las 
juntas  de  dicho  Curaray  se  hizo  real  en  orden  á  buscar  el 
mantenimiento  de  que  ya  se  carecía,  y  no  debiera,  pues  no 
faltó  cuando  se  descubrió  esta  navegación  en  mucho  más 
tiempo  que  en  ella  se  gastó.  Pero  los  Xéberos,  con  la  noticia 
que  ya  tienen  de  las  naciones  bárbaras  de  este  rio,  gastan  muy 
aprisa  lo  que  se  trae,  para  con  esta  ocasión  tenerla  de  asaltar- 
las y  acometerlas  con  pretexto  de  necesidad,  sin  reparar  en  su 
riesgo  y  mió,  que  lo  es  siempre  grande.  Y  en  esta  tan  dilatada 
navegación,  no  ha  sido  esta  la  menor  incomodidad,  por  haber 
comenzado  tan  desde  luego  á  sustentarnos  sólo  con  lo  que  se 
buscaba  de  las  armas  en  estas  naciones  bárbaras  y  caribes. 

»Hízose  en  ellos  la  primera  entrada  desde  dichas  juntas 
del  Curaray,  aunque  sin  fruto,  por  haber  hallado  á  los  Qui^ 
linosj  donde  se  entró,  asaltados  por  los  cimarrones  Sucumbios, 
quemadas  sus  casas  y  ellos  muertos  ó  huidos,  coligiendo  ser 
estos  cimarrones,  por  las  cortaduras,  no  de  piedra  ó  hueso,  que 
usan  los  gentiles,  sino  del  hierro  que  traen  los  cimarrones 
habido  de  los  encomenderos.  Hecha  esta  entrada  sin  fruto, 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      223 

se  puso  la  mira  para  tenerlo  en  Avixiras,  donde  entiendo  nos 
le  tenia  Dios  guardado  muy  copioso,  no  sólo  del  sustento  cor- 
poral que  se  necesitaba,  sino  del  espiritual  de  tantas  almas  tan 
dispuestas,  á  lo  que  podemos  colegir  de  las  señale^  exteriores 
y  visibles,  como  se  podía  desear  para  recibir  la  luz  de  nuestra 
Santa  Fe  Católica  y  abrazar  la  ley  evangélica.  Comenzamos  á 
navegar  el  Curaray  arriba  en  demanda  do  esta  nación,  con 
quien  se  pensaba  toparíamos  al  cuarto  dia;  no  fué  así,  porque 
la  mitad  del  primero  se  dio  con  una  laguna  en  cuya  boca  se 
hallaron  dos  canoillas  muy  ruines  y  el  camino  por  donde 
venían  á  ellas;  siguióse,  y  dando  cou  los  Avixíras,  tomaron 
las  armas  para  resistirse;  pero,  reconocidas  ventajas  en  los 
nuestros,  las  dejaron  con  sus  casas  y  coaat  j  se  pusieron  en 
fuga.  Seguidos,  se  cogieron  algunos,  entre  ellos  á  su  curaca 
Yaguara,  á  quien  se  propuso  el  fin  de  nuestro  viaje,  que  lo 
era  el  deseo  de  su  aotistad,  por  la  conveniencia,  doctrina  y 
enseñanza  en  las  cosas  de  Nuestra  Santa  Fe. 

»No  le  asentó  esta  propuesta  á  este  curaca  tan  presto,  no  por 
mala,  sino  por  no  asegurarse  en  ella,  acordándose  lo  mal  que 
le  salió  á  esta  nación  otra  semejante  que  le  hicieron  no  mu- 
chos anos  ha  los  Encabellados,  sus  vecinos,  matadores  del 
capitán  Palacios  en  la  rebelión  contra  él  y  los  demás  soldados 
que  estaban  con  los  buenos  Padres  de  San  Francisco  que  en- 
traron antiguamente  á  su  doctrina.  Dichos  Encabellados  ma- 
tadores, acosados  de  otros  Encabellados  de  su  nación,  por  los 
grandes  castigos,  trabajos  y  calamidades  que  les  hablan  sobre- 
venido después  que  hablan  muerto  al  capitán  español  y  rebe- 
ládose  contra  los  demás,  que  bastaran  para  tenerlos  horroriza- 
dos, aunque  no  hubieran  sido  más  sino  lo  que  padecieron  así 
en  el  consumo  de  sus  comidas,  como  de  las  muchas  matanzas 
y  vidas  que  les  costó  la  asistencia  de  la  armada  portuguesa,  que 
por  espacio  de  once  meses  estuvo  sobre  ellos,  cuando  el  año 
de  1638  subió  desde  el  Para  á  la  ciudad  de  Quito,  atribuyendo 
á  los  agresores  ser  ellos  la  única  causa  de  lo  que  padecieron, 
los  apuraron  tanto,  que  los  obligaron  á  dejar  su  tierra  y  pasar 
á  las  de  estos  Avixiras,  obra  en  que  los  halló  el  P.  Raimundo 
do  Santa  Cruz  navegando  por  Naapo.  Para  mejor  hacerlo  y 


224  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

vivir  entre  ellos,  asentaron  amistad,  valiéndose  para  ella  de 
un  lengua  Avixira  que  tenian  consigo  cautivo  y  se  habia 
criado  con  ellos,  á  quien  enviaron  con  la  embajada.  Pasando 
con  esta  amistad,  el  curaca  encabellado  le  dijo  al  de  Avixiras, 
tenía  gana  de  comer  carne;  á  que  le  respondió  no  faltaria, 
pues  tenían  tanta  caza  los  montes.  «No  es  esa  la  carne  qu(i 
deseo»,  replicó  el  Encabellado,  y  le  preguntó  si  tenía  algún 
hechicero;  respondióle  que  no,  con  que  cesó  la  plática,  y  to- 
mando el  Encabellado  el  camino  para  una  ranchería  apartada 
y  matando  á  los  que  había  en  ella,  satisfizo  su  deseo,  har- 
tándose  de  carne  humana,  y  ahumó  lo  restante.  Habida  noticia 
de  este  suceso,  que  á  los  Avixiras  causó  mucho  dolor,  entraron 
en  consejo,  conñriendo  el  procedimiento  de  sus  amigos,  de 
quienes  no  podían  esperar  sino  que  otro  dia  hiciesen  lo  que 
habían  hecho  con  sus  parientes,  matándolos  y  comiéndoselos; 
con  que,  para  prevenir  el  daño,  tomaron  las  armas,  y  dando 
sobre  los  Encabellados,  comenzando  por  el  lengua  embajador, 
hicieron  en  ellos  gran  matanza,  mucha  carnicería  y  banquete, 
particularmente  del  indio  que  blasonaba  haber  muerto  al 
capitán  español.  Los  rastros  de  la  matanza  los  vemos  hoy  en 
las  valonas  de  dientes  y  muelas  de  Encabellados  que  estos 
Avixiras  se  ponen  por  trofeo,  y  en  unos  cordeles  que  penden 
de  estas  valonas  por  las  espaldas,  cuyo  remate  es  de  muchos 
dientes  y  muelas,  al  modo  de  las  borlas  que  rematan  los  cor* 
dones  de  un  pendón. 

»La  memoria  de  este  suceso  y  amistad  con  Encabellados  no 
aseguraba  á  este  curaca  Yaguara  en  la  que  se  le  ofrecía  por 
nuestra  parte;  pero,  satisfecho  con  la  relación  de  Enoma^  nues- 
tra lengua,  que  lo  ha  hecho  muy  bien,  y  lo  principal  porque 
habrá  llegado  la  hora  que  el  Señor  tiene  determinada  para  la 
doctrina  de  esta  nación,  este  curaca  mejoró  de  intento,  no  sólo 
amistándosenos  estrechamente,  sino  convocando  sus  vecinos 
toda  aquella  noche  para  que  se  amistasen,  y  sirviéndome  de 
embajador  para  llamar  y  sacar,  como  lo  hizo,  las  parcialida- 
des  que  se  avecindan  por  mano  derecha  del  Guraray.  Este  fui- 
mos navegando  por  tres  dias  hasta  el  puerto  de  Iroinci,  curaca 
de  más  numerosa  población,  y  habiéndosenos  amistado  varias 


NOTICIAS  AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      225 

parcialidades,  que  por  la  banda  de  mano  izquierda  se  iban  lla- 
mando y  nos  iban  saliendo  á  sus  puertos,  llegamos  al  de  dicho 
Iroinci.  Despachósele  á  este  curaca  la  embajada  casi  con  toda 
la  armadilla,  por  el  recelo  en  que  nos  puso  un  Abixira  Aznarij 
de  lo  que  este  curaca  retaba  contra  los  españoles;  con  que  sin 
duda  nos  recibida  con  las  armas.  Quedó  en  [el]  arenal  en- 
frente del  puerto,  y  hecho  este  despacho  una  hora  habia,  ha- 
llándome casi  solo,  comenzaron  á  salir  del  monte  tantos  Avi- 
xiras,  que  parecia  se  despoblaba  toda  la  nación  sobre  mí.  Fué 
grande  este  sobresalto  y  tal,  que  se  juzgó  haber  sido  la  única 
causa  de  haber  luego  allí  enfermado  la  maina,  mujer  de  Mní- 
moto,  que  hasta  hoy  no  ha  arribado.  No  duró  mucho  este  sus- 
to, por  haberse  reconocido  era  toda  esta  gente  la  que  por  mano 
derecha  había  venido  convocando  el  curaca  Yaguara,  según 
se  le  habia  ordenado,  y  que  todos  venían  de  paz  y  á  darla, 
como  sucedió  con  no  poco  regocijo.  Estuve  entre  ellos  este  dia 
y  el  siguiente  en  que  volvieron  los  embajadores  y  con  ellos  el 
Iroinci  con  su  gente  muy  de  paz;  diéronuosla  y  yo  á  ellos  va- 
rios dones,  que  eslimaron  mucho,  de  hachas  á  los  principales 
curacas,  de  machetillos  ó  cuchillos  grandes  á  los  no  tanto,  de 
anzuelos,  agujas  y  chaquiras  á  la  chusma;  también  gallinas 
para  que  criasen,  de  que  ya  he  visto  aquí  el  aumento;  y  hechos 
los  razonamientos  necesarios,  me  partí  de  élios,  dejándoles 
para  su  resguardo  el  escrito  que  se  sigue,  por  si  en  algún 
tiempo  aportare  por  allí  alguna  persona  antes  que  á  esta  gente 
se  dé  dotrina: 

d/i  los  señores  españoles  y  otras  personas,  si  llegaren  á  esta 
9 nación  de  Avixiras^^Desáe  el  sábado  8  de  noviembre  de  1664, 
^octava  de  Todos  ios  Santos,  comencé  la  pacificación  de  esta 
«nación  de  Avixiras  que  fué  Nuestro  Señor  servido  surtiese 
»buen  efecto,  pues  habiéndolos  llamado,  salieron  de  paz,  y  ha- 
sbiéndolos  hecho  el  razonamiento  conveniente,  me  dijeron  se 
•poblarían  donde  les  dijese  y  que  serian  doctrinados  con  bue- 
»na  voluntad;  conque  los  ofrecí  de  hacerlo  por  mí  ó  por  otro 
»  Padre  que  les  solicitaría  en  Qujto,  y  de  favorecerlos  y  ampa- 
«rarlos  en  lo  justo  y  ayudarlos  con  herramientas,  como  lo  co- 
•meneó  á  hacer,  dándolos  hachas,  machetes,  anzuelos,  agujas 

15 


226  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

»y  chaquiras,  etc.  Y  en  conformidad  de  mi  oferta,  pido  á  Vmds. 
»los  que  llegaren  á  esta  nación,  los  traten  con  la  humanidad  y 
»buen  agasajo  que  pide  N.  S.  Ley,  para  que  con  este  buen  trato 
«conozcan  lo  es  de  caridad  y  amor  en  Nuestro  Gran  Dios  y 
»Seüor  ]a  que  los  cristianos  profesamos;  en  que  S.  D.  Mgd.  nos 
•aumente  y  guarde  á  Vmds.  De  esta  nación  de  Avixiras  16  de 
nov.  de  1664 — Siervo  de  Vmds.=Lúcas  de  la  Cueva,  religioso 
>de  la  Compañia  de  Jesús.» 

»Mucho  convendrá  el  buen  despacho  de  este  papel  y  pedi- 
mento, para  que  estos  bárbaros  reconozcan  el  respeto  y  reve- 
rencia que  los  cristianos  tienen  á  sus  sacerdotes,  de  los  cuales 
soy  uno,  aunque  indigno,  para  que  aprendan  á  tenerlo,  óOn  el 
buen  ejemplo,  al  que  Dios  les  enviare. 

«Hecha  esta  diligencia ,  proseguí  mi  navegación  Guraray 
arriba,  en  demanda  de  la  última  parcialidad  de  Avixiras,  la 
más  apartada  y  más  temida.  Erramos  su  puerto,  con  que  nos 
pasamos  sin  amistarla;  ya,  á  Dios  las  gracias,  hoy  lo  está  y  coa 
mucha  felicidad,  hallando  en  ella  un  gran  curaca,  Quiricuari, 
segundo  tomo  de  el  Ghamicuro  de  Agúanos,  en  su  aliento, 
disposición  y  buen  agrado;  confío  en  el  Señor  ha  de  ser  el  que 
agregue  toda  esta  nación,  como  lo  tiene  prometido,  en  que 
tiene  bien  que  hacer,  por  hallarse  estos  Avixiras,  como  las  de- 
más naciones,  tan  divididas  en  casas  apartadas  unas  de  otras 
cuatro,  seis,  ocho  y  más  leguas.  Seis  dias  de  Guraray  arriba 
ocupan,  no  por  sus  orillas,  sino  dos,  tres,  cuatro  y  algunas 
más  leguas  la  tierra  adentro;  y  no  es  lo  más  sensible  esta  divi- 
sión y  poca  unión  en  sus  casas  y  viviendas,  éslo  muchísimo 
la  que  tienen  en  su  voluntad  y  afecto  unos  con  otros  ó  unos 
contra  otros,  mirándose  y  tratándose  como  enemigos  mortales, 
matándose  en  hallando  ocasión;  y  como  el  Demonio  que  los 
posee,  sigue  y  gobierna,  inventor  de  esta  división,  saca  de  ella 
todas  sus  ganancias,  se  la  introduce  y  entabla  con  gran  firme- 
za. Por  esta  causa,  á  todas  las  parcialidades  que  se  enviaron 
recaudos,  para  que  recibiesen  nuestra  amistad,  se  les  entró  por 
asalto,  porque  si  bien  el  recaudo  se  enviaba  con  Avixiras  que 
se  habían  amistado  en  lo  del  curaca  Yaguara,  pedían  escolta 
de  nuestros  Xéberos,  porque,  yendo  solos  sin  esa  defensa,  los 


i 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.   '  227 

matarian  sus  parientes,  y  así  se  hacia;  con  que  los  Xéberos, 
guiados  de  los  Avixiras  mensajeros,  echaban  el  chaco  (i)  y  da- 
ban sobre  ellos  haciendo  presa  en  los  que  se  podia,  á  quienes 
se  aseguraba  y  daba  el  mensaje,  que  recibieron  siempre  bien; 
•conque  estos  mismos  recogían  y  juntaban  á  los  fugitivos  en  el 
asalto,  en  que  tal  vez  hubo  su  resistencia,  llegando  á  las  armas. 
Y  en  lo  del  cacique  Iroinci  hirió  en  la  refriega  un  Abixira  á 
Pedro  Azipaliy  el  valentejo,  por  parte  tan  peligrosa,  que  nos 
puso  su  vida  en  no  poco  cuidado  hasta  el  segundo  dia,  en  que 
se  reconoció  no  había  sido  la  herida  penetrante.  De  estos  tra- 
bajos y  riesgos  nos  excusó  el  curaca  Yaguara,  nue3tro  primer 
amigo,  quien  por  la  banda  de  mano  derecha  fué  hablando, 
amistando  y  recogiendo  todos  aquellos  Avixiras  que  dije  me 
salieron  y  pusieron  en  tanto  cuidado  y  enfermedad  á  la  maina 
con  el  susto.  Queda  dicho  Quiricuari  en  recogerlos  y  poblar- 
los; su  dificultad' tendrá  y  el  Señor  la  vencerá  en  esto  y  en 
otras  cosas,  como  lo  ha  hecho  en  otras  partes  de  esta  Santa  Mi- 
sión, como  los  Padres  con  paciencia  hayan  perseverado. 

»Habiendo  dejado  esta  nación  en  la  disposición  dicha,  nave- 
gado el  Curaray  arriba  dos  días  del  puerto  de  Quiricuari,  se 
topó  con  un  rastro,  y  seguido,  se  dio  en  un  rancho  y  camino. 
Enviáronse  cuarenta  indios  á  reconocer  de  quién  fuese,  y  al 
tercer  dia  volvieron  con  once  personas  de  gentiles  no  conoci- 
dos, desnudos  totalmente  así  hombres  como  mujeres;  pusimos- 
los  por  nombre  los  Ardas^  por  parecérseles  en  un  mazo  solo  de 
cabellos  que  les  pende  de  la  nuca  en  forma  de  cola  de  ardilla 
y  los  llega  á  la  cintura;  en  lo  restante  de  la  cabeza  lo  tienen 
cortado.  Llegaron  muy  maltratados,  hinchados  y  acardenala- 
dos, porque,  aunque  no  se  pusieron  en  resistencia  para  que  no 
les  cogiesen,  ya  cogidos,  se  resistieron  con  tanta  violencia  á 
la  prisión,  que  para  sujetarlos  á  ella,  en  orden  á  asegurarlos, 
se  padeció  mucho,  de  que  ellos  llevaron  la  mala  parte  de  tanto 
golpe,  de  tanto  cardenal  é  hinchazón.  Hallaron  cinco  casas  en 
una  parte,  once  muy  grandes  en  otra,  en  puesto  eminente  y 


<(l)    Chaceo j  caza,  batida,  en  quichua . 


2W  BOLETÍN  DE  LA.  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

muy  limpio,  con  tanta  abundancia  de  gente,  que  la  dan  á  en- 
tender no  con  centenares,  sino  con  guarangas  (1). 

cHabidas  ya  lenguas  de  esta  nación,  se  prosiguióla  navega- 
cion,  ya  con  algunos  enfermos  de  los  que  llaman  chuchos  (2), 
de  dolores  de  cabeza  y  calenturas  secas,  en  que  se  ha  pasada 
gran  penalidad,  por  haber  sido  estos  achaques  tan  generales^ 
que  no  sé  hayan  dejado  á  ninguno  libre;  á  muchos  sí  apretá- 
doles  demasiado,  hasta  ponernos  en  cuidado ;  pero  gracias  á 
Dios,  con  tanto  padecer,  ninguno  ha  llegado  á  desfallecer,  y 
de  presente  no  hay  cosa  de  importancia.  Arribando  íbamos  coa 
nuestra  navegación,  cuando  á  los  cinco  días  toparon  los  espías 
nuevos  rastros,  no  sin  gozo,  por  que  iba  ya  la  hambre  pi- 
cando y  acabándose  el  mantenimiento  muy  á  priesa,  porque 
no  se  sacó  nada  de  los  Ardas,  por  la  longitud  de  su  camino  y 
por  recelo  de  guazabara,  que  se  tuvo  por  cierto  la  darían,  por 
ser  el  número  de  gente  tan  grande.  Hallado  camino,  se  des- 
pachó á  reconocer  y  traer  algunas  personas  para  lenguas  y  la 
comida  que  se  pudiese.  Fueron  casi  todos  á  esta  facción,  dejan- 
do en  el  real  la  gente  enferma,  de  que  conté  este  día  quince. 
Parece  fueron  vistos  nuestros  portadores  por  estos  bárbaros, 
quienes,  luego  que  sintieron  gente  extraña  en  su  tierra,  so 
pusieron  en  armas  fieramente,  descargando  dardos  sobre  nues- 
tros Xéberos,  que  parecía  aguacero  de  lanzas;  pero,  á  Dios 
gracias,  con  buen  suceso,  pues  á  ninguno  hirieron.  Viéndose 
en  este  conflicto  nuestra  gente,  acribadas  ya  las  rodelas  con 
tanto  agujero  hecho  de  las  lanzas  que  reparaban  y  que  toda- 
vía persistían,  trató  de  defenderse  y  como  pudiesen  guardar  la 
vida;  con  que,  empuñando  sus  estolicas  y  flechas,  dieron  sobre 
los  enemigos  y  mataron  cinco  y  mal  hirieron  otros;  con  que 
desistieron  y  se  retiraron,  no  parece  tanto  atemorizados  con  los 
heridos  y  muertos,  cuanto  por  habérseles  gastado  los  dardos  6 
lanzas,  pues  una  hora  después,  habiéndose  rehecho,  volvieron 
á  dar  segunda  guazabara  con  los  mismos  bríos  que  la  primera; 
los  nuestros,  aventajados  ya  en  el  puesto,  los  rechazaron  coa 


(1)  Esto  es,  con  miles;  de  huarancca^  mil,  en  quichua. 

(2)  Chucehu^  frío  de  calentura  y  la  misma  calentura,  en  quichua. 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS    DEL   FAMOSO    RÍO   MARAÑÓN.      229 

SUS  flechas,  les  mataron  6  hirieron  á  los  que  los  capitaneaban, 
€on  que  se  volvieron  á  retirar  y  nunca  míts  parecieron. 

«En tendiendo  por  la  gran  valentía  y  fuerza  de  estos  bárba- 
ros y  por  algunas  otras  señales  que  eran  los  Gayes,  me  persua- 
dieron los  Xéberos  se  volviese  á  entrar,  para  con  las  lenguas 
hablarles,  y  aun  me  decían  metiese  las  dos  campanas  que 
traigo.  Fuimos  sin  olro  efecto  que  el  de  habernos  molestado 
mucho  la  hediondez  que  los  cuerpos  muertos  exhalaban  de  sí. 
No  se  pudo  dar  alcance  á  indio,  con  que  salimos,  habiendo 
reconocido  no  eran  Gayes,  porque  Pascual  y  Sebastian,  que  lo 
son,  no  hallaron  señal  ninguna  en  las  casas  y  en  las  demás 
cosas  que  indicase  serlo.  Sospechaban  algunos  ser  Soronaíoas, 
por  no  sé  qué  señales  en  que  dicen  se  les  parece.  Sacóse  algún 
maíz,  de  que  tenían  alguna  cantidad;  lo  que  se  trajo  fué- tan  poco, 
que  á  poco  tiempo  se  sintió  mucha  falta,  que  nos  puso  en  mucha 
congoja,  aumentando  no  poco  este  trabajo  el  haber  crecido  el 
rio  y  cubierto  las  arenas,  que  nos  eran  de  grande  alivio,  por  el 
plato  tan  abundante  que  nos  ofrecían  los  huevos  de  tortugas  y 
de  tortuguillas  que  ya  comenzaban  á  reventar.  Lo  que  más 
agravaba  la  diñcultad  y  aumentaba  la  congoja  (que  en  mí  lo  era 
mucha),  fué  el  hallarnos  tan  á  ciegas,  sin  la  menor  noticia  del 
puesto  y  altura  en  que  estaba  nuestra  navegación,  porque  na- 
die la  [ha]  hecho  este  Curaray  arriba,  antes  imposibilitádola 
por  su  longitud,  que  la  imaginaban  y  daban  por  sin  término, 
y  por  lo  maligno  de  su  temperamento,  que  lo  tienen  por  fatal, 
y  por  el  mucho  número  de  enemigos.  Y  aunque  los  Xéberos 
que  despaché  de  Oas  por  octubre  de  1659  la  navegaron,  deján- 
dome con  gran  recelo,  porque  les  anunciaban  no  llegarían  á 
sus  tierras  ni  saldrían  de  Curaray,  por  lo  dicho  de  su  longitud, 
enfermo  y  muchos  enemigos,  fué  dicha  navegación  rio  abajo, 
con  gran  creciente  y  andando  dia  y  noche,  como  gente  que 
huia;  con  que  ni  nos  daban  luz,  ni  la  tenían,  ni  se  acordaban 
de  nada. 

«Caminando  con  todo  este  trabajo,  ya  sin  el  orden  que  en 
estos  viajes  y  tierras  de  guerra  se  suele  llevar  y  habíamos  trai- 
do,  yendo  juntos  para  más  bien  defendernos,  con  manguardia 
(sic)  y  retaguardia,  espías  y  postas,  todo  se  dejó  y  se  dio  licen- 


230  BOLETÍN  DE  LA.  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

• 

cia  para  que  cada  cual,  quedándose  y  adelantándose,  buscase  el 
sustento  que  pudiese  y  hallase, ya  sin  esperanzas  de  rehacernos 
en  esta  parte,  porque  ni  se  hallaba  ni  se  esperaba  nación  nuc- 
va  con  que  hacerlo.  Yendo  en  esta  aflicción,  distantes  cinco 
jornadas  de  los  Semigayes  (que  ese  nombre  pusimos  álos  de  la 
guazabara  pasada,  por  parecerse  tanto  á  los  Gayes),  dio  la  canoa 
delantera  con  nuevos  rastros  y  camino  seguido.  Recibimos  con 
esta  nueva  (habida  en  la  octava  de  la  limpia  Concepción  de 
Nuestra  Señora)  mucho  gozo,  con  que,  siguiendo  este  camino^ 
se  dio  con  los  Zaparas^  y  habiendo  hecho  presa  de  ocho  per- 
sonas en  una  casa,  sentido  el  asalto  e^as  otras,  se  pusieron 
en  armas,  convocándose  para  ella  con  fatutos  y  bebonas  (1) 
que  hace  esta  nación  de  pellejos  de  armadillo.  Dieron  su  gua- 
zabara con  brío,  despidiendo  con  él  cantidad  de  dardos;  éste  se 
les  gastó  luego,  quizá  por  haber  reconocido  la  flechería  en  mis 
indios,  arma  muy  temida  en  todas  estas  naciones,  con  que  arro- 
jando de  sí  los  que  les  habían  quedado  y  sus  rodelas,  á  paso  ti- 
rado y  carrera  suelta  se  pusieron  en  fuga  tan  apresuradamente, 
que,  topando  unos  con  otros,  se  atrepellaban  y  aun  rodaban,  y 
ciegos  de  miedo  les  parecía  faltarles  campo  para  correr.  Sacá- 
ronse ocho  personas  para  lenguas,  en  conformidad  de  lo  que 
S.  M.  manda;  sacóse  algún  mantenimiento,  y  para  no  llegar 
al  extremo  pasado  de  necesidad,  dispuse  segunda  entrada, 
como  se  hizo,  y  se  trajeron  más  de  setenta  tazas  de  maíz,  con  que 
se  prosiguió  nuestra  navegación,  abastecidos  de  este  género, 
y  á  los  cuatro  dias  se  llegó  con  ella  á  una  islilla,  que  recono- 
cieron los  Pamhadeques  ser  donde  el  buen  P.  Raimundo  de 
Santa  Cruz  encontró,  por  particular  providencia  de  Dios,  coa 
un  indio  y  su  mujer,  bajando  derrotado  sin  saber  dónde  estaba 
y  ya  sin  mantenimientos,  en  ocasión  que  había  venido  al  des- 
cubrimiento de  la  atravesia  por  este  Guraray;  y  dicho  indio  le 
sacó  de  su  pérdida,  enderezándole  por  el  rumbo  que  habia 
de  seguir  y  de  su  necesidad,  enseñándole  muchos  chontales 
donde  se  rehizo  de  chontas  y  otras  raíces,  con  que  pudo  pro- 
seguir. 

(t)    Instrumentos  á  modo  de  bocinas  y  trompas. 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑON.      231 

»De  mucho  gozo  fué  esta  noticia,  pero  de  mayor  el  día  si- 
guiente, en  que  á  los  (sic)  topamos  con  las  juntas  de  Noxino  6 
Rio  de  Oas  con  el  Curaray;  dimos  todos  á  Dios  muchas  gra- 
cias con  singular  consuelo,  por  habernos  sacado  de  tan  gran 
confusión  en  que  nos  hallábamos,  sin  saber  la  parte  y  altura 
de  nuestra  navegación.  Cincuenta  días  se  gastaron  en  la  de 
este  Curaray,  no  en  navegado  solamente,  sino  en  las  entradas, 
descubrimientos,  esperas  y  detenciones  que  se  ofrecían,  y  fue- 
ron muchas.  Los  de  navegación  veintiuno;  en  los  ocho  prime- 
ros con  la  plaga  de  mosquitos  rodadores  que  nos  acompañó  en 
él  y  en  Naapo,  no  con  la  abundancia  y  malicia  del  Marañon. 
A  esta  plaga  se  añadió  en  los  primeros  dias  de  este  Curaray,  la 
de  grillos,  que  nos  hicieron  mucho  daño  en  los  cachibancos  y 
en  la  demás  ropa  y  ornamento  de  altar,  dejando  algunas  pie- 
zas sin  que  ya  puedan  servir;  en  lo  restante  faltaron  así  gri- 
llos como  mosquitos  hasta  cerca  de  los  Oas,  con  que  se  pasó 
con  menos  ahogo.  La  navegación  muy  apacible  por  la  gran 
mansedumbre  de  este  rio,  y  la  retiene  aun  cuando  crece,  pues, 
habiéndolo  hecho,  se  prosiguió  como  antes,  aunque  no  con  tan 
largas  jornadas.  Los  arenales  muchos  y  con  muchos  huevos 
de  tortugas  grandes  y  pequeñas,  hasta  que  los  cubrió  la  ave- 
nida. Aventájase  en  esta  parte  á  otros  ríos,  pues  parece  ponen 
dos  veces  al  año  en  éste,  donde  habiendo  hallado  muchas  tor- 
tuguillas  en  los  meses  de  noviembre  y  diciembre,  en  que  se 
acaba  esta  mita^  en  esos  mesmos  comienzan  á  poner  otras,  de 
que  al  presente  nos  sustentamos,  estando  en  la  Dominica  de 
Pasione. 

»Habiendo  pasado  tanto  tiempo  así  en  este  rio  como  el  Naapo 
y  Marañon,  me  pareció  tomase  la  gente  algún  resuello  y  ali- 
mento de  plátanos  y  yucas,  con  que  determiné  subir  á  ellos 
antes  de  proseguir  á  la  atravesía,  [y]  para  desembarazarme 
también  del  tráfago  de  tantos  muchachos,  lenguas  y  otros  tras- 
téenlos que  traía;  con  que,  dejando  más  de  setenta  tazas  de  maiz 
acomodadas  en  un  rancho  y  algunos  enfermos  en  su  guar- 
da, subí  á  Oas  con  mucho  trabajo  (que  nunca  pensé  tener),  por 
haber  hallado  á  Noxino  muy  bajo,  con  que  en  muchos  baxios 
y  palizadas  se  trabajó  mucho,  varando  las  canoas,  y  no  menos 


232  BOLETÍN  DE   LA.  SOCIEDAD  GEOGRXFIGA. 

por  los  muchos  mosquitos  que  en  él  volvimos  á  topar;  en  fin, 
se  llegó  y  descansó  algo,  y  yo  con  mucho  gusto,  por  haber  visto 
á  mis  buenos  padres  Sebastian  Sedeño  y  Esteban  Gaicedo, 
aunque  no  pudo  ser  por  el  espacio  que  quisiera,  por  instar  la 
partida,  que  casi  fué  luego,  volviendo  á  bajar  con  el  mesmo 
trabajo  que  á  la  subida,  por  la  mesma  razón,  en  que  se  gasta- 
ron los  mesmos  dias  que  á  la  subida  (que  fueron  cinco).  Llega- 
dos á  los  juntas,  comenzamos  á  arribar  por  Beleño  con  buena 
navegación  en  el  primer  dia,  con  embarazo  de  palos  y  bajios 
en  los  dos  siguientes  hasta  LehonOy  donde  se  hizo  el  real  y  va- 
raron las  canoas  para  la  facción  de  Gayes  y  atravesia,  que  luego 
se  puso  en  obra  y  prosiguió  y  acabó  á  los  veinte  dias  con  el 
suceso  que  diré.  Y  para  dar  razón  de  esta  facción,  digo  antes, 
que  la  mentira  que  todo  lo  daña,  lo  vicia  y  lo  pervierte,  nos  ha 
ocasionado  no  pocas  veces  en  estos  montes  muchos  gastos, 
daños  y  empeños  y  muchos  riesgos,  de  que  no  ha  sido  poca 
merced  de  Dios  salir. 

» Ahora  veinticuatro  años,  se  procuró  disponer  y  juntar  la 
más  gente  y  mejor  armada  que  se  ha  visto  en  la. conquista,  en 
orden  á  sacar  las  lenguas  necesarias  de  Roamainas,  por  la  amis- 
tad y  conversión  que  de  ellos  se  deseaba.  Las  noticias  de  su 
entrada  y  camino  fueron  tales  y  tan  aseveradas  de  que  lo  tenían 
real,  abierto  y  tan  ancho  que  pudieran  entrar  por  él  carretas, 
entablando  esto  por  tan  cierto  y  asentado,  que,  proponiendo  al 
capitán  don  Diego  llevase  por  guia  un  indio  que  estaba  preso 
(entiendo  que  era  de  los  Achipaures),  muy  baquiano  y  cur- 
sado en  aquella  carrera,  respondió:  para  qué  habia  de  llevar 
consigo  y  arriesgar  un  delincuente,  si  tenia  camino  patente, 
abierto,  real  y  carretero  que  le  guiaria?  Emprendióse  el  viaje, 
llegamos  adonde  se  decia  que  estaba  el  camino;  lo  que  halla- 
mos fué  mucho  monte  muy  sin  rozar,  por  donde  habiéndonos 
metido,  remontado  y  perdido  en  inmensos  achuales^  ciénegas, 
pantanos  y  lozadales,  gandidos  de  hambre,  tuvimos  á  gran 
fortuna  y  suerte  salir  con  la  vida  después  de  muchos  dias  de 
este  conflicto,  sin  quedar  enterrados  en  tan  profundos  achua^ 
les  y  lodazales,  dejando  la  empresa  de  Roamainas  con  mayor 
horror  que  habia  sido  el  deseo,  aunque  tan  grande,  deempren- 


NOTICIAS   AUTENTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MAR  ANÓN.      233 

derla,  y  estuviera  dejadíi  hasta  hoy,  si  no  nos  hubiera  suce- 
dido, bien  acaso,  subiendo  en  demanda  de  los  Micuaras,  haber 
topado  rastro  de  Roamainas,  por  donde  entramos  y  sacamos  lo 
que  deseábamos,  que  fueron  las  lenguas,  con  quienes  después 
felizmente  se  consiguió  la  amistad,  reducción  y  conversión  de 
esta  nación. 

>Muy  cortado  á  la  medida  del  suceso  de  los  Roamainas  ha 
sido  el  de  los  Gayes ,  de  cuyos  rastros  frescos  y  sendas  abier- 
tas nos  daban  los  Ipapizas  y  sus  parientes  los  Oas  noticias 
tan  ciertas  y  asentadas,  que  nos  parecía  ser  lo  mismo  poner- 
nos en  camino  para  ellos,  que  topar  con  sus  veredas  anchas  y 
meternos  en  sus  casas.  El  suceso  ha  sido  tan  de  otra  manera, 
que  después  de  haber  gastado  veinte  dias  en  sus  trochas  anti- 
guas por  donde  andaban,  sallan  y  paseaban,  damos  gracias  á 
Dios  de  haber  salido  de  ellas  sin  quedar  ahogados,  porque  sus 
caminos  son  rios,  arroyos  y  quebradas  de  donde  tal  vez  salen 
á  lomas,  y  ni  en  ellos  ni  en  éstas  se  ha  hallado  el  menor  ras- 
tro, después  de  veinte  dias  que  se  han  pasado  en  hacer  las  di- 
ligencias. En  orden  á  que  estas  se  hiciesen  con  cuidado,  por 
haber  reconocido  el  poco  que  los  Xéberos  han  tenido  varias 
veces  en  lo  que  se  ha  ofrecido  de  este  camino,  me  puse  en  el 
trabajo  de  ir  con  ellos;  fuélo  para  mí  muy  grande  y  despro- 
porcionado, por  ser  tan  sobre  mi  poco  vigor,  salud  y  edad. 
Anduve  nueve  dias  casi  continuamente  metido  en  el  agua, 
porque  las  sendas,  según  dije,  son  rios,  arroyos  y  quebradas, 
á  media  pierna  el  agua,  lo  menos  á  la  rodilla,  y  cerca  de  la 
cintura  por  los  de  Beleño^  Callana  y  Piquiena,  que  fueron  los 
que  se  siguieron,  y  por  donde  Pascual  el  Gaye  nos  llevó,  por 
ser  los  que  él  andaba  con  los  suyos  antes  que  le  sacasen  de 
ellos.  No  se  vio  ni  pudo  haber  cosa  fresca  ni  por  todo  aquel 
distrito  ha  pasado  persona  humana  después  del  asalto  que 
los  dieron  de  Borja  cuatro  años  ha,  que  es  el  que  tan  remon- 
tados los  tiene,  sin  saber  hacia  donde;  y  como  la  mella  fué 
tanta,  así  por  los  que  les  mataron  en  la  guazabara,  como  por 
los  que  se  sacaron  para  lenguas,  no  se  extraña  tanta  retirada. 
En  las  juntas  de  Lebono,  donde  se  hizo  el  real,  se  hallaron 
unas  piedras  que  parecía  las  hablan  puesto  para  hachas.  Dice 


234  boletín  de  la  sociedad  geográfica. 

Sebastian  el  Gaye,  que  por  aquella  parte  salían  por  ellas, 
pero  esto  era  antigualla,  como  lo  demás  que  se  topó  donde 
solía  hallarse  tanto  y  tan  fresco  antes  que  los  de  Borja  les  en- 
trasen y  ellos  se  remontaran. 

» Muchas  veces  ponderé,  viéndome  tan  continuamente  en 
aquellos  ríos  y  en  tanta  fragosidad,  el  mal  pasaje  que  aun  en 
esta  vida  hace  á  estos  pobres  gentiles  el  Demonio  que  los 
posee,  trayéndolos  por  tan  ásperas  veredas  y  metidos  como  si 
fueran  peces  en  las  aguas,  y  en  tan  intratables  caminos.  Re- 
conocí, en  ñn,  que  la  atravesía  no  era  á  propósito  para  tra- 
jinarla, porque  en  manera  ninguna  es  capaz  de  cavalgaduras 
que  yo  venia  tan  metido  en  poner,  de  que  he  desistido  con 
firmeza;  por  lo  que  se  ha  reconocido  en  agua  y  tierra,  sólo  po- 
drá servir  para  si  alguna  persona  quiere  venir  de  allá  ó  ir  de 
acá  con  más  brevedad  que  por  el  rio;  y  por  este  ñn  procuré  se 
alegrase  ó  aclarase  la  senda  que  se  siguió  hasta  Loiona,  años 
ha,  ya  tan  cerrada,  borrada  y  perdida,  que  se  gastaba  más 
tiempo  en  alucinar  y  adivinar  por  donde  iba,  que  en  andarla, 
cuando  se  podía  seguir  con  solos  los  rastros  y  ranchos  que  de  los 
Gayes  se  hallaban;  pero,  como  llevo  dicho,  ya  eso  se  acabó,  por 
haberse  remontado  y  perdido  ellos;  con  que,  perdidas  las  es- 
peranzas por  este  rumbo,  me  volví  al  real  á  pedimiento  de  los 
mismos  indios,  que  les  afligía  y  apuraba  el  verme  metido  en 
tantas  aguas  y  aspereza,  á  riesgo  de  peligrar;  con  que  vine  en 
su  petición  por  no  afligirlos. 

»Y  digo  para  lo  de  adelante,  por  lo  que  tengo  experimenta- 
do, que  no  es  conveniente  vaya  el  Padre  con  los  indios  á  las 
entradas,  por  serles  de  gran  estorbo.  Explicóme  con  esta  se- 
mejanza: entréganle  á  una  persona  una  joya  muy  rica  para 
que  se  la  lleve,  de  la  cual  ha  do  dar  cuenta  con  pago;  con  que 
todos  sus  cuidados  y  desvelos  los  pone  en  guardarla.  Lo  mes- 
mo  es  llevar  á  las  facciones  en  que  van  solos  indios  al  Padre, 
porque  todo  su  cuidado  lo  ponen  en  él,  y  cesan  casi  totalmente 
en  otras  diligencias  de  la  guerra  que  piden  todo  cuidado.  Lo 
que  el  Padre  ha  de  hacer  es  quedar  á  pié  quedo  en  real,  poro 
con  número  de  gente,  por  ser  lo  de  mayor  riesgo,  pues,  como 
se  tiene  experimentado,  lo  mismo  es  dar  asalto  en  las  casas 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO    RÍO    MAR  ANÓN.      235 

donde  se  llega,  que  huir  los  asaltados  y  dar  en  el  real  y 
matar,  robar  y  quebrar  las  canoas  que  hallan  en  él.  Y  de 
presente  tenemos  un  ejemplar  muy  lastimoso  en  los  doce 
soldados  y  mangas  de  indios  que  dije  arriba  habian  salido 
en  demanda  de  los  cimarrones  Sucumbios,  con  tan  mal  su- 
ceso, que  de  muerte  ó  de  heridas  ó  de  quedar  robados  nin- 
guno se  escapó,  hasta  desnudarlos;  y  ésto  no  en  las  casas 
donde  dieron  el  asalto,  sino  en  el  camino  y  real  donde  de- 
jaron sus  canoas;  y  lo  mismo  ó  peor  me  pudiera  haber 
sucedido  á  mí  en  la  ocasión  que  arriba  dije,  cuando  me 
hallaron  casi  solo  tantas  mangas  de  Avixiras,  por  haber  des- 
pachado casi  todos  los  Xéberos  con  la  embajada  á  lo  de 
Iroiuci. 

j»Volvíme,  como  dije,  á  petición  de  los  indios,  y  aunque  no 
la  hicieran,  era  forzoso  el  volverme  por  el  gran  quebranto  y 
caimiento  en  que  me  habian  puesto  la  dificultad,  aspereza  y 
gran  fragosidad  de  caminos  tan  extraordinarios.  Llegué  al 
real  no  por  mis  pies ,  por  la  viveza  del  dolor  que  me  causó  en 
ellos  su  hinchazón  hasta  reventar  en  sangre ,  y  otras  llagas, 
ocasionado  todo  de  lo  pedregoso  de  aquellos  rios  y  de  haberme 
faltado  las  alpargatas  cuatro  leguas  antes,  deshechas  con  tanta 
pedrería;  y  aunque  llevaba  otras,  no  me  pudieron  entrar  por 
la  hinchazón  dicha;  con  que,  á  dos  leguas  que  vine  descalzo 
por  el  Callana-yacu,  caí  rendido  con  tan  vivo  dolor  en  los 
pies  que  me  hacia  saltar  las  lágrimas,  aunque  más  procuraba 
reprimirlas,  porque  no  reconocieran  mi  flaqueza  los  indios, 
los  cuales  me  cargaron  con  buena  voluntad  y  me  pusieron  en 
el  real.  El  pedazo  de  rio  que  se  navega  por  el  Lebono  para 
esta  atravesía,  es  también  trabajoso,  por  sus  bajios  y  paliza- 
das en  que  las  canoas  se  arriesgan,  como  sucedió  principal- 
mente con  la  de  Manuel,  Roamaina,  y  la  do  D.  Diego;  ésta  se 
volcó  en  una  palizada  donde  perdió  toda  su  pobreza,  de  que 
yo  quedé  con  no  poco  dolor.  Ya  sin  esperanzas  de  trajín  por 
este  rumbo,  me  quedaban  algunas  por  más  abajo,  donde  vi- 
nieron á  salir  desde  el  rio  Tigre  ó  de  Piguiena  (que  es  lo 
mesmo)  los  Oas,  cuando  dieron  sobre  ellos  los  Gayes;  pero 
informado  de  Guacotej  su  curaca,  dice  es  camino  de  muchos 


236  BOLETÍN   DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

guaicos  (1)  y  cerros,  como  el  de  arriba.  Yflnalmeute,  en  to- 
cando á  serranía,  como  ya  se  toca  en  estas  partes,  es  muy 
dificultoso  el  tragin  de  á  caballo.  No  pierdo  las  esperanzas  de 
tenerlo  por  Zaparas  desde  el  Tigre;  pero  como  va  á  la  larga, 
pues  las  lenguas  para  amistar  aun  están  bozales,  alienta  poco 
esta  esperanza. 

» Viendo  ya  cerradas  las  puertas,  á  lo  que  parece,  por  esto 
rumbo,  puse  la  proa  en  poner  tratable  el  de  la  navegación. 
No  lo  estaba,  por  falta  de  un  descanso  ó  resolladero  en  su  dis- 
tancia, al  modo  que  lo  tiene  en  la  mitad  una  escalera  grande 
y  larga.  Este  tenía  ya  premeditado  en  la  nación  de  Avixiras 
años  ha,  deseando  su  pacificación  y  amistad,  con  que,  habién- 
donoslos dado  Dios  con  tan  buenos  sucesos  en  esta  ocasión, 
me  pareció  gozarla;  y  así,  hallándome  con  el  P.  Esteban  Cai« 
cedo,  y  proponiéndole  la  empresa,  con  buen  deseo  y  espíritu 
salió  á  la  obra.  Determinado  este  negocio,  volví  á  subir  á 
Oas  por  algunas  cosas  necesarias  y  volví  á  juntarme  con  dicho 
Padre,  á  quien  había  adelantado  en  compañía  de  los  Xébcros, 
y  navegamos  rio  abajo  este  Curaray  (¡quién  tal  pensara  des- 
pués de  tan  largo  afán  I )  Quise  acompañar  á  dicho  Padre  para 
convocar  á  la  gente  y  dárselo  con  los  razonamientos  necesarios, 
y  juntamente  para  amistar  la  parcialidad  de  Quiricuari,  que 
es  la  más  temida.  Hízose  con  felicidad,  y  parece  tenemos  en  él 
un  segundo  Chamicuro  (según  dije).  Bajó  con  nosotros  ala  de 
Iroinci  y  Yaguara,  donde  fuimos  recibidos  con  gran  gusto  y 
solemnidad,  que  duró  ocho  dias,  con  tanto  regocijo  y  fiesta, 
que  no  podré  explicarlo,  porque  pedia  larga  relación,  á  que  ni 
el  tiempo  ni  la  fuerza  alcanzan.  Sólo  digo  ha  sido  un  remedo  de 
unas  fiestas  reales  ó  de  un  guampinico  (2)  de  los  que  hacen  los 
Xéberos,  pues  para  cada  dia  parece  buscaban  nuevo  traje  y  re- 
gocijo, vistiéndose  á  su  modo,  unas  veces  de  hojas,  otras  do 
palmas,  con  taiila  variedad  de  voces,  tambores  y  flautas  en  sus 
bailes,  con  sus  dardos  y  rodelas,  que  nos  han  admirado  y  mu- 
chas veces  enternecido.  Con  los  Xéberos  no  sólo  se  han  amis- 


(1)  Quebradas  y  barraDCOs  profundos. 

(2)  Véase  al  fin  del  g  ix  del  capitulo  iii  de  la  parte  primera. 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO    RÍO    MARAÑÓN.      237 

tado  siaó  emparentado,  diciendo  son  parcialidades  de  ellos,  lla- 
mados Enomaes,  y  retirados  antiguamente  por  las  guerrillas 
civiles  que  suelen  tener  entre  sí.  No  se  extraña  ésto  mucho, 
considerando  esto  mismo  en  los  Cutinanas  con  los  Xéberos; 
con  los  Barbudos  en  los  Agúanos;  con  los  Sidunas  y  Coilati-- 
lis^  que  gracias  á  Dios  hoy  tenemos  juntos  después  de  tantos 
años  de  tan  larga  retirada  y  ausencia,  con  que  se  habian  teni- 
do por  distintas  naciones. 

»Son  muy  parecidos  á  los  Xéberos,  no  en  su  número,  quo 
es  el  de  estos  Avixiras  mucho  mayor,  sí  en  su  limpieza,  pues 
ni  una  sola  mancha  de  sarna  ó  carate  los  he  visto,  de  que  en 
otras  naciones  hay  tanta  abundancia,  y  con  que  nos  causan 
tanto  asco  y  horror.  Aunque  tienen  esta  limpieza  que  Dios  los 
dio  en  el  cuerpo,  de  la  que  á  ellos  les  pertenece  cuidan  poco 
ó  nada,  pues  no  conocen  escoba,  según  tienen  sus  casas  de 
inmundas;  y  la  experiencia  que  hicimos  parece  lo  demues- 
tra, pues,  habiondo  dispuesto  el  lugar  para  el  altar  y  lla- 
mado á  las  mujeres  para  que  lo  barriesen,  no  supieran  hacer- 
lo.  De  aquí  parece  los  viene  la  abundancia  de  piques  6  niguas 
de  que  tienen  muy  poblados  los  pies,  y  los  vi  muchas  ve- 
ces ocupados  en  sacárselos  ya  como  garbanzos,  y  aun  los 
ofrecí  traer  de  Quito  agujas  grandes  ó  topos  para  ese  minis- 
terio, por  ser  tan  tosco  del  que  usan  (éslo  cualquier  palillo  que 
topan  en  el  suelo).  Muy  á  la  par  les  van,  si  no  es  que  se  les 
adelantan,  en  este  poco  aseo,  los  Semi- Gayes,  cuyas  casas  ha- 
llamos ya  viejas,  y  lo  que  juzgamos  fué,  que  desde  que  las  le- 
vantaron no  las  habian  barrido.  Gomo  estos  miserables  están 
tan  poseidos  del  Espíritu  inmundo,  no  parece  extrañan  la  in- 
mundicia; más  parecen  chiqueros  ó  zahúrdas  de  lechones, 
que  habitaciones  de  gentes  racionales.  También  se  parecen  á 
dichos  Xéberos  en  los  dijes  con  que  se  adornan  las  orejas,  na- 
rices y  barba;  en  las  ligas  de  piernas  y  brazos;  en  la  curiosi- 
dad del  tejido  de  la  paja  para  cubrir  sus  casas,  aunque  mucho 
mayores  las  do  estos  Avixiras;  una  cuadra  (1)  tiene  de  largo 
y  veinticinco  varas  de  ancho  la  en  que  nos  hospedaron,  que 

(1)    Ciea  varas?— La  extensión  de  esta  medida  varia  mucho  en  América. 


238  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

hace  un  pueblo.  En  lo  que  no  se  les  parecen  es  en  el  vestido, 
porque  estos  Avixíras  están  omnino  desnudos;  pero  entraran 
en  él  como  los  Xéberos,  quienes  lo  estaban  antes  de  su  cris- 
tiandad. Las  mujeres  Avixiras  visten  pampanillas  de  manta 
de  algodón,  torcido  el  hilo  como  el  de  los  Omaguas  ó  Cocamas, 
Y  pintadas  á  pincel  como  los  mesmos,  aunque  en  uno  y  otro 
con  menos  sutileza  y  primor.  Son  tan  largas  estas  pampani- 
llas, que  algunas  las  arrastran  y  esto  desde  muy  niñas,  pero 
muy  estrechas  ó  angostas,  con  que  al  andar  descubren  toda  la 
pierna  y  muslo  derecho,  aun  desde  la  cintura,  donde  se  las 
prenden.  Aventájanse  en  esta  decencia  á  las  demás  mujeres 
de  las  otras  naciones  de  este  Guraray,  omnino  desnudas  me- 
nos las  Zaparas,  que  con  una  hoja  de  vijao  bien  pequeña  y 
muy  doblada,  cubren  sus  partes  ocultas.  Las  Ardas  y  S«mt- 
Gayes  ni  aun  en  ese  embarazo  de  decencia  han  entrado;  cuando 
lo  haga  el  Santo  Evangelio,  se  compondrán  esos  desaliños.  El 
Señor  se  lo  envíe  dándoles  obreros  que  se  aprovechen  de  las 
lenguas  que  les  hemos  sacado. 

»Usan  ya  estos  Avixiras  su  poquito  de  navegación,  al  modo 
de  Barbudos  y  Agúanos,  mal  perficionada,  así  en  las  canoas, 
que  vienen  á  ser  unos  dornajos,  como  en  el  remar  y  regirlas 
con  gran  destreza,  por  lo  modernos  que  aún  están  en  este 
ejercicio,  en  que  los  introdujo  un  indio  llamado  Acuari,  á 
quien  en  tiempos  pasados  sacaron  los  españoles  de  Quijos  de 
esta  nación,  en-  sus  entradas  y  malocas;  pero  mal  contento 
entre  ellos,  se  les  retiró  y  volvió  á  los  suyos,  y  yo  le  hallé 
aquí  hecho  bárbaro  como  ellos,  no  sólo  en  sus  usos  y  costum- 
bres bestiales,  sino  en  el  traje  y  vestido,  que  lo  era  de  sola  su 
piel,  sin  embarazarle  y  causarle  horror  el  parecer  delante  de 
mí  con  tan  indecente  desnudez.  Aféesela,  y  luego  se  enmendó 
y  vistió  una  jaquetilla  de  corteza  de  árboles  que  llamamos 
Damahagua  (1),  y  á  su  imitación  he  visto  con  otra  semejante 
al  cacique  Iroinci;  y  no  entiendo  será  nada  diflcultoso  el  ves- 
tirse; sólo  lo  retardará  su  demasiado  dejamiento,  flojedad  y 
pereza  tan  arraigada  en  estas  gentes,  de  que  ninguna  he  visto 


(I)    Y  ¿  la  corteza,  ó  mejor  dicho,  el  líber  macerado,  llanchama 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS  DEL   FAMOSO   RÍO   MAR  ANÓN.       239 

se  exceptúa;  y  en  esto  podemos  adecuadamente  afirmar  son 
todos  cortados  por  una  misma  tijera.  Con  el  tiempo  y  perse- 
verancia se  vencerán  esta  y  otras  dificultades,  como  se  han 
vencido  donde  las  ha  habido.  El  Señor  nos  la  dé  y  obreros  para 
tanto  que  tienen  en  qué  ocupar  su  labor.  También  enmenda- 
ran otras  barbaridades,  cuales  la  muchedumbre  de  mujeres 
los  curacas,  tropezadero  en  que  de  ordinario  tenemos  que  topar; 
pero,  con  la  docilidad  que  muestran  estos  Avixiras,  no  entien- 
do que  habrá  mucho  que  vencer  en  ésto,  y  mucho  menos  en  el 
azotarse  cruelmente  en  orden  á  ser  en  la  guerra  fuertes,  alenta- 
dos, vigilantes  y  diligentes.  Toman  este  castigo  voluntariamen- 
te en  la  manera  que  diré.  Uníanse  los  ojos  con  ají  tan  picante, 
que  los  deja  casi  fuera  de  sí;  mándanse  azotar  con  un  reben- 
que breado  al  indio  más  viejo  y  alentado,  en  que  están  inmo- 
bles como  si  lo  fueran,  y  tan  sufridos  y  callados  como  si  estu- 
vieran insensibles.  Navegué  con  un  curaca  llamado  Quiriara; 
vile  en  el  vientre  tres  verdugones  tan  hinchados,  moreteados 
ó  acardenalados,  y  con  una  costra  de  sangre  tan  gruesa  por  en- 
cima, que  me  causó  horror;  pregunté  por  aquel  achaque;  ni 
él  ni  otros  me  lo  decian;  hasta  que  los  Xéberos,  prácticos  en 
esta  y  otras  barbaridades  antes  de  su  conversión,  me  declara- 
ron su  achaque  y  el  misterio,  y  es  el  que  llevo  dicho. 

»E1  mantenimiento  en  estos  Avixiras  y  las  otras  naciones 
de  este  Curaray,  no  me  pareció  muy  abundante,  antes  corto, 
porque  los  instrumentos  con  que  hacen  las  rozas,  que  son  ha- 
chas de  piedra,  junto  con  su  pereza,  les  desayudan  mucho; 
de  aquí  les  vino  la  grande  estimación  que  han  hecho  de  las  de 
hierro  que  les  tengo  dadas;  es  extraordinario  el  contento  que 
muestran  con  las  que  les  he  dicho  les  daré  y  con  una  docena 
de  ellas  y  otras  de  machetillos  que  dejo  al  Padre  que  les  vaya 
prestando.  Redúcese  dicho  mantenimiento,  en  la  cortedad  que 
asimesmo  dije,  á  yucas  y  plátanos,  que  esto,  verde  y  cocido, 
les  sirve  de  pan.  La  vianda  con  que  lo  acompañan  cual  y  cual 
vez  es  de  puerco  de  monte  que  ahuman  y  guardan.  Esta  cor- 
tedad obliga  á  esta  nación,  como  á  las  demás,  á  valerse  de 
cuantas  inmundicias  topan  en  el  monte,  donde  andan  de  ordi- 
nario chucheando,  como  son  ratones,  lagartos,  hormigas,  gu- 


240  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

saaosy  sapos,  culebras,  lombrices,  y  en  fin,  cuantos  se  topan; 
á  todo  arrostran  ni  nada  extrañan,  ni  ya  nosotros,  por  tan  co- 
mún. Lo  que  sí  extrañé  en  los  Ardas  fué  el  verlos  saborearse 
en  una  patarasca  (i)  ó  envoltorio  de  hojas  donde  hablan  asado 
en  el  rescoldo  gran  cantidad  de  gusanos  verdes,  lanudos  y 
con  unas  estrelluelas  coloradas,  de  los  que  nos  suelea  des- 
truir las  hojas  de  la  yuca,  y  por  venenosos  no  los  solemos 
tocar.  A  lo  corto,  ó  poco  y  menguado  de  estas  viandas,  se 
junta  lo  insípido  de  su  aderezo,  por  cocerla  con  sola  agua  sia 
otro  adherente,  á  causa  de  no  tener  sal,  así  estos  Avixiras 
como  las  otras  naciones  de  este  Curaray.  Cual  y  cual  vez  usaa 
de  algunas  cenizas  y  sacan  de  ellas  la  lejía  con  que  templaa 
ó  sazonan  el  manjar;  pero  siempre  es  sazón  y  temple  como  de 
ceniza. 

»La  disposición  de  esto  Curaray  es  la  mejor  que  he  visto 
para  misión,  pues  las  naciones  que  tiene  están  tan  seguidas, 
unidas  y  compasadas,  que  á  dos  días  de  navegación  rio  abajo 
podrán  los  Padres  que  estuviesen  en  ellas  verse,  confesarse  y 
consolarse. 

«Asimesmo  se  continuará,  abrazará  y  hermanará  con  la  mi- 
sión de  Mainas,  y  espero  ha  de  ser,  aun  por  mejor  rumbo  que 
el  Marañon,  descubiertas  las  atravesias  del  Tigre  para  estas 
misiones.  Concluyo  finalmente  con  que  hoy  domingo  in  Pas* 
sionOy  22  de  marzo  de  1665,  se  les  dio  al  P.  Esteban  Caicedo,  coa 
toda  solemnidad  de  rejpiques,  tambores,  pífanos  y  flautas,  á 
quien  recibieron  con  mucho  gusto,  y  mañana  partiremos  para 
dejarle  en  lo  del  curaca  Quiricuari,  donde  se  ha  de  hacer  la 
población  y  reducción  del  Señor  San  Miguel,  que  esa  es  la 
advocación  que  se  le  ha  puesto  á  devoción  y  pedimento  del 
P.  Francisco  del  Castillo,  nuestro  procurador  en  Lima  y  gran 
bienhechor.  Dejando  al  Padre,  proseguiré  mi  navegación;  pri- 
mero acabaran  la  suya  los  Xéberos  y  llegaran  á  la  santa  pre- 
sencia de  V.  R.,  á  quien  pido  con  todo  el  afecto  de  mi  corazón 
no  me  falte  con  sus  santos  sacrificios  y  oraciones,  y  que  me 


(1)    Patarascca,  participio  de  patarani,  hacer  dobleces,  doblar,  plegar,  en 
quichua. 


NOTIGÍAS  AUTÉNTICAS  DEL  FAMOSO   RÍO  MARAÑÓN.      241 

avise,  cuan  presto  pueda,  de  lo  que  se  le  ofrece,  aunque  sea 
dificultoso,  al  servicio  de  la  santa  misión,  pues  hasta  el  último 
aliento  estoy  dedicado  á  su  fontento,  aunque  sea  menester  pa- 
sar per  ignem  et  aquam  y  morir  en  la  demanda,  sin  que  nada 
acobarde,  pues  nada  lo  debe  hacer  cuando  se  obra  por  Nues- 
tro Gran  Dios  y  Señor,  etc,=Del  Señor  San  Miguel  de  los  Avu 
xiras,  22  de  marzo  de  1665.=Siervo  de  V.  R.=Lúüas  de  la 
Cueva.-» 

«P.  Rector  Francisco  de  Figueroa. — Pax  Christi,  etc.=A 
22  de  marzo  escribí  á  V.  R.  desde  el  puerto  donde  se  juntaron 
los  principales  caciques  de  los  Avixiras  y  recibieron  al  P.  Es- 
teban Gaicedo  con  las  fiestas  y  regocijos  que  dije.  Salimos  de 
allí  para  lo  del  curaca  Quiricuari,  donde  se  asentó  habian  de 
irse  juntando,  poblando  y  reduciendo,  para  que  el  Padre  los 
enseñase,  doctrinase  y  bautizase.  Habiendo  navegado  tres 
dias  rio  arriba  de  el  Guraray,  llegamos  al  puerto  del  Quiri- 
cuari dicho,  y  habiendo  andado  cinco  leguas  de  á  pie  la  tierra 
adentro,  dimos  en  su  caserío,  donde  fuimos  muy  bien  recibi- 
dos de  los  de  ella,  pero  demasiadamente  maltratados  de  un 
sinnúmero  de  grillos  que  parece  tiraban  á  desnudarnos,  según 
acometían  á  roer  la  ropa;  plaga  que,  á  perseverar,  dejará  el 
puerto  inhabitable;  pero  dijéronnos  los  indios  que  se  origina- 
ba de  lo  nuevo  de  él,  y  que  en  pasando  algún  tiempo  calmaba 
y  faltaban.  Yo  gasté  en  este  puerto  sólo  el  que  hube  menester 
para  recoger  algún  mantenimiento  para  mi  navegación,  que 
la  comencé  Viernes  Santo.  Y  para  dar  á  conocer  lo  largo,  pro- 
lijo y  penoso  de  ella,  bastaba  decir  era  el  Guraray  arriba; 
pero  en  esta  ocasión  la  hicieron  mucho  más  penosa  las  cir- 
cunstancias de  la  soledad  en  que  quedé,  por  haber  despachado 
ya  á  los  Xéberos,  y  la  canoa  de  Francisco,  que  me  acompa- 
ñaba, dio  en  tan  somera,  por  el  avio,  que  se  quedó  atrás,  casi 
en  los  mesmos  Avixiras  y  nunca  más  le  vi  hasta  doce  dias 
después  que  me  desembarqué  en  los  Oas,  que  todos  esos  me 
adelanté.  También  la  inundación,  que  por  ser  ya  el  cora- 
zón del  invierno,  iba  el  Guraray  de  monte  á  monte,  y  aunque 
no  imposibilitaba  la  navegación,  por  ser  este  rio  manso,  la 
retardaba  mucho,  por  ser  las  avenidas  muy  crecidas.  Lo  que 

16 


r 


212  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÍFIGA. 

más  nos  agravó  fueron  los  muchos  cuidados  y  continuos  rece- 
los j^r  los  muchos  puertos  y  nuevos  rastros  de  bárbaros  que 
se  toparon  no  vistos  ni  descubiertos  en  las  otras  dos  navega- 
ciones, por  ser  tan  grandes  los  arenales  que  nos  apartaban  y 
ocultaban  dichos  caminos  y  puertos.  En  ésta,  como  el  rio  iba 
por  el  monte,  parecian  tan  patentes  y  cursados  con  rastros  y 
pisadas  tan  frescas,  que  nos  hacian  huir  y  aun  no  dormir; 
pues  hubo  dia  que,  juzgando  con  gran  fundamento  nos  habian 
visto  los  Zaparas  que  estaban  á  la  orílla  del  rio  en  caza  de  pa- 
pagayos, de  que  cogimos  uno,  que  cayó  embarazado  y  enre- 
dado en  la  liga  en  que  los  prenden,  hubimos  de  caminar  siu 
tratar  de  ranchear,  por  si  acaso  seguian  la  canoa  para  hacer 
presa  en  ella  donde  parase.  Lo  que  templó  grandemente  lo  pe- 
noso de  esta  navegación,  fué  el  conocimiento  con  que  ya  nos 
hallábamos  de  la  altura  en  que  íbamos,  de  los  puertos  y  pues- 
tos que  topábamos,  de  lo  que  nos  podia  faltar  para  el  término; 
el  saber  estas  cosas  nos  desahogaba  mucho,  como,  al  contrario, 
la  falta  de  su  conocimiento  nos  trajo  en  la  primera  navega- 
ción y  descubrimiento  muy  congojados  y  atribulados.  Llegué, 
en  fin,  á  los  Oas;  de  ellos  pasé  á  Naapo,  donde,  habiéndome 
derribado  totalmente  lo  rigoroso  de  los  corrimientos,  reumas 
y  gran  romadizo,  con  poca  mejoría  pasé  á  Archidona,  con- 
cluida mi  navegación  á  los  siete  meses  y  diez  dias,  que  estos 
gasté  en  su  discurso  desde  12  de  octubre  de  1664,  en  que  me  em- 
barqué en  Aiaguate,  puerto  de  Xéberos,  hasta  22  de  mayo  de 
1665,  que  rae  desembarqué  en  Naapo;  y  para  que  V.  R.  pueda 
saber,  sin  cansarse  con  la  relación  mayor  y  sus  circunstancias, 
lo  obrado  en  dicha  navegación  y  viaje,  concluiré  esta  carta 
apuntándolo  todo  sumariamente. 

]>Hase  descubierto  y  navegado  el  Curaray  de  popa  á  proa 
con  todas  sus  cabezadas;  obra  que,  desde  que  las  Indias  lo  son 
y  los  Gobiernos  de  Quijos  y  Mainas  se  fundaron,  nunca  se  ha 
emprendido,  antes  dificultándolo  é  imposibilitándolo  tanto, 
que  ni  aun  rio  abajo  lo  tenian  por  factible  á  causa  de  su  lon- 
gitud, á  que  no  daban  término,  de  lo  maligno  y  enfermo  de 
su  temperamento,  aprendiéndolo  fatal  y  muy  principalmente 
por  los  muchos  bárbaros  caribes  que  lo  pueblan. 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      2tó 

:»Hanso  reconocido  sus  naciones,  sus  puertos  y  puestos,  sus 
mantenimientos  y  tierras  y  sacádose  lenguas,  según  S.  M. 
manda...,  menos  de  los  Semi=cGayes,  que  por  haberse  puesto 
-en  armas  con  tanta  üereza,  damos  gracias  á  Dios  de  haber 
tsalido  de  sus  puertos  y  tierra§  con  vida,  obligando  á  nuestros 
indios  á  ejecutar  en  ellos  mucha  matanza,  para  salir  con  ella 
-de  dos  guazabaras  que  dieron  con  horrorosa  porfía. 

>Hase  reconocido  la  atravesía  de  Beleño  á  Lotona  y  buscado 
los  Gayes  en  orden  á  su  amistad,  conversión  y  doctrina,  gas- 
tando sólo  en  buscarlos  veinte  dias,  con  tan  extraordinario 
l;rabajo,  que  despeados,  abiertos  los  pies  y  enfermos  se  vol- 
vieron muchos  indios  al  real,  extrañando  tan  nuevo  modo  de 
caminar  por  rios,  arroyos  y  guaicos  tan  ásperos.  Lo  más  prin- 
cipal y  señalado  es  haber  dejado  en  paz  y  doctrina  toda  la 
nación  de  Avixiras,  visto  todas  sus  parcialidades  y  puéstoles 
campana,  ornamentos  y  Padre  para  que  se  la  enseñe;  habiendo 
traido  siempre  por  lo  obrado  arriesgada  la  vida  y*aventurá- 
dola  en  once  asaltos,  de  que  nos  ha  sacado  Dios  con  ella  por 
su  infinita  bondad  y  misericordia. 

»Guando  no  fuera  por  los  veintiocho  años  en  que  nuestra 
Santa  Religión  ha  atendido  con  tanto  cuidado  y  desvelo  á  la 
amistad  y  conversión  de  tantos  bárbaros  y  obediencia  á  S.  M., 
que  Dios  guarde,  por  lo  obrado  en  estos  siete  meses  y  más  de 
navegación  y  trajin  en  el  rio  y  naciones  del  Curaray,  pudiera 
sin  recelo  y  sin  rebozo  afirmar  habia  servido  mucho  á  S.  M. 
Digo  esto,  por  que,  siendo  estas  cosas  tan  ciertas  y  notorias, 
se  escribe  de  Quito  metió  un  memorial  una  persona  eclesiás- 
tica apocándolo,  deshaciéndolo  y  anonadándolo  tanto  y  con 
tal  modo,  que  hubieron  los  Señores  de  la  Real  Audiencia  de 
mandar  repeliese  de  los  autos  tal  escrito  y  penar  al  procurador 
que  lo  metió,  en  12  patacones.  Todo  esto  nos  está  muy  bien 
por  muchas  razones,  y  la  principal  para  enseñarnos  á  obrar 
derechamente  por  Nuestro  Gran  Dios  y  Señor,  que  guarde 
á  V.  R.  De  Archidona  24  de  mayo  de  1665 — Siervo  de  V.  R.= 
Lúeas  de  la  Cueva. 


241  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 


§  V. 

Muerte  gloriosa  del  V.  P,  Pedro  Stiarez  d  manos 

de  los  Avixiras. 

Principiada,  como  se  refiere  en  las  dos  cartas  que  acabamos 
de  trasladar,  la  reducción  de  los  Avixiras,  debajo  del  patroci- 
nio del  Arcángel  S.  Miguel,  harto  tuvo  en  que  ejecutar  su 
celo  y  paciencia  su  primer  misionero  el  P.  Estaban  Caicedo, 
para  recoger  las  parcialidades  que  vivían  divididas  y  apartadas 
entre  [sí]  y  empezar  á  doctrinarlas.  El  trabajo  que  pasa  un 
misionero  en  semejantes  entables,  especialmente  en  parajes 
retirados  y  sin  comercio  con  otros  pueblos  cristianos,  ni  es 
para  escribir  ni  será  fácil  lo  perciba  quien  no  ha  tenido  ea  eso 
alguna  experiencia.  Al  cabo  de  un  año  y  meses  de  asistencia 
con  el  afán,  poco  y  mal  sustento  y  otras  muchas  penalidades^ 
rendido  en  la  cama  el  P.  Esteban  con  unas  cuartanas  muy 
pertinaces,  como  no  hallase  alivio  en  aquel  retiro,  se  vio  pre- 
ciso (sic)  salir  á  Archidona  y  de  allí  pasar  á  Quito,  de  donde, 
después  de  algún  tiempo,  cobrada  por  fin  la  salud,  volvió  en- 
trar  (sic)  al  Marañen,  en  donde  acabó  gloriosamente  sus  dias^ 

Al  P.  Esteban  sucedió  en  la  misión  de  los  Avixiras  el 
P.  Pedro  Suarez,  de  cuya  vida  angelical  y  virtudes  harto  dejó 
escrito  en  su  Historia  el  P.  Rodríguez,  á  que  remito  al  lector. 
Yo  me  daré  por  satisfecho  con  apuntar  aquí  brevemente  las 
circunstancias  más  notables  de  su  muerte  y  martirio  que 
padeció  de  aquellos  bárbaros  y  fué  desta  manera: 

Habiendo  principiado  el  P.  Pedro  á  doctrinar  con  grande 
fervor  á  aquella  gente,  viendo  que  el  principal  estorbo  para  in- 
troducir la  Fe  y  costumbres  cristianas  era  la  pluralidad  de  mu- 
geres,  pues  sólo  el  cacique  Quiricuari  tenía  doce,  y  á  su  ejem- 
plo los  demás  unos  cuatro,  otros  cinco,  sin  que  hubiese  nin- 
guno que  se  contentase  con  una  sola,  no  pudo  reprimirse  el 
santo  celo  del  Padre  de  no  reprender  tan  brutal  abuso;  y  como 
no  cesase  en  sus  cotidianas  exhortaciones  de  ponderarlos  con 
viveza  su  fealdad,  diciéndoles  que  por  este  camino  se  irían 


NOTICIAS   AUTÉNTÍGAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      245 

lodos  como  sus  antepasados  al  Infierno,  dicho  Quiricuari,  que 
se  hallaba  muy  bien  con  su  torpe  costumbre  y  á  más  destoera 
muy  inhumano  y  cruel,  que  se  sustentaba  con  carne  humana, 
llevó  muy  [á]  mal  el  fervor  y  empeño  del  Padre,  y  poseido  de 
un  fervor  diabólico,  se  resolvió  [á]  quitarle  la  vida.  Para  eso, 
acompañado  de  seis  parciales  suyos  todos  armados  con  lanzas, 
entró  un  dia  á  la  casa  del  Padre,  y  acometiéndole  él  el  primero, 
atravesóle  con  una  lanzada  el  cuerpo.  Cayó  el  Padre  en  el 
suelo  con  la  violencia  del  golpe,  pero  luego,  recobrándose,  se 
hincó  de  rodillas  y  puestas  las  manos  en  el  pecho,  los  ojos  en 
el  Cielo,  recibió  imóvil  (sic)  seis  lanzadas,  de  las  cuales  la 
última  fué  en  la  boca,  sin  duda  para  quitarle  aquellas  dulces 
p?ílabras  ¡Dios  mió!  ¡Dios  mió!  que  sólo  pudieron  percibir  los 
que  se  hallaron  presentes  á  aquel  sangriento  sacrificio.  Des- 
pués de  muerto,  trataron  de  dividirle  la  cabeza  de  los  hombros 
(¡costumbre  que  tienen  esos  bárbaros  para  festejar  sus  borra- 
cheras, bebiendo  en  la  calavera  de  los  que  matan:)  Todos  siete 
probaron  los  filos  de.  sus  cuchillos,  pero  como  si  el  cuello  del 
Padre  fuese  de  acero,  no  consiguieron  el  cortárselo,  no  obs- 
tante que  al  intérprete,  que  murió  á  su  lado,  se  lo  corlaron 
con  mucha  facilidad.  Espantados  de  este  prodigio,  dejaron  el 
cadáver  á  que  le  diese[n]  sepultura  los  muchachos  de  casa. 
Otros  refieren,  que  los  agresores,  viendo  no  moria  breve,  le 
enterraron  estando  aun  vivo.  Después  desto,  queriendo  los  bár- 
baros aprovecharse  de  las  alhajas  del  Padre,  en  especial  de  los 
ornamentos  y  vasos  sagrados,  todos  los  que  se  atrevieron 
tocarlos  (sic),  enfermando  con  cursos  de  sangre,  de  allí  á  poco 
murieron;  por  lo  cual,  juzgando  que  de  aquellas  alhajas  se  les 
pegaba  el  contagio,  las  arrojaron  todas  al  rio,  sin  reservar  cosa 
alguna.  Al  cacique  Quiricuari,  viendo  que  estaba  muy  inso- 
lente con  la  maldad  que  habia  hecho,  sus  mismos  vasallos, 
poco  después,  le  mataron  á  lanzadas,  conforme  habia  hecho  él 
con  el  Padre. 

Sucedió  la  muerte  y  martirio  del  Padre  por  marzo  de  16G7; 
sin  embargo,  por  las  distancias  y  otros  estorbos,  se  tardó  én 
hacer  las  averiguaciones  y  fastigar  á  los  agresores  hasta  el 
año  de  1676,  en  que  el  capitán  D.  Diego  Lucero,  por  man- 


246  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

dato  del  gobernador  D.  Gerónimo  Vaca  de  Vega,  fue  á  aquel 
castigo. 

Después  deso,  hasta  aquí  no  habido  guien  trate  con  empeño 
restablecer  aquella  misión,  en  especial,  por  no  haber  tenido  la 
Compañía  pié  firme  en  el  rio  Ñapo  y  estar  los  misioneros 
empeñados  en  otras  conquistas  más  inmediatas  al  Marañen. 
Querrá  Dios  se  restablezca  un  día  la  fe  también  en  aquella 
provincia  y  rio  Curaray,  que  fuera  muy  para  gloria  suya. 

El  P.  Lorenzo  Lucero,  que  también  asistió  al  castigo  de  los^ 
matadores  del  Padre,  en  carta  escrita  algunos  años  después, 
dice,  que  cuando  registró  las  tierras  de  los  Avixiras,  vio  que 
habia  siete  rancherías  distintas  de  á  800  personas,  poco  más  6 
menos,  y  que  después,  con  la  mayor  comunicación  y  comercia 
por  aquellos  rios,  supo  se  extendían  á  70  rancherías,  que  toda^ 
se  llaman  de  Avixiras,  y  añade  que  estos  infieles  entienden 
la  lengua  de  los  Gayes  y  Coronados.  Según  ésto  ¿quien  no 
echará  de  ver  la  mies  tan  copiosa  de  almas  que  ofrece  el  rio» 
Curaray  en  sola  esta  nación  ? 


§VL 
Descubrimiento  y  pacificación  de  los  Gayes, 

La  nación  de  los  Gayes  ha  sido  un  tiempo  de  las  más  beli- 
cosas y  carniceras  que  hubo  en  estos  bosques.  Su  habitación 
era  cerca  do  los  rios  Bobonaza  y  Tigre,  de  donde  salian  á  matar 
para  hartarse  de  carne  humana,  que  era  el  fin  principal  de  sus 
guerras  con  los  Coronados  y  otras  naciones.  Como  estos  bár- 
baros infestasen  mucho  la  navegación  de  Bobonaza  y  camino 
de  travesía  para  Ñapo,  por  el  año  de  1661,  el  teniente  de  Borja, 
á  petición  de  nuestros  misioneros,  envió  una  armadilla  en  busca 
déllos,  para  coger  siquiera  algunas  lenguas  y  con  ellas  después 
apaciguarlos.  Habiendo  los  soldados  llegado  á  sus  tierras  y 
acometido  una  casa,  mucha  fué  la  resistencia  que  hallaron  en 
ellos,  con  que  costó  bastante  tra^jajo  el  coger  unos  mozos  para 
lenguas.  El  uno  déstos  fue  el  Pascual,  do  que  hace  mención  el 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO    RÍO   MAR  ANÓN.      247 

P.  Lucas  de  la  Cueva  hablando  del  descubrimiento  del  Cura- 
ray.  Con  él,  en  dicha  ocasión,  tentó  entrar  por  Beleño  en 
busca  de  sus  parientes,  para  amistarlos.  No  tuvo  por  entonces 
efecto  el  intento,  por  haberse  remontado  mucho  aquellos  bár- 
baros y  desamparado  las  tierras  en  que  los  hallaron  los  solda- 
dos de  Borja;  pero  lo  tuvo  tres  años  después,  esto  es,  el  de  1668, 
en  que  dicho  P.  Lúeas,  en  compañía  de  los  PP.  Lorenzo 
Lucero  y  Agustín  Hurtado,  volvió  á  la  misma  empresa  por 
otro  rumbo.  Las  circunstancias  desta  jornada,  muy  dignas  de 
apuntarse,  las  refiere  el  mismo  Padre  en  carta  escrita  dejdc 
Oas  al  P.  Hernando  Cavero,  que  dice  así: 

«  La  mucha  importancia  y  necesidad  precisa  de  la  paciflca- 
»cion  do  Gayes  (  :  no  sólo  para  su  reducción  y  conversión  á 
»  nuestra  Santa  Fe  y  evitar  sus  matanzas  y  carnicerías  en  los 
»Ipapizas  ó  Coronados,  nación  que  casi  la  han  ya  consumido 
T>Y  comido,  sino  para  desembarazar  de  enemigo  tan  caribe,  así 
» el  camino  que  se  descubrió  por  el  rio  Bobonaza  para  estos 
dQuíxos,  tan  infestado  todo  por  los  de  esta  nación,  que  sin 
«escolta  no  era  ya  posible  su  trajín  :  )  no  ha  dado  lugar  á  que 
»se  cese  en  discurrir  y  buscar  los  medios  para  conseguirla;  y 
»  siendo  el  principalísimo  el  tener  lenguas  con  que  hablarles, 
>  se  consiguió  el  sacarlas  ahora  siete  años  con  armadílla  que 
»para  el  efecto  se  hizo  de  soldados  arcabuceros  acompañados 
j)do  indios  amigos  de  flecha  y  lanza,  Xéberos  y  Mainas.  Sacá- 
Dronse  con  gran  dificultad  á  causa  de  la  fiereza  desta  nación 
»tan  animosa,  atrevida  y  arrestada,  que  sólo  cinco  indios  aco- 
ametieron  á  toda  nuestra  tropa  hasta  morir  y  llevando  ya  casi 
»por  suya  la  victoria,  habiéndonos  muerto  dos  soldados,  los 
«mejores  y  más  valientes  de  nuestros  amigos.  Aprendieron  la 
«lengua  general  del  Inga  en  nuestra  casa  de  Mainas;  perficio- 
«náronse  en  ella  en  algunos  años  que  los  he  traído  en  mí 
«compañía  y  ahora  tres  entré  con  ellos  al  descubrimiento  del 
»Curaray  y  se  consiguió  felizmente,  navegándolo  todo  de  popa 
ȇ  proa,  descubriendo  sus  puestos,  sus  puertos  y  naciones, 
«sacando  de  casi  todas  lenguas  para  su  pacificación  y  conver- 
«sion  y  reducido  á  paz  y  doctrina  la  de  los  Avixiras.  Subí  á  las 
«cabeceras  de  dicho  rio,  y  atravesando  para  las  del  Tigre, 


218  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

•donde  están  los  Gayes,  guiado  por  estos  lenguas,  gasté  veinte 

•  y  un  dias  en  buscarlos,  para  hablarlos  y  amistarlos;  y 
•habiendo  padecido  trabajos  insuperables  por  la  mayor  aspe- 

•  reza  de  caminos  que  se  ha  andado  y  visto  en  la  conquista, 
D  siguiendo  casi  siempre  rios  á  la  pierna,  rodilla  y  cintura,  ya 
»  despeados ,  abiertos  los  pies ,  llagados ,  y  los  mas  indios  y  yo 

•  enfermos,  y  todos  quebrantados,  se  desistió  de  este  intento 

•  para  proseguirlo  por  Bobonaza,  habiendo  tomado  algún 

•  resuello.  En  esta  ocasión  fui  llamado   de  Quito  para  la 

•  cobranza  de  estipendios,  ajuste  en  las  cajas  y  otros  negocios 
•graves  que  ocasionaron  varias  cédulas  del  R.  Consejo  tocantes 
•al  curato  de  Archidona  y  al  situado  de  Mainas  y  otras  depen- 
•dencias,  á  que  fué  Dios  servido  se  diese  feliz  conclusión  y  aun 

•  muy  favorable  informe  de  la  R.  Audiencia  para  S.  M.  y 
•R.  Consejo  de  Indias. 

•  Di  la  vuelta  á  estas  partes  con  el  intento  que  dije,  y  á  poco 

•  tiempo  que  llegué  á  ellas ,  se  me  dio  aviso  que  los  Gayes  en 

•  cantidad  gruesa  casi  habiau  llegado  á  los  umbrales  de  los 

•  Oas  á  sus  malocas  y  carnicerías,  conque,  no  sólo  estos,  sino 

•  los  Ñapos  y  Archidonas,  corrían  gran  riesgo.  Entróse  en 
•mucho  cuidado  y  en  más  que  todos  la  Justicia.  Tocó  al  arma^ 

•  hizo  leva,  nombró  soldados,  señaló  indios,  en  que  gastó  uo 

•  pocos  meses,  y  con  no  pequeños  azares,  por  la  diversidad  de 
•juicios,  contradicion  de  pareceres  y  fugas  de  los  indios  seña- 
alados  para  la  guerra;  á  que,  sin  entrar  ni  salir  en  nada  ni 

•  poner  diligencia  alguna  de  mi  parte,  estaba  á  la  mira  de  esta 
•ocasión,  considerando  podia  tenerla  para  la  paz  de  esta  nación; 

•  y  así,  traté  no  sólo  de  ir  á  esta  facción,  como  hice,  en  compa- 

•  ñia  do  mis  buenos  Padres  Juan  Lorenzo  Lucero  y  Agustin 
» Hurtado,  sino  de  engrosarla  armadilla  con  algunos  mozos 

•  que  tenia  en  mi  compañía,  de  Xéberos  y  otras  naciones  del 

•  Gobierno  de  Mainas ,  que  fué  lo  mejor,  más  seguro  y  alen- 
•tado  que  nos  acompañó.  Salimos,  en  ñn,  de  estos  Oas  á  4  de 

•  enero  de  1668;  llegamos  á  Beleño,  donde  se  hizo  real,  y 
•habiendo  descubierto  el  puente  por  donde  pasaron  los  Gayes 

•  para  su  maloca,  sus  ranchos  y  otros  rastros  y  su  trocha,  la 

•  fuimos  siguiendo,  topando  siempre  más  y  más  señales  de 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      249 

»ollas,  callanas  [1¡,  maíz  y  algunas  armas  que  dejaban  y  hasta 
9 yesca  con  que  sacaban  candela. 

dEI  pensar  seria  mucha  la  cercanía  para  sus  casas,  les  hizo 
«sacar  tan  corto  y  tan  poco  matalotaje  á  los  nuestros  de  las 
«suyas,  que  á  las  catorce  leguas  de  á  pié  nos  hallamos  sin  él, 
nimposibilitados,  no  sólo  para  proseguir,  sino  aun  para  volver, 
«picando  ya  tanto  la  hambre,  que  trujo  á  muchos  caimiento, 
»y  obligó,  no  sólo  á  valerse  de  sabandijas  inmundas,  sino  de 
«hojas  y  cogollos  silvestres  insípidos  y  malsanos,  con  que  ya 
»se  comenzó  á  adolecer  y  enfermar. 

«Reconocido  y  considerado  el  modo  de  marcha  y  armadi- 
«Ua,  su  disposición,  que  todo  lo  extrañé  y  admiró,  tuve  por 
«misericordia  especial  del  Señor  esta  hambre,  para  tomarla 
«por  pretexto  y  dar  la  vuelta,  porque,  á  proseguir  en  la  forma 
«que  se  llevaba,  íbamos  sin  duda  al  degolladero,  como  lo  re- 
«conoscieron  y  murmuraron  los  pocos  mozos  Xóberos  que  nos 
«acompañaban. 

«Volvimos,  en  fin,  no  sólo  hambrientos  y  descaecidos,  sino 
«comidos  de  mosquitos,  garrapatas,  hormigas  y  otras  plagas, 
«y  no  menos  quebrantados  de  las  cuestas,  ciénegas,  resbala- 
«deros,  y  arcabuco  cerrado,  y  arresgadas  en  puentes  ni  vistas 
«ni  imaginadas,  y  lo  peor,  con  mayor  recelo  y  riesgo  de  algún 
«asalto  de  Gayes  de  presente  más  fundado,  por  haber  queda- 
«do,  no  sólo,  en  pié  su  dificultad,  sino  aumenládose  el  riesgo 
«por  el  cuidado  en  que  les  ha  do  haber  puesto  nuestro  viaje 
«con  tanto  rastro,  y  por  el  mayor  que  han  de  poner  en  exami- 
«nar  de  dónde  y  por  dónde  les  amenazaba  el  rayo,  para  reba- 
« tirio  y  prevenir  ofendiendo  á  quienes  imaginaban  les  iban  á 
«ofender. 

«Muy  descaecidos  quedamos  mis  buenos  compañeros  y  yo 
«con  este  suceso  y  vuelta  tan  desairada;  pero  el  Señor,  que 
«mortifica  y  vivifica,  mirando  sin  duda  á  su  paciencia,  sufri- 
» miento  y  buen  deseo  con  que  se  emprendió  de  su  parte  este 
«trabajo,  usó  de  su  infinita  misericordia,  trocándolo  en  el  su- 


(1)    Cazuelas. 


25)  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

»ceso  mAs  gozoso  que  en  muchos  años  han  visto  estas  monta- 
Ȗas.  Es  en  la  forma  siguiente: 

»E1  mismo  dia  que  se  desvaneció  el  medio  que  se  habia  to- 
jomado  para  la  pacificación  de  Gayes,  mediante  las  armas  de 
«soldados  é  indios  amigos,  de  que  se  compuso  una  razonable 
»armadilla,  ese  mismo  dia  dispuso  la  Divina  Providencia  su 
•pacificación  por  medio  del  Evangelio,  sin  más  ruido,  es- 
Dtruendo  ni  fuerza  que  la  de  un  mancebo  lengua  llamado 
•Pascual,  á  quien  años  ha  traigo  en  mi  compañía.  Este,  ha- 
•biéndome  visto  así  en  esta  ocasión,  como  ahora  tres  años, 
«buscar  á  los  de  su  nación  con  tantas  hambres,  trabajos  y  ca- 
«lamidades,  dijo  á  los  compañeros  con  quienes  iba  espiando  y 
«rastreando  el  camino  de  los  suyos,  ¿que  hasta  cuándo  me 
«habia  de  ver  afanar  en  busca  de  los  de  su  nación?  que  él  sola 
«habia  de  entrarla,  amistarla  y  traérmela  de  paz. 

«Estando  en  esta  resolución  firme  y  para  irse  solo,  le  acon- 
«sejaron  sus  compañeros  no  lo  hiciese  sin  darme  parte  ni  sin 
«mi  licencia;  con  que  le  volvieron.  Llegó  á  mi  presencia,  pro- 
«púsome  su  determinación  con  tanta  resolución,  que  juzgué 
«por  cierto  se  iría  sin  ella  si  no  se  la  diere;  con  que,  después 
«de  larga  conferencia,  yo  en  detenerle,  él  en  insistir,  habién- 
«dolo  encomendado  á  Dios,  le  avió  y  di  cantidad  de  anzuelos, 
«agujas,  navajas,  vestido  de  paño  para  su  padre,  seis  hachas; 
«y  héchole  confesar  á  él  y  á  un  mozo  Xébero  de  mucha  capa- 
«cidad  y  muy  animoso,  llamado  Alonso  Chilo,  que  volunta- 
«riameiite  quiso  acompañarle,  con  otro  muchacho  Avixira,  su 
«discípulo  en  la  doctrina,  habiéndoles  dicho  los  razonamien- 
»tos,  pláticas  y  recaudos  que  se  acostumbran  y  disponen  las 
«ordenanzas,  salieron  en  secreto  del  real  de  Beleño  jueves  19 
«enero  del  corriente,  dejándome  en  un  horroroso  recelo  y 
«profundo  cuidado  del  suceso  que  continuamente  pedia  á  Dios 
«fuese  bueno.  Su  Divina  Magestad  usó  de  su  infinita  miseri- 
«cordia,  oyó  nuestros  gemidos,  se  compadeció  de  nuestros 
•trabajos,  y  á  los  27  de  febrero  y  octavo  de  un  novenario  de 
«misas,  letanías  y  otras  diligencias  que  estábamos  haciendo  á 
«nuestro  apóstol  de  la  India  San  Francisco  Xavier,  llegó 
«nuestro  Pascual  Gaye,  el  Alonso  Chilo  y  el  muchacho  Avi- 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      251 

»xira  con  doce  Gayes,  los  dos  caciques,  i\  darnos  la  paz  de  su 
«parte  y  de  toda  la  nación,  como  de  hecho  nos  la  dieron  al  fin 
»de  un  Te  Deum  laudamus^  con  gran  repique  y  fiesta  y  el 
»mayor  gozo  que  me  parece  he  tenido  en  estas  montañas,  así 
»como  mis  cuidados,  recelos  y  congojas  fueron  en  los  dias  que 
^esperé  los  mayores  que  he  padecido.  Gracias  á  nuestro  Gran 
«Señor  y  Dios  que  así  mortificat  et  vivificáis  deducit  ad  7n- 
i^feros,  etc. 

»La  relación  que  nos  dan  los  portadores  del  suceso,  es  como 
«sigue:  A  los  diez  dias  de  camino  dieron  vista  á  la  primera 
Bcasería  de  Gayes;  poco  antes  de  entrar  en  ella,  dejó  el  Pas- 
«cual  emboscado  á  Chilo  con  el  muchacho  Avixira,  recelando 
«el  suceso  que  podia  tener,  advirliéndoles  se  pusiesen  en  co- 
«bro  según  le  oyesen.  Entróse  el  Pascual  en  diclia  casería,  á 
«quien  al  punto  cercaron  muchos  indios  con  sus  lanzas  y  mu- 
«cha  gritería.  Alzando  la  voz  el  Pascual  les  dio  voces  no  le 
«matasen,  que  no  era  auca,  sino  su  pariente;  luego  fué  reco- 
«noscido,  con  que,  la  gritería,  de  guazabara  se  convirtió  en  un 
«llanto  muy  clamoroso,  que  es  la  señal  de  grande  amor  con 
«que  estas  gentes  reciben  á  los  suyos,  cuando,  habiendo  he- 
«cho  largas  ausencias,  les  daban  ya  por  muertos  y  consumi- 
«dos.  Extrañaron  mucho  al  Pascual,  festejáronle  muchísimo; 
«corrió  luego  el  aviso  á  toda  la  nación;  vino  toda  ella  á  verle 
«como  á  cosa  tan  nueva  y  como  á  hijo  y  sobrino  de  los  dos 
«principales  caciques  de  Gayes.  Vino  su  padre  á  las  voladas 
«poniendo  el  grito  en  el  cielo;  su  madre,  hermanos,  hermanas 
«y  parientes  en  la  misma  forma.  Lo  mesmo  habia  hecho  su 
»tio,  ít  cuya  casa  llegó  primeramente  cuando  le  cercaron. 

«Este  su  tio,  que  es  el  primer  curaca  do  la  nación,  luego 
«que  le  conoció,  preguntó  si  venia  solo;  díjole  habia  dejado  á 
«su  compañero  y  á  otro  muchacho  emboscados,  conque  A 
«carrera  suelta  fué  el  buen  curaca,  llevándolo  mucho  masato 
»y  comida,  y  habiéndoles  recibidos  (sic)  en  sus  brazos,  tomó 
»en  sus  espaldas  el  qiiipesillo  (1)  que  cargaba  el  Chilo,  lleván- 
«dolo  á  su  casa  con  grandísimo  amor.  Gastaron  tres  dias  en 

(l)    Hatillo. 


252  BOLETÍN    DE   Lk   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

•descansar,  dar  sus  recaudos  y  razonamientos,  repartir  sus 
«dones;  y  de  todo  sacaron  los  Gayes  deducciones  muy  racio- 
•nales,  diciendo  los  caciques  padre  y  tio  de  Pascual:  quien  á 
nii  no  te  ha  hecho  mal,  no  te  ha  muerto  ni  comido,  sino  antes 
rtte  ha  guardado  y  tiene  tan  bien  tratado  y  á  nosotros  nos 
i>envia  tan  buenas  cosas  tan  necesarias  para  nuestro  sustento^ 
vqué  mal  nos  puede  hacer?  de  qué  nos  hemos  de  recelar?  Vamos, 
nveámosle,  sujetémosnos  y  nos  pondrá  donde  quisiere.  Como 
»lo  dijeron  lo  hicieron.  Vino  el  padre  de  Pascual  casi  con 
» toda  la  nación;  llegaron  contentísimos  al  rio  Beleño,  donde 
»yo  les  habia  dejado  dos  canoas  con  gente;  pero  los  Oas,  con 
«su  temor  y  horror  á  [los]  Gayes  tan  arraigado  y  tan  antiguo, 
i»aprendicron  que  nuestro  Pascual,  Chilo  y  el  Avixira  estaban 
wya  comidos  de  Gayes,  esperando  harian  lo  mismo  con  ellos 
©sí  allí  se  tardaban,  con  que  no  s>ólo  se  huyeron,  sino  que  se 
«trujeron  las  canoas. 

«Llegados  nuestros  portadores  á  Beleño  con  casi  toda  la 
•nación,  se  hallaron  á  pié,  con  que,  muy  llenos  de  dolor, 
•hubieron  de  volver  á  enviar  los  Gayes  á  sus  casas  hasta  otra 
•ocasión,  menos  doce,  dos  curacas  con  ellos,  y  nadando  rios 
•y  rompiendo  montes,  en  que  dieron  gran  demostración  de 
•su  fineza,  llegaron  aquí  bien  lastimados  en  los  pies,  y  con 
•mucho  agrado  nos  dieron  la  paz,  según  he  dicho.  Estuvieron 
•siete  dias  muy  agasajados.  Entre  otros  dones,  se  le  dio  á 
•cada  uno  su  machetillo  ó  cuchillo  hechizo,  que  acá  dicen, 
•que  ellos  mesmos  vieron  hacer,  con  no  poca  admiración,  en 
»la  fragua  que  aquí  se  ha  puesto,  que  es  el  añagaza  mayor 
«para  estos  bárbaros.  Remitilos  con  cuatro  de  los  mozos  que 
•me  acompañan  de  Xóberos  y  Mainas  y  con  el  mesmo  Pascual 
•lengua,  para  que  lleven  adelante  lo  comenzado  y  dispongan 
•el  camino.  Tres  quedaron  aquí  para  lenguas. 

•Este  suceso  de  tan  buenas  consecuencias,  tan  deseado, 
•pretendido  y  agenciado,  nos  ha  dado  Dios  de  presento  con 
•tanta  facilidad.  Su  mucha  importancia  me  ha  hecho  pedir  á 
•los  Padres  de  por  acá  una  misa  en  acción  de  gracias  y  para 
•que  el  Señor  lo  confirme.  V.  Rev.  podrá  hacer  allá  lo  que 
•fuere  servido  y  le  dictare  su  buen  deseo  y  santo  celo.  Póneme 


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NOTICIAS    AUTENTICAS   DEL   FAMOSO    RIO   MARANON.      253 

»en  gran  deseo  de  oraciones  el  entender  son  causa  de  este 
»buen  suceso  y  buenos  efectos  las  que  un  gran  mi  amigo  y 
•bieuhechor  destas  misiones  solicita  por  allá  en  la  escuela  de 
»Xpto.  tan  santamente  entablada  en  esa  ciudad;  conque  juntas 
»las  de  esa  santa  comunidadad,  serán  de  grande  eficacia  para 
»que  se  prosigan  y  confirmen  estos  buenos  sucesos  y  los  más 
sque  se  desean  en  pro  de  esta  gentilidad.  A  más  de  haberse 
Acontinuado,  eslabonado,  unido  y  hermanado  esta  misión  de 
»Quixos  y  Curaray  con  la  del  Marañon  y  Mainas,  se  le  ha 
^quitado  el  único  embarazo  que  dificultaba  y  aun  imposibili- 
>taba  la  travesía  de  Bobonaza,  por  donde  se  comunican  estas 
amisiones;  conque  podran  ser  continuos  los  avisos  sin  que  haya 
j)en  que  se  detengan  y  estanquen,  como  ha  sucedido  siempre, 
•  y  de  presente  se  ha  detenido  más  de  año  el  que  á  la  misión  de 
»Mainas  se  hacia  con  el  envió  de  algunos  Padres,  por  el  em- 
»barazo  de  cosario  tan  caribe  como  ha  sido  el  Gaye.  El  Señor 
»lo  lleve  adelante  en  su  buen  intento  y  guarde  á  V.  Rev.  De 
•Noxino  y  febrero  24  de  1668. — Lúeas  de  la  Cueva.» 

Hechas  desta  manera  las  paces  con  los  dos  curacas  gayes  y 
despachados  éstos  á  sus  tierras,  para  coger  desde  luego  el 
fruto  de  tan  prodigiosa  pacificación  á  dar  principio  á  (sic) 
poblar  aquella  nación,  resolviéronse  do  repente  los  PP.  Lucero 
y  Hurtado  ir  tras  dellos,  aunque  por  camino  algo  diferente,  y 
entrar  por  aquella  provincia  á  los  Mainas;  empresa  que  des- 
pués les  costó  harto  susto  y  afán,  por  las  asperezas  del  camino, 
y  tuvieron  que  dar  muchas  gracias  á  Dios  de  haber  salido 
con  vida.  Todo  lo  refiere  con  elegante  brevedad  el  P.  Lucero 
en  carta  escrita  desde  Borja  por  octubre  del  mismo  año,  en 
que  dice  así: 

«De  Gayes  á  Oas  por  tierra  hay  un  mundo  que  andar.  Loa 
«muchachos  que  despachamos  desde  Beleño  tardaron  doce 
»dias  y  dijeron  era  muy  mal  camino  y  lleno  de  puentes  muy 
ndificultosos  de  pasar,  por  haber  muchos  rios.  Desde  Beleño 
«hay  sus  ocho  días  largos  por  rio  y  canoa.  Mi  viaje  fué  por  el 
«rio  todo,  pero  fué  viaje  de  arrojo  y  salimos  el  P.  Agustín 
«Hurtado  y  yo  con  vida  milagrosamente.  Diez  días  navegamos 
«por  rio  desde  tierras  de  Oas  hasta  Callanayacu.   De  aquí 


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BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 


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Bcogimos  seis  leguas  á  pió  por  el  bosque  adentro  hasta  el  rio 
•del  Tigre.  Aquí  estuvimos  comiendo  sólo  maíz  tostado,  que 
eno  había  otra  cosa,  catorce  días  largos.  Hicimos  embarcación 
»y  arrojámonos  en  nombre  del  Señor  San  Xabier  rio  abajo  en 
»una  canoa  el  P.  Agustin  y  yo,  y  en  dos  balsas  la  gentecilla 
»0a  que  llevábamos,  que  era  bien  poca  y  muy  cobarde,  y 
•llevábamos  los  cabellos  harto  erizados,  así  por  navegar  un 
•rio  tan  malo  y  tan  nuevo  que  nadie  lo  había  visto  navegar, 
•como  también  por  ir  por  tierra  de  aucas  sin  más  guías  que 
•Dios  por  delante.  Trece  ó  catorce  veces  nos  vimos  ahogados, 
aporque  el  rio  es  un  pilancon  de  molino  tan  arrebatado,  que 
•jamas  pudimos  embarcados  tener  providencia  en  las  vueltas 
•de  los  escollos  continuos  en  que  sin  remedio  topábamos. 
•Con  este  trabajo  navegamos  diez  dias  de  rio  abajo  hasta  dar 
•en  tierras  de  Gayes.  Entramos  en  ellas  juzgando  hallar  algún 
•alivio,  y  en  la  primera  casa  sólo  topamos  con  un  buen  viejo, 
•quien  nos  dijo  que  todos  los  demás  estaban  retirados  en  el 
•monte,  por  miedo  de  la  peste  que  los  íbamos  metiendo.  Tres 
•dias  estuvimos  solos  y  en  tan  gran  confusión,  que  hubiera- 
•mos  tomado  de  mejor  gana  el  que  no  se  hubiesen  amistado 
•con  nosotros,  que  el  padecer  tales  desamparos  en  sus  mismas 
•tierras  en  que  nos  hallamos  empeñados  satisfechos  de  su 
•amistad.  Finalmente,  el  Señor  San  Xavier  fué  sacando  del 
•monte  á  muchos  y  los  iba  trayendo  á  mi  vista  con  harto 
•consuelo  del  P.  Agustin  y  mío,  porque  de  verdad  nos  juzga- 
•mos  del  todo  perdidos.  Finalmente,  cuando,  más  consolados, 
•tratábamos  de  nuestro  camino  para  Bobouaza,  á  que  nadie 
•se  atrevía,  por  estar  los  más  de  los  Gayes  acatarrados  (:  peste 
•que  entra  siempre  con  el  Evangelio  y  con  los  soldados;),  me 
•vino  un  Gaye  por  las  espaldas  armado  de  lanza  y  rodela  y 
•  me  dijo:  seas  bien  venido:  has  de  saber  que  mi  padre  se  está 
nmuriendo  y  desea  verle ^  porque  dice  que  ha  muchos  dias  que  te 
^aguarda.  Pregúntele  dónde  estaba,  y  según  las  señas,  juzgué 
•que  cercano  á  mi  rancho.  Pedile  al  P.  Agustín  me  aguar- 
•dase,  y  coguiendo  (sic)  sólo  el  toldillo,  me  partí  con  el  indio. 
•Hízome  caminar  siete  leguas  largas,  aunque  por  camino 
•bueno,  para  dar  en  la  casa  del  viejo.  Hállele  á  boca  de  noche 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO    RÍO    MARAÑÜN.      255 

•casi  boqueando;  dijele  si  quería  ser  hijo  de  Dios;  díjome  que 
»sí,  pero  que  quería  vivir  algún  tiempo  más,  para  servir  á 
«Dios.  Dijele  que  lo  pidiese  á  Nuestro  Señor.  Hizo  su  plegaria 
«como  pudo  y  cogióme  el  rosario  y  abrazado  del  durmió 
•aquella  noche  y  á  mí  me  hizo  durmiese  en  una  hamaca  muy 
•cercana  á  la  suya.  Nuestro  Señor  oyó  al  bárbaro  y  diole  tan 
•entera  salud,  que  otro  día  se  levantó  y  dispuso  mi  viaje  á 
•Bobonaza  con  tanta  presteza,  que  fue  forzoso  escribirle  al 
•Padre  tuviese  paciencia.  Tres  dias  caminé  por  tierra  con 
Btreinla  Gayes  muy  bien  armados.  Dimos  en  Bobonaza,  y 
•haciendo  una  balsa,  me  arrojé  con  ellos  rio  abajo.  Al  tercero 
•día  di  con  los  Ipapizas  ó  Coronados.  Hice  lue^'O  despacho  por 
•canoas  á  los  Roamainas;  trajéronmelos,  y  en  un  día  de  rio 
•abajo  de  Pastasa  di  con  el  P.  Ignacio  Ximenez  en  el  puerto 
»nuevo  de  Roamainas,  donde  me  aguardaba.  Otro  dia  le 
•enviamos  canoas  al  P.  Agustín  Hurtado  con  cuarenta  amigos 
•de  escolta,  con  que  al  punto  se  vino.  Desde  Roamainas  á 
•Gayes  hay  sólo  siete  dias  do  navegación  y  uno  de  tierra  el 
•bosque  adentro.  Y  si  corriere  esa  reducción  por  cuenta  de  los 
•  Padres  de  por  acá,  andando  el  tiempo,  solo  habrá  medio 
•cuarto  de  legua  que  andar,  porque  me  pidieron  querían 
•poblarse  todos  en  una  loma  tendida,  que  yo  anduve  con 
•ellos,  muy  cercana  al  rio;  y  sí  surte  efecto,  vendrá  á  ser  gran 
•escalón  para  el  camino  de  la  Canela  y  juntamente  para  ir 
•manejando  las  naciones  del  río  del  Tigre,  que  por  lo  menos 
•pasan  de  siete  provincias  las  que  sabemos  y  tenemos  por 
•cierto  que  hay.» — Hasta  aquí  la  carta  del  P.  Lucero. 

Fué  particular  providencia  de  Dios  para  que  no  se  mallogra- 
se  aquella  nación,  fuesen  desde  luego  los  Padres  á  tomar  po- 
sesión della  en  sus  tierras  y  darse  á  conocer,  porque  se  pasó 
después  bastante  tiempo  sin  que  nadie  entrase  á  verla.  Por  fin, 
el  año  de  1672,  el  P.  Agustín  Hurtado,  siendo  misionero  de 
los  Roamainas,  entró  otra  vez  á  aquella  provincia  y  dio  prin- 
cipio á  poblar  la  gente  cerca  del  Bobonaza,  casi  un  dia  de  ca- 
mino, monte  adentro,  y  cuatro  de  navegación  más  arriba  de 
los  Coronados.  Costóle  mucho  afán  la  empresa,  por  ser  los  Ga- 
yes de  natural  altivo  y  enemigos  de  toda  sujeción.  Desde  en- 


286 


BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 


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toncos  prosiguió  el  Padre  visitándolos  de  cuando  en  cuando 
para  doctrinarlos  y  baptizarlos  hasta  el  año  1677,  en  que  mu- 
rió de  una  puñalada,  como  se  dijo  hablando  de  los  Roamai- 
ñas  (1). 

Al  P.  Hurtado  sucedió  el  P.  Francisco  Fernandez  de  Men- 
doza^ quien,  según  se  colige  de  su  carta,  que  trae  el  P.  Rodrí- 
guez, libro  5.°,  cap.  12  (2),  fué  el  primero  que  asistió  á  pié 
quedo  en  aquella  reducción,  por  haberse  disminuido  mucho  la 
de  los  Roamainas,  y  bautizó  á  los  adultos  á  petición  do  los 
mismos  indios,  quienes  mucho  le  querían.  Después  del  P.  Fer- 
nandez, entró  á  cuidar  de  aquella  reducción  el  P.  Pedro  do  Ca- 
seros (sic),  á  quien  sucedió  el  P.  Tomas  Santos,  quien  dio  prin- 
cipio á  poblar  los  Andoas  algunas  jornadas  más  arriba  en  la 
orilla  del  mismo  Bobonaza,  en  el  sitio  que  llaman  hoy  día  los 
indios  Tomas  Santos  (3).  A  éste,  por  ñn,  el  año  de  1696,  suce- 
dió el  P.  Nicolás  Durango,  á  quien  mataron  los  mismos  Gayes 
por  el  año  de  1707,  como  se  dirá  en  el  §  siguiente. 


§  VIL 


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Muerte  del  P.  Nicolás  Durando  á  manos  de  los  Gayes, 


Tocante  á  los  hechos,  virtudes  y  muerte  deste  insigne  mi- 
sionero, para  no  decir  cosa  que  no  conste  auténticamente,  co- 
piaré aquí  parte  de  la  carta  que  con  ocasión  de  su  muerte  es- 
cribió el  P.  Wenceslao  Breyer,  quien  se  encargó  del  restable- 
cimiento de  aquella  misión.  Dice  así: 

cDoy  noticia  á  -Ys.  Revs.  de  la  desgracia  sucedida  en  estas 
•misiones  en  que  los  indios  Gayes  el  dia  14  de  abril  del  co- 
•rriente  año  1707,  mataron  bárbaramente  al  P.  Nicolás  Du- 


(í)   Ed  las  Adiciones. 

(2)  Antes  se  imprimió  en  Madrid  como  carta  de  edificación,  janto  con  la  del 
P.  Lucero  fecha  en  La  laguna  á  3  de  Junio  de  1681. 

(3)  Publicamos  la  relación  de  su  evangélica  jornada  en  los  Ápéiídicei, 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.       257 

•rango,  de  nación  napolitano  (1),  quien  habia  sido  su  misio- 
»nero  por  once  años  y  cuatro  meses,  doctrinándolos  y  asistién- 
»dolos  con  mucha  caridad.  Originádose  ha  su  muerte  de  la  al- 
»tivoz  de  los  indios,  que  extrañaban  mucho  la  sujeción  en  que 
»los  tenia  el  Padre  en  orden  á  la  doctrina  cristiana,  costura- 
abres  y  gobierno  político  del  pueblo,  en  que  pedia  dóllos  mu- 
»cha  puntualidad  y  aseo,  como  se  dirá  en  adelante.  Con  oca- 
»sion  de  un  cerco  que  mandaba  hacer  el  Padre  cerca  de  su 
»casa,  un  indi»  que  estaba  de  concierto  con  otros  muchos  para 
«matarle,  buscando  de  propósito  ocasión  y  pretexto  para  eje- 
»cutar  su  maldad,  puso  de  adrede  (sic)  un  palo  al  revés  de  lo 
»que  se  le  mandaba;  reprendióle  el  Padre  con  alguna  vivera, 
»y  el  indio,  levantando  la  macana,  que  tenia  prevenida, *le  dio 
«con  ella  en  el  brazo  derecho  y  se  lo  quebró;  luego,  los  otros, 
«acometiéndolo,  le  dieron  muchos  golpes  en  las  espaldas,  te- 
aniéndole  el  uno  agarrado  de  los  cabellos;  mientras  esto,  lle- 
Dgándose  otro  con  una  hacha  en  la  mano,  y  riñiendo  de  burlas 
»á  los  demás  que  así  maltratasen  al  Padre,  descargólo  un  golpe 
»en  las  sienes,  que  bastó  para  derribarle  al  suelo.  Dejándole 
oasí  por  muerto,  con  grande  algazara  fueron  todos  á  sus  casas 
»á  coger  las  lanzas  y  rodelas,  y  vueltos  á  donde  el  Padre,  ha- 
«llaron  que  vuelto  en  sí,  de  rodillas,  con  el  Santo  Cristo  qne 
«llevaba  siempre  al  pecho  en  las  manos,  estaba  haciendo  actos 
«fervorosos.  Entonces  acabaron  de  matarle  á  lanzadas.  Los  An- 
adeas, que  es  otra  parcialidad  de  los  que  vivian  en  el  pueblo 
»y  no  concurrieron  de  ningún  modo  á  la  muerte  de)  Padre, 
«mucho  lo  lloraron  y  enterraron  en  la  iglesia  al  pió  del  altar 
«mayor.  Me  aseguran  los  que  asistieron  al  Padre,  que  el  dia 
«antes  tuvo  aviso  de  su  muerte,  y  fué,  que,  rezando  en  el  Diur- 
«no  delante  de  la  iglesia,  reparó  caian  en  él  unas  como  gotas 
«de  sangre,  de  lo  cual  espantado  dijo  á  los  muchachos:  queme 
jidirá  esta  sangre? por  ventura  infieles  han  de  venir  á  matarméf 
«Sin  recelarse  de  sus  mismos  feligreses,  y  diciendo  esto,  en- 


(1)  Su  verdadero  apellido  era  Lanzamani.  Escribió,  á  poco  de  llegar  á  las  mi- 
siones do  Mainas,  una  curiosa  carta  que  se  imprimió  en  Madrid  en  la  misma 
forma  que  las  de  los  PP.  Mendoza  y  Lucero  ya  citadas. 

17 


253  BOLETÍN  DE   Lk  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA • 

Dtrose  á  la  iglesia  y  se  estuvo  buen  rato  de  rodillas  en  todos 
•los  altares  del  Santo  Cristo,  de  la  Virgen  y  San  Xavier,  pa- 
»trón  del  pueblo,  ofreciendo  sin  duda  su  vida  en  sacrificio  y 
apreviniéndose  para  la  muerte  que  liabia  de  sucederle  al  dia 
»siguientc. 

»Fuó  el  P.  Nicolás  religioso  muy  exacto  en  la  observancia 
»de  sus  reglas,  varón  verdaderamente  apostólico,  quien  ha 
«trabajado  mucho  en  este  partido  de  Roamainas  y  Gayes,  en- 
•trando  61  mismo  muchas  veces  á  los  montes  á.  amistar  infle- 
»les  y  reducir  cristianos  fugitivos,  no  obstante  que  padecia 
•mucho  del  asma  y  otros  achaques.  Podemos  decir  haber  sido, 
»si  no  autor,  á  lo  menos  restaurador  del  pueblo  de  Gayes; 
•cuando  se  encargó  del,  halló  poco  más  de  setenta  indios.  Con 
Dsus  entradias  al  Tigre  y  Curaray  fué  agregando  muchos  An- 
»doas,  Semigayea,  hfaithiores  y  otros,  hasta  formar  un  pueblo 
»de  los  más  numerosos  de  la  misión.  En  lo  que  excedía  esta 
•misión  á  las  demás  era  en  el  orden  y  gobierno,  que  causaba 
«asombro  á  los  que  pasaban  por  ahí.  Aquí  las  físcalías  repar- 
lítidas  [repartíanse]  hasta  entre  las  mujeres,  para  lo  que  se 
•ofrecía  en  lo  espiritual  y  temporal.  Para  todo  habia  sus  sin- 
ódicos y  mandones,  sin  que  faltasen  en  lo  entablado  aun  en 
•las  ausencias  del  Padre,  averiguándose  hasta  la  menor  falta 
•que  hubiese  habido  tocante  á  la  iglesia  y  en  lo  que  era  obli- 
pgacion  de  cada  uno. 

•Habia  enfermeros  que  cada  dia  referían  del  estado  de  los 
•enfermos,  aplicaban  remedios  y  les  llevaban  la  comida.  Otros 
•avisaban  puntualmente  si  habia  algún  niño  ó  adulto  que 
•bautizar  ó  sacramentar,  en  lo  cual  suele  ser  mucho  el  des- 
ceñido de  los  indios.  Hasta  la  planta  y  dispusicion  del  pueblo 
•la  iba  el  Padre  cada  dia  puliendo  más  y  más  con  tanta  her- 
» mesura  y  aseo,  que  no  habia  cosa  igual  en  toda  esta  mon ta- 
cna. Todo  el  pueblo  estaba  siempre  limpio  como  un  jardin  y 
•sus  moradores  tan  puntuales  en  todo  cuanto  se  les  mandaba, 
•que  era  cosa  rara  y  nunca  vista  entre  naciones  bárbaras.  Lo 
•más  apreciable  era,  que  .tomando  ejemplo  de  su  misionero, 
•los  indios  parecían  llenos  de  celo  cristiano  en  buscar  y  atraer 
•gentiles  del  monte  á  que  se  poblasen  é  hiciesen  cristianos. 


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NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑON.      Í59 

^Estando  todo  en  esta  conformidcid,  cuando  parecía  habia 
»de  ser  este  pueblo  el  ejemplar  de  los  demás,  por  permisión 
»uo  pensada  de  Dios,  todo  cayó;  porque,  aunque  no  todos  los 
j)Gaves  liabian  concurrido  en  la  muerte  del  Padre,  temej'osos 
»de  algún  castigo,  aunándose  de  común  consentimiento  con 
»su  cacique  D.  Carlos  Maniri,  sabedor  de  todo,  determinaron 
«retirarse  á  los  montes  y  armarse  contra  la  Justicia,  caso  qnc 
«fuesen  españoles  á  castigarlos.  Luego  quemaron  la  casa  del 
«Padre,  rajaron  en  el  puerto  las  canoas,  pusieron  centinelas 
»en  varias  partes  para  que  los  Andoas  no  fuesen  á  Borja  á  avi- 
»sar  y  para  matar  cuantos  asomasen  por  ahí,  mientras  dispo- 
»nian  su  retirada.  Alguuos.  déllos  bajaron  al  pueblo  de  los 
«Roamainas  para  convidar  al  cacique  D.  Damián  entrase  él 
•  también  con  su  gente  en  el  alzamiento.  No  le  hallaron,  por- 
»que  estaba  ausente  en  los  Pinches,  y  como  mediante  un  mu- 
«chachillo  se  supiese  á  qué  habían  venido,  avisado  dicho  ca- 
«cique,  que  era  indio  muy  leal  y  buen  cristiano,  luego  despa- 
»chó  aviso  á  Borja  y  él  en  persona  con  sesenta  Pinches  subió 
»á  los  Gayes  con  intento  de  prender  á  los  matadores.  Xo  los 
«halló,  porque,  viéndose  descubiertos,  apresuraron  la  fuga, 
«habiendo  quemado  primero  todas  sus  casas  y  las  de  los  An- 
adeas. Quisieron  hacer  lo  mismo  con  la  iglesia,  pero  la  madre 
»del  cacique  gaye  y  unos  Andoas  se  interpusieron,  diciendo  les 
«habia  de  ir  mal  en  su  retirada.  Por  este  miedo  no  so  atrívie- 
«ron  [á]  tocar  A  los  cálices  y  ornamentos  sagrados,  menos  la 
«capa  de  coro  y  unos  manteles  que  llevaron  los  Semigaes  para 
«usar  dellos  en  sus  bailes.  Los  Andoas  desparamáronse  (sicj 
»por  el  monte  sin  orden  ni  concierto,  recelosos  no  les  matasen 
«los  Gayes  si  quedaban  en  el  pueblo. 

«Desta  manera  deshízose  por  fin  la  reducción,  poco  antes 
«tan  celebrada,  de  San  Xavier,  y  en  este  estado  la  he  hallado 
«cuatro  meses  há  que  subí  por  acá  con  alguna  escolta,  á  fin  de 
«favorecer  á  los  Andoas.  Tengo  ya  recogidos  hasta  setenta  de- 
«Uos  y  espero  seguirán  en  breve  los  demás.  Mientras  esto, 
«llegó  también  á  este  sitio  el  teniente  de  Borja  D.  Baltasar  de 
«Rioja,  y  de  aquí  luego  se  fué  en  seguimiento  de  los  apóstatas 
«con  diez  y  ocho  españoles  y  doscientos  indios  amigos.  La  jor- 


200  BOLETÍN  DE   £A  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

inada  ha  sido  muy  larga  y  penosa,  por  haberse  retirado  mu- 
»chos  Gayes  más  allá  de  Curaray  y  haber  quemado  sus  trojes 
•de  maíz,  que  habla  en  el  camino,  los  Semigayes  y  Zaparas  á 
«petición  del  cacique  Maniri,  para  imposibilitar,  como  ellos 
•discurrían,  á  los  españoles  el  llegar  por  ahí,  por  falta  de 
•comida.  Llegaron,  sin  embargo,  hasta  dar  alcance  á  dicho 
•cacique,  quien  los  aguardó  emboscado  con  treinta  indios  y 
•tuvo  la  osadía  de  hacer  un  tiro  contra  un  español  con  un  tra- 
mbuco que  llevaba  consigo  y  habia  sido  del  Padre  difunto.  No 
•tuvo  efecto  el  tiro,  por  la  ligereza  del  soldado  en  tenderse  en 
•el  suelo  á  tiempo  que  prendía  el  polvorín.  Viendo  esto  el 
•teniente,  mandó  á  los.de  la  armada  embistiesen  á  los  alzados. 
•Apenas  se  empezó  [á]  tirar  algunos  dardos,  que  el  cacique  coa 
•los  suyos  se  dieron  á  huir  á  toda  priesa^  y  como  estaban  más 
•ligeros  y  diestros  en  aquellos  montes  que  los  nuestros,  ya  ren- 
•didos  con  la  hambre  y  cansancio,  no  se  pudo  darles  alcance. 
•Quedó,  sin  embargo,  presa  la  madre,  hermana,  mujer  é  hi- 
•jito  único  del  cacique,  que  acá  me  los  trajeron  con  otras  se- 
•tenta  almas  que  han  ido  recogiendo  en  el  camino.  Entre  és- 
•tos  hay  algunos  infieles  de  varias  parcialidades,  que  luego 
•despaché  libres  para  sus  tierras  con  algunos  dones,  á  que  me 
•traigan  por  acá  sus  curacas.  No  sé  qué  efecto  tendrá  la  em- 
•bajada.  Espero  en  el  glorioso  apóstol  San  Xavier  volverá  á 
•reítablecerse  esta  reducción,  por  lo  menos  con  los  Andoas  y 
•Semigayes.  Vs.  Revs.  lo  encomienden  muy  de  veras  á  Su 
•Divina  Mageslad,  etc.  Desde  este  que  fué  pueblo  de  Gayes, 
•  1  noviembre  de  1707. — Wenceslao  Breyer.j» 

Dos  años  después,  habiendo  vuelto  algunos  soldados  borje- 
ños  en  busca  de  los  matadores  del  P.  Durango,  prendieron  á 
casi  todos  los  Gayes,  y  en  castigo  de  su  apostasía,  fueron  re- 
partiéndolos en  diferentes  pueblos  cristianos,  en  donde  dentro 
de  poco  tiempo  fueron  consumiéndose,  menos  tres  ó  cuatro 
familias  que,  por  estar  ausentes  del  pueblo  cuando  sucedió  la 
muerte  del  Padre,  no  tuvieron. parte  en  nada  de  cuanto  hicie- 
ron los  demás.  Sospechan,  sin  embargo,  algunos,  quedan  aun 
Gaes  infieles  en  los  bosques  contiguos  al  Curaray.  El  cacique 
Maniri,  andando  retirado  entre  los  Nevaa  y  Zaparas,  quiso 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS  DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      261 

gastar  mucho  señorío  sobre  ellos,  hasta  obligarles  fuesen  todas 
las  mañanas  á  su  rancho  á  cortejarle  y  saludarle  con  el  Alaba- 
dOy  como  si  fuese  Padre  y  misionero  de  ellos;  por  lo  cual,  abu- 
rridos, extrañando  tanta  altivez,  una  mañana,  estando  él  muy 
descuidado,  en  lugar  del  Alabado,  le  dieron  con  la  macana  en 
la  cabeza  y  acabaron  con  él.  A  otro  indio  de  séquito  que  acabó 
de  matar  al  Padre,  habiéndole  preso  los  borjeños,  le  ahorca- 
ron y  cortaron  la  mano  para  el  escarmiento  de  los  demás. 


§  VIII. 
Nueva  reducción  de  los  Andoas  y  Semigayes, 

Habiendo  vuelto  de  Gayes  para  el  pueblo  de  la  Laguna  el 
P.  Wenceslao  Breyer,  y  dado  cuenta  al  Superior  que  era  á  la 
sazón,  el  P.  Samuel  Fritz,  de  todo  lo  sucedido,  como  también 
de  las  disposiciones  favorables  que  habia  para  el  restableci- 
miento de  aquella  reducción,  tuvo  éste  por  acertado  el  encar- 
gar aquella  empresa  al  celo  y  eficacia  de  dicho  P.  Wenceslao, 
á  que  prosiguiese  con  la  diligencia  que  habia  empezado.  Con 
esto,  á  fines  de  enero  de  1708  se  encaminó  nuevamente  el  Pa- 
dre para  Pastasa  y  Gayes,  y  antes  de  llegar  á  Bobonaza,  en 
la  boca  de  una  hermosa  quebrada  halló  á  los  Andoas  empeña- 
dos en  hacer  nueva  población.  Eran  casi  cien  indios,  parte 
Guasagas  y  parte  del  Tigre,  parcialidades  distintas,  pero  de 
una  misma  lengua.  Alegróse  mucho  el  Padre  con  tan  buenos 
principios,  y  desde  luego,  asentando  allí  el  pié,  empezó  á  doc- 
trinarlos con  macha  aceptación  de  los  indios,  quienes  siempre 
le  han  aceptado  y  querido  en  los  diez  y  nueve  años  y  más  que 
vivió  constantemente  con  ellos  hasta  salir  para  Quito,  en  donde 
poco  después  murió.  Llamóse  la  nueva  reducción  Sanio  Tomé 
délos  AndoaSj  advocación  que  se  les  señaló  desde  que  algunos 
de  ellos  empezaron  años  ha  á  poblarse  en  Bobonaza. 

Dos  meses  después  de  haber  llegado  á  los  Andoas,  consolóle 
Dios,  según  dice  él  mismo  en  sus  apuntes,  con  la  llegada  de 
Don  Xavier  Meruca^  cacique  Semigaye  de  los  Maithiorea,  y 


282  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Otro  de  los  Zaparas,  que  con  gente  de  su  séquito  y  algunos 
Gayes  bajaron  en  balsas  á  verle  con  dnimo  de  volver  íí  poblar- 
se en  la  reducción  antigua  de  San  Xavier.  Subió  luego  con 
ellos  it  dicho  sitio,  donde  estaba  esperando  lo  demás  de  la  gente, 
que  eran  por  todo  ochenta  y  seis  almas,  parte  cristianos  y  parte 
aun  infieles.  Dando  muchas  gracias  á  Dios  el  Padre  de  tan 
buen  principio,  mandó  limpiasen  luego  la  iglesia;  después, 
cantando  el  AlahadOj  hizo  pidiesen  todos  perdón  á  Dios  de  su 
apostasía,  y  al  P.  Durango,  que  estaba  alli  enterrado,  del  des- 
agradecimiento; hizo  también  reverenciasen,  abrazasen  y  be- 
sasen unas  cruces  que  se  plantaron  en  público  el  dia  mesnio 
de  la  Exaltación,  en  satisfacción  de  haber  algunos  en  su  huida 
alanceado  sacrilegamente  una  dellas.  De  alli  bautizó  unos  pár- 
vulos y  á  los  adultos  que  lo  parecieron  (sic)  estaban  bastante- 
mente instruidos.  De  allí,  encargando  á  todos  la  perseverancia, 
se  volvió  muy  gustoso  á  sus  Andoas. 

Desde  entonces  prosiguieron  saliendo  de  sus  retiros  otros 
muchos  indios,  gran  parte  Semigayes,  con  que  volvió  á  po- 
blarse aquella  reducción;  pero  como  no  podían  gozar  continua- 
mente de  la  asistencia  del  Padre,  se  resolvieron  por  fin  todos 
[A]  bajar  á  vivir  en  compañía  de  los  Andoas,  quienes  también, 
por  haber  experimentado  poco  fíivorableel  temple  del  lio  Pas- 
tasa,  pasaron  su  población  como  media  legua  monte  adentro, 
en  la  orilla  de  la  misma  quebrada  en  donde  viven  al  presente. 

En  los  años  que  asistió  el  P.  Wenceslao  en  aquella  reduc- 
ción, muchos  han  sido  los  inQeles  que  se  agregaron,  aun  desdo 
el  Curaray;  pero  al  mismo  paso,  muchos  han  sido  también  ios 
que  han  muerto  con  diferentes  achaques,  apenas  recibido  el 
baptisnio.  Lo  mismo  ha  sucedido  con  los  misioneros  que  suce- 
dieron al  P.  Wenceslao;  y  así,  toda  la  gente  no  pasa  hoy  dia 
de  cuatrocientas  cuarenta  y  siete  almas. 

Tocante  al  origen  y  algunas  costumbres  délla,  la  nación  prin- 
cipal que  da  hoy  el  nombre  á  la  reducción,  es  la  de  los  Andoas, 
parte  Guasagas  y  parlo  del  Tigre,  que  llamaron  también  en 
algún  tiempo  Guallpayos  y  Toqueoreos,  Los  Guasagas  vivían 
antiguamente  cerca  do  un  riacho  deste  nombre,  que  sale  á 
Pastasa  un  dia  más  abajo  de  los  Pinches.  Los  borjeños  lleva- 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO    RÍO   MARAÑÓN.      263 

ron  muchos  dellos  para  el  pueblo  de  Naranjos,  ea  la  frontera 
de  los  Xíbaros,  en  donde  fueron  consumiéudose.  Los  que  que- 
daban empezó  á  poblarlos  cerca  de  sus  tierras  el  P.  Durango 
por  el  año  do  1701.  De  allí  se  pasaron  á  Gaes,  y  después  en 
donde  viven  al  presente.  Sus  costumbres  en  la  gentilidad  pasa- 
ban de  bárbaras,  y  contra  toda  ley  mezclábanse  con  todo  géne- 
ro de  animales  y  pájaros,  perdonando  solo  á  tal  ó  cual  especie 
de  que  usaban  para  el  sustento.  A  la  brutalidad  juntaban  la 
embriaguez,  que  era  casi  continua  de  todos  los  dias.  Parece  que 
Dios,  en  castigo  de  tan  enormes  delitos,  permitió  se  consumie- 
sen casi  del  todo. 

Por  lo  contrario,  los  Guallpayos,  aun  en  su  gentilidad,  te- 
nían algunas  costumbres  muy  loables  y  conocimiento  del 
verdadero  Dios,  á  quien  llamaban  en  sus  necesidades  con  el 
nombre  de  Cumhanama.  Aprendieron  eso  quizá  de  los  veci- 
nos de  Sant-iago,  en  cuya  cercanía  dicen  que  vivieron  en 
algún  tiempo.  De  allí,  pasando  el  Maraüon  y  subiendo  por  el 
Tigre,  fueron  á  parar  cerca  de  las  sierras  de  los  Gayes,  quie- 
nes, siendo  cristianos,  los  sujetaron  y  trujeron  á  su  pueblo, 
ejercitando  con  ellos  un  género  como  de  superioridad,  confor- 
me  hoy  los  Andoas  la  ejercitan  con  los  Semigayes.  Estos,  que 
son  la  otra  nación  de  que  se  compone  el  pueblo  de  Santo 
Tomé,  vivían  hacia  el  Curaray  repartidos  en  varias  parciali- 
dades de  Aracohores,  Mocosiohores^  Usicohores^  Ichocomohores 
é  Itoromohores.  Hoy  dia  viven  todos  revueltos  y  muy  dismi- 
nuidos. Amistólos  en  tiempo  del  P.  Durango  el  cacique  gaye, 
y  el  mismo  Padre  entró  á  verlos  en  sus  tierras  el  año  de  1699. 
Después  del  alzamiento  y  fuga,  volvieron  á  amistarse  del 
modo  que  dijimos  arriba.  Tienen  la  misma  lengua  y  costum- 
bres de  los  Gayes  pero,  por  vivir  en  distintas  tierras  y  no  te- 
ner comunicación  con  ellos,  se  tuvieron  á  los  principios  por 
de  otra  nación  y  se  les  dio  el  nombre  de  Semigayes  (1). 

Con  estos  confinaban  los  Neovas  y  Zaparas,  de  que  se  dijo 


(1)  Es  decir,  medio  Gayes  ó  Gaes,  como  declara  el  mismo  misionero  que  les  puso 
el  nombre;  el  cual  escriben  algunos  autores  (entre  ellos  el  P.  Juan  de  Velasco) 
Simi-gayes^  convirtiendo  el  $emi  en  la  voz  quichua  timi:  boca,  palabra,  lenguaje. 


961  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFIGA. 

en  el  descubrimiento  del  Curaray,  donde  quedan  aún  los  más 
para  (sic)  conquistar.  Algunos  déllos  Irujeron  en  estos  últi- 
mos años  para  el  pueblo  de  los  Andoas,  los  Semigayes,  sus 
amigos. 

'  Remataré  este  párrafo  con  un  caso  memorable  que  sucedió 
el  año  de  1729  con  unos  Andoas,  que  por  vivir  á  su  libertad, 
se  habían  retirado  del  pueblo.  Encomendólos  mucho  su  mi- 
sionero el  Apóstol  San  Xavier,  quien  no  tardó  mucho  ea 
traérselos,  porque  habiendo  ellos  muchos  dias  por  diferentes 
caminos  tentado  buscar  sitio  en  la  espesura  del  monte  ea 
donde  fijar  su  domicilio,  al  anochecer,  después  de  haber  ca- 
minado todo  el  dia ,  se  hallaron  siempre  en  el  mismo  paraje 
de  donde  hablan  salido  por  la  mañana;  de  que  aburridos  y 
ya  sin  tener  de  qué  sustentarse,  volvieron  muy  arrepentidos 
al  pueblo,  pidiendo  perdón  al  Padre  de  su  mal  intento  y  refi- 
riéndole sencillamente  lo  que  les  había  sucedido. 


S  IX. 
Nueva  reducción  de  los  Pinches  y  Pavas. 

Habiéndose  consumido  parte  y  parte  desaparecido  la  nación 
de  los  Roamainas,  como  se  dijo  hablando  de  aquella  reduc- 
ción, nuestros  misioneros  trataron  [de]  formar  otra  nueva 
población  con  los  Pinches^  Pavas,  Arazas  y  otras  parcialida— 
des  casi  todas  de  una  misma  lengua  con  los  Roamaiuas. 
Yivian  éstos,  parte  en  las  cabeceras  del  Chambira  y  parte 
hacia  el  Tigre.  Habíanse  amistado  mucho  tiempo  ha  junta- 
mente con  los  Roamainas  y  Zapas,  pero  como  cesó  la  comu- 
nicación, fué  preciso  enviar  nuevamente  á  hablarlos.  Quien 
abrió  la  puerta  para  eso  fué  el  cacique  roamaina  don  Damián, 
de  qaien  hicimos  mención  arriba.  Este  fué  quien  por  el  año 
de  1698  fué  guiando  para  sus  tierras  al  P.  Nicolás  Durango, 
á  fin  de  convidarlos  para  que  saliesen  á  poblarse  en  Pastasa. 
Repuüaron  (sic)  ellos,  por  estar  hechos  á  vivir  en  medio  de 
loe  bosques,  y  así,  en  sus  mismas  tierras  principiáronse  dos 


NOTICIAS   AUTÉNTICAS   DEL   FAMOSO   RÍO   MARAÑÓN.      385 

poblaciones,  llamada  la  una  San  Joseph  de  los  PincheSj  y  la 
otra  Santa  Marta  de  la  Asum'pcion  de  los  Pavas. 

Habiendo  entrado  por  ahí  también  el  P.  Gaspar  Vidal, 
Superior,  por  el  año  de  1700,  halló  habria  como  quinientos 
indios  de  lanza  á  quienes  convidó  é  instó  s¿iliesen  á  Pastasa  á 
poblarse,  si  querían  tener  misioneros  que  les  asistiesen  cons- 
tantemente; pero  no  tuvo  efecto  su  convite  hasta  el  año  de  1708, 
en  que,  habiéndose  encargado  de  aquella  misión  el  P.  Pedro 
de  Campos,  entró  nuevamente  á  sus  tierras  y  persuadió  por 
fin  á  los  Pinches  y  Pavas  á  que,  dejadas  sus  tierras,  se  junta- 
sen con  los  Roamainas  en  la  orilla  de  Pastasa.  No  haber  sido 
el  empeño  muy  acertado  enseñó  desde  luego  la  experiencia, 
porque  con  esta  mutación  enfermaron  y  murieron  los  más. 
Viendo  esto  el  Padre,  á  los  que  quedaban  con  vida  determinó 
poblarlos  algo  monte  adentro  en  la  orilla  de  una  hermosa 
quebrada,  en  donde  viven  al  presente  en  compañía  de  algunos 
Roamainas  y  Arazas,  pero  en  muy  corto  número. 

Poco  después  de  la  fundación  deste  nuevo  pueblo,  que  se 
llama  hoy  dia  San  Joseph  de  los  Pinches^  habiendo  sido 
llamado  el  P.  Pedro  para  el  Colegio  de  Quito,  sucedióle  cerca 
el  año  de  1713  el  P.  Juan  de  Zaldarriaga,  en  cuyo  tiempo, 
instigado  del  Demonio,  el  gobernador  de  los  Roamainas  Don 
Ignacio  Ratihí,  retiróse  al  monte  con  tres  hermanas  concubi- 
nas y  auyentó  del  pueblo  á  muchos  así  Roamainas  como 
Pinches.  Perseveró  el  miserable  ciego  en  su  apostasia  hasta  el 
año  de  1721,  en  que,  habiéndole  encontrado  casualmente  en 
el  monte  unos  indios,  lo  trujeron  al  pueblo,  en  donde  vive  al 
presente  muy  arrepentido  de  sus  muchos  delitos;  pero  los 
Roamainas  y  Pinches  aun  no  se  han  podido  recoger.  Habiendo 
enviado  varias  veces  nuestros  misioneros  en  busca  dellos, 
revolvieron  los  indios  diciendo  no  parecían  tales  Pinches,  y 
que  á  los  Roamainas  los  hablan  acabado  dé  comer  y  consu- 
mir los  Urarinas  de  Chambira.  Por  fin,  el  año  pasado  de  1737 
fué  Dios  servido  se  descubriesen  cerca  de  Capirona  veinte  y 
más  familias  de  Roamainas,  que  prontos  están  á  admitir  la 
enseñanza  cristiana,  pero  repuñan  salir  á  poblarse  cerca  de 
Pastasa.  Del  mismo  modo  se  espera  han  de  parecer  también 


266  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

los  Pinches  fugitivos  y  otros  que  se  discurre  habrá  aiíu  en 
aquellos  montes.  Los  que  al  presente  asisten  en  el  pueblo  de 
San  Joseph  son  ciento  treinta  y  seis  almas. 

§  X. 

Reducción  de  los  Ilucales, 

Los  ItucaleSy  que  llaman  también  Singacuchuscaa  ^  por  lo 
que  se  dijo  hablando  de  las  costumbres  desta  nación ,  vivían 
cerca  de  Ghambira,  riacho  que  sale  al  Marauon  dos  dias  y 
medio  más  abajo  de  Guallaga,  pero  á  la  otra  banda.  Esta  na- 
ción, un  tiempo  numerosa,  amistóla  el  P.  Tomás  Maxano, 
mediante  unos  Cocamas  que  con  ellos  comerciaban,  y  con 
esperanza  de  poblarlos,  baptizó  hasta  doscientas  almas.  Ha- 
biéndose retirado  al  monte  el  año  de  1679,  sacó  de  sus  tierras 
algunos  déllos  el  P.  Lorenzo  Lucero,  y  los  pasó  primero  al  pue- 
blo de  Ghamicuros,  de  allí  al  do  la  Laguna,  y  estos  son  pro- 
bablemente los  que  hoy  llaman  Arucuies.  Por  el  año  de  1712, 
habiendo  unos  Gocamas  bajado  á  Ghambira  en  busca  de  cha- 
rapas, toparon  en  un  arenal  algunos  déllos,  y  entre  otros  un 
indio  y  una  india  que  baptizó  años  ha  el  P.  Maxano.  Gogoi- 
dos  (sic),  los  trujeron  á  la  Laguna,  en  donde  el  P.  Samuel 
[Fritz]^  Superior,  mucho  los  agasajó  y  regaló;  y  habiéndoles 
encargado  que,  juntando  á  los  demás^  se  poblasen  en  su  mis- 

• 

mo  rio,  remitiólos  para  su  tierra.  Allá  se  fué  también  con 
ellos  el  P.  Joseph  Ximenez^  que  les  señaló  sitio  dos  dias  Gham- 
bira arriba,  en  donde  hiciesen  su  pueblo.  Así  lo  ejecutaron 
desde  luego^  y  perseveraron  en  dicho  sitio  hasta  el  año  de  1730, 
de  donde  solían  subir  á  la  Laguna  á  verse  con  el  misionero. 
Por  fin^  como  se  hablan  disminuido  mucho,  se  tuvo  por  me- 
jor el  traer  los  que  quedaban  para  el  mismo  pueblo  do  la  La- 
guna, donde  viven  al  presente  muy  contentos.  Mediante  éstos, 
se  espera  reducir  en  breve  también  los  ürarinas^  que  viven 
inmediatos  á  sus  tierras  antiguas  y  tienen  una  misma  lengua. 

Marcos  Jiménez  db  la  Espada, 
fin  db  la  sbaunda  partb. 


LOS  PIRINEOS  ESPAÑOLES. 


CONFERENCIA 

IMPROVISADA 

:P0I&   Eli    aOlSTJD'JSl   X)E    s^ij^tt-s^ttid 

EL   1.»    DE    JULIO    DE    1890. 


Señores: 

Doy  ante  todo  las  gracias  á  la  Sociedad  de  Geografía  de 
Madrid  por  la  benévola  acogida  que  me  ha  dispensado  y  muy 
en  particular  á  su  distinguido  Presidente  Excmo.  Sr.  D.  Fran- 
cisco CoellOj'^con  cuya  amistad  me  honro  hace  muchos  años,  y 
de  quien  obtuve  excelentes  mapas  manuscritos  que  facilitaron 
mis  excursiones  por  el  Pirineo  español.  Por  consideración, 
pues,  á  su  eminente  persona  y  al  justo  renombre  que  tiene 
esta  Sociedad,  me  atrevo  á  dirigiros  la  palabra,  aunque  con  la 
timidez  del  que  no  tiene  la  costumbre  de  hablar  en  público. 
En  mi  país  nunca  lo  hice,  siendo  la  primera  vez  en  Barcelona 
ante  la  Associació  d'excursions  catalana,  por  complacer  á  mis 
amigos. 

Y  ya  que  tenéis  la  bondad  de  escucharme,  tened  la  de  per- 
mitirme que  use  mi  idioma  natural,  pues  no  soy  capaz  de  em- 
plear la  hermosa  lengua  castellana,  que  aprendí  algo  en  las 
montañas  del  alto  Aragón,  y  lo  poco  que  llegué  á  saber  hace 
cuatro  años  puedo  decir  que  lo  he  olvidado. 

(El  Sr.  Conde  de  Saint-Saud  continuó  en  francés  su  impro- 
visado discurso  del  que  damos  á  continuación  extenso  extracto.) 

Hallándome  en  Gavarnie  el  año  1877  y  bajo  la  influencia  de 
una  idea  inexplicable,  crucé  los  Pirineos  españoles,  con  ánimo 
de  ir  á  Zaragoza.  En  cuanto  puse  el  pie  en  España  fué  graade 
mi  sorpresa  al  notar  los  groseros  errores  en  que,  geógrafos 
como  Capitaine,  habían  incurrido  en  sus  mapas  de  la  vertiente 


268  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

meridional.  Desde  aquel  momento  pensó  si  podría  ser  capaz 
de  aplicar  en  lo  sucesivo  una  nota  científica  á  mis  aficiones  de 
excursionista  por  aquellas  montañas.  A  ello  me  animó  el  co- 
ronel Prudent,  sin  cuyos  consejos  nada  hubiese  adelantado, 
por  carecer  de  los  especiales  y  necesarios  conocimientos  de  la 
Topografía:  y  no  solo  me  auxilió  de  esta  manera,  sino  que  se 
encargó  de  calcular  y  ordenar  los  datos  que  de  mis  viajes  le 
suministraba;  me  proveyó  de  instrumentos,  primero  rudimen- 
tarios y  luego  de  más  precisión,  según  adelantaba  yo  en  ex- 
periencia: así,  gracias  á  tan  buen  amigo,  pude  prestar  algún 
servicio  á  los  estudios  geográficos  del  Pirineo.  Por  su  parte  el 
coronel  Coello,  á  quien  reitero  mis  sentimientos  de  gratitud, 
facilitó  mi  trabajo  por  todos  los  medios  que  estuvieron  á  su 
alcance.  En  1879  atravesé  diagonalmente  los  Pirineos  desde 
Gavarnie  hasta  Monserrat,  para  tener  en  conjunto  una  idea 
exacta  de  la  vertiente  meridional  y  saber  situarme  en  las  cam- 
pañas sucesivas.  Regresé  de  Barcelona  por  Vich  y  Ribas:  al 
llegar  á  Puigcerdá  quedé  maravillado  á  la  vista  de  la  Sierra 
de  Cadí,  que  por  el  Sur  sirve  de  límite  á  la  Cerdaña.  Aquel 
núcleo  de  montañas,  al  que  se  le  daban  de  2.500  á  3.000  m. 
de  altitud,  bien  merecía  una  visita;  en  efecto,  volví  al  año  si- 
guiente, subiendo  á  la  cima  culminante,  la  punta  de  la  Canal 
Baridana  {2.638  m.)  El  mal  tiempo  y  los  defectuosos  instru- 
mentos que  llevaba  me  contrariaron,  y  tuve  que  volver  hace 
tres  años,  subiendo  otra  vez  al  pico  del  Orvi  ó  de  San  Juan 
del  Erm  (2.431  m.)  que  había  visitado  ya  en  1880. 

Desde  el  año  1881  mis  itinerarios,  que  por  lo  regular,  se  di- 
rigían siempre  del  O.  al  E.,  han  cruzado  tanto,  subordinán- 
dolos á  las  necesidades  de  los  estudios  geográficos,  emprendi- 
dos formalmente,  que  no  he  do  especificarlos  detalladamente. 

Publicado  el  mapa  de  Navarra  por  el  Sr.  Coello,  solo  anduve 
en  aquella  provincia  lo  necesario  para  ligar  mis  trabajos  co- 
rrespondientes á  los  de  Zaragoza  y  Huesca.  Por  ella  existen 
los  valles  de  Fago,  Ansó  y  Hecho,  habitados  por  altiva  gente 
que  en  otras  épocas  hacía  el  contrabando  en  grande  y  cuyas  m 
mujeres  llevan  un  traje  extraño  y  original,  que  indudablemente 
todos  conoceréis.  Hace  tres  días  y  con  asombro  de  los  que  con- 


LOS   PIRINEOS   ESPAÑOLES.  269 

migo  estaban,  encontramos  una  aldeana  de  aquellos  valles, 
con  su  larga  falda  verde  y  bizarro  locado,  á  la  cual  pedí  noti- 
cia de  su  pueblo  que  había  dejado  poco  tiempo  antes. 

Los  alrededores  de  Jaca  merecen  también  ser  más  conocidos, 
como  probablemente  lo  serán  cuando  se  haya  terminado  la  vía 
férrea  internacional;  por  de  pronto  se  anuncia  para  el  año  que 
viene  la  apertura  de  la  sección  entre  Huesca  y  Jaca.  Por  mi 
parte  deploro  que  no  se  hayan  comenzado  aún  en  Cataluña 
los  trabajos  desde  Lérida  á  Tremp  por  el  Noguera  Pallaresa. 

El  río  Aragón  se  desvía  en  Jaca  al  O.,  yendo  de  Canfranc  y 
viéndose  detenido  por  la  peña  deOroel  (1.76Ó  m.)  y  la  sierra 
de  San  Juan  de  la  Peña  (convento,  1.220  m.;  ermita  de  San 
Salvador,  vértice  1.536  m.)  Quizás  conozcáis  menos  estos  nom- 
bres que  los  de  Cangas  de  Onís  y  Covadonga,  y  sin  embargo, 
deben  ser  igualmente  queridos  para  la  patria  española,  por  el 
importante  papel  que  han  jugado  en  la  recouíjuista  de  la  Pe- 
nínsula. ¡Sí!  de  aquellos  agrestes  valles;  de  aquellas  selvas  de 
pinos  seculares,  donde  el  moro  jamás  plantó  su  tienda  sino  de 
paso,  no  habiendo  sufrido  el  yugo  musulmán  aquellos  altivos 
montañeses.  A  la  voz  de  los  ermitaños  escondidos  en  las  cue- 
vas de  la  peña  de  Oroel  para  detener  la  invasión  sarracena,  se 
reunieron  en  la  cercana  sierra  de  San  Juan,  concertando  una 
alianza  que  fué  el  origen  del  reino  de  Sobrarbe,  padre  del  de 
Aragón.  También  en  una  cueva  de  aquella  peña  salvaje  se 
enterraron  los  primeros  reyes  del  exiguo  estado  cristiano, 
panteón  que  debía  ser  más  visitado  por  el  majestuoso  recuer- 
do que  encierra.  Por  dos  veces  he  subido  á  la  cercana  cumbre, 
con  motivo  de  mis  trabajos  topográficos,' respirando  con  placer 
el  fresco  ambiente  de  aquella  soledad,  y  rindiendo  homenaje 
á  la  memoria  de  aquellos  insignes  caudillos  de  los  victoriosos 
aragoneses  que,  unidos  más  tarde  con  los  castellanos  habían 
de  arrojar  á  los  sectarios  de  Mahoma  con  un  raro  patriotismo 
que  yo  admiro  con  todo  mi  corazón.  (Aplausos,) 

Desde  lo  alto  de  los  grandes  picos  de  la  frontera  el  horizonte 
parece  limitado  al  S.  por  una  extensa  cordillera  azulada  que, 
desde  San  Pedro  en  Navarra  llega  haCIta  las  orillas  del  Segre, 
sin  dejar  paso  más  que  á  dos  ó  tres  ríos;  cadena  de  250  km. 


2T0  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

que  sirve  de  transición  entre  las  grandes  montañas  y  el  llano. 
En  aquellas  se  goza  de  nuestro  clima  francés;  nuestras  aguas 
frescas  y  vivas,  nuestros  lagos  azules  y  nuestras  impenetrables 
selvas  de  pinos:  luego  viene  la  meseta  montuosa  que  separa 
las  nevadas  cumbres  de  la  cordillera  subpircnáica;  meseta  ora 
inculta  como  en  Sarrallo  y  en  Monesma,  ora  fértil  como  el 
Sobrarbe  y  la  Conca  de  Tremp. 

En  cuanto  á  la  cordillera  secundaria,  peñascosa,  desnuda 
de  vegetación  y  de  aspecto  triste,  tan  justamente  llamada 
Montsech  en  la  parte  catalana,  su  altura  no  pasa  en  general 
de  1.500  á  1.600  m.,  salvo  en  el  punto  culminante  de  la  sierra 
de  Guara  que  alcanza  la  altitud  de  2.070.  Por  el  S.  y  cortada 
á  pico,  excepto  en  la  comarca  de  Balaguer,  se  extiende  la  lla- 
nura de  Huesca,  de  Barbastro  y  de  Tamarite,  el  Somontano 
que  fertilizan  los  riegos  y  las  flitraciones  de  las  aguas  subte- 
rráneas. 

Estas  sierras  que  se  llaman  de  Santo  Domingo,  Pasilibro, 
Guara,  Sevil«  la  Caredilla  y  Montsech,  contienen  bellezas  na- 
turales de  primer  orden:  están  hendidas  de  arriba  abajo  por 
gargantas  ó  profundos  barrancos  que  dejan  paso  á  ríos  como 
el  Gallego,  el  Esera  y  los  dos  Nogueras,  tributarios  todos  del 
Ebro.  Las  aguas  socavan  á  fuerza  de  tiempo  aquellos  peñas- 
cos, quedando  en  pie  los  más  duros  que  hoy  ostentan  las  más 
pintorescas  formas.  ¿Quién  de  vosotros,  señores,  que  haya  ido 
á  los  célebres  baños  de  Panticosa,  no  habrá  admirado  á  la  en- 
trada de  los  Pirineos  los  Mallos  de  Rigió? 

Desde  el  ferrocarril  de  Zaragoza  á  Huesca  se  divisan  dos 
enormes  peñas  que  á  guisa  de  jambas  de  una  puerta  colosal, 
guardan  la  entrada  de  un  angosto  barranco:  es  el  salto  de 
Roldan.  En  ambas  vertientes  del  Pirineo  se  guarda  el  recuer- 
do del  gran  paladín;  aquí  una  brecha  gigantesca  que  lleva  el 
nombre  de  Cuchillada  de  Roldan;  allí  un  peñasco  en  el  cual 
quedó  la  huella  de  las  herraduras  de  su  caballo,  y  por  último, 
en  Roncesvalles  se  conserva  la  canción  de  Altobiscar  que  ce- 
lebra la  derrota  que  los  vascos  hicieron  sufrir  á  la  retaguardia 
del  ejército  de  Carlo*Magno. 

Entre  los  angostos  desfiladeros  de  que  os  hablo,  conviene 


LOS   PIRINEOS   ESPAÑOLES.  271 

citar  la  garganta  de  Mascuu  con  sus  peñascos  en  forn^a  de 
obelisco,  sus  cuevas  y  sus  abundantes  manantiales;  la  Hoz  de 
Balcez  entre  la  sierra  Sevil  y  la  de  Rodellar,  y  el  desfiladero 
de  Olvena  que  salva  el  río  Esera  antes  de  reunirse  con  el  Cin- 
ca;  pero  los  m<1s  célebres  son  indudablemente  los  Portells  que 
corlan  en  tres  partes  la  sierra  de  Montsech.  El  cañón  por 
donde  pasa  el  Noguera  Ribagorzana  es  tan  estrecho  que  no 
permite  el  más  pequeño  sendero,  de  manera  que  los  caminos 
do  herradura  que  le  siguen  por  la  orilla  derecha  como  por  la 
izquierda,  tienen  que  subir  respectivamente  la  montaña  del 
Monlsech  ó  el  CoU  de  Ares,  cerca  del  Tosal  de  Montsech  de 
Ager,  para  volver  á  bajar  al  río,  habiendo  1.000  m.  de  diferen- 
cia de  altura  entre  el  lecho  del  torrente  y  los  collados  ante- 
dichos. 

Habiendo  visitado  toda  la  garganta  de  los  Pirineos  españo- 
les quise  averiguar  si  el  Portell  deis  Terradets  por  donde  se 
abre  paso  el  Noguera  Pallaresa,  era  tan  bello  como  me  asegu- 
raban. Poco  tiempo  hace  que  lo  vi,  y  confieso  que  su  fama  no 
es  inferior  á  la  realidad:  la  senda  de  herradura  que  por  el 
desfiladero  pasa,  y  en  el  que  se  invierten  más  de  dos  horas  de 
marcha,  tan  pronto  va  al  borde  de  un  abismo,  como  metido 
en  un  hueco  de  la  peña,  ó  bien  costea  el  lecho  del  torrente 
entre  paredes  verticales  y  tan  altas  que,  mirando  arriba,  solo 
se  descubre  un  pequeño  espacio  de  cielo  azul  muy  oscuro. 

Más  arriba,  al  N.  de  laConcadcTremp,  abundante  en  vinos 
tintos  y  generosos,  se  encuentra  al  paso  de  la  Argentera 
en  la  garganta  de  Gollegats,  cerca  de  Garrí  de  la  Sal;  el  agua 
que,  rezumándose,  cubre  el  frente  de  la  peña,  se  trueca  durante 
el  invierno  en  una  cristalina  capa  de  hielo,  que  parece  de 
plata  al  reflejarse  en  ella  los  rayos  del  sol. 

No  he  de  olvidar  los  desfiladeros  del  Segre  entre  la  Seo  de 
Urgel  y  Oliana:  el  más  pintoresco  se  abre  cerca  de  CoU  de 
Nargo  en  las  rojas  paredes  de  conglomerados  de  la  sierra 
Anaurens:  la  señal  de  Cascollet  se  levanta  á  la  altura  de 
1.000  m.  y  pico  sobre  el  camino  que  va  del  llano  á  la  Seo. 

Los  ríos  grandes  que  bajan  de  las  altas  montañas  nevadas, 
así  como  los  torrentes  invernales  que  tienen  su  origen  en  las 


272  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

mesetas  inferiores,  se  abren  paso  á  través  de  gargantas  y  des- 
filaderos impenetrables:  así,  pues,  los  caminos  han  tenido  que 
trazarse  aprovechando  los  pasos  más  accesibles,  y  sobre  ellos 
están  construidas  las  fortalezas  que  los  defienden.  Dichas  for- 
talezaSy  que  por  cierto  se  encuentran  á  cada  paso,  entran  por 
mucho  entre  las  curiosidades  que  ofrece  el  Pirineo  español, 
mereciendo  su  arquitectura  un  estudio  especial  y  detenido. 
La  tradición  atribuye  su  construcción  á  los  moros  como  es 
costumbre  general  en  España.  ¡Error  grande!  Basta  leer  algo 
de  historia  para  ver  que  los  romanos,  y  antes  que  ellos  los 
iberos  han  dejado  á  la  posteridad  hermosos  monumentos,  como 
saben  los  que  por  ejemplo  han  visto  las  murallas  de  Tarragona, 
y  sobre  aquellos  monumentos  han  levantado  muchas  veces 
otros  los  árabes.  A  medida  que  adelantaba  la  reconquista  los 
cristianos  utilizaban  los  castillos  para  su  defensa. 

Uno  de  los  más  notables  se  alza  en  Loarre,  cerca  del 
camino  real  de  Huesca  á  Jaca,  más  al  PL  se  encuentra  el  de 
Alquezar;  después  el  monumento  de  Mora  y  los  d(5  Purroy  y 
Piezan  en  el  corazón  del  antiguo  condado  de  Ribagorza.  Las 
crestas  que  rodean  la  üonca  de  Tremp,  en  el  condado  de 
Pallars,  están  como  almenadas  por  aquellas  antiguas  fortalezas. 

Pero  hay  en  todo  Aragón  hasta  el  Segre,  por  no  decir  en 
toda  la  cordillera  pirenaica  otros  monumentos  no  menos  repa- 
rables, y  de  origen  puramente  cristiano:  hablo  de  aquellas 
torres  aisladas,  algunas  sin  puertas  ni  ventanas,  situadas  en 
algún  aislado  pico  y  siempre  junto  á  un  manantial;  son  las 
llamadas  Atalayas,  dispuestas  de  tal  suerte  que  desde  una  du 
ellas  se  ven  por  lo  menos  las  dos  más  inmediatas.  Si  algunos 
han  querido  darles  origen  fenicio,  la  tradición,  de  acuerdo  coa 
algunos  textos,  solo  en  ellos  ven  un  medio  de  defensa  empleado 
por  los  primeros  que  emprendieron  la  reconquista.  Con  hogue- 
ras encendidas  en  lo  alto  de  aquellos  torreones  se  avisaba  la 
aproximación  de  las  tropas  mahometanas,  y  pronto  se  propa- 
gaba á  lo  lejos  la  noticia,  llamando  á  los  montañeses  á  defen- 
derse contra  las  hordas  invasoras. 

Lejos  estoy  de  las  montañas,  señores,  pero  cuando  de  ellas 
hablo,  sobro  todo  dirigiéndome  á  españoles,  y  recuerdo  aque^ 


LOS   PIRINEOS   ESPAÑOLES.  273 

líos  tiempos  do  las  guerras  contra  los  moros,  de  las  luchas 
que  un  puñado  de  héroes  sostenían  contra  las  muchedumbres 
venidas  del  Asia  y  del  África  ¿cómo  no  dejarse  arrastrar  del 
entusiasmo,  sintiendo  latir  el  corazón  al  recuerdo  de  vuestros 
combates  que  engendraron  en  vuestra  alma  un  sentimiento 
do  patriotismo  desconocido  entonces  en  los  demds  países  de 
Europa?  (Aplausoé.) 

En  la  región  montañosa  intermedia,  formada  en  general  de 
conglomerados,  hay  puntos  muy  interesantes  cuya  nomen- 
clatura omito  por  no  creerlo  necesario  para  vosotros.  Por  su 
composición  se  desmorona  sin  cesar  aquellas  montañas,  que- 
dando solo  de  pie  las  partes  más  resistentes  en  cortaduras, 
peñascos,  mallos  y  morrones.  Cerca  de  Puente  Roda,  sobre 
las  márgenes  del  Isábena,  se  ve  el  extraño  pico  que  se  llama  el 
Brocalo;  más  allá  las  Comasas  de  Auiet,  separadas  de  San 
Gervas  por  la  profunda  hendidura  de  Sopeira,  donde  salta 
entre  las  sinuosidades  de  su  oscuro  cauce  el  Noguera  Riva- 
gorzana;  y  sobre  San  Gervas,  en  su  extremo  oriental  el  pitón 
peñascoso  llamado  la  Bcdula  de  Adons  (1.839  m.)  escogido 
por  los  geodestas  españoles  como  vértice  de  primer  orden,  y 
cuya  bizarra  figura  so  reconoce  de  lejos  fácilmente. 

El  Cap  de  Boumort  (2.079  m.)  que  subí  dos  veces  en  1879 
y  1887  es  una  de  las  cumbres  más  altas  de  aquella  región 
intermedia;  entre  el  Pallaresa  y  el  Segre  se  encuentra  un 
buen  observatorio.  Este  núcleo  de  montañas  se  ve,  como  el 
Orri  situado  más  al  N.,  es  redondeado,  cortado  aquí  y  allí  por 
¿)rofundas  quebradas,  dando  idea  de  formación  primitiva  que 
no  ha  transformado  la  acción  do  los  glaciares,  de  los  torren- 
tes, el  deshielo  de  las  nieves,  las  lluvias,  los  vientos  y  las  tor- 
mentas. Es  bellísimo  el  panorama  que  so  extiende  desde  el 
Monte  Perdido  y  de  la  sierra  de  Guara  hasta  Puigmal,  Mont- 
seny  y  Monserrat,  y  luego  desde  la  frontera  hasta  las  últimas 
estribaciones  en  una  anchura  de  100  km.  en  200  de  longitud. 

Los  primeros  años  de  mis  excursiones  llevaba  un  guía  fran- 
cés, tanto  para  que  me  sirviera  de  intérprete  como  para  mi  tran- 
quilidad en  los  riesgos  que  podía  correr  en  un  país  descono- 
cido. Después  fui  solo  y  sin  temor  por  las  montañas  de  Aragón 

18 


274  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

y  de  Cataluña.  Siempre  alabaré  los  habitantes  coa  quienes  he 
vivido:  diré  más;  he  hallado  en  ellos,  bajo  una  apariencia  algo 
primitiva,  gran  sentimiento  de  urbanidad  y  delicadeza,  que 
realmente  no  me  ha  sorprendido  porque  estaba  en  España, 
país  de  la  cortesía  por  excelencia,  que  nosotros  llamamos  cor- 
tesía castellana.  ¡Cuántas  veces  entrando  como  un  extraño  en 
alguna  casa,  porque  allí  se  practica  una  hospitalidad  mejor 
que  en  parte  alguna,  salía  de  ella  como  amigo  prometiendo 
volver  alguna  vez;  y  me  aconteció  en  ocasiones  que  al  cabo  de 
algunos  años  volvía  á  visitar  á  varios  de  aquellos  excelentes 
montañeses  y  me  acogían  como  si  fuera  un  individuo  de  la 
familia! 

Hago  alto,  señores,  porque  no  quiero  abusar  de  la  benévola 
atención  con  que  me  habéis  escuchado  y  que  profundamente 
agradezco.  A  consultar  mi  gusto,  os  hablaría  horas  y  horas 
acerca  de  los  Pirineos  españoles  que  tanto  estimo,  y  que 
en  medio  de  las  fatigas  propias  del  viajero,  me  han  hecho  olvi- 
dar tantas  veces  las  penas  y  disgustos  de  la  vida. 

Estimo  tanto  vuestras  altivas  montañas  de  Aragón  y  Cata- 
luña, de  tan  variado  aspecto,  tan  brumosas  al  N.  como  solea- 
das al  Mediodía,  donde  nacen  y  prosperan  desde  las  flores 
polares  hasta  las  plantas  africanas,  que  yo  terminaré  con  un 
deseo  nacido  del  fondo  del  corazón:  ¡ojalá  que  las  facilidades 
de  acceso  y  de  alojamiento,  y  sobre  todo  los  medios  de  comu- 
nicación como  ferrocarriles,  carreteras  y  buenos  senderos  per- 
mitan á  los  turistas — á  cuya  clase  pertenezco — observar  que 
también  hay  en  las  vertientes  transpirenaicas,  maravillas  natu- 
rales de  indisputable  hermosura  en  donde  habita  una  valiente 
y  honrada  población,  y  gasten  entre  ella  algún  oro  del  mu- 
cho que  se  prodiga  en  otras  regiones  de  Europa!  He  dicho. 


SOBRE 


IOS  TRÜBM  HETEOROLDGIGOS  DE  ESMSA. 


En  relación  con  el  Observatorio  de  Madrid  existen  en  Espa- 
ña 58  estaciones  meteorológicas.  Hay  además  que  contar  el 
Observatorio  de  San  Fernando,  el  mismo  de  Madrid  y  Ub  tres 
estaciones  portuguesas  de  Oporto,  Coimbra  y  Lisboa;  en  todo 
suman  r>3  estaciones.  En  varias  provincias  no  hay  estación,  y 
en  otras  comarcas  están  demasiado  agrupadas,  como  v.  gr.  en 
las  provincias  de  Levante,  con  dos  estaciones  en  Alicanle,  dos 
en  Cartagena  y  una  en  Murcia.  Tan  solo  los  Observatorios  de 
Madrid  y  de  San  Fernando  cuentan  con  instrumentos  regis- 
tradores; en  las  estaciones  de  provincias  donde,  por  regla  ge- 
neral, no  se  efectúan  más  que  dos  observaciones,  á  las  9^  de 
la  mañana  y  á  las  3^  de  la  tarde,  los  instrumentos  son  los  si- 
guientes: Barómetro  de  mercurio,  de  cubeta  fija,  tubo  de  10 
milímetros  do  diámetro.  Psicrómetro  de  mercurio.  Termóme- 
tro de  mercurio,  de  máxima,  del  sistema  de  Phillips.  Termó- 
metro de  mínima,  de  alcohol,  de  Rutherford.  Termómetro  de 
mercurio,  de  máxima,  con  la  bola  ennegrecida.  Termómetro 
do  mínima,  de  alcohol,  para  el  estudio  de  la  irradiación,  noc- 
turno. Pluviómetro.  Vaso  evaporatorio.  Veleta.  Anemómetro 
de  Robinson. 

Con  estos  instrumentos  se  determina  la  presión  atmosférica; 
la  temperatura  del  aire  á  la  sombra  en  los  dos  momentos  de 
la  observación ,  ya  citados",  de  las  9*'  de  la  mañana  y  3'*  de  la 
tarde;  la  humedad  absoluta  y  relativa  de  la  atmósfera;  las  tem- 


276  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

peraturas  máxima  y  mínima  del  aire  á  la  sombra;  la  máxima 
al  Sol  y  la  mínima  á  cielo  descubierto  y  á  corta  distancia  del 
suelo  ó  tierra  vegetal;  la  lluvia  y  nieve;  la  evaporación  á  cielo- 
descubierto;  la  dirección  y  velocidad  del  viento,  y  además  se 
determina  á  ojo  la  nublosidad  y  el  aspecto  general  del  tiempo, 
cuidando  también  cada  observador  de  registrar  cualquier  fe- 
nómeno algo  notable  que  ocurra.  Estas  observaciones  se  corri- 
gen y  reducen  y  se  anotan  en  dos  hojas  iguales,  una  de  las 
cuales  conserva  el  observador,  remitiendo  la  otra  al  Observa- 
torio de  Madrid,  el  que  las  resume  y  condensa,  publicándolas 
en  volúmenes  anuales  con  el  título  de  Resumen  de  las  ohser- 
vaciones  meteorológicas  efectuadas  en  la  Península  y  algunas 
de  sus  islas  adyacentes.  El  ultimo  volumen  publicado  corres- 
ponde al  año  de  1883. 

Cierto  número  de  estaciones  de  provincias  envía  diariamea-^ 
leal  Observatorio  de  Madrid  un  telegrama  comprensivo  do  las 
observaciones  efectuadas  á  las  9^  de  la  mañana,  el  cual  se  pu- 
blica al  día  siguiente  en  la  Gaceta  de  Madrid, 

En  la  actualidad  se  está  organizando  el  Instituto  Central 
Meteorológico,  cuya  misión  principal  será  la  de  predecir  el 
tiempo  de  un  modo  análogo  á  lo  que  se  hace  en  Europa.  El 
local  está  designado,  nombrado  el  personal  y  adquiridos  los 
instrumentos;  solo  hay  que  vencer  algunas  pequeñas  dificul- 
tades administrativas  para  que  el  Instituto  comience  á  cum- 
plir su  cometido. 


ÜN  NUEVO  MAPA  DEL  ZAMBEZE. 


M.  Gabriel  Marcel,  bibliotecario  de  la  Nacional  de  París, 
que  ha  publicado  un  mapa  portugués  de  la  parte  de  África, 
disputada  á  Portugal  por  Inglaterra,  y  cuya  copia  da  nuestro 
Boletín,  ha  encontrado  un  nuevo  dato  en  corroboración  de 
aquel,  para  probar  el  derecho  que  tiene  la  nación  lusitana 
sobre  los  territorios  en  litigio. 

En  1837  compró  la  Biblioteca  Nacional  á  la  duquesa  de  Be- 
rry  un  curioso  atlas  manuscrito  portugués  que  contenía 
veinte  mapas  dibujados  en  pergamino;  atlas  que  ha  debido 
formar  parte  do  Bibliotecas  importantes,  á  juzgar  por  su  lu- 
josa encuademación  en  tafilete  rojo,  con  elegantes  adornos 
dorados,  que  revelan  la  mano  de  un  artista  francés  del  si- 
glo XVII. 

Este  documento,  sin  firma  ni  fecha,  debe  ser  obra,  sin  duda, 
de  un  cartógrafo  portugués  de  principios  ^e  aquel  siglo,  con- 
siderando que  llama  Estreito  Novo  al  Estrecho  de  Lemaire» 
descubierto  en  1610,  y  que  no  contiene  ninguno  de  los  descu* 
brimientos  hechos  por  los  holandeses  en  el  Pacífico.  Además 
pone  en  Nueva  Guinea  y  alrededores,  nomenclatura  exclusi- 
vamente portuguesa,  como  Ilhas  de  Salamad^  S.  Bras,  Chu- 
<]uisena,  Chuquipia^  Noua  Gerusaléy  R.  de  Vera  CruZy  S.  Tia- 
go,  S.  Filipe  y  la  Terra  de  Spo  Sanio,  únicos  puntos  que  sabe 
aquel  cartógrafo  de  los  'descubrimientos  de  Mendaña  y  de 
Quirós;  pero  no  consigna  la  Nueva  Zelanda  hallada  por  Tas- 
man  en  1642,  ni  los  parajes  que  en  las  costas  occidentales  y 


278  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

meridionales  de  Australia  se  llaman  de  Torres^  de  Leenioin^ 
Edels  y  Endracht,  conocidos  antes. 

Por  estas  consideraciones  puede  conjeturarse,  que  el  citada 
atlas  pertenece  á  la  primera  mitad  del  siglo  xvn,  ya  que  na 
en  el  primer  cuarto,  ó  sea,  unos  cincuenta  años  antes  que  el 
recien  descubierto. 

En  uno  de  los  mapas  de  este  atlas  se  ve  toda  la  costa  orien- 
tal de  África,  hasta  Quiloa,  con  Madagascar  inclusive,  y  toda 
la  nomenclatura.  De  él  se  ha  tomado  el  curso  del  Zambeze, 
como  se  ve  en  el  plano  adjunto,  los  fuertes  y  puntos  de  mer- 
cado, etc.,  que  hay  sobre  sus  orillas  en  el  interior  del  país* 
Aunque  el  rio  no  está  diseñado  de  un  modo  tan  exacto  coma 
en  el  mapa  inédito  que  en  este  número  se  publica,  tiene  las 
mismas  fortalezas,  é  indica  un  mercado  de  oro  que  se  llama 
Luanes;  notándose  la  semejanza  entre  ambos  documentos  que 
corroboran  mutuamente  la  verdad  de  tan  importantes  no- 
ticias. 


^V: 


^nncionn^ 


\ 


US  MISIONES  ESPAÑOLAS 


DE 


FERNANDO  PÓO  Y  SUS  DEPENDENCIAS 


Por  primera  vez,  las  misiones  españolas  de  Fernando  Póo 
dan  noticia  oñcial  de  sus  trabajos,  en  Memoria  publicada  por 
el  reverendo  padre  procurador  de  los  misioneros  hijos  del  In- 
maculado Corazón  de  María. 

A  fines  de  1883  llegaron  á  Fernando  Póo  12  misioneros,  y 
por  Real  orden  de  18  de  Octubre  de  1884  se  autorizó  la  crea- 
ción de  nuevas  misiones  en  Cabo  San  Juan,  Coriseo  y  Anno- 
bón,  y  de  una  escuela  de  niñas  en  Fernando  Póo,  confiada  á 
las  Hermanas  Concepciouistas  de  Barcelona.  A  estas  funda- 
ciones siguieron  en  1886  las  de  Banapá  (Fernando  Póo)  y 
Elobey  Chico,  y  en  1887  y  1888  respectivamente  las  de  San 
Carlos  y  Concepción,  bahías  importantes  de  Fernando  Póo; 
de  suerte  que  los  misioneros  Hijos  del  Corazón  de  María,  que 
en  1883  establecieron  en  Santa  Isabel  una  comunidad  de  12 
individuos,  son  hoy  50  distribuidos  en  estas  ocho  casas:  Santa 
Isabel,  Banapá,  San  Carlos  y  Concepción,  en  la  isla  de  Fer- 
nando Póo;  Cabo  San  Juan,  en  el  continente  africano,  é  islas 
de  Coriseo,  Elobey  y  Annobón«  en  el  Golfo  de  Guinea. 

Cuando  los  primeros  misioneros  se  establecieron  en  Santa 
Isabel,  población  de  1.000  habitantes,  únicos  que,  en  cierto 
modo,  podían  llamarse  civilizados  entre  los  35.000  de  que 
consta,  según  datos  muy  recientes,  la  isla  de  Fernando  Póo 
no  respiraba  sino  anglicanismo;  el  culto,  la  enseñanza,  el  idio- 
ma, las  costumbres,  estaban  proclamando  muy  elocuentemente 
que  Fernando  Póo,  en  derecho  tierra  española,  de  hecho  pa- 
recía ser  una  colonia  inglesa.  Ya  se  deja  comprender  cuún 


280  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   OEOGRÁFIGA. 

serios  obstáculos  tendrían  que  superar  los  misioneros  para 
dar  cima  á  la  empresa  que  se  habían  propuesto,  sobre  todo  en 
aquella  isla  dominada  muchos  años  por  el  elemento  anglo- 
protestante. 

Abrieron  clases  de  primera  enseñanza  en  castellano;  pero  la 
predilección  general  que  había  por  el  inglés,  y  la  especie  de 
aversión  ó  desprecio  á  nuestro  idioma  que  los  pastores  pro- 
testantes habían,  por  decirlo  así,  inoculado  en  los  fernandia- 
nos,  contribuyó  en  gran  manera  a  que  fuesen  muy  poco  con- 
curridas. Hubo  que  apelar  al  recurso  de  que  hoy  se  están 
valiendo  para  implantar  su  respectivo  idioma  los  ingleses  en 
Sierra  Leona,  los  portugueses  en  Santo  Tomé  y  los  franceses 
en  Gabón;  esto  es,  pedir  que  se  hiciera  obligatoria  la  enseñan- 
za en  castellano.  Apenas  se  puso  en  vigor  la  Real  orden  que 
se  dio  al  efecto,  ya  las  clases  aumentaron  notablemente  y  los 
niños  y  jóvenes  se  habituaron  á  nuestra  lengua,  que  apren- 
dían sin  gran  dificultad.  Hoy  se  cuentan  ya  en  Santa  Isabel 
400  católicos,  entre  ellos  92  que  ya  en  edad  adulta  se  han  con- 
vertido de  la  secta  protestante.  Existen  además  dos  florecientes 
colegios,  uno  de  73  niños,  de  los  cuales  61  son  internos,  y 
otro  de  48  niñas  educadas  por  las  hermanas  Concepcionistas; 
siendo  de  notar  que  la  mayor  parte  de  los  niños  saben  además 
algün  arte  ú  oficio.  También  se  ha  formado  una  banda  de  mú- 
sica, aprovechando  las  buenas  disposiciones  que  ofrecen  los 
negros  para  este  arte. 

Pero  la  gran  dificultad  era  la  conversión  y  civilización  de 
los  bubís  paganos.  Era  preciso  aprender  la  lengua  del  país, 
recorrer  las  tribus  procurando  ganarse  la  benevolencia  y  sim- 
patías de  los  jefes;  dar  á  estos  seguridades  sobre  los  propósitos 
pacíficos  y  humanitarios  de  los  misioneros;  exhortar  á  los  pa- 
dres de  familia  á  que  se  desprendieran  desús  hijos  para  darles 
conveniente  educación;  abrir  colegios  de  enseñanza  primaria 
y  talleres  de  oficios,  etc.,  ele;  es  decir,  extender  á  las  tribus 
infieles  del  interior  de  la  isla  el  sistema  planteado  con  buen 
éxito  en  Santa  Isabel. 

Procedieron,  por  tanto,  nuestros  misioneros  al  estudio  de  la 
iengua  bubí,  subdividida  en  variedad  de  dialectos,  casi  tantos 


LAS    MISIONES    ESPAÑOLAS   DE    FERNANDO    PÓO.  Sáf 

-como  tribus,  efecto,  sin  duda,  de  no  liaber  entre  ellas  apenas 
-comunicación  ni  trato  social.  Con  el  auxilio  de  los  primeros  jó- 
venes bubís  que  pudieron  conquistarse  para  el  Colegio  de  Santa 
Isabel,  redactaron  una  gramática  bubí,  con  apéndices  sobre  los 
-dialectos  propios  de  las  bahías  de  San  Carlos  y  la  Concepción, 
sin  descuidar  el  diccionario  de  dicha,  lengua  que  llevan  muy 
adelantado. .  ' 

Con  objeto  de  facilitar  la  inteligencia  con  los  bubís,  esta- 
blecióse en  1886  una  residencia  en  la  tribu  más  próxima  á 
Santa  Isabel  que  se  denomina  Santa  María  de  Banapá,  cons- 
truyéndose un  edificio  de  madera,  parte  del  cual  fué  destinado 
á  escuela,  á  la  que  acudieron  los  bubís  del  contorno.  Con  tra- 
bajadores krumanes  se  desmontó  parte  del  terreno  contiguo 
y  se  hizo  en  él  una  plantación  de  cacao,  y  asimismo,  aunque 
en  ínfima  escala,  de  café  y  tabaco,  conservando  en  orden  de  lí- 
nea varias  palmeras,  que  mejoraron  notablemente  su  rico  fruto. 
Esta  granja  podrá  servir  de  escuela  de  agricultura  á  los  jóve- 
nes de  los  colegios  de  Santa  Isabel  y  Banapá  que  muestran 
predilección  á  ese  ramo. 

Hecho  un  estudio  sobre  los  puntos  principales  de  la  isla,  so 
consideró  conveniente  establecer  colegios  en  las  dos  bahías  de 
San  Carlos  y  Concepción,  ó  sea  al  O.  y  al  B.  de  la  isla  de  Fer- 
nando PÓO,  donde  el  clima  es  más  benigno  y  saludable  que  en 
Santa  Isabel,  como  lo  demuestra  la  experiencia,  con  la  cir- 
cunstancia notable  de  hallarse  situadas  frente  por  frente  en  la 
parte  central  y  más  estrecha  de  la  prolongada  isla  fernandia- 
na;  de  suerte  que,  abriendo  una  vía  recta  sin  grandes  expen- 
sas y  levantando  un  solo  puente,  podrían  comunicarse  los  ha- 
bitantes de  ambas  bahías  en  un  recorrido  de  poco  más  de 
cuatro  leguas,  facilitando  además  la  comunicación  con  otros 
puntos  importantes  del  interior  de  la  isla. 

En  la  bahía  de  San  Carlos  buscaron  los  misioneros  uu  pun- 
to que  reuniera  buenas  condiciones  climatológicas,  y  que  tu- 
viera próximas  algunas  tribus  de  importancia.  Esas  dos  venta- 
jas reunía  el  pueblo  denominado  Bátete,  y  así  no  dudaron  esta- 
blecer en  él  su  residencia.  Allí  la  atmósfera,  aunque  nebulosa 
y  húmeda,  no  lo  es  tanto  como  la  de  Santa  Isabel.  El  clima  es 


«2  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

muy  benigno  por  las  conlinuas  brisas  que  vienen  del  mar, 
siendo  las  mañanas  y  las  noches  bastantes  frescas.  La  tempe- 
ratura media  es  de  15  á  20  grados  Reaumur;  sin  embargo,  es 
muy  peligrosa  y  expuesta  á  fiebres  la  acción  del  sol,  por  más 
que  sus  rayos  no  sean  sofocantes. 

En  el  segundo  semestre  de  1889  había  ya  35  alumnos  en  el 
colegio  de  Bátete. 

Declaran  los  padres  que  es  muy  erróneo  el  concepto  que 
generalmente  se  ha  formado  de  los  bubís  así  en  orden  á  sus 
facultades  intelectuales  como  en  materia  de  laboriosidad. 
Nuestros  misioneros  han  quedado  agradablemente  sorprendi- 
dos al  descubrir  en  ellos  sin  gi*an  esfuerzo,  dotes  de  aptitud 
para  las  letras,  inclinación  al  trabajo,  y  sobre  todo,  un  cora- 
zón bellísimo,  donde,  cual  en  tierra  fértil,  echa  profundas  raíces 
la  semilla  del  Santo  Evangelio,  cuyos  primeros  rudimentos 
adquieren  con  facilidad  y  conservan  con  tesón. 

Su  laboriosidad  la  tienen  probada  los  misioneros  con  el  en- 
sayo que  hicieron,  de  acuerdo  con  el  gobernador,  distribu- 
yendo entre  los  más  crecidos  algunos  lotes  de  terreno  y  enco- 
mendándoles su  roturación,  plantío  y  cultivo  del  cacao.  Era 
de  ver  la  emulación  que  se  despertó  en  ellos,  esmerándose 
cada  cual  en  que  apareciera  su  respectiva  parcela  muy  limpia 
de  malezas  y  con  esbelta  plantación.  Por  manera  que,  acos- 
tumbrándolos en  tierna  edad,  como  lo  están  haciendo  los  mi- 
sioneros, serán  laboriosos  y  aplicados  como  pueden  serlo  los 
europeos. 

Sin  embargo,  la  superstición  está  muy  arraigada  en  ellos. 
Tienen  por  cierto  que  el  demonio  es  el  principio  de  todo  mal, 
y  se  consideran  obligados  á  ofrecerle  sacrificios  para  desagra- 
viarle y  evitar  toda  suerte  de  desgracias,  así  como  para  que  no 
les  prive  de  los  bienes  que  desean.  Poco  á  poco  se  les  va  con- 
venciendo de  tales  absurdos.  Llenos  de  pavor,  presenciaban 
cierto  día  el  vapuleo  que  un  misionero  enderezó  al  Aíorimó 
(ídolo  del  demonio)  hasta  destrozarle,  pues  creían  que  el  padre 
sufriría  en  breve  las  venganzas  del  Morimó.  La  impunidad 
del  padre  produjo  su  efecto  en  los  sencillos  indígenas. 

El  colegio  de  la  Concepción,  situado  al  E.  de  la  isla  fernau- 


LAS   MISIONES   ESPAÑOLAS   DE    FERNANDO    POO.  283 

diana,  es  el  más  reciente,  de  1888;  sin  embargo,  cuenta  ya  con 
16  alumnos  internos,  que  por  sus  cualidades  ofrecen  buenas 
esperanzas,  así  como  los  de  San  Carlos,  y  no  se  duda  que  pro- 
gresará notablemente  á  medida  que  vayan  abriéndose  vías  de 
comunicación  con  Santa  Isabel  y  San  Garlos. 

* 
♦  » 

En  la  isla  de  Annohón  los  misioneros  españoles  hallaron  ya 
tradiciones  calólicas,  debidas  sin  duda  á  los  trabajos  de  los 
portugueses  en  tiempos  anteriores.  Había  allí  un  indígena  ti- 
tulado el  Cura  que  [estaba  al  cuidado  de  la  iglesia,  y,  en  de- 
terminados días  practicaban  algunos  rezos,  entre  ellos  las  leta- 
nías de  los  Santos;  y  por  toda  Epacta  ó  Calendario,  tenía  una 
vara  de  forma  cuadrangular  de  más  de  un  metro  de  longitud 
con  varias  líneas,  cruces  y  otros  signos  convencionales,  por 
los  que  llevaba  la  cuenta  de  las  principales  fiestas  del  año  y 
días  de  la  semana. 

Era  en  realidad  una  isla  de  cristianos;  pero  tan  ignorantes 
de  la  doctrina  católica,  que  para  fundamentarles  en  las  sanas 
creencias  y  en  las  buenas  costumbres,  habia  qne  trabajar 
tanto  como  para  convertir  á  los  bubís  fernandianos. 

Annobón  es  una  isla  de  forma  cónica;  rodéanla  por  su  base 
bonitas  palmeras,  y  en  su  cumbre  hay  una  espaciosa  laguna 
de  agua  potable.  El  clima  es  muy  templado  merced  á  las  fres- 
cas brisas  que  se  disfrutan;  de  suerte  que,  á  pesar  de  hallarse 
la  isla  casi  en  el  Ecuador,  el  termómetro  oscila  entre  los  18®  y 
22''  Reaumur.  Consta  de  unos  2.000  habitantes,  que  viven  en 
chozas  de  mala  construcción,  cubiertas  con  diferentes  vegeta- 
les. Su  idioma  es  una  derivación  del  portugués,  y  su  gobierno 
la  monarquía  electiva.  Es  muy  original  la  costumbre  estable- 
cida como  límite  de  la  duración  de  cada  monarquía,  que  es 
por  todo  y  solo  el  tiempo  que  tardan  en  hacer  sucesivamente 
escala  en  la  isla  12  buques.  Apenas  se  ha  retirado  el  duodé- 
cimo, precédese  á  nueva  elección,  la  cual  ordinariamente  re- 
cae  en  uno  de  los  más  caracterizados  indígenas.  El  recibimien- 
to que  hicieron  estos,  en  su  mayor  parte,  á  los  padres  misio- 


«4  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

ñeros  fué  muy  cordial:  hospedáronlos  en  una  gran  barraca 
llamada  por  ellos  iglesia  parroquial^  ínterin  se  montaba  el 
edificio  de  madera  destinado  á  Casa-Misión,  y  desde  luego  se 
prestaron  á  oír  los  consejos  é  instrucciones  de  los  misioneros. 
Las  gestiones  de  estos  ya  han  dado  algiin  resultado,  pues  asis- 
ten *1  la  escuela  primaria  111  niños  y  en  otro  local  unas  100 
niñas. 

De  muy  escasa  valía  son  las  producciones  de  esta  isla.  Una 
mitad,  ó  poco  menos,  hacia  el  N.,  se  reduce  á  enormes  bancos 
de  piedra,  ó  de  lava  petrificada,  pues  se  supone  que  lo  que  hoy 
es  una  magnífica  laguna  de  600  m.  de  largo  por  400  de  ancho, 
fué  antiguamente  la  boca  de  un  grandioso  volcán.  Hacia  lá 
parle  S.  está  muy  bien  vestida  de  arbolado;  pero  en  muclios 
puntos  se  hace  inaccesible.  Es,  por  tanto,  muy  limitado  el  te- 
rreno que  hoy  por  hoy  puede  cultivarse.  Hay  ganado  de  cerda, 
aunque  muy  raquítico,  y  algunas  aves  domésticas.  La  princi- 
pal industria  de  aquellos  indígenas  es  el  tejido  de  las  palme- 
ras y  otros  vegetales,  de  los  cuales  hacen  sombreros  y  cestillos 
que  no  carecen  de  arte,  y  sobre  todo  la  pesca. 

•  • 

Dentro  de  la  bahía  de  Coriseo  se  halla  situada  la  isla  de  este 
nombre,  voz  que  en  portugués  significa  rayo; se  cree  que  los  por- 
tugueses, prescindiendo  del  verdadero  nombre  que  todavía 
conserva,  Mangi^  la  llamaron  Coriseo  por  la  multitud  de  exha- 
laciones que  en  ella  caían,  atraídas,  sin  duda,  por  el  célebre 
Mangi,  que  es  un  árbol  muy  corpulento  que  por  su  elevación 
domina  toda  la  isla.  Esta  es  de  forma  oval,  con  multitud  de 
puntas  ó  cabos  en  su  contorno,  y  mide  unos  20  km.  de  circun- 
ferencia. El  terreno  es  arenisco  y  pantanoso.  Los  principales 
productos  son  el  coco  y  el  algodón,  y  como  plantas  alimenti- 
cias figuran  las  más  comunes  en  toda  la  región  africana,  esto 
es,  el  ñame  y  la  yuca.  Su  idioma  es  el  henga  continental,  y 
algo  de  inglés  que  conservan  de  la  secta  presbiteriana  de  los 
norte-americanos,  que  tuvo  su  representación  en  la  isla  por 
espacio  de  cuarenta  años.  La  población  se  llegó  en  un  princi- 


LAS   MISIONES   ESPAÑOLAS    DE    FERNANDO    POO.  285 

pió  á  suponer  de  unos  2.000  habitantes;  pero,  segvhi  el  censo 
de  1889,  hecho  con  datos  muy  precisos  por  nuestros  misiono- 
ros,  después  de  haberla  recorrido  toda,  no  llega  más  que  á  934^ 
incluyendo  en  este  número  190  esclavos. 

El  gobierno  de  esta  isla  se  compone  de  un  jefe  ó  rey, — que 
al  mismo  tiempo  tiene  la  representación  del  Gobierno  de  Es- 
paña y  percibe  por  ello  desde  1869  la  suma  de  120  pesos  anua- 
les,— y  una  especie  de  tribunal  ó  jurado  que  se  titula  Piaba ^ 
presidido  por  el  rey.  Allí  se  ventilan  todos  los  pleitos  y  discor- 
dias y  se  substancian  las  causas  criminales,  para  cuyo  fallo 
suelen  regirse  por  la  ley  del  Tallón,  aplicando  una  pena  aná- 
loga al  delito. 

Al  año  de  instalada  la  misión,  se  consiguió  la  conversión  de) 
jefe  de  la  isla,  y  en  1889  figuraban  ya  266  católicos,  es  decir,, 
poco  menos  de  la  tercera  parte  de  la  población.  El  colegio  do 
niños  cuenta  con  48  alumnos  internos,  aparte  de  los  que  se 
envían  á  los  talleres  de  la  misión  central  de  Santa  Isabel. 


*** 


En  la  embocadura  del  rio  Muui  se  hallan  las  dos  pequeñas 
islas  llamadas  Elobey  Chico  y  Elobey  Grande  á  una  milla  de 
distancia  entre  sí,  pero  con  tan  poco  fondo  de  agua,  que  en  de- 
terminadas épocas  suelen  vadear  los  indígenas  el  trayecto  que 
las  divide;  lo  cual  da  lugar  á  suponer  que  en  su  día  formaron 
una  sola  isla.  Elobey  (rrande  no  tiene  más  que  seis  pueblos 
con  unos  100  habitantes:  por  lo  general  van  vestidos  á  la  eu- 
ropea: sus  casas  de  bambú  están  mejor  construidas  que  las  de 
los  bubís.fcrnandianos. 

La  población  de  la  pequeña,  cuyo  perímetro  puede  recorrer- 
se en  poco  miis  de  media  hora,  pues  no  tiene  más  de  1.500  m. 
de  largo  por  400  de  ancho,  se  reduce  al  personal  del  subgo- 
bicrno  español  y  de  cuatro  factorías  extranjeras  con  el  servicio 
de  krumanes  consiguiente.  Esta  isla,  sin  embargo,  tiene  mu- 
cha importancia,  por  ?er  como  la  llave  del  Muni,  cuyas  már- 
genes están  muy  pobladas  de  pámues,  que  es  la  tribu  africana 
más  sobresaliente  en  cualidades  de  energía,  inteligencia  y  la* 


2^  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

boriosidad,  y,  por  tanto,  la  que  más  contingente  puede  ofrecer 
entre  todas  las  demás  tribus  del  continente  á  los  colegios  do  la 
misión,  como  lo  demuestra  ya  en  la  actualidad  el  colegio  de 
Klobey  Chico,  que  reúne  57  alumnos  internos  de  dicha  tribu. 
Todos  ellos  son  fruto  de  las  importantes  expediciones  que,  eii 
número  de  doce,  han  hecho  al  continente  y  por  las  orillas  del 
Muni  los  misioneros. 

La  más  notable  de  todas  tuvo  lugar  en  4  de  Marzo  del  89. 
VA  caudaloso  río  Muni  tiene  por  afluentes  el  Gongue  y  el  Uton- 
go  por  un  lado,  y  por  el  otro  el  Noya,  que  á  su  vez  recibe  al 
Utamboni: cruzados  estos  ríos,  el  Muni  pierde  su  nombre,  sien- 
do continuación  de  él  en  línea  curva  hacia  la  izquierda  el  río 
Bañe.  Pues  bien;  unas  tres  horas  hacia  el  nacimiento  de  este 
río,  que  también  es  navegable,  subieron  con  su  bótelos  misio* 
ñeros,  desembarcando  á  una  y  otra  orilla,  á  medida  que  divi- 
saban los  pueblos  pámues,  que  ocupan  toda  aquella  comarca. 

Gomo  la  curiosidad  atraía  muy  pronto  á  sus  habitantes,  sig- 
nificábanles la  misión  de  paz  que  les  llevaba  por  aquellas  ribe- 
ras, y  el  deseo  ardiente  de  consagrarse  á  la  educación  de  sus 
hijos  en  la  isla  de  Elobey;  pudieron  recorrer  aquel  día  hasta 
veinte  pueblos,  sin  que  en  ninguno  de  ellos  fueran  molesta- 
dos, por  más  queá  los  pámues  se  les  tiene  por  antropófagos. 
Al  regreso  descansaron  algunas  horas  en  la  isla  Grande^  que 
otros  llaman  ^bon^e,  próxima  á  la  embocadura  del  Noya,  con- 
tinuando luego  su  viaje  de  regreso  á  Elobey  sin  el  menor  per- 
cance. Una  vez  deslindados  los  territorios  que  corresponden  á 
España  y  á  Francia,  dicha  isla  Ebonge  está  indicada  para  es- 
tablecimiento de  una  nueva  misión,  por  el  contingente  de  ni- 
ños que  les  darían  la  multitud  de  pueblos  situados  en  las  már- 
genes del  Noya,  Utamboni  y  Bañe. 


»*# 


También  hay  misión  en  el  territorio  de  Cabo  San  Juan,  que 
hoy  estaría  acaso  en  poder  de  Francia  con  los  100  km.  de  costa 
que  allí  posee  España  sin  el  establecimiento  de  aquella.  Los 
misioneros  desean  que  se  ventile  pronto  la  enojosa  cuestión 


LAS   MISIONES   ESPAÑOLAS   DE    FERNANDO    PÓO.  287 

de  límites  coa  Francia,  que  ha  originado  ya  varios  conflictos 
internacionales  y  aun  otros  en  el  orden  de  la  jurisdicción  ecle- 
siástica entre  la  Prefectura  apostólica  de  Fernando  Póo  y  el  Vi- 
cariato apostólico  de  Gabón.  Verdad  es  que  Roma  sostuvo  los 
derechos  de  los  misioneros  españoles;  pero  estos  se  ven  cohi- 
bidos en  su  celo  de  propaganda  por  el  temor  de  salir  del  límite 
de  su  jurisdicción,  y  así  no  es  extraño  que  el  colegio  de  Cabo 
San  Juau  ^ea  el  más  reducido;  solo  cuenta  36  alumnos  inter- 
nos, pero  son  muy  listos  y  aplicados,  y  los  hay  tan  precoces 
que  en  seis  meses  aprenden  á  leer,  escribir  y  hablar  en  caste- 
llano. Para  facilitar  la  instrucción  se  sirven  los  misioneros  de 
un  vocabulario  en  idioma  ben^a-español,  que  les  ha  prestado 
muy  buenos  servicios. 

El  territorio  que  hoy  ocupa  la  misión  está  muy  poco  pobla- 
do; el  censo  de  1889  traía  no  más  que  117  habitantes,  todos  de 
la  tribu  benga;  pero  son  innumerables  los  individuos  de  la  raza 
pámuej  vico  y  halenga  que  se  extiende  hacia  el  interior,  y 
muy  particularmente  por  las  márgenes  de  los  ya  mencionados 
ríos  Muni  y  sus  afluentes  Congue,  Utongo,  Noya,  Utamboni 
y  Bañe.  En  las  tres  referidas  tribus  podrán  hacer  mucho  los 
misioneros,  una  vez  que  se  hayan  deslindado  los  límites  in- 
ternacionales, como  han  podido  conjeturarlo  en  sus  diferentes 
expediciones. 

Visitado  ya  el  territorio  continental  del  E.  de  Cabo  San 
Juan,  que  es  el  que  forma  las  riberas  de  los  precitados  ríos, 
desearon  los  misioneros  inspeccionar  el  O.;  así  lo  verificaron 
en  una  expedición  de  más  de  50  km.  de  costa,  hasta  el  río  Be- 
nito, y  poco  después,  tomando  un  bote,  penetraron  por  el  ci- 
tado río  á  tan  gran  distancia,  que  pasaron  dos  días  y  dos  no- 
ches por  aquellas  hermosas  riberas:  de  ellas  tuvieron  el  gusto 
de  llevar  siete  niños  al  colegio  de  Cabo  San  Juau. 

Los  jóvenes  pámues  se  distinguen,  no  solo  por  su  talento, 
sino  principalmente  por  su  arrojo  y  valentía,  sin  que  les  inti- 
miden las  ñeras  del  bosque  ni  les  arredre  la  profundidad  de 
los  mares. 

El  suelo  de  la  costa  africana  en  que  reside  la  misión  es  fera- 
císimo como  el  de  Fernando  Póo,  y  se  dan,  por  consiguiente, 


^  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA, 

arboles  y  frutos  análogos.  Una  industria  han  logrado  ensayar 
en  dicha  misión,  y  es  la  cerámica.  Observaron  que  la  lierra 
era  muy  á  propósito  para  la  fabricación  de  ladrillos,  y  en  efec- 
to, salieron  bastante  perfectos.  Faltábales  aú  para  cemento, 
y  aunque  la  piedra  no  está  muy  abundante,  lo  están  los  ma- 
riscos petrificados,  con  los  cuales  han  hecho  algunas  horna- 
das de  cal.  De  esos  materiales,  debidos  á  su  industria,  han  po- 
dido construir  un  ala  dé  la  galería  que  les  destruyó'un  torna- 
do, embaldosar  el  presbiterio  de  la  iglesia  y  algunas  depen- 
dencias de  la  casa,  y  por  último,  amurallar  el  nuevo  cemen- 
terio. 

#  « 

» 

Termina  la  Memoria  con  un  resumen  de  los  resultados  obte- 
nidos en  los  cinco  años  escasos  que  llevan  funcionando  en  e) 
Golfo  de  Guinea  los  cincuenta  misioneros  Hijos  del  Corazói) 
de  María  que  hoy  cuenta  la  Prefectura  de  Fernando  Póo,  dis- 
tribuidos en  ocho  casas. 

Número  de  católicos,  según  el  censo  de  1889:  en  Fernanda 
•  Póo,  400;  Auuobón,  2.000;  Coriseo,  2J6;  Klobey,  03,  y  Cabo 
San  Juan,  61:  total,  2.790  católicos. 

Número  de  alumnos  que  se  educan  en  los  colegios  de  la  mi- 
sión: 83  en  el  de  Santa  Isabel  y  sucursal  de  B.mapá,  35  en 
San  Carlos,  16  en  la  Concepción,  211  en  Annobón,  48  en  Co- 
riseo, 57  en  Elobey,  36  en  Cabo  San  Juan:  totnl,  486  alumnos, 
•253  internos  y  233  externos.  Hay,  además,  en  Santa  Isabel, 
un  colegio  de  48  niñas  educadas  por  seis  Hermanas  Concep- 
cionista?. 

Los  jóvenes  que  han  aprendido  las  primeras  lelras  pasan  ú 
los  talleros  de  la  misión,  donde  se  instruyen  principalmente 
en  los  oficios  de  sastre,  zapatero  y  carpintero,  que  hoy  por  hoy 
son  allí  los  más  necesarios,  y  oíros  en  la  agricultura.  Visita- 
dos recientemente  estos  talleres  por  los  Sres.  Valero  y  Bone- 
lli,  quedaron  prendados  de  los  adelantos  de  aquellos  jóvenes, 
y  en  su  entusiasmo  llegó  á  decir  el  primero:  «Voy  á  escribir 
sobro  esto  á  la  Sociedad  Geográfica,» 


EXTRACTO 


DB  LAS 


ACTAS  DE   LAS   SESIONES 


0RLBBRADA8  POR  LA  SOCIEDAD  T  POR  LA  JUNTA  DIRBOTIYA. 


JUNTA  DIRECTIVA. 

Sesión  del  6  de  Mayo  de  1890. 

Presidencia  del  Sr,  Coeüo. 

Abierta  la  sesión  á  las  nuevo  de  la  noche,  con  asistencia  de  los 
Sres.  Rodríguez  Arroquia,  Botella,  Aparici,  Abella^  García  Martín, 
Foronda,  Andía,  Gorostidi,  Suarez,  Lasso  de  la  Vega,  Sánchez  y  Massiá, 
Garralda,  Ferreiro  y  Torres-Campos,  se  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de 
la  anterior. 

Se  leyó  una  comunicación  del  Sr.  Presidente  de  la  Liga  de  Contribu- 
yentes de  Madrid  invitando  á  la  Sociedad  para  que  tome  parte  en  la 
Asamblea  de  Contribuyentes  y  remitiendo  los  temas  que  habrían  de 
ser  objeto  de  las  deliberaciones  de  aquella.  La  Junta  nombró  para  que 
representaran  á  la  Sociedad  en  dicha  Asamblea  á  su  presidente  y  á  los 
Sres.  Foronda,  Suárez  y  Gorostidi. 

Se  acordó  que  en  el  próximo  martes  se  celebrase  reunión  ordinaria 
para  oir  la  conferencia  del  Sr.  Garralda. 

El  Sr.  Presidente  participó  que  había  escrito  al  príncipe  Rolando 
Bonaparte,  invitándole  á  dar  una  conferencia  en  la  Sociedad  cuando 
viniera  á  Madrid.  Leyó  la  minuta  de  la  contestación  á  la  Socie<lad  de 
Geografía  de  París  respecto  á  la  oportunidad  de  celebrar  Congreiío 
internacional  de  ciencias  geográficas  en  la  primera  decena  del  mes  de 
Octubre  de  1892,  época  en  que  ha  de  commemorarse  el  4,"  centenario 
del  descubrimiento  de  América.  También  leyó  una  carta  del  Sr.  Suárez 
Lorenzana,  de  Melilla,  quien  remitía  noticia  y  croquis  de  uno  de  sus 
Itinerarios  y  solicitaba  apoyo  de  la  Sociedad  para  conseguir  algún  auxi- 
lio que  le  permitiese  completar  sus  expediciones  y  estudios  en  el  Rif. 

19 


íBM  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

El  Sr.  Coello  declaró  que  tanto  el  croquis  como  el  diario  del  viaje  ofre- 
cían algún  interés  y  debían  publicarse,  y  que  respecto  al  auxilio  soli- 
citado convendría  enterar  al  ISr.  Ministro  de  la  Guerra  de  la  petición 
del  Sr.  Suarez  y  de  la  importancia  que  pueden  tener  las  expediciones 
que  aquel  proyecta.  Así  se  acordó.  Finalmente,  participó  también  el 
Sr.  Presidente  que  le  babía  escrito  el  Sr.  D.  Enrique  Irabieu,  de  Santa 
Cruz  de  Tenerife,  dándole  noticias  del  estado  de  la  factoría  de  Río  de 
Oro  y  manifestándole  vivos  deseos  de  penetrar  en  la  parte  occidental 
del  Sahara  para  llegar  basta  el  Adrar  y  países  occidentales  del  Sudán, 
á  fin  de  abrir  relaciones  comerciales  con  los  pueblos  que  allí  viven. 
También  indicaba  la  necesidad  de  que  se  hicieran  efectivos  nuestros 
derechos  de  protectora<lo  sobre  la  costa  al  N.  del  cabo  Bojador. 

A  propuesta  del  Sr.  Torres-Campos  se  acordó  imprimir  la  Memoria 
semestral  sobre  progresos  de  la  Geografía  y  repartirla  entre  los  con- 
currentes. 

Y  se  levantó  la  sesión  á  las  diez. 


REU!riÓK   ORDINARIA. 

Sesión  del  13  de  Mayo  de  1890. 

Presidencia  del  Sr.  Coello. 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  y  media  de  la  noche,  se  leyó  y  fué 
aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

Ingresaron  en  la  Sociedad  los  Sres.  D.  Joaquín  Baeza,  ex-senador  del 
reino,  D.  Ricardo  Garibaldi  y  D.  Félix  Tranzo,  comisarios  de  guerra,  y 
D.  Pedro  Emilio  Canaby,  bachiller  en  letras. 

Previa  invitación  del  Sr.  Presidente,  el  Sr.  D.  Joaquín  Garralda. 
marqués  de  Reinosa,  comenzó  la  lectura  de  su  anunciada  conferencia 
acerca  del  viaje  de  circunnavegación  de  la  fragata  Numancia.  El  diser- 
tante no  pudo  terminar,  por  ser  hora  bastante  avanzada,  la  interesante^ 
relación  de  este  viaje,  y  anunció  que  daría  fin  á  la  lectura  en  otra 
sesión.  Nutridos  aplausos  mostraron  la  singular  complacencia  con  que 
la  reunión  había  escuchado  al  Sr.  Garralda;  el  Sr.  Presidente  le  felicitii 
en  nombre  de  la  Sociedad  y  añadió  que  impacientes  esperaban  todoi) 
la  anunciada  segunda  conferencia. 

Y  acto  seguido  se  levantó  la  sesión.  Eran  las  diez  y  media. 


tlXTH.VGTO    ÜE    LAS    ACTAS.  291 


REUNIÓN    ORDINARIA. 

Sesión  del  20  de  Mayo  de  1890. 

Presidencia  del  Sr,  Coello. 

Abierta  la  sesión  á  las  uueve  y  media  de  la  noche,  se  leyó  y  fué 
aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

El  Sr.  Presidente  participó  que  había  fallecido  el  Socio  fundador, 
Excmo.  Sr.  D.  Juan  Bautista  Antequera,  pérdida  dolorosa  para  la  So- 
ciedad y  para  la  patria.  La  reunión  acordó  unánime  que  constara  en 
acta  el  sentimiento  de  la  Sociedad. 

Acto  seguido  el  Sr.  Garralda  prosiguió  y  terminó  su  conferencia 
acerca  del  viaje  de  circunnavegación  de  la  fragata  Numancia. 

Con  nutrido  aplauso  mostró  la  reunión  el  agrado  con  que  había  oido 
€sta  conferencia;  el  Sr.  Presidente  felicitó  al  orador. 

Y  acto  seguido  se  levantó  la  sesión.  Eran  las  diez  y  media. 


JUNTA   DIRECTIVA. 

Sesión  del  27  de  Mayo  de  1890. 

Presidencia  del  Sr,  Coello. 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  menos  cuarto  de  la  noche,  con  asisten- 
cia de  los  Sres.  Botella,  Abella,  García  Martín,  Andía,  Suarez,  Arce 
Mazón,  Lasso  de  la  Vega,  Zaragoza,  Arrióla,  Ferreiro,  Torres  Campos 
y  Motta,  so  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

Se  leyeron  comunicaciones: 

Del  Sr.  Subsecretario  del  Ministerio  de  Ultramar,  enviando  copia  de 
la  relación  que  el  viajero  polaco  Sr.  Kogozinski  había  escrito  de  su 
reciente  ascensión  al  pico  de  Santa  Isabel  en  Femando  Póo.  Acordó 
la  Junta  que  se  dieran  gracias  muy  expresivas  al  citado  Ministerio  y 
que  se  insertara  en  el  Boletín  dicha  relación. 

Del  Secretario  del  Gobierno  general  de  Fernando  Póo  solicitando 
que  80  enviara  para  la  biblioteca  de  dicho  Gobierno  el  Boletín  de  la 
Sociedad,  ya  como  donativo,  ya  si  así  no  fuera  posible,  en  concepto  de 
suscripción.  Acordó  la  Junta  acceder  á  esta  solicitud,  remitiendo  como 


232  BOLETÍN    DE    LA    SOCIEDAD    GEOGRÁFICA. 

donativo  para  dicha  biblioteca  los  tomos  dol  Boletín  de  que  hubiem 
existencias  sobrantes.  También,  á  propuesta  del  Sr.  Torres  Campos, 
resolvió  donar  una  colección  completa  al  Negociado  del  Golfo  de  Gui- 
nea del  Ministerio  de  Ultramar. 

De  la  Sociedad  Africana  de  Italia  y  de  la  Real  Sociedad  de  Geografía 
<le  Australia,  contestando  á  la  circular  de  esta  Sociedad  relativa  al 
conflicto  anglo-portugués  y  expresando  sus  simpatías  en  favor  do 
Portugal. 

Se  dio  cuenta  de  la  constitución  de  la  Sociedad  fundada  para  con- 
memorar el  cuarto  centenario  del  descubrimiento  de  América  y  so  ley6 
el  programa  de  los  fines  que  la  misma  se  propone  realizar.  A  la  reunión 
preparatoria  había  asistido  el  Secretario  general  por  delegación  del 
Sr.  Presidente. 

Los  Sres.  Presidente  y  Secretario  general  sometieron  á  la  aprobación 
<le  la  Junta  la  lista  de  geógrafos  extranjeros  para  quienes  habría  de 
pedirse  en  la  general  el  nombramiento  de  Socios  honorarios  corres- 
pondientes. Fueron  aceptados  todos  y  se  acordó  además  ir  formando 
nueva  Usta  de  geógrafos  residentes  en  América  j)ara  pedir  que  se  les 
concediera  igual  título  en  la  Junta  general  de  Noviembre. 

Siendo  muy  escasa  la  concurrencia  de  socios  y  público  á  la  Juntii 
general  á  causa  de  los  festejos  que  se  celebraban  en  esta  corte,  acord*'» 
la  Directiva  suspender  aquella  hasta  el  martes  próximo. 

El  Sr.  Torres  Campos  leyó  noticias  de  Fernando  Póo  y  Elobey  qin» 
había  remitido  D.  José  Valero. 

£1  Sr.  Presidente  dio  cuenta  de  la  participaci(m  que  había  tomadla 
en  la  Asamblea  nacional  de  la  Liga  de  Contribuyentes,  representando  á 
la  Sociedad  en  unión  de  los  Sres.  Suarez  y  Foronda.  En  ella  fué  nom- 
brado segundo  Vicepresidente,  habiendo  correspondido  la  primera  vico 
presidencia  á  un  Presidente  de  Liga  provincial,  como  deferencia  á  estas; 
aquel  honor  le  halag('>,  no  por  él,  sino  por  la  representación  que  llevaba. 
Cumpliendo  los  acuerdos  de  la  Junta,  usó  de  la  palabra  en  el  tema 
que  se  refería  al  catastro.  Las  primeras  indicaciones  que  hizo  sobrr 
ocultación  fueron  bastante  mal  recibidas;  pues  al  indicar  que  las  r>cu]- 
taciones  variaban  entre  el  1  por  100  y  el  100  i)or  1  y  que  había  pnebk.s 
<*omo  Elsuijo  en  que  se  declaraban  67  ha.,   habiendo  6.700,  hub«> 
quien  creyó  que  exageraba  y  le  fué  preciso  demostrar  sus  afirmaciones 
con  datos  irrecusables.  Algunos  sostuvieron  que  no  era  preciso  formar 
el  catastro  parcelario  y  que  bastaba  la  triangulación  de  tercer  order., 
otros  se  contentaban  con  el  catastro  por  masas  de  cultivo.  El  Sr.  Coell'> 
demostró  íjue  ni  uno  ni  otro  procedimiento  eran  suficientes.  Algiiii-ii 


EXTRACTO   DE    LAS   ACTAS.  293 

pidió  que  no  se  consignaran  en  acta  los  datos  que  el  orador  había  pre- 
sentado sobre  ocultaciones;  pero  aquel  exigió  y  logró  que  constaran  con 
las  comprobaciones  respectivas.  En  la  Comisión  que  había  de  formular 
las  conclusiones  figuraban  personas  opuestas  antes  al  catastro;  pero 
ahora  estas  mismas  se  prestaron  á  firmar  las  conclusiones  del  Sr.  Coello 
con  un  breve  resumen  de  las  condiciones  que  debía  reunir  el  catastro 
parcelario.  El  Sr.  Coello  recibió  de  la  Asamblea  un  voto  de  gracias 
uoniinal  que  aceptó  satisfecho  porque  lo  consideraba  otorgado  á  la 
-Sociedad  Geográfica  de  Madrid  cuyas  aspiraciones  quedaban  realiza- 
das, puesto  que  la  Asamblea  de  Contribuyentes  de  Espafía  declaraba 
necesaria  y  conveniente  la  ejecución  del  catastro  parcelario.  Afíadió  el 
Sr.  Coello  que  también  habían  tomado  parte  muy  notable  en  las  deli- 
beraciones de  la  Asamblea  los  Sres.  Suarez,  Sánchez  Massiá  y  Foronda. 

También  el  Sr.  Suarez  dio  noticia  de  la  participación  que  tuvo  en  la 
Asamblea. 

La  Junta  otorgó  unánime  voto  de  gracias  á  los  representantes  de  la 
Sociedad. 

En  vista  de  las  noticias  que  había  comunicado  el  Sr.  Valero  y  de 
^tros  antecedentes  que  tenía  el  Sr.  Presidente,  acordóse  pedir  audiencia 
4il  Sr.  Ministro  de  Estado  para  encarecerle  la  necesidad  de  resolver  en 
breve  plazo  el  litigio  pendiente  con  Francia  sobre  posesión  de  territo- 
rios en  la  Guinea  continental. 

El  Sr.  Tesorero  dio  cuenta  del  estado  económico  de  la  Sociedad. 

Y  se  levantó  la  sesión  á  las  diez  y  media. 


JUNTA   GENERAL. 

Sesión  del  3  de  Junio  de  1890. 

Presidencia  del  Sr.  Coello. 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  y  cuarto  de  la  noche,  se  leyó  y  fué 
-aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

Fueron  nombrados  socios  honorarios-corresponsales,  á  propuesta  de 
la  Junta  directiva,  los  señores: 

Antonio  d'Abbadie,  del  Instituto  de  Francia,  Paria, 

Annenkoff's,  General  del  ejército  ruso,  San  Petershnrgo. 

Adolfo  de  Bastían,  Director  del  Museo  Etnográfico  de  Berlin. 

Enrique  Bouthillier  de  Beaumcnt,  Presidente  de  la  Sociedad  de  Geo- 
^afía  de  Ginebra. 


tK)l  BOLETÍN   DE   LA.   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Verney  Lovett  Cameron,  Comandante,  Devenport 

Cayetano  Casati,  Capitán  del  ejército  italiano,  Boma. 

Enrique  Duveyrier,  Faris. 

£min-Bajá  (Dr.  Schnitzler),  El  Cairo. 

Guillermo  Junker,  Viena. 

H.  Kiepert,  Profesor  de  la  Universidad  de  Berlín. 

Emilio  Levasseur,  del  Instituto  de  Francia,  Faris, 

Liagre,  Teniente  general  y  Secretario  perpetuo  de  la  Keal  Academia 
de  Bélgica,  Bruselas, 

Carlos  Maunoir,  Secretario  general  de  la.  Sociedad  de  Geografía  do 
Faris, 

Jorge  Nares,  Comandante,  Londres, 

Enrique  Rawlinson,  Mayor  general,  Londres, 

Elíseo  Reclus,  Geógrafo,  Clarens  (Suiza). 

W.  Reiss,  Vicepresidente  de  la  Sociedad  de  Antropología  de  Berlín. 

Barón  Femando  de  Kichthofen,  Presidente  de  la  Sociedad  de  Geo- 
grafía de  Berlín. 

S.  A.  I.  el  Archiduque  Luís  Salvator,  Viena, 

Jorge  Schweinfurth,  Cairo, 

Pedro  Semenoff,  Vicepresidente  de  la  Sociedad  Imperial  rosa  de 
Geografía,  San  Fetershurgo, 

Conde  Teleky  Sandomé,  Buda-FesU 

José  Thompson,  Londres. 

Armin  Vambéry,  Buda-Fest. 

José  Dalla  Vedova,  Catedrático,  Boma. 

W.  J.  Versteeg,  Coronel  de  ingenieros,  Amsterdam, 

Pedro  Veth,  Profesor  en  la  Universidad  de  Leiden, 

Felipe  Waldemar  Schmidt,  Copenhague, 

H.  Wauwermans,  General  de  ingenieros,  Amberes, 

Conde  Wilczek,  Viena. 

El  Sr.  Presidente  anunció  que  en  la  próxima  Junta  general  propon- 
dría la  Directiva  el  nombramiento  de  honorarios  corresponsales  en 
América. 

Se  leyeron  y  fueron  aprobadas  las  siguientes  proposiciones: 

«Según  el  párrafo  3.o  del  artículo  3.'  del  Reglamento  para  el  nso  de 
la  Medalla,  se  puede  dispensar  de  las  condiciones  que  exigen  los  ar- 
tículos anteriores  á  los  socios  que  hayan  desempeñado  comisiones  de 
la  Sociedad  ó  prestado  á  la  misma  ó  á  la  ciencia  geográfica  algún  ser- 
vido de  importancia  á  juicio  de  la  Sociedad,  la  que  dará  su  parecer  ¿ 
propuesta  de  la  Junta  directiva. 


EXTRACTO    DE   LAS    ACTAS.  2y5 

Con  arreglo  á  este  artículo,  la  Junta  direcÜTa,  teniendo  en  cuenta 
los  méritos  que  por  sus  publicaciones  geográficas  han  contraído  los 
socios  correspondientes  Sr.  Marqués  de  Croizier,  D.  Alejo  María  Go- 
chet,  D.  J.  du  Fief ,  D.  Alfredo  Geelhand  y  D.  Garlos  Gauthiot,  propone 
á  la  general  que  se  les  autorice  para  usar  la  Medalla  de  la  Sociedad.» 

«La  Junta  directiva,  en  virtud  de  acuerdo  tomado  por  unanimidad  en 
sesión  del  1/  de  Abril  del  corriente  año,  y  teniendo  en  cuenta  los  mé- 
ritos del  oficial  de  Secretaría  Sr.  D.  Ricardo  Beltrán  y  los  importantes 
servicios  que  ha  prestado  á  la  Sociedad  desde  la  fundación  de  esta, 
propone  á  la  general  su  nombramiento  de  Archivero  perpetuo  como 
cargo  de  la  Junta  directiva  y  con  voz  y  voto  en  la  misma. 

El  Archivero  perpetuo  percibirá  á  título  de  indenmización  la  canti- 
dad que  estaba  asignada  como  sueldo  al  cargo  de  oficial  de  Secretaría 
y  Biblioteca,  que  queda  suprimido. 

La  Junta  directiva  solicita,  además,  de  la  general,  autorización  para 
modificar  los  artículos  6.®  y  6.0  del  Reglamento,  que  determinan  la 
composición  de  la  Junta  directiva,  en  consonancia  con  la  propuesta 
que  ahora  se  hace,  caso  de  que  fuera  aceptada.» 

Leyóse,  y  también  fué  aprobado,  el  dictamen  que  presentaron  los 
Sres.  Revisores  de  Cuentas,  correspondientes  á  1889,  así  como  el  voto 
de  gracias  que  los  mismos  proponían  á  favor  de  la  Sección  de  Contabi- 
lidad y  muy  especialmente  del  Sr.  Tesorero  D.  Adolfo  de  Motta. 

Acto  seguido  el  Sr.  Torres  Campos  procedió  á  la  lectura  de  la  reseña 
de  las  tareas  y  estado  actual  de  la  Sociedad,  y  después  el  Sr.  Ferreiro 
leyó  la  Memoria  sobre  los  trabajos  geográficos  durante  el  último  se- 
mestre. Ambos  trabajos,  que  íntegros  publica  el  Boletín,  fueron  muy 
aplaudidos. 

Por  último,  y  habiéndose  leído  la  lista  de  los  individuos  de  la  Junta 
directiva  que^  según  Reglamento,  debían  cesar  en  sus  cargos,  se  proce- 
<}ió  á  la  votación  y  escrutinio:  resultaron  elegidos  y  fueron  procla- 
mados: 

Fresidenie. 
Excmo.  Sr.  D.  Francisco  Coello. 

Vicepresidentes. 

Excmo.  Sr.  D.  Federico  de  Botella. 
Excmo.  Sr.  D.  Antonio  Andía. 

Secretario  adjunto, 
Sr.  D.  Adolfo  Motta. 


296  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Vocales, 

Sr.  D.  Luis  Grarcia  Martín. 

Sr.  D.  Francisco  Codeía. 

Sr.  D.  Francisco  Gorostidi. 

limo.  Sr.  D.  Sergio  Suarez. 

limo.  Sr.  D.  Ángel  Lasso  de  la  Vega. 

Sr.  D.  Juan  Sánchez  y  Massiá. 

Sr.  D.  Alejandro  Churruca. 

Sr.  D.  Luís  María  de  Tro. 

Sr.  D.  Femando  Valdés,  Conde  de  Torata. 

Sr.  D.  Emilio  Huíz  de  Salazar. 

Excmo.  Sr.  D.  Juan  García  López. 

Sr.  D.  Eduardo  González  de  Velasco. 

En  8tí8titución  del  Sr,  Montes  de  Oca, 
Sr.  D.  Francisco  Quiroga. 

El  Sr.  Presidente  felicitó,  en  nombre  de  la  Sociedad,  á  los  Sres.  Fe- 
rreiro  y  Torres  Campos,  y  acto  seguido  se  levantó  la  sesión.  Eran  las 
diez  y  media. 

JUNTA  DIRECTITÁ.' 

Sesión  del  10  de  Junio  de  1890. 

Presidencia  del  Sr,  Coello, 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  y  cuarto  de  la  noche  con  asistencia 
de  los  Sres.  Botella,  Aparid,  Andía,  Abella,  Codera,  Suarez,  Arce  Ma- 
zón,  Lasso  de  la  Vega,  Sánchez  y  Massiá,  Arrióla,  Marqués  de  Reinosa, 
Churruca,  Ruíz  de  Salazar,  González  de  Velasco,  Quiroga,  Ferreiro, 
Torres  Campos  y  Beltrán,  se  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

Se  leyó  también  la  lista  de  la  Junta  Directiva,  tal  como  quedaba 
constituida  después  de  las  elecciones  verificadas  en  la  última  Junta 
General.  El  Sr.  Presidente  dirigió  afetuoso  saludo  á  los  nuevos  Vo- 
cales que  venían  á  prestar  á  la  Junta  el  valioso  concurso  de  su  recono- 
cida ilustración. 

El  Sr.  Presidente  y  los  Sres.  Andía,  Botella,  Suarez  y  otros  expresa- 
ron su  gratitud  por  la  elección  ó  reelección  con  que  les  había  favorecido 
la  Sociedad. 


EXTRACTO    DE    LAS   ACTAS.  207 

Los  Sres.  Tro  7  Huiz  de  Salazar  daban  también  gracias  en  atento  ofi- 
cio y  el  primero  excusaba  su  asistencia  á  esta  sesión  por  falta  de  salud. 

El  Sr.  Conde  de  Torata  manifestaba  por  escrito  que  no  le  era  posi> 
ble  concurrir  á  todas  las  sesiones  de  la  Junta  y  que  con  tal  motivo  re- 
nunciaba el  cargo  de  Vocal.  La  Junta  acordó  que  se  le  manifestara  que 
no  era  indispensable  la  asistencia  á  todas  las  sesiones  y  que  vería  con 
singular  complacencia  que  no  insistiera  en  la  renuncia. 

Se  hizo  la  designación  de  los  nuevos  Vocales  para  las  secciones  en  que 
se  divide  la  Junta  Directiva 

Se  acordó  enviar  á  los  socios  extranjeros  el  diploma  por  medio  del 
correo. 

Se  participó  que  deseaba  ingresar  como  socio  D.  Eduardo  Lucini. 

El  Sr.  Presidente,  ampliando  las  noticias  que  en  la  sesión  anterior 
dio  acerca  de  la  participación  que  hubo  de  tomar  en  los  debates  de  la 
asamblea  de  las  Ligas  de  Contribuyentes^  manifestó  que  aunque  no 
era  nartidario  del  avance  catastral,  aceptó  la  proposición  que  en  tal 
sentiob  se  presentó  porque  le  aseguraron  que  en  muchas  provincias  se 
habían  realizado  ya  trabajos  catastrales  bastante  completos. 

Participó  que  en  el  último  cuaderno  de  los  Proceedings  de  la  Socie- 
dad Geográfica  de  Londres  se  inseilaba  un  artículo  del  que  convenía 
tomar  nota^  puesto  que  se  refería  á  un  viaje  en  el  Maxona,  y  en  él  se 
afirmaba  que  la  civilización  en  el  Zumbo  se  debía  principalmente  á  los 
portugueses. 

Dio  luego  cuenta  de  la  entrevista  que  la  Comisión  de  la  Sociedad 
tuvo  con  el  Sr.  Ministro  de  Estado,  quien  manifestó  su  firme  propósito 
de  mantener  los  derechos  de  España  en  la  cuenca  del  Muni.  Afiadió 
que,  afortunadamente,  no  hay  temores  de  que  vuelva  á  reunirse  la  co- 
misión hispano-francesa,  y  que  acaso  en  breve  plazo  podrán  hacerse 
efectivos  nuestros  derechos  de  protectorado  sobre  la  costa  comprendi- 
da entre  el  cabo  Bojador  y  la  frontera  meridional  de  Marruecos.  Parti- 
cipó además  que  el  Sr.  Ministro  de  Estado  le  envió  el  nombramiento 
de  caballero  Gran  Cruz  de  la  Orden  de  Isabel  la  Católica  á  favor  del 
Sr.  Marqués  de  Croizier,  á  quien  avisó  por  telegrama  y  escribió  des- 
pues  remitiéndole  la  credencial.  £1  Marqués  de  Croizier  había  expre- 
sado su  gratitud  á  la  Sociedad  por  telegramas,  que  se  leyeron. 

Respecto  á  la  cuestión  del  Muni,  añadió  el  Sr.  Coello  que  los  fran- 
ceses siguen  publicando  mapas  en  los  que  nos  cercenan  gran  parte 
de  territorio,  y  que  la  revista  titulada  La  Géographie  contesta  en  su 
último  número  al  artículo  que  publicó  la  de  Marine  ei  colonies.  La  Géo- 
graphie insiste  en  sus  argumentos,  ya  refutados,  sin  aportar  ningún 


*<296  boletín  de  la  sociedad  geográfica. 

dato  nuevo  á  la  cuestión.  No  obstante,  creía  conveniente  el  Sr.  Coello 
contestar  al  citado  periódico,  citándole  los  documentos  en  que  España 
apoya  sus  derechos. 

Por  último,  participó  que  el  Sr.  Barrantes  tenia  ya  casi  terminada 
su  conferencia  escrita  sobre  el  territorio  de  las  Hurdes,  y  que  proba- 
blemente podría  leerse  el  próximo  martes. 

El  Sr.  Aparíci  declaró  que  le  satisficieron  sobremanera  las  declaracio- 
nes del  Sr.  Ministro  de  Estado,  porque  demostraban  que  había  hecho 
estudio  muy  detenido  de  las  cuestiones  que  se  trataron  en  la  entrevista. 

Como  era  probable  que  el  alpinista  francés  Sr.  Saint-Sand  viniera  á 
Madrid,  acordó  la  Junta  invitarle  á  que  diese  una  conferencia.  El  sefior 
Presidente  se  encargó  de  escribirle. 

También  se  acordó  apresurar  la  impresión  del  folleto  del  Sr.  Marcel 
relativo  al  mapa  del  centro  de  África,  del  siglo  xvn,  y  agregar  á  dicho 
trabajo  la  traducción  del  artículo  de  los  Froceedings  antes  mencionado. 

£1  Sr.  Botella  presentó  un  ejemplar  de  la  estadística  minera  de 
1887-1888  que  acababa  de  publicar  la  oficina  cuya  dirección  le  está  en- 
comendada. La  Junta  examinó  detenidamente  dicho  trabajo,  oyendo 
las  explicaciones  que  expuso  el  Sr.  Botella,  á  quien  aquella  felicitó  y 
dio  la  más  cumplida  enhorabuena.  £1  Sr.  Presidente  insistió  en  que  el 
8r.  Botella  diera  una  conferencia  pública,  aunque  fuese  en  el  próximo 
curso,  ampliando  las  ideas  y  los  datos  que  acababa  de  exponer. 

£1  Sr.  Sánchez  Massiá  consultó  á  la  Junta  si  procedía  que  la  Socie- 
dad felicitase  al  Sr.  Peral  por  el  buen  éxito  de  las  pruebas  del  subma- 
rino. Opinó  la  Junta  que  no  habiéndole  ya  felicitado  al  tener  noticia 
del  resultado  de  las  primeras  pruebas^  procedía  esperar  á  la  última. 
Los  Sres.  Marqués  de  Reinosa  y  Churruca  recibieron  el  encargo  de  avi- 
sar con  oportunidad  al  Secretario  general  para  que  este  telegrafiara 
inmediatamente.  A  propuesto  del  Sr.  Ruíz  de  Salazar  acordó  la  Junta 
que  constara  en  acta  la  satisfacción  con  que  la  Sociedad  había  tenido 
noticia  del  buen  resultado  de  las  primeras  pruebas. 

Y  se  levantó  la  sesión  á  las  diez  y  media. 

JUNTA  DIRKCTIVA. 

Sesión  del  17  de  Junio  de  1890. 

Presidencia  del  Sr.  Coeüo. 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  y  media  de  la  noche,  con  asistencia  de 
los  Sres.  Botella,  Aparíci,  Andía,  Abella,  García  Martín,  Foronda,  Co- 


EXTUAGTU    DE    LAS    ACTAS.  2<J9 

«lera,  Goristidi,  Suarez,  Arce  Mazón,  Lasso  de  la  Vega,  Sánchez  y 
Massiá,  Arrióla,  González  de  Velasco,  Ferreiro,  Torres-Campos  y  Bel- 
trán,  se  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

£1  Sr.  Presidente  dio  cuenta  del  estado  en  que  se  hallaba  la  cuestión 
con  Francia,  relativa  á  los  territorios  de  la  cuenca  del  Muni.  Participó 
además  que  el  Sr.  Barrantes  entregaría  en  breve  su  conierencia  escrita 
sobre  las  Hurdes;  que  el  Príncipe  Rolando  Bonaparte  le  había  escrito 
animciándole  que  aplazaba  su  viaje  á  Espafia  y  que  agradecía  sobre- 
manera la  invitación  que  la  Sociedad  le  había  dirigido.  Presentó  tam- 
bién, y  se  leyó,  una  carta  en  la  que  se  llamaba  la  atención  del  Sr.  Pre- 
sidente de  la  Sociedad  Geográfica  acerca  de  la  conducta  del  Comisario 
de  Alemania  en  las  Carolinas  orientales,  quien  en  documentos  oficiales 
y  en  los  sellos  de  la  Comisaría,  consideraba  como  posesión  alemana 
el  grupo  de  Providencia,  situado  dentro  de  los  límites  que  forman  los 
meridianos  de  133*  y  164o  de  longitud  E.  Greenwich,  y  por  consiguiente 
en  la  zona  española,  según  el  art.  2.o  del  protocolo  de  1886.  Acordó  la 
Junta  excitar  el  celo  del  Sr.  Ministro  de  Estado  para  que  procure  el 
cumplimiento  del  citado  artículo. 

£1  Sr.  Botella  ofreció  á  la  Sociedad,  en  nombre  del  autor  Sr.  Jules 
Marcou,  un  ejemplar  del  folleto  titulado  Nuevas  investigaciones  sobre 
el  Oi-igen  del  nombre  de  América,  traducido  al  español  por  D.  J.  D.  Ro- 
dríguez de  Managua. 

El  Sr.  Presidente  recordó  los  proyectos  de  Inglaterra,  respecto  al 
canal  marítimo  de  Gibraltar,  proyectos  que  no  han  sido  abandonados, 
y  cuya  realización  importa  mucho  impedir,  pues  si  se  llevase  á  cabo, 
los  ingleses  reforzarían  la  defensa  del  Peñón  y  dispondrían  de  buen 
abrigo  para  sus  escuadras. 

El  Sr.  Suarez  no  creía  que  el  proyectado  canal  ofreciera  para  Ingla- 
terra grandes  ventajas,  dadas  las  rompientes  que  allí  se  forman  y  los 
vientos  qu3  reinan;  pero  no  obstante,  opinaba  que  debía  ponerse  coto 
á  los  avances  de  Inglaterra  hada  territorio  español,  exigiendo  el  cum- 
plimiento estricto  de  los  tratados. 

Hablaron  también  sobre  el  particular  los  Sres.  Andía,  Botella  y  Fe- 
rreiro, y  á  propuesta  de  éste  se  acordó  pedir  al  Gobierno  que  procure 
fijar  de  modo  definitivo  la  situación  respectiva  de  España  y  de  Ingla- 
terra en  Gibraltar.  También  se  convino  que  procedía  llamar  la  atención 
del  país  y  del  Gobierno  acerca  de  la  conveniencia  de  fortificar  líneas 
y  posiciones  inmediatas  al  Peñón,  haciendo  caso  omiso  de  las  reclama- 
ciones que,  sin  derecho  ninguno,  suele  formular  Inglaterra  cuando  se 
trata  de  levantar  fuertes  ó  baterías  en  territorio  español,  que  es  todo 


300  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

el  que  se  halla  al  N.  del  foso,  según  declara  el  tratado  de  TJtrecht,  no 
debiéndose,  por  tanto,  consentir  la  denominación  de  zona  neutral  que 
86  da  á  parte  del  territorio  fronterizo.  Para  redactar  la  exposición  al 
Gobierno  fueron  nombrados  los  Sres.  Andía,  Suarez  y  Ferreiro. 

El  Secretario  general  participó  que  en  el  Fomento  de  las  Artes  se 
habia'  reunido  una  Asamblea  do  Sociedades  para  la  difusión  de  toda 
clase  de  enseñanza,  y  que  dicha  Asamblea  solicitaba  el  concurso  de 
todas  las  Asociaciones  científicas  délos  pueblos  latinos.  La  Junta  apla- 
zó su  resolución  hasta  tanto  que  fuera  invitada. 

El  Sr.  Presidente  participó  que  en  Francia  se  proyectaba  nniñcar 
todos  los  trabajos  geográficos  que  realizan  las  yarías  dependencias 
oficiales,  y  con  este  motivo  recordó  que  por  iniciativa  suya  se  dispuso 
hacer  lo  mismo  en  España  por  virtud  de  una  ley  aprobada  en  Cortes 
en  ]  859  y  á  la  que  no  se  ha  dado  cumplimiento. 

El  Sr.  Torres  Campos  leyó  una  carta  del  Sr.  D.José  Valero,  en  la 
que  anunciaba  su  propósito  de  enviar  muestras  de  los  productos  de 
Guinea,  con  las  que  podría  acaso  organizarse  en  Madrid  una  Exposi- 
ción comercial.  También  indicaba  la  conveniencia  de  establecer  facto- 
rías en  el  río  Utamboni  ú  en  otros  puntos  del  interior^ 

El  Sr.  Garda  Martin  llamó  la  atención  de  la  Junta  acerca  del  mapa 
que  habia  publicado  el  periódico  El  Oloho^  con  la  relación  del  viaje  de 
Stanley,  y  en  el  que  no  figuraban  las  posesiones  españolas  de  la  Guinea 
continental.  Se  acordó  gestionar  una  rectificación.  El  mismo  Sr.  García 
Martin  dio  noticia  de  una  carta  del  Sr.  Canga- Arguelles  que  habia  pu- 
blicado un  periódico  de  Sevilla,  y  en  la  que  se  indicaba  la  convenien- 
cia  de  aumentar  nuestras  fuerzas  marítimas  en  Filipinas  en  atención 
al  gran  desarrollo  que  había  adquirido  la  marina  de  guerra  china. 

El  Sr.  Botella  recordó  los  anteriores  acuerdos  de  la  Junta  respecto  á 
la  publicación  de  mapas  de  las  posesiones  españolas. 

El  Sr.  Coello  manifestó  que  nada  se  habia  hecho,  en  primer  lugar 
por  falta  de  recursos,  y  también  porque  la  Sociedad  no  disponía  de  los 
datos  oficiales  necesarios  para  resolver  las  dudas  que  se  tenían  respec- 
to de  algunas  pequeñas  islas  en  el  Sur  del  Archipiélago  filipino. 

Y  se  levantó  la  sesión  á  las  once. 


EXTRACTO    DE   LAS   ACTAS.  :í01 


JUNTA   DIRECTIVA. 

Sesión  del  24  de  Junio  de  1890. 

Presidencia  del  Sr,  Coello, 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  de  la  noche,  con  asistencia  de  los  seño- 
res Botella,  Aparici,  Andía,  Abella,  Codera,  Gorostidi,  Foronda,  Lasso 
de  la  Vega,  Sánchez  y  Mnssiá,  Arrióla,  Churruca,  González  de  Velasco^ 
Ferreiro,  Torres-Campos  y  Beltrán,  se  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de 
la  anterior. 

El  Sr.  Presidente,  ampliando  las  noticias  que  dio  en  la  sesión  ante- 
rior, manifestó  que  el  barón  Reille  había  tomado  en  Fraocia  la  inicia- 
tiva para  reunir  en  un  Instituto  Geográfico  los  diferentes  servicios  de 
topografía  y  cartografía  dependientes  de  los  Ministerios  de  la  Guerra, 
Marina,  Negocios  Extranjeros,  Obras  públicas  é  Interior,  y  recordó  que 
él  en  1858,  formuló  un  proyecto  con  el  mismo  objeto,  proyecto  que  fué 
ley  en  España  en  1859  con  el  nombre  de  Ley  de  medición  del  territo- 
rio. Pero  aquí  no  se  cumplió  lo  legislado,  y  cada  uno  de  los  centros  fa- 
cultativos ha  preferido  ejecutar  á  su  antojo  los  estudios  topográficos 
correspondientes  á  su  especialidad,  repitiendo  los  gastos  y  trabajos, 
sin  que  exista  ninguno  completo. 

8e  dio  cuenta  de  la  constitución  de  una  Sociedad  de  Africanistas  en 
Ahnería. 

El  Sr.  Presidente  presentó  un  número  del  periódico  Marine  ei  Coló- 
nx€8  en  el  que  se  insiste  en  la  conveniencia  de  resolver  por  medio  de 
un  arbitraje  la  cuestión  pendiente  con  Francia  respecto  á  los  territorios 
del  Muni;  leyó  una  carta  de  D.  Amado  Ossorio,  que  anunciaba  que  en 
breve  haría  ima  exploración  al  Gran  Chaco,  lamentando  no  poder 
tomar  parte  en  las  expediciones  al  Golfo  de  Guinea,  y  participó  que 
probablemente  en  la  próxima  semana  podría  leerse  la  conferencia  del 
Sr.  Ban*antes.  Pidió  autorización,  y  la  Junta  se  la  otorgó,  para  invitar 
al  Sr.  Conde  de  Saint-Saud,  si  llegaba  á  Madrid  oportunamente,  á  que 
en  la  misma  sesión  en  que  se  leyese  la  conferencia  de  aquel,  expusie- 
ra algunas  noticias  de  sus  últimas  exploraciones  en  los  Pirineos. 

El  Secretario  general  participó  que  la  Comisión  encargada  de  estu- 
íliar  la  cuestión  de  Gibraltar  había  reimido  ya  algunos  datos,  y  que  en 
breve  presentaría  dictamen. 

Se  di<)  cuenta  del  resultado  de  las  últimas  pruebas  del  Feral  y  se 


3W  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEPAD  GEOGRÁFICA . 

acordó  esperar  las  deñnitívas  para  cumplir  lo  que  la  Junta  había  ya 
resuelto. 

El  Sr.  Torres-Campos  leyó  cartas  del  Sr.  D.  Gabriel  Carraaco,  direc- 
tor de  Estadística  en  la  provincia  argentina  de  Santa  Fe.  Anunciaba  el 
envío  de  obras  y  de  un  artículo  acerca  de  la  importancia  y  porvenir  de 
la  lengua  española.  Se  acordó  reproducir  este  artículo,  ya  en  el  BoLETfx 
de  la  Sociedad,  ya  en  otras  publicaciones. 

£1  mismo  Sr.  Torres-Campos  llamó  la  atención  de  la  Junta  acerca  de 
la  carestía  de  los  ñetes  en  los  vapores  de  la  Compañía  Transatlántica 
entre  Cádiz  y  Fernando  Póo. 

Y  no  habiendo  más  asuntos  de  qué  tratar  se  levantó  la  sesión  á  las 
diez  y  media. 

REUNIÓN'    ORDINARIA. 

Sesión  del  l.o  de  Julio  de  1890. 

Presidencia  del  Sr.  Coello. 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  y  media  de  la  noche ,  se  leyó  y  fué 
aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

Ingresó  en  la  Sociedad  D.  Eduardo  Lucini,  Ingeniero. 

El  Sr.  Presidente  participó  que  asistía  á  la  sesión  el  docto  alpinista 
francés  Sr.  Conde  de  Saint-Saud;  reseñó  los  importantes  estudios  y 
trabajos  que  este  había  llevado  á  cabo  en  la  zona  pirenaica»  citando 
muy  especialmente  los  últimos  que  hizo  en  Lérida*  en  la  Conca  do 
Tremp  y  en  el  Montsech;  anunció  que  en  breve  haría  nuevas  expedi- 
ciones á  los  picos  de  Europa  y  á  las  Uurdes,  y  añadió  que  el  Sr.  de 
Sain^Saud,  á  quien  tenía  el  honor  de  presentar  á  la  Sociedad,  se  había 
prestado  á  honrarla  en  esta  sesión  pronunciando  algunas  palabras  para 
dar  breve  idea  de  sus  recientes  excursiones. 

El  Sr.  Conde  de  Saint-Saud  agradeció  con  elocuente  frase  el  honor 
que  le  dispensaba  la  Sociedad,  y  expuso  interesantes  noticias  acerca 
de  sus  excursiones  en  la  zona  pirenaica,  noticias  que  en  artículo  aparte 
publica  el  Boletín. 

Nutridos  y  entusiastas  aplausos  demostraron  la  satisfacción  con  quo 
la  Sociedad  había  escuchado  al  Sr.  Conde  de  Saint-Saud.  El  Sr.  Presi- 
dente le  felicitó,  y  también  á  la  Sociedad,  no  tan  solo  porque  había 
tenido  el  honor  de  oir  al  sabio  alpinista,  sino  también  porque  había 
dado  motivo  á  que  este  se  revelara  como  consumado  y  elocuente  orador. 


EXTRACTO   DE    LAS   ACTAS.  \m 

Acto  seguido,  y  previa  invitación  de  la  presidencia,  el  Sr.  D.  Vicente 
de  Barrantes  leyó  erudita  disertación  acerca  del  territorio  de  las  Hur- 
des.  También  fué  muy  aplaudido  y  felicitado  el  ilustre  Académico, 
cuyo  notabilísimo  estudio  ha  de  publicar  íntegro  el  Boletín. 

Se  levantó  la  sesión  á  las  doce  menos  cuarto. 


JUNTA   DIRBCTIYA. 

Sesión  del  12  de  Julio  de  1800. 

Presidencia  del  Sr.  Coello, 

* 

Abierta  la  sesión  á  las  ocho  y  media  de  la  mañana ,  con  asistencia 
de  los  Sres.  Andía,  Aparici,  Espin,  Motta,  Quiroga,  Abella,  Botella, 
Massiá  y  Ferreiro,  se  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

Se  leyeron  comunicaciones: 

De  los  Sres.  General  Waumermans,  Beaumont,  Nares,  Eliseo  Reclus, 
dalla  Vedova  y  Levasseur  dando  gracias  por  sus  respectivos  nombra- 
mientos de  Socios  honorarios  correspondientes. 

De  D.  José  Vázquez,  de  Zamora,  participando  la  noticia  del  falleci- 
miento de  su  hermano  el  Socio  D.  Antonio  y  ofreciéndose  á  ordenar  y 
remitir  los  trabajos  que  para  una  conferencia  sobre  el  terreno  que  fué 
teatro  do  las  guerras  de  Viriato  había  reunido  el  difunto;  la  Junta 
agradeció  y  aceptó  la  oferta  resolviendo  que  así  se  le  expresara  al  darle 
el  pésame  por  tan  sensible  pérdida. 

El  ^Secretario  general  leyó  la  comunicación  que  al  Gobierno  de 
8.  M.  debía  dirigir  la  Sociedad  acerca  de  Gibraltar. 

Quedó  aprobada  con  una  adición  esencial  referente  al  canal  que, 
segiín  algunos  rumores,  trataban  de  abrir  los  ingleses  en  el  istmo  que 
une  al  Peñón  con  la  Península. 

Manifestó  el  Sr.  Presidente  que  según  sus  noticias  se  había  vuelto  á 
pensar  en  la  Comisión  de  límites  del  Golfo  de  Guinea  y  que  estaba 
nombrado  ya  el  Secretario  de  ella;  opinó  que  la  Sociedad  debía 
hacer  una  representación  al  Gobierno ,  pidiendo  que  tan  malhadado 
asunto  so  resolviera  directamente  y  sin  el  intermedio  de  una  Co- 
misión. 

Hicieron  uso  de  la  palabra  también  los  Sres.  Botella  y  Aparici,  acor- 
dándose, á  propuesta  del  último,  que  se  pidiera  una  audiencia  al  señor 


3)4 


BOLETÍN   DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 


Duque  (le  Tetiián,  con  objeto  de  enterarle  de  todos  los  pasos  qne  había 
da<1o  In  Soriedad  en  esta  cuestión,  antes  de  enviarle  una  comunicaciáD 
oñcial. 

La  Junta  acordó  que  se  dirigiera  expresiva  felicitación  á  nuestros 
ilustres  consocios  8res.  Cánovas  del  Castillo  y  Fa'bié  por  haber  tenido 
I:i  honra  de  ser  llamados  á  los  consejos  de  la  Corona. 

Se  levantó  la  sesión  á  las  diez. 


boletín 


DB    LA 


SOCIGDAD  GIOGRÁFIGA  DE  HiDRID 


I. 

n. 


UL 


IV. 


VI. 

VII. 
VIU. 

IX. 


SUMARIO. 

El  Ksar-el-Acabir,  i)or  D,  Teodoro  de  Cuevas 305 

Portugal  ó  Inglaterra  en  el  África  austral;  confereucia  pro- 
nunciada en  el  Fomento  de  las  Artes  el  día  17  de  Mayo 

do  18'J0,  por  D.  Rafael  Torres- Camjws 333 

Kesefia  de  las  tareas  y  estado  actual  do  la  Sociedad  Geo- 
gráfica do  Madrid  leída  en  la  Junta  General  del  25  de 

Noviembre  de  1890,  por  D.  Adolfo  de  Motta 379 

Memoria   sobre  el  prí.)greso  de  los  trabajos  geo^ráíicos 
leída  en  la  Junta  General  del  25  do  Noviembre  de  IS'JO, 

por  D.  Martín  LWreiro 385 

Las  islas  l*rovidencia  en  el  arcliii)iéla^^o  de  las  Carolinas..     415 

Gibraltar 418 

Lista  general  ile  socios  en  tin  de  1890 423 

Extracto  de  las  actas  de  las  cesiones  celvbradas  por  la  íSu- 

ciedad  y  por  la  Junta  Directiva 138 

índice  de  las  materias  contenidas  en  el  tomo  xx.x 447 


TOMO  XXIX.— NÚMEROS  5."  Y  Ü." 
Noviembre  y  Diciembre,  1890. 


La  Sociedad  no  es  responsable  de  laa  opiniones  emitidas  por  los  autores  de  los 

artículos  insertos  en  el  Boletín. 


MADRID 

IMPRENTA    DE    FORTANET 

OALLB  DK  LA  LIBERTAD,   NÓM.  29 
i  8SO 


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»     ••.■  «  «í"^.     ■  ■■«»■  ■ 


JUNTA  DIRECTIVA 


DI  LA 


SOCIEDAD    GEOGRÁFICA  DE  MADRID 


PRE:S[DE]^^TE. 
Bzemo.  Sr.  D.  Francisco  Coello  y  Quesada. 

VICEPRESIDENTES. 

Bzcmo.Sr.  D.  Federico  de  Botella : p. 

Ezcmo.Sr.  D.  José  María  A  parid Có, 

Ezomo.  Sr.  D.  Tomás  de  Reyna O. 

Bzcmo.  Sr.  D.  Antonio  Andfa C. 

SECRETARIO     GENERAL. 

limo.  Sr.  D.  11  artin  Ferreiro. 

SECRETARIOS    ADJUNTOS. 

Sr.  D.  Rafael  Torres-Campos  (contador). 
Sr.  D.  Adolfo  de  Motta  (tbboribo). 


ARCHIVERO    PERPETUO. 


Sr.  D.  Ricardo  Beltrán  y  Rózpide. 


VOCALES. 


Sr.  D.  llarceliano  de  Abolla P. 

Sr.  D.  Luís  García  Martin P. 

Ezcmo.  Sr.  D.  Manuel  de  Foronda  Cd. 
Sr.  D.  Francisco  Codera  ^Bibliote- 
cario)   C. 

Sr.  D.  FrancÍHco  Oorostidi P. 

limo.  Sr.  D.  Sergrio  Suarez P. 

Sr.  D.  Emilio  Bonelli Cd. 

Sr.  D.  I^^nacio  de  Arce  Mazón. ...  P. 

Sr.  D.  Juliáo  Suarez  Inclán C. 

limo.  Sr.  D.  An^'d  Lasso  déla  Vega  C 

Sr.  D.  Junti  Sánchez  y  Massiá...  O. 

Sr.  D.  Munuel  María  Arrióla P. 


Sr.  D.  Lucas  Mallada p. 

Sr.  D.  Castor  Ami p. 

Sr.  Marqués  de  Reinosa p. 

Sr.  D.  Miguel  Espin O. 

Sr.  D.  Antonio  Vázquez  y  López 

Amor O. 

Sr.  D.  Alejandro  Churruca P. 

Sr.  D.  Luis  María  de  Tro Cd. 

Sr.  Conde  de  Torata C. 

Sr.  D.  Emilio  Ru!z  de  Salazar....  P. 

Kxcmo.  Sr.  D.  Juan  García  López  C. 

Sr.  D.  Francisco  Quiroga ?. 


Nota.  Con  las  iniciales  C.,  P.,  O.  y  Cd.,  te  designan  los  indlyiduoB  que  pertene- 
cen respectivamente  á  las  secciones  de  Correspondencia,  Pablicaciones,  Gtobierno 
.nterior  y  Contabilidad. 


boletín 


DE  LA 


SOCIEDAI)   GEOGRÁFICA   DE    MADRID. 


EL  KSAR-EL-ACABIR. 


(1) 


^^^%^^%^»^^^^»^»^^»^>^^^>^>^ 


I. 

La  Atlántlda  de  Platón  y  la  Gema  da  loa  Ubioa. 

La  Real  Academia  de  la  Historia  se  ha  dignado  confiarme  una 
misión  por  demás  honrosa.  D.  Joaquín  Costa,  socio  correspon- 
diente de  aquella  ilustro  corporación,  publicó  en  la  Revista  de 
Geografía  comercial  (1)  un  trabajo  importante.  Trata  en  él  muy 
A  fondo  dos  cuestiones  que  vienen,  desde  hace  mucho  tiempo,  ali- 
mentando la  controversia  geográfica  referente  á  las  regiones  visi- 
tadas ó  colonizadas  por  el  cartaginés  Hannón  en  el  África  occi- 
dental. El  Sr.  Costa,  con  elegante  estilo  y  profunda  y  razonada 
erudición,  fija  la  situación  de  Cyranis^  isla  citada  por  el  padre  de 
la  historia,  en  la  península  de  Dajla  Ai  tjJI  (2)  ó  Río  de  Oro; 
toma  realmente  el  Lixua  de  Plinio  y  de  Strabón  por  el  de  Han- 
nón, y  extremando  sus  razonamientos  cree  haber  descubierto,  no 
tan  solamente  el  verdadero  asiento  de  la  Cerne  6  capital  de  los 
Etíopes  Atlantes,  sino  la  Cerne  metrópoli  de  la  Atlántida  de 
Platón,  que  no  forman  en  su  concepto  más  que  una,  si  bien  va- 

(1)  El  yiceconsul  de  España  en  Larache,  Sr.  D.  Teodoro  de  Cuevas,  ha  presentado 
una  obra  con  este  titulo  á  nuestra  Sociedad  y  á  la  Real  Academia  de  la  Historia.  De 
ella  se  inserta  la  parte  esencialmente  geo^áflca. 

(2)  Números  ÍS  á  30,  Julio-Septiembre  de  1886. 

(3)  Dajla:  la  que  entra,  la  que  avanza,  esto  es,  la  que  se  adelanta  hacia  el  mar. 

20 


3  6  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

cila  entre  colocarla  en  la  península  ó  gezira  (1)  del  Shemmish^ 
que  es  el  propio  Lixua^  6  en  la  ciudad  de  Alcázar  El-acábir  (3), 
inclinando  á  esta  última  versión. 

A  inquirir  por  el  estudio  del  terreno  y  de  la  historia  la  posibi- 
lidad de  que,  en  el  emplazamiento  mismo  del  que  M.  Tissot  su- 
pone á  su  vez  haber  sido  el  antiguo  Oppidum  novum^  se  hubiese 
alzado  cualquiera  de  las  dos  famosas  Cerne  ^  6  el  convencimiento 
de  que  sea  preciso  desechar  tal  suposición,  deberá  reducirse  nues- 
tro cometido. 

En  el  terreno  de  las  objeciones  diremos  cuatro  palabras  acerca 
de  Cerne  ^  capital  de  los  Libios ,  cuya  situación  no  nos  presenta 
duda  alguna.  El  Sr.  Costa  cita  textos  convincentes  y  tan  claros, 
que  no  necesitan  grandes  manipulaciones.  Con  tomarlos  en  su 
recto  sentido  basta. 

Dice  Plinio  (vi,  31-36):  Polybi^  in  extrema  Mauritania  contra 
montem  Atlantem  á  térra  stadia  octo  ahesse  prodidit  Cemem, 
Avieno  (v,  328):  Terminus  Aetiopum  populus  adet  ultima  Cer^ 
ne.  Strabón  (t.  iir,  p.  474)  (3):  Lixus  está  situada  á  la  extremidad 
occidental  de  la  Mauritania;  esto  es,  no  en  los  últimos  confínes 
meridionales  de  tal  región. 

Strabón  (t.  i,  p.  212):  Los  Etiopes  son  los  pueblos  mas  meridio- 
nales  de  la  Libia.  Debajo  de  ellos  (es  decir,  hacia  el  Septentrión 
y  enumerando  de  levante  á  poniente),  se  encuentran  los  Gara-- 
mantés^  los  Pharusios  y  los  Nigritas, — Más  abajo,  los  Gétulos;  los 
Maurusios^  pueblos  nómadas^  cazadores  y  pastores^  vienen  luego. 
— Entre  los  Pharusios  y  los  Maurusios  (t.  iii,  p.  473),  media  el 
desierto,  que  aquellos  atraviesan  llevando  odres  llenos  de  agua 
suspendidos  debajo  del  vientre  de  sus  caballos.  —  La  distancia 
que  separa  á  los  Pharusios  del  Lyxus  romano  (t.  iii,  p.  469),  es  de 
treinta  dias  de  camino. 

Por  último,  al  relatar,  el  primero  délos  referidos  autores,  la 
expedición  de  Suetonio  Paulino  dice  (t.  i,  p.  128),  que,  salido  este 


(1)  En  árabe  el  nombre  Oetira  es  indistintamente  aplicado  á  la  isla  y  á  la  pe- 
ninsula. 

(2)  £1  Ksar-el-aeabir:  alcázar  de  la  ^andeza. 

(3)  Ti  aducción  de  A.  Tardieu. 


EL   KSAR-EL-AGABIR.  807 

del  Lixus  con  algunas  tropas  romanas,  llegó  en  diez  días  de 
marcha  al  Atlas.  Después  de  atravesar  tan  fragoso  monte,  encon- 
tró el  río  Guir.  Pondera  Plinio  la  profundidad  de  las  selvas  que 
desde  allí  en  adelante  se  extienden;  hace  observar  que  están  po- 
bladas de  fíeras  y  habitadas  por  los  Cauarii  y  advierte  que  la 
nación  de  los  Etiopes  pororsos  no  está  lejos  de  aquellos  extremos 
países:  junctam  Aetiopum  gentem  quos  Pororsos  vocant^  satis 
constat  (vi,  14-16.) 

Aquí  haremos  mención  del  anónimo  de  Ravena  citado  por 
M«  Tissot.  Según  el  desconocido  autor  de  aquel  manuscrito,  la 
costa  que  se  extiende  desde  el  Estrecho  hasta  el  Sus  se  denomi- 
naba Mauritania  Egel^  y  la  correspondiente  al  Dad  iVun  y  al 
Sahara,  Mauritania  Pororsis  vel  Salinarum. 

De  las  autorizadas  citas  que  anteceden,  se  desprende  sin  es- 
fuerzo alguno  el  siguiente  razonamiento: 

1/  El  AtlaSj  el  Dyris  de  los  antiguos,  el  Chehel  Idraren  de  los 
Bráber,  se  encontraba  á  diez  dias  de  marcha  al  Sur  del  Lixus  ro- 
mano, dato  exacto.  Tengamos  presente  que  la  cordillera  atlán- 
tica arranca  de  la  costa  oceánica  del  Sus. 

2.^  En  la  extrema  Mauritania^  enfrente  del  propio  monte  y 
próxima  al  país  de  los  Etiopcit,  estaba  Cerne,  capital  de  los  Lybios. 

3.°  Los  Etiopes  Pororsos  (probablemente  la  gente  do  color  de 
los  grandes  oasis  del  Tuat),  lindaban  con  las  selvas  habitadas  por 
los  Canarii. 

De  paso  haremos  la  observación  de  que  la  multitud  de  perros, 
que  por  necesidad  han  de  tener  todas  las  tribus  nómadas  para 
defender  los  ganados,  y  con  objeto  de  dar  la  voz  ^  alarma 
durante  la  noche  á  los  dormidos  pastores,  pudo  ser  la  causa  de 
^ue  se  diese  la  denominación  de  Canarii  á  los  pueblos  visitados 
por  Paulino  al  Sur  del  Atlas;  á  no  ser  que,  equivocado  el  nom- 
bre, hubiese  querido  Plinio 'designar  á  los  habitantes  de  Cerne. 
Añadamos  que  los  Pharusios  llegaban  desde  la  comarca  de  lo& 
Pororsos  al  mar,  según  Plinio  el  naturalista. 

Cerne  debió,  pues,  subsistir  en  la  comarca  en  que  tales  selvas 
había.  Esta  región  no  puede  ser  más  que  la  del  ¡Jad  Guir  6  la 
del  ¡Jad  Ziz^  que  enfrente  del  Atlas  se  encuentran.  Pero  en  la 
cuenca  del  primero  de  dichos  ríos,  se  buscarían  en  vano  indicios 


308  BOLETÍN    DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

de  grandes  y  antiguas  ciudades.  Además,  la  historia  no  registra 
en  sus  anales  la  existencia  de  población  alguna  de  importancia 
en  aquellos  sitios.' Por  el  contrario,  los  campos  bañados  por  el 
Uad  Ziz^  son  ricos  en  tradiciones  históricas.  Allí  se  levantan  hoy 
día  los  pueblos  y  alcazabas  de  Tafilete  la  patria  de  los  Sherifes. 
I^ro,  ¿sobre  qué  se  alzaron  tales  construcciones?  Sobre  el  empla- 
zamiento de  la  famosa  ciudad  de  Sigilmeaa ,  que  á  su  vez  pudo 
haber  reemplazado  á  la  Cerne  de  los  Lybios. 

Buscar  las  ruinas  de  esta  misteriosa  ciudad  allí  ó  en  otra  parte, 
sería  inútil.  Cualquiera  que  conozca  el  especialísimo  sistema  de 
construcción  que  desde  inmemorables  tiempos  vienen  emplean- 
do los  pueblos  del  Atlas,  los  montañeses  de  todo  el  Moghréb  y  los 
habitantes  de  ciertos  oasis  saharianos  comprenderá  por  qué  ha- 
yan podido  desaparecer  hasta  los  menores  vestigios  de  la  jamás 
encontrada  metrópoli  lybica.  Si  los  monumentos  de  la  antigua 
Roma,  labrados  con  el  duro  granito,  no  han  podido  resistirá  las 
injurias  del  tiempo  ó  á  la  ira  destructora  del  bárbaro,  y  aun  menos 
á  la  del  hombre  civilizado ,  si  la  acción  de  las  aguas  ha  borrado 
las  inscripciones  que  recordaban  triunfos  y  glorias  de  venturosos 
caudillos,  si  el  polvo  ha  sepultado  los  labrados  pedruscos  que  los 
constituyeron,  y  si  los  musgos  y  los  matorrales  los  han  cubierto 
con  un  manto  de  verdura,  ocultándolos  así  á  nuestras  investiga- 
ciones, ¿cómo  extrañar  el  derrumbamiento  y  la  pulverización  de 
murallas  y  edificios  formados  de  arcilla  ó  de  tierra  amasada  con 
paja  y  cocida  al  sol?  Tales  debieron  ser  las  casas  y  los  palacios,  si 
los  tuvo,  de  la  antigua  C4erne.  Tales  también  los  que  tenía  Sigil- 
mesa  que  á  Cerne  debió  reemplazar  para  á  su  vez  desaparecer. 
Si  alguna  cantería  tuvieron  entrambas  poblaciones,  debe  haber 
sido  aprovechada  después  para  la  edificación  de  las  alcazabas  do 
Tafilet.  Ningún  otro  centro  de  población  pudo,  en  nuestro  con- 
cepto, reunir  como  Sigilmesa  las  condiciones  de  situación  geo- 
gráfica que  Aviene  y  Polybio  atribuyen  á  Cerne. 

Por  lo  demás,  los  Pororaos  del  gran  Sahara,  los  Pharusios  del 
extremo  Sus  y  del  Draa  y  los  Nigritas  del  Sudán,  han  venido  en 
parte  á  poblar  al  Moghreh,  Las  invasiones  almorávides,  almoha- 
des y  merinidas  y  el  advenimiento  al  trono  de  los  Sherifes  Saa- 
dia  y  do  los  Alani,  hicieron  cambiar  de  asiento  á  numerosas  y 


EL   KSAR-EL-ACABIR.  309 

fuertes  tribus,  Irayéndolas,  desde  las  abrasadas  regiones  tropica- 
les, á  las  zonas  templadas  del  Atlas  septentrional  y  á  las  monta- 
fias  que  se  extienden  desde  el  Sehü  al  Mediterráneo.  Con  sólo 
inquirir  la  procedencia  de  cada  una  de  estas  tribus,  se  vendría 
en  conocimiento  de  la  época  precisa  de  su  establecimiento  en  el 
país;  hecho  que  ha  ido  realizándose  desde  la  última  invasión 
arábiga. 

No  terminaremos  el  presente  capítulo  sin  consignar  una  cir- 
cunstancia basta  hoy  de  muchos  desconocida,  y  cuya  investiga- 
ción legamos  á  los  filólogos. 

Los  judíos  del  reino  de  Fez  llaman  Phalusiin  á  los  habitantes 
de  las  montañas  comprendidas  entre  el  Rif,  por  la  parte  de  la  sie- 
rra de  Gomara^  y  el  Atlántico^  El  singular  de  tal  denominación 
es  phalus.  En  las  referidas  montañas  phalus  significa  aldea  ca- 
rrada, es  decir,  rodeada  de  cualquier  valla  ó  rústica  defensa 
construida  por  medio  de  espinos,  piedras,  estacas,  zanjas,  etc. 
Por  tchar  6  mejor  dchar,  se  entiende  una  aldea  montañosa  abier- 
ta, y  la  aldea  montañosa  está  invariablemente  compuesta  de  habi- 
taciones fijas.  Si  phalus  se  refíere  á  una  sola  aldea  circunvalada, 
phalusiin  designa  la  pluralidad  de  pueblos  que  en  igual  disposi- 
ción se  encuentran. De ^/laZusünápharusü,  sálvala  terminación 
arabizada  en  in,  bien  corta  es  la  diferencia  y  mi>y  cercana  se  nos 
antoja  la  analogía.  Si  en  estas  regiones  llaman  los  hebreos  pha- 
lus  al  montañés  á  causa  de  la  costumbre,  que  en  las  tribus  serra- 
nas radica,  de  fortificar  á  su  manera  los  respectivos  lugares, 
hemos  de  recordar  que  también  en  no  pocas  ocasiones  designa- 
ban los  antiguos  á  muchos  pueblos  con  nombres  apropiados  á 
sus  usos  nacionales  más  salientes.  ¿Por  qué  los  Pharusii  fueron 
así  llamados?  ¿Sería  por  haber  observado  en  ellos  los  antiguos 
geógrafos  esa  misma  tendencia  á  fortificar  el  recinto  de  sus  po- 
blaciones? ¿Cómo  se  explica  la  coincidencia  de  llamar  les  monta- 
ñeses phalus  y  phalusiin  á  sus  aldeas  cerradas,  y  de  designar  los 
libros  mosaicos  con  idénticas  denominaciones  á  las  tribus  mon- 
tañesas habitantes  en  poblaciones  fijas,  diferenciándose  así  de 
los  philisliin  que,  según  aquellos  textos,  vivían  debajo  de  la  tien- 
da del  nómada? 


310  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 


n. 

Pariploa  da  Hannon  y  de  Soylax. 

Conociendo  perfectamente  el  terreno,  podemos  confirmar  la 
opinión  de  M.  Tissot  en  la  parte  que  se  refiere  á  la  situación  del 
golfo  de  Cotes  junto  al  cabo  Espartel;  la  de  la  ciudad  de  Pontion 
í  orillas  del  mismo  y  á  las  del  lago  Cephisias  á  que  alude  Soy- 
lax  y  del  que  restan  como  recuerdo  los  pantanos  formados  por 
el  Maharhar.  El  golfo  ha  desaparecido  igualmente,  á  consecuen- 
cia de  la  acumulación  de  las  arenas  marinas.  Pero  en  lo  que  di- 
sentimos de  tan  estimable  autor  es  en  creer  que  el  promontorio 
Hermeo  corresponda  á  el  Kuás ,  así  llamado  á  causa  de  los  arcos 
ruinosos  que  allí  se  encuentran  y  no  por  líbica  etimología. 

Para  fijar  de  una  manera  definitiva  este  punto,  empecemos  por 
asegurar  que,  habiendo  recorrido  en  toda  su  extensión  el  üad  el 
Garifa^  nos  hemos  convencido  de  que  siempre  ha  sido  de  escasí- 
simo caudal;  que  su  fondo  rocoso  y  escaso  no  ha  sufrido  altera- 
ción y  no  ha  podido  en  ningún  tiempo  consentir  la  navegación, 
y  que  entre  el  Kuás^  punto  en  donde  termina  su  curso,  y  el  mar 
falta  el  espacio  para  colocar  no  solo  el  gran  lago,  en  donde  hace 
Scylax  desaguar  el  AnideSy  sino  una  laguna  de  mediana  exten- 
sión. Por  consiguiente,  el  moderno  Garifa  6  el  Kuás  no  puede 
ser  el  antiguo  Anides.  Lo  cual  nos  obliga  á  buscar  más  al  septen- 
trión el  promontorio  Hermeo.  Esto  debió  consistir  en  una  emi- 
nencia harto  considerable  para  que  el  mismo  Scylax  la  hubiese 
puesto  en  parangón  con  el  que  hoy  conocemos  por  cabo  de  San 
Vicente.  Desde  el  Kuás  al  cabo  Espartel,  en  la  divisoria  de  los 
valles  del  Maharhar  y  del  Meshrá  el  Hashef^  y  adelantándose  en 
lo  antiguo  hacia  el  mar,  existen  las  altas  mesetas  de  El  Recláu^ 
que  arrancando  de  Gehel-el-Habih  van  á  terminar  en  un  verdadero 
promontorio  sobre  lo  que  actualmente  forma  la  ría  de  Tahaddart. 
Desde  El  Recláu  á  cabo  Espartel  existieron  indudablemente  el 
golfo  de  Cotes  con  Pontion  y  su  lago  Cephisias.  El  Recláu  era  el 
promontorio  Hermeo  libyo  cuya  falda  meridional  estaba  bañada 


EL   KSAR-EL-AGABIR.  311 

por  el  Otro  gran  lago  en  donde  desembocaba,  algo  más  al  Levante 
de  la  Garhitty  el  río  Anides,  el  actual  Uad  el  Jarroh.  El  fondo  del 
lago  fué  levantándose  á  consecuencia  de  los  depósitos  sedimenta- 
rios hasta  llegar  á  constituir  una  gran  llanura,  dejando  entre 
esta  y  las  faldas  de  El  Recláu  un  cauce  por  donde  corre  aquel 
río  con  el  nombre  de  Meshrá  él  Hashef  que  trueca  en  el  de  Tahad- 
dart  así  que  reúne  su  caudal  con  el  del  Maharhar. 

En  materias  de  topografía  antigua  y  de  etimologías,  es  nece- 
sario proceder  más  que  con  prudencia  con  recelo  sumo.  Hay  que 
desechar  la  fe  para  creer  únicamente  lo  tangible.  En  nuestros 
días,  en  que  impera  la  manía  de  explicarlo  todo,  no  vacilan  los 
autores  más  verídicos  en  echar  mano  hasta  de  los  fantasmagóri- 
cos recursos  de  las  piezas  de  gran  espectáculo.  Estórbales  una 
montaña,  la  suprimen;  háceles  falta  una  isla,  un  cabo,  los  inven- 
tan. Y  entre  hundimientos  y  emersiones  trastornan  de  tal  suerte 
la  razón  y  la  materia  que  concluye  uno  por  no  saber  á  qué  ate- 
nerse. En  asuntos  etimológicos  empiezan  otros  por  desechar  el 
recto  sentido  de  un  texto  que  constituye  autoridad.  Guando  no^ 
pretenden  desentrañar  cuál  fué  la  verdadera  intención  del  autor; 
á  menudo  aseguran  que  no  quiso  decir  este  lo  que  dijo,  sino  que 
precisa  atribuirle  una  versión  completamente  opuesta,  y  cuando 
nada  de  esto  les  sea  dable  hacer,  proceden  á  demoler  letra  por 
letra  los  nombres  propios,  añadiendo,  quitando  ó  sustituyendo 
con  gran  arte,  con  gran  copia  de  razonamientos,  hasta  que  trans- 
formados de  una  manera  radicalísima  vengan  aquellos  á  respon- 
der al  objeto  que  el  desnaturalizado  comentador  se  propusiera. 


in. 

ColozíUui  fenlolas,  griegaa,  oartaglnesaa  y  romanas. 

Cumple  á  nuestro  propósito  fijar  la  atención  en  Claudio,  porque 
en  el  reinado  de  este  Emperador  la  Mauritania  fué  declarada  pro- 
vincia romana  y  dividida  en  Cesariense  y  Tingitana.  De  las  co- 
lonias establecidas  en  esta  última  recordaremos  la  del  Lixua,  de 
la  cual  debieron  depender  como  prcefecturce,  Bahba  6  lulia  Cam- 


. « 


•t   ' 


.V 


812  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÍFIGA. 

pestris,  cuyas  ruinas  llamadas  Dehna  por  los  naturales,  existen 
junto  á  la  villa  de  Sahara  en  la  montaña  de  Beni  Górfed  domi- 
nando el  collado  por  donde  se  abre  paso  el  ¡Jad  El  ídjazen, 

Oppidum  Novum  ó  castillo  nuevo,  cuya  verdadera  situación  se 
ignora;  otra  que  es  actualmente  conocida  con  el  nombre  de  Brija 
ó  el  fortín  sobre  el  Luccus  al  pie  septentrional  de  la  sierra  de  Ar- 
jona^  cuya  parte  meridional  tiene  otras  ruinas  no  romanas,  las 
de  Ashején  que  Mármol  escribe  Ezagen  y  que  nosotros  hemos  vi- 
sitado. Por  último,  debía  ser  prcefectura  de  este  distrito,  Frigiáce 
probablemente  Fuara  (los  surgidores  de  agua)y  á  orillas  del  Emda 
y  Banasa  colonia  á  la  otra  parte  del  Sébü^  en  Sidi  Ali  Bu  Jenun. 

No  estará  demás  observar  que,  únicamente  á  consecuencia  de 
incorrecciones  ortográficas,  ha  podido  el  nombre  de  Brija  ser  con- 
fundido con  el  de  Naranjia  (Ij,  desconocido  entre  los  indígenas, 
pero  citado  desde  Mármol  por  muchos  autores.  Brija  fué  destrui- 
da por  los  portugueses,  que  en  sus  incursiones  llegaban  hasta 
cerca  del  sitio  en  donde  se  encuentra  Uasán. 

Si  á  algún  punto  conviene  aplicar  la  denominación  de  FrigicUe, 
es  seguramente  á  Fuara  en  donde  los  manantiales  de  frescas  aguas 
brotan  del  suelo  con  extraordinaria  abundancia.  Fuara,  como 
Frigidce,  se  encuentra  en  el  antiguo  itinerario  de  Oppidum  No- 
vum á  Volúbilis  y  á  unas  dos  horas  de  camino  de  El  Esar^el-aca'' 
hir.  Mucho  más  natural  es  que  busquemos  á  Frigidce  en  aquella 
dirección  que  en  la  de  Suáir,  como  pretende  M.  Tissot;  toda  vez 
que  Suáir^  por  su  pequenez  y  situación,  indica  no  haber  sido  más 
que  un  puesto  militar  (castellum)  aislado  en  el  centro  del  Garb  y 
perdido  entre  los  inmensos  encinares  que,  en  aquellos  tiempos, 
ocupaban  todo  el  territorio  comprendido  entre  el  Luccus  y  el 
Sehú. 

Antojásenos  igualmente  errónea  la  opinión  de  los  que  creen 
ver  en  las  ruinas  de  Besra^  de  puro  origen  africano,  á  la  antigua 
colonia  6  prcefectura  de  Tremulce,  Semejante  denominación  ins- 


(I)    Asi  debe  ser  en  efecto.  En  árabe  J?r(/a  se  escribe  ^«^  »J    y  Naranjia    Lsr'  ,j 
Suprimiendo  los  puntos  diacriticos,  resultaría  Is^y ,  figuración  común  á  en- 
trambos nombres. 


EL   KSAR-EL-AGABIR.  3!H 

pira  como  cierta  idea  de  uaa  ensena  marcial  tremolada  al  viento; 
hecho  que,  con  mayor  propiedad,  pudiera  convenir  á  un  sitio 
prominente  como  es  el  arruinado  y  antiquísimo  castillo,  por  nos- 
otros visitado,  en  la  cima  del  cono  central  del  Sarsar  (1),  que  á 
Besra,  cuyas  derruidas  torres  albarranas  se  encuentran  sobre  dos 
oteros  en  el  eje  de  un  valle  semicircular  formado  por  el  propio 
Sarsar j  la  sierra  de  Masamoda  y  Jehel  farsin^  ó  monte  del  helécho. 


IV. 
El  Ksai^-el-aoablr.  Oppidum  Novum. 

No  en  balde  nos  hemos  extendido  en  referir  el  sistema  emplea* 
do  por  los  romanos  en  sus  establecimientos  coloniales.  Si  á  las 
reglas  aducidas  añadimos  la  costumbre  que  aquel  pueblo  tenía 
de  establecer  en  el  punto  culminante  de  las  nuevas  ciudades  el 
castrum  6  ciudadela,  destinado  á  refugio  y  defensa  de  los  habi- 
tanteSy  y  que  tanto  este  castrum  como  los  principales  edificios  pú- 
blicos de  la  República  y  del  Imperio  estaban  construidos  ó  reves- 
tidos por  lo  menos  con  el  saxum  quadratum,  habremos  comple- 
tado el  diseño  de  las  lineas  generales  y  características  de  toda 
colonia  romana. 

Si  lo  fué  Alcázar  El-acahir  ¿cómo  no  conserva  de  ella,  ni  el 
más  ligero  trazo?  Ninguna  de  sus  calles  se  encuentra  en  la  con- 
sagrada dirección  N.-S.  del  cardo  maximus;  ninguna  en  la  E.-O. 
del  decumanus  maximus  cuyo  punto  de  intersección  con  aquel 
hubiera  debido  corresponder  al  tradicional  forum.  ¿En  dónde 
podemos  suponer  que  estuviera  situado  el  castrum?  ¿En  el  recin- 
to de  la  ciudad?  Difícil  se  hace  creerlo.  Toda  ella  es  llana.  En 


(1)  Sarsar,  elevada  montaña  de  triple  cima  situada  al  S6.  de  £1  Ksar-el-acabir  á 
unas  dos  horas  de  distancia.  El  Sarsar  significa  gorjeo.  En  aquella  grran  altura  existe 
un  pozo  que  debe  ser  la  boca  de  alguna  mina.  I.a  tradición  asegura  haber  allí  un 
tesoro  enterrado.  Tapa  la  boca  del  pozo  una  gran  piedra.  Según  los  indígenas,  este 
saxum  quadratunt  tiene  grabados  numerosos  y  tal  vez  mágicos  signos.  Será  alguna 
inscripción  romana.  La  desconfianza  de  los  indígenas,  que  espiaban  atentos  todos 
nuestros  movimientos,  nos  impidió  aproximarnos  al  pozo  para  examinar  aquella  lá- 
pida. Algún  día,  no  lejano  tal  vez,  nos  sea  posible  efectuarlo. 


314  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

ninguno  de  sus  barrios  existen  cuestas  ni  desigualdades  aprecia- 
bles;  el  nivel  de  las  actuales  calles  concuerda  perfectamente  con 
el  de  las  entradas  de  las  casas  y  sobre  todo  con  el  de  las  mezqui- 
tas, algunas  de  las  cuales  cuentan  con  más  de  seiscientos  años 
de  existencia;  de  suerte  que  el  terreno,  que  va  suavemente  subien- 
do desde  la  alta  margen  del  rio,  se  halla  á  igual  altura  que  en  la 
época  en  que  la  ciudad  fué  fundada  ó  simplemente  rodeada  de 
muros  por  Yacub  el  Mansur. 

El  único  punto  en  que  hubiera  debido  en  todo  caso  existir  el 
castrum,  sería  en  el  cerrillo  denominado  Emsal-lay  al  NE.  de  la 
ciudad.  Pero  allí  hemos  buscado  inútilmente  vestigios  romanos. 
Lo  único  que  existe,  casi  al  pié  de  la  altura,  es  el  cimiento  de  una 
casa  ó  de  una  atalaya  cuadrilonga,  pero  hecha  de  fuerte  tapia 
que  nada  tiene  de  común  con  la  partas  formaceus,  Y  al  O.  de  la 
Emsal'la^  en  plena  llanura,  dominando  el  camino  de  Larache  y 
perdido  entre  los  sembrados,  puede  seguirse  á  flor  de  tierra  el 
trazado  de  otro  fuerte  de  tapia  de  cien  metros  de  lado,  orientada 
N.-S.  Los  viejos  muros  de  Muley  Yacub  el  Mansur,  lo  propio  que 
las  paredes  El  Hará,  derruido  hospital  de  leprosos,  son  igualmen- 
te de  tapia,  género  de  construcción  importado  en  el  Magreb  por 
los  Beni  Merines,  cuyos  cimientos  han  de  ser  necesariamente  de 
sólida  piedra.  No  es  de  creer,  sin  embargo,  que  los  moros  hayan 
empleado  la  cantería  romana  en  tales  fundaciones.  Mejor  hubie- 
ran levantado  con  ella  paredes  de  vistosos  edificios.  Para  la  ci- 
mentación tienen  en  el  Gehel  6ant,  á  2  km.  de  distancia,  una 
cantera  inagotable  que  todavía  explotan  con  idéntico  objeto. 

El  que  no  conozca  á  Alcázar;  el  que  haya  oído  hablar  de  las 
lagunas  y  de  los  pantanos  que  la  circundan;  el  que  algo  haya 
leído  de  las  inundaciones  anuales  con  que  el  río  la  castiga,  podría 
muy  bien  suponer  que  aquel  suelo  ha  debido  por  fuerza  irse 
levantando  á  consecuencia  de  los  sedimentos  en  él  depositados 
por  las  esparcidas  aguas.  Y  sin  embargo,  se  equivocaría  en  ab- 
soluto. Desde  el  pié  de  las  estribaciones  septentrionales  del  Gebel 
SarsaVy  en  la  orilla  derecha  del  Luccus^  hasta  el  Meshra  el  Neshma 
ó  el  Vado  de  la  Estrella,  territorio  que  conocemos,  ningún  cenagal, 
ninguna  charca,  ningún  pantano  se  ve.  Alcázar  se  encuentra  en 
sitio  seco  y  perfectamente  á  cubierto  de  toda  inundación.  El  río 


EL    KSAR-EL-AGABIR.  315 

pasa  encajonado  entre  márgenes  de  más  de  10  metros  de  altura 
que  nunca  rebasa.  La  misma  horizontalidad  del  plano,  levemente 
inclinado,  que  desde  el  río  conduce  hasta  el  pie  de  El  Emsal-la^ 
unida  á  la  inalterabilidad  del  nivel  del  piso  con  respecto  á  los 
edificios,  hace  incurrir  en  sospecha  al  observador.  Pero  cesa 
toda  admiración  al  saber  que  la  inundación  es  producida  artifi- 
cialmente por  cuestión  de  policía  y  de  higiene,  para  purificar  la 
atmósfera  y  el  suelo  de  la  pestilencia  de  las  letrinas,  cuyo  asque- 
roso producto  circula  al  aire  libre,  y  con  objeto  de  estercolar  sin 
coste  alguno  las  huertas  y  los  olivares  que  al  poniente  de  la  ciu- 
dad ocupan  una  extensa  zona.  Así,  pues,  las  aguas  del  Luccus  no 
penetrarían  tierra  adentro  por  su  derecha  margen,  si  la  mano 
del  hombre  no  hubiese  practicado  á  1  km,  más  arriba  de  Alcá- 
zar una  cortadura  que  los  naturales  llaman  sud,  palabra  árabe 
que  ha  dado  indudablemente  origen  á  la  voz  castellana  azud. 
El  sud  tiene  su  nivel  3  m.  más  alto  que  el  de  las  aguas  flu- 
viales. Cuando  estas  exceden  de  tal  medida  van  entrando  por 
aquella  brecha  de  la  cual  arranca  un  cauce  de  5  m.  de  anchó 
por  4  de  altura,  que,  desembocando  en  el  zoco,  inunda  á  Alcázar, 
barre  las  inmundicias,  las  transporta  á  las  huertas  y  alas  planta- 
ciones de  olivos,  para  volver  al  Luccus  por  otro  ancho  caño  lla- 
mado cántara  de  Bujuts,  que  es  en  nuestro  sentir  resto  del  anti- 
guo lecho  del  desviado  río.  Así,  aquellos  naturales  hacen  produ- 
cir en  pequeño  á  esta  corriente,  un  efecto  parecido  al  que  en 
Egipto  ocasiona  el  Nilo. 

En  donde  realmente  se  encuentran  los  pantanos  es  en  la  orilla 
izquierda.  Llámanse  colectivamente  lagunas  de  Sidi  Salema. 
Empiezan  algo  más  arriba  del  paralelo  de  Alcázar,  para  terminar 
á  la  altura  del  cementerio  israelita,  en  un  punto  denominado  Afe- 
natiiny  en  donde  en  tiempo  de  avenidas  establece  la  administra- 
ción una  lancha  de  pasaje.  ¿No  pono  esto  ya  en  evidencia  la  in- 
verosimilitud de  la  leyenda  que  León  el  Africano,  y  Mármol 
luego,  refieren  respecto  al  novelesco  incidente  que  diera  lugar  á 
la  fundación  de  tan  famosa  ciudad?  Si  las  circunstancias  que  de- 
jamos apuntadas  siembran  la  duda  en  el  ánimo,  el  relato  de  la 
tradición  local,  apoyada  en  algunos  vestigios  materiales,  com- 
pleta la  convicción. 


816  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

En  efecto,  ¿cuál  de  los  habitantes  de  Alcázar  ignora  en  qué  si- 
tio estuvo  antiguamente  situada  la  ciudad?  Ninguno.  Todos  os 
señalarán  con  la  mano  el  horizonte  hacia  el  E.  en  la  falda  de  un 
monte  cercano  al  río,  en  frente  de  Gebel  Gani,  Todos  pronun- 
ciarán el  mismo  nombre,  El  Dudmar,  Media  hora  do  camino  he- 
cho á  caballo >  os  transportará  á  una  especie  de  ager.  Allí,  bus- 
cando entre  la  hierba,  encontraréis  indicios  de  haber  existido  en 
otros  tiempos  extensas  construcciones.  Pero  son  de  tapia  merini- 
da,  anguladas  con  piedra  é  hileras  de  ladrillos  idénticos  á  los  que 
hoy  produce  la  industria  alcazarreña,  cimentado  el  todo  por  me- 
dio de  cal.  En  aquel  sitio,  completamente  falto  de  vestigios  ro- 
manos, fué  fundada,  pues,  la  antigua  Alcázar.  Pero  á  medida 
que  iba  avanzando  la  obra,  observábase  que  las  herramientas  de 
los  operarios  desaparecían  misteriosamente  durante  la  noche  y 
eran  encontradas  al  siguiente  día  en  el  sitio  en  que  hoy  se  le- 
vanta la  mezquita  del  barrio  de  la  Cheriá,  Repetido  el  hecho 
muchas  veces,  fué  considerado  como  secreto  aviso  del  cielo,  y 
así  fueron  las  obras  abandonadas  para  proceder  á  fundar  la  ciu-^ 
dad  en  su  actual  emplazamiento.  Mas  la  simple  inspección  del 
terreno  demuestra  que  el  santo  autor  del  milagro  debió  ser  un 
hábil  estratégico.  En  el  Alcázar  de  Duámar^  el  castillo  ó  pobla- 
ción tendría  probablemente  por  objeto  impedir  las  carreras  y 
consiguientes  depredaciones  de  los  montañeses  de  las  opuestas 
orillas,  al  paso  que  dominaba  un  vado  al  pie  de  Gebel  Gant,  en 
el  cual  se  nos  antoja  reconocer  el  cimiento  de  varios  pilones  de 
un  antiquísimo  puente,  entre  cuyas  ruinas  hay  tres  pedruscos 
que  á  primera  vista  parecen  cubiertos  de  extraños  dibujos  como 
de  entrelazadas  ramas,  y  que  muy  bien  pudieran  ser  resultado 
de  la  descomposición  de  la  caliza  corroída  por  la  acción  de  las 
aguas.  Más  arriba  del  río,  junto  á  su  derecha  orilla,  entre  i)tid- 
mar  y\yJ^  y  Querárua  ij»!  JUI  se  ve  otra  piedra  parecida.  La 
experiencia  debió  demostrar  que  muy  bien  podía  prescindirse 
del  puente  para  cruzar  el  Lucctis  por  otro  punto  más  occidental 
que  era  la  verdadera  llave  del  camino  del  Garb.  Este  sitio  es  el 
del  actual  Alcázar,  cuyos  fundadores  debieron  derrocar  aquel 
cómodo  viaducto  para  quitar  facilidades  á  la  invasión  enemiga. 

Además  del  nivel  del  suelo,  que  no  puede  haber  cambiado  por 


EL   KSAR-EL-ACABIR.  317 

las  razones  aducidas,  eu  Alcázar  todo  es  de  ladrillo,  las  casas, 
las  mezquitas,  los  minaretes.  El  saxum  quadratum  forma  una 
excepción  tan  extraordinaria,  tan  rara,  que  sólo  se  hace  notar  en 
los  ángulos  del  alminar  de  la  gran  aljama.  En  uno  de  ellos  pue- 
de el  transeúnte  ver  la  inscripción  funeraria  griega  de  que  ha- 
blamos en  nuestro  Estudio  del  Bajalato  de  Larache.  Pero,  ¿quién 
podría  asegurar  de  una  manera  positiva  que  el  tal  monumento 
epigráfico  haya  sido  encontrado  en  aquellos  sitios?  ¿No  pudie- 
ron haberlo  transportado,  con  otras  piezas  de  cantería,  desde  el 
Luccus  por  el  río? 

No  debemos,  en  absoluto,  fijarnos,  sin  embargo,  en  la  no  exis- 
tencia del  saxum  quadratum  en  Alcázar.  Los  romanos  empleaban 
igualmente  el  cementum^  la  piedra  sin  labrar  para  construir  las 
murallas  de  sus  ciudades  fortificadas,  género  que  apellidaban  ce- 
mentida  structura  antiqua.  Pero  de  haber  encontrado  los  indí- 
genas en  aquellos  sitios  la  abundancia  de  tosca  piedra  que  sería 
de  suponer,  si  allí  hubiese  habido  una  población  romana  de  la 
importancia  de  Oppidum  Novumy  algo  parecería  en  los  edificios 
públicos  ó  particulares  que,  por  el  contrario,  presentan  unáni- 
mes, y  al  desnudo  las  acumuladas  hileras  de  ladrillo  de  que  so 
componen.  Además,  en  antiguos  cimientos  descarnados  por  la 
acción  de  las  aguas,  y  en  otros  que  el  propietario  mandaba  abrir 
de  nuevo  para  darles  mayor  profundidad,  hemos  observado  que 
la  piedra,  en  unos  y  otros  empleada,  no  es  el  saxum  quadratum, 
sino  el  cementum^  la  piedra  irregular  sacada  de  las  inagotables 
canteras  del  Gehel  Gani. 

Así,  pues,  faltan  en  absoluto  las  pruebas  materiales  de  que  la 
ciudad  de  que  tratamos  haya  reemplazado  á  una  colonia  romana, 
y  existe,  por  el  contrario,  la  convicción  apoyada  en  testimonios 
materiales  de  que  el  antiguo  asiento  de  Alcázar  no  fué  el  que 
actualmente  ocupa.  Difícil  es,  por  lo  tanto,  creer,  que  el  famoso 
Oppidum  Novum^  plaza  fuerte  y  silla  episcopal,  circunstancias 
que  hacen  suponer  una  población  relativamente  considerable,  y 
la  existencia  de  templos,  circo  y  otros  edificios  públicos  insepa- 
rables de  tales  fundaciones,  soa  ese  mismo.  El  Ksar-el'acahiry 
cuya  historia  verdadera  no  ha  sido  escrita  todavía,  y  cuyos  la- 
drillos y  arcillosos  paredones  y  agudos  tejados,  diseminados  en 


818  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

estrechas  y  torluosas  callejuelas,  ofrecen,  en  su  conjunto,  el 
aspecto  de  una  de  las  grandes  tchora  6  aldeas  de  las  mauritanas 
montañas. 

Y  si  Alcázar  El-acahir  hubiese  reemplazado  á  Oppidum  Novum^ 
y  esta  á  Cerne,  capital  de  los  Libios  atlantes,  ¿cómo  no  hicieron 
mención  de  tan  memorabilísima  circunstancia  ni  Plinio  el  mayor 
ni  el  joven  Plinio,  siendo  así  que  vivieron  en  el  primer  siglo  de 
nuestra  Era,  época  en  que  el  imperio  romano,  declarando  provin- 
cia suya  á  la  Mauritania,  desarrolló  en  ella  su  sistema  de  colo- 
nias militares? 

Para  no  dejar  inconlestada  cualquiera  objeción  que  pudiera 
sernos  presentada,  combatiremos  un  error  de  etimología,  que  no 
es  de  Costa  ni  de  Tissot,  sino  de  Mármol,  y  que  de  dejarlo  sub- 
sisfir,  fácil  sería  que  sirviese  de  punto  de'apoyo  á  los  que  insisten 
en  que  en  el  emplazamiento  del  actual  Alcázar  Elrocahir  se  había 
alzado  una  fundación  romana. 

En  la  mayor  parte  de  las  ciudades  marroquíes  existe  la  calle 
ó  barrio  llamado  Alcaicería.  También  hubo  alcaicerías  en  Es- 
paña, y,  según  nuestros  autores,  eran  casi  exclusivamente  ven- 
didas en  ellas  las  sedas  en  rama.  En  las  del  Magreb  son  expendi- 
dos pluralidad  de  artículos,  entre  los  cuales  predominan  los  teji- 
dos de  toda  clase.  Mármol  quiere  hacer  derivar  Al-caiseria 
hj^.^]  de  AZ-caisar,  j-«jiil  nombre  que  los  árabes,  como  los  ale- 
manes, dan  al  que  nosotros,  tal  vez  con  menos  razón  que  ellos, 
pronunciamos  César.  Y  así  Al^aiseria  siempre,  según  el  referido 
escritor,  signiñcaría  el  silio  de  la  ciudad  en  donde  se  pagaba  el 
tributo  al  romano  emperador,  al  César  ó  Caisar. 

Nosotros  opinamos  que  no  debe  buscarse  la  etimología  de  aquel 
nombre  fuera  del  idioma  árabe  que  le  ofrece  indubitable.  Cáis 
^r^  indica  medida  en  volumen,  en  profundidad,  en  altura,  en 
capacidad  y  demás.  Esta  medida  puede  referirse  igualmente  por 
extensión  al  peso,*ya  que  nadie  duda  de  que  el  peso  es  una  me- 
dida aplicada  á  artículos  de  difícil  msdición.  Por  lo  tanto,  vi¿-ca»- 
seria  signíQca  en  realidad  el  barrio  del  Comercio,  en  donde  los 
efectos  son  expendidos  por  medida,  como  los  paños,  telas  y  sede- 
rías, ó  por  peso,  como  las  piedras  preciosas,  los  perfumes,  el  té, 
el  azücar  y  todo  otro  objeto  considerado  como  de  lujo,  á  los  cua- 


EL   KSAR-EL-AGABIR.  319 

Íes  se  van  de  día  en  día  agregando  otros  de  distinta  naturaleza. 

Esto  explicará,  cómo  teniendo  Alcázar  una  Al-Caiéeria,  no  de- 
riva el  nombre  de  tal  barrio  de  haberse  pagado  de  antiguo  en  él 
tributo  al  César,  sino  de  la  necesidad,  que  en  las  ciudades  maho- 
metanas ha  dejado  siempre  sentirse,  de  concentrar  en  sitios  ce- 
rrados é  independientes  del  domicilio  particular,  y  en  puntos  de 
fácil  y  común  acceso,  custodiado  de  noche  por  la  fuerza  públi- 
ca, toda  la  actividad  comercial.  Y  debe  ser  así,  por  cuanto  vemos 
establecidas  alcaicerías  en  todas  las  ciudades  fundadas  por  ára- 
bes y  berberiscos  muchos  siglos  después  de  la  dominación  roma- 
na. Sirvan  de  ejemplo  Tetuán,  Fez,  Rabat,  Marruecos,  etc.,  si- 
tios en  los  cuales,  no  habiendo  existido  antes  centros  habitados 
por  los  antiguos  conquistadores  del  mundo,  jamás  pudo  el  César 
tener  edificios  ocupados  por  el  Censor  encargado  de  recaudar  los 
caudales  acumulados  por  la  tributación,  ni  el  aerarium  en  donde 
depositarlos. 

Recapitulando  las  materias  tratadas,  creemos  haber  aducido 
los  suficientes  datos  para  que  claramente  resulte  probado  que  Al» 
Ksar-el-acabir  no  pudo  ser,  por  imposibilidad  material  absoluta, 
la  Cerne  de  la  famosa  Atlantida  Platoniana,  ni  por  su  situación 
septentrional  y  lejana  de  la  verdadera  región  del  Atlas,  la  Cerne 
de  los  Libios  Atlantes;  así  como  el  hecho  de  haber  sido  otro  su 
primitivo  asiento  y  la  absoluta  carencia  de  vestigios  romanos  en 
su  actual  recinto  y  en  las  inmediaciones,  hacen  indudable  que 
allí  tampoco  existió  Oppidum  Novum. 

Creemos  necesario  dar  fin  á  nuestra  tarea  diciendo  algo  refe- 
rente á  la  parte  geográfica  de  la  región  que  nos  ocupa,  siquiera 
no  sea  más  que  para  hacer  inteligible  el  tosco  croquis  que  acom- 
pañamos. 

V. 
Cuenoa  del  Luooob.  Ruinas  y  l&pidas.  Las  tumbas  de  los  gigantes. 

Ya  estamos  enfrente  de  la  barra  del  Luccus.  \  Magnífico  pano- 
rama so  despliega  á  nuestra  vista!  En  primer  término  Larache 
con  su  cintura  de  viejos  y  almenados  murallones,  único  vestigio 
de  la  dominación  española,  con  sus  blanquecinas  casas,  con  su 


320  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

alto  y  esbelto  minarete,  con  sus  fortalezas  coronadas  de  redondas 
cúpulas,  con  su  venerado  santuario  áe  Lalla-Menana-Mesebajia 
Y  su  ropaje  de  verdes  naranjales  cargados  de  azahar,  cuyas  sua- 
ves emanaciones,  transportadas  en  alas  de  la  brisa,  embalsaman 
el  ambiente.  En  la  opuesta  orilla,  áridas  y  extensas  dunas,  cons- 
tituidas por  tenues  y  voladoras  arenas  que  el  mar  arroja  cons- 
tantemente  á  la  costa.  Más  adentro,  á  una  legua  de  distancia  y 
entre  los  cerros  de  Lixua  y  de  Sidi  Uaddar,  avanzados  como  bas- 
tidores de  inmenso  escenario,  un  fondo  de  azules  montañas,  las 
de  Halserifj  y  allá  en  la  región  de  las  nubes  el  elevado  picacho 
de  Sarsar,  que,  mirado  de  perñl  desde  el  Océano,  tiene  la  forma 
de  un  pilón  de  azdcar,  pero  que  visto  de  frente  desde  el  Garb  se 
asemeja  con  su  triple  cono  á  un, águila  enorme,  desplegadas  las 
alas  y  baja  la  cabeza  en  ademán  de  ir  á  lanzarse  sobre  invisible 
presa. 

El  espacio  comprendido  entre  las  referidas  montañas  y  el  mar 
lo  constituye  un  plano  inclinado  en  cuya  parte  media  superior  se 
encuentran  Alcázar  y  las  onduladas  y  célebres  llanuras  que  tres 
siglos  atrás  presenciaron  la  destrucción  de  un  ejército  lusitano  y 
la  muerte  de  su  heroico  caudillo  el  malogrado  rey  D.  Sebastián. 
Tal  disposición  topográfica  da  por  resultado  que  las  que  contem- 
pladas desde  el  mar  eran  altísimas  sierras,  pierden  de  su  impor- 
tancia á  medida  que  se  sube  hacia  ellas,  hasta  el  extremo  de  que 
al  llegar  á  su  falda  parecen  haberse  achicado  y  reducido  á  poco 
considerables  cerros.  En  la  mitad  inferior  del  plano  de  inclina- 
ción corre  la  plateada  corriente  del  Luccus  engrosada  con  el  cau- 
dal del  Uad  Elmjázen  ^y^^  ^]^  y  del  Uarur  jjjj  ^^j  Allí 
empieza  el  Luccus  á  describir  sinuosas  circunvoluciones,  ciñendo 
á  uno  y  otro  lado  extensas  penínsulas  levantadas  por  sucesivos 
aluviones  del  fondo  de  las  aguas  marinas  que  indudablemente 
cubrieron  siglos  antes  de  la  Era  cristiana  la  cuenca  inferior  del 
propio  río  desde  la  península  de  Sidi  Embárec  sj/'X^  >-5*\r* 
hasta  el  Océano. 

Y  en  efecto.  Abstracción  hecha  de  los  terrenos  de  aluvión  que 
en  el  centro  de  la  cuenca  del  Luccus  so  miran,  la  configuración 
de  entrambos  lados  de  la  misma,  constituidos  por  alturas  que 
desde  abajo  parecen  montañas  y  que  resultan  en  lo  alto  extensos 


EL    KSAR-EL-ACABIR.  321 

y  accidentados  llanos  arenosos,  evoca  en  la  imaginación  como  la 
idea  de  haber  existido  allí  una  gran  bahía,  en  una  extensión  de 
más  de  dos  leguas  tierra  adentro  por  una  escasa  de  anchura,  es- 
pacio hoy  ocupado  por  las  cenagosas  penínsulas  del  Gelich  ^,-J^i 

Zuada  el  Adir  jJ->jJI  y  una  que  otra  isleta,  intrincado  laberinto 

de  que  se  escapa  el  río  corriendo  veloz  hacia  su  desembocadura. 

La  configuración  de  la  inmediata  costa  exterior  entre  el  cabo 
Cenitoso  (1)  al  N.  y  la  puuta  del  Molino  de  Viento  (2)  al  SO.  es 
la  de  un  aimts  de  cuatro  leguas  de  abertura,  en  cuyo  vértice  so 
encuentra  la  cuenca  del  Luccus.  La  extremidad  septentrional  de 
la  antigua  bahía  está  erizada  de  rocas  areniscas  y  calcáreas.  Los 
indígenas  la  apellidan  El  Emcásera  (3). 

En  la  extremidad  meridional  se  encuentra  construida  Larache 
sobre  enormes  moles  de  areniscas  y  calcáreas  cimentadas  por  ca- 
pas arcillosas  de  gran  profundidad.  Bañando  las  murallas  de  la 
población,  la  ría,  y  entre  la  ría  y  la  Emcásera  las  dunas  que  van 
subiendo  progresivamente  hasta  alcanzar  igual  elevación  que  las 
alturas  vecinas.  Á  pesar  de  los  muchos  siglos  transcurridos  desde 
que  las  arenas  empezaron  á  obstruir  la  boca  de  la  bahía,  opo- 
niendo su  fuerza  de  inercia  á  la  acción  de  las  mareas  que  iban 
arrastrando  los  aluviones  fluviales ,  facilitando  así  el  depósito  de 
los  sedimentos  actuales,  su  blanco  color  contrasta  con  el  de  la 
roja  arenisca  de  la  región  septentrional  contigua,  que  es  la  de 
Sáhel,  y  que  desde  las  márgenes  del  Luccus  va  estrech.-lndose 
hasta  llegar  más  allá  de  Arzila.  De  la  Emcásera  ai  Shammish 

^j-;;^!  j^^íLJ]  6  Lixus  corren  las  mesas  del  Sáhel,  de  la  propia 

arenisca  todas  hasta  su  base,  cuyo  borde  extremo^  de  algunos 
metros  de  ancho,  lo  forman  los  barros  depositados  por  el  río.  Lo 
cual  demuestra  que  entre  ambos  puntos  no  ha  invadido  este  gran 
cosa  los  terrenos.  Á  igual  distancia  de  ambas  localidades  el  tchar 


(1)  Los  moros  le  llaman  HeaJTa  el  Baida  Le^l    ,    c'J^  1  El  despeñadero  Llanco. 

(2)  Este  cabo  es  conocido  en  el  país  por  el  Nador  t  JáJ;,  el  Mirador,  á  causa  de 
la  gran  extensión  de  mar  que  desde  allí  se  descubre. 

(3)  Emcás:^ra  y^\LóJ^  La  escollera. 


21 


322  BOLETÍN   DE    LA    SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

t^^'  Ó  aldea  de  Racada  >^U.  (1),  con  sa  centenar  de  chozas  de 

pajizo  y  puntiagudo  techo  y  de  terrosas  paredes  y  sus  estériles 
huertos  cercados  con  el  espinoso  chumbal.  En  vano  se  busca  entre 
el  pueblo  y  el  Luccus  cualquier  pequeña  elevación  que  nos  indi- 
que la  existencia  del  islote  de  Racada  citado  por  M.  Tissot,  como 
sustentando  un  templo  del  sol,  y  suponiendo  que  en  sus  flancos 
debió  florecer  el  famoso  jardín  de  las  Hespérides,  á  pesar  de  que 
ya  en  remotísimos  tiempos,  según  el  relato  de  Scylax,  se  le  con- 
sideraba situado  más  arriba  de  Phycus  sinus,  al  poniente  de 
Cyrene  (2).  Pasmado  quedará  el  lector  cuando  sepa  que  se  trata 
de  un  simple  montón  de  tierra  en  cuya  parte  superior  se  ven 
unos  como  cimientos  de  cierta  construcción  cuadrada  de  un  cen- 
tenar de  metros  de  lado.  Aun  suponiendo  que  el  aluvión  hubiese 
llegado  á  depositar  en  torno  sus  barrizales  sobre  fondo  arenoso 
con  un  espesor  de  2  m.,  circunstancia  que  parece  desmentir  el 

terreno  cretáceo  é  intacto  de  Biada  ^Lj  punto  blanco  y  visible 

de  la  propia  orilla  situado  entre  el  islote  y  el  Shammish  ^>»j.,¿.M 

y  otro  punto  fijo  constituido  por  las  rocas  calcáreas  que  se  alzan 
entre  el  mismo  islote  y  las  dunas ,  no  alcanzaría  aquel  á  cuatro 
estaturas  de  un  hombre  regular.  El  cieno  se  eleva  poquísimos 
pies  sobre  el  antiguo  nivel  de  las  aguas  marinas,  á  idéntica  altura 
del  puerto  del  Liams,  cuyo  muelle  es  todavía  visible  entre  el  ba- 
rrizal y  el  pantano  mencionado  por  el  P.  Aldrete,  que  hoy 
merece  ya  casi  el  nombre  de  península.  Trabajo  le  habría  de 
costar  al  Sr.  Tissot  encontrar  en  lo  que  él  titula  el  islote  de  /2a- 
cada  espacio  suficiente  que  le  permitiese  i*eplantar  de  una  ma- 
nera presentable,  no  ya  la  selva  que  debió  existir  en  el  jardín  de 
las  manzanas  de  oro,  mala  áurea  ^  sino  siquiera  algunas  docenas 
de  los  árboles  que  tan  maravillosa  fruta  producían,  y  que  no  pu- 
dieron ser  Utiranjos.  El  naranjo  es  originario  de  la  China,  de 
donde  lo  importaron  los  portugueses  algunos  años  después  de  la 
famosa  expedición  de  Vasco  de  Gama,  es  decir  en  el  siglo  xvi. 


(l     ^am(/a.  La  recostada. 

(2)  Dice  así  en  su  Periplo:  '<Ceteruin  inde  a  Cyrene  usque  ad  Hespérides  occu- 
rrunt  portus  et  loca  sunt  ubi  liius  recesus  hábil;  haec  Phycus  sinus;  in  locis  superio- 
ribus  ibi  horius  Hesperiduiuv,  etc. 


EL    KSAR-EL-AGABIR.  323 

El  Shammish  ó  Lixus  ocupa  un  corro  compuesto  de  tierras 
cretáceas  cubiertas  de  espesa  vegetación,  cuyo  verde  oscuro  se 
destaca  de  una  manera  notable  sobre  la  que  produce  la  arenisca 
roja  vecina.  Jamás  ha  sido  una  verdadera  isla.  Así  lo  demuestra 
la  pequeña  loma  que  á  modo  de  istmo  la  enlaza  por  su  parte  sep- 
tentrional con  las  mesetas  del  Sáhel.  Antes  que  el  cieno  cegase 
el  puerto  del  Lixus,  que  cae  al  oriente  del  cerro,  y  de  que  forma- 
se elllano  que  hoy  se  extiende  á  su  pie  hasta  la  opuesta  orilla, 
donde  se  encuentra  Sidi  Uaddar^  llano  interrumpido  por  el 
sinuoso  Ltíccws,  debió  aparecer  como  un  promontorio  avanzando 
so1)re  las  aguas  de  la  bahía. 

Rodeando  el  Lixus  E.  y  ESE. ,  hay  un  valle  con  un  pequeño 
cauce  de  arroyo  en  su  centro,  en  cuyas  márgenes  se  ven  restos 
como  de  antigua  cañería.  Por  ella  venían  las  aguas  de  Ain  Ham- 
mam a'v^'  f^  abundante  manantial  que  nace  en  el  tchar  del 

Gemis  jTCí^'  j^-^^  á  ui^3,  hora  del  Lixus.  La  parte  inferior  de 
este  valle  debió  estar  ocupado  por  las  aguas  cuando  el  Shammish 
era  península,  pero  fué  enalteciéndose  su  suelo  á  medida  que 
iban  acumulándose  los  barros  en  la  cuenca  del  río.  No  obstante, 
la  presencia  de  los  restos  de  acueductos  hacen  presumir  que  ya 
en  tiempo  de  los  romanos  el  valle  debió  encontrarse  fuera  del 
ordinario  nivel  de  las  aguas  fluviales. 

Al  poniente  del  Shammish  hay  un  cerro  aislado  de  inclinada 
base  y  casi  tan  elevado  como  el  monte  de  las  ruinas.  Los  natura- 
les, que  en  todo  creen  ver  la  intervención  de  los  jenn  ^^^,  re- 
fieren una  corta  leyenda,  según  la  cual  estos  genios  formaron  el 
referido  montículo  con  los  materiales  que  sobraron  después  de 
construido  el  Shammish.  La  forma  especial  del  cerro  y  su  aisla- 
miento nos  hacen  sospechar  en  él  uno  de  esos  tumuli  tan  fre- 
cuentes en  el  país.  Si  en  efecto  fuese  un  tumulus^  sus  extraordi- 
narias dimensiones  indicarían  ser  aquella  la  sepultura  de  algún 
ilustre  personaje.  Por  algunos  ladrillos  circulares  encontrados 
en  lo  alto,  se  deduce  que  debió  haber  sido  erigida  allí  una  colum- 
na. No  creemos  que  sea  este  el  famoso  sepulcro  de  Anteo,  del 
cual  dice  Mela,  citado  por  Tissot:  itCollis  modicus  resupini  homi- 
nis  imagine  jacentis,^  Una  colina  regular  presenta  el  aspecto  de 


3M  BOLETÍN    DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

ua  hombre  tendido  boca  arriba.  Si  en  vez  de  presenta  pudiése- 
mos decir  recuerda,  no  solamente  lendríamos  el  sepulcro  de  An- 
teo á  la  disposición  de  nuestros  lectores,  sino  una  serie  de  enor* 
mes  tumuli  que  en  una  de  nuestras  expediciones  al  Garh  descu- 
brimos hace  algunos  años,  y  que  la  tradición  local  atribuye  á 
cierta  familia  de  gigantes.  De  tales  monumentos  prehistóricos 
daremos  detallada  cuenta  al  finalizar  el  presente  capítulo. 
La  base  de  la  opuesta  orilla  desde  Larache  á  Sidi  Uaddar^  y 

aun  hasta  cerca  de  Al  Ksar-eUacábir  t^^-XJ!  ^^^1 ,  es  la  arcilla^ 

sobre  la  cual  descansan  rocas  areniscas  que  á  su  vez  sustentan  la 
capa  do  piedras  calcáreas ,  cuya  masa,  en  vez  de  ser  comparta,  se 
presenta  como  perforada  por  aberturas  circulares  ü  ovales,  que 
más  bien  se  asemejan  á  tubos  ó  chimeneas  perpendiculares  esta- 
blecidas á  propósito  para  ayudar,  por  medio  de  forzadas  corrientes^ 
de  aire,  al  enfriamiento  y  á  la  cristalización  de  la  corteza  terres- 
tre. El  todo  se  encuentra  cubierto  por  las  arenas  rojizas  que  ocu- 
pan las  mesas  de  entrambas  márgenes  del  Luccus ,  pues  el  cauce 
con  los  llanos  colaterales  lo  constituye  sin  excepción  la  clase  de 
terreno  llamada  dajsh  ^j^^\.  Nosotros  traducimos  dajsh  por 

bujeo,  tierra  arcillosa  extraordinariamente  fértil,  por  lo  mucho 
que  conserva  la  frescura  y  la  humedad,  á  pesar  de  que  sean  es- 
casas las  lluvias.  Si  remontando  la  derecha  orilla  se  ven  sucesi- 
vamente los  escarpes  del  Sáhel  J^LJI ,  del  Shammish,  de  Rejiin 
^j^ysri  J]  j^'^f  de  Sidi  Emhárec^  de  Busafi  <;?'->«^,  de  Uad 
Emjazem,  del  Varar ^  de  Vlad  üshej  Jf^j  -^^j'j  de  las  colinas 


dé  Duámar  j^\j^^^  y  de  los  montes  de  Haherif  del  Ota  J— » 
i^b  v^oj j--» ,  al  descender  por  la  margen  izquierda  notamos 
en  las  estribaciones  del  Gehel  Sarsar  j^^^j^.^  J  *  g>  los  propios 
montes  de  Haherif,  el  Gehel  Gani  ¿yi\  J-ow,  los  desfiladeros  de 
Má  el  Báred  ^JJ^  yi,  las  colinas  de  Siar  jL^,  dominadas  al  S. 
por  las  onduladas  alturas  de  Drisa  ^j-^j^,  línea  divisoria  de  las 
cuencas  del  Emdá  ja^l  ^[^  y  del  LuccuSy  los  cerros  de  Muyahe^ 
din  ^j^UsJl,  los  de  Ulad  Amar  j[^  ^^j  y  Braktsa  i/t^-JI^ 


EL   KSAR-EL-AGABIR.  325 

•entre  los  cuales  y  el  llano  vecino  al  río  bajan  las  mesas  inferiores 

de  Sidi  Gueddar  j\^  v-5-^»  Shelejats  c^lísrliJI,  Simi  del  Má 

ImíJI  J-^^-^--,  Bushárem  ^L-¿.^,  ülad  Gammi  -^-a.  ^^j^,  Sidi 

Uaddar,  y  por  último  las  huertas  de  Larache  y  la  población  del 
mismo  nombre.  Remontando  él.Luccus  desde  su  desembocadura, 
encontramos  entre  las  huertas  y  el  Lixus  dos  penínsulas:  el  Gelish 

] ,  cí  menudo  inundada  por  las  aguas  del  mar,  y  la  del 

Shammish.  Después  de  esto,  y  frente  á  Sidi  üaddar^  á  levante, 
otra  llamada  Zuada  ^^jj^U  ^^  P^s  de  la  cual,  y  dividida  por  el 
arroyo  llamado  el  Jolsh  del  Cántara  el  baida  Ua^^-Jt  jídsi\  ^^^^^ 

que  desemboca  á  poniente  de  Sidi  Emhárec,  en  donde  hay  una 
dehesa  del  imperial  patrimonio,  casi  enfrente  de  uu  islote  de  más 
■de  100  pasos  de  largo  por  el  tercio  en  anchura;  de  semejante  exten- 
sión, viene  el  Adir  j^s»}) ,  otra  gran  dehesa  del  Sultán  enfrente 
•del  río  Busafi.  Subiendo  siempre  por  el  Adir  se  encuentra  un 
Ciiño  formado  perlas  aguas  venidas  de  Bus1}firem  Mu^^ ,  que  se 
•cruza  por  un  sitio  que,  á  pesar  de  ser  designado  con  el  nombre  de 
Cántara  del  Lehén  ^^'«^  j!ía:J¿\^  no  tiene  puente  alguno.  Más 

allá  corre  otro  riachuelo  que,  venido  de  Simi  del  Má,  va  á  dar 
igualmente  en  el  Luccus  por  un  sitio  denominado  Majajiha 

,._^>-^rsr^M.  Entre  ambos  puntos  se  encuentran  en  medio  del  río, 

á  flor  de  agua,  los  cimientos  de  varios  pilares  de  un  gran  puente 
desaparecido,  probablemente  el  puente  por  donde  pasaba  la  vía 
romana  de  Lixus  á  la  región  del  Suhur,  Algo  más  allá  deserabo- 
ean  frente  al  mismo  Adir^  antes  de  llegar  al  vado  de  Meshra  el 

Neschma  Msr^\  F  T^^  ^^  arroyo  Busafi  y  los  ríos  üad  Emjazefn 

y  Uarur.  Sigue  Sidi  Gueddar^  en  donde  y  hacia  el  S.  empieza  ci 
llano  Mujiddin,  en  el  cual  hay  muchos  silos  de  trigo,  y  que  ter- 
mina en  otra  dehesa  del  Sultán  denominada  Taccayud  sS^jJ3. 
Taccayud  llega  á  su  vez  hasta  las  lagunas  de  Sidi  Zalema  yS'^^T^ 
i^bL- ,  y  estas  desaparecen  un  poco  más  arriba  del  paralelo  nie 
Alcázar,  después  de  haberse  extendido  algún  tanto  en  dirección 


:m  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

de  Star  jLw.  Ya  hemos  hablado  de  los  vestigios  de  otro  puente^ 
que  se  ven  en  el  recodo  que  el  Luccus  forma  al  pie  de  Gebei  Ganiy 
enfrento  de  los  i)uámar^L;c)t,  con  aquellas  piedras  que  pare- 
cen cubiertas  de  misteriosos  diseños.  Un  tercer  puente  debió  exis- 

lir  en  el  propio  río  al  N.  del  vado  de  la  Merisa  i^.^' ;  pero  allí 
se  limitan  los  vestigios  á  algunos  ladrillos  diseminados  en  la  es- 
carpa de  la  derecha  orilla. 

Daremos  fin  á  esta  reseña  geográfica  señalando  algunos  puntos 
en  donde,  al  decir  de  los  indígenas,  se  encuentran  lápidas  con 
caracteres  para  ellos  desconocidos,  ó  ruinas  de  ignorado  origen^ 
No  obstante  tales  indicaciones,  dúdese  siempre  de  la  exactitud 
de  la  noticia,  pues  bien  á  menudo  nos  ha  sucedido,  después  de 
cuatro  ó  cinco  horas  de  trabajoso  camino  por  despoblados  ó  de 
trepar  á  lo  alto  de  escarpadas  montañas  con  un  sol  abrasador» 
encontrarnos  con  que  la  piedra  escrita  era  un  pedazo  de  peñasco 
lleno  de  grietas  ocasionadas  por  la  inclemencia.  Lo  propio  acon- 
tece con  las  ruinas.  Bástale  á  un  moro  ver  algunos  pcdruscos 
amontonados  á  consecuencia  de  cualquier  fenómeno  geológico» 
para  suponer  que  aquel  sitio  debió  haber  sido  ocupado  por  una 
ciudad  de  los  Rximi. 

He  aquí,  aunque  en  parte  nos  repitamos,  un  resumen  de  tales 
antigüedades,  cuya  busca  recomendamos  á  las  personas  compe- 
tentes. 

En  la  cumbre  del  Sarsar  y^j^  J-¿x  existe  un  castillo  arrui- 
nado, y  en  él  un  pozo  cuya  boca  cubre  una  lápida  con  una  ins- 
cripción. 

En  el  aduar  de  Querárua  ijjj^^  j\j^  (jolot)  IJbí! ,  detrás  del 

monte  Duámar,  sobre  el  Luccus^  una  piedra  llamada  El  Arosa 
L^jj»¡]  «la  novia.»  Parece  que  en  aquel  mismo  sitio  hubo  antes 

un  pequeño  puente. 

En  Gebel  Gani^  estribación  NO.  del  Sarsar,  se  dice  existir  un 
peñasco  con  una  inscripción. 

Al  pie  de  este  monte,  en  el  recodo  que  forma  el  Luccus  para 
entrar  en  el  llano  de  Alcázar,  llaman  la  atención  dos  piedras  cu- 
biertas al  parecer  de  extraños  dibujos,  junto  á  los  derribados  pila- 


EL    KSAR-EL-ACABIR.  327 

res  de  otro  antiguo  puente.  Otra  piedra  parecida  está  2  km.  más 
arriba  en  la  orilla  derecha  del  mismo  río. 

En  Alcázar  la  inscripción  funeraria  griega  en  el  alminar  de  la 
gran  mezquita;  las  derruidas  murallas  merinidas  de  tapia  y  los 
cimientos  de  otros  fuertes  pertenecientes  á  la  propia  época. 

Cerca  del  vado  de  la  Merisay  entre  el  río  y  el  aduar  de  los  Ulad 

Ushej  ,¿r^j  ^Xí'j  dos  piedras,  denominada  la  mayor  el  jayera 

emzuca  ^j}^^  j^^  Y  situada  en  medio  de  un  campo.  La  pe- 
queña se  encuentra  junto  á  un  pozo. 

A  100  pasos  más  abajo  de  la  Merisa  una  multitud  de  ladrillos 
diseminados  en  la  escarpa  de  la  derecha  margen  del  Lucciis  pa- 
rece acreditar  la  opinión  de  los  indígenas,  que  suponen  haber 
allí  subsistido  un  antiquísimo  puente,  á  pesar  de  que  ningún 
otro  indicio  lo  compruebe. 

Más  abajo,  entre  Meshrá  Neshma  *:^1  p'  T^^  ^  '^*^*  Emhárec^ 

la  corriente  del  Luccus  espumea  al  chocar  con  los  cimientos,  á  flor 
do  agua,  del  antiguo  y  desaparecido  puente  romano. 

En  último  lugar  señalaremos  el  Lixus  con  su  tumidus,  y  una 
hora  más  allá,  hacia  levante,  el  Gemis,  cuya  fuente  del  Hammam^ 
ó  del  baño,  llevaba  antiguamente  sus  frescos  cristales  á  la  colonia 
del  emperador  Claudio,  por  medio  de  un  acueducto  algo  tosco, 
que  ha  dejado  marcada  huella  en  el  valle  intermedio  de  Rejiin 

Por  otro  lado ,  en  Beni  Górfed  ^j=s,  ^jj  ,  encima  de  la  villa 
de  Sahara  ys^\ ,  en  el  desfiladero  por  donde  sale  al  llano  el 
Uad  el  Emjázeriy  hay  las  ruinas  de  una  antiquísima  población. 
Los  montañeses  la  llaman  Dehna  ^^^t ,  pero  su  situación  al  E. 
de  Lixus  nos  hace  suponer  que  sea  la  colonia  Bahha  de  los  ro- 
manos. De  Beni  Górfed  á  Sarsar  corren  las  montañas  de  Halserif 
del  jehel  y  Halserif  del  Otá^  y  además  otros  montes  del  Jolot.  En 
uno  de  estos,  situado  á  la  derecha  del  Luccus  y  en  el  Tchar  maál" 

íem  Jxyll  ^x»,  ciertas  ruinas  de  un  fuerte,  en  forma  de  cuadri- 
látero, y  constituidas  por  sólido  tapial ,  indican  haber  sido  aque- 
llos sitios  expuestos  á  los  incursiones  de  los  pueblos  montaraces 
de  Arjona  ¿j^!. 


328  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Entre  la  sierra  de  Masamoda  i^^^^^  y  los  montes  de  Uasán 
ihj  pueden  verse  unas  Li pidas  inscriptas  en  el  pequeño  zoco  de 

Erhia  de  Aúf  s^^j^^  ^J^  >w9J"^ »  "^  ^^Í^s  ^®  Tenin  de  Jorf  el 

Meljá  .J^\  ^^^jj^"^  eT^^    v-J-^^- 

Al  pié  septentrional  de  Arjona  están  indicadas  las  ruinas  de 
Brija  L.sri  j^  que,  según  hemos  ya  visto,  varios  autores  leen 

Naranjia  i^\y\  mientras  que  á  la  falda  meridional  de  la  propia 
sierra,  muy  cerca  de  Uasán ,  vastas  ruinas  de  muros  hechos  de 
tapia  revelan  que  allí  existió  la  Ezagen  de  Mármol,  hoy  Ashejen 


Continuemos. 

Al  SO.  del  Sarsar^  en  el  centro  del  valle  del  Emda  ^j&a^  for- 
mado por  aquel  monte,  la  sierra  de  Masamoda^  Gehel  Farsiu  J-^a^ 
j^^ ,  Gebel  Bihan  ^jL^I  J-j=w  y  sus  estribaciones,  por  un  lado, 
y  las  onduladas  alturas  y  dependencias  de  Drisa  L^  v-^,  se  alzan 

los  restos  de  la  antigua  ciudad  edrisita  de  Besra  k-sJ'.  El  referido 
valle,  que  conocemos  bastante,  está  completamente  cerrado  por 
la  parte  del  Luccus,  Bekri  y  M.  Tissot  afirman  lo  contrario. 

Al  O.  de  Besra^  la  fuente  de  las  perlas,  Ain  johar  »*_^  ^^^, 
brinda  con  su  fresco  manantial  al  sediento  viandante. 

En  igual  dirección,  y  media  hora  más  lejos,  hay  las  ruinas  de 
la  Caria  del  Gerishi  -¿o^^!^  ^.  t-^'  i  antiguo  bajá  del  Garh^ 
anterior  á  la  también  desaparecida  familia  de  Ben  Atuia. 

Al  S.  del  valle  de  Besra  ^  en  un  monte  rodeado  de  manantiales 
y  minado  de  cuevas,  denominado  Gehel  de  Ain  Quivtr  ^  J-<^ 
j^;-SJ\  ^  á  dos  horas  de  Gad  Cored  s1j\S  -^J^i,  hay  el  aduar 
de  Viad  Bezaz  \\ji  S)ij,  En  él  me  han  señalado  una  lápida  anti- 
gua, que  yo  no  he  podido  encontrara  Otra  debe  existir  enfrente 
de  la  vertiente  septentrional  de  Gehel  Bihan,  no  lejos  del  aduar 

de  los  Ulad  Aisa  ^«^^  ^^j!.  Según  las  indicaciones  obtenidas, 

nada  de  particular  tendría  que  este  monumento  epigráfico  perte- 
neciese á  la  época  fenicia. 

Más  allá  del  Sehú  \j^  ^L ,  en  el  aduar  de  Sidi  Ali  Bu  Jenum^ 
podemos  señalar  una  inscripción ,  cuya  copia  remitimos  hace  al- 


EL    KSAU-EL-ACAI3IR.  ?20 

giín  tiempo  á  la  Real  Academia  de  la  Historia ,  y  que  habíamos 
indicado  á  M.  Tissot  cuando  efectuó  su  viaje  á  Rabal  en  1872. 

Se  asegura  que  en  Gad  Cliillul  ^^^jisw  ^^j  ^^-^t  y^j^  se 
ven  antiguos  vestigios.  En  Mulay  Buselaam  f^^^ji  sS^J^y  ^^" 

minando  la  laguna,  y  en  los  Suair,  enseñoreando  el  paso  del  arro- 
yo, hay  otros;  fenicios  aquellos,  romanos  los  últimos,  al  paso 

que  en  Geheí  Bal  Jw^sJI  J-:-^.  el  desfiladero  de  Bah-el-gador 

jX»i\  v^_:,lj  Ó  Bab  enserani  t\j^\  v''^'  puerta  de  la  traición  ó 

del  crisiiano,  y  el  hir  ensarani  ?]j^^  j^  ó  pozo  del  cristiano, 

que  en  medio  del  no  lejano  bosque  de  El  Gerisi  ^-<A)yCb  jüU)t 

se  encuentra,  parecen  perpetuar  el  recuerdo  de  algunas  incursio- 
nes que  por  aquella  parte  efectuaban  los  españoles  de  la  Mehedia 

Al  O.  de  Gehel  Dal,  y  sobre  un  cerro,  se  mira  un  alminar  me- 

dio  derrumbado,  el  Sma  emgarja  ^  tV'  /*r^'»  resto  de  cierta 
villa  arábiga  fundada  por  los  Sherifes  Mesábajiin  ,^^j.J^\ 
,.*--^'-w^t  de  la  Meca. 

Una  de  las  exploraciones  más  interesantes,  y  que  daría  tal  vez 
resultados  de  consideración  para  la  ciencia  arqueológica,  sería  la 
de  las  tumbas  prehistóricas  del  Garb. 

Muchos  son  los  tumuli  diseminados  por  aquella  región,  pero 
en  ningún  punto  de  Marruecos  se  encuentran  agrupados  en  tanto 
número  y  de  tan  colosales  dimensiones  como  los  que,  entre  los 
aduares  de  Ulad  jarrai  ^Ip-  ^^j\  y  el  Bedaua  el  fnrja  »jl^ 
^  ja!!^,  alimentan  la  supersticiosa  credulidad  del  vulgo.  Si  el  se- 
pulcro de  Anteo  pudo  haber  existido  en  alguna  parte,  ha  de  ser 
precisamente  allí  en  cualquiera  de  aquellas  tumbas  de  los  gigan- 
tes, el  Cóbor  eljohal  Jl^!  jy^  ^  según  las  apellidan  los  natu- 
rales. 

He  aquí  lo  que  respecto  á  los  tumuli  de  la  comarca  referida 

decimos  en  nuestro  inédito  libro  El  Garb  y  el  Jebel  J«^tj  w^': 

«Después  de  las  ruinas  fenicias,  romanas  y  árabes  del  Garb, 
DJusto  será  decir  dos  palabras  acerca  de  los  tumuli  6  sepulturas 


330  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

•que  podemos  llam«ir  prehistóricas,  y  que  en  diferentes  punios 
»de  la  propia  región  hemos  encontrado. 

»Los  tumuli  ofrecen  el  aspecto  de  pequeños  montículos  de  tíe- 
»rra  de  uno  á  cuatro  metros  de  altura,  por  cuatro  á  seis  de  diá- 
»  me  tro. 

«Abunda  esta  clase  de  monumentos  funerarios  entre  el  Luccus 
»y  Tánger. 

•En  el  Garh  v^^^^^JUl  son  menos  numerosos,  pero  algunos  de 
»ellos  más  notables  por  sus  dimensiones.  Tales  son  los  nueve 
yítumuli  llamados  Cohor  johal  JL^t  JJ^  ^  sepulcros  de  los  gi- 
•gantes,  situados  al  O.  y  junio  al  aduar  de  Bedaua  el  farja^  y 
»q.uiuce  minutos  al  NE.  de  Uladjerray  ^^1^  ^^j,  en  un  dila- 

Dladísimo  claro  antiguamente  ocupado  por  los  encinares  del  bos- 
»que  mismo  de  Jehila  iL--^!^  v^UJI  y  á  la  derecha  del  camino 
»que  conduce  desde  la  Caria  de  Benrremosh  ij^y'j^^^  hj^^%  ^c- 
»tual  gobernador  de  los  Sfian    »Ljau-,  al  soco  de  Jumaa  de  Ta- 

nganaut  sji^ySj^  í**^t,  tan  largos  que  se  asemejan  á  pequeñas 
•colinas  por  lo  general  desnudas  de  toda  vegetación. 

»Los  Cohor  €¡l  johal  ostentan  una  forma  común  á  todos  ellos. 
•Consisten  en  altos  terraplenes  á  guisa  de  caballetes  cuadrilón- 
•gos  con  redondeados  extremos,  anchos  en  su  base  y  deprimidos 
»en  lo  alto,  en  donde  hoy  quedan  plataformas  más  ó  menos  ex- 
•tensas,  según  la  magnitud  del  respectivo  monumento.  Por  lo 
•que  puede  colegirse  de  uno  de  ellos ,  situado  sobre  cierta  colina 
•á  la  parte  NNO.  de  la  colección,  y  en  el  que  la  vegetación  ha 
•impedido  hasta  cierto  punto  el  arrastre  y  esparcimiento  de  lie- 
•rras,  se  adivina  que  las  dos  caras  del  paralelógramo ,  subiendo 
•en  escarpa,  debieron  quedar  unidas  por  lo  alto  como  prolongada 
•loma.  La  acción  de  las  aguas  las  han  planiQcado  algún  tantOf 
•truncando  aquellas  especies  de  pirámides  y  dejándolas  reduci- 
•das  á  poco  más  de  la  mitad  de  su  primitiva  elevación. 

•Los  nueve  tumuli  están  uniformemente  colocados  en  dirección 
•longitudinal  de  E.  á  O.,  como  las  tumbas  fenicias  de  piedra  que 
•se  encuentran  cerca  de  Tánger,  pero  son  de  diferentes  magnilu- 
•des.  El  más  meridional  de  todos  ellos,  que  se  alza  en  medio  de 
•  una  meseta  baja  y  algo  extensa,  es  el  más  considerable,  pues 


EL    KSAR-EL-ACABIR.  3ífl 

•mide  próximamente  400  pasos  de  circunferencia  por  00  de  diá- 
«metro  transversal ,  y  de  7  á  8  metros  de  altura.  El  que  en  el 
»mismo  llano  le  sigue  en  orden  hacia  el  NB.  tiene  252  por  50  y  7; 
«otro,  al  N.  de  este  último,  300,  55  y  7,  etc.,  etc. 

»La  tradición  local  es  de  que  aquellos  tumuli  encierran  los  es- 
«queletos  de  una  familia  de  hombres  de  hercúleas  fuerzas  y  des- 
•comunal  talla  que  antiguamente  poblaba  el  país;  que  en  sus 
•guerras  con  otros  desaforados  gigantes  solían  desarraigar  las 
•montañas  para  arrojarlas  contra  sus  enemigos,  y  que  al  atrave- 
•sar  en  su  mayor  profundidad  los  mares,  llevando  por  báculo  al- 

•  tísimas  palmeras,  el  agua  les  alcanzaba  únicamente  á  los  to- 
•billos. 

•Dejando  á  un  lado  estas  ficciones,  que  parecen  reminiscencia 
•de  la  fábula  de  los  Titanes,  vista  la  respectiva  situación  de  los 
utumuli  y  examinada  la  topografía  de  aquellos  lugares,  nos  indi- 
gnaremos á  creer  que  allí  habrá  tenido  lugar  en  remotas  edades 
•alguna  gran  batalla  entre  los  aborígenes  y  algún  pueblo  con- 
•quislador,  tal  vez  el  fenicio  ó  el  cartaginés.  Este  pueblo  debió 
»lriunfar,  y  dueño  del  campo  proceder  al  sepelio  de  los  muertos. 
•Esparcidos  estos  en  un  espacio  de  más  de  una  legua  cuadrada, 
•fueron  acumulados  en  nueve  puntos  diferentes  á  que  correspon- 
•den  los  nueve  tumuli  existentes.  Orientados,  según  hemos  hecho 

•  ya  observar,  debieron  ser  los  montones  de  cadáveres  cubiertos 
•con  las  pirámides  de  tierra  que  á  nuestra  vista  todavía  se  ofre- 
•cen ,  y  cuyo  objeto  debió  ser  sin  duda  defender  los  inanimados 
•restos  de  los  guerreros  contra  la  voracidad  de  las  bestias  feroces 
•que,  en  número  considerable  y  de  variadas  especies,  pululaban 
•entonces  por  las  mauritanas  selvas,  al  propio  tiempo  que  la  es- 
•carpada  vertiente  de  los  tumuli  tenía  la  ventaja  de  impedir  hasta 
•cierto  punto  la  filtración  de  las  aguas  pluviales  y  la  disemina- 
•ción  de  las  tierras.  De  haber  ganado  la  batalla  los  Mauri^  los 

•  muertos  hubieran  sido  sepultados  aisladamente  en  su  particular 
•fosa,  según  costumbre  inmemorial  conservada  por  las  cabilas  de 
•las  montañas  del  Magreb. 

»¿Se  encontrará  acaso  en  estos  tumuli  la  sepultura  del  famoso 
•gigante  Anteo,  mandada  abrir  por  Sartorio  cuando  fuera  á  Ttn- 
j>gi$  con  objeto  do  destronar  á  Ascalis,  rey  de  la  Mauritania,  se- 


332  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD  GEOGRÍFIGA. 

»gúa  Plutarco  nos  refiere  en  la  vida  de  aquel  celebérrimo  cau- 
•dillo? 

>De  todos  modos ,  los  tumuli  de  Cohor^Ujohal  deben  encerrar 
»más  de  un  secreto  arqueológico  interesante  y  de  gran  importan* 
»cia  para  la  historia  de  las  razas  que  en  los  tiempos  prehistóricos 
vpoblaron  esta  parte  del  africano  continente. 

«Tanto  los  tumuli  de  Ulad  Jerrai,  que  son  los  más  notables  de 
Ala  Mauritania,  como  los  que  se  encuentran  entre  Sidi  Ali  Buje^ 
imun     i^JL-2sr^  ^c  ^x¡^  Y  \SL  Caria  delJahbasi    ^'w^'  H.J^^ 

•entre  el  Arha  de  Sidi  Aisa  ^**^  v^-^-í-^-^  ¿^J^  v^-^^  y  ®^ 
»Bihan  ^jL-wJI,  en  el  monte  de  Jad  Cored  y  en  las  inmediacio- 

»nes  de  Besra^  etc.,  etc.,  son  objeto  de  religiosa  superstición  por 
«parte  de  los  indígenas  que,  temerosos  de  incurrir  en  la  cólera 
»y  en  la  venganza  de  algún  ser  sobrenatural,  especie  de  genius* 
i>loci  de  todo  sitio  solitario  y  de  toda  ruina,  no  se  atreven  á  hacer 
»en  ellos  excavación  de  ninguna  clase,  ni  á  pasar  junto  á  aque- 
«llos  fúnebres  monumentos  cuando,  auséntela  lumbre  solar,  que- 
i>da  nuestro  hemisferio  envuelto  entre  las  sombras  de  la  noche.» 
Hasta  aquí  llega  nuestro  relato.  De  él  pueden  aprovecharse 
cuantos  tengan  ocasión  de  explorar  estas  provincias  marroquíes. 
Mas  si  quieren  evitar  contratiempos  por  parte  de  las  gentes  del 
campo,  y  tal  vez  vejaciones  por  la  de  las  autoridades,  les  aconse- 
jaremos que  nada  intenten  sin  llevar  consigo  un  firman  impe-- 
rial.  De  lo  contrario,  serían  infructuosos  sus  esfuerzos. 

Larache  6  de  Junio  de  18:n. 

Teodoro  de  Cuevas. 


PORTUGAL  É  INGLATERRA 

EN    EL   ÁFRICA   AUSTRAL.  f'> 


I. 

La  cuestfón  del  Zambeze.  —  El  teatro  de  los  sucesos. 

Tiempo  hace  que  los  que  siguen  los  progresos  de  los  países 
colonizadores  en  África  veían  aproximarse  un  conflicto,  des- 
arrollado al  cabo  eñ  daño  de  Portugal  en  los  últimos  días  del 
año  de  1889,  con  el  nombre  de  cuestión  del  Xiré  y  del  Zam- 
beze. 

Tiene  esta  cuestión  un  aspecto  internacional  evidente;  su 
solución  importa  á  la  generalidad  de  las  naciones,  toda  vez 
que  se  ventilan  el  respeto  á  los  tratados,  la  seguridad  de  las 
colonias  do  los  países  menos  fuertes  y  el  valor  de  la  honradez 
y  la  buena  fe  en  las  relaciones  entre  los  Estados.  Y  para  nos- 
otros hay  algo  más  que  esto  en  el  conflicto  anglo-lusitano,  por 
tratarse  de  un  pueblo  al  cual  nos  ligan  los  más  estrechos 
vínculos  que  pueden  existir  entre  dos  naciones;  cuya  gloria 
es  nuestra  gloria;  cuyos  intereses  son  nuestros  intereses; 
cuyas  desgracias  serían  tan  sentidas  en  España  como  las  de 
cualquiera  otra  de  las  regiones  de  la  Península;  y  cuya  expan- 
sión y  desarrollo,  como  la  expansión  y  desarrollo  de  España 
para  los  portugueses,  aun  permaneciendo  separados  política- 
mente, habían  de  robustecer  ante  los  extraños  y  dar  mayor  in- 
flujo y  respetabilidad  en  el  mundo  á  la  nación  vecina,  unidos 


(l)    Conferencia  pronunciada  en  El  Fomento  de  las  Artes  el  día  17  de  Mayo 
de  1890. 


3»!  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

como  hoy  estamos  por  la  más  calurosa  simpatía  y  por  el  con- 
vencimiento de  nuestra  solidaridad  indiscutible. 

Por  eso  se  hicieron  aquí  á  Capello  é  Ivens  honores  como  no 
los  han  recibido  nunca  en  España  los  modestos  obreros  de  la 
ciencia  y  del  progreso  pacífico,  y  el  reciente  atropello  ha  sido 
para  nosotros  como  un  nuevo  conflicto  de  las  Carolinas,  con  el 
cual  tiene,  después  de  todo,  mucha  semejanza. 

Ya  que  nuestro  porvenir  colonial  como  nación  sea  muy  du- 
doso, por  secular  olvido  de  lo  que,  con  razón,  se  ha  llamado  el 
testamento  de  Isabel  la  Católica,  debemos  pensar  en  el  porve- 
nir de  la  raza;  y  golpe  fatal  sería  para  esta  la  pérdida  de  la 
privilegiada  región  del  Zambeze  (1). 

A  fin  de  que  la  raza  latina  se  extienda  y  se  multiplique, 
ocupe  gran  parte  de  la  superficie  del  planeta  y  cuente  con 
centenares  de  millones  de  hombres,  haciendo  equilibrio,  en 
bien  de  la  civilización,  en  los  futuros  movimientos  étnicos  de 
la  humanidad,  á  los  sajones,  los  eslavos  y  los  chinos — grupos 
por  excelencia  expansivos  y  vivaceí— requiérese  que  Francia 
abra  camino  á  nuestros  colonos,  que  Portugal  conserve  el 
glorioso  legado  de  sus  exploradores,  y  que  las  dos  naciones 
de  la  Península  estén  en  condiciones  de  dar  salida  á  esa  pobla- 
ción que,  como  ninguna  otra,  sirve  para  transmitir  con  su  len- 
gua su  genio  y  para  establecer  en  cuantas  regiones  del  xilanota 
huelle  un  perdurable  influjo. 

Por  eso  es  un  interés  de  primer  orden  para  los  pueblos 
latinos  que  rindan  culto,  sobre  el  ideal  particularista  de  la 
nación,  ai  ideal  más  amplio  y  permanente  de  la  raza,  la  con- 
servación de  la  soberanía  de  Portugal  sobre  el  gran  cuadri- 
látero del  Océano  Atlántico  al  mar  de  las  Indias,  cuatro  veces 
como  la  Península  ibérica  y  capaz  de  contener  200  millones 
de  hombres,  comprendido  entre  las  desembocaduras  del  Gon- 
go, el  Cunene,  el  Limpopo  y  el  Rovuma. 

Corresponde  la  Zambezia  á  la  gran  meseta  central  africana 


(1)  Véase  EJ  porrenir  de  la  raza  espaTiola.  Dlscurw)  pronunciado  en  la  scRíón 
inaugural  del  Conjíreí-o  Kspuíiol  «leCieo^rafía  colonial  y  mercantil,  el  día  1  de  No- 
viembre de  lí<Ki,  ])or  Joa«iuin  Costa. 


PORTUGAL   É    INGLATERRA   EN   EL   ÁFRICA   AUSTRAL.      335 

de  1.000  m.  de  elevación  sobre  el  nivel'del  mar,  con  rebordes 
montañosos  paralelos  á  ambas  costas,  y  á  cuyo  pie  se  extien- 
den zonas  litorales  de  clima  tropical,  húmedo  é  insalubre. 

Inclinado  el  territorio  de  O.  á'E.,  las  aguas  corren  desde  los 
macizos  próximos  al  Atlántico  en  dirección  al  Océano  Indico, 
abriendo  en  este  sentido  caminos  naturales,  que  obstruyen  de 
vez  en  cuando  las  cataratas. 

El  carácter  casi  horizontal  de  la  llanura  muestra  que  está 
formada  en  el  fondo  de  las  aguas.  Un  vasto  lago  ocupaba  gran 
parle  de  esta  región  del  África  entre  las  alturas  ribereñas  del 
Limpopo  y  las  montañas  del  país  de  los  Damaras.  Abiertas  las 
gargantas  del  Zambeze,  se  vació  el  lago,  dejando  como  señales 
de  su  existencia  estanques  que  alternativamente  aumentan  y 
disminuyen  mucho,  y  el  lago  Ngani,  de  tan  variables  orillas 
que  no  ha  habido  dos  viajeros  que  lo  dibujen  del  mismo  modo. 
En  muchos  sitios  las  aguas  no  pueden  correr  por  falta  de  pen- 
diente, y  permanecen  en  la  llantfra  abundante  en  juncos,  que 
parece  pradera  sin  límites  (i).  Tal  es  la  región  del  lago  Dilolo, 
donde  se  forma  el  Liba. 

Los  dos  ríos  gemelos  Liba  ó  alto  Zambeze  y  el  Kubango  na- 
cen á  poca  distancia  del  Atlántico. 

Aquel,  lago  sin  límites  fijos  al  principio,  se  cambia  en  canal 
de  aspecto  regular,  y  así  corre  entre  paredes  verticales  30  km. 
Interrumpen  el  curso  bancos  de  rocas,  que  forman  las  cataratas 
de  Ganyé,  de  muy  vario  aspecto.  El  agua,  muy  removida  allí, 
parece  que  hierve;  la  navegación  es  imposible;  los  cocodriloss, 
acechan  junto  á  las  cascadas.  Tiene  todavía  otro  curso  libre  de 
200  km.  antes  de  llegar  á  la  red  de  canales  que  se  ramifican 
al  S.  hacia  los  lagos  de  Tochobé  y  á  la  gran  cascada  por  donde 
se  vació  el  mar  interior,  que  ofrece  un  espectáculo  único  en  el 
mundo.  El  río,  de  1  km.  de  anchura,  que  corre  tranquilamente 
entre  islas  de  orillas  bajas  y  pobladas  de  vegetación,  por  medio 
de  selvas  de  palmeras  y  frondosos  árboles  entrecruzados  por 
enredaderas,  se  hunde,  parece  que  se  sumerge  por  completo  en 
la  tierra,  cayendo  desde  una  altura  de  120  m.  en  el  fondo  de 

(1)    Geógraphie  Univo'selU,  E.  Reclus. 


33G  tíOLETlN   DE   LA   SOCIEDAD    GEOGRÁFICA. 

grieta  cuyas  paredes  no  dislaa  entre  sí  más  de  35.  El  bosque 
que  cubre  la  roca  sobre  la  cascada  está  constantemente  bañado 
de  vapores;  el  agua  cae  en  gotas  copiosamente  hacia  la  sima, 
pero  detenida  por  la  corriente*  de  aire  que  sube,  se  deshace  y 
asciende  otra  vez  en  humo;  la  masa  líquida  comprimida  en 
aquella  estrechura  rebola  y  se  rompe  en  moles  espumosas;  los 
vapores  en  5  y  hasta  10  ciJlumnas  se  elevan  á  algunos  cen- 
tenares de  metros.  De  lejos  el  ruido  semeja  un  trueno  con- 
tinuo. Los  indígenas  que  habitan  la  comarca  no  osan  apro- 
ximarse á  la  cascada.  En  estos  ruidos  ven  algo  sobrenatural  y 
terrorífico. 

Recibe  después  el  gran  río  al  Kafué,  que  viene  del  O.  y  que 
marca  el  mejor  trazado  para  el  camino  de  hierro  de  la  costa  á 
la  contra-costa. 

Todavía  se  hallan  otras  caídas  y  los  rápidos  de  Kebrabasa 
en  el  sitio  en  que  la  corriente  desciende  hacia  el  SE.  cambian- 
do de  dirección,  y  al  atravesad  las  montañas  que  continúan  al 
N.  el  macizo  de  Manica,  la  famosa  caída  de  Lupata  considerada 
como  la  «Espina  del  mundo.» 

Luego  el  río  se  bifurca,  uno  de  sus  brazos,  el  septentrional  ó 
Ziu-Ziu,  va  á  unirse  al  Xiré  atravesando  tierras  bajas  y  panta- 
nosas. Las  embarcaciones  toman  ü'ecuentameuteesta  vía  para 
dirigirse  al  alto  Xiré  y  al  bajo  Zámbeze.  El  río  lleva  aquí  el 
nombre  d^  Guama. 

Como  restó  de  los  mares  interiores  de  que  quedan  pobres 
.huellas  en  el  alto  Zambeze,  existe  un  vasto  lago  en  el  África 
oriental,  el  Nasa  ó  Maravi  de  los  portugueses.  Llena  una 
quiebra  del  suelo  análoga  á  la  que  produjo  el  Tangañika,  y 
está  rodeado  de  montañas.  De  una  bahía  al  S.  del  mismo 
sale  el  Xiré,  que,  amplio  y  tranquilo  al  principio,  al  descender 
de  la  terraza  por  donde  corre,  da  lugar  á  una  serie  de  catara- 
tas, de  Murchison,  donde  la  navegación  concluye. 

El  Ruó  ó  Luo,  que  desciende  de  os  Montes  Milanyi,  situados 
al  S.  del  lago  Chima,  se  une  al  Xiré  por  la  orilla  izquierda. 

La  corriente  resultado  de  la  unión  de  ambos  ríos  se  divide 
al  cabo  para  formar  una  pata  de  ganso  en  el  delta.  Las  bocas 
del  río  están  variando  constantemente.  Uno  de  estos  canales. 


PORTUGAL   É   INGLATERRA   EN   EL   ÁFRICA   AUSTRAL.      337 

el  Kua-Kua,  va  á  Qaelimane.  Los  barcos  llegan  por  el  Zam- 
beze  hasta  el  pie  de  Morambala. 

Las  comarcas  que  el  río  atraviesa  son  tan  ricas  como  por  el 
suelo  vegetal,  por  la  gran  abundancia  do  sustancias  minera- 
les; la  hulla  está  al  descubierto,  raya  de  negro  las  montañas; 
el  hierro  abunda  por  todas  parles;  el  oro  se  recoge  casi  en  la 
superficie  de  las  tierras.  Son  estos,  territorios  donde  la  activi- 
dad humana  hallará  un  vastísimo  campo  para  el  desarrollo  de 
sus  maravillosas  y  múltiples  creaciones.  No  es  aventurado 
suponer  que  en  breve  estarán  recorridos  por  barcos  y  cruza- 
dos de  caminos  de  hierro  que  enlacen  ciudades  populosas  como 
las  de  los  Estados-Unidos  de  América. 


IL 

La  obra  colonial  portuguesa.—  Exploraciones  y  establecimiento  en  el  interior. 

Vías  de  acceso. 


La  raza  portuguesa,  cuyo  elevado  espíritu  no  podía  des- 
envolverse en  la  estrecha  faja  de  territorio  litoral  que  poseía 
en  Europa,  emprendió  desde  el  siglo  xv,  antes  que  ningún 
otro  pueblo  de  los  que  han  sido  colonizadores,  atrevidos  viajes 
en  busca  de  nuevas  tierras  con  que  agrandar  sus  dominios. 

Por  virtud  de  tales  empresas,  se  lleva  á  cabo  la  circunnave- 
ción  do  África;  el  comercio  de  Oriente,  que  estaba  en  manos  de 
los  árabes,  cambia  de  ruta,  pudiendo  seguir  la  nueva  vía  ma- 
rítima descubierta.  El  establecimiento  en  la  India,  la  Indo- 
china, las  islas  del  Pacífico  y  Macao,  la  fundación  del  Brasil  y 
de  las  vastas  colonias  del  Congo  y  Mozambique,  y  la  penetra- 
ción en  África,  que  persiguen  con  verdadero  empeño,  son  obras 
admirables  que  han  servido  para  inspirar  las  estrofas  de  la  epo- 
peya ibérica,  por  los  cuales  Portugal  es  grande — sus  colonias 
equivalen  á  veinte  veces  el  territorio  de  la  metrópoli — tiene  fiso- 
nomía propia  y  está  llamado  á  destinos  ilustres  en  la  historia. 

Hora  es  ya  de  rectificar  la  especie  que  en  un  período  de  son- 

22 


338  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

nolencia,  en  que  nuestros  hermanos  fueron  poco  celosos  de 
sus  glorias  pudo  acreditarse,  de  que  se  limitó  Portugal  á  fun- 
dar factorías  y  establecerse  en  la  costa.  Fueron  centros  de 
conquista  y  cultura,  verdaderas  estaciones  colonizadoras,  por 
su  obra  Sao,  Quelimane,  Tete,  Sena  y  Zumbo. 

Desde  estos  depósitos  las  mercancías  europeas  eran  trans- 
portadas á  grandes  distancias.  Se  cambiaban  en  ferias  muy 
concurridas  por  gentes  que  venían  en  busca  de  lelas  y  avaló- 
nos desde  comarcas  remotas.  No  se  conoce  el  emplazamiento 
de  todos  los  mercados;  pero  pueden  citarse  algunos,  como 
Suave,  Massapa  y  Manica. 

Había  iglesias  en  los  centros  de  actividad  portuguesa  ser- 
vidas por  frailes.  El  propio  Livingstone  confiesa  que  debían 
ser  los  misioneros  católicos  muy  numerosos,  por  la  gran  can- 
tidad de  ruinas  de  sus  casas  que  en  esta  parte  del  continente 
han  quedado.  El  índice  cronológico  de  los  padres  que  dirigie- 
ron la  cristiandad  de  Tete  ó  de  las  misiones  del  Zambeze,  pu- 
blicado por  Courtois  (1),  ocupa  numerosas  páginas.  Muchos 
perecieron  víctimas  de  las  enfermedades  locales;  otros,  como 
Fr.  Joao  de  Trinidad  y  Fr.  Luís  do  Spirito  Santo,  sufrieron 
el  martirio  por  su  fe  y  por  su  patria. 

Entre  los  hechos  culminantes  relativos  á  la  ocupación  del 
territorio  al  S.  del  Zambeze,  figiu*a  el  viaje  de  Francisco  Ba- 
rrete, fundador  de  Sena  y  del  establecimiento  de  Tete,  en  1570. 
Por  estipulaciones  ó  pactos,  pazes,  según  la  palabra  consa- 
grada, con  el  Quitevo  ó  soberano  de  Matapa  ó  Monomotapa, 
cuyos  dominios  se  extendían  desde  Sofala  al  Zambeze,  se  ase- 
guró el  camino  á  los  mercaderes  de  Sofala  para  llegar  á  las 
minas  de  Manica,  localidad  situada  eutre  el  Limpopo  y  Sena: 
podían  entrar  libremente  en  el  reino  con  mercancías  y  resga- 
tar  el  oro  de  sus  minas.  Estipulaciones  de  esta  clase  se  repiten 
después  mucho. 

En  1607  lograron  los  portugueses  la  cesión  de  las  minas  del 


(1)    Xútcs  C?t,'únologiqu€S  sur  íes  anciennes  míssions  catfi'jliqíies  au  Zaml^xe^  par 
le  Rcv.  Pore  C  ourtois,  l.isbonne,  18.S0. 


PORTUGAL   É    INGLATERRA    EN   EL   ÁFRICA   AUSTRAL.      339 

imperio  de  Monomotapa  (1)  y  afirmaron  sus  derechos  con  la 
creación  de  fortalezas  cuyas  ruinas  existen  hoy.  El  ir  y  venir 
continuo  do  expediciones  portuguesas  sirvió  para  que  se  cono- 


(1)    H6  aquí  el  tratado  en  que  se  hizo  la  cesión: 

Treslado  da  escriptura  e  doafuo  que  o  imperador  Maiiamotapa  mandou/a^er  iCeste 

campo  de  um  rio  por  nome  Manzovo. 

Ao  l.^  de  agosto  da  era  de  1007,  estando  o  imperador  Manarootapa  em  campo  ao 
long-o  de  um  rio  que  se  chama  Manzovo,  defronte  de  urnas  povoac5es,  á  saber, 
uma  que  se  chama  o  Marenga,  c  outra  Inhamacoto,  DiogoSimOes  Madcira,  capi- 
tao  da  guerra,  que  veiu  em  favor  do  dito  imperador  Manamotnpa,  tratou  no  mes- 
mo  dia  ácima  declarado  algumas  coisas  de  importancia  ao  servido  de  Deus  e  de 
Sua  Mogestade,  como  já  tinha  feito  por  muitas  vezes,  e  alcanrou,  com  razoes  que 
deu  ao  dito  iropcrailor  Manamotapa,  que  désse  a  Sua  Magestade  todas  as  minas 
de  oiro,  cobre  e  ferro,  estanho  e  chumbo,  que  em  todo  o  seu  imperio  houvesse;  o 
que  o  dito  imperador  concedeu  assim  e  da  maneira  que  por  Diogo  SimQes  Madei- 
ra,  capitüo  da  guerra,  Ihe  foi  pedido;  e  logo  disse  a  elle  dito  Diogo  SimOes  Madei- 
ra,  capitilo,  em  presenra  de  mira,  escrivao,  que  trouxesse  comsigo  todos  os  portu- 
guezcs  que  comsigo  tinha,  qtie  em  presenca  d'clles  todos  quería  dar  a  Sua  Ma- 
gestade as  minas  que  Ihe  pedia,  c  logo  no  mesmo  dia,  mez  era  ácima  declarado, 
mandou  o  dito  capitüo  mor  tanger  tambor  com  pregílo,  que  dizia  que  toda  a  pessoa, 
de  qualquer  condi^ao  que  fosse,  o  acompanhasse,  porque  quería  ir  com  todos 
diantc  do  imperador  Manamotapa,  porque  cumpria  assim  ao  servico  de  Sua  Ma- 
gestade. Mandou  a  mim,  cscrivSo,  que  ñzesse  este  termo,  e  dou  minha  fé  tudo 
ácima  passar  na  verdade  por  a  tudo  estar  presente,  e  em  fó  do  qual  me  assignei 
^qui,  com  o  dito  cnpitflo,  em  este  campo  do  imperador  Manamotapa  no  mesmo  dia 
€  era  ácima  declarado.  E  eu  Miguel  Nunes,  escriv3o,  que  o  escrevi,  e  me  assignei 
de  meu  signal  raso  e  acostumado,  que  tal  6  como  se  vé. 

E  logo  no  mearao  dia,  Diogo  SimDes  Madeira,  capitilo  da  guerra,  se  foi  ter  aos 
panos  do  dito  im])erador  Manamotapa  com  todos  os  portuguezes  que  estavam  na 
sua  companhia,  e  disse  ao  imperador  Manamotapa  que  ahi  estavam  todos  os  por- 
tuguezes, en  presenfa  dos  quas  podia  dizer  o  que  com  elle  dito  Diogo  Simoes 
Madeira,  capitilo  da  guerra,  tinha  assentado,  e  logo  o  dito  imperador,  em  presenta 
de  todos,  disse  o  que  se  segué. 

Eu  imperador  Manamotapa,  hei  por  bem  e  me  apraz  dar  a  Sua  Magestade  todas 
as  minas  de  oiro,  cobre,  ferro,  chumbo  e  estanho  que  houver  em  todo  o  meu  im- 
perio, com  tanto  (juc  el  Rei  de  Portugal,  a  quem  dou  as  ditas  minas,  me  conserve 
em  meu  Estado,  que  eu  possa  por  o  dispor,  e  assim  e  da  maneira  que  até  agora  o 
ílz,  e  ñzcram  os  meus  antepassados;  e  que  Sua  Magestade  me  dé  guerra  para  me 
ir  metter  de  possc  em  minha  crtrte,  e  destruir  um  ladreo  alevantado  por  nome 
Matuzianhe,  que  tcm  roubado  algumas  térras  de  oiro,  o  impede  os  resgates  das 
fazendas  dos  mercadores.» 

E  assim  disse  mais  elle  dito  imperador  que  pedia  a  Sua  Magestade  o  acceitasse 
por  seu  irmño  em  armas,  e  que  nSo  mandava  os  seus  embaixadores  logo  pelas 
muitas  occu pames  cine  tinha  na  guerra,  mas  que  j)edia  a  Diogo  Sim5es  Madeira, 
capitilo  da  guerra,  que  escrevesse  ao  Viso-rei  da  India,  e  Ihe  désse  conta  de  tudo 
o  que  se  passava,  para  que  Ihe  mandasse  alguma  gente  para  a  couservaoSo  do  seu 


3i0  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

ciera  el  país,  á  tal  punto,  que  muchas  de  las  particularidades^ 
geográQcas  que  pasan  eu  nuestros  días  por  descubrimientos 
modernos,  se  encuentran  en  las  obras  de  Joáo  dos  Santos, 


imperio;  e  assim  Ihe  mandasse  un  par  de  cavallos  para  elle  dito  imperador  andar 
n'elles,  e  para  o  anno,  Deus  querendo,  entrejraria  a  Diogo  SimOes  Madeira,  capi- 
tSo,  o  principe  seu  fllho,  e  Samangana  seu  embaixador,  para  o  levar  ao  Viso-ret 
da  India  com  sua  embaixada. 

E  oatrosim  disse  o  dito  imperador  Manamotapa,  em  presenca  do  dito  Diogo 
SimOes  Madeira  e  dos  mais  portuguezes  que  presente  estavam,  que  elle  dava  o 
seu  ñlho  príncipe,  para  o  levar  á  India  emcompanhia  do  embaixador  Samangana^ 
para  conñrmac9o  de  tudo  aquillo  que  com  elle  dito  Diogo  Simocs  Madeira,  capítüo, 
tinha  assentado  e  efttava  n'estaescriptura. 

E  assim  dis^e  mais  elle  dito  imperador,  em  presenta  de  todos,  que  elle  tinba 
dado  dois  filhos  para  os  ensinar  e  elle  os  ter  em  sua  casa,  e  assim  Ihe  tinha  pro* 
mettido  duas  filhas,  e  disse  em  presenta  de  todos  que  uns  e  outros  eUe  dito  Diogo 
Simdes  Madeira,  os  podia  fazer  christSos,  porque  d'isso  era  elle  dito  imperador 
contente. 

B  Diogo  Simí5es  Madeira,  capit^o  da  guerra,  tratando  ao  dito  imperador  acerca 
das  minas  de  prata,  Ibe  respondeu  em  presenta  de  todos,— as  minas  de  prata,  ea 
vol  as  tenho  dadas  pelos  muitos  servidos  que  me  tendes  feito  em  minhas  guerras; 
vos  as  podéis  dar,  se  quizerdes,  a  Sua  Magestade,  pois  sao  vossas,  e  vol-as  tenho 
dadas.— E  logo  o  dito  Diogo  SimtSes  Madeira  Ihe  respondeu  ao  dito  imperador,  em 
presenca  de  todos,  que  pois  as  minas  de  prata  Ihe  as  tinha  dadas,  que  elle  dito 
Diogo  Simdes  as  largava  as  ditas  minas  e  dava  a  Sua  Magestade,  pois  por  elle  a«c 
pcdiu  e  grangeou  como  seu  vasallo.  E  logo  pelo  dito  imperador  foi  dito  a  Sim5eft 
Madeira  que  de  tudo  o  que  elle  dizia  publicamente  mandasse  fazer  papéis,  que 
alie  dito  imperador  Manamotapa  se  assignaria  n'elles.  E  perguntando-le  o  dito 
Diogo  Simoes  Madeira,  capitSo,  o  signal  que  havia  de  fazer,  pois  nflo  sabia  Icr, 
nem  escrever,  em  pressenca  de  todos  disse:  -  farei  assim,  e  fez  tres  cruzes  no  cbño 
com  a  sua  propia  m9o  e  disse:- este  é  meu  signal.— E  disse  elle  imperador  que  o 
que  elle  dava,  e  promettia  a  Sua  Magestade,  protestara  curoprir  e  guardar  e 
manter,  e  que  nenhum  tempo  po<le8se  quebrar  o  conteudo  n'esta  escriptura:  e 
que  elle  imperador  o  queria  assim  e  mandava  e  ordenava,  e  de  tudo  era  contente. 
Em  fé  do  qual  se  assignaram  aqui  com  o  dito  Diogo  SimOes  Machado,  capitfto  da 
guerra,  e  com  as  mais  testamunhas  que  presente  estavam,  as  quaes  sño  as  que  8e 
seguem;  freí  Joüo  Lobo,  vigario  da  igreja  de  Luanze,  e  o  padre  frei  Manuel  de 
S.  Vicente,  vigario  e  assistente  n'esta  guerra  e  campo  do  imperador  Manamotapa, 
Bstevam  Moreira,  Francisco  Gago,  Francisco  Madeira,  Fernflo  Rodrigues,  Manuel 
Borges,  Domingos  Cardoso,  Nicolau  Alvares,  Manuel  Fernandes  LeitÜo,  Francisco 
Nunes,  Malho,  Francisco  de  Moura,  Gaspar  Pereira  Cabral,  Francisco  Dourado, 
Manuel  da  Fonseca.  Manuel  Pinto,  Luis  Aranha  CaMeira,  Antonio  de  Montarroio, 
Diogo  Nunes,  Matheus  Rodrigues,  Pero  de  Abreu,  Manuel  Gastan ho,  Antonio  Ro- 
drigues, Francisco  Rodrigues,  Domingos  Fernandes  de  Alracida,  Gaspar  Coelho 
Bandeira.  E  assim  se  acharam  outras  muitos  portuguezes,  que  aqui  nSo  nomeio 
por  seus  nomes  por  nSo  saljerem  escrever,  mas  vSo  aqui  assignados. 

E  eu  dito  Miguel  Nunes,  escrivflo,  dou  roinha  féachar-me  tudo  presente,  e  tudo 


PORTUGAL  É   INGLATERRA   EN  EL   ÁFRICA   AUSTRAL.      341 

Diego  do  Couto,  Mondaros,  Lucas  de  Santa  Catharina  y 
otros  (1). 

Ha  publicado  Gabriel  Marcel  una  carta  manuscrita  portu- 
guesa perteneciente  á  los  últimos  años  del  siglo  xvii,  que  existe 
en  la  Biblioteca  Nacional  de  París  (2),  de  gran  interés  para  el 
esclarecimiento  de  la  cuestión  histórica,  que  histórica  tiene 
que  ser — mal  que  pese  á  los  malhumorados  diplomáticos  ene- 
migos de  la  erudición  que  contraría  sus  aspiraciones — la 
cuestión  del  Zambeze. 

En  ella,  el  curso  de  esie  río,  que  se  figura  con  gran  error 
por  los  cartógrafos  del  tiempo,  está  trazado  de  una  manera 
bastante  exacta,  con  las  caídas  y  rápidos  de  Kebrabasa  y  la 
<:atarata  de  Morumbua  é  inscripción  que  declara  que  el  río, 
navegable  en  200  leguas,  deja  de  serlo  repentinamente,  para 
ofrecer  poco  más  allá  las  mismas  facilidades  que  antes.  Se  ve 
también  el  curso  del  Xiré  con  su  dirección  aproximada,  atra- 
vesando un  país  que  se  reputa  muy  fértil  y  poblado,  sin  nin- 
guna indicación  de  los  lagos  Nasa  y  Tangañika,  que  se  en- 
cuentran, sin  embargo,  en  documentos  contemporáneos  ó  poco 
posteriores.  En  esta  curiosísima  carta  figuran  fuertes  como 
Empaiigo,  Torre  de  San  Estevao,  Chicova  (sobre  el  Zambeze 
en  lugar  de  Zumbo),  y  mercados  como  Massapa  y  Monzovo.' 
Hay  numerosas  indicaciones  de  la  presencia  del  oro  (3).  Sirve, 


passar  na  verdado,  pelo  juramento  que  tenho  do  meu  oñlcio,  em  fé  do  qual  mo* 

assignei  acjui,  e  o  dito  imperador  Manamotapa  e  Diogo  SimOes  Madeira,  capitSo 

da  g-uerra,  e  eu  Mi^^uel  Nunes,  escrivilo  d'este  dito  campo  do  imperador  tresladei 

do  propio  original,  que  era  meu  poder  flca,  bem  e  fielmente,  sera  accrescentar 

nem  dirainuir  coisa  alguma:  em  fe  do  cual  me  assignei  aqui  de  meu  signal  raso 

e  acostumado,  que  tal  é  como  se  segué,  n'este  campo  do  imperador  Manamotapa, 

no  mesmo  dia,  mez  e  eraatraz  declarado.— Miguel  Nunes.— Diogo  SiraOes  Madeira. 

Este  abaixo  é  o  signal  de  Manamotapa.— O  im+perador  Mana-f  motapa  Gasse-H 

Lucere. 

(As  Colonias  Poríuguezas,  31  de  Mar^o,  1890.) 

(1)  El  Conjlicto  anglo-lusitano^  José  de  Caso. 

(2)  Les  Portngais  dans  VA  frique  Australe^  Gabriel  Marcel,  París,  1800. 

(3)  Después  de  la  publicación  que  se  cita,  ha  dado  á  conocer  el  mismo  erudito 
geógrafo  otro  mapa  anterior,  de  la  primera  mitad,  si  no  del  primer  cuarto,  del 
-siglo  XVII,  en  que  se  ve  el  curso  del  Zambeze  y  los  mismos  fuertes  del  primero, 
lo  que  corrobora  la  exactitud  de  sus  datos.— Boletín  de  la  Sociedad  Geográ- 
fica dk^Iadeid,  Septiembre  y  Octubre  de  1890. 


142  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

por  tanto,  para  acreditar,  juntamente  con  el  globo  de  1683  del 
famoso  geógrafo  veneciano  Coronelli,  una  carta  del  mismo  de 
1689,  la  carta  del  Congo  y  del  país  de  los  Cafres  de  1708  de 
Delisle,  y  aun  fuQutes  inglesas  como  las  narraciones  del  via- 
jero T.  E.  Bowditch  (I ),  que  el  país  de  Maxona,  que  se  extiende 
desde  los  20^  de  lat.  hasta  las  orillas  del  Zambeze,  está  deutra 
de  la  esfera  de  real  influencia  de  los  portugueses  desde  fines 
del  siglo  XVII  por  lo  menos. 

El  interés  mercantil  fué  causa  de  empresas  atrevidas,  por 
medio  de  las  cuales  los  traficantes  extendieron  más  y  más  la 
acción  de  la  patria.  Con  motivo  de  tales  excursiones,  los  por- 
tugueses, especiaimonle  los  establecidos  en  Sena  y  Tete,  visi- 
taron las  regiones  del  Xiré  y  del  Nasa  y  navegaron  por  dichos 
ríos.  Es  este  un  punto  acerca  del  cual  no  cabo  duda.  El  propia 
Burtou  reconoce  á  favor  de  los  portugueses  la  prioridad  en  el 
descubrimiento  del  famoso  lago  (2).  Y  sin  embargo,  todavía  se 
afirma  como  argumento  capital  para  sostener  la  superioridad 
de  los  derechos  de  la  Gran  Bretaña  sobre  los  de  Portugal  en 
la  llamada  Ñasalandia,  que  los  viajeros  de  aquella  nación  ex- 
ploraron y  dieron  á  conocer  la  comarca  antes  que  nadie  (3). 


(1)  An  Account  of  the  discooerics  of  the  Portuguese  in  the  interior  of  Angola  ana 
Motambique^  London,  1821.— En  una  carta  dirigida  al  Times {wñm.  de.  6  de  Enero 
de  1890)  desde  Cape-Tovvn  por  F.  C.  Selous,  caluroso  defensor  de  los  derechos 
británicos  sobre  el  territorio  do  Maxona,  que  funda  en  la  travesía  de  este  país  du- 
rante los  últimos  veinte  anos  por  viajeros  y  cazadores,  reconoce  dicho  escritor 
que  los  portugrueses  realizaron  numerosas  expediciones  militares,  diplomáticas  y 
filantrópicas  á  lo  largo  del  Zambeze  hasta  Zumbo,  y  en  el  interior  del  país  entre 
el^ambeze  inferior  y  el  río  Sabi;  y  habla  de  la  conversión  del  emperador  Mono> 
motapa  y  de  la  mayor  parto  de  sus  subditos  al  catolicismo,  de  los  frailes,  que  en 
el  país  de  Manici  elevaron  iglesias  y  escuelas,  y  de  un  puesto  militar  en  el  mis- 
mo país.  Trata  de  desvirtuar,  sin  embargo,  estos  hechos  negando  que  la  influen> 
cia  civilizadora  lusitana  arraigara  entre  los  salvajes. 

(2)  Hé  aquí  sus  palabras:  «The  Shire-River  draíning  the  Lakc  Nyassa  'was 
evidently,  I  have  said,  well  known  to  the  Portuguese.»  The  lands  of  (^azembe^  pá- 
gina 75.— «But  it  is  too  much  to  assert  that  bis  predecessors  (los  portugueses  con 
respecto  á  Livingstone)  ignored  the  course  of  the  Zambeze  the  Shire  and  the 
NyasFa  Lakc,  which  under  the  nome  Zaflan  was  Known  centuries  ago.i»  Obser- 
vaciones preliminares  á  la  traducción  del  Diario  del  explorador  portugués,  Lacer- 
da,  pag.  3\ 

(3)  H.  Drummond,  H.  Waller,  Silva  White. 


PORTUGAL    K    INGIATERRA   EN   EL    ÁFRICA   AUSTRAL.       343 

El  Xiró  y  sus  márgenes  fueron  frecuentados  por  los  portu- 
gueses, sin  duda,  en  el  siglo  xvii. 

En  Marzo  de  1616,  sale  de  Tote  un  portugués,  Gaspar  Boca- 
rro,  atraviesa  el  Xiré,  pasa  junto  al  Nasa,  cruza  la  región  al 
Este  del  lago ,  sigue  parte  del  curso  del  Rovuma  y  continúa 
hasta  ELilua.  Describe  minuciosamente  su  itinerario,  porque 
iíse  se  offerecer  fdzer-se  este  caminho  mais  vezes^  seiba  o  ven- 
tureiro  que  a  fizer  por  onde  ha  de  caminham  (1). 

Luis  Mariano  describe  en  1624  la  relación  entre  el  río  y  el 
lago  y  el  curso  de  aquel:  (lao  principio  é  muito  manso^  mas  de- 
pois  por  causa  dos  numerosos  rochedos  que  encontra^  e  onde  se 
quehra,  se  toma  tdo  impetuoso  que  éinnavegaveh  (2).  Hé  aquí 
una  gráfica  descripción  de  las  caídas  de  Murchison. 

Manuel  Godinho,  en  descripción  publicada  en  1665,  conside- 
ra el  Nasa  y  el  Xiré  como  formando  parte  del  mejor  camino 
para  atravesar  el  África  del  Atlántico  al  Océano  índico:  «Qt/e 
haja  a  tal  lagoa  dizen-n'o^  ndo  so  os  cafres^  sendo  portuguezes 
quefa  la  chegaran  navegando  pelos  rios  ácimas  (3). 

Dice  Francisco  de  Sousa  en  1655  que  quisieron  los  Padres 
de  la  Compañía  de  Jesús  navegar  por  este  lado  «até  Etiopia», 
y  habla  de  la  necesidad  de  construir  con  tal  objeto  barcos  de 
velas  y  remo,  por  ser  imposible  que  en  pequeños  botes  pue- 
dan los  hombres  *íaturar  una  navegagao  tao  prolongada  é  tao 
incerta  (4). 

Paralelos  al  lago  Nasa  hay  en  los  mapas  portugueses,  ó  he- 
chos según  estos,  un  cierto  número  de  lugares  llamados  bares, 
que  eran  localidades  donde  se  trabajaba  el  oro.  Muchos  fueron 
descubiertos  por  los  portugueses,  llevando  á  ellos  capitaes 
mores  y  misioneros  dominicos.  Figuraban  entre  estos  bares 
Mochinga,  Mixonga,  Yava,  Cansissa,  Chinsundo',  Missale  y 
Mano. 


(1)  Os  portugueses  na  regiao  do  Xyassa,  Jayme  Batalha  Reís,  Lisboa,  1889.  Déca- 
da 13.*  da  Historia  da  india,  Antonio  Bocarro,  Lisboa,  1635. 

(2)  lettere  annue  d'Ethiopia  d'all  amo  16201624, 1(327,  Roma. 

(3)  Relajo  do  novo  caminho  que  ferpor  térra  e  mar  vindo  da  india  para  Portugal 
no  anno  de  1663,  Lisboa,  16(»,  ed.  1842. 

(4)  O  Oriente  conquistado^  Lisboa,  1710. 


3U  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Se  comerciaba  en  marfil  y  tabaco  con  los  países  de  Ayaua  6 
Yao,  entre  Liyunde  y  el  Nasa,  calculándose  en  más  de  15.600 
arrobas  anuales  la  cantidad  de  marfil  traída  por  los  traficanj? 
tes.  Dichas  mercancías  eran  cambiadas  por  productos  de  la 
India  portuguesa,  Goa,  Damao  y  Diu,  ó  por  los  que  iban  del 
Brasil  y  Lisboa.  El  Gobierno  portugués  subvencionó  cu  el  si- 
glo xviii  una  compañía  destinada  á  explotar  este  comercio. 

Durante  algunos  siglos  los  jefes  electos  de  los  macuas  vinie- 
ron á  pedir  confirmación  do  su  título  al  gobernador  portugués 
de  Mozambique. 

Teniendo  en  cuenta  las  relaciones  no  interrumpidas  que 
mediaron  desde  la  costa  del  Océano  índico  hasta  el  Nasa,  los 
escritores  portugueses  y  los  gobernadores  de  Ibo  considera- 
ban el  distrito  de  Cabo  Delgado  en  Mozambique  como  exten- 
diéndose hasta  las  orillas  del  Nasa. 

Quissonga,  frente  á  Ibo,  fué  durante  mucho  tiempo  un  lugar 
de  reunión  y  de  comercio  con  el  interior  (1). 

Desde  1846  Cándido  da  Costa  Cardoso,  residente  en  Tete, 
comerció  en  los  territorios  de  las  orillas  del  Xiré  y  del  Nasa. 
En  1856  describió  á  Livingstone  el  río  y  el  lago,  señalados  en 
un  imperfecto  mapa  en  1837  por  este  viajero  en  virtud  de 
dichos  informes  (2). 

Pero  á  pesar  de  esto,  Livingstone,  que  fué  al  Xiré  en  Enero 
de  1859  y  al  Nasa  en  Septiembre  del  mismo  año,  dijo  que  los 
conocimientos  geográficos  de  los  portugueses  no  alcanzaban  á 
las  cataratas  del  Xiré;  y  que  una  vaga  noticia  sobre  pantanos 
más  abajo  de  aquellas  se  ha  tomado  como  anuncio  evidente  de 
la  existencia  del  gran  lago  (3);  y  esta  opinión  ligera  é  inexacta 
ha  circulado  como  artículo  de  fe  en  Europa  en  revistas  y  pe- 
riódicos, contribuyendo  á  formar  una  historia  y  geografía  fal- 
sificadas. Hay  que  reconocer  que  dos  siglos  antes  del  viaje  de 
Livingstone,  estaba  escrito  por  los  portugueses  lo  que  el  ilus- 
tre misionero  declaraba  ignorado.  Por  esto  Sir  Richard  Bur- 


<l)    Distrieto  de  Cabo  Delgado^  Perry  da  Cámara. 

í2)    Misionary  TraveU. 

<3)    Narration  ofan  expedition  to  the  Zambeji^  1858-186Í. 


PORTUGAL   É   INGLATERRA   EX   EL   ÁFRICA   AUSTRAL.      315 

ton  tiene  que  confesar  que  su  compatriota  hizo  poca  justicia  á 
la  heroica  nación  que  enseño  á  Europa  un  nuevo  camino  para 
Oriente  (1). 

Verdad  es  que  las  exploraciones  portuguesas  no  dan  el  re- 
sultado  que  debía  esperarse  de  la  importancia  de  los  esfuerzos 
hechos,  por  causas  muy  complejas.  Las  estaciones  civilizado- 
ras decaen,  y  de  muchas  solo  quedan  hoy  ruinas.  Dicen  los 
escritores  portugueses  que  á  esto  ha  podido  contribuir  pode- 
rosamente la  crisis  consecuencia  de  la  lucha  contra  la  escla- 
vitud, enérgicamente  perseguida  en  las  colonias  del  reino  ve- 
cino: cosa  verosímil  si  se  tiene  en  cuenta  la  condición  de  las 
razas,  análoga  á  la  de  aquellas  que  hacen  retroceder  á  la  civi- 
lización en  el  Sudan  egipcio  y  la  tienen  á  raya  en  la  costa  ale- 
mana del  Mar  de  las  Indias.  Abona  tal  explicación  el  hecho 
significativo  de  que  los  esfuerzos  de  Inglaterra  en  muchos  años 
no  han  bastado  para  hacer  prosperar  las  misiones  escocesas  de 
Livingstone,  Blantyre  y  Zomba,  ni  las  plantaciones  á  su  inme- 
diación establecidas,  segdn  Augusto  Cardoso  (2),  cuyas  aseve- 
raciones confirma  Mr.  Henry  Drumond  (3),  viajero  inglés  que 
tiene  gran  simpatía  por  la  obra  de  sus  compatriotas. 

Si  los  viajes  disminuyen  alguna  vez,  no  se  interrumpen 
nunca;  y  en  la  medida  de  los  recursos  y  segdn  las  circunstan- 
cias de  los  tiempos,  se  ha  continuado  la  obra  de  exploraífciones 
y  de  anexiones  en  la  región  próxima  al  Zambeze,  dando  cons- 
tantes pruebas  Portugal  de  su  tenaz  y  leal  empeño  de  afirmar 
allí  el  orden  y  la  seguridad  y  de  conseguir  la  transformación 
pacífica  y  civilizadora  de  sus  dominios  remotos  del  África 
oriental,  que  comprendían  el  Nasa  y  el  Maxona. 

El  paréntesis  fué,  según  el  Sr.  Coello,  más  bien  que  en  las 
expediciones  portuguesas,  en  el  interés  hacia  ollas  (4).  Por  el 

(1)  Supplementary  papers  to  the  M'Wata  Cazemhe^  1873.— Oí  portuguezes  na 
regiáo  do  Nyasaa^  Jayme  Batalha  Reis,  Lisboa,  1889. 

(2)  Política  portugueta  na  AJHca^  Memoria  histórica  epoUtica^  Lisboa,  Im prensa 
Nacional,  1889. 

(3)  Tropical  África. 

(4)  Discurso  del  Excmo.  Sr.  D.  Francisco  Coello,  presidente  de  la  Sociedad  de 
Geografía  Comercia^  en  el  meeting  en  honor  de  Capello  é  Ivens,  celebrado  el  día 
25  de  Octubre  de  1883  en  el  teatro  de  la  Alhambra  de  Madrid. 


346  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

decrecimiento  de  este,  quedaron  olvidados  muchos  que  vienen 
á  continuar  la  serie  de  las  antiguas  empresas  y  á  enlazarlas 
con  las  de  nuestros  días. 

En  el  siglo  xviii,  Pedro  Cayetano  Pereira  se  hizo  reconocer 
jefe  de  la  tribu  de  los  Muzimbos  y  del  reino  de  Makanga.  Sus 
descendientes  fueron,  como  él,  representantes  de  la  soberanía 
lusitana  y  del  gobierno  portugués,  á  quien  servían. 

Lacerda,  coronel  de  ingenieros  y  gobernador  de  Tete,  guiado 
por  Manuel  Cayetano  Pereira,  que  había  realizado  dos  años 
antes  descubrimientos  notables,  penetra  en  1798  desde  las  cos- 
tas orientales  hasta  Cazembe  (1),  junto  al  lago  Moero  (2). 

En  los  primeros  años  del  siglo  actual  el  teniente  coronel 
Honorato  da  Costa  envió  \os  pomheiros  Pedro  Joáo  Baptista  y 
Auastacio  José  á  Tete.  Partieron  de  Cassange  en  Mayo  de  1806, 
llegaron  á  Tete  en  2  de  Febrero  de  1811  y  de  allí  regresaron. 

Comprendióse  bien  la  trascendencia  de  este  viaje,  que  su- 
ponía la  posesión  de  un  camino  á  través  de  África  do  Oriente 
á  Occidente,  y  se  crearon  fuerzas  al  mando  de  aquel  jefe  con 
el  fin  exclusivo  de  determinar  y  fijar  la  ruta  entre  las  dos 
costas. 

En  1824  Joáo  de  Jesús  María  do  Prazo  Marral,  fué  de  Que- 
limane  al  Xiré  y  de  aquí  al  Nasa,  anexionando  en  nombro  del 
Gobierno  portugués,  los  territorios  al  E.  del  río,  entre  este 
y  el  lago  Chirua. 

En  1825  A  27  se  establece  una  colonia  portuguesa  en  Maram- 
bo,  un  grado  al  O.  del  Nasa,  en  tierras  compradas  á  los 
jefes  indígenas. 

El  mayor  Corroía  Monleiro  y  el  capitán  Pedroso  Gamitto, 
fueron  desde  la  costa  oriental  hasta  Cazembe  en  1830  y  31.  Sus 
narraciones  ponen  de  manifiesto  que  las  relaciones  y  alianzas 
con  el  rey  de  Monomotapa  no  habían  cesado.  Los  reyes  de 
aquel  país  no  subían  al  trono  sin  avisar  á  los  gobernadores  de 
Sófala,  que  enviaban  regalos,  pagados  con  otros  análogos. 
En  el  presente,  brinde  ó  bindo^  según  ellos  lo  llamaban,  del 


(1)  Citado  traliajo  Os  portuguftes  ím  regiúo  do  y,'¡/assa. 

(2)  Citado  trabajo  Política  portuguesa  na  A/i'ica. 


PORTUGAL    E    INGLATERRA    EN   EL   ÁFRICA   AUSTRAL.       317 

goberiitidor  portugués,  debía  figurar  una,  fumha,  esto  es,  un 
fardo  de  samater,  paño  blanco  precedente  de  Asia.  Era  cos- 
tumbre que  los  reyes  fueran  amortajados  con  esta  tela,  que 
debía  proceder  siempre  de  Sofala.  Asimismo,  cuando  se  acla- 
maba á  un  nuevo  régulo,  se  advertía  á  los  portugueses  que 
vinieran  á  tomar  posesión  del  territorio  que  allí  les  pertene- 
cía, cedido  por  el  régulo  ó  emperador  Panzaguttc  al  rey  don 
Sebastián  (1). 

En  1853,  J.  B.  Abreu  da  Silva  y  Victoriano  RomSo  J.  da 
Silva  hicieron  una  expedición  en  busca  de  marfil  por  el  SO. 
del  lago  hasta  el  valle  del  Aroangoa  y  las  inmediaciones 
del  lago  Bemba.  Robados  por  los  indígenas,  lucharon  con 
ellos,  y  con  autorización  del  Gobierno  de  Quelimane  subyuga- 
ron muchos  jefes  (2). 

En  oficio  do  1."  de  Abril  de  1854,  comunicaba  el  goberna- 
dor gener¿il  que  habían  llegado  á  Sena  mensajeras  de  los 
reyes  de  Manica  y  de  Quiteve  pidiendo  que  los  portugueses 
volvieran  á  establecerse  en  sus  tierras,  y  se  nombrase,  como 
era  antigua  práctica,  un  capitdo  mor  y  para  decidir  os  milano 
dos  ou  litigios  (3). 

Poco  antes  de  las  famosas  exploraciones  de  este  siglo,  de 
1853  á  1854,  Silva  Porto  partió  de  Angola,  atravesó  el  Xiré, 
pasó  al  N.  del  lago  Chirua  y  terminó  su  viaje  al  N.  del  Ro- 
vuma. 

Véase  la  sinrazón  con  que  se  afirma  «que  ningún  portu- 
gués anterior  á  Serpa  Pinto  y  Cardoso  (1885)  exploró  el  inte- 
rior del  África  oriental;  que  ningún  portugués  adelantó  cono- 
cimiento alguno  á  lo  que  ya  se  sabía  de  la  región  de  los  lago» 
de  África;  que  ninguna  otra  nación,  aparte  de  la  inglesa,  tra- 
bajó en  este  mismo  campo»  (4). 

Desconocida  tal  obra,  no  hechos  valer  oportunamente  estos 
méritos,  se  ha  atribuido  toda  la  gloria  de  las  exploraciones 


(1)  Citado  trabajo  Política  portiigueía  na  Africc . 

(2)  Citado  trabajo  Osportitguetes  na  regiáo  do  Nyassa, 

(3)  Citado  trabajo  PolUka porttigneza  na  Afriea, 

(4)  Scottish  geograph  tea  I  magazine. 


318  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

del  iatcrior  del  África  á  Livingstoae,  que  realiza  una  travesía 
análoga  á  la  de  Silva  Porto  en  los  mismos  años,  y  permanece 
largo  tiempo  en  el  continente;  á  Grant,  que  estudia  el  alto 
Nilo;  á  Burlón  y  Speke,  exploradores  del  Tangañika  y  del 
Victoria  Ñausa;  á  Samuel  Baker,  descubridor  del  Alberto;  á 
Cameron,  cuya  travesía  de  5.500  km.  sirve  para  señalar  nu- 
merosos ríos  cu  el  mapa;  á  Stanley,  «1  quien  se  debe  la  aper- 
tura de  la  gran  vía  del  Congo,  que  han  de  seguir  la  civiliza- 
ción y  el  comercio  para  transformar  el  continente  de  la  bar- 
barie; es  decir,  á  los  viajeros  que  lo  estudian  desdo  1858  á 
1877,  cuyos  descubrimientos  tienen  gran  resonancia  en  Eu- 
ropa. 

Nada  tan  lejos  de  mi  ánimo  como  achicar  la  hermosa  figu- 
ra de  Livingstone,  «misionero,  viajero  y  filántropo»,  como 
dice  con  sobria  elocuencia  la  inscripción  de  su  tumba  en 
Wcstmiuster.  Pero  si  la  individualidad  se  destaca  sobre  la  de 
los  demás  viajeros  africanos  por  su  espíritu  humanitario  y 
cristiano,  con  los  negros  especialmente;  para  los  blancos  no  era 
tan  respetuoso — es  sabido  que  no  le  parecía  mal  que  la  Gran 
Bretaña  despojase  á  Portugal  de  la  colonia  de  Mozambique; 
— si  es  digno  de  universal  admiración  aquel  héroe,  que  supo 
renunciar  á  todo  por  contribuir  á  la  redención  de  los  escla- 
vos; que  en  las  situaciones  más  críticas  continuó  hasta  la 
muerte  sus  observaciones  científicas,  demostrando  el  inmenso 
poder  que  tienen,  aun  entre  tribus  antropófagas,  la  abnega* 
cióu  y  el  sacrificio  por  una  noble  causa;  no  ofrece  duda  que, 
unida  la  obra  del  misionero  escocés  con  la  de  sus  compatriotas 
y  comparada  con  la  de  los  portugueses,  resulta  menos  impor- 
tante que  esta. 

Está  demostrado  que  la  prioridad  en  el  descubrimiento  del 
lago  Nasa  y  del  Xiré,  y  aun  en  el  reconocimiento  de  su  impor- 
tancia, pertenecen  de  derecho  á  los  portugueses.  Algunas  otras 
glorias  se  atribuyen  inmotivadamente  á  Livingstone.  No  des- 
cubrió el  río  Chambeze,  afluente  del  lago  Bangueolo  y  una  de 
las  fuentes,  por  tanto,  del  Congo,  hallado  por  el  portugués 
Manuel  Cayetano  Pereira,  que  salió  de  Maringa,  á  tres  días  de 
Tete,  en  Mayo  de  1794,  vio  el  río  Aroangoa  (Loanga),  que  se 


PORTUGAL   É   INGLATERRA   EN   EL   ÁFRICA   AUSTRAL.      349 

une  con  el  Zambeze  cerca  de  Zumbo,  penetró  en  el  territorio 
de  los  Movizas,  y  al  cabo  de  once  días  encontró  un  nuevo 
Zambeze  que  corre  en  dirección  diferente  que  el  conocido  y  va 
á  parar  á  otro  río  (i). 

Ya  en  nuestros  días,  por  los  viajes  de  Serpa  Pinto,  Cardoso, 
Capello  é  Ivens,  se  coloca  Portugal  en  primera  línea  bajo  el 
punto  de  vista  de  las  exploraciones. 

Serpa  Pinto,  la  figura  saliente  del  conflicto  actual,  comienza 
su  historia  de  explorador  de  una  manera  gloriosa.  Se  interna 
por  Benguela  con  resuelto  ánimo  de  llevar  á  cabo  una  obra 
digna  de  la  patria  de  Vasco  de  Gama  y  de  Alburquerque;  no 
retrocede  aunque  le  abandonan  lo?  porteadores,  y  falto  de  re- 
cursos y. de  toda  ayuda,  caminando  á  la  ventura,  alimentán- 
dose no  pocas  veces  de  raíces,  en  riesgo  continuo  de  perecer 
de  hambre  ó  do  fiebre,  devorado  por  las  tribus  antropófagas,  ó 
,asaetado  por  feroces  gentes,  llega  á  la  costa  oriental,  después 
de  estudiar  el  alto  Zambeze  y  el  Kubango,  cargado  de  planos 
y  de  notas,  con  numerosísimos  datos  meteorológicos  y  astro- 
nómicos, que  han  hecho  dar  un  paso  considerable  á  la  Geogra- 
fía africana. 

Serpa  Pinto  y  Cardoso  han  explorado  la  región  comprendida 
enlrc  el  mar  y  el  lago  Nasa,  recogiendo  gran  caudal  de  posi- 
ciones astronómicas  y  de  dalos  orográficos,  hidrográficos,  me- 
teorológicos y  comerciales,  haciendo  importantes  rectificacio- 
nes á  los  mapas  antes  de  sus  viajes  trazados,  y  obteniendo  re- 
novación do  las  protestas  de  obediencia  al  rey  de  Portugal  de 
los  régulos  indígenas. 

Es  digno  de  notarse  un  hecho  que  se  ha  repetido  varias  ve- 
ces. Cerca  del  monte  Milanyi,  á  orillas  del  río  Luo,  la  expe- 
dición Serpa  Pinto  fué  objeto  de  manifestaciones  hostiles  por 
haber  creído  los  naturales  que  era  inglesa;  pero  la  acogieron 
favorablemente  al  comprender  que  tenían  que  habérselas  con 
subditos  del  rey  D.  Luis  (2). 
Guando  el  citado  viajero  llegó  á  Medo  en  1885,  ondeaba  allí 


(1)  Les portugais  dans  VA/vique  australe,  par  Gabriel  Marcel,  París,  1800. 

(2)  Revista  de  Geografía  Comercial^  t.  ii,  pég.  102, 


350  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

la  bandera  de  las  quinas,  y  lo  mismo  en  Musalia,  en  el  centro 
de  la  región  enlre  el  mar  y  el  Nasa.  Quedó  así  demostrado 
que  los  jefes  de  tribu  obedecían  las  órdenes  del  gobernador 
portugués  de  Ibo.  Serpa  Pinto  y  Cardóse  fueron  muy  atendi- 
dos en  circunstancias  graves.  MTarica,  jefe  de  Liyunde,  que 
prestó  á  Cardoso  toda  clase  de  auxilios,  recibió  de  él  la  bandera 
portuguesa,  enarbolada  en  su  ciudad,  y  prestó  vasallaje  al  rey 
de  Portugal,  como  su  hermano  Kuira,  jefe  en  las  orillas  del 
Nasa.  El  Gobierno  tiene,  desde  hace  mucho  tiempo,  residentes 
en  Medo  y  Mucaribo  (1). 

Capello  é  Ivens  han  contribuido  poderosamente  á  que  en  la 
historia  de  las  exploraciones  pueda  competir  la  raza  latina  con 
la  sajona  y  la  germana. 

La  idea  atrevida  para  su  tiempo  de  Abreu  de  Brito,  que 
proponía  en  1592  el  establecimiento  de  comunicaciones  y  de  la 
dominación  poruña  línea  estratégica  de  puntos  entre  Angola 
y  Mozambique;  el  proyecto  que  abrigaron  á  fines  del  siglo  xviii 
el  viajero  Lacerda  y  el  ministro  Sonsa  Goutinho  de  abrir  una 
comunicación  por  tierra  entre  las  dos  costas  oriental  y  occi- 
dental de  África;  el  empeño  perseguido  por  Da  Costa,  que  tra- 
bajó en  los  primeros  años  de  este  siglo  con  el  mismo  objetivo, 
toman  cuerpo  en  la  opinión,  encarnan  en  las  aspiraciones  na- 
cionales y  constituyen  preocupación  de  los  Gobiernos  desde  que 
el  ilustre  Pinheiro  Chagas  inicia  la  exploración  de  Capello  é 
Ivens,  viajeros  que,  en  sus  expediciones  de  Benguela  á  las  tie- 
rras de  lacea  y  de  Angola  á  la  Contra  Costa,  unen  los  estudios 
practicados  en  la  cuenca  del  Zambeze  á  los  que  se  realizaron 
en  la  del  Congo;  exploran  las  fuentes  de  los  dos  grandes  ríos 
y  la  región  del  Bangueolo;  visitan  los  principales  centros  co- 
merciales del  interior,  verdaderos  puntos  estratégicos  para  el 
ataque  de  la  barbarie  (2);  abren  camino  por  el  Lungo-é-Ungo, 


(1)  Citado  trabajo  Os  portugueses  na  regias  do  Npassa. 

(2)  Han  dado  á  conocer  Gonyi,  rico  en  marfil  y  en  caucho  y  de  fácil  enlace 
con  Beng-uela  por  una  carretera;  Garangaña  (verdadera  Terabuctu  del  África 
austral),  donde  acuden  en  laríras  caravanas  los  árabes  de  Zanzíbar  y  los  negro» 
de  las  riberas  del  Xanibeze  en  busca  de  marfil,  goma  elástica,  cobre,  aceite  de  se- 


PORTUGAL   É   INGLATERRA   EN   EL   ÁFRICA   AUSTRAL.      351 

Kafué,  parte  del  Zambeze  y  el  Xiré;  revelan  que  puede  des- 
arrollarse el  comercio  por  medio  de  la  navegación  fluvial  y  tra- 
yectos cortos  de  ferrocarril  que  salven  las  cataratas  y  rápidos 
y  enlacen  unos  ríos  con  otros;  y  llenan  los  espacios  en  blanco 
de  los  mapas  modernos,  haciendo  la  ocupación  científica  del 
alto  y  medio  Zambeze  (1). 

Uno  de  los  reyes  más  poderosos  que  encontraron  en  la  tra- 
vesía es  el  Muchiri,  que  impera  en  la  antigua  Catanga  y  en  la 
Garangaña,  mercado  indígena  importantísimo.  La  mujer  fa- 
vorita del  Muchiri  es  una  mulata  hija  de  portugués.  El  rey 
mismo  se  hace  llamar  Muchiri  María  II,  en  memoria  de  la 
reina  de  Portugal  de  igual  nombre  abuela  de  D.  Carlos: 
señal  evidente  del  prestigio  de  la  monarquía  lusitana  en  aque- 
lla comarca  y  de  las  no  interrumpidas  tradiciones  del  ejercicio 
de  su  poder  soberano. 

Si  una  travesía  análoga  do  Stanley  por  el  África  ecuatorial 
siguiendo  el  Congo  ha  servido  para  formar  un  imperio  de 
2  millones  de  kilómetros  cuadrados  en  que  solo  existen  de  180 
á  200  europeos,  y  cuyas  fronteras  se  hallan  á  7®  ú  8"  de  las 
estaciones  realmente  ocupadas,  bien  vale  la  expedición  cuyo 
feliz  éxito  festejaban  en  Madrid,  con  aplauso  unánime  del  país, 
las  Sociedades  geográficas  no  hace  mucho,  como  título — si  por 
ventura  no  fuesen  suficientes  los  derechos  seculares  y  la  san- 
gre portuguesa  infiltrada  en  el  corazón  de  África — para  fun- 
dar el  imperio  lusitano  entre  el  mar  de  las  Indias  y  el  Océano 
Atlántico,  de  Angola  á  la  Contra-Costa,  como  han  dicho  los 
exploradores  en  el  significativo  título  de  su  libro  (2). 

Así  lo  reconocieron  Francia  y  Alemania  al  afirmar,  en  so- 
lemnes tratados  de  12  de  Mayo  y  30  de  Diciembre  de  1886 


millas,  pieles,  etc.,  que  cambian  por  lelas  de  algodón,  hilo,  rom,  tabaco,  azúcar, 
sal,  armas,  bisutería  y  otras  manufacturas  europeas,  y  Mucusso,  abundante  en 
marfil,  goma,  cera  y  orchilla.  Véase  el  discurso  del  Excmo.  Sr.  D.  Segismundo 
Moret,  presidente  de  la  Sociedad  Geográfica  de  Madrid  en  el  citado  meeting  en 
honor  de  Capel  lo  é  Ivcns. 

(1)  Jíensta  de  Geografía  Comercial^  Noviembre,  18S9. 

(2)  De  Angola  á  f'ontra-Costa.  Descrip^ao  de  uma  viagem  atravez  do  continente 
africano,  por  II.  Capello,  R.  Ivens,  Lisboa,  18"í6. 


im  BOLETÍN   DE   LA.  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

respectivamente,  el  derecho  de  S.  M.  Fidelísima  de  ejercer  su 
influencia  soberana  y  civilizadora  en  los  territorios  que  sepa- 
ran las  posesiones  portuguesas  de  Angola  y  Mozambique  (1). 

Aunque  de  menos  alcance  que  las  expediciones  de  costa  á 
costa,  tienen  importancia  indudable  las  de  Carvalho,  Cordón 
y  Paiva  de  Andrade.  Carvalho  fué  desde  Loanda  al  Muata 
Yambo.  El  teniente  Cordón  salió  de  Zumbo,  atravesó  el  valle 
de  Pañamé,  siguió  el  curso  del  Sañatí,  afluente  del  Zambeze 
y  del  Unfuli,  que  nace  en  los  montes  Umliyesa,  recibiendo  el 
homenaje  y  la  sumisión  de  todos  los  jefes  establecidos  sobre  el 
curso  de  estos  ríos.  Paiva  de  Andrade  ha  recorrido  el  país  de 
Maxona,  concluyendo  con  los  jefes  tratados  por  los  cuales 
reconocían  la  soberanía  de  Portugal. 

En  1886,  ocho  jefes  de  la  región  superior  al  E.  del  Nasa, 
vinieron  á  Ibo  á  someterse  á  Portugal,  confirmando  el  vasa- 
llaje que  sus  antepasados  tenían  prestado;  y  desde  entonces, 
las  caravanas  que  iban  desde  el  Nasa  á  Lindi  y  Kilua,  al  N, 
del  Rovuma,  comenzaron  á  dirigirse  á  Ibo  y  á  los  puertos 
portugueses. 

En  1887,  muchos  de  los  jefes  dominados  por  Cayetano  Pe- 
reira  pidieron  al  Gobierno  portugués  el  establecimiento  de 
un  gobierno  militar  en  Makanga. 

Salvando  las  dificultades  que  ofrecían  los  declives  de  la  gran 
meseta  africana  por  Mossamedes  y  un  verdadero  desierto,  tra- 


(l)  Por  el  art.  4.°  del  primer  tratado  «el  Gobierno  de  la  República  francesa 
reconoce  á  S.  M.  Fidelísima  el  derecho  de  ejercer  su  influencia  soberana  y  civi- 
lizadora en  los  territorios  que  separan  las  posesiones  portuguesas  de  Angola  y  de 
Mazambique,  bajo  reserva  de  los  derechos  antes  adquiridos  por  otras  potencias, 
y  se  compromete  por  su  parte  á  abstenerse  de  toda  ocupación. v— Según  el  art.  3.* 
del  segundo  de  dichos  tratados  «S.  M.  el  emperador  de  Alemania  reconoce 
á  S.  M.  Fidelísima  el  derecho  de  ejercer  su  influencia  soberana  y  civilizadora 
en  los  territorios  que  separan  las  posesiones  portuguesas  de  Angola  y  de  Mo- 
zambique, sin  perjuicio  de  los  derechos  que  puedan  haber  adquirido  hasta  d 
presente  otras  potencias  sobre  estos  países;  y  se  obliga,  de  conformidad  con  este 
reconocimiento,  á  no  intentar  en  dichos  territorios  ninguna  adquisición  de  do- 
minio, á  no  aceptar  protectorado  sobre  ellos,  y  á  no  poner,  flnalmentc,  en  esta» 
regiones  ningún  obstáculo  á  la  extensión  de  la  influencia  portuguesa. 


PORTCGAL   É   INGLATERRA    EN   EL   ÁFRICA   AUSTRAL.      ^'3 

tan  de  unir  con  la  costa  los  terrenos  fértiles  del  interior  pro- 
pios para  la  colonización — iniciada  con  gran  éxito  (1) — donde 
prosperan  los  cultivos  de  la  Europa  meridional,  se  experi- 
menta temperatura  agradable  y  hay  pastos  riquísimos,  agua 
abundante  y  una  población  numerosa,  pacíñca  y  trabajadora, 
con  un  ferrocarril  de  100  km.,  que  ha  estudiado  el  eminente 
ingeniero  Joaquín  José  Machado,  y  cuyo  coste  asciende  á  8  ó 
10  millones  de  pesetas. 

Trabajan,  asimismo,  por  unir  la  plaza  de  San  Pablo  de 
Loanda  con  Ambaca  (300  km.) ,  con  sacrificio  importante  del 
Estado,  que  asegura  á  los  capitales  que  se  inviertan  en  la 
empresa,  un  interés  de  5,50  por  100. 

En  Junio  de  1885,  se  inauguraron  los  trabajos  para  el  ferro- 
carril de  Lourenco  Marques  á  la  frontera  de  los  boers  (80  km.), 
conforme  al  proyecto  del  mismo  Machado.  Hace  difícil  esta 
empresa  la  oposición  de  los  colonos  ingleses  del  S. ,  que  aspi- 
ran el  que  el  Transvaal— país  completamente  interior  y  al 
cual  no  consiguen  dominar  por  el  odio  invencible  de  los  des- 
cendientes de  los  colonos  holandeses  —  tenga  la  salida  y  el 
puerto  mercantil  que  busca  por  la  bahía  Delagoa,  pertenecien- 
te á  país  amigo,  en  Port  Natal,  Cape-Town  y  Kimberly. 

Trataban  también  de  un  proyecto  de  ferrocarril  de  Queli- 
manc  al  Xiré  con  un  ramal  para  el  Zambezc.  Importa  estu- 
diar el  medio  de  unir  Tete  con  Quelimane  utilizando  el 
Xiró,  por  ser  difícil  entre  estos  puntos  la  navegación  del 
Zambeze. 

Es  notable  el  estudio  de  Machado  para  obtener,  abriendo  el 
canal  de  Qua-Qua  y  construyendo  167  km.  de  ferrocarril,  ex- 
celentes vías  en  una  extensión  de  1 .243  km.  desde  Quelimane  al 
interior  de  África  (2). 

En  tales  empeños  sorprende  á  Portugal  Inglaterra,  y  sin 
respetar  una  de  las  obras  do  colonización  más  tenaces  que  se 
han  realizado  en  la  historia,  pone  la  mano  sobre  los  países  de 
Maxona  y  del  Nasa,  perdidos  los  cuales  ya  no  sería  posible  la 


(1)  Véase  la  Revista  de  Qeograjia  Comercial,  t.  ii,  pág.  821. 

(2)  Jornal  do  Comercio,  5  de  Abril  1890. 

23 


35i  BOLETÍN   DÉ  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

realización  de  las  legítimas  aspiraciones  de  Portugal  en  los  te- 
rritorios recorridos  por  Capello  é  Ivens. 

Cuando  las  expediciones  cientíQcas  al  nnando  de  oficiales  é 
ingenieros  de  gran  valía,  calurosamente  acogidos  por  los  indí- 
genas, estudiaban  y  preparaban  los  medios  de  abrir  esos  te- 
rritorios— por  el  camino  de  hierro,  por  el  telégrafo  y  por  uua 
policía  civilizadora  y  cristiana — á  una  amplia  exploración  en 
provecho  del  comercio  lícito  y  de  la  colonización  europea,  un 
país  que  invoca  á  cada  paso  sus  servicios  á  la  civilización  eu 
África,  movido  de  interés  egoísta,  pone  su  veto  á  la  continua- 
ción de  estos  trabajos,  y  obliga  á  que  un  puñado  de  hombres 
ilustres  de  la  madera  de  los  Stanley,  Serpa  Pinto,  Cardoso, 
Paiva  de  Andrade,  Ferraz  y  Cordón,  cejen  en  su  obra  y  aban- 
donen el  campo  de  su  acción  civilizadora. 

¡Cuan  grave  responsabilidad  no  tiene  que  exigir  la  historia 
á  quien  de  tal  modo  malogra  y  elimina  preciosos  eleoienlos 
que  cooperaban  de  admirable  manera  á  la  transformación  de 
África! 


III 


La  cuestión  de  Lourenco  Marques  —El  ferrocarril  de  la  bahía  Delato*  á  Preto- 
ria.—Aspiraciones  de  Inglaterra  á  la  posesión  de  los  territorios  Teciaoe  d  la  co- 
lonia de  Mozambique  —Intereses  creados  en  los  mismos  — Ineficmcía  de  estos 
como  título  de  adquisición  —El  conflicto  ang-lo  lusitano.— Juicio  de  la  conducta 
de  Inglaterra  —Principios  aplicables  á  la  ocupación  de  territorio». — Actitud  de 
Europa:  los  pueblos  y  los  Gobiernos  ante  el  conflicto.— Causas  que  pueden  in» 
fluir  en  su  solución  definitiva —Enseñanzas  que  del  mismo  debea  sacar  loa 
pueblos  ibéricos. 


Ha  codiciado  Inglaterra  el  Transvaal  y  la  bahía  Delagoa  para 
dar  eipansión  á  sus  colonias  del  Sur  de  África.  La  tenai  resis- 
tencia de  los  boeri,  que  mantienen  viva  la  enemiga  de  la  raza 
holandesa  contra  los  que,  á  título  de  defender  sus  colonias,  se 
apoderaron  de  ellas  en  1796  y  1815,  ha  tenido  á  raya  en  la 
frontera  del  Vaal  á  los  ingleses,  que  ejercen  solo  un  derecho  de 


PORTUGAL   É   INGLATERRA   EN   ÉL  ÁFRICA   AUSTRAL.      '855 

nominal  soberanía  sobre  el  país  de  los  diamantes  comprendido 
entre  aquel  río  y  el  Limpopo. 

Poseyendo  la  bahía  Delagoa,  natural  salida  del  Transvaal, 
podían  imponer  la  ley,  estrechar  á  los  boers  y  conseguir  así  lo 
que  por  otros  medios  no  les  fué  dado. 

Adjudicado  este  territorio  en  1873  a  Portugal  por  el  maris- 
cal Mac-Mahon  en  calidad  de  arbitro  nombrado  por  ambas  po- 
tencias, se  cambió  de  camino. 

En  1879,  al  caer  el  gobierno  regenerador  presidido  por  Fon* 
les,  hizo  un  tratado  (1)  por  el  cual  se  declaraba  libre  la  nave- 
gación del  Zambeze  y  sus  afluentes;  se  concedía  á  Inglaterra  el 
libre  tránsito  por  el  puerto  de  Lourenco  Marques,  ó  sea  la  bahía 
Delagoa,  para  las  mercancías  destinadas  al  Transvaal;  se  da- 
ban facilidades  para  el  paso  de  las  tropas  y  municiones  de 
guerra  por  territorio  portugués  hasta  la  frontera  de  las  posesio- 
nes británicas;  y  se  convenía  en  nombrar  una  comisión  que 
estudiase  la  posibilidad  de  construir  un  ferrocarril  entre  la 
bahía  de  Lourenco  Marques  y  el  Transvaal.  Equivalía  esto  á 
formal  renuncia  de  la  soberanía  sobre  el  territorio  disputado. 

La  opinión  se  conmovió,  con  este  motivo,  profundamente, 
cuando  el  tratado  fué  público;  las  amenazas  no  se  detenían  en 
los  hombres  del  partido  progresista  á  la  sazón  en  el  Gobierno 
— que  por  esta  causa  perdieron— liban  dirigidos  al  rey;  pudo 
temerse  un  movimiento  revolucionario;  cayó  el  gabinete 
Bramcamp,  y  el  nuevo  Ministerio  tuvo  que  solicitar  la  sus- 
pensión del  humillante  tratado,  que  quedó  sin  efecto.  Por  esta 
vez  Inglaterra  cedió,  obedeciendo  á  consideraciones  elemen- 
tales de  prudencia;  poro  sin  desistir  en  absoluto  do  sus 
planes. 

No  podía  ver  con  buenos  ojos  el  desarrollo  económico  del 
Transvaal  fuera  de  la  esfera  de  su  influencia,  con  lo  cual 
ganaba  mucho  aquel  país  en  el  sentido  de  garantizar  su  inde- 
pendencia, contrariando  los  propósitos  de  absorción  de  los 


.  (1)  Fueron  negociadores  del  tratado  Joílo  d*Andrade  Corvo,  ministro  de  NegrO" 
cius  Extranjeros,  y  sir  Robert  Burnet  David  Morier,  ministro  plenipotenciario  de 
Inglaterra  en  Portugal. 


d56  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Estados  del  África  Austral,  que  abrigaba  la  Gran  Bretaña. 
Capitales  ingleses  se  interesaron  en  la  construcción  del  ferro- 
carril de  Lonrenco  Marques  á  Pretoria.  Una  compañía  al 
principio  americana  se  metamoríoscó  en  inglesa  y  no  persi- 
guió solamente  flnes  mercantiles.  El  Gobierno  portugués 
pudo  convencerse  de  que  la  obra  era  el  pretexto  para  fomen- 
tar intereses  británicos  en  daño  de  los  de  Portugal  en  aquella 
región;  vio  que  la  cuestión  de  Lonrenco  Marques  resucitaba 
bajo  un  tercer  aspecto,  y  se  incautó  del  ferrocarril,  ofrecién- 
dose á  pagar  indemnización  á  la  compañía,  no  sin  ruidosa 
protesta  de  los  interesados.  Este  golpe  de  energía  ha  sido  uno 
de  los  antecedentes  que  contribuyeron  á  preparar  el  actual 
conflicto.  La  reclamación  por  daños  y  perjuicios,  por  lodo  ex- 
tremo exagerada,  será  un  arma  que  se  esgrima  en  la  negó- 
elación  pendiente. 

Interesaban  también  los  territorios  del  interior  vecinos  á  la 
colonia  de  Mozambique  á  Inglaterra,  y  procuró  adquirirlos; 
pero  notadlo  bien,  con  anuencia  de  Portugal,  mediante  cesión 
voluntaria,  y  á  cambio  de  compensaciones  tan  importantes 
como  era,  antes  de  la  conferencia  de  Berlín,  la  renuncia  á  re- 
clamar contra  la  ocupación  portuguesa  del  Bajo  Gongo;  lo 
cual  equivalía  á  un  formal  y  solemnísimo  reconocimiento  del 
derecho  más  tarde  hollado. 

Las  aspiraciones  de  Inglaterra  á  la  región  del  Zambese, 
por  propia  ocupación,  son  recientes.  Comenzó  por  enviar  allí 
sus  misioneros,  y  detrás  de  estos  sus  comerciantes,  á  conse- 
cuencia de  los  viajes  de  Livingstone. 

Sabido  es  el  carácter  especial  do  los  misioneros  británicos 
que  preceden  y  abren  el  camino  á  los  mercaderes.  Ha  sido 
objeto  de  censuras  la  alianza  de  la  religión  y  del  comercio  que 
representan;  se  dice  de  ellos  que  son  agentes  disfrazados  que 
recorren  los  territorios  africanos  llevando  en  una  mano  una 
Biblia  truncada  y  en  la  otra  una  muestra  de  algodón  de  Li- 
verpool, para  mayor  gloria  de  la  vieja  Inglaterra.  Yo  no  pue- 
do censurar  que  el  misionero,  considerándose  como  represen- 
tante de  la  civilización,  en  el  más  amplio  concepto,  de  los  pue- 
blos superiores,  apele  á  toda  clase  de  recursos  que  estén  á  su 


PORTUGAL   É   INGLATERRA   EN  EL  ÁFRICA   AUSTRAL.      857 

alcance  para  sacar  de  la  barbarie  á  los  indígenas;  y  especial- 
mente á  aquellos  medios  que  se  relacionan  con  el  bienestar 
material  y  son,  desde  luego,  más  fácilmente  apreciados.  Los 
mismos  portugueses  elogian,  y  con  razón,  á  sus  misioneros 
que  no  renunciaron  á  su  condición  nacional,  y  al  mismo 
tiempo  que  atendían  á  los  intereses  eternos  de  las  almas^  en 
nombre  de  la  religión  de  que  eran  ministros,  procuraban  el 
desarrollo  del  comercio,  del  que  se  constituían  en  agentes, 
trabajaban  por  la  grandeza  y  la  gloria  de  la  patria  de  que 
eran  hijos  (1).  El  mal  estuvo  en  ejercer  acción  política  en  pro- 
vecho del  Estado  á  que  pertenecían  aquellos;  en  arrastrar  al 
Ministerio  británico  á  la  declaración  del  protectorado  sobre 
un  territorio  que  no  era  nullius;  en  llevar  los  celos  y  atizar  la 
enemiga  de  unos  países  contra  otros,  allí  donde  tantas  diñcul* 
tades  opone  á  la  civilización  la  barbarie,  y  debieran  los  es- 
fuerzos todos  de  los  pueblos  cultos  para  una  acqión  concorde 
y  colectiva  aunarse. 

Con  miras  comerciales  se  establece  más  tarde  una  empresa 
particular  Z'African  Lakes  Company. 

Sobre  los  mismos  territorios  vecinos  al  Nasa,  en  el  propio 
emplazamiento  de  las  misiones  de  Blantyre  y  Bandaué,  ó  en 
Livingstonia,  se  ha  ejercido  la  acción  de  ambos  países;  pero 
entre  la  obra  de  los  ingleses  y  de  los  portugueses  hay  una  di- 
ferencia esencialísima.  Las  estaciones  portuguesas  creadas 
desdo  el  siglo  xvi  servían  para  la  ocupación  militar  (2).  La 
colonia  de  Marambo  fué  fundada  en  1825  en  nombre  del  rey 
de  Portugal.  Á  Portugal  ofrecieron  vasallaje  los  pueblos  al  E. 
del  lago  Nasa  desde  las  márgenes  del  mismo  hasta  Liyunde 
y  Medo.  Los  portugueses  jefes  de  los  Muzimbos  tuvieron  una 
graduación  militar.  Las  expediciones  de  Lacerda,  Pinto,  Mon- 
teiro  y  Gamitto  fueron  mandadas  organizar  por  el  Gobierno 
portugués,  lo  mismo  que  lá  del  teniente  coronel  Costa  y  las 
dos  de  Cardóse.  En  todo  se  ve  la  acción  del  Gobierno  y  el 
propósito  de  consolidar  la  soberanía. 


(1)  Citado  trabajo  PoUtica  portugueta  na  África. 

(2)  Citado  trabajo  Oa  portuguetM  na  regido  do  Nyatta, 


35a  BOLETÍN  DE  LA.  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

En  cambio,  Inglaterra  no  tiene  otra  representación  que  la  de 
sus  cónsules,  es  decir,  la  organizada  en  países  extraños  donde 
no  ejerce  poder  político,  á  fin  de  garantizar  los  intereses  pri- 
vados, puestos  á  salvo  en  la  intención  del  Gobierno  portugués, 
según  se  desprende  de  los  tratados  que  ól  mismo  concluyó  con 
Francia  y  Alemania  para  el  deslinde  de  sus  dominios. 

Dichos  intereses  privados  son  hasta  fecha  recientísima  la 
preocupación  única  del  Gobierno  británico.  Todavía  en  el  mes 
de  Abril  último  decía  lord  Salisbury:  «La  Sociedad  de  los  La- 
gos  no  encuentra  hostilidad  más  que  en  los  árabes,  temerosos 
de  que  el  éxito  de  la  misma  interrumpa  la  trata  de  esclavos. 
Ninguno  de  los  obstáculos  hallados  por  la  Sociedad  proviene 
de  los  agentes  portugueses.  El  Gobierno  ingles  favorecerá  de 
buen  grado  las  empresas  de  sus  nacionales;  pero  no  pertene- 
ciendo el  territorio  á  Inglaterra,  ni  estando  bajo  el  protectora- 
do inglés,  la  acción  del  Gobierno  se  encuentra  limitada.  Como 
la  política  de  los  demás  Estados,  la  de  Portugal  debe  consistir 
en  impedir  la  introducción  de  armas  y  de  municiones  en  el 
interior  de  África  (1).» 

Pocos  días  después,  en  el  mes  de  Mayo,  habiendo  hecho 
cargos  al  Gobierno  un  miembro  del  Parlamento  por  su  polí- 
tica en  la  región  del  Nasa  y  del  Zambeze,  contestó  Sir  J.  Fer- 
gusson  subsecretario  de  Estado  en  el  Foreign  Office:  «El  Go- 
bierno mantiene  la  política  que  ha  seguido  en  el  Sudán  con 
éxito:  una  política,  no  de  agresión,  sino  de  abstención.  El 
Gobierno  no  es  indiferente  á  los  intereses  ingleses  sobre  el 
Nasa;  pero  no  puede  asumir  una  acción  militar  en  estas  re- 
giones, porque  es  incuestionable  que  Portugal,  toda  vez  que 
posee  soberanía  sobre  las  costas,  tiene  derecho  á  ajercerla  en 
el  interior  de  las  tierras.» 

'  Las  sociedades  de  misiones  pidieron  al  primer  ministro  la 
intervención  del  Gobierno  para  que  los  misioneros  del  Lago 
Nasa  fueran  autorizados  á  usar  armas  con  que  defenderse,  lo 


(1)  V»'*ase  ol  trabajo  Le  rnnjlit  angln-portugais  (Gen^vc,  1890),  hecho  por  el  ilus- 
tre director  de  L\\ frique  exploree  et  cirilisre,  Mr  Ch.  Faure,  que  trata  este  asunto 
con  alto  sentido  de  imparcialidad  y  grran  competencia. 


PORTUGAL  É   INGLATERRA   EN  EL  ÁFRICA  AUSTRAL.      850 

que  les  prohibíau  los  portugueses,  respondiéndoles  lord  Sa- 
lisbury  que  no  podría  hacer  otra  cosa  que  representaciones 
diplomáticas  de  muy  dudoso  éxito. 

Necesitada  de  auiilios  contra  los  esclavistas  árabes  la  Com- 
pañía do  los  Lagos,  fué  un  cónsul  á  Karonga,  declarando  allí 
que  el  Gobierno  inglés  nada  tenía  que  ver  en  estos  asuntos,  y 
que  las  fuerzas  particulares  no  podrían  ser  auxiliadas  por  las 
de  su  nación. 

Hasta  entonces  se  elogian  los  esfuerzos  de  los  ingleses,  se 
les  alienta  en  su  meritoria  obra;  pero,  respecto  á  Portugal,  la 
conducta  del  Gobierno  británico  es  del  todo  correcta. 

Mientras  aquel  se  abstiene  de  toda  inmixtión  do  carácter 
político,  el  Gobierno  lusitano  obra  activamente. 

Cuando  en  1879  el  cónsul  británico  en  Mozamb¡que*pregun- 
tó  al  gobernador  de  la  provincia  si  en  el  caso  de  una  diferen- 
cia con  los  indígenas  intervendría  en  favor  de  los  misioneros 
de  Blantyre,  contestó  el  último  afirmativamente,  manifes- 
tando que  estaba  bajo  la  protección  de  la  Corona  de  Portugal 
aquel  distrito. 

Después  del  establecimiento  de  los  escoceses  en  Mándala  y 
de  la  construcción  de  un  camino  para  salvar  las  cataratas  do 
Murchison,  tuvieron  lugar  algunos  actos  de  piratería  sobre  el 
Xiré  inferior,  reprimidos  por  los  portugueses,  que  construye- 
ron un  fuerte  sobre  el  mismo. 

Pero  so  produce  entonces  un  movimiento  en  Inglaterra  fa- 
vorable á  extender  en  gran  escala  el  poderío  británico  en  Áfri- 
ca; toma  cuerpo  la  aspiración  á  enlazar  las  posesiones  del  Cabo 
y  del  Bechuanaland,  hoy  bajo  el  protectorado  de  Inglaterra, 
con  el  Nilo.  Con  tal  objeto  se  crea  la  Sociedad  South  African 
Company,  que  debía  unir  el  África  meridional  inglesa  con  la 
del  centro  por  el  país  de  los  matabeles,  y  se  anuncia  la  consti- 
tución de  una  entidad  poderosa  que  administraría  todos  los 
territorios  al  N.  y  al  S.  del  Zambezo.  Las  ambiciones  nacio- 
nales se  despiertan,  é  Inglaterra — que  ha  tenido,  por  proceder 
parsimoniosamente  en  la  costa  del  Océano  Indico ,  un  gran 
quebranto,  cediendo  ante  el  poder  y  la  firmeza  de  Alemania, 
que  sin  antecedentes  y  sin  historia  colonial  quiso  sacar  una 


380  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA, 

parte  de  león  en  el  reparto  de  África,  consiguiendo  anexionar- 
se un  litoral  en  que  tenía  puesta  la  mira  Inglaterra,  donde  esta 
había  adquirido  influjo  efectivo,  contaba  con  subditos  y  ejer- 
cía vigilancia  en  persecución  de  la  trata — concibió  la  idea  hala- 
gadora de  indemnizarse  de  esta  pérdida  con  los  territorios  fér- 
tiles, habitables  para  el  europeo,  abundantes  en  metales  y  en 
todos  sentidos  de  gran  porvenir  del  Zambeze. 

Por  esta  vez  no  se  impondría  el  país  rival  ni  sería  preciso 
ceder  en  el  litigio,  como  tantas  veces  ha  sucedido  en  los  con- 
flictos con  Rusia  y  con  Alemania;  se  trataba  al  cabo  de  un  país 
sin  ejército  temible  y  sin  poderosa  marina;  faltaba  la  razón 
pero  sobraba  la  fuerza.  No  se  pidieron  grandes  pruebas  ni  de- 
mostraciones prolijas  á  los  que  sostenían  extenderse  la  activi- 
dad de  la  Sociedad  de  los  Lagos  hasta  el  Moero  y  el  Bangueo- 
lo,  consagrado  por  la  muerte  de  Livingstone,  y  hasta  el  curso 
medio  del  Zambeze,  y  que  la  influencia  inglesa  predominaba 
al  N.  y  al  S.  del  río.  Tales  afirmaciones  circularon  como  ar- 
tículo de  fe  por  la  prensa  inglesa  y  encarnaron  en  la  opinión 
pública  sólidamente. 

Quizá  predominen  allí  los  intereses  británicos,  Dios  sabe  por 
qué  causas — no  entro  en  la  explicación  de  este  hecho  posible, 
porque  deseo  tratar  con  serena  imparcialidad  la  cuestión,  y  me 
importa  dejar  á  un  lado  las  tremendas  acusaciones  y  los  car- 
gos gravísimos  que  un  pueblo  se  hace  á  otro  en  el  ardor  de  la 
lucha  de  pluma  y  tal  vez  con  exageración  hija  del  apasiona- 
miento;— pero  nótese  que  ni  el  envío  de  misiones,  ni  el  ejercicio' 
del  comercio  por  los  naturales  de  una  nación,  ni  aun  siquiera 
el  predominio  de  estos  en  comarca  extraña,  son  motivos  bastan- 
tes para  fundar  el  ejercicio  de  los  derechos  soberanos.  ¿Es  que, 
por  ventura,  podríamos  presentarnos  en  un  Congreso  europeo 
pidiendo  la  anexión  á  España  de  la  parte  occidental  de  Argelia, 
porque  españoles  son  los  que  convirtieron  su  suelo  infecundo 
y  abrasado  en  deliciosos  huertos,  los  que  sanearon  los  terre- 
nos pantanosos,  tienden  los  ferrocarriles  y  construyen  carre- 
teras, los  que  constituyen,  en  suma,  el  elemento  europeo  de 
más  valer,  más  numeroso  y  más  rico  en  la  zona  del  litoral  so- 
bre todo?  Todos  estos  hechos  servirían  de  títulos  atendibles 


PORTUGAL   É   INGLATERRA   EN   EL  ÁFRICA   AUSTRAL.      861 

para  fundar  nuestro  dominio  en  Oran,  con  una  sola  condición, 
que  por  desgracia  falta:  la  de  haberse  realizado  autos  de  1832, 
época  de  la  conquista  de  Francia. 

El  Gobierno,  al  principio  reservado  y  sereno,  como  siempre 
sucede  en  Inglaterra,  se  dejó  llevar  de  la  opinión,  por  esta  vez 
irreflexible  y  egoísta,  extraviada  por  una  aspiración  que  allí 
tiene  gran  fuerza,  la  expansión  de  las  colonias,  obrando  en  el 
sentido  que  aquella  le  exigía.  Se  trataba  de  la  grandeza  nacio- 
nal, del  aumento  considerable  del  imperio,  del  porvenir  de 
la  Mayor  Bretaña,  como  diría  sir  C.  Dilke;  era  preciso  que  al 
salir  del  poder  el  partido  conservador,  tan  pagado  de  éxitos 
exteriores  y  de  aumento  en  el  poderío,  más  bien  que  de  esta- 
blecer entre  los  distintos  organismos  que  forman  aquel  Estado 
las  más  racionales  y  justas  relaciones — preocupación  definitiva 
de  Gladstone — el  balance  de  su  obra  no  acusase  un  gran  fra- 
caso en  i  frica;  y  ante  estas  consideraciones,  la  resistencia 
gubernamental  á  la  avalancha  de  la  opinión  no  era  posible. 

Desde  entonces  es  una  empresa  oficial  y  empeño  del  Gobier- 
no el  despojo.  Para  llevarlo  á  cabo  han  servido  el  viajero 
Jonhslon,  enviado  como  cónsul  á  Mozambique,  y  algunos  jefes 
indígenas.  La  parte  principal  que  toma  en  el  conüicto  aquel 
peraonaje  y  la  representación  que  ostentaba,  obliga  á  precisar 
sus  actos. 

Jonhston,  que  el  21  de  Julio  de  1889  pedía  al  gobernador 
de  Mozambique  un  pasaporte  y  carta  de  recomendación  para 
los  oficiales  portugueses  que  encontrara  en  el  interior,  que  al 
día  siguiente  da  gracias  al  gobernador  por  este  servicio,  se 
ofrece  á  llevar  pliegos  á  los  agentes  de  Portugal  en  el  Xiró  y  el 
distrito  del  Nasa  meridional,  y  declara  que  IjOrd  Salisbury  ha 
sido  informado  de  la  ayuda  que  se  le  presta,  sale  el  24  para  el 
interior  y  por  donde  quiera  trata  de  adquirir  territorios  para 
su  patria,  en  la  mira  de  afirmar  la  infiuencia  inglesa  en  la  re- 
gión del  Xiré  y  del  Nasa  hasta  el  Tangañika. 

En  21  do  Septiembre  proclamó  el  protectorado  inglés  en 
Mándala  sobre  el  Ma-Koldland,  el  Yas  y  el  Ma-Chinga,  dentro 
de  los  límites  siguientes:  la  confluencia  del  Ruó  con  el  Xiré, 
el  curso  del  Ruó  hasta  su  origen,  las  montañas  Milanyi,  estas 


a32  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

montañas  hasta  la  extremidad  del  lago  Ghirua,  la  orilla  crien* 
tal  de  este  lago,  la  vertiente  septentrional  de  las  montañas  de 
Zomba  y  de  Matosa,,  para  ganar,  por  una  línea  situada  á  80 
kilómetros  de  la  orilla  izquierda  del  alto  Xiré,  la  confluencia 
del  río  Lisuñié;  es  decir,  en  toda  la  cuenca  del  Xiré  desde  sa 
salida  del  lago  hasta  la  confluencia  del  Ruó,  país  donde  se 
atribuían  soberanía  las  sociedades  de  misiones  y  la  Compañía 
de  los  Lagos. 

Los  agentes  y  los  aliados  de  Inglaterra  son  los  matabeles, 
raza  la  más  bárbara,  la  más  guerrera  y  la  más  sanguinaria  de 
las  que  habitan  el  África  del  SE.  De  ellos  ha  dicho  el  obispo 
de  BlcBnfbntein  de  regreso  de  un  viaje  por  su  país  en  1888: 
«hubiera  preferido  sacriücar  toda  mi  expedición  á  proporcionar 
armas  á  un  matabele,  porque  es  preciso  que  sepa  todo  el  mun- 
do que  estos  fusiles  serían  empleados  en  el  asesinato  de  gentes 
inocentes  é  inofensivas.»  «El  suministro  de  armas  á  los  mata* 
beles  es  un  acto  de  tal  suerte  abominable^  que  ninguna  bruta- 
lidad diabólica  podría  excederla»  (1). 

Es  este  un  pueblo  invasor  que,  bajo  el  célebre  Lobengula, 
dominó  el  territorio  por  la  fuerza,  saqueó  los  pueblos,  expul- 
só á  los  naturales  pacíficos  y  bien  avenidos  con  los  portugue- 
ses, los  persigue  actualmente,  y  trata  de  sojuzgarlos  ó  de  coa* 
cluir  con  ellos,  ejecutando  inauditas  crueldades. 

Pues  bien,  estos  salvajes,  intrusos  en  el  territorio  de  los  ma- 
xonas  y  á  la  causa  de  la  civilización  funestos,  tienen,  por  obra 
de  Inglaterra,  armas  perfeccionadas,  que  les  permiten  aniqui- 
lar fácilmente  á  los  pullos  que  les  rodean,  y  que  solo  usan  fle- 
chas y  lanzas.  De  ellos  son  las  concesiones  de  minas  de  oro 
y  los  privilegios  que  invocan  como  derechos  respetables  los 
ingleses. 

Los  habitantes  de  las  orillas  de  Xiré  y  de  los  territorios 
próximos  al  Ruó  al  S.  de  las  cataratas  ó  Mangañeiros  eran 
subditos  portugueses.  Livingstone  hubo  de  dejar  en  Tete,  con 


(1)  ImportaíioH  abusive  en  A  frique  par  des  sajets  anglais  d'armes  perfeciionméeM, 
Protesíaíion  présentée  au  gonvernement  por  tugáis  par  la  S'Mété  de  Qtographit  át 
li9bonne  (Traduction),  Lisboa,  1889. 


PORTUGAL  É  INGLATERRA  EN  EL  ÁFRICA  AUSTRAL.      36^ 

motivo  de  SU  expedición,  un  grupo  de  individuos  de  raza  lui- 
na  á  que  él  llamaba  makololos.  Enviados  á  la  región  de  las 
cataratas  del  Xiré,  no  se  encontraron  allí  por  falta  de  pobla- 
ción, y  descendieron,  viniendo  A  establecerse  entre  los  man- 
gañciros,  á  los  cuales  se  impusieron.  Estas  gentes  han  tra- 
tado de  oponerse  á  los  portugueses  y  de  impedirles  el  paso  del 
Xiró,  mientras  que  los  mangaúeiros,  verdaderos  dueños  del 
país,  pedían  protección  al  Gobierno  portugués  y  se  unían  á 
las  expediciones  organizadas  por  este.  Con  los  llamados  mako- 
lolos se  entendieron  los  ingleses.  Los  pretendidos  derechos  de 
la  Compañía  británica  son,  pues,  muy  recientes,  y  se  fundan 
en  cesiones  de  indígenas  que  no  eran  dueños — por  anexión 
antigua  y  ocupación  sostenida  de  Portugal — de  disponer  del 
territorio. 

La  actitud  del  Gobierno  inglés  fué  clara  cuando  confirió  á 
la  Compañía  inglesa  del  África  meridional,  por  Real  carta, 
facultades  soberanas  sobre  una  gran  extensión  de  territorio 
en  que  figuraban  dominios  portugueses.  Para  rechazar  esta 
intrusión,  crea  entonces  el  Gobierno  de  Portugal  el  nuevo  dis- 
trito de  Zumbo,  que  comprendía  el  país  de  Maxona.  La  sobe- 
ranía de  Portugal  es  efectiva  allí:  cuenta  el  jefe  de  Zumbo  con 
numerosas  fuerzas,  acaso  10.000  hombres,  siempre  á  disposi- 
ción del  gobernador  de  Teto.  Las  expediciones  oficiales  orga- 
nizadas en  los  últimos  años  por  el  teniente  coronel  Paiva  de 
Andrade  y  el  teniente  Cordón,  de  gran  éxito,  obtuvieron  el 
reconocimiento  de  la  dominación  portuguesa. 

La  prioridad  de  la  adquisición  y  la  efectividad  de  la  ocupa- 
ción eran  indudables.  Sin  embargo,  lord  Salisbury  protestó 
contra  el  decreto,  afirmando  que  el  país  de  Maxona  estaba 
bajo  el  protectorado  británico,  y  que  el  Gobierno  inglés  no 
reconocería  ninguna  pretensión  de  Portugal  sobre  estas  re* 
giones. 

Comisionado  el  explorador  Serpa  Pinto  para  estudiar  un  ca- 
mino de  hierro  en  el  valle  del  Xiré  y  reconocer  la  región, 
tuvo  noticia  de  que  un  vapor  de  la  Sociedad  de  los  Lagos  ha- 
bía sido  atacado  por  algunos  jefes  makololos.  Serpa  Pinto 
hubo  de  conminarles  con  un  severo  castigo  si  el  hecho  so 


>.i  BOLETÍN  DE  LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 


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PORTUGAL  É   INGLATERRA  EN  EL  ÁFRICA   AUSTRAL.      865 

ConUindo  con  algunos  millares  de  hombres  y  tres  barcos  de 
río  armados,  que  recorrían  el  Xiré  y  el  Ruó,  se  proponía  lim- 
piar el  territorio  de  bandas  hostiles;  pero  las  exigencias  de 


al  Gobierno  de  las  dificultades  con  que  tropezaba.  Recibí  orden  de  hacer  lo  nece- 
sario para  llevar  adelante  mi  empresa.  En  Octubre  de  1889  dejéá  Mozambique 
para  volver  á  las  orillas  del  Xiré,  después  de  haber  levantado  en  el  bajo  Zambeze 
6  ó  7.000  cafres,  provisto  ya  de  armas  portátiles  y  de  cañones.  Haíro  gracia  de  los 
preparativos  del  encuentro,  que  tuvo  lugar  el  8  de  Noviembre.  Los  makololos  me 
atacaron  en  masa  en  M'passo,  en  las  dos  orillas  del  Xiré,  donde  me  había  hecho 
fuerte.  Estaban  armados  de  fusiles  de  tiro  rápido,  y  si  sus  pérdidas  fueron  consi- 
derables, no  dejaron  de  hacer  bastante  daño  á  mis  tropas.  Los  creía  en  fuga, 
cuando  los  vi  venir  precedidos  de  dos  de  ellos  que  llevaban  banderas  inglesas. 
No  me  detuve  por  este  subterfugio  cuyo  origen  era  claro.  El  combate  se  trabó  de 
nuevo.  Mis  cafres  mataron  á  los  porta-estandartes  y  se  apoderaron  de  las  dos 
banderas;  visto  lo  cual  por  los  makololos,  huyeron  para  reunirse  á  la  parte  allá 
del  Ruó,  en  su  confluencia  con  el  Xiré,  en  una  posición  muy  fuerte,  de  donde  los 
desalojé  algunos  días  más  tarde.  Después  de  esta  última  derrota  se  sometieron,  y 
yo  envié  á  aquella  comarca  oflciales  de  marina  con  pequeños  destacamentos,  que 
concluyeron  de  pacificarla.  El  rey  había  encontrado  la  muerte  en  el  combate. 
Esta  muerte  fué  celebrada  como  una  liberación.  Los  makololos  estaban  tan  bien 
sometidos,  que  ayudaban  á  nuestros  soldados  á  construir  abrigos  y  fuertes,  y  ex- 
presaban sin  reserva  su  pesar  por  haber  seguido  los  consejos  de  los  ingleses 
declarándome  la  guerra. 

»Pueron  los  ingleses,  efectivamente,  los  que  me  pusieron  frente  á  frente  este 
pueblo.  Habían  fundado  hac^a  pooo  tiempo,  con  autorización  del  Gobierno  portu- 
gués, una  misión  en  Blantyrc,  y  la  Compañía  de  los  Lagos  estableció  allí  una 
estación.  Misioneros  y  representantes  de  la  Compañía,  comprendidos  mujeres 
y  niños,  hacían  un  total  de  veinte  individuos.  Son  los  únicos  ingleses  que  habitan 
en  el  interior  de  aquellas  tierras,  y  es  á  esta  población  de  veinte  personas  á  la 
que  debe  Portugal  que  se  vean, comprometidas  sus  conquistas  seculares.  Por 
todas  partes  se  encuentran  allí  negociantes  portugueses  y  autoridades  portugue- 
sas, pero  no  hay  huella  de  influencia  ingles^i,  salvo  en  las  factorías  de  la  costa. 
Los  misioneros,  que  han  podido  darse  cuenta  de  los  numerosos  recursos  del  país: 
productos  naturales,  minas  de  oro  y  de  plata,  etc.,  veían  con  inquietud  que  Por- 
tugal se  ocupase  en  ponerlos  ea  explotación.  Nuestros  proyectos  contrariaban  loa 
suyos,  é  imagioaron  aconsejar  á  los  jefes  de  los  makololos  hacerme  la  guerra 
y  apoderarse  de  mi  persona,  diciéndoles  que  el  mayor  Serpa  Pinto  obraba  por 
cuenta  propia  y  no  por  la  de  su  Gobierno.  Los  jefes  negros  se  reunieron;  la 
mayor  parte  era  de  opinión  de  no  oponerse  á  mi  paso;  pero  el  rey  pensó  de  otra 
manera  y  la  expedición  de  M'passo  fué  decidida.  Como  he  dicho,  los  makololos, 
después  de  su  primera  derrota  aparecieron  precedidos  de  banderas  inglesas. 
Estas  banderas  me  han  contado  que  se  las  proporciocaron  los  misioneros  de 
Blantyre. 

»— Son  fetiches,  decían  los  misioneros.  Colocadlas  á  la  cabeza  de  vuestras  tropas 
y  veréis  como  el  jefe  blanco  ordena  á  sus  soldados  que  depongan  las  armas. 

^Naturalmente,  mo  apoderada  las  dos  banderas,  no  sin  haber  hecho  expiará 


8Ó6  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOÓRÁFICA. 

Inglaterra  paralizaron  su  acción,  y  le  han  alejado  del  teatro 
de  sus  descubrimientos. 

Lo  sucedido  después  lo  ha  dicho,  por  modo  elocuente,  la 
Sociedad  de  Geografía  de  Lisboa:  «Inglaterra  cortó  una  co- 
rrespondencia serena  y  tranquila;  arrogante  y  provocadora, 
antepuso  al  derecho,  que  no  tenía  ni  podía  probar,  la  fuerza 
material,  la  brutal  superioridad  de  sus  ingenios  y  medios  de 
guerra,  de  opresión  y  de  coacción  violenta.  Exigió  del  Gobierno 
portugués  que  en  el  término  de  cuatro  horas  ordenase  la  reti- 
rada de  las  fuerzas  y  expediciones  científicas  de  los  territorios 
del  Nasa  y  del  Maxona,  donde  representaban,  no  solo  el  de- 
recho, sino  también  la  ciencia,  la  civilización  y  el  orden  ante 
el  salvajismo  excitado,  la  esclavitud  armada  y  la  codicia  fili- 
bustera (1).» 

Apela  Portugal  al  juicio  de  las  naciones,  se  acoge  al  art.  12 
del  tratado  de  Berlín,  en  el  que  aceptaron  el  compromiso  Lis 
potencias  firmantes  de  recurrir  á  la  mediación  de  uno  ó  varios 
Estados  amigos  en  el  caso  de  disentimientos  graves  en  la  deli- 
mitación de  los  territorios  coloniales  antes  de  llegar  á  las  ar- 
mas; reservándose^en  el  mismo  caso  el  derecho  al  arbitraje. 

Con  especiosos  pretextos  ha  eludido  esta  solución  Inglate- 
rra, y  se  comprende  bien  tal  conducta;  sus  pretendidos  dere- 


los  makololos  la  falta  de  haber  prestado  oídos  á  las  pérfidas  excitacioneB  de  loi 
ingleses. 

»E8  digno  de  notar  que  después  del  combate  recibí  una  carta  del  representante 
de  la  Compañía  de  los  Lagos,  advirtiéndome  que  me  hacía  responsable  de  las 
propiedades  de  la  misma.  A  la  carta  unía  un  inventario  de  dichas  propiedades 
sobre  el  Xiré.  ¿Y  sabéis  á  qué  cifra  asciende  este  inventario?  A  I.IOO  libras  ester- 
linas. ¿No  es  esto  risible?  Esta  suma  representa  todo  el  valor  de  las  diez  estacio- 
nes de  la  Compañía  sobre  el  Xiré  y  de  los  dos  barcos  que  hacen  el  servicio  del  río. 
Las  estaciones  son  de  dos  clases:  las  más  importantes  valen  á  10  pesetas  la  pieza; 
son  chozas  de  paja  bastante  capaces;  las  otras,  más  pequeñas,  valen  á  3  pesetas 
cada  una;  los  dos  barcos  forman  la  cifra  importante  del  inventario.  Ahora  b  en, 
sobre  el  Zambeze,  como  sobre  el  Xiré,  hay  árabes  cuyos  edificios  con  las  mercan- 
cías que  contienen  valen  más  de  100  000  pesetas.  Estos  nada  han  dicho  y  la  Com- 
pañía de  los  Lagos  con  su  ridiculo  inventario  tiene  la  audacia  de  querer  poner  la 

roano  sobre  el  África  0riental.>> 

(Le  Temps,  16  Agosto  1800.) 

(  )    Protesto  da  Sociedade  de  Oengrnpltia  de  Lisboa  a  todas  as  AcademUts    SO" 
CiedadeSy  InstiHttos  ejomaes  das  svas  relacdes,  Lisboa,  18  de  Janeiro  de  1890. 


^0RTÜGAL    É   INGLATERRA   EN    EL   ÁFRICA    AUSTRAL.      8Gt 

chos  no  pueden  discutirse  ante  un  arbitro.  En  el  pleito  no  hu- 
biera salido  mejor  que  en  las  famosas  cuestiones  de  las  bahías 
Delagoa  y  del  Alabama.  Era  preferible  «coger  un  cuchillo  y 
corlar  el  nudo»  (I),  después  de  hacerlo. 

No  se  presta  á  dudas  el  art.  12  del  Acta  general  de  la  Con- 
ferencia do  Berlín,  aplicable  á  la  región  al  E.  del  valle  del 
Congo  hasta  el  Océano  Indico,  desde  5*  de  lat.  N.  hasta  la  em- 
bocadura del  Zambeze  al  S.;  desde  este  por  el  Zambeze  hasta 
5  millas  aguas  arriba  de  la  confluencia  del  Xiré,  y  por  la  divi- 
soria de  aguas  entre  el  lago  Nasa  y  los  tributarios  del  Zam- 
beze, hasta  encontrar  la  divisoria  Zambeze-Congo  (2).  Si  no 
alcanza  la  región  de  la  libertad  comercial  á  los  territorios  al 
S.  del  Zambeze,  dentro  de  ella  quedan  los  próximos  al  Nasa 
codiciados  por  la  compañía  británica. 

De  la  obra  llevada  á  cabo  en  Berlín  en  1885  queda  lo  que 
fué  desmembración,  el  reparto  de  territorios,  el  despojo  de 
Portugal;  aquellas  cláusulas  del  tratado  que  significan  la  in- 
tervención de  los  hombres  de  ciencia  y  de  los  escritores  de  De- 
recho internacional  en  sus  debates,  de  los  Englehardt,  los  Lam- 
bermont  y  los  Trawers-Twis,  comienzan  á  ser  letra  muerta. 

Despréndese  de  aquí  que  no  bastan  las  meras  declaraciones 
favorables  al  moderno  derecho  de  gentes,  que  se  necesitan  ga- 
rantías, que  es  preciso  que  tales  pactos  se  pongan  al  amparo 
de  una  alianza  destinada  á  hacerlos  respetar  al  Estado  que 
quisiera  recurrir  á  las  armas  en  vez  de  sujetarse  á  la  decisión 
de  arbitros. 

En  la  América  española,  donde  quizá  hay  más  sincero  deseo 
de  concluir  con  la  guerra  y  las  ideas  de  soüdaridad  han  pro- 
gresado más  que  en  Europa,  se  han  formulado  con  repetición 
proyectos  de  arbitraje  internacional  en  este  sentido  dignos  de 
estudio  (3). 

Vale  la  pena  de  establecer  pactos  de  unión  que  sirvan  para 
impedir  prevalezca  la  fuerza  material  contra  los  débiles,  impi- 


(1)    Th¿  standard. 

C2)    Art.  L*,  párrafo  3.*  del  Acta  general. 

(3)    Boletín  de  la  Intütución  libre  de  Enfenanut,  1883. 


838  BOLETÍN   DE   LA.  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

diendo  que  á  la  apelación  al  arbitraje  estipulado  pueda  con- 
testar un  país,  por  llamarse  Inglaterra,  tener  24  millones  de 
kilómetros  cuadrados  de  territorio,  115  millones  de  habitantes, 
700  barcos  de  guerra,  70  acorazados  y  1.460  cañones  flotantes: 
« el  Gabinete  sabe  lo  que  quiere,  no  hace  ni  pide  nada  sin  ha- 
berlo pensado  bien  y  sin  estar  decidido  á  apoyar  sus  reclama- 
ciones con  la  fuerza»  (1). 

¡Qué  diferencia,  señores,  entre  este  lenguaje  y  el  empleado 
en  Alemania  en  1885,  cuando  declaró  su  protectorado  dicha 
potencia  en  una  extensa  costa  del  mar  de  las  Indias,  en  daño 
del  Sultán  de  Zanzíbar  y  con  perjuicio  también  de  Inglaterra, 
que  aspiraba  á  establecerse  en  aquel  litoral  algún  día!  Hizo 
presente  Inglaterra  la  obra  de  sus  misioneros  y  de  sus  comer- 
ciantes, la  importancia  de  los  intereses  británicos  allí  desarro- 
llados, sus  especlativas  legítimas,  el  influjo  de  sus  represen- 
tantes sobre  el  Sultán  de  Zanzíbar  y  los  esfuerzos  hechos  en  la 
persecución  de  la  trata.  Esta  obra  representaba  un  esfuerzo  no 
menor  que  el  realizado  para  explotar  la  Zambezia. 

Desentendiéndose  la  cancillería  germánica  de  tales  argumen- 
tos, resuella  á  no  ceder,  notificó  á  Londres  la  carta  que  colo- 
caba bajo  el  protectorado  alemán  las  cuatro  provincias  al  O.  de 
Zanzíbar.  El  Johnston  de  aquella  negociación,  Mr.  Kirk  cón- 
sul general  inglés,  recibió  orden  de  proceder  de  acuerdo  con 
su  colega  alemán  en  todas  materias,  y  el  Conde  Granville,  jefe 
del  Forcign  Office,  escribía  al  embajador  inglés  en  Berlín:  «La 
suposición  de  que  el  Gobierno  de  S.  M.  no  tiene  la  inten- 
ción de  contrariar  los  proyectos  alemanes  de  colonización  en 
la  vecindad  de  Zanzíbar  es  absolutamente  exacta.  Al  con- 
trario, el  Gobierno  de  S.  M.  mira  favorablemente  estos  pro- 
yectos»... Trató  solo  de  aprovechar  lo  que  los  alemanes  le  de- 
jaban libre  al  N.  é  inició  el  proyecto  de  establecerse  ¡en  la  re- 
gión comprendida  entre  la  costa  y  los  lagos  que  son  fuentes 
del  Nilo  Blanco,  y  de  unirla  al  litoral  por  un  camino  de  hierro; 
pero  se  declara  «que  el  Gobierno  de  S.  M.  no  apoyará  tal  pro- 
yecto sino  en  la  plena  seguridad  de  que  este  plan  no  podría 

(1)    Discurso  de  sir  J.  Fergusson,  Dail^  NetvSj  25  Enero  1890. 


PORTUGAL   E   INGLATEARA   EN    EL   ÁFRICA   AUSTRAL,      38» 

ocasionar  un  conflicto  con  los  intereses  del  terríiorio  colocado 
bajo  la  protección  de  Alemania»  (I), 

Inglaterra  cede,  y  tal  vez  esta  cesión  y  esta  debilidad  ante  el 
fuerte,  lo  van  á  costar  ahora — mediante  la  expedición  de  Emin 
Pacha  por  cuenta  de  Alemania — la  región  del  Victoria  y  el 
Sudán  egipcio,  que  codicia,  y  á  que  tiene,  á  decir  verdad,  más 
derecho  que  nadie. 

Para  juzgar  tales  actos  discurramos,  con  la  brevedad  que  la 
premura  del  tiempo  impone,  sobre  los  principios  aplicables  íi 
la  ocupación  de  los  territorios. 

Están  los  escritores  de  Derecho  internacional  muy  divididos 
en  esta  materia.  Sostienen  unos  que  es  nullius  toda  región 
que  no  se  halle  bajo  la  soberanía  ó  el  protectorado  de  una  de 
las  naciones  que  forman  la  comunidad  del  derecho  de  gentes. 
Es  la  opinión  de  Martitz,  catedrático  de  la  Universidad  de  Tu- 
binga  y  ponente  nombrado  por  el  Instituto  de  Derecho  inter- 
nacional (2)  para  dar  diclamen  sobre  esta  cuestión  en  la  asam- 
blea tenida  por  el  mismo  en  Lausanne  en  1885. 

Hay  otros  que,  pagados  de  declaraciones  formalistas,  se 
contentan  con  encubrir  el  modo  de  obrar  de  los  pueblos  cultos 
en  la  adquisición  de  colonias  bajo  buenas  formas,  y,  á  título 
de  consagración  de  los  sentimientos  de  humanidad  y  de  justi- 
cia, afirman  que  no  solo  los  pueblos  que  han  llegado  á  cierto 
adelanto  en  la  constitución  social  y  política,  aun  los  salvajes 
son  dueños  de  sus  destinos;  y  proponen,  como  consecuencia  de 
esto,  el  procedimiento  de  los  contratos  directamente  celebrados 
con  los  jefes  indígenas  como  regla  para  las  ocupaciones  terri- 
toriales. 

Adviértase  que  si  hay  algún  principio  para  la  adquisición 
de  colonias  es  el  de  la  tutela  ejercida  por  los  pueblos  superio- 
res sobre  los  menos  cultos-,  y  la  tutela  en  esta  esfera,  como  en 
la  del  derecho  privado,  en  tanto  que  sea  motivada,  no  puede 


(1)    Citado  trabajo  íe  cBuflit  aixgio-portvgaii. 

[;!)    L'ItutiInt  de  Dmil  Internalienal  el  la  gueitioH  da  oecvpatioiu  de  lerriíoiitt, 
"Bírve/roHfaiie  de  rElraager  tt  del  Cotmítt  el  FE^hratíou,  1*  Oetobre  1B90. 


870  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD  ÜEOGRÁFICA. 

rechazarse  ni  depende  del  consentimiento  de  la  entidad  que 
necesite  dirección,  incapacitada  por  el  mismo  hecho  para 
prestarla. 

Nada  tan  sagrado  como  un  pacto  llevado  á  cabo  por  persona 
ó  entidad  con  aptitud  para  realizarlo  jurídicamente;  pero  este 
valor  no  pueden  tenerlo  los  compromisos  de  un  menor  ó  de 
un  loco  ni  los  irrisorios  tratados  con  indígenas,  que  merecen 
consideración  análoga  á  la  que  se  otorga  á  las  convenciones 
de  aquellos. 

¿Saben,  por  ventara,  los  jefes  soberanos,  cuando  realmente 
son  soberanos  los  que  aparecen  cediendo  territorios,  lo  que 
hacen?  ¿Tienen  principios  morales  que  sean  garantía  de  su 
exacto  cumplimiento?  ¿Cumplen  lo  estipulado?  ¿Existen  me- 
dios de  demostrar  la  autenticidad  de  los  contratos?  ¿Qué  efica- 
cia tiene  el  documento  en  que  un  régulo  ha  puesto  su  signo 
para  conseguir  algunas  armas,  una  pipa  de  rom  ó  varias  pie- 
zas de  pintadas  telas,  sin  perjuicio  de  repetirlo  cuantas  veces 
sea  preciso  á  favor  de  nuevos  exploradores  ó  mercaderes? 

Como  los  tratados  representan  la  indecisión,  como  pueden 
obtenerse  á  poca  costa  para  legitimar  toda  clase  de  aspiracio- 
nes, no  vienen  sino  á  embrollar  los  litigios  territoriales,  á  dis- 
frazar la  arbitrariedad  y  a  hacer  posible  que  prevalezca  bajo 
buenas  formas,  en  último  término,  la  fuerza  de  que  disponen 
los  países  más  poderosos.  Sirvió  un  papel  para  arrebatar 
á  Portugal  las  tierras  de  Duarte  López  y  Diego  Cam,  uniendo 
al  Estado  libre  del  Congo  pueblos  que  vivían  cuatrocientos 
años  en  comunidad  de  ideas,  de  costumbres,  de  lengua  y  de 
religión  con  los  portugueses,  y  que  tenían  desde  1491  en  San 
Salvador  soberanos  nombrados  por  la  Corona;  pero  cuando 
los  régulos  de  Boma  y  sus  dependencias  protestaron  alegando 
que  se  les  había  hecho  firmar  aquel  papel  con  engaño,  que  so 
consideraban  subditos  portugueses  y  que  habían  vivido  siem- 
pre en  el  mismo  vasallaje,  en  que  querían  á  todo  trance  con- 
servarse, no  valió  la  voluutad  solemnemente  declarada  de  los 
indígenas  para  rasgar  el  malhadado  protocolo  en  el  que,  no 
sin  la  oposición  de  España,  se  consumó  el  primer  despojo  de 
nuestros  lii*rmanos  en  África. 


PORTUGAL    É    INGLATERRA    EN   EL   ÁFRICA   AUSTRAL.      371 

Publicado  está  el  formalísimo  tratado  que  suscribió  Mono- 
molapa;  pero  su  eficacia  para  hacer  prevalecer  los  evidentes 
derechos  de  Portugal  no  ha  sido  grande  ante  «las  necesidades 
de  la  expansión  natural  de  la  raza  anglo-sajona,  que  no  puede 
soportar  al  verse  cohibida  por  los  portugueses  en  el  litoral  y 
en  la  embocadura  de  los  ríos»,  según  el  Times. 

Tratados  tiene  España  con  Boncoro  rey  de  Coriseo  y  de  las 
tribus  Vengas  que  ocupan  las  vecinas  costas  y  las  orillas  del 
Muni,  y  con  otros  jefes,  desde  Marzo  de  1843:  tratados  que  se 
ratiflcaron  sin  protesta  de  Francia  en  1846,  incluyendo  enton- 
ces expresamente  en  los  mismos  las  islas  Elobey.  En  1858  se 

« 

señalan  como  límites  de  los  dominios  de  Bonkoro  II,  ó  sea  á 
los  territorios  de  España,  el  río  del  Campo  Etembue  ó  Nten 
por  el  N.  y  el  cabo  de  Santa  Clara  por  el  S.  Y  sin  embargo 
Francia  nos  disputa  los  Blobeys  y  la  costa  desde  el  Muni  al 
Campo,  aunque  sus  pretensiones  solo  datan  de  1860,  en  virtud 
de  tratados  á  que  se  atribuye  antigua  fecha,  hasCa  1842;  si 
bien  iu formaciones  practicadas  de  orden  del  Gobierno  acredi- 
taron que  estaban  hechos  en  1860  y  aun  en  1885.  El  docu- 
mento más  formal  de  todos  los  que  presenta,  de  Abril  de  1885, 
está  firmado  por  un  indígena  que  aceptó  de  buen  grado  el 
papel  de  rey  para  hacer  cesión  de  lo  que  no  le  pertenecía  á 
cambio  de  una  pensión  de  70  pesetas  para  sí,  50  para  su 
heredero,  40  para  cuatro  proceres  y  25  para  otros  dos  (1).  Las 
listas  civiles  del  Golfo  de  Guinea  son  muy  económicas.  El 
valor  irrisorio  de  tales  convenciones  no  obsta  para  que  Fran- 
cia nos  cree,  fundándose  en  ellas,  un  conflicto  que  amenaza  al 
buen  acuerdo  y  á  la  perfecta  inteligencia  que  debe  reinar 
entre  dos  naciones  latinas. 

Ved,  pues,  cómo  cuando  se  quieren  tratados  los  hay  para 
todos  los  gustos:  de  aquí  su  ineficacia.  Por  esto  entiendo  que 
es  preciso  buscar  otros  principios  que  justifiquen  las  ocupa- 
ciones territoriales. 


(1)  Za  cuestión  del  Muni.  Conferencia  pronunciada  por  el  Excmo.  Sr.  D.  Fran- 
cisco Coello  el  9  de  Rnoro  de  1889  en  reunión  pública  de  la  Sociedad  Geográfica 
de  Madrid.- Madrid,  1889. 


372  BOLETÍN    DE    LA   SOCIEDAD    GEOGRÁFICA. 

Guando  se  hallan  en  contacto  dos  pueblos  uno  civilizado  y 
otro  salvaje,  tiene  el  primero,  no  solo  el  derecho  incontestable, 
el  deber  de  elevar  al  segundo,  y  para  esto  de  llevar  á  él  su 
influjo,  su  dominación  6  su  protectorado. 

Si  son  varios  los  pueblos  que  se  hallan  en  análoga  situación 
respecto  á  las  comarcas  colonizables,  los  pasos  decisivos,  la 
voluntad  manifiesta  de  cumplir  aquella  misión  por  parte  de 
alguno,  traducida  en  actos,  constituye  un  derecho  de  prefe- 
rencia que  debe  ser  bastante  para  que  los  demás  respeten  la 
relación  colonial  formalmente  establecida.  Y  es  este  respeta 
necesidad  imperiosa,  condición  jurídica  precisa,  elemental,  del 
derecho  colonial  contemporáneo,  demostrado  como  está  que 
no  es  posible  en  un  día  llegar  á  ejercer  acción  eficaz  sobra 
pueblos  lan  apartados  de  nuestra  vida,  como  los  de  África  y 
Oceanía;  y  que  si  de  un  modo  rápido  se  intenta  llegar  á  la 
resolución  de  estos  problemas,  las  consecuencias  son  lan 
desastrosas,  el  resultado  tan  escaso  como  el  que  ofrecen  las 
modernas  é  improvisadas  colonias  del  imperio  germánico. 

Para  dar  tiempo,  pues,  al  estado  colonizador  á  que  desen- 
vuelva sus  propósitos  y  lleve  á  cabo  sus  planes,  es  precisa  la 
abstención  absoluta  de  los  demás,  suprimir  toda  concurrencia 
y  evitar  á  todo  trance  la  rivalidad  y  la  lucha,  que  no  puede 
menos  de  ser  funesta.  Por  esto  el  primer  acto  de  ocupaciÓQ 
debe  causar  estado  y  asegurar  permanentemente  los  derechos 
del  país  que  quiera  y  pueda  ejercer  soberanía  sobre  otro 
nuevo. 

Para  mí  la  doctrina  sobre  la  materia  se  resume  en  las  aQr- 
maciones  siguientes:  grandes  facilidades  para  la  ocupación  de 
los  territorios  nullius;  carácter  definitivo  de  todo  acto  de  esta 
clase;  delimitación  clara  de  las  esferas  de  influencia;  y  absten- 
ción de  todo  acto  de  intrusismo.  Pero  entiéndase  bien,  que  si 
considero  legítimos  los  actos  de  ocupación  de  los  territorios  de 
pueblos  salvajes,  creo  que  quien  los  lleva  á  cabo  contrae  muy 
estrechos  deberes  respecto  á  los  indígenas,  que  merecen  todo- 
respeto. 

«En  toda  civilización,  en  los  usos  y  costumbres  de  cualquier 
pueblo,  por  bárbaro  ó  atrasado  que  parezca,  hay  un  fondo  sano 


PORTUGAL   E    INGLATERRA    EN    EL    ÁFRICA    AUSTRAL.       373 


• 


y  una  consecuencia  natural  del  medio  y  de  las  condiciones  de 
la  raza,  que  no  se  debe  desarraigar.  Importa  corregir  los  ex- 
travíos, oponerse  á  cuanto  niegue  las  leyes  fundamentales  de 
la  vida  humana,  ejercer  una  cierta  tutela;  pero  no  para  hacer 
al  pueblo  inferior  á  imagen  y  semejanza  del  más  culto,  con 
objeto  de  que  se  desenvuelva  normalmente,  tome  de  la  civili- 
zación con  que  entra  en  contacto,  de  un  modo  natural,  por  pro- 
pio y  libre  movimiento,  lo  que  le  sirva  y  pueda  serle  útil,  y 
avance  lenta  y  gradualmente,  sin  proponerse  la  transforma- 
-ción  radical,  renunciando  al  ideal  arbitrario  de  la  asimila-, 
ción  por  completo.  En  resumen,  un  pueblo  colonizador  debe 
dar  condiciones  y  crear  estímulos  á  los  salvajes  para  que  se 
le  aproximen,  pero  no  imponer  con  ametralladoras  y  con  ca- 
ñones de  tiro  rápido  el  progreso»  (1). 

A  este  ideal  se  aproxima  la  colonización  portuguesa,  bené- 
vola con  los  naturales  y  suave,  sin  duda,  y,  por  esto,  quizá 
tardía. 

No  es  extraño  que  pueblos  que  no  pueden  llevar  á  cabo  ver- 
daderos despojos,  tomen  un  camino  indirecto,  nieguen  hábil- 
mente los  derechos  históricos,  reconozcan  la  usurpación, 
lancen  á  unos  pueblos  contra  otros  y  pacten  con  los  conquis- 
tadores, recibiendo  de  estos  lo  que  no  ha  debido  perder  el 
país  primer  ocupante.  Tal  es  el  caso  de  los  pactos  con  los 
makololos  y  matabeles. 

Cuando  el  mayor  Serpa  Pinto  hizo  la  relación  de  sus  viajes, 
algunos  periódicos  ingleses  se  mofaron  de  sus  noticias  afir- 
mando en  tono  de  burla  que  es  el  África  un  continente  extra- 
ño, y  que  tal  vez  en  el  fondo  de  sus  bosques  impenetrables  y 
á  orillas  de  sus  ríos  desconocidos  pasan  cosas  que  no  pueden 
ser  comprendidas  por  los  hombres  de  nuestros  días.  ¡Y  á  fe 
que  han  venido  los  hechos  á  dar  la  razón  á  aquellos  humorís- 
ticos escritores! 

La  prensa  europea,  órgano  de  la  opinión,  se  ha  pronunciado 


(1)  El  Congreso  y  la  Exposición  de  Geografía  de  París  en  1889,  por  Rafael  Torres 
Campos,  Boletín  de  la  Sociedad  Geográfica  de  Madrid,  Julio  y  Agosto 
<le  1890. 


874.  BOLETÍN    DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

en  contra  de  Inglaterra  con  excepción  de  los  periódicos  de 
cámara  de  la  triple  alianza.  Los  mismos  periódicos  liberales 
ingleses,  sin  atreverse  á  desaprobar  los  propósitos  del  Gobier- 
no, han  censurado  con  enérgica  frase  la  solución  arbitraria  y 
violenta  dada  al  conflicto. 

Y,  sin  embargo,  la  actitud  reservada  y  muda  de  los  Gobier* 
nos  ante  la  apelación  de  Portugal  no  corresponde  á  aguelLis 
expresivas  manifestaciones  de  la  conciencia  pública. 

Perfectamente  equilibradas  las  fuerzas  de  Alemania,  Austria 
é  Italia  con  las  de  Rusia  y  Francia,  que  forman  dos  bandos 
dispuestos  á  venir  á  las  manos,  la  intervención  de  Inglaterra 
con  sus  grandes  medios  y  sus  poderosas  escuadras,  las  primo- 
ras  del  globo,  decidiría  probablemente  la  contienda  en  favor 
del  grupo  de  Estados  á  que  concediese  eficaz  ayuda. 

La  Gran  Bretaña,  que  conoce  la  fuerza  de  su  posición,  la 
explota,  y  sin  inclinarse  á  ningún  lado,  sin  contraer  obliga- 
ciones que  puedan  comprometerla  en  una  guerra,  es  objeto  de 
las  contemplaciones  de  todos;  consigue  que  aun  en  sus  desva- 
rios se  la  respete.  De  aquí  proviene  la  desgracia  de  Portugal 
en  los  nK)mentos  presentes. 

De  no  modiOcarse  la  situación  de  las  cosas,  no  hay  que 
esperar  tenga  buen  término  el  conflicto. 

Pero  adviértese  que  hay  anuncios  de  crisis  que  podrían 
hacer  cambiar  la  faz  de  Europa.  Tal  vez  está  llamado  -A  des- 
aparecer este  divorcio  entre  la  teoría  y  la  práctica,  entre  lo 
que  se  dice  y  lo  que  se  hace,  entre  las  aspiraciones  generosas 
y  los  actos  menguados  que  convierte  la  vida  pública  en  un 
eterno  doctrinarismo. 

Ha  caído  el  hombre  de  Estado  extraordinario  de  la  segunda 
mitad  de  nuestro  siglo,  que,  mediante  la  fascinación  ejercida 
por  sus  éxitos  admirables,  ha  rectificado  las  ideas  cosmopoli- 
tas de  la  época,  para  poner  en  boca  el  egoísmo  nacional  y  el 
particularismo  más  estrecho. 

Bismarck,  que  ha  hecho  una  obra  muy  grande  bajo  el  punto 
de  vista  alemán,  ha  hecho  una  obra  de  funesta  transcendencia 
bajo  el  punto  de  vista  humanitario.  La  misma  idea  de  la  uni- 
dad alemana  no  le  pertenece,  como  han  revelado  el  Duque 


PORTUGAL    É    INGLATEBBA   EN    El,   ÁFRICA   AUSTRAL.      T,5 

Ernosto  de  Sajonia  Coburgo  y  Federico  III  cu  sus  memorias; 
era  para  él  demasindo  amplia,  auiii[tio  después  la  haya  ser- 
vido como  nadie.  El  comprendió  en  I8ñ8,  época  de  desgracias 
y  de  humillación  para  Priisia,  la  manera  de  transformarla  en 
una  potencia  do  primer  orden,  y  supo  hacer  esto,  puede  decirse 
que  solo,  contra  el  Parlamento,  contra  el  puehlo  y  aun  contra 
la  corte,  no  tanto  con  el  hierro  y  el  fuego,  como  con  la  pluma 
que  le  servía  para  envenenar  con  notas  diplomáticas  la  política 
europea.  Debilitó  á  Austria  con  tal  intento,  y  ha  quebrantado 
y  neutralizado  sistemáticamente  el  poder  y  la  acción  de  cuan- 
tas naciones  pudieran  oponérsele.  Hé  aquí  la  idea  madre  de 
sus  sabias  combinaciones,  la  razón  de  sus  atrevidos  cam- 
bios de  postura.  Nadie  como  él  ha  escarnecido  los  principios 
tomándolos  y  dejándolos  con  un  descaro  inaudito,  según  las 
necesidades  del  momento,  hasta  acreditar  la  especie  de  que  en 
el  gran  arte  do  guiar  las  naciones  la  moral  honrada  es  una 
puerilidad  que  sirve  muy  poco. 

¡Qué  diferencia  entre  la  época  en  que  sube  al  poder  el  conde 
de  Bismarck  y  la  en  i[ue  deja  los  negocios  el  príncipe  duque 
do  Lauemburgo!  ¡Cuánta  aspiración  generosa,  cuántos  her- 
mosos actos  en  la  primera  parte  del  siglo,  que  parecía  llamado 
á  inaugurar  la  era  en  qne  transcendieran  ^or  modo  amplio  á 
la  vida  las  ideas  de  los  filósofos  y  los  cantos  de  los  poetas  que 
se  inspiraron  en  las  desgracias  nacionales! 

En  un  arranque  de  romanticismo,  como  homenaje  al  pueblo 
que  echó  los  cimientos  de  la  civilización  moderna,  se  creó  el 
reino  de  Grecia;  la  Gran  Bretaña,  la  eterna  acaparadora  de 
islas,  cede  un  archipiélago;  en  1R30  se  sueila  en  la  fraternidad 
de  los  pueblos;  en  1848  se  habla  del  desarme  general;  el  inten- 
to socialista,  desacertado  sin  duda,  fué  nobilísimo;  el  desarro- 
llo de  las  nuevas  vías  de  comunicación  y  la  libertad  comercial, 
inaugurada  en  1860,  parecía  que  iban  á  aproximar  las  nacio- 
nes, á  fundar  la  confraternidad  de  los  pueblos 

Hoy,  la  necesidad  de  los  grandes  armamentos  comprime  las 
energías  y  esteriliza  los  grandes  progresos  de  las  naciones  eu- 
ropeas; hemos  presenciado  despojos  inicuos,  mortal  herida 
para  pueblos  generosos;  la  tendencia  esa  elevar  por  todas  par- 


376  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

tes  barreras  á  la  libre  circulación  de  los  productos  del  suelo  y 
do  la  industria  del  hombre.  Esta  es  la  política  europea  bajo  la 
dirección  y  el  influjo  del  canciller  germánico,  su  director  y 
supremo  arbitro,  j  Qué  gran  retroceso ! 

Bismark  es  un  hombre  del  pasado,  y  de  un  pasado  remoto. 
No  estaba  conforme  con  su  tiempo;  las  corrientes  iban  en  otro 
sentido;  pero  individualidad  poderosa,  genio  superior,  ha  sa- 
bido desviarlas  teniendo  poder  bastante  para  hacer  recular  la 
historia. 

Ahora  bien,  recojamos  como  una  señal  de  los  tiempos  la  ac- 
titud del  pueblo  alemán  ante  la  desaparición  del  fautor  de  su 
grandeza,  como  si  cansado  de  política  realista,  de  conquista  y 
de  dominación,  se  dispusiera  á  emprender  con  gozo  nuevos 
rumbos.  Para  continuar  la  marcha  seguida,  si  no  hubiera  de 
hacerse  nueva  política,  ¿para  qué  nuevos  hombres?  ¿Quién  para 
continuar  la  actual  más  abonado  que  el  autor  del  tratado  de 
Praga  y  de  Francfort,  el  negociador  del  pacto  de  los  tres  impe- 
rios y  alma  de  la  triple  alianza? 

La  hermosa  invocación  á  la  humanidad  y  á  la  justicia 
desde  un  trono  secular,  casi  de  la  Edad  Media,  que  hace 
aparecer  a  Guillermo  II  de  Hoenzollern  como  un  filósofo  y  un 
poeta  más  que  como  un  soldado,  ¿será  indicación  de  un  cambio 
en  los  ideales  en  beneficio  de  la  civilización  y  del  derecho,  que, 
como  todo  lo  que  es  generoso  y  grande,  puede  propagarse  rá- 
pidamente? Y  entonces,  si  hay  piedad  para  la  obrera  y  para  el 
niño  en  la  esfera  industrial,  ¿consentirá  sin  reprobación  enér- 
gica y  eficaz  la  conciencia  universal  el  despojo  de  los  débiles 
en  la  esfera  pública?  ¿Entraremos  al  cabo  en  el  reinado  de  la 
paz  y  de  la  justicia,  traducido  en  el  orden  de  las  relaciones  in- 
ternacionales por  el  sistema  de  dirimir  las  contiendas  ante  tri- 
bunales de  Estados?  ¿Será  el  arbitraje  algo  más  que  un  doc- 
trinarismo  ineficaz  y  el  afán  de  guardar  las  formas?  ¿Se  inau- 
gurará una  nueva  época  idealista  y  romántica?  ¡Quién  sabe! 
Hay  quien  afirma  que  no  es  entusiasta  el  sucesor  de  Bismark 
por  las  empresas  de  exteriorización,  porque  entiende  que  inte- 
resa á  Alemania  que  desarrollen  otros  países  sus  colonias  para 
apoderarse  luego  de  ellas.  A  los  rescriptos  sobre  la  cuestión 


PORTUGAL   É   INGLATERRA.   EN   EL   AfRICA   AUSTRAL.      377 

social  han  seguido  los  proyectos  recientes  de  autneDlo  de  la 
fuerza  armada.  ¿Nos  reserva  el  porvenir  qiicasistamos  ala  vio- 
lación de  las  neutralidades  y  á  nuevos  repartos  en  Europa,  á 
la  expoliación  de  Holanda,  á  la  ruina  de  Portugal  y  á  la  mer- 
ma del  modesto  imperio  colonial  de  España,  en  provecho  de 
unos  y  con  la  indiferencia  de  otros,  como  solución  al  ploito  co- 
lonial entablado  en  Ic^  tiempos  modernos?  Aquí  tenéis  uno  de 
los  grandes  problemas  de  la  historia  contemporánea. 

En  las  oscilaciones  en  un  sentido  y  en  otro,  en  el  ir  y  venir 
continuos  que  constituyen  la  trama  de  la  historia,  en  virtud 
de  lo  que  acaba  por  marcharse  el  espíritu  viejo  y  sopla  una 
nueva  brisa  que  conforta  y  trae  nueva  vida  y  más  altos  idea- 
les, ¿habremos  de  vislumbrar  todavía  á  gran  distancia,  cual 
cbjelivo  inasequible,  la  aplicación  sincera  del  derecho  á  las 
relaciones  internacionales? 

Por  si  no  viniera  tal  transformación  y  la  política  interna- 
cional, desenvolviéndose  dentro  de  los  mismos  estrechos 
moldes,  continuara  traduciendo  la  fórmula  que  no  ha  mucho 
invocaba  descaradamente  un  periódico  inglés,  might  is  right 
(la  fuerza  es  el  derecho);  para  esto  caso,  se  impone  la  solución 
de  vivir  como  en  tiempo  do  lucha,  organizarse  para  la  resis- 
tencia, robustecerse,  tener  fuerzas— no  para  competir  con  ios 
imperios  militares  que  esterilizan  en  armamentos  y  en  inge- 
nios de  guerra  su  gran  poderío  industrial  y  la  preciosa  labor 
de  sus  habitantes,  haciendo  victimas  desdichadas  de  los  agen- 
tes do  la  civilización  material  contemporánea,  —  tan  solo  lo 
bastante  para  desarrollar  y  desequilibrar  las  artíñciosas  pon- 
deraciones de  los  elementos  dispuestos  para  la  lucha  en  Euro- 
pa, Para  conseguir  esto  sin  militarizarse,  seimponeel  sistema 
de  alianzas  de  los  Estados  medianos  y  pequeños,  de  los  pueblos 
sin  torpes  ambiciones  y  sin  agravios  que  vengar,  sobre  todo 
de  los  que  tienen  comunes  destinos:  alianzas  no  de  esas  que 
duran  un  día,  de  las  que  pueden  desaparecer  con  un  Minis- 
terio sin  dejar  huclln,  de  las  que  se  fundan  en  vínculos  indes- 
tructibles, en  identidad  de  aspiraciones  y  arrancan  de  las  en- 
trañas mismas  do  los  pueblos. 

Por  eso,  vuestro  Presidente,  que  hace  obra  práctica,  que 


STB  BOLETÍN   DE    LA   SOCIEDAD    GEOGRÁFICA. 

mira  al  pi'esente  cuando  impulsa  al  Uúbieriio  á  que  ÍQtcrpoi 
sus  buenos  oQcios  para  probar  lo  que  valen  todavía  lu  raz< 
el  derecho  y  el  respeto  sincero  á  los  tratados  en  las  Can 
Herías  de  Europa,  hace  una  ohra  para  el  porvenir,  una  o¡ 
de  iadudaí)le  alcance,  para  la  historia,  cuando  desde  la  n 
alta  tribuna  de  España  dice  al  país  [1),  concretando  en  una  I 
muía  admirable  vagas  y  soñolientas  aspiracioues  que  todí 
mundo  tiene,  que  casi  nadie  precisa,  por  las  cuales  son  ra 
los  que  se  mueren:  conoced  y  estimad  &  nuestros  vecinos, 
á  Portugal  y  recibid  con  los  braz9S  abiertos  á  nuestros  hi 
manos,  estableced  la  comunidad  científica  y  profesional,  id( 
(ificad  los  títulos,  dad  validez  A  las  sentencias  dictadas 
Portugal,  estableced  cónsules  y  factorías  comunes  para  pi 
mover  los  intereses  de  ambos  pueblos,  facilitad  la  adquisici 
do  la  ciudadanía,  fundad  la  unióu  aduanera,  cread  en  sur 
sin  perjuicio  de  laautonomía  de  los  dos  pueblos,  unaÍDtirai( 
que  proporcione  á  la  acción  de  cualquiera  de  ellos,  coudicio 
de  vigor  y  eficacia  en  el  concierto  internacional  contemí 
raneo. 

R.  ToflnES  Campos. 


(1)    D.  Rafael  María  de  Labra,  vísnae  Bua  dlscurao9  parlamentarios  en  la  le 
]aturade18e»90. 


RESESí  de  liS  TAREAS  í  ESTADO  ACTUAL 


SOCIEDAD  GEOGRÁFICA  DE  MADRID 


LEiDl  £N  Lt  JUHTt  GEHEML  EL  IS  OE  NOVIEIBRE  DE  1890 


iDaisr    ^uox.B'o   jde   miott^. 


Ciipome  la  houra  ea  la  ultima  Junta  general  de  ser  reele- 
gido para  el  cargo  de  Secretario  adjunto,  y  con  este  molivo 
me  fué  impuesto  el  deber  reglamentario  de  daros  á  conocer  en 
este  dia  loa  trabajos  hechos  por  la  Directiva  en  el  último  se- 
mestre y  el  listado  do  la  Sociedad  en  el  momento  présenle.  De 
lo  primero  me  es  grato  ocuparme,  porque,  como  vais  á  ver, 
la  Junta  Directiva  sigue  respondiendo  il  )a  confianza  que  en 
ella  depositó  la  Sociedad.  En  cuanto  ú.  lo  segundo,  habré  de 
daros  noticias  menos  satisfactorias;  así  es  que  esta  breve  re- 
seña podría  ser  comparada  con  uq  terrón  de  acibar  cuidado- 
samente euvuelto  por  una  capa  de  caramelo.  Y  ahora  que  ya 
estáis  advei'lidos,  procurad  retener  el  dulce  para  que  uo  os 
sea  tan  sensible  el  amargo  ñnal. 

Como  el  semestre  segundo  comprende  el  período  de  vaca- 
ciones, lio  habréis  de  extrañar  que  solo  pueda  daros  cuenta  de 
dos  con  reren  cias,  que  tuvieron  lugar  en  ia  reunión  ordinaria 
de  1.*  do  Julio.  La  primera  no  figuraba  en  e!  programa  y  fué 
debida  á  la  circunstancia  de  hallarse  presente  en  la  reunión 
el  distinguido  alpinista  francés  Sr.  Conde  de  Saint-Saud,  que 
invitado  por  el  Sr.  Presidente  se  prestó  bondadosamente  á  dar 


'T 


380  BOLETÍN   DE    LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

breve  noticia  de  sus  excursiones  por  los  Pirineos  españoles, 
improvisando  una  sabrosa  é  instructiva  conferencia  en  su 
idioma  natal,  cuya  traducción  se  ha  insertado  en  el  iiiimero 
del  Boletín  correspondiente  á  Septiembre  y  Octubre  ultimes. 
Ruidosos  y  espontáneos  aplausos  alcanzó  el  Sr.  Conde  durante 
su  discurso,  y  al  final  recibió  los  más  sinceros  plácemes  del 
Sr.  Presidente,  que  supo  interpretar  con  el  acierto  de  siempre 
los  sentimientos  del  auditorio. 

Acto  seguido  comenzó  el  Sr.  D.  Vicente  Barrantes  la  lec- 
tura de  su  anunciada  conferencia  sobre  el  territorio  de  las 
Hurdes,  ó  Jurdes,  como  pronuncian  los  naturales  del  país 
aspirando  fuertemente  la  H.  Esta  pequeña  y  montañosa  co- 
marca, situada  en  la  parte  N.  de  la  provincia  de  Gáceres,  lin- 
daildo  con  la  de  Salamanca,  ha  sido  desde  muy  antiguo  objeto 
de  misteriosas  consejas  sobre  el  estado  de  civilización  primi- 
tiva de  sus  pobres  habitantes,  recluidos  en  sus  ásperas  y  casi 
inaccesibles  montañas,  sin  comunicación  con  el  resto  de  Es- 
paña. Este  puñado  de  miseras  aldeas,  tan  escasamento  visi- 
tado por  los  viajeros,  excitó  siempre  la  curiosidad  de  los  geó- 
grafos, pero  pocos  se  tomaron  el  trabajo  de  recorrerlo.  El 
Fénix  de  los  ingenios,  el  ínclito  Lope  de  Vega  lo  eligió  para 
lugar  de  la  acción  de  una  de  sus  comedias,  donde  lo  presenta 
como  una  tribu  poco  menos  que  independiente  enclavada  en 
los  estados  del  Duque  de  Alba  y  regida  patriarcalmente.  Cier- 
tamente, el  país  es  digno  de  visitarse,  porque  contiene  bellezas 
naturales,  curiosidades  geológicas  y  hasta  monumentos  his- 
tóricos; pero  su  atraso,  aunque  grande,  sus]sencillas  costum- 
bres y  su  relativa  pobreza  están  lejos  de  ser  las  que  la  fanta- 
sía y  la  tradición  le  atribuyen.  Hace  unos  cuarenta  años  tuve 
ocasión  de  recorrer  una  parte  de  las  Hurdes  con  motivo  de 
una  expedición  de  recreo  al  hermoso  valle  de  las  Batuecas, 
donde  se  asentaba  el  famoso  monasterio,  hoy  cu  ruinas,  y 
aún  conservo  en  la  memoria  la  impresión  que  la  pobreza  de 
Cate  país  y  su  terreno  excesivamente  accidentado  produjeron 
en  mi  imaginación  de  adolescente;  pero  siempre  rae  parecie- 
ron algo  exageradas  las  noticias  que  sobre  el  estado  salvaje  de 
los  hurdanos  oía  á  personas  que  solo  de  oidas  conocían  la 


RESESA    de    las   tareas   y   estado   de    la   sociedad.       381 

comarca.  Todavía  no  hace  dos  años  que  la  casualidad  me  hizu 
conocer  á  un  secretario  de  ayuntamiento  do  las  Hurdes,  natu- 
ral del  país,  y  puedo  aseguraros  que  era  persona  relativa- 
mente ilustrada,  de  no  vulgar  inteligencia,  que  vestía  de  ropa 
fina  y  hasta  usaba  corbata.  Este  detalle  basta  para  demostrar 
quo  aquellos  habitantes  no  son  lan  salvajes  como  se  ha  su- 
puesto. Es  indudable,  de  todos  modos,  que  dicho  país  es  inte- 
resante para  el  excursionista  y  hasta  para  el  geógrafo;  y 
prueba  de  ello  es  que  el  antes  mencionado  Sr.  Conde  de  Saint- 
Saud  ha  realizado  una  expedición  alas  Hurdes  en  este  verano 
acompañado  del  médico  francés  Sr.  Bidé,  los  cuales,  por  cier- 
to, manillcslan  que  no  es  tan  grande  el  atraso  en  que  so  en- 
cuentran aquellos  montañeses  como  se  suponía,  y  que  han 
comprobado  los  vestigios  de  una  vía  romana  quo  ya  habla 
sospechado  nuestro  digno  Presidente  Sr.  Coello. 

Con  estos  antecedentes,  y  dada  la  erudición  y  la  g.tlanura 
de  estilo  del  Sr.  Barrantes,  podéis  juzgar  de  cuiln  agradable  é 
instructiva  resultó  su  conferencia,  á  pesar  de  que  lo  avanzado 
de  la  hopa  en  que  comenzó  Ic  obligó  á  suprimir  la  lectura  do 
gran  nñniero  de  cuartillas,  privando  á  sus  oyentes  de  muchos 
párrafos  y  noticias  interesantes,  que  podremos  saborear  cuan- 
do el  Boletín  publique  la  disertación  íntegra. 

Catorce  han  sido  las  sesiones  celebradas  por  la  Junta  Direc- 
tiva duranle  el  período  de  que  se  trata,  y  en  todas  ellas  se  ha 
ocupado  con  verdadero  afán  de  las  cuestiones  que  actualmente 
afectan  á  la  integridad  de  los  territorios  nacionales,  princi- 
palmente de  los  situados  en  el  continente  negro,  en  esa  África 
inmensa,  que  á  pesar  de  sus  fabulosas  dimensiones  todavía 
les  parece  pequeña  A  las  naciones  europeas  para  satisfacer  su 
desmedida  sed  de  dominios  coloniales.  Años  há  que  la  Socio- 
dad  Geográfica  dirige  al  Gobierno  exposición  sobre  exposición 
y  mensaje  sobre  mensaje  para  que  se  procuro  la  pronta  reso- 
lución de  la  cuestión  do  línoites  entre  las  posesiones  francesas 
y  las  españolas  del  Golfo  de  Guinea,  y  apenas  hay  sesión  en 
que  la  Junta  Directiva  no  se  preocupe  de  esto  importante 
asunto;  pero  fuerza  es  confesar  que  hasta  ahora  nuestros  es- 
fuerzos no  han  sido  coronados  por  el  éxito,  y  es  ya  necesario. 


382  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD    GEOGRÁFICA. 

como  así  lo  ha  acordado  la  Junta,  acudir  á  la  publicación  de 
mapas,  noticias  y  datos  para  que  la  opinión  pública  se  ilustre 
y  pueda  emplear  su  poderosa  influencia  en  beneñcio  de  los 
levantados  y  patrióticos  fines  de  esta  Sociedad. 

Los  lamentables  sucesos  de  Melilla  dieron  motivo  para  que 
el  Sr.  Presidente  convocara  á  dos  sesiones  extraordinarias  en 
plenas  vacaciones  de  verano,  que  fueron  celebradas  en  los 
días  21  y  28  de  Agosto  y  á  las  que  acudieron  los  siete  lí  ocho 
vocales  de  la  Junta  Directiva  que  á  la  sazón  se  hallaban  en 
Madrid,  acordando,  después  de  amplias  y  luminosas  discu- 
siones, elevar  al  Gobierno  de  S.  M.  una  representación  sobre 
las  diversas  é  importantes  cuestiones  que  tenemos  planteadas 
en  África,  consignando  las  opiniones  de  la  Sociedad  y  acom- 
pañando los  correspondientes  mapas. 

También  ha  acudido  la  Junta  al  Gobierno  en  demanda  de 
que  se  procure  fijar  definitivamente  la  situación  respectiva  de 
España  é  Inglaterra  en  esa  espina,  siempre  clavada  en  el  cora- 
zón de  los  españoles,  que  se  llama  Gibraltar,  manifestando  la 
conveniencia  de  fortificar  las  posiciones  y  las  líneas  inmedia- 
tas á  dicha  plaza,  sin  tomar  en  cuenta  las  reclamaciones  des- 
tituidas de  todo  derecho,  menos  el  de  la  fuerza,  que  acostum- 
bra Inglaterra  á  formular  cuando  se  trata  de  levantar  fuertes 
en  el  territorio  español.  Este  es,  según  el  tratado  de  Utrech, 
todo  el  que  se  halla  al  Norte  del  foso,  y  que  importa  muclio 
tratar  de  impedir  la  construcción  del  canal  marítimo  que  pro- 
yectan los  ingleses  en  Gibraltar,  porque  se  reforzaría  notable- 
mente la  defensa  del  Peñón  y  contarían  con  un  nuevo  y  buen 
abrigo  las  escuadras  inglesas. 

En  la  sesión  de  28  de  Octubre  la  Junta  consignó  su  pro- 
testa contra  la  instalación  de  un  puesto  militar  francés  en  el 
alto  Benito,  que  es  territorio  español,  como  toda  la  cuenca 
del  citado  río  de  Guinea. 

Habiendo  sabido  la  Junta  con  satisfacción  que  se  iba  á  celo* 
car  en  Medellín  una  estatua  de  Ilerníln  Cortés,  acordó  felici- 
tar al  Ayuntamiento  de  la  villa  en  que  nació  el  gran  conquis- 
tador de  Méjico,  por  haber  realizado  el  pensamiento  há  largo 
tiempo  formulado  por  la  Sociedad  Geográfica,  sin  que  por 


RESEÑA,   DE   LAS   TAREAS   Y    ESTADO    DE   LA,   SOCIEDAD.      883 

esto  se  etitionda  que  renuncia  la  Jtinla  á  gestionar  la  eleva- 
cián  de  ott-a  estatua  eu  esta  corte  A  la  memoria  de  tan  escla- 
recido  extremeño. 

Rucibida  la  convocatoria  para  el  Congreso  de  Ciencias  Geo- 
gráficas que  ha  de  celebrarse  en  Berna  en  el  próximo  año 
de  1891,  el  Sr.  Presidente  propuso  que  nuestra  Sociedad  to- 
mase la  iniciativa  para  simplificar  el  sistema  de  numerosos 
grupos  adoptado  en  los  Congresos  anteriores,  y  la  Junta 
acordó  encargarle  que  formulase  la  correspondiente  proposi* 
ción,  como  así  lo  hizo  el  Sr.  Coello,  tan  á  satisraccióu  de  la 
Junta,  que  fué  vivamente  felicitado.  Según  el  dictamen  apro- 
bado, es  conveniente  reducir  los  temas  y  fijar  bien  los  asun- 
tos concretos  sobre  los  cuales  pudiera  recaer  resolución.  Tres, 
entre  ellos,  han  merecido  la  preferencia,  á  saber:  el  meridiano 
ünico,  la  nomenclatura  geográfica  y  la  uniformidad  en  el  sis- 
tema do  enseñanza  de  la  Geografía.  Ya  se  ocupan  los  Vocales 
designados  de  las  correspondientes  memorias,  que  han  de  ser 
remitidas  oportunamente  á  la  Sociedad  Geográfica  de  Berna, 
donde  serán  en  su  caso  defendidas  por  los  representantes  de 
nuestra  Sociedad  que  indudablemente  habrán  de  asistir  al 
Congreso. 

Continila  nuestra  biblioteca  enriqueciéndose  con  todo  gé- 
nero de  publicaciones  geográficas  modernas,  sin  desembolso 
ostensible,  y  cuenta  ya  con  2.548  voMinenes  y  1.341  hojas  de 
mapas,  sin  contar  los  voliimeiies  qne  forman  y  los  mapas  que 
contienen  los'/íoíetíiies  de  las  C6  Sociedades  GeogriíEcas  y  las 
110  Sociedades  y  Corporaciones  científicas  que  cambian  sus 
publicaciones  con  las  nuestras. 

Desdóla  ultima  Junta  general  solo  han  ingresado  tres  socios 
(ya  llegamos  al  terroncito  de  acíbar),  mientras  que  las  bajas 
han  sido  1G,  entre  ellas  7  por  defunción,  que  son  las  más  sen- 
sibles, y  de  las  cuales  merecen  especial.mención  por  su  noto- 
riedad las  de  D.  Salvador  Albacete  y  D.  Francisca  de  Paula 
Pavía.  Los  cinco  fallecidos  restantes  han  sido  D.  Antonio 
Vaquero,  D.  Bruno  Moreno,  D.  Roque  León  del  Rivero, 
D,  Cipriano  Martínez  y  D.  Eduardo  González  de  Velasco.  Sit 
Ierra  levis. 


dí^  BOLETÍN   DE   LA.   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Diez  años  há,  el  día  7  de  Noviembre  de  1880,  mi  amigo- 
D.  Martín  Ferreiro,  desde  este  mismo  sitio,  se  lamentaba  ea 
su  reseña  semestral  de  qne  esta  Sociedad  perdía  fuerzas  ince- 
santemente á  causa  de  la  continua  disminución  de  socios  y 
hacía  constar  que  habiendo  sufrido  Ib  bajas  solo  habían  sido  7 
los  nuevos  socios  ingresados;  y  sin  embargo,  la  Sociedad  con- 
taba en  1880  con  407  individuos  que  satisfacían  la  cuota  men- 
sual, mientras  que  hoy  solo  tenemos  189  socios  de  número  6 
sea  de  pago.  Así,  no  extrañaréis  que  os  diga  que  el  estado 
económico  de  la  Sociedad  es  un  tanto  aflictivo,  precisamente 
en  estos  tiempos  en  que  las  cuestiones  coloniales  se  agitan 
entre  las  naciones  civilizadas  y  cuando  más  útiles  é  indispen- 
sables son  á  los  Gobiernos  el  auxilio  y  el  consejo  de  las  Socie- 
dades Geográficas.  ¿Habremos  de  amilanarnos  ante  estas  con- 
trariedades? Nunca.  Confiemos  en  que  han  do  venir  tiempos 
mejores;  pero  á  Dios  rogando  y  con  el  mazo  dando:  la  Juntii 
Directiva  no  desmaya  y  há  tiempo  que,  abandonando  el  Ierre» 
no  científico  puramente  especulativo,  entró  de  lleno  en  el  do 
las  soluciones  prácticas  y  beneficiosas  para  la  patria,  y  se 
constituyó  en  centinela  avanzado  de  los  derechos  do  España  y 
de  sus  territorios  coloniales  en  las  cinco  partes  del  mundo» 
Ayúdela,  pues,  la  Sociedad,  cuyos  intereses  representa  y  cuya 
dirección  desempeña  por  delegación.  Haced  incansable  propa* 
ganda,  aportad  nuevos  adeptos  y  dirigid  vuestros  esfuerzos 
individuales  al  sostén  de  nuestra  Corporación,  para  que,  á 
semejanza  de  lo  que  sucede  en  todas  las  naciones  europeas, 
levantemos  el  espíritu  nacional  y  no  nos  dejemos  arrebatar 
los  territorios  que  poseemos  con  legítimo  derecho  y  que  tan 
valiosos  pueden  llegar  á  ser  en  un  porvenir  no  lejano. 


MEMORIA 

SOBRE    EL 

PROGRESO  DE  LOS  TRABAJOS  GEOGRÁFICOS 

LEÍDA  EN  LA  JUNTA  GENERAL  OEL  25  DE  NOVIEMBRE  DE  1890, 
POR  EL  SECRETARIO   GENERAL 

ID.  3Nd:A-ILT±IíT  :FEILR/EIR/0. 


SeíÍores: 

Poco  fecundo  ha  sido  este  semestre  en  exploraciones  geográ- 
ficas; el  campo  de  acción,  grande  todavía,  se  va  restringiendo, 
y  absortas  las  naciones  europeas  con  ^us  nuevas  adquisiciones 
y  sus  eternas  contiendas,  tratan  de  organizar  lo  adquirido,  • 
antes  de  acometer  nuevas  empresas.  España,  que  casi  siempre 
duerme  el  sueño  de  los  justos,  no  se  preocupa  gran  cosa  de  lo 
que  sucede  más  allá  de  sus  fronteras,  y  apenas  si  despierta 
alguna  vez  al  ruido  de  los  acontecimientos:  resignada  con  su 
suerte  de  hoy,  no  se  cuida  del  mañana,  hasta  que  llegue.  Va 
paso  á  paso,  obedeciendo,  sin  duda,  al  proverbio  italiano  de 
achi  va  piano  va  lontano.» 

Entremos  en  materia,  dando  cuenta  de  los  trabajos  hechos 
por  los  establecimientos  oficiales,  cuya  relación  se  nos  ha  en- 
viado. 

Desde  1.°  de  Mayo  de  este  año  han  terminado  las  Comisio-     Depósito  de  la 
nes  del  Depósito  de  la  Guerra  los  trabajos  siguientes:  Guerra. 

Itinerario  del  ferrocarril  de  Marchcna  á  Córdoba  en  la  es- 

Plano  de  la  comarca  de  las  Guilleríás  que  abraza  lina  exten- 
sión de  1.700  km.*  en  la  escala  de  -^q^* 
En  ejecución  se  hallan: 

25 


J. 


386  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

1 


Itinerario  del  ferrocarril  de  León  á  Oviedo  en 
ídem  del  id.  de  Almorchón  á  Bélmez  en 


20.000  • 

1 


20.000 

Plano  de  Algeciras  y  sus  alrededores,  en  la  escala  de  y^' 

Plano  de  Córdoba  y  sus  alrededores,  en  la  escala  de  . 

Hojas  números  33,  37  y  47  del  Mapa  Itinerario  Militar  de 
España,  en  la  escala  de  -^^oóó' 

Reconocimiento  topográfico  militar  del  Imperio  de  Ma- 
rruecos. 

Mapa  Militar  Itinerario  de  la  isla  de  Cuba,  en  -^j^^^. 

ídem,  id.  de  la  isla  de  Puerto-Rico,  en  -jqqqqq-. 

Se  ha  grabado  la  hoja  nüm.  46  del  Mapa  Militar  Itinerario 
de  España ,  en  la  escala  de  -^q-qqo"' 

Y  se  están  grabando  las  hojas  números -44,  54,  57  y  67  del 
Mapa  Militar  Itinerario  de  España,  en  -^q^qq-- 

Planos  de  Bilbao  y  Sevilla,  en  la  escala  de  ^ooo' 
Itinerario  del  ferrocarril  de  Madrid  á  Irún,  en  -^.^^  . 

100.000 

Depósito  Hi-      El  Depósito  Hidrográfico  ha  publicado  la  carta  de  la  costa 
drofirráflco.         oriental  de  España  desde  la  Torre  de  la  Mesa  hasta  la  de  Ca- 

picorp,  el  plano  del  puerto  de  Pasajes,  y  los  de  la  rada  de  Cu- 
lasian  (isla  de  la  Paragua  en  Filipinas)  y  del  puerto  de  Mutok 
en  Ponapé  (Carolinas). 

Se  están  grabando  los  planos  del  puerto  de  Balábac,  de  la 
bahía  de  las  piedras  Marangas  (Paragua)  y  de  la  bahía  de  Pu- 
jaga  (Mindanao)  correspondientes  al  archipiélago  Filipino;  el 
plano  de  la  ensenada  de  Mayagüez  (isla  de  Puerto-Rico)  y  el 
del  Portillo  (isla  de  Cuba). 

Ha  publicado  también  el  Derrotero  de  las  Antillas  y  de  las 
costas  orientales  de  América  desde  el  río  délas  Amazonas  hasta 
el  cabo  Hatteras. 

La  Comisión  Hidrográfica  de  la  Península  ha  terminado  la 
hoja  primera  de  las  costas  de  Mallorca ,  habiendo  hecho  el 
levantamiento  de  aquella  costa  desde  el  cabo  Blanco,  término 


PROGRESO   DE   LOS   TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  3S7 

oriental  de  la  bahía  de  Palma  hasta  el  cabo  Grosset,  y  formado 
los  planos  del  puerto  de  Andraitx  y  de  la  inmediata  ensenada 
de  Santa  Ponza.  Además  ha  hecho  las  observaciones  necesa- 
rías  para  determinar,  por  el  método  de  Talcott,  la  latitud  del 
pilar  astronómico  de  la  bahía  de  Palma. 

La  Comisión  Hidrográfica  de  Filipinas  continúa  los  trabajos 
-de  levantamiento  en  aquellas  costas  rectificando  la  de  Luzón 
desde  Subic  á  Manila. 

Por  Real  orden  de  29  de  Julio  de  este  año  sé  ha  dispuesto 
-que  una  Comisión  Hidrográfica  levante  el  litoral  de  la  isla  de 
Puerto-Rico  y  los  planos  de  sus  puertos. 

En  la  Comisión  del  mapa  geológico  de  España  se  han  hecho     comísióu  d 
los  trabajos  siguientes  desde  Mayo  último  á  la  fecha,  Mapaoeoiógi 

t.°  Se  ha  impreso  el  tomo  16.°  del  Boletín  de  la  Comisión 
del  mapa  geológico  de  España  que  contiene: 

a.  Reconócimienio  geográfico  y  geológico  de  la  provincia  de 
Tarragona  por  D.  Lúeas  Mallada,  un  apéndice  de  D.  J.  Gon- 
zalo y  Tarín,  en  que  se  hace  el  estudio  micrográfico  de  las 
rocas  hipogénicas  descritas  en  la  Memoria  que  consta  de  175 
páginas  y  va  acompañada  de  su  correspondiente  mapa  geoló- 
gico en  la  escala  de  1  :  400  000. 

h.  Memoria  descriptiva  de  los  manantiales  minero-medici- 
nales de  la  isla  de  Luzón,  estudiados  por  la  Comisión  com- 
puesta de  los  Sres.  D.  José  Centeno,  ingeniero  de  minas  y  vo- 
cal presidente,  D.  Anacleto  del  Rosario  y  Sales,  vocal  farma- 
céutico, y  D.  José  de  Vera  y  Gómez,  vocal  médico,  creada  por 
^1  Excmo.  Sr.  D.  Joaquín  Jovellar  y  Soler,  gobernador  gene- 
ral de  Filipinas.  En  esta  Memoria,  mandada  imprimir  de  Real 
orden,  que  consta  de  120  páginas,  se  describen  las  aguas  aci- 
dulas carbónicas  de  Lalo  en  Camarines  del  Sur,  4  manantiales 
do  aguas  alcalinas  hicarbonatadaSf  3  de  ellos  de  La  Laguna 
y  uno  de  Bataan;  aguas  alcalinas  silicatadas  de  Santolau, 
Manila;  11  manantiales  de  aguas  sulfídricas^  4  de  Bulacan, 
2  de  Táyabas,  y  las  demás  de  Pangasinán,  Camarines  Sur, 
Benguet,  La  Laguna  y  Nueva  Ecija;  las  aguas  sulfidratadas 
de  Jigabó  en  Albay;  2  manantiales  de  aguas  ferruginosas  bi- 
-carbonatadas  de  Camarines  del  Norte  y  Bulacán,  las  aguas  fe- 


S88  BOLETÍN   DE   LA.   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA, 

rruginosas  sulfatadas  de  Tamalax  en  Albay;  5  manantiales  de 
aguas  cloruradas  sódicas  de  llocos  Sur,  Camarines  Sur,  La 
Laguna,  Albay  y  Lepaato;  3  de  aguas  cloruradas  mixtas^  2  de 
Alva  y  uno  do  llocos  Sur;  las  aguas  sulfatadas  calcicas  de  Cer- 
vantes en  Lepante  y  las  aguas  sulfatadas  mixtas  de  Sapany 
Mainets  en  Nueva  Ecija. 

c.  Estudios  relativos  al  terremoto  ocurrido  en  Andalucía 
el  25  de  Diciembre  de  1884  y  á  la  constitución  geológica  del 
suelo  conmovido,  efectuado  por  la  Comisión  destinada  al 
objeto  por  la  Academia  de  Ciencias  de  París,  presidida  por 
M.  Fouqué;  Introducción. — Exposición  y  discusión  de  los 
fenómenos  que  caracterizaron  el  terremoto  del  25  de  Diciem- 
bre.—Ñolas  de  la  Comisión  del  mapa  geológico  de  España  á 
dicho  trabajo.  Experimentos  acerca  de  la  velocidad  de  propaga- 
ción de  los  sacudimientos  en  diversos  terrenos  por  MM.  Fou- 
qué y  Michel  Levy.  Acompaña  á  estos  estudios  el  mapa  sis- 
mológico publicado  con  el  original,  así  como  las  figuras  re- 
ferentes á  los  aparatos  y  experimentos  para  determinar  la  ve- 
locidad de  propagación  de  los  sacudimientos. 

d.  Colecciones  geológicas.  Encargada  la  Comisión  del  mapa 
geológico  de  España,  de  formar  colecciones  de  rocas,  minera- 
les y  fósiles  con  destino  á  los  establecimientos  de  enseñanza 
oficial,  se  ha  procurado  que  las  que  se  entregan  sean  lo  sufi- 
cientemente completas  y  bastante  estudiadas  para  diferenciar- 
las de  las  que  ordinariamente  puede  adquirirse  en  los  almace- 
nes de  objetos  de  historia  natural.  Como  muestra  de  lo  que 
son  las  colecciones  oficiales,  se  ha  creído  conveniente  publicar 
el  Catálogo  razonado  que  por  orden  del  Ministerio  de  Fomento 
y  á  solicitud  del  catedrático  de  terapéutica  se  ha  entregado  á 
la  Facultad  de  Medicina  de  Madrid. 

Esta  colección,  estudiada  por  el  ingeniero  D.  Daniel  de  Cor- 
tázar, si  bien  no  representa  todas  las  especies  petrográficas 
que  constituyen  la  estratigrafía  de  España,  es,  en  cambio, 
especialísima,  por  contener  los  materiales  geognósticos  donde 
brotan  las  principales  fuentes  minerales  de  nuestro  país,  y 
desde  este  punto  de  vista  podría  ser  de  verdadera  utilidad  para 
€l  estudio  de  la  hidrología  española. 


PROGRESO   DE    LOS   TRAIjAJOS    GEOGRÁFICOS.  389 

Las  colecciones  destinadas  á  las  cátedras  de  Historia  Natu- 
ral de  los  Institutos  y  Universidades,  se  procura  que  los  esta- 
blecimientos de  cada  provincia  reciban  los  tipos  principales 
de  rocas  y  minerales  de  la  Península,  los  especiales  de  la  co- 
marca para  satisfacer  mejor  las  necesidades  de  la  enseñanza 
provincial. 

Cada  una  de  las  etiquetas  de  las  200  rocas  que  componen  la 
colección,  expresa  el  número  de  la  roca  en  el  catálogo,  su 
nombre,  sinonimia,  peso  específico,  dureza,  composición,  edad, 
procedencia,  yacimiento  y  observaciones,  entre  las  cuales  se 
expresan  las  circunstancias  especiales  que  la  caracterizan  ó 
^icompañan;  por  ejemplo,  su  estudio  raicrográfico,  la  natura- 
leza de  las  aguas  que  en  ella  brotan,  los  minerales  que  en  ella 
se  encuentran,  su  aplicación,  etc.,  etc.  Con  este  tomo  del  Bo- 
letín se  publican  también  12  láminas  de  la  Sinopsis  'paleonto- 
lógica de  España,  con  las  cuales  se  completan  todas  las  del 
sistema  cretáceo  inferior;  cuyo  texto,  debido  al  Sr.  D.  Lucas 
Mallada,  se  imprimió  en  el  tomo  xiv  del  Boletín. 

2.**  Ha  comenzado  la  impresión  del  tomo  de  las  Memorias, 
que  comprende  la  «Descripción  física,  geológica  y  agrológica 
de  la  provincia  de  Soria»  del  ingeniero  D.  Pedro  Palacios. 

3.0  Repartidas  las  cuatro  hojas  6.',  8.*,  12  y  16  del  Mapa 
Geológico  en  la  escala  do  1  :  400.000,  cuya  tirada  se  anunció 
en  la  «Memoria  sobre  el  progreso  de  los  trabajos  geográficos» 
leída  en  Mayo  de  1890,  se  ha  tirado  la  4.'  y  está  estampán- 
dose la  3." 

4."  Se  han  tirado  y  repartido  también  las  hojas  15,  16,  19, 
20,  23,  24,  27,  28,  31,  32,  39,  40,  47,  48,  55,  56,  03  y  64  de  la 
edición  económica,  en  la  misma  escala. 

5.**  Se  está  estampando  el  mapa  de  conjunto  en  la  escala 
de  1:1.500.000. 

6.*"  Durante  el  año  que  acaba  de  transcurrir  se  han  prac- 
ticado estudios  de  campo  en  las  provincias  de  Córdoba,  León, 
Lérida,  Logroño,  Santander  y  Zaragoza. 

7."  Se  han  continuado  los  trabajos  de  gabinete  relativos  á 
■estas  y  otras  provincias,  así  como  los  que  se  refieren  á  la  for- 
mación de  colecciones  de  rocas  minerales  y  fósiles  para  los 


390 


BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 


Servicio  esta- 
dístico y  mi- 
noro. 


Institutos  y  otros  establecimientos  de  enseñanza  oficial  y  cen- 
tros científicos,  liabiendo  ya  remitido  al  Colegio  de  Medicina 
la  de  200  ejemplares  de  rocas  destinada  á  la  cátedra  de  Tera- 
péutica de  la  facultad  de  Medicina  de  la  Universidad  Central, 
y  cuyo  catálogo  hemos  mencionado  antes. 

Servicio  estadistico  minero. — En  los  últimos  meses  del  ante- 
rior año  económico  de  1889-90,  se  ordenó  á  los  ingenieros  de 
esta  Comisión  girasen  una  visita  á  las  provincias  de  Guadala- 
jara,  Albacete,  Valencia,  Castellón,  Ciudad-Real,  Salamanca, 
Falencia,  Zamora,  Valladolid,  Burgos,  Santander  y  Oviedo, 
las  cuales,  agregadas  á  las  que  fueron  visitadas  en  1888-89, 
componen  la  casi  totalidad  de  las  de  la  Península,  y  puede 
decirse,  que  todas  las  que  tienen  interés  bajo  el  punto  de  vista 
minero. 

De  resultas  de  estas  visitas  se  ha  rectificado  el  catastro  mi- 
nero, que  ejecutado  por  primera  vez  á  raíz  de  haber  sido  creada 
esta  Comisión  Ejecutiva,  adolecía  de  los  defectos  confeiguientes 
al  abandono  con  que  se  había  mirado  este  servicio  y  la  falla 
dé  elementos  para  su  desempeño,  y  aunque  trabajo  de  tanta 
entidad  no  puede  darse  por  concluido,  sin  embargo,  puestas 
ya  de  acuerdo  en  cada  provincia  la  Sección  de  Fomento,  con 
la  Delegación  de  Hacienda  y  la  Jefatura  de  Ingenieros,  y 
practicadas  una  minuciosa  revisión  de  expedientes  y  datos  en 
los  Archivos  de  cada  una  de  estas  oficinas,  por  los  ingenieros 
de  esta  Comisión,  ha  podido  averiguarse  la  existencia  de  gran 
número  de  concesiones,  que  afectas  de  vicio  de  caducidad, 
tenían  no  obstante  existencia  legal,  resultado  de  este  descuido, 
graves  perjuicios  para  la  industria  y  para  el  erario,  y  el  de- 
tentarse en  manos  muertas  grandes  extensiones  de  zonas  mi- 
neras, cuya  reversión  al  Eslado  se  prosigue  con  gran  actividad 
por  los  medios  legales  y  por  las  respectivas  autoridades,  ha- 
ciendo esperar  que  en  breve  tendrá  la  industria  minera  uu 
verdadero  catastro  con  todas  las  condiciones  apetecibles. 

Otro  servicio  viene  prestando  la  Comisión  Ejecutiva  no  me- 
nos importante  que  el  anterior,  y  todavía  por  desgracia  más 
difícil  de  realizar,  dados  los  vicios  de  nuestra  legislación  y  la 
falta  de  un  reglamento  de  policía  minera;  este  es  el  i*eferente 


PROGRESO   DE    LOS   TRABAJOS    GEOGRÁFICOS.  391 

á  la  producción,  cuya  cifra  dista  mucho  aún  de  la  verdadera, 
tanto  en  las  toneladas  producidas  como  en  los  precios  asigna- 
dos á  los  productos,  siendo  de  esperar  que,  con  el  apoyo  oficial 
y  el  mejor  acuerdo  de  las  mismas  empresas  mineras  llegarán, 
á  desaparecer  paulatinamente  las  deficiencias  que  sobre  su  par- 
ticular resaltan. 

A  pesar  del  escaso  tiempo  que  ha  mediado  desde  la  publica- 
ción de  la  Memoria  estadística  que  comprendía  el  año  econó- 
mico de  1887-88  y  separadamente  la  serie  de  cuadros  genera- 
les de  los  cuatro  semestres  de  los  anos  naturales,  asimismo 
de  1887-88  la  Comisión  tiene  reunidos  casi  todos  los  datos  y 
gestiona  constantemente  el  envío  de  los  pocos  que  le  faltan 
para  la  nueva  publicación  que  espera  verá  la  luz  en  breve 
plazo.  Esta  publicación,  referente  en  primer  término  al  año 
económico  de  1888-89,  comprenderá  los  cuadros  generales 
para  los  dos  semestres  del  año  natural,  y  contendrá,  como  la 
anterior,  los  datos  de  Aduanas  y  el  movimiento  de  minerales 
por  los  ferrocarriles,  los  concernientes  á  los  establecimientos 
de  Almadén  y  Arrayanes,  varios  apéndices,  siendo  ilustrada 
como  aquella  con  mapas  y  diagramas. 

Hé  aquí  los  principales  datos  de  interés  que  han  de  consig- 
narse en  la  estadística  del  año  de  1888-89,  sin  perjuicio  de 
cualquier  variación  que  pudieran  sufrir  por  rectificaciones 
que  se  hagan  conocer  á  este  centro  á  última  hora. 

RAMO   DE   LABOREO. 

En  1.*»  de  Julio  de  1889  había  en  toda  España  15.178  minas, 
1.899  demasías,  66  terreros  y  65  escoriales,  con  una  superficie 
total  de  500.428  ha.  9.723.  De  ellas  eran  productivas  1.849 
minas  y  626  demasías,  con  239.017  ha.  8.384. 

En  todo  el  año  económico  de  1888-89  «e  expidieron  1.259 
títulos  de  minas  y  demasías  con  26.515  ha.  5.120  y  se  cadu- 
caron 2.893  con  52.316  ha.  6.619,  resultando  una  disminución 
en  la  propiedad  minera  de  1.634  con  25.801,  1.499  ha.,  debido 
no  á  decadencia  de  la  industria,  sino  á  las  gestiones  de  la  Co- 
misión que  dieran  por  resultado  el  que  se  llevara  á  término 


:m  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

la  tramitacióQ  de  numerosos  expedientes  que  estaba  en  sus- 
penso sin  razón  de  ser. 

Las  minas  que  han  estado  en  explotación  dieron  eu  1888-89 
un  producto  de  9.455.836  t.  métricas  de  mineral  de  todas  cla- 
ses, de  un  valor  de  94.939.571,59  pesetas,  ocupando  56.151 
operarios  y  679  máquinas  de  vapor  con  la  fuei*za  total  de 
17.904  caballos. 

En  el  referido  año  económico  de  1888-89  y  coeT  respecto  al 
ramo  de  beneficio  hubo  161  fábricas  en  actividad  con  64  má- 
quinas hidráulicas,  de  fuerza  total  de  1.591  caballos  y  444  de 
vapor  con  la  de  26.450  caballos,  que  emplearon  16.223  opera- 
rios, dando  un  rendimiento  total  de  127.751.318,54  pesetas. 

De  los  demás  centros  oficiales  no  se  han  recibido  noticias. 


EUROPA. 

Axioma  es,  reconocido  por  todos,  que  tan  indispensables  sou 
los  conocimientos  geográficos  para  la  guerra,  como  la  vista 
para  trasladarse  de  un  punto  á  otro;  y  que,  cuanto  mayor  sea 
el  campo  de  acción  sobre  el  que  deban  desarrollarse  las  tro- 
pas, más  profundos  deben  ser  aquellos  conocimientos.  Si  en 
las  microscópicas  batallas  de  la  antigua  Grecia,  la  geografía 
que  debían  saber  los  strategos  quedaba  reducida  á  la  topo- 
grafía del  estrecho  campo  de  combate,  en  las  actuales  guerras 
entre  las  grandes  potencias,  donde  juegan  ejércitos  que  pasan 
de  un  millón  de  hombres,  los  detalles  topográficos  son  un  ac- 
cidente en  el  extenso  territorio  que  ocupan  legiones  tan  nu- 
merosas, y  la  geografía  sublime,  digámoslo'  así,  la  geografía 
con  toda  la  serie  de  conocimientos  accesorios,  se  impone  como 
necesidad  imprescindible  para  el  general  qne  debe  manejar 
tantos  y  tan  distintos  elementos;  si  á  más  de  esto  el  teatro  de 
la  guerra  se  ensancha,  agregando  á  las  tierras  la  inmensa  su- 
perficie de  los  mares,  no  hay  para  qué  encarecer  la  extensión 
que  debe  darse  á  la  ciencia  geográfica.  Así  lo  han  comprendi- 
do los  hombres  de  Estado  ingleses,  que  estudian  la  superficie 


PROGRESO  DE  LOS  TRABAJOS  GEOGRÁFICOS.     \m 

del  planeta  con  la  solicitud  del  agricultor  que  trata  de  conocer 
sus  fincas  para  darles  el  más  provechoso  cultivo,  y  para  que 
en  el  porvenir  le  den  grandes  rendimientos  y  ofrezcan  más  co- 
modidades y  bienestar  á  sus  herederos.  Así  lo  han  entendido 
igualmente  los  generales  de  sus  ejércitos  marítimos,  que  te- 
niendo por  campo  de  batalla  el  mundo  entero,  han  de  dar  ma- 
yores vuelos  á  su  estrategia,  por  la  increíble  movilidad  de  sus 
fuerzas  y  su  larguísimo  radio  de  acción;  por  eso  decía  el  al- 
mirante Jervis,  que  las  primeras  líneas  defensivas  de  Inglate- 
rra, estaban  siempre  ou  las  costas  del  enemigo,  como  ya  lo 
había  demostrado  Drakc  al  incendiar  los  buques  españoles 
dentro  del  puerto  de  Cádiz,  como  atrevido  reto  al  poderosos© 
Felipe  II.  Las  segundas  líneas  son  el  Océano  todo,  que  guar- 
necen con  sus  cuatrocientos  buques  de  guerra;  y  las  terceras 
se  encuentran  en  su  propio  litoral  defendido  con  exquisito 
celo  y  hasta  con  prudencia  excesiva. 

Han  hecho  los  gobernantes  británicos,  sobre  todo  desde  los 
tiempos  de  su  grau  reina  Isabel,  lo  humanamente  posible 
por  alcanzar  la  supremacía  en  los  mares  sin  reparar  en  los 
medios;  pero  esta  segunda  línea  de  defensa,  que  han  ido  per- 
feccionando con  tanto  esmero,  como  que  en  ella  cifran  la  se- 
guridad de  su  patria,  tiene  demasiada  extensión  para  cubrirla 
como  es  debido;  ni  su  potente  marina  militar,  ni  los  numero- 
sos puntos  fortificados  en  sitios  hábilmente  elegidos,  ni  sus 
grandes  guardias  en  la  entrada  y  salida  de  los  mares  cerra- 
dos, ni  el  acaparamiento  del  canal  de  Suez  que  les  asegura  el 
privilegio  exclusivo  de  aquel  paso  en  la  ocasión  de  una  gue- 
rra; ni  el  dominio  del  África  desdo  el  Nilo  al  Cabo  de  Buena 
Esperanza,  ni  la  rápida  comunicación  entre  los  dos  océanos 
que  les  permiten  sus  tierras  canadienses;  ni  los  cuadriláteros 
en  el  Pacífico,  nada  de  ello  es  bastante,  si  á  todas  partes  y  con 
sus  propios  recursos  debe  acudir  la  verdadera  patria  inglesa, 
el  home  británico  por  excelencia. 

No  hay  nación  que  en  el  transcurso  de  tres  siglos  haya  se- 
guido con  mas  perseverancia  una  misma  línea  de  conducta, 
ni  haya  rendido  culto  más  fiel  á  la  egoísta  pero  patriótica  sen- 
tencia de  «Cada  uno  para  sí»;  máxima  que,  si  no  muy  ajusta- 


994  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

da  al  Evangelio  ni  á  veces  muy  equitativa,  es  al  fin  y  al  cabo 
la  que  todas  las  naciones  de  la  tierra  siguen,  han  seguido  y 
seguirán  siempre  que  puedan. 

Entre  las  buenas  cualidades  que  á  la  nación  inglesa  distin- 
guen, es  una  de  las  principales  la  de  saberse  amoldar  alas 
circunstancias,  variando  de  regla  con  tal  de  que  la  misma  va- 
riación conspire  á  idéntico  fin:  ella  comenzó,  por  ejemplo,  la 
trata  de  esclavos  cuando  le  convino,  y  en  el  avance  de  su  civi- 
lización y  de  su  poderío,  ella  también,  como  en  desagravio  de 
aquella  iicción  inmoral,  fué  la  primera  en  procurar  la  aboli- 
ción de  la  esclavitud;  proteccionista  cuando  debía  serlo,  se 
puso  á  la  cabeza  del  libre  cambio  cuando  se  halló  en  condi* 
cienes  de  sostener  las  competencias,  hasta  el  punto  de  matar 
su  propia  agricultura  para  dar  pan  barato  á  su  pueblo,  y  enca- 
minarlo hacia  sus  naturales  fuentes  de  riqueza,  que  son  la  in- 
dustria y  el  comercio:  ella,  por  último,  tiene  la  India  como  po- 
sesión colonial  á  la  que  ni  por  sueños  piensa  en  concederle  los 
modernos  derechos,  y  al  mismo  tiempo,  permite  á  las  diversas 
provincias  que  forman  el  Dominion  del  Canadá  y  á  las  colo- 
nias de  Australia  y  Sur  de  África,  una  autonomía  rayana  en 
absoluta  independencia. 

Pero  tan  brillan  te  habilidad  no  es  suficiente  para  sostener  la 
inmensa  balumba  de  su  poderío  y  ejercer  en  todas  partes  la 
ocupación  efectiva;  y  para  que  ese  poderío  continúe  y  crezca, 
nació  la  idea  de  la  «Federación  imperial»,  en  el  Congreso  co- 
lonial celebrado  en  Londres  el  año  1887. 

Escarmentada  Inglaterra  con  la  emancipación  de  los  Esta- 
dos-Unidos, y  viendo  las  aspiraciones  autonómicas  de  sus  co- 
lonias que  se  han  desarrollado,  dando  señales  de  haber  salida 
de  su  adolescencia  y  de  cumplir  su  mayor  edad,  quiere  buscar 
lazos  que  las  unan  fuertemente  á  la  metrópoli;  que  sujetas  á 
un  mismo  Parlamento  y  bajo  la  misma  bandera,  formen  con 
ella  lo  que  llaman  la  Mayor  Gran  Bretaña,  creyendo  que  en 
el  estado  actual  do  las  ciencias,  y  borradas  las  distancias,  no 
hay  dificultad  para  lograrlo.  Con  esto  pensamiento  llevado  á 
la  práctica  y  siguiendo  la  misma  política  que  hasta  hoy  ha  se- 
guido, do  acaparar  el  comercio  y  extender  su  iníluencia  por 


PROGRESO    DE    LOS   TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  395 

todo  el  planeta,  aseguran  los  partidarios  de  la  Federación, 
como  Dilke  y  el  conde  Rosebery,  que  Inglaterra  será  la  sobe- 
rana universal. 

Hace  veinte  años,  el  inglés  Prevost-Paradol,  como  inspira- 
do profeta,  auguraba  que  el  globo  quedaría  repartido  entre  las 
razas  inglesa,  rusa  y  china:  hoy,  más  radicales,  lanzan  los 
nuevos  apóstoles  el  grito  de  England  for  ever,  solo  Inglaterra 
prevalecerá. 

Para  observar  esa  tendencia,  de  muy  antiguo  acariciada  por 
los  ingleses,  no  era  necesario  ser  muy  lince;  ahora  la  procla- 
man con  entero  desahogo,  porque  se  juzgan  bastante  fuertes 
para  sostenerla. 

La  lucha  está  iniciada:  ¡alerta  naciones  latinas!  No  os  des- 
cuidéis: el  trabajo,  el  estudio  y  la  unión  son  absolutamente 
indispensables  para  vuestra  vida;  de  no  emplear  estos  únicos 
y  legítimos  medios,  quedará  por  desgracia  demostrado  con  los 
hechos,  que  la  raza  anglo  sajona  es  superior  á  la  nuestra;  te- 
ned presente  que  las  razas  inferiores  sucumben  siempre. 

Sería  lástima  por  la  brillante  historia  que  los  latinos  tienen, 
y  porque  prevaleciese  el  intrincado  y  estrafalario  idioma  in- 
glés, sobre  el  armonioso  y  enérgico  español.  ¡Plegué  al  cielo 
que  no  se  cumpla  tan  detestable  profecía! 

Los  avaros  suelen  tener  rasgos  de  generosidad  que  ellos 
mismos  no  pueden  explicarse.  En  Inglaterra  se  han  visto 
dos:  uno  de  ellos  el  regalo  que  de  las  islas  Jónicas  hizo  á 
Grecia,  el  segundo  la  devolución  de  la  isla  de  Ilelgoland  que 
ha  hecho  el  1.*  de  Julio  al  imperio  de  Alemania.  Confieso  que 
no  puedo  entender  esta  largueza,  en  una  nación  que  disputa 
con  encarnizamiento  hasta  un  peñón  insignificante,  por  más 
que  esté  envuelta  en  el  tratado  anglo-alemán  para  el  reparto 
de  África ,  pero  el  hecho  es  cierto  y  no  hay  más  remedio  que 
alabarlo;  sin  que  tengamos  motivo  ni  aun  para  recordar  el 
vulgar  proverbio  español  do  a  cuando  el  arriero  vende  la 
bota...» 

Dejemos  ya  los  felices  habitantes  de  las  Islas  Británicas  y 
atendamos  una  proposición  económica  del  barón  Reille,  que 
nuestro  presidente  hace  tiempo  ha  reclamado  para  España^ 


396  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

y  es  la  reunión  en  un  solo  Instituto  geográfico,  de  todos  los 
servicios  que  en  Francia  se  refieren  á  cartografía  y  topografía, 
sea  cual  fuere  el  Ministerio  de  que  dependan,  porgue  en  nues- 
tro país,  que  por  lo  visto  tiene  el  dinero  de  sobra,  gasta  cada 
centro  ministerial  como  si  fuera  una  nación  aparte,  cuando 
podría  ejecutarse  todo  en  el  mismo  centro,  utilizando  cada 
uno  lo  que  necesitase  para  su  cometido  especial.  Ya  que 
tanto  se  copia,  bueno  sería  copiar  lo  que  á  todas  luces  con- 
viene. 

Otra  medida  útil  y  que  en  nuestra  nación  hace  tiempo  que 
se  está  predicando  en  vano ,  la  van  á  efectuar  los  rusos  esta- 
bleciendo un  museo  comercial  en  cada  uno  de  sus  consulados 
más  importantes;  es  la  perfección  de  la  idea,  puesto  que  no 
hay  mejor  medio  para  dar  á  conocer  los  productos  de  un  país, 
que  el  establecimiento  de  un  depósito  ordenado  en  los  países 
con  quienes  se  tiene  el  principal  comercio,  ó  con  los  que  quie- 
re entrar  en  relaciones  mercantiles. 

En  España  se  necesita  una  voluntad  de  hierro  para  im- 
plantar novedades  por  útiles  que  sean,  si  han  de  depender  de 
la  perseverancia  de  muchos;  es  virtud  que  no  ha  sentado  sus 
reales  en  nuestra  Península;  todo  se  reduce  á  elevar  quejas 
al  cielo  y  á  ecliar  la  culpa  de  todo  á  los  Gobiernos;  pero  nadie 
se  mueve,  como  si  hubiera  de  repetirse  la  benéfica  lluvia  del 
maná. 

Otra  idea  que  se  impone.  El  Gobierno  italiano,  conforman-' 
dose  con  la  transacción  propuesta  por  la  Universidad  de  Bo- 
lonia, ha  comunicado  á  todas  las  potencias  que  coucurrierou 
al  Congreso  de  Washington  de  1884,  una  reunión  con  objeto  de 
que  se  adopte  un  meridiano  único,  el  de  Jerusalén,  para  la 
hora  universal,  que  se  indicarla  en  los  despachos  juntamente 
con  la  respectiva  hora  local. 

De  no  adoptarse  como  punto  de  partida  el  meridiano  de  la 
isla  de  Hierro,  (jue  es  el  único  entre  todos  que  tiene  derecho 
histórico,  convendrá  adoptar  uno  cualquiera,  aunque,  acep- 
tado para  las  longitudes  el  de  Greenvich,  parecía  más  lógico 
contar  desde  61  las  horas.  No  podrá  tachárseme  en  esto  de  an- 
glofobia. 


I 

I 


PROGRESO   DE    LOS   TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  307 


ASIA. 

« 

La  Sociedad  Geográfica  de  San  Petersburgo,  cuya  suerte  no 
me  canso  de  envidiar,  porque  ha  conseguido  obtener  del  pue- 
blo y  del  Gobierno  toda  clase  de  protección,  al  revés  que  la 
nuestra,  prosigue  por  medio  de  sus  comisionados,  interesan- 
tes exploraciones  en  el  Asia,  muy  particularmente  en  el  Tibet 
y  toda  la  región  central  hacia  la  China  y  la  India. 

El  capitán  Grombchesvki,  que  debía  explorar  el  O.  de  la  me- 
seta de  Pamir,  no  pudo  verificarlo  por  especiales  circunstan- 
cias, y  se  dirigió  hacia  Oriento  para  reconocer  los  orígenes  del 
Roskemdaria,  que  había  ya  intentado  en  1888  y  lo  consiguió, 
completando  así  los  estudios  de  la  expedición  del  coronel 
PeutsoíF.  Eñ  10  de  Abril  se  encontraba  en  Jolan  desde  don- 
de trataba  de  encaminarse  hacia  el  S.  en  dirección  al  Nia, 
con  objeto  de  reunirse  con  PeutsoíF.  Logrado  su  objeto,  se 
separó  nuevamente  desús  compatriotas,  marchó  á  Polu  pa- 
sando antes  por  las  minas  de  oro  de  Sarjam  que  explotan 
unos  3.000  chinos.  Las  autoridades  chinas  le  prohibieron  en- 
trar en  el  territorio  tibetano,  y  entonces  se  dirigió  hacia  las 
inexploradas  regiones  altas  del  Tibet  occidental. 

PeutsoíT,  después  de  haber  pasado  el  invierno  en  Nía,  se 
dirigió  á  Tibet  por  el  desfiladero  de  Idyhek  Jansum;  durante 
la  invernada,  deteniente  Roboruski  reconoció  el  río  Cherche- 
ne,  y  el  ingeniero  Rogdanowich  las  montañas  de  Karagun 
Tag  al  S.  de  Jotan. 

Los  hermanos  Grum  Grimailo  se  hallaban  á  mediados  de 
Enero  en  Janis;  habían  explorado  la  cordillera  china  del 
Thian  Xañ;  llegaron  á  las  fuentes  del  Jargos  que  nace  al  pie 
de  una  de  las  más  elevadas  cumbres  de  los  montes  del  Cielo, 
la  del  Does  Magueneor,  al  que  atribuye  6.600  m.  de  altitud; 
después  subieron  al  Bogdoola  al  E.  de  ürumchi,  bajando  por 
último  al  oasis  de  Turfan  á  orillas  del  Lob  ñor.  Este  viaje  ha 
de  reformar  todos  los  mapas  del  Thian  Xañ  oriental,  que  lo 
representan  como  una  llanura  arenosa,  cuando  es  una  región 
accidentada  y  llena  de  montañas. 


-.J98  BOLETÍN  DE   LA    SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

También  el  príncipe  Enrique  de  Orleans  y  su  compañero 
Bonvalot  que  trataban  de  cruzar  el  Tibet  de  N.  á  S. ,  lo  han 
conseguido  con  toda  felicidad.  Comenzaron  su  expedición  en- 
trando en  el  Turquestán  oriental;  siguieron  el  valle  del  Tarim 
hasta  tocar  lo  cordillera  que  es  prolongación  del  Kuen  Luu 
y  separa  el  Tui*questán  del  Tibet.  Entonces  trataron  de  pene- 
trar en  esta  ultima  región  yendo  directamente  al  S.  desde 
Charkalik  á  través  de  un  terreno  pedregoso  hasta  el  pie  del 
Altin  Tag,  que  atravesaron  pasando  por  dos  collados,  el  Kum 
Davan  y  el  Tas  Davan.  Encontraron  luego  otra  cordillera,  el 
Xiaman  Tag,  en  cuyas  peñascosas  y  altas  mesetas  sufrieron 
mucho  á  causa  de  lá  temperatura  que  era  de  15"*  bajo  cero  de 
día  y  descendía  por  la  noche  á  —  29°.  Desde  allí  se  lanzaron 
derechos  al  S.  cruzando  afortunadamente  por  un  país  entera- 
mente desconocido  hasta  llegar  áTatsienlu,  provincia  china 
del  Sechuan.  En  ella  encontraron  un  vicario  apostólico  de  los 
padres  misioneros  y  en  cuya  misión  se  encuentran  unos  200 
católicos. 

En  Cambodía  ha  terminado  igualmente  su  viaje  el  francés 
Pavie,  que  desde  Hanoi  remontó  el  río  Claire,  y  cruzando  el 
país  de  Xaus,  pasó  al  Mekong  en  Luang  Prabaug  bajando  por 
él  hasta  Pnom  Penh. 

Los  ingleses,  en  cambio,  no  han  tenido  buen  éxito  en  su 
excursión  militar  en  el  Tibet  por  la  parte  de  Sikkina,  de  donde 
han  retirado  sus  tropas. 

Parece  que  en  Corea  surge  ahora  una  cuestión  que  puede 
revestir  cierta  gravedad  por  disputarse  la  preponderancia  en 
aquel  reino,  ingleses,  rusos,  japoneses  y  norte-americanos.  Sa- 
bido es  que  el  rey  coreano  es  vasallo  del  emperador  de  la  Chi- 
na; que  en  tal  concepto  hay  en  la  capital,  Seúl,  un  agente  del 
Gobierno  de  Pekín  y  que  todos  los  años  recibe  un  rico  presen- 
te el  emperador  como  signo  de  vasallaje.  El  de  Corea  no  sufre 
sin  disgusto  esta  dependencia,  y  repetidas  veces  ha  tenido  co- 
natos de  sacudir  tan  odioso  yugo. 

Ahora  tales  intentos  se  han  acentuado,  gracias  al  apoyo  y 
consejos  del  norte-americano  Mr.  Denny;  en  consecuencia; 
han  aprovechado  esta  coyuntura  las  potencias  antes  citadas. 


PROGRESO    DE   LOS   TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  399 

entablando  relaciones  directas  con  el  rey  de  Corea  y  procuran- 
do cada  cual  sobreponerse  á  las  demás.  Los  Estados-Unidos  en 
1882  y  luego  Rusia  en  1888,  celebraron  tratados  comerciales, 
pero  de  repente,  quien  se  ha  adelantado  á  todos,  ha  sido  el  al- 
mirante norte-americano  Belknap,  que  ha  ocupado  á  Seúl  con 
un  fuerte  destacamento  de  su  escuadra,  instalándose  él  con  su 
estado  mayor  en  el  mismo  palacio  real.  Veremos  hasta  qué 
punto  lo  sufre  el  soberano  de  China,  el  del  Japón  y  las  poten- 
cias europeas  Inglaterra  y  Rusia. 


ÁFRICA. 

Nada  de  particular  ocurre  en  Marruecos;  es  decir,  nada  nue- 
vo favorable  para  España:  siguen  pululando  las  intrigas  entre 
la  gente  diplomática  de  las  demás  naciones  europeas,  viendo 
cada  cual  la  mejor  manera  de  aumentar  su  influjo.  Los  alema- 
nes en  voz  alta,  y  los  ingleses  en  silencio,  son  los  que  al  pa- 
recer adelantan  más.  Cuando  llegue  el  fin,  que  tal  vez  no  se 
haga  esperar  mucho,  nos  contentaremos  con  encogernos  de 
hombros  y  copiar  el  estoicismo  de  nuestros  parientes  los  ma- 
rroquíes y  su  piadoso  dicho  «¡estaba  escrito!» 

Pasemos  á  lo  largo  de  la  costa  occidental  de  África,  sin  de- 
tenernos en  nuestra  mal  atendida  posesión  de  Río  de  Oro,  ni 
en  la  turbulenta  del  Senegal  francés;  doblemos  el  Cabo  de  las 
Palmas  para  descubrir  la  costa  de  Dahomey,  donde  los  fran- 
ceses tienen  que  habérselas  con  las  amazonas  del  feroz  sucesor 
detjleglé;  no  con  las  hermosas  matadoras  de  hombres  de  He- 
rodoto  que  originarias  de  la  costa  occidental  de  Marruecos, 
cruzaron  toda  Europa  y  establecidas  en  el  Caucase,  perecieron 
heroicamente;  no  con  las  Deyaniras,  Pentesileas  y  Orizias, 
sino  con  las  horribles  marimachos  negras  del  déspota  Daho- 
meyano,  que  forman  la  vanguardia  de  su  ejército,  y  que,  em- 
briagadas con  espirituosa  ginebra^  avanzan  sin  temor  hasta 
llegar  á  las  bayonetas  y  á  los  cañones  europeos. 

Portugal  hizo  bien  al  abandonar  un  protectorado  que  no  po- 


4C0  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

dría  mantener:  puesto  que  Francia  ha  visto  comprometido 
hasta  el  honor  de  sus  armas  ante  las  hordas  del  Nerón 
africano. 

Después  del  ataque  sostenido  el  4  de  Marzo  detrás  de  las 
trincheras  de  Kolonou  y  del  escarmiento  que  les  dio  el  tenien- 
te coronel  Terrillon;  después  de  haber  comenzado  los  prelimi- 
nares de  paz  con  la  mutua  devolución  de  los  rehenes,  el  rey 
negro  prosiguió  la  campaña  y  el  20  de  Abril  sostuvicrou  sus 
gentes  con  las  tropas  francesas  vivísimo  combate  7  km.  al 
NNE.  do  Portonovo.  Componíanse  estas  últimas  de  350  sol- 
dados regulares  con  tres  piezas  de  montaña  y  un  cuerpo  de 
vanguardia  formado  por  una  compañía  de  tiradores  del  Seue- 
gal  y  500  auxiliares  del  rey  l'offa.  Atacaron  á  los  dahomeya- 
nos  que  tenían  7,000  guerreros  y  2.000  amazonas,  y  se  hallaban 
guarecidos  en  el  pueblo  de  Achupa;  pero  pronto  se. invirtió  el 
ataque,  embistiendo  los  negros  á  cuerpo  descubierto  á  pesar  de 
la  metralla  y  obligando  á  los  franceses  á  formar  el  cuadro» 
después  de  ahuyentar  á  los  auxiliares  de  Taffa;  el  cuadro  re- 
trocede sin  romperse,  y  marcha  dos  horas  en  retirada  á  Porto- 
novo; haciendo  alto  varias  veces  para  rechazar  los  violentos 
ataques  de  las  harpías  amazonas  que  llegan  hasta  las  compac- 
tas filas,  muriendo  muchas  á  bayonetazos. 

Este  combate  confiesan  los  franceses  que  les  costó  8  muertos 
y  53  heridos;  asegurando  que  las  pérdidas  del  enemigo  fueron 
la  tercera  parte  do  sus  tropas;  pero  la  verdad  es  que  la  situa- 
ción de  los  franceses  no  mejora;  de  1  200  hombres  que  guar- 
necen la  colonia,  más  de  la  mitad  están  enfermos  de  fiebre, 
disentería  ó  de  anemia;  Portonovo,  donde  se  encuentra  el  cuar- 
tel general,  es  insalubre  y  los  soldados  sufren  mucho  con  los 
rigores  de  la  intemperie.  Las  negociaciones  entabladas  con  el 
tirano  de  Dahomey  no  parecen  muy  seguras  ni  que  se  dó  por 
vencido,  antes  bien,  ha  emprendido  una  serie  de  incursiones 
en  los  países  limítrofes,  sobre  todo  contra  los  Egbas,  habiendo 
destruido  más  de  130  pueblecillos,  hecho  2.000  prisioneros  y  de- 
gollado sin  número  de  mujeres  y  de  ancianos,  después  de  ro- 
bar cuanto  á  mano  encontró. 

Es  problema  un  tanto  arduo  el  que  Francia  tiene  que  resol- 


PROGRESO  DE   LOS  TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  401 

ver  en  aquel  terrible  país;  y  que  solo  puede  hacerlo  atacando  y 
destruyendo  al  cruel  Behanzen  en  su  misma  capital  Abomey. 

Otro  problema  es  el  reparto  entre  Francia,  Inglaterra  y  Ale- 
mania de  todo  el  Sudán  occidental  y  el  central;  de  este  ya  se 
encargan  las  dos  últimas  naciones,  permitiéndose  mutua- 
mente, por  el  Tratado  de  1.*  de  Julio,  hacer  toda  clase  de  con- 
tratos con  los  jefes  de  aquel  país,  pero  dejándose  el  paso  libre 
para  el  comercio  hasta  el  lago  Chad;  hacia  este  se  encaminan 
los  ingleses  por  el  Banué,  y  los  alemanes  desde  su  posesión  de 
Camarones.  Inglaterra  se  lleva  la  palma,  y  así  como  es  dueña 
de  una  zona  N.-S.  de  África,  desde  el  cabo  de  Buena  Espe- 
ranza al  Cairo,  obtendrá  también  el  dominio  de  otra  en  el 
sentido  E.-O.,  desde  el  Níger  hasta  el  Nilo  y  la  costa  de  los 
Somalis.  Francia  debe  contentarse  con  la  parte  alta  del  Níger 
y  su  comunicación  con  Dahomey. 

Por  otro  Tratado,  concluido  el  5  de  Agosto  entre  Francia  é 
Inglaterra,  se  reconoce  á  la  primera  el  protectorado  de  Mada- 
gascar,  y  una  extensión  de  inñuencia  desde  sus  posesiones 
mediterráneas  hasta  el  Níger  y  el  país  de  Sokoto  hacia  el  lago 
Chad,  y  en  cambio,  la  segunda  obtiene  el  reconocimiento  de 
su  protectorado  sobro  las  islas  Zanzíbar  y  de  Pemba. 

El  explorador  alemán  Zingtgraff  ha  salido  el  5  de  Septiem- 
bre para  Camarones,  con  el  intento  de  estudiar  los  recursos 
que  ofrece  el  país,  teniendo  como  punto  de  partida  la  estación 
de  Bali  que  había  fundado  anteriormente. 

En  el  Congo  francés,  en  ese  Congo  donde  nuestros  amigos 
los  franceses  nos  disputan  con  una  tenacidad  inconcebible  la 
pequeña  zona  comprendida  entre  la  Punta  de  Santa  Clara  y 
el  río  del  Campo,  siguen  haciendo  exploraciones  como  la  de 
Cholet  hacia  el  río  Sanga,  y  la  de  Crampel,  visitador  de  nues- 
tro territorio,  que  después  de  subir  por  el  Congo  y  su  afluente 
el  Ubangui,  debe  dirigirse  al  N.  hasta  el  lago  Chad;  una  vez 
llegado  allí,  y  celebrar,  si  puede,  un  convenio  con  los  Tuareg, 
dividirá  su  gente  en  dos  secciones;  una  que  debe  atravesar  el 
Sahara  hasta  la  Argelia,  y  otra  que  marche  al  O.  por  el  río 
Beuué. 

También  acaban  los  franceses  de  establecer  un  nuevo  vica- 

26 


402  BOLETÍN   DE   LA   50CIEDM)   OEOÚRÁKICA. 

riato  en  la  cuenca  superior  del  Ubangui,  para  la  cual 
nombrado  obispo  el  misionero  Angouard. 

En  estos  días  hau  insertado  los  periódicos  ua  telegrama 
Londres  dando  cuenta  del  mapa  de  África  que  publica  la 
ciedad  Geogi'áGca  inglesa,  en  el  cual  se  marcan  las  posesic 
españolas  del  golfo  de  Guinea  á  gusto  de  lo3  franceses,  y 
cambio,  llenan  aquel  continente  los  colores  británicos,  su 
niendo  sujetas  á  su  influencia  zonas  enormes  que  lo  ocu 
de  S.  á  N.  y  de  Oriento  á  Poniente;  como  on  casi  todas 
publicaciones  de  esta  índole  se  indica  de  igual  manera  la  p; 
que  á  España  interesa,  nuestra  Sociedad  Geográfica,  ce 
justa  protesta  á  tan  erróneas  apreciaciones,  dará  ua  mapa 
el  que  se  restablezca  la  verdad,  scñalaudo  los  territorios  á  * 
tenemos  derecbo,  y  que,  por  lo  tocante  al  golfo  de  Guiu 
comprende  desde  la  divisoria  entro  los  ríos  Gabón  y  Mu 
hasta  la  desembocadura  del  río  Campo,  con  una  zona  q 
scgiin  lo  establecido  en  la  conferencia  de  Berlín,  para  las 
rras  interioi'es  ó  hinterland  dp  las  posesiones  europeas,  He; 
hasta  el  grado  17°  de  longitud  E.  de  Greenwich,  Ó  sea  ha 
la  orilla  derecha  del  Ubangui  ó  Mubangui,  anuente  del  Con, 

España  debe  saber  que,  si  reivindicó  por  manera  tan  em 
gica  sus  derechos  sobre  las  islas  Carolinas,  no  con  menos 
zón  debe  reclamar  las  cuencas  del  Muni  y  del  Benito  en  Gi 
nea,  que  tan  obstinada  como  injustamente  quiere  arrebatan 
Francia. 

£1  capitán  Bocker  ha  llenado  un  claro  en  la  geografía  i 
centro  de  África,  entre  el  Ueló  y  el  Aruimi.  El  explorad 
partió  de  Yambuga  sobre  el  Aruimi,  empleando  veinticuai 
jornadas  para  llegar  al  Uelé,  cruzando  un  bosque  de  allísio: 
árboles,  continuación,  sin  duda,  del  que  atravesó  Stanley 
su  marcha  al  lago  Alberto.  Pasó  el  río  Lulu,  afluente  < 
Aruimi,  cerca  de  su  conQuencia  con  el  Congo;  cruzó  despi 
el  Itimbiri  y  el,  Rubí,  este  ultimo,  junto  á  unas  cataratas;  i 
conoció  cuatro  suballucntes,  dos  por  la  derecha  y  dos  por 
izquierda  del  Rubi,  y  á  los  tres  días  de  marcha  llegó  al  Ue 
en  un  punto  donde  se  halla  una  estación  del  Estado  del  Cod) 

Del  árbol  caído  todos  hacen  leña ;  esto  puede  decirse  de 


PROGRESO    DE    LOS   TRABAJOS    GEOGRÁFICOS.  403 

cuestión  que  el  Estado  independiente  del  Congo  suscita  á  Por- 
tugal con  motivo  del  territorio  de  Muata  Yanvo,  que  hasta 
ahora  se  había  considerado  como  el  trozo  interior  de  la  provincia 
portuguesa  de  Loanda,  y  que,  con  arreglo  al  convenio  anglo-lu- 
sitano  de  20  de  Agosto  último,  quedaba  dentro  de  la  influencia 
de  Portugal;  pero  el  Estado  del  Congo  dice  que,  según  el  Tra- 
trado  de  14  de  Febrero  de  1883,  el  Kuango  sirve  de  límite  del 
Estado  por  el  O.,  y  todo  el  lado  oriental  queda  ipso  fado  fuera 
del  dominio  portugués;  alguna  dificultad  ofrece  este  derecho 
invocado,  cuando  ambas  partes  apelan  al  arbitraje  del  Consejo 
federal  suizo. 

También  parece  que  encuentran  los  portugueses  algunos 
obstáculos  por  parte  del  reyezuelo  de  Bihé,  entre  el  Cunene  y 
el  Cubango;  y  aun  corren  voces  de  que  no  es  extraño  á  esta 
malquerencia  cierto  misionero  escocés,  al  que  Silva  Porto  ha- 
bía recomendado  eficazmente  á  los  indígenas. 

Ingleses  y  alemanes  se  han  repartido  el  África  siguiendo 
procedimientos  iguales;  cada  una  de  ellas  ha  fundado  primero 
siete  compañías  consecutivas,  y  después  de  ellas  ha  venido  el 
protectorado  y  en  seguida  la  dominación  directa;  bien  deta- 
llado está  el  reparto  del  África  central  en  el  libro  publicado 
por  Mr.  Fief,  secretario  general  de  la  Sociedad  belga  de  Geo- 
grafía; ya  no  queda  un  solo  claro  que  no  tenga  los  colores  in- 
gleses ó  germánicos,  de  manera  que  pueden  darse  por  despe- 
didas las  demás  naciones.  Portugal  ha  tenido  que  sufrir,  la 
primera,  los  efectos  de  aquel  contrato  entre  los  poderosos,  y 
por  más  que  trabajen  por  el  Zambeze,  no  lograrán  un  palmo 
de  terreno  sobre  lo  que  se  les  ha  concedido;  por  si  no  bastase 
lo  hecho  por  Inglaterra,  acaba  de  adquirir  esta  el  protectorado 
del  Barotse,  región  colocada  al  NE.  del  Zambeze  hacia  la 
divisoria  de  este  río  y  el  Congo,  así  como  la  del  reino  Ba- 
manguato  al  N.  del  Transvaal. 

Un  acontecimiento  se  dibuja  en  el  África  austral,  que  puede, 
en  cierto  modo,  llegar  á  ser  un  hecho,  porque  vendrá  en  auxi- 
lio de  la  gran  federación  inglesa,  de  que  anteriormente  di  no- 
ticia. Empieza  á  tener  allí  muchos  prosélitos  el  partido  llamado 
autonomista,  el  cual  pretende  formar  una  repíiblica  federal 


401  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA, 

compuesta  de  las  colonias  del  Cabo  y  de  Natal,  del  Transvaal^ 
el  Estado  libre  de  Orange,  y  de  todos  los  territorios  que  en 
aquel  país  reconocen  el  protectorado  de  la  Gran  Bretaña,  con 
la  cual  entrarían  todos  ellos  en  confederación.  La  idea  prosi- 
gue su  camino,  y  no  se  puede  predecir  si  se  contentarán  los 
autonomistas  con  esta  solución  ó  preferirían  la  independen- 
cia completa. 

Antes  de  pasar  adelante  he  de  anunciar  que  el  viajero  Trivier 
va  á  emprender  una  excursión  con  objeto  comercial,  saliendo 
á  principios  de  este  mes  de  Burdeos  y,  tocando  en  Dakar  que, 
visitará  sucesivamente  todo  el  litoral  africano  hasta  llegar  á 
Zanzíbar,  término  de  su  expedición. 

Por  su  parte  el  Gobierno  portugués  comisionó  al  Sr.  Car- 
valho  para  que  vaya  á  Mozambique  con  el  fin  de  estudiar  los 
recursos  de  aquella  provincia. 

En  el  pugilato  de  astucia  y  de  fuerza  que  mantienen  Alema- 
nia é  Inglaterra  sobre  los  países  inmediatos  á  los  grandes  lagos 
de  África,  no  es  la  primera  la  que  lleva  peor  parte,  auxiliada 
por  sus  leales  emisarios  Emin  bajá^  mayor  Wissmann,  el  doc- 
tor Peters  y  aun  se  dice  que  el  capitán  italiano  Casati  que 
volverá  al  África.  Todo  el  juego  de  los  ingleses  ha  sido  lograr 
una  comunicación  por  aquella  comarca  entre  sus  nuevas  ad- 
quisiciones del  Zambeze  y  antiguas  del  Cabo  con  el  alto  Xilo 
que  cuentan  ya  como  suyo  lo  mismo  que  lodo  el  Egipto.  Por 
eso  con  todo  afán  disputaban  á  los  alemanes  los  terrenos 
orientales  del  Tangañica;  pero  Alemania  está  firme  en  soste- 
ner su  demanda  hasta  el  grado  30  al  E.  de  Greenwich  y  solo 
concede  el  paso  libre  á  los  ingleses  entre  este  lago  y  Victoria 
Nansa.  Además  se  encuentra  Inglaterra  con  la  dificultad  de  que 
el  rey  de  Uganda  rechaza  su  protectorado,  y  más  bien  se  inclina 
á  los  alemanes,  habiéndose  hecho  cristiano  y  pedido  misio- 
neros y  médicos  al  cardenal  Lavigerie,  ofreciéndose  en  cambio 
á  combatir  la  esclavitud. 

Los  comisionados  alemanes  van  pacificando  el  país  sujeto 
á  su  influencia,  después  de  haber  sostenido  varios  combates 
Vissmann  al  S.  de  Bagamoyo,  Peters  al  O.  y  Emin  bajá  en 
las  inmediaciones  del  lago  Victoria. 


PROGRESO   DE   LOS   TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  405 

Subiendo  en  latitud  N.  nos  encontramos  con  otra  cuestión, 
Italia  con  Inglaterra  ¡siempre  Inglaterra!  Tanto  se  la  oye  que 
nada  tendría  de  extraño  que  el  mundo  se  cansara  de  su  nom- 
bre, como  el  ciudadano  ateniense  estaba  harto  de  oir  el  de  Arís- 
tides,  y  que,  andando  el  tiempo  la  condenase  también  al  ostra- 
cismo, á  pesar  de  la  fama  que  tiene  de  defensora  de  las  buenas 
causas;  fama  que  indudablemente  debe  ser  tan  justa  como  el 
dictado  que  ostentan  sus  reyes  de  Fidei  defensor. 

Italia  desea  tener  la  costa  oriental  de  África  desde  el  río 
Yuba  hasta  el  grado  8**  de  latitud  N.;  y  en  el  interior  pretende 
que  su  zona  de  influencia  llegue  á  los  territorios  Gallas  y  del 
Harrar  que  reconocen  la  soberanía  del  Negus  Menilek;  pero 
Inglaterra  quiere  abarcar  hasta  Kaífa,  país  explorado  por  los 
viajeros  Teleki,  Hóhnel  y  Borelli:  hacen  oposición  poco  viva 
los  ingleses  hacia  esta  parte,  porque  les  importa  más  la  zona 
del  Nilo,  y  tienen  gran  extensión  sobre  el  Indico  y  sobre  el 
golfo  de  Aden. 

Las  dificultades  con  que  Italia  tropezaba  en  Abisinia,  á  lo 
que  parece,  van  allanándose;  los  generales  del  Negus  Etiope, 
uno  de  ellos  el  famoso  Ras  Alula  han  hecho  el  solemne  jura- 
mento sobre  la  cruz  y  el  evangelio  de  no  quebrantar  la  paz 
con  los  italianos,  que  mantienen  su  frontera  por  el  Mareb  y  el 
Belesa.  No  se  presenta  igualmente  halagüeño  el  porvenir 
hacia  el  Sudán:  Kassala,  posición  estratégica  que  Italia  ambi- 
ciona está  lejos  de  caer  en  sus  manos.  Reina  en  el  Sudán 
oriental  la  más  completa  anarquía,  acentuada  cada  vez  más 
desde  la  muerte  del  Mahdi,  poderoso  enemigo  de  los  ingleses; 
su  sucesor  Aldulai  carece  de  prestigio  y  sus  principales  jefes 
se  han  convertido  en  otros  tantos  reyezuelos.  Ahora  so  dice 
que  el  célebre  Osman  Digma  intenta  apoderarse  de  Kas- 
sala, destronando  á  Abdulai  para  reconstituir  el  imperio  del 
Mahdi. 

Entre  tanto  los  ingleses  siguen  muy  á  gusto  en  Egipto,  sin 
que  den  señales  de  dejarlo;  antes  bien,  lo  dirigen  sin  cuidarse 
de  las  advertencias  y  protestas  que  de  tiempo  en  tiempo  reci- 
ben, y  á  las  cuales  contestan  siempre  lo  mismo  con  la  mayor 
cortesanía.  Ya  todo  el  mundo  se  va  acostumbrando  al  hecho 


406  BOLETÍN  DE   hk  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

consumado  de  la  ocupación  y  á  ver  en  el  canal  de  Suez  un 
patrimonio  de  Inglaterra,  que  se  convertirá  en  exclusivo  en 
cuanto  llegue  el  caso  de  una  guerra.  En  tiempo  de  paz  ya  lo 
es;  véase  la  relación  del  movimiento  de  buques  en  el  año  1889 
y  se  observará  que  de  los  3.4*25  que  han  cruzado  el  istmo, 
2.611  eran  ingleses  con  5.352.886  t.  ó  sea  cerca  del  79  por  100 
de  las  6.783.180  que  medía  el  total  de  los  buques. 

Terminando  la  vuelta  del  continente  africano,  nos  hallamos 
en  el  litoral  Mediterráneo,  que  oculta  hoy  desde  Egipto  á  Ma- 
rruecos arduas  cuestiones,  probablemente  resueltas  en  el  por- 
venir con  una  guerra  europea:  la  codicia  de  lodos  no  ha  podido, 
en  verdad,  evitar  lo  que  la  astucia  y  la  fuerza  de  dos  atrevidas 
naciones  ha  logrado;  pero,  por  lo  mismo,  es  cada  vez  más  di- 
fícil imitar  estos  ejemplos:  si  Francia  se  ha  establecido  en 
Túnez  ó  Inglaterra  en  Egipto,  ha  sido  por  sorpresa:  hoy  estáu 
todos  muy  alerta  y  por  eso  Italia  llega  tarde  al  demostrar  su 
disgusto  por  Tiínez  y  su  aspiración  por  Trípoli,  así  como  sobre 
Marruecos  están  fijos  los  ojos  de  Europa  entera. 

Francia  es  la  que  se  muevo  con  más  ahinco  y  busca  los  me- 
dios más  estratégicos  y  simulados  para  el  ataque.  Ha  dejado 
ver  su  deseo  de  rodear  el  Mogreb,  enlazando  su  posesión  Ar- 
gelina con  el  Senegal;  pero  ambicionando  más,  quiere  unir 
ambas  con  el  Niger  y  las  regiones  del  lago  Chad,  y  por  eso 
agita  formalmente  la  cuestión  del  ferrocarril  por  el  Sahara: 
titubea  en  construirlo  junto  á  la  frontera  de  Marruecos,  porque 
es  descubrir  demasiado  su  pensamiento^y  se  decide  mejor  por 
Ouargla  y  Anguid  que  al  mismo  tiempo  considera  más  seguro. 

Nosotros  proseguiremos  observando  todas  las  maniobras, 
como  los  lugareños  presencian  absortos  y  entretenidos  los 
juegos  de  cubiletes  y  las  habilidades  del  juglar  de  plazuela. 


AMÉRICA. 

Por  caprichos  de  la  suerte  lleva  Terranova  el  nombre  que 
en  América  menos  le  cuadra,  porque  precisamente  debiera 
llamarse  Terra  antiqua,  por  ser  la  primera  ó  una  de  las  pri- 


PROGRESO   DE   LOS   TRABAJOS    GEOGRÁFICOS.  407 

meras  que  cerca  de  quinientos  años  antes  del  viaje  de  Colón, 
vieron  los  europeos  escandinavos  mandados  por  Erik  el  Rojo, 
llamándola  Markland. 

Volvióla  á  ver  Juan  Caboto  en  1494,  y  hay  quien  añrma  la 
descubrieron  los  vascongados,  animosos  pescadores  de  balle- 
nas que  enseñaron  á  los  holandeses  las  costas  de  Groenlandia 
donde  las  buscaban. 

Hacia  1580  se  reunían  en  las  aguas  de  Terranova  sobre  400 
embarcaciones  á  pescar  el  bacalao,  de  las  cuales  más  de  100 
eran  españolas,  y  las  otras  francesas  ó  inglesas.  Por  el  funesto 
tratado  de  Utrecht  de  1713  se  concedió  á  Francia  el  derecho  de 
pesca  y  taimadamente  se  ;iegó  á  España,  quedando  para  la 
primera  el  privilegio  de  establecer  secaderos  y  almacenes  en 
la  costa  occidental  de  la  isla,  que  hoy  todavía  se  llama  Frenc/i 
Shore  6  costa  francesa.  Este  privilegio  les  molesta  mucho  á 
los  ingleses  y  tratan  de  mil  maneras  de  quitarlo,  ya  ponién- 
doles trabas  en  las  construcciones  en  tierra,  ya  prohibiendo  á 
los  pescadores  franceses  coger  el  cebo  necesario  para  la  pesca 
del  bacalao,  con  lo  cual  se  suscitan  mil  cuestiones  diplomáticas 
entre  los  gabinetes  de  Londres  y  de  París. 

De  aquí,  sin  duda,  ha  nacido  la  idea  de  ofrecer  á  Francia 
una  compensación  á  cambio  del  abandono  de  la  French  shore; 
es  decir,  de  la  renuncia  á  la  pesca  en  aguas  de  Terranova:  el 
premio  sería  la  retrocesión  á  los  franceses  de  la  isla  Mauricio 
ó  de  Francia  en  el  mar  índico;  pero  aparte  de  que  semejante 
compensación,  solo  aprovechaba  á  los  ingleses,  los  isleños  no 
se  muestran  muy  dispuestos  á  ella,  porque  ni  les  agradan  las 
leyes  de  policía  y  de  seguridad  que  da  Francia,  ni  la  embro- 
llada burocracia;  según  el  dictamen  de  M.  Dejean  de  la  Batie, 
perderían  en  el  cambio,  á  causa  de  las  tendencias  del  Gobierno 
francés  á  hollar  la  libertad  individual  y  los  derechos  do  la 
conciencia;  la  República  y  los  habitantes  de  la  isla  Mauricio, 
dice,  pueden  compararse  á  una  madre  y  á  sus  hijos  que  no 
pueden  vivir  en  paz,  sino  estando  separados.  ¡Lucida  queda 
Francia  con  semejante  informe! 

Ya  di  cuenta  en  otra  ocasión  del  conflicto  pendiente  entre 
Inglaterra  y  los  Estados-Unidos  con  motivo  de  pretender  la 


406  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

nación  americana  que  el  mar  de  Beering  debe  considerarse 
como  mar  cerrado,  y  en  consecuencia  como  uua  especie  de 
golfo  no  sometido  á  las  reglas  generales  del  derecho  marítimo 
internacional.  En  una  palabra,  que  los  Estados-Unidos  quie- 
ren ejercer  solos  el  monopolio  de  la  pesca  de  focas. 

Esta  misma  nación  sostenía  exactamente  la  teoría  contraria 
cuando  el  territorio  de  Alaska,  sobre  el  continente  de  América, 
pertenecía  á  Rusia,  que  dueña  de  todas  las  tierras  é  islas  que 
circundan  el  mar  de  Beering,  reclamaban  su. posesión  exclu- 
siva, que  les  negó  en  absoluto  el  gabinete  de  Washington.  Con 
estos  antecedentes,  ya  se  conoce  de  parte  de  quién  está  la  ra- 
zón, y  mucho  más  recordando  que  siempre  ha  sido  libre  la 
pesca  de  focas  para  los  buques  ingleses  y  de  las  demás  na- 
ciones. 

Y  sin  embargo,  Inglaterra,  con  el  derecho  de  su  parte,  no 
ha  enviado  todavía  su  ultimátum:  lo  que  se  hace  con  Portugal 
no  puede  hacerse  tan  fácilmente  con  los  Estados- Unidos: 
con  ellos  se  usa  más  cortesía.  Por  supuesto  que,  en  esta 
cuestión   como   en   todas,  nunca   falta   un   abogado    pica- 
pleitos que  defienda  con  argucias  lo  más  insostenible,  y  así 
acontece  ahora:  hay  uno  que  establece  la  distinción  entre  la 
propiedad  del  mar  y  el  derecho  de  la  pesca;  con  cuya  teoría 
puede  el  Gobierno  norte-americano  prohibir  dicha  industria  en 
todas  sus  tierras  como  en  las  islas  de  San  Pablo  y  San  Jorge, 
y  en  las  aguas  jurisdiccionales,  considerando  estas  con  el  nú- 
mero de  millas  que  se  necesite  para  que  resulte  el  monopolio 
en  su  favor,  no  las  tres  que  señala  el  derecho  internacional, 
sino  50  qne  son  las  que  recorren  las  focas  para  buscar  el  pasto 
necesario  á  sus  hijuelos,  así  como  los  ingleses  lo  extienden  á 
10  en  las  pesquerías  de  perlas  alrededor  de  Ceilan.  El  argu- 
mento no  está  mal  preparado;  pero  mejor  lo  está  la  opinión 
del  presidente  Harrison,  segiin  la  cual,  debe  precederse  con 
arreglo  á  la  legislación  americana  contra  los  buques  ingleses 
que  pesquen  focas  en  el  mar  de  Beering.  Lord  Salisbury  ha 
protestado;  pero,  como  antes  dije,  sin  ultimátum^  porque  se- 
gún dice  un  proverbio  castellano:  un  lobo  á  otro  no  se  muerden. 

En  el  mes  de  Septiembre  del  año  pasado  convocó  el  Gobier- 


PROGRESO   DE   LOS   TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  409 

DO  de  Wasbíngtoii  á  todas  las  naciones  de  América  coa  el  pro- 
pósito de  foi-mar  un  Zollverein,  ó  liga  aduanera  americana; 
con  ella  se  hubieran  asegurado  los  Estados-Unidos  el  comercio 
del  nuevo  continente  y  aumentado  su  producción  industrial, 
rechazando  asi  toda  competencia  que  pudieran  hacerle  las  na- 
ciones manufactureras  y  productoras  de  Europa:  era  el  verda- 
dero paso  con  que  se  llevaba  á  la  práctica  las  ideas  de  Monroe, 
y  al  mismo  tiempo  la  preponderancia  completa  de  los  norte- 
americanos, que  después  de  la  unión  aduanera  preparaban  la 
unión  política.  Por  instinto  de  conservación  negaron  su  asen- 
timiento los  estados  latinos  de  América,  y  ahora,  como  en  des- 
pecho, han  lanzado  los  Eslados-Unidos  el  bilí  exageradamente 
protecciouísta  de  Mac  Kinley,  verdadero  reto  á  los  países  eu- 
rupeos,  aunque  al  mismo  liempo  un  arma  de  dos  filos  que  daña 
al  que  lo  emplea  casi  tanto  como  al  que  trata  de  herir. 

La  tendencia  es  bien  clara  y  hace  mucho  tiempo  que  la  tongo 
apn  atada. 

Canal  de  Fakauí. — Cuando  se  declaró  quo  la  terminación 
del  Canal  se  baria  por  esclusas  y  no  á  cielo  abierto,  y  que  la 
trinchera  de  42  km.  que  faltaba  abrir  con  la  profundidad  de 
78  m,  se  efectuaría  después  sin  interrumpir  la  navegación, 
añrmé  que  tal  obra  era  imposible,  y  sigo  en  la  misma  idea,  que 
la  Comisión  de  estudios  corrobora  en  su  ultimo  informe  de 
Mayo  de  este  año.  Después  de  varias  consideraciones  para  de- 
mostrar que  no  puede  concluirse  el  Canal  en  ocho  años,  renuu- 
cía  al  Canal  á  nivel  y  añade  que  es  preciso  invertir  aun  lo  me- 
nos la  suma  de  900  milloues  de  francos,  contando  con  dos  se- 
ries de  esclusas  alimentadas  por  un  lago  divisorio  de  20  km.  de 
longitud,  á  que  deben  llegar  las  aguas  del  río  Chagres.  Calcula 
la  Comisionen  10  millones  defrancos  el  gasto  anual  de  conser- 
vación, y  en  12,5  francos  el  derecho  que  por  tonelada  se  podrá 
exigir  á  los  buques,  lo  que  debe  producir  un  ingreso  medio  de 
50  millones  por  año;  pero  al  uucvo  coste  hay  que  reconocer  á 
ios  antiguos  dueños  una  cantidad  de  450  millones  de  francos, 
mitad  del  coste  futuro.  De  estos  números  puede  deducirse  el 
porvenir  nada  lisonjero  de  la  obra,  que  no  es  por  cierto  seme- 
jante al  del  Canal  de  Suez. 


410  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

Hé  aquí  por  qué  dije  hace  mucho  tiempo  que  Nicaragua  era 
ol  rival  más  temible  de  Panamá. 

Por  de  pronto  el  ferrocarril  de  Tehuantepec  tratará  de  apro- 
vechar su  ventajosa  situación  durante  el  tiempo  en  que  uno 
de  los  canales  pueda  hacerle  la  competencia:  y  ya  tiene  hechos 
127  km.  de  los  que  componen  su  longitud  total. 

Sigue  todavía  en  pie  la  cuestión  entre  Inglaterra  y  Venezue- 
la con  motivo  de  la  intrusión  inglesa  en  terrenos  venezolanos 
á  la  derecha  del  Orinoco.  Venezuela  poseía  toda  la  mencionada 
orilla  exlondicndose  hasta  el  rio  Essequibo  que  era  el  límite 
con  la  Guayana:  los  ingleses  traspasaron  calladamente  la  fron- 
tera hasta  Cabo  Nassau  en  busca  de  la  desembocadura  del  Ori- 
noco; las  protestas  de  Venezuela  consiguieron  en  1850  que, 
mientras  se  ponía  en  claro  la  contienda,  se  estableciese  un 
modu8  vivendi,  durante  el  cual  no  ocupasen  el  terreno  dispu- 
tado ninguna  de  las  dos  naciones;  pero  cansada  de  esperar  la 
Gran  Bretaña,  y  deseosa  de  contribuir  á  la  explotación  de 
aquellos  ricos  campos  auríferos,  hace  cinco  años  que  siguió  su 
avance,  llegando  á  la  boca  del  Orinoco,  y  dominando  en  con- 
secuencia la  navegación  de  aquel  importante  río.  Venezuela,  y 
con  ella  otros  países  americanos  se  opondrán  seguramente  al 
establecimiento  de  un  nuevo  punto  estratégico  á  que  tan  añcio* 
nados  son  los  políticos  ingleses. 

Francia,  entre  tanto  agrega  á  su  Guayana  el  territorio  ó  ca- 
pitanía de  (iunani,  á  petición  de  sus  escasos  habitantes,  y  sin 
oposición  del  Brasil,  único  que  podía  tener  interés  en  oponer- 
se: al  mismo  tiempo  sostiene  una  contienda  con  Holanda,  por 
la  comarca  aurífera  que  media  entre  los  rios  Awa  y  Tápana- 
honi,  brazos  ambos  del  Maroni;  para  dirimirla  se  han  someti- 
do al  arbitraje  del  czar. 

Después  de  la  sublevación  ocurrida  en  la  República  Argen- 
tina, se  ha  puesto  bien  en  claro  la  situación  de  aquel  país, 
cuya  prosperidad  tenía  mucho  de  ficticia,  como  luego  se  ha 
visto  por  la  vuelta  á  Europa  de  muchos  emigrantes  que  allí  en- 
contraban la  miseria  en  vez  de  la  fortuna  que  les  prometían 
los  agentes  de  emigración.  El  cúmulo  de  obreros  que  al  Plata 
acudían  era  excesivo  para  los  elementos  con  que  se  contaba,  y 


PROGRESO   DE   LOS   TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  411 

los  especuladores  han  estado  á  punto  de  causar  la  ruina  total 
de  la  nación  argentina,  que  ha  de  necesitar  mucho  tiempo  an- 
tes de  ver  restablecido  su  equilibrio  social. 


OCEANÍA. 

No  hay,  al  menos  no  ha  llegado  á  mis  noticias,  ninguna  ex- 
ploración en  esta  parte  del  mundo,  en  cambio  han  ocurrido 
insurrecciones  en  algunas  islas  del  PacíQco:  en  nuestra  isla 
Ponapé  ó  de  la  Ascensión  ha  costado  la  vida  á  varios  soldados 
españoles  la  última  rebelión,  así  como  en  la  primera  murió 
asesinado  el  desgraciado  amigo  mió  y  gobernador  de  las  Caro- 
linas D.  Isidro  Posadillo;  por  las  últimas  noticias  sabemos 
que  han  quedado  destruidas  varias  aldeas  rebeldes  por  la  co- 
lumna española,  auxiliada  por  nuestros  buques.  En  Septiem- 
bre estallaron  también  insurrecciones  en  las  islas  Huahinc, 
Bora-Bora  y  Raiatea,  pertenecientes  al  archipiélago  de  la 
Sociedad ,  dominio  francés.  Las  autoridades  tenían  á  su  dis- 
posición tres  buques  de  guerra  con  suficientes  tropas  para  cas- 
tigar á  los  rebeldes,  como  lo  hicieron,  transportando  luego  á 
los  jefes  á  Papeete,  capital  de  Otaiti.  Pero  hay  una  diferencia 
entre  las  posesiones  oceánicas  de  España  y  de  Francia:  esta, 
que  eligió  bien  las  islas  que  tomaba,  ha  empezado  su  explota- 
ción y  tiene  para  su  custodia  las  fuerzas  navales  necesarias,  en 
tanto  que  España,  para  conservar  lo  que  de  antiguo  le  perte- 
necía, se  ve  precisada  á  gastar  mucho;  no  saca  utilidad  alguna 
y  concede  forzosa  protección  á  unos  cuantos  extranjeros  que 
se  han  establecido  en  aquellas  remotas  tierras,  hasta  que  Dios 
quiera  que  en  nuestro  país  se  desarrolle  más  la  industria,  con 
ella  el  comercio,  y  como  precisa  consecuencia,  la  iniciativa 
individual. 

Así  han  obrado  y  obran  las  demás  naciones  europeas,  no 
desperdiciando  el  más  pequeño  rincón  que  hallan  ó  creen  des- 
ocupado. No  há  mucho  tiempo,  el  gobernador  alemán  de  las 
islas  Marshall  se  daba  el  título  de  comisario  imperial  de  la  isla 


412  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

Providencia,  que  pertenece  á  nuestras  Carolinas  orientales^  y 
á  las  reclamaciones  de  España  contesta  el  periódico  geográfico 
de  Justus  Porthes,  que  si  bien  cae  aquella  isla  dentro  de  los  lí- 
mites asignados  para  nuestras  posesiones  del  Pacíñco,  no  co- 
rresponde al  grupo  de  las  Carolinas,  sino  al  alemán  de  Mars- 
hall.  Bastara  la  primera  condición  para  ser  nuestra;  pero  ade- 
más la  misma  razón  hay  para  considerar  la  isla  Providencia  en 
uno  ó  en  otro  archipiélago  porque  se  halla  entre  los  dos  y  no 
hay  regla  segura  para  clasificarla  en  uno  determinado. 

Parece  que  se  ha  comprendido  que  España  tiene  razón  y  la 
isla  quedará  como  una  de  las  Carolinas  orientales. 


REGIONES  POLARES. 

Tienen  las  gentes  del  N.  una  calidad  que  sólo  adorna  á  los 
españoles  en  el  caso  de  ver  comprometida  la  independencia  de 
su  patria;  entonces,  afortunadamente,  sobrepujan  á  los  demás 
mortales;  esta  cualidad  es  la  perseverancia.  Después  del  largo 
catálogo  de  víctimas  que  han  producido  los  viajes  en  busca  del 
polo,  y  sin  recordar  el  martirio  de  un  frío  de  40  grados  bajo 
cero  en  las  horribles  interminables  noches  polares,  sin  más 
auxilio  que  el  de  sus  propios  recursos,  y  cerniéndose  sobre  sus 
cabezas  la  muerte  en  mil  espantosas  formas,  todavía  intentan 
buscar  un  lado  vulnerable  en  las  murallas  de  hielo  con  que  se 
defiende  aquel  punto  terminal  de  nuestro  globo,  y  que  se  ocul- 
ta al  ansia  escrutadora  del  hombre  moderno,  intento  que  pa- 
rece más  insensato  que  el  de  la  construcción  de  la  torre  de 
Babel;  150  leguas  de  distancia  faltan  por  ver  en  el  casquete 
polar,  desde  el  sitio  más  avanzado  á  que  llegaron  por  el  mar 
paleocristico  los  más  animosos  viajeros.  Hoy,  el  noruego  Nan- 
sen,  proyecta  un  nuevo  ataque;  pero  meditando  sobre  la  ex- 
periencia adquirida,  se  propone  utilizar  las  fuerzas  de  la  na- 
turaleza en  vez  de  contrarrestarlas;  para  ello  estudia  las  co- 
rrientes observadas  en  aquellos  mares,  por  la  marcha  que  han 
seguido  varios  objetos  flotantes,  cuyos  puntos  de  partida  y  de 
llegada  se  han  podido  determinar  exactamente. 


PROGRESO   DE   L09   TRABAJOS   GEOGRÁFICOS.  413 

Sabido  es  el  fin  desastroso  que  tuvo  la  expedición  de  la /ean- 
nette,  la  cual,  siguiendo  las  instrucciones  de  Gordon  Bennett 
había  entrado  por  el  estrecho  de  Beering,  pensando  salir  al 
Atlántico  auiiliada  por  la  corriente,  prolongación  del  Kuro- 
sivo,  que  suponía  la  condujera  por  el  Norte  de  América  hasta 
el  mar  de  Baffin;  aprisionada  aquella  embarcación  por  los 
hielos  en  Septiembre  de  1879,  al  NO.  del  Estrecho,  fué  condu- 
cida en  aquella  dirección,  contraria  á  la  que  debía  llevar,  hasta 
las  islas  de  Nueva  Siberia,  donde  se  sumergió  eu  Junio  de 
1881,  pereciendo  casi  todos  los  tripulantes  de  hambre  y  de 
frío  al  tratar  de  coger  las  costas  del  continente  junto  á  las  bo- 
cas del  Lena.  Tres  aüos  después  aparecieron  algunos  restos 
de  su  naufragio  en  Julianshaab,  costa  SE.  do  Groenlandia, 
como  habían  aparecido  también  en  Gothaab,  un  poco  más 
al  S.,  otros  objetos  pertenecientes  á  los  habitantes  de  Alaska, 
costa  oriental  de  Beering;  mas  por  los  puntos  citados  de  la 
costa  groenlandesa,  sólo  existe  una  corriente  marítima  que  baja 
de  N.  á  S.  por  el  oriente  de  la  Groenlandia  y  recurva  hacía 
el  N.  al  doblar  el  cabo  Farewell,  se  deduce  que  las  aguas  desde 
la  costa  septentrional  del  antiguo  continente  van  paulatina- 
mente hacia  el  polo,  y  dan  la  vuelta  por  el  N.  de  las  tierras  de 
Grinnell  y  de  Groenlandia  á  salir  al  Atlántico. 

Con  estos  antecedentes  se  propone  el  explorador  Nansen 
hacer  su  expedición  en  un  buque  de  vapor  de  170  toneladas,  y 
construido  de  modo  que  sus  costados  tengan  mucha  inclina- 
ción á  flu  de  que  los  hielos  lo  suspendan  sin  aplastarlo;  lleva- 
rá proviíiiones  para  cinco  aüos  y  suficientes  para  los  diez  ó 
doce  hombres  que  le  acompañen.  Debe  salir  de  Noruega  en 
1892,  entrando  en  el  mes  de  Junio  por  el  estrecho  de  Beering; 
aprovechará  el  verano,  avanzando  cuanto  pueda  hacia  el  N,,  y 
cuando  quede  preso  entre  los  hielos,  cuenta  ir  conducido  len- 
tamente por  ellos  en  la  dirección  apetecida  para  salir  por  la 
costa  oriental  de  la  Groenlandia,  después  de  haber  pasado  por 
el  extremo  del  eje  de  nuestro  planeta.  Los  expedicionarios  em- 
plearán en  su  viaje  dos  años  por  lo  menos,  ¡Dios  los  ampare! 

Aiin  existe  otro  proyecto  más  atrevido,  porque  reposa  on 
más  deleznable  fundamento,  se  apoya  en  el  aire.  Dos  frauce- 


414  BOLETÍN   DE   Lk  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

ses,  MM.  Besancon  y  Hermile,  piensan  hacer  una  expedi- 
ción científica  al  Polo  ártico  en  un  globo  de  30  metros  de 
diámetro,  ó  sea  con  el  volumen  de  14.130  m.'  lleno  de  hidró- 
geno  puro  y  protegido  con  un  barniz  que  le  haga  del  todo  im- 
permeable; transportando  su  vehículo  á  Spitzberg,  y  provistos 
de  todo  lo  necesario  para  lan  fantástico  viaje,  verificarán  alli 
su  arriesgada  ascención,  confiando  en  que,  según  la  teoría  del 
americano  Maury,  las  corrientes  atmosféricas  les  llevarán 
puntualmente  al  ignorado  polo  por  una  espiral,  y  por  otra  más 
baja  serán  devueltos  á  una  latitud  que  les  permita  volver  á  su 
patria. 

Al  solo  anuncio  de  tan  extraño  proyecto,  se  ocurre  que  de- 
biera visitar  á  sus  autores  algún  doctor  Ezquerdo,  ó  que  los 
tribunales  los  detuviesen  como  presuntos  suicidas,  porque  de 
mil  probabilidades  apenas  tendrían  una  de  salvación ;  quizá 
no  saldrá  la  idea  del  terreno  especulativo,  aunque  no  puede 
asegurarse,  pues  en  todas  épocas  han  existido  hombres  que 
por  la  ciencia  han  llevado  su  entusiasmo  hasta  la  heroicidad  y 
hasta  la  locura,  y  sin  ellos,  ciertamente,  no  estaría  el  mundo 
redimido  del  pecado  de  la  ignorancia. 


LAS  ISLAS  PROVIDENCIA 


EN   EL 


ARCHIPIÉLAGO    DE    LAS    CAROLINAS 


La  Sociedad  Geográfica  de  Madrid,  que  nunca  pierde  de  vista 
cuanto  puede  interesar  á  la  conservación  y  aumento  de  nues- 
tras colonias,  supo  hace  tiempo  que  Alemania,  al  tomar  pose- 
sión del  Archipiélago  Marshall,  extendía  sus  dominios  á 
tierras  situadas  dentro  de  los  límites  que  por  el  art.  2.**  del 
Protocolo  de  17  de  Diciembre  de  1885,  se  asignaron  á  los  do- 
minios de  España  en  la  Micronesia. 

Sobre  esto  hecho,  la  Sociedad  Española  de  Geografía  Comer- 
cial  hubo  ya  de  llamar  la  atención  del  señor  ministro  de  Esta- 
do en  Abril  de  1886;  y  presumía  la  Geográflca  de  Madrid  que 
el  Gobierno  de  S.  M.  habría  exigido  la  observancia  estricta  de 
tan  solemne  convenio. 

Pero,  si  la  reclamación  se  formuló,  nada  parece  que  se  ha- 
bía conseguido,  puesto  que  el  comisario  alemán  de  Faluit,  ca- 
pital de  las  islas  Marshall,  se  titula  «Comisario  Imperial  ale- 
mán para  las  islas  de  Marshall,  Brown  y  Providenciay^  y  así 
consta  en  los  sellos  en  lacre  (jue  usa. 

Ahora  bien,  el  grupo  Providencia^  que  es  el  llamado  Uyilong 
por  los  indígenas  y  que  muchos  mapas,  aun  los  extranjeros, 
nombran  Arrecifes,  porque  así  se  designaban  generalmente  en 
los  españoles,  equivocando  la  verdadera  situación  de  las  islas 
descubiertas  por  Villalobos,  se  halla  en  la  parte  NE.  y  comple- 


416  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

lamente  dentro  del  cuadro  formado  por  el  Ecuador  y  el  para- 
lelo de  ir  lat.  N.  y  los  meridianos  de  133<>  y  164*  de  long.  E. 
de  Greenwich,  que  son  los  límites  señalados  en  el  art.  2.*  del 
Protocolo.  La  situación  del  centro  del  grupo  es  de  9*  35'  de 
lat.  N.  y  161*  7'  de  long.  E.  Greenwich. 

Después  de  la  terminante  declaración  de  límites  que,  con 
los  demás  artículos  del  Protocolo  de  1885^  suscribieron  en 
Roma  los  representantes  de  España  y  de  Alenriania,  no  cabe 
duda  ni  pretexto  de  ningún  género  que  pueda,  no  ya  justificar, 
sino  excusar  la  invasión  de  las  autoridades  alemanas  en  la 
zona  española  de  la  Micronesia. 

Se  persevera,  pues,  en  la  tentativa  de  despojo  y  España  no 
ha  de  permitir  que  llegue  á  consumarse.  Por  esto,  la  Sociedad 
Geográíica  de  Madrid  reiteró  las  m.tnifestaciones  que  al  mi- 
nistro de  Estado  expuso  la  Sociedad  española  de  Geografía 
Comercial,  y  por  conduelo  de  aquel,  al  Gobierno  de  S.  M,,  que 
simboliza  el  prestigio,  el  honor  y  los  derechos  de  España,  su- 
plicó en  25  de  Junio  ultimo  que,  por  los  medios  que  eslimara 
procedentes,  hiciera  saber  al  Gobierno  del  emperador  de  Ale- 
mania que  el  grupo  Providencia  6  Uyilong  se  halla  dentro  de 
la  región  limitada  por  los  paralelos  y  meridianos  que  cila 
el  art.  2.*  del  Protocolo  de  17  de  Diciembre  de  1885  y  que,  por 
consiguiente,  es  territorio  español  y  no  puede  figurar  como 
parte  de  una  colonia  alemana. 

Añadía  la  Sociedad  que  urge  entablar  las  reclamaciones  que 
procedan,  porque  ya  en  mapas  alemanes  arbitrariamente  se 
modifica  el  límite  oriental  de  la  Micronesia  española,  de  tal 
suerte  que  el  grupo  Providencia  queda  dentro  de  la  zona  ale- 
mana; y  acaso,  si  tales  hechos  pasaran  sin  protesta  de  España, 
pudiera  en  lo  porvenir  suponerse  que  nuestra  nación  renun- 
ciaba al  dominio  de  dicho  grupo  y  provocarse  así  nuevo  con- 
flicto.. 


El  Sr.  Ministro  de  Estado  se  dignó  contestaren  los  términos 
siguientes: 
«Excmo.  Sr.: — En  respuesta  á  la  comunicación  de  V.  E.  de 


LAS  ISLAS  PROVIDENCIA.  417 

fecha  25  de  Junio  próximo  pasado,  en  que  movido  de  un  inte- 
rés patriótico,  digno  de  elogio,  denuncia  el  titulo  que  se  arro- 
ga el  Comisario  alemán  en  el  Archipiélago  Marshall,  del  que 
parece  extiende  su  soberanía  á  la  isla  de  los  Arrecifes  ó  Provi- 
dencia, que  se  halla  dentro  de  los  límites  que  por  el  art.  20  del 
Protocolo  de  17  Diciembre  de  1885  se  asignaron  á  los  domi- 
nios de  España  en  la  Micronesia,  cúmpleme  manifestar  á  Y.  E. 
que  comunico  al  Representante  de  S.  M.  en  Berlín  las  instruc- 
ciones oportunas,  con  inclusión  del  sello  que  al  escrito  de  V.  E. 
acompañaba,  para  que  practique  cerca  del  Gobierno  alemán 
las  gestiones  convenientes  á  fin  de  que  este  dicte  al  Comisario 
del  Imperio  en  aquel  Archipiélago  la  orden  terminante  de  que 
en  lo  sucesivo  se  abstenga  de  incluir  entre  sus  títulos  el  de 
Comisario  alemán  en  la  isla  de  la  Providencia. — Dios  guarde 
á  V.  E.  muchos  años. — Palacio,  10  de  Julio  de  1890. — El  Du- 
que DB  TBTüAN,--Sr.  Presidente  de  la  Sociedad  Geográfica  de 
Madrid,^ 


26 


GIBRALTAR. 


La  Junta  Directiva  de  la  Sociedad  Geográfica  de  Madrid  re- 
solvió pedir  al  Gobierno  que  fijara,  de  modo  defluitivo,  la  i-es- 
pectiva  siluacióü  de  España  é  Inglaterra  en  Gibraltar,  y  que 
exigiera  el  abandono  de  los  territorios  españoles  que  la  Gran 
Bretaña  ocupa  en  las  inmediaciones  del  Peñón. 

En  cumplimiento  de  este  acuerdo,  se  elevó  al  Gobierno 
de  S.  M.,  con  fecha  29  de  Agosto,  la  siguiente  comunicación: 

«Tiene  Gibraltar  el  triste  privilegio  de  ocupar  siempre  la 
atención  do  España,  que  no  puede  acostumbrarse  á  verla  en 
poder  de  otra  nación;  háse  avivado  este  interés  con  los  rumo- 
res que  circulan  acerca  de  obras  que  los  ingleses  intentan  ha- 
cer en  aquella  plaza,  y  muy  particularmente  acerca  de  uu  ca- 
nal que  se  ha  dicho  pretenden  abrir  en  el  istmo,  que  es  uues- 
tro,  siguiendo,  como  de  costumbre,  su  sistema  de  continuas 
intrusiones. 

En  el  corazón  de  todos  los  españoles  está  grabado  el  origen 
de  la  pérdida  de  aquella  ciudad,  que  no  fué  ciertamente  por 
derecho  de  conquista,  siempre  glorioso,  aunque  sea  injusto, 
sino  por  maniobra  indigna,  que  no  merece  otro  nombre,  lo 
que  al  amigo  y  aliado  se  le  hurta,  como  hizo  en  1704  el  almi- 
rante Rooke  con  eL  pretendiente  á  la  corona  do  España,  el  lla- 
mado Carlos  III,  sustituyendo  arteramente  el  pabellón  aus- 
triaco  por  el  británico.  La  alevosía  de  Rooke,  si  no  la  dispuso, 
la  apadrinó  Inglaterra,  y  de  ella  se  aprovecha,  añadiendo  al 


GIBR  ALTAR.  419 

fruto  de  su  rapiña  el  sarcasmo  del  Parlamento  inglés,  que  hizo 
severos  cargos  al  almirante  por  su  conducta  desleal,  y  sin  em- 
bargo, la  aprobaba,  simulando  luego  perfecto  derecho,  porque 
Felipe  V,  que  no  tuvo  representante  en  el  Tratado  de  Utrecht 
de  1714,  sancionó  con  su  firma  un  despojo  convenido  por  re- 
yes extranjeros,  en  contra  del  poder  que  al  rey  cristianísimo 
le  dio* el  mismo  D.  Felipe  en  Diciembre  de  1711,  negándose  á 
toda  cesión  de  territorio.  España  no  ha  prestado  su  consentí-' 
miento,  ni  lo  prestará  nunca,  porque  la  posesión  de  .mala  fe 
no  prescribe  si  hay  protesta  del  legítimo  dueño,  y  España  ha 
protestado  en  debida  forma  con  las  armas  en  1704, 1727  y  1782, 
y  sin  interrupción  con  su  voz,  siempre  que  hay  ocasión  para 
ello. 

Pero  ya  que  los  infortunios  de  la  patria,  no  le  han  permitido 
recuperar  lo  que  es  «uyo,  no  dejemos  que  se  agreguen  otros 
hurtos  al  hurto  principal,  ni  consintamos  descaradas  intrusio- 
nes, que  son,  después  de  lo  tomado,  las  que  prosigue  Inglate- 
rra cuando  solo  encuentra  debilidades  ó  complacencias. 

El  Tratado  do  Utrecht,  hablando  de  Gibraltar,  dice  termi- 
nantemente en  su  art.  10:  que  la  dicha  propiedad  se  ceda  d  la 
Gran  Bretaña  sin  jurisdicción  alguna  territorial,  y  sin  comu- 
nicación alguna  abierta  con  el  pais  circunvecino  por  la  parte 
de  tierra. i^  Si  el  Tratado  se  invoca  para  afirmar  el  derecho  de 
ocupación,  no  ha  de  ser  letra  muerta  para  la  forma  en  que  tal 
derecho  deba  ejercerse;  sin  embargo,  así  obra  Inglat(^rra,  pa- 
gando, además,  con  la  felonía  la  generosa  caridad  de  España, 
pues  en  1815,  y  durante  la  epidemia  que  por  entonces  afligía 
á  Gibraltar,  concedió  á  los  ingleses  que  abriesen  un  portillo 
en  comunicación  con  el  istmo,  á  flií  de  establecer  barracones 
para  los  apestados,  portillo  que  no  solo  ha  permanecido  abier- 
to, sino  que  descaradamente  han  utilizado  para  arrebatarnos 
cada  vez  más,  avanzar  sus  líneas,  y  declarar  campo  neutral  un 
terreno  que,  hasta  por  el  Tratado  de  Utrecht  era  y  es  español; 
hoy  vigilan  nuestro  propio  territorio  con  exquisito  cuidado; 
tienen  propiedades  para  veranear  en  la  ciudad  de  la  Línea; 
hacen  excursiones  y  cacerías  en  tierras  españolas  hasta  Ron- 
4a,  estudiando  de  paso  aquella  comarca  y  los  sitios  que  pue- 


420  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

dan  causar  perjuicio  á  su  plaza  de  guerra,  con  el  natural  re* 
celo  del  que  retiene  lo  ajeno  contra  la  voluntad  de  su  dueño. 

No  para  en  estas  insignes  injusticias  la  conducta  de  Ingla- 
terra; en  1810,  y  durante  nuestra  gloriosa  guerra  de  la  Inde- 
pendencia que,  dicho  sea  de  paso,  les  sirvió  de  fundamento  y 
base  para  domeñar  al  omnipotente  Napoleón,  so  pretexto  de 
que  los  franceses  podrían  hostilizar  su  plaza,  ocupando  las  ba- 
lerías y  los  fuertes  que  para  defensa  de  su  territorio  tenía  Es- 
paña, los  demolieron  con  promesa  formal  de  levantarlos  con- 
cluida la  guerra;  pero  no  tan  solo  dejaron  do  cumplir  lo  pac- 
tado, sino  que  quieren  prohibirnos  restablecerlos  con  cínico 
é  insultante  descaro;  prohibición  que  hiere  con  injuriosa  bo- 
fetada las  mejillas  de  todo  buen  patricio,  de  todo  el  que  estime 
en  algo  su  dignidad  personal.  Complemento  de  las  defensas 
españolas  era  la  muralla  que  á  i.GOO  m.  de  Gibraltar,  y  cor- 
tando el  istmo,  había  construido  en  1728  el  conde  de  Monte- 
mar,  y  lambién  cayó  demolida  aquella  cortina,  llamada  la 
Banqueta^  al  mismo  tiempo  que  nuestras  fortifícaciones. 

Gomo  digno  remate  á  esta  serie  de  insultos  y  de  ignominias» 
y  perseverando  Inglaterra  en  esta  incalificable  conducta,  se 
abroga  el  dominio  sobre  toda  la  bahía  de  Algeciras,  llamando 
aguas  inglesas  las  que  bañan  nuestras  costas^  dándose  el  caso 
de  que  España  posee  las  tierras  de  Punta  Mala,  distante  3  km. 
de  la  plaza,  y  un  bote  inglés  se  considera  en  dominios  britdni- 
eos  á  1  m.  de  la  playa.  Mirando  como  aguas  de  su  jurisdicción 
allí  donde  alcancen  los  tiros  de  sus  cañones,  prescinde  en 
absoluto  de  lo  que  en  tiempo  del  Tratado  alcanzaban,  que  no 
llega  ni  con  mucho  á2.000  m.,al  paso  que  hoy,  con  los  mons- 
truosos proyectiles  de  las  modernas  máquinas,  destruirían  á 
la  propia  Algeciras.  Por  supuesto,  que  Inglaterra  corona  su 
obra  de  iniquidad  negándonos  igual  derecho,  y  por  lo  visto 
reduce  á  cero  el  alcance  de  los  cañones  españoles.  No  há  mu- 
chos años  prohibió  en  absoluto  que  hiciera  sondajes  en  nues- 
tras propias  costas  el  buque  hidrógrafo  El  Piles^  que  no  pudo 
completar  el  plano  marítimo  de  la  bahía. 

A  protestar  contra  esta  irritante  conducta  y  contra  la  incali- 
ficable apatía  de  los  hombres  que  han  regido  los  destinos  del 


GIBRALTAR.  421 

país,  se  encamina,  excelentísimo  señor,  esta  formal  represen- 
tación de  la  .Sociedad  Geográfica  de  Madrid,  que  considera  la 
más  sagrada  de  sus  obligaciones  el  llamar  la  atención  del  Go- 
bierno sobre  un  estado  de  cosas  que  la  dignidad  de  España  no 
puede  consentir. 

No  aconseja,  no,  la  loca  aventura  de  recobrar  por  la  fuerza 
la  ciudad  española,  hoy  velada  por  el  extranjero  pabellón  del 
jack;  ni  fundándose  en  el  proyecto  que  ahora  se  debate  en  el 
Parlamento  británico,  pretende  tampoco  una  devolución  con 
permuta,  como  la  de  Helgoland  al  imperio  de  Alemania;  abri- 
gamos la  convicción  de  que  Gibraltar  volverá  al  seno  de  la  ma- 
dre patria,  cuando  los  españoles,  con  perseverante  laboriosi- 
dad, sepan  elevarla  al  rango  que  le  corresponde  entre  las  de- 
más naciones,  y  no  queremos  comprar  lo  que  es  nuestro,  sino 
recibirlo,  habiendo  antes  anulado  su  valor  en  manos  de  los 
detentadores.  Lo  que  pide  la  Sociedad  Geográfica,  y  para  ello 
confía  en  el  patriotismo  del  Gobierno,  que  resueltamente,  y  sa- 
biendo que  en  tan  vilal  asunto  ha  de  tener  el  incondicional 
apoyo  de  la  nación  entera,  entable  serias  negociaciones  con  la 
Gran  Bretaña,  con  objeto  de  estipular  un  modus  vivendi  basado 
en  tres  puntos  capitales:  1.°  Restablecimiento,  en  cuanto  sea 
posible,  de  las  estipulaciones  que  fija  el  art.  10  del  Tratado  de 
ütrecht,  marcando  una  línea  fija  de  separación  entre  el  terri- 
torio español  y  el  detentado.  2.°  Señalamiento  de  la  línea  di- 
visoria de  aguas  jurisdiccionales,  con  sujeción  á  lo  prescrito 
para  este  caso  en  el  derecho  internacional  que  hoy  siguen  los 
países  civilizados.  Pudiera  ser,  por  ejemplo,  dicha  divisoria 
una  prolongación,  por  ambos  lados,  del  paralelo  que  sobre  el 
istmo  trace  la  frontera  terrestre  previamente  marcada;  enten- 
diendo por  aguas  inglesas  del  E.  y  del  Mediodía  una  zona  de 
3  millas  hacia  fuera,  al  S.  del  paralelo  citado;  y  en  la  bahía  de 
Algeciras,  llegue  la  jurisdicción  inglesa  hasta  su  medianía, 
limitándose  al  N.  por  el  paralelo  en  cuestión.  3."^  España,  á 
imitación  de  lo  que  Inglaterra  hace  en  Gibraltar,  establecerá 
sus  defensas  cómo  y  dónde  le  convenga,  sin  limitación  alguna, 
considerando  cualquier  reclamación  hecha  en  contrario,  como 
atentatoria  á  su  dignidad  y  soberanía.  4.°  y  último.  No  per- 


45a  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

mitir,  en  manera  alguna,  que  so  abra  caiial  en  el  istmo  que 
une  el  Peñón  con  la  Península,  obra  que  puede  hacerse  en 
evidente  perjuicio  de  España  para  lo  presente  y  para  las  con- 
tingencias del  porvenir. 

Esta  es  la  petición  que  la  Sociedad  Geográfica  de  Madrid, 
segura  de  interpretar  los  sentimientos  de  todos  los  españoles, 
se  atreve  á  elevar  al  Gobierno  de  S.  M.,  en  cuyo  amor  patrio 
descansa  para  llevar  á  cabo  tan  jusla  como  noble  aspiración.» 


Esta  exposición  mereoió  del  Sr.  Minisiro  de  Estado  la  con- 
testación que  sigue: 

«Excmo.  Sr.: — Recibí  á  su  tiempo  y  he  leído  con  el  mayor 
detenimiento  el  escrito  de  V.  E.  de  29  del  pasado  mes  de  Agos- 
to, en  que  á  nombre  de  la  Sociedad  Geográfica,  de  que  es  dig- 
no Presidente,  solicitó  se  entablen  negociaciones  con  el  Go- 
bierno inglés  para  estipular  un  modus  vivendi  que  fije  las  lí- 
neas de  demarcación  y  defensa  entre  el  territorio  de  España  y 
la  plaza  de  Gibraltar. — En  respuesta  participo  á  V.  E.  que 
tendré  en  cuenta  las  observaciones  de  esa  Sociedad  cuando  se 
trate  de  cuestión  tan  delicada. — Dios  guarde  á  V.  E.  muchos 
años. — Palacio  15  de  Septiembre  de  1890. — El  Duque  de  Tk- 
TUÁN. — Sr.  Presidente  de  la  Sociedad  Geográfica  de  Madrid.y> 


SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 


LISTA  GENERAL  DE  SOCIOS  EN  FIN  DE  1890  (1), 


S.  M.  La  REINA  REGENTE,  Socia  protectora. 


Presidente  Honox*ario 

F.     CoELLO  (Excmo.  Sr.  D.  Francisco),  Coronel  retirado  de  Ingenieros 
y  Académico  de  la  Historia. — Serrano,  23,  3.°  dra. 


Socios  Honorarios. 

Gervera  y  Batiera  (D.  Julio),  Capitán  Comandante  de  Ingenieros. 
Iradier  (D.  Manuel),  Viajero. —  Vitoria*  * 

Montes  de  Oca  (D.  José),  Capitán  de  fragata, 
OsoRio  (D.  Amado),  Doctor  en  Medicina  y  Viajero. — Buenos  Aires. 

Victoria,  1453. 
QuiROGA  (D.  Francisco),  Geólogo  y  Viajero. — Alcalá,  11.  « 


Socios  Honorarios  Correspondientes'. 

Abbadis  (D.  Antonio  de),  Geógrafo  %  individuo  del  Instituto  do 

Francia. — Farís^  rué  du  Bac,  120. 
Annenkoff's,  General  del  Ejército  ruso. 

(1)   Los  Sres.  Socios  á  cuyo  nombre  precede  la  inicial  F.  son,  además,  Socios 
fundadores. 


^i  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

Bállitian  (D.  Manuel  V.)— 2^  Paz  (Bolivia). 

Barbosa  du  Bocaoe  (D.José  Vicente),  ez-Presidente  de  la  Sociedad 

de  Geografía  de  Lisboa. 
.  Bastuk  (D.  Adolfo  de),  Director  del  Maseo  Etnográfico  de  Seríin. 

Hafen  Platz,  4. 
BoüTHiLLiER  DE  Beaümont  (D.  Enriquo^  Presidente  de  la  Sociedad 

de  Geografía  de  Cfinebra. 
,  Brito  Capello  (D.  Hermenegildo),  Viajero. — Lisboa, 
Cameron  (Sr.  Vernoy  Lovett),  Comandante.-  Devenport. 
Carrasco  (D.  Gabriel),  Jefe  de  la  Oficina  de  Estadística  de  Rosario 

de  Santa  Fe. 
Casati  (D.  Cayetano),  Capitán  del  Ejército  italiano  y  Viajero. — 

Boma. 
Dalt  (D.  Carlos),  Geógrafo  y  Geólogo.^ NetO'York. 
DiKsoN  (D.  Osear),  Viajero. — Stockholm. 
DuvETRiER  (D.  Enrique),  Geógrafo. — Sévres,  rué  des  Gres,  1 6. 
Emin  Bajá  (Dr.  Schnitzler),  Viajero.— £/  Cairo. 
EzQüERRA  (D.  Joaquín  O.),  Geógrafo.— 5anfa  Fe  de  Bogotá, 
FoHSBCA  (D.  Juan  Severiano  áe).  Geógrafo.— ^io  de  Janeiro. 
García  Cubas  (D.  Antonio),  Geógrafo.— 3í¿f/ico. 
Itbns  (D.  Roberto),  Viajero. — Lisboa. 
JuNKER  (D.  Guillermo),  Geógrafo. —  Viena. 
KiEPERT  (D.  U.),  Profesor  de  la  Universidad  de  BeWin.-^Lindens- 

trasse,  11. 
Lbnz  (D.  Osear),  Viajero.—  Viena,  iv,  Hengasse,  46. 
Levasseür  (D.  Emilio),  Geógrafo  é  individuo  del  Instituto  de  Fran- 
cia.— París,  rué  Monsieur  le  Prince,  26. 
Lugre,  Teniente  General  y  Secretario  de  la  Real  Academia  de 

Bélgica. — Bruselas. 
Maunoir  (D.  Carlos),  Secretario  general  de  la  Sociedad  de  Geogra- 
fía de  París. 
lÍARts  (D.  Jorge),  Almirante  y  Viajero. — Surbiton,  Rochester  Houso. 
Neori  (Sr.  Comendador  Cristóforo),  Primer  Presidente  fundador 

de  la  Sociedad  Geográfica  Italiana.  —  Turin,  Corso   Vittorio 

Emanuele  II,  44.        * 
NoRDENSKióLD  (Sr.  Barón  A.   E.),   Viajero.— Síoc*Ao/ifi,    Kongl. 

Wetenskaps  Akademicn. 
Pallander  (D.  Adolfo  A.  Luís),  Capitán  de  marina  y  Viajero. — 

Stockholm.  • 

Raimundi  (D.  Antonio),  Geógrafo.— Zima. 


LISTA,  GENERAL  DE  S0C103.  «5 

RiwLiNsoK  (D.  Ennqne),  Mayor  General.— Zonáre»,  21  Chai!es 

8t.  Berkeley  Sqn. 
Rbclvs  (D.  EHseo),  Geógrafo. — Claren*  (Vaud,  Suiza). 
Reiss  (D.  W.),  Vicepresidente  de  la  Sociedad  de  Aotropolofria  <k> 

Berlín.— V/.  Kurfürstenstrasse,  98. 
RicHTHOFBK  (Barón  FeniBodo  de),  Presidente  de  la  Sociedad  de 

Geografía  de  Beríín,— W.  KurfüretenstrasBO,  117. 
Rojiis  (D.  Ariaticlea),  Geógrafo. — Caracas. 
Sálvitob  (8,  A.  el  Archiduque  Luis). — Viena. 
ScHWBijrruRTH  (D.  Jorge),  Viajero. — El  Cairo. 
Sburkoff  (D.  Pedro),  Vicepresidente  de  la  Sociedad  imperial  mea 

de  Geografía. — San  PeUnburgo. 
SsaPA  PiHTO  (D.  Alejandro),  Viajero. — Lisboa. 
Stahlbt  (D.  Enriqae  H.),  Viajero.— ¿onrlres. 
Tblekt  SiNDOKNÉ  (Sr.  Conde),  Geógrafo.— £iMla/ie«í. 
Thoupson  (D.  Joeó),  Geógrafo.— Xoníres, 
TftOYA  (D.  J.  M.),  Geógrafo.— (?uifo. 
ViMBBBT  (D.  Arminio),  Geógrafo. — Budapeel. 
Vbdot*  (D.  Joeó  dalla),  Secretario  de  la  Sociedad  de  Geografía  de 

ItalÍA.— £(»na. 
VEftereBO  (D.  W.  J.),  Coronel  de  Ingenieroa. — Amsíerdam. 
Vbth  (D.  Pedro),  Profesor  de  la  Universidad  de  Leiden. 
ViDiL  GoRUAZ  (D.  Francisco),  Director  de  la  Oficina  hidrográflca 

de  Santiago  de  Chile. 
ViviBK  DB  Saint-Mabtiic  (D.  L.),  Geógrafo  y  Académico  honorario 

de  la  Historia. —  Versailles,  rué  de  la  Biblioth^ne,  T. 
Wáldbmib  Si^DTa  (D.  Felipe),  Geógrafo. — Copenhague. 
WAin>BBHAN3  (D.  H.),  General  de  Ingenieros. — Ambere». 
WiLCZBK  (Sr.  Conde),  Geógrafo. —  Fteno. 


Socios  Corresponsales. 

Ababoues  de  Sostén  (D.  Víctor),  Viajero. — El  Cairo. 

Abd-el-Kadbr  (eI  HacbX  Moro  de  tiradores  del  Rií  y  VUjero.— 
Melilla. 

Ahhed-ben-SccrOh,  Teoien te  Coronel  de  Ingenieros  del  Ejército 
Marroquí. 

A1.0NSO  Cbiado  (D.  Matías),  Cónsul  general  del  Urugnay  y  Corres- 
pondiente de  la  Real  Academia  de  la  Historia. —AfontrtiHlea. 


^'y>  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Barillas  (D.  Lisaixlo),  Presidente  de  la  República  de  Guatemala. 

BizEMONT  (Sr.  Conde  de),  Vicepresidente  de  la  Sociedad  de  Geo- 
grafía de  Paria, 

Blfmentritt  (D.  Femando),  Catedrático  de  la  Escuela  Municipal 
de  Leitmeritz  (Bohemia). 

BooRÁN'  (D.  Luís),  Presidente  de  la  Ropübltca  de  Honduras. 

BoxELLi  (D.  Emilio),  Teniente  Capitán  de  Infantería  y  Viajero. — 
Claudio  Coello,  1 2,  2.*»  izq. 

BoNOLA  (Sr.),  Secretario  de  la  Sociedad  Jedivial  de  Geografía  del 
Cairo, 

Castaño  (D.  Arturo),  Ingeniero  Geógrafo. — BuenoB-Aires. 

Centurión  (D.  Juan  C),  Ministro  de  Estado  de  la  República  del 
Paraguay. — La  Asunción, 

CoRDEiRo  (D.  Luciano),  Secretario  general  de  la  Sociedad  de  Geo- 
grafía de  Lisboa. 

Corte  (Excmo.  Sr.  D.  Felipe  de  la).  General  de  Brigada. — Penin- 
sular, 13. 

Croizier  (Excmo.  Sr.  Marqués  de).  Presidente  déla  Sociedad  Aca- 
démica Indo-China. — París. 

Faure  (D.  Carlos),  Secretario  de  la  Sociedad  de  Geografía  de  Gi- 
nebra. 

FiKP  (D.  J.  du),  Profesor  del  Ateneo  Real  y  Secretario  general  de 
la  Sociedad  de  Geografía  de  Amberes. 

Gaffarel  (D.  Pablo),  Profesor  de  la  Facultad  de  Letras  de  Diján. 

García  (D.  Ritardo),  Ministro  del  Uruguay  en  el  Paraguay. — La 
Asunción. 

Gauthiot  (D.  C),  Comisario  del  Congreso  internacional  de  Cien- 
cias geográficas  de  Parts. 

Geelhand  de  la  Bistrate  (D.  Alfredo),  Secretario  del  Museo  Co- 
mercial de  Amberes. 

Ghesquiebe  (D.  Pablo),  Capitán  de  Estado  Mayor. — Bruselas,  me 
des  Paroissiens,  18  y  20.  ^ 

Gibert  (D.  Eugenio  C),  Secretario  general  de  la  Sociedad  Acadé- 
mica Indo-China. — Parts, 

m 

Gochet  (Fray  Alejo  María),  Hermano  del  Instituto  délas  Escuelas 

Cristianas.  Paris^  rué  Oudinot,  27. 
Grevt  (D.  Pablo),  Presidente  de  la  Sociedad  de  Geografía  de 

Lila.  , 

Hessb  Wartego  (D.  Ernesto  de),  Geógrafo. — Londres^  Germán 

Alhenaeum  Club,  93,  Mortimer  Str. 


LISTA    GENERAL    DE    SOCIOS.  427 

HuQüET  Latour  (D.  L.  a.),  Geógrafo. — Montreal  (Canadá),  36,  Me, 

Gilí  CoUege  Avenue. 
Lablache  (D.  Vidal),  Subdirector  de  la  Escuela  normal  superior  de 

FaHs, 
Larsen  (D.  Gabriel),  Director  del  Banco  Nacional  y  ex- catedrático 

de  la  Universidad  de  Buenos  Airea, 
Meulemans  (D.  Augusto),  Cónsul  general  del  l'araguay  en  Francia, 

— París,  1,  rué  Lafayette. 
Mota  (Sr.  D.  Francisco  Javier),  Comandante  de  Artillería, —  Valla- 

dolid, 
Palomeque  (D.  Alberto),  Publicista  y  Catedrático,  ^itfow/eüiííco. 
Kaymond  le  Brun  (D.  G.),  Secretario  general  de  la  Sociedad  de 

Geografía  4©  Berna, 
Kizzo  (D.  Felipe),  Intérprete  y  Viajero. 
Solano  Altaburuaga  (D.Francisco). — Santiago  de  Clnle. 
Soto  (D.  Bernardo),  Presidenta  de  la  República  de  Costa-Rica. 
Studer  (D.  Teófilo),  Presidente  de  la  Sociedad  de  Geografía  de 

Berna. 
Vicent  (D.  Francisco). — New  York,  180,  Fifth  Avenue. 
Zaremba  (D.  Carlos). — Chicago,  1676,  Milwankee  Ave. 


Socios  Vitalicios. 

S.  A.  R.  la  Infanta  dofia  María  Isabel. 

p.      Agosta  y  Alveab  (Excmo.  Sr.  D.  Francisco  de),  General  de  Bri- 
gada.--J7a&ana,  Calzada  de  San  Lázaro,  221. 

Atral  (D.  Urbano),  Propietario. — ParíSy  rué  des  Petits-Champs,  48. 

Barutell  (D.  Carlos),  Teniente  Coronel  de  Infantería. — Arco  de 
Santa  María,  42,  bajo  izq. 
F.     Bergareche  (Excmo.  Sr.  D.  Sap^iago),  General  de  Brigada. — 
Bilbao. 

Borbón  (Excmo.  Sr.  D.  Pedro  de),  Duque  de  Dúrcal.— Costanilla  de 
los  Angeles,  13. 

Callejón  (D.  Ventura),  Cónsul  de  España  en  Glasgow, 

Casal  (D.  Eduardo  P.)— Carrera  de  San  Jerónimo,  49. 

Chürruca  (D.  Alejandro),  Capitán  de  Fragata. — Alfonso  XII,  8. 
F.     Domínguez  (D.  Modesto),  Inspector  de  1.*  clase  de  Ingenieros  de 
la  Armada.— Farmacia,  14.  ■ 

Duro  (D.  Julián),  Agente  de  Bolsa. — Greda,  9. 


428  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

F,     EizAGUiRRE  (D.  Carlos  de),  Propietario  y  Naviero. — San  Sebastián, 
Gallardo  Torrejók  (D,  Antonio),.  Abogado  y  Director  del  Ferro- 
carril de  Salamanca  á  la  frontera  portuguesa. — Serrano,  55, 
hotel. 
González  de  Mendoza  (D.  Antonio),  Abogado.— JSa&ana»  Amar- 
gura, 23. 
p.      GoRDóN  (D.  Anlonio),  Cateirático. — Habana,  O'Reilly,  48. 

GoROSTiDi  (D.  Francisco),  Abogado  y  Diputado  á  Cortes. — Made- 
ra, 1,  2.°  dra. 
GuiLLERNA  (D.  César  de^  Ingeniero  de  Montes. — Faencarral,  5S, 

3."  dra. 
Ilariokowitch  Sacharof  (D.  Pedro),  Comerciante. — Yakutsk  (Sibe- 
ria  Oriental). 
p.     Los  Arcos  (D.  Javier),  Capitán  de  Ingenieros  y  Diputado  á  Cortes. 

— San  Marcos,  34. 
F.     Mazarredo  (D.  Carlos),  Ingeniero  de  Montes. — Claudio  Coello,  12. 
Murga  (D.  Manuel  de). — Bilbao, 
Ojinaoa  (D.  Juan  Justo  de). — Cádiz,  Aduana,  24,  pmL 
Olaguibbl  (D.  Podro  José  de).  Presidente  de  la  Junta  de  Agricul- 
tura, Industria  y  Comercio  de  Mayagüez, 
F.     Pacheco  (D.  Manuel),  Comerciante. — Habana,  Ap.  450. 

Pinto  de  Bartol  (D.  Juan),  Comerciante  y  Banquero. — I*ortOj  Pi- 
cada, 49. 
Rajal  (D.  Joaquín),  Teniente  Coronel  y  Fiscal  permanente.— Car- 

tagena. 
Sánchez  de  Toca  (D.  Pedro),  Teniente  de  navio.— Plaza  de  Santa 
Ana,  17,  2.^ 
F.     Sánz  t  Larumbe  (D.  Javier),  Ingeniero  jefe  de  Caminos. —  Oviedo, 
Herrería  8. 
Tro  t  Moxó  (D.  Luís  María  de).  Abogado.— San  Miguel,  27,  l.°iaq. 
F.      Urzaiz  (D.  Antonio  de). — ^rmacia,  12,  3.** 

Valdés  y  Héctor  (D.  Fernando),  Conde  de  Torata,  Coronel  de  Ar- 
tillería.— Hortaleza,  67. 
Vallejo  (Excmo.  Sr.  Marqués  de).  Propietario. — Fnencarral,  4. 
Zavellá  (Sr.  Conde  de).— Palacio  de  Peralada,  Gerona, 
F.     Zayas  (D.  Joaquín  de),  Ingeniero  de  Caminos. — Granada^  Cuchi- 
lleros, 10. 


LISTA   GENERAL   DE    SOCIOS.  429 


Socios  Fundadores. 

Abades  (D.  Julio  Gabriel),  Profesor  de  Geografía. — Concepción 
Jerónima,  24  y  26,  2.<*.izq. 

Abella  (D.  Marceliano  de),  Oficial  de  la  Interpretación  de  Lenguas. 
— Corredera  de  San  Pablo,  16  y  17. 

Acebo  (limo.  Sr.  D.  José  del),  Jefe  del  Cuerpu  de  Topógrafos.— 
Corredera  de  San  Pablo,  67,  pral. 

Agosta  y  CoDE8n)o  (D.  Juan  de).  Subinspector  de  1."  clase  de  Sa- 
nidad de  la  Armada. — Ferrol. 

Alameda  (D.  Federico),  General  de  Brigada,  Comandante  general 
de  Ingenieros.— -Barcelona. 

Andía  (Excrao.  Sr.  D.  Antonio),  General  de  Brigada. — Saúco,  16, 4.** 

Angosto  (D.  Félix),  Coronel  de  Infantería  de  Marina. 

Aparici  y  BiEDMA  (Excmo.  Sr.  D.  José  María),  General  de  División. 
—Saúco,  13,  trip.,  2.** 

Aparicio  (D.  Narciso),  Ingeniero  Jefe  de  Caminos. —  Valencia, 

Arce  Mazók  (D.  Ignacio  de),  Comerciante.— Plaza  del  Príncipe 
Alfonso,  4. 

Arrillaga  (Excmo.  Sr.  D.  Francisco  de  Paula),  Director  del  Insti- 
tuto Geográfico  y  Estadístico. — Claudio  Coello,  14,  pral. 

Arrióla  (D.  Alejandro  de).  Oficial  del  Cuerpo  de  Topógrafos. — 
Sevilla, 

Arrióla  (D.  Manuel  María  de),  Oficial  del  Cuerpo  de  Topógrafos. 
— Argensola,  4,  pral. 

AzcÁRRAGA  (Excmo.  Sr.  D.  Manuel),  Diputado  á  Cortes. — Dofía 
Bárbara  de  Braganza,  14,  pral. 

Becerra  (Excmo.  Sr.  D.  Manuel),  ex-Ministro  de  Ultramar. — Plaza 
del  Cordón,  1,  2.^ 

Benkáser  (Excmo.  Sr.  D.  Joaquín),  General  de  Brigada.— Pa/wa 
de  Mallorca. 

BioNDi  (D.  Juan  José),  Inspector  General  de  Sanidad  de  la  Arma- 
da.— San  Femando,  Real,  81. 

BoRREoóJí  (Excmo.  Sr.  D.  Antonio),  Ingeniero  Jefe  de  Caminos. — 
Alcalá,  27,  3.*» 

Botella  (Excmo.  Sr.  D.  Federico  de).  Inspector  General  de  Minas. 
— San  Andrés,  34,  pral. 

Buelta  (D.  Juan),  Oficial  del  Cuerpo  de  Topógrafos.— Pelayo,  62. 

Bütler  (D.  Eduardo),  Capitán  de  Navio.— Juan  de  Mena,  13,  pral. 


43:^  BOLETÍN  DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÍFIGA. 

Calderón  y  Ponte  (D.  Luís),  Ingeniero  de  Montes. —  Valle  ¿Le  Ca^ 

buérniga  (íjantander). 
Carderkra  (D.  Mariano),  Oficia\  del  Ministerio  de  Fomento. — Calle 

de  Moreto. 
Castro  (Excmo.  Sr.  D.  Carlos  María  de),  Inspector  General  de 

Caminos. — Lista,  20,  hotel. 
Catalina  (D.  Mariano),  Oficial  del  Cuerpo  de  Archiveros. — ^Cañi- 
zares, 3,  2.** 
Cayo  del  Rey  (Excmo.  Sr.  Marqués  del). — Femando  el  Santo,  4, 

bajo. 
CoLMEiRO  (Excmo.  Sr.  D.  Manuel),  Fiscal  del  Tribunal  Supremo  y 

Académico  de  la  Historia  y  de  Ciencias  Morales  y  Políticas. — 

Barquillo,  8  dup.° 
CoLMEiRO  (Excmo.  Sr.  D.  Miguel),  Catedrático  y  Académico  de 

Ciencias  Exactas. — Barquillo,  8,  dup.** 
(yOMERMA  (D.  Andrés  Avclino),  Ingeniero  de  la  Armada. — Ferrol, 

Keal.  77. 
CoNTRERAS  (D.  Bibiano),  Licenciado  en  Medicina. — Jadraque  (Gua- 

dalajara). 
CuKLi  (Excmo.  Sr.  D.  Antonio),  General  de  Brigada.—  Valencia, 

Calle  de  Cabuleros,  18,  3.** 
DÍEZ  (Kdo.  P.  Fray  Manuel),  Procurador  general  do  A^stinos  de 

Man  ila.  -—  Escoria  1. 
Domingo  y  Roca  (D.  Valentín),  Comerciante.— Orell ana,  3,  dupli> 

cado,  3."  izq. 
DuruY  DE  Lome  (D.  Enrique),  Ministro  residente. — Columela,  6, 

1."  izq. 
Erostarbe  (D.  José  de).  Médico  de  la  Armada. — San  Femando, 

Real,  210. 
Espinosa  (Excmo.  Sr.  D.  Francisco),  General  de  División. — Sevilla, 

Jesús,  22. 
Esteban  y  Gómez  (D.  Mariano),  Coronel  de  Ingenieros. — Mahón, 

Dayá,  27. 
Fabié  (Excmo.  Sr.  D.  Antonio  María),  Ministro  de  la  Corona  y 

Académico  de  la  Historia.— Reina,  43,  2.»  Í2q. 
Fabra  (D.  Nilo  alaría),  Escritor  público.— Huertas,  16,  pral.  dra. 
Fernández  Alonso  (D.  Antonio),  Propietario.— Mayor,  18  y  20. 
Fernández  Cardín  (D.  Joaquín  María),  Catedrático.— Ballesta,  1,  2.* 
Fernández  de  Castro  (Excmo.  Sr.  D.  Manuel),  Inspector  General 

de  Minns. — Jorge  Juan,  23,  pral. 


LISTA   GKNEBAL   DE    SOCIOS,  431 

Ferkávükz  Cubüta  (D.  Nemesio),  Escritor  público. — Traginoros.  22. 

Fernández  Duro  (Fxcmo.  8r.  D.  Cesáreo),  Capitiode  Kavioy  Afa- 
il6mico  de  la  Historia  y  de  Bellas  Artes. — Saúco,  13,  trip.°,  3." 

Ferkánde::  t  González  (Excmo.  Se.  D.  Francieco),  Catcilnitico  y 
Académico  de  la  Historia  y  de  Bellaa  Artes. — Palma,  42,  pral. 

Fernáhuez  GnEBH*  (Excmo.  Sr.  D.  AureliaDo),  Acailóibico  de  la 
Historia  y  de  la  Espafiola. — Valverde,  26,  i." 

Fernánde;!  De  Losada  (Exento.  Sr.  D.  Cesáreo),  Inspector  de  Sani- 
dad Militar.— Plaza  del  Progreso,  6, 

FEBNÁNDEZ-V.iLLÍK(Excmo.  Sr.  D.  Acisclo],  Catedrático. — Cedace- 
ros, 5,  2.« 

Ferreihu  (limo.  Sr.  D.  Martin},  Conetructor  de  cartn,^  en  la  Direc- 
ción de  Hidrografía  y  Correapondieiite  úo  la  Academia  de  la 
Historia, — San  Juan,  1 1,  3."  dra. 

FiQL-EBOLi  (Eicmo,  Sr.  D.  Laureano),  Académico  de  CicDcias  Exac- 
tas y  ex-Ministro. — Serrano,  49. 

Foronda  (Excmo.  6r.  D.  Manuel  de),  Abogado.— Argensút a,  2,  3," 

(.tibcIa  AbádIa  (D.  Anaclcto),  Catedrático  del  Instituto  de  Zamora. 

GarcIa  Martín  (D.  Luis),  Teniente  Fiscal  militar  del  Consejo  Su- 
premo de  la  Guerra. — Kamonte,  20. 

GiRCiNi  y  Pastor  (D.  Vicente  de],  Ingeniero  de  Caminos. — Sania 
Engracia,  3,  3.o  dra. 

Gatanoos  (Kxcmo.  Sr,  D.  Pascual  de),  Catedrático  y  Académico 
de  la  Historia.— Barquillo,  4  y  6,  3.°  dra. 

GriMEZ  San  Joan  (Ü.  José  Maria),  Coronel  de  Infantería. — Plaza  de 
loa  Ministerios,  1,  2,°,  1." 

Guijarro  (D.  Andrés),  Tapicero. — Torres,  11. 

Gutiérrez  r  Fernández  (D.  Panlaleón),  Ingeniero  de  Caminos.— 
Zamora. 

Ibarreta  (Excmo,  Sr.  D.  Adolfo  de;.  Ingeniero  de  Caminos.— 
Bilbao. 

JiUKNEZ  DE  i.A  Esi'ADA  (1).  Marcos),  A'iajero  y  Académico  electo  df 
la  Historia. — Claudio  Coello,  36. 

JüVBLLAB  (Eicmo.  Sr.  D.  Joaquín],  Capitán  General.— !í urbano,  27. 

Lassü  de  la  Veoa  (limo.  Sr.  D.  Ángel),  Oficial  del  Ministerio  de 
Marina,  Lcganitos,  47. 

Luseba  (D.  Enrique),  Ingeniero  de  Caminos.— Serrano,  17,  8." 
derecha. 

Maci'hbbson  (D.  José),  Geólogo.— Es  posición  j  4. 

Marrazo  (D.  Luís  de),  Pintor  de  Historia. — Caballero  du  Gracia,  37. 


4:«  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Magenis  (Excmo.  Sr.  D.  Kamón),  GeDeral  de  Brigada. — Fuenca- 
rral,  41,  3.°  dra. 

Maldonado-Macakaz  (D.  Mario),  Propietario  y  Agricultor. — Sala' 
manca. 

Martínez  Campos  (Excmo.  Sr.  D.  Miguel)^  Ingeniero  Jefe  de  Cami- 
nos.— Goya,  14. 

Mateo  Sagasta  (D.  Pedro),  Ingeniero  Jefe  de  Montes. —  San  Ma- 
teo, 22, 3.* 

Merelo  (Excmo.  Sr.  D.  Manuel),  Catedrático  y  Consejero  de  Ins- 
trucción Pública. — Barquillo,  13,  8.**  izq. 

Merino  íExcmo.  Sr.  D.  Miguel),  Director  del  Observatorio  de  Ma- 
drid y  Académico  de  Ciencias  Exactas. 

Mira  (D.  Gaspar),  Ingeniero  de  Montes. — Ayala,  16. 

MiRALLÉs  DE  IMPERIAL  (D.  Clemente). — Barcelona^  Rambla  de  Es- 
tudios, 1,  2.0 

Miranda  (D.  Fausto),  Banquero. — I^ealtad,  14,  principal. 

Monet  (D.  Fernando),  Coronel  de  Estado  Mayor. — Barco,  82,  praL 

Monreal  (D.  Bernardo),  Catedrático  y  Correspondiente  de  la  Aca- 
demia de  la  Historia. — Cuesta  de  Santo  Domingo,  11,  2.® 

Montesinos  (Excmo.  Sr.  D.  Cipriano  Segundo),  Director  de  la 
Compafíía  de  los  ferrocarriles  de  Madrid  á  Zaragoza  y  Alicante 
y  Académico  de  Ciencias  Exactas. — Ix)pe  de  Vega,  66. 

Monteyerde  (D.  Juan),  Comandante  Capitán  de  Ingenieros. — 
Zaragoza, 

Montojo  (Excmo.  Sr.  D.  José),  Contra-almirante. — Jorge  Juan, 
21,  1." 

Morales  y  Pérez  (D.  Valentín),  Propietario. — Mayor,  26  y  28. 

Moreno  (D.  (fuillermo  Luís),  Propietario. — Carrera  de  San  Jeró- 
nimo, 19,  2.° 

Moreno  t  Pozo  (D.  Adolfo),  Doctor  en  Medicina. — Valenzuela,  4 
tercero. 

Motta  (D.  Adolfo  de),  Jefe  del  Cuerpo  de  Topógrafos. — Corredera 
Baja,  57,  pral.  izq. 

Nieto  Serrano  (D.  Matías),  Doctoren  Medicina.— Genova,  11. 

Olavarría  (1).  Marcial  de»,  Injíeniero  Jefe  de  Minas. —  Unquera 
(Santander). 

Orteoa  y  Mu:?()Z  (Excmo.  Sr.  D.  Joaquín),  Ingeniero  Jefe  de  Cami- 
nos.— Barquillo,  5,  2."  dra. 

Pacíe  (Kxcino.  Sr.  I).  Eusflúo),  Ingeniero  Jefe  de  Caminos  y  Sena- 
<lor.— Calle  de  Casado  del  Alisal,  hotel. 


LISTA    GENERAL    DE    SOCIOS.  ^^^ 

Pardo  (Timo.  Sr.  D.  Manuel),  Ingeniero  Jefe  de  Caminos. — Alcalá 
27,  3."  (ira. 

Pkdrayo  (D.  Manuel),  Catedrático.— Montera,  10,  pral. 

Pkña-Kamiko  (Sr.  Conde  de),  Propietario.— Bola,  2,  pral. 

Pékez-Rpíz  (limo.  Sr.  D.  Félix),  Jefe  de  Administración.— Biblio- 
teca, 4.  2.** 

Pozo  Y  Alvarez  (D.  Manuel  del),-  Inspector  general  de  Montes. — 
Puebla,  G,  2.*»  dra. 

PüiG  (D.  Gabriel),  Ingeniero  de  Minas. — Pavía,  4. 

Quintana  (limo.  Sr.  D.  Mariano).— Jefe  del  Cuerpo  de  Topógrafos. 
—Bordadores,  6,  2.°  izq. 

Rada  y  Delgado  (Excmo.  Sr.  D.  Juan  de  Dios  de  la).  Catedrático  y 
Académico  de  la  Historia. — Corredera,  12,  2.o 

Ramos  (D.  Clemente),  Comandante  de  Infantería  de  Marina.— 
Rota,  Rodrigo  Márquez,  8. 

Reinosa  (Sr.  Marqués  de).— Plaza  de  Santa  Bárbara,  6. 

Reyes  y  Rich  (D.  Carlos),  Comandante  de  Ingenieros.— Guatíoi^z/ara. 

Reyna  (Excmo.  Sr.  D.  Tomás  <le).  General  de  División.— Saúco,  5, 
8.*»  izq. 

RiAXO  (Excmo.  Sr.  D.  Juan  Facundo),  Catedrático  y  Académico  de 
la  Historia. — Barquillo,  4  y  6,  3.o  dra. 

Rodríguez  (Excmo.  Sr.  D.  Tiburcio),  Ministro  plenipotenciario. — 
Velázqucz,  48,  2." 

Rodríííüez  Arroquia  (Excmo.  Sr.  D.  Ángel),  General  de  División. 
— Prado,  29,  pral. 

Romero  (D.  Vicente  Crísteto),  Ayudante  de  Obras  Públicas.— Mag- 
dalena, 22,  pral.  izq. 

Rüíz  DE  Saijizar  (D.  Emilio),  Catedrático. — Valverde,  26. 

Saavedra  (Excmo.  Sr.  D.  Eduardo),  Ingeniero  Jefe  de  Caminos, 
Académico  de  la  Española,  de  la  Historia  y  de  Ciencias  Exactas. 
—Valverde,  22,  2.*» 

Sagols  (D.  Pedro). — Barcelona,  Ixiona,  14,  2.o  1." 

Sánchez  y  Massiá  (D.  Juan),  Ingeniero  de  Minas.— Silva,  27,  prin- 
cipal derecha. 

Santiago  y  Sáenz  Díez  (D.  Julio  de).  Administrador  de  la  Aduar.a 
de  Bilbao, 

Serantes  (D.  Ricardo),  Ingeniero  de  Caminos. — Plaza  de  Orienti*, 
8,  2.^  dra. 

Tat.lkríe  (limo.  Sr.  D.  Tomás  Eduardo),  Inspector  de  Ingenien  s 
de  la  Armada.— Cfiría^ycna. 

28 


434  BOLETÍN   DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

ToRKKs  Agolab  (D.  Salvador),  Catedrático. — Goya,  4,  2.**  izq. 

ToRRKS  ViLDósoLA  (Ilmo.  Sf.  D.  Luía  de),  Inspector  general  de  Ca- 
minos.— Válgame  Dios,  3. 

Vaumar  (Excmo.  Sr.  Marqués  de),  Académico  de  la  Española  y  de 
Bellas  Artes. — Cervantes,  3,  pral. 

Valle  (limo.  Sr.  D.  Manuel  María  del),  Catedrático  y  ex-Director 
de  Contribuciones. — Genova,  21,  2." 

Vázquez  Illa  (D.  Ricardo),  Comandante  de  Infantería  y  Corres- 
pondiente de  la  Academia  de  Ciencias  Exactas.— Fa¿2ado/úi,  calle 
de  la  Catedral,  9  pral. 

VÁZQUEZ  Y  López  Ampb  (D.  Antonio),  Doctor  en  Derecho  y  Vice- 
cónsul.—Plaza  de  Santa  Bárbara,  8,  bajo. 

Vestosa  (D.  Vicente),  Astrónomo. — Observatorio  de  Madrid. 

ViLAKOVA  (D.  Juan),  Catedrático  y  Académico  de  la  Historia  y  de 
Ciencias  Exactas. — San  Vicente,  ^12,  pral. 

ViLLALBA  ^^Excmo.  Sr.  D.  Ricardo),  Jefe  de  Administración  de  1.* 
ciase  y  ex-Senador  del  Reino. — ^\'ergara,  4,  pral.  izq. 

Viso  (Excmo.  Sr.  Marqués  del).  Capitán  de  fragata  retiraiio. — Son 
Bernardino,  14. 

Zaragoza  (D.  Justo),  Publicista,  San  Mateo,  11,  2.o 


Socios  de  Número. 


Aguilar  (D.  Casto),  Capitán  de  Estado  Mayor.— ^cím^r. 

Alpoxzo  (Excmo.  Sr.  D.  Félix  S.),  Senador. — San  Mateo,  16,  cua- 
druplicado, 2.° 

Alvabez  de  la  Puerta  (D.  Femando},  Ofícial  del  Cuerpo  de  Top<y- 
grafos. — Caboalles  (León). 

Amí  (D.  Castor),  Comandante  Capitán  de  Ingenieros. — Salud,  í», 
3.*»  dra. 

Angosto  (D.  Luís),  Teniente  de  Navio. — Serrano,  90,  2.o 

Baeza  (Excmo.  Sr.  D.  Joaquín),  ex-Senador  del  Reino. — Pizarro, 
13,  1.0  izq. 

Bbltbán  y  RózpiDE  (D.  Ricardo),  Abogado  y  Doctor  en  Filosofía  y 
Letras. — Fuencarral,  47,  3.o  izq. 

BL.ÍZQUEZ  (D.  Antonio),  Oficial  1.*  de  Administración  militar. 

Egnilaz,  3,  entresuelo  dra. 

BiExo  (D.  Salvador),  Abogado. — Dofla  Bárbara  de  Bragauza,  5. 


LISTA    GENERAL   DE   SOCIOS.  4.'C 

CiN'iBT  (D.  Pedro  Emilio],  Bachiller  en  Letras. — Burdeos,  rué  dii 

l'ont  de  la  Mousque,  34. 
Címovab  del  Castillo  (Excmo.  Sr.  D.  Antonio),  Director  de  la  Real 

Academia  de  la  HÍEtoria. — Serrano,  &T,  hotel. 
CíSamíque  (Ejccnio.  Sr.  D.  FrandBco),  Diputado  á  Cortea. — Her- 

mosilla,  8,  2.°  izq. 
Carlier  (D.  Eduardo),  Propietario. — Atocha,  103,  3."  dra. 
Casaxatob  (D.  Femando).  Coronel  dp  Caballería. — Lagaeca,  61  du- 
plicado, principal. 
OoDEBA  (D.  Fraucisco),  Catedrático. — MinnH,  26,  2.o  dra. 
CoNCAS  (D.  Víctor),  Capitán  de  Navio. — Cádiz,  Murgula,  1,  8." 
Díaz  Qi'iiANí)  (D.  Mariano).— CaKoa,  3,  pral. 
DoFORTo  (D.  Scveriano),  Catedrático  del  Instituto  de  Teruel, 
£acDzA  (D.  José  María  de),  Abof^ado. — Lepanto,  i. 
Esfín  (D.  Mijíuel).— Beatas.  24,  2.»  izq, 

FuENSAiiiTA  DEL  Vallg  (Sr.  Marqués  de). — Alcalá,  49  cuadruplicado. 
Gabcía  L6PEZ  (Escmo.  tír.  D.  Juan).— BoQa  Bárbara  de  Bragau- 

zo,  10.    ' 
Oambaldi  (D.  Ricardo),  ComíBario  df>  Guerra.— Marqués  de  Mon- 

déjar,  8  hotel. 
Gayoso  (D.  Juan  Tomás),  Capitán  de  Ingenieros. — General  Caeto- 

ñoa,  O,  pral.  izq. 
GosNAUD  (D.  Pedro).— Parií,  me  de  LiUe,  4. 
Iranzo  (D.  Félix),  Comisario  de  Guerra.— Barquillo,  20,  pral.  dra. 
Jiménez  (D.  Euaebio),  Teniente  de  Ingenieros. — Zurbano,  18,  prtn- 

Li  Baillt  d'Ikohübm  [Sr.  Vizconde).— Chateau  de  Honton,  Saint 

Martin  dea  Seignaux,  préa  Bayonne. 
LoBEMTE  T  Tdriih  (D.  Pedro),  Teniente  coronel  de  Ingenieros. — 

Arco  de  Santa  María,  37  y  39,  1." 
Lncisi  (D.  Eduardo).  Ingeniero. — ^Torrea,  U. 
Lt^MO  I  pBitai  (Escrao.  Sr.  D.  Manuel),  Abogado. — Sacramento,  G. 
Llofis  (D.  Juan),  Catedrático  en  el  Instituto  de  Palma  de  31a- 

Mallada  (D.  Lncas),  Ingeniero  de  Minas.- Orel  lana,  S,  3."  izq. 
Marín  [Excmo.  Sr.  D.  Babas),  Teniente  General.— Sevüla. 
Mbbtbb  (D.  Vicente).— JVuewi  Tork,  P.  O.  Box,  1 766 , 
HiouBL  Medrano  (D.  Gregorio),  Anudante  de  Obras  Públicae.— 

Málaga,  calle  de  Santo  Domhigo,  44  y  46,  pral, 
MoKARGs  Insa  (D.  Ángel).— Pmim  (Puerto  Rico).  . 


m  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

MoRET  T  Prendeboast  (Excmo.  Sr.  D.  Segismundo),  ex-I^ünistro  de 

Estado  y  Gobernación. — Blanca  de  Navarra,  é. 
Nbussel  (D.  Otto),  Litógrafo.— Travesía  de  Trujillo,  1. 
Novo  (D.  Pedro  de),  Teniente  de  Navio.— Carrera  de  San  Jeróni* 

mo,  7,  8.°  izq. 
Olivan  (D.  Joaquín  A.  de),  Abogado.— Sevilla,  14,  2.*' 
O'Rták  (Excmo.  Sr.  D.  Tomás),  Teniente  General.— D.  Pedro,  8. 
OsLBR  (D.  Guillermo),  Litógrafo.— Serrano,  2L 
Pastoríx  (D.  Juan),  Teniente  de  navio. —  Valencia. 
Pozzi  (D.  Camilo),  Secretario  de  la  Diputación  provinciaL — SaD 

Bernardo,  18,  3.o  dra. 
Ramírez  de  Villaurrutia  (D.  Wenceslao),  Oficial  del  Ministerio  de 

Estado. — Reina,  24. 
Rato  (D.  Apolinar  de).— Recoletos,  4,  2.* 

Salcedo  (D.  Jacinto),  Administrador  de  la  Aduana  de  la  Coruña. 
Seco  y  Bittini  (D.  Ricardo),  Comandante  Capitán  de  Ingenieros. — 

Habana. 
Seguí  (D.  Julio),  Teniente  Coronel  de  Lifantería  y  Abogado.— 

Dofia  Bárbara  de  Braganza,  18.    / 
Serrino  Fatioati  (D.  Eduardo),  Abogado.— Ferraz,  8,  2.* 
Sierra-Bullokes  (Excmo.  Sr.  Marqués  de),  General  de  Brigada. — 

Alcalá,  72,  dup.o,  bajo. 
Socorro  (Sr.  Marqués  del),  Catedrático  de  Geología. — Jacome 

trezo.  41. 
SuAREz  (limo.  Sr.  D.  Sergio),  Jefe  superior  de  Adminiatración. — 

Prado,  8.  2.*  dra. 
SuARBz  Ikclín  (D.  Julián),  Coronel  de  Ejército,  Teniente  Coronel 

de  Estado  Mayor  y  Diputado  á  Cortes. — Genova,  16,  l.o  izq, 
ToooRBS  (D.  Joaquín),  Ingeniero  de  la  Armada. 
Torres  Campos  (D.  Rafael),  Catedrático  y  Abogado. — Femando  el 

Santo,  6,  2.* 
Val  (Excmo.  Sr.  Conde  del),  Propietario.— Arenal,  22,  pral. 
Yalera  (D.  Joaquín],  Oficial  del  Ministerio  de  Estado. — Cervan- 
tes, 10. 
Valero  (D.  José). — Comisario  de  Guerra. 
Villa- Antonia  (Excmo.  Sr,  Marqués  de  la),  General  de  División,-— 

Virgen  de  las  Azucenas,  3,  2.o 


LISTA  GENERAL  DE  SOCIOS. 


Suscritorea  al  Boletín., 

Amo  (D.  Demetrio  del). — Zamora. 

Ateneo  Barcolonéa. 

Ateneo  de  Madrid. 

Biblioteca  de  la  Academia  de  Estado  Mayor  <1el  Ejército. 

Biblioteca  de  la  Academia  general  Militar. 

Biblioteca  del  Conaejo  de  Estado. 

Biblioteca  del  Senado. 

Biblioteca  particular  de  S.  M,  la  Reina. 

Casino  de  Madrid. 

Caaiiio  La  Oran  Peña,  de  Madrid. 

Centro  Militar.— JfniíHiI. 

Círculo  de  la  Uniíln  Mercantil.— ifadHif. 

Colegio  del  Cuerpo  dn  Carabineros.— San  Lorento  del  Etcorial. 

Congreso  de  los  Diputados. 

Corradi  (Doña  Aurora).— jtfaái-ü. 

Guijarro  (D.  Miguel). — Madrid. 

Inspección  general  de  Carabineros. 

Le  Soudier  (M.  Ü.)—Parii. 

Librería 'Nación al  y  Estranjera.— Afadríd. 

MBr<:|iiina  (D.  JüAn),— Santiago. 

Ministerio  de  Ealedo. 

Ministerio  de  Fomento. 

Ministerio  de  la  Guerra. 

Ministerio  de  Hacienda. 

Ministerio  de  Marina. 

Ministerio  de  Ultramar. 

Real  y  I'rado  ¡D.  Federico). — Madrid. 

Sayago  (ü.  Carlos  María),— Cojwaprf  (Cliile). 

Soineruelos  ;Sr.  Marqués  de). — Madrid. 

Siiarcz  p.  Victoriano).— Ifadriíí. 


EXTRACTO 


DB  LAB 


ACTAS  DE   LAS   SESIONES 


OKLBBRADAH  POR  LA  800IBDAD  Y  POR  LA  JUNTA   DIRROTIVA, 


JUNTA  DIRECTIVA. 

Sesión  del  21  de  Agosto  de  1890. 

Presidencia  del  Sr,  Coello, 

Abierta  la  sesión  á  las  ocho  y  media  de  la  mañana ,  con  asistencia 
<le  los  Sres.  Reina,  Amí,  Abolla,  Andía,  Arrióla,  Sánchez  Massiá,  Espín» 
Ferreiro  y  Motta,  se  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de  la  antorior.  * 

Omitido  el  despacho  ordinario  por  el  objeto  á  que  la  sesión  se  de<li- 
caba,  expuso  el  Sr.  Presidente  que  era  esta  la  situación  difícil  en  qne 
el  imperio  de  Marruecos  se  encuentra,  y  por  tanto  era  urgente  que  la 
Sociedad  pensara  lo  que  sería  conveniente  representar  al  Gobierno 
de  S.  M. 

Manifestó  que  había  conferenciado  con  los  Ministros  de  la  Guerra  y 
de  Estado  para  favorecer  los  reconocimientos  que  deba  ejecutar  el 
Sr.  Suarez,  y  aprovechó  la  ocasión  respecto  do  las  cuestiones  <le  Melilla 
y  del  Muni,  hallando  propicios  á  entrambos  para  adoptar  las  eol aciones 
más  convenientes.  Aconsejó  que  al  dirigir  representación  al  Gobierno 
fuera  siempre  acompañando  mapas  cosidos  para  evitar  los  frecuentes 
extravíos  que  sufren.  También  les  habló  de  los  reconocimientos  conve- 
nientes en  el  Rif.  Llamó  la  atención  sobre  lo  que  dicen  algunos  periiS- 
dicos  acerca  de  la  intención  que  tiene  Francia  de  extenderse  alrededor 
do  Marruecos,  desdo  el  Muluya  al  Uad  Nun,  asegurando  que  este  es 
francés,  con  el  proyecto  de  un  ferrocarril  desde  él  á  Teiubuctü.  Afia«^li«'» 
que  si  llegaran  á  realizarse  semejantes  intentos,  no  solo  quedaría  para* 
lizada  la  acción  de  España  en  Marruecos,  sino  gravemente  amenazadas 
nuestras  islas  Canarias. 

En  vista  de  estas  consideraciones  proponía  á  la  Junta  qac  ce  elevase 


EXTRACTO    DE    LAS    ACTAS.  i:n) 

al  Gobierno  una  representación  sobre  las  diversas  é  importantes  cues- 
tiones que  tenemos  planteadas  en  África,  indicando  los  puntos  que  á 
su  juicio  debía  abarcar. 

A  invitación  del  Sr.  Presidente  dio  cuenta  el  Sr.  Amí  de  las  noticias 
que  del  estado  actual  de  Marruecos  había  adquirido,  por  cierto,  na<la 
halagüeñas  para  nuestra  nación,  y  poniendo  de  relieve  los  trabajos  de 
las  demás  potencias  europeas  para  adquirir  preponderancia  en  el  im- 
perio, y  por  último,  preguntó  á  la  Junta  si  convendría  hacer  una  enér- 
gica representación  al  Gobierno  en  unión  de  la  Sociedad  de  Geografía 
Comercial. 

Hicieron  uso  de  la  palabra  los  Sres.  Aiidía,  Botella  y  Espín,  abun- 
dando todos  en  las  mismas  ideas,  y  se  acordó  según  lo  propuesto  por 
el  Sr.  Presidente,  debiendo  celebrarse  otra  sesión  con  el  mismo  objeto. 

El  Secretario  general  leyó  un  artículo  publicado  por  D.  Felipe  Canga- 
Arguelles  en  que  daba  noticia  de  la  llegada  á  Manila  de  una  fuerte 
escuadra  china  y  señalaba  el  peligro  que  por  aquel  lado  comenzaba  á 
surgir  para  nuestras  islas  Filipinas.  El  Sr.  Presidente  manifestó  que  le 
inspiraba  más  temor  el  Japón,  país  que  adelanta  con  rapidez  en  su 
marcha  civilizadora  y  que  necesita  buscar  salida  al  exceso  de  su  pobla- 
ción encerrada  en  una  superficie  relativamente  pequeña. 

Dio  cuenta  el  Sr.  Coello  de  haber  recibido  una  carta  del  Conde  de 
SaintSaud,  con  la  conferencia  que  dio  en  nuestra  Sociedad:  le  decía 
que  había  hecho  el  viaje  á  los  picos  do  Europa  y  una  ligera  excursión 
á  las  Hurdos,  acompañado  del  médico  francés  M.  Bidé;  ambos  encon- 
traron este  país  con  mucho  menos  atraso  del  que  por  la  fama  se  supo- 
ne; sobre  todo  el  médico  M.  Bidé  hace  elogios  de  la  moralidad  de  los 
hurdanos  y  han  encontrado  cerca  de  Camino  Morisco  algunos  indicios 
que  confirman  la  existencia  de  vía  romana,  como  el  Sr.  Coello  había 
sospechado  y  consignado  hace  algunos  años. 

El  Sr.  Botella  expuso  la  conveniencia  de  que  en  el  Boletín  se 
diese  un  extracto  del  último  folleto  do  M.  Marcou  acerca  del  nombre 
de  América,  á  lo  que  contestó  el  Sr.  Presidente  que  no  había  prospe- 
rado la  idea  del  autor  como  se  demostraba  en  otro  folleto  y  en  varios 
artículos  de  M.  Gaffarel;  insistió  el  Sr.  Botella  en  que  pudiera  darse  á 
un  americanista,  como  el  Sr.  Jiménez  de  la  Espada,  el  encargo  de  ha- 
cerlo en  vista  de  los  antecedentes  y  datos  que  existen. 

El  Sr.  Sánchez  Massiá  manifestó  que  el  Ingeniero  de  minas  D.  Enri- 
que Abella,  auxiliado  por  un  ayudante  del  cuerpo,  había  levan  todo  el 
mapa  de  las  islas  de  Luzón  y  otras,  así  como  últimamente  el  de  Panay, 
todavía  inédito,  estando  dispuesto  á  verificar  igual  trabajo  en  todo  el 


lU)  BOLETÍN    DE    LA   SOCIEDAD    GEOGRÁFICA. 

Archipiélago;  que  le  parecía  muy  conveniente  y  juEto  «1  que  la  Socie- 
dad Geográfica  le  recomendase  al  Ministro  de  Ultramar  á  fin  de  que 
se  le  prestase  algún  apoyo  oficial,  ya  que  tan  buenas  disposiciopes  tenia 
para  hacer  un  servicio  tan  útil  como  meritorio.  También  habló  de  los 
trabajos  que  allí  había  hecho  el  Ingeniero  Sr.  d'Almonte. 

£1  Sr.  Presidente  y  el  Sr.  Botella  aprobaron  la  idea,  expresando  el 
primero  que  debía  hacerse  la  petición  al  Ministerio,  y  si  el  asunto  pa- 
saba al  Consejo  de  Ultramar,  lo  apoyaría  en  él  con  mucho  gusto. 

Acordado  así,  se  levantó  la  sesión  á  las  diez. 


JUKTÁ  DIRECTIVA. 

Sesión  del  28  de  Agosto  de  1890. 

Presidencia  del  Sr,  Coeüo. 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  de  la  mañana,  con  asistencia  de  los 
Srcs.  Andía,  Motta,  Tro  y  Moxó,  Amí,  Massiá  y  Ferreiro,  se  leyó  y  fué 
aprobada  el  acta  de. la  anterior. 

Se  leyeron  comunicaciones:  del  Dr.  Gabriel  Marcel  dando  gracias 
¡)or  haber  dado  cabida  en  nuestro  Boletín  de  su  trabajo  sobre  el 
África  portuguesa,  y  ruégase  le  envíen  algunos  ejemplares,  lo  quo  fué 
acordado.  Dice  que  se  ocupa  en  publicar  una  bibliografía  cartográfica 
d;*  España. 

De  los  argelinos  españoles  reiterando  su  petición  de  que  se  les  envíe 
á  Femando  Póo. 

A  propuesta  del  Sr.  Coello  se  acordó  aconsejarles  que  dirijau  instan- 
cia al  Ministro  de  Ultramar  y  la  Sociedad  la  apoyará. 

El  Sr.  Presidente  da  cuenta  de  algunos  artículos  de  períiklieos  fran- 
ceses que  defienden  á  España  do  los  ataques  de  La  Géographie.  £n  otm 
periódico  presenta  un  mapa  en  que  solo  se  muestra  una  pequeña  faja 
en  la  costa  sabanea,  como  perteneciente  á  nuestra  nación ,  y  en  la 
costa  de  Guinea  pone  como  español  únicamente  el  cabo  de  Sau  Juan. 

Se  leyó  el  proyecto  de  representación  al  Gobierno  sobre  tollas  las 
cuestiones  de  África,  á  la  cual  deben  acompañar  los  correspouclíentefi 
mapas. 

Hicieron  algunas  observaciones  los  Sres.  Massiá  y  Tro,  quedando 
aprobado  con  alguna  i>equeña  modificación. 

Se  levant('>  la  sesión  á  las  diez. 


EXTRACTO   DE  LAS  ACTAS. 


Sesión  del  7  de  Octubre  de  1890. 

Presidenña  del  Sr.  Cotilo. 

Abierta  la  sesión  á  las  nueve  y  cuarto  de  la  noclie,  con  aaislencia  de 
)oe  Sres.  Botella,  Anilla,  Abclla,  Goristidi,  Bonelli,  L^sao  de  la  Vega, 
AiDÍ,  Espin.  Cliurnica,  Quiroga,  Torres-Campos,  Motta  y  Beltrán,  ee 
leyó  j  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

El  Sr.  Presidente  partlripó  que  cii  cumplimiento  de  anterior  acuerdo, 
se  babia  rcmitidn  ya  al  Sr.  Presidente  del  Consejo  de  Ministros  la  ex- 
posición de  la  Sociedad  GeogrúQca  de  Madrid  y  de  la  de  Geografía  CO' 
niurcial,  arerca  de  ta  política  ele  EspaAa  en  África,  acompañada  de 
niiipas  y  documentos. 

Se  leyeron  comuntcacionea: 

De  la  Sociedad  de  Geografía  de  Parla,  participando  que  el  prósimo 
Congreso  inteToacional  de  Geografía  se  celebrará  en  Berna  en  1891,  y 
alegando  las  razones  por  virtud  de  las  que  no  era  posible  acordar  desde 
luogo  la  reunión  de  otro  Congreso  en  Madrid  en  1892. 

Del  Sr.  Ministro  de  Ei-tado,  acusando  recibo  de  la  comunicación  de 
la  Sociedad  referente  ¿  Gibraltar,  y  manifestando  que  se  tentlrian  en 
cuentn  las  observaciones  de  la  Sociedad  cuando  se  trate  de  cuestión  tan 
<lelieada. 

De  la  Sociedad  de  Geografía  de  París,  poniendo  á  díaposicíón  de  la 
Sociedad  un  ejemplar  del  mapa  de  tos  viajes  de  Binger  en  el  Niger. 
Acordó  la  Junta  que  recogieran  este  mapa  los  Sres.  Jiménez  de  la  Es- 
pada ó  Vilanova,  que  deben  marchar  á  París  para  rcpreaentar  á  Espafla 
en  el  Congreso  de  Americanistas. 

De  la  Sociedad  de  Geografía  de  Lisboa,  enviando  un  ejemplar  de  la 
representación  que  elevaba  at  rey  en  protesta  contra  el  convenio  anglo- 
portugués  sobre  las  colonias  de  África. 

Del  Sr.  Bonola,  Secretario  de  la  Sociedad  de  Geografía  del  Cairo, 
solicitando  el  nombramiento  de  socio  corresponsal.  El  Sr.  Presidente 
manifestó  que  los  trabajos  ge<^áScos  del  8r.  Bonola  le  hacían  acree- 
dor á  este  título,  y  la  Junta  acordó  proponerle  en  la  general  del  pró- 
ximo Noviembre. 

El  Sr.  Presidente  llamó  la  atención  acerca  de  las  noticias  que  habían 
circulado  sobre  abolición  del  derecho  de  visita,  que  bacía  ya  algunos 


412  BOLETÍN   DE   LA.   SOCIEDAD  GEOGRÁFICA. 

años  pidió  la  Sociedad.  Esta  no  tenía  informes  detallados  clel  convenio 
por  virtud  del  cual  quedaba  abolido  el  citado  derecho,  y  la  Junta  en- 
cargó al  Sr.  Abella  quo  procurase  obtenerlos. 

El  mismo  Sr.  Presidente  participó  que  el  Sr.  Bonelli  acababa  de  re- 
gresar de  los  territorios  españoles  del  Golfo  de  Guinea,  donde  había 
realizado  algunas  excursiones  y  establecido  una  factoría  en  Elobey 
Chico  en  representación  de  la  Compañía  Trasatlántica  de  Barcelona; 
añadió  que  el  Sr.  Bonelli  le  había  ofrecido  dar  cuenta  de  sus  trabajos 
en  conferencia  pública. 

Kl  Sr.  Bonelli  manifestó  que  había  empezado  con  gran  éxito  á  cum- 
plir la  misión  que  le  encargó  la  citada  Compañía;  que  se  iniciaba  con 
muy  buen  resultado  la  explotación  agrícola  on  Femando  Póo,  en  la 
posesión  de  Basilé,  y  que  había  de  extenderse  á  las  bahía»  de  Santa 
Isabel,  la  Concepción  y  San  Carlos;  quo  había  recorrido  el  litoral  de 
Guinea  desde  el  Muni  al  Campo,  con  objeto  de  preparar  la  explotación 
comercial;  que  la  región  que  mejores  condiciones  ofrece  para  esta  em- 
presa es  la  comprendida  entre  los  rios  Benito  y  Campo,  pues  allí  pue- 
den obtenerse  los  brazos  quo  tanto  escasean  para  el  cultivo  y  demás 
faenas  agrícolas,  industriales  y  comerciales,  dado  que  los  bubis  no 
sirven  y  los  krumanes  repugnan  el  trabajo  en  Fernando  Póo,  y  los  que 
van  solo  se  contratan  por  un  año;  que  había  explorado  los  ríos  Benito 
y  Campo  y  todos  los  afluentes  del  Muni,  menos  el  Utongo,  sin  que  los 
franceses,  que  allí  todo  lo  vigilan,  lo  hubieran  opuesto  el  menor  obs- 
táculo; finalmente,  que  el  tráfico  ha  comenzado  en  buenas  condiciones 
y  que  ya  se  han  vendido  en  Barcelona  algunas  de  las  mercancías  que 
trajo.  Añadió  algunas  otras  noticias,  que  ha  de  ampliar  en  la  conferen- 
cia pública. 

£1  Sr.  Churruca  preguntó  si  había  noticias  do  los  contratos  celebra- 
dos con  indígenas  de  la  orilla  del  Muni  en  1860.  El  Sr.  Coello  mani- 
festó que  de  estos  contratos,  celebrados  por  los  Sres.  Maimón  y  Noeli, 
dio  ya  noticia  en  el  informe  que  redactó  como  delegado  térnico  en  la 
conferencia  do  Berlín. 

El  Sr.  Torres  Campos  pidió  al  Sr.  Bonelli  algunos  informes  acerca  de 
los  proyectos  de  caminos  en  Fernando  Póo.  El  Sr.  Bonelli  expuso  loa 
trabajos  de  esta  índole  de  que  tenía  noticia. 

Se  levantó  la  sesión  á  las  once  menos  cuarto. 


EXTRACTO   DE   LAS   ACTAS. 


Sesión  del  14  de  Octubre  de  1890. 

Presidencia  del  Sr'.  Coello. 

Abierta  1a  sesión  il  las  nueve  de  la  noche,  con  asisteDcia  üe  loa 
Sres.  Rodríguez  Arroquin,  Botella,  Anjla,  Abella,  García  Martín,  Bone- 
llí,  Arce  Mazóii,  Sánclieii  y  Massiá,  Amf,  Churruca,  Ferreiro,  ToVrcs- 
Campos,  Motta  y  Beltnin,  se  leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de  la  an- 

Kí  Sr.  Abella,  en  cumplimiento  del  encargo  que  recibió  de  la  Junta, 
dio  cuenta  do  las  limitaciones  impuestas  al  derecho  de  visita  por  virtud 
de  los  acuerdos  tomados  en  el  Congreso  antiesclavtsta  de  BrueelaB.  Se 
aconló  publicar  en  el  Boletíh  las  actas  de  dicho  Congreso,  que  hicieran 
referencia  al  mencionado  derecho,  y  á  propuesta  del  Sr.  Rodríguez 
Arroquia,  reproducir  en  extracto  loa  acuerdos  de  la  Sociedad  y  del 
Congreso  de  Geografía  Colonial  y  Mercantil,  relativos  también  á  la  de- 
rogación del  derecho  de  visita. 

£1  Sr.  Presidente  participó  que  había  recibido  un  estudio  referente 
al  proyecto  de  un  camino  entre  Sania  Isabel  y  Snn  Carlos  en  Femnndo 
Póa,  estudio  que  podría  publicarse  en  el  Boletín;  que  le  había  visitado 
el  Sr,  B arrasa,  nombrado  jefe  de  la  estftciún  naval  del  Golfo  de  Guinea, 
quien  le  manifestó  loa  buenos  propdaitos  que  le  animaban  en  favor  de 
todas  aquellas  mediilns  que  tendieran  al  desarrollo  y  progreso  de  la 
colonia,  y  que  le  había  escrito  el  Sr.  Suarez  Lorenzana,  anunciándole 
que  se  disponía  á  salir  do  MelUla  para  dirigirse  por  el  interior  á  Alhu- 
cemas, Xesuan  y  Taza. 

El  Sr,  Torres  Campos  leyó  párrafos  de  una  carta  de  D.  José  Valero, 
con  interesantes  noticias. de  Femando  Póo  y  sii8  dependencias.  .Se 
acordó  publicarlas  en  el  BolbtíS. 

El  Sr.  Amí  recordó  otro  acuerdo  de  la  Junta,  por  virtud  del -que  se 
convino  en  gestionar  la  erección  de  una  estatua  á  Hernán-Cortés.  ."^O 
resolvió  escitar  el  celo  de  la  comisión  nombrada  al  efecto,  si  bien  de- 
jando á  su  arbitrio  la  oportunidad  de  procurar  la  realiaación  de  la  idea, 
puesto  que  se  hallaba  muy  prósimo  el  centenario  del  descubrimiento 
do  América,  y  acaso  do  convendría  conmemorar  á  un  miamo  tieOipo 
laa  glorias  de  los  descubridores  de  aqoel  continente  y  del  conquistador 
de  Méjico. 


s 


■  I- 


m  BOLETÍN   DE   LA  SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

Se  acordó  también  que  para  cumplir  anteriores  resoluciones  de  la 
Junta,  los  Sres.  Presidente  y  Secretario  general  presentaran  lista  de 
los  geógrafos  americanos  que  hubiesen  contraído  méritos  suficientes 
para  obtener  el  título  de  honorarios  de  la  Sociedad  Geográfica  de 
Madrid. 

Y  no  habiendo  más  asuntos  de  que  tratar,  se  levantó  la  sesión  á  las 
diez  y  media. 


r 


*  »  JUNTA   DIRECTITA. 

Sesión  del  21  de  Octubre  de  1890. 

Presidencia  del  Sr,  Coello, 


i 


Abierta  la  sesión  á  las  nueve  y  cuarto  de  la  noche,  con  asistencia  de 
los  Sres.  Botella,  Andía,  García  Martín,  Foronda,  Bonelli,  Arce  Mazón, 
Sánchez  y  Massiá,  Amí,  Quiroga,  Rajal,  Torres-Campos  y  Beltrán,  si' 
leyó  y  fué  aprobada  el  acta  de  la  anterior. 

Acordó  la  Junta  que  á  la  comisión  nombrada  para  gestionar  la  erec- 
ción de  una  estatua  á  llemán-Cortés,  se  agregara  el  Sr.  Coello,  x)or  ser 
este  ahora  el  Presidente  de  la  Sociedad. 

So  presentaron  las  actas  de  la  Conferencia  de  Bruselas,  y  como  en 
ollas  no  constaba  tenninantemente  que  el  derecho  de  visita  hubiera 
sido  derogado,  resolvió  la  Junta  suplicar  al  Sr.  Abella  que  procurase 
adquirir  nuevos  informes. 

El  Sr.  Presidente  participó  que  asistía  á  la  Junta  el  Sr.  D.  Joaquín 
Kajal,  cuyos  trabajos  sobre  Mindanao  debía  publicar  el  Bolbtík,  según 
acuerdos  anteriores;  que  esta  publicación  se  había  aplazado  por  dificul- 
tades para  la  reproducción  de  las  láminas,  y  que  el  Sr.  Hajal  daría 
cuenta  á  la  Junta  de  las  gestiones  que  había  hecho  en  los  centros  oficia- 
les para  conseguir  auxilios  que  le  permitieran  dar  á  luz  sus  importan- 
tes trabajos.  Así  lo  hizo  el  Sr.  Rajal,  refiriéndose  á  la  solicitud  que  ele- 
vó al  Sr.  Ministro  de  la  Guerra,  de  la  que  se  dio  traslado  á  Ultramar, 
sin  que  hasta  la  fecha  haya  recaído  solución,  sin  duda  por  haberse 
extraviado  los  manuscritos  originales.  La  Junta  acordó  publicar  desde 
luego  el  texto  en  el  Boletín',  y  las  láminas  cuando  hubiere  recursos;  á 
no  ser  que  hicieran  la  publicación,  ya  el  ^Ministerio  de  la  Guerra^  ya 
algún  editor. 

El  Sr.  Coello  presentó  las  últimas  entregas  publicadas  de  la  traduc- 
ción española  de  la  Geografía  de  Reclús,  y  varios  cuadernos  de  los 


EXTRACTO   DE   LAS   ACTAS.  445 

Anales  de  Estadística  de  Italia.  Sobre  esta  última  publicación  llamó  la 
atención  de  la  Junta;  la  recibía  directamente  por  haberla  pedido  en 
época  en  que  se  necesitaba  consultar  los  interesantes  datos  que  con- 
tiene; después,  cuando  ya  no  le  eran  necesarios,  había  suplicado  á  la 
Dirección  de  Estadística  de  Italia  que  los  enviase  á  la  Sociedad  Geo- 
gráfica, y  creía  conveniente  que  se  pidieran  además  por  esta.  Así  se 
acordó. 

Se  presentó  también  el  programa  del  próximo  Congreso  de  Ciencias 
geográficas  convocado  para  Berna,  y  con  este  motivo  el  Sr.  Presidente 
indicó  la  conveniencia  de  que  la  Sociedad  Geográfica  de  Madrid  tomase 
la  iniciativa  para  simplificar  el  sistema  de  grupos  que  en  estos  Congre- 
sos prevalece;  debían  reducirse  los  temas  y  fijar  asuntos  concretos  so- 
bre los  cuales  pudieran  tomarse  resoluciones.  Había  tres,  sobre  todo, 
que  merecían  especial  atención:  la  cuestión  del  meridiano  único,  la  no- 
menclatura geográfica  y  la  uniformidad  en  el  sistema  de  enseñanza  de 
la  Geografía.  Unánime  la  Junta  convino  con  el  Sr.  Coello  en  la  necesi- 
dad de  esta  reforma^  y  le  dio  el  encargo  de  formular  la  correspondien- 
te proposición  para  procurar  que  se  llevara  á  cabo  en  el  citado  Con- 
greso de  Berna. 

£1  Sr.  Sánchez  y  Massiá  presentó  la  minuta  de  la  comunicación  que 
debía  dirigirse  al  Ministerio  de  Ultramar,  recomendando  los  trabajos 
de  los  Sres.  Abella  y  Almonte.  La  aprobó  la  Junta,  acordando  que  á 
la  vez  se  recomendasen  también  los  trabajos  del  Sr.  Rajal. 

Participó  luego  el  Sr.  Presidente  que  se  había  acordado  reunir  en 
España  en  1 892  el  Congreso  de  Americanistas,  y  propuso  también  que 
se  invitara  para  dar  conferencias  en  la  Sociedad  á  los  señores  que  re- 
presentaban á  nuestra  patria  en  el  Congreso  de  Americanistas  que 
acababa  de  reunirse  en  París,  y  muy  especialmente  al  Sr.  D.  Marcos 
Jiménez  de  la  Espada. 

Y  se  levantó  la  sesión  á  las  diez  y  cuarto. 


Índice. 


DE  LAS  haterías  CONTENIDAS  EN  EL  TOMO  XXIX. 


MEMORIAS. 

Memoria  sobre  el  progreso  de  Iob  trabajos  geográficoe,  por  i>im 

Martin  Ferreiro 385 

COKFEREKCIAS. 

El  CoDgrceo  y  la  Espoeidón  de  Geografía  de  París  en  1 889,  por 

Don  Rafael  Torres  Campos 7 

El  catastro  en  Eepaüa,  por  Z>.  Juan  Sánchez  y  Matsiá li' 

Loa  Pirineos  ospafloles;  por  el  Conde  de  SaintSaud 267 

Portugal  é  Inglaterra  en  el  África  Austral,  por  D.  Rafael  Torre» 

Campos 33:t 

ARTÍCULOS., 

Los  portugueses  en  el  África  Austral.  El  Cbambeze,  origen  del 
Congo  descubierto  por  los  portugueses  on  1T9G,  por  M.  Ga- 
briel Mareel ! 4ít 

El  viajero  polaco  Rogoxinski  en  Fernando  Póo 63 

KoticiaB  auténticas  del  famoso  rfo  Maraflón,  por  Z>.  Marcos  Jimé- 
nez de  la  Espada 73  y  320 

£1  porvenir  de  la  lengua  espaflola  (comparada  con  las  principales 
del  mundo)  estudiado  desde  el  punto  de  vista  geográfico  y 
estadístico,  por  2>.  Oabriel  Carrasco 120 


418  BOLETÍN  DE   LA   SOCIEDAD   GEOGRÁFICA. 

RÍOS  de  Venezuela  y  de  ColoDibia;  relacioues  inéditas  reunidas 

por  D,  Cesáreo  Fernández  Duro J Cl 

Xotu  sobre  los  trabajos  meteorológicos  de  España 275 

Un  nuero  mapa  del  Zambeze 277 

Las  misiones  españolas  de  Fernando  Póo  y  sus  dependencias..  •  279 

El  ksar-el-Acabir,  por  D.  Teodoro  de  Cuevas 30.% 

ACTAS  Y  TAREAS  DE  LA  SOCIEDAD. 

Extracto  de  las  actas  de  las  sesiones  celebradas  por  la  Sociedad 

y  por  la  Junta  Directiva 289  y  43S 

Reseña  de  las  tareas  y  estado  actual  de  la  Sociedad  (Teocrática 

de  Madrid,  por  D,  Adolfo  de  Moita 379 

Las  islas  Providencia  en  el  archipiélago  de  las  Carolinas 410 

Gil)raltar 418 

Lista  general  de  socios  en  íin  de  1890 423 

MAPAS. 

Reproducción  de  un  mapa  manuscrito  de  ñnes  del  siglo  xvi  que 
existe  en  la  sección  de  Geografía  de  la  Biblioteca  nacional 
de  París  (Imperio  de  Manamotapa) 02 

Curso  del  Zambeze  tomado  de  un  atlas  manuscrito  que  existe  en 

la  Biblioteca  nacional  de  París 278 


LISTA 

U  US  SOCIEDAIIES,  lUIIIIIIAS  I  ESTABLECIIIEMOS  OEMinCOS 

eos  LOB  QCII  BS  BALLÁ  ESTABLECIDO  OAUBIO  DI  FUBLICACIOSES. 

SOCIEDADES.  ACADEMIAS  Y  ESTABLECIMIENTOS  EXTHANJEROS. 

aociBKADitB  OEoaKAFJOii  lie  Ameleritani.  Anver»,  lierUti,  ilírn,  [torrieBui.  Brs- 
mcD,  nríHhaiip,  BrJiellíg.BuoureBcl,  Budapest,  Buenos  Airen,  L'Bire.  D*nnt- 
tadt,  Uijan.  Dousi.  ilrmileii,  KiliTuliureo.  Kpinal,  Kfltukolmn,  rrnnkfart.  Oh- 
nite,  OreifBwald,  H«11b,  Humburtt.  Hiinaover,  Havre,  Hel-iaulcrs,  Irktilnk, 
Jenn,  Kiett,  l^opáK,  Lillp,  Liaban.  Louada.  LondoD.  Lj'on,  Mnurtiealar,  Msr- 
eeitle,  Melbóurne,  ileii,  Uéiira,  MoDtpíltier,  Uoiamhii(ue,  MUncbeo.  Nancy, 
NeucbalPl,  New  York,  i  iráD,  OrentiurB.  PsriB,  Pgrto,  Bio  de  JbqíI™,  Rneliefurl, 
Roma,  Rouea,  SamariiDii',  St.  Pelemljurit.  8alnt-Valrry  rn  Caux,  SaoFauío, 
Sulnoy,  Slutlgart,Tifl¡9,TnHno,TouintiBe,Toura  j  TVipo. 

Ac«dbmijl8  de  Cienciaa  da  BoatOD,  BruifUva,  Córdoba  (República  Areentiiia), 
Frnnce,  Liaboa  y  Pbiladelpbla.— Imperial  Leopoldina  Curaliua:  Halle.— Real 

Cli.'b  ArairAKO:  Napoli. 

Clcbs  alpinos:  DeutBeben  und  OPSterreiebiHrbeti:  1kIlliiclien.~FraTi(aiB:  Paria.— 

llaUano:Torino.-Scbweiier:OeQ*Te.-SDeiétó  ItaraondiBagnéiea  de  BlBarM. 

— Uaf^riscben  Karpalhnn  VeTeiD:  Ldesa  (HuhBt!*). 
Cli-h  de  lo9  MnnteB  Appalacbea. 
D^píl  dea  cartPH  et  plaaa  de  la  marine :  Parii. 
DjTtclion  dtr  QtKrrhisthttU :  liielnti.  DireilonB  genei-ale  dalla  Stntlatiea.  Rooia. 

SialOj/ical  and  OiogracMcal  Survey  of  tbs  Territorlea:  Waabiuijton.— 0ei  Ayjcal 

Surveyof  India:  Calciilla. 
Ooberio  g'ral  da  MoíambujUB. 
iNBTiTi'Toe;  Oeoítráflco  Artrentino:  RueaOB  Aires.— ArcbeoloiticD  r  OeoifrapliiCD 

Alagouao:  Ala^uas.  EtnoKrlflco:  PRrÍB.— Voor  de  Taal-Laad  eu  Volfc<^n1cuade 

Tan  Nederlandach  Indie:  La  Heye.  — Smlthaouian:  NawYorlt.— OeolSfico  da 

Noruega.— Gsnndie D se,  de  Toronto. 
ilvsioOmmtl:  I.yon.— iJe  lIi$lorta  .\ataral,ÍK  Viena. 
Obtcrzatorio  meltorolofiro  ftalral  de  Méxnn.— A'iitin»ii/  do  Tarubn.vB. 
OJIeinú  MdrOj/r^ea  de  í?antiai;o  deCbile.-jDs  ClrcMiaeioH  y  l-unjei,  de  San  Sal- 

Stgia  Drpvtetioot  di  Storia  patria :  Torino. 
Sn-ao doi iraíiiHm groloí/irtU!  Lisboa. 

SociBDADBX:  Atad<^MÍra  íntln-CMna  de  Vnit^.—AMcana  de  Zr.i\ia.—AHáHcaÍti\ 
Japón,  en  Vokobamaide  Uomliay.— iV  Borda. vn  Dri.—Di  rienriai  ualvroltt  áa 
Casael.— d»i((/f<a  Arerntína.—fieurl.lt^a  Antonio  Aliaf,  de  ilejiro.— ÍJ/aifí*- 
tíeas  de  Londun  y  Parla. —  Uh  BxploriKwH  Comereial  en  Afri'-ii,  de  Milano.— 
Di  Btítidioi  diveriol  de  Le  Y\t\ie.—Dt  E^lvdxM  lado-riiHii  de  SaigOD.—Ofif- 
idficnt  de  Uublin,  Btockholm  y  Wien.— /ííioaBO-íflríiviiMadeToulouBe.— ite 
Hilteria  Xalurul  de  Toulouse:  ife  BoetOD.— //iifortca  da  Pi^nnaylTania.— Vrtni- 
rDíotf/fJide  London  y  Wlen.— rrirNifo,  de  San  Francisco  di- CHlifornin.-T'iípo- 
( ratea  de  iiariB!  de  Oeníve.- A'aíioiiiii  de  Tepasrafia  prarlica,  de  Pana.— De 
JB  TuritUl,  de  Chriatiania:  de  SUikoimo  —üpteala  Vatteaaa,  Koma, 
UnivBBMiDADKB;  de  Colmtira:  de  Chrialiania. 

KEVISTAS  Y  PUBI.ICACIONF^  PEIUÓDICAS  EXTRANJERAS. 

Bnenot-A  irm  Revista  da  la  Halón  Uililar. 
Lando»:  Nature. 

íarií.— l.'Ki]  Plural  ion.— I*  Tuur  du  Monde.— Revue  Crltiiiue  de  HiBtoire  et  da 
Liltárature.  —  ¡(eme  de  OéOKraphie.  —  Bevue  Oíograpliique  inlemaüpnale. 

Oatha:  Mitlbellun(.-en  ausJustue  Perlbea'eeograpliieclier  Anstalt. 
roriim:  Cosmos,  de  Guido  Cora. 
I/llano:  L'Kaploratore. 

ESTABLECIMIENTOS,  SOOEDADES.  ACADEMIAS 

¥  CUBPdBACIONEB  NACIONALEH. 
¡Unillrrifí  de    Estado,   Fomento,   Hacienda,  Gobernación.  Gracia  y    Juatieia, 

Áeademiai:  de  Bellas  Artes:  de  Buenas  letras  (Barcelona):  de  Ciencias  eiaetM, 
flaicasv  naturales:  deCiennias  morales  y  ¡loiiticas;  Eapañola;  in  la  Hialorla: 
de  Medicina. — Ameiacimt  ctnlml  de  itigeuieroa  induHtrislea.—ABSOciaeió  cata- 
■      ■  -      ■■  ■      -  -■    itiflcan.-lilPm  deicursinns  catalana,— foMijina  del 

ilode  la  nuerra.  —  í>i'r<frianri.'de  Aduanas:   de  Arti- 
.     .        ^  lelDRenisroB.  — /«.ifríKíinn  libre  dn  enseñan™.— M a- 

llorquina  de  eneenania. — IhsIÍIuIc  urogntleo  y  estadiatiC! 
Uadrid:  da  MsDila:  de  San  VwnaDáo.—  Soeiedadei:  .^ntieeRiavisui  es 
Sconomica  Matrltenae:  de  Hidrología  mídica:  de  Historia  Natural. 

REVISTAS  Y  PUBLICAaONES  I'EHIÓÜICAS  NACIONALES. 

Madrid:  Anales  de  la  Construcción  y  de  Is  lodustria.— Arrijlai.'  Calas 
Minera.- De  Ub roa  Públicas.- De  la  Sociedad  Central  de  Arquitectos. 
S^reiUma:  CróDiet  ciealiflca.- Ei  Eco  .onusta  Kspaaoi. 


oríH 

Las  Reuniones  oiiliiiaiias  Jola  Sociedad  se  celebrarán,  du-  w 
ranteel  añoile  liSOl,  vn  los  primeros  y  terceros  ó  quintos  mar-  , 
tes  de.  caila  iur>.  Kn  lus  otros  m;irtes  se  reunirá  la  •Imita  Di- 
rectiva, y  nirüa  hora  anics  la  Sección  de  Puhlicaciom/s. 
Cuando  cir«*ii¡isl.uir¡as  imprevistas  obliguen  á  alterar  lo>  días 
señalados  ¡nra  las  Heini iones  ordinarias,  se  anunciará  o¡jijr- 
tunami'ute  en  los  periódicos. 


ARTÍCULOS  DEL  REGLAMENTO 

BKLATIVOS  Á   LAS  CuXPICluNKS   EXIGn»A8  PARA   EL  INOUESO   ÜK    LOS    SOCIOS 
T  DKKECPO  QL'K  h>TO.S  TIKNEN  Á  HACER  TIRADAS  APARTE  DE  SL*8  KSCUI  TOS. 


Art.  1 1.  La  Si."if»iíail  k;^  cüiii  pondrá  de  un  número  indefinido  de  Socios  ••flina- 
rios,  ciiHli]<.iipru  i(uc  i«('Hsu  resiileucia,  admitiéndose  los extruujeron  con  ideuLtcua 
ccndirioue.s  que  los  uaouiisiles. 

Art.  ly.  Lo-»  ííoniis  impiniu  la  suma  do  25  pesetas  por  cuota  de  «'utr^da  ,  y  ni  .;•- 
narén  además,  por  triiufstrt^s  adelantados,  la  de  :i>  petfotas  unui.les.  Ksta  fto^'rm.ia 
pued»»  compensarse  con  el  pii;.'o  tl«»  '¿7i  pesetas,  heclto  de  uuu  Ví'Z  y  t»xi  rijji..jiiier 
época.  DtílKTáu  U-s  Sucios  dar  cuenta  ile  sus  Cíunlmiatle  resulencia  y  «lomsoiLiu.  U^^~ 
ciblrMTi  ei  Diploini,  IlH^lamento  y  IJoi.KTiN  nieusuiil  de  la  Suciediiil ,  y  teu-iran 
dentello  pura  asi.stir  á  tDdas  sus  ri'iinionos  púhücus  y  á  su  Hibiioteca. 

Art. '¿"K  Dejara  «le  enviarse  el  HoLKTÍx  áli'S  Socios  qu'.*  no  satifciflciercn  iiu  tri- 
mestre: y  si  .se  atrasasen  en  otro,  serán  dailos  de  baja,  anunciáuili)k*s  previaun.'iit'; 
en  ambos  casos  su  desculiierto.  Los  Socios  tendrán  en  todo  tiempo  liiifrtad  p.ira 
retirur.'-e,  participán<l>>ij  durante  el  trimestre  cuya  cuota  hayan  natisfechu. 

Art.  '¿\.  Después  de  constituida  la  Sociedad,  la  admisión  de  nue\us  Sui*io.»i,  lien 
la  soüc.feii  ,i;>r  hi,  ú  por  meiho  du  utro  que  ya  !o  sen.  se  hará  en  una  de  las  renuio- 
ne3  ool.nurias. 

Art.  'il.  l.'uand*»  bj  pidieren  oportunamente  y  lo  acueple  la  Junta  DireotiVsi ,  se 
eutre^rarán  á  bis  autores  veinte  ejemplares  de  sus  articubis  ó  Memoriaíj,  fíoei  !<¡es 
pemiitidd  baci'r  u.sn  de  las  c.ija^  y  planchas  para  una  tira>ia  especial  pi.ir  ñu  rui*nia. 

y:.  \f  :irtíi"ulo  lúe  inlerpri-.tHib)  p<jr  la  Junta  Directiva  de  la  Socieilad  ,  eu  .seíi:.ri 
de  ".i"' de  Abril  «le  >si,  en»*!  s»»iilidi>  tle  que  habrán  iIh  eutrl'^'arse  a  1«.»h  Hutor»-a 
Vftnte  ejemplares,  dju  pu¿,'iua(-iiiU  distinta,  de  ^on  iiriiculos  o  memorias  ^^iie  puíil.* 
qu-í.  t.'i  »1  roi.r.uN). 


CONDICIONKS  Y  PRECIOS  DE  LA  SUSCUIPCIÓN 

para  loa  que  no  fueren  Bocios. 

El  BoLi::ÍN  i'V.  l\  S<»rii:i)AD  Cíkocjráfica  de  Madriu  ho  publicará  por 
cua.Uriii  s  hii  i..-.:  i!«  h  líi-  SÜ  á  96  páginas  Je  texto,  próxiiiiameiite,  con  uno 
ó  variuH  lunpriri  en  autografía  ú  grabadu.  La  NiiHcripción  8o  hará  por  afio8 
ó  Büiiiustrcr^  vnv\  local  do  la  Sociedad,  callo  del  León,  uúm.  ¿1 ,  mediuiito 
pago  adelanta  lo  do  las  cantidades  HÍguieiitcs: 

En  Kspivñ.i.  ¡hlívs  a<lyaccijte» y  Portugal.  3U  peMotas.  \^y   p^-Hutas. 

En  el  ^e^l(l  lie  i;ur<»f»a 3,'>        »  47,50    > 

En  América,  Ahia,  Ai'rica  y  Oceauía...  40       >  SO         > 
Núuieiü  Biiclto  :  3  pesetas. 


THE  UNIVERSITY  OP  MKHIOAN 
GRADÚATE  UBRARY 


DATE  DUE 


FEB2  71976 
SERIAL 


OCT2  9iq7(