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Full text of "Cartas a un amigo acerca del papel que se dice escrito en Lima, é impreso en Buenos Ayres, intilulado [sic] Manifestacion, histórica, y politica de la revolucion de la América, y mas especialmente de la parte que corresponde al Perú y Rio de la Plata, en las que se exclarecen los equivocos que ha padecido el autor. Por el Dr. D. Justo Figuerola del ilustre colegio de abogados, catedrático de visperas de leyes de la real Universidad de San Márcos, y notario mayor del arzobispado."

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4 


The  John  Cárter  Brown  Libran/ 


Gift  of 


Míchael  Zínman 


ISrmmt  ^nitif  raitu 


4 


CARTAS  A  ÜN  AMIGO 

ACERCA  DEL  PAPEL 

QUE  SE  DICE  ESCRITO  EN  LIMA, 

i  IMPRESO  EN  BUENOS  AYRES, 

INTILULADO 

MANIFESTACIÓN  HISTÓRICA,  Y  PO- 
LÍTICA DE  LA  REVOLUCIÓN  DE  LA 
AMERICA,  Y  MAS  ESPECIALMENTE 
DE  LA  PARTE  QUE  CORRESPONDE 
AL  PERÚ  Y  RIO  DE  LA  PLATA, 
ilN  LAS  QUE  SE  EXCLARECEN  LOS 
EQUÍVOCOS  QUE  HA  PADECIDO 
EL  AUTOR. 

POR 
EL  Dr.  D  justo  FIGUEROLA 

del  Ilustre  Cohgio  de  Abogados^ 

Catedrático  de  Vísperas.,  de  Leyes 

de  la   Real   Universidad   de  Sm 

Marcos^  y  Notario  Mayor  del 

Arzobispado. 

LIMA. 

Con  licencia  del  Superior  Gobierno. 

Imprenta  de    Niños    Expósitos» 

AÑO  DE  li^zQi 


Nequ^  sic  accipiátis  tanquam 
exprobattirtis  pr^eterita  surrexe» 
rim.  Nam  veterem  quidem  culpam 
ijitempestivé  objkere ,  inimici  et 
ftlienís  erroribus  petülanter  rnsul^ 
t antis  únimi  est :  prohi  víriy  et  sa* 
I  litis  comnmnis  studiosi  peccata  C/- 
vitatis  tegere^  aut  excusare  malunt^ 
nisi  quoties  ad  calamitatem  publi" 
eam  amoliendamprceteritarum  ojfen* 
slonum  recordatio  grande  momentum 
habet.  Nam  ab  error e  quidem  omni^ 
homities  quum  simus^  immunes  haberi 
velle^  ^nimitim  est  superbum:  sed 
úd  eumdeni  lapidem  crebro  impin- 
gere  ;  ñeque  saltem  eventu  teme^ 
ritatem  castigante  ad  cautionem 
erudiri  ^  id  vero  jam  vix  bene 
kumanum  est, 

Supplem.  Lívian.  Dec.  2  .lib.  la. 
cap.  n. 


No  creáis  que  mi  objeto  es 
reprobar  vuestra  conducta  pasada. 
Porque  sacar  en  cara  á  destiempo 
las  culpas  antiguas  es  propio  de 
un  carácter  enemigo,  que  insulta 
con  petulancia  los  errores  ágenos; 
pero  el  hombre .  de  bien  ,  siempre 
ansioso  de  la  salud  publica,  trata 
únicamente  de  cubrir,  ó  excusar 
las  faltas  de  sus  conciudadanos, 
recordándolas  solo  quando  las  es-* 
tima  conducentes  á  evitar  las  ca- 
lamidades publicas.  El  último  gxado 
iie  sobervia  es.  juzgarnos  esentos 
del  error,  siendo  hombres;  pero  á- 
penas  puede  darse  tal  título  á  los 
que  se  estrellan  tenazmente  contra 
los  mismos  escollos,  y  no  se  ins- 
truyen y  cautelan,  quando  el  re- 
sultado de  ios  sucesos  ha  castigado 
§u  temeridad. 

Dec.  2,  lib.  12.  cap.  ii.  de  los 
suplementos  de  Tito  Livio, 


"9^»^^^^^^^^^^  ^ 


JVL I  amado  amigo  :   me  picje  Y.   le  ma- 
niíieste  francamente     mi  dictamen  ácere 
del  papel  que   corre   impreso  en  Baenx)§r 
Ayres,   y  escrito  en  Lima  segan  se  dice» 
con   el   titulo   de  Maaifesí ación  histórica 
y   política  de    la  revolución  de  la  Amé- 
rica ,  y   mas  especialmente   de    la  parte 
que  corresponde  al  Perú  y  Rio  de  la  Pla- 
ta j     y   hablando  á  V.  con  la  ingenuidad 
de    mi  carácter  ,   se  conoce  que  el  autor, 
ó   no  tuvo  noticias  exactas  ,   ó    que   e| 
calor  ccn  que  escribe  le  privó  de  aquella 
tranquilidad   que  demanda   la  naturaleza 
de  un  asunto  de  tanta  importancia    para 
juzgarlo   sin   pasión  ,   y    que   el    dema- 
ciado   análisis  ,   que  quizo  hacer  de  las 
cosas  ,  le  produjo  la  confusión  lejps  ds 


la    claridad.     Asigna     veintiocho     cau- 
cas  de    la  revolución  de  América  ,.  q^t 
pueden   reducirse    á  una  sola  ,  y  se  lleva 
de  calle  á   todos    los  que  encuentra     al 
paso,  despedazándolos    con   quanta    im- 
piedad   cabe  en    la   pluma   sin     respetar 
autoridad   sagrada  ,    ni  civil ,  y  faltando 
decididamente    á    la    verdad    en  hechos 
constantes     á   todo  el    mundo^  y  en  apoyo 
de    sus     opiniones    subversivas  viene  es- 
cdkado  dé  Voltayre,  Rosseaú  ,  Mirabeau  , 
Reynal,  Mercier,  Helvecio,  D*  Alamber  , 
y    demás   Apóstoles   que   han  tratado  de 
neJQ:ar   la    sociedad  arrojan4o    luces   , 
á   manera  de  las   que  vomitan  los    vol- 
canes   que   ilustran   al   tiempo  de    su  ex- 
piación, pero   que   también,  destruyen    lo 
que  iluininan,  Desengañémosnos  :  quando 
el    hombre  trata  de   instruirse    en    todo, 
y  de   buscar  siempre  la  razón  de   todas. 
las   cosas  ,  en  lugar    de   esclarecerse  ,s.e 
confunde,  sucediéndole    lo  mismo  que  >l. 


t>am9s,  9t  dona  fercnus.  Después  de  hi 
infelicidades  en  que  han  hundido  al  uin- 
▼€1*50  los  corifeos  de  la  impiedad  y  sub- 
versión ,  el  mayor  mal  es,  el  que  se. 
amen  estos  males ,  y  el  que  &e  nuira  el 
alma  de  este  veneno  mortal ,  que  corroe 
la  inteligencia  y  los  sentimientos  ,  con- 
Tirtiendo  al  hombre  en  una  fiera  íu- 
¿ómita,  sacándolo  de  la  esfera  de  animal 
racional,  y  de  consiguiente  de  civil  y 
religioso.  No  se  persuada  V,  ,  mi  amado 
amigo,  que  trato  de  hacer  el  panegírico 
de  la  ignorancia  :  amo  las  luces  y  co 
nozco  sus  ventajas  ,  al  mismo  tiempo 
^ue  tos  funestos  males,  en  que  sumerge 
i  los  hombres  la  falta  de  ilustración^ 
pero  quisiera  se  desterrasen  del  mundo 
los  nombres  ^  y  aún  la  memoria  de  los 
escritores  qne  se  han  llevado  la  admi- 
ración de  los  incautos  en  estos  últimos 
tiempos  ,  y  que  parece  han  dé<ilarado 
guerra  al   cielo  y  ía  tierra,   eómbatieodo 


los   principios  religiosos   y  sociales.  Ar-t 
mado  de  estas  balas  roxas   para    cierta 
clase    de   gentes  ,  aunque   despreciables 
para  otras,   sale  á   luz   el-  papel  sobpg  • 
que  tRe   pide  V.  dictamen^  no  dando  paso' 
su  autor  oin    que    inincdiatániente   acoie^- 
con    uno  de  estos     padrinos  trayéndolcs^ 
len   ocasiones  coa  la  mayor  importunidad.'' 
Las  ideas  están  hacinadas  y   no  distingui,'* 
das,    poniéndose    causas  ^  sobre    causas. 
La   proposición    en   ocasioríes  es   una,  y 
la  prueba  otra  ,  y   caldeada  fu  alma  con 
el  fuego  de  los   autores,   y  frenéticamente^ 
agitado,  se  esfuerza  á  establecer  las  doc-- 
^rinas   y  asigna  h's  siguientes  causas   de 
ia  revolución, 

t       Que  los   intereses  de   la    Pcnín- 
^itla   están   di  a  met  raimen  te-   opuestos   cotí 
(os  de  America  ,    que   para  i]ue   aquella, 
prospere  3    es  preciso  que  esta  permanez- 
ca   cíj    cadenas. 

2      Que- ia  Améiica  periisaiicce   go-^ 


bernada  despóticamente  sin  observancia 
á  lev  alguna ,  expuestos  sus  habitantes 
á.  los  diarios  uitrages  y  vioiencias  de  los 
ministros  ,  vireyes  y  demás  mandarines, 
que  unos  en  la  distancia  -,  y  otros  cer- 
canamente no  la  miran  sino  como  á  su 
Patrimonio,  y  á  sus  moradores  como  á 
rebaños  de    Quejas. 

3       Que  el  monopolio  de  la  Penín- 
sula  les  impide  de    todo  comercio  libre, 
y    les  pone   las  mayores    trabas    al  ex- 
pendio de   sus  preciosos  frutos. 
-4       Que   ijabiendo  llegado  al  extremo 
el  aborrecimiento  y    odio  entre  españoles 
y    americanos  ,    refluyen   sobre    aquellos 
solamente  las  utilidades   del    comercio   ó 
Monopolio  ,    y   estos  tienen  que  comprar 
sus   efectos   á    un  precio  excesivo  y   re- 
cargado   sin  alejarles  siquiera   á  algunos 
particulares  el  lucro  de  comisionistas. 

^       Que   casi  todos  los  empleos,    mi- 
litares ,    poiíiicos  ,  de   Hacienda  y  Ecle- 


8 

Siasticos  están  ocupados  y  servidos  por 
españoles,  excluyendo  tácitamente  con  esto 
á  ios  americanos  de  exercer  los  cargos 
principales. 

6       Qaelos  enxambrcS  de  empleados 
que   eúvian  de   España  á   America    par- 
ü-ularraenre  en  estos  úiiimos  tiempos  son 
ias  geiiies   mas   idiotas  ,   inmorales  ,  cor- 
rompidos ,   y  sobre  todo  venales,  de  suerte 
<   que    iio    [13 y  buena  administración  oe  jus- 
.  ti-  Í3  ,    iijjparciaíldad    en    ios  juicios  ,    ni 
•  rectitud  en  sus  dictámenes. 
«         7       Que  la  dilapidación  de    la    Real 
.  Hacienda   y  la  falta   de   economía ,    hace 
'  que  no   basten   sus  ingresos    á  los  gasto» 
-  de  la   guerra\,  y  demás   atenciones  útiles 
como  son  el   gran    niímero  de  empleados, 
^  generales   y  oñciaies    agregados,    por    lo 
i  que  se  echan  crecidas  contribuciones  para 
^  Süscenerloá   bajo  el  especioso    nombre    de 
c  í.'o:.oefvar   las  autoridades   constituidas-. 
8       Qüc  el  üesórdea    y    U    falta   dé 


método  y  de  ge  fes  instruidos  en  k  di- 
rección y  administración  d«  la  R^nta  tiene 
al  Real  Erario  del  Perú  descubierto  en 
mas  de  doce  miUones  de  pesos,  cuya  deuda 
Ta  en  aumenio  progresivo  ,  lo  que  irrc- 
media blcmen te  va  á  ocasionar  una  ban- 
carrota ea  todos  los  fondos  públicos ,  y 
la    ruina  de  los  capitalistas  acreedores. 

p  Que  el  gobierno  arbitrariamente 
prende  á  toda  ciase  de  personas  sin  tna» 
causa  que  su  antojo  ,  venganza  ,  ó  deseó 
de  dañar  ,  de  lo  que  resulta  que  no  hay 
seguridad  personal  ,  ni  observancia  dé 
hy^s  divinas  ni  humanas  ,  sino  la¿  ád 
despotismo   y  de  la    fuerza. 

lo  Que  la  nobíeía  está  igualíDcnte 
estropeada   por  los  despotas  y  sus  satélites, 

í  I  Que  el  mérito,  ínsiruccionj  buena 
conducta  y  luces  son  castigados  como 
delitos  ios  mas  coiurarios  á  la  seguridad 
del  gobierno    liaicado  ReáL 

1 2       Que   toda   ilustración  pública  e^ 


t  ^ 


lO 

prohibida  y  se  castiga  á  los  que  han  leído 
obras  fiíc^óficas  de  ilustración  pública 
&c.  &c.  para  los  que  la  Inquisición  tiene 
preparadas  sus   cárceles  y  el  gobierno  sus. 

<:aQalzos. 

■  1 3  Que  toda  opinión  en  política 
aunque  sea  de  poca  importancia  es  gra- 
duada de   delito   de   alia  traición. 

14  Que  las  mismas  cosas  que  he- 
chas en  España  6  per  españoles  se  dicen 
buenas  Y  aun  santas  ,  hechas  6  dichas 
por  americanos  son  unos  crímenes  que 
^os  conducen  á  un  severo   castigo, 

1 5  Que  es  .  prohibido  á  los  ameri- 
canos hasta  el  visitarse  parientes  con  pa- 
rientes baxo  el  pretexto  que  se  juntan  part 
hacer  coü?piraciones,  y  ai  mismo  tiempo 
los  españoles  están  autorizados  para  tener 
^oda   clase  de   reuniones. 

-  16      .Que    para  amedrentar  á  los  ame- 
ricanos   se   hacen    por  el  gobierno    cierta 
escenas  icagicas  de  supuesxas    re^'ol-ucioiies 


II 

tn  las  que  envuelven  á  muchas  víctimas^ 
con  el  objeto  de  robar  y  saciar  su  encono. 

17  Que  en  España  se  desaiiendea 
las  quejas  y  claaiorcs  repelidos  de  los 
americanos  ,  de  maniera  que  ni  aún  los 
leen  los  ministros  ,  y  los  pacientes  de 
América  quedan  sin  recurso  alguno  de 
justicia, 

18  Que  contra  lo  establecido  han 
consevado  ios  vireyes  y  gobernadores 
milita  es  diez,  ó  mas  años  en  sus  go-" 
biernos  no  debiendo  permanecer  sino  so** 
lamente  cinco.  Que  del  mismo  modo  les 
aprueban  sus  maldades  en  España,  y  que 
no  puede  ser  sino  con  el  objeto  de  in-* 
comodar  ,  destruir  y  exterminar  á  Ío9 
Americanos. 

19  Que  ocultando  los  sucesos  y 
fraguando  embustes  les  vireyes  y  gober- 
nadores encienden  la  guerra  entr^  unos 
piií"bÍGs  con  oíroSj  para  hacerse  figurar  éri 
Españi  necesarios  en  el  mando  y  adcjuírit 


'^or  éste  medio  mayores  facultades  ,  cen- "^ 
decoraciones  ,    riquezas ,  y    perpetuación 
en   los   mandos  por  los   ministros  y  pri- 
Irados  de   la  corte  á  quienes  compran. 

3o  Que  es  doloroso  á  ios  ameri- 
canos ci  ser  gobernados  por  unos  dés^ 
potas  ,  insultantes  ,  venales  ,  ignorantes  , 
y  soeces  ,  y  verlos  al  mismo  tiempo  car- 
gados de  honores,  coímados  de  riquezas, 
y  cercados  por  hombres  corrompidos  c 
liVmoraies. 

2 1  Que  en  el  tiempo  que  regía  la 
Constimcioo  Española  hecha  en  Cádix,  los 
gobernadores  haciaa  lo  que  querian  sin 
observarla  en  lo  menor  ,  sino  en  apariencia 
abrogándose  facultades  é  intrigando  de 
suerte  ,  que  no  se  hacia  mas,  sino  lo  que 
ellos  gustaban,  siendo  en  rigor  ellos  quie- 
nes elegían  los  Diputados  de  Cortes  ,  y 
la  única  voi  «n  las  Dipuiaciones  de 
provincia,  sio  dejando  libertad  ál  Ciuda- 
clan«  ni  á  I«   prensa,-  siao  solamente   la 


13 

áe  ineultarse  enjtre  si   con  el   objeto  de 
aumentar  la  desunión    y    ia  discordia. 

23       Que   abii53ndo    de    la  bcíena    f« 
de   los    habitantes  los    vlreyes    ó    gober- 
nadores ,  deiienen    los    Correos  ,    abren 
las  cartas ,   substraen   las    corresponden- 
cias hasta  el  extremo   de  ocultar  las  que 
vienen   de  España,    Casi   siempre  en   es- 
tas se  ha    llevado   el  sistema  de   dar    la 
penüUimí  y   guardar   la   recien  recibida, 
para  ten-T  de  es:e  modo  ai    público   sin 
noticias  frescas  de  sus  asuntos^  esto  es  si  a 
embargo  de  las  muchas  cartas  que  se  qui- 
tan á  las  personas  que  se   consideran  po- 
co   afectas .  á    los    opresores. 

23  Que  la  colocación  de  tal  qual 
American©  á  empleos  y  honores  se  ve- 
rifica en  las  gentes  sin  mérito ,  y  dando 
estas  gracias  indebidamente  se  aumentan 
las  injusticias  y  quejas  délos   beneméritos. 

24  Que  los  generalas  ,  comandantes 
y  gobernadores  se    conviertca  ea    uaos 


H 

ladrones  públicos  que  saquean  lOvía  I^r 
America,  ya  con  contribuciones  >,  ó  yá 
con   la  célebre    purificación.    ' 

25  Que  Ja  inobservancia  del  de-' 
recho  de  gentes  con  ios  vencidos,  y  el 
no  respetar  Jas  propiedades,  las  vidas, 
niños  ,  mugeres  ,  y  de  los  vecinos  de- 
sarmados, como  también  eí  incendio  de 
Ciudades  ,  Pueblos  y  cosechas  hac-n 
tomar  á  los  Americanos  medidas  de  de- 
fensa  para  librarse  de  tan  crueles  ene- 
migos. 

26  Que  los  vireyes  y  comandan- 
tes echan  contribuciones  enormes  y  vio- 
lentas á  las  provincias  y  ciudades  en 
que  ellos  dominan  pacíficamente. 

27  Que  los  españoles  insultan  pú- 
blicamente á  todo  americano  ,  y  se  re- 
pite por  todas  parte»  que  la  España  no 
debe  dejar  ni  siquiera  un  solo  ame- 
ricano vivo    que    pase    de  siete  años. 

28  Que  á   la«  quejas  y    asuntos 


de  !o$  americanos  no  se  les  dá  subs* 
taiicion  legal  en  la  corte  bajo  el  bár- 
baro pretexto  de  que  tío  llevan  el  in, 
forme  de  los  gefes  mismos  contra  quis" 
nes  se  quejan  ,  y  á  los  informes  clan- 
destinos que  los  vireyes,  gobernadores 
y  gefes  hacen  contra  americaotjs,  inme- 
diatamente se  procede  contra  estos,  sia 
embargo  de  no  oirlos  ni  juzgarlos  con 
arreglo  á  las  leyes  ,  lo  que  manifiesta 
la  prevención  y  odio  que  tienen  en  la 
Corte   á   todo  Americano. 

Aqui  tiene  V.  las  veintiocho 
causas  con  diferentes  nombres  y  verbps  , 
y  todas  reducidas  á  esta  sola ;  dcsds 
la  conquista  hasta  el  dia  la  América 
lia  sido  una  parte  pasiva  de  la  Españfl  , 
por  cuya  razón  en  el  coviercio  ,  en  las 
letnis  ,  en  la  agricultura  ,  y  en  los 
empleos  de  honor  no  se  ha  considerada 
sino  bajo  este  respectOy  siendo  el  gavinete 
español^    y   los  encarg¿idos    de  cumplir 


I 


i6 

sus  órdenes^  $presoresy  y  toda  la  Amé- 
rica oprimida :  y  gn  la  época  de  la  re- 
volucion  los  gobernadores  y  generales 
soh  han  tratado  de  fontentar  la  guerra 
for  lucro  de  honor  y  dineros. 

En  esta  sola  causa  se  encierran 
las  veintiocho  asignadas,  por  lo  que 
en  el  análisis  de  ella  procuraré  sa- 
tisñicer  4  V.  haciéndole  ver  los  cqui- 
▼ocos  y  falcedades  del  autor  del  libro, 
hablando  con  la  imparcialidad  propia  de 
quien  trata  las  cosas  dé  buena  fé  ^ 
y  vindicaré,  á  las  personas  que  lo  me- 
rezcan, y  á  quienes  inhumanamente  aco- 
mete con  una  pública  injusticia. 

Si  para  solo  escribir  la  historia, 
decia  el  célebre  Estrada,  que  era  pre- 
ciso no  tener  Patria,  padres  ,  deudos, 
relaciones  y  no  pertenecer  á  corpora- 
ción alguna,  lo  que  equivale  ano  ser 
hombrejqué  calidades  habriá  exigido  pa- 
TA  que  en  Ul  actuales  circunstancian  se 


^.^lablas^  $iii  prif vención  y;  3in  .declíní^r^á 
<la  diesira  ó  siniestra  ?  Las  cosas  ha^a 
^^tocado  ájps  úiiimos  extpeqios ,  y  parece 
^hi^mps^  llegada  á  aquella;  crjisis  funesta 
^cn  que  el  cuerpo  polídcp  ya  no  puede  su* 
,|rir  ni  Jps  males ,  ni  los  remedios.  Di* 
^Tididoslps,  partidos  en  realistas  y  ,é^* 
-fidentes  ,  tpdos  ven  por  estos  anteojos, 
^   npjhay^  vptps   imparciales,   ni   nad^e 

puede  serlo,  porque  la  misma  iadiferen- 
^cia.,.«e  ..^considera  un  crimen  por  uno 
¡y  otro  paj^tido.  Publicarme  yo  neutral, 
^,cs  pecar  doblemente  ,  y  hacerme  reo  de 
Jesa  Magestad  ó  libertad.  Pero  amigo, 
j8Í  no  .me  constituyo  en  la  indiferencia 
j^de^.  la  causa,  porque  por  todo  principio 
,  íoyde  la  del  Monarca  (que  Dios  guarde), 
.al  oienos,,  enjugándome  las  lágrimas  que 
,.ine  han  arrancado  los  males  piiblicos, 

procurar^  abrir  los  ojos  y  y  decir  áV. 
..^  6Íno  la  verdad  ,  lo  que  siento  aún  con 
^ todas  las  llamadas  preocupaciones  de  ^ue 


no  quiero  despojarme.   Por  otra    parte 
el  amor  que   profeso  á'  S.  M.  y  el  que 
tengo  á  la  América  me  dan  un  derecho 
á  ser  creído.  Continuamente  suspiro  por 
€l  orden,  y   deseo    la    felicidad  de  mis 
'paysanos,  cuya  sangre    venida    tengo 
siempre  á  la  vista  ,  y  quisiera  dejase 
•  de  correr ,  y  volviesen   aquellos  tiempos^ 
en  que   disfrutábamos   una  tranquilidad 
práctica  en  vez  de  upa  teórica  ,   qual 
■  €8  la  que  se  nos  brinda   y    se  desva- 
nece como   una    sombra  ,  á   pesar   dú 
^  empeño  de   alcanzarla  y  abrazarla.  No 
digo  en    materias    de   la    clase   de  la 
presente  ,  pero  aún   en  las  de  la  menor 
importancia   he  sugeiado  mi  voto  al  de 
los  que  saben  mas  ,    y    no^  he  tenido 
aliento  para   decidir    en  nada.    V.    lea 
tnis  reflexiones  ,   si    le  acomodan,  admí- 
talas ,    no  por  mías  ,   sino  porque  van 
conformes  á  raíon  ,    y  si  las  considera 
poco  exactas,  instruyame  Y^  y  quedare 


19 

con  esta  nueva  deuda  á  su  amiscad. 
Porque  amigo  mió,  ¿hemos  de  querer 
que  prevalezcan  nuestras  razones,  y  se 
han  de  defender  como  plazas  inexpug- 
nables? Esta  es  una  tiranía  durísima 
y  la  mas  detestable  ,  que  no  va  con- 
forme con  la  libertad  que  se  nos  pre- 
dica ,  y  cuyas  ventajas  se  ponderan, 
Pero  ruego  á  V.  que  en  caso  de  no 
convencerse,  no  se  indi.'ponga  contra  mí 
ni  saque  á  luz  mis  defectos ,  porque  no 
tratamos  de  eso. 

Es  regla  constante  que  quando 
se  hacen  primero  las  cosas  ,  y  se  busca 
después  la  razón  para  justificarlas,  pop 
Jo  regular  las  cosas  no  andan  buena s^ 
y  tal  ha  sido  la  conducta  de  la  re^ 
volucion.  Se  han  conmovido  los  pueblos 
por  razones  que  no  son  las  asignadas 
en  las  veintiocho  que  se  numeran  ,  y 
posteriormente  se  ha  entrado  en  el  caí* 


2e 

peño  de  fundar  su  justicia.  Pero  no  pue- 
de esclarecerse.  Los  motivos  no  eran  del 
dia :  se  advertían  algunes  males  de 
los  exagerados  en  el  Manifiesto;  pero 
debiendo  considerarse  como  casi  inhe- 
rentes á  la  humanidad  ,  ios  pueblos  to- 
lerabail  ,  y  las  quexas  no  salían  de  las 
conversaciones  privadas.  Aun  al  mismo 
Soberano  se  había  expuesto  vigorosa- 
mente por  las  plumas  de  España  y  de 
América  la  postergación  de  esta  úliimaj 
y.  puede  V.  ver  las  representaciones  del 
Doctor  Pedro  Bolívar  y  de  la  Redon- 
da ,  Dr.  de  esta  Real  Universidad  al 
Señor  Don  Carlos  II  en  el  año  de  17675 
la  de  Ahumada  y  Macanaz  ál  Señor 
Felipe  V  j  la  de  Castañeda  al  Señor 
Carlos  III ,  y  mil  papeles  comunes  de 
nuestros  escritores.  Habla  y  hay  que- 
xas en  América  como  las  hay  en  Es- 
paña y   en  todo  Gobierno  ,  «ea  aristo- 


criticó ,'  democrático,  ó  monárquico;  y 
sin  subir  tan  arriba ,  póngalas  V.  en  el 
Gobierno  de  una  ciudad ,  de  una  aldea* 
y  de  una  casa  privada  :  todos  censu- 
ran Ja  conducta  del  gobernador  ,  del 
alcaide  ,  y  aun  del  padre  de  familias', 
porque  en  realidad ,  ó  hay  que  refor^ 
mar  en  el  Gobierno,  ó  basta  que  las 
cosas  no  sean  del  gustó  de  todos  para 
que  sean  tildadas,  y  á  veces  despeda- 
zadas inhumanamente  las  providencias 
del  que  marida.  Todos  están  mal  con  loj? 
defectos,  y  todos  teóricamente  rigen  el 
mundo  en  el  papel  ó  en  sus  cabezas-, 
tan  de  maravilla  ,  que  no  se  nota  una 
arruga  en  el  Gobierno  j  pero  llegando 
á^la  execucion  ,  allí  son  los  trabajosj 
y  si  se  encargan  por  desgracia  de  re- 
gir el  carro  del  Sol ,  queman  el  mundo 
al  primer  paso.  No  se  penetran  de  la 
verdad  de  que   en  la  sociedad  civil  por 


es 

Muestra  miserable  constitución,  son  casi 
necesarios  los    crímenes  ,  y  las  desgra- 
cias ^   y- que  vieaen  á  ser  en  cierto  mcr? 
do   las  Sáíes  que  impiden  la  corrupción ^ 
y  que  todo   el   empeño  de    un   Gobier- 
no  debe;  dirigirse  á  endulzar  las  desgra- 
cias j;  y:,  á   debilitar  el  imperio   de    los 
vicios?,    considerando  que  no  está  en  el- 
poder  humano  desteri-ar'  del   mundo    ni' 
los    unos  ni  los   otrOs^    No   es    extraño, 
pues  ,   que   baxo  este  respecto  se  hayair 
Morado*  y   sientan    en    America  vicios  y 
desgracias  :    pero  ,    amigo    mió  ,    repito' 
á   V»  i^ue   no    han   sido   la   causa  de   la 
revolución  ,      aunque   con   ella  se     han 
agitado  los  males  que  se  sufrían,  y  que 
«on    casr  inevitables  per   la    naturaleza 
de  "las  cosas  ,  y    no    por  culpa  del  Go- 
bierno ,   al   que   atribuyen    todo  los  ig- * 
norantes   por   falta  de   principies  ,  y  los 
malignos  por   sobra  de.  perversidad.  Ha* 


213 

blemos  de   buena   fé.'í  olvidémonos   por 

un   insiante  de   este  calor    en  que  esiáa 
incendiados  los  corazones  en  uno  y  otra 
partido  ,  y  convirtamos  ia  consideracioii 
á   la  época  desgraciada  y  feliz  en    qtie 
cautivo  el  Soberano  y  Real  FaíKÜia  ,,  y 
apoderado   Napoleón   de   nuestras  prin- 
eipales  pía?^^as  y   ciudades,  quiso  impo-t 
ner  el   yugo  francés  ó   mas  biea   ei  suyi)? 
sobre   la    España  y    las   Aniéricas.    Re>ft. 
cuerde  V.    el   giito   general   y    unisoí^di 
de  ia'  Península  y.  dei  lluevo   MundQi 
Sí,    amigo    mioi,    la  fidelidad  Española- 
en    esos  ■  moirieatos  pudo  ser  igual ,  niaS' 
no   superior  á  la   nuestra.  Todos  fuicnos" 
faeridbé  con  un  golpe   mo.rtal  en  el  agra- 
vio   hécbo'  ai    Soberano   y     la    Nación: 
iágriáias'  ingenuas   corrisron   por    nues- 
tras mexiilas,    y    el   leng-uage   vivo  del 
dolor,  y    nuestras   erogaeiones  espontá- 
neas eoaveiicerán     ai    mundo    en   toda' 


'I  Ü'l 


«4 

tiempo  que  lá  sangre  de  América  era 
la  de  España  ,  y  que  se  agitaba  de 
igual  modo  en  ios  padres  que  en  los 
hijos.  He  llamado  esta  época  feliz  y 
desgraciada  porque  lo  es  efectivamente, 
manifestándose  de  todos  modos  la  fide- 
lidad Americana  ,  aunque  por  motivos 
taií  tristes.  Mas  descontentos  ios  pue- 
blos con  sus  Gobernadores  en  la  Penín- 
sula ,  sacrificándolos  á  su  estupidez  y 
falsos  recelos  :  desagradados  de  las  Jun- 
tas particulares  ,  de  la  Central  ,  y  del 
Consejo  de  Regencia :  luchando  tan 
desigualmente  la  Espaiia  con  una  po-^ 
tencia  ,  que  triunfadora  de  la  Europa, 
amenazaba  dar  la  ley  á  todo  el  globoj 
y  que  mandando  cotno  siíbdita  á  la  vic- 
toria en  todas  sus  campanas ,  solo  vio 
marchitarse  sus  laureles  por  la  primera 
vez ,  quando  casi  inermes  los  hijos  del 
Cid ,    y   revestidos    únicamente    de    su 


25 

▼alor  y  constancia  antepusieron  la  muerte 

y  la   gloria    á  h  esclavitud    y    á    la  in- 
famia :  palpándose   las  derrotas   de  nues- 
tros exércitos  ,   y   las  pérdidas  de  nues- 
tras provincias    por  momentos  :    dividi- 
dos  en   opiniones   los   hermanos  ;  insul- 
tándose neciamente  los  padres  y  los  hijos; 
soplando   el  funesto   viento   de  la   nove, 
dad  ,  el  fuego    inextinguible   del  amor 
propio  resguardado  baxo  las  respetables 
egidas    del    Soberano  y  de    la     Patria: 
haciendo   figura   la  plebe  ,   ese  cuerpo, 
ese   concepto  de  Demóstenes ,  semejante 
ai  timón   de  la  nave,  robusto,  pero  tor- 
cido ;    vistiéndose   los   vicios    el   ropíige 
augusto  de    la    virtud  :   fomentando    la 
imprenta  libre  ,   la  facultad   de   pensar 
y   de  escribir   en   todas  materias  ,  con- 
virtiéndose instantáneamente  los  aturdi- 
dos c  ignorantes  en   legisladores  y   po- 
lítico* ;  juigándose  la  Península  incapaz 


26 

de  defensa ,  y  los  puntos  conmovidoí 
en  situación  de  no  sufrir  la  suerte  des 
graciada  de  la  España :  la  voz  hechi- 
cera de  la  libertad  que  arrastra  á  los 
incautos  ,  apasionándolos  hasta  el  extre- 
mo por  ella  sin  conocerla  ,  ni  poderla 
conocer  :  el  pésimo  exemplo  de  haberse 
en  México  y  Buenos-Ayres  separado  del 
Gobierno  á  los  Vireyes  Yturrigaray  y 
Sobremonte  de  un  modo  ilegal  y  vio« 
lento,  sin  esperar  los  resultados  de  la 
Corte  ,  abrogándose  ios  que  intervinie- 
ron  en  estas  maniobras  las  facultades 
de  la  Soberanía  :  las  llamas  de  la  filo- 
sofía destructora  del  orden  ,  que  desde 
la  Francia  se  percibían  de  todo  el  glo- 
bo :  la  invasión  de  Berresford  y  Wi- 
telot  que  hizo  considerar  á  las  provin- 
cias del  Rio  de  la  Plata  por  pueblos 
bdligerantes  ,  y  capaces  de  valer  por 
sí  mismos  :.  el   comercio. que  se  bnndr 


I 


27 

ba  con  ventajas  que  aumentaban  109 
mismos  que  lo  intentaban  introducir  se- 
gún su  plan :  ios  quexosos  que  nunca 
faltan  y  que  no  pudiendo  figurar  en 
el  sistema  antiguo  ,  querían  que  se  ba» 
blase  de  ellos  :  los  que  en  ei  trastor* 
no  cuentan  con  mejorar  de  fortuna  á  cos- 
ía de  empeorar  la  agena  ;  y  sobre  todo, 
haber  quedado  vacío  el  trono  por  Ja 
cautividad  del  Monarca,  dexando  lal  gol- 
pe iíiesperado  á  todas  las  provincias 
de   la   Nación   aturdidas    y    desoladas, 

fracipitas  atra  ceu  tempestaU   columba: 

Véanse  aqui  las  circunstancias  en 
que  se  alucinaron  los  incautos  ,  y 
los  motivos  ocasionales  del  extravio  de 
nuestros  hermanos  ,  y  de  las  acmales 
desgracias  j  de  suerte ,  que  en  mi  con- 
cepto ,  sin  el  trastorno  ocurrido  por  la, 
entrada  de  los   Franceses  en  la  Peníú» 


28 

sula  ,  y  sin  el  cautiverio  del  Monar- 
ca ,  que  por  una  consecuencia  preci- 
sa dexó  á  la  Nación  en  amargura,  ▼ 
sin  poder  atinar  de  pronto  con  los  re- 
medios oportunos  á  un  golpe '  tan  im- 
previsto 5  la  AiriCrica  no  se  habría  mo- 
vido ,  y  todas  sus  provincias  hasta  el 
dia  permanecerían  quietas  reposando  á 
la  sombra  saludable  del  árbol  de  la 
obediencia.  No ,  amigo  mío  ,  no  fue- 
ron Jos  males  que  se  exageran,  el  ori- 
gen de  ¡a  subversión  ;  y  voy  á  hacer 
i  V.  ver  la  íalsedad'  de  la  única  causa 
en  que  se  pueden  refundir,  y  á  que 
he  reducido  las  veintiocho  dsi  Mani- 
fiesto. 

La  España ,  se  dice  ,  ha  ejrercido  un 
dominio  despóiico  en  la  América  ,  y  esta 
ha  sido  considerada  pasivamente  en  el 
comercio,  en  las  ciencias  y  en  los  hono- 
res :    y    la  revolución  ha  sido  fomenta* 


-    -    -       ■     ■"■^9, 

taifa  por   los   mismos   gefes  de   las  pr¿- 
^Viflcias    f   de  los  exércitos  por  lucro  dé 
■"dlheros   y  de  ascensos. 
"'•'  guando  sé   hizo  la  conquista  de! 

Nuevo  Mundo  se  halló  la  Éspaíía  dueño 
'de  él,    y   coa    un    tesoro    cuyo    \raIor 
ignoraba.  Los  conquistadores   maé  sof- 
•^  dados  que   políticos    trataron  ^  entoncie^ 
apenas  de  ver  las  cosas  que   de   consi- 
derarlas 5    y  gravados   con  el    cuidado 
de  establecer  la  dominación  española,  ^ 
de  serenar   las  quejas  civiles  en  que  fue- 
ron  agentes   y   víctimas,    no   tuvieron 
ojos ,   ni  espíritu  ,   ni  tiempo  para  exa- 
minar las    riquezas   naturales    del  Pera, 
y  las  producciones    mas  nobles  ,  que  el 
oró  y  la   plata   de  que  abunda.   Todo 
era  nuevo  en  estas   regiones.  Sub   i tidi- 
g^^ená's  vivían   reconcentrados  en  si  mis- 
mos ,    sin  conocer  ni  ser  conocidos?  del 
resto  del   globo.    Sus  costumbres    eran 
' homogéneas,  digámoslo  asi,  porque-tal  e« 


30 

si  resultado  moral  de  los  pueblos  ala- 
lados  y   que   desconocen,  ó  las  ventajas 
ó  las  desventajas    de!    comercio.  Se  ha- 
llaron los   conquistadores  ,  pues,  circun- 
ilados  de   millones   de  hombres  físicos  , 
pero  no   morales     ni   civiles  ,    hablando 
de   la    moralidad   y  civilidad  poliiica  de 
la   Europa,  que  había  de  establecerse  por 
la    suerte    de  la   conquista   en  el    pais 
conquistado.    No  habían  de   dexarlos  eo 
una    religión   de   errores,   ni   su   civíli- 
sacion     era  de   un  dia  ,    ni  menos  fácil 
de    hacerse   por  un  decreto.  Por   su  es- 
tado   pues  no  podia   tomarse   con   ello$ 
otro     temperamento  que  considerarlos  co- 
010  pupilos,    porque  realmente  estaban  en 
la    infancia   civil.  Tuvieron   que  chocar 
coa  la  religión  de    Marco-Capac  ,  con 
^f  U  lengua  ,     con  su  adhesión    á  las  cos- 
^J^umbres  da  sus  mayores  ,  pues  si  el  hopí* 
l^re   es    animal    de    costumbre ,     puede 
^  asegurarla  qq¡^  ñi;meza    que  el  indio  es 


3» 

engendrado,  nacido,  y  nutrido  en  la  cos- 
tumbre ,  y   por  la  costumbre.    Aun   hk 
kiras  maierialcs   les    eran  desconocidas 
y  se  manejaban  por  quipos  ó  nudos,  que 
servían  de  guia  á  su  memoria  para  con- 
servar sus   hechos.    En  tales  circunstan- 
cias   y  con   un   pueblo    de  esta   clase, 
yo   iiamo  á    ios   filantrópicos  ,   á    esois 
filósofos   que   se  mueren  de  amores  por 
el   bien   de  ia  humanidad  teóricamente, 
y   en  ia  práctica   solo    aman   el  yo  ,  á 
que   extiendan   planes  de  buen  gobierno, 
á  que  hagan    correr   rios  de  leche  y  de 
miel  ,  y  nos    restituyan    la   edad  de  oro 
y  el   reynado  de   Saturno ,  poniendo  fl 
comercio,  la  agricuuura,  las  letras  y  ios 
empleos  de  honor  en  manos  de  los  indios, 
de    unos  niños  que   habrían  jugado  con 
las  cosas  ,  sin   saber    el  bien  ó  mal  que 
resultaba   de   (^ue   se   hiciesen   pedazos. 
Amo  á   ios   indios  ,  pero  r.o  estaban  en 
aquella  fecha ,  y   aun  ios  mas  de   ellos 


^ 


3^ 

no  lo'e^i^n  en  el  dia  para  encargarse 
de   otra  cofa  que   de  sus  atenciones  do- 
mésticas.  No  pudieron,  pues,  ni  por  po- 
liiica  ;  ni  por    constiiucion  encargarse 
^de  estos   ratnos  ,    que  necesitan  saberse 
manejar  para   que  traigan   la  felicidad 
á-ios  pueblos  ,  y  si  se  administran  mal 
acarrean  infaliblemente  la  desgracia.  Los 
conquistadores   y  los  que  posteriormente 
vinieron,  no  eran  bastantes  á  proveer  de 
'  habiiautes   unos   pueblos    tan    dilatados. 
Las  generaciones   no    se  hacen  por  ór- 
denes del  Soberano,  ni  de   un  aia  para 
Olio    hablan  de  coronarse   las  Américas 
de    naturales   civiÜLados.   Esto  era  obra 
'    del  tiempo.   Así ,  pues  ,  el  comercio  ,  la 
agricultura  ,    las  ciencias  y  los  empleos 
de    honor    no   pudieron  en  esa   ocasión 
jqucdar   en   manos    de  los    inaígenas ,  ni 
de   los  que   en  los   tiempos  próximos  á 
la  conquista  procrearon  en  Indias  los  Eu- 
'  rodeos,  porque  eran  en  muy  poco  núme- 
ro p  siendo  preciso  que  por  la  naturaleza 


33 

misma  de   las  cosas  de  allá  se  diese  el 
tono  ,  y  que  fuese  necesariamente    pasi- 
^'a   Ja  América,  porque   ni  podía  hacer 
otto  papel.  Regístrese  la  historia  de  priii» 
cipio  á  fin  ;  véanse  las   conquistas    en 
pueblos   de  otra  civilización   y   cultura 
mas    análoga    entre    conquistadores     y 
conquistados  ,   y  dígase  si  ha  sido  otro 
el  proceder  de   los  hombres.    De  ia  coa^ 
ducta  y  pues,, de  la  España  coa  las  Amé^ 
ricas  en  los  tiempos  cercanos  á  su  des- 
cubrimiento no  hay  ni  puede  haber  que- 
ja. Lo  primero  era  constituir  de  la  Amé- 
rica  una    segunda    España,   y   estando 
en  la  cuna  de  la  existencia  civil  ,  no  po- 
dian   franqueársele   los  bienes  á  que  era 
acreedora  en  su    virilidad.  Y  á  la  mane- 
ra que  á  un  recien  nacido  si    se  dá  otra 
cosa  que  leche,  es  matarlo  con  alferecía^ 
así  á  los   pueblos    no  puede  proporcio- 
nárseles  todos  los  bienes  de  golpe  y  sia 
prólogo  ,  sino   en  su  oportunidad   y   en 


m 


34 

su  vez  por  la  constitución  humana.  Nada 
mas  podía  hacerse  que  practicar  los  ofi- 
cJGS  de  un  padre  con  un  pupilo  ,  y  todas 
nuestras  leyes  respiran  humanidad ,  pro- 
íeccion  y  acogimiento  á  unos  pueblos 
tan  acreedores  á  estos  oficios.  En  vano 
se  clama  contra  la  tiranía  de  la  con- 
quista ,  y  con  los  colores  mas  vivos  se 
empeñan  los  patronos  de  la  humanidad 
en  hacer  ver  los  excesos  y  sangre  ver- 
dda  por  las  armas  españolas  ,  y  llorar 
sobre  las  desgracias  de  los  indios  ,  car. 
gando  con  anatemas  los  mas  horrendos 
á  Cortés  y  Pizarro.  Estos  hombres  que 
se  encargan  de  oficio  de  hacer  las  ora- 
ciones fúnebres  de  los  pueblos  difuntos, 
igualmente  pueden  ir  á  llorar  sobre  los 
Medos  ,  Persas,  Egipcios,  Judios,  Grie- 
gos y  Romanos  ,  y  aun  sobre  las  ruinas 
de  Troya,  j  Por  qué  solo  vienen  áUo- 
,ar  en  México  y  en  el  Perú?  ¿  Han 
4«,,ubierto  acaso  alguna  conquista  sm 


sangre  y  sin  lágrimas  ?  La  reciente  filo- 
sofía  ha    encontrado  un   modo  de  herir 
sin   dolor  y  de  hacer  dulces  los  horrores 
y   males  de    la  guerra.    ¿Quieren  que 
esta  se  haga  sin  hacerse  ?  Cúlpese  á  la 
humanidad,    y  considerándose   las    cir- 
cunstancias ,   ó   no    habrá   delitos  jó  se 
presentarán  menos   deformes  de  lo   que 
se   les   figLíra.   En  la  época,  pues,    in- 
mediata á   la    conquista  no  pudieron  éa 
manera  alguna   entregarse  los  ramos  de 
agricultura  ,    comercio  ,   ciencias  y  em- 
pleos  de  honor   á   los  indígenas,  sino   á 
Jos  que  venían  de  la  Península.  Era  pues 
necesario  que    todo  se  reglase  y  prove- 
yese en  España.  ¿  Qué  tiempo  considera 
V.    bastante    para   que   tanto    los  natu- 
rales del  pais  ,   quanto  los   hijos   de  los 
Europeos  y  sus   generaciones  se  pusiesen 
en  aptitudes  ,  para  que  se  les  pudiesen 
confiar   con  provecho  de  ellos,  y  de  loda 
Ja  monarquía,  ciencias,  comercio,  agrkal- 


S6 

tura,  y  empleos  de  honor?  Contrayéh-* 
donos  ai  Perú  ,  desde  que  tomó  el  mando 
Pizarro   en  mil  quinientos    veinticinco, 
hasta  el  Licenciado  Pedro  de  la  Gasea, 
no  hubo  tiempo  para  otra  cosa,  que  para 
ir  estableciendo  el  gobierno  Español  sóbre- 
las  ruinas  del  antiguo  ,  y    aquietar  las 
conmociones  civiles  ,  de  que  está  V.  ins* 
truido   por    la  historia  del  pais  :  y  sin 
embargo  ya  se   cuidaba  con   grande  es- 
meró de  la   ilustración  ,  porque  el  pri- 
mer  paso  es  este.  Ya  se  habían  estable* 
cido  las   Religiones  ,  y  Prelaáos  exem- 
plares  trabajaban  en  formar  hombres  para 
el  Ciclo   y    la   tierra  ,    catequizándolos 
acerca   desús   obligaciones  religiosas  y 
civiles. 

Del  año  de  t<;2$  al  de  5t  van  2<?, 
en  cuyo  tiempo  apenas  puede  numerarse 
«na  generación  ,  contando  con  los  tra- 
bajos del  descubrimiento  de  la  América, 
de   las  guerras  con  ios  indios  ,  y  con 


los  mismes  conquistadores  entre  si ,  y  con 
los  obstáculos  que  encuentra  un  nuevo  go- 
bierno para   establecerse.,  aboliendo  el 
antiguo.  Pues  en   ese  año   ya  se  cuidó 
por  la  Magestad    de  Carlos   V  de  ios 
estudios  generales,  concediendo  á  los  cur- 
santes   los   mismos    privilegios  que  a  ios 
de  la   universidad  de  Saiatnanca,  según 
puede   verse  por  la  cédula  iusena   en  ei 
tomo  de  las   constituciones  de  esta  real 
universidad  ,  expedida  á  consecuencia  de 
las  preces  del  R.  P.   Provincial  de  Santo 
Domingo  Fr.  Tomas  de  S.  Martin,  cuya 
iremoria   debia  ser  eterna,  y  conservarse 
en  el  corazón  de  todo  literato. 

Las  ciencias  que  en  la  época  de 
la  conquista  florecían  en  España,  fueron 
las  que  vinieron  á  domiciiiarse  en  el 
Nuevo  Mundo  ,  y  se  vieron  brillar  á  los 
Menachos  Pinelos  ,  Peraltas  ,  Vegas, 
Bravos,  Silvas ,  y  otros  cuyos  nombres 
se  repiten  con   gloria  de  las  letras.  Se 


erigieron  universidades  en  el  Cuzco,  Qui- 
to, Huauíianga,  Chile  y  Córdova  en  solo 
en  este  Rey  no  ,  fuera  de  las  de  Méxic© 
y  Nueva-Granada.  Los  planes  de  estu- 
dios de  unas  y  otras  ,  de  las  de  la  Pe- 
níiísuia  y  de  América  son  los  mismos, 
según  podrá  V.  hacer  el  cotejo  por  Io$ 
que  corren  impresos  y  por  el  estado  de 
nuestros  estudios.  Las  Religiones  han 
franqueado  la  enseñanza  gratuitamente 
á  todos  los  que  no  han  podido  costear 
les  gastos  de  un  colegio  real,  ó  de  un 
seminario.  Esiqs  están  erigidos  en  todos 
ios  obispados,  fuera  de  los  colegios  rea- 
les, y  de  otras  casas  de  enseñanza.  Se 
han  dotado  cátedras  enlodas  las  íacul- 
tades  ,  y  se  pagan  por  el  Erario.  Este 
es  el  estado  de  ia  ilustración  de  estos 
puntos ,  el  mismo  es  el  de  la  España, 
?  Cü.i  que  cómo  esta  se  ha  descuidado 
en  este  pai^iicuiar  ,  y  solo  ha  trabajado 
en  que  se  hundan  ios  putblos  en  la  ig- 


39 

MOrancía  ?  |  No  es  esta  una  queja  apo- 
yada en  nna  falsedad  pública  y  mani- 
fiesta ?  ¿  No  es  un  desconcepto  de  la 
causa  de  la  revolución  sostenerla  en  he- 
chos públicamente  desmentidos  ?  Si  la 
España  ha  cortado  el  paso  á  eSa  ilus- 
tración funesta  y  destructora  dé  todo 
principio,  ha  hecho  un  servicio  positivo  á 
las  letras,  á  la  humanidad  y  á  la  religión. 
Las  luces,  pues,  funestas  á  la 
Religión  y  al  Estado  ,  no  se  han  permi" 
tido  en  las  Américas  ni  en  la  España ; 
pero  todas  las  que  han  brillado  en  la 
Península  ,  han  brillado  igualmente  en 
las  Américas  ,  y  si  las  ciencias  exactas 
han  aparecido  de  reciente  fecha  en  este 
cmisferio  ,  lo  mismo  ha  sucedido  en  el 
oiro.  En  la  primera  universidad  de  E«» 
paña,  la  de  Salamanca,  dice  D.  Diego 
de  Torres  y  Viiiarroel ,  catedrático  de 
prima  de  matemáticas ,  que  halló  á  este 
desgraciado  estudio  sin  reputación  ^  sin 


40 

áéquito,    y  en  un  abandono  terrible,  na- 
tido  de  la  culpable  manía  en  que  estaba 
el  mayor    bando  de  los  escolares ,  pues 
unos  presumian  que  eran  las   gergas  de 
los  gitanos  ,   ó   charlaianerías  de  los  li- 
teratos, oifos  que  eran  soplos  diabólicos, 
siendo  ios  del  pariido  de  esta  impiedad 
Jos   barbones  jurisconsultos  ,  apoyándose 
en    las    citas   de   su  título  mal  entendido 
d2  Maihcmatkis  et  maleficis  ,  y  que  en  la 
librería  de  esa    universidad    no   se  veia 
la  rebanada  de  un  globo  ,  el  aro  de  una 
esfera  ,  el  fárrago  de  una  carta  geográ- 
fica ,  la  sanca  de  un  coinpaz  ,  la  astilla 
de  una  regia  ,    ni  rastro  alguno  <áe  que 
liubicEC   parado   algún    tiempo  exercicio 
dé  práctica  ó  especulativa.   No  se  con- 
cluye si  entre  los  libros  que   ocupan  sus 
tstanies  j  habrá  alguno  de  esta  profesión: 
lo   que   juro   es,  que  el   autor  Príncipe' 
que   tienen  escogidos  los  estatutos   de  la 
otiiversidad  para   dar   puntos  para   las 


lecciones  de  oposición,  que  es  el  Alma- 
gesto  de  Ptoíoméo  ,  no  lo  tenia  ,  ni  lo 
liene  ,  y  fac  preciso  que  yo  se  le  pres- 
tase ai  Rector,  y  al  Secretario,  para  que 
me  picase  el  capítulo ,  sobre  cuya  doc* 
trina  habia  de  leer.  En  este  esiado  es- 
taba la  Universidad  de  Salamanca,  y  su 
librería,  quando  yo  vine  á  ser  su  Maes- 
tro,  que  fué  el  aao  de  1736,  y  hoy 
que  estamos  úítimo  de  Junio  de  1751 
está  del  mismo  modo,  huérfana  de  libros 
«  instrumentos.  Y  quando  la  Universidad 
de  Salamanca  estaba  ea  ese  estado,  la 
de  Lima  tenia  un  Don  Pedro  Peralta  4 
la  frente  de  la  Cátedra  de  Prima  de 
matemáticas,  capaz  de  competir  con  los 
primeros  hombres  de  esta  facultad,  ad- 
mirando por  su  profunda  ilustración  á 
los  primeros  sabios  de  la  Europa ,  y 
ea  prueba,  lea  V.  el  diario  del  viags 
hecho  por  orden  del  Rey  Cristianísimo 
al  Eciuador  ,   que    sirvs  ds    ilustración 


■  42 

jjstórica  á  /¿j  medida  de  los  tres  priv 
meros  grados  del  Meridiano  por  Mr.  de 
Ja  Condamine.  En  todos  los  coJegios  de 
esta  capital  se  cursan  matemáiicas  ,  j 
salen  todos  los  días  jóvenes  aprovecha- 
dos, y  sugetos  capaces  de  hacer  los  ma- 
yores progresos. 

Asi  9  pu^s  ,  con   injusticia  se  atri- 
buye  á  culpa  lo   que   es  una  desgracia, 
y   todo  el   mundo   sabe  lo   que    trabajó 
el  Señor  Carlos  HI  para  el  restableció 
miento   de  las  letras  ,  que  si  resplande- 
cieron  mas  que  en  el  resto  de  la  Euro- 
pa en  nuestra  España  en  el  siglo  XVÍ, 
se  obscurecieron  sobre  manera  en  el  XVJI 
por    las   razones   que   nadie  ignora  ,   y 
principalmente  por  las  grandes  pérdidas 
y    guerras    de    nuestra  Monarquía   en 
el  infeliz   Reynado   de  Felipe;  IV.    El 
hombre  mas  obcecado  no  podrá  sostener 
jamas  la  proposición  de  que  España  ha 
negado  á  las  Américas  en  úempo  alguno 


4S 

Tas  mismas  luces  que  ella  ha  tenido.  Si 
estas,  pues,  han  decaído  en  la  misino 
Península  ,  y  decaen  por  consecuencia 
«1  las  Améficas  ,  es  por  la  vicisitud 
de  las  cosas  humanas,  por  una  causa 
conocida  ,  pero  jamas  por  culpa  del  Go- 
bierno, que  siempre  ha.  franqueado  al 
Nuevo  Mundo  ia  ilustración  que  s^e  ha 
disfrutado  en  el  antiguo. 

En  el  comercio  y  en   la  agricultura 
la   América  es  pasiva  absolutamente.  V. 
me  preguntará  qué  contesto  á  esta  ver» 
dad.   Aseguro  á  V.  que  me  ha  metido  en 
un   empeño  grave.    Pero  amigo  ,  yo  he 
de  decir  á  V.  lo  que  siento.  En  quanto 
á   los  primeros  tiempos  después  de  con- 
quistada la    América ,    me   remito  á    lo 
que   tengo   dicho  en    ia  parte   anterior, 
y   sírvale   á  Y.  de   regla ,   que  io  mismo 
se  entiende  quando  hable  en  ios  empleos 
de    honor  ,  en   que   según  ia  queja   son 
pQSiergados   los  Americanos.   íiablando 


44 

pues  <3e  los  cincuenta  ó  sesenta  anote 
después  de  Ja  conquista  ^  por  qué  á  pesar 
de  la   fera-cidad  de  la   América  y  de  sa 
riqueza  en    los   tres  reynos  animal,  ve^ 
getal  y  mineral,  hace  un  papel  tan  nulo 
en  la   agricultura  y  el  comercio  ,    que 
en  la    primera  no  salimos    de  sembrar 
frutas  y  alfalfa  ,  olvidando  tantos  ramos 
de  la  primera  importancia,  que  no  tiene 
Ja  Europa  .  y  que   ellos  solos  harían  la 
felicidad  pública   bien  administrados  ,  y 
en  el  segundo  estemos  absolutamente  pen- 
dientes de  los  que  nos  quieran   traer  los 
comerciantes  de   Cádiz,   y   de  lo  que  se 
quieran  llevar  ?  ¿Tiene  V.  que  contestar  . 
á  estos  cargos  ?    Me  dirá  V.  :    ¿  hará  V. 
traición   á    la  verdad  y   á  los  intereses 
bien   eiucndidos    de    la  monarquía  ,   del 
mismo  comercio  y  de  su  patria?  La  pa- 
tria  no  es   otra    cosa  que  la   familia  del 
estado  á  que  pertenecen  las  particulares 
de  que    te    ccnipone  ,  y    que    icdíis  se 


unen  con  este  lazo  santo,  y  con  esta 
amable  cadena  llamada  bien  publico,  que 
nada  mas  quiere  decir  que  la  reunión  de 
todos  los  intereses  pertenecientes  á  todos 
y  cada  unoj  y  á  la  manera  que  sería  mal 
modo   de  probar  el  amor  de  una   fami- 
lia particular ,  ver   á   un    individuo    de 
ella  dando  de  palos  y   puñaladas   á  los 
demás  miembros,  asi  también  es  un  modo 
extraño  de  amar  la  patria  ,  dilacerarla, 
destrozarla  ,  acabar  con  el  orden  ,  y  su- 
mergirla en   rios  de  sangre.   Este  es  uii 
patriotismo  de  nueva  fábrica  ,  y  un  amor 
de  furia  por  caminos  que  la  constituyan 
en  la  desgracia.  Hecha  esta  salv^   en- 
tremos en  el  examen  de  la   culpa  ,  con 
que  se  quiere  cargar   á  la  España   por 
no  haber  fomentado   el  comercio  de  la 
América  con  toda  su  extensión» 

Descubierta  la  América ,  el  oro  y 
plata  que  encierra  en  su  seno  ,  deslum- 
hró á  toda  la  Europa  ,  y  no  se  trató 


,$ino  muy   secundariamente  de  sus  detnaf 
producciones,    que    aunque    singulares^ 
apreciables  ,  y   capaces   de  hacer  la  ri- 
queza de  mil  pueblos  ,  no  tenian  el  brilla 
de   estos  dos    metales,  jjue  emulando  al 
Sol  y  la  Luna  ,  lucen   en   el   orbe  polí- 
tico á   semejanza  que  los  astros  del  dial 
y  de  la  noche   en  el    físico.   Tácito   ha 
dicho,  que   hasta  el  día    era  un  proble- 
ma  irresoluto  determinar  si  el  oro  y  la 
plata   habían  sido  otorgados    á  los  mor- 
tales  en  la  apacibilidad  6    en  la  ira  de 
los  cielos  ,   pues  sumados  los   bienes  y 
los  males  que   pueden  proporcionarnos, 
cada  uno  afirmará  lo  que    sea  mas  con- 
veniente   á    sus   ideas.    Otros    aseguran 
que   no  son  la   misma  riqueza  tales  me- 
tales ,  sino  el  signo  de  las  riquezas.  Den- 
se  de  cabezadas   sobre  resolver  el  pro- 
blema ,  y    sobre   sostener  si  sean  rique- 
zas ó  signo  de  ellas  el  oro  y   la  plata, 
lo  positivo   es  que  como  signo,  y  como 


47 

riqueza  son  los  ídolos  de  la  adoracíoa 
política ,  y  que  todos  ansian  por  estas 
posesiones.  Quanto  mi*  veo  en  Roma, 
decia  Catón  en  su  céUbrs  oración  por 
la  ley  ópia  ,  el  oro  y  la  plata  venidos 
de  Siracusa ,  tanto  mas  temo  que  nos 
hagamos  esclavos  y  no  señores  de  estos 
dones  funestos.  Tal  es  la  alusinacion  que 
estos  planetas  de  la  tierra  han  produ- 
cido en  tojdos  tiempos  ,^jn  que  de  esto 
pueda  culparse  á  la  España ,  sino  á  los 
hombres  sean  griegos  ,  romanos  ó  lo 
que  V.  quiera.  El  oro  y  la  plata,  pues, 
atrajo  toda  la  atención  ,  y  en  ellos  prin« 
cipalmente  parece  Se  fixaron  los  ojos  de 
la  Europa.  Los  conquistadores  no  eran 
comerciantes ,  ni  tampoco  los  que  vinie- 
ron después ,  y  subiendo  mas  adelante, 
ni  la  misma  España  lo  era  ,  y  aua 
puede  asegurarse  que  ni  la  Europa.  En- 
tregada enteramente  á  la  guerra  por  las 


u,''IE 

causas  y  motivos  que  V.  sabe  en  lofi 
gloriosos  reynados  de  Garios  V  y  Fe- 
lipe IÍ,no  pudo  atender  al  comercio, 
que  exige  en  sí  otra  tranquilidad  en  el 
Estado.  Aunque  el  reynado  ds  Felipe  III 
fué  pacífico,  no  por  eso  fué  la  España 
mas  comerciante  :  en  el  tiempo  de  Fe- 
lipe IV  volvió  la  guerra  coa  .furor  y 
se  desmembraron  de  la  España  provin- 
cias y  rey  nos  de  mucha  importancia  por 
jCl  resultado  de  eliá.  Subiendo  al  trono 
Carlos  II  ,  ultimo  vastago  de  la  Casa 
de  Austria  ,  apenas  pudo  resarcirse  la 
España  de  sus  pérdidas  ,  ó  convalecer 
de  los  males  que  le  habia  acarreado 
la  guerra  en  tiempo  de  Felipe  IV.  En- 
trando la  Casa  de  Borbon ,  la  guerra 
de  succesion  por  los  derechos  litigados 
€ntre  Felipe  V  y  el  Archiduque  ,  no 
prometió  á  la  España  ser  negociante, 
sino  estar  por  necesidad  con  las  armas 


:) 


49 

en  la   mano.    Fernando  VI  y  Carlos  lll 
hicieron  mucho  en  obsequio  de  la  nación 
con  relación   á  su  tiempo.  Entonces  fué 
quando  la  España    empezó  ,   digámoslo 
asi,  á  ser  comerciante,  pero  en  un  co- 
mercio  no  en  su   última  perfección,  sino 
en  los  primeros   pasos  ,  que  siempre  de- 
ben   considerarse    primeros    por  grandes 
que  sean  ,   y  por  patrocinados   por  dos 
Reyes  que   abrigaban    grandes  ideas  en 
bien  da  los   pueblos.  Al  poco  tiempo  de 
hallarse  en   el  trono   Carlos   IV  ,  vino 
la  explosión  de    la  Francia  ,  y  ei  riáido 
que  hizo  al  caer  el  trono  de  San  Lui^ 
aterrorizó   á  toda   la  Europa,  y  en  es« 
pecial  á  la  España  que  por  la  vecindad  y 
las  relaciones  de  sangre,  le  fué  necesaria 
ocurrir  á  contener  esta  cruzada  coligada 
contra  los  Reyes.  Succediéndole  el  actual 
Soberano  (que  Dios  guarde  )  g  quién  ig- 
nora las  desgracias  de  Ja  monarquía  h^s- 
tz  el  extremo  de  conducir  cautivo  ^1 


so 

Moaárca  y   su  familia  el  tirano  de  la 
Europa,   y  los   males  que   han  subse- 
guido  á  este   trasterno  ?  Asi  ,  pues  ,  e! 
poco  comercio  de   la  América  ,    no  se 
atribuya  á  tiranía  de  la  España  ni  á  opre- 
sión á   las  Américas  ,  sino  al  estado  y 
constitución  de  las  cosas,  desde  la  época 
4el  descubrimiento  de  este  Nuevo  Mundo* 
No  condenemos  sin   examen ,  porque  es 
mal  modo  de  fallar  ;  profundemos  ios  mo- 
tivos  en  las  cosas  y   será  otro  nuestro 
juicio.  El  corto  comercio,  pues,    de  la 
España  habia    de  hacerse  precisamente 
con  las    Américas  j   y  por  una  juiciosa 
política  ,  y  aun  por  necesidad  no  habían 
de  franquearlo  activo   ni  pasivo   á  h& 
potencias  extrangeras.  iQuáles  lo    han 
franqueado  ?     ¿  Y  de  qué  modo   permi- 
ten las  otras  potencias-,    que    las    em- 
barcaciones  extrangeras   toquen  en  sus 
puertos?  V.  lo  sabe  y  lo  saben  todos,  y  asi 
no  hay  por  qué  hablar  en  esta  materia. 


51 

S!  Pi'os  la  Es¡,mi  cscasamenie  ha 

í-'Jo   comc,ci,une,no,ouenoha  podMo 
s.rlo  ,   a,    reducido  cciercio   ,:o  podií 
';^^«.'o  .h,o   con  las  Apencas  ,  y  éstas 
sm  eaw.rgo  de  sus   grandes  proporcio- 
í'-'   y    de   £i.s  princ.M.Ues  ramos  üe  ex- 
,     P;'''Jío  ,   s;.av!o   ¿eos  de  !,-,  Mstrópsii,  y 
Sia  m;.,;:o3  para  dedicarss   a  tanto    coa 
f-"'  P'-"-«-"-'e   le   bn„da  ¡a  .a.ura. 

Jcz.t,   nc  Celaba  en   «ir  i3n7V..,    j 

vu  suuacion  de  ser  co- 

•"'^'•--"^■.    L.    .odas  ias  cosas  es  nece- 

^'anocous«h,,r  el  origen  do  donde  par^ 

""'  ,''"'■•'''"  *'■'■'"  P^^^^oiente  somos  a!u. 
ciiiauos.  Po'"'i  V    „  L 

t-o.^aV.  sobre  lo  dicho,    que 

;'  ";"-  ''  ^^--3   -   abW6  ayL  .'  , 

-i-'oa„..e,a,;o.,,,,ean.ese.aba 

::  °^.^'^7'^  '  ^  -J-   "^  .-  en  .es 
— e.„a.  ,,,  ,,.,b3,,,,;,„, 

-    -.    P0..e   hace,   pecado'^   ^ 
t-^^'hi^d  eu  las  couduccioaes  de  los  efee- 
ios  nuestros   v  de  C^'^tUi. 


52 

ha  sUo  tan  reciente  ,  y  accsta  !  íe  .a. 
crificios  de  la  España,  pues  todo  el  mun- 
do sabe  los  trabajos  de  la  primee  armada 
que  se  dirigió  por  es.e  pumo ,  no  l'.a. 
biendo  llegado  si>,o  .1  buque  de  Puarro, 
,a  Esperanza,    el   .ño  de    744   o   4, 

r^^ciru^    no  solo      »>0l)« 

Ponga  V.  que  es   ^^^^^^"^  ""  ^^ 

r^ortpae  la  ivíonarqina,  bino 
sidecar  una  paite  de 

todas  ella»,   pu^=>   ^-  '^    I'     ,  .  ,  pon- 
armonia  resulta  ei  bi.n  general  .  )  pon 
JaV     quelasveaujasdeuncotnercto 
LeJfellcidades.que  brillan  por  ua 

dia   Y  se  desvanecen  al  siguiente,  y  pro 
duc'ea  no  la  robustez,  sioo  la  hinchazón 

i  mano  un    Jukio.o    pa¿>a 

.  .  M  Licenciado  D.  Basilio  de 

México  por  el  Uccnc  ^ 

Arnilaga  el  año   pasado   de  iSiS  ,  4^.^ 
""■         ^  .1  rnnsulado  di- 

Reyno,  contestando  i  una  r  p.e 

de  ..9  vecinos  de   Veracruz,   qae   p 

abriera  aquel   puerto    a» 
tendieron   se    »»"«'*  *i 


comercio  directo  con  extr-angeros  amígof 
Q  n«utrales  contra  el  dictamen  de  su 
junta  de  gobierno  y  de  otros  muchos 
vecinos  de  la  propia  ciudad.  Dicho  p^- 
pel  es  muy  raro  aquí  ,  y  asi  me  tomaré 
el  trabajo  material  de  copiar  á  V.  una 
ú  otra  cosa  de  él  para  su  gobierno,  y 
por  io  que  pueda  importar.  El  lema  que 
antecede  á  la  obra  dice  asi :  „E1  hom- 
bre  de  estado  ^e  lisonjea  algunas  veces 
de  que  hace  servicios  esenciales  á  su 
pais  concediéndole  puertos  francos  ,  pero 
fis  tan  al  contrario  ,  que  casi  en  todas 
^as  naciones  lús  puertos  francos  perj^- 
dican  y  ponen  verdaderos  obstáculos  al 
progreso  de  la  industria  nacional."  Cita 
á  Herrenschwand  traducido  por  D.  Juan 
Smiíh.  ■  Se  prueba  en  dicho  -manifíesto 
^ue  el  comercio  libre  es  la  ruina  de  los 
pueblos  que  lo  consienten  ,  que  en  lugar 
de  dar  la  ley  ,  la  reciben  de  las  partes 
traficantes  las  naciones  que  se  abren  oon 


S4 

imprudencia  á  admitir  en  su  casa  á  estos 
benefactores  nocivos.  Que  la  parte  del 
pueblo  nuínei'üsa  y  considerable  que  viv« 
del  trabajo  ,  queda  reducida  á  la  ham- 
bre  y   á   vivir^  6  delincuente  ó  des'espe- 
íada.    Que  las  diversas  clases  y  consu- 
lados de  aquel  rey no   habían  sacado  á 
Yaz  estos  males  físicamente,  y  para  que 
riada   falte  á   la  prueba  trae  autorida- 
des  de  políticos   extrangeros,  de  lasque 
copiaré    á   V.   algunas.  El  citado  ingles 
Herrenschenvrand  en  sus   principios  de 
economía  política  dice  :  ,,Que  quandoel 
hombre  de   estado  interrumpe  este  orden 
natural  de  comercio  (habla  del  exterior) 
ó  do  transportes   con  el  establecimiento 
prematuro  de  puertos   francos  ,  su  con- 
ducta  propende    directamente   á   que  su 
nación  decaiga  del  grado  de  prosperidad 
íüc  tiisfiüta.   Charrcti   en  su  obra  inti- 
tulada    Intereses  ds  la  inteligencia   de  la 
Inglaterra  ¿ice  :  ^,Una  gran  parte  de  ht 


riquezas  de  Inglaterra  proviene  desús 
lanas  ,  mas  no    tanto   de    los   carnerot 
como  de  los  hombres  ,    que   fabricadas 
las    venden  á  ios  extrangeros :  nosotros 
seremos  reducidos   en  breve  á  la  indi- 
gencia  si  las  vendemos  crudas.    Como 
nosotros  no  tenemos  mina   de  oro  ni  de 
plata   en  Inglaterra  ,   las  especies  no  se 
pueden    multiplicar  en  ella   sino   de  la 
plata  que  trae   el  comercio  de  afuera, 
que  por  la  mayor   parte  es  de   los  do- 
mimos  de  España  ,  porque  un  comercio 
que   nos  sacase  la  plata  del  reyno  nos 
seria   desventajoso   y  reduciría  al  reyno 
á  la  última  pobreza.  «<  El  misino  Herrens» 
chenwand   en  la   obra  citada;   las  ni- 
ciones  se  lisonjean  de  la»  expoaacioues 
de  granos  qu«  hacen  al  extrangero,  gra- 
duándolas de  pruebas  maniíiestas  del  es- 
tado floreciente   de   su  agricultura    que 
disfrutan.  |  Pero  quién  les  ha  dicho  qut 
estas  exportaciones  no  9üí\  mas  bien  pru«- 


■ 


56 

bas  manifiestas  de  la  miseria  que  reina 
en  ellos  ?  g  Quién  les  ha  dicho  que  baxa 
el  títuio  de  sobrante  no  es  su  necesario 
el   que  se   exporta  ?    El  nombre  de   so- 
brante de   subsistencia   supone  por  pre- 
cisión á   todos  los  individuos  de   la  na- 
ción  coaipietainente  aumentados  ,  no  se 
le   puede  dar  otro  sentido/'  Encargo   á 
V,  procure  hacerse  del  citado  papel  para 
abrit    los   ojos   y    ver  con  distinción  las 
cosas  como   son  en  sí ,  y  no   como  nos 
las  pintan   los  que   tratan  de    hacernos 
felices  de  pronto  sin  ver  lo«  resuhados, 
y  de   que   tengamos   un    gran  dia   hoy 
echando   la  casa  por   la   ventana  para 
perecer  de  hambre  mañana. 

Hoy  rabiando  de  hambre  estoy 
Y    ayer  de  boda  comí  : 
Aprended    flores   de    mí 
Lo  que  vá  de  ayer  á  hoy. 

Copiaré  á  V.    ademas  literalmente 


5? 

tres  acápites  del  citado  papel  y  «na  »a# 
ta  ,   sin    hacerle   á  V.  reflexión  alguna, 
sino  dexándole  sacar  las  consecuencias 
quQ  le   parezcan  ,  que  para  eso   sabe  V. 
Lógica.  Toda  ley  ,  ó   reglamento  nuevo, 
dice  Cordocet  i  que  se  proponga  en  ne- 
gocios de    comercio  ,  si  dimana  de  los 
que  viven    de   sus    ganancias  ,  debe  re- 
cibirse con  suma   precaución,  y  antes  de 
adoptarle   se  ha    de  examinar  detenida- 
mente con  el  mayor  cuidado  y  atención, 
y    con  mucha  desconfianza,  porque  estos 
proyectos  dimanan  de   una  clase  de  hom- 
bres ,  cuyo  iniercs  no  siempre  es  confor- 
me con   el  del  público. 

La  China  ,  dice  Herrenscheriwand,  ¿é 
gobierna  y  se  ha  gobernado  ,  según  pa* 
rece  en  todos  tiempos  ,  por  ios  bené- 
ficos principios  de  est¿  sistema  de  eco* 
iiomía  política  tan  «encillo  ,  disfrutando 
Biuc'ho  tiempo  há  ,  todas  las  ventajas  de 
que  le   he   demostrado  susceprible.   Sia 


S8 

ftemcrcio  exterior ,  reconcentrada  ente- 
ramente  en   sí  misma,  y  no  admitiendo 
á  la  |)articipacioa  de  sus  riquezas  mas 
que    sus  consumidores   nacionales  ,   ha 
«levado  la  China  su  prosperidad  á  aquel 
Jurado  asombroso  ,  que  parece  no  admite 
ya  aum.ento  en  su  agricultura  ,  manufac- 
turas ni   población.  Considero  la  China 
sin  comercio  exterior,  porque  no  se  pue- 
de llamar  tal  el  corto  tráfico  extrangero, 
que  tolera   en  algutios  puntos  de  su  in- 
ftienso  territorio  ,  y  que  comparado  á  h 
tnorme   extensión   de  su  comercio  inte- 
rior ,  se   debe  mirar  como  una  de  aque- 
llas cantidades    infinitamente    pequeñas, 
que  ios  geómetras  desprecian  en  sus  cálcu-  ' 
los.  Es  asi  que....  Ergo...  Saque  V.la  me- 
nor, y  la  consecuencia  qae  le  pareciere, 
que  para  eso  quedan  en  blanco  una  y  otra. 
JLa  junta  de   gobierno   del  con- 
sulado   de    Guatemala    en    representa- 
ciofí  que  hizo  en   II    de  Diciembre  de 


59 

l8o3  referida  por  D.  Juan  Bautista  %:■ 

xaguirre  en  ia  representación  de  24  de 
Setiembre  del  año  de  17  se  expresa  ea 
ios  términos  siguientes.  „La6  ideas  que 
•n  estés  tiempos  se  han  difundido  entre 
algunos  americanos  sobre  las  ventajas 
de  un  cemercio  libre  en  América  con 
los  extra ngeros  ,  son  falsas  y  ruinosas 
con  extremo  á  la  misma  América  ,  y 
con  especialidad  á  la  provincia  de  Goa- 
témala:;;  La  Inglaierra  no  debe  su  pros- 
peridad ni  pujanza  marítima  á  uñ  CO" 
mercio  libre  en  el  modo  que  muchos  se 
lo  figuran  y  creen  á  pie  juntillas,  sino 
á  las  sabias  máximas  de  su  política  acrí« 
soladi  en  esta  materia  ;::  Por  una  dis- 
posición de  su  famosa  Acta  de  navega- 
ción ,  ios  barcos  ingleses  deben  salir  de 
€us  puertos  á  buscar  los  artículos  y  ma- 
terias extrangeras  de  Europa  ,  de  que 
necesita  á  ios  países  que  los  producen. 
Estos  artículos  ptieden   á  la  verdad  en- 


6o 

trar  en  los  de  Inglaterra  y  de  Irlanda 
en  barcos  consiruidos  en  los  parages  mis- 
Hios  düude  aquellos  se  dan,  pero  se  k$ 
carga  entonces  de  tantos  y  tan  excesivo^ 
derechos ,  que  una  prohibición  absoluta 
no  ios  excluiría  mas  realmente.  Los 
derechos  impuestos  sobre  las  mercadería^ 
«xtrangeras  á  su  introducción  ,  han  de- 
3íado  siempre  en  Inglaterra  él  campo 
Ubre  y  despejado  á  su  propia  industria 
y  adelanta  miemos  fabriles: ;:  Basta  saber 
que  son  diez  y-  ocho  los  distintos  de- 
rechos que  pagan  á  la  introducción  ea 
Inglaterra  los  caldos  y  géneros  extran- 
geros ,  que  diez  recaen  sobre  los  pri- 
meros, y  ocho  sobre  los  segundos,  re- 
sultando en  suma  que  los  vinos  de  Fran- 
cia conducidos  por  los  ingleáes  al  puer- 
to de  Londres  satisfacen  55  libras  y  16 
sueldos  y  8  dineros  sterlities  por  tonel, 
y  los  conducidos  por  exirangeros  61  li- 
bras i^>    5j   10  d.   Cúíitinuaá  los  comi- 


6i 

sionados  refiriendo  que  los  vines  de  Es^ 
paña  conducidos  por  les  ingleses  pagan 
27  libras,  7  ,  5,  lo,  d.  y  los  extran. 
geros  37  libras  7,  5:::  Que  la  extrac- 
ción de  lana  producida  en  Inglaterra 
estaba  prohibida,  entre  otras^  penas  coa 
la  amputación  de  la  mano ,  ai  paso  qué 
Ja  introducción  de  la  española  tiene  uri 
derecho  tan  leve  qué  casi  no  paga  nada, 
y  al  fin  concluyen  sacando  esta  conse- 
cuencia. ,,Hé  aquí  como  la  Inglaterra 
consiguió  el  fin  que  se  propuso  de  ele- 
varse al  grado  dé  opulencia  que  es  bq- 
torio."  Imitemos  pues  á  aquella  nación, 
petó  sea  en  gravar  sus  efectos  de  ma^ 
nerá  que  salgan  mucho  mas  agraciados 
los  nacionales ,  y  en  prohibir  absolu- 
tamente si  no  todos  ,  algunos ,  al  modo 
que  ella  lo  ha  hecho  ,  imponiendo  los 
excesivos  derechos  referidos ,  y  prohi* 
hiendo  todas  las  teká  de  Francia.  Vuel- 
▼O  á   poner  á  V.  I*  tacner  ,  y  h  een- 


62 

secuencia  en  bla<nco  para  que  V.  las  HeHe, 
^ueno  todo  se  lo  he  de  dar  frito  y  cocido. 
üíiimatnenie  copio  á  V.  la  no- 
ta que  en  dicho  papel  se  halla  á  h 
fx.  47  n.  20.  El  palo  de  Campeche,  la 
piíaienta ,  cera  ,  carey  y  achiote  están 
libres  de  derechos  por  real  orden  de  23 
de  Abril  de  1774.  El  algodón,  café,  azú- 
car y  añil  por  real  cédula  de  22  d« 
Abril  de  804  y  i  a  de  Setiembre  de  803. 
5, Los  cueros  de  pelo  por  real  orden  de 
Abril  de  792.*'  A  los  habitantes  de  Cos- 
ta-rica se  les  concedió  libertad  de  de- 
rechos de  los  frutos  y  producciones  que 
se  exportasen  por  el  puerto  de  Matint 
por  real  decreto  de  i.  °  de  Diciembre 
de  811.  La  misma  libertad  se  concedió 
á  todas  las  producciones  naturales  é  in- 
dustriales de  las, Islas  Filipinas  en  el 
giro  de  su  compañía  por  real  cédula 
de  10  de  Mano  de  1785.  Asi  mismo  se 
declararon  libres.de  derechos   los  aguar- 


63 

clientes  de  la  Havana   por  real  orden  de 
23  de  Febrero' de  706.  El   lino  y  cáña- 
mo que  se   coseche    en   América   goza 
libertad   de   derechos  á  sü   extracción  é 
introducción  en  puertos  de  la  Península^ 
por  real   orden  de  24  de  Marzo  de  7<>iíJ. 
La  harina  y  dinero  que  se  extraiga  de 
Vera- Cruz  para    nuestras  Islas  ,  estáa 
libres  de   derechos    por   real'  orden  de 
•10  de  Abril  de  796  y  2   de  Diciembre 
de  797.  La  plata   copsUa  y  el  oro  no 
deben  pagar  derechos   á   su   extraccipa 
para  la  Península,  por  real  disposición 
de  18  de  Agosto  de  778. 

Las  producciones  naturales  é  indtis- 
Iriales  délas  Islas  Filipinas  están  libres 
de  derechos  en  su  extracción  para  fuera 
del  reyno.  (Almanak  mercantil  Ó  guia 
de  comerciantes  del  año  de  803  fx.  184.) 
'  El  achiote  de  América  conducido 
en  buques  españoles,  no  sólo  es  libre 
df  d«recho3  á  s^  entrada  ea  Cádia  y 


64 

áemas  puertos  habilitados  ,  por  real  or- 
den de  23  de  Abril  de  1774  ,  sino  aun 
quando' se  traiga  de  la  Península  á  do* 
iDinios  extrangeros. 

El  agengibre   también  está  libre  de 
toda  contribución  á  la  entrada  en  España. 
Para  animar  la   extracción  de   las 
producciones  de  América  en  vez  de  res- 
tringuirlas  ,   se   mandó  por-  real  órdeti 
de   23    de  Agosto  de    96  y  bandeen  3 
^e  Enero  de  97  ,  que  los  americanos  hi- 
ciesen  expediciones   á   los   puertos   ha- 
bilitados  de    la   metrópoli  con  carga  de 
frutos  y  producciones  y  retorno  de  efec- 
tos, como  lo  executan    los  españoles  des- 
de la    Península  por  .el:  reglamento  de 
comercio  libre. 

Kn  el  arancel  segundo  del  año  de 
76  se*,  dispensó  que  los  nuevos  efectos 
^ue  se  lleven  á  España  de  América ,  sean 
libres: de  derechos  á  su  entrada. 

I^  añiles  de  GoatemaU  gozan  U 


6s 

misma  libertad  por  real  orden  novísima 
de  30  de  Mayo  de  817  ;  á  ios  labra- 
dores y  comerciantes  de  algodón  y  azá- 
car  en  estas  Américas  ,  se  concedieron 
semejantes  privilegios  por  reales  ordene* 
de  17  de  Junio  de  796  y  12  de  Setieiu- 
l)re  de  803.  (Noticioso  general  de  Mé- 
xico  núm.  448,) 

Uitioiamente  al  núm.  44.  de  fx.  3§ 
de  este  Quaderno  se  confiesa  que  Io« 
frutos  comunes  de  esta  América  están 
libres  de  derechos  á  su  exportación  para 
contribuir  á  su  mayor  cultivo. 

Aunque  posteriormente  ha  habido 
alguna  variación  en  lo  general  de  estas 
franquicias  ,  ha  sido  interinaría  y  oca- 
sionada de  las  necesidades  en  que  se 
ha  visto  el  gobierno  por  causa  de  U 
presente  revolución. 

Considerando  V.    todas  estas  cosas, 
comparando  los  tiempos,  las  circunstan» 


m 


<;ías  ,  las  relaciones  de  la  Península  coa 
las  Américas  ,  y  los  intereses  políticos 
con  respecto  á  las  naciones  extrangeras, 
decida  V.  n  ha  sido  tiránica  ú  opreso- 
ra la  España  en  el  sistema  de  comercio 
con  las  Américas  ^  y  si  el  plan  en  que 
este  se  halla  no  es  mas  que  el  resulta- 
do que  indispensablemente  dan  las  cosas 
por  su  misma  naturaleza.  La  presente 
materia  pide  una  pluma  desembarazada 
y  experta,  que  calculando  los  prineioa- 
les  ramos  de  la  España  antigua  y  mo- 
derna, y  haciendo  ver  los  obstáculos  ver- 
daderos que  se  oponen  al  comercio,  des- 
cubra las  veredas  de  felicidad  con  que 
brinda  el  cielo  á  la  Península  y  á  las 
Américas. 

La  España  ha  venido  á  abrir  los 
ojos  recientemente  acerca  de  las  venta- 
jas del  comercio ,  y  tstc  ha  llegado  á 
ennoblecerse  casi  en  nuestros  días,  por* 


!|uc  la  alta  noblera  ,  la  media,  y,  aiiii 
lofi., hidalgos  han  desechado  esta  carrera, 
qv^  ^ií^  embargQ  ;de  ;,ser  la  vena  pria- 
xip^l ;  por  donde  circula  la  sangre  del 
Estado,  se  migaba  conip  .inde;C<:)rosa  á 
4<|,  primera  gerarq.uía ,  y  se  eaíregabia 
4.,.ma;oos  solo  d,esxinadas  á  esa  |);*ofe&ion 
^tie  'desdeñaba  conociendo,  su jutiiidad. 
Las  armas  ,^  las- letras  ,  la  agriGukura 
despreciaban v.el  comercio  ,  y  se  tentará 
menos  vaiéreh  enlace  de  estas  clases  con 
ies^.r.üaa  potencia  beligerante  y  señorft 
d^b.i^ro  y  la  plata  no  veía  las  ventajan 
¿fl.. comercio  ,  y  dexaba  á  las  otras  na- 
ciones-el  cuidado  de  buscar  su  subsistCii' 
ciar<iíín  eí  trabajo  y  la  industria,  suce- 
diéndole  lo  mismo  que  á  los  poseedo- 
res* de  grandes  vínculos  que  su  misma 
opulencia  los  retrae  de  'considerar  Jos 
grandes   ramos   de'  felicidad  y  abundan- 

m  que  n©  cultivin  por  estimarlos  ap 

3£i  aí>*yi:»rB  f*oe.^  jst/iy  -.  n^p^^- 


necesarios  á  su   bien  estar  ,   j  vJeiíeíi 
de  consiguiente   á  ser  pobres  en  medio 
de  su  opulencia.  La  España   no  ha  sido 
potencia  comerciáhíé  ,  ni   su   esplendor 
lo  -ha   debido   á  está  catrera  ,   y  desde 
^ue  las  demás   naciohes   han  empezado 
á  ver   él  cemercio     baxo   el  verdadero 
punto  de  vista  que  merece  5  también  elía 
ha  tomado  las    medidas   según   sus  cir- 
cunstancias ,  aunque  no  según  todo  su 
poder,   ni  en  el  modo  que  le  brinda  í% 
providencia    con   el  territorio  eii  el  án* 
tiguo  y  Nuevo  Mundo.    Toda,    todo  lo 
llene,  y  solo  necesita  que  se  pongan  eh 
movimiento    las  primeras   materias  ;  que 
ei^  las  manos  laboriosas  Tetornarian  d 
Estado  mil  por  uno,  no  solo  en  utilidad 
y  consuelo  ,  sino  en  buenas  costumbres, 
que  e^  el  mejor  caudal  de  toda  sociedad, 
porque  no   puede  negarse   que  quanto 
'"^^  5^^^»  ios  pueblos  pro veidos  de   I9 
necesario  para  la  vida ,  son  a,cnorc«  las 


desgracias  ,  los  delitos  y  miserias,  y  bri- 
llan Jas    virtudes.    Esia   capital  por   lo 
respectivo  á   proveer  á  sus  necesidades, 
€siá   baxo   un  plan  triste.  Hágase  como 
se  quiera   el    cálculo  acerca   del   modo 
como  subsisten  sus  habitantes,  y  se  ha- 
liará  que  de  las  veinte  partes  ,   única- 
mente  la    una  es   la  que  por  su  trabajo 
carga    con   las  diez   y    nueve,   y  que 
éstas ,  no  por  una  culpable  inercia,  como 
injustamente   ha   querido    atribuirse  por 
los  que  solo  ven  las   cosas  en  su  primer 
superficie,  sino  por  la  constitución   de 
las   cosas  ,  tienen  que  estarse  esperando 
el.  pan   de    quien  se   lo   traiga  ,  y  mo- 
lestas por  no  poder   hacer   nada,  pues 
ni   hay    materia  para    Ja   ocupación  ,  y 
aun  aquellas  que  ocurren  continuamente 
no  son  para  toda  clase  de  gentes  de  las 
heterogéneas  que  componen  la  ciudad.  Ai 
contrario,- franca   la    agricuhura  ,  erigí, 
¿os  ¡Qs  talleres  j  y  tomando  segunda  vida 


sn  manos  de  ambos  sexos  las  produc- 
ciones de  la  naturaleza  \  qué  conductos' 
de  felicidad  «e  abrirían  á  estas  feraces 
regiones  ,  y  qué  gloria  no  resultaría  ^í 
Estado  y  á  las  mismas  letras!  PocpS 
silogismos  se  necesitan  para  estar  pene- 
trados de  nuestro  bien  ó  malestar.  Los 
pueblos  son  mas  ó  menos  felices  ,  á  pró-^' 
porción  que  mas  ó  menos  tienen  dentro 
de  sí  mismos  y  en  sus  manos  y  trá-" 
bajos  los  recursos  de  su  subsisienda. 
Fuera  teóricas  y  cálculos  de  monopo^' 
listas  ,  y  de  Señores  que  nos  quieren 
traer  la  felicidad  dexadonos  en  cueros 
de  paso.  A  la  manera  que  una  casa  par* 
ticular  lo  pasa  mejor  quamo  menos  ne- 
cesita de  la  agena  5  asi  una  monarquia, 
de  manera  que  toda  la  sabiduría  y  po- 
líiica  del  gobierno  ha  de  reducirse  a  que 
con  ios  renglones  de  los  pueblos  pani- 
cuiares  de  que  se  compone  la  monarquía» 
primero  se  surtan  cüos  ,  y    después  IgS 


restantes  en    la  parte  que   alcarwa¿cc$ 
porque  en  cierto   modo  es   ir   contra  el 
plan    de'  la  Providencia  ,   aventurar   lo 
que    se  tiene  en  su  propio    recinto  ,  y 
fio   aprovecharse  de  ios  dones  del  Cria- 
dorj  que  Padre  universa:^!  y   benéfico,  ha 
dado  á  cada   pueblo  en  el  paso  de  esta 
vida  miserable  á  Ja  eterna  ,  que  nos  es- 
pera ,  y  en  el  desierto  de  las  necesida- 
des, el  reparo  de  ellas.  No  guardemos  eí 
Maná,  pero  comamos  de  él ,  pues  Dios 
lo  dá  para  eso.   Nadie  puede  negar   i 
Tiberio ,  sin  embargo  de  sus  vicios,  sus 
grandes  talentos ,  y   escribiendo  al    Se- 
«ado     acerca   de   la    representación    de 
Cayo  Bíbulo,  y  demás  ediles,  que  recla- 
maban sobre  ia  ley  sumpiuaria,  para  que 
se  pusiese  término  á   ios   gastos  ^    entre 
©tras  cosas ,  dice  lo-  siguiente  ;    „  Poco 
importa  lo  que  nos  advienen  ios^ediiesr 
y   ninguno   de   ellos    nos   dice  ;  que  Ita- 
lia necesita  de  las  ayudas  externas,   y 


4gue  la  vida   del   pueblo    Romano    esta 
expuesta,  y  entregada  á  los  peligros  de! 
mar  ,  y  á  ias   tempestades  :   y  que  si  los 
auxilios  de  ias  prúvincias.  no  sustentasea 
á   los   Señores  ,  esclavos  y   campos  ,  n»  ■ 
nos  defenderían  nuestras  caserías,  y  bos- 
ques.   Este  es  ,  padres    coDScriptos  ,  el 
cuidado    del  Principe  5  que  si   lo  oividi; 
fracasarla,  enteramente  la  República.  '« 
Antes  ,.pues  ,   necesitamos  vivir  de  npso* 
iros  mismos,  que   4Q,r.^^Mró0.s  exi^auosi 
porque   prescindiendo   de  otras  mil  re- 
ñexiones,  es  aumentar  considerablemente 
-las  iÍKomodidades  de  la  vida  ,   nososte- 
iierk    con    nnesiro   irabajo   en    nuestro 
territorio,  y  depender  de  lo  que  de  fuera 
quieran  iraeracs.  Puede.  V.  ver  quant^ 
sobre  QSic  pariicul;ar;,c.on:müiivo  de-nues- 
ira-dependencia  con   Chile  en    punto  ,á 
irigus  ,  escribió  cl  Señor  D.  Pedro  Bra- 
to  de, Casulla  en  6u  voto  consultivo,  cs- 
tbriaudü  ia  necesidad,  c-n  que  csiábamo* 


73 

¿e  sembrarlo  aquí  para   no  tener  una, 

dependencia  tan  absoluta  de  Chile  que 
nos  dexase  sin  pan.  No  solo  el  alimen* 
to  entra  en  la  vida  del  hombre ,  sino 
las  demás  cosas ,  sin  las  que  no  se  puede 
vivir  en  la  sociedad  :  y  lo  que  se  dice 
del  trigo  ,  puede  decirse  proporcional- 
mente  del  vestido,  y  de  ios  recursos 
para  proporcionarse  los  renglones  de  la 
vida  animal  y  racional.  Oiga  V.  ademas- 
del  Señor  Bravo  de  Casiiiía  ,  al  Dr.  D. 
José  Antonio  de  Borda  y  Orosco,  que 
«n  la  carta  que  dirige  á  dicho  Señor, 
y  se  halla  inserta  en  la  colección  lega! 
de  dictámenes  y  otros  papeles  en  dere- 
cho^ dice  lo  siguiente  :  ,,Dexando  otros 
asuntos  muy  esenciales,  no  debo  omiiir 
dos  del  principal  interés  de  estos  Reyrios 
y  de  ia-  Corona  que  son  minas  y  comer- 
cio. Estos  dos  ramos  á  mi  parecer  son 
los  que  mas  padecen  hoy  en  hs  Indias. 
La  mayor  pane  de  los  motivos   de  su 


?4 

decadencia  todos  la  conocen  ,  y  para  ex» 
ponerlos  con  distinción  se  necesita  mu- 
cho papel  y  mucha  pluma.  No  puedo 
dexar  de  hacer  una  reflexión  geteral  que 
fne  parece  que  todo  lo  comprende. 

Todas  las  cordilleras  de  la  Amé- 
rica son  plata  ú  oro.  En  qualquiera  par- 
te que  se  busque  ,  allí  se  encuentra,  y 
solo  se  trabaja  en  donde  la  facilidad  de 
la  extracción  ,  6  la  bondad  del  metal 
dexa  algún  logro.  Este  es  un  trabajo 
^ue  se  hace  á  fuerza  de  manos  ,  y  las 
únicas  que  sirven  son  las  del  pais ,  in- 
dios ,  mestizos ,  españoles.  España  nunca 
puede  enviarlos.  Los  negros  no  sufren 
Jos  temperamentos  fríos  de  las  cordilleras^ 
de  modo  que  si.  la  gente  del  pais  se 
consume  todo  se  pierde.  Esta  gente  ne- 
cesita alimentarse  y  vestirse,  y  por  con- 
siguiente la  abundancia  de  frutos  y  la 
facilidad  de  un  comercio  arreglado  es 
necesaria.    Como   la  plata   aunque    por 


7S 

ti    no   significa  nada  ,  no  obstante   e9 
signo  de   todo  ;   si  ésta  no   circula  tn 
«1  Reyno ,  y  se  extrae  luego  que   sale> 
falta  toda  el  alma  que    hace   mover  cl 
cuerpo  de    la   s©citídad.  Qualquiera    de 
estos    tres   ramos  ,  minas,  labranza  ó  co- 
mercio ,  que  se  destruya  ó  deteriore,  He- 
Ya  iras  su    ruina    á  los   demás.    Hallar 
un    medio   para  que  las  minas  ce   tra* 
bajen  del  modo  conveniente  ,   que  el  co- 
mercio   se  arregle    siendo    útil    á    todos 
los    que    lo   hacen  ,  que  la  plata  salga 
del  Reyno  sin    aniquilarlo  ,  que  la   la- 
branza «e    promueva  ,   y  que   en   todos 
estos  ramos   se  distribuya  la  gente  qué 
habita  estos    dominios  con  orden  y  pro- 
porción,  es  el   último   primor  de  la  po- 
liiica  diñcii  de  executar ,  pero  necesario 
en   los   téraiinos  en    que  hoy  se  halla  ia 
América. 

Todo  está   üamsndo  il  goce  de  los 
dones  cfreciuog  por  i  a  naturaleza;  Vis- 


tónse  pues  nuestras  inmensos  campes  del 
lino  y  del   algodón  ,   y  nuestros  carne- 
ros ,  bueyes    y   vicuñas  despierten  á   Ja 
industria   dormida  y    asustada^ con  la* 
armas  ,  y  las   avejas  y  gusanos  de  se- 
da  respiren  en   un.  pais  en  .que.  jamas 
truena  el   cielo,   y.  ks  brinda  el  trabajo 
á  que  les. destinó  la  Providencia.  Vayan 
y    vuelvan  por  nuestros  rios  émulos  del 
Océano  las   naves  de   nuestras    Améri- 
cas   á  la   Península    y  de  la  Península 
á  las  Américas  cargadas  de  mejores  prc- 
sas  que.  las   conducidas   por  los  Argo- 
nautas.   Todo    americano  se   acueste   y 
levante   gozoso  de  su    Jecho  ,   sabiendo 
que  con  un  honrado  trabajo   hade  con- 
ducir   á  su   casa    un  pan   de   consuelo^ 
Si;  la   época  parece   llegada   en  que  re. 
conciiiados   los  pueblos  disidentes  con  el' 
Soberano  ,  que  ansia  por  el  bien  generaf 
se  pondrán   en  el  mas  activo  movimfca- 


7t 

to  los   entorpecidos   resortes  de  la  agri* 
cultura  y   del  comercio  j  p¿ro  hoy  obs- 
truidos  y  enervados  por  la  ominosa  guer- 
ra civil,   solo  existiendo  los  hombre  para 
afligir  y  afligirse,  j  qué  orden  ,  armonía, 
ñi  sistema  puede  regir  en   esta   imagen 
del   cahos    político,  mas  triste  que  aquel 
que   procedió    á    la   creación?    Tiempo 
vendrá.  Oh  1   corra   éste  al  par  del  pen- 
samiento !    en   que  haciendo   la    España 
y  Américas    un  solo   pueblo  ,  abrigados 
feaxo   la    sombra  del  trono  de  San  Fer- 
nando, obscurezcan  las  glorias  de  Isabel, 
su  Esposo ,  Carlos  V.   y  Felipe  11.  Ami* 
go,  me  he  dexado  conducir   naturalmente 
por  mi  corazón,  olvidándome  que  estaba 
escribiendo   esta  carta.   Dispense  V.    si- 
quiera por  el  noble  motivo  que  ha  oca- 
sionado  esta  digresión  ,  y  contraigamos 
.á  la  tercera-parte  que  encierra  la  propo- 
sicioii  i  que  he  reducido  las  yeiniiocho. 


78 

„La  América  ha  $ido  considerada 
pasivamente  en  los  empleos  de  honor, 
de  modo  que  todos  están  en  poder  de 
Europeos ,  y  uno  ü  otro  criollo  que  se 
coloca  es  inepto  ó  inmoral ,  oprimiéndose 
<on  tai  conducta  á  la  América,  así  por 
el  Gabinete  Español,  como  por  los  que  so 
mandan  por  él  para  regirla." 

Es  una  injusiida  de  hecho  noto- 
no  tal  proposición.  Jamas  han  estado 
cerrados  los  caminos  del  honor  á  los 
Americanos  ,  y  tienda  V.  la  tista  en  todo 
Lempo  y  verá  Americanos  en  toda  car- 
rera de  gloria  y  de  lustre.  En  la  Iglesia 
en  la  Milicia  ,  en  la  Magistratura  ,  eÚ 
Real  Hacienda,  en  los  Vireynatos,  en  las 
Embaxadas,  en  la  misma  Graudeza,  eala 
educación  de  los  Príncipes  y  Soberanos, 
«u  las  grandes  cruces  ,  en  los  títulos  &c. 

^If  ?"a'  ''"•'  "°  ^^y  «"«  exceptuad» 
para   Ips  Americanos.  ^ 


Qaando  se  tranquilizaron  las  con- 
mociones que  succedieron  á  ia  conquista, 
de   ningUQa  otra    cosa  cuidaron  nuestros 
Reyes   que   de  establecer   sus    dominio* 
liel  mismo  modo  que  en  los  Rey  nos  que 
en  el  mundo  antiguo   están  baxo  el  pa- 
bellón de   la  Península  ,  y  aunque   hay 
leyes  propias  de  Indias,  esto  no  importa 
mas  que  la   necesidad  de  no  poderse  re- 
gir del  mismo   modo  unos  Rey  nos  que 
otros  ,  porque  esto  exige  ia  localidad,  el 
tiempo  ,  las  circunstancias  ,  y  la   misma; 
naturaleza.-  También  hay  fueros  en  Ara* 
gon ,  en  Vizcaya  ,  en  Valencia  y  dema^ 
rey  nos ,  sin  que  por  eso  dexen   de  estar 
comprendidos   baxo  un  sistema  uni%'ersal 
de  gobierno  ,  y  confesemos  que  las  Amé- 
ricas  baxo   nuestros  Reyes,  han  estada; 
siendo   unos  Rey  nos  en   el  mismo  plan 
que  los  de  ia  Península.  Colegios  y  Uni»  . 
versidades.  Catedrales  y  Coros,  Presiden-^, 
cias. ,  Vireynatos ,  Capitanías  generale^l 


8o 

Audiencias  &c.    todo  está  en  el  mismo 
•rden   que  en  España  ,   y  ilamados  Jos 
naturales  del   país  á   los  empleos  segua 
«US  aptitudes,  y   esta   política  ha   sido 
solo  de  la  España,  pues  las   dema^  Po- 
tencias  en  sus   posesiones   de   Ultramar 
con  toda  su  humanidad  é  ilustración,  casi 
no  han  hecho  sino  Factorías  eh  vez  de  Rey- 
nos  según   la   norma  de   los   suyos.  No 
confesar   esta- verdad    es  una  publica  in- 
gratitud  y   una   mala  fé.  Mas  estabieci- 
dos    los   españoles  en  estos  países,  tanto 
al  tiempo  como  después  de  la  conquista, 
viniendo  entre  ellos  sugetos  de  la  primera 
y    media    clase  ,   han  dexado  á  su   pos- 
teridad  sus  nombres  ,  sus  memorias  y  el 
fruto  de   sus  trabajos  (distinguiéndose 
aquí  por  sus  hazañas,  y  dineros,  pues  se- 
gún San  Agusiin,  al  que  tiene  plata  Dios 
tropieza  á  distinguirlo  concediéndole  esta 
prerogativa  )  y   los  mismos  derechos  que 
«üzaban  ca  España  ^  de  modo  que  no 


8i 

¿an   sido   ni   son  ma$  los  criollos  que 
«nos  españoles  americanos  ,  á  la  manera 
que  son  españoles  andaluces  los  andalu- 
ces ,  españoles   gallegos  los    gallegos  ,  y 
españoles  catalanes   los  catalanes  /y  asi 
los  demás.   Si  hay   alguna  rivalidad    es 
la  que  naturalmente  se  observa  entre  los 
demás  Reynos  de  la  España  :  cada  uno 
€e  cree  mejor  que  otro  ,    el   castellano 
se  juzga  superior  al  aragonés  por  exera- 
pío  ,  pero  éste  se  desquita,  creyendo  que 
la   superioridad  está  de  parte  suya.  Mas 
quando  se    toca  á  intereses   de  la  mo- 
narquia ,  todos  son  unos,  y  cesan  aque« 
lias  diferencias  ,  que  en  cierto  modo  son 
ventajosas  al  Estado.   Mas  infelizmente 
encendida  la  guerra  civil,  se  han  caldeado 
las  cabezas  de  europeos  y  criollos ,  y    se 
han  dicho  denuestos  mutuamente,. propios 
de  hombres  apasionados,  de  palabra  y  por 
escrito  :  de  modo   que  han  agotado  el 
diccionario  de  las  desvergüenzas ,  y  no 


se  podrá  afirmar  quien  á  quien  se  h* 
-quedado  debiendo.  Como  el  número  de 
los  necios  por  desgracia  es  mas  abun- 
dante  de  lo  que  aparece  ,  íos  hay  en 
europeos  y  criollos ,  sin  mas  provecho 
^ue  atizar  un  fuego,  que  debían  habersfe 
'empeñado  en  apagar^  pero  entre  la  gente 
sensata  nada  ha  habido  ,  y  por  el  con. 
trario  ,  españoles  europeos,  y  criollo» 
mantienen  las  mas  estrechas  relacionea 
'de  amistad,  de  sangré  y  de  comercio^ 
franqueándose  en  el  modo  mas  íntimo 
y  urbano  ,  y  lastimándose  de  la  nece- 
dad de  los  que  creen  hacer  un  servicio 
señalado  al  Soberano  ,.  y  á  la  patria  ca- 
lentando una  desvergüenza.  Los  intere- 
ses ,  pues  ,  entre  criollos  y  europeos 
son  unos ,  como  es  una  la  nobleza,  el 
honor  y  los  einpleos.  Se  sacará  sin  duda 
mayor  número  de  empleados  europeos 
que  criollos  ,  pero  esto  no  proviene  de 
la  postergación  política    del  criollismo^ 


^3 

sino  de  la  mayor  facilidad  de  ser  color- 
eados  ios  unos  que  los  otros  ,   porque 
están  mas   cerca    de   la   fuente  de   las 
gracias ,  que  es  el  Soberano.  Pero  ha- 
blemos de  buena  fé  ;   g  qué  criollo    dé 
regular  mérito  pasando  á  la  Corte  no  ha 
5Ído  acomodado  ,  porque  de  cerca  ha  he- 
cho su    diligencia  ,  como  lo   hace  todo 
hombre?  Aun  muchos  sin  moverse  de  su, 
casa  se   Man  colocado  en  empleos  de  en- 
tidad ,  porque  han  logrado  hacer  mani- 
fiesto su  mérito.    Tratar  de  excluir  á  los 
Europeos   de  los  empleos  en  estos  paí- 
ses ,  ademas  de  ser  una  injusticia  ,  por- 
que no  son  extrangeros  ,  y  suyos  sofi 
nuestros  nombres  y  apellidos ,  sería  tam- 
bién pretender  se   excluyesen  los  criollos 
de    los  empleos  de  la  Penínsulaj  y  pri- 
rarnos  de    la  gloria  que  han   obtenido 
nuestros  mayores   en   la  campaña  ,   en 
la  magistratura  y  en   el   santuario  ,    y 
querer  que  nuestros  hijos  rto  puedan  Cñ 


^^ 


84 

aigun  tiempo  succedtr  á  los  Carvajales, 
Eslavas,  Casares  ,  Vallejos,  Pérez  de  los 
Ríos,  Mosqueras  ,  ValdeÜrios  ,  Lardiza- 
bales  &c.  No  considerar  á  los  criollos  en 
ésta  disiribucion,  dándoles  la   pane  que 
iu  población,  aptitudes  y    circunstancias 
exigen,  es  no  acallar  la  queja  que  en  to- 
dos tiempos,  y  con  el  lenguage  de  la  jus- 
ticia, y  de  la  moderación  han  hecho  pre-- 
senté  á  S.  M.  plumas  rccomendabiJísimas 
de  uno  y  otro  emisíerio.  Amigo,  como  ca- 
íí»r  los  males  es  no  querer  su   cura,  digo 
á  V.  que  en  mi  concepto,  uno  de  los  reme, 
dios  esenciales  de  las  presentes  circunstan- 
cías,  seria  esía  consideración  con  ios  ame- 
ricanos. '^€ro  aunen  medio  del  fervor  repu- 
blicano, Pisisírato  tiranizó  á  los  Atenien- 
ses, y  Apio  Claudio  á  ios  Romanes,  cnsc» 
fioíe¿indose  del  poder.    ¿Y  cómo  estariaü 
las  plazas  rntermediarias  hasia  tocar  en  Pi- 
sisírato, y  Apio  Claudio  ?  |  Qué  hicítfrort 
MarioySila  posteriormente,  y  despae* 


los  Triunviros?  Pero  sin  ir   tan  léjós^ 
venga  un  gobierno  de  hombres  ,  JlámeJo 
V.   del  modo   de  quiera  ,   ea  donde   Jo 
purgue  V.  de  las  enfermedades   civiles 
inhere.ues  á    la   humanidad;  Estas   de- 
cantadas  perfecciones  son   buenas  para 
los    romances.  Pero   en  la  hisioria  de  Jos 
pueblos  no  verá  V.    otra  cosa  que  surcar 
muy   pocas   virtudes  en  un  piélago  bor- 
rascoso de   vicios.  Mas   no    nos  cansc« 
mos.   I  Quiénes  declaman    contra    ellos? 
I  Acaso   los   hombres   de  probidad?  No, 
porque  estos   tratando  de  su  propia  re* 
forma,  los  lloran,  pero  los  toleran.  Siem» 
pre  los  declamadores  son  los  Absalones 
y  Catiíinas    aspirantes,  no  á  Ja  reforma^ 
sino  al  Trono,   y   Consulado.    Oiga  V. 
hablar  á   uno   y    otro.  „Buenas  y  justa* 
me  parecen  tus   palabras  ,   decia  á   las 
puertas  del  palacio  de  su   padre,  á   los 
que   venian  con   alguna  solicitud  j  mas 
no  hay  persona  puesta  por  el  Rey  para 


dirtc.  Oh  !  quién  me  pusiera  juex  sobré 
la  tierra,  para   que   viniesen  á  mí  todos 
los  que    tienen   negocios,  y  ios  disidiese 
«cgun  jusiicia  !  Oiga  V.  ai  segundo,  que 
como  adolecía  del   mismo   mal  se  que- 
jaba igualmente.  „Los  virtuosos,  buenos, 
íiobies  y  plebeyos   somos  contados  entre 
el   vulgo  sin  favor  y  sin  autoridad,  vi- 
viendo sugetos  á   los  que  si  conservase 
«u  dignidad  la     república  ,    temblariati 
'4e  nosotros  :    y  asi   todo  el  poder  ,  go- 
bierno ,   honra    y  dineros  están  en  sus 
manos,    ó   donde  ellos  quieren  ,  dexán* 
<ionos   á   nosotros  ios   peligros   y  afren- 
-tas,  y   con   los  tormentos  la    pobreza. 
Todo  lo  que,  ¿hasta  quándo  sufriréis  va« 
toncs  esforzados  ?  j  No  vale  mas   morir 
■con   honra,  que  perder   entre  mil  opro- 
bios una  vida  miserable  y  abatida,  des- 
ee  que   han  hecho  .escarnio  de  ella   los 
Soberbios  ?"  Pero  Amigo,  amar  ios  ho- 
po res,  y  procurarlos,  destruyendo  la  Fa* 


tria  ,  no  es  amar  la  Patria,  sirjo  el  dulce 
de  ella.  El  hoaibre  que  la  ama ,  aun 
quando  se  vea  postergado  ,  ó  sufre  el 
desaire  ,  ó  aprueba  la  elección  que  se 
ha  hecho  en  otros,  aun  en  concurso  suyo. 
Pretendió  Pidareto  ,  ciudadano  de  Lace- 
deinonia,  ser  admitido  en  el  consejo  de  los 
trescientos,  y  no  habiendo  logrado  nume^ 
rarse  enire  esos  ilustres  ,  que  aun  viven, 
y  vivirán  eternamente  ,  exclamó:  gracias 
á  los  Dioses,  porque  se  encuentran  en  Es- 
parta trescientos  hombres  mejores  que  yo; 
y  alcanzó  de  este  modo  por  su  modera- 
ción un  lugar  igual,  y  aun  en  cierto  modo 
superior  al  de  los  escogidos  para  ese 
coagreso ,  cuya  memoria  será  eterna. 
Esto  es  amar  la  Patria,  esto  es  aii'» 
tepon'érla  á  sí  mismo ,  y  lo  demás  es 
quererse  á  sí  tiernamente,  y  llamar  Pa- 
tria nuestros  propios  intereses.  Seamos 
ingéíiuos  ,  y  llamemos  las  cosas  con  suÉ 
verdederos  noiíibres  y  apellidos.  No  to-. 


88 

éps  han  de  ser  colocados  en  los  cm* 
pieos  de  la  Patria  ó  de  la  Monarquía: 
esta  clase  de  servicios  únicamente  pue- 
den prestarlos  los  favorecidos  de  la  Pro- 
videncia por  sus  virtudes  ó  proporcio- 
nes ^  pero  todos  deben  servir  al  Estado 
en  la  esfera  que  les  ha  cabido  en  suer- 
te ,  y  tal  vez  le  hace  mas  servicio  el 
hombre  de  mérito  olvidado  de  ella,  to- 
lerando como  buen  hijo  sus  desaires,  que 
aquellos  que  elevados  á  los  primeros  em- 
pleos llevan  la  admiración  del  vulgo,  ese 
juez  necio  que  ciegamente  tributa  honores 
á  los  indignos ,  corre  desatinado  tras  la 
fama,  y  se  alucina  con  nombres  y  retratos. 
No  por  mandar  á  Israel ,  ni  á  Roma, 
ni  porque  no  se  alcanza  la  corona,  ni 
el  consulado  ,  hagamos  causa  pública  la 
nuestra,  c  inundemos  de  sangre  nuestr* 
patria.  Pero  vamos  adelante. 

Las   discnciones   de   América  son 
fomentadas ,  continúa  el  autor  del  Ma- 


§9 

«ifiesto  por  los  generales  y  gobernadé* 
res  de  las  Provincias ,  quienes  por  ha* 
cerse  de  dineros  y  de  grados ,  las  en- 
cienden lexos  de  apagarlas.  ¿Esperaba 
V.  esta  proposición?  Esto  sí  que  es  política^ 
y  ver  las  cosas  en  su  verdadero  punto 
de  vista.  Los  gobernadores  y  capitanes 
dixeron  á  los  pueblos  que  se  conmo* 
viesen  ,  y  con  asesoría  de  ellos  se  hizo 
la  revolución  ,  y  con  la  misma  han  sido 
eacrificadas  ilustres  cabezas  como  las  de 
Liniers  ,  Paula  Sans  ,  Nieto,  y  Ruis 
de  Castilla.  Conociendo  estos  Seño* 
res  las  ventajas  de  la  libertad  y  de 
la  independencia  y  y  penetrados  de  la 
felicidad,  que  redundaba  á  los  que  abra^ 
zasen  este  partido ,  fueron  asesinados 
con  todo  su  corazón ,  y  lograron  estas 
conveniencias  ,  y  ascensos  llenos  de  di- 
neros. Los  gobernadores  y  capitanes  que 
Bo  han  sido  víctimas,  fomentan  la  guer- 
ra ,   porque  consideradas   las  cosaé  coa 


m 


9® 

jl|!cio,  ddjian  estarse   quietos,  rendí^ 
las '^  armas  ,  y  la  autoridad  mal  emplea- 
das, y   administradas  ,  y  entregarlas    i 
los  que  declarados  caballeros  déla  liber» 
tad ,  están  empeñados  en  hacernos  felices, 
para   q«e    sino     queremos     ser    hiena-? 
venturados  á  la   buena,  lo  seamos  á  la 
inala,   y  que  sino  nos   aícaqza   la   fe? 
Hcidad  por  ahora  ,   porque  el   paso   de 
un  estado  apático,   y  obscuro  á  otro  acti- 
vo y  brillante   es  de  sangre,   y  de  extep- 
miuio ,   á   lo  menos    dexemos  esta  dicha 
á  nuestros    bijos ,   quienes   cogerán  fru- 
tos  opimos ,  y  bendecirán   la  mano  que 
cortó  los  cables   con  que  se  afirmaba  el 
despotismo.   En   suma   estos  señores   fi- 
lantrópicos  conocen    que    el  cuerpo  po« 
rlítico  está  con   calentura    pegada   hasta 
Jos  huesos ,    que  no    quiere  tomar    lot 
^nedicamentos  duros,  que  le  darán  la  sa- 
nidad ,  y   como    buenos   módicos  se  cx« 
/fuerzan  ¿   que  tome  los  remedios ,  pue$ 


91 

¿espues  de  convalecido,  y  de  pasaif  pO| 
el  tormento  de  la  curación,  ha  de  quedar 
con  una  salud  y  una  robustez ,  que  pue- 
da lucirse  en  qualquiera   parte. 

Oponerse  ios  gobernadores  y  ca« 
pitanes  á  este  sistema,  es  una  inhuma* 
nidad ,  es  porque  no  tienen  principios 
íentimentaks  ,  y  porque  nuestros  mayo* 
res  trataban  de  andar  por  donde  cami- 
naba el   tropel  de  la  gente. 

No  Señor,  nuestros  abuelos  fueron  unos 
j)uenos  Juanes  ,  que  no  trataron  de  otra 
cosa  que  de  educar  á  sus  hijos  á  la 
pata  la  llana  ,  instruyéndsies  en  el  Ca- 
tecismo por  si  mismos,  y  en  que  fuesen 
unos  hombres  útiles  al  Estado  ,  y  que 
quando  no  ,  trabajasen  por  no  merecer 
la  indignación  del  resto  de  los  hombres, 
?  Qué  leian  ni  hacian  que  leyesen  sus 
hijos?  Un  Fray  Luis  de  Granada,  que 
no  se  como  hay  pulmones  que  lo  aguan- 
ten con  aquel  estilóte  de  esos  tiempos 


93 

|>ropiamente  ,  y  con   unos    clausulones 
que  falta  el  resuello,  y  con  las  véjese» 
de  allende  ,    aquende  ,    agora  ,  dulzor  y 
arreo  :  leían   también  la  vida  devola  de 
San  Francisco  de  Sales  ,  que  aunque  es 
francés  ,  pero  dista  mucho  del  gustó  del 
dia  ,  y  el  Santo  no  supo  lo   que  el  autor 
del    Emilio  ,  y  del  Diccionario  filosófico. 
Estos,  estos  son  libros  para  formar  hom- 
bres regeneradores  de   la  felicidad   pú- 
blica ,  y  como  ya  se    ve  ,    los   gefes  ni 
capitanes    no   entran  en  esto,  porque  no 
tniienden  ,  ni   son  capaces   de   entender 
esos   altos  preceptos  de  sabiduría,  reser- 
vados á   Juan  Santiago  y   á   Francisco 
Miria  ,  derraman  la  sangre  sin  filantro- 
f  ismo,  quando  los  patronos  de  la  revolu- 
ción  llenos  de    una    dulce  ira,   y   sobre 
precisados  acometen  dc^duro,  porque  asi 
Jo  exige   la    humanidad,  que   clama  por 
el  remedio,  y  por  ende  se   han  declarado 
sus  protectores.  Los  gobernadores,  y  ca- 


i 


93 

pitanes  son  unos  fanáticos  serviles,  y  b». 
^os. ,  que  porque  se  les  deu  cruces  y 
empleos,  venden  su  sangre  á  los  Reyes 

que  son  los  que  ma*  t„    „  . 

que  mas  se  oponen  al  pro- 

greso  de  ¡a   felicidad. 

Pero  busque  V.  amor  limpio,  !„. 

ees  ,  reciitud  de  DrinrimVc    a    ■ 

"t  principios,  desinterés. 

y  sohic  ludo  filantronia     v  á 

P,.  "'opia,   y  a  mantas  de 

'*'    encontrará   V.    todo  eso  en   el' 

ParuJo  republicano.  Si  ,oma„    Jos  en.!' 

pLosessobremuyrogados,  y  por  servir 
aja  Patria,  sin  mas  que  sacrificarse 
en  su  obsequio   como   buenos    hijos.   Si 

derraman  sangre,  es  como  lo  hacen  lo, 
flebotomólas,  por  aplicar  al  mal  político 
-"-edicina.  Si  se  saquean  los  pueb,r 
l7""'-^--«-si-„e:empla 

q"e  han  obscurecido  los  tiempos  de  Jas 
-"."as  repúblicas,  y, WlLprov! 

*^-   -para   sí.  sino  para  el  Estado: 
y  SI  toman  aieo    nr.  »c    • 

^i^go ,  no  es  sino  como  miem- 

"-del  Estado,  po,  guardar  el  6rdel 


94 

pero  no  por  deseo  de  "dinero.  Afagc. 
Si  tratan  con  demasiada  urbanidad  á  la» 
niugeres  ,  parte  es  por  marcialidad,  y 
parte  por  filantropía  ,  la  que  se  extien- 
de al  bello  sexo  con  alguna  mayor  dis- 
tinción, que  al  otro,  que  no  es  tan  bello. 

ía  V.  vera  ,  mi  Amigo  ,  que  quando  a 
¿sos  Señores  se  les  oponen  los  goberna- 
dores  y  generales  .  fomentan   decid.da- 
óiente  la  diseacion,  y  es  una  culpa  nue- 
va nada  menos  que  de   lesa  filantropía.. 
1.0S  gefes  de  las  provincias  ,  y  los  capt- 
tanesdelosexércitosdebianab.itUsel 

paso  ,  y  rendirles  las  armas  hincados  de 
rodillas  ,  como  á  los  libertadores  del  ge- 
nero humano  ,  y  sembrar  de  flores  y 
de  aromas  el  lugar  por  donde  pasaban, 
comoel  Sol,  ilustrando,  y  felicitan^,  te. 

puntos  de  su  curso. 

V  verá  qué  orden  de  cosas  y  hermo- 
,„ra  reina   «n  medio  del  filantropismo. 


95 

Verá  V.  la  tolerancia  sentada  en  su  tron# 
de  todos  colores,  y  de  todos  metales,  xibra- 
sando  filaiurópicaracnte  á    todos  los  hom- 
bres de  lodas  castas,  y  religiones,  y   aun 
sin  religión,  pues  la  íliantcopíano  tiraniza 
las  conciencias,  porque  ese  es  pecado  gra-- 
vísísimo  ,    Y    es   demasiado    escrupulosa 
para   cargarse  de  tamaña  maldad,  propia 
de  ios  siglos  de    barbarie.  Verá  V.  que 
al  hombre   que  tiene    bienes  le  obligan 
á    que    sea    cariíaiivo  ,  porque  la   íiian- 
tropía    exige    que    iodos    leiigan  ,    y    si 
hay   alguno    tan,    poco   j^níímenía/  que 
guarde   sus    talegos     para     sí    solo ,    se 
le   castigará    para   que   los   suelte,  y  ya 
queda    con   paiente   de    filantrópico  ,    y 
habiíitado  para    arrcbaiar   á   quaiquicra 
lo  que  nc  ie  arrebató,  cino  le  toa, ó  filan- 
trópicamenie   la    Patria  ,  para   sus   ¡úps 
famélicos,  en  virtuú  del  dominio  eminente 
(júe    en    eíía    resiue,  y  üel  buen  uso  que 
iiinc   quehacer    por  les  principios  iiUn- 


g6 

trópicos  Verá  V.  que  sé  gasta  poco 
tiempo  en  ir  á  los  Tetuplos,  ya  se  vé, 
irá  el  que  quiera ,  porque  Dios  está  en 
todas  partes  ,  y  cada  uno  cumple  con 
ei  Ser  Supremo  (  lérmino  cuito)  á  su 
modo.  Verá  V.  marciaÜdad ,  nuevas  cos- 
Iiimbre5  ,  nuevos  hábitos  y  vestidos,  co- 
mutiion  de  derechos  ,  y  de  mugeres  ^  di- 
versidad de  lenguas,  poea  ó  ninguna 
morai ,  y  sobre  todo  verá  V.  la  imagen 
del  Infierno  en  la  üerra  ,  y  blasfemar 
de  esícs  resüiiadcs  funestos  ,  de  esta' 
sangre  derramada  ,  de  éste  trastorno  del 
íordea  ,  y  de  esta  felicidad  de  quaíro  in- 
dividuos ,  que  han  suniergido  el  resto  dé" 
los  incautos  ó  impotentes  en  este  abis- 
mo de  anarquía,  de  la  que  no  hay  plu- 
ma ,  íii  corazón  ,  que  calcule  los  males 
que  la  cscoiían.  ;  Ay  Amigo  !  quándo, 
qu:uido  se  desvanecerá  este  prestigio  d« 
libertad  ,  que  no  es  otra  cosa  ,  que  lí 
Uiáscara   dci   bien  ,    que  cubre  todos  k.s 


i 


males!   Oh!   quantos   se   cometen  en  tu 
nombre ,  decia  Madama  Roland  ,  una  de 
las   mugares  mas   célebres ,  que  floreció 
en  la  revolución  de  la  Francia  I    Estas 
fueron  las   palabras   con  que  cami«aba 
al  cadalso,   y  esta  lección  terrible  dada 
por   el  pueblo  mas   ilustrado  del  mundo, 
aun  no  hace  abrir    los  ojos  á  los  que, 
ó  embriagados   con   el   hechizo,    ó   ya 
empeñados   en  el  juego,  continúan  sacri- 
ficando   las  virtudes  ,   los  sentimientos, 
la  moral ,  y  quanto  hay  sagrado  y  res- 
petable.   ¿  Qué  enfermedad  es    esta   que 
ha   acometido  al  espíritu  ,  y   qué    vér- 
tigo  se   ha   apoderado  de  ciertas  cabe- 
zas  tanto   mas   débiles  y  flacas  ,  quanto 
mas  fuertes  se  creen,  y  capaces  de  orde- 
nar el   sistema  de   la  creación.   ¿Quien 
que  ha   leido  la   historia   de   la  revolu- 
ción francesa  ,    prescindiendo  de  otras, 
porque  esta  és   del  dia,    y    lo  que   mas 
cerca  teneoios  ,  nos  toca  mas  de  iieno, 


no  temblará  de  toda  revolución,  y  né 
preferirá  ios  males  ,  por  graves  que  sean» 
á  ios  bienes  que  provengan  por  rom- 
per con  la  autoridad  ya  establecida  ? 
Con  franqueza  puede  asegurarse  ,  que 
los  anales  del  tiempo  no  presentan  sub- 
versión, en  que  sea  el  pueblo  mas  po- 
deroso ,  ni  mas  ilustrados  los  que  es- 
taban á  su  frente  ,  ni  con  mas  recur- 
sos, para  sostener  y  llevar  adelante  esos 
principios,  que  trataron  de  desenvolver 
los  filósofos  en  el  exceso  del  delirio  re- 
publicano. En  el  partido  de  la  Gironda 
especialmente  se  hallaron  hombres  ,  que 
agotaron  las  materias,  y  las  presentaron 
en  el  lenguage  de  la  mas  vigorosa  elo- 
cuencia ,  ¿y  quál  ha  sido  el  resultado? 
Ensangrentar  el  trono,  y  hacer  correr 
ríos  de  sangre  ,  con  los  que  regado  el 
árbol  funesto  de  la  libertad  ,  producía 
frutos  correspondientes  á  tal  riego.  En 
todo  tiempo  las  generaciones  succe^ivds 


99 

leerán  temblando  las  página*  que  ínclu»- 
yen  estos  hechos,  y  aun  dudarán  de  stí 
verdad  j  porque  sin  embargo  del  caudal 
de  miseria  ,  que  encierra  el  corazón  hu- 
mano en  su  seno  ,  creíamos  que  no  podía 
dar  tanto  de  sí.  i  A  qué  hacer  á  V.  Ja 
pintura  funesta  de  estos  maltís  ,  quando 
es  un  hecho  que  ha  empezado  ,  y  aca- 
bado en  nuestros  dias  ?  Ya  cansados 
los  pueblos  de  tanta  sangre  ,  y  sutíiéf- 
gidos  en  el  piélago  de  horrores,  sin  rte« 
cursos  ni  arbitrios  de  salvarse  ,  puet 
losrtmcdiüs  empeoraban  la  enfermedad 
poiíiica  ,  clamaron  por  la  dinastía  con» 
tra  la  que  se  habían  conjurado,  y  vol- 
vieron á  ponerse  baxo  la  sombra  del 
trono ,  porque  sino  los  males  no  tenían 
guarismo.  Mas  convirtámosnos  á  nues- 
tro  asunto. 

Aseguro  á  V.  que  no  hay  cora- 
zón que  írufra  la  lectura  del  p/a«o  gwt 
íHanijiesta  el  sistema  ,  y  régimen  de   las 


TOO 
üpéracionss  ,  que  debían  regir  ,  y  poner  m 
cubierto  la  grande  obra  de  la  Ubertad- 
de  las  Provincias  Unidas  del  Rio  déla 
"Plata  en  la  América  del  Sur ,  fresen* 
fado  por  comisión  á  acémila  Junta  por  sa 
Secretario  D.  D.  Mariano  Moreno  ,  quiea 
pasó  i  Lóüdres  en  calidad  de  Embiado, 
y  en  cuyo  viage  murió  ,  dexando  á  ua 
amigo  suyo  ,  que  hasta  el  dia  se  ignora^ 
quien  fuese  ,  una  caxa  de  papeles  pe- 
culiares á  él  :  y  siendo  desierrado  el 
sugeto  en  cuyo  poder  quedaron,  del 
de  este  vinieron  al  de  otro ,  por  cuyo 
conduelo  se  tía  franqueado  tstc  aborto 
concebido  en  la  iniquidad  mas  tranquila, 
y  así  se  ha  descubierto  este  nuevo  modo 
de  felicitar  á  ios  pueblos  ,  acabando  coa 
Ja  humanidad ,  y  la  moral  fruto  mortal 
de  la  empresa  que  se  habían  propuesto 
los  Wasiniones  y  Franclines  de  las  Pro- 
vincias del  Kiode  la  Plata. 

Asombra    ver   á  un  hombre   át    la 


i 


101 

ilustración  de  Moreno  ,  porque  es  nece- 
sario hacerle  justicia  ,    no  tropezar  en 
nada ,  y  jugar  con  la  vida  ,   y   con  la 
muerte,  con  la  mala  fé,  con  el  engaño, 
con  la   sangre  ,  con   las  virtudes   y    loS 
vicios  para  regenerar  á  su   Patria.  ¿Qué 
puede   salir  sino   el    Erictonio  de  la  fá- 
bula? Con   menos  justicia  se  habia  dicho 
non  est  tanto  digna  dolore  salus.  No  pre- 
gunte V....  qué  Evangelio  rige,  sino  qué 
humanidad  es    la   que  puede    caber  en 
tales  almas,  delincuentes    por  principios? 
Oiga   V.   literalmente  algunas  de  las  re- 
flexiones ,  que  entran  en  el  plan  de  está 
felicidad  mas  insoportable    que   la   mas 
dura  desgracia. 

„E1  hombre  en  ciertos  casos  e$ 
hijo  del  rigor ,  y  nada  hemos  de  conse- 
guir con  la  benevolencia  y  la  modera- 
ción :  estas  son  buenas  ,  pero  no  para 
cimentar  los  principios  de  nuestra  obra. 
Conozco   al  hombre,  le  observo  sus  pa- 


102 

alones ,  y  convinando  sus  circunstancias 
sus  talentos,  sus  principios  y  sus  climas, 
deduzco    por   sus   antecédeles,  que  no 
conviene  sino    atemorizarlo,  y  obscure- 
cerle aquellas  luces ,  que  en  otro  tiempo 
saría  lícito  Juminaríe.<«   (Vaya  esa  ración 
de  humanidad,  y  de  luces  con  que  se  obse- 
quia  al  hombre   por  io  pronto.)  „La  mo. 
deracion  fuera  de  tiempo  no.es  cordura, 
ni  es    una  virtud,   al  contrario  c5  una 
debilidad  qaando  se  adapta   un  sistema, 
que  sus  circunstancias   no  la  requieren. 
Jamasen  ningún   tiempo  de   revolución, 
se  vio  adaptada  por  los  gobernadores  la 
moderación   ni  ia  tolerancia  ;  el  menor 
pensamiento  de  un  hombre  que  sea  con- 
trario á   un  nuevo  sistema ,   es  un  de- 
lito  por   la  influencia  ,  y  por  el  estrago  ' 
que    puede   causar  coa  el  exemplo,  y  su 
castigo  es   irremediable.  Los  cimientos  de 
una  nueva  república  ,  nanea  se  han  c?í- 
mjntaüo  sino   con  ei  rigor,  y  el  castigo, 


103 

inexclados  con  k  sangre  derramada  de 
todos  aquellos  miembros,  que  pudierais 
impedir  su  progreso/*  (  ¡Qué  tal  exordio 
para  la  felicidad  !  ¡  Qué  verdugos  rege- 
neradores !  I  Qué  Arístides  I  ¡Qué  Ca- 
oiilüs  !  í  Qué  fieras!....) 

5,  La  filosofía  que  reyna  en  este 
«iglo  demuestra  la  ridiculez  de  la  gran- 
deza ,  y  la  contingencia  á  que  está  ex- 
puesta." (La  Religión  lo  ha  demostrado 
en  el  verdadero  sentido,  y  mejor.  Pero  los 
filósofos  quieren  acabar  con  la  grandeza, 
para  quedar  ellos  solos  de  grandes  ,  y 
para  que  nada  se  respete.  Con  menos  filo- 
sofía y  mas  religión  se  ven  mejor  las 
cosas. ) 

5,No  debe  escandalizar  el  sentido  de 
mis  voces  de  cortar  cabezas  ,  verter  san- 
gre, y  sacrificar  á  toda  costa,  aun  quando 
tengan  semejanza  con  las  costumbres  de 
los  antropófagos  y  caribes.  (¿Para  quando 
Huardarémos  el  escandalizaraos?  )  Y  «in» 


I  por  qué  nos  pintan  á  la  libertad  ciega>. 
y  armada  de  un  puñal  ?  (Según  eso  mata 
sin  ver  á  quien.)  Porque  ningún  Estado 
envejecido  ,  ó  Provincias  pueden  regene- 
rarse ni  cortar  sus  corrompidos  abusos, 
sin  verter  arroyos  de  sangre.  «<  (Regene- 
ración !  Semejante  á  la  que  hizo  Meduia 
en  Pelías.) 

„En  tiempo  de  revolución  ningún  del!- 
to  debe  castigarse  sino  es  el  de  infidencia^ 
ó  rebelión  coí^itra  los  sagrados  derechos 
de  la  causa  qi^e  se  establece,  3;  todo  h 
¡demás  debe  disimularse.^'  (Vé  aquí  la  li- 
bertad en  su  verdadero  significado,  según 
estos  señores^  Como  se  sigan  sus  ideas,  no 
hay  delitos  ,  que  merezcan  este  nombre. 
Todos  pueden  contribuir  á  que  se  regene- 
re el  Estado,  libertad  de  ley ,  de  concien- 
cía  y  de  todo  :  los  crímenes  que  no  sean 
contra  la  libertad,  son  gracias  y  niñerías.)   • 

„  Con   Iqs   adictos   al  sistema    con* 
trario  debe  observar  el,  gobierqo, 


IOS 

•conducta  muy  distinta,  y  es  la  mas  cruel 
j  íanguinaria.  La  oienor  especie  debe  ser 
castigada.,.,  y  la  meaor  semíprueba  de 
hechos,  palabras  &c.  contra  la  causa  que 
^c  defiende  ,  debe  castigarse  con  pena 
capital  (Dracon  mejorado!),  prineípalinen- 
ic  quando  concurren  las  circunstancias 
de  recaer  en  sugetos  de  talentos,  riquezas, 
carácter  y  de  alguua  opinión.  *<  (Allí  e^ 
el  banco.  Ya  Qstáa  señaladas  las  vícr 
*imas.) 

„Quantos  caigan  en  poder  de  la  Patria 
de  estos  segundos,  exteriores  ó  interiores, 
como  gobernadores,  capitanes  generales, 
mariscaies  de  campo ,  brigadieres ,  coro- 
neles, ó  quaíquiera  oíros  de  los  suje- 
tos, que  obtienen  los  primeros  empleos 
de  los  pueblos  ,  que  aun  no  nos  han 
cbedecido  ,  y  quaíquiera  otra  clase  de 
personas  de  talento,  riqueza,  opinión  ,  y 
concepto  ,  principalmente  las  que  tienen 
un  conocimiento  completo  del   país ,  sus 


io6 

situaciones ,  carácter   de  sus  habitantes, 
noticias  exactas  de  los  principios  de  la 
revolución  ,  y   demás    circunstancias   de 
esta   América  ,   debe   decapitárseles:    lo 
piiaiero,   porque  son  unos   antemurales 
^ue  rompemos  de   los  principales  ,    que 
se  opondrian  a  nuestro  sistema  por  todos 
caminos.   Lo  segundo  ,  porque  el   exem- 
pío  de   esíos  castigos  es  una   baya  para 
nuestra  defensa  ,  y  ademas  nos  atraemos 
el    concepto   piáblico  3   y  io  tercero,  por 
que   la   Patria   es   digna  de  que   se    le 
sacrifiquen  estas  víctimas  ,  como   triun- 
fos   de  mayor  consideración  é  importan- 
cia para    su   libertad  ,   no   solo   por   io 
mucho  que  pueden  influir  en  alguna  parte 
de  ios   pueblos  ,  sino  que   dexándoios  es- 
capar ,    podría    la  uniformidad  de  infor- 
mes perjudicarnos  mucho  en    la  misma 
España  ,   según   las   miras  de  las  rela- 
ciones que  debemos  entablar/^  (¡Ay  de  los 
que  valen  algo    cayendo  en  tales  manov 
!Con    que  filantropía  seráa  desquaniía- 


107 

ábs,  y  qué  himnos,  y  endechas  tan  tíer» 
ñas  entonarán  en  loor  de  la  libertad 
q\XQ  \qs  trae  tal  pro  ) 

Reflexión  V.  „En  la  misma  forma 
^.omo  he  referido  deben  irse  haciendo  pu- 
blicar las  demás  providencias  con  algu- 
na lemitnd ,  sin  mostrar  de  golpe  el 
veneno  á  unos  pueblos  envejecidos  en 
sus  costumbres  antiguas ,  y  asi  luego  de- 
ben hacerse  fixar  edictos  en  todos  los 
pueblos  y  su  campaña ,  para  que  «jual- 
quiera  delincuente  ,  de  qualquiera  clase 
y  condición  que  haya  sido  su  delito,  y 
tuvieren  causas  abiertas  en  los  respec- 
tivos tribunales ,  presentándose  y  em- 
pleándose en  servicio  del  Rey,  queda- 
rán esenios  de  pena  y  nota  ,  entregán- 
doseies  las  mismas  causas  para  que  no 
quede  indicio  alguno:  baxo  del  concepto, 
que  á  cada  uao  se  le  empleará  conforme 
a  sus  talentos  y  circunstancias  ,  y  en  este 
caso  se  previene  á  los  alcaides  y  demás 
jueces  remitan  una  información  del  con 


ccpto  que  entre  la  gente  v^ga,  y  ociosa 
tiene  cada  individuóde  .estos  ,  é  iguaU 
Hiente  de  su  valor,  talento  y  conocituien- 
tos  campestres  ,  para  distinguirlos  en  Jos 
puestos  de  oficiales,  y  otros  encargos, 
por  Ja  influencia  que  tienen.  Que  á  estos 
y  otros  muchos,  de  quienes  en  Jos  prin- 
cipios de  la  revolución  es  preciso  valerse, 
luego  que  el  Estado  se  consolide,  se  apar- 
tan como  miembros  corrompidos,  que  han 
merecido  aceptación  por  la  necesidad." 
(Véanse  en  este  espejo  los  que  por  tales 
apiiiudes  esperan  las  coronas  cívicas  de 
la  amada   Patria.) 

Reflexión  IX.  ,, Las  cosas  en  el  es- 
tado que  la  antecedente  reflexión  ins- 
truye, presentan  ya  ocasiones  que  no  de- 
ben desperdiciarse  ,  mandando  inmedia- 
tamente á  los  pueblos  de  Urugay,  y  de- 
mas  principales  de  la  campaña  una  fuer- 
2.a  de  quinientos  á  ochocientos  hombres, 
con  ohciaies,  sargentos  y  cabos,  mas  de 
los   correspondientes,  para  que  sirviendo 


"•109 

de  apoyo  >  se '  vayan  organizando  en  los 
mismos  pueblos   algunos  esquadrones  de 
caballería,  y  cuerpos   de  infantería  ,  te- 
niéndose presente  el  haber  atraído  á  nues- 
tro  partido ,  y   honrádolos  con  los  pri- 
meros  cargos  á   un  Valdenegro  ,  á   un 
Baltasar  Vargas ,  á  los  hermanos,  y  pri- 
mos de   Artigas,  á  un  Benavides,  aun 
'Vázquez   de   San  José  ,    á  un  Baltasar 
de   Ojeda  &c.  &c.  ,  sugetos,   que  por  lo 
conocido  de  sus  vicios,  y  condiciones  son 
capaces  para    todo  ,  que   es  lo  que  con- 
viene en  las  actuales  circunstancias,  por 
sus  conocimientos  campestres  ^  y  opinio- 
nes populares,   que   han    adquirido    con 
sus  hechos  temerarios  j  y  después  de  es- 
tos, aquellos,  de  quienes  se  tenga  aviso 
por  los  jueces  ,  y  los  que  estos  mismos 
propongan  ,  para  que  yéndose  formando 
algunos  cuerpos  de  tropas,  é  instruyén- 
dolas en  el   arte   militar,  mandándoíes 
de   aquí  lo  que   ívíqsq   menester,  se  alis- 
tQii,  y  comiencen  á  hacer  algunas  corre- 


■  lio 

rias ,  tratando  de  hacerse  obedecer,  y  á 
la  fuerza  ,  y    no  á  las  consideraciones.  <« 
Asi   va    todo.    Faltan  voces   para 
excecrar  dignamente  unas  máximas  pro- 
pias ,  ó  por   mejor   decir    impropias  de 
los  mayores   tiranos.    Ellas   solas   serán 
acompañadas   en   todos   tiempos   de   los 
anatemas  de  esa   razón,  cuya  sola  auto- 
ridad  conoce  la  filosofía ,  y  de  esa  hu- 
manidad, que  aman  vilipendiándola  y  des- 
truyéndola.    Abran  los  pueblos  incautos 
los   ojos,  considérenla   felicidad  que  se 
les  brinda,  y  á  qué  precio,  y  tengan  en 
Ipdo    tiempo    los     patronos    del    tras- 
.  torno    este  padrón    de   ignominia  ,  que 
al  paso  que   haga   detestar  su  memoria, 
instruya  á  los  pueblos  del  carácter   de 
sus  nuevos   benefactores,  y  convénzanse 
de  que  solo  la  religión  puede  hacer  hora- 
tres  de  bien  ,  y    monstruos   la  filosofía, 
en  el  sentido  que   nuevamente  se  dá  á 
esta  palabra. 

Es  un  delirio  pensar  que  la  fe- 


m 

ücidad  pueda  venirnos  de  los  que  do- 
mésticamente nos  asesinan,  ni  de  manos 
extrañas.  La  revolución  de  ias  provincias 
disidentes  no  puede  existir  por  si  sola, 
y  quanta  mas  fuerza  tome,  se  agusará 
como  el  fierro,  perdiendo  de  su  substancia 
en  la  sangre  de  sus  íiijos.  Podrá  muy 
bien  el  Lord  Cochrane  ponerse  á  ia  fren- 
te de  su  marina  ,  y  tras  este  otros  hé- 
roes de  igual  entusiasmo  ,  perdidos  de 
amores  por  la  libertad  de  países  ex- 
traños, encargarse  de  proteger  la  dis-, 
cordia  de  los  padres  con  los  hijos ,  y 
arrojarnos  manzanas  de  oro,  no  desti- 
nadas á  las  mas  bellas,  sino  á  los  mas 
mentecatos ;  pero  después  de  la  protec- 
ción, si  infelizmente  prevaleciese  el  par- 
tido disidente  ¿quál  sería  el  resuhadol 
No  es  necesario  encumbrarse  á  los  altos 
principios  de  la  polídca  ,  ni  deducir  por 
«na  larga  serie  de  raciocinios,  conse- 
cuencias envueltas  en  misterios,  Las  ver- 


Ilt 

dades  obvias  no  necesitan  demos trarseí 
los  protectores  de  los  pueblos  son  pro- 
tectores de  sí  mismos  ,  y  tiranos  de  los 
necios  ,  que  ciegamente  se  ponen  baxo 
una  tutela,  que  no  tiene  otro  objeto,  que 
hacerse  de  los   bienes  dd  pupilo. 

Déxeme  V.  contarle  un  suceso  referido 
en  la  historia  Romana  ,  porque  hace  al 
caso ,  y  con    diferencia  de  actores  ,   las 
escenas   del  mundo  son  las  mismas  ;  lo 
niismo  dice  la  historia  de  ayer ,  que  la  de 
hoy,  y  lo  que  dirá  la  de  mañana.  Conmo- 
vidos los  Tareníinos  contra  los  Romanos, 
y  tratando  de  sacudir   el    yugo  ,  cono- 
ciéndose impotentes,  imploraron  el  auxi- 
lio de  Pirro  ,  Rey   de  Epiro,  cuyo  solo 
nombre   importaba  su  poder  j  y   habién- 
dose divulgado  en  la  ciudad ,  que  se  ha- 
bía decretado  llamarle  para  esta  empresa, 
el   ciudadano   Meton  ,  hombre   de   bien 
y  juicioso  ,   se   dirigió   al   teatro  piíbli- 
co ,    llevando    una   tea    en    la    mano. 


1X3 

en  la  cabeza  una  corona   quebrada  ,  y 
entró   á   él   asociado  de  una  moza  flau- 
tista y   fingiéndose   borracho.  Ei  pueblo, 
consiguiente  á  su  inclinación  por  ios  pa- 
satieiiipos  ,  ordenó  que  avanzasen  aiubos 
al  ^medio   del  Teatro,  y  que  tocando  la 
moza  la  fiauta  cantase  él.  fíntóaces  apro- 
vechándose del  silencio  dixo  ;  5,Tarenti- 
nos  5  muy    bien  hacéis   en  permitir  que 
canten  y  bayien  por  ahora  ios  que  Qsiin 
para  el  paso,  y  lo  desean,  porque  en  quan- 
to  Pyrro  entre  en  la  ciudad  ya  nadie  po- 
drá.hacer  lo  que  guste,  ni  le  acomode.  Un 
discurso    de   esia  naturaleza    obligó    al 
pueblo   á  hacer   reflexiones  que    fueron 
acompañadas   de   murmuraciones   y   los 
autores    de  los  ultrages    hechos   á  los 
Romanos,    recelando   que   si   se   resol- 
vía  la  paz  se  les   castigase    según  sus 
crímenes  ,   reprendieron    en  la  multitud 
la  facilidad  con  que  dexaba  burlarse   de 
un   temerario  insensato  ,  y  acometieron 


«4 

contra  Meton  se  arrojaron  sobre  el,  y 
le  echaroa  del  Teatro  ,  y  asi  sin  opo- 
sición alguna  se  executó  el  decreto  de  la 
llamada  de  Pyrro.   (  ^ )  ,v 

{^)  Ferunt  vulgato  per  civitatem  rumore^ 
deecretum  de  Pyrrho  acciendo  factum  esse, 
Metonem     qucemdam     hominem     frugi  , 
sumpta  corona   marcida  et  fácula  ,  ebrio- 
rum    more,    cum     tibicina     teatrum   in- 
travisse  ;   ^opulum     Tarentimm ,     sólita 
lascivia  ,   jussisse  ,  ut  progresi     in     mé- 
dium y  iík  vocs  y  muliercula   tibia    cañe- 
rent,    Tum   Metonem  ,  facto  sikntio  ,    di- 
xisse;  Bene  facitis  Tarentini  ,    quod    sal- 
tandi  canendiquc  co^iam  fraestatts^  quibus 
'iibet :    nam  Fyrrho  in  urbem  admtsso  vix 
erit  5  ut   liceat    ampius  nostro    nobis  ar^ 
hitratu  vivere.  Mote    ad    hoce    populo  , 
atque   orto  murmure  y    veriti    qui  autores 
injuriarum   adversus    romanos    fuerant  , 
«e    pacificis    consiliis    vakntibus    ad   su- 
plicium  ipsi    dedereniur  ,     increpito   vuU 
go  ,  quod  ao    homine    temerario  tam    in- 
digne   derideri  paterctur  ,    Ímpetu    facto 
Metonem   teatro    exegerunt.    Ita     nemtne 
deinceps  adversante,  decretum  ratum  fuit, 
SuppietHt.    Liviaa    Decad.  2.    üb.    12. 
4:ap.   1  $:  > 


119 

\  imagen   é  inscripción  del   Cesar ,   pues 
seguid  este   misino  estado   de   cosas,  sin 
alterarlo ,    porque   nada  contribuye  á  la 
religión    el  mezclarse  en  materias  de  es- 
tado ,    y   esta  se  acomoda   á    todas   las 
formas  de    gobierno    de   las   diferentes 
gentes,  que  habitan  el  globo.    Pero   no 
alteréis  el  orden    establecido  por  ningún 
ipotivo,  asi  como   yo  no    he  perturbado 
el   público ,    sin   embargo  de    estar   en 
poder  de  usurpadores   el   trono  de  Da- 
vid que   me   toca,    y  pertenece  de  de- 
recho  por  hijo   suyo.  |  Quién  mejor  que 
Jesucristo   conocía   ios   vicios  de  los  sa- 
cerdotes,    de  la  ley,    y   loquecorrom- 
pian  los  Fariseos,  y    Escribas  la   moral 
de  la    Sinagoga  ?   Pero   combatiendo  sus 
errores  ,   porque   esta   era   una  parte  de 
su  misión  divina ,   consideraba  su  digni* 
dad,,  y    acataba    la    silla   de    Moyses  , 
en  que  estaban    sentados  estos  ministros 
^^miquos^   y   ea  quantos  prodigios    obró 


120 

ch   los  que  debía  intervenir  la  autoridad 
sacerdotal ,    ordenaba  á   los  agraciados, 
y   limpios,  que   se   mostrasen   al    sacer- 
dote.   Esta   consideración    se    tuvo   por 
nuestro   Señor    quando  ya   iba  á  espirar 
la  Sinagoga,   siendo  el  Sac-erdote  Eterno, 
el  Deseado   de  las    gentes,  el  Dios  hom- 
brcj  que  iba   á  ser  el  lazo  y  cadena,  que 
reconciliase  el  Cielo  con  la  Tierra,  y  que 
derramando  su  sangre  abriese  las  puertas 
de  la  vida,    cerradas  por  el  pecado.    Los 
Apóstoles  á  imitación  de  su  divino  maes- 
tro   perecieron    viciimas    de  su    amor  á 
Dios,   y  á   los    hombres,  derramaron  su 
sangre    enteram^ente  ,   pero  ni  una  gota 
agena  ,    y    respetaban  la  autoridad  con 
su   exemplo,    y   su   doctrina.  Tertuliano 
decia    que  en    las    cárceles     únicamente 
estaban  ios   crisiianos    por  ser  cristianos, 
y   que  no    se    les    acusaba  de  otra  cosa, 
ni    de   otra    faha  ,    y    que  si  tenian  ciro 
crimen  ya   no  eran  cristianos  ,   porque  ^^^ 


113 

en  la  cabeza  una  corona  quebrada  ,  y 
entró   á  él   con  algazara   de  flautas,  ;y 
fingiéndose   borracho.   El  pueblo ,  consi- 
guiente  á   su   inclinación  por  los  pasa- 

. tiempos  ,  le  obligó  á  que  abanzase  hasta 
el  medio  del  Teatro  ,  mientras  su  com« 
pañia  tocaba  los  instrumentos  ,  y  enton- 
ces  aprovechándose  de  la  atención,  que 

•  le  prestaba  el  concurso,  dixo :  ,,  Señores, 
tarentinos  hacéis  muy  bien  de  permitir 
que  hoy  canten,  y  toquen  los  que  están  pa- 
ra él  paso,  y  lo  desean,  porque  en  quanto 
Pyrro  entre  en  la  ciudad  ya  nadie  podrá 
hacer  lo  que  guste,  ni  le  acomode.  Üa 
discurs©  de  e^ta  naturaleza  obligó  ai 
pueblo  á  hacer  reflexiones  que  fueron 
acompañadas  de  murmuraciones  y  llan- 
tos, y  los   autores  de  los   ultrages   he* 

'  chos  á  los  Romanos  ,  recelando  que  si 
se  resolvía  la  pai  se  les  castigase  se- 
gún sus  crímenes  ,  reprendieron  en  la 
multitud  la  facilidad  con  que  escuchaba. 

8 


114 

laa  bufonadas  de  un  temerario  insen- 
sato ,  y  saliendo  de  sus  asientos  se  ar- 
rojaron sobre  él,  y  le  echaron  del  Tea- 
tro ,  y  asi  sin  oposición  alguna  se  exe- 
cuto  el  decreto  de  la  llamada  de  Pyrro.  (*J, 

C^)  Ferunt  vulgato  per  civitatem  rumore, 

deecretum  de  Pyrrho  acciendo  factum  esse, 
Metomm      qucemdam     homincm     frugi 

sumpía  corona  marcida  et  fácula  ,  ebrio- 
rum  more,  cum  uhicina  teatrum  in^ 
travisse  :  fopulum  rarci-itinuín  ,  sólita 
lascivia  ,  jussisse  ,  ut  i^rogresi  in  mé- 
dium ,  ilie  voce  ,  muliercula  tibia  cañe- 
rent.  Tum  Mstonem  ,  ¡acto  silentio  ,  di^ 
SQisse;  Bene  facttis  Tarentini  ,  quod  sal^ 
tmdt  canendique  cofiam  praestatis,  quibus 

íwci  :  num  ryrrho  in  urbem  admisso  vioc 
€nt  ,  ut  liceat  ampiius  nostro  nobis  ar- 
hitratu  vivere.  Moto  ad  htec  populo  , 
trique ^  orto  murmure,  veriti  qui  autore] 
injiiridrum  udversus  romanos  fuerani , 
n'¿^  pacijicis  consiliis  vakntibus  ad  su- 
plkium  ípsi  dederentur ,  increpito  vul- 
go ,  qucá  ah  homine  temerario  tam  m- 
aigne  derideri  patereiur ,  ímpetu  jacto 
Metonem  teatro  €xcgerunt.  Ita  nemine 
demceps  adversante,  decretum  ratumfui^. 
Suppieiüt.  Livian.  Decad.  2.  lib.  la. 
cap.,  ij; 


/V  Mas  el  éxito  acreditó  la  cuerda  locura 
de  Meten  ,  y   el  juicio  loco   de  los  que 
despreciaron   su    saludable   advertencia. 
Saque  V.   las   consecuencias  que  quiera, 
y  vea   lo  que  es  llamar  á  un  poderoso 
á   socorrernos.   La  protección   se  vuelve 
mas   funesta    que   el   domiaio  mas  duro, 
y  al  fin  el  pueblo  auxiliado  es  oprimi- 
do por   el   auxiliante. 
■    Si,  Amigo  mió,  no  salgamos  de  nuestra 
casa  implorando  auxilio  de  la  agena,  que 
ha  de   salimos  á   precia  muy  triste.  Los 
que   entusiasmados  con   ideas  quiméricas 
creen  mejorar  de  fortuna  con  la  regenera? 
¿ion,  vean  lo  acaecido  en  sucesos  iguales, 
y   sepan  que  se  cuenta  con  ellos  para  des-» 
preciarlos  ,  pues  los  hombres  de  otra  im- 
portancia son    arrastrados  por  la  revo- 
lución ,   que   ademas  de  parecerse  á  Sa- 
turno ,  que   se  comía   á  sus  propios  hi- 
jos ,   es  un  torrente  que  lleva    tras   sí 
■quanto  se  le  pone  delante  ,  si-endo  mejor 


ii6 

contenerse  en  una  suerte  mediana,  y  con- 
tar  con  elJa,  que  no  alusinarse  con  pala- 
cios de  ioiaginacion  ,  que   no  tienen  otra 
realidad  que  la  que  quiere  darle  cierta  cía. 
»«  de  hombres,  que  sueñan  sobre  despier- 
tos.  Desde  ahora  para  siempre  renuncie  V. 
toda  felicidad  que  vengan  trayendo  de  ofi- 
ció  los  procuradores  del  genero  humano  , 
pero  transtornando  el  orden  público  y  d 
privado,  y  desvaratando  lo  bien  puesto 
Jesu-Cristo    vida    nuestra    fué  muy 
patriota  ,     pues     dio    pruebas    de     su 
amor    á   su    pueblo  ,    hasia  derramar  lá- 
grimas   sobre   Jerusalen.    Y  de  la  con- 
ducta  de   este  divino   y   único  Maestra 
deducirá     V.    que  el   verdadero  cristiano 
prescinde  de  las  quesiiones  civiles,  y  qug 
debe  dexar    las    cosas   en  el    mismo  es- 
tado en  que  las    halla  :  que  su    guerra 
no  debe  ser  otra   qne  la    que    declare 
al    vicio  ,    y    que  todo  trastorno  es  con- 
tra  el  espíritu  de  la  religión  ,  que  est»  ^ 


1^5 

^    gratitud  y  adhesión  á   sus   Soberanos? 
Los  pueblos  no  son  de  los  Reyes,  á  la 
tnJnera  que   las   haciendas  ó   estancias, 
fion  de  sus  dueños  ,  mas  lo  son  al  modo 
que   los  hijos  de  los  padres  j   porque,  de- 
sengañémonos ,    y    no   entremos  en   los 
romances  del  contrato  social:  la  autori- 
dad  real  no  es  otra  cosa  ,  que  la   au- 
toridad   paterna   civilmente    constituida. 
Todo  padre  antes  de  que  los  pueblos  hi- 
ciesen corporaciones,  ó  figuras  civiles  ea 
el   globo    era  el  Rey  y  el  Sacerdote  de 
«u  familia  ,    y   exercia   tanto  sobre   su» 
hijos    naturales,   quanto  sobre   los  do- 
mésticos, que  se  ponian  baxo  su  proiec* 
cion  los  derechos  de  la  soberanía.  Vea 
V.  á  Abraham  sacrificando  á  Isaac,  como 
Sacerdote,  y   arrojando  de  su  casa  á  Is- 
mael al  Desierto,  como  Soberano ,  y  ven- 
ciendo á  los    reyes   con   su  familia  ,   y 
considerado   el   mismo   como   Soberano, 

^unqueno  llevase  este  título,  que  es  ques* 


126 

lion  de  muy  poco  momento.  Vea  V.  á  Jú-^ 
das,  hijo  de  Jacob,  y  cabeza  de  su  Tribu,^ 
condenando  á  muerte  á  Tamar  su  nuerai 
sin  mas  derecho  que  el  de  ser  gefe  dé  fa- 
milia. Muhipiicadas  estas  ,  los  derechos 
parciales  se  refundieron  en  una  sola  ca» 
beza  ,  de  manera  que  solo  la  autoridad 
doméstica  quedó  á  los  padres  de  familia, 
y  la  piibiica  á  aquel,  en  quien  por  el 
bien  común  se  trasmiiió  este  poder.  No 
hay  mas  en  esto,  ni  hay  que  calentarse 
la  cabeza  ,  ni  perder  tiempo.  Esta  es  la 
soberanía  en  su  naturaleza  ,  y  ríase 
V.  de  otras  novelas  de  soberanías,  que 
son  en  su  esencia  delirios  de  febrici- 
tantes, y  no  traen  otra  cosa  que  el  Es- 
pinosismo  civil,  porque  á  la  manera  que 
aquel  delirante  se  le  antojó  decir,  que 
todo  era  Dios ,  y  que  de  consiguiente 
el  verdugo  ,  el  cuchillo  ,  el  cadalso  y 
el  executado  eran  la  divinidad  ,  asi  sien- 
¿0  el  pueblo  soberano  ,  todo  es  sobera- 


127 

cda ,  y  toda  la  baraja  se  vuelve  Reyes 
sin  encontrarse  otra  figura  j  por  lo  que 
desde  el  que  tiene  el  cetro  hasta  el  úl- 
timo en  ia  cadena  civil  hay  soberanía 
á  que  quieres  boca  ,  y  todos  tienen  el 
título  de  magestad,  librado  en  el  des- 
pacho de  los  señores  ministros  de  gracia 
y  justicia  de  la  nueva  filosofía.  Riamos 
ó  lloremos  por  tales  desatinos  ,  y  con- 
fesenjos  que  el  derecho  de  la  soberanía 
de  ios  Reyes  dé  España  tiene  toda  la 
legitimidad,  que  conoce  la  razón,  y  el 
orden.  Las  cosas  las  hemos  encontrado 
en  este  estado  ,  y  á  la  manera ,  que  si 
un  extraño,  que  viniese  á  establecerse 
en  nuestro  territorio  ,  quisiese  llamar  á 
juicio  nuestras  leyes ,  usos  y  costumbres, 
aventando  unas,  y  conformándose  ccq 
otras  ,  porque  no  habia  prestado  su  vo- 
to en  la  forma  ó  constitución  del  go- 
bierno ,  se  declararía  por  un  fatuo,  dig- 
no de    coxífinárscle  en     los  colegios  á 


i 


12S 

Jps  Orates,  San  Andrés,  ó  Hipólitos,  asá 
el  que  naciendo  baxo  un  gobierno  conis- 
lituido,  traía  de  su  reforma  por  no  con- 
venirse el  actual  régiaien  con  sus  prin- 
cipios, ó  sus  pasiones,    es    acreedor   al 
desprecio,  y  á  ser  expelido  de  ia  socie- 
dad, con   la  que   no  se  acomoda.  Mas 
fácil  es   que.  yo   me    arregle    al   orden 
común,  que  no  que  el   prden  cpaiuu  se 
jarregle  á  mí  ;   en  la    mano  tengo^el  re- 
, medio  ,  que  es   pasar  á  otro  pais  dc.Jq- 
igislacion   mas  análoga  átni. cabeza,  que 
presto  me-cansarc  de  ella.  Asi  pues  Ami- 
go mío,  repito:  sigamos  con  los  Reyes  de 
España  que  son  los  que  por  todo  principio 
tienen  la  autoridad  demandarnos,  no  co- 
,mo   borregos,   sino    como     á    hombres: 
y     los     españoles     americanos    debemos 
sostener    los  derechos  de   la   corona  ea 
-«stos  dominios  ,    porque  lademas  de   otros 
justos  motivos  ,    no   podemos   tender  la 
vista  á  .parte  alguna  ,  que  no  demos  con 


121. 

Crt^crdaderainénte  no  es  digno,  ni  propio 
discipulo  de  Jesucristo  el  que  solo  cree, 
sino  el  que  cumple  sus  preceptos,  y 
cumpliéndolos  ,  ya  no  hay  crimen  pú- 
blico  ni   privado.         , 

Los   defectos    pues  ,    y   aun  los 
escándalos  son  necesarios   en    el  mundo, 
y   querer  quitarlos  es   tratar  de  lo  impo- 
sible. Pero  porque  haya    abusos  y  faltas, 
tratar  de  perturbar  el   orden  establecido 
es  irritar  los    males ,    y   aumentarlos  de 
diez  á   ciento    ó  mil   con   esa    clase   de 
remedios.    Los  males  son   de    la  consti- 
tución  humana  en    qualquiera    constitu- 
ción.   Sigamos  por  donde  han  caminado 
nuestros  padres ,    sin  que   este  proceder 
se  llame  supcrsiicion,   sino   el  resultado 
de  la  sabiduria.    Acójamenos    á  la  som- 
bra -del    trono ,    que   es     un    ar bol   ma- 
gestuoso  ,  y    de    influencia    conocida    y 
beiiéñca ,    y    no     tratemos    de    cultivar 
arbustos  que  aparecen  ,     y  desaparecen 


122 

maleando  la   tierra  ,  y  destruyendo  á  sus 
cuiíivadores.    No   nos  aterretnus   con  la 
palabra  despotismo  ,   ni  n^os    exáitéaios 
contra   eiía   sin    examinarla,   é  Quái    es 
-aquel  íjue  se  quiere   echar    en    cara   á 
nuestros     Soberanos  ?    ¿  Qué    han    he- 
cho los    Reyes     de    España,    y   quálea 
son  Jas  culpas  de   que  se   acusa  su  go- 
bierno, para  sacudirlo  de  nosotros  ?   £3 
una  iiijusticia  ,  y    una  ingratitud  atribuir 
los  defectos  del  tiempo  ,  de   las   circuns- 
tancias ,  y  de   aigunos    gobernadores   ó 
tnagisiradüs  al  mismo  gobierno,  y  al  So- 
berano inocente  ,  quando  su    voluntad  y 
su   mismo  interés  le  obliga  á  la   conser- 
vación ,  y  bien   estar  de   esios  Reynos, 
á  que  abrieron  paso  sus  capitanes,  dando 
nueva  forma  y  gloria  no  solo  al  nombre 
cspai^ol  ,  sino  á  la  religión   y  ai  prbe 
conocido. 

Seamos  justos  ,  y  aunque   por  Ja 
peste   dtl   día  solo   quiera   considerarse 


por  los  sabios  caldeados  los  derechos  de! 
hombre ,  examinemos  otros  de  respetable 
antigüedad  ,    fundada  no  en  hechos  qui- 
méricos sino  reales  ,   y  con   tranquilidad 
consideremos  como  españoles  americanos, 
los   derechos   de  nuestros  Reyes ,   y    la 
legitimidad  ,    para   continuar     baxo   su 
dominación  :   abramos  nuestras  historias. 
Establecidos  los  Godos  en  la  Pe- 
nínsula ,  y   diiigiéndoia    hasta    el    infe- 
liz  Don  Rodrigo  ,  en  cuyo  tiempo    gra- 
vó sobre  la  España  el  yugo  Sarraceno^ 
I  quién  quebró  estas   cadenas    sinO    los 
Pelayos,  Ramiros,  y  Alfonsos  ,  que  con 
hazañas   las  mas  heroicas  arrojaron  los 
Moros  á  la   Libia  ,   y   palmo  á   pahuo 
fueron  purgando  á  la  Iberia  de  esta  pes- 
te, hasta   que  resultó  el   gran   pueblo  de 
la  Europa  ,   por  ias  continuas  reconquis- 
tas, y  por  los   diferentes  enlace?  de  los 
Reyes  entre  sí,    que  se   refundieron  en 
solo  uno?    Los  Ricos-hoiiies  de  pendón 


m 


1  '^q. 

y  caldera  (  j  qué  vejez  !  y  qué  términos 
tan   baxos !   como  se  dixcra    esto  culta- 
mente  en  el  dia  ?  )   acompañaban   á    Jos 
Reyes  en   sus   expediciones  á  h  grande 
obra  de  Ja  reconqnista  ,  pero  todos  con- 
ducidos  baxo  Ja    bandera  reaJ ,  que  era 
Ja  que    abrigaba  á  todos  Jos  particulares 
Adalides   de    esta   empresa.   ¿  QuáJ    fué 
aqui  ei  contrato  sociaJ ,  sino  sacudir  un 
yugo    ©minoso  é  infame  ,  siendo  Jos  Re- 
yes  los    que   sacaron  á  Ja   España  del 
cautiverio  ,  y  deJ  estado  de  sierva  aJ  de 
Señora  ?   ^  Quá les ,  pues,  son  Jos  dere- 
chos ,  que  corresponden  á   Jos  Jibertado- 
res  de  sus  pueblos  ?  La  religión,  Ja  hu- 
manidad ,    Ja    gratitud  no  dicen  que   se 
pongan  los  puebles  baxo  su  imperio,  para 
que  Jos  conduzca   en  paz  y  en  guerra, 
no   como    una    manada    de   ovejas  sino 
en  Jey  y  en  amor?  ^  Podrán  Jos  pueblos 
sin   una  injusticia,  que  riñe  la  verdadera 
nobleza  ,  olvidarse  de  estos  motivos  de  i 


229 

k  España.    Religión  ,  lengua  ,  nombres, 
apellidos  ,    usos,  costumbres,  color,  pa- 
siones ,  vicios,  virtudes,  todo  es  español. 
Y   cómo    abriendo  el  paso  nuestros  ma- 
yores  4.  este  Nuevo  Mundo  para  cons- 
tituirnos  en   él  ,    hemos   de  cerrarlo  no- 
sotros  á    los  mismos   que  lo  abrieron  ? 
¿  Con  una   ingratitud   tan   negra  se  re- 
compensará   este     beneficio  ?   Podrá    la 
filosofía   absolver    esta    conducta ,    pero 
la   reprobará  siempre   el   corazón  ,   que 
es  el  mejor  filósofo.  Seamos  consiguien- 
tes ,  y   sobre  enferma   nuestra  madre  no 
tengamos  la  impiedad  de  negarle   los  ofi- 
cios  de  hijos  ,  ni  despedazemos  inhuma- 
namente  sus  entrañas.    Basta   de    tanta 
sangre   venida  por  opiniones  propias  del 
aniquilamiento,  antes   que  de  la  regene- 
ración.   Mi  alma    sale  de   sí  misma,  y 
casi   ni  percibe  su  existencia  ,  enervada 
por    la  consideración  de   las  desgracias 
públicas.   Gózense  ios  furiosos  sin  prin- 


no 

eipios  en  los  males   de  la  irreligioa  y 
de  la   anarquía  ,  que   los  que  ainan  el 
orden  5  soio  pueden  suspirar  por  su  res- 
.  tableciíniento.  El  Soberano  ansia,  por  él, 
y  disculpando  las  circunstancias  promul- 
gará  la    ley   del  oividp  ,   que  en   otra» 
parecidas,  á  las  presentes  promulgó  Tra- 
sibulo   ea  Alhenas.   Aunque  nos  divide 
el   occeano,   á  la  manera  que  el  Jordán 
á  los  Hebreos  de  las  restantes  Tribus  de 
ia  Península,  nos  unen  el  mivsmo  Templo, 
la  misma  soberanía,  y  la  naturaleza. Jamás 
se   separará  España  del  Nuevo  Mundo; 
y  la  conmoción  de  algunas  provincias  no 
será  una  mancha  á  su  antiguo  lustre.  Las 
disenciones    han   sido  de  todos  los   tiem- 
pos ,  y  oxalá   no  presentase  la  historia 
tan   tristes  y  repetidos  exemploí.    Nada 
perdió    la  España   de  $u   opiü'ion  por  la 
cruenta    guerra  de  los  Comuneros  en  el 
glorioso    reynado  de   Carlos  V.  ,  ni  poi 
2a  de  Succcsiou  al  ocupar  el  trono  ia 


aogusta   familia  reynante  ,- 7-  serenando 
•el  uracan  quedaron  unidos  bs  hertnanos, 
los  hijos  y  los  padres  entre  sí.  jQuándo, 
guando    se   desvanecerá  esta   nube   que 
obscurece   la  atmósfera  política  !  Ya  no 
hay  corazón   para  sufrir    los  males  que 
cada   dia  recrecen  y   extenúan  la  subs- 
tancia  de   la   Patria,    Los  triunfos  y  las 
derrotas  de   las   armas   ád  Rey  ,  y    de 
los  disidentes,  todas  son  derrotas  ,  todo 
es  duelo  5   y  las  lágrimas  y  sollozos  mas 
amargos  ,  son  los  verdaderos  hymnos  de 
estas  victorias.   Porque  quiénes  sino  los 
mismos  Americanos  han  sostenido  los  de- 
rechos del   Monarca,  y  han  derramado 
la  sangre   suya  y  de  sus  hermanos  por 
no  romper  la   unidad  civil  que  los  hace 
un   cuerpo  con  la  España  ?   ¡Oh,  si  mis 
clamores  pudieran  penetrar  hasta  el  Tro- 
no !  Esforzando  mi  voz  llorosa  diría  al 
succesor  de  Carlos  V.    Señor;  los   mis- 
mos que  han   teñido  sus  espadas  en  la 


132 

sapgro  de  sus  hermanos  ,  y  los  que  harl 
descendido  al  sepulcro  defendiendo  la 
causa  de  V.  M, ,  son  los  que  in- 
terceden por  el  indulto  de  los  que  alu- 
cinados por  la  fatalidad  de  los  tiempos, 
y  por  la  fiebre  de  la  libertad  se  haa 
desviado  de  la  senda  trazada  por  sus  ma* 
yores.  Nada  tiene  vuestra  soberanía  ma- 
yor que  el  poder,  ni  vuest  á  naturaleza  me« 
jor  que  el  querer  conservar  pueblos  tan 
pumerosos  que  después  de  sus  descarríos 
se  acogen  al  abrigo  del  manto  real ,  ese 
palio  paterno,  que  cubrirá  plenamente  los 
defectos  de  los  hijos.  Aparezca  en  esas 
regiones  desoladas  ,  el  Iris  de  gracia, 
y  nuestra  reconciliación  haga  mas  estrc-, 
cha  la  fraternidad  del  antiguo  y  nuevo 
helnisferíor  Los  Cesares  todo  lo  tienea 
presente  y  fijo  en  la  memoria  ,  y  sola 
ie  olvidan  de  las  injurias.  Y  siendo  ea 
el  poder  las  mas  vivas  imágenes  de  la 
Diviaidad  deben  ^erlo  en  la  clemeacia^ 


i33 

y  no  escuchar    los   sombríos  y  roncos 
ecos  de  la  política ,  sino  la  dulce  y  ma- 
gestuosa  voz  de  la   religión  de  paz ,  y 
de    amor,  que   ó  no  conoce   enemigos, 
ó  solamente   los  distingue   para  beneíi* 
ciarlos,   indultando  delirios  en  que  ka 
tenido  mas   culpa   el  tiempo   que  la  de- 
liberación ,    ó   acuerdo  de  los    pueblos 
infelices  envueltos   hasta   el  dia   en    el 
turbillon    del    transtorno ,    y     sacrifica- 
4os   á  ios    que  abusan  de   su    inocen- 
cia ,  ó  cuentan  con  sus  pasiones  encen- 
didas  por   la   novedad,  ó  el  ínteres.  Ol- 
vide el  Rey  en  el  trono  los    agravios 
de  su  cautividad ,  y   la   Europa   asom- 
brada contemple  á  un  Soberano  mas  gran- 
de por  su  bondad  ,  que  por  stt  potencia: 
y  convertido   cada  corazón  en   un  muro 
inexpugnable,  sean   unos  los  derechos  del 
Soberano  y  de   sus   hijos  ,  y  estrechán- 
dose los  eslabones    de   esta  cadena    sa- 
grada, suceda  á  la  anarquía^  disensión,  y 


?34 

franstorno,   la  paz,  la  armonía,   y  el 
órdeu. 

<  Amigo  confieso   á  V.  que  al  tra- 

*^^,,.e?^s    materias    siento   gravado    mi 

corazón^  y  espíritu  ^  .y  que   necesito  sol- 

tarla  ,pluma,    y   tomar  aliento.  No  hay 

resistencia,  ni  valor   para  ser  testigo  de 

antas  .desgracias   públicas,  y  no  quiero 

reniiticiat'  -  mi    sensi-biiidad  ,    ni   que  la 

filo^baa     me    habilite    del     opio  ,    qu» 

aGa;b.a;eba  ios  pfiinero& sentimientos,  y  con 

kg,^ívÍFtudes.    Desca^ií^e  V.  de  leer  y,pert 

rííitame  dfecansar  áe   escribir,  paraqué 

íomantio.  resuello  pueda  dirigir  á  V.  Otra 

caria   cantrahida  á-,cada-  ujía  de  las  cau- 

sasjiiqu©  asigna   el;  autor- del  manifiesto 

^obrs  "<|ue  V.,  me  ha- pedido  mi  modo 

^«■r^iífísar'v   Lo  dicho  era  bástanle  y  aqn 

.éo^^aáí)^,-  'aporque    ía  mejor  contestación 

-áe^í' ^afjíel  ••  cf  a   despreciario.    Mas    para 

G^c'-moy'-^    crea    «[uc    se   han  rccapitu- 

%id*0' ^^  veintiocli©-  causA-s    en :  k    Mfoi 


i 


135 

que  llevo   á  V.    asignada  ,  con  el  objeta 
de  evadirse  de  las  dificultades,   y    prue- 
bas que  presenta  en   cada  una  de  ellas, 
prometo   á   V.     en    la    carta   siguiente, 
(  Dios  mediante  )   responderle  en  el  mis- 
mo caso ,  y    con  la    verdad  ,  porque  h 
mentira  es  bochornosa    aun   de  palabra, 
y  mucho   mas  por  escrito  ,  y  en  asuntof? 
de   tanta   importancia.  Oxaiá  (|ue  al  con- 
cluirla  pudiese  yo  decir  á  V,   lo  misiBO 
que  el  limo.  Señor  Sandoval ,  Obispo   de 
Pamplona ,    al    íinaüxar  en   &\i.  historia 
de  Carlos   V*;   la  pane  respectiva  á  la 
guerra  de  ias  Comunidades.  ,,  Salgo  comp 
el   que   navega  mareado ,   combatido  de 
•las  olas  j   y  tormentas   de   las  disensio- 
nes, y  mas  que  civiles  guerras,  que   hubo 
entre  las  gentes  de  mi  Nación  ,  al  puerta 
felicísimo ,    y    bonan^^a   de    los   sucesos 
dichosos.  '*  No  cese  V.  de  clamar  al  Cielo 
por  esta  gracia,  para  bien  de  la  religión, 
de  la  ipoíiarquía,  y  de  la  humanidad,  Ta- 


les  son   los   ardientes   votos  de  los  hotn* 
bres  de  bien,   y   las    puras  inienciones 
del  Gobernador  de  esto  Reyno ,  que  en 
Ja   campaña  ,   y  en   el   gabinete  ha  sus- 
pirado  por  ei  res  tablee  iuiiento  del  orden, 
y   no  cesa  de   tomar   las   medidas  opor- 
tunas  para  reconciüar   al  padre  con  ios 
hijos.  Ha  triunfado  con  dolor  de  los   alu- 
cinados,  y  su  alma  religiosa  y  española 
se    lastima  de  ver  envueltos  á  los  pueblos 
en  este    humo  denso    de    la    subversión, 
y    el  trastorno,   que   vá  extenuando    las 
Américas  ,    y  disponiéndolas    á  ser  vícti- 
mas   de  los    que    se  venden  por  sus  pro- 
tectores, siendo  sus  verdugos.  O!  y  quiera- 
el    Cielo   favorecer  sus  iutenciunes^    des- 
vaneciendo   la   tempestad    poliiica  ,    que 
ijo  nos  deja  tranquilidad,  ni  aliento!  Pero, 
rodeados  de  angustias   hagamos    quanto 
quepa   en  nuestras  fuerzas   por  la   salud- 
de    la   Patria  ,    que    es   ia   suprema  ley. 
Lima   y   Octubre  12  de  1 819,    de  V.   S» 
S.   servidor  Q.  B.   S.   M. 


^^^^O^^'Í^O^'»^^'^^^^ 


CARTA  SEGUNDA. 


J^VA.  i  amado  Amigo  :  cumpliendo  á  V. 
la  palabra  de  exponerle  en  cada  una 
de  las  proposiciones  ó  causas  asignadas 
Jo  que  hay  de  cierto  ,  dirijo  á  V.  esta 
segunda  carta  ,  que  será  mas  breve^  pues 
ya  en  la  mayor  pane  esián  los  cargos 
contestados  en  la  primera.  Así  en  lo  que 
ya  esté  respuesto  me  remiúiéá  la  ante- 
rior ,  por  ahorrar  tiempo  y  papel.  Va- 
mos, pues  .  entrando  en  las  veintiocho 
causas  una  por  una  ,  en  el  mismo  orden 
que  las  ha  numerado  el  autor  de!  ma- 
nifiesto ,  y  para  ceñirnos  en  lo  posible^ 
reduciremos  á  cargo  y  descargo ,  como 
en  las  cuentas  5  las  causas  ,  diciendo  lo 
que  hay  de  verdad  ©   falsedad   en  ellas. 


138 


CARGO. 

Que  los  intereses  de  la  Península 
e^tán  díánietralmente  opuestos  con  los 
de  la  América. 

..Que   para  que   aquella  prospere  es 
preciso  que  ésta  permanezca  en  cadenas. 

;^  :   DESCARGO. 

Me  remito  á  lo  dicho  en  Ja  parte  re- 
lativa á  la  ilustración,  comercio  y  agri- 
cuíiura,  agregando  que  la  compañía  que 
necesita  la  América  con  la  Europa,  solo 
puede   serle  ventajosa  con  la  España, 

CARGO   2./> 

Que  la  América  permanece  gober- 
nada despóticamente  sin  observancia  de 
ley  alguna,  expuestos  sus  habitantes  á 
ios  diarios  Ultrages  y  violencias  de  los. 
•«inistros  ^  vircycs  y  demás  mandarines, 
■\i\t  unos  «fi  la  distaiicia  y  otros  cer- 


139 

canamente 

no  la 

miran 

sino 

como 

á  su 

patrimoniOj 

,  y  á  sus  moradores 

como 

re- 

baños  de  ovejas. 

DESCARGO. 

^  En  Ja  prueba  de  esta  segunda  pro- 
posición no  hay  un  heeho ,  sino  auto- 
ridades de  filósofos,  acerca  del  abuso  áe 
la'"áíiiorídad.  Como  las  proposiciones  de 
hecho  se  prueban  con  hechos  y  no  con 
autoridades ,  no  trayéndose  uno  que  con- 
testarj  estamos  excusados  de  la  respuesta. 
Aquí  era  oportuno  el  haber  traído  ios 
'hechos-  que  convenciesen   la  proposición. 

No  basta  decir   que- Fulano  es  matadof, 

es  preciso   probar   á   quién  há  muerto, 

paca  acusarle  de  este  crimen. 

CARGO    3.  « 

'  -  Que  el  monopolio   de  la  Península 
les 'impide   del  todo  ci   comercio  libre, 
\y    ^5   pbiie   rnayores  trabas  ál  expendió 
lie  sus  pretio°sos  fruios; 


BESCARGO. 

í-o   ya   dicho   en    la  parle  rclatím 
al   comercio. 

CARGO    4.0 

Que  habiendo  llegado  al  extrcmt 
el  aborrecimiento  y  odio  entre  espa- 
ñoles y  americanos  ,  refluyen  sobre 
aquellos  solamente  las  utilidades  del 
comercio  monopolio,  y  estos  tienen 
que  comprar  sus  efectos  á  un  precie 
exccMvo  y  recargado  ,  sin  dexarles  si- 
guiera á  algunos  particulares  el  lucro 
de  comisionistas, 

DESCARGO. 

Esrs  es  el  mismo  que  el  anterior, 
con  diferencia  de  palabras.  Hay  ma- 
yor número  de  comerciantes  europeos 
que  criollos,  y  asi  han  de  ser  mayores 
las  uiilidades  de  los  unos  que  de  ios 
o  ir  05. 


141 

CARGO    5.0 

Que  casi  todos  los  empleos  militares, 
polhicos  5  de  hacienda  y  eclesiásiiccs  es-^ 
tan  ocupados  y  servidos  por  españoles, 
excluyendo  tácitamente  con  esto  á  los 
americanos  de  exercer  los  cargos  prin- 
cipales. 

DESCARGO. 

Ya  sobre  esto  hé  respuesto  á  V.  y 
es  por  demás  mortificarle  con  nuevas 
respuestas, 

CARGO   6.9 

Que  los  enjambres  de  empleados  que 
embian  de  España  á  América  ,  particu- 
larmente en  estos  últimos  tiempos  ,  son 
las  gentes  mas  idiotas  ,  inmorales,  cor- 
rompidos ,  y  sobre  todo  venales ,  de 
suerte  que  no  hay  buena  administracioii 
de  justicia ,  imparcialidad  en  los  juicio?, 
qI  rectitud  en  sus  dictámenes. 


142 

•DESCARGO. 


Ademas  de  lo  dicho  en  el  lugar  opor- 
tuno ,  es    una  falsedad    la   proposición, 
y   uno  ú  otro  empleado  de  poco'  mérito 
ó   que  abuse  de   su  empleo  ,  jamas  pro- 
bará que  estQ  es  el  sistema  del  gobierno, 
sino  que  abusa  de  su  empleo  como  hom- 
bre, ó  que  por  un  favor  especial  ó  sor- 
presa ,  de  lo    que  no  puede  verse  libre 
gobierno  alguno  ,    consiguió  el  empleo 
que  ó  no  mereció,  ó  desempeña  mal.  En 
España   se    notarán   los   mismos    males, 
y  corra  V.  todo  el  globo  y  hallará  estos 
lunares  en  los  gobiernos,  porque,  el  favor, 
la  petulancia,  y  las  pasiones  alcanzan   á 
veces  las  gracias  que  solo  son  debidas   al 
-verdadero  mérito.  Y  sin  otras  pruebas  pre- 
-guniemos    á  los  pueblos   disidentes  ,    si 
todos  ,  los   que  están  á  la  frente  de  sus 
exérciios  y  cqrpofacioiies  políticas  lieuen 


j  143 

h 

aprobación 

del   pueblo  y 

el 

voto  uni- 

versal?  A  qué 

pues  cargar 

al 

gobierno 

de  España  con  defectos,  que  son  y  serán 
siempre  de  los  hombres  ,  sean  españoles, 
©habitantes  de  la  Luna,  si  acaso  los  hay. 

CARGO    7.® 

Que  la  dilapidación  de  la  Real  Ha- 
cienda, y  la  falta  de  economía  hace  que 
no  .  bastea  sus  ingresos  á  los  gastos  de 
k  guerra  y  demás  atenciones  útiles  como 
son  el  gran  número  de  empleados  ge- 
Derales,  y  oficiales  agregados^  por  lo  qus 
se  .echan  crecidas  contribuciones  ,  para 
sostenerlos  ,  baxo  el  especioso  nombre  de 
conservar  las  autoridades  constituidas. 

DESCARGO. 

Es  inútil  buscar  causas  ,  que  esláíi 
manifiestas.  Los  gastos  extraordinarios 
ocasionados  por  el  triste  estado  de  las 
cosas  ¿  no  pueden  hacerse  por  los  in- 


144 

gresos  comunes  del   erario  ,  siendo  pre- 
ciso con  dolor  ,   ocurrir  á  arbitrios  ex* 
traordinarios,  porque  no  bastan  las  an- 
teriores entradas  ,  las  que  han  menguado 
por  los   mismos  motivos.  Por  otra  parte 
I  qué   causa  puede  hacerse  al  Gobierno 
de   que  á  los  ministros    y  oficiales  que 
vienen   á    esta  capital  de  Buenos-Áyres, 
Chile  &c.  se  ks   auxilie  según  su  clase, 
quando  tal  conducta  está  no  solo  en  el 
orden   de    justicia,  sino  en  el  de  la  hos- 
pitalidad ?  En  una  casa  particular  quan- 
do  sobreviene  muerte  o  enfermedad,  ya 
no  hay  regla  eq  el  gasto,  aunque  se  estu- 
die la  economía,  porque  en  cada  instante 
hay  nuevas  necesidades  á    que  ocurrir, 
y   es  necesario   apelar    á   los    recursof 
mas  apurados  para  salir   de   la  agonía. 
£1   Estado  no   es   mas  que   una    gran 
familia,  y   lo  que  en  pequeño   sucede  en 
una  casa,   sucede  en   grande  en  las  cor- 
poraciones   civiles»    Fero  no  se  quiere 


ver  lo  que  es  tan  claro  como   ia   luz 
del   día  ,  y  en  prueba  de  la  causa  asig- 
nada en    este   número   se    traen  dos  he* 
chos  para  manchar  el  nombre  del  Excmo. 
Señor  Abascal,  que  envuelven  la  calum- 
nia   mas    negra  ,  y    la    falsedad    mas 
pública.  Primero:  Que  declarada  la  guer- 
ra  del  Perú  con    Chile  ,   dicho    Señor 
Virey    arbitró    un  modo   de  ganar  mu- 
cho dinero   en   poco   tiempo  ,  y  fué  es- 
tancando  todo   el    trigo   del    Perú  por 
medio  de  algunos  dependientes  suyes  jCjue 
remiiió  á  la5  Provincias,  que  estos  com- 
praban  la  fanega  de   trigo  á  tres  pesos 
y   en   Lima  ia   vendian   á   doce  lo  me- 
nos. Este  monopolio  (  continúa  )  se  efec- 
tuó  á    un  tiempo   en   todas   partes  ^  d@ 
suerte  que  nadie  pudiese  interesarse^  por^ 
que  si  se  hubiese  dexado  la  libertad  de 
ccmpradores,  estos  se  habrían  eontíentado' 
con  gáiiar  un  ciento  por  ciento^  yesto- 


146 

220  convenía  á   las  miras  de   Abasca?^ 
c]ue  apenas  se  contentaba  con  ganar  en 
el    plazo   de  un  mes  un   trescientos  por 
ciento.  Hasta   aquí   la  calumnia  :   oiga 
V.  io  que  hay  de  verdad.  Interrumpido 
CÍ  comercio  con  el    Reyno  de  Chile,  te- 
miendo el    Señor  Virey  llegase  á  faltar 
cl  pan   en  la    ciudad ,   animó  á  ios  ha- 
cendados del  Reyno  á  la  siembra  de  tri* 
gos  ,   y    dio  orden    á    los  subdelegados 
de   Jauja  y    Angaracz  para  que  hiciesea 
I    cuenta   de   la   Real  Hacienda  quanias 
compras  pudiesen  de  aquel  grano,  y  lo 
yemiiieseñ  á   esta   capital  para  el  abasto 
público.     Los    subdelegados   compraron 
quatro   á  cinco   mil  cargas  de  trigo,  su- 
pliendo para  esta  compra  el  Estanco  de 
tabacos   cincuenta  y  ocho  mil  pesos:  y  es- 
tando  en    aquella    fecha »  en  el  año  de 
14  de  Juez  de  trigos  el  Regidor  decano 
de  este  Exctuo.  Ayuatamientg  Conde  de 


San  Isidro ,   fué  nombrado   por   S.    E, 
para  ir  recibiendo  estos   granos  en  un 
almacén  ,  que  para  este  efecto  se  deso- 
cupó  en   la    Real  Aduana,  desde  donde 
se  repartiese   á  las  panaderías  al  precio 
que  resuhase,  según  su  compra  y  gastos 
de   conducción  ,    con  el  objeto  de  cubrir 
cl   capital  suplido.   Computados   unos  y 
otros,  resultó  importar  el  de   Jauja  seis 
pesos   real  y   medio  ,   y  el  de  Angaraez 
seis  pesos  y  seis   reales,  con   lo   que   se 
abasteció   ia  ciudad  ,  y  fué  necesario  ia 
intervención  y  eHcácia  del  Gobierno  pars 
prevenir   esta  necesidad ,  como   para  lo- 
grar    que   se  cubriese  el  dinero  suplido, 
lo  que  se  verificó  por  el   zelo   y    cons- 
tancia de   S.  E.  y    del  Señor  Conde  co- 
misionado.  Aquí  tiene  V.  la  verdad  sen- 
cilla  y  pública  ,  y  aquí  tiene  V.  la  ca- 
lumnia   desnuda,  y   capaz  da  avergcn- 
zarse,  si  fuese  capaz  de  vergüenza.  ¿T 


148 

es  posible  que  asi  se  mienta  y  y  coo 
tanto  descaro  se  vulnere  la  opinión  do 
un  Gobernador  ^  sin  mas  motivo  que 
tratar  de  que  no  falte  pan  al  put^blo? 
|Por  qué  una  viriud  se  le  convierte  ea 
crimen  ?  Pero  oiga  V.  otra  calumnia 
igual  á  la  primera.  Continúa  el  mani- 
fiesto: Esta  nueva  é  inaudita  guerra  á 
¡05  estómagos  Limsños  ,  le  dio  á  Abascal 
muchos  centenares  de  miles  de  p^sof  ,  per0 
fio  contento  con  esto  solamente  ,  tomó  otr9 
fnedio  mas  productivo  á  su  insaciable  co- 
dicia: dispuso  mandar  varios  cargamen* 
tos  de  a%úcar  para  Chile  ,  y  este  con* 
trabando  se  hizo  con  mucho  sigilo  ,  y 
también  embarcó  considerables  remesas  ha* 
ico  de  pabellón  ingles.  Los  comerciante* 
aprovechándose  de  los  buques  que  se 
dirigían  á  los  puntos  de  Chile,  hicieroa 
efectivamente  varias  remesas ,  pero  el 
Señor  Virey  ninguna,  ni  en  buques  nues- 
tros ^  ni  baxo  el  pabelloa  itigk».  Como 


149 

tío  se  asigna  un  hecho  ^  ni  los  buquet 
nuestros  ni  ingleses  que  conduxesen  los 
'  cargamentos,  no  se  puede  responder  pun- 
to por  punto  á   la  calumnia.   Dígase  el 
buque  en   que  se  conduxo  ,  y  entonces 
saldrá  una  prueba  igualmente  victoriosa 
que  la  de  los  trigos.  Hiere  decia  un  polí- 
tico malvado  ,    que   aunc^ue   ss   cure  la 
herida  ,    queda    la  cicatriz  j  pero  aqui 
esta   infernal  máxima    no    tiene   lugar^ 
pues  que  no  alcanzó  la  espada  á  dar  el 
golpe  á   un   gobernador   de  la   bondad 
característica  del  Señor  AbascaL 

CARGO  8.^ 

Que  el  desorden ,  y  la  falta  de  mé* 
todo  de  gefes  instruidos  en  la  dirección 
y  adaiinistracion  de  las  Rentas,  tiene  al 
Real  Erario  del  Perü  descubierto  en  mas 
¿Q  doce  millones  de  pesos  ,  cuya  deuda 
Tá  ea  aumeaio  progresivo  j  lo   que  ir* 


fsm 


remedia biemcníe  vá  á  ocasionar  una  ban- 
carota  en  t<!>dos  los  fondos  públicos,  y 
h  ruina  de  los  capitalistas  acreedoras. 


DESCARGO. 

Casi  es  este  lo  mismo  que  el  ante* 
rior  j  y  su  respuesta  en  la  parte  respec- 
tiva debe  ser  una.  En  la  prutba  s* 
"traen  varios  hechos  de  sugetcs  que  han 
enriquecido  al  lado  de  los  Generales,  sin 
nombrar  quienes  sean,  pero  haya  en 
esto  lo  que  hubiese  ,  no  se  imputen  á 
ios  Generales  ni  Gobernadores  los  dc-> 
fectcs  de  sus  dependientesj  principalmen- 
te en  tiempos  de  turbulencia,  quando  en 
los  de  la  paz  mss  tranquila,  y  en  el 
estado  ordenado  de  las  cosas ,  puedcíi 
abusar  ios  encomendados  de  asuntos 
de  segunda ,  tercera  ó  última  clase,  de 
la  confianza  de  los  Gefcs,  sin  que  para 
evitar   estos  malts  haya  en  las  fuerzíís 


humana»  "poder  bastante  á  prevenirloá*^ 
hi  evitarlos. 

CARGO  9.  • 

Que  el  Gobierno  arbitrariamente  pren» 
de  á  toda  clase  de  personas  ,  sin  mas 
causa  que  su  antojo,  venganza  ó  deseo 
de  dañar,  de  lo  que  resulta  que  no  hay 
seguridad  personal ,  ni  observancia  de 
leyes  divinas  ni  humanas  ,  sino  la  del 
despotismo  ó  de  la  fuerza. 

DESCARGO. 

Es  verdad  que  se  ha  hecho  una  u 
otra  prisión ,  no  á  toda  clase  de  personas, 
sino  á  muy  pocas  que  posteriormente  se 
han  declarado  por  libres  ,  por  no  ha- 
ber resultado  nada  de  los  procesos^  mas 
fio  ha  provenido  esto  de  despotismo,  ni 
de  odio  ó  venganxa  ,  sino  de  una  pre- 
caución   prudente,  j  Quién  sabe  los  fun^ 


áamentos  secretos  que  ha  íenido  el  Go- 
bierno para  este  proceder  ?  En  causa* 
de  ^sta  naturaleza  nada  es  despreciable, 
y  asi  el  Gobierno  por  su  vigilancia  no 
ha  debido  esperar  las  úhimas  pruebas, 
bastando  qualquiera  temor  racional  para 
proceder  á  tomar  providencias.  Es  una 
desgracia  vivir  en  tiempos  tan  tristes, 
en  que  la  calunania  y  la  sospecha  pue- 
den acomeier  á  los  primeros  hombres  dé 
providad  y  concepto ,  pero  también  ¿qué 
podrá  hacer  el  Gobierno  sino  cautelarse 
y  librar  providencias  prontas  que  no 
tomaría  en  otras  circunstancias?  No  se 
culpe  ,  pues  ,  al  Gobierno  ,  sino  al  lietn- 
po  5  y  véanse  las  cosas  en  su  verdadera 
punto  de  vista. 

CARGO    iG. 


Que  ia  nobleza  etti  igualmente  es- 

tropeada  por  ios  dcspoias  y  sus  satélites* 


153 

DESCARGO. 

Como  no  se  trae  un  hecho,  no  hay 
sobre  qué  contestar.  La  nobleza  Ameri* 
cana  ha  ocupado  y  sigue  ocupando  el 
lugar  que  siempre  ha  tenido  en  esta  ge. 
rarquia  Ni  ¿  cómo  políticamente  puede 
prcpendérse  á  esta  depresión  en  el  Go* 
bierno  monárquico?  Si  porque  se  dice  qué 
se  coloca  una  ú  otra  persona  poco  digna 
en  empleos  elevados  ,  se  juzga  deprimi- 
da la  nobleza,  esta  queja  no  es  del  Perú, 
ni  de  España  ,  es  de  todo  el  mundo, 
por  las  razones  de  que  me  he  encarga- 
do  ,  y  que  es  ocioso  repetir ,  por  ser 
sabidas  de  todos. 

CARGO    II. 

Que  el  máriío  ,  instrucción ,  buena 
conducta  y  luces,  son  castigados  coaio 
delitos  los  mas  contrarios  á  ia  seguri- 
¿ad  del   Gobierno  llamado  Real. 


154 

CARGO  12. 
Que  es  el  aiismo  que  el  ame» 
>ior:  que  toda  iíustracion  pública  es 
prohibida  ,  y  se  castiga  á  los  que  han 
Jeido  obras  filosóñcas,  para '  los  que  ia 
Inquisición  tiene  preparadas  sus  .cárceles 
y  el  Gobierno  sus  cadalsos, 

CARGO   13. 

Que  es  consecuencia  de  los  dos: 
que  toda  opinión  en  política ,  aunque 
sea  de  poca  importancia  ,  es  graduada 
de  delito  de  alta  traición. 

DESCARGO. 

Me  remito  en  todo  á  lo  que  tengo 
á  V.  dicho  en  la  parte  relativa  á  vin- 
dicar á  la  España'  de  haber  negado, las 
luces  á  la  Aracrica.  Jamas  ei  Gobierno 
M  la  Inquisición  prohibe  el  curso  de 
Jas  luces  ,  sino  el  abuso  que  de  cílas  pue- 
da hscersc.  Y  3i  se  ha  prohibido  la  en- 
señanza del  derecho  natural,  es  por  igual 


feíotlvo  j  porque  forjándoselo   cada  un» 
á  su   antojo  ,  se  vuelve    un    legislador 
atraviiiaiio ,  lexos  de  un  hombre  instrui- 
do j  fuera  de  que  muchas   cosas  lícitas, 
f  aun  provechosas  se  prohiben  por  jus- 
tas consideraciones ,  sin  que   tal   prohi- 
bición   éea  una  injusiicia  ,    porque  pue- 
den ser   iicitas  ,   pero   no  convenientes* 
Ahora,  hacer  en  la  prueba  de  estas  cau- 
sas autor  al  Señor  Abascal  de  las  falsas 
noii'-ias  favorables  á  la  causa  de  S.  M. 
es  una  arbitrariedad,  porque   siempre  ea 
circunstancias  iguales  á  las  tristes  en  que 
nos  hallamos  ,  las  buenas    y   malas  aou- 
cías  parten  de  todos  puntos ,  y  se  aumen- 
tan ó  disminuyen  pasando  de  boca  en  boca. 
y  todo  hombre  libremente  ha  opinado  en 
pro  ó  en  cocira  de  tales  noiicias,  sin  que 
se  haya   fulminado  proceso  contra   per- 
sona alguna,  porque,  sería  hacer  lui  nue- 
vo crimen  por  el  inayor    ó  menor  grado 


156 

ie  probabilidad  en    que  reputaban  los 

liombres   tales   noticias. 


CARGO    14. 

Que  las  mismas  cosas  que  hechas  en 
España,  ó  por  Españoles,  se  dicen  buenas 
y  muy  buenas,  hechas  6  dichas  por 
Americanos ,  son  unos  crímenes  que  los 
conducen  á  un  severo  castigo. 

DESCARGO. 

En  España  y  América   en  tiempo  de 
la    liberiad  de  la  prensa,  iguaimeníe  se 
siguieron  procesos  contra   los  que  abu- 
saban   de  esta    libertad  ,    y  si  algunos 
de  los  diputados  de  Cortes  hablaban  un 
lenguage  que  no  estábamos  acostumbra- 
dos  á  oir  ,  era    en   la  discusión  de  las 
materias  ,  y    en  un  lugar  que  no  tenían 
los  escritores  aventureros  ,  que  hablaban 
sin  respeto   y   miramiento. 


CARGO   15. 

Que  es  prohibido  á  ios  Americanos 
hasta  el  visitarse  parientes  con  pariea-» 
tes,  baxo  cl  pretexto  que  se  juntan  para 
hacer  conspiraciones,  y  al  mismo  tiempo 
los  españoles  están  autorizados  para  toda 
clase  de  reuniones. 

DESCARGO. 

No  solo  los  parientes  entre  sí,  si 
no  todo  hombre  va  á  la  casa  que  se  le 
antoja  á  toda  hora  á  entretenerse,  y  di» 
vertirse  del  modo  que  le  acomoda.  ¿Có. 
mo  no  tropieza  la  pluma  en  una  calum- 
nía  y  una  falsedad  tan  notoria  ^  ?  Por* 
^ue  se  falta  á  la  verdad  tan  impuden- 
tcoaente  á  la  faz  del  mundo  I 

CARGO  i6. 

Que  para  amedrentar   á  los  Ameri* 
canos  $e  hacen  por  d  Gobierno  cíerta$ 


»58 

escenas  trágicas  de  supuestas  revolucio- 
Des,  en  Jas  que  envuelven  á  muchas 
vícumás  con  el  objeto  de  robar,  y  de 
«aciar  su  encono. 

DESCARGO. 

La  misma  respuesta   que  se  dio  al  ne* 

no  ,  porque  es  el  mismo,  puesto  en  otra 

iigura. 

CARGO     17. 

Que  en  España  se  desatienden  las 
iquejas  y  clamores  repetidos  de  los  Ame- 
ricanos ,  de  manera  que  ni  los  leen  ios 
Ministros  ,  y  los  pacientes  de  America 
puedan  sin  recurso  alguno  de  justicia. 

DESCARGO. 

El  autor  en  la  prueba  á  la  causa 
nona  había  sentado  ,  que  á  la  represen- 
tación hecha  en  Lima  por  varios  ca- 
ballercs  y  señoras  ,  por  el  motivo  que 
'^Ili  relaciona  ,   libró  S.  M.  una  orden 


159 

toara  que  no  conociese  el  Señor  Ah'ié* 
cal  en  cierta  causa,  y  que  aun  produ* 
jo  su  remoción  del  vireynato.  Prescin- 
do de  la  verdad  del  segundo  hecho  ,  el 
autor  lo  asienta  como  verdadero,  pero 
el  primero  lo  es  j  componga  V.  ,  pues, 
c«^tos  dos  hechos  en  que  toma  resolu- 
ción el  Gobierno  de  España  contra  un 
Vircy  ,  que  es  un  vice-regente  del  Mo- 
narca ,  con  ser  desatendidos  los  cla- 
mores y  quejas  de  los  Americanos  ? 
y  todos  los  días  se  repiten  hechos  de 
reforma  á  revocación  de  los  respeciivos 
ministerios  acerca  de  lo  actuado  aqui. 
Recientemente  hicieron  recursos  á  S.  M, 
tres  guardas  de  la  Real  Aduana,  de  U 
postergación  que  hablan  «ufrido  en  las 
consultas  para  sus  ascensos  en  sus  pía* 
las  respectivas  ,  y  á  consecuencia  ^e 
expidió  Real  orden  para  que  el  Gobierno 
informase  sobre  este  pariicuiar.  Quando 
SO  se  desatienden  en  la   corte  los  cla« 


t6o 

mores  de  unos  guardas,  sin  prot ce :íoh 
m   v^ihukmo,  que  elevan  sus  represen, 
taciones  á  S.  M. ,  sin  mas  apoyo  <jue  su 
simpk  ruego  ,  ¿  cómo   podrán    desaten- 
derse   asuntos  de  otra  importancia?  Sería 
mortificar   á  V.  puntualizarle  Jas  repc 
jidas  Reales  órdenes  que  en  todos  liein. 
pos  han    venido   y    vienen  de   la  Corte 
de   resultas   del    reclamo   de    quaiquier 
individuo  ,  que  se   considera  agraviado^ 
mas   no  puedo  menos  que  poner  en  no. 
lícia  de  V. ,  que  un  portero  de  una  ofi.- 
cina  elevó  queja   de   su   superior,  á   Ja 
Corte  ,  y  fue   atendida  ,  y   recomendada 
su  representación   por   Real  orden  muy 
reciente.  ¿Cómo,  pues,  no  se  escuchan  los 
clamores  ,  quando  hay   en   Ja  Corte  oí- 
dos   para   quaiquiera  ?   Es  importunidad 
numerar   á  V.  ios ,  hechos  constantes  so- 
bre  este  particular ,  pero  aunque  se  mo- 
jeste  V,  en   leer,   y  yo  en  escTÍbir  en 
©bsequio  de  Ja  causa ,  y  para  confusión 


i6i 

ác  !a  calumnia  ,  haré  á  V.  relación  de 
varias  resoluciones  de  S.  M.  acerca  de 
reformar  ó  revocar  lo  hecho  aquí ,  solo 
en  virtud  de  simples  quejas  de  ios  indi- 
viduos que  se  hao  juzgado  postergados, 
y  tales   son  las  siguientes: 

En  I.  de  Abril  de  1 8i 6,  Real  orden  pa- 
ra  que  se  informe  sobre  la  queja  de  Calvo 
uno  de  los  guardas  de  que  he  hablado. 

En  3.  de  dicho  ,  otra  para  que  se  in- 
forme acerca  de  la  del  Señor  A^merich 
contra  ei  Señor  Montes. 

Kn  17  de  Agosto  de  817  otra  sobre 
las  que  se  interpusieron  coritra  el  Ad- 
ministrador de  la  Real  Aduana  D.  An- 
tonio Izquierdo. 

En  9  de  Diciembre  del  mismo  ano 
otra  por  haberse  quejado  Querol  de  ha- 
berse dado  el  archivo  de  Tabacos  á 
Següin, 

En  1 5  de  Juuio  de    8i8  otra   sóbrfe 


l62 

h  queja  de  Ruiz  Tagle  contra  él  Señet 
Zambrano. 

Ea  23  de  dicho  mes  y  año  otra  erl 
que  se  aprueba  Eguren  en  la  Factoría 
de  Chachapoyas  ,  y  se  reprehende  á  Zú- 
íííga  y  Carriiio  por  las  hijusias  quejas, 
que  dirigieron  contra  ei  Exctno.  Señor 
Marques  de   Ja  Concordia, 

Pero  sería  moiesíar  á  V.  demasiado 
relatar   á  cientos  las  ReaJes  resoluciones 
que   revocan   Jo   actuado   aquí,  siendo 
justos  los  recursos.  Prosigamos, 


CARGO   18. 

Que  contra  lo  establecido  se  han  con- 
servado  Jos  Vireyes  y  Gobernadores  mi. 
litares  diez  ó  mas  años  en  sus  gobier- 
nos, no  debiendo  permanecer  sino  cinco 
solamente.  Que  ád  mismo  modo  Jes  aprue^ 
ban  todas  sus  maJdades  en  España  ,  y 
que   no  puede  ser  sino  con^el  objeto  de 


i63 

Iflcoaiodar,  destruir  ,  y  exterminar  á  los 
Americanos.  .       , 

DESCARGO/ 

Aqiii  todo  el  golpe  se  dirigQ  de 
lleno  al  Excmo.  Señor  Don  Pernanda 
Abascal  ,  quien  permaneció  diez  ano^s, 
en.  el  Perú  ,  por  las  circunsiansias  que 
nipti varón  esta  prolonga  en  ¿u  gobier- 
no ,  y  se  pinta  á  este  caballero  Qoa 
los  borrones  mas  negros  y  desmerecidos, 
de  manera,  que  aun  los  mayores  enetn i' 
gos  "del  Señor  Abascal  han  de  despr«» 
ciar  el  quadro^  que  de  él  se  hace  :  como 
de  un  déspota ,  que  desde  la  cijnquista 
no  ha  tenido  igual  en  astuciúji  en  vh" 
lenciaí ,  y  en  toda  clase  de  crímenes. 
¿Habrá  quien  pueda  leer  esto  sin  risa? 
De  un  monstruo  que  jamas  se  asociaba  con 
los  hombres  de  bien:  de  una  fiera  indó-^. 
mita  que  hollaba  las  leyes  :  de  un  libertin» 
o  inmoral  ,  y  cuyo  gobierno  §e  contará 


164 

jpor  éi  del  patrocinio  de  los  vicios. . . .  qus 
excedió  á  Calígula  ,  Nerón  y  JDomicianoi 
¿Quica  puede  con  tanto  ?  y  que  Lima  ,  ;y 
todo  el  Reyno  vio  en  su  tiempo  la  per- 
sicucíún  'á  la  virtud  ,  y  á  la  justicia. 
Ya  falta  la  paciencia-  Pues  sepa  V.  que 
éste  hombre  tan  crimiaalj  no  tenia  alien» 
tó  para  firmar  una  sentencia  de  muerte, 
y  no  firmó  una  sola  ,  ni  como  vocal 
eñ  los  consejos  dé  guerra  ,  ni  como 
presidente  de  Guada  laxara  ,  y  Virey 
del  Perú  :  que  su  corazón  sensible,  no- 
ble y  religioso  se  dolía  de  los  males 
d'él  úhimo  hombre  ,  y  que  su  alma  es- 
taba penetrada  de  amor  al  bien  común. 
Póngase  á  los  Gaseas  y  Toiedos,  esos 
grandes  hombres  que  han  dexado  me- 
moria eterna  en  el  Perú  ,  en  las  actua- 
les circunstancias ,  y  pregiíntese  qué  ha- 
brían hecho  ?  Este  Gobernador  tomó  el 
mando  en  las  circunstancias  mas  tris- 
tés.  £t  mi;smo  dia  que  se  recibió  pú* 


l)Iicarxiente  ,    st   coafirmó  la  noticia  df 
la  invasión   de  Beresford    en    Buenos» 
Ayres  ,  y  dio  las  providencias  mas  ac,* 
tivas   en   todo  ramo  para  la  recupera- 
ción  de   ese   punto   importante.     Poste- 
riormente vienen    las  de  las   desgracias 
de  España ,  por  la   cautividad  del  Mo- 
narca ,  y    al   cabo  de  algún  tiempo  em- 
piezan á  conmoverse  ios  pueblos  de  Qui- 
lo ,  Buenos- Ayres   y  Chile.   ¿No  había 
de    ocurrir  á   contener   el  torrente  de  la 
disensión  con  quantos  arbitrios  y  recur- 
scs   dictasen  la   prudencia  ,  y  el  consejo 
en   semejante  conflicto  ?  Pues  esto   fué 
lo  que  hizo  )  y  ve  aquí  toda  su  culpa, 
y    toda  su    iniquidad.   Venga  un  hom- 
bre ,  no   adornado  de  grandes  virtudes, 
sino   de   una    mediana   conducta  ,  y   de 
un  sano  juicio  ,   á  estarse  sosegado  en 
el   gobierno  ,  viendo  difundirse  el  fuego 
de   la   insurrección    por   varias    partes? 
Los  Gobernadores  ,  es   verdad  ,  no  de-- 


^feen  mezclarse  en  el  gobierno  de  Pro- 
.'Tincias  ó  Rey  nos  distintos  de  los    que 
rígcn^  quando   las  cosas  están  en  su  ^r- 
'den   natural   y  firme  j   pero  quando  se 
desconciertan  ,    es   de  su   inspección   y 
cargo  tratar  del  restablecimiento  del  or- 
den ,  porque   de  lo  contrario  ,  no    sería 
cumplir  dignamente  la  obligación  sagra- 
da ,  en  que  se   hallan  constituidos  j    asi 
roeaianie  sus  medidas  se  pacificaron  va- 
rias   Provincias,  cuyo  hecho  es  constan- 
te.    y    observándose  por  el  Gobierno  de 
España   en   la  cautividad  del   Soberano 
la  conducta    del    Señor   Abascal ,  se  le 
continuó    en    el    Gobierno  ,  y  no  con  el 
objeto  de   exterminar  á  los  Americanos. 
La    presente   materia    pedia    una    larga 
disertación  ,  que   no  sufre  lo  limitad» 
de  esta   carta.    Continuémoí. 

CARGO    ip. 

Qué  ocultando  ios  sucesos  y   £ca,- 


guando  embustes  ,  los  Vireyes  y  Gober- 

Oftipf^ :  enciendea  4^.  guerra  ^ntf e  unos 

puebÍ95 1. con  otros,  >.  para   hacerse  figu^ar^ 

e^  ^s^na  necesarios  en  el  maado»  y  ad*^ 

quíf ir-  per  este    medio   mayores...  f¥:*?H 

tades , •  condecoracíoaes,  riquezas,. y  per. 

petu ación  en  los  matidos  por  ios  m?ptstr<>$ 

y  privados  de  la  Corte  5   á  quienes,  corj;* 

pran. 

DESCARGO. 

Me  remito  á  lo  que  tengo  á.V*  di- 
«ho  en  la  primera  carta ,  en  Ja, líkir 
tna  parte  de  la  linica  causa  áqu^  i^f; 
reducido  las  veintiocho. 


CARGO   20. 

Que  es  doloroso  á  los  Americanas 
el  ser  gobernados  por  unos  déspotas  ja- 
saltantes,  venales,  ignorantes  y  soeces,  y 
verlos  al  mismo  tiempo  cargados  do.  ka* 
ñores  ,  colmados  de  riquezas,  y  cercados^ 
por  hombres  corrompidos  é  inmorales» 


r68 

'         DESCARGa  h 

Igualmente'mé  remito  á  lo  ameriof« 
¿eme  dicho  8Óbi*e  éste  parrícular ,  y 
solo  agrego  á  W ,  qóe  refiriendo  ti 
autor  en  la  prueba  de  esta  causa  una 
conversación  del  Señor  Abascal  con  el 
Marii^cal  de  Campo'  Picoaga  ^  en  que 
se  cuenta  que  este  díxo :  ^  que  quándo 
los  Españoles  habían  si.io  amigos  de  la 
América  ?  sin  mas  auíorlJad  que  su  sola 
palabra  ,  se  asienta  de  paso  que  dicho 
Señor  Picoága  fuá  quien  ganó  !a  batalla 
de  Vilcajíüs^lo  ,  háí laudóle  ya  de  huida 
el  Señor  Pezuela,  Tod^  falsedad  inco* 
cnoda^  pero  principalmente quando  se  apo- 
ya en  hechos  públicamente  desmentidos. 
No  solo  no  huyó  el  Sr.  Pezuela ,  pero  ni 
el  úliimo  soldado  en  esa  acción.  Hubp,  sí, 
un  momento  de  desorden  en  la  ala  izquier- 
da del  exército  del  Rey  ,  durante  el  qual 
sé  mantuvo  firme  una  parte  del  regimien^ 
to  1.  ®  con  su  coronel  Picoaga  que  cer- 
raba la  derecha^  mandada  por  ci  Sr.  Ra* 


i69 

jiiiree :  pero  el  Sr.  PezueU>  reconducfea* 

do  personalmefite  los  desordenados  á  la  U« 

tiea  >  decidió  á  su  favor  una  batalla   ya 

casi  de!  todo  perdida,  é  hizo  suya  ,    pot 

doble  titulo,  esta  victoria.  Mas  <:oino  ella, 

y  las  subsiguientes  d^  Ayouoia  y  Wilou* 

ma,  desbarataron  las  medidas  de  la  insur«r 

reccion,  no  es  mucho  que  los  protectores 

de  ella  traten  de  negar  esta  gloria  á  quiea 

justamente  corresponde.  Picoaga   fué  uti 

caballero  de  mérito,y  un  militar  de  valor  y 

derechura,  como  lo  acreditó  en  VilcapugiQ 

y  en  todas  ocasiones  7  y  ha  dexado  bas-» 

tante  honor  propio  para  no  necesitar  de 

que  se  refíera  el   ageno  á  su  buena  me* 

moría. 

CARGO  ai. 


,.,;n:; 


Que  tn  el  tiempo  que  regia  la  Cpnsti* 
ücíon  española  hecha  en  Cádiz,  los  Go- 
bernadores hacían  lo  que  querían  sin  ob* 
•ervarla  en  lo  menor,  sino  en  apariencia^ 
abrogándose  facultades  é  intrigando  ,  da 
euerte  ^ue  no  se  hacia  mas  ^ue  Í9  ^ua 


17^ 

ellos  gustaban,  siendo  en  tigór  ellos  qutc* 
Des  elegían  los  diputaxios  de  Cortes,  y  i^ 
única  voz  en  las  diputaciones  de  Provin*» 
cia-,,No  dexandb  fíbemd  al  ciudadano,  ni- 
á  la  prensa  ,  sino  soiimente  la  de  insuK 
iárse  entre  sí,  coií  eí  objeto  de  aatüentar'- 
Ja 'desunión  y  la  diJ5cordia.  -'-'o^^^ 
«?i:;-  DESCARGa  '*^ 

1.a  Cbristitucion  sufrió  mil  détí?ite¿  en  Es- 
paña y  América,  y  asi  no  hay'poVque  apli- 
car á  la  sola  AtDerica  este  defecto.  Habrá' 
V.  íeido  veimé  papeles  en  pro  y  Contra  de' 
Ja  Constitución,  y  mientras  la  opinión  na 
ié  fija  ha  de  sufrir  "debates  en  la'  jiráctica 
^Válquiera  resolución  moderna.  V.  ha  leí- 
do las  cartas  de  Blanco,  y  lo  que  dice  so- 
bre la  Constitución,  poniendo  en  claro  loS 
oeféctós  de  que  adolecía.  Otros  la  levan- 
taban hasta  las  nubes.  í  la  opinión  estaba 
en  el  mayor  choqué  en  la  misma  Pcnínsu- 
jl.'Eri  k  prueba  de  esta  causa  vieíie  uii 
ciálogo  entre  Juan  y  Pedro  acerca  de  ¡6 
f^Í&  es  la  Coasiitucion  española  ea 


171 

*<iicifindose  aílí  entre  otras  cosas  ;  que  lúS 
Diputadvos  en  Cortes  eran   electos  á  vir- 
tud dd  influjo  de  los  Señores   Virey   y 
Arzobispo,  y  que  sería  conveniente  que 
estos    solo   los  nombrase  con  la  ayuda 
de  su    intrigante  secretario  Arias.    Ltís 
Electores    de   los   diversos    partidos  que 
venían  al  acto  de  la    votación    á   esta 
capital,  se  presentabau  politicameiue  coti 
esa   investidura  ante  ambos  Gefes,  quie- 
nes   les    decían  tratasen  de  desempeñar 
el  cargo  del  mejor  modo   posible,    po- 
niéndose  en   los    sugetos   mas    acreedo- 
res  para  llenar    la    ccmision  ,    y  -todos 
rotaban  ó   según  su  concepto,  ó  sus  re- 
laciones ,   porque   este   es  el   modo   de 
votar   humanamciuc.   ¿Pero  qué   ínteres 
podían    tener  ai   esto  los   Señores  Vírey 
-y    Af zobiipo  ,  sino  el   del  bien  común, 
siéndoles  absoiutauíenie  indiferente  ,  que 
la  elección    cayese  en  éste  ó  aquel,  co- 
ao   fuese  ua  íJugoto    coaipetetue  ?  Mi  á 


rnlllT 


^ué  tenia  que  intrigar  el  Sr.  Secretarlo  de 
S.  E.  1.  ea  una  votación  de  seis  ó  siete 
personas  ,  siéndole  igualmente  iüdiferen- 
ic  que  el  electo  fuese  alio  ó  chico  de 
cuerpo  ?  Superior  por  su  empleo ,  ca- 
rácter y  dignidad  á  esas  baxezas  ,  y 
no  necesitando  de  la  Diputación  ,  ni 
de  los  Diputados,  á  que  iba  á  mez- 
clarse de  oficio  en  tales  intrigas  ?  Si 
acaso  el  Señor  Yirey  hizo  alguna  in- 
sinuación ,  sería  en  los  términos  decen- 
tes 5  y  si  uno  ú  otro  Diputado  se  prestó 
á  ella  ,  lio  fué  en  virtud  de  ninguna 
violencia  ,  sino  por  el  orden  cctiíun  de 
las  cosas.  Pero  confesemos  que  estas  son 
pequeneces  que  nada  conducen  á  la  ma- 
teria. 

CARGO  22. 

Que  abusando  de  la  buena  -  fé  de 
ios  liabiiaiucs  ,  los  Vireyes  y  Goberna- 
dores detienen  los  correes  ,  abren  Us 
canas  ,    í?ubsir£cn    las  correspondencias 


173 

hasta  el  extremo  de  ocultar  las  qu^ 
vienen  de  España.  Casi  siempre  con  esl- 
ías se  ha  llevado  el  sistema  de  dar  la 
penúltima,  y  guardar  la  recién  recibida 
para  tener  de  este  modo  al  público  sia 
noticias  frescas  de  sus  asuntos  >  esto  es, 
sin  embargo  de  las  machas  canas  que 
se  quitan  á  las  personas  qua  se  consi- 
deran poco  afectas  á  los  opresores. 

DESCAKGO. 

La  proposición  es  falsa,  pero  ditir 
dola  por  cierta  de  barato,  ¿qué  se  de- 
ducirá de  ella?  Que  en  ocasiones  el 
Gobierno  considera  no  conveniente  co- 
municar una  noticia  ,  y  no  franquea  Ja 
correspondencia.  ¿Halla  V.  pecado  oa 
esto  ?  Ponga  V.  al  autor  de  Vlrey ,,  y 
en  un  apuro  igual  ,  á  ver  si  no  hace 
lo  mismo.  Que  por  justos  recelos ,  ó  ra* 
CJonalmente  fundados  contra  algunas  per* 
sonas  substraiga  la.  correspondencia  ¿qué 


"■■■ 


dice  acercía  de   esta  cufpa  la  mora!  y- 
Ift   política  ? 

CARGO   23. 

Que  la  colocación  de  tal  qual  Ame- 
ricano á  empleos  y  honores,  se  verifica 
en  ias  gentes  sin  mériio  ,  y  dando  estas 
gracias  indebidamente  ,  se  aumentan  ias 
injusticias,  y  quejas  de  ios  beneméritos. 

DESCARGO. 

Ademas  de  lo  dicho  sobre  este  par- 
ticular ,  debo  agregaar   que  lo   4uc   se 
note  en  esta   parte  no  es  imputable  en' 
manera   alguna  a!    Gobierno    Espailol,- 
&Ííto  á   los  que   no  cumplen  con  las  le- 
yes  en  este   particular..  Está   mandado- 
que   los  GcfeS'  y  corporaciones  informea" 
aCerca   del    mérito   y    aptitudes    de   las 
perdonas  dignas  de  los   empleos  de  ho- 
cor,   y   franqueándose  dichos   informeS- 
en  varias   ocasiones  mas  bien  á  la  pe- 
tulancia ,  al  favor  ,  ó   al  influjo  ^  que- 


'al  verdadero  mérito ,  logra  la  coloca- 
ción en  ocasiones  el  que  tal  vez  es  me- 
nos acreedor  á  ella;  lo  que  no  suce- 
dería haciéndose  los  informes  con  cir. 
cunspeccion  y  justicia,  como  lo  ordena  la 
ley.  ¿  Por  qué  ,  pues  ,  el  abuso  de  esta 
lia  de  ser  imputable  ai  Gobierno  ,  quan- 
do  éste  es  prevenido  á  otorgar  las  gra- 
cias por  informes  que  cree  justos  ,  y 
que  ha  ordenado  se  hagan  en  las  perso- 
nas  verdadera  mente  acreedoras  á  ellos! 


CARGO  «4. 

Que  los  Generales  ,    Comandantes, 

y  Gobernadores  se   convierten   en  uno$ 

ladrones  públicos  ,  qué   saquean   toda  la 

América  ,  ya  con  contribuciones  ,  ó  y?t 

con  la  Celebre  purificación. 

DESCARGO 

En  la  última  parte  de  la  carta  ante- 
Tior  he  dicho  á  V»  bastante  sobre  este  par- 


-^?5 

Upm%  ,  y  que  algunos  abusos  que  pue- 
dan? haberse    notado   acerca    de    esto 
no;  deben  en   manera   alguna  cargarse 
4. los  Generales   y  Gobernadores ,  sino 
á  la  licencia  de   la  tropa  ,  ó  de  algu- 
nos  oficiales  ,.  que .  conducidos   mas  d^ 
ia    codicia  ,  que  del   honor,  han  come- 
tido  excesos  ,  por  los  que  han  sido  juz- 
gados y  reprehendidos.  Este  es   un  mal 
necesario  de  la  guerra,  y  principalmente 
de  la   civil ,  y  oxalá   no  presentase   tan 
tristes  y   repetidas  pruebas  toda  ia  his- 
toria   del    mundo.    En    esta  causa    se 
ponderan   las   infelicidades  de  los   pue- 
blos   conmovidos    y   tranquilizados   por 
las  armas    del   Rey.    Los    males,  des- 
trozos,  y  hurtos   del  Tribunal    de  Puri- 
íicacion  desconocido   hasta   eí  dia ;  Jos 
excesos   de  algunos   oficiales  de   orden 
de  sus  Generales^  los  del  Sri  General  Oso-^ 
rio  y  el  número  de  muertes  ,  que  de  or- 
den verbal  del  Señor  FezueU  se  ha  he- 


177 

cho  en  esos  crueles  tribunales  de   Pu« 
rificacion.  Pero  vamos    por  partes.  Ea*. 
traiido  las   armas  del   Rey  en  los  pue-. 
blos  disidentes ,  los  Generales  han  tra- 
tado de  cimentar   su   tranquilidad ,   de 
eensiguiente    después  de   la   acción   de 
hs   armas  han   examinado  quienes  ha  ti; 
sido  ios  que  han  tenido  parte  principal 
en  activar  ó  fomentar    el  fuego  de   la. 
discordia  ,   y  en   un    tribunal   qual  exi- 
gen  las    circunstancias  ,    han  juzgad© 
del    grado  de   culpa   de  los  individuos 
comprendidos  en  la  subversión-,  irritan- 
do con   muerte  ,  destierro  ,  ó  pena  pe- 
cuniaria á  ios   que  resultan   reos.  Este 
tribunal/  aunque  se  lia  llamado  de  Pu- 
rificación en  estos   tiempos  ¡    po    tiene 
de  nuevo  sino   el  nombre,  pero  es  tan 
aníiguo    como   las  mismas  revoluciones, 
pues  en  todas  ellas  se  ha  procedido  de 
igual,  modo ,  asi  en  las  antiguas  como 
ea  las  modernas.  Nada  hay  de  Doyedad 


178 

ni  de  escándalo  en  un  proceder  que  íui 
«ido  de  tod®s  los  tiempos,  y  consecuen- 
cias funestas  de  la  guerra  civil.  Alma- 
gro ,  Pizarro  y  Carvajal  ,  sin  embargo 
de  sus  grandes  servicios  perecieron  des- 
pués de  serenadas  las  disensiones  ori- 
ginadas poco  después  de  la  conquista, 
y  todo  el  mundo  sabe  las  proscripcio- 
nes de  Roma  á  consecuencia  de  extin- 
guirse sus  particulares  guerras  civiles. 
Pero  es  cosa  admirable  se  asegurase  per 
el  Señor  Abascal ,  según  el  autor,  que 
solo  el  Señor  Pezuela  llevaba  mas  de 
mil  trescientas  víctimas  inmoladas  de  esta 
clase.  En  primer  lugar ,  el  número  prue- 
ba en  sí  solo  la  falsedad  ,  pues  er« 
necesario  que  el  Señor  Pezuela  en  sus 
expediciones  gloriosas  no  hubiese  hecho 
mas  que  dar  órdenes  para  decapitacio- 
nes tan  francas.  En  segundo  g  dónda 
cstán^acrificadas  estas  víctimas,  y  quále* 
$on ,  pue$to  ^u«  a^ú  «e  puotuaUxa  «* 


179 

ttómero?  La  parte  del   pueblo   que  h« 

«ido  arrastrada   por    el    torrente   de  la 
iiiíurreccioíj    ha  sido  iadultada  ;  solo  las 
personas  señaladas  por  su-Jaflaxo  moral 
y   de  una  representación  conocida  ,  haa 
aido  juzgadas  ,  pocas  decapitadas,  y  las 
mas  desterradas,   ómuludas,  fuera  de 
las  absueltas.  |  Cómo  pues  ha  ascendido 
este  numero   á   mas  de    mil   trcscientag 
cabezas  ,  de    las   que  no  se  señala  unal 
j  Por  qué   se  calumnian  los  procederes 
de  la  justicia   confundiéndolos    con    los 
de   la  arbitrariedad  ó  tiranía  ?  |  Y  cómo 
«iendo  el   carácter  dd  Señor  Virey  taa 
propenso   á     la   indulgencia  ,    q«e   aua 
perdona  las  penas  á  que  se  hacen  acree^ 
dores    los    criminales  ,     habiendo    dado 
tantas  pruebas  públicas  de  esta  conducta} 
ha    tenido   la    cuchilla    levantada     para 
derribar   cabezas  sin  cuento  ?    Coüfese^ 
mos  que  hay  calumnias  demasiadamente 
necias ,  y  ^ue  de  esta  claíc  es  Ja  pr«« 


i8o 

sentc  ¡  sin  apoyo  ,  y  desmentida  por  si; 
misma.  Los  excesos  que  Imaz  haya  co- 
metido ,  impúteose  á  él,  y  el  mismo  pro,», 
ceso  que  se  le  ha  seguido  convence  que 
su  conducíase  examinó,  para  probar  ó  re- 
probar sus  hechos.  Su  causa  misma,  qu« 
pende  ante  S.  M.  será  la  que  lo  condent  ^ 
ó  absuelva.  Pero  lo  que  mas  asombra  e»  ^ 
el  alto  que  hace  el  autor^  por  el 
Crucifixo  ,  que  después  de  la  acción  do 
Eartcagua  trato  el  Señor  Osorio  de  co- 
locar en  la  capilla  de  nuestra  Señora 
del  iR^osario,  como  única  estimable  pre- 
sea que  le  cupo  en  la  rendición  de 
aquella  Villa,  Para  este  acto  religioso  .. 
convidaron  los  mayordomos  de  nuestra 
Señora  al  vecindario ,  y  esto  escanda- 
liza al  autor  hasta  el  punto  de  excla- 
par  ,  que  no  puede  darse  mayor  des- 
caro ,  que.  convidar  á  celebrar  los  ro- 
to i  que  no  se  respetan  los  crucifixos 
m  imágenes  destinadas  al  culto  divino. 
y  ^ue  aada  mas  puede  esperarse  de  ua» 


invasión  dé  Moros.    ^  Pero  quál  esaq^ui 
ci  escándalo  I  ¿  Qué  cosa  mas  ordenada 
y   piadosa  que  colocar  un  Santo  Cristo 
€0  una  capilla?   ¿Acaso  fué   extraída  h 
imagen  del  Templo  de  Rancagua?  ¿Sobre 
rendida  una    villa  ,  qué  quiere  decir  que 
un    General    traiga   de  ella   ud   Santo 
Cristo ,    y  Jo  coloque  en   uno   de    los 
Templos  de  esta  capital?  Verdaderamen- 
te  es  un  escándalo  farisaico  ,  es  asotó- 
brarse  de   lo  que   está  en   el   orden,  y 
es   convencer  que   no  hay  crimenes  que 
echar   en  cara  ^  quando  uiia  acción  taa 
religiosa  se  glosa   por  delito. 

j  Mas  cómo  podrá  tolerarse  Ja  in- 
juria mas  negra  y  atroz  contra  el  Ge- 
neral Goyeneche  ,  de  quien  se  dice  ha- 
ber afirmado  Imaz,  que  robaba  para  di- 
cho General ,  y  de  orden  suya  ?  ¿Con 
que  objeto  podía  robar  el  General  Go- 
yeneche, notoriamente  acaudalado  por 
la  opulencia  de  su  casa  ,  aacido  y  cria- 


l82 
do  en  el  dinero,  y  nutrido  en  los  prin* 
cipios  de  honor  ,  á  qué  tenia  que  inet* 
ciarse  en  talbaxeza,  quando  por  «u  cons- 
titución efttaba  superior  á  ella  ?  Hay 
defectos  que  no  son  imputables  á  cierta 
clase  de  hombres  ,  y  tal  es  el  robo  al 
Señor  Goyeneche ,  pero  la  calumnia  c« 
poco  reflexiva,  y  también  acreedora 
al  desprecio  universal  en  ciertas  oca- 
siones. En  una  de  las  tragedias  de  Eu- 
rípides ,  uno  de  los  actores  acusa  de 
cobarde  á  Hercules  ,  sin  embargo  de 
que  su  solo  nombre  envuelve  la  idea 
del  valor. 

^gi'^g^  <]U€  l^s  contribuciones 
con  que  se  cargan  los  pueblos  baxo  el 
especioso  pretexto  de  pagar  la  tropa, 
es  una  mentira  atroz  ,  pues  los  produc- 
tos de  Us  rentas,  y  gravámenes  anti- 
guos de  que  se  compone  ei  Real  Erario 
bastan  para  estos  pagos.  Nada  hay  qu2 
responder  á  esta  calumiJa  desmentida  por 


i8s 


> 


sí  misma.    ^  Cómo  con   un  gasto  triple, 
quadrupie  ,   ü  mayor,  que  tiene  Ja  Real 
Hacienda  eii  el  dia,   puede  subvenir    á 
ellos  con  los  mismos  ingresos  y  graváme- 
nes antiguos  ?   A  la  vista  están  hs  entra- 
das antiguas,  y  sus  gastos,  dd  mismo  mo- 
do  que  Jos  del  dia.  Si  mágicamente  el  ín^ 
greso  como  diez  no  es,  suficiente  al  gasto 
como  cincuenta   ó   como   ciento,  lo  que 
rase    de   diez  es  imposible  que   pued* 
*aUr  de  la  Real  Hacienda. 

Cierra  por  líltimo  su  prueba  di» 
ciendo  que  está  autorizado  el  exérciio 
del  Alto  Perii  para  que  tome  todo  quan- 
to  necesite  y  quiera  para  su  alimenta^ 
cion  y  vestuario ,  y  que  con  esta  licen^ 
cía  desconocida  entre  Jas  naciones  cul- 
tas, no  se  respetan  las  propiedades,  y 
que  se  destacan  grandes  partidas  para 
robar  los  ganados ,  y  matar  á  los  due- 
ños y  pastores.  Pero  una  ú  otra  licea- 
cia  de  la  tropa  ,  ó  un  apuro  en  la  ne- 


tBá 

cesidad  no  puede  lianiarse  orden  de  los 
Generales,  sino  abuso  de  los  soldados, 
ó  imperio  de  la  misma  necesidad.  Cbm- 
párefise  los  excesos  de  las  tropas  disidentes 
con  los  de  las  realistas  ,  y  véase  la  huma- 
nidad tan  pregonada  que  observan  las  pri- 
meras. Estos  destrozos  no  son  imputables, 
no  hay  ojos  para  verlos  ,  pero  si  se 
ven  disíintamente  las  culpas  de  nuestras 
tropas  :  con  mas  imparcialidad  seremos 
mas  justos  en  nuestros  juicios. 

CARGO   21. 

:  Que  la  inobservancia  del  derecho 
de,  gentes  eon  los  vencidos  ,  y  el  no 
respetar  las  propiedades  ,  las  vidas  de 
uinos  ,  mugercs  ,  ancianos  ,  y  demás 
yecinos,  desarmiados  ,  cerno  también  c,I 
incendio  de  las  ciudades  ,  pueblos  y  co- 
sechas ,  hacen  tomar  á  ios  Americanos 
medidas  de  defensa  para  librarse  de  tan 
crueles   enemigos. 


DESCARGO. 

Me  remito  á  lo  dicho  en  la  última 
parte  de  esta  carta  ,    y  acerca  de   los 
excesos  cometidos  ,   viva   V.  en   la    ih* 
eligericia  de   que   son   exagerados  en  la 
mayor   parte.   La  guerra    actual   no  es 
de  Nación  á  Nación,  sino  de  los  pueblos 
disidentes  con  el  Gobierno  constituido. 
En  guerras  que  tienen  entre  sí  ias  mo- 
narquias  se  observa  el  derecho  de  igual 
á   igual ,   pero  en  las  civiles  ,  y  por    el 
actual  motivo,    no  rige    el  derecho  y 
política  que   en  las  guerras  con  las  de- 
mas  Naciones  ^  y  esto  no  es   del   dia, 
ni  pciíifca  nueva  ,  quando   toda  la  bis. 
toria  de    todos  los   países  manifiesta  la 
diferencia  que  ha  habido  estre  reducir  á 
los  pueblos   á  la   anidad  ád   Gobierno, 
y  combatir  entre    Us   Naciones  por  de- 
rechos  litigiosos.  Después   de  la  acción 
Sen  escarmentados  los  gue'  haa    tenido 


principal  parte  en  Ja  subversión,  sísnd, 
««  ó  menos  los  castigos  ,  sin  que  este 
«a  sistema  de   la  España  ,   sino  conse- 
cuencias de  1«   cosas.   ;  Oxalá   que  no 
se  hubiese  derramado  una  go,a  de  san- 
gre !   ¿Pero  quién  ha   puesto  á  los  Go- 
b«rnos  y    Generales  en    estas  circuns- 
lancias  sino  los  mismos  pueblos  disiden- 
_  tes  ?   El   hecho  del  oficial  Callejas,  exa- 
gerado ,  aun  guando  fuese  positivo,  pro- 
bará  la  precipitación  de   un  oficial,  per» 
jamas  el  sistema  del  Gobierno.  Las  du- 
ras órdenes  de  Don  Francisco  Marcó  del 
Pom  promulgadas  en  su  bando  ,  conven- 
ceráh  ttias  bien  su  humor  que  su  pru- 
dencia j  pero  su  zelo  indiscreto  ¿  por  qué 
ha  de   atribuirse   en   manera  alguna   á 
pian   de  nuestro  Gobierno?  Los  hom- 
bres  siguen  con  su  carácter  en  sus  vir- 
tudes y    vicios,    en   la    elevación    y   el 
abatimiento,    y    ¡as     faltas    ¿^i   ^.^ác. 
ter   de  los  individuos   nunca  son  itnpu- 
tabies  á  las  Nationcs. 


CARGO  26. 

^ue  los  Vireycs  y  Comandantes 
íchan  contribuciones  enorme»  á  las  Pro- 
Tincias  y  Ciudades  cu  que  ellos  domi- 
&aa  paciücamente. 

DESCARGO. 

Ta  sobre  esto   he   hablado   á  V. ,  y 
es   inútil    insistir  en  lo  mismo  j  pero  no 
puedo  desentenderme   de   lo  que  se  dicc 
«n   la   prueba   acerca  de  que  el  Excmo. 
Señor   Pezuela    ha  ordenado  que   todas 
las  Provincias  costeen  á  proraieo  el  gatio 
de    las  tropas   de   su   guarnición  ,  y  del 
cxército  ,  repartiéndose    ia   quota    entre 
todos    los    vecinos.    Esta  orden   solo   eS 
reservada    ai  autor  de   la    manifesiatioa 
histórica  y  poliiica.  Ni  se  ha  dado  tal  or- 
den ni  en  amago  han  sufrido  los    pueblos 
tal  gravamen.  Se  dice  que  quando  se  exi- 
gen tales  contribuciones  los  Vireyes,  Ge- 


«erales  y  empkados  no  hacen  ningún  sá-- 
orificio  ,  ni  ceden,  las  rentas  que  disfru. 

tan   Pues  el  Señor  Virey  fea  contribuida 
2oS  pesos,  y  sostiene  diez  soldados,  cuyd 

valor  asciende  á  dos  mii  pesos  anua, 
íes  ,  y  en  todo  ei  tiempo  de  su  Go, 
bierr.o  fácil  es  computar  á  quanto  as. 
tiende  su  total  contribución  ,  en  media 
de  los  gastos  indispensables  del  empleo, 
y  de  los  de  su  numerosa  familia. 

V.  sabe  que  tengo  motivos  públicos 
que  me   aproximan  ai  Palacio  Artobis. 
pal,  y  asi  no  extrañará  V.   que  pueda 
puntualizarle  la  mas  exacta  noticia   no 
solo   de   lo  que  ha  contribuido  la  Mitra 
en   obsequio  de  S.  M.  y  de  su  causa  en 
España   y    América   desde   la  invasión 
de   los    franceses  hasta   el  dia  ,  sino  de 
todo  lo   demás  en  que  se  han  invertido 
ias   retuas  del  Arzobispado  j    de  manera 
que   cotejados     los     libros   de    ios '  in- 
gresos    y     gastos ,     que     he     exami. 


i89 

■ado  partida  por  partida  ,  se  manifiesta 
que*  S.  ÍE.  I.  ha   gastado  mucho  mas  de 
Jo  que  ha  renf^do  la  Mitra  en  los  catorce 
años   que  rige  esta  Santa  Iglesia  ;    ha- 
biéndose sostenido  coo  las  cantidades  que 
poitcriormente  á   su   ascenso  de   la  dió- 
cesis del  Cuzco  á  esta    Silla  se  le    pa- 
garon  por   sus  muchos  deudores   en  su 
anterior  Iglesia.  La  prueba  de  esta  propo-» 
sicion  puede  V.   llamarla  demostración, 
porque  no  hay  otro  nombre   que  dar   al 
convencimiento  que  necesariamente  pro- 
duce  esta   verdad.  Las  rentas  del  Ar« 
achispado  en  el  dia  por  las  públicas  baxas 
que  ha  sufrido  quando  mucho,  ascienden 
á  48c)  pesos,  y  aun  menos,  por  no  pagar- 
se los  Sínodos  en  la  actualidad,  ni  en  parte 
considerable  lasQuartas^  pero  suponién- 
dose el  ingreso  anual  de  48D  pesos,  sien- 
do  mucho  menos  ,  suma   en  los  catorce 
años  del   gobierno  del  actual  Señor  Ar- 
agbispQ    ójzd  pesos.  £sie  es  el  u^tal  y 


único  ingreso  ;  vea  V.  ahora  lai  salídaiv 
Primeramente  en  el  navio  San 
Fulgencio    remitió    S.  E.  I, 
de  donativo  para  la  Nación 
Española.  ............       ^^^^^^ 

En    el  mismo    para    socorro 
del  batallón  de  Carmona  ,    y 
de  las  viudas  de  sus  soldados.       io,oo# 
.Para  mantener  en  el  desagua- 
dero  cien  soldados   á  veinte 
pesos    en  cerca  de  dos    años 
y  posteriormente  quince  sol- 
dados por  tres  años 43>700 

Para  donativo   á  España  en  la 
Veloz,  y    en  San  Pedro  AU 

cániara. 13,100 

Para  la  maiítencion   de  Minis- 
tros   de  Indias   en  España.         *,ooo 
Para  la    conducion    de  Misio- 
neros de  España  á  este  reyno 

delPcriJ I|000 

Para  el  socorro  de  Monte  video 


4>ooo 


2,000 


•en  dos  ocasione?  ,  cada  una 
á  dos   mil  pssos.  .,..♦.... 
Para    Ja  consiruccion   de     los 
baluartes  de  estas   murallas 

de  Licna. 

para  socorrer   al  Empecinado 

y    á  Renovales ,   de   orden 

del  Sr.  Duque  del  Infantado.        2,000 

Para  los  Vales  Reales   que   se 

establecieron  ea  tiempo  del 

Señor  AbascaJ . 

Para  pagar  el  cupo  del  millón 
que  se  pidió  en  préstamo 
forzoso  por  el  Sr.  Pezuela.. 
Para  ía  Uniuersidad  de  Sala- 
manca de  orden  del  Rey  , 
dos  mil   pesos   cada  año,  y 

en  doce  años  son 24,000 

Para  la  pensión  de  quatro  mil 
pesos  cada  año  á  favor  de 
la  Orden  de  Isabel  la  Cató- 


12, §00 


10,000 


4)000 
4,00© 


192 

lica ,   en  quatro   años*  .  .  .      16^00^ 

Para  la  construcción  del  Ar- 
chivo eclesiástico  que  no 
había  ,  y  se  mandó  cons- 
truir   de    orden   de   S.    M. 

Para  las  rejas  de  fierro  en  el 
Coro   de  la   Catedral 

Por  la  pensión  de  la  Cruz  de 
Carlos  III^  en  catorce  anos, 
á  mil  doscientos  ps.  cada  uno.     16; 8 09 

Por  otra  ai  Seminario  Con- 
ciliar 5  por  el  mismo  tiem- 
po de  catorce  años  ,  á  mil 
trescientos     ps.     cada   uno.      i8}2oe 

Para  la  erección  del  Colegio  de 

San  Fernando *  .  .        é^ooo 

Para  pagar  el  gasto  que  hizo 
el  Cabildo  Eclesiásiifco  en  la 
entrada  ó  recibimiento  de 
S.  E.  I.  5  pues  de  orden  de 
S.  M.  ya  no  es"  abonable  di- 
cho gasto   por  el  Erario.  .  .        5)5oe 


45>ooe 


Por  Ia'>e?accion  dd  Palacio 
Arzobispal  que  estaba  casi 
arruinado.  . 

Por  las  linibsiías  reservadas  y 
públicas,  ascendiendo  eñ  al-    ' 
guncs  meses  este  gasto  á  dos 
míi  pesos  ,    y  en  otros  á  mil 
y  quinientos ,  computándose 
únicamente  en  esta  cantidad.     2  5  3.000" 


Pesos.  .  .     53Ó.70Q 

No  incluyéndose  en   estas   partidas 
los  gastos    de  mantención   de  S.  E.   I. 
y   sti  familia  ,     jii  bs  de   I05  negocios  de 
h   Mitra  asi   en   Madrid  como  en  tsti 
Keyno,  es   ei    ingreso  como  sq  ha   dicho 
de672D  pesos,  y  la  saiidaJíde  536.700, 
siendo  el  exceso  de   la  entrada  á  la  sa- 
lida de   145,300  pesos.   Ponga  V.   po^ 
la  parie^ue  menos   i2D  pesos  por  año 
en  Ja  mantención  decorosa  de  S.  E.  L 

^3 


194 

y  su  casa,  lo  que  en  catorce  años  as- 
ciende  á   i68D  pesos  ,  y  resulta  alcaa- 
*ada  la  entrada  por  la  calida  en  22,700 
por   cuentas  tan   claras  y  llanas  ,   que 
las  percibirá  aun  el  que  no  tenga  vista. 
No   extrañe  V.  que  las  rentas  de  la  Mi- 
tra estén  reducidas  á  solos  489.  pesos, 
porque   aunque    anteriormente    llegaba^ 
á  mas  de   54D,  era  incluyendo  el  Nove- 
no  que  posteriormente  se  le  ha  baxado 
^n  la  maza  decimal,  que  siendo  de  6,300 
pesos  en  cada  año,  sube  en  los  14  a  88200 
cuya  suma  no  debe    computarse   en    la 
Renta  Arzobispal ,  porque  ya  no  ingre- 
sa en  ella.    En   el   estado  pues  que  se 
halla  la   entrada  ,  es  positivamente  ex- 
cedida   en   mucho  por  la  salida  ,  según 
la  manifestación    de   partidas  constantes 
y  públicas.    ¿Y  á  un  Prelado  de  este  des- 
|>rendimiento  tan  absoluto ,  y  de  las  vir- 
tudes que  "lo  caracterizan  ,  se  pinta  coa 
los  coloridos  de  mentecato  j  adulador  y 


^9S 

tímido?  Ya  había  acaMo  eJ   Sacerdocio 
en  la  Sinagoga,  y  San  Pablo  pidió  per^ 
don  públicamefíte  de  una  palabra  agria 
fliciía  contra  d  Sumo  Sacerdote,  quien  ha- 
hh  ordenado  se  k  hiriese  en  ia  boca,  di. 
ciendo  que  no  le  habia  conocido  j  porque 
«abJa  muy   bien  que  estaba  escrito :  Nq 
maldecirás  al  Vrínci^s  de  tu  pueblo.  A  ios 
Obispos  de  que  habla  Saii^Juan  en  su 
Apocalipsi ,  sobre   reprensibles   se  les  da 
ia  denominación  de  Ang^ks  -,  mas  ia^ 
felizmente  es   llegado  el  tiempo  en  que 
«e  insultan  las  virtudes,  y  no  se   acá- 
tan  las  primeras  dignidades  de  la  Igle- 
sia.  Pero  ¿  qué  ha  de  considerar  ni  res- 
petar la  locura  é  insolencia   de  una  filo. 
sofia  subversiva  ?  Llorem&s   estos  maics 
esperando  de  Dios  el   remedio,  y   coa* 
tinuemos. 

Los  empleados  y  miíiistros  contri- 
buyen  á  proporción  de  «us  sueldos/ ¿Y 
fómo  se  habla  q^ii  esta    ligereza  ?  Por 


ptra   parte  las  rentas  Reales  solo  bastan 
^  sestener  á  un  empleado  con  la  decencia^ 
^ue   demanda  el  mismo  empleo,    i  Qtié 
puede   sobrarles  para   enagenar  lo  qu« 
hace    su  subsistencia  y   las    de   sus  fa¿ 
uiilias  j  principalmente  en  el  dia  ,  en  qüá 
todo   hombre  está  alcanzado,  porque  se 
han  multiplicado  las  necesidades,  al  paso 
que   se  han    obstruido   los   recursos   de 
proporcionarse  algún  alivio  ?  Ahora  jpor 
qué  se   escandaliza   el   autor  de  que  en 
tima  se   pagasen    los  sueldos  á  los  dos 
Señores  Vireyes  ,    Abascal   y  Pezuela? 
¿No    es   sabido    que  al   que   acaba    le 
corre  la    renta  íntegra  por    seis   meses 
después   de   la  conclusión  de  su  Gobier- 
Bo  ?    2  Y  qué  hay  que  admirarse  de  que 
á   un   gefe  como  el  Señor  Pezuela  se  le 
abonasen    sus  sueldos  íntegros  ,  sin  em- 
bargo de   la   interinidad,  que  fué  de  po- 
cos  meses  ,  viniéndole  la  propiedad  in- 
mediatamente ,  (juaudo  aunque  oo  húbic^ 


19? 

se  vüehó  con  la  investidura  de  Viiñe% 
sus  grandes  servicios  á'  la  Corona  ¿y 
los  gastos  hechos  en  sus  víagés  ,  y  én'stt 
numerosa  famiiii  le  hacían  acreedor  i  uhll 
gracia  ,  que  locaba  en  justicia  ?  SíM^ 
aprobó  esta  resolución,  y  lio  hay  pór(|ue 
escandalizarse  de  un  proceder  que  nadíi 
tiene  de  irregular ,  y  que  parece  detnan* 
darlo  el  mismo  estado  de  las  cosas.  Taniw 
poco  es  extraño  que  á  un  Ministro  como 
«I  limo.  Sr.  D.  Manuei  íle  Arredondo  se 
le  jubile  coa  renta  íntegra  despuesdemaí 
de  quarenia  años  de  servicios  probados 
en  las  togas  de  Goateíiiala  "y  Lima. ,  y  e» 
las  Regencias  de  Buenos  Áyre«  y  el  Perú» 
Este  es  un  estímulo  para  los  buenos-^  ser* 
vidores  de  S,  M. ,  y  ai  mismo  iiemJ)o  una 
recompensa  justa  á  los  trabajos  gloriosos. 
Se  íigrcgi  que  el  Sr.  Abascal  ha  remi- 
tido á  Londres  y  á  España  mas  de  un 
miiíoii  de   pesos ;  será  baxo  otro  nom-^ 


líreiy  ¿on  señas  y  contraseñas   resef* 
•lyadas  ai  autor  del  manifiesto.  |  Y  de  don* 
de  sacó  tanto  dinero?  El  sueldo  no  po- 
día  dárselo  ;  su  carácter  franco  y   gene» 
JfoSQ.  no  le  permiiía  ahorrar  con  indecen- 
cia. Sin  una  calumnia  la   mas    negra  no 
puede  arguírseie  de  venal.  Gon  que  no  se 
da  con  el  secreto  de  esta  piedra  filosofal 
.que  le  multiplicó  este  millón  largo  de  pe- 
^os.  El  Sr.  Pezuela  (  cominiía  el  autor  ) 
tiene  cerca  de  otro  tamo,  es  decir  ,  cerca 
?de  mas  de  un  míiion,  que  es  la  quota  asig- 
nada al  Sr.  Abascal.  Como  el  cómputo  es 
á  bulto,  y  estriba   en  la  fé  del  que  cscri- 
be  ,  solo  puede  contestársele,  que  mnga- 
na  especie  es  mas   calumniosa   notoria- 
mente, que  la  relativa  al  ingente  caudal 
acopiado  per  el  Sr.  Virey  Pezuela,  cuyas 
virtudes  religiosas  y  poiíticas   le  ponen 
,¿1  abíigo  á<¿  injuria  tan  grosera.  Pero  ka^ 
blando  genera líuente  sobre  tales  acrimina» 
c'ionee  (á  qüléñ  esperaría  persuadir  d 


-  199 

lutor  la  facilidad  con  que  en  sa  pluma  se 
emnillonan  hoy  nuestros  Gefes ,  aun  per» 
miiiéndole  calificarlos  de  abandonados  en 
jsupremo  grado  i  Escribiría  sin  duda  para 
babitantes  iejanos  del  Peni  ,  y  de  la  vista 
de  su  actual  decadente  estado.  Esta  única 
reflexión  baste  para  desbaratar  la  ide'4 
de  ios  mares  de  riquezas  en  que  el  amor  ^ 
figura  nadando  á  ios  Sres.  Montes ,  Ra- 
mírez ,  Ossorio  y  otros  ,  que  gozan  át 
distinto  concepto  entre  los  imparciales. 

2  Pero  de  dónde  ha  ocurrido  ai  es- 
critor que  cada  Intendencia  ha  de  con- 
uibuir  mensuaimente  con  una  suttia  ma- 
yor de  los  particulares ,  que  la  que  pro- 
ducen las  Rentas  Reales  ?  Que  á  estas 
úlumas  no  se  les  ha  de  tocar  para  nada, 
sin  duda  con  el  objeto  de  remitirlas  á 
ííspaüa,  agreijando  por  una  nota  que  sera 
para  lograr  por  este  anedioel  Sr.  PezucU 
4a  propiedad  del  Vireyaato.  ta  se  habrá 


convencido  de  que  la  propiedad  le  vino 
ínuy  pronto,  y  sin  necesidad  de  esta  re* 
inision.  Pero  i  con  qué  objeto  se  asientan 
fafeedades  públicas,  que  á  nada  mas  con- 
tribuyen que  á  hacer  odiosa  la    causa 
de  S.   M.  ?   Es   constante  que  los  pue- 
blos  sufren   gravámenes  y    pero    no  en 
el   sistema  que    expresa    el    autor   del 
tnánifiesto,  ¿Y   cómo   podrán  no  sufrir- 
los  ton   dolor  del  mismo  Gobierno,  sino 
pueden   repararse  las  públicas  necesida- 
des  con    las    solas  Rentas   Reales?  ¿  ní 
cómo  éstas  en  tal  angustia  pueden  per- 
manecer  intactas   con  el   objeto  de   re- 
mitirse á  España?   Quando  la  calumnia 
se  urde  tan   mal  ,  por  lo  regular  se  hace 
traición  á  sí  misma. 

CARGO   27. 

Que   los  Españoles  insultan   pública* 

-iRenic  á  todo  Americano,  y  se  repite  por 

todas   partes  j  que   la   España  no   á^bt 


201 
dexar  ni   siquiera   ua  soío    Americano 
Vivo,  que  pase   de    siete  anos. 

BESCA  RGO. 

Me   remito  á  lo  que  tengo   á  V.   dicho 
en   la     carca    anterior.    Ha    habido ,    y 
hay   necedades    mutuas   de  Españuies  y 
Americanos,   pero   entre  las   gentes   sin 
principios    ó  frenéticas.   Todos  ios    dias 
se   estrechan  mas   y  mas  las  relaciones 
entre  unos   y   otros ,  en  amistades  ,   en 
matrimonios  y  en  comercio.  Se  trae  para 
la  prueba   de   la   proposición  el  haberse 
singularizado  el  finado  Don  Alexandro  de 
Este-van  Martinez  ,   ofreciéndose   á    sec 
e(  primero   que  degollase  á  sus  propios 
hijos  ,  siendo  asi  que   viniendo  de  Es. 
paña  de  criado  del  Señor  Escalada,  In- 
tendente  de  Huamanga,  ascendió  á  M- 
oalReal  en  dicha  ciudad ,  y  debió    de 
consiguiente  su  suerte   á  la  América.  Y^ 
ha   muerto  este  sugeto,  pero  en  obsequio 


202 

de  la  verdad   debo  decir   á  V.    que  fe 
traté   de  cerca  ,  y  conocí  en   él  uno  de 
los    mas  tiernos  padres   de  familia  :  y 
que  tanto  por  su  corazón,  como j)or  sus 
mas  que  regulares    talentos,  era    inca*^ 
paz  de  haberse  vertido   de  ese  modo.  Es 
igualmente  falso   que  viniese  de  criado 
del   Señor  Escalada  j   pues  quando   éste 
vino  de  Director  general  de  Alcabalas 
de   este   Vireynato  ,  pasando  por  Chile, 
en  donde  de  fecha  anterior  estaba  Mar- 
linez   de  Oficial  primero  de  la  Aduana, 
lo  traxo  en  su  compañía,  para  darle  me- 
jor colocación,  así  por  sus  méritos,  como 
por  recomendaciones  particulares,  que  á 
este   fin   se  le   hicieron  de  la  Corte.   Y 
habiendo  tenido  varios   empleos  en  Real 
Hacienda  ,    se  jubiló  de  Oficial  Real  de 
Huamanga  por  su  falta   de  vista ,    des- 
pués de  quareuta  años  de  acreditados  bue- 
nos servicios.    Su  hijo  Don  Manuel  ,  á 
quien  se  sindica  de  uno  de  los  mas  pí- 


203 

caros  entre  los  Americanos,  no  tuvo  oím 
delito,  que  haber  servido  con  honor  al 
Excmo.  Sr.  Abascal ,  y  haber  sido  adicto 
á  ia  causa  de  S.  M.  Con  que  si  tal  era  d 
proceder  dd  iiijo  ,  ¿  á  qué  tenia  el  padre 
^ue  amcíiaiario  con  degú'elio  ? 

Se   traen  también  en  la  prueba  d§ 
esta  proposición  5  las   crueldades   de  los 
conquisiadore?,  apoyadas  ea  ei  testimonio 
del  Señor   Don  Fr.  Bartolomé  de  las  Ca- 
sas ,    Obispo   de  Chiapa,    sobre   lo   que 
«e    ha     escrito    tanto,     que     puede  V* 
ver    en    mil    partes  ,    y  en    e!   de  Mon« 
tesciiieu    en  sus   canas   persianas,   des- 
mentido   por  la   Legislación   de   Indias,, 
y  por  U    protección  que   ha  dispensado 
y  dispensa    constantemente  el   Trono  á 
ios   indios.    Pero   admírese  V.   del  modo 
coa  que  concluye  en  esta   parte  el  autor. 
I  Qjándo    se  civilizarán    los  Españoles^ 
A;i  ]   jarús.   Li  Biviaá  Providencia  pa" 
rece  haberlos  destinada  al  enibfutccimicfl- 


204 
té  etcrn©.    ^  Pues  qué  ,  ignora  este  s^• 

.geto  el  distinguido   papel  que  ha  hecho 
Ja   España  en   la  república  de  las  letras, 

j¡.  que  en  el  siglo  XVÍ  era  sino  la  única, 
la,  primera    depositarla  de  las  luces?  Por 

Jo  que  toca  á  las  lenguas  modernas,  dice 

.el  célebre  chanciller    Dagueseaú  en   las 
Instrucciones  á  su  hijo  :  ,,  hay   dos  prin- 
cipaiinente    que iio  debes  ignorar  ,;  tanto 
ppr  la  facilidad  que  hay  de  aprenderlas, 
como    por  el  gran  número  de .  cbras  que 
en  ellas    se   encuetitran  en  todo  genero, 
y   priucipaimente  en  la  Historia.   El  ge- 
nio de   ios  italianos  y  Españoles  es  mas 
propio   á  este  género  de  obras  ,  que  el 
nuestro  j  ó  porque  s  on    mas  capaces  que 
nosotros  de   una   sólida  y  continua  re-_ 
flexión  sóbrelas    cosas    humanas,  ó  por-, 
que   la   consúíucion  de  lu  Gobierno  ,  y 
las   diferentes  revoluciones  acaecidas  e« 
ellos  ,    los  han    heciiO,  principalmente  á 
ios  Italianos,   mas    profundos  en  la    po- 


205 
lítica,  que  ~  es  el   aima   de  la  Historia, 

Así  por  ignorar  dos  lenguas  ,  que  ape- 
nas te  costarán  uii  mes  de  trabajo,  te 
privarás  del  placer  y  ventaja  de  leer 
historiadores,  que  igualen  á  los  aniiguos, 
ó  que  á  lo  menos  no  le  seaa  inferio- 
res ,  ó  no  gustarás  sino  una  parte  de 
ese  placer,  y  de  esa  ventaja  leyendo  solo 
las  traducciones.**  Este  testimonio  es  de 
la  Francia  ,  y  reciente ,  y  de  un  autor 
tan  recomendable  ,  que  no  podrá  ser 
tachado  por  el  autor.  Sobre  las  cruelda- 
des de  los  Españoles  en  Indias,  me  remito 
á  lo  que  tengo  contestado  ea  la  primera 

Carta. 

CARGO  28. 

Que  á  las  quejas  y  asuntos  de  los 
Americanos  no  se  les  dá  sustanciacion 
legal  en  la  Corte ,  baxo  el  bárbaro  pre- 
texto de  que  no  llevan  el  informe  de 
los  Gefes  mismos,  contra  quienes  se  que- 
jan ,  y  á  los  informes  clandestinos  ,  que 
los  Vircyes ,  Gobernadores  y  Gefes  ha- 


cen  contra  Americanos  ,  inmediatamente 
se  procede  contra  estos,  sin  cmbarg© 
de  no  oiilos  ni  juzgarlos  con  arreglo  á 
las  leyes ,  lo  que  manifiesta  la  preven- 
ción 5  y  odio  ^ue  tienen  en  la  Corte  á 
todo  Americano. 

DESCARGO. 

La  respuesta  dada  ai  cargo  17. 
Una  cosa  es  que  los  informes  de  los 
Señores  Vircyes  y  Gobernadores  infíu-» 
yaíi  en  la  Corte,  y  otra  que  sin  ellos 
nada  pueda  hacerse  allá,  ni  se  resuelva 
aun  contra  sus  informes. 

Concluidas  las  veintiocho  causas,  se 
contrae  á  examinar  ,  primero  :  la  con- 
ducta de  la  España  y  sus  Vireyes ,  y 
demás  autoridades,  que  gobernaban  en 
America  desde  la  invasión  de  los  Fran- 
ceses hasta  la  total  disolusion  de  la 
Junta  Central  ,  y  aproximación  de  las 
tropas  Francesas  á  las  inmediaciones  de 
Cádiz.  Segundo  :  la   que    tuvieron  las 


2C? 

Cortes  y  sus  Regencias  :  y  el  manejo 
y  sistema  adoptado  después  por  Fernan- 
do Vil.  No  entremos  en  vindicar  Ift 
conducta  de  Jas  Cortes,  ¿  ni  á  qué  coa- 
duce tocar  en  lo  extinguido  y  acabado? 
Después  se  tiiere"  duramente  al  Señor 
Abascal  por  el  rompimiento  con  Buenos- 
Ayres ,  y  se  llega  al  extremo  de  asen- 
tar ,  que  asi  él,  como  el  Señor  Goyene- 
che  trataron  d?  coronarse,  el  uno  en  el 
Perii,  y  el  otro  en  Buenos-Ayres  ,  que- 
dando ambos  dueños  de  la  América  me- 
ridional  ,  y  siendo  el  uno  yerno  del  otro 
(¿se  reproduciría  la  escena  acaso  de  Cesar 
y  Porapeyo?)  y  que  gracias  á  Belgrano, 
que  con  sus  dos  victorias  desbarató  este 
proyecto  ,  que  sino  ya  tal  vez  estarían 
coronados.  Spectatum  admissi ,  risum 
teneatis  amici  ?  Que  la  guerra  contra 
Buenos -Ay res  fué  sin  motivo  ,  y  contra 
la  opiniqn  de  las  personas  de  juicio- 
Que  el  Señor  Arzobispo  j  hombre  co- 


?o8 

nocido  por  un  insigne  menfec^to^,  y'por 
€l  mas  adulador   de  Abascal  ,  á  quiea 
temía  por  su  audacia  y  altanería ,  apo- 
yando   ciegamente   al  Virey  ,  habló  por 
mucho    tiempo   en  favor   de  la  guerra, 
y  ofreció  para  ella  toda  la  plaia,.y  alha- 
jas  de    los    Templos.    Que  los  demás  ca- 
liaron    por  temor  del    Virey  ,   y  se  de- 
cidió   la    guerra.     Que     dio    el    Señor 
Goyeneche   U    batalla     por   enriquecer- 
se,   y     hacerse     el    arbitro    del     Peiü, 
y  por  cumpiir  con  las  iiistrucciones  que 
traxo  de  Murat  ,  de  quien   fué   emisa^ 
rio.  Que  el  Señor  Abascal,  premiado  por 
todos    los    Gobiernos   de  España,   fué  el 
mayor   traidor  que  tuvo  la  Nación,  no- 
tándosele su  adhesión  á  José  Bonap.irtej' 
f  que  demoraba  Ja  jura  del  Rey  ,  sin' 
embargo   de  las  instancias  del  .Cabildo, 
para   dar   titímpo  á    tomar  otraí   medi- 
das. Que  por  fia  accedió  i  ella  ,  y  que 


en  el  tabIadiIIo|  de  la  plaza  en  que  se 
verificó  este  acto  ,  se  vieron  en  los  qua^ 
tro  extremos  quatro  banderas  ,  que  de- 
cían :  viva  José, 

i  Que  tropel  de  calumnias  envuel- 
tas en  mil  necedades!  La  mejor  con- 
testación sería  el  desprecio ;  pero  el  ca- 
rácter de  las  personas  injuriadas  obliga 
á  no  callar  ,  y  á  manifestar  la  baxeia 
y  puerilidad  con  que  se  les  agravia.  ^Va- 
mos por    partes. 

Sin   entrar   al   exvimen  del  procedi- 
miento de  Buenos-Ayres    en   erigir   su 
Gobierno  del   modo  que  lodos  saben,  la 
prueba  manifiesta  de  sus  intenciones  la 
dan  los  mismos  hechos,  y  las  instruccio- 
nes del   Dr.    Moreno  ,  de   que  me    he 
hecho  cargo   en    esta  eontesiacion*   Allí 
verá  V.    si    por   el  sistema  de  |Buenos- 
Ayres    habia  unión   con  la  Península, 
y  si   no  se  trataba  de   otra  cosa  que  de 
iín  desprendimiento  de  ella  esenciahneni* 

i4 


%I0 

te.  Abatidas,  Tilipendiadas  y  decapitadas 
las    Autoridades     constituidas  ,    erigido 
un  Gobierno  popularmente  ,  roto  el  lazo 
de  la  unidad,  y  diciéndose  viva  Fernan- 
do Vn  ,   era  acreditar  una  fidelidad  có- 
iTiica  ,  por   ia  que   no  podian  pasar  ios 
mas  necios  espectadores  del  drama.   En 
tales  circunstarícias  ,  j  qué   podía    ha- 
cer ci  Virey   del  Perú  ,   sino  tratar  de 
reducir    á  los    pueblos  del  Rio    de   la 
Plata  á   la  obediencia  ,    y    de  emplear 
aquellos   medios  propios  á  este  fin  ?  No 
pudiendo   ser   en  paz   y   armonía ,  con 
dolor   había   de   valerse   de   las  armas. 
Hagamos  justicia.  En  la  Junta  que  tuvo 
el  Señor  Abascal    hubo  algunos  votos 
en  pro   y   en  contra   de  la  guerra  ,  y 
todos  de  buena '  fé  \   porque  n©  son  li- 
bres los  hombres   en    sus   opiniones  ,  y 
precisamente  van    con   aquella  mas  con- 
forme á  sus   principios  ,   á  sus  conoci- 
ccientos  ,y  á  su  carácter^  y  querer  tern- 


sil 

piar  á  todos  ■  los  hombres  por  un  tono, 
es  tratar  de  hacer  ío  que  Dios  no  ha 
hecho.  Mas  los  votos  coiurarios  á  la 
guerra  no  fueron  por  lá  justicia  ó  injusti- 
cia de  ella,  en  lo  que  no  hubo  diversidad 
de  opiniones,  sino  por  las  dificultades  que 
presentaba  su  continuación  en  aquelk 
época.  ¿  Un  Pueblo  que  trata  de  eman- 
ciparse de  la  dominación  jurada,  nq 
puede  ser  obligado  á  permanecer  baxo 
la  potestad  que  ha  reconocido  ?  Si  está 
guerra  no  es  justa,  quáles  soa  las  ideas 
de  la  justicia?  A  no  ser  que  por  Ja 
Soberanía  de  los  Pueblos  ,  cada  uno  eá 
calidad  de  Soberano  pueda  hacer  io  que 
guste  y  quiera,  pudieado  decirse  lo  mis- 
mo de  todo  liombre,  que  tomando  su 
porción  de  Soberanía  resuelva  y  decrete 
Jo  mas  conforme  á  su  Soberana  volun- 
tad. 

Que  S.  E.  I.  fuese  del   voto  de  k 
guerra    es  positivo  ,  y   que  este  dic- 


21^ 

.támen  ni  es  contra   su    ministerio  ,    ni 
contra    h    lenidad  del    Sacerdocio ,    es 
«na  verdad  que  no  necesita  dé  prueba. 
Bero  S.  E.  I.  fué   el   último  que   habló 
^n  la  Junta   con   la  dignidad  de  su  per- 
^na   y    carácter.  Y  ni  en  esa  ocasión,  y 
(¿a  niíiguna  otra   ha  ofrecido  la  plata  de 
jas  Iglesias,    sobre  que  ni- por   inciden- 
,pa  se  ha  tocado  en  las  juntas,  ó  sesiones. 
Lo   que  S.   E.    I.   ha    dicho   es  ,    que 
está    pronto    á  que    dexándosele  lo  ne- 
cesario para  una  frugal  subsistencia,  se 
disponga   de  los  productos   de  la  Mitra, 
fi  se  considera  que  la  indigencia  del  Es- 
tado sea  preferible  al  socorro  de  los  po- 
bres.  Y   siendo   de   este  dictamen ,  sos. 
teniendo   como  Sacerdote  ,   como  Arzo- 
bispo, y  Español  la  causa  de  S.  M.  ^  en 
que    ha    pecado  contra  estos  caracteres? 
Los  Teólogos   y  Juristas  de  mas  nombre 
sostienen  que  la  guerra  justa   puede  ser 
apoyada  y    predicada  por    ios  mismos 


213' 

Sacerdotes.   Observe  V.  en  Ta  Escritura 
la   conducta  dei  Sumo  Sacerdote  Joyajla 
con  la  impía    Atalia  ,   usurpadora    del 
Trono   de  Judá.    Vea  V.   á   uno  de  los* 
primeros  hombres   de   su    siglo    en   san* 
tidad  y  luces,  á    un  San  BernardOj  pre- 
dicando la  Cruzada.   Guerra  santa,  á  pe» 
sar  de    lo  que  contra  eila  se  ha  escrito, 
tms  por  su   infeliz  éxito,  que  por  la  jus- 
ticia  de   la    causa.     Y  ¿quién   niega  ni 
puede   negar  que  los  Prelados  Eciesiás* 
ticos  ,  como   los   mas  amantes  del  orden, 
y  que  por  su   instituto  deben  predicarlo, 
y   contribuir  á    su    custodia  ,   no   sean 
les  primeros  también   que  propendan   á 
c¡ue  se   conserven   los  subditos  en  la  de- 
bida obediencia  á  sus  Soberanos  ?  ¿  Con 
que    quando    se   desbordan    los   pueblos 
disidentes  sobre  los   fieles  ,  y  quando  su 
€xemplo   omiíioso    puede  dañar  ia    parte 
sana  ,   permanecerán    los  Prelados    con 
hs  manos  cruzadas  ,  y  como   perros  mu- 


Vi 


2l6 

tf  dé    Consolidación  ,  como    lo^  vsrí* 

ffeó   á^  consecuencia  ,   debiéndose   á    s-a 
filfmezfa'ola  execucion  de  la  resolución  de 
la- Junta  de  Sevilla,   Quando  se  impuso 
la  ^contribución   áeuu  cinco   por  ciínto 
sebre   ios  predios  rúsütos  ,  resistió  coa 
vigor    que  á    tai    gravamen   se  le    no- 
miiiase  iiíedio  diezmo ^,^. y  corriese  la  hue- 
va; .'contribución,,  unida    cojí  ese    ramo;  ~ 
sobre    io    que    sostuvo  con    vehemencia.^ 
oiü^^íias ,  y    acaloradas    dJspuias    coa.^^l^« 
Smor-Abascai   y  ia.Juoiai  Véase   aqtíí' • 
sitita-í.t'^roeeder    ptíedé  iiámarse  condes^' 
céndencia  ,   y   si  merece   el   nombre  de* 
ad«iacion   iina  oposición  -tan    ñrme  ,    y 
vigorosa;:  '      . 

Pe-í o-  <|;:é  '  -pod-rá  -  deci  rse  ,    é '  qtié  - 
ficmbre  darse-  -á  ia:^  cMmiila   de1a''1ííi" 
teifvéncíoh  de  S.  E.  í.  con 'el  Sr.  Virév ' 
par'áf"  la  denoíTirnacioír  'de  Diputados  en 
kií  ^5)ft^•^■És   corrstaiít^ --que  S."-E.-i;-' 
•jfecí'is^ 'ái^z'dó'ái-fóineüOT  ea  tales  asuti- 


217 

tos  ,  como  he  expuesto  á  V.  en  la  ante- 
rior ,  siéndole  absolutamente  indiferente 
que  se  r:üir.brase  á  esta  ó  la  otra  per^- 
sona,  y  deseando  ümcamente  que  re-' 
cayese  en  el  sugeto  mas  digno.  Si  estos 
deseos  son  criiuiriales  ,  es  necesario  que 
«t  autor  del  manifiesto  nos  dé  nuevas 
ideas  de  las  virtudes,  y  de  bs  vicios.  Pero 
á  qué  fin  cansarnos  en  contestar  frivo- 
lidades ?  Para  genies  preocupadas  no 
hay  r'azones  ,  ni  silogisnos ,  y  todo  lo 
que  no  sea  ir  coiforme  á  su's  princi- 
pios, es  una  necedad  y  un  delito.  S.  E.  1. 
detesta  la  subversión  ,  luego  ha  de  ser 
cargado  por  los  que  la  apetecen  y  fo*' 
mentan  con  todos  los  dicterics  posibles, 
sin  pararse  en  las  falsedades,  en  calum-» 
nias  ,    ni   en  insuíios. 

La  historieta  de  las  banderas  en  el 
tabladrilo  de  la  jura  con  la  inscripción 
de  ^jíva  ]o:z  y  t«  u6a:  cosa  sabida  de 
todo  el  aiúndo  ,  eotiiO  taitibien  el  motivo. 


2l8 

Sepa  V.  el  suceso  ,  y  admírese  de  la 
malignidad.  Llegada  ia  noticia  á  Lima 
de  lo  acaecido  en  Aranjuez  ,  y  á  con- 
secuencia de  ia  cautividad  del  Soberano 
y  su  Real  Familia  ,  se  irritó  el  pueblo, 
sin  excepción  de  personas^  y  clamó  por- 
que en  el  acto  se  hiciese  Ja  proclama- 
ción del  nuevo  Rey  con  aquella  pom- 
pa, que  exigia  la  brevedad  j  y  encarga- 
tío,  de  esta  obra  el  Dr.  D.  Madas  Maesi- 
tro  5  buscó  en  los  Monasterios  ,  y  en 
donde  pudo  los  paramentos  mas  deco*, 
.  rosos  á  4a  solemnidad,  y  entre  <;ilos  sacó 
del  de  las  Descalzas  ,  en  dóiide  se  ce-, 
jebra  á  San  José ,  que  es  uno  de 
los  titulares  de  dicho  Monasterio,  anas 
banderitas  en  que  estaba  puesto  ei  mote 
dq  viva  José.  Ai  tiempo  de  ir  recibiear, 
do  de  varias  partes  ya  alfombras  ,  ya 
tarimas  ,  ¿¿c.  vinieroa  dichas  banderas 
que  se  recibieron  sin  verse  la  inscripción; 
y   quando    Se   cobcaron    se  advirtió  et 


219 

mote  >   y   se  quitaron   en   el   teomento,- 

instruido,  todo  el  mundo  del  motivo  lue- 
go luego.  Vea  V.  la  ridiculez  de  cstC' 
cargo ,  y  ci  alto  que  trata  de  hacerse 
por  una  vagaieU. 

No   es  menos  fútil  el  cuento  de  qufe 
los  conquistadores  tuvieron  hijos  nacidos 
en  España    y  en  América  ,  y  que  ama-, 
ban   mas  á    los  primeros    que   á  los  se- 
gundos, ó  que   positivamente   no   aten- 
dían á   estos   úiiimos.  ¿  De  dónde  se  hi 
sacado   esta    anedocta  centra    la  natura- 
leza?   ¿En   qüái  de   los  hisiorJadores  de 
la  conquista  se  halla  tal  especie?  porque 
aseguro   á  V,    que  en   todos  ellos  no  se 
ve  una   palabra  sola  relativa   á  esta  no- 
ücia.   El  misino  Dios  consideró  el  carác- 
ter de  padre    en  ,  Abraham    respecto  de 
Ismaelj  y  colmó  á  este  de  beneficies  ,  aua 
siendo   hijo   de  si'erya  en  consideración 
al  padre  ,   quiu  scmsn  tuum  est.    Pero  los 
Hijúe  de  tas  eonquiscadotes  eh  América j 


220 
sobre  libres,  se  hacían  peores  que  escla- 
vos por  -él  terreno  en  que  eran  nacidosj 
y  los  padres  ahogaban   ios  gritos  de  ia 
naturaleza,  y  se  olvidaban  de  esta   re- 
lación,   que   acompaña  al  hombre  hasta 
el  último   instante,  acordándose  mas  de 
Sus   hijos  que  de    sí    mismo.   Esto  solo 
puede  contestarse  despreciando   ia    fal- 
sedad  y    ridiculez    del    cargo. 

Mas   qué  dirá   V.    déla    sander   de 
que  se   llam'an  criollos   á   ios  hijos  de  la 
Aínérica,  para  darles  un   nombre  común 
con  los  negros  ,  hijos  de  los  de  Guinea, 
y  nacidos  en  estos  países  ?  -^  Hay  valor 
para   tal  aserción?   Criollo  es   el  nacido 
en  América,    sea  blanco  ó   negro,  para 
distinguirlo   del  Europeo  y  Afíicano  si- 
tuados   en   ella  ,  que  se   llair.an   chape- 
tones los  uiios  ,  y  bozales  los  Oíros.   Bre- 
ve  se  interpondrá   queja  de  que   se  lla- 
men   hombres  á   los  negros  ,  siendo  lla- 
mados  también   hombres  ios   bíancoSj  y 


22  í 

buscaremos  nuevas  voces  ,  para  no  cdn- 
fuadir  las    gerarquias.    Pero  á   ia  mane- 
ra  que   el   Rey   es  hombre  ,  y  el  negro 
.bozal  es   hombre  ,  siendo   el  uno  boza!, 
y   negro  ,   y  el  Soberano  ,   SobtTano  y 
blanco  ,  asi  el   criollo  blanco  es  blanco, 
y     el   criollo  negro  ,    negro*    San   Mi- 
guel  es   Ángel ,  y  Satanás   es    Ángel,  y 
no   se   ha  quejado   el   Arcángel   bendito 
de   que  por   esto    se    le  confunda  con  el 
Diablo  ,  porque  cada   uno   sobre  Ángel 
está   en  el  lugar    de  gloria  y  de  honor, 
y  de   tormento  é  infamia  que  le  corres- 
ponde. 

Pero  conírayéndonos  a!  ca/go  hecho 
al  Sr.  Goyeneche  ,  ¿  no  advierte  V.  que 
el  descargo  está  en  el  mismo  cargo?  Se 
dice  que  dio  la  batalla  por  enriquecerse^ 
y  por  cumplir  las  órdenes,  de  Murat  ,  de 
quien  fué  emisario.  Según  esto  sale  por 
consecuencia  que  Murat  le  ordenó  Isostu- 
viese  la  causa  de  Fernando  Vil ,  y  que 


224 

.  íe  SUS  vasallos  ,  y  q"'  est»  se 
""",■  Z  el  amor  y  el  respeto  4 
""  a      .Werao,  aunque  conside- 

^^'"T^lircas.,.,yesca™ie«o<lc 
r  "     iTy  de  10^  i'^^---  '  '""'"' 

los   malos,  y  ^^  ,r;,<íaáo  de  tras- 

tornar  la   coi.  ^^^^^^^^    .^ 

A    de   establecer   :( 

,oble.oUu..o,..pean^^     ;^^ 

.e„  su  poder,   "'"  „„  henlkgad. 

aequelosdecnasquc  ^^^^^^^ 

,es..pu.ono    e.     -  ^^^^.,^ 

unos  delincuente.,  1  .     ., 

'-"•-"";:'*-^>^" 

,ean  echados  eu  ^^  ^^^^^  ^^^ 

guido.   có..oreos,2n^^^^^^^^.^^ 

'"""""  '^,W  .  con  discursos  teu 

^ " .!;"--  -  ^"^°""  ^' 

^"   ^"'  "es'  d..«   goxar   de  la   Ub. 
"^'"*  ''  U.d  individual    enl'^ 


bcn  permanecer      í? 

'  -*-'•<".  vL  ^";  ^-  '^-  í-  '* 

^    justicia,    de   su    r^i  ■ 

"O"   sólida,  y   df  \        ""   '""''"'■ 

-^'o'-i./dJ""    *-"/-»,,«. 
^^n    ad    extravio     r!^ 

^"  -'.secuencia  h.   ,,J     [.  '""^''^• 

"-''-atiendo  oidó  r        ,^^""'- 

--na,con.a,„L.     ;^""'■°'''^^• 
í  aquel/a,   7     '■        "'"''"   "  ^"^^'o  ' 
V7    ^"^  "°   Pwdan  aiier.r  I,    ,                 n- 


^26 

casarlas  ,  porque  las^  exija  la  jusiicia, 
para  contenerlas  en  su  deber.  Lo  par- 
íicipo  á  V.  E.  para  su  inteligencia  y 
cumplimiento.  Dios  guarde  &c.  Madrid 
10  de  Junio  de  1 8 14.  =  Lar ííiaaí^ai.^^ 
Sjí0or  Virey   del  Perú. 

^ '  Este  es  lenguagc  mas  bien  de  un  Pa-»- 
dre  que  de  un  Rey\  Si  los  pueblos  di- 
fidentes hubiesen  dexado  las  armas,  ya 
todo  habria  concluido  ,  y  ei  Soberano 
jbabria  olvidado  los  delirios  de  sus  hi* 
jos  ,  abrigando  á  todos  paternalmente. 
Pero  sucede  por  desgracia,  que  embria- 
gados con  el  aparente  néctar  ,  y  real 
tósigo  de  la  libertad  ,  no  consideran 
los  males  ,  en  que  los  sumerge  esta 
embriaguez.  Todos  los  hombres  ,  en  ex- 
presión del  gran  D*  Aguesseau  ,  jj- 
firan  á  la  independencia  y  fero  est$ 
feliz  estado  j  que  es  el  punto  y  fin  dt 
tus  deseos  ,  es  el  que  menos  gozan^  pues 
e^var^s    de   sus    tesoros ,    sQn  prédigos 


2«7 
de  su  libertad  ,  y  reduciéndose  é  ún§ 
esclavitud  voluntaria  ,  acusan  á  la  'Natwr 
raleza  de  haberles  inspirado  un  deseoy  quB 
jamas  llega  á  contentar  :  y  buscando  en 
ios  objetos  que  les  rodean  un  bien  que 
¡no  pueden  encontrar  sino  en  sí  mismos^ 
fiden  á  la  fortuna  un  presente ,  que  n« 
deben  esperar  sino  de  la  virtud:  y  en- 
gañados por  la  falsa  luz  de  una  líber-. 
tad  aparente ,  prueban  todo  el  rigor  de 
una  verdadera  tirania.  Asi  hablaba  este 
sabio  ,  conocedor  del  corazón  humano. 
¿Pero  quál  es  el  lenguage  de  los  ato* 
londrados  í  V.  lo  oye,  y  se  lastima  dt 
la  necedad ,  y  del  prestigio  de  los  pue- 
blos. 2  Eí^  donde  existe  esta  libertad^ 
quando  todo  nos  llama  á  la  dependencia 
en  lo  religioso  ,  en  lo  civil ,  y  en  lo 
doméstico  ?  Esperemos  de  la  Providen- 
cia y  del  tiempo  ,  que  los  hombres  en- 
tren en  si  mismos,  y  que  desengaaado$ 
los  puebios   detesten    k   impostura »  f 


228 

rtraten  ác  apartar  las  desgracias,  que  han 
sido  el  único  fruto  de  la  subversión  ,  la 
que  siempre  .  viene  escoltada  de  muer- 
tes y  ruinas.  Jamas  y  jamas,  decía  un 
célebre  filosofo  ,  oigao  de  este  nombre, 
los  ciudadanGs  virtuosos  han  perdido  su 
Patria.  Tero  si  los  malvados  pueden  im' 
^unementc  levantar  sus  cabezas  :  si  agra-^ 
dan  á  la  Nación  :  si,  ^or  asegurar  su 
fortuna  y  ^oder,  prestan  á  la  injusticia 
.  ún  cul^abís  a^oyo ,  en  vano  el  Estadé 
«o .  ofrece  á  la  vista  sino  el  feliz  ejpce- 
táculo  del  esplendor  y  de  la  ^a%..,.  bi€» 
/presto  se  verán  ciudadanos  atroces  bus* 
car  su  felicidad  en  la  ruina  de  sus  com- 
ciudadanos  ;  bien  presto  se  manifestará 
la  rebelión  ;  por  todas  partes  vá  á  agu- 
ssrse  el  fierro  del  aborrecimiento ,  y  á 
correr  la  sangre.  Así  hablaba  Teognit 
^hora  dos  mil  quinientos  años,  y  cumo 
la  verdad  es  de  todo*  tiempos  ,  hof 
vemos  que  refiere  .  io   siismo  la  historia 


de  nuestros  días.  Aquellas  cabezas  que  st 
calientan  con  bienes  quiraéricos,  y  con  los 
tieíopos  de  Grecia  y  Roaia  ,  han  estu- 
diado mas  los  libros  que  el  corazón  hu- 
mano. Si  hoy  se  reproduxesen  ios  Arís* 
lides  y  Caínilos  ¡  y  apareciesen  en  las 
Provincias  coíunovidas  ,  siendo  ciuda* 
danos  de  ellas  ,  squái  sería  su  conducía? 
Esos  hombres  que  toleraron  los  desaires 
de  su5  ingratas  Patrias  ^  jamas  las  hundi- 
rían en  la  .sangre  de  sus  hermanos.  Otón 
-para  conservarse  en  el  Imperio  podía 
haber  aventurado  una  segunda  batalla. 
Su  vida  no  nos  presenta  el  modelo  de  lo« 
grandes  ciudadaHos ,  y  antes  fue  acu" 
sada  su  primera  edad  de  descarríos  y 
excesos  ,  que  jamas  se  hermanan  con 
las  virtudes  civiles  j  pero  resolvió  morir 
antes  que  ver  derramada  por  su  causa  se- 
gunda vez  esa  sangre  preciosa  ,  para  el 
que  no  ha  perdido  en  eí  todo  los  sentimien- 
VQS  de  humanidad.  No  es  dudablt ,  dice 


Tácito  ,  que  se  pudo  renovar  una  guerra 
atroz,  cruel  y  dudosa  á  los  vencidos,  y  á 
los  vencedores.  Pero  Otón,  distante  de  loi 
pensamientos  de  la  guerra  ,  dixo  á  lo9 
suyos  :  Seria  estimar  demasiado  mi  vida 
exponer  á  nuevos  peligros  vuestro  ánim9 
y  valor.  Hé  medido  fór  bastante  tiem- 
po mis  fuerzas  con  las  de  la  fortuna.,,,» 
Vitelio  ha  comenzado  la  guerra  civiL 
Fué  la  primera  vez  que  combatimos  por 
kl  Imperio ,  y  también  será  la  última: 
dando  yú  este  exemplo  ,  para  que  por  ék 
la  posteridad  me  juzgue,.,:  Otios  Vrín^ 
cipes  habrán  reynado  mas  largo  tiempo  y 
pero  ninguno  habrá  dexado  de  rcynar 
con  mas  fortaleza,  iPodré  acaso  sufrir  qut 
un  ex'ército  escogido ,  y  ia  flor  de  la 
juven¡:ud  Romana  se  sacrifique  de  nuevo, 
^'se  le  arrebate  á  la  República^  Des- 
cienda yo'  al'  sepulcro  llevando  la  satisfac- 
ción d^  que  ffiS  habríais  sacrificado  vues- 
tras %}id'Usi' psrQ    sGbvcvivid.f  y   no   nos 


231 

•pongamos ,  yo  á  vuestra  conservación ,  ni 
vosotros  á  mi  constancia.  Hablar  mas  de 
¡a    muerte    es   una   especie  de   cobardiáy 
quando   de  nadie  me  quejo  ,  convenceos  de 
que   estoy   decidido  al  partido,  que  he  to- 
mado ,  porque  solo   el  que  quiere  vivir   $e 
queja   de  los  Dioses  y  de  los  hombres,    A 
Otón ,  pues  ,  grande   en    su  muerte,  se- 
gún   las   ideas  de  ia   grandeza  E.t>t«ana, 
faltó  el  valor  para  exponer  por  su  causa 
las   vidas  de  los  que  militaban  por  ella^ 
y  perdiendo   la  suya,  acabó  de  ese  mod«> 
ía    guerra    civil,    uno    de   los   mayores 
males  ,  con  que   el    Cielo  en   su    cólera 
castiga  á  los  pueblos.   Con  estos  sacri- 
ficios se   acreaita   el  amor  á  la  Patria,  y 
no   con   inundarla  de   sangrcj  y  desmc^- 
ralizarla    con    los  males  necesarios  á  la 
guerra.   Pero   la  infeliz  América   hasta 
el   dia   se  halla  en    una   crisis  descono- 
cida  por  los  poli  lieos,  scometida  <¿e  ma. 
ks  positivos  é  iiuagiosnos,    nuevos  j 


232 

tfctnendoíS: ,  y   la  adversidad  púbiica  hi 
presentado   en    toda   su  deformidad    su 
téLrico  seaiblante.  Parece  que    el    Cielo 
irritado  ha  áerraoiado  sobre  ella  la  copa 
de  sus  iras  ,  esparciendo   la   guerra,   la 
desunión  ,  el  vértigo,  y  todos  los  males, 
que  según   ios  poetas  ,   encerraba  la  fu- 
Resta  caxa  de  Pandora,    j  Que  tiempos! 
I  Qué  dias  i  ¡  Qué  instantes  tan  aciagos! 
j  Qué   Palinuro  salvará  esta  Nave  azota* 
da    por  tan   contrarios    vientos !    Pero 
Lima,  con    todo   ci   Vireynato   en  medio 
dei  fuego  permanece  sin  quemarse,  siendo 
modelo  de  íideüdad  y  de  constancia.  Feli- 
ces los  Pueblos  de  tal  carácter  y  virtude», 
j  feliz  el  Gobernador,  que  rige  tales  Pue- 
blos. Quando  las  Provincias  conmovidas 
vuelvan  de  su    letargo",*  y    reconciliadas 
consigo  mismas  se  restituyan  á  su  antiguo 
lustre,  contemplarán   absortas    la   con* 
ducta     áú    Perú  ,    y    la     propondrán 
á  ia  posteridad  como  cxemplo  de    los 


233 

«¿«guiares  en   la    Historia.    |0  Liait  í 
consentirás  gustosa   no  se  haga  recuerdo 
de    tus    virtudes ,    y    de   tu  heróyca  fi- 
delidad  ,    con    tal  que  un  olvido    eter- 
no   sepulte    la    memoria    de    la  disen- 
•sion   de  ios  pueblos,   hasta  el  dia  envuel- 
tos en  elJa!  ¡  Qnándo  acabará  !  j  Quandp 
#1    resultado    de    las  luces  será   amarse 
ios    hombres  ,  y  propender   á  la  conser- 
vación de  todos  ,  y  no  á  la  destrucción! 
!  Quándo    cesará    de  herirnos   de    esta 
modo    la  Espada  de  los  Cielos  !  j  Quán^ 
do  saludaremos     á     nuestros    padres    y 
hermanos    en   sus   hogares  pacíficos,    y 
no   ios  matarcinos  ,  ni  nos   mataráíi  en 
los   campos  de   batalla  !  ¡  Quándo  dexa- 
rcmos  de  ser  fieras  ,  y  nos   restituiremos 
a   nuestro   ser    primitivo    de    hombre,?  i 
i  Quándo  ,  ya  que   no   tenemos  imperio 
«»   ía   opinión  ,  alcanzaremos  a  lo  iiienos 
^er   llegada   la  época,  en    que  desenga^ 
ña^os   ios   pueblos  disidentes,  se  espan- 


tasen  de  los  males  positivos,  que  pro- 
curan acarrearse  por  bienes  quiméricos! 
Dios  io  baga  por  quien  es ,  y  guarde 
á  V.  muchos  anos.  Lima  y  Noviembre 
«3   de  1 819. 

De  V,   afectísimo  amigo  y  seguro 
íervidor  Q.  B.  S.  M. 


9o- ^(^