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Full text of "Cincuenta y cuatro canciones españolas del siglo XVI, cancionero de Uppsala; ahora de nuevo publicadas, accompañadas de notas y comentarios"

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CINCUENTA  Y  CUATRO 

CANCIONES  ESPAÑOLAS 

DEL  SIGLO  XVI 
CANCIONERO  DE  UPPSALA 


AHORA  DE  NUEVO  PUBLICADAS,  ACOMPAÑADAS 
DE  NOTAS  Y  COMENTARIOS 


POR 


D.  RAFAEL  MITJANA 


A 


«I 


0    \ 
UPPSALA 

A.-B.  AKADEMISKA  BOKFÓRLAOET 


DEPÓSITO  PARA  ESPAÑA:  LIBRERÍA  DE  ENRIQUE  RIVAS,  MALAOA 


UPPSALA 

IMPRENTA  DE  ALMQVIST  &  WIKSELL 
1909 


AL  Sr.  D.  ERIK  SCHÓNE  STAAFF, 

Profesor  de  Lenguas  y  Literaturas  romances  en 
la  Real  Universidad  de  Uppsala. 


Mi  querido  amigo:  Muy  grato  placer  es  para  mi 
encargarme  de  conmemorar  con  la  publicación  del 
presente  trabajo,  el  solemne  acto  de  su  toma  de  po- 
seción  de  la  Cátedra  de  Lenguas  y  Literaturas  ro- 
mances, en  la  venerable  Alma  Mater  uppsaliensis, 
á  la  que  me  ligan  tan  grandes  y  estrechos  vínculos 
de  afecto. 

Dicha  solemnidad  viene  a  coronar  una  carrera, 
si  no  larga  por  fortuna,  muy  brillante,  durante  la 
cual  ha  logrado  Vd.  dejar  impresas  las  huellas  de 
su  preclaro  talento  y  no  vulgar  erudición,  en  el  ancho 
y  dilatado  territorio  de  los  estudios  hispánicos.  Yo 
amante  como  el  primero  de  las  letras  y  las  artes  de 
mi  patria,  el  mejor  patrimonio  que  queda  de  la  ilustre 
raza  á  que  pertenezco,  hubiera  sentido  no  aportarle 
con  motivo  de  tan  fausto  suceso,  un  testimonio  de 
gratitud  y  de  amistad. 


Por  eso  he  creído  oportuno  reimprimir  á  casi 
cuatro  siglos  de  distancia,  los  textos  poéticos  del  pe- 
regrino Cancionero,  hasta  hoy  desconocido,  por  mi 
descubierto  en  la  Biblioteca  Carolina.  En  la  co- 
lección hallará  Vd.  representadas  todas  las  lenguas 
que  se.  hablan  en  la  Península  Ibérica,  castellano,  ga- 
laico-portugués  y  catalán,  y  es  posible  que  suminis- 
tre á  Vd.  campo  donde  espigar  esas  observaciones 
filológicas,  que  tan  atinadamente  ha  formulado  en  sus 
precedentes  trabajos. 

Cumplo  asi  pues  una  deuda  de  gratitud  para  con 
el  erudito  autor  de  l'Etude  sur  l'ancien  dialecte 
Léonais,  sabio  comentador  de  Gonzalo  García  de 
Santa  María;  y  aprovecho  la  oportunidad,  para  re- 
novar al  amigo  cariñoso  que  tanto  y  tan  eficazmente 
ha  contribuido  á  hacerme  agradable  mi  residencia  en 
Suecia,   la  seguridad  de  mi  consideración  y  aprecio. 

Suyo  af™.  S.  y  A. 
Q.  L.  B.  L.  M. 

Rafael  Mitjana. 
Uppsala,  30  de  Enero  de  1909. 


INTRODUCCIÓN. 


En  una  de  mis  visitas  á  la  Biblioteca  de  la  Universidad  te 
Uppsala,  tuve  la  singular  fortuna  de  tropezar  con  un  rarísimo  vo- 
lumen de  música  española,  que  hasta  el  presente  ha  escapado  á  las 
investigaciones  y  pesquisas  de  los  mas  diligentes  bibliógrafos.  Di- 
cha colección  de  Villancicos,  que  me  atreveré  á  llamar  Cancionero 
de  Uppsala,  merece  en  mi  entender  una  descripción  detallada  y 
exacta,  por  tratarse  quizás,  y  sin  quizás,  de  un  ejemplar  probable- 
mente único  —  pues  no  existe  á  ciencia  cierta  en  las  grandes  Bi- 
bliotecas de  París,  Viena,  Munich,  Berlín,  Londres  y  Madrid  —  y 
por  ser  un  verdadero  dechado  de  música  profana  española,  sin  du- 
da alguna,  la  mas  antigua  colección  impresa  que  nos  sea  conocida. 

He  aqui  pues  su  señalamiento  bibliográfico: 

Villancicos  \  De  diuersos  Autores,  á  dos  \  y  á  tres,  y  á 
quatro,  \  y  á  cinco  bozes,  j  agora  nueuamente  \  corregidos.  Ay 
mas  |  ocho  tonos  de  Canto  llano,  y  ocho  tonos  de  \  Canto  de  Ór- 
gano para  que  puedam,  \  Aprouechar  los  que,  A  can  \  tar  comen- 
taren. (Viñeta ;  Un  ángel  volante  que  apoya  el  pié  derecho  sobre 
una  rueda  alada,  y  lleua  en  la  mano  diestra  una  llama  y  en  la 
siniestra  una  trompeta.)  Venetiis  \  Apud  Hieronymum  Scotum. 
|  MDLVI.  |  —  (Véase  la  reproducción.) 


Peqo.  in-40.  de  LXIII  fol.  numerados  por  una  sola  cara. 

Contiene  este  precioso  libro  hasta  cincuenta  y  cuatro  cancio- 
nes: 12  respectivamente,  á  dos,  tres  y  cuatro  voces,  y  seis  a 
cinco,  con  textos  sobre  temas  amorosos  y  picarescos;  las  12  com- 
posiciones que  faltan  para  completar  el  total,  son  Villancicos  de 
Nauidad,  diez  á  cuatro  voces,  y  dos  á  tres.  La  mayor  parte  de 
la  poesías  son  castellanas,  salvo  cuatro  (n«»  23,  24,  35  y  45)  ca- 
talanas y  dos  (nros  q  y  54)  gala'ico-portuguesas. 

Respecto  á  la  música,  que  no  lleva  ninguna  indicación  de 
autor,  bien  se  echa  de  ver  que  es  de  muy  distintas  manos.  Una 
sola  canción  —  n«>  49,  —  ostenta  al  frente  el  nombre  de  Nico- 
lás Gombert,  famoso ,  compositor  flamenco,  natural  de  Brujas, 
que  permaneció  al  servicio  de  Carlos  V,  desde  1520  hasta  1533, 
desempeñando  durante  los  cuatro  últimos  años  de  dicho  periodo, 
el  puesto  de  maestro  de  infantes  de  coro  en  la  Capilla  Real  de 
Toledo.  Esta  indicación  excepcional  me  parece  demostrar  que 
las  obras  restantes  son  debidas  á  músicos  españoles  y  tan  popu- 
lares entre  los  aficionados,  que  todo  el  mundo  conocía  los  nom- 
bres de  sus  autores. 

A  simple  vista  se  nota  la  diferencia  entre  el  madrigal  de 
Gombert,  de  estilo  sentimental  y  florido,  con  la  casi  totalidad  de 
las  canciones  del  volumen,  inspiradas  en  su  mayor  parte  en  el 
mas  puro  gusto  popular,  y  que  denotan  por  su  carácter,  marca- 
damente nacional,  proceder  del  mismo  grupo  de  compositores 
cuyas  admirables  creaciones  pueden  verse  en  el  tan  notable  Can- 
cionero de  los  Siglos  XV  y  XVI,  publicado  por  el  benemérito 
Barbieri.  En  mi  opinión  las  obras  que  figuran  en  el  Cancione- 
ro de  Uppsala  son  debidas  á  los  muchos  y  muy  notables  maes- 
tros españoles  que  residieron  en  Italia,  sobre  todo  en  la  corte 
pontificia,  durante  la  primera  mitad  de  la  décima  sexta  centuria. 
Entre  ellos  se  cuentan  nombres  tan  gloriosos  como  los  de  Juan 
del  Enzina,  Cristóbal  de  Morales,  Francisco  Peñalosa, 
Bartolomé  Escobedo,  Pedro  Ordoñez,  Antonio  Calasanz, 
y  tantos  otros  que  seria  prolijo  citar. 


VI  L  L  o/W  CICOS 

De  diueríbs  Autores ,  a  dos, 

Y  ^TTRES,  Y  ^TQV^TRO, 
Y    A     CINCO     BOZES, 

AGORA       NVEVAMENTE 

CORREGIDOS.     A     Y      MAS 

ocho  tonos  de  Canto  Hano,  y  o  cho  tonos  de 

Canto  de  Órgano  para  que  puciam, 

Aprouechar  los  que ,  A  can* 

Ur  come  acaren. 


* 


VBNBTIIS, 
Ajrt/J  Hieronymum  Scotum 

M    D    LVh 


Para  mi  es  indudable  que  algunas  de  las  canciones  que  á 
continuación  pueden  leerse  y  cuyo  texto  es  indiscutiblemente 
de  Juan  del  Enzina,  fueron  también  puestas  en  música  por  aquel 
fecundo  ingenio.  Otras,  y  esto  aumenta  el  interés  del  Cancionero 
de  Uppsala,  me  parecen  ser  los  originales  de  algunas  de  las 
canciones  transcritas  para  vihuela  que  se  hallan  en  el  rico  tesoro 
de  nuestros  libros  de  cifra,  lo  que  viene  á  confirmar  su  popula- 
ridad. Una  nota  marginal  manuscrita,  al  Villancico  n«>  36,  indi- 
ca que  figura  asimismo  en  la  Silva  de  Sirenas  de  Anrriquez  de 
Valderrauano.  Pero  no  me  extiendo  mas  en  consideraciones 
inoportunas  en  este  lugar,  puesto  que  el  lector  curioso  podrá  ver 
mis  observaciones  en  las  notas  y  comentarios  que  siguen  al  texto. 

Únicamente  añadiré  antes  de  terminar,  que  los  compositores 
de  esta  serie  de  Villancicos,  dieron  pruebas  de  muy  buen  gusto 
al  elegir  las  poesías  que  habían  de  poner  en  música;  casi  todas 
ellas  son  lindísimas,  á  veces  rebosando  sentimiento,  á  veces  lle- 
nas de  agudeza  y  sal  ática,  en  una  palabra,  dignas  en  verdad  del 
gran  florecimiento  literario  y  artístico  que  se  inició  en  España 
durante  el  reinado  de  los  Reyes  Católicos.  No  me  he  permitido 
alterar  para  nada  el  texto  original,  reproduciendo  su  peculiar  or- 
tografía y  hasta  sus  italianismos,  y  hecha  esta  declaración  en 
descargo  de  mi  conciencia,  vea  el  lector  por  si  mismo,  si  tengo 
razón  bastante  para  elogiar  el  exquisito  sentido  literario  de  lo 
anónimos  maestros,  á  quienes  debemos  el  precioso  ramillete  de 
flores  del  ingenio  español,  que  forman  el  Cancionero  de  Uppsala. 


PRIMERA  PARTE 

TEXTO 


I. 

domo  puedo  yo  biuir 

Si  el  remedio  tras  que  ando, 

No  tiene  como  ni  quando. 

El  como  no  puede  auello 
Quando  no  sa  d'  esperar, 
Mas  ay  siempre  en  mi  pesar 
Quando  y  como  padecello; 
Como  podré  sostenello, 
Si  el  remedio  tras  que  ando, 
No  tiene  como  ni  quando. 

II. 

*    dezid  Serranicas,  he 
Deste  mal  si  moriré. 

Por  qu'  el  remedio  y  mi  mal 
Nascen  de  una  causa  tal, 
Que  me  hazen  inmortal, 
Por  do  morir  no  podré. 
Deste  mal  si  moriré. 

—  11  — 


Que  de  uer  la  Serranica 
Tan  gratiosa  y  tan  bonica, 
Mi  dolor  me  certifica 
Que  jamas  no  sanaré: 
Deste  mal  si  moriré. 


III. 

¿Uime  robadora 
Que  te  mereci? 
¿Que  ganas  agora? 
¡Que  muera  por  ti! 
Yo  siempre  siruiendo, 
Tu  siempre  oluidando; 
Yo  siempre  muriendo, 
Tu  siempre  matando. 
Yo  soy  quien  t'  adora, 
Y  tu  contra  mi; 
¿Que  ganas  agora? 
¡Que  muera  por  ti! 

IV. 

IMo  soy  yo  quien  ueis  biuir, 

No  soy  yo, 
Sombra  soy  de  quien  murió. 

Señora  ya  no  soy  yo 
Quien  gozaua  uestra  gloria, 

-  12  - 


Ya  es  perdida  mi  memoria, 
Que  en  el  otro  mundo  está 
El  que  fué  uestro  y  será; 

No  soy  yo, 
Sombra  soy  de  quien  murió. 


V. 

IMo  me  los  amuestres  mas, 
Que  me  matarás. 

Son  tan  lindos  y  tan  bellos 
Que  á  todos  matas  con  ellos; 
Y  aunque  yo  muero  por  vellos, 
No  me  los  amuestres  mas, 
Que  me  matarás. 


Y  éndome  y  uiniendo 
Me  fui  namorando, 
Una  uez  riendo 

Y  otra  vez  llorando. 


VI. 


Nunca  mi  cuidado 
Se  ua  moderando, 
Una  uez  riendo 
Y  otra  uez  llorando. 


Yo  estaua  sin  ueros 
De  amor  descuydado, 
Mas  en  conoceros 
Me  vi  namorado, 


Sentí  gran  tormento 
De  uerme  perdido, 
Mas  estoy  contento 
Pues  por  uos  a  sido, 


-  13  - 


El  mal  es  crecido  Es  tal  que  por  cierto 

Y  á  d'  irse  passando;  No  tiene  su  ygual, 
Una  uez  riendo  Tiéneme  ya  tal 

Y  otra  uez  llorando.  Que  me  ua  acabando, 

Uua  uez  riendo 

Otro  mayor  mal  Y  otra  uez  llorando. 
Me  tiene  ya  muerto, 


VIL 

Wo  tienen  uado  mis  males 

¿Que  haré? 
Que  passar  no  los  podré. 

Es  imposible  passallos 
Males  que  no  tienen  medio, 
Pues  para  tener  remedio, 
El  remedio  es  no  curallos. 
Mi  descanso  es  desseallos 

Porque  sé, 
Que  passar  no  los  podré. 

(Juan  del  Enzina.) 

VIII. 

.Andarán  siempre  mis  ojos 
Por  la  gloria  en  que  se  uieron 
Llorando,  pues  la  perdieron 

—  14  — 


Llorarán  en  contemplar 

Que  el  tiempo  que  la  gozauan, 

Quanto  de  plazer  llorauan, 

Tanto  lloran  de  pesar. 

Sea  tanto  su  llorar 

Por  el  bien  en  que  se  uieron, 

Que  cieguen  pues  le  perdieron. 

(Gabriel  Mena,  el  músico?) 


IX. 

JYlal  se  cura  muyto  mal, 
Mas  en  poco  cando  tura 
Muyto  mas  peor  se  cura. 

En  muyto  mal  cando  ueñ 
Non  pode  muyto  turar, 
Porque  teñen  d'  acabar 
Muyto  presto  a  queyn  lo  teyn. 
Acabar  es  grande  beyn 
Poys  en  poco  cando  tura 
Muyto  mas  peor  se  tura. 


X. 

Jr  ara  uerme  con  uentura 
Que  me  dexe  conquerella. 
Mas  uale  biuir  sin  ella. 

-  15  - 


El  que  nunca  sintió  gloria 
No  siente  tanto  la  pena, 
Como  el  que  se  uió  en  uictoria 

Y  después  está  en  cadena. 
Alcanzar  uictoria  buena 

Y  al  mejor  tiempo  perdella, 
Mas  uale  biuir  sin  ella. 


(Juan  del  Enzina.) 


XI. 

Un  dolor  tengo  en  ell'  alma, 
No  saldrá  sin  qu'  ella  salga. 

Que  no  s'  a  de  presumir 
Siendo  el  mal  de  tal  manera, 
Qu'  el  dolor  pueda  salir 
Sin  que  salga  ella  primera, 
Y  aunque  la  razón  me  ualga, 
No  saldrá  sin  qu'  ella  salga. 

XII. 

t¿ue  todos  se  passan  en  flores, 
Mis  amores. 

Las  flores  que  an  nascido 
Del  tiempo  que  os  he   servido, 
Derribólas  uestro  oluido 

-  16  - 


Y  disfauores. 
Que  todo  se  passan  en  flores, 
Mis  amores. 


XIII. 

Oi  n1  os  huuiera  mirado 

No  penara, 
Pero  tampoco  os  mirara. 

Veros  harto  mal  a  sido, 
Mas  no  ueros  peor  fuera, 
No  quedara  tan  perdido, 
Pero  mucho  mas  perdiera, 
Que  uiera  aquel  que  n'  os  uiera, 

No  penara 
Pero  tampoco  os  mirara. 


XIV. 

Oi  la  noche  haze  escura 

Y  tan  corto  es  el  camino, 
¿Como  no  uenis,  amigo? 

La  media  noche  es  pasada 

Y  el  que  me  pena  no  uiene; 
Mi  desdicha  lo  detiene, 
¡Que  nasci  tan  desdichada! 

-  17  - 


Házeme  biuir  penada 
Y  amóstraseme  enemigo. 
¿Como  no  uenis,  amigo? 


XV. 

Desposastes  os,  Señora, 
Solo  por  de  mi  os  quitar. 
Casareys  y  habreys  pesar. 

Pues  que  tan  mal  galardón 
A  los  mis  semidiós  distes, 
Que  paguéis  lo  que  hezistes, 
Es  lo  que  lleua  razón. 
Vuestro  brauo  corazón 
Ya  esta  en  tiempo  de  amansar, 
Casareys  y  habreys  pesar. 


XVI. 

Desdeñado  soy  de  amor, 
Guárdeos  Dios  de  tal  dolor. 
Desdeñado  y  mal  querido 
Mal  tratado  y  aborrecido, 
Del  tiempo  que  os  he  seruido 
No  tengo  ningún  fauor; 
Guárdeos  Dios  de  tal  dolor. 

-  18  - 


XVII. 

(Igual  al  nT°  IV.) 

XVIII. 

Y  ésame  y  abrácame 

Marido  mió, 

Y  daros  en  la  mañana 

Camisón  limpio. 
Yo  nunca  ui  hombre 
Biuo  estar  tan  muerto, 
Ni  hazer  el  dormido 
Estando  despierto. 
Andad  marido  alerta 

Y  tened  brío, 

Y  daros  en  la  mañana, 

Camisón  limpio. 


XIX. 

/Vita  estaua  la  peña, 
Nace  la  malua  en  ella. 

Alta  estaua  la  peña 
Riberas  del  rio, 
Nace  la  malva  en  ella. 
Y  el  trevol  florido. 

-  19  - 


XX. 

(Igual  al  n™  III.) 

XXI. 

Alga  la  nina  los  ojos 

No  para  todos. 
Aléalos  por  jubileo, 
Por  matarnos  de  deseo, 
Que  la  fiesta  según  ueo 

No  es  para  todos. 

XXII. 

Ay  de  mi  qu'  en  tierra  agena 
Me  ueo  sin  alegría, 
Quando  me  ueré  en  la  mia. 

Y  no  por  estar  ausente 
De  mi  tierra  es  el  pesar, 
Mas  por  no  poder  estar 
Donde  está  mi  bien  presente; 
No  ay  consuelo  suficiente 
A  mal  que  tal  bien  desuia. 
Quando  me  ueré  en  la  mia. 


-  20  - 


XXIII. 

Ooleta   yo  so   aci.     Si  uoleu  qu'   eus  uaya   á  abrir, 
ara  que  n'  es  hora;  si  uoleu  uenir. 

Mon  marit  es  de  fora,  hont  a  montalua.  Dema 
beserá  mig,  j  Iorn  abans  que  non  tornara !  E  yo  qu'  eu 
sabia,  pía  que  tos  temps  ho  fa  axi,  ara  que  n'  es  ho- 
ra, si  uoleu  uenir. 

XXIV. 

V  ella  de  uos  son  amoros, 

¡Ya  fosseu  mia! 
Sempre  sospir  quant  pens  en  uos, 
La  nit  y  dia. 

Yo  may  estich  punt  ni  moment 

Sen  contemplamos, 
Fora  de  tot  mon  sentiment 

Vaix  per  amaruos. 
Daume  ualenca,  pues  podeu, 

Señora  mia, 
Puix  en  uos  es  tot  lo  meu  be 

La  nit  y  dia. 

Vos  heretau  tot  lo  mió  be 

Tanto  quem  dura, 
Si  non  ualeu,  prest  me  uerem 

En  sepoltura. 


21  - 


Del  meu  mal  quin  ben  auren, 

¡Anima  mía! 
Per  do  fugir  lo  dany  que  feu 

Siau  me  uos  guia. 

Veix  me  de  uos  pres  y  lligat 

Luny  d'  esperanza, 
Ayaume  dons  pietat 

Sens  mes  tardanca. 
Puix  uestre  so,  plaugues  á  Deu, 

Vos  fosseu  mia, 
Car  lo  mal  que  sentir  me  feu 

No'  1  sentiría. 


XXV. 

Ojos  garcos  a  la  niña, 
¿Quien  se  los  enamoraría? 

Son  tan  lindos  y  tan  biuos 
Que  a  todos  tienen  catiuos, 

Y  solo  la  uista  dellos 

Me  a  robado  los  sentidos, 

Y  los  haze  tan  esquiuos 
Que  roban  el  alegría, 
Quien  se  los  enamoraría. 

(Juan  del  Enzina.) 


-  22  - 


XXVI. 

JtLstas  noches  a  tan  largas 

Para  mi, 
No  solian  ser  ansi. 

Solia  que  reposaua 
Las  noches  con  alegría, 
Y  el  rrato  que  non  dormía 
Con  descanso,  lo  passaua; 
Mas  estas  que  amor  me  graua 

Non  dormí; 
Non  solian  ser  ansi. 

XXVII. 

A.  y  luna  que  reluzes 
Toda  la  noche  m'  alumbres. 
Ay  luna  tan  bella 
Alümbresme  á  la  sierra; 
Por  do  uaya  y  uenga. 
Ay  luna  que  reluzes 
Toda  la  noche  m'  alumbres. 

XXVIII. 

Vi  los  barcos  madre, 
Vilos  y  no  me  ualen. 
Madre  tres  mocuelas 
No  de  aquesta  uilla, 


En  agua  corriente 
Lauan  sus  camisas. 
Sus  camisas,  madre, 
Vilas  y  no  me  ualen. 

XXIX. 

?  vjon  que  la  lauaré,  la  flor  de  la  mi  cara  ? 
¿Con  que  la  lauaré,  que  biuo  mal  penada? 
Láuanse  las  casadas  con  agua  de  limones. 
Láuome  yo  cuitada  con  penas  y  dolores. 

XXX. 

Ooy  serranica, 

Y  uengo  d'  Estremadura. 
¡Si  me  ualerá  uentura! 

Soy  lastimada, 
En  fuego  d'  amor  me  quemo; 

Soy  desamada, 
Triste  de  lo  que  temo; 

En  frió  quemo, 

Y  quemóme  sin  mesura. 
¡Si  me  ualerá  uentura! 

XXXI. 

Oi  te  uas  a  bañar,  Juanilla, 
Dime  á  quales  baños  uas. 


-  24 


Si  te  entiendes  d'  yr  callando, 
Los  gemidos  que  yré  dando, 
De  mi  compasión  abrás; 
Dime  á  quales  baños  uas. 

XXXII. 

1  an  mala  noche  me  distes, 
Serrana,  donde  dormistes. 

A  ser  sin  uestro  marido 

V  sola  sin  compañía, 

Fuera  la  congoxa  mia 

No  tan  grande  como  ha  sido. 

No  por  lo  que  haueys  dormido, 

Mas  por  lo  que  no  dormistes, 

Tan  mala  noche  me  distes. 

XXXIII. 

I*  alalalanlera,  Ella  me  la  diera. 

De  la  guarda  riera.  Falalalanlera, 

De  la  guarda  riera. 
Quando  yo  me  uengo 

De  guardar  ganado,  Alia  rriba,  rriba, 

Todos  me  lo  dizen,  En  ual  de  roncales, 

Pedro  el  desposado.  Tengo  yo  mi  esca 

A  la  hé,  si  soy,  Y  mis  pedernales, 

Con  la  hija  de  nostramo,  Y  mi  curroncito 

Qu'  esta  sortiguela  De  ciemos  ceñíales, 


-  25 


Hago  yo  mi  lumbre  Ni  cosa  salada, 

Siéntome  doquiera,  De  quanto  yo  quiero 

Falalalanlera,  No  se  haze  nada, 

De  la  guarda  riera.  Migas  con  azeyte, 

Házenme  dentera, 

Viene  la  quaresma,  Falalalanlera, 

Yo  no  como  nada,  De  la  guarda  riera. 
Ni  como  sardina, 

XXXIV. 

¡A.  Pelayo?     Que  desmayo. 

—  ¿De  qué,  di? 

—  D'  una  zagala  que  ui. 

—  A  Pelayo  si  la  uieras, 
Tanta  es  su  hermosura, 
No  bastara  tu  cordura, 
Que  en  ella  tu  te  perdieras, 
Y  penaras  y  murieras, 

—  ¿Tal  es  di? 

—  Mas  linda  que  nunca  ui. 

XXXV. 

\¿ue  farem  del  pobre  Joan, 

De  la  fararirunfan. 
Sa  muller  se  n1  es  añada, 

¡Lloat  sia  Deu! 
A  hont  la  n'  irem  sercar. 

De  la  fararirunfan. 


26 


Al  ostal  de  la  uehina. 

¡Lloat  sia  Deu! 
¿Y  digau  lo  meu  uehi, 

De  la  fararirunfi, 
Ma  muller  si  1'  aueu  uista? 

¡Lloat  sia  Deu! 
—  Per  ma  fe  lo  meu  uehi, 

De  la  fararirunfi, 
Tres  jorns  ha  que  no  la  uista. 

¡Lloat  sia  Deu! 
(Esta  nit  ab  mi  sopa.) 

De  la  farirunfan. 
Y  en  tant  ses  transfigurada, 

¡Lloat  sia  Deu! 
Eli  sen  torna  a  son  hostal. 

De  la  fararirunfan. 
Troba  sos  infans  que  ploran, 

¡Lloat  sia  Deu! 
Non  ploreu  los  meus  infans. 

De  la  farirunfan. 
¡O  male  dona,  reprouada! 

¡Lloat  sia  Deu! 

XXXVI. 

¡  1  eresica  hermana,  de  la  fararira! 
Hermana  Teresa,  si  a  ti  te  pluguiesse, 
Una  noche  sola  contigo  durmiesse. 
¡Teresica  hermana,  de  la  fararira! 

-  27  — 


—  Una  noche  sola  yo  bien  dormiría 
Mas  tengo  gran  miedo  que  m'  empreñaría. 
¡Teresica  hermana,  de  la  fararira! 

¡Hermana  Teresa! 
Llaman  a  Teresica  y  no  uiene. 

Tan  mala  noche  tiene. 
Llámala  su  madre  y  ella  calla, 
Juramiento  tiene  hecho  de  matarla. 

¡Que  mala  noche  tiene! 


XXXVII. 

JMo  la  deuemos  dormir 

La  noche  sancta. 

No  la  deuemos  dormir! 

¿La  Virgen  á  solas  piensa 

Que  hará? 
Quando  al  rey  de  luz  inmenso 

Parirá, 
Si  de  su  diuina  esencia 

Temblará, 
¿O  que  le  podrá  dezir? 
No  la  deuemos  dormir 
La  noche  sancta, 
No  la  deuemos  dormir. 

(Fray  Ambrosio  Montesino.) 


M 


XXXVIII. 

Ixey  á  quien  reyes  adoran 
Señal  es  qu'  es  el  que  es, 
Trino  y  uno,  y  uno  y  tres, 

Como  es,  ni  puede  sello, 
No  se  cure  de  buscar, 
Pues  nos  podemos  salvar, 
Con  solamente  crehello. 

Y  en  aquesto  s'  eche  el  sello, 
Qu'  este'  s  el  que  siempre  es,  (*) 
Trino  y  uno,  y  uno  y  tres. 

XXXIX. 

l/erbum  caro  factum  est, 
Porque  todos  os  salueys. 

Y  la  uirgen  le  dezia 
Vida  de  la  uida  mia, 
Hijo  mió  que  os  haría, 

Que  no  tengo  en  que  os  hecheys. 

Por  riquezas  terrenales, 
No  dareys  unos  panales, 
A  Jesús  que  entre  animales, 
Es  nascido  según  ueys. 


(»)  -  Variante  en  la  Voz  de  Bajo. 

Qu'  este'  s  el  que  a  sido  y  es. 


-  29  - 


XL. 

Alta  Reyna  soberana, 
Solo  merecistes  uos, 
Que  en  uos  el  hijo  de  Dios, 
Recibiesse  carne  humana. 

Ante  sécula  creada 
Fuistes  del  eterno  Padre, 
Para  que  fuessedes  madre 
De  Dios,  y  nuestra  aduogada. 

Fuente  do  nuestro  bien  mana, 
Solo  merecistes  uos, 
Que  en  uos  el  hijo  de  Dios, 
Recibiesse  carne  humana. 

XLI. 

VJÓzate,  Virgen  sagrada, 
Pues  tu  sola  merecistes, 
Ser  madre  del  que  paristes. 

O  bendita  sin  medida, 
Madre  del  que  te  crió, 
Ante  sécula  escogida 
De  Dios,  que  de  ti  nascio, 
A  madre  jamas  se  dio 
La  gracia  que  tu  tuuistes; 
Ser  madre  del  que  paristes. 

-  30  - 


XLII. 

Un  niño  nos  es  nascido, 
Hijo  nos  es  otorgado, 
Dios  y  hombre  prometido, 
Sobre  diuino  humanado. 

Niño  porque  en  las  gentes 
Nunca  primero  fue  uisto, 
En  cuerpo  y  ánima  mixto, 
Mostrando  sus  accidentes. 
Un  niño  que  a  los  biuientes 
Oy  comunica  su  ser, 
Y  comienza  á  padescer 
Sobre  divino  humanado. 

XLIII. 

Dadme  albricias,  hijos  d'  Eua! 

—  ¿Di  de  qué  dártelas  han?  — 
Que  es  nascido  el  nueuo  Adán. 

—  ¡Ohy  de  Dios  y  que  nueua! 
Dádmelas  y  haued  placer 
Pues  esta  noche  es  nascido, 

El  Mexias  prometido, 
Dios  y  hombre,     de  mujer. 
Y  su  nascer  no  relieua 
Del  pecado  y  de  su  afán, 
Pues  nascio  el  nueuo  Adán. 
¡Ohy  de  Dios,  y  que  nueua! 

-  31  — 


XLIV. 

x  o  me  soy  la  morenica, 
Yo  me  soy  la  morena. 

Lo  moreno  bien  mirado 
Fué  la  culpa  del  pecado, 
Que  en  mi  nunca  fué  hallado, 
Ni  jamas  se  hallará. 

Soy  la  sin  espina  rosa, 
Que  Salomón  canta  y  glosa, 
Nigra  sum  sed  formosa, 
Y  por  mi  se  cantará. 

Yo  soy  la  mata  inflamada 
Ardiendo  sin  ser  quemada, 
Ni  de  aquel  fuego  tocada 
Que  á  los  otros  tocará. 


XLV. 

£<  la  don  don,  Verges  María, 
E  la  don  don,  peu  cap  de  sang 

Que  nos  densaron. 

£  la  don  don. 


-  32  - 


O  garcons  aquesta  nit  Per  señau  nos  an  birat, 

Una  verge  n'  a  parit,  Que  uerets  embolicat 

Un  filio  qu'  es  tro  polit,  De  drapets,  molt  mal  iaxat, 

Que  non  au  tan  en  lo  mon.  Lo  uer  Diu  petit  garcon. 
E  la  don  don.  E  la  don  don. 

Digas  nos  qui  te  1'  a  dit,  Vin  Perot  y  á  Diu  ueray, 

Que  Verges  n'aya  parit,  Y  a  la  uerge  s'  a  may 

Que  nos  may  auem  ausit  Un  sorron  li  porteray, 

Lo  que  tu  diu  giran  ton.  Que  será  pie  de  coucon. 
E  la  don  don.  E  la  don  don. 

A  eo  dian  los  argeus,  Ara  canta  tu  Beltran, 

Que  cantauan  alta  ueus  Per  amor  deu  Sant  Infan, 

La  grolla  n'  exelsis  Deus,  Y  apres  cantará  Joan, 

Qu'  en  Belén  lo  trobaron.  Y  donar  nos  an  coucon. 
E  la  don  don.  E  la  don  don. 

Ube  cantará  sus  dich, 
Per  Jesús  mon  bon  amich, 
Que  nos  saunara  la  nit 
De  tot  mal  qu'  an  hom  fedorn. 
E  la  don  don. 

XLVI. 

Ixiu,  riu,  chiu, 
La  guarda  ribera, 
Dios  guarde  el  lobo 
De  nuestra  cordera. 


-  33  - 


El  lobo  rabioso 

Es  la  luz  del  dia 

La  quiso  morder, 

Aqueste  mocuelo, 

Mas  Dios  poderoso 

Este  es  el  cordero 

La  supo  defender, 

Que  San  Juan  dixera. 

Quizóle  hazer  que 

Riu,  riu,  chiu, 

No  pudiesse  pecar,  (sic) 

La  guarda  ribera, 

Ni  aun  original 

Dios  guarde  el  lobo 

Esta  uirgen  no  tuuiera. 

De  nuestra  cordera. 

Riu,  riu,  chiu, 

La  guarda  ribera, 

Muchas  profecias 

Dios  guarde  el  lobo 

Lo  han  profetizado, 

De  nuestra  cordera. 

Y  aun   en  nuestros  dias, 

Lo  hemos  al  caneado, 

Este  qu'  es  ñas? ido 

A  Dios  humanado 

Es  el  gran  monarcha, 

Vemos  en  el  suelo, 

Christo  patriarcha 

Y  al  hombre  en  el  cielo 

De  carne  uestido. 

Porque  él  lo  quisiera. 

Hanos  redimido 

Riu,  riu,  chiu, 

Con  se  hazer  chiquito, 

La  guarda  ribera, 

Aunque  era  infinito, 

Dios  guarde  el  lobo 

Finito  se  hiziera. 

De  nuestra  cordera. 

Riu,  riu,  chiu, 
La  guarda  ribera, 
Dios  guarde  el  lobo 
De  nuestra  cordera. 

Mira  bien  que  os  cuadre 
Que  ansina  lo  oyera, 
Que  Dios  no  pudiera 
Hazerla  mas  que  madre; 

Este  uiene  á  dar 

El  qu'  era  su  Padre, 

A  los  muertos  uida, 

Oy  d'  ella  nasció, 

Y  uiene  á  reparar 

Y  el  que  la  crió, 

De  todos  la  cayda; 

Su  hijo  se  dixera. 

-  34  - 


Riu,  riu,  chiu, 
La  guarda  ribera, 
Dios  guarde  el  lobo 
De  nuestra  cordera 

Yo  ui  mil  garcones 
Que  andauan  cantando, 
Por  aqui  bolando 
Haziendo  mil  sones, 
Diziendo  a  gascones, 
Gloria  sea  en  el  cielo, 
Y  paz  en  el  suelo 
Pues  Jesús  nasciera. 
Riu,  riu,  chiu, 
La  guarda  ribera, 


Dios  guarde  el  lobo 
De  nuestra  cordera. 

Pues  que  ya  tenemos 
Lo  que  desseamos, 
Todos  juntos  uamos 
Presentes  Ueuemos; 
Todos  le  daremos 
Nuestra  uoluntad, 
Pues  a  se  igualar 
Con  nosotros  uiniera  (sic) 
Riu,  riu,  chiu, 
La  guarda  ribera, 
Dios  guarde  el  lobo 
De  nuestra  cordera, 


XLVII. 

Oeñores  el  qu'  es  nascido 

De  uirgen  madre, 
Como  paresce  á  su  padre, 
A  su  madre  en  ser  humano 
Paresce  y  en  ser  moderno, 
Y  a  su  padre  en  ser  eterno, 
Diuino  Dios  soberano. 
De  aquesto  el  mundo  está  ufano 

Con  la  madre, 
De  hijo  de  tan  buen  padre. 


-  35  - 


XLVIII. 

V  os  uirgen  soys  nuestra  madre, 
Que  la  que  el  fruto  (*)  comió, 
Madrastra  la  llamo  yo. 

Vos  como  Madre  escogida, 
Rematastes  nuestra  rrastra, 
La  otra  como  madrastra, 
Puso  en  cuentos  nuestra  uida, 
Ella  la  dexó  perdida; 
Quando  por  madre  os  tomo, 
Madrastra  la  llamo  yo. 

XLIX. . 

Dezilde  al  caballero  que  non  se  quexe, 
Que  yo  le  doy  mi  fé,  que  non  la  dexe. 
Dezilde  al  caballero,  cuerpo  garrido, 
Que  non  se  quexe  en  ascondido, 
Que  yo  le  doy  mi  fé,  que  non  la  dexe. 


L. 

JJizen  a  mi  que  los  amores  hé; 
Con  ellos  me  uea  si  tal  pensé. 
Dizen  a  mi  por  la  uilla, 


(*)  el  pero,  en  la  parte  de  Tenor. 


36 


Que  traygo  los  amores  en  la  cinta; 
Dizen  a  mi  que  los  amores  hé, 
Con  ellos  me  uea  si  tal  pensé. 

LI. 

Oi  amores  me  han  de  matar 
Agora  tienen  lugar. 
Agora  que  estoy  penado 
En  lugar  bien  empleado, 
Si  pluguiesse  á  mi  cuidado 
Que  me  pudiesse  acabar, 
Agora  tienen  lugar. 

LH. 

¿Oi  de  nos  mi  bien  me  aparto 

Que  haré? 
Triste  uida  biuiré. 
El  bien  tiene  condición 
De  ser  de  todos  querido, 
Si  alguno  lo  a  perdido 
No  le  faltará  passion, 
¿Pues  yo  con  tanta  razón 

.    Que  haré? 
Triste  uida  biuiré. 


Lili. 

Hartaos  ojos  de  llorar, 
De  jemir  y  sospirar, 


-  37  - 


Y  vosotros  ojos  tristes 
Pues  tanta  gloria  perdistes 
Llorando  1'  aueis  de  pagar. 
¡Hartaos  ojos  de  llorar! 

LIV. 

Ir  alai  meus  olhos  si  me  queréis  beñy, 
Como  falará  quin  tempo  non  teñy. 

Deseyo  falaruos 

Miá  alma,  scuitayme, 

Non  posso  oluidaruos, 

Min  alma  falayme. 
Biuo  deseyando  a  uos  miño  beny 
Como  falará  quin  tempo  non  teny. 


-  38 


SEGUNDA  PARTE 

NOTAS  Y  COMENTARIOS 


Advertencia  general. 

Las  observaciones  y  comentarios  que  siguen,  no  tienen  ni 
con  mucho,  la  pretensión  de  ser  definitivos.  Para  ello  —  y  ruego 
al  prudente  y  discreto  lector  que  lo  tenga  en  cuenta  —  me 
hubiera  sido  necesario  consultar  muchos  libros,  algunos  de  la 
mas  estremada  y  singular  rareza,  que  no  he  podido  tener  á  mano. 
He  hecho  sin  embargo,  y  puede  creérseme  bajo  mi  palabra,  cuanto 
ha  estado  á  mi  alcance,  pues  ciertamente  no  es  ni  afición,  ni 
amor  al  estudio,  lo  que  me  falta.  Sin  embargo  ni  soy  un  eru- 
dito, ni  presumo  serlo.  Solo  me  tengo  por  un  ferviente  amante 
de  nuestras  letras,  que  las  estudia  con  ardiente  entusiasmo.  Pre- 
tender otra  cosa  seria  otorgarme  una  patente  de  sabiduría,  con 
marchamo  de  ingenio,  á  la  que  no  soy  ni  puedo  ser  legitimo 
acreedor. 

La  caprichosa  fortuna  que  suele  dispensar  sus  favores  á 
aquellos  que  menos  los  merecen  —  al  fin  y  al  cabo  es  velei- 
dosa como  muger  —  concedióme  la  gracia  de  hacerme  tropezar 
con  el  precioso  y  desconocido  libro  cuyo  texto  literario  acabo 
de  transcribir.  No  aprovecharse  del  hallazgo  fuera  necedad  ma- 
nifiesta, que  si  el  ser  presumido  es  leve  falta,  la  ignorancia  es 
pecado  que  no  tiene  perdón.  Por  algo  el  Espíritu  Santo  dio 
el  buen  consejo  que  nos  dice:  » Buscad  y  hallareis-». 

Desde  luego  debo  confesar,  que  el  interés  del  peregrino 
Cancionero  de  Uppsala  —  asi  me  complazco  en  llamarle  —  es 
mucho  mayor  bajo  el  aspecto  musical  que  en  el  concepto  pura- 
mente literario.  Quizá  sobre  aquel  particular  pudiera  consignar 
algunos  datos  de  mayor  importancia,  pero  no  es  este,  asi  pre- 
cisa reconocerlo,  el  lugar  mas  oportuno  para  llevar  á  cabo  se- 
mejantes  investigaciones.    Todo  lo  que  dijera  debería  ser  acep- 


-  41  - 


tado  gratuitamente,  ya  que  para  juzgar  de  la  exactitud  de  mis 
juicios  ó  de  la  oportunidad  de  mis  observaciones,  faltarían  al 
curioso  lector  los  comprobantes,  es  decir  los  textos  musicales. 
Reservo  esta  parte  de  mi  trabajo  para  el  dia  —  si  es  que  llega 
—  en  que  pueda  publicarla,  pues  los  materiales  están  acopiados, 
y  solo  falta  comenzar  la  obra,  que  en  realidad  vendría  á  ser  una 
consecuencia  —  y  por  que  no  decirlo  —  un  complemento  de 
aquel  admirable  Cancionero  de  Palacio,  dado  a  luz  por  el  inol- 
vidable Barbieri,  que  vino  a  descubrirnos  la  música  profana 
española  del  Renacimiento,  de  aquella  época  gloriosa  en  que 
reinando  Isabel  y  Fernando,  Fernando  o  Isabel  —  en  realidad 
Tanto  monta  —  se  conquistaba  Granada,  se  efectuaba  la  unidad 
nacional  y  se  descubría  un  nuevo  mundo. 

Haré  sin  embargo  algunas  ligeras  indicaciones,  de  tal  género, 
por  no  hacer  absoluta  traición  al  objeto  primordial  de  mis  estudios 
y  de  mis  amores,  la  música  española  y  su  historia  á  través  de 
los  siglos,  pues  no  se  trata  como  pretenden  muchos  de  una 
utopia,  ni  de  un  sueño,  ya  que  ha  existido  y  aún  existe,  como 
espero  demostralo  en  un  trabajo  de  gran  aliento,  que  pronto 
vera  la  luz  publica,  aunque  mucho  me  pese  por  cierto,  en  idio- 
ma extrangero. 

Jüzguense  pues  las  siguientes  Notas,  como  lo  que  en  reali- 
dad son,  es  decir  como  un  ligero  avance  en  el  estudio  literario 
del  curioso  libro  que  pretendo  ilustrar.  Su  verdadero  fin  no  es 
otro,  que  el  de  señalar  á  los  investigadores  que  me  sigan,  al- 
guna pista  que  creo  segura  para  la  identification  de  la  verdad. 
Si  se  juzga  errónea  mi  opinión,  con  no  seguirla  el  mal  está  re- 
mediado. En  algunos  casos  he  formulado  observaciones  de  otro 
género  que  me  han  parecido  curiosas  ó  pertinentes.  Por  des- 
gracia mis  pesquisas  no  han  sido  todo  lo  afortunadas  que  por 
mi  parte  hubiera  deseado.  Gran  parte  de  tal  culpa  puede  acha- 
carse á  mi  falta  de  perspicacia  y  agudeza,  pero  en  justicia,  al- 
guna corresponde  también  á  las  escasez  de  medios  de  trabajo 
con  que  he  luchado. 

Lo  esencial  para  mi,  era  poner  al  alcance  de  los  verdaderos 
eruditos,  mi  feliz  descubrimiento.  lulos  si  lo  creen  digno  de  in- 
terés, se  encargarán  de  analizarlo  como  merece,  depurando  sus 
quilates. 

Y  esto  dicho,  paso  á  consignar  mis  observaciones  y  mis 
comentarios  advirtiendo  que  el  que  dá  de  buena  fe  y  con  mejor 
voluntad  todo  lo  que  posee,  no  está  obligado  á  dar  mas.  —  Vale. 


42  - 


En  el  rarísimo  libro  de  música  de  cifra  para  vihuela,  inti- 
tulado Silua  de  Sirenas,  compuesto  por  el  excelente  músico 
Anrriquez  de  Ualderrauano,  e  impreso  en  Valladolid,  por  Fran- 
cisco Fernandez  de  Córdova,  en  1547,  según  mis  notas  tomadas 
del  ejemplar  existente  en  la  Bib.  Nacional  de  Madrid,  figura 
también  una  canción  cuya  letra  comienza  con  el  verso:  Como 
puedo  yo  Muir  .  .  . 

rv. 

El  insigne  poeta  y  músico  Jorge  de  Montemayor,  cantor 
en  la  capilla  de  S.  A.  la  Infanta  D»  Alaria  de  Portugal,  pri- 
mera esposa  de  Felipe  II,  que  después  de  la  muerte  de  dicha 
princesa,  permaneció  adscrito  al  séquito  del  hijo  de  Carlos  V, 
hizo  una  glosa  que  comienza :  Vive  en  mi  solo  un  contento  . . . 
sobre  el   Villancico  ageno: 

No  soy  yo  quien  veis  vivir, 

No,  no,  no, 
Sombra  soy  del  que  murió. 

Puede  verse  al  folio  70  del  Cancionero  del  excelentissimo 
Poeta  George  de  Montemayor,  de  nuevo  emendado  y  corregido . . . 
En  Salamanca,  en  casa  de  Juan  Perier,  mercader  de  libros,  e 
impresor  1579.  (Al  fin  sobrepuesto:  En  Salamanca,  por  Juan 
Perier,  año  de  1376.)  —  Hay  ediciones  anteriores  citadas  por  los 
bibliógrafos,  pero  la  referida  es  la  que  he  tenido  ocasión  de  ver. 

Creo  probable  que  el  Villancico  ajeno  sea  el  que  aquí  re- 
producimos. 


Según  puede  verse  en  la  lista  de  Obras  que  se  indican  en 
el  índice  general,  pero  que  faltan  en  el  Manuscrito  de  Palacio, 
que  publica  Barbieri  como  ilustración  á  su  célebre  Cancionero 
de  los  siglos  XV  y  XVI,  al  folio:  clxxiiij  del  referido  códice, 
debia  hallarse  un  Villancico  que  comenzaba  por  las  palabras: 

No  me  las  enseñes  mas . . . 

¿Tendría  algo  que  ver  con  el  nuestro? 


-  43  - 


VII. 

En  el  Cancionero  general  de  Hernando  del  Castillo,  impreso 
en  Valencia  en  IJII,  se  encuentra  una  poesia  anónima,  que 
comienza  con  el  mismo  mote  o  estribillo.  Consta  de  dos  estro- 
fas, diferentes  de  la  transcrita,  y  presenta  la  variante  de  decir  el 
ultimo  verso:  Que  fiasallos  no  podré . . . 

Bajo  el  n:ro  107  del  Cancionero  de  Barbieri,  figura  de  nue- 
vo, puesta  en  música  á  cuatro  voces  por  Juan  del  Enzina,  que 
muy  bien  pudiera  ser  asimismo  autor  de  la  letra,  en  nada  in- 
digna por  cierto  del  numen  de  tan  eximio  poeta  y  compositor. 
Es  de  notar  que  la  parte  de  Tiple  de  la  referida  composición, 
comienza  exactamente  del  mismo  modo  que  la  primera  de  las  dos 
voces  de  la  nuestra,  pero  esta  semejanza  no  pasa  de  los  dos  primeros 
compases :  (la-  la  =  so-  la  =  fa-  re-  etc.),  lo  que  permite  suponer 
que  es  posible  se  trate  de  un  primer  esbozo  de  un  trabajo  con- 
trapunt'istico  mucho  mas  desarrollado  posteriormente  por  el  mismo 
autor.  Es  sabido  que  Juan  del  Enzina  residió  largo  tiempo  en 
Roma,  en  las  cortes  de  Julio  II  y  de  León  X,  y  ya  he  dicho 
que  las  composiciones  del  presente  Cancionero  son  indudable- 
mente debidas  á  los  muchos  y  muy  notables  maestros  españoles 
que  florecieron  en  Italia  durante  el  siglo  XVI.  Añadiré  que  la 
versión  del  Cancionero  de  Palacio  consta  de  tres  estrofas,  todas 
distintas  de  la  que  aqui  publicamos. 

Por  último,  creo  oportuno  consignar  un  curioso  dato  rela- 
tivo á  la  ilustre  personalidad  del  fundador  de  nuestro  teatro  que 
no  recuerdo  haber  visto  reproducido  correctamente  por  ningún 
erudito  español,  y  por  el  cual  se  viene  en  conocimiento  que  el 
Arcediano  mayor  de  la  Catedral  de  Málaga,  seguía  interpretando 
sus  obras  dramáticas  en  la  Corte  pontificia. 

Se  trata  de  una  Carta  de  Stazio  Gadio,  escrita  al  Marques  de 
Mantua,  Francisco  Gonzaga,  con  fecha  11  de  Enero  de  1 5 1 3,  dán- 
dole noticias  de  su  hermano  Federico,  detenido  en  rehenes  por 
el  batallador  pontífice  Giulio  della  Rovere,  que  ha  sido  publi- 
cada por  el  historiador  italiano  Alesandro  Luzio,  en  su  estudio : 
Federico  Gonzaga,  ostaggio  alia  Corte  di  Giulio  II  (Archivio 
della  R.  Societa  Romana  di  Storia  Patria.  Roma.  1887.  Vol. 
IX.  pag.  46).  Es  documento  curioso  y  el  fragmento  que  nos 
interesa  dice  asi: 

»Zovedi  a  VI,  /esta  de  li  tre  Re,  il  s:r  Federico ...  si  ri- 
dusse   alie   XXIII  hore  a  casa   del  Cardinale  Arborensis,  in- 


-  44  - 


vitatto  da  lui  ad  una  commedia . . .  Cenato  adunche  si  redus- 
seno  ttttti  in  una  sala  ove  si  avea  ad  representare  la  conthedia 
(sic).  //  p:to  R.no  era  sedendo  Ira  il  Sig.  Federico,  posto  a  man 
drita,  et  lo  Ambassator  di  Spagna  a  man  sinistra,  et  nwlti 
vescovi  poi  a  torno,  tutti  spagnoli,  et  piu  Putane  spagnole  vi 
erano  che  homini  italiani,  Perche  la  commedia  fu  recitata  in 
lingua  castiliana,  composta  da  Zoanne  de  Lenzina,  qual 
intervenne  lui  ad  dir  le  forze  et  accidenti  di  amore, 
et  per  quanto  dicono  spagnoli  non  fu  molió  bella  et  poccho  de- 
leitó al  s:r  Federico.» 

Quizá  la  cita  parezca  impertinente  en  este  lugar,  pero  no 
obstante  su  interés  salta  á  la  vista.  La  ejecución  el  dia  de  Reyes 
de  1 513,  (es  decir  el  6  de  Enero  y  no  en  los  primeros  dias  del 
mes  de  Agosto  del  mismo  año  como  generalmente  se  dice)  en 
casa  del  Cardenal  de  Arbórea,  de  una  comedia  que  trata  de  la 
fuerza  y  accidentes  del  amor,  compuesta  e  interpretada  por  Juan 
del  Enzina,  no  solo  prueba,  contra  la  creencia  mas  admitida, 
que  los  espectáculos  dramáticos  no  cesaron  en  Roma  durante 
el  reinado  del  Papa  guerrero,  sino  que  puede  contribuir  á  fijar 
la  fecha  exacta  en  que  se  representó,  sin  duda  por  primera  vez, 
la  Farsa  de  Plácida  e  Vittoriano,  compuesta  en  Roma  según 
afirma  de  modo  terminante  Juan  de  Valdés,  y  de  la  cual  existe 
una  edición  romana  de  1514,  al  decir  de  Moratin,  que  hasta 
ahora  no  ha  sido  descubierta. 

Téngase  en  cuenta  además  que,  conforme  á  lo  expuesto  en 
mi  trabajo  Sobre  fuan  del  Enzina  (Málaga.  1895),  el  Arcediano 
de  la  Catedral  malacitana,  asistió  según  puede  verse  en  las  actas 
capitulares  de  dicha  iglesia,  á  la  reunión  del  Cabildo,  celebrada 
el  dia  13  de  Agosto  de  1513.  Difícilmente,  dada  la  lentitud  con 
que  se  efectuaban  los  viajes  en  aquella  época,  pudo  hallarse  en 
Roma  á  principios  del  mismo  mes. 

VIII. 
Como  obra  de  un  tal  Gabriel,  se  encuentra  en  el  Cancionero 
de  Barbieri,  un  Villancico  á  tres  voces  (n«>  135)  que  tiene  este 
mismo  mote  o  estribillo.  Ni  la  única  estrofa  de  que  consta,  ni 
la  música  presentan  la  menor  analogía  con  la  versión  aqui  publi- 
cada. Según  el  docto  musicógrafo  antes  citado,  la  obra  en 
cuestión  debe  atribuirse  á  Gabriel  el  Músico,  que  figura  como 
poeta  en  el  Cancionero  general  de  1 51 1,  y  de  quien  D.  Luis 


-  45 


Zapata   dice   en   su  Miscelánea  (pag.  406)  que  se  llamaba  Ga- 
briel Mena. 

Es  posible  que  la  letra  de  las  dos  estrofas  ahora  conocidas, 
que  en  nada  se  contradicen,  sean  obra  de  un  mismo  autor,  por 
lo  que  me  he  permitido  publicar  la  que  se  encuentra  en  el  Can- 
cionero de  Uppsala,  bajo  su  nombre. 

IX. 

No  he  podido  identificar  el  origen  de  este  villancico,  y  con- 
fieso que  no  hé  tenido  ocasión  de  ver  el  Cancionero  de  Resende, 
que  por  ser  hispano-portugués,  me  hubiera  podido  quizá  sumi- 
nistrar algün  dato. 

Lo  que  me  atrevo  á  afirmar  es  que  seguramente  gozó  de 
una  gran  popularidad.  Buena  prueba  de  ello  es  que  en  la  bo- 
nita comedia  de  Moreto:  La  fuerza  de  la  sangre  (Jor.  i».  Escena 
III.)  se  canta  la  siguiente  redondilla,  que  se  diría  traducida  de 
nuestra  canción: 

Un  mal  que  violento  viene 
Muy  poco  puede  durar, 
Porque  al  fin  se  ha  de  acabar, 
O  acabará  a  quien  le  tiene. 


Hasta  tres  versiones  musicales  del  presente  villancico  pue 
den  verse  en  el  riquísimo  Cancionero  de  Barbieri:  llevan  los 
nro  230 — 231  y  232  y  todas  ellas  están  compuestas  para  tres  vo- 
ces. La  mas  antigua  es  de  Juan  del  Enzina,  lo  que  hace  su- 
poner al  docto  maestro  que  también  la  letra  pudiera  ser  obra  de 
tan  preclaro  talento,  por  mas  que  no  se  encuentre  recogida  en 
ninguna  de  las  compilaciones  de  sus  escritos  que  nos  son  co- 
nocidas. La  segunda  versión  algo  posterior,  según  lo  descubre 
su  estilo,  queda  anónima,  y  la  tercera,  aun  mas  moderna,  se 
debe  á  un  cierto  Juan  Ponce,  compositor  estimable,  de  quien  se 
conservan  hasta  doce  producciones  en  el  Manuscrito  de  la  Biblio- 
teca de  Palacio. 

La  versión  á  dos  voces  del  Cancionero  de  Uppsala  no  pre- 
senta la  menor  analogía  con  ninguna  de  las  tres  anteriomente 
conocidas.  ¿Será  también  algún  esbozo  ó  trabajo  preparatorio  para 
otra  composision  de  mayor  vuelo,  debida  al  propio  Juan  del 
Enzina?   La   poesia   es   la   misma,   salvo  muy  ligeras  variantes, 


46 


entre  las  cuales  la  mas  notable  se  reduce  á  decir  el  primer  verso 
de  la  estrofa  primera  publicada  por  Barbieri:  El  que  no  sabe 
de  gloria  .  .  .    Faltan    aqui   las  dos  coplas  o  estrofas  siguientes. 

xm. 

En  la  importante  colección  de  obras  musicales,  aun  no  debida- 
mente estudiadas,  que  se  conserva  en  la  Biblioteca  del  Duque 
de  Medinaceli,  figura  la  siguiente: 

Alio  —  Recopilación  de  Sonetos  y  Villancicos  a  cuatro  y  a 
cinco,  de  Juan  Vázquez.  1560.  (Al  fin).  Impreso  en  Sevilla  en 
casa  de  J.  Gutiérrez,  impresor  en  Cal  de  Genova,  con  licencia 
del  Señor  D.  Juan  de  Ovando,  provisor  de  Sevilla. 

En  4°  apaisado.  —  Frontis.  —  Para  conclusión,  después 
de  la  hoja  del  membrete,  otre  hoja  perdida  con  un  Hercules. 
May  curiosa  dedicatoria:  Al  Ilustre  Señor  D.  Gonzalo  de  Mos- 
coso  y  Casceres-Penna,  firmada :  JUAN  Vázquez  S.  en  que  habla 
de  Cristóbal  de  Morales,  luz  de  la  Música,  y  de  Francisco 
Guerrero,  que  tanto  lo  secreto  de  la  Música  ha  penetrado,  y 
los  afectos  de  la  letra  en  ella  tan  al  vivo  mostrado. 

Son  cinco  cuadernos  con  el  descrito:  el  de  tiple,  que  lleva 
la  fecha  1559,  el  de  tenor,  notable  por  contener  tres  canciones 
añadidas,  que  faltan  en  los  otros:  «La  bella  mal  maridada*, 
«Niña,  erguidme  los  ojos*  y  «Uamaisme  villano»,  el  de  Bajo 
y  el  de  Quinta  parte,  para  los  veintidós  primeros  trozos.  Con- 
tienen en  total  22  canciones  á  cinco  voces  y  cuarenta  y  cinco 
á  cuatro. 

El  n«>  22  de  estas  últimas  comienza  precisamente  según  mis 
apuntes,  por  el  verso: 

Si  no  os  hubiera  mirado . . . 

Como  no  he  podido  confrontarla  con  la  versión  que  aqui 
publico,  ignoro  si  se  trata  de  la  misma  composición,  aunque  la 
presente  esta  escrita  á  tres  voces. 

Este  Juan  Vázquez,  fué  uno  de  los  mas  notables  músicos 
españoles  de  la  segunda  mitad  del  siglo  XVI,  hasta  ahora  poco 
conocido  Debió  ser  sevillano  de  origen,  pues  en  la  dedicatoria 
citada,  al  hablar  de  Guerrero,  dice  nuestra  Sevilla.  Según 
Fétis,  fué  maestro  de  capilla  de  la  Catedral  de  Burgos. 

Lo  cierto  es  que  se  han  conservado  muchas  obras  suyas, 
pues   á  mas  de  la  referida  colección,  ya  bastante  abundante,  se 


-  47  - 


encuentran  otras,  transcritas  para  vihuela,  en  la  Silva  de  Sirenas 
de  Anrriquez  de  Valderrauano  (Valladolid  1 547)  y  en  la  Or- 
phenica  Lira...  de  Miguel  de  Fuenllana  (1554).  Y  si  esto 
pareciera  poco,  en  la  misma  Biblioteca  de  Medinaceli  se  custodia 
la  única  parte  de  Bajo  (por  desgracia)  de  otra  curiosa  compila- 
ción que  contiene  hasta  veinticinco  canciones  de  su  composición. 
He  aqui  su  señalamiento: 

Bajo.  Villancicos  y  canciones  de  Juan  Vázquez,  a  tres  y  a 
cuatro  —  (Al  fin.)  Fueron  impresos  estos  Villancicos  y  Canciones 
en  casa  de  Juan  de  León,  impresor  de  la  Universidad  de  Osuna. 
1551. 

En  4°  apaisado  —  23  h.  —  Frontis  con  el  escudo  del  Me- 
cenas, Don  Antonia  de  Zuñiga,  á  quien  la  Dedicatoria,  firmada 
por  el  autor,  vá  encabezada. 

A  mas  de  Canciones  y  Villancicos  castellanos,  hay  también 
algunos  Sonetos,  lo  que  como  dice  Juan  Vázquez,  no  creo  dejará 
de  dar  a   V.  Ai.  algún  contentamiento. 

XIV. 

Como  composición  musical  es  la  perla  del  Cancionero  de 
Uppsala.  No  puede  darse  nada  mas  perfecto,  por  la  fuerza  ex- 
presiva y  el  color  romántico  y  misterioso,  asi  como  por  la  in- 
tima y  maravillosa  unión  de  la  música  con  la  poesía.  La  pasión 
amorosa  se  muestra  con  todo  su  vigor  en  aquellas  admirables 
escalas  descendentes,  sobre  las  que  se  cantan  las  vehementes 
palabras:  Como  no  venís,  amigo.. .  Nótese  á  titulo  de  curiosidad, 
que  la  letra  recuerda  mucho  un  pasage  de  la  Canción  de  Meli- 
bea en  el  Acto  Decimonono  de  la  portentosa  tragicomedia  de 
Celestina. 

Se  comprende  que  este  Villancico  fuera  muchas  veces  re- 
producido. 

Se  hallaba  probablemente  en  el  Manuscrito  de  Palacio,  pu- 
blicado por  Barbieri,  en  una  de  las  hojas  que  faltan.  El  índice 
señala  en  efecto  al  folio  clx.  un  Villancico:  Que  la  noche  hace 
escura . . . 

Puede  verse  también  en  el  rarísimo  Libro  de  Música  de 
vihuela...  de  Diego  Pisador  (Salamanca.  1552.)  Es  el  primero 
á  tres  voces  (fol.  9)  del  Segundo  Libro,  en  que  hay  Villancicos 
á  tres  voces  y  á  cuatro  voces,  y  de  ellas  va  la  voz  cantada  por 
de  fuera  y  las  otres  tres  tañidas. 


M 


La  letra  presenta  ligeras  variantes  y  por  tal  causa  creo  pru- 
dente transcribirla: 

SI  la  noche  haze  escura 

Y  tan  corto  es  el  camino, 
¿Como  no  venís,  amigo? 
Vebme  desamparada; 
Gran  pasión  tengo  comulgo, 
(Como  no  venís,  amigo? 

SI  la  media  noche  es  pasada, 
Mi  ventura  lo  detiene 
Porque  soy  muy  desdichada. 

xxn. 

Me  trae  á  la  memoria  este  Villancico  el  recuerdo  del  curio- 
so libro  de  Alonso  Nuñez  de  Reinoso:  Historia  de  los  amores 
de  Clareo  y  Florlsea,  y  de  la  trabajos  de  /sea,  con  otras  obras 
en  verso,  parte  al  estilo  español,  y  parte  al  estilo  italiano  agora 
nueuamente  sacada  a  luz.  —  Con  Privilegio.  (Escudo  del  Impre- 
sor.) En  Venecla,  por  Gabriel  Glollto  de  Ferrarls  y  sus  her- 
manos,   1552. 

(Al  fin.)  Imprimióse  esta  Historia  de  Florlsea  en  la  muy 
noble  ciudad  de  Venecla,  por  Gabriel  Yullto  y  sus  hermanos  y 
cabose  1*°  de  Mayo  de  1552  años. 

En  el  libro  segundo  que  comprende  las  Obras  en  copias 
castellanas  y  versos  al  estilo  italiano,  pag.  20 — 23,  se  lee  una 
Glosa  al  Villancico: 

Pues  que  vivo  en  tierra  ajena 
Muy  lejos  de  do  nascl, 
(Quien  habrá  dolor  de  mi? 

Hasta  aqui  no  existe  verdadera  analogía,  pero  la  tercera 
estrofa  entre  las  siete  de  que  consta  la  glosa,  dice  asi: 

Si  con  tanto  mal  no  muero 
Señora,  de  uos  ausente, 
Es  porque  ueros  presente 

Y  gozar  de  uos  espero, 

Mas  pues  falta  lo  que  quiero, 
Muy  lejos  de  do  nascl, 
(Quien  habrá  dolor  de  mi? 


-  49 


XXIII. 

No  he  podido  comprobar  si  esta  lindísima  poesía,  una  de 
las  mas  delicadas  y  bellas,  en  mi  modesto  entender,  de  la  co- 
lección uppsaliense,  será  debida  el  numen  de  aquel  gran  poeta 
y  estrlu  canciller  mossen  Ausias  March,  cuyas  obras  fueron  im- 
presas por  primera  vez  en  Barcelona,  por  mestre  Caries  amaros 
Prouencal,  Lany  MDXLIII  A  XXII  del  mes  De  dessembre. 

La  música  que  en  nada  le  cede  á  la  letra,  presenta  en  la 
parte  de  tipie,  cierta  remota  analogía  con  una  preciosa  Villa- 
nella  Spagnuola,  titulada:  Amante  felice,  cuyo  texto  comienza: 

\Ay  que  contento 

Que  en  el  alma  siento! 

Y  que  se  halla  recogida  en  la  peregrina  obra,  de  la  que  he 
visto  el  único  ejemplar  conocido,  conservado  en  la  Biblioteca  del 
Liceo  Musicale  de  Bolonia.    Su  señalamiento  es  como  sigue: 

Affetti  amorosi  —  Cansonette  ad  una  voce  sola,  poste  in 
música  da  diuersi  con  la  parte  del  Basso  &*  le  lettere  delf  Alfa- 
betto  per  la  Chitarra  alia  spagnola  raccolte  da  Giovanni  Ste- 
fani,  con  tre  Arie  Siciliani  ¿r3  due  Villanelle  spagnole.  Venecia. 
Ales.    Vincenti.    1618. 

Agregaré  que  en  nuestros  días,  el  maestro  Pedrell,  legitima 
gloria  de  la  música  española,  ha  utilizado  tan  lindo  tema,  quizas 
de  origen  popular,  en  el  delicioso  Coloquio  de  Brunisenda  con 
el  trovador  Miraval,  página  del  mas  refinado  gusto,  que  embe- 
llece la  soberbia  escena  de  la  Corte  de  atnor  en  la  primera  Jor- 
nada de  la  trilogía  lírica:  Los  Pirineos,  la  única  producción  del 
teatro  lírico  español  de  algún  empuje,  que  ha  traspasado  con 
éxito  la  frontera,  siendo  conocida  y  admirada  en  toda  Europa. 

XXV. 

Como  anónimo,  aparece  este  Villancico  publicado  en  un 
raro  pliego  suelto  (in  40)  citado  por  Gallardo  (Ensayo . . . 
Madrid.  1863.  tom  Ir°  n«>  569):  Copias  de  Antón  Vaquerizo 
de  I  Morana.  Y  otras  \  de  tan  buen  ganadico  Y  otras  canciones 
y  un  Villancico,  que  es  precisamente  el  que  nos  interesa. 

El  sabio  maestro  Menendez  y  Pelayo,  lo  reproduce  en  el 
tomo  IV  de  su  admirable  Antología  de  Poetas  líricos  castellanos 
sin   decir   quien  sea  su  autor.    Ahora  bien  en  el  Cancionero  de 


-  50 


Barbieri,  se  hallan  las  Coplas  de  tan  buen  ganadico  como  de 
Juan  del  Enzina,  y  lo  que  es  mas,  en  el  Cancionero  de  dicho 
poeta  (Edición  de  Jorge  Coa  —  En  Caragoca.  Acabóse  á  X 
dios  del  mes  de  Deziembre.  Año  de  mili  e  quinientos  e  deziseys 
años.)  al  folio  77,  puede  leerse  un  Villancico  que  comienza :  Ojos 
garzos  a  la  niña  . . . 

Conosco  ademas  otra  interpretación  musical  á  cinco  voces 
del  mismo  texto,  que  figura  en  la  ya  citada  Recopilación  de  So- 
netos y  Villancicos...  (Sevilla.  1560)  de  Juan  Vázquez  (n">  34 
de  la  segunda  parte.) 

XXVI. 

Se  encuentra  en  el  Cancionero  de  Barbieri  (n">  258)  puesta 
en  música  á  tres  voces,  sin  indicación  alguna  de  autor,  ni  para 
la  letra,  ni  para  la  música  —  Esta  no  presenta  ninguna  analo- 
gía con  nuestra  versión,  pero  en  cambio  el  texto  es  casi  igual, 
salvo  algunas  variantes;  verbigracia  los  versos  40  y  50  de  la 
estrofa  dicen: 

Con  sospiros  la  passaua, 

Mas  peor  esta  que  estaba . . . 

XXVII. 

¿Tendrá  algo  que  ver  este  lindísimo  Villancico,  de  carácter 
tan  nacional,  con  la  preciosa  comedia  de  Luis  Velez  de  Gue- 
vara, titulada:  La  luna  de  la  Sierra}  Lo  cierto  es  que  en  la 
segunda  jornada  (Vide  Rivadeneyra  —  tomo  XLX  =  pag.  188) 
en  la  primorosa  escena  entre  Antón  y  Pascuala,  el  Principe 
Don  Juan  y  el  Maestre,  rondan  á  la  linda  aldeana,  en  tanto  que 
los  músicos  de  su  séquito  cantan  una  letra  que  dice  precisamente : 

Luna  que  reluces 

Toda  la  noche  me  alumbres. 

El  celoso  serrano  al  escuchar  la  rondalla  hace  la  siguiente 
reflexión: 

Esos  no  son  aldeanos, 
No  son  guitarras  serranas 
Estas,  ni  aldeanos  versos 
Aquellos . . . 

Recuérdese  además  que  uno  de  los  héroes  de  la  obra,  —  que 
quizás  tenga,  como  tantas  otras  algún  fundamento  legendario  ó 


-  51  - 


proceda  de  algún  romance  popular  — ,  es  aquel  malogrado  prin- 
cipe Don  Juan,  hijo  de  los  Reyes  Católicos,  gran  protector  de 
Juan  del  Enzina  y  para  quien  el  ilustre  poeta  escribió  su  Repre- 
sentación mitológica,  (fol  96  de  la  citada  edición  de  Zaragoza) 
inspirada  en  Anacreonte,  que  Gallardo  al  reimprimir  de  nue- 
bo  en  el  No  V  de  El  Criticón,  confirmó  con  el  titulo:  El 
triunfo  de  amor. 

Todas   estas  coincidencias  me  parecen  en  extremo  curiosas. 

Creo  conveniente  agregar  que  en  la  curiosa  colección  de 
Juegos  de  Noche  Buena  á  lo  diuino  . . .  (Barcelona,  Por  Sebastian 
de  Cormellas.  Ano  de  fóojj  compuestos  por  Alonso  de  Le- 
desma,  se  inserta  un  romance  A  Nuestra  Señora:  Es  el  hombre 
en  esta  uida  —  Un  viandante  que  no  para  . . .  compuesto  sobre 
el  juego: 

Ay,  luna,  que  reluces 
toda  la  noche  ?nalumbres. 


XXIX. 

Hasta  cuatro  versiones  mas  de  este  Villancico  me  son 
conocidas:  tres  arreglos  para  vihuela  que  se  hallan  respectiva- 
mente en  la  Silva  de  Sirenas  de  Anrriquez  de  Valderrauano 
(Valladolid,  1 547),  en  el  Libro  de  Música  de  vigüela  de  Diego 
Pisador  (Salamanca,  1 S  5  2)  y  en  la  Orphenica  Lyra  . . .  de  Miguel 
de  Fuenllana  (Sevilla,  1554),  y  la  cuarta  á  cuatro  voces,  que 
es  el  No  36  de  la  segunda  parte  de  la  ya  antes  mencionada 
Recopilación  de  Sonetos  y  Villancicos ...  de  Juan  Vázquez. 
(Sevilla.  1560). 


XXXI. 

Puede  verse  también  en  el  citado  Libro  de  Música  de  vigüela 
de  Diego  Pisador  (Salamanca,  1552):  Segundo  libro:  pag.  15: 
Si  te  uas  a  bañar,  Juanica,  á  cuatro  voces,  Las  tres  voces 
tañidas  y  la  otra  cantada .... 


Si  te  uas  á  bañar  Juanica, 
Dime  a  que  baños  uas. 
Juanica  cuerpo,  garrido. . . . 


-52  - 


XXXII. 

Fué  asimismo  puesto  en  música  á  cinco  voces  por  el  ilustre 
¡LAN'  Vázquez:  pues  figura  (N°  22  de  la  primera  parte)  en  su 
Recopilación  de  Sonetos  y  Villancicos...  (Sevilla  1560).  La  letra 
presenta  ligeras  variantes. 

Existe  ademas  un  arreglo  para  vihuela  en  el  rarísimo  libro  de 

cifra  publicado  por  Esteban  Daza,  bajo  el  titulo:  El  Parnaso 

Valladolid    1576. 

XXXIII. 

Este  Villancico  que  tiene  todas  las  trazas  de  ser  obra  de 
Juam  del  Enzima,  me  parece  hermano  gemelo  de  aquel  otro  tan 
lindo  que  se  halla  en  la  colección  de  sus  obras  y  que  comienza : 

Ya  soy  desposado 

Nostramo, 
Ya  soy  desposado. 

XXXTV. 

Muy  interesante  por  su  forma  dialogada  para  la  historia  del 
teatro  lírico  español.  Es  de  advertir  que  en  el  Cancionero  de 
Barbieri  (n">  348)  se  halla  puesto  en  música,  á  tres  voces,  por 
un  compositor  llamado  Aldomar,  de  quien  nada  se  sabe.  La 
letra  es  casi  la  misma,  aunque  ostenta  ligeras  variantes,  siendo 
la  mas  notable,  que  el  tercer  verso  de  la  copla  dice:  Que  luego 
no  te  vencieras. . . . 

Pero  lo  particular  del  caso  es  que  la  música  presenta  grandes 
analogías.  La  parte  de  tiple  es  idéntica  en  ambas  composiciones, 
aunque  en  la  actual  resulta  mucho  mas  desarrollada.  Debe 
tratarse  de  un  tema  popular,  utilizado  por  dos  compositores,  si 
bien  es  posible  que  se  trate  de  dos  versiones  escritas  por  un 
mismo  maestro  —  el  desconocido  Aldomar  —  ya  que  en 
realidad  ambas  composiciones  son  semejantes  en  el  fondo. 

Según  Barbieri,  Gallardo  poseía  un  Centón  de  poesías 
manuscritas,  de  letra  del  siglo  XVI,  compilado  al  parecer  en 
Andalucía,  en  el  que  se  encontraba  este  Villancico,  transcrito  sin 
nombre  de  autor.  Tanto  en  esta  versión  como  en  la  del  Can 
cionero  de  Palacio,  el  texto  consta  de  varias  coplas. 

Añadiré  por  último  que  Jorge  de  Montemayor  hizo  una 
glosa  que  comienza:  / Ah  Pelayo!  ¿Donde  estas?...  sobre  el 
Villancico  ajeno: 


-  53 


/ Ah  Pelayo  que  desmayo! 

—  i  De  que  di? 
D  una  zagala  que  vi. 

Puede  leerse  al  fol.  69,  de  su  Cancionero . . .  (Zaragoza,  por 
Juan  Perier,  1562.) 

XXXV. 

Forma  un  cuadro  muy  pintoresco,  con  sus  toques  realistas. 
Se  dirían  los  comentarios  de  los  concurrentes  al  patio  de  una 
casa  de  vecindad,  acerca  de  un  episodio  algún  tanto  picaresco 
alli  acaecido,  que  los  chismosos  sazonan  con  sus  exclamaciones 
/  Lloat  sia  Deu!  —  Muy  interesante  desde  el  punto  de  vista  de 
la  expresión  dramática,  para  la  historia  del  teatro  lírico  nacional. 

XXXVI. 

Una  nota  manuscrita,  en  francés  antiguo,  que  puede  leerse 
en  el  margen  de  una  de  las  páginas  que  contienen  esta  canción 
(fol.  XXXI)  dice: 

imprimé(?')  pag.  LXXXIX  en  la  Silva  de  Sirenas 
se  tiendra(?)  la  presente  chanson  misse  sur  le  luth. 

Y  en  efecto,  se  halla  transcrita  para  vihuela  en  el  dicho  folio 
del  curioso  libro,  asi  intitulado,  de  Anrriquez  de  Valderrauano 
(V  aliad  olid  1547). 

Ademas,  en  la  Biblioteca  del  Duque  de  Medinaceli,  aun  in- 
explorada por  nuestros  musicógrafos,  se  conserva  un  Libro  de 
tonos  antiguos  con  sus  letras,  precioso  manuscrito  de  letra  de 
fines  del  siglo  XVI,  en  cuya  pag.  10  se  encuentra  un  Villancico 
a  cuatro  voces :  Llaman  á  Teresica. . . . 

¿Tendrá  algún  parentesco  con  el   que    aqui   reproducimos? 

XXXVII. 

La  poesia  no  es  mas  que  la  7  a  estrofa  de  las  Coplas  que 
compuso  Fray  Ambrosio  Montesino,  el  poeta  favorito  de  Isabel 
la  Católica,  á  reuerencia  e  deuoeion  del  Santísimo  parto  de 
la  Virgen  Nuestra  Señora,  cuyo  estribillo  ó  mote  dice: 

No  la  debemos  dormir 

La  noche  sancta, 
No  la  debemos  dormir. 


-  54  - 


Se  hallan  al  fol.  49  del  Cancionero  de  diversas  obras,  hecho 
y  compuesto  Por  el  muy  Reverendo  P.  Fr.  Ambrosio  Montesino, 
Obispo   de    Cerdeña,    de   la    Orden   de  los  Menores.  —  (Al  fin) 

Aqui  se  acaba Fue   impreso   en   la  Imperial  ciudad  de 

Toledo,  por  Juan  Ayala,  acabóse  á  25  dios  del  mes  de  Enero, 
arto  de  1537.   (Hay  ediciones  anteriores.) 


XL. 

Será  este  villancico  el  original  —  no  recuerdo  haberlo  visto 
nunca  citado  —  que  parodió  el  donoso  poeta  Antón  de  Mon- 
toro,  el  Ropero  de  Córdoba,  en  aquella  copla  de  tan  sacrilega 
adulación,  que  dedicó  á  la  Reina  D»  Isabel  de  Castilla  : 

Alta  Reina  Soberana, 
Si  fuessedes  antes  vos 
Que  la  hija  de  Santa  Ana, 
De  uos  el  hijo  de  Dios 
Rescibiera  carne  humana. 

Sabido  es  que  esta  agudeza  con  visos  de  blasfemia  del  judio 
converso  cordobés,  mereció  no  pocas  contradicciones,  sobresa- 
liendo la  de  Francisco  Vaca  (Cancionero  general  de  IJII.  fol: 
LXXV  vito.)  y  la  del  portugués  Alvaro  de  Brito  (Cancionero 
de  Resende  —  Almeyrim  -  Lixboa.  15 16.  fol:  XXXIJ)  quien 
pedia  para  su  autor  las  llamas  del  Santo  Oficio. 

Lo  curioso  seria  haber  dado  con  el  modelo,  seguramente 
muy  popular,  de  la  irreverente  parodia. 


XLIII. 

?  Tendrá  este  Villancico  algo  que  ver  con  aquel  otro  Del 
Comendador  Avila  á  la  noche  de  Navidad:  Dadme  albricias, 
que  os  las  pido . . .  que  se  encuentra  en  el  fol:  14  del  Cancionero 
general  de  Hernando  del  Castillo  (Valencia.  1511.)? 


XLIV. 

Saltan  á  la  vista  las  analogías  que  presenta  esta  canción  con 

aquella    otra   publicada   en    los    Villancicos de  Andrés  de 

Claramonte.  —  Sevilla  1621. 


-  55  - 


Cuando  el  sol  se  hazia  Rosa  soy  del  campo, 

Era  yo  morenica,  Pompa  de  la  vista, 

Y  antes  que  el  sol  fuera  Reina  de  las  flores. 

Era  yo  morena.  Con  guarda  de  espinas . . ,  etc. 


XLIX. 

Puesto  en  música  por  Nicolás  Gombert,  natural  de  Brujas, 
y  maestro  de  Capilla  del  Emperador  Carlos  v,  deste  1520  hasta 
el  19  de  Junio  de  1 5  32,  fecha  en  que  obtuvo  una  prebenda  en 
la  iglesia  de  Nuestra  Señora  de  Tournay,  ciudad  donde  residió 
hasta  su  muerte  acaecida  después  de  1556,  pues  Hermaní:  Finck 
lo  menciona  entre  los  compositores  vivientes,  en  su  Práctica 
música,  publicada  en  dicho  año.  Gombert,  honra  legitima  de  la 
escuela  neerlandesa,  residió  en  España,  desempeñando  los  años 
de  1530  á  1534,  el  puesto  de  Maestro  de  infantes  de  la  Capilla 
Real.  He  descubierto  y  poseo  copia  de  la  magnifica  cantata 
que  escribió  en  Junio  de  1529,  para  celebrar  la  reconciliación 
del  Pontífice  Clemente  vii  con  el  Cesar,  después  del  memo- 
rable Saco  de  Roña  y  de  la  Paz  de  Cambray. 


Hállase  puesto  en  música  A  cuatro  voces  por  Juan  Vázquez, 
en  su  tantas  veces  citada  Recopilación  de  Sonetos  y  Villancicos  . . . 
(Sevilla  1560)  Es  el  n">  2  de  la  Segunda  parte:  Dicen  a  migue 
los  amores  he 


LI. 

El  famoso  D.  Luis  Milán,  en  su  raro  libro  El  cortesano 
(Valencia,  1561,  ut  Blasius  Nauarró)  hace  mención  del  Villan- 
cico :  Si  amores  m'han  de  matar 

En  el  folio  cxvj,  uno  de  los  que  faltan  en  el  Cancionero 
de  Palacio  que  publicó  Barbiéri,  se  hallaba  transcrito,  según 
puede  verse  en  el  índice  de  tan  precioso  documento,  que  repro- 
dujo el  erudito  musicógrafo  antes  nombrado. 


56  - 


LIV. 

En  el  peregrino  libro  intitulado:  El  maestro  o  Música  de 
vigüela  (Valencia,  1534),  el  mas  antiguo  que  conocemos  entre 
los  de  cifra,  obra  del  antes  citado  D.  Luis  Milán,  caballero  va- 
lenciano al  servicio  del  Duque  de  Calabria,  se  encuentra  un 
Villancico  portugués  que  comienza  con  las  palabras 

Falai,  miño  amor,  faiaime  .... 


Añadidura  final. 

He  anunciado  en  el  titulo  de  este  trabajo  Cincuenta  y  cuatro 
canciones  españolas  del  siglo  XVI,  número  de  las  contenidas  en 
el  Cancionero  de  Uppsala,  pero  en  realidad  solo  publico  cin- 
euenta  y  dos,  por  tener  los  n*°  III  y  XX,  y  IV  y  XVII  una 
misma  letra. 

Para  compensar  la  falta  —  si  bien  á  medias  —  recogeré  en 
este  centón,  otra  canción  española  de  la  misma  centuria,  pero  de 
su  segunda  mitad,  que  he  hallado  en  un  raro  libro  de  música, 
conservado  en  el  rico  venero  de  la  Biblioteca  uppsaliense.  Hé 
aqui  su  señalamiento: 

Septiesme  Livre  \  des  Chansons  a  quatre  Parties,  de  nou-  j 
ueau  reueu,  corrige,  et  de  piusieurs  \  autres  nouuelles  Chansons, 
(lesquelles  iamais  n  ont  esté  im- 1  primees,)  augmente.  Toutes 
conuenables  tant  \  aux  Instruments  qu'a  \  la  voix.  (Viñeta)  Im- 
prime d  Louuain,  par  Pierre  Phalese,  Libraire  Iuré.  L'an  1570. 

Cuatro  cuadernos,  en  4°.  apaisado,  para  las  voces  de  Dis- 
cantes, Contratenor,  Tenor  y  Bassus.  —  Contienen  48  can- 
ciones, 7  de  Clemens  non  Papa,  8  de  Sandrin,  8  de  Cricquil- 
lon,  2  de  Rogier  y  una  respectivamente  de  Cadeac,  Godart, 
Bastón,  Gombert  y  Benedictus,  todas  con  letra  francesa,  asi 
como  trece  anónimas.  Las  cinco  restantes,  también  sin  indicación 
de  autor,  tienen,  tres,  texto  latino  (la  que  comienza  con  las  pa- 
labras Gallis  hostibus  in  fugam  coactis . . .  parece  aplicarse  á 
algún  incidente  de  las  guerras  de  Flandes),  una,  texto  italiano  y 
la  otra  castellano.  Esta  última  (conste  que  respeto  la  bárbara 
ortografía  del  original)  dice  asi; 


-  57  - 


Quaudo  bon  hombre  viene  de  vino, 

/  O  Dios  de  mi  vida,' 
Halla  sa  mengiere  perdida. 
¡  O  Dios  de  nú  vida! 
Animalida, 
Dorlopida, 
Lagoni,  Lagosa, 
Oziga  —  Loriga 
/  O  Dios  de  mi  vida.' 

Letra  muy  propia  de  la  gente  soldadesca  de  nuestros  tercios, 
y  que  por  eso  precisamente  presenta  algún  interés. 

Y  no  teniendo  mas  que  añadir  para  saldar  la  cuenta  — 
véase  si  es  grande  la  penuria  de  mi  ingenio  —  me  retiro  por 
el  foro,  confuso  y  avergonzado,  pidiendo  al  lector  perdón  por 
mis  muchas  faltas. 


-  58  - 


ÍNDICE. 


Portada pag. 

Dedicatoria  .   .   . " 

Introducción 

Título  de  la  impresión  veneciana  de  1556 

Primera  parte  —  Texto 

Segunda  parte  —  Notas  y  Comentarios 

Añadidura  final 

índice ' 

Colofón 


1 

5 

S 

7 

9 

19 

57 

59 

60 


-  59  - 


Este   librejo    6   librillo  (que  en  realidad 
no    merece   otro    nombre),  compuesto 
para  festejar  la  ascención  del  Doctor 
Staaff,   á   la   Cátedra   de    Lenguas 
romances  de  la  Real  Universidad 
de  Uppsala,  —  ¡Vitor  al  Pro- 
fesor Staaff!  —  fué  impreso 
por   la   Tipografía  Acadé- 
mica, en  los  talleres  de 
Almqvist    y    Wiksell, 
en  la   noble  ciudad 
de  Uppsala,  y  aca- 
bóse  de  impri- 
mir á    30  de 
Enero    de 
1909. 


-  60  - 


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