1^ »
VARGAS Vi LA
- _^.^^--„'' ^^./-^-r^r^^^^-^
RA ROJA
19 16 ::=^-:=--
1^:
i-. '
k
1l
m.
^
^¥-
\
CLEPSIDRA ROJA
7
i
-¿
1
CLEPSIDRA
:: :: ROJA - "•
POR
VARGAS VILA
1916
BARCELONA
CASA EDITORIAL MAUCCI
Gran medalla de oro en las Exposi. ¡oiies de Viena de 1903, Madrid
1907, Budapest 1907 y gran premio en la de Bueno» .\ire$ 1910
Calle de Mallorca, 166
Buenos Aires, Maucci Hermanos, Sarmiento, 1057 al 1065
as pnOflEDU) &t KSTA CASA 8I>lTOfliAL
Si Dios HO se conoce uno por el
Dolor, según el decir del P»alnri»(a,
es la hora de que el Mundo conozca
a Dios, porque nunca como en c«(a
hora, el Dolor imperó como Sobe-
rano, en el corazón sin consuelo de
los hombres...
VARGAS VI LA
PRÓLOGO
Me llegcni, para ser corregidas, estas pá-
ginas, que parecen guardar aún, el estreme-
cimiento de angustia, que agitaba el Mundo,
'en las horas trágicas, en que ellas ¡dieron
escritas ;
son, como un eco del clamor sin esperan-
za, que se alzaba del corazón de los hom-
bres, ante las alas abiertas de la Muerte,
que empezaba a aparecer victoriosa, sur-
giendo Vlel corazón de las tinieblas, vio-
ladas por la mano del Destino;
abyssus abyssum invocat ;
el abismo llamaba al abismo, y los bár-
baros despertados a esa voz, aparecían en
el horizonte, en masas compactas, dispues-
8 VARGAS VILA
tos a exterminar la Civilización, que se ha
bía alzado hasta entonces, como un muro,
entre ellos y, sus sueíios imposibles ;
el suplicio del mundo civilizado, comen-
zaba, con las tristezas de una lenta agonía,
y, las imprecaciones del Dolor, tenían la
magnificencia de gritos divinos, escapados
al corazón de los dioses vencidos;
la hora era de la Barbarie, que extermi-
nando la Piedad, ordenaba al corazón de
los hombres, la renunciación absoluta a
toda fiOrma del Amor humano ;
ella, aparecía, armipotente y solitaria, con
su aureola de Brutalidad Vencedora, sobre
el cúmulo de cenizas que sembraba, y entre
el rebaño aterrorizado, de pueblos que mu-
til aba o que vencía;
las entrañas del Tetragammanton, que
desde los tiempos de Moisés, parecía se-
pultado bajo las ruinas del Templo, se ha-
bían abierto, y, de ellas habían saltado,
los siete tigres de la Visión, famélicos y
caracoleantes, dispuestos a lanzarse sobre
el 'Mundo y, devorarlo ;
la hora de la Abominación había llegado, 2
y, los pueblos se preparaban a apurarla, "^
desgarrando los pezones mismos, que U
brindaban esa leche de sacrificio y Je la-
mentaciones;
CLEPSIDRA ROJA 9
el Sinaí, no humeaba ya, en los horizontes
remotos de la Tradición, porque toda Ley,
divina o humana, había dejado de existir ;
no había sino la Fuerza;
la Fuerza, que subía, v, subía en una
marea devastadora, ante la Soledad, que
parecía apartarse para decirle:
adveniat regnum tuum...
tu Reino ha llegado...
la cima de la Esperanza, había desapa-
recido, en la tempestad, con sus celajes,
puros y tiernos, tan queridos a los ojos
soñadores de los contemplativos ;
la Tierra, había bebido sangre, y, pa-
recía que temblaba, ebria de ella ;
la caricia de esa Tierra ya no era ma-
ternal, era una caricia de brutalidad salvaje,
como de leona hambrienta, que devora sus
cachorros ;
las fauces de los valles y de las monta-
ñas, se abrían esplinéticas y, desmesura-
das, para devorar su cosecha de cadá-
veres ;
la tristeza, cuasi paradojal de los paisajes,
era un reflejo de la consternación trágica
de las almas, en esa hora, en que la dulce
y bella Francia, alma parens, de la Civiliza-
ción, se sentía profanada, por las hordas
de Arminíus, que venían enloquecidas sobre
10 VARGAS VILA
ella, 'no habiendo perdido de sn antigua
barbarie, sino sus cabelleras Injuriantes,
prendidas en las selvas de la Historia;
yo, sentía, el rumor de la ola infecta,
llegar hasta mi soledad, y, escuchaba el
relincho de los caballos de Atila, impacien-
tes de apagar su sed, en las linfas del
Sena, que empezaban a hacerse rojas, como
las mejillas de una virgen abofeteada ;
fue en esas horas, de angustia y, de de-
solación, privadas de toda serenidad, que
escribí las primeras de estas páginas, cuan-
do la sombra de los bárbaros, se alzaba,
tan poderosa, que hacía casi la Noche, so-
bre los pueblos que cubría, y, es natural
que ellas tengan la palpitación de cólera
y de horror, que agitó la hora incierta y,
trágica, en que fueron escritas;
lejos está de ellas, toda serenidad clásica,
que habría sido una complicidad traidora
con las fuerzas devastatrices, que asolaban
y, deshonraban la Tierra;
continuadas fueron luego, casi día, a 'día,
como un Memorándum, febricitante, bajo
la avalancha de hechos luctuosos o triun-
fales, que lia cían temblar el Mundo;
los 'millones de almas, habituadas a leer-
me más allá del Mar, me pedían orienta-
ciones en esa liora definitiva:'
CLEPSIDRA ROJA 11
sií VOZ, llegaba hasta mí, como un re-
clamo imperativo ;
\\ yo, sentía, que tenía el deber 'de orien-
tar muchas almas, y, de que mis palabras
fueran, como las Abejas nómades de The-
salia, que vuelan de cara al sol, felices de
colear sus colmenas a la sombra de un
laurel ;
V, entonces, como siempre, en las horas
significativas de mi vida, embracé mí es-
cudo, '«Némesis», mi Revista Personal,
aquella, desde la cual digo al Mundo, mis
acres decires de Justicia y de Verdad;
la hora era caliginosa, y, el calor de la
borrasca fundió el escudo ;
la atmósfera apagó el meteoro;
l«N emesis», lio pudo vivir;
yo, 'no sé escribir a la sombra de una
espada ;
entonces, me refugié en el Silencio, y,
escribí en sus lentas horas de angustia,
las otras páginas de este libro ;
en ellas, está mi alma entera, crucificada,
como el alma del Mundo, bajo el pálido
cielo de la angustia;
los hechos de la Política y, los He la
Diplomacia, ocupan todo este libro;
los hechos y, las narraciones de la guerra,
están ausentes de él;
12 VARGAS VILA
escritor político, pensador solitario, dado
al estudio asiduo de los problemas de la
Diplomacia, v, de la Historia, yo, no po-
día escribir y, no he escrito, sino sobre
las cosas que conozco;
yo, 'no soy un cronista militar ;
en la epopeya portentosa del momento,
solo a. Francia, le ha sido dado ostentar
ante el mundo, el orgullo de tener una
.«Legión de Voluntarios extranjeros y> ;
solo Francia, tiene voluntarios, que vienen
a combatir por ella, y, a morir por ella;
ningún otro país tiene;
¡realidad turbadora y, desconcertante ! ...
Inglaterra, tiene mercenarios ;
Rusia, tiene siervos;
Alemania, tiene esclavos;
solo Francia, tiene voluntarios ;
porque Francia, es: la Libertad;
por eso soy yo, un Voluntario de la Fran-
cia; un Voluntario que combate armado
con su pluma;
¿qué otra cosa podría yo, ofrecerle, si es
la sola cosa que poseo?
el acero de una pluma, vale tanto como
el acero de una espada ;
pero, sus victorias, son más sonoras, van
más lejos, ellas rompen el silencio espec-
iante, y, degüellan la Mentira, en prc-
CLEPSIDRA ROJA 13
senda de sus cari ba ates vencidos, que as-
^piraban a hacer de esas alas membranosas,
abiertas sobre el Mundo, un palio de ti-
nieblas caóticas, que impidieran para siem-
pre al Sol de la Verdad, llegar hasta él;
vo, soy el Voluntario Idealista, que com-
bate libre y so/o, sin gajes v sin consigna;
soy el Voluntario de la Libertad, que
puede decir a la Francia, mostrándole las
manos que la defienden: cestas manos que
combaten por ti, paras están de tus dá-
divas; esas manos no solo, no han soU ci-
tado tus mercedes, sino que las habrían
rechazado » ;
a las causas que defiendo, yo, puedo sa-
crificarles hasta mi Vida, no les sacrifico
nunca 'mi Honor ;
'mí pluma no es sobornable por nada, ni
siquiera por la Gloria;
he envejecido en los limbos 'de una aus-
teridad sin compensaciones y, sin manci-
llas ;
desciendo (a colina crepuscular que lleva
hacia la tumba, no llevando en mí soledad,
sino el orgullo de tnis manos, incontamina-
das, vírgenes de toda venalidad, unas manos
tan puras, que cuando las extiendo fxira
sostener mi cabeza envejecida y solitaria,
siento que hacen sobre ella, un halo de
14 VARGAS VILA
pureza, semejante a un resplandor de au-
rora ;
esas manos, que treinta años de com-
bates no han manchado, con el oro del
soborno, defienden hoy la Francia, con el
mismo desinterés, con que durante treinta
años, han defendido la Libertad;
contra todos, y, contra todo ;
sin pedirle nada;
sin aceptarle nada;
mi libro, es el óbolo que yo doy a la
gloria de la Francia ; es decir, a la Gloria
del Mundo;
la Francia, no puede darme nada, ni si-
quiera el Óbolo de la Gloria...;
llegaría tarde para eso ;
otros mundos y, otros pueblos, me lo
han dado.
%
CLEPSIDRA ROJA 15
*
Cuanto en este libro dije, cumplido fué ;
yo y anuncié en aProf ética)) , la venida
de la Guerra, y, la Guerra, vino ;
yo, hablé de «Las Frágiles Victorias » ,
cuando la Francia temblaba bajo los cas-
cos de los caballos teutones que venían
vencedores sobre París, y, frágiles fueron
esas victorias y las hordas de bárbaros
empenachados, se rompieron en lus riberas
del Mame ;
yo, escribí s<Las Águilas de Dios)), y,
las águilas retroceden aún, con las alas
exangües, sin que un soplo de Victoria,
les permita remontar el vuelo;
yo, dije en a Rule Britaniay>, el per i pie o
que el Egoísmo británico, había recorrido
en el Mundo, y, las últimas etapas de ese
peripleo cruel, han sido, la retirada de
los Dar dáñelos, y, la aventura de Macedo-
16 VARGAS Vil A
¡lia, que ha removido en su tumba los hue-
sos de Xenophoiite, v, ha puesto otra vez
en pie, el fantasma de los Diez Mil, fugi-
tivos hacia el Mar;
yo, predije en nAlma Aíater», la actitud
equívoca y falaz de Bulgaria y, de Grecia,
y, estos sultanatos semibárbaros, me han
dado la razón;
en üBor gia- ¡Altero y>\ denuncié al Mundo
la Duplicidad papal, innoblemente enmas-
carada d-e Piedad, y, esta abyecta Duplicidad,
encarnada en la paloma pérfida de la Paz,
que iio es sino un milano disfrazado, se
escapa todos los di as del Vaticano hacia
Berlín, en un vuelo de aleve complicidad,
sin volver a mirar siquiera hacia las tierras
de Armenia, en donde mueren los cristianos
bajo el alfange musulmán, sobre el cual,
la equívoca sonrisa pontifical, se extiende
como un Arco Iris de Perfidia ;
en ■ «V e nci d os - Humilla dos y>, 'dije lo que
nadie dudar podía: que los mercaderes de
Washington, venderían al peso, y cobrarían
en oro, los muertos del Lusitania ;
r, los descendientes de Sylock, me dieron
la razón ;
y, hoy, con la voladura del Ancona, ¿ no
presenciamos, el mismo repugnante espec-
táculo ?
CLEPSIDRA ROJA 17
ios ^nercaderes de cadáveres venden sus
muertos en pública subasta, ¿ntlniidando a
Austria, para hacer subir el precio de su
lúgubre mercancía ;
canté y (.(.Libera Italia Gloriosa y> , y, las
águilas sabaudas, han revolcado las águilas
austríacas, maculando con su sangre, las
nieves vírgenes del Isonzo ;
cuando dije el «Surge et Ambula», sobre
el lecho del Rey de Grecia, restablecido,
anuncié el golpe de Estado, que el Preto-
rianismo Real, iba a ensayar, sobre las
ruinas del Gran Candiólo, momentáneamen-
te vuelto al Poder ;
y, el golpe de Estado, fué dado; y, los
genízaros € pirólas, en sus trajes de baila-
rinas, saludaron la disolución de la Cámara,
besaron la espada real, que hacía pedazos
la Constitución, y, celebraron las victorias
búlgaras, sobre un pueblo hermano, al cual
los ligaba un Tratado de Honor ; refugia-
dos en los sofismas de la Cobardía, ya
no supieron sino temblar, felices de ser
de nuevo una Satrapía Bizantina, bajo el
azote de un amo absoluto, feudatario a su
vez, de otro amo, que lo hace palidecer de
miedo, al solo fruncir de sus cejas impe-
riales ;
Clepsidra Roja. — 2
18 VARGAS \ILA
las predicciones de mi «Panlatitiismoyy ,
fueron todas cumplidas y superadas, en el
bochornoso ^espectáculo de la Conferencia
Financiera Panamericana, de Washington,
donde un coro de financistas, de rodillas,
fatigaron la elocuencia del coheclw, hacien-
do la apología de la Doctrina de Monroe,
agitando aquel harapo de piratas, como una
bandera de pacificas conquistas, sobre el
Continente Meridional, que al oirlos, vaciló
entre la cólera y, el desdén, no sabiendo
qué hacer, si sonreír o indignarse, ante el
entusiasmo estipendiado, de aquellos áulicos
del Despojo ;
uno, por ano, todos los capítulos de mi
libro, han recibido su confirmación de las
manos equitativas del tiempo, v, de los la-
bios incorruptibles de los acontecimientos ;
CLEPSIDRA ROJA 19
*
Me he limitado, en este volumen, a pu-
blicar, el Itinerario de mi Pensamiento^ en
ese primer año de la Guerra, muy triste
de que mi pluma, haya tenido que escribir
después de ese año, muchas páginas más;
la Barbarie Teutona, continúa en trazar
su vergonzosa Odisea, en caracteres inena-
rrables, sobre los muros de las ciudades
que reduce a cenizas, y, sobre los campos
yermos, que el brazo de sus asesinos con-
vierte en un cementerio ilimitado ;
y, es necesario escribir esta Odisea de
la Devastación ;
el éxodo de los bárbaros hacia el Oriente,
abre nuevos horizontes a sus depredaciones,
y, las hordas de los hunos, reviven sus
victorias, sobre los mismos campos, donde
la espada de Actius las cortó en pe-
dazos ;
20 VAROAS VILA
la Civilización v, la Libertad, vencidas
en la península trágica, de donde partió
Alejandro a la Conquista del Mundo, tar-
darán en reponerse, de la herida, que la
espada del siniestro Apóstata de Bulgaria,
hizo en el cráneo de la Di plomada Occiden-
tal, vetusta y, testaruda;
la talla de este Juliano sin ge ni o y es tan
baja, que cualquiera que sea la postura
que ensaye, quedará siempre, por debajo
de su Crimen;
la Civilización tiene que enrojecer de ha-
ber encontrado en su camino, hacia el Orien-
te, hombres como Fernando de Bulgaria y,
Constantino de Grecia;
el 'mundo occidental que los hizo reyes,
no los envileció bastante coronándolos, es
necesario, que un día, él, se envilezca a su
turno, castigándolos ; cortándoles de un solo
tajo, la cabeza y, la corona ;
no se alcanzan a divisar aún, los horizon-
tes de la Victoria, tras de los altos cerros,
formados de cadáveres ;
pero, ella vendrá ; ella vendrá para coro-
nar la Libertad, y, fundar de nuevo, la
Civilización, destruida por los bárbaros ;
envuelto en el Silencio, yo, escribo, día,
a día, las etapas de esa aurora ;
mi alma ardiente de solitario, que ningu-
CLEPSIDRA ROJA 21
na otra visión perturba, ve ya, los linea-
'mienios del Gran Día, diseñarse sobre el
esplendor de los horizontes lejanos;
todo el mundo civilizado y libre, se siente
iluminado por los rayos de esa Fe, como
por los rayos de un mismo sol;
como Juan, el solitario de la Thebaida, a
quien mensajeros desconocidos anunciaron
la victoria de Teodosio, yo, envuelto en mi
soledad, que ha llegado a hacerse desmesu-
rada, espero el día glorioso en que los ecos
de los clarines enloquecidos, vengan a anun-
ciarme la Victoria de la Libertacl, que hoy
me complazco en prever, y, en anunciar
la un mando, en donde solo los cobardes,
tienen el aire de dudar de ella; yo, veo
llegar ya las claridades de aquel día, en
que, sobre las ruinas de su Imperio, des-
truido por el rayo, el Emperador Teutón,
con la espada del Mundo Vencedor, sobre
la garganta cancerosa, escupa con su alma
su coraje, para decir, parodiando a un gran
vencido: ¡VENCISTE .Galo!...
¡Salve al Galo Vencedor!
VARGAS VI LA
Paris-Enerü-1016.
Profética (*)
París junio i.o 1914-
Uno corno soplo de pa\or, pasa so-
bre la tierra estremecida, y bajo los altos
cielos, que parecen palidecer en una mortal
angustia; : :
(*) La Paz... una paz que se creía inalterable, reinaba
sobre el mundo, cuando yo escribí, en mi Revista «Né-
mesis», estas líneas, que sesenta días después, habían de
tener tan trágica confirmación;
¿fui yo, un Profeta?... no;
los profetas han muerto; pero, los pensadores viven; los
adivinos han pasado, pero los hombres de estudio quedan;
ya no hay Profecía, no hay sino Ciencia; ya nadie cree en
los libros de Magia, sino en los libree de Historia; en sus
páginas se aprende, no a predecir, sino a deducir, la marcha
de los acontecimientos; las entrañas abiertas de la Historia,
nos dan todas sus revelaciones, que son terribles lecciones;
mediante ellas, los pensadores pueden anunciar la venida de
ciertos acontecimientos como los astrónomos anuncian el re-
greso de ciertos astros; la órbita de los hechos historíeos,
24 VARGAS VILA
de los cuatro puntos del horizonte, el sim-
bolismo profético de todas las anunciaciones,
avanza, cargado de presagios siniestros...
murmullos confusos, prontos a convertirse
en grandes alaridos, llegan, como si se oyesen
en la noche gritos de una mar muy lejana,
donde lloraran todos los naufragios...
la hora es del Pavor...
hora obsesionante, llena de presentimien-
tos obscuros, que dicen cosas muy tristes
al corazón azorado de los hombres...
hay en la atmósfera asfixiante una opre-
sión malsana que viene de la adivinación
confusa de las catástrofes, de su inevitable
presencia, a cada Jwra más cercana, y más
terrible ;
se diría, que se siente caminar en las ti-
nieblas, agitadas ellas también, de un in-
es fija, como la de los planetas; la niunoionía de la Histo-
ria es desesperante a causa de eso ; del estudio atento de las
ciencias sociológicas, pudría extraerse, este postulado : dr-
ducir, es, predecir ;
dos meses antes de estallar la guerra, yo deduje, qur
la guerra iba a venir, y, la guerra vino ; no merezco la lapi-
dación de los profetas, a la cual algunos me condenan ;
apenas si merezco el desdén debido a los hombres de esmdio,
que amando dialogar con la Historia, extraen de esos diá-
logos el conocimiento lúcido de las leyes de la Dinámica
Social, que se cumplen como el veredicto inapelable de todos
los dictados de la Ciencia, tánica Potencia Superior, que abru-
ma con su divina brutalidad, la debilidad orguUosa de los
hombres y los aplasta bajo ella.
CLEPSIDRA ROJA 25
sondable espanto — el dios del Exterminio, que
avanza sobre la Tierra...
hay una quietud espectante, símil a lai
que envuehe la selva, antes de estallar la
tempestad...
esa hora en que parece, que el corazón
de la Mo(ntaña deja de palpitar;
que los arroyos moderan su ruido, como
tcmeroisos de provocar las cóleras del gran
cielo irascible, que hace visajes huraños,
sobre el cristal de sus aguas vírgenes;
que los torrentes, parecen como detenidos
sobre las peñas, por manos invisibles;
y, lois grandes ríos, ocultan en la niebla,
el caudal de sus aguas, como temerosos de
denunciarse a las alas de la Tormenta, que
empieza ya a azotar la sagrada desnudez
de las cimas pensativas...
hora, en que el ruido leve de una hoja,
basta para hacar alzar al tigre la cabeza
somnolienta, y hacer al pájaro, plegar las
alas medrosas dentro del nido...
hora en que las grandes serpientes, se
ocultan miedosas entre el follaje, como si
temiesen ser vistas y fulminadas, por el ojo
invisible de la Tewpestady que i^i a asolar
la selva ;
y, los insectos inmovilizan sus antenas,
como temerosos de atraer con ellas, el furor
26 VARGAS \'ILA
del rayo, que caracolea ya, sobre las cres-
tas lejanas, cabalgando en los lomos del
Huracán ;
un silencio, un pavor, una inquietud se-
mejantes, hay en la atmósfera de la é]x>ca
actual;...
los pueblos tiemblan, agobiados por la
omnipresencia de algo desconocido, que se
aproxima...
se siente la mano de la Fatalidad, que
empuja los acontecimientos;
se siente el choque rudo, de los hechos,
que se precipitan bajo el soplo colérico de
lo Inexorable;...
el presentimiento de lo Inevitable, trabaja
el corazón del Mundo;
bajo ese impulso de Terror, todo toma
un aspecto salvaje y agresivo;...
las águilas, ensayan las alas bélicas, an-
siosas de un vuelo enonne;
los buitres, afilan el pico, contra las al-
tas rocas, como enloquecidos por una visión
roja, de próximas carnicerías ;
ráfagas de un viento extraño, trayendo el
perfume guerrero de campos históricos, sa-
cude las viejas banderas, que yacían inmó-
viles caídas a lo largo de las astas;
CLEPSIDRA ROJA
27
un relente de angustia, hace pesada la
atmósfera, bajo un horizonte cárdeno, corno
si las alas de Azraél, lo hiciesen rojo con
su vuelo, y su brazo extendido para marcar
¡as puertas, que mañana ha de empujar ¡a
Muerte, hiciese una curvatura negra, tan ne-
gra como el Arco de las puertas de la Eter-
nidad, abiertas sobre el Mundo;
los perros de Jetzabel, aullan atraillados
en la sombra, comiOt si el olor de la sangre
dilatase ya los cartílagos de sus narices fe-
roces;...
ellos, también sienten que la ola de sangre
llega ;
presa de esos augurios, tiembla el Mimdo...
tiembla de miedo...
EL ESPECTRO DE LA GUERRA lo, hace
temblar...
¡lo: Inevitable!
I que el Emperador de Alemania va a Ko-
nospicht ?
la Europa tiembla...
¿que los Balkanes se incendian de nuevo?
la Europa tiembla;
¿que la Grecia y la Turquía, reviven las
viejas querellas, sobre las playas del Asia
Menor?
la Europa tiembla;
28 VARGAS \ILA
¿que hay huelga general en Italia, y la
República, es proclamada en Ravenna?
la Europa tiembla;
¿ que los epirotas llegan vencedores hasta
los muros de Durazzo?
la Europa tiembla;
¿ que renuncia Doumerge ?
¿que Ribot cae?
la Europa tiembla...
se teme la chispa que ha de poner fuego
a la pólvora descubierta;
todos los elementos que el Odio de los
pueblos ha acumulado, parecen prontos a
entrar en combustión expontánea, a la sola
aproximación de la hora trágica ij fatal;
los hoberaiix germanos aprestan sus ar-
mas, en el fondo de sus castillos feudales, y
miran hacia la Selva Negra, como esperan-
do ver aparecer en ella, el fantasma de Bar-
barroja, seguido de su nube de aguiluchos
hambreados ;
un hidalgo tudesco, hecho Rey de Alba-
nia, no sabe cuál defender, entre su cabeza
y su corona, y prisionero del Tumulto, se
prepara a desaparecer, acaso como el último
Obrenovich, habiendo hecho un Reinado de
Tragedia, allí donde la imaginación poética
de Carmen Syha, creía haber hecho, un Rei-
CLEPSIDRA ROJA 29
nado d€ Leyenda, para un Lonhengrin afor-
tunado; (*)
los ustlers y las sufragistas, ponen más
niebla de la que es habitual, sobre los is-
lotes del Reino Unido, que tiembla ante la
idea de armarse para las luchas del Conti-
nenie, o ver disminuir el fantasma de su do-
minación sobre los mares lejanos;
¿y Francia?
¿no veis con que incertidumbre, marcha
el Cerebro del MuTido, hacia sus destinos fu-
turos ?
se diría que una embriaguez de absoluto,
la hace vacilar;
la crisis que acaba de atravesar, noi ha
sido ima crisis de Partido, ha sido una crisis
del Sistema;
las últimas elecciones, que marcaron la
violenta orientación de la República, hacia
la izquierda, indica claramente, que la hora
de la República Social, ha sonado en Fran-
(*) Esta sospecha de tragedia no se realizó: el Príncipe
defendió su vida antes que su reino; incapaz de resistir
como héroe, se escapó como un lacayo infiel, llevándose su
corona real entre su equipaje de coracero prusiano; hoy
forma parte de la servidumbre imperial en uno de esos Es-
tados Mayores trashumantes, que hacen cortejo al miedo del
Emperador, fugitivo de campamento en campamento.
50 VARGAS VILA
cia; y nada, ni nadie, estorbará el paso del
Socialismo hacia el Poder;
los sistemas políticos, cumplen su evalu-
ción, como los astros;
no hay manera de interrumpir la trayec-
toria de un Sistema^ ni la de un Cometa;
oponerse al desarrollo lógico, de un Siste-
ma Político, no es sino optar entre dos for-
mas de caída;
de rodillas ante él, que es : la Abdicación ;
o a 2)lat venfre, bajo él, que es: la Desapa-
rición ;
capitular con el, o verse aplastado por
él ; tal, es el dilema ; imperativo, y cate-
górico ;
el ciclo de la República Parlamentaria,
cumple su evolución;
de la República militar de Mac-Mahon,
a la República conservadora de Carnot;
de la República conservadora de Carnot,
a la República liberal de Waldeck Rous-
seau ;
de la República liberal de Waldeck Rous-
seau; a la República radical de Combes, y
Clemenceau;
de la República radical, exasperada por
las tentativas de reacción, la Francia ha
llegado a la República, radico-social, con
Viviani;
CLEPSIDRA ROJA 31
un paso más, otra crisis, y la República
social, habrá llegado con Jaurés... (*)
inevitable desarrollo del Sistema; lógica
implacable ;
nada hay más despótico que un Sis-
tema ;
la Ley de las mayorías, es soberana; y
ella rompe la República bajo su peso...
si la mayoría parlamentaria, es socialista,
el Gobierno tiene que ser sociahsta;
y, el Socialismo, es enemigo de la Guerra;
de la guerra que avanza...
(*) No fué el Poder, fué la Muerte, la que sorprendió
al Tribuno Máximo, cuando levantaba sus manos, como es-
tandartes de Paz, sobre el mundo, enloquecido de espanto;
no fueron las puertas del Capitolio, sino las puertas desme-
suradas de la Eternidad, las que se abrieron ante él, con sus
dinteles ilimitados, únicos bastante altog para dejar pasar
bajo ellos, su gloria sin mancilla;
la Muerte, no turba a aquellos que alberga en su seno,
y, el Gran Púgil del Verbo, entró sereno en sus dominios,
apretando contra sus labios, el escudo de su Palabra, vio-
lada por el Crimen ;
la Reacción, implacable y, tenebrosa, que lo hizo matar,
tuvo el sentido de las proporciones, y, sabía todo el al-
cance de ese acto, que reducía al Silencio la trompeta de
la Democracia, sobre las murallas del Pueblo;
no puede decirse hoy, cual habría sido en definitiva, la
actitud de Jaurés, frente a la guerra; no se puede absolver,
ni condenar, lo que no ha vivido; eso de calumniar el por-
venir, puede ser útil, pero, es, falaz;
lo que si puede asegurarse, con las garantías de un preteri-
tismo histórico, insospechable, es, que la actitud de Jaurés,
en la Epopeya actual, habría igualado y sobrepasado en
belleza ética de voces y de hechos a todos los gestos, de
32 VARGAS \'ILA
¿qué será de la Francia desarmada, pri-
sionera de los sofismas pacifistas?
¿ quién meterá su mano, en la boca abierta
del Enigma, para sacar de ella, la respues-
ta reveladora, hecha una hola de sangre?
he ahí por donde la suerte del mundo,
está ligada a esta crisis de Francia;
si esta crisis, debilita el sistema... dejad-
me temblar por la Libertad;
si esta crisis, debilita la Francia... dejadme
temblar por la Civilización;
eso que se ha llamado el patriotismo, en aquellos que lo hi-
cieron asesinar;
esa actitud ¿habría sido estéril?
hoy, no hay más elocuencia posible, que la elocuencia
brutal de morir y, de matar;
la hora, no es de la Palabra ; la hora, es, del Acto ;
todo el prestigio de la Elocuencia, está en el Acto;
en el acto heroico y violento de morir;
morir la muerte anónima y colectiva de las muchedum-
bres hechas guerreras ;
morir: es la consigna del momento;
morir, para que otros viran;
degollar el Hoy, sobre la cuna del Mañana, para que
esta sangre permita al mundo vivir;
un mundo engendrado por los muertos, que ya no lo
verán ;
¿ no era este espectáculo lamentable, estos gritos lamenia-
bles, los que turbaban el corazón y, el alma de Jaurés, cuando
entró en el Inexorable Misterio, marchando hacia las cata-
raras del Eterno Silencio, suspendidas sobre el mundo, pron-
tas a caer sobre él, y, a amortajarlo, cuando esta marea
de sangre que hoy sube y sube y sube... haya acabado
de ahogarlo, y, al pie de un sol sin rayos aparezca escrita,
la queja de todo holocausto estéril: Lamna Sabatchani?
CLEPSIDRA ROJA 33
¿ qué sería del Mundo, con la Francia de^
bilitada o desaparecida?
¿no escucháis el ruido de los cañones, en
marcha cautelosa?
ES LA Guerra que llega...
y, ¿más allá?
el tropel de los bárbaros en marcha.,.
¿hacia dónde?
¿ quién los detendrá ?
si Varus cae vencido,...
¿a dónde irán las legiones de Arminius?
la Tierra toda, parecerá una conquista, pe-
queña al orgullo de los bárbaros;
y, el hacha de Othon, habrá decapitado el
Mundo;.
Clepsidra Roja, — 3
Q4HM4aH4a-i4««4am44«H4aM4-M4M*4*»4|3
Jabalí Imperial
i París junio 2§-i9i4.
(al crepiUculo)
Muriente un sol de fuego sobre los cielos
fúlgidos ;
verano adolescente;
en el zafiro triste de las dispersas nubeSj
much a melan col í a ;
la tarde supliciada, tiene la pompa triste
de una suave agonía;
que se sabe precaria...
la caricia del aire es perfumada, como be-
sos de labios de mujer;
la Primavera muerta y apenas sepultada,
deja errar en el aire sus últimos perfumes;
36 VARGAS VILA
sobre París: quietud...
calma dominical...
el alma de París, está hoy en los campos,
en las verduras tiernas de las praderas;
en las verduras azulosas de los cercanos
bosques ;
sobre las olas del Sena, donde una gran
dulzura pasa, y, las golondrinas, raudas, lle-
van poemas de amor;
distraigo mis hastíos, vagando taciturno
en esa gran molicie;
escucho la voz triste de la hora vesperal;
me siento en la ferrasse de un Café;
pasan en filas lentas, sobre ese río de
asfalto, nostálgicas hetairas: los cisnes del
trottoir ;
burgueses domingueros, pasean sus proles
pálidas, que linfas ancestrales consumen;
un macró...
se mira las sortijas: sonríe;
en la acuarela páHda de los divinos cielos,
estrellas anónimas comienzan a brillar;
un vendedor de diarios;
su voz llena el espacio, alcohólica y tur-
bada;
¡la Presse!...
evoco como siempre a Emilio Girardin;
la Fresse! asesinato del Archiduque de Aus-
tria»...
CLEPSIDRA ROJA 37
me tiembla el corazón;
compro el diario; : ;
lo leo;
la llama que se escapa del homo de los
cielos, con sus reflejos de oro^ me deja leer;
I verdad !
susulto de alegría...
¡verdad, verdad, verdad!...
el jabalí austriaco, cayó con la hembra
cálida que iba tras de sus huellas;
un niño los mató...
¡salve al arquero adolescente!
¡Salve!
sagitario de las legiones cuasi extintas de
la Justicia, ¿en qué bosque, poblado de Eu-
menides, hallaste el venablo sagrado, que
puesto en tu arco y, tocado por tu mano,
había de ser como la cuerda armónica, de
una divina cítara, en las manos die unO' de
esos arcángeles míticos que la mentalidad
de los hombres, colocó al pie del trono de
dioses inexorables?
¿en cuál fragua de titanes forjaste el dar-
do estinfalita, que había de atravesar el co-
razón de la Hidra, abatiéndola sobre el co-
razón de su conquista?
el ruido de ese dardo que pasa silbando a
través de las selvas de la Historia, hace
poner de pies los Héroes en sus tumbas, tris-
38 VARGAS VILA
tes de verse emulados, y, hace alzarse de
las suyas, los mártires ya vengados;
vengados por tu mano...
Hércules de las montañas de Bosnia, tú
también abatiste el jabalí sah'ajc, escapado
a la selva...
¡gloria a ti!...
i deja que la Historia bese tas manos en-
sangrentadas, que tienen todavía las hue-
llas del fuego divino, que dejó, el Rayo de
Dios, al pasar por ellas;
niño prodigioso, cuyas manos cegaron con
las tinieblas de la Eternidad, el feto de Saúl,
ebrio de orgullo;
la bestia, engrasada para asolar la Tie-
rra, fué ultimada por tu gesto redentor, que
dio al mundo el espectáculo prodigioso de
un castigo sin miedo y sin piedad;
las manos del Cristo, se desprenden de su
ciHz, para aplaudirte;
y, sus brazos te abrazan;
¿no sientes como te besa desde la Eterni-
dad, con sus labios sin formas, que guar-
dan las acritudes de la hiél, y, la sed inex-
tinguible, de esa fuente de la Justicia, que
tú acabas de hacer correr sobre el mundo^
en ondas necesarias de sangre?
en el cristal enigmático de tus ojos, se
reflejó por un momento, toda la Divinidad
CLEPSIDRA ROJA 39
dispersa por los ámbitos del ciclo, tristes
de poseerla sin tener un corazón de Héroe,
en el cual depositarla;
y, la depositaron en el tuyo;
tal vez, tu gesto, no liberte; pero tu gesto
castiga ;
tal vez no serás un Libertador; pero, has
sido, un Vengador;
tal vez, no habrás sido la Libertad, pero,
has sido, la Justicia;
de todas maneras has sido: la Gloria;
el Mundo tiembla al aplaudirte;
y, baja sus ojos al mirarte;
el rayo de Dios, duerme en tus manos;»
así dije;
y, me puse en pie, y, anduve gozoso, en la
magia infiltrante de la Noche, bajo el cielo
que tenía el encanto seductor de un manto¡
imperial despedazado...
tinto en sangre, como debe ser todo manto
imperial, mientras en las fraguas de la Tie-
rra pueda fabricarse un puñal para desga-
rrarlo;
40 VARQAS \ ILA
29 de Junio de 1914
(al alba)
Noche de Insomnio; ■
me alzo...
la tierra aun en tinieblas...
¿por qué tarda en despuntar la aurora glo-
riosa?
pienso en el drama de ayer...
en el drama de Sarajevo...
y, me parece que el sol va a asomar con
una trompeta de Gloria sobre sus labios
de fuego;
tal vez el cielo va a volcar sus estrellas,
como una canastilla de rosas, sobre la tum-
ba de Marco-Bruto...
y, la noche de Filipo, tiene a mis ojos res-
plandores de Alba;
aquel abyecto adorador de la Divinidad,
que fué David, no hallaba todo el resplan-
dor de Jehová, sino en el seno implacable
de la Justicia Divina;
yo, no tengo el alma religiosa, y, no creo
en la Justicia de los dioses;
yo, soy un Hombre Libre, y, para tener
derecho de admirarla, no creo sino en la
Justicia de los hombres;
CLEPSIDRA ROJA 41
y, cuando ella,, cae sobre las cumbres del
Crimen, yo tiendo mis manos para aplau-
dirla ;
y, yo, que no me arrodillo ante nada, ni
ante nadie, siento ímpetus de arrodillarme,
ante el lejano lugar en que cayó ayer el ra) o
y redujo a cenizas la púrpura de un César
en fennento;
ninguna gloria se ha abatido, es verdad
sobre el lugar de a^uel desastre, y, solo el
sueño de una Soberbia Nula, cayó allí, para
no levantarse jamás...
las águilas de Hapsburgo, vuelan en ban-
dada, lanzando gritos feroces, sobre el agui-
lucho muerto, que no tuvo el tiempo de abrir
sus alas bajo el solio, para clavar sus ga-
rras y, su pico en el corazón sagrado de la
Libertad;
con la muerte de aquella larva de César,
el mundo se ha visto libre de presenciar el
reinado de un nuevo Caracalla...
el tiro que dio en tierra con aquel alu-
sinado semi idiota, no arrebató nada a la
Humanidad;
ni siquiera un Hombre; *
al levantar el manto con abejas de oro,
que ahora lo cubre, no se hallará bajo ese
manto, sino el cadáver de un cerdo;
bastaba ver aquel cráneo estrecho, aque-
42 VARG.^S VILA
líos ojos dementes, aquella frente obstinada,
aquel rictus cruel en los labios insolentes,
para saber que pasaba ante vosotros, uno
de esos locos trágicos, a quienes solo la
muerte, puede poner en la impotencia de
fatigar el Crimen;
tenía una alma de genízaro, escapado a
las legiones de un Emperador de Oriente;
acerebrado ) brutal, como un hcmbre pri-
mitivo, el olio de la civilización había he-
cho muy poco efecto en el cerebro de aquel
bárbaro regresivo, rebelde a salir del obs-
curo corazón de la barbarie;
una sola vez, lo vi pasar ante mí, en una
estación balnearia;
el fantasma de Othon de Baviera, evadi-
do a sus guardianes...
la sombra de Heliogabalo, con el hacha
en la mano, pronto a decapitar el Mundo...
la decadencia de una raza y de un Impe-
rio, no pudo dar de sí, un producto más
efectivo de su derrumbamiento, que este idio-
ta espectacular, con sus dos manos tendidas
al esplendor de una diadema;
* la podredumbre die Austria, revivía toda,
en ese Príncipe, que el Destino había mar-
cado con todos los estigmas de la degene-
ración, síntesis viva de una raza y de un
Pueblo, que vuelta la faz hacia el Pasado,
CLEPSIDRA ROJA 43
esperan el rayo que los despierte en el fondo
de la tumba;
el hálito de podredumbre que se exhala
de ese cadáver, delata la podredumbre del
Imperio que él iba a regentar;
la muerte, que le arrebató la púrpura antes
de deshonrarla, no se sabe aún por quién
tuvo piedad, si por él, o por su pueblo;
los esclavos perdieron su amo antes de
coronarlo, y, lo lloran, no sabemos si del
placer de haberlo perdido, o de la tristeza
de no haberlo soportado;
éste, fué coronado como Sapor, en el vien-
tre de su madre, pero, no por el Destino^
con una corona imperial, sino por la Fata-
lidad, con la enfermedad hereditaria, que
ha hecho de su raza, una raza, para la cual,
solo el Crimen ha sido indulgente y, no
ha logrado despertar otro amor, qu'e el amor
de sus esclavos;
nada de lo que hace augusto a un hombre,
tenía aquel que iba a ser declarado Au-
gusto, por un decreto absurdo del Destino,
empeñado en hacer gemir un pueblo de sier-
vos, bajo las botas espoladas de un loco ta- ^
citunio;
los pueblos que han declarado hereditaria;
la púrpura, han declarado hereditaria la es-
clavitud ;
44 VARGAS VILA
y, en Austria, con la púrpura de los Haps-
burgos, se ha jurado la sumisión al Crimen^
a la. Locura, y a la Tragedia, que siguen
a esa raza maldita, a través de los laberintos
de la Historia...
habituada a buscar el reposo en el Cri-
men, esa raza fatal, no ha dejado de apo-
yarse en la lanz^a de un Sicario, sino para
apoyarse, en el hacha de un Verdugo;
y, este Principe testarudo, ensimismado y,
cruel, era la flor bituminosa y enferma del
árbol moribundo de esa raza, la gran flor
de cenizas, que anunciaba, no ya la deca-
dencia, sino la inevitable desaparición de la
encina milenaria, cuyas raíces se han podrido,
de hundirse tan hondamente, en el cieno y
en la sangre;
el Emperador octogenario, no deja hijo
varón, que recoja el cetro que va a caer de
sus manos seniles, fatigadas de sembrar la
Muerte ;
el puñal vengador, le asesinó el único hijo
que tuvo;
se lo asesinó sobre el vientre desnudo del
Adulterio, teniendo por única púrpura, las
sábanas de un lecho, maculadas de sangre;
ese drama, hizo heredero de la duple co-
rosa imperial, a este lobatón, obtuso y dis-
plicente, que era su primo;
CLEPSIDRA ROJA 45
y, con él, todo, hasta la gracia un poco
mórbida, de lejana herencia latina, que era
la fuerza y el encanto del Archiduque muer-
to, huyó de las gradas del tronoi, a donde no
quedó, sino la brutalidad imperativa, de un
epiléptico enchamarrado, que tenía el alma
cautelosa y vivaz de un legionario de Ma-
xencio ;
nacido en un lecho principesco, tenía sin
embargo, un espíritu de centurión, que re-
cordaba vagamente, los Emperadores pre-
toiianos de la Decadencia romana, que sal-
taban del Cueipo de Guardia al Trono, para
ser precipitados del Trono en el Sepulcro;
para hacerlo digno de la corona, el Des-
tino había retirado de su cerebro toda for-
ma de Inteligencia, dejándole así, una ca-
beza digna de ser ungida y, de reinar;
era, a ese respecto, un HapsburgO' de pura
raza : acerebrado y, feroz ;
teniendo el alma primitiva de un bárbaro,
tenía el culto de la espada, y, vivía de ro^
dillas ante la suya virgen, ansioiso de de-
capitar con ella la Libertad, y, hundirla en
el corazón del Mundo;
antes de hacer de ella una hacha, había
hecho un cayado rojo, para llevar a través
de los campos de su idiotismo', un rebaño
de sueños inverosímiles, sueños que atizaba
4^ VARGAS VILA
la mano de la hembra astuta y dominado-
ra, que le servía de guía, y, de la cual ha-
bía hecho su esposa morganática;
fué, yendo un día a casa de sus primas,
para pedir la mano de una de ellas, que se
halló con la Institutriz que las acompañaba,
y, quedó prisionero de sus encantos ya mar-
chitos, como de un hechizo...
fué su Ninfa Egeria...
ya no pensó sino con el cerebro arrebatado
de ella, no vio sino con los ojos ambiciosos
de ella, y, no sintió sino con el corazón cruel
de ella...
ambiciosa como Catalina, y fatal como
Fausta, la astuta pedagoga, dominó el re-
toño real, y, ya no pensó sino en reinar
con él;
la captación fué absoluta y, completa;
el Príncipe, desapareció en la hembra vo-
raz, que lo devoraba;
y, ya no hubo sino ella, reinando sobre
su corazón, y, pronta a reinar sobre su Im-
perio ;
este temperamento agreste, de bruto so-
ñador, no tuvo sino otro culto, unido al culto
de esa hembra: el del Emperador de Ale-
mania ;
el ídolo revela al Adorador;
CLEPSIDRA ROJA 47
vivir de rodillas ante el Ridículo, es una
forma de serlo;
el culto de lo grotesco, revela una alma
de mono;
y, el jabalí de Viena, vivía en muda adora-
ción ante el mono de Berlín...
el Mimo coronado, lo fascinaba de tal
manera, que vivía ensayando la vil imitación
de los gestos imperiales;
y, el paquidermo, aun sin corona, de Viená,
era como una mueca del antropoide coro-
nado de Postdam;
plasmaba sus gestos, y, soñaba plasmar
su política futura, en el molde arcaico de
su modelo plastronante, abacadabrante y so-
noro;
fuera de esta obsesión imitativa, el ma-
mífero selvático, no pensaba sino con el
sexo;
su hembra, era el otro polo de su adora-
ción ;
legitimar su hembra;
hacer coronar su hembra;
reinar al lado de su hembra;
esa era toda su política del presente y,
todo su sueño del futuro...
para realizarlos, vivía de rodillas ante el
Papa y ante el Emperador;
48 VARüAS VILA
la vieja Institutriz^ a medias coronada, lo
orientaba violentamente, hacia esos dos ab-
solutismos...
apoyado en ambos, marchaba hacia el tro-
no, el obtuso soñador, rodeado de sus bas-
tardos, acariciando el sueño de colocar sobre
la cabeza del mayor, la corona con el águila
bitestacea, el águila ciega, que con los ojos
llenos de sangre, no veía venir la Muerte...
y, él, soñaba, con:
atacar a Italia, por la espalda, degollar el
ág:uila sabauda en las gradas del Capitolio,
y, aventar su cadáver, sobre los arrecifes
de Cerdeña;
coronar al Papa, como Rey de Roma, en
pago de haber legitimado su unión, ofre-
ciéndole como recuerdo de sus bodas, el
cadáver de la loba capitolina, ultimada por
su mano;
desmenmbrar la Italia gloriosa, para res-
taurar sobre tronos minúsculos, príncipes de
su raza, más minúsculos todavía;
hacer de Venecia, la Cayena adriática, pre-
cipitando desde el Puente de los Suspiros,
lo que quedara de Libertad, en el corazón
de los descendientes de Marini;
poner el águila vencida de Sadowa, sobre
los lomos del león alado de San Marcos,
CLEPSIDRA ROJA 49
para reventarle con el pico, las pupilas llenas
del fulgor de las victorias, obtenidas bajo
los cielos de Oriente;
afinnar por la sangre y, el terror, ese reino
de Albania, donde bajo la batuta de Offen-
bach, actúa como Soí^erano, un feto de Car-
men Sylva;
dominar los Balkanes, para abrirse un car-
mino hacia el Oriente, coronándose César
en Constant inopia...
«tú reiyiarás aquí»; había dicho a su heni-
bra^ mostrándole desde las torres de Santa
Sofía, el panorama de Constantinopla, como
un mar de mosaicos a sus pies;
y, la vieja pedagoga, en la cual vivió por
un momento el alma ambiciosa de Teodora,
sonrió a los sueños de aquel Justiniano del
Danubio, de cuya miseria mental, ella dis-
ponía a su antojo;
Guillermo II, era el eje de estos sue-
ños ;
el Arlequín imperial, se gozaba, en alen-
tarlos, en exasi>erarlos hasta la hiperestesia,
en el cerebro brumoso, de ese pobre alu-
sinado, no tan loco, pero sí tan ambicioso
como él;
el siieiio de estos dos dementes, amenazaba
destruir el mundo;
Clépiidra Roja, — 4
50 VARGAS \ILA
Calígula y su fantasma, soñaban en re-
partírselo;
el drama de ayer en Sarajevo, ha venido
a despertar brutalmente los soñadores;
el uno ha sido precipitado en la Muerte...
el otro, ha sabido en el mar, la trágica
noticia...
«todo está por comenzar de nuevo», dijo,
e hizo enderezar el rumbo de su nave, hacia
su Imperio... »
la Muerte, ha decapitado su sueño...
ese Agamenón del Crimen, que queda aún
sobre el trono de Austria, es un fantasma
vencido, que se arrastra lúgubremente por
la Vida y, por la Historia;
un Faraón, petrificado;
la osatura de un tigre;
¿qué hacer con esa Momia?
ante la tumba de Francisco Fernando, Gui-
llermo II, queda pensativo...
el Abismo que ha devorado su cómplice,
puede devorarlo a él...
tiende la mano en la sombra, huscando
el blandón imperial con que ha de incendiar
la Tierra;
él, solo, prenderá fuego al mundo, aun-
que haya de perecer entre sus llamas y,
quedar sepultado bajo sus cenizas...
CLEPSIDRA ROJA 51
y, el mundo tiembla, porgue se siente a
punto de morir, entre las manos de un
loco. (*)
Alejandro, no sabiendo qué sacrificar a
los manes de su amigo, arrojó sobre la ho-
guera que lo consumía, el último de sus ca-
bellos ;
Guillermo de Prusia, menos grande, pero
más suntuoso, que el hijo de Filipo, pre-
tende quemar el mundo sobre la tumba de
su amigo asesinado;
el amo vivo, se apresta a ofrecer al amo
muerto, una hecatombe de esclavos.
(*) Pocos días después, este loco nefasto prendía fuego
al Mundo, y las llamas de ese incendio alumbran aún la
Tierra, que parece temblar, desorbiiada de angustia.
Q^ H-s^aB ♦»■#»■ 4 ■9*44
La Voz del Rayo
París Agfjsto 4- rol 4
[Perdida serenidad de los cielos del Estío!
he ahí que las nubes se hacen rojas y,
se siente el rodar del carro del Espanta,
pronto a desplomarse sobre la superficie de
la Tiena;
las selvas se extreniecen bajo el soplo del
Horror, que parece anunciar la carrera ver-
tiginosa de los caballeros del Apocalipsis,
tal cual los vieron surgir de las tinieblas
los ojos adivinos del viejo \^isionario;
sobre las cordilleras del Misterio, surge el
rayo, y, el Mundo tiembla al verlo serpen-
tear enloquecido, coino si marcase el rumbo
a las legiones del Exterminio, prontas a aso-
54 \AROAS VILA
lar las cinco partes del planeta, clavando
con sus lanzas sobre el cielo, el Sol de las
matanzas de Josué;
extremecida por las confidencias del Pre-
sagio, parece oirse la lamentación sollozante
de los presentimientos, como la voz de una
selva que ha tomado fuego, y, en el riñon
de la cual, todas las selvas aullasen y mu-
giesen prontas a morir...
la faz de la Noche parece herida de he-
betud, cual si sus constelaciones ebrias de
sombra, se negasen a alumbrar la marcha
de los pueblos, al enorme Sacrificio, al cual
los lleva la demencia colérica de sus amos;
siniestro y solo, el Enigma se inclina so-
bre la Eternidad y, la interroga...
y, las notas del Silencio, caen lentamente,
como las rosas de un rosal, sacudido sobre
un sudario...
inmóvil la respiración de los siglos, pa-
rece haberse detenido sobre la boca del
Tiempo, en la cual la mano gigante de una
Noche Impenetrable, pone una mordaza de
tinieblas ;
el feto del Desastre, se mueve en las en-
trañas de la Devastación, de donde va a
partir como la flecha de un arco, tenebrosa,
pronta a atravesar el corazón del Sol;
en el festín de las concupiscencias, en que
CLEPSIDRA ROJA 55
el mundo se hartaba de placeres, de críme-
nes V de lascivias, el dedo del Destino ha
aparecido trazando las trágicas, palabras :
Mane, Thecel, Phares;
oparerum digíL.. y, el grito de la Orgía,
se apagó en todos los labios;
el sudor del Abismo, moja las sienes del
Mundo, y, la angustia de lo desconocido
llena sus ojos de tinieblas...
las puertas de bronce y, de oro, tras de
las cuales se ocultaba la Cobardía volup-
tuosa y reinante, se han abierto con estré-
pito, y, el mundo ha aparecido en su lecho
de sibaritismos, desnudo y con la punta dé
una espada sobre la garganta;
y, se pone en pie;
se rebela a morir sin defenderse;
quiere luchar;
quiere vencer...
morir, para vivir...
he ahí el Veredicto de la Historia...
por la escala de Jacob, baja la Muerte;
coronada de rayos...
la voz del trueno llena el espacio, y, el
lívido rebaño humano, tiembla ante el brillo
de la cuchilla, que aparece en el espacio,
pronta a decapitarlo;
la Esf ing-'e, ha hablado, y, su palabra, como
una columna de fuego, ha incendiado los
56 \ ARQAS VILA
horizontes, del Nadir al Cenith,, y dt\ Sep-
tentrión al Mediodía....
he ahí la Guerra...
la Guerra, que la ceguedad colérica de
los reyes, ha desatado sobre la miseria es-
túpida de los pueblos...
la ola de la Demencia ahoga las más al-
tas cimas, antes de que el diluvio de la san-
gre, la sepulte por completo, haciendo de
ella, un enonne coágulo rojo perdido en la
Noche Eterna, que no debió abandonar ja-
más ;
ha bastado que un aguilucho austríaco,
cayese muerto sobre la tierra pillada por
sus gaiTas, la cual había ido a ultrajar con
su presencia, para que el rayo de la Guerra,
prisionero hasta hoy, en las manos del Mi-
lagro, se escapara de ellas, prendiendo fuego
al Mundo, y, haciendo temblar hasta las
cenizas de los muertos, en la soledad de sus
sepulcros;
ha bastado que ese fantasma coronado,
que reina entre los muros de Viena, haya
sentido temblar de miedo su corazón co-
barde, para que sus manos trémulas, que
todas las olas de todos los mares, no alcan-
zarían a lavar de la sangre que las mancha,
soltaran sobre el mundo este haz de rayos,
que va a destruirlo y del cual se ve y2i el
CLEPSIDRA ROJA 57
rojo serpenteo hacer siniestro el espléndido
azul ;
Edipo, no podía morir, sin deshonrar su
senectud con un nuevo Crimen;
Francisco José de Austria, no podía bajar
al sepulcro, sin envoher al mundo en ese
sudario de tragedias, que ha sido su manto
imperial, brutalmente desgarrado por el Cri-
men, y, sacudido perpetuamente por tm hu-
racán de horrores, que habrían fatigado la
fantasía de los bardos homéridas;
no hay sombras bajo los cielos, ni aguas
en los mares, ni nie\'e sobre las cimas de
los más altos montes, qCle la Fatalidad no
haya obligado a profanar con sus crímenes
a este Agamenón del Delito, fuente obscura
\, tenebrosa de todas las devastiiciones ;
en él, \'i\e el Crimen, como la ferocidad
en el vientre de una fiera en cinta ;
y, este tigre en deo'epitud, vaieltos Jos
ojos hacia la Noche Inmutable, en que vi-
vt su espíritu, palpando con manos ávidas
el cuerpo desnudo de la Muerte, ha re-
suelto, para vengar la sangre del cachorro
imperial, ultiniado en Saraje\o, eaitregar la
Tierra al ^^eredicto de la espada, en la bru-
talidad de un juicio primitivo;
y, enojado en su Sjoledad, envía más allá
del Danubio, sus leg^ione-s de escla^'os a cas-
58 VARGAS \ ILA
tigar un pueblo heroico, culpable de la glo-
ría de haber dado vida al Hércules adole-
cente, que abatió con su tiro el jabalí sal-
vaje, pi-onto, a devorar los pueblos, en la selva
fangosa, que le servía de guarida, escoltado
por coraceros más feroces, que la bestia in-
munda, coronada de lises imperiales;
Servia, con una rodilla en tierra, no puede
obtener perdón;
se le obliga a doblarlas ambas, para de-
caj^itarla de hinojos;
yo, no tengo ninguna simpatía por esa
raza de pastores asesinos que reina en Servia,
raza de locos que decapitaron un cerdo, para
robarle la corona y, ceñírsela ellos^;
pero amo la actitud de ese pueblo semi-
bárbaro y viril, desafiando la insolencia de
las legiones austriacas, que arrastrarán tras
de sí, las hordas empenachadas de Berlín;
hay de un épico homérida, en este gesto
insensato ;
pero, de ahí que el pueblo de pastores bé-
licos, no está solo;
del Septentrión cercano, el oso polar baja
para defenderlo;
el caballo de Vercengitorix, relincha, im-
paciente en las llanuras de Galia;
se oye el ruido de los escudos célticos, lim-
pios para el combate y, siéntese sobre las
CLEPSIDRA ROJA
59
piedras druídicas, el afliar de las espadas
que han de cortar €l cuello a las legiones
de Anninius;
el leopardo británico, enarca el cuello en-
tre sus rocas marinas, y, los cartílagos de
su nariz se hinchan de voluptuosidad al le-
jano olor de las conquistas posibles; la ra-
piña lo seduce con sus mirajes de sangre...
nadie ni nada ha podido detener el choque
de los grandes pueblos, que volviendo la
espalda a la Civilización, entran violentamen-
te en la selva ancestral de la Barbarie;^
el Hombre Primitivo, hace su reaparición,
bajo el Hombre Decrépito, enchamarrado de
libreas de oro, larva espléndida de una Ci-
vilización, que fué fugaz, y, fué mentira;
el Silex, hace eco al alarido de las bes-
tias;
y, Cam aparece en las fronteras del mun-
do...
i Salve Caín!...
en nombre de Abel: mil veces: ¡salve!...
/
¡¡♦i»4-»4 — ^«-i4— »♦♦»♦ — ♦ — ♦—'♦— ♦Q
Belona Dea Urbis
París Ago?to 5- 19 14.
De todas las cosas inmortales, deshonra-
das por los hombres, nada hay más augusto
que la GueiTa, es, el alnia de la Libotad,
y, el corazón sangriento de la Gloria;
la Paz, es, la fosa pútrida de la Gran--
deza Humana; el alma de Babilonia y de
Bizancio; un pei-fume de rosas de Serrallo;
la Paz, es el dios de todos los amos, y,
el culto de todos los esclavos;
la Guerra, nació un día. en el corazón del
cielo, y, cayó sobre la Tierra como un rayo,
despi-endido de la cabeza de Júpiter radioso;
la Pa:?, nació de la simiente de Onan, ai
pie del Tabernáculo;
62 VARGAS VII. A
las almas y, los pueblos soberbios, aman
la Guerra, como, las águilas aman las ci-
mas, y, los leones aman la sangre;
si los leones tmieran el don de la Pala-
bra, que los hombres débiles en\ilecen, can-
tando himnos a la Paz, no la envilecerían
sin duda, cantando églogas pacifistas, en el
corazón salvaje de las selvas;
las palomas, son las himnólogas aéreas,
de los encantos enfermizos de la Paz: son
su Símbolo;
¿qué tiene que ver la fuerza cruel de la
garra, con la caricia tierna de las alas?
dejad crecer el árbol de la Guerra, él, es
la encina de Hisdrail, a cuya sombra no
tiene eco, el despotismo escolástico de los
sofistas de la Paz;
la Paz, es la voz del vientre, y, ella esteri-
liza con las deyecciones del Miedo, todo
germen de grandeza sobre una tierra de li-
bres;
la Guen-a, es el estado natural del Hom-
bre; y, la Paz, es un estado de violencia,
hecho a la Naturaleza;
la aparición de la Guerra, en una sociedad
enervada y, corrompida por los sofismas de
la Paz, es la aparición del Silogismo de
granito, que el Destino, pone en la ruta
de ese Pueblo, para que la rompa, o se
CI.ÍPSIDRA ROJA 63
rompa contra él, para que lo venza, o caiga
vencido al pie de la Fuerza inquebran-
table ;
fué el crimen sin proporciones y sin nom-
bre de todos los pacifistas de la Tierra, pre-
dicar la Paz, que había de entregar, la Li-
bertad maniatada al Despotismo, y, la Tie-
rra desarmada al poder de la Barbarie;
¿qué larga esclavitud se prepara al Mundo,
como la Expiación merecida de esa Paz
oriental, esa Paz ninivita, que se predicó
y se adoró por tanto tiempo, como una dei-
dad ungida de perfumes, tendida sohre los
cojines de la molicie, aspirando el olor ener-
vante de los jardines de Sibaris?
los héroes, y, los mártires, y los apóstoles
de todas las patrias, de todos los dioses y
de todas las causas, amaron el combate y
murieron combatiendo, felices de oir interior-
mente, subir el rumor de las olas de la san-
gre, la trágica marea, desatada por su gesto,
y pronta a inundar la Tierra, para purifi-
carla;
la Paz, es el sueño de las razas vencidas,
que amaron la cadena, y, de los pueblos
mutilados, que como Orígenes, amaron su
mutilación ;
el deber de los hombres y, de los pueblos,
es vivir armados y en vela para conquistar
64 \ ARGAS VlLA
la Vida; y, solo aquellos que la xcncen tienen
derecho a poseerla ;
la Espada brilla, suspendida, sobre el Edén
de la Libertad, como sobre el de la Fábula
bíblica ;
el día que esa espada desaparece, la Li-
bertad de los pueblos muere, devorada por
las fieras que asaltan el Edén;
hablo de la espac^ de los pueblos, no de
la espada de los hombres;
es justamente para degollar a los hom-
bres que abusan de la Espada, que los pue-
blos deben tener la su va afilada v, desnuda ;
\ ay 1 del Pueblo que se duerme sobre su
'Espada, ese despertará un día, prisionero
a la sombra de otra;
el mundo \ive en las tinieblas, y, es justa-
mente la Espada, la que hundiéndose en el
corazón de esas tinieblas, hace brotar de
ellas, el milagro de un Sol;
el Sol de la Libertad ;
la Espada, es una aurora de himnos vic-
toriosos, y, no tiene que ver nada con el
crepúsculo de las lamentaciones, en que des-
aparecen los pueblos, que rompieron servil-
mente su espada en las rodillas o la entre-
garon a un Amo victorioso, en vez de atra-
vesarle con ella el corazón, o degollarlo abra^
zado a su V^ictoria ;
CLEPSIDRA ROJA 65
la Espada, corta los senos a la Degra-
dación, y, le impide lactar hijos para la
Derrota;
el brillo de la Espada, no ciega sino a
aquellos que degüella; su brillo es familiar
a los ojos de los héroes, como el sol es fa-
miliar a los ojos de las águilas;
romped la Espada de la Tiranía en la
mano del Hombre, pero, mantened la Es-
pada de la Libertad, desnuda y tenaz en las
manos del Pueblo: ella, salvará el Mundo;
la Libertad muere, si se acoje al filo de
una Espada, pero, no puede vivir sin una
Espada en la mano;
la Libertad como Palas, nació armada y
de pie;
[ay! de la Libertad desarmada, o de la
Libertad que se arrodilla;
ella, no es ya la Libertad;
la Espada es la columna de fuego de la
GueiTa ;
ella guía los pueblos armados, a los gran-
des destinos del Futuro;
¿quién dijo que la guerra era funesta?
la Guerra es salvadora;
la Guerra, es purificadora ;
la Guerra, es redentora;
la Guerra, es el Sol del Mundo;
Clepsidra Soja, — 5
66 VARGAS VILA
y, el corazón de la Eternidad;
la Guerra, es el alma de la Historia;
suprimid de ella la Guerra, y, las más
bellas páginas que haya escrito el Hom-
bre en su marcha miserable sobre la Tie-
rra, habrán dejado de existir;
la Guerra, ha sido el Alpha y, el Omega,
de toda Civilización;
la Humanidad no ha dado un paso deci-
sivo en esa ruta de acechanzas y de precipi-
cios que se llama, la Gloria, sino llevada
por el huracán de la Guerra, con la punta
de una espada aguzada en los ríñones ;
la Guerra, es lo único que dignifica al
Hombre, en su ruta por este estercolero mi-
serable que se llama la V'ida, y, en el cual,
los pueblos sin valor, se sientan, desnudos
como Job, a exasperar la lepra de su Co-
bardía, bajo el infame sol de la Resignación ;
la Guerra, es Rebeldía, y, todo gesto bello
en la Historia, ha sido un gesto de Rebelde;
desde aquel que quemó las alas de Luzbel,
en los limbos de la Fábula, hasta aquel
que hizo crecer alas en los hombros de Bo-
lívar, para ascender al cielo de la Gloria;
todo lo que hay grande en la Vida, es
una guerra;
todo: hasta el Amor;
¿hay herida igual a la ferocidad d€ un
CLEPSIDRA ROJA 67
beso dado cu las tinieblas, en un encuentro
de Amor?
la Guerra, es la madre de todas las gran-
dezas, y, el antídoto de todas las decadencias;
el hierro cura por igual la anemia de los
pueblos y de los hombres; ella aumenta los
glóbuols rojos de la sangre que derrama;
la Paz, es un estado de vileza de ánimo,
propio para los hombres en decrepitud y, los
pueblos en hartazgo;
la Paz, es el pienso de los asnos, la bellota
de los cerdos, y, la escudilla de los esclavos;
todos los bajos apetitos viven y, se ali-
mentan en el seno de la Paz, como en el
fango tornasol de una piara;
las palabras mismas, degeneran en la deli-
cuescencia, de esas épocas de Oprobio;
en ellas, el Despotismo, se llama: Orden;
la Caridad, se llama: Filantropía;
el Miedo, se llama: Previsión;
es en la Paz, que florecen el despotismo
de los débiles y, el reinado de los mediocres ;
entre los retóricos de la Palabra, que can-
tan himnos a la Paz, y, los retóricos de la
Espada, que escriben con ella el Poema de
la Guerra, yo, prefiero estos que cortan la
garganta del Vencido, a aquellos que con
sus gargantas cancerosas, no saben sino can-
tar, la gloria del Vencedor;
68 VARGAS VILA
Entre César y Cicerón, yo., prefiero a Cé-
sar, CUYO crimen mavor, fué no haber de-
caj^itado a Cicerón;
desde luego, si prefiero a César, es a con-
dición de que exista Bruto;
Bruto, es, ]a última y, la más alta expresión
de la Libertad; es el gesto del Hombre que
se convierte en Dios;
todo Pueblo tiene el Amo que merece;
todo Amo, tiene la talla de su pueblo;
todo Amo, — Hombre o Partido — es un Pre-
dicador de Paz, en el Pueblo que domina;
y, eso, porque toda Paz, es Servidumbre;
la hora de la Paz, es la hora decadente;
y, los sofistas son los Amos de esta hora
prosternada;
el Sofisma, es el nenúfar envenenado, de
esa palude infecciosa, que se llama: la Paz;
de todas las esclavitudes, la Esclavitud de
la Paz, es la más degradante;
la Paz, fué el alma de Roma en decaden-
cia, y, de Bizancio en disolución;
la Paz, es el regalo, que hace el Con-
quistador al Pueblo conquistado;
y, es el homenaje, que el esclavo hace
a su Señor;
la Paz, afemina, como una mutilación se-
xual;
un Pueblo, en la Paz, es, como un eunuco
CLEPSIDRA ROJA 69
en fiesta: muere del hartazgo de mendru-
gos y, de la atrofia de su Virilidad;
la Paz, es el vino que embriaga a los
ilotas, para hacerlos olvidar su esclavitud;
un Pueblo que ama la Paz, no ama la Liber-
tad, y, se apresura a sacrificar ésta, en ma-
nos de aquel que le prometa aquella;
de ahí, que la Paz, sea la cuna del Des-
}X)tismo, y, la madre de todo César;
un Pueblo, que envaina su espada, se des-
pierta un día, con la espada de un Amo en
la garganta;
la Mda, es un combate, y, Pueblo que
renuncia a vivir, renuncia a combatir;
mostrando horror a manejar el hacha que
salva, no sabrá sino morir bajo el hacha
que mata;
y, perderá su cabeza, por no haber sabido
cortar la de aquellos, que se alzaron por en-
cima de la suya;
renunciar a la Espada, es aceptar un yugo;
toda coyunda es hecha, de la vaina de
una Espada, que un Pueblo, no supo o no
quiso manejar;
y, he ahí, como el Sofisma Pacifista, ha
traído al corazón de la Francia, la Espada
de la Conquista;
70 VARGAS VILA
la Alemania, no amó nunca la Paz, no pre-
dicó la Paz, no divinizo la Paz, y, por eso
sus ejércitos violan la Paz, y, vienen sobre
París, para acampar acaso bajo sus toldas,
en plena Bue de la Paix...
socialistas ilusos y mediocres, predicaron
la Paz;
anarquistas candidos o imbéciles, predica-
ron la Paz;
y, la Paz, llamó a las hordas de Genserico,
pronto a coronarse Emperador de Occidente
en Notre Dame de París;
he ahí la Obra de la Paz;
apóstoles de la Paz;
misioneros de la Paz, recojed vuestras ban-
deras, salid al camino del conquistador, y,
como el viejo monje histórico, tomad las
bridas del caballo de Atila, y, hacedlo cam-
biar de rumbo ;
o, caed bajo él, y, que sus cascos vence-
dores os pongan en los labios el sello de la
Paz;
sofistas de la Decadencia, he ahí vuestra
Obra;
vosotros desarmasteis la República, y, los
bárbaros han llegado, traídos por vosotros;
y, como en horas retrospectivas y iguales
de la Historia, ellos os traen la Paz, en la
punta de sus lanzras;
CLFPSIDRA ROJA 71
la Paz de la Conquista;
felizmente, aun hay algo más que retóricos
en Francia;
aun hay hombres;
y, ellos marchan ya vuehos de espaldas
a la Paz...
con el rostro radioso;
hacia la Guerra;
y, de esa Guerra traerá vencedora la Liber-
tad, que surge de la urna de la Paz, hecha
pedazos;
el Pu«eblo verdaderamente libre, no| es ¡aquel
que se duerme sobre su Escudo, sino aquel
que se apoya en él, después de haber aplas-
tado con su peso, el último de sus opresores;
la Libertad, no la da Dios;
es la muerte de los dioses la que da la
Libertad...
y el Mundo, no será verdaderamente libre,
sino cuando haya matado el último de sus
amos, sobre el altar del último de sus dioses...
con la Espada de la Guerra.
Q4n4.B4Bn4-ntn^^»i^H^iM4-K4^i»^Q
Rule Britania
París Agosto 15-1914.
Seamos sinceros;
tengamos el valor de ser sinceros...
ahora que la ola de la Mentira sube hasta
tocar todos los labios; tengamos el valor
de la Verdad, que es el más raro de todos
los valores;
en esta hora tan triste, en que todo ame-
naza hacer naufragio, todo, hasta la His-
toria, tengamos el valor de recordarla;
no añadamos nuestra complicidad a las
otras complicidades, para colmar de mentiras
el abismo sin fondo, en que va a precipitarse
el Mundo...
confesemos altamente, que sin la Verdad,
nada se puede, y, que ella nos dice a grito
herido: sine me nihil potestis...
74 VARGAS VIL A
nada se puede sin la \'erdad, nada contra
la Verdad, ni siquiera asesinarla, porque es
inmortal;
démonos el placer de saborear el licor de
la verdad;
la Verdad, purifica;
la Verdad, salva;
la Verdad, hace augustos los labios que la
dicen, y, los corazones en silencio, que la
escuchan ;
es remontando el río de la Historia, hacia
sus cataratas primitivas, que podemos coger
en sus riberas las rosas del rosal de la \^er-
dad;
no, no es cierto que la Historia sea «una
conspiración contra la Verdad»;
no;
la Historia, es la Apoteosis de la Verdad;
la Voz de la Verdad; contra todos y contra
todo ;
la Verdad y, el Valor deben ir unidos;
sobre todo en estos momentos en que en
nombre de virtudes ocasionales, se impone
a los hoinbres el culto de la Mentira, que
es infame, o el culto del Silencio, que es
cobarde;
no, no hagamos de la Historia y de la
Verdad, los gemelos de la Escritura, reñidos
desde el vientre de su madre;
CLEPSIDRA ROJA 75
declaremos que son indisolubles;
y, no permitamos que la Fuerza, nos haga
asumir otra actitud que no sea la del
Honor ;
he ahí que a la Rusia lanzada en la con-
tienda para defender los eslavos de Servia,
sigue la Gran Bretaña, entrada en liza, para
defender...
¿ qué ?
la Independencia y, la Soberanía de Bél-
gica, brutal y, cobardemente violadas por
Alemania ;
bello gesto, hecho para desarmar todos los
excepticismos ;
menos el mío;
para mí, la Gran Bretaña, continúa en
representar, la rapiña en todas sus forína's, el
Imperialismo en lo que tiene de más repug-
tante v más violento;
y, por eso el Mundo, tiene derecho a pre-
guntarse, no, qué Ideal, sino, qué Interés,
tiene la Gran Bretaña^ en el gesto que hoy
esboza...
ese gesto, no es habitual en un pueblo, al
cual la generosidad ha negado sus secretos;
en 1.772
en 1. 79 1
en 1.793, la Prusia, la Rusia y, el Austria,
se repartieron la Polonia despedazada;
N'ARGAS \1LA
¿qué hizo la Gran Bretaña, defensora hoy
de las débiles nacionalidades?
tradujo su Indignación en Silencio, y., puso
su mano amiga, en las manos del Despojo;
sin hablar del Tratado de 1836, finnado
por las mismas Potencias, basta recordar
que en 1852, la Inglaterra, firmó con Fran-
cia, Austria, Prusia y Rusia, el Tratado que
aseguraba: «la Integridad de ¡a Dinamar-
ca..,
cuando el Austria y la Prusia violando
ese Tratado — chiffon de papier — que diría
la Diplomacia novísima del Canciller Belh-
man-Hollweg, atacaron y desmembraron, la
Monarquía danesa, cuya Integridad, habían
jurado respetar, arrancándole los ducados
de Sleswig-Holstein...
¿ qué hizo Inglaterra ?
se envolvió en el Silencio negándose a
hacer honor a su firn^a, a pe^sar de las ins-
tancias de Francia, y, volviendo las espaldas
al Honor, se puso del lado de los despoja-
dores; (*)
(*) En esta guerra, ha habido neutralidades cobardes;
casi todas;
la de Grecia, a la cabeza de los pueblos que tiemblan;
ha habido neutralidades interesadas :
todas ;
pero, solo ha habido una Neutralidad Infame:
la de Dinamarca;
CLEPSIDRA ROJA 77
cuando el Rey de Prusia, para castigar
al Rey de Hanóver, su tibia amistad por Na-
poleón, no halló nada mejor, que arrebatarle
el trono y, la corona, condenando a la Eu-
la Dinamarca, desmembrada por la Pru.sia, en 1864, había
permanecido irreductible, hasta la muerte del Rey Cristian;
Guillermo II, apesar de su manía ambulatoria y, su desen-
fado teatral, no había osado poner sus pies, en aquella tierra,
ultrajada y, desmembrada por sus antecesores ; la sombra
de la vieja reina Luisa, indignada e irreductible, en los aus-
teros salones del Palacio de Copenhague, lo hacía retro-
ceder ;
a la muerte de los viejos reyes, sus descendientes dege-
nerados, hicieron la paz con Prusia;
el Rey de Prusia, fué su huésped;
y, ellos pasearon su abyección coronada por los salones
reales de Postdam ;
uno de ellos, fué a morir, con su augusta insignificancia,
en un hospital de Hamburgo;
el pueblo capituló, como sus reyes ;
el yugo le hizo perder la memoria;
los instintos bobinos, triunfaron sobre los instintos heroicos ;
y, hoy, aquel país, dá, algo más que vacas gordas, seme-
jantes a las del sueno de José, da generaciones expontáneas
de germanófilos, en su mayoría, mamantones con librea, pren-
didos a la ubre nacional, que manos reales, saben hacer
próvida ;
Dinamarca, es el granero de Alemania;
su Rey, es, el Intendente general del Rey de Prusia;
y, la sombra del general Mesa, el noble defensor de la
Integridad Nacional, no se alza de su tumba, para cruzar a
cintarazos, el rostro del Rey feudatizado, y las espalda^ del
Pueblo sometido, que han renunciado, a toda ,idea de Re-
vancha, y, besan las manos mutiladoras que ayer Iob azo-
taron...
la Neutralidad, de Dinamarca, no es una neutralidad, es
un vasallaje;
merced a ese vasallaje, la Libertad cuenta con un Pueblo
de menos, y, la Alemania, con un esclavo más.
i
78 VARGAS VILA
ropa, a la triste visión de ese Rey viejo y,
ciego, recorriendo las playas del mundo, co-
mo la sombra de Lear, lejos de los lugares
en que había reinado;
¿ qué hizo Inglaterra, novísimo campeón
de las debilidades vencidas y de las nacio-
nalidades ultrajadas?
aplaudió hasta enrojecerse las manos, y,
se puso del lado del Despojador, porque
aquel despojo era hecho contra un amigo
de Francia ; (*)
cuando en 1867, la Prusia invadió como
hoy, el Gran Ducado de Luxemburgo, per-
teneciente entonces al Rey de Holanda, como
feudo de la casa de Nassau;
¿ qué hizo Inglaterra, cuya firma garan-
tizaba, la integridad del minúsculo ducado?
dejó en descubierto las protestas de Fran-
(*) Si ]a Historia tuviera que sufrir de las concupis-
cencias de aquellos que la deshonran, no se podría eticribir
la Historia, por miedo de avergonzarla;
tal sucedería, hablando, no del Hanover, sino de los pre-
tendientes titiritescos a su trono, caídas ahora en servidum-
bre, figurando entre los artefactos domésticos, en la Corte
Palatina de sus antiguos expoliadores;
hasta hace pocos años la actitud intransigente y agresiva
del duque de Cumberland, aspirante al trono de Hanover,
frente a Guillermo II, era histórica;
cuando la Corle de Dinamarca, abdicó toda idea de altivez
y de revanclia, y, el Rey de Prusia, fué a Copenhague, lel
duque de Cumberland, y, su mujer, que es una princesa da-
nesa, abandonaron el país, como para no oír el ruido de las
CLEPSIDRA ROJA 79
cia, Y, se puso tácitamente del lado del vio-
lador de la déhü nacionalidad;
cuando en 1866, la Prusia, obligó a Badén,
Baviera y .Wurthenberg, a aliarse a ella,
amenazando la independencia de los peque-
ños Estados limítrofes, prontos a ser atraídos
y absorbidos, por la naciente confederación
germana;
¿ qué hizo Inglaterra ?
abendonó la causa de las déhiles nacionali-
dades y, de la cual fué alma Lord Stanley,
para sancionar, esa unión genitora del pró-
ximo despojo... y, eso, por odio a Francia,
contra la cual, esa Confederación iba a ser
hecha ;
al día siguiente de la victoria de Sadowa,
toda Inglaterra repetía entusiasmada, las pa-
labras de Goldwin Smith: tlie cause of Ger-
espuelas del Conquistador, sobre el territorio despedazado
por sus conquistas ; i
ese fantasma de Rey, volviendo la espalda a aquel Em-
perador locuaz y divertido, tuvo en su conmovedora comici-
dad, algo de grandeza; la belleza de su gesto, lo libraba
del ridículo;
una desgracia de automóvil, mató al príncipe heredero de
aquel sueño y, de aquel odio ;
el secundón estólido, que heredó aquel halo de corona,
se apresuró a pactar con el Emperador, casándose con su
hija, y, aceptando, el ducado infinitesimal de Brunswich, en
cambio de sus derechos al trono de Hanover, y, hoy, es,
como el Rey de Grecia, un apéndice imperial, atado por
el sexo a las columnas del trono de los Hohenzolern;
80 VARGAS \1LA
7nnny is ours: la causa de Alemania es nues-
tra causa; y, fiel a ese entusiasmo, adoró
a Bismark, declarando que la salvación del
mundo, estaba en la Unidad Alemana, hecha
contra la Francia ;
cuando en 1867, la Francia, estuvo a pun-
to de declarar la guerra a la Prusia, por
el principio del respeto a las pequeñas nacio-
nalidades, y, la independencia de los pe-
queños Estados, al ver como se anexaba
violentamente, el Saxe, el Hanóver, el Nas-
sau^ y, el Hesse...
¿ qué hizo Inglaterra, por esas débiles na-
cionalidades, así brutalmente agredidas y ane-
xadas?
abandonarlas a las violencias del fuerte, po-
niéndose abiertamente del lado del Usur-
pador;
¿la Causa de Alemania no era causa suya?
entonces ;
¿ de dónde ese amor súbito, surgido aho-
ra, por las débiles nacionalidades, y, el res-
peto de su neutralidad?
la psiquis de un leopardo, no es difícil
de definir: lleva el alma en las garras;
si los coraceros de Guillermo II, en vez
de inarchar hacia Amberes, hubiesen mar-
chado en dirección opuesta...
¿qué habría hecho Inglaterra?
CLEPSIDRA ROJA 81
¿qué pretexto habría tomado para inter-
venir?
intervención y salvación, eran sinónimos
para ella...
interv'-enir o dimitir;
ese era su dilema;
dimitir del Imperio Marítimo del Mundo;
que la Alemania iba a disputarle, y, tal vc2
a arrebatarle ;
para evitar eso, Inglaterra, había prepa-
rado esta guerra;
mi guerra, puede llamarla, como el orgullo
de Chateaubriand, llamó la guerra de inter-
vención en España, y, como la vanidad de
la Emperatriz Eugenia, llamó la guerra fran-
co-prusiana del 70;
sí;
porque a nadie en el mundo, tanto como
a Inglaterra, le conviene esta guerra;
diez años más, y, el Imperio del Mar, no
sería su)^ ; Alemania se lo habría arrebatado;
he aquí las razones de su sentimentalismo
agresivo del momento;
he ahí el móvil de su intemperante Amor,
por la Integridad de los pueblos débiles, y,
la Inviolabilidad de Bélgica;
el mismo amor que la llevó a auxiliar la
Independencia de la América Latina, para
Clepsidra Roja , — G
82 VARGAS VILA
quebrantar el poder de España, dueña en-
tonces de los mares de Occidente;
el mismo amor que la llevó a ayudar a
España, en su guerra contra Napoleón, y,
empujó sus legiones hasta Waterloo, para
vencer al Corso fatal, traicionado de un solo
golpe, por las veleidades de la suerte y, las
lentitudes de Grouchy;
ese Amor, que la Psicología de la His-
toria, llama por su verdadero nombre : el
Interés ;
el Interés de su Imperio Marítimo, que
ella quiere conservar absoluto e intangible
a todo trance;
La política llamada de Pitt, no ha muerto :
ella vivía antes de Pitt, y, vive después de
Pitt; es la Política de Inglaterra;
esa política, que destruyó la flota espa-
ñola en San Vicente y la flota holandesa
en Capedumy, es la misma que salió al en-
cuentro de Napoleón cuando la Expedición
de Egipto pareció librar el Mediterráneo del
despotismo de las águilas sajonas, la misma
que el cañón de Marengo, obstruyendo los
planes de Pitt, inmovilizó sin destmir, y, que
el Tratado de Luneville no logró cortar las
alas que le había dado el de Campo-Formio;
esa política de presa, que era ayer, como
es hoy, el alma de Inglaterra;
CLEPSIDRA ROJA 83
¿ dónde estaba el amor de la Gran Bretaña,
por las pequeñas nacionolidades, cuando obli-
gaba por sus injusticias, a la Suecia, la Di-
namarca y la Holanda, a aliarse a Napoleón
para proteger su independencia?
fueron sin duda esas manifestaciones de-
masiado efusivas, de amor a la integridad,
a la inviolabilidad de las débiles nacionali-
dades, lo que hacía escribir al Czar Pablo I,
al Primer Cónsul : «quiero unirme a Vos, para
poner un término a la 1)2 justicia del Gobierno
inglés, que VIOLA EL derecho de las na-
ciones DÉBILES 1/ no es nunca guiado sino
por su Egohmo y su Interés ;»
el Tratado de Versalles (1783) fué la malla
urdida para aprisionar el tiburón británico,
absoluto en su dominio de los mares;
toda la política de Pitt, fué contra ese
Tratado ;
«si fuésemos justos un solo día, no alcan-
zaríamos a vivir un año», dijo lord Chatam;
el Evangelio de la Injusticia, no ha tenido
mejor expositor;
la Injusticia erigida en Dogma, ha sido
la Religión de Inglaterra;
una Religión sin heresiarcas;
¿cuántos siglos de Injusticia Vencedora,
han sido necesarios, para que la Inglaterra
sea invencible sobre los mares?
84 VARGAS \'ILA
responda el alma, un momento sincera de
lord Chatam;
para destruir la Coalición hecha en Ver-
salles, para proteger los débiles y, los neu-
tros, los torys ingleses hicieron asesinar al
Czar Pablo I, por manos de sus nobles;
Paske y Nelson, cayeron sobre Copenha-
gue, más débil y más desprevenido que
la Bélgica actual;
y, el derecho de los neutros, fué roto y, atro-
pellado por Inglaterra, con esta coalición y
por este ataque;
el Tratado de Amiens, acordado con pena
contó forma de pruehff, según lord Hankes-
burg, colmó la alegría del pueblo inglés,
que llenó de ovaciones al coronel Lamiston,
como si aquel triunfo diplomático, hubiese
destruido sobre todos los mares, todas las
flotas del mundo, que pudieran amenazar
el poderío naval de la Gran Bretaña;
con las mismas armas, con que había vio-
lado la Coalición de los Neutros, en Co-
penhague, Pitt. defendió el Tratado de Lu-
neville, «poniendo en Europa quinientos mil
hombres, pagos a razón de un millón qui-
nientas mil libras por millar, con derecho
exclusivo de control antes del pago, a cambio
del reconocimiento de sus pretensiones ab-
solutas sobre el mar»;
CLEPSIDRA ROJA 85
la horda de mercenarios no se detendría
ya, hasta atar al César vencido, sobre una
roca desnuda ;
N el son, apareció entonces, para vencer en
Trafalgar, las últimas naves defensoras del
derecho del mundo sobre el Mar;
con la victoria de Trafalgar, Pitt, halló
manera de extender su control, al Imperio
Indio, y, sujetar a su coyunda, ochenta mi-
llones de hombres; y, un núcleo de pueblos
hasta entonces soberanos, naciones débiles,
de éstas, cuya violación, despierta hoy tan
nobles iras en el corazón generoso de la
Gran Bretaña :
Piít, murió un año después de Trafalgar,
pero su política de Violencia y de Expolia-
ción, queda en pie, como la exponente y
la esencia, del alma de su Raza y de su
Pueblo ;
los discípulos de Piít, continuaron esa
Política, desconcertados a veces por el vuelo
de las águilas del Corso, e interrumpidos,
por el ruido de los cañones de Jcna, de
Auerstad, de Evlan, v de Friedland ;
pero, ese desconcierto, no les impidió ata-
car de nuevo a la Dinamarca desprevenida,
y bombardear de nue^ o a Copenhague, sin
declaración de guerra, violando brutalmen-
te su debilidad y su neutralidad, mil veces
86 VARGAS VILA
más efectivas .que las de la Bélgica actual^
cuyo ultraje, subleva el noble corazón de los
subditos del Rey Jorge;
en la quinta Coalición, Inglaterra, entregó
al Czar, la Finlandia, la Moldavia y, la Va-
laquia, principados que pedían y, podían ser
libres, y que fueron miserablemente unidos
al carro del czarismo, por las nobles manos
de la Gran Bretaña, no dadas todavía, a
esta misión que ensaya hoy, de campeón
libertador de las nacionalidades violadas;
entonces arrebató a la Turquía, Ismail y
Brahislow, y, robó brutalmente a Suecia las
islas de Aland, como una prueba de su res-
peto por las pequeñas nacionalidades, pi-
lladas por los excesos de la Fuerza;
en la Convención de Breslau, Inglaterra
hizo enrojecer al mundo con los planes de su
dominación y los subsidios vergonzosos de
Rinchembachem ;
en 1837, Inglaterra ayudó al Caid de He-
rat, a sacudir la dominación, del Sha de
Persia, que lo feudizaba;
¿por qué ?
porque aquel oasis estratégico, codiciado
por todos los conquistadores desde Roam,
a Gengis Kham y, Ta-tzis, era la llave de
la India;
de ahí el entusiasmo filibustero del Conde
CLEPSIDRA ROJA 87
Neselrode y de lord Palnierston, Jefes en-
tonces del Gabinete Británico, por la causa
del Caid Harat;
por eso hicieron lewintar a los sucesores
de Tch-Ali Sha, el sitio de Herat, y, lo ro-
baron luego al Caid protegido y, lo hicieron
suyo, para dominar el golfo pérsico y el
corazón de Afghanistan;
así tomaron la isla de Karak, y, el puerto
de Bustin, tan necesarios, como Malta, Suez,
Gibraltar y Aden, a su dominio absoluto so-
bre el imperio de los mares;
así, para defender despojándolas, la inte-
gridad de las naciones débiles;
me fatigo siguiendo esa Vía Appia, de
despojos y de atropellos; de Abkasin a Sha-
myzem y de Afghan a Kerach, arrebatado
a Persia;
esquivo hablar de Egipto;
vuelvo la cara al sacrificio del Transwaal;
no quiero recordarlo;
y, me detengo atónito ante estos inespera-
dos defensores de la Integridad de Bélgica;
y, pienso :
soldados de su Egoísmo, los ingleses, son
capaces de todo, hasta de un acto de hon-
radez, para pillar al Mundo.
^^mm^mm^mm^mm^^i^^wm^mmftms'^mm^ms^Q
Ante las frágiles victorias
París Septiembre i. 6.1^14.
No creáis en la. grandeza efímera de estos
vencedores de hoy, que parecen dominar con
el peso de sus legiones, la tierra casi desor-
bitada por la carrera \'ertiginosa de estos
últimos descendientes de las hordas primi-
tivas...
esos triunfos son efímeros, como los de las
arenas sohviantadas por el simoun en el de-
sierto, y, los de las olas agitadas por el
huracán sobre los* mares ;
pronto la voz de la Justicia vencedora^ los
hará aplacarse, humildes y, vencidos, en una
qviietud hermana de la Muerte...
ellos perecerán por el hierro y por el fuego,
de los cuales hicieron la Suprema Ley, dego-
96 VARGAS VILA
liando los pueblos inemies, que aplastaron
bajo su escudo sin cuarteles;
la Justicia se lexantará del fondo de la
Tierra humillada por tantos crímenes y, la
Victoria aparecerá sobre las alas del Aqui-
lón, para castigar estas generaciones de es-
clavos, que pelean al pie de los caballos de
sus amos, hipnotizados por el relincho de
las bestias y las miradas del César loco, que
los trae a la matanza;
un gran pueblo se ha levantado en los
valles y en los cerros de la vieja Galia y,
el gallo de todas las victorias ha cantado
con los clarines de la aurora;
y de las orillas del Tiber, del Arno y,
del Adije, vendrán las legiones de César^
para castigar de nuevo los bárbaros insu-
misos ;
el paso de los soldados de la Libertad,
hace un ruido de olas, y, semeja la voz
del huracán, salido del corazón obscuro de
las selvas;
fatigadas de herir sin destruir, las manos
de los bárbaros, comienzan a hacerse ya co-
bardes, y, sus ojos miran con angustia, ha-
cia los caminos recorridos, por donde les pa-
rece ver su propio espectro batirse en reti-
rada, cabalgando en el corcel de la De-
rrota ;
CLEPSIDRA ROJA
91
ellos sienten que el Vencedor Inexorable
a\ anza, aquel que no perdona y, se sienten
ya revlocados en las cenizas de sus incendios
V enterrados bajo las piedras de aquello mis-
mo que destruyeron;
si Dios existiera, no habría sino un pue-
blo digno de ser llamado el Pueblo de Dios,
y, ese sería el Pueblo de Francia, porque
es el Pueblo de la Libertad, y, la Libertad
es lo único que hace a los pueblos creer en
Dios, y, lo único digno de ser adorado como
tal;
y, Francia, se ha alzado rompiendo en
mil pedazos la víbora de la Discordia y,
arrojando sus anillos dispersos, más allá de
sus fronteras, al campo amurallado de sus
enemgios ;
los profetas de la Decadencia, rompie-
ron sus trompetas contra las murallas en
fuego, y, fueron a combatir ciñendo las ar-
maduras del guerrero, en vez de rasgar sus
túnicas en gestos desesperados;
y, el milagro de este pueblo redi\i\-o puso
su sable por límite a las carreras de los hu-
nos, y, el furor teutónico inmovilizado, pe-
trificóse en sus trincheras cual si hubiese
mirado atrás, viendo llover el fuego del cielo
devorando los esplendores de Berlín;
es verdad, que las olas de esta marea de
93 VARGAS VILA
bárbaros, golpean con furor las playas del
mundo civilizado, pero, sin quererlo, en esos
aullidos formidables, cantan ya el Miserere
de su propio vencimiento;
la noche de sus abominaciones los envuelve
y, el humo de los incendios que prendieron
asfixia sus gargantas;
del Oriente al Occidente y del Septentrión
al Mediodía, los pueblos se han alzado con-
tra ellos, y, los bastardos de Pirrus, pvere-
cerán bajo el peso del mundo que espera-
ban conquistar;
la hora va a llegar para ellos, la hora
inexorable en que la Civilización, herida por
sus flechas, va a aplastarlos con su escudo
victorioso ;
en medio de sus tiuiebla-, abrirán los ojos
y, no verán, pondrán oído atento y nada
oirán, porque la ceg'uera del Orgullo los C6gó
para siempre, y, la sordera de la Codicia,
hizo sordos sus oídos para toda voz de Mise-
ricordia y, de Justicia;
arrollados serán por el huracán, atrope- "
liados por los corceles de la Victoria, revol-
cados en la propia arena de sus crímenes,
arrastrados por los carros de los \'encedores,
y, uncidos a ellos como una tropa de es-
clavos ;
ellos, los pretendidos dominadores de la
CLEPSIDRA ROJA 93
Tierra, no podrán dominar su propio es-
panto y, enloquecidos de pavor, buscarán
escapar de la Muerte, seguidos por el fan-
tasma de su Crimen;
el alarido de sus delitos acompañará su
huida, y, el cielo vomitará sobre ellos el
estrépito de su cólera sagrada;
el abismo de la tumba, que devoró los
unos, será menos cruel que el abismo da
la Infamia, que ha de devorar los otros;
las legiones de Atila, fugitivas por los cam-
pos de sus devastaciones, no tendrán reposo,
y, sentirán la tierra misma huir bajo sus
pasos, como avergonzada del contacto con
aquellos centauros del Asesinato, fugitivos
en llanos de Exterminio;
lívidas nubes, semejantes a los sudarios
que han debido envolver a aquellos muertos
que no tuvieron ninguno, acompañarán su
marcha, y, los pájaros de presa, harán man-
chas rojo-negras, sobre el cobre amellado
de esos cascos de vencidos, empenachados
de horror;
el rayo afoeteará la grupa de los corceles
pávidos, que aun creerán sentir tras ellos
la punta de las bayonetas enemigas;
la espuela del terror, más terrible que la
de los ginetes dementizados por él, acele-
rará la marcha de esos brutos sujDerpuestos,
91 VARGAS \'ILA
hacia las regiones del Desprecio Univer-
sal, que la Historia les dará por campa-
mento ;
númidas fugitivos, de vuelta a sus moradas,
de donde salieron para conquistar el mun-
do: y a las cuales vuelven vencidos y, diezma-
dos, los crótalos del remordimiento les de-
vorarán las entrañas, en esa soledad del Des-
precio, en que el mundo va a encerrarlos
como leprosos;
semejantes a aquel pájaro mitológico, que
se devoraba sus propias patas sin saberlo,
ellos devoraron el pedestal de su grandeza
efímera y mutilados por su propio orgullo
han de agonizar, sepultados bajo las ruinas
que aglomeraron;
pueblo de sofistas y, de genízaros que des-
honraron por igual las palabras y, las es-
padas, nadie creerá ya en el poder de su
retórica de esclavos, ni en el poder de su es-
pada de vencidos;
ellos, que señalaron el camino a la tem-
pestad, implorarán en vano al cielo un rayo
que los destruya en su aislamiento ignomi-
nioso, de pueblo enfermo, herido de todos
los contagios;
solo el beber la sangre de sus amos podría
curarlo ;
¿tendrá el valor de esc sacrificio?
CLEPSIDRA ROJA 90
el mundo no necesita de la sangre de los
Hohenzollern, para salvarse;
Alemania, sí necesita de ella, para puri-
ficarse y, para revivir;
el espectro de Cromwell, aparecido en Ber-
lín, bastaría para salvar a ese pueblo de
lacayos letrados, que tiemblan bajo el po-
der de reyes enloquecidos y de nobles dege-
nerados;
cortar con la espada del último de sus ge-
nerales la cabeza del último de sus empe-
rador es«,^^ifei 'lo único que podrá salvar
a AleníM^ despires de su derrota;
Guillermo el Fatal, que soñó con ser la
resurrección de Napoleón el Grande, no fué
sino la parodia miserable de Napoleón el
Pequeño;
él, no tendrá su Waterloo, pero tendrá
pronto su Sedán;
;le será dado entonces, sentarse sobre las
ruinas de su pueblo vencido, y, verlo agoni-
zar, con su gesto de Orgullo imperial exas-
perado por la Demencia?
¿qué otro destino podría reservar la Jus-
ticia, a esa cabeza insolente que ha hecho
decapitar a un pueblo, sino caer, ella tam-
bién, bajo el hacha de un verdugo?
la sangre de los reyes, es el mejor recons-
tituyente para los pueblos;
% VARGAS VIL A
aquellos que la han bebido, han crecido
súbitamente de talla, como los héroes de
Homero ;
Germania, decapitando su dinastía de vi-
sionarios, habría decapitado el alma misma
de sus desastres;
ella no será libre, sino cuando el último
de sus verdugos, haya cortado la cabeza
del último de sus Kaiseres;
y, arrojar después la cabeza y el verdugo
y el hacha, a las ondas del Spree;
y, alzar, frente al Palacio Imperial de Post-
dam, la estatua de la República Rheniana;
ultima germanus Regina...
^¡♦■■♦■«'♦■«♦■«♦■■♦♦■^■^«■♦■■♦■«♦■■♦Q
Las águilas de Dios
París Septiembre 15-1914.
Ninguno como él, pudo ser llamado el
Rey de los reyes, porque suyo era el poder
de las demás coronas;
apacentaba un ganado de reyes, y, su cor-
te, era una corte de vasallos coronados;
un pastoreo de soberanos, bajo su caya-
do imperial, ese era su reinado;
del uno al otro extremo de su Imperio,
las cabezas coronadas se inclinaban sumi-
sas ante él;
y, marchaba sobre un tapiz de cabezas
coronadas y de cetros rendidos a sus pies;
sus ejércitos hacían la proyección de una
montaña sobre los valles sometidos;
Clepsidra Roja, 7
98 VARGAS VILA
antes de ponerse en marcha hacían ya
temblar el mundo, con el gesto anticipado
de su dominación;
los mares, sentían el peso de sus escuadras
y, le hacían un cortejo de olas rendidas;
la cauda de su manto imperial, llevaba
envuelto en su armiño el secreto de las tem-
pestades; y, el decreto de la Paz o de la
Guerra, dormía en él, más pavoroso que
en los pliegues del manto de Scipión;
a la cola de su corcel de (guerra, iban
atados los destinos del mundo;
él, lo sabía;
inferior a su grandeza, el gusano del Or-
gullo devoraba su corazón ;
gérmenes de degeneración minaban su or-
ganismo; y el microbio de la locura (en-
grandecía en su cerebro;
se creía el corazón de Dios...
el brazo de Dios...
la sombra de Dios sobre la tierra;
y, sus águilas eran: las águilas de Dios...
y, he ahí, que un día, ebrio con el licor
de su Demencia, de lo alto de la montaña
de s.ii poderío, sacudió su manto sobre el
mundo y, desencadenó la tempestad;
un resplandor ocre y bermejo circuyó los
horizontes de la tierra;
y rojo se hizo el mar...
CLEPSIDRA ROJA 99
y rojo el cielo...
y, todas las gamas del horror llenaron
el horizonte, como si el carro del Apocalip-
sis hubiese volcado sobre el mundo, con
su cuadriga enloquecida^ pronta a ponerse
de pie, y marchar desbocada por los llanos
siniestros del Espanto:
las alas del rayo se incendiaron, y, el rayo
perdió toda su sonoridad, ante la tempes-
tad desconocida que estallaba del corazón
de la Tierra, hecho pedazos;
el relámpago, fué como un pestañeo de
insecto ante el zig-zag, de olas de fuego,
que hacía semejar el mundo a un océano de
lava, incendiado por la cauda de un as-
tro;
las águilas imperiales vuelan con implaca-
ble desprecio, sobre las llamas del mons-
truoso holocausto; van seguidas de una nu-
be de aguiluchos feroces, escapados a los
torreones feudales, de los viejos castillos,
donde dueime el alma obtusa de los hobe-
reau, bajo el peso rechinante de sus arma-
duras enmohecidas;
y, siguen como las águilas del corso la
trayectoria feérica, de campanario en cam-
panario, hacia nuestra Señora de París;
pero, estas águilas queman las torres que
tocan con sus alas, y, bajo la caricia de
100 VARGAS VILA
SUS garras, las ruinas desmoronadas se la-
mentan...
una lluvia de cenizas se propaga en su
trayecto, como caídas de sus alas, semejantes
a grandes sudarios fatales, bajo cuya livi-
dez tiembla el mundo, pronto a ser amor-
tajado ;
el vuelo fantosmal parece un extraño sueño,
pronto a volatilizarse en el cielo, melanco-
lizado por aquel movible presagio de ex-
terminio;
la bandada aquilina, rompiendo el corazón
del huracán, llega a las riberas próvidas,
donde arrastra el Sena sus olas de oro, he-
chas escarlatas con el reflejo de las alas
rojas de las águilas teutonas;
Isotre Dame está allí, a un tiro de flecha,
en el deslumbramiento prodigioso de su Be-
lleza, magnificada la Soberbia de su estruc-
tura, por el horizonte de horror en que se
envuelve ;
esfinge opalina, en cuyo corazón, el cáliz
del sacrificio, está presto a derramarse en
olas bermejas de dolor...
misal de piedra, sobre el cual están marca-
dos, los versículos de las lamentaciones de
Sion, bajo el filo de las cuchillas asesi-
nas;
joyel de sueños místicos, de cada una de
CLEPSIDRA ROJA 101
cuyas piedras, se alza un gemido heroico,
pronto a entonar el Miserere de las desola-
ciones...
el corazón de ónix de la gran Basílica, per-
manece sereno, entre la escolta de sus altares
de oro y, de sus piedras adoratrices, de
cada una de las cuales, parece emanar un
perfume de incensario...
una página de Silencio se extiende entre el
Cielo y, la Tierra, donde toda palabra parece
haber enmudecido, falta del sublime estre-
mecimiento de la Vida;
el Sol, vela sus rayos, avergonzado de su
impotencia para proteger ese pájaro de ónix
y de oro: la Basílica Sagrada;
sobre el órgano monumental, los himnarios
languidecen, esperando el viento de la ca-
tástrofe, que va a dispersar sus hojas;
las alas de piedra de los arcángeles, se
pliegan y, las frentes de los apóstoles se
doblan, esperando el rayo que va a pulveri-
zarlos, sobre las losas de mármol...
sobre los cristos desnudos, llenos de vo-
luptuosidades difuntas, se extiende la mis-
ticidad floral de un nuevo sacrificio; y, sus
labios sin sonrisas se aprestan a apurar el
nuevo cáliz, lleno del vino mortal de los gran-
des sacrilegios ;
los minutos caen, como gotas de desoía-
102 VARGAS VILA
ción, en aquel Silencio, lejano de toda Aurora
de Esperanza...
I es que con el Sacrificio de la Catedral,
el mundo va a morir?...
¿por qué revolotean las águilas como en-
tontecidas por los efluvios del río?
¿por qué trazan enloquecidas grandes cír-
culos de desastre, como si fuesen a caer, atra-
vesado el corazón por flechas invisibles?
¿por qué rozan casi el suelo hostil, con las
alas flácidas, que semejan harapos de es-
tandartes vencidos?
recojen las garras, como temerosas de rom-
pérselas al caer;
enmudecen...
¿a dónde sus gritos de victoria que pa-
recían quebrantar la tierra?...
quedan inmóviles, como crucificadas sobre
el cielo...
*
Ya remontan el vuelo las águilas, libres
del vértigo, que hizo sus alas inmóviles...
huyen azoradas...
CLEPSIDRA ROJA 103
¿ el ruido de qué olifante las dispersa ?
se alejan... se alejan... ya se pierde su
vuelo expoliador;
las águilas ululantes son ahora una ban-
dada de pájaros fugitivos en desorden;
¿ a dónde van las águilas cloróticas de
espanto ?
posan el vuelo cerca a las fronteras, donde
están sus ejércitos vencidos;
hacen un muro con sus alas, rotas en las
riberas del Mame, y, clavan en tierra las
garras conquistadoras;
salvaje y, lenta agonía;
aran la tierra con sus garras;
la aran, pero retroceden,;
las filas se aclaran...
las águilas ceden...
ya que no pueden volar...
se arrastran hacia su nido para morir en
él...
sueñan con la mortaja de la Selva Negra...
¿y, su Amo?
aquel que las adiestraba como halcones
sobre su puño imperial... ¿a dónde está?
muere de Orgullo vencido, nuevo Nabuco-
donosor, pronto a convertirse en bestia...
el cáncer hereditario, corroe aquella gar-
ganta criminal, que lanzó el grito de gue-
101 VARGAS VILA
rra, bajo el cual se desangra el mundo, cla-
vado sobre la cruz del Exterminio;
vencido por todas partes, espera que la De-
rrota llegue al corazón de su Imperio, y,
habla aun en nombre de Dios...
y, mañana al caer vencido, se creerá ven-
cido con Dios, y, no por Dios...
¿no era él, el brazo de Dios?
¿el Verbo de Dios?
¿la espada de Dios?
i de Dios, que para castigar su Orgullo,
estuvo a punto de destruir el Mundo!...
Q4H>t»^"»^n4— ♦♦-"♦-"♦"■♦— ♦"-^D
Ilusión Étnica
París Octubre 1.0-1914.
Sería de una trivialidad inútil y descon-
certante, dejar de confesar, que el espíritu
esencial de esta guerra, no es el de una gue-
rra entre dos civilizaciones, coino, se 5ia dicho,,
sino el de una lucha entre dos imperialismos ;
el Imperialismo alemán con sus ejércitos,
prontos a conquistar la tierra, y el Impe-
rialismo inglés, con sus flotas, listas para
dominar el mundo;
el mismo sueño obsesiona la mente de
los dos colosos, y, el choque de esos dos
sueños, es esta g;uerra;
ninguno de los dos oculta al mundo su
ambición ;
ambos se creen el Pueblo Superior, el Pue-
106 VARGAS VILA
blo Rey, electo por Dios, para el dominio
del mundo ;
ellos son : la Raza Privilegiada : he ahí su
bandera ;
Klemm, les enseñó, que hay razas activas
y razas pasivas, razas para ejercer lá domi-
nación, y, razas para sufrirla;
que las razas superiores tienen el deber
de la selección social, y, para obtenerla han
de ejercer la lenta eliminación de las razas
inferiores ;
Gobineau, vino luego, para declararlos, la
raza superior, la raza por excelencia, los he-
rederos de los Arios, el eje de toda la Civi-
lización ;
el darwinismo histórico, apareció antes que
Daruing;
Darwing, vino luego para confirmarlo;
la Eugenea, surgió entonces, como una
rama frondosa y, elegante de la encina Dar-
winiana ;
y, ellos, los ingleses y, alemanes, se agua-
paron a su sombra, declarándose eugénicos
y, eugenizantes, raza insolente; la flor pre-
ciada de las razas de la tierra;
proclamaron ante el mundo, ese veredicto
de su orgullo, y, el mundo aceptó sin dis-
cutir, la inenarrable insolencia;
fieles a su histerismo destructor, acepta-
CLEPSIDRA ROJA 107
ron y aplicaron el principio de la eliminación
de las razas inferiores;
la idea de la Dominación Universal, creció
en ellos, como en el corazón del pueblo he-
breo;
idealistas y, brutales a la vez, estos dos
pueblos, olvidaron la selección, para ejercer
la destrucción, que cuadraba mejor a su
instinto de raza de rapiña;
la Inglaterra, lo practicó durante siglos...
la Alemania, principiaba a practicarlo...
la Inglaterra, salta en la arena para im-
pedir la competencia y, la guerra estalla;...
no busquéis motivos románticos a esta gue-
rra ;
buscádselos científicos y se los .encontra-
réis ;
motivos étnicos;
motivos historíeos
motivos económicos
¿ éticos ?
eso es un sofisma llamado a hacer ilu-
sión en el periodismo emofilio del momento,
y a desaparecer; la Moral y, la Política, no
se han hallado jamás unidas en el corazón
de un hecho histórcio;
el Imperialismo de Pitt, no difiere del Im-
perialismo de Bismarck, sino en los medios
de su desenvolvimiento;
108 VARGAS VILA
el Imperialismo de Pitt, es un Imperialis-
mo económico, que va hacia la absorción
política ;
el Imperialismo de Bismarck, es un Im-
perialismo político, que va hacia la absor-
ción económica;
ambos tienden a un mismo fin: el Imperia-
lismo Antroposociológico ;
la Ilusión Étnica, es la base del Imperia-
lismo de esos dos pueblos;
¿no son ellos los dodicocéfalos, la raza su-
perior, llamada a dominar los braquicé falos,
la raza inferior, que puebla las tres cuar-
tas partes del planeta y, está llamada a ha-
cerles en la Historia un cortejo de pueblos
esclavos y, vencidos?
después de Tácito, que sin hablar en an-
tropólogo, los había declarado herederos de
los arios, ;no vinieron Kant y, Hackel, y,
Klemm y Sherman y Stewart y, Otto Am-
mon, para declararlos los señores del mundo,
porque eran los dodicocéfalos blondos, lla-
mados por veredicto de la Ciencia, a dominar
el mundo?
ambos pueblos son místicos, y, se alimen-
tan del pan cotidiano de la Biblia, y, este
contacto con la literatura altielocuente de
aquel que se ha llamado el Pueblo Escogido,
CLEPSIDRA ROJA 109
tenía que alimentar y, desarrollar su mons-
truoso sueño de dominación;
éste, creció dominante y, tenaz en ambos
pueblos, hasta llegar al paroxismo;...
y, la resultante de la hiperestesia de este
sueño, es esta guerra;
¿cuál de ellos, de esos dos pueblos de
dodicocéfalos blondos, habrá de ser el domi-
nador, el exterminador, de las razas inferio-
res que pueblan el resto del planeta?...
¿cuál los pondría bajo su yugo?
¿cuál debía ser el x\mo del Mundo?
y, para dirimir ese litigio, bajaron a la
arena, y, han confiado su causa al Juicio de
Dios, abrumando al mundo con el peso de
sus escudos de combate;
a las guerras religiosas, de un primitivis-
mo bárbaro, han sucedido estas guerras cien-
tíficas, llenas de un refinamiento más bár-
baro todavía;
es un retroceso pavoroso de la Historia
hacia la selva;
los romanos, que aunque dieron a Tácito,
ignoraban eso de la superioridad étnica de
los arios y, no preveían, esto de los dodi-
cocéfalos de hoy, se creyeron el pueblo su-
perior, el pueblo escogido, y, sometieron al
mundo y, conquistaron entre otras razas, las
de los arios-griegos, y, la de los germanos,
lio VARGAS VILA
y, la de los sajones, y las uncieron esclavas
a su carro vencedor de Pueblo-Rey...
y, los dodicocéfalos semidivinos de hoy,
los superhombres de Nietzsche, sufrieron el
yugo de los latinos braquicéfalos, declara-
dos ahora raza inferior, por un motín de
pedagogos en orgasmo, ebrios de una cien-
cia incompleta y, falaz, puesta por completo
al servicio de la victoria;
va de sí, que Atila, no había leído a
Klemm, e ignoraba a Gobineau, pero, es de
suponerse que creía que esa raza de hunos
feroces, de la cual era jefe, era la raza supe-
rior, y, que su pueblo, era el pueblo esco-
gido y, por eso aspiró a someter la tierra
y, a imponerle el horror de su coyunda ;
aun antes de tener un nombre, ya la Ilu-
sión Étnica, era el alma de todos los con-
quistadores;
ningún hombre, ni ningún pueblo conquis-
tador, ha dejado de enarbolar esa teoría de
la superioridad de su raza^ como una co-
carda de devastación;
cualquiera que sea el resultado de la gue-
rra de hoy, y cualquiera que sea el pueblo
dominador, de mañana, nada podrá evitar
el Destino de la Europa...
la Europa será degollada por esa cuchi-
lla de la Ilusión Étnica...
CLEPSIDRA ROJA 111
esa es el alma del Peligro Amarillo...
esas razas milenarias, que duermen en
Oriente el sueño del opio, se creen también
razas superiores, y alimentan como las otras,
su sueño de dominación;
y, esos millares de millones de hombres
amarillos, que duermen en una quietud de
larvas del porvenir, el sueño del fatalismo,
romperán mañana su marasmo, y, oyendo
el grito de la fatalidad histórica, se lan-
zarán a la conquista de Europa;...
y, la conquistarán;
la Ilusión Étnica, será su bandera;
ellos también se dirán el Pueblo de Dios;...
y, hablarán de su civilización...
y, la traerán en las puntas de sus lan-
zas;
y, el mundo, que cualesquiera que sean
las ilusiones de su orgullo, ,no ha .salido
jamás de la barbarie, caerá bajo otra nueva ;
y, sufrirá la embriaguez de sangre de los
chinos, de los tártaros y de los malgachos,
como sufre hoy la de los dodicocéfalos blon-
dos de Erin y de Gemíanla, que han he-
cho por sus crímenes retroceder el mundo
más allá de las selvas preadámicas;
cada siglo tiene su paradoja, y, se sacri-
fica a ella;
esto de la superioridad de los dodicocéfa-
112 VARGAS VIL A
los blondos, es la paradoja universitaria de
hoy...
y, ella, ensangrienta el mundo;
ella, nCs da esta guerra antroposociológica,
que vemos: la Ilusión Étnica florece...
dejemos que el mundo se corone con sus
rosas...
esperando saber el nombre de aquel a
quien la \''ictoria coronará Amo del Mundo.
[^♦■■♦■■♦■^♦■■■♦«■♦♦■■♦-■♦■■♦^¡♦■■♦Q
Pro Alma Mater
París Noviembres i.° 1914.
Cuando el ruido del cañón atruena el mun-
do, ¿ qué valen las palabras con su misteriosa
sinfonicidad solitaria, su sonoridad precaria,
todo su simbolismo augusto, su fuerza a la
vez, física y espiritual, que ,antes domina-
ba las almas?...
nada, nada;
son las primeras prisioneras de la fuerza
bruta, que extienden su imperio, sobre el
dorso estremecido de la Tierra, y en vano
se rebelan contra ella;...
triste esfuerzo de aves azoradas, ,en ese
Imperio de Tinieblas, que no pueden con sus
alas, ni vencer, ni abandonar;
¿qué valen ellas?
Clepsidra Roja, — 8
114 VARGAS VIL A
¿qué pueden ellas?
las palabras, traducidas por el cañón, o
haciendo dúo con él, no ^olo pierden su ruta
luminosa hacia la Idea, sino que pierden
todo su sentido;
no significan ya lo mismo;
no dicen ya lo mismo;
el mundo se hace tartamudo por el espanto,
y por la cólera, y la palabra tiene en su gar-
ganta, el sonido ininteligible, del grito de
Caín, rompiendo la virginidad de las sel-
vas primitivas;
con sus labios ensangrentados, con su al-
ma turbada y loca, el .mundo es incapaz de
traducir la música viva de la palabra ;
en esta hora de estrépito guerrero, en que
las nubes se descuajan, cayendo en lluvia
de sangre, y, la tierra tiembla bajo la ca-
rrera vertiginosa de los cañones en marcha,
el alma y los labios de los hombres, son
incapaces de ver la Verdad, y de decir la
Verdad;
carecen de pureza de corazón, y de capa-
cidad espiritual bastante, para traducir está
taumaturgia del Verbo, que no tiene todo su
valor y todo su esplendor, sino cuando ex-
presa, ese algo divino y hosco, tan difícil
de revelarse, y a veces, ;:an costoso de de-
cirse, que es: la \^erdad;
CI.hPSIDRA ROJA 115
hombres y pueblos, atacados de delirio,
presas de insania guerrera, enloquecidos de
coraje y de espanto, no pueden decir, ese
algo sereno y transparente, digno de inmu-
table prestigio: la Verdad;
la Verdad, aún la Verdad trágica, es pura,
es simple, como la voz del manantial recien
surgido de las entrañas de la roca;
pero, la Verdad por ser sencilla, y por ser
simple, no carece de esplendor; lo tiene,
como la aurora, que es virgen y es ra-
diosa :
la Verdad, es llama, y es torrente; ilumi-
na y atruena ;
¿no la veis como desciende, hecha fuego,
por las vertientes del Sinaí, y baja canta-
dora de salmos simples, por las asperidades
del Gólgota?
la Verdad, la dicen los profetas, los pen-
sadores, los soñadores, aquellos seres de ex-
cepción, sobre los cuales sopló el viento del
Prodigio, y ante cuyos ojos el viento des-
garrado de la Visión, se abrió con todos
sus horrores ;
esas almas de ardiente serenidad, esas di-
cen la Verdad;
no la dicen los pueblos, no la dicen los
hombres, que van envueltos en el torbellino
de la guerra, enronquecidos por la cólera de
lio VARGAS VILA
la guerra, y ciegos por el espanta de la
guerra...
la guerra, devora todas las verdades, y no
deja en pie, sino una enorme y trágica Ver-
dad: el Heroísmo;
esa sublime Verdad, que marcha a su tur-
no a ser devorada por la madre de todas
las verdades : la Muerte...
la Muerte, que es la única cosa en el mun-
do, que merece el nombre de Verdad;...
os decía, que las palabras pierden su sen-
tido, cuando el clarín de la guerra, les hace
compañía ;
¿no veis en esta hora definitiva, en que
una disminución, por no decir, una extinción
completa de la luz moral, sume al mundo
en la más espesa tiniebla que registran los
siglos;
ahora : que la Civilización ha hecho quie-
bra fraudulenta, ante la candidez infantil, de
los hombres que creían en ella;
ahora : que una invasión de barbarie sin
ejemplo asóla la Europa, como si los ven-
cidos de los campos Cataulónicos, se alza-
ran del poh o, centuplicados e invencibles...
ahora : ¿ no oís como se habla de la Civi-
lización, de la Justicia, y de la Libertad?
ellas son las diosas invocadas por todos
los combatientes, y sus efigies, están gra-
CLEPSIDRA ROJA 117
badas sobre el escudo de todos los gue-
rreros;
los alemanes, esos chacales amarillos, sa-
lidos del corazón de la Selva Negra, esos
desventradores de niños, esos mutiladores
de ancianos, esos verdugos de mujeres, os
hablan de su Kidtura, mientras limpian sus
bayonetas empapadas de sangre, en las ho-
jas de la Crítica de la Razón Fura, de Ema-
nuel Kant, acompañando sus cantos de gue-
rra, con aforismos del solitario de Koenis-
berg;
¿veis aquellas manos enrojecidas de san-
gre, que vuelven las hojas de un libro, a
la luz del vivac?
son las de un oficial tudesco, que distrae
sus ocios, leyendo estrofas del viejo corte-
sano, engordado en las caballerizas de Wei-
mar: ¡ Eulemburgo que lee a Goethe! vi-
sión de guerra actual;
¿no oís como los ingleses nos hablan de
la Independencia de los pueblos, de la in-
violabilidad de las naciones, del 4erecho sa-
grado de los débiles?
y, ellos salen del corazón de la Irlanda,
del pie de las horcas de los últimos feni-
cios, vienen del seno de los pueblos con-
quistados por ellos; traídos a la matanza por
ellos...
118 VARGAS VIL A
¿no OÍS cómo los rusos, nos hablan de
la Civilización?
vienen a defender la Civilización... ellos
traen la Civilización;...
oyendo esto las gargantas del Cáucaso se
abren... ¿para reir? ¿para llorar? ¿para pro-
testar?... y la voz de la estepa, lanza un
enoiTne alarido;
millares y millares de muertos, parecen
estremecerse bajo su sudario de nieve; son
los deportados, los vencidos, los que mu-
rieron camino de Siberia;
una selva de horcas, ennegrece el hori-
zonte, bajo un aleteo de buitres, haciendo
oscilar su peso de cadáveres;
son los nihilistas, los re\ olucionarios, los
rebeldes; generaciones de ajusticiados, muer-
tos por la Libertad, sobre los cadáveres de
otros mártires, aun insepultos...
¿ cómo queréis que esos muertos no pro-
testen desde sus horcas sagradas?
¡oh! cobarde olvido de los hombres...
la única que no miente en esta lucha, es
Francia;
porque ella, es la única que dice la \>rdad.,
cuando habla de Libertad;
porque con ella, está la Libertad del mun-
do; ella es el alma, y el corazón de la Hu-
manidad;
ia0
CLEPSIDRA ROJA 119
he ahí por qué yo soy francófilo;
pero, yo no soy aliatófilo ;
en esta lucha, inusitada y monstruosa, a
que Alemania ha arrastrado a Francia, con
la intención de devorarla, mi alma, mi co-
razón, todas las palpitaciones y las aspira-
ciones de mi ser, están con Francia, al lado
de Francia, pendiente de la muerte de Fran-
cia;
as'sto a esta lucha, sobre territorio fran-
cés, con la ansiedad dolorosa de un hijo, que
al pie del lecho de su madre enferma, ve
la sombra de la Muerte, crecer, o desapare-
cer del rostro amado...
mi corazón y mi cerebro, me dicen a una
\oz, que esta lucha entre Almeania y Francia,
es una lucha entre una Kultura atrofiada y
desvirtuada, y una Civilización la más per-
fecta que haya hasta hoy florecido sobre
el mundo, entre una Emporocracia enfatua-
da y brutal, y una Democracia conciente
de su misión universal; entre la esclavitud
militar, y la libertad ciudadana; entre el
Despojo y la Justicia;
pero eso, por Francia y solo por Fran-
cia ;
mientras hava un alemán sobre territorio
francés, o permanezca indecisa la victoria
entre los dos, yo soy germanófobo a outran-
120 VARGAS VILA
cCy gemianófobo cnragc, gcrmanófobo des-
esperado ;
y eso, en nombre de la Civilización, de la
Libertad, y de la Justicia;
mientras los alemanes permanezcan en Bél-
gica, como un tigre sentado sobre su presa,
a medio devorar, yo soy germanófobo, en
nombre de la Humanidad...
pero al llegar a la orilla del mar, frente
a las islas británicas, mi conciencia de hom-
bre y de escritor cambia;
yo no soy anglofilo;
yo, no estoy con los corsarios de John
Bull;
el viaje en esos buques filibusteros, hacia
las islas del Despojo, no me seduce;
mi alma de ciudadano ateniense, no salu-
dará nunca las carabelas de Cartago, par-
tiendo a la Conquista del Mundo;
yo, no coronaré nunca, con las rosas de
la elocuencia, la frente astuta del leopardo,
que afila sus uñas sobre las rocas del mar,
dispuesto a saltar sobre el mundo y devo-
rarlo ;
si pudiera, yo, cortaría esas garras;
pero, no puedo, y me conformo con no
besarlas, como hacen otros;
en una lucha aislada, entre el Militarismo
Alemán, y el Imperialismo Inglés, yo sería
CLEPSIDRA ROJA 121
apasionado contra los dos, deseoso de que
se devoraran el uno al otro, hasta que no
quedara de ellos, ni la sombra de un casco
prusiano sobre la superficie de la Tierra,
ni la proyección de un mástil inglés, sobre
la superficie del Mar...
si con la desaparición de esos dos Impe-
rios, se hundiera una Civilización, sería la
de Alemania; porque la Inglaterra, no ha
dado al mundo una Civilización, ni tiene en
sí, átomos genitores de ella;
en cambio, todos los escritores, todos los
pensadores, aún los más tocados de anglo-
filismo, tenemos en nuestra cultura, algo del
pensamiento alemán ;
todo se lo debemos en Filosofía, desde el
agnoticismo de Kant, al ateísmo de Heckel,
y del pesimismo de Shopenhauer, a la lo-
cura de Nietzsche;
y, a Inglaterra, ¿qué le debemos?
nada, a no ser las utopías alucinadas de
Ruskin, o las doctrinas enrevesadas de ese
filósofo para maquinistas, que fué Herbert
Spencer;
en una lucha entre Rusia y Alemania, ¿ de
qué lado estaría la Civilización?
¿del lado de los rusos?
¿en qué aguas lústrales se han bañado
122 VARGAS VIL A
esos bárbaros, para aparecer así vestidos de
catecúmenos heroicos de la Civilización?
todas las cataratas del Olvido, cayendo
sobre su Historia, no son bastantes a puri-
ficarlos...
yo no osaría deshonrar mi pluma, ni mi
palabra, sosteniendo que en una lucha en-
tre la Alemania y la Rusia, esta última sig-
nificara, la Civilización ni la Libertad de
un mundo...
estas, están hoy del lado de los aliados,
porque del lado de los aliados, está Francia;
y Francia, significa hoy, como ha signifi-
cado siempre, toda la Civilización, toda la
Libertad, y toda la Justicia del Mundo;
el triunfo de Francia, es el triunfo del
Derecho;
por eso lo amo tanto, por eso lo deseo;
pero el triunfo de Ii^^laterra, me preo-
cupa ;
y el triunfo de Rusia me entristece...
el Imperialismo inglés, vencedor sobre los
mares, será tan terrible, como el Militarismo
alemán, vencedor sobre la tierra...
con el triunfo inglés, el mundo, no habrá
hecho sino cambiar de Amo;
el triunfo de Rusia, es el triunfo de la bar-
barie; y en los fragmentos de tierra que ella
arranque al reino medioeval de los Habs-
CLEPSIDRA ROJA 123
burgos, lio hará sino implantar un despotis-
mo polar, más cruel y más primitivo; el
reinado de la estepa, se engrandecerá des-
mesuradamente, en un miraje de desolación;
¿ qué importa a la raza latina el triunfo de
los sajones?
¿ qué le importa, el triunfo de los eslavos ?
en todo esto no nos importa sino el triunfo
de Francia;
que triunfe Francia;
que sea libre Francia;
que viva Francia;
he ahí lo único que importa al mundo;
que ella no sufra la opresión, para que
pueda oponerse, acaso muy pronto a los
nuevos opresores de la tierra;
que ella se vea libre de la conquista, para
que pueda oponerse con su fuerza, al carro
de los nuevos conquistadores...
una vez definitivamente vencidos, dejad
subsistir ciertos pueblos que hoy son terri-
bles ;
acaso mañana, de esos pueblos rotos, pue-
da hacerse un escudo para la Libertad;
tengo por seguro, que os parecería un
soñador ridículo, aquel que os dijese, que
acaso un día Francia y Alemania, se unirían
en nombre de la Civilización, para contener
la barbarie moscovita, vencedora en Orlen-
124 VARGAS VILA
te, y el Imperialismo inglés, vencedor en
todos los puntos de la Rosa Náutica;
dejad a los soñadores que extiendan sus
brazos al espacio, de lo alto de la montaña
de sus visiones;
ellos, lo hacen siempre en forma de cruz;
tienen la sed de exaltar el mundo, hasta
su ensueño...
Si exalfatus fuero, omyíia ad me traham.
Q^HÉB^-l-V^-M^iM^aM^^— ♦""4«-4>-B4— i^D
Fuga de Vándalos...
París Diciembre i.o 1914.
El águila austríaca, sangra por todas par-
tes...
su vuelo siembra de flores rojas, los pra-
dos de la Hungría;
melancólicamente vuela, sobre los rfos que
gimen, y, los grandes saucedales que llo-
ran su derrota
por encima del mundo, sus plumas ul-
trajadas van cayendo ;
como nubes...
sobre las selvas verdes; llenas de clari-
dad;...
en su encanto, pacíficamente el cielo apa-
cible la mira huir; magnánimamente;
['2(j VARfiAS ViLA
los hombres la han herido...
¿ qué va a hacer él, contra el ave asesina
que huye llevando la derrota entre las alas
flasias, privada de toda consolación?
en el dulce bienestar del Silencio, ella sabe
orientarse en la catástrofe...
los cielos del desastre le son familiares ;
conoce los caminos de la Derrota, que le
son habituales ;
es la vieja águila vencida, de Sadowa,
de Solferino y, de Magenta;
los pantanos herbosos y, los estanques dor-
midos, reflejan las alas en cruz, del ave
carnicera, hermana del Espanto y, de la
Muerte...
es el ave heráldica de la horca, la centi-
nela de los patíbulos, donde agoniza la Li-
bertad, eternamente solitaria...
la sombra de sus alas hace estéril la tie-
rra que cubre, y, las flores se secan bajo su
vuelo, viendo sus cálices hacerse súbitamen-
te rojos...
se diría que de sus plumas cae una llu-
via de sangre, sobre los valles obscuros, en
silenciosa contemplación de las estrellas le-
janas...
bajo su sombra fatal, se secan los to-
rrentes, misteriosamente, tragados por la tie-
rra que huye el contacto del pájaro malé-
CLEPSIDRA ROJA 127
fico, a la sombra de cuyas alas duerme la
Devastación;
la gran bestia imperial, va buscando su
nido en el corazón de las tinieblas, para
morir en él, llenando el espacio con su ale-
teo salvaje, que el viento engrandece des-
mesuradamente, tétricamente hasta el Ho-
rror ;
fantásticamente;
en el cielo libre lleno de lúgubres lamen-
taciones ;
la sigue un coro de alaridos escapados al
corazón de las más hoscas tragedias de la
Historia;
es el águila de los Hapsburgos, la, estirpe
cobarde que tiembla prisionera en su púr-
pura ensangrentada ;
ha agotado el Crimen esta ave heráldica
de todas las concupiscencias, y, hoy cris-
pa sus garras crueles, sobre un mundo ven-
cedor, rebelde a dejarse despedazar, por esas
uñas ávidas;
y, se pierde, vencida, en las profundidades
de un cielo crepuscular;
las águilas demoniales de Prusia, le ha-
cen compañía, en esta huida vergonzosa a
través de los cielos del Desastre;
y, allá van... allá van... fugitivas y, ven-
cidas, ante el vuelo del águila polar;
128 VARGAS VILA
bajo sus alas atravesadas de flechas, los
vándalos se dispersan, como si vencidos por
la luz, marchasen al asalto de la Noche;
el Gensérico funambulesco, que no pudo
hundir su espada virgen sino en el corazón
de sus propias derrotas, y, no ha conocido
el rostro sino las espaldas de la \'ictoria,
ve con espanto surgir la Muerte, bajo los
cascos de sus caballos;
no solo la muerte de sus esclavos, sino la
muerte de su Imperio, donde se entrecruzan
todos los caminos de la Derrota, y, las ti-
nieblas suben al horizonte, con un halo de
sangre ;
la Alemania castigada se debate, hacien-
do el gesto de organizar la Victoria, cuando
no organiza sino la fuga, bajo el foete tre-
mante del fracaso, y ráfagas de llamas y,
de hierro, que le muestran los senderos, en
la revelación de un trágico horror;
el César fracasante y, fracasado, arregla
los pliegues de su manto, para caer en la
actitud de un Héroe del Walhala, y, piensa
en divertir al Mundo por su puerilidad, entre
el horizonte de incendios, que ciñe la tie-
rra, dementizada de espanto...
el cómico, no muere nunca en él, ni aun en
el fondo de este abismo en llamas, donde
todo sufre y, todo, llora, en el corazón de
CLEPSIDRA ROJA 129
esta hora sin entrañas, donde todos los ecos
aullan con una fuerza divina;
la desbandada de sus ejércitos, se rea-
liza ante sus ojos ebrios de Orgullo, y, en
los llanos de Galitzia, no le es dado contem-
plar, sino el tropel de sus banderas fugi-
tivas, bajo los cielos de ocre, que tienen la
palpitación de una ala en furia;
este Constantino, náufrago, siente el es-
trépito que hacen al romperse, sus sueños
desmesurados, y, mira con ojos repletos de
pavor, cómo se escapa el Mundo, de entre
las garras de sus águilas entontecidas en la
borrasca, voloteando ebrias de sombra, en
el corazón desierto de la Eternidad, bajo
la lluvia de sangre de los soles, que vuel-
ven la que han bebido en los campos de la
Muerte, invencida, insatisfecha, llena del
hambre cruel de devorar la Vida;
allá van los huíanos fugitivos, ante la ma-
sa informe de los cosacos, que más parece
un desbordamiento de aguas, que un tropel
de hombres;
se diría que todos los lagos de Mandchu-
ria, se han vaciado sobre las cuencas del
Niemen, para ahogar en sus aguas malsa-
nas aquellas hordas fugitivas, gimiendoi en
la Noche inmensa, arreadas las banderas.
Clepsidra Roja, 9
130 VARGAS VlLA
que son como harapos de un muerto, de los
cuales, apenas puede hacerse un sudario a
la Derrota;
de los Cárpatos, baja un aluvión de vic-
torias, para azotar las espaldas, de aquellos
vencidos miserables, que partidos a la con-
quista de las tierras maravillosas, vuelven
de ellas, deslumhrados y, cegados, por el
brillo de las lanzas, que los han herido,
llevando sobre sus escudos vencidos, el ca-
dáver de su Crimen;
la hora de la liberación definitiva, se anun-
cia ya con caracteres irrevocables;
esperad a que la Media Luna, acabe de
hundirse, tras de las aguas del Bosforo;
¿no veis como la Media Luna, tiene la
forma de un alfange?
ese alfange decapitará el Imperio putre-
facto, en la inmovilidad malsana, de sus
pantanos en calma;
y, con la ruina de aquel Imperio Oriental,
se consumará la ruina de estos imperios cen-
trales, que desaparecerán, rotos por el Mun-
do, en pleno esplendor miasmático de su
Nada, fatídica y triunfal...
Q4BM4aH4-M4K>4aH44HB4>H4«H^-»4H>4Q
Cesarión
París Enero 1.Q-1915.
Todas las bestias son la Bestia, al decir de
Esquilo;
y, es necesario acabar con el culto de la
Bestia, que se quiere hacer pasar por dio;S;
todo corazón de pueblo esclavo, es taber-
náculo propicio, para la adoración de la Bes-
tialidad, hecha divina por la bajeza del ado-
rador;
pero llega un día en el cuadrante inflexi-
ble del Tiempo, ;en queila Historia se encarga
de desatar sus rayos, para reducir a ceni-
zas, el Tabernáculo profanado, y, el ídolo
miserable que se albergaba en su seno;
ese misterioso y divino desdén, que se
llama, el Silencio, se hace imposible ante dos
132 VARGAS VILA
cosas igualmente trascendentales en los des-
tinos del Mundo : la Gloria y^ el Crimen ;
y, cuando el Crimen, quiere hacerse ad-
mirar como la Gloria, el Silencio, se rompe
con estrépito, y, azota con las mil lenguas
de fuego de la Palabra, la extraña Bes-
tialidad epiléptica, coronada de Orgullo;
hay terribles bifurcaciones y, grandes es-
carpaduras en el río de la Historia y, lle-
gando a ellas, la Serenidad histórica se en-
turbia, se hace violenta, y, la nube sagra-
da de la Cólera, apareciendo sobre el cielo
Jiace obscura la corriente y, hace negro el
horizonte;
así hay, hombres-escollos, que hacen rom-
per y rugir la mansedumbre profesional de
las corrientes históricas;
llegando a ellos, las olas de la Equidad,
chocan, se represan, se enturbian, ya no re-
flejan la fidelidad estática de los paisajes
evocados por el historiador y, puestas en
violencia, rugen amenazantes, privadas de
toda cordialidad ;
es el privilegio de estos seres : desconcer-
tar la Historia, escapando de ella para en-
trar brutalmente en la Tragedia;
Guillermo II es uno de ellos j
en esta hora en que se diría que se oye
subir el Mar de la Muerte, con su tétrico
CLEPSIDRA ROJA 133
oleaje, esta figura, trágica y grotesca, apa-
rece sobre esas olas, pidiendo ser ameda-
11a da sobre el yunque mismo de la fragua
universal, cuyos resplandores ciegan el mun-
do, y que él, prendió con sus manos de Tu-
balcain, ambiguo y fatal;
hombre pretérito, revenant de siglos bar-
ba ix)s, bastardo de Atila y de Alarico, so-
ñador bajo el águila enigmática de su co-
rona, este hombre hace retroceder la Histo-
ria a los períodos bárbaros, poniendo entre
él y, el historiador una ¡perspectiva de si-
glos;
su comicidad arcaica y, contagiosa, era
lo único, hasta hoy, que había revestido en él,
una forma de grandeza; lo demás, todo en
su figura, era de una aplastante mediocri-
dad ;
codeando lo grotesco por todos lados, no
bordeaba el ridículo, sino que se precipitaba
en él, con la pasión incontenible, de un hi-
popótamo en los fangales del Nilo; se veía
que ese era su elemento natural;
sus vociferaciones extemporáneas, no al-
canzaban a salvarlo, sino a hundirlo más,
bajo aquel oleaje hilarizante, que formaba
en tomo suyo, un rumor de carcajada;
fué acaso para desgarrar esa túnica de
Nessus, que se lanzó brutalmente en la tra-
134 VARGAS VILA
gedia, deseoso de inmavilizar la Risa, cam-
biándola en un gesto de Horror...
y, no lo ha logrado sino a medias, porque
aquellos que caen bajo sus golpes, ríen de
su gesto epiléptico;
los muertos, caen ante él, con un rictus
de hilaridad en los labios burlones;
sienten que han sido extrangulados por
un mono;
y, ríen de su verdugo;
las garras del tigre están ausentes de aquel
antropoide enfurecido, que hace el gesto de
devorar el mundo ;
la barbarie tentacular de Alemania, no lo-
gra levantar en sus tenazas de pulpo, esta
baja figura, de relieve bizantino, tan misera-
blemente incrustada en la antigüedad;
el Dios germánico, que los teólogos uni-
versitarios, han arrancado de las páginas de
la Biblia, para hacerlo suyo, no fué miseri-
cordioso con este pobre estropeado, muti-
lándolo desde la cuna y, añadiendo el cán-
cer a la demencia; castigo que no inventó
para Saúl, a pesar de sus ingratitudes, y,
sólo usó a medias, con Nabucodonosor, a
pesar de sus torpezas;
espectacular y, multicolor, este Empera-
dor de film, debía su mayor notoriedad, a
las posturas plásticas que ensayaba;
CLEPSIDRA ROJA 135
plastronante y, cascante, todo en él, era
cascabelero como en un clown, hasta este
momento trágico, en que Arlequín enfurecido,
quiso convertirse en Aquiles, para caer bajo
el peso de su armadura, en un campo des-
nudo de toda Gloria;
el babilonismo estipendiado de sus historia-
dores, no logra dar ningún relieve a su figura
ninivita, atropellada y, volcada, por los cor-
celes del espanto, que él mismo soltó y,
afoeteó contra los campamentos enemigos;
por mucho que ellos se rebajen, no logra-
rán levantarlo^ sino hasta la altura de sus
epitetos sin valor;
su idealismo de cuartel, no logrará alzarlo
más alto que el último de sus aduladores;
y, estos, tienen, la talla mínima de Jos
otros que relinchan en las caballerizas ofi-
ciales ;
todos los ídolos, son representativos de la
mentalidad del pueblo que los adora;
Guillermo II, es a ese respecto, la repre-
sentación del pretorianismo tumultuoso que
lo alza sobre sus escudos de guerra;
un genízaro coronado;
deforme como un Moloch, enchamarrado
de oro, evocando todas las formas de la
barbarie, es hecho para eso: para reinar so-
bre un pueblo de almas primitivas y crueles.
136 VARGAS VILA
y, de esclavitud refinada y sapiente; llevado
en andas, como los ídolos de los otros bár-
baros, para presenciar el exterminio de un
mundo, que se ha vuelto contra él, y, se
apresta a vencerlo y, a encadenarlo con sus
legiones de esclavos;
hay quien haya osado comparar, a este
histrión, coronado de ridículo, con el Corso
audaz, que hace un siglo llenaba el mundo
con el ruido de sus batallas, al cual hacía eco
el ruido de sus crímenes;
paralelo inaceptable, como todos los pa-
ralelos de la Adulación;
los Plutarcos de la Bajeza, estipendiados
por las águilas de oro que aprisionan entre
sus manos, faltos de un casco prusiano en
que llevarlas, no levantarán nunca, esta fi-
gura de tan sonora mediocridad, a la al-
tura de la de aquel aguilucho de estirpe flo-
rentina, pérfido y rapaz, que con las uñas
de las águilas del Sena, adiestradas por él,
extrajo del tesoro de Saint Denis, la corona
de Clovis, para ponerla en su frente de aven-
turero falaz, coronada por la Victoria;
nada es más triste que estas degradacio-
nes de la grandeza histórica, ensayadas por
el paralelismo cortesano, a gajes de la mu-
nificencia de un Amo;
el fantasma ensangrentado de este Hohen-
CLEPSIDRA ROJA 137
zollern enloquecido, al cual hacen cortejo
las esperanzas muertas de su pueblo, no
tiene nada de común, con el fantasma des-
esperado del vencido en Waterloo, al cual
hacían cortejo la nube de sus águilas rapa-
ces, prontas a atravesar el mar, para morir
con él, en la inclemencia de la roca solitaria ;
Cesarión, no hará nunca palidecer la gloria
de César; aunque envilezca su nombre;
y, Angústulo, en su pequenez, es el fantas-
ma, pero no el émulo de Augusto;...
la Adulación, puede deshonrar la Histo-
ria, pero, no puede destruirla;
solo una cosa iguala a este Honorio ger-
mánico, con el condotfíere insular acorrala-
do en Santa Elena: el cáncer que devoró las
entrañas del uno y devora la garganta del
otro; éste, heredó el cáncer con la corona;
aquél recibió el cáncer y la corona de las
manos del Destino;
¿ dónde están las victorias de este Fauno
coronado con los pámpanos de Sorrento, y, el
cual no puede aparecer fabuloso, sinoi a aque-
llos que creen en la fábula, y, nO' puede
aparecer como grande, sino a aquellos que
ignoran las proporciones de la grandeza hu-
mana?
los triunfos precarios de sus ejércitos, no
han sido de él, sino de la ciencia ruda de sus
138 VARGAS VILA
mariscales, todos, desde los obtenidos con-
tra la Fe jurada, en los campos de Bélgica,
hasta la caza al oso blanco, en las estepas
üe Rusia, emprendida por Hindenburg, el
más hábil bull-dog g, de las perreras imperia-
les, que ha dejado escapar la presa, confor-
mándose con morder los talones de una som-
bra;
no es la Gloria, la que vuelve la espalda
a Guillermo II, porque no la tuvo nunca;
es la Fortuna, la que se la vuelve, dejando
de sonreir al Mimo coronado;
esa Fortuna, que abandonando sus hordas,
lo obligará mañana a regresar a Berlín, en-
tre el silencio de la Derrota, arrastrando a
la cola de su caballo, la Cruz de Hierro,
esa enseña de la piratería, con la cual ha
adornado el pecho de los más miserables
asesinos^ que hayan asombrado jamás con
sus crímenes la soledad inerme del océano;
las llamas de Lovaina, resurrectas por un
veredicto del Destino, se mezclarán acaso
a otros incendios, para alumbrar la mar-
cha de este Atila fracasado, hacia un de-
sierto mayor que las llanuras pantanosas de
la Scythia : el desierto de la Execración Uni-
versal;
él, destruyó con su espada, el altar de la
Victoria, que sus antecesores habían levan-
CLEPSIDRA ROJA 139
tado en el corazón de la Conquista^ estre-
mecida de tanta Audacia;
él, degolló en las riberas del Marne, las
águilas vencedoras en los llanos de Sedán;
su causa está ya perdida a los ojos del
mundo, y, empieza a perderse, a los ojos de
su Pueblo, abiertos ante el Abismo;
el fantasma de la Victoria no existe ya,
sino en el corazón de aquel Alarico vencido,
y, en los ojos cegados de orgullo, de los
nobles degenerados, sobrevivientes de los
banquetes de Eulemburgo, y, de las org^ías
de sangre de Saverne;
la vieja gloria de Alemania, sepultada bajo
las cúpulas de las catedrales destruidas, se
negará a acompañar mañana, a aquel fan-
tasma vencido, hacia un Santa Elena de
Desolación, del cual las olas del mar se apar-
tarán con desprecio, humilladas de ser obli-
gadas por el viento a tocar aquella Caprea
del Desierto, donde agonizará en Silencio, la
Soberbia encadenada, temblando en los gi-
rones de su manto imperial, descoronada de
un solo golpe, por Dios y, por los hombres;
este soñador mediocre, cuya cabeza ha en-
loquecido al peso de la diadema, no tuvo
grande sino el Orgullo, y, cayó bajo él, se-
pultado por su peso, como por una montaña:
de Demencia...
140 VARGAS VILA
de bajo esos escombros, no salen sino sus
espuelas, rotas en la huida, y, su casco im-
perial, aplastado por el fracaso;
lo arbitrario residía en él, como en una
fortaleza, y, el rayo que ha derrumbado las
murallas, no ha encontrado bajo ellas, para
castigar, sino el fantasma de un loco, al
cual la llaga de Tiberio, devora la garganta;
él, ensaya capitular ahora, con el mundo,
que no pudo vencer, pero, el mundo victorio-
so, le vuelve las espaldas, no queriendo dia-
logar siquiera, con aquél, que deshonró la
Tierra, no habiendo podido dominarla;
la demagogia letrada de sus retóricos, no
alcanza a levantar del polvo, la espada de
aquel Sofista Imperial, que como muchos
de ellos, fué también un hacedor de come-
dias, que declamó como histrión, antes de
representar ante el mundo, la más pavorosa
tragedia que registran los siglos; tragedia
que terminará por humillar la sombra de
Bonaparte, ya que el mundo, no es bastante
puro, ni bastante fuerte, para traer sobre
la escena, el fantasma de Cromwell, con el
hacha ensangrentada entre las manos;
los genízaros de un Kedive fugitivo, y, los
últimos mercenarios de Mohamet, hacen es-
colta a su litera imperial;
únicas legiones dignas de escoltar el viaje
CLEPSIDRA ROJA 141
de este último bárbaro, que quiso romper
el mundo bajo el peso de su espada;
la de Brenus, arrojada en la balanza, le
hará oir la sentencia definitiva de la Victo-
ria, que esta vez, es, la de la Libertad: Vje
VlCTIS...
la agonía del militarismo alemán, que ha
de ser la muerte de todo el militarismo de
la tierra, se anuncia ya en las perspectivas
asimétricas, de un Waterloo, sin proporcio-
nes y, sin medidas;
el Monstruo, ensangrentará aún rudamente
la Tierra, antes de desaparecer bajo una
catástrofe tan violenta, que se diría, que el
ciek) mismo, va a desplomarse, para sepul-
tarlo ;
los pueblos perderán entonces el culto de
la espada;
roto el escudo de Atila, ¿ quién osará re-
coger sus pedazos, en los campos desiertos,
donde vaga aún el alma de las legiones ven-
cidas ?
el Caudillaje coronado, habrá lidiado su
última batalla, con este César sin Farsa-
lia, incapaz de conquistar la Galia;... Cé-
sar ahogado en el Rubicón, al repasarlo ven-
cido, fugitivo en el corcel de la Derrota;
más que el último César, último fantasma
del cesarismo, sobre la Tierra, que habrá
142 VARGAS VILA
vencido en él, todos los sueños del Pasado,
decapitados por la espada fulgente del Fu-
turo;
las águilas imperiales de ningún Imperio
del Mundo, volarán ya como dominadoras,
sobre la superficie del Globo, ni sobre el
dorso del Mar, donde arqueros expertos las
esperarán para derribarlas de un solo tiro,
arrojando sus cuerpos desangrados al pu-
dridero enorme del Olvido;
sí:
águilas marinas, y, águilas montañesas,
aquellas que han dominado los mares, y,
aquellas que han aspirado a dominar la Tie-
rra, abatidas serán sin Misericodia, o, el
Mundo, por ^u indignidad, no tiene derecho
a existir y, está llamadoi a desaparecer entre
el desprecio; salvaje de las fieras del desier-
to, que superiores al Hombre, supieron con-
servar su Libertad, y, vivieron, sin Amo y
sin cadena ;
si la Soberanía de un Pueblo cualcjuiera,
se alzara dominadora sobre el Mundo des-
pués de esta guerra sin paralelo histórico,
hecha para abatir el militarismo prusiano, y,
con él, todos los militarismos bochornosos y
armipotentes, los cielos mismos llorarían de
humillación, y, tal v^ez, en las soledades de
esos cielos, el vapor de esas lágrimas crea-
CLEPSIDRA ROJA 143
ría un Dios, llamado a castigar con el rayo
de su justicia, el perjurio enorme de los hom-
bres, arrasándolos de sobre la faz de la
Tien-a, matando el último de los esclavos,
al pie del trono del último de los Amos.
*
Hay hombres, hechos a obrar sobre el
epigastro de aquellos que los contemplan;
Guillermo II, es uno de éstos, por su co-
micidad empenachada, y, el jocundo gro-
tesco, que se escapa como un perfume, de
su persona imperial;
es, en el Ridículo, como en su Imperio, el
Soberano Absoluto;
nadie comparte con él, su gozosa domi-
nación;
desde los tiempos de Nerón, parecía per-
dido el espécimen perfecto del Rey-Clown;
Guillermo II, lo resucitó, con todos los
caracteres de degeneración patológica, que
marcaron el alma y, el cuerpo, del hijo de
Agripina ;
la misma aspiración a la Belleza, al Arte
y, a la Tiranía;
la misma comicidad feroz, con tendencias
a la gravedad hierática, según el papel ju-
144 VARGAS VI LA
gado en la farsa imperial^ llena siempre de
pomposa puerilidad;
el 'mismo batir de falsas alas en la piara;
el mismo sueño idiota-audaz, del cerdo que
se cree dios;
la misma agresiva candidez de niño cruel,
que distingue la mentalidad retardataria del
Mimo Imperial;
Nerón, era músico;
Guillermo, es musicógrafo;
Nerón, presidía los coros de su Teatro;
Guillermo, ordena y, regimenta los coros
del suyo;
Nerón, amaba recitar;
Tjuillermo hace ostentación, de que nadie
declama como él, los monólogos de Hamlet;
Nerón, tocaba el arpa;
Guillermo instrumenta la música para su
ópera de Cámara ;
Nerón, representaba farsas de Libanius;
Guillermo, representa aquellas que el mis-
mo escribe ;
Nerón, decretaba el aplauso;
Guillermo lo impone;
el silencio ante el Actor Imperial, era un
desacato en Roma, como en Berlín;
Nerón, amaba las carreras de carros, que
él, mismo guiaba, sobre las arenas del Circo;
Guillermo ama las carreras de caballos.
CLEPSIDRA ROJA 145
que él mismo adiestra en las pistas impe-
riales ;
Nerón cantaba;
Guillermo, predica ;
Nerón, era el Sumo Sacerdote de Roma;
Guillenno, es, el Pontífice luterano de su
Imperio;
Nerón, tenía la pasión de Homero, cuyos
versos recitaba ;
Guillermo, tiene la pasión de la Biblia,
cuyos versículos salmodia ;
Nerón, era' Poeta, y, Petronio murió por
haberle superado;
Guillermo corrige a Goethe, y, mutila los
himnos de sus poetas cortesanos;
Nerón, amaba los banquetes, en los cua-
les gustaba de sentarse, entre efebos corona-
dos de rosas;
Guillermo ha presidido los banquetes, ínti-
mos, en que Alfredo Krupp, y Felipe de
Eulemburgo, caballeros de esa Tahle Ronde,
revivían la ambigua cordialidad de los con-
vidados de Nerón, ebrios del vino bebido,
en las mismas copas, que Krupp había apu-
rado, en su serrallo, bajo las vides de Cá-
prea;
Nerón, asesinó su madre por celos del
Poder;
Clepsidra Roja, — 10
146 VARGAS VILA
Guillermo, torturó la suya, para impedirle
reinar, e hizo morir de tristeza a su padre,
disputándole un cetro, que ya la Muerte
arrancaba de sus manos generosas;
Nerón, no quemaba las ciudades que ven-
cía, y, declaró sagradas para el pillaje, las
estatuas de los templos;
Guillermo, prendió el incendio de Lovai-
na, y, sus cañones han decapitado, las esta-
tuas, que no ha podido volcar;
Nerón, prendió fuego a Roma, y, presen-
ció impasible la obra devastadora del incen-
dio;
Guillermo, ha prendido fuego al mundo,
y, contempla impasible, la obra de las lla-
mas, que han de devorar su Imperio;
Guillermo, como Nerón, ha puesto el Ver-
dugo a la puerta de su Crimen, para impedir
que sea delatado;
reduciendo su pueblo a la Servidumbre,
lo ha reducido al Silencio;
poniendo el hacha por centinela de sus
delitos ha cortado las lenguas que pudieran
delatarlos ;
ha comprado todas las complicidades, me-
nos la de la Historia;
y, ella lo denuncia;
sus manos de carnicero, han plasmado su
pueblo para todas las vilezas de la Servi-
CLEPSIDRA ROJA 147
dumbre y, todas las crueldades del Exter-
minio ;
él representa en la Historia el sueño del
bárbaro, hecho carne;
el absolutismo medioeval, florece en él,
como en la más bella rosa arcaica, que aque-
lla flora muerta, pudo dar, en una repro-
ducción inexplicable y extemporánea a tra-
vés de las edades;
el alma de Cartago reside en él, como en
su pueblo, y, la Fé Púnica, es el escudo de
su sello imperial, puesto al margen de los
tratados que celebra ;
Aníbal sin genio, él ha llevado sus legiones
al pillaje, incapaz de llevarlas al Triunfo;
demasiado pequeño para ofrecerles un Ideal,
no ha sabido ofrecerles sino un botín, y,
se han hartado de él, a la luz de los campos
ardidos por sus manos, testigos mudos del
paso de aquellas hordas de la Devastación,
que habrían espantado el corazón sin miedo
de los soldados de Al a rico;
con el estandarte de Lutero en la mano,
esta resurrección de Saladino, sin grandeza,
no ha detenido su caballo, sino para ordenar
el incendio de templos que no eran los tem-
plos de su Fe;
con un gesto bestial, de Conquistador ma-
layo, ha quemado los altares de dioses que
148 VARGAS VILA
no eran suyos, y, ha visto el humo, alzarse
de los tabernáculos ardidos, como un ho-
menaje a su dios, ofrecido por la fe de
sus soldados, ebrios de un trágico furor;
hugonote empedernido, con una alma de
tan ruda ferocidad, que parece, escapado a
un versículo de la Biblia, en ese Código del
Asesinato, que es el Libro de los Reyes, no
reconoce otro dios, que el dios de su secta
militante y, feroz, que parece, como su Amo,
tocada de la epilepsia de Saül;
su demencia, es toda la razón de su inso-
lencia, y, presa de ella, ha aspirado a la
divinidad, proclamando la encarnación en sí,
del Dios Germano, que hoy asuela el mundo,
y, pide como holocausto, las llamas de la
hoguera, en que arden por igual, los dioses
extranjeros, y, aquellos que los adoran;
esa autoidolatría de su divinidad, ha sido
el secreto de su comicidad; una comicidad_,
que hizo reir el mundo, antes de hacerlo tem-
blar;
aislando su pueblo del resto de la Huma-
nidad, él, lo ha declarado fuera de toda ley,
que no sea la de servirlo y adorarlo;
Yo, y, el Mundo;...
ese es su lema...
aquel que lleva escrito sobre su escudo, de
asirio resucitado en las playas del Spree;
CLEPSIDRA ROJA 149
SU mentalidad espesa y brumosa, no va
más allá, de ese sectarismo ninivita, que
es un antropomorfismo grotesco, colindante
con las selvas del mundo primitivo;
parece herido del horror de las auroras,
del odio de los soles que despuntan, del te-
mor al mañana, que avanza sobre el mundo,
como una caricia de Esperanza...
es un hombre pretérito;
todo en él, es retrospectivo;
y, no sabe mirar sino hacia el pasado,
hacia los focos extintos de soles que ya no
son;
incapaz de un Ideal, vivo y, luminoso, vive
de rodillas ante ideales osificados en el ca-
tafalco de tiempos irrecordados, envueltos
en el sudario de siglos, esfumados en el
horizonte de la Fábula;
en vano, la retórica cesarista de sus filó-
sofos eunuquizados, erige un pedestal a su
enfatuación;
elevado sobre las espaldas de sus esclavos,
llevado en hombros sobre el escudo de sus
legionarios, es siempre lo que el mundo ha
visto: un ídolo bárbaro, llevado por bárba-
ros, más allá de los campos de la Barbarie y,
de la Desolación;
los poetas atrofiados de su Corte, llaman
romántico a este pivot de la encina feudal,
150 VARGAS VILA
enclavada en el corazón de la Selva Ne-
absolutista, de un absolutismo oriental, no
ha tenido trabajo para imponérselo! a su Pue-
blo, que ha ofrecido el cuello a la coyunda^
con una mansedumbre de buey, hecho al
trabajo del surco en la labranza;
envuelto en los harapos de la decrepitud, ^
más que en las pompas de la antigüedad, este
soñador estrafalario, está encargado de pro-
bar al mundo, como un Sofista coronado,
puede serle fatal;
la Antigüedad, no muere; la Decrepitud,
sí; y, Guilleniio, no es un antiguo, es un
decrépito, un sueño arcaico, pronto a con-
vertirse en polvo, como el dios del Sera-
peum ;
todo en él, es precario, y, tiene el aspecto
de un cadáver;
su sistema^ sus gestos, sus ideas, todo en
él, exhala el olor malsano de la tumba;
es el último representante de algo que va
a perecer con él: el Absolutismo;
empeñado en hacer triunfar el Pasado so-
bre el Presente, para hacerlo su esclavo, este
tébano resurrecto, no ha logrado hacer ha-
blar la Esfinge, y, la Esfinge, lo aplastará
bajo sus garras;
CLEPSIDRA ROJA 151
la pasión del Pasado es estéril, y, petrifica
a.quellos que la poseen;
y, Guillenno II, ha amado el Pasado, con
una Pasión feroz, de lobo taciturno;
ese contacto con los vestigios, petrificó su
corazón, y, lo petrificó a él;
el Pasado, que evocaba, lo devoró;
y, después de haber permanecido en su
*scno, como Jonás en el vientre de la ba-
llena, el Pasado lo ha vomitado, sobre su
siglo, y, es en las playas del Presente, algo
así como la deyección de un fantasma;
de tanto mirar hacia el sol muerto del
Pasado, sus ojos quedaron ciegos para el
sol del Porvenir;
el deber del Hombre, es mirar al Porvenir,
marchar hacia el Porvenir, llevar los otros
hacia el Porvenir, entrar en él o morir a
vista de él, con los brazos en cruz, como
Moisés, a la vista de los llanos moabitas;
GuilleiTno II, no ha sabido mirar sino ha-
cia el Pasado, no ha orientado su Pueblo
sino hacia el Pasado, y, por eso, no ha guia-
do sus hordas sino hacia el Pasado, resu-
citando los incendios del Pasado, los asesi-
natos del Pasado, las abominaciones del Pa-
sado, escribiendo con sangre la bárbara epo-
peya del Pasado, para caer, en un gesto de
152 \'AROAS yiLA
hombre del Pasado, vencido, como el Pasa-
do, en un nuevo Campo Cataulónico, oyen-
do los relinchos de los caballos de Atila,
fugitivos hacia el Pasado;
esa idolatría del Pasado, ese empeño en
revivir el Pasado, hasta en las regiones del
Arte, que debieran ser sagradas para estas
regresiones de la barbarie, y, que ha hecho
de la Sicgesalhe de Berlín, la Gran Avenida
del Ridículo, y, la Vía Triunfal de lo Gro-
tesco, es como la savia circulante por el
cerebro de este soñador pretérito, que no
ha buscado para adorar, entre sus anteceso-
res, y, para hacerlos adorar de sus contem-
poráneos, sino aquellos caracteres de bar-
barie, limítrofes con el mundo tártaro y con
el corazón salvaje de los guerreros de Ta-
merlan;
todo el sedimento bárbaro que hay en la
Historia, es el único que aspira con delicia,
y, éste acaba de envenenar su cerebro en-
feíTno, sobre el cual el buitre de la locura
abre sus alas enormes ;
las águilas del casco cesáreo, no alcan-
zan a ocultar ni a vencer el ave carnicera
que devora el cerebro imperial, y, ellas cuen-
tan al mundo, el naufragio de una razón que
nació incompleta, y, que la violencia de la
vida hizo estallar en la locura;
CLEPSIDRA ROJA 153
guardémonos de reir, con una risa inno-
ble, ante esta demencia trágica, que ha con-
ducido al mundo a la catástrofe y, ha vol-
cado por tierra todo el edificio de la Civi-
lización;
a la Historia, le es permitido, sin perdonar,
guardar una actitud noble, ante¡este ¡demente,
perverso y cruel, que ha hecho verter tantas
lágrimas, y, cuyo infortunio, no hará brotar
una sola, en los ojos de los hombres, fati-
gados de llorar, por causa suya;
este Emperador de podredumbre, tan le-
jos de todo radio de lo sublime, este re-
tórico alambicado y locuaz, este sofista fatal,
que ha estado' a punto de degollar el mundo,
inspirará siempre el Horror, y, no inspirará
nunca el Respeto, al cual lo monstruoso, no
ha tenido, ni tendrá jamás derecho;
el alma vacua y sin grandeza de este dés-
pota oriental, vuelve sin cesar los ojos, ha-
cia los pantanos de la Scythia, como ena-
morado de su putrefacción, y, aspira a eva-
porarse allí, no como el canto de un cisne
bn la melancolía de una tarde, sino como
el graznido de un buho, en el corazón de
las tinieblas;
el mundo germano, era un mundo maduro
para la adoración de la Bestialidad, como
todo pueblo enarnorado de la Fuerza Bruta,
154 VARGAS VILA
y, dado al culto bochornoso de la espada, y,
por eso adoró la abyecta personalidad de este
Momo Imperial, que representa tan bien, la
barbarie delicuescente, de una soldadesca
que suda sangre;
dominado por los miasmas de ese sueño
no le será dado despertar sino para desapa-
recer ;
¿vuelto a la razón, no le quedará ya, sino
morir?...
¿despertado a la orilla de la tumba, en-
trará en ella, tras las últimas abejas del man-
to imperial, que fué el sudario de su gran-
deza y de su gloria?
cuando un Pueblo renuncia a la Libertad,
renuncia a la Vida;
y, la tumba, lo devora, sin dejar de des-
preciarlo ;
¡guay! del Mundo, si devorando el cadá-
ver de ese Imperio, se siente intoxicado por
su putrefacción ;
él, moriría también;
y, razas vírgenes aparecerán sobre la su-
perficie de la Tierra, para marcar nuevas
orientaciones, a un mundo nuevo, surgido del
naufragio, y, al cual servirá de abono la
corrupción de los siglos desaparecidos, en-
trados inexorablemente en descomposición;
CLEPSIDRA ROJA 155
siglos de tal manera envilecidos y, tan
abyectamente putrefactos, que pudieron dar
al mundo y adorar, hombres de tal manera
intoxciados de Ridículo y de Horror, como
este último Emperador Bizantino, que ha
reinado sobre Germania.
\
Q^MH4«-i4«>i^iai4— i44-"4»i>-H^«>-^"«4^Q
La Palabra de la Esfinge
París Febrero 1.2 191 5.
-e
Toda la atención del mundo se vueh
fanatizada hacia el Oriente;
es de allí, que viene con el estremecimiento
de las olas, el estremecimiento de todos los
presagios;
el fantasma de Bizancio obsesiona los es-
píritus;
el hacha de Mahomet, que decapitó el
fantasma de Alarico, aparece yá, como una
arma vencida y oxidada, incapaz de hacer
temblar a nadie, y, pronta a romperse en
manos de aquel que venció en Crisópolis;
la Europa se apresta a aventarla por so-
bre el mar de Mármara a las playas asiá-
ticas, en donde fué forjada ;
no es la suerte del Imperio turco, inexora-
l58 VARGAS VILA
blemente condenado a su desaparición lo
que preocupa al mundo;
es la suerte futura del lugar que él, va
a dejar vacío, del área de terreno que ocu-
paba su barbarie, lo que preocupa a aquellos
que se preparan a destruirlo;
ese mundo siente que va a jugar la más
bella parte de su destino, en el recinto for-
tificado que la espada de Constantino, trazó
sobre los muros derruidos de Bizancio;
no es el resultado de la batalla, lo que lo
preocupa, sino el resultado de la victoria;
la parcelación de ese lote gigantesco, des-
pierta tantos apetitos, que la Diplomacia ve-
tusta, no teniendo la Fuerza, ni el Orgullo
del Senado Romano, no sabe a quien vender
el campo en que acampó el bárbaro, durante
cinco siglos ;
las naves aliadas, que avanzan hacia el
Bosforo, van en una marcha, creadora de
peligros tan grandes, que a su lado, las
minas flotantes que las amenazan y, las rom-
pen, son un juego de niños, de inocente
inocuidad ;
esas naves, abriendo el camino a la Vic-
toria, lo abren a la Paz futura?
o, ¿lo abrirán a nuevas catástrofes que han
de aumentar y, perdurar el pavor trágico
de esta hora?
CLEPSIDRA ROJA 159
en esta lucha de ambiciones bastardas que
agita el mundo y, sobre la cual, en vano,
las manos ilusionistas de los soñadores, en-
sayan prender el sol de un Ideal, la pose-
sión de Constantinopla, despertando todos
los apetitos, llenará el mundo con el ru-
gido de las fieras;
¿de quién será Bizancio? ¿quién poseerá
esa nueva Elena, espléndida y, esclava, des-
tinada acaso a ser tan fatal como la otra?
¿campos de Troya, y, manes de Aquilei,
no se alzarán en una trágica evocación, re-
divivos bajo cielos orientales, no muy lejanos
de aquellos en que vagó el fantasma de Héc-
tor sobre los muros de Ilion?
en ese horizonte, obscurecido por graves
augurios, avanzan los grandes combatien-
tes;
el oso, tiende su garra;
el leopardo, enarca el cuello...
y, el gallo canta;
I de quién será la pieza codiciada ?
¿Constantinopla, será rusa?
¿ el viejo sueño británico, brutalmente ven-
cido por sus propios cañones, se abatirá
de un golpe, cayendo como un buitre he-
rido, sobre las torres de Santa Sofía, ce-
rradas las garras rapaces, que aprisionan
medio mundo ?
160 \ARQAS \'ILA
¿ Constantinopla, será inglesa ?
las hordas tártaras, \'enidas de tan lejos
al olor del botín, los cosacos del Vístula, que
soñaban en hacer abrevar sus caballos en
los pozos llenos de un azul intenso, que re-
fleja en las aguas el miraje del desierto;
los scytas, salidos de la estepa tras el fan-
tasma de Atila, creyendo llegada la hora
de pillar el mimdo, ; se resignarán a regresar
tranquilos a sus hogares, después de haber
visto decapitado su sueño milenario, y, no
ensayarán antes atravesar con sus lanzas, el
corazón del leopardo felón y vencedor?
¿ de qué lado estaría entonces Francia, en-
tre sus dos aliados?
la Germania, a medias volcada, ¿no se in-
corporaría sobre su escudo, y, las águilas
de su casco, no sentirían un viento de vic-
torias pasar por bajo sus alas vencidas?
el sueño heroico de Grecia, de la Grecia
noble y, letrada, ese sueño anutebo y tenaz,
que acaba de ser vencido con Venizelos por
la obstinación teutónica de su rey, y, por
el prusianismo militante de los generales de
antecámara, que no quieren combatir, no pu-
diendo hacerlo contra la Libertad; ¿se resig-
nará a su derrota? ¿permanecerá inerme y,
vencido, sin ensayar reaccionar contra la in-
fluencia enervante y, fatal, de aquellos que
CLEPSIDRA ROJA 161
tienen el nombre y no la talla de los fun-
dadores de imperios ?
Bulgaria^ que vé claramente que no puede
tender hacia el Bosforo su mano conquista-
dora, porcj[ue nadie en el mundo permitiría
que un Hapsburgo fuera coronado Empera-
dor de Oriente, proyectando sobre las cla-
ridades del golfo, la sombra trágica de los
castillos de Shoembriui ; ¿ se resignará a ese
yeto histórico y, los viejos guerreros de
Adrianópolis excitados por el ruido del cañón
no querrán salir del sueño hipnótico, en que
los tiene sumidos, el canto de la Sirena de
Postdam ?
los rumanos, esos latinos de Oriente, de
tanta fuerza guerrera y, tanta ensoñación
heroica, que se sienten hoy detenidos en el
camino de la Conquista, por la complicidad
pasiva de su rey, un Hohenzolern lleno del
férreo querer de los aguiluchos prusianos,
¿se resignarán a la decapitación de su Des-
tino, hecha por la espada de Prusia, conver-
tida en cetro?
I ay ! ¡ cómo es verdad que la Imprevisión
en política, es el pecado inexpiable!
gobernar, es preveer, y, aquel que no pre-
vio, volvió con el mismo gesto, la espalda
al triunfo, y, el rostro al destengaño...
Clépsidr* Soja^ 11
1G2 VAROAS VILA
¿no veis cómo hoy, toda la diplomacia de
los aliados se rompe ante el muro de testas
coronadas, que forma ese grupo de reyes
austro-alemanes poderosos en los Balkanes?
¿divorciados de sus pueblos?
sea;
pero hasta hoy más poderosos que estos;
imprevisión de Europa fué permitir esa lenta
infiltración de germanismo en las montañas
balkánicas ;
esa filtración ha formado ese pantano tu-
desco, donde batraccios con corona, hacen
naufragar las naves de su Diplomacia y,
hasta la Diplomacia de sus naves;
aquella mañana, en que un oficial de hú-
sares prusianos salió de su patria, solo y sin
escolta y, fué a Rumania y, se coronó rey
en Bucarest, esa mañana Alemania clavó
su bandera en los Balkanes, porque aquel
oficial de húsares, era un Hohenzolern;
y, cuando años después, ese rey estéril, qui-
so adoptar un heredero, no lo buscó por
cierto entre pueblos y razas latinos, para
dárselo como soberano a ese pueblo latino
que le había dado la corona, sino que lo
buscó entre su pueblo y, entre su raza, y,
un Hohenzolern, fué declarado heredero y,
ocupó el trono hace poco, cuando el viejo
rey, murió del despecho de no poder poner
CLEPSIDRA ROJA • 163
SU sable de húsLir, al servicio de Alemania,
su patria verdadera;
por eso Rumania fué neutral;
por eso es neutral;
por eso será neutral, mientras el brazo de
un Hohenzolem, la ate al poste de la Neu-
tralidad;
y, es lógico que eso sea;
no hay, no puede haber razón humana,
ni ley en el Código del Honor, que pueda
exigir a un Hohenzolern, que traicione su
raza, que corte las alas a las águilas impe-
riales a cuya sombra se meció su cuna, y,
vuelva la espalda a su estirpe y, a su patria
en horas de Agonía ;
el día en que Fernando de Coburgo, Ar-
chiduque austríaco fué hecho Príncipe de
Bulgaria, para substituir a un Hohenzolern
dimisionario, la Europa perdió la ocasión de
desgemianizar ese girón de tierra levantina,
y, cuando años después, ayudóla ese Príncipe
a sacudir su vasallaje del Sultán y, hacerse
soberano, acabó con su ineptitud de asegu-
rar el predominio alemán en los Balka-
nes;
por eso, Bulgaria, fué neutral;
por eso es neutral;
y, es lógico que sea neutral;
¿cómo pedir a un Hapsburgo, que se haga
164 VARGAS VILA
sagitario contra las águilas austríacas, las
águilas de su patria y, preste sus arqueros
para flecharlas, cuando van ya desbandadas
y, moribundas, llevando clavados en el co-
razón los dardos de los arqueros del Nie-
men ? (*j
cuando hace pocos años, la impopularidad
abrumadora del actual rev de Grecia, en-
tonces Diadoco lo obligó a huir de Atenas,
escapando a la ola amenazante de su des-
prestigio, la Europa liberal, que con solo
cerrar los ojos habría hecho surgir la Re-
pública Helénica del pie mismo del trono
(*) La Bulgaria, ha salido de la Neutralidad brutalmente
empujada por las manos de su rey;
la horda, ha sido vendida al mejor postor;
y, los mercenarios de Fernando han entrado en liza contra
la Civilización, que han logrado deshonrar, con su contacto,
sin alcanzar a destruir con su esfuerzo;
el Rey de Bulgaria., salió de Sofía, llevando atado a la
cola de su caballo, el cadáver de la Diplomacia franco-in-
glesa; I
Sir Edward Grey, y, Delcassé, fueron sus primeros vencidos;
la batalla de la Imprevisión, la perdieron ellos;
pero, esa Imprevisión, venía de lejos, era una herencia
de siglos, y, ellos no hicieron sino continuarla, y, perecer bajo
su táctica arcaica y, sus errores polvorientos ;
¿ no fué esa imprevisión la que dejó sembrar de tronos
teutónicos, la península tumultuosa y, bárbara?
¿por qué quejarse hoy si de las gradas de cada uno
de aquellos tronos, baja un enemigo hereditario, armado hasta
los dientes?...
el candor de las ideas constitucionalista^, que creían ha-
ber conquistado el Mundo, también ha sufrido allí ruda de-
rrota... I
CLEPSIDRA ROJA 165
amenazado, olvidó toi-pemente, que aquel
Diadoco fugitivo, era en el fondo un oficial
tudesco, educado en los cuarteles de Berlín,
casado con una hermana del Emperador de
Alemania, dominado por ella y, alemán has-
ta la última fibra de su corazón, y, arrojando
tierra sobre la llanta apagó la hoguera y,
permitió que el Diadoco volviera a Atenas,
vencedor de su propio desprestigio;
y, cuando hecho Rey,aquel Soberano que
parece herido de la atrofia absoluta de todo
tacto, pronunció en Berlín, aquel brindis his-
las dinastías ya no pueden nada, — se decía—, los pueblos
lo pueden todo;
y. al volver a mirar hacia el Oriente, la Europa, ha visto
con asombro, que allí, no había pueblos, sino reyes ; que
los reyes, son todo, y, los pueblo? no son nada; que aque-
llos hatos de esclavos en tumulto, no piden, sino pillar por
odren de su Amo, como los búlgaros, o temblar por orden
del suyo, como los griegos; que morir por la Libertad, les
parece inútil, y, morir, vendidos por su Atno, les parece
el único sacrificio digno de ellos ; dar su sangre de siervos,
por la sangre de un Príncifje extranjero, les parece la más
alta gloria de un esclavo ; por eso, van a morir, los búlga-
ros, alquilados a Alemania por Fernando de Coburgo, Prín-
cipe austríaco, y, por eso huyen los griegos, alquilados para
huir, por Constantino de Glücksburgo, Príncipe danés; de ori-
gen prusiano; los unos alquilan su valor, los otros su co-
bardía; Alemania, paga, la horda que muere y la horda que
huye; el mercado de esclavos se extiende de Atenas a Cons-
tantinopla. de la cual, no debió salir jamás ; el mundo se
habría ahorrado el repugnante espectáculo de ver ese tumulto
de siervos libertados, volverse para herir con los pedazos de
su yugo, la cabeza de aquellos que lo rompieron para hacerlos
libres.
166 VARGAS VILA
tórico, oloroso a cerveza de cuerpo de guar-
dia, proclamando su alemanismo abyecto, con
un olvido ultrajante y voluntario de lo que
a Francia debía su ejército, la Europa, ener-
\ada o inhábil, fingió no oir y, no hizo nada
para minar el trono a mitad tudesco, de aquel
falso heleno, enemigo encarnizado de los
ideales y de los pueblos latinos
y, como si no fuera bastante todo eso para
la alemanización brutal de los Balkanes, ¿no
accedió la Europa, a las baladas sentimenta-
les de Canil en Sylva, poetisa alemana y,
Reina de Rumania, para coronar como Rey
de Albania, a un sobrino suyo, a un prín-
cipe de Wied, aquel Lohengrín del Ridículo,
que después de fatigar lo grotesco, fatigó el
miedo huyendo despavorido de su trono?
con la creación de aquel reino de opereta,
completó la Europa la abdicación del lati-
nismo, del eslavismo y del helenismo en los
BaJkanes, proclamando, la legitimidad del
pretorianismo tudesco, coronado y vencedor;
¿ de qué puede quejarse Europa, si hoy
encuentra ante ella y contra ella, a aquellos
reyes alemanes que no c^uieren traicionar
su raza ?
ellos no están inmóviles sino por temor a
los pueblos que los coronaron, pueblos que
no aman la Alemania y tascan mal el freno
CLEPSIDRA ROJA 167
forjado en las fraguas prusianizantes de a
orillas del Spree ;
pero, no hay que olvidar que una gran
victoria alemana les podría dar el valor que
ahora les falta^ y, entonces arrastrarían sus
pueblos, tras la estela de esa victoria...
o tal vez, la toma de Constantinopla, les
hará volver antes la cara hacia el sol que
se levanta sobre los mares de Oriente, y, se
pondrán del lado de la Fortuna;
¿no será entonces demasiado tarde para
ellos ?
esos pueblos contrariados por sus reyes
en sus más grandes designios, detenidos por
ellos en el camino triunfal de sus destinos
¿les pedirán entonces cuenta de sus sueños
fracasados y, de sus ambiciones vencidas sin
lidiar?
¿no sería también entonces, demasiado
tarde?
la República Helénica, con Venizelos por
Presidente surgiendo después del reparto
¿qué podría exigir? ¿que obtendría? lo que
quisiera darse a su ilustre Jefe, vencido hoy
por los manejos alemanes...
si Femando de Bulgaria, que hace pocos
meses recogió su corona a dos centímetros
del suelo, fuese derrocado o abdicase ante
los aliados vencedores, los búlgaros llegarían
1G8 VARGAS VILA
tarde al reparto; los muros de Adrianópolis,
se alzarían inaccesibles ante ellos, y, llora-
rían, como hebreos vencidos, al pie de esos
muros, que no supieron escalar a tiempo;
Rumania, no tendría la Bukovina, la Tran-
silvania, ni la Besarabia;
esos pueblos habrían abandonado el ca-
mino de la Victoria y, perdido la meta de
sus grandes destinos;
serían los tristes vencidos sin gloria y, sin
esfuerzo ;
lo serían porque ignoraron la hora deci-
siva, aquella que suena una vez sola en el
reloj inexorable que regula la vida de los
pueblos ;
lo serían porque ignoraron que toda su
fortuna, que todos sus destinos, que toda
su golria del presente y del futuro están
sobre las naves, que violan en este momento
la peligrosa belleza de los Dardanelos;
unirse a los aliados, triunfar con los aha-
dos y, sembrar partículas de helenismo y,
de latinismo en el sueño brumoso de los
eslavos y, en el sueño cruel de los sajones;
hacer que el César que ha de coronarse en
las riberas del Bosforo sea un César de
Humanidad y, de Libertad, un César latino,
ya que no es posible un César heleno;
ese César latino, que sería posible, si Ita-
CLEPSIDRA ROJA 169
lia abandonase a tiempo su inexplicable ac-
titud;
si Italia comprendiese que el problema
de Constantinopla encierra en sí, todos los
problemas;
que ese problema, no puede y, no debe
resolverse sino por la latinización del Bos-
foro, que completa la latinización absoluta
del Mediterráneo;
y, por la neutralización de los estrechos;
de todos los estrechos;
del de los Dardanelos como del de Gibral-
tar, del de Heligoland, como del de Suez;
que todos los estrechos sean neutralizados
y^ todos los mares sean neutros;
que todas las aguas navegables sean libres
y, no haya un espacio de mar, dominado por
el tiro de un cañón;
la libertad de los mares, es decir la liber-
tad del comercio y^ como corolario de ella,
la libertad de las ideas;
si el cañón, que hoy destruye con estré-
pito el viejo mundo, no sirve para crear otro
nuevo... ¡maldito sea el cañón!...
si él no sirve para neutralizar todos los
estrechos, y, para conquistar la libertad de
todos los mares, aquellos que lo manejan
han hecho traición a la Humanidad;
la toma de Constantinopla, debe anunciar,
170 VARGAS VILA
no solo la desaparición de los otomanos, sino
la desfeudalización de los mares;
que no haya mares sometidos, ni tierras
esclavas;
sería de un cinismo irritante ensangrentar
el mundo para acabar con el militarismo
en tierra y, dejarlo subsistir o acrecerlo en
el Océano ;
el Imperialismo terrestre y, el Imperialis-
mo marítimo, debe perecer de un solo golpe;
no se trata de que la espada de la Con-
quista cambie de mano, cambiando de ele-
mento; se trata de romperla sobre las ro-
dillas del mundo y, arrojar sus fragmentos
al fondo del océano;
dar Constantinopla a los rusos, sería cam-
biar una barbarie por otra barbarie; eso
sería hacer traición a la Civilización;
dar Constantinopla a los ingleses, sería
cambiar un feudalismo por otro feudalismo :
eso sería hacer traición a la Libertad;
es necesario que la eterna Cuestión de
Oriente, al solucionarse, no sea en favor
de un Imperio, sino en favor de la Huma-
nidad;
que no haya más canales feudales;
ni más mares cautivos:
ni más carceleros de océanos;
ni más llaves de estrechos;
CLEPSIDRA ROJA 171
hechar esas llaves al fondo de los mares
que cerraban y cerrar las fraguas de la Am-
bición, en que pudieran forjarse otras;
libres los Dardanelos; libres y, sin de-
fensas ;
libre Gibraltar; libre y desmantelado;
libre Aden; libre y sin cañones;
libre Heligoland; libre y, sin fortalezas;
es decir;
libre el Mar Negro y, libre el Mediterrá-
neo; libr« el Mar Rojo y, libre el Mar del
Norte ;
libres... completamente libres;
sin un cañón inglés, cerca a las costa.s
latinas ;
sin un centinela ruso sobre las costas
egeas ;
sin una garita alemana cerca a los mares
del Septentrión;
ni ejércitos para la guerra;
ni marinas de guerra;
sobre las ruinas de la última fortaleza^
quemar el último dreagnouth;
que no haya un amo del mundo sobre la
Tierra, ni sobre el Mar;
que acaben en el mismo día, por obra del
mismo Congreso de la Paz, el poderío de
Alemania sobre la Tierra y, el poderío de
Inglaterra sobre el Mar;
172 VARGAS VILA
desannarlos a los dos;
y, que entren en la Paz;
¿será eso posible?
el tiempo lo dirá;...
la Esfinge, está en Oriente;
y, Edipo, está en marcha;
esperemos la palabra de la Esfing-e;
ella se llama : Bizancio. (*)
(*) Los acontecimientos, han hecho traición a mis es-
peranzas;
la ruta del Oriente, no parece ser el camino de la Victo-
ria para los ejércitos aliados ;
parece que ese sol, los cegara, y, anduviesen a tientas,
no acertando con sus pasos, sino a despertar todas las ca-
tástrofes, dormidas a la orilla de los abismos ;
así has ido con la aventura de los Dardanelos, donde
ochenta mil hombres han muerto para servir de antemural, a
una retirada que se parece extrañamente a una derrota;
así fué con esa marcha precipitada y, heroica, para auxi-
liar a Servia, epopeya sentimental, que no podía nacer sino
en el corazón heroico de Francia, inagotable de pasiones
nobles, pronto a los sacrificios sin medida, marcha asombro-
sa, donde las columnas de Sarrail. perdidas entre los bárbaros,
prisioneras de la nic\'e y de los huracanes, aprendieron el
secreto de los ventisqueros, y, se salvaron porque la Ciencia
y, el Heroísmo, hicieron crecer alas en sus talones, como
en los del Mensajero délos dioses;
las hordas de los bárbaros, como un torrente, acrecido
por aguas impuras de los pantanos desabordados, los han
seguido amenazando llegar hasta el campo atrincherado de
Salónica, donde piensan jugar, si no la suerte de los impe-
rios centrales, al menos la suerte del Imperio Turco, cuyos
despojos codician, amagando acariciarlo:
las tribus germanas, como en otro tiempo los godo^ y
los scytas, se preparan a partir de las ribera> del Danubio
hacia el Ponte Euxino, franquear el Bosforo, y, llegar a
asia, como si a través de los siglos, la sombra de Crisogo-
CLEPSIDRA ROJA 17
o
ñas, los llamara de¿.de la oi'illa, y, vieran ya el botín, a la
luz de las llamas de Nicomedia;
sobre la ribera opuesta, los aduares en guerra los esperan,
y, los bárbaros medio desnudos, se aprestan a ofrecer a
Guillermo lí. la púrpura harapienta de un jefe de beduinos,
acreciendo con sus despojos, el bolín del conquistador, que
no se atreve a visitar, los campamentos de los tártaros feroces
que la Codicia ha hecho sus amigos, temeroso de ser tragado
por el pantano que devoró a Decio. con sus hijos y su
ejército; éste, presunto Emperador del Soudan, hombre in-
ferior a su fortuna, se pliega bajo la púrpura faraónica, que
tiene el aire de ahogarlo, y, amaga perecer bajo ella, al
grito de las hordas, empeñadas en proclamarlo Amo del
Mundo.
Q4*H4BH4aM4M«>>»44«M4«H4aM4aH^>M4Q
Borgia-Lutero
París Marzo i.o 1915.
La actitud del Papa;
la domesticidad irritante del Papa;
el vasallaje prusiano del Papa;
he ahí lo que preocupa a los amigos del
Papa ;
¿el Papa hace traición a la Libertad?
mentira...
el Papa no traiciona la Libertad, porque
el Papa no la ha servido nunca;
el Papa y la Libertad son antípodas...
cuando el Papa, se une, hoy, como ayer,
y como siempre, a los enemigos de la Li-
bertad, no hace sino ayudar a romper el
hacha que ha de decapitar ese espectro ab-
surdo y trágico del Papa-Rey;
176 VARGAS VIL A
¿el Papa, hace traición a la Civilización?
mentira, también ;
el Papa, está fuera de la Civilización;
el Papa y la Civilizacóin se excluyen;
el Papa, ha vi\ido y vive de espaldas \uel-
tas a la Civilización, con los ojos taciturnos
fijos en el océano hirNiente de todas las
barbaries...
si hoy, que éstas han liecho irrupción so-
bre el mundo civilizado, el Papa, las saluda
como el resplandor de una vieja alba es-
perada, si el Papa, las acaricia, como a bes-
tias feroces, hechas al halago de las manos
pontificales, bestias familiares, dormidas al
pie del trono de todos los pontífices; si el
Papa, las alienta y las bendice cuando par-
ten a la Obra carnicera, de Exterminio y
de Desolación; ¿por qué extrañar eso del
Papa?
el Papa, inmóvil en la Tradición, cumple
un gesto ritual, el Papa cumple su misión
histórica, de enemigo jurado de la Liber-
tad y de la Civilización;
la extrañeza de los creyentes es candida;
no aciertan a explicarse, como el Papa
católico, de Roma, se une estrechamente,
al Papa Anglicano de Berlín, que mira con
horror a los católicos de su Imperio, y, al
Papa mahometano de Constantinopla, que
CLEPSIDRA ROJA 177
asesina por millares, los armenios y, los cris-
tianos, residentes en el suyo;
Guillermo 11, Benedicto XV, Maliomed I\',
unidos en un solo designio, marchando a
ini solo fin, eso extraña y eso entristece a
aquellos que creen en el Papado;
el Papa, haciendo causa común, con todos
los infieles del mundo, contra la Cristiandad
que lucha en Oriente y en Occidente, para
librar la tierra, del fantasma oprobioso de
todos los despotismos...
el Papa, vasallo de Alemania...
el Papa, cómplice de Alemania...
el Papa, sosteniendo la causa de Turquía ;
sirviendo los intereses de Turquía;
el Papa, extendiendo su cayado para pro-
teger a Alemania y, a Turquía, anonada-
das bajo la maldición del mundo;
en este momento trágico, en que un vien-
to de demencia, sopla del uno al otro extre-
mo de la tierra, este espectáculo miserable,
de un Papa latino, unido a un Emperador
tudesco y, a un déspota musulmán, para
ayudarlos a encadeníir y a destruir el mundo
cristiano y la Civilización latina, haciéndoles
compañía a través de las llanuras áridas
del Crimen, asombra y entristece aun los
corazones menos religiosos de la Humanidad;
C'lépsiJta Roja, 12
178 VARGAS VII.A
en cuanto a mí, ese fantasma de Papa,
siguiendo los caballeros de Lutero y, los
genízaros de Mahoma, sirviéndoles de es-
colta, de paje y de escudero a sus delitos,
me regocija enormemente, porque preveo,
con la aparición de este Papa de Decaden-
cia y de Cisma, el fracaso estrepitoso y no
niuy lejano, de esta Iglesia moribunda, que
no ha querido morir, sin acabar de des-
honrarse, dándonos antes de perecer, el es-
pectáculo repugnante de su miserable ve-
nalidad;
este Papa mercenario, siguiendo las le-
giones ensangrentadas del Rey de Prusia,
y, las hordas feroces del Sultán, mudo ante
el atropello de los pueblos débiles y el des-
precio de la fe jurada, cerrando los ojos ante
el incendio de las catedrales y el martirio
de los sacerdotes, indiferente ante la des-
trucción de las obras de arte y el robo sa-
crilego de los tesoros, volviendo el rostro
a las violaciones de las vírgenes y a la
angustia de las madres, negando los hechos
de la barbarie y, escupiendo con desdén so-
bre las tumbas de los mártires que llevaron
como él, una sotana ;
este Papa, dominado por la Ambición, des-
aprobando tácitamente la actitud heroica del
Cardenal Mercier, acusando de rebeldía al
CLEPSIDRA ROJA 179
clero belga, sobornando frailes y monjas,
para que declaren ilusorios los crímenes de
Alemania en Bélgica, es bien un Papa de
Decadencia, digno de hacer escolta en la
Historia, a Juan XXII. a Bonifacio VIIJ y,
a Alejandro V^I, el Papa Borgia;
en este festín canibalesco que el mundo
nos ofrece, no es un espectáculo banal, ver
al Pontífice Romano, beber sangre en la
misma copa del Emperador Teutón y, del
César Sarraceno, hecho su aliado para des-
truir la Civilización Occidental y darles el
dominio del mundo;
ante esta escena, en la cual solo faltan los
convidados de Baltasar, los visionarios del
futuro, ven ya aparecer el dedo misterioso
trazando la sentencia formidable...
y, se ve avanzar la nube de donde va a
partir el rayo, que ha de romper la espada en
las manos asesinas, y, ha de fundir la tiara
en la cabeza culpable;
entretanto, los pensadores y, los políticos,
no se engañan sobre los móviles y los fines
de esa política papal;
lo que el Papa persigue, es la restauración
del Poder Temporal;
el Cardenal della Chiesa, no se confor-
ma con ser Papa, y, quiere ser Rey...
180 VARGAS ViLA
el báculo, es j)oca cosa para su Orgullo, y,
quiere el cetro;
la tiara, es poca cosa a su Ambición; quie-
re la corona ;
muerto en Sarajevo, aquel cretino alusi-
nado que debía reinar en Austria, y. el
cual le había prometido restaurarlo sobre el
trono, si legitimaba su imión morganática
y, empleaba su influencia, para hacer reinar
con él, la hembra astuta y cruel que lo do-
minaba, el Emperador de Alemania, ocurrió
a hacerle la misma oferta, en cambio de
su apoyo moral, para este gran asesinato
de los pueblos
y, Benedicto XV, aceptó el Pacto, y, puso
su báculo al lado de la espada ensangren-
tada, en la balanza trágica, donde oscilan
los destinos del mundo ;
ni astuto como León XI II, ni candido
como Pío X, tan lejos del talento diplomá-
tico del uno, como de la simplicidad apos-
tólica del otro, este Papa adocenado y falaz,
hecho vasallo del Emperador de Alemania,
antes de serlo del Sultán del Turquía, ya
no tuvo más misión que disculpar ante el
mundo los crímenes de sus aliados, y, a
cada derrota, a cada síntoma de desfalleci-
miento de los imperios centrales, levantar
el oriflama de la Paz, para proteger con
CLEPSIDRA ROJA 181
él. a los vencidos, e impedir que l¿i Civiliza-
ción dicte contra ellos, sus terribles vere-
dictos ;
la perfidia que se ve en las facciones asi-
métricas, de este Papa, deforme y jorobado,
se revela en su política como en un espejo;
el peso de su joroba, parece hacerle más
enorme el peso del Papado, y, se doblega
bajo él ;
el viaje de este Cuasimodo mitrado, en
busca de una corona de Rey, tiene algo de
grotesco, que no quita sin embargo, nada de
lo trágico a su siniestra actitud;
los jesuítas, lo siguen, con la esperanza
de conquistar el mundo^ detrás de los ejér-
citos austro-alemanes victoriosos;
y, ellos conducen en todas partes la Reac-
ción ;
en Francia, para asesinar la República;
en Italia, para matar la Unidad Italiana;
en Irlanda, para fomentar la Sedición, ape-
nas adormentada;
en Bélgica, para obstruir todo camino fu-
turo a la Libertad;
tal es el papel del Papa, en el conflicto
actual;
este italiano traidor, pronto a asesinar su
patria por la espalda, es el Jefe espiritual
de la cruzada reaccionaria, de la cual Guiller-
182 VARGAS VILA
mo II, es la espada amenazante y, el Sultán
de Turquía, la cimitarra ensangrentada;
ni genio religioso, ni genio político, tiene
este Papa aleve, cuyo único instinto pre-
dominante, es, la Ambición:
la visión del Poder Temporal, obsesiona
su mente, con la magia de su lema fulgu-
rante de dominación universal : orbe regere
viemenio ;
la tenacidad de ese sueño, lo ha llevado al
vasallaje político, que ha hecho del Jefe de
la Cristiandad, un Príncipe palatino de la
Corte de Berlín
buscando el fantasma de su Soberanía Po-
lítica, abdicó de su Soberanía Espiritual, que
era verdadera, y, queriendo hacerse rey, se
hizo lacavo ;
justo castigo a la ambición de aquél que
por querer ceñirse una corona, puso su tiara
a los pies de los monstruos coronados ;
prisionero en su túnica blanca, sobre la
cual ha soñado poner un manto real, ha en-
trado en domesticidad, y, hoy, es un ala-
bardero más, montando guardia en el Pa-
lacio de Püstdam, o un genízaro más, ha-
ciendo guardia a las puertas del Serrallo
de Siambul ;
Guillermo 1 1, que aspira al dominio del
mundo, tanto religioso como político, y, ofi-
CLEPSIDRA ROJA 183
cia tronitantemcnte en su papel de Jefe de
la Iglesia Anglicana, tiene ya en este Papa,
débil y ambicioso, la vanguardia de su do-
minación espiritual en el mundo;
siguiendo fielmente las líneas de su estra-
tegia, aspira a hacer en Roma, su irrup-
ción definitiva, como Emperador Universal,
lograda como está ya, la mitad de su tarea,
poniendo, como ha puesto, la tiara pontifi-
cia!, bajo su corona imperial, haciéndola pri-
sionera de las garras de sus águilas...
la traición de Benedicto XV, a su Patria,
a su Raza y, a su Iglesia, lo ha hecho el
zapador de esta invasión;
él, ha traicionado su Patria, aliándose a los
enemigos de ella;
él, ha traicionado su Raza, aliándose a los
que quieren destruirla ;
él, ha traicionado su Iglesia, aliándose a
un Heresiarca soberbio, al heredero de Lu-
tero, que aspira a la dominación espiritual
del mundo, fuera del catolicismo, y, con-
tra el catolicismo, que el Papa representa;
felizmente, esos dos sueños de ambición
demente; el del Papa, que aspira a hacerse
Rey, y, el del Rey, que aspira a ser Papa,
fracasarán ante la evidencia de la victoria de
la Libertad, cuya aurora despunta ya en
cielos muy cercanos;
154 \ ARüAS VILA
vencedora la Libertad, ella sabrá enca-
denar las dos hidras malhechoras: la Au-
tocracia y, la Teocracia, a los postes que
merecen ;
el Emperador visionario, hallará su Santa
Elena, después de pasar por Waterloo, si
antes su pueblo, no lo decapita, dándole
el patíbulo, por último peldaño de su trono;
el Pontífice vencido, verá con dolor a Ita-
lia, volver vencedora y engrandecida, y, en-
trará por la generosidad de sus contrarios,
en el papel único que le corresponde : Jefe
de una Secta Religiosa;
y, eso, mientras llega el huracán de la
gran Revolución, que barrera hasta en sus
cimientos la seha ancestral de la Teocracia,
y, aventará en el misterio de los siglos, con
las coronas de todos los reyes, los muros
vencidos del X'aticano, y, el árbol desarrai-
gado de la cruz...
y, el mundo será libre, bajo los cielos sin
dioses y, sobre la tierra sin amos.
Q4-K4npt«-B^HB4Bi«^4ini4im^«K^iBi«mi#p
Diplomacia arcaica...
París Abril i.-^ 1915.
Tal vez el mal de la Europa^ de donde
ha salido esta cauda de desastres que hoy
desequilibra el mundo, ha sido la carencia
de Hombres de Estado Universales;
si se exceptúan dos grandes monarcas —
que merecieron aquel nombre — Enrique IV
de Francia^ y Elisabeth de Inglaterra, los
demás no han sabido tender su vista, más
allá de las fronteras inseguras de sus patrias
respectivas ;
Richelieu y iMazarino, con sus expedientes
de política eclesiástica y tortuosa, no fueron
sino Bismarkes retrospectivos, apóstoles de
un imperialismo nacional, que basaba la
grandeza del mundo, en la grandeza de su
propia patria;
186 \ARQAS VILA
SU política, se arraigaba, no en el prin-
cipio de las nacionalidades, sino en el de la
debilitación, o la absorción de éstas ; po-
lítica inmoral, de predominio, y no de equi-
librio, privada de toda justicia, y genera-
dora de todas las catástrofes que han aso-
lado el mundo;
los Tratados de Westphalia, llamados en-
fáticamente, el Código de las Sacíonc>i, no
merecieron tal título, ni lo justificaron ja-
más;
la política del Imperio romano-germánico,
que se decía, continuadora del romanismo,
del cual solo conservó el aspecto arqueo-
lógico, no supo con sus Pontífices voraces,
y sus Emperadores testarudos, sino conser-
var el vasallaje de las naciones, y el espec-
táculo repugnante, de pueblos de rodillas,
ante una espada desnuda ;
esa fué la política de Carlos V, y de Fe-
lipe II, esa la de todos los Papas, desde
Adriano V, hasta Clemente VIII;
política sin entrañas, y sin corazón, que lo
mismo decapitaban la Libertad, con la es-
pada de un César, subido sobre las gradas
de un trono, que le atravesaba el pecho con
el puñal de un monje, salido de bajo las
gradas de un altar;
esa política eminentemente anti-cristiana.
CLEPSIDRA ROJA 187
ejercida en nombre del Cristianismo, no pro-
dujo nada, no creo nada, y nada estable
salió del seno de sus convulsiones peligrosas ;
solo dos conglomerados de pueblos, se han
visto alzarse en este médano solitario, que
la sangre de tantas generaciones, no ha po-
dido abonar para la Libertad: el imperio
Alemán, y el Reino de Italia;
obra de Fuerza, el uno; obra de Heroísmo
el otro;
el uno, tuvo por factor a Bismark, que
fundándolo sobre la fuerza, lo condenó a des-
aparecer por ella;
el otro, fué fundado por la espada de
Garibaldi, y por el genio de ]\Iazzini; con-
solidado por el cerebro fuerte de Cavour, y
miserablemente extraviado por aquel carbo-
nario arrepentido, padre de todas las co-
rrupciones, que fué : Francisco Crispi ;
el Imperio Alemán, se aboca vertiginosa-
mente a su ruina, pronto a perecer por el
hierro que lo fundó; sus reyezuelos \asallos,
y sus príncipes escuderos, se agrupan para
desaparecer, al pie de la estatua de Bis-
mark, reproduciendo el espectáculo, de un
sacrificio de esclavos, degollados sobre la
tumba de un Faraón;
obra de injusticia, y de violencia, no po-
día subsistir, sino como un desafío al mun-
188 VARGAS \1LA
do, )• el miindü se venga decapitando aquel
anacronismo sangriento ;
la Italia^ obra de Libertad y de Justicia,
vive ;
vive... apesar de haber marchado uncida
al carro de los Césares germanos, embo-
zalada allí, por la mano de aquel Clodio sin
tumultos, que no tu\o por fonun de su arro-
gancia, sino el campo estrecha de un por-
tafolio de Ministro;
vivcy y vivirá, porque ha abierto a tiem-
po los ojos, y ha roto las cuerdas que la
uncían al Carro de Huno, que salidos a
busca de victorias, regresó desvencijado, de
las riberas del Marne :
el puñal de Ravaillac, atravesando el co-
razón de Enrique I\^, apagó en él, la última
palpitación de una diplomacia generosa; la
única capaz de salvar al mundo;
porque ella era, la Diplomacia del De-
recho, contra la Fuerza; del cerebro, contra
la espada; de la lealtad^ contra la astucia;
de la grandeza solitaria de una alma, con-
tra la pequenez inconcebible de los espíri-
tus reinantes ;
por eso murió el Gran Rey;
¿de qué sirvió ese triunfo al Papado?
con ese puñal ensangrentado bajo los há-
CLEPSIDRA ROJA 189
bitos, fué a moiir siglos después, atrave^
sacio el corazón, por las bayonetas de los
bersaglieres victoriosos, que derrumbaban las
murallas de Porta Fia;
pero, la vieja diplomacia, subsiste aún;
diplomacia de astucia y de fuerza, de in-
justicia y de mentira, cuyos frutos palpa-
mos hoy, en este desquiciamiento universal,
que amenaza sepultar el mundo ;
diplomacia de egoísmo nacional, más cruel
y más funesta, que toda acción de egoísmo
individual, cuya fatalidad, es siempre más
restringida por su menor campo de acción;
nada; ni la fuerza destructora de la Re-
volución Francesa, pudo fundar una Diplo-
macia nueva, llamada a regenerar los des-
tinos del mundo;
Bonaparte, el corso funambulesco y fatal,
hecho la caricatura plebeya de Carlos V,
no supo sino continuar la diplomacia de
aquel, y morir bajo los errores de su for-
tuna, estéril y precaria ;
la Santa Alianza acabo la obra;
y bajo esa Diplomacia de violencia, de
fraude y de mentira, ha marchado el mun-
do, hasta prender con los crímenes de ella,
esta hogiiera ^oraz, que amenaza consumir
la tierra que la sustenta, y lanza sus llamas,
hacia el cielo, como queriendo abrasar las
190 VARGAS VILA
melenas del Sol, que parece desorbitado de
espanto ;
¿no saldrá una nueva Diplomacia de las
cenizas de esa hoguera, una vez extinta?;
el Código de W'Cstphalia, no es sino un Có-
digo de Guerra, dictado por naciones ven-
cedoras, empeñadas en declarar como su-
prema Ley, la voz de la victoria inapelable;
es un Código contra los vencidos, de los
cuales, los huesos dejados por los leones
de la Guerra, son arrojados a los chacales
de la Diplomacia, para que los devoren;
¡ ciencia de escribas, que no ha sabido sino
proclamar las sentencias de la fuerza, y es-
cribir los comentarios de la espada!
j ciencia funesta !
i ciencia vil!...
;en virtud de la supervivencia infamante
de esa ciencia mercenaria, de Talleyrandes
y Metemiches, Crispis y ¡Bismarkes, las coali-
ciones militares que han oprimido y humi-
llado el mundo, van a subsistir?
;los girones de territorios, dominados por
la anarquía de arriba, han de quedar así,
con el pretexto cobarde del miedo a la anar-
quía de abajo?...
¿otra vez, el fatal antagonismo entre los
reyes y los pueblos, va a hacer imposible
todo triunfo definitivo de la Libertad, afir-
CLEPSIDRA ROJA 191
mando la esclavitud permanente que los des-
honra a ambos?
¿se va a declarar la intangibilidad de la
Victoria, cualquiera que ella sea, como único
Código, dictado al mundo, por los pueblos
vencedores, sobre las ruinas humeantes de
los pueblos vencidos?
¿ el Dereclio del más fuerte^ continuará en
ser el Derecho legitimo ?
he ahí lo que importa a todos saber, y
especialmente a los débiles...
los doctoras angélicos del Optimismo, nos
hacen creer, que vamos a salir regenerados
de esta guerra sangrienta...
¿será así?
tal vez...
si los partidos avanzados, que han en-
trado en el torbellino de la guerra, con el
acervo de sus ideas, hechas inútiles ante
la Fuerza, no dejan esas ideas prisioneras
de la Victoria, y no se retiran como San-
sones vencidos, mutilados por la terrible Dei-
dad, que no quiero nombrar...
será así, si las legiones sagradas de la
Libertad, ocupadas hoy en defender la Pa-
tria, conservan vivas sus energías, y los jar-
dines del patriotismo, no se hacen para ellas
las llanuras enervantes de Campania;
así será, si los portadores de llamas, no
192 VARGAS VILA
apagan las suyas, y continúan en alimen-
tarlas, con su propio aliento, agitándolas so-
bre los escollos lejanos...
así será, si los escritores, los pensadores,
los apóstoles de pueblos, que pueden hacerlo,
se encariñan va de trazar derroteros a la V'ic-
toria futura, no preparándose a seguir cie-
gamente, los que aquella quieran marcar-
les;
el deber de los pensadores, es guiar la
Victoria, no seguirla...
el faro, marca la ruta de las naves, no va
tras ellas; la estela prestigiosa, no seduce
la inmutable serenidad del foco salvador...
así será, si con el derecho de las naciona-
lidades, se saha el derecho de los pueblos;
si de esta avalancha confusa, salen, no solo
pueblos victoriosos, sino pueblos libres; y
si al lado de la Humanidad, se salva inflexi-
ble, engrandecida, y soberana, la Libertad ;
así será, si la aurora enrojecida, que ha
de nacer de las entrañas de la guerra, ha
de alumbrar un grupo de imperios menos,
y un grupo de pueblos más;
si el triunfo ha de ser de la Equidad, y
de la Libertad;
porque, si no es así, si en vez de todos
los despotismos de menos, surj^iera un des-
potismo de más...
CLEPSIDRA ROJA 193
si algunos pueblos, o si el mundo todo,
llegara a tener un nuevo Amo...
si lo que va a salir de esta guerra, no es
una Federación de estados libres, sino un
anfictionado de pueblos esclavos...
entonces... que continúe la guerra, hasta
que el último combatiente, caiga sobre la
última trinchera, falto de enemigo a quien
herir ;
que llamee la hoguera inapagable, en la
siniestra noche, hasta que se extinga, falta
de combustible humano que la alimente...
que la espada de Azrrael, acabe de aso-
lar la Tierra,... y mostrando al cielo la ca-
beza del mundo decapitado, la abofetee, por
indigno de existir;
si la. Humanidad, se ha de salvar sin la
Libertad... que perezca la Humanidad...
la Vida, sin la Libertad, no es la Vida, es,
el oprobia;
los hombres y I05 pueblos deshonrados,
no tienen el derecho de vi\4r.
SléfHdra Bofa, 1
9
«
(♦Hi4BH^>i"4Ba4Ma44"H4-B4"M4">-4>H^Q
¡Vencidos! ¡Humillados!...
París Mayo 7 191 5.
A las reclamaciones de los Estados Uni-
dos por el hundimiento del Lusitania, res-
ponde x\lemania con el hundimiento del Ne-
braslan---
hoch ! hoch ! liocli !
¡hurrah! por los piratas insolentes, con
su corazón desnudo de toda Piedad!...
por segunda vez, el guantelete de hierro de
los antiguos electores de Brandeburgo, cae
sobre el rostro amedrentado de los elegi-
dos de la Casa Blanca...
¡bravo, por este reto formidable, que tie-
ne todo el aspecto de la flagelación de un
cuerpo desnudo!...
¡bravo!...
el hundimiento del Lusitania^ no ha sido
solo una catástrofe lamentable, ha sido una
1% VARGAS VfLA
batalla meinoi-able, ganada por Alemania,
sobre los Estados Unidos;
aquel fué el Trafalgar de la Diplomacia
americana ;
el hundimiento del ^'ehra^l'oN^ lia sido ape-
nas, un Navarino suplementario, que ha ve-
nido a aumentar el horror, sin aumentar
la afrenta, que había pasado ya los límites
de toda proporción;
nunca, en ningún día de la Historia, un
pueblo que se dice fuerte, había sido insul-
tado por otro, que realmente lo es, con tanta
pren^editación, y tal desprecio, de una fuer-
za que él sabe mentirosa;
el brutal desafío de Alemania a los Es-
tados Unidos, sobrepasa a todas las pro-
porciones de la afrenta;
ese guante, arrojado a la faz de ese pue-
blo trasatlántico, no será recogido por él;
le quedará adherido al rostro, como un es-
puto sanguinolento; el sol de todos los si-
glos, no sabrá secarlo;
y, íese pueblo ¡ofendido, incapaz de refugiar-
se en la guerra, se refugia en la retórica;
no ccaiibate, ergotea; y no sabiendo con-
fiar su suerte a las armas, la confía al azar
de las palabras;
no sabiendo hacer de su \alor una forta-
leza para combatir en ella, hace del sofisma
CLEPSIDRA ROJA 197
un reducto, y tiembla en él, balbuceando
fórmulas del Derecho Internacional; ese De-,
recho que hoy implora, y que hasta ayer
no ha sabido sino \ñolar;
el Profesor Woodrow Wilson, Presidente
de yankis en xVmérica, me parece una es-
pecie de zorra, con apariencias de lobo;
fuerte, si la astucia, es una fuerza; y gran-
de si la insinceridad, es una grandeza ;
alma de Abogado y Pedagogo, adora el
sofisma, como a una Deidad, y ama la dia-
léctica, como a una cátedra universitaria;
el Papa de Roma, apesar de su infalihüi'
dad, no ha logrado definir aún. si Alema-
nia, ha ^•iolado la neutralidad de Bélgica;
y, el Pontífice Democrático de Washing-
ton, no ha logrado comprender aún, si con
la \"oladura del Limtaniu se han violado
los derechos de los neutros, y los fueros
de la Humanidad;
y socratiza sobre el tema de la Neutra-
lidad, con una ductilidad, que haría la en-
vidia si viviesen, de los últimos retóricos
de los carrefures de Bizancio...
y sobre la Casa Blanca, sopia un viento
de pérfida mediocridad, que se parece ex-
rrañamente aJ de una incapacidad amedren-
tada;
yo pido perdón a los muertos, y a los
198 N'ARGAS VILA
sobrevivientes del Lusüania y del ychraskan,
si digo que su enorme desventura, después
de conmoverme hondamente, me ha dado
una ocasión de contentarme...
sí; yo he mezclado un placer enorme, a
esta gran tristeza;...
¿por qué?
porque los torpederos que hundieron esos
buques, hundieron con ellos, el honor de los
Estados Unidos, en las aguas del océano,
y en el concepto del mundo;
y, eso me regocija enormemente, más allá
de toda ponderación...
la espada de Barba Roja, ha herido la
mejilla del Tío Sam ;
y, eso me hace susultar de alegría; ver
los bárbaros de allá, vencidos por los bár-
baros de acá, me da una gran complacencia,
que no hago esfuerzo alguno por ocultar;
¡ah! corsarios del Hudson y del Missisipí,
que habéis ido con vuestros buques a des-
pojar mi patria débil; ya estáis humillados,
ya estáis vencidos...
yo sé, que no vengaréis esa afrenta...
no tenéis el alma bastante alta para ello...
aquel que os ha herido, es un fuerte... y
los fuertes, os hacen palidecer...
icapaces de vencer vuestra propia debili-
dad, no sabéis sino ultrajar la de los otros;
CLEPSIDRA ROJA 199
violar los pueblos débiles; he ahí vuestra
oprobiosa Epopeya;
la Epopeya de aquel Comodoro del ri-
dículo, que se llama entre vosotros : Teodoro
Roosevelt; ese Heráclida del despojo, que
ahora gesticula en flebotómano, desde las
columnas de un diario neoyorkino, pro-
testando contra las violaciones del Dere-
cho...
yo sé, que vosotros no vengaréis el ul-
traje...
el miedo inmovilizará las velas de vuestras
naves, y helará el vapor en las máquinas
de vuestros buques... y cuando la desconge-
lación del terror, haya pasado, vuestros na-
vios se moverán, no en dirección de Europa,
sino en dirección a la América inerme, cam-
po abierto a vuestras devastaciones...
vuestros argonautas del Imperialismo, lle-
vando consigo el Vellosino de Oro, irán a
hacerlo adorar, de pueblos sobornados o ven-
cidos...
vuestras naves, irán a imponer el respeto
de vuestra voluntad, en las elecciones de
Cuba; y la perla atlántida, que el sueño de
Martí, soñó poner en las melenas del Sol,
sufrirá por la centésima vez, vuestra cobarde
violación ;
irán a los mares de Venezuela, si algún
20() VARGAS VILA
día resurge la dignidad en aquel país, y los
hombres se amotinan contra el obscuro Pre-
tor, que el oleo de Mr. Nox, ungió como
soberano, sobre el testuz asimétrico de acé-
falo...
iréis a Santo Domingo, a insultar la in-
dependencia de aquel pueblo, humillando la
historia heroica de aquella gema maravillo-
sa, la primera que engarzó Colón, en la
diadema de pueblos, con que coronó las
sienes caducas del Viejo Mundo;
iréis a Panamá, con la intención de robar
a la República adolecente, la ciudad de Co-
lón, pagándole con un nuevo despojo, la
candidez culpable de haber confiado en vues-
tra fuerza, durmiéndose a la sombra de vues-
tro escudo;
iréis a Nicaragua, a fusilar los liberaJes
vencidos, que con Mena a la cabeza, que-
maron un día vuestras banderas, e hicieron
morder el polvo a los herederos perfeccio-
nados de Walker...
iréis a Honduras a saludar la tumba de
Manuel Bonilla, que os vendió una pattia,
que no tuvo otra culpa, que soportar su des-
potismo de negro enfurecido y traidor...
iréis al Salvador, a ver si es posible, ma-
tar otra vez a Leónidas, sobre los muros de
Esparta...
CLEPSIDRA ROJA 201
la sola sombra de Manuel Araujo, hace
zozobrar vuestros bajeles en la noche...
iréis a México, donde los asesinados de
Veracruz, os darán la bienvenida, sobre bu-
ques fantasmas...
lo que sí puedo asegurar, es que no ven-
dréis a Europa;
los muertos del Lnsifania y del NebraskaHf
serán vendidos por vosotros, pero no serán
vengados por v osotro s . . .
' Alemania, torpedeará vuestra Diplomacia,
con torpedos de oro... y os dará una in-
demnización; no una satisfacción;
los muertos serán pagados, no serán ven-
gados...
no habréis hecho un heroísmo; habréis
hecho un negocio; habréis vendido cadá-
veres ;
^<ist great business of América...
; qué más puede pedir Cartago sin Aníbal ?
oro, oro, oro,
hasta el día, en que Mario vencido, llegue
a Ilorai' sobre las ruinas humilladas;
tengo derecho a creer, que ese día, el
inefable Mr. Wilson, y el inagotable Míster
Bryají, habrán desaparecido de sobre la faz
del planeta; el uno con su mediocridaid si-
lenciosa, y el otro, con su torrentosa ver-
bología ;
202 VARGAS VILA
y, eso me consuela;
sabido es, que el que no se consuela, es
un tonto;
y, yOí que no peco de Wilson, me consuelo
fácilmente. (*)
(*) Míster Bryan, no hace ya compañía a Místcr Wilson,
en las labores de la Casa Blanca;
germanizado y, germanizante, este pacifista profesional, se
retiró de la tienda wilsoniana, indignado como Aquiles, pero,
no silencioso como él, sino llena la boca, de líricas impreca-
ciones alemanas, que se dirían arrancadas a los cantos mesiá-
nicos de Klopstock ;
la rivalidad atrevida de M/. Ford, el tardío Colón del
Pacifismo, que ha venido a Europa, timoneando las carabelas
del Ridículo, lo ha entristecido un poco, pero, como aquel
inagotable padre de los lugares comunes, no se desanima
nunca, y, no enmudece jamás, arrastra ahora, el Missigipí, de
sus lamentaciones, por mítines y asarableas, pastoreando la
causa de Alemania, ante auditorios bobinos, que los subdi-
tos de los kaiseres, residentes en Yankilandia, hacen y, des-
hacen a su paso, con la encantadora fastasmagoría, de un
coro de opereta;
el Emperador tudesco, no ha concedido aún la cruz de hie-
rro, a su Mesías, desesperado y locuaz;
espera que cometa algún gran crimen, que lo haga digno
de ella;
pero, por ese camino, Mr. Bryan, no merecerá nunca la
cruz, porque cualquiera que sean, las actitudes que ensaye, el,
se conserva siempre un hombre inofensivo y honrado, tal
vez un buen hombre, al cual todas las virtudes le han sido
concedidas, menos la del Silencio ;
si este antípoda de San Bruno, mereciera algún castigo,
por su inocente y verbosa germanofilia, sería, el de ence-
rrarlo por tres días, en el Monasterio de la Trappa;
al tercer día, se le hallaría muerto sobre su lecho;
el Silencio, lo habría matado.
Q4HH4m4aHi4m4BBi^4Hn4H4>iiin4Mi^aB4Q
Libera Italia gloriosa!...
París Mayo 2»- 191 5.
Un Tratado, entre vencedores y venci-
ctos, no es un Tratado, es una tregua;
cuando Italia, vencedora de Austria, le ten-
dió su mano, roja aún por la sangre austría-
ca, vertida en Solferino y en Mayenta, no
se ligó a aquel pueblo de vencidos, sino que
se rindió a él;
cuando los seudo-políticos italianos, de en-
tonces, volviendo la espalda en un solo gesto
a la Gloria y al Honor, pusieron la mano de
Italia, en la de su verdugo secular, compro-
metieron la dignidad del país, pero no com-
prometieron el corazón del país; él perma-
neció lejano y hostil, a ese mercado mons-
truoso ;
204 VARGAS MLA
esos hombres comprometieron la política
nacional, pero no pudieron comprometer el
alma nacional ;
se empeñaron en beber el Ohido, hasta
embriagarse de él;
pero, no pudieron lograr, que el pueblo
lo bebiera y se embriagara ;
el pueblo, quedó solitario, al pié de .la
estatua del Odio, que los políticos venales
abandonaban, para ir a postrarse de rodi-
llas, ante el altar abominable, de la trai-
ción a la Raza y a la Historia;
el divorcio entre el pueblo y la política, fué
deñnitivo, largo, y tenaz;
él, incubó esta revancha de patriotismo,
que vemos surgir ahora, con caracteres de
Epopeya ;
en Política, los intereses privan sobre los
sentimientos, pero no los matan;
llega un día, en que el sentimiento impone
su victoria inapelable; cuando ese sentimien-
to, es el del Honor;
tal ha sucedido en Italia, con el Tratado
de la Triple Ahanza;
denunciándolo Itaha, no ha denunciado
un Tratado, sino un Error, por no decir un
Crimen ;
no ha roto un compromiso, sino una ca-
dena;
CLEPSIDRA ROJA 205
no se ha libertado de una alianza, sino
de un yugo;
no deja una amistad, deja un vasallaje;
unión contra natura, unión monstruosa, era
la del Reino libre y floreciente, con el Im-
perio despótico y decadente, del cual, cor-
dilleras de crímenes, y mares de sangre,
lo separan ;
para Italia, desunirse, era redimirse;
libertarse, era salvarse... y así lo hizo;
¿qué importa el largo gemido, que los
imperios abandonados, y los bárbaros he-
teróclitos de toda la tierra, lancen, al ver
el vuelo de las águilas latinas, bajo el sereno
cielo del Tirol?...
los gennanófiíos aullan de despecho;
¿qué importa eso?
las barbaries se atraen;
hay en los bajos fondos de todos los pue-
blos de la tierra, aun los más cultos,, un
sedimento de barbarie, que permanece virgen
de todo contacto mental con la civilización;
en estado de salvajismo piimitivo;
ese sedimento de bmtalidad florante, se
siente hoy atraído por la barbarie tudesca;
la adora, siente un fanatismo turco por el
Moloch blondo y feroz, que acarició el sueño
inocente de devorar el mundo;
esa germanofilia, hecha de servilismo y de
206 VARGAS VILA
bestialidad, obscura fermentación de instin-
tos de esclavos, y de acéfalos, ha gritado
contra Italia...
¿ qué importa a la nación heroica, el re-
lincho de los caballos de Alarico, fanatizados
por la caricia de la espuela, tremantes de
miedo al lejano olor de la sangre derramada?
en cambio, el mundo civilizado, aplaude...
y los legionarios de la Libertad, lanzan un
I kurra ! estrepitoso y sonoro;
Italia, no es la heniiana, es la Madre de
los pueblos latinos;
alma parens...
ella, no viene a seguirlos, ella viene a pre-
sidirlos, en esta marcha azarosa, pero triun-
fal, hacia un estado de civilización perfecta,
del cual ella tuvo el secreto y el dominio;
Italia, viene a salvar el mundo, y lo sal-
vará; con ella, la última Gran Potencia, entra
en la lid;
no quedan fuera de ella, sino las grandes
impotencias, atadas al poste inseguro de la
neutralidad;
los Estados sin fuerza, y sin valor, desti-
nados a sufrir mañana, todo el valor de la
fuerza;
ellos, llaman habilidad su debilidad; pa-
triotismo, su egoísmo, y a caballo sobre un
CLEPSIDRA ROJA 207
sofisma, hacen ejercicios de retórica, en las
arenas del miedo;
ellos fingen ignorar, que frente al Crimen,
no hay Neutralidad, sino Complicidad;
que abstenerse es envilecerse;
que el cómplice, no es sino un asesino sin
valo r ;
que la Neutralidad, frente al asesinato de
la Libertad, no es una doctrina, es un delito.;
que la política enervante y ruinosa de ía
espectación, no es sino la política degra-
dante y miedosa de claudicación;
que combatir por la Libertad, es la única
manera de vivir con dignidad;
que el refinamiento de la cobardía, no
lleva siempre, sino al refinamiento de la
esclavitud;
tal vez esos pueblos, antes de morir tengan
tiempo de reflexionar;
a muchos de esos pueblos, no les falta
hombres: les falta un Hombre;
Italia, lo halló en Salandra;
¿sabrán hallarlo los otros?
nada de eso importa ya a la Europa, que
tiene asegurada la victoria de la Civiliza-
ción»;
dejemos a esos pueblos en decadencia, bus-
car un pretexto a su actitud;
el ruido del cañón, que los barrerá ma-
208 VARGAS \1LA
ñaña de sobre la faz de la Tierra, los des-
pertará...
el veredicto de la Victoria, será inexorable,
para aquellos que no ayudaron a obtenerla,
aún mucho más que pai-a aquellos que su-
pieron combatirla;
ellos, sucumbirán sin gloria, porque en
la hora del peligro, le volvieron la espvalda...
no será la espada de Brenus, la que ha
de decaptiarlos, será otra más cortante to-
davía;
el grito de la \^ictoria, no será el del
bárbaro vencedor;
¡ay! de los vencidos...
la Europa vencedora, no gritará desde las
murallas del despojo, sino este grito arra-
sado r...
layl de los neutrales...
ellos serán los rehenes de la Victoria...
¡ay de los neutrales!...
Q^Mi4MM4-«4»->4«-ii^4«»4-<«4>— 4w>i>M*4Q
Bajo los cielos dé oro de Venecia
París Junio i.i 1915.
La rosa de oro inerte en el crepúsculo;
la estela de oro espléndida en el niar;
la playa de oro limitando el beso del
Adriático verde ;
y, el laurel de los cielos ^coronando la frente
te de oro del paisaje acuático;
¡oh! gloria de Venecia;
sobre tus lomos de oro, \'uela el Mal;
sus alas de aluminium se proyectan sobre
tu casta desnudez de mármol, auroleada de
vaga idolatría ;
y, no turba la gravedad rítmica de tu
rostro, que mira reflejarse en las aguas si-
lenciosas el oro virginal de tu diadema;
¿a dónde están las águilas antiguas, que
Clepsidra Roja . 1 4
210 VARGAS VILA
no vienen a proteger con su sombra, pesada,
tu cuei-po de andrógino adolecente, coronado
de rosas siderales?
como un desnudo lis, como un pétalo ¡muer-
to, tu belleza, coronada de corimbos fúne-
bres, sufre la violación de las alas, que quie-
ren ajar la flor de tu Inmortalidad;
¿ cuántos siglos de Historia se han borrado
de tu divino cielo de amaranto, para que
veas de nuevo resurgir aquellas horas pali-
decientes de tu gloria, en que el fantasma
del Huno, reflejó su sombra odiosa, sobre el
azul ultrajado de tus aguas?
díganlo los ibis pensativos, que en el aca-
nalado de sus torres, han visto la marcha
efímera de los siglos, desvanecerse ante sus
ojos de piedra: díganlo;
gritan tus piedras doloridas : gritan ;
i pictóricas de Gloria y, de Misterio!...
piafa la cuadriga de San Marcos : piafa
violenta ;
las crinejas de bronce; erízanse;
tiemblan los belfos de bronce;
los cascos de bronce tiemblan;
tiemblan en el aire;
el espacio desmantelado falta a su caiTera;
sobre ella, como un pájaro de basalto, con
las alas de púrpura, el Duomo, decora la
limpidez del horizonte;
CLEPSIDRA ROJA 211
bajo el despotismo de la Noche, brilla la
gema solitaria, brilla;
¿ qué vuelo siniestro, viola el aire, y vibra
sobre tí?
¿es un buitre de argento en el azul purí-
simo, en la calma durmiente de luz pleni-
lunar?
calla la Mar, fanatizada de un siniestro
Presagio...
coiTe la sangre de tus venas, corre por
los canales túrbidos, que duermen sueños
de un lejano Amor;
en la selva inánime de tus mármoles, pasa
un claror de luna: disolviéndose;
y, el Honor esplende en el siniestro azul :
siniestramente ;
siniestramente el pájaro de metal vuela
ahora, lleno de una embriaguez amarga de
Desastre;
traza espirales: vibra;
¿una serpiente alada?
no;
es un Aeroplano;
señorea en el Espacio;
numen feroz; último hijo de Marte;
estrofa alada, estrofa palpitante de la
Muerte, sobre los labios \-engativos de la
Ménade;
en espirales volubles canta su canto;
212 VARGAS VILA
y, se extremece el Mar bajo cielos difusos;
se abren los senos negros del extraño Cor-
morán, hecho un globo de fuego;
de sus extrañas flameantes, parte \m rayo;
se queja el aire en disonancia horrible;
tiembla la selva quiméiica de mármoles;
aullan las olas humilladas: aullan;
y, el meteoro apuñalea el mar;
se hunde en el corazón de las lagunas...
y, la Noche, lo devora, en su designio
brutal ;
un grito, semejante al rugido de una sel-
va de leones, en la agonía de la tarde : suena ;
surge tu pueblo colérico de estatuas;
de la \iolada sombra emerge;
hasta el Gohho del Rialfo, se hace erecto
ante el cobarde ultraje: vengativo;
cada pedestal se hace una cima, envuel-
ta por una tempestad;
surge Henri Da^idolo : atrahillados los gal-
gos de la Co]iquista, síguenlo;
Marco Falieri entre una selva de mástiles
de las viejas galeras, álzase;
soplo de triunfos pretéritos hinchan las
velas inennes; surge detrás la flota de Le-
pan to ;
Francisco Morosini, desnuda su espada,
tinta en sangre hasta la empuñadura; san-
gre de Morea ;
CLEPSIDRA ROJA 213
sxx corona rota, en las manos, surge Luigi
Marin, tu último Dogg;
el soplo de lo.s siglos caducados, pasa so-
bre tus bronces integérrimos ;
soplo de vida insúflales;
surgen de la Tierra, lacerada por su es-
fuerzo ;
surgen con su gesto habitual;
las manos extendidas para asir en su vuelo
las alas de la \^ictoria;
sobre la mar, tremante y solitaria, ellos
reflejan tu grandeza impoluta en los leja-
nos mares de la Historia;...
callado han los pulmones de metal del
Monstruo aéreo;
vacila sobre el abismo verdáseo, con sus
hélices cuasi inertes, como alas rompidas
por el viento;
inmantado hacia el Mar, trepida;
los cañones de tus fuertes, hiriéndolo en el
corazón, dieron cuenta de él;
los hipocentauros de Saboya lo persiguen;
se va en un vuelo loco de vértigo;
lo devora la mar rugiente y sibilante;
¡Salvada (^tás Venecia!
Anadiomena Vencedora !
j Salve !
^^wmm^mm^mmm^mm^mm^^mm'^mm^mm^mm^^mm^^
Surge et ambula
París Julio I. o 191 5.
¥A Rey de Grecia, como un Lázaro rcsu-
rrecto, se incorpora en su lecho, azorado y
confuso, como si escapara a las caricias de
un sudario ; lleno del espanto, del que ha
visto frente a frente, el rostro de la Muerte;
este enemigo de la civilización, abre los
ojos sobre un campo de desastres, y no
escapa de la tumba, sino para despertar en
la derrota;
¿vencido por quién?
vencido por su pueblo;
las alas volíveras de la Victoria, no se
desplegaron contra él, en los campos de
batalla; se abrieron ruidosas y triunfadoras
en los campos electorales;
216 VARGAS VfLA
la Victoria salió armada de la Urna, como
Minerva de la cabeza de Júpiter;
y, voló vengadora, sobre el lecho del Rey,
enfermo y testarudo, rodeado de una corte
de asclépidas tudescos;
pero jay! la Victoria llega tarde, para
restaurar la pompa del Sueño Heleno, he-
cho pedazos, por la mano torpe de un Mo-
narca, inferior a toda inferioridad;
La herida que ese Rey, hizo al corazón de
su pueblo, no sanará jamás;
él, detuvo el carro victorioso de los des-
tinos de Grecia, y lo vendió miserablemente
al enemigo ;
su pueblo, \enció tarde a ese Rey falaz,
nutrido de odio a la latinidad, alimentado
con la hiél extraída a los hígados de las
águilas sajonas;
ese rey, que no es sino una espuela del
Emperador de Alemania, reinando en Ate-
nas, y que recuerda la bota de Carlos X,
enviada al Senado de Estocolmo, no ha sa-
bido clavarse sino en los hijares de la De-
rrota, único campo de acción a su tcutonismo
\^rgonzante ;
el esplendor del sueño de \'enizelos, fué
definitivamente vencido, por la voluntad fe-
menil que domina al Rey, empeñada en ha-
cer detener un momento, la fuga de las
CLEPSIDRA ROJA 217
águilas de Bran deburgo, sobre la roca do-
minatriz, del .Acrópolis, teñida de un azul
purísimo ;
por ese gesto, la Victoria Áptera, perma-
nece con las alas cerradas, entre sus arqui-
trabes cincelados, bajo los cuales, todo soplo
de Heroísmo parece extinto; esas alas re-
cogidas parecen negarse a proteger la gloria
de Hélade...
como en las leyendas homéricas, esta lu-
cha se ha lidiado, entre dos ciudades: entre
Berlín y Atenas;
entre el Emperador de Alemania, y el
Pueblo Heleno;
entre ellos, el Rey Constantino, no ha sido
sino un juguete miserable, del capricho de
su mujer, encarnación vi\'a de la voluntad
de su hermano, el huno formidable que rei-
na a orillas del Rhin;
fué Guillermo II, quien venció en Marzo
a Venizelos;
y, es ahora Venizelos, quien vence a Gui-
llermo II;
es el cadáver de la dominación tudesca,
el que ha sido arrastrado, por eJ pueblo he-
leno, bajo los pórticos blancos, y las colum-
natas dóricas de las Propileas;
aguiluchos desplumados y vencidos, hacen
cortejo al cadáver de este último pisistrátidaj
218 VARGAS VILA
la sombra de Pericles, parece alzarse en
lo alto del Hccatomperon, para expulsar al
invasor germano, con gesto imperativo, ex-
tendido el brazo victorioso, desde los bas-
tiones deiTuidos del Erechthé;
¡ay!, pero todo eso es tardío...
el hacha de Anninius, cortó bien la ca-
beza de Apolo soñador...
el sueño heleno, no se realizará ya;
el Rey Constantino, decapitó ese ensuv-ño ;
inmovilizando la marcha de su Pueblo, ha-
cia sus destinos glonosos;
fué una hora...
una hora, no más...
una hora, en que el Imperio de Oriente,
fué ofrecido a Grecia;
y, esa hora pasó...
no se repetirá ya en el cuadrante de la
Historia...
Venizelos lo dijo, al caer: LA FALTA ES
IRREPARABLE...
la palabra del vencido, fué como el tiro
del partho;
aún volviendo al Poder, Venizelos no po-
drá remediar ya el mal hecho a Grecia, por
la fidelidad del Rey, a los ideales tudescos,
> en contra de los ideales helenos;
hoy, todo ha cambiado...
Grecia, llegará tarde;
CLEPSIDRA ROJA 219
Servia, ocupa a Durazzo...
Montenegra, está en Scutari...
Bulgaria, ensancha sus fronteras;
Italia, extiende su dominio, sobre islas y
mares codiciados;
¡ay! es tarde para todo... tarde, hasta para
llorar;
nada hay igual, a la esterilidad de las
lágrimas...
¿qué podrían remediar las de este Boabdil
danés, que ha visto desplomarse tras de sus
espaldas, toda una Alhambra de sueños cjue
no eran suyos?
; este Rey, decapitando el Destino de su
Pueblo, no habrá sentido en sus noches de
fiebre, las alas coléricas de Minerva, abier-
tas sobre su cabeza?
estamos lejos de las turbulencias de Clyon,
y de las discordias del Anfictionado, para
evocarlas ahora...
Eliménides, es arcaico, y Solón, resulta
bárbaro;
la salud, no está en el Pasado;
la salud, está en el Porvenir; y en la
actitud del Presente;
¿ cuál será ahora la actitud del pueblo
heleno, vencedor de su Rey?
¿qué hará de su Victoria?
¿no la empleará, para romperle la corona,
220 VARGAS VILA
sobre la dura cerviz, doblada bajo el yugo
marital?
en la actualidad, Grecia se llama : Ve-
nizelos...
pero, no culpéis a ese Grande Hombre de
Estado, si llegado de nuevo al Poder, no
puede, de las ruinas de su sueño, fabricar
un sueño nuevo; (*)
Constantino el Grande, estrando en Cons-
tantinopla, fundó un Imperio;
(*) El gran Cretense, volvió al Poder;
y, el gran Cretino, volvió a volcarlo :..-
esta vez con la Constitución, atravesada de parte a parte,
pur la espada dictatorial, de aquel Rey, hecho absoluto, en
nombre de su absoluta incapacidad ;
Venizelos, no estuvo en el Poder sino el tiempo suficiente,
para hacer señas a la Libertad, llamándola en auxilio de
la Civiliza<:ión amenazada en Oriente y, del heroísmo sa-
crificado en Servia, vilmente traicionada por el Rey Constan-
tino, que hacía señas a los bárbaros, llamándolos al Acrópolis;
y. los bárbaros han llegado, y, se preparan a vomitar sué
hordas sobre la Grecia, que temblorosa y, fugitiva, no en-
cuentra ya, traiciones que inventar, cansada de practicarlas
todas ;
su rey, prisionero de las mallas que ha urdido su per-
fidia sin talento, se ve amenazado por todos lados, y, declara
su reino, un campo abierto a las incursiones de los bárbaros,
de los cuales hace tiempo, es el zapador estipendiado ;
inferior aún a su propia ineptitud todo, hasta su violen-
cia, tiene en él, la talla de su mediocridad ;
hecho palafrenero del Emperador de Alemania, servirá aca-
so, como Valeriano encadenado, para poner su cuello, como
estribo a -u nuevo Amo, cuyo corcel enjaezado, se pregun-
tará tal vez, n© lómo aquel hombre pudo alzarse hasta una
corona, sinu, ( ónio una corona, pudo bajar haíta aquel hom-
bre.
CLEPSIDRA ROJA 221
Constantino el Pequeño, apartando sus
ojos, de Constantinopla, desti*uyó otro; un
Imperio en perspectiva...
apartemos los ojos de este Emperador,
y de este Imperio fracasados... y miremos
lo que les rodea, en esa península turbulenta,
madre de todas las convulsiones;
el Hohenzollern de Rumania, ergotiza so-
bre la neutralidad, y espera una gran vic-
toria tudesca, para lanzarse con Alemania,
en contra de la Rusia;
el de Bulgaria, sofista coronado, calcu-
lador frío, tartarizado al contacto con su
pueblo, hace una política de duplicidad orien-
tal, sin olvidar que es un austriaco, recuerda
que tiene en sus venas, sangre de Orleans,
y sin descontentar a \'iena, sonríe plácida-
mente a París, mientras tiende su mano ha-
cia Turquía;
¿viéndolo, no pensáis en la águila bites-
tácea que adorna el escudo de la duple Mo-
narquía? (*)
(*) Feraando de Bulgaria, salió de su Duplicidad, para
entrar francamente' en el Crimen;
el Rev Ff.lox, parece ser el título, con el cual pasará a
la Historia, ese hábil pastor de todas las traiciones ;
el disgusto del mundo civilizado, bajando hasta él, ha
hecho de su nombre, un grito de desprecio, un gonfalón de
Infamia;
yo, encuentro, que hay mucho de romanticismo, en esa
sentencia contra Judas coronado;
222 VARfiAS VILA
la vacilación de esos reinos, que es una
traición a la Civilización que los fundó, a
más de ser una lección dolorosa, añade un
deber ineludible, para aquellos que lo crea-
ron : el deber de desgermanizar esos reinos ;
los aliados, no deben olvidarlo;
hay que decapitar el teutonismo en los
balkanes ;
la ola de la victoria al retirarse, debe de-
o, al menos, hay una falta de preparación histórica, para
juzgar al nauseabundo Príncipe, del cual, el nombre se ha
hecho un ultraje, un poste de Oprobio, puesto lejos, muy
lejos, de las fronteras del Honor;
en la soledad a que se condena este Lázaro miserando,
no hay exceso de crueldad, pero, hay falta de serenidad, al
estudiar los móviles de su Crimen;
ha faltado criterio cientíifco-históric o, para ju/garlo;
en aquellos que han juzgado como historiadores esa trai-
ción, ultrajándola sin explicarla, hay un candor histórico,
digno de Hesiodo ;
¿por que no buscar las causas etno-palológicas del De-
lito, que en el Tribunal de la Historia, como en cualquier
otro Tribunal, han de ser decisivas para la Sentencia?
si se buscaran, se vería que ese hombre, no ha sido
traidor con voluntad; no ha sido traidor con libertad;
era el prisionero de lo Inevitable;
ese hombre ha sido traidor por temperamento, por cons-
titución f ísica, por una ley fisiológica inviolable ;
ha sido traidor por temperamento ;
porque llevaba la Traición en la sangre ;
porque la fatalidad de la ley de herencia ha sido inexo-
rable en él;
porque el atavismo, tenía, que dominarlo y, lo dominó;
porque no podía librarse de la herencia de su raza, y,
nació traidor, por la misma ley física, que un zorro, nace
astuto, o un tigre, nace cruel ;
¿no es Fernando de Bulgaria, el biznieto de Felipe Igual-
CÍ.ÉrSIDRA ROJA 223
jar: el anfictionado griego, con V>nizelos
por Jefe;
Rumania, con un Príncipe latino;
Bulgaria, con un Príncipe ruso;
Constantinopla, con un Emperador lati-
no, alimentado con leche de la loba romana;
todo; menos un teutón, sobre un trono
en Oriente;
mi sueño, y el gran sueño de los hombres
dad, aquel Orleans, que en la Convención Francesa, traicionó
su Raza y la Monarquía, condenando a muerce a Luis XVI,
su primo y, su rey, para halagar con ese fratricidio a la Re-
volución que cortejaba ?
no acierto a ver, en qué, la traición de este jefe de bár-
baros orientales de hoy, pueda ser superior, a la de aquel
Príncipe desleal, en cuya cabeza, el gorro frigio, tuvo siem-
pre el aspecto del capuchón de un ahorcado, al cual, el
verdugo, tarda mucho en ejecutar;
I no es Fernando de Bulgaria, el nieto de Luis Felipe de
Orleans, Rey de los franceses ?
y, ¿no fué Luis Felipe, aquel tutor infiel, a quien el ob-
tuso y, caduco Carlos X, dejó el trono para que lo cuidara,
y, al rey niño para que lo protegiera, y, traicionando su
Raza, y su Rey, se apropió el trono y la corona, mandando
a morir en el destierro al niño infonunado ?
me esfuerzo en ver, y, no veo, en qué, la traición del
hijo de CJementina de Orleans, pueda superar, a las de
aquellos dos dignos antecesores suyos, de los cuales, el uno,
entregó al verdugo la cabeza de su Rey, y, el otro despo-
jando a su Rey, lo envió al destierro;
el atavismo, se ha cumplido inexorable en Fernando de
Bulgaria ;
nieto y biznieto de traidores, no ha podido resistir a la
voz de la Raza, y, ha traicionado, para mostrarse digno de
ella ;
él, será capaz, tal vez, un día, de permanecer fiel al Ho-
nor, para hacer así traición, a su Raza y a la Historia.
224 VARGAS VII. A
libres, serLi, la República Balkánica, bajo
el protectorado de la Italia;
pero, ¿ sería eso posible ?
la hora, no es de soñar, sino de obrar;
la voz, es del cañón ;
la V^ictoria, avanza;
que ella humille, decapite, y entierre, todo
lo que se oponga a la marcha triunfal de
la Civilización ;
sobre esas ruinas, ella alzará mañana el
Templo de la Libertad.
Q4«-4M-4>w>>H4>->4^-"4— ♦■-^■■♦■«♦Q
Panlatinismo
París Agosto i.a 1915.
En verdad, os digo, que todo lo que se
vé sobre la Tierra, no es sino la primavera
del Desastre...
su follaje purpúreo hecho para sudario
de héroes, empieza apenas a caer bajo el
soplo asolador del Simún desconocido...
todo el horror^ aglomerado bajo los altos
cielos, y en la tiniebla inconmensurable de
los horizontes cárdenos, no es sino el pesta-
ñeo de esta aurora de espanto que ha de
asolar la tierra;
el prólogo de esta gran Tragedia, que pre-
senciamos, no es aun finido...
CUpsidrá. Roja, 13
22G VARGAS VILA
el clamor de los coros épicos, que lidian
sobre la escena, tiene un rumor de lamenta-
ción, que pasa como la caricia de la ^Muerte,
por sobre las cenizas de las Urbes ardidas,
haciendo estremecerse de angustia, el cora-
zón de las ruinas calcinadas;
el polílogo a golpes de hacha, que los
actores trágicos, sostienen, sobre la arena
enrojecida por los torrentes de sangre, que
bajan de las cimas altísimas de la Humana
Demencia, no ha llegado aún al grado de
intensidad bastante, para arrasar el último
árbol de las selvas, que vieron caer como
abono de su fecundidad, cinco millones de
hombres ;
las trompetas de Jericó, aún no han sona-
do, frente al estrépito de la última muralla
venida a tierra...
el grito de Hecuba, permanece inarticu-
Lado, en las entrañas desgarradas de horror,
mudas del próximo espanto...
el grito de esos millones de madres, que
llaman sus hijos muertos, y al cual podría
aplicársele el epíteto homérico, porque es
como un aullido en la Noche Impenetrable,
no ha llegado al paroxismo convulsivo en
que romperá el corazón mismo de la obscura
fuerza que creó el mundo, y que temblará
acaso, an'cpentida de haberlo creado;
CLEPSIDRA ROJA - 227
. he ahí que un año de guerra ha tras-
currido ;
y, después de un año de exterminio, la
gueiTa continúa;
¿ continúa ?
tal vez, he dicho mal; la guerra empieza...
el pulpo tudesco, tiene aún clavados sus
tentáculos en el flanco generoso de Francia,
y por ahí aplica, sus mil bocas neumáticas,
al corazón de la Humanidad...
Bélgica, está aún llena del espanto que
siembran en su corazón, las hordas redivivas
de Atila;
la muralla rusa, se mueve como una mon-
taña en marcha, se diría atacada de la in-
quietante movilidad de las arenas del de-
sierto, que a cada aurora presentan un nuevo
anfiteatro de colinas movedizas;
las hordas austro-teutonas, se fatigan ante
aquella inquietud de olas que los acechan,
y a (veces avanzan sobre ellas y las devoran...
el botón de oro de un Sol naciente, des-
punta ya en cielos muy remotos;
la hora transparente de las auroras futu-
ras, se precipita sobre los cielos de ayer,
catalépticos de espanto...
y la hora llega, la hora imprevista y tur-
badora, en que el signo zodiacal, anuncia
un amanecer de Vida Ideal, al mundo, lar-
228 VARGAS VILA
go tiempo prisionero de la brutalidad, y pron-
to a caer de nuevo bajo sus garras vence-
doras ;
la aurora profética, irradia, y por la mi-
lésima vez en los cielos de la Historia, el
alba de la A^ictoria, despunta, sobre los
cielos de Roma...
esos canipos del Lasio, que vieron huir a
Pirro, que era como el fantasma de Ale-
jandro; escapar en desbandada, los auda-
ces sueños de Aníbal Barca, y estrellarse
contra sus rocas, los caballeros númidas; ha;
visto de nuevo, las alas de sus feroces águi-
las, romper la serenidad del cielo, con aquel
vuelo augural, que fué el predecesor de to-
dos los prodigios;
y Roma, viene trayendo la Victoria al
mundo; la Victoria, alada y fecunda, esca^
pada al corazón de la Ciudad Eterna...
y cuando dije Roma, dije Italia;
las legiones pretéritas de César, han in-
vadido al Austria, caduca y feroz, han con-
quistado la Italia Irredenta, y han puesto la
espada de Garibaldi, sobre el cuello octo-
genario, del último Habsburgo, que reinó
en tierras de Italia;
urrah! por esas victorias de la Raza...
la entrada decisiva de Italia, en la acción
guerrera, sus triunfos diarios sobre los ger-
CLEPSIDRA ROJA 229
manos, tienen para nosotros, los latinos, o
latinizados, un doble valor, porque ellos afir-
man el predominio de la raza, en los consejos
de la paz futura, y en los destinos venide-
ros de la Tierra;
hasta hoy, todo el latinismo de la guerra,
estaba radicado en el ejército francés...
los belgas, son walones;
sajones, los británicos;
eslavos, los rusos...
eslavos, los servios ;
eslavo, el Montenegro;
nipones, los del Japón:
limitados estaban a Francia, y radicados
en ella, los derechos del latinismo, el día, de
la Victoria;
I qué suerte habrían corrido, esos derechos,
representados únicamente por la Francia he-
roica, rodeada de rivalidades, y de voracida-
des?
la entrada de Italia en la guerra, amplía
enormemente, el campo de acción de la raza,
en lo? destinos del mundo...
ya el mar Mediterráneo, será mare nos-
ir um ; mar latino;
eí Oriente, sentirá el influjo de la Raza, y
la civilización latina, penetrará en Bizancio,
pisando los talones de los turcos fugi-
tivos ;
230 VARGAS VÍLA
ella, imperará en Marruecos; imperará en
Libia ;
el Asia menor, será un campo abierto a
sus conquistas ;
ella, será Arbitro Supremo, en los des-
tinos de Albania...
el dominio del Mediterráneo y del Adriá-
tico, suyos serán...
y, ¿por qué no esperar que Constantino-
pla sea un día latinizada, y Roma absorva
a Bizancio, sirviendo de dique, al pansla-
vismo ruso, y al imperialismo británico, que
hoy cierran momentáneamente los ojos, so-
bre este campo de sus querellas futuras ?
¿cuál el deber de nuestra América latina,
frente al esfuerzo heroico de la latinidad en
Europa ?
ayudar por todos los medios a la victoria
üe la Raza, que es la victoria de la Libertad,
que no hemos podido establecer, y de la
Civilización, que aún no hemos acabado de
fundar;
entrar en el concierto de la raza latina, y
de los pueblos latinos, unimos a ellos, y
formar un solo grupo latino;
¿para qué?
para ser protegidos mañana, por los gran-
des pueblos latinos...
CLEPSIDRA ROJA 231
¿ contra quién ?
contra la raza enemiga^ que nos acecha:
Contra el Yanki...
la América latina, no tiene otro enemigo,
que el Yanki...
unimos a los países latinos de Europa,
para escapar a ese yugo amenazante, que
es la Doctrina Monroe...
la Doctrina Monroe, no es sino una En-
mienda Platt, continental ;
no creáis que el Imperialismo Étnico, exis-
te solo, en el cerebro enfermo de Guiller-
mo II, y de su coite de genízaros, empeñados
en imponer al mundo, el determinismo de la
Fuerza, y el predominio de la ideología fis-
scheana, que es algo así, como la dogmática
de un cafre ;
esa teoría de penetración telúrica, predi-
cada por Lamprecht, ,para los germanos, -exis-
te en los yankis, como aspiración, y como
designio, sobre nosotros, y contra nosotros;
los dictados de la etnología conquistadora,
son violentos;
el choque del panslavismo, con el pan-
germanismo, en Servia, produjo esta guerra
atroz...
no olvidéis, que una teoría semejante, exis-
te en América: el j)an americanismo^ es decir:
232 VARGAS VILA
el panyanlisiíio, que es el vocablo verdadero,
de esa doctrina enmascarada;
¿ que esa doctrina tiene apóstoles entre nos-
otros?
el Oro del Rhin, el oro efectivo, — no las
brutales sinfonías de Wagner — cayendo en
lluvia benéfica, sobre las prensas, conquista
diariamente adeptos para Germania...
;por qué el oro de Washington, no habría
de tener igual virtud?
indígenas colonizables y colonizados por
el cohecho, pueden poner sus lenguas y sus
plumas al servicio de esta causa...
pero, las legiones del saborno, no triun-
farán...
nada podrá ese bizantinismo indígena, sin
portada y sin grandeza, hecho de bajas on-
dulaciones, y de adulaciones más rastreras
todavía...
nada podrán esas gentes, que cuando se
fatigan de adular con los labios, adulan con
la espina dorsal, y no pudiendo deshonrar
la elocuencia de la palabra, apelan a la
elocuencia vil de las rodillas, que es la úl-
tima elocuencia del esclavo;
entretanto debemos unirnos y combatir,
aunque sea espiritualmente, al lado de la
Francia, y de la Italia, que son toda la
CLEPSIDRA ROJA 233
latinidad de Europa, en armas contra la
barbarie;
asistimos a la crisis definitiva de una ci-
vilización, a la transformación completa de
un mundo, que creía haber lleg^ido al
apogeo de la Historia, y fué sorprendido
por una catástrofe, que ha volcado des-
de sus cimientos, todo el trabajo de los
siglos ;
nada efectivo podemos dar en nuestra de-
bilidad, y en nuestra lejanía, a esta cruza-
da del Derecho; nada, sino nuestro corazón;
démoslo a la Libertad;
y, preparémonos para defender mañana,
la herencia latina en América, contra la raza
de presa, la raza yanki, que tiene del teutón,
el místico salvajie, el místico de la Violencia,
que hace de la brutalidad, una religión, y
del despojo una dogma;
no olvidemos que esa raza, tiene el dog-
matismo de la dominación, como único impe-
rativo categórico, en sus relaciones con nos-
otros ;
hay que vivir alerta, prevenidos contra el
darwinismo social de aquellos usufructuarios
traidores de la idea democrática;
es necesario alzar la bandera del Fanlati-
nísmoy frente a la del Panyankismo;
234 \ARGAS VILA
entremos en el concierto del mundo latino;
en la Confederación Latina;
no hagamos de nuestro aislamiento, un
dogma, porque habremos hecho de él, una
cuchilla ;
para los pueblos, más que para los indi-
viduos, fué hecha la terrible sentencia :
T'« Solis...
FIN
i4aH4««4»^BHi44aa^BB#an^BH^an^Q
índice
Pági.
Prólogo 7
Profética 1.» de Junio de 1914. ...... 23
Jabalí Imperial 28 de Junio de 1914 ... 35
La Voz del Rayo 4 de Agosto de 1914. . . . . 53
Beiona Dea Urbis 5 de Agosto de 1914. ... 61
Rule Britania 15 de Agosto de 1914 73
Ante las ft'ágües victorias l.e de Septiembre de
1914. . 89
Las Águilas de Dios 15 de Se.ptiembre de 1914. . 97
Ilusión Étnica l.« de Octubre de 1914. ... 105
Pro Alma Mater 1.° de Noviembre de 1914. . . 113
Fuga de Vándalos 1.a de Diciembre de 1914. . 125
Cesarión l.o de Enero de 1915 131
La palabra de la Esfinge l.o de Febrero de 191f). 157
Boi'gia Lulero I.2 de Marzo de 1915. ..... 175
Diplomacia Arcaica l.s de Abril de 1915. . . 185
¡Vencidos! ¡Humillados! 7 de Mayo de 1915. . 195
Libera Italia Gloriosa 20 de Mayo de 1915. . 203
Bajo los CiiClos d« oro de V^enecia l.o de Junio de
1915. . . ............. 209
Surge et Ambula l.o de Julio de 1915. . . , 215
Pa.fllatiJiisino I.2 de Agosto de 1915. .... 225
Obras de venta en esta Casa Editorial
La Voz de las Horas
POR
VARGAS VILA
Coji el presente libro, como se dice muy Lien en f?l
prólogo, se publica por primera vez en España una
ota-a de este raro y exquisito pensador que goza en
América, de la más alta nombradía, y disfruta en
Francia, Italia y Alemania, de justo renombre.
Su^ obras editadas kasta ahora en París no han sido
en España lo bastante propagadas, ni han estado,
por su precio, al alcance del gran público que sólo
conoce por referencias, a este insigne escritor, uno
de los más vigorosos y atrevidos pensadores de nuestra
raza.
Vargas Vüa, es un solitario, un contemplativo, no
admite dogmas, ni trabas, ni limitaciones; sus reflexio-
nes so€i hijas de la observación de la realidad y len
esto puede afirmarse que es un verdadero positivista.
Este notable libro forma un bien presentado volumen
de 256 páginas, impreso en buen papel y claros
caracteres, y se vende al precio de 2 pesetas ei\
rústica y 3 pesetas en tela.
LA MUERTE DEL CÓNDOR
(Dd pueüja. de la tragedia r dt; la liistoria)
POR
VARGAS VILA
¿Recordáis aquel rey Midas, que tenía el privilegio
de convertir en oro cuanto con sus manos tocaba?
Tal así ciertos escri lores fastuosos y grandilocuentes
que tienen el privilegio de embellecer, con el pres-
tigio de su pro>a y de >u fantasía, todo aquello que
tocan con su pluma, y hallan manera de magnificar
y de hacer sonoros e impresionantes aun los más
uimios acontecimientos por la sola orquestación mara-
villosa de su estilo. Uno de aíjuellos tanmalurgos
áe la palabra es Var<!AS Vila. Tribuno iluminado y
prcKÜgioso, arlista lleno de pasión y colorido, se em-
peña en dar consistencias de mármol a las figuras
d« cera de La política, americana, y en hacer grandes
¡liadas en dramas de política local, iligaos del más
piadoso olvido
Esta ohra, forma un elegante volumen de 272 páginas
in^preso con gran esmero, y véndese al precio de
2 pesetas en rústica, y 3 pesetas en tek.
OBRAS : EN : PRENSA
DEL : MISMO : AUTOR
El Huerto del Silencio
: : Horario Reflexivo : ;
Sobre las Viñas Muertas
En las Cimas
^ — ■ — , ^
• »
■ •
• %
RARE BOOK
COLLECTION
C53>
SI OBfvA DE VENTA EN ESTA CA.^ ^ Ut^itoHIAL
I LA GUERRA EUhOP*:A |
§ t}9l4'í915) §
\^ Reconstitución iri'orraa.tiva d'» la.campr ..* ae stis ^
j^ derivaciones 2>olí*ic 'S ^ socia i^ ^
í^ GONZALO CALVO M
4jf Teniente Coronel de EsrAi;^ Mayor t^t
^ JOSÉ BRISSA
>4^ Esta obra, cuyos tres primeío.-. -^racs acaban de ;j^
^í aparecer, se pvbJica en extensos \j. ncnes del ^ ;
l¿ fomiaio ivx-'s, ^^'^ Mb pájíi^i.L*', c excelent- y^
í^ papel satinado de ' ' ''ajar c^.u profusión 1*1
^ de grabados fotográfica. ¿ 7 detallados mapas en i%
j2 colores. _ ?3
Y^ Prev.10 : 7 -^'^ '^esetas cao lumo en rustica y i^
^ 10 encuadernan * Ó
S • n
13 FRANCO i>E POjv-^E tk
3 ^
J^ España.— 8 pesetas en rustica ^ 10 encuó - 5^
^ de r nade . i2
i3 ExTRANjER' .—10 pesetas- en tica y IZ^St 5^
^ encuadernado . 2^